Pemando ^moevilla. - Hemeroteca Digital

524
•u ^ Pemando ^moevilla. i 909 MADRID rtv/EPREStsrTi». DH TITO A R O O EtOJA.S Calle (lo Campomanea, núm. 8 —Teléfono 316. 1910

Transcript of Pemando ^moevilla. - Hemeroteca Digital

•u ^

Pemando ^moevilla.

i 909

MADRID r t v / E P R E S t s r T i » . D H T I T O A R O O E t O J A . S

Calle (lo Campomanea, núm. 8 —Teléfono 316.

1910

EL AÑO POLÍTICO

( . 1 í í .' . '

" •6^45 9 4

FERNANDO SOLDEVILLA

EL ANO POLÍTICO

1909

j^:Sro 3::-v

MADRID

Calle de Oamponumei, núm. 8,—Teléfono 810.

1910

insrromi^E DB LA

M IGIIDEIII DE B i t s HORILES ] POLlTICtS

Excmo. Sr.: La obra de D. femando Soldevilla titu­lada EL AÑO POLÍTICO 1895, que la Dirección general de Instrucción pública ha remitido á esta Academia para que informe sobre ella á los efectos del Real de­creto de 29 de Agosto último, es un tomo ea 4.°, pu­blicado en 1896, que comprende 486 páginas de texto y algunas más de prólogo, epílogo é índice, conteniendo varios grabados, casi todos retratos de hombres polí­ticos.

El objeto de este libro, según dice el autor, así como délos que se propone publicar anualmente, es concre­tar y perpetuar, en lo posible, los acontecimientos po­líticos tratados por la Prensa durante todo el año, á fin 4e que, en un momento determinado, puedan recor­darse, conocer la fecha en que se verificaron, tener pre­sentes los incidentes y detalles de mayor importancia de cada uno de ellos, para poder después, en caso ne­cesario, estudiadlos con más amplitud en las coleccio­nes de los periódicos, en la Gaceta ó en el Diario de 8ei-siones.

Y en efecto, dí£(, por día oonaignE^ el ^^utor los suce-

— V I ­SOS más importantes de la vida política de España du­rante el pasado año de 1895, reseñando y extractando los debates parlamentarios, los acuerdos de los Conse­jos de Ministros, el origen y desarrollo de las crisis mi­nisteriales, las declaraciones de los hombres públicos, los proyectos de ley y las disposiciones oficiales, los principales acontecimientos do la guerra y el movi­miento económico, bursátil y financiero.

Todos estos sucesos, tratados y discutidos por la Prensa periódica, preocupan y apasionan diariamente á la opinión pública; pero después se olvidan, casi con igual facilidad con que se pierde la hoja de papel en que fueron consignados. Recogerlos y perpetuarlos en un • libro, no sólo ofrece el interés de ir formando día por día la historia política, sino que sirve para que la opi­nión pública elabore sus juicios sobre los problemas de actualidad, y los hombres llamados á resolverlos, con cabal conocimiento de los antecedentes respectivos y del desenlace que tuvieron otros hechos análogos.

Por eso puede calificarse de verdaderamente útil la obra que ha emprendido el Sr. Soldevilla. El político en­contrará en seguida en ella el dato que necesita de lo sucedido en el año, sin tener que coleccionar recortes de la Prensa. La opinión pública podrá fácilmente orientarse en la marcha de la política, y sabrá á qué atenerse sobre' las promesas y los actos de los hombres públicos, por lo que dijeron en la oposición, por lo que hicieron en el Poder y por las soluciones que reali­zaron.

Y aquí daría por terminado su dictamen la Acade­mia, recomendando, la adquisición de la obra por su utilidad para las bibliotecas públicas, si no hubiese de informar también acerca de las otras condiciones dé originalidad y relevante mérito á que se refiere el ar­tículo 8.' del Real decreto de 29 de Agosto de 1895.

— vu — No ha pretendido, seguramente, el Sr. Soldevilla es­

cribir una obra científica, ni obtener patente de inven­ción en este género de publicaciones, sino hacer en España lo que se hace ení el extranjero, como L'année politique, de xMr. Andró Daniel (1874-95), ó intentó en nuestro país D. Nemesio Fernández Cuesta con sus «Anuarios históricocríticos» (1891-92).

Con graií modestia declara el Sr. Soldevilla que «debe este libro á la Prensa», y que «para ser absolu­tamente imparcial, ha omitido toda clase de comenta­rios, limitándose á consignar los hechos tal como lle­garon á su conocimiento».

No ha de decir la Academia si el autor se mantiene siempre en este criterio de imparcialidad que tanto anhela, pues no ha de penetrar en el examen de hechos de actualidad, de los cuales son actores personas que acaso estimasen la narración de modo diverso; pero sí entiende que el Sr. Soldevilla ha podido hacer suya la frase de Mr. Daniel, cuando comenzó la serie de sus Anuarios políticos: «á pesar, de todo el cuidado con que he procurado ser imparcial, no me ha sido posible ha­cer abstracción completa de mis ideas y de mis senti­mientos».

De todas suertes, en aras de la imparcialidad ha sacrificado, según dice, todo género de comentarios, y claro es que, tanto por esta razón, cuanto por ser el método de la obra meramente cronológico, no cabe emitir juicio alguno sobre el pensamiento propio del autor.

Cabe, si, manifestar que dentro de las condicioneá del libro se revelan las cualidades del escritor, por lá claridad con que expone los sucesos, el acierto con que sintetiza el estado de la opinión sobre cada asunto y la discreción con que habla de cada hecho con amplitud proporcionada 4 su relativa importancia.

— VIII —

Por lo cual, y teniendo en cuenta la utilidad de esta obra para las Bibliotecas, la Academia es de parecer que conviene proteger su publicación en la forma que V. E. estime más procedente, en vista de lo expuesto sobre las condiciones de la misma.

Tal es la opinión que este Cuerpo somete al ilus. trado criterio de V. E., devolviéndole adjunta la instan­cia del interesado.

Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid, 17 de Junio de 1896. —El Académico Secretario* perpetuó, JoBé Q. Barzaiíallana. — ExCTño. Sr. Ministro de fo­mento.

Nota. Pedido por el Excmo. Sr. Ministro de Fo­mento á la Real Academia de Ciencias Morales y Polí­ticas nuevo informe acerca de esta obra con motivo de la publicación del volumen correspondiente al año 1898, la docta Corporación, no solamente confirmó su favo­rable juicio janterior, sino que manifestó, en reservado informe que no reproducimos por su mucha extensión, que la publicación había obtenido notables é interesan­tes mejoras.

En el mismo sentido ha informado la Real Acade-i^i'a acerca der volumen correspondiente al año 190Ó, al de 1901 y 1902, por cuya causa, el Ministerio de Ins­trucción pública ha dado el carácter de suscripción á la adquisición de ejemplares que anualmente hace de la obra.

MES DE ENERO

Ministerio.—Constítaian el Ministerio que regía los destinos del país, loa señores siguientes:

, Presidente, D. Antonio Maura. Estado, B. Manuel Ailendesalazar. Gracia j Juaticíaí Sr. Marqués de Figueroa. Gobernación, O. Juan de la Cierva. Guerra, Sr. General Primo de Biyera. Marina, D. José Ferrándiz. Hacienda, D.jAugnsto González Besada. Fomento, D. José Sánchez Guerra. Instrucción pública, D. Faustino Bodriguec San

Pedro. Bl bloane liberal.—Mitin en Avila.—£n esta

fecha se verificó en Avila un miibin de alianza á,^noen-tración de las izquierdas (1), en el cual usaron ^ j lb pa­labra, muy elocuentemente, los Sres. Castillo, T^layos, Velázquez, García, Tufión, Sahagún, Soria, Jiménez, Saquero, Bamés, Moróte (D. José), orador notabilísimo, por su abundancia de doctrina y profundidad de ideas; el* Senador Sr. Parres, que hizo un discurso muy notable, nutrido de datos históricos, en pro de la libertad de-con­ciencia; Benitez de Lugo, Menendez Pallares, elocuente orador republicano, y Yicenti, Director de M Liberal, que hizo un notabilísimo discurso en pro de la emancipación de la conciencia humana y de la libertad.

En este mitin, como en todos loe anterioretl, las mayo­res explosiones ae entusiasmo se producían cuando los

(1)' Yéase EL Afio POLÍTICO 1608: El bloque liberal, varias pá­ginas.

SOLDBVtliLA.—8L A S O POLÍTICO

oradores atacaban la ley de Administración local y, sobre todo, lo relativo á las mancomunidades.

Viaje de I f oret.—Conferencia importante con Montero Ríos.—Acoiqpañádo de su familia, marchó en esta fecha, al Mediodía de Francia, k Biarritz, el Jefe del partido liberal.

Acudieron á despedirle gran número de sus amigos y oorreligionarioa.

El iSr. Moret pensaba no regresar hasta la víspera de reanudarse las sesiones de Cortes, reapertura que estaba señalada para el día 10 del propio mes.

Antes de partir, celebró una importante conferencia con el Sr. Montero Rios, en la cual éste le hizo saber que era terminantemente opuesto á la aprobación del proyec­to de Administración local, por creerle atentatorio á, la unidad de la Patria. Que no baria obstrucción ¿dicho proyecto en el Senado, por no desautorizar, resultando en contradicción con ellos, al Jefe del partido y ¿ la mino­ría liberal del Congreso, que no combatían el proyecto tan rudamente como él (el Sr. Montero) oreía que se de­bía combatir; pero que si quería el Sr. Moret, podían am­bos á la vez, en las respectivas Cámaras, declarar que no aplicarían la ley cuando el partido liberal fuera Poder.

Bespeoto al bloque ó unión de las izquierdas, mani­festó también el Sr. Montero al Sr. Moret, que era abso­lutamente opuesto á ese movimiento, que creía perturba­dor y perjudicial al partido liberal y á la Monarquía, y que de seguir por ese camino, él no orearía dificultades al partido ni & su Jefe, pero se retiraría á su casa y no se mezclaría en estos asuntos, aconsejándole, rogándole,' mejor dicho, que pensase en ellos durante el tiempo que durase su viaje, á fin de que le diese una contestación á su regreso.

DÍA 2.—Los sooialistas y el bloque liberal.— Pablo Iglesias, el jefe socialista que tan gran apoyo pres­tó á la campaña contra la ley del Terrorismo con su im­portantísimo discurso, se puso en esta ocasión en contra del bloque.

En esta fecha dio en la Casa del Pueblo una conferen-

BNBRO OS 1909 3

cía sobre este asunto, en lá'cual, despnés de hacer constar el fracaso la política financiera de Osma, de la ley del Terrorismo, la del proyooto de Administración local, la derrota de la Solidaridad, dijo:

uQuizá Maura esté en el Poder contra su voluntad, ya que con aquellas derrotas ha debido sufrir su amor propio.»

Opinó que para nada hacia falta el bloque, pues bastaba con que hubiese verdadera oposición en el Parlamento.

Citó numerosos hechos, en que, á su juicio, los libera­les habían defraudado la opinión, no cumpliendo lo pro­metido y dijo:

ttSi el partido liberal, cuando llegue *al Poder, prac­tica lo que ha predicado, los partidos.radicales que no en­tren en el bloque lo verán con gusto. Pero hacen falta hechos, porque las palabras están ya muy desacreditadas.»

El discurso, que constituyó realmente el proceso, la disección del bloque, fué muy comentado y causó sensa­ción.

IMO» Seáadores • i t a l l d o s . — E n esta fecha fueron firmados los siguientes nombramientos de Senadores vita­licios.

Conservadores: Sres. General Ferrándiz, DíazCobe-fia. General La Cerda, Marqués de Mochales, Alvarez Guijarro, Monegal, Bonet Colón, Díaz Cordovés y Mar­qués de Ivanrey. -

Independiente: D. Torcuato Luca de Tena. Liberales: Sres. Conde de Bodas, López Muñoz, Fer­

nández Caro, Amblard (D. A.), Collazo y Gil, Gimeno (D. Amallo), General Ooncas, General Luque, Diaz Alva­rez y Duque de Baena.

La combinación, como todas ellas, fué origen de mu­chos comentarios.

Fué muy celebrado y aplaudido el del Sr. Luca de Tena, que tanto ha hecho por la cultura nacional con sus grandes empresas periodísticas y editoriales.

SOLDEVILLA.—BL AÑO POLÍTICO

D Í A 3.—El bloque liberal.—Mitin en Sego-• l a . — E D esta feoha celebraron los elementos libsrales, demócratas y republicanos, an mitin de unión de las iz­quierdas en Segovia.

Pronunciaron sendos discursos los Sres. Pedrazaela, antiguo Director general de los Registros, conservador; D. Lope La Galle, demócrata; D. Crisanto Berrocal, re­publicano; D. Higinio Arribas, Diputado provincial libe­ral; D. Luis Carretero, Concejal republicano; D. "Wen­ceslao Delgado, Diputado & Cortes, liberal; D. Eulogio Martin Higuera, antiguo Alcalde liberal; D. Félix Gila, médico notable, y D. Manuel Torre-Quiza, ex Senador por la provincia. Todos estos oradores eran de Segovia; de Madrid hablaron los Sres. Aguilera y Arjona; Comen-ge, notable periodista y ex Q-obernador; Romero, perio­dista y Diputado republicano; el Director del Heraldo de Madrid, Sr. Francos Rodríguez, que pronunció un discur­so muy notable, y el Sr. Alvarez (D. Melquíades), el oaal dijo en su eloonentisimo discurso, entre otras cosas, lo si­guiente:

DKCLASACIOKBS DB ALVABBZ.—uYo declaro con seguri­dad absoluta que Moret hará honor en el Gobierno 4 los compromisos de Zaragoza, porque sobre prestar un gran servicio á la Patria, es la única manera de legar su nom­bre á la posteridad, enaltecido por el amor del pueblo.

nSi faltara á sus compromisos, la opinión se volverla. contra él, arrojándole del Poder, le execrarla luego, y entre gozar del oanfio de los ciudadanos ó ser victima de la maldición del país, no cabe elegir para hombres de ta­lento oomo Moret. Hasca el egoísmo le obliga á uo ser per­juro, á no ofender los sentimientos liberales de España. Esto aparte de que todos nosotros no permitiremos qtie usurpe el Poder, á titulo de liberal, quien no realice el programa. Impediremos que se asiente la pereza en los bancos ministeriales.Esta es la garantía." {Gran ovación).

El ex Ministro Sr. Suárez Inolán dijo lo siguiente:

u£3 Jefe actual del partido conservador dirige las fuerzas de las derechas, animándolas con su palabra; he-

SNBRO DK 1909 5

mos retrocedido, porque no se respetan las conquistas de la libertad, que tenemos que volver á ganar, mientras debiera ser la única obligación de los gobernantes, garan­tidos para siempre los derechos de los ciudadanos, ade -lantar en el camino del progreso que nos separa de los pueblos cal tos. n

Los oradores fueron muy aplaudidos y obsequiados con un espléndido banquete.

Día 5.—La onoitldn de Marruecos.—Beoono-oimiento de Muley-Hafld.—Desde el día del destro­namiento del Saltan Abd-el-Azis (1) hasta la fecha du­raron las negociaciones en Europa para el reconocimiento del nuevo Sultán Muley-Hafíd, hermano del anterior.

La Nota diplomática, que fué entregada en Tánger á los delegados del Saltan, deoia así:

«Los Gobiernos firmantes del Acta de Algeciras han recibido la carta fecha 4 del Kaada de 1326, que Muley-Hafid les envió por conducto del Decano del Cuerpo di­plomático en Tánger, en respuesta á la comunicación de 18 de Noviembre.

nLos Gobiernos de los países representados en Ma' rruecos han acogido con satisfacción esta respuesta. En ella han vista la prueba de que las explicaciones que for­mularon en su Nota de 16 de Noviembre, en interés mis­mo de las relaciones de amistad y de oonñaaia que desean mantener con la autoridad soberana del Imperio jerifíano, responden exactamente al pensamiento de Muley-Hañd.

nPor lo tanto, las Potencias firmautea del Acta de Al­geciras han decidido reconocer á S. M. Muley-Hafid como Sultán legitimo de Marruecos, y han encargado al Deca­no del Cuerpo diplomático de Tánger notifique este reco­nocimiento al representante de S. M. el Sultán en esta ciudad.»

Los delegados del Sultán salieron de Tánger para en­tregarle esta Nota de reconocimiento.

(1) Véase EL A«o POLÍTICO 1908,

6 SOLDBVn.liA.—BI. ASO POLÍTICO

Francia y España acordaron enviar, para la ratifica­ción, Embajadas extraordinarias á Fez.

D Í A 10.—El bloque liberal.—Kitiu en Bada­joz.—Celebróse en-esta fecha un mitin de alianza de las izquierdas, en Badajoz, siendo este acto uno de los más importantes déla campaña empezada el año anterior, no sólo por las personas qae en él tomaron parte, sino tam­bién por las radicales declaraciones que alguna de ellas hizo.

Para organizar él aoio se luchó con grandes diñoulta-á&B, pues no todos los elementos que habían de integrarle querían concurrir á él; pero fueron vencidas por loa e í -fuerzoB y la influencia del Diputado D. Casimiro Lopo, que satisfizo de este modo los deseos y las órdenes del propio Sr. Moret.

Comenzado el acto con un discurso de presentación, pronunciado por el Sr. Lopo, hablaron los Síes. Victorio (obrero de Zafra, únioo republicano que, aparte do Don Melquíades Alvarez, tomó parte en el mitin); Barcia, Justo y t3-roizird (D. Carlos), que pronunció un notable discurso de gran espíritu liberal, en el cual dijo:

"La orientación del discurso del Sr. Moret marca dos puntos capitales: la reivindicación de la supremacía del Poder civil y la libertad de conciencia. Y ambas cuestio­nes ni son novedades ni tienen que ocasionar profundas revoluciones.*^-

"Con perseverar con más celo que hasta aquí en aque­lla política tradicional de nuestra Monarquía, ya inicia­da en el siglo zv, y que constituye la defensa de las rega­lías de la Corona, tendremos contejiida la invasión cleri­cal en todas las esferas.n {Grandes aplausos.)

Siguieron á éste, el Sr. Fernández Blanco, ex Dipu­tado demócrata (canalejista), que se expresó con gran ar­dimiento en pro del bloque para combatir la reacción; y el Sr. Moróte, constante orador para todos los mitins, que pronunció un discurso lleno de erudición y muy enérgico. Siguió á éste el Sr. Muñoz Chaves, Diputado liberal que había hecho en el Congreso brillante campaña impug-

KirSRO DK 1909

nando el proyecto de Administración local, y que aqaí pronunció un notabilísimo discurso; D. Luis Armiñán, brillante orador y notable escritor, ex Subsecretario del Ministerio de la Gobernación en el Gabinete López Do • minguez, que pronunció ua elocuente discurso diciendo:

uDos siglos de retraso y tres guerras civiles nos ha costado el sentido intolerante y fanático, que aquí se em­peñan muchos que sea norma de la política en las alturas.

«Contra ese sentido se ha creado el bloque, conjun­ción ó alianza liberal, que se propone revivir la política de Garlos I I I , cuya síntesis hizo Macanaz cuando, diri­giéndose al Bey, le dijo que uestando la religión en don­de debe, estará gobernada la Monarquía como merece.»

Habló después, con su vehemencia acostumbrada y su tribnniciA elocuencia, O. Melquíades A!varez, el cual dijo:

DBCLABAOIONBB DE ALVABKZ.— "Voy á condensar mi pensamiento respecto al bloque, cuya base necesaria es una labor seria para lograr el Poder social.

»E1 ciudadano español, ante todo, es subdito de Espa­ña, no de Boma, á la que entrega su vida espiritual mer­ced á los cánones de la Iglesia.

nSe dice que patrooinanios .una política impía, enemi­ga de Dios, destructora dé los sentimientos religiosos. A eso contestamos que lo que queremos es que no haya más autoridad soberana que el Poder civil, l^n ninguna repú­blica teocrática ocurre hoy lo que realizó aquí el Obispo de Tuy, anatematizando y rebelándose contra el Gubier-no y contra las leyes civiles. £s preciso que el Poder que garantice 1& libertad sea soberano independiente.

nNeoesitase mucha paciencia para realizar la labor de laal ianzi . Ferry nos dice que la obra civilizadora de Francia se vio comprometida por las exagera3Íones de los revolucionarios. Pero el pueblo no debe sentir impacien­cia; nadie retrocederá; si alguien retrocediera, ios demás continoariamos nuestro camino. Sapa el Ii«¡/que sólo ea nwndtUario di la opinión, que ti no la atienfle y ti tntrtgt 6¿ Gobierno ágent» intidiota, voiotroi agitaréit la plata pú'

8 80tD1í7TlhÁ.—n Alto POIÍTICO

hlica, nosotroi el Parlamento y no habrá un momento de tranquilidad para los que busquen el Poder á li nombra. (Aplausos.)

nY termino oon eatas palabras: Deoíd al Bey que si no se reconocen las legitimas aspiraciones de los oiadadanos conscientes, de los patriotas sinceros, puede desatarse el desbordado torrente revolueionnrio para dominar, vencer y destruir todo género de obstáculos que se opongan á esta oampafia redeotora.» (Grandes y repetidos aplausos.)

£1 público, puesto en pie, aclamó al orador largo rato. Sígaidle en el uso de la palabra D. Amallo Gimeno,

ez Ministro de Instracción pública, qne hizo nn discurso elocuente, lleno de buen sentido, atenuando en parte lo expuesto por el Sr. Alvarez.

Justificó la alianza de los liberales y demócratas con los republicanos para los fines de realizar el programa de Zaragoza, elocuentemente expuesto por el Sr. Moret. No se explicaba que hubiera quien lo interpretase mal ó <] uien tratase de aprovecharse de ello para intentar ma­lignamente colocar á los liberales monirqoioos en falsa posición ante altos poderes.

aprovechó este instante de su disoorso p^ra hacer ca­luroso y acabado elogio del Bey, abierto siempre á gene­rosas iniciativas.

Por último, habló el ex Ministro Sr. G-asset, diciendo lo siguiente:

• uTres magnos^rrores integran la obra política del ac­

tual G-obierno: en lo religioso, en lo politioo y en lu' eco­nómico; pues bien, frente á tamaños errore«, el partido liberal consigna tres afirmaciones categóricas cuya reali­zación depende no más q.ue del apoyo de la opinión públi­ca y de la comunicación del gobernante oon el ciudadano.

"Estas afirmaciones son: "Un dique á la invasión de Ordenes religiosas^ nna

amplia descentralización que se realice sin quebranto de los vínculos de unidad de la Patria, sin la que no se po­drá conseguir el resurgimiento nacional, y en cuanto á la cuestión financiera, los liberales estiman base indes-truot.U)le mantener la nivelación de los presupuestos, de-

BNKRO DE 1909 9

dioando todos los reoaraos qae sea posible 4 la oaltara de los eafcendímientos y al fameato del trabajo.»

Todos faeron muy aplaudidos.

IMpes Domlnffnes y el «blogaen.—i.parte el se­ñor Montero Bios, que deale aa prinaipio se mostró frau-00 y enérgico adversario de la campa&a del bloj%6, había numerosos é importantes elementos libaralet que sin ha­berse declarado decididos adversarios de este moví mien­to, sentiau, respecto de él, mis ó menos jastiñoados rece­los, que no se atrevían ¿ manifestar, por no aparecer en disidencia con el Jefe del partido.

La declaración relativa al Bey, hecha por el Sr. Alva-rez en algunos mitins, no había agradado á muehos elementos liberales que, sinceramente monárquicos, en­tendían que dichas deolaraciones tenían un aspecto de amenaza; y como políticos, creían que con ellas más se alejaba que se acercaba al Poder el partido liberal.

Entre los elementos principales que mantenían esta aetitud, se encontraba el General López Domíagaez, el cual, nos consta que, ante varias personas de su confian­za, censuraba la marcha de este movimiento en lo refe­rente á determinados discursos.

Los periódicos defensoi^s del bloque negaban esta ac­titud del Oeneral, por eso se leyeron con interés las si­guientes declaraciones suyas, neohas á un redactor del periódico El Correo, que la&' publicó:

«Para nadie es un misterio que ya expresé mis simpa­tías al Sr. Moret por el programa que expuso en su dis­curso de Zaragoza. Al conferenciar conmigo elSr. Moret quedó establecido entre nosotros, si no ana conjunción, un contacto, al menos, en varios pantos de vista.

*iYo consideraba j considero necesario un resurgi­miento de la Espafia liberal contra la ola negra del oleri-oalismo.

»JJ08 procedimientos que ha empleado el Sr. Moret, ¿son los apropiados para conseguirlo?

nTengo qae reservar mi opinión, para no entorpecer la obra emprendida por el Jefe del partido libiral. L%

1 0 SOLDEVriXA.—BL AÍO POLÍTICO

lealtad asi me lo exige, y al ñaal de la jornada tendré ocasión de aplaudir ó censurar al Sr. Moret por los pro­cedimientos ó por el resultado.

nNo he tomado parte activa en la campaña. Cuando han venido algunos amigos á consultarme sí debían acu­dir ó n o á l ^ mitinea organizados, no he puasto ínoonve-niente en e^(^, ni tampoco lea he instado para qne se aso­cien á esita obra. Yo debo dejar las responsabilidades al Sr. Moret.n

b l A 11.—Reapertura de las Cortes.—Discur­so de GuUón.—Terminadas las vacaciones de Navidad, las Cámaras reanudaron sus tareas, continuando en am­bas la discusión de Administración local.

: En el Senado, el Sr. Qullón (D. Pío) consumió el se­gando turno en contra de la totalidad del proyecto.

Trató de las mancomunidades, y declaró qne lo legis­lado por el Sr. Maura acerca de este asunto no revestía novedad alguna.

D ^ Juego que.^l proyecto no era necesario ni con ve­niente,.' V . . , . , , .,

"El Gobierno—afiadió—tal vez trajo esta ley de acuerdo con los representantes de una región, que, según se deoia, deseaban entrañablemente su aprobación; suce­sos posteriores ocurridos en esa región han testimoniado evidentemente que aquellos anhelos eran ana invención,, una fantasía.)» • ' • '

Diputado que renuncia.—El Diputado conserva­dor D. Eugenio Silvela envió al Congreso la renuncia de su acta por el distrito de Fregenal, que venia represen­tando. De ello se dio cuenta en. aquella Cámara. El acto fué muy comentado, por ser el Sr. Silvela un oonservador antiguo y de mérito.

DtA12.—Administración local.—Discurso de Sdncliez de Toca.—El ex Ministro y' ex Alcalde de Madrid, desde que forzadamente dejó este cargo (en el cual prestó grandes servicios á la población), se hallaba un tanto distanciado.del Gobierno y un ouanto frío y mo-leoto oon el Sr. Maura.

•NXRO DI 1909 11

FOT eso, teniendo en oaenta esta sitaaoióa y conocien­do el ingenio cáustico y mordaz oratoria del Sr. Sánchez de Toca, la gente política esperaba con algo más que cu­riosidad su anunciado discurso.

En esta fecha habló para alusiones, y su inberveaoión en el debate fué importante, pues, oomo puede verse en el texto del discurso, á pretexto de defender el proyecto y al Gobierno, criticó y censuró duramente uno y otro.

Trató de los comienzos de la discusión del proyecto y aludió á la Solidaridad, diciendo que era üaotor pai'la-mentario nuevo, que pudiera caliñcarse de perturbador, que hizo su presentación en las últimas eleooione? gene • rales con un programa revolucionario, que á todos puso en temerosa expectación.

uLa Solidaridad vino ¿ prestar buenos servicios ¿ este proyecto de Administración local, aunque también le prestó otros deservicios.»

Dijo luego que si en Cataluña se había levántalo el partido solidario, fué en virtud de un favor indireato é injustificado que se le prestó con esta forma de gobernar.

«En las últimas elecciones—añadió—r, no se ha eleva­do el cuerpo electoral más del 30 por 100, y no obstante, algunas candidaturas han alcanzado de 40 á ÓO.OOO votos.

nEsto obedece á que allí había alguien que, ^in tener autoridad, ha hecho lo que él ha querido.

»Si el partido conservador quiere sátrapas electorales, tiene cuarenta mil individuos dispoaiblea; pero oareoid) cuarenta y nueve Gobernadores. ¿Los teadrá el pirtido liberal?»

Trató luego de los Q-obiernos regionales y racjrdóqaa en ningún proyecto primitivo se hablaba de regionalismo.

El discurao fué muy comentado.

DÍA 13 .^ Administración local.—Dlsoario de Ar ias de Miranda.—Qn el Senado, el Sr. Ariii de Miranda oonsumió el cuarto turuo ea oontra de U totali­dad del proyecto.

1 2 SOLDBTIIXA.—SL AÍTO ,POLÍTICO

Declaró qae el proyecto qae se disoatia habia de ser completameQte inútil.

Y entendía que era peligroso, en virtud de la creación de las manoomtmidades, pues si al formarse éstas no pre­sentaban peligro alguno, podían ofrecerle luego.

Le contestó el Sr. Marqués de Ibarra negando los peli­gros de que hablaba el Sr. Arias de Miranda.

D Í A 14.—La Alcaldía de Barcelona.—Inter­pelación Bnrell.—-Se daba hacia mucho tiempo el caso anómalo de que la ciudad de Barcelona se hallaba sin A'.~ caUe propietario; siempre desempeñada por interinos.

£1 Sr. Burell interpeló al Gobierno acerca de este asunto. '

«Encuentro en esto—dijo—una visible informalidad legal, y además un perjuicio para los intereses monárqui­cos y una dejación de los deberes de Gobierno.

"¿Cuáles son las consideraciones que ha tenido el Go­bierno para no nombrar Alcalde en propiedad?

ii¿Es que no hay persona ninguna á quien nombrar en Barcelona?»

El Ministro de la Gobernación contestó que nada te­nía que censurar en la gestión del Alcalde interino; que las necesidades de Barcelona estaban cubiertas, que la ley no ooQoede plazo ninguno, y que el Gobierno no ha­bía tenido por conveniente proveer la plaza en propiedad, reservándose otras razones.

La discusión fué interesante.

D Í A 16.—Xey de Admlnls trac ldn local.—Oi«-c u n o de l e p e s MnfiOJ;.—En el Senado, el Sr. López Muñoz consumió el sexto turno en contra.

u Ecteproyecto—dijo—sólo es un problema para deter-minadcs elementos de Cataluña, puesto que mirandoá Ca­taluña se hizo; por lo contrario, la indiferencia es el úni­co comentario que encuentra en el resto de España.

«Este proyecto vulnera la Constitución del Estado, por cuanto establece dos órganos integrales más, las manco-

SMBKO OB 1909 13

munidades y las religiosas, sobre los oaatro que única­mente reconoce la Constitución: el Estado, la Provincia, el Municipio y el individao.n.

Le contestó el Sr. Torner, de la Comisión, en un buen discurso.

El ferrocarril • a soooas te l l ano . ' - El Sr. Ñon­gues explanó en el Congreso su anunciada interpelación sobre el ferrocarril que habla de explotar la Sociedad Yasco-Castcllana, para demostrar que con garantías ima­ginarias se habían cometido irregularidades, sacando el dinero á numerosas víctimas infelices.

El Ministro de Gracia y Justicia contestó que no po­día entrar en el fondo del asunto; pero que con hechos, más que con palabras, procuraría demostrar que tenia en cuenta las denuncias del Sr. Ñongues, y en las cuales en­tendían los Fiscales de varias provincias.

S o m a n o n e a y el ubloque».—Comentábase mucho la actitud que respecto al bloque liberal observaba el se­ñor Conde de Bomanones y se hacían cálculos de ai asis­tiría ó no asistiría al mitin que se celebrara en Cuenca, y lo que diría en el referido acto.

El Sr. Conde hizo la deolarapión siguiente:

uTo estoy en el bloque siempre que el bloque sea fa­vorable á la Monarquía, al partido liberal y al Sr. Moret. En todo cuanto sea contrario á estos tres pantos, yo es­toy y estaré contra el bloque.

"Esta es mi representación, y esta será mi actitud en el mitin de Cuenca, v e n consonancia con ella me expre* saré en dicho acto político, n •

D Í A 1 6 . - 1 ^ 7 de Admlnietraoltfn looal.—Dls-onrso de Alonso CaatzlUo.—En el Senado, el señor Alonso Castrillo consumió él séptimo turno en oontra de la totalidad del proyecto.

Empezó diciendo que te pretendía justificar la presen­tación de este proyecto de ley, afirmando que los pueblos claman oontra la ley de 1877, y esto no es exacto, porque

1 4 SOLDBVILLA.—BL AÑO POLÍTICO

los pueblos olaman, si, pero no contra esta ley, sino con­tra las instrucciones de contribuciones, que no son leyes sino meros reglamentos; contra las Comisiones provincia­les, que son el terreno más propicio para el florecimiento de la arbitrariedad administrativa.

Atacó luego el proyecto, por considerar que desde su principio hasta el ñnal vulnera la Constitución del Esta­do. Y que esto es cierto lo prueba el art. 5.", en el que se establece el absurdo principio de que las Audiencias pro­vinciales pueden intervenir en cuestiones de gobierno ex­clusivamente.

Hizo un discurso muy notable. Le contestó el Sr. Montejo, de la Comisión, también

en un discurso muy interesante y lleno de doctrina.

DÍA 17. —XI u bloque n liberal. — Mitins en Cuenca y Ciudad Real.—Dos mitins de propaganda del bloque se celebraron en este día, de verdadera impor­tancia por los oradores que en ellos tomaron parte, y ade­más, porque hablan de aclarar actitudes de determinados elementos á quienes se consideraba poco entusiasmados en esta evolución política: los Sres. Conde de Bomanones y General López D.ominguez.

CuBKOA.—Hicieron usó de la palabra en este mitin los sefiores Lumbreras, Redondo (D. Ladislao), Vidal y Bnen-dia; González, Garrido, republicanos de Cuenca; D. Ma­riano Miguel de Yal, Joven periodista madrileño; el se­ñor Romero Girón y el fogoso autor dramático D. Joaquín Dicenta, que pronunció un elocuente discurso de tonos radicales, y D. Alfredo Vicenti, Director de El Liberal, quien en un discurso «auy notable, dijo:

«Contra el predominio clerical marchamos, no por odio, EÍ£0 para que nos deje en paz. Ni los radicalismos, más exaltados han pretendido nunca estorbar á nadie en sus creencias y prácticas religiosas. Quieren tan sólo que los partidarios de la religión dominante cesen de vejar y de explotar á los que la tienen distinta y á los que no tienea ningún^.»

BNBtlO DB 1909 16

Después habló elSr. Gómez de la Serna, ex Director general de Registros, y su discurso, además de por su verdadero mérito, tuvo importancia, porque conenzó di­ciendo:

«En nombre de López Domínguez y Canalejas, que me han conferido su honrosísima representación, en nombre de los demócratas, yo os saludo, liberales oouqueases, con toda la efusión de mi alma y oon toda la fe, que qaiero compartir con vosotros, en la grandiosa alianza de los liberales espionóles.»

Y luego añadió:

uEn estos mitins de propaganda hay que separar fan-damentalmente dos cosas, que los adversarios confunden insidiosamente: las afirmaciones referentes al programa de Zaragoza y & su conformidad con él de liberales, re­publicanos y obreros, único compromiso del bloque; y esas otras añrmaoiones, de la exclusiva responsabilidad de cada orador, ségdn su temperamento y agrupación, el can­to á sus propios ideales, sus ardorosos eutasiasmoe, de los que nadie de nosotros hace solidario al bloque, ñipara hoy ni para mañana.

"Libertad absoluta de conciencia, independencia ab. soluta del Poder civil, derecho absoluto del Estado á su enseñanza, reconocimiento absoluto' del derecho obrero-Estás son las cuatro columnas fundamental es del bloque.»

Como se ve, estas declaraciones eran muy previsoras y prudentes.

usó, después, de la palabra el Diputado á Cortes señor Pórtela, en el cual se daba la circunstancia de que siendo intimo amigo particular y político del Sr. García Prieto, dejó.esta amistad por lanzarse de lleno en las campañas del bloque, que aquél, lo misino que el Sr. Montero Ríos, no aprobaba.

Habló después el Senador Sr. Pulido (D. Ángel), pro­nunciando un elocuentísimo discurso, en el cual dijo:

kEspaña es una de las naciones más necesitadas de una educación cívica, porque sus guerras de reconquista y oi-

16 SOLDÉVllLA.—ÍL ASO POLtTICO

viles y sus luohas contra la reacción y los fanatismos han servido para crear revolucionarios, pero no han logrado formar todavía verdaderos ciudadanos impuestos en las prácticas de un pueblo verdaderamente adelantado y due­ño de sí mismo.»

Por último, habló el Sr. Conde de Bomanones, cuyo discurso era esperado con gran interés, y en el cual dijo lo siguiente:

DKOLÁBAOIOMRS DK BOUANUNKS.—«Oposición resuelta de las fuerzas liberales frente á la alianza tácita de los que en la derecha de la política española quieren una victoria sin tiros, de aquella causa que cayó vencida por los glo> riosos esfuerzos del Ejército de España. El bloque es esto y sólo esto. La alianza liberal, para usar la frase que me­jor define este propósito político que realizamos, 8ig~ nifica acción común de todas las fuerzas de la izquierda, para evitar el riesgo que evidentemente corren los prin­cipios liberales incorporados á nuestras leyes.

iiMás que de lucha para la conquista de algo nuevo, se trata de combate enérgico para no perder lo ya ganado.

nCuantos con tesón cada vez más firme mantenemos la fe monárquica, con evidente provecho para la causa libe­ral, contamos con el concurso moral de las fuerzas repu­blicanas, que nos secundan en esta obra de salvación para la izquierda. Es loable la conducta de estos republicanos que noble, leal y desinteresadamente nos brindan su con> curso, que se debe agradecer, como la causa lo exige, sien­do fieles á los principios democráticos, manteniéndolos con firmeza y dando a la Monarquía española aquel es­plendor que en Inglaterra é Italia no s/ilo hace compati­bles con las instituciones tradicionales los progresos poli-ticos, sino que les da mayor eficacia en cuanto les hace duraderos y firme; pero es preciso hablar con gran clari­dad, para que nadie se llame á engaño en el mañana: para no encontrar obstáculos en parte alguna al realizar una honda transformación de la sociedad española, que eso es lo que significa la orientación del discurso de Zaragoza, es necesario no sólo tiempo, sino un instrumento de go­bierno poderoso y homogéneo, un partido de anchísima

BNBBO DB 1909 17

base, una cooperación decidida de todas las fuerzas afíaes, una confianza ciega en el Jefe. Sin eso, no sólo no se po­drá alcanzar el éxito en esas conquistas liberales, pero ni siquiera podrán intentarse. Todos así habréis de compren­derlo: con ejércitos menguados no se conquistan los con­tinentes, ni se acomete á fieras, ni se intenta quitarles sa presa con cañas y con plumas."

El discurso fué muy aplaudido.

CIUDAD BKAL.—Usaron de la palabra en este acto, los señores Martínez, ateneísta; Plaza, ex Gobernador de­mócrata; Arredondo, Abogado; Almagro, Itivas Mateos y D. Melquíades Alvarez, cuyo elocuentísimo discurso fué acogido con grandes aplausos.

DBOÍ.ABACIONES DK A1.TABEZ.—uSe repite la cantinela imbécil de los fanáticos de que no hay problema clerical; se añade qne se promete una política jacobina mortiñca-dora de las creencias religiosas, y algunos conserradores y otros que se titulan liberales aseguran que nuestra pro­paganda perjudica á la Monarquía y favorece los intere­ses de los revolucionarlos.

»No me explico que la insensatez de nuestros enemi­gos llegue á desconocer la realidad. Hay que re30ger los hechos menudos, prescindiendo del hecho abstracto, ya que éste no se puede llevar á todas partes. El juramento prestado por el Rey en Barcelona, negando su sanción & las leyes que modifiquen lo concordado con Roma, sería tanto como negar alas Cortes su autoridad soberana.

«Con semejante juramento, anticonstitucional y ana* crónico, se puede colocar al Bey en la peligrosa alterna­tiva de ser perjuro á su Dios, ó de ser perjuro ¿las Cor­tes, rebelde á su deberes; perjurio y rebeldía que siempre daña la majestad de la realeza, concitando oontra ella unafi veces el fanatismo de los creyentes y otras la obra de un pueblo qne vive con la ilusión de que su voluntad debe ser ejecutada siempre por los altos Poderes.

"Por consiguiente, debo deciros que si la Monarquía es lo que debe ser, lo que vosotros (dirigiéndose al señor Qasset) decís qae es, y acepta con entusiasmo todas las

2

1 8 ' SOLDKTII,LA.—EL AÑO POLÍTICO

ideas liberales y progresivas, que honran de consuno al Monarca y al pueblo, este movimiento no puede dañarla, al contrario, la circundará de un ambiente de simpatía, en el cual podrá adquir toda la consistencia de las Monar­quías democráticas y progresivas; pero también os decla­ro que si la Monarquíi no es asi, que si la Monarquía re­chaza estas aspiraciones y estos anhelos del pueblo, este movimiento servirá para demostrar su inoorapatibilidad con los ideales y con los deberes de la vida moderna.

"Thiers dijo un dia á los republicanos: uLa República será conservadora, ó no será." Yo os digo á vosotros (se­ñalando á los elementos liberales): La Monarquía españo­la será liberal, ó no será. (Varias voces: ¡Bravo!) Si se obs­tina en no serlo, la historia de ella tendrá contados los días.»

Habló después el ex Ministro Sr. Gasset, y después de hacer una tremenda oritioa da la política de la derecha y de afirmar que el Bey no seria obstáculo para ningún pro­greso, dijo:

uEl Sr. Moret, en su discurso de Zaragoza, ofreció las orientaciones de la nueva campaña. Con arreglo á ellas, el partido liberal, frente al problema del clericalismo, reintegrará al Poder civil cuantas funciones le son pro­pias, vedando ingerencias del clero y desarrollos excesi­vos de comunidades incompatibles con la vida moderna.»

Todos los oradores fueron muy aplaudidos y obse­quiados.

DÍA 18. - Tratados comerciales.—Interpela-ción Navarro Reverter.—Este inteligente ex Minis­tro de Hacienda explanó en el Senfldo una interpelación sobre tratados de comercio, en la cual dijo que reciente­mente se había hecho un Convenio de comercio entre Portugal y el Imperio alemán, y tenia que hacer al Mi­nistro de Estado, con este motivo, dos preguntas: la pr i ­mera, para saber si el referido Convenio comercial perju­dicaba ó no los intereses mercantiles de España; la segunda pregunta se refería á los nuevos aranceles que estaban formándose en la vecina Bepúblioa, y era para

BNBRO DB 1909 19

saber si estos aranceles perjudicaban ó nó los intereses do la producción española.

El Ministro de Estado reconoció la importancia trans­cendental de las cuestiones tratadas por el Sr. Navarro Reverter, y manifestó que nada podía decir aoeroa del asunto, por desconocer el texto del Tratado, que aún no se había hecho público.

El Sr. Navarro Reverter no se conformó con la contes­tación dada por el Ministro de Estado.

Expuso, al efecto, todos loa antecedentes de la cues­tión, señalando el estado de las relaciones entre Portugal y Alemania.

El debate fué interesante.

D Í A 19.--Ley de Administración local.—Dis­curso de Maestre.—Consumió el octavo tamo en con­tra, pronunciando un discurso verdaderamente notabilí­simo, el Sr. Maestre.

La crítica que del proyecto hizo fué detenidísima y reveladora de un estudio por demás acabado. El alarde del conocimiento de las organizaciones regionales en los demás países produjo asombro general.

Las observaciones que hizo á la ley pueden clasificar­se en cinco grupos de cuestiones. Son á saber: primero, cómo ha sido negado en este proyecto el pensamiento del Gobierno; segundo, cómo debe ser la ley Municipal de España; tercero, del voto corporativo; cuarto, de las man­comunidades, y quinto, de la Hacienda municipal.

Todos los trató admirablemente. El día siguiente continuó su discurso. Estudió el orador detenida y concienzudamente el

proyecto, deduciendo de su lectura que en todo él se man­tiene la tendencia á mermar la soberanía del Estado y las facultades del Poder en lo que se relacíoaa coa las fun­ciones que corresponden á las Diputaciones provinciales, y esto respondiendo á exigencias del programa mínimo del Tívoli, pues nada análogo figuraba en el proyecto pre­sentado y defendido por el Sr. Maura en 1903.

"El Sr. Presidente de! Consejo—dijo—obedece en esto á sugestiones del catalanismo de la derecha, afín á Jas

aO SOLDBVILLA. —KL AÑO POLÍTICO

soluciones del carlismo, que patrocina oon su cuenta y razón las mancomunidades provinciales."

DÍA, 21.—Moret Montero Ríos.—En esta fecha, de'regreso ya el ¡ár. Moret, celebraron una conferencia los dos prohombres liberales.

Después de las manifestaciones de duelo que hizo el Sr. Montero Ríos, por la terrible desgracia que siifría el Jefe del partido liberal con la pérdida de su digna esposa, se habló de loa problemas políticos pendientes.

El Sr. Montero Bíos hizo un relato minucioso de los sucesos ocurridos desde que se suspendieron las sesiones de Cortes, antes de la vacación de Pascua, insistiendo nuevamente en que, según le había expuesto antes de marcharse á Biarritz, debía suspenderse la campaña de mítines del bloque, y, en cambio, combatir con energía hasta imposibilitar la aprobación de la ley de Adminis -tración local, repitiendo el Sr. Montero que si así no se hacía, él no orearía obstáculos al Sr. Moret, ni á la mar­cha de su partido; pero, respecto de estas dos cuestiones, se consideraba totalmente alejado de la vida política.

DÍA 22.—Pola vieja y la Vasco-Castellana.—En la sesión del Senado se defendió el General Polavieja de los ataques que el día anterior le habían dirigido en el Congreso por su intervención en los asuntos de la Socie­dad Vasco-Castellana.

Bechazó con energía las inculpaciones que se le habían dirigido en el Congreso, y pidió al Ministro de Gracia y Justicia que abriera un sumario, por medio del Fiscal, á fin de dilucidar la cuestión.

Agregó que todo el mundo sabia que carecía de for­tuna personal; lo que no dejaba de ser una garantía de su honradez.

uLo único que legaré á mis hijos—dijo—será la po­breza."

El Sr. Ministro de Gracia y Justicia le contestó que con mucho gusto excitaría el celo del Ministerio fiscal, como pedía el Sr. Polavieja, á quien advirtió que el Fis-

BNEKO DX 1909 21

cal de Bilbao había inioiado ya un sumario i instanoias del Fiscal del Tribunal Supremo.

Ley de Administración local.—Dlscnrso de Santamaría de Paredes.—Esfce dooto Catedrático y ex Ministro consumió el noveno turno en contra de la to­talidad.

Empezó ocupándose de lo que ea el Municipio en las escuelas liberal y democrática, y comparó la organización municipal de la antigua ley con la de la ley que se dis­cutía.

Dijo que la cuestión del voto corporativo estaba mal llamada así, puesto que ni todas las Corporaciones votan, ni todas las que votan tienen representación.

Estimó como el más grave defecto de la ley la desapa­rición de las Juntas municipales, las cuales dejaban á salvo nuestras tradiciones de representación social y re­solvían un problema importantísimo, el de la aprobación de los presupuestos.

En último término, opinó que podía suprimirse el sor­teo, sustituyéndole por la elección; pero conservando siempre la Junta municipal de asociados.

Quedó en el uso de la palabra.

Estadística monástica.-j?¿ Libeval publicó un articulo del Sr. Mateo de Olvera, estudiando el aumento del Clero en los últimos años y consignó lo siguiente:

uBesnlta de la Beseña Geográfica y Estadística publi­cada por el Instituto el año 1888, que había en España en esa fecha 48.701 personas de estado eclesiástico, clasi­ficadas en esta forma: 32.435 pertenecientes al clero ca­tólico secular y 16.272 al regular; de éstas, eran varones 1.684 y hembras 14.592.

«Los últimos datos son de 1900 y aparecen .publicados en el censo respectivo. El número aumenta en términos verdaderamente alarmantes.

«•Sin contar con los sirvieutes de los cultos, da un to­tal de 88.14Í personas de hábito religioso, ó sean 39.440 personas más que en el censo anterior.

2 2 SOLDEVILLA.—El. A S O POLÍrrcO

"De ellas pertenecen al clero católico secular 33.403, y al regular, 64.738.

i)En el clero secular, como se ve, es poco sensible el aumento: sólo de 986 personas en el transcurso de doce años. A 82 curas por año viene á salir la cuenta.

»En cambio, las proporciones del regular son enormes. En conjunto, la cifra da un aumento de 38.462 en los doce años, que equivale á 3.205 cada año y á muy cerca de nueve regulares cada día.

"Y téngase muy en cuenta dos cosas: una, que esos da­tos tienen ocho años de antigüedad, y otra, los aocnteoi-mientos ocurridos después en Francia y que han traído á España un contingente numerosísimo, n

D Í A . 23 .—EL Santo del Rey.—Con el ceremonial y la pompa de costumbre se celebró en esta fecha el Santo de S. M. el Rey. Tanto la recepción oficial como la ge­neral estuvieron concurridísimas.

En la jecepción de la Comisión del Congreso, el Pre­sidente, Sr. Dato, y el del Senado leyeron los discursos de rúbrica, que fueron contestados por el Rey.

D Í A 25.—Administración l o c a l . - Discarso de Santamar ía de Paredes.—Continuó este Senador su luminoso discurso, haciendo un severoanálisis, y una gran censura del proyecto.

Terminó ocupándose de las mancomunidades provin­ciales, y dijo que este es un problema magno, que puede traer por resultado la desmembración de la Patria, alu­diendo á la representación catalana para que diera su opi­nión acerca de esta cuestión.

Le contestó el Sr. Conde de Torreanaz, por la Comi­sión.

Banquete de Ministros.—El Presidente del Con­sejo invitó i un banquete á los Ministros para festejar el segundo aniversario de la subida al Poder del partido con­servador.

Como era natural, la fiesta se prestó á picantes comen­tarios. El Heraldo de Madrid publicó una caricatura alu­siva al banquete, en la cual aparecían los comensales lie-

BNBRO DB 1909 23

vando en la cabeza los rótulos siguientes: uA.zuoareran, uEscuadranjuHojalatan, uTrasatlántica", uOompaI\íaafri­cana», uVasco-Castellana", «Postes telegrafióos»; es de­cir, los titulos de todos aquellos asuntos p;r los cuales más censuras había recibido el Gobierno, por creerlos la opinión perjudiciales para los intereses del país.

Se dijo que el Sr. Maura había brindado por que se re­pitiera el acto un quinquenio; pero esto no fué exacto. La verdad fué que, preguntado el Presidente por un Minis­tro acerca de la situación y fortaleza del partido gober­nante, el Sr. Maura contestó que, uindudablemente, lle­vando dos años de Poder, algo había perdido de su esta­bilidad y consistencia; pero que, en cambio, el partido liberal estaba mucho peor que cuando los conservadores subieron al Poder».

D Í A 27.—Ley de Administración local.—Dis­curso de Sol 7 Orte{fa.—La nota del día, y aun de va­rios dias, fué el hermoso y elocuentísimo discurso pronun­ciado en el Senado por el Sr. Sol y Ortega contra el pro­yecto de Administración local.

Las circunstancias de ser el Sr. Sol y Ortega catalán y uno de los triunfadores en las elecciones de Diputados de 13 de Diciembre de 1908, aparte de la incontestable ar­gumentación que emple'ó en su discurso, dieron á éstd im­portancia extraordinaria, siendo de sentir que las condi­ciones de este libro no nos permitan hacer de él más que una ligera referencia.

uEsta cuestión de la Administración local—dijo—es el problema de mayor transcendencia que 8« ha sometido al estudio de las Cortes desde que existe régimen parla­mentario.

"El Sr. Maura, al llegar al Poder, se encontró con una ley de Administración Icoal pasada de moda ó impracti­cable, y por ello con una anarquía municipal y un pavo­roso problema catalanista y bizoaitarra, y para corregir esto honrada y lealmente formó este proyecto de ley.

"iíometido este proyecto al Congreso, el Sr. Maura cree que está legislando para el Estado español; pero, ¡fe­nómeno raro!, le salieron al Sr. Maura unos colaborado-

S 4 SOLDKVaLA.—BL A S O POLÍTICO

íes qué trabajaron con celo y entusiasmo, creyendo que legislaban para un conjunto de nacionalidades españolas, de varios Estados.

«¿Cómo se explica que postulado de tan diversos prin­cipios haya llegado á esto?

"Se explica porque el Sr. Maura cree que esta obra es definitiva, y sus colaboradores oreen que no es definitiva, sino que es un instrumento para llegar á lo que ellos quie­ren: & la pluralidad de Estados españoles. {Muy bien.)

"El Sr. Maura cree que con esta ley está resuelta la cuestión catalana y la bizoaitarra, y los colaboradores sa­ben que esto no se resolverá, sino que seguirá la lucha da separación. {Muy bien.)

"Hay en Cataluña una agrupación de muchísima im­portancia, que se llama, en primer término, catalanista, y en segundo, regionalista; pero que son nacionalistas, que son estatistas en el sentido de que España ha de ser un conjunto de naciones. Digo más, todos los catalanis­tas creen que Cataluña es una Nación, y como tal Nación, Estado."

Hizo historia del catalanismo desde su aparición en 1890, época en que se creó la Unión Catalanista, donde elementos políticos diversos convenían unánimemente en

.que Cataluña era Nación y debía ser Estado. Estudió la creación del Centro Nacionalista y de la

Liga Catalanista, y demostró evidentemente que las tres entidades son nacionalistas y estatistas, citando entre otros, los siguientes párrafos:

«El Sr. Cambó, Presidente interino de la Liga, por en­fermedad del Sr. Rusiñol, dio el día 4 de Abril de [907, vísperas de las elecciones, una conferencia en la que decía:

wLa Solidaridad Catalana publicará bien pronto la plataforma de su programa; pero yo os digo-que si la ac­ción parlamentaria se ciñese á estos casos concretos, nos consideraríamos fracasados. Haremos más, batj,llareDios por lograr nuestra aspiración suprema: la reivindiaáción de la personalidad de Cataluña.

»La solución que da la Solidaridades el primer pelda­ño de una escalera, y su representación demostrará con

SNBRO DI 1909 26

toda entereza en el Parlamento la bancarrota de ana uni­dad artificial y ficticia."

Leyó otros párrafos de la oonferenoia, en los que se hablaba de conseguir \& nacioniliiai y se censuraba la he­gemonía ejercida sobre Cataluña por un pueblo diferente al catalán.

Y terminaba la conferencia:

uYo no sé si la Federación de nacionalidades españo­las, que forzosamente ha dé venir, será definitiva; creo que no; creo que vendrá la lucha por la hegemonía, y quién sabe si la fatara unidad de España se formará alrededor de la personalidad de Cataluña." (Grandes rumores en toii la Cámara.)

uCreo—dijo el Sr. Sol y Ortega—que está bien clara­mente demostrado el nacionalismo de la Liga.

"Pero tengo más textos» Aquí está el prólogo que el Sr. Prat de la Riva puso al libro del Sr. Darán y Vento­sa Regionalismo y federación, en el qUe se dice: uhoy hay que leer debajo de la palabra regionalismo otra palabra: nacionalismo".

"De modo que los colaboradores del Sr. Maura son na­cionalistas, son estatistas; oreen que la unidad de Espa­ña, de realizarse algún día, se formará alrededor de la he­gemonía de Catalana."

Estudió los propósitos de la S3lidaridad, y dijo:

ttProsperó el equívooo y la Solidaridad creció, desarro­llando el nacionalismo catalán, y en Cataluña se creía que los solidarios eran más fuertes que el Presidente del Consejo de Ministros.

"Vinieron las elecciones del 13 de Diciembre, y nos­otros fuimos contra los solidarios y contra el Gobierno.

"Por aquel triunfo, "si no quedó destruida la Solidari­dad, quedó muy desvencijada.

"Y en el nacionalismo desembocaron tolos los elemen­tos integrantes de la Solidaridad. Los republicanos no eran nacionalistas; pero se hicieron, despuésde la derrota.

"Ya ve el Sr. Maura lo que consiguió con proteger á la Solidaridad: robustecer al nacionalismo.

»Y esto es pálido si se compara con lo qSe paió duran-

2 6 SOLDBVILLA.—EL A S O POLÍTICO

te la visita de S. M. á Baroelona, adonde le llevó el señor Maura fijándose de sus nacionalistas y de sus solidarios.

«El Sr. Maura se prestó á todcs los antojos de los na -cionalistas, y S. M. tuvo que sufrir el ser recibido en el Ayuntamiento en una sala particular, como un tnrista cualquiera, y después pasó lo de la Diputación, lo del pa­lacio de la Músif a catalana, y yo protesto de esto, porque D. Alfonso XIII es la majestad augusta que encarna la gran Patria española. {Muy bien, muy bien.)

nY todo esto para conseguir el triunfo de la Solidari­dad por segunda vez; de la Solidaridad, que de no ser por la intervención nuestra, hubiera traído al Parlamento car­listas y republicanos, desde el punto de vista del régimen, y desde el punto de vista de la Patria, á los partidarios de la pluralidad de nacionalidades españolas. (Muy bitn.)

"¿Y aun sigue el Sr. Maura dispensando su protección á los solidarios? ¿No sabe S. S. que si le ayudan no es por el amor al régimen, sino por conseguir lo que ellos quie­ren, el reconocimiento del Estado catalán?

"Que esto es verdad lo prueba lo que dice La Veu, lo que ios periódicos de hoy dicen de una conferencia" dada en un Centro solidario, en donde se dijo que las manco­munidades eran el medio de llegar á la unión de Cataluña y Aragón.

"¿Ño queda, pues, demostrado perfectamente que este proyecto es el instrumento fatídico?

"Ahora dirá que si se implanta el voto corporativo, quedaremos todos en Cataluña bajo el poder de clericales y nacionalistas, y entonces busque el Sr. Maura quien le disuelva de sus errores, quien le perdone los graves da­ños que ha causado á la unidad de España. (Muj bien.)

"Si se llega á aprobar este proyecto, tendremos que acudir á los Poderes públicos para que lo deje sin efecto, pues seria el desastre más colosal. Si esto sucediese, no vendrá la revolución, ni desde arriba ni desde abajo, sino que vetdría la anarquía más completa en todas las mani­festaciones.»» {Grandes rumores de aprobxción.)

El discurso causó sensación. El Sr. Tejada de Yaldosera, que había de contestarle,

renunció á hacer uso de la palabra.

BNíBO DB 1909 27

D Í A 28.—Ley de Admlniatraolón local.'—De­claración de Abadal.—La sesión del Senado fué muy interesante.

El Sr. Abndal, Senador solidario que llevó en el de­bate la representación de la minoría, rectificó, y sin amba­ges, sin rodeos, ratificó cuanto dijo el Sr. Sol y Ortega sobre las aspiraciones de la Solidaridad.

Ya se sabe claramente—decían los Senadores—: los so­lidarios quieren la creación de la nacionalidad catalana y la supremacía de esta nación sobre las restantes españo­las. Esta es la síntesis del terminante é inusitado discur­so del Sr. Abadal.

La impresión que tan excepcionales declaraciones produjeron fué inmensa, extraordinaria. La mayoría mis­ma acabó quedándose fría, desconcertada con el remordi­miento de su tremenda responsabilidad. Los Jiberales es­cucharon al principio resignados; pero al fin exterio­rizaron la protesta. Luego, más tarde, en los pasillos, la condenación era unánime, y en todos los espíritus sen­tíase igual deseo: el de que cuanto antes se contestaran en forma debida semejantes atrevimientos y excesos.

Asi los ánimos, y con el ambiente caldeado por la in­dignación, en unos, y por la pasión, en otros, levantóse el Sr. Sol y Ortega, después de rectificar brevemente, y con acierto, el Sr. Maestre.

La rectificación del gran orador fué contundente y de tan admirable lógica como su discurso.

«¡Ya está deshecho el equívoco!—decía—¡Ya lo sa­béis! Quieren la nación catalana y la supremacía de ésta sobre el resto de España.

»Y estimando esto gravísimo, pido la opinión sobre ello de los Sres. Maura, Montero Ríos y López DomÍDgaez.)'

£1 debate llegó entonces á una altura inmensa. Nadie, dudaba de su gran transcendencia'. Hasta el Presidente del Congreso, Sr. Dato, que ocupaba un esoaño detrás del señor Maura, conferenciaba con éste.

MoNTsao Ríos. —Este se levantó y dijo:

«Defiriendo á la invitación del Sr.Sol y Ortega, declaro que el nacionalismo es contrario á la anidad de la Patria.n

2 8 SOLDBVItlA.—EL AÍO POLÍTICO

Leyó párrafos de un estadio del sabio francés M. Ára­lo, en qne éste, pintando el odio que reinaba á principios el siglo pasado entre Aragón, Cataluña y Valencia, re­

produce textualmente un cantar catalán que dice:

«En Valencia las carnea son verdura, las verduras son agua, los hombres son mujeres, y las mujeres, nada,»

uSi queréis volver & aquella época de odios y de la­chas, ya lo sabéis: votad las mancomunidades.))(^l/uy bien. Sensación.)

nEl nacionalismo es un atentado contra la Patria, que no podemos consentir. Si mi partido transigiera con él, yo dejaría de ser liberal para ser solamente español. {Muy hieUf muy hian.)

El Sr. López Domínguez hizo suyas las palabras del señor Montero Ríos, declarando que en este punto no ha­bía diferencias entre los liberales.

Añadió que el nacionalismo sólo conduciría & la gue­rra civil y ¿ la anarquía, y consideró inadmisible que se hablase en la Cámara de convertir á España en naciona­lidades, por loe que en la prensa de Barcelona llenan de injurias á los españoles.

El Sr. Presidente del Consejo anunció que en la sesión siguiente haría el resumen del debate.

Bectiñcó el Sr. Abadal, diciendo que en las deriva­ciones del debate se había ido á parar á lo que ya no te­nía relación con el proyecto que se discutía.

Añadió que había sido mal entendido, y que al hablar de la Eepública federal, lo hizo para presentar un ejemplo de cómo podía persistir la unidad del Estado español, á

.pesar de la federación. Aseguró que nada* había dicho en apoyo de la inde­

pendencia de Cataluña, y que, por tanto, suscribía las declaraciones de los Sres. Montero Ríos, y López Do­mínguez.

Explicó lo de la hegemonía de que hablaba el señor Cambó en el setitido'de que ella podría contribuir al pro­greso y deeenvolvimientK) del país.

ENBBO DI 1909 29

Prometió dar cuantas ezplioacioues se le pidieraa para borrar cualquier duda ó nube acerca de sus intea-ciones.

El tír. Montero Ríos se felicitó de estas deolaracioaes puesto que de ellas resultaba que los uaoiona'isfcis erxn tan sólo regionalistas.

«Una región—dijo—no puede declararse naoióa sin renunciar á su independencia, que le oorrespDuderla de derecho; pero si sólo se trata de regiona'ismo, ya tratare­mos de ello."

Rectificaron brevemente los Sres. López Domínguez y Abadal.

El Sr. Montero Ríos: «Quedamos, pues, Sr. Abadal, en que ya no figura en su programa el nacionalismo; que­da esto reducido á un regionalismo administrativo.

nDíscutiremos después acerca de lo que bay que tomar de ese programa; pero yo, por mí, no aoeptaria ni aun ese regionali.smo admiuistrativo.n {Muy bien, muy bien.)

Los momentos eran «upremos. La expectación, inuxen-sa. Sólo faltaba que hablara el Sr. Maura, y estaba en pie.

El Sr. Maura no habló, sin embargo. Pero el Sr. Sol y Ortega otra vez levantóse á estre­

char y acorralar á los solidarios. A sus primeras frases hizo interrumpir al Sr. Rusifiol, quien sinceramente dijo, clara y rotundamente:

—¡Yo soy nacionalista! Y la dialéctica del Sr. Sol y Ortega cayó otra vez so­

bre los solidarios, exigiéndoles nuevas aclaraciones, que volvió á dar el Sr. Abadal.

En este estado de cosas se levantó la sesión. La impresión producida por el debate fué enorme. La

actitud del Sr. Abadal, recogiendo velas, como suele de­cirle, bien elocuente.

DÍA 29.—Ley de Admlolfltracltfn looal.—Di«. curso de Labra.—El Sr. Labra intervino para alu­siones.

3 0 SOLDBTILLA. —BL AÑO POLÍTICO

Dijo que se reservaba tratar de estos asuntos para cuando se planteasen concretamente.

aEste proyecto—agregó—tiene un sentido autonomis­ta; pero tiene tantas contradicciones; qae nunca podrá salir con sentido autonomista perfecto hasta que esas con­tradicciones se deshagan. 1

Estudió luego estas contradicciones, examinando dis­tintos artículos del proyecto.

Terminó aconsejando á todos mucha prudencia y mu­cha cautela, recordándoles que sobre todo está la afirma­ción de la Patria, única é indivisible.

Discurso de Maura.—Después del Sr. Labra, se levantó á hablar el Sr. Presidente del Consejo. Su discur­so era esperado con verdadera ansiedad, y se estimaba que habría de tener gran importanoia, puesto que había de contestar al formidable discurso del Sr. Sol y Ortega y recoger las manifestaciones de los Sres. Montero Bios y López Dcminguez, respecto al nacionalismo y demás doctrinas de los solidarios. Después de relatar las fases por que había pasado el proyecto, defendiendo la conve­niencia de presentarle, dijo:

uSe ha dicho dentro y fuera de la Cámara que esta ley está hecha expresamente para Cataluña. Yeámoslo.n

Hizo historia desde cuando ingresó en el partido con­servador, después de ver el divorcio de los ciudadanos con el Estado, en medio de un verdadero desbarajuste.

uCuando este proyecto se presentó estábamos en el pe­riodo álgido, estando latente el problema catalán.»

Siguió historiando el curso de este proyecto.

uSe dijo que se acometía la reforma sin tener en cuen­ta la realidad del problema catalán. Y yo les contestaba que no habían estudiado bien el proyecto, porque lo esen­cial para la vida local es la vida municipal, y yo no voy ¿ inventar las regiones.

KNBRO DB 1909 31

"Los catalanes me aplaudieron entonces. ¿Cómo no habían de aplaudirme?)»

Leyó varios artículos de la legislación de 1870, en los que existen bastantes prevenciones.

uSin duda, los legisladores de 1870—dijo—estaban influidos por la Solidaridad Catalana." {Grandes ristB.)

Recogió los conceptos del Sr. Sol y Ortega aoeroa de la responsabilidad,que éste echó sobre él en cuanto ¿ la protección que dispensó al nacionalismo.

Hizo historia de la Solidaridad, y recordó que fué víc­tima de sus iras nativas.

uEn cuanto á que los derrotados el 13 de Diciembre eran candidatos del Gobierno, no es exacto. ¡Fueron de­rrotados..., pues ahí me las den todas! (Risas.).

"En.Barcelona no se regatearon jamás los aplausos y los vivas á la bandera española." (Rumoras.)

Recordó el debate en que contendió con el Sr. Robert acerca del programa de Manresa.

uLo que entonces dije nofué rectificado por mí jamás.»

Recordó que él calificó á la Solidaridad como una coa­lición revolucionaria.

uEn 1906, era una situación gravísima la de Catalu­ña, que perduró á principios de 1907, cuando yo vine al Poder. ¿Y no recordáis, Sres. Senadores de la mayoría, la preocupación que yo mostré en la reunión previa de las dos Cámaras por haber heredado esta triste situación? Ya veis mi complicidad con los solidarios.

"Sobre el porvenir no se puede juzgar; pero sí sobre lo pasado, y todas las calamidades que sucedieron en Barcelona fué por culpa vuestra."

Habló de la unidad de la Patria, y dijo, en párrafojí elocuentes, que la mayoría ahogaba oon aplausos^ que él

3 2 80LDEVII.LA.—BL AÑO POLÍTICO

no fundaba la unidad en la materialidad del territorio, Bino en los corazones, y los corazones siempre estarán de parte de la unidad de la Patria. (Aplautoa.)

uLa Solidaridad Catalana, ó tenía que realizar una obra revolucionaria, ó colaborar bonmigo, que soy el que gobierna. Y qué conviene luás á la Nación, ¿que colabo­ren como todos los representantes de las provincias espa­ñolas ó que se vuelvan á Cataluña?" (Aplausos.)

Recogió lo que el Sr. Sol y Ortega dijo acerca de que las mancomunidades eran un andamio, un escalón para llegar ¿ algo mucho más grave, y añadió que la fórmula del legislador no es el conceder mercedes, sino ejercitar la justicia, y esto es lo que intentaba él.

uA la política—dijo—debo gran número de amargu­ras, que guardo en el fondo de mí alma.»

Terminó rebatiendo la actitud del Sr. Sol y Ortega, y pidió que el Senado votase el proyecto como medio de ro­bustecer lo que es en si nervio de la autoridad del Poder soberano.

uSi no lo hicieseis—terminó—, el mayor mal os lo causaríais á vosotros." (Aplausos en la mayoria y en la mi-noria solidaria.)

El Sr. Sol y Ortega pidió que se le reservase la pala­bra para el día siguiente.

Los comentarios hechos al discurso del Sr. Maura fue­ron muchos y algunos violentos.

Liberales y demócratas mostrábanse indignados con­tra el Jefe del Gobierno, por las desconsideraciones con que les había tratado.

Como en un periodo de su discurso, el Sr. Maura des­lizase la frase, aunque sin el sentido con que luego resul­tó, de uel partido liberal ó lo que sea», el disgusto délos libélales fué enorme.

Decían que mientras se esperaban notas patrióticas (a ia leducir á bVi6 debidos téiminos las demasías de los

;-m

BNBHO DB 1909 33

nacionalistas catalanes, el Sr. Maura soslayó cuidadosa­mente lo que á éstos afecta, y, en cambio, censuró la con­ducta de los liberales y los demócratas.

Lamentábanse éstos de que se les presentara como los causantes del malestar sentido en Cataluña al entrar en el Poder el partido conservador, acusación injusta, que agravó el Sr. Maura con la frase despectiva de uese par­tido liberal ó... lo que sea".

El General López Domínguez mostróse dispuesto á intervenir nuevamente en el debate, para recoger estas y otras cosas. ^

£n otros grupos, comentábase el dicho del Sr. Maura de que deseaba la unidad de la Patria más en el corazón que en el territorio.

Tampoco los ministeriales se hallaban satisfechos; pero éstos, por disciplina, exponían sus impresiones sotto voce, por si llegaban & conocimiento del Jefe.

Los solidarios, que en compacto grupo salían del pala­cio de Doña María de Molina, mostrábanse muy satisfe­chos del discurso del Sr. Maura.

Y á última ahora era el Senado un hervidero, un lu­gar clamoroso, donde las pasiones estaban enardecidas.

Terminada la sesión del Senado, fueron al domicilio °® Sr. Moret los Sres. Montero Eios, Groizard, Salvador, Eguilior, Aguilera, Santamaría de Paredes, López Mu­ñoz y Laserna (D. Agustín).

En esta reunión se dio cuenta al Sr. Moret del discur­so que había pronunciado el Sr. Maura; le refirieron los agravios y desconsideraciones del Jefe del Gobierno para los liberales, así como la falta de contestación á los im­portantes cargos que formuló el Sr. Sol y Ortega por la conducta del Gobierno con los solidarios.

Informado detalladamente el Sr. Moret, se^acordó autorizar al Sr. Montero Ríos para que interviniese en el debate en el momento que lo considerase conveniente.

Vis i ta al Hey.—Separadamente, estuvierpn en la mañana de este día en Palacio los Generales López Do­mínguez y Azcárraga. - .

Ambos ilustres Generales procuraron quitar impor­tancia á la visita que acababan de hacer á S. M. el Bey;

3

3 4 SOLDEVILLA,—BL ASO POLÍTICO

pero no ocultaron que estaba relacionada con el inti^rés que revistió y los vuelos que había adquirido el debate del-Senado, sobre el cual se habían ocupado en su confe­rencia con el Monarca.

La reserva de los Generales Azcárraga y López Do­mínguez fué absoluta de lo tratado con el Rey; pero no tanta que la noticia, al transcender á los Centros polítipos, dejase de originar todo género de comentarios.

D Í A 30.—Ley de Adminis traolón locaL—Keo-tificaoión de Sol y Ortega.—También fué interesan­te la sesión de esta fecha en el Senado.

El Sr. Sol y Ortega, después de contestar breve, pero enérgicamente al discurso del solidario Sr. De Buen, pro­nunció un elocuente discurso en rectiñcación á lo expues­to por el Sr. Maura, en el cual dijo:

uSu señoría, Sr. Maura, se ha entregado en brazos de la Solidaridad al día siguiente del triunfo, y yo siento desde aquí lo que en Cataluña dirán del Sr. Maura al ver que niega su inteligencia oou los solidarios, que tan no­toria es en toda Cataluña.

xFormar&n muy mal concepto de la formalidad de su señoría y lo conceptuarán como un político más, funesto y desgraciado, pues que S. S. se entiende con ellos lo sa­ben hasta las ratas de las cuadras." (Grandes rumores y risas.)

Contó, para probarlo, lo que sucedió cuando el Sr. Mau­ra llegó al Poder hace dos años.

ttEntonces recibió S. S. en su casa al Sr. Salmerón y i varios solidarios, que iban á ponerse de acuerdo con su señoría acerca de la marcha política de Cataluña; su se­ñoría les contestó que se entendieran con el Sr. Ossorio y Gallardo.n

El Sr^Maura: uFué para organizar la Policía." {Bu-mores.)

uPor la tarde, el Sr. Ossorio se trasladó ácasa del señor Salmerón. Cosa inaudita: el Gobernador monárquico pac­tando con un- republicano.

ENKKO DB 1909 3 5

"De modo qne, ya de acuerdo, fué el Sr. Ossorio á Bar­celona, dirigido por los solidarios. No quiero decir factU' rado. {Grandes risas.)

"Le pasa en Barcelona lo que á S. S. le sucede con Es­paña: ha fracasado en todos los terrenos:

"En el político, porque perdió las elecciones. (Ru­mores.)

"Si, perdió las eleooioues, si ayudó á los solidarios; ¿no los ayudó?, pues entonces ha fracasado.

"En el orden social ha fracasado también, pues no so­lucionó huelga ninguna, y además estallaron veintiocho bombas^ y si se descubrió á Ruli fué i pesar del Sr. Osso­rio y Gallardo.

"Ha dicho S. S. ayer, refiriéndose á las elecciones del día 13 de Diciembre: ujAhí me las den todas!», y hace mal. Voy á probárselo:

7)¿Para qué llevó S. S. al Bey á Barcelona? nYo quiero á Cataluña liberal, democrática, progresi­

va, unida á España por vínculos interiores, por el víncu­lo de las comunes penas y de las comunes glorias^ {Muy bien, muy bien.)

'^Mientras exista el nacionalismo, no votaré ninguna ^ey de sentido autonomista, porque á mis ideas antepon­go mi amor á la Patria.» {Grandes rumores de aprobación. Aplausos en distintos lados de la Cámara.)

Heotlflcacldn de Maura—El Sr. Maura dijo que, efectivamente, recibió la visita de los solidarios; pero fué para la constitución de la Policía únicamente, y por eso asistió el Sr. Ossorio y Gallardo, recientemente nombra­do Gobernador.

Bespecto á las mancomunidades, dijo que no encontra­ba' en ellas nada de particular, pues la legitimidad del medio justifica la legitimidad del fin.

Añadió que hay un artículo que categóricamente diee que el Gobierno puede disolver la mancomunidad que se extralimite.

Dl icnraade Ldpes Domingnez.—Por enfermedad del Sr. Montero Bios, intervino en este debate, en repre-senteción de las minorías liberal y demócrata, el Gene-

3 6 SOLDBVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

ral López Domínguez, el cual dijo que el Sr. Maura, en su discurso del día auterior, ataoó al partido liberal ru­damente.

«Dijo el Sr. Maura que había recibido de nosotros una triste herencia. ¿Qué herencia es ésa? ¿El catalanismo? Pero ¿no quedamos en que éste viene de mucho más atrás? ¿No hubo un programa de Manresa? {Muy bien, muy bien.)

nEl Gobierno liberal que me sustituyó tampoco encon­tró dificultades. ¿Dónde, pues, están las dificultades que ayer aplaudía la mayoría? {May bien.)

iiAhora voy á hacer una aclaración, en nombre de to­dos los liberales, porque á todos los llamo liberales. {Muy bien.)

vY es que dónde estén los ideales de toda mi vida, liberales y democráticos, allí estaré yo. {Muy bien.)

«Al decir ayer el Sr. Maura el partido liberal, ó lo que sea, parece que no se enteró de que aquí y en el Congre­so existe un numeroso partido liberal, gubernamental y disciplinado."

Aludió á las declaraciones del Sr. Maura acerca de que los republicanos son contrarios á la Constitución.

uYo digo que son lícitos; pero en cuanto vislumbren algo contrario á la unidad de la Patria, entonces está a ya fuera de la legalidad.^ {Muy bien, muy bien. Grandes ru­mores de aprobación.)

Trató de las mancomunidades, y dijo que, en cnanto no existan otros ideales en Cataluña, estará en contra de su aprobación. {Grandes aplausos en la minoría liberal.)

D Í A 31.—El bloque liberal.—Mitin en Tole. do.—En eeta fecha se celebró un mitin del bloque eü To­ledo, acto que venia anunciándose desde el comienzo de la campa&a, y para el cual hubo grandes dificultades, pues los mismos Diputados liberales de la provincia se oponían áello.

Comenzado el acto, usaron de la palabra varios ora­dores de la localidad; después hablaron el Sr. Castro (Don

INBRO DE I90;í 87

Cristóbal) y el Sr. Novales, el cual excusó la ausencia del Sr. García Prieto, de quien afirmó que de su conducta como liberal responden mejor sus hechos como Ministro, que todos los discursos; después habló el Sr. Moróte.

Hablaron luego losSres. Palomo, Senador, y Reselló, Diputado liberal, ex Subsecretario de Instrucción pú­blica.

IMPOETANTR DISCDKSO DE ALVABEZ.—Usó de la palabra el Sr. D. Melquíades Alvarez, dnux ei-machina, sobre todo en la iniciación de esta campaña, pues en la organización lo era el ilustre periodista D. Miguel Moya, que ya orga­nizó y dirigió la campaña contra la ley del Terrorismo.

El Sr. Alvarez pronunció un importante discurso. Hizo una descripción elocuentísima del retroceso de

España, comparándolo con el estado de cosas que trajo la Revolución.

Afirmó la necesidad de poseer la libertad de cultos, el libre comercio y la secularización del Estado.

«Ahora somos los liberales los vencidos—exclamó—; pero lo más lamentable es que sólo lo somos por nuestra desunión. Lo somos porque los libarales mendigaban el Poder á la puerta de Palacio, en lugar de ir á buscarlo en el pueblo, fuente de toda soberanía, de todo poder y de toda justicia. Mientras tanto, los clericales, aprovechán­dose de la corbardía de los liberales, monopolizaban la enseñanza y la administración en todo el Estado.

"Además los liberales estamos vencidos porque se hizo creer al pueblo que su salvación estaba en las formas de gobierno y se hizo creer al Trono que no peligraba en tanto tuviera á su lado el ultramontauismo y como reser­va el tradicionalismo.

"Ha sido tal cosa un error de apreciación de la reali­dad por parte del Jefe del Estado, que vivía incomunica­do con la realidad. . ^

"Yo nunca aceptaré el Poder, porque perjudicaría mis intereses, como hijo que soy del pueblo y del trabajo.

«Además, señores que me escucháis, yo os digo que no quiero, que no puedo tomar el Poder como dádiva, sino par haberlo conquistado. {Frolongidos aplausos.)

3 8 SOLDBVILLA.—BL A S O POLÍTICO

nAhora os voy á hacer una advertencia, que quisiera no tomaseis como amenaza. Os digo á.liberales y demócra­tas que si lio realizáis el programa completo de Moret en Zaragoza, yo iré á buscar en el pueblo la fuerza para des­truiros, para imponer la soberanía del pueblo en la rea­lización de todos nuestros ideales.n

El discurso fué muy aplaudido y comentado, y aun alguien vio en alguno de sus últimos párrafos, indicacio­nes transparentes de que elSr. Alvarez,en caso necesario, aceptaría las responsabilidades del Poder en una situa­ción monárquica, pero francamente democrática.

Después habló el ex Ministro Sr. Suárez Inclán (Don Félix), el cual dijo:

«Estamos en momentos críticos. Los gobernantes que no se enmiendan, sino que reinciden en el error, ponen en peligro, no solamente la libertad, sino también la in­tegridad de la Patria.

nContra esa labor pertinaz y desdichada, obra del ul-tramontanismo exótico y codicioso, levanta su voz el Jefe ilustre del partido liberal, y llama en su ayuda á todos los patriotas y liberales, sin una sola excepción.»

Todos fueron muy aplaudidos.

y-sg-T^;^ \ / fk^v-as-g-^:^ \ / A^r-a

MES DE FEBRERO

DÍA 2.—uEl Impardaln, el catalanismo y Kaura.—Eí Impardal, siguiendo en su tarea, empren­dida dos días antes, de poner de manifiesto los peligros de las manoomunldades, publicó en esta feoha la si­guiente:

uEl 8r. Sol y Ortega (habla un catalanista), hizo la afirmación, no desmentida por nosotros, sino por nosotros aceptada, de que somos y nos llamamos nacionalistas. Sea la qae sea la etiqueta, nosotros declaramos lealmente lo que hay debajo de ella, y asi en esto no paede haber contrabando ni traición. Quede esto bien sentado."

Y luego el periódico añadía:

"Y ya se sabe que aquellos que van á alzarse oon el gobierno del Principado son los que, por la autorizada voz de su definidor, el Sr. Prat de la Riva, han dicho: que ulos catalanes no tienen más patria que Cataluña"; que uel elemento enemigo de Cataluña es el Estado espa­ñol", y han hecho gala, en sus escritos y en sus discursos, de una ira frenética contra el, por ellos despreciado, con­junto de regiones que se unen bajo el nombre de Castilla.

ninsistimos en lo que tenemos afirmado; lo repetimos para que todos lo tengan bien presente en la memoria. El plan de esos hombres lo han detallado olios mismos. El Sr. Crmlh: «La autonomía no la dará el Gobierno; la tomaremos nosotros mismos.»—El Sr. Torre» Sampol: "Somos diferentes y superiores, y por eso pedimos el re-

4 0 SOLDBVILLA.—EL A S O POLÍTICO

oonocimieQto de la naolonalidad. Si la autonomía no se logra por las buenas, se alcanzará por las malas." — El, ae-ilor Carner: "El día en que todos los Munioipios catalanes sean autonómicos, tendremos de hecho conseguida la liberación de Cataluña, y afirmarla de derecho será la obra de una hora.»

nPara concluir por hoy—continuaba E'- Inparcial—, reproduzcamos los admirativos elogios que á Li V&i de Catalunya inspiran la doctrina y las palabras del Sr. Pre­sidente del Consejo.

nY dejemos el texto en catalán, para que tenga tolo su sabor:

uFora indisculpable desUealtat y significarla repug-nant convencionalisme callar la nostra intima satisfaoció devánt el discurs del senyor Maura.

«En Maura s'ha negat a cantar el buit himne del pa-trioterisme, els resultats del qual tots coneixem y patim; es mes: s'ha resistit valentment a escollar la baixa de­nuncia den Sol y Ortega contra el nostre nacionalisme y a condempnarlo, per tant, desde l'alta tribuna parlamen­taria y ab tota pompa y solemnitat.

rtMes encara: en Maura s'ha atrevit á defensar la nos­tra actitut de politichs evolutius...»

"Estos ardorosos elogios del periódico del Sr. Prat de la Biva, acaso indemnicen al Sr. Maura de las amarguras que está ciertamente sufriendo en los dias presentes que, ó serán los de su caída, ó los del principio del desquicia­miento nacional."

El Liberal también publicó sobre este tema notables artículos.

La Vasco -Castellana.—En el Congreso se reanu­dó este debate.

Lo trató el Sr. Nougués, sosteniendo sus gravísimos cargos y leyendo nuevos documentos, entre ellos una pe­tición del Fiscal de Bilbao, que, á la vista del sumario, solicitaba el procesamiento de varios ingleses y otros tan' tos españoles que habían intervenido en lá gestión de la

IKBRERO DB 1909 41

Compañía y fueron culpables del cobro de obligaciones sin haber emitido el capital de acoioaes que la? leyes exigen.

El Sr. Oervera intervino en el debate ó hizo también graves denuncias contra la Compaflía Vasoo-OasteJlana, culpándola de cazar incautos.

Reveló varias graves informalidades cometidas por la Vasco-Castellana, hablando de 1.600 expedientes de expro­piación y de túneles que no estaba terminados.

Afirmó que una valoración de los trabajos hechos por la Compañía demostraría que no se podían calcular en más de 300.000 pesetas.

Pero la declaración más importante y grave fué la hecha por el Sr. Ministro de Fomento (Sánchez Guerra), quien dijo qne ni entonces ni antes se podía culpar de abandono de ninguna clase al Ministerio de Fomento, por­que en los diversos trozos de ferrocarril de que se había hablado no había oonoeaión alguna,. {Humores prolong idos.)

Y que, por lo tanto, si había habido abasos ó engaños del ahorro nacional, no podía inculparse para nada á di­cho Ministerio.

Fondos para un ooheoho.—Acusación de Llo-réns.—En el debate del asunfo de la Yasoo-Castellana surgieron algunos incidentes nada limpios; En sesiones an­teriores, el Sr. Conde de Albay había hecho alusiones i de­terminados políticos que habían influido no gratuitamente en favor del aumento de sueldo á los armeros del Ejército.

Resucitado en esta fecha el incidente, el Sr, Lloréns declaró todo lo que sabía sobre el aumento de sueldos ob­tenidos por los maestros armeros y que trataron de l<>grar los ajustadores de Artillería y los periciales del mismo Cuerpo. Aludió á fondos constituidos por los Caerpos res-peótivos y se expresó con ciertas reticencias.

Varios Diputados: uNo basta hablar así. Es menester que S. S. hable claro, porque afecta á la honra del Ojn-greso.»)

DisouEso DK GAEOÍA PaiKTO.—Ante la expectación creciente de toda la Cámara, el Sr. Q-aroía Prieto s3 le­vantó y dijo:

4 2 SOLDBVIULA. —BL A S O POLÍTICO

«Es gravisimo lo que aquí se ha dicho y precisa acor­dar algo que esté «n oousonanoia.

"No basta que los Diputados nos Uamemcs honorables y prestigiosos. Es preoiso que también nos consideren asi fuera de la casa. Por eso yo pido al Ministro de la Guerra que llame á las Comisiones de esos Cuerpos y que, previa declaración de irresponsabilidad por nuestra sobe­ranía, te la haga decir teda la verdad: si hay Diputados que han entrado en inteligencia por dinero. Después ya procederemos como convenga á nuestro honor.n [Aplausos en vario» ladot de la Cámara.)

El Ministro de la Guerra prometió gran actividad para el expediente solicitado por el Sr. García Prieto.

£.1 Sr. Soriano intervino é hizo un cuadro tenebroso de la atmósfera de inmoralidad que se respiraba. Tan grande, que sentía ganas de romper su investidura de Di­putado si el Congreso no tomaba resoluciones de justicia.

Ley de Administraoión local.—Importante discurso de Moret.—Reanudado este debate, inter­vino en él el Sr. Moret, cuyo discurso era esperado oon verdadera ansiedad, pues de lo que dijera, dependía acaso Ja vida del proyecto de ley de Administración local, y quizás en parte la del Gobierno mismo.

La expectación en bancos y tribunas era grandísima. A las seis y media empezó á hablar el ilustre orador. Comenzó justificando la necesidad de hacer un resu­

men de lo dicho anteriormente y de lo que representaba la ley, para que se íbrmase un juicio completo en puntos tr anecend entales.

ttCuando empezó á debatirse la cuestión—dijo—, sólo tenia un aspecto municipal. Después ha ido adquiriendo otros caracteres, presentándosej por iniciativa del Go­bierno, este magno problema de las mancomunidades.»

Hizo historia de loá antecedentes de este problema, para demostrar que el statu quo no era posible; pero que habría que separar el estudio y organización de los Mu­nicipios espa&oles de toda otra cuestión.

FBBBBRO DS 1:^09 4 8

"Desde el momento que esto ae uae á Dipatftoioaea y otros organismos, tal estadio de los Ayuntamientos que la subordinado á otrd idea más compleja y peligrosa.

jiNo veo nada que impida que se orgauioen lo3 Munici­pios sin tocar al régimen provincial. Así lo creí siempre, aun contra Us añrmaciones del Presidente del Consejo.

i»Me he equivocado al ver cómo ha cuidado el Presi • dente del Consejo de desarrollar el proyecto, y con el voto corporativo y el colegio único quedará deshecha la idea del gran Municipio histórico, que preconizaba el Sr. Castelar. Nosotros pretendemos un Municipio que gobierne con la democracia.

nPero por lo que respecta á Cataluña; fuerzas locales, dormid en paz, porque, con su gran poblaoioón, Barcelo­na seri la dueña de todo, y sólo medrarán la oligarquía, la plutocracia y la teocracia." {Bien, muy bien.)

Beñriéndose á la actitud de sus amigos de la otra Cá­mara, dijo que no bastaba que una ley se aprobase por los votos de una mayoría si no contaba coa condíoioaej de aplicación.

uEn este caso se encuentra esta ley. ¿Qaé viabilidad de orden moral existe en ella? Porque veadrá otro partido á aplicarla, y la práctica depende mucho del criterio y de 1« conducta de los Q-obiernos.»

Consideró excesivo que ae quiaieraa resolver al míamo tiempo tres grandes probleinaa: el municipal, el provin-oial y el del regionalismo.

Leyó palabras de un discurso de hacía quiaos meses, ou que hizo preguntas sobre las manoomunidades. Eu' tonoea el Presidente de la Comisión no contestó.

uAhora ha contestado la opinión pública, reveíanlo que estas mancomuaidadei son contrarias á lá Constitu­ción y á la unidad del territorio.

"Con este problema provincial y las mauoomunílades ha quedado relegado á segando térmiao el problemv da los Manicipios, que podía habar iaterasidoá tola Espa­ña.* {Muy bUn, mu^ bien.)

4 4 SOLDBVILLA.—KL ASO POLÍTICO

Desentrañó el origea de la innovación de las manoo-munidades, Bosteniendo que ni el propio Presidente del Consejo lo veía en un principio.

«Entonces nadie veía más que el Municipio, y el señor Maura vio después lo otro porque se lo sugirieron y lo aceptó."

Becordó su conducta en las sesiones del llamado cine, demostrando que no contrajo ningún compromiso de lo que podían ó no ser las mancomunidades provinciales.

Reforzó su argumento con el testimonio de los seño­res Canalejas, Carner y Cagibó.

uDe lo tratado en esa sesión del CÍM se ocupó un Con­sejo de Ministros, y aquí está en la ley lo acordado.

nPero no puede el Sr. Maura negarme el derecho y la libertad de combatirlo y exponer el porqué, pues repito que nada tengo que ver con el alcance de estos preceptos.

"Soy partidario de un regionalismo; pero sano y como medio de enlazar las provincias y sus intereses con la Pa tria común. Porque regionales son las Capitanías y las Universidades.

rTodos los recelos del país nacen de este problema, que debe tratarse serenamente.

jiPor eso decía el Sr. Cambó en 18 de Julio: uSi todo lo que se dice contra esas regiones fuera cierto, yo sería el primero en abominarlas; pero no lo es, y no conviene crear fantasmas.»

"Yo ol con gusto aquellas palabras; pero es que des­pués las cosas han variado radicalmente.

nHe de decir hoy que después del resultado electoral de Barcelona en 13 de Diciembre, las cosas han variado mu­cho, y la batalla se hizo en forma tal, que las mancomu­nidades han aparecido en la forma que consideró signo de maldición el Sr. Cambó.» (Grandes aplausos.)

Interrupción de KEaciá.—Escándalo formlda-ble.^Continuaba hablando el Sr. Moret. Expresaba las desconfianzas de España por el concepto de la mano:)ma-

PEBRBRO D» 1909 45

nidad y fuadaba esas desconfianzas en el amor de los es­pañoles á las áureas leyendas de su preponderancia histó­rica, injustamente ofendidrts, y exclamaba, concluyendo un párrafo elocuente:

«... ¡Qué nos quedaría si prescindiéramos de nuestra historia, en que resplandecen tantos ejemplos de he­roísmo!..."

El Sr. Maoiá, Diputado solidario, antiguo Oficial del Ejército, interrumpió al Sr, Moret, exclamando:

—/ Y grandes cobardías! La interrupción del Diputado solidario produjo inme­

diatas exclamaciones. Casi todos los Diputados de las minorías liberal y democrática y los pocos Diputados re­publicanos que no habían participado de la Solidaridad, elevaron sus voces reclamando la intervención del Presi­dente para que no se consintiera tal agravio á España.

Nunca se presenció espectáculo semejante. Mientras la mayoría y el Gobierno estaban silenciosos, liberales y demócratas gritaban enardecidos.

El Sr, Cambó procuraba imponer silencio á sus ami­gos; pero muchos de éstos desatendían la indicación del Jefe y rodeaban al Sr. Maciá, contestando á los requeri­mientos y á las protestas con frases reveladoras de una pasión desapoderada.

Los Sres. García Prieto, Conde de Sagasta, Gasset, Conde de Eomanones, Barroso y Buiz Jiménez lanzaban recriminaciones á los solidarios. En éstos se observaban dos actitudes distintas: mientras los Sres. Cambó, Hur­tado, Carner y algunos otros procuraban imponer el or­den, los demás representantes del grupo lanzaban gritos frenéticos.

Sonaban voces de u ¡fuera ¡fuera!», dirigidas al señor Maciá.

Los Sres. Marcial y Salvatella contestaban: u¡Fuera, no; aquí!)»

El Presidente de la Cámara, Sr. Dato, agitaba la cam­panilla y con ella golpeaba la mesa, reclamando orden.

El Sr. Conde de Eomanones, dirigiéndose al Sr. Ma­ciá, gritaba: nQuien ha dicho lo que ese Diputado ha di-

46 SOLDBVttLA.^RL AftO POLÍTICO

oho, DO puede seguir formando parte del Coogreso de la nación espaiiola.i»

£1 8r. Maoiá, centro de toda aquella vorágine, pedía la palabra, reclamaba silencio, rechazaba los denuestos que caían sobre él como lluvia de fuego y permanecía en pie, sin encontrar modo de que se le oyese.

El Presidente del Congreso seguía reclamando silen­cio y orden; pero crecía incesantemente el tumulto, ad­quiriendo caracteres k cada minuto más peligrosos.

El Sr. Motet: uSefior Presidente, pido á S. S. que me ampare en mi derecho.»

El Sr. Vizconde de Eza: uQoe se respete al Sr. Presi­dente.»

Huevas interrupciones y protestas en la minoría li­beral.

El Sr. Presidente: u¡Orden 1 Si los Sres. Diputados nd guardan silencio, es imposible que í?e oiga la voz del Pre-sidentOb

nSefior Maoiá, S. S., al interrumpir al Sr Moret lo ha hecho no sólo inoportuna é indebidamente, sino en térmi­nos tan desconsiderados é injustos que con razón han mo­lestado al Sr. Moret y á toda la Cámara. {Muy bi«n, tuny bien, Grand«s y prolongados aplauiog.)

itBuego al Sr. Moret que continúe su discurso.» £1 Sr. Moret: «Agradezco mucho 4 S. S. que me mati-'

tenga en el uso de mi derecho. »Yo quería entrar inmediatamente eü el debate y que­

ría qUe se me oyera, porque tengo el más absoluto inteféü en hacer constar que yo no he dicho nada {Varios señores Diputados: No, no.)^ absolutamente nada (£{ Sr. Presiden­te del Contejo de Ministros: Evidente.), que ni de cerca ni de lejos no respoodiera á los sentimientos generales de la Cámara.n {Muestran de aprobación.)

£1 Sr. Presidente: uPor eso ha sido más sensible la in­terrupción del Sr. Maciá. {Aplatuos. El Sr. Matiá pronun­cié palabras que no se percibieran claraiHente.) ¡Ordeti) se-fiólr Mftoiá.1»

TEBRIRO DB 1909 47

El Sr. Maciá: «Paes pido la palabra para explicar lo que he dicho." (Rumores.)

£1 Sr. Moret: uEn ese caso, mi interés faadameatal, Sres. Diputados, es que conste que ese tumulto no ha sido promovido ni originado por mi.»

El Sr. Moret se hallaba tan visiblemente emocionado, que se vela claramente la imposibilidad da qué continua­ra su discurso.

El Sr. Presidente dijo: uEn vista de las manifestacio­nes del Sr. Moret y de la hora (las siete y cuarto), se sus­pende el debate.»

^ El Sr. Moret obtuvo en este día uno de los triunfos más grandes de su vida, con haber tenido tantos, pues fué objeto de una indescriptible ovación. Tanto en el Congre­go oomo al salir á la calle, los vivas 4 Moret y á España fueron ensordecedores; el entusiasmo, inenarrable.

Aparte del vivo incidente provocado por Maoi&, qae enardeció los ánimos, el discurso del Sr. Moret había también satisfecho á la opinión de su partido, contraria en absoluto á lo de las mancomunidades.

En su oAsa recibió el Sr. Moret numeroeac i«!icitaoio' nes, entre ellas, y de las primeras, la del Sr. Moiltdro Bios.

Y como el público, la masa, anH cuando esté formad» por elementos distinguidos é ilustrados, es tan impr4sio-ble, fué opinión casi general la de que en esta Sesión, y asesinada por la interrupción del Sr. Maoiá, había muerto la ley de Administración local.

Felloitaoio&es á Dato .—Numerosos Diputados, pertenecientes á todas las minorías, acordaron ratificar la pública expresión de reconocimiento que ya habían tri­butado en el salón al Presidente de la Cámara, personán­dose en el despacho oficial, donde á la sazón sd encontra­ba al Sr. Dato.

No quedó uno que fuese á dar la enhorabuena al ilus­tre Presidente de la Cámara por el tacto, 1» energía y el patriotistQO que dorante el conflicto habla manifestado.

4 8 SOLDBVILLJt.—BL AÑO POLÍTICO

En cambio, muchos de los que presenciaron el tumulto promovido por el Sr. Maoiá, extrañaron el silencio y la impasibilidad del Gobierno y echaron de menos la inter­vención del Presidente del Consejo.

La sesión fué verdaderamente memorable.

D Í A 5.—Ley de Administración local.—Final del discurso de ISoret.—Terminó en este día el señor Moret su discurso empezado en el anterior, y que inte­rrumpió el escándalo producido por la exclamación del Sr. Maciá.

El Sr. Moret dijo:

uLa primera dificultad está en darnos cuenta de lo que hay dentro del proyecto. En seguida aparecen las du­das por todas partes.

"Es esta una de esas cuestiones sobre la que no hay antecedentes, como no sea la Constitución federal, evocada en la otra Cámara. ¿Pero es que estos artículos, los de las mancomunidades, envuelven una reforma constitucional? Evidentemente, no; pero la duda y el silencio surgen. Una interpretación ha habido en el Senado: se ha dicho allí que las mancomunidades son un medio, un primer esca­lón, algo que necesitará luego un empujón. Y un Sena­dor elocuente explica cómo se hará esa evolución, y cuan­do eso se dice aparece la figura de un Estado particular. {Muybien, en los liheralts.)

«Decía el Presidente del Consejo que en manos del Go­bierno está todo; pero entonces, ¿por qué no negar eses otras afirmaciones? ¿Por qué no disipar las nieblas? Cuan­do una nación, IK.ÜOO.OOO de habitantes, va á cambiar de forma de gobierno, el mayor número decide; pero no se trata de eso; trátase de unos artículos de nn proyecto de ley de reforma local. Por eso yo pregunto: ¿cómo voy á vetar una cosa que no entiendo y se presta al equivoco? Nadie más que el Jefe del Gobierno puede contestar clara y terminantemente.

"Ese tquívoco está reflejado en los artículos que dis-outisQOs: esto necesita análisis.

n£n uno de los artículos se dice: uSi son para un fin determinado, si son á plazo fijo.» Pero, ¿cabe un fin inde-

FEBRKRO T>B 1909 49

terminado? ¿Un plazo para un camino? No, parece que se trata de nn nuevo sistema de la sociedad española. (Aprobación en lo» mismos bancos.)

"iLas mancomunidades pueden absorber todas las fun­ciones locales. Entonces no habrá Constitución; las pro­vincias se regirán por un nuevo poder que destruye la Constitución. Tenia razón el ilustre Senador catalán. {Muy bien, muy bien.)

»C^a parte de estos artículos dice que las mancomu­nidades podrán pedir los servicios atribuidos á la Admi­nistración central. Pero ¿en qué forma? ¿Entrarán los servicios de contribuciones, vigilancia, defensa, etc.? ¡Y esto, señores, heohp por el Gobierno! (Muy bien, muy bien.)

nOtro articulo señala la parte del presupuesto que se transferirá á las mancomunidades. Como puede haberlas permanentes, ese presupuesto que votamos todos los años quedará hipotecado.

nSin prejuzgar lo que manifieste el Jefe del Gobierno, digo que no puede llevarse á la práctica una ley como ésta, cuando no está formada la opinión. Por lo menos, nosotros no creemos que pueda llevarse adelante en estas condiciones.» (Aplausos.)

Importante diioñrso da Maura.—El 8r. Presi­dente del Consejo contestó al Sr. Moret, diciendo:

«En el proyecto del Gobierno aparecieron desde el principio las mancomunidades; en el art. 274 estaba con­tenida toda la esencia; quizá haya pasado inadvertido por estar en el cuerpo del proyecto. La Comisión sólo ha establecido el procedimiento para la constitución de las mancomunidades. JSsta es la génesis del dictamen.

«Todo eso de la federación de Estados, sin las explica­ciones de esta tarde, ayer me asombró. Pero eliminé­moslo ante el proyecto. Ninguna mancomunidad se puede pedir sin concretar su fin; el menor asto de eztralimita-oión de fus fines motiva su disolución. Por lo tanto, la mancomunidad no puede ser más que esto que está en la ley.

<• ¿Qué fines? La ley los define categóricamente. Lo* 4

5 0 SOLDEVILLA.—KL A S O POLÍTICO

mismos que cada Corporación podría realizar. ¿Dónde están esos peligros, esas alarmas, esas federaciones?

«Podrá originar duda la palabra iiindefcerminaiosn; pero no ocurrirá eso leyendo todos los artículos perti­nentes.

"E l Gobierno podrá hacer concesiones de servicios; esas concesiones están determinadas en el art . 407, y nada más; todo con arreglo á las leyes y la Constitución.

nNinguna mancomunidad puede ooncederee, según el proj'ecto, sino una vez conocidas las cláusulas de manco­munidad y oído el Consejo de Estado. En cuanto haya extralimitación habrá disolución. ¿Por qué no se dice eso? {Muy hien, en la mayoria. Rumores, en los escaños de los libernles.) Lo que se pueda conceder a las mancomunida­des mañana, se puede hoy conceder á un part icular cual­quiera. {Aprobación, en la mayoria.)

«Los recursos de las mancomunidades están consigna­dos en el ar t . 408. ¿Dónde está el menor asomo de cosas que se refieran á la soberanía del Estado? Y notad que aun las concesiones que puede otorgar el Gobierno recaen en las cuestiones en que hoy promiscúan la Administra­ción central y la local. {May bien, en la mayoria.) Aquí sí que ha habido suplantación para poder hablar de Cons­tituciones federales. {Aprobación, en los mismos bancos.)

^Rigiendo la ley del 70, antes y después de esa ley han surgido asociaciones de provincias, sin que la ley las regulase, en Cataluña principalmente. ¿Qué tengo yo que ver con las interpretaciones? ¿Va á regir la ley ó van á regir las interpretaciones? {Muy bien, en la mayniia y en los solidarlos. ¡Oh!, en los liberales.)

"Se ha dicho que las mancomunidades podían absor­ber á los Municipios. Eso es imposible, según el proyecto. Se acabaron los socios, se acabó la mancomunidad. {Risas.)

"Si no he conseguido desvanecer todas las dudas, que las exponga quien las teuga. Todavía caben aclaraciones en el proyecto.

"Se dice que el proyecto despierta ambiciones peligro­sas. Examinémosle, que tenemos grandes responsabilida­des, lo mismo negando que aíirmando.

"Oigo hablar de unidad nacional. Pero qué, cuando el divorcio ha llegado á ese extremo, ¿puede creerse que

FEBRERO DE 1909 51

el alma nacional es una? No; hay una dolencia que es preciso curar.

IILo que se nos ofrece ante el estado de Cataluña son dos políticas: una que dice que mientras las cosas no vuelvan á su estado natural, mientras se pidan reformas descabelladas, que no hemos de conceder nunca, no se haga nada; otra es la que preconiza aislar la sinrazón y satisfacer la razón.

"En esta ley está la imposibilidad del avance y de la tergiversación. Contra el peligro de lo que puedan con­ceder Cortes futuras yo no tengo remedio.

"El abandono de la reforma provincial es imposible. Padecerían el funcionamiento de los organismos locales y sus haciendas. Por otra parte, en Julio último convini­mos en remitir la parte municipal al Senado y continuar la discusión de la provincial aquí. Las elecciones parcia­les de Barcelona no podrían explicar el desistimiento. {Muy bien, en la mayoría.) Hace ya tiempo que dije que el viento no sirve para piloto. {Aprobación, en los mismos bancos.)

«Pensando sólo en el bien público, colaboraremos tcdos en esta ley, no olvidando que tan responsable se puede ser por acción como por omisión y por desaprove­char las coyunturas.» (Aplausos de la mayoría.)

Importante rectifloadón de Uoret.—El Jefe del partido liberal se levantó á rectificar:

«Las fases—dijo—recorridas por el Jefe del Gobierno han sido muy diversas,

nHa querido desvanecer la leyenda formada alrededor de las mancomunidades. Necesario, oportuno era. Por eso consigné yo algo, no todo, y sin exageración.

"Arraigo y eco encontraban las dudas en la opinión. Para eso ha hablado su señoría. (Rumores.) Sn Beñorla, ha despejado las dudas. (Siguen los rumores.)

nTodo aquello que alarmó á mis amigos del Senado, y todo lo demás, será una cosa que no pasará por las puer­tas de esa ley. (Grandes rumores.)

lEn Julio, fueron condenadas algunas tendenoias. Es­pero que la condenación será reiterada.

5 2 SOLDfiVILLA.—Eli AÑO POLÍTICO

nHabla su señoría del problema catalán y lo hace para crear un antagonismo entre el partido liberal y una parte del país. (Denegaciones en la mayoría.—Sí, en los liberales.)

«)Esta 68 mi opinión; obligación tengo de decirlo. A nosotros se nos quiere presentar como un obstáculo ó un valladar. {Muy bien, en los liberales.) ¿Quién fué el pri­mero en 1886, que denunció el caciquismo en España? ¿Qué textos se han alegado siempre, sino los míos? {Afro-bación, en los mismos bancos.)

lYo me dirigiría á los catalanes para que dijeran si, siendo Ministro de la Gobernación, no tuve que dar una orden para respetar el voto popular. (Muy bien, en los liberales.) ¿No es más político decir que todos estamos co-laborardo en la resolución de este problema? {Muy bien, en diversos bancos.—Rumores en otros.)

»A los que hemos sido intérpretes de las alarmas no sé por qué se nos puede negar colaboración.

aPero el Jefe del Gobierno quiere realizar la reforma municipal y provincial. Yo creo que lo fundamental es el Municipio. Los grandes Municipios son el asiento de la libertad, los pequeños pueden ser absorbidos.

jiAl hablar de las poblaciones extranjeras no se habla de regiones, se habla tan sólo de Glasgow, de Manohester, de Filadelfia; no se habla para'formular comparaciones.

nLa empresa es diñcilisima; sólo podrá llegarse á puerto de salvación con el concurso de todos.

"Por eso voy á terminar afirmando todas aquellas con­clusiones expuestas en él día anterior y en el de hoy y recogiendo las afirmaciones del Sr. Presidente del Con­sejo de Ministros. Si en la cuestión de las mancomunida­des sale su señoría á mi encuentro negando que haya po­sibilidad de los temores que yo siento y ofreciendo (no f»odia menos de hacerlo) que en el análisis de los artíou-os y en 1& presentación de las enmiendas podrá corre­

girse el texto en aquello que nosotros consideremos nece­sario, yo puedo después volverme á mis amigos y á la opinión, con la confianza del hombre que se ha hecho cargo de todas estas necesidades y que siente en el fondo de su alma con la mayor sinceridad esta marcha y esta evolución de los aconteoimientos, y decir: aquellos temo-

FBBRBRO DI 1909 53

res que todos hemos sentido, aquellas razones que han. alarmado á tantas gentes, si no han desaparecido después de las explicaciones del Sr. Presidente del Consejo de Mi­nistros, deberán desaparecer ante las modificaciones que en el dictamen se habrán de introducir. (Murmullos.)

"Por último—añadió—, en esta situación, y ante estas eventualidades del porvenir, mis amigos y yo, siempre atentos á los movimientos de la opinión, mantendremos aquella manera de considerar la aplicación de esta ley que fué objeto de mis declaraciones.» (Nuevos rumores.)

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros congratu­lóse de que el Sr. Moret le hubiera^ dado ocasión para exponer lo que había dicho.

Negó que su propósito fuese el enemistar al partido liberal con nadie.

Y a&adió, finalmente, que esta ley era obra de todos. (Muy bien, en la mayoría.)

Se suspendió este debate y se levantó la sesión. El efecto que el discurso rectiñoacióa del Sr. Moret

produjo en sus amigos y correligionarios fué de una gran decepción.

El elocuente Jefe liberal, que en el día anterior fué llevado en triunfo por sus amigos al Capitolio, puede de­cirse que en esta fecha—siquiera fuese por poco tiempo— fué despeñado, también por sus mismos amigos, desde lo más alto de ia roca Tarpeya.

Los que en el día anterior más ardientemente le ha­bían vitoreado y aplaudido, más duramente le censuraban en este día, por lo que llamaban su cambio de actitud, que no acertaban á comprender.

Algo fle suavizaron las asperezas en el transcurso dé la noche; pero, no obstante, la prensa liberal, la que ve­nía sosteniendo y alentando al Sr. Moret en esta campa­ña y en la del bloque, no le escatimó las censuras.

uEl I m p a r c i a l n y IKoret.—Véase lo que decía El Imparcial, periódico el más afecto á la sazón alSr. Moret:

«Como loe más significados elementos de la Solidari­dad tienen declarado en discursos, artículos periodistioos,

5 4 SOLDEVILLA.—BL A S O POLÍTICO

en libros y actos de propaganda que no se contentan oon la mancomunidad inocente, bonachona y burguesa que el Sr. Maura va á plantear, sino que quieren algo más, mucho más, de ahi la zozobra que inspira la reforma y el temor de que sea dañosa á los intereses nacionales.

«Fué enorme la decepción cuando el Sr. Moret, al rectificar, después de oído el discurso del Presidente del Consejo, manifestó que éste habia deshecho las dudas pa­trióticas que el concepto de la mancomunidad despertaba y habia acabado oon los razonados temores que una parte de la opinión sentía. La aseveración dol Sr. Moret, el acto político en ella contenido, no parecían justificados. Porque el Sr. Maura-no aportó prueba que ya no hubiera antes expuesto, y, siendo esto así, no había para qué co -locarse en la situación de protesta que habla adoptado el Sr. Moret ó había que conservarla.

«El hecho escueto es el siguiente: el Sr. Moret, que en el discurso comenzado anteayer, y ayer concluido, anun­ció el peligro de la mancomunidad, y como Jefe del parti­do liberal y aun oomo representara te de todas las izquier­das, se declaró dispuesto á oponer su veto á la ley, si ésta era votada, después, cuando ni por la segunda parte de su discurso podía esperarse, ni por ia disertación del señor Maura suponerse, al final de una breve rectificación, acep­tó las explicaciones del Presidente del Consejo y retrotra­jo la cuestión al estado que obtuvo en la sesión tantas ve­ces citada del 18 de Julio; es decir, al momento parlamen­tario en que, por las declaraciones de los unos y el silencio de los demás, diéronse por resueltas todas las dudas y por fundidas en un rápido deshielo todas las sospechas.

nLa consecuencia de todo esto la deducían oon júbilo los ministeriales y los solidarios, afirmando que la ley, que era para muchos de nosotros un cadáver, cuyos fune­rales iban á verificarse ayer, había tenido, por el contra­rio, gloriosa resurrección.n

En efecto, los solidarios subieron todos al banco que ocupaba el Sr. Moret para felicitarle.

El Liberal y el Heraldo estuvieron aún más fuertes con el Sr. Moret. La Correspondencia de España hizo un articulo en defensa del Jefe liberal.

FEBRERO DE 1 9 0 j 6 5

¿Cuál fué la causa de este cambio de actitud del señor Moret? Con certeza no lo supo nadie, y de aquí que fueran muchos los motivos que se daban como ciertos.

A nuestro juicio—y sin que esto signifi \n& emitir opinión, de lo cual nos abstenemos cuidadosamente, en aras de la imparcialidad—, la causa que inclinara al Sr. Moret á este cambio tan radioal en cuestión tan grave fué, entre otras secundarias, el temor de hacer aparecer á los liberales enfrente de la opinión—á su juicio, predo­minante—en Cataluña, lo cual podria traerle inmensas dificultades para el Gobierno.

Al Sr. Montero Ríos, que el día antes había felicitado al Sr. Moret, le desagradó tanto este cambio de actitud, que manifestó que no volvería á ocuparse del proyecto de ley de Administración local ni aun para combatirle, á fin de no tener, respecto de ley tan perjudicial, ni siquiera la responsabilidad de presenciar su discusión.

El Sr. Moret manifestó al autor de este libro, que ha­bría estado más ó menos afortunado de palabra, como acontece siempre á los oradores, pero que su pensamiento estaba expresado bien claramente respecto á la acepta­ción sin reserva de la parte municipal de la ley de Admi­nistración, pero atemperando la aplicación de lo restante, especialmente de las mancomunidades, á lo que resultase de las enmiendas que el partido liberal presentara y á que él (el Sr. Moret) y el partido mismo, dijesen en esta cuestión la última palabra.

El Conde de Sagasta.-^El Sr. Conde de Sagasta, que, por las conferencias que había celebrado estos días con el Sr. Moret, podía estar muy bien enterado de todo cuanto habia en el interior de eita cuestión, manifestó

ue, á su juicio, e l6r . Moret, por el acto de valor cívico y e patrioiismo que — obedeciendo indudablemente á im­

portantísimas razones—llevó á cabo en la sesión del vier­nes, se habia colocado en una admirable situación, dentro de la política en general, pues para todas las eveatualida-des que pjidieran surgir tenía satisfactorias respuestas.

í

uSi después de su patriótica actitud—dijo—resultara que los solidarios hacen mal uso de las manoomanidades,

5 6 SOLDEVILLA.—BL AÍTO POLÍTICO

no sería el partido liberal el responsable, sino el Sr. Maa-?», que cantó sus excelencias, y bajo cuya fe y palabra, que de la ley salían ñadoras, realizó su acto el Sr. Moret.

«Si el resultado fuera satisfactirio, nadie podría quitar á los liberales su parte de gloria por haber transigido, y si en lo que resta de debate en el Ojtfgreso y en el Sena­do, ó por otros actos, se viera que los solidarios exigen más y se presentan intransigentes y soberbios, siempre estaría á tiempo el Sr. Moret de salir al encuentro y reti­rar su palabra y su confianza.

"Hasta para con aquellos elementos desconfiados ó enemigos del bloque, tiene razones excelentes que alegar ahora el Sr. Moret, razones—dijo el Conde de Sagasta— que yo no he de indicar, porque él las sabe mejor que yo.

nPor último, hasta con la misma Prensa que pudiera oambatirle por su cambio tiene una situación airosa, por* que si unos periódicos han apreciado su actitud oon acri­monia, otros la han encontrado plausible y acertada."

Adjudioaoidii de ia escuadra.—La Gaceta ínser tó en esta feoha la Real orden del Ministerio de Marina que transcribía el acuerdo del Consejo de Ministros res­pecto á la adjudicación de la escuadra (1).

La orden comenzaba en estos términos:

uYistos los informes emitidos sobre las proposiciones presentadas por el Estado Mayor Central de la Armada^ las Jefaturas de Gonstruocionas Navales y de Artillería, la Litendenoia general, la Asesoría general del Ministe­rio y la Junta Superior de la Armada:

"Visto el informe y propuesta del Ministro de Marina al Consejo de Ministros, y declarado por éste que la úuica proposición que está dentro de las bases de 21 de Abril de 1908, publicadas para el concurso, es la presentada por la uSooiedad Española de Construcción Naval» (casa Wickers), susceptible de mejora, á juicio del Consejo, in­troduciendo en ella modificaciones que, en su mayor par­te, han sido propuestas por el Ministro de Marina, de

(1) Véase EL ASO POLÍTICO 1908, mes de Abril.

FEBRERO OH 1909 67

aonerdo, á su vez. en la mayoría de las miamas, oou el ia> forme d^ la Jané|ij|aperior de la A.rmada.n

La parte dispositiva resolvía lo sigaiente:

uinvitar á la uSooiedad Española de Ooastrucoión Navaln á que manifieste, dentro del plazo de oincaeata días, su conformidad con las modifioaoiones y estipula­ciones siguientes, que el Consejo estima necesarias, salvo demostración que en contrario pudiera hacer la Sociedad, dentro del mismo plazo, sobre algana ó algunas de ellaa.n

Formulábanse luego las observaciones y reformas por grupos.

En casa Wickers aceptó las reformas propuestas. La prensa discutió mucho la concesión.

D Í A 8. — Explloaciones de MaoU. —Pasados tres días de la famosa interrupción, y después de varias negociaciones, pues el Sr. Maciá no se manifestaba pro­picio á dar explicaciones en la Cámara, fueron dadas en esta fecha.

El incidente se desenvolvió del siguiente modo: El Sr. Presidente'(Dato), concedió la palabra al se&or

Conde de Bomanones para una cuestión de orden.

uEl Sr. M%oi&—dijo—formuló una iaterropoión en la sesión del jueves; pidió después la palabra, con objeto de explicar aquélla, y ahora resulta que no hay tal expli­cación.))

El Sr. Maciá: uPedí la • palabra, pero no pude hacer Uso de ella. Por eso nada tengo.que decir ahora."

El Sr. Conde de Romanones: «Entonces es inexplica­ble la permanencia del Sr. Maciá como compañero nues­tro." {Aplausos de lo» liberales.)

El Sr. Presidente: oLa Prasidenoia puso, en mimento oportuno, la corrección de que creía merecedor, regla­mentariamente, al Sr. Maciá, aunque bien seguro de que, con su interrupción, no quiso dicho Sr. Diputado expre­sar lo que temía el Sr. Conde de Bomanones.»

El Sr. Maciá: uBl jueves se produjo un ruidosísimo

5 8 SOliDBVnLA.—BL A S O POLÍTICO

inoidonte, á propósito de la frase uy de grandes cobar-dlasn, que pronuncié al interrumpir el discurso del señor Moret. Comprendiendo yo entonces que se había dado una interpretacióu completamente equivocada á la in te r rup­ción, pedí la palabra, y no es mía la culpa si no se me concedió. Después, cuando las pasiones se habían apaci­guado, no creí necesario explicar la interrupción; pero hoy, ya que lo ha pedido el Conde de Romanones, lo ex­plicaré.

nEl Sr. Moret pronunciaba un discurso, en el que ha ­blaba de la Patr ia y de heroísmos, y en aquel momento se me presentó una visión rápida, brutal si queréis, al ver que aquellos heroísmos no habían servido al Ejército para llevarle á la victoria, sino que le habían llevado á la ver­güenza. ¿Debido á qué? A los errores, á las imprevisio­nes de los Gobiernos y, sobre todo, á las cobardías del ú l ­timo que presidió los destinos de la Nación en la postrera etapa de las guerras oolonialeí<. {Muy bien, en algunos es­caños de los solidarios.)

nLo único que tengo que añadir es: que yo considero que aquellas culpas y responsabilidades no se han l iqui­dado. Por eso anuncio que, cuando lo crea conveniente, t r a t a ré de exigir las ." {Ájjrobccióii en los mi'imos eicaños y algunos aplausos)

D i s c u r s o de More t .—El Sr. Moret pronunció un enérgico y elocuente discurso justificando la conducta de aquel Gobierno y el patriotismo del Sr. Sagasta.

En La Correspondencia de Efpaña, su Director, D. Leo-} oído Romeo, con el seudónimo de Juan de Aragón, pu­blicó artículos y telegramas acerca de e-tos asuntos, cen­surando á ¡08 que criticaban al Sr. Maciá, y defendiendo las frases de éste.

DlBCUrso de C a m b ó . — E n esta fecha intervino el Sr.Cambó en el debate de la ley Administración local,pro­nunciando un discurso muy suave y de tonos mesurados:

•«Disipadas las dudas—dijo—, intervengo eü el debate porque se habló de pensamientos que no se podían a p a r ­tar de la imaginación sobre la situación do Cataluña.

FEBRERO DB 1909 69

nLa doctrina catalanista del Sr. Prat de la Biva no es tin documento aislado, es la tonalidad de la expresión corriente en aquella época del catalanismo. Aquella ex­presión hostil, estridente, para respetabilísimos senti­mientos, la ha empleado también el Diputado que habla. {Rumores.) Por eso hay que distinguir lo que en ella hay de transitorio y de permanente. Los más sanos movi­mientos de opiuióQ han tenido esas estridencias. Yed las reivindicaciones de los obreros. Pues eso es lo que ha pa­sado con la doctrina catalanista. En el amor á un ideal, cuando todavía está en sus comienzos, la repulsión á lo que se cree obstáculo es innata. Yo no diré que todas las estridencias desaparezcan, pero si las más. {Grandes ru­mores.)

nEn el momento de aparecer triunfante la Solidaridad, que es cuando pudo aparecer, de existir, el germen mor­boso, fué cuando se publicó el incomparable artículo de Maragall titulado u¡Yisoa Espanyal».

nLa expresión del amor patrio no es siempre la mis­ma; recordad lo que el pueblo español dijo en 1808 y lo que ha hecho en 1908. Pues lo mismo digo de la doctrina catalanistS.; la misma es en Prat de la Biva que en Mara­gall; el ambiente es el que ha cambiado.

nVeamos lo que pueda haber de morboso en las aspi­raciones de Cataluña.

nLas aspiraciones de Cataluña, en deñnitiva, se con­cretan en un hecho, el de la personalidad, llamadla como queráis. Lo que nosotros pedimos es que la contextura in-terna se tenga en cuenta para la externa, y como ideal, mejorar, caminar en su progreso. ¿Puede suponerse que el adelanto di3 Cataluña rasque siquiera el de las demás regiones? Yo no puedo pensar que Cataluña y España puedan ser cosas contrapuestas; vería, si no, perdido para siempre el porvenir de Catalana. {Muy bien, en varios bancos.)

«La época más espléndida para España fué la regio­nal; la peor, la centralista. ¡Cuando España no se disgre­gó después de la invasión napoleónica, fué por la virtua­lidad de la fuerza de las regiones!

nEl mayor enemigo para obtener las aspiraciones de Cataluña es la acritud. Por eso me asaltaba gran temor

6 0 SOLDEVILLA.—ÍL A S O POLÍTICO

onando cr«i ¿ aquéllas, en algunos momen6o9, incompati-blee con el parlido liberal.

nSi alguna confianza tengo en el proyecto del régi -men local, es porque he creído ver la orientación de una politica de respeto local, y es preciso que ese espíritu sea compartido por los que hayan de ser gobierno. De nada serviría aprobar este proyecto si no fuese complementado con otros y con una acción de gobieroo persistente. Por eso nos congratulamos de las palabras del Sr. Moret, cuando decía que no le asustaba la autonomía con tal de conservar incólumes los resortes de la soberanía del Es­tado.

«Colocado en este terreno el partido liberal, deshechas las prevenciones, todos contribuiremos á la obra inicia­da. Si alguno conserva el resquemor, le ruego que ."e haga superior á esas cosas, que mire al fondo de las aspiracio­nes de un pueblo que tiene conciencia de su personalidad. Para aclarar las dudas me tendréis siempre á vuestra dis-p08Íoi<!)n.<i {AplavtoB d« aJgunoi rtgionalittaa.)

El Ltb«ral dijo en un articulo lo siguiente:

uCaanto al disoarso de Oambó, fué modelo de dulce­dumbre danaica. Hombre admirable por la ñexibilidad, este descendiente de aquellos clásicos varones levantinos, qne para el cambio mercantil, ó si venia & cuento para el cambio de religión, lo mismo actuaban de cristianos que de turooff.

"Nos place su talento y, sobre todo, su arte instinti­vo; pero en punto á confianza, á igual temperatura nos hallamos el público y nosotros.n

D Í A 9.—Froclamapldn de Azzati.—En esta fe-oha, y después de intervenir en el debate, fué proclamado Diputado el Sr. Azzati, al cual, como ea sabido, se le combatía poniendo en duda su nacionalidad española.

l a onestltfn d« Xarrueoos .—Tratado franco-alemán.—Cuando todo el mundo creía qne el ejercer predominio en Marruecos había de ser óausa de distgustos entre Francia y Alemania, se hizo púb'ioa la noticia de

FÍBRKRO DE 1909 61

qne hablan llegado k un acuerdo, firmando en esta feoha un tratado, que su eseucia deoia asi:

uEl Gobierno de la República francesa y el Gobierno imperial alemáa, animados por el mismo deseo da facili­tar la aplicación del acta de Algeuiras, han convenido en concretar el alcance que dan á las cláusuU<i del mismo, con objeto de evitar, en lo sucesivo, cualquier diver­gencia.

nEu consecuencia: nEl Gobierno de la República francesa, iutereíado en

el mantenimiento de la inte;2;ridad ó independencia del Imperio jerifíano, y decidido á proteger ea él. la igualdad económica y, por consiguiente, & no poner trabas á, los intereses comerciales é industriales alemvnes; y el Go­bierno imperial alemán, que persigue sólo intereses e o -nómicos en Marruecos, y reconoce, por otra parte, que los intereses políticos y particulares de Francia esfc&n estre­chamente unidos á la consolidación del orden y de la paz interior.

>• Declaran que no proseguirán ni favorecerán ninguna medida encaminada á crciar en su favor, 6 en favor de cualquier Potencia, un privilegio económico, y que tra­tarán de asociar á sus subditos en los negocios cuya ooa-oesión puedan lograr.^

En España el acuerdo se acogió primero con sorpresa, después con desoonfíanza, pues claramente «e vio que las dos importantes naciones se entendían á costa de Ejpa* ña, á la cual ni siquiera se mencionaba en el tratado. Bn Francia, ¡naturalmente!, parejió muy bien, oomoque —decían—quedaba con las manos libres, sin temor al coco de Alemania, y ésta recababa para sí todas las ventajas comerciales sin compromiso alguno.

El Embajador de España en París, Sr. León y Casti­llo, se expresó asi:

«España, cuyos intereses espeoiales en Marrudoóti han sido reconocidos por Francia en diversos tratados y por toda Europa ea el de Algeoiras, no puede menos de feli­citarse de cuanto con tribuya á desembarazar la oaestíóa

6 2 SOLDBVILLA.—BL AÑO POLÍTICO

marroquí.Deoiaooaños áeataparte, las diferenoias franco-alemanas han sido casi la únioa dificultad para la acción de Europa. Debemos, pues, congratularnos de ver allana­das esas diferencias por una explicación de buena fe.

"Por otra parte, Kspaña, que es leal amiga de Fran­cia, mira con satisfacción cuanto pueda ser de resultado feliz para esta Nación, y no olvida que, por mandato de las Potenoias, tiene que cumplir con ella una misión en Marruecos. Ese mandato, forzosamente nos llevará ¿ par­ticipar en forma no determinada todavía del acuerdo fran­co-alemán."

D Í A 10.—Discurso ele Oiner de los Ríos.—En esta fecha hizo su debut parlamentario el Diputado anti-Bolidario por Baroelona, Sr. Giner de los Ríos, y su pri­mer cuidado, cumpliendo un deber de lealtad, fué defen -der al Sr. Lerroux.

Discurso de Carner.—Luego siguió el debate de las mancomunidades, é intervino en el debate el Sr. Car­ner. Afirmó las grandes diferencias que le separaban del Sr. Cambó y ratificó su carácter nacionalista catalán.

Expaso su doctrina nacionalista, según la cual, la na­cionalidad debe formarla todo ser vivo que tiene perso -nalidad propia y natural.

En este sentido abogó por la nacionalidad catalana, porque disponen de lengua propia y de Derecho peculiar y de instituciones diversas, que le daban una fisonomía especial.

uNuestro nacionalismo—dijo—consiste en la regula­ción jurídica dentro de nuestros peculiares derechos é in­tereses. Puede buscarse esa regulación jurídica en el sis­tema federalista ó en las bases de Manresa ú otras que hayan de establecerse.»

El Sr. Vinoenti: u¿Pues qué entiende su señoría por EstadoPn

El Sr. Carner: uFues yo creo que un Estado es el in­dividuo, y otro la familia, y otro el Municipio^ y otro la región, si se rigen por si mismos, aunque de diversas formas."

PEBRBRO DE ia09 63

Se censuró mucho que no hubiese en el Congreso una voz de protesta contra estas afirmaciones tan peligrosas.

DI^ 11.—Cuestiones de Marruecos.—Fregan-ta.de Montero Ríos.—Interviniendo en un debate sus­citado por el Sr. Ranero, el Sr. Montero Rios dijo que lo que en la Prensa habia leído acerca del Tratado franco-alemán le hizo sospechar que los intereses de España su­frirían algún quebranto, y por eso preguntaba ál Q-obier-no si el Gabinete francés tenia obligación de dar ¿ los españoles participación en las empresas y negocios jeri-fianos, y si, de existir esta obligación, se cumplía efecti­vamente.

El Sr. Ministro de Estado dijo que los temores del Sr. Montero Ríos eran infundados, por cuanto todo lo que se refiere á las industrias y empresas está d>)fiuido en el Acta de Algeciras, base de todos los tratados posteriores.

El Sr. Montero Ríos señaló que el Ministro no afirmó concretamente si existia ó no la obligación á que aludió en su discurso, afirmando que no se había referido á nin­gún documento reservado; por lo que no habia podido cometer, al tratar de este asunto, inconveniencia alguna.

El Ministro de Estado manifestó que el Gobierno no trataba de reservar nada acerca de esta ouestióu<

Discurso de Oiner.—El Sr. Giner continuó su dis­curso, interrumpido el día anterior. Afirmó que el movi­miento de la Solidaridad tenia marcado carácter conser­vador.

Examinó las elecciones de Diciembre, las calificó de admirables y dijo que podían servir de modelo en España y en el extranjero.

Se lamentó de que los solidarios en sus candidaturas llamaran al orador y compañeros de combate anticata­lanes.

u¡Qué hubieran dicho de nosotros si, por el mismo procedimiento, les hubiéramos llamado anticastellanos! n

No negó que hay problema catalán; pero se refiere i la reacción clerical, pues en Barcelona hay ciento veinti-

6 4 SOLDBTILLA.—BL AÑO POLÍTICO

dÓ8 Congregaciones religiosas que, entregadas á diversos trabajos, restan los medios de vida á honradas industrias, (Rumores.)

Recordó que cuando se disoutió en cierta ocasión la capacidad del Sr. Morayta, declaró el actual Presidente del Conse jo que los votos eran como un nuevo Jordán, que purificaban á los candidatos elegidos.

uÁhora se trata de motivos mucho menos importantes en el caso del Sr. Lerroux.»

Manra y los IndultOt.—Le contestó el Presidente del Concejo, extrañándose de que un asunto sometido á la Comisión de Actas se pretendiera resolverlo por una es­pecie de plebiscito de la Cámaia, cuando ésta no conocia el expediente.

••Pero, además, en otra ocasión ya dije que el Gobier­no no tendría inconveniente en aconsejar el indulto cuan­do el Sr. Lerroux se ponga en condiciones de ello.

"Según el art. 34, la prerrogativa de indulto pertene­ce á la Corona y no á las Cortes; pero el camino es senci­llo, y el indulto completo vendrá en seguida que el señor Lerroux quiera. De su voluntad depende.» (1)

Viajes del Sey.—VlUaviciosa.—A las siete de la mañana salió S. M. el Bey para Yillaviciosa (Portugal), acompañado únicamente del Marqués de la Torrecilla y de su ayudante Sr. General del Bio.

No despidió á S. M. ninguna de las personas reales, s i se le tributaron honores á su salida de Madrid, porque efectuó este viaje de riguroso iacógnito.

D Í A 12.—Viajes del Hey.—Portugal.—En este dia llegó D. Alfonso á Elvas, donde tuvo un recibimien­to solemnísimo.

Después siguió el viaje para Yillaviciosa, adonde lle­gó á las ottoe y cuarto de la mañana.

La población en masa hizo á D. Alfonso una oariñoai-sima acogida.

(i) Véaw día 4 d« Abril.

FBBRBRO DE 1909 65

Momentos después de ser recibido D. Alfonso por Don Manupl, reoibió el Eey de España á las Autoridades lo­cales.

Los periódicos portugueses dedicaron cariñosos ar­tículos á España y á su Key.

Alfonso XII I y Manuel 11 pasaron el día en la inti­midad.

Ambos Soberanos y las personas de sus respectivos séquitos pasearon en automóvil por los alrededores de Vi-Uaviciosa.

El pueblo los ovacionó. Algunas señoras arrojaron ¿ su paso flores desde las ventanas.

D Í A 13.—Ley de Administración local.—Im­portantes enmiendas de Moret.—El Jefe dol parti­do liberal, para contrarrestar en parte el efecto y el »1-oance del artículo relativo á las mancomunidades, pre­sentó las siguientes enmiendas:

A los artículos 401 y 402:

«Los Diputados que suscriben tienen la honra de pro­poner al Congreso la siguiente enmienda al art. 401 y también al 402 del dictamen sobre Administración local:

«Se modificarán expresándose que el Gobierno podrá someter el proyecto formulado al referéndum de los habi­tantes de las provincias cuyas Corporaciones locales pre­tendan constituirse en mancomunidad, siempre que exis­tan dudas acerca del consentimiento de aquéllos. Este referéndum será obligatorio si lo pidiese una tercera f ar­te de los Ayuntamientos de alguna de las provincias in­teresadas ó los que representen una décima parte de sus habitantes, ó bieii este mismo número de electores direc­tamente.»

Aceptada ésta en sesiones anteriores, en esta fecha presentó otra al art. 406.

Decía así:

«El Gobierno, cuando estime conveniente á los inte­reses generales acceder á lo «olioitado, presentará á laa Cortes un proyecto de ley para otorgar la concesión. En

6 6 SOLDBVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

dicho proyecto se harán constar los recursos mencionados en el caso 4.° del art. 408.

"Palacio del Congreso, 8 de Febrero de 1909.—Segis­mundo Moret.—Juan Navarro Reverter ij Gomis. — Conde de Homanones.—Federico Rnqnejo.—Junn liózpide.—Fe'ie-rico Laviñi-—Niceto Alcalá Zamora.» >

La enmienda tenía grandisirria importancia, pues ten­día á contrastar y examinar con antelación la convenien­cia de conceder ó no conceder á las mancomunidades de­terminados servicios que soliciten.

Defendióla el Sr. Moret con gran mesura, basándose en la necesidad de acabar de disipar determinados re­celos.

Apoyóla el Sr. Azcárate, demostrando su convenien­cia, porque borraba toda sospecha contra los abusos que pudieran cometerse; estudióla con amplitud y serenidad el Sr. Maura; combatióla el Sr. Cambó, á decir verdad, sin acritud; y á vuelta de varias rectificaciones explica­tivas de los oradores, el espíritu de la enmienda fué ad­mitido, acordándose redactar el articulo con arreglo á ella.

El triunfo del Sr. Moret fué evidente, pues estaba dispuesto á hacer cuestión cerrada la admisión de la pro-puestn, hasta el punto de que, si no lo conseguía, se ha­llaba dispuesto á declarar que no aplicaría la ley de Ad­ministración local.

Fin de la discusión de la ley de Administra -oión local en el Congreso.—Después de esto y de admitirse la enmienda presentada por las Diputaciones vascongadas, pidiendo una pspecie de statu quo en las re­laciones entre las Diputaciones vascas y los Ayunta­mientos, siguió la discusión sin incidente alguno, hasta la terminación de la ley. Votado el último artíoulo, la mayoría felicitó al Sr. Maura.

¡Ya era hora!

La admisión temporal de la hojalata.—Tre-mendo discurso del Sr. Urzáis.—No se había re­suelto aún por el Gobierno el pleito que traían, desde

PBBRBRO DB 1909 67

larga fecha, conserveros y fabricantes de hojalata, acerca de Ja admisión temporal de esta primera materia, admi­sión que reclamaban los primeros y rechazaban los se­gundos.

El ex Ministro conservador Sr. Urzáiz (ya indepen­diente), trató la cuestión en esta fecha ep. el Congreso, pronunciando un discurso durísimo, en el cual dijo:

«Terminado el expediente, no tiene el Gobierno dere­cho ¿ sustraer una resolución del Eey, que es obligada, y haciéndolo, el Gobierno incurre, á mi juicio, en respon­sabilidad.

"Desde Junio de 1907, están terminados todos los trá­mites, con informes del Consejo de Estado y demás Cen­tros consultivos. Sólo falta el acuerdo de S. M., que no ha resuelto porque el Gobierno le ha dado carpetazo al asunto con subterfugios ilícitos, porque, de resolverse, tendrá que hacerse forzosamente en sentido favorable.»

De todo lo que había examinado dedujo que era una cuestión de conducta de gobierno de sentido jurídico y ético el resolver de una vez el expediente, después de haber pasado por el banoo azul tres Ministros de Hacien­da desde que se planteó el ca^o.

Ante la huelga en que el Gobierno se había declarado, se veía obligado á tratarlo por medio de una interpela­ción, á ver si 'estimulaba la sensibilidad del Gobierno, que parecía funcionar como prolongación de la Adminis­tración de una Sociedad.

Aludió á los intereses que se oponían á la resolución, y que se suponía eran los de algunos Ministros. (Risas en el Sr. Maura y varios Diputados ministeriales.)

El Sr. Urzáiz: uNo creo que esas risas sean sinceras, pues lo que estoy diciendo no es para risas.»

Continuó el orador, y pidió una resolución, aunque fuese injusta; pero que se resolviera.

Le ocntestó el Ministro de Hacienda justificando su deseo de llegar á una solución de concordia entre los in­tereses encontrados.

6 8 SOLDKVfLLA.-*BL AÑO POLÍTICO

El Sr. Maura, á quien, per su actitud, se veía que le habían llegado á lo vivo las acusaciones del Sr.- Urz4iz, se levantó también á contestar.

El Presidente del Consejo afirmó que no se trataba de ningún i)leito de forzosa resolución en un plazo, sino de un problema económico, de una facultad discrecional de gobierno.

Rechazó las ofensas del Sr. Urzáiz, diciendo que sus apreciaciones, ó no eran nada, ó eran una injuria intole­rable; y en este caso no eran nada.

Acusó al Sr. Urzáiz de notoria parcialidad en el asun­to, y procuró demostrar que el Gobierno estaba cumplien­do estrictamente su deber para que los envases sean de fabricación nacional y los conserveros vean lograda su aspiración dentro de la producción española.

Rectificó el Sr. Urzáiz, insistiendo en sus términos duros.

El debate fué muy interesante.

DlA 17.—Comunicaciones marítimas Conti­nuó debatiéndose este proyecto, y el Sr. Rosello, Dipu­tado liberal, ex Subsecretario de Instrucción pública, lo combatió en un importante discurso.

Por la Comisión le contestó el Sr. Navarrete.

D Í A 18.—El acta de Lerrouz.—A la vez que el Sr. Maura decía y repetía en el salón de sesiones'que el Gobierno estaba dispuesto á conceder el indulto del señor Lerroux, la Comisión de Actas daba dictamen de incapa­cidad legal.

Véase lo ocurrido: Reunida por la tarde la Comisión para tratar del acta

citada, entablóse largo debate acerca de ia misma. El Diputado liberal Sr. D'Angelo defendió calurosa­

mente la capacidad del Sr. Lerroux. No obstante, fué declarada la incapacidad por ocho

Diputados conservadores y un carlista de los que forma­ban la referida Comisión. •

El Sr. D'Angelo anunció, en nombre de los liberales, la presentación de un voto particular á favor de la capa­cidad, y el Sr. Alvarado, otro en el mismo sentido.

FKBRBRO DE 1909 69

El Sr. Borell, en la sesión, abogó por la capacidad, mejor dicho, por la soberanía de la Cámara para resolver.

Academia de Jurisprudencia.—Discurso de Dato.—Esta ta-rde, á las cinco y media, se verificó en la Academia de Jurisprudencia la sesión inaugural del curso do 1908 1909 bajo la presidencia de S. M. el Eey, que acudió al acto para honrar al Presidente del Congreso, Sr. Dato, á la vez Presidente de la docta A.cademia y que habla de leer el discurso inaugural.

La concurrencia fué extraordinaria, especialmente de hombres de oieuoia, Magistrados, jurisconsultos y polí­ticos.

Declaró el Monarca abierta la sesión, y el Secretario general, á quien concedió la palabra, leyó la Memoria correspondiente al curso anterior.

A continuación el Sr. Dato dio lectura de su disourso. • El Presidente del Congreso, cuya autoridad en las

materias sociales es de todos reconocida, trató en su dis­curso del significado y representación de las leyes pro­tectoras del trabajo.

«En nÍQgana parte como en esta Casa-^dijo elocuen­temente el Sr. Dato—pueden tener su natural asiento la propaganda y la imparoial contemplación de las ideas que tienden á acomodar á las exigencias de un estado so­cial nuevo un derecho, nuevo también.

nAcumulada en un extremo de la sociedad una masa enorme de riqueza; acumulada en el otro una masa no menor de miseria, la situación ha llegado á ser de una tirantez peligrosa. La revolución individualista del si­glo xvaí, con sus exageraciones, rectificadas por los mis­mos Estados más radicales y los progresos de la Mecáni­ca, que á la vez que anularan el trabajo manufacturero, crearon la máquina cara, dejaron al obrero en una situa­ción de indefensión, de la que ha reaccionado al amparo de los derechos políticos.

jiLas luchas entre el capital y el trabajo, los antago­nismos entre burgueses y proletarios, han sido los pri­meros síntomas de esa reacción.

»A suavizar tales asperezas tiende la legislación obre-

7 0 SOLOBVILLA.—EL A*0 POLÍTICO

ra, que deso^'endo antiguas teorías y mirando sólo á la realidad, ha ido surgiendo paulatinamente, á despecho de todos los radicalismos individualistas, tija únicamente la mirada en las necesidades de la época.

"El cuerpo social enfermo—exclamó con sentida elo­cuencia el Sr. Dato—exige tratamiento curativo; las le­yes protectoras son las medicinas, que unas veces calman el dolor y otras alivian la enfermedad. ¿Quién será tan cruel y tan inhumano que se niegue á dnlciticar la pena y á disminuir el sufrimiento?»

El Sr. Dato abordó, por último, el examen de la legis­lación obrera en España.

«Cada nueva ley en favor del obrero es una satisfac­ción á la justicia y un palmo de terreno arrebatado á la

'anarquía; un nuevo cauce por donde corre canalizada una aspiración que, en otro supuesto, tal vez se desbordaría, destruyendo lo que á su paso se opusiera.

«El intervencionismo desempeña asi una doble misión conservadora y de reforma. Tenedlo presente, sobre todo los jóvenes,.lüs que lleváis un caudal de energías, de as­piraciones nobles y generosas; los que más ó menos tarde habéis de ocupar los puestos preeminentes del Parlamento y del foro, y proseguid esta labor de renovación social, seguros de alcanzar, bajo la noble égida de la augusta Eeal persona que hoy nos preside, días de ventura y feli­cidad para nuestra amada Patria.»

El discurso del ilustre Presidente del Congreso, o,bra de jurisconsulto, de sociólogo y de gobernante, fué muy aplaudido.

El Sr. Rodríguez San Pedro pronunció á su vez un discurso encomiando la labor de cultura que realiza la Academia.

Viajes del Bey.—Blarritz .—A la una y veinte de la tarde llegó el Rey de España á esta población, des­pués de haberse detenido en San Sebastián.

Acompañaban á S. M. en el automóvil el Marqués de Yiana y el Sr. Quiñones de León.

FKBRERO DB 1909 71

El Monarca español y su séquito fueron directamente á almorzar al Gran Hotel. Mientras el almuerzo se veri^ ficaba, pasó por la plaza el regimiento de Infantería de Bayona, núm. 49. El Rey abandonó en el acto la mesa y se asomó á un balcón, desde el cual presenció el desfile. El Jefe del regimiento notó la presencia de D. Alfonso, y deteniendo su cabaUo, saludó al Soberano. Lo mismo hicieron la oficialidad y las tropas. La multitud, que se había estacionado frente al hotel, aclamó á S. M. . Terminado el almuerzo, fué el Rey en carruaje al

Hotel de Inglaterra á saludar al Príncipe de Oldemburgo, y luego á la villa "Les Vaguesn á dar el pésame, por la muerte del Gran Duque Wladimiro, al Grande Duque Alejandro Michaelivich y á la Gran Duquesa Xenia Ale.xandrowna. Estuvo después haciendo compras en va­rios establecimientos: en la librería de Bouguet adquirió planos de carreteras francesas.

A las tres salió en automóvil para Pau, donde llegó i las seis de la tarde.

El objeto de su viaje era examinar el aeroplano de M. Wilburg Wright.

D Í A 20.—Viajes del Bey.—Fau.—Esta mañana, á las ocho, marchó el Rey en automóvil á Pont-Long, en Pau, para presenciar los experimentos de los hermanos Wright, principal objetivo de su expedición. Le recibie­ron el Alcalde y el Prefecto de Pau, y le presentaron á los hermanos Wilburg y Orville Wright.

Serían las nueve, cuando Wilburg Wright echó á vo­lar con su aparato. Se alejó sobre los árboles y desapare­ció en dirección de Pau. A los diez minutos apareció por el lado opuesto y vino á posarse suavemente á los pies del augusto espectador.

El Rey no podía contener su admiración. Repetidas veces dijo que necesitaba recordar la palabra que había dado á su madre antes de salir de Madrid, para no subir en el aeroplano y experimentar una sensación tan atra-yente.

Don Alfonso reconoció el aeroplano y se hizo expli­car punto por punto su mecanismo y su manejo. Luego se sentó junto al aviador y en esta postura fué retratado.

7 3 SOLDEVILLA.—BL AÍTO POLÍTICO

Todo el mundo pudo notar el sentimiento con que resis­tía la tentación de volar un rato.

Inmediatamente el Rey tomó el automóvil oon sus acompañantes y marchó á Pau.

Los hermanos Wright almorzaron oon S. M. en el sa­lón públioo del Hotel.

La cuestión de la hojalata—Discurso del se­ñor Iranzo.—El discurso pronunciado esta tarde en el Congreso por el Sr. Iranzo sobre el asunto de la hojalata-, reavivó extraordinariamente el debate planteado por el Sr. Urzáiz.

Al interés de la discusión contribuyeron las manifes­taciones de los Sres. Kodriguez San Pedro y Alleadesa-lazar, quienes declararon que, en efecto, tenían intereses en contra de la admisión temporal de la hojalata: el pri­mero, por tener capital en Altos Hornos, y el segundo, porque era Consejero de la Vascouia.

£1 debate fué muy interesante.

Los militares ea los Gobiernos civiles.—En esta fecha dijo el periódico El Mundo:

«Ha presentado la dimisión de su cargo el Gobernador civil de Gnadalajara, Sr. Alvarez y González, habiendo sido nombrado para sustituirle el Teniente Coronel de Artillería D. Antonio Villamil y Marraooi.

nCon motivo de este nombramiento, se comentaba mu­cho en el salón de conferencias del Congreso el excesivo número de militares que desempeñan Gobiernos civiles, pues en la actualidad pasan de veinte las provincias á cuyo frente se encuentran Jefes del Ejército ó de la Ar­mada. -

"Esto produce justo y natural descontento en el ele­mento civil, al que se le quitan puestos importantes por favorecer á los que en sus respectivos Cuerpos pueden ejercer mandos, y que al solicitar los Gobiernos civiles persiguen solamente obtener derecho á una mayor jubila­ción ó retiro, oon lo cual se va aumentando paulatina­mente el presupuesto de Clases pasivas.»

TEBKKHO DE 1903 73

Efectivamente, mnoha geate se lamsataba de esto, que deoíau constituir un verdadero abaso.

D Í A 22.—viajes del Bey.—Sevilla.—E a e^ta fe­cha llegó á Madrid 8. M. el Rey, sieado recibid) ea la es­tación del Norte por el elemsato palatino y las Autori­dades.

Por ia tarde, poco después de regresar del extranjero, S. M. firmó varios decretos de promulgación de las leyes últimamente votadas por las Cortes, entre ellas la de apla­zamiento de las elecciones provinciales.

En el expreso de Andalucía salieron esta miama tarde para Sevilla los Beyes, aoompaílados de las personas que habían de prestar servicio en el Alcázar durante la estan­cia de SS. MM. en aquella capital.

En Sevilla tuvieron un recibimiento sumamente cari­ñoso, y allí permanecieron varios días hacieado sa vida ordinaria.

Proyecto de Comunloacloues marítimas.— Contra el Impuesto de tonelaje.—Goatitiuaba la campaña vivísima, iniciada contra la aprobacióa de este proyecto de ley.

El Sr. Vincenti pronunoió en esta feaha en el Congre­so un buen discurso contra el proyecto.

Muchas Comisiones venían de provincias para gestio­nar en contra de la aprobación.

OPINIÓM DS MOSTREO Rtos.—Loa comisionados r isi ta-ron al Sr. Montero Ríos para pedirle su oonourso y expo­nerle los grandes perjuicios que ocasionaría el gravamen contra el cual combatían.

El Sr. Montero Ríos manifestó que desda que conoció el proyecto había visto en él un monopolio, habiéndole confirmado en esta opinión el examen detenilo que del mismo habla hecho después.

Añadió que su opinión era que el impuesto sobre el tonelaje, si prosperase, llevaría la ruina inmaiiata 4 los puertos por donde se realiza la salida de los productos es-pañoleí para el extranjero, puesto que, siendo insufiñen -tes los baroos nacionales para el transporte de las mer •

7 4 SOLDEVILLA.—BL AÑO POLÍTICO

canelas que se exportan, vendría ana paralizaoión en los negocios, que repercutiría en el interior.

Manifestó también el Sr. Montero Ríos que con el im­puesto resultarían beneficiados los intereses de unos cuan­tos, con daño innienso do todo el país, y que en este sen­tido y estando plenamente convencido del error y de la injusticia del gravamen, como gallego y oomo hombre pú­blico, estaba al lado de los comisionados para trabajar re­sueltamente por su supresión.

El ttbloque» l iberal .—Mitin en Oviedo.—Se ce­lebró en este día en Oviedo un importante mitin. El en­tusiasmo fué grande, á causa de que los principales ora­dores, Sres. Belanndé, Parres, Pedregal, Suárez Inclán, Celleruelo, Alvarez (Ó. Melquíades), erau naturales y re­presentantes de Asturias; pero esto mi&mo hizo que algu­nos estuvieran disgustados, por temer que su influencia política en la provincia fuera suplantada por la de otros elementos.

Hablaron primeramente los Sres. Fernández Llama, republicano; Barcia, Loríente, liberal; Aguilera y Arjo-na, periodista republicano; Belaunde, ex Diputado, que habló en nombre de los liberales de Gijón, pronunciado un notabilísimo discurso; Parres, Senador, que encomió la necesida de la unión de las izquierdas para el sosteni­miento de las libertades conqu¡stada«; Pedregal, Diputa­do republicano, que ratificó su representación y sus con­vicciones republicanas, que le permitían, sin abdicaciones, contribuir á la obra del progreso de España.

«Los republicanos—añadió—continuaremos la defensa de nuestra forma de gobierno, singularmente mientras se impida el modificar una Constitución doctrinaria, agrava­da por interpretaciones cortesanas.n {Ooación.)

Habló después el ex Ministro Sr. Celleruelo, el cual dijo:

uTriste es tener que dsoirlo, pero no es posible ocul­tar que cuando va á cumplirse el centenario de aquella j Constitución de Cádiz, que nuestros padres discutían |

FBBRBRO DB 1909

mientras sus representados luchaban heroicamente para defender la independencia de la Patria, nos eaoontranaos más sometidos que nunca á las exigencias de ua poder extranjero, que no contentándose con la influeacia que por el ejercicio de ciertos ministerios tiene sobre las fa­milias, quiere intervenir ó intervendrá en los actos más interesantes de la vida colectiva, pretendiendo apoderar­se de la enseñanza para poder formar el espiritu de la ju­ventud y moldear de este modo la conciencia nacional, según sus intereses y conveniencias."

Hombre muy versado en la política, el Sr. Calleruelo hizo historia del partido liberal, para deducir que su es­piritu está contenido en el discurso pronunciado por el Sr. Moret en Zaragoza.

Habló después el Sr. Alvarez (D. Melquíades).

DKCLABAOIONKS DB ALVABEZ.—Al levantarse tributó-sele una ovación, que duró cinco minutos. Comenzó di­ciendo:

uExisten en España dos fuerzas irreductibles, con­tradictorias: una, las derechas organizadas; otra, la iz­quierda que debe organizarse. Nosotros representamos la España del porvenir, ennoblecida por el trabijo y la ciencia. Los reaccionarios representan la España deí pa­sado, sombría, de espiritu anquilosado por la superstición; la España que fué juguete de la aristocracia, sacrificada por la Inquisición en nombre de Dios, mutilada en su te­rritorio por el despotismo. (Ovación.)

nHay que atajar la locura reaccionaría, que pretende resucitar la España medioeval."

Extrañóse de que se negara la existencia del clerica­lismo.

uQaien no ayuda al bloque—dijo—es amigo y favore­ce los intereses de la reacción. Sigamos nuestro camino sin desconfiar de los hombreí. El que respeta su propia probidad, no puede dudar de la sinceridad ajena.

nMientras el Sr. Moret no falte á los oooiprotnisos

7 6 SOLDEVILLA.—BL A S O POtÍTICO

oontraidos en Zaragoza, mantendrá su prestigio. Y yo os preguntó: Si no vamos con él por el camino emprendido, ¿con quién vamos á actuar en la vida pública?

«Si el Sr. Moret falta ¿ sus promesas, aunque tenga la confianza de la Corona, caerá execrado por la m ddición del pueblo,

"Yo no quiero creer, no puedo admitir la absurda hi­pótesis de que el Bey sea opuesto al bloque.

«El Rey debe ser un vigía que siga los movimientos de la opinión. Lo contrario sería el gobierno personal, y ante el gobierno personal, la primera obligación de todo ciudadano seria enardtc«r la opinión para deitronarlo.yi

Terminó el acto con un discurso del ex Ministro se­ñor Suárez Inclán, el cual dijo:

«Como liberal y monárquico, me congratulo del mo­vimiento de concentración que aquí, en Asturias, y en toda £^spaña realizan las fuerzas liberales, respondiendo al llamamiento del Sr. Moret en Zaragoza. Obra de abne­gación de los republicanos, que desean en primer término el triunfo de la libertad, los liberales monárquicos les so­mos deudores de la mayor gratitud. Con ellos cumplire­mos sin vacilar todo el programa liberal, y at.í habremos prestado el mejor setvioio á la Patria y al Rey.

nB)l primero en la brecha será siempre Moret. Cuando lanzó su programa de Julio debieron apoyarle, como aho­ra, los radicales.»

Recordó que Moret libertó á los esclavos de Puerto Rico. (Ovación.)

Kf gó que el Rey sea opuesto á la idea del bloque. Fué muy aplaudido. Algunas frases del discurso del Sr. Alvarez, respecto,

al Rey, nos consta que no fueron del agrado del Sr. Mo ret, por encontrarlas excesivamente radicales.

D Í A 26.—La cuestidn de la hojalata.—Bodrí-g n e s San Pedro.—Reanudada esta discusión, el señor Ministro do ínstrttocióa pública hizo uso de la palabra

FBBBKRO DB 1909 77

para defenderse de los cargos que el día antofrior le diri­gió el Sr. Villanueva.

Como su compañero el de Estado, el Ministro de Ins­trucción pública se mantuvo en una exquisita prudencia, exhortando á que le demostrasen que en sus actos como Ministro hubiera dejado de observar completa imparcia­lidad ni que la hubieran alterado sus intereses particu­lares.

Creía que la razón estaba de su parte, y lo mismo opi­naba que lo estaría la opinión pública.

Dora rectifioaoión de Villanueva.—El Sr. Vi­llanueva se levantó & rectiñoar.

Recordó otra vez la teoría del Sr. Maura sobre la mo­ral de gobierno, que habla llegado el momento de aplicar.

Rechazó la doctrina del Sr. Rodríguez San Pedro, y dijo que cuando se llegaba á Ministro de la Corona debía ser con tales prestigios, que no precisara que nadie pidie^ ra inhibición ni recuse, porque eso lo debían hacer los propios interesados. (^Bien, muy bien.)

Disonrso de Maura.—El Sr. Presidente del Conse­jo, visiblemente contrariado por el aspecto éti'o que iba turnando la discusión, se levantó á contestar al Sr. Yí-llanneva.

Hizo suyas las palabras del Ministro de Hacienda so­bre el fondo del asunto, no teniendo nada en substancia que añadir.

uSólo quiero decir que ni las oboecaoiones, ni las pa­siones, ni las parcialidades que juegan en la cuestión in­fluirán en el Gobierno, el cual resolverá á su tiempo, libremente y como lo juzgue oportuno y conveniente, como si no hubiese habido debata."

Pasó á demostrar que en este caso la calumnia estaba limitada á deslenguados ó personas que procedían con es­caso conocimiento de la verdad ó con pasión.

El concepto de este Gobierno es que, en el Poder, un gobernante sabe sobreponerse á todo interés personal.

Terminó oon un párrafo dedicado á la mAyoria, d»

7 8 SOLDÉ VILLA.—EL AÑO POLÍTICO

oujo honor era depositario el Gobierno, por lo cual, si fueran ciertas las vagas acusaciones que se les habían he­cho, nodeberia saludarlos nunca.

El Sr. Maura habló con tono enardecido y la mayoría le ayudaba con grandes aplausos.

Le contestó el Sr. Villanueva, que volvió á leer las palabras del Sr. Maura en 1902, para demostrar que todo podía aplicarse al caso presente.

Un Diputado de la mayoría: uAhora las calumnias no han penetrado en las masas sociales.»

El Sr. Villanueva: «¿Cómo que no? Lo mismo que en­tonces, y no sólo en lo de la hojalata, sino en otras cosas.»

Terminó diciendo que podría el Sr. Maura dar todas las garantías que se quisiera; pero se exponía á que la opi­nión pública lo envolviese en el descrédito con sus com­pañeros, si es que no afectaba también á algo que está por encima.

£1 Presidente del Consejo repitió sus conceptos con la opinión pública, diciendo que creía contar con ella, (i?t«a«.)

También intervino en el debate el Sr. Azcárate.

Las palabras de Maura.—Efectivamente, la des­ventaja de la situación del Sr. Maura en este debate es­taba en que, habiendo sido él siempre un censor severí-simo de la conducta moral de otros Gobiernos, á los cuales, en su apasionada oratoria, zahería con sarcásticas y virulentas frases, en esta ocasión, y en tedas las pareci­das, le contestaban sus adversarios con las propias pala­bras que él pronunciara.

Las que en esta ocasión echaron en cara al Sr. Maura las publicó JS¿ Liberal. Eran las sigientes, pronunciadas en 1902:

uAnda por las plazuelas y por todos los círculos el co-mentariü de las gestas y de las picarescas historias de cada uno de los Ministerios. Lo grave no es que nazca la calumnia; lo grave no es la emanación de la ciénaga de abajo. Lo grave es que eso corra y oironle, que penetre en

FEBRERO DE 1909 79

las masas sociales de la manera que está penetrando y que ha penetrado ya, porque eso revela que no tenéis la autoridad necesaria para ejercer el Poder. Yo, al calum­niado, le considero, siendo calumniado, más digno de estima que antes de padecer la calumnia; pero digo que para ejercer la autoridad no basta eso; porque la autoridad es una sugestión espiritual sobre cada uno de los subditos, que introduce en su ánimo la presunción de la rectitud de acto y le atrae á la obediencia.

nAun siendo eso uua calumnia, hay que recogerlo y traerlo como un estado de opinión á la Cámara. Infiooio-nado del espíritu curialesco se hallará quien diga que es­tas afirmaciones parlamentarias son como las afirmacio­nes de una imputación concreta.»

uAiite esos textos vivos—anadia el periódico—, y frente á loa hechos que observa de vi»u todo el mundo, de nada sirven casuísticas interpretaciones ni ridiculas jac-tancias.n

El Teatro Nacional.—En esta fecha aprobó el Congreso, después de haberlo hecho el Senado, un pro­yecto de ley creando un Teatro Nacional, con subvención del Estado, proyecto cuya iniciativa, ó al menos las ges­tiones necesarias para llevarlo á cabo, se debieron al se­ñor Oavestany.

Aun no se había creado este organitmo, como le llamó la Comisión, y ya apestaban las intrigas que, para darle determinada dirección, para favorecer á unas personas y perjudicar á otras, se desarrollaban en la prensa y en los centros literarios y políticos.

Por último, fué aprobado en el Congreso el proyecto, ingiriendo en él la Comisión de esta Cámara un artículo según el cual se podrían representar en el Teatro Nacio­nal ohraí de los diferentes idiomas ó dialectos que se hablen en España.

A todo el mundo pareció desatentado ¿ inoportuno este articulo, pues hallándose precisamente sobre el ta­pete la eterna cuestión del nacionalismo catalán, encare­ciéndose de continuo la necesidad y la oonvenienoia de

8 Q 80LDKVILLA. —EL AÑO POLÍTICO

robustecer los lazos nacionales, comenzaudo por el id|oma castellano, tan mencspreoiado en Cataluña que apenas le usaban en los actos oficiales, pareció, repetimos, por lo menos una inoportunidad, autorizar, precisamante en una ley consagrada al culto del idioma nacional, las represen­taciones teatrales en otros idiomas ó dialectos, lo cual no podia mecos de resultar un arma contra uno, acaso el principal, de los signos de la nacionalidad: el idioma común.

D Í A 28.—SI B e y y D'Amade.—£n esta fecha recibió S. M. el Bey, en Sevilla, donde se hallaba, al General D'Amade, Jefe de las fuerzas francesas en Ma­rruecos, que volvia á Francia después de haber dejado aquel mando.

Poco después de su llegada, el General D'Amade fué á cumplimentar al Monarca. Kl militar francés, que vestía uniforme de gala, iba acompañado por el Embajador de su pais, M. Revoil, y el Agregado militar, Sr. Conde de la Panouse.

Don Alfonso recibió afabilisimamente á D'Amade y le impuRO las insignias de la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco. Invitados por el Soberano, sentá­ronse con él á almorzar el General, el Embajador y el Agregado.

Terminado el almuerzo, el Rey conversó largamente con el General, á quien felicitó por su brillante campaña en Casablanca. D'Amade se congratuló ante el Soberano de las cordiales relaciones existentes en Marruecos entre las tropas españolas y francesas.

Uno de los pormenores que más interesaron al Rey, en 8u converssción con el General, fué el déla organización de las tropas de desembarco.

iiOS franceses salieron encantados de la amabilidad del Rey, lo cual no impidió, como se verá en su dia^ que el tal D'Amade diese una pitada molesta parb España.

La cuestión de la hojalata.—Bectifloaoión de Urs^^S.-^Reotifioó el Sr. ürzi iz , resumiendo cuanto se hübia diohó en el debate.

FBBRBao"'DK 1909 81

«¿Cree el Gobierno—preguntó coocretamente—que está en el deber, en la obligación de someter al Rey una resolnoión en el expediente de la hojalata? ¿Si ó no?n

Todos los Ministros permanecieron callados.

"¿No me contesta el Gobierno? Me basta con un mo­nosílabo."

£1 Ministro de Hacienda (Sr. Besada) le contestó. Rechazó el cargo de que el Gobierno se hubiera con­

ducido con parcialidad. Justificó los esfuerzos del Gobierno en busca de una

solución de armenia de los intereses encontrados, y ter­minó declarando concretamente que el Gobierno tenia el deber de resolver éste, como todos los asuntos sometidos á su deliberación.

El Sr. ürzáiz dijo que habiéndose dicho esto el 31 de Diciembre, se hubiera podido ahorrar aquel debate y el degarroUado en estos días. Pero ahora se explicaba meaos que antes por qué no se había tomado ya una determina­ción.

Terminó insistiendo en que el Ministro de Hacienda, con su declaración de hoy, le había dado la razón á lo que decía, pues reconocer un deber y no cumplirlo con pre­mura no es honrado. ' • "

Se dio por terminaia la interpelación.

MES DE MARZO

El ubloque de las izq.xú^ráaap.—VOtln ú» Ym-lladolid.—Venia atmnoiindose que en esta facha se ve-rifioaria en Yailadolid an mitin, en 0I «««1 sólo h»bkria el Sr. Moret, y que seria bomo resumen y á la vez térmi­no de la oampafia de propaganda llevada ¿ oabo por algu­nos elementos repabEcanos y la mayoría de loa iib»rÁles con él nombre deUoqutdelaí izqui^rdag, oampafia oon la cual no estaban conformes algunos elementos del partido liberaá.

El acto se verificó, en efecto; y tuvo extraordinaria importai^oia, no obstante que el eivtasiMmo había dis­minuido bastante entre los elementos que integraban j defendían él ubloque», después del discurso del Sr. Moret aoer«a áe las mancomii|i}áade«.

Para darle mayor resonancia y para honrar «I Jef», muchos ex Ministros del partido, entre ellos el Sr. Gana* lejas, y gi»u número de Senador«a y Dipuitados y otras personas de .categoría polítaoa asistieron al acto, ügU" rando 'entre aquéllos el elocuente orador, republioáno, verdadero iniciador y deux ex-machina del bloque, Don Melquíades Alvarez.

Asistieron también numérelas representaciones de Ue itroyinoias o&steJilaiias y.Comisiones de doscsientos veintiséis Ayuntamientos de los ¿ofioienios tfein<ta y sietp que tíietne la de Valladolid, como defiaostrooióa áe la influencia que en ella ejercía el Sr. Alba, organixadsor del mitin, comisión que llevó á oabo con tal perfección y Mftlttodides^ que mereojió íos ¡más ent asiofltM ap^asros de Q iQfl lóeoeiionrreato».

Tjmto ea laa eétaeiones delitr^nsito oomo ¿ laüiegad»

8 4 SOLDRVILLA.—EL A S O POLÍTrCO

¿ Yalladolid, el Sr. Moret y sus acompañantes fueron objeto de grandes demostraciones de entusiasmo y de afecto.

DisouBso DS ALBA.—El acto se verificó en el gran­dioso .teatro de Calderón de la Barca, que estaba mate­rialmente atestado de público, siendo muchas las perso­nas que no pudieron obtener la entrada en el local.

Al comenzar el acto se levantó el Sr. Alba y empezó diciendo que en Yalladolid estaba la divina cantera don­de podian extraer los artífices de los pueblos la vena de uoti nmvaNamón. (Orondea aplantoe.)

ttOastilla—afiadió—puede señalar el camino de la re­habilitación, n

Saludó á los Sres. Caná-lejas y Alvarez, comu verbos del bloque, y á Gassetj en frases elocuentes.

"En cnanto al Sr. Moret—dijo—, no necesito presen­tarlo.

n£s un viejo revolucionario; es el de siempre, ed el amante de la libertad."

Cantó un himno á Castilla, inspiradísimo y elocuente, y terminó diciendo:

aVa á hablar el maestro y el Jefe; la verdad está en marcha; vayamos tedos detrás de él por la libertad y por la fatria.i* ..

El Sr. Alba fué muy aplaudido.

DJBCOBSO TE MOBKT.—Inmediatamente, entre grandes ápHitieos, se levantó de la silla presidencial que ocnpaba el Jefe liberal, y pronunció tin discurso en el cual dijo lo siguiente:

«y«ngo, señores, á dar una respuesta. Hace tres mese» hablé en Zaragoza; hablé sin previa eonsalta á mis ami­gue; liablé p»rA todo el pftit, exponiendo ideas, dirigién-

MARZO i>« 1909 86

dome ¿ los'liberales, demóoratas, repablioanos y i laja-ventad en general.

•(Después se ha realizado una campaña de mítines, k la que han acudido todos estos elementos, y singular­mente la juventud, oampafia que aplaudo y elogio.

i)Me toca hoy, pues, resumir esta campaña, y por eso he rogado á los Sres. Canalejas, Alvarez y á todos los liberales, demóoratas y repablioanos que se róQnan aquí, para que el pacto sea solemne, sellando con esto la alian* za liberal, cuya necesidad proclamé en Zaragoza.» {Ova­ción delirante y entusiasta.}

Hizo alusión á todo lo sucedido en esos tres meses,, como para desvirtuar l« campaña de los mítines, trun­cando" las frases y dichos en ellos pronunciados uy que-rieudo—dijo—hacernos á nosotros sospechosos para las instituciones)*.

Leyó las conclusiones acordadas en todos los mítines y las explibó y desentrañó magistralmente.

«Las conclusiones!—dijo—significan que queremos ser, que queremos vivir con la libertad, esparciendo!* pot toda la Península, en todas partes.

"En t9do el mundo civilizado se educa al pueblo oon los discursos, y considero preferibles las ovaüioaes espon-ÜLeas de I9S mítines ¿los discursos estudiados en el ilParlaménto.

»Lnego, sin estas expansiones estallaria la libertad compriíuida.n

Defendió su asooiaoióü é inteligencia con los republi­canos, exclamando:

. "Yo pido ¿ los republioanoe- que aplacen toda disoo-sióu sobré la forma de gobierno.

8^ B0LÜEyiÍiA.^—1A ÁKb POLÍTIOO

nLo* républibíinoá pttecleft ayndaímet slü 'abdicar del sus ideas.

tiTodod tioi énoobtranlos, por el amor á la libertad, frente á la masa negra qne avan:ía.

nPues bien; opongamos la masa roja liberal.>< {OaaciSn é»t¥ú9údoia.)

Beeordó los momentos en que la demooraoia monár­quica fné apoyada por Castelar.

uDe esa aproximación—dijo—nació ei safragio uni-versal.

nPaes de ésta que á todos nos une puede nacer la su­prema libertad religiosa. .

"¿Suoederí ó no ahora eso mismo? Los hechos lo dirán. . "To pongo ios medios y confío en que el país y la

opinión me ayudarán. nQueremos el Poder, porque esta es la realidad poíiti-

ca, para cumplir el progran^a. . . n^Cuáles son los medios de conquistar él Poder? ¿Oómo lo ganaremos?

nSoy de los que oreen que los partidos liberales sólo pueden subir en hombros de la opinión.»

íiábló ele los atavismos que hacen olvidar á losparti-doÍ9 el camino réótO de conquistar la opinión y el Poder, y expuso la opinión do >lo8 revolucionarios que fuadtron ol régimen obnstitiióióuál.

uPara que la Monarquía éea irresponsable, es nécesti -tSo—Áno—que séá éxlrafiii á los movíniientos do los par­tidos'. El Eéy tiéné que éer como la iuáníVóla dé una má ^ qtíihá, qbé 66 limita á registraí-; éó coino el 3el dé la balanza.

»fiiá piréoiso qttB íib sean coríbésánbs pana se)r ñelOB al Rey.» {Grandes aplauBoii)

í>intó el reinado de Isabel l í .

uLa Beina fué destronada y desterrada, y los que la UéVíarofi i lañtes óülpás y éltOWs, étos üo «x^üróta nada y vivieron felices.

HAKkO DI 190d 87

i>Gao8—aftadió—rfuevon irresponsable». B\la resultó la úaioa responsable del hecho, eaando todos los demi* eran responsables.» (Ooacidn frenática. Loi Sru, GaaaU^ jas y Alvarez aplaudiiin frenéticamente.)

En xiq párrafo extraordisariameot*» elooUQOt dijo qoe la responsabilidad oonstitqcional se h«9Ía> efeotivA poniéndose en contacto con los pueblos, como sucede en los saltines.

"Asi podremos gobernar con fqerz», con derecho, QQQL honor..

«Tja Ooron* no» dejari gobernar, porquo «9 su daber respetar la oplniÓQ,

nPido A t>>o? acertar «n mi< palabra» al defií ir y de­fender el programa que he de plantear.

n Nosotros hemos sido declarados iAconipatible» con la Iglesia, y los Prelados nos persiguen por enemigo* de lÁ religión.

nVoy ik aclararlo. Cuando lo» fariseos querían perder á Cristo, entregaron una moneda* Cristo contestó: «Dad ál César lo que es del César, y & Dios lo que es de Píos.»

nSacad de la Iglesia lo que corresponde al Estado. p£l Estado es todo, porque el E9to4o>da las únloas,

las supremas garantías del derecho,» Condenó la invasión de las Ordenes religioaas, y

agrega que ai el Estado no comniga ni confiesa, i^ec^ita tener libertad.

u¿Qaién seri capaz de haeer estaáistioa de los sermo­nes que se pronuncian contra nosotros? Por algo ooarri< la guerra civil, y vino el Concordato, qoe redvjo ¿tres Ordenes las Comuaidades.n

leyó el art. 29 del Concordato, ea el que se habla do las dos.Ordenes y ana tercera, como aosilio del obro y de los Prelados, al oar que de las fanQÍ<»ies piadosas. Lo interpretó mostrando eómo los Curas pérrooos se tnuerM d« hiutnbre, en tanto < ae las Ordene» teUtáonM viven en el lujo y Absorben ia ladastria y quitan eipaa ¿ lo» o\x»r' xQ6.{DdirtmU»vaí6Íín.)

88 BOLDKyiLLÁ.—Bh A*0 POLÍTICO

B«oordó qué él y «1 Sr. Oaaalejaa faerooi Ministro» de Ságaeta, y se planteó el problema de la litnitaoióa de la3 Ordenes religíosaB.

«BJntoüoes tropezamos—dijo—oon inmensos obstáou-los, qué si yo los éspeoifíoara, vae^tros aplausos, se oam-biarian en maldioioaes.n (^2)¿au8o».)

Comentó la pastoral del Obispo de Ciudad Real ne­gando el clericalismo y comparando ¿ ios liberales con Janrés, Combes y Vivíahi.

uNo partimos dé exageraciones, como los revoluciona­rios franceses; pero no olvidamos que esas exigencias vi­nieron de las intransigencias de los católicos. Estos n) hicieron caso ¿ León XIII, lo desacataron, lo esbarne-oieíón y sufren las consecuencias, sufren á los impíos. {Ovación.)

nPedimos que se practique el catolicismo liberal, al modo de Gibbou6, Ireíand, Mannitig y León XlII. Nos­otros sosteneínos la verdadera teSis de la Iglesia moder-na liberal.»

Leyó las palabras de León XIII dirigidas al Obispo de G-renoble, aconsejándole hacer el bien, incluso á los enemigos de ia fe.

ttEntre León XIII y el Obispo de CiudaiJ Beaí—dijo— aquél está antes.

1»Y ahora—exclamó—lle^ i las oonsideraotones finales.

nÑo queremos luchas religiosas; buscamos aate todo la paz de las conciencias; pero ésta no existe mientras se estorbe la vida civil.

»7o quiero la psjE-con la Iglesia y quiero que los más impacientes tengan espera. Pero si avanza la ola Aegr&t si avanzan las conoapisoencias, cerraremos los ojos y las manocf á la paz. ((ü'raneítf oplatfsot.)

»Yo', en Zi&Tt^oz», áij^ qu» reclam,abap<ira thi ladirec-eidH.de lo 'aliunza y la eportunti expo0Úiién d»l programa. Yo puedo luchar en cualquier rango; pero 1«« oiroadstau-

MABZO DB 1909 8 9

cías me han puesto «1 frente, soy caudillo, soy Jefe, para ea«efiaro8 el camiao, para dirigiros, en nombre de las nieves que tengo en el cerebro y en el corazón. Si no tenéis confianza, no me sigáis, pero no me,acuséis.

nCastellanos: Voy á oouoluir. Este es el punto final de la primera etapa; hay que proseguir, hay que empezar la segunda.»

Expuso lo que había que hacer en toda Espatla, espe­cialmente en ^Navarra y las Vascongadas.

«Vivifiquemos la atmósfera; demos oxigeno á Espafla.** {Ovación magna.)

Con un párrafo elooueUtisimo terminó alentando á todos á que prosiguieran la oampaiU; & que la prosiguieran los oradores y también los pueblos y también, la prenda.

tt{Vosotros seréis los obreros en esta obra común de salvación y de libertad.» {Ovación formidable.)

Tal fué el importante acto verificado en Valladolid, el cual, no obstante el entusiasmo que produjo, no dejó de originar algunas duda ^ dencobfiaQsas y resq^oemores entre los principales y diversos elementos que integraban el bloque, todo lo cual tuvo ana, segunda y una teroera parte, como ahora se verá.

Mitin ropablloiwo.->Di«onrBO 4« Alvar«B.— Apenas terminado el mitin liberaiy se celebró á las nue-ve de la noche uno republicauo, en el cual tomaron parte varios deis» repablict^noa que formaban en el «bloque», entre ellos, losSres. Bomero, Vioeoti, Ounzález (B. Al­fonso), Catent y-Moróte.

Seguidamente, en medio da atronadores aplausos, se levantó á hablar D. Melquíades Alvarez..

Dijo que se-sentía á su gusto entre los republicanos, para poder decir la verdad.

- «El partido republioano-^dijo—est4 exangüe y divi­dido por la múe.te de Ijs Jefes y por la dilación del trian-

9 0 SOLDEVILLA.—M, AÑO POLÍTICO

fo; el partida socialista no es lo qae debiera ser, por culpa de sus egoísmos y del estrecho ooaoepto qae de la politioa tiene, y los partidos liberales monárquicos están disper­sos por buscar el Poder en el Trono.

"Para vencer á la reacción somos pocos y somos débi­les los respectivos partidos.

"Todos juntos podemos con la reacción maurista, y podremos concitar y justificar la evolución, si encontra­mos obstáoalos en la Oorona." {Ovación eatruendota.)

Concluyó oon párrafos magistrales, ofreciendo ir á otro mitin.

uNosotros no dejaríamos vivir en paz á los liberales —agregó—si no oamplieran sn» promesas. Ellos gober­narían enrilecidos apoyándose en la Oorona y siendo cóm­plices de la teocracia y de la plutocracia."

Los vivas á D. Melquíades Alvarez fueron may entu­siastas.

El acto de Yalladolid tuvo una tercera parte, «n ban­quete, en el cual no reinó la mayor armonía.

Cirltia paroiftl.—Linares, Ministro de la O-ae-rra.—Tiempo hacia que -se venia hablando de dificulta­des y molestias producidas y á la vee sentidas por ol Oe-neral Primo de Rivera, Ministro de la Q-aorra.

La prensa y el público habían hablado de un a^laza-^ miento ett la firma de ané oombiaaoión de Altos oairgos militares, de la resistencia del Ministro i nombrar para uno de ellos al Gene.ral Martítegui, á quien algún tiempo antes habían' destituido del cargo de Jefe del Estado Ma­yor Central del Ejército; ae hablaba también de algo des­agradable, por frases atribuidas al General Primo de Ri­vera sobre la responeabilidad de la inioiativa en los re­cientes cambios de uniformes, lo oua) oonrrió á raiz del regreso del Rey de sn último viaje á Catalufia, de la sor­presa que causó en elevadas regiones la aparioión en los periódicos oficiales del seco decreto en que se relevó al General Martíieg»; todas ¿stan y otras causas más ó me­nos ÍBaportantes liaciaa oreer al público que haoia al"

; . . , ' • *

MARZO M 1909 91

gún tiempo el Gaíieral Primo de Rivera er» Qu Miaistro dimisionario, á quien sostenía en su puesto, hasta el mo­mento que lo creyese oportú lo el Sr< Maura, un espíritu de discip'iaa y de profunda oonaideraoión ha^ia el Pre­sidente del Consejo de Ministros, creencia qu'í estaba re ­forzada oon el hecho de que el General Primo de Rivera, sintiéndose enfermo, se habid, marohaio á, una ñuca de campo, y hacia días que no despachaba.

Et Gobierno, natut-almente, negaba todo esto; pero la gente política se afirmaba oada vez más en la creencia, añadiendo que, no obstante la amistad del Ministro de la Guerra oon el Sf. Mauí-tk, éete uo había pensado ni por un solo momento en adoptar la aotitud que tomó cuando por ves pi^imeta se proveyó la Jefatura del Estado Mayor Central y tras una crisis famosa fué nombrado pera dicho cafgO el Geberül Marqués de Polavieja. Ka esta ocasión, el Ministro de la Guerra no tuvo la fortuna de contar oon el apoyo que entonces tuvo el General Linares, apoyo que llevó el Br. Maura hasta hacer causa común con el Ministro de la Guerra, que disentía de la opinión de S. M. en un nombramiento, y caer con él del Poder (I).

Por último, en esta fecha se aclaró todo y se resolvió la crisis.

En el expreso de Cataluña (de donde era Capitán ge-ral) llegó el General Linares, y en el expreso de Andalu­cía llegó S. M. el Bey de su excursión ¿ Sevilla.

Él Sr. Maura oont'erenoió oon amboH, y, todo prepara-doj ¿ las diez y cuarto de la mañana se celebró Consejo de Ministros presidido por S. M. el Bey, en el cual, aparta de los asuntos de rúbrica, el Sr. Maura dió ouenta al Bey de la marcha de los debates parlamentarios y se trató, como eA oonsiguiente, de la saatitüoión del General Primo dts Biyera. .

Firmó el Bey los deoretos admitiendo «n dlmisióii y nombrando para sustituirle al General Linares, el oaal juró Bti cargo & las oiuoo de la tarde.

El nombratniento faé bien recibido en cuanto se refe­ría 4 la persoutiUdad del General Linares^ muy estimada

(1) Véase EL Afto POLÍTIOO 1904, p4g. 6U.

9 2 SOLOBVILIA.—KL AífO POIÍTICO

por todo el mundo; pero <3a oaanto el acto tuvo de politi-00, fué muy diaoutido.

En el Senado, el Sr. Bodrígáñéz, y en el Congreso, los Sres. YillaDueva y Azoárate interpelaron al Gobierno sobre el asunto, poniendo de manifiesto las oausas que, én sentir de los oradores, habían originado el oambio de Ministro.

A todos oontestó el Presidente del Consejo, insistien­do en que la causa de dioho oambio fué únioimente la enfermedad del General Primo de Bivera.

DI A, 3.—Las relaciones oon Cnba.—Zaterpsla-Oltfn Labra. —£1 Sr. Labra explanó su anunciada inter­pelación al Ministro de Blstado aoeroa de las relaciones económioas de España oon Cuba.

El objeto de esta interpelación era conocer las dispo­siciones del Gobierno aoeroa de este asunto, al que le da­ban actualidad varios hechos, tales como la terminación del plazo de diez afios fijado^por los Estados Unidos en el Tratado de Paris para la oelebraoión de Tratados de oo-meroio de España con la isla de Cuba, y la reforma de los aranceles, que se estaba realizando en la República fran­cesa.

MoKTRBO Btos.—^Intervino en el debate el Sr. Montero Bios.

Beoogió las manifestaciones del Sr. Labra aoeroa de las modificaciones que el Gobierno cubano iba & introdu;-ciren la organización de ju8tioi« y consignó que en pri­mer término tenia en cuenta para esta reforma las orga­nizaciones de la Peninsula.

Por esta raz¿n, el Gobierno español, lejos de poner obstáculos a l a realización de tan patrióticos proyectos; debiarooadyuvar áquetavieraa una realización inmediata. •

Aoeroa de los Tratados de propiedad literaria y reoo-: nooimiento de profesiones de los españoles en Cuba, que el Sr. Labra opinaba debia celebrarse, hizo observar el orador que tales a^iuntos estaban consignados en él Tra • tado de París dé 1898, y que, por lo tanto, fueran cuales fuesen las disposioiones del Gobierno de la República cu­bana, tendría que respetar lo trabado. Esto es: la propie-

MARZO DB 1909 9 9

dad literaria, los derechos de loa autores y el raooaooi-miento de las profesiones de los españoles estaban ya salvados; lo único que podia hacerse gra dictar disposi­ciones para él ejercicio de tales derechos, oonsígnados ya en el Tratado de París.

ActiBSDRSAtiAZAR. — El Ministro de Estado contestó. Recogió las manifestaciones de los Sres. Labra y Mon­

tero RÍOS, y prometió tenerlas muy en cuenta en el mo­mento oportuno.

DZA C—Admi&iatrftoión looal.—Bitcnirao de SRntBinaria de Paredes.—Este debate había tomado oalor en el Senado.

E lSr . Santamaria de Paredes continuó en esta fecha defotidiendo su-enmienda para que los Concejales delega-áoh de las Sociedades faesen elegidos por el voto de los asociados, en vez de recaer la designación en el Presiden­te, como exigía el proyeoto.

La competen oia del ilustré Catedrático en los asuntos de Derecho político nos excusa de encomiar el acierto con

?ue defendió su enmienda, y con ella, la pureza del su-ragio y la sinceridad de la representación concejil.

£1 Sr. Maura contendió ardorosamente en defensa del proyecto.

Ha'blór con calor, interrumpió y puso en la polémica todo "su empeño.

Al fin se votó nominalmente .la enmienda, y por 82 votos contra 49 quedó desechada.

Fué la votación más nutrida que se había registrado en la Cámara desde que se debatía el proyeoto. El G-o-bierno había llamado á sus amigos. Los liberales también había reoibido indióaoiones de asistir á la votación.

Siguió luego el debate, defendiendo nuevas enmien­das ios Sres. Oalbetón, Palomo y otros de la minoría libe' ral, encaminadas todas á garantir la pureza del sufragio, que creían amenazada en el proyecto.

A las siete da la teirde no se había aprobado un* solo articulo. En cambio, habíanse presentado más de veinte enmiendas nuevas; sólo á lo« artionlos que t»ttáb«m del vote corporativo. *

9í soLí>jtvmji.'—'Kh ASO POLÍTICO

En Con^rfiso no «e celebró sesión por f$lia, de número. La mayoría «r» la que más faltaba.

D Í A 8.—JBl CaiMl de Ipabel U.—Con motivo de una interpelación anunciada sobre este asunto por el se­ñor Azzatí, intervino en la discusión el Sr. Marq[ués de Cortina, aludiendo á los documentos recibidos en la Cá­mara, y que pidió baoe tiempo.

Zndioó que ea ellos habla encontrado detalles tan gra­ves 7 tan escandalosos que, contra su gusto, se v«ia obli­gado á llevar la cuestión á las Cortes.

J5¡.l.Sr, M^nistrp de F<o B#Qto dijo qHíe #1 Gonef^ de Adoaintíatracíón del Canal de Imbel ZJ «r& 404,6^1^^^, ^ teniendo el Gbbierno nada que hacer.

J&l Marqués de Cortina dijo q\i0 e^ 15 da Julio úliimo ajbrió el Canal de'Xsabel II un empr¿:Jtito.por suscripción pública en obligaciones, por valor de 4.000.0(X) de pese­tas, én Jas oficinas d^l Banco de ^^a&a-

El Ministró de Fomento se consideró relevado diB con­testar á ciertas primitas.-

El Marqujés de Cortina ;rAplicó que ei^toncesse reser­vaba para explajEiar uüa interpelación, é interesó del se­ñor Picesidente de la Cámaia que chanto antes señalaaa día para eUa.

Consignamos este comienzo de debate, al parecer in-signúQiOaxUie, porque habla de ¿raer consigo importantes oonseonenoias políticas.

. Commiloaoloiieé. marítimoMi'—VilUufiiieT.a. — Hizo uso de la palabra el S|r. yUlanueva para imp^agnar eate projeoto.

Lo consideró como una desdicha wás» oon la cual qui­zá Sé querían pagar a,ga8ajos y servicios que up podían interesar al país productor.

Entendía que este proyecto no ;8Ígn,ifioaba más qiie barcos malos, fletes caros j ana opresión para el pais pro­ductor.

••La Opinión piiblioa— ijo-'-isfíilo ve/en iapta»pbv<e>noión wn, dona tuvo a la Xmsfttláoiíica, un reg»k\¡ ^m befDefioio JMira los intereses públicos.

MA&ZO DB 1909 95

"Por todas partes se v« que el Gobierno aatisíaoe in­tereses particulares, olvidiodose de las reclamadones generales del pais.n

El discurso del Sr. VíLlauuevá oausó aensaoiiáti.

Viajes del Sey.—Ceuta.—S. M. el Bey deoidió •!-sitar las plazas espa&olas de África.

A las oiioe y «narto de la mañatoa d» eete dia £orkde6 en Ceuta «1 cruoer4> Enetnmadura,, & cuyo bondo iba el Bey, acompafiado del Ministro de la ^eora, del Conde deil Serxallo.y de ÍUS Ayodantes.

Después de una recepción en el Ayuntamiento, entre eoctiauadAs «vaoitaús, marchó al mv&Ue, idoacLe fué des­pedido por una.iameiikaa muchedumbre, «mbacoó entl Ex­tremadura y el crucero zarpó á las cuatro y oaacenta de iftiarde^ <3on mar buena.

£a zoedio d»l estfeoho 4e QibvaMM: solAó el fi«y ana paloma, xj«e llegó i. las eiaeo «1 palomax militar «del Ba­cho, con el siguiente oolombograjua:

uBeina Cristina.—Madrid.—Estoy bueno, «iaái«ndo termine tan preciosa excursión.—Álfotuo.n

El'despacho fué .reezpdido inmadiatamoiita^álMaérid por el Genecal Qobecnador.

Al dia «luiente llegó £>. AlfosuM sin .noyedad 4 iSe-villa.

Al viaje se atribuyó imporiíanQia foMfcioa »nrfíarna> oioDol.

DÍA. 0.-JI1 Cftaal -de Xiabel ZZ.->Moksto «i «e-Aot Siaehez áe Toca, CoHUsasio regio driiCciaal de Isa­bel II, con la conducta observada el día anterior «a efl Com reao por el MinisÉno da íFcmMÉvto, cratastiMido al Marauós de Cortina, suecitó la euMstáóniCn «1 fiwuado.

Usó de la pálabita dioiendo qnie iba ¿ entregar 4 >la Mesa «nos docABMntos itiopartantas reUtírrae i la adnu-' nistración del •Canal de I ^ e l II, ipasainpw Usgaaentávia-aos del Ministvo deS^Masato.

Se koMoió de %ne el 'Consejo de Adnóaiiatoaoiáii no

: • • . ;

9 6 SOLDKVILLA.—BL AlíO POLÍTICO

hubiera encontrado n i e l amparo ni las consideraoiones qne debían prestársele en el Ministerio de Fomento.

Aludió á la discusión del día anterior en el Congreso acerca de esos asuntos, y después de puntualizar lo ocu­rrido con el empréstito del Gana I, se extrañó de que el Ministro de Fomento hubiese manifestado que no podia contestar acerca de e^to, teniendo, como tenia, en su po­der, desde hacia cinco meses, todos los documentos y da­tos necesarios para dar contestaciones categóricas.

£n cuanto á la conducta del Consejo de Administra­ción del Canal, manifestó se puso siempre al lado de los intereses del pueblo, que eran los que tenia que defender.

£1 Sr. Maora: ¿Sólo quiero significar mi éxtr«fieza al ver que estaa cosas se dicen sin eátar pre^ebíe el Ministro de Fomenten

El Sr. Sánchez de Toca: uYa dije al empezar qne no tuve tiempo material de avisar al Ministro; por otra par­te, como no quiero tener contestación , sino que sólo qui­se hacer estas manifiastaoiones, he aqui por qué pude ha­blar sin que me fuese precisa la presencia del-Ministro de Fomenten

D l A 10.—El Canal de Isabel ZI—Discurao de S á n e h e i Onerra.-^£I Ministro de Fomento, Sr.'Sán­chez Guerra, fué en este día a) Senado á contestar á las manifestaciones hechas en la sesión anterior poír el seflor Sánchez de Toca.

La expectación era grande. Empezó diciendo que en el Sr. Sánchez de Toca tiene

que distinguir dos personalidades: una, la dignísima do iüenador, y otra, ]« no ibvños digna ^e Gomiaat*ió regio del Canal de Isabel I I , por delegaoiótt del Ministro,de Fomento.

Acerca de la conducta de dit^o aeflor como Senador, &ada tenia que decir, dejándola por com|>leto i Is consi­deración del Senado; pero en cuanto á su cóndtio.ta <Bomo Coúiisario regio del Canal, tenia que aUbtíifsstar que no podia acceder ¿ disentir con un delegado suyo.

Befíriéndose á la entregada los dooumdntos, dijo que el procedimieuto seguido por el Sr. Sánohet de Toea no

MARZO DK 1909 97

era el más á, propósito, por onanto que las Oorporaoionea ofícialeR no tienen más comunicación oon el Parlamento qtie el Gobierno.

£1 Sr. Sánchez de Toca le replicó en medio de una gran expectación.

Empezó manifestando que el dia anterior, si habló sin estar presente el Ministro, fué porque urgia una rectifi­cación inmediata de ciertas afirmaciones hechas dos dias antes en el Congreso.

Djjo que el Ministro, al tratar de la entrega de docu­mentos, habla sentado una teoría parlamentaria, que qui­zá sea la exacta y verdadera. Pero no caben las premisas absolutas; hay que acomodarse á las circunstancias.

Acerca de las afirmaciones, hay que tener en cuenta las oircuiistanoias en que se hacen y la persona que las hace.

Explicó los antecedentes de la cuestión y dijo que al Diputado que tales afirmaciones hizo se le estaba trami­tando un suplicatorio por calumnia al Consejo de Admi­nistración del Canal.

«Yo oreo—dijo—que para tratar de un asunto es nece­sario conocer todos los antecedentes; por eso remito los datos y documentos y por eso explico los origeues de la cuestión."

El Ministro de Fomento rectificó. Insistió que el único intermediario entre las Corpora­

ciones oficiales y el Parlamento es el Gobierno. Además, dijo que él no tenia otro remedio que recla­

mar los datos al .Consejo del Canal, porque por alta que esté una Corporación, está obligada á facilitar los medio» de investigación al Parlamento.

Declaró que hubo incorrección al remitir el Comisario del Canal al Ministro de Fomento un documento al través de la Mesa del Senado.

Respecto á la defensa de las Corporaciones y cargos, dijo que él tenia la jbeoria de que cuando no se aceptan las defensas que hacen'los superiores, debe dimitirse, y después de dimitido, defenderse por si mismo el interesa­do, {Orondea rumores.}

9 8 SOLDETILLA.—M. AftO POLÍTICO

Este debate fué may oomentado, creyendo muchos que el Sr. Sánchez de Toca dimitiría, si bien no quedaría sin desquite.

El propio Sr. Sánchez de Toca desmintió tales ru­mores.

ttPor ahora hay que esperar—dijo—. Esperemos á que el Ministro conteste á la interpelación que tiene pendien­te en el Congreso, y entonces nablaremos.»

D Í A 12.—Viajes del Bey .—Venida tf Madrid y v u e l t a A Moratal la . —A las nueve y cinco de la ma­ñana llegó á Madrid el Bey, acompañado del Marqués de la Torrecilla.

El Bey se dirigió á Palacio en automóvil con su augusta madre.

CONSEJO BN PALAOIO.—A las diez de la mañana co­menzó el Consejo, presidido por el Bey, y terminó á las-doce y media.

El Sr. Maura manifestó, al salir del regio alcázar, que no habla motivado el viaje del Bey á Madrid ningún asunto extraordinario, y que la duración del Consejo fué por el considerable número de decretos que firmó el Bey, que, en efecto, fué grandísimo.

£21 Bey marchó al día siguiente á Moratalla, y el Go­bierno fué muy'censurado por no haberle aconsejado su permanencia en Madrid un día más, para asist irá l a tras­lación de los restos del Teniente Buiz. La prensa, espe­cialmente La Correspondencia, censuró el hecho.

D Í A 1 3 . — B 1 Canal de Isabel I l .^ -Pes t i tno ión de Sánohes Toca.—En esta fecha publicó la /?ac«ea el decreto siguiente:

uDe acuecdo con Mi Consejo de Ministros y á propues­ta del de Fomento,

nVengo en admitir la dimisión que del cargo de Co­misario regio, Presidente del ('onsejo de Administración del Canal de Isabel I I , Me ha presdntado D. Joaquín Sán-oheii^de Tpoa.

xDado en Palacio á doce de Marzo de mil novecíentot

;:í'"'';i'

MAKEO DE 1909 99

nueve.—ALFONSO.—El Ministro de Fomento, José Sánchez Querrá.^

Este hecho, y la forma seca y despeotiva en que es­taba redactado el decreto, fueron objeto de muchos co­mentarios, pues todo el mundo sabia que el Sr. Sánchez de Toca no habia dimitido, sino que se acudió á esta fórmula después de consultar al interesado, el cual con­tentó que hiciera el Gobierno lo que tuviese á bí<»n<

En ambas Cámaras se interpeló al Gobierno sobre el asunto.

Lo hizo en el Senado el Sr. Navarro Reverter, á quien contestó evasivamente elMinistrode Instrucción pública.

Como la contestación no satisfizo al Sr. Navarro Be-verter, y no se encontraban, además, en la Cámara los Sres. Ministro de Fomento y Sánchez de Toca, anunció en el ecto una interpelación.

GABOÍA. PBIKTO.—De interpelar al Ministro de F o ­mento en el Congreso se encargó el Sr. García Prieto, autoi: de la ley breando la Comisaria regia del Canal. Es­tuvo habilísimo, logrando que el Sr. Sánchez Guerra de­clarase: primero, que la destitución d^l Sr. Sánchez de Toca habia sido consecuencia del acto realizado por éste hacia pocos dias en el Senado; y segundo, que le envió una persona para indicarle, en su nombre, que el Gobierno ne­cesitaba su dimisión, en la forma que el interesado juzgase más conveniente.

También el Sr. García Prieto anunció una interpela­ción, para cuando el Ministro de Fomento remitiera al Congreso una porción de datos relacionados con el Canal, que el ex Ministro referido solicitó.

Artlonlo de uEl Zmparolal».—Sobre este asun­to, y con el título uLos negocios del agua y de la luz", y\x\Ai<¡ó El Imparcial un articulo muy duro, diciendo:

uEvidentemente, elSr. Sánchez de Toca estorbaba en la Comisaria regia del Canal de Isabel I I . A medida que sus iniciativas iban adquiriendo caracteres de realidad, la cámpafla contra él arreciaba; se llegó á la injuria, se

100 SOLDEVILLA.—EL ASO POLÍTICO

llegó & querer soliviantar al pueblo de Madrid contra él; se qniso poner sa acción frente á las Compañías de laz eléctrica, frente á los propietarios de fincas urbanas, frente á una trailla de intereses mercantiles amenazados; intereses que no sólo no representan el interés público, sino que más ó menos humanamente lo explotan.

xAl fin, el Gobierno ha encontrado el pretexto. El se­ñor Sánchez de Toca cometió la irreverencia de presentar en el Senado un documento que el Sr. Sánchez Guerra había tenido á bien no presentar en el Congreso.>>

D Í A 16.—El Canal de Isabel ZI.—Disonrso de Sánchez Toca.—Fué la tarde solemne en el Senado. Desde mucho antes de abrirse la sesión presagiábanse acontecimientos.

Desde luego entróse en el asunto que motivaba tal cu­riosidad é interés. La destitución, relevo ó admisión de la renuncia del Sr. Sánchez de Toca del cargo de Comi­sario regió del Canal de Isabel I I .

Empezó 4 tratarlo el Sr. Navarro Reverter, y oon gran habilidad y discreción limitóse en breves frases á pedir explicaciones al Sr. Sánchez de Toca y al Ministro de Fomento.

En efecto, habló el Sr. Sánchez de Toca: Véanse los principales párrafos de su discurso:

uYo no quise presentar mi dimisión hasta que el Go­bierno hubiese obrado con entera libertad y se hubiese terminado la interpelación planteada en el Congreso.

nYo creía que esto era lo lógico y moral, y todo se re­ducía á aplazar mi dimisión.

nYo no debía dimitir hasta que el Gobierno diese al­guna contestación categórica sobre tema tan grave.

nEn efecto, había una divergencia de conducta entre el Comisario y el Ministro, y mi destitución data de al­gunas semanas, de cuando yo estaba defendiendo intereses públicos, y la divergencia nació sólo de la manera con que yo defendía esos intereses.

nPero hagamos historia de cómo vine yo á la Comisa­ria del Canal de Isabel I I .

«•El Sr. Presidente del Consejo, que siempre me ha dis-

MARZO DB 1909 101

tinguido macho, ¿avo la bondad, al destituirme de la Al­caldía de Madrid, de nombrarme Comisario. (Risai.)

"Como yo creía que conocía perfectamente ¿ todos los individuos del partido conservador, no temí nada al acep­tar la Alcaldía sin especificar cnál había de ser mi ges­tión. Pero ¡ah!, es que yo no conocía al Sr. La Cierva. (^í«o».)

nBíen es verdad que para conocerle hubiera tenido que buscar su filiación fuera del partido conservador. (Rita».) Y no conociendo al Sr. La Cierva, claro es que no podía haber las relaciones amistosas que son de necesidad entre el Ministro de la Qobernaoión y el Alcalde de Ma­drid.

"Por entonces el Ministro de Fomento, Sr. Besada, me pregunta) si yo aceptarla la Comisaria del Canal, y yo me dije: ttSsto si me conviene, porque no es -ningún cargo honroso: al fin es el aguador mayor de Madrid» {Rita».), y aceptando, daba pruebas de subordinación el Jefe del partido. Pero como yo sabia que en el Canal había muchas cosas que hacer,-pregunté al Sr. Bdsada: u¿Para qué quie­ren ustedes que vaya? ¿Para «atar nada más, ó para hacer campaña?...

"Me dijeron que para hacer campafiai y acepté. "Yo soy y he sido siempre de opinión de que los inte­

reses del Canal y los de cualquier empresa de traída de aguas ó luz para Madrid no pueden ser intereses encon­trados, porque no concibo que en Madrid ni en ninguna capital puedan existir monopolios en artículos de tan pri­mera necesidad como el agua y la luz. Y por ser ésta mi opinión sincera, alguien llegó á pensar que yo no velaba lo que debía por los intereses del Estado... Cuatro meses llevábamos con nuestras obras paralizadas, en espera de conciliarnos con intereses particulares, y entonces hubi­mos de notificar que nos sentíamos dentro de la imposibi­lidad de aceptar lo que se nos proponía, qne era comprar en siete céntimos el metro cúbico, cuando el Canal lo pone á domicilio al precio de dos á 30 céntimos; pero en su mayoría á ocho céntimos. ¿Cómo habíamos de aceptar aquella vergonzosa proposición?

«Asi las cosas, sargió el incidente parlamentario de reclamación incomprensible, extraña, injariosa, qae nos

102 SOLDEVIUA.—EL ASO POLÍTICO

sorprendió altamente. En vista de esaa aousaoiones, habi­mos de haoer un informe, creemos que completo; dimos cumplida oontestaoión á cnanto se nos habla preguntado, y quedó eso impreso, para que todos pudieran enterarse.

nPor actos de delicadeza que le honran, eludía el se­ñor Maura el hablar de esta cuestión, como interesado en los negocios de la empresa que combate al Canal; pero al cabo se decidió á intervenir.

"La mediaOiób del Sr. Maura dio por resultado que se nombrase, por parte de la empresa particular, al Sr. Bu-gallál, y por parte del Canal, al Sr. Díaz Cobefia.

»Fero no se ha adelantado nada, porque los Letrados no han encontrado forma de concretar esta materia pro­teica de perjuicios y agravios.

itPor esta fecha ocurrió la muerte del Sr. Sánchez Bustillo, y fué su sucesor el Sr. Besada.

n Entonces subió á Fomento el Sr. Sánchez Guerra, y no faltaron bocas maliciosas que me aconsejarán la di­misión.

vYq me negué á ello, porque siempre' he considerado que el Sr. Sánchez Guerra es una prolongación de la per­sona del Sr. Maura, y, por lo tanto, no había motivos para dimitir.

nEn esto, el Canal, en el mes de Octubre, recogió el clamor público del vecindario y Centros y Cámaras de Comercio é Industria, que pedían al Canal que aliviase al vecindario de Madrid de la tiranía á que viene some­tido por las empresas de electricidad, porque Madrid está repartido, por cabezas de clientes, entre las diez y siete fábricas de electricidad que explotan esta industria; y hasta tal forma ocurre esto, que si un vecino deja á una Compafiia, es perseguido oomo prófugo, y no le da otra Compañía luz hasta que no tiene carta de libertad: tal es la confabulación de estas fábricas.»

El orador citó ejemplos, que produjeroú verdadero efecto en la Cámara.

ujBn vista de esto, el Canal abrió un concurso libre, para que el proyecto aprobado redundase en beneñcio del veoindiário de Madrid. Eü esta convocatoria se dieron dos

MARZO DH 1909 103

meses y medio de tiempo. Acadieron varias Corporacio­nes populares pidiendo antecedentes, que se les dieron completos, al par del consejo de respetar y contemporizar con los intereses creados, y que aunque en justicia podían aspirar á mucho más, debían contentarse con alcanzar una rebaja de un 30 por 100 de los precios actuales.

"El día 8, el Marqués de Santillana presentó una pro­posición, con los antecedentes facilitados en Fomento, pidiendo que se suspendiese la convocatoria.

nDos dias después, el Ministro de Fomento, sin oír al Consejo del Canal, suspendió de Beal orden la convoca­toria. {Grandes rumores.)

nYo, en vista del atropello que representaba la sus­pensión del concurso para la Cooperativa, recurrí al señor Maura, y éste, en vez de atenderme, marchó de cacería á Yiñnelas.

"Entonces me di por destituido moralmente; la pieza mayor que se cobró en aquella cacería fué un Comisario regio del Canal de Isabel I I . (Grande» risa».)

DA esto no estábamos acostumbrados nosotros hasta ahora..

nY digo nosotros, porque, en el partido conservador, nosotros somos nosotros.» {Rumorea.)

Quejóse de que al Diputado^ miembro y agente de la empresa codiciosa que suscitó en el Congreso esta cues­tión, se le facilitasen todos los documentos que exigió, mientras al Comisario se le desatendía.

uYo quiero creer que el Sr. Maura no sabia nada de esto; pero ahora lo sabe, y yo quiero conocer su opinión sobre este asunto, porque su opinión es la que me importa aún mucho más que la del Ministro de Fomento.» {Impre-»ión proftiíUda en la Cámara.)

OoNTBSTAOiÓN D» SAKOHBZ QÜKBBA.—Contestó el Mi­nistro'de Fomento.

Discutió si la reunión en casa del Sr. Sánchez de Toca fué ó no un Consejo.

Dirigió censuras al ex Comisario por errotes de apre­ciación que supuso cometió en la Alcaldía.

1 0 4 SOLDIVILLA.—EL ASO P0LÍTIOO

Leyó -varios textos para demostrar que el Delegado regio del Canal estaba oompletamente sometido á la au­toridad del Ministro de Fomento.

Enumeró como causas de divergencia entre el Comi­sario y el Ministro, varias discrepancias sobre nombra­mientos de personal, redacción del Beglamento y otras menudencias.

Eludió tratar de nada relativo al empréstito, por estar esto pendiente de una interpelación en el Congreso.

Añadió que el Sr. Sáuchez de Toca introducía cláuíiu-las en los pliegos de condiciones de las obras que subas­taba, contrarias á las leyes y prácticas de Obras públicas.

Leyó la Beal orden de suspensión de la convocatoria para la Cooperativa de luz, resultando que estaba redac­tada tal como decía el Sr. Sánchez de Toca.

Cómo razón de ella presentó la de que había un ciu­dadano que pedia no se lesionara su derecho.

Recordó, además, que en otro asunto análogo, enviado á informe del Canal, el Sr. Sánchez de Toca tardó varios meses en contestar, y por eso en este caso se prescindió de consultarle.

Pocos días después de la Beal orden, reoibió el Minis­tro, del Sr. Sánchez de Toca, una carta muy afectuosa por otros asuntos.

Se lamentó de que el Sr. Sánchez de Toca no le hu­biera hecho conocer su divergencia y su propósito de abandonar la Comisaría.

Terminó recordando que el Sr. Sánchez de Toca había terminado en son de guerra sus relaciones con los seño­res Pidal, Silvela y V^llaverde, y dijo <|ue se considera­ría muy afortunado si hombre tan aficionado al manpjo de las armas cortas (tijeras, alfileres, etc.) le dedicaba algún folleto.

Se suspendió el debate.

D Í A 16.—El Canal de laabel II.—Disoarso de Manra.—El debate de este día en el Senado fué intere­santísimo; el público, numeroso; la expectación, enorme.

La discusión comenzó con las rectificaciones, mejor dicho, nuevos discursos, de los Sres. Sánchez de Toca y Sánchez Guerra.

MARZO DB 1909 105

Por fin levantóse el Sr. Maura, y la ezpectaoión de la C¿mara fué inmensa.

£1 Sr. Presidente del Consejo dijo:

uSusoribo todo cnanto ha dicho el Sr. Ministro de Fo­mento; pero mi opinión no puedo darla, puesto que no la tengo.

nHace unos cuantos años que yo, deseando apoyar iniciativas tan plausibles como las del Sr. Marqués de Santillaoa, llevé á la Sociedad anónima que este señor habia formado los modestos ahorros que yo poseía, desig­nándome la Sociedad como Presidente del Consejo de Ad­ministración cuando ocurrió la vacante de este cargo por fallecimiento del Sr. Silvela.

"Esto es todo, y cuando el Sr, Sánchez de Toca quiso, bien ó mal, llevar al Canal por ciertos derroteros, yo me abstuve de intervenir en todo, y como no he vuelto i pre­sidir el (yonsejo de dicha Sociedad, no conozco el asunto i fondo, ni tengo ni puedo tener opinión.

nLuego habló el Sr. Sánchez de Toca de la llegada á Fomento del ^r. Sánchez Guerra, de quien dijo que no era más que una prolongación de mi persona, con lo cual quiso dar á entender que yo intervenía en Fomento, sin duda por estos asuntos míos privados. {Orandea rumorea.)

"¿Pero es que S. S. creía sinceramente eso? ¿Pues oómo ha servido á las órdenes de un.Ministro tan bajo y rain? U es eso, ó no es nada lo que dijo ayer S. S.; eso es todo lo que queda de su obra, que Dios le tendrá en onenta. (^Muy ¿ten.)

«Hay que tener valeutia ^9X^ decir las cosas como se sienten. {May bien.)

»De los discursos de S. S. y del Ministro de Fomento se deduce que S. S. ha hecho cuanto ha tenido por con­veniente en la Comisaría del Canal hasta esa Real orden, que en realidad nada resolvía.

"Su señoría opinará lo que quiera y será todo lo con­servador que le parezca; pero QO está en la comunidad de este Gobierno."

Aplausos en el banco llamado de la Comisión y en el contiguo, en el que se sentaban varios Diputados.

1 0 6 SOLDEVILLA.—KL kKO POLÍTICO

BÉP'JIOA DBti SR. SÁNCHEZ DE TOOA.—Comenzó lamen­tándose de la agresión de que le había heoho objetó el Presidente del Consejo.

Sostuvo que ouAndo se hostilizan los intereses públioos escandalosamente, un Jefe de Gobierno no puede exon-sarse de intervenir á titulo de interesado en el pleito.

«La obligación de S. S.—dijo—era estudiar el asunto y resolver con arreglo á su conciencia.

"Yo no he tratado de difamar á S. S., como pretende.» £1 Sr. Presidente del Consejo: «Sí; hay que decir la

verdad.» {Muy hien.) £1 Sr. S&nchez de Tooa: uNo es exacto. nYo me negué á aceptar ningún puesto, y signifiqué

mi asombro al Verme designado para la Alcaldía sin pre­via indicación, conforme á las prácticas proverbiales del partido.»

En cuestiones de disciplina, sostuvo que no es el señor Maura el que puede dar lecciones de ella.

Recordó la disidencia del Sr. Maura del partido libe-ral, y leyó unas declaraciones del Sr. Maura en el año 1887, en las cuales deoía que era una molestia en este partido.

«Ye—dijo—no he sido siquiera una molestia. »Yo soy un conservador que se siente agraviado por

un Ministro, por sus procedimientos. ¿Su señoría me ha excomulgado?

«iLo pregunto, porque cttando se quiere revestir de ese aparato pontifical, debe empezarse la excomunión dicien­do No$.

"Nosotros somos nosotros; el partido conservador. n¿Y )tiene S. S. autoridad para excomulgarme, para

excomulgar á Un conservador? ¿En qué consiste esa ex­comunión? ¿Es que me expulsa de la tertulia íntima? Bueno. ¿O es que me expulsa de una situación de oligar­quía imperante? De ésa estaba hace tiempo eliminado.

"¿Quiere el Sr. Maura aprovechar esta ocasión en que se encuentran los intereses públioos en pugna con los partioularei para exoomalgarme?" (Grandes rumore*.)

MARIO DB 1909 107

Terminó dioiendo qne el Ministro de Fomento pado electrooatar al Comisario regio; pero no tenia autori­dad para exoomulgar á ningún conservador. (Grandes ru­mores. Muy bien, muy bien.)

El Sr. Presidente del Consejo: uYo no tengo interés en permanecer en este paesto. Estoy en él porque lo quie­re el partido.

"Lo que su S. S. hizo ayer fué un oonato frustrado de deshonrarme á mi.^ .{Aplausos en los mismos dos bancos de la mayoría.)

.El Sr. Sánchez de Toca: uNo. Eso no está en la oon-oienoia de nadie.»

Varias voces en dichos bancos: uSi, si.n El Sr. Sánchez de Toca: uSerá sólo en la de los fami­

liares de S. S.»

El Sr. Presidente del Consejo terminó diciendo que el Sr. Sánchez de Toca se habla salido de la comunidad del partido gobernante. /

El Sr. Sánchez de Toca: «Si se recuerda la historia parlamentaria de S. S., no se le puede oonpeder autoridad para ems excomuniones.

nCuando el Sr. Cánovas se halló en el caso de lanzar una excomunión, no se sintió con autoridad para ello, y plahteó la cuestión de confianza á la Corona."

El Sr. Presidente del Consejo insistió en qué desde el día siguiente {>odia'sostener el Sr. Sánchez de Toca cuan­to quisiera, peto sin pertenecer i la mayoría.

£1 Sr. Presidente de la Cámara: uQoeda terminada esta intexpelación.n

LQS comentarios i este debate fueron muy ardorosos y diversos. ^

D Í A 1 7 . — B 1 Canal Ae Xsabal ZZ.—navarro Bevérter .—La sesión del ^ n a d o , en esta fecha, puede decirse que alcaázó el máxinanm de interés político. Con­tinuó discutiéndose la cuestión del Canal, i hizo uso de la ^Milhbra el Sr. Navarro Reverter, prcnaneiaado un dis-

108 80LDEVIU.A.—BL AÍ O POLÍTICO

corso may hábil, en el oual, después de haoer historia de lo aoonteoido, dijo:

uCnando empezaba á alborear una era de prosperida­des para el Canal, vino la pugna con los intereses parti­culares y la indefensión en que el Ministro parece ser dejó al Comisario regio del Canal, y esta fué la causa determinante de la destitución del Sr. Sánchez de Toca."

Se ocupó de la Hidráulica Santillana, y dijo que es digno de todo encomio el que un procer dedique su inte­ligencia y su dinero á empresas industriales, puesto que la suma de todos ellos constituyen la riqueza nacional.

uPero estas empresas particulares—agregó—tienen su limitación, y esta limitación empieza en el momento en que llegan á la oonfabalación, al monopolio, puesto que el monopolio es lo licito, lo ilegal, la contradicción con los intereses públicos.

nY este es el problema. Porque se dice que esa em­presa particular pretende ejercer el monopolio del agua de Madrid, y esto no puede consentirse, esto seria una enormidad intolerable.»

Sánchez Onerra.—El Ministro de Fomento, señor Sánchez Guerra, con gran energía, contestó al Sr. Nava­rro Reverter.

Repitió los antecedentes que .tantas veces habia refe­rido, volviendo d6 nuevo á decir que el Gobierno no pudo tolerar que nadie se comunicase con el Paiiamento sin utilizar su conducto, como lo hizo el'Sr. Sánchez de Toca. Además, resultaba absurdo, á su juicio, que un sobordi-nado discutiera con su jefe cuestiones de los cargos que

Dijo que las empresas particulares querisn y quieren tomar como base de sus negocios el Canal de Isabel I I , qu« tantos intereses signi&ca para el Estado.

uEn este sentido, yo—dije—he oreido cumplir con mi deber, y mi conducta la someteré en su dia al examen del Parlamento.»

MABSO DB 1909 109

DiBourso de Sol y Ortega.—El Senador republi-oauo antisolidario intervino en el debate, pronnnciando un discurso verdaderamente duro y violento contra el Gobierno, discurso del cual sólo podemos, por su exten­sión, dar una ligera idea.

Después de ezplioar el por qué de su intervención y ha­cer historia de los trámites por los cuales, según las de­claraciones oficiales, había pasado el asunto y después de hacer la historia política del Sr. Maura, dijo:

uFuera de aquí, todo el mundo sabe que si elSr. Sán­chez de Toca ha salido de la Comisaria fué porque era un obstáculo para satisfacer las aspiraciones del Gobierno, que eran las de las empresas particulares.

«Para la opinión pública, el Sr. Sánchez de Toca ha sido expulsado porque pugnaba con los intereses de las em{>re8as de luz eléctrica y del Marqués de Santillana.

"El Sr. Sánchez de Toca, pues, para la opinión fué sacrificado á los intereses particulares.

«Con lo que voy á decir no quiero agraviar á nadie. "El fundamento liviano que tiene la opinión es el si­

guiente: n¿Qué ocurre con este Gobierno?, pregunta la opinión. nPues lo que resulta es que el Gobierno tiene entre

manos intereses públicos que da la casualidad que pug­nan con los intereses particulares de los Consejeros d&la Corona.

nY un día ve que es la cuestión de los ferrocarriles; otro, Compañías de seguros y Compañías de luz eléctri­ca, y ahora, la participación del Sr. Maura en la Empre­sa Santillana.

"Además, dice un periódico que el Ministro de Fo­mento tiene participación directa en uLa Unión y el Fé­nix Español n.

nY ve la opinión que los Ministros tienen que resol­ver esta pugna de intereses, y ahora ve la opinión que esta resolución no va en favor de los intereses públicos, sino en pro de los particulares.

«Por todo esto no podéis seguir gobernando, porque para ello estáis inhabilitados, en virtud de vuestra situa­ción. Voy & demostrarlo.»

l i o SOLDBVtLLA.—BL AÑO POLÍTICO

Trató de la inhibición que hizo de si el Sr. Maura, y dijo que si como particular podía inhibirse, como Presi­dente, no, á no ser que faltase á sus deberes.

uAdemás de que la opinión ve queesta inhibición no es abtsoluta, por cuanto sabemos que el acuerdo de la desti­tución del Sr. Toca fué tomado en Consejo de Ministros.

"No por lo que dice la opinión pública, no por lo que se murmura en la oalle, es por lo que no podéis seguir go­bernando, no; es en virtud de vuestra propia situación, puesto que cada Ministro tiene intereses particulares en pugna de los intereses públicos.»

El Ministro de Instrucción pública: uLa opinión nos conoce á todos.»

El Sr. Sol y Ortega: «Pero también conoce los hechos, estos hechos indubitables que demuestran vuestra parcia­lidad y vuestra pugna con los intereses públicos.

nPor lo visto, habéis olvidado la importancia q-ue el Sr. Maura daba á la opinión pública cuando la invocaba para atacar al Sr. Sagasta y al Sr. Moret.

nY el yalor de lo que piensa la opinión pública es que estos cargos proceden 'de hombres como el Sr. ürzáiz, de honradez intachable; como el Sr. Sánchez de Toca, de grandísima reputación moral, y que os dijeron más que la opinión pública dice de vosotros.

.nPor eio la opinión, al ver que seguís, después de esto, gobernando, tiene derecho á pensar que si ahí se sientan la inteligencia y el saber, no se sientan ni la ética ni la moralidad, n

£1 discurso produjo sensación.

Blsot irso de Xaura .—El Sr. Presidente del Con­sejo, con gran energía, con verdadera irritación en el ademán y en el acento, contestó ai Sr. Sol y Ortega.

Contestando á la parte del discurso del Sr. Sol relati­va á que el Gobierno defendía los intereses particulares enfrente de los intereses público», le dijo que había aba­sado de la inmunidad parlamentaria para decirle las co­sas más ofeBsivas, no en su nombre, sino oomo eoo de la opinión pública.

MABZO DB 1909 111

Afirmó que no podría haber Gobierno si se dejasen arrastrar por la difamación y la maledicencia.

uEl qae no sepa—añadió—abstraerse de esos ataqaes de la calumnia no debe gobernar.

»Si la opinión se pusiera verdaderamente enfrente de nosotros, no podríamos seguir gobernando ni un momen­to mió.

nY si yo creyese que esto no era asi, seria de desear que no gobernásemos noaotroa, sino que gobernareis vos­otros á España, poique se debía desear que gobernasen los calumniadores y no los calumniados. {Áplau$oi.)

"En último resultado, habría una expresión legal de la opinión que está en el Parlamento.^

Él Sr. D&vila: KNO es la expresión de la opinióo el Parlamento: es la expresión del Gobierno, que hace las, elecciones, n

El Sr. Maura: uYo lo niego.» El Sr. Dávila: «Eso se lo he oidó decir muchas vec«s

á su señoría." El Sr. Maura: uEn aquellas ocasiones sería verdad. "En cuanto el Sr. Sol consiga con un quinto de opi­

nión demostrarnos sus asertos, esté tranquilo, que no le molestaremos. Entret3tnio, puede esperar sentado."

El párrafo textual del Sr. Maura, (que reproducimos íntegro porque originó otra consecuencia), fué el si­guiente:

ulba diciendo- que puede ocurrir que la prueba que haga, por ejemplo, el Sr. Sol y Ortega para saber si eso que su S. S. oree un estado de opinión tiene en este Senado testigos en bastante número para coincidir con S. S. para afirmarlo; -ai S. S. se decide á hacer la prueba, la hace, y si no, no la hace, como guste; y después que la haya hecho, yo le reconozco á S. S. el derecho, no sólo el derecho, casi el deber, si se considerase descontento de una vota­ción parlamentaria en que no resultasen apreciados los estados de opinión en eoincidenoia con lo que S. Sw h« manifestado (y debo suponer que lo cree S. S., puesto que lo dice), de acudir á la opinión d* faera pfltra arran-

1 1 2 SOI.DBTII.LA.—El. AftO POLÍTICO

oar de ella manifestaciones, que bien libres son en Eispa-ña, bien ampliamente, como en ningún pais más, se ma-niáesta la opinión pública en España cnando quiere, y obtuviese S. S. los veredictos necesarios para ir autori­zándose en esa soledad aotaal ó en esa minoría en que quedase S. S., puesto que si tenia mayotia no tendria que preocuparse mas respecto á la apreciación de la opinión pública que hace S. S., porque es uno de los 18.000.000 de españoles que tienen derecho á opinar como opina la opinión pública; pero mientras esté solo, no es más que uno de los 18.000.000 de pareceres sobre esa materia, y hasta que esto adquiera la consistencia de una opinión, respetable, pero no válida, tieue S. S. los caminos que le indico, y que sabe nauy bien: primero en el Parlamento, y después, en la opinión, y aseguro á S. S. que, en cnanto tensa la quinta parte de verdad lo que el Sr. Sol y Orte­ga dice, no tendrá que molestarse S. S., porque nosotros no le molestaremos desde este banco; pero puede que tenga que esperar S. S. bastante tiempo. Se lo aviso para que se prepare."

Con esto terminó la sesión, que fué comentadisima. Imposible reflejar el aspecto que ofrecían los salones

y pasillos de la alta Cámara'cuando se levantó la sesión. Se formaron corros numerosísimos, en los que se dis­

cutía con calor. En un grupo de antiguos conservadores, de los que vi­

ven á honesta distancia del Gobierno, se decía:

uEs la de hoy una de las tardes más desgraciadas para el partido maurista.v

Los liberales parecían haber sacudido su sopor; los demócratas se mostraban muy batalladores.

«¡No se puede aguantar más!—decían.—¡Debe acep­tarse el reto lanzado por Maura, que no puede defender­se, pero que todavía reta á la opinión!»

£1 Conde de Sagasta dijo:

MARZO SE 1909 113

u¡La sombra de mi padre vaga hoy por el Senado re­gocijada!"

£n un ángulo del salón de conferencias estaba el señor Sol y Ortega. Le rodeaban muchos Senadores, Diputados y periodistas y era felicitadísimo.

Eran cerca de las nueve cuando aun quedaban comen­taristas en la alta Cámara.

Si dentro del Senado fué grande la excitación, no era menos la que se observaba en todas partes, siendo opinión muy acentuada la de que se produciría una crisis,

Artículo , de uEl Mundo».—Este periódico, aun-, que independiente, mucho más inclinado á la derecha que á los liberales, publicó un articulo en que decía:

"Si por lo \ ersonal no ha sido, ¿por qué Maura y Sán­chez Guerra han procedido en las cuestiones del Canal con injusticia y daño, que no puede negarse, para los in­tereses de Madrid?

tiDecia ayer, confesando una falta en sus deberes de Jefe del Gobierno, el Sr. Maura:

nYo no sé una palabra de esos asuntos del Canal. nSe explica. Si ya había prejuzgado un camino, ¿á

qué examinar varios, para al cabo tirar por uno solo? «Pero si esto es así, y sí que debe serio, el Sr. Maura

salvará la fama de su honradez personal, no la de su hon­radez política, que estriba en defender al gobernado con­tra todo el mundo, aun contra el mismo Bey, si el mismo Eey—y ya sabemos cómo ea ésta un suposición inadmi­sible—fuese quien se opusiera al bien del pueblo.»

D Í A 18.—El Canal de Isabel II.'—Bectiflea-c lones de M a u r a y Sol y Ortega.—El debate en el Senado, en esta fecha, alcanzó todavía mnyor acritud y mayor dureza que en el día anterior.

El Sr. Sol y Ortega rectificó y dijo, entre otras cosas, lo siguiente:

"Indicaba el Sr. Presidente del Consejo de Ministros que mi opinión era la opinión de un solitario, de uno de

1 1 4 SOLDBVILLA. —KL AÑO POLÍTICO

esos 18 000.000 de habitantes que formau España, y que, por lo tanto, mi opinión no reflejaba la de 18.000.000 de habitantes. Y me decia «1 Sr, Presidente del Consejo de Ministros: «Consulte el Sr. Sol y Ortega á esos 18.000.000 de habitantes; yo le invito—recuerdo que estas fueron sus palabras—á que explore esta opinión, & que la averi­güe, & que la indague».

"Y ¿cómo puedo seguir el consejo y las indicaciones del Sr. Presidente del Consejo de Ministros? Pues de una manera muy Eenoilla.

nPara ello habré de invitar al pueblo de Madrid á que manifieste su opinión sobre la cuestión de moralidad que aquí se debate, y para ello uo tengo más recurso que pre­sentar en el dia de mañana, en el Qobierno civil de Ma­drid, una solicitud interesando del Sr. Gobernador el per­miso para celebrar una manifestación de carácter público. Esto es lo que he decidido, y mañana quedará presentada la solicitud.

nYo espero del Sr. Presidente del Consejo de Minis­tros, mejor dicho, del Sr. Maura, y se lo. pido con todo encarecimiento, que, á fin de que la opinión pública de Madrid pueda manifestarse, interponga su valiosísima influencia cerca del Gobernador civil de Madrid para que autorice esta manifestación pública, que tendré el honor de solicitar en el dia de mañana.

»Yo anticipo las gracias, desde luego, al Sr. Maura, porque estoy seguro accederá á este ruego mió.

nY no tengo, por ahora, más que decir." (Rumwes.)

El Sr. Presidente del Consejo dijo que lo del abuso de la inmunidad es cuestión de sensibilidad moral.

Bespecto de las palabras que se sufonian ofensivas para las minorías, advirtió que él discutía ¡fólo con el se-ñor Sol y Ortega.

uSi la opinión se deja arrastrar por los difamadores —dijo—, no ea digna de ser gobernada por los hombres honrados, sino por los difamadores.

n Insisto en que el verdadero órgano de aquélla es el Parlamento, donde se manifíenta por medio de una vota­ción, y aunque cabe admitir que la opinión se haya apar-

MARZO DE 1909 115

tado del Parlamento, la manifestación que so se&orla pre­tende celebrar será la reunión de un grupo más ó menos numeroso de ciudadanos, un barullo de gente^ y para eso no debe pretender que sea yo el colaborador de su señoría.

flSu señoría conoce la ley y puede proceder con arreglo á ella.»

El Sr. Sol y Ortega: uAnte todo, cúmpleme recoger eso que ha indicado el Sr. Presidente del Consejo relativo al abuso de la inmunidad parlamentaria.

nPues qué, ¿acaso traje yo aquí rumores, meros rumo­res? No; yo traje aquí hechos que sirven de base y funda­mento á la opinión del pueblo, y estos hechos no pudie­ron ser destruidos, ni siquiera atenuados; y traje aquí, además, testimonios, y uno de los testimonios qne traje fué el del Sr. Sánchez de Toca, amigo vuestro y correli­gionario, hasta hace muy pocos dias; por consiguiente, yo ayer no calumnié, que esto es lo que ha venido á decir el Sr. Presidente del Consejo de Ministros, cuando en la tarde de ayer y de hoy, reotiñcándose ¿ si mismo, decía: uNo, si yo no me refería á esas minorías; yo me referia al Sr. Sol y Ortega...»

«Pero es muy donosa la manera de discurrir de su se­ñoría. Cuando se produce un estado de opinión, y este es-,tado de opinión es real y efectivo, según su señoría, el Go­bierno no puede gobernar y ha de marcharse. Está bien. {El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: Se va aunque no quiera.) Pero este estado de opinión, ¿cómo ha de ma­nifestarse? ¿Cómo ha de exhibirse? ¿Cómo ha de cristali­zarse? En las Cámaras no puede ser, porque si las mayo­rías se niegan á asimilarse lo que hay en la calle, es cla­ro que ese estado de opinión no puede manifestarse en el Parlamento.'

"Pero dice el Sr. Presidente del Consejo de Ministros: uYo no he de ser colaboradord el Sr. Sol y Ortega.n Yo no le pido á su señoría que sea colaborador mío; yo le pido al Sr. Presidente del Consejo de Ministros que sea colabora­dor de una función social que interesa tanto á su señoría como á mi, porque el pleito actual es éste: hay un Gobier­no tachado de inmoral, y una opinión públioa que le acusa de inmoral. iQrande$ rumortt,~~M 8r. Conde ée Peni Bct-

1 1 6 SOLDKVILLA.—«L A S O POLÍTICO

miro: Yo lo niego.) Y yo lo afirmo. {El Sr. Castillón: ¿Lo dice eso por cuenta propia S. S.?) [Él Sr. Tormo: Su se-ñqrla negó todo eso ayer.) Pues ahora lo afirmo. {El señor Caitiltón: Pues á probarlo.) Poco á poco, que á todos con­testaré y no hay que echar las cosas á barato, porque á mí QO me conviene. Afirmo que el pueblo d& Madrid oree que tiene sentado en el banco azul un Gobierno inmoral. {Grandes rumore» y protestas en li mayoría.—El Sr. Mon­tes Sierra: No lo oree.)

"Pero en este pleito, ya lo ha dicho el Sr. Presidente del Consejo de Ministros, quien ha de decidir es la misma opinión pública de Madrid. Bsto me parece qne lo ha di­cho también el Sr. Presidente del Consejo de Ministros. {El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: No es eso.) Pues si ha de decidir esa opinión de Madrid, lo natural es que la llamemos para que se manifieste. ¿Y cómo se ha de manifestar? Por medio de una manifestación. ¿Y cómo se ha de usar de este derecho? Pidiendo yo permiso al G-o-bernador civil para que se autorice esa manifestación y se me otorgue el permiso, y entonces el pueblo de Madrid se exhibirá y se verá si es un puñado de personas ó si es la representación de todas las fuerza<; vivas del país, y esto visto, quedará fallado el pleito.

nLa cosa tiene un gran precedente. Beoordad, seño­res, aquella manifestación que se hizo presidiendo el Go­bierno el Sr. Cánovas, y qne fué dirigida por el Sr. Sil-vela. He dicho.»

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros volvió á hablar de lo de la moralidad y de la inmunidad parlamen­taria, dando á entender que el medio en que oada cual vive influye en la manera qne tiene de producirse.

Insistió en que había habido atrevimientos é impuni­dades de la tribuna.

El Sr. Sol y Ortega: uEl Sr. Presidente del Consejo in-siste en lo de la inmunidad parlamentaria y en lo de la moralidad, y hasta se ha permitido alusiones aoeroa de la falta de adaptación al medio, qae haoe decir groserías de carácter político.

"Yo no quiero subterfugios y, como caballero, no poe*

MARIO DB 1909 117

do consentir qae se diga que he dicho lo que he dicho am­parado ea la inmniiidad parlamentaria. {Nuevos rumore» en la mayorii.) Yo sostengo lo que he dicho con inmuni­dad y sin inmunidad.»

El Sr. Presidente del Consejo: u¿Y el decir que en este banco se sienta un Gobierno inmoral no es una demasía de la inmunidad parlamentaria?" {Aplauso» en la ma' yoria.)

La discusión, como se ve, tomó un carácter duro y violento. .

DJSOUBSO DE DlviLA.—El Sr. Dávila hizo suyas las de­claraciones del Sr. Sánchez de Toca y las del Sr. Hol y Ortega en su discurso del día anterior.

Sostuvo que es preferible no tener sentido moral á te­ner una moral acomodaticia.

Leyó párrafos del discurso en que el Sr. Maura acusa­ba al Gobierno del Sr. Sagasta en la propia forma que acu­saba el Sr. Sol y Ortega al actual Gobierno.

£1 Sr. Presidente del Consejo insistió en que no basta decir las cosas, sino que es menester que éstas arraiguen, con razón ó sin ella, en la opinión.

El Sr. Dávila recordó que cuando el Sr. Maura llevó al Parlamento los rumores de la calle, el Sr. Sagasta se creyó en el caso de dimitir, lo cual no hacía ahora el Pre­sidente del Consejo, limitándose á pronunciar la palabra calumnia.

El Sr. Conde de Tejada de Yaldosera intervino, dicien­do que la puerta del partido por donde salía el Sr. Sán­chez Toca no debía quedar cerrada, sino entornada sola­mente.

La opinión, más ó menos espcmtáneamente, se había caldeado después de tres días de violentos debates.

Al salir del palacio del Senado el Sr. Sol y Ortega, un grupo numeroso le acogió con aplausos y vivas al político independiente y á la moralidad.

Entonces el Sr. Sol y Ortega, decidido á evitar la ma­nifestación, al encontrar un coche se subió en él, ordenan­do que el carruaje partiese ligero.

Los manifestantes, que ya hablan aumentado mucho,

1 1 8 SOLDBVILI.A.—HL ASO POLÍTICO

rompieron en nuevos aplausos y en vivas á la moralidad y al Sr. Sol y Ortega.

El Heraldo censuró á las oposioiones monárquicas, por no haber tomado con calor estos debates.

D Í A 22.—Comunioaciones marítimas.—El de­bate de este proyecto tomó tonos muy vivos, pues eran muy grandes los intereses que en él se ventilaban.

En esta fecha fué presentada una proposición, di­ciendo:

uProoede retirar el dictamen, para que la Comisión, en vista de tales aspiraciones de mejora, formule otro que ar­monice los intereses de los productores y los de la nave­gación y ambos dentro de las conveniencias del Tesoro público.»

El Sr. Gasset la defendió en un buen discurso. El Ministro de Fomento (Sr. Sánchez Guerra) contes­

tó diciendo quei todos los argumentos expuestos por los oradores habían sido recogidos por la Comisión y por el Gobierno.

Discurso de Canalejas.—Beotiñcó el Sr. Gasset é intervino en el debate el Sr. Canalejas, pronunciando un. discurso de vigorpsa oposición al proyecto.

Expuso su criterio en la materia, diciendo que por su parte opondría todo linaje de resistencias á la aprobación de este proyecto tal como estaba, y que jpor eufemismo se llama de protección á las industrias marítimas, cuando no es más que un proyecto de protección á la Compañía Tras­atlántica.

Dijo que era intolerable la coacción de la mayoría en asuntos como éste, en que por la continuidad de muchos años en que se alejaba la intervencióu parlamentaria, se debían establecer grandes responsabilidades del Estado.

Terminó expresando elocuentemente las substancias que encarnan en el programa del partido liberal para to­das las cuestiones, y diciendo, por último, que coa estas primas onerosas, con la habilitación de astilleros para construooiones hechas por extranjeros y otros detalles,

MARZO DE 1909 119

debían producirse daños, que debían meditarse y contra­rrestarse por todos los medios.

El Presidente del Consejo dijo que como habla de ha­blar el Sr. Moret, después contestaría á los dos. .

D Í A 23.—Política económica.—Interpelación Rodrigáñez .—£n el Senado, el ex Ministro Sr. Bodri-gáñez explanó una interpelación al Ministro de Hacien­da acerca de la politioa económica del Gobierno y el alza de los cambios.

Recordó que cuando se aprobó la ley para que se pa­gasen los derechos de Aduanas en oro se luchó oon ana grande oposición del partido conservador.

Afirmó que el Ministro de Hacienda no podía excusar­se del cumplimiento de las leyes; si éstas le parecían ma­las, que proyectase otras nuevas, pero mientras tanto ha­bía que atenerse á las existentes.

DiscüBBO DK BESADA.—Le contestó el Ministro de Ha­cienda.

Declaró que la experiencia le tenía enseñado que es peligroso y temerario combatir anticipadamente la polí­tica económica de un Gobierno.

Explicó su gestión en 1% cuestión de los cambios, ate­niéndose únicamente á lo que á nuestro crédito interesa.

"Mis planes financieros y económicos—dijo—no son transcendentales ni estupendos; su aspecto será moderno; pero su fondo es el fondo antiguo de las necesidades de nuestra Hacienda y de nuestro Tesoro.

nUesponderán al criterio económico que todos sabéis que yo represento; para eso vine al Ministerio; no vine á improvisar. En el momento en que yo no cumpla ó no pueda cumplir mis propósitos, me creeré de más en este sitio.n

Esta declaración fué muy comentada.

Comunicaciones marí t imas .—Discurso de Mo­ret.—Continuó la discusión de este proyecto, y el señor Moret hizo uso de la palabra, hablando desde la tribuna.

1 2 0 SOLDBVILLA.—KL A*0 POLÍTICO

En an elocuente preámbulo explicó su intervención en el debate.

Expresó las grandes diferencias que hay entre las ideas de este proyecto y las que se contenían en anterio­res. Por eso la inteligencia es imposible por enmiendas si no se retiraba el dictamen, como se pidió el d(a anterior.

Concretó sus argumentos de impugnación al impuesto de tonelaje, diciendo que se pedia un impuesto sobre la riqueza española, para lo cual no podía estar autorizada una Comisión. Esa capacidad en doctrina parlamentaria sólo puede imputarse al Gobierno, que posee todos los an­tecedentes para esas novedades, que por su índole son muy delicadas.

Estudió la organización de la Marina mercante y la protección que recibe en casi todos los países europeos y dijo con gran energía que no se jodian pedir al Parla­mento, en la forma que se hacía, diez y seis millones y medio de pesetas para beneñciar á una Marina, sin fun­darlo en datos que lo justiñcasen.

Terminó diciendo que si estando él á la cabeza del Qto-biernxj se encontrara con el impuesto de navegación y las

f)rimas en vigor, presentaría dos proyectos de ley anu-ándolas.

D18OUB80 DR MAUBA.—Le contestó el Presidente d__el Consejo.

Sostuvo que el proyecto no era obra del G-obierno, sino de todos los lados de la Cámara y de todas las fuerzas vi­vas del país, que aondieron á la información.

Afirmó que, precisamente por el aumento de tonelaje, se había producido la crisis que padece la Marina mercante.

u¿Es que el Congreso entiende que, á pesar de todo, no debe protegerse á la Marina y á las industrias mariti-mar? Pues entonces, claro está que sobraría el proyecto.

nPaulatinamente, la Marina extranjera va desalojan­do á la nacional, y eso es menester evitarlo."

El orador contestaba conforme los recordaba á los ar­gumentos de los Sres. Canalejas, Moret y demás impug­nadores.

MARZO DB 1909 121

Negó que en el proyecto hubiera soluoiones ni especu­laciones temerarias.

Quedó en el uso de la palabra.

La admisldn de la hojalata.—Esta cuestión, que apasionó en alguna ocasión á. la opinión pública, en la cual luchaban los encontrados iatereses de conserveros de Asturias pidiendo la admisión temporal, y los siderúr­gicos de Vizcaya rechazándola; que fué causa de fuertes recriminaciones para el Gobierno fué resuelta á favor de los conserveros en una disposición que publicó en esta fecha la Gaceta, y cuyo seatido era el siguiente:

uLa hojalata que se importe pagará los derechos de Aduanas que le corresponden, los cuales será ndevueltos al exportarla convertida en envases.

«Se habilitarán unas doce Aduanas para la importación y más de treinta para la exportación.»

D Í A 24.—Comunicaciones marí t imas .—Dis­curso de Maura.—Pjrosiguió la discusión de este pro­yecto y continuó el Presidente del Consejo su discurso.

Negó que en el proyecto hubiera para la Trasatlánti­ca ciertos apoyos que se habían supuesto.

Defendió el impuesto de tonelaje, aunque se reservó ampliar los argumentos cuando se discutiera el art. 1.°

También defendió el régimen que se proponía para las primas, porque seguramente había de impulsar y estimu­lar la exportación y la riqueza pública en la Marina libre que había de disfrutarlo.

DÍA 20.—La cuestión de ISarrueoos.—Discur­so de Maura (O. Oalirielj.—El Sr. Maura y Ga,mazo intervino en la interpelación explanada por el Sr. Villa-nueva sobre la cuestión de Marruecos, y pronunció un notable discurso.

Dedicó la parte más importante al examen minnoioso de los Convenios franco-inglés y franco-español, dedu­ciendo que era absolutamente inexacta aquella afirmación del Sr. Villanueva de que entre el humo de los cigarrillos de dos Soberanos se decretó en Vigo la terminación de Es­paña como Pqtenoia africana.

1 2 2 SOLDEVÍLIA.—EL AÑO POLÍTICO

uPreoisamente es en Ootubre de 1904 cuando España comenzó su nueva efcapa de influencia en Marruecos como Potencia africana.

nPorque el Convenio franco-inglés sostenía estas tres bafes: integridad del Imperio de Marruecos bajo la sobe­ranía del Sultán, igualdad de principios económicos para todos los extranjeros y obligación de marchar de acuerdo oon España.

«Después vino Euestro Convenio con Francia en Oc­tubre, con iguales principios en lo substancial.

»Y lo mismo dijo el Canciller de! Imperio alemán en el Beichstag cuando se trató de este asunto.

nY vino la Conferencia de Algeciras, y las primeras palabras del Duque de Almodóvar del Rio, después de sa­ludar á los Delegados de las Naciones, hizo que los medios de acrecentar los intereses de todos los paÍ!«es en Marrue­cos eran conservar la integridad del Imperio bajo la so­beranía del Sultán y la igualdad de condiciones económi­cas para todos los extranjeros.»

Después, todo su discurso lo encaminó á demostrar que esto es lo que siempre ha defendido España y lo que conviene á sus intereses.

D Í A 27.—Las Ordenes religiosas. - Importan­te deolaracidn de Moret—En el debate de la cues­tión de Marruecos, el Diputado carlista Sr. Díaz Salabe-rry defendió i los frailes franciscanos qne residen en Tán­ger, de la censura que dias antes les habla dirigido el Sr. Cervera.

Con este motivo se ocupó del movimiento anticlerical en España, creyendo que es más ficticio que real, y pre­guntó á los Sres. Moret y Canalejas cómo cumplirían el programa que habían predicado en los mítines, pues le interesaba saber cuál era su pensamiento de gobierno so­bre las Ordenes religiosas.

El Sr. Moret contestó brevemente en la parte que se le había aludido.

Cuanto á las Oidenes religiosas, declaró que el partido liberal sólo respetaría el fuero especial á las tres Ordenes que están concordadas. Cuanto á las demás, habrán de

MARZO DB 1903 128

sujetarse á la ley de Asociaciones, la qne rige ó una nue­va, si el país, representado por las Cortes, la haola, en uso de su soberanía.

Con esta declaración, que dio lugar después á muchos comentarios, se mostraban conformes los elementos libe­rales y demócratas, y ol Heraldo, amigo del Sr. Canalejas, tomó buena nota de ella.

D Í A 28.—El Canal de Isabel II.—La manlfes-taclón.—Contestando á la especie de reto que el Sr. Mau­ra dirigió al Sr. Sol y Ortega, para que éste probara que tenía la opinión de su parte al acusar al Gobierno de fal­ta de moralidad, el Senador republicano cumplió su pa­labra de provocar una manifestación pública, y al efecto, presentó en el Gobierno civil la instancia pidiendo per­miso para celebrarla.

Concedida la autorización, no sin varios conciliábulos y consultas por parte de las Autoridades, ocuparía varios volúmenes como el presente lo que se habló y escribió en pro y en contra de dicho acto.

El Sr. Sol y Ortega, realizando una labor verdadera­mente gigantesca, se dirigió á visitar á las entidades poli-ticas y sociales, invitándoles á la manifestación, y por su parte, el Gobierno, en la persona del Ministro de la Go­bernación, hizo cuanto estuvo en su mano para desvir­tuarla y quitarle importancia, llegando el Sr. La Cierva hasta dirigir telegramas á los Gobernadores, excitándoles á que, por adelantado, previniesen la opinión en contra de las noticias que acerca de la manifestación contasen los periódicos El Imparcial, El Liberal y el Heraldo, por­que desde luego serían exageradas.

El Sr. Sol y Ortega comenzó por dirigirse á los Jefes de todos los partidos, de los cuales obtuvo las contesta­ciones siguientes:

El Sr. Moret, después de distinguir entre lo qQe ha­bía de político y no político en la cuestión, negóse re­sueltamente á concurrir al acto, porque entendía que no debía derribarse á los Gobiernos con campañas de este género.

El Sr. Canalejas, visitado luego, no ocultó, la simpa­tía que le inspiraba el movimiento y hasta sus deseos de

124 SOLDIVItLA.—KL AftO POLÍTICO

asistir; pero no adoptó determinación alguna hasta con­sultar con el General López Domínguez.

£ste manifestó que personalmente no podía ir á la manifestación; pero reuniría á las minorías democráticas^ y uen el caso improbable de que acordasen abstenerse, dejaría en libertad de hacer lo que quisiera á cada uno de sus individuosn.

El Sr. Montero Bíos manifestó que atemperaba su con­ducta á lo que dispusiese el Jefe del partido liberal, sefior Moret.

El Sr. Esquerdo, Jefe de los progresistas, estaba au­senté de Madrid; pero anticipándose á la invitación del Sr. Sol, había dado instrucciones á su administrador para que, con el personal de la casa, acudiese á la manifesta­ción. En análogo sentido telegrafió á los progresistas.

Los demás Jefts republicanos se mostraron conformes. El Sr. Azcárate no disimuló su pensamiento, y con la ma­yor franqueza manifestó desde el primer momento al se­ñor Sol que no asistiría á la manifestación, «porque ha­biendo pasado aquí tantas cosas, no creía justo que la indignación pública, que debió manifestarse en tantas otras ocasiones, vaya á estrellarse contra un inocenten.

Al efecto, reunió la minoría, y en la reunión s^ acordó lo siguiente:

1.* Que irían á la manifestación los Sres. Galdós, Cer-vera, Beltrán, Azzati, Giner de los Ríos y Moróte.

2.° Que no irían los Sres. Alvarez (D. Melquíades), Salvatella, Caballé y Azcárate.

8.° Y que, por unos ú otros motivos, se abstenían los demás individuos de la minoría republicana.

Todo esto sin carácter de resolución de la minoría re­publicana como tal entidad política.

ILl Comité nacional del partido socialista, que presidía Pablo Iglesias, dirigió al Sr. Sol y Ortega un oficio ma­nifestándole que el acuerdo del Congreso internacional de Amsterdam, contrario á toda clase de uniones con los partidos burgueses, les impedia adherirse á la manifesta* ción.

No obstante este acuerdo, la mayoría de los socialistas se mostraron dispusieron á concurrir, como lo hicieron todas las Sociedades domiciliadas en la calle de Piamonte.

MABZO DS 1909 126

Casi todas las demás Suciedades politioas, sojialea y eoonó micas acordaron concurrir.

Se comentó mucho lo ocurrido en el Circulado la Unión Mercantil, el cual, habiendo acordado su Junta di­rectiva no concurrir á la manifestación, se pidió junta general, y en ella, por lOú votos contra 44, se tomó el acuerdo de asistir, lo cual ocasionó la dimisión de la Junta directiva.

Bespecto de la prensa, su actitud era varia, respon­diendo cada periódico á sus antecedentes ó á sus com­promisos.

La prensa liberal y democrática, sin excepción algu­na, defendió la manifestación con mayor ó menor ardi­miento, según su matiz político; se mostraron entre indi­ferentes y contrarios al acto La Corretpondencia de E$pa1a y El Mundo, y le combatieron A B G y La Época, como periódico ministerial.

El Imparcial sorprendió al público con un articulo ti­tulado «Cada cual con su conciencia», en el que, des­pués de lamentarse de la conducta incorrecta seguida por el Ministro de la Qobernación con los periódicos llamados del trust, decía lo siguiente:

uSi hubiéramos sido organizadores de esa manifesta-oión^ hubiéramos realizado ¡¡luestros trabajos á cara des­cubierta, no vergonzantemente. No; ni organizadores, ni siquiera manifestantes.»

Este articulo fué muy comentado, y, por parte del Mi-nistio, poco agradecido.

El Liberal, en cambio, excitaba al pueblo de Madrid á concurrir en masa á la rnaaifestación.

£n tales condiciones y entre mucbos y muy diversos augurios acerca del resultado de la manifestación, se verificó ésta, que fué, efectivamente, un acto solemne y memorable.

•£1 Sr. Sul y Ortega dirigió una aloouoióu al pueblo de Madrid, y éste respondió al llamamiento.

Véase cómo la describía un periódico, no ciertamente de los más exagerados, descripción que está ooforme oon lo observado por nosotros. .

1 2 6 SOLDBVILLA.—KL AÑO POLÍTICO

uNo se ha visto COFR tal en Madrid. Ni siquiera la manifestación famosa del Marqués de Cabriñana (1).

nlmposible dar idea" del aspecto que ofrecía el Salón del Prado desde una hora antes de la señalada para po­nerse en marcha la manifestación.

nPor todas las calles que afluyen al oitado paseo acu­dían oleadas de gente, que en poco tiempo lo llenaron por completo.

«Desde Neptuno hasta donde abarcaba la vista era un mar inmenso de cabezas, que imponia.

nLa animación y el entusiasmo eran indescriptibles. nA las dos y media ofrecía un espectáculo grandioso

la muchedumbre que se extendía por la plaza de Cánovas, Salón del Prado, plaza de Castelar y Recoletos. Estos amplios lugares no tenían cabida para los miles de mani­festantes que en ellos se habian congregado.

"Todo el mundo comentaba la frase del Sr. Maura', afirmando que el Sr. Sol y Ortega estaría solo.

nSin interrupción llegaban al punto en que se orga­nizaba la manifestación miles y miles de personas. Era materialmente imposible moverse.

»Las masas compactas que pugnaban por avanzar, causaban una emoción profunda.

En marclia.

nMomentos antes de las tres, los manifestantes, pre­vio aviso de los organizadores, intentaron ponerse en marcha hacia la estatua de Castelar.

»A medida que avanzaba la manifestación se hacia más imposible la marcha, pues en los andenes y en el centro de Kecoletos esperaban miles de personas que iban sumándose á los manifestantes que partían del Prado.

«La circulación de coches y tranvías fué interrumpi­da en la plaza de la Cibeles.

nLa aparición del Sr.Sol y Ortega fué saludada por una salva de aplausos, que corrió como un regnero de pólvo­ra. Los manifestantes, cuyo número, sin exageración se

Cl) Véase EL Alio POLÍTICO 1806, dia 9 de Diciembre.

MARao DB 1909 127

podía calcular en 90.000, aplaudían atronando el espacio. nEl Senador republicano llegó acompañado de los se­

ñores Pérez Qaldós y Ortega (D. Leonardo) y un grupo numerosísimo de amigos.

"Todos los manifestantes pugnaban por ncercarse al ilustre republicano, quien tuvo que ir descubierto para responder á las ovaciones constantes de que era objeto.

nLos organizadores intentaban inútilmente abrirle paso por entre la masa compactísima de gente que llena­ba tf do el Prado y todo Recoletos.

«Las Comisiones de Barcelona, Valencia, Guadalajara y otros puntos que rodeaban al Sr. Sol y Ortega, le defun.' dian del entusiasmo de los manifestantes. Todos querían estrecharle la mano.

nLos aplausos eran incesantes y atronadores. i Los manifestantes agitaban sus sombreros á impul­

sos de su entusiasmo. "Y no eran los hombres solos los que aplaudían; las

señoras y las mujeres del pueblo, que habían acudido for­mando un gran contingente, exteriorizaban su entusias­mo por bl ilustre Senador, aplauciendo también frenétioa-mente.n

Sociedades 7 (Jreinios.

Entro los Gremios y Sociedades que oonoarrieron á la manifestación, figuraban los siguientes:

El Circulo de la Unión Mercantil.—La Federación gremial y patronal y los cuarenta y ocho Gremios ¿ ella adsoriptos.—El Consejo del partido federal.—El Centro de obreros de la calle de la Bolsa y las veinticinco Socie­dades obieras en él domiciliadas.—El Casino Central de la Unión Republicana.—Los Centros Gran Oriente Espa­ñol.—Vendedoras de la plaza de la Cebada.—Ateneo En­ciclopédico Popular.—Centro Gran Oriente Español.— Los Agentes de negocios no colegiados.—El Centro Ex­tremeño.—Los Gremios de vendedores de periódicos y de grabadores en sellos de metal y caucht).—La Sociedad HL» Viña».—Federación general de productores y ven­dedores de vinos, con todos sus asociados, que saman unos quince mil.—Gremio de mercería al por mayor.— Gremio de tranvías,—Gremio de cortadores, de calzado»

1 2 8 SOLDBVILLA,—EL AÑO POLÍTICO

—De vendedores de artículos de viaje.—De relojeros, de plata.—De barberos del extrarradio.—De vendedores de vinos de mesa.—De vendedores de vino al por mayor.— De estuohistas.—De grabadores con tienda abierta.—De compraventa mercantil.—Los ocho Gremios de comesti­bles, ultramarinos y fiambres.—Los tres Gremios de ta­berneros, cuyos asociados suman unos mil doscientos próximamente.—Los dos Gremios de carreteros de trans porte.—Gremio dé conductores de carretas.—De conduc­tores de volquetes.—De carboneros al detall, cuyos aso­ciados suman más de setecientas personas.--De tratantes eu leñas y carbones.—^De panaderos.—De cerrajeros.— De maestros albafiiles.—De carpintero».—De vidrieros.— De papelistas.—De carpinteros de armar.—La Sociedad del Hormigón armado.—Gremio de marmolistas.—Los barberos de piso y tienda del radio.—La Sociedad "El Faro",—Gremio de almacenistas de carbones minerales. —De tapiceros.—De zapateros.—De camiseros.—De eba­nistas.—Sociedad «La Única».—Los fondistas.—Dueños de cafés.— Gremio de soladores.—De dueños de carrua­jes.—La Cooperativa de accidentes del trabajo.

Las Sociedades comprendidas en la Asociación gre­mial y patronal, asistentes á la manifestación en pleno, según datos oficiales, estaban formadas por más de doce mil individuos.

Las Sociedades obreras que tienen sus domicilios en la Casa del Pueblo no pudieron ser invitadas particular­mente por los organizadores de la manifestación, por ha­berles sido negada la nota detallada de las citadas Socie­dades, que fué pedida repetidas veces á los elementos directores del referido Centro.

Sin embargo, el número de obreros y socialistas é in­dependientes ascendía á muchos millares de personas.

Asistieron también los federales de Buenavi^-ta, Co­misión de vecinos del mismo distrito, Liga Patriótica, Junta provincial Eadical, Juventud Liberal, Juventud Bepublicana Badica), Juventud Federal, Centro Benéfico Instructivo de les Cuatro Caminos, Comisión central de la unión general de repatriados de ultramar, Libie Pen­samiento, Escuelas laicas, Juventud Bebelde, Juventud Luchadora 7 Comieión de vecinos de la Prosperidad.

MARZO DB 1909 129

Imposible seguir describiendo. Basta decir que la masa humaua era inmensa y que así llegó á lo largo de Recoletos y la Castellana, como una gigantesca ola negra, hasta el monumento de Gastelar, sin que se regístrase un solo incidente.

Habla Sol y Ortega.

lias avanzadas de la manifestación se detuvieron ante la estatua del insigne orador y fueron extendiéndose los manifestantes por los ñancos.

Los acompañantes del Sr. Sol y Ortega le obligaron á descender del coche cerrado en que había hecho el reco­rrido y subir á otro descubierto.

Les guiaba el propósito de que el ilustre Senador pu-diera desde allí dirigir la palabra al público, que sentía vehementes deseos de oírle.

El Sr. Sol y Ortega, de pie en el coche, descubrióse y dijo:

uPueblo de Madrid: El Presidente del Consejo de Mi­nistro^ me hizo saber en el Senado que estaba solo; ¡her­mosa soledad la de estos instantes en que tú me acompa-ñasl {Vivaí y aplauso».)

nYa está contestado el Presidente del Consejo de Mi­nistros; ya puede apreciar sí mis afirmaciones y censuras en el Senado son ó no compartidas por este heroico puje-biO. {^Aplausos.) Cumpla ahora, después de esto, s» prome­sa, y dimita, ya que está divorciado de la opinión pública y condeuado por ella. {Grandes aplatisos.)

»0s agradezco, amigos míos, el concurso que me ha­béis prestado y la generosidad con que habéis respondido á mi convocatoria; en representación de Barcelona, os sa­ludo, y con vosotros, al pueblo de Madrid. (Aplausos.)

"En nombre de Cataluña, abrazo á Castilla, y con ella, á la vez, á tedas las regiones españolas, y todo esto lo realizo también por cuenta de Quadalajara, que me honró con la repre^eutación senatorial. {Aplavsos.J

>'Y ahoia, señores, demos por terminado el acto, di­solviéndonos tranquila y pacíficamente, y citándonos f;ara realizar otras obras más importantes en beneficio de a dignidad y prosperidad de E8paQa.>^

1 3 0 SOLDBVILLA.—BL ASO POLÍTICO

Ua estallido de aplaa»os y bravos ahogó las últimas palabras de Sol y Ortega.

La ovación prosiguió estruendosa, en tanto que mu­chos de los manifestantes agitaban los sombreros.

El momento fué de gran emoción, y el Sr. Sol y Or­tega, conmovidísimo, se retiro en un carruaje.

Con enormes dificultades pudo el coche abrirse paso y salir al paseo de la izquierda.

Los manifestantes, en grupos, le siguieron aplaudien­do con el mayor entusiasmo, y luego se disolvieron, diri­giéndose algún grupo hacia la calle de la Lealtad, donde vivía el Sr. Maura, sin que ocurriera nada desagradable.

Los cálculos que, acerca del número de manifestantes se hicieron, fueron infinitos.

La Época, 10 i 12.000, según cálculos del Ministro de la Gobernación.

El Mundo, 20.000. Diario Universal, 30.000. El Heraldo, 70 á 80.000. España Nueva, 160.000. La Coirespondencia de España, que no era muy entu­

siasta de la manifestación y que había escrito algún ar­ticulo contra ella, dijo lo siguiente, aproximándose, á nuestro juicio, á la verdad:

nNosotroshemos hecho un cálculo contándolas personas que ocupaban el cuadro comprendido entre dos farolas y el ancho de Recoletos, y multiplicando por el número de distancias de farola á farola que ocupaba la manifestación.

nEse cálculo, bastante exacto, y el único posible para medir muchedumbres en marcha, nos ha dado 65.000 per* sonas. Pero hay que restar doce espacios, en que los mani­festantes iban muy espaciados, con grandes claros. Calcu­lamos que por los huecos correspondientes á esos trayectos hay que quitar unos 10.000 hombres, resultando que el nú­mero de manifestantes ha sido de unas 45.000 almas.»

El acto fué importantísimo, y, en opinión de mucha gente, si el Sr. Moret, como Jefe del partido liberal, se hubiera unido á la manifestación, el Sr. Maura acaso hu­biera caldo del Poder.

MARZO DB 190:) 131

La manifestación fué presenciada por maltitud de hombres politioos importantes de todos los partidos; se­guramente, por alguien de la familia real, y hubo quien creyó (nosotros no lo aseguramos), que por el mismo Don Alfonso X£II, que por la mañana había llegado de Anda-lucia.

LA. coNraAUANiFusTAOiÓN.—Los amigos del Sr. Maura trataron de desvirtuar el efecto de la manifestación orga­nizada contra el Gobierno, organizando á su vez otra de simpatía al Presidente del Consejo, que consistió en ir á dejar tarjeta en su domicilio y ¿ felicitarle por telégrafo desde provincias.

Véase cómo la describió La Correspondencia de Es­paña:

uLa calle de la Lealtad ha estado durante todo el día animadísima.

nLa concurrencia en dicha calle empezó á aumentar á la una de la tarde, y i partir de esta horn, la acera de los pares se vio invadida por una fíla de público que no se inte'rrumpia por un momento.

"Ha habido momentos en que dentro del zaguán de la casa del Sr. Maura no podía darse un paso.

nDos filas se habían formado para dejar las tarjetas en dos mesas colocadas al efecto y firmar.

"Los pliegos se cubrían de firmas, y á cada instante se retiraban los que habían sido ya llenados, y las tarjetas.

"Los ordenanzas de telégrafos y teléfonos llegaban con bastante frecuencia, siendo portadores de fajos de des­pachos.

flA partir de las cinco de la tarde, la concurrencia empezó á decrecer, pero sin que pueda decirse que dejara de acudir gente.

71 El desfile por el domicilio del Jefe del Gobierno con­tinuaba.

»La afluencia mayor fué de una de la tarde á cuatro y media.

nSe ha visto firmar y dejar tarjetas á personas de to­das las clases sociales, figurando entre ellas un crecido contingente del elemento militar.

132 SOLDBVILLA.—KL AÑO POLÍIICO

nAlguQos de estos últimos lo han heeho biea ostensi -blemente, puesto que luciau el uaiforme.

nConfnudido con la masa del públíoo, pues su presea-oía se observó ouando era mayor la afluencia, vimos al ex Ministro liberal Sr. Cobián.

nTambién ha estado á firmar el Sr. Obispo de Sión. "Numerosísimas personas de las que han acudido á

expresar sus simpatías al Sr. Maura, no serán, segura­mente, conocidas en los círculos políticos.»

Los telegramas ascendieron á once mil; las tarjetas, ¿ nneve mil.

Las oposiciones quitaban importancia al acto, dicien­do que, disponiendo del Poder, se pueden recibir muchos más telegramas y tarjetas.

SÁTJBA UIMISTBBIAL.—Una interesante nota en la in­formación del suceso del día fué la sátira que dedicó La Época á la manifestación. Ponía el acontecimiento en co­plas que decían asi: ^

«Sácame la capa verde, la qne eu prenda me dejaron por dos duros, cnando vale, mal pagada, veinticuatro; saca el traje que me hice con parte de aquellos cuartos que me regaló el Manazas cuando le absolvió el Jurado; y en tanto me maniflíesto, como loa hombree honrados, cuida el establecimieqto cual yo acostumbro á cuidarlo.

Pon el bacalao de perro y el salchichón de caballo junto á las sardinas frescas que compré el afío pasado.

Echa harina en el azúcar, pon fuchina en el morapio, y del alcohol industrial echa en el otro dos cántaros.

Ten cuidado cómo pesas, qne quitando aquí diez gramos, y otros diez en otra parte, y en cada venta otros tantos,

MARZO DB 1909 1 3 3

86 va aumentando la hacienda, y va el negocio marchando, qne á céntimos Re hacen daros, 7 millonea con ochavos ..

Así le dice á su esposa el tendero Juan Milano, y terciándose la capa, serio como un diplomático, enciende un cigarro puro que compró de contrabando, y marcha á manifestarse como cumple á un hombre honrado.)>-

Esta sátira fué muy mal recibida por el oomeroio ma­drileño, dando origen á varias reclamaciones y protestas.

Manife i tac lones en provincias.—No sólo hubo manifestación- en Madrid. Oon el mismo objeto y en el propio sentido se verificaron tanibién en provincias, y algunas fueron de gran importancia.

Véase las noticias que acerca de ellas se recibieron:

>^Barcelona, 28 (2 t.).

"En cincuenta mil se calcula el número de concurren-' tes ¿ la manifestación aquí celebrada en protesta contra la conducta del Gobietno. Ha sido verdaderamente colo­sal: cuando la cabeza llegaba al paseo de San Juan, aun continuaba el desfile por la plaza de Urquinaona.

nEl acto ha resultado ordenadísimo. Presidian Gineri de los EÍ08, los jefes de los Gremios y de algunas enti­dades y varios conspicuos republioanf>s. No se dio un gri­to; pero menudearon las salvas ruidosas de aplausos.

nAl llegar, la muchedumbre manifestante frente al monumento á Prim, D. Emiliano Iglesias, en nombre de Giuer de los Ríos, agradeció á los concurrentes el acto brillante que acababan de realizar, vitoreó á la soberanía nacional, i España con honra y á la libertad. El pueblo le contestó calurosamente.

«No se ha registrado ningún incidente."

uBilbao, 28 ((> t.).

nLa manifestación contra el Gobierne ha sido un éxi­to. Han oonoarrido á ella más de quince mil personas.

134 SOLDEVatA.—BL AÍTO POLÍTICO

«Presidióla el ex Diputado Solaegai coa algunos coas-pioaos republioanos.

"La nota del acto ha sido la concurrencia de todoa los socialistas, incluso los Ooucejalee, k pesar de la prohibi­ción del Comité central. Han asistido también las muje­res de la Asociación socialista y muchas Comisiones de los pueblos."

uMálaga, 28 (d,l.5 n.).

nA las tres de la tarde de hoy púsose en marcha la manifestación, presidida por los firmantes de la alocución y personas tan caracterizadas como D. Pedro Gómez Chaix, D. Pedro Almarza, D.Miguel del Río y D. José Ponce.

I)Pueden calcularse en doce mil persona? las que con­currieron al acto."

uHaelva, 28 (4,20 t.).

»La. manifestación de hoy.fué imponente y, durante ella, el orden perfecto.

"Concurrieron á la manifestación unas siete mil per-'sonas, entre las que iban representaciones de todas las fuerzas vivas.

"El acto ha resultado solemne y transcendental." .

uCádiz, 28.

"La manifestación se organizó en la plaza del Ayun­tamiento, á las tres de la tarde. Predominaba en ella el elemento obrero. A la cabeza de ella iba el Presidente de la Agrupación obrera republicana, Sloy Agredano.

"La tuerza pública estuvo distribuida en el trayecto. El orden fué completo.

o Asistieron unas seis mil personas.»

f^ Sevilla, 28.

"A las dos de la tarde se organizóla manifestación en el prado de San Sebastián, y se disolvió oon el mayor orden en la oalle del Marqués de Paradas.

A} frente de la manifestación iban el ñt. Vaquero y

MARZO DK 1909 135

otros Concejales republioanos y personas caracterizadas. Puede oaloiilarse que asistieron doce mil personas.

nReinó gran entusiasmo.»

uSalamanca, 25(1,55 t.).

nSe ha celebrado la manifestación contra el Q-obierno. Asistieron unas tres mil personas pertenecientes ¿ todas las clases sociales.

ntía reinado mucho orden. flLas Autoridades han desplegado gran lujo de fuer­

zas." , uZaragoza, 28{3 t.).

«Acaban de celebrarse el mitin y la manitestación. nHa reinado grande entusiasmo. "La ñuta saliente de los discursos, aparte de las pro­

testas contra la política ministerial, han sido las censu­ras á los políticos liberales, que no han querido secundar, como debían, á Sol y Ortega.

nLa manifestación ha recorrido las calles de San Mi­guel, Coso y plaza de la Constitución.

«Ha habido orden absoluto. »Han formado en la manifestación más de cinco mil

personas.»

En Valencia, Valladolid, Alicante, Castellón y otras poblaciones se celebraron mítines de protesta.

D Í A 29.—Comentarios A la -manifestaolón.— La nota del dia fueron los comentarios sobre los sucesos del dia anterior.

En primer término, causó desilusión que ni en el Se­nado ni en el Congreso tratase nadie de la manifestación.

Los políticos de todos los partidos, incluso el conser­vador, reconocían la importancia del acto, no discutién­dose ya los miles de personas que asistieron ó dejaron de asistir & la manifestación.

Los conservadores culpaban de lo ocurrido al Ministro de la Gobernación, diciendo que el 90 por 100 de los ma­nifestantes lo componían industriales y oomeroiautes, ¿

1 3 6 80LDBVILLA.—BI, AÍTO POLÍTICO

quienes el Sr. La Cierva estaba llevando á trauoe de ruina.

Otros deoian que, precisamente por no haber tenido la manifestación carácter político exclusivo, puesto que no asistieron & ella liberales, demócratas ni republicanos conservadores, por eso mismo tenía más importancia y era más grave para el Gobierno, puesto que resultaba ser el elemento neutro é imparcial el que la había llevado i cabo.

DimiBidn de Asoárate.—Víctima de la manifesta­ción fué el Sr. Azcárate. Este antiguo republicano tuvo noticia de una carta dirigida por los republicanos de León, electores suyos, al Sr. SoFy Ortega adhiriéndose á la manifestación de Madrid.

El Sr. Azcárate estimó dicha carta como una censura indirecta á su conducta, francamente opuesta á la mani­festación.

Y en efecto, á pesar de los ruegos de los Sres. Dato y Maura para que la retirara, insistió en su dimisión y le fué admitida; pero más adelante fué reelegido sin opo­sición.

DÍA SO.—Admiuistraoióa local.—Gestiones de Maura.—El Presidente del Consejo no ojultab^i su contrariedad por la lentitud con que marchaba la discu­sión del proyecto de ley de Régimen local, que deseaba aprobar cuanto antes.

Para conseguirlo conferenció con el G-eneral López Domínguez y oon los Senadores Sres. GroizECrd, López Muñoz, Calbetón y Santamaría de Paredes.

Los citados señores se excusaron diciendo que ellos dependían de un Jefe, y que éste era el único que podía contestarle.

El Sr. Maura salió muy contrariado de estas entre­vistas.

Semejanzas deplorables.—En su número de esta fecha publicó El Cwrto un extenso artículo comentando las semejanzas políticas que ofrecía la vida pública en Es­paña y Portugal en estos últimos tiempos.

MARZO DB 1909 J37

uEn Portugal—eaoribla—, son los aatioipis k la fami­lia rea', la exención de tributación ooasegaiJa por gran­des Compañías mediante la entrega de dinero á funcio­narios públicos, la reducción de canon al Sindicato Santo Amaro, propietario de los tranvías portugueses, siu ga­rantía de ninguna clase; los negooioi dí la Oonpiñía de Tabacos á costa del Tesoro, el empréstito de vei ite mi­llones de pesetas realizado últimamente...

«Aquí son los duros sevillanos, la Compañía Hispano-Africana, los ferrocarriles estratégicos, el azúcar, el alco­hol, las comunicaciones marítimas, el monopolio de pom­pas fúnebres en Madrid, la pesca del bacalao, el Caual de Isabel II y las empresas de agua y luz...

»La suma de tantos hechos en que el interés particu­lar ha resaltado triunfante sobre el interés general ha dado lugar á ese estado de recelo y desoonñanza que se manifiesta de modo ostensible en ambos países.»

El artículo fué muy comentado, sobre todo, por ser el periódico órgano del ex Ministro monárquico Sr. Urzáiz.

Durante estos días los rumores de crisis fueron muy intensos.

D Í A 31.—Eduardo V i l y Alfonso XIII.—^n esta fecha se veri&0Ó en San Sebastián la entrevista de los Beyes de Inglaterra y España.

Eduardo VII llegó desde Biarritz, en automóvil, al pa­lacio de Miramar.

Don Alfonso esperaba al Rey de Inglaterra en el ves­tíbulo. Los Soberanos abrazáronse efusivamente y pe­netraron en Palacio. En el salón-tocador de éste celebra­ron momentos después una conferencia, que duró cerca de una hora.

A las dos y media se sirvió el almuerzo, al que asistie­ron once personas. Los Reyes sentáronse frente á frente.

Al terminar el almuerzo, los Soberanos celebíaron una conferencia en la terraza. Nada Fe-supo de los asuntos que trataron, ni hicieron á e'los alusión alguna durante el almuerzo.

La comitiva inglesa salió de Miramar cerca de las cuatro.

1 3 8 SOLDKVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

El Eey de España marobó al Hotel du Palais por la tarde, y conferenció con Eduardo VII desde las seis y media hasta las ocho.

Gomo los Soberanos estaban solos, no se sabe de qué hablairoD, aunque se dio mucha importancia á la entre­vista.

A las ocho salieron del Hotel los Monarcas para la villa Mirasol, residencia de la Duquesa do Manchester, donde estaban invitados é. una comida intima, á la cual asistieron los séquitos y algunos personajes amigos de la Duquesa.

Al salir de la villa «e despidieron los Beyes. El de Inglaterra marche? á su alojamiento, y el de España & la estación para tomar el sudexpreso. En los andjnes habían tomado grandes precauciones las Policías inglesa y fran­cesa.

La colonia española hizo al Bey brillante despedida. En el Congreso, el Sr. Romero mostró su estrañeza de

que el Rey de España menudease tanto sus visitas al Rey d<j Inglaterra, sin que éste devolviese ninguna á la capi­tal de España, que es donde debía efectuarse.

El Presidente del Consejo contestó que la única visita oficial de D. Alfonso fué á Cartagena, y que no se podía marcar plazo para la devolución.

3=^.kM^.. 'MMÁ^^ ^ÍMÁ

MES DE ABRIL

D Í A 2.—Interpelacidn Sorlano.—Habló sobre la manifestación y dijo:

uLo que yo voy á decir esta tarde está, en el espíritu de cien mil personas que acudieron á la manifestación del domingo.

«Porque su señoría, Sr. Ministro de la Gobernación, que conoce todos los resortes y muchas mafias, y que tie­ne mucho ingenio, no ha podido desvirtuar el poder de la fotografía.

"Aquí tiene su señoría una Revista, que por su tradi­ción es ministerial.

nVea su señoría la fotografía; cuente su señoría las ca­bezas. Ahora, en la misma Revista, vea su señoría Is de la manifestación en casa del Sr. Maura.

nEl Ministro de la Gobernación telegrafió á provin­cias, diciendo que no se habían visto chisteras.

»Y el Sr. La Cierva dijo al Rey que á la manifesta­ción no habían ido más que cuatro taberneros.

«Cuando el Rey vio las fotografías, le preguntó ¿ su señoría:—¿No decía usted que no eran más que cuatro ta­berneros?

"Y entonces su señoría se puso pálido, como lo está ahora.

«El Sr. Maura, en un discurso centellante, decía: «Cuando no se gobierna sigaiendo lo que antes se dijo y predicó, se convierte el gobernante en nistrióü.n

nY añadía luego: "Y no es lo malo que existan esas ca­lumnias, sino que se esparzan y que arraiguen en la opi­nión. Cuando se llega á esto no se tiene autoridad para gobernar.»

1 4 0 SOLDEVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

nEstoy conforme con su señoría, Sr. Maura, y por eso oreo que debéis marcharos. Cien mil manifestantes os di­cen que os "Vayáis.n

El Sr. Soriano hizo una requisitoria tremenda contra casi todos los Ministros, por suponerles faltos de autori­dad moral, y después de recabar la opinión de los Jefes de las oposiciones acerca de la manifestación, terminó di-> ciendo:

uSólo me resta recordar al Sr. Maura, que aquí, pared por medio, en Portugal, las instituciones se desmoronan; precisamente por inmoralidades, por lo mismo que aquí 80 lanzaron & la calle cien mil manifestantes.»

Disourso de Maura.—El Presidente del Consejo se levantó á contestar:

uTrea partes—dijo—ha tenido el disourso del Sr. Su­riano. La primera, para enaltecer i la manifestación; la segunda, para recordar asuntos de otros debates, y la álti-ma, para sacar consecuencias.

«Siempre he sostenido que no basta lanzar dicterios ni acusaciones, porqué es posible que sea la pasión quien los guíe.

"Yo tengo muy en cuenta el juicio de la opinión, y á ella me entrego.

nEl país tiene oonstitucionalmente un órgano de pro­testa, que es el Parlamento, y ya veis que aquí y en la otra Cámara la mayoría está con nosotros. {Humoret en lo» bancos de la izquierda.)

nA esa manifestación concurrieron los afiliados al par­tido republicano; pero no todos, pues muchísimos no fueron.

"Respecto á consecuencias, vuelvo á decir que estoy tranquilo, pues noiotros iomoe noeotros.v [Ritta.)

Discurso de Oiner.—El Sr. Giner de los Ríos, en nombre de los republicanos, protestó de la frase del selior Maura, nosotro» somos nosotros, diciendo que no era nada ó era una ofensa para todo hombre honrado, y en tal oaso, merecía enérgica repulsa.

ABRIL DB 1909 141

uYo no digo—añadió—que cada uuo de los Ministros no sean personas honorables; lo que digo es que la política del Gobierno no es honesta, no es correcta, no es regular, como lo demuestran los impugiaciones claras y terminan­tes de los Sres. Urzáiz, Villanueva, Azoárate y otros.n

Discurso de Moret.—El Jefe del partido liberal, en un discurso breve, pero de gran transcendencia para la vida del Gobierno, dijo:

uYo he creído que no debiera unirme á la manifesta­ción ni aconsejar á mis amigos que lo hicieran, porque esa manifestación, tal como se planteó y desenvolvió el debate «n el Senado, encerraba una determinada aprecia­ción de la moralidad del Gobierno y del Presidente del Consejo de Ministros; y como yo creía que no hubiera fal­tado á es i moralidad, entendí que no podía asociarme á la manifestación. Tengo más que añadir: y es que hubie­ra yo cometido una gran inmoralidad haciendo una cosa que no creía justa, tan sólo por aquel afán y aquel deseo, que tantas veces ha perdido á los partidos políticos, el de precipitar la caída del Gobierno. {Aprobación.) Esa es un arma que tiene dos fllos: uno corta hoy, otro cortará ma­ñana.

"Al final rebaja completamente la política, que, ajui­cio mío—y en eso me estoy esforzando desdé que he reci­bido un honor quizás inmerecido—debe levantarse á más altos horizontes, para obtener así el aprecio de la opinión pública.

»La segunda pregynta del Sr. Soriano se refiere al jui­cio que. yo he formado de la manifestación. Sobre esto'yo podría hacer reservas, porque no me crea obligado á^on-testar; pero defiero al requerimiento del Sr. Soriano, á quien había ofrecido que si quería saber mi opinión se la daría, y diré: que esa manifestación del domingo, como una prueba de lo quo es la psicología de las muchedumbres, encierra una gran lección para todos, para mi como,para los demás. La mía creo haberla aprendido; espero que los demás aprendan también la suya.i» {Aprobación en distintos lados de la Cámara.)

1 4 2 SOLDEVILLA.—EL A^O POLÍTICO

Declaración de Canalejas.—El Sr. Canalejas in­tervino brevemente.

"Mi opinión sobre el acto del domingo—dijo—es que seria temerario negar la importancia transcendental que tuvo, por la cnantia de las masas que á él concurrieron.

"La manifestación nos ha dado una lección seria á to­dos los politioos que intervenimos en los destinos del pais, y no debemos desdeñarla, sino, antes al contrario, tener­la muy en cuenta.

"Entiendo que el Sr. Maura ha sido víctima de su pro­pia jactancia. No se puede decir nosotrof nomos tu>sottos sin herir ni poner enfrente una gran parte de la opinión.

nPor lo demás, yo no asistí á la manifestación, por las mismas razones que el Sr. Moret, aunque creo que en las cuestiones censuradas ha habido pecadores y negligen­tes,»

Discurso de D. Melqnlades Alvares.—Seguida­mente se levantó á hablar el Sr. Alvarez, pronunciando un discurso grandilocuente, que produjo un efecto inmen­so en la Cámara, y del cual no dan ni la más leve idea los siguientes párrafos:

«No asistí—dijo—á la manifestación del domingo úl­timo, porque de los términos en que estaba redactada su convocatoria parecía desprenderse el propósito de califi­car de inmoral al Gobierno y señaladamente al Sr. Maura.

nSemejante idea repugnaba, desde luego-, á mis senti­mientos y convicciones.

»Yo tengo del Sr. Maura, aparte de otros méritos que provocan mis alabanzas, la idea de que es un gobernante honrado, un político ilustre y dignísimo, uno de los hom­bres que han sostenido con más ñrmeza en este pais el de­coro y el prestigio del Poder público.

«Mereciéndome, desde el punto de vista ético, tan ele­vado concepto, no podía, dignamente, cooperar con mi presencia á la ejecución de un acto cuyo resultado prin­cipal había de ser el difamarle. Por eso no asistí á la ma­nifestación.

• «Quédese, pue?, la responsabilidad y la gloria de la

ABRU. DB 1909 143

protesta para aquellos que sustentan una convicción con­traria á la mía.

"Que estos apartamientos, Sr. Soriano, acarrean la impopularidad, también lo sé. Pero yo siempre be creído que los hombres públicos que aspiran á dirigir la opinión tienen que ser muchas veces impopulares, á fin de evitar que el pueblo, sugestionado pjr la cólera de sus agitado­res, caiga con frecuencia en los extravíos de la injusti­cia. {Bravo, bravo.)

«Ahora os diré lo siguiente: Si la manifestación se hubiera convocado para protestar contra la conducta po­lítica del Gobierno, contra la invasión clerical triunfante, contra su tendencia reaccionaria, contra los privilegios que injustamente dispensa á la plutocracia, contra el ol­vido en que tiene las más apremiantes necesidades de la vida nacional, cuales son la cuitara V las obras públicas, y el menosprecio con que desatiende los anhelos, legítimos de las clases proletarias, yo me hubiera asociado con jú­bilo á la protesta del domingo, porque hubiera visto en ella la santificación popular de lo que vengo predicando constantemente en los mitines.

it¿Ha tenido importancia aquel acto? Para mi, sefior Maura, la ha tenido excepcional, extraordinaria. Ño cabe siquiera desconocerla, so pena que el apasionainiente po­lítico nos haga caer en las aberraciones del delirio.

nKo sólo fué respetable por el niimero; fué también muy significada por su calidad.

nMuchos manifestantes han ido para protestar contra la supuesta inmoralidad del Gobierno; los más, me atre­verla á decir que la inmensa mayoría, acudieron á ella para repudiar vuestra política, que consideran funesta y perCtarbadora; unos y otros, en fin, para desear, con vivos anhelos, vuestra calda, llamando asi laateución de quien, por estar en las altas cumbres del Poder público, otorga ó retira la confianza.

n¿A qué repetir aquí una vulgaridad que está en la conciencia de todo el mundo? Al gobernante no le basta preceder con rectitud de intención, ni le basta tampoco escudarse con su honorabilidad acrisolada; necesita, ade­más de esto, como os decía muy bien en el Senado el se­ñor Sánchez de Toca, gtiardar escrupulosamente aquella?

1 4 4 SOLDBVILLA.—KL AÑO POLÍTICO

apariencias que hagaa imposible el aoceso de la calumnia y de la maledicencia. ¡Quién lo duda! César repudió á Pompeya sabiendo que era honrada; pero la repudió por­que, después de las imprudencias de Cíodio, no lo pa­recía.

nEsfca es la grave culpa que habéis cometido, Sr. Mau­ra; tan grave, que sólo os resta escasa vida, la necesaria, á mi juicio, para que coloquéis el Poder en condiciones de que el partido liberal pueda sustituiros en breve." {Muy bien, aprobación en la» minorías.)

Discurso de Maura.—El Sr. Presidente del Con­sejo de Ministros contestó diciendo:

uAgradezoo las palabras de consideración persoual á los oradores que han intervenido últimamente en estos debates.

«He dicho que nototios somot nosotros, porque oreo que la opinión pública nos conoce debidamente. {Muy bien, en la mayoría.)

«Al Sr. Alvarez le diré que. hay muchas opiniones contrarias á las de su señoría. Al juicio de la opiuión na­cional me entrego, que coustitucionalmente está en el Parlamento.

nEn cuanto á lo de la mujer de César, le diré que el hombre político que no se sienta capaz de mantenerse en su puesto, pasando por encima de todas las vcoiieraciones y calumnias, y por encima del criterio tabernario, ese es indigno de gobernar.n {Qran¿es aplausos de la mayoría.)

Después rectificaron ambos oradores, entablándose una interesante polémica acerca del Derecho parlamen­tario y el papel de la mayoría en el régimen constitu­cional.

DlA 4.—Las elecciones municipales.—En esta fecha se reunió el Consejo de Ministros, adoptando dos resoluciones importantes:

Ha primtra fué hacer las elecciones municipales con aireglo á la lev vigente, en vista de que no se conseguía la aprobación de la l^y de Administración local.

ABKIL DB 1909 14B

Propuso luego el Jefe del Gobierno que, con objeto de pacifícar los espíritus, se concediese una amnistía para los delitos políticos ó de opinión. Así quedó acordado, y el primer día que se reunieran las Cortes leería el Minis­tro de Gracia y Justicia el correspondiente proyecto de ley. En este proyecto quedaba comprendido el caso del Sr. Lerroux.

De estas dos resoluciones tomaron pie los periódicos de oposición para hablar de la ductilidad y del frecuente cambio de opiniones del Sr. Presidente del Consejo, que tantas veces se había manifestado opuesto á las amnistías generales.

D Í A 6.—Uontero Ríos, en Palacio.—Manlfes-tac ioneB á S. M. el Bey.—En esta fecha estuvo en Palacio & ofrecer sus respetos al Monarca el ex Presiden­te del Senado y del Consejo, Sr. Montero Ríos.

La entrevista tuvo importancia. Hablando con S. M. acerca de la situación parlamen^

taría, respecto á los asuntos pendientes, el Sr. Montero Bios se expresó asi:

uSefior: ya sabe V. M. cómo yo pienso. Soy enemigo irreconciliable de la ley de Bégimen local, porque, res­petando las intenciones de los demás, oreo que compro­mete la unidad y la integridad de mi Patria, y además, porque constituirá una tiranía cruel del cacique rural contra el pobre labriego, que no tendrá más recurso con­tra esa persecución que un pleito, para el cual no tendrá dinero ni poder.

nLos que procuran dificultar la aprobación de la ley por medio de una amplia discusión es, sin duda, porque la juzgan mala, ccimo yo, y procurarán por modo indirecto impedir su aprobación.

"También respeto sus opiniones y sus procedimientos; pero á los míos me atengo, que no me permiten ni siquie­ra autorizar con mi presencia la dísousión. Si todos los siguieran, no sería ley un proyecto tan perjudicial para la Nación."

Después de esto, se habló deja ouestión del bloque, y el Sr. Montero Bios dijo á S. M.:

10

1 4 6 SOLDBVILLA.—KL A S O POLÍTICO

uYo soy enemigo del bloque y de los mítines, y asi se lo he dioho al Jefe de mi partido, tír. Moret; pero aña­diendo que, salvando mis convicciones personales, yo no le orearé en esta cuestión dificultad de ninguna especie, ni mucho menos disidencia. Me limitaré á no intervenir en estas cuestiones.»

D Í A 7.—Bombas en Barcelona.—Se recibió de la ciudad catalana un telegrama que deoia asi:

uEsta noche, ¿ las diez y media, próximamente, ha es­tallado una bomba en la calle de la Boquería, al pie de la tienda de ortopedia que el Sr. Estebanell tiene en el nú­mero 32.

"La explosión fué formidable y se oyó á grandisima distancia.

nDe muchos sitios lejanos y délas Bamblas que están próximas acudieron corriendo curiosos, guardias y se­renos.

nUno de éstos vio que un hombre huía, y le detuvo. Era un herido, Domingo Valla y Valles, de veinte afios, camarero de oficio y sin ocupación actualmente. De la muñeca derecha, que tenía perforada por un proyectil, le manaba sangre en abundancia.

«Domingo iba con tres oompañeros suyos: Jaime Te -rradas Villalonga, de cuarenta y cinco años; Salvador Suárez, de treinta años, y Bafael Jaut, por'la calle de la Boqueria, con dirección ¿ la Sociedad de camareros La Alianza, domiciliada en la calle de Quintana, cuando les sorprendió la explosión. Todos, menos Jaut, se sintieron heridos: Valls, en la muñeca derecha, como he dioho; Suá­rez, en una rodilla, y Torradas, en el tercio superior de la tibia derecha.

iLos tres heridos fueron conducidos al dispensario, donde los médicos calificaron sus lesiones de pronóstico reservado.»

No se descubrió á los autores.

D Í A 8.—uBareelona, 9.—Aún no hablan pasado los efectos de la explosión de' la calle de la Boqueria, cuando

ABRIL DE 1909 147

ayer (día 8), á las oaafcro de la tarde, se registró otro he­cho análogo en la oalle alta de San Pedro.

nFué colocado este segundo explosivo en la cañería de desagüe de la casa núm. 2, en la que están establecidos el Círculo Tradioionalista y el Circulo Federal.

«Como el lugar del suceso se halla próximo á la iglesia de San rranoisco* «e produjo gran alarma, pues el templo estaba muy concurrido á cansa de la festividad del día.

«En la calle era numeroso el tránsito y fueron auxi­liadas en una farmacia varias personas que sufrían sínco­pes y los efectos del susto, n

Tampoco fueron hallados los criminales.

DXA 10.—Elecciones mnnlcipales.—En esta fe­cha publicó la Oaceta el decreto oonvpcando á elecciones municipales para el día 2 de Mayo.

La convocatoria se hacia con arreglo á la nueva ley electoral, que establecía el voto obligatorio, lo cual oOas-tituia una incógnita para todos los partidos.

D Í A 11.—Bombas en Barcelona.—uSarceZona, 11 (6 tarde).—Esta tarde, á las cuatro, una detonación for­midable sembró la alarma' en las calles de Aldana y Mar­qués del Duero.

«Acababa de estallar otra bomba en el chaflán de la esquina de ambas calles.

nEn el teatro Lírico, que está enfrente, había empe­zado momentos antes la función. El ruido se sintió en la sala de tal mcdo, que el público se echó á la calle despa­vorido.

nLa fachada del convento del Sagrado Corazón, que es uno de los edificios fronteros al sitio de la explosión, quedó acribillada por la metralla del explosivo.

"Milagrosamente no hubo desgracias. nLa bomba estaba colocada en el tubo de desagüe de

una taberna situsída en la esquina de la oalle de Aldana. "La Policía sigue sin tener la más ligera idea de quié­

nes puedan ser los autores de estos criminales atentados, que han vuelto á llenar de pánico á la población de Bar­celona."

1 4 8 SOLDBVILLA.^BL AÑO POLÍTICO

Al día sigaiente explotó otra, con gran alarma, ea la calle de San Pablo, 88.

DÍA 12.—Adjudicación de la escuadra.—Desde las tres y media de la tarde hasta las ocho meaos cuarto de la noche estuvieron reunidos los Ministros en el domi­cilio del Sr. Maura.

Al salir dijeron que quedaba definitivamente acorda­da la adjudicación de la escuadra á la casa Viokers.

DÍA 14.—El terrorismo en Barcelona.—ínter-pelación Azza$i.—Este Diputado por Valencia expla­nó una interpelación acerca del terrorismo barcelonés, en la cual dijo que tanto el Sr. Tressols como Memento, le habían confesado parte de la verdad y le hablan entrega­do documentos que podían dar origen á pistas nuevas.

Afirmó con relación al atentado de Hostafraqchs, que había visto una carta, escrita el día anterior al del aten­tado, en la que veladamente se referia lo que después se vio en la realidad.

Lamentóse de la ausencia del Sr. Puig y Cadafaloh y del tír. Cambó, pues sabía que Mtmtnto poseía ó había po­seído una lista, escrita de puño y letra del Sr. Puig y Ca­dafaloh, en la que éste, la noche misma del atentado, pe­dia al Gobernador que se procediera á la detención de los siete catalanistas de la derecha y de los siete republicanos lerronxistas cuyos nombres iban en la lista.

El Sr. Ministro de la Gobernación: «A mí me basta saber que nadie podría haber hecho más que 16 realizado por el Gobernador civil de Barcelona.» iRumorüí.)

El Sr. Giner de los Bíos: uLa Policía de Barcelona se compone de 7.224 personas, ¿lis extraño, pues, que la opinión de Barcelona se alarme ante el fracaso del Go­bernador civil?

n^Sabéis lo que cuesta e?a Policía? Ochocientas cin> cuenta y tantas mil pesetas. Ved si no es llegado el caso de cambiar el personal de arriba á abajo, i*

£1 Ministro de la Gobernación: uCometería una insen­satez el Gobierno si porque se ponen bomltas en los tubos de desagüe délas casas... {Grandes rumorea.)

jkBSit DI 1909 149

nSeria nn insensato si por eso destituyera á qnien tanto ha heoho como él Gobernador de Barcelona. Hablan de estallar quinientas bombas..." {Fuertes y prolongados rumores.)

Esto se comentó mucho.

P r o y e c t o s de Hacienda.—En esta fecha dio lec­tura el Sr. Besada de varias reformas de Hacienda, que eran verdaderamente transcendentales é importantes, so­bre todo la reforma tributaria.

Constaba de catorce artículos. Los trece primeros se referían á cada uno de los conceptos de tributación objeto de la reforma.

Para realizarla, se establecían bases. Asi, en la con­tribución territorial se fijaban diez y nueve, en las cuales se prevenía que dejaría de ser de cupo fijo dicho tributo, convirtiéndose en contribución de cuota.

La extensión de dichos proyectos nos impide publi­carlos iutegros, como desearíamos.

Adminis trac ión local . -^ont inuaba el lento de­bate de Bégimen local, y el Sr. Salvador (D. Amos) apo­yó una enmienda al art. 103.

Se ocupó de la municipalización de servicios, para los cuales consideraba que son incapaces nuestros Ayunta­mientos.

• uAparte de esto—dijo—, la municipalización de los

servicios constituiría en el fondo una serie de monopolios que, destruyendo la iniciativa individual, destruirían en definitiva la riqueza.»

Discurso de KEaura.-—Le contestó el Sr. Presiden­te del Consejo.

Beñriéndose al cuadro trazado por el, Sr. Salvador de lo que es la vida en los pueblos, dijo que eso, en su fon­do, justificaba la frase de revolución desde arribrt, que se había interpretado mal, porque lo que él quiso decir es que España necesita una honda reforma.

Respecto d« la orga^iz«oión de la muniaipalizaioión

1 6 0 SOLDÉ VILLA.—BL A S O POLÍTICO

de servicios, dijo que ésta se determina ein el art. 181, al hablar de los ingresos de los Municipios.

D Í A 18.—La romeria cívica nacional.—Esta romería ó merienda ciudadana, como la denominaron al­gunos, se verificó por fin en esta fecha, después de hiber sido negada dos veces por el Gobierno y haber puest j á su celebración toda clase de obstáculos, con lo cual no hizo más que acrecentar la importancia de un acto que, al principio, la habría tenido muy escasa.

El objeto de ella fué celebrar el éxito de la manifes­tación del 2S de Marzo.

A las tres de la tarde se celebró en las inmediaciones de la Fuente de la Teja.

Dado lo e.^tenso y lo desigual del terreno en que se congregaron los manifestantes, fué imposible calcular el número de concurrentes; pero no puede negarse que lle­garon á varios millares.

En varios coches y automóviles llegaron los Sres. Gal-dós, Sol y Ortega, Alvarez (D. Melquíades), Soriano, Gi-ner de los Rios, Vicenti, Moróte, Ortega (D. Leonardo), Trompeta, Catena, Fuente, La Cal, Catalina, Fernández de la Hez, La Torre (D. Félix) y otros caracterizados re­publicanos, que fueron saludados con aplausos por la mu­chedumbre.

Los republicanos citados recorrieron la pradera del Corregidor en medio de apiñados grupos,, que los vitorea­ban incesantemente.

La jira revistió un aspecto marcadamente popular. El número de mujeres que concurrió á ella fué considerable.

A las seis de la tarde, la fiesta se hallaba en el perio­do de mayor animación. El vasto espacio que se extiende por las orillas del Manzanares, entre las tapias de la Casa de Campo y el puente de los Franceses, estaba totalmen­te invadido por la multitud.

El Sr. Alvarez (D. Melquíades), acompaaado por el Sr. Celleruelo, estuvo paseando en coche largo rato.

Algunos le dijeron: —Así queremos á nuestros grandes oradores: con el pueblo.

Millares de personas siguieron vitoreando el ooohe en que iban los Sres. Sol y Ortega, Pérez Galdós y Soriano.

ABRIL DE 1909 161

A la calda de la tarde regresaba el Rey de dar nn pa­seo en automóvil. Pudo apreciar, sin que nadie se lo con­tara, el número de concurrentes a la merienda ciudadana, que subía por aquella ancha vía.

Terminada la merienda, el Sr. Sol y Ortega dirigió á El Progreso, de Barcelona, el despacho siguiente:

"Gran imponderable merienda. Gentío inmenso. El contarlo lo dejo á cargo de La Cierva.—Sol.n

Actos semejantes se celebraron también en Barcelo­na, Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao, Burgos, Caste­llón, Zaragoza, Toledo, Córdoba, Granada, Badajoz, San­tander, Avila, Toro, La Carolina, Almadén, Manzana­res, Ocañ/i, Aranjuez, Talavéra, Plasencia, Calatayud, Ateca, Aniñón, Alhama, Villarroya, Ariza, Tortosa, Cas-pe, Fayón, San Martín de Valdeiglesias, Corana, Huel-va, Cuenca, Irun, Valdepeñas, Castellón, Albacete, Lo­groño, Burriaua, Salamanca, Valladolíd y otras machas poblaciones.

D Í A 19.—La denuncia de Maclai.—Como si fue­ran pocos los disgustos que en esta etapa parlamentaria caían sobre el Gobierno, vino & aumentar la serie el he­cho que en esta fecha se produjo en el Congreso y que fué como sigue:

El Teniente Coronel del Cuerpo Jurídico de la Arma­da, Auxiliar de la Asesoría del Ministerio de Marina y Jefe del personal de su Sección, e l S r . D. Juan Maclas del Beal, ejercitando el derecho de petición, presentó en el Congreso una denuncia contra el Gobierno.

El Sr. Maulas del Real, después de gestiones anterio­res, fué ai Congreso y entregó en la portería de la Cámara un pliego cerrado, en cuyo sobre se leía: uExomo. Sr. Pre­sidente del Congreso de los Diputados".

En dicho pliego, dirigido al Sr. Dato, iba la denuncia contra el Gobierno, acusándole de prevaricación en la adjudicación de la escuadra.

Cuando comenzó á circular la especie, se produjo una emoción extraordinaria.

La misma gravedad del asunto era motivo de inore-

152 SOLDEVULA.—Bt ASO POLÍTIOO

dulidad para muchos; pero no tardó en confirmarse la no­ticia, pues el Sr. Maclas del Real, que estuvo casi toda la tarde en la sala de visitas del Congreso, la comprobó á los muchos pcflitioos y periodistas que fueron á interro­garle;

Desde el momento en que la presentación de la denun­cia estuvo confirmada, no hubo otra conversación en toda la tarde, reconociéndose unánimemente la gravedad del acto realizado por el Sr. Maclas y el efecto que en la opi­nión habia de producir.

El Sr. Soriano quiso que se tratara el asunto en la Cámara, haciendo una pregunta al final de la parte de sesión dedicada á las mismas.

El Presidente lo impidió, entrando con apresuramien­to en el orden del día. Entonces los Sres. Soriano y Ñon­gues presentaron una proposición incidental.

Negóse el Sr. Dato á ponerla á discusión en aquel ins­tante, y con este motivo hubo de funcionar repetidamen­te la campanilla para dominar las protestas de los repu­blicanos.

£1 alboroto duró un buen rato, al cabo del cual ocupó la Presidencia el Sr. Prado y Palacio, por tener que mar­char á la Academia de Jurisprudencia el Sr. Dato.

No habia pasado mucho tiempo desde la marcha del Sr. Dato, cuando el Sr. Nougués reprodujo su petición de que fuese leída su proposición incidental.

El Sr. Prado y Palacio se negó á ello, diciendo que era una proposición de no ha lugar á deliberar:

Esto dio ocasión á que se repitiese el alboroto y ¿qne el debate promovido durase hasta las nueve y media de la noche.

D Í A 20.—La d e s u n c í a de Maofas.—El movi­miento de opinión qne este acto produjo era cada vez mi-yor. Al Sr. Maclas le felicitó mucha gente, y otros, en cambio, le consideraban desequilibrado.

El Sr. Maura dijo que de la cuestión entenderían los Tribunales competentes.

. El Sr. Maclas manifestaba que, haciéndose completo cargo del art. 13 de la Constitución; párrafo ultimo, no habia hecho á las Cortes petición de ninguna oláse, pues

ABRIL DH 1909 153

bien sabia que, como individno de uii Cuerpo armado, no podía realizarlo, sino denunciar un hecho, con arreglo al articulo 262 de la ley de Enjuiciamiento criminal, que en absoluto le facultaba para llevar á cabo el hecho por él realizado.

El Ministro de Marina hizo saber que, en su sentir, el Sr. Maclas estaba incurso en los párrafos 6," y 6." del articulo IB de la Constitución, que establecen:

uEl-derecho de petición no podrá ejercerse por ningu­na clase de fuerza armada.n

"Y tampoco podrán ejercerlo individualmente los que formen parte de una fuerza armada, sino con arreglo á las leyes de su Instituto en cuanto tenga relación con éste, y que en la denuncia iba envuelta la petición."

Se le acusaba también de delito de inñdenoia. En el Congreso la animación era extraordinaria. Abierta la sesión, el Secretario Sr. Ca&tell, al dar

cuenta del despacho ordinario, dijo: —El Auditor D. Juan Macias del Eeal ha presentado un escrito denunciando delitos que supone cometidos al dictarse los Reales decre­tos de 4 de Febrero y 14 de Abril del corriente año, rela­tivos á la escuadra.

Y el mismo. Secretario añadió:—Pasará el escrito á la Comisión de Peticiones.

LA PEOPOSIOIÓÜ INOJDKNTAL.—Concedida la palabra al Sr. Nougnés, pidió á la Presidencia que ordenará la lec­tura de una proposición incidental que había presentado.

Hecho así por un Secretario, el Sr. Nougués comenzó á apoyaría, protestando de dos cosas: primero, de que no se hubiese dado lectura al Congreso del escrito del Sr. Ma­cias, y segundo, de que el citado documentó pasase á la Comisión de peticiones, no tratándose de una petición, sino de una denuncia.

El Sr. Dato salió del aprieto afirmando que la Comi­sión de peticiones daría dictamen antes de que se levan­tara la sesión, y que en la sesión siguiente podría ser discutido con toda la amplitud que las oposioiones qui­sieran.

1 5 4 SOLDBVILLA.—BL A S O POLÍTICO

El Sr. Nougués se ooiiformó y retirá su proposición incidental, no sin protesta.

Después, el Sr. Vega Seoane pidió al Ministro de Ma­rina que remitiera & la Cámara varios documentos que faltaban en el expediente de la escuadra remitido al Con­greso, entre ellos la ponencia de los Sres. Cardona y An-dújar, que sirvió de base al General Estrañ para formular su voto particular en contra de la adjudicación á la casa "Wickers, y el Ministro de Marina se negó en absoluto 4 remitirla al Congreso, como igualmente los planos de los acorazados en proyecto.

£1 General Ferrándiz fundó su negativa en que tanto lo uno como lo otro pertenecian á los secretos de la de­fensa nacional.

TüTBavKNCiÓN DB CANALEJAS.—El Sr. Canalejas inter-. vino en el debate en medio de una gran expectación, y dijo:

. «El Parlamento tiene derecho principalísimo, indiscu­tible, á conocer SÍB reservas todo lo que se refiere á la estabilidad de los futuros barcos, porque ello afecta al decoro de todos los que intervinimos en aquella sesión memorable en que se votaron los '200.000.000, y porque afecta, además, á grandes intereses de la Nación.

nPorqne el Gobierno debe andarse con mucho cuidado en que no tome más cuerpo la malicia pública que se va concentrando, y se orea, oon fundamento, que á nombre del interés público y la defensa nacional se oculta la ver­dad al pais y al Parlamento.»

Discurso de Manra.—Oran escándalo.—El Presidente del Consejo contestó que el Ministro de Marina estaba en su derecho y en su obligación al no remitirá la Cámara documentos que afectan á la seguridad del Estado.

uPero no temáis—dije—que no podamos discutirlo todo oon amplitud, porque aquí vendrá todo lo que deba venir, pues nosotros estamos deseando que se discuta todo, porque estamos orgullosos de nuestra obra y de ha­ber cumplido nuestro deber.»

ABRIL DB 1909 155

Estas últimas palabras las pronaació el orador gallar-dament?, con la voz emocionada y en tono de gran osa­día, que la mayoría aplaudió estrepitosamente.

El Sr. Canalejas rectificó é insistió en que la opinión estaba alarmarla por todas las cosas que en el asuato de la escuadra habían ocurrido.

ttAquí—dijo—, donde muchas cosas han sido conoci­das en el extranjero antes que nosotros y que el propio Rey, hemos tenido nosotros, hasta la fecha, que conte­ner las demandas de la opinión pública, aunque tengamos que atenderlo cuanto antes sea posible, ya que nosotros somos nosotros y vosotros sois vosotros."

El Presidente del Consejo: uDe ese deslinde ya nos encargaremos nosotros."

La frase produjo un malísimo efecto. Los liberales, de­mócratas y republicanos protestaban indignados y de pie/ exigiendo una explicación inmediata. La efervescencia de los áuimos y las protestas perduraron durante diez mi­nutos.

El Presidente del Consejo logró hacerse entender y explicó sus palabras diciendo que no habían tenido ni re­motamente el vajor de establecer i favor de los conserva­dores una especie de aristocracia da la virtud y de la moral.

DiácuBso UK MoRBT.—El Sr. Moret habló para lamen­tarse de la interrupción del Sr. Maura, interpretada oomo si lanzara una especie de estigma contra los liberales, como si fueran una especie de apestados de la moral, con­tra los cuales hubiera que hacer un deslinde.

«Por este camino—añadió—y con enardecimientos como el de la mayoría, no se puede ir más que á represa­lias y á destruir reputaciones y á enterrar el régimen par-lamehtario, con grave daño del país y de altos intereses.

«Yo quiero que las palabras del Presidente del Con­sejo desvanezcan todos los recelos, y por patriotismo de todos someto á la ecuanimidad del Presidente que evite ciertas cosas.»

1 5 6 SOLDEVILtA. — B l A S O POLÍTICO

El Sr. Morete intervino en el debate en nombre de la minoría republicana, y recordó la actitud del Presidente del Consejo en la sesión memorable, pidiendo el concurso de todos para una obra nacional.

«Después ha variado—dijo—y quiere que el Gobierno lo haga todo por sí solo, aunque sea aceptando toda la responsabilidad.

nOuanto el expediente, la minoria republicana lo soli­cita integro, porque esa es nuestra obligación para los electores qu« nos eligieron.»

OfKA VEZ KL DoouMRNTO..—El Sr. Nougués volvió á hablar del documento del Sr. Maclas, y dijo que, según le habían asegurado, no se trataba de una petición, sino de una denuncia; por lo oual no tenía por qué ir á la Co­misión de Peticiones.

El Sr. Dato: uEl Presidente ha enviado el documento á la Comisión de Peticiones porque no existe otra, y á ella van todos los documentos que no son parlamentarios.»

El Sr. Morot manifestó su conformidad con la expli­cación del Presidente de la Cámara.

No discutía si había hecho bien la Mesa en darle en­trada; pero ya que lo admitió, no había podido haoér otra cosa que remitirlo á dicha Comisión.

Poco después se reunió la Comisión de Peticiones, y á última hora de la tarde, al cabo de prolija deliberación y de algunas consultas, dio el siguiente dictamen:

uQue se aplique el art. 193 del Reglamento, y con arreglo á él se remita la denuncia á la Presidencia del Consejo de Ministros."

Los comisionados, según sus propias manifestaciones, tuvieron que valerse del art. 193 del Reglamento del Con­greso, en vista de la limitación de sus facultades. El ar-

' rioulo dispone que cuando los asuntos ofrezcan verdadera importancia pasen al Ministerio correspondiente. En este caso, la Comisión había propuesto que el asunto pasase á la Presidencia, porque afectaba á todos los Minisiroa.

ABKIL D£ 1909 157

El dictamen fué leido iamediatamente en el salóa de sesiones.

Después de la sesión, permanecieron en la Cámara al­gunos Diputados estudiando el dictamen de la GjmLsLóa de Peticiones.

DÍA 21.—La denunoia de Macías.—El texto. El documento presentado al Congreso por el Sr. Mioias del Real decia asi:

uJuan de Maclas y del Keal, Doctor en Derecho, Li­cenciado en Filosofía y Letras, Teniente Auditor de pri­mera clase de la Armada, Jefe del Negociado del personal del Cuerpo Jurídico y Auxiliar de la Asesoría general del Ministerio de Marina:

"Al Congreso de los Diputados presenta esta denun­cia, que coiQpreude los puntos siguientes:

nl.° Al dictarse las dos Reales órdenes fechas é de Febrero de 190£ {Diario Oficial del Ministerio de Marina, número 27, página 145) y 14 de Abril de 1909 {Diirio Oficial del Ministerio de Marina, número 8Jj página 4 í l ) , se han cometido por el Sr. Ministro de Marina do:) deli­tos, definidos y castigados en el párrafo primero del ar-iíoulo 369 del Código penal oomún, que dice: uEl funcio­nario público que & sabiendas dictare ó cons litare provi­dencia ó resolución injusta en negocio contencioso admi­nistrativo ó meramente administratiuo, incurrirá en la pena de inhabilitación temporal especial en su grado má­ximo á inhabilitación perpetua especial.»

n2.° Los acuerdos tomados en Consejo de Minisiros que han servido de base á las dos Reales órdenes citadas, fechas 4 de Febrero y 14 de Abril de 19Ü9, constituyen dos delitos definidos y castigados en el párrafo primero del art. 369 del Código penal común, de los que son res­ponsables los señores que componen el Consejo de Mi­nistros.

»A1 presentar esta denuncia el que suscribe, lo hace oon la esperanza de que exista número suficiente de se­ñores Diputados que estimen como inexcusable deber presentar la proposioión aousatori» ¿ que sa refiere al ar­ticulo 55 de la ley de 11 de Mayo de 1849, que dispone U

1 5 8 SOLDKVILLA.—KL AÑO POLÍTICO

tramitación necesaria para exigir responsabilidad á los Ministros por delitos cometidos en el ejercicio de sus fun­ciones.

«Ya sabe el firmante que al hacer esta ilenuncia arries­ga, por lo menos, el ridículo y la indiferencia, pues esta clase de actos son ciertamente desusados cuando se trata de combatir las injusticias de los poderosos; pero sabe también que es incompatible con sus deberes de español y de funcionario público el no cooperar á la recta admi­nistración de justicia y el hacerse moralmente cómplice, siquiera sea con la complicidad del silencio, de las tristes consecuencias d,e los hechos realizados, aue envuelven un escandaloso empleo de los caudales públicos y un despre­cio irritante para los que algún día expondrán su vida y su honor en barcos inútiles y peligrosos, que no han de servir (y el tiempo se encargará de demostrarlo) para los fines de la defensa nacional.

«Los Sres. Diputados encontrarán la prueba de las afir­maciones contenidas en esta denuncia al examinar la docu­mentación que constituye el expediente respectivo y los demás elementos de juicio que estimen oportuno reclamar.

nMaorid, 17 de Abril de 1909.—Juan de Macíaí.n

Detención de Maclas.—En efecto, el Gobierno habia acordado proceder contra el autor de la denuncia.

Nombró el Jefe de la jurisdicción de Marina el Juzga­do que habia de entender en la cuestión Mncias, que que­dó constituido por el Juez D. Vicente MuUer Teijeiro, Teniente Coronel de Infantería de Marina, y por el Se­cretario D. Guillermo Cincúnegui, Alférez de Navio.

El Sr. Maoías fué detenido á las tres y media de la tarde y conducido á las prisiones militares.

A los pocos instantes de haber ingresado en ellas el Sr. Maoias del Real escribió una carta al Sr. Pérez Galdós, dándole cuenta de lo que le acontecía.

En el Congreso, la expectación era inmensa. En sus alrededores había una gran multitud de gente. Numerosas parejas del Cuerpo de Seguridad y de Po­

licía, al mando de algunos de sus Jefes respectivos, im­pedían al público estacionarse en la calle de Floridablan-oa ni acercarse á ninguna de las puertas del Congreso.

ABRIL 0E 1909 159

Dentro del Congreso la oononrrenoia era enorme. Los bancos de los Diputados fueron oonpados casi en

su totalidad por éstos y muchos Senadores. EJ aspecto del salón era imponente. Y comeLzó la sesión en medio de la mayor ansiedad.

E n m i e n d a de XTongaéS.—Se leyó el dictamen de la Comisión de Peticiones sobre el caso del Sr. Maclas, y se leyeron las varias enmiendas presentadas al mismo.

Se comenzó por la discusión de la enmienda que más se apartaba del dictamen, que era la del Sr. Nougués, pidiendo que la denuncia pasara á una Comisión es­pecial*

La defendió su autor diciendo que entendía que se ha­bla debido incoar un sumario en que depusiera el Sr. Ma­clas; ¿pero con qué libertad moral y de espíritu podía ha­cerlo un hombre á quien por primera providencia se le detenía?

Lamentó que e) asunto hubiera tomado mayor relieve sobre su propia gravedad, por tratarse del Sr. Maura, que siempre pareció ejercer el monopolio y estanco de la mo­ralidad.

D i sonr so de Maura .—Le contestó el Presidente del Consejo que nunca había tratado de imponer ese mo­nopolio de la moral.

Calificó el documento del Sr. Maclas como una peti­ción clara y categórica, pues pudo limitarse á denunciar, y al fin del documento se pedia que el Congreso acusase, suponiendo que habría, poi- lo menos, siete Diputados que supieran cumplir con su deber.

Terminó diciendo que esto no podía concluir más que con una acusación completa, para lo cual era preciso que siete Diputados hicieran suya la denuncia y acusasen, ó una declaración terminante de la inocencia del Q-obierno, por el prestigio de los acusados y para que no quedase en una situación infamante la misma Cámara que consintie­ra en celebrar sesiones con un Q-obierno á quien no con­siderara honrado.

£1 Sr. Nougués rectificó diciendo:

1 6 0 SOLDEVILLA. —BL AÑO POLÍTICO

«Claro está que el dilema presentado por el Sr. Maura lo está bien; pero es menester para eso que el Gobierno facilite todos los medios de prueba indioiaria y plena, y las cartas cursadas entre el Ministro de Alarinay la casa Vickers y oitrtos viajes á Londres. {El Ministro de Marina hacía signos denegativos.)

nSi no lo hacéis así, nosotros no podremos hacer nin­guna demostración, cualquiera qne sea nuestro convenci­miento interior, y resultará que el país nos declarará á todos unos impostores.n

Un Diputado: uPero si ya está el Sr. Maclas en las piisiones militares.n

El Presidente del Consejo: «No está por el contenido de ese documento.»

Contestó el Sr. Maura diciendo que la reivindicación del Gobierno estaba en la luz y en que wo quedase nin­gún rincón por escudriñar, por lo cual podían los Dipu­tados examinar particularmente todo el expe líente, en­tregándolo en manos del Presidente de la Cámara.

«Hay cosas—dijo—que no pueden pasar á la genera­lidad del público, por su índole secreta; pero el Parla mentó fodrá saber si encuentra motivos para acusar al Gobierno y hacerlo con toda valentía, en la seguridad de que cuando llegue el documento á la Presidencia del Con­sejo sin acusación, irá en seguida á la Fiscalía.»

DJSOOESO DE UBZAIZ.—El Sr. Urzáiz expuso su crite­rio de que el Parlamento tenía absoluta preferencia para examinar y fallar en estos asuntos.

Protestó de la tesitura en que se había colocado al Presidente del Consejo, pues ponía á los Diputados en una situación grave.

«No es posible—añadió—que todo el asunto de la es­cuadra y las cosas de índole moral que se ventilan se des­pache por una votación de un dictamen de la Comisión de Peticiones, dictamen que, naturalmente, lo aprobará la mayoría.»

ASUU ow l9Qd 161

KQ enUadU oópio el Gk>bíarf|0 podi» conforn^ffa pon tau poco, porqae debie ponpid^r^r de ¿rtm o»Ii4^ nfor^l \tifi ob fi v^pio efi d» lo8 impngQt dpj s.

El Presidente del Consejo declara que 9I Congr^^o ^ -nift li t>bl|g«ofón de «oqf AT ñ Qnpipn 7«l)a WQtivo, por sa prftsMgip, f»99 dé iu> facerlo fe peijaídloaba á un jiQnibre, tf nO iéi «iny reapetftbl^, ^ (i^viern irazdo.

Indicó 4 las oposiciones qne no omitieran dillgrápii^ para proceder cuanto antes, puerto qtid ya estaba el ex­pediente d^ la espuadr? en la Masa,

»

W9i4f9«^9^Q]i9f y t^p^Wi< .—D ipné» fie br^vw rectificaciones terminó la sesión, con los ánjooof ^^efld|^^ 9i^9, y e l^qter^s^ trasladó W ^ 4©ít^ Qf,>^rfk,'en donde la mnltitud, que babía aoiidiao excitada póri^-jj^n teres 4PJ 4í*»te, ^ tUk «prpwn^i4«jMif v^ 9i^r*pHH|i»rio ap*r»to da í erz»)» «d«pta^ j^» el Mini/i(ifQ c f li Qotiíjf-naóión.

La represión fué verdaderamente excesiva, á jq[ (piip de la, gener^ilidad.

íx)8 caballos de los gqardi^ ocupfiron la acera, d4n-dó e el altp hasta i los mismos Pipu^^os,

i^abo ínmotiya,da9 otorgas de eabAlleria. Al Sf- Q%n%-lejas, qpí protestó de tal cwídactaj, siguióle pn gr^a gr«-po' vitoreándole. . . ^

El Ministro de la Gobernación, q ú p^só ^n>9 <VÍ9 9 pfiT ]^ Carrera de San JeróniniOi foé ailb^áo poif If ^nU titud.

Se hicieron tnooMs detenciones. Se registró a los detenidos, no hallándoseles arma ni

otra cosa nlgnxw V^fi PQ4ierft qomprqineterlje , A l«s fcr^delft nj^drngadfi, «PB^nilI dq^ y for^^n^p

cuerda, custodiados por varias parejas de Seguridad, tae-ron conducidos al Juagado de guardia.

£1 Juez le« recibió declaración. Todos m.ani£^tAR)n qnfi transitaban tranquüaBowte por la Cidrera 4e $an, ^kf. rónimo puando los euardiafi 1^ d ialaTaroa datanÍ <H.

• Él eecéí^dalo ftjeí gra»dei. ,

expectación producida pot este acto. No s« pue'la formar 11

1 6 2 SOLDBVILr.A.—EL A S O POLÍTICO

idea, al oabo de algunos meses, del interés y de los apa­sionamientos que produjo la denuncia.

En el Congreso, la efervescenoia era grandísima, y la multitud, enorme.

En la sesión, después de tratar el Sr. lloróte los ez-oesos del dia anterior, censurando el lujo de fuerzas y los atropellos cometidos por la Policía, se enf ró á discutir la denuncia.

JEl Sr. Ñongues rectificó. Declaró que si habla seis Diputados que le acompaña­

sen mantendría la acusación. Se reservó en todo oa^ su acción para cuando examinara el expediente que oblaba en la Cámara.

Terminó preguntando por qué estaba preso el señor Maclas.

El Presidente del Consejo contestó que por atribucio­nes de la jurisdicción de Marina, aunque sospechaba que no había tenido necesidad de entrar en el fondo de «u do­cumento.

El Sr. Azzati dijo que si bastaba la voz de nn Dipu­tado para la acusación, él la sostendría.

A.ñadió que en este asunto de la escuadra había cosas gravísimas y que la opinión pública señalaba como res­ponsables á personas que están por encima del Gobierno. lOrande$ proUstas da la mayoría, de donde talían increpa-dones para el orador.)

El Presidente de la Cámara solicitó que rectificase BUS palabras aludiendo á lo que es inviolable, y anunció que no figurarían en el Diario de la$ Sesiovee.

EHMIBKDA DI MoBBT.—Después de varias rectificacio­nes, el Sr.Moret se levantóy apoyó la siguiente enmienda:

uLos Diputados qae suscriben tienen el honor de pro­poner al Congreso se sirva acordar que una Comisión de su seno, directamente nombrada, después de oír al señor Maclas cuanto tenga que manifestar, exponga á la Comi­sión respectiva el resultado de sü información.

"Palacio del Congreso, 21 de Abril de lWX).-^Moret, Villánueva.—'Pérez Sel Toro.-^Boniaaone».—Álvaraio.— Canaleja*.—CelUrúeh.^

ABKIL SB 1909 Í63

o alebró que se le habidra dado alesoritó delSr. Ma­clas tramitaoión reglamentaria, oomo'él deseaba.

Se ocupó de la aoasaoión y sé admiró de qae háblese un hombre tan fresco de espirita y desahogado de con- • ciencia como el Sr. Azzati, capaz de sostener su aoa-sación.

kEI dennnciador—exclamó—sabrá ante Dios y ante su conciencia por qué ha realizado ese aoto.i*

El Sr. Azzati: «Esas son antigualtas.n El Sr. Moret: uEso es tan antiguo como el hombre,

aunque en los tiempos presentes se etstila no creer en Dios ni en si mismos.» {Oran<^6» aplausos dt todo» lo» mi-nisteriaUs y liberal»».)

Protestó de que sin examen y sin ñiudaineáto sé'Ile-varan estaá cosas á la plaza pública, sin tener en odeáta que estas acusaciones en el aire son de hoy y dé.mafiana, y que con ellas se tiende á hacer imposible la vida de los Gobiernos.

Sin ningúá carácter de acusadores, creía que, para evitar juicios equívocos de la opinión pública, y por es­pirita de justicia, debía ser una Comisión del Parlamento, formada de todos los lados de la Cáma/a, la que oyese al Sr. Maclas. .

uNosotros—terminó-^no pretendemos acusación; sólo pretendemos conocer el caso, para que no mérmenlos prestigios parlamentarios.»

£1 Presidente del Consejo no se mostró conforme coa la propuesta del Sr. Moret, por el carácter militar del denunciante.

Advirtió que la imputación del denunciante era que el Gobierno había prevaricado á sabiendas y que el es­crito aludía, para la demostración, al expediente de la escuadra.

«Esa difíeultád-r-dijo-^ha quedado allanada con «1 envío del expediente.

"Los . Diputados tienen medios, pues, dentro del B9-glatr ento, de ejercer una aóUsaoión.

/

;fi4 SOLDBVUlfA.T-IJ^ Aíta ?0LfTICO

DKQ tfi)go inoq^^^ni i tte QU qos se pigt 1 Sr. Maolas. La diyerg09QÍf es^^ en el prPoe4íi9Í9pto que se siga.

«Se trata—aflaclió—de que, ejü ^eoQsidad de esa Qomi-ft;()9, tpdoB^ oadaqno de los pipqtados puedan ponerse en OQntaQ ) PPQ ^ Sr, Maoías, tr^^éi d lo \ la Cámftra onan-tas veces sea neoesario, para que se satisfaga por parte de todos los Diputados su afán indagatorio y de aclaración.

i>P4 e ^ maiier^ se ^tisfar^ la exigencia sin faltar al Beglamento, ooef qq.e, por dalioftdesi» pe soQi l, no puedo consentir.

y^Lfi, AQÍQO que CQegp es qqie, si ew 8« praotipa, se atireri? todo lo púisilaile.9

BectíficÓ el Sjr. Moret, y dijo qt^ \t\ manera de qu^ la prueba tuviese garantías completas era que el Sr. Macias fociscf á, la C!4<> ? y I9 oyer»,lio4o el Cospreso, porque no e][f i^lo su |iaIaWi si^o su ^esto j fi|u mirada lo qt e tam'; biéa l aU^ qoe examinar. (ilfu#«<ra# dé aii«.4 t mí««(4 «ii al-

£1 Presidente del Consejo dijo que no tenia i^ocj^y^-^i^nte. ^n ^qe la Mesa liab iUtAse 1% na%ner«i m&s QM de qt^ los I)ipqta4<^ 9e pusierap en oomt(QÍoaoióa pon el

g l Sr. Moret i;» oreia nacln difícil que ppí» Ift hqena f« de todos se pudiera nombrar esa Comisión; per.Q np tjen ^ inconveniente en que si el Presidente de la Cámara tenia ÜMmltad para ello^ ó-se le podia conceder, se llevara al Sr« Maoias á 1% barra, para que inculpase y se «xevlpara ante todo el Parlamento.

Eectifioó el Sr. Maura diciendo que oreia que la inter­vención colectiva del Parlamento en la tramitación de este asiuito sólo procedía cuando todos lo» Diputados individual­mente hubieran formado una conciencia plena del caso.

Repitió que individualmente t^nian los Diputados la mayor aqiplitad.

Creia qne se debía levantar ya la sesión.

ttY de esa manera se verá el medio—dijo—de que el Presidente da la Gimaira Ueve á la práctica lo que ye he propuesto.» ^ ^

Y se levantó la sesión á 1ft> siete y medía.

A<BKÉL DM 1 9 0 9 lé5

Frittda fle lfc»eia«.—Lá det&néión del Si:. Maulas íüh el«Vadik i prisiéá «D «ata feoiia, déspttia Üe tOtoatle declaración.

Al dómioilio del ptesd oononrrierota múoÍiftiBper«OtiiM, recibiendo, (idetaás, mbohds telegramas y MrjatíkÉ.

Eü háb aXLLs0;—En los ah-ededot-es del G<^gréso se desplegó tin lujo de fuerzas vérdadetameüfcé eítWabrdin»-rio. Parecifan tih Catnpáineñto. Lfcs caUes ftketott enarena­das. Hubo numerosos atropellos y se hioieroü óohettfc detenciones.

Fu¿ opinión gefieral, so oreenoia de partido, t|aé el Ministro de la Gobernáei(fai, eb e»te éiéo, traápíjisó los liUdites de la túóderabíón y de lá prttdeneía.

El MarcAy El Púütí^tóií dentinmttdOB y íréoégidet, y la censtirá telegififíob tab absoluta, que ±b se ^ttnitlft transmitit nada de lo aoobteóidó en ífodtid.

DlA 23. -Iki dentmoia.^MaMM «n «l<)éii-greso.—Con arreglo, sin duda, á las últimas palabras del Sr. Manraén la siésióá del día antetiór, y dé tionérdo con él, «1 Sr. Presidente del Congreso, que Con su habili­dad y su tacto tan buenos servicios prestó al Q-oMemó eü está y én óthkS oQeátiones, busóó y obtnVó la fótiÉnla para qué el 8t. Maéiáé pudiese oórv^véx d e&plánát «a ^ennneia ante nna tepreseütaciób parlanieñtarift.

Al efeetb, se biso lo'siguiente: A las Jiiueve menos éú^rto de U tnafiaoa «e bf^seété

en las prisiones militares el Juez instructor, Sr. Mttlitttli y degpnés de hablar algún tiempo con el Sr. .Maclas^ le incitó á qtíe le iiigiiieí-a.

IMÜ des thltitiire&, eb tin earruaje cto pttato, vé difi-gieHm al Cóngteso, donde ya se eneóntrábá hi Mesa, eou-|^e6ta4^1 Sr. Bátq y de los Seoretatios ^^. Martines de Santa Cruz y Quiroga.

De lo ocurrido en esta entretrista dn cuento el acta siguiente:

uEn Madrid, á 23 áe Abril de lr909, oompireeié ed el deápteta» m «Té Presidente de lii Gkmitá «1 Tudente Atiditdt deMMillft B; iloMiMáóiasdel Real.

166. SOLOBVILLA.—BL AAO PÓLÍTIOO

n£l Presidente requiere al Sr..MaoU8 para qae, con vista del expediente remitido por el Se. Ministro de Ma­rina, tenga á biea señalar los documentos que, á su juicio, contengan la prueba de las afirmaciones hechas en la de­nuncia que remitió á la Presidencia de la Cámara.

nEl Sr. Maclas manifiesta que ni por decoro propio, ni por el del Congreso, se oonsidera en el deber de coope­rar al estudio del expediente, mientras no recobre su libertad de acción y se le permita exponer de palabra ante el Congreso su protesta razonada contra el procedi­miento irregular que se ha seguido en este asunto.

ninvitado reiteradamente el Sr. Maclas para aclarar y precisar, con relación a expediente^ las que considere pruebas de su denuncia, insiste en su negativa, que con­sidera razonable desde el momento en que no se ha esj^e-rado la resolución del Congreso para proceder contra él; y para que conste, lo firma, en unión de los Sres. Secre­tarios presentes á e«te acto.—Juan Maciaa y del Real,— El Marqués de Santa Cruz.—Joaquia Quiroga.^

A las once próximamente salió el Sr. Macias del Con­greso, y en el mismo coche regresó con el Jues á las pri­siones militares.

E^ta actitud del Sr. Macias, siu.que nosotros la apro­bemos ni censuremos, comenzó 4 restarle fuerza en la opinión de los mismos que le defendían, pues machos co-. menzaron ¿ sospechar que el denxinoiante se había exce­dido en la acusación, sin contar para ello con las pruebas necesarias.

Ezpllóaoionea de Dato.—La sesión del Congreso túvogran interés. La primera parte se dedioó á censurar al Gobierno y á las Autoridades por los atropellos oome-tidos el día anterior y las detenciones injustifioadarneute hechas.

Tomaron parte en este debate, haciendo acusaciones muy duras y refiriendo hechos realmente dignos de •cen­sura, los Sres. Canalejas, Moróte, Giner de los Blos, 6 u -reill, Nougués, Cervera y Benitez de Lugo.

Pespaés se entró en el debate aoerca.de la denuncia. El Sr. Dato dio cuenta á la Cámara de la iniciativa

ABBIL DB 1909 167

que habia tomado haoieado ir por la mañana al Congreso al Sr. Maoias.

Un Secretario leyó el acta firmada por el Sr. Maoias negándose i declarar sino ante toda la Cámara. Los Di-pntados republicanos aplaudieron.

Beanudado segnidamente el debate sobre la enmienda del Sr. Moret, se lerantó ésta, empezando por^eoirque después de la inioiativa tomada por el Presidente del.Oon-greso, y que habla dado por resultado el documento leído, el asunto se habla empeorado.

El Jefe de los liberales insistió en su enmienda, en la cual se pedia el nombramiento de una Comisión parlamen­taria que, después de oir al Sr. Maclas y examinar el ex­pediente, informara á la Cámara.

El Sr. Maura pronunció un largo discurso, para repe­tir que no pasaba por lo que en la enmienda se pedia, ne­gándose por milésima vez á que se nombrase la Comisión parlamentaria, fundándose en que se faltabia al Regla-mentó.

—¿Y no lo. ha infringido el Presidente de la Cámara al hacer lo que ha hecho esta maüana?—le replicó el se­ñor Moret.

Todo el mundo se asombraba de que el Sr. Maura pre­tendiese hacer baluarte de su negativa un tiquismiquis reglamentario.

Muchos creían que hubiera sido más hábil por parte del Sr. Maursi más gallardo y más i til acceder & lo que el Jefe del partido liberal pedia en su enmienda, y ana ír más allá, exigiendo que la Comisión la formaran exclusi­vamente las oposiciones.

A las siete y media de la tarde se votó nominalinente dicha enmienda, siendo desechada por 114 votos contra 48 de liberales, demócratas y republicanos.

Seguidamente se levantó la sesión.

Mis DBTKMCioNBs.—Eu la callc continuaron el lujo de fuerzas y las detenciones.

A la una de la madrugada recibió el Juez de guardia aviso de la Comisaria del Congreso dé que le serian en­viados inmediatamente sesenta y nn detenido^'

El JQ«Z habilitó calabozos suficientes.

168 SOLDBYILIJL.-^tt &ÍK) ^LÍTIOO

Ssi de aávartii* t|ti6, obbao lo^ detébidds ét-aa fcbü nt}"-merosos, no había calabozos donde enoerraflbs, y, ségúd fiíam^stdron los Dipatadbs, w les ¿avo ea j)ec[tíeQas ha-biUdiones, en pie, ootnó aloisoenadoa, sin poiefse sent&r ni atender .á sn alimentaoión ni 4 ott-as necesidades.

DÍA, 2 4 . - 1 ^ d«naboiá d« IKaoliui.^Dlsoaritt áé Altsaét (D. te«l4ai«dés).—Siguió en el Congrego lá didoüsióíi de los sucesos de los difts anteriores, y el )f i-nlsiro de la Gobernación, leyendo documentó^, trató dé deávirtaar él efecto prodúóido pot iM denanoíM hechas éb lá tiálhatá. .

dé pl'ddtojb án debate viro é iñté|lso, en él qtté ínter* • vinieron los Sres. Moróte, Nougués, Bhrell, Oervétl» y Be* ñlte^ dé Lugo y loé Mihiáiros de líi Qdberüaoi^n y de dríwJiá y Jitótioiá.

Por feltá de élípádió ño podemos ocuparnos con la et-ténsióh oué requiere este asunto, qtfé fué niuy itnpoirtan* te, pues los ¿nimos estaban muy soliviaíitados.

Sé^iclaiiieñte ina entró en U drádüáióii del anorto dé Mádiá^, kpóyindo el Si*. AlVftreis laidgttieüté pk'o|>dsiolóñ incidental:

«Lós Diputados qbe suscriben tiefien el honoi* de pi-ó'-poner al Congreso se sirva acordar que se sóspreüdá él de-b&te rélátiS^o al dietameñ de la Ootáisióu de Peticiones sobre la sehahida cób el núm. 19, fan^ofita par D. Juan Maúias del Eeal, y vé notnbre Una GolUisión especial de véintMn itidividbós, fepi^seütántes dé todas las fraqoio- nes de la Cámara, para que ezaínine y eáólarezctt tódo^ lo^ áhiSbédeiíté^ qhe couátituyen el ezpeüiéhte completo YélatiVo al bontJtirso para la adjudicación de las óbi-ás úa-vales aprobadas pbí la ley dte 7 de Enetó dé 1908, v pro-ponga^ en su caso, lo qtíé.prbcéda.—Jlf«%ut dlii> Ahdree. Lui$ Moróte.—Jlmeno Rodrigo.—Pért» Oaldót.—Atzati.— Fi'ánóos JSbift-l ít**.- —Gfii*d<<t ¿OMás.»

tía ipoyó el Sr, Aivarez en ah elootzeutisimo discurso.

•La cüesiióñ q;úe M áébate^^IjO-^USétkis máá itüpbr-Uncía de la qoe^pó'nrntAildhbá Dipu't&tlós. £[&ji' (JUb )een-

AtíOL Mt 1903 169

dirta á 1& realidad. La géuftd OOtíAideftt qad SB-há daio ua aotó tie plausible oivismo. ¿Y & qué se d^be? A qa6 el Ip^i^, sea por lo que quiera, oree que se tratA. de'aüitegoolo mirs de la^lüteoraoía favotreoida por 1 Gl'c)biei'Qo; y^oJtnola mentalidad de las ooleoMvidades es simplista é impresio-Qabld, la multitud ¿iend la evideacia ib qa3 éd no. nftgooio e«tciandaloso y de que los bareó* no tendrán la efioieuoia que reólamati las áeoesidadés moderna^.'^e lo oaal resalta que una parte de labpípión acusa & eée G-obierno de haber adjudíoado ilegalmente la escuadra 4 quien menos VMlta-jas ofrecía, en perjaioio de los marinos y de la Kaoióti.

)iSi responde á Un estado dé dpibión la deaunoia, nú podemos acomodarnos á las minaoías de un texto regla- mentario. Haciendo eso üb ooavenoeréis & la gente^ Te'-niéndo iiápoVlanoia la déüttñoia, edba debe seguir ^ eUrso qué la irazón aconseja.

nSl expediente debe ir & la Gomisióft; ésta oM. ai Te­niente Auditor Maúia , llevando la r&pNSe&taúióA €e la G&mara y la del partido politio Áe cana ano. Si confirma la denuncia, podrá merecer bien de la Patria. Si no la oótt'-ñtma. Sé lé pondrá el estigma de impostor, y el militar que comete una impostura debe ser exottei ado, atfimismd patabíéü de la Patria. ^aéMaeHín.)

**Y Voy á la coDólUjiicSb. Yo e¥ed qti« iDoando éstA ~é& ]? léitó la hoboi-abilidad del GK>biemó, qtté «e relaciona con él principió de atitoridád, el Qnetoígb «s «I mejov áe -positarid y defensor de lá hoQfa de los gobel^áante^. I^tra eso tenéis la mavoria, pata estooget la8í>e»sottaí qaé háta de áomponer la Comisión. Yo m4e entregada oohfiaaO i los ebémigos. Óó!nvencidos los dé laá miiioriad de la hyaxítií* bilidad del Gobierno, a^ldrian á U filáz» pábliOl ál&di-oai- vuéstw iionradéZi No os dóvólveriamofl la tida-*-é«fca la habéis p«tdtdo^^; pero difiamds al ptit q«« eBtabikife Oi oondiciohe^ dé reoOüqiiiétar la ooftfianfea qaénééés^ban los que se hallafi al frente de la Nacidb."

El discurso del Sr. Alvaréz ofcusó grin itnpteéiéa éu la Cámara.

. BIÍK)1l¥iÍÍ<d«]ÉftttIII.'-^El'Sr. PiéMÉéUI«^«l Con­sejo de Minütros ^oO^ta^ áióiéhdot

1 7 0 SOLDEVILLA.—BL AAO POIÍTIOO

uNosotros no oonsideramos quebrantada nuestra auto­ridad; está equivocado su señoril. {Aplausoí da la mt¡/o-iia.)ÍSi\ Gobierno, ya lo dije, siente la ufani:^ de su obra, oree haber servido ¿ la Patria. Hemos atemperado nuestra conducta á nuestra delicadeza. Aprovechar esto para lo que su señoría ha hecho es algo que yo entrego si brazo secular de la conciencia pública. (\íu¡/ bien, e'.i li mny}ri't.)

T)Si los Ministros han cometido un delito, los Diputa­dos son negligentes ó faltan á su deber de una manera in-oalifioable.

n El dictamen no se refiere al afondo de la denuncia; sirve de estimulo para vosotros; dice á los Diputados que tienen un deber que cumplir. (V/u^ bUn, en 1% mayori%.) Vosotros veréis si le ouoiplis ó co.

nLlamaba convencionalismo ridiculo el Sr. Alvarez al tránsito de la denuncia de la Cámara al Fiscal. ¿Qué ocu­rriría? Que su autor incurriría en responsabilidad, á me­nos que se exculpase ante la Justicia ordinaria. {Aproba­ción, en la mayoría.) ¡Oh, la democracia! ¡Sustituir la Jus­ticia con una Comisión!»

£1 Sr. Alvarez (D. Melquíades): (iSeri más democrá­tico que vaya á su señoría, n

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: «El órgano de la democracia es la Justicia.» (Aplau$ot de la mayoría.)

El Br. Alvarez (D. Melquíades): uLo dicho por su se­ñoría es una herejía, im] ropia de un Abogado experto, forque losTribunales de justicia no pueden hacer lo.qud 8U señoría les atribuye.» {Muy bien, en vario$ banco$.)

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: u£l Qo-bierno no tiene 1» obligación de mandar cualquier docu­mento que pida un Diputado. Traería aparejada esa con­ducta la supresión de algunos Ministerios. Por eso creo subversiva lia doctrina sustentada por su señoría.

nAl principio no pensamos enviar los documentos, porque creía, como ahora, que eran inneceearips. Si Im hemos traído es porque sin ellos no fe quería entrar en el fondo del debate. No ha habido, pues, reotifioaci(^ de doctrina.»

. Las reotifioaoiones de ambop oradores fu9xon muy im­portantes', y el Sr. Alvarez retira la proposición.

ABRIL DH 1909 171

EN LAS OALLSS.—Aua cuando no tanta oomo las tardes anteriores, también en ésta fué numerosa á últiaiA hora la cÓDourrenoia en la Carrera de San Jerónimo.

Los curiosos discurrían tranquilamente en «spera de noticias de la sesión.

Y no se advirtió la presencia de guardias ni policías, coa cuya ausencia quedó asegurada la tranquilidad.

En este cambio de conducta, por parte-de las ÍÍXIÍOTÍ-dades intervino el mismo Sr. Maura. Los detenidos fueron excarcelados, decretándose sólo la prisión provisional co­municada de cuatro ó cinco de ellos.

Sucesos de Osera.—El Obispo de Orense, enten­diendo que el artistico exmonasterio de Osera, al que profesan extraordinario cariño los naturales, amenazaba ruina, decidió derribar el baldaquino del altar mayor.

El vecindario entero se opuso & la medida del Prelado, y una Comisión visitó al Obispo, ofreciéndose á sufraigar cuantos gastos fueran necesarios para las reparaciones del templo.

El Obispo, lejos de tener en cuenta la actitud de aquel vecindario, solicitó el apoyo del Gobernador civil, señor Conde de Buena Esperanza, quien ordenó al Jefe de la Guardia uiyil que fuerzas del referido Instituto se recon­centraran en aquel punto, á fin de evitar alteraoiQoes ^ auxiliar las obras que habían de efectuarse en la iglesijtk parroquial. _ ",

Las tristes profecías se cumplieron en un todo. El día 23, de madrugada, salían fuerzas de la^G.t)ardia

civil para el Ingar del suceso, al mando del Teniente se­ñor Salina. .

La Guardia óiviL y oolio carpinteras, ^oarga.dos d^l derribo del bftídaqaino, penetraron en. el ieiapló, qcid sé. hallaba ín/adido por buen náiaeroi^d^ mujere? y ,n|ñps, los cuales, con gran vocerío y denuestos al Obispo, pedían que fuese respetada la iglesia.

Las campanas del templo volteaban furiosamente ¿ rebato, y por las sendas y oamiaoBr bajaban los UdeanoeT en grupos. - .

Httbp uña eiolisión tremenda, resultandp dié» mufrios y.miwhps heridoaf. ; , ;

l Y S 80U>K7ILt>&.—ÍL Affd VOLÍTIOO

121) Mftdtid ápebM Ottasb se&flaoídn la noiida, distraí­da tíotaii 86 hálkba la opiúián oon él asattto Maciat.&tt otra ooasióh le hubiera costado »a disgasto al Gobietoo.

En el €&&gréSo, sólo el Sk-. GharoíA Ffieto pidió datos para tratar el asunto, y en el Senado, los Srss. Montero RítS y Gallón.

DtA S6.—La denuneta de MaoMM.- La dlsoi-j^lina.^Óon tnayor expe3ttioiób si oabe qoe los días an^ teriores contiQbó en el Congreso el debato de U denaaóiá del Sr. Maclas.

CeusuraroH los S^es. Cervera y Nougués qae no se tMitftsé oon el ínismo o^iterio qae al 9*: Maóias 4 «Igtúnos Ofibiáles de MaHna, que, toketivam^nti, iiabian* tetegra-flftdó id-Ministro protestando de la oondaota del denan-oiante.

PuoposiOíó» GiiíBB.'—Próxiáio ya el momento en qne b&bía de dlMutirse el diottiQíen üb la GMinísión, se dio lectora de la siguiente proposición incidental.

lilaos Dipotádos qué snsóribbn tienen él honor de pro-poitet al 'C/ongreso se sirVa aoordar qae al efecto de qae pttéda sét éStüdiadn jpor U Cántara el expediente de oon-'-onrSd'de la esüaadra, sé suspenda lá disoasión del dio-tafióén dé la Comisión de Petioic^és hasta U sesión del próximo Innes 3 de Mayo.—Gintr i« lo$ Rit»i~^Tnmá» Romero.'^t'étiiz'&úhiSé.'^Céivérii.-^lfoUffuit.'^SÍoii-m.— Jfafíijfnis»'.»

El Sr. Giner de los Bios la apoyó en an baen diSbUrio, MinifósfiMo ^ae si 16K Miüisttds habían necesitado siete CbiiMjos j áfa teSOlir T «1 «xpeidientéi lo tee&és qi e podk hooénie éiik óokittedér óiété alas á los Diputados para qne hü é%ttkdia&6Ú.'

Beoordó dos precedentes áit&logos habida» én él Qón-gréso eüpaAol.

El df. Presid«b«e del <Odnsejo de Ministroii imanlfeitó qae el expediente podían estudiarlo los DipatOdOá, so Si«H^€Hs,«ílMiliéié mb8«s, y «fié éh '#1 4i6tl>ixi^ áé se prejuzgaba nada, por lo cual podía disotttlrSé^éki sigfiida.

ÍBTO rm 1909 Í73

ul^ oues^itn-wdiJQ—eati ifeií«w;ida i upajiar < 4 no Acusar. Eso es lo que deben hfi,q9V los repi;iVUoftQQ9ft

Por fin, después de varia.f>i r ntiño iQiQnejs, se de^epliá 1§ proposición y se entrói ei;i la disqasióa ^l diofcfhígei d9 Ift Opsiisióq de Peticiones. , '

£1 Sr. Cervera, por cesión del Sr. NoQgués, ooQSi mlÓt el pri^ier tarQQ f»P Qont;:i , propqnQÍ« ivlQ ^^ gr»n d\ir cmr-or. ^

«Yo-r-dijo—me he visto ev- un caso anAlogo al del Sr. Meólas; halUadoqie perca de un Ministro pÍ|eaipot«4-oÍArÍQ| p^enmioié sq proQeier ¿ uní Jefe, el Miniíitrp de W Gui^rra, qa^ lo «ra, el Sr. Ázoárr^^, yieadp Jef á»\ Qt^xr^ tierno íVSr. Oíiflovas, y no aa jn* PW«9iló; w me tríijod^l KiQi8tQviQ^ 7 la d^o^Boia M, e ivió i 1^ l'ribm»«l98-<<

Ggntestarpn 4 éste y 4 todw sus oba^rvá^onesi Jqs f< ñores Ferfándiz (Ministro de Marina) y ^a^^ar J ^^ V'^ i la nota sensacional de la tarde, al famoso

DiBonrao fte Morot*.—El Dipatado republio^np y periodista ilustre D. Luis Moróte, que era de los m&s ao-tiyos propagandistas contra el G'obierno, uno de los -que ú*bi|W toipadQ píirt^ wA* activfi en este WWIito, J qae había firmado la anterioü p]:Qpo«ÍPÍáA, de|iandid% PQV 9 Sr. GrÍRer de loe ^ioe, oopetiinió «hora el aegiindQ tqmo ^q Qoptra del; dictamen, proftawíiftwlo vn diwvr» ««• piodujo aenpaoión e«orwwxma», paes re«o'tóm»% juatifioa-oión de 1» conducta del (^obierao ep 1» adj d c oiióft de Ift esoQftdra

Ya ante algnpoa amigos iutimo» habí» ígdieadA el Sr. MoiPte^f» pTOpósito de decir IQ qu* t^niiet; peto no a# habla dado á estos anuncios el alcance qu,e tanUt el dis^ onreo.

RYO voy—dijo—á hacer el apanta«iÁe«Í<í del ««pe-diente.

«íio me «piie» par qp¿ i» nfg* e.lQt^íw»o m i*»

5rÍA9Í|»io. & irtifif el i^orme de lp« i^ée- M d ^ i ? y C«r^ lona,». • ' .

1 7 4 SOLDKVILLA.—^KL AÑO POLÍTICO

El Sr. Presidente dal Consejo de Ministros: "No era por egoismo nuestra negativa.'4

El Sr. Moróte: «En las bases del concurso se confiere al Gobierno la facultad de variar las condiciones de los bnques. Catorce Oficiales déla Armada, todos técnicos, dicen que el proyecto de Wickers es el primero; tres Ge­nerales dicen que es muy malo. En el informe de los se­ñores Andújar y Cardona 'detállanse todos los particula­res de los proyectos y dé las casas; ocho razones aducen en pro de la casa Wickers, de las cuales la jnás poderosa es la garantía técnica que la casa ofrece. Las modificacio­nes que proponen tienden, como dicen, á mejorarlas con­diciones de los buques, aunque alegando qué sOu Oficiales inexperimentados. En el voto particular del General que disintió del acuerdo de la Junta se dice: >.¿Oómo entregar nuestras vidas á barcos inservibles?») En él pasa la visión del desastre. ¿No veis en esto una sugesüón que puede hflber dado motivo al dobamentó que estamos disoutien-do?» {Rumores.) •

Habló de los diferentes proyectos y de sus modífíca-oiones; ocupóse de la disminución del radio .4e «coióii, y al hablar de la oasa Ansaldo dijo que ésta oolooaria á to­dos los marinos excedentes. {Eumorea.)

E l S r . Yega Seoane: uSu sefloria oo tiene el derecho de decir f so.» (Siguen los rumores.)

£1 Sr. Moróte: •'Está en él expedienté. Supongo que no Qreeiréis que la oasa Wickers me va á colocar. iHisas.)

^Si el expediente se hubiera mostrado ibtegro desde él primer momento, no se hábria producido este debate.

»¡Que se había previsto, desde hace un afio, la adju­dicación á la oasa Wickers! Es lo mismo que si Menén-dez Felayo se presentara i una oposición. {Muy bien, en algunos hincos.)

»Yo oreo, sin embargo, que el Gobierno, aunque hu­biera perdido un pooo de tiempo, debiera no haber adju­dicado la esóttadra.

nSe interpretará malicioBamente mi intervención. Ko me impoTta. Ya no podía más. Es ún deber de cótioiénoia. Y consté qué esta justicia viene de un periodista y de un répablioano.» C^p. obaeüín en los banco» minist4rial«s.)

ABRIt DB 1909 175

DisouBso DE ÜBzliz.—El Sr. ürzáiz oonsami^ el ter­cer tamo.

Felicitó al Jefe del Gobierno por el discurso que habla pronanoiado el Sr. Moróte.

Declaróse sorprendido por haberse abordado en ente momento la adjudicación do la escuadra, sin que los Di­putados hubieran podido estudiar el expediente.

Manifestó que había un evidente paralelismo entre la historia politica-contemporánea de Portugal y España.

^ o estimaba que fuese una gloria la adjudicación déla escuadra.

El Sr.,Presiden te del Consejo de Ministros: uPaes yo si lo oreo.»

El Sr. Urz&ÍE: MLO mismo diria Fernando YII de los barcos que compró á Jtúsia.n

Maclas y Moróte, Tiotlmas.—El efecto producido por el discurso del Sr. Moróte fué enorme, llegando mis allá de lo que el mismo Diputado republicano se propo­nía, pues no sólo dio "una patente de honorabilidad al Go­bierno en este asunto, sino que, por comparación, los mi­nisteriales expresamente, y tácitamente gran parte de la opinión hicieron extensivo esta especie de Jordán 4 todas las cuestiones en que la moralidad del Gobierno había sido puesta eA entredicho, con razón ó sin ella, que so hemos de dar nosotros opinión.

La conducta del Sr. Moróte fué objeto de fnerteg cen­suras por parte de sus eorreligionarios y amigos poUtioos. Bus compañeros de minoría mostrábanse disgustadísimos, y reconociendo el perfecto derecho del Sr. Moróte para ezponersus creencias, hacían constar que también tenia el deber de advertirles del acto que se proponía realizar.

£n resumen, <|ue demostrándose una vez más que en España se procede casi siempre por movimientos im-pulsi-vos y, por consiguiente, exagerftndo todas las cuestiones, asi como contra el Sr. Maclas exageraron la persecución y Ift saña todos los elementos llamados de orden, y que en cierto modo podían considerarse perjudicados por el acto llevado i cabo por el Auditor de Marina, del mismo modo, la opinión contraria,' la radical, la que en todas partes

ITC S0I.DBVII.I,A.T-8í, 4S0 POLÍTICO

quiere ver actos ele oposioión eztr ^ a, ee eusañó ¿ sa modo con el ilustre periodista y elocuente Diputado- Al Sr. Maoias se le formaron dos procesos, se le expulsó del Cuerpo, se le formó tribunal de honor, le dieron do baja en los Centros más ó menos aristocráticos á que pertene* oía; hubo contra él, contra un hombre caído, verdadero lujo de ensañamiento, y lo mismo, repetimos, ocurrió con el Sr. Moróte.

Los periódieos liberales y demóoratas no le defendie­ron; loa Odntros repoblioanos, en los. ouales había sido constantemente aclamado, se reuniei'on para censqrar su conducta y expulsarle, hasta el punto que, llevado de un sentimiento de dignidad, hubo de remtnpiar al aotfi de Diputado por Madrid, é impulsado también por su deli-oadeaa, dejar «I puesto que ocupaba ta» digna y útilinen-te en el periódico en que trabtyaba,

Exigencias de la política y del interés, que obligan á los bcHubres & qaoFificftr lof i«4si> <mvQ9 «^tps.

Todo al.mqndo reoo^oció, no obstarle, qq^ el Sr, Mq-rote, al realisar el acto que realizó, lo hi«o Qr yeii Q cumplir «n deber de oonoieAoia; el que le oonosc» no p\ie-de dudar ua momento de su rectitud y de stt honorabiÚ^ dad, pues el Sr. Moróte es un perfeotísimo oi ballero.

Tasto él Sr- Moróte como el Sr. Maclas cumplieron diotadoade su eonojencia, indudablentente; pero ¿cuál fn^ el móyilde su condnetA respectiva? ¿i nével interés,^! lucro, la ambición? JJe niugua^ inanera. A-mbos iQQurri«< rea eu el nctismo p oado ambaa maripps^ se quemaron en la misma Itte; cierta inocei t J excesiva ftfíoión i \9A satisfaooiones de la popularidad; determinados anhelos, Bo ciertamente censurables, de fi na y gloria, mej ola o» •on una.honrada oreenoia de 4ue servían el interés de \á Patria, tales fueron las eao»«8 originarias de la óondw ta respeqtiva de ambos señores. ¿Acertaron? ¿£quivqoaron el oamÍBo?

£1 tiempo se enoarga?4 de ponerlo en claro. l>e todos modos, el a to del Siv. Moróte di al Qobierpg

una fuerza ineontrastable, qqe 90 I9 i r^deoieron los ^w nísteriales, i justar por lo n« diJ9 la^toc^, q^eatrihQ-' y¿ á maniobras iQtdieaadas de )« 3otíed»d «ditpria], (iSH iwipar.ci<df SI Liberal y eilBerftldo)^^ e«inbio d9 ftoti^u¿

ABRII, OB 1909 177

del Diputado republioaao y redactor de ano de dichos pe­riódicos.

Los periódicos aludidos contestaron desvirtuando muy enérgicamente estas insinaaciones de La Época, y el se­ñor Moróte se apresuró á renunciar su puesto de redactor del Heraldo.

D Í A 27.—La denuncia de Maclas.—Votación del dictamen.—La cuestión, desde el día anterior, ha­bla perdido toda su importancia; pero todavía habla dd obtener otro triunfo más resonante y positivo el Qo-bierno.

Puesto á discusión el dictamen enviando á los Tribu­nales el escrito de acusación del Sr. Maclas, lo combatie­ron el Sr. Nougués y el Sr. Romero, defendiéndole el se­ñor de la Mora (D. César) y el mismo Presidente del Con­sejo,

Por fin, el Presidente, Sr. Dato, dijo: «Se va & some­ter á votación el dictamen.»

El Sr. Romero: uCon nuestra protesta, porque no so­mos siete para pedir votación nominal.»

Se hallaban levantados los Sres. Romero, Nougués y Cervera.

Los Sres. Urziiz é Iturralde prestábanse á pedir la votación nominal.

Tras un momento de duda, el Sr. Presidente declaró que la votación seria nominal.

lupoBTANTB DEOI.ABAOIÓN DI MoBBT.—El Sr. Moret se levantó, y dijo:

uEntonoes, tendré que explicar mi voto. *iEl giro que ha llevado el debate, la posición tomada

por el Jefe del Gobierno sobre la responsabilidad del Ga­binete, nos obliga á votar en pro del dictamen^ porque no queremos que, desde ningún punto de vista, ae orea que oonserramos sospecha de ningún género sobre la.put reza del Gobierno. No adquirimos compromiso alguno para los hechos posteriores. Para nosotros, pues, la at-

12

i 7 á BOLDBVIliliA.—Mt A S O POLÍTICO

mdsfeM és Un púfa y t&n di&f^na como ántd« de la de» nonoia.»

Los Síéé. íjloíens y Ventosa, en nombre de sus res-péOtiVdá oorréiigioúárioa, se adhil-ieton á las palabras del ár. Moret.

fil ^'r. ürziiE: uBi cada cual se haoe un dictamen, también tendré yó que explioar mi voto.»

Expuso la actitud seguida por los Sres. Alvarez (Don Melquíades) y Moret, y, finalmente, explicó por qué vo­tarla en contra.

Por ciento cuarenta y nueve votos contra ocho quedó aprobado el dictamen.

El Gobierno se abstuvo y abandonó el banoo azul. Los ocho que votaron en contra fueron los Sres. Gal dos, Ür-záiz, Ñongues, Eomero, Caballé, Iturralde, Cervera y Llórente.

Los comentarios á esta votación y al final dado ¿ cuestión que tanto habla agitado la opinión pública y & algunos cambios de actituá, fueron muchos y muy vivos. La prensa los exponia con claridad.

, £os auoesM de Osera.^Dltcurso de Montero Ríos.—Suscitóse esta cuestión en «1 Senado por medie d« Una interpelación del Sr. De Bden.

El Sr. Montero B>ios intérviot) para consignar que era evidente que no hubo acto alguno de sedición que jnstifi* case «1 «mpleo de la fudrza.

«Si se tratara de agresión á la Guardia civil—dijo—, quien debía entender era el Tribunal militar. £1 hecho de IA intervenoión del 'E^al demacisti% qn6 no ha habido seíáejantíe éota.

M£1 Obispo no trataba de hacer reparaciones, sino de desmontar el baldaquino. (¡Oon qué autoridad? ¿Con qué dinero? ¿Aatoriaó estas obras el Sr. Ministro de Gtaeia y Jastibia? ¿Oómo et posible que para esto se Uevasen vein­te guardias civiles al mando de nn Teniente?»

ABKa D8 1909 179

Invitó al Ministro i que, ante la. enormidad, la orael-dad de lo realizado por la fuerza pública, se sámate ¿ to­dos los que protestaban oontra aquellos hechos.

Terminó diciendo que lo ocurrido en Osara no podía ampararlo nadie.

Intervino el Sr. Ministro de Grfoia y Jastioia, extra­ñándose de que el Sr. Montero Bios hubiera insinuado lo de los Tribunales militares, anulando asi toda sa labor en favor siempre de la jurisdicción ordinaria.

El Sr. Montero Bios, en forma muy despeotíva, dijo al Ministro de Gracia y Justicia que no sabia lo que «on jurisdicciones, y que estaba dispuesto á demostrarle que venia faltando á muchas leyes fundamentales.

Creía que lo del baldaqvino era el principio paradesr moatar el altar mayor.

Bectifieó el &r. Mibistro de G-raoia y Jastieift. En días siguientes continuó el debata, poronniioiauio

un enérgico discurso en contra ei Sr. Calbetón, y otro, elocuentísimo, el Sr. Dávilaj y defendiendo el Sr. AUaao Oastrillo una proposición pidiendo se abriera ana infor­mación amplia.

El mismo Obispo de Madrid oe&saró los snoeeoa de Osera, si bien trató de exculpar al Obiepo de Orease.

La r«fMrma del Ueglmm&aibo.'-'Exi l^a»$ióixñ» esta fecha fué aprobada por e4 Gongreeo 1« nformm éei Reglamento de la Cámara en lo que á las actas de los Di­putados concierne.

La facultad contenida en la nueva ley Electoral de­signando al Tribunal Supremo para examinar y dictami­nar las actas de los Diputados, fué sancionada por el Con­greso.

Muchos creyeron que esta reforma sería en descrédito del Congreso y dpi Supremo Tribunal de Justioia.

De éste, porque seria discutido y censurado. Del Con­greso, porque resultaría mermada su soberanía.

Los liberales y los demócratas, contemplando en el banco de la Comisión á los Sres. Moret y Canalejas, se resignaron. Los primeros se limitaron á formular algunas tímidas protestas.

LOÉ republicanos, escasísimos en número, protestaron

1 8 0 SOLDSVILLA.—^BL AÑO POLÍTICO

por oonduoto del Sr. Romero, logrando ]a admisión de algunas modificaciones en el dictamen.

La síntesis de lo aprobado fué lo siguiente: No hay Comisión de Actas. Las oficinas del Congreso

encargadas de recibir las actas examinarán éstas. De las actas que vayan completamente limpias se dará cuenta á la Cámara, siendo aprobadas.

Las que tengan protestas serán remitidas al Tribunal Supremo.

Para los dictámenes emitidos por éste habrá dos tur­nos, uno en pro y otro en contra.

Dichos turnos correrán á cargo de los Diputados que lo soliciten; pero sin la intervención del Gobierno ni de Comisión alguna, puesto que no existe.

El candidato electo podrá hablar para alusiones, pu-diendo hacerlo también el candidato derrotado, previa «titorización de la Cámara.

El Congreso tiene el derecho de aprobar ó rechazéir los dictámenes del Tribunal Supremo.

La votación en contra de un dictamen supondrá la proclamación del otro candidato.

En este debate se dio el caso de que, siendo Presiden­te de la Cotuisión el Sr. Moret, hablaron en contra los ex Ministros liberales Sres. Conde de Bomanones y Yilla-nueva, y que también combatiera al Gobierno el Diputado ministerial Sr. Lombardero.

^^^,^^^^3J^^3^^^^^1^¡^^^^^

MES DE MAYO

D Í A 1.°—La fiesta del 1.** de Mayo.—Con 1« so­lemnidad de costambre y con la manifestación corres-, pendiente celebraron los obreros madrileflos la fiesta del' I.** de Mayo, sin que ocurriera incidente alguno.

Ley de Administración looal.-rCambio de ac­titud.—Las minorías, que hasta esta fecha venían com­batiendo tenazmente en el Senado el proyecto dd Admi­nistración local, cesaron en su intransigencia, y la, discusión avanzó basta llegar al art. 109.

Las repetidas conferencias celebradas por el Presi­dente del Consejo con los Jefes de las referidas minoriAs obtuvieron por fin el resaltado apetecido mediante la' transigencia del Sr. Maura, el cual, después de aspirar & que antes de las vacaciones parlamentarias se aprobase todo el proyecto, se avino á que cesase la disousióh al' aprobarse la parte municipal.

Con esta promesa todo fué facilidades.

DlA 2.—Las elecciones municipales.—Verifi­cáronse en esta fecha las elecciones manisipales, dos ve­ces aplazadas por el Sr. Maura, contando poder hacerlas 'con arreglo al nuevo régimen de administración local.

Gran expectación había por conocer el resultado de las elecciones, porque en ellas se hablan de conocerlos efectos de la nueva ley Electoral que estatuía el voto obligatorio.

Todos los partidos trabajaron con fe en la lucha'eleo-, toral. £1 resultado, especialmente en Madrid, fué ad­verso para los monárquicos. .,

En resumen, incluyendo el distrito de la Universidad,

1 8 2 SOLDKVILLA.—BL AÑO POLÍTICO

en que no se verificó la elecoión por presentarse igual nú­mero de candidatos que el de vacantes, siendo proclama­dos, con arreglo al art. 29, fué el siguiente: doce republi­canos, cuatro conservadores, tres de la Defensa social, dos liberales 7 un demócrata.

Debemos hac^ notar que eu el distrito del Centro no triunfaron los Vép&blioá&os {toV )iaber dividido los votos entre sus dos candidatos; pero sumados los sufragios de ambos, arrojaban mayoría sobre el conservador triun­fante.

Ei Ijáhdidkéb Y|ti« ñ!>ayt>i ^táoióñ obtuvo en Madrid fué él ilttstt-e periodista y autor dramático Sr. Dicenta.

Ybltftl ii 1.868 elebtores eb blanco. Gomo*exi6iian oinoo Ooboejales republicano^, en el

nuevo Ayuntamiento habría diez y siete, que, unidos á Idi ii!s<iÍsAiÁ\Xké, sumaban dieis y nueve ántitno&irqQioos.

Hay que advertir, eñ aras de la imparcialidad, qtte los républioands se negaroti k it i las eieociones (en Ma-dHd) unidos oob los liberales, y, no obstante, obtuvieron un triunfo enormb.

f2n pi'óviboiás, ICs Ubdrales se desquitaron en muchas ablaciones.

Eá Valladolid, Toledo, Logroño, Baleares y Oviedo, dobde lucharoh jubtoe los elementos bloquistas, obtuvie­ron gie^n trlubfo sobre los ministeriales.

En Barcelona, los abtíBolidarios obtuvieron 37.000 votos. £ s decir, 2.000 más qUe la vex en qne obtuvo ma-

or votación la IJnióñ Republicana, y 6.500 más que en ' as elecciones á Cortes del 13 de Diciembre último.

Dé di%¿ y isi«ié ^'údidáte^, tHnb^ar&a átez y seis. Bésnitaron trii^'nfabtesrdiez y Beis antisolidaríos; siete

cfolidáiios de 1* izquierda y oineo de la Liga regionalista. LH derrota de la Liga fué una dura lección para el''

Sr. Oatnbó, qtte sfe atribula el voto de las clases neutras. En Valencia, Zatiagoza, SalamanCia, Córdoba, Caste­

llón, IteUs, Taftizona, Corulla y éii ofras muchas oapita^ les y poblaciones importantes, triunfaron los republi-(Sikistíé.

Eb ÍBilbáo él resHltado dé la elecoión 4hé «1 siguiehte: biskaitarras. ocho; carlistas, dos{ i<epablio>anos, cinoo; 8cléSéIifrt>Bé, 'des, y uno de la übión 0r«imial.

u

MATO D« 1909 183

En total, catorce de las dereohai j aneve (}e laa iz* quierdas.

En virtud de eete resultado, el Ayuntamiento de Bil­bao quedó al arbitrio de las derechas, poe? fo^mab^U la mayoría carlistas y bizkaitarras.

Coincidió este espectáculo con ser este dia lt^ feoba^fi que, treinta y cinco años antes, fué levantado por las tro­pas liberales el sitio que habian puesto i Bilbao los a^t-listas.

El Presidente de la Sociedad MEI Sition dirigió al M a-yordomo mayor de Palacio el siguiente telegrama, qo» causó Bensación en toda España:

uBuego á Y. E. eley» á conocimiento de S. M- 9l Bey que en esta villa, dos veces invicta, que salvó ñu 193Q el trono de SQ augusta abuela, y contuvo en 1374 )#8 aqibi-oiones del pretendiente, se han visito en ia yotapiU^ de hoy las consecuencias neoe>sarias de la poUticii que en esta provincia viene siguiendo el Gobierno en f#vor de loe enemigos de la Patria y de las libertades públicas,r--Por la Sociedad uEl Sitio», el Presidente, Gregorio de Balparda.n

El tresQltado electoral .en las grandes capitales hizo

f)ensar á las gentes reflexivas, y aun sé uoinentó en altos ugares, el peligro que para el régimen entrañaba la apli­

cación combinada de la nueva ley Eleotioral con la íat#-ra de Administración local. La primera, pw el yoto obligatorio, .daba la mayoría en las eapitales i los elemen­tos antjínonirquicos, y como la segunda estableoía que los Ayuntamientos estarían regidos por una Gomiftióu ejecu­tiva elegida por la misma Corporación, .esta Com isi in cJ9-outiva serla forzosamente republicana, h anal jtcaieri» por oonsecuenoia erigir en pequeñas repúblioafi autiónomas las grand«« ciudades de la Nación.

Los ministeriales alegaban qua el voto /Oorporntiyo establecido en la futura :ley de Jlégimea Jiooal, dando su­premacía á los elementos conservadores, /opntearjrftstaf la de sobca el movimiento radieal.

De todos modos, el problema preocupó seriamente 4 importantes personas. Í<1 Sr. Montero Jiíos le censuró

1 8 4 SOLDBVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

mnoho. Los republicanos se mostraban satisfechos del re­soltado y del precepto electoral.

Otro punto vulnerable á la nueva ley Electoral fué el art. 29, el cual establece que allí donde no haya más candidatos que vacantes queden aquéllos proclamados iptofacto, sin celebrar elección.

Lu reforma, hecha sin duda con intención plausible, dio por resultado infinidad de chanchullos electorales. Sólo en Cataluña, en más de setecientos pueblos no se ve­rificó elección; en la Coruña, de noventa y ocho pueblos no la hubo en setenta y cinco.

Las protestas y las anulaciones fueron por millares, pues resultaba que el cacique .importante rechazaba las presentaciones de candidatura de los contrarios, dejando sólo como candidatos i los amigos, en número igual al de vacantes, y, por consiguiente, quedaban, desde luego. Concejales hechos y derechos.

Citaremos sólo un ejemplo: £n un pueblo pequeño de la provincia de Madrid, el

cacique, que era Secretario del Ayuntamiento, se procla­mó i si propio Alcalde; Concejales, i sus hermanos, cu­fiados y primos, y reservó la Secretaria, que él dejaba va­cante, para el pretendiente de su hija.

Claro está que el Ministro lo anuló todo; pero esto demuestra el fracaso de la ley en este punto.

Hasta el Presidente del Consejo declaró que estaba dispuesto á evitarlo.

Y eso que sólo se trataba de 'Concejalías, que cuando se hubiese de aplicar á las actas de Diputados á Cortes, el escándalo—decia la gente sensata—será terrible.

El Ministro de la Gobernación, después de la entre­vista que tuvo por la mafiana con el Sr. Maura, para dar­le cuenta del resultado general de las elecciones, mani­festó que la tranquilidad con que se habian celebrado és­tas era motivo de felicitación para los qua presentaron la ley Electoral que habia regido.

A lo que contestaron algunos:—El que no se consuela es porque no quiere.

Otra nota característica de esta elección fué el hecho de haberse lansado á la lucha todo el elemento clerical, trabajando con gran ardimiento, hasta repartiendo pape-

MATO DH 1909 186

letas en las iglesias, diciendo que el que no votaba (se entiende á favor de sus candidatos) cometía an pecado.

. D Í A 4.—El ezped iente de adjadloaoión de la escuadra.—-£¿ Imparcial publicó en esta fecha un ex­tracto comentado del expediente de adjudicación de la escuadra, que constituyó un verdadero y profundo estu-' dio del asunto. Mediante este trabajo, que llevó ¿ oab^el ilustre periodista D. José Ortega y Mnnilla, el público pudo perfectamente formar juicio desapasionado y exacto en cuestión tan compleja.

La mucha extensión del trabajo nos impide con senti­miento publicarlo en estas páginas.

D Í A 6.—Contra el Obiapo de Orense.—Este Prelado, que desde los tristísimos snoesoj en Osera se ha­llaba ausente de su diócesis, volvió en esta fecha á la ca­pital de ella, Orense.

El Prelado llegó por la noche, para que su entrada en la población fuese inadvertida; pero el pueblo se enteró por la mañana, y espontáaeamente se fué congregando poco ¿ poco un gentío inmenso en la plaza Miyor, frente al palacio episcopal.

La muchedumbre comenzó á silbar estrepitosamente y ¿ pedir á grandes voces la inmediata destitución del Obis­po, y poco tiempo después comenzaron á lanzar proyecti­les contra la fachada del edificio, dejando destruidas to­das las vidrieras.

Al pasar la multitud por el Círculo Católico, prorrum­pió también en silbidos y mueras.

ü n cura que se encontraba en el Circulo se asonad á una de las ventanas y, empuñando un revólver, hiz J siete disparos contra la muchedumbre, sin que, por fortuna, hicieran blanco.

La indignación popular llegó entonces ¿ su colmo, y apedrearon el edificio y los conventos de maristas y ado­ra trices.

D Í A 7.—En contra y en pro de Kaoias.—Pro­posic ión Romero.—Dos días antes de esta fecha, ha­bían publicado los periódicos oficiales la Real orden sepa-

/

1 8 6 SOLDEVILLA.—BL A S O POLÍTICO

ra&do del Bervioio, en vista del fallo del Tribunal de ho­nor, al Teniente Auditor de Marina D, Juan Maoias del Eeal.

Este publicó en esta fecha an» interesante o«rta t>ra-tando de demostrar lo infundado de la sentencia del Tri ' bonal de honor y de la medida que como oonseoueDoia se tomaba contra ¿1.

El Sr. Romero apoyó en el Congreso una proposición pidiendo que se verificasen «leooioues parciales de Dipu -tados en Madrid y Yalladolid, para las vacantes de los Sres. Moróte y Muro.

El Sr. Ministro de la Gobernación ratificó cuanto dijo el dia anterior, ó sea que no habi» necesidad de proceder á elección parcial, y recomendó i la mayoría que recha­zase la piopo8im(!«.

El objeto verdadero de pedir «lecciones en Madrid era el de presentar en la vacante del Sr. Moróte la candida­tura del Sr. Maoias, cuyo triunfo, enardecidos como es­taban los republicanos por su pítima victoria, habría sido m ay probable.

El Gobierno se negó á convocar al Cuerpo electoral.

DIA 8.—La Oran Vía.—Fracaso del Sr. Pica-vea.—En el aflo anterior (1) se colmó de elogios al señor Picavea, porque con arrogancia se declaró concesionario de la c/bra de la Gran Vía de Madrid. Todo quedó en pro­pósito.

La Oaceta de esta fecha publicó una Beal orden del Ministerio de la Gobernación, que decía asi:

uBe acuerdo en lo esencial con la Comisión permanen­te del Consejo de Estado,

"Su Majestad :(q. D. g.) ha tenido á bien: »!.* Declarar que el concesionario D.Baftel iPioavea

no ha cumplido ninguno de los requisitos exigidos por el articulo 51 de la ley de 18 de Marzo de 1695 y dáusula 52 del pliego de condiciones, con arreglo al que se cele­bró I» subasta; J

/

(1) Vónse EL Alio POLÍTICO 1008, pág. 460.

MAYO DB 1909 187

fl2.° Declarar rescindido el ooutiuto, i perjaioio del rematante D. Rafael Pica vean, eto.

DI A 11.—La ouestión de Karrueoo*.—Fraca­so de la Embajada.—Las relaciones entre E^pafta y el Imperio marroquí volvieron á ser tema de preooapaoión para el Gobierno y para la opinión pública.

La Embajada qne España había eaviado i Maley Ha-fid, presidida por el Sr. Merry del Val, salió de Fez sin ultimar sus negociaciones, después de una ruptura oasi violenta con el Sultán. Los rumores aceroa de este asan» to fueron muchos y graves.

El Gobierno dio la siguiente nota oficiosa:

ttCon relación á las noticias publicadas parla Preosa, relativas al resultado de las negociaciones que f««ron en­comendadas por el Gobierno de S. M. al Sr. Merry del Val, podemos asegurar que el Magzen acogió favorable* mente algunas de las demandas presentadas; ha,aplazado, funAándom en la attiml tituación d» Marrueco»;, ei atender debidamente á otras (pero teniendo buen cuidado de no dar negativa rotunda á ninguna), y por fin, á última hora, ha pretendido hacer deipender la reeolución de variaa de las justas reclamaciones que se le hacían de la celebración de un acuerdo referente á la evacuación de los punto» {ue en el Jiiff se ha visto obligado el Gobierno'español á ocupar «nili-tarm»nte, ooñ objeto de asegurar las oomunioaciones ooa Melilla y Chafarinaa y con el fin de evitar «1 «ontraban-do de armas y muaioiones, para impedir qne pudieran pro­veerse de esos «lementos precisamente los moros que ao quieren reconocer la autoridad del actual Sultán de Ma-

itLo mismo qne hizo cam. IFranoim, Maley-Hafid iba annnciado al Gobierno de 3 . M. el ¡propósito de enviar una Embajada extraordinaria para ooríesponder á la que <ha ido á verle á Fez, para terminar aquí las negociacionas entabladas alli y, sobre todo, p ura Teclamar la dioha eva­cuación sin esperar á qne te haya restablecido el -orden y la «eguridad por los Jefes y faeraas necesarias qué ^ de­biera mandar para imponer la autoridad jerifií^na w 98« región.»

1 8 8 BOLDEVILI.A.—KL AÑO POLÍTICO

ObtervaoioneB de VilIanneTa.—El ex Ministro Sr. Yillanneva, que venia tratando oon gran oompeten-oia esta cuestión, habló de este asunto en el Congreso, diciendo que el nuevo Sultán no podía ver con tranquili­dad oiertaA ocupaciones territoriales; por lo oual se expli­caba su resistencia contra ciertas pretensiones de España y Francia, para evitar incurrir en los mismos motivos que originaron el destronamiento de su hermano Abd-el-Azis.

Recomendó al Gobierno que obrase siempre oon pru -dencia y desligado de otras Naciones, atendiendo sólo á los intereses españoles, pues se podría dar el caso de que alguna Nación tuviera interés ea fomentar la anarquía que existió en tiempo del aaterior Sultán, y á eso no po­día ni debía contribuir España.

Le contestó el Ministro de Estado, dando seguridades de la prudencia á que el Gobierno se sujetaba en los asun­tos de Marruecos.

Primeros Indlcioa de la ffuerra en el RifT.— Como no podía menos de ocurrir, fué este asunto de Ma­rruecos el que absorbió por completo el interés político.

Ya muy entrada la tarde, circuló el rumor de que en plazo relativamente breve se efectuarían grandes manio­bras militares en las inmediaciones de Ceuta y Melilla.

Es decir, que las maniobras reglamentarias de otoño se adelantarían este año, y que el territorio escogido se -ría el de nuestras posesiones de Marruecos.

Se preparaba, pues, una seria aventura en África. Pronto vieron se sus efectos.

D Í A 12.-.La cuestión de Marruecos.—Maura acepta la responsabilidad.—El General López Do­mínguez, en el Senado, rogó al Presidente del Consejo que suministrase datos sobre lo ocurrido con las negooiaoio-nes de nuestra Embajada en Fez.

El Presidente del Consejo contestó diciendo que las gestiones de la Embajada española no habían tenido feliz resultado; pero, no obstante, podía comunicar que no es­taban rotas definitivamente, y no había, por tanto, raoti -vo para que las Cortes y la opiuióu se alarmasen.

MATO DB 1909 189

El Sr. Q-roizard, en nombre de los liberales, se mani­festó en un todo conforme con las patrióticas declaracio­nes del Sr. López Domínguez, y ésta era la opinión de la minoría liberal.

£1 Presidente del Consejo dijo qne desde luego el Go­bierno aceptaba la responsabilidad de sus determinaciones y pondría toda su buena voluntad para defender nuestros intereses en Marruecos.

D Í A 13.—La cuestión de Marrueco*.—Deola-raoionee del Sultán.—Por encontrarlas interesantísi­mas y porque esclarecen el punto de derecho sobre el cual giraba el litigio entre Marruecos y las Potencias eu­ropeas, oreemos oportuno publicarlas siguientes manifes­taciones de l'he Times:

«Estoy autorizado — dijo el corresponsal de Th» Ti­mes— para hacer públicas las siguientes declaraciones del Sultán:

nSu Majestad ha sabido con alguna sorpresa la cam­paña que se dirige contra su política, que consiste en aplazar la ejecución del art. 60 del Acta de Algeoiras, según el cual, los europeos están autorizados para adqui­rir terrenos en la vecindad de los pueblos marroquíes de la costa. £1 Sultán desea hacer recordar que su exalta­ción al trono ocurrió en época muy reciente en Fez, y que todavía no ha tenido tiempo de visitar sus dominios.

iLa nueva razón que tiene S. M. para diferir la eje­cución del art. 60 es la de que el estado de inseguridad que todavía existe, hace extremadamente peligrosa la adquisición de terrenos por los europeos, y mea peligrosa aún su residencia en ellos cuando se hallan situados i alguna distancia de las ciudades. Los representantes de Inglaterra, de Francia y de España han hablado & S. M. en persona de este asunto. Al llegar S. M. ¿ Eabat, pri­mera etapa de su viaje á los dominios de su Imperio, dará sobre este punto las órdenes necesarias..

"Al mismo tiempo, desea que se llame la atención so­bre el hecho de que este articulo es el núm. 60 del Acta de*Algeoiras, y que el art. 1.', que garantiza la integri­dad de su país, parece en cierto modo olvidado en Euro-

1 9 0 80LDKVILLA.—BL AÑO POLÍTICO

pa, porqa« algunos territorios de su Imperio están ocu­pados por tropas extranjeras. Por lo que se refiere á Chauia y ¿ üxda, espera que sus amistosas relaciones con el Go­bierno francés conducirán á un resultado satisfactorio para ambas partes, y que la mutua buena voluntad faci­litará en un periodo breve la evacuación.

«Tocante al pago de las reclamaciones y deudas de los subditos extranjeros de todas las Potencias, S. M. se com­promete á satisfacer todas las que sean justas, y al efecto se ha qoQlbrado una Comisión en Tánger para que las examine. Los informes de esta Comisión «eran enviados á S. M. á Fez, donde se harán con prontitud los convenios financieros necesarios que conduzcan á una liquidación sa t i s^ tor ia de todas las reclamaciones y deudas.

n£l Sultán añade que debe tenerse en cuenta que su autoridad no está consolidada todavía; que el Ejército no es lo bastante fuerte para garantizar ]a seguridad de to-doe, y que las tribus juzgan mal todos sus actos y todas sus palabras que tiendan al progreso, singularmente cuan­do se refieren á extranjeros. Su deseo es restablecer el or­den en absoluto y facilitar las relaciones mereantiles, oonveneido de que de la paz y del tráfico depende la pros^ peridad del pais. Pero pide un corto espacio de tiempo para acabar con la anarquía, y un poco de paciencia por parte de Europa.*

D Í A 18.~La indenuiisaoltfa al nOtí'Cvni*,.^l£l periódioo Bi Faia publioó lo siguiente, que oaosó «ensa-«ión:

t(Se eoaRrma plenamente que el semanario oatalanásta furioso, casi eeparatists, que con BU« dibujos insultantes, stts earíoaturas procaces y sn s eseritos injuriosos dio ori-

^gen á los sucesos de 26 de Noviembre a« 1906, ha sido indemnizado, oon fondos del Miiiieterio de la Goberna-eiéB, de losdafios materiales que en su impre&ta oatisa-ron los militares de la guarnición de Bareelona aquella oálebre noofae.

nLa Tribuna, diario solidario de Barcelona, descubrió esta fiueva ooneomitancia entre el Gobierno y los oata-laai^tae.

MAYO DS 1909 191

uEl Cu'Cut y el fondo de reptiles» se titula el ar­ticulo de La Tribuna, el oaal articulo, después de puntua­lizar los antecedentes del asunto y citar loa insultos del Cu-Cut, afiade que la indemnización se dio en tres pla­zos, pagándose lO.O(X) pesetas en cada tino.

fiEstos son los hechos (deoia después de detallarlos). Y ahora, quien pueda contestar, que conteste, que nos­otros también replicaremos bailando al son que nos toquen.

"No se trata, como se pretende, de indemnizar á un industrial ajeno á la Empresa del Cu-Cut y á la signifi­cación del semanario catalanista. La Tribuna destruye ese sofisma.

"La indemnización se ha dado al catalanismo más frenético, más enemigo de España y del Ejército, á modo de desagravio. Oon El Resumen, con El Qlobo, de Madrid; con La Veu, de Barcelona, oon no reoord«moí qué pe­riódico obrero de Alcoy, no se lia procedido 6on tanto mimo.»

En el Congreso hizo una pregunta acerca del asunto el Diputado D. Tomás Bomero.

£1 Ministro de 1« Gobernadión dijo que, siendo «osa de fondos secretos, no tenia por qué ooatestar.

D I 4 1 9 . — L a onest ión A» Maml«eo« .—Impor­tante declaración de AUendetalazar.—Aottqtie e« las OáiMiTaft y fuera de ellas se cabildeaba mnoho aeerca d6 varios asnntos de mayor ó nenor inportanoia, el qtte r^ i t t en te la tenia era el reftarente á Marruecos.

En esta fecha explanó una ititerpelacióa «I &t. De Btien, diciendo, entre o'traa oosas:

uA Francia no le lia parecido bastante la política de Embajada, y la política que há seguido a la parque aqué­lla !ia sido la de inteligencia oon Tas calilas.

nZeluán debía ser inmediatamente ocupado por gente afecta á España.

»Hay que seguir, como Francia, una ^olitioa mixta, militar y opmeroial, li8toi«tido "qlie lo» Oficialea sttuí Ver­daderos agentes comerciales.^

1 9 2 SOLDKVILIJI.—BL A S O POLÍTICO

£1 Ministro de Estado contestó al Sr. De Baen may brevemente; pero hizo una declaración de gran importan­cia, que pasó inadvertida; esa saber:

uEl Gobierno español no se ha de separar de una po­lítica que tiene por base compromisos contraidos con otras Naciones.»

GoLLÓs.—El Sr.GuUón intervino muy oportunamente. Befíriéndose & la Conferencia de Algeciras, dijo que

la integridad del texto se conservaba, pero que la del fondo había sufrido muchas variaciones.

"Sin que la situación sea grave—añadió—, es preciso que el país se percate de que hace falta tener buenos ele­mentos de seguridad, y que no se debe regatear nada en tal sentido, pues hay que estar preparados, y bien prepa­rados, para muchas eventualidades.

«•Hace falta mucho Ejército, mucha Marina y mucha previsión, aunque sólo sea como preparación paM lo que en el porvenir pueda ocurrir.»

D Í A 22.—La onest idn de Marrneooa .—Dis­curso de Días Morea.—Continúa el debate relativo á la interpelación sobre Marruecos.

El Sr. Días Moren censuró la conducta del Ministro de Estado.

Hizo un relato detallado de la verdadera situación del Imperio de Marruecos y la forma en que el Sultán, de un modo indirecto, había pedido nuestro apoyo, por no poder él ónmplir el art. 70 del Acta de Algeciras.

Enumeró y relacionó con gran inteligencia todos los hechos últimamente realizados por Francia en Marrue­cos, y preguntó ¿ quién iba á pertenecer la zona de in­fluencia que resultaba de todos esos hechos.

Censuró la imprevisión al confeccionarse el presn-pnesto anterior, á pesar de que él dio la voz de alarma para que estuviéramos prevenidos.

Vii^es del Bey.—Valenola.—En esta fecha lle­gó S. M. el Bey á Valencia, con objeto de inaugurar la

auTO DI 1909 198

Ezposioión, teniendo un reoibimiento Terdaderamente entusiasta.

Desde la Capitanía general se trasladó el Bey i la Ezposioión, donde faé recibido entre entasiistioas aola> maoiones de la maltitud,

£1 aspecto que ofreoia la amplia pista, en la oaal ha­bla más de 60.000 personas, era magnifico.

£1 Bey ocupó el trono, al fondo de ouyo dosel se ha­bía colocado el escudo real oon flores naturales.

Al lado derecho del estrado estaba el altar de la Vir­gen. La imagen se habia colocado sobre un retablo ador­nado también oon flores.

£1 Arzobispo, Sr. Guísasela, auxiliado de los Obispos de Segorbe y Colombia, bendijo el acto. A continuación, el 8r. D. Tom&s Trenor, iniciador de la Exposición, pro­nunció un discurso de elevados tonos para explicar el éñ-' fuerzo realizado por Valencia para orgauizar el certamen; asimismo encareció el orador el entusiasmo que prodojoea la capital la idea de verificar tan hermosa fiesta, digna d« no pueblo que, ooipo el valenciano, ama tanto la cultura.

El Sr. Maura contestó al 8r. Trenor. Dijo que este pueblo artista, inteligente y laborioso

habia dado una muestra mis de su entusiasmo por el pro­greso.

Su Majestad el Bey fué objeto, durante su estancia en Valencia, de verdaderas manifestaciones de afeoto y entusiasmo.

BIA 24 La dnestldn de tfarmeooi.—Daolo-racionea de AllendesAlABar.—Beanudado este deba­te en el Senado, 1 Sr. Ministro de Estado contestó al discurso del Sr. Díaz Moren.

Terminó sosteniendo que no había ningdn motivo d« alarma y que era preciso persistir en la política del ita-tu quo.

DisooBso DB MÁKBTBB. —lutervino el Sr. Maestre^ ha* oiendo un brillante discurso lleno de observaoionM y da-toa, demostrando que dominaba en absoluto la osestión.

Creía que debíamos apoyar ¿ todo trance 4 Mnley Hafid en sos propósitojs de reconsttitóirMarnMdes, ibedio

18

1 9 4 ' SOLOBVILLA.—BL AfiO POLÍTICO

el más segare de afirmar nnestra propia independencia. En cuanto á los negocios industriales, como las minas

de Benibuifruor, opinaba que los españoles no debían ha­cer nada sin la anuencia del Sultán y sin dar participa­ción en dichos negocios á los propios marroquíes.

Le contestó también el Sr. Ministro de Estado, di­ciendo que, en realidad, poco discrepaba el criterio del Sr. Maestre del qne mantenía el Gobierno, el cual estaba dispuesto á no apartarse de la- política de expansión co­mercial 7 penetración pacifica.

Afirmó que el Gobierno espafiol estaba resuelto á ser amigo del Sultán y á apoyarle en cuanto estuviera á su aloaaoe.

Disonrso de Labra.—El Sr. Labra intervino tam­bién en el debate.

Estudió la situación actual de Marruecos para demos­trar que España estaba interesada en manteoer la inte­gridad de aquel Imperio.

Creía que debíamos ir alli aliados con todos, pero no con uno solo; qne debemos tener política propia y no ser suizos de los demás.

Terminó diciendo que era preciso examinar caáles son los propios reourfios, y en vista de ellos, orientarnos en sentido contrario al que hasta aqui se había seguido.

Ezposiolón de Valenoia.-i-Dlscarso del Bey. En'esta fecha visitó D. Alfonso el Ateneo Mercantil de Yalenoia. El recibimiento hecho al Bey por la Sociedad fué soberbió. Centonareis de socios le aplaudían y vitorea­ban entusiasmados al recorrer los salones de la casa. El Monarca fué obf^equiado con nn lunch, y el Presidente del Ate&eo, D. Tomás Treuor, pronunció un elocuente brin­dis dando gracias al Bey por la atención de haber venido á inaugurar la Exposición y le ofreció, en testimonio de gratitud, el titulo de Presidente honorario del Ateneo.

. "Además—dijo — agradecemos á V. M. la visita á esta casa, punto de descanso de nuestros trabajos. Aqui todos vivimos del trabajo. ¡Viva el Rey!»

Don Alfonso contestó:

MATO 0B 1909 7 . 180

uEstQy'yerdaderBiQente satisfecho de hafaeír venidor¿ inaugurar vuestra Exposición. Por ella veo lo que .vale, es y puede llegar ¿ ser Valencia. Mi satisfacción más grande en el día de hoyes ser vpesfcrd Presidente' f os agradezco el nombramiento. Llamóse á mi padre el Paci' ficódarí yo aspiro á qtie me apellide la Historia »l ^¿^ira-bajador, mi Ateneoha cumplido su deher hacienda la,Ex­posición; yo cumpliré el mío oomo Presidente del Aten<|o;«

Las palabras del Bey fueron aoogidas con utfa^o^a-t ción delirante, una vo^ pidió^que hrindafle el Sr, Maura, y éste alzó .su copa diciendo:—¿Para qué? Lo ha.'dicho todo e lBey . ., En el trayecto desde el Ateneo al Comedor de Caiir dad, que había de inaugurar el Monarca, fué éste objeto de muóbas oatifiosas. mañifestaOioiiés, :^ maj~ eti^Oial-mente al pasar frente ¿,1a universidad.. •. • . ; ;:•

En este mismo diasalió el Rey para Madrid, teniendo una despedida entusiasta. i

D I A 26.—ComnnlcaoloneB marítima*.—Votaf .Olón deflnltiyá.—En, esta fecha se procedió á la apro­bación definitiva del proyecto de ley de Comunicaciones marítimas, que había sido muy combatido por los seño­res Moret, Canalejas, Azoárate, Celleraelo, Villaiiiieva, Fernández Latorre, Gasset y ptros. , .' ,'

Varios ministeriales pidieron votaoión nominal.. Asi se hizo, votando en pro del dictamen 186^ y enpontra, 38.

La anarquía en Oallola.—Se recibió de la Coro­na el siguiente telegrama:

uLa lucha del campo contra la ciudad parece estallar oon caráoteres verdaderamente alarmantes. '.^

nLas predicaciones agrícolas solidarias en el partido de Betanzos siguen produciendo trágicos frutos.

nLIegaú noticias abrumadoras de los exceisos en que á diario incurren los campesinos.

nPor docenas se han contado las talas de pinares y viñedos. ' ^ ' . . . ' í

ffLo mistno puede decirse de los incendios de pajarea,

1P6 SOIiDlTII.LA.-r-BL AHO POLÍTICO

vxM> de los otitlea se propagó 4 la vivienda del propie­tario.»

Después de relatar varios, añadía:

uTodos estos hechos y otros mochos análogos qae de­jamos sin consignar por no hacer interminable la rela-«ida, recuerdan por su índole las venganzas terribles de los vendeanos franceses y las no menos espantosas de la Mano Kegra andalnaa.

TvConcentradaM en Betanzos siete parejas de la G uar» día civil de Infantería y nneve de Caballería, estas fuer­zas son de todo punto insuficientes para recorrer los dis­tritos donde los anotados hechos vandálicos menudean.»

]>ZA 96.—División d« la Solidaridad.-Beola-raoionea de Prat de la &iva.—EB la Diputación proTinpialde Barcelona hubo una sesión verdaderamente escandalosa.

Los nacionalistas echaron en cara ¿ los regionalistas haber sumado sus votos á los de los antiguos caciquistas.

A una alusión del Sr. Gubern, el Sr. Prat de la B i ra repuso:

•Mis actos monárquicos, mientras estoy al frente de la Diputación, no han sido como particular, sino como representante de todos vosotros,' los ,de uno y otro lado. (Btntación.) En los países civilizados, á recibir al Jefe del Estado acuden todos, por no verse en él á represen­tante de una bandería, sino al símbolo que integra una Nación. Los actos de cortesía no implican adhesión 4 las ideas. La Cruz de Isabel la Católica la acepté en repre-seutaoión vuestra. {Sensación. Grande$ rumoree.}

MYO no soy monárquico ni republicano; trabajo por la Administración provincial.»

Este discurso dio lugar á un tremendo escándalo, que hizo necesaria la suspensión del debate.

Adminl i t rao ión local.—Aprobación de la par­to soivnieipal.—En esta fecha, con el art. 278, terminó

MATO 01 1909 197

en el Senado la disontióa de la parte manioipai Ael |nro-yecto de Bégimen local.

El Sr. Oroizard pregante al Gobierno ooál era sil pro­posito respecto á la discosión del libro segando del pro­yecto.

Las minorías deseaban qne se suspendiera esta disoo» sión hasta qne pasase el periodo que se llama de vaoa-oiones.

El Sr. Maura, contestando & Is pr imita del seltor Oroizard, dijo:

«Si hay un medio de que las elecciones no se verifi­quen, no tengo inconveniente; mi deseo es bueno, dadme la solución, y después seguiremos hablando."

D Í A 28.—uSl Zmparolal», el uBera ldo^y • ! expediente de la esottadra.—En un articulo titulado uBisa general», decía El Imparcial:

uPero aun hay que reir más cuando se piensa en que van ¿ cerrarse laa Cámaras sin que se discuta en ellas el expediente de adjudicación de la escuadra. Bse expedien­te fué pedido por varion representantes en Cortes, y, has­ta la hora presente, no se ha entablado debate sobre tan esencial asunto.

nPnes bien; ese excediente ha sido devuelto al Minis­terio de Marina, sin que en el Congreso de los Diputado* se sostuviera una discusión que dilucidara los muchos extremos graves que se contienen en el voluminoso car­tapacio.

nPero los Jefes han callado. Lo» Jefes no han exami­nado el expediente de adiudicaoión de la escuadra. Los Jf fes han estimado qus el asunto no tenia importancia ninguna.

"¿Será que verdaderamente no la tenga?»

El articulo fué mtiy comentado. El íhraldo, en un articulo poblica«h> el dia sigaiente,

titulado «Batalla de nterengoesn, estttro fciin mea ivuú oon los liberales.

1 9 8 SOLDKVILLA.^-KL A S O POLÍTICO

BIA 31.-^Interpelación electoral del Sr. Mo-ret.—Esperábase oon ezpeotaoión verdadera la aaaaoia-dá interpelación del Sr. Mbret sobre las elecoiones maai-oipales. Se oreia qne serla an acto de vigorosa oposioióo.

Explanóla en esfca feoha, y dijo en síntesis lo si­guiente:

uLa nueva ley constituye un progre'30 electoral; pero todavía kay muchos defectos que corregir para que sea menor el número de abstenidos, llegando, si es posible, hasta suprimirlos por completo.

' n Ifil Gobierno merece un elogio por su imparcialidad, y yo no ha de «soatimárselo, y meno» aún cuando pretaa-do conservarle en eu puesto mientrai con sus ideas y obras sirva á los sagrados intense» de la Patrii.n

Negó qUe las cifras de abstenidos perteneoierau á los obreros, pues reconocía que esta clase social había inter­venido con gran amor en lá lucha electoral.

Defendió la necesidad de que la aceptación de los car­gos en las Mesas sea' obligatoria, para que no pudiera aatse un espectáculo vergonzoso, y por equidad, pues "no Veta motivo para que fuese obligatorio el voto y no el óargo.

SiTuy severo estovo al tratar del famoso art. 29 de la leyEleotoral, puesresaltaba que de 9.000 Ayuat^mient>8 que hay en España, en más de 6.000 se hizo uso"—la ma­yor parte de las veoes fraudulento—^de ese famoso articu­lo, constituyéndose Ayuntamientos entre los amigos y paniaguados.

Cloacas llamó el.Sr. Moret á los Ayuntamientos asi formados, y pidió el remedio inmediato por una reforma de la ley, estudiada bien por la Junta Central del Censo ó por una Comisión parlamentaria nombrada para ello.

Estudió los datos generales de la elección, exceptuan­do Barcelona. De ellos resultaba que los liberales gabaron ochenta y dos puestos, que los carlistas éintegristas ha­bían ganado veintisiete, habiendo perdido veintiséis pues­tos, los oonservftdores y trointa.y ooho los republicanos.

Cnanto* i la!.Defensa sooial, oalifioóla de una burbuja electoral, pues sólo hablan logrado sacar nueve puestos.

MATO OB 1909 199

Declaró que habla dejado Barcelona aparte,porque sus resultados y sus candidatos triunfantes no tenían encaje en la combinación de los que habla leído.

Expresó la clasificación de todos los datos en sus con­ceptos de solidarios y antisolidarios, deduciendo que el resultado no había alterado el problema político en Oa-talufia, tal como estaba planteado, y quería hacerlo cons­tar porque, como Jefe de un partido, le interesaba dar la orientación y manifestar las ooEas tal como las entendía.

Los Sres. Hurtado, Rodés, Moles y otros hacían sig­nos afirmativos.

Según datos de una persona que le merecía entero crédito, había en Barcelona más de 47.000 electores soli­darios, ó sea que querían la ley de Administración, y unos 30.500 que son antisolidarios y no la quieren, y si la quieren es con modificaciones substanciales.

Analizó luego detenidamente el resultado electoral de Madrid y desentrañó los votos.

Sostuvo que los liberales sólo habían sido derrotados

{)or represalias de afinidad y oontra la política torpe y as innumerables vejaciones que había cometido el Go­

bierno. . Estas vejaciones son las que habían llevado & votar &

los republicanos & las clases neutras, y como no quería qne una afirmación tan grave quedara sólo sobre su pala­bra, deseaba que los republicanos se la contradijeran, si no estaban conformes.

Y para añadidura leyó un discursó del Sr. Sol y Or­tega, en Barcelona, donde se especificaba y demostraba esta afirmación, reveladora de que había habido muchlsi* inos votos que no iban dedicados á la forma de gobierno.

Terminó diciendo que de las palabras del »r. Sol y Ortega se sacaba una moraleja.

«•Yo—dijo—la he deducido por lo que respecta & mi partido. Yosotros, los conservadores, debéis tenerlo tam­bién inuy en cuenta, para que la lección resulte prove­chosa.»

• •' . • • " ' ? í f

Este discurso del Sr. Moret faé,:Q0inentádisímo. '' . . Mientras Algunos oalificadou oradores de la opoffioión

fiOO gou>BViu.A.—w. A«o roLfrioo

afirmabaD qne no habían aoabado de oomprendar la fina­lidad del Sr. Moret al explanar sa interpelación, algunos Ministros le atribulan extraordinaria importancia.

El Impareial lo censuró acremente. M Liberal dijo:

uLa disertación del Jefe de los liberales defraudó á los que esperaban una oatilinaria contra el Gobierno. También nosotros nos hemos equivocado al suponer que el orador pondría la mira en la plaza de Oriente, con el propósito de que allí, más que en el resto de Espafia, fue^ •en atendidas, medidas y pesadas sas observaciones, n

Y luego añadía estas frases, que suponían una ruptu­ra entre los antiguos propulsores del bloqut y el Jefe del partido liberal:

«Solo y desembarazado de adherencias que jamás le incomodaron mucho, queda el Sr. Moret al cerrarse las Cortes, y ya pueda hacer de su toga un sayo.

ffPor fuera del Parlamento y de sus oonolavea van hoy las fuerzas y realidades de la vida. Y éstas no han me­nester de tutores que, afectando dirigirlas, se nutran de ellas.»

Lo que más sensación causó-^y, hablando imparoial-mente, más disgustó á la opinión liberal—en el discurso dtH Sr. Moret, fué la parte dedicada ¿ las eleooiones de Barcelona, pues con ella—decían—ha tratado de resuci­tar la Solidaridad, qne estaba moribunda.

Be(dAraolonea de Sol y Ortega.—£n contesta­ción á los juicios del Sr. Morat, dijo el Senador repablioa-no Sr. Sol y Ortega:

aTarda ha adrartido al Sr. Moret qne la situación de laaoosas no ha cambiado en Oatalnfia, y que allí todo sigue como si no se hubiesen efectuado las elecciones de Diputados á Cortes del 13 de Diciembre último, la rup­tura da la €k>Mdarídad y las elacoionee del 2 del aotual

d« Mayo. Y no t<Ao sa ha «utaradetiffde, sino qae ha

MATO DI 1909 201

tenido la rara virtud de ver las oosas al revés de todo el mundo y en contra de lo que el mismo Sr. Moret opinara anteriormente.

nMe parece que alguna diferencia va entre ser copa­dos los republicanos ó antisolidarios, cual ocurrió en Abril de 1907, ú obtener éstos tres Diputados, dejando para la Solidaridad el de la minoría.

nSe me figura que no es igual tener en Barcelona un Ayuntamiento con inmensa mayoría solidaria, ó conma* yoria antisolidaria, cual sucederá desde 1." de Julio pró­ximo.

nCreo, por último, que la ruptura de la Solidaridad, el encarnizamiento con que la derecha y la izquierda se tratan y los contubernios de aquella derecha con los has­ta aqui tan odiados caciquúta» sou puntos qtle marcan alguna mutación en el modo de pensar y de sentir del cuerpo electoral de Barcelona.

TiNo comprendo la actitud del Sr. Moret ni su manera de pensar actual, en contradicción absoluta con los entu­siasmos de que dio muestras al conocer el resultado de las elecciones para Dipatados ¿ Cortes del 13 de Diciem­bre último y con la felicitación que se diguó dirigirme por el éxito de ellas.»

Los amigos del Sr. Moret decían que éste había pro­cedido como hombre previsor, no queriendo tener enfren­te, cuando fuera Gobierno, una parte, que él oreia impor­tantísima, de la opinión de Cataluña.

MES DE JUNIO

D Í A J.*—Kaura ooute i ta á, Moret.—Continuó en esta facha el debate de la interpelaoión electoral del Sr. Moret.

El Ministro de la Gobernación pronunció un largo dis­curso para demostrar que*los únicos que habían ganado en las últimas elecciones eran los conservadores.

La rectificación del Sr. Moret fué breve y se redujo ¿ insistir en la necesidad de reformar algunos extremos de la nueva ley.

£1 Jefe del Gobierno intervino al término del debate para congratularse de que el Sr. Moret hubiese planteado esta discusión y para decir lo que pensaba de las reformas pedidas en sus dos discursos por el Sr. Moret.

Bespecto de que fuera obligatoria la presidencia de las Mesas electorales, dijo el Sr. Maura que le parecía bien y que, desde luego, se iria á esa reforma. No creía lo mismo acerca del art. 20 de la ley, que consideraba como esencia de la misma.

«El Gobierno, pues, no propondrá la reforma del cita­do articulo—dijo—; pero, en cambio, ofrece proceder con estricto espirita de justicia en todas las reclamaciones que se hayan presentado por uso indebido del articulo en cuestión.»

Pero lo que en el orden político tuvo importancia fué el reconocimiento por el Sr. Mauta de las fuerzas repu< blicanas, su requerimiento á los -monárquicos, especial­mente á los conservadores y á los demás elementos de la derecha, para que se apercibieran & las luchas electorales, que cada vez serían mas peligrosas.

204 80U)syiLLA.—Bt ÁHO POLÍTICO

p

La prensa l iberal y e l Sr. Moret.—Determina­das añrmaoiones del disoarso del Sr. Moret causaron mal efecto en la prensa liberal y democrática.

El Imparcial, refiriéndose i lo que dijo el Sr. Moret en elogio de la oonduota electoral del Gobierno, dijo:

taEse lengaaj» y los desigaios políticos en él conteni­dos, estarian muy en su lugar si se tratara de un Gobier­no respetuoso con los ciudadanos y que estuviera reali« zando una obra patriótica; pero para este Gobierno, que ha provocado tantos oonfliotos, que ha abusado arbitra -riamente del Poder y que ha recibido tan duras lecciones de la opinión pública, no resulta aplicable sino por equi­vocado i inconcebible exceso de benevolencia.

»No se extrañe, pues, el S«. Moret de las consecuen­cias que para ól y para su partido traerá tal conducta.»

El Heral'lo también censuró al Jefe liberal, especial­mente por sus afirmaciones respecto al problema catalán.

Bn fAvor de Maclas.—Mensaje de los repn blioanos.—En reuniones anteriores, acordaron los re­publicanos presentar un mensaje á las Cortes pidiendo is procediese á cubrir la vacante de Diputado que habla dejado el Sr. Moróte (con el objeto de presentar en ella la candidatura del Sr. Macias).

El mensaje alcanzó 43.000 firmas, y en esta fecha fué presentado en el Congreso, haciéndolo el Sr. Pérez Galdós.

El gran escritor pronunció con este motivo algunas frases, que fueron oídas con profunda atención por la Cá­mara.

Después, el Sr. Bomero explanó una interpelación apoyando la petición del mensaje; hizo un buen discurso, tratando de demostrar dos cosas: primera, la justicia de la petición, y segunda, la verdadera causa que venia mo­tivando la negativa del Gobierno, y que no era otra sino el miedo á ana nueva derrota electoral en Madrid.

El Jefe del Gobierno contestó con el argumento ya Qonooido de que, habiéndose celebrado recientemente anas olaooloues .y estando próximas otras, no se debía molestar al cuerpo electoral de Madrid.

JUNIO DE 1909 205

DÍA 3.—Beclaraoionet de Merry del Val.—El Director de El Imparcial, Sr. López-Balleateros, oonfe-renoió en Tánger con nuestro Ministro en Marruecos, se­ñor Merry del Val, oon objeto de conocer la verdad res­pecto á la escena violenta que se saponia ocurrida en Vez entre el Sultán j el Ministro de Espafia.

"Deduzco de las palabras del Sr, Merry del Val—dijo •jn El Imparcial el Sr. López-Ballesteros—que algo des­agradable debió ocurrir, á juzgar por la contestación que me ha dado el Sr. Merry, cuando le pregunté qué opina­ba de Muley Haffid, pues me dijo, y reproduzco sus fra­ses textualmente:

uEs un Soberano que no tiene en absoluto preparación alguna para gobernar. Su genio es agrio, y su cortesia, es­casa. Además, se ha acreditado de impolítico. El castigo cruel impuesto á El-Elitiaui es buena prueba de ello."

n Aunque nuestro Miniotro no ha sido explícito en e»te punto, tiénese aquí por exacto que el Sultán interrumpió las negociaciones hasta recibir garantia de la evacuación, y en vista de la falta de instrucciones, decidió le salida de una Embajada marroquí para Madrid.»

D Í A 4 . — F a o n l t a d del O o b l e m o para deolaraír • a c a n t e a de Diputado.—-No se oonfirmaroú los pro­nósticos de escándalo qu« algunos esperaban en la sesión de esta fecha; por lo menos, no se confirmaron en la me­dida en que se habian anunciado.

Reanudado el debate de la interpelación Romero so­bre la vacante de Diputado por Madrid, intervinieron —además del Sr. Azzati, que sostuvo la teoria de que el Gobierno estaba obligado á declarar en seguida la vacan­te—, los Sres. Conde de Bomanones, en nombre d»l par­tido liberal, por continuar enfermo »n Jefe, Sr. Moret; el -Sr. Azoárate y el Sr. Canalejas, en nombre de su minoría, coincidiendo todos en el principio de que la frase el Con­greso podrá declarar, eto., consignada en el art. 56 da la nueva ley Electoral,, significa ttika faculta 1, pero no una obligación de declarar la vacante en plazo determinado; por oonajffuiente, el Gobierno no faltaba ¿ 1» ley no d«» oUrttodo mmediatamenie la vacante; pero enteadiendo,

2 0 6 SOLDBTILLA.- KL AÑO POLÍTICO

no obatante, los oradores qae debiera proceder á dicha deolaraoión.

uAsI, al meuos—dijo el Conde de Romanones—, lo ha­ría el partido liberal, si ejerciese el Poder.»

La Comisión del Congreso envió el mensaje de los republicanos á la Secretaria de la Cámara, á los efectos oportunos; es decir, que el Q-obierno no accedió & la pe­tición.

Froposioldn Llórente.—El Diputado republicano Sr. Llórente se levantó á apoyar la siguiente proposición:

••La Cámara invita al Gobierno á qne, en atención á los funestos resultados producidos por la ley de Azúcares, proponga su anulación ó, por lo menos, su profunda modi-noaoión, y á que, por el momento, impida á todo trance los abasos que en relación con dicha ley comete la Socie­dad general Azucarera.»

Suspenaitfn de lesioneB.—Cuando el Diputado re­publicano se hallaba á la mitad de su discurso, se suspen­dió este debate; pero después se concedió la palabra al se­ñor Maura, y el Jefe del Gobierno leyó el deoreto'suspen-diendo las sesiones de Cortes.

Se levantó la sesión eutre vivas á la República y al Rey.

En el Senado se aprobó todo lo que estaba pendiente, excepto el proyectó de Administración local; siendo co­mentada por muy nutrida la votación nominal del pro­yecto de comunicaciones maritimas, en la que intervi­nieron doscientos individuos de la Cámara.

En pro se emitieron 149 votos, sumándose á la mayo­ría los Srss. Maluquer y Zavala, y en oontra, 61 de libe­rales, demócratas y republicanos. El único abstenido fué D. Odón de Buen.

D Í A 5.—vitrea del Bey.—Biarrits.—En esta fecha, y cuando nadie lo esperaba, llegt) á Biarritz S. M. el Re^, deteniéndose antes en Pasajes para examinar los trabajos de constrnooión de su yate de regatas HUpania,

JüMO OT 1909 . 207

Después oontiauó su viaje .& la poblaoióa franoesa, ¿ la oual le llevó, o?mo priaoipal objeto, el ooasulfcar nue< vamente óoa el Or. Moore aoeroa de ana pequeHa moles-tia que sentía en ui oído. Claro es que esta visita dio origen á machos y apasionados oomentarios aoeroa de la salud de S. M. el Bey, oomentarios, afortaaadamente, destituidos de fundamento. '

DtA 6.—'Merry del Val y Lopes -Ballesteros. El Ministro de España en Tánger, Sr. Merry del Val, qtie había llegado el día anterior á Madrid, oonferenoió oon el Ministro de Estado acerca de las mauifestaoiones que le atribayó el Sr. López-Baliesteros, y el Ministro, después tratar el asunto en Consejo, dio la nota oficiosa siguiente:

uEn dicha entrevista (oon el Ministro), el represen­tante diplomático de S. M. en Marrae098 afirmó eategóri-oamente no haberse expresado en los términos que oomo textuales le atribuye el Sr. López'Ballesteros, ni haber expue:jto, en la breve oonversaoión que con éste tuvo en Tánger, conceptos desfavorables, ni mucho menos ofensi­vos, para el Soberano marroquí.»

El Imparcial publicó la siguiente ratificación:

«rán^fsr, 7 (5 t . ) .

»Mi conversación oon e\ SF. Merry del Val tuvo un testigo ante el oual, después, redacté mi despaoho; pero repito que no tengo el menor interés en probar una vera­cidad que hasta los Ministros reconocerán privadamen­te.—IrjB.»

uLa Correspondenoia de Bspafta» y la ones-t ldn de Marruecos.—Era indudable que se preparaba por el Gobierno espafiol una acción en Marruecos. Por to­das partes se hablaba de ello, diciendo, los que menos, que se trataba de xva,a.» grandes maniobras en nuestras plazas africanas, maniobras que dirigiría 3 . M. el Bey.

Se hacían compras de molos por toda la Feninsala y se adoptaban otras determinaciones.

2 0 8 80LDBVIIXA.--KL AKO POLÍTICO

La Corr«$pond«neia de E$pnña, oon el seudónimo Juan d» Aragón, qoe osaba sa Direotor, Sr. Romeo, publtoó an notable articalo contra la gaerra, en el eual decía:

ttCreiamos, creemos y creeremos, qae para Marraeoos no debemos gastar ni ana peseta, ni aventurar un hom­bre, porque en Marruecos, ni «un gastando machos mi-llones, ni aun regándolo con arroyos de sangre, podreoqos elicontrar beneñoio alguno para. España, y en cambio, po­dríamos encontrar nuestra ruina. Francia, con ser Fran-oia, ha gastado una enora!ki<lad de millones en la campada de Casablanoa, y ¿para qué? Pues para que Muley Hafid haya hecho oon M. Regnault pooo más ó. menos lo que hizo oon Merry del Val. .

nAntes lo deoia y lo repito. Antes iremos i predicar la sedición, que á. participar de la complicidad, si algún iluso pretendiese meter á España en aventuras donde nada se puede ganar y mucho se puede perder. De pueblo en pueblo iríamos, si el periódico no bastara, para predi­car -en mitins de propaganda contra tal intento, y oon de­clarar esto, ya qneda declarado, de ana vez para siempre, cuál ha de ser nuestra aotitad.»

DÍA 9.—Ooasectieiiolas d« la esonadra.—En el Consejo celebrado en este día, S. M. el Bey firmó los de­cretos sigvienítes:

Afanna.^—Disponiendo cese en el cargo de Asesor ge­neral del Ministerio de Marina el Auditor gener&l Don Juan Sppttorno.

Nombrando Asesor general del Ministerio á D. Eladio MiUe.

Disponiendo cese en el cargo de Jefe del Estado Ma­yor Central el Contralmirante D. Federico Estrafi.

' Nombrando en sa lugar á D. José de la Fuente. M Imparcial, comentando estos decretos, dijo:

«Ambos señores (Estrafi y SpottornO) hablan emitido en el expediente de la ésouadra votos partiealares oontra el diotaraen grato al dineral FerráOdia.

nLós'decretos en que se ejecola esta sentencia 9bta-vieron ayer la sanción de la Goróna.

JTJKio DB 1909 209

nPor respeto á la institución manárquioa, debía baa-oarse ana fórmala mediante la oual, decretos de esa clase no necesitaran la firma del Bey.»

Oarcla Pr i e to en Valencia.—Con motivo de la notable y bella Exposición celebrada en Valencia, ma­chos personajes, empezando por la familia real, visita­ron la hermosa ciudad.

En esta fecha lo hizo el ez Ministro liberal Sr. Q-arcia Prieto, que fué objeto de toda clase de consideraciones y agasajos, especialmente por parte de los elementos libe­rales.

En primer lugar, el Sr. García Prieto visitó todos los establecimientos benéficos; después, presenció el fnncío-namiento del famoso Tribunal de Aguas y visitó tam­bién la barriada obrera, recientemente construida, estu­diando su Reglamento.

En todas partes fué objeto de grandes oonsideraoio-nes y pruebas de afecto.

La nota saliente fué el banquete que le ofrecieron los liberales, que tuvo verdadera importancia política.

Se verificó en el Grt^n Casino de la Exposición. Las dos presidencias de la mesa fueron ocupadas, res­

pectivamente, por el Sr. García Prieto y por el Jefe pro­vincial del partido, Sr. Sapifia.

Llegada la hora de los brindis, los ipioió el Sr. Sapi­fia, dando la bienvenida y saludando efusivamente al se­ñor García Prieto.

Se felicitó de la unión de los liberales, y llamó la atención del Sr. García Prieto sobre la grave crisis agrí­cola que la región padecía, terminando su discurso con vivas & los Sres. Moret, Montero Eíos, Conde de Boma-nones y López Domínguez.

£1 Sr. García Prieto, en elocuentes frases, agi:adeoió profundamente los elogios que de su personalidad acaba­ba de hacer el Jefe de los liberales valencianos, Sr. Sa-piña,.

Habló de las reformas del régimen local y de las con­secuencias que la implantación de las mismas habría de tener para Valencia y sa región.

Enalteció el esfuerzo infinito, verdaderamente laúda­le

2 1 0 SOLDEVILLA.—KL A S O POLÍTICO

ble, que significaba la Exposición regional valenciana, declarando solemnemente que el partido liberal, cuando volviera á ser Poder, protegería á .Valencia, salvaría la crisis agrícola que la aquejaba y la daría, en fin, toda la protección que merecía en justicia.

Declaróse el ex Ministro liberal valenciano honorario, mostrándose orgulloso de ser español, ante la vitalidad demostrada por este hermoso pedazo de la Patria espa­ñola.

Terminó el Sr. García Prieto su discurso con vivas & España y al Rey, que fueron unánime y entusiástica­mente contestados, tributando los comensales al ex Mi­nistro liberal una gran ovación.

De otros muchos obsequios y atenciones fué objeto el Sr. García Trieto durante los días que permaneció en Va­lencia.

La cuestión de Marruecos.—Créditos para la guerra.—Las noticias y señales de que se preparaban sucesos en Marruecos se acentuaban y afirmaban.

En esta fecha se reunid el Consejo do Estado en ple­no para tratar de un expediente de crédito de 3.000.003 de pesetas por el siguiente concepto:

Crédito extraordinario de 3.281.408 pesetas al ramo de Guerra para reorganizar las fuerzas de la guarnición de Melilla, adquisición de ganado y material y demás efectos que se consideren necesarios para las atenciones de dichas fuerzas y por cualquier contingencia que pu­dieran promover las cabilas del Norte de África.

Asistieron los Sres. Marqués de Pidal, Canalejas, Dato, Sánchez de Toca, Sánchez Román, Gasset, Pola-vieja, Salvador (D. Amos), García Alix, Aguilera, San­tos Guzmán y Domínguez Pascual.

La discusión del expediente fué muy amplia y dete­nida.

Los Consejeros liberales se opusieron abiertamente 4 la concesión del crédito extraordinario.

También el Sr. Sánchez de Toca se mostraba contra­rio á la concesión; pero declaró que si su voto podía de­cidir la cuestión, votaría por el crédito, con el fin de no difionltat la acción del Gobierno.

jvmo DB 1909 211

Votaron i favor del crédito el Presidente del Conse­jo Sr. Marqués de Pidal, y los Consejeros Sres. Dato, Sánohez de Toca, Polavieja, Domínguez Pasonal, Santas Gnzmán y García Alix.

Y en contra, los Consejeros Sres. Canalejas, Salva­dor, Gasset, Aguilera y Sánchez Román, quienes, ade­más, formularon voto particular.

Este acto alarmó mucho á la opinión.

Deolaraoión de Moret.—El Jefe del partido libe­ral, ocupándose de estos asuntos, y de acuerdo con la conducta de los ex Ministros liberales y demócratas que habían votado en el Consejo de Estado contra los crédi­tos para la guerra, hizo las importantes declaraciones siguientes:

uEl Gobierno, en efecto, parece que se propone refor­zar ampliamente las guarniciones españolas de Ceuta y Melilla, con objeto, sin duda, de dará los moros una idea más elevada y completa de nuestro poder militar que la que puedan tener en la actualidad, adquirida en los suce­sos y en los combates de Casablanca.

"Pero eso tiene un gravísimo peligro. Lo que no se hizo entonces quiere hacerse ahora, seguramente en mu­cho peores condiciones.

«Nosotros ocupamos unos terrenos, -chicos ó grandes, pero en realidad de poca importancia, cuya evacuación pide, con arreglo al Tratado de Algeciras, el Sultán de Marruecos.

nEn lugar de haber contentado á esta indicación con habilidad diplomática, con excepción dilatoria, so ha re­plicado con altanería y malas formas, diciendo el enviado español que de eso no había nada que tratar, porque no tenia instrucciones.

nPnes las consecuencias de esta conducta pueden ser peligrosas.

itNosotros, para dar idea de nuestra fuerza, para hacer ver que estamos preparados á todo evento, aumentamos nuestras fuerzas en Marruecos.

"El Sultán pedirá la evacuación de los territorios que álli ocupamos^ y si no accedemos á sus peticionea, los

2 1 2 SOLDEVILLA.—BL AÑO FOLÍTICO

moros tirotearán á nuestros soldados, y como no hay fuerza militar que se deje agredir impunemente, á los fusiles moros, contestarán los mausers españoles, y esto ea la guerra, una guerra difícil, costosa y sin gloria; que nos llevará al Biff, donde los soldados no tendrán ni agua para beber.

«No-^añadió con patriótico acento el Sr. Moret—; eso no puede ser, esa política me parece una locura alta­mente censurable; el partido liberal la condena, y pro­testando de ella, quedará siempre en disposición, si el Gobierno en su ceguedad nos conduce á tal aventura, de remediarla con una paz honrosa para España.»

Después censuró también el procedimiento del Go­bierno, de pedir el crédito al Consejo de Estado cuando acababan de cerrarse las Cortes, y terminó diciendo:

ttDe todo lo cual se deduce que la posición del señor Maura es menos segura de loque generalmente se cree, y que en Octubre, cuando las Cortes se reúnan, habrá que exigirle grandes y profundas responsabilidades.**

u£a Correspondencia de España» y la guerra. Juan d« Ar-agón (Leopoldo Romeo) publicó en La Corret-pondencia de España otro violento-articulo, titulado: ulr á Marruecos es ir á la re>roluoión**, en el cual decía:

«¿A qué vamos á Marruecos? ¿A. defender intereses comerciales? Pues si eso se dice, eso es mentira. Y es mentira, porque nosotros no tenemos comercio, en el sen­tido de expansión.

«Contra un país es imposible luchar. Y España no quiere oír hablar de Marruecos. A excepción de media docena de caballeros políticos, de unos cuantos bolsistas de sube y baja y de otros cuantos pescadores de á río re­vuelto, nadie desea ni aventuras, ni provocaciones, ui ocupaciones innecesarias, ni ezpedioiones fuera de tiem­po y de lugar.

*>For las trazas, <« está haeieri'io todo lo posible para qu« nos agravitn, para luego sacar el argumento del honor na­cional y decirle al país que no hubo mis remedio que de-

Jumo DB 1909 213

fenderse. Y esto es necesario destruirlo, porqae es menti­ra. Asi, en redondo: mentira; porque ni los rifefios, ni el Sultán quieren guerra con Espafia. Lo que sueede es que se está buscando el pretexto y que no se encuentra.

"No lo olviden los Gobiernos que gobiernan y los Re­yes que reinan. Mil veces más peligroso que no ir á Ma­rruecos será el ir.

"Maura dijo un dia que el proyecto de Asociaoionea era la guerra civil.

"Yo le digo que el ir á Marrueco» es la revolución, y al decírselo, sirvo á la Patria y al Rey mucho mejor que haciendo creer al Rey y á la Patria que el ir ¿ Ma­rruecos conviene á la Nación y á la Monarquía."

DIA 12.—En plena cues t ión de Marmeoot .— Declaraciones del Oobierno.—El asunto de la gue­rra en África estaba ya en todos los labios, y se disoatia en todas partes.

El Gobierno no tuvo más remedio que decir algo al

Eais acerca de esta cuestión, y al efecto, en Consejo de [ínistros celebrado en esta fecha se redactó y publicó la

sigaíente

NOTA OFICIOBA.—uLas noticias y los juicios que se vienen divulgando acerca de los asuntos de Marruecos han preocupado al Consejo de Ministros, lamentando éste que, sobre supuestos divorciados de toda realidad, se sus-citen inquietudes en la opinión pública y dificultades en la gestión del Gobierno, que sirve un interés nacional, apartado de las divergencias de los partidos.

«La conducta observada durante dos afios y medio, y la no variedad política en que el Gobierno persevera, deben bastar para que no obtengan crédito las especies vertidas, atribuyéndole caprichosamente designios con­trarios á tal conducta y tal política, precisamente cuando no hay sino motivos para ratificarla y felicitarse de ha­berla seguido. , •

"Lo que acontece en las comarcas próximas á núes -tras plazas de Norte de Marraeoos es que, ausente la efec­tiva autoridad del Sultán é infringidos los tratados «[tie priyatiy4mente interesan & Espafta, los moros á quienes

2 1 4 SOLDBVXLIA.—IL A S O POLÍTtCO

alcanza el daño que experimentamos en nuestras posesio­nes, manifestándose amigos de España, solicitan su am­paro contra otros moros, á fin de que no perdure la anar­quía ni la paralización de obras beneficiosas para todos. Y como España ha de defender sus derechos é intereses legítimos, y es la llamada á suplir, en el actual estado de las cosas, la deficiencia de la autoridad del Sultán en aquellas comarcas, el Q-obierno debe estar prevenido para cumplir estas elementales obligaciones, sin que para hablar de otros propósitos exista fundamento alguno po­sitivo.»

Lo consignado en esta Nota fué ampliado por el señor Alien desalazar. Ministro de Estado, el cual añadió, como para inspirar confianza:

uPara poner las cosas en sus verdaderos términos de­biera ser suficiente la conducta del Gobierno en los dos últimos años y medio, en cuyo período hemos conocido crisis como las matanzas de Casablanca y el cambio de Sultán y sucesos como la retirada del Roghi, sin haber ido en uso de la fuerza más allá de los límites reclamados imperiosamente por la necesidad y trazados por la pru­dencia,

"Además, ahí están los hechos para desvanecer las hi­pótesis aventuradas estos días. Mientras se afirma que buscamos dar á los marroquíes una lección dura y, según algunos, peligrosa, los Generales Marina y García Alda-ve se esfuerzan en mantener á los cabileños, por medios persuasivos y amistosos, dentro del respeto á nuestros de­rechos y de la concordia entre sí.

«Mientras se supone que el Gobierno ó sus represen­tantes se niegan, en tono poco cortés y con razones no bastante adecuadas, á la evacuación de Oabo de Agua y la Biestinga, nos prestamos á que ana Embajada marro­quí venga á exponer con toda amplitud las aspiraciones del Magzen.n •

Los hechos vinieron, poco después, á demostrar que, una de dos: ó el Gobierno trataba de despistar á la opi­nión, ocultándole la Verdadera importancia de las opera-

JUNIO DB 1909 215

ciónos-que se iban á emprender, ó desconooia totalmente el alcance del problema en que se metía.

La opinión acerca de la guerra.—£7/ Impardal publicó la de varios hombres politicos, quOj en resumen, ninguno de los cuales se mostró entusiasmado con la guerra.

La prensa y la guerra.—La actitud de la prensa no fué de extremada oposición.

Aparte la prensa más ó menos ministerial, que, natu­ralmente, se puso al lado del Gobierno, El Imparcial y El Liberal combatieron moderadamente la tendencia; hizolo con mayor energía Eí País, y el Heñido de Ma-dril, que se habla mantenido en prudente reserva, se ex­presó favorablemente, de este modo:

i(A nosotros nos parece indispensable la prevención de que ha empezado á dar testimonios el Gobierno. Con ella se atenuará la gravedad de los sucesos que se desarrollen eu el porvenir, y hasta se hará posible la contención de la intemperancia marroquí. Es cara; representa un dea-embolso que ha de costear el contribuyente; pero en cier­tos casos, no lo olvidéis, los gastos de guerra tienen el carácter de una prima de seguro de la tranquilidad pú­blica y son menos penosos que las perturbaciones aca­rreadas por una situación normal en que el presupuesto no apareciera castigado por esas inversiones.»

La Correapondmcia ya hemos visto que votaba en contra.«

La, opinión pública, en general, no quería la guerra.

D Í A 19.—Contra la guerra en Marruecos.— La Juventud Socialista Madrileña publioi, y Li Corres-pondincia de Eepiña transcribió, un manifiesto contra la gUdrra, eü. el cual se decía:

(íAnte los anuncios de una guerra próxima, protesta­mos enérgicamente contra los manejos que tratan de pro­moverla. Si ésta llegase á ser declarada, diríamos: uTo-

2 1 6 SOLDEVILLA.—XL AJfO POLÍTIOO

dos Ó ningano.» Y pedimos esto último porque entende­mos qtie es de justioia y Tné.s f&oil de conseguir que la abolición total de las guerras, que es nuestra aspiración. Vivimos en pleno capitalismo; el ansia de riquezas, la desmedida ambición de la burguesía nos lleva á estas lu­chas, teniendo por Comité ejecutivo al Q-obierno, sabia­mente ayudado por los Cuerpos Colegisladores, que votan cientos de millones para construir escuadras en sesiones que pomposamente llaman memorables.»

D Í A 22.—Nacimiento de una Infanta.—A. las seis y media de la mañana, S. M. la Beina dio á luz, en La Granja, con toda felicidad, una niña.

La ¡Soberana sintió las molestias precursoras del alum­bramiento & las dos de la madrugada.

A las seis y media apareció en el asta bandera de Pa­lacio la enseña blanca que indicaba el nacimiento de una Infanta.

A las siete y cuarto, en cuanto llegaron el Presidente del Consejo y el Ministro de Gracia y Justicia, se efectuó la presentación.

Esta se realizó en la antecámara de las habitación•'s de la Eeina Doña Victoria, á las siete y cuarto.

En el momento de efectuar la presentación se halla­ban en la estancia la Beina Doña María Cristina, las In­fantas Doña María Teresa, Doña Isabel y Doña Eulalia; los Infantes D. Carlos, D. Fernando y D. Imis de Or-leans; los Príncipes D. Baniero y D. Felipe de Borbón, la Princesa de Battenberg, la servidumbre palatina y las Autoridades de Segovia.

El Bey entró acompañado por los Jefes de Palacio y por la (camarera mayor, llevando en sus brazos la canastilla, cubierta de encajes, sobre la cual descansaba la Infanta.

Vestía el Monarca el uniforme de Capitán general, llevabdo el Toisón de Uro y la banda del Gran Collar de Carlos I I I .

Su Majestad, sonriente y conmovido, se adelantó al centro de la habitación, diciendo:

—Señores, se ha presentado... Al propio tiempo mostraba i los allí reunidos U I n -

&ntita.

JuKio DI 1909 217

El Bey recibió las felioitaoioues de onantos presen­ciaban la ceremonia de la presentación, retirándose des­pués á sus habitaciones.

El nacimiento de la Infanta cansó profunda alegría en Palacio. El Eey deseaba que la Beina diera á luz ana niña.

A la nueva Infanta se le puso el nombre de Beatriz. El Bey quiso, en cuanto nació la Infanta, dar una

prueba de su magnanimidad, haciendo extensiva su dicha á muchos desgraciados, y firmó los siguientes decretos:

Indultando de la pena de muerte á Juan Guerra, con­denado por la Audiencia de Badajoz; Benigno Moreno, por la Audiencia de Zamora; Juan Murillo y Catalina García, por la de Almería, todois del fuero civil.

También firmó varios indultos de reos del fuero de Guerra por penas de cadena perpetua y más leves, y & los famosos procesados por los delitos anarquistas áe Alcalá del Valle.

Loe s u c e s o s de Eostafiranchs.—En vísperas de la elección general de 1907, én Barcelona, fueron agredi­dos por gente desconocida loa Sres. Salmerón y Cambó, en el camino de Hostafranchs (1). El Sr. Cambó resultó herido, aunque no de gravedad, si bien al principio se le dio mucha.

Ardientes entonces los odios entre solidarios j le-rrouzistas, aquéllos acusaron á éstos de ser los autores del criminal atentado, mientras que los ^errouxistas en­tendían que el ataque había sido llevado á cabo por Ix» mismo solidarios, con objeto de culpar de él (como ar t i ­maña electoral) á los amigos del Sr. LerrQux, á fin de que éste saliese derrotado. Esto último, en efíoto, suce­dió asi.

Sea de ello lo que quiera, fué lo cierto qué se encarce­ló á Matamala y otros amigos de Ldrroux.

Fueron absueltos en esto fecha, después de dlooneilt^ discursos del Sr. Sol y Ortega, que defendió á Matamala, y del Sr. Serraclara, que defendió á Miranda.

Cuando oyóse el veredicto, la emoción era gt^adisima.

(1) Véase EL Afio Poiinoo 1907.

2 1 8 . SOLDKVHIii.—BL AÍTO POLÍTICO

Cuando el Tribunal de Derecho leyó la sentencia ab­solutoria, el público estalló en manifestaciones de entu­siasmo.

Matamala, oonmovidisimo, abrazóse á su defensor, se­ñor Sol y Ortega, gritándole:—¡Aun hay justicia!

Los exprooeaados fueron ovacionados por un público numeroso á la salida de la cárcel.

Al ver el gentío á los Letrados, los aclamó. Se oyeron vivas al Sr. Sol y Ortega, repitiéndose las aclamaciones al insigne tribuno.

El entusiasmo fué excepcional, pues la absolución re­presentaba un gran triunfo sobre los adversarios.

D Í A 23 .—Fal leo imieuto de Barrio y Mier.— Falleció en esta fecha el Diputado á Cortes D. Matías Ba­rrio y Mier, Jefe del partido tradicionalista.

Habia nacido en Verdeña (Falencia), en 1844. Empe­zó en el periodismo, y, lanzado á la vida, pública, bien pronto ocupó un señalado puesto en el partido carlista, del eual llegó á ser Jefe.

Le sustituyó el Sr. Feliú, üo sin protesta de algunos de sus correligionarios.

D Í A 24.—Homenaje Á Maclas.—Todavía la opi­nión no habia olvidado al autor de la denuncia contra la adjudicación de la escuadra, Sr. Maclas del Real.

En esta fecha, con motivo de ser su ñesta onomástica, acudieron á las prisiones militares y al domicilio del señor Hacías millares del personas, á saludarle y dejarle tarjeta.

También recibió inmenso número de telegramas de provincias.

Estaba aún muy reciente su acto, y aun se acordaban de él.

D Í A 26.—La cuestión de Marrneoos.—Frell -m i n a r e s de guerra.—Se recibió un telegrama de Me-lilla, que decía, entre otras cosas:

"Las fuerzas de aquí marcharon á la Restinga ai man­do del General Beal, realizando un paseo militar, en unión de una compañía más de las tropas destacadas allí.

JÜHIO DB I90 j 219

nA las oinoo de la maüana salieron oon diresoióa al zooo de Arbá.

«respaéíi visitaron varios poblados, entre ellos XJlad Mojaud.

nLos oabileüos, que por primera vez veían soldados en sus aduares, quedaron sorprendidos ante la presenoia de nuestras tropas, con cuyos soldados fraternizaron des­pués, ofreciéndoles lefia para confeccionar el rancho, agua y carne.

«Todos estos regalos ordenó el Q-eneral que se les pa­garan á buen preoio.

»Los Oñoiales fueron obsequiados con té, y al empren­der las fuerzas el regreso, expresaron al General sus de­seos de que hicieran pronto una nueva excursión por aquel poblado.

nTodos vienen muy bien impresionados de la actitud de los oabileños, incluso de los má^ fanáticos, que han acabado por desechar su hostilidad al ver que no se tra­taba de operaciones guerreras, sino de un paseo, con el ñn de estudiar los campos de tiro.»

Sin embargo, también se decía lo siguiente:

u En los zocos continúan los moros levantiscos predi­cando la guerra, y se oree que cuando cesen lo^ trabajos será preciso ocupar algunos puntos para reprimir cual­quier intentona.»

B I A 28.—Bombas e u Barcelona.—Hacia algún tiempo que Barcelona se habla olvidado del estampido de las bombas; pero en este dia se lo recordaron los te* rroristas por duplicado.

Se recibieron las siguientes noticias de dicha ciudad:

uFooo después de terminada la sección de cinemató­grafo que comienza á las ocho y media en el teatro Prin­cipal, ha estallado una bomba, que había sido colocada debajo de una butaca del anfiteatro del primer piso de aquel coliseo.

«i£!n aquel momento no había nadie en el teatro,.por lo que no han ocurrido desgracias personales.

2 2 0 SOLDBYILLA.—Itt kHO POLÍTICO

•>La explosión fué estraendosa, habiendo sido oida des­de sitios muy lejanos al lugar en que oonrrió.

"La máquina infernal destrozó seis butacas y la puer­ta del pasillo de entrada. Varios cascos causaron deterio­ros en el techo del piso superior, que está acribillado de fragmentos de hierro.»

«A las dooe y veinte minutos de la madrugada, duran­te la representación que se verificaba en el teatro Soria-no, efetablecido en el Paralelo, estalló un explosivo.

"El local estaba lleno de público, atraído por el espec­táculo de los diez tigres que presenta el domador Hen-riksen's.

«La oononrrenoia, excepto los espectadores más pró­ximos al lugar de la explosión, conservó su serenidad, evitándose asi las desgracias que hubiera producido el pá­nico.

«Tratábase de un petardo que habla sido colocado en la galería superior del teatro.

"La explosión derribó un tabique de la escalera y pro­dujo la rotura de varios cristales. Por fortuna, nadie re­sultó herido; sólo se han registrado a'gnnos accidentes originados por el susto y ligeras contusiones que sufrie­ron varios espectadores en el primer movimiento de sor­presa."

No se encontró huella de los oriminalea.

SstadlBtloa d* bOmlmB.—La publicó La Corres-pondmcia da EtpaRa, y decía así:

uDesde Marzo de 1907 hasta la fecha, han sido puestas en Barcelona las siguientes bombas:

Marzo 10 (1907).—Puerta Ferrisa. Una; encontrada. Plaza Buen Suceso. Una; estalló. Calle Canuda. Una; es­talló; ün herido.

"Abril 7.—Salón de San Joan. Una; estalló.—8.—Sa­lón de San jQan. Una; estalló.—Calle de fai Beqneria, nú­mero 26. Una; estalló; cuatro heridos, dos graves.

nNotiembre 11.—AceqtiU Condal. Diez; hallazgo de diez bombas Orsiñi, nuevas.

J0NIO DI 1909 321

"Diciembre 23.^Boqaeria, núm. 21. Una; oinoo he- ridos; estalló en el cuartelillo de San Felipe Neri.—Calle del Hospital, núm. 63. ÜDa; eetalló; un herido.—Oalle de San Pablo, núm. 40. Una; estalló; dos muertos y un herido.

"Febrero 17 (1908).—Calle San Ramón, núm. 2. Una; estalló.—Peu de la Oren, núm. 9. Una; an muerto.—84. —Calle Corders, núm. 3. Una; estalló.

nMarzo 11.—Muelle de Barcelona. Dos; estallaron.— 12.—Maelle de la Paz. Una; estalló en el carro blindado. 15.—Plaza de la Boqueria. Dos; ana estalló; un muertí) y cinco heridos.

nAbril 12.—Rambla de Santa Mónica. Una; encontra­da y arrojada al mar.—28.—Vista Alegre. Una; petardo que hirió & tres nifios.

I» Junio 27.—Plaza de la Boqueria. Una; estalló.'—Uri­nario de la rambla de las Flores. Una; un oiuerto.

«Agosto 8.—Vapor golondrina. Una; tres heridos. «Octubre 25.—Una; estalló en las inmediaciones d? la

plaza de toros.—'28.—Calle del Coll. Una; era de art i-lleria, y el pepinillo subió por encima de las casas, y cayó en la calle de Fernando.

nEn Diciembre, no recordamos la fecha, otra en el FaralelOi en un banco. Era de inversión, y no causó vic­timas.

"Abril 7 (1909).—Calle de la Boqueria. Una; causó cuatro heridos.—8.—Calle de San Pablo (parte alta). Una; sin desgracias.—11.—Calle de Aldana. Una; sin desgra­cias.—12.—Calle de San Pablo. Una; sin desgracias.

n Junio 28.—Teatros Principal y Soriano. Dos. "Total, 31 aparatos explosivos; número que se eleva

á 41, si contamos las 10 bombas Orsini encontradas el día 11 de Noviembre en la Acequia Condal.

"Estos aparatos destructores cansaron cinco muertos y veintisiete hedidos.

"Aparte de los destrozos materiales y de las enormes

Bardidas ocasionadas á la hermosa y querida ciudad de aróelona.n

D Í A 30.—Declaraciones de Sol y Ortega.—No e s radical .—¿a Publicidad j La Tribuna, de Barcelona,

2 2 2 SOLDBVILIiA.—KL ASO POLÍTICO

dijeron que el Sr. Sol y Ortega no estaba identifíoado oon el partido radical de Barcelona.

El Sr. Sol, interrogado aoeroa del asunto, dijo:

«¿Que yo no soy republicano radical? ¡Vaya una no­vedad!

T)¿Que no quiero acudir á los actos organizados por los radicales? ¡Vaya un descubrimiento!

nEl Sr. Lerroux y yo nbs hemos entemlido en la lucha como antisolidarios, y asi seguiremos mientras los inte­reses del país y la República lo reclamen, y asi seguire­mos concertándonos para todos los actos que se necesite realizat.

«Ahora, desde el momento en que los amigos del sefior Lerroux organizan actos en nombre del partido radical, es natural que yo me abstenga, sin que tal abstención ten­ga ningún otro significado que el que indiqué antes, pues, además, de tales actos no me cabe ni la gloria ni la res­ponsabilidad.

«Por lo demás, se equivocan los que crean que voy á dar el espectáculo de luchas intestinas entre inis amigos. Siempre he dicho que para organizar á mis amigos he de esperar á que llegue Lerroux, pues yo quiero tener la de­licadeza necesaria para que nadie pueda sospechar que he aprovechado la ausencia de aquel republicano para res­tarle elementos.

nCuando venga Lerroux, podré obrar oon libertad ab­soluta, sin perjuicio de la concordia y unidad en la ac­ción republicana.»

MES DE JULIO

DÍA 1.°—El nuevo Ayuntamiento de Madrid. En esta fecha tomaron posesión los nnevos Concejales en toda España. Eu Madrid, los republicanos manifestaron sus propósitos de lucha.

Como indicación de esta actitud, véase lo expuesto por el Sr. Dicenta:

ttProtesto—dijo—de que los Concejales elegidos por la soberanía del pueblo sean presididos y ordenados por un Alcalde de Real orden.

nYo deseo que en ese sitial se siente el Alcalde del pueblo, que no sea nombrado por el Rey, por la razón sen­cilla de que no haya Rey.

nAqui se hace política y se manifiesta, puesto que ¿ lo que representa lo más reaccionario del Ayuntamiento se le han dado las únicas prebendas que existen.»

Viajes, del S e y Biarrits.—En esta fecha y sin que nadie lo esperase, salió el Rey D. Alfonso paraBiar-r i t í , con objeto de que le viese nuevamente el Dr. Moo-re, pues sentía una pequeña molestia en el aparató audi­tivo.

Asi se lo manifestó á los socios del Club Náutico de San Sebastián, que le expresaron su deseo de que se que­dase á presenciar las regatas. El Rey añadió que los mé­dicos le tenían prohibidos los ejercicios náuticos.

Esta visita del Rey al Dr. Moore alarmó un poco i la opinión, aunque, afortunadamente, sin motivo.

D Í A 2.—Más bQmbas en Baroelona.—Alas dooe menos cuarto de la noohe, 'se sintió una gran explosión

2 2 4 SOLDBVXLLA.—KL AÍtO POLÍTICO

en el café del oirco Español, sitoado en el barrio del Pa­ralelo.

Habla estallado un bote de pólvora en ano de los re­tretes. Las losas, de 5 oentimetros de espesor, aparecían levantadas y rotas por la faerza de la explosión, y la^ pa­redes, ennegrecidas por el fogonazo. Las jambas de la puerta habían sido arranoadas del maro. Sin embargo, no se notaba la m&s ligera erosión en los azulejos, lo oual parecía indicar que el petardo no contenía metralla.

A las dos y cuarto de la madrugada, los vigilantes que registraban el café encontraron otro explosivo sin mecha, que se mandó recoger en el carro blindado.

Lo encontró un camarero entra las cancelas de la puerta que da entrada á los billares de la calle del Abad Zazón.

Era un tubo de 30 oentimetros de longitud por 10 de diámetro <

Antes de que el carro llegase á su destino, estalló la bomba dentro de él. Afortunadamente, eran las tres de la mañana, y en aquel paraje (la carreterd del cementerio) no había un alma.

La explosión fué formidable. En el carro produjo des­trozos.

Hubo algunos detenidos; pero nada se pudo probar.

La deuda de Cnba.—Declaraciones de Mon­tero RiOt.—El Gobierno español había entablado algu­nas gestiones con «1 Gobierno cubano aceroa del pago de la deuda colonial (de cuyo resultado se hablará más ade­lante), y el Sr. Montero Ríos, en conversación celebrada en Lourizán con el redactor del Heraldo Sr. Barber, hizo las siguientes importantes manifestaciones:

«Los conservadores—dijo el ilustre ex Presidente—no saben ni aun desempeñar el papel de D. Juan de Uobres. La carencia de tacto gubernamental del actual Gobierno y de su Jefe llega á un límite verdaderamente incom­prensible, pudiendo afirmarse que no dan un paso que no constituya un completo desacierto.

**E1 que acaba de dar el Gobierno, respecto á la deuda de Cuba, es tan desdichado^ que me temo acatree á Espa-

JVLvy DI 1909 • 225

ña tristes oonsecaencias. Lo qné hasta ahora se ha dicho oficialmente sobre tal asunto es inverosímil.

"Yo he llegado á leer en los periódicos, con referencia á versiones del propio Gobierno, que el haberse reconoci­do por España, en el Tratado de Paris, la deuda colo­nial, obligaba ahora á negociar con (Jaba para ver si se atenuaban los efectos de aquel reconocimiento. Si es con esta base con la que negocia el Gobierno, estamos aviados.

»En el Tratado de París no se consignó una sola pa­labra acerca de este asunto, pues los norteamericanos se negaron á ello, por entender era una cuestión que no les afectaba en lo más minímo, pues quedaba 4 resolver en­tre el Gobierno independiente de Cuba y el de España.

"Pero en el memorándum de las daliberaoiones, sos­tenidas todas por escrito y publicadas en el Libro Bojor consta no una, sino muchas veces, que los comisionados españoles obligaron á consignar la declaración solemne, de que uEspaña no se consideraría jamás prinoipalmdnte obligada al pago de las deudas coloniales, mientras las colonias, ó sean Cuba y Filipinas, no apareciesen insol­ventes como deudores principales, toda vez que eras la primera garantía establecida en la emisión de tales deudas».

ttSi el Gobierno español se hubiera sostenido en esta actitud,.los tenedores de tales deudas hubieran tenida que dirigirse contra las colonias, toda vez que el TesorOb español, con arreglo á las condiciones de la emisión, nOr debía responder nunca sino subsidiariamente y después que resultase acreditada la insolvencia de la colonia. Ni se hubiese gravado, por tanto, el Tesoro español con los 1.700.000.000 de pesetas á que ascienden las emisiones de Cubas hechas por los Sres. Gamazo y Fabié, y con los' 200.000.000 de Filipinas, ni nos veríamos expuestos al peligro actual de rozamientos y conflictos internacionales y hasta de seguros perjuicios para los millares dé espa­ñoles que residen en ia Gran Antilla.

"Pero los conservadores, con el triste sino plutoorátiiBO' que les acompaña siempre, empeñáronse en reconocer como nacional toda la deuda de las colonias, y de ahí ha venido el conflicto.» . v

15

> 7

2 2 6 SOLDSVXLLA. SL AÑO POLÍTICO

D Í A 3.—Declaraciones políticas de Montero Ríos.—Además de las declaraciones fínancieras hechas

{)or el Sr, Montero Eiop, e! Heraldo publicó en esta fecha, ntegras, todas sns manifestaciones, entre las cuales so­

bresalían por su importancia las siguientes:

uLa sitnaoión política fué juzgada por el Sr. Montero S>Í08 en términos de gran severidad y actitud.

"Yo—decía el ex Presidenta del Consejo al Sr. Bar-ber—admiro grandemente al Sr. Maura como Abogado, como artista, como orador..., como otra porción de cosas; pero como político, creo, salvando todos los respetos de­bidos, que su carencia de aptitudes le hace resaltar fu­nesto para el país.

"La debilidad de su carácter refléjase en la obra po­lítica, siempre dudosa, tímida, contradictoria y llena de temores y rectificaciones. Emprende con simuladas arro­gancias empresas temerarias, y en cuanto suirgen las di­ficultades retrocede, abandona el programa si es preciso, lo rectifica si le conviene para salir del mal paso, y sólo deja al país como huella de la aventura las pasiones encrespa­das y las instituciones y organismos más respetables en entredicho.»

Hizo una larga lista de casos en confirmación de sus asertos, y censuró duramente la conducta del Gobierno, especialmente en todo lo referente ¿ la cuestión de Ma­rruecos.

D i A 4.—^Palabras de KEnley Hafld.—El Direc­tor de El Jmpareial, Sr. López-Ballesteros, fué recibido en audiencia por el Sultán de Marruecos.

Yéase cómo en El Imparcial de esta feoha se refirió dicha interesante entrevista:

» '

oNuestra conversación—decía el Sr. López Balleste­ros—se inició con las acostumbradas frases de cortesía f de bienvenida; pero pronto el Emperador, aprovechándo­se de unas palabras mías referentes á nuestro encuentro en el camino con sus Embajadores, como sí obedeciese á

jrpuo DJf 1909 297

la necesidad de un desahogo intimo ó de un renoor pro­fundo, exclamó:

uEsta Embajada no significa que haya actualmente entre España y Marruecos dificultad alguna. Pero el Mi­nistro que enviasteis fué tan intransigente conmigo, que ha sido preciso que vayan mis Embajadores á negociar lo que él no quiso dejar arreglado.

"Me ha sorprendido sobre manera—añadió—que se .haya propalado por España la especie de que vuestro Mi­nistro no ha tenido, cerca de mi, éxito en su gestión. Casi todas las reclamaciones que me presentó hubieran quedado favorablemente resueltas si las condiciones de carácter de vuestro representante no hubieran impuesto la dilación que la Embajada significa. Espero que ahora quedarán satisfechos los deseos de España.»

nNuevamente hice el intento de llevar la conversa­ción á tema diferente; pero Muley Hafld insistió:

ttPara que veas hasta qué punto ha sido injusto con­migo tu Embajador, te diré que una de las cosas de que se mostró irritado fué de que mientras él me dirigía la palabra le había vuelto yo la espalda para mirar con unos gemelos. Pues mira lo que ocurrió: en efecto, en ocasión de hablarme tu Ministro, se acercaron á mi varios servidores, manifestándome que por aquellas lomas que se ven desde aquí venían huyendo varios ginetes de la emhala que había enviado á Beni-Mitir para Combatir ¿ los rebeldes, y que había sido derrotada (absolutamente textual). Comprenderás tú la desagradable impresión que la noticia me produjo. Entonces fué cuando, guiado por mi natural impulso, miré un instante con los gemelos hacia los montes por donde venían mis ginetes Tenoidos.»

»He aquí una explicación bien humana y bien natu­ral de un suceso que yo conocía y del que nunca quise hacerme eco.

«Pero no acabaron aquí las quejas de Muley Hafid. Confirmando otro rumor, que tampoco me era desconocido, dijo,el Emperador:

uEl genio de vuestro Ministro es tan áspero, que en un momento dado de las negociaciones-llegó á decirme:— Señor, España puede haceros mucho bien; pero también tiehe medios para hacer el mal.—Yo, entonces, le repli-

2 2 8 SOLDEVILLA.—EL A S O POLÍTIOO

qu(&: Pues yo sólo quiero el bien para ta Patria y para la mía.»

Tales fueron las manifestaciones de Muley Hafíd.

D Í A 6.—El proceso Maclas.—En esta fecha se hizo público el fallo de la Sala de la Audiencia de Ma­drid, que, en contra de la resolución del Juzgado, resti­tuyó á la juriadiooión ordinaria el proceso incoado contra el Sr. Maclas.

Formaban el Tribunal, bajo la presidencia del Sr. Ma-roto, los Magistrados Sres. Mifsut y Cisneros, y actuó de Abogado fiscal el Sr. Cardenal, á cuyo informe notabilí­simo se acomodó la sentencia.

El fallo fué aplaudido por la opinión liberal, y algún periódico dijo lo siguiente:

uEn, letras de oro merecen inscribirse los consideran-doi del auto, en que el Magistrado Sr. D. Francisco Mif­sut há sido ponente.»

A pesar de esto, algún tiempo después, el Tribunal Supremo revocó el fallo de la Audiencia.

D Í A 7.—La cuestidn de Marruecos:—Decla­raciones del Conde de Romanones.—Un redactor de» España Nutva celebró una interviú con el Sr. Conde dé Bomanones sobre los asuntos de Marruecos.

uEstima el Conde de Bomanones—dijo el periódico— que la descomposición interna que presenta el Imperio ; es síntoma de que ha llegado para él la hora de una rfidi-calisima transformación, y expresa el temor de que la conquista de Marruecos para la civilización se haga mer­ced á los españoles, sin que éstos toquen el resultado práctico de sus esfuerzos, ocurriendo lo que pasó en Ar­gelia, donde el 70 por 100 de los europeos son españoles.

»A) hablar de las minas del Biff, afirmó el Conde de Bomanones que este asunto es. de gran importancia para España, pues siendo la riqueza del Biff incalculable, si esas minas no las ezplptau los españoles, las explotarán

JULIO DH 1909 2á8l

franceses ó alemanes, y con ello los confliotos serian iguales para nuestra Nación, y los productos, nulos.

n Juzga el Conde de Bomanones que la cuestión de las minas se enlaza directamente con el problema de la emi­gración, que podría encauzarse hacia la explotación de esas riquezas mineras del Eiff.

"Terminó afirmando que el asunto de las minas del Riff no le preocupa particularmente, pues se desintetesa,

' de todo aquello que pudiera parecer interesado á ciertas suspicacias; pero que se preocupa muy seriamente por el giro que toma nuestra política africana, porque piensa que Marruecos es nuestro último baluarte de expansión, que debe obrarse con cautela, ya^iue en esa carta se jttega España su resto colonizador.»

D Í A 8.—La oueatión de Marrneooi.—Prepa-rat iyos d é l o s moros.—Decían de Melillá personas bien informadas:

uSigue sienda tirante la situación. En una junta magna celebrada en Nador, aparecieron divididas l^s opiniones, como siempre.

nLos intransigentes escribieron muchas cartas pidien­do contingentes á las cabilas. Para conseguir su objeto tropiezan con diferentes clases de resistencia, que oponen quienes no desean nuevas luchas.

nVienen observándose síntomas alarmantes hasta en los rífenos que trabajan en las obras de las minas y ganan jornal en ellas.

nLos que dirigen los trabajos de reconstrucción de las lineas férreas mineras tienen que pagar diariamente sus jornales á los moros que trabajan. Estos quieren asi estar seguros de poder, qin daño para su ganancia, interrumpir su labor cuando les parezca. Obsérvase que sirven de poco la generosidad de las Compañías mineras y la bene­volencia con que son tratados los moros que se Uamaa amigos de las Autoridades españolas.

»Estos obreros rífenos dicen que no podtán seguir trabajando si no se ocupa militarmente por las tropas es­pañolas el monte Atalayón y Nador.

"Entretanto se aprovechan de las circnnstonoias 7

2 8 0 SOLDBVILLA. —EL AAO POLÍTIOO

qnebrantan la disoipliaa propia del trabajó. Apenas un capataz les reprende, le inore pan y le amenazan- La si-tnaoión es, por tanto, muy oritica y difíoil.n

Como se ve, los rifeños se preparaban ó estaban dis­puestos á la guerra.

D Í A 9 .—La g u e r r a en el RlfT.—Asfreslón de l o s moros.—Verificóse en este día lo que bdoia bastante tiempo esperaban las gentes avisadas. Los rifeños ataoa-ron á los españoles, causándoles bajas.

Véase lo ocurrido, según el telegrama oficial, que era el más parco en detallesf

uMelilla, 9, nEl Gobernador militar al Ministro de la Guerra: nEsta mañana, á eso de las ocho, cayeron grupos de

moros sobre trabajadores de las vias férreas, pasando á cuchillo á varios españoles.

»IDmediatamente salí con brigada disciplinaria y seis compañías de África, seguidas de cerca por otras de Meli-lla, las baterías de Artillería, ana compañía plaza, sección de Ingeniercs y escuadrón, encontrando fuerzas enemigas parapetadas en los obstáculos naturales del terreno, sobre las alturas que dominan el camino á las vías por el flanco derecho.

"Después de convenientemente cañoneada la posición, han sido desalojados sucesivamente de tres alturas por el frente, y otras más á la derecha, hasta coronar la estri­bación del grupo designada en el croquis con el nombre del Yebel Sidl Amet-el-Hach.

nEl combate ha terminado á eso de las trece, quedán­dome con las fuerzas en las posiciones conquistadas. Las bajas, aunque sensibles, no parecen numerosas (Oficiales, un muerto y cuatro heridos; individuos de tropa, cuatro muertos y veintidós heridos; paisanos—los obreros atro­pellados—, cuatro muertos y un herido); hasta ahora se conoce muerte del Teniente Salcedo, de la brigada disci­plinaria; heridos: Capitán Biquelme, de la oficina indi-fena; Teniente Molina, de la brigada, y unos treinta in-

ividos de tropa entre muertos y heridos. El espíritu de Ift gnarnición es excelente.»

JULIO DB 1909 281

En efeoto, los moros hablan oaido inopinadamente so­bre los trabajadores del ferrocarril minero de la Compa­ñía Norte-Africana y habían dado muerte i. cuatro de ellos, combatiendo duramente contra las fuerzas que el General Marina mandó á castigarles, haciéndoles, oomo se ha visto, bajas relativamente numerosas.

La noticia causó en toda España, pero principalmente en Madrid, la impresión que es de suponer, sobre todo en los Centros oficiales, donde, al parecer, no la espieraban, al menos, tan pronto.

Fuerzas Á Melilla.—Se apresuró él envió de re­fuerzos. A la sazón había en Melilla dos regimientos de Infantería: el de Melilla número 69 y el de África núme­ro 68; el batallón disciplinario de Melilla—también de Infantería—*, el escuadrón Cazadores de Melilla; las tropas de Artillería de aquella Comandancia; la compañía de In­genieros Zapadores; la compañía de Mar; Una sección de Administración y otra de Sanidad Militar.

En total, 6.451 hombres de todas armas. El Ministro de la Guerra dio orden á I9, Capitanía ge­

neral de Cataluña para que inmediatamente se procediese ¿ la movilización de la tercera brigada de Cazadores, que se hallaba de guarnición en aquel distrito militar.

Componían dicha brigada —que mandaba el General D. Miguel de Imaz—los batallones de Barcelona, Alba de Termes, Mérida, Estella, Alfonso X I I y Eens.

Estos batallones fueron la base de la brigada mixta que habla de marchar á Melilla, pues se les agregó un grupo de tres baterías de Artillería—doce piezas—del primer regimiento de montaña, un regimiento de Caba­llería y tropas de Ingenieros, de Administración Militar, etcétera.

Como se verá más adelante, esta medida de sacar las fuerzas de Barcelona produjo gravísimas oonseonenoias.

La Embajada marro i iu l . - Como si el destino hu­biese dispuesto las cosas burlescamente, en este mismo día en que los rífenos atacaban á nuestras fuersias en Me­lilla, llegaba & Madrid la Emboada que Muley-Hafíd, Sultán de Marruecos, enviaba & España, y que traía por

3 S 2 SOLDBVILliA,—^BL AÑO POLÍTICO

prinoipal misión tratar del arreglo de las ouestioaes del Biff, sobre la base de que España retirase las fuerzíis que tenia en la Restinga y Cabo de Agua, oomprometiéndodá el Sultán (sic) á garantir el orden en aquella regióa.

A las nueve y cinco minutos de la maQana llegaron á esta corte Ahmed-Ben-El-Muaza y las personas que fir­maban su séquito.

En la estación del Mediodía aguardaban la llegada da la Embajada marroquí el Gobernador civil, el Alcalde, el Subsecretario interino del Ministerio de Estado, etc.; haciéndoseles los honores de ordenanza.

Con El Muaza venían como consejeros El-Zaibar y El-Ganuam; Kerdudy, como secretario, y Ben-Yelum, co.no tesorero. Cuatro Caídos formaban parte de su comitiva.

Para el servicio de este personal venían también gran número de criados.

Además del Sr. Merry del Yal^ acompañaban á la Em­bajada D. Reginaldo Buiz y el Sr. Zugasti.

La situación de la Embajada era poco airosa, y al­guien recordó y temió que se repitiera lo ocurrido á la Kmbajada venida, á Madrid en 1895, á raiz de los sucesos de Mejilla de I8y3, cuyo Jefe, SidiBrissa, fué agredido

for el General Fuentes, al salir del hotel para dirigirse á 'alacio (1).

Al día siguiente llegaron á Madrid S. M. el Bey y el Sr. Maura, que se hallaban, respectivamente, en Biarritz y Santander.

DÍA 10.-3^ guerra en el BlfT.—Declaracio­nes del lUniatro de Estado.—La Embajada hizo al Ministro la visita de cortesía.

El Sr. Allendesalazar, hablando del objeto de la Em­bajada, dijo:

uLos recientes sucesos de Melilla constituyen un he­cho aislado que España ha tenido que castigar, y con, ma­yor motivo tratándose de un territorio que desde hace bastantes años ha estado en rebelión contra la soberanía del Emperador.Jt

(1) V<Me El. Afto PÓLtTioo 1896, mes de Febrero.

JULIO DB 1909 233

Al mismo tiempo, reoonooió el Ministro que estos aa-cesos fortalecían nuestros derechos y justificaban nuestra conducta, si la misión del Sultán pedía que desalojásemos Cabo de Agua y la Bestinga.

"Por los mismos motivos que ocupamos aquellas posi­ciones—añadió el Ministro—, hemos ocupado ahora otras, y en ellas nos sostendremos mientras el Sultán no consi­ga en aquel territorio una completa pacificación y una seguridad de respeto á los intereses de Espafia.»

D I Á 11.—Becepoión de la Embajada marro­quí.—En .esta fecha, con los honores de ordenanza, y ex­citando grandemente la curiosidad del público, fué la Embajada marroquí recibida en Palacio.

El Bey se hallaba en el trono, vistiendo el uniforme del primer regimiento de Lanceros, cruzada, ál pecho la banda de la G-ran Cruz roja del Mérito Militar.

A la derecha del Monarca se hallaba el Gobierno en pleno, vistiendo de uniforme los Ministros, y en lugar próximo, el grupo formado por los Grandes de España.

La Ilusión marroquí penetró en el salón del Trono, hacieudo solemnemente tres reverencias y colocándose frente al Monarca.

El Embajador, adelantándose, y previa la venia del Bey, dio lectura, en árabe, grave y pausadamente, del siguiente discurso, que tradujo inmediatamente el señor Zugasti:

uLoor á Dios. Elevamos el debido saludo y respetos correspondientes á su ilustre Majestad augusta, el Sobe­rano muy respetado Bey de España, el adornado con las más bellas cualidades, el que reúne el Poder Supremo, Su Majestad Don Alfonso XIII (sea perpetua su felici­dad).

nMuy honrados y orgullosos nos sentimos con la ele­vada misión que Su Majestad, mi magnánimo Soberano, el muy respetado, el poseedor de las riendas de la Nación jerifiana mogrebí, el ilustre Mnley Abd-el-Hafid, nos ha confiado cerca de vuestra ilustre y respetada Majestad, de devolver la visita de vuestro Embajador plenipot^a-

2 3 4 SOLDEVILLA.—KL AltO POLÍTICO

oiario Sr. Merry del Yal, afianzar los lazos de amistad que mantiene su ilustre Majestad jerifiana y vuestra ilus­tre Majestad, y que han existido en todos los reinados anteriores. Asimismo, nuestra misión es aumentar y for­tificar el mutuí) sinceio afecto que se profesan las dos Naciones, por lo que impetramos de Vuestra Majestad se digne facilitarnos los medios conducentes á la solución de los asuntos.

«Mi ilustre Soberano, fortifiquele Dios, tiene el ma­yor interés en conservar las obligaciones que le corres­ponden y los Tratados vigeLtes, y también su decisión es sincera de consolidar la seguridad y el orden.

"La nobleza y pureza de los sentimientos de Vuestra Majestad, en precioso apoyo y solicitud generosa á qne aspiramos, nos auguran el éxito feliz de nuestra misión, logrando las facilidades y resultados qne Su Majestad, mi ilustre Soberano está completamáute persuadido de hallar en Vuestra Majestad ¡lustre.

"Nuestros anhelos y esperanzas se basan en los noto­rios bellos sentimientos qiie adoroan á Vuestra Majestad. Tenemos la seguridad completa de la benévola acogida que Vuestra Majestad dispensará á nuestras esperanzas y en el feliz término de nuestra misión.

ffEste 68 el escrito jerifiano de que somos portadores. nSea perpetua la felicidad de Vuestra Majestad en to­

dos ios tiempos y épocas.»

El Rey, al terminar la segunda lectura áél discurso, leyó á su vez el siguiente, qne fué traducido al árabe por el,Sr. Zugasti inmediatamente después.

ttf^efior Embajador: Me es niuy grato saludar en vos al Embajador extraordinario de Su Majestad jerifiana, Mnley Abd-el-Hafid, merecedor, pof su<i excelentes cuali­dades personales, de alcanzar la mayor gloria y prosperi­dad durante su reinado, ocupando el trono del Imperio mogrebino, en cuyo puesto le han precedido tantos ilus­tres Principes de su misma familia. '

"Los deseos que me manifestáis, en nombre do vuestro Señor, de que las buenas relaciones entre nuestros dos países se estrechen bada dia más, son fiel reflejo de mi

JULIO DK 1909 235

pensamiento, asi oomo del de mi Gobierao y del de todos los españoles.

lEl oonooimieuto perfecto que tienen, una de otra, nuestras dos Naciones, hace que nos sintamos uiido3 por la más viva simpatía reciproca, y la leal amistad de Su Majestad jeriñana y sus seutimientos de oaritlo haoía mi pais son idénticos á los que yo profeso i vuestro Sult&n (que Dios guarde) y á. Marruecos. ^

' "No dudo, pues, que en estas condiciones, guiando is por las instrucciones que habéis recibido de vuestro Sobe­rano, y mi Q-obierno por los deseos que tenemos de oorras-ponder debidamente i los propósitos de Muley Abd-el-Hafíd al enviar esta Embajada, las negociaciones p&ra el arreglo de los asuntes que á España y ¿ Marruecos inte­resan tendrán fácil y rápida solución y que durante el tiempo que permanezcáis en Madrid se estrecharán aán mis los lazos de la antigua y sincera amistad que une á los dos países, á lo cual contribuirán mucho las especiales dotes que adornan al Jefe de esta Misión y la inteligent') •ayuda de los Consejeros que trae consigo. /

. «Bien venido seáis, Sr. Embajador, á la oapital de mi Beino, en unión de todo el personal que os acompaña, y celebraré que de la estancia en ella podáis conservar para el día de mañana el más agradable recuerdo.»

Terminada la lectura de los discursos, el Eey descen­dió del trono, dirigiéndose al Embajador y conversando con los enviados de Muley Hafid, por medio del interpreta.

Seguidamente, el Rey se retiró del salón del Trono ouando se dio por terminada la audiencia.

Después de las seis, la Embajada, qu6 estuvo visitan­do Palacio, abandonaba el regio alcázar.

Consejo OOn el Rey.—A. lan tres y media de la tarde comenzó el Consejo coa S. M. el Bey, del cual, á la pálida, se facilitó á la prensa la nota o&oiosa siguiente:

uEl Consejo de Ministros acordó felicitar al Q-oberaa-dor militar de Melilla y á las fuerzas de summdo, pir-la presteza, el brío y la efioaoia del oorreotivo impuesto i ana agresión inicua contra trabajadores españolas.

2 8 6 80LDBVILÍ.A.—IL AÑO POLÍTICO

"Confia siempre, y cada cita más, en el Geaeral Mari­na,' á ouya disposición seguirá poniendo cuantos elemen­tos necesite para evitar desmanes semejantes, asegurar á todo trance el respeto para los subditos y los intereses españoles y hacer efectivo el amparo que á España piden, con reiteradas protestas de adhesión, inaohos pobladores de la comarca.

"El Gobierno persevera en la política que viene prac­ticando, encaminada á mantener y acreoeutar, tanto cuanto pueda extenderse y afianzarse, la amistad, no so­lamente con el Sultán de Marruecos, sino también con las oabila9 y los aduares de la zonáá que alcanza la na­tural influencia de nuestras posesiones norteafrioanas.»

Llamamiento de reservistas.—La (?aceta, en su número de esta fecha, publicó un Real decreto, por vir­tud del cual, con arreglo á lo prevenido en el art. 171 de la ley de Beclutainiento y reemplazo del Ejército, se autorizaba al Ministro <le la Guerra para llamar á ñlas á los soldados de la reserva activa que considerase preci­sos, á fin de reforzar debidamente los Cuerpos y unida­des del Ejército que se estimara necesarios.

Medida fué ésta, seguramente legal (y que aquí no censuramos), pero que, oomo ae verá en el momento opor­tuno, produjo serias perturbaciones y disgustos.

Contra la guerra.— Las efemérides de este día presentan completo el aspecto de la situación de España respecto á la cuestión de Marruecos.

De un lado, el Consejo de Ministros acordó aumentar los refuerzos militares; de otro, el Bey recibió cordial-mente á la Embajada marroquí; el Ministro de la Guerra llamaba á los reservistas á !as armas.

Faltaba saber la opinión del pueblo, y ésta se mani-feotó en un mitin, organizado por los socialistas, en el tea­tro de Variedades, completamente atestado de f úblioo.

Pí'esidió el acto el Sr. Largo Caballero, manifestando que el objeto de la reunión era protestar contra la guerra.

•Agregó también que el domingo siguien|¡e se realiza­rla un& manifestación públioa con el mismo objeto.

Inmediatamente oomeBsaron los discursos.

juuo DE 1909 237

GABOÍA OOBTÍS.—Condenó desde luego toda lucha en­tre los hombres, que al ñn y al cabo sólo debían emplear el mutuo apoyo para el mejoramiento de la sociedad.

Dijo que el partido socialista llamaba á los obreros para que hicieran atmósfera contra la guerra.

FRASCISCO MOKA.—Comenzó su peroración condenan- , do la guerra en términos generales.

Añadió que alguien empujaba á la guerra, importán­dolo UQ ardite la vid» de algunos obreros con tal de ga­rantir sus intereses.

Protestó enérgicamente de la guerra; pero si se lleva­ba á cabo, dijo quu debíamos reclamar la igualdad abso-luta: «ó que vayan todos á la guerra, ó que no vaya nin­guno». {Orande$ aplausos.)

PABLO laLsaiAs.— Manifestó que protestaban de la guerra, como principio, y de la de Marruecos, como so­cialistas.

•tSi en España—dijo—es héroe el que defiende con astucia ó con la fuerza la independencia de su país, en Marruecos tienen también que ser héroes los que defien­dan su territorio, y por lo tanto, están en 0I mismo dere­cho ique nosotros, tanto más, «nauto que en la Conferen­cia de Algeoiras quedó el Imperio do Marruecos en com­pleta tutela,

«Lo de hoy es consecuencia lógica de aquel acuerdo. nLas guerras sirven para unos cuantos plutócratas

que tienen que abastecer al Ejército, j . nosotros hemos de ir contra la guerra, para evitar estos provechos bas­tardos.

»Las calamidades de la guerra llegan, además, i la indiistria y al comercio, y para España, sobre todo, es una política equivocada desde el punto de vista eco­nómico.»

Atacó al Gobierno, que pensaba en escuadras y en Ejército sin atender antes 4 fomentar la riqueza propia, que es condición indispensable para que loa pueblos ten­gan 1^ pujanza necesuria.

2 3 8 SOLDBTILLA.—BL ASO POLÍTICO

«Uno ú otro caso serán oonseoaencia de la mala poli-tioa...

"¿No han de tener odio los moros cuando se vén aco­rralados y destruidos con la superioridad del armamento moderno?

"Castigado el crimen, no debia pensarse en más. "Allí no hay necesidad de que vayan más fuerzas,

porque Marruecos no tiene armamento, y, en cambio, po­demos perder muchas vidas.

nPrecisamente una de las cosas que viene á reclamar la Embajada se le ha negado á tiros y cañonazos.

iHoy hacemos la petición, en toda España, de palabra, y el domingo que viene, con la manifestación que prepa­ramos. ;

nSi el Gobierno no hace caso de esto, apelaremos á otros medios, que todos serán buenos para evitar la gue­rra.»

Durante el discurso del leader socialista y al ñnal se oyeron grandes ovaciones.

El Sr. Largo Caballero excitó á todos los presentes para que hicieran propaganda contra la guerra y acudie­sen el domingo próximo á la manifestación pública que se proyectaba con el mismo objeto.

Con la lectura de las adhesiones se dio por terminado el acto.

Consignamos con alguna extensión lo ocurrido en este mitin, porque él es el tipo de otros muchos que se cele­braron ó se anunciaron en casi toda España, y que el Go­bierno prohibió.

Pablo Iglesias fué procesado por este discurso. Equivocada ó no (no es nuestro papel inquirirlo), la

mayoría de la opinión pública se habia declarado re-snelta y claramente contra la guerra, y entre otras razo­nes, aparte la principal de los sacrificios en hombres y dinero que traería consigo, poique entre las clases popu­lares se había arraigado la creencia, evidentemente falsa, de que la guerra sólo se hacía para defender los intere­ses de los plutócratas dueños de las minas explotadas en la región- del Biff.

Todo lo cual originó muy desagradables oooseonenoias.

JULIO DB 1909 239

D Í A 12.—La guerra en el AifT.—Ooupaotóa del Atalayón.—La noticia del día fué la siguiente:

uA. primera hora de la tarde ocuparon la oresta del Atalayen dos piezas de Artillería y una seooión de In­fantería. Esta noche han comenzado allí rápidamente obras de fortifícaoióD,que hacen suponer la inmiaenoia de algún ataque.»

El Atalayón es nn peñasco que, en forma de penínsu­la, avanza en Mar Chica, dominándola y dominando, ade­más, una gran extensión de terreno. Constituye aaa bue­na posición, siempre que esté bien defendida.

Consignamos este detalle, por los íncideates á que dio lugar su ocupación.

Entretanto, á diario seguían los ataques ai:ila,dos de los moros, y el cañoneo contra ellos, por nuestra artille­ría de tierra y mar, pues también ayudaba la Marina, á pesar de que, según un periódico ministerial, después del ataque y de la dura represión del día 9, la paz estaba ase­gurada.

Entretanto, en Madrid daban comienzo las conferen­cias con la Embajada del Sultán.

También era indicio de que el Gobierno no concedía gran importancia á la cuestión, el hecho de haberse vuel­to el Bey á San Sebastián.

D Í A 13.—La opinión y el Gobierno.—La opi­nión pública estaba desorientada, á consecuencia de que el Gobierno mismo no parecía tener, ó al menos lo ocul­taba cuidadosamente, un criterio formado respecto de lo que iba á ser la guerra.

Mucha gente negaba importancia á la cuestión, al ver que, al principio, antei> del día 9, el Geüeral Marina sólo pedía tres batallones, y cuando el Presidente del Conse­jo, Sr. Maura, se había vuelto á veranear á Santander, oóea que le censuró mucho la opinión.

POP lo demás, aparte las opiniones extremas de la prensa y las Sociedades republicanas y socialistas contra la guerra, la prensa que podríamos llamar expresión de las clases y las ideas medias, deoift:

2 4 0 SOLDKVILLA.—Bl AltO POLÍTICO

El Imforcial.—uüua vez comenzada la campaña, no hay más remedio sino resignaras á los incidentes y al-ternativas de su desarrollo.

nSerá preciso insistir en el castigo y duplicar los me­dios de acción.

nBaeno será que los españoles se enteren de que la es­pingarda de Muley El-Abbas es ya en Marruecos un arma de anticuario.»)

El Héraléo.—"Nuestro criterio, en lo que se refiere á la conducta de España frente al problema marroquí, está bien definido en diferentes ocasiones; por ello no necesi­tamos reiterar su manifestación. El concurso de España entera para cnanto atañe á su dignidad y á sus legitimos intereses no ha de faltar, como no ha faltado á quienes llevan la representación del país.

nPero de eso á que supongan los gobernantes que en las actuales horas sienten los españoles confianza, tran­quilidad y optimismo hay mucha distancia.»

El Liberal.—"No puede ser. El país no debe seguir dando sus hombres y su dinero sin saber adonde s e dirige la aventura y la utilidad de ella. La banca de buena fe no merece tampoco quedar expuesta á las maquinaciones, ya iniciadas, según las trazas, de esa plutocracia que por tris­te sino viene influyendo tan decisivamente en nuestra mo­derna política. Y el propio Ejército no puede ser traído y llevado, como lo esta siendo, sin las suficientes garantías de que su acción sea eficaz y de que su prestigio no ha de padecer.»

Por su parte. La Época, órgano del G-obierno, dando á entender que ¿&te no abrigaba planes de conquista, decía:

«Muy discretamente habla El Liberal sobre las cosas de Melilla, y con gusto lo decimos; pues ea la discreción misma, á nuestro entender, lo que en estas palabras se contiene: uBeforzar la guarnición de Melilla? Sí; pues la actual no podía humanamente acudir á todo. ¿Situar allí Un ejército de ocupacióo? No.»

j0i#) Dft 1909 241

DXAIS.—L» guerra, en ^ BlfT.—Detolaraoio -ñas de Maura.—£1 Sr. Presidente del Consejo, qi;e tau reservado ae mottraba oon lapreosa eapaJlola, pumioó en VEclaÍ0 las eiguientee deolaráoioiies, que consigaawos pi&rque no ftieron reotifícadas:

»PoT todo género de ooosideraoiones—Venia á deoir e¿ Sr. Maura—nosotros deseamos que en todo momento y en todo Marruecos baste la autoridad del Sul;1iji para el wan-tesimieato de la normalidad en las relaciones de convi­vencia entre naturales y europeos; pero coando eUa no baste, alli donde es notoria nuestra obtúacióo y pox todos reconocido nuestro interés, España cuidará de mantener esa normalidad y de reprimir lo ^ue la» «Itérete opn tf nto má» desahogo, cuanto que al hacerlo no sólo ejercita al propio derecho, sino que secunda los anhelos de 009, p ^ -te muy considerable de la misma población indfgeqa»

ffEÍsto meramente es lo ooqrrido «m la« oercaniaa d9 Me]illa, y no tendrá objetivo diferente cuanto alli s« ham por España, la cual, al través del dolorosisimp episodio del dia 9, sigue manteniendo las más cordiales relapiones ooB e.l Gobierne del Sultán, y la más amistosa vecindad 00a las oabiks fronterizas. ¡Q¿alá que pronto volvainos á tenerla ooa todas ellas!

»T Vi claro que este deseo no e^elnye de nuestra p r1¡9 medida alguna/de previsión qu«> consideremos inMoq^-sable.»

91 error ile Uamar á los resenristMiT^Uní 4e las oausas, acaso Ja jirimera, que más protestas l«y»ntó contra esta guerra, fué la de que, sin duda pQr preforíp-^ oión de la ley de Beclutainiento, fueron llagados ¿ las ñlas reservistas basta del año 1903, la mayor part9y» ol­vidados del servicio y que hablan constituido un hoga^ y una-familia, que ahora tenían que abandonar.'

La opinión—pi^eoido es coníesarlo—se mostraba muy soliviantada oon esto,, y ya en su dia yeremo« lais pp.pse-onenoia.

SegAn la ley, cada resarvist» quedaba ada r tíO i4 h ^ -1 donde sirvió, y á él debía volver en oa Q dei9pvili«^-n' nArn vitansA l a s nnnttAnn&n/>ÍB.a na f.a.1 eiaé.Ama. 1R1 k a .

uon aonúe sirvió, y a ei debía volver en oa Q aeivpvu;^^-oión; pero véanle las conseoavncíAa dé tal sistem». £21 b%-

• l e

2 4 2 SOLDBVILLA.—BL ASO POLÍTICO

tallón Cazadores ^e Madrid, por ejemplo, que al ser mo­vilizado necesitaba 850 hombres, no tenia más que 150 del reemplazo de 1908 y 75 de 1907. Necesitaba, pues, (>25 hombres, y para concentrarlos, tenia que llamar 180 soldados que estaban con licencia ilimitada, 202 del reem­plazo de 1906,196 del de 1904 y 48 del de 1903, llamando de cada afio todos los reservistas que sirvieron y se ins­truyeron en aquel batallón y ¿ él continuaban adscritos.

Estos reservistas, por cumplir con su deber, dejaban ¿ sus familias abandonadas, expuestas & todos los riesgos y quebrantos de la úaiseria.

Esto fué^ repetimos, lo que mis soliviantó la opinión.

D Í A 16 Exoneración de un Infonte.—En este dia cesóse un tanto de hablar de la guerra, distraída la opinión con el siguiente hecho.

Un telegrama de la Agencia Fabra, fechado en Co-burgo el dia 16, participaba que el Infante D. Alfonso de Orleans y de Borbón se habla casado aquel día con la Prin­cesa Beatriz de Sajonia.

Esta pertenecía k la religión protestante, y como Don Alfonso era católico, la ceremonia del enlace se verificó con arreglo á los ritos de ambas religiones. Primero ben­dijo la unión un sacerdote católico, luego un pastor pro­testante. El acto civil lo presenció y autorizó el Sr. De Bichter, Ministro de Estado de Sajonia.

Comunicada la noticia del matrimonio de una manera oficial al Gobierno de España y al Rey D. Alfonso XI I I , sé produjo profundo disgusto, porque el Infante D. Alfon­so de Orleans no había obtenido (aunque si solicitado) el permiso para contraer matrimonio.

Es indudable que el disgusto fué muy profundo, cuan­do se publicó el siguiente Beal decreto, para cuya firma fu¿ rápidamente el Sr. Maura desde Santander, donde ve­raneaba, á San Sebastián, donde se hallaba el Rey.

"Habiendo contraído matrimonio D. Alfonso de Or­leans y Borbón sin llenar los requisitos ni obtener los con-BentimientOB que, según su clase, eran necesarios, confor­me á las leyes del Reino, en cumplimiento de las mismas y de ftoúerdo con Mi Consejo de Ministros,

JULIO OS 1909 248

"Vengo en deoretar lo signiente: "Artículo 1." Qoeda privado D. Alfonso de Orleans y

Borbón de las preeminenüias, honores y demás distincio­nes correspondientes á la jerarquía de Infante de Espafia, que le fueron concedidas por Real decreto de 11 de No­viembre de 1886, así como de las concedidas como Caba­llero de la insigne Orden del Toisón de Oro y G-ran Cruz de la Beal y distinguida Orden de Carlos III, en 18 de Noviembre de 1886 y 13 de Mayo de 1907, y de otras cualesquiera gracias y mercedes que de Mí hubiese reci' bido.

nDado en San Sebastián á diez y seis de Julio de mil novecientos nueve.—ALFONSO.—El Presidente del Conse­jo de Ministros, Antonio Maura y Montaner.n

La Princesa con quien D. Alfonso había contraído ma­trimonio se llamaba Beatriz Leopoldina Victoria, y era la hija menor del difunto Duque Alfredo de Sajonia Co-burgo Gotba, Duque de Edimburgo, y de la Gran Duque­sa María de Éusia. Tenia veinticinco años; nació en East-well el 20 de Abril de 1884. Era sobrina del Bey Eduar­do de Inglaterra, y prima de la Beina Doña Victoria de Espafia. S. M. la Beina la profesaba gran cariño. Había |:ermaneoido algunas temporadas en Madrid y en La Gran­ja, gozando de la intimidad de la augusta señora, < ue se complacía grandemente acompañándose de ella, porque era una Princesa ilustradísima, gran cultivadora de las artes, de virtud grande y de singular modestia.

Don Alfonso María Francisco Antonio Diego, Tenien­te de Infantería desde el lunes anterior, en que recibió el Beal despacho de manos de S. M. él Bey, era hijo de la Infanta Doña Eulalia de Borbón y de D. Antonio de Orleans, y nació en 12 de Noviembre de 1886.

Mucho se comentó este decreto. Unos creían la reso­lución extremadamente dura, suponiendo que la oposición del Monarca á este enlace obedecía á ser de religión pro* testante la desposada, y otros añadían que el Bey no pudo obrar de otra manera, por lo mismo que se trataba de un próximo pariente suyo, pues si no, se habría dicho q,ite sólo se castigaban estas faltas en los Oñoiales que no t^-EÍan valedoras.

2tt>Íi 80LDKVIL1ÍJÍ.>^KI,' AKV POLÍTICO

DZA 1 7 — L a gnvrra « i eü Rlff—Deohkráóio-m v de' •iHaJraévá.—Bl t>x Ministro' 8r. ViUaaaéva, qo'é r6]^etidfté véOes y ooYi ¿ran oonooimieüto dei asunto, se'&ábk cfkfiio de l¿ politioa; de JSspafia en Matrraeoos, Iri^o \ñB etigilientés importantes tnsnirestafoioDíes:

¿í^ Qo^iérho acimiíl abiindonó Marruecos en 1904 ¿ l(>§ á^t í tos f^ordAúWdoS de Francia, y abora le bá oblt-gtfdó á empféiitder ezpédi'óiones' militaréis que arruinen y deiSA'Agrelí' i ¿«pafia, porqtté, s«gún confesión del propio Sr. Maura, al entrar por ese camino peligroso ha evitado qOtí &ÍTúi M eúottTgasen de hacer \oqtn 4 noBotroá corres-pbíifdtó.

"El Gobierno, éediendo á lá presión de París, abrió el campo de Melilla á la Compañía minera francesa, y ésta, oc« maiíejbs burdos y oeésürables, ha provocador los ac-ImwleiS sQcesbs. Bl Gobierno, desoyendo nobles eoxisejos, se eto^iefió 6n alterar la paz, amparatxdo á las cabilas re­beldes contra el Bogui, y c'bligétndo i éste á alejarse de nuestra vecindad, £>nde s^via k Bspáfia me^or que t6dos SÜ8 ejércitóis.

ttfil Gobieritd ha provocado la agresión dé los motos ttCKfq¿<e la necesitaba pfi(ra invadir el territorio próximo á Metiilav jpeivetrando liras los aventureros,' qne^ sagazmen­te dirigidos desde París,- prepará'ban el terreno^ con com-' plicidadñáconsoienté del Gobierbo espatíol;

nLos obreros asesinados faeron enviados cotí la' evi­dencia de «ttle iobreVendría la agresión. *>

iiPó^ eso él Gobierno es tan edlpáUé del asesinato de tóÉ obreros como los mismos matadores.

«Eápaftadebd suspender las expediciones, y á ]tt ^ée sitgoroiar o^n é\ Sultán y cóu Francia, 6on ésta priinérQy pues de ella depende lá anarquía en el Imperio y la ftti en el Bi£f.i>

De6l«i^ft«i02i«8 de Blax'ina.—Ooiltrastasdo ooñ és^ tas zoflrnifestaoíones delSf. YiHaniievav el Heraldo dt Ma­drid publicaba las siguientes,' hechas por el Ó'éneral Má- rista 1 redactor de dicho periódico Sr. Bo^camora.

Ai exponerle ééte lá dnalídaKÍ qué en Sspáñ's ezisil«i respecto a la guerra, dijo el General:

ju^o i|B .199I9 g4^

«Se conoce que ;la^ bo fe^^p ^Re jeíy,l?iflipp^¥«a ;MQljfcUfi no 86 sienten en Madrid.

nNo vamos ^ la ayenturíi, oopixo po^ .^^í j*ep,ite|n, j ino que estamos ^^siarrpllando ^^a poción militar neoe|i^,i^a pa,ra mantener el pr,esi;ig¡o nacipn^I ante los jnoros.

DNO se pod^a, después de los jaucesos del .4ia 9> i í lir ^ disparar cuatro tiros y volver i Melill^. Si hutii^ríkmps hecho eso se nos hubi^i^a execrado.

"He.tenido muchas veces prepósitos de no.guebj finj f r la^ celaoionefl amistosas que mia^teniamos CQU los moro^, porque, á pesar de mi profesión dp ini,lit^r, me Inclino ,^ soluciones ]:acifloas, porque comprendo los saorificiop <j\ 9 exige¿ la Nación, po ya una guerra, sinp ui ia si,m.p!(e ex­pedición militar, y cíeo que debe^ evitarpe ¡en cufipiip ^^a ppsiblo.

n Ayer imismo reoi,bí aquí ¿ dos ^^íes dp E^nis^^er^qH* se me ofrecieron copio intermediariqs de íofi de ^e^ilúgir car y Benibuifrar, para q^e oe^iaran las hostilidfu^epí. pr.9 los escuché, como siempre lo hago cpn todos^ pero opu Í9 que me prppasieroil ,en non: brie de los .oa,bilBfios no ppdí^ transigir.

"¿Que se tr^tajbia de agravios infericlos á obreircysi eap -ñoles de una Compañía minera? Y eso ¿gpé importa? í^ misma represión hubi^ramoó toma^p,de haberse trattádo de otra cnalquier^i enti(Íad ó d e ^sp tfiolep qu^ np .^tu,v^e.-ran al servicio de nadie.

PNO aspiramos á proteger i, una !^mpi;esa, ^inp^Sfj^-r yar nuestro decoro, y estos kílónaetrop que hemps,fiv|u;iz^-dp son pomo el ensanchamiento de lop pulmones 4^ lÚte-liUa.f»

DÍA 18.—Faílecí|nl^fl|;o,de p. ,qiu?;¡o , e Bp r "b^^.—^n est^ ¡fecha fttUboió en Várese el^rjst^d^^^jte al trono de España D. C^r^ps die Bprbón y Este.

Ya con anticipación se habla anunciado qjie ^p ,^al]jk-ba enfermo de gravedi^d; perpst^pc^rti^aripslp n^%bá|n. La realidad vino á confirmarlo,

Don Carlos Maria de los Dolores de Borbón nació en í/íjibftph (íliria) ,el 99 4e ^mo dp 1 ? ^ JPftftó 8,p i ^ ^ o i a «p ,M;<>44n . 1*4? desp ,fci.o íi.pjflttp /^m^m 'V„.pp le ,nopiJ>tó., en IjapS/ $f^r^HÍío O j ^ p 4s AínVíiMÍ ,W

2 4 6 SOLDBTILLA.—BL AAO POLÍTICO

1856, Sabteniente, y en 1863, Oapifcáa del menoionado Cuerpo.

Sobreyino entoiloes una oomplicaoión entre los man -tenedores del tradioionalismo: D. Carlos Luis hizo renua* cía de los derechos que creía tener al tronO de España, viniendo á recaer ellos en D. Garlos dé Borbón, hijo de D. Juan, el hermano de D. Garlos Luis.

La madre de D. Garlos procuraba apartar á éste de las luchas políticas. Quería que el nombre de España queda­ra borrado de todos los proyectos futuros; pero D. Garlos, sin faltar un punto ¿ los respetos que debía á su madre, recogió la herencia.

Desde entonces, D. Garlos de Borbón fué el represen­tante del tradioionalismo en España.

Gontrajo matrimonio en 4 de Febrero de 1867 con la Princesa Doña Margarita de Este, hija de los Duques de Parma, dama de grandes virtudes, de espíritu piadosísi­mo, muy caritativa y bondadosa. Esta señora contribuyó con sus consejos y con su fortuna personal, que era cuan­tiosa, k las aspiraciones políticas de su augusto esposo.

Entonces se estableció el hogar con tres residen ñas distintas, que, sucesivamente, ocupaban los esposos, se­gún las estaciones del año.

En Yenecia vivían en el histórico palacio de Loredvn y pasaban temporadas en Viarregio y en Vevey.

Murió Doña Margarita, y andando el tiempo, D. Gar­los se casó en segundas nupcias con la Princesa Doña Berta de Rohan, que consagró su vida á cuidar á su es­poso, y que en la última época había hecho gala de su celo amoroso y de una abnegación ejemplar para dulcifi -car las amarguras, soledades y dolencias de D. Garlos, que én sü vida privada y de familia tuvo muchas.

En cuanto á su papel político en España, véase lo que, muy suavizado, publicaba Ei Imparcial, y se coinpren-derá que, aparte de sus partidarios, y no todos, en Espa­ña, fué muy poco sentida su muerte.

Decía asi:

uNo se puede citar el nombre de D. Garlos Vi l sin que todas las amarguras nacionales sarjan de nuevo en la me­moria dd los ciudadanos. La guerra civil, espantosa tra-

jutio DH 1909 247

gedia que durante muchos aflos ensangrentó el territorio nacional, aparece en el siniestro desfile de dolores que hizo de la vida de una generación martirio terrible.

nA.nte el cadáver de D, Garlos, la piedad cristiana impone silencio; pero, ¿cómo evitar que á la memoria acudan los amargos dias que comenzaron el 11 de Julio de 1869 y concluyeron el 27 de Febrero de 1876?»

Es decir, una guerra de siete aQos que asoló á España.

uDesde aquel momento no hubo un dia de calma. Dos ejércitos luchaban frente k frente. El uno representaba la libertad bajo el Gobierno Provisional, bajo la Monar­quía de D. Amadeo, bajo la República y, más tarde, bajo la Monarquía restaurada de D. Alfonso XII .

»No es ésta la ocasión más á propósito para evocar las acerbas memorias. D. Carlos fué vencido, y al caer de la tarde de una muy triste y lluviosa del mes de Febrero de 1876, se retiraba de España el Pretendiente.

' »Desde el dia en que D. Carlos pasaba por el puente de Arnegui, hasta ayer, en que moría en un hotel de Ya-resé, no se ha alterado la paz. Muchas circunstancias ha­brían favorecido acaso un nuevo levantamiento; pero el espíritu público habia cambiado; la civilización había hecho muchos progresos, y cualquier propósito guerrero hahría fracasado. Justo es decir que D. Carlos apartó de si á cuantos le excitaban á otras intentonas. Sufrió amar­guras por ello; pero cierto es que el mejor titulo que pue­de ostentar su memoria para el respeto de sus adversarios es el de que rechazó todas las Sugestiones que le inducían á ensangrentar de nuevo á España.»

Lo que qiuedó en la Nación después de conocer la muer­te de D. Carlos fqé una gran curiosidad por saber el o»-mino que emprenderla su hijo D. Jaime, que tantas ve­ces había estado en España.

Contra la guerra.—SCltln loolallsta.—Habien­do prohibido las Autoridades la manifestación pública que, contra la guerra, habían anunciado los socialistas, celebraron un mitin, en que hubo discursos muy .yiólea-

246 soLDKViGiJA.—ai. AKO POLÍTICO

tos. García'Coiftíés y Mora atacaron daramente al'&obier-nb, y !Pablo Iglesias se levantó y dijo:

iilios moros tienen razón en oaanto'haeen. «•Si el iniéblo no estuviese tan abatido, moral y mate­

rialmente, Maura no ¡podría lanzarse á aventuras oomola de aborta. Eso que ha dioho Maura de que bombardeamos á los moros para defender á cuatro obreros asesiuados, es Uiia'ofensa que se nos liaoe, porque jamás se ha ocupado Maura de proteger á los obreros.

'nSe ha& violado las leyes de la.'guerra lanzando ..una Ihrvia degran^adas'sobre poblados en que había mujeres, nifios ^ enfermos.

^Efire'prooederes-bárliaro é infame. "¿Se extraSwría-alguien—preguntó—de queioualquier

(Sfndsdano,-al tener que dejar en su casa mujer é :hijos para'ir á la guerra,^n vse de haoer «esto clavase un pu-fiál'éti alguno de nuestros represeatantas políticos?

nSi hubiere alguien que hiciera lo que he dioho,yo le «plau^irta, aun exponiéndome ¿ la execracitSn de las gentes.

nBi por esta oampaHa'somos enoaroelados algun-os, sí­ganla los demés sin vacilaciones ni d«smayo8, y si vinie-Tén los atropellos y hubiese que usar las armas, nose tire abajo; tírese arriba ;n

¡Bablo Iglesias ty otros oradores fueron procesados.

IJilAdd.—La gnerra en el Biff.- Atafine de los 4UOros.—^Los acontecimientos de Malilla tomaron un as­pecto grave. Los moros, ¿ i}ui,enes el Gobierno creía cas­tigados, habiendo reunido grandes contingentes, ataoa-

-ron-oon osadía, en la noche del 18 al 19, nuestras posi­ciones, <y aunquerfueron.rechazados, nos.oausaron impor­tantes ;y dolorosas¡ pérdidas.

La prensa llenó planas enteras con las desoripoiones de este combate.

£n el MíBÍsteriorde i» Gtterraiseraeibieronloa^s^i^ieu-•tes lacónioos despachos:

úDel General' Gúber&ador militar de Mélilla, él .18,. á las 10,2Ü ixodhe.

jvuo xa J.9Q9 iiiá9

itEsta tarde rompió fuego Bnéra^go cjobce <pQ8kú0nes ocupada . Gnarnioión plaza salió reforzar faerza <3!eiiier<tiil Marina y posiciones intermediáis.»

uDel segundo Jefe, el i9, ti las oinoo mafiana: nSigae fuego noche. En este mO'mento bajfis q-ue oo-

noBoo son: Teniente Coronel de 'Jiufanteria D. Julio Ceba-líos; Comandante y Capitán de Arülleria Sres. iBoyo y Gniloohe, muertos, y varios Oficiales y tropa heridos.n

aSe han reforzado posioiones durante combate oon ba­tería y media montada y dos compañías de Tegimieoto Melilla.n'

«Al amanecer marcharán nnevos refuerzos y cppvoy municiones.»

Oficialmente resultaron muertos: un Teniente Goro-ue\) .W-QQínandíkB j .RQ-.Cf P-iíAii y Al®''® spjdadqs. Tlfi^ií, doce.

Heridos: un Capitán,,dos Tenientes y di^zy pcho «ol-dados. Tota,l, veintiuno.

El atac[ue fué .verdaderamente terrible, pues, especial­mente en el famoso Atalayón, tuvo oarácter.de sorpresa. Los moros atibaron mientras los soldados toi^baii el ran­eólo y los Oficiales estaban en la cantina almorzando. 1)1 Capitán Sr. Quiloche lo hacia en el mismo reducto sobre un cañón, y alli murió heroicamente, asi como el Coman-daftte.Sr. RoyOj.que fuéelpi;iflaaro qije apadi^ en/ÍU so-

•Qorro. Iía^pu43:9alyÓ ja sitqaoión ^ l . ^ . J jipez Oqhoa, que

acudió len ^H:^Í}io. de todos ppn upa pomgj fljla del r a i ­miento de África.'

.El)Temente OoiTonelSi:. .Qel?allos|,,(iue perixwn^ia en sn puesto teniendo, al Udoisuyo,^ up |tiijo,'c^bp aelnfan* teria, cayó de pronto. .

£1 cabo le recogió, y el Teniente Coronel, procurando incorporarse, besó •r«pet¡df'i»í'nte tjá.»»,líijp, i4iw<H*4o ®8" tas palabras:—Me han matado.

Deaf>aóa,/i}Ba leve aaea4ida del eo^i^,^, spdMplomó para 9ÍM^Ee-«l>braTO> militar.

9 6 0 SOLDSTnXA.—XL AÍ O POLtnOO

Loa moros que perteneolan ¿ la ootnpafiia de Policía desertaron en su mayor parte, llevándose fasiles, mnoi-oiones, mulos, algún caballo y hasta alguna tienda de 0{v,mpafia-

Todo fué i parar i manos del enemigo. Los comentarios eran ranchos. Se censuraba al Jefe del Gobierno por hallarse vera­

neando fuera de Madiid.

uY aun es más doloroso—alladia un periódico sensa­to—que el Sr. Presidente y los Ministros responsables hayan aconsejado & S. M. el Bey que permanezca en San Sebastián y tome parte en las regatas marítimas, couda-oiendo sn balandro Hispania.n

Al conocer los anteriores dolorosos sucesos, en este mismo día, S. M. el Bey y el Sr. Maura salieron para Madrid.

Contra la gnerra.—Inoldentes en Barcelona. £1 embarque de tropas en Barcelona no se hizo con la tranquilidad que hubiera sido deseable.

Los elementos contrarios á la guerra hablan oonsd-guido excitar la opÍDÍón contrcí la de Mplilla, y esta opi­nión se habla manifestado con alguna viplenoia.

Al muelle acudió una nnmerosa miiohedambre, que lanzó gritos contra la guerra, y también otros subver­sivos.

uAl levar anclas el Cataluña—dijo Etpaña Nueva"—, un grupo de individuos rompió una valla, con objeto de acercarse »1 vapor. ITn sujeto que capitaneaba aquel nú-oleo, se colocó cerca de donde estaba el Capitán Q-eneral y gritó:'—¡Abajo la guerra!

n£l Comandante de Caballería D. Federico Araoz lo agarró por el pescuezo, y los individuos del grupo se des­bandaron.»

En el Heraldo dé Madrid hubo iguales noticia».

uEn el embarque de tropas habido ayer—decía—en Barcelona, ocurrieron tristísimos inoidentes, qué por pa-

JOMO i>B 1909 9i5l

tciotismo nos abítdnemos de relatar; paro que el Gl-obier-no debe evitar se repitan.»

No menos explioita La Correapondeacii dé Eip^ña, ea-oribió en su uAlcance Politioon*.

uLas notioias particulares recibidas da Barcelona y la prensa de la misma capital llegada hoy & Madrid conce­den extraordinaria importancia & lo acontecido en el em­barque de las tropas últimamente enviadas & Melilla des­de la ciudad catalana.

"Algunas señoras se desmayaron, y se dioe que en de­terminados momentos hubo de intervenir personalmente el Capitán General.»

La escena fué lastimosa. En Zaragoza se publicó un enérgico manifiesto contra

la guerra, suscrito por treinta y tres entidades repu­blicana*^, obreras y socialistas. Entre ellas figuraba la ma­yoría del Ayuntamiento, que era republicana.

D Í A 20.—La guerra en Madrid. -:- El público comenz!) & tener idea exacta de lo ocurrido en Melilla. La lectura de los periódicos llevó í todis partes el con­vencimiento de que habla comenzado una verdadera cam­paña militar, produciéndose los comentarios, naturales.

Se celebró Consejo de Ministros, acordando unánime­mente ratificar la linea de conducta que el Q-obierno te­nia hace tiempo trazada, quedando autorizado el Ministro de la Guerra para enviar ¿ las costas del Norte de África todas las fuerzas y medios de combate que juzgase nece­sarios.

En cuanto á las negociaciones con la Embajadi ma­rroquí, el Ministro de Estado manifestó que á partir del dia siguiente comenzarían & regresar á su pais los moros que acompañaban al enviado del Sultáü; quedándose tan sólo en Madrid este último y alguno de sus agregados.

Con éstos proseguirían en la misma forma que hasta aquí las negooiaoiones.

El Gobierno no estimó jostifioado el «plazs miento de

85g SOLDBynj.A.r-^ «íijSO JPOLÍnOO

l»,5tisitli jdelt^ey ¿ l a íJxpopic^óu de Sai^tiago y ^l,ai;9fi-nal de El Ferrol, segiín de antepago se hVl;)! p^py^otft-do, y adonde le acompañaría el Sr. Maura.

^1 Gol)iei!QP.con^enz<) á. tomfir medida.s de precaución para mantener el orden públicf).

El Ministro de la Gobernaciión, queriendo'evitar que se reunieran grandes masas de público en los sitios oén-trióos, donde algunos periódicos exhibían las noticias que Ifegaban deMelilla, en carteles y tablones, Ipcual dió'lu-

frar ¿inoidfntes desagradables, ordenó á los Directores de 08 periódicos que desde las cuatro de la tan^e se absti^-

vieran^ de tal^s anuncios. 3éidoptaron jgrand^es precauciones de policía. Todos

los elementos de Vigilancia estaban en funciones, y en al-

Sunos Centres oficiales estaban reconcentrados guardias e seguridad.

Estuyo acuartelada la Guardia civil. 'Era innegable que reinaba una agitación latente, de

la que apenas se habían advertido los primero^ indicios, siquiera, como luego se verá, nó dejaron de ser significa­tivos y reveladoreí.

Por todo Madrid andaban soldados de la primera bri­llad* ^ixjt^j.qi^o.^l.inApdp dfl Gian^al t i n t o s hajjtifi co-m^n^do ,su v^aje;¿ MeliÜa. |tIucl Q8 dé estQs.soldádosre-iieryÍ6tasluoi[an sus nuevas uniformes de rayad.illp y er»|i jpljjeto de oui;io^idad,y p^mpatía. • '

.(y(^^ muchqs 4^ e^tos solcUdotS h^abían contraído ,ina,-.txii^p;iÍ9, iljau .4&<: DpaS,aao ele su/s muj^*^ y de sus hijop.

XpiS^rjupot 4® pol4íd9(s pop mpjeses y niftps del pup-hJipidÁ^ron.i ^(adj^dJQQ ?#peioto ijiteresantísimo. I^aeo^p-ci¿^.palpit^üt^,<|n,ela^Jbii,ente. Hogares recién ponstitui-dos iban & disolverse. La Ley lo exigía, la Patria lo ni|ui.-( ^ ^ . JSjstqs o^ldadojs.no,ofrecían .dificultad alguna para el pumpliflV^eijtp [dífi ,8a 4pí?ef > DÓñstítuyeiiáo un ejpmpto ^d-in^i^^ble ai ^e^el egolejopo impetrante de ptrf^s .pl{(se6 ,4^ ¡^ í!9flieda^, ppyiiB imp^íisipne^ P9diej:pn,ad,vertjír,?e do%q-!-saii»fqite,AÍi ¡^ iBfiT^, ^ d p i¿ V j a pi¿ tíin',m&rjpa4a, »iue Ja ¿rj^nt^iSipdiflí^ ^pl.(|(Ja^io,d|e,AgWit«8,de,]!aa,4rid tuvo que ordenar qáe se próóéckera k m^ . liqpidaoA^ })^'°fj|^

9P }^9m^.m^^ÁJí^9^9 '7'^(^^pmm?.'

faíífy DV 1909 269

SAIÍÓ él Il«3^ de Palfacío ea cóoh» ¿«aoobterto ¿ viaitan^ loB ctlart«le8. -

El vehioalo tomó la direoéióa del oaartel de lo» Doléks. Al ñnal del Prado y eü los alrededores de la estaciéii

dei Mediodía, parejaíí de la 3u«irdia oiVil y de ki PoUcia esperaban k oaballo «A paso del Bey.

Ett las ptoxhnidades del edücte habiá extraotámarití número de bombresr, mnjerés y níftos que' iban- ¿ desf)4dir ál étta- d&ttdós.

Ett 6*1 interior Se hallaba formaldo el batallón de Fi-^ gaét&ei (fue fn>é revistado por D. Alfonso.

Saludó el Monarca a-feotaosamente »l T0QÍea4e Oorc^ nél Sr. Ibáfiez Márin, Jéfé de Pigaerae, y al Gorottél se­ñor Aranda, y tomó rombo al cuartel de Marid Ofisiiná^ dotide tamfbtén se* despidió de los Oazadores qae alU se alo­jaban, dirigiéndose luego al d«'la Montafia^ en Onyo logar hizo lo propio con los que alli se disponidil ái »«lbara»r.

Al paso del Bey, las familias exponían respetnosa*-rneÉte ei dvi&t ó Ht cfénfrariedad qu«r le» {O-odtitfia il se­pararse de sus deudos ó «migos.

La sal ida de l a s tropas.—'Desde la» die< de Ifi no­che, millares de personas rodeaban los cuarteles y la es­tación del Mediodía, por dónde había de salir la fuerza expedicionaria.

Ertth la^ áds dé k ÜládfUgadfl( ottdtlSd 1» fíttsttá Átí Fi-^títáÉ BÜiid A4i &tt»t6el dé ló» t)éeké, 6tM U>é J«ft» h M» cabeza.

una íéóóióu de Seguridad montada abría marcha, y los soldados, confundidos con la multittid, avanzaban en*-¿re dos mas de guardias de oegafidáá áe í á í an t e r í a j díáballérfa.

En Éodó el trayecto dominaba un.vocerío ensórtíéoe-dor, en el cual predominaban los grito» irreflexivos de las mujeteÉ. :

Mnchas de ¿ata») madras, esfxosa», hei'síiaiia») y Air po-•os nifloay hijos de los eipedidionario», nlatébAbaa ábnik-' aados A ello», llorando deseonaolÉ^aienie.

En eéta forma' llegaron la trepa y Isé pusaods ' i U eertaoiótt d«l Mediodiav

3 5 4 SOLDBVILLA.—IL AKO FOLÍTIOO

Ante la aotítad del público, qae ya en los alrededores de la.estación era namerosisimo, se abrieron laa puertas y se dio entrada á la multitud, ooufundida con la tropa.

Mientras ibaii Corbaroando los expedicionarios, ocu­rrieron varios incidentes desagradables.

Treinta individuos de la Benemérita, al mando de un Teniente Coronel, tuvieron que-despejar la vía delante de la máquina, donde se hablan colocado algunos grupos.

La via estaba vigilada por la G^nardia civil. Hubo, en ñn, incidentes miiy desagradables, nunca,

presenciados en Madrid, y que se repitieron, con más ó menos intensidad, á la salida de las restantes expedicio­nes, por lo cual txoa abstenemos de rese&arlos.

Alguna noche (la siguiente) hubo detenoiooes y al­gún herido.

Téngase en cuenta que ni la prensa dijo entonces, ni nosotros ahora podemos decir todo lo acontecido, por varias y atendibles razones.

D Í A 21.—La guerra en el BifT.—Nuevo ata-qne de loa moros.—En esta fecha se recibieron noti­cias de una nueva embestida de los moros.

Véase lo que decían los telegramas oficiales:

«•MeKZfa, 20( l ,50 t . ) . "Del segundo Jefe: Anoche fueron tiroteados de cerca

la avanzada central y el Atalayen, resultando un muerto y seis heridos.»

uA las 8,65. nSe ha generalizado el fuego de cañón y fusílerlA en

toda la linea, incluso en la segunda caseta; á estas horas continúa con muoha intensidad. No se conocen aún deta­lles.»

«Del 21, á la una de la madrugada. «Desde mi último parte no ha cesado el fuego, que se

corrió en distintas direcciones, dirigiendo los moros su» ataques principalmente á las posiciones de Sidi Musa y haua la segonda caseta en.forma rudísima. Me he situa­do en el campamento del Hipódromo, oomo punto avan«

JULIO DB 1909 366

zado de la plaza, para defenderla de po$ibU ataque, casti­gando al enemigo ooo la artillerl'v de 9 Odatloietros, dii-paránd )le3 también, en dirección 4 Mezquita, d-iade el fuerte de San Lorenzo."

Desde el Hipódromo:

ttEI 21, & las 9,16 de la mañaua.

nDel segundo Jefe: Gomo continuación de mi telegra­ma último, comunico á V. S. que el enemigo bajó .por el Gurugú con intención de cortar la linea, oyéndose la defensa que hizo la caseta núm. 2 y la núm. 1. Des­de el Hipódromo se hizo fuego con dos piezas de á 9 y los dos cañones de 7/5 y contestó con fusilería desde el Hipódromo y del fuerte inmediato. El enemigo, durante la noche, siguió atacando la caseta núm. 2, y aquí tene­mos noticias de que, tanto ésta como la posición inme­diata, alto delüurugú, han resistido perfectamente. Aquí no hay ninguna baja, y en la caseta núm. 2 debí haber­las pero lo ignoramos, por estar cortado el teléfono con ella. Se ha hecho descubierta sin novedad y restableoido comunicación telefónica con la plaza."

«MeZOZa, 21 (11,45). nDel segundo Jefe: Noticias paroiales, recibidas hasta

este momento, son las siguientes: ' «Combate más duro que en posición Sidi Musa, ea ex»

tremo flanco d«recho, que ocupaban fuerzas de África. Teniente Coronel Martínez Pedreira tuvo necesidad de efectuar salida para contener violentos ataques. Sofrió muchas bajas personal y ganado Artillería. Frente se­gunda caseta ferrocarril el combate también fué muy empefiado, llegando enemigo hasta cero v alambrada, sien* do rechazado i pesar su obstinación.

«Intención maniñesta enemigo era cortar linea ooma-nioaoión con fuerzas avanzadas. En eitas últimas estaban los Generales Marina é Imaz. Tuvieron un muerto y oia-00 heridos.

«Las bajas en las otras posiciones no soa oonooidas aún oon exactitud, sabiendo que en la segunda oAsetHt

SN$# SOLDBYISItl.-^KK AÉ» POLÍTICO

fcMrM el- Gftpitin de Artiileria Boger, muerto, y seis m4» de< tropa;' qumco hetidos j an Oñci»! contaso. En piosi-Oioti«t Sidi MQSS pasan de diee los muertos y son rauohos los heridos.»

El total de las bajas oficialmente oomnnioadaa era el de treinta y cinco muertos y tesenta y siete heridos.

T7n -verdadero deeastte, precutsor de otros aun más graves.

tíúUHéJiff Útflt «1 &«y.—A las doce d« la Carde sé feübí6ro& los MiúistfOA en Palaciio, bajo la presidencts d'éí Rey.

nsejo terminó á la una y media. AI salir' del regio aloáz8.r, tüanifestaron loer Ministros

<|bé el Sr. Matirá hábiá dado cuenta al Bey de las noti-> oiá8 de Mdlilla y dé todos loá detalles del embarque de tfopás tiara lif álaga.

Él Sr. Maura, dijo que no había limite para enviar al Gonéifal Marina las fuerzas que solicitase. Serian todas tas qué eligieran la's necesidades y conveniencias del ci­tado General.

Dijo también, el 3éfé del (Jofeferno que su deseo era terminar pronto la dominación de las posiciones que ro­dean á Melilla, pat-a ía ñiejor defensa de la plaza, y que Mft «B» fin te enviiabaia fticnas ett gran námcco, poea pre­fería mandar inmediatftOM&t» faertes oontingetktea de treipM, pam haoer más brev^ l«.eampafia^ á enviarlas es-eftscs y q«M jiftttt se pyolotigaae Mttcho.

B e a l orden pli»titilrle.^£l Mi&istm de Hacienda ñtmótttta £.e«l orden teereóedora de toido elogio.

Decda así:

ul.* Se reserva á los emi^ado»dependientes da este Ministerio q»e$ por rirtad del Beal decreto expedido por •1 de la Guerra en 10 ddl aetttal, hayan tenido q«a inoor* poyarse á l*t filas del S^ktito activo los destinos que des* empeñen al tiempo de su llamamiento, para que puedan tolv«r á servirlos tan pronto eotuo t«VmiBeit sas obliga-riOBM militares.»

JVU9 nm 1909 957

Ea oaei todos los Centros ofíoiales y particalarM ae: adoptó la misma resolaoióa.

D Í A S2.—Medidas rejpresivas.—El Ministro de la Gobernación, Sr. La Cierva,.hizo i los periodistas las-siguientes indicaciones:

uNo volverán á repetirse los saoesos de «noche ea la estación del Mediodía, porque ya he adoptado las medi­das oportnoas para reprimirlos.

nÁnoche faeron detenidas trece pe eonMi y Uv que sean capturadas en adelante gi ardairin recuerdo de las m( ni£estacio|ie8.

"Además, he denunciado M Paíg de hoy y déonncía* ré cuantos periódicos publiquen detSUea de foa inciden­tes qne ocurran al.embarcar las tropas.»

}^especto de la censura, dijo el Ministro que habisi suspendido l&s conferencias telefónicas, y añadió después:

uMe he liado la manta á la cabeaa en esta oue tióni y la censura impedirá que se transmita á provincias cnanto

, se relacione coa el envió de fuerzas y los detalles de Ion, oomisates de Melilla que estime exagerados.»

Y, en efecto, todo se hi«o conforme á, eate progra­ma. Bl Sr. La Cierva dio inmediatamente orden á ^ Central de Teléfonos suspendiendo temporalmente todas las conferencias, tanto de prensa oomp de particulares,, ejerciendo una censura, en sentir de todo el mundo, eZ" 'tremada y, sobre todo, desigual, pues quedaba su aplica^ oión encargada á personas que no siempre erai) impar-oiales ni practicas en estos asuntos.

También ordenó que, en lo sucesivo, no se oonoediese permiso para celebrar mítines contra la guerra.'

£n resumen, el Sr. La Cierva se abrogó todas las fi-^ oultades que concede la suspensión de garantiajs como «i se hallaron suspendidas.

• DlA 28.—£a gnwva en el Biff.-r-ll'aevoe 7 te-rrtblef ataauee de loe moroe.—La osadía y lafaar"

17

2 5 8 SOLDKVIUJL.—KIi ASO POLÍTICO

za de que hacían gala los rífenos contra nuestras tropas eran verdaderamente temerarias. Continuamente hostílí> zaban á los españoles, y cada día eran Jefes de mayor graduación los que caían bajo el plomo enemigo, lo cual hizo i muchos pensar en el espíritu de las tropas.

En este dia, 23, la acción fué muy reñida, y las per -didas, dolorosas.

Yéase el telegrama oficial:

uMelilla, 23 (6,30 t.). nGeneral Gobernador ¿ Ministro Guerra: nEsta madrugada se ha generalizado el ataque á nues­

tras posiciones, principalmente á Sidi-Musa y Posada del Cabo Moreno.

nA media noche lialió columna Coronel Alvarez Ca­brera para proteger ataque Sidi-Musa, llegando oportu­namente con seis compañías y sección montaña, y al ha • cer salida para rechazar enemigo, objeto que logró persi­guiéndolo más de 2 kilómetros, murió al frente de sus tropas, con un Capitán de África y dos Oficiales, tenien> do también trece herido^.

nCombate siguió encarnizado hasta bien entrado el día, en que el enemigo se alejó por Posada Cabo Moreno, continuando el fuego, aunque débilmente, por parte ene­migo, ocupando nuestras tropas al avanzar posiciones que abandonaré al anochecer por falta tiempo para atrinohe -rarlas.

«Cazadores Figaeras y Barbastro, acto seguido des-embaitsar, se han empleado en línea de fuego. Cuando sepa exactamente el número de bajas daré cuenta:»

£1 combate fué durísimo. , Las fuerzM enemigas que combatían procedían casi

todas de las cabilas de Beni-bu-Yahi y de Benibnifror, las que desde el principio se declararon hostiles á España y ^ue procural au extender su acción de propaganda re-olutando más y más elementos de combate.

£1 calor terrible, verdaderamente abrasador^ del estío africano, contribuyó á aumentar la fatiga de los que lu­chaban, siendo necesario auxiliar á algunos soldados que •nfrian accidentes nerviosos y de asfixia.

JULIO DE 1909 269

La efervescencia en Madrid fué grande, y la ansiedad, mayor todavía, aumentada precisamente por la esoáses de noticias impuesta por el Gobierno.

Al mediar la tarde, la inquietad se convirtió en verda­dera alarma.

De boca en boca circulaban rumores gravísimos, sien­do todos creídos, debido al temor, harto justificado, de que el Gobierno ocultase la verdad de los sangrientos su­cesos.

La alarma creció ¿ medida que avanzábala tarde, lle­gando á ser extraordinaria por la noche, cuando, al fin, dejó circular el Ministro de la Gobernación algunos tele­gramas de Melilla, mutilados por la censura, en los que sucintamente se daban noticias de lo ocurrido.

E l Coronel A l v a r e s Cabrera.—La muerte del Coronel D. Venancio Alvarez Cabrera, que mandaba las seis compañías que había combatido en primera línea, causó gran sensación.'

Cayó del caballo gravemente herido. Su muerte fué rapidísima.

Don Venancio Alvarez Cabrera era Coronel desde ha­cia dos meses. Con su hermano D. José, Teniente Coronel

*de Caballería, había vivido mucho tiempo en África. Los dos hermanes, honra y prez del Ejército de España, ha­bían hecho grandes estudios sobre Marruecos. Conocían el árabe literario y el vulgar, así como la historia y las costumbres del Imperio mogrebita. Sus escritos sobre asuntos tan interesantes tienen carácter clásico.

Su muerte fué una pérdida muy sensible.

Peuiiones Á las fomillaB de losreservistai.— Imitando un décj-eto de Cánovas durante la guerra de Cuba, el Gobierno publicó otro, en el cual decía:

ttArticulo 1.' Se conceden pensiones de 60 céntimos de peECeta diarios á las esposas é hijos huérfanos de madre de loa reservistas llamados á filas por virtud de mi de* oreto de 10 del corriente mes, ínterin permanezcan en ellas, siempre que nó cuenten con recursos para su sub­sistencia.» Etc.

9 6 0 SOLDEVnUA.~-XIi ASO IK>IÍTI0O

]>IA 24—SI combate d6l 23.—Trescientas ba­jas.^—£1 oombate librado el dia anterior fué maoho mis grave de lo qu(B en un principio se supuso.

Véase cómo le desoribió el General Marina, en su tele­grama al Gobierno:

uMelilla, 26 {7,80 xa.).

nPor oontinuo movimiento he dejado de oomnnioar detalles de las tres fases en que puede dividirse oombate del dia 33.

n£n la primera, la oolumíi» Coronel Cabrera sale ¿ media noohe del Hipódromo oon seis oompafiias y seooión montaña para auxiliar Sidi-Musa y caseta núin. 2, presu-miéndose ataque; llega madragada ¿ Sidi-Masa, arremete contra atacantes y los rechaza, cayendo muerto oon glo­ria frente tropas, asi oomo Feruáud.eE Cuevas, de África, y dos Oficiales regimiento Melilla y trece heridos tropa.

«Segunda fase. Al salir del Hipódromo Coronel Ca­brera, eüvio en apoyo de éste & Teniente Coronel Aizpur rtt con brigada disciplinaria, dos oompafiias África y sec­ción montaña para ponerse en contacto al amanecer con Coronel Cabrera, caso hallarse en inmediaciones. Soto fuego con numerosos grupos en las proximidades de loa limites y formalizándose acción, envié General Beal oon 4 dos Compafiiaa Estella y batería- montada para que refor. zara y me informase de las ocurreüoias mientras yo espe­raba en el muelle desembarco de Figueras y Barbastro. Informado de que fuego se sostenía tenazmente, tan pron-tp desembarcó Figueras me fui coa dos oompafiias y su Teniente Coronel al lugar de la acción, tomaudo el man­do ¿ las nueve de la mafiana. Desplegó una oompafiía de Figueraa, que dirigió Teniente Coronel y poco m^s hubo^ que hacer, pues las disposiciones adoptadas por General Beal no podían ser más acertadas.

nT^rcera fase. No conviniendo avanzar más, pues se habían dominado las primeras estribaciones Gurugú y pasar á las siguientes hubiera obligado & oonpfir frente excesivo, me sostuve en posiciones conquistadas durante iodo el día, replegándose fuerzas antes de obscurecer á po­sición de lavadero en las inmediaciones Fosada Cabo Mo­reno. |21 repliegue se hizo con verdadera preoisióu, esoa*

JULIO DH 1909 231

lonando las fuerzas para contener al enemigo oaao inten» tar ataque; fuego Artillería bien dirigido basta i conte­nerle, y sólo en la extrema izquierda, á'favor de unas chumberas, acosó á compañía de Figueras, la enalben reacción ofensiva, hizo huir al grupo nuiheroso, hacién­dole catorce muertos, como se vio en reconocimiento, al día siguiente. AHÍ encontró muerte gloriosa Ibáfi«s lía-rín al frente desús Cazadores, que quiso.en la primera jomada que con ellos tomaba parte ocupar el sitio dQ ma-. yor peligro. Las bajas en las tres fases son las telegraña-das á Y. E., aproximándose & trescientas entre muertos y heridos, habiendo todas las tropas cumplido bien oon su deber. Las del enemigo han debido ser considerables, ha­ciendo rebasar los maet>tó8 de. oieu las noticias que del campo se reciben."

Véase cómo explicaba el desastre un corresponsal:

uHa sido el combate de ayer el mka rudo y sangrien­to que han mantenido hasta ahora nuestras tropas oon los rifefios. Todavía, á. pesar de las horas transcurridas, es imposible ordenar todos los detalles y comunicarlos como quisiera.

nDespnés de haber ahuyentado ¿ la machedumbre de moros que habían realizado el ataque durante la noche, en la que llegó á interrumpirse la inmediata comunica-^ ción con los distintos núcleos de las foerzas, fué prepiso retroceder de las posiciones que en aquel avanod se ha­bían tomado, porque no hubiera sido táctico 8«egurárse en ellas, QO habiendo tiempo material para hacer trin­chera» y siendq necesario dar algún descanso á las tropas qne tan bizarramente se habían batido.

"El General Marina dispuso que las faerzas se reple­garan, operaciónque dirigió él mismo, y que realizaron las tropas con gran serenidad.

*>A1 retrooeaer, o«da oompafii* oaniaba su número res­pectivo, y quedaba otra qompañía escalonad^ frente al enemigo y haciéndole fuego.

"Los moros, al observar el movimiento de las tropas, Bé détaTÍeroQ en «u huida, y oomenearoa i hoétilizarnos de noevo con vivo tiroteo.

262 SOLDÉVILLA.—Et A»© POLÍTICO

"A pesar de esto, nuestros soldados retrocedían imper­turbables, como si estuviesen en unas maniobras.

"El Teniente Coronel del batallón de Figiieras, señor Ibáñez Marin, se oonñó demasiado, y mandó haoer alto para que los soldados descansasen un poco y se rehioieran.

«lAl notarlo los moros, cayeron sobre el batallón, ea tremenda avalancha, disparando una verdadera lluvia de balas.

"El Sr. Ibáñez Marin recibió dos tiros en la cabeza y cayó muerto. Sus soldados, defendiéndose heroicamente, continuaron replegándose, disparando contra el enemigo en perfecto orden, aunque las bajas eran numerosas.»

E l Temiente Coronel Ibáfies Marín.—La muer­te del heroico Jefe del batallón Cazadores de Figueras fué muy sentida.

El Sr. Ibá¿ez Marin habla entrado en combate ape­nas desembarcó con sus fuerzas, y momentos antes de que se iniciara el repliegue de las tropas.

Era el Sr. Ibáñez Marin una de las figuras más pres­tigiosas del Ejército español. Probó su valor y sus apti­tudes militares en la campaña de Cuba, á donde fué de Ayudante del General Segura y donde ganó el ascenso de Capitán á Comandante. Sentía un gran entusiasmo por la profesión de las armas, y en su servicio consutnió su acti­vidad y sus talentos^

Escritor y orador de admirable cultura, habia publi-oado numerosos estudios históricos y literarios,, colabo­rando frecuentemente en la prensa diaria. Su labor de tratadista militar queda en la colección de la notable Revista Técnica d« Infantería y Caballéria, que dirigió muchos años.

En estos combates fueron muy numerosos los Oficiales heridos.

D Í A 25.—Viajes del Rey.-^Santiáffo.^S. M. el Bey llegó en esta feoha á Santiago,con objeto deinaugarar la Exposición regional que en dicha ciudad se celebraba.

Le acompañaba el Presidente del Consejo. . El recibimiento fué entusiasta. El Bey visitó la ca­

tedral.

JULIO DB 1909 263

Una hora más tarde, se trasladó & la Exposioióa, don­de fué recibido por el Comité y el Ayuntamiento en pleno.

Millares de invitados le aclamaron desde la explana-da, que ofrecía deslumbrador aspecto.

Llegado al salón de actos, el Presidente de la Expo­sición, Sr. Lapido, leyó un discurso, siendo aplsudidi-simo.

El Presidente del Consejo contestó en nombre del Monarca & los discursos de salutación, felicitando al pue* blo de Santiago y alabando á Galicia.

Luego declaró abierto el certamen. A la mañana siguiente se celebró la ceremonia religio­

sa de la ofrenda al apóstol Santiago. El Bey, vestido de Gran Maestre de Santiago, fué

recibido en el pórtico, poi- los santiaguistas. La tradicional ofrenda se Hizo con el ceremonial acos­

tumbrado. Después de la misa, el Bey se trasladó al palacio,

donde fué aclamado por la muchedumbre que le esperaba.

• • c e n s o del General Mar ina El Bey firmó en esta fecha, en Santiago, un decreto ascendiendo á Tenien­te General al General Marina, y otro, noinbrándole Ge­neral en Jefe del ejército de operaciones en el Biff.

Se dijo que el General Marina se había negado repe­tidas veces i aceptar el ascenso; pero el Gobierno insistió i fin de que el- Sr. Marina tuviera la categoría necesaria para mandar las fuerzas que habían de operar en Melilla, puesto que en él tenia el Gobierno gran oonfíanea.

E l Gobierno y la prensa.—El Ministro deja Go> bernaoión publioé dos circulares verdaderamente duras contra los periódicos, prohibiéndoles todo, hasta publicar las noticias con titubares, y amenazándoles con la sus­pensión.

El final de una de ellas, deoia asi:

uLa insensatez y antipatriótica campaña que viene haciéndose exige una viril defensa de los altos intereaes saoiouales, qiie. nQ estoy disptiesto i posponer ni i las

2 6 4 SOLDBVILLA. —BL AAO POLÍTICO

Sasiones politioas ni al af¿n de luoro de Empresas perio-istíoas.n

Ante esta clara ofensa, los periódioos casi todos se resignaron. El Impureial dijo:

«Para qne el Gobierno haga lo que dice es necesario que antes se suspendan las garantías oonstitucíonales. Ya & hacerse, sin embargo, sin aquel necesario requisito qne lá Constitución marca; se está haciendo ya, y ante la inutilidad de todo razonamiento ó de toda protesta y pre­vias las reservas del derecho ofendido, acatamos resigna-damente y cumplimos lo que se nos ordena.»

La Correapondeneia de Eepaila protestó diciendo:

hPor lo que se refiere al ruin insulto qne contienen las últimas lineas, solamente hemos de decir al Ministro que las firma, que hablar de afán de luoro en estos momentos •8 senoillaniente una tontería de lamentable gusto y de dudosa exactitud.»

SedioldBi 7 estado d» ffiierra en Baroeloua.— Gravísimos suoesos se iniciaron en Cataluña.

En el Ministerio de la Gobernación tfe facilitó espon­táneamente á la prensa la siguiente nota:

uEn Sabadell trataron, en los dias anteriores, elemen-tos radioalea y obreros de celebrar un mitin para protes­tar contra la campaña de Melilla, y habiéndoseles prohi­bido, esta mañana se declararon on huelga gran . numero de ellos y tumultuariamente se dirigieron a la estación del fetj-oearril, impidiendo la salida i e trenes de viajeros para B«roelün&. Cortaron los railes y las lineas t-ílégráfí-OM* La escasa Guardia civil.que ihabia en dicha po.bla-oiÓD, después de cumplir las pre8(»ripoionea legales, tuvo qne hacer fuego al airé para disolver los. grupos.

«Logrado esto, se puso en marcha au tr6n,r^ne tuva que retroceder por hallarse cortada la vía, según antes se M dicho.

»A1 mismo tiempo, ea Bároalóna ac inidó huelga wm carácter g»n«r«l y siempv» oomo m»mf«siaoió>a y protes-

tvuD DM ia09 965

ta contra la oampafia de Melilla. Advertidas las Aatori-dades de la extensión del movimiento y de sa evidente oaráoter sedicioso por las manifestaciones que los elemen­tos anarqaistas, mezclados entre los obreros, hicieron res-fieoto del carácter de dicha huedga, se renoieron para de-iberar y acordaron declarar el estado de guerra an Bar­

celona y su provincia, resignando el mando la Autoridad civil en la militar.»

Decimos que la nota fué entregada espontiueamente, para que se comprenda de cuanta gravedad no serian los sucesos de Gataluflia para que él i^. La Cierva mismo se adelantase i hacer algunas indicaciones. '

En efecto; en Baroelpna, en los principales pueblos de su provincia y en los de otras provincias catalanas, ostelló un movimiento revolucionario, tan inteaso y formidable, con tales caracteres de destrucción, oomo no se habian visto nunca en Espafia.

Barcelona estuvo varios días en una verdadera orgU de devastación, que describiremos en su lugar oportuno.

Los periódicos no se publicaron. He aquí algunos detalles de la Junta de Autoridades,

que conviene tener presentes para oomprQuder lo sor­prendidas que algunas dé ellas fueron.

Se reunió ésta i medio día en el Gobierno civil, for­mada por el Presidente interino de la Audiencia, Sr. KA ciso; el Gobernador civil y el Capitán general.

Él primero consideró urgente declarar el estadio de «!• tio. 'El Gbbernador repuso que oreia bastarse para mante­ner el orden. £1 Capitán general se mostró dispUestcS á aceptar el mando, aunque entendía que las cirounstanoias no eras ipuy graves.

En vista da esta disparidad de oriterioSt se ponsultó á Madrid, y el Ministro contestó que al estado de «itio fuese proclamado.

Entonces, el Sr. Ossorio, diciendo que estaba, «nfer' mo, se retiró, encargándose del Gobierdo civil el Presi^ dente interino de la Audiencia.

SZA 97.—'La •ediolón d« BanMioné.—Lo* taoa-'=\ sos do la oiodad catalana se agrán^Mm por mo»«ínto8. I

%

266 SOLDBTILI.A.~HL ASO POLÍTICO

B«QDÍdo el Consejo de Ministros, pues el Presidente se ha bia visto obligado á regresar ¿ Madrid ante tan gra­ves acontecimientos, trató de ellos y comunica á la pren­sa la signiente nota oficiosa, ¿ la oaal nos atenemos, aun á riesgo de inoarrir en deficiencias, con objeto de evitar el peligro de la exageración.

'Ya ella por si dice bastante, en lo qué dice y en lo que calla. Decía asi:

ulioe sucesos desarrollados en la provincia de Barce­lona revisten tal gravedad, qne el G-obierno ha acordado saspender lak garantías oonstituoionales en dicha provin­cia y en las limítrofes de Qeronay Tarragona.

«Los elementos anarquistas y revolucionarios que ini­ciaron la huelga general proonrando extenderla á varias poblaciones de la provincia, desde los primeros momentos acometieron 4 la fuerza pública y realizaron toda clase de desmanes y atropellos, cortando todas las comunica­ciones ferroviarias y las lineas telegráficas y telefónicas, para islar completamente i Barcelona é impedir la llega­da de refuerzos que sofocaran el movimiento sedicioso.

. nEn las últimas horas de la tarde de ayer se cortó casi completamente la comunicación con Barcelona, y hasta el día de hoy no ha sido restablecida por algunas lineas telegráficas de la Península.. Han incendiado vagones del ferrocarril; incendiaron un puente en Tarrasa, y en la linea de Tarragona han volado otro con dinamita. Han detenido varios trenes, logrando impedir la entrada y salida de los mismos en Barcelona. &n Pueblo Naevof han asaltado un convento de maristas, resultando un hermano muerto y varios heridos.

nHan levantado barricadas en las calles, habiéndose vi&to obligada la fberza pública á hacer uso de las armas en multitud de ocasiones, y las últimas noticias recibidas del Capitán General demuestran que, al recorrer éste toda la linea de fuerza CB £1 Paralelo y Pueblo Nuevo, hicie­ron . fuego sobre. dicha Autoridad, viéndose precisada i contestar su escolta.

nHan incendiado la iglesia de San Pablo y las Escue­las Fias de S m Aütoaió. •A.

Ü E B las calles ^ e Hipóle? y . B o g e r de Flor , han des ­hecho los puentes que hay sobre la r ía , haciendo caer los

JUMO DB 1909 267

escombros sobre las zanjas, y haa ataoaio la Sabdeldga-ción de Pueblo Nuevo, defettiiéadola U Q-aardia civil, que en ella se concentró.

"El número de los detenidos en el día de ayer ascien­de á oieato diez y nueve; resaltaron tres muart:)s y oaa-reata y cinco herid>s de los sediciosos, y dos agentes de Vigilancia, diez y siete gaardias de Segaridad y cuatro guardias civiles, heridos.

nEl Capitán de la G-uardia civil de Tarrasa salió con Teniente y siete guardias para contener multitud que iu; terceptaba via férrea y quemabí puente, distante un ki­lómetro de la estación, y fué agredida dicha fuerza^ te­niendo que hacer uso de las armas, resnltíMido heridos de bala en un píe el Teniente y un guardia en el antebrazo derecho. Además, resaltaron contusos de piedra ua sar­gento, un guardia y el propio Capitán.

»De las colisiones de hoy, que, según noticias, han sido muy numerosas, todavía no se sabe el resaltado. .

nEl Gobierno, ante semejantes hechos, ha enviado y enviará cuantos refuezos sean necesarios para imponer el orden público y reducir á los sediciosos á la obediencia de la Ley.n

Como se ve, el Gobierno parecía muy explioito en sus referencias^ pero todo esto no era nada ante-la realidad.

Jamás, ni en tiempos de los desórdenes federales, se cometieron tales atropellos y tales crímenes.

D Í A 28.—Sncpensión da «Arantlas en todft Sspafia.—G-raTes not i c ias de la gaerra.-^La si­tuación del Gobierno, mejor dicho, dé la Nación toda, era gravísima.' La sedición en Barcelona aumentaba, y ae habían recibido noticias, que aun permanecían reserva-das, de un grave contratiempo en Melilla; por todo lo cual el Qx>bierno se previno suspendiendo las garantías en toda Bspafia. .

Ea esta fecha, y precedido de un preámbulo verdade-. ramente angustioso, se publioó el decreto, que S.M. fir­mó, acabado de llegará la oofte. i .- f '

La aedioidn M ext iende.—Est ivamente^ U ai-tnaoión se hacia por momentos más grave.

86S soLonyiiiLjiL.—MÍ Atto POLÍTICO

El Ministro de la Q-obemaoióa dio la siguiente nota:

uEn Beus se ha declarado la huelga general, produ­ciéndose tumultos.

»£n Alcoy también se ha declarado la huelga y se haa cortado los hilos del telégrafo, viéndose obligada la fuerza pública ¿ hacer fuego, resultando muertos y heridos é imponiendo el orden rápidamente.

oEn Calahorra se ha intentado por las turbas impedir la oircalaoión de trenes, rompiendo las agujas de la esta­ción y oaufando otros destrozos.

ittjn tren militar fué detenido, y la fuersa hizo oso de las armas inmediatamente, causando también muertos y heridos y restableciéndose la circulación.

' nEn otras varias poblaciones se ha iniciado análogo movimiento, llegando eu algunos sitios, como en Yen-drell, é cortar la via para que no pudieran pasar trenes militares procedentes dé Valencia.

tiEl Gobierno ha comprobado que los agitadores están procurando á todo trance lograr un movimiento sedicioso •B toda Espafia, con carácter revolucionario y para impe­dir el movimiento de tropas y la acción del Gobierno, especialmente en lo que se relaciona con la campaña de Melilk.

nLas noticias de Barcelona que en Gobernación se han recibido esta mañana, después de jestableoida la co­municación telegráfica, que en la noche anterior fué inte* rrumpida, demuestran que han seguido los incendios, los AtaqOef á la fáerrf« fiéblica, y que ésta' con las armas im­pone vigoroMncftt* <B1 orden, siendo de Botár qné entre íaa casas de religioeos que han sido atacadas figura la de las Hermanitas de los Pobres. Ante la insistencia del movimiento, en la tarde de hoy será publicado en un ez-traordinario de la Gaceta d$ Mairid 9\ Beal decreto sus-pendÍAsdo las garantías oonstituoionales «n tod% Espafia, y él Ministro de la Gobernación ha dado órdenes termi­nantes á todot los Gobernadores para que, sin contempla-oióD alguna, procedan á mantener el orden público, que en toda ocasión es indispenEafale para la tida nacional( |)ero que en é^ta hay qoe imponerlo «in vaoilaoión de BÍBg«na olaw.»

Jüuo DI 1909 299

Como se ye, hasta de la vida naciettal hablaba ya el Gobierno.

Poco después anadia el Miniatro las sigoieptes no-tioias:

uBestableoida la oomunioaoión con Barcelona, sólo me han comunioado qne esta mañana las tropas e hstian en la calle con los reVolnoionarios, que se defendían en las barricadas.

»En estos combates ha tomado también parte la Arti­llería.

n£l Capitán general ha publicado un bando, en el cual ordena al vecindario pacifico que no salga de loe domici­lios, pues todo paisano que se vea en la vía pública será considerado como sedicioso.

«El Gobierno está dispuesto—añadió—ájlegar basta la suspensión de los periódicos cuyas campañas sé consi­deren como contrarias á los intereses nacionales.»

En Tudela, al ir á embarcar los soldados que estaban con licencia y que iban á incorporarse á sus respectivos batallones, aouaió numeroso público á la estación, donde se intentó impedir que marcharan.

En su vista, acudió la fuerza pública, y para vencer la resistencia de los protestantes fué necesario disparar contra la multitud, resultando uno ó dos muertos y' ooa-tro heridos.

La gnerrft en «1 Bjfr.—Mnerte del Q-enerÁl Flntoi.—Cada; combate que se daba en MeliUá resultaba más sangriento para nuestras tropas, y morían Jefes de mayor graduación.

En esta fecha se recibió el siguiente telegrama oficial:

uMeliUa, 27 (^3,15). "Gobernador militar á Ministro de la Guerra: ))Est4 mañana nueva noticia que'grupo numeroso co­

locado á nuestra derecha en cañada Gurngú había de«tro-zado 200 metros vía férrea entre primera y «eguada oa-seta. Ante imperiosa necesidad de enviair agua 4 poaioio-nés avaiusadas, tuve que organiatr un convojr de tiennM

270 soiJ)Kvn.Li»—EL Alio POLlnoo

aljibes y oarrioabas y organizar dos fuertes oolumnas, una con los Coroneles Fernández Cuerda y Axó, de pro-teooióuj y la brigada del Q-eneral Pintos, que habla de apoderarse de algunas lomas en la falda del Gurugú ocu­padas por los moros amenazando nuestra linea.

nLa brigada del Qener(il Pintos, en su brioso avance, se apodeiró de posiciones necesarias, sosteniándose en ellas todo el día, hasta que de vuelta del convoy dispuse el re­pliégaos ¿ nuestros campamentos, repliegue hecho con toda preoisTÓn y serenidad por ptirte de la tropa.

nEl combate ha sido duro y tenaz por par^e de los mo-ros, rechazados varias veoes por fuegos en descargas y fuego de Artillería, de querer avanzar hasta nosotros.

nNuestiras bajas han sido numerosas y sensibles. "General Pintos ha muerto gloriosamente al frente de

sn brigada, y al ñ-ente de sus batallones también han caído muertos Ibs Jefes de Las Navas y Arapiles.

i>Las bajas, entre muertos y heridos, de Oñoiales y tropa comprobadas hasta ahora pasan de doscientas.

»El enemigo, como antes digo, debe haberlas sufrido mayores; se le ha hecho varias veces fuego al descubierto.»

En este combate hicieron las tropas verdaderos pro* digios de valor; pero ya se comprende que fué un duro desastre para Kspafia.

Las bajas se aproximaron á mil,'y todavía se discute,, y se discutirá siempre, si el revés fué debido á la impe-tQQsidi d del. heroico General.. Pintos, que, acabado de lle­gar á MeTilla, <¡niso por sí y ante si apoderarse d I Gu­rugú,,ó si obró cumpliendo órdenes recibidas.

El General Pintos se hallaba al frente de las guerri­llas y con arrojo temerario dirigía la operación entre una lluvia de balas.

Entonces cayó muerto el heroico soldado, una bala le dio en la,cabeza.

Habitt nacido el 26 da Enero de 1856. Ascendió i. General el 80 de Junio de 1905; procedía

del armado Infantería, y mandaba, como es sabido, la primera brigada de Cazadores. - Los grados d» Teniente y Capitán los obtuvo por mé­

ritos ide gaorra, é igualmente el empleo de Coronel.

jütib DI 1909 271

Tomó parte en la guerra oWú el año 1876,•eal« ao-oión que se Hbró en Orio y Tolosa, bajo U direóoión de D. Alfonso XII. En el 77, siendo Capitán, se presentó oomo voluntario para mandar una columna qae operaba en la guerra de Cuba.

Tomó parte en la campaña de AIiudanao, doade se distinguió notablemente.

Su nombre va unido á muchiis de las acciones libra­das en la guerra de Cuba.

También murieron en el combate el Tenienée Coronel D. Tomás Palacios, Jefe de Cazadores de Las Navas, y el Teniente Coronel Sr. Ortega, Jefe de los Cazadores de Arapiles.

Fueron muchos los fusiles y municiones que se per­dieron en este combate, y de los cuales se apoderaron los moros.

La s l taao ión del Tesoro.—Importantes decla­raciones de Besada.—El miedo se habla apoderado de los rentistas. El Sr. üesada, J^íniatro de Haoieala, !hizo en esta fecha las siguientes importantes manifestaciones:

II El miedo ha sido siempre un mal consejero, y en re-lación con el crédito público, el peor enemigo.

T)E1 cupóQ se paga y se pagará con matemática exac­titud; la amortización se realizará en él diá de su venoi-

. miento, y no hay el menor temor de agrav&oiones en el impuesto sobre la renta.

. nDiohosamente, la labor del pala, dé los Paramentos y de los Gobiertlos en los últimos diez años, permiten contemplar serenamente, desde el punto de vista eoonó-núoo, los acontecimientos á que asistimos.»

Estas declaraciones causaron muy buen efecto en la opinión.

D Í A 2 9 . —La aedlcióa de Baroalona.—Sa aplastamiento.—En el Ministerio de la Goberaaoióu se manifestó lo siguiente:

uEsta tarde, entré Clot y San Martin de Pro/ensals, los sediciosos, entre los que estaban los principales oab^-

2 7 3 SOLDBTILIJl.-—ai. Ato POLÍTICO

xtm de motín« fnerón oeroados por tropas de Caballería j Artillería, que, despoéa de ruda luoKa, les causaron nU' merOMs bajas.

nFinalment6, los revoltosos se rindieroa oon arnuMi.n

El Ministro annnoió, además, que daría ¿ la prensa una relaoiÓD exacta de los sucesos de Barcelona; pero los días pasaniÉi y no dio la nota, lo oaal probaba que no ha­bía terminado la sedición. . En esta fecha se llevaba seis días completamente ais-

ladot de Barcelona, poes no venían cartas por no oiroQlar loa trenes.

Lfr exagerada censura y el absoluto mutismo impueer to por el Ministro de la Gobernación á la prensa, contri­buyó á aumentar la alarma en toda )a Nación, y especial­mente en Madrid.

La comunicación de Catalana con Francia también había sido eertada.

0. D Í A 3Í.^La« taétnaM «n VeliUa.—En esta fe­cha, el ejército de operaciones én Afrioa constaba de vein­ticinco batallones de Infanteria, oon unos 18.300 hom­bres; tres grupos de ametralladoras, oon unos 200 hom­bree: cuatro escuadrones de Caballería, con unos 400 caballos; cincuenta y dos piezas de Artillería, oon unos 1.600/hombres; cuatro oooipafiías de Zapadores y tres de Telégrafos, coii unos 750 hombres; tres compa&ias de Ad­ministración Militar y una sección, con unos 680 hom-bre6¡ cuatro seocionos de Sanidad, con ui os 180 hombres, y ?a oompsfiia de Mar, oon unos 90.

j——^En total: unos 22.200 hombres, tres grupos de ame-] tralladoras, 400 caballos y cincuenta y dot' piezas de Ar­

tillaría.

f ^ T ' ^ a \ / c& i c!5-~84£^ \ 7^ eQryZ'S

MES DE AGOSTO

D Í A 1.°—La sedicldn de Barcelona.—Bennión de l o s Cdnsules.—Por el cable de Marsella (pues no había comunioacióu directa), se recibió de Barcelona la siguiente noticia:

ttConvocados por el Decano, se reunieron los Cónsules extranjeros para tratar de la situación creada á las colo­nias é intereses de sus respectivos países por el actual movimiento sedicioso.

nLos reunidos, ante la gravedad de la situacióu, y en previsión de los daños que á sus respectivas colonias po­dían sobrevenir por la conducta anárquica de los revolto­sos^ acordaron que el Cónsul de Italia se. avistase con el Capitán general, á fin de preguntarle sí podía garantir la seguridad de las personas é intereses de los extranjeros residentes en Cataluña.

»En caso de que asi no fuese, pedirían á sus Gobier­nos el envío de escuadras, para con la fuerza de las mis­mas garantir la seguridad de las colonias extranjeras.

nÉI General Santiago, en frases respetuosas, pero dig­nas, contestó que podían estar tranquilos los Cónsules, pues con las tropas que tenia á sus órdenes restablece­ría en breve la normalidad, sin menoscabo de los intere­ses personales y materiales de los extranjeros.»

Sedloldn abortada en Bilbao.—En la capital de Vizcaya hubo propósitos también de proclamar la revo­lución.

Se celebraron alguna reuniones por caracterizados so­cialistas; pero, suspendidas las garantías, los agitadores fueron presos y se cortó á tiempo la rebelión.

18

2 7 4 SOLDBVILLA. —BL AÑO POLÍTICO

Declaraciones del General Linares.—El Minis­tro de la Guerra hizo en este día algunas manifestacio­nes, qne no dejan de tener interés.

Hablando de las censuras que se le habían dirigido por el llamamiento á filas de los reservistas, dijo:

«Supongo que las gentes se irán enterando de que mi organización militar no resulta en la práctica con los de­fectos que dicen los que la han impugnado. En veinti­cuatro horas se ha organizado el Ejército de operaciones en Melilla, según puede verse por él Diario Oficial.

»En cuanto al envío de fuerzas y de material, puedo decir que si el General Marina me ha pedido uno, yo le he mandado tres. Reclamó primero tres batallones, y en­vié una brigada entera, la de Cataluña. Pidió otros tres batallones, y mandé otra brigada, la de Madrid. No pidió más; pero comprendiendo yo lo que puede hacer falta, he mandado la brigada del campo de Gibraltar, y ahora la división reforzada, que esta noche empieza á salir. Creo que no he tenido falta de previsión.»

No faltó quien comentara el detalle de que sólo hubie­se pedido tres hatcdlones el General Marina, cuando los hechos vinieron á demostrar que eran necesarios vais de 40.000 hombres.

D Í A 2.—Contiuttan l o s a taques de los mo­ros.—En Guerra se recibió el siguiente telegrama ofi­ciáis

uMelilla, 3 (10 m.)

xAnoche, entre once y media y doce, atacaron grupos numerosos moros blokaus en construcción, de que hablaba mi telegrama de anoche, sosteniendo nutrido tiroteo en­tre defensores y asaltantes, que duró hasta las tres y cuarto de la mafiana, hora en que llegó una columna pe­quera de socorro, compuesta de seis compañías manda­das por el Coronel Primo de Rivera, la que con sólo su -presencia ahuyentó enemigo.

«Este levantó y destruyó via en extensión de 600 me­tros y nos ocasionó sensibles pérdidas, entre ellas la

AGOSTO DK 1909 2 7 5

mnerte de un Oñcial que mandaba destacamento y oatoroe hombres tropa heridos (nueve, graves), no obstante lo cual se conserva la posición. Enemigo debió sufrir gran­des pérdidas; pero por su mayor número logró retirar i su campo muertos y heridos.

nürdeno que se prepare con urgencia vía y termine construcción blokaus, necesario para asegurar comunica­ciones.

"Acaba de elevarse un globo en campamento del Hi­pódromo, para observar cañadas Gurugú y cañonearlas.»

Como se ve, los moros, cada vez con mayor osadía, atacaban nuestras posiciones, y diariamente (y este dia­rio fué largo) al enviar de la plaza el convoy de víveres y agua (pues hasta el agua y leña para hacer los runchos había que llevarlas y procedía de España), todos los días, repetímos, eran tiroteadas nuestras fuerzas, sufriendo más ó menos bajas de muertos y heridos.

El disgusto que esta situación, indudablemente for­zosa, causaba en el público era grande.

Los ar i s tócratas en la guerra.—Uua nota sim­pática hubo en esta guerra, que no se observó en ningu­na de las anteriores: la de que varios aristócratas y jóve­nes de familias bien acomodadas ingresaron voluntaria­mente en el Ejército ó hicieron su servicio militar como buenos soldados.

El Cuque de Medina de Bioseco, el Duque de Zara­goza, el Marqués de Ayerbe, el hijo del CondS de Berbe« rana, el de la Condesa de Pardo Bazán, D. Bnmón Q&a-set y otros varios dieron este ejempilo de civismo y de re­solución.

In tento de hne lga en Madrid.—En la capital de la Nación estaban también los elementos revolucionarios dispuestos á secundar los sucesos de Barcelona.

Para este día (fecha 2) estaba anunciada la huelga general en varias capitales; pero el Gobierno, procedien­do con una previsión acaso exagerada, pero muy oportuna en aquellos momentos, encarceló con antelación á Pablo Iglesias, & las Juntas directiva? de los elementos obre-

2 7 6 SOLDBVILLA.—KL AÑO POLÍTICO •V

ros, inoluso algunos Concejales; aprisionó oerca de 200 obreros, cerró la Casa del Pueblo, cacheó á las gentes, publicó bandos con terribles amenazas y no ocurrió nada de lo que se temia.

D Í A 3.—Diarlo de la sedición de Barcelona. Después de varios días de casi absoluto silencio, restable­cida—relativamente—la normalidad en Barcelona, se permitió publicar la siguiente nota, redactada de común acuerdo por representantes de la mayoría de los periódi­cos locales y con arreglo á la instrucción de la censura militar.

¿Encierra toda la verdad? Nadie puede afirmarlo. Su único fin, ya lo dijeron los diarios barceloneses, fué con­tribuir á la pacificación de los espíritus.

La acogemos aquí precisamente para huir de las exa­geraciones de otros relatos de la prensa, y para que no sé nos pueda tachar de tendenciosos y parciales en la rela­ción de los hechos.

Decía así:

uLunes 26 (Julio).—Desde primeras horas de la ma­drugada, pequeños grupos recorren talleres, fábricas y núcleos obreros invitando al paru general, que dicen acor­dado como manifestación pacifista.

nLa invitación es fácilmente secundada y escasos los incidentes á que da lugar la generalización del paro.

"A media mañana, la mayoría de los trabajos están paralizado», algunas tiendas tienen entornadas las puer­tas, obsérvanse numerosos grupos, por ahora en actitud pacífica, entre los tjuales se ven muchas mujeres que os­tentan laoitos blancos en el pecho.

nLos tranvías siguen circulando, y el hacerlos parar da lugar á incidentes y colisiones entre los huelguistas, la Policía y la Guardia civil. Frecuentemente se oyen disparos y toques de atención, seguidos de nuevos dis­paros.

»Los tranvías son detenidos, unas veces obstruyendo la vía, otras desenganchando el trolhy. Algunos carrua­jes sufren desperfectos.

"Según las refereuoias oficiales, en Uj distintas ooli»

AGOSTO DK 1909 277

sionesocurridas hasta las siete de la tarde han resaltado dos Guardias civiles y siete de Seguridad heridos, en el Clot, y de los huelguistas, tres muertos y varios heridos.

nEn la colisión habida en el paseo de Colón, frente ¿ la Capitanía general, heridos un guardia de Seguridad y tres paisanos. En la calle de Aribau, varios de éstos. Y en Pueblo Seco, tres paisanos heridos y un agente gra­vísimo.

"Al medio día, en el Gobierno civil, se reunió,ante la gravedad de las circunstancias, la Junta de Autoridades. En ella, el Gobernador civil, Sr. Ossorio y Gallardo, en­tregó el mando al Capitán general, P . Luis de Santiago. Parece ser que en la reunión, el Sr. Ossorio no conside­raba indispensable la risignauíón del mando, y el Presi­dente interino de la Audiencia, Sr. Enciso, la creía ne­cesaria, prevaleciendo al fin este último parecer.

nEl Sr. Ossorio presentó la dimisión del cargo de Go­bernador civil, y del despacho de los asuntos que quedan á la decisión del Gobernador después de la resignación del mando quedó encargado el Sr. Enciso.

«Durante la mañana y la tarde circularon noticias respecto á sucesos graves ocurridos en Tarrasa, donde fcé incendiado el puente del ferrocarril, y al tratar de impedir el incendio fueron heridos el Capitán, un Te-ni( nt« y un guardia civil.

nDe Badalona comunicaron que estaba interceptada la lii.ea férrea y suspendida la circulación de trenes.

"Encargado del mando el Capitán general, D. Luis de Santiago, con las formalidades de ordenanza, hizo pu­blicar el correspondiente bando.

DLOS periódicos de la tarde suspenden su publica­ción.

•nMaiU» 27.—La nc che fué en Barcelona relativamen­te tranquila; pero, aun cuando el paro creyóse que sería sólo por veinticuatro horas, y así parecía haberse acor­dado por algunos núcleos obreros, se vio desde las prime­ras horas que la huelga iba á continuar. Te los pueblos limítrofes recibiéronse noticias confusas, pues al medio día las comunicaciones estaban cortadas, no quedando expeditas más que las de Francia.

ii£n Yillanaeva, fué cortada la linea férrea y la te -

2 7 8 SOLDSVILLA.—BL ÁÍtO POLÍTICO

legráfioa y lá telefónica. Durante la nóohe, en Pueblo Nuevo, fué incendiado un edificio que ocupaban los pa­dres maristas.

«Por la mañana, una oolumna de Infantería, subdivi -da en secciones, recorrió las ramblas y el Paralelo y ca­lles comprendidas entre ambas vías, disolviéndose el pú­blico á la presencia de las fderzas. Ea varias calles transversales, fueron levantados trozos del pavimento y formados montones de adoquines para dificultar la m r-cha, princi) almente á la Caballería.

nEn vista de>la actitud del público y de la situación de la ciudad, el Sr. Capitán general publicó un bando previniendo que se baria luego sin previo aviso contra los grupos que interceptaren la vía pública.

uEn Gracia, á la e&trada de la calle Mayor, grupos de paisanos parapetados en una barricada se tirotearon con fuerzas de Caballería; pero al acudir la Infantería con dos piezas de artillería, dispersáronse los que tiroteaban en todas direcciones.

»En la Central telegráfica y en la telefónica dijeron estar incomunicadas, no quedando utilizable más qae el cable.

nSe inician nuevos incendios con el de la iglesia de San Pablo y el del colegio de los padres escolapios de la ronda de San Antonio.

"A medida que va entrando la noche, desde los terra­dos y azoteas se ven surgir nuevos focos de fuego, reve­ladores del incendio de iglesias y conventos.

"Algunas Comunidades han abandonado sus residen­cias, casi todas ellas antes de los incendios, y algunas, las menos, mientras éstos se incendian, invitados por los mismos incendiarios, se refugian en algunas casas.

"El tiroteo es continao, aun cuando la noche lo hace poco efectivo. Las patrullas de Caballería son acogidas con aplausos y aclamaciones; pero los incendiarios pro­curan huir á la presencia de la fuerza, aunque se rehacen inmediatamente.

ffIglesias y conventos quemados.—L&noohe ha sido ver­daderamente trágieá. La relación aproximada de iglesias y conventos siniestrados es la siguiente:

nSau Pedro de las Paellas, Saá Cucufate, San Pablo,

AGOSTO DE 1909 2 7 9

Santa Madrona, parroquia de San Andrés, parroquia de Clot, Jerónima, Valldonoella, escolapios de San Antonio, salesianos de la calle de Manso, agonizantes, capilla de Marcú?, maristaa de Pueblo Nuevo, frailes de la Granja, hermanos de la Doctrina. Cristiana de la carretera de Sa­rria, franciscanoR de la ca'le de Santaló, monjas capuchi­nas del campo de Galvany, convento de Loreto, convento de San Miguel de la calle de Rosellón, monjas arrepenti­da?, magdalenas, paúles, oonoepcionistas, San Felipe Neri de Q-raoia, beatas de Poblet, Josefinas de Poblet, frrtnoiscanos de Poblet, parroquia de San Juan de Gracia, carmelitas de Gracia, misioneros del Sagrado Corazón de María, maristas del campo de Grassot, siervas de María de la calle de la Universidad, parroquia de Horta, damas negras de Horta, parroquia de los Angeles (en parte so­lamente). Seminario Conciliar (en parte solamente), Mon-tensión de la rambla de Cataluña (en parte).

rtMiércoles 28.—El amanecer de este día es tristísimo. A pesar del espíritu de la población, en todos el desarro­llo de los sucesos ha sido de una serenidad admirable, sin que el pánico llegase á producirse con lá intensidad que lo grave de lo ocurrido podía hacer suponer; por las calles apenas circula nadie, y, desde luego, no se ven grupos, atendiendo las indicaciones del bando que prohi­be su formación.

nLas primeras horas del día, hasta las nueve de la nañaua, son de una calma solemne, apenas turbada por algún que otro tiroteo. Después de esta hora vuelven á reproducirse los incendios en algunos centros religiosos que ya habían sido incendiados.

«Las tropas acuden á evitar, en lo que pueden, estos incendios, y se producen frecuentes colisiones, que man­tienen la alarma durante el día.

"El Capitán general, Sr. Santiago, sale seguido de poco nurnerosa escolta á recorrer algunas vías, y en el Paralelo es objeto de una agresión, que repele la escolta y no tiene consecuencias.

nEn este día llega un correo por la línea de Francia,

?ue no era esperado. También llegan nuevas fuerzas de di-erentes puntos. Siguen sin publicarse los periódicos.

"Entre el vecindario circulan los más extraordinarios

2 8 0 SOLDBVILLA.—EL AÑO POLÍTIOO

rumores, que, ¿ pesar de su gravedad, no consiguen alte­rar el espíritu de la poblaciÓD.

nLas medidas de precaución, como registros, cacheos, etcétera, son aceptadas por todos sin protestas.

"En la calle de Pelayo, los agitadores se apoderan de una casa desalquilada, destinada á Delegación de Hacien­da, desde la que hacen algunos disparos.

»La noche, aunque agitada, transcurre sin que la gra­vedad de los sucesos aumente.

«Jueves 29.—La mañana, hasta las nueve, la tranqui­lidad es casi completa. £1 vecindario se dedica á aprovi­sionarse, realizándolo sin grandes dificultades, aun cuan­do falta carne fresca y escasea algún otro articulo.

nPor la mañana, se asegura haber caído en poder de los revoltosos las armas del batallón -de los Veteranos de la Libertad.

"Desde media mañana, el tirotea es bastante vivo, es­pecialmente en la parte izquierda del casco de Barcelo­na, en el Clot y en San Martín. En estos dos últimos si­tios la refriega ha sido bastante dura, habiendo jugado la artillería.

»En la calle de Valencia, al incendiar nuevamente el convento de las ooncepcionistas, el grupo es tiroteado por la fuerza pública.

»La correspondencia pública expídese por mar á Ta­rragona. Se oyen frecuentemente disparos hechos desde los terrados en diferentes puntos de la población. Se reae lizan numerosas prisiones. Sigue el día sin publioars-periódioos ni recibirse de fuera.

" Viernes 30.—Amanece el día con tranquilidad. A las dos de la tarde hay un nuevo tiroteo en las ooncepcio­nistas.

"De tres á cinco, todo parece haber terminado en el centro de la ciudad, y las gentes salen á la calle á sus quehaceres y en busca de noticias y periódicos de fuera. Se ponen ¿ ia venta algunos en varios kio8oo3 de la ram­bla; pero ¿ poco se producen algunas alarmas y vuelve á quedar despejada la vía pública. En la calle de la Uni­versidad, y especialmente eu la plaza de Letamendi, á las cinco de la tarde, hay un vivo tiroteo, entre los in-oendiarios, que pretenden pegar fuego & un pequeño con-

A008T0 DB 1909 281

vento de las inmediaciones, y las fuerzas públioas, qne lo impiden.

«Sin graves dificultades circulan los carros para el reparto de la carne á los tablajeros. Las calles están k obscuras, por falta de gas, desde hace dos dí^s. Única­mente el alumbrado eléctrico luce en las que lo tienen.

nSábado 31.—La noche de ayer á hoy ha sido tran­quila. El dia se ^^resenta con aspecto de acentuada nor­malidad. A las once de la mañana, los grupos han inten­tado el asalto de un convento .«ituado en la calle de Ro-ger de Flor, y según nota oficial, la Guardia civil ha di-parado sobre el grupo, causando seis muertos, buen número de heridos y detenido á diez y seis individuos.

nLa dificultad del dia estribaba en ser fecha de pago d© jornales y salarios, y en una reunión celebrada por los principales elementos fabriles se adoptó el acuerdo de pagar sus jornales á los obreros que el lunes se presenten al trabajo.

ȣ8te acuerdo parece haber influido en gran manera, para restablecer la tranquilidad.

nEn vista de la observada, el Capitán general publica el siguiente bando:

uDon Luis de Santiago Manescan, Teniente general de los Ejércitos nacionales y Capitán general de la cuarta región, hago saber: Qne en vista de iniciarse la tranqui­lidad, invito á todos los vecinos para que contribuyan á lograrla por completo, procediendo á la apertura de es­tablecimientos de todas clases, teniendo presente también que está permitida la circulación por las calles á todas

. horas; bien entendido que subsiste en absjluto la pro-hihioión de formar grupos, los cuales, con arreglo á mi bando anterior, seguirán disolviéndose y castigando como en aquél se determina.—Lui» de Santiago Maneseau.— Barcelona, 31 Julio 1909.»

, nCircula el ferrocarril de Sarria y se ven por las ca­lléis muohos carruajes.

••Los establecimientos públicos empiezan á abrir sus puertas.

ffLos cafés están animados.

2 8 2 SOLDBVILLA.—EL A S O FOLÍTICO

» ¡domingo, 1.' de Agonto.—La ñocha ha pasado en ab­soluta calma.

"El público, desde primera hora, ha invadido ia» ca­lles, y la normalidad parece definitivamente recobrada»

. "Se ven muchas señoras; los carruajes circulan con absoluta libertad; se ha restablecido la marcha regular de los ómnibus, y circulan todos los tranvías cuj'a lineas es­tán en condiciones de hacerlo.

..«Durante los sucesos ocurridos dtsde el dia 26 hasta el dia 80 se han cansado: ,

«En el Ejército, tres muertos y 27 heridos. .nEn los paisano.», 75 muertos, enterrados hasta el dia

80 en,,el oementerio del Sudoeste, y 126 heridos, que han ingresado en los hospitales, habiendo quedado gran nú-ipÍ9ro de 9II0S ocultos en las casas particulares para su ou- ración.;

«lExieten en Montjuich 400 presos, y 105 en la Cárcel Modelo.

"En breve se celebrarán Consejos snmarisimos. »Los juzgados ordinarios se han inhibido á favor de

la jurisdiqción de Guerra en las causas motivadas por los sucesos recientes.»

Esta fué la relación hecha por la prensa y consentida por las Autoridades. Claro está que la relación es lo más pálida y suave posible, pnes durante los luctuosos días tesefiados hubo escenas verdaderamente horripilantes, Qomo la verificada en el convento de las jerónimas, donde laSíturbas exhumaron los cadáveres de las monjas última* mente fallecidas y los llevaron en procesión macabra y trágica, arrastrándolos por las calles de la población, de-jándoloH en diferentes puntos, tales como á la puerta de de la iglesia del Pino y á la piferta de la casa del se&or y.iiel, y en otros sitios de las palles del Hospital y de la Universidad.

La Alcaldia enterró más de catorce cadáveres de infe­lices Religiosas.

A esto no se había llegado en Espafia jamás.

P r o t e s t a del Ayuntamiento.—No queremos no&-otros recargar el cuadro con más horrores de I09 que real-

AGOSTO DK 1909 288'

mente acontecieron. Reflejados están en la protest» vo­tada por el Ayuntamiento, que deoia así:

u£l Ayuntamiento de Barcelona, en nombre de la ciudad y en el de la conciencia humana, protesta de loa actos de vandalismo que durante la semana próxima pa­sada han tenido lugflr en ella, como son: inaendios, de" vastacioues, estragos, pillajes, sacrilegios, profanaciones de sepulturas y cadáveres-, mutilaciones, etc., y declara ante Cataluña, ante España y ante el mundo que estos crímenes afrentosos sólo se han podido cometer mediante circunstancias & que es ajena la ciudad, y por turbas en­vilecidas, que, si por acaso en ella residen, no tienen co­munión espiritual con sus ciudadanos, por íradíoión glo­riosa singularmente celosos del buen nombre y de la cultura de la ciudad, amantes de todos los progresos y mejoramientos dentro del orden y el respeto de la perso­nalidad humana y de los derechos y atributos que la Na­turaleza y las leyes le confieren.)»

Fué aprobado por veintidós votos contra diez y seis. Durante varias sdtnanas la prensa publicó nuiuerosog

relatos ampliando estos acontecimientos.

Dedarao iones de Sol j Ortega.—El elocuente Diputado republicano por Btroelona, llegado en esta fe­cha ¿ Madrid, hizo las siguientes manifestaoiones res­pecto al carácter de la sedición:

ttAtribuir, como se ha dicho, al movimiento carácter separatista, es una injusticia notoria, pues n» ha tenido, ni por asomo, semejante carácter. Basta recordar que las tropas, durante los tristes aoonleoimientos, han sido aplaudidas, vitoreadas y Obsequiadas en extremo, para convencerse de ello. Hasta qué punto llegaron los vítores y aplausos tributados al Ejército por el pueblo, lo de* maestra una alocución del Capitán 'general, en que se hace referencia á estos aplausos. En obsequio á la justi^, cia debida hasta á los enemigos y en honor de Cafainñ», conviene dejar desmentido categóricamei;ite el carácter de-separatismo atribuido á la insurrección.

2 9 4 aOLDBVILLA.—KL A*0 POLÍTICO

«Tampoco el movimiento puede ser caliñcado de anar­quista, paes el hecho de haber sido incendiados algunos conventos nu ba^ta á atribuirle este carácter; como no se quiera pretender que lo ocurrido el año 35 del siglo pasado también tuvo carácter anarquista.

"Igualmente hay que negar que la iusurrecoión ha sido republrcana, pues ninguno de los partidos de tal nombre ha cooperado colectivamente á ella, ui tenido si­quiera noticia de que iba á promoverse.

«Lo que hay es que en la hue'ga, primero, y en los ul­teriores acontecimientcs, tomaron parte elementos popu­lares dtí toda oíase de ideas, cosa que no puede imprimir á aquélla filiación política ó social determinada.»

Orlffen y oarActer del mo7lmiento.—Entonces, 86 preguntaban las gentes, ¿cuál es el origen y carácter de la sedición?

Véase lo que dijeron testigos presenciales y desapa­sionados:

Es indudable que el verdadero y primitivo origen fué la protesta iniciada por socialistas y repnblioanos contra la guerra; protesta que arraigó y hasta se hizo simpática en gran parte del público, por la disposición, legal indu­dablemente, pero de inoportuna aplicación, de llamar á las filas á los reservistas, muchos de los cuales, ya lo he­mos dicho, eran casados y con hijos.

La prohibición de mítines en que el espiritu público se expansionara, la exagerada é imprudente severidad del Ministro de la Gobernación, Sr. La Cierva, contra todo lo que significaba libertad de pensamiento oral ó escrito, hizo que los centrus socialistas y republicanos trabajaran en secreto y que los centros directivos de la clase obrera hicieran trabajos para conseguir en toda España la huel­ga general, proclamada tímidamente en algunas pobla­ciones, como Bilbno, abortada en absoluto en otras, como Madrid, y qne en Barcelona, por la mayor importancia de sus elementos, estalló con fuerza y con tanto mayores re­soltados cuanto que la ciudad catalana había quedado oasi exhausta de fuerras militares, por haber dado la ca­sualidad, ó el error, de sacar de Cataluña la primera bri­gada de Cazadores que se envió á Melilla, medida que sa

AGOSTO DB 1909 286

comentó mucho, sobre todo porque el Ministro de la Guerra, General Linares, haoia poco tiempo que habia salido de la Capitanía general de Catalufi.a y debía cono­cer el estado de la capital catalana y de la región.

Si á esto se añade que en Barcelona se oonátituyó una Junta revolucionaria, y que se proclamó la fiepúbli-oa en GranoUers, S.ibadell, Mataró, Vilasar, Manresa, San Feliú, Martorell y otras poblaciones, no cabe dudar que en toda la rt^gión catalana el moví miento tomó un carácter revolucionario, del cual se aproveobaron lo» anarquistas para llevar á cabo algunos de sus reprobables intentos, y de que se agregaron también todos eso^ ele­mentos innominados, pero siempre terribles, que existen en toda gran población y que se aprovechan de todo mo­vimiento social y político para entregarse al robo y al pillaje.

Esto sin contar con aquellos otros elementos faniti-cos que surgen espontáneamente porque si y llevan i cabo, por exaltación, los más terribles actos.

Que la sedición tenía carácter republicano radical anarquista, parecen indicarlo las decisiones y sentencias de los Tribunales, que ordenaron prender á machos repu­blicanos, entre ellos, á algunos Concejales del Ayunta­miento barcelonés, á periodistas republicanos, y desterró á varios amigos y partidarios del famoso Ferrer, de la Escuela Moderna, el complicado en el proceso Morral, y que á la razón habia desaparecido de la quinta en que vivía.

Lo que puede afirmarse es que, en un priúoipio, se creyó que el movimiento tenia carácter separatista, razón por la cual no fué secandado en otras provincias. EL ais­lamiento en que el Sr. La Cierva tuvo á toda la región catalana contribuyó á sostener esta creencia, evitando asi que repercutiera en otros puntos.

Otra nota, también importantísima en esta sedición y que puede que en ella tomaran parte toda clase de ele­mentos, y con diversas miras, fué la de que gran número de los detenidos, procesados y sentenciados eran em­pleados del Ayuntamiento, como lo era, según se verá, el primero de los sentenciados que sufrió la pena de muer­te, impuesta por el Consejo de Guerra, Miguel Baró.

2 8 6 SOLDBVILLA.—EL A S O POLÍTICO

Otro de los detalles que mis se comentaron respecto 4 «stos horribles é inauditos sucesos de Baroeloni fué el largo lapso de tiempo que pasó antes de que las Autori­dades tratasen de impedir y castigar los desafueros come­tidos por las turbas. Asi, por ejemplo, en ol convento de escolapios, grandioso y enorme edificio, que casi quedó reducido á escombros, estuvieron instalados tres días los sediciosos, sin que nadie, en realidad, se metiera con ellos.

¿Es que las Autoridades, carecían de fuerzas ó no te­nían confianza en las que estaban á sus órdenes? Esta pregunta se hizo mucha gente. Lo cierto fué que hasta que no llegaron refuerzos de tropa, no comenzó seria­mente la represión de los bochornosos y criminales des­órdenes.

En cambio, después se castigó con terrible severi­dad el movimiento, pues ya por los Tribunales ó ya por medidas gubernativas, pasaron de 2.000 ios presos, y de 4.000 los deportados de diversos puntos de Cataluña.

Seclaraoiones de ligarte.—Algunos días después de sofocada la sedición, fué á Barcelona el Fiscal del Su­premo, Sr. Ugarte, para hacer una información y for­mar juicio respecto de los trágicos sucesos.

Vuelto á Madrid, conferenció con el Bey y con el Go-biemo, y al salir de Palacio hizo ^ los periodistas las si­guientes manifestaciones respecto al origen y carácter de la sedición:

uEn cnanto i mi opinión acerca de los sucesos... yo les asignarla un carácter de revuelta armada, militar, para hacer más gráfica la idea. Se singulariza por ata­ques y agresiones armadas contra el Ejército y las Auto­ridades. Por eso no pueden intervenir en los sumarios más que las Autoridades militares, .con estado de guerra ó sin él.

"Ferrer ha sido el fautor y director del movimiento, y estuvo en el comienzo de los sucesos al frente de los grupos. Sin duda, luego, viendo, que no marchaba á su gfttisfaeción la jornada, se trasladó á Mongat, desde don­de dirigió, haciéndolo irradiar, el movimiento en varios

ASOSTO ÓE 1009 ^87

pueblos de la provincia. Luego marchó & Mataró, dasapa-reoiendo de la escena después.»

Estas manifestaciones fueron muy comentadas, y en ellas se inspiró el Sr. Ugarte para esjribir su Memoria sobre los sucesos; pero mucha gente creyó que habia error al atribuir á la sedición carácter de agresión al Bjército, pues, por el cohtrario, cuando los revoltosos enoontraban so'dados, los vitoreaban, lo cual, considerándolo peligroso para la disciplina, el General Santiago, que mandaba en Barcelona, hubo de advertir que mandaría hacer fuego contra los revoltosos, «aunque vitorearán al Ejóroiton.

D Í A 8. —Suspensión de la redención & meta -Íleo.—La Gaceta de esta fecha publicó la siguiente fieal orden, que, á pesar de sus términos concisos, vale macho mas que otras farragosas y altisonantes disposiciones:

uEl Rey (Q. D. G.) se ha servido disponer quede en suspenso toda redención á metálico del servicio militar hasta nueva orden.

"De Real orden lo digo á V. E. para su conocimiento y demás efectos. JUios guarde á Y. E. muchos años. Ma­drid, 4 de Agosto de ly09.—Linares.n

Era esta facultad de redimirse del servicio militar la que más argupaentos daba á las clases populares y exal­tadas en contra de las qué llaman clases burgueses y aris­tocráticas, sirviéndoles siempre de tópico en sus discursos de propaganda revolucionaria.

'Alguien creyó que la disposición dada en este día era alg¿ como óonseouenoia de los sucesos de Barcelona; pero á nosotros nos consta que, mucho tiempo antes, B. M. el Bey habia manifestado deseos y propósitos de que asi su­cediera.

D Í A 6.—Declaraciones de Moret.—ElJéfe del partidc liberal, que se hallaba en Suiza, escribió al autor de esté libró una carta, que fué publicada en La Corres^ pméencia de Etpaña, en Iti cual deoia:

2 8 8 SOi:,DBVIH.A.—BL Alto POLÍTICO

«Lo que ocurre es tristísimo y sin precedentes, y es además una leooión grandísima para los que hoy nos go­biernan, y que habrán de aprender los que gobiernen ma­ñana.

nEn cuanto á las coúsecuenoias para él país, todavía no pueden apreciarse ni en el orden material ni en el moral.

»Lo de Barcelona es una horrible expiación. Y ha habido un momento en que los carlistas, alegando la im­potencia del Gobierno, han pensado en armarse para de­fender los conventos en Cataluña.

nComprendo que .la opinión esté desconcertada, por­que son muchas las causas de perturbación que se han desarr< llado en España; pero por eso mismo es preciso esper&r á que se sedimente el terreno y ver ío que flota después de este diluvio.

itAhora no hay más que ayudar al Gobierno, que es la Patria, á que se imponga y restablezca el orden.

nNada de cambio de Gobierno, de Gabinete militar ni de reunión de Cortes.

nMncha unión y mucha calma. "Dicen los marinos que á mal tiempo buena cara, y el

romancero, que uá más contrarios, más bríost. nMi papel es continuar haciendo Patria y guardando

silencio. »Ya llegará el tiempo de hablar.»

El 8r. Moret se ofreció al Sr. Maura para cuanto fue­ra preciso.

Deolaraoiónes de Montero Ríos.— El Diario Universal publicó las siguientes declaraciones del Sr. Mon­tero Bios:

uTodo buen español debe, sin volver la vista atrás, ni acordarse de intereses menos elevados que los sagrados de la Patria común, y aun subordinando los particulares al general de la Nación, ayudar á los Poderes públicos para restablecer, sólida y enérgicamente, el orden inte­rior, y para sal var con toda energía y con toda rapidez

AOOSTO DE 1909 28d

el honor; P«TO exicluBÍvamente el honor comprometido de la bandera de la Patria más allá del Estrecho.

nMientras esto no se haga, oreo que no es licito debi­litar la acción del ii'oder público discutiendo su conducta pasada y presente.

"Salvemos, ante todo, fuera de las frouteras, el honor nacional, y dentro de ellas, el orden social, uno y otro gravemente Comprometidos, y pongamos térmiuo á la sa­tisfacción de concupiscencias é insaciables apetitos á\jue no es licito subordinar el interés común, y después que éstos sagrados intereses estén á salvo, tiempo vendrá de exigir responsabilidad á los que los hubiesen comprome­tido.»

Aparte todo esto, el Sr. Montero Itios, en correspon­dencias particulares, juzgaba.durisimamiente la conducta del Gobierno, especialmente en lo relativo al origen de la guerra del Riff.

N u e v o Gobernador de Barcelona.—Al despa­char con el Bey el Sr. Maura, puso á la firma un decreto nombrando Gobernador civil de Barcelona á D. Evaristo Qrcispo Ázorin, Diputado á Cortes por Ghelva.

La historia política de este sefior era muy breve. Era Diputado por primera vez. Al ser nombrado Director de Obras públicas D. Abilio

Calderón, ocupó el Sr. Crespo Azorín el puesto que aquél desempeñaba en la Comisión del proyecto de Administra­ción local.

El citado señor intervino algunas veces en la disou' sión de dicha proyecto, para dar descanso á los individuos de la referida Comisión que llevaban el peso de los de* batea.

Era amigo particular del Sr. La Cierva, Ministro de la Gobernación.

Fué este nombramiento (salvando siempre la honora­bilidad personal del Sr. Crespo Azorín) otro motivo de censara para el Gobierno, atribuyendo á un acto de so­berbia y nepotismo el hecho de que, cuando se creía que el Gobierno buaoaría ana personalidad de excepcionales oondiciones ó de gran categoría política para el Gobierno

19

2 9 0 SOIDKVIHA.—K. AÑO POLÍTICO

de Baroelona, hubiese designado á lín señor qae, aun cuando tuviera todos los méritos deseable^, no los había demostrado todavia.

D Í A 8.—Deolaraoiones de D. jreiime.--Don Jai­me de Borbón, que acababa de heredar de su padre Dan Carlos sus pretendidos derechos á la Corona dÜs Sspaña^ hizo las siguientes declaraciones, que fueron su primer acto político como pretendiente:

uFijando mi situación y la del carlismo ante los acon­tecimientos de Espafia, debo declarar que el carlismo ea un partido de orden,, que quiere ser una esperanza para la Patria y no un horrible fantasoia.

nJamás encenderé voluntariamente la guerra, y me­nos todavía la civil.

»Si tuviera que ir á España ¿ la'oabeza de un ejérci­to, sería solamente para restablecer el orden y no para perturbarle; por ejemplo, si D. Alfonso fuese expulsado por la reyolución.ó lo exigiera la felicidad del país,

nSeria declarar á los carlistas enemigos de su propia Patria confundirlos entre revolucionarios y cabilas.

»Los carlistas quieren la paz, como todos los españo­les; pero la guerra marroquí no puede ya evitarse. Los moros que no quieran respetarlos Tratados deben ser castigados. Esto no es un negocio privado, sino uua cues­tión de- prestigio nacional.

nCon mi retirada á Frohsdorf be querido demostrar mi espíritu pacífico, y que solamente tengo una ambi­ción: la dicha de Espafia.»

DÍA 11.—irn telegrama de Kanra.^Eran tan graves las noticias que, acerca de lo ocurrido en Baroe-' lona después de la sedición; publicaban algunos periódi' 008 extranjeros, que el mismo Sr. Presidetite del Consejo de Ministros se vio precisado á dirigir el siguiente tele­grama al Standard, que le publicó el 9 del actual:

oSr. Director del Standard: uLa noticia que ha circulado de haber sido ejecutados

los detenidos en las prisiones de Baroelona oareoe por completo de fundamento."

AGOSTO DB 1909 201

D Í A 13,—Nada de crisis.—El Sr. Maura negó rotundamente que hubiese motivo de crisis, y el Ministro de la Gobernación remitió el siguiente telegrama circular á los Gobernadores civiles:

uAunque supongo innecesario desmentir las dispara­tadas noticias de crisis ministerial ooxi que en todo tiem­po se ha favorecido á este Gobierno, en actuales cironns-oias considero deber prevenir á Y. S. contra esta manio­bra, que no tiene el menor fundamento serio.»

Además, amenazaba con suspender los periódicos que hablasen de huelgas, detenciones, oiovimiento de tropas, y hasta por publicar dibujos ó grabados sentimentales.

Desertores.—El Boletín Oficial de Barcelona publicó una circular del Gobernador civil, concebida en los si­guientes téripinOs:

uEzcmo. Sr.: El Ezomo. Sr. Ministro de la Guerra, en telegrama de esta fecha, dice ni Exorno. Sr. Capitán general de esta región lo siguiente: u £1 mayor número, de individuos que falta incorporar á los Cuerpos de la quinta región son los llamados en Catalufia; es preoiao que dé Y. £. órdenes terminantes par<i que se obligue lA incorporación de los con licencia ilimitada y trimestral en los tres primeros años de servicio, capturándolos,' si es necesario, y conduciéndolos á sus Cuerpos, escoltados ea los trenes por la Gu&rdia civil.»

Efectivamente, las deserciones en estas provincias, fueron numerosísimas.

DlA 14.—Ansiedad.—Dificultades ezterio-rés.—La opinión pública esperaba con ansiedad patrió­tica grande* noticias de Melilla. ^ A partir del dia 9, para cuya fecha anunció el propio Presidente del Consejo el comienzo de las operaoionev, ^ avance proyectadas por el General Marina, el público es­taba ansioso de reoibir noticias, y el silencio del Gobier­no aumentaba la general. Impaciencia.

21^2 SOLDBVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

Se Kabló de dificultades surgidas fuera de España;-primero, por una nota del Sultán Muley Haffid á las potencias, declarando casus belli la conducta de España en el Bif, contraria al Acta de Algeoiras, y después, por al­gunas indicaciones de Alemania, más ó menos amistosas, oponiéndose á que España avanzara en Marruecos más allá del poblado de Nador; es decir, á las puertas mismas de Melilla.

Aunque estos rumores fueron desmentidos, el disgusto general era grande.

D Í A Ifi.—Alocución del General Marina.—El General en Jefe publicó en la orden de la plaza de esta fecha la siguiente proclama al Ejército:

«Concentrad&s ya en esta plaza y sus alrededores to­das las tropas que el Gobierno de S. M. ha puesto bajo mi mando, para vengar los agravios que algunas cabilas del Biíf han inferido á la Nación española, cúmpleme sa-saludarlas en la orden de hoy, expresándolas la satisfac­ción y el entusiasmo de qtie me siento poseído al frente de ellas.

nLa imaginación impresionable de nuestras clases po-

Salares ha forjado fantásticas leyendas acerca de las oon-iciones que reúne el enemigo á quien hemos de com- j

batir. nTenéis sobre él innumerables ventajas: el armamen­

to, la táctica, la instrucción y la disciplina, que es elarma más poderosa de los Bjércitos.

«Seguid el camino que os indiquen vuestros Jefei y Oficiales; obedeced sus órdenes ciegamente, pensad en los momentos del peligro en que, aprovechando los acciden­tes del terreno y conservando serenidad para esgrimir vuestras armas y hacer fuego en la forma que se os orde­ne, sois invencibles.

"Yo os prometo conduciros á la victoria y facilitaros medios para que escribáis una página gloriosa en la His­toria de nuestra Patria.

"Europa nos ha confiado la misión honrosa de abrir paso á la civilización en este país salvaje, y hemoá de cumplirla.

AaosTo Da .1909 293

nEspafia tiene la vista ñja en vosotros, y con los aplausos que os tributa á diario y oon los dignos dones que 08 otorga pródiga y generosamente, ps alienta á que probéis que sois dignos descendientes de aquellos herpes que hace medio siglo clavaron nuestra bandera en los mi­naretes de Tetnán, paseándola victoriosa por el valle de los Castillejos, por la cuenca del rio Martin y por las ás­peras montañas de Wad Ras.

«Pensad que cuanto mayor sea vuestro esfuerzo, antes volveréis á vuestros hogares cubiertos de gloria.

"Rendid culto fervoroso á la disciplina y al honox. «No olvidéis que hasta vuestras madres os despreoia-

rian sí desmayaseis en el cumplimiento del deber. »Y cuando en el fragor del combate escuchéis el auUi-^

do estridente de nuestros enemigos, con el que tratarán de intimidaros, avanzad^oon mayor decisión y arrojo., Permaneced serenos en vuestras posiciones, si asi se os ordena, limitándoos á contestar á la algarada oon los gri­tos patrióticos de ¡viva el Rey! ¡viva España!

"Vuestro General y Comandante en Jefe, Marina.n

Mucho se comentó esta alocución, comparándola oon la del General O'Donnell antes de la batalla de Tetuán; pero sobre todo cansó buen efecto, porque se oreyó que in­mediatamente comenzarían las operaciones.

D Í A 17 La sedioidn de Barcelona.—SI pirl-mer fusilamiento.

i^Barcelona, /7 (4,35 t.).

«En los fosos del castillo de Montjuioh, á donde fué conducido á última hora de ayer, desde el cuartel de Ata­razanas, 4e esta plaza, ha sido ejecutado, á las siete del día de hoy, el paisano José Miguel Baró, condenado á la última pena por el Consejo de guerra que le juzgó en el juicio snmarisimo, considerándole autor.del delito de re­belión.

flFué asistido por los hermanos de la Paz y Caridad.».

La Qotioia produjo sensación en España, donde h^oia yá muchos años que no se imponían castigos semejantes,

^ é SOLDEVILLA.—BL AftO POLÍTICO

Ante el Consejo de guerra declaró que era nacionalista republicano.

XA oensnra . —Era tan rigurosa, que hasta periódico tan sensato y prudente como El Correo publicó lo si­guiente:

"Á la una de la tarde nos telefonea el Ministro de la G-obernaoión que si El Correo insiste en ocuparse del lla­mamiento á filas de los excedentes de cupo del reemplazo de 19ü8, se veri obligado & ordenar que oese nuestro pe­riódico en su publicación.

»A.nte este aviso, retiramos elarticulo que sobre dicho asunto teníamos escrito.

nPero no creemos que ello sea obstáculo para reprodu­cir los siguientes artículos de 1^ ley de Beclutamiento.n

Y en efecto, reproducía los artículos 170, 171 y 172 de la citada ley de Reclutamiento.

DÍA 21—BnmoreB de pass.—Habían llegado & Tánger tres emisarios del Sultáo, con propósito de ir al Biff á ordenar á las cabilas que cesasen en su actitud de guerra con España.

Mucho se había comentado esto, sobre todo por decir­se que los comisionados irían al Biff en un barco español; f hasta se habló de comprar al enemigo.

Hablando de este asunto, un periodista preguntó ál Sr. Presidente del Consejo:

—¿Puede usted decirnos algo de los enviados imperia­les encargados de pacificar la región del Biff?

£1 Sr. Maura, volviéndose, contestó vivamente: —Acerca de este extremo se están esparciendo rumo­

res de una vileza sin nombre... Y ya más sereno, afiadió:

—Efectivamente; ayer ó aateayer,han llegado á Tán-

frer unos emisarios del Sultán con esa misión; pero Ma-ey Hafíd no los llevará al Biff.

nSomos nosotros los que hemos de llevarlos. EÜOS en­viados permanecerán en Tánger todo el tiempo que sea preciso, hasta que loe llevemoe al campo de SfeliUa...-

A008TO DB 1909 295

nOaro es—siguió diciendo—que las operaciones de las ti opas españolas se efectuarán independientemente de ese visje y de esas gestiones.» *

Belaoionándolo con estas declaraciones, se comentó mucho el siguiente párrafo de un articulo de La Corre»' pondeneia Militar:

uEl Ejército, si no hiciese en Melilla lo que tiene que hacer, si no llegase á donde debe llegar, seria un Ejército moralmente aniquilado, que pronto tendría que conver­tirse en sudario de la Nación, sepultándose con ella en el abismo del deshonor y del descrédito.

nLo que pueblo y Ejército ansian, lo que, con el pue­blo y el Ejército, anhelan el Bey y el Gobierno, aconte­cerá. No' lo dude nadie. Responden de ello, no sólo la tranquilidad y el porvenir del país, sino la vida y el ho­nor de España, qne á estas horas están totalmente hipo­tecados en la empresa comenzada en el Biff.n

Detenofones y destierros.—En Barcelona conti­nuaba la persecución de los sospechosos ó acusados de se­dición. En esta fecha, detuvo la Guardia civil á la fa­mosa Soledad Yillafranca, compañera de Francisco Fe-rrer, á un hermano de dicha Soledad y á José Ferrer, hermano de Francilsco.

Fueron desterrados á Aloañiz.

D Í A 22 .—Arrow, destituido.—En Barcelona les fué comunicado oficialmente á los empleados de la Poli­cía de investigación criminal, que la Comisión encargada dé dicha Polioia habia acordado separar de su empleo al dntective Arrow.

Efectivamente, este famoso policía inglés fué senci­llamente destituido, en vista de su absoluta inutilidad.

Fué un fracaso más de los que fueron á Londres á bus­car un policía especial, para demostrar que ellos sabían y podían defenderse mejor que lo que les defendía el Estado español.

T a s e ha visto el ^sal tado.

2 9 6 SOLOBVILLA.—MI. AAO POLÍTICO

D Í A 25.—La ffuerra en el Blff.—El avance á soco de El Arbá,—En esta fecha y después de tantas impaciencias'de la opinión, nuestra tropas ooa\enzaron el deseado avance.

El'General Marina, después de convencerse de qne no era tan fácil ni rápido como le hablan hecho creer algu­nos técnicos el dragado de Mar (?hioa, para la apertura de la bocana para que entrando en la gran albufera barcos

Sequefios pudiera hacerse el avance ó por lo menos la con-uooión de víveres y material de guerra por agua, se de­

cidió á verificarlo por tierra, como lo hizo con gran pru­dencia.

Véase con qué modestia y brevedad daba cuenta del hecho al Gobierno:

uMelillu, 25.

lEl General Aguilera, con las tropas que ayer salíe-rou hacia le Bestinga, se ha apoderado, ¿ las ocho y me­dia de la mañana, del zoco de El Arbá, á siete kilóme -tros al £ . de la Eestinga. Parece que existe alli agua potable para el abastecimiento de las tropas.n

El,zoco de El Arbá, ocupado por nuestras tropas, tQnia singular importancia estratégica, porque domina la gran llanura de Arkeman.

Su ocupación causó en los moros de las cercanías sor­presa y temor, pues en vista del avance de nuestras tro­pas, las cabilas de Ulad, de Settat y de Beni-Bellagí, que ya venían manifestando deseos de someterse, lo ofre­cieron así, temiendo las oonsecnencias de la guerra.

La ocupación del zoco de El Arbá se realizó felicisi-mamente, instalándose la tropa cerca del pozo de'Jalmas y de la casa del Santón de la Puntilla, junto al camino que, por la llanada, va á la alcazaba de Zeluán.

La prensa dedicó á este movimiento de avance exten­sísima información telegráfica y postal.

Cabo condecorado.—En el Hipódromo, se verificó oon toda solemnidad el acto de condecorar al cabo del ba­tallón Cazadores de Estella, José Calvo, que en él te­rrible y desastrozo combate del 27 de Julio salvó-á un

AGOSTO DB 1909 297

soldado herido que se llevaban los moros, matando i éstos.

El Teniente Coronel le impago la oraz 7 el mismo Qe-neral Marina, ame las tropas formadas, le fdlioitó.

DÍA 27.—Otro 2>equefio avance.—El valle de Taganüat.—Se recibió el siguiente telegrama o£oial:

uMelilla, 27 (19,40 n.).

nAyer, i las diez y tres cuartos, tuerzas de Oabo de Agua comenzaron fuego desde alturas á la entrada del valle Tagauint, y ¿ la llegada de la columna mandada por el Coronel Larrea, comenzó el ataque á los aduares del valle, haciéndolo moros leales por la izquierda (había algunos moros qae peleaban á nuestro lado); de frente, en vanguardia. Teniente Pazos con Policía á píe / i ca­ballo, más algunos jinetes de la sección Oaballeria-f. por la dereOha, subió ¿ alturas próximas Teniente Coronel G-avilá con dos compañías, y por pl centro, el Coronel Larrea con el resto de las fuerzas y Artillería. En los aduares del valle, el enemigo se defeudió débilmeú&e, y ya con más tenacidad ea dichas alturas, que una tras otra fueron tomadas, pernoctando la fuerza en sus últimas po­siciones:

«La columna ha tenido sólo dos heridos: uno de Inr fanteriá y otro de Policía. No hay más noticias hasta este momento.» <

AlllQOeiuaB y e l Fefión.—Casi desde el comienzo de la lacha, los moros asediaban continuamente á las pla­zas del Peñón y Alhucemas, poniéudolas eu grandes apuros. En uno de los combates murió un distinguido Faij-macéutioo militar, D. Le< poldQ Méndez Pasfoual, cum­pliendo con su deber de curar heridos. /

Véase una muestra de los telegramas-que casi ¿ diario se recibían:

»M»liUa,27 (20,60).

i»En Peñón siguió tiroteando anoche elenemigohasta IAS ono6, habiéoxiose oafio^eado 00ti mortero sus ppsioíp-

2 9 8 BOLDBVILLA.—Bt, A«0 POLÍTIOO

nes. En Alhucemas, siguió fuego toda la fcarde, contestado por oafionero Buzan y plaza, logrando destrozar emplaza-aliento del cañón enemigo, que cesó de hacer fuego. En zozo El-Arb&'continúa la fuerza atrincherándose y po­niéndolo en buenas condiciones de defensa. Boy se han presentado á General Aijuilera principales jefes, princi­pales oaídes de inmediaciones brindando amistad. Ortupos hostiles, escarmentados, se retiraron á zoco El Zemus. Los ^Xehedara han enviado emisarios para preguntar si cort'en peligro sus viviendas, contestándoseles ne(;ati-vamente, siempre que no cometan actos hostiles. Fuego artillería anteayer causaron á harka 23 bajas entre muer­tos y heridos. En Sidi-Hamet, atacaron anoahe campa­mento más moror qde de ordinatío, siendo rechazados sin caúsame» bajas, y en Sidi-Musa, fuerzas protegieron paso convoy, resultando un soldado contuso y otro herido.»

WanlfdBtaolones de LloreuB.—El Diputado tra-dioionalista y antiguo Oñoial de Artillería, Sr. Llorens,

ne había estado en Meliila presenciando las operaciones e 1» oampafia, hizo las siguientes manifestaciones: 3,

uBespecto de- la organización del Ejército, tengo, «cmo español, orgullo en afirmar que los servicios de Sa­nidad y Administración están admirablemente montados, como lo estén los primeros del mundo. Especialmente los >d« Sanidad, son de upa perfección insuperable, como lo prueban las curas maravillosas que torios los días se re­gistran en los hospitales.

fiRespeoto al Ejército, puedo afirmar que los Oficiales 86'baten con un heroísmo que casi puede calificarse de «uioida. '

'",£s inlposíble que haya oficialidad en ningún Ejército tiel mundo q'na demuéstrenlas valor y más serenidad en los riesgos del combate y ante el peligro de la muerte. T&do cuanto se diga es poco.

»En cuanto al Ejército en general, no tengo nada que decir. , ,

nÚespéció i la finalidad de la campaña en general y á la utilidad qoe de una guerra seria hayamos de sacar, «Dti«ndor y no teogb iiMonvenieate alguno en a,firmarlo,

A»osTO I» 1909 399

Íae si nos limitamos á operar solamente por la parte del »iff, sin pasar de Zeluán y Nador, esta finalidad seria,

nula, y no digna de una cam paila seria, ni de los apres' tos y fuerzas que alli ha enviado Espafia y de los sacrid-oios que está llevando á cabo.

nOtra cosa seria si en estas mismas Operaciones del Biff se extendiese nuestra línea de posesiones hasta l^s riberas del río Kert, pues alli hay territorios que podie-rMU compensar nuestros sacrificios; pero, sobre todo, en­tiendo que el complemento de esta finalidad estaría en operar también por Ceuta, en combinación, dirigiéndose por la parte de Tetuán.

n£»ta oreo que sería la finalidad práctica de la oam* pafia.n

D Í A 28.—Manifiesto de los republloanos.-^ £n edta fecha, y con el carácter de secreto, puesto qué no llevaba pie de imprenta, publicaron los Diputados re-r publícanos un manifiesto en que decían:

ul." Entendiendo que el presente desastre nacional arranca y ha sido ocasionado por las instituciones funda? mentales del país, los reunidos éstdman urgente é inde; clinablé el cambio del régimen de Espafta<

upara ello juzgan buenos cuantos medios licitos pue­dan arbitrarse.

^2.° Si este anhelo vivísimo y justificado no puede tener inmediata efectividad, los reunidos deolacsn qti« juzgan incompatible con los supremos intereses de la Patria la continuación por un solo día más del G-obierno del Sr. Maura.

«3.* Asimismo estiman indispensable celebrar, si pae-de ser mafiana mismo, un gran meeting y manifestación pública, para pedir la inmediata reunión -de Cortea y la caída del actual Gobierno.

»4.* Si nuestras solicitudes fueran desatendí las, ape-lai*emos á la conciencia pública inmediatamente, convo­cando en Madrid una gran reutiión, á la que asistan con nosotros los Concejales republicanos de'todo el país, como legítimos mandatacios de la opinión republipanat oons-titayéndoQo» en Asamblea Nacional.

3 J 0 SOLDBVILIíA.—BL ASO POLÍTICO

«5.° Probadas oon los hechos la impopularidad de la guerra y la imprevisión oon que á ella son conducidos los soldados de la Patria, depositarios de la honra nacional, los reunidos juzgan necesario llegar cuanto antes, sin mengua del honor de España y del decoro de nuestro va­liente Ejército, al término de esta campaña.»

Firmábanle los señores siguientes: D. Benito Pérez Galdós, Diputado por Madrid; D. Tomás Romero, Dipu­tado por Alcázar de San Juan; D. Julián Nougués, Dipu­tado por Beas (Tarragona); D. Aniceto Llórente» Dipu­tado por Vitoria; D. Rodrigo Soriano, Dipútalo por Va-leooia; D. Julio Oervera, Diputado por Valencia;. D, F'élix Azzati, Diputado por Valencia.

Este docnmento no produjo efecto alguno ni se le con­cedió importancia de ninguna especie, pues, enr^ l idad, en cuanto consignaban respecto á sus ideas y propósitos, no decían nada nuevo y, además, no celebraron el mitin ni ningún otro de los act)s anunciados.

Bombas en Barcelona.—La situación de la ciudad catalana continuaba siendo de una constante intranquili­dad, pues ae multiplicaban las explosiones por todais par­tes: de petardos, según decía el Q-obiemo, ó de bombas, según opinión del público.

En los dias 21 y 22 estallaron, una en la ronda de San Pablo, frente á la cárcel de mujeres, y otra frente al cuartel de Atarazanas, en la calle del Marqués del Duero, sobre los rieles de un tranvía que acababa de pasar.

En los dias sucesivos, continuaron las explosiones, y en esta fecha decía un periódico:

uAnoohe, á las diez, y media, hizo explosión unabom-. ba en el Paralelo, esquina á la oaUe del Conde del Asalto y frente al Teatro Nuevo.

»La detonación ha sido tremenda, viéndose salir ana gran llamarada. v

"Todo el urinario ha quedado destrozado; los mármo­les, rotos en nxil pedazos, han saltado á gran distancia..

iiLa cúpula del mismo ha hecho m^ovimiento.^ "La bomba fué colocada dentro (iel urinario reciente-

AQOSlO DB 1909 301

ipente montado en esta calle y que fué el célebre urinario de la ramb'a ríe las Flores, donde estallaron hace algún tiempo dos bombas.

nEl recipiente era de hierro forjado y ha quedado totalmente destruido.

nAl ocurrir la explosión, la alarma fué inmensa. Mu­chas personas sufrieron desmayos.

"Aunque no está comprobado, se dice que hay cinco heridos.

nEsta es la cuarta explosión después de la semana trágica. La primera fué en la ronda de San Pabló; la se­gundaren la oalle del Paralelo, cerca de los rieles del tranvía de circunvalación, y la tercera„el domingo, cerca, del templo de la Sagrada Familia.*)

No terminó aquí la serie, pues en los dias sucesivos explotaron otras varias, y aunque sea adelantando fechas, consignáremos que el miérooliss í.° de Septiembre 'deoia un Senador ministerial recién llegado de Barcelona:

«Desde el sábado por la mañana hasta ayer martes & la salida del rápido, habían explotado en la ciudad cata­lana ocho bombas ó petardos.»

Las referencias no pueden consignarse detalladas, porque el Gobierno prohibió en absoluto á los periódico» que hiciesen la menor alusión á estos sucesos.

DÍA. 30.—Sesenta y oinoo mü bombres á flla«. A la salida del Consejo de Minintros, el de la Guerra ma­nifestó que el Bey había firmado un decreto fijando en 66.000 hombres el cupo del reemplazo actual de 1909.

Añadió que había aumentado hasta 65.000 hombres el cupo, en vez de pedir 60.C00 ó 54.000, como otros años, para evitar el llamamiento de excedentes con destino i cubrir los cuadros.

Clananra de eaonelas.—El Gobernador de Barce­lona llevó á oabo la clausura de numerosos centros de enseñanza If ióos, fundado» y sojstenidos por elementos repnblicanos y radicales.

. 3 0 2 SOLDEVILLA.—^BL AAO POLÍTICO

En Yalenoia, fué detenido y llevado provisionalmente á la oároel el Director de la Escuela Moderna, D. Samuel Torner, enviándole á, Cañete (Cuenca), desterrado, des­pués de cerrar la escuela.

En Vizcaya, por orden de la Autoridad civil, fueron, también objeto de clausura dos escuelas laicas de Bestao y Bar acaldo.

Además, en Barcelona, fueron también o^ausuradoá muchos centros políticos y de recreo de las Sociedades •rvanzadas.

Ora^e aoniaolón A nn Senador.—El Sr. Luca de .Tena publicó en el periódico A B G, una conversación sostenida con el Sr. ügarte, qno, como Fiscal del Supre­mo, habla estado en Barcelona á estudiar los procesos re­sultantes de la sedición.

uEl Sr. Ugarte—dijo—ha contestado con gran amabi­lidad & mis preguntas, pero poniendo puntos suspensivos ouAido su obliga(ía discreción y reserva le impedia con­testar concretamente á mis preguntas.

«De sus palabras he deducido que el movimiento re­volucionario barcelonés, cuyo pretexto fué la campaña de Melilla, e8t(iba hace tiempo preparado, y comprometidos en ¿1 los republicanos, la Solidaridad Obrera y otros ele­mentos políticos de la izquierda.

"Los elementos neutrales del vecindario presenciaron con indiferencia los sucesos del primer dia, aun cuando luego i eprobaron las infamias de los revoluoionarios,

- nLa acción de los republioanos ha sido tan directa, ^ e un Senador qu» alardea de querer purificarnos por el fuego y reformarnoe con tu ejemplo y propaganda, ha sido procesado por incendiario.

«Las armas, de precisión machas de ellas, que asaron ItM'revolnoionarios les fueron proporcionadas, aparte i» las adquiridas en el saqueo en varias tiendas, por 4dgu" nos somatenes de Cataluña.»

Todo el mundo pomprendió que el Senador aludido era el Sr. Sol y Ortega, por más qae el páblioo no tenia ningún dato ni presunción alguna qae lo comprobase, y,

Ádosio oá 1900. BQ8

además, nadie oreia en la posibilidad de qae hubiera mo> tivo para semejante aousación.

El Ministro de la Gobernación dijo que no lo negaba ni lo añrmaba, porque no tenia noticia ninguna.

D Í A 31.—La gnerra en el Biff.—TTn oombáte en E l Arbá.—Se veriñoó en este dia el primer combate verdadero (después de las sorpresas de los primeros dias de la campaña) con los moros, pues fué el primero en que se mostraron frente á frente en una llanura, donde fue" ron combatidos, verdaderamente barridos por nuestras tropas.

Véase cómo lo referia el telegrama oficial:

uMeliUa, 21 (9,10 n.).

«En el zoco de £1 Arbá, esta mafiana, i las poh.o, se aproximó la jarka por la parte de Zeluoh el Arkémin para atacar al poblado de Leudara, que se habla declara­do amigo nuestro.

nSalierún del campamento dos columnas, compuestas cada una de un batallón, una batería y un escuadrón, con el fin de impedir que la jarka realizase su objeto.

«Nuestros cañones y ametralladoras desoonoertaron pronto i, los contrarios, que también llevaban Caballería.

"Entró en fuego toda nuestra Infan«éria desplegada contra la linea enemiga, que era muy extensa.

nPor los movimientos del enemigo, nuestras fuerzas hicieron un cambio de frente y se lanzaron al ataque oon un fuego nutridísimo, que obligó & los moros á retirarse en precipitada fuga. La Caballería les siguió el alcance.

° nAlgunos moros se arrojaron al agua en Mar Chica, para poder escapar.

nA la una y media regresaron las columnas al campa­mento. Nuestras fuerzas han tenido un hedido leve, el soldado de Artillería de montaña Miguel Armendía. /

nEn el resto del día ha habido tranquilidad.n

A este combate le dio mucha importailoia la prensa. £1 Directpi: de La CorreaponeUncia de España, Sr. Bo-meo, que había estado en el campamento, ananciÓ todos

3 0 4 SOLDBVILLA.—SL AÑO POLÍTICO

I

SUS preparativos; y el redactor del mi^mp periódico, ser ñor Mata, le describió minuciosamente, pol' haberle pre­senciado en el mismo campo de operaciones.

El Su l tán 7 e l Hoglll.—Por ñn. tras ana traición de los roghistás, el Sultán Mulej Haffid pudo aprisionar al famoso caudillo aventurero el Boghi, que le disputaba el Imperio.

Fué llevado cargado de cadenas á Fez, donde, metido en una jaula de poca altura, que no le permitía estar en pie, fué expuesto ¿ la voraz crueldad del populacho, sos­teniéndose, no obstante, enétgioo j valiente ante el Sul­tán, á quién llamó ennnoo y cobarde.

Las crueldades del Sultán con los roghistás fueron tantas, cortándoles la cabeza, loa brazos y piernas y sal­tándoles los ojos, que los G-obiernos europeos creyeron que debian enviar una nota colectiva prptestando de tales crueldades. ,

/<vf»^.3^ca\i ' 'JB^í^^J'U'X

MES DE SEPTIEMBRE

D Í A l.o—La •edición de Barcelona.—Deten­ción de Ferrer. —En esta feoha ocurrió un incidente muy importante para el desarrollo del proceso de la se­dición de Barcelona. Nos referimos á la detención del famoso Francisco Ferrer Guardia, el Dit-ector de la Es­cuela Moderna, que estuvo procesado y salió absuelto en la causa del anarquista Moiral, y que ahora estaba acu-' sado, por cierta parte de la opinión, de haber sido el in­ductor de los terribles sucesos de Barcelona.

Véase cómo relató la detención un corresponsal:

uBarcilona, 1 (10 m,).

nEn Alella fué preso anoche el famoso libertario Fran­cisco Ferrer. «

«La Policía veiiía buscándole, por suponérsele compli­cado en el movimiento revolucionario del pasado mes de Julio. Sin embargo, no se debe á la Policía, sino más bien á la casualidad, este injportante servicio.

«Supónese que Ferrer ha estado oculto hasta hace poco en un subterráneo de su finca de Mongat.

nA la una de la madrugada, el sereno de Alella obser­vó que un hombre marchaba hacia las afueras apresura­damente, y como tratando de ocultarse.

"Le dio el alto y le interrogó. BEI desconocido, en tono coriñdencial y muy nervio­

so, rogó al sereno que no le detuviera, porque venía per • siguiéndole un esposo ofendido.

"Quedó perplejo el vigilante, y Ferrer aprovechó el momento para reanudar su caminata á paao redoblado.

20

3 0 6 SOLDBVILLA.—BL A S O POLÍTICO

"El sereno, poseído del presentimiento de que aquel tombre era\ culpable de algo más que de un adulterio, avisó al Alcalde y al Somatón.

ninmediatamente el Alcalde, D. José Aymat, seguido de cinco números del Somatén, corrió en persecución del sospechoso y logró alcanzarle en la carretera de Grano-llers.

"Nueyamente detenido Ferrer, insistió en que iba Hu­yendo de un marido ultrajado, y pidió que le dejasen se­guir, si querían evitar una tragelia. Luego añadió que era esperantista y venia del Congreso de Barcelona. En-sefi,ó varias cartas escritas en esperanto para acabar de convencer al Alcalde y á los somatenes.

nPero en todo este tiempo los somatenes habíanle mii> rado con toda detención.

"uno de ellos se dio súbitamente cuenta de quién era el hombre 4 quien tenía delaüte y exclamó:

n—usted es Ferrer. "Ferrer, que se creía desfigurado por haberse afeitado

cuidadosamente, no pudo disimular un movimiento de sorpresa.

n—Sí, Ferrer soy—dijo. nEn el acto fué conducido á Alella, y el Alcalde avi­

só por telégrafo al Gobernador de Barcelona. »De esta capital salió en seguida, para hacerte cargo

del detenido, el Inspector de Policía Sr. Carbonell, que ha venido custodiándolo en la tartana.

»A1 ser preso vestía Ferrer sombrero panamá y traje negro. -

"Se le ocupó un paraguas, una máquina fotográñoa, una manta de viaje y una cartera con billetes y cartas.»

Fué entregado á los Tribunales militares.

D Í A 2.—La guerra en el B.iff.—Qpupación de P u n t a Quivlana.—El General Aguilera llevó á oabo otra operación con feliz resultado.

A las primeras horas del día, de los campamentos del zoco El Árbá salió una columna hacia Punta Quiviana, llevando á vanguardia varias («rejas de Caballería, que exploraban el terreno, ,

8EPTIBMBRB DB 1909 307

La columna avanzó con cierta lentitud, por las diñ-cultades del paraje, sin encontrar al enemigo.

Durante los tres kilómetros de camino acotó varios pozos de agua relativamente potable y siguió avanzando hasta llegar i Punta Quiviana, cuya ocupación era su objetivo.

Una vez allí, nuestras tropas hicieron alto y, sin ape­nas descansar, comenzaron á trabajar en atrincheramien­tos y defensas y á preparar el emplazamiento de la arti­llería.

Sobre la altura de Punta Quiviana ondeó nuestra ban­dera.

La posición ocupada así, sin disparar un tiro, era, se­gún I9S técnicos, muy útil.

Por desgracia, en ente día, los ataques de los moros al convoy que salió dé Melilla para las posiciones avanza­das, fué más fuerte que de ordinario, causándonos algu­nas bajas.

Los per iod is ta ! en le. campaña.—La prensa es­pañola tenia una brillante y nutrida repre.-entación en el teatro de la guerra.

Véase cómo los enumeraba y describía, con mucho gracejo, el periódico de Málaga La Unión Mercantil:

uDe La Correspondencia de ^«paña.—Rodríguez de Celis, único que estaba el día 9, cuando el primer saoeso« Lleva una campaña brillantiñma.

«Romeo, el Director, que cuando no puede pasar iioti-cías por Melilla, coge su barco, se va á Chafarinas y por alli las pasa. Le acompañan Ritwagen, gran africanista, y Mata, que empieza ahora su carrera periodística, y que ha aprendido á nadar en nn día.

«já. B C, Actualidades y Blanco y Nugro.—Sánchez Oca-' fia. Infatigable para telegrafiar y escribir las crónicas más interesantes.

"Hasta por la noche lleva la gorra con la cogotera. "Alba y Goñi son los fotógrafos de la Empresa, y han

fotografiado hasta el Gurugú por la noche. nHeraldo.—Rooamora, que no le teme á las balas, y

cuando silban á su lado las salud» como si fueran amigas.

3 0 8 SOLDEVILLA.—BL AÑO POLITICO

"Alfonso, el fotógrafo, ha gastado ya el objetivo que traía en la máquina, y por eso no salen bien los clioliés.

"Ahora les ayuda en las informaciones la impondera­ble Colombine, en cuyo honor se celebran fiestas en el cuartel del Zoco por la noche.

«Menoheta (D. Francisco) es una bellísima persona, que pone al día cinco mil telegramas de quince palabras, en recortes de papel, y conserva uno del qne la censura le borró hasta la firma.

nEl Imparcial.—Su Director, D. Luis López-Balleste-ros, que larga cada crónica telegráfica que parte al em­pleado qtie tiene que transmitirla.

nEl Liberal,—Éépide, cultísimo escritor, de admirable estilo, y Bejarano, gran cronista y perito en asuntos tác­ticos de la campaña.

«El Olobo.—Urqujjo, un guasón de primera fuerza. nDiario Universal.—El Dr. Ruiz Albéniz, joven, sim­

pático, cronista, cantor, médico .y que se escribe ocho crónicas diarias hablando del interior de Marruecos.

«El Mundo.—El imponderable ó ilustre autor Enrique López de Alarcón, que, con su forma de hablar, es capaz de convertir un duelo en una juerga.

«Nuevo Mundo.—Campúa, que, cuando llega el mo­mento, lo mismo tira placas, que tira tiros, que fotografía & Mencheta catorce veces en un día.

"Arija, por Los Sucesos, es capaz de publicar un cliché donde se crea que el Gurugú fué tomado en Julio y hasta publicar un relato detallado de ello. Y si no, que se lo pregunten á Mata.

nFabra.—El amigo Pelayo, el cual cree que la censura tiene preferencias con algunos corresponsales que osten­tan representación nacional, y por esto está tan negro como el carbón."

También estaban los Sres. López Chavarri, de La Pro­vincia, de Valencia; Medina, de El Correo de Andalucia; Tur, corresponsal de A B C; Ascensión, de Li Vanguar­dia} Leal, de El Universo; Brocado, de El Guadulete, de Jerez; Dato, de El. Ejército Español, y García Cárdenas, de La Unión Mercantil, de Málaga. Había, además^ ocho Ó diez corresponsales extranjeros.

SKPTIBMBRB DB 1909 30P

D Í A 3.—Donativo del Duque de Tovar.—La caridad y el patriotismo se mostraron oomo nunca ea esta guerra, pues se multiplicaban las suscripciones y donati­vos para los pobres soldados que combatían en el Riff.

El Duque de Tovar entregó al Ministro de la Guerra 80.000 pesetas, que ofreció á S. M. el Rey para atencio­nes militares de la campaña, cuya suma se destinó integra al pago de una parte de lo que importaba la adquisición de los nuevos cascos (salacots) que se habían enviado á Melilla en sustitución del ros, mejorando así notable­mente el oubrecabezas de mrestra otícialidad y nuestra tropa en operaciones.

La generosidad del Duque fué muy elogiada.

La guerr i l la vizcaína.—La Diputación provincial de Vizcaya ofreció al Gobierno equipar y armar una con­traguerrilla y enviarla por su cuenta á combatir á los moros.

El Ministro sólo pidió que dicha contraguerrilla se compusieran de vizcaínos. No los hubo; sólo se reunieron sesenta, y la Diputación desistió de su oferta.

DÍA 4.— Operación combinada.—Las tropas < Á Mnley-All-Xerif . —moro» traidores.—Se reci­bieron de Melilla las siguientes noticias, que con&rma-bai', mejor dicho, coincidían ooú las oficiales:

"El Coronel Larrea salió á las siete de la mañana de su campamento de Sidi Brahm en dirección al valle de Trifau. A la misma hora aproximadamente salía del Zoco el General Aguilera al frente de media brigada, empren­diendo el camino de Muley-AliXerif.

"Las tropas del Coronel debían efectuar un detenido reconocimiento del valle de Trifau y quedar allí acam­padas; las del General tenían la misión de proteger la marcha de la columna Larrea y regresar á El Arbá.

><La marcha de las fuerzas de la guarnición de Cabo de Agua fué penpsísima; el camino que recorrieron está, oomo se sabe, cruzado por innumerables barrancos. Los soldados tuvieron que transportar á mano lá impedimenta de la columna en varias partes del trayecto.

8 1 0 SOLDEVILLA.—BL AÑO POIÍTICO

r)A las cinco de la tarde llegaba la columna al valle. Durante su marcha, pudieron oir el tiroteo que la media brigada Aguilera se vio obligada á sostener con los rife-ños, y unas y otras fuerzas españolas llegaron á divi­sarse.

«Las tropas de El Arbá avanzaron, según dejo dicho, hasta Muley-Alí-Xerif.

"En aquel punto descansaron, y entretanto el General Aguilera conversó con algunos cabileños de Addara y Berkane, que se le presentaron haciendo protestas de adhesión á España.

«El Geiaral, que, aparte del objeto principal de la operación, quería sacar de ella la utilidad de sondear bien los espíritus de los rifeños que se nos dicen leale^i, debió hallar algo sospechoso en la actitud y en las palabras de sus interlocutores, que, más bien que adictos, parecían espías de nuestros movimientos y reoontadores del nú­mero de nuestros soldados. Al mismo tiempo que se cele­braba la entrevista, observó el General que las mujeres y los niños que había entre los grupos rifeños se iban hacia los montes lejanos, lo que parecía indicar la inminencia de un ataque.

«En efecto; poco después de emprendido el regreso hacia El Arbi, los moros de Cherauit atacaron 4 las tro­pas por 1H retaguardia y por el flanco izquierdo; bien pronto otras fracciones se unieron á los agresores.

«El Coronel Fernández Blanco, con su columna, co­operó á batir al enemigo, que sufrió bajas, siendo las de la columna un sargento, un cabo y dos soldados de León, heridos; el cabo, grave.»

Otra divis ldn A Melll la.—En Madrid, hubo en este día gran alarma y honda inquietud en la opinión.

El Sr. Maura, que se había marchado dos días antes á Santander con su familia, fué llamado precipitadamente. En seguida se celebró Consejo de Ministros.

Las suposiciones eran muchas y tristes, aumentadas por el misterio con que el Gbbierno llevaba todas las cuestiones.

Todo quedó aclarado cuando se supo por conducto ofi­cial que, en efecto, la división que mandaba el General

SEPTIEMBRE DB 1909 311

Alvarez de Sotomayor habla recibido orden de salir in­mediatamente para el teatro de la guerra.

El General Marina había pedido refuerzos, y el Go­bierno le mandaba una división que constaba de 11.000 hombres.

D Í A 6 .—Declarac iones de SCaura.—Todo lo an^ terior causó penosa impresión eri el público, que ya habla comenzado á creer que las operaciones del Riff podrían terminal: en breve sin grandes dificultades y nuevos sa­crificios. Había motivos para creerlo así, pues el Presi­dente del Consejo, al salir el día 3 para Santander, había hecho pública su creencia de que antes de 1.° de Octubre podría darse por terminada la parte activa de la campa­ña, por lo cual, convocaría las Cortes para el 4 ó 5 de dicho mes.

En este mismo día 5, después de celebrado el Consejo de Ministros, el Sr. Maura, para explicar su rápido é in­esperado regreso, dijo á los periodistas:

'«He venido á dar una vuelta, cosa que repetiré hasta el regreso definitivo, nua vez pasado el verano.

«Ya han visto ustedes—añadió—la extensión de terre­no que han ocupado nuestras tropas, llegando hasta él Mulaya, y siendo necesarias nuevas fuerzas para mante­ner esta ocupación, á juicio del General Marina, no he­mos de regatear ¿ éste ninguna oíase de medios.n

Estas explicaciones no satisficieron ni tranquilizaroh & la opinión.

Potes ión de BEolin n r a b l m . — L a columna Agui­lera, siguiendo sus operaciones por el territorio de Queb-dana, apoyada pof el flanco derecho por el Coronel Primo de Rivera, y ayudada por el cañoneo de las lanchas desde Mar Chica, llegó hasta la posición de Mayen-Mohn-Ibra-him, en el centro de, Lehedara, que quedó en nuestro po­der. Los moros fueron muy castigados, teniendo los espa­ñoles un muerto y diez heridos.

El General Aguilera y el Coronel Larrea, durante su mareha por estos territorios, impusieron multas á va-

8 1 2 SOLDBTItLA.—BL AUO POLÍTICO

rias cabilas ó fraooíones de ellas que habiaa sido enemi­gas y se sometieron, obligándoles á entregar los fuci­les que poseían; pero preciso es confesar que entregabm pocos.

D Í A 8.—uPaso A la Verdad».—Articulo de u J n a u de Aragrón».—El Sr. Borneo, Director da Li Correspondencia de España, en cuya representación había estado más de una vez en el teatro de la guerra, escribió, & su vuelca, con el pseudónimo de Juan de Aragón, na artículo estudiando lo que pasaba en la campaña y censu­rando las deñoiencias que en ella encontraba, al par que elogiaba sin tasa ni medida las heroicas aptitudes de nues­tro Ejército.

Las condiciones de esta publicación nos impiden con­signar integro el referido artículo, uno de cuyos párrafos decía:

"Planteado militarmente el problema, lo resolverá el Ejército pronto y bien. Pero si el problema es plantéalo

Solíticamente, mirando á las conveniencias de los parti­os y de los prohombres', y olvidando el verdadero aspec­

to, que no es otro que el militar, no veo solución posible. Estaremos á merced de los moritos, que tirarán cuando les convenga y callarán cuando les plazca, oonvirtiendo la guerra en sangría suelta de hombres y de dinero. Avanzaremos diez días sin sangre, y el onceno tendremos fuego; tirarán el lunes los de Quebdana y el jueves los de Beni-Buifrur; querrán guerra el martes los de Beni-

\ Said y paz Ins de Ulad-Settut; será aquello, en una pala­bra, un pandemónium en donde se volverá loco el Ejér­cito, encontrándose en una guerra imposible por la con­dición del enemigo.

«¿Solución? Yo no veo más que una. Acción militar enérgica, robusta, seguida, sin contemplaciones, á san­gre y fuego, no dejando casa en pie, ni chumbera arrai­gada, ni enemigo que no sea aniquilado, ni oabila hostil sin que sea arrasada, ni poblado que no sea convertido en ruinas; la única guerra posible con esas geates. La que hacen los franceses, los ingleses, cuantos tienen I* desgracia de tener enfrente esa oíase de enemigos.**

SEPTIEMBRE BE 1909 813

El trabajo del Sr. Romeo causó grandísima seasaoióa eü toda España, mucho más porque el Sr. Romeo fué de­tenido en San Sebastián, donde se hallaba, couducido á Madrid y encerrado en la Cárcel celular, con tal rigor y tantas precauciones por parte de las Autoridades, que hasta llegó el Ministro de la Gobernación al detalle de ordenar que el Sr. Romeo y los que Je conducían no lle­gasen en el tren á Madrid, sino que se qaedasea éa Vi-Ualba y viniesen en automóvil hasta la Cárcel, todo para evitar la manifestación de afecto que pudieran hacerle sus amigos.

El Sr. Romeo fué procesado por el Juzgado militar, permaneciendo en prisión preventiva veinte días, duranr-te los cuales recibió numerosísimas visitas de personas de toda clase y condición é innumerables cartas de feli­citación.

DlA 10.— uLe Temps» y Allendeaalazar. — Unas indicaciones sospechosas para España, «hechas por £e Tempa, de París, dieron motivo á las siguientes ma­nifestaciones del Ministro de instado, 'publicadas por £ i Época:

uSan Sebastián, 10 (3 t.). nEl Ministro de Estado me ha hecho esta mañana las

siguientes declaraciones acerca de la situación en el Ríff: «Nuestros propósitos son hoy los del 9 de Julio: re­

primir los desmanes de las cabilas; tomar garantías de que no se repitan; devolver á las regiones limítrofes de nuestro territorio el sosiego turbado por las excitaciones de los fanáticos. Las operaciones del Coronel Larrea pue­de decir^se que han oopseguido' ese resultado en el valle del Malnya; las que el Qeneral Aguilera realiza en Leh-dara }' Berkonen parecen asimismo próximas H1 logro del objeto.

"El Gabinete de París ha estado desde el principio al corriente de nuestras intenciones. Pero la inteligencia que desde 1904 media entre España y Francia acerca de las cuestiones marroquíes, es sobrado comprensiva y ain-oera para que sean necesarios los tratados ( ue estos dias suponían los corresponsales que estaban veriñoáadoae; los

8 1 4 SOLDBVILLA.—BL AlffO POLÍTICO

demás Gabinetes fueron informarJos también, á su tiem­po, de la necesidad en que nos habíamos visto de acome­ter esta legitima empresa de policía, y uinguno ha for­mulado objeciones.n

1

Todo esto causó mucha impresión.

La guerra en el BifT.—Faoificacidn oficial.» Se recibió el siguiente telegrama oñcial:

11 Meíilla, 9.

"Coronel Larrea regresó ayer á campamento Cabo de Agua sin novedad; recorrido hecho ha sido de ochenta y tantos kilómetros en treinta horas efectivas de marcha; aparte de los reconocimientos, llevóse rehenes y algún ganado como garantía pago de multas, unos» mulos y quince fusiles, en prenda desarme rebelde», según se va­yan presentando al perdón éstos.

«Coronel hecho seis días de operaciones por terreno fragosísimo sin disparar un tiro; conducta de habitantes de la montnfia y valle de IUnluya hacen considerar ter­minada pacificación, si no reciben auxilio exterior, que, por ahora, parece poco probable; quedan, sin embargo, por realizar algún reconocimiento y otras medidas de de­talle.

«Regresó á Cabo de Agua Coronel Larrea, después ejecución operaciones que le había encomendado, reali-cadas perfectamente, gracias á profundo conocimiento del problema, condiciones del abrupto terreno y sus ha­bitantes.»

D Í A 11.—Soldados oondeoorados por el Rey.— En este día se veriñoó en Palacio una interesante cere­monia:

S. M. el Rey quiso honrar por sí mismo á los valien­tes soldados que habían regado con su sangre el inhospi­talario buelo del Riff.

A las diez y media de la mañana, se encontraban en el «alón de Columnas los veintidós soldados heridos que iban 4 ser condecorados por S. M. oon la cruz del Mérito MiUtttr.

SEPTIEMBSR DB 1909 3 1 6

Se situaron en fila frente á la pnerta de entrada de la antecámara del salón Gasparini, por orden de antigüedad de los Cuerpos, á saber: Madrid, Barbastro, Figueras, Arapiles, Las Navas y Llerena, y al frente de cada gru­po, el Jefe representante del batallón.

El Rey entró por la citada antecámara, acompañado de los ISfarqueses de la Torrecilla y Villena, Conde del Grove, General del Rio, Casa Davalillos, General Echa­güe y Ao¡uilar.

Un ujier precedía á 8. M., llevando en una bandeja las oruQos que hablan de ser impuestas á los soldados.

Yestia el Monarca uniforme de Lanceros del Rey. Se d)rigió al primer soldado del primer grupo, y to­

mando la cruz, la colocó en el pecho. Este soldado se lla­maba Santiago Barba.

Lo mismo aconteció con los restantes, con los cuales conversó afablemente S. M. el Rey, por lo cual salieron contentísimos de la ceremonia.

D Í A 13.—otro fasllamlento en Barcelona.— A las ocho en punto fué fusilado el guardia de Seguridad Eugenio del H)yo, condenado á muerte por haber hecho armas durante los sucesos de Julio contra el 9." regimien­to de Artillería.

El reo fué trasladado á Montjuich la tarde anterior y entró en capilla á las doce de la noche. Confesó y comul­gó con fervor religioso.

Estaba agítadísimo. Los médicos le apreciaron 117 pulsaciones por minuto.

Ni un momento dejó de hacer protestas de inocencia. Al salir de la capilla para los fosos del castillo, donde

había de morir, lloraba angustiado. Sedespidió muy con­movido de sus compañeros de Cuerpo y se entregó al pi­quete.

Un instante después se cumplía la sentencia. Presenciaron la ejecución diez guardias por cada una

de las siete compañías que bay en Barcelona; diez del escuadrón; una clase por compañía y dos Capitanes.

Cambó y l a Monarquía.—-Contestando á requeri­mientos del Diario de Bircelona para que los regionaUs-

8 1 6 SOLDEVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

tas se adhirieran ¿ la Monarquía de D. Alfonso XIII , Ln Veu de Cutalunya publicó uu largo articulo, firmado por el Diputado Sr, Cambó, escrito en catalán, como cuanto publica este periódico, y que decía, entre otras cosas:

«¡Que nos declaremos monárquicos! nDecir Monarquía ó República es pronunciar pala­

bras sin substancia positiva. nRespecto á la Monarquía, tiene Oata'uña recuerdos de

gloria y recuerdos de muerte. Y pregunta: ¿Hay algún catalán que recordando nuestra historia no se sienta unas veces fervoroso monárquico y otras antimonárquico fu­rioso é irreductible?

«Respecto á la Monarquía actual, lo que un dia pasó puede otro dia repetirse.

«La fe monárquica del Brassí {Diario de Barcelona), ¿es absoluta? ¿Colrca la Monarquía por delante de Dios y de Cataluña? Si es así, que no se canse el Brussi en diri­girnos requerínáientos. No será posible que nunca llegue­mos á entendernos.

«Nosotros por delante de todas las cosas humanas (y la forma de Gobierno es una cosa humana) ponemos á Ca­taluña.

«Nosotros hemos proclamado últimamente, como he­mos proclamado siempre, nuestros respetos á las institu­ciones de principio. En la práctica, nuestra conducta co­lectiva se amoldará siempre á las circunstancias y subor­dinaremos todo al interés de Cataluña.

"Nosotros no h«ímos sostenido nunca, sino que hemos combatido siempre lá afirmación de que la Monarquía ac­tual sea compatible con Cataluña, y porque así lo hemos creído, la hemos otorgado púbücamentenuestro respeto; pero este respeto no queremos que signifique adhesión ferviente y entusiasta. Y no depende de nosotros, sino de los hombres de la actual Monarquía, el que eso suceda y la rapidez y la fuerza cou que eso se produzca.»

Este artículo fué muy comentado, pues probaba lo in­útil que habían sido los esfuerzos y Sacrificios hechos por el Sr. Maura para atraerse á los catalanistas.

SBPTIBMBRB DB 1 9 0 9 817

La protesta de la prensa.—Creyó la mayor parte de la prensa que se ejercía, por parte del Q-obiemo, la censura de un modo exagerado, y que eran vejatorias law formas que usaba el Ministro de la Gobernación, Sr. La Cierva, para poner en práctica esta censura, por lo cual los que se sintieron lastimados creyeron llegado el mo­mento de exteriorizar su disgusto.

Al efecto, en la Asociación de la Prensa se celebró una numerosa reunión de Directores de periódicos, ea la qne estuvieron representados El Inparcial, La Correspon­dencia de Eapañ'i, El Liberal, El Correo, A B C, El Dia­rio Universal, La Prensa, El Nacional, Heraldo de Ma~ (irid, El País, España Nueva, ElQlobo y El Munio.

En esta reunión se acordó consignar y publica? una protesta bontra la conducta del Gobierno, nombrando una Comisión que hiciera presente esta protesta al Rey, y en­viar comisionados á las provincias para obtener el apoyo de los periódicos que en aquéllas se publican.

También se acordó gestionar la libertad del Sr. Ro­meo, Director de La Correspondencia de España.

De esta campaña se separó el periódico El Mundo, ale­gando que se trataba de darle carácter político, hacién­dolo también ABC, aunque quedando á disposición de la Junta eu cuanto se refiriera á gestionar la libertad del Sr. Rpmeo-

El Ministro envió una circular á los Gobernadores di-ciéndoles que la protesta de la prensa era injusta, y que carecían de razón los que protestaban.

D Í A 15.—Apertura de Tribunales.—En esta fecha se celebró la solemne apertura de los Tribunales, bajo la presidencia del Marqués de Figueroa.

El Ministro leyó su discurso, que trataba de la coope­ración social que necesitan loa Tribunales para el impe­rio y aplicación de la Justicia en ellos; se ocupaba de cier­tas exquisiteces filosóficas, y enamorado el Ministro de su reforma de los Tribunales municipales, justificó su labor, que no era más que preparatoria de futuras innovaciones.

Después estudió otras cuestiones de interés. Pero este año tuvo mayor importanbía que el disojrso

del Ministro la Memoria del Fiscal del Supremo, el oual

818 SOI:J>BVILLA.—BL AÑO POLÍTICO

dedicó la mayor parte de su trabajo á los sucesos de Bar­celona.

Su mucha extensión nos impide publicarla, pues es un documento de importancia.

Acerca de los oríorenes de tan terrible movimiento, y después de enumerar los elementos que á él contribuye­ron, decía:

oDe todo ese conjunto de combinados esfuerzos de ani­quilamiento espiritual, proceden las más corrosivas pre­dicaciones en afrentoso auge, ^^egún ellas, uDios es una concepción pueril del espantajo Todopoderoso"; ula justi­cia es obra de buitres, mochuelos, lechuzas y aguiluchos»; ula propiedad se deriva de la expoliación, la astucia y el dolo, la rapacidad y el engaño, bajo ó) nombre de comer­cio y de industrian; «la impunidad absoluta es preferible al azar de los castigos y á la ferocidad de los Jueces^; umerece iguales condenaciones el asesino de la guerra que el de la encruoijadan; ula bandera no e< más que un trapo puesto en la punta de un palon; ula obediencia es xina hu­millación, y quien obedece, un ser despreciable, manci­llado en el germen mismo de la vida noble»; uel soldado sólo es digno cuando vuelve las culatas frente al pueblo rebelde.:." «El amor libre, la conciencia libre, ni Dios ni amo»... ¿Para qué seguir? Botos todos los frenos, ¿cómo aspirar á fortalecer la vida del derecho entre los que asi se educan en la indisciplina de todos los deberes y en el culto de todos los apetitos?»

£1 documento terminaba con un párrafo en el que, para justificar la acción de la Justicia en los castigos im­puestos, deoia:

uLo que no se ha hecho ha sido velar la estatua de la Ley, como alguien echó de menos en los primeros momen­tos, ni se han colgado á las puertas de la ciudad sus cabe­zas (las de los delincuentes), ni se les ha torturado, am-putándples pies y manos, ni se les ha sumergido en cubos de pez hirviendo, ni desnudos se les ha atado á ensan­grentada* aspas, ni han volado por el aire sus piltrafas

SEPTIEMBRE DE 1903 319

entre los regocijados aullidos de los vencedores... La Jus­ticia nq ha actuado en Barcelona como en Fez.

«De ello debemos enorgullecemos."

Este párrafo le fué muy censurado al Sr. Ugdrte, por­que—decían—an él i?e enorgullece de que España no esté precisamente al nivel de Marruecos.

D Í A 16.—La p r o t e s t a de l a prensa.—En esta fecha, y cumpliendo los acuerdos de la Comisión ejecuti­va, salieron de Madrid los periodistas comisionados para recabar para la protesta el apoyo de los periódicos de la« diversas capitales de provincia.

Para Aragón y Cataluña salió el redactor de El Im-parcial D. üar io íérez .

Para Navarra y Vascongadas, el Sr. B^nnat, redactor de La Corre$poudencia de Etpc.ña.

Para Asturias y Santander, el redactor de El Paia, Sr. Iglesias.

Para Galicia, el redactor de EspaHa Nueva, Sr. Villa. Para Andalucía, D. Gerardo Sánchez ürtiz, redactor

del Heraldo de Madrid. , Para las regiones valenciana y marciana, el redactor

de Ei Liberal D. Eduardo Bosón. El resultado estaba previsto. Todos los periódicos de

matiz liberal, demoorátiso y republicano se unieron ik la

{)rotesta, y todos los ministeriales, católicos y oarlistas a rechazaron.

Muchas Sociedades políticas y obreras ofrecieron su in* oondicional apoyo.

La prensa dé Barcelona no se adhirió, por no ponerse de acuerdo entre si sus representantes y, además, por ser la protesta iniciada en Madrid.

. mensa je á, S. U . e l Bey.—Una Comisión, forma­da por el Sr. Ortega Munilla, con su doble representación de Diputado y periodista; D. Daniel López, Diputado á Cortes y Direotor del Diario ünivereal; JJ. Fernando Sol-devilla, ex Diputado 4 Cortes y redactor jefe dá La Co^ rretpondeneia de Eajpaña, y el Sr. Trullas, Direotor de El Cfirretiy fué recibida en San Sebastiiu, en esta fecha, i 1 M

3 2 0 SOLDBVILLA.—EL AltO POLÍTICO

diez y media de la mañana, por S. M. el Rey, á quiea acompañaba en el acto de la recepción el Ministroide jor­nada, Sr. AUendesala/ar.

Los periodistas, que, desde luego, habian obtenido todo género de facilidades por parte del Rey para el cumpli­miento de su misión, fueron recibidos con grande amabi­lidad por el Monarca.

El ilustre periodista Sr. Ortega Munilla llevó la voz, por encargo de los comisionados.

Dijo al Rey que la Prensa, haciendo uso del derecho que la Constitución concede á todos los ciudadanos, acu­día al Trono para exponer los grandes perjuicios que, en opinión de los recurrentes, se producían en la conciencia nacional y en la defensa de España ante el extranjero, por el sistema de censura que se v^nía imponiendo, cen sura que privaba á los periódicos de la eficacia que les da­ría la libertad consignada en el Código fundamental, y que hacia necesario que el Rey conociese, concreta y rá­pidamente, las aspiraciones de la Prensa.

El Sr. Ortega pidió y obtuvo del Rey la venia para que se diera lectura de un mensaje á la Corona, en que se sintetizaba el deseo contenido en la protesta que la Pren­sa había publicado.

El Sr. Soldevilla dio leotura al mensaje, que decía asi:

USKSOB: En propio nombre y en representación de La Corrrespondencia de España, El Imparcíal, El Liberal, El País, El Corrtto, Heraldo de Madrid, Diario Unioersal, El Mundo, España Nueva y La Prensa, aQudimos ante Y. M. para exponer los giraves perjuicios que, en opinión de los recurrentes, se irrogan á los intereses públicos con los procedimientos á que ahora se halla sometida la prensa.

"A la preclara inteligencia de y . M., á su purísimo concepto de la justicia entregamos nuestra causa.

"Señor: La prensa viene realizando ana campaña de noble patriotismo; pero se ve privada de la independencia que le es necesaria para lograr la eficacia de sus propósi­tos. Conociendo los hechos, no es dab'e referirlos. Sintien-do la legitima ansia de defender á la Patria de las calum­nias que circulan en algunos periódicos extranjeros', ca­rece de medios para ello. Se nos prohibe la publicación de

SEmXMBRB DB 1909 321

noticias y comentarios, sin que ni los preceptos de la ley ni la salud pública lo justifiquen. Y las órdenes prohibi­tivas no van revestidas de las formas propias de los acuer­dos oficiales ni traen garantía de autenticidad.

«Sistema semejante, Señor, no ba sida empleado nun­ca en ningún país constitucional. Ni aun en circunstan­cias verdaderamente graves y criticas se ha apelado en España á tales usos.

"No queremos ni privilegios del favor, ni crear difi­cultad alguna i los Poderes públicos. Aspiramos no más que al cumplimiento estricto de las leyes, sin cuya ga­rantía es imposible la vida ciudadana, bi la defensa de la Nación y las necesidades del orden público lo exigieren, establézcase la previa censura, que, en todo caso, sería y>referible al actual sistema,.con el que se hiere la digni­dad del escritor público.

nAl comparecer ante Y. M. en esta ocasión solemne, inolvidable para nosotros, por el alto honor que nos ha dis­pensado, expresamos ante nuestro Monarca los más ar­dientes votos por lagloria de su reinado, por la prosperidad de España y por el triunfo de nuestro heroico Ejército.

"Señor: A L. E . P. de V. M.: José Ortega y Munilla.-^ Daniel López.—Fernando SoldeviUa.—José Trullas.rt

S. M. el Bey, que había escuchado con profunda aten­ción la lectura del documento, tomóle en sus manos y ma­nifestó que, en realidad, no veía bien el trámite que debía dársele.

«En todo caso—añadió ~ , espero que esto no sea una acusación al Gobierno de haber faltado á la Constitución; por ocnsigniente, al Gobierno le daré cuenta de él.»

El Sr. Ortega Munilla replicó expresando la gratitud de los comisionados por el honor que les había concedido e} Monarca y añadió que conociendo los derechos que la Constitución concede á los ciudadanos y la imparcialidad ¿ irresponsabilidad de la Corona, con haber sido esca­chados sentíanse satisfeohon, y que sus propósitos no eran otros que poner en conocimiento de S. M. las quejas de la prensa y la situaoióh en que se hallaba.

21

3 2 2 SOLDKVILLA.—EL A S O POttTICO

Despidiéronse los comisionados de D. Alfonso, reite­rándole su gratitud.

Seguidamente fueron recibidos por S. M. la Reina ma­dre y por S. M. la Reina Doña Victoria, honrándoles am­bas egregias damas con la más simpática y afectuosa aco­gida.

Entre los políticos que veraneaban en San Sebastián se hab'ó mucho de la entrevista de la Comisión y el Rey. Todos creyeron que era un acto de verdadera importancia. Calificados conservadores no recataban sus censuras con­tra el Ministro de Gobernación, Sr. La Cierva, qus pro­vocaba esta y otras manifestaciones, tan desfavorables {)ara la situación, y cuya conducta contrastaba con las de-icadas atenciones guardadas por el más alto Poder del

Estado á los representantes del periodismo.

DIA19.—uLas revoluciones».—Un artículo de Migue l Moya.-r-Como para fijar la actitud de ciertos elementos que, aunque hombres de orden, no renegaban por eso de su abolengo democrático, publicó el Sr. Moya en El Libtral un artículo, ya antiguo, pero muy intere­sante, titulado "Las revoluciones», cuya síntesis estaba en los siguientes párrafos:

uMaldigamos esos atentados contra el reposo público, obra de algunas inteligencias enfermas, sólo consagradas á perseguir las mas irrealizables utopias, que miran el de­recho como una esclavitud y les parece propósito divino fundar el mundo en el molde de sus fanáticos y sombríos delirios; maldigamos esos estériles derramamientos de san­gre, con los que se pretende usurpar, valiéndose del te­rror y del odio,.la dirección de las sooiedadet; maldigamos eses locuras qué quieren removerlo todo, y sólo aspiran á conseguir el desorden social; pero no maldigamos á las revoluciones, que significan una redención y un adelanto.

nCuaijdú queramos juzgar las revoluciones, no hemos de mirar cómo nacieron, sino para qué han nacido; no nos fijemos en lo que son en si, sino en los resultados que pro­ducen; olvidemos el pecado original de su nacimiento, de que la grandeza del propósito pudo redimirlas; y si deja^. ron por herencia la consagración de los derechos y de IM

SBNIKVBRB DB 1909 323

libertades del individuo y la felicidad de los pueblos, y nos parece muoho santificarlas, bendigamos con reoonooi-miento su memoria.n

uLa Epooan, aplaudiendo á los incendiarios.— El enardecimieuto de las luchas políticas y periodísticas había llevado á los periódicos amigos del (Tl-obierno á po­ner bajo la misma banda,' del lado de los perturbadores del orden, á todos los que—cualquiera que fuese su matiz político liberal—eran adversarios del Gobierno y no aplaudían sin restricción su conducta.

Señalábase en esta tendencia La Época, que llegó á in­ventar el calificativo de anarquizante», aplicándolo á to­dos aquellos que, bajo cualquier aspecto, censuraban al Gobierno, por creerle excesivamente inclinado á las de< reohas.

En contestación á esta conducta, los periódicos libe­rales publicaron el siguiente artículo, escrito el año 1854 por La Época, y que ahora exhumó JEl Mercantil Valen" ciano.

Decía así:

ttSublevado el pueblo de Madrid el dia 17 de Julio de 1854 contra el Gobierno polaco, saqueó é incendió la casa dé Sartorins. Jefe del Gobierno, el palacio de Sala­manca, las casas de los polaco» Domenech, Gollantes y Yistahermosa, el palacio de laexBegente Doña Cristina y la redacción de El Heraldo, diario de Sartorius.

«La Época aplaudió y jaleó entonces á los saqueadores ó incendiarios, llamándoles libertadores de la Patria; La Época encontró admirables y honrado» aquellos procedi­mientos purificaSwes que destruyeron la hermosa galería de pinturas del palacio de Salamanca y sus Ticas porcela­nas, y que destruyeron en el palacio de Doña Cristina preciosas joyas artísticas.

«Mientras ésta y Muñoz, su esposo, y Sartorius, y los demás Ministros, escondidos fuera de su^ domicilios, sali­vaban la vida, que indudablemente hubieran perdido si oaeq «Q manos de los incendiarios y saqueadoras, Li Epo' ca escribía y lanzaba ¿ la publicidad el sigaiecte doou'» mentó:

3 2 4 SOLDBTrLI.A.—BL ATffO POLÍTICO

uSnplemento de La Época. "¡Viva la Constitaoiónl ¡Viva la Reina! ¡Viva la l i ­

bertad! «¡Honor á los libertadores de la Patria! »E1 Ministerio más aborrecido de cuantos existieran

en España desde los ominosos tiempos de Calomarde, acaba de desaparecer bajo el peso de la execración públi­ca. La alegría embarga de tal manera nuestra alma al dar esta noticia al pueblo de Madrid, que ahoga la voz en las gargantas y sofoca la respiración en nuestros pechos.»

uHace años que el Sol no ha alambrado un día mis bello para la Patria, principio de nna era de magoífíoas esperanzas y de regeneración para España. Si en el Dos de Mayo dio Madrid el grito de emancipación contra el yugo extranjero; si en el SIKTK DK JULIO salvamos la l i­bertad, vendida por los seides del absolutismo, hoy hemos sacudido el manto de oprobio que nos cubría y que era nuestra mengua en el interior, nuestra vergttenza á los ojos del extranjero.»

u¡Oh! ¡Si! El pueblo de Madrid celebrará con inmenso y espontáneo júbilo estedia y esta nueva aurora de la libertad española.»

«Que nuestras manos estrechadas, que nuestros pe­chos oprimidos y respirando libres ya, que los festejos y la alegría del pueblo solemnicen el triuüfo de la CoMsri-TüciÓN y de las leyes. Asi demostraremos á la Europa que lo que era hace algunas horas la opresión de la Pa­tria, sólo es en estos instantes, como fué siempre, su uná­nime sentimiento.»

uAbnegación, firmeza, patriotismo; esto pedimos á to­dos, en nombre de la Patria y de la Libertad.»

«Ultima hora.

flEn la plaza de Santa Catalina están ardiendo desde hace tres horas los muebles de la casa de Salamanca.»

uA la casa de Sartorius, calle del Prado, han tenido que acudir las bombas de la villa.n

uTambién ha sido incendiada la casa de Domenech.n «En este momento se ve desde nuestra redacción un

resplandor rojizo hacia el palacio de Cristina.» uEn este momento, que son las tres de la mafians, B9

6BPTIGMBBB DE 1909 325

sienten disparüs sueltos por varias partes y descargas del lado del palacio de Cristina.n

uSe cuentan del pueblo interesantes escenas de hon­radez.»

«¡Viva el pueblo de Madrid!"

«Asi las gastaba en sus mocedades La Época, diario moderado entonces y ahora neocatólico»—añadió El Im.-parcial.

D Í A 20.—La (fnerra en el Biff.—El combate de Taxdlrt.—En estafeoha llevaroná cabo nuestras tro-

f)a8 una brillante acción de guerra, que vino á reanimai' os espíritus en la Península, algo decaídos por la inaoióiii

en que, sin duda sin culpa suya, se hallaba el Ejército hacia algunos dias, sin tener aqui más noticia que de los' ataques diarios ¿ los convoyes, algunos de ellos muy du­ros y que nos causaron bastantes bajas.

Véase cómo referían la operación militar los telegra­mas oficiales:

uMeliUa, 20 (9,46 n.).

nComandante en Jefe me remite para trasmitir des­pacho siguiente:

uSegún tengo anunciado, salí esta mañana con divi­sión General Tovar, menos dos batallones por brigada, que dejé cubriendo frentes campamentos.

nSe rompió marcha yendo brigada Morales en cabeza, para tomar luego á la izquierda hacia Taxdirt.

nLa brigada Alfau siguió por la derecha, ocupando Jatel, al que llegué antes del medio dia, y tomando dos compafiias de Barbastro, bajé á la playa de Dar Augurad, donde comuniqué, por medio de un Oficial del Pinzón, con el Almirante de la escuadra.

nMíentras tanto, lo^ cuatro batallones de segunda bri,-gada del General Tovar, que ocuparon sin. resistencia Taxdirt, al hacer un extenso'reconocimiento hacia su iz­quierda, fueron hostilizados desde posiciones dominantes, q ue tomó con escasa resistencia; pero engrosando su nú-úiero más tarde, atacaron violentamente flanco izquierdo, obligando á emplear tres batallones en la linea de fuego,

3 2 6 SOLDBVILLA.—BL A*0 POLÍTICO

á qne entraran en aooión las dos baterías de montaña y el escuadrón de Alfonso XI f. Este tavo ocasión de dar una brillante carga, causando baja» de consideración al enemigo, de arma blanca, si bien á costa de tres maertos y diez heridos.

nLa Infantería ha conservado durante todo el día las posiciones avanzadas, y al caer la tarde se ha replegado, sin ser demasiado hostilizada, ¿ los puntos elegidos para pernoctar ol vivac.

nEl enemigo, bastante numeroso, de las cabilas de Be-nisioar, Benisaid y Benibugafar, ha sido duramente cas­tigado por el fuego de fusil y de cañón y por la acción de la Caballería; bien que á costa de sensibles bajas por nuestra parte, pues nu,estros muertos pasan de diez y sAs y los heridos se aproximan á setenta, no pudiendo pre­cisarlos aún, por no tener completos los datos de las am­bulancias.»

uLo comunico á V. E. para su conocimiento, debien­do añadir de mi parte que, por orden Comandante en Jefe, ha marchado reforzar General Tovar brigada Ayala, de división Sotomayor, y que en esta plaza y puntos depen­dientes de ella no ocurre otra novedad, aparte de noticias ya dadas á V. E. de movimiento General Orozco.n

Como complemento de los anteriores, se recibió des­pués el signieute telegrama:

uMelilía, 21 (9,40 n.).

nLlegó convoy con ciento seis heridos, de ellos, doce Jefes y Oficiales.»

El Su l tán á l a s Potencias.—En esta fecha hizo pública el Gobierno, la noticia importantísima de que el Sultán Muley Haffif había remitido una nota á las Poten­cias europeas.

Véase la noticia oñoial:.

uLa nota telegrafiada por nuestro representante en Tánger dice textualmente:

«A M. Eegnault, Decano del Cuerpo diplomático: «Ponemos en vuestro conocimiento, para conooimien>

8BPTIEMBRK DK 1909 327

to también de las honorables Potencias de esta plaza, la aglomeración de fuerzas que el Gobierno de la honorable NaoiÓD española está reuniendo, que llegan k más de 60.000 hombres las situadas en la región del Eiff. La introducción de un número tan crecido en este Imperio jerifiano produce alarmas, por no saberse su objeto ni el resultado que persigue. Cuando llegue esto á conocimien­to de S. M. jerifiana, le afectayá mucho, por los efectos de alteración que podría acarrear en la región del Riff y en todo el Imperio jerifiano, no habiendo duda de que esto ha de alterar la tranquilidad, y lo que más ha alarmado á S. M. jerifiana y & todos sus subditos ha sido el rumor, esparcido con insistencia, de que el Gobierno de España no se limitaría á los propósitos que anunció de castigar á los que asesinaron á los obreros que trabajaban en las mi­nas cerca de Melilla, castigo que, por otra parte, España no tenía tampoco derecho á efectuar en el terreno de lo justo y equitativo, de conformidad con lo que veréis en la relación que recibiréis adjunta, donde se hace el his- , torial desde el comienzo del asunto del Riff hasta hoy.

nEl objeto del Gobierno de España es otro muy dis­tinto del que anunció, puesto que la aglomeración de fuerzas reunidas en Melilla y sus alrededores da margen á pensar así, y por esta razón, S. M. jerifiana nos ha or­denado se comunique lo que procede, para que toméis nota de ello y lo comuniquéis á los honorables represen­tantes extranjeros, para que á su vez, y vos igualmente, lo elevéis á conocimiento de vuestros respectivos Gobier­nos, para que éstos llamen la atención de una manera amigable al ilustre Gobierno de España, en forma de que no 80 alteren las relaciones de buena amistad que existen entre las dos Naciones amigas y vecinas, acerca de las consecuencias que puede haber en las regiones del Riff, por su actitud y los perjuicios en las conveniencias en ge-reral, á favor de las cuales el Majzen sigue siempre bien dispuesto hacia España en las gestiones que se practican entre el Embajador de S. M. jerifiana y el Gobierno de España, y tiene la esperanza de que estas dificultades se allanen de modo equitativo, de conformidad con los tratados y conven ios vigentes entre ambas Naciones. Y por último, declaramos, de orden del Majzen jerifiano, que

3 2 8 SOLDKVILLA.—Eh A * 0 POLÍTICO

á éste nioganaresponsabilid(tdo<ibe, ni monetariameate, ni de otra manera, por los aoonteoitnientos del Biff, oomo aai lo comprenderá todo el qaa es justo. Y la paz, eto.»

La noticia no dejó de producir sorpresa y aun cierta intranquilidad; pero los resultados fueron auloü para el Sultán, pues todas las Potencias, sin excepción, contes­taron que esos asuntos eran para resueltos exclusivamen­te entre los Gobiernos español y marroquí.

BIA 22.—La ffuerra en el Blft—Ooupaoidn del 8000 El-Had.—Continuaba, aunque lentameate, el avance de nuestras tropas, desarrollando con prudencia el plan del Greneral Marina, consistente en aislar el mo i-te Gurugú, desde cuyas vertientes tantos daños nos cau­saban los moros.

£¡n esta fecha se recibió el siguiente telegrama oficial:

uMelilla, 22 (7 t.). "A las once se han puesto en movimiento la división

Sotomáyor y seis batallones de la de Tovar para ocupar el Boco El-Had, de Benisicar, yendo de frente el primero y en movimiento envolvente el segundo desde Taxdirt hacia Sidi-Um. General Sotomáyor ocupó zoco de Beni­sicar á las catorce y media con débil resistencia, con seis heridos y un contuso; General Tovar se puso en comuni­cación telegráfica con Sotomáyor y conserva posiciones desde donde ayudó operación zoco; enemigo se ha retiía-do desordenadamente batido por fuegos concentrados de fusil y cañón de las dos columnas, ignorando bajas ha -yan tenido; espíritu tropas muy bueno. Me he situado en Bostrogordo para apreciar conjunto operación y regreso al vivac de Tafarat, donde se halla el General Real y donde pernocté ayer.»

La Marina en la guerra.—Los buques destinado J á coadyuvar al triunfo de nuestras armas con el Ejército de tierra prestaron grandes servicios.

En las operaciones de este dia intervino la escuadra, según s« ve en el siguiente telegrama:

SEPTIEMBRE DE 190J 329

nCutnplietdo órdenes del General en Jefe, volví á sa­lir hoy oon el Cario» V, aX amanecer, para oosta de O. de Tres Foroas, y después de comunicar oon el "inzón, Con­cha y Vasco, que recaló para entregar municiones, recorrí y bombardeé la oosta, castigando los caseríos, huertas y algunos grupos de moros, que, seguramente, tuvieron ba­jas, aunque no puedo precisar el número, por la mucha distancia.».

Otros barcos operaron en distintos puntos de la costa.

Bepubl loanos y socialistas.—Los liberales y re-publicanus comenzaban á agitar la opinión contra el Go­bierno, porque no daba indicios de abrir las Cortes y por tener todavía suspendidas las garantías en toda Espa&a.

£n esta fecha se reunieron los republicanos de todos matices y acordaron: .

1." Pedir el inmediato restablecimiento de las ga­rantías constitucionales y la inmediata reunión de Cortes.

2.* Intentar una acción común con todos los elemen­tos democráticos del país, desde los liberales de la dere­cha hasta el partido socialista, á fin de obtener lo con­signado en el primer extremo y para que cesase la dea<-atentada política del Gobierno.

3." Caso de no acceder á estos requerimiento, que, por lo mismo que excluían todo carácter de imposición y de violencia, eran altamente patrióticos, la minoría en-' tendía que había llegado el momento de provocar ana honda agitación en el país, á fin de salvar la libertad y los intenses nacionales, comprometidos por la funesta po­lítica del Gobierno.

El partido socialista dio un manifiesto, en el cual,: aun con mayor energía, hacía las mismas peticionen, y afiadía:

uYendo hoy los hombres que ocupan el Po 1er contra todas las libertades, el partido socialista, que, cuando/ese caso no exi^^te, lucha separado de todo otro elemento po-> Utico, lachará ahora, ya por su propia cuenta, ya al lado de toda fuerza democrática que se proponga realizar aque­llos dea fines, siempre que los actos que osa faerzv aouer-

3 3 0 SOLDÍVILLA. —EL AÍÍO POLÍTICO

á« sean serios, dignos y no pugnen en lo mis mínimo con las aspiraciones del proletariado consciente.»

Este acaerdo tuvo mnoha transcendencia.

D Í A 24.-.Deolaraoion6s de Sánchez Toca.— A la invitación que el Comité de la prensa hizo á diver­sos hombres públicos para que emitieran su opinión acer­ca de la política del Gobierno, contestó el Sr. Sánchez de Toca con unas manifestaciones durísimas para el señor Maure, que pueden resumirse en lo siguiente:

uEsta situación tan anormal y peligrosa en el orden de relaciones entre la prensa y el Gabinete, se deriva principalmente do lamentables torpezas é inconcebibles imprevisiones iniciales.»

uNuestro Gobierno ha constituido la ocultación de la verdad en suprema habilidad de su política.n

"Es insensato que se lleve á un pueblo á la guerra sin que medie un interés vital ó, por lo menos, una razón de Estado, vivamente posesionada del espíritu público. Aun más insensato es que eso se intente como sorpresa por un temporero del Poder, cegado en la confianza de disponer á todo evento de una mayoría parlamentaria.»

uLa responsabilidad de las tragedias sociales de Julio son de cuenta exclusiva de la comunidad gobernante, no del partido conservador, que no ha gobernado. En lo su­cesivo, constituirá grave responsabilidad para los conser­vadores continuar prestando más apoyos en blanco»

xLa proyectada ley de Administración local, con la súbita inhibición del Estado en funcionesi integrantes de su soberanía, es un delirio fatídico.»

Las manifestaciones del Sr. Sánchez de Toca bausa-ron sensación.

D Í A 25.~La guerra en el B.iff.—Toma de Na dor.—Continuaban felizmente las operaciones del ejér­cito del Biff.

En esta fecha se verificó la toma del poblado de Na-dor, wgún la refiere el siguiente telegrama oficial:

SKPTIBHBKE DE 1909 3 3 1

uGomo ampliación á mi último telegrama, tengo ho­nor manifestará V. E. lo siguiente:

"División Orozco salió de Pozos Uglad formando dos columnas: la dé'la derecha al mando de dicho General, y \tL de la izquierda, al del Gener&l Aguilera..

nMomentos después de emprender marcha fueron am­bas columnas muy hostilizadas por flanco izquierdo y re-taguardia^ viéndose- obligado regimiento Húsares 4 dar ana oárga para contener enemigo.

nA las doce se tomó altura Tauima, habiendo tenido columna de la izquierda ocho heridos de tropa, el caballo del Coronel del regimiento León, tres de Artillería, dos de Húsares y uno de Ingenieros.

itQuedó en Tauima regimiento Eey con una baterÍA montaña y estación heliográñca y una sacción Zapado­res, una sección Caballería y resto columna marchó so­bre Kador; pero eterno á la columna de la izquierda le faltaba un regimiento, y este flanco era el mis amenaza­do, hubo que hacer sobre la marcha un cambio de colum­na, que se efectuó con el maj'or orden, siguiendo marcha con segunda brigada y Húsares por la izquierda.

*<A1 llegar á distancia conveniente, se efectuó reoono-cimieiito por Húsares á la izquierda, i la vez que se oa-ñoneaban huertas de Nador y convertido en frente de combate lo que era flanco izquierdo. S-í avanzó sobre di­cho poblado, en el que se entró después de sostenido algún fuego por la izquierda, coronando nuestras fuerzas las al­turas que lo dominan, poseídas del mayor entusiasmo.

nEntretanto la columna de la derecha avanzó ¿ tomar una posición intermedia entre alturas Ttiuima y Mar Chi­ca, para facilitar abastecimientos, adelantándose su ex­trema vanguardia, que también reconoció huertas de Na­dor por dioho flanco. .

nLaa fuerzas pernoctaron on posicionea conquistadas sin tener baja alguna, pasando noche oon tranquilidad.»

El entusiasmo por esta operación fué grande, «)br« todo por la facilidad con que se había llevado á cabo.

El ejército d« MellU».—Las fuerzas aspaftólas exiatenteé en enta feoha en Melilla, según lo» d a ^ pu-

832 80LDKVIU.A.—BL ASO POLÍTICO

blioados por el Estado Mayor, componían nn total de 12 Generales, 169 Jefes, 1.428 Oficiales y 42.019 individaos de tropa.

Para hacer este cálculo, todos los batallones figuraban en los cuadros con 800 hólnbres, excepto los de los regi­mientos de África y Melilla, que se les calculaba á 700.

Deolaraolonet de Canalejas.—£1 Sr. Canalejas contestó á la invitación de la prensa con unas declara­ciones, también muy enérgicas, en las cuales dijo:

uBeúnaiise ó no Us Cortes, es, & mi juicio, urgente exigir que cese la suspensión de garantios, que si en oca­siones sirve a les fines de la justicia, en muchos casos encubre ilegitimas arbitrariedades del Poder público ó desenfrenos rencorosos del espíritu sectario.

"Combatir en el Parlamento no basta; es preciso, y aun urgente, que en la tribuna popular, en la prensa, en la escuela, organizando Asociaciones en la ciudad y en el campo, realicemos una obra social que supere en exten­sión y en intensidad á la de nuestros adversarios.

"Reparen los espiritus medrosos en que, no ya, refor­mas radicales, acogidas por estadistas conservadores eu­ropeos y americanos, sino el fondo común, la esencia in­destructible de la civilización contemporánea es lo que está en litigio: libertad de conciencia y cultos, neutrali­dad de la escuela pública, cooperación de todas las clases Eocialesal servicio militar, equidad tributaria...; en suma, cuanto prevaleció por siempre en todos los pueblos pro-gresivoS) monárquicos ó republicanos.»

D Í A Uy.—XtK guerra n el aifT.—Toma de Ze-Indn.—Otra importante conquista hizo en este día el ejército de operaciones: ocupó la alcazaba de Z^luán, más importante por su situación y su historia que por en cons­trucción y fortaleza, pues sólo la constituían cuatro pare­dones derruidos.

Véanse las noticias oficiales:

. «Amplio mi telegrama hoy dando á Y. £ . detalles marcha efectuada par^ tomar alcazaba Zeluán. Se em-

SBPXntHBRE DE 1909 333

prendió marcha ¿ las ocho y treinta, formando dos oolam-nas: la derecha, al mando Genera) Tovar, oompaesta de seis batallones Cazadores, tres baterías montaña y una Schneider, dos escuadronea Caballería, Administración y Sanidad militar correspondiente; la de la íz>^uierda, com­puesta división Orozco, más el resto Hueras , exceptuan­do un batallón de Saboya, que quedó en huertas de Nador.

nLa columna de la derecha fué constantemente hosti­lizada desde su salida por la retaguardia y flanco desde las alturas próximas, haciéndole tres heridos tropa y un caballo y tres mulos heridos. A las trece, y después de haber cañoneado previamente posiciones inmediatas, en­tró esta.columna en la alcazaba.

»La columna de la izquierda efectuó un movimiento envolvente por este lado, con objeto de alejar al enemigo que pudiera presentarse por zoco Telatza y aduares Ulat Settat, efectuándolo tan acertadamente, que consiguió su objeto sin que el enemigo intentarse acercarse, entrando k las catorce en la alcazaba, á la que llegó por el lado opuesto al de la columna del flanco derecho.

nLas fuerzas han acampado en inmediaciones alcaza­ba, efectuándolo ^0 en el interior de ella con los Genera­les de ambas divisiones.»

La impresión en Madrid y en toda Elspaña fué gratí­sima.

Su Majestad el Rey dirigió al General en Jefe del ejército de operaciones, Sr. Marina, el sigaieate tele­grama:

«Felicito con el mayor entusiasmo á Y. E. y á esas valientes tropas por las briUatites operaciones realizadas, coronadas hoy con la ocupaoióa de Zeluáo. España se siente orguUosa con los triunfos de su Ejército, y como el primero de los españoles y de sus soldados comparto la alegría de todos.—Alfon»o.i>

Operaciones tflates.—La alegría de la toma de Zelnán fué un tanto amortiguada por el sigaianta tele-! grama:

3 3 4 SOLOBVILtA.—BL ASO POIÍTICO

uMelilla, 27(22,10). »En reconocí9i©nto hecho hoy estribaciones Gurugá,

lugar combates 23 y 27 Julio último, se han encontrado varios cadáveres, entre otros, Comandantes López Ñuño y Fresneda, Capitán Melgar, otro de Llerena y varios imposible de iderh-ificar; mañanasale columna recogerlos.»»

£1 espectáculo fué horrible. Más dé cien cadáveres (dii.0 el Jefe de la escuadra) fueron recogidos por nuestras trop»8, de infelices soldados que allí quedaron en los ne­fastos días de 23 y 27 de Julio, sin poder ser rescatados.

Asusta pensar la angustia y los sufrimientos de los que quedaron solamente heridos, y que murieron des­pués, abandonados de todo humano socorro.

—Página negra de la guerra es ésta, que no se borrará jamás—decian algunos que entendían que debía haberse hecho lo imposible para rescatar á tanto héroe.

Esto vino á demostrar también que el Gobierno ha­bía ocultado parte de la verdad al dar el número de bajas habidas en los combates del 23 y 27.

Li^ reunión de Cortes.—£1 Sr. Maura, adelantán­dose á las peticiones que pensaban hacerle las oposicio­nes, y en vista de la buena marcha de la guerra, reunió el Oonsejo de Ministros y acordó lo siguiente:

í . ' Sefialar la fecha del IB del próximo mes de Octu­bre para el comienzo de la tercera legislatura.

2.° Convocar para elecciones de Diputados provinoi»-les el 24 del mismo mes de Octubre.

d° Levantar la suspensión de garantías en todas las provincias, con excepción de las de Barcelona y Gerona.

'Con estos acuerdos se calmó un tanto la opinión, y la Comisión ejecutiva de la prensa dio por terminados sus trabajos.

iOXA 28.—Declaraoionea de Melquíades Alva­res.—A la invitación de la prensa contestó el Sr. Alvares con un interesantísimo trabajo, en el cual, después de es­tudiar la situación del país, que juzgaba gravisiina, dacía:

»üna acción fundamentalmente progresiva y perseve* rante, que con resolución se acometiese bien desde el Po-

BBPTIKMBRB DX l d 0 9 B36

der ó en la propaganda, samaría en estos momentos el esfuerzo común de todos los políticos de la izquierda, desde el más circunspecto al más exaltad<^, y sin duda vendría á decidir en favor nuestro la contienda, el con­curso, hoy por Caudadas desconfianzas platónico, mafiana eficiente, ante la visible atricoión de los hombres pábli* eos, de las grandes capacidades extrañas al menguado estado mayor de los partidos y de los elementos sociales que por comunión espiritual, por noble interés y por pa­triotismo desde luego se nos incorporarían en la marcha.

nNo lo quiero creer; no lo creo. Pero voy á razonarlo en hipóleais. Un factor pudiera fallar de momento nties-tros 1 atrióticos anhelos: el partido liberal, que por tibie­za de convicción ó por mal entendida lealtad al Trpno, se negare á brindarle, con la adopción sincera del pro­grama dicho, una estabilidad casi definitiva, al modo de la dinastía inglesa. República coronada, con quien puede gobernar desde Jhon Burn á Llody Georgea. Pues bien; este verdadero suceso, equivalente al suicidio de toda una agrupación política, aceleraría incalculablemente, aun­que por otros medios, la evolución progresiva del país, pues la consolidación en la política del ultramontanismo trocaría, por la lógica^inevitable de los hechos, en legi­timidad, á la rama prós^tipta, y enrarecido el ambiente nacional para el actual Monarca y sus sucesores—repre­sentantes de una transacción que el Código fundamental de 1876 representa—, se plantearía para el porvenir el siguiente apremiantísimo dilema: ó el ultramontanismo, con D. Jaime, ó la libertad, con la revolución y la Repú­blica.»

La irtierra en el Rifí.—Nuevos ataques de los moros.—Como demostración de lo insegura é intermi­nable que había de ser esta guerra, por las condiciones del territorio j del enemigo, qae, emboscado siempre, ataca^ ba á mansalva cuando menos se podía esperar, se recibió el sigoiente telegrama oficial:

uMelilla, 28 (12,26 t .) .

' «General Sotomáyor desde el zooo El-H«d me dice: A las tres de la mañana ha «ido atacado el oampamento del

3 3 6 SOLDBVn.LA.—BL A»0 POLÍTICO

ZOCO por OQOS 600 moros, llegando algunos á las alambra­das de algunas de las obras. El fuego se ha contestado oon la moderación necesaria, por ser d» noche.

r)Al hacer la descubierta bajo el fuego enemigo, ha sido muerto Comandante del Principe, D. Alvaro Gonzá­lez, y herido el Capitán Ü. Antonio Arias Farinns; ade­más de éstos, un sargento y tres soldados muertos y dos sargentos y doce heridos de tropa. Continúa el fuego por tiradores moros; aislado el grilaso del enemigo, se ha re­tirado."

Este desagradable incidente causó penosa sensación.

D Í A 29.—Toma del Onraga.—Desde las prime­ras horas de la mañana empezó á circular en Madrid la noticia de que nuestras tropas se habían apoderado del famoso cerro denominado el Gurugú, anhelo constante, más ó menos consciente, del espiritu popular, por las des­gracias que desde él nos habían causado los rifefios.

A las doce y medía, cuando los Ministros salían de despachar oon el Bey, dijo el General Linares á los pe­riodistas:

—Hemos comunicado al Bey que desde las siete y me­dia de la mañana ondea el pabellón español en la cresta más alta del Gurugú. No hay más detalles.

Foco después salió el Sr. Maura. —Hoy es un buen día para España. ¡Felicitémonos to­

dos!—esclamó dirigiéndose á los periodistas. Y como éstos le preguntaran más detalles del impor­

tantísimo acontecimiento, el Presidente del Consejo ma­nifestó que la operación se había llevado á efecto feliz­mente, sin encontrar resistencia, y que en lo alto de la qsontafia, el Coronel Primo de Bivera, con cuatro compa­ñías de su regimiento y dos del disciplinario, se estaba fortificando.

—Hoy—terminó diciendo el Sr. Maura—es día de sa­tisfacción, un hermoso día para toda España.

E L TBLBaBAUA ovioTAL.—He aquí el despacho facili­tado por el Ministro de la Guerra:

BBPTIBMBaB DB 1909, 387

uMeUUa,29 (10,55 m.). •• nGobernador militar á Ministro de la Gaejrra: »A las siete y treinta ha sido ocupada posición qne

forma vertiente derecha barranco Lobo, dominando Codo el valle de Beni-Edsar; pooo después se han oóupado taiQ* bien los dos picos principales del Gurugú, enarbolándo sobre ellos bandera española; han concurrido á la opera­ción diez y seis compafiias, tres baterías, tres secciones de Caballería, más una de Ingenieros; no ha habido resis­tencia. Se está fortificando esta posición, donde quedará por ahora Coronel Primo de Bivera con cuatro oompaflias de su regimiento y la brigada disciplinaria.» - ; "

El regocijo en Madrid filé grandísimo. M Alcalde invitó á colgar los balcon«s del vecindario, y todos lo's Centros oficiales lucían colgaduras é iluminaciones. Losr periódicos publicaron extensas reseñas de esta victoria incruenta; por la ^oche hubo manifestaciones patrióticas populares, y hasta hubo temores de que el pueblo, exci­tado, intentase agredir á los moros de la Embajada, ante cuyo domicilio se hicieron algunas demostraciones.

Las bombas en Barcelona.—La censara había prohibido publicar nada que se refiríésd á las explosio-nes de bombas acaecidas en Barcelona en esta última-etapa.

Véase la relación que de ellas envió el oorrespoiUMl de La Correspondencia de Etpafía:

"El 7 de Mayo estalló una bomba en la calle de la Bo-qüeria, de la que resultaron dos heridos. . . í"

nAl día siguiente, 8, otra en la calle Alta de San Pe-r dro; un herido.

niel 9 y el 11, otras dos bombas en la calle de Aldama y en la de San Pablo; sin heridos.

»E1 28 de JUDÍO, dos bombas: una en el teatro Soria^ no y otra en el Principal; sin desgracias.

»E129 del mismo mes, dos bombas en el café del Circo Español, que cansaron grandes destrozos.

nEl 2 de Julio, una bomba, que no llegó á estallar, en la calle del Marqués del Duero.

3S

8 6 8 BOU>s¥lLLA.-^IL A«6 POZÍTIOO

nSftganda 0«rié.—Mando del Sr. Crespo Azorin: "El 21 y el 22 de Agosto, dos bombas (asi, seguidas),

«& la ronda de San Pablo y en la puerta de Santa Madro­na, y el 25, 28 y 29, tres bombas: una de ellas en la calle del Marqué* del Duero, y las otras dos, en la del Conde del Asalto.

nPero no termina la serie, pues el 13 de Septiembre hnbo otra explosión en la puerta de Santa Madrona, de la que rMultaron dos heridos, y el 27 y el 28, nuevas bom­bas, oon un herido.

nEfeotivamente, el 8¿bado & las siete y veinte minu* tos de la tarde estalló una bomba en la oalle del Conde del Asalto.

•Estaba colocado el explosivo en la fuente pública adosada al muro de la casa núm. 47, frente á la oalle de San BamóD.

"La detonación fué menos fuerte que las anteriores. «Los cascos de la bomba destrozaron el escaparate de

una confitería. nün joven de veinticuatro afios, llamado Miguel Ber­

trán, dependiente de la taberna del núm. 61 de la calle expresada, recibió heridas en la cara, en el cuello y en el oobtado y pierna icquierdos.

n£l 28, ó sea el martes último, se decnbrió un expío» sivo en el urinario de la plaza de Palaoio, próximo al GK). bierno civil. Afortunadamente, no llegó i estallar y hubo tiempo de que lo envolviera en un colchón mientras lle­gaba el carro blindado para trasladarlo al Campo de Bota.n

Deolaraoione* de Pablo Iglesiat. >-El Jefe del nartido socialista contestó lo siguiente al requerimiento ae la prensa:

uTiene sobrada razón la prensa demooritioa para pro­testar oontra la tiranía de los actuales gobernantes; pero esa protesta, sin llegar tarde, hubiera sido más eficaz al suscitarse la locha en el Biff, ó, á lo sumo, i fines de Julio.

"Igual debieron hacer liberales y demócratas, y otro tanto, y aun más, la casi totalidad de los prohombres re-

8a»7t8KBR» DB 4909^ < - 380

pubUcanos, que permaoeoioron mados, Mtaoda BJ ET obli­gados que aquéllos á revolverse contra dioha tirsoia.

»Aaora parece que todos—prensa democrática, tibe«:t rales y demócratas y republicanos—h&llaase resueltoo & acabar con ella. Vamos a verlo.

n El partido socialista ya ha dicho que oooperar4 4í esa obra, y estoy seguro de que hará honor á su palabra.

nCumplan todos la suya, y las garantías constituoio-. nales se restablecerán y el Gobierno que preside^ Maura saltará del Poder.» .

Como se ve, la atmósfera política y «ociáis» iba M*' rareciendo.

De los personajes importantes de las oposiciones, que fueron consultados, sólo el Sr. Moret, por patriotismo y por su situación especial, no dijo nada contra la situación.

DÍA 30.—Las tropas abandonan la oiipa del Gnruglí.—Se recibió en Madrid el siguiente telegi^tuna: >

«Ayer tarde, los moros hicieron su presentación en el Gurugú, creyendo, sin duda, que iban á proporcionar al­guna sorpresa.

nCuando ya creyeron que estaban bien parapetados, arreciaron el fuego, cuyos primeros disparos produjeron algunas bajas en los moros amigos de España y en la van­guardia de las fuerzas del disciplinario;

nLos adversarios procedían de Benilugafe y Benisidel. »La posición de los moros, hábilmente tomada para

ganar la<í alturas del monte, hacía temible sus disparos, y como nuestra posición no se había elegido con carácter permanente, las compañías del disciplinario iniciaron un movimiento, con objeto de adquirir otra más conveniente y fortificarla, n

Estas noticias, aunque no tenían gravedad, produje­ron gran desencanto en la clase popular.

Manifes tac iones de Soriano.—El Diputado y pe­riodista radical D. Eodrigo Soriano contestó lo que si­gue á la invitación de la prensa:

3 4 0 BOLDSVILLA.—IL AftO POIi TlCO

OEB preciso que en el Parlamentó hablemos todos y qae desnudemos por fin ¿ esos desdichados qae quieren convertirnos ante la Europa culta en rebaños misérrimos ó en salvajes de Exposición universal-

»A eso vamos jefes y pastores liberales de los campos todos. Queremos unirnos para exigir tremendas respon­sabilidades, apocalípticas complicidades, horrendos mari­dajes con el deshonor y la miseria.

(•Sepamos pronto cómo á espaldas del país se trama una guerra y se abandonan campos de batalla i la impre­visión y al azar; sepamos cómo se laboran fortunas y su­ben miserables lacayos por serviles peldaños; cómo se co­mercia con sangre y dinero, con honor y dignidad...»

Aunque el ardiente radicalismo profesado por el señor Soriano rebajaba un tanto la importancia oposicionista de BUS declaraciones, demostraban, sin embargo, que las iz­quierdas, en todos sus matices, desde los m&s pacíficos ¿ los más exaltados, estaban dispuestas ¿ combatir ruda­mente á la situación conservadora.

MES DE OCTUBRE

D Í A 1.°—La guerra en el BifT.—Muerte del General D í e s Vioario.—De una operación militar, desgraciada, ó, por lo míenos, cara para nuestras tropas, fe tnvo notioia en esta fecha.

La división de Toyar habla tenido nn combato vivo con los moros atrincherados en las estribaciones del mon­te üixá, cerca del zoco del Jemis.

El Gh>bierno facilitó el parte oficial, que deoia asi:

i^Melilla, 1 (5,45).

nComandante en Jefe, desde Zeluán, me ordena traos-mita á y . E. lo siguiente:

ttCoD objeto de ver estado de vitalidad cabilas próxi­mas á esta Alcazaba y poder cerciorarse de su posición respecto ¿ nosotros, ordené efectuara hoy 30 un reoono-oimieuto por el zoco Jemis de Beni-bu-Ifmr.

»La columna se componía de seis batallones de la di­visión Cazadores, tres baterías montaña, una Schneider y tres escuadrones Caballería.

"Esta fuerza estaba protegida por la izquierda por segunda brigada de primera división al mando del Gene­ral Diez Vicario, una batería Schneider, y protegiendo & extrema izquierda, dos escuadrones de Húsares.

T)La marcha y el reconocimiento practicóse sin difi­cultad, aunque teniéndose que rechazar numeroso enemi­go que lo impedia, caupándoles numerosas bajas.

"Al iniciarse la retirada, organizada con mucha peri­cia por General Tovar, el enemigo, favorecido por condi­ciones terreno y queriendo dar muestra de su vitalidad, atacó con furioso empaje i nuestras tropas, qne lo recha­zaron briosamente, causándoles bajas vistas de mucha

94& ; mhomiLLÁ.-^vb &jro poiitTioe

oonsíderaoión, auxiliados, además, por dos oompafiias y una batería Schaeider, situadas en una posición impor-taatisima que ooupan estas fuerzas, con las que yo me encontraba.

nArtiller{a \A .tomado una parta aotiva muy impor­tante en el cómbate y todas las Vopas han estado anima­das del mejor espíritu.»

uNuestras bajas—dijo en un segundo telegrama—sen­sibles, importantes, consisten en un General, dos Capita-neSj' un Teniente y 28 tropa, muertos; un Jefe, 15 Oñoia-IfS y 288 heridos y nueve desapareeidos de ttopa^

nfirGeneral muerto es el Sr. Dies Vioariot"

Los telegramas pai^íioulares dieron la cifra de 41 para los nuestros.

La noticia del sangriento combata circuló en Madrid rápidamente.

La impresión fué, primero, de sorpresa; luego, de dolor.

Con la ocupación del G-urugú había creído todo el mundo qae la oampa&á de Melilla estaba ya vencida, no quedando otra cosa por hacer que «sufocar chispazos sin importancia^.

En muchos balcones, principalmente de los barrios bajos, lucían todavía en esta fecha las colgaduras que por indioaoión de las Autoridades había colocado el vecinda­rio dos días antes.

'De ahí la desagradable sorpresa de Madrid y de Bspa-fia entera.

M Á B faerzas á Blelll la.—En vista de los aQonte-oimíentos, se dieron rápidamente las órdenes para que se dispusieran á salir para el campo de operaciones ios regi­mientos de Caballería Lanceros de la Beina y Húsares da. Pavía.

Coi\ ellos decidió también marchar el lufante-Doa Carlos.

.A l tOfea fgM.^El Presidente delOons^o llevó a la fivima-del Bey los'siguientes decretes:

OOTVBBB DB 1909 8 4 8

Nombrando Ministro del Tribanal d« Cuentas al ae-. ñor Martínez Pardo, Director general de los Registros,

ídem Magistrado del Tribunal Supremo al Sr. Marín de la B&rcena, Director general de Administraoión looal; y Ministros del Tribunal de Cuentas & los Sres. Monares y D. Lamberto Martínez Asenjo.

Nombrando Director de los Begistros al Sr. Lombar-dero.

Nombrando Director general de Administración looal al Sr. Cafial.

DlA 2.—Más faersas á KeliUa.—Guando ni los mismos Ministros lo esperaban, el Sr. Maura los citó rá­pidamente á Consejo.

A las nneve y media de la noche terminó éste y se fa­cilitó & la prensa la signiente nota:

uEl Comandante en Jefe, General Marina, á causa de la considerable extensión de terrenos actualmente ocupa­dos por nuestras tropas y de la oonyeniencia da poner término rápido á las operaciones, ha pedido el envío de una brigada, y el Gobierno, ahora como en todas las oca* sienes análogas, ha dispuesto la inmediata partida de la división que, previendo tal contingencia, tenia dispuesta para marchar. Pero haciendo Qonstar que^ antes j^ después de este refuerzo, subsiste sin variante ni ampliación al* guna el objetivo de la campaña, que fué definido por no* tas de anteriores Consejos de Ministros.»

Este Consejo fué muy comentado y su acnerdo cansó alarma en la opinión, pues dos días antes habla dicho La Epoea:

•'...No parece probable que se necesiten más fuerzas en África, sino todo lo contrario.^

En el Consejo de Ministros hubo mucha disoasión, y aun se dijo que disorepauoia de parecerás respecto i la cuestión militar.

3 4 4 SOLDKVÍtIíA.—BL AÑO POLÍTICO

D Í A 3.—El Infonte D. Carlos, á Meli l la.-Ka esta feoha marohó el Infante D. Garlos al ejército de ope­raciones.

A las ocho menos diez minntos salió de su palaoio para dirigirse á la estación.

Los andenes se hallaban totalmente llenos. La fami­lia real acudió á despedir á S. A.

La mayoría de los socios de los Casinos militares, casi todos los Oñoiaies de la gnarDioíón francos de servicio, la oficialidad en pleno de la Esoolta Beal y del Cuerpo de Alabarderos y los Ayudantes del Bey se encontraban allí.

Además de cuantos elementos valiosos se hallaban en la corte, gente del pueblo en número extraordinario, en apiñados grupos, aguardaba el paso del Infante.

La despedida que se le tributó fué muy entusiasta, pues la Nación había visto con gusto que el Infante fuese espontáneamente á compartir con el soldado las penali­dades de lá campaña.

D Í A 4.-^Declaraciones de Costa.—El ilustre polígrafo Sr. Costa publicó, en contestación á la deman­da de la; piensa, uiias vehementísimas declaraciones, en las onales dijo lo siguiente:

uLas dos iniciativas de niás bulto y transcendencia tomadas por el Sr. Maura en esta su última etapa de go­bernante, han sido estas dos:

n i . ' La construcción de un comienzo de escuadra, con nn gasto inicial de 200.000.000 de pesetas.

n2.* La guerra desastrosísima del Biff, con un gasto aproximado, de unos 100.000.000 hasta la fecha.

»Las dos contra la voluntad declarada del país; hecho probado. Por consiguiente, delito de lesa opinión, de lesa soberanía nacional, de lesa Patria. Deslealtad al país; el petulante y desalumbrado Ministro se alza sobre la opi-fiión, negándola, escarneciéndola, convirtiéndose de sei*-vidor en amo, mudando la forma de gobierno, que era coó&titueíonal y parlamentaria, gobierno del país por el país, hasta haodrla declinar en personal y absoluta.

vé." Las eternas imprevisiones de que pareo» haber

OOTUBRE DB 1909 345

hecho gala el Jefe del Gobierno. Ha ido éste i la guerra con la misma resolaoión que si la hubiese estado prepa­rando años enteros, á uso de boers ü de japoneses. Guan­do el Sr. Maura podría estudiar los problemas de la go­bernación española, caza, pinta, toma las auras del Can­tábrico: cuanto á gobernar, gobierna por improvisación. Y la consecuencia lógica de las improvisaciones es que todo sea inmaturo, que todo coja de sorpresa.

n6.° Como secuela de todo, retrogradaoión rápida del pais. La nube negra que venia cerniéndose sobre nuestra España, se ha espesado. En los tres arñoa mal contados que lleva Maura en el Poder, en esta su última etapa de gobernante hemos retrocedido en todos los respectos más que en los nueve años anteriores corridos desde 189S. Dado mucho que España convalezca y se reponga ya nunca de este desastre.»

Las declaraciones fueron muy comentadas, y el autor, denunciado.

Las minorías y el Gobierno.—En esta focha, á las seis de la tarde, enviaron los Sres. Moret y Azoárate al Presidente del Consejo un documento, en el onal las más autorizadas representaciones de liberales, demócra­tas, republicanos y socialistas reclamaban del G-obierno el inmediato restablecimiento de las garantías constitu­cionales en las provincias de Barcelona y Gerona.

Las principales razones aducidas eran que unas elec­ciones hechas en estas condiciones no podían menos de engendrar daños mayores de los que se quisiera remediar con la suspensión de las garantías oonstitucioaales.

Firmaban el documento: Segismundo Moret, José Ca­nalejas y Méndez, Pablo Iglesias, Gumersindo de Azoá­rate.

El Sr. Maura contestó negativamente.

DXA 5.—Menos ftierzas 6 Melilla.—Se ha visto que, con gran premura, el Gobierno había acordado enviar á Melilla una nueva división, mandada por el General Ampudia; pero en este día habo una reotiñoaoión.

Al salir de Palacio el Sr. Maura, «naució ¿ lod perio*

8 4 6 SOLDEYÜXA.—IL AtO POLÍTIOO

distas qne ya no iría á-Melilla toda la división Ampndia, sino parte de ella, los regimientos de San Fernando y Ceri&ola, que componían la brigada de Galioia, y ana oompafiia do Ingenieros.

«El General Marina—dijo—había pedido una brigada. El Gobierno, pródigo en hombres y dinero, iba á mandar» le nna división. Pero el General, en cuanto lo ha sabido, se ha apresurado á telegrafiar al Gobierno, insistiendo en qne sólo qniere lo qne pide, y el Gobierno no ha tenido otro remedio que poner límites 4 su generosidad.»

Esto mismo manifestó por la tarde el Ministro de la Guerra.

Mucho se comentó este cambio de actitud, enlazando^ lo con otros detalles.

Se dijo que entre el Ministro de la Guerra y el Co­mandante en Jefe del ejército.de operaciones no había toda la necesaria identidad de juicio sobre el curso de la campaña, y se afirmaba que si tal disparidad de criterio resultase cierta y no desapareciese, quienes opinaran oomo el Ministro no encontrarían todo el apoyo indispen­sable para imponer su dictamen.

Se habló concretamente de que la toma de Zeluán, que no estaba en el programa de las operaciones, se había llevado á cabo sin orden y ann sin conojímieuto del Go­bierno, y que, con este motivo, se habían cruzado tele­gramas un tanto expresivos entre el Ministro de la Gue­rra, Sr. Linares, y el General Marina.

La situación del Gobierno no era, en realidad, satis­factoria.

D Í A 6.—Alooiiolón de P e r e s OaldíSa.—El gran escritor nacional, D. Benito Pérez Galdós, publicó en esta fecha una alocución al pueblo español, excitándole ¿ re­chazar la política imperante.

Véanse algunos párrafos:

«•Que la Nación hable, que la Nación actúe, que la Ka-ción se levante, en el sentido de vigorosa erección de cu autoridad; que no pida al Gobierno lo que ébte, enredado

0«njB&B DK 1909 847

en la maraña de sus desaciertos, no puede dar ya: verdad en las informaciones de la guerra, orden, serenidad y juicio en sus acuerdos polilicos y militares. Juzgando con benevolencia las intenciones, puede decirse que el Gobierno quiere hacer las cosas derechas y le salen tor« cidas. En él hay un caso de epilepsia larvada. Lo que España debe pedir á sus actuales gobernantes es que se ausenten del trajín de los asuntos públicos.

nYa es tiempo de que se acabe tanta degradación y el infamante imperio de la mayor barbarie política que h*-mos sufrido desde el aborrecido Fernando YII.

nAonque só^o hablo como español, entiendo que mis últimas palabras han de ser para mis correligionarios, que de ninguna excitación necesitan para demostrar en todo oaso su acendrado patriotismo. Los repablioanos se­rán los primeros que acudan & levantar an faerta muro, entre España y el abismo.»

El documento, hermosisimamente escrito, faé muy comentado.

El término do la guerra.—Telegrama de Be -tegdu. — El periódico genuinamente ministerial. La Época, preguntó por telégrafo & su redactor corresponsal en MellUa, el ilustre periodista Sr. Betegón, noticias concretas acerca de la terminación más ó menos próxima, de la guerra.

£1 Sr. Betegón contestó en esta fecha con na telegra­ma muy interesante, que publicó La Época, y ( ue decía lo. siguiente:.

viMálaga, 6 (,í t.).

nCon decir que ayer salí de Melilla, en unión de otros oorre-iponsales, por creer que allí será poco ya lo que haya que contar, habría, en realidad, contestado la pregunta que por telégrafo me dirigió el Director de ¿ a Época.

"Los cabileños han nido duramente castigados en jor­nadas memorables, que han servido para cubrir, de gloria^ al.Ejército, cuya disciplina admirable, cuyo heroísmo y cayo entusiasma son los primeros en reconooer.loa corres­ponsales de la Prensa extranjera; y no sólo han sido oap.

8 4 8 SOLDKVItLA.—HL A*0 POIJTIOO

tigados los cabileños, sino qne todas aquellas posioiones qae dominan á Melilla, y desde las cuales los rífenos po­dían hostilizarnos y nos han hostilizado cien veoes, es­tán en nnestro poder, y en ellas nuestras tropas se han establecido sólidamente, encontrándose hoy en condicio­nes de rechazar fácilmente cualquiera agresión.

n Además, desde Cabo TresForcas hasta Cabo de Agua, toda la costa está también en nuestro poder, y en esa cos­ta existen pantos como Mar Chica, que pueden ser y se­rán íeguramente, cuando se ultimen las obras que se están ejecutando, un elemento importantísimo para la penetra­ción pacífica, para la penetración por el comercio y por la cultura, que es la gran campaña que ahora urgente­mente, indispensablemente, debemos acometer.

nLa parte militar de la campaña se considera aquí, por tanto, terminada ó poco menos; aunque esto no quie­re decir que no pueda haber aún algunos combates, im­puestos por la necesidad de rechazar agresiones parciales, hijag del carácter de los oabileños.—Betagón.n

A este telegrama se le dio mucha importancia, consi­derándole todo el mundo como una nota oficiosa del Go­bierno acerca ^el término de la campafia, teniendo en cuenta la importancia del redactor que le comunicaba y la de haber sido pedido y publicado por La Época, repre­sentante genuino y autorizadísimo del Gobierno.

D Í A 7.—La gnerra en el Biff.—£1 Gobierno quiere la pas.—Como si,las indicaciones anteriores fue­ran poco expresivas, La Efoca publicó lo siguiente:

uSi las fuerzas españolas han logrado ocupar, y están coapando, toda la zona de la costa marroquí desde el Mu-Inya al Cabo Tres Foi cas, y una línea de posiciones desde la plaza de Melilla hasta las crestas del Gurugú, que son lesguardo de &u seguridad, ¿no se podrá afirmar qae aquel objetivo (el de la campaña) está alcanzado, porque Espa­ña ha logrado establecerse sobre bases lo bastante sólidas no solamente para pensar qae está su permanencia allí garantida oontra todo golpe de mano, sino en ooQdioio* nes, además,' de desenvolver aquella acción politica, de

OOTDBKI DB 1909 849

trabajo y de paz, que importa ¿ su interés y 4 sa de­recho?

nNo entendemos nosotros qne se pueda negar que el objetivo de la acción militar esté alcanzado, porque no se puede negar, no lo niegan ni siquiera los más apasiona­dos entre nosotros, que el prestigio de nuestro Ejército se ha impuesto no sólo al enemigo, sino á todo el mundo, y porque es una realidad qne nuestro Ejército ocupa to­das aquellas posiciones & que antes aludiéramos.»

La opinión en Europa.—Deolaraoionet del O-eneral D'Amade.—Este militar francés, que mandó el ejército de ocupación y conquista de Casablanoa y la Chauia en Marruecos, y ¿ cuya vaeltaá Europa fué reci­bido en Sevilla por S. M. el Rey y cordialmeate agasa­jado, publicó en Lt Matin unas declaraciones respecto á la campaña de Marruecos que causaron sensación.

Dijo, entre otras cosas, lo siguiente:

uLa situación oreada á Francia por la expedición es­pañola á Marruecos ha llegado á ser sumamente peligro­sa para nuestra influencia en Argelia sin duda alguna, y tal vez de ella depende nuestra tranquilidad.

nPor lo tanto, bajo pena de comprometer para siempre nuestro prestigio y, por consiguiente; nuestros intereses comerciales, no podemos dejar á Tazza en poder de los es-pafioles.

"Con 15.000 hombres hemos pacificado la Chauia, sin base de aprovisionamientos y sin puerto de mar, y, sin embargo, observamos siempre escrupulosamente los con­venios internacionales y pudimos evitar el herir las sus­ceptibilidades europeas. Los españolea han lanzado 60.003 hombres eu una región vecina á su península, poseyendo & Melilla como base de operaciones. Aun cuando no ten­gan el propósito de llegar á Tazza, serán arrastrados á ella por las necesidades militares y las exigencias de lá política indígena.

«El cuerpo de ocupación española ha obedecido ya, sin darse cuenta acaso, á esa presión, apoderándoBe de Nador y extendiendo todavía la zona de aooión haoia el Sur de

860 BOLDwmJii—uí Alto POIJTIOO

ess localidad. Espafia es impulsada además en esa direo--oión por la influencia de Boma.

"lÓ emo, por tanto, que los españoles vayan demasiado lejos y- contraigan, respecto de Marruecos, una deuda en hoioibres y dinero y en esfuerzos de toda especie tan pe­sada, que la ocupación de la zona de influencia francesa nos sea arrebatada por mucho tiempo.

nLas operaciones que se llevan ¿ cabo en el Biff han repercutida ya sobre los mercados de la frontera argeli­na. ¿Qué sucederá si la ocupación española persiste y se «ztiende? Verdaderamente debemos intervenir en el plazo más breve posible, si queremos poner á salvó nuestros in\ teréseí éoonómióos y políticos en África.

"No soy en manera alguna un espíritu pesimista; me inspiran grandísima fe los hombres que han recibido la misión de velar por los destinos de nuestro país; conozco, por haberlos puesto á prueba, su previsión y su patriotis­mo, y en este momento deben estar ya avisados por M. Re-voil y por M. Begnault de que el barómetro político sobre la cuestión marroquí sufre una depresión tanto en Ma-dí-id como en Tánger. Tengamos, pues, confianza tanto en los hombres de valor que nos gobiernan como en la lealtad d» nuestros amigos los españoles.»

Estas declaraciones produjeron mucho efecto. El Ge­neral no las negó, y aunque el Gobierno francés le im-f>UB0 un correctivo, dejándole de cuartel, es lo cierto que os Embajadores de España en las grandes Potencias y 9I

Gobierno mismo, como se vf rá oportunamente, hubieron de dar explicaciones respecto á las intenciones de Espa­ña, diciendo que no eran, en modo alguno, de conquista.

La prensa publicó estas declaraciones. El resultado de todo esto fué que las grandes Naciones

dé Europa demostraron que veían ya con recelo nuestra campaña en Marruecos y empezaban á dificultarla. '

Bien claro lo dijo en las siguientes palabras el Mini8>>. tro dé Estado francés, M. Pichón.

uEspaña prosigue en Marruecos la acción que viene ejerciendo por su cuenta y riesgo, en una esfera limitada por los tratados, y no sé ha salido de ella para nada da-

eoTüBU Da 1909 951

ranto las áltítnas operaoiones. Además, nos ha dado forr-males seguridades de su propósito de respetar todas iaa cláusulas del tratado de Algeoiras y el mismo Embajador de España acaba de renovarlas. No tenemos razón alguna para dudar de su lealtad.

nSobre el particular pareoe inútil alarmarse. Españ» no ir i á Tazza, y no tenemos motivo alguno para pensar que, en contra de sus declaraciones, abrigue proyectos da conquista; proyectos cuya realización tropezaría, tanto en Kspafia como en el extranjero, con numerosas oposi* ciones.n

D Í A 9.—El t é r m i n o de l a gue r r a .—Deo lara -oiones de AUendesa l a sa r .—A la salida del Consejo de Ministroí, dijo el de Estado lo siguiente:

uLas declaraciones del General D'Amade y los sueltos de la prensa extranjera inspirados en el sentido de aque­llas declaraciones, son totalmente ajenos á la actitud del Gobierno francés, que es correctísima, y que en nada ha dificultado nuestra acción militar en el Biff.

fiLas tropas se están fortificando en las posiciones que hemos ocupado, y nuestra acción ofensiva puede censida* rarse ya terminada. Los trabajos que hemos de realizar ahora eón principalmente los de pacificación.

i>Yo no sé en estos momentos si retendremos «a nuas* tro poder todas las posiciones ocupadas. EJSO dependerá del estudio que hagamos para depurar lo que verdadera­mente necesite la defensa y seguridad de nuestros int** resea.

»De alguna manera tendrá que ir esto á la negocia* ción que seguimos con la Embajada marroquí, y que oon* sidero próxima á torminar. La eficacia de nuestra enir* gioa acción militar se ha evidenoiadj hasta en la aotitud del Sultán, quien la ha modificado en sentido amistoso par^ España, y yo espero que esto cambio favorezca las Bolaoiones que en definitiva hayan de adoptarse."

Oonai^Jo de guerra c o n t r a Ferrer.-—Verifioóse en eete dia, en Barcelona, el Consejo da guerra contra Franoisoa Ferrar^ por saponórsele organizador, direotor

3 6 2 SOLDKTII.I.A.—BL AÑO POLÍTICO

Ó, por lo menos, anfcor priaoipal de los terribles sucesos acaeoidos en Barcelona durante la semana sangrienta.

La expectación era enorme, no sólo en España, sino en toda Europa y parte de América.

En España, la imparcialidad obliga á confesar que la opinión le era contraria. Recordábase la intervención mis ó menos cierta que se le achacó en el atentado de Morral el día del casamiento de S. M. el Bey, y de cuyo proceso salió absnelto cuando nadie lo esperaba, y de tal modo era tenido en sospecha entre mnchas gentes, por sus propagandas, por sus enseñanzas de la Escuela Mo­derna, que eran muy pocas las personas que emitían opi­niones en su favor.

En Europa, al contrario, especialmente en las grandes oapitales; los elementos radicales todos se manifestaban ardientes defensores del que suponian una victima del clerioalismo y de la intolerancia española.

En tales condiciones se llegó á la calebración del Con­sejo de guerra, que fué solemnísimo.

Presidió el acto el Teniente Coronel del regimiento de Infantería de Mallorca, D. Eduardo de Aguírre Laca» lie, asistiendo oomo vocales los Capitanes D. Pompeyo Marti Monferres y D. Sebastián Calleras Porta, del cuar­to regimiento mixto de Ingenieros; D. Marcelino Llanos y Torriglia, del de Infantería de Mallorca; D. Aniceto Garoia Rodríguez, de la Zona núm. 27, y D. Julio López Marzo, de Caballería de Alcántara.

La acusación fisoal estaba á cargo del Capitán del re-

f;imiento de Infantería de Mallorca, D. Jesús Marín Ba-ales; la función de asesor, al del Auditor de segunda

clase D. Enrique Gesta, defendiendo al acusado el Capi­tán del cuarto regimiento mixto de Ingenieros, D. Eran-oisoo Galcerán Ferrer, al cual escogió él procesado, por la casualidad de llevar el mismo nombre y el segundo apellido que él.

Las condiciones de este libro y la extensión del Coa^ sejo nos impiden dar otra cosa que una sacinta idea de lo ocurrido.

El apuntamiento daba comienzo con la relación de los objetos encontrados en el registro practicado en Mas Ger­minal y de las cartas de políticos y significados anarqnis-

OOTDBKI 91 1909 853

tas y Booialifttas, y la declaración delJefe superior de la Folieia, Sr. Diae Guijarro.

Seguían después otras de testigos de cargo» El ex Jefe superior de Barpelona, Sr. Pías Guijarro,

manifestaba en su declaración que, por sus agentes, supo que Ferrer fué el primer día de los sucesos i El Progre$o,. y aconsejó á los republicanos que proclamasen la Bepú-: blica.

Exponía en su declaración el General Brandéis, que oyó decir á un sujeto apodado el Prtni que Ferrer i ra eV promovedor de todo, y que había h^cho una buena jugfk-da de Bolsa.

En el mismo sentido declaraba el Teniente Coronel Sr. Ponte, señalando al procesado como aator de los des­órdenes.

El Alcalde de Premia de Mar manifestó que Fernar excitó á la sublevación al pueblo.

Se leyeron los antecedentes de Ferrer, y éste solicittó que se le permitiera acercarse, porque no ola bien.

Autorizóle el Presidente, y el procesado se sentó i unos tres metros del Juez instructor.

LAS D80LABA0IONB8 DK FEBBBB. —Ferrer declaró que el dia 26 de Julio salió de Mongat, marchando i la Im-preoita . Elzeviriana, seguido por. un agente de PolioÍA« Fué después ¿ otra librería, notando entonces que no Ifli seguía ya el agente. Estuvo en otras librerías y despnó» comió en nn restanrant.

Befirió las gestiones qne realizó por la tarde del mis­mo día. Se dirigió & la estación férrea, no pudiends talir por estar la vía interceptada. Cenó solo en el Hotel In-ternaoioDal, marchando á pie á Mongat, d<mde lle£;ó á las einco de la maflana. Esperaba que, una vez calm^dois los ánimos, podría presentarse en público. Por hab^róido decir quesera él quien marchaba al frente del grupo re­volucionario de Premia de Mar, estuvo escondido, parfk evitarse disgustos como cuando el asunto Morral. Ñoqui-ao decir el nombre de la persona que le albergó, por of^ berle tratado tan cariñosamente. Sólo estuvo en la re* dacción de El Progreso el día 26 para adquirir noticia^.

En' la calle de la Princesa, le pararon unos sujetos^ no

3 5 4 80LDBVIU.A.—KL AÑO POLÍTICO

recordando la conversaoión qne con ellos sostuvo. Protes­tó de la acusación que le hacia un individuo de la Soli­daridad Obrera, de haber hablado con él de revolución.

Negó todo lo relacionado con excitaciones y quemas del convento de Premia de Mar, á cuyo Alcaide no cono­cía, asegurando que ni á éste ni ¿ nadie propuso nada en absoluto.

Tampoco recordaba lo de Masnou, pues no estaba afi-liador-dijo<—¿ partido político alguno, dedic&ndose sólo á la enseñanza y mejora de la oíase escolar. Qne el movi« miento de Barcelona fué espontáneo, lo creía: primero, porque vio á unas mujeres que hacían cerrar los despa­chos; y segundo, porque la reunión que había de celebrar la Solidaridad Obrera fué suspendida, y porque, según el periódico L'Humanité, cuatro ó cinco obreros se dirigie­ron ¿los dem&s para que se declarasen en huelga.

Ferrer atribuía la quema de los conventos ál estado de locura' que reinaba en aquellos momentos. Deseaba manifestar cuánto sufrió durante los días que estuvo es­condido, por DO poder contestar los cargos que le hacía cierta parte de la prensa, pensando siempre en presen­tarse á las Autoridades para justificarse.

«Al leer—dijo—que el Fiscal del Tribunal Supremo me acusaba de ser el director del movimiento, salí para presentarme, teniendo luego el sentimiento de verme de­tenido por el Somatén. Todo esto—dijo al,terminar—es obra de mis enemigos, que me quieren destruir ahora la casa editorial, ooino antes me destruyeron la Escuela Mo­derna."

' OTRAS DROLA&AOIONBS.—Siguieron varias declaracio" nes para comprobar algunas diligencias que hizo Ferrer el día 26 de Julio. ' Declaró el Teniente Alcalde de Premia de Mar, que

presenció la conferencia del procesado con el. Alcalde de dicho pueblo. Al decirle Ferrer que se proolamaria la Be-pública en Barcelona, contestó dicho Alcalde que él era partidario de la paz, poniendo entonces cara seria el acu­sado.

£1 testigo Alsina dijo que el Abalde de Preoliá era

OOTÜBBI DI 1909 8£fó

amigo de los revolnoionarioa, y que los saoesoe se agra­varon después de la visita que le hizo Ferrer.

El Juez de instruooión de Mataró manifestó que en un café de Premia de Mar vio al procesado hablar de los sucesos y marcharse contrariado al notar que nadie que­ría secundarle.

Otros testigos manifestaron que el acusado pidió al referido Alcalde proclamase la Bepúblioa, como en Bar­celona y en Madrid, y que aquella Autoridad le contestó que sólo querían tener paz y tranquilidad.

LAS PBQCLAMAS Á LOS OBBSBOS.—Se dio cuenta del re­conocimiento facultativo de Ferrar, motivado por haber dicho que fué lesionado durante los sucesos, resultando que no se le apreció ninguna lesión.

A continuación leyó el Juez las proclamas dirigidas & los obreros, cuyo texto ya habla publicado la prensa. Leyó, además, una carta de Estévanez, fecha 9 de Marzo de 1906, en la que éste llama al procesado uquerido ami­go», y le anunciaba el envío de unas cuaitillas, diciendo que «está de acuerdo en que los discursos no conducen & nadan, agregando que ucualquier boticario le dará la fór­mula de tarreña".

Estas últimas palabras produjeron en el público algu­nos murmullos.

OrBA DEOLABAOiÓN i>B FBBBÉB.—Nuevamente declaró Ferrer, el cual negó tuviera amistad oo;a Mira, asegu­rando que jamás usó automóvil.

Ignoraba qué documentos se habían encontrado en su domicilio; pero afirmaba que no tenían relación alguna con los sucesos de Barcelona, y que era la primera vez que veía la circular revolucionaria impresa, que acababa de leer el J^ez.

£)ijo que nunpa pidió á Estévanei fórmula ninguna para fabripar arena, y creía que la carta que de ello ira-taba iba dirigida á Boca, ó sea á Morral.

Jamás quiso iefatura ninguna, y recordaba que «sori-bió al Sr. Odón de Buen dicíéndole que quería vivir en la obscuridad, sin sentir ambiciones. - Beploraba que le hicieran declarar sobre sucesos ocu-

3 $ $ SOLDEVIUU.—IL Ato rOliíTIOO

rridog bacía v«utioaa(aro afios. As«garó qa« so fué Coro-minas quieu M d«8pidi6 de él, sino él quien le despjdíó, por QO cumplir en su empleo.

Dijo que pasó en su fínoa la mayor parta de loa dias da los flUoesQS, no saliendo hasta el 31 de Ag^to.

Podría probar, con la familia que le albergó, que no tomó parte en los sucesos; pero presoiadia de ello pM' no quorer divulgar el nombre de unas personas que proce­dieron con él en tan humanitaria forma.

"Tenia—añadió—grandes deseos de que por el día 26 de Julio se imprimiera el proyecto de la obra que iba á publicar. Por aso füeroa mis visitas, aquel día, i la im­prenta y papelerías.»

INVOBUB DS LOS 0A.LtaaAF03.—Mis TRáTiaos.—^Dedu­jeron los peritos calígrafos, por el examen que de los es­critos atribuidos á Ferrer habían liecho, que podían ser del procesado las cuartillas de las proclamas revolucio­narias.

£1 testigo Llaroh manifestó que oyó, con el Sr. Pie-rre, redactor de El Progreso, que Ferrer jugaba en Bolsa & la baja aquellos días.

Según otra declaración de vecinos de Premia de Mar, hubo el viernes una reunión de Autoridades en la Alcal­día. Oyeron al Juez municipal preguntar al Alcalde si el acusado le había propuesto declarar la Bepúblioa, y i^se-guraban que á raíz de la visita del procesado, se agrava­ron los sucesos en aquel pueblo.

Manifestó otro testigo que tenia el convencimiento moral de que el autor del movimiento revoluoionario, al menos en Premi4 de Mar, fué Ferrer.

AowAox^H nsoAit.—£1 Fiscal, Gapitáa de Infantería D, J^tis María Rafales, dio lectura á sa aousaedóo.

Acusaba & Ferrer del co&janto de hechos ooarridos va. d^talafla. dorante las últimas temanas del mes de Jalio.

: Según se desprendía de los autos, Ferrer fué jefe é instigador de todo el movimiento.

Oitó en su apoyo las declaraciones de los testigos de

OCTUBRE DI 1909 957

cargo. En efeoto; los qaiace testigos de este género habian declarado en el sentido qne sirvió de apoyo al FiaoaL

Continuó éste diciendo qne la presencia de Ferret en Barcelona estaba probada en lo que se refiere ¿ los prime* ros días de los sncesos.

Su intervención se probaba también por las deolara^ oioaes de los soldados y la del redactor de El Siglo Futu,' ro, que lo vieron y reconocieron en rneda de presos.

Se aoasaba también 4 Ferrer de que en Premi& habla tratado de sublevar al pueblo.

Se le acusaba asimismo de procurar qde «a Matinon Be proclamase la Bepáblica.

Se apoyaban estas acusaciones en lo dicho y afirmado por los testigos, ninguno de los cuales había tratado de disculpar 4 Ferrer.

Hacia constar el Fiscal que en los careos habidos eú.'-tre el procesado y los testigos, todos ellos tAantavíéron sus acusaciones afirmativas.

Habló de los documentos encontrados en casa de Fe­rrer, y afirmó que constituían el programa de los sucesos acaecidos, citando, en apoyo de su afirmación el hecho de pedir 300 hombres resueUos, que fué, aproximadamente, el número de los entregados 4 la quema de los conventos.

Ferrer, que no dejaba de soürdir duraute la leótufa, át llegar e<<te momento levantó, los ojos aloielo y se daoogló de hombros.

El Fisoal terminó su acúsaoíóta úotí algunas ootisidé -raciones acerca de los hechos, pidi<3ndo se itúpusiéra 4 Ferrer la peua de muerte, cómo autor del delito dé rebe­lión, é inae'mn'ización por los dafiós de los iúoeixdióá.

Eii DBVBiisoB.—El defensor, Sr.dTaloerón, 6omeii2ó 4 leer su escrito.

Empezaba pidiendo qué sé olvidasen on instante las punibles ésóenaa ooari-idas, para que al réootdáflas y dsou-char el rumor p¿blÍco, no de ejeroierá eh losinímOfi invo­luntaria coacción.

Habló deíf» óauíaá qué habían prodúóído «ae estad<$ da opinión, entre ellas del odio al fanatismo feligiÚÉ), qtíd v»(a on^^sUgro «n U iltutraotón del padalo, 4 1 * Maíl «e dedicaba Fener.

8 5 8 SOLDIVILLA.—KL AffO POLÍTICO

Protestaba de que las aousaoiones se apoyasen en do­cumentos de hacia veinte a&os.

Beoasó ¿ varios de los testigos qae habían depuesto contra Ferrer.

Bebatió sus deolaraoiones, diciendo que eran vagas y que se referían á rumores.

Afirmó que Ferrer fué sólo á Barcelona para ocuparse de asuntos editoriales.

Bespecto & las aousaoiones de los que decían recono­cerle, afirmaba que ningún crédito podía darse al redac­tor de El Siglo Futuro, que dijo le pareció que era él y que se lo oyó decir también á las gentes que pasaban.

«Dos soldados le vieron en la plaza de Antonio López. ¿Pero pudieron, i los dos meses—dijo—, reconocer al que, según los mismos afirman, sólo vieron un momento y en ocasión en que llevaba sombreada la cara por ITIÍ amplias alas de un sombrero de paja?

ttEso es cuanto ha ocurrido en los días S6 y 27 en Bar­celona.

nBespeoto á Alella, PremÜ y Masnpu, todas lad con-'versAúioues ñierop públicas y concretas.

nTodo el mundo hablaba de los sucesos, y claro es que él también habló, y si tal vez—cosa que no ha sido pro­bada—manifestó sos ideas políticas, lo hizo en los térmi­nos de siempre; esto es, proclamando la conquista de uú cambio social por el estudio, y no á sangre y ¿ fuego.

»La declaración del Alcalde es absurda. oEl Alcalde era republicano y quería también él triaufo

de la Bepúblióa. Ferrer fué quien le dijo que Jiada se ló -graría óon la revoluoi(^n.

nLa declaración del, barberillo no merece tomarla en serio. Extraña es—dijo—la meoíoria que revela al recor­dar palabra por palabra cuanto oyó.

nÁdemás, an conducta es extrafla, porciue en las actua­les oirqunstanóias, en que la Patria necesita sus hombres, .contando aquél sólo veintidós aflos de edad, se ausenta y busca refugio en el extranjero, con foú'dos que áadie sabe

. de dénde salen.» . ;.

Ittsistió en que los dooomentofi. aportados uad4 proba­ban y en que la vida de Ferrer anterior al proceso de Ha*

oci UBBi DI 1909 359

rral estaba sanoiooada por los Tribunales de jastioia, qu& le absolvieroa. .

uNo puede, pues—afiadió—, volverse sobre ella sin ofender á los miembros de aquel Tribunal.»

Volvió sobre la poca fuerza probatoria de la prueba documental y diligencias realizadas.

HABLA. FBBUKB.—Gran expectación. El procesado babló en voz baja y temblorosa. Dijo que quería hacer constar que no fué á dirigir el

movimiento, sino & negocios editoriales. Afirmó que el 27 lo pasó entregado & esos negocios,

porque en la noche del '¿6 no salieroil trenea. Pidió que no se tomase en cuenta su vida pasada. Afirmó que era inocente. Con esto terminó el juicio, en orden oompleto.

D Í A 12.—Sentencia de Ferrer.—Se celebró en esta fecha Consejo de Ministros. A la salida, manifesta-' ron que el General Linares había dado cuenta de la sen­tencia de pena de muerte diotada contra Férrer por el Consejo de guerra, y que el Gobierno había puesto el «en-teradc^. Esto quería decir que el Consejo aprobaba el fa­llo del Consejo de guerra que le había sentenciado ¿ muerte.

E n pro de Ferrer.—^Entre los elementos radicales se inició alguna agitación en pro de Ferrer, si bien es. justo consignar qu^ en España este movimiento fué in­significante, y podía decirse que de pura fórmula, pues nadie se atrevió¿ levantar la vpz, clara y oonoretamente en defensa suya. Todo lo más que se censuró fué ai el pro-, ceso, estaba bien ó mal jilevado, si habían dado ó no al reo todos los elementos de defensa necesarios; si merecía ó no' pena tan grave; pero nadie se atrevió en Espafia'i defen­derle en absoluto.

Se alabó mucho por los elementos de la izquierda la elocuentísima defensa que de Ferrer habla hecho su de­fensor, el Capitán de Ingenieros D. Francisco Galoerán y

8 6 0 SOLDKVILLl.—IL A*0 POLÍTICO

Ferref; y hasta se dijo que se le había impuesto nna co-rreoción por haberse excedido en los oomentarios de la de­fensa.

Esto no resaltó cierto. La minoría republicana del Ayuntamiento de Madrid

le dirigió el siguiente telegrama:

uFelicitanle por haber cumplido honradamente con los mandatos de su conciencia en defensa de Ferrer, los Con-oejales del Ayuntamiento de Madrid.—Joaq^uin Dicénta, Facundo Dorado, Migual Morayta, Manutl JR'imos, Ignacio Santilldn, Ricardo S. Vilariño^ (seguían las firmas).

También aoordarOn elevar ana instancia al Presiden* te del Consejo de Ministros solicitando el indulto de Frau-oisoo Ferrer.

La guerra en el BlfT.—Soldados asesinadOB póv l o s l lior08.-^ün suceso triütísimo y que probaba una ves más que nuestros soldados estaban siempre expuestos á Sdr victimas de sorpresas y traiciones, oonrrió en este día en el eamt>aiiiento de Sidi-Amet-el-Haoh.

Doce soldados fueron á buscar agua & un pozo pró­ximo. Nada anormal notaron á la ida los expedieionarios, Fueron llenas las cubas, y cuando los acemileros, auxilia­dos por la fuerza-protectora, iban ¿ cargarlas, cayó inopi­nadamente sobre ellos un numeroso grupo de moros, que Salió de un macizo de chumberas, tras las cuales estabrin OoultOÉ, y con descargas rápidas, certeras, á boca de jarro, tiraron muertos por tierra á ocho hombres y heridos á cuatro. Los rífenos se lanzaron sobre sus victimas, íes quitaron los correajes y machetes, cogieron los fusile» abandonados un momento para cargar las acémilas, y hu­yeron, llevándose también las bestias.

Uno de los soldados que quedaron con vida fué arras­trándose penosísimamente hasta llegar á sitio de^de don; de pudiera hacerse oir en nuestro campamento. A sus de-sespsrados gritos acudieron las fuerzas de las avanzadas.

Xa era tarde. Los asesinos se hablan puesto en ^alvo. Éstd heubó oaasó en España tristísima impresióti.

oarvmis vá 1909 36f

D Í A 13.—FQsllftmlento de Fiurrer.—En esto dia se ejecutó la sentencia que condenaba & Francisco Ferrer á ser fusilado.

Véase un breve relato de la ejecución, hecho por un testigo presencial:

u A las nueve de la mañana se ha cumplido, en los S>. sos de Montjuioh, la sentencia de muerte impuesta á Don Francisco Ferrer.

»E1 reo fué puesto en capilla poco después de las ocho' de la noche de ayer. . - •

nDurante todo el tiempo de esta terrible espera de la hora de la muerte, Ferrer ha mostrado absoluta tranqui» lidad.

n Momentos después de entrar en capilla pidió que se llamara ¿ su defensor, Sr. Galcerán, para despedirse de-él, y al Decano del Colegió notarial, Sr. Permanyer, para hacer testamento.

«Durante seis horas estuvo el condenado diotando sú última voluntad, y todavía, después que se había retira­do el Notario, hubo necesidad de llamarle, porque Ferrer quiso añadir una cláusula & la disposición testamentaria.

nDuraute la noche estuvieron en la capilla dos her­manos de la Paz y Oaridad. No entraron sacerdotes, ]>or-que el reo se negó seca y terminantemente á reuibir los auxilios espirituales, y protestó de que hubiese en el tris­te recinto una imagen religiosa.

"A altas horas de la madrugada llegó el defetisor. El Sr. Ferrer apretó fuertemente la m<ino del Capitán de In­genieros y le dio las gracias por lo que eu su favor ha he­cho, con palabras que revelaban una iamooiÓQ hondísima.

njil Sr. Galoerán permaneoió mucho tiempo al lado del reo, y ambos hablaron largamente.

«A lad nueve menos cinoo minutos dei la mafidna, fué llevado el Sr. Ferrer desde la fortaleza hasta el foso da Santa Amalia. Iban con él los dos hermanos de la Pas y Oaridad. Un sacerdote se aúercó nuevamente á ofreOerle los auxilios de su ministerio; pero el condenado le indioó' oon un gesto que no los quería.

"Laá pfeoaaoioues, verdaderamente extraordinarias, adoptadas en los alrededores dal óastilió datéBito lá eje'*

3 6 2 SOLDBVXU.A.—BL AfiO POLÍTICO

oaoión, resaltaron inútiles, porque sólo había en las fal­das de la montaña de Montjnioh cuarenta ó cincuenta personas.

nLos encargados de cumplir el fallo del Consejo de guerra eran soldados del regimiento de la Constitución. El foso donde debía verificarse el fusilamiento estaba rodeado por fuerzas de Caballería.

«iFueron á presenciar la ejecución dos escuadrones del regimiento de Montess, una compañía del regimiento de Vergara, una seooión del 4." regimiento mixto de Inge­nieros y otra sección del 9.° montado de Artillería.

"Las ¿ropas estaban mandadas por el General Esoríu. «Ferrer pidió que no ce le obligase á arrodillarse ni

se le vendaran los ojos. Se accedió á lo primero, y se co­locó el reo de pie, vendado, de frente á los ejecutores de la sentencia.

nün instante antes del fusilamiento, dispuesto ya todo para el cumplimiento del fallo, Ferrer dijo brevísimas y enteras palabras, en que afirmó nuevamente su inooencia, y en idéntico tono, sin gritar, dio un viva á la Escuela Moderna. Luego se oyó la voz del Oficial que mandaba hacer fuego, sonaron simultáneamente loa disparos y el reo cayó muerto.

nEl General Gobernador del castillo presenció el fu­silamiento desde la muralla.».

La última carta de Ferrer la escribió el día 10 al Di­rector de la prisión, afirmando y proclamando sa ino cenoia.

F i o X y Ferrer.—Se recibió un telegrama de Ber­lín, que decia asi:

uÉ«rUner Tagtiblait publica un telegrama de Boma, en qae se afirma que el Santo- Padre quiso interceder hace pecas horas en favor xlel condenado a muerte, y hasta tuvo en proyecto telegrafiar al Bey de España,pidiéndole cle­mencia para Ferrer y suplicándole que no sancionase la sentencia.

'nPero el Gobierno español hizo apresuradamente las gestiones necesarias para qae la generosa inioiatiya del

OOT0BRK DB 1909 3 6 3

Papa no llegara á realizarse. El Embajador de España cerca del Vaticano, 8r. Ojeda, intervino y consiguió di­suadir & la Corte pontificia de intentar una cost^que ha-bia de ser negada rotundamente.

nPor esta razón no ha llegado á la Corte española la petición de indulto de Pió X en favor de D. Frauoisoo Ferrer.»

La Stampa, de Tnrin, y La Tribuna, de Boma, dije­ron lo mismo.

La UJa de Ferrer.—La señorita Paz Ferrer dirigi6 al Bey de España el telegrama siguiente:

(íÁ S. M. el Bey de España, Madrid. «Bey cristianísimo, que al frente de un pueblo caba­

lleresco simboliz&is la generosidad y la omnipotencia, na desdeñéis la hunilde y ardiente súplica de i a hija de Fe­rrer.

»¡0h, Beyl que, como Dios mismo, podéis disponer de la vida y la muerte, disipad coa un impulso de vuestro corazón la amargura de mi alma y escuchad la humilde y ardiente súplica.de la hija de Ferrer.—Paz F»rr»r.n

La ejecución de Ferrer.—Protesta de Earo-pa.—Ya he.mos dicho ei su lugar correspondiente qu^ en España, por temor á la dureza de represión del Gobierno, por falta de entusiasmo, por convicción ó por lo que fue­se, no se habian manifestado ,las opiniones en favor de ¥exTcer, ni siquiera—salvo algunas excepciones—, entre los mismos elementos radicales.

No fué ^ l en el extranjero, en cuyas principales oiu-dade9 teaía graades relaciones con todos los elementos revolaoionarios el Director de laEáoaela ÍBioderna. Estos el smentQs radicales^ ya por aprovechar laocasiói^de dar señajes de existencia en su propio pais, ya oou el objeto de hacer, im acto de solidaridad con, los elenentjs análo­gos de ins demás naciones, ya porque creyeran de buena fe que Ferrer, el propagandista de las ideas.nuevas, el fonÜiador y Director de la Efouela llfoderj^, Centry—se­gún ellos—de difusión de toda idea de progresó y de 11-

364 SOLDBVILLA.—BL AffO rotiÍTICO

bertad, habia pe'reoido viofcima de sa atncr á estas ease-flaszas; por todas y cada una de estas oaasas, y además por el desconocimiento absoluto que de España tienen^ creyendo de nosotros qne estamos poco menos que sami-dos en la barbarie, qne aquí no hay tribanale», ni jasti-oia, ni progreso, ni libertad, ni nada que se le parezna, sino solamente fanatismo y tiranía, opinión qne se habia fortalecido en ellos, por las noticias—siempre exageradas, aanque tuvieran un fondo de verdad—, que hasta ellos llegaban de los procedimientos severisimos empleados por el Gobierno del Sr. Maura; todo esto, repetimos, fué cau­sa de que en basi todas las capitales de iSaropa, la opi­nión radical se manifestase verdaderamente irritada ^or el fusilamiento de Ferrer, y que en todas ellas, con este motivo estallasen manifestaciones y tumultos.

Los sucesos de esta clase que más gravedad revistie­ron fueron los de París. Ya días antes había habido dos manifestaciones de desagrado ante la Embajada, contra la cual fueron ¿ protei tar algunos cientos de personas, en automóviles; pero la manifestación de este día fné gra-visiiña, ocasionando muchos heridos y algún muerto.

A fin de no incurrir en exageraciones, nos limitamos á oonsfgnar aquí el telegrama oficial, en el oual el Emba­jador de España en París, decía lo siguiente:

«Esta boche, grave manifestación contra Embajada española. Las tropas y los guardias republicanos ocupa­ban calles adyacentes. Sin embargo, por no ser interrum­pida la circulación de tranvías, que iban atentados dé manifestantes, éstos pasaron delante Embajada gritando: ui^sesinos de Ferrer!» Tres Oficiales y siete guardias he-ñdos de arma de fuego. El Frefeoto Lepine resultó herido de una pedrada en la cara. Se hicieron algunad deteaóio' nes. Ko puedo indicaí' con exactitud el número de O aní» festai)tea; pero eran de di«z á veinte mil (1). La maimfea-tación es imponente.

KLÉS turbas se corrieroü por los bóulevareai de Gont-

(1) Ko 00.000 los calcólo lí. Ijepine, y en 80.T)0O,'loa perlOdicoa ftanoMes.

ociDME i)a_1909 866

oelles y Batiguolos,. arrancando y destrocando los árbo­les, faroles y bancos. Después quemaron un traavia. A las doce de la noche la manifestación se dirigía hacia la plaza de Clichy.n

En el Ministerio de Estado &ailitaron después algu­nos informes, ampliando los que contiene el anterior te­legrama.

Los disturbios se extendieron por toda la oiadad. El punto de reunión de los manifestantes fué la pías»

de Cliohy, y en número considerable se dirigieron & la Embajada, marchando entre ellos radicales tan sigoifi-oados como Jauré?, Albert, Hervé y Yaillant, los cuales arengaban de vez en cuando i las masas.

En la plaza de la Opera, rué Boyale, rae de la Paix y otras céntricas, se cerraron las tiendas y oomeroios.

£1 Prefecto de Policía, M. Lepine, hizo grandisimos esfuerzos para calmar lá agitación de las masas.

' Todo fué inútil, pues la efervesoenoia creció por mo­mentos y los manifestantes entregáronse á la Violencia, arrancando los faroles del alumbrado, derribando los ban­cos é intentando detener los coches j tranvías.

La lucha entre .lus revoltosos y los agentes del Go­bierno estalló al ñn con sangrientas conaeonenoias.

La Caballería logró, por fin, desalojar á los manifes­tantes de las barricadas merced á una enérgica carga, á la que precedieron los toques de corneta reglamenta­rios.

Aparte esto, se celebraron también manifestaciones de

Srotesta, algunas muy importantes, frente á la« fimhaja-as y Consulados espafioles de Soma^ Torin, Bókaña,,

Kápoles 7 Oporto. También se habló de otras manifestti-ciones hechas en alguna ciudad süiz».

La Diputación provincial de Marsella tomó el acuerdo unánime de protestar contra la ejeouoián da Ferrer y de levantar la sesión en seftal 4a duelo.

La impresión causada por estos sucesos en los oiraolo* políticos fué hondiaima.

A medida que I!e«[;Aban nuevas noticias, aumentaba la expectación, y subían de punto los oomentarios.

Unánimemente se reconocía que la situaoión del Qo»

8 6 6 SOLDBVÍLLA.—IL AÑO POLÍTICO

biemo habla empeorado con los sacesoá desarrollados en el extranjero.

Las dos Embajadas españolas en Roma estaban faer-temente custodiadas.

Las agrupaciones democráticas acordaron ir á las ofi-Ciáas de la Asociación Giordano Bruno/ situadas en el barrio de Borgo, próximo al Vaticano.

Entre los oradores inscritos para hablar en favor de Ferrer figuraban los Diputados Bissolati, PodreooaV el Principe Caetani, descendiente del Papa Bonifacio VlII; el Diputado Barzilai, que estaba ausente, habla enviado su calurosa adhesión. Se hablaba) por último, de procla­mar la huelga general.

En Bruselas hnbo incidentes durante la manifestación organizada pót los socialistas belgas en favor de Ferrer.

Después de un mitin, se organizó espontáneamente una manifestación imponente, que se dirigió ¿ la Lega­ción de España. Acudió la Policía, pero fué impotente para impedir que los manifestantes ganaran los buleva­res. En éstos cargó furiosamente la Policía y logró des­pejar.

En Amsterdam, un grupo de manifestantes se presen­te ante el Consnlado español, y entre eántioos socialistas y gritos contra España, trató de arrancar el escudo.

L* Policía consiguió evitarlo. Numerosos universitarios franceses, al conocer la sen­

tencia dictada contra Ferrer^ dirigieron al Jefe ddl G-O' bierno, Sr. Maura, el telegrama siguiente:

•Opuestos por principio á todo procedimiento de ex­cepción, los firmantes, universitarios^franoeses, expresan respéctnosamente al Sr. Maura su esperanza de que el Sr. Ferrer será restituido á la justicia ordinaria.»

Seguían nnmerosaa firmas. Algo análogo ocurrió con el Colegio de Abogados de

Boma. Este dirigió, por medio de su Decano, una comnnioa-

.dión al Decano del Colegio de letrados madrileños, ha­ciéndole saber que aquel Colegio protestaba contra la sentencia dictada en el proceso de Ferrer, jurídicamente

OCTUBRK DI 1 9 0 9 367

oonsideroda, y excitándole, adem¿a, para qae tomase parte aotiva en la protesta iaioiala por aqael Centro.

Conferencia de Slmarro.—En el Ateneo dio el Dr. Simarro una oonferenoía acerca de los «acesos de ao-tnalidad, que fué may comentada.

Dijo, entre otras cosas, el ilustre médico:

u Europa nos desprecia: y ¿quién tiene la culpa? ¿Quién fomenta el desprecio ¿ Espafia? Nosotros mismos, seaore"*. ¿Por qué en Palacio hay médicos extranjeros?, ¿por qué los ricos van á curarse al extranjero? ¿Lo liariaa si los médicos españoles fueran mejores?

"Los procedimientos poUtioos responden á un estado moral. En Marruecos, Muley Hafid puede cortar un pie' y una mano á los partidarios del Roghl; al estado moral del Mogreb no le paree*» esto mal. Cuando los G^ostUes europeos protestan, Muley Hafíd les contesta mtístrindo^ les el capitulo y el versículo del Koran en que easc pena se halla estatuida. Lo mismo hacen los que nosgobiaruan cuando Europa protesta de los fusilamientos: hace constar que se han realizado conforme al capitulo tantos, articulo tal'ó cual de la ley de Enjuiciamiento militar.

"Muley Hafíd pasea por las calles de Fez al preten -diente metido en uaa jaula, para que el pueblo le escar­nezca. Seboros, no hace aún un siglo que se hizo lo mismo con el Empecinado, y lo hicierou los apostólicos, que son los que hoy componen la Defensa social.

«Nuestro estado morales bárbaro, y por eso son po­sibles las cosas que han ocurrido. Ayer mismo, Li Época decía que se hábia castigado en Ferrer al hombre repre -sentativo. Es decir, que en Espafta se persigue todavía la representación de las ideas; aun no existe la libertad de ooncienoia.

"¿Qué extraño, señores, que Europa desprecie i Em­pañe, si ella lo debe todo & esa libertad de conciencia?"

Fué aplaudidisimo.

D Í A 14.—La &elna y los herido*» ^ L a Reina Doña Victoria, acompañada de la Infanta Doña María

3 6 8 SOLDBYILI.A.—Bt AJTO POI ÍTIOO

Teresaj •isitó, en esta ieoha, i loa heridos de la guerra que se hallaban en el hospital militar de Carabanohel.

El aoto faé emocionante. La Bein&y la Infanta se dirigieron á la sala teroera

de eirugia, donde se hallaban los soldado». Con todos ellos conversó* la angosta dama, interro>

gando á los heridos del combate del día 27 de Jalio, ano, de Cazadores de Las Navas, y del batallón de Llerena, otro, por detalles de la acción donde fueron heridos.

Al terminar su relación los soldddos, la Beina les e?-tre^hó afectaosi^mente la mano, entregándoles ana canti­dad en metálico.

Los vivas á España, á los Beyes y al Ejército se ini­ciaron y sigaieron á la augusta dama dorante el resto de su yisíts al hospital.

B I A 15.—^eouolón de Ferrer.—ContlntLan laa protesta* de Europa.—La opinión radical de las grandes ciudades enropoas — equivocada ó no—seguía manifestándose centra el Gobierno español (no contra España, como algunos por argumento de disoasi^n que­rían hacer creer), por la ejecución de Ferrer.

La Correafondtneia de España, periódico independien­te, pero de matiz conservador, reunió en una especie de índice todas las protestas que en dicho sentido se habían realizado durante los dos días anteriores. Yéanse muy 4 la ligerft:

uSoma.-'-'Sa. habido manifestaciones de protesta contra el fusilamiento de Ferrer en machas oiadades italianas.

«En Boma, después de un mitin al aire libre, al que asistieron diez mil personas, fué declarada la huelga ge^ ueral. Ha habido también manifestaciones en las callea.

nEn Tarín se ha declarado igualmente la huelga ge -nerali Tomaron parte en ella cincuenta mil personas.

nEn Bolonia, Nápolee, Genova, Spezzia, Milán y otras ciudades, se han registrado igaalmente manifestaciones contra el Gobierno español.

"Ordn.^üna manifestación ha recorrido las calles, protestando del fusilamiento de Fereer. La Policia la ha disnelta

OCTUBRE DI 1909 869

tiBérna.—En diversas ciudades suizas lia habido mi-tines y manifestaciones con motivo del fusilamiento de Ferrer.

«Berlin.—Comunican de Brunn que, durante la sesión que celebraba la Dieta, el Diputado Morerri desplegó un cartel, en el que se leia: «¡Viva Ferrer!»

i>Praga.—La Policía ha arrancado de las esquinas loa carteles convocando á un gran mitin para el domingo próximo, como protesta por la ejecución de Francisco Ferrer.

"Ftewo.—El Gobierno ha adoptado precauciones, á fin de evitar que se produzcan manifestaciones ante el edificio de la Ehnbajada de España.

nMüán.—Se ha celebrado el .anunciado mitin upro Ferrer». Los oradores dijeron verdaderas herejías de Es­paña j de los españoles. Hubo incidentes ruidosos. Se dieron mueras ¿ todo lo existente. Tin grupo quiso ir al Consulado español para asaltarlo. La tropa lo impidió, haciendo uso de las armas.

nFlorencia.—"Loa amotinados por el fusilamiento de Ferrer fueron al fin sometidos á la obediencia por las tropas, que los castigaron duramente y sin oontemplacio> uea. Habían sido levantadas muchas barricadas, que la fuerza pública destruyó. En la lucha resultaron heridos un Teniente y diez y ocho soldados.

"Púa.—Las manifestaciones contra España han reves­tido caracteres imponentes en esta población. Los liberta­rios asditaron las iglesias, se llevaron los vasos sagrados, las joyas de las imágenes é intentaron prender fuego á los edificios. En uno de los templos, un grupo de unas dos mil personas celebró un verdadero mitin, hablando los oradores desde las cátedras sagradas. Cuando la Policía entró á desalojar la iglesia, los revoltosos se hicieron fuertes, entablándose una seria lucha, de la que resulta­ron varios heridos. Se practicaron muchas detenciones.»

En estas, como en otras poblaciones y en el mismo París, algunos manifestantes aprovecharon los tumultos para cometer delitos contra la propiedad.

En Italia, las manifestaciones tomaron, por lo general, carácter antirreligioso.

34

S 7 0 SOI.DBVILIJl.-B-EL Ato POLÍTICO

Bl uboycottagre» oontra Bipafia.~-De MiUo oo-munioaroD una notioia gravísima.

Los obreros del puerto de Liorna acordaron comenzar el baycott'ige de los buques españoles.

Dos barcos cargados de mercancías llegaron ¿ dicho puerto. Como llevaban bandera española, los obreros del puerto se negaron á descargarlos.

Esto ocurrió también en algán otro puerto; pero, afortunadamente, no continuó.

Beápertnra de lai Cámaras.-^Tnmnlto «a el Oongreso.—En esta fecha se reanudaron las sesiones parlamentarias^ y fácil es comprender que con los suoe-^ sos que durante el interregno habían acaecido, los áni­mos estaban un tanto excitados.

Ya en el Ayuntamiento habían ocurrido escenas es-' caudalosas y la retirada de las minorías socialista y repu­blicana.

En el Senado no ocurrió nada de partioalar; pero en el Congreso el escándalo fué regular.

A las cuatro menos veinte, el Presidente interino, Sr. Laiglesia, abrió la sesión.

La concurrencia en los escaños era numerosísima. Li^ tribunas estaban desiertas casi, porque, sin duda, se ha-r bía limitado el número de papeleta.

£1 Gobierno, con el Sr. Maura á la cabeza, entró en el salón, vistiendo todos los Ministros de gran uniforme con banda.

El Sr. Maura subió á la tribuna para leer el deorato de reapertura del Parlamento.

El Sr.'Azzati: mPido la palabra!" El Sr. Presidente: u¡No hay palabra I n Voces en la mayoría, ujFuera! ¡Fueraln El Sr. Azzati: ¡Para impedir que se lea ese decreto! Arreciaban los gritos de la mayoría de ¡Fuera! ¡Fuera! Los Sres. Azzati y Cervera gritaban también é incre­

paban á la mayoría, mientras el Presidente agitaba sin oesar la campanilla.

Se promovió un escándalo formidable. Varios Diputados mauristas que estaban de pie junto

i las mesas de los taquígrafos, iniciaron un avauc* en ao*

OOTTTBRX DX 1909 3 7 1

titud hostil hacia los bañóos republicanos, y estavieron á punto de llegar & lais manos.

ELBOOIÓN DK MKSA.—Hestableoido el orden, el Gobier­no abandonó el banco azul, prooediéndose en seguida á la de Presidente.

El Sr. Dato resultó elegido por 225 votos. Se procedió á elegir los Vicepresidentes, obteniendo

el Sr. Aparicio 177 votos para Vicepresidente primero; el Sr. Prado Palacios, 175 para la segunda Vicepresidenoia, y el Sr. Amat, 146 para la tercera.

El Sr. Buiz Valarino obtuvo para la cuarta 60 votos; pero como no eran éstos mayoría absoluta, se procedió & nueva votación. .

En la segunda votación obtuvo el Sr. Buiz Valarino 131 votos.

SKOBETARIOS.—Procedióse k la elección de Secretarios, resultando elegidos por 117, 108, 84 y 66 votos, respecti­vamente, los Sres. Castell, Marqués de Santa Cruz, Sil-vela (D. Jorgej y Quiroga.

Tomaron parte en la votación 186 Diputados.

DisouBso DB DATO.—Ocupó la presidencia el señor Dato, dando las gracias en términos muy sentidos.

Su agradecimiento al Congreso por la nueva prueba de confianza dijo que seria intenso é inextinguible.

Censuró el incidente de primera hora, porque en aque­llas graves circunstancias hacia falta en el Parlamento un feneroso espíritu de tolerancia para todas las ideas y de

e respeto para todos los hombres.

uDe no ser asi—dijo—se falta & los sagrados interósea del patriotismo.

nLo ocurrido á primera hora de hoy fué entregarse á las pasiones más violentas y volver la espalda al sagrado patriotismo."

El Sr. Azzati y otros Diputados: uiEso es músioaln

Se ocupó luego del valeroso ejérbito que luchaba en el Imperio marroquí. {Grandes aplawoa »n la mayorii y en los liberales.)

8 7 2 SOLDBTrLLi.—EL AÑO POLÍTICO

Annnoió que el Congrego español dedicaba su más en­tusiasta recuerdo á aquellos héroes y al General Marina, que dirigía la campaña. {Nuevos aplautos en la mayorit.)

Los Sres. Azzati, Nougué^, Romero y Oervera: «Salu­dos á Marina, no; al Ejército.»

En la mayoría y muchas voces: uSi, ¿ Marina.»

Luego ensalzó la memoria de todo el Ejército y de cuantos Generales, Jefes y Oficiales habían sabido poner tan alto en el Biff el nombre de España. {Qrun ovación áe la mayoría.)

Después, el Sr. Dato reiteró la necesidad de elevar el espíritu en el Congreso, para que en todos los debates resplandeciera el patriotismo.

Terminó con palabras muy sentidas á, la memoria del Jefe de la minoría tradicionalista, Sr. Barrio y Mier, fa­llecido durante el interregno parlamentario.

Bombas en Barcelona.—Hacia algún tiempo—no mucho—que no babian estallado bombas en Barcelona. En esta fecha fueron colocadas tres: una, recogida en la calle de la Boquería, número 1, estalló en el carro blin­dado; otra, en la callede Guoarella, también estalló .poco después de colocarla en el carro blindado; y, por fin, otra en la calle del Obispo, delante de la casa número 8. Los primeros á quienes la alarma condujo á aquel sitio en busca de noticias encontraron, revolcándose en el suelo y lanzando fuertes lamentos, á dos guardias municipales y á un caballero, desconocido en aquel instante, pero que poco después se supo era D. Buenaventura Font, dueño del almacén de pianos establecido en la indicada casa, donde habia ocurrido la explosión.

El Sr. Font presentaba muchas y graves lesiones en la espalda y muslos, y los municipales Tomás Feñarroya y Juan Paiau tenían, el primero, heridas graves en el muslo derecho, y el segundo, lesiones, también gravísi­mas, en distintas partes del cuerpo.

De modo—dijo la gente—que de nada sirven esas me­didas excepcionales, que tienen desterrados de Barcelona

OCTÜBRB DB 1909 3 7 8

varios miles de personas, solamente por sospechosas. Las bombas oontinuaban lo mismo.

D Í A 16. —uContra España, nOn.—Procuraban los ministeriales usar como arma de combate contra las ma­nifestaciones del extranjero, hacer constar que dichas ma­nifestaciones eran contra España.

Las oposiciones de todos matices se esforzaban, en cambio, en separar la causa del Gobierno de la causa de la Nación, diciendo que contra aquél, y no contra ésta, iban dirigidas las manifestaciones.

El Liberal publicó un articulo, titulado «Contra Espa­ña, no», que interpretó muy bien el sentir de los partidos liberales, y en él deoia lo siguiente:

uNo contra España; contra el Gobierno maurista, que es cosa distinta y opuesta, se han sublevado dos Conti­nentes, y harto lo demuestran los gritos lanzados en Pa­rís, en Londres, en Bruselas, en Boma, enTurln, en Ña­póles, en Lisboa, en Trieste, en Zurich, en Montevideo y en varias otras ciudades de ambos mundos; gritos cuya especificación ha pedido en el Congreso el Sr; Azziti.

nDoscientos mil manifestantes (no los seis mil apachas contados por el Gobierno ni los diez ó veinte mil calcula­dos por el Sr. León y Castillo) pasaron en torno de la Embajada española, de nueve á doce de la noche del 13.

n¿Y qué gritaban? Según el flemático periódico londi­nense {Daily Mail), mueran los asesinos, muera Maura, mueran otras personas, de cuyos nombres informará el Presidente del Consejo á los interesados, si no hay intér­pretes más fieles que se hayan adelantado á traducirlos.

nContra España no va nada, salvo la extrañeza de que aquí se continúe sufriendo semejante estado de oo.sa3.

»No valen sofismas de teólogo ni argucias de legu­leyo.

'nA una voz demandaron, no los anarquistas, sino los pensadores y las entidades jurídicas é intelectuales del extranjero, que se transfiriese el proceso -k la jurisdicción ordinaria, y aei lo hubiera realizado el propio Sr. Moret, de haberse encargado del Gobierno en los primeros días de Octubre.»

3 7 4 80LDBVILLA.—^BI. AÑO POLÍTICO

Loi snplioatorloa.—Proyectos del Marqués de Figneroa.—En las sesiones de las Cámaras de este dia se disontierou algunos incidentes relftoionados con las cuestiones de actualidad; pero el interés político quedó aplazado para la sesión próxima del Congreso, en la cual el Sr. Moret había de explanar una'inteipelación de poli-tioa general.

Lo que tuvo importancia en ambas Cámaras fuá las proposiciones presentadas en ella.

En el Senado, presentó el Ministro de Q-raoia y Justi­cia un proyecto de ley para procesar á Diputados y Sena­dores.

El proyecto cansó muy desagradable impresión en las tninorias de la Cámara, que recibieron con hostilidad marcada su lectura, por encontrarla excesivamente re-aooionaria. La prensa publicó el proyecto, que no pasó de tal.

Froceíamlento de Sol 7 Ortega.^Mayor estu­pefacción produjo otro documento recibido en la Cá­mara.

Hacia días que venia hablándose de que contra el elo­cuente Senador republicano D. Juan Sol y Ortega se ha­bla entablado un procedimiento para procesarle, por ha­ber tomado parte en los sucesos de la semana sangrienta de Barcelona; pero nadie había dado, en los comienzos, importancia á la noticia.

Teníala, sin embargo, pues lo del procedimiento era cierto; los de la derecha conservadora hicieron mnoha at­mósfera contra el ilustre Senador, el cual se vio expuesto i sufrir, y sufrió, en efecto, en Biarritz, donde se halla­ba, algunas frialdades y alejamientos do personas que antes le trataban con cortesía y hasta con amistad.

El Sr. Sol y Ortega se disponía á venir á España;

f)ero alguien le disuadió de su propósito, pues halláadose as Cortes cerradas, y dada la excitación de las pasiones,

acaso, ó seguramente, hubiera sido detenido y encarce­lado.

Ya se había casi olvidado tal asunto, ouando en la se­sión de esta feoha, en el Senado, se dio lectura del si-gaiente soplioatorio:

ooTüfibE »li 1909 37S

«El Capitán genera! de la cuarta región, y én su nom­bre y representación para efectos de justicia, D. Juan QénoTá é Iturbe, Teniente Coronel de Infantería, Juez instructor de la causa qne se sigue con motivo del incen­dio, saqueo y profanación de varias iglesias y conventos realizados en Barcelona,

"Al Presidente del Senado saludo y hago saber: qué apareciendo en la pieza de dicha causa relativa al fruattá' do incendio de la residencia y colegio de los padres je­suítas, sito en la calle de Caape, de Barcelona, méritos bastantes para considéfar como autor de dicho frustrado incendio á D. Juan Sol y Ortega, Senador y Diputado electo, he acordado, por diligencia de 3 de Septiembre, el pfocesamiento de dicho Senador, i*esolnoión qne oomti-nico.

«A la vea íemito, oon tíarácter de reiiervado, k\ testi­monio, con arreglo al art. 765 de la ley de Enjuioiü.DiieQ'-to militar.

^Barcelona, 3 de Septiembre de 1909.ti

La lectura de este documento causó honda impresióQj dentro y fuera de la Cámara, ouando fué concoido, pues la imparcialidad exige hacer constar que nadie de los que conocían ai ilustre y elocuente Senador le suponía, ni remotamente, complicado en semejantes hechos, ni si­quiera capaz de intentarlo.

Aunque sea adelantando la noticia del resültácló, tíOn-siguamos aquí que, i inediadog de Enero de 1910, el Jüesí dictó un auto declarando no habef lugar ni motivo al procesamiento.

IiO« gftsto* de la guerra.—^Proyecto de Besa-da;*^El Ministró de Hacienda, Sr. Besada, presentó en el Congreso un proyecto de ley con objeto de arbitrftr recursos pata la guerra, que importaban 68.000.000 de pesetas, y que deéía asi:

«Art. 3.° El importe de loa créditos que -ftüteoeás se cubrirá oon el exceso de los ingrCAós sobte lóá gMtos oon lo» reoursos que se arbitran eü los artíoútos «igái^tes:

"Art. 4.° Los reclutas en depósito oorraspSfidieñteS 4

3 7 6 SOLDÉVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

los seis últimos reemplazos, de 1903 & 1903, ambos inclu­sive, exceptuados de prestar el servioio ordinario de guar­nición por haberse redimido á metálico, satisfarán, en concepto de contribución extraordinaria, y por una sola vez, la suma de 503 pesetas oomo redención del servicsio, también extraordinario, que habrá de prestar durante el afio próximo el ejército de ocupación de las posesiones africanas.

"Art. 6.° Satisfarán asimismo dicha contribución los reclutas que, habiendo resultado excedentes de cupo en los seis últimos reemplazos, de 1903 á 1908, no hayan sido Urmados á las armas con ocasión de las operaciones militares realizadas en Melilla.

"Art. 6." Los reclutas en depósito redimidos á matá-lico y los excedentes de cupo de los seis últimos reempla­zos, de 1903 á 1908, que no satisñciesen antes del día ^0 de Itoviembre próximo la contribución establecida en los artículos precedentes, serán relacionados y sorteados en el mes de Diciembre siguiente, para ser destinados á for­mar parte del ejército de ocupación de las posesiones afri­canas,n

Este proyecto causó un efecto desagradable en toda la Nación.

Froposloionea de Vrzáls.—El ex Ministro de Ha­cienda Sr. ürzáiz presentó en el Congreso dos proposicio­nes, que fueron muy comentadas.

Decían asi:

«•Articulo único. Las fuerzas del Ejército, cuando sirvan en África, percibirán desde la promulgación de esta ley los siguientes haberes:

»Lo8 Generales, Jefes y Oñciales y sus asimilados, el doble más la mitad de sus respectivos sueldos en Espafta. -

»Los sargentos, 6 pesetas diarias. »Los cabos, 3,60 pesetas. »Y los soldados, 3 pesetas. nPalaoio del Congreso, 16 de Octubre de 1909.—

Ángel Urzáiz.n

00TÜBR1B DE 1909 377

"Artioulo único. Se establece sóbrela riqueza minera que se explote ó se solicite explotar en nuestras posesio­nes de África y zonas de dicha parte del mundo someti­das á la influencia de Espafia un impuesto, por razón de superficie, de 2 pesetas por hectárea, y un impuesto de explotación de 25 por 100 del producto bruto.

"La administración y recaudación de estos impuestos estarán á cargo de la Autoridad militar superior de la plaza ó región correspondiente.

«Palacio del Congreso, 16 de Octubre de 1909.— Ángel Urzdiz.

D Í A 17.—La ejeonción de Ferrer.—Signo la p r o t e s t a d o Europa.—La actitud 4^ protesta contra la ejecución de Ferrer, iniciada y sostenida por los ele­mentos radicales de Europa, incluso los llamados intelec­tuales, se mantenía cada vez más firme y más amplia,

TuuULTos EN Lo»DBBs.—Eu la capital de Inglaterra se promcvieron desórdenes con este motivo. Véase lo di­cho por un corresponsal.

•^Londres, 17 (11,30 n.).

»3e ha celebrado, con enorme concurrencia, el anua -ciado mitin en Trafalgar-Square, parb protestar contra la ejecución de Ferrer.

nOortada un momento la enorme manifestación que sé formó, logró rehacerse, y dando rodeos, para evitar el encuentro con la Policía, consiguió llegar hasta la Emba­jada, sin que los agentes que custodiaban el edificio logra­ran impedirlo.

"Delante de la Embajada y en las calles próximas, se produjeron nuevos tumultos y colisiones, perdiendo al­gunas banderas los manifestantes.

"Después de penoso trabajo, los agentes lograron d i ­solver la manifestación."

MAMFBSTAOÓN EN PABts.—Los promovedores de los tumultos acaecidos en París organizaron una manifes-tación monstruo.para esta (eohA. L'Hamaniti, el famoso periódico del socialista Jaurés, publicó la oonrooatoria;

3 7 8 SOLDBYILtA.—BL AftO POLÍTICO

pero reootnendatido qtie la manifestacióa fuera ordenada, y seria.

No obstante esto, el Gobierno francés adoptó grandes precauciones, poniendo en movimiento bastantes fuerzas del Ejército.

Efectivamente, la manifestación fué gigantesca. VeAn-se algttnas noticias de un corresponsal:

uLoB manifestantes, divididos en grandes grupos, fueron formando entre la plaza Pigalle y la plaza Blan-che. No llevaban banderas ni otro emblema ninguno, se­gún estaba decidido.

nOalcúlase que la masa á^ manifestantes estaba com­puesta por muy cerca de 130.000 personas.

»La enorme muchedumbre se puso en marcha con or­den perfeotisimo, entre una doble fila de guardias repu­blicanos de infantería y caballería.

"Al frente del cortejo marchaban el Alcalde de París y numerosos Concejales y Diputados socialistas.

«Durante todo el desfile no se oyó un solo grito ofen­sivo para España.

nLos manifestantes íb&n cantando La Internacional, cuyas notas eran interrumpidas por los vivas 4 Ferfer y laa voces de ¡abajo el solideo!

nPor el boulevard de BatignoUes llegó la comitiva ¿ la plaza de Yilliers cuando eran las tres y diez minutos; entonces, como se había previsto, dio un rodeo para.no pasar ante la Embajada española.»

La manifestación llegó hasta la plaza de la GunoQrdia, donde se disolvió, ñu más incidentes que haber proferi­do» insultos contra un cura que pasaba y haber maltrata­do á un agente.

Además, hubo mítines y manifestaoiones en OherbUr-go^ Lieja, Amberes, Charleroi, Amiens, Lille, Beims, Be-zieres, Saint-Etienne, Ciermont-Ferrand, Marsella, Bur­deos, Bayona y Tolosa. ^ .

En todos estos pantos fué necesario que la faerza pú-' bliea protegiese loe Oonsuladot españoles.

£1 grupo parlamentario belga de 1» extreitt* izqtaéiim

OOTÜBRK DR 1909 3 7 0

propuso que, al abrirse las Cámaras, se votase una pro­testa contra la ejeouoión de Ferrar.

El profesor Héctor Denis, Diputado porLiejfi, propu­so que se suprimiera la Legación de España en Bruselas.

Se i.rcyectó que la calle de Bruselas llamada de Espa­ñ a se llamase en lo sucesivo de Francisco Ferrer.

La locura de la protesta parecía haberse apoderado de las gentes. M. Laissaut, académico de Ciencias de Pa­rís, correspondiente de la de Madrid, pidió le borraran de las listas, y M. Matliieu, Alcalde de Gherburgo, devolvió la cruz de Isabel la Católica, que el B>ey O. Alfonso X I I I le concedió cuando embarcó en dicho puerto para Ingla­terra.

La mayor, y sobre todo la mejor parte de la prensa extranjera, no escatimaba las censuras ya por la ejecu • ción, ya por la forma en que se había tramitado el pro­ceso de Ferrer. El Tímeí, el Daily ChronicU, el Daily Graphic, el Morning Leader, el Daily News; la Wottmins' ter Qazette (ingleses), el Berliner Tageblntt, la Gaceta de Francfort, el Berliner Neueste, \&.Qaceta d« Vos, Taglishe Bundtchan (alemanes), Neue Freie Presae, de Yiena, La Indt'pendüncia Belga, SI Diario de Ginebra, y otros muchos, se expresaban con más ó menos viveza, según sus opinio­nes políticas, en el sentido indicado.

Algunos, muy pocos, aplaudían la política del Gobier­no español 9n lo relativo á la ejecución de Ferrer.

Además, las caricaturas burlescas y aun injuriosas contra la más alta representación de España se multipli­caban por todas partes, en periódicos y tarjetas postales, ¿' ciencia y paciencia de las Autoridades y de nuestros Embajadores.

B l t e U g r a m a de Luoa de Teüa.—Contra esta campaña protestó noblemente, en el periódico A B C, el Senador y periodista Sr. Luca de Tena, publicando un telegrama, que decía así:

uSeñores Directores de Le Matin, L» Journal, L« Fí­garo, Le Oauloi», Le Temp$ y Le Petit Journal, de París; Berlinor Tagehlatt, de Berlín; La Triiwia, de Boma; Le Corrüre de ía Sera, de Milán; O Stetdo, de Lisboa, j Ih*

3 8 0 SOLDKVILLA.—El. AÑO POLÍTICO

Th{me$, The Dailj Tehgraph y The Daily Mirror, de Londres.

"He visto con profundo dolor la calamniosa cruzada dirigida contra mi patria por la pasión de algunos y el desconocimiento de la verdad por parte de otros.

nFerrer ha sido juzgado por un Tribunal legalmente constituido, que ha obrado de acuerdo con las leyes y que ha dado al acusado ouantas garantías dan los Tribunales de los pueblos cultos y civilizados.

«No se le ha juzgado por sus i^eas, y sí como compli­cado en los actos que realizaron los revolucionarios que se entregaron en Barcelona al incendio, al saqueo, á la violación de religiosas y al asesinato de mujeres y nifios.

nFerrer resultó complicado en esos crímenes, según han declarado republioanos y radicales. La sesión del Con­sejo de guerra lué pública. Ferrer eligió libremente su detensor, que cumplió su misión con entera libertad. No prendieron á ese defensor, como se ha dicho.

nFerrer pudo, durantemuohosaños, publicar sus libros, enseñar en la Escuela Moderna, desarrollar doctrinas anarquistas, excitando al incendio y al asesinato. Eso de­muestra que no lo han condenado por sns ideas.

"Los que quieren calumniar á España ante Europa ocultan esta verdad.

nLos fusilamientos de Montjuioh, de que todo el mun­do habla ahora como si se tratara de centenares de vidas, se reducen á cuatro en el espacio de dos meses y medio.

nCuanto se ha dicho de tormentos es una mentira in­fame.

nPermita usted, Sr. Director, que un español que ama á su patria y que ha dedicado su vida, su fortuna y su in­teligencia al periodismo se dirija á usted en la esperanza de que dará hospitalidad en su periódico á esta declara­ción, hecha con el objeto de que se conozcan en el mundo entero las verdaderas causas de la condena de Ferrer, que tanto empeño tiene en falsear el anarquismo internacio­nal que de ese modo quiere deshonrar á mi amada patria. Lúea de Tena, L'irector propietario del periódico ABC.

Esta protesta alcanzó gran popularidad en Elspaña, pues durante meses estuvo el Sr. Luoa de Tena reoibien-

OCTÜBBJS DK 1909 3 8 1

do telegramas de adhesión y felioitaoión, espeoialmeate del elemento militar.

Impres iones y oomeutarlos.—En los ciroalos po< Uticos reinaba gran animación^

En ellos eran principal objeto de las oonversaoionea las manifestaciones que en toda Europa se realizaban para protestar contra la conducta del Q-obierno espaüol.

Personajes pertenecientes á diversas fracjiones políti­cas, incluso ministeriales, decían que el Gobierno tenía ya contados los días.

Decían los liberales que ante el desbordamiento de la indignación universal no podría oponer el Sr. Maura el dique de su indiferenoia, sin que corriesen grave riesgo altísimos intereses: los de la Patria y los de la Monarquía.

También en España comenzaban ¿ celebrarse mítines en contra de la conducta del Gobierno. En este día se ce­lebraron en Bilbao y la Coruña.

En Madrid, los republicanos y socialistas unidos, acor­daron celebrar un gran acto de protesta.

La guerra en el Biff. — Otro Comandante muerto.—Se recibió el siguiente telegrama oficial, que produjo triste impresión:

uMdilla, 17 (9,60 n.).

»Hoy se ha practicado con globo cautivo un reooaooi-miento desde puntos dominados por nuestras tropas, ex -tendiéndolo á cuatro kilómetros al Oaste de Nador, en­comendándolo & General Aguilera con regimientos Bey, León, Lanceros de la Reina y una batería montada, sien­do batido enemigo por dichas fuerzas y baterías de posi­ciones situadas lomas de Nador, retirándose nuestras fuerzas logrando su objeto, con pérdidas de Comandante Perinat y dos individuos de tropa muertos; Teniente San-taella y catorce de tropa heridos, y contuso Médico Bas­tos. Caballería de la Beina intentó cargar; pero enemigo huyó, sufriendo grandes pérdidas por eficacia de nuestro fuego.»

D Í A 18.—Importante disourso de Moret.—La expeotaoión politíoa, en este día, era enormísima. El se*

8 8 2 SOLDKYIIXA.—BIi AfiO POLÍTICO

flor Moret había anunciado sn disonrso para jazgar la po-litioa del Gobierno, y todo el mundo le ooucedió gran im­portancia, pues se comprendía que de la actitud en que ee mostrara el Jefe liberal dependía el rumbo que había de tomar la polítioa.

En el Congreso, la multitud era extraordinaria, y la sesión resultó verdaderamente solemne é interesante.

Concedida que le fué la palabra por el Sr. Bato, el Sr. Moret dijo:

«Al separarnos al término de la legislatura, todos creíamos que habíamos adquirido las condiciones neoes»-rias para gobernar. Hoy, Sres. Diputados, ¿en qué oir-onnstancias venimos? Nuestras relaciones con el mundo se hallan en un estado anormal; nos encontramos en gue­rra; ¿podemos siquiera hablar en esta tribuna con liber­tad? {Muy bien, en los liberales.)

nAlIá, en los primeros días de Julio, unos cuantos ri-fefios sorprendieron y mataron á algunos trabajadores espafioles. Se castigó á los moros y se tomaron algunas posiciones. Dióse un alerta á la opinión. No creíamos que se iba á una guerra. Ya se hablaba de una imposición ex­tranjera. Todo trajo un estado de sobreexcitación, agra­vado por la llamada de los reservistas, por las conmocio­nes de diversas provincias y las ocurridas á las puertas de los cuarteles, y por las acciones del 23 y el 27 de Ju­lio, que contribuyeron al malestar. Asi llegamos á la se­mana trágica de Barcelona.

»¿Qué había pasado? La falta de {^-evisión en el Go­bierno y. la falta de energía por su parte para la repre­sión. El patriotismo de la mayoría de los espafioles, el honor' del Ejército contuvieron la protesta de casi todas las provincias. £1 23 de Julio, aun la prensa hostil á la ¿uerra cambió de actitud; entonces es cuando vino la sus­pensión de las garantías constitucionales. El contacto con el país lo habéis perdido; ya no cabe el remedio.

nLas primeras noticias de Barcelona engendraron la curiosidad; el Gobierno impuso el silencio, el terror, lo adecuado para infundir la alarma.

))¿Dónae se engendró lo ocurrido en Barcelona? El Fiscal del Supremo, á cuyo informe me atengo, supone

MrroBBB DB 1909 888

que obedece & diversos faotores: las propaga udas ioratftt y socialistas, la huelga general prepí rada por la Solida» ridad Obrera, y los profesionales del pillaje. ¡Sin embargo, en la misma Memoria del Fiscal se dice que ea la^ b\rri« cadas no se vio ¿ un obrero; núcleos formados-por muje­res y niños fueron los productores de loa desórden«8, ¿B« posible leer ejtas oosaa y no preguntar qué bacía la h\i' toridad? ¿Dónde está la suma del mal realisado?

»E! cuerpo del delito tampoco aparece ea la Memoria, ¿dónde está la prueba material?

«Fueron quemados iglesias y conventos; muchos se libraron de las llamas por la intervención de unos cuan­tos individuos.

n¿Y no habla vecinos en las proximidades de los edi*-fíelos siniestrados, no había creyentes, no había sino es­túpidos espectadores? {Muy bien, en varioa bañe»».) ¿Cómo una población de la importancia de Barcelona dejó dea-enfrenarse á una turba de mujeres y de chiquillos? ¿Púa» de achacarse á la sorpresa, como dice el 3r. Fiscal? ¿Pae>-de atribuirse al espanto?

»Todo esto me obliga á preguntar: ¿Cómo habéis ga-bernado en Barcelona? (Mttj/ bUn, sn loi liheralM.) ¿Qué hizo el Gobernador? ¿Qué el Capitán general? ¿Qué benor fioio resultó de las repetidas visitas del Bey? ¿Qdé del proyecto que, aun cuando repugnado por muchas, era de­jado pasar por suponer que representaba la paz? (Ap^au* to» de lo» Uberahtt)

n¿Es que se había maleado la gnarnioióu? BiSo no k> puedo ereer, porque está en el banpo azul quien se halló bastante tiempo al frente de aquella Capitanía. ¿Cóm^ pensar, no obstante, «n que los insultos á la Autoridad militar no fuesen reprimidos en el acto, para poner ñu 4 aquella bacanal horrible? {Aprobación »a lot mitmo» bn)f cot.)

nCou el cumplimiento'de la ley y la vigilanoia de la* Autoridades estaba salvado el orden públioo. ¿Cómo ha­béis gobernado? ¿Qué habéis hecho tanto tiempo, ann aoa el apoyo de las oposioiones, que en ocasiones se han <a* orificado?-

nQa«da, pam, demosbrado que ú Qobiemo peoó d*

3 8 4 80LDBTIU.A.—KL AftO POLÍTIOO

imprevisor. Y onando se ha dejado naoér, cundir y ex­tenderse el movimiento, la ley de la justicia distributiva tiene que sentirse ofendida; créamelo el Gobierno: para la realización de la justicia es preciso que preceda la rec­titud. {AplauBOB de lo» liberales.) Los que tienen responsa­bilidades morales, éticas, en sucesos de tanta transcen­dencia, no pueden ostentar demasiada fortaleza para apli­car las leyes sin piedad; sólo Dios, que es omnipotente, tiene el poder de administrar siempre recta justicia.»

En cuanto á la guerra de Melilla, dijo:

tt¿Por qué hemos ido alli? Esto es lo primero que te­nemos que preguntar.

nüijose en un principio que impulsados por Francia; negóse por el Ministro de Estado en el Standard, ni si­quiera en un periódico de España. Se habló luego de Te-tu¿n; también se negó, ün G-eneral francés mezcló la po­blación de Tazza; por referencia sabemos que no vamos alli. Es decir, que los propíos interesados desconocemos i qué vamos. {Muy bien, en las mitíoriás.)

nSe ha hablado de operación de policia de frontera. ¿Hasta dónde alcanzará? ¿Hasta cuándo?

"¿Qué es lo que vamos á ocupar temporalmente? ¿Será mucho que nosotros pidamos esto? Creo que es lo preciso para que cese el estado de alarma en Europa. ¿Quién nos asegura que la pólvora que está en el suelo no sea pren­dida por una chispa?

nPara eso sirve el Parlamento; por eso echo de menos un Libro Bojo. De otra manera no podéis responder más que transitoriamente; os falta el aval del Parlamento y la confianza de la Nación.

«¿Sabiais que ibais á ir alli? Y ¿cómo no habéis .pre­parado á la opinión? Si lo sabíais, no os planteo siquiera el problema: el caso seria inaudito.

"No lo sabíais, insisto en mi creencia; por eso no ha­béis preparado á la opinión.

»No sacaré ciertas consecuencias que, como ráfagas, atraviesan por mi cerebro; no diré que por estas imprevi­siones haya ocurrido lo que lamentamos; pero si haré constar que esas imprevisiones son de las que obligan á un Gobierno á retirarse. {Rumores de la mayoriaé)

OOTDBBB OB 1909 3 8 6

"Sólo añadiré dos palabras para oonolnir. nAnte las faltas qne habéis cometido, ante vuestrak

imprevisiones, nosotros no creemos qne el partido liberal pneda concederos la confianza para seguir gobernando; y ante los hechos que nos rodean debéis preparar la susti­tución de ese Gobierno, para que cesen las calamidades.

«Cuando habéis perdido el contacto con la opinión, no podéis seguir gobernando. Bepetiré la frase del seflot Maura: vosotros sois vosotros, pero no mis que vosbtrol ^ Detrás de vosotros no hay más que aquellos que os toman como instrumento; pero la totalidad del país siente, cuan­do menos, una profunda desoonñanza.n

El Sr. Soriano: u¡Asco!>) (Risas.) El Sr, Moret: "Por eso ya vengo á deciros que no po­

déis gobernar, y os aduzco el razonamiento oportuno. nA la mayoría tengo que decirle que ha sido una ma­

yoría modelo, y que tiene el medio de que np falte un re­curso para el Ejército y de que desaparezca el peligro que representa el Gobierno. Ese peligro ha tomado tales pro­porciones, que ya ha salido de las fronteras;^e8 • algo que nos ahoga y desespera; y ese peligro hay que conjurarlo, y para ello el Presidente del Consejo de Ministros tiene en la mano el medio: retirarse del Poder y dejar que otros asuman las responsabilidades del Gobierno.» {Grandes aplausos de los liberales.)

DlBonrio de Maura.—£1 Sr. Presidente del Con­sejo de Ministros le contestó.

«El Gobierno—dijo—cree que ha cumplido con su de­ber, y que lo está cumpliendo; pero no quij re estar aqni sin el beneplácito del Parlamento; por eso podéis residen­ciarnos.

n Olvidaos un instante de las habituales contiendas ¿el Poder, porque hay cosas más altas par|i todos nosotros. {Rumores.) Betirarse ó permanecer aquí puede ser una grave responsabilidad, y ésta se trasfiere hoy al Parla­mento, á la mayoría y á las minorías.

"Hemos procedido como hemos creído que debíame? hacerlo. ¿Hay algún fundamento para vuestras censuras?

25

8 8 6 BOLDBVILLA.—XL AÑO POLÍTIOO

Vosotros sois los que habéis de decidir de la suerte de este país.

»¿Por qué hemos ido á Melilla? La pregunta la com­prendo menos en el Sr. Moret que en cualquier Sr. Di­putado.

nLa mehalla imperial abandonó Melilla; tuvimos pre­cisión de ocupar Mar Chica; el Sultán no cumplió la obli­gación de sostener fuerzas que garantizasen el orden en nuestros limites; llegamos á la Bestinga sin combate al­guno; los qnebdanas pidieron protección & Espafia, ocu­pamos Cabo de Agua; hechos todos conocidos del Parla­mento y de las Potencias; ¿no est& clara la política de Es­paña?

"Ya en los principios de 1909 se procuró obtener del Sultán, por la Embajada extraordinaria, que cumpliese lo que estaba obligado á hacer por los tratados. El Sul­tán, no solamente no ofrecía cumplirlos, sino que como tema previo ' ara hablar exigía \k evacuación de la Bes-tinga y Cabo de Agua. Por eso se interrumpió la ges­tión de aquella Embajada. ¿Cómo abandonar España esos territorios entonces y aparecer ante los bárbaros rífenos como débil, sin que el Sultán llevase fuerzas para impo­ner el orden en nuestros limites?¿Qué entienden esos i'udos combatientes de gestiones diplomáticas? España no tenia más opción que la que tiene el individuo entre morir ó suicidarse. {Mmf bien, en la mayoria,) Hasta hubiésemos renegado de nuestra misión histórica con hacer lo contra­rio; habría sido una prevaricación. Aun cuando hubiése­mos desaparecido de la política, se habría preguntado quién hizo tal. {Aplausos de la mayoria.)

"Nosotros manifestamos nuestro propósito de hacer respetar lo que el Sultán tenia la obligación de mante­ner. Pronto vinieron las asresionen; nosotros rehuímos toda intervención militar. Así hemos continuado mien­tras los castigos de los caides han sido suficientes.

••Estos son los antecedentes del 9 de Julio. "Nosotros no sabíamos la cantidad de esfuerzos que te­

níamos que hacer. {Orondee rumores.) ¿Pero imprevisión nosotros? (<Se reproducen los rumores.) ¿Habrá alguien que nos acuse de imprevisión?

"Las gentes má{B enteradas han creído que hubo uu

OOTUBBB DB 1909 887

exoeso de previsióii. ¿Cómo, si no, á los noventa días de la campaña, han estado tomados los pantos que consti­tuían el objetivo de ella?

"Las comunicaoiones á las Fotenoias no son más que lo sabido por los españoles y declarado por el G-obierno en las notas ofioiosas. ¿Es que las olvida el Sr. Moret?

"A la política trazada segaímos ateniéndonos; con el Saltan continuamos lá negociación; le decimos que fren­te al Peñón y á Alhucemas no tiene excusa de ningún géQero, si no quiere que nos veamos precisados i realizar lo que en Melilla.

*>Ko falta, paes, más que consolidar, afianzarlas ocu­paciones que consideramos sufícieuted para lo determina­do en una nota del Consejo de Ministros; nuestro propó­sito no es belicoso; si al aceptar la Restinga y Cabo de Agna 86 nos hubiese detenido en el Parlamento, entonces hubiéramos obrado en oonsecnenoia. ¿íbamos á retroceder ante los cabileños? {AplausoB da la mayoría.)

^Hablemos de Barcelona. Lo que allí aconteció faé qae se le- dijo al Ejército que se le iba á convertir en guardián de minas de los burgueses. Eso, aprovechando la nataral ausencia de ciertos elementos. (Aplauso» de la mayoría.)

«No tardó en fortalecerse el espirita público: 9I tiem­po suficiente para mostrarse la bondad del pueblo y la co­rrupción ^e las clases que sé llaman directoras.».(Ap2au • sos de la mayoría.)

El Sr. ^aara habló/desde este momento entre las constantes interrupciones del Sr. Soríano, al cual no podía contener, aunque lo procuraba, el Presidente de la Cá­mara, Sr. Dato.

£1 Sr. Presidente del Consejo de Ministros: «Lo que huba en Barcelona fué una explosión de anarquía y de re­publicanismo.

»Nosotros gobernamos respetando el ejercicio de todos los derechos. ¿Paede esigirpe de los Gobiernos que no su­cedan nunca estas oosas?4i {Grandes rumores de las mtno* Has.)

£1 Sr. García Prieto: «¡Qué cosas dijo B. S. del 25 de Noviembreln -

3 8 8 SOLDBVILLA.—EL AÑO POLÍTIOO

"El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: uLos ca­sos no son iguales.» {Qrandat ramortt.)

El Sr. García Prieto: uY le faltó poco para pedir la cabeza de los Ministros.»

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: uEsti sa señoría equivocado.»

El Sr. Soriano: uSu señoría es el que está perturbado.»

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: u¿Qu¿ re­curso más eficaz que la declaración del estado de guerra para reprimir la rebelión? Y ¿no se adoptó inmediata­mente?

nSe adoptó la medida de la suspensión de garantías en toda España, porque la huelga general estaba preparada para el 2 de Agosto.

nSu señoría, Sr. Moret, ha hablado con la Memoria del Fiscal. Yo podría exhibirle los telegrainas del Capi­tán general.

"Es cierto que pudo ocurrir lo acontecido en Barcelo­na, porque la Autoridad no tuvo la asistencia del pueblo. En eso estamos conformes: en qué revela una dulencia.

jiOualquiera creería al oiros á vosotros, que lo ocurri­do ha sido por culpa del Gobierno. ¿Cómo estaba Catalu­ña en ltí07? ¿Cómo está hoy?

nYo he procurado atraer á todos los elementos catala­nes para vaoiarloseu los partidos nacionales, el- de la de­recha y el de la izquierda. Declaro que no lo he consegui­do.» {Orandi» y persiatenteg rumprea.) ^

Varios Diputados: «¿Qué más fracaso?» El Sr. Presidente del Consejo de Ministros: «El señor

Moret ha hablado do turbas de mujeres y niños. Olvidaba que las lineas habían sido cortadas. Después han funcio­nado los Tribunales. ¿Hls que se quería la impunidad?

«Nosotros no nos asfixiamos, tenemos mucho oxígeno; pero este Gobierno no está ui estará aquí más que con el apoyo de la opinión y la voluntad del país; nunca he pre­tendido más.

nTodos nos podemos equivocar, incluso yo. (Graniet y prolongados rummea.) Creo que contamos con la opinión; pero si así no fuera, no faltan á ésta medios de manifes­tarse.

OCTDBRK DB 1909 3 8 9

nEs necesario qae intervenga la opinión públioa, por­que no basta tan sólo con la opinión del Parlamento en un momento dado.

«Ahora estamos en vísperas de unas elecciones. (¡Oh!, e'i las miñonas.)

nPero el sufragio universal, ¿no es nada? {Nuo.vos ru­mores. Aplausos BU la mayoi-ía.)

nEl Gobierno está resueltísimo & marcharse en el pri» mer momento, como está resuelto á mantenerie mientras deba en este sitio; pero vea el Sr. Moret que la responsa­bilidad no está sólo en marcharse á tiempo; la re-*ponsa> bilidad puede estar en marcharse á deshora.» {Aplausos (le la mayoría.)

Con esto terminó la sesión, haciéndose muchos y apa­sionados comentarios de ambos discnrsos.

Respecto del del Sr. Maura, se comentaba su declara­ción del fracaso en la política catalana y su argumento de oon£ar la solución del problema á las elecciones muhi-pales, que habían de hacerse inmediatamente y que ha­bían de ser hechas por su G-obierno.

Al del Sr. Moret le encontraron las izquierdas y algu­nos de sue correligionarios poca agresión.

El Heraldo, El Liberal y El Jmpareial lo manifesta­ron asi.

Lo mismo le pareció al Sr. Canalejas.

DÍA 19.—Dura reotlficaolón de Bloret.—El interés político aumentó en esta fecha con las rectifica­ciones pronunciadas por los Sres. Moret y Maura.

Comenzada la sesión en medio de una expectación grandísima, y después de un regular tumulto producido por el Sr. Soriauo, el Sr. Moret, bien enardecido por la actitud de sus correligionarios, ó por propio impulso, pronunció una enérgica rectificación.

. Empezó recogiendo las principales afirmaciones que el Sr. Maura hizo en su discurso, referentes á la cuestión de Marruecos.

' Le parecían poco explícitas, y espdraba qae el seftor Maura las ampliara, por requerirlo la importancia y gra­vedad del asunto.

8 9 0 80U>BVILLA.—BL AfTO POLÍTICO

Bespeoto de la suspensión de garantías, insistió en que no la creía necesaria en toda Espatla.

Tampoco creía qae fuera el motivp de esa medida el temor i una huelga general, como dijo el Sr. Maura, sino que fué un exceso de celo por parte del Ministro de la Gobernación.

Se ocupó del silencio impuesto & la prensa, y que cali­ficó de improcedente.

Se ocupó después de la represión que en los actuales momentos se hacia, ordenando que por simples delaciones 7 denuncias se procesara y castigase.

Las minorías, unánimemente, aplaudían calurosamen­te al Sr. Moret, impidiendo escuchar sus párrafos.

Dijo que numerosos obreros que no habían interveni­do on los sucesos fueron procesados ó deportados. (<§• re­producen loa aplausos.)

El Sr. Soriano: oAsl se habla, así. No como ayer.»

Creía que el Gobierno había debido sentir inclinación á la piedad, en vez de extremar los rigoros de,la repre­sión. (Muy bitn, muy bUn, en lii8 minoriat.)

Aludiendo á la intervención de la opinión europea, dijo que no quería tratar de ella ni de las consecuencias, porque se reservaba para cuando se dilucidase la cuestión

Solítica, que era la que estaba pendiente; pero no habí» e ocultar que lamentaba que á todos se nos confundiera

en esa ola de maldición que toda Europa lanzaba sobre España.

Se ocupó después del carácter de algunas manifesta­ciones, sobre todo en Italia, y leyó unos telegramas pu­blicados en la prensa sobre la supuesta petición de indul­to por el Papa.

Dijo que era preciso que desapareciera todo equívoco se hiciera cambiar.la opinión de Europa, esparciendo

a claridad, porque Europa no nos había negado el dere-' uho de aplicar las leyes, sino que no hubiese resplandeci­do la claridad necesaria.

Oreía que estábamos en ana crisis más grave que la de Jallo.

í

OOTüBRB DB 1909 891

uAquélla—dijo—tenia una solaoióu rápida; ésta, no. Esta requiere qne desaparezcáis del Poder.

itCon una situación como la que han oreado los suce­sos de Julio, una guerra en Marraeoos, sin legalizar la situación económica, sin estar expedita la regia prerro­gativa, mi conoíenéia me obliga á deciros qne no podéis coutin^iar en Qse banco;, que yo hará uso de cuantos me­dios reglamentarios estén á mi alcance para que no con­tinuéis. (Grandes aplausos en las minorias.)

nPor un acto parlamentario la crisis no puede venir. Ya dije ayer quó yo no iba á pedir á la mayoría un acto de iudisciplina. Queda, pues, la cuestión reducida á ün acto, á una manifestación de la conducta de S. S., sefior Maura. (Grandes aplausos.)

»Sn señoría tiene la mayoría; pero debe fijarse su se-floria en que nosotros'también representamos la opinión.*

En ún elocuente párrafo dijo que la continuación del Gobierna engendraba el rayo que podía herit lo que está más alto. (Ovación estruendosa en las minorías liberales.)

«Los momentos—afiadió—son oritioos, y yo no sé has­ta qué punto puedo haoer la afirmación por onenta de otras minorias..."

El Sr. Canalej&s: uPuede hacerla su señoría.» El Sr. Moret: uLo celebro mucho, porque los momen­

tos son^e cooperación. Yo, decía, no tengo más medios que los parlamentarios para impediros que continuéis en ese banco. Pues á ellos apelaré sin vacilaciones." (Gran' des aplausos.)

Terminó diciendo que si el Sr. Maura no quería con­vencerse ó,no quería entenderlo así, los liberales estaban para recordárselo, «aunque creo—añadió—que alguien se lo hará entendelrn. Y(?ran(2e« aplausos, que duraron largo rato.)

Beotifloaolóa de ICanra.—Muy brevemente con­testó el Sr. Maura al Sr. Moret en la parte referente á la campaña de Melilla.

3 9 2 SOLDKVILLA.—BL AítO POtfTICO

r

£1 Presidente del Consejo nada nuevo añadió á lo que el día antes manifestó acerca de esto.

Se ocupó de los procesos como consecuencia de los'su-cesos de Barcelona, y dijo que se había hecho justicia oon arreglo á las leyes, no habiendo estimado el Gobier-no llegada la ocasión de aconsejar el ejercicio de jla regia prerrogativa.

Benriéndose después & las represiones, dijo queThabía sido el bálsamo...

El Sr. Soriano {interrumpiendo): u¡B&lsamo de Fiera­brás!*

Protestas de la mayoría. Protestas también de los re­publicanos, y entonces la mayoría rompió en una salva de aplausos al Sr. Maura. Los republicanos increparon á la mayoría, que, á RU vez, rompió en otro aplauso.

El Sr. Dato conminó al Sr. Soriano, el oual, de pie en su esoafio, seguía gritando.

Bestableoido el orden al cabo de unos minutos, el se­ñor Maura dijo que cuanto ocurría en el extranjero era producto de una campaña revolucionaria, que pretendía despistar de la realidad de las cosas á personas respeta­bles, que de buena fe habían creído que todo era obra de la Iglesia y del Vaticano.

, En ui párrafo, que la mayoría aplaudió, oalifíoó de burda patraña, de indigna patraña, cuanto alrededor del asunto se había hecho. ^

Volvió á insistir en que para manifestarse la opinión estaban las próximas elecciones municipales. {Protestae d» loa liberales y republieanoe.)

El Sr. Maura: u¿Qué ha ocurrido durante el verano?» Voces: vNada; no ha ocurrido nada.n El Sr. Soriano: «Una tontería.» El Sr. Maura: uDos cosas graves: una acción militar

en Melilla, qae no sabe el Gobierno si tendrá buenas ó malas oonaecuenoias; pero el Gobierdo ha tenido que aceptar la responsabilidad.» {fíiaae. Int^rrupcionee del ««• ñor /Soriano.)

OCT0BRK DH 1909 393

El Sr. Dato: uSeflor Soriano: si su señoría continúa interrumpiendo, me veré obligado á suspender la sesión para someter su conducta al juicio de la Cámara.n {Aplau­sos en la mayoría.)

El Sr. Soriano: «Haga su señoría lo que quiera.» El Sr. Maura: uOtra cosa ocurrida es lo de Barcelona,

de carácter revolucionario; de carácter, además, interna­cional.

»¿T en estas circunstancias de una guerra y de unos movimientos de esa índole pide S. S. que caiga el Q-obier-no? Queda S. S. emplazado para el porvenir.n {Aplausos en la mayoria.)

Bectiñcó el Sr. Moret. Dijo que no podían los liberales aceptar ese emplaza­

miento, porque uno de los términos del dilema era la conduct<x del Gobierno, uque es la que nos compete á noH-otros".

Añadió que la mayoría actual no habí a sido elegida para entender en cuestiones tan graves como las plan­teadas.

«La afirmación de S. S. respecto á la opinión que en las elecciones se manifiesta, es impropia de S. S.

«Nadie como 3..S. ha flagelado los vicios electorales, y como éstos aun subsisten, c uerer fundar en unas elec­ciones una corriente de opinvón es impropio de S. S.

nPero, en fin, S. S. lo cree así; nosotros oreemos lo que he expuesto. La cuestión está planteada: ya veremos én qué forma y por qué medios de expresión de la opinión se resuelve."

Beotifícó el Sr. Maura. Dijo que el Q-obierno había extirpado todos los vicios

electorales. {Rumores de eittrañeza.) , Respecto de los demás extremos de la rectificación,

dijo que los dos habían expuesto sú opinión y él nada te­nia que añadir.

Terminadas ambj>3 rectificaciones, - el Sr. La Cierva hizo un largo discurso defendiendo su gestión en el Mi­nisterio de la Gobernación y oánsaraado duramente & la

8 9 4 SOLDBYILLA.—BL AKO POLÍTIOO

prensa, lo cual dio origen á protestas de los Diputados periodistas Sres. Burell, Giner, Francos Rodríguez, Or­tega Munilla, Ballesteros, Soriano y otros, produciéndose al fin un regular escándalo.

Al salir de la Cámara, los elementos liberales y demó­cratas hicieron una calurosa ovación al Sr. Moret.

AnnnoiOB de orlslS.—Las opiniones y noticias respecto & la calda del Gobierno eran generales, ^ no so­lamente los periódicos liberales pedían y anunciaban la caída del Sr. Maura, sino que también lo pedia El Correo Español, periódico carlista, en los siguientes término^:

ttSi el Sr. Maura no aprovecha ahora una ocasión fa­vorable para retirarse por el foro, en actitud de personaje desahuciado en sus pretensiones, dará pruebas de que no conoce á la Ilación que gobierna, de que no llegan á sus oidt>s los airados clamores de millones de españoles,ó de que la voz de su soberbia ahoga el clamoreo universal que ruge en torno del Jefe del Gobierno.

»Ei Sr. Maura no puede, no debe continuar gobernan-/ do, y si gobernar es sacrificio, según ditsen frecuente­mente los Diputados de la nómina, sacrifiqúese una vez más el Sr. Maura en beneficio de la Patria."

La protes ta de Europa.—Continuaban todavía en diversas ciudades de Europa los actos de protesta contra el fusilamiento de Ferrer. £n Lille, Lens, Lievin, Brest, Lyon, Cette, Toulouse y otras ciudades, hubo mítines y manifestaciones.

En Beunes, el Consejo municipal, en señal de protesta por la ejecución de Ferrer, levantó la sesión.

En Marsella se reunieron en mitin más de 10.000 obreros.

Después trataron de dirigirse al Consulado español; pero fueron disueltos por la Policía.

En París, al abrirse la sesión en el Senado, el Presi­dente del mismo manifestó que M.,FlaÍ88Íeres iba á inter­pelar al (S obierno acerca de la actitud que éste pensaba adoptar respecto á España con motivo de la ejeonoión de Ferrer.

OOTCBRB DI 1909 SéS

El Ministro no aceptó la interpelaoión por no dxístir —dijo—correlación algaaa entre los sucesos ocurridos en España y la política que con dicho país seguía Francia.'

Además, que era inyariable norma la de no interven nir nunca en la poUtica interior de I09 G obiernos extran* jeros.

En la Cámara belga, al abrirse la sesión, el socialista TuaDemont anunció una interpelación al Gobierno acerca del fusilamiento de Ferrer.

Varios Diputados dirigieron ataques al Ghóbierno éa-' pafiol, contestándoles el Ministro de Negocios Extran-jerps.

Bávena 7 Boma dieron el nombre de Ferrer á sendas plazas de dichas poblaciones.

En Londres, durante la sesión celebrada «¡ita fecha en la Cámara de los Comunes, el ulaboristan Henderson preguntó al Gobierno qué gestiones habla realizado para evitar que se ejecutara á Ferrer, sin haber sido antes jtís-gado conforme á las leyes españolas y por un Tribunal civil legalmente constituido.

El nacionalista Patrik O^Brien preguntó á $n vez, eá tono irónico, si el Q-obierno español habla hecho al inglés alguna indicación cuando- el incidente de Densmior.

El Ministro de Negocios Extranjeros, sir Grey, con­testó á ambos oradores afirmando que el Gabinete britá­nico no podía apartarse de su norma de ooñduota, que lé vedaba intervenir en los asuntos interiores de las eternas Naciones europeas, cuando no afectaban á subditos ingle­ses, ó á derechos contraidos con la.Gran Bretaña en vir­tud de iJgún Tratado.

La ffnerr» en e l Blft—NneTOs ata^nei.—Se recibió el telegrama oficial siguiente:

«•iíeZtm,,lP (12,45 t.). «Ayer tarde, á 1 hora de la aguada, en 23eluin> se

presentó numeroso enemigo, atacando fuerzas proteodiáa por distintas partes, aprovechando condiciones terreuQ. Ordenó General Tovar saliera Coronel de Pavía con coa-ttó esótladronés, apoyados por batallones Segorbe, Ari-piles y ana batería Schneider, al mando del General Al-

3 9 8 SOLDEVÍLLA.—BL~A90 POLÍTICO

fan, tomando el de todas; las fuerzas S. A. el Infante Don Carlos. Enemigo fué completamente dispersado y recha­zado con bastantes bajas, siendo las nuestras un sargento musrto y Comandante de Pavía y diez tropa, heridos.

Ouerra A Maura.—Acuerdo de los liberales. En realidad, no eran de la responsabilidad del Sr. Mo-ret el acuerdo y la determinación de combatir 4 todo trance al Sr. Maura y á su Gobierno. La responsabilidad oorrespondia á todos los ex Ministros del partido liberal.

Pocos dias antes de reanudarse las sesiones de Corteu, en la consulfía que el Sr. Moret les hizo, todos estuvieron de acuerdo en que debía combatirse sin tregua ni descan­so, hasta derribar al Gobierno, procurando la formación de otro Ministerio conservador que solucionase las cues­tiones pendientes en Marruecos y Catalufia y legalizase la de Hacienda, para después, en'plazo no lejano, entrar el partido liberal.

El Sr. Moret no era partidario de esta lucha, creyen­do más conveniente su aplazamiento, hasta tanto que el mismo Gobierno hubiera resuelto las cuestiones pendien­tes. El Jefe liberal buscaba con verdaderas ansias algún ex Ministro que se adhiriera á su proposición y la apoya­ra; pero fué en vano: todos, hasta los más paciñoos, se decidiere n por la lucha inmediata y enérgica, y, enton­ces, el Sr. Moret dijo textualmente estas palabras:

«Está bien. Yo creía más conveniente mi propuesta; pero, puesto que ustedes opinan de otro modo, yo no he de abandonar á mi partido; emprenderemos la guerra; quie­re decir, que iremos al barranco del Lobo, y yo seré Pintos.»

Y de este modo quedó acordado el combate, sin tregua ni descanso, al Sr. Maura y 4 su Gobierno.

D Í A 20.—Qénesls de una crlsis.—El día politi-op de esta fecha iué iiiteresantisimo, como que en él, y Originada por la actitud del Ministro de la Gobernación, Sr. La Cierva, tuvo origen una crisis politica verdadera­mente traneoendental.

OOiUBKB DB 1J09 397

Ya en el dia anterior, el Sr. La Cierva habia disgas^ tado ¿ las oposiuiones, y aun i maclÍLOs oonservadores (al* ganos de ellos se lamentaron de esto ante nosotros mis-mof)), por la actitud de excesiva violencia que habla adop­tado en este debate.

Gomo uosotros dijéramos á un conservador importante que el Sr. La Cierva podria no ser una eminencia, pero le conceptuábamos un buen Ministro, casi ofendido nos re­plicó:

—Conforme lo que ustedes entiendan (éramos dos) por buen Ministro. Si se trata de hacerse un lugar amplio para si propio, de obtener éxitos de poca ley, personales, aunque pasajeros, acepto el calificativo; pero si se trata de facilitar las funciones de G-obierno, de allanar dificul­tades y obtener éxitos para el Gobierno, si se trata de eso, el Sr. La Cierva está muy lejos de ser uo buen Mi­nistro, ni siquiera un Ministro mediano,

No obstante esto, no estaba muy arraigada la creen­cia de que caería el Gobierno.

El mismo Sr. Maura estaba tan seguro de su vida mi­nisterial, que, á la salida de i:'alaoio, dijo en tono festivo á los periodistas que le interrogaban, que "por ahora no habría vacante».

Por si esto era poco, algunos ministeriales propalaban la especie de que en determinado sitio se habían burlado de las ovaciones hechas la tarde anterior al Sr. Moret, y de que habia sido leído con satisfacción y muy aplaudido el discurso que el b'T. La Cierva había pronunciado con­tra la prensa.

Sorlano y Linares.—Bajo los anteriores auspicios se abrió la sesión, cuya primera parte fué tranquila, apar­te un vivo incidente provocado por el Sr. Soriáno, el cual pidió que fuese llevado á la Cámara el proceso de Ferrer, juntamente con el formado, según él, al General Linares por la rendición de Santiago de Cuba,

£1 Sr. Dato cortó con energía el incidente,

Llnareí y Uoret.—Eeanudado el desbate lobre la interpelación del Sr. Moret, el Ministro de la Guerra (General Linares) se defendió de los cargos de imprevi-

8 9 8 SOLDXYILLA.—KL ÁÉO POLÍTIOO

aión que le habla heoho el Jefe liberal, diciendo, entre ótraB oosaff, que no era posible prever el grado de peryer-sídad de los revoltosos.

Añadió que la guarnición de Barcelona, al osurrir los sucesos, se ooiúponia de 3.600 hombres, y fué aumentada en seguida hasta 5.800.

«Cuando salió una brigada—prosiguió—no habla indi­cio de perturbación en Cataluña; es más, al salir tropas de piot fueron vitoreadas y agasajadas.

«La inc6rpor»clón se realisó en cuatro días, y hasta las familias enviaron facturados en gran velocidad la gue­rrera', el pantalón y el eorró de los reclutas. ' ^ nÉl llamamiento délos reservistas tuvo que realizarse

para pasar del estado de paz al ele guerra, y ateniéndonos a la ley vigente. Ahora bien; como e.«a ley exige modifí-oábión, por eso he presentado un proyecto de reclutamien­to. ¿Qué más podía hacer?

nMóvimientos insurreccionales como el de Barcelona no puedeu reprimirle con la guarnición ordinaria; es pre­ciso enviar elementos de otras poblaciones, y cuenta que el Capitán general sólo disponía de 700 hombres.»

El Sr. Moret, en su reotifíoaoión, le dijo:

uEl Sr.-Ministro de la Guerra no ha tenido imprevi­sión ninguna; lo que ha tenido, según acaba de decir, es una absoluta ignorancia de lo que habia eu Barcelona. ir ¿cómo se oonoiliá el que S. S. no sabia la perversidad —nuevo término revolucionario—, la perversidad de las gentes .que iban á alterar el orden público; cómo se oon-pilia con el dieourso de ayer ó con la parte de discurso que ayer hizo el Sr. Ministro de la Gobernación, refirien­do BU constante comunicación con 9I Gobernador civil de Barcelona, con el conocimiento de lo que se preparaba, con la situación que vela venir; cómo el Sr Ministro de la Gobernación sabia esas cosas y el Sr. Ministro de la' Guerra ignoraba absolutainente que se preparase nada ni que hubiera nada en Barcelona? '

«Pero (y á esto ya responderá quien tenga interés en saberle), ¿es que la guarnición de Barcelona no era sufi-

OCTUBKÍ DB 1909 399

oiente? Porque yo no lo entiendo. Sacó S. S. (/uerpos y llevó Cuerpos, y—son iguales Us cifras—yo vengo á pa­rar á esto: ¿es que había ó no stiñciente núoiBro de solda­dos para hacer frente al desorden? ¿Tenía ó no tenia guarnición snñoiente para garantizar el orde>a? Según su señoría, no la tenía. ¿Para qué tengo que sacar conse­cuencias de esto? ¿Es esto previsión? ¿Es esto conocimien­to del caso? Lo dejo ¿vuestra oonsideración."

Moret -La Cierva.—Y después, el Jefe del partido liberal, dirigiéndose al Sr. La Cierva, le dijo:

uTo acusaba á S. S. de no estar en contacto con el país, con'la opinión pública; S. S, leyó una serie de do­cumentos para probar que lo estaba. Si, se lo concedo; S. S. no estaba solo, pero estaba en la peor compañía que yo he TÚsto en mi vida, porque si todo el contacto con la opinión pública es el fondo de la cloaca que sacó su se­ñoría ayer, ¡ah!, yo le compadezco. {.May &¿en, en lat mi-norias. Bumore» y protesta» en la mayoría.)

nEse no es el concepto en que yo «mpleaba la frase «contacto con la opinión pública», sino que es completa­mente diferente. El contacto con la opinión pública—per­dóneme la Cámara, se trata de aclarar un concepto—es el conocimiento de todo aquello que en un momento dado,r en una época dada, ya sea larga, ya sea corta, cuando un Ministro de la Gobernación tiene que darse cuenta de lo, que pasa en el país, lo recoge y le sirve para prepararse a evitar las consecuencias.que puedan ocurrir.

"Yo sostengo dos afirmaciones, y con esto termino. ¿Quiere el Ministro de la G-uerra que yo recoja la palabra imprevisión? Pues resumo su discurso en ignorancia de la situación de Barcelona. ¿Quiere el Sr. Ministro de la, Gobernación que yo reconozca que está en contacto con la opinión? Pues no' lo puedo hacer, porque la parte de opinión pública que nos reveló a^er S. S. no es, por for­tuna, la de ta sociedad española, ni aquella que realmen-' te debe tener en cuanta una persona como S. S."

DlMtirso de la, GierTa. — Baoándalo parla­mentarlo.—Y se llegó al punto oo l minante de la se-

4 0 0 SOLDKTILLA.—XL AKO POLÍTICO

sióQ. Después de una breve reotifíQaoión del Sr. Ministro de la Guerra, hizo uso de la palabra el déla Gobernación, Sr. La Cierva, y su discurso, más aún que por las pala­bras pronunciadas, por el tono de violencia en que las envolvia, for la actitud airada que adoptó, por sus mane­ras, que las oposiciones juzgaron provocadoras y aun agre­sivas, promovió un escándalo terrible en la Cámara.

Véase lo ocurrido:

El Sr. Ministro de la Gobernación: uNo podía supo­ner que lo expresado por mi ayer sirviera al Sr. Moret para opinar que no conteba yo con otro estado de opinión que el reflejado con la palabra cloaca.»

Varios Diputados: uNo es eso, no es eso.» > El 8r. Ministro de la Gobernación: aEu Barcelona y

en Gerona hay necesidades de orden público que exigen que continúe el estado de excepción, aunque de ka ma­nifestaciones hechas ayer por«l Sr. Moret se pudiera de­ducir lo contrario.

fiLas circunstancias en que se halla hoy España no pueden hacer que se disimule la realidad; podria produ­cir consecuencias incalculables.

nEn el extranjero se proclamf la necesidad de hacer la revolución política y social en España, haciendo un llamamiento uá todos los hombres de corazón». ¿Tiene no­ticias de ello el Sr. Moret? {Grandes risas y rumores en las minorías.)

"¿Sabe el Sr. Moret que un Diputado electo dice en el extranjero que vendrá á España dispuesto á hacer )a re-.voluoión?»

Numerosos Diputados: uEso se dice todos los días.» El Sr. Soriano: uEso decía S. S. cuando era republi­

cano y masón.» El Sr. Ministro de la Gobernación: uEl Sr. Lerroux

ha dicho en periódicos extranjeros eso. »Un Sr. Senador ha dicho también en un periódico ex­

tranjero que es inminente la revolución en España. ¿Lo sabe el Sr. Moret?»

Numerosos Diputados de las minorías interrumpían.

El Sr. Presidente: uOrden, orden.»

OCT0BBB PK 1909 401

El Sr. Ministro de la Gobernación: uDátlpnés de lo ocurrido en Barcelona, hay que tomar medidas de preoaa-ción.»

El Sr. Burell: ujQué miedoln {Grandes risas.) El Sr. Ministro de la Gobernación: uEl Sr. Moret ha­

blaba ayer de peligro si continuara este Gobierno. Se re­feriría á estos hechos.» (Grandes y prolongados rumores.)

nEn hojas que se circulan por el extranjero se habla de asesinatos, de atentados, del empleo de la dinamita." (Grandes y prolongados rumores de las minorías.)

Un Diputado: «¡Qué indiscreto!» (Aplausos «n la ma-yoria.)

El Sr, Ministro de la Gobernación: «Nosotros pensa­mos de distinta manera que el Sr. Moret< {Nuevos y repe­tidos rumores en las minoría*. El Presidente rompe varias campanillas contra la meta.)

»¿Hay' interés en que no se me oiga? Lo hay porque va­rios afios se ha estado proclamando en el mitin y en el pe­riódico que era preciso hacer la revolución en España.» {Fuertes rumores.)

Varios Diputados: u¿Y la Constitución?» Otros Diputados: uQue no haya periódicos, que los su­

priman.» {Grandes risas.) SI Sr. Ministro de la Gobernación: uFrente k las ame*

nazas de muerte que se dirigen á los representantes del Poder público, conste que el Sr. Moret ha pedido que des­aparezca este Gobierno. {Aplausos de la mayoría. Grandes y prolongados rumores de las minorias.) Precisamente por esas amenazas es puesto de honor éste. (¡Ah! en las mino­rías.) Serisi fórmala de cobardía...n {Grandes y repetidos rumores. El escándalo es realmente indescriptibles Las mino' rías prorrumpen en gritos de ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Que se vaya!)

£1 Sr. Soriano: uEetá loco.» El Sr. Ministro de la Gobernación: u¿A. qué se refería

el Sr. Moret con la frase del rayo? {Aplausos de la mayo­ría. Grandes increpaciones de las minorías)

r¿Quiso el Sr. Moret indicar que Ferrer debió ser in­dultado? {Fuertes y prolongados rumores. El desorden y la confusión eran indescriptibles.)

. n¿A. qué condujeron las dulzuras de 1906? {Grandes rumores.)

4 0 2 SOLDETILtA.—XL AfTO POLÍTICO

nLa politioa del Sr. Moret en 1906 terminó con el atentado de 31 de Mayo. {El escándalo «ra imponente.)

«Este Gobierno ha llevado medios de evitar el des­orden en Barcelona.»

Varios Diputados: «¿Y las bombas?» El Sr. Ministro da la Gobernación: uLuego la paz pú­

blica no está asegurada en Barcelona. Es; pnes, indispen­sable una acción enérgica.»

Un Diputado: «¿Más?» El Sr. Ministro de la Gobemau ión: uLo que sea. {Ñus-

voi rumorea. La campanilla pretidencial no^ta dé sonar.) "Discrepo, por tanto, de la opinión del Sr. Moret. »?rente á las amenazas se necesita un Gk>bierno viril,

enérgico, sereno y apoyado por todos los hombres guber­namentales del pais. {Aplausos de la mayoria.)

"Por último, no sé si el Sr. Moret se referia, al expre­sar ciertos temores, á las manifestaciones en proyecto. Nosotros no desafiamos á nadie; pero eso es intolerable y contra la voluntad del Gobierno no se celebrarán esas ma­nifestaciones. Si se realizaran, aqui nos encontrarán, en nuestro puesto.»

Aplausos prolongados en la mayoria. Todos los Dipu­tados de las minorías liberales increpaban al Ministro. Distinguíanse los Sres. Canalejas y Alvarez (D. Melquía­des. El Presidente del Consejo, Sr. Maura, que habia per­manecido tranquilo, reclinado en el banco, como si con él no fuera nada de la tempestad que en la Cámara se des­arrollaba, se levantó, y como si suscribiera todo lo dicho por el Sr. La Cierva, con ostensible actitud, le dio la mano, produciéndose entonces con mayor amplitud el es­cándalo.

Se escucharon voces, de ¡Fuera! ¡Fuera! El Sr. Moret se levantó, y con una solemnidad de pa­

labra que excitó más el interés de la Cámara, dijo que re­chazaba, por dignidad, todas las frases y acusaciones ma'* lévelas del Ministro de la Gobernación.

uPor lo demás—añadió—, Sres. Diputados, yo no acep­to convertir al Parlamento en plaza de la Cebada disfra­zada {Muy bien, en la izquieida,), yó no voy por ese oami-

OOTTTBRB DB 1909 4 0 9

no. Ayer be discutido con el Sr. Presidente del Consejo de Ministros noblemente. De mis palabras para el interés del país, para la defensa de la Monarquía, ¿me va á ense­ñar el Sr. Ministro de la Ghobernaoión?

"Para eso hace falta alguna ezplicaoióm erSr. ]^tesi-dente del Consejo de Ministros se isérvirá pedirníeU. Si no, yo no tengo n&áeí'aéíé'qaé deoíj. Y lo que os ruego ¿ todos es que no hagáis la oausa del Sr. Ministro de la (3t(h bernación.»

El Sr. Canalejas: «No caeremos en el lazo.» El Sr. Moret: uY no toméis sus palabras para provo­

car aqui escenas de las que no puede resultar nada bueno ni para la [jftz pública, ni para las relaciones de los par­tidos.» {Grande» aflauto» de las minoría».)

Cuando terminó él Sr. Moret, se levantó á hablar el Sr. La Cierva, y las protestas fueron tan numerosas, que durante más de quince minutos no logró el Ministro ha -cerse oir.

El Presidente suplicó al Congreso que se le dejase ha­blar, y pidió que se escuchara al Sr. La Cierva.

El Sr. García Prieto: uCreo, Sr. Maura, que ha llega­do para S. S. la hora de intervenir.»

El Sr. La Cierva se hizo oir y dijo que nunca habla dejado de guardar al Sr. Moret las consideraciones per­sonales que merece ni había desconocido la distancia qué le separaba intelectualmente del Sr. Moret, incluso cuan­do con más dureza le había tratado..^

El Sr. Moret: «¡Dureza! Pero ¿es que S. S. no sabe el valor de las palabras? Yo no puedo callarme anteJ)rovo-< oaciones que parecen una bofetada. ¡Ah, Sr. LaCierval No tiene S. S. altura para levantar la mano hasta mi.» {A^lauto» en la izquierda.)

El Sr. La Cierva: «Pero lo que ocurre en que ahora ha llegado el momento de decir toda la Verdad, y por eso la he dicho y continuaré dioiéndola, aunque produzca maní-'' f€ístacione)3 de ddsagirado, mientras sea Ministro de laOo« roña.»

4 0 4 SOLDBVIUiA.-^BL Airo POLITIOO

Nuevamente se promovió un escándalo aterrador. Los Diputados de las minorías abandonaron los esoafios, y la confusión fué enorme.

De las tribunas y de los esoailos salían gritos de ¡Fue-Pát iQue se vaya 1

Se daban golpes sobre los pupitres. Sonaban algunos silbidos. Las señoras que ocupaban las tribunas gritaban: iQné hombre!

El Sr. Oonde de Bomanones: "Esto hay que esolare-eerlov Si la Monarquía busca como únicos defensores á La Cierva y 4 Maura, mañana pronunciaré yo mi último dis* curso en este sitio.» ^

Los Sres. Burell, Reselló y otros liberales: u¡E9to no puede ser! ¡Esto es intolerable!»

Todos, liberales, demócratas y republicanos, rodeaban al Sr. Moret y daban gritos, mirando hacia el banco azul, donde el Sr. La Cierva trataba de continuar hablando.

Muchos Diputados se cubrieron y otros fumaban, y el Sr. Dato, en vista de que el orden se hacia imposible, le­vantó la sesión.

Prote s ta do los libéralos.—La efervescencia que se apoderó de todos los ánimos después de la sesión fué extraordinaria.

Ni los más antiguos parlamentarios decían recordar cosa parecida.

En corros nutridísimos, que hacían imposible el trán­sito por la Cámara, se discutía con vehemencia inusitada la conducta del Sr. La Cierva. '

Los liberales, agrupados alrededor del Sr. Moret, mostraban su irritación dirigiendo denuestos muy expre­sivos contra los Srea. La Cierva y Maura.

El Sr. Conde de Bomanones gritaba, dirigiéndose al Sr. Moret:

—Yo hablaré mañana, porque no hay más remedio que hablar.

Y decían otros: - —Si se quiere que no gobiernen más que La Cierva y

Maura, habrá que irse á otra parte.

SBPTIBBIBRB DI 1909 4 0 6

—{Estoes intolerable! ¿Esqnedesean que nos vayamos ¿ la Bepública?

Los ex Ministros Sres. García Prieto, Gasset y Agui­lera protestaban indignadísimos contra'la actitud del Sr. La Cierva y el apretón de manos qne, para sellarlas, le dio el Sr. Maura.

Los Sres. Canalejas y Melquisdes Alvarez se agitaban nerviosos, rodeados de multitud de sus amigos.

Hasta los más templados decían que las manifestacio­nes del Sr. La Cierva, ratificadas muy significativatnente' por el Sr. Maura, expulsaban á los liberales de la Monar­quía.

]¿l Sr. Aguilera, dijo: , —Si los conservadores oreen que ellos son la única ga­

rantía del Trono, que lo digan, y sabremos á qué atener­nos los liberales.

Varios Diputados republicanos que oyeron las impor^ tatites declaraciones del Sr. Aguilera, exclamaron, diri-giéndose al Sr. Weyler:

—Usted, General, podría solucionarlo todo en minutos, usted es el hombre que daría satisfacción á la opinión pública. ¡Ahoral

Entre los liberales se oían estas exclamaciones: —Es imposible que el Eey quiera echamos de la Mo­

narquía, como lo intentan La Cierva y Maura. —Lo que nos está pasando es intolerable. Seremos un

partido sin decoro y merecedor del desprecio de todo el mundo, si seguimos consintiéndolo.

Estas y otras análogas eran las manifestaciones que se oían por pasillos y salones del Congreso'. . ,

Entretanto, los Sres. Canalejas, Gasset y Conde de Bomanones se habían dirigido al despacho del Presidente de la Cámara, para coiaferenciar con él acerca de lo su­cedido.

El Sr. Canalejas dijo al Sr. Dato que, en vista de la incalificable conducta seguida por el Ministro de la Go­bernación con el Sr. Moret, las minorías liberales consi­deraban que era total el divorcio entre el Gobierno y ellas.

Loa Sres. Gasset y Conde de Bomanones asintieron en absoluto á las. manifestaciones del Sr. Canalejas. ,

4 0 6 80LDHTILLA.—BL AÍtO PDIJTIOO

Cumpliendo un elemental deber, el Sr. Dato intentó biisoar una fórmula de avenencia; pero el Sr. Canalejas le contestó que no habla ninguna, pues la única, que era la de que saliera del Ministerio el Sr. La Cierva, no la aceptaría el G-obierno, y que, por tanto, si no se les daba la satisfacción necesaria y suficiente, rechazarían toda re­lación oon el Gobierno, política y parlamentaria, llegan­do hasta dimitir los Diputados que ocuparan puestos en las Comisiones y en las Mesas de las Cámaras.

Después de esta notificación, se retiraron los tres per­sonajes liberales, marchando seguidamente el Sr. Q-asset al domicilio del Sr. Moret, para darle cuenta de la entre­vista.

El Sr. Dato fué á su vez al despacho de los Ministros, que estaban celebrando Consejo, para trasladarles la no­tificación que, para que se la trasladara al Gobierno, le hablan hecho los tres señores antes citados»

En el Consejo se trató del asunto, acordando que el mismo Presidente de la Cámara fuese á visitar al Sr. Mo­ret, como lo hizo á las nueve de la noche.

El Sr.. Dato llevaba el encargo del Jefe del Gobierno de disuadir al Sr. Moret de la enérgica actitud que había adoptado.

El Sr. Moret contestó, inflexible y severo, que se afir» maba más en sus propósitos de combatir al Gobierno, sin que ninguna consideración le moviera á cambiar de ruta, ya que se trataba de la tranquilidad pública y del interés de la Patria.

El Sr. Dato marchó seguidamente á dar la respuesta al Sr. Maura.

Y aquí terminó la labor del día, quedando virtual-mente planteada la crisis.

D Í A 21.—Crisis polttloa.—Se planteó y resolvió en este mismo día, una de las crisis más importantes de la historia oonstitacional española.

Los ánimos habían quedado enardecidos el día ante­rior, y la solución no se hizo esperar.

iKPOaTANTB ABTtOULO DB uEti luPABOIALn.—Este pe­riódico liberal, pero acendradamente monárquicp, publicó

oeruBRK DB 1909 407

en este dia un articulo, que causó houda sensación en la opinión pública.

Se titulaba u¿Pueden ser monárquicos los liberales?», y decia, entre otras cosas:

uSin Sagasta, sin Castelar, la Monarquia española no existiría.

«Ha recogido esta herencia D. Segismundo Moret. nAhora el partido liberal, tutor de la Regencia, am­

parador del Rey en orfandad, se ve acusado de oontactos siniestros con los anarquistas, de vínculos oon los defen­sores de la demagogia.

»La situación es gravísima. I) La Monarquía cuenta oon dos partidos de gobierno:

el liberal y el conservador. ^Después de la sesión que ayer celebró el Congreso

hape falta un acto que acredite que la Monarquia no ha prescindido del partido liberal.

nEsa declaración es inminente, y ha de ser tan cate­górica que no ofrezca dudas.

»For eso consideramos el dia de hoy como critioo, esencia] y definitivo en la orientación de la política es-pafiola.»

CONSEJO DK MINIBTBOB.—La crisis se desarrolló de la siguiente manera. Su origen fué la visita que hizo el se­ñor Dato al Sr. Moret por encargo del Sr. Maura, y que repitió en la mañana de este dia, en que el Jefe del par­tido liberal ratificó lo dicho por el Sr. Canalejas acerca del rompimiento entre las oposiciones monárquicas y el Gobierno, producido por el discurso del Sr. La Cierva.

El Presidente del Congreso volvió al domicilio del Sr. Maura para darle cuenta de la entrevista, y desde entonces fué ya cosa resuelta la dimisión del Gabinete.

A las siete de la mañana se celebró Consejo, y el señor Maura dio cuenta á sus compañeros d^ la situación y de la actitud del Sr. Moret.

En su conseouenoia, el Sr. Maura anunció que, en vista de que no encontraba el apoyo necesario para oonti-

' nnar gobernando, iría á Palacio á presentar al Bey la di> misión del G<>bierno.

4 0 8 S0LDB7ILLA.—Kt. ASO POI.ÍTIOO

Al mismo tiempo, el Sr. Maura redactó ana ezposi -oiÓD, que aprobó el Consejo, para presentarla al Bey y hacerla pública en la prensa, dando cuenta de los motivos que habían impulsado al Q-obierno.

, lék DucisiÓN DBL G-OBiBBNo.—Guaudo á las once y veinte salió el Sr. Maura de Palacio, después de haber hablado con S. M. el Bey, dijo:

uYa hay vacante. Nueve Ministros, nueve vacantes. He puesto la dimisión de todos los Ministros ea manos del Bey. Comenzarán en seguida las consultas.»

Y el Sr. Maura^ sin decir nada fiás, se dirigió á su domicilio, no sin hacer pública la exposición que había entregado á S. M. el Bey y que decía así:

«Señor: En la sesión que el Congreso de los Diputa­dos celebró anteayer, las minorías monárquicas liberal y democrática hicieron, por órgano del Jete de la primera, Ezcmo. Sr. D. S. Moret, la terminante declaración de que reputan necesaria la inmediata dimisión del Minisce -rio, annnoiando que acudirían á todos los medios para ha­cerme comprender la tal necesidad.

«Terminada la sesión de ayer en aquel Cuerpo cole­gislador, por conducto de su Presidente, notificó el señor Moret al Gobierno que quedaban rotas todas relacionas parlamentarias con éste y abstenidos de intervenir en cualesquiera Comisiones los Diputados de las dichas mi­norías.

«Ni ano el proyecto de ley presentado con carácter de urgente para la habilitación y la dotación del crédito destinado para ios gastos militares en el Biff está excep­tuado de la diñoultad que aquella determinación suscita para la función legislativa.

n£l Consejo de Ministros, unánime, estima que, en las oirounstanoias presentes, la actitud délas aludidas minorías monárquicas le impide seguif asumiendo las responsabilidades del G-obierno, y no duda que las mayo­rías facilitarán al que le suceda, así en el Senado como en el Congreso, cuantos medios requieran las necesidades nacionales.

ooTtriRB OB 1909 409

nAl poner en las augustas manos de Y. M. las dimi­siones de mis oompafieros y la mia, y rogarle respetuosa» mente que se digne aceptarlas, declaro la vira gratitud de todos por la confianza con que V. M. nos ha honrado.

»A L. E. P. de V. M.—Señor: El Presidente del Con­sejo de MinistroB.^

MKNTIS Á LA SOTA.—£8te documento causó gran in­dignación entre los liberales, los cuales deoian que cons­tituía un arma de mala ley. Al conocerla, dijo el Sr. Mo-ret y corroboraron los Sres. Canalejas, Alvarez (D. Melr quiades) y otros políticos, que aquélla contenía inexac­titudes, puesto que el partido liberal no se había negado en momento alguno á cooperar á la concesión de los cré­ditos para la guerra, y, por el contrario, Ip que deseaban era que no se desatendieran las necesidades del Ejército.

El Sr. Moret recibió una copia de manos de los perio­distas cuando fué á Palacio, y dijo textualmente:

uAqui hay algo que no es exacto. Hasta a' uí, donde dice uqusdaban rotas las relaciones parlamentarias», es oierto. Desde esa palabra, yo no he dicho lo que añade, el doonmento.il

OoHsubTAB.—Su Majestad el Bey comenzó las oonsul-tas de ritual en tales casos.

En la que hizo al Sr. Moret, éste dijo que, & su juicio, no había más que dos soluciones: una, la formación de un Gabinete intermedio, y la otra, encargar del Poder k los liberales.

Y en cuanto á esta segunda solución, el Sr. Moret, con un patriotismo digno de aplauso, dijo ¿ S. M. que no se fijara principalmente en su persona, pues él apoyaría á oualquiér otro personaje del partido que taera encargado de la formación del Gobierno.

A las dos menos cuarto salieron de Palacio jaat)S los Presidentes de las dos Gáinarae.

El Sr. Dato dijo:

uEl Rey nos ha recibido separadamente. El Presidente del Senado y yo hemos coincidido en aconsejar al Eley que insista oeroa del Sr. Maura para que, reorganizando

4 1 0 BOLDBVILLA.—IL AÉO POLÍTICO

el Gobierno, continué en el Poder, puesto que cuenta con la adhesión entusiasta y decidida del partido conser­vador.

nSi el Sr. Maura insiste de modo irrevocable en su di­misión, no hay otra solución que llamar al partido libe­ral y encargar al Sr. Moret de la formación de Gobierno.

"El partido conservador estará dispuesto á facilitar la gestión del liberal, vetándole todos los presupuestos y leyes para que regularice la situación económica."

A las dos menos cuarto salió de Palacio el General López Domínguez, y afirmó:

uHe dicho al Sey que si la dimisión del Sr. Maura tiene carácter irrevocable, hay que hacer u^ cambio de política. No cabe otra solución. Un Ministerio puente es imposible, pues creo que no está el tiempo para esas Co­sas intermedias.»

Después fué el Sr. Canalejas:

uYa comprenderán ustedes—dijo—loque habré acon­sejado ál Bey: un cambio inmediato de política, un cam­bio radical; pero bien entendido que ha d^ llevarse' á la práctica el verdadero programa del partido liberal, sin mixtificaciones de ninguna clase. Entiendo que es nece­sario en estos momentos un Gobierno vigoroso, hasta para la represión, si llegara el caso.

«Claro está que este Gobiei uo contará con el apoyo incondicional de los demócratas.»

NüBvo MiNiBTBBio.—A las seis y media de la tarde fué nuevamente el Sr. Moret á Palacio, y recibió el en­cargo de formar Ministerio, el cual juró a las diez y me­dia de la noche, quedando constituido en esta forma:

Presidencia y Gobernación, Sr. Morét. Estado, Sr. Pérez Caballero. Gracia y Justicia, Sr. Martínez del Campo. Guerra, General Luque. Marina, General Concas. Haeienda, Sr. Al varado. Fomento, Sr. Gaaset.

OCTÜBRK DS 1909 . 4 U

Instracción pública, Sr. Barroso. Los Ministros de la Guerra y de la Gobernación to­

maron posesión en seguida. Hacemos gracia á los lectores de todos los trámites

desarrollados para la formación del Ministerio; sólo dire­mos que los Sres. García Prieto y Conde de Bomauones no aceptaron las carteras que les fueron ofrecidas, y que, según 86 dijo, con visos de certeza, el Br. Moret se encar­gó de la de Gobernación para evitar que alguno de los grupos que integran el partido liberal se quejase deq^ne dicha cartera fuese adjudicada á otro de dichas agrupa­ciones.

£1 6r. Moret, para que le ayudase en sus trabajos en el Ministerio, llevó como Subsecretario &l ex Ministro Sr. Alba, el cual aceptó gastoso el cargo, en araa de la amistad y la confianza con que le honraba el Presiden­te del Consejo.

También fueron nombrados inmediatamente, Gober­nador de Madrid, el Sr. Duque de Tovar; Alcalde, el se­ñor Aguilera; y Subsecretario de la Presidencia, D. Na­talio Rivas.

* Don Ednardo Mart inez del Cai^po.—Era este

el único que por primera vez ocupaba el cargo de Mi­nistro.

Llegaba á tan alto pnesto desde la Promoloria fiscal de Cañete (Cuenca), y subió hasta la Presidencia del Tri­bunal Supremo de Justicia, que á la sazón desempeñaba.

£n las campañas parlamentarias se habia distinguido siempre por su palabra de castellana corrección y por la firmeza de sus juicios.

La prensa de oposición le oeusaró porque &o|)npc9eyó inmediatamente la plaza de Presidente d^ SupreóiOíi «tt^ poniendo por ello, algunos, que la reservaba para cuan­do, presentadas las reformas que deseaba presentar, dejase de ser Ministro y pudiese volver á ocuparla; pero lUQgo se vio que no fu¿ asi. '

D Í A 28.—La po]ftlOallbttral.--Gelebró8e en esta fecha el priiQer Consejo del nuevo Gobierao, dando de él la siguiente nota oficiosa:

4 1 2 - SOLDSVn.I.A.—KI. A»0 POLÍTICO

"Bennidos los Ministros, y despnés de exponer el Pre­sidente las varias otiestiones de momento que está llama­do i resolver el Gobierno, propaso á sus compañeros la deolaraoión de la politioa que ha de seguir, refiriéndose para ello i sus discursos de Zaragoza y de Yalladolid, y al propósito que anima al Gabinete de hacer una politioa de pacificación y de libertad.

nAoto continuo, el Ministro de la Guerra empezó & dar cuenta de la situación militar de Melilla, de sus antece­dentes y del desenvolvimiento de las operaciones.

nAl hacerlo, dio lectura de un telegrama que, como

Srimer acuerdo del Consejo, habia dirigido ai General en efe del ejército de Melilla, saludándole y felicitaüdo ca­

lurosamente al ejército de operaciones. La Clerva-Soriano.—IJOS Sres. Nougués y Gerve-

ra visitaron al Sr. La Cierva, en nombre del Sr. Soriano, para una cuestión personal.

£1 ex Ministro de la Gobernación contestó á los re­querimientos de los Sres. Cervera y Nougués que no ad­mitía réplicas fuera del Parlamento por sus aotos parla­mentarios y que de olios no estaba dispuesto á dar expli­caciones.

Los Sres. Nougués y Cervera escribieron al Diputado por Valencia, dándole cuenta del resultado dé la entre­vista.

El Sr. Soriano publicó al siguiente día en su periódico, España Nueva, un tremendo articulo contra el Sr. La Cierva, que por sus violencias ofensivas no podemos pu­blicar aquí, y continuó por mucho tiempo haciendo con­tra dicho ex Ministro una durísima campaña.

DZA 34.—Contra la pol í t ica reaoolonarla.— SKanlfeataolón en Madrid.—Verificóse en esta fé^ cha la matifestacióñ que se anuuoió gobern&ndo todavía las conservadores, á la cual manifestó el Sr. La Cierva que se opondría.

El acto tuvo mucha impoi'tancia, no sólo por la enor­me concurrencia que á él acudió, sino también y espe­cialmente porque se-mostraban públicamente pnidos re­publicanos y socialistas, que, hasta la preparación de este acto, hablan vivido distanciados.

OCTDBRK OB 1 9 0 9 4 1 8

La manifeataoión tuvo aa oaráoter maroadameate an* tirreacoionario y de combate ¿ la politioa maurista.

Se orgauizó en la plaza de Cáaovas y termiaó ea la estatua de Gastelar..

El Sr. Soriano se adelantó, seguido de numeroso pá* blioo, y fué á situarse al pie del monumento, desde donde dirigió un saludo á los manifestante;?, siendo aplaudidí-simo.

Terminado el saludo del Sr^ Soriano, hablaron á la muchedumbre los Sres. Sol y Ortega y Pablo Iglesias, y la manifestación se disolvió paciñcamente.

' También hubo manifestaciones muy importantes, en el mismo sentido, en Bilbao, y mítines en Zaragoza, El Ferrol, Gijón, Vigo y otras poblaciones.

DÍA 25.—LR Implacable ho»tllidad.—Famoto diicnrao dé Maura.—En esta fecha reunió el Sr. Mau­ra ¿ las mayorías parlamentarias, en el Senado, y ante ellas pronunció un elocuente y vehementísimo discurso. En él (la prensa lo publicó Integro al signiente día), ae.4-pliés de hacer historia de los suoesoH anteriores á la re^ unión de Cortes, dijo lo siguiente:

«Fuimos á las Cortes—¡perdonad la candidez!—ore-yendo yo que ellas so^s eran el remedio. Porque decía yo: Entre mis adversarios, los tenemos enconados; esta­rán encendidas las pasiones; pero ¡la probidad, el amor patrio, estarán allí; eso no se habrá perdido! {,Aplau$o$.)

nEn las Cortes no sucedió lo que esperaba, que era le­vantarse todas las voces para decir una de dos cosas: ó yo estoy con los que infaman, ó yo estoy para afirmar que mi Patria no es una patria de bandidos. {Aplaa$o$.)

»No; creyeron las oposiciones que aquello no era con­tra España, sino contra el Gobierno, y con el agua de aquel molino, con el agua de aquella cloaca, pasieron la turbina para hacer su labor.

. "Parece imposible que haya quien pueda supone* que en el aoto de la crisis no se diera una versión exacta de los sucesos. Si los hechos no hubieran sido ciertos, da cri­sis no hubiera continuado. < ^

nEse documento es un espejo, no más que un espejo, y queda incorporado á la historia de fi^pafl'», oomo esas

4 1 4 SOLDXVitAA.—>IL Ato POIJTIOO

piedras qne en algunas oindades dan únenta del sitio has­ta donde llegó el nivel de las agnas. ' "Recordaréis qne en dos años y medio se ha ido á to­

das las coaliciones y á todos los medios de estorbar la obra legislativa. En tiempos norpiaíes, atina obstrucción sin razón, y á todo eso opuso el Gobierno juicios serenos y órítioas razonadas.

nPero no era ese el caso en este momento, porque ve­nia ahora la rupttira pai^amentaria y la oposición & todo, en instantes en que, por el estado de las cosas, no tenia tiempo el Gobierno de eneauzaf la opinión y de oponer el razonamiento severo.

»Ii9apedida toda función legislativa, se le presentaba á aquel Qobierno esta disyuntiva, esta tremenda é inelu-dfj li» disyuntiva: ó ponerse á gobernar sin Cortes, con Beiales decretos, supliendo con órdenes del Rey la fun­ción legislativa de las Cortes con el Rey, y hacer frente ¿ la cuestión de orden público, hallando apiñados y re­vueltos ¿ los anarquistas y socialistas con los ex Minis­tros del Eey y ex Presidentes del Consejo {Grandes y pro­longados aplausos.), ó franquear la función legislativa,, diciendo á los que asi procedían: Bien, venid aqui, y os votaremos iiosotros lo que vosotros no queréis votarnos en interés de la Patria y del Ejército. Y hecho esto, lle­var el conflicto ante la opinión pública, y preguntar á España si quiere que esto svceda en su política ó si quie­re redimirse de semejante lepra. (ApJauMS.)

»Por el procedimiento que habéis visto, y que os he recordado, nan sustituido al partido conservador unos hombres qne no han entrado en el alcázar del Poder con la bandera de sus doctrinas, 6i tuvieran tal bandera, que' no la han desplegado, ni usado, ni esgrimido en la con­tienda; Han entrado por la censura de la represión de los crímenes de Barcelona, por la asociación con la opinión exterior que infamaba á España, por nuestra actitud en lo que se refiere ¿ la represión interior, puesto qne sobre Melilla no se habia formulado tampoco política contraria á la de'aquel Gobierno. (Muy &ien, muy ¿>ten.)

«Con unanimidad en el Gabinete, con las mayorías á su lado y con la confianza de inmensas muchedumbres, abandonamos el Gobierno. '

OOTDBRE DB 1909 , 4 1 5

«Para el partido oonaervador, igual es estar en el Go­bierno que en la oposición, cuando se trata de cumplir con sas deberes y responder ¿ la extensa corriente de opi­nión.

»La primera de todas las obligaciones es hablat oon toda claridad. Yo tengo el propósito de omitir cuanto pueda molestar á quien esté fuera de aqaí, pues subsiste mi consideración a muchas ilustres personas del partido liberal, aunque lamente que sigan determinados caminos y derroteros.

nSalvadas intenciones y respetos, tengo que hablar claramente.

"Las minorías liberal y democrática rompieron las re­laciones con el Gobierno. Y no fué eso sólo, sino también el supuesto esencial eja de nuestra poUtioa.

»En todo lo que ha pairado no ha iptervenido para nada la característica del partido liberal, ni la del conserva­dor, ni la significación de la política de cada uno de ellos.

nSi nd' hemos sido lastimados en nuestras ideas, ¿qué nos ha pasado? Que hemos sentido nuestra conciencia las­timada, y ésa está por encima de todo. Lo mismo le ha pasado á la Nación. {Muy bien.)

»No han entrado los liberales en el Poder desplegando una bandera, si tuvieran tal bandera. {Muy bien.) Est&a en el Gobierno por las sentencias de los Consejos de gue rrade Barcelona, por la presión de los elementos extra­ños agitadores. No están ea el Gobierno por ideas políti­cas determinadas, están por consecuencia de lo que dejo expuesto.

nEsto tiene una importancia capital. Nosotros no nos asustamos de programas; lo que tenemos derecho á exigir es que no se entre en el Gobierno sin programa, no ya admitido, ni siquiera conocido, de la opinión nacional.

nHe visto anteayer en una nota la negación de todo programa del Gobierno y la continuación del equivoco preparado.

nCuando el Gobierno tenga programa, lo discutiremos,, puesto que nosotros no vemos en ese Gobierno la conti­nuación de los del partido liberal y democrático; nosotros no podemos tener con él más,, relación que la de una im­placable kottilidad, {Orande» aplattiotf) :

4 1 6 BOLDIVILLA.—II< ÁSO POLÍTICO

nEsta mayoría debe, sin embargo, si se abrieran las Cortes, otorgar al Gobierno cuanto ee refiera directamente al interés público, sin regatear, sin hablar, sin disentir.

nHe de decir algo sobre el hecho de haber apartado en el conflicto la intervención de la Corona, para someterlo á la opinión pública. Esta no puede inhibirse en el mo­mento actual, y los que se inhiban no podrán quejarse.

nCiego ha de ser quien ignore adonde se va. Contra ésoliay la propaganda, el voto, la intervención constan­te, para hacer sentir ¿ los Poderes públicos el verdadero estado de la Patria.

"Hay que ejercer, en suma, la fanoión de la soberanía con toda ftierza y vigor.

»£1 partido conservador tiene que recoger, represen­tar y servir todo ese sentir de las derechas españolas. To no llamo ni acepto coaliciones con ninguna organización fuera del partido conservador; pero cuantos sientan la necesidad de la defensa de estos ideales, de oponerse al triunfo de la revolución, deben ayudarnos. (Apíausos.)

«Hace tiempo que amigos míos saben la impaciencia con que yo he soportado ciertas transacciones con el partido liberal. Eso es preciso que acabe, cueste lo que cueste.

«Rotas las relaciones, como lo están, cada transacción de ésas sería una traición. Aun allí donde no se pueda obtener la representación hay que luchar.

nComo esto representa un trabajo grande de organi­zación, yo os pido que me autoricéis para designar dos ó tres personas que trabajen conmigo én la propaganda.

•«Contribuyamos todos para salvar á esta Nación de la ignominia que la amenaza.»

Aplausos. Vivas á Maura y al Bey. Desde una tribuna se dio un viva al Ejército, contestado por casi todos loa concurrentes.

El acto tuvo mucha importancia. Los Senadores y Di­putados presentes ovacionaron al ex Presidente del Con­sejo cuando éste subrayó los ataques más duros al nuevo Ministerio; le ovacionaron en los pasillos y luego en la plaza de los Ministerios.

- El Sr. Maura manifestábase agradecido y emocionado á tan espontáneas aolamaoiones.

OCTUBRE DK 1909 4 1 7

Los aplausos de algunos pareoían menos vehementes que los de otros, no por el carácter de las personas, sino porque dudaban que el Sr. Maura Hubiese procedido sin pasión alguna, con la serenidad de espíritu que debe do­minar en un Jefe de agrupación política, sin expresar concepto que resultase molesto para el Poder moderador y sin provocaciones que justificasen la coalición de las iz> quierdaspara la obra común. De estas dudas participaban hasta varios ex Ministros.

Por la noche, se dijo que un buen número de Senadores y de Diputados habían ido á saludar al Sr. Sánchez de Toca, y decían que el Sr. Maura había prestado con su discurso un buen servicio á la situación política.

A propuesta del Sr. Maura, quedó designada una Co­misión encargada de organizar la propaganda y de dirigir los trabajos de las fuerzas conservadoras para las futuras elecciones. Formaban parte de la Comisión los ex Minis­tros Sres. Dato, La Cierva, AUendesalazar, Sánchez Gue-^ rra y Besada.

Como era de esperar, toda la opinión liberal, demo­crática y republicana protestó duramente contra el dis­curso del Sr. Maura, que fué muy combatido por la prensa de las izquierdas.

La prensa conservadora, y la que sin llamárselo, de­fendía al Sr. Maura, aplaudió, naturalmente, el discurso.

Los republicanos se mostraban indignados contra las manifestaciones, en su sentir, injuriosas que respecto de ellos hizo el Sr. Maura, acordando celebrar un mitin para protestar de ellas y contestarlas.

D Í A 26.—La crisis española en el extranjero. La Correspondencia de España, periódico que á la sazón se inclinaba á la- política conservadora, publicó una crónica de su ilustre redactor en Londres, Sr. Maeztn, en que decía:

uLa impresión primera que produce la noticia de la dimisión del Gabinete Maura en Londres no puede ape­nas describirse. Es como si el mundo entero despertara de una pesadilla insoportable.

nEsta es precisamente la palabra que emplean los pe­riódicos en sus carteles anunciadores.»

'•• • • , 2 7

4 1 8 SOLDKVILLA.—XL AÁO POLÍTICO

Después, y en nameros sucesivos, La Correspondencia publicó manifestaciones de los principales periódicos euro-peos, casi todas contrarias & la politioa del Q-obierno del Sr. Maura.

D l A 28.—Deolaraoiones de Sánchez Toca.— Ya se dijo, ¿ raíz del discurso del Sr. Maura, que el señor Sánchez de Toca no estaba de acuerdo con él.

Este ex Ministro expuso, ante varios amigos políticos que le visitaron, lo siguiente:

uHe leido el discurso integro, y afirmo que las decla> raciones en él contenidas me han producido extraordina­rio asombro.

nEso no puede decirlo quien acaba de presidir un Go­bierno y está al frente de un partido que aspira ¿ volver «1 Poder.

nEl acto realizado por el Sr. Maura es un suicidio, con el gravísimo inconveniente de que afecta k grandes intereses de Estado.»

Interrogado el Sr. Sánchez de Toca acerca de su acti­tud futura, manifestó que permanecería á la expectativa de lo que resolvieran las izquierdas.

£1 Sr. Sánchez de Toca no ocultó á nadie que estaba en relaciones espirituales con valiosos elementos conser­vadores disconformes de los mauristas.

El ex Ministro conservador censuró dai:amente que el Sr. Maura hubiese roto la concordia en que habían vivido los partidos que alternan en la gobernación del Estado.

uBota esa cordialidad—añadió él Sr. Sánchez de Toca—, debe el Sr. Mt Qi ^ atenerse á las consecuencias.»

Estado del Ejercito en el BifT.—uEl Consejo de hoy—dijo la nota—se dedicó exclusivamente á los asun­tos de las operaciones de Melilla, enterándose, en primer término, de las medidas tomadas por el Ministro de la Guerra para proveer de ropas de abrigo á aquel ejército y para construir barracones que le resguarden contra los temporales, enviando las primeras y levantando ios se­gundos con la mayor rapidez posible.»

OOTVBRK DI 1909 4 1 9

En efecto, los pobres soldados estaban, en medio de horribles temporales de lluvia y vientos, con traje de ra­yadillo y sin tiendas para guarecerse. Tal habiüá sido la imprevisión que en este punto se habla tenido.

El Ministro de la Guerra dio cuenta de las medidas adoptadas para mejorar la salud en ol ejército de opera­ciones. El número de enfermos era importante, por efecto de los temporales en los campamentos, pues pasaban de 9.000 los atacados de fiebres, de tifus y de reuma.

D Í A 29.—LOS gattoa de la gnerra.—La Gaceta publicó un Beal decreto concediendo un crédito de pese­tas 67.610.420 para los gastos de la guerra, acompafiado de la correspondiente relación de los servicios á que se aplicaban, y que por «u extensión omitimos.

Loa emlaárloa del Snltftn.—Sabido es que el Go­bierno del Sr. Maura convino con el Magsem, ó aceptó, al menos, la propuesta de éste, queMuley Hafid enviara emisarios á Melilla, encargados por su orden de pacificar á las cabilas. Estos emisarios hablan llegado allí en los últimos días del Gobierno conservador; pero sus gestiones valieron de poco, y sólo tuvieron el resultado de molestar ¿ la opiniói[i de Espafia y al mismo Ejército, que no po­día ver con gusto tal situación.

Véase lo que dijo acerca de ello el Sr. Moret:

«Los enviados de Hafid están en Melilla. Guando yo llegué al Ministerio era un hecho su viaje, y esto no re­presenta ninguna censura, sino la expresión de un hecho cierto.

«Pero su situación en Melilla es como la que tenían en Tánger: no'ha cambiado. Carecen de poderes oficiales hasta el presente, y yo mismo no sé (|ué los posean."

D Í A 31.—Deolaraoionea de Primo de Rive­ra.—^Este General hizo al Sr. Masziéres (del Journal) unas declaraciones en las que dijo:

uLa expedición (en previsión de los sucesos de Meli­lla) fué preparada; pero yo, por motivos políticos, hube

4 2 0 BOLDBVlLl^.—BL ASO POLÍTICO

de separiarme entonces de^ Gabinete Maura. Mi saoesor en el Ministerio de la Q-aerra fué el General Linares. Lo que yo hfibia previsto llegó. El General Marina, necesi­tado de ellos, pidió refuerzos. Sabía el General Linares que los Cazadores de Gibraltar y la división Orozco, ha­ciendo un efectivo total de 16.003 hombres, esperaban sólo la orden de embarque, para en veinticuatro horas poder estar en Melilla,

nBehusó emplear los 16.0C0 hombres que estaban pre­parados, y fué, en oambio, á buscar lejos contingentes mal dispuestos. Pidió á Catalofia tropas para enviarlas & Marruecos, decisión en extremo desgraciada por dos ra^ zon^s: por la imprudenoi» de disminuir la guarnición de una provincia que es el centro de la anarquia española, y porque las tropas de Cataluña, no teniendo sus efecti­vos completos, á causa del licénciamiento anticipado, ne­cesitaban, ant^s de ser transportadas al terreno de la guerra, completar el efectivo bajo sus banderas con gen­tes que podían creerse libres de toda obligación militar, y cuya mayoría habían contraído matrimonio.

n{Cuántas desventuras hubiérause evitado utilizando en seguida este pequeño ejército, en vez de llamar á los contingentes de Cataluña.»

Estas declaraciones fueron muy comentadas.

Manifes tac iones y m í t i n e s . - E n esta fechase celebraron importantes manifestaciones contra la polí­tica maurista, en Valencia, Alicante, Málaga y Sevilla, y mítines en Palma de Mallorca, Mahón y Castellói^.

En ninguna parte se turbó el orden.

Llegada de Lesronz.—Én esta fecha llegó á Ma­drid el popular Diputado republicano radical Sr. Lerroux, después de una larga expatriación (1).

Tuvo on recibimiento entusiasta. La multitud le acla-,mó y vitoreó.

Ál separarse, pronunció un discurso en el que, de­mostrando que venia tan luchador como siempre, dijo:

{}) Véase EL ASO POLIXÍOO 1908.

OCT0BBE DB 1909 421

aNo perdamos el tiempo. Tenemos mucho que hacer para dar la batalla al clericalismo, que en todas partes pretende retrogradar la Historia, y en España, singular­mente, ha estado á punto de derrocar todas las conquis­tas democráticas. (Ovación.)

nUna corriente general de solidaridad, tácitamente concertada por los pueblos, lucha por la defensa de las libertades, oponiéndose á la corriente avasalladora de la reacción clerical. {Aplausos.)

nA impulsos de esa fuerza cayó el último Gobierno conservador, oprobio de España, cuya política nos había hecho odiosos á todos los pueblos civilizados.

nNosotros reanudaremos nuestras luchas, afirmando, en primer término, la permanencia deñnitiva, la intan-gibilidad de estas cuatro libertades: la libertad de pen­samiento, la libertad de reunión, la libertad de asocia­ción y la libertad de la prensa.» \Ind»scriptible ovacúfn y muchos vivas á Lerroua:.) ,

^.^^.^.^^^.^s^iií^^mtmt^^^.^^^^

MES DE NOVIEMBRE

DÍA 1.°—Ultlnes antloonservadores A dife­rencia de lo aoonteoido habitaalmente en España, C[ue ouando oae an Gobierno se ^eja tranquilos á los hombres que en el Poder fueron más combatidos, en esta ocasión, la eneniga de los partidos radicales continuó manifestán­dose contra la situación caída, especialmente contra los Sres. Maura y La Cierva.

En esta fecha se celebraron mítines y manifestaciones en contra de la política conservadora en varias poblacio­nes, entre otras, Vigo, Orense, La Carolina, Valencia y ' Bilbao, y en Sevilla, una nutridísima manifestación, á cuyo frente iban los Sres. Sol y Ortega, Soriano, Montes Sierra y otros caracterizados republicanos.

uLos concurrentes—dijo un testigo presencial—se calculan en 15.000, y recorrieron las oalleii en perfecto orden, vitoreando á la libertad y dando gritos contra Maura y la reacción.»

Llegados al teatro Eslava, se verificó el mitin. El Sr. Montes Sierra presentó á los oradores foraste­

ros, Sres. Soriano y Sol y Ortega, que pronunciaron enér­gicos discursos justificando la unión de las izquierdas por la conducta del Sr. Maura, que se unía con las de­rechas.

Después de la manifestación, los conservadores y ca­tólicos dispusieron un acto de protesta, que llamaron oontramanifest&ción, y que consistió en ir á dejar tarje­tas en la Capitanía general y en prorrumpir en vítores al !^éroito.

Este acto fué muy comentado.

4 2 4 80LDBVILLA.—EL AÑO POLÍTICO

((Desde luego—decían los liberales—se advierten dos rasgos en este suceso: la incongruencia y la intención dañosa. La incongruencia, porque no teniendo aquella manifestación otro objeto que condenar la política del Sr. Maura, no se explica, honradamente pensando, qaé contradicción puede haber entre el alarde de las aspira­ciones democráticas y el Ejército de la Patria. Intención dañosa, porque sólo & un desvario morboso del odio puede atribuirse la imprudencia y la injusticia de hacer que cunda la especie de que los defensores de las libertades públicas son adversarios de la institución militar.»

Sleooiones provinciales .—El resultado de las elecciones de Diputados provinciales, verificadas á raíz de haber caído del Poder el partido conservador, fué «1 si­guiente:

Elegidos con arreglo al art. 29 de la ley Electoral: Liberales, 95. Conservadores, 148. Demócratas, 6. Republicanos, 16. Carlistas, 6. Católico, 1.

' Integristas, 3. Bizcaitarras, 3. Defensa social, 1. Solidarios, 2. Independientes, 2. Elegidos por sufragio: Liberales, 123. Conservadores, 168. Demócratas, 20. Bepnblicanos, 19. Carlistas, 9. Católicos, 6. Integristas, 2. Solidarios, 22. Independientes, 11. Indeterminados, 4. Bizcaitarra, ninguno. Defensa social, ninguió.

NOVIBMBBB DB 1909 4 2 5

DÍA. 2.—Declaraciones del Bey.—A Ul Impar-cial le dirigió su corresponsal en París, D. Ricardo Blas­co, el siguiente telegrama, que, como se ve, es importan­tísimo, por las interesantes manifestaciones hechas por D. Alfonso XII I .

Decía asi integramente:

>^ParÍ8, 2 (11 n.).

«El Rey D. Alfonso recibió hace pocos días en au­diencia al corresponsal especial de Le Jouma^ en Madrid, y S. M. se dignó hacer algunas observaciones al perio­dista francés, para desvanecer la equivocada opinióa que algunas gentes han formado acerca de los sucesos de Bar­celona y de los proyectos de España en el Riff. El perió­dico citado da hoy cuenta de las declaraciones de S. M., que reproduzco íntegras á continuación:

uYo no sabría decir & usted cuánto me ha apenado, cuánto me ha entristecido ver que en Francia se daba á los sucesos que han seguido á los disturbios de Barcelona una interpretación tan falsa.

nNo me refiero á las multitudes, para despistar á las cuales bastan algunos artículos de periódico. La muche­dumbre es siempre generosa; siempre está pronta á se­cundar lo que oree la justicia, á tomar partido por el de­recho y por la verdad, que á menudo no es sino la vero­similitud; la muchedumbre va de un salto hasta el limite de su ficción; batalla y se manifiesta por una idea que le parece juí^ta, y que á las veces es errónea. No; yo no atri­buyo á la multitud lo ocurrido, no quiero atribuírselo; es que la vieja sangre latina ha hervido en ella. Lo que no puedo concebir es que entre los protestantes se haya po­dido encontrar hombres de esos á quienes se llama inte­lectuales.

i)¿Cómo un sabio, que no osaría proclamar un'descu­brimiento sin haber comprobado cien veces sus experien­cias; que con razón permanecería en la duda hasta qiie no hubiese pesado los miligramos y contado las células;, que, respetuoso con su ciencia, se negarla á emitir una verdad hasta que ésta no se le apareciera evidente, de­mostrada, irrefutable; cómo este mismo sabio, este mismo intelectual, protestará, sin previa investigación, oontra

436 SOUXVlLLá.—BL AlfO POLÍTICO

un fallo dado conforme á leyes que no oonooe él y bajo Qna garantía que tiene algún valor: la del honor de Iqs militares españoles?

"¿Qué idea es entonces la que en Francia se tiene de Espafia? De dar oídos & ciertos franceses, parecería qae éramos de nn país de salvajes. ¿Dónde está en nuestra historia esa Inquisición de que vuestros periódicos hablan tan fácilmente? ¿Y vuestras guerras de religión? ¿Y aque­lla frase histórica de: «¡Mata, mata! Dios reconocerá bien á los suyos»? ¿Quién dijo esto? ¿Fué acaso un solda­do espafiol?'leamos, pues, hombres de nuestro tiempo, y pongamos cada época en su época y las cosas en su lugar.

nYo soy un Monarca constitucional, t&n constitucio­nal, qxie ni siquiera tengo la iniciativa del indulto.

nKo vea usted en mis palabras la expresión de ningún resentimiento, sino la afirmación de nn hecho. Nosotros tenemos Tribunales militares, cuyo honor no puede ser puesto en duda; tenemos un procedimiento, bueno ó malo; tenemos una prensa, átil ó nefasta. Estos son hechos, y con los hechos vivimos. Que el extranjero ahorre sus cri­ticas y sus consejos á las Naciones que conoce imperfec­tamente. ¿No habéis tenido vosotros en vuestra casa una cuestión Dreyfus? ¿Nos hemos mezclado nosotros en ella?

TiEftas criticas francesas me han entristecido, más bien que irritado; porque yo amo á vuestro palsj y no

Snedo olvidar que fué en Francia, en vuestro Faris, don-e hice mis primeras armas de Soberano al lado de un ve-

nerable Jefe de Estado, á quien tuve el dolor de ocasio­nar un peligro.

«Hablemos de Melilla. ¿Qué ha visto usted allí?—dijo D. Alfonso al corresponsal de L» Journal, dando por ter­minadas ^us declaraciones sobre el asunto Ferrer.

«El periodista hizo al Bey nn elogio del heroísmo de los 0:Qciales españoles y trazó un paralelo entre las expe­diciones militares de Gasablanca y Melilla, y S. M. acabó la entrevista con estas palabras:

uFranoia y España no pueden olvidar su acción común en Marruecos, ni las condiciones, estrictamente delimita­das, de la misión que han de cumplir alli. Cuando de un tratado se dice que es secreto, es precisamente porque ha dejado de serlo.

NOTUMBBB DB 1909 427

«España da en este asunto su palabra. Tomadla, por­que es ella la prenda más segara qne podéis tener, y no se oonoebiria que en Franela se atribuyese ¿ Espafia in­tenciones incompatibles oon los compromisos adquiridos por ella."

Las noticias consignadas en el telegrama no fueron desmentidas.

DÍA. 4.—Kaniflesto de D. Jaime.—D. Jaime de Borbón, oon motivo del santo del día (San Garlos), dirigió i sus oorreligionarios un manifiesto, que decía asi:

uA mi» UaU».-—"Por primera yez, desde hace casi un siglo, el dia de hoy, fausto entre todos los del aflo para la familia carlista, se convierte para ella en fecha luctuosa.

DNO quiero que en fecha tan memorable os falte una

Sftlabrá mía de aliento, y escojo este día tan se&alado para irigirme i vosotros.

fiPooo 08 diré, y poco necesito deciros. Si Dios ha lla­mado á si al augusto centinela que custodiaba el sagrado depósito de las tradiciones patrias, el puesto que con tan­to nonor supo llenar durante cuarenta años no queda va­do. Yo vengo á relevarle..

»Beoogiendo oon piedad filial su herencia, tan glorio­sa como abrui&adora, asumo lo mismo sus derechos que sus obligaciones, sus ideas que sus sentimientos y sus amores. No digo sus odios, porque su corazón, igual que el mió, no los conoció jamás.

"Podría, en risor, excusarme de dirigiros un manifies' to, porque hago naos todos los suyos, y todos los suscribo, desde la carta & mi amadísimo tío, el Infante D. Alfonso, hasta las afirmaciones religiosas y patrióticas de su tes­tamento politioo.

nidentificado con los principios mantoñidos en aque­llos inmortales documentos, siento, sin embargo, la nece­sidad de oomentarlos y de desarrollados hasta sus últimas consecuencias. Asi lo haré, pero no en los momentos ac­tuales. «ig «Mi espíritu, oomo el de todos vosotros, no esti sola­

mente an Espafia, sino al otro lado del Estrecho, AUi

4 2 8 BOLDEVILLA.-^Kt ASO POliÍTICO

ondea la bandera amarilla y roja, que fué el onlto de toda mi vida; la misóla que dio sombra á mi camarote al sur-ciar los marrs más apartados; la misma que flotaba sobre mi tienda de campaña en las vastas soledades asiáticas, donde tantas veces la saludó la metralla.

nMientras aquella enseña bendita esté empeñada en una guerra nacional, sólo por ella deben palpitar nuestros corazones, y yo no soy, no quiero ser m¿a que un español que la signe anhelante con los ojos y con el alma, deplo­rando no poder sei'virla ahora con mi sangré.

"Únicamente cuando tremole victoriosa, lavadas todas las injurias que han querido inferírsele, me acordaré de que tengo que cumplir otros ineludibles deberes, impues­tos por mi nacimiento. Aguardando aquel día, que, gra­cias al heroísmo de nuestros soldados, espero ha de brillar pronto, pido á Dios que me dé fuerzas para cumplir la sa­grada misión que me incumbe desde la muerte de mi ama­do padre.

nArdua es, cual ninguna, bien lo sé, pero espero fir­memente poder llenarla, porque á ello me ayudará el con­curso de todos los buenos, que invoco ardientemente, y porque desde el cielo me obtendrá del Dispensador de toda metced, las gracias neoesarias, la intercesión de mi inol­vidable madre, aquella Reina ejemplar y dulcísima, cuya muerte prematura dejó en España, en la causa y en mi familia, un vacio que nunca se ha colmado, y cuya ima­gen es objeto de merecida y justa veneración en todo ho­gar carlista.

nFortalecido con estas esperanzas, he prometido dobre la tumba de mi padre mantener hasta la muerte esta di­visa caballeresca de una dinastía de proscritos: uTodo por Dios, por la Patria y por el honor».

nSeguro estoy de que en el fondo de vuestro corazón, santuario de la lealtad, hacéis el mismo juramento y que estáis dispuestos, como yo, á sacrificar la vida para cum­plirlo. '

nEste juramento, que renovamos á la faz de España, es más necesario ahora que nunca para servirla.

n£l orden social, tan quebrantado por la revolución, peligra en sus últimos fundamentos. Y* no tanto por el empuje d0 las turbas anárquicas como por la eobardia de

NOVIEMBRE DB 1909 4 2 9

Jos Poderes que paotaii con ellas, para salvar, entregáij-dose en rehenes, la vida y él interés. En la lucha vio^ lenta que se acerca entre la civilizaciÓQ y la barbarie, á uadie cedo el primer puesto para pelear en la vanguardia por la sociedad y por la Patria.

nJamás el temor á las iras terroristas me hará retro­ceder un paso en el camiiío del deber. Soy espáfiol, y en mi programa no hay sitio para el miedo.

nLa muerte y yo nos hemos saludado muy de cerca en las más sangrientas batallas que recuerda la historia mo­derna. Entonces combatía bajo la bandera de un gran pueblo que no era el mío, y no vacilé. Mejor sabré ofrecer la vida por mi madre España.

«Frohsdorf, Noviembre 1909.—Jaim&.»

D Í A 5.—La implacable hostilidad.—Carta del Sr. Redonet.—Como prueba de la saña y la violencia con que los elementos mauristas combatían á los libera­les, inspirándose eii el famoso discurso del Sr. Maura, la prensa publicó una carta del Sr. Redonet, hijo político del Jefe conservador, en la cual aquel señor, para pedir el voto á los electores liberales, decía lo siguiente:

u.,.Cuando acabamos de ver que ese partido (el libe­ral), en lu^ar de sumarse á los elementos de orden ea lu­cha oon criminales agitadores, ha aproveoha4o las desdi­chas patrias para asaltar el Poder, dejándose encumbrar á él por la fuerza de los vergonzosos sucesos de Barcelo­na y de la campaña antiespañola promovida en el extran­jero por perturbadores sin patria ni conciencia... Es in­dudable que, por virtud, de estos hechos evidentes, loe tiBpañolea que en la cosa pública ee ocupan quedan dioididos en do8 grandes agrupaciones: una, en que figuran los partid dario» del motin, del saqueo y del incendio, de la revolución y los que con tales gentes simpatizan ó transigen; y otra, en que nos sumamos todos los que tenemos la arraigada con­vicción de que sin una fuerte disciplina social, sin un res-

' peto muy hondo á la autoridad y la ley no hay sociedad, ni siquiera vida posibles; y d e que para asentar bien tales fundamentos se hace absolutamente preciso proceder con-tra aquellos otros elementos oon la energía y la resolución

4 d 0 SOLDETILLA.—BL AÑO POLÍTIOO

de qne ha dado relevantes pruebas el anterior G'obiemo conservador." .

La carta, como se comprenderá, fué muy duramente comentada.

D Í A 6.—La ffuerra en el Blff.—Oonpaolón de Hidam.—Después de una larga inacción de las tropas, causada por los horrorosos temporales, se reanudaron las operaciones, lo cual era necesario, pues en la Península los adversarios del Gobierno excitaban la opinión, ha­ciendo creer que se daba -j^r terminada la campaña sin nuevas operaciones que dieran por resultado el castigo de los, moros y la seguridad de nuestras posiciones y con-; quistas.

En esta fecha se recibió el siguiente telegrama oficial:

•Melilla, 6 [2 t.).

^Gobernador militar & Ministro de la Guerra: ttOomandante en Jefe me ordena diga á Y. E. se ha

tomado posición de Hidum sin novedad."

El Sr, Bocamora, corresponsal del HwaMo, que ganó en esta oampafia el puesto de Director de dicho importan­te diario, amplió la noticia con los siguientes detalles:

uLos soldados iban, como siempre, alegres y animo­sos, marchando con satisfaooióni después de los días de entumecimiento y forzono descanso pasados.

"Las columnas avanzarou'desde el primer momento sin hallar obstáculo alguno. Sólo el terreno, lleno de ba­rrizales y lagunas, imponía molestias sensibles.

»LoB moros que salieron al paso de las tropas mostrá­banse sorprendidos y con ciertos víaos de alarma; pero no hacían el menor ademán hostil.

"Antes al contrario, acababan por salir de las chozas, acudir adonde estaban las tropas y ofrecerse sumisamen­te o omo amigos leales y fieles.

wAsí han llegado las tropas sin disparar un solo tiro hasta Hidum, donde se ha hecho un descanso."

HOVIBMBRK DB 1909 4 3 1

Borneo en e l Consejo de gaerra.—En las Prisio­nes Militares se celebró en esta feoha el Consejo ordina­rio de guerra para fallar la causa seguida al Director de La Correspondencia de España, D. Leopoldo Borneo, por la publicación de un articulo que el Fiscal consideró com­prendido en el párrafo 2." del art. 4.* de la ley de Juris­dicciones.

Por éste y por otro, que justamente se celebró, fué condenado el Sr. Borneo á dos y seis meses, respectiva­mente, de prisión; pero en la apelación el Consejo Supre­mo de Guerra y Marina salió absuelto.

DXA 7.—Oarantlas y eleociones.—En esta feoha publicó la Gaceta el decreto levantando la suspensión de garantías en Barcelona y Gerona.

Por telégrafo se comunicó ¿ los Gobernadores de di­chas provincias.' '

El mismo periódico oficial publicó una orden, de acuer­do con la Junta Central del Censo, disponiendo que las elecciones municipales se verificasen el 12 de Diciembre con el nuevo censo.

M i t i n republ icano-•pola l l s ta . —Verificóse en esta feoha en Madrid, y tuvo verdadera importancia, pttes afirmaba y hacia pública la coalición de ambos elementos..

Pronunciaron enérgicos discursos los dres. Garoia Cor­tés, Dioenta (que leyó una alocución del Sr. Galdós), Ro­mero (D. Tomás), Pi y Arsuaga, Soriano, Sol y Ortega é Iglesias.

El Sr. Sol y Ortega, en nombre de los republicanos, dijo:

aSegún el Sr. Maura, ea los momentos presentes, todo peligra: el orden social y sus fundamentos esencialles, la Monarquía, todo.

"Está bien; aceptemos hipotéticamente esta afirma­ción. Yo pregunto: si esto es cierto, ¿á quién se debe este estado dé cosas?

"Vale la pena dé meditarlo. El Sr. Maura estuvo tres años en el Poder y cuando Espafia estaba tranquila, salvo la Solidaridad Catalana; dispaso de la confianza de la Co*

432 SOLDEVatA.—BL AÑO POLÍTICO

roña y del Parlamento, de todos los resortes del Poder, y ahora dice que todo peligra. Pues ¿á qué se debe, si es cierto, sino á la política del Sr. Maura?

"El Sr. Maura se prepara para el porvenir aliándose, no con los partidos democráticos y progresivos, sino con todas las representaciones del pasado: carlistas, tradicio-nalistas y clericales, diciendo luego que es el representan­te de las derechas.

"La opinión responde al 6r. Maura con la unión de to­das las izquierdas, no para sumarse al partido liberal mo­nárquico, sino para defender con él á las libertades, ame­nazadas. (Ovación.)

"Este ea el fín concreto de la alianza de las izquier­das.»

Pablo Iglesias, dijo:

uGiudadanos: Antes de decir algo respecto de este mi­tin, voy á decir cuatro palabras acerca de la inteligencia de socialistas y republicanos, aunque ya se han heóho las manifestaciones precisas.

«Nosotros mantenemos en toda su pureza los ideales del socialismo, que son de emanoipaoión social. Y respec­to del Poder político, mantenemos la idea de que debe ser conquistado por el proletariado. Y creemos que la Iglesia y el Ejército son los soportes de la Monarquía.

"Esto seguimos creyendo, y al venir á la conjunción, lo hacemos por creer que había una obra común que á to­dos nos interesaba acometer.

nAqui mantenemos todo eso y recogemos el guante lanzado el día 25 por el Sr. Maura, en un momento de de­lirio, á los revolucionarios.

"Hay que reconocer que nadie más que Maura ha tra­bajado eficazmente contra lá Monarquía,

»Ni vosotros los republicanos habéis hecho tanto con­tra la Monarquía.

nA él se debe que Europa, el mundo entero, se haya alzado contra su política.

«¿Quién ha hecho posible que esté i punto de realizar­se la concentración republicana? El, con sus atropellos, f^rseouoiones y provocaciones.

KOTISHBBI DK 1909 483

»Y de él es obra la conjunción de republicanos y so-oialistas, que no se habría hecho sin sus desmanes.

nDebemos gratitud al Sr. Maura. "El fruto de la obra de Maura va á ser del pueblo, de

la Nación, de la Sepública.n

El acto fué muy importante y, como se verá en su día, tuvo consecnenoias electorales.

D Í A 8.—El Sey de Portugal en lSadrld.-~En esta fecha llegó á Madrid el Bey D. Manuel de Porta-gal, siendo recibido con todos los honores debidos á su alta jerarquía.

Hubo recepciones, revistas militares, visitas ¿ los mu­seos, y todos los demás obsequios de ritual. Por la noche, hubo gran banquete ofieial en Palacio.

A la hora de los brindis, S. M. el Bey de Espafia se levantó y dijo:

uSefior: Me siento por extremo dichoso al recibir en Madrid á V. M., con quien me unen de antiguo estrechos vínculos de amistad sincera, y tanto más profunda, cuan­to que se cimenta en el inolvidable recuerdo del cariño que siempre me profesó vuest/o augusto padre y en la ve­neración filial que de mí merece vuestra madre augusta S.. M. la Beina Dofia Amelia. '

nAcreoe mi alegría el que la comparte conmigo el pue­blo español, en cuj-a alma perdura el más constante y leal amor á la noble Nación hermana, cuyos destinos os están confiados. Pares son nuestras Patrias queridas en su ori­gen, su historia y sus grandezas; comunes no pocas de sus antiguas glorias. La similitud de tales hechos, las altas cualidades que adornan á Y. M. y la serena entereza de que ha dado muestra en los comienzos de su reinado, lle­van á mi ánimo la certeza de que, así como á las tor­mentas sucede la bonanza, y la luz á las tinieblas, cerca» no porvenir de venturas y poderío renovados aguarda igualmente á las dos Naciones, estrechándose ala vez los vínculos fraternales que las enlazan.

fiPrenda y nuncio de lo cual son para mí, Señor, los sentimientos que en nuestros corazones abrigamos ambos:

4 3 4 SOLDXVILLA.—BL AÑO POIifTIOO

llamados á regir á nnestras Patrias en oirotmsfcanoias tristes^ en edad temprana y puestos nuestros más fer­vientes y respectivos anhelos en el bien y la prosperidad de ellas.

"Señor mi hermano: brindo por V. M. y sn real fami­lia, por la heroica é hidalga Nación lusitana y por la in­tima concordia qne felizmente existe y estoy seguro que existirá siempre entre Portugal y España.»

Su Majestad el Bey de Portugal contestó en su idioma:

«Señor: Con intima emoción me levanto para agrade­cer el afectuoso brindis pronunciado por Y. M.

"Acuden á mi 'espíritu con gratitud las numerosas y elocuentes demostraciones de los cariñosos sentimientos de y . M. para con mi augusto padre, de tan inolvidable y grata memoria; para con la familia real portuguesa y para con la Nación cuyos destinos fui llamado á presidir, Nación que tanto admira y tan sólida amistad profesa al glorioso pueblo español.

iLas palabras de Y. M. en esta ocasión constituyen nueva y preciosísima prenda de la confraternidad que en todo tiempo ha de inspirar—con fe firdioute lo creo—las relaciones entre nuestras queridas Patrias. Concordantes como son los intereses de ambos pueblos, ningúa motivo podrá haber para que dejen de mantenerse cordialisimas las relaciones entre allos y para que no se prolongue por dilatado porvenir la ainistad que felizmente existe.

i)La seductora hospitalidad que he encontrado en Y. M. y en el noble pueblo español, demuestra la intimidad de los sentimientos que unen á las dos Coronas y á los Go­biernos de las dos Naciones hermanas.

"Nunca olvidaré la visita que Y. M., como un buen hermano, me hizo en Yillaviciosa, pocos meses después de haber sido llamado á ocupar el trono de Portugal, bien joven aún y en bien amargas y dolorosas circunstancias.

nProfundo eco hallaron, Señor, en mi corazón las pa­labras impregbadas de afectuosos respetos qne Y. M. tuvo á bien dedicar á la Beina, mi augusta y querida madr».

nNo cesa Y. M. de repetir el testimonio de su aprecio par« mi, mi familia y mi Patria. Por eso, conmovido aúa

NOVIBHBBB DH 1909 4 3 5

por la calurosa acogida qne me ha sido hecha en esfce her­moso pais, por este pueblo de tan caballerosas, .nobles y heroicas tradiciones, bebo, de todo corazón, Señor y her­mano mío, á la salud d0 Y. M., de S. M. la Beina, de S. M. la Seina vuestra augusta madre, y i la de la fami­lia real española, haciendo les más ardientes votos por la imperecedera gloría, por la prosperidad y por el progreso de la noble España.»

Dos notas salientes deben consignarse con motivo de la estancia en Madrid del Bey de Portugal. La primera, fué las grandes y, en sentir de mucha gente, exageradas

Srecauoiones que se tomaron parn evitar cualquier inci-ente desagradable, pues, en realidad,.tanto al llegar i

Madrid, en el trayecto de la estación á Palacio, como en las demás excursiones que hizo^el Bey D. Manuel, pare> oia qne iba custodiado y casi secuestrado: tanta era la so­licitud que se puso en rodearle y ea evitar qne el público se acercase á él.

Hasta en los tejados había vigilancia. La otra nota á que aludimos la constituyó el heoljio de

que, no teniendo el Sr. Maura, según el protocolo, puesto oficial en el banquete regio, por nó ejercer cargo alguno ni tener el Toisón, sé modificó la etiqueta para que pudie­ra asistir á dicho banquete.

D Í A 9.—Cambó, contra Manra.—Fueron ob­jeto de machos comentarios dos conferenoias dadas en Barcelona por el Sr. Cambó, en las cuales éste señor, cu­ya política tanto apoyo había encontrado en él señor Maura, se expresó, respecto de los sucesos de Barcelona, de la siguiente manera:

ttCon motivo de la represión gubernativa, a a senti­miento de lealtad me obliga á ditigir censuras al Gobier­no del Sr. Maura. El primer, error que cometió fué enviar un Gobernador civil que, si personalmente era digno de toda suerte de consideraciones; tenía una tacha que le in­capacitaba para el ejeroiuÍQ del cargo: el desconocimiento absoluto de Barcelona.

i*La Autoridad gubernativa cometió dos grandes erro-

4 8 6 SOLDHVILLA.—BL A S O POLÍTICO

res: ano fué el cierre de las escuelas j centros de ense­ñanza. {Aqtii, donde se ha venido tolerando a&os y más años lo que en ninguna parte se tolera, ni aun en las Na­ciones en que el Estado ejerce una minima influencia en la instrucción: aqui, donde «e ha tolerado la enseñanza del asesinato, del robo, la negación de la idea de Patria y de la familia!

"Después, el Gobernador civil acordó la deportación de muchos individuos, sin recaer sobre ellos sospechas de haber tenido participación en los sucesos de Julio, por el solo heoho de figurar sus nombres en tA registro de anar-qui8t«& que tiene la Policía.

DLOS dos errores de que antes hablé, cometidos en la represión, prepararon la campaña fraguada por el anar­quismo intelectual contra España, en la que, explotando hábilmente la torpeza cometida por el Gobierno al decre­tar la clausura de los establecimientos de enseñanza, pudo suponerse que lo que se perseguía era la cultura, la. enseñanza, la escuela. Los anarquistas que huyendo de Barcelona hablan pasado la frontera, fueron los primeros instigadores de esa campaña.»

Ambas conferencias fueron muy comentadas.

Sobre l a reun ión de Cortes.—Desde los prime­ros dias del Gobierno liberal venia hablándose de los pro­pósitos del Sr. Moret de reunir las Cortes oonservadAras para legalizar la situación económica. El mismo Jefe del Gobierno lo había dejado entender asi, con más ó menos claridad, y en la nota oficiosa del Consejo de este dia se decía lo siguiente:

uEl Ministro de Hacienda expuso á sus compañero^ las lineas generales del presupuesto en lo que se refiere á los gastos extraordinarios producidos poil la guerra y á los ingresos probables, fundado en la liquidación del pre­supuesto corriente, solicitando de sus compañeros el en­vío inmediato de los cálculos de los gastos de cada uno de los Ministerios, y muy'especialmente de los de Guerra y Marina, á fin de poder presentar el presupuesto com­pleto á las Cortes, para obtener su aprobación dentro del plazo legal.»

50VIIMBRB DK 1909 437

Como se ve, los propósitos estaban bien claramente expresados. Sin embargo, la opinión del partido liberal, y aun la de algunos Ministros, era contraria á la resolu­ción, qae calificaban de aventura peligrosísima, ya que, aunque los conservadores (cosa difícil) se aviniesen á vo­tar los presupuestos, sin entrar en otro orden de discu­siones, ni los republicanos, ni los carlistas, ni, sobre todo, los catalanistas seguirían este ejemplo, sino que, por el contrario, aprovecharían la difícil situación en que se encontraría el Gobierno con unas Cortes que na eran su­yas, para procurarle escándalos y dificultades, con las cuales nada ciertamente ganaría.

Alguien, recordando un precedente, decía:

«Una sola vez, y en condiciones mny distintas de tiempos y personas, acudió Cánovas á las Cortes, acep^ tando el apoyo de una mayoría adversaria para la apro* baoión de los presupuestos, y á pesar de que las oiroans-tanoias eran muy distintas y de que el Jefe conservador, gracias al patriotismo del !Sr. Sagasta y á la disciplina de la mayoría liberal, consiguió lo que se proponía, no se recataba para decir que jamás volvería á caer en seme­jante tentación.» '

DÍA 10.—SAnohes Toca y uLa Bpooa».—El es Ministro Sr. Sánchez de Toca esoribió al Director de La Época una carta en la cual decía:

uEn vista de sus insinuaciones respecto á la interven­ción mía en las cabalas secretas que el articulista supo­ne, me permito rogarle la siguiente aclaración:

»Ante la inmensa gravedad de las consecuencias que tendría en nuestro régimen constitucional semejante rup­tura de estas relaciones (las de los partidos gubernamen­tales), y lamentando la forma y términos en que se han producido las determinaciones tomadas, considero sería conveniente recoger en referéndum, sobre este punta con­creto, la opinión del partido. Así se deslindaría con cla­ridad meridiana, no sólo para los efectos públicos de la ooleotividad, sino también para el trato particular de

4 3 8 BOLDHVtUiA.—BIi ASO POLÍTIOO

cada ano, quiénes son los Senadores y Diputados que'se estiman en veda de toda conexión con los gobernantes, y asi lo declaren paladinamente. Yo me hallo dispuesto & colaborar á este esolareoimiento; y si La Época quisiera contribuir á ello, tendté mucho gusto en explicar mi voto en sus columnas.»

La Época contestó lo siguiente:

«Eso es una habilidad: desentenderse de los hechos, prescindir de la realidad de las cosas, para plantear pro­blemas que están ya solucionados.

nPorque la opinión del partido conservador es la opi­nión de las mayorías, que legítimamente lo representan en el Parlamento; es la opinión de los que por centenares acuden á diario al Sr. Maura, reiterándole su adhesión; es la voz pública, que cada vez con mayor decisión proclama los aciertos del insigne hombre de Gobierno. ¿Qué más refaréndum desea el Sr. Sánchez de TooaPn

Dos días después, replicó el Sr. Sánchez de Toca di­ciendo:

ttOuestiqnes tan graves como la ruptura del partido conservado]* de toda conexión con los gobernantes, y la traza de nuevas divisorias entre los partidos políticos, no pueden considerarse definitivamente resueltas con la úl­tima memorable arenga del Senado, que las proclamó por vez primera. En los partidos gubernamentales, las reso­luciones graves no deben tomarse al modo que un público revuelto adopta acuerdos ó aclama conclusiones en re­uniones oongregadas, por lo visto, para entretener las vacaciones del entendimiento."

D Í A la .—LOS noroÉ piden la pas.—una Comi­sión de rifefios se presentó al General Marina pidiéndole la pa2.

Los comisionados eran jefes de segunda fila, humildes cabilefios. Entre ellos venia uno, llamado Titian, conoci­dísimo en Melilla, donde residía antes de la guerra, como dnéflo de una posada. Pertenecían á cinco distintas oabi-las de G-aelaya.

NOVIBUBRB DK 1909 4 8 9

Caando se les pregnutó dónde estaban loa principales jefes, que hablan prometido ir á Melilla, dijeron que la noche anterior habla llovido mucho, y ello impidió que se reunieran; pero un cabileño, más sincero, explicó que la verdadera cansa de su ausencia era el temor que sen­tían de ser presos.

Los indígenas subieron al Gobierno militar,'dónde estaban rennidps el General en Jefe, el Tufante B. Carlos y los Generales Tovar, Sotomaypr, Arizón, Beal, Imazy Huertas.

El General Marina fué el primero en hablar, y lo hizo de modo habilisimo, para plantear la cuestión.

Adelantándose á los comisionados, les dijo textual­mente:

«Caando dos fuerzas combaten, el primero que enta­bla negociaciones y solicita hablar al enemigo, lo hace ] orque desea la paz.

"Nosotros no hemos ido á vuestro campo; sois vosotros' los que habéis venido al nuestro. Es, pues, necesario que contestéis, antes de hablar, á esta pregunta: ¿Queréis la paz?n

Los oabilefios respondieron que, en efecto, deseaban la paz y el perdón, pues la guerra les habla irrogado enormes perjuicios y habla desolado el país.

Trfis esta confesión continuó la entrevista. ^ El General les dijo que imponía condiciones inspira­

das en la justicia, porque así obraba siempre Espafia, y de ello tenían pruebas los moros por cuanto habla ocurri­do en los cuatro afios últin^os.

Finalmente, como la significación de los comisionados era bien poco autorizada, se Ifte dijo que para qve se fija­sen las condiciones de paz debían ir los jefes de la jarka, sin tensor de ningún género, pues nuestra Nación es una N'ación civilizada y ningún mal les causaría.

Con esto se despidieron.

DÍA. 13.—La carta de Ossorlo y Oallardo.— El periódico Heraldo de Aragón publicó una carta circu­lar electoral del ex Gobernador de Barcelona, Sr. Ossorió, que deoia asi: '

4 4 0 SOLDKVILLA.—KL AlfO POLÍTIOO

uMi querido amigo: Se aproximan las elecciones mu­nicipales. En el estado actual de la política española, tie­nen una transcendencia enorme, puesto que la constitu­ción de los Ayuntamientos ha de ser el arma principal para la gran batalla que, poco después, habrá de librarse en las elecciones generales, entre los elementos radicales y revolucionarios que no han vacilado en deshonrar á España ante el extranjero, con tal de satisfacer sus ape­titos, y las gentes de orden, que se aprestan 4 defender la tranquilidad de los pueblos, los fueros de la familia y de la propiedad y el honor de la Nación.

"Por ello suplico & usted que diga la situación del Ayuntamiento en ese pueblo y todo lo dem&s que á usted se le ocurra como necesario para pelear contra los que, amparados en la complicidad del actual Gobierno, quisieran ver reproducidos hs crímenes de Barcelona hasta en las más pacificas aldeaa.n

nSnyo, etc.—Ángel Otsorio.^

La prensa liberal censuró duramente al Sr. Ossorio. El Heraldo de Aragón, dijo:

ttPocas palabras de comentario. Sólo las imprescindi­bles para lamentarse de que vaya desapareciendo acuella ol&sica hidalguía que fué nota saliente de nuestras luchas políticas.

"El Sr. Ossorio es, por el cargo que desempeñó y por el estupendo fracaso de sus gestiones, el primero que de­biera callar humilde, llorando contrito sobre sus pasadas. culpas.

nEn otro país, un gobernante como Ossorio no se atreverla á levantar su cereza, abatida por su trista des­tino. En España, se da la extraña paradoja de que se aloe altivo, para difamar é insultar, el causante, por imprevi­sión é ignorancia, de ana de las mayores catástrofes de nuestra época.

"Es verdaderamente inaudito;»

El Lib«ral de Madrid, afiladió:

ttTiene razón el querido colega. La impertinencia y el servilismo de un funcionario que, con su ineptitud, no

irOVIKHBBS DB 1909 4 4 1

se enteró jamás, ni aun por booa de Eall, de lo que pa­saba en Barcelona^ y que faé desaafcorlzado y echado por el propio La Cierva, no se hablan visto hasta la fecha, ni siquiera entre coneervadores.n

A. machos correligionarios del Sr. Odsorio, sobre todo á los aragoneses, les disgustó mucho la referida carta.

D Í A 14.—Lerronx en Barcelona.—En esta fecha llegó á Barcelona el caudillo republicano Sr. Lerronx, teniendo en dicha ciudad un recibimiento verdaderamen­te triunfal.

Una multitud inmensa, con bandas de música que to­caban La,Mar$dUia y el himno La vuelta del caudillo, le acompañó, vitoreándole, hasta la Gasa del Pueblo, desde donde les dirigió la palabra.

«No vengo—dijo—en son de reto ni de desaño, sino & hacej afirmación de fe republicana y i luchar por la libertad.

«Queremos á la Patria—afladió—; pero antes es la libertad.»

La ovación que se le hizo fué extraordinaria.

' D Í A 15.—Desoentrallsaolón municipal.—La Gaceta publicó el anunciado decreto de descentralización municipal. El documento era importantísimo; pero, por su mucha extensión, no podemos consignarle integro.

Véanse algunos de sus articules:

uArticulo 1." A fin de que la ley Municipal vigente sea cumplida y observada en toda la pureza d!e sus prin­cipios, y especialmente en cuanto afecta á la oompetenoia propia de los Ayuntamientos y á las facultades en ellos definidas para las Corporaciones municipales, quedando-rogadas todas las disposiciones de carácter administrati­vo encaminadas á interpretar los preceptos de dicha ley, para cuyo cumplimiento se tendrán tai\ sólo presentes* el texto de sus artículos y las reglas que para su ejecución contiene este Beal decreto.

4 4 2 80U>Byni.A.—BL AftO POLÍTICO

"Cuando las derogaciones Je la ley Manicipal vigente hayan sido heobas por leyes especiales, ó bien existieran .contratos legalmente sancionados, el Gobierno, oyendo al Consejo de E&tado, resolverá en cada caso lo más pro­cedente.

nArt. 10.- De apuerdo con lo afirmado en el art. 1." de este decreto, no procederá nunca recurso de alzada ante el Ministerio de la Go^rnación contra las provi­dencias que djicten los Goberaadores, ni -aun & titulo de corregir supuestas infracciones legales, en todos aquellos asuntos que pcir la ley Municipal vigente están declara­dos de la sola y exclusiva competencia de los Ayunta­mientos y, muy especialmente, en los que ee expresan á continuación. '

. . . . . . . . » . . . . » . « > . . . . . » . . . . , »Art..l6. Los Ayuntamientos, como representantes

legales del Municipio, tendrán capacidad jurídica para contratar y obligarse, establecer y explotar obras ó ser­vicios públicos, adquirir, reivináicar, poseet' ó eñajenaj bienes de todas clases y ejercer acciones oiylles, crimi­nales y contenoioso-administrativas, sin ottaa limitacio­nes que las establecidas en los artículos 84, 85 y 86 de la ley Municipal vigente.

nTanto el Ministerio de la Gobernación como los Go­bernadores de la» provincias se limitaráu, al otorgarlas autorizaciones que dichos artiooloa rec^uieren, á corregir simplemente las infracciones de ley, si las hubiere.

nTales autorizaciones deberán concederse ó negarse en elplazo improrrogable de treinta días.

"Transcurrido este término, se estimarán concedidas.

I)Alt. 23. La intervención de los Gobernadores en materia de jpresupuestos/municipales se limitará exclu­sivamente á lo dispuesto en el art. 160 de la ley Muni­cipal.

"En su virtud, y en el caso de que en ac^uéllos exis­tieran las extralimitaciones legales á que dicho articulo se refiere, los Gobernadores devolverán los presupuestos al Ayuntamiento de que se trait.e, al exclusivo objeto de que éste delibere y vote de nu^vo, con «rreglo á la ley,

NoniUBRR DR 1909 448

en el sentido y en la forma.eiue con toda libertad estima­re m¿s conveniente & sus propios y peculiares intereses.

"Contra eí acuerdo gubernativo aprobando presupues^ tos municipales no se admitirá ni tramitará en el Minis» terio de la Gobernación otro recurso que el que entabla­ren las Juntas municipales.

"En este caso, se cumplirán estrictamente loa plazos que señala el precepto legal antes citado.

nArt. 24. Los Alcaldes y los Gobernadores cuidarán, bajo su más estrecha responsabilidad, de no suspender acuerdos municipales sino en los casos taxativamente previstos en los artículos 169 y 170 de la ley Municipal.»

Como se ve, por la nueva, regia disposícióa, los Muñir cipios habrán de gozar de una «atonomla politioa. y ad­ministrativa casi absoluta, acerca de cuya recta aplica­ción no dejaron de exponer sus dudTas las personas que conocen á fondo la vida y costumbres de los Municipios rurales.

La onest idn de. Canarias.—El Sr. Moret, para buscar pna transacción en el pleito que sobre capitalidad y división de Canarias traían desde largos aüos Las Pal­mas y danta Cruz de Tenerife, oonsigoó, en el decreto de que nos ocupamos un articulo, el 28, que decía lo si­guiente:

uSerá obligación de los Gobernadores de las proyin-cias de Baleares y Canarias la visita anual á todas y cada una de las islas que forman los respectivos axohipiélazos..

nMientras las leyes no dispongan otra cosa, el Gober-, nador de Canarias residirá aUernativamerUe, y con igual proporción dt tiempo dentro dtl año, en Santa Cruz d« Te­nerife ó en Las Palmas de la Gran Canaria.

n£l Delegado de esta isla ejercerá las funciones de Secretario cuándo el Gobernador resida en ella,, y en su ausencia, todas aquellas que en él delegue el propio G>-bernador.n

Por el momento no fué solución, pues los de Tenerife, que no transigían con nada que no fuese el statu quo 4e su,

4 4 4 SOIiDBVILLA.—BL AÑO POLÍTICO -

capitalidad, protestaron muy .vivamente, algunos hacien­do de la cuestión arma para defender sus particulares in­tereses, y la aplicación de dicho articulo hubo de apla­zarse. •

Llórente, poeta y patriota.—El gran poeta va­lenciano Teodoro Llórente había sido objeto, en estos días, de un entusiasta homenaje de admiración que le tri­butaron, primero Valencia, y después, España entera; y en este acto tuvo el heimoso rasgo que se consigna en el siguiente telegrama y que demuestra cómo se puede ser muy amante de las glorias locales y provinciales y amar á la Patria única, ¿ España, madre de todos los espa-floles.

Decía asi el telegrama:

u Valencia, 14.

"Capitán general & Ministro Guerra: n£n el homenaje tributado hoy en esta ciudad al poe*

ta Llórente, ante numerosísimo público se le regaló una corona de plata, ofrecida por el pueblo. El la dedica al ejército de Melilla, expresando su deseo de que se colo­que en el panteón donde descansan los héroes muertos en la campafia. Si V. E. no ordena otra cosa, la remitiré al General en Jefe de aquel ejercitó, con indicación del ob­jeto."

Asi se cumplió, en efecto. En Melilla se celebró una conmovedora ceremonia, al colocar la corona en la tumba de los muertos en la campaña; y España entera agrade­ció el noble rasgo del gran poeta valenciano.

S I cont ingente militar.—En el Consejo ^selebrado este día, se trató de la ouestión de Melilla.

«La extensión de terreno que hoy dominan nuestras tropas—dijo el Ministro de la Guerra—puede conside­rarse muy superior á la que conquistamos en la pasada guerra de África.

DLOS puestos que en esas posiciones tenemos ascien-den i cuarenta y tres.

vonufBRK DB 1909' 44&

»Gomo coQseoueaoia de todo esto, ha sido necesario introducir modificaciones en el presupuesto, pues aun cuando dicho presupuesto, en sus bases esenciales, es el del Grobierno anterior, en la cifra de gastos, como en el contingente, ha habido necesidad de hacer aumentos, ya llevados al proyecto económico por el General Linares.

n ül contingente fué fijado, en principio, en 90.000 hombres, y más tarde, antes que el partido conservador abandonara el Poder, se acordó elevarlo á 115.000, cifra que hape suya también el Getxeral Luque.

nLos gastos entrañan un aumento de 40.000.000 de pesetas, con relación al presupuesto que rige."

Esta es—dijeron algunos —la segunda consecuencia de la famosa guerra de Melilla:este enorme aumento de gas-» tos; y décimos la segunda, porque la primera ha sido la generosa sangre española vertida y las victimas causadas en esta guerrera aventura.

Dimis ión del Dnqne de Tovar.—Aun no habían sido cubiertas todos los altos puestos ^e la Administra­ción, y ya había dimisiones.

El Gobernador de Madrid, Sr. Duque de Tovar, estu­vo en Palacio. No pudo ver al Bey porque estaba reoi-< hiendo audiencias militares.

El Duque de Tovar dijo después ¿ los periodistas que iba á presentar á D. Alfonso su dimisión pues le era im^ posible continuar al frente del Gobierno mientras la Jefa­tura superior de Policía tuviese las atribuciones extraor­dinarias que, con infracción de la ley Provincial y con mensos bo de las funciones del Gobernador, le otorgó un decreto absurdo.

Otras muchas cosas dijo el Duque, que no son para consignadas aquí, ni las consignaron tampoco los perió­dicos.

D Í A IT. XVavarro Reverter en Valenela.—El ex Ministro de (Jacienda, Sr. Navarro Reverter, como hijo de Yalencia, á cuyo engrandecimiento y prosperidad había contribuido grandemente, fué en ésta fecha i dicha oapital, donde sus paisanos le rindierou^ un homenaje ver-

446 BovotyiLUi.—tL ÁÉO POLÍTIOO

daderamente entusiasta y espléndido; demostración del inmenso cariño qoe le profesaban.

Mile» de personas le acompañaron y aclamaron, dán­dose en su lionor fiestas, veladas y banquetes en los cua-

' les reinó el mayor entusiasmo y el más sincero afecto. Asistió también al Congreso Agrario, para mantener

la ponencia sobre la implantación en España del crédito mobiliario agrícola. Leída.la Memoria y las oonolüsiones, fueron aprobadas éstas por unanimidad y entre grandes aplausos. Entonces el Sr. Navarro Eeyerter dio l^s gra­cias, y explicó el alcance y fundamento doctrinal del sis­tema-. Al terminar fué estruendosamente ovacionado.

DZA 18.—Oéolamolones de Lerronx.-rEzístia oierta-euriosidad por conocer el juicio público d I Sr. Le-rroux acerca ele los sucesos de Julio en Barcelona, los cuales se desarrollaron hallándose fuera de España el cau­dillo radical.

Este, en un discurso pronunciado en \s^ Casa del Pue­blo, dijo acerca de este asunto:

«Cuando recibí noticias de lo que aquí pasaba sentí aquella satisfacción interior que siente el maestro al ver qué sus discípulos realizan su obra. Esta clase de convul­siones populares no deben juzgarse por lod detalles, sino por las grandes tendencias que significan, y yo pienso que el pueblo antepone el amor al derecho, por cuya ooneierva-oión derrama su propia sangre, protesta que merece tes-petos, aunque pudiera ser censurada por los que quisieran reializar las revoluciones como un programa de concierto musical.

. «Quienes lamentan lá quema de conventos son hijos de aquellos que no hace un siglo los quemaroiC con los frailes y monjas dentro^»

SI &ti6Y0 Oobemador.—En esta fecha se.publicó él decreto nombrando Golv^rnadot de Madrid al$r. Don •Federico Bequejo, ex Subsecretario de GK>bernación.

El aoto de ioma de posesión estuVo muy concurrido. Hablando después de las relaciones que habían de exis­

tir entre la Jefatura y el Gobierno civil, las manifesta*

BOTIKMBBB DB 1909 4 4 7

oipnes del nue^u Gobernador fueron explícitas y termi­nantes, diciendo que al aceptar el cargo se acepta el de­recho constituido, sin hablar para nada del ooastitaydiitei y que las delegaciones ordenadas por Beal decreto deben cumplirse, y en todo caso, ^tie nó es obra del Gobernador civil modificar estas disposiciones, sino obra, y >nay alta, del Gobierno.

—El cargo se acepta tal como está ó no se acepta—repi­tió el Sr. Beqnejo.

Habló también de los motaos ofrecimientos, habidos entre el Sr. Méndez Alanis y él en términoá laudatorios , p»ra el Jefe superior de Policicii.

Despedida del Zafante D. Carlos.—Al dejar el Infante D. Carlos el mando de la brigada de Húsares, en Melilla, dictó la siguiente orden, que fué publicada:

«Honrado por S. M. el Rey (Q. D. G.) con el empleo de General de división, me veo precisado 4 despedirme de las fuerzas de esta brigada.

n Nuestro brillante comportamiento en la paz fué me­recedor en todas ocasiones de los calurosos aplausos de nuestros superiores; y el valor, abnegación y entusiasmo de todoti, puestos & prueba en la actual oampáfla, donde tantos pl&oemes habéis pido, me bar&n siempre conside­rar el mando que koy dejo como uno de los más honrosos de mi carrera.

nComo ¿ vuestras virtudes militares debo tan intimas satisfacciones, doy á todos los Jefes, Oficialas y tropa de los dos regimientos las gracias m&s sinceras y cordiales.

iiAl separarme de vosotros, os dirijo ün oariiloso y sen­tido salado y'adiós de despedlida, asegurándoos que el re­cuerdo de ICM ¿usares irá siempre oon vuestro General, Carh» de Barbón.^

Tanto al salir de Melilla como en el tránsito y al Ue-gair á Madrid, fué el Infante muy aplaudido y Vitoreado.

O Í A 19.—Lai obras pUbUoas.-^Importanté de­creto de S-aSset.—El Ministro de Fomento, D.^»fael Gasset, llevó en esta fecha á la firma de S. M. ttn impor»

4 4 8 bOLDBTILLA.—BL AfiO POLÍTICO

tante deoreto sobre obras públioas, en el cual, dirigiéndo­se ¿ los Ingenieros de obras hidráalioas,. ferrocarriles, Juntas de obras de puertos. Ingenieros provinciales, et­cétera, etc., les dictaba órdenes y daba reglas para la pre­paración 7 realización de un inmenso plan de obras pú­blicas que habían de ser altamente benenoiosas para la ri­queza de la Nación.

El deoreto fué muy aplaudido.

Banquete á Bomanones.—Con motivo de haberle sido otorgada al Conde de Romanones la Grandeza de Es-•p&íitk, sus amigos organizaron en su honor un banquete, que resultó una verdadera manifestación de afecto y sim­patía, tanto más cuanto que, aun cuando los oonourrentes eran liberales, el auto no tuvo carácter político de ningu­na especie.

Concurrieron unos quinientos comensales, éntrelos que figuraban Ministros, ex Ministros, altos funcionarios, Diputados, Senadores, aristócratas, artistas. Concejales, Catedráticos y otras muchas representaciones, entre las que no faltaba la popular.

Todas las personalidades importantes de los partidos liberal y democrático estuvieron presentes ó represen­tadas.

Hubo muchos y entusiastas disoarsos, terminando oon el del obsequiado, que dijo:

«Muy agradecido estoy al Bey y al Gobierno, que tan pródigos han estado conmigo; pero no es menor mi grati­tud hacia vosotros.

nLos hombres políticos pasamos por mtiohos sinsabo­res, más amargos cuanto tnás avanzamos en nuestra ca­rrera. Pero oon actos como éste se compensan y aun olvi­dan.

"Aquí recojo el afecto de aquellos amigos del alma que ayudáronme en la lucha del principio de mi vida pública, J)

El orador terminó brindando por el Bey, por el Ejér­cito, por el partido liberali por sn Jefe el Sr.. Moret, y por todos los presentes.

KOYIKHBBI DB 1909 449

uCon este núcleo de liberales—acabó diciendo—, la libertad seguirá siendo, como hasta aqui, invencible."

Grandes aplausos y vivas acogieron este brindis.

DZA 23.—Altos oargOff.—Con el nombramiento de Gobernador de Canarias á favor de D. Antonio Enla­te, que se firmó en este día, y qae había pasado por ma­chas vicisitudes y tanteos, por no haber aceptado el ex Ministro de Marina Sr. Aufión, con este npmbramiento, repetimos, se terminó de cubrir la serie de altos cargos administrativos, que, asi como la combinación dé Gober-bernadores, había sido de una gestación lenta y laboriosa.

, Los nombrados faetón los siguientes: Presidente del Consejo de Estado, D. Alejandro Groi-

zard. Gobernador del Banco de Espafia, Sr. Conde de Sa-

gasta^ Subsecretario de la Presidencia, D. Katalio Rivas. Subsecretario de ,Gobernaoión, I). Santiago Alba. Director general de Correos y Telégrafos, B. José

Francos Bodríguez. De Administración local, D. Juan Mufioz Chaves. Director general de Obras públicas, D. Julio Burell. Subsecretario de Instrucción pública, D. 'Eugenio

Montero Villegas. Director del Instituto Geográfico y Estadístico, Don

Ángel Galarza. Fiscal del Tribunftl de Oaentas, D. Benedicto Ante­

quera. ' Sabsecretario de Hacienda, D. Federico Lavifla. Subsecretario de Qracia y Justicia, D. Alvaro Lopes

Mora. Director de Penales, D. Garlos Teator. Director de los Begistros, Sr. Gómez de la Sema. Director general de Agricultura, D. Óarlos Groisard. Fiscal del Tribunal Supremo, D. Trinitario Baiz Ya-

larino. Comisario Begio de primera enseñanza, D. Conrado

Solsona. (Jomisario de Pósitos, D. José Zorita.

29

4 8 5 SOLDBVIÍitA.^Bli, A*Ó POtÍTICO

"La Oomisaria general de Segaros, que resultó vaoanfc^ pof oesantia de! Sr. Rothwos, quedó sin cubrir, desempe­ñándola interinamente el Sr. Burell.

Para el Q-obierno civil de Barcelona fué nombrado el ex Ministro D. Félix Suárez Incl&n.

BIA as.'^^a guerra en el BlfT.—Declarado-xtes dé M. Plohoa aoeroa de la política de Espa-fta «n KarrueoOM.—En la Cámara de Diputados fran-tíesa se reanudó el debate sobra las interpretaciones rela­tivas i \& cuestión de Marruecos.

El Ministro, M. Pichón, contestando & los oradores i}ne le habían precedido en el uso de la palabra, dijo que antes de emprender su acción en él Bíff, España comu­nicó sus propósitos á las demás Naciones europeas y unos dio seguridades de que dicha acción seria limitada y que, éh ningún caso, avanzarla sobre Taza».

Aludiendo después á las manifestaciones que hizo el General D'Amade y que tanta sorpresa produjeron, la­mentó el Ministro que dicho Oficial uhaya querido defen-Úét intereses cuya guardia no lé ha sido confiada».

«España—añadió M. Pichón—tiene, hace siglos, el de­recho de garantir la seguridad de sus plazas. Para ejerci­tar este'derecho hubo de duplicar el efectivo de las tro­pas que tenia en Melilla; pero jamás dejó de decirnos y repetirnos qde ae contentaría con castigar á la» cahilas re­beldes.

•«Ofreció también España retirar sus tropas una. vez que hubiese restablecido el orden en el Riff.

nPot nuestra parte, hemos aconsejado siempre al Qo-1>iérno español moderación y prudencia en su campaña, y, como nosotros, todos los Gobiernos europeos han aproba­do la conducta del Gabinete de Madrid. El que preside el Sr. Morei ha rcviterado las mismas seguridades que dio el arllérior.

)*B&8e dé nuestra política marroquí es el acuerdó con España.

nDeseamos que (fe logré pronto la pacificación del Biff, porque estos conflictos á nadie aprovechan y sólo alientan ajos afíoiónaddS & aventuras."

KOVIBMBRB DK 1909 4 6 1

Como se Ve, estas manifestaciones son importantes y dan mucha luz acerca de la conducta del Gobierno es-pafLol.

D Í A 26.—Término de la guerra del Biff.—En esta fecha se llevaron á cabo en Malilla operaciones im? portantes, y podríamos decir definitivas, para el término de la guerra.

Las fuerzas expedicionarias partieron de Nador. Dada á primera hora la orden de avance, pusiéronse en

marcha las divisiones. La de Tovar constituía el ala derecha del ejército ex­

pedicionario y marchaba por las faldas del Gurngú. La del General Muñoz Cobos, que formaba el ala iz­

quierda, avanzó por las laderas de Beni-bu-Ifrur. En el centro estaba la división Huertas, de reserva. Las tropas de Tovar y Muñoz Cobo formaban una

cuña, & cuya cabeza iba la brigada Morales. !No bien iniciada la marcha, se vio cómo huían infini­

dad de moros, muchos de los cuales trepaban como gatos á las colinas próximas y se apresuraban á ondear trapos blancos. El espectáculo era hermoso. La Caballería hacía el servicio de exploración ó reconocimiento de los flancos.

Entretanto, el avance perseguía felizmente y las fuer­zas ocupaban las posiciones más eficaces para evitar caal-quier sorpresa.

Por el lado de Bini-bu-Ifrur sonaron de nuevo los dis­paros riffeños; fueron muy pocos, y dirigidos sobre las parejas exploradoras der Caballería, que contestaron á ellos y pusieron en fuga á los agresores.

El primer punto que ocuparon nuestras tropas fué el monte Self ó monte del Sábado. Aun kilómetro de él efec­tuó varias ascensiones el globo militar, y en la primera de ellas se vio desde el aeróstato que muchos moros se dedi­caban á sus faenas agrícolas al otro lado de la altura con­quistada; pero en las sucesivas ya no se divisaba un indí­gena; apenas se dieron éstos cuenta de nuestro avance, huyeron á la desbandada.

Durante la marcha hacia el monte alcanzaron las tro­pas á varios de los moros que huían con sus familias. Llevaban fusiles, todos cargados, que'se les quitaron.

4 5 2 80LDKVILLA.—BL A«0 POLÍTICO

Cuando ya los soldados estaban muy oerca déla de­seada altura, los esouadrones se lanzaron al galope y oo-Tonaron la oima en pocos instantes.

El monte Self es una gran posioión militar; domina & tiro de fusil el pueblo de Segangan, y apenas tomado, los moros de Segangan salieron al encuentro de las avanza­das implorando piedad.

Entretanto, las fuerzas de Tovar verificaban con igual precisión movimientos no menos eficaces.

Recorriendo terrenos mis accidentados, cuyas quie­bras obligaban & dar un gran rodeo, la brlg&da Brualla ocupó Segangan, al pie de Taxuda, y la brigada Morales tomó át-Laten; esta brigada hubo de sostener un ligero tiroteo al pasar un barranco que hay cerca de Taxuda; rebasó Taxuda, entró por el Norte en el monte Tanret, que domina el collado de At-Laten, á cuyo pie se levanta el poblado de igual nombre.

La operación estaba concluida; At-Laten es el punto más avanzado á que llegaron nuestras fuerzas y la m¿8 importanjie de las seis posiciones, magnificas todas, que habían tomado, quedando ya dominadas las vertientes Sudoeste y Sur del Gurugú, unidas las demás posiciones y efectivamente bloqueado el siniestro monte de tan do-lorosa recordación.

Al dia siguiente se presentaron muchos mores ¿ hicie­ron acto de sumisión á España, con el tradicional saoñfi-cío de ana res, que en este dia fué un novillo.

• * • •

El Ministro de la Guerra presentó á los periodistas un hermoso mapa de perspectiva, donde señaló la nueva po­sición de At-Laten ocupada, batiendo el Kert y el oámi« no de Beni-bu-Ifrur, y cerrando la península de Tres Forcas.

«Con este avance—dijo el Ministiro—el Gobierno da por terminada la parte activa de la campaña, sin que esto quiera decir que en algún tiempo no nos veamos obliga­dos á seguir adelante.

"Nuestro objete^ principal ahora es fortificar el terre­no y desarrollar una política de atracoión que oomple-

NOVIBMBRB DK 1909 4 6 3

mente la labor del Ejército, exolnsivamente del Ejército, pues ni El Baohir ni sus acompañantes han hecho nada que contribuya & la pacificación.»

Frases análogas dijo el Sr. Moret! Estas noticias fueron muy bien recibidas en toda Es-

pafia. Gomo consecuencia de tan gratas operaciones, el Con­

sejo de Ministros se reunió el siguiente día 27 y tomó es­tos acuerdos:

ul.° El envió inmediato & Melilla de la Comisión téo* nica, auxiliadora de la Junta de defensa de la plaza, en­cargada de fijar los puntos en que hablan de construirse las fortificaciones transitorias, y la clase de éstas, según lá importancia estratégica de sus emplazamientos.

rti." La pronta reintegración de las tropas de Melilla á sus guarniciones de 1^ Península en la cantidad y en el momento que el General en Jefe creyera conveniente; y

nS." El inmediato licénciamiento de los ileservistas tan pronto como las tropas de aquel ejército regresasen.»

D Í A 28 I ^ gnerra en al BlfT.—Peres Caba­l lero contes ta a Plohon.—Le Tempe publicó una in­terviú celeVtrada en Roma por su corresponsal con el Mi­nistro de Estado español, Sr. Pérez Caballero.

El Ministro español manifestó que estaba de «com­pleto acuerden con su colega francés, cuyo discurso ha­bía ude producir seguramente el mejor e fecto en toda Es­paña y en el ánimo del Sr. Moret».

Aludiendo luego á la interviú del General D'Amade, publicada por el periódico Le Matin, declaró que «no sin­tió la, menor inquietud en aquella ocasión».

«España—agregó—debe buscar la para ella muy va­liosa colaboración ae Francia y du apoyo.

n Jamás ha debido pronunciarse la palabra rivalidadf ni debe pronunciarse jamás.»

TTna e s t a t u a á Moret.^—En esta fecha se verificó en Cádiz, oou gran solemnidad, el acto de inaugurar una

454 BoiDBvniLA.—BL ASO POLÍTICO

estatua erigida por ausoripoión popular entre los gadita • nos al Sr. Moret, hijo de aquella hermosa ciudad.

El acto fué solemnísimo. Ante millares de personas.

Írenunciaron elocuentes discursos el Alcalde, Sr. Del 'oro, y el Gobernador, D. Martin Rosales, que fueron

aplaudidos con entusiasmo. Hubo recepción pública en el Ayuntamiento, y se di­

rigió al Sr. Moret un cariñoso mensaje, del cual fué por­tador el Sr. Laviña, Subsecretario de Hacienda, que ha­bla concurrido al acto.

Los periodistas de Madrid, al ser recibidos por el señor Moret, le felicitaron por el homenaje que la ciudad de Cádiz acaba de dedicarle.

uLo agradezco mucho—dijo el Presidente del Conse­jo—; pero considero poco feliz el momento en que se me ha tributado. No soy partidario de las estatuas en vida, pues los hombres políticos podemos ser populares hoy é impopulares mañana, y el homenaje de ahora puede dar­me mañana un disgusto. Una negativa cualquiera euar deoe á las masas populares.»

DZA 89.—Los Prelados y las escuelas laicas. Los Prelados espionóles dirigieron al Presidente del Con­sejo de Ministros una exposición contra las escuelas laicas.

Al pedir que no se abriesen las escuelas «clausuradas por la Autoridad después y con motivo de los horribles y nunca bastante execrados sucesos de Barcelona'?, decían los Prelados lo siguiente:

«El no hablar nunca de religión en la escuela hace que los alumnos deduzcan que las ideas religiosas incul­cadas por sus padres y por los sacerdotes, ó son anticien­tíficas y, por consiguiente, falsas, ó son indignas de que por ell^s se rija el ciudadano fuera de la sociedad domés­tica. Aun en las nociones más elementales de la enseñan­za es imprescindible tocar materias que son igualmente objeto de la religión y que se han de resolver en contra ó en conformidad oon ella.

nün maestro antirreligioso, aunque quiera peroxaue-

NOVIBMBRB DK 1909 4 5 6

cer neutral, no lo logrará por mucho tiempo; y los aléla­nos, que ven en él un ser superior, cuya autoridad les merece todo respeto, no tardan en imitar su desprecio á toda religión positiva.»

Y al final anadia:

uSu existencia ea opuesta á la ley internacional que se llama Concordato, en cuyo art. 2." se promete que ula instrucción en las escuelas públicas ó privadas, de cual­quier clase, será en todo conforme á la doctrina de la misma religión católica", y á la ley de Instrucción pú­blica, cuyos artículos 295 y 296 mandan cumplir, dando reglas para ello, lo acordado entre las dos potestades, y á la ley fundamental, ó Constitución de la, Monarquía, en cuyo art. 11 no se p<)rmiten otras umanifestaciones públi­cas que las de la religión del Estado», y manifestación pública es la del profesor que en una escuela pública, de­lante de sus alumnos, combate todos los fundamentos del orden religioso.»

El mensaje estaba suscrito por el Cardenal primado de España y todos los Arzobispos y Obispos españoles.

El Consejo de Ministros acordó mandar el mensaje á informe del de Instrucción pública.

Bombas en Zaragoza.—En esta fecha, á las nueve y media de la noche aproximadamente, fueron halladas tres bombas en el convento de religiosas de Jerusalén, si­tuado á la izquierda del paseo de la Independencia.

Las bombas estaban colocadas en la puerta de la casa del demandadero, á un metro da la puerta de la iglesia. Las encontró la mujer del jardinero del convento.

Junto á las bombas habiw un papel con esta escritura: "Venganza á Férrer».

Los explosivos fueron recogidos por empleados del servicio de incendios, y, afortunadamente, no causaron desgracias.

TUTX

MES DE DICIEMBRE

D Í A 2.—La implacable hostilidad y las Dlpn-taoiones provinciales.—Con motivo de la oonstita-oióa de las Dípatacíones, se poso una vez mis de mani­fiesto la raptara 'de relaciones que existía—con raras ezoepoiones—entre los partidos subernamentales.

La actitud de los conservadores oontinaaba siendo de absoluta hostilidad al Gobierno, no habiendo indicios de que depusiesen su actitud

A propósito de esto, dijo el Sr. Moret:

, uEn casi todas las Diputaciones donde los conserva­dores tienen mayoría, han copado los puestos. En Teñe* rife j Oérdoba, aunque interinamente, no han podido constituirse, por no asistir i las sesiones los conserva­dores.

nYo nada mis digo que la uimplaoable hostilidad» .pro­sigue contra el Q-obíerno, sin que se adviertan indicios de que desaparezca, i pesar de lo reflejado en las declaracio­nes del Sr. Sinohez de Toca, según puede apreciarse por lo ocurrido en las Diputaciones.»

A la. guerra, puesta ya en priotioa por el partido conservador contra el Gobierno, se proponía contestar el Sr. Moret con la guerra.

Caída del G-ablnete italiano. —Cumpliendo un plan anunciado hacía tiempo^ el Gabinete Giolítti presen­tó al Parlamento la semana anterior, con oarioter urgen­te, varios importantísimos proyectos financieros, cuyas bases eran la reforma del sistema tributario y el aumenta de determinados impuestos.

4 5 8 SOLDBVILLA.—BI. AÑO POLÍTICO

Naturalmente, tales proyectos suscitaron el descon­tento de una gran parte del país y verdadera hostilidad en la Cámara, aun entre muchos individuos de la ma­yoría.

En la sesión de la Cámara, en esta fecha, de los votos emitidos BU las queve Secoíoues para elegir la Comisión, sólo obtuvo el Gabinete 189, mientras las 'oposioiones al­canzaron 215.

Bápidamente se extendió la noticia de la 'derrota de Giolitti, y produjo tremenda sensación.

Entretanto, el Presidente del Consejo oonferenolaba extensamente con el Bey Víctor Manuel y ponía en sus manos las dimisiones de todos los Ministros.

D Í A S.^Disolnolón del Parlamento Inglés.— Este día fué memorable en los fastos de la historia pons-tituoíonal inglesa.

Por la mañana fueron Asquith y los otros Ministros á Sandringham, celebrando Consejo bajo la presidencia del Eey Eduardo.

Aequíth expuso al Monarca la situación creada al Go' bierno por la actitud de la Cámara de los Lores y la apro­bación de la enmienda Lánsdowne, contraria á la políti-oa económica del Gobierno.

El Rey Eduardo preguntó á su primer Ministro cuá­les eran, en su opinión, las medidas que era preciso adop­tar, en vista del conflicto planteado por los Lores.

El primer Ministro aconsejó al Soberano la disolución inmediata del Parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones.

El Rey Eduardo mostróse de acuerdo con este con­sejo.

Asquith abandonó Sandringham satisfechísimo, y volr vio á Londres.

Pof la tarde celebró sesión la Cámara de los Comunes, y en un discurso enérgico dijo Asquith:

«Después de dar cuenta á la Cámara de los Comunes de los resultados de mi entrevista oon el Rey, de los de« seos de éste y de los acuerdos adoptados por el Gobierno, sólo me resta invitarla á votar iutegrAmenie la ordeQ d^í

DIOIBMBRI DE 1909 469

día que presenté ayer, y en la qne se declara contraria á la Constitución la votación de la enmienda LansdQWue, hecha el martes por la Cámara de los Lores.»

u n a salva de aplausos f^cogió el discurso de Asquith. Trescientos cuarenta y nueve Diputados liberales, ra­

dicales, laboristas é irlandeses aprobaron la orden del día de Asquith.

Ciento treinta^y cuatro conservadores y proteccionis­tas votaron en contra.

El Parlamento fué disuelto, leyendo el Bey un impor­tante discurso en la última'sesión.

Para Enero próximo se fijaron las elecciones, que habían de tener gran importancia, pues de triunfar, como se esperaba, los liberales, podian llegar hasta la supresión de la Cámara de los Lores.

DÍA 4.—La enseñanza primaria.—Deoreto de Barroso.—La Gaceta publicó un decreto del Ministerio de Instrucción pública dando un gran paso para el mejo­ramiento de la enseñanza primaria oficial.

La estadística acusaba que hay en Madrid 64.000 n i ­ños de ambos sexos, que tienen de seis á doce años, y de esa cifra, hay 16.000 que no reciben la iustraooión pri­maria.

Con el fin de que existiesen las escuelas necesarias para estos 15.000 niños, el Ministro de Instcucción llevó á la firma del Eey dicho deoreto, por el cual se disponía que se hiciese un concierto coa el Ayuntamiento de Ma­drid para la oonstrucoión, en terrenos apropiados al caso, que serla en el ensanche, de setenta edificios para otros tantos grupos escolares, con capacidad normal para unos sesenta alumnos, aumeatadii hasta ochenta en casos ex­traordinarios, f

El decreto fué muy aplaudido.

D Í A . 5.—El ejército del BAfS y el O-obierjlo.— El Ministro de la Guerra, General Laque, recibió 6n esta fecha el sigaiento telegrama:

4 6 0 SOLDBVILI,A.--KL AÍTO POLÍTICO

uMelilla, 5 {6,Í5 L).

nComandante en Jefe ¿ Ministro Guerra: nCoroneles este ejército, reunidos almuerzo celebrar

afirmar unión compañerismo que ha existido entre todas Armas y Cuerpos durante campaña, consignando deseos sea extensivo asi i todo Ejército y para siempre, me pi­den salude á Y. E. y Gobierno de que forma parte por interés y apoyo concedido organización necesidades Ejér> oito, ¿ quien Patria tiene confiada misión altísima; lo que me honro en comunicar Y. E., uniendo mis senti­mientos & los expresados.»

A este telegrama, tan satisfactorio para el Gobierno, contestó el General Luque con el piguiente:

«Ministro Guerra & Comandante en Jefe (Melilla). nGobierno aplaude feliz idea de los Coroneles de ese

sufrido ejército y agradece el saludo que, por conducto de Y. E., se le envía; y haciéndome yo intérprete de los sentimientos que animan á mis compañeros Gabinete, expresaré que no se omitirá 'sacrificio para organiear el Ejército de modo y manera que, en la paz, sea constante escuela de guerra para Generales, Jefes, Oficiales y sol­dados y para llevar al alma de todos los militares españo­les la m¿s viva y entusiasta interior satisfAOción.n

ü n corresponsal añadió lo siguiente:

uHan manifestado los comensales al General Marina su deseo de elevar al Bey un mensaje en que conste elo­cuentemente su adhesión á las instituoiones.!*

El acto fué muy comentado.

Constltnolón de Dlpntaolonea.—En el Ministe­rio de la Gobernación, se facilitó la estadística da las Di­putaciones provinciales que se habian constituido.

Diputaciones en que el Pi'esidente y el Yioepresiden-te de la Comisión provincial eran de la misma significa-oión política:

DICIBHBRX DB ii)09 461

Liberales: Albacete, Alicante, Almería, Badajoz, G¿-oeres, Cádiz, Castellón, Ciudad Beal, Corana, Q-aadala-jara, Haesca, Lago, Pontevedra, Sevilla y Yaíladolid.

Conservadores: Avila, Baleares, Burgos, G-ranada, Huelva, Jaén, León, Madrid, Murcia, Orense, Oviedo, Falencia, Santander, Soria y Teruel.

Mixtos: Cuenca, Guipúzcoa,.Lérida, Logroño, Nava­rra, Salamanca, Segovia, Toledo, Valencia, Vizcaya, Zamora y Zaragdza. .,

Faltaban por constituir: Álava, Barcelona, Canarias, ' Córdoba, Gerona, M&laga y Tarragona.

Total: quince liberales, qaince conservadores, doce mixtos y siete por constituir.

Teniendo en cuenta que tres elecciones seguidas las habían hecho los conservadores, los anteriores datos no eran para los liberales tan desfavorables como podía su­ponerse.

D Í A 8 . - Ultin electoral repnblloano-soola-lleta.—Próximas las elecciones municipales, celebraron los republicanos y socialistas na mitin para presentar y proclamar sus candidatos de coarioión. El acto tuvo im­portancia, porque en él estaban, representados ó presen­tes, repablioanos de todos los matices, desde el conserva­dor Sr. Azo&rate, antes tan distanciado de sus correli­gionarios, hasta los más radicales, asi como el Jefe del socialismo, Pablo Iglesias.

Como es de suponer,, hubo discursos enardecedores; pero la nota que más llamó ja atención fué el discurso del Sr. Dprado, que dijo, entre otras ooéas, lo siguiente:

uLas eleooiones del domingo constituyen nn acto po­lítico de indudable transcendencia. Lo ftié siempre la conquista del Municipio; pero ahora es más: es la lucha entre la Efíjpafia del pasad.0, y la España del porvenir. ¡Cómo hemos de ser vencidos en ella! .

nLas instituciones serán, á partir, del primero de aflo, huéspedes molestos de Madrid.»

Asimismo, Pablo Iglesias dijo:

4 6 2 SOLDBVILLA.—íti A U O POLÍTICO

"El aoto del domingo es la demostraoióa del odio del pueblo español al manrismo.

nNo puede haber tranquilidad ni orden en España mientras existan las actuales instituoiones. (Aplausos.)

TtPero estas campañas exigen una gran disciplina, por­que no es sólo el aoto del domingo, sino otros muchos que Tendrán luego.

"Para triunfar—lo repito—es preciso una gran disci­plina. (Aplausos.)

"Nosotros sólo pedimos al partido republicano que trabaje por derribar á la Monarquía."

Lo curioso de este caso era que, al mismo tiempo que los republicanos se expresaban de este modo, se quejaban del Gobierno liberal porque no les ayudaba, sin conside^ rar que, con esta actitud, nada podian esperar de un Go­bierno monárquico, por liberal que fuese; y al mismo tiempo daban á los conservadotes—á quienes tanto de­cían perseguir—argumentos para decir, como decían, que el Gobierno protegía á los enemigos da las instituciones, con lo cual causaban no pequeño daño al Sr. Moret.

DÍA 9.—La onestión de Marrneoos.—Decía-raoionet de Pérez Caballero.—El Ministro de Esta­do, Sr. Pérez Caballero, hizo en esta fecha á los periodis­tas importantes declaraciones, que pueden calificarse de oficiosas. ^

Después de hacer historia de lo acontecido en la cam­paña, dijo:

uAhora nos enconttamos en mejores condiciones que nunca para ejercer nuestra acción en Marruecos; en con­diciones superiores á las que España poseía en 1859. Los brillantes triunfos de nuestras armas fueron á la sazón anulados por la presión extranjera. Lo ocurrido ahora es conocido. Hemos obupado 400 ó 600 kilóm'etros en el No!rte de África, sin que el menor contratiempo de carác­ter internacional haya venido á contrariar nuestro es­fuerzo.

«Nosotros hemos procurado llevar al ánimo del Sultán el oonvencimieuto de que nuestros propósitos son buenos,

DfCIBKBRB VS 1909 463

puesto que tienden á mantener la integridad del Impe­rio. Con nuestra acción en Malilla no hemos hecho sino ayudarle, imponiendo el orden en una región rebelde á su autoridad.

»La indemnización que exijamos por este esfuerzo vendr4 luego. No apremiaremos al Sultán en los aotuales momentos, porque no se halla en condiciones de satisfa­cer ninguna reclamación de esa índole. Además, á nos­otros nos conviene no forzar las cosas, ni violentarlas, sino que continué ejerciendo el Sultán su autoridad en Marruecos, porque si alguna existencia tiene ese país como nación, es sólo porque posee un Soberano. La con -servación de la integridad del Imperio es punto que de­bemos apoyar con todas nuestras fuerzas. Si Marruecos perdiese su independencia, nosotros tenemos preferente derecho á intervenir, no tanto por razones de influencia como por nuestra situación geográfica. Los Gobiernos pueden cambiarlo todo; pero no la situación geográfica.

. De modo que nuestros derechos allí son indiscutibles. «Ahora parece que nos vamos interesando en los asun­

tos africanos, comprendiendo, aunque tarde, que allí t e ­nemos que realizar una misión. Hay, pues, que prepa­rarse para las eventualidades del porvenir. Si llegara ¿ peligrar la independencia de Marruecos, debemos acoger­nos á nuestros derechos, impidiendo que ninguna Nación —como dijo el Sr, Maura—se apodere de él, pues abando­nar Marruecos sería abandonar la integridad de la Nación española. El Norte de África debe ser español, porque es realmente una prolongación de nuestro territorio, coinó lo eran Granada y Córdoba antes de la unidad nacional.»

DÍA 10.—Propaganda electoral. — Disóufiaio de García Prieto.—Como las elecciones municipales estaban inmediatas, los liberales, que ostensiblemente hablan hecho muy poca propaganda electoral, oele.braron en. esta fecha una importante reunión en el Citoulo del partido, para presentar á los candidatos, pronunciando en ella enérgicos discursos loa Sres. Aragón, Vincénti, Villanueva, Canalejas y Romanones, todos en el sentido de aolmar á sus oorreligionarios ¿ la Inoha.

Lá nota saliente de la reaüión fué el discarso pro-

4 6 4 BOLDRVIHA.—BI. ASO POLÍTICO

nunoiado por el ex Ministro de la Gobernación D. Manuel Garoia Prieto, en el oual, marcando la tendencia qae siempre había sostenido el Sr. Montero Bios respecto de las alianzas con los republicanos, dijo:

uY en cnanto ¿ la concomitancia con elementos radi­cales peligrosos, me parece, señores y correligionarios, que después de los actos que han celebrado CJOS mismos elementos radicales, se está viendo el a|;ismo que nos se­para. ¿Qué clase de concomitancias son ésas, cuando esos elementos empiezan por presentar candidatos p&ra difi­cultar el triunfo de Ion de nuestro partido? ¿Qué clase de concomitancias son ésas, cuando esos elementos pronun­cian frases como las que por la Prensa conocéis, que se han repetido en esos mitins y reuniones? Por consiguien­te, señores, nosotros vamos solos á la lucha, completa­mente solos.

nY á mi me parece que no vamos mal, á mi me parece que es como podemos ir, á mi me parece que asi es como' debemos ir y asi es como me parece que ganaremos la opinión pública. ¿Por qué? Porque los liberales, cumplien­do sus coúipromisos, respondiendo á sus profundas con­vicciones, harán una obra liberal, harán una obra demo­crática, procurarán llevar á la práctica lo que es un pro­grama de adelanto, y yendo solos no podrán decir los conservadores y reaccionarios que nosotros hacemos esa obra liberal porque nos empujan nuestros aliados, y en cambio, los elementos, radicales tendrán que reconocer que no necesitamos de su concurso para responder á los dictados de nuestra conciencia. {Aplautot.) Pues bien, señores, y con esto concluyo: solos vamos á la lucha; pero, yo os lo digo con toda sinceridad y bajo mi exclusiva responsabilidad, y sin que con esto comprometa á nadie de mi partido: vamos solos; yo lo prefiero, porque yo soy partidario de la antigua frase española de que «vale más ir solo, que mal acomjiañadon. j,Aplau»08.)

Este discurso fué muy comentado, y el Heraldo d» Mpdrid, que representa la politioa del Sr. Canalejas, le censuró con bastante acritud, en un comentario politioo.

DIOIEUBRB DB 1909 4 6 6

N u e v o MlnlBterlo Italiano.—Por fin, después de muchos esfuerzos, se logró constituir el nuevo Gabinete en la siguiente forma:

Presidencia y Gobernación, Sonnino. Estado, Marqués de Gaicciardini. Tesoro, Salandra. Hacienda, Arlotta. Obras públicas, Bubini. Agricultura y Comercio, Luzzati. Justicia, Scialoja. Instrucción pública, Daneo. Guerra, General Spingardi. Marina^ Vicealmirante Bettolo. Comunicaciones, Santonofío. El General Spingardi pertenecía al anterior Gabinete

que presidia Giolitti. El nuevo Gabinete era esencialmente conservador, y

aun cuando los conservadores italianos sustentan ideas muy avanzadas, la prensa de Boma reflejó la escasa satis­facción que, asi en los diferentes partidos como en la opi­nión pública, había producido la constitución del nuevo Gobierno.

D Í A 12.—Las dleocione* munlolpales.—Yerifi-oárouse en este día en toda Espafia las elecciones muni­cipales, que, á diferencia de las verificadas en años ante­riores, y ¿ las cuales nunca se concedía importancia, tu­vieron un interés verdaderamente extraordinario, no sólo porque se hacían con la nueva ley Electoral, sino porque representaban, de un lado, la lucha de todos los elemen- . tos radicales unidos contra la Monarcjuía, y de otro, la manifestación de la implacable hostilidad- proclamada por el Sr. Maura eii su discurso del Senado; es decir, la lucha entre los elementos conservadores y > los liberales.

Grandes é iuusiiados habían sido los preparativos y los es;fuerzo8 hechos por todos los partidos para alcanzar el triunfo.

Los republicanos, unidos á los socialistas, habían lle­vado á cabo una intensa y amplia propaganda; los con­servadores habían abierto una suscripción para riscatidar fondos para la lucha, nombrando una directiva, cuya alma

4 6 6 SOU)BVp:.LA.—KL AÑO POLÍTICO

era el Sr. La Cierva, para dirigir y activar los trabajos electo^-ales; y los liberales habían beclio también, por su parte, cuanto habían podido, aparte de contar con la fuerza que da el elemento oficial.

De todos modos, la ansiedad era grande; la situación del G-obierno, delicada; la opinión más extendida era la de que triunfarían los republicanos en Madrid y en las prin­cipales capitales, como ya lo habían hecho en las eleccio­nes municipales anteriores, mandando el Sr. Maura; y & nosotros nos consta, por habérselo manifestado al Sr. Mon­tero Bios el Sr. Moret, que éste, si hubiera perdido las elecciones en Madrid, se habría retiraclo del Gobierno.

No obstante el encarnizamiento de la lucha, y á pesar de cuanto se hablaba de enemistades, la verdad histórica ob^ga á consignar que entre las recomendaciones que cada periódico hacía á sus correligionarios, están las si­guientes:

Be La Época, á los conservadores:

uEs preciso votar, y es preciso utilizar todos los votos de n^odo que en los distritos donde no se presenten candi­datos conservadores ó de la Defensa social, debe votarse ¿ los candidatos liberales monárquicos.

nDe este modo demostraremos también que, lejos de acariciar esos sentimientos de intransigencia que nos atribuyen nuestros enemigos, estamos siempre resueltos ¿ defender en primer término, sobre todo y ante todo, la Institución monárquica, á la que consideramos indisolu­blemente unidos los grandes intereses de la Patria.»

De El Diario Univ6r$al, á los liberales:

uEn nombre de esa previsión nos dirigimos á todos los monárquicos de Madrid, altos y bajos, para decirles: Queréis que en las próximas elecciones generales la ca­pital de la Monarquía no lleve k las Cortes una represen­tación exclusivamente republicana? Pues venced en las municipales. Porque la sinceridad obliga á anticiparse á los hechos: si los republicanos triunfan el domingo, ciespués, ó no habrá candidatos monárquicos por Madrid, ó los que haya serán derrotados.»

DICÍEUBKE DB 1909 4 6 7

En cuando ¿ las derechas, la fórmula de alianza, y asi lo publicó Él Universo, fué la de mostrarse los carlistas y loa integristas indiferentes á la lucha electoral, pero votar á los mauristas, por ser los elementos más añues ¿ sus ideas. Asi lo había ordenado D. Jaime en una carta, y asi lo acordaron los integristas, con la salvedad unos y otros de sacar los Concejales que pudieran alli donde tu­viesen fuerza propia.

La lucha fué enérgica y activa, resultando elegidos catorce liberales y catorce de la coalición republicauQ-so-oialista, habiendo sido derrotados los conservadores, la Defensa social y todos los que se denominaban candida­tos independientes; pero como en una sección del Hospi­cio no se verificó la elección por no haberse constituido lá Mesa, verificándose al día siguiente, no sin palos, resultó elegido el Sr. D. Luis Gayo, liberal, en vez del Sr. Mora, socialista, lo cual hizo que el resultado definitivo fuerte el de quince liberales, once republicanos y dos socialistas.

La derrota de los conservadores y demás elementos de la derecha fué grande, y mucho más si se tienQ en cuenta que la diferencia de votos entre los triunfantes y los derrotados no era insignificante, sino considerable,

Eues se aproximaba á un millar y á veces pasaba de él. >a sensación que produjo este resultado fué muy intensa,

y el Gobierno quedó muy satisfecho, pues al fin y al cabo había vencido, aunque por pocos candidatos, á la tremenda coalición republicano-socialista, lo cual, ¿ de­cir verdad, no lo esperaba nadie. Verdad es que no ocu­rrió lo mismo en las demás grandes capitales, en las que, en general, vencieron los republicanos; pero los conser­vadores—según los liberales—no podían hacer de esto ar­gumento contra ellos, porque si éstos habían obtenido pocos Concejales, los conservadores habían obtenido mu­chos menos..

Véase un resumen de lo ocurrido en las grandes capi­tales, según los telegramas recibidos.

Barcelma.—"El resultado de las elecciones es el si­guiente:

«Catorce radicales, seis de la izquierda catalana y oinco regionalistas.

4 6 8 SOLDBVaLA.—BL AÍ O POLÍTICO

"La oandidstars radical ha tenido 32.003 votos; la izquierda catalana, 27.000, y los regionalistas, 18.000.

"Sólo lacharon siete distritos. flTotal de votos republicanos, 59.000. nConcejales republicanos de todos los matices, veinte. n£n la Oasa del Pueblo y en el Centro Nacionalista el

entusiasmo es grandísimo. "En la Liga el desaliento es enorijie. Bilbao.—uLa jomada electoral ha sido nn triunfo in­

menso para las izquierdas coligadas. De los quince can­didatos que presentaba el bloque, han sido elegidos ca'-torce, cuya filiación es la que sigue: siete del bloque re­publicano, cinco socialistas y dos liberales.

nDe las derechas fueron elegidos seis nacionalistas, un conservador y ningún carlista.»

Valencia. — uHan sido elegidos nueve republicanos autonomistas, tres radicales, cuatro conservadores, cuatro liberales, un carlista, uno de la Liga católica y dos inde­pendientes.

i*£ntre los radicales figuran los Sres. Soriano y Ger-vera."

Sevilla.—uLos elementos liberales han obtenido un brillante triunfo.

nPresentaban catorce candidatos, y de ellos han sido elegidos doce.

"Han triunfado también seis conservadores y cuatro republicanos.»

Málaga.—«Trece republicanos, cinco liberales mo-retistas y un conservador independiente son los Conceja­les elegidos.

nLos republicanos están muy satisfechos.» Zaragoza.—«El triunfo de los republicanos, que de

diez y siete candidaturas que presentaban han consegui­do el triunfo de diez y seis por una inmensa mayoría de votos, ha satisfecho grandemente á la opinión.

nEl Alcalde de esta ciudad, hijo del Jefe provincial de los liberales, que & última hora se unió á los elemen­tos de la derecha para luchar con ellos, ha sido derrotado por gran número de Votos.»

Oranuda.—"Han sido elegidos once liberales, cuatro conservadores y cuatro republioanos.»

DIOIBlfBBB DK 1909 4 6 9

/Santander.—«Elegidos siete republicanos, dos socia­listas de laooalioión republicano-socialista, dos liberales, tres católicos y cuatro conservadores de la coalición oon-servadora-liberal-nea.n

Valladolid.—uLa candidatura ministerial ha triun­fado totalmente.

nHan votado á favor de los liberales 6.001 electores; por los mauristas y católicos, 3.350, y por los republica­nos y socialistas, 1.386.n

Goruña.—uEl resultado ha sido: trece republicanos, un liberal, un independiente, un conservador y un ca­tólico.

"En el Casino republicano hay un júbilo inmenso por el triunfo logrado con votaciones nutridisimas.it

Cáctrts.—^Los republicanos obtuvieron los puestos de la mayoría, y los liberales, los seis puestos de las mi-norias.

Los conservadores fueron derrotados. Badajoz.—Triunfó la coalición liberal-republicana,

logrando ocho puestos. Los conservadores sacaron cuatro, y los regionalistas, dos.

Se hicieron algunas detenciones por compra de votos por los conservadores. '

Lian.—uLa lucha electoral ha sido reflidisima. n Derrota completa de la coalición carlo-maurista. «Triunfantes seis liberales, cuatro republicanos y un

socialista. nEl resultado ha producido gran entusiasmo en el

partido liberal.»

En casi todas las restantes capitales,,el triunfo fué de los liberales y los republicanos, exceptuando Baleares, cuyo resultado fué el siguiente:

De las derechas triunfaron,s^iete conservadores y uno de la Defensa social, y de las izquierdas, tres liberales, dos republicanos y un socialista.

DATOS 0TI01ALB8.—En el Ministerio de la Goberna­ción se facilitaron los siguientes:

470 SOLDKVXLtA.—ÍL A*0 tOLÍTIOO

Concejales proclamados por el art. 29 en las capitales de provincia:

Liberales ,• 19 Couservadores 14 Bepublicanos 10 Católico 1 Socialista : 1 lu dependientes 2

Total 47 Elegidos por votación direota:

Liberales 250 Conservadores 72 Republicanos 170 Católicos 18 Carlistas 31 Socialistas 17 Regionalistas 3 Independientes 9 Radicales 14 Nacionalistas 9 Administrativo 1 Integristas '. 8 Sindicat* agrícola 1 Catalanista 1 Izquierda catalana. 7 De la Liga 5 Federales 3 Cámaras de Comercio 2

lotea 639 Empates, dos. / Faltaban los datos de Lugo. Concejales elegidos en toda España por el art. 29 de

la vigente ley: Liberales 5.803 Conservadores 2.056 Republicanos 306 Carlistas é integristas 225 Católicos 78 Solidarios 11 Regionalistas y nacionalistas 46 Independientes 1.564 Indefinidos. 296,

Total 10.886 •

DIÓIBMBRB DE 1909 471

Concejales elegidos por TOtaoión en las oapitales de provincia, cabezas de distrito y poblaciones mayores dé tí.OOO almas:

Liberales 1.469 Conservadores ?50 Carlistas 109 Republicanos 482 Socialistas 50 Independientes 163 Regionalistas 64 Católicos - 46 Izquierda catalanista 7 Administrativos ; 2 Mon&rquicos sin deünir. 16 Indefinidos 41

Total , 3.199 La prensa liberal y republicana entonaba himnos de

satisfacción y hacia resaltar la total derrota de los con­servadores, y, en general, de la derecha.

El Imparcial, para no citar los más exaltados, deoia: uSiete candidatos oonstitaian la lista del Sr. Maura.

A su triunfo debían contribuir todos los madrileños que participaran de las doctrinas mauristas y reaccionarias. Y no han tenido modo los mauristas y los reaccionarios de llevar al Municipio ni una sola representación."

Se habló de la jefatura del Sr. Maura, en crisi», y es lo cierto que, aunque á tal extremo no se llegara, muchos conservadores se mostraban muy disgustados.

Amigos de los Sres. Dato y González Besada conside­raban el caso como natural. Decían que no era sino una consecuencia del error en que el Sr. Maura vivía y de no escuchar los consejos ni aun las humildes advertencias que se le dirigían.

Hubo muchos conciliábulos y cabildeos; á casa del se­ñor Sánchez de Toca fueron algunos Diputados y Sena­dores; pero no pasó nada más.

D Í A 13.—Las elecciones municipales. —Ci-firas y comentarlos.—ü]l Sr. Presidente del Consejo

472 SOLDBVItLA.—ín AÑO POLÍTIOO

facilitó el siguiente resamen de votantes en Mairid y sa distribaoión entre los partidos qae presentaron candi­datos:

Liberales 31.683 Republicanos 32.155 Conservadores 8.040 Defensa social 1.872 Independientes 1.579

Totea 76.329

Después dijo:

uEn las eleooiones yerifloadas en el mes de Mayo úl­timo tomaron parte 63.000 votantes.

nHa habido, pues, en las de ahora un aumento de 12.000, que resulta más de estimar aún, porque el censo ha disminuido de entonces acá, por las ezolusiones hechas desde aquella elecoión.n

Entendía el Sr. Moret que el principal defecto de la ley está en que las Presidencias de las Mesas no sean por completo obligatorias, pues asi resulta qae, de renuncia en renuncia, la Presidencia pasa la mayoría de las veces á manos débiles ó ineptas, que se dejan dominar, como habia ocurrido el día anterior, por las fuerzas que en la Mesa representan la mayor acometividad, y que contaban para sus £nes con el apocamiento de los Presidentes.

Felloltaolonea al Conde de Bomanones.—El Sr. Conde de Bomanones recibió innumerables visitas y cartas de felicitación por el triunfo, electoral de los libe­rales, en que él habia tenido principaljparte.

Conversando oon un periodista y con varios amigos, deoia el Conde que estaba muy satisfecho.

icSe ha probado—deoia—que el partido liberal tiene ona organización y un arraigo positivos, y que cuando se pone á prueba su vitalidad, responde digna y cumpli­damente.

"El oomeroio nos secundó mucho en nuestros traba-

DICIEMBRB DB 1909 473

jos, no sólo por espirita liberal, sino por el ansia de pro­testar oontra los vejámenes y abusos de poder de la ante­rior situación conservadora.

nYa sé que los conservadores disculpan su tremendo fracaso diciendo que se cometieron ilegalidades. Pero con igual derecho digo yo que es falsa semejante asdveración, como lo prueba el que en las actas no hay protestas.

nLa derrota de los conservadoros. ha sido tan tremen­da como merecida. Sus puestos han sido los que han ga­nado de más los republicanos. Aliándose con loa reaccio­narios de la más extrema derecha, han alejado de su lado á la opinión sensata y conservadora."

Befíriéndose luego al resultado de la lucha electoral en toda España, decia el Sr. Oonde de Bomanones que en toda la historia politioa contemporánea de nuestro paia no recordaba un caso semejante.

u Jamás partido alguno ha sufrido una derrota tan tre­menda y tan decisiva como la que ha tenido ahora el par­tido conservador, y eso que se lé habían samado carlistas, integristas y todas las derechas.»

Los conservadores se mostraban muy disgastados, y cuando hablaban en conñanza, no ocultaban sus quejas respecto del Sr. Maura, al cual hacian responsable, por su conducta, del fracaso experimentado por el partido.

Personas muy afectas al Jefe conservador aos mani­festaron estas quejas á noaotros mismos.

Maolaa ante el Gonsejo de O-uerra.—Eu eata fecha se verificó ante el Consejo de Q-uerra la vista del famoso proceso formado al Teniente Coronel del Cuerpo Jurídico de la Armado, D. Juan Macia», por su escrito presentado al Congreso contra la adjudicación de la e»-ouadra, proceso que tanto dio que hablar y tantos escán­dalos y motines prodajo durante el mes de Abril.

£1 interés, que fué enormísimo, había desaparecido casi por completo, reavivándose muy levemente en esta ocasión.

Constituido el Tribunal, comenzó el acto OOD la leotu-

474 SOLDEniLA.—Ht Ato POliínOO

ra de 1& aoaáaoión del Fisoal, D. Federico Obando, en la oUal se cotnpendiaban los antecedentes snmariales de im­prescindible utilidad para el fallo del Consejo.

Para llegar el Sr. Obando ¿ la afirmación de que el Sr. Maclas del Beal habla cometido los delitos de insultos ¿ un superior y calumnia al Consejo de Ministros, reco­gía no solamente las imputaciones que el procesado hizo en su denuncia, sinolos móviles que le animaron para la realización de tales hechos.

El Secretario, D. Adolfo del Solar, dio lectura de las alegaciones qtie el Sr. Gutiérrez Sobral, defensor del se­ñor Maclas, había formulado para la defensa. (ElSr. So­bral se encontraba afónico.)

Estudió los distintos procesos á que habia sido sometido el Sr. Maclas, empezando por el proceso que instruyó el Juez Sr. Muller.

Dijo que no aparecía en ninguno de los pliegos de la causa que el Sr. Maclas presentara al Congreso una queja, sino una denuncia, y habia que tener en cuenta que el Sr< Maura, al 6er interrogado en el Congreso por las cau­sas de la prisión del Sr. Maclas, dijo que era por cansas distintas de su denuncia.

Afirmó que el acusado se veía obligado á denunciar un hecho que él creyó delictivo.

Besultaba que no pocos días después de encontrarse detenido su defendido, ignoraba las causas de su procesa­miento.

HABLA AL PROCESADO.—El Sr. Maclas se levantó y dijo substancialmente lo que sigue:

uSi no hubiera tenido la obligación de conocer las le­yes y no hubiese sido despojado de mi carrera, no me jus­tificaría ante este Consejo.

nNo quiero que se suponga que soy un cobarde, moral-mente.

"Yo comprendí que era necesaria la reconstitución de la Marina, y es tot ra en mi un deber ardiente. No mur­muré, no acudí á la prensa; estudié el asunto, y denuncié después de un estudio serio. Sabía á lo que me exponías! no probaba la denuncia.

DICIlHBftB DB 1909 475

nLa informaoión parlamentaria no se abrió. La dennn-oia sigue en pie.

»No se trata de ana falsiñoaoión, ni de ana injuria que yo pueda deoir dónde está. Está en ana resultante que saldrá después de coordinar todos los elementos.

nNo canso más sobre este punto, y ano mi ruego al de mi defensor.

"Pido mi absolución, porque oreo que es justa. «Tengo que reconstituir mi vida, ya que me han qui­

tado una carrera.»

* Al terminar el Sr. Maclas resonaron aplausos en la sala.

La sentencia, pidiendo dos años de prisión para el se­ñor Macias, pasó al Consejo Supremo de G-uerra y Marina.

DÍA 14.—Maura y el partido oousérva lor. -A consecuencia de conferencias verificadas entre los Pre­sidentes de las Cámaras (Sres. Azcárraga y Dato) y visi­ta de este último al Sr. Maura, se hablaba mucho de disi­dencias y divisiones en el partido conservador.

La Correipondencia de É$paña, debidamente informa­da, dijo lo siguiente!

«Entre los conservadores hay verdadero revuelo con motivo de lo ocurrido en las elecciones últimas, si bien hay que hacer constar al propio tiempo que en cuantas conversaciones se mantienen entre aquéllos, resalta un sentimiento de respeto y consideración para el Jefe del partido.

"Estiman machos conservadotes que la situación de tirantez entre los dos partidos monárquicos no puede sub­sistir; la enseñanza que han ofrecido las recientes elec­ciones demuestra la necesidad de poner término á ella.

"Puede haber al lado del Sr. Maura, y esto no se les oculta á personalidades conservadoras, quien esté intere­sado en lo contrario; pero la lealtad no está reñida con la equivocación, y oonvjncido que aquél fuera de ésta, lafl personas á que nos referimos entienden que, para 'bien de la Monarquía, se inlpone un altó en la Mñáa erapreüídlda y un cambio de oondaota.

4 7 6 SOLDBVILLA,—BL AÑO POLÍTIOO

"Hay personas oeroa del Sr. Maura qae se han heoho irioompatibles oon la masa del partido, y ésas son preci­samente las que oon su aooión constante, permanente, ejercen influencia en él, inclinándole al mantenimiento de esa actitud hostil en que respecto de la situación go-bernante se ha colocado.

"La tenacidad del Sr. Maura en defender á hombres que se habían gastado y conquistado antipatías por sus procedimientos le llevó ¿ una situación en que él se con­sideró obligado á dejar el Gobierno.

»Hoy, la presencia de determinada personalidad por la que el Sr. Maura siente esa inclinación, mantiene distan-. ciados del Circulo Conservador ¿-muchísimos hombres del partido, que no quieren mantener con aquélla ninguna comunicación.»

La Época, insistiendo, como siempre, en su tema de considerar á los liberales como unidos pon los partidos más extremos, dijo:

«•Aunque yirtualmente queda desmentido en otro lu­gar de este número cuanto dicen El Imparcial y El Libe -ral respecto de propósitos del Sr. Maura de retirarse de la política, así como sobre actitudes y propósitos de otros personajes conservadores, conviene hacer constar, para que no se interprete caprichosamente nuestro silencio, que todo cuanto aquéllos dicen carece por completo de fundamento.

"El heoho de que respetables conservadores conferen­cien estos días, no tiene otra significación que el resuelto Í)ropósito que á todos anima de aunar más y más sus es-üerzos para oponerse, secundando las órdenes del Jefe

por todos acatado incondioionalmente, á una política como la imperante, que parece cifrar todos sus éxitos en restjar fuerzas á los conservadores, en beneficio de los ene­migos de la Monarquía y del orden social.

*>Lüs que subieron ai Poder amenazando con el rayo de los incendiarios de Barcelona, quieren consumar su obra á costa nuestra, y hemos de defendernos.»

D Í A 16.—Oasset, en Valeiioia.—El Ministro de Fomento, D. Eafael Gasset, fué á Valencia con la misión

DICIBMBRB OB 1909 4 7 7

de clausurar el Congreso africanista, teniendo un recibí-iQiento magnífico.

En la sesión d^ clausura, que fué un acto solemnísi­mo, el Sr. Qasset pronunció un elocuente discurso, en el cual dijo:

"En nqmbre del Q-obierno, traigo la alta, la augusta representación de S. M. el Bey para saludar, lleno de en­tusiasmo, al pueblo ilustre de Valencia, que en momentos en que parecía advertirse la ausencia ó la atonía de la voluntad, daba la nota vigorosa y confortadora que signi­fica este brillantísimo certamen. Vuestro ingenio preclaro y vuestro esfuerzo maravilloso infunden alientos á todos, dando vida á los más puros ideales. Eran días tristes. Todo era obscuridad; respirábase diflímente un aire en­rarecido: abristeis amplia ventana, y por ella entraron la luz, el oxigeno y la esperanza. Habéis merecido bien de la Patria.

t)Hay que acometer al mismo tiempo dos problemas: tomando iniciativas en lo exterior y acudiendo á la re­constitución interior del país. Estamos, pues, ante dos grandes problemas. Mucho tiempo se ha perdido sin solu­cionar el uno y el otro, y hemos de hacer como los esfiu-diantes que no logran la aprobación en las asignaturas que estudian y luego se 'ven obligados á simultanear el trabajo en las de dos cursos.

«Llevaremos á África las íaioíativas que los tratados nos autorizan, sin descuidar por eso la labor'necesaria al resurgimiento del trabajo nacional. Ambas campañas son compatibles, como lo han sido las vuestras en esta Expo­sición admirable con la heroica del Ejército en el terri -torio del Riff.n

El Ministro fué muy aplaudido, y durante su estancia en Valencia, recibió toda suerte de obsequios y home­najes.

D Í A 17.—Muerte del Sey de Bélgloa.—En la madrugada de este día falleció en Bruselas el Eey Leopol­do I I de Bélgica.

Había heredado de su padre, primero de ese nombre,

4 7 8 SOLDBVUXA.—XL AÍtO POIJTIOO

de grata memoria para los belgas, el alto sentido consti­tucional, que le hacia permanecer neutral en la lucha, nlli empeñadísima, de los partidos; su amor al pueblo, ouyas necesidades é intereses le preocupaban de continuo; la fidelidad guardada á sus promesas; su añoión al trabajo, al que dedicaba largas horas de su vida; su afabilidad y su llaneza, exageradas en ocasiones, hasta el punto de poner en entredicho la dignidad real; en fin, todas esas dotes, no prodigadas en los alcázares, que acercan un Mo­narca á sus subditos y establece entre ellos una gran co­rriente de simpatía.

Leopoldo I I poseía, además, una vasta ilustración, adquirida indudablemente en aquellos largos viajes em­prendidos por Asia y África cuando aun no era más que Duque de Brabante. A su generosa iniciativa debióse la convocatoria de aquel Congreso geográfico que se reunió en Bruselas en 1876 para estudiar los medios de combatir la esclavitud en el África ecuatorial, y efectuar en aque­lla misma región, hasta entonces tan ignorada, un com­pleto reconocimiento que resultase útil al comercio y á la industria. De ese Congreso nació más tarde la Asociación internacional del Congo, y posteriormente, celebrada la Conferencia de Berlín, el astado independiente del Con­go, cuya soberanía asumió Leopoldo I I , después del voto emitido por las Cámaras belgas.

La conducta privada, la dureza de que constantemente había dado muestras respecto á sus hijas, su matrimonio morganático'y su amistad excesivamente popular y pú­blica con artistas conocidísimas, le restaron no pocas sim-tias y mucha respetabilidad.

Puede decirse, desde luego, que fué uii buen Bey; pero no afirmaría nadie con la misma seguridad que fue­se un hombre bueno.

Muerte 4 e l Chaldy.—Se recibió en Madrid el si­guiente telegrama:

uTánger, 17 {6,16 t.).

nMohamed-Amar-ben-Chaldy, el famoso jefe de la jarka que ha hecho la guerra á Espafia, ha muerto ei^ la oiud«d de Fez.

DICIBMBKE DB 1 9 0 ^ 4iJ^

nSobre la causa de su fallecimiento hati corrido diver­sos rumores. Se ha dicho insistentemente que el Chaldy había sido envenenado; pero se sabe con certeza que el caudillo de los cabileños hostiles i España ha muerto víctima de unas calenturas tíficas.»

Había sido en esta última guerra del Eiff un terrible enemigo de España.

Importante decreto de Fomento.—El Sr. Mi­nistro de Fomento puso á la firma del Rey un decreto por el cual se creaba la Subdirecoión de Aguas y Obras de riego.

Su parte dispositiva comenzaba asi:

uA. propuesta del Ministro de Fomeuto, de acuerdo con el Consejo de Ministros, vengo en decretar lo i|i-guiente:

«Artículo 1." Se crea en la Dirección general de Obras públicas, bajo la autoridad del Ministro de Fqmento y & las órdenes del Lirector general, una Subdirecoión, J e ­fatura técnica de Aguas y Obras de riego, encargada de la aplicación de la ley general de Agua^ y demás leyes y disposiciones relativas, á aguas públicas, así como (]e rea­lizar el estudio, construcción y explotación de. las obrat de riego, de defensa contra las inundaciones y, eú gene­ral, de todas las obras hidránlictis de cargo ^91 Estacó y de entender en lo referente á las subvencionadas por el mismo."

La guerra en el Biff.—Lft verdad eo^e las baJO;* de un combate.—En esta fecha p bUpó í¡l £i e-ral lo siguiente:

ttAl día siguiente al terrible combate del 27 de Julio, librado en el célebre barranco del Lobo, y don4? encon­tró gloriosa muerto el General Pintos, varios periódicos corrimos peligro de suspensión por decir que la cifra de las bajas era muy superior & la que daba el Qobierno. Unos la calculaban en 500; nosotros, en cerca ^el.OpO.

nEl Sr. La Cierva, el General Linares, el Gobierno y'

4 8 0 SOLDEVÜiLA.—EL AÍÍO POLÍTICO

los periódioos oonservadores se indignaron, y hasta insul­taron á los que tal decíamos.

nEl Gobierno presentó como telegrama del General Marina, relativo al combate del 27 de Julio, la nota si­guiente:

uLas bajas, entre muertos y heridos, de Oficiales y tropa, comprobadas ha»ta ahora, pasan de 200.»

"Como la Prensa insistiese en que el número de bajas era mucho mayor, el Gobierno publicó el dia 29 esta otra nota definitiva:

uAl tener noticia el General Linares de que había circulado el rumor haciendo ascender á 700 las bajas del combate del 27, pidió inmediata reotifioacióa, y anoche la recibió de Melilla.

»£1 General Marina le dice que el número de bajas es, en total, el que él enumeró, ó sea alrededor de. unas 300, entre muertos y heridos.»

«Pues bien, según los datos oficiales que ayer se hi­cieron públicos, las bajas de los combates del 27 de Julio fueron 1 .040 .

nEn el parte dado por el segundo Jefe de la brigada de Cazadores de Madrid, Sr. Aranda, que hubo de tomar el mando de ella por muerte del General Pintos, se hace ascender las bajas de Jefes y Oficiales i 68, y las de cla­ses é individuos de tropia, á 978, que componen ese total de 1.046.

nHe aquí la verdad de aquellos señores que, para ruina y baldón de España, han estado gobernándonos cerca de tres años.»

DIA 18.—El término de la guerra.—Proola-ina de Marina.—En esta fecha recibióse en Madrid la siguiente orden de la plaza, publicada el día anterior en el ejército de operaciones:

uConoluido el período activo de la campaña que hemos sostenido con algunas oabilas, mañana empezara, por or­den superior, el regreso á la Península de la tercera br i ­gada mixta, & }a que seguirá el regimiento de Lanceros de la Beina.

nTanto los que volvéis i vuestras guarnioiones como

DICIEMBRE DB 1909 481

los que cúutinnáis aqui, tal vez por corto plazo, seutis con igual satisfacción haber cumplido vuestros deberesi con el orgullo que domina á quienes han ofrecido su vida en aras de la Patria. Algunos Generales y Jefes y muchos unciales y spldados murieron gloriosamente eo el campo de batalla; otros, regáronle con su sangre. Los nombredi se grabarán con letras de oro en la Historia. Los Cuerpos respectivos y la ilación les rendirán el debido culta. Ix)s pueblos civilizados bendecirán el hermoso sacrificio.

»El dia 10 de Agosto prometí solemnemente oooiduoir ros á la victoria si seguíais con fidelidad mis instrucoio,-nes y permanecíais en la observación más severa de la disciplina.

"Vosotros me dejáis muy satisfecho por vuestro ejem­plar comportamiento. Yo os he cumplido mi palabrat

»No olvidaréis jamás el bienestar que se experimenta cuando se presta un gran servicio.

nSl alguna vez sentís flaqaear vuestras fuerzas por los recuerdos de vuestros hogares ó por las insanas pasio-. nes, acordaos délos compañeros que sucumbieron aquí, y tratad de elevaros á su altura, emulando sns virtudes. Asi lo haréis,.sin duda, porquia na otra cosa puede espe-: rarse de vosotros, que, no obstante pasar de 40.000, no me habéis ofrecido ocasión, en cinco meseo, de castigar ni una sola falta grave, ejemplo r«ro, en: 1« Historia, prueba elocuente de que, además de ser valientes, aou honrados.

"Kspafia puede estar satisfecha de vosotros, y os fe-cibirá con aplauso, por esas cintas rojas que ostentáis en el pecho, que pregonan con elooneneia el sacrificio que todos habéis realizado. Llevadlas coa la expresión de nuestro amor y el saludo entusiasta de los que aqui que­damos. No olvidéis jamás los severos principios que os inculcaron vuestros Jefes, único medio .de aue, sigáis , f iendo útiles á la sociedad y á la Patria.

nVuestro Comandante en Jefe, Marina.—El Coronel de Estado Mayor, Jotdana.n

En la misma fecha comenzó el embarque de laa fuer-. 2Ae de la brigada de Cazadores de Catalufla^ que volvían á España.

81

482 soLDSvnxA.—BL A9O POLÍTICO

Telegramasoomentadót.—El Ministro de la Gue­rra recibió del Capitán general de Cataluña el telegrama siguiente:

uReunidoB fraternal banquete, i cuyo final asisti, to­dos los Coroneles y asimilados fuerzas Ejército Cfatalufia, incluso Comandante Marina, tieren honor saludar Y. E. respetuosamente, felicitándole entusiasmo brillante re­sultado campaña Melilla, qué tan alto eleva valor y de­coro nuestro Ejército y prestigio de Espafla, haciendo firme propósito sostener & toda cesta instituciones, orden •ooial, integridad dé la Patria y honor de su bandera.« '

El Jefe de la Casa Militar del Bey recibid también otro telegrama en que los concurrentes al banquete rei­teraban su adhesión & las instituciones.

Belaoiónando estos telegramas con los que pocos dias antes enviaron los Coroneles del ejército de operaciones, se hicieron muchos comentarios.

D Í A 20.—Arma* para loi oonveatos.—Como prueba de la situación de intranquilidad en que se ha-llabAn algunos elementos y de cus belicosos propósitos, reproducimos aqui la siguiente circular, ofreciendo armas i las Comunidades religiosas.

£1 firmante era un librero de Durango, Florentino de Elorn, gran amigo de los jesuítas de aquella residencia, y decía asi:

wMuy señor mío: Debido á mis relaciones con impor­tantes fabricas de armas de fuego, fijo su atención en las tres clases siguientes...»

A continuación se recomendaban tres marcas de pis-tolap, carabinas y revólvers, haciendo constar la exce­lencia de las armas recomendadas.

, uLas pistolas, sobre tcdc—decía la circular—, son recomendables por la rapidez de los disparos y por resul­tar (ius eiectos mortíferos, aun á distancia de 160 metros,

«l'i^ra mayor garantía, tedas estas armas serán pre-

DIOIBMBRS DK 1909 4 8 8

viamente probadas por persona de mi entera confianza, paesto que es de mocha importancia este detalle para el comprador.»

Lo más carioso de esta ciroalar era que se incluía en­tre estampitas de santos, reclamos de libritos religiosos y hojitas pon chistes contra Galdós y otros demócratas.

D Í A 23.—Bl nnevo Bey de Bélgica.—En esta fecha se verifica en Bruselas la ceremonia de prestar ja-ramento & Itt Constitución el nuevo Bey de Bélgica, Al­berto I.

iEil regio cortejo se oiganizó en el palacio de Laeoken, teniendo el Bey una entrada verdaderamente triunfal.

Al entrar en la verdadera jurisdicción de Bruselas, en el barrio de Molenbeed, el entusiasmo del pueblo rayó en delirio, y en la avenida de Amberes saludó al Sobera­no el Burgomaestre M. Max, rodeado de .todos los Con­cejales y delegaciones de todas las escuelas del Muaioi-Sio. Contestando al Alcalde, el Bey dio gracias al pueblo

e Bruselas por su cariñosa y entusiasta acogida, y á las once y diez, llegó el cortejo al palacio del Parlamento.

Beoibido con los debidos honores, Alberto I fué con­ducido inmediatamente al salón de sesiones, magaifloa-mente decorado, y ocupó un trono instalado á la derecha del testero, en tisinto que la Beina Isabel ocupaba otro ¿ la izquierda, rodeado por los Principes y Jefes de misión. Aclamaciones intermíinab^es, al parecer, atronaron el re­cinto durante largo rato. Todos ios Diputados se mante­nían en pie, excepto el socialista Auseele, el tribuno de Qcuite. , , .

. Con voz C{lara .prestó el Bey el juramento oonstituoio-nal, y en segnida leyó el discurso del trono, en que tri­butaba u^ homenaje de admiración i los fundadores de la independencia belga .y .al fundador de la. dinastía,-Leo­poldo I, y encomiaba l6 obra política de Leopoldo I I , ,el creador del Estado del Congo y colaborador de loa gran- des progresos realizados por Bélgica en loa últimos otn-QtMnta afioa. Declarando luego que conocía el alcance de sus deberes, afirmó que amaba a Bélgica^ como, la ama­ban la Beina y sus hijos; dio gracias por la baena acogí-

4 8 4 SOLDBVILLA.—KL Á#0 POIÍTIOO

d« que se le haoia y terminó ofrepiendo oamplír esompo-losamente sus deberes y ooasagrar sn vida entera al ser­vicio de la Patria.

Atronadores vivas al Bey, que ahogaron algunos de ¡viva U Bepúblioa! y ¡viva el sufragio QntveraaJ!, pusie­ron término á la sesión regia, y el cortejo regresó á Lae-k«fl, sigaiendo el trayecto ya recorrido autes, saliendo, del palacio del Parlamento á las doce.

Por la tarde, M reaníeron las Cámaras, á fía de dis­cutir las contestaciones al mensaje del Bey. Sn el tíeaa>« do> no oour^ó ningún invidente; en la Cámara de Dipu­tados, el socialista Vandervelde pidió que la sesión fuera públioa, y no habiendo «ido aceptada sn propaesta, se re­tiró oon todos sus correligionarios. Los dos mensajes, so* bre todo el del Senado, eran dos calurosas manifestacio­nes de adhesión y admiración al nuevo Monarca.

£1 Bey Alberto I tenia antecedentes de hombre estu­dioso, popular, demócrata y muy dado á los estudios so­ciales.

D Í A 24.—Nuevo Ministerio portaffnee.—Des­pués de varios días de conferencias y tanteos, pudo, por tin, constituirse Ministerio en la capital de Portugal, quedando constituido en la siguiente forma:

Presidencia, Beirao. Rustióla, Montenegro. Interior, Dias Costa. Negocios extranjeros, Villága. Guerra, Matías Nures. Marina, Azevedo Ooutinho. Obras públicas, Moreira. £1 Gobierno que acababa de formarse era absoluta­

mente homogéneo. OlA ¿7.—Rumores de orlsis.—Desde poco des­

pués de formarse el Gabinete liberal, se vocedíaQ) casi sin interrupción, los rumores de crisis, esparcidos, no sólo por los conservadores, sino por los mismos liberales, que siempre tuvieron esta condición suicida de hablar mal de si mismos.

No se daba gran asenso á estos i umores; pero en ej(«

DIOIKMBRK DB 1909 4 8 5

dia los recogió el Herald') dé Madrid, perióiioo á la sazón casi minifitet'ial, y esta oircanstaDoia alarmó un tanto á los liberales.

Decía asi el citado periódico:

«Las dificultades que se suponen nacidas dentro del Gobierno arrancan del fracaso de las reforiáas judiciales ideadas por el Sr. Martinez del Oampo.

"Aparte de esto, piénsase que determinados elemen­tos del partido liberal no oreen .que existe en el Gabinete la compensación de fuerzas que requieren las circunstan­cias; que soluoiouaria el desequilibrio existente entre los partidos turnantes, y qiie tal vez disipase snsplqacias y recelos, siempre peligrosos, pero más en yisperas de otor­garse el decreto de disolución del Parlamento.

nEsto es lo que se dice con tan rara unanimidad 90mo pocas veces se ha visto. Y esto es lo que precisa recoger para que, ó los acontecimiento^ políticos no sorprendan, ó se corte con auténticos informes, por quien debe hacer­lo, creencia y estado de opinión que tanto arraigo va to­mando.» (1).

fil Bey en I>Qfiai|ai.<—FleitA pintoretea .—En el coto de uOfiana", uÓoflana" ó «Doña Anan, pues de las tres manera lo nombran, inmensa propiedad de caza per­teneciente á la casa Garvey, pasó D. Alfonso algunos días, entregado al noble ejercicio de la caza.

No era la primera vez que el Bey de España honraba con su presencia este cazadero; pero en esta ocasión, su entusiasmo y su satisfacción fueron extremados.

La fiesta cinegética fué espléndida y muy fructífera, y entre otros regocijos, se celebró una pintoresca fiesta, que describió de esta manera La Correspondenria de Es­paña:

ttSe ha celebrado la coronación de los Sres. Marqués de Viana y Duque de Almodóvar, que ha resultado un acto brillante y pintoresco.

(1) Estoa anuncios vinieron á tener realidad el día 9 de Febrero siguiente, prodaciéndoee una crisis total, por los motivos citados.

4S6 SOLDBVlt.LA.'-BIi A«0 POLÍTICO

n Ambos proceres sentáronse en on trono, preparado en el comedor; el Bey y los demás personajes de sa séqaíto colocáronse en derredor.

nEstando todo dispuesto, las nifias Carmen y Mercedes Espinar entraron, trayendo en las manos dos coronas de romero entremezclado oon flores del tiempo; llegáronse al trono y colocaron en las sienes de los festejados lae coro­nas, dioiéndoles con alegre acento:

n—^alad y felicidad para matar machas piezas en este coto, y principalmente para servir á nuestro amado Bey.

nA estas joviales palabras, ambos proceres coates­taron: ' . ."

"—¡Gracias, hermosas niñas! . "Después inicióse una fiesta al estilo de la tierra. . nUna hermosa muchacha, Antonia Anillo, tójó á la

guitjirra sevillanas y el garrotín, cantando intenotonaias coplas. . . •

»Una de ellas decía:

«Son heroicos y valieates los soldados espafioles, que cuando ven & un rifeflo avanzan como leones. . , '

Que viva el Ejército 7 nuestros Generales, ' que á valentía no hay quien los Igruale.»

' »E1 Bey, entusiasmado, dio vivas 4 Espa&a, al Ejér­cito y al soldado español.

7) María Anillo, soltando la guitarra, cogió una copa y ofrecióla al Bey, llena de vino de Jerez.

n El Monarca la tomó de mano de la muchacha, y aproximándola á sus labios, brindó.por su gentil hermo­sura. (

iiLa fiesta terminó á las doce de la noche, á cuya hora retiróse el Bey á descansar.i»

De las piezas cobradas en la cftoería, S. M. el Bey en» vio un venado muerto por él mismo á los soldados enfer­mos, procedentes de Mélilla, que se hallaban en el hospi­tal de Bonanza.

DIOIBMBRB DR 1909 4 8 7

Contrastando oon esta notioia de La Correspondencia, 86 comentó mocho ana viñeta publicada el día 30 por el periódico Heraldo de Mairid, que representaba lo si> guíente:

En el andén de una estación y en actitud de esperar un tren, se hallaban numerosas personas, entre ellas, al-

tunas .de alta categoría, oon cruces y bandas; y delante e ellas, tres ñiflas vestidas de blanco, oon sellaos ramos

de flores en las manos. En la parte superior del grabado sé lela:

uEsperando á los cazadores de Mi^drid».

Y en la parte inferior, daba la siguiente explicación:

uNo ¿ los que Vuelven de Melilla cubiertos de gloria, sino & los que van ai coto de uDoüa Ana», pafa distraer' en las venatorias artes legítimos ocios.»

La ocurrencia del periódico fué muy comentada.

D Í A 29.—La onettión de Marrneooi.—Oon-dnota de loa firanoeeet.—Como prueba de que los fran-, ceses aólo tratan por todos los medios posibles de acaparar toda la influencia europea en Tánger & su favor, haoieo.' , do caso omiso de los derechos de España, la Comisión de impuestos urbanos de Tánger-acordó uotiflcar al público sus acuerdos por medio de carteles redactados en árabe y. francés, sin tener para nada en cuenta los intereses d» España y el hecho de haber en Tánger más de siete d ocho mil españoles.

El Delegado español, apoyado por la Legación de Es­paña, formuló observaciones acerca de esta luanera de dar publicidad á los acuerdos. El Cónsul de España pidió que se emplease también el español, fundándose en que la ma^ yoria de la colonia es española y en que los heoreos tie-, nen por idioma nacional el nuestro.

La Comisión de impuestos urbanos discutió el asunto y acordó al fln que en las deliberaciones se haga uso del francés y que en ese idioma se redacten los acuerdos, por ser el de la diplomacia; pero que, en lo suoeifivo, se abs­tenga de establecer comunioaoión directa con el público,

4 8 8 SOLDKVILLA,—BL A*0 POLÍTICO

siendo los Oónsales losque informaráa pormedio de an'iD-oios en das respectivo^ idiomas sobre los acuerdos que sa adopten.

Esta solución fuá todavía considerada por algunos pe­riódicos franceses como un triunfo de España, porque el francés sólo se usaria ya en el seno de la Oomisióa, y no én sus relaóioneí con el público.

D Í A 30.—Falleoimlento del Dnqne de Sexto. A la una de la tarde falleció en esta corte el anciano é ilustre caballero D. José Osorio y Silva Zayas Téllez-Girón, Duque de Sexto, de Alburquerque y de Algéte, Mfrqués de Aloafiioes, de los Balbases, de Cadreita, de Cuéllar, de Cullera y de Montaos y Conde de Fuensalda-fia, de Grajal, de Huelma, de Ledesma, da Medina, de la Torre, de, las Torres de Villaumbrosa y de Villanueva de Cañedo.

El linajudo procer fué, con sus títulos y con sus escu­dos, una figura eminentemente popular.

Jovial, espléndido, gallardo, esgrimidor notable, ca­ballista arrojado, hombre de gran fortuna, fué el Ifar- / qnés de Alcañices en su lejana juventud el prototipo de los nobles de entonces. Cuando la edad y sus mereoimieu-tos fueron llevándole á altos puestos políticos y al ejerci­cio de delicados cargos, como el de Mayordomo mayor de Palacio, supo el Duque de Sexto probar en unos su talen­to,' su civismo, y en otros, la acrisolada hidalguía, qua le hacia digno de ser objeto de la íntima amistad y la con­fiada predilección de un Bey.

Había nacido el Duque de Sexto el día 4 de Abril de 18^5. Hasta después que en 1856 formó O'Donnell la unión liberal, puede decirse que no comenzó la vida polí­tica del esclarecido aristócrata, aunque desde 1845 tenia asiento en la alta Cámara como Senador vitalicio. Su paso por la Alcaldía y el Gobierno civil de Madrid mereció el elogio de los más enconados adversarios de las ideas representadas por el procer.

En 1876, hecha laBéstauración, fué el Duque de Sex­to elegido Diputado, y alano siguiente volvió á tener la dignidad senatorial, de que le habla privado la revolución deles:

DiélBMÉRB DB 1909 48 ^

Por su firmísima adhesión 4 lai Monarquía, el joven Rey D. Alfonso X l l dio al Duque de Sexto los altos cargos de Jefe superior de Palaoio, Mayordomo, Caballe­rizo y Montero mayor. '

Esta fué la principal etapa de su vida, pues su amis* tad con el Rey fué tan grande, que estaba enterado de los detalles más íntitoos'y particulares; siendo para D. Al­fonso XII lo que el Duque de Alagón para Fernando VII;'

Después tuvo la Mayordomla de la Princesa de Astu­rias y de la Infanta Doña Maria Teresa; pero durante la Regencia vivió muy a^ejadode Palacio.

DIA31.—£1 R e y 7 l o s heridos.—D. Alfonso, que desde el coto de Dofiana fiíé á Granada, visitó en esta fe­cha á los héi'idos procedentes de Melilla que eitabia en el hospital militar dé aquella ciudad.

El Eey estuvo en la sala de cirugía, habUndi) áfej-tuosamente con los heridos de Melilla.

Visitó después toda la clínica, la cocina y farmacia. Conversó también con un soldado de Cazadores ile Las

Navas, llamado Segundo Bravo Redondo, que fué herido en el Gurugú, diciéndoleque aquél habíi silo UQ mal día.

Habló con los sóida los Arboleda, Molina, Pedro L"»-pez Villar y Alfonso Clemente, & quienes hizo varias pre­guntas.

El Rey fué muy vitoreado y aplaudido.

Prórroga de los presupuestos.—No hablé adose reunido las Cortes, como algunos creían, para votar las leyes de Hacienda, la Oaceta publicó en esta feoha ua de­creto prorrogando la vigencia del presupuesto de 190'J para el año l'.HO. Se mantendrían, por tanto, durante doce meses más, las cifras de gastos y de Ingresos apro­badas por las Cortes en 1908, salvo aquellos aumentos y bajas de los primeros Impuestas por circunstancias lua-previstas é ineludible!», y aquellas amplitudes de los se­gundos acarreadas p j r la mayor perfejcióa y esorupalo-sidad de los procedimientos recaudatorios.

La población de Madrid.—Al termlnir el aüo 1909, la población de Mí.drid se componía Je 695.5S6

4 9 0 SOLDEVIUiA.—KL AftO POLÍTICO

almas, divididas en diez distritos, -oayo total de naoi-mientosen 19U9 fué de 16.761,y eldedefanoiones,17.669, que acusan, respectiyainente, ana proporción por 1.000 de 26,46 y 29,67.

r

Asi terminó el año 1909, ano de los más funestos por qae haya pasado España, paes dorante él hubimos de su­frir cruentas guerras» terroríficas sediciones y hasta inun­daciones desoladoras.

Por malo que sea el alio 1910, que á la razón empie­za, como no sea que durante ¿1 se verifique el fin del mundo por el choaue con la Tierra del oometa de. I|al-ley, ó que nos asfixie con los vapores de su cola, según temen algunos sabioc, noticia poco grata, que empieza á extenderse entre las gentes; como tal cosa no ocurra, el afio 1910 no será en modo alguno para España tan teirri-ble como lo fué su predecesor, el 1909.

Al menos, asi lo creemos... y lo deseamos.

BREVE EPÍLOGO

El año 1910 comienza cün tranecendentaleB sucesos politicos.

Hacia mitad cte Enero, y por oueetiones reladona» daa con las r recompensas concedidas pol: méritos de guerra en la cdmpafta del Riff, se verific» una manifes' taci6n de ^cierta parte de la oficialidad de: Madrid, y aunque la cuestión no tuvo gran importancia, motivo la destitución del Capitán general de Madrid y de los Coroneles Jefes de los Cuerpos á que pertenecían I09 manifestantes, y el arrestó ; en castillos, de varios de éstos. ,';.:..-, ' • • • • • ' . • > ,

La energía con que dominó la. .cuestión el Ministro de la Guerra, General Luque, fué muy aplaudida, dan­do importancia, no sólo al Ministro, sino á la situación en general. 1

* * *

La entrada en Madrid de los batallones de Cazado­res que volvían d& la guerra, fué una nota brillante y conmovedora, pues el entusiasmo de las gentes por los soldados fué extraordinario.

Después de esto, mejor dicho, desde poco después de formarse el Ministerio, comenzaron a circular ru-mores de crisis.

498 MMWFJOM.- MI. A«0 ?0*ír«»

En estos días, se acentuaron dichos rumores. La opinión de muchos liberales de que en el Go*

bierno no estaban representados todos los matices de este partido; la creencia de que la política del Sr. Mo-ret llevaba á un caos electoral, del que pudieran salir malparados los intereses de las instituciones; la oposi­ción de varios ex Ministros á que el ür. Moret hiciese Ministro de la Qobernii^it^ al 3r. Alii^ no por nada que afectase á la persona de éste, sino por ser el más nuevo en el partido y haberle combatido anteriormen­te; todas estas causas y otras más hondas, hicieron que se plantease una crisis, motivada, aparentemente, por un discUreó det Conde de Románoneb en el Cñ^ulo liberal, anunciando su dimisión como Presidente de esto Centro, y que consultados con rapidez los F^si-dentes y ex Presidentes liberales de ias Cámaras, se resolviese por la Corona^ el día 9 de Febrero, enco­mendar )a formación de un Ministerio al Sr. Canalejas, que le constituyó en la siguiente forma:

Presidencia, Canalejas. • Estado, García 'Prieto.

Grada y Jufttioia, Ruiz Valarino. Gobernación, Conde de Sagasta. Hacienda, CóbiáB. Guerra, A^nar. Mariina, Arias de Miranda. Fomento, Calbetón. Instrucción pública, CoQde de Románones.

* « * ElSr. Moret, muy irritado, publicó «na carta diri­

gida al Sr. Aguilera, que contenía concentos muy du^ ros respecto de la forma en qvbd se h^bÍ9, resuelto la crisis y de las personas que en ella habían intervenido^ y renunciaba la jefatura del partido liberal.

Ofrecía ésta, acompañándole en su propósito varios ex Ministros, al Sr, Montero Ríos; pero éste se negó á aceptarla, trctbajando, en cambio, ptiv peconóiHar al se­ñor Moret con el Gobierno, lo cual no consiguió> sin duda, por hallarse muy reciente la ruptura.

BHEVB KPÍLOaO 4 9 3

El Gobierno Canalejas comenzó mostrando una am­plitud de miras y un propósito de reforma extraordi­narios, y los que, despechados ó etigaftados por las apariencias, quisieron hacer manifestaciones públicas contra él, desistieron por temor al fracaso.

Sólo se discutía á estas fechas si el Sr. Canalejas tenía ó no tenía el decreto de disolución de Cortes, con el cual contaba evidentemente el nuevo Gobierno.

1 ^ . . SdaM .> S d l ^ ^ . Sd^

ÍNDICE ALFABÉTICO

Pi«i.

Acftdemia de J nrispraden-da.—Diaouno de Dato.. 69

Adjudicación de la escaa-dra . 68-148

Adjudicación de la escua­dra (Bl expediente de).. 186

Administración local 140 Administración local.—

Aprobación de la parte municipal. 100

Administración local.— Discurso de Arias de Mi randa 11

Administración local,— Discurso de Báncbes de Toca , 10

Administración local.— Discurso de Santamaría de Paredes • Oí

Administración local.— Gestiones de Maura 188

Administración local (Ley de). - Cambio de actitud. 181

Administración local (Ley de).— Declaración de Abadal..' 87

Administración local (Ley de).—Discurso de Alofi-so Castrillo 18

Administración local (Ley de).—Discurso de Labra. 30

Administración local (Ley de).—Discurso de liópes Mufioi 13

Ptgi.

Administración local (Ley de).—Discurso de Maes*

Administración local (Ley de).—Discurso de Santa-maria de Paredes 31-33

Administración local (Ley de).—Discurso de Sol y Ortega 38

Administración local (Ley de).—Final del discurso de Moret 48

Administración local en el Congreso (Fin de la dis­ensión de la ley de)..... 88

Administración local (Ley de).—Importante discur­so de Moret 43

Administración local (Ley de). — Importantes en­miendas de Moret 66

Administración local (Ley de).—Bectlfloación de SolyOrtega 84

Admisión temporal de la hojalata (La).-Tremen­do discurso del 8r. ür-•áia .' 66

Alhucemas y el Pefión.... 307 Altos cargos 84^440 Alvares (Declaraciones de

D. Melquíades) 884 Alvares Cabrera (£1 Coro­

nel) aw

496 —*—

SOLOBVILLA.—BL AÍÍO POLÍTICO

IP¿g«.

AUendesalazar (Le Temps y) W8

Anarquía en Galicia (La).. 196 Ansiedad.— Dificultadee

exteriores 291 Apertura de Tribunales... 817 Aragón (Articulo de Juan

de;.—«Paso á la verdad» 812

Pig:

Aristócratas en la guerra (Los) 276

Armas para los conventos. 482 Arrow, destituido 296 Ayuntamiento de Madrid

(El nuevo) 128 Azcárate (Dimisión de).. . . 186 Azzati (Proclamación de).. 60

Banquete de Ministros.... 22 Barcelona (Alcaldía de).—

Interpelación Burell.. . . 12 Barcelona (Incidentes en).

Contra la guerra 260 Barcelona (Diario de la se­

dición de) 276 Barcelona (La sedición de).

Detenci<óu de Ferrer,... 806 Barcelona (La sedición de).

£1 primer fusilamiento. 293 Barcelona (La sedición de).

Beunión de les Cónsu­les 276

Barcelona (La sedición de). €u aplastamiento 271

Barcelona.—Otro fusila­miento 816

Barcelona (Sedición y esta­do de guerra enj. 264266-267

Barrio y Mier(f'allecimien-tode) 218

Barroso sobre la ensefian-za (Decreto de) 469

B Bilbao (Sedición en) 278 Bloque de las igquierdas

(1^1).—Mitin de Vallado-lid . . 88

Bloque liberal (El).—Mitin en Avila y Segovia. . . . . 1-4

Bloque liberal (El).-Mitin en Badajoz 6

JS/ogue liberal (El).-Míti­nes en Cuenca y Ciudad Real 14

Bloque liberal (El)—Mitin Toledo 86

Bloque liberal (El).- Mitin en Oviedo 74

Bombas en Barcelona. 146^1^ 147-219-300-372

Bombas en Barcelona (Las). 887 Bombas en Barcelona (Más). 228 Bombas en Zaragoss 466 Borbón (Fallecimiento de

D.Carlos de) 246 Boycottage contra Espafia

(El). . . . 870

Cambó, contra Maura...; , 486 Cambó (Discurso de) 68 Cambó y la Monarquía... 816 Canal de Isabel II (£1) . . . 94-96 Osnal de Isabel II (£1).—

Destitución y discurso de Sánchez Toca 98-100

Canal de Isabel 11 ( £ 1 ) . -iSiscurso de Manra. . . . . 104

Quwl de Isabel II (£1) . -

Discurso de Sánchez Guerra ; . . . Ó6

Canal de Isabel II (£1).— La manifestación 128

Canal de Isabel II (£1).— líavarro Beverter 107

Canalejas (Declaración de). 142 Canalejas (Declaraciones

de) - 882 Canalejas (Discuiso de ) . . . 118

ÍNDICE ALPABÉTIOO 497

Pigt.

Canarifia (La cueatión de). 448 Carloa (Despedida del In­

fante D.) 447 C arner (Piacnrec» de) 62 Censura (La) 294 Clauíora de escnelaa.. . . 801 Combate del día 28 (£1) .-. Trescientas bajas 260

Comunicaciones mar i ti- .. mas 68118

Comunicaciones marí t i ­mas.—Discurso de Mo­róte • 119

Comunicaciones mari t i -' mas (Proyecto de).-*Con- .

trs el impuesto de tone­laje 78

Comunicaciones marí t i ­mas.r—Villanueva 94

Comunicaciones maríti­mas.—Votación defini­tiva 196

Conde de Sagasta (El ) . . . . 66 Contingente militar (El).. 444

Pigt.

Continúan los ataques de los moros

Contra Espalia. Cortes (La reunión de) . . . . Cortes (Sobre la reunión

de) ^ Corre»pon¿lencia de España

y la cuestión de Marrue­cos (IM)

Correspondencia de España y la guerra (La)

Costa (Declaraciones de).. Crisis (Anuncio de). Crisis espsfiola en el ex­

tranjero (La) Crisis (Génesis de una). . . Crisis (Nada de).. Crisis parcial. — ILlnarM,

Ministro de la Guerra... Crisis política Crisis (Rumores de) Cu-<7ut (La indemnissción

>1)

274 878 884

^ 486

307

212 844 894

417 896 291

M 406 484

190

Clwld7(Maertedel). O Ü

478

Dato (ExpUcadonefl de) . . . Dato (Felicitaciones á ) . . . . Descentraliución munici­

pal . . . . . . . t . / . . . . . , Desextorra Detenciones y destierros. Deuda de' Cuba (La).—De

claraciones de Montero R í o s . . . . . .

160 47

441 291

(396

334

Dipntaciones(ConstitQdón délas) 460

Diputadogae renuncia.. . 10 Duque de Sexto (Falleci-

mientodel). 488 Duque de Tovar (Dimi­

sión d e l ) . . . . . . . . . . . . . 44» Duque de Tovar (Donativo

del). . . m

Eduardo V i l y Al fon-• o X I í I

Sjérclto de Melilla (El). . . Ejército en el Ritt (Estado - « O . ; , . . . . . , . . , . . . • , • ^Wcciopes wpnicipalee.,,

187 881

418 147

Elecciones mnnlc ipa lea . . ( L a s ) . . . . . . . . . . . . 144-181-4lB« Bleodones provinciales .,. 484 Eipbajada naarroquí (La).. ., ,382 Embaj.a<}f marroqol (Re»: I cepoiónd|»l«)..¿ . , . , . , . 9 8 8

498 SOLDKrtLLA.—Bb A 9 0 »)]TÍTIC0

Época, Aplandiendo á los incendiarios (La) 823

Bscuelaa laicas (Loa Ftelk-dosylas) 464

Pág».

Gstadistlca de bombas.... 220 Estadística monástica 21 EzposiciÓD de Valencia.—

Discurso del Rey 194

Facaltaddel Qobierno para declarar vacantes de Di­putados í . . . .

Ferrer (Consejo d« gberib contra) i . .

Ferrer < Ejecución de). -^ Continúan las pr<itestas de E u r o p a . ; . . . . . . . . . . .

Ferrer (Fusilamiento de).. Ferrer (La ejecución de).—

Protesta de Europa.... . Ferrer (La ejecución de).—

806

361

868 861

snz

Sigue la protesta de fin-ropa :. 277

Ferrer (La bija d e ) . . . . . . . 368 Ferrer (Sentencia d e ) . . . . . 869 Ferrocarril Vascocaqtella-

no(El) 18 Fiesta del 1.° Mayo (La).. 181 Fomento (Importante de­

creto de) -» 479 Fondos para un cohecho.— .

Acusación de Llorens... 41

Garantías en toda España (La suspensión de). — Graves noticias de la

^ guerra 267 Garantías y elecciones.... 481 García Prieto (Discurso

de).—Propaganda elec­toral. , ,468

García tVieto en Valencia (ElSr.).. . . 209

Qasset en Valencia, 476 Gi^set (Importante decreto '

de; .—Las obras públicas. 476 Gastos de la guerra (Los).

Proyecto de Besada 876 Giner /Discurso dé) . . . . 14Ó Óíner de los Ríos ( Discur­

so de) 82-63 Gobernador de Barcelona

(Nuevo) 289 Gobierno (La opinión del). 389 Oóblerno y la prensa (El). 863 Oran Vía (Ltt). —Frhowó

del Sr. Flcavea. 186 Guerra (£1 térmiüo de tá>. '' Proclama de Máfin».... 480

(íuerra (Él término de la). Telegrama de Betegón.. 347

Cluerra del Eiff (La).— Agresión de los moros.. 230

Guerra del Kiff (Lá).—De­claraciones del Ministro de Estado 232

Guerra'del Rlff (La).— , Muerte del General Pin- * . tos . . . . . . . . . . . . . . . . áeo

Guerra delRlff (La).—Ocu­pación del Atalayón.;.. 339

Guerra del Riff (La). - Pa­cificación oficial 314

Guerra d l Riff (Primeros! , indicios de la) 188 Guerra en el Riff (La).—

Ataque de los moros.... 248 Guerra en el RiCf (La).—

Declaraciones de Maura. 241 Guerra en el Riff (La).-" •

declaraciones de M. Pi­chón. .....i. >........ 4S0

Guerra «n «i BIfí (La).-- ' fil avance á zoco de El

' Arbá....'.> «...k'toki'.'.^ ' WS

flIDICK ALFABÉTICO 49d

Guerra en el Riff (La).— El combate de Taxdirt.. 326

Guerra en el Eiff (La).—El Gobierno quiere la paz.. 348

Guerra en el Riff (U).— La verdad Bobre las ba­jas de un combate 479

Guerra en el Riff (La).-^ Muerte del General Diez Vicario 841

Guerra en el Riff (La).— Nuevo ataque de los mo­ros 264

Guerra en el Riff (La).— Huevos ataques 806

Guerra en el Riff (La).— Nuevos ataques de los moros 886

Guerra en el Piff (L*).— Nuevos y terribles tra­ques de los moros 267

Guerra en el Riff (La).— Ocupación de Hidum.. . 430

Guerra en el Rifí (La).—

Pigt.

Ocupación de Punta Qui-viana 806

Guerra en el Riff (La).— Ocupación del zoco El-Had 838

Guerra en el Riff (La).— Otro Comandante muerto 381

Guerra en el Riff (La).— V Péi-ez Caballero contesta á, Pichón 4«S

Gtierra en el Riff (La).— Soldados asesinados por los moros 860

Guerra en el Riff (La).— Toma de Nador 880

Guerra ín el Riff (La).— Toma de Zeluán 382

Guerra en el Riff (La).— Un combad e^ p Arbá, $p8

Guerra (Los gastos de la).. 410 Guerrilla vizcaína (La)... 809 GuUón (Discurso de).—Re­

apertura de las Cortes... 10 Gurugú (Toma del) 886

Hojalata (T^ cueatióo de 1«).—Discurso de tran­zo

Hojalata (La cuestiÓQ de

J C 3 M

ll^.—Recti^caclón de Ur-záiz , SO

73 Hojalata (La coeatión de la) Rodríguez San Pedro. . . . 70

Ibiilez Marín (El Teniente Cpronel) 362

(glasias (Declaraciones de Pablo) , . , . . 888

Jmparcial (Articulo de El). 99 Imparcial, el catalanismo f

Maura fJSÍ) 89 Imparcial, el Heraldo j el

expediente de la escua­dra rí?/) 197

ínparciaíy Moret (El).... 68 Implacable hosjtiUdad y l a

DipntacioDep provipcia-l 6 « ( L a ) . . . . . . . . . , , . . . , *67

Impresiones y «tgíip ntár rips . . . . J í l

Infanta (Nacimient^p de una) . , i\i

Infante D. Garlos á Melilla (El) , . .... m

Infante j( Exoneracióp M un) . . . . . 343

Inglés (Diso)udón del Par­lamento) j468

Italiano (Caída c|«)i iQjá6|-nete).; . ¿ . • ^ 4^7

Italiano (lilDeTf ÍSmi^ Ho) , , . . , , , , . . ; , ' . . 4fi|i

500 SOLDKVILLA.—El. AÑO POLÍTICO

Págl. Pag».

Jaime (Declaraciones de D.) 290 Jaime (Manifleeto de D.). 427

Labra (Discnrso de) 194 I a Cierva (Discurso de).—

Escándalo parlamenta­rio 399

La Cierva y Soriano 412 Lerroux (Declaraciones de) 440 Lerronx (21 acta d e ) . . . . . . 68 Lerronx en Barcelona..... 441

Lerronx (Llegada de) 420 Linares (Declaraciones del

General) 274 Linares y Moret 897 Lopes Domínguez y el blo-

S|«e >» Luca de Tena (El telegra­

ma de) 379

Llorens (Manifestaciones de)

LTL. Llorens (Proposición);.... 206

298 Llórente, poeta y patriota. 444

IM: Maciá (Explicaciones de).. 57 Macla (Interpelación de).—

Escándalo formidable... 44 Macíaa ante el Consejo de

guerra 478 Maclas (Denuncia de).—

Votación del dictamen..' 177 Maiuias (Detención de). . . . . 168 Macias (£1 proceso d e ) . . . . 228 Maclas (En contra y en pro

de> — Proposición Ro­mero.... -185.

Macifts eú el Congreso (La Üennncia de) ; 166.

Macias (Homenaje,á)..... 218 Macias (La denuncia de)...

161-152 161 itacías (La denunciade). —

Discurso de D. Melquía­des Alvares 168

Maclas (La denuncia de).— Eltexto 167

Máeias (Lsdenuncia de).— La disciplina... 172

Ma(;laB (Mensaje de los re­publicanos en favor de). 204

Macíaa (Prisión de) 166 Maclas y Morete, víctimas. 175 Madrid (Intento de huel­

ga en) 275 Madrid (La guerra en) . . . 251 Madrid (La población de). 489 Manifestación (Comenta­

rios de la) 186 Manifestaciones enprovin-

. cias 183 Manifestaciones y mítines. 420 Manifestaciones y tumul­

tos 161 Manifiesto de los republi­

canos 299 Marina (Alocución dtjl Ge­

neral)... 293 Marina (Ascenso del Ge­

neral) 263 Marina de Guerra (La).. . . 828 Marina (Declaraciones de). 244 Marruecos (Contra la gue­

rra en). ¿ 216^ Marruecos (En plena cues­

tión de).—Declaraciones. del Gobierno..... ' 313

ÍHDIOE ALFABÉTICO 601

Pig:

Marruecos (La cneatlón de).—Conducta de los franceses 487

Marruecos (La cuestión de). Créditos para la guerra. 210

Marruecos (Lacuestión de). Declaraciones de AUen-desaíazar 193

Marruecos (La cuestión de). Declaraciones del Conde de Romanones 328

Marruecos (La cuestión de). Declaraciones de Peres Caballero 463

Marruecos (La cuestión de). Discurso de Díai Moreu. 192

Marruecos (Lacuestión de). Discurso de D. Qabriel Maura... . . 121

Marruecos (La cuestión de). Fracaso de la Embaja­da 187

M8rruecos(Lacue8tiónde). ' Importante declaración de AUendesalasar 191

Marruecos (La cuestión de). Maura acepta la respon­sabilidad. — Declardbio-nea del Sultán ,. 188-189

Marcéeos (La cuestión de). Pregunta de Montero Ríos 63

Marruecos(Lacuestión de). Preliminares de la gue­rra 218

Marruecos (La cuestión de). Preparativos de los mo­ros . 229

M irruec oe(Lacue8tiónde). Reconocimiento de Mu-ley-Hnfld . . . . . . , 6

Marruecos (La cuestión de). Tratado franco-alemán.. 60

Martínez del Campo (Don Eduardo) . . 411

Más fuerzas á MeliÜa 842 Maura contecta á'Moret. . 208 Maura (Declaraciones de).. 811 Maura (Discurso de)... 80

77-110-140-144-149-1(19-169-886

Pági.

Maura (Discurso de).— Oran escándalo 164

Maura (Famoso discurso de). — La implacable tios-tilidad 418

Maura (Guerra á). — Acuer­do de los l iberales . . . . . 896

Maura (Importante discur­so de); 49

.Maura (Las palabras de) . . 78 Maura (Rectificación de). 86-891 Maura (Un telegrama de). 390 Maura y el parjEido conser­

vador 476 Maura y los Indultos 64 Medidas represivas 267 Melllla (Fuerzas á) 381

^Melilla (Las fuerzas en) . . . 272 Melquíades AlTBr,ez' (Dis­

curso de). 142 Menos fuerzas áMelilla... . 346 Mensaje á 8. M. el Rey. . . 819 Merry del Val (Declaraoio-' nesde) 206

Militares en los Gobiernos civiles (Los) 73

Ministerio 1 Minorías y el Gobierno

(Las) 846 Mitin electoral republica­

no socialista 461 Mitin republicano-socta-

lista 481 Mitin so(;|allsta (Contra la

guerra)....., 947 Mítines anticlericales..... 423 Mobn Ibrabim (Posesión

de) 811 Montero Ríos (Declaracio­

nes de) . 236-388 Montero Ríos en Palacio. —

Manifestaciones á S. M. e lRey . . 146

Moret (Declaraciones de). . 211-287

Moret (Discurso de ) . . . ; . . ^8^141 Moret (Dura rectlflcación

de) .• 889 Moret (Importante discur­

so de) 881

502 eoLDByii.LA.^BL A9O POLÍTICO

Pigt.

Moret (Importante rmtifl-ohclónde) 61

Moret-La CierVa 899 Moret (Cna estatua á ) . . . . 463 Hol«t (Viajes de).—Confe­

rencia importante con H9ntero Ríos..^ ...... 3

Pigi.

Moret y Montero R íos . . . . 20 Moros piden la paz (Los).. 488 Moróte (Discurso de) 173 Moróte (El Sr.)—Interpela­

ción electoral 198 MuIeyUafld (Palabras de). 226 Mundo (Artículo de El)... 113

Navarro Reverter en Valen­cia %.,k.....t

1>T

Ñongues (Enmienda de) . . 169 466 Nuevo Gobernador (El) . . 446

Obispo de Osera (Oontra el). 186 Operación co m b i n a d a. —

Las tropas á Muley-Alí-Xerif.—Moros traidores. 809

Operaciones t r i s t e s . . . . . . . 888 Opinión acerca de la gue­

rra (La) 316 Opinión ea Europa (La).—

Declaraciones del Gene­ral D'Amade 849

O Ordenes religiosas (Las).—'

Importante declaración de Moret 122

Origen y carácter del movi­miento 'J84

Ossorio y Gallardo (La car­ta de) • 439

Otra división A Melilla.... 810 ' Otro pequefio avance.—El

valle de Taganint 297

Pensiones á las familias de los reservistas '. 269

Peres Galdós (Alocución de) .*.. 846

Periodistas en la cámpaíta (Los)... 307

Pfc) X y Ferrer 862 Polavieja y la Vasco caste­

llana. ...^ 20 Política económica. — In­

terpelación Rodrigáfiez 119 Política liberal (La) 411 Política reaccionaria (Con­

tra la). —Manifestación enMadrid 412

Portugués (Nuevo Ministe­rio).., 484

Prensa (La protesta de la) 310

Prensa liberal y el Sr. Mo­ret (La) 204

Presupuestos (Prórroga de los) 489

Primo de Rivera (Declara­ciones de) 419

Protesta de Europa (La)... 894 Protesta del Ayuntamien­

to . 282 Protesta de los liberales.. 404 Proyecto de Hacienda 149

ÍKDIOB ALTABÍTIOO' 503

Real orden plausible . . . . 269 Reapertura d^ las páma-

ras.—Tumulto en el Con- ' greso.... ft70

Redención á metálico (Sus­pensión de la ) . . . ^ 7

Bedonet (Carta del Sr.).— La implacable hostili­dad. . . . 429

Reforma de Reglamento (La) 179

Reina y los heridos (La).. 367 Relaciones con Cuba (Las).

Interpelación Labra... . 92 Republicano(Miti.i;k).-P|8-

curso de Alvares 89 Republicanos y socialistas. 329 Reservistas (El error de

llamar á IQS)....... . . . . . 2 i l Reservistas y coutralague'-

rra (Llamamiento de)... 236 Revoluciones» (cLis).—

Un articulo de Miguel Moya 322

Bejr (ConseiQ eoiQ <^.«. 2a$ra66 Bey de Bélgica (El nnevo). 488 ReydeBélgica (Muerte del) 477 Bey de Portugal en Madrid

(El).. . . . . 433 Bey (Declaraciones del) . . . 425 Bey (El). —En los cuarte­

les. —Salida de tropas... 253 Rey (El Santo del) 22

Bis:

Rey en Dofiana (El). — Fiesta pintoresca.. . . . . . i9<

Rey (."toldados condecora­dos por e l ) . . . 81^

Rey (Viajes del). — Bia-rritz l!W-20«

Rey (Viajes del). — Bia-rritz-Pau-Sevilla 70-7^-78

Rey (Vlajps del).—Ceuta.. 96 Bey (Viajes del). — 8ai>-

tiago.. . . . 262 Rey (Viajes del).-Valen­

cia 192 Rey (Viajes del).—Venida

A Madrid y y.uelta á M^ ratalla 8S

Bey (Viajes del).—Villavi-ciosa y Portugal 64

Bey y D'Amade (Él) 80 Bey y los he.ridOB (É;i) . - . 489 Biff y el Gobierno (El ejér­

cito del) 469 Biff (Término de la guerra

del) 451 Romanonas (£;an«uetei).. 448 Romanones (Felicitaciones

al Conde de) 473 Romanones y el bloque.... 18 Romeo en el Consejo de

guerra ..,.....,,. 48^ Romería cívica nacional

(La) lííO Rumores de paz 294

Sánchez Guerra 108 Sánchez de Toca (Declara­

ciones de) 880 Sánchez Toca (Declaracio

nes de) 418 Sánchez Toca y La Época 437 Semejanzas deplorables. . 186 Senador (Grave acusación

denn) , 802 Senadores Titalicios (Los). 8

Sesenta y cinco mil hom­bres á filas

Sesiones (Suspensión de).. Simarro <Confereilcia de).. Situación del Tesoro (La).

Importantes declaracio­nes de Besada .

Socialistas y el bloque libe­ral (Los)

Solidaridad (Div i s ión de

801 206 867

271

604 S01.0BVIU.A.—Bt AlfO POLÍTICO

Pigt.

Is). —DeclarfUiiones de Prat de la Siva 196

Sol y Urtega (Declaraciones de) 200-268

Sol y Ortega (Declaradones de).—No es radical 331

Sol y Ortega (Discurso de). 109 Sol y Ortega (Procesamien­

to de) 874 Soriano (Interpelación).... 189 Soriano (Manifestaciones

de) 889 Soriano y Linares 897

Pig:

Snceeos de Hostafrancb (Loe) 317

Sacesos de Osera 171 Sucesos de Osera (Los).-^

Discurso de Montero Blos 178

Sultán á las Potencias (El). 326 Sultán (Los emisarios del). 419 Sultán y el Rogbi (El).. . 804 Suplicatorios (Los).—Pro­

yectos del Marqués deFi-gueíoa 874

Teatro Nacional (El) Telegramas comentados... Término de la guerra (El).

Declaraciones de Allen-de«alacar

Terrorismo en Barcelona

79 482

861

(El). Interpelación Ascatl 148 Tratados comerciales.—In­

terpelación Navarro Re-Terter* . . . . . . . . . . . . . . . . lo

Tropas abandonan la cima del Onrugú (Las) , 889

Úgarte (Declaraciones de). 386 Draáis(ProposicioáeB de). 876

Vasco-Castellana (La) 4G Villanueva (Observaciones Villanueva (Üura rectifica- de) 188

ciónde) 77

THE EQÜITABLE LIFE ASSÜRANCE

PROTECCIÓN

EFECTIVA

LA MAS FUERTE DEL MUIÍDO

LA EQUITATIVA

COMPAftÍA AMERICANA < '' DE SEGUROS DE VIDA

OFIdKA BK SU PALACIO DK XADHID

Society of the

United States

SOCiEDliO DE SE6ÜR0S

SfiBREUVIDll;

FUNDADA EN 1859

Pólizas uniformes «««

« * « á pagos vitalicios,

« limitados y dótales. «

Rentas vifaUcias inmediatas

y diferidas

sobre una ó dos vidas.

pídanse prospeeios y detalles á su oficina

de Jñadrld,

VINOS TINTOS DE LEU BüDEliBS EH 2 m i i O ( | | L B 1 f | l )

DE LOS, HEREDEROS DEL

EXCMO. SR. MARQUÉS OE RISCAL

Exposición de Burdeos de 1895.—DIPLOMA DE HONOR

La M Í * •Na raeofflpanta ««ncadlda i loi vlaai tinto* •xtranjtra».

PKECIO EN LA ESTACIÓN DE CENICERO

JUABCA

COIVCBDIDA Barxica de 825 litros,coja doble envase. Barril de 100 Id., id. Id ídem de 76 id , Id. id ídem de 50 id , id. id Ídem de 25 id.. Id. id CajacoB 25 botellas ídem con 12 id ídem coo 25 medias botellas.... . .

PEDIDOS.—Pueden hacerse al Administrador en Elcie^o (Alá-va), Mr; O. Pobos, dlrig:iéndole las cartas por Cenicero, ó al apo­derado de la casa en Madrid, D. Emilio Domínguez y Pérez, cues-j ^ d«?Santo Domingo, «úm. 5, priseipat tequierda.

FAGOfi. -Al contado, al hacer el pedido, en letra & ocho dias vista solwelfaddd.

TINO EN 8Ü

— — ^-—-——

2.0 «Do.

Ptat.

a.'io 110 85 €0 35 » » »

8.° afta.

Ptat.

280 130

'?J 40 > .

' » ' »

4.*aflo.

Ptai,

350 16U 120 85 45 50 25 82

PE80

aproxl-

Kiloa.

300 140 112 80 40 50 26 30

DEPÓSITOS EN ESPAÑA

Almería.—D. Juan Antonio Martlnpz, Reyes Católicos, 2.

Avilé».—b. Alejandro Gon­zález Oarcia, Arco de la Cáma­ra, ultramarino!).

Badajoz. - D . Luis Carbalio, El Globo, San Juan, 44.

Barcelona. — S r. Hijo do D. José Vidal y Ribas, rambla de San José, 23; calle de Pela-yo, 42;-calle del Hospital, 2, y plaza del Borno, 8.

ídem. - D. Manuel Urrutia, rambla de Santa Mónica, 8 y 10, 1."

Bilbao.—Sres.Pereda é Igle­sias, Ledesma, 3.

Idem.-D. Pablo Tapia. ídem. —D. MiguerHormae-

chea, Bidebarriota, 2. C&cerea. - D. Manuel Qarcia,

Alfonso Xril. 4. Cá.dÍE.—D. Jos'é Serrano de

la Jara, Antonio López, 3. Ciudad Real.—D. Diego Pi­

zarroso, calle de Castelar, 15, Hotel Pizarroso.

CórdolMi.—D Manuel Orte­ga Ruiz, Duque de Hornachae-tos, 74, almacén.

ídem. —D. Esteban Gómez Mateo, plaza de Sagasta, 1.

Corafla.—D. JorgeNavarro, Santa Catalina, 1.

Huelva —D. Valeriano Cior-dia, Concepción, 12.

Huesca.—D. Juan Atares, Coso Bajo, 10.

Jaén.-D. Juan Antonio Po­rras, Maestra Baja, 15, confitería.

Jerez <!• la Frontera.-^Don José de Cala y Aguirre, Cono­cedores, %.

Linteres.-D. Antonio Cór­doba, Agua, 7, La Entrella Oriental.

Madrid. —Sres. Bal Jomero y Honorio, High Life, Carrera de San Jerónimo, 14.

ídem. - D. J. Pecastaing, Príncipe, 13.

á Madrid. - D . Adriano Alva-^ rez, Barquillo, 3. ^ ídem. — D. Carlos Prate y

Hermanos, Arenal, 8, La» Colo­nias.

ídem.—D. Jaime RlpoU, Puerta del Sol, 8, La ifaUor-quina.

ídem. — D. Francisco Cos, comestibles, Conde de Xlqaena, 2, y paseo de Recoletos, 21.

ídem.—D. Francisco Alda-ma, Ciudad Rodrigo, 10 y 15, comestibles.

ídem.—D. Santiago de Melli-nedo. Conde de RomatM>Bes, 12, ultramarinos.

ídem.—D. Antonio Montal-bin, Nicol&fl María Rivero, 12 (antes Cedaceros]. -Bodega Montalb&n.

ídem.—D. Juan Fernández Rodríguez, Hortaleza, 15, é In­fantas, 4 y 6, Tin'OB.

Wem.-Sra. Viuda de D. E. Ortiz, Alcalá, 38 y 35, La Ne­grita.

ídem.—D.H.Pldoui,Crua, 12. ídem. —D. Jorge Balaguer,

Jacometrezo, 10 y 12, La Ma­llorquína.

Má.laga.—D. A. de Burgos Maeseo, bodegas de vinos, calle de Don Crl8tiá,n, 8.

Ídem. -D.E.P. Westendorp, vinos.

Oviedo. —Sr. Hijo de Don G. Mori, Climadevilla, 5.

Palencia. — D. Isidoro de Fuentes, Gran Hotel Continen­tal, Barrionuevo, 14 y 16.

BiÍMtdeaella (Asturias).— D. Ranión Fernández Ruiíán-chez, cereales y ultramarinos.

Salamanca. — D- Lázaro Bartolomé, R¿a, 18 .y 15.

San Udefonao (Real Sitio).-p . Adriano Alvarez, {plaza del Vidriado, núm. 4.

San SebastUtn.—D. Mateo Balaguer, Camino, 7.

U

San 8ebft«tl4n.—D. J o s é ! Echa ve, La Urbana, plaza d e ^ Guipúzcoa, 15.

ídem.—D. Próspero Delbós, Legazpi, 4 y 6.

ídem.—Sres. Hijos de Don Marcelino Almeyda, Garibay, número 34-

ídem.—Doña Dolores P. de Jlfocoroa, Legazpi, 5.

ídem.—D. Sebxstián Abonz, plaza de Guipúzcoa, 12.

Santander.—D. Carlos 6aro, calle del General iCsparteros, 5,

ídem.—D. Bernardo Marti nes, Alameda primera, 20 y 22.

Segovla.—Sres. Domínguez y Compañía, sucesores de Ocboa, Juan Bravo, 5.

Sevilla. -Sres. Hijos de Don Antonio de Olmedo y López, So­ciedad en comandita. Albare-da, 29.

Valencia.—Señora Viuda de D. Manuel GÍl.—Confitería Francesa, antigua casa de Lau-rence, calle del Mar, 44.

Valladolld.—D. Endosio Ló­pez, calle de Santiago, 1 .V 3.

Vitoria.—D. Manuel Her-nAndez, plaza de la Indepen­dencia, 4.

ídem.—Sres. D. Manuel Pé­rez y Compañía, Postas, 16.

Zamora.—D.José A.Prieto, confitería,

Zaragoaa.—D. Miguel Mur, Coso, 87.

PRECIOS EN ESTOS DEPÓSITOS Caja con 25 botellas de vino en su 4.° año Ptas. 60 ídem 12 Id. de id. - 30 Una botella de Id. — 2,50 Caja con 25 medias botellas de vino en su 4.° año . . . . — 36 ' Una media botella de vino en su 4." año — 1,50

AdverteaelM.—La procedencia legitima de estos vinos se acre­dita con la marca, cuya reproducción aparece arriba, la cual va siempre puesta en las barricas y barriles y en sus dobles envases, en las cajas para botellas, en las cipsulas, corchos, etiquetas y en el plomo que sellará la malla de alambre que envuelve A la botella y á la media botella. En las etiquetas y en los corchos va marcado el año del vino.

Todos los envases se envían precintados. Se admiten las botellas y medias botellas vacias, abonando al

consumidor pesetas 0,25 por cada una, con tal de que devuelva las mismas «on sus fundas y sus cajas. , *

No se admiten los envases vacíos del vino en barricas y barri­les. Tampoco se remiten etiquetas con esta clase do pedMoq.

A T I M muy Importaote á ! • • eonramidorea.

Exigid siempre Intacta la malla de alaml>re qae precinta k la botella y fc la media Dotella.

F^'ense muy especialmente ed nuestra maro» eoncedld».

MQOnE LA CiPlHRilSMm LINEA DB FILIPINAS.—Trece viajes anuales, arrancando de Liverpool y-b:iciendo las enca­

las de «Jornña, Vigo, Lisboa, O&diz, Cartagena, Valencia, pata salir de Barcelona oada cuatro S&badus, ó sea: « Kuero, 5 Kebrero, & Marzo, X y 3U Abril, 28 Mayo, 85 Jouio, íS Jallo, SO Agosto,

' 17 Septiembre, 15 Octubre, l i ftovieiubre y 10 Olciembre; dlreciamente para Oánova, Port-üald, Suez, Oolombo, Siugapur* y Maulla, Saliaas de Maulla cada cuatro martes, 6 sea: it6 Enero, »i Jf'ebrero, M Marzo, 18 Abril, 17 Mayo, 14 Junio, l í Julio, » Agosto, ti Septiembre,''4 Uetubre, l y S9 Noviembre y 117 Diciembre, hacleudo las mismas eacalas que á la ida hasta Barcelona, prosi­guiendo el viaje para Cidlz, L,isboa, Santander y Liverpool. Servicio por transbordo para y de b t puertos de la cosía oriental de África, de la India, Java, Sumatra, Oblna, Japón y Australia.

LINEA DE NEW-YOKK, CUBA Y MEJICO.-Servido mencnal, saliendo de Oénova el » , de N Apeles el i3, d« Barcelona el »*, de Jtaiaga el ií8 y de Uádis el 10, directamente para New-Torki Uabauay Veracruz. Kegresode Veracruz el S6 y de Uabana el SO de cada mes, directamente para New-Yoik, UAOlz, Barceloaa y Genova.

LINEA DE VENEZUKLA-CULOMBIA.—Servicio mensual, saliendo de Barcelona el 10, el 11 de Vauncia, el 13 ue Malaga y de Cádiz el 1& de cada mes, dlreotamonte para LAS falmas, Santa Cruz de Tenerife, Sauta Cruz de la i aima, f uerto Bico, Habana, Puerto Limón y Colón, de donde salen lus vaporea el 12 de Cada mes para Sabauílla, Cura9ao, Puerto Cabello, La Qnayra, etc. Se aumite pasaje y carga para Viraciuz y Tampico, cou irausbordu en Habana. Combina por si ferrocarril ue i-anama, con las Compañías de uavegadóu del Pacifico, para cayos puertos admite paeaje y varga cou billetea y'eouovlmieutos directas. También carga para Maracalbo y Coro, con traiisborao en Curasao, y para cnman*, Oarúpano y Trinidad, con transbordo «u Puerto Cabello.

LINEA DE BUENOS AIRES.—Seivlelo mensual, saliendo accidentalmente de Oénova el 1, de ' Barceioua el 3, ue Malaga «1 & y de CAdlz el 7, directamente para Sauta Ccuz de Tenerife, Mon­

tevideo y Buenos Aires; emprendiendo el viaje <le ref^esu desde Buenos Aires el día 1 y de Mon­tevideo el 2, dueciameute para canarias, cauíz, Barcelona y aceldentalmeute Oénova. Combi­nación por trausboruo en cudiz cou los puertos ue Uailela y Aorte de España.

LINEA DE CANAUIA8.—Servicio mensual, saliendo de Barcelona el 17, de Valencia el II, de Allcanie el iv y de C&diz el 22, directamente para Tánger, Caaablanca, Mazagáo, Las Palmas, Sauía cruz de Tenerife y Sauta Crnz de la Palmo, con retorno á sauta Cruz de Teuerlfe, para emprender el viaja de regreso el.día l.", haciendo las escala» de Las Palmas, C&dlz, Alleanta, Valencia y Barcelona.

LINEA DE FERNANDO POO.—Swvicio bimsstnU, taUendo de Barcelona el 26 de Enero y de cAdia el 3u, y asi sucesivamente cada doa meses para Fernando Póo, eon aséalas en Las Pal­mas y otros pueriles de la costa oecldeotafde África y Uolfo de Unlnea. Begresan de ü'eraaodo Póoel 2«de «ebrero, y asi saceslvaueute cada dos mesas, haelaudoUs mismas eseaUs i|a«ála Ida, paia Cadiz y Baicelona.

LINEA DE TAMOER.—batidas de Cádiz: lañes, miéicolesy viernes, para Tingar, son ax-tensión & ios puertos de Algeciras y tiibraltar.

Salidas de 'l'Suger: martes, Jueves y sábados para OidU. E toa vapores admiten carga en las condiciones más favorables y pasajeros, á quienes U Oom-'

pabla da alujamieuto muy cómodo y trato esmerado. Como ha acreditado su su dilatado ssrvlelo. Uebajas A familias. Precios couvauclunalas por camarotes de lujo. También se admite carga y se expiden pasajea paia todos los puertos del mundo, servidos por liiieas regulare*. La Empresa puede asegurar las mereaucla» que se embarquen eu sos buques.

AVlMOa mvuitTASiTEB.—B«bajaa «n ! • • fletes a* •xpor tae téa . - La Oodspa&ia hace rebajas de so por lOO en los fletes de determinados artículos, con' arreglo i lo establecido, eu la Beal urden del luimkterlo ue Atiilcultura, Inoustria, Comercio y Obras piiblloas de U d« . Abtll ne iiKM, pnbUeada en la Uoeeta del 22 del mismo mes. i

Mervtclua euoaarelalea.—La sección que de estos serrlcloa tiene establecida la Compaftia se encarga de trabajad en Ultramar ios muestrarios qne leseau entregados y de la eolocatslón ds luS arileuloa cuy a venta, Como ensayo, deseen haeer los ezportidores.

LINEA DE CUBA T MÉJICO.—Servicio mensual á Habana, Veraeroa y Tamplco, saliendo de Bilbao el i7, ue oantander el su y' de CoruAa el ai, dueeiameuie para Habaua, Véraeroz y Tawpleo, Salidas de í ampicu ei 1», ue Veracru* el 16 y de Habana e. M de cada mea, directa­mente para CuruAa y oautauuer. Me admite passjt, y Carga para Costafirme y Pacifico, con trau-bordo euUabarak al vapor de la linea de Venezuela-Colombia. - v

Para este servíalo rigen rebajas especiales eu pasajes de Ida y vaelta, y tambKn prcelos convencionales para camarotes de lujo..

ALTOS HORIOS DE V I Z C m (BILBwA^O)

Sociedad anónima. — Capital social: 32.750.000 pesetas.

Wm de liierro, acero j liojalata en Baracalío i Sestao

Lingote al cok de calidad superior para Bessemer y Martin-Siemens.—Hierros pudelados y homogéneos en todas las formas comerciales.—Aceros Bessemer, Siemens-Martin y Tropenas en las dimensiones usua­les para el comercio y construcciones. — Carriles Vi-gnole, pesados y ligeros, para ferrocarriles, minas y otras industrias.— Carriles Phoenix ó Broca para tran­vías eléctricos.—Viguería para toda clase de construc­ciones.—Chapas gruesas y finas.—Construcciones de vigas ormadas para puentes y edificios.—Fundición de columnas, calderas para desplatación y otros usos y grandes piezas hasta 20 toneladas.—Fabricación es­pecial de hojalata.—Cubos y baños galvanizados.— Latería para fábricas de conservas.—Envases de hoja­lata para diversas aplicaciones.—Impresión sobre ho­jalata en todos colores.

DI8I01R TODA LA OORRBSPONOKNOCA A LA

AdmiBistraoidn de los Altos Hornos de Vizcaya.

^ -^

PASSO SI ascoufoa. 12, KABBID Aul»rizado por la tejr de 2 de Oieiemiire da 1872,

y con exclusivo privilegio para emitir cédulas, en virtud del Decreto ley de 24 de Julio de 1875.

CAPITAL SOCIAL: 50.000.000 DE PESETAS

IDesemboIso: el 40 po; 100, ó sean ¿a0OO.O0O.4e pesetas efectivas.

El BAMCO HIPGÍTBCÁBIO DK EBPAAA hace préstamos desde cinco á ciDcuei:ta afios con primera tiipotecs sobre fincas rústi­cas y urbanas, dando haista el 60 por 100 de sa valor, excep­tuando los olivares, viñas y arbolados, sobre los que sólo presta la tercera parte de su valor.

-Bl interés de eetoe peéstaaiQs es «ctoalmente de 4,2£ por Kjti anual en metálico.

Terminadas las cincuenta anualidades, b las que se hayan-:pact4d«, quedA la'floCA libré piara el propietario, sin necesidad de-ningún gasto ni tener entonces que seembolsar parte álgida «Stel capital.

£1 prestatario que al pedir el préietÍMaó envíe una relactóa ' clara, aunque sea breve, de sus títulos de propiedad, obtendrá una contestación inmediata sobre si es pobibíe el préstamo, y tendrá mucho adelantado para que el préstamo ae conceda eoA la mayor celeridad, si hay términos hábiles. En la contestaciéi ¿kVa prevendrá lo que ha de hacer para completar su titulación, ;^.«aeo dé que fuese necesario.

Además, el BANCO HIPOTECABIO hace préHamoe «n metálico á corto plazo, desde uno á tres afios, sobre casas en construc­ción en esta corte, bajo condiciones especiales y qne estarán dü manifiesto en dicho establecimienta

Ihice pré«rt:amos hatttft tres meses de plazo sobre valores del Estado ó sobre sus propias cédulas hipotecarias^ obliga­ciones.

Recibe en depósito cnalquler xAnie de valores en papel y metálico, lingotes y alhajas.

Admite imposiclonw ea canuta corriente.

^ " ^

Ba^0j de Cartagena

Sucursales en la región de Levante,

An<lalucia y Norte de África,

Capital completamente desembelsado:

PESETAS 10.000.000 Fondo de reserva: 1.100.000

Compra y venta al contado y en Bolsa de toda clase de FONDOS PÚBLICOS Y VALORES INDUSTRIA.LES.

Cobro y descuento de capones y de efectos de giro sobre Espafia y el' extranjero.

Cesión de giros en Pesetas, Libras, Francos, Marcos, etc. Giros sobre Cuba, Puerto Rico, Filipinas y principal^

plazas de América y Asia. ; (3-iros telegnlficos. i Cartas de crédito. ; Compra y venta de monedas y de billetes extranjeros. ; j Préstamos y créditos en cuenta corriente, con garantía

d^ firmas ó de valores cotizables. Depósito en custodia de toda clase de objetos preciosos

y I valores, SIN COBRAR PREMIO ALGUNO A SUS CLIENTES.

I Cuentas corrientes con interés. i Cajas de alquiler. I Caja de ahorrps, con un interés de 3 por 100 anual.

w- m DE

D. FEMANDO^LDEVILLA . Loypudas (Iramátícaít, tradiciüiies en verso, 1 peseta. Historia (le otras edades, tradiciones históricas en prosr., 2 ídem. Compendio de la historia de la l í t e ra tnra española (Garnier, edi­

tor, Paris), 4 Idein, Joyas de la l i t c ra ta ra española, colección de autores clásicos, con

biof^rafias y juicios críticos (Garnier, editor, Paris), 5 ídem. A'ersióii española de La TÍda de las flores, de Eugenio Noel (Bou­

rel, editor, París), 3 ídem. Joya l i terar ia , colección de trozos escogidos, en prosa y verso, de

amores clásicos (Bouret, editor, París), 2 ídem. La ¡íeoirrafia por la iraagreu, colección de pequeños mapas de geo-

grut'ia física y astronómica (Ikelmer, editor, París), 2,50 ídem. Biosrafia y juicio crítico de Jorel lanos y sus obras (Garnier, edi­

tor. París), 5 ídem. Versióu española de las car tas de Mme. Sevígué (Garnier, editor,

Paris), 5 ídem. Yerilades y mentiras, poesías con prólogo de D. José Echegaray,

Un volumen de 300 páginas, 3 ídem. Norte contra Sor, versióu española de esta obra de Julio Verne

(Jubera, editor, Madrid), 5 volúmenes á 1 peseta cada vol. El cnra loco, novela histórica contemporánea. Un volumen de 400

páginas, 4 pesetas. La opiuiótt en Cataloña, estudio sobre el catalanismo, 2 pesetas. Juez y reo, drama en tres actos, en prosa, 2 pesetas. Bellezas l i t e ra r ias , colección de trozos escogidos, en prosa y

verso, de los mejores escritores castellanos, con notas biográfi­cas. Un volumen de 204 páginas, 2 pesetas.

El Año Político 18!t5 (agotado). El Año Político 18ÍMJ (ídem). El Año Político 1897,10 pesetas. El Año Político 185»S, 10 pesetas. El Año Político ISÍC», 10 pesetas. El Año Político 1!)00,10 pesetas. El Año Político 1901, 10 pesetas. El Año Político 190-2 (agotado). El Año Político 19ti3 (idem). El Año Político 1!)04, 10 pesetas. El Año Político 1»Ü5, 10 pesetas. El Año Político 190«, lu pesetas. El Año Político 1907, 10 pesetas. El Año Político 1908, 10 pesetas.

i Los pedidos se dirigirán á la librería de Fernando Fé, Puer ta I del Sol, 15.

fe - ^ ^