Europa: entre la historia y la memoria.

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A. Czynczyk B. Dedinger

Ch. Millon De Sol J. C. Eslin B. Fatyga

H. Fazio M. Fuszara F. Gutiérrez

G. Kersaudy K. Kicinski

M. Krol J. Krulic

J. Kurszewski B. Lewenstein

G. Lomné J. Nowicki W. Pawlik

F. Thom A. Tymowski H. S. Ziemba

Hugo Fazio (Editor)

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Primera edición: Santa Fe de Bogotá, D.C., febrero de 199'7 ISBN: 958-648-138-7

Publicación de: • Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Mame La Valée • Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas de la Universidad de

Varsovia • Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de las

Universidad Nacional de Colombia, IEPRI

© Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional, IEPRI

© ecoe ediciones © Hugo Fazio. Traductor y editor de la edición castellana

Edición castellana bajo la dirección de Chantal De Sol, Hanna Swida Ziemba y Hugo Fazio.

Autoedición: Computextos Laser - (Yolanda Madero T.) Fotolito: Imagen Gráfica Ltda. Carátula: Diseño Gráfico & Sistemas Impresión: Impreandes Presencia S.A. Impreso y hecho en Colombia

ecoe ediciones - apartado aéreo 30969 Santa Fe de Bogotá, D.C. - Colombia

TABLA DE CONTENIDO

l. Europa: entre la historia y la memoria. George Lomné .. .. . l l. La historia bajo el yugo de la memoria............................ 2 II. Los inciertos contornos de una memoria común .... ...... . 9 III. Europa imagen de Funes el memorioso .......................... 16

11. Perfiles paralelos sobre el nacimiento del pensamiento político moderno en la Gran Europa. Chantal De Sol ....... 25 Erasmo, Modrzewski y la libertad de pensamiento ............. 27 Vives y Comenius o el nacimiento de la educación europea. 35

111. Nacionalismo y democracia. Joseph Krulic .......................... 43 l. Las tres democracias: teoría del aterrizaje democrático 44 2. Convergencia y divergencias democráticas .... ................ 50 3. Democracia, aterrizaje democrático y nacionalismos .... 62

IV. Las relaciones económicas de Alemania con la Europa del Este: ¿Mitteleuropa o integración comunitaria? Beatrice Dedinger .... ... .... ...... ... .. ... . ... .. . ... . .. .. . . . . . . . . . . .. .. . . .. . . .. . . .. .. ... 75 Alemania: primer socio económico occidental de Europa del Este........................................................................................ 77 La actualización de una Mitteleuropa es poco probable...... 83 Alemania puede ser el relevo de la integración de Europa del Este en la Europa Comunitaria .. ... ... .... .. .. ...... ... ................ 86

V. ¿Los europeos del Este y del Oeste hablan la misma lengua? Los ejemplos de Polonia y Francia. Johanna Nowicki ....... 97 El regreso a Europa/ despertar de los particualaris~os nacionales .................................................................................... 97 Occidente: de la amistad lejana a una alianza económica ... 98 Ejemplos de Francia y Polonia: sus particularidades y su dimensión general .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . .. .. . .. .. .. .. .. .. .. . .. . .. .. .. .. . .. .. .. 99 Forma/ fondo.............................................................................. 100 Lo no-dicho a la manera francesa/ el franco habla al modo polaco............................................................................... 101

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Dos modelos de educación: una dominada por la exigencia y el rigor intelectual y la otra por el respeto a los valores morales........................................................................................ 103 Honor/pragmatismo................................................................. 104 Aspiración al desarrollo personal/ martirología nacional . . . 105 Humillación/pensamiento positivo ....................................... 108 Individualismo occidental e individualismo a la polaca ..... 109 Concurrencia/ sinergia/ red...................................................... 111 Combatir para preservar su dignidad/luchar por lograr un lugar en la sociedad . ...................... ......... .......... .... ...... ...... .. . 112

VI. Rusia y Europa: el eurasianismo y el neoeurasianismo. Franroise Thom .. . . .. .. .. . .. .. .. . .. .. .. . .. . . . . . .. . .. . .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . . 115 Los orígenes del eurasianismo en los años veinte . ...... ......... 116 El retorno de Euroasia .... ... .... ... .... .... ...... ... ...... ....... ........ .. .. ....... 118 El cuestionamiento del eurasianismo ................ ,.................... 124

VII. El futuro de las religiones en Europa. Las religiones en el mundo común . Jean- Claude Eslin ............................... 127 l. Las religiones en las condiciones democráticas.............. 129 2. La influencia de las religiones en la civilización común 135

VIII. Las lenguas de comunicación y sus campos de influencia en el continente europeo. George Kersaudy ..... 145

IX. La problemática social de la transformación en Polonia. Patriotismo europeo o patriotismo nacional. Martín Krol... 159 ¿Debate sobre la iglesia o controversia en torno a Europa? Wojciech Pawlik .......................................................................... 165 La descomunistización como problema de transformación. Jacke Kurszewski ......................................................................... 173 Partidos políticos y conciencia cívica. Hanna Swida Ziemba 179 Dilemas y obstáculos de la reforma de las colectividades territoriales. Barbara Lewenstein .. .. .. . ... ... ... . .. . ... .. ..... .. ... . .. ... .. ... 190 La situación de las mujeres en Polonia en 1993. Malgorzata Fuszara ........................................................................................ 197 Condiciones de vida de las personas adultas y la reforma económica. Andrzej Tymowski . .. .. . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. .. 202 Dilemas de los jóvenes en el período de transición. Barbara Fatyga .......................................................................................... 204 La educación cívica en el proceso de transformación. Krzysztof Kicinski . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . 209

VII

Las paradojas de la privatización. La experiencia polac, 1900-1993. Artur Czynczyk.. ..................................................... 214

X. La dinámica Estado y mercado en Europa Central. Rugo Fazio ........................................................ .................. ...... 221 Las modalidades de transición del comunismo................... 223 La transición y la dialéctica Estado/Sociedad ..................... 229 El Estado y el mercado en el proceso de transición............. 238 La privatización entre la lógica del Estado y del mercado . 243 Conclusiones ............................................................................. 249

XI. Empresarios en el socialismo real: dilemas y herencias. Francisco Gutiérrez: ................................................................. 251 l. Comunistas, burócratas y ejecutivos................................ 253 2. La racionalidad productiva y el programa plebeyo ...... 258 3. Privilegio y legitimidad ...... ....................... ... ...... .. .. .. ......... 261 4. La conciencia del usurpador y el período de transición 264

Referencias bibliográficas................................................................. 275

I

Europa entre la historia y la memoria*

Georges Lomné Universidad de Mame la Vallée

Con ser cada vez más notable el imperio que el singular vérti­go de la rememoración ejerce en nuestras sociedades, no reviste este fenómeno igual sentido en cada una de ellas. Así, mientras la Europa occidental lleva unos 20 años sumida en una machacona cavilación, de la que parece desprenderse la expresión de una tris­teza finisecular, la otra Europa, muy al contrario, busca en la recu­peración de su tradición precomunista el fermento para su rena­cimiento. Objeto de una aceptada alienación para unos, la memo­ria viene a ser para otros una ardiente libertadora. 1

¿Cómo, pues, y en aras de qué comunidad de olvido, plantear una historia* de Europa libre de la multiplicidad de las memorias

* Traducción del autor. 1 Pierre Nora ha destacado esta ambivalencia, insistiendo más especialmente en el ejem­

plo ruso en Histoire-Mémoire, Youri Afanassiev y Marc Ferro (dir.), Dictionnaire de la Glasnost, París/Moscú, Payot/Ediciones del Progreso, 1991, págs.416-417.

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nacionales? Obvia es la dificultad, cuanto ineludible. Rehuir el obstáculo, en efecto, sería reprobable, pues, siendo Mnemosyne para Clío más madrastra que madre 2 , entrañaría algún peligro confiarle el destino de los europeos en nombre de un relativismo histórico, sea el que fuere.

Para ahondar en el tema, procederemos a examinar primero cómo se fue modificando la relación de fuerzas entre historia institucional y memoria colectiva hasta el extremo de abrirse la caja de Pandara del revisionismo. A continuación intentaremos delinear los contornos de una memoria común, de la que paulati­namente se procura que los pueblos tomen conciencia. Acabare­mos , por fin, afirmando otra vez la necesidad, por parte de la his­toria docta (l 'histoire sava11te), de encauzar la oleada de memoria qu e va sumergiendo a Europa .

l. La historia bajo el yugo de la memoria

l. El desmantelamiento de la historia institucional.

Del seísmo que afectó a la Europa comunista, guardará la pos­teridad la imagen del encono que pusieron los pueblos en derri­bar los símbolos más visibles del totalitarismo: estatuas rotas, emblema s arrumbados, banderas mutiladas. Tal furor iconoclasta en realidad fue solamente la faz espectacular del desmante­lamiento de los dispositivos de memoria de cuño comunista, cuyo meno scabo debe relacionarse más decididamente con el de las his­torias ofi ciales que los estructuraban . Ahora bien, sufrieron éstas una conmoción relativamente precoz en Checoslovaquia, 3 Polo-

• Respec @mos el uso común en Fra ncia, d esd e hJce m edi o sig lo, de d istin guir Hi s to ria e h istor ia . He mi lrénée Ma rrnu d e fini ó ma gistralm,mt e es te m at iz en su obr a De la connaissnnce lústorique, le Seuil , París, sex ta ed ., 1954, p¡_i.3.5-36: "( ... ) la m ay úscula p a ra Jo rea l, el p asa d o viv id o p or h omb res d e carn e y hu eso, la minú scul a p a ra la humild e im age n gu e la labo r del hi stüriad or se es fuerza reco mp oner ( ... )".

2 Véase a l p ropósi to el ar tículo mu y suges tivo de Jea n-Pierr e RiOL:x: "La d éesse mémoire" en Pour co111¡;re11dre /'/Li;loire, Le Monde, 18-Tll-1993, pág. ll.

3 En su artícu lo "Rupt ur es e t con tin uit és de la mémoire tcheq ue" en el d oss ier: "Id entit és d'Europe cen tra le a p res le Comm u n ism e" en \li11gtii:111e siecle, Octubre -Dic iemb re 1992, Antoi ne Mares subrnva h c1sta g ué pun to la libe ra lizac ión d e los años 1962-68 "hizo sa ltar por el aire todas Lis sujecio nE's y tabús".

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nia o Hungría. En la misma URSS, Gorbatchev dio la señal de la embestida ya en febrero de 1988 durante el Pleno del Comité cen­tral, y tanto los miembros de la Academia de las Ciencias como los universitarios se dejaron llevar por esta Konjunkturnost'4. En el mes de mayo de dicho año, una circular del Comité de Estado para la Instrucción Popular, tras suprimir la prueba de historia del Bachillerato, la sustituyó por una simple discusión entre el candidato y el examinador, quedando a cargo de éste el ayudar (al candidato) a orientarse en los procesos y fenómenos de nuestra historia soviéticas. La RDA representa una destacada excepción de este cua­dro por haber tomado sus historiadores tan en serio su función de legitimación hasta el año de 19906. De ahí que sólo la llegada masi­va de historiadores del oeste de Alemania en las universidades de los Landers orientales parece acreditar una inversión de la pers­pectiva vigente a costa, desde luego, de un fuerte sentimiento de colonización 7.

Semejante hundimiento de la memoria institucional, algunos, en la Europa Occidental, pudieron percibirlo como una entrada tardía de la otra Europa en la edad historiográfica, cuyo laboratorio preeminente siempre ha sido Francia. El renovado interés por la historia nacional en nuestro país, tras 30 años de desvío, lo marcó primero -de modo paradójico- una serie de trabajos de los que salieron muy maltratados nuestros mitos más amados8. El efecto

4 John Keep, "En repensant l'histoire de l'URSS" en L'autre Europe Nº24-25, 1992. 5 Referido por Bernard Guetta, Le Monde, 27-V-1988. 6 Georg G. Iggers, "L'histoire sociale et l'historiographie est-allemande des années 1980"

pág. 21 en Histoires d'Allemagnes, Número especial de la revista Vingtieme Siec/e, Abril­Junio 1992.

7 Hinnerk Bruhns, "Allemagne, entre historiens de l'Est et historiens de l'Ouest, le mur est encare la. dans les tetes ... " en Pour comprendre l'histoire, op. Cit., pág .. IX.

8 La mayor parte de los mitos fundadores de nuestro imaginario nacional dieron motivo a una abundante producción historiográfica en los comienzos del decenio de los ochen­ta. Mencionaremos, entre otros, el mito galo cuyo dossier se abrió durante el Coloquio Internacional de Clermont-Ferrand en 1980 ( Actas publicadas en 1982 bajo la direc­ción de P. Viallanex et J. Ehrard: Nos nncetres les Gaulois", Clermont-Ferrand,); el mito de Juana de Arco, con motivo de la obra de Marina Warner, foan aj Are. The image aj Fema/e Heroism, Londres, Weidenfeld and Nicholson, 1981; el de la toma de la Bastilla; el de la batalla de Valmy o el de Napoléon. Para un enfoque global de la cuestión véase Christian Amalvy, De /'ar/ et la maniere d'accomoder les héros del 'lzistoire de France: essais de mythologie nationale, Albin Michel, París, 1988, 473 págs. También se podrá consultar la obra más polémica de Suzanne Citron, Le mythe franrais, Les éditions ouvrieres/ E.D.L, París, 1987, 318 págs.

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de la acumulación de ambos fenómenos, con las correspondien­tes consecuencias en la enseñanza secundaria, se evaluó en 1983: seis años antes de la celebración del bicentenario, sólo un 36,2% de los alumnos del primer año de bachillerato eran capaces de datar el comienzo de la Revolución francesa cuando les invitaban a eligir entre 4 fechas (1715; 1789; 1815; 1870) 9_ Así quedan plena­mente justificadas las palabras con que Jacques Le Goff, clausurando, al año siguiente, el Coloquio nacional de Montpellier sobre la Historia y su enseñanza abrió su discurso: Ella campeaba por todas partes y de repente faltó al lado nuestro. E incluso a veces ya no la sentíamos verdaderamente presente en nosotros. Ella, pero ¿quién? La Historia, la diosa del siglo XIX europeo 10_ Sin embargo, ¿qué dire­mos, en comparación, del desasosiego -mucho más dramático- que sufren hoy los historiadores de la joven república de Rusia, don­de los precios de los libros suben a las nubes, las publicaciones serias y las revistas de historia escasean cada vez más; los manuales ya no exis­ten? n En julio de 1993, el Pravda refería que la mafia sacaba pin­gües beneficios de la compra de grandes cantidades de libros es­colares que luego vendía en occidente al precio del papel...12_

Ahora, rebasando circunstancias particulares, ¿acaso no con­vendrá intuir en el discrédito de las historias institucionales, el síntoma de la búsqueda, por nuestras sociedades, de un nuevo patrón de civilización? El colectivo de autores de la obra A l'Est, la mémoire retrouvée, (Al Este, la memoria recuperada) insiste en que Europa, la nuestra y la otra, coinciden en compartir el aspecto funda­mental de la crisis de la modernidad, que es el fracaso de la historia ho­mogénea y de las formas dominantes de la teleología mesiánica o

9 René Girault, L'histoire et la géographie en question, rapport au 111i11istre de /'éducation nationale, Service d'information du Ministere de J'Educatioil Nationale, 1983, pág. 31 y pág.112. Este informe denunció los errores del período 1969-80 en materia de ensei'\an­za de la historia y propuso la creación de un "Humanismo nuevo" , una de cuyas pie­dras angulares sería la reintegración de la historia y de la geografía al rango que les pertenece.

10 "Conclusions du Colloque" (Montpellier, 19 al 21 de enero de 1984), en Historie11s­Géographes Nº298, pág. 601.

11 Jean-Jacques Marie, "Il n'y a plus d'histoire en Russie ... " en L'Histoire Nº163, febrero 1993, pág. 71.

12 Mencionado par Amnon Kapeliouk en "La grande détresse de la société russe" in Le Monde Diplomatique, Septiembre 1993, pág. 3

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prometeana, la erosión de la utopía, cuando no la pérdida de los 'grandes relatos' (J.-F. Lyotard)l3. En tal ambiente, aparece la memoria como el único recurso capaz de alimentar el discurso identitario. Un caos de historias múltiples sustituye a una historia estructurada, preñada de sentido.

2. La invención de memorias múltiples

La espectacular reaparición, en diciembre de 1989, de u.na esta­tua de Masaryk escondida, desde la ocupación nazi, en el muro de una cervecería de Jevicko, en Checoslovaquia, ilustra maravi­llos_amente, a nuestro modo de ver, la manera de actuar de lo sim­bólico, el cual funciona para las comunidades nacionales como una es­pecie de reserva, comparable con la reserva de oro que se constituía en otro tiempo para garantizar el valor de las monedas 14. Desde entonces, las naciones de la Europa Central y Oriental se han lanzado a la búsqueda de un pasado apropiado para que en él se pudiese asen­tar una nueva legitimidad política o fortalecerse un particulari s­mo identitario. En Rusia, esta doble aspiración ha determinado un trabajo distinto de exhumación de la memoria , que encarnan dos organizaciones rivales, Memorial y Pamiat' 15. Si se empeña aquélla en conjurar el olvido de la represión estaliniana, en nom­bre de un proyecto político democrático, ésta procura al revés enal­tecer la Rusia de los zares y de la ortodoxia.

Aspiración la última que estremece a cualquiera cuando Dimitri Vassiliev, el presidente de Pamiat', no duda en sugerir que nwchos Rusos se alistarían al lado de los Serbios, en el supuesto de prolon­garse el conflicto yugoslavo 16. He aquí un llamamiento al desper­tar de una memoria de larga duración que remite a una fractura

13 A /'Es/, In 111é111oire relro111,ée, Alain Brossa t; Sonia Combe; ]ean-Yves Pote[; ]ea n-Charles Szurek (dir.), La Découverte, París, 1990, pág. 23.

14 Claud e Reichler, "La réserve du symbo lique" en el doss ier: "Symbolique et identít é natí onale dan s l'Europ e contemp oraine" en Les Te111ps Mademes Nº550, Moyo 1992, p.86. Véase tambi én : Véroniqu e Soulé, "Nouveaux ritu els, nouvea ux symbo les" en el doss ier: "L'Est: les mythes et les restes", Co111111u11icatio11s Nº55, 1992, págs. 11-22.

15 Denis Paillard , "Figures de la mé moire: Ménw rinl et Pnmint' " en A /'Es/, In 111é11wire retrouvée, op. cit. págs. 365-387.

16 Palabra s p ronun ciada s durant e un a conversación con C uy Sitbon . En el Nouvel Observnteur del 28-I / 3-IT-1993, pág. 54.

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transnacional plurisecular. Desde luego, la resurrección de una cristiandad que afirma la autenticidad de su dogma desde el cis­ma de 1054, resultaría menos amenazador a no estribar en lo que Frarn;ois Thual llama el complejo del servidor padecido 17: metáfora evocadora del complejo de persecución de una iglesia sucesiva­mente mortificada por el Papa, el imperio otomano, el comunis­mo, y que considera a sus herederos como otros tantos enemigos naturales. El mito de la tercera Roma (Moscú en cuanto heredera de Bizancio) 18 va recobrando extensión hoy, tanto en Serbia como en Rusia, reanimando en esos países la antigua separación entre eslavófilos y occidentales, lo cual debería de proporcionarle prove­choso tema de reflexión a Boris Eltsin, quien no vacilaba, en noviem­bre de 1993, en compararse a Pedro el Grande.

De la cacofonía que afecta a la memoria, el occidente de Euro­pa no se exime para nada. Las fracturas transnacionales no son allí tan vivas, aun cuando en ciertas directivas de Bruselas se tras­luce la memoria de larga duración de un núcleo europeo super­puesto al antiguo espacio carolingio -la europa de los seis poco más o menos- opuesta a una europa periférica. lo que realmente está en juego son los progresos realizados por el yo-nosotros a ex­pensas del yo-solo19, el cual redunda en menoscabo de la demo­cracia y en la afirmación de identidades abusivas 20. El despertar de la memoria de las regiones archivadas 21 parecerá legítimo por muchos conceptos cuando es expresión de un florecimiento cul­tural. No lo es tanto, cuando se plasma en reflejos de exclusión que terminan en terrorismo. No se nos oculte, por otra parte, el

17 Conversación de Fran~ois Thual con Sylvaine Pasquier en L'Express, 5-V-1994. 18 Véase sobre este punto: "Les rnythes et l'histoire russe" en Lettre lnternatio11a/e Nº34,

Otoño 92, p.57; tal corno la conclusión de Fran~ois Thual en su obra: Géopolitique de /'Orthodoxie, Dunod, París, 1993, págs. 115-122.

19 Una conversación con Gérard Dernuth, Le Monde, 7-I-92, pág. 2. 20 Alfred Grosser, "Les identités abusives", Le Monde, 28-1-94, pág.2: "¿Por qué, pues, ese

formidable retoñar de la identificación'/ A una 'etnia', a una secta, a una banda. Porque ha habido la destrucción de identificaciones. A la clase obrera, al partido comunista, a la Iglesia. En cierto modo a la empresa también, como patrono o corno asalariado; porque la identidad reductora constituye un refugio contra la dificil libertad".

21 Tornarnos la expresión de Jean Labasse, L 'Euro pe des régio11s, Flarnrnarion, París, 1991, págs. 71-95.

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que muy a menudo tal rebrote de identificación regional conduce a fenómenos de invención de tradición equiparables a los que des­cribe Eric Hobsbawm en la Europa de los años 1870-1914 22_ Igual lógica se observa en la Europa Central 23, como también en los países bálticos, más especialmente en Letonia, donde el poder es­tablecido en junio de 1993 procura desde entonces utilizar la ima­gen idealizada de los años que precedieron la guerra para justifi­car la política de E!xclusión que aplica a la minoría rusa 24_

3. La caja de Pandora del revisionismo.

En Eslovaquia corre a cargo del propio ministro de Cultura, Dusan Slobodnik, fomentar el mito de un Estado eslovaco de los años 1939-1945, limpio de toda sospecha de simpatía hacia Hitler, y que hubiese representado un remanso de paz en medio de la tormenta europea 25_ La liberación de la memoria, de todas las memorias, ha abierto amplio campo a nuevas escrituras de la his­toria nada menos que desconcertantes. El año de 1993 ha sido fér­til al respecto. John Charley, joven historiador británico, acaba de publicar una biografía de Churchill que provoca vivas polémicas más allá del canal. El autor pinta al león de Chartwell como un provocador de guerra poseído de una verdadera obsesión antinazi, en un ensayo que bien se asemeja a un intento de rehabilitación de las ideas dominantes antes de la guerra en la clase dirigente, don­de anteponía la conservación del Imperio y del establishment bri­tánico a una guerra azarosa que se anunciaba costosa. 26 En Fran­cia, unos meses más tarde , concentró la atención el libro de Thierry

22 Eric Hobsbawm, ''Mass-Produ cing Traditi ons: Euro pe, 1870-1914" en The inve11tion aj tmdi tion, Cambridge, Cambrid ge University Press, 1984, págs. 263-307.

23 Jacqu es Rupnik , "Le retour de l'histoire en Europe centr a le" en Vi11gtie111e Siec/e, op. cit., octubr e-diciembr e 1992, pág. 54

24 Karel Bartak , "La Lettonie et l'Estonie entr e nati onalisme et pr agm atisme" en Le Monde Dip/0111atique, Agos to 1993, pág.3.

25 Martín Simecka, Gazeta Wyborcza, Varsovie, en Courrier internntionnl Nº l 73, 24-ll / 2-UI-1994.

26 Chur chill, T/1e End aj Glory, Holder and Stoug hton, Londres, 1993. A propós ito de l desaro llo de la polémica, véase: Le Nouvel Obserrnte11r, 14/20-1- 1993, pág. 49 y la opi­nión de Fran<;ois Bédarida en L'Histoire Nº 169: "Faut-il br üler Winston Chur chill?", Septiembr e 1993.

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Wolton27. Dentro de una vasta encuesta sobre el espionaje soviéti­co en Francia por los años de 1930-1940, el autor reaviva una polé­mica abierta por Henri Frenay en 1977, y concluye que Jean Moulin mantenía tratos con Robinson, un agente soviético. Tenemos aquí una cabal ilustración del axioma formulado por Jean-Pierre Azema según el cual la segunda guerra mundial sigue siendo hoy la ma­triz esencial de lo que suponen las cuestiones de memoria de nues­tro tiempo 28.

Tiene el revisionismo un padre espiritual en Paul Rassinier que después de la guerra escribió una serie de libros en los que de­nuncia las mentiras de la literatura dedicada a los campos de concentra­ción 29. La corriente de negación que se desarrolló en lo sucesivo en Alemania, en los Estados Unidos y en Francia le debe todo o casi todo. A propósito de las nuevas escrituras de la Historia, Umberto Eco, durante una conversación que tuvo en octubre de 1993, decía que para ser tolerante era preciso señalar límites a lo intole­rable30. Pues bien, sin duda alguna hubo quien se extralimitó. La publicación, en 1979, de la obra del Dr. Wilhelm Stiiglich: El mito de Auchwitz, ¿légende ou réalité? constituyó una acción magistral en su línea, pues la reproducción en el libro de numerosos docu­mentos oficiales y fotografías de la época crean la ilusión de una

27 Thierry Wolton, Le Grn11d Recrute111ent, París, Grasset, 1993. Sobre la polémica que pro­vocó, véase -entre otros-los artículos publicados en l'Histoire Nº 166 (Mayo 93) Nº167 (Junio 93) y N°169 (Septiembre 93) tal como: Eric Conan y Daniel Lindenberg, "Pourquoi y a-t-il une affaire Jean Moulin?" en el dossier: "Que reste-t-il de. la Résistance" en Esprit Nºl98, Enero 1994.

28 Jean-Pierre Azema, "La Seconde Guerre mondiale matrice du temps présent" dans: Ecrire /'histoiredu ten1ps présent, Editions du CNRS (lnstitutd'Histoiredu temps présent), Paris, 1993, págs. 147-152. El autor concluye haciendo suyas las razones de Amo Mayer (autor de "l.J¡ so/utio11 fi na/e" da11s /'histoire, París, La découverte, 1990): "Tal suceso generacional, tales años de penalidades inauditas, no se pueden diluir en cifras y curvas".

29 Véase Henry Rousso, "La négation du génocide juif" en L'Histoire Nº106, Diciembre 1987, págs. 76-79.

30 Le Monde, 5-X-93. Citado por Philippe Videlier en: "De la collaboration au révisio,misme. A peine masqués, s'avancent les falsificateurs du passé", Le Monde Oiploniatiquc, Enero 1994, pág. 16.

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argumentación científica irrebatible 31. Con posterioridad, desde los Estados Unidos, el Instituto para el revisionismo histórico (Institute far Historical Review) tomó en sus manos la difusión por Europa de las teorías negacionistas y ha llegado a tanto extremo la polé­mica en punto a definir la importancia que los europeos deben conceder a la memoria de la Shoa que hoy se pone en tela de jui­cio la consagración de los campos de la muerte como auténticos lugares de memoria del Holocausto 32.

11. Los inciertos contornos de una memoria común

l. La nostalgia de una Europa anterior

Quizá fuese la desazón causada por una historia del tiempo presente saturada de ídolos, de actores monstruosos(. .. ), de ecos loca­mente amplificados por los medios de comunicación 33, el motivo del nuevo interés que, desde fines del decenio del setenta han estado manifestando nuestros coetáneos por un horizonte histórico más risueño: la generación del 1900. Francia, ya en 1975, desempeñó un papel relevante en el lanzamiento de una moda vienesa que en las capitales occidentales indujo a celebrar más particularmente las producciones artísticas de la Capua de los ingenios. Fenómeno más reciente, en cambio, es la sensibilidad al modelo político habsburgués, que es preciso vincular con el despertar de las na­cionalidades34. En el norte de Italia, en Checoslovaquia, en Hun­gría o Austria, el rumor de aquella memoria fue, por supuesto,

31 Der Ausclzwitz-Mythos, Legende und Wirklichkeit?, Tübingen, Grabert-Verlag,1979. Patrick Moreau nos dice que "ningún texto publicado con posterioridad a éste logró jamás hacer tan 'creíbles' las mentiras revisionistas" en Les héritiers du IIIe Reich. L'extrénze droite allemande de 1945 ii nos jours, Seuil, París, 1994, pág. 143.

32 David Cesarini que dirige el Instituto de Historia Contemporánea de Londres y la Biblioteca Wiener, consagrada al Holocausto, ha expresado recientemente su emoción en The Guardia11, a propósito del más celebre de todos: "( ... ) no podernos -a causa de obras de renovación poco cuidadas- tornar el riesgo de nuevas acusaciones de falsifi­cación. No podernos tampoco dejar que los estragos del tiempo acaben con el sitio. El porvenir de Auschwitz-Birkenau exige un amplio debate internacional, pues estos lu­gares nos conciernen a todos": en Courrier Internatio11al Nº 167, 13/19-1-1994.

33 Mona Ozouf, Longue durée et Temps présent, en el dossier:"Une histoire du ternps présent est-elle possible?" en Historiens-Géographes, 1982, pág. 433.

34 La eximia tesis de Claudia Magris, Le mythe et l'Empire no fue traducida al francés sino en 1991, ¡treinta años después de su redacción! (L'Arpenteur, París, 419 págs.)

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más precoz 35 y se manifestó -quizá- por una sorprendente per­

meabilidad de las fronteras, ya desde el verano de 1989, sobre

todo entre los dos últimos países mencionados 36.

En esta segunda aspiración late la nostalgia de una edad de oro de la seguridad bajo la égida del águila bicéfala, fiel trasunto de

aquel dorado siglo que pintó Stefan Zweig en su Mundo de ayer. Lo mucho que albergaba de utopía paseista, ya en 1987, lo recalca­

ba Pierre Hassner37. Pero en la Europa Central la añoranza de los

años que precedieron al 1914 encubre otro aspecto más inquietan­

te, y que constituye, al parecer, una enfadosa coincidentia oppositorum entre los partidarios de un cosmopolitismo brillante

y los adictos al revivalismo nacional más exacerbado.

Así interpreta Vaclav Havel el segundo fenómeno: Las cárceles de la Historia en Europa han mantenido cautivos a docenas de pueblos. Pero, aunque perfectamente comprensible ( .. .) el despertar de su con­ciencia nacional se expresa sobradas veces en términos de violencia na­cionalista, xenofobia, racismo, antisemitismo, cuando no degenera en enfretamientos mortíferos 38_ Análisis que, por cierto, merece

matizarse algún tanto, pues los regímenes comunistas solicitaron

35 Buena ocasión es ésta para que Otto de Habsbourg-Lorraine lo recuerde en su obra: L'idée impériale. Histoire et avenir d'un ordre supranational, Presses Universitaires de Nancy, Nancy, 1989, pág. 54. La misma idea defendía Fran~ois Fejtó en 1987: "esta nostalgia que hoy une a algunos pueblos con más fuerza que la administración que les unió en otro tiempo, que incluso los aproxima a la actual Austria, semejante a ellos, empobre­cida corno ellos, privada de su imperial majestad, es una fuerza político-psicológica que, tras más de 60 años de experiencias penosas, los ha acertado más al Oeste, los ha hecho más conscientes de su común peculiaridad, más unidos que antes. Quizá la más acertada definición del hombre mittleeuropeo de hoy sea que es más europeo que los que vivimos en esta Europa de los doce, que no queremos percatarnos de lo incomple­ta y mutilada que resulta", en "Ad Mittleeuropa", Mittleeuropa, pour ou con/re /'Europe, Publications de l'Institut d'Allernand Nº6, Université de Paris III, 1987, pág. 53.

36 Pierre Béhar, L 'Autriche-Hongrie, idée d 'avenir, Editions Desjonqueres, París, 1991, págs. 156-158.

37 Pierre Hassner, "Arriere-plans et arriere-pensées politiques" en Mittleeuropn, op. cit., pág. 61. El autor insiste en que la idea misma de Mittleeuropa remite a concepciones distintas según nos referirnos a la geopolítica alemana clásica o al designio contrario de Tomás Masaryk de una "zona de pequeños estados que abarcasen el espacio entre los países bálticos y Grecia".

38 Conversación de Sylvaine Pasquier con Vaclav Havel, en L 'Express, 25-II-1993, pág. 78.

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a menudo la fibra nacionalista, preparando en consecuencia el en­durecimiento de ciertas actitudes actuales39_ De ambas nostalgias, por lo tanto, la del Imperio soviético en nombre de la paz entre los pueblos , y la del Imperio de los Habsburgos, sea tal vez aquella la más ilusoria. Pero, con todo, ninguno de los dos Imperios fue exactamente la prisión de los pueblos que se suele imaginar. Etelka Barsi-Pataki, comisaria general encargada de organizar la gran Exposición de 1996 en Budapest (Comunicación para un mundo me­jor) dice con serenidad: Está muy bien que hagamos la 'Expo' sin Austria. Queremos llevar a cabo un balance y fundar nuestra identidad. Añade sin embargo: ¡Cuento sobre todo con una interacción artística con Viena y las festividades del milenario de Austria! 40 En la Europa occidental, el continente abismado de la Mittleeuropa habsburguesa sigue asegurando notables éxitos de venta en librerías, debido tal vez a una secreta homología entre dos fines de siglo o a una mórbida fascinación por los difuntos Imperios 41_

2. La memoria obsesiva de una Europa identificada con la Historia

Una reciente coproducción televisada europea ha favorecido la vigorosa y bien lograda reaparición de Carlomagno en el ima­ginario de nuestros coetáneos. Marcel Jullian, ca-guionista, comen­taba de pasada: Carlomagno, tal como lo vemos hoy, en nuestro fin de siglo, es un emblema de Europa muy diferente de la figura a la que se exaltaba en tiempos de la colaboración (con los Nazis). (Nota del Autor). No la Europa asentada en el solo tratado de Maastricht, sino la que se fundamenta en la fe 42_ Por fin, se tributaba al Rex, pater Europae el debido homenaje. Poco antes, por citar un ejemplo, los jóvenes

39 Conversación con Jacques Rupnik: "Europe de l'Est: la mosa ·ique des Nations" en L'Histoire Nº 132, Abril 1990, pág. 45.

40 Palabras referidas por Sibylle Fritsch en Profil, Vienne, Courrier international N º136, pág. 39.

41 En Francia, por ejemplo, se publicó en 1991: Ln chute de L'Empire nustro-lwngrois (1916-18) de Bernard Michel (Robert Laffont) y Les Mé111oires d'wz E111pire disparu. Entretiens nvec Zitn de Hnbsbourg d'Erich Feigl (Critérion).

42 Conversación con Philippe Cusin, Le Fignro, 28-Il-94, pág. 29. Los tres episodios de la serie "Charlemagne" constan de una hora y media cada uno y han sido realizados en Hungría por el británico Clive Donner.

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franceses habían llegado al extremo de ignorar hasta el nombre del Emperador 43 o, en el mejor de los casos, no pasaban de balbu­cear la fecha de su coronación, mostrándose incapaces de asociarle la menor significación histórica44. Y eso que la fraternidad carolingia es la matriz indefectible de la amistad franco-alemana45. Europa descubre nuevamente que ya ha tenido una capital política, Aquisgrán, y también una capital económica, Francfort del Meno, fundada por Carlomagno hace exactamente 1200 años, aniversa­rio que estamos actualmente celebrando. Si al espacio afectado por la Renovación carolingia de la civilización, se le aplicó ya en el siglo IX el término geográfico de Occidente, por analogía con su modelo, el Imperio romano, su definición más auténtica era de otro orden, pues formaba ante todo una Respublica Christiana.

A reconstruirla exhortó el papa Juan Pablo II en abril de 1990 cuando anunció un sínodo especial de los obispos de Europa, cuyo tema había de ser: Sed testigos de Cristo que nos liberó. El simposio pre-sinodal que fue organizado en noviembre del año siguiente permitió reunir por primera vez en muchos años unos cincuenta representantes de los intelectuales cristianos, entre los más insig­nes, procedentes de toda Europa. Estos aprovecharon la ocasión para llamar la atención sobre lo urgente que era para los Cristia­nos rememorar activamente su Historia, para buscar en ella las luces y las razones indispensables a la realización de los grandes dominios de su cultura 46_ Ya, en cierto modo, habían trabajado en el mismo senti­do los organismos europeos: en 1986-87, se examinó la creación de una Universidad europea en la Montagne Sainte Genevieve 47.

Al año siguiente en Bolonia, con motivo del 900º aniversario de la fundación de la universidad, se firmó una Carta de las Universida­des europeas destinada a reanimar el espíritu de cooperación (interna-

43 Frarn;ois Lebrun , "Abraham , Péricles et le bac", en L'Histoire, Nº159, Octubr e 1992, pág. 80.

44 René Girault , op. cit., pág. 30. 45 Véase al respecto la obra de Ingrid Voss, Heerschertreffen im f riillen imd hohnen Mittellznlter,

Koln / Wien, Bolhau Verlag, 1987, 248 págs. 46 Cardin al Paul Poupard , Le Fígaro, 20-XI-91, pág. 2. 47 Jean-Pi erre Faye, "Pour un e univ ersit é europ éenn e sur la montagn e Saint e-Genevieve"

en Le Monde Diplomatique, Agosto 1987.

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cional) que alentó en las Universidades medievales48. Por fin, en 1990, el Consejo de Europa divulgó un estudio en que constaba la in­sospechada extensión, particularmente en la Europa Central de la red de itinerarios medievales que llevaban a Santiago de Compostela ... 49.

Pero, siendo el espíritu europeo bastante propenso a la inver­sión dialéctica, se ha manifestado últimamente otro polo de una memoria común, el que concierne a une Europa prometeana. La de la invención de la Libertad (Jean Starobinski), fastuosamente ilus­trada por el bicentenario de la muerte de Mozart, en 1991. La fi­gura del eximio compositor parece ser la perfecta encarnación del cosmopolitismo de la ilustración: ¿acaso no viajó más que ningu­no? ¿no sacó partido de varias lenguas: el italiano, el francé s, el inglés? Hasta el Vaticano se puso a tono: Carlo Maria Giulini diri­gió el Requiem, el día 5 de diciembre, en presencia del Papa y del sínodo de los obisposs o. Un segundo robo del fuego atormenta la conciencia de los europeos y ha sido motivo de múltiples rememoraciones: la Revolución Industrial y las exposiciones uni­versales que la simbolizaron. En Francia particularmente se ha dado el caso de la celebración conjunta del Bicentenario de la Re­volución y del centenario de la Exposición Univer sal de 1889. Conviene, por fin, saludar la toma de conciencia reciente por los Europeos de otra herencia común: la de su fratricida enfrentamien­to durante la guerra del 14-18. El Historial de la Gran Guerra, inaugurado en Péronne, en julio de 1992, tiene alto valor simbóli­co desde este punto de vista. Los cincuenta grabados al agua fuer­te de Otto Dix que componen la serie Der Krieg, ahí están para atestiguar que se trata de un lugar de memoria auténticamente europeo .

48 Citado por Jacques Verger en: "Du bon et du mauvais usage des anniversa ires", L 'Histoire Nº llS , Octobr e 1988, pág. 80.

49 Referid o por Jean Bourd ar ias: "Tous les chemin s menent a Compos telle", Le Fígaro, 13-VII-90.

50 Le Fígaro, 6-XII-91.

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3. El dilema de la ley (nomos) y de la naturaleza (physis).

La búsqueda de una identidad común a todos los Europeos ha producido últimamente una copiosa serie de publicaciones ten­dentes a ceñirla mejor. Si el más precoz en emprender la tarea fue el campo literario51, una de las operaciones que más llamaron la atención fue el lanzamiento por Hachette, el 25 de marzo de 1995, con motivo del 35º aniversario del tratado de Roma, de su ma­nual Histoire de l'Europe 52 en siete de los doce países miembros. Consta por una encuesta realizada entre los lectores de la obra que ésta mereció su aprecio (90%), y que daba una visión militarte de la CEE (97%). No obstante, una gran tercera parte de los lectores estimó que no se hacía bastante caso de la Europa no-comunitaria y un 25% juzgó que Francia se llevaba la mejor parte53.

Reparos que dan a entender lo difícil que sería la tarea para un colectivo de 12 autores de diferentes nacionalidades. Jacques Montaville, responsable del proyecto en la editorial Hachette, dejó entrever estas discrepancias al relevar que el papel de la Grecia anti­gua provocó un debate particularmente vivo(. .. ). Algunos historiadores deseaban consagrarle amplio desarrollo, otros, al contrario, querían abre­viarlo (. .. ). Finalmente se llegó a un consenso para que a Grecia se la tratase debidamente 54. Y esto nos trae en mientes la protesta -cuan­do salió la Histoire des peuples d'Europe de Jean Baptiste Duroselle­del gobierno y de los intelectuales griegos, que tacharon de injuriosamente insuficientes las referencias hechas tanto a la Historia como a la contribución de la Grecia antigua y de Bizancio 55.

51 Mencionemos, entre otras cosas, la Petite Bibliotlteque Européenne lanzada por la edito­rial Maren Sel! en 1988; la série de las 12 obras del Patrimoine Littéraire européen publi­cadas en Bruselas desde 1992 bajo la dirección de Jean-Claude Polet o el manual: Histoire de la Littérature européenne dirigido por Annick Benoít-Dusausoy y Guy Fontaine, pu­blicado por Hachette Education el mismo año.

52 Histoire de l'Europe, bajo la dirección de Frédéric Delouche, Hachette, París, 1992, 383 págs. en la edición francesa.

53 L 'Histoire Nºl64, Marzo 1993, págs.46-47. 54 Referido por Muriel Frat en Le Fígaro, 3-I-1992. 55 Citado por Odon Vallet en: "La Grece ancienne est-elle d'extreme Droite?", l'Histoire

Nº142, Marzo 1991, pág. 68.

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Aun habría que añadir las acciones ejercitadas en juicio por la Academia de Ciencias y Artes de Belgrado contra Pierre Milza y Serge Berstein, a quienes se tildó en aquella ocasión de nacionalis­tas croatas a causa de su último manual escolar de séptimo año de bachillerato (Hatier 1993)56. Hace poco, precisamente, Serge Berstein advertía el peligro de inculcar a los escolares una historia de Europa demasiado protocolaria: Europa, actualmente, no es una realidad vivada por los pueblos, sino una entidad, producto de la razón, forjada por intelectuales, y que sólo tiene consistencia para políticos, hom­bres de negocios o universitarios 57. Pierre Nora va más lejos: Digámolos rotundamente: toda historia de Europa que se proponga ante todo dar especial relieve al acervo europeo terminará forzosamente siendo una his­toria pobre, por mucha riqueza que encierren los temas a que se acer­que58. Nadie disentirá de los argumentos que luego aduce: esta historia se da el paradero al que quiere llegar, descuidando, además, el marco de referencia esencial a Europa, incluso y desde el punto de vista cultural, la Nación.

Las nueve Écoles européennes llevan treinta años haciendo de piedra de toque para jóvenes escolares entregados al aprendizaje de una historia común . A diferencia de lo que se practica en Fran­cia, en tales centros de historia se reparte el programa cronoló­gicamente sobre los siete años de estudios, de modo que los alum­nos estudian Grecia, Roma, el Cristianismo y la Alta Edad Media con dos años de retraso en comparación con los escolares france­ses, lo cual no deja de presentar algunas ventajas para inculcar el sentido de la Democracia o el respeto al Estado. El mayor incon­veniente del sistema radica claramente en la convivencia de sen­sibilidades nacionales harto diferentes. ¿ Cómo hablar de Macedonia con un alumno griego?, demostrar a un escolar británico que Water loo puede también ser analizado, a la luz del Congreso de Viena, como una

56 Referido en L 'Histoire Nº176, Abril 1994, pág . 5. 57 Serge Berstein en el dossier "l'Europe a l'école", Le débat Nº77, noviembre-di ciembr e

1993, pág. 168. 58 Pierre Nora: "La loi de la mémoire " en Le débat N º78, Enero-Febrero 1994, pág. 191.

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derrota de la Libertad, requiere a veces largas explicaciones.59 Estas ten­

tativas, igual que otra similar, la del Lycée Jean Monnet de La Queue­

les-Yvelines, en las cercanías de París, acaso parezcan irrisorias en

el momento de un posible fraccionamiento de Bélgica o de Italia,

en vísperas de probables guerras civiles en Crimea o en Kosovo.

Ya en enero de 1990, Franc;ois Furet escribió que lo que nos llega de las naciones del Este, es la victoria del siglo XVIII sobre el siglo XX60

Cada día más, conforme va pasando el tiempo, nos parece que

debíamos de haber interpretado este comentario en el sentido de

Contra-Ilustración, del otro siglo XVIII, amigo del pluralismo y ene­

migo de la Razón61 _

111. Europa imagen de Funes el memorioso

1. El síndrome patrimonial

Jean Favier, hace poco, hacía notar la singular paradoja que

cultiva nuestra civilización: la de rendir culto a lo efímero, a la par

que aspira a convertirlo todo en patrimonio 62_ En Francia, dicho

problema está en el centro de la actual controversia sobre la ex­

tensión del depósito legal en los archivos audiovisuales 63_ Las

850.000 horas de archivos radiotelevisivos que el Instituto Nacio­nal del Audiovisual piensa poner en adelante a disposición de lo s

59 Chanta! de Lasa; Alain Cario y Rémi Chatel: "Ou en sont les Ecoles Européennes" en Supplément au Nº342 d 'Historiens-Géograpires, décembre 1993, págs. 13-18. Estas se destinan preferentemente a los hijos de los funcionarios de la Comunidad europea. Hay 2 en Bruselas; una en Luxemburgo; Mol (Bélgica); Bergen (Países Bajos); Culham (Reino-Unido); Varese (Italia); Karlsruhe y München (Alemania).

60 Frarn;ois Furet: "La Révolution commence" en Le Nouvel Observateur, 4/10-1-1990, pág. 35.

61 Véase la colección de artículos del filósofo británico Isaiah Berlín: A contre-coumnt: essai sur l'histoire des idées, Albin Michel, París,.1988, 403 págs.; y la obra más ligera de John Ralst Saul: Les bíitards de Vol/aire. La die/ature de la Raison en Occident, Payot, Pa­rís,1993, 600 págs.

62 Jean Favier: "Le droit des archives et les ambigüités de la mémoire collective", confe­rencia inédita pronunciada en el Seminario Interdisciplinario del Colegio de Francia, el 9-III-1991.

63 El decreto del 31 de diciembre de 1993 permite finalemente que las disposiciones de la ley del 20 de junio de 1992 se pongan en vigor con fecha del primero de enero de 1995. Dicha ley innova en muchos aspectos con relación a la del 19 de mayo de 1925, vigente antes. No sólo establece que se extenderá el depósito legal a los archivos aud iovisuales sino que estipula que obras extranjeras importadas podrán depositarse en ellas.

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Investigadores (se añadirán 30.000 horas cada año) no pasarán de ser un suplemento de memoria muy fugaz si no se le asegura a tiempo una buena conservación64. En diferentes términos se le plantea el problema al Instituto Memoria de la Edición Contem­poránea (IMEC), cuyo objetivo, a poco de ser fundado, definía Olivier Coppet, su administrador: hay que recoger los pedazos dis­persos de esta memoria, antes de que sea tarde y salvaguardar lo que se pueda65. La urgencia de archivar todas las memorias es una pre­ocupación que comparten hoy los Europeos en conjunto. Ya des­de 1989, se había justipreciado la iniciativa de Boris Ilizarov, apo­yado por Yuri Afanassiev, de constituir unos Archivos populares de la URSS que permitiesen escribir una historia no-institucional, realzando la importancia de la mernoria individual y de la memoria informal clandestina66_ Pero, a raíz de los decretos promulgados por Boris Eltsin, el 24 de agosto de 1991, que trasladaban los archivos de PCUS y los del KGB a los Archivos Estatales de la República de Rusia, súbitamente se ofreció a los investigadores de todas las nacionalidades un compendio de la memoria del Mundo 67, la cual, además, daba la oportunidad de liberarse de los tradicionales Archivos de Smolensk68. Desde entonces, varias obras han comen­zado a echar una luz presurosa sobre una Historia sumida en las tinieblas durante demasiado tiempo69

64 Véase al respecto: Les Dossiers de l'audiovisuel Nº54 (número especial dedic11do al de­pósito legal), INA/Documentation Fran~aise, marzo-abril 1994, 120 págs. y Je11n-Michel Demetz: "Télé, la mémoire qui flanche" en L'Express, 5-V-1994, págs. 94-97.

65 Referido por Antaine de Gaudemar: "La mémoire du siecle" en Libération, 15-Il-1990, pág. 35.

66 Maria Ferre ti: "URSS. Les archives entrouvertes" en A l'Est, la mémoire retrouvée, op. cit., págs. 462-464.

67 Palabras pronunciadas por James Billington, Director de la Biblioteca del Congreso, durante una conferencia celebrnda en París desde el 7 hasta el 10 de julio 1992, en la embajada de Rusia, para fijar las condiciones de acceso a los archivos de la ex. URSS. Referido por Alice Sedar, Le Fígaro, 13-VII-1992.

68 Estos archivos, conservados en el Federal Archives Center de Washington, cayeron en manos de los Alemanes en junio de 1941, luego en las de los Americanos en 1945. Hasta entonces era el único fondo de archivos disponibles para los investigadores del PCUS.

69 Los dos más destacados fueron: Vitali Chentalinski, La paro/e ressuscitée dans les archi-1,es littéraires du KGB, Robert Laffont, París, 1993, 468 págs. y Arkadi Vaksberg, Hotel Lux, Fayard,, París, 1993.

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Al editarse la mayor parte de estos trabajos en Occidente antes de serlo en Rusia, tienen a veces los habitantes de dicho país la impresión de que se les confisca un último bien que suponían inaleniable. Checoslovacos y Polacos participan de este sentimien­to en lo que atañe a su patrimonio artístico, del que se ven despo­seídos a un ritmo acelerado por un tráfico en beneficio de los co­leccionistas de países más prósperos. André Chastel insistió en recordar que en toda sociedad el patrimonio es reconocible en que su pérdida es un sacrificio y en que su conservación supone sacrificios. Es la ley de todo lo sacro70_ Tales palabras cuadran perfectamente con el caso de Polonia, país que está llevando a cabo el inventario de las colecciones robadas durante la ocupación nazi, y que duda acerca del gasto que se habrá de consignar para la restauración de sus antiguas casas solariegas (Dvor) destruidas en la época del régimen comunista71_ Alemania, consternada, siente igual per­plejidad ante las destrucciones planeadas por la RDA bajo la pre­sidencia de Walter Ulbricht 72 y se afana por restaurar los monu­mentos de Sajonia y Prusia. En estas dos regiones parece, desde luego, que se dedica más atención a los edificios y monumentos del siglo de las Luces o a las que tienen algo que ver con la aven­tura arquitectónica del Bauhaus, como si se quisiera exorcizar a un patrimonio directament~ ligado a los Reiches alemanes, a una vía particular (Sonderweg), hoy aborrecida.

El malestar se agudizó, en noviembre de 1993, con la inaugu­ración en Berlín, por el Canciller Helmut Kohl de un lugar central de conmemoración de la República Federal Alemana, dentro del tem-

70 André Chastel, "La notion de patrimoine" en Les Lieux de mémoire, T.II: La Nation, Volúrnen 2, pág. 441

71 Acerca del primer punto, véase: Ryszarda Socha y Miroslaw Zeidler, Wprost (Poznan), Courrier International Nº90, 23-VII-1992, pág. 27. Acerca del segundo: Marta Piwinska, "Le manoir, un conservatoire de l'idée nationale" en A/' Est, la mé111oire retrouvée, op. cit; págs. 98-123.

72 La más famosa fue la voladura por dinamita del Palacio Real de Berlín en 1950. No obstante, la fachada del Palacio ha recobrado una existencia virtual en 1993, bajo la forma de un gran lienzo pintado de 6000 metros cuadrados que requiere a los pasean­tes que deambulan por Unter den Linden para que ayuden a su reconstrucción. Otra señalada destrucción es la de la Capilla de la Universidad de Leipzig el 30 de mayo de 1968 ... Entre otros, véase con este respecto a: Katrin Liiffler, Die Zerstorung. Dokumente und Erinnerungen zum Fall der Universitiitskirche Leipzig, Benno Verlag, Leipzig, 1993, 234 págs.

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plete neo-clásico de la Nueva Guardia, erigido por Schinkel en 1818 en la Avenida Unter-den-Linden. El epitafio elegido A las víctimas de la guerra y de la violencia suscitó numerosas críticas entre quie­nes se niegan todavía a confundir a culpables con víctimas de los crímenes nazis73_ Harto trabajo le cuesta a Alemania levantar los lugares de memoria de su identidad recobrada; la realización del Museo Histórico Alemán de Berlín quizá permita aceptar el desa­fío. En todo caso tendría que servir de modelo en lo que concierne el problema de la museografía del Arte totalitario . Menuda para­doja es para la Europa postcomunista tener que regir el destino de un Arte que ya no es suyo.

2. La obsesión conmemorativa

La aceptación de la pluralidad de memorias es señal, tanto en Alemania como en Francia, del paso de una conciencia nacional de tipo unitario a una conciencia de sí mismo de tipo patrimonial 74; tal postergación de lo histórico a lo memorial explica la actual profu­sión de las conmemoraciones . Por ejemplo, la obsesión por el ca­lendario que estamos viviendo indujo a celebrar en Francia en 1993, los sucesos más dispares: desde el 400º aniversario de la fundación del primer jardín botánico francés en Montpellier has­ta el centenario del falleci!I).iento de Jules Ferry, pasando por el bicentenario de la muerte de Goldoni o el cincuentenario de la sublevación del Ghetto de Varsovia. Para William M. Johnston , esta recient e obsesión de los aniversarios se deriva de que el públi­co europeo y americano ha perdido en tal grado el contacto con el pasado que no hay manera de resucitar su recuerdo sino recurriendo a extrava­gancias75_ Alusión apenas disimulada a la parada de Goude en los Campos Elíseo s el 14 de julio de 1989. Este desfil e de tribus

73 Véase And reas Johann es Wiesand , "Allemagne: héritage cultur e! et symbo liqu e de l'Etat " en Le débat Nº78, op. cit., págs. 140-154, para lo que atafie a la "prehistoria" de tal conflicto y al problema de la ges tión de los "bienes cultural es" en la Alemania reuni fi­cada.

74 Pierre No ra, "L"ere de la comm émoration" en Les lieux de mé1110ire, T.III: Les France, vo l 3, pág . 992. Par a el paral elo con Alemania , véase: Etienne Frarn;o is: "Na tion retrouvée, ' nabon a contrecoeur ' . l.' A11em agne des comm émorations", en Le débnt N º78, op. cit., págs. 62-70.

75 William M. John ston, Post11wdernis111e et Bi111illénnire, Puf, París, 1992, pág. 257.

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planetarias 76 responde plenamente a la lógica de la conmemoración patrimonial definida por Pierre Nora: ¿acaso no le permitió su ca­rácter esencialmente lúdico y mediático estamparse como ima­gen viva en el espíritu de numerosos franceses en detrimento del recuerdo de la Revolución que presuntamente debía celebrar?

La conmemoración del 600º aniversario de la batalla de Kosovo por Serbia, el 28 de junio de 1989, paradójicamente se había aproxi­mado más al modelo de la fiesta revolucionaria. Los organismos educativos se movilizaron para asistir a una pedagogía nacional exen­ta de todo remordimiento. La tumba del rey Lázaro sirvió de altar de la Patria para numerosísimos serbios que se trasladaron a Kosovo, incluso desde América, para sellar el pacto de unión nacional, anatematizando a los enemigos pasados y por venir77_ La Federa­ción yugoslava expiró aquel día por no haber podido constituirse en comunidad de olvido. Y ¿qué comentario merecerán, por otra parte, las conmemoraciones arregladas en Rusia? Si la del milena­rio de la Nación rusa en 1988 pareció dictada por la actitud prag­mática de Mijai:1 Gorbachov ante la potencia creciente de la Iglesia ortodoxa, la del sexto centenario de la muerte de San Sergio de Radonez, en 1992, de cuya ordenación cuidó Boris Eltsin, parece indicar el resurgimiento auténtico del nacionalismo ruso. En los países del Centro-Este, la conmemoración sigue siendo una cues­tión de reconquista identitaria. El desafecto del pueblo polaco al bicentenario de la Constitución de 1791, a pesar de haberlo instrumentado con perfección Lech Walesa, no deja de causar tur­bación78_ Quizá se deba achacar a que algunos pueblos ven en la conmemoración la inicial marca francesa, una expresión laica inhe-

76 Véase Jean-Paul Goude:"Ce que j'ai voulu faire" en Le débat Nº54, págs. 35-36: "La re­construcción histórica: la Révolución, ciñendonos est rictamente al espectáculo, al showbusiness, es algo muy difícil de representar. Es difícil superar a Renoir, o Abel Canee ( ... ). Decidí, por lo tanto, dar por base al espectáculo una idea que recogiera el asenso común, la de ilustrar la fraternidad entre los hombres. Sabíamos que íbamos a celebrar la "fiesta de las tribus planetarias", para valernos del eslogan de la publicidad (Alude a la propaganda de Benetton. Nota del Autor), pero la palabra "tribu " se impuso a mi mente desde un principio".

77 Zoran Kacarevic: "La bataille du Kosovo" en A/' Est, la mémoire retrouvée, op. cit., págs. 521-534.

78 Janine Ponty: "Pologne: bataille pour une féte nationale ", en /'Histoire Nºl50, diciem­bre 1991, págs. 78-79.

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rente a la tradición de las Luces, de la Revolución y de la República79 Pierre Nora subraya en este particular el contraste entre una In­glaterra muy poco aficionada a las conmemoraciones y los Esta­dos Unidos que, al revés, se han forjado una verdadera Religión civil. En resumidas cuentas, la obsesión conmemorativa hoy triun­fante parece altamente contradictoria con la ambición de sugerir a los europeos la referencia a una Historia común. la actualidad nos proporciona una muestra desoladora del fenómeno: a princi­pios del mes de marzo de 1994, el Frankfurter Rundschau provocó un escándalo más allá del Rin, dando a entender que el Canciller Kohl había iniciado diligencias informales para ser admitido en la conmemoración del Cincuentenario del desembarco aliado en Normandía. Aunque inmediatamente desmentida por ambas par­tes, la información incendió un vivo movimiento en la opinión de uno y otro país. Voces hubo que clamaron por la reconciliación, otras que se opusieron ferozmente a ella. Dicen incluso que Hans Stercken, amigo político del Canciller declaró durante una confe­rencia en Caen: es difícil comprender que, faltando tan pocos días para las elecciones europeas, Europa no aparezca durante las ceremonias con­memorativas del desembarco80. La polémica se apaciguó a fines de marzo tras afirmar el Canciller que jamás, ni en ningún sitio, había solicitado una invitación, y que una presencia alemana en Normandía hubiese sido inoportuna8l_

3. La memoria requiere la historia

El hecho de que un 57% de los franceses interrogados en aque­lla ocasión declarasen ser muy favorables o bastante favorables a la presencia de representantes oficiales alemanes durante las cere­monias del desembarco 82 es sumamente revelador de la erosión en Francia de las memorias dominantes, gaullista o comunista, que venían imperando desde la guerra. Así, ante la creciente oleada de las memorias reveladas, el recurso a la historia docta es hoy

79 Pierre Nora: "L'ere de la commémoration", op. cit., pág. 1001. 80 Referido por Jean-Paul Picaper en Le Fígaro, 17-III-1994. 81 Ibid, 24-III-1994 82 Sondeo publicado en el semanario La Vie catholique a mitades de ma,rzo.

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una imperiosa necesidad para no ceder a un relativismo cómodo, según el cual todo es ambiguo, como si los hechos adaptaran su configll­ración en beneficio de tal o tal justificación personal o colectiva 83_ Con tales miras, pidió el Cardenal Decourtray a una comisión de his­toriadores, en junio de 1989, que determinasen la verdad, cueste lo que cueste de lo que fueron las relaciones de Paul Touvier con los medios eclesiásticos a raíz de la guerra 84. Solamente pagando este precio se podrán conciliar olvido y recuerdo según invitaba a hacer­lo Vladimir Jankélévitch poco antes de morir 85_

Europa adolece hoy de un vértigo identitario que la obliga, al parecer, a registrar todas sus memorias, a ensanchar hasta lo infi­nito su cercado patrimonial, a autoconmemorarse sin fin. Tengan en cuenta que el olvido no nace de resultas de una posposición sino de una superposición; no se produce provocándose la ausencia sino multi­plicándose las presencias86. Eso mismo quería decir Franc;oise Choay cuando, días atrás, instaba a los europeos a que depusieran la ac­titud narcisista que afectan ante el espejo de su patrimonio arqui­tectónico, y que tiene por consecuencia hipotecar su aptitud para edificar87 Con parecida intención les exhorta Pierre Nora a que desconfíen de un 111omento-memoria que les convierte en huérfanos de la historia.

A pesar de todo, memoria e historia son conciliables, siempre que se repartan adecuadamente sus respectivos papeles. Si es plau­sible que la memoria intime cuando se trata de recordar sacrifi­cios y crímenes, es intolerable que ejerza su tiranía a expensas de la verdad 88_ La controversia de los historiadores (Historikerstreit) ha patentizado por toda Europa la importancia del síndrome na zi 1

83 Palabras de Fran~ois Bédarida, referidas en L'Histoirc NºJ70, octubre 1993, pág. 4. 84 Véase Pierre Bois: "La voix nécessaire des historiens", Le Fignro, 29-lll-1994, pAg. 14. 85 "Le philosophe et l'Histoire", conversación de Vladimir Jankelevitch con Michel

Lejoyeux et Hubert Tison, en Historirns-Géogrnp/1es, Nº299, pág. 955. 86 Umberto Eco:"Un art d'oublier est-il concevable7" en "Théátres de la mémoire", Trm>cr.,cs

Nº40, pág. 134. 87 Frarn;oise Choay, L 'nllégorie du patri111oi11e, Seuil, París, 1992,págs. 187-198. 88 Fran~ois Bédarida: "La mémoire contre l'histoire", en el dossier "Le poids de la mémoire",

Esprit, Julio 1993.

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entre nuestros vecinos de más allá del Rin89. ya en el verano de 1986, el filósofo Jürgen Habermas denunció el deseo de una historicización de la investigación que un grupo de historiadores profesionales pedía instantemente, para un pasado que no tiene que ver más que con la ética. Francia no se libra de perplejidades similares cuando la actualidad renueva las llagas más vivas de su memoria, trátese de Vichy, Dien Bien Phu o Argelia 90 Sin embar­go, acá o allá, la historia docta está en condiciones de pasar por alto la mediocre solución de erigir los asuntos de memoria en ob­jetos de la historia, cuando es hacedera de una verdadera recon­quista del territorio anejado por la memoria 91. Esta es la condición insoslayable para que Europa reanude con la Historia . De no cum­plir este requisito, le ocurrirá lo que a Punes, aquel personaje de quien nos cuenta Jorge Luis Borges, en una de sus Ficciones, que ya no podía pensar -es decir generalizar, abstraer- por ser incapaz de olvidarse del mínimo detalle de todas sus experiencia s pasa­das y presentes .

89 Sobre el particu lar, véase el doss ier mu y compl eto publi cado en: Esprit, octubr e 1987. Véase tambi én: "Le poids d e l'histoire" en Le débnt sur /' identité nl!e111n1llie, Probléllles politiques et sociaux Nº 578, 19-TI-1988 págs. 30-56.

90 Véase al respecto: Oublier nos cri111es. L'n11111ésie nntionnle: 1111e spécificitéfranrnise7, Editi ons Autr ement, série Mut ations Nº l 44, Par ís, 1994; y por supu esto: Henr y Rousso, Le syndro111e de Vichy, 1944-198 ... , Seuil, París, 1987, 323 págs.

91 Stéph ane Court ois: "Archi ves du communi sme: mort d 'un e mémoire, naissa nce d 'un e histoire" en Le débnt Nº77, op. cit., págs. 145-156.