Vocabulario político y experiencia del tiempo: un análisis sobre la temporalización de los...

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Vocabulario político y experiencia del tiempo: un análisis sobre la temporalización de los discursos políticos en el proceso de Independencia de Brasil (1820-1822) Rafael Fanni 1 USP/FAPESP I. Introducción: temporalización de los discursos en un espacio de experiencia revolucionario Este artículo analiza la configuración de formas discursivas en el proceso de temporalización en los debates públicos ocurridos en la prensa de Río de Janeiro, durante los años en que los conflictos políticos se exacerbaron y culminaron en la independencia de Brasil. Aquí proponemos unas sucintas reflexiones sobre el vocabulario político de los protagonistas del movimiento constitucionalista portugués, iniciado en la Península en 1820, más exactamente en Porto, y continuado, entre 1821 y 1822, con las críticas de los lusoamericanos a la política de las Cortes de Lisboa. Estos dos momentos claves del juego político nos permiten analizar vocablos, metáforas y expresiones, que en su conjunto tenían como objetivo resaltar ciertas nociones, concepciones y representaciones del tiempo histórico, afectadas por la sensación generalizada de aceleración del ritmo de los cambios políticos. En otras palabras, buscamos comprender cómo las argumentaciones y proyecciones políticas de portugueses peninsulares y americanos se nutrían de expectativas productoras de tensiones entre pasado, presente y futuro, revelando un tiempo histórico en mutación. En los inicios de 1821, los desdoblamientos del movimiento constitucionalista en Portugal serían legitimados por la Carta segunda do Compadre de Belém ao redator do Astro da Lusitania dada à luz pelo Compadre de Lisboa. En este panfleto, el llamado “Compadre de Belén” (seudónimo) se mostraba a favor de un debate público de ideas y de críticas políticas, desde que fuera guiado por la moderación: Persuada las reformas, mostrando la necesidad y la utilidad de ellas; pero no se olvide que nuestra regeneración hasta ahora ha sido, gracias a Dios, singular en la historia, y que debemos buscar que lo sea siempre en todo; sin embargo, particularmente en conseguir, que la felicidad de los que han de vivir después de nosotros no sea comprada a costas de las desgracias y desventuras de los que viven actualmente; porque esto siempre ha sido el obstáculo en el que van a naufragar aquellos, que se lanzan a los mares tempestuosos de una 1 Estudiante de maestría en Historia Social, Departamento de Historia, Universidad de São Paulo. Esta investigación cuenta con el apoyo financiero de la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo (FAPESP). Agradezco también al historiador Oscar Javier Castro por ayudarme en la traducción de este texto. 1

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Vocabulario político y experiencia del tiempo: un análisis sobre la temporalización de losdiscursos políticos en el proceso de Independencia de Brasil (1820-1822)

Rafael Fanni1

USP/FAPESP

I. Introducción: temporalización de los discursos en un espacio de experiencia revolucionario

Este artículo analiza la configuración de formas discursivas en el proceso de

temporalización en los debates públicos ocurridos en la prensa de Río de Janeiro, durante los

años en que los conflictos políticos se exacerbaron y culminaron en la independencia de

Brasil. Aquí proponemos unas sucintas reflexiones sobre el vocabulario político de los

protagonistas del movimiento constitucionalista portugués, iniciado en la Península en 1820,

más exactamente en Porto, y continuado, entre 1821 y 1822, con las críticas de los

lusoamericanos a la política de las Cortes de Lisboa. Estos dos momentos claves del juego

político nos permiten analizar vocablos, metáforas y expresiones, que en su conjunto tenían

como objetivo resaltar ciertas nociones, concepciones y representaciones del tiempo histórico,

afectadas por la sensación generalizada de aceleración del ritmo de los cambios políticos. En

otras palabras, buscamos comprender cómo las argumentaciones y proyecciones políticas de

portugueses peninsulares y americanos se nutrían de expectativas productoras de tensiones

entre pasado, presente y futuro, revelando un tiempo histórico en mutación.

En los inicios de 1821, los desdoblamientos del movimiento constitucionalista en

Portugal serían legitimados por la Carta segunda do Compadre de Belém ao redator do Astro

da Lusitania dada à luz pelo Compadre de Lisboa. En este panfleto, el llamado “Compadre de

Belén” (seudónimo) se mostraba a favor de un debate público de ideas y de críticas políticas,

desde que fuera guiado por la moderación:

Persuada las reformas, mostrando la necesidad y la utilidad de ellas; pero nose olvide que nuestra regeneración hasta ahora ha sido, gracias a Dios, singularen la historia, y que debemos buscar que lo sea siempre en todo; sin embargo,particularmente en conseguir, que la felicidad de los que han de vivir despuésde nosotros no sea comprada a costas de las desgracias y desventuras de losque viven actualmente; porque esto siempre ha sido el obstáculo en el que vana naufragar aquellos, que se lanzan a los mares tempestuosos de una

1 Estudiante de maestría en Historia Social, Departamento de Historia, Universidad de São Paulo. Estainvestigación cuenta con el apoyo financiero de la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo(FAPESP). Agradezco también al historiador Oscar Javier Castro por ayudarme en la traducción de este texto.

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revolución.Aprovechemos tan desgraciados ejemplos y procuremos conducir las cosas demodo que hagamos bien decir los días 24 de Agosto y 15 de Septiembre, aúnpor aquellos, que hasta ahora los miraron como fatales a su existencia.2

Como se puede ver, el discurso de ese panfletista se inscribe en una coyuntura en la

que, muchas veces, las transformaciones políticas están íntimamente ligadas a las

percepciones y representaciones temporales. En el fragmento aquí citado, por ejemplo, los

vocablos reforma, regeneración y revolución se tornan los principales ejes de una

construcción discursiva favorable al constitucionalismo vintista, cuya pretensión es redefinir

las bases de sustentación de la monarquía portuguesa. En torno a estos tres conceptos, se dota

de inteligibilidad toda una terminología política articulada a las ideas de continuidad y

discontinuidad, manutención y cambio, oposición e imposición de un nuevo orden político.3

En tal discurso, la palabra revolución apunta para alternativas políticas más

aterradoras, como indica su comparación con un naufragio. El uso metafórico de revolución

indicaba la emergencia de un evento político repentino, capaz de alterar el orden de las cosas

y abrir espacio a un futuro nuevo, aunque pudiera traer consigo consecuencias desastrosas

para aquellos que vivenciaban las transformaciones. Aquí, el mismo concepto contenía,

simultáneamente, elementos de repetición y elementos de innovación en su estrato

semántico.4 Cuando el panfletista afirmaba que el “naufragio” era “siempre” el resultado de

2 Carta segunda do Compadre de Belém ao redator do Astro da Lusitania dada à luz pelo Compadre deLisboa. Reimpreso en Río de Janeiro: Tip. Real, 1821, pp. 21-22. Como se sabe, las fechas citadas en eldocumento, 24 de agosto y 15 de septiembre de 1820, corresponden respectivamente a la eclosión delmovimiento constitucionalista de Porto, donde se formó la primera Junta de gobierno; seguidamente, laadhesión de Lisboa al movimiento constitucionalista deslegitimó la autoridad de la antigua regencia delreino.

3 Telmo Verdelho dos Santos, As palavras e as ideias na Revolução Liberal de 1820, Coimbra, InstitutoNacional de Investigação Científica, 1981, p. 295.

4 Desde los inicios del siglo XVIII, el vocablo revolución ya había sido incluido en el léxico de la lenguaportuguesa culta por el padre Raphael Bluteau. Tanto en sus primeros registros como en las ediciones deldiccionario de Antônio Moraes y Silva, a comienzos del siglo XIX, predominaba el doble sentido demovimiento astronómico o físico, así como su acepción figurada de cuño político. En las ediciones de 1813 y1823, el vocablo es descrito de manera idéntica, como: "movimiento por la órbita, giro; revolución de losastros, planetas"; "Revolución física en el mundo; alteraciones como terremotos, hundimientos de la tierra,etcétera. [o] Revolución de humores en el cuerpo. fig. Revolución en los Estados; cambios en la forma,policía, poblamiento, etc.". A. Moraes y Silva, Dicionário da lingua portugueza recopilado de todos osimpressos até o presente, Lisboa, Typographia Lacerdina, 1823. Ya en la edición de 1831, se aumentanalgunos sinónimos ligándolos a hechos históricos: “revueltas, perturbaciones; sucesiones de cosas por varioscasos y revoluciones de los Reinos [...] las revoluciones de Evora contra Felipe IV, levantamiento,sublevación contra el gobierno: las Revoluciones de Pernambuco contra la tiranía Holandesa” A. Moraes eSilva, Diccionario da lingua portugueza, Lisboa, Impresión Regia, 1831. Por último cabe destacar lapresencia del sentido político del término en igualdad de condiciones con el físico-biológico, en otro

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aquellos que se lanzaban a los “mares tempestuosos de una revolución”, reiteraba la idea de

un círculo vicioso, sin sentido y cerrado en sí mismo. Sin embargo, al admitir tiempos futuros

más felices que el presente, daba a entender que incluso un evento desastroso proporcionaba

lecciones a ser tenidas en cuenta en la construcción del futuro.

Así, la forma como los conceptos de reforma y regeneración eran usados ejercía una

especie de control discursivo sobre la incidencia de un sentido negativo de revolución, en

aquel contexto. La reforma5 era necesaria y se justificaba por lo que iba mal en la

administración del gobierno. Mientras la palabra regeneración6, bastante utilizada en la

designación del propio movimiento vintista, pasaba un mensaje de esperanza y de acción

salvadora del rumbo de la nación portuguesa.7 De esta manera, se intentaba neutralizar la

inestabilidad política generada por el proceso de cambios y, al mismo tiempo, proporcionar a

aquella sociedad expectativas positivas con relación al porvenir. Además, había un esfuerzo

diccionario de la década de 1830: “Revolución. En la astronomía giro de astros. Fig. Cambio político.Transtorno”. Luiz Maria da Silva Pinto, Diccionario da Lingua Brasileira, Ouro Preto, Typographia de Silva,1832.

5 Reforma, vocablo empleado para hacer referencia a la "nueva forma, que se da, con la enmienda de loserrores. Corrección de abusos, etc.”. R. Bluteau, Vocabulário portuguez & latino. Officina de Pascoal daSylva, Impressor de Sua Magestade, (1712-1783), vol. 7. Tanto en las ediciones de Bluteau como en las deMoraes y Silva era utilizada para referirse a las reformas de la Iglesia o de los servicios militares. En laedición de 1831 de Moraes y Silva, la acepción general del vocablo indicaba: “el acto de reforma; de cambiarpara el antiguo buen instituto, o para mejorar lo que estaba en decadencia, o mal”. Ocurrirían reformas “delas costumbres, de las letras, de la vida, de la costumbre de una orden; de la Iglesia” A. Moraes y Silva, op.,cit, 1831. En la edición de 1832 de Silva Pinto no cambia el sentido.

6 A su vez, regeneración surgía de un vocabulario religioso para hacer referencia a el cambio de estado moral yespiritual después de la ceremonia del bautismo, representaba un segundo nacimiento. El uso del término enun sentido político aparece en las ediciones de Moraes y Silva (1813; 1823 e 1831): Regeneración “delImperio Portugués, por el Sr. D. João IV. 'había de ser segunda Eva en la regeneración del mundo'”. Sentidopolítico encontrado, también en el congénere: Regenerador, que además del sentido biológico de “fuerzaregeneradora de la Naturaleza” se refería al “regenerador de la Nación, [persona] que la reformó y cuasicrió de nuevo (en el sentido moral) dando Leyes, introduciendo las artes, reformando el comercio, laagricultura, y todo lo que hace el buen Gobierno. Lo que le restituyó las honras, derechos y forma que fueratiranizada: 'el Señor D. João IV, nuevo Codro, y Regenerador de su nación'” A. Moraes y Silva, op., cit,1831.

7 Con todo, La regeneración política pensada por los vinstistas sufriría alteraciones a lo largo del procesopolítico. Valdei Lopes de Araujo, identifica una discontinuidad discursiva en el uso de ese vocablo, porejemplo, en José Bonifácio. Según el autor la nueva experiencia del tiempo incidía sobre la comprensión queBonifácio tenía del proceso de Independencia. A lo largo del año de 1822, el proyecto de regeneraciónpolítica propuesto por las Cortes mostraría sus limites frente a la profundidad del problema mostrado porBonifácio. Ejemplo de esto era el documento elaborado por él para orientar a los diputados paulistas en lasCortes (Lembranças e apontamentos do Governo provisório da província de S. Paulo para os seusdeputados), cuyos puntos principales eran tres: 1) Imperio Portugués no se confundía con Reino de Portugal;2) la regeneración de Portugal dependía de la integridad del imperio, por tanto era vital la manutención de lapotencia territorial en América; 3) los proyectos de reformas ultrapasaban la propuesta de refundaciónpolítica deseada por los liberales portugueses, así Brasil gana centralidad en todo ese proceso de reformas.Valdei Lopes de Araujo, A experiência do tempo: conceitos e narrativas na formação nacional brasileira(1813-1845). São Paulo, Hucitec, 2008, pp. 57-62.

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de revestir de características singulares al movimiento constitucionalista en Portugal

( “nuestra regeneración”), exactamente por percibirlo como parte integrante de una coyuntura

más amplia de transformaciones revolucionarias, de la que era posible sacar provecho de “tan

desgraciados ejemplos”.

En el transcurso de aquel año, los escenarios públicos portugués y lusoamericano

estarían en permanente agitación. Esto abrió espacio a una gran variedad de situaciones y

acontecimientos políticos, tales como: ampliación de la circulación y publicación de

impresos; instalación de las Cortes de Lisboa, con la definición de las Bases de la

Constitución y el inicio de los debates parlamentares; adhesiones provinciales de ultramar al

constitucionalismo, y consecuentemente, incremento de las tensiones en torno al proceso de

formación de las juntas de gobierno y las elecciones de los diputados para la asamblea

nacional; expectativas en torno a la reacción del rey al proceso revolucionario; seguidamente,

aumento de las presiones para su retorno a Portugal y el inicio de la regencia del príncipe D.

Pedro en Río de Janeiro; e ingreso paulatino de los representantes lusoamericanos al

Congreso.8 En medio a todo esto, se intensificaba la circulación de informaciones entre las

partes; se divulgaban relatos y rumores; se realizaban encuentros privados para tramar

acuerdos, alianzas y conspiraciones; se movilizaban tropas y milicias; se hacían lecturas

públicas de periódicos y panfletos; se llevaban a cabo misas, fiestas y otras formas de

aglomeración con el objetivo de divulgar un nuevo ideario político y promover la

desmoralización de los individuos que los constitucionalistas juzgaban estaban al servicio del

Antiguo Régimen, los llamados “carcundas”.9

8 A pesar de la extensa bibliografía sobre la independencia de Brasil destacamos algunos trabajos individualesy colectivos, que tocan sobre temas específicos aquí citados: sobre la prensa y la formación de la esferapública, ver: Marco Morel, As transformações dos Espaços Públicos: Imprensa, atores políticos esociabilidade na cidade Imperial (1820-1840), São Paulo, Hucitec, 2005; y Marco Morel & Mariana M. deBarros, Palavra, imagem e poder: o surgimento da imprensa no Brasil do século XIX, Rio de Janeiro, DP&A,2003; Sobre el proceso de formación de las Cortes de Lisboa y la participación de las bancadaslusoamericanas, ver: Márcia R. Berbel, A nação como artefato: deputados do Brasil nas Cortes Portuguesas(1821-1822). São Paulo, Hucitec, 1999; y sobre el proceso de independencia en los diversos cuadrantes de laAmérica portuguesa, incluyendo el espacio de la Corte en Río de Janeiro, consultar las compilacionesorganizadas por István Jancsó, Brasil: formação do Estado e da Nação, São Paulo, Hucitec/ Fapesp/ EditoraUnijuí, 2003; y Independência: história e historiografia. São Paulo, Hucitec/ FAPESP, 2005.

9 La palabra carcunda era empleada en un sentido figurado para hacer referencia a un defecto moral al sujetoque se curvaba servilmente frente al despotismo y, por ello, quedaba con la columna torcida, sin más podererguir la cabeza. Fue un término bastante utilizado en el vocabulario político de la época, apareció incluso enlos títulos de varios tipos de panfletos, como las cartas, los diálogos y los catecismos constitucionales. Hastaun diccionario llegó a ser hecho para explicar los usos que los carcundas hacían de determinadas palabras.Este se intitulaba Dicionário corcundativo ou Explicação das frases dos Corcundas, Por José Joaquim Lopesde Lima, Rio de Janeiro, Imp. Nacional, 1821. Sobre este y otros términos del vocabulario político consultar:

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No obstante, fue en el centro del acalorado debate constitucional, que una nueva

coyuntura política comenzaría a ser diseñada. Aunque ya existían algunas animadversiones

entre portugueses europeos y americanos (estimuladas por las polémicas entre escritores de

ambas partes, en las que tanto unos como otros exaltaban la superioridad de un lugar con

relación a otro),10 no sería sino hasta 1822 que la propuesta de separación entre colonia y

metrópoli se concretaría. Tal alternativa surgía con el exacerbamiento de las críticas y

tensiones mutuas producto de los decretos de las Cortes de Lisboa, aprobados en la sesión

parlamentar de 29 de septiembre y promulgados el 1 de octubre de 1821. Las principales

quejas de los lusoamericanos giraban en torno a la exigencia del retorno inmediato del

príncipe D. Pedro a Portugal; la organización de los gobiernos ultramarinos subordinados a

las Cortes; y las amenazas de enviar expediciones militares para someterlos. Posteriormente,

entre diciembre de 1821 y enero de 1822, el Congreso también decidiría sobre la extinción de

todos los tribunales formados en Río de Janeiro después de la transferencia de la Corte.

Aunque tales decretos no tuvieron objeciones de los diputados pernambucanos y fluminenses,

que ya estaban presentes en el Congreso, su recepción en Río de Janeiro fue bastante negativa,

provocando una gran agitación pública en pro del Reino de Brasil y de la regencia de D.

Pedro. Los diputados portugueses pasarían, entonces, a ser acusados de pretender “recolonizar

Brasil”.11

Lúcia M. B. Pereira das Neves, Corcundas e Constitucionais: a cultura política da Independência (1820-1822), Rio de Janeiro, Revan, FAPERJ, 2003, p.132.

10 Al lado de los periódicos, cuya circulación aumentó considerablemente entre 1821 y 1822, también lospanfletos y los folletos políticos desempeñaron un papel importante en la divulgación de las nuevas ideas yprácticas políticas. Estas publicaciones ocasionales, por regla general eran anónimas, se destacaban por elcarácter polémico y didáctico. Las primeras polémicas fomentadas por estos escritos ocurrieron en 1821,cuando llegaron a Río de Janeiro cartas lusitanas que insultaban a Brasil y exaltaban la antigua sede de lamonarquía. Sobre el papel de los panfletos durante la independencia, ver: Cecília H. L. de S. Oliveira, Odisfarce do anonimato: o debate político através dos folhetos (1820-1822), São Paulo, USP, Mestrado, 1979;Lúcia M. B. Pereira das Neves, “Os panfletos políticos e a cultura política da independência do Brasil”, en:István Jancsó (org.), op cit, 2005. pp. 637-675.

11 Con todo, se debe destacar que estas medidas no tenían como objetivo el restablecimiento de la colonizaciónde Brasil, en verdad el nivel de autonomía previsto para la organización de las provincias atendía algunas delas expectativas revolucionarias recientes, como en el caso pernambucano de 1817. El decreto preveía laelección local del gobierno, rompía con las prerrogativas tradicionales de las Cámaras municipales,autorizaba la deposición de los antiguos gobernadores generales de las capitanías, así como las transformabaen provincias. Sin embargo, los decretos guardaban cierta incerteza respecto a la administración civil ymilitar de las provincias. Les concedía autonomía en las partes administrativa y económica, pero creaba unainstancia militar nombrada por las Cortes e independiente del poder civil electo. De todas maneras, laacusación de intenciones recolonizadoras se tornó un importante elemento justificador del sostenimiento dela integridad del reino de Brasil, bajo la autoridad de D. Pedro y con la creación de una AsambleaConstituyente. Márcia R. Berbel, "A retórica da recolonização", en: op., cit, 2005. pp. 791-808.

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En este nuevo escenario, a mediados de 1822, se manifestaba en un panfleto parecido

al anterior, intitulado Segunda parte do amigo da razão ou a continuação da correspondência

com os Redatores do Revérbero..., la desilusión de los lusoamericanos en torno al proyecto

constitucional centralizado en Lisboa, asimismo se justificaba el establecimiento de una

Asamblea Constituyente de representantes provinciales en Brasil:

Las Provincias no dejaron de unirse por espíritu de divergencias al centroPolítico de la Regencia de S. A. R., sino porque esa Regencia no estabaacompañada del Paladio de la Libertad que solo está y solo debe estar en laRepresentación de los Pueblos; esta Representación solo existía en Portugal.Obraron en eso a mí ver lo que debían; ahora al unirse hacen aquello quedeben. Son diversas las circunstancias, diversos deben ser los resultados. LosHombres no son piedras con Leyes fijas o invariables de su inercia: son enteslibres, cuya voluntad varía según los impulsos de sus intereses graduados porla escala de un futuro más o menos esperanzador, lo que no se me puedenegar.12

Más allá de sus particularidades, en ambas situaciones hay un aspecto común: la

constatación de que la época presente estaría marcada por la inestabilidad y la fluidez de las

decisiones políticas, por consiguiente la persistencia de un futuro abierto en la sucesión de los

acontecimientos. En palabras del primer panfletista, la provisionalidad de la acción política

sería traducida por la imagen de una “regeneración” “singular en la historia”, pero

permanentemente amenazada por los “mares tempestuosos de una revolución”. Mientras, para

el segundo panfletista, los resultados de las decisiones y alineamientos políticos estarían

siempre prontos para cambiar a medida que las circunstancias fueran transformándose. Según

su punto de vista, algo propio de la capacidad humana para transformar sus perspectivas

futuras. Además, los realineamientos y cambios políticos se evidenciaban por la propia

condición del tiempo histórico, cuyos ritmos no eran regidos por leyes fijas del tiempo físico-

natural, sino variaban de acuerdo con criterios estrictamente sociopolíticos. En otras palabras,

lo que había sido promisorio en un primer momento, dejaba de serlo en otro. Así las

provincias, tal como los hombres, tenían autonomía para decidir que camino seguir.

Ese contraste entre los dos fragmentos permite tematizar las relaciones entre las

expectativas de cambios políticos y las experiencias del tiempo histórico durante el proceso

independentista brasileño. Eso es lo que vamos a hacer aquí, tomando como base algunos

12 Segunda parte do amigo da razão ou a continuação da correspondência com os Redatores do Revérbero, emque se responde a vários Argumentos, que se tem feito contra a medida apontada primeiramente polo Autor,de se instalar uma Representação, ou Assembleia Legislativa no Brasil, Rio de Janeiro, Oficina de SilvaPorto e Cia, 1822, p. 34.

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ejemplos extraídos, principalmente, de panfletos políticos que circularon en Río de Janeiro,

entre 1821 e 1822, algunos reediciones originales de Porto y Lisboa. El hecho de concentrar

nuestro análisis en este tipo de publicación se debe a la peculiar inmediatez de sus

motivaciones. Surgidos en el calor de los acontecimientos, muchas veces, esos impresos de

periodicidad irregular (como folletos, manifiestos, proclamaciones, cartas, pasquines,

etcétera) pautaban los debates de la esfera pública, así como sintetizaban el estado de

agitación en el que se encontraban los protagonistas del juego político. Se percibe en tales

impresos, como en algunos artículos de periódicos, la ocurrencia de un proceso de

temporalización de los discursos políticos,13 engendrado por la conciencia creciente de la

inmanencia del tiempo como factor impulsor de los cambios históricos y de la sensación de

que estas transformaciones acontecían de manera cada vez más rápida.

Como se sabe, el camino entre el movimiento constitucionalista portugués y la ruptura

de los lazos entre portugueses peninsulares y americanos fue marcado no solo por soluciones

inestables y transitorias, sino también por conflictos de intereses políticos y económicos que

alimentarían proyectos de futuro muchas veces antagónicos.14 En ese ínterin, los agentes

13 Para abordar esta problemática nos inspiramos en los criterios básicos de estructuración de una nuevasemántica histórica de los conceptos en la modernidad, propuesta por R. Koselleck, a saber: democratización,temporalización, ideologización y politización. Cf.: R. Koselleck, "Introducción al GeschichtlicheGrundbegriffe: historisches Lexikon zur politisch-sozialen Sprache in Deutschland", Stuttgart, Klett-Cotta,1972, vol. I (versión española de Luis Fernández Torres: “Un texto fundacional de Reinhart Koselleck.Introducción al Diccionario histórico de conceptos político-sociales básicos en lengua alemana”, Anthropos,nº 223, 2009, pp. 92-105) Aunque esos criterios sean relacionados y se presupongan mutuamente,entendemos que el proceso de temporalización de los conceptos sea el corazón de la teoría koselleckiana dela modernidad; este aspecto, especialmente, trabajado por Alexandre Escudier en "Temporalización(Verzeitlichung) y modernidad política: ensayo de sistematización a partir de R. Koselleck", En: J. FernándezSebastián y G. Capellán de Miguel (eds.), Conceptos Políticos, Tiempo e Historia: nuevos enfoques enhistoria conceptual, Santander, Editorial de la Universidad de Cantabria, Madrid, McGraw-HillInteramericana de España, 2013, pp. 303-348. Cabe destacar que esta compilación aborda bajo diferentesenfoques aspectos generales de la obra de R. Koselleck. Sobre la teoría koselleckiana de la modernidad, asícomo su pertinencia para el contexto iberoamericano, ver : Elías J. Palti, "Koselleck y la idea de Sattelzeít.Un debate sobre modernidad y temporalidad", Ayer 53, 2004 (1), pp. 63-74; Sandro Chignola, "Temporalizarla historia. Sobre la Historik de Reinhart Koselleck", Isegoria Revista de Filosofía Moral y Política, N.º 37,julio-diciembre, 2007, pp. 11-33; G. Zermeño Padilla, "Historia, Experiencia y Modernidad en Iberoamérica,1750-1850", En: J. Fernández Sebastián (dir.) Diccionario político y social del mundo iberoamericano. Laera de las revoluciones, 1750-1850, vol. I, Madrid, Fundación Carolina/SECC-CEPC, 2009 (en adelante:DPSMI), pp. 551-579.

14 Grosso modo, el múltiple emprendimiento colonial portugués, cuyos ritmos y escalas de expansión fueronvariados, produjo asimetrías regionales reveladoras de padrones societarios, culturales y económicosdiversificados, aunque resultantes, en su tiempo, de la construcción del Antiguo Régimen portugués enAmérica. Al momento de la crisis política que precipitó la independencia, el carácter plural de la unidad de lamonarquía portuguesa potenciaba conflictos de intereses, así como fundamentaba la nueva arquitecturapolítica a ser construida, el imperio de Brasil. Sobre el carácter político-identitario de la independencia, ver:István Jancsó y João Paulo G. Pimenta, "Peças de um mosaico (ou apontamentos para o estudo daemergência da identidade nacional brasileira)", en: Carlos Guilherme Mota (org.), Viagem incompleta. A

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históricos lidiaban con situaciones insólitas que los hacían indagar sobre las especificidades y

los desafíos de su época. En algunos casos, las experiencias políticas inéditas en los inicios

del siglo XIX serían supervaloradas, como puede ser observado en 1823 en el periódico

pernambucano Sentinela da Liberdade, en el que Cipriano Barata, diputado de Bahía en las

Cortes de Lisboa, era editor. Por ejemplo, una de sus valoraciones del panorama político del

período, indagaba: “¿[el] día de hoy todo ha sido hecho de salto y por medios extraordinarios

[…] por ventura no se ve de modo más resplandeciente que los tiempos, las instituciones y los

sucesos son todos nuevos, todos inesperados, todos fuera de las leyes ordinarias, los

acontecimientos humanos?”15 En otros publicistas, la valoración de la “época presente”

ganaba contornos un poco más resignados, como en las páginas del periódico fluminense

Regulador Brasílico-Luso, que afirmaba estar en curso una “convulsión geral”, en la que su

carácter irreversible y universalista representaba un divisor de aguas entre presente y pasado:

Nosotros ya no debemos considerar la época de esta brillante regeneración tanapartada, como aún se figura; el género humano hace los cambios de su edadpor siglos, así como cada individuo en el término de algunos años; Sinembargo ante tal convulsión general, que conmociona a las Naciones,podemos decir que llegó la época en que todas estas familias dispersas sobre lasuperficie del Globo, distintas por sus costumbres, por sus leyes y por sureligión, deben pasar a otro estado, venciendo todos los obstáculos, aunquesean los más formidables, que se presentan en su camino16

Como podemos ver, en esos discursos, el tiempo histórico actuaba simultáneamente

como factor e indicador del cambio político. No obstante, las reacciones de los protagonistas a

la sucesión acelerada de acontecimientos eran variables, pudiendo motivar tanto esperanzas

como recelos sobre el proceso histórico en curso. Por eso, se debe intentar comprender como

los propios contemporáneos percibieron y buscaron darle sentido al mundo en que vivían a

través de sus prácticas discursivas. Es en este sentido que aquí pretendemos analizar el

vocabulario político utilizado por los sujetos implicados directamente en el proceso de

emancipación política de la América portuguesa.

experiência brasileira (1500-2000), São Paulo, SENAC São Paulo, 2000, pp. 127-175; Ilmar R. de Mattos,"Construtores e Herdeiros. A trama dos interesses na construção da unidade política", en: István Jancsó (org.),op. cit, 2005. pp. 271-300. En lo que se refiere a los vínculos entre los juegos políticos y de mercado en laCorte de Río de Janeiro, ver: Cecília H. L. de S. Oliveira, A astúcia liberal: relações de mercado e projetospolícios no Rio de Janeiro (1820-1824), Bragança Paulista, EDUSF, Ícone, 1999.

15 Cipriano Barata, “Sentinela da Liberdade na Guarita de Pernambuco, nº 24 – 25 de junho de 1823”, en:Marco Morel (org.), Sentinela da Liberdade e Outros Escritos (1821-1835), São Paulo, Edusp, 2008, p. 292.

16 O Regulador Brasílico-Luso, nº 9 – 18 de septiembre de 1822, pp. 119-120.

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En términos más específicos – al proponer el estudio de las relaciones entre las

transformaciones en las experiencias del tiempo y la creación de las condiciones de

posibilidades del cambio político – se busca analizar como evolucionó lo que aquí hemos

llamado temporalización de los discursos políticos en el ámbito del lenguaje de los actores del

movimiento. Al plantear tal problema, concordamos con la premisa de Reinhart Koselleck en

la que afirma que desde mediados del siglo XVIII se abre espacio a una nueva conciencia del

tiempo histórico, la cual es percibida por medio de las transformaciones de la semántica de

ciertos conceptos político-sociales.17 No obstante, consideramos que además de los conceptos,

también lenguajes, metáforas y expresiones conformaban una tesitura lingüística más

compleja,18 en la que el tiempo histórico19 – sea en su dimensión estructural en cuanto

experiencia y expectativa o como discursos sobre el pasado, presente y futuro – se tornaba el

eje de la construcción de argumentos, de la defensa o contestación de principios y de intereses

políticos.

Ese proceso no puede ser visto de modo aislado, sino vinculado al surgimiento de una

nueva dinámica política, a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, formadora de un

17 R. Koselleck, “'Modernidade': sobre a semântica dos conceitos de movimento na modernidade”, FuturoPassado: contribuição à semântica dos tempos históricos, Rio de Janeiro, Contraponto, Ed. PUC-Rio, 2006.,p. 282-283.

18 La historia de los conceptos a pesar de su tendencia de análisis de conceptos singulares ofrece condicionespara examinar unidades discursivas más amplias, pues tiene como objeto analizar "campos semánticos".Como destaca Hans Erich Bödeker, los conceptos surgen y funcionan en discursos, por lo tanto, hay unarelación de interdependencia que descarta metodológicamente la jerarquización de una unidad de análisissobre otra. Hans Erich Bödeker, "Historia de los conceptos como historia de la teoría. Historia de la teoríacomo historia de los conceptos. Una aproximación tentativa", en: J. Fernández Sebastián y G. Capellán deMiguel (eds.), op., cit, 2013, pp. 22-23. Sobre la inclusión de las metáforas en el análisis de los campossemánticos, en una perspectiva histórica conceptual, ver: J. Fernández Sebastián, “Conceptos y metáforas enla política moderna. Algunas propuestas para una nueva historia político-intelectual”, en: Historia cultural dela política contemporánea, Jordi Canal y Javier Moreno Luzón (eds.), Madrid, Centro de Estudios Políticos yConstitucionales, 2009, pp. 11-30; J. Fernández Sebastián, “Las revoluciones hispánicas. Conceptos,metáforas y mitos”, La Revolución francesa: ¿matriz de las revoluciones?, Roger Chartier, Robert Darnton,J. Fernández Sebastián y Eric van Young, México, Universidad Iberoamericana, 2010, pp. 131-223.

19 En este punto, es importante aclarar, el uso de la expresión tiempo histórico, el cual se hace en singularcolectivo para describir una realidad plural compuesta por una multiplicidad de tiempos. En este sentido,tempo histórico significa una articulación de diversos tiempos sociales. Como destaca Fernand Braudel, todarealidad social es compuesta de una simultaneidad de tiempos y duraciones reveladas por la relación mutuaentre permanencias y cambios. Del mismo modo, los conceptos conductores del movimiento histórico, comolos hasta aquí citados – revolución, regeneración, reforma –, revelan tanto una dimensión sincrónica comoestructuras de experiencia y contextos de acontecimientos de perspectiva de larga duración. F. Braudel,“História e Ciências Sociais. A longa duração”, En: Escritos sobre história, São Paulo, Perspectiva, 2º edição,1992, p.41-78; R. Koselleck, Los estratos del tiempo: estudios sobre la historia, Ediciones Paidós, UAB,Barcelona, 2001; R. Koselleck, “'Espaço de experiência' e 'horizonte de expectativa': duas categoriashistóricas”, op. cit, 2006.

9

espacio de experiencia revolucionario moderno, el cual se articula a las independencias.20 Esta

premisa es sustentada por João Paulo G. Pimenta a fin de enfatizar sobre el aspecto unitario

del proceso revolucionario, en el que un conjunto de experiencias específicas en tiempos y

espacios distintos conformaban una misma experiencia histórica. En otros términos, esa

perspectiva ofrece condiciones para situar encuentros, intercambios e influencias recíprocas

ocurridas al interior de las múltiples realidades políticas de las antiguas monarquías

imperiales ibéricas (reinos, virreinatos, provincias, ciudades, pueblos), a lo largo del proceso

de disolución del Antiguo Régimen y el surgimiento de los Estados nacionales. Por lo tanto,

intenta superar los callejones sin salida creados por el consenso historiográfico que constata

las singularidades del proceso de independencia de la América portuguesa, lo que condujo al

solapamiento de los puntos en común entre este proceso y el escenario político

hispanoamericano.21

No obstante, tal formulación conceptual apunta para otro aspecto: la constatación de

que a lo largo del período revolucionario, la historia no dejaba de ser fuente de enseñaza,

aunque pasaba por un ajuste de foco. Lo que en otro tiempo había sido una “historia maestra

de la vida” entró a disputar con diversas interpretaciones de las experiencias más recientes del

período revolucionario. Así, la historia de corta duración pasaba a tener mayor peso con

relación a la de larga duración. Lo que para Pimenta, “se trataría de una experiencia específica

sobresaliente y no sustitutiva con relación a anteriores [experiencias], ya que las más recientes

solo podían existir por estar fundamentadas en otras más pretéritas, haciendo así una unidad

dinámica sin comienzo o fines precisos.”22

Al considerar esas premisas, concordamos con la ocurrencia de una coyuntura

mundial, una dinámica histórica sistémica, en la que la acción política tiende a orientarse por

una nueva concepción de temporalidad. Así, los trazos del pasado y del presente resaltados en

los discursos políticos podían pasar a cargar consigo una especie de fuerza histórica impulsora

de un movimiento en dirección a un futuro23 presuntamente controlable; pero que se mostraba,

20 João Paulo G. Pimenta, Tempos e espaços das independências: a inserção do Brasil no mundo ocidental(c.1780-c.1830), São Paulo, FFLCH-USP, Tesis de Libre Docencia, 2012. Hay que destacar que cada vez esmás frecuente el abordaje del tema de las revoluciones de independencia en América desde una perspectivaintegrada.

21 Ibídem, p. 14.22 Ibídem, pp. 15-16.23 Cristiane C. dos Santos, Escrevendo a história do futuro: a leitura do passado no processo de independência

do Brasil. São Paulo, FFLCH-USP, tesis de maestría, 2010.

10

simultáneamente, cada vez más fugaz y, por ello, sujeto a las sensaciones de retrocesos o de

cambios de rumbo. Al ser transformado en “desafío el enigma”, el futuro se tornaba objeto de

indagación y controversia política, lo que proporcionaba, a la vez, una disputa sobre el pasado

y el presente.24 La conciencia creciente de que el tiempo pretérito se diferenciaba de aquella

época conducía a una experiencia de aceleración histórica.25 El presente se transformaba en un

período no solo de ruptura, sino también de transición, en el que el surgimiento de situaciones

políticas nuevas posibilitaba interpretaciones divergentes sobre el pasado, así como se

alteraban las proyecciones de futuro. De esta manera, se tornaba un problema saber lo que

había que preservar y lo que había que superar del pasado, así como la extracción de

enseñanzas útiles de aquella coyuntura para el desciframiento del porvenir.

En el caso específico de la independencia de Brasil se percibe que las dificultades

impuestas por la situación de crisis política generalizada – que remonta, por lo menos, a la

invasión francesa a la Península Ibérica y al traslado de la Corte para América en 1808 –

posibilitó valoraciones de la coyuntura y lecturas del pasado fundamentadas en cronologías y

referencias históricas particularistas de las trayectorias lusoamericana y peninsular. Así, la

transferencia de la Corte se transformaría en un poderoso catalizador de narrativas ilustradas

empeñadas en tramar aquel evento en cadenas explicativas, que corroborarían para las

divergencias a ambos lados del Atlántico.26 La conciencia cada vez más creciente de una

experiencia de aceleración del tiempo sufriría una nueva inflexión con la emergencia del

movimiento constitucionalista y la abertura de un nuevo escenario político a partir de 1820.

En adelante, las perspectivas históricas antagónicas evocadas en los discursos tendían a

politizarse y serían fundamentales en la definición de los nuevos alineamientos y soluciones

políticas, que cimentarían un proyecto independentista brasileño.27

II. De la persuasión de las reformas al amor por las novedades

24 R. Koselleck, op cit, 2006, p. 288-292.25 João Paulo G. Pimenta y Valdei L. de Araujo, "História – Brasil", en: DPSMI, 2009, pp. 593-604.26 Valdei Araujo, en un análisis sobre los lenguajes historiográficos durante el período joanino en la América

portuguesa, afirma que las narrativas ilustradas son relatos que buscaban registrar los progresos de algúncampo de la actividad humana, pero, aún sin reunirlos en un concepto singular de progreso general de lasociedad. Valdei Lopes de Araujo. "Formas de ler e aprender com a história no Brasil Joanino", Acervo, Riode Janeiro, v. 22, nº 1, jan/jun 2009, pp. 85-98.

27 João Paulo G. Pimenta, "Espacios de experiencia y narrativa historiográfica en el nacimiento del Brasilindependiente (apuntes para un estudio), Brasil y las independencias de hispanoamérica, Universitat Jaume I,2007, p. 138.

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Teniendo en cuenta las consideraciones preliminares, es necesario analizar la

coyuntura en la que términos como los aquí analizados circulaban. A comienzos de 1821,

cuando la Carta segunda do Compadre de Belém fue publicada en Portugal – en seguida sería

reimpresa en Río de Janeiro28 –, una de las cuestiones levantadas en los debates de la prensa

portuguesa fue la necesidad de promover reformas en las instituciones del Estado, sin que con

eso fueran desencadenados grandes trastornos al orden civil. Por un lado, los portavoces o

simpatizantes del movimiento vintista procurarían resguardarse de las acusaciones de ser

revolucionarios propagadores de la anarquía y de la guerra civil. Las ideas revolucionarias,

aunque no siempre resultaran en guerra civil o anarquía, generalmente, tenían sus significados

asociados y eran vistas como efectos, quizá inevitables, de los cambios de las formas de

gobierno.29

En ese contexto, en el que el significado de los acontecimientos de la Francia jacobina

y napoleónica tenía peso, la mayoría evitaba usar la palabra “revolución”. Esta estaba

marcada por el estigma de la violencia y cuando utilizada en un sentido positivo era

generalmente acompañada de justificativas o adjetivos como “feliz” o “justa”. En cierto

sentido, palabras como “reforma” o “regeneración”, principalmente esta última, encontraban

una mejor recepción entre los escritores, pues dotaba al proceso de cambio institucional de un

28 Segundo Lúcia Neves, las cartas primera y segunda del "Compadre de Belén" son de autoría de ManuelFernandes Tomás (importante miembro da Junta de gobierno de Porto y uno de los más destacados diputadosportugueses de las Cortes de Lisboa), cuyo estilo de escrita y postura frente a la Regeneración portuguesa nodeben ser confundidas con las observaciones del "Compadre de Lisboa", pseudónimo de quien habíamandado imprimir las cartas del "Compadre de Belén", así como del redactor de otra en que atacabadirectamente a los habitantes de Brasil: Carta do compadre de Lisboa em resposta a outra...., 1821. Laprimera carta anónima de Fernandes Tomás fue la Carta do Compadre de Belém ao Astro da Luistânia, dadaà luz pelo Compadre de Lisboa, Reimpreso en Río de Janeiro, Tip. Real, 1821. Todos esos panfletos en formade misivas fueron reeditados en Río de Janeiro, provocando un intenso debate entre escritores de los lados delAtlántico, sobre las cualidades y ventajas de cada reino para la regeneración portuguesa. Cf.: Lúcia M. B.Pereira das Neves, op., cit, 2003, p. 278.

29 João Paulo Pimenta analizando el contexto lingüístico del pensamiento político portugués de las primerasdécadas del siglo XIX – más exactamente de las diferencias y aproximaciones entre las posiciones políticasdefendidas por el redactor del Correio Brasiliense, Hipólito José da Costa, y la de los estadistas portuguesesen la evaluación de los impactos de la política hispanoamericana para la América portuguesa – llama laatención para el aspecto valorativo del uso de los vocablos revolución y guerra civil. Por un lado, en elCorreio las revoluciones en América eran vistas como procesos esperados e incluso justificables, debido a lapésima administración metropolitana de sus colonias, pudiendo, en algunos casos, generar una guerra civil,lo que era condenable, y, por ello, debía de ser evitado; por otro lado, en los discursos de los estadistasportugueses, los dos vocablos eran empleados prácticamente como sinónimos, difundiéndose una visiónampliamente negativa de las revoluciones en la América española, en ese período, siempre divisoras yviolentas. João Paulo G. Pimenta. "A política hispano-americana e o Império português (1810-1817):vocabulário político e conjuntura", en: István Jancsó (org.), op cit, 2003, pp. 129-130.

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tono supuestamente más pacífico y conectado con las tradiciones políticas del reino

desvirtuadas por el absolutismo. Con esto, los entusiastas del movimiento vintista se

mostraron alineados a las nuevas demandas políticas y sociales salvaguardadas por los

principios constitucionales y, por ello, buscaron oponerse al despotismo ministerial y al

antiguo gobierno del reino, formado después de la transferencia de la Corte a Brasil. Así, el

resultado concreto de la cautela y de las justificativas en torno al uso de la palabra

“revolución” era un apelo constante a la moderación como principal criterio para el ejercicio

de la crítica política pública, en expansión en aquel contexto de “guerra de plumas”.30

Tal ideario era fortalecido y legitimado por la carta del “Compadre de Belén”, en la

que acusaba al redactor del periódico lisboeta Astro da Lusitânia de agitar la opinión pública

contra el Gobierno Provisorio recientemente instalado. Después de la consolidación de las

nuevas juntas de gobierno de Porto y de Lisboa se formalizó un acuerdo, el 27 de septiembre

de 1820, en el que se constituyó el nuevo gobierno de Portugal con cinco miembros del

antiguo gobierno de Lisboa y once de Porto. Este nuevo gobierno era constituido por dos

partes: por la Junta Provisional de Gobierno Supremo del Reino y por la Junta Preparatoria de

las Cortes, esta encargada de todo lo relacionado a la reunión de las Cortes.31

En la visión del panfletista los discursos hechos en la prensa deberían preocuparse no

solo en convencer a los portugueses, sino también a los “Gabinetes de Europa”, de que sus

anhelos eran de hombres que “procura[ban] ser libres, respetando siempre el Trono, el Altar,

el Derecho Público y el de Gentes”.32 Para el “Compadre de Belén”, el Astro da Lusitânia

seguía el camino contrario al modelo de virtud moral defendida, por esto cometía excesos

infundados como el de afirmar que, con el nuevo gobierno, en Portugal todo continuaba igual

30 Lúcia M. B. Pereira das Neves, "A guerra de penas: os impressos políticos e a independência do Brasil",Revista Tempo, nº 8, Rio de Janeiro, diciembre de 2009, pp. ; Isabel Lustosa, Insultos Impressos: a guerrados jornalistas na Independência, São Paulo, Cia das Letras, 2000. Además de los trabajos de Lúcia Neves eIsabel Lustosa, cabe destacar otro, pero para el contexto español, que parte da premisa de un clima bélico enlos usos del lenguaje política en la prensa: J. Fernández Sebastián, "Guerra de palabras. Lengua y política enla revolución de España", en: Pedro Rújula y Jordi Canal (eds.), Guerra de ideas. Política y cultura en laEspaña de la Guerra de la Independencia, Institución Fernando el Católico, Marcial Pons Historia, 2011, pp.237-280.

31 Márcia R. Berbel, A nação como artefato: deputados do Brasil nas Cortes Portuguesas (1821-1822). SãoPaulo, Hucitec, 1999, p.45; Valentim Alexandre, Os sentidos do império: questão nacional e questãocolonial na crise do Antigo Regime português, Porto, Afrontamento, 1993; Isabel Nobre Vargues, “Oprocesso de formação do primeiro movimento liberal: a Revolução de 1820”, en: José Mattoso (dir.),História de Portugal, Lisboa, Círculo de Leitores, 1993, vol. V, pp. 45-63

32 Carta segunda do Compadre de Belém..., 1821, p. 7

13

que antes y que los cambios deberían de darse más rápidamente.33 En respuesta al Astro, el

panfletista advierte a los “señores apresurados”, que sufrían de la “molestia de querer todo

hecho de repente” y de los riesgos de una política “inmoderada”. Para él, incluso en España,

donde había Constitución, Cortes Legislativas y trabajos constantes muchas de las reformas

necesarias todavía no habían sido hechas, no siendo, por ello, un Gobierno Provisorio capaz

de realizar todo en tan poco tiempo.34

Esta comparación entre la situación política de Portugal y de España revelada por un

contemporáneo nos da oportunidad para subrayar la innegable proximidad entre las

experiencias constitucionales de ambos países. Objetivos de la expansión napoleónica, a

finales de 1807 y comienzos de 1808, las dos monarquías ibéricas encontrarían salidas

diferentes para enfrentar la crisis política y militar debido a la invasión francesa. La Corte

bragantina, con apoyo británico, se refugió en sus territorios en América y de paso consiguió

preservar su integridad física y simbólica, prolongando su gobierno por catorce años más,

mientras que la familia real española fue hecha prisionera por los franceses, lo que

posibilitaría la creación de condiciones para la disolución de aquella autoridad real. En

respuesta a la imposición de un rey extranjero, José Bonaparte (en adelante José I, hermano

más viejo de Napoleón), se comenzaron a formar juntas autónomas de gobierno en los

territorios de la monarquía española. Estas juntas, asumiendo incluso características

continuistas y legitimistas de la monarquía borbónica, no dejarían de ser importantes

instrumentos de innovación política.35 La experiencia juntera, expandida también por la

América hispánica, abriría espacio para la formación de las Cortes de Cádiz (1810-1814) y la

elaboración de la constitución de 1812, que, a su vez, se tornaría en uno de los grandes

marcos del liberalismo ibérico.36

33 Una de las dificultades enfrentadas por el nuevo Gobierno se dio con relación a las instrucciones para laselecciones de los diputados. Las primeras instrucciones, fechadas de 31 de octubre de 1820, no tendrían éxitoy serían duramente criticadas por no corresponder a las expectativas de los diversos sectores de la sociedadportuguesa, que ya se habían manifestado a favor de los criterios de las Cortes de Cádiz de 1812. Después deestas manifestaciones, los criterios españoles serían adoptados por las nuevas instrucciones de 23 denoviembre de 1820. Los descontentos que llevaron a la adopción de las nuevas instrucciones resultaron,también, en la dimisión de dos de los representantes de Porto del gobierno (uno de ellos, Manuel FernandesTomás), quienes se rehusaban a asumir los criterios españoles, pues recelaban la anexión del territorioportugués por parte de España en caso de que el movimiento vintista fracasara. Tal como en Portugal, lasnuevas reglas serían puestas en práctica en las elecciones provinciales de Brasil. Sobre el tema relativo alproceso electoral, ver: Márcia R. Berbel, op., cit, 1999, p.45-50.

34 Carta segunda do Compadre de Belém..., 1821, pp. 12-1335 João Paulo G. Pimenta, op. cit., 2012, pp.144-145.36 Sobre las Cortes gaditanas y la Constitución de 1812 ver: Manuel Chust (coord.), Doceañismos,

14

Cabe resaltar que innovaciones institucionales como estas fueron acompañadas

también por renovaciones del vocabulario sociopolítico, de las prácticas culturales y de la

sociabilidad. Por un lado, la rápida transformación en las formas políticas era denunciada por

el reordenamiento de la dinámica lingüística, con la creación de nuevos vocablos y la

reformulación de significados parciales a otros ya existentes (muchas veces, acompañados de

cargas emocionales y valorativas)37; por otro lado, ese proceso era acompañado por la

ampliación y dinamización de los espacios públicos, aspectos, claramente, estimulados por la

situación de crisis generalizada. En ese momento, hubo una proliferación de la prensa, las

sociedades patrióticas, las logias masónicas, además de la abertura de los debates políticos en

espacios públicos: plazas, calles, pulperías, chicherías y cafés (espacios de sociabilidad

importantísimos para la divulgación de ideas y formación política de los individuos).38 Sin

embargo, esto, evidentemente, no se restringió al contexto español. En Brasil, por ejemplo, la

transferencia de la Corte ya proporcionaba alteraciones progresivas a las formas de ejercicio

de la política en todos los niveles y estratos sociales.39 En verdad, lo que observamos es que

fue siendo formado un espacio común de intercambio y circulación de ideas y prácticas

políticas manejadas simultáneamente por una gran cantidad de personas en todo el mundo

europeo e iberoamericano. Como señala Javier Fernández Sebastián, es sorprendente la

similitud de discursos y lenguajes políticos que circulaban a ambos lados del Atlántico y que

en gran medida pusieron de manifiesto la existencia de una cultura política compartida en

toda esta parte del globo.40

Como se sabe, las experiencias constitucionales españolas – primero en Cádiz (1810-

1814) y después en Madrid (1821-1822) – inspirarían de diversas formas al movimiento

constituciones e independencias. La Constitución de 1812 y América, Madrid, Fundación Mapfre, 2006; M.Chust (ed.), 1808. La eclosión juntera en el mundo hispano, México, FCE-ECM, 2007; Márcia R. Berbel &Cecília H. de S. Oliveira (org.), A experiência constitucional de Cádis: Espanha, Portugal e Brasil, SãoPaulo, Alameda, 2012; Roberto Breña, El imperio de las circunstancias. Las independenciashispanoamericanas y la revolución liberal española, México, Madrid, ECM, Marcial Pons, 2013.

37 J. Fernández Sebastián, op., cit., 2009, p. 10.38 Marco Morel, “La génesis de la opinión pública moderna y el proceso de independencia (Río de Janeiro,

1820-1840)”. François-Xavier Guerra y A. Lempérière (et.al.). Los espacios públicos en Iberoamérica:ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX, México D.F., FCE, 1998, p.300-320; Alexandre M. Barata,Maçonaria, sociabilidade ilustrada e independência do Brasil (1790-1822), Juiz de Fora, Ed UFSJ, SãoPaulo, Annablume, 2006.

39 João Paulo G. Pimenta. "Brasil y las revoluciones de Hispanoamérica (1808-1822)", Brasil y lasindependencias de Hispanoamérica, Universitat Jaume I, 2007, p. 25.

40 J. Fernández Sebastián, "La crisis de 1808 y el advenimiento de un nuevo lenguaje político. ¿Una revoluciónconceptual?", en: Alfredo Ávila y Pedro Pérez Herrero (eds.), Las experiencias de 1808 en Iberoamérica,México, UNAM-Universidad de Alcalá, 2008, p.111.

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vintista.41 Los revolucionarios portugueses las usaron como referentes, por ejemplo, en la

formación de las juntas de gobierno y en la definición de los métodos de las instrucciones

electorales para la reunión de los representantes nacionales. No obstante, buscaron matizar los

contextos políticos de los países ibéricos. Juzgaban necesario que Portugal sacase ventajas del

constitucionalismo español, apartándose de cualesquiera situaciones que fueran vistas como

negativas o simplemente inadecuadas al proyecto político puesto en práctica a partir de 1820.

En ese sentido, en la misma Carta segunda do Compadre de Belém el uso del

pronombre “nuestra”, antes de “regeneración”, singularizaba la posición de Portugal en el

cuadro de las experiencias constitucionales modernas. Esta singularidad, en parte, favorecida

por la manutención de la integridad monárquica con el traslado de la Corte para el reino

lusoamericano; por otra parte, por el hecho del movimiento constitucionalista portugués

poder, todavía, extraer enseñanzas útiles de aquella coyuntura revolucionaria y, así, “corregir”

o “evitar” equivocaciones cometidas en otros contextos.42 Hacían parte de ese cuadro de

referencias contemporáneas las experiencias políticas recientes de España y las luchas de

independencia en la América española; pero también, la Independencia de las Trece Colonias

(1776), la Revolución Francesa (1789) y la Revolución Haitiana (1791). Acontecimientos, que

formaban una unidad coyuntural histórica43 delineadora de experiencias de ruptura política,

que podrían ser tomados como parámetros de acción, tanto positivos como negativos

dependiendo de las circunstancias y posicionamientos políticos de quien los evocara en los

41 Márcia R. Berbel, "A constituição espanhola no mundo Luso-Americano (1820-1823)", Revista de Indias,2008, vol. LXVIII, nº 242, pp. 225-254.

42 Paula Botafogo C. Ferreira, en un análisis sobre las apropiaciones de las experiencias constitucionalesatlánticas por los diputados reunidos en las Cortes de Lisboa y los redactores de los periódicos de Río deJaneiro, afirma que era recurrente, en los discursos de los parlamentares y de la prensa, el intento de definiruna solución política "más liberal" en la reglamentación de las bases institucionales de la nación portuguesa.Con todo, resalta que no había consenso: "para algunos era superar la 'liberalidad' de la historia constitucionalatlántica, para otros corregir, o aún, adecuar las determinaciones de la historia de los constitucionalismosAtlánticos a las condiciones del Imperio portugués". Cf.: Paula Botafogo C. Ferreira, Redatores no Rio deJaneiro e deputados nas Cortes de Lisboa pela Construção da Monarquia Constitucional Portuguesa (1821-1822), São Paulo, USP, tesis de maestría, 2011, p. 8.

43 Aquí nuevamente nos fundamentamos en la propuesta de João Paulo Pimenta en la cual afirma que loseventos políticos, a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, se encontraban dispuestos en un planode la política mundial, en el que las transformaciones estructurales de la realidad por las que tales eventospasaban se expandían en tiempos y espacios variados, donde no solo contribuían al engendramiento denuevas realidades políticas, sino también adquirían nuevos sentidos en otros contextos. En su conjunto, esecuadro de referencias revolucionarias profundizaba la sensación de compartimiento de una mismaexperiencia histórica, de una coyuntura permeada por apropiaciones, lecturas y relecturas concretas deacontecimientos abiertos, no portadores de resultados a posteriori, y que por eso eran propensos aalteraciones en tiempos y espacios distintos. João Paulo G. Pimenta, op., cit., 2012, pp. 34-35.

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discursos.44

En las palabras del “Compadre de Belén”, los portugueses podrían construir una

conducta propia que sirviera de “ejemplo y modelo a los Pueblos del Universo” que quisieran

“regenerarse”.45 Según él, en ese momento, el movimiento vintista llamado, también, de

“nuestra revolución”,46 podría ser más exitoso que otros; pues este no separaría “ni las ideas

morales de las ideas liberales, ni la Justicia de la Política”, lo que significaba conciliar las

tradiciones portuguesas con las nuevas circunstancias políticas del período. En ese sentido,

afirmaba:

La Casa de Braganza reina entre nosotros, porque nosotros la llamamos paraeso en 1640 – Las condiciones, con que aceptó, fueron manifestadas en lasCortes, que entonces se celebraron. El Rey D. João IV las sancionó y aprobó.– El tiempo y las circunstancias habiéndolas alterado, ahora hacemos valernuestros derechos, solo buscamos, que sean respetados, porque respetamossiempre y siempre respetaremos aquellos que entonces concedimos y a los quenos obligamos. Las últimas noticias llegadas de Río de Janeiro nos convencen,de que los sentimientos del heredero de la Corona, el Príncipe Real, el hijo denuestro Augusto y Adorado Monarca, son de aprobar los votos de la Nación yayudar a la felicidad de sus Compatriotas, como él los llama, adoptando unnuevo orden de cosas.47

Como puede ser observado, en este fragmento, hay una tentativa de conciliar pasado y

presente. Si bien el recurso a las Cortes era parte de las tradiciones del reino, en aquel

momento su naturaleza ya era completamente otra. Esto se explicaba conscientemente porque

esa época difería de las anteriores.48 El derecho de la nación requerir la revisión de sus leyes

44 João Paulo G. Pimenta, "A política hispano-americana e o Império português (1810-1817): vocabuláriopolítico e conjuntura", en: István Jancsó, op., cit., 2003, pp. 130-131

45 Carta segunda do Compadre de Belém..., 1821, p.7.46 Revolución, en este fragmento, aparece asociada a la idea de perfeccionamiento opuesta a la de

fragmentación. Una acción discursiva que procuraba alejar, como resaltamos arriba, los riesgos de confundiraquel movimiento político con otras experiencias políticas marcadas por el signo de la violencia. Se recelaba,aún, por la posibilidad de una intervención extranjera en Portugal, lo que justificaba dirigirse a los gobiernosextranjeros. Cabe aquí citar todo el fragmento: "Les haría ver [a los Gabinetes de Europa], que nuestrosprincipios son de mejorar y no de destruir. – Que la moderación y la suavidad, glorioso timbre de unGobierno justo e ilustrado, han de acompañar siempre las medidas empleadas en las operaciones económicasde las reformas, que fueran necesarias. – Y finalmente que nuestra conducta puede servir de ejemplo ymodelo a los Pueblos del Universo, que quisieran regenerarse, porque en nuestra revolución no separamosaún ni las ideas morales de las ideas liberales, ni la Justicia de la Política.” Ibídem, p.7.

47 Ibídem, pp. 9-1048 Las diferencias entre las "Antiguas" y las "Nuevas" Cortes eran resaltadas en varias publicaciones de carácter

político-pedagógico, en las que se establecían las diferencias entre las formas de representación. Variaspublicaciones tenían este tipo de abordaje. En el fragmento de abajo es posible percibir como el método deconvocatoria de las Cortes es historiado, esto es, sufre transformaciones a lo largo del tiempo: "[...] el métodoantiguo de convocar Cortes, aunque sea legal, no es propio de la época presente; las leyes son como todo lodemás, con el tiempo envejecen y tienen como propósito regular las costumbres, si las costumbres cambian,las leyes también cambian. No basta que lo constataren las Cortes del Clero, Nobleza y Pueblo, porque tanto

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fundamentales se mantenía intacto; pero el tipo de solución para el problema demandaba

nuevos esfuerzos, una nueva forma de representación política compatible con los principios

del constitucionalismo moderno. Entonces, si le correspondía a la nación el papel de “hacer

las Leyes para gobernarse”, a la monarquía le restaría no oponerse al “nuevo orden de

cosas”.49 De esta manera, el panfletista se esforzaría para convencer a la opinión pública de

que el programa vintista era capaz de armonizar los derechos de la monarquía con los

preceptos constitucionales para reformar el Estado. Una lógica argumentativa bastante

próxima a la que circulaba, también, en los manifiestos oficiales del movimiento, publicados a

lo largo del período que antecede a la formación de las Cortes de Lisboa.

En el Manifesto da Junta provisional do Governo Supremo do Reino aos Portugueses,

el carácter moderado del movimiento sería subrayado en dos sentidos: por un lado, penetrados

de anhelos tenidos como legítimos, los constitucionalistas se veían cuasi que forzados a tomar

la iniciativa adelantando sus pasos en la construcción del futuro, vislumbrado como una época

cualitativamente superior al presente – como es insinuado en el contraste entre una felicidad

futura y una desgraciada situación: “Portugueses, el paso que acabáis de dar para vuestra

felicidad futura era necesario y hasta indispensable; vuestra desgraciada situación plenamente

justifica vuestro procedimiento”.50 Por otro lado, propagaban la idea de que los sentimientos

de una “natural fidelidad” (al rey, a la religión católica y demás valores tradicionales

identificados con el pasado) no serían incompatibles con las expectativas de cambios en el

orden institucional, pues nada estaría sujeto a permanecer inmutable: “Ninguna Ley o

institución humana es hecha para durar siempre; el ejemplo de nuestros Vecinos debería bastar

para tranquilizarnos.”51. Como puede ser observado, nuevamente los vintistas recurrían a las

experiencias políticas más recientes a fin de alinear una conducta interna singular a un plano

más general de un proceso de cambio político.

En el Manifesto da Nação Portuguesa aos Soberanos e povos da Europa se puede

hay Clero, Noble, como Plebeyo y hay Plebeyos, cuyos intereses están unos ligados al Clero otros a laNobleza. Sin embargo, es más terminante, más liberal y más conforme a las ideas del siglo que, por ejemplo,los pescadores tengan su representante elegido por ellos, sin que sea necesario ser un pescador, sino unhombre ilustrado, que responda por ellos; y así en todos las demás ordenes y clases de la Nación, de suerteque yo en mi casa pueda estar muy satisfecho, porque en aquella Asamblea se tratan también de mis interesesy de mis destinos." Das Sociedades e das convenções ou constituições, Reimpreso en Río de Janeiro,Tipografía Nacional, 1821, pp. 4-5.

49 Carta segunda do Compadre de Belém..., pp. 9-1050 Manifesto da Junta provisional do Governo Supremo do Reino aos Portugueses, Reimpreso en Río de

Janeiro, Imp. Regia, 1821, p.2.51 Ídem, p.2.

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observar una enumeración de las causas que posibilitaron el movimiento constitucionalista y

una cronología de acontecimientos que revelaba los límites del cuadro histórico de la

decadencia de Portugal. El Manifiesto inicia destacando la transferencia de la Corte del

entonces regente D. João a América, en 1807, y el creciente despoblamiento: provocado por la

emigración de sus habitantes al continente americano debido a las guerras contra los

franceses, mencionándose las invasiones de 1809 y 1810. Otro importante factor de debilidad

del reino, según el Manifiesto, fue la firma del Tratado de comercio de 1810, que beneficiaba

a los comerciantes ingleses en detrimento de los intereses portugueses por el mercado

lusoamericano. Se resaltaba el estado paupérrimo de la agricultura, la cual perdía su mano de

obra para alimentar los ejércitos y grandes capitales centrados en Brasil y en las guerras de la

América del Sur; la desprotección del comercio; el nulo apoyo a la industria; la falencia del

Crédito público; la escasez del Erario Regio; además de las demoras de una administración

hecha a dos mil leguas de distancia. Así, se enumeraban las principales causas para el

aumento de los sentimientos de abandono y de la “idea de estado de Colonia”,52 a que se

hallaban reducidos los ciudadanos portugueses, especialmente, con el desvanecimiento de las

esperanzas de ver al monarca de vuelta a la península ibérica.

Se buscaba, a través de la precisión de las fechas de los principales hechos

acontecidos, organizar la historia reciente del reino como forma de posibilitar la realización de

contrastes entre aquella situación y la de tiempos pretéritos. En otras palabras, la cronología

aquí no ejercía una simple función acumulativa de eventos, esta poseía una cualidad temporal

intrínseca. La constatación de las diferencias entre las épocas corroboraba para la visión de un

espacio de experiencia en transformación. Así, la narración de la decadencia servía como

punto de partida para la proyección de un nuevo horizonte de expectativas. Por un lado, el

despotismo ministerial había “corrompido todo”, sustituyendo las virtudes de “otro tiempo”

en prácticas venales; por otro lado, animaba a los portugueses a asumir sus derechos.53

Ante tal situación, se argumentaba en el Manifesto aos Soberanos e povos da Europa,

que solamente la instauración de un nuevo orden de cosas sería capaz de salvar “la nao del

Estado del lamentable y miserable naufragio en el que iba a perderse”.54 Nuevamente aquí se

52 Manifesto da Nação Portuguesa aos Soberanos e Povos da Europa, Reimpreso en Río de Janeiro, RealTipografía, 1821, p. 4

53 Ibídem, p. 554 Ibídem, p. 5

19

hace mención a la metáfora del naufragio; sin embargo, ahora, no como una posible

consecuencia de la revolución, sino como una causa de la inercia de los agentes

gubernamentales en la administración del reino. Para revertir aquella situación, los vintistas se

proponían reforzar el compromiso con la casa real, pero imponían nuevas condiciones para la

renovación de esos lazos, es decir, el inmediato retorno de la familia real a Lisboa y la

proclamación de una “Constitución, de una ley fundamental, que regulara los límites del

Poder y la Obediencia; que afianzara a la Nación su honra, su independencia y su gloria”.55

No obstante, hacían una advertencia: “Lo que hoy [los portugueses] quieren y desean no es

una innovación: es la restitución de sus antiguas y saludables instituciones, corregidas,

aplicadas según las luces del siglo y las circunstancias políticas del mundo civilizado”56.

Aquí, llama la atención los usos de la palabra “innovación” y de la expresión “luces

del siglo”. Entre la introducción de algo enteramente nuevo, desconocido de lo habitual (como

indica el término “innovación”) y la restitución de “antiguas” instituciones, el criterio

justificador de las reformas de las leyes fundamentales de la monarquía se impregnaba de la

percepción de una diferencia cualitativa entre períodos históricos. Proponer la corrección de

las leyes de acuerdo a las “luces del siglo” significaba ponerse en sintonía con las exigencias

de ese momento, adoptar una bandera difusa de fuerzas históricas que actuaban positivamente

en la transformación intelectual y material de las sociedades en geral y de los individuos en

particular.57 Aún así, sintonizarse con las demandas del tiempo presente no implicaba

abandonar el pasado. Tal como en otros documentos de aquel momento, se resaltaba el papel

histórico de las Cortes como una institución tradicional del reino. Por ejemplo, se citaba las

Cortes de Lamego, de 1385, como uno de los marcos fundadores de la Monarquía y de la

nación portuguesa, así como se recordaba la restitución del trono portugués en 1640, después

de la Unión Ibérica. Aunque no se reivindicara una aplicación directa de los mismos

procedimientos, es decir, el uso de los métodos de las antiguas Cortes, aún era posible buscar

inspiración en el pasado distante, visto como glorioso, a partir del cual se trazaban algunas

líneas de continuidad con aquellos principios y fuerzas históricas que pudieran legitimar la

acción del presente.

A juzgar por los manifiestos es posible suponer que esa primera fase del

55 Ibídem, p. 656 Ídem, p. 657 Lúcia Neves, op., cit., 2003, pp. 164-165.

20

constitucionalismo portugués estaría marcada, en el ámbito discursivo, por la construcción de

un proyecto político que fuera capaz de mantener un cierto tipo de solución de compromiso

entre lo viejo y lo nuevo; sin embargo, la preponderancia de este sobre aquel era más posible.

Por ejemplo, en los Discursos extraídos do Gênio Constitucional se llega a afirmar que la

constitución política del Estado sería un “nuevo y luminoso farol” en torno al que serían

reunidos los deseos y los votos de todos los ciudadanos portugueses. Esto resultaría no en la

“simple reforma, por algún abuso particular, de la sociedad antigua”, sino en el “total

exterminio de los abusos” para la “procreación de la nueva sociedad”.58 Por consiguiente, las

Cortes serían extraordinarias, pues atenderían un nuevo objetivo: la reorganización del Estado

portugués.

Otro aspecto importante de esta fase fue la centralidad del período posterior a 1808

como formador de una identidad política nacional portuguesa contrapuesta a la

americanización de la monarquía.59 Cuando los vintistas hacían referencia a la nación

portuguesa, más exactamente, cuando clamaban por la dignidad y soberanía nacional, tenían

como objetivo retomar la centralidad política del reino ibérico perdida por el traslado de la

Corte a Río de Janeiro y la posterior elevación de Brasil al status de Reino Unido de Portugal

y Algarves, en 1815. A pesar de definir en las Bases Constitucionales que la nación era

compuesta por los “portugueses de ambos hemisferios”, los principales grupos de diputados

peninsulares en el Congreso alimentarían expectativas de reconstrucción de la centralidad

europea en la organización del Estado.60 No obstante, esas contradicciones solo se

manifestaron cuando los representantes de las diferentes provincias lusoamericanas se

58 Discursos extraídos dos números 10, 11, 12, 25 e 26 do Gênio Constitucional. 1º Sobre a importância de umGoverno Constitucional. 2º Sobre a absoluta necessidade de ser a totalidade da nação verdadeiramenterepresentada em Cortes por legítimos representantes, que sejam da escolha dos povos e eleitos por todos oscidadãos. 3º Sobre a necessidade de ser adotado para a convocação da atuais Cortes (extraordinariamenteconvocadas el Lisboa) um sistema diferente do que antigamente fora adotado. Rio de Janeiro: Régia OficinaTipográfica, 1821, p. 3.

59 István Jancsó y João Paulo G. Pimenta, op., cit., 2000, p. 165.60 Hay una vertiente historiográfica que llama de “integracionistas” a los diputados, cuyas figuras más

prominentes eran Manuel Fernades Tomás y Ferreira Moura, que sustentaban la indivisibilidad de lasoberanía nacional en todos los niveles de las instancias político-administrativas. Estos parlamentaresproyectaban la existencia de un cuerpo homogéneo y soberano, del que era inviable, por ejemplo, conciliar elcentro político lisboeta con la presencia de un segundo centro de poder ejecutivo y/o legislativo propio enBrasil como era expuesto. A su vez, los diputados de una línea política llamada de “moderada”, destacando aBorges Carneiro, veían de manera secundaria la indivisibilidad político-administrativa defendida por losllamados “integracionistas”, desde que la integración económica entre Portugal y Brasil fuera garantizada.Sin embargo, esta integración económica presuponía una revisión de las condiciones de libre comercioadquiridas por Brasil después de 1808, lo que desagradaba a la mayoría de los representantes lusoamericanospresentes en Lisboa. Cf.: Marcia R. Berbel, op., cit., 1999; Valentim Alexandre, op., cit., 1993.

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juntaron a los trabajos parlamentares. Se puede decir que el espacio constituyente en Lisboa

proporcionó el encuentro de realidades locales/regionales bastante distintas; pero que

compartían, hasta ese momento, los anhelos de un nuevo orden político asociado a Portugal.61

A mediados de 1822, cuando fue publicado, en Río de Janeiro, el panfleto Segunda

parte do amigo da razão,62 el escenario político portugués y lusoamericano ya había cambiado

significativamente, como ya señalamos. En ese momento, la regencia de D. Pedro estaba

fortaleciéndose y daba señales de insubordinación ante las Cortes de Lisboa. Desde la

decisión de permanecer en territorio americano, el 9 de enero, atendiendo las manifestaciones

de varios sectores establecidos en la capital del reino y en las provincias vecinas, D. Pedro

venía adoptando disposiciones que contrariaban las determinaciones del Congreso.

El 16 de enero, D. Pedro formaría su primer ministerio compuesto por las carteras de

marina, guerra, hacienda y justicia, y del reino, esta última ocupada por José Bonifácio de

Andrada y Silva, quien ejercería gran influencia en el nuevo gobierno. El día 15 de febrero,

expulsaría a la División Auxiliadora comandada por el general Avilez, quien se había rebelado

en el mes anterior contra la decisión del príncipe de permanecer en Brasil y exigía su regreso

a Portugal. La rebeldía de las tropas lusitanas llevó a reunir cerca de 4 mil milicianos y

ciudadanos armados, bajo el liderazgo de Joaquim Xavier Curado para defender al príncipe.

Al día siguiente de la expulsión de las tropas, el regente promulgaría un decreto que

convocaba un Consejo de Procuradores de las provincias a ser elegidos por los electores de las

parroquias. Esta medida aunque no atendiera completamente las expectativas del grupo

político encabezado por José Clemente Pereira, Joaquim Gonçalves Ledo y Januário da Cunha

Barbosa (respectivamente, presidente del Senado de la Cámara de Río de Janeiro y redactores

del Revérbero Constitucional Fluminense), los tornaba más próximos al príncipe. Durante los

meses siguientes, entre febrero y junio, ese grupo político, preocupado en ampliar los canales

de participación política en el Reino, promovería en la prensa una campaña a favor de una

Asamblea general constituyente en Brasil, convocada por D. Pedro, el 3 de junio, en respuesta

61 Marcia R. Berbel, op., cit., 1999, p. 198.62 Este panfleto, cuya fecha informada en la carta es de 30 de julio de 1822, como su propio título informa, se

trataba de la continuación de una correspondencia enviada a los redactores del Revérbero en la abertura deaquel año. Mientras, el panfleto inaugural, a pesar de publicado en 1822, trae como fecha de la misiva elúltimo día del año de 1821, cf.: O Amigo da razão, ou carta aos redatores do Revérbero, em que se mostramos direitos, que tem o Brasil a formar a sua Câmara especial de Cortes no próprio território, conservando aunião com Portugal, em ordem a salvar-se dos horrores da anarquia, evitando de um golpe o retrocesso dodespotismo e as pretensões das Cortes de Portugal contrariadas aos seus interesses, Rio de Janeiro, Imp.Nacional, 1822; Segunda parte do amigo da razão... op., cit., 1822.

22

al pedido de los Procuradores de las Provincias.63

Esbozado el panorama general, debemos retornar a principios de 1822, cuando

comenzaron a ser publicadas las cartas a los redactores del Revérbero. Al momento de la

publicación del primer panfleto el Amigo da razão, ou carta aos redatores do Revérbero..., se

debatía las posibles consecuencias de los decretos de las Cortes de Lisboa, caso fueran

acatados. Como ya vimos, esos decretos determinaban el regreso inmediato del príncipe

regente, así como establecía otras medidas que tenían como objetivo poner a Río de Janeiro a

la par con las otras provincias lusoamericanas.64 En ese primer impreso, el panfletista

presentaba el siguiente argumento: en donde faltara una parte de la representación del poder

Legislativo y Ejecutivo quedaría la otra reducida a la condición de provincia. Para é, era

improductiva la discusión suscitada por el periódico Semanário Cívico da Bahia en su número

35, de octubre de 1821, sobre el lugar más conveniente para el asiento de las Cortes de la

nación portuguesa. En ese debate, no importaba si Portugal era más poblado que Brasil, ni si

la monarquía estuvo establecida en la Península o si Brasil era el reino más rico y de mejores

ventajas políticas para la nación; en verdad, ninguno de los reinos debería de ser perjudicado

en la división de sus derechos. Por ello, preguntaba:

¿Qué fue Portugal durante los últimos 13 años, en los que estuvo separado dela sede de la Monarquía […] Qué fue Portugal, digo, en ese período?Provincia de Brasil. Provincia de Brasil.[…]¿Qué vendrá ahora a ser Brasil, viceversa, sin Poder Legislativo y EjecutivoSupremo en su territorio; extinguiéndose todos los Tribunales que componíansu Corte, de manera que hasta la sombra de su Categoría quedará nula? ¿Quévendrá a ser Brasil, digo, en tal condición? Provincia de Portugal, Provincia dePortugal.65

Este cambio de papeles entre Portugal y Brasil, mencionado en este fragmento, se

63 Manuel de Oliveira Lima, O movimento da Independência 1821-1822, 5ª ed., São Paulo, Melhoramentos,Conselho Estadual de Cultura, 1972; Francisco Falcon e Ilmar R. Mattos, "O processo de Independência noRio de Janeiro", en: Carlos G. Mota, 1822: Dimensões, São Paulo, Perspectiva, 1972, pp. 292-339; Iara LisSouza, Pátria coroada: o Brasil como corpo político autônomo 1780-1831. São Paulo, UNESP, 1999; CecíliaH. L. de S. Oliveira, op cit, 1999; Isabel Lustosa, op., cit., 2000; Lúcia M. B. Pereira das Neves, op., cit.,2003.

64 Los decretos de las Cortes de Lisboa de 29 de septiembre llegarían a la corte en el día 9 de diciembre y seríanpublicados en la Gazeta Extraordinária do Rio de Janeiro en el día 11. Isabel Lustosa, Ibídem, p.124.

65 O Amigo da razão, ou carta aos redatores do Revérbero ..., 1822, p. 5. En este fragmento se hace mención ala extinción de los tribunales creados por D. João VI. Esa discusión ya venía aconteciendo en las Cortes deLisboa desde el parecer de la Comisión de Constitución de 21 de agosto de 1821; sin embargo, no hacía partede los decretos de 29 de septiembre. Sobre el asunto ver: Marcia R. Berbel, op., cit., 1999, pp. 86-87.

23

parece a la idea expresada por el neologismo recolonización,66 forjado en aquel contexto por

periodistas y panfletistas que reaccionaron frente a las políticas de las Cortes. José da Silva

Lisboa, antiguo miembro del gobierno joanino y panfletista actuante desde los inicios de la

libertad de prensa en el reino lusoamericano, fue uno de los que acusó a las Cortes de

pretender “recolonizar” Brasil.67 En la Parte XII de su Reclamación de Brasil, comenta el

Parecer, de 18 de marzo de 1822, de la Comisión especial de las Cortes sobre asuntos

referentes a Brasil, en el que reculaba sobre varios puntos hasta entonces tomados. Entre las

propuestas del Parecer, la principal era la que permitía a D. Pedro permanecer en Río de

Janeiro hasta la finalización de los trabajos constituyentes. Ese transigir propuesto en el

Parecer, sin embargo no alejaba la desconfianza de Silva Lisboa sobre las intenciones de los

diputados portugueses, llegando incluso a afirmar: “Se ve a todas luces, que los Proyectistas

de la Recolonización Brasileña lanzaron un nuevo anzuelo dorado, pero ya tarde, a Brasil

engañado y desengañado.”68

Tanto el uso de ese neologismo como el desempeño discursivo del panfletista “Amigo

de la Razón”, sugieren una importante reflexión: por un lado, los cambios de coyuntura y los

realineamientos políticos ocurridos en un período bastante corto, como el aquí analizado,

aumentaban notablemente las percepciones de un distanciamiento cualitativo y comparable

entre períodos históricos, de modo a acentuar proyecciones de futuro propensas al

rompimiento de la dimensión cíclica de un modelo de historia magistra vitae; por otro lado,

no obstante, el modo de interpretar las decisiones de las Cortes sobre Brasil como un supuesto

intento de recolonización era entendido no en una perspectiva de un futuro enteramente

nuevo, sino en una perspectiva de un pasado ya conocido, o en otras palabras, de un pasado

que venía siendo fabricado en aquel contexto.69 Así, el apelo a la idea de una recolonización

66 El uso del prefijo “re” en la composición de las palabras denota una noción de interacción, repetición.Aunque no se encuentre lexicalizado es posible inferir que la formulación de ese neologismo tenía comoobjetivo representar la idea de retorno a una situación ya acabada. Volver a ser colonia, por lo tanto,justificaba una visión historiográfica sobre el pasado portugués en América. Entendía que el período deexplotación colonial se había cerrado e iniciado uno nuevo con la llegada de la Corte en 1808 y la posteriorelevación de Brasil a la condición de Reino Unido en 1815. Con todo, la ambición de las Cortes de Lisboarepresentaría un retorno al pasado ya superado.

67 Sobre la actuación de José da Silva Lisboa en la prensa ver: Tereza Cristina Kirschner, "Burke, Cairu e oImpério do Brasil", en: István Jancsó (org.) op., cit., 2005, pp.; Isabel Lustosa, "Cairu panfletário: contra afacção gálica e em defesa do Trono e do Altar", en: Lúcia M. B. P. Neves, Marco Morel e Tânia M. B. da C.Ferreira (Orgs.) História e Imprensa, Rio de Janeiro, DP&A/Faperj, 2006, pp.

68 Reclamação do Brasil, Parte XII, Río de Janeiro, Typografia Nacional, 1822, p.169 João Paulo G Pimenta argumenta que la instrumentalización del pasado promovida por los hombres

envueltos en el proceso de separación política entre Portugal y Brasil esbozó los contornos de una narrativa

24

puede ser vista como una persistencia de ese modelo de historia en un contexto

revolucionario. Aunque, otras formas de concepción de historia ganaran espacio en el

universo discursivo de los individuos. Muchas veces, un mismo autor concebía de diversas

formas la historia.70

En el Manifesto aos Soberanos e povos da Europa la permanencia de la Corte en

Brasil significaba para los portugueses peninsulares un período de decadencia, una verdadera

inversión de papeles entre colonia y metrópoli. Mientras que en la América portuguesa

(principalmente en la región centro-sur, más cercana a la Corte) ese mismo período era visto

por los contemporáneos como el de mayor progreso para aquella parte do Imperio.71 Al paso

que, en ese momento, el futuro de las relaciones entre Portugal y Brasil se mostraba incierto,

la interpretación del porvenir bajo los lentes del pasado (es decir, una colonia, fuera durante

13 anos, en el caso de Portugal, o de 300 años, en el caso de Brasil) era una forma de, en el

límite, sustentar la posibilidad de una repetición histórica para, en seguida, combatirla.

Aunque no todos de hecho aceptaran en aquella posibilidad, la similitud del discurso de la

recolonización denunciaría la persistencia de un modelo de historia maestra de la vida, ya que

la aprehensión del futuro en los términos del pasado parecía tener apelo social. La

recolonización no se configuraría exactamente como un pronóstico, sino como una predicción

del futuro. Ni Brasil ni Portugal querían ser, en las palabras del panfletista, una “provincia”

sometida a la otra; sin embargo, si no eran encontradas nuevas salidas institucionales para el

problema que enfrentaban ambos correrían aquel riesgo.

Ante tal escenario, el “Amigo de la Razón” defendía tres tesis: 1) Brasil como reino

tenía derecho a una representación individual de su territorio; 2) debido a la distancia que se

encontraba de Portugal tenía el derecho a formar Cortes, así como a una delegación del poder

Ejecutivo en su territorio; 3) Finalmente, la unión política de Brasil con Portugal no podría

histórica brasileña contrapuesta a la portuguesa, en la que sus especificidades históricas se transformaron enuno de los motores de desarrollo y viabilidad de un proyecto de independencia. João Paulo G. Pimenta, op.,cit., 2007, p.134. Ver también: Cristiane C. dos Santos, op., cit., 2010, passim.

70 Valdei Lopes Araujo, op., cit, 2009.71 En el nº 46 del Espelho, de 26 de abril de 1822, se transcribe un artículo del Diário Constitucional da Bahia

de 23 de marzo, en el que se destacan los beneficios del traslado de la Corte a Brasil, especialmente, conrelación al desarrollo de las prácticas económicas. El período histórico reciente se contrastaba con el anteriormás largo, sintetizando una experiencia de aceleración: "en 13 años y medio hicimos más que en 3 siglos".Una ganancia cualitativa en el desarrollo de Brasil después del traslado de la Corte es expresado también porun corresponsal del Correio do Rio de Janeiro nº 97, de 9 de agosto de 1822: "el cambio de Sede de laMonarquía, establecida aquí en 1808, modificó el acceso político [y aún más con la elevación al status deReino]. ¡Desde entonces que rápida carrera!..."

25

permanecer por mucho tiempo sin el establecimiento de dos Cámaras, a cuyo cargo quedara la

Legislación especial de sus respectivos reinos responsables por sustentar la unidad de la

nación.72 Estas proposiciones eran parecidas a las del programa de la junta de gobierno de San

Pablo, redactado por José Bonifácio, y presentado por la bancada de diputados paulistas

durante los trabajos constituyentes en Lisboa.73 No obstante, buscaba avanzar en el tema de la

formación de una representación legislativa en el reino lusoamericano. Lo que acababa por

confirmar, aún más, la politización de la categoría “reino”, mostrando así un proyecto

alternativo al del Congreso lisboeta que, en ese momento, defendía la integridad de la nación

y admitía un único centro de poder ejecutivo y legislativo, centrados en Lisboa.

Así, la recepción de los decretos de las Cortes en la prensa estimulaba la

reconfiguración del campo discursivo en el espacio lusoamericano, introduciendo nuevos

términos al vocabulario político y dando un nuevo énfasis a otros ya existentes. Era el caso,

por ejemplo, de recolonización, así como también de los conceptos emancipación y

retrogradación, los cuales posibilitaban nociones y representaciones temporales de la

experiencia histórica generadora de expectativas de futuro que ponía de lados opuestos a

portugueses peninsulares y americanos. En ese contexto, los conceptos recolonización y

retrogradación serían operados en sentido contrario al de emancipación. De un lado, se

proyectaba, incluso retóricamente, la reiteración de experiencias pasadas; de otro lado, se

formulaba un pronóstico abierto a un nuevo horizonte político. La transformación de los

decretos de las Cortes en tema de intensos debates en la prensa (principalmente en periódicos

y folletos) de Río de Janeiro, esos términos pasaron a ser incluidos los discursos críticos al

proyecto constituyente de las Cortes. Por consiguiente, muchos de los protagonistas de aquel

juego político pasarían a efectuar argumentaciones legitimadoras de una posición autonomista

de Brasil en el conjunto de la monarquía lusitana, defendiendo, simultáneamente, su

integridad territorial y su identificación con el constitucionalismo.

El “Amigo de la Razón” era uno de los que sustentaba esa proposición. Para ello,

exploraba el carácter metafórico del concepto de emancipación.74 En ese momento, era

72 O Amigo da razão, ou carta aos redatores do Revérbero ..., 1822, p. 7.73 Lembranças e apontamentos do Governo provisório da província de S. Paulo para os seus deputados. Rio de

Janeiro: Imp. Nacional, 1821.74 Emancipación en R. Bluteau hace referencia al fin de las obligaciones respecto a un poder superior, más

específicamente, el paterno. Sentido que se mantiene prácticamente en todas las ediciones de A. Moraes Silva(1789; 1813; 1823; 1831): "El acto, por el cual el hijo se libera del poder patrio". El verbo emancipar serefiere tanto a la emancipación concedida por el padre como por la conquistada por el hijo: "Emanciparse:

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bastante común hacer referencia a las relaciones entre Portugal y Brasil, o incluso entre las

provincias lusoamericanas como relaciones entre miembros de una misma familia. Esa

metáfora de la familia podía referirse tanto a una experiencia de compromisos mutuos,

fraternidad y comunidad (principalmente cuando la comparación se daba entre “hermanos”),

como a una experiencia de imposición de la obediencia o de subyugación a una voluntad

superior. Así, un hijo, llegado a la edad adulta, tenía derecho de pedir autonomía del poder

paterno, especialmente si este buscaba ejercer su poder de manera arbitraria. En su sentido

figurado, aplicado a la dinámica política, emancipación representaba un momento de ruptura

que podría ser traumático o no; pero que, al mismo tiempo, era inevitable. En ese sentido,

cabe destacar un fragmento del periódico Revérbero Constitucional Fluminense, una de las

voces inicialmente más representativas de adhesión al constitucionalismo vintista y

posteriormente de defensa de la separación entre Brasil y Portugal:

está soldada la cadena de prosperidades de Brasil, que pareció estremecida conel cambio del Trono, vosotros a quisisteis reducir a pedazos, sustituyéndole,aunque dorada, la cadena de la antigua esclavitud Colonial; pero el hijo quellega a la edad de su virilidad, si su Padre no lo establece, como tieneobligación, busca él mismo su honroso y necesario establecimiento, lasFamilias se ligan por lazos de amistad, recíproco interés y perfectacolaboración, las Naciones siguen el mismo ejemplo de las Familias y las quevan en contra ofenden la naturaleza, expansión y buena armonía social,muchas veces pierden más de lo que les prometía la desmarcada e injuriosaambición.75

Como podemos percibir la posición del Revérbero señalaba una situación límite, en la

que la independencia era una alternativa legítima. En términos metafóricos, los vínculos

familiares y los lazos de amistad entre padre (Portugal) e hijo (Brasil) estaban bastante

desgastados por las ofensas y ambiciones del primero con relación al segundo. Si antes, el

sostenimiento de los lazos con Portugal era reivindicado por los publicistas de Río de Janeiro,

ahora esa unión se confundía con la imagen de una prisión, de un fardo histórico identificado

con un período de “esclavitud Colonial”. Trasponiendo eso a un lenguaje temporalizado,

significaría decir que el período de esclavitud colonial correspondería a aquel momento en

que Brasil aún no tenía condiciones de pedir su autonomía. El “cambio del Trono” coincidía

con la abertura de una nueva fase para Brasil, pues este alcanzaba la “edad de su virilidad” y,

librarse del patrio poder. Obrar como quien no tiene padre, tutor, curador, y fig. como exento de superior [...]gobernarse por sí mismo [...] fig. Tomar abundante libertad, exentarse de los respetos debidos; exigidos." A.Moraes Silva, op., cit., 1831. En Luiz Maria da Silva Pinto (1832), sentido análogo.

75 Revérbero Constitucional Fluminense, Tomo I, nº I Extraordinário – 12 de mayo de 1822, p. 9.

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por derecho, podía emanciparse. Cualquier acción para impedirlo representaría un retroceso,

pues enfrentaría la “naturaleza, expansión y buena armonía social”.

En el panfleto del “Amigo de la Razón”, publicado a comienzos de 1822, se daba una

idea de emancipación, no de modo tan incisivo como en el Revérbero; pero, argumentaba la

necesidad de que el reino lusoamericano asumiera sus derechos, más específicamente, de

constituir un órgano de representación legislativa en su territorio. En estos términos, la unión

entre Portugal y Brasil solo sería viable mediante una negociación contractual, que resolviera

las incompatibilidades crecientes entre el país y la nación.76 Para el panfletista, en ese

momento, existían dos tipos de intereses políticos. Uno sobre los intereses individuales de

Brasil y el otro respecto a la unión con Portugal. En lo que se refiere al primero solo a los

Pueblos de Brasil77 correspondía deliberar, y en el segundo convenía “oír el voto general de la

nación”. No obstante, advertía que confundir esos dos tipos de intereses sería un tremendo

error: “confundir e identificar estas diversas relaciones es caminar more pecudum [como

ganado] a nuestro precipicio”.78 En otras palabras, era preciso que el país asumiera una

posición menos pasiva frente a aquella situación y, de esta manera, hacer valer sus intereses

individuales:

Oh mi Patria, oh lamentable Brasil, oh País de las gracias de la Naturaleza: tepresagio la más desdichada carrera de ahora en adelante, si desapercibido,como vas, no reasumís tus Derechos; si no cuidas por ti mismo en lanzar losfundamentos de tu naciente Libertad civil, convocando tus Cortes, para ir conla expresión de la voluntad general de los Pueblos a los males que te soninminentes; los Pueblos no fueron hechos ni para los Reyes, ni para otrosPueblos; todo cuanto son y cuanto pueden ser, se debe referir a la felicidadcomún de la gran familia que cada uno de ellos compone y sus interesesindividuales cumple que sean discutidos y defendidos por los Representantesde la misma gran familia a la que pertenecen y más no.79

Como en otros discursos, se identifica aquí una serie de términos y expresiones

76 El uso del término nación era equivalente al de ser designado portugués, mientras que el término paísdesignaba específicamente Brasil. István Jancsó y João Paulo G. Pimenta, op., cit., 2000, p. 130. Lapolitización en torno a estos términos condujo a la fragmentación del sentimiento de pertenencia a la "granfamilia lusitana", pasándose de la defensa de la "paridad de derechos entre Reinos" a la adhesión a la "causade Brasil". Marco A. Pamplona, "Nación – Brasil", en: DPSMI, 2009, p. 887.

77 En el discurso que sigue la "voluntad general de los Pueblos", prácticamente, se confunde con los interesesparticulares del País. Así, Pueblos puede ser entendido como una designación genérica del conjunto dehabitantes de Brasil, cuyos intereses comunes eran contrastantes con los de otras colectividades externas alreino lusoamericano. Para una historia del concepto de Pueblo/Pueblos, ver: Luisa R. Pereira, "Pueblo –Brasil", en: DPSMI, 2009, pp.1151-1162.

78 O Amigo da razão, ou carta aos redatores do Revérbero ..., 1822, p. 1279 Ibídem, pp. 11-12

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indicativas de una orientación hacia el futuro y aún más que eso: un presente en fuga, que

exigía de los contemporáneos la toma de decisiones rápidas: “te presagio la más desdichada

carrera de ahora en adelante”, “lanzar las bases de tu naciente Libertad civil”, “males que te

son inminentes”. En ese momento, la convocatoria a una Asamblea Constituyente en Brasil

servía como una importante estrategia política, pues, al mismo tiempo, forzaba al Congreso de

Lisboa a respetar la reivindicada individualidad del reino lusoamericano y preservaba un

discurso de unión entre las partes, primero la de Brasil consigo mismo, después, si posible,

con Portugal. Más adelante, el panfletista reafirmaba el deseo de los “brasileños” de

mantenerse unidos con los portugueses, con tal que no fueran perjudicados.80 Finalmente,

argumentaba nuevamente que solamente habiendo las mismas instituciones a ambos lados del

Atlántico podría haber igualdad entre los reinos:

No hay libertad Civil sin Constitución; no hay Constitución donde no hayRepresentación de los Pueblos; por lo tanto, sin Cortes especiales quedamossiempre en la misma, o siervos del Despotismo, o pupilos de las Cortes dePortugal; en todo caso sin reacción Política, que no sea la de la fuerza física,que nos debe costar la perdida de la paz y los horrores de la Anarquía, con loque ha luchado la España europea y americana.81

Como se puede observar, la mención a la “anarquía” de las luchas de independencia en

el mundo hispánico no era en vano. Servía como una alerta y un recado a aquellos que se

negaran a garantizar la autonomía del reino de Brasil. No demoraría mucho para que las

manifestaciones de insatisfacción frente a las Cortes se convirtieran en un programa político

de defensa de un país independiente. Y fue precisamente al interior de este programa que

sobresaldrían, con gran vitalidad, las “enseñanzas” surgidas de otros contextos

revolucionarios. Las experiencias de ruptura política envolviendo las colonias americanas y

metrópolis europeas, especialmente con los ejemplos surgidos en la América española; los

escritos de carácter doctrinario y programático que pronosticaban la emancipación del Nuevo

Mundo, principalmente, los del abad francés De Pradt, se amalgamarían formando un

paradigma positivo legitimador de la opción independentista. Así, lo que hasta entonces, en la

mayor parte de las veces, había sido concebido como “fragmentación”, “anarquía” y

“destrucción”, ahora comenzaba a encorajar a los lusoamericanos a adoptar una alternativa de

80 Ibídem, p. 1481 Ibídem, p.16

29

ruptura ante Portugal.82

En tales circunstancias, el concepto de emancipación acumulaba, cada vez más, una

carga semántica de movimiento histórico progresivo. Mientras que las Cortes de Lisboa

pasarían a encarnar la imagen del “despotismo” y de la amenaza de fragmentación del reino

de Brasil. Esto representaría una fuerza retrograda y antagónica al movimiento de conquista

de la autonomía lusoamericana. Además, la historia de la colonización portuguesa en América

asumía los trazos de un período de opresión, caracterizado por la expresión “esclavitud de 300

años”.83

En la Segunda parte do amigo da razão ou a continuação da correspondência com os

Redatores do Revérbero..., publicado en julio de 1822, el cambio de intereses de las

provincias lusoamericanas en pro de la convocatoria de una Asamblea Constituyente en Brasil

era interpretada como resultado de un movimiento natural del progreso de las naciones. El

tipo de solución institucional que se diseñaba en adelante pasaba a ser incompatible con los

designios de las Cortes. Con todo, era incontestablemente legítimo, pues “el pueblo por regla

general” era “amante de la novedad, principalmente en Política”, a pesar de lo que fuera

dicho, y Brasil no era “excepción a la regla”.84 El panfletista rebatía las supuestas acusaciones

de que en las provincias no había un número suficiente de personas bien instruidas y capaces

para hacer leyes, y que, por ello, todo el reino estaría amenazado de caer en las manos de un

gobierno despótico. Según él, esa no era una justificación admisible para no instalarse una

asamblea representativa en el país. En palabras del “Amigo de la Razón”, tal como había

ocurrido con el pueblo francés – luego de dar los primeros pasos en la fundación de una

república habría pasado por períodos de despotismo –, Brasil, incluso enfrentando

contratiempos, llegaría a las nuevas formas de gobierno, pues su “movimiento nunca” era

“retrógrado, sino continuado y periódico, en mayor o menor espacio de tiempo” era “más o

82 João Paulo G. Pimenta, "De Raynal a De Pradt: apontamentos para um estudo da ideia de emancipação daAmérica e sua leitura no Brasil", Almanack Brasiliense, nº 11, pp. 90-91. Sobre las lecturas en Brasil de lasteorías de la independencia, también ver: Marco Morel, "Independência no papel: a imprensa periódica.", en:István Jancsó (org.), op., cit., 2005, pp. 617-646; Cristiane C. dos Santos, op., cit., 2010, 130-142.

83 Según Guillermo Zermeño Padilla, el tema de los 300 años de opresión se difundiría de muchas maneras portodo el continente en las primeras décadas del siglo XIX, al punto de tornarse el slogan de los insurgentesamericanos y “frase escrita en las actas de independencia”. Pero, más allá, resalta el autor, la máxima de ese“pasado trisecular” significó “la perdida de su carácter de ejemplaridad, mostrando un estrechamiento delespacio de experiencia al lado de una expansión del horizonte de expectativas, en términos políticos ysociales.” G. Zermeño Padilla, op., cit., 2009, p. 570. Ver también: Cristiane C. dos Santos, op., cit., 2010,pp.103-114

84 Segunda parte do amigo da razão…, 1822, p. 43.

30

menos acelerado y retardado por los encuentros de circunstancias favorables a su

movimiento.”85

En esta síntesis del movimiento temporal se encuentran señales de una concepción de

historia que comenzaba a ser pensada en una unicidad continua, temporalizada y

procesualizada. Decir que todos llegarían a las nuevas formas de gobierno era establecer un

pronóstico pragmático de un futuro abierto y realizable a largo plazo.86 No importaba si

demorara un poco más o un poco menos, lo cierto era que, a pesar de la desigualdad de los

ritmos, los cambios ocurrían de facto. Así, los fantasmas del “despotismo” o incluso el de la

“recolonización” eran debilitados ante la imagen del progreso.

Finalmente, obedeciendo a una lógica argumentativa similar, otro panfleto intitulado

Considerações sobre as Cortes do Brasil era aún más enfático, cuando afirmaba: “Huyamos

pues de estos peligros; apresurémonos; no dificultemos con nuestra excesiva moderación el

complemento de nuestra felicidad; no injuriemos a nuestra especie, estorbando la marcha

natural y los progresos propios del espíritu humano; Hagamos nuestras Leyes, gobernémonos

por estas; solo así ocuparemos un lugar decente en medio de las Naciones.”87 En este discurso,

como observamos, la auto inclusión para hacer parte del proceso más general de los

“progresos propios del espíritu humano” se convierte en una perspectiva histórica del futuro,

en la que la cualidad de esa acción, en teoría, prescindía de cualquier constreñimiento del

pasado. La búsqueda por autonomía se tornaba el motor de un proceso de perfeccionamiento

de las instituciones y de la sociedad como un todo, que solo tendría el futuro como parámetro

de juzgamiento. Al emanciparse Brasil se colocaba en sintonía con las transformaciones de su

tiempo.

III. Apéndice: ¿Cómo ser inmune al “vértigo revolucionario del Siglo”?

Aunque durante los años de 1821 y 1822 se había intensificado la sensación de vivir

una época de transformaciones profundas y aceleradas, desde por lo menos la transferencia de

la Corte a Río de Janeiro, en 1808,88 y durante los años de “exilio” en América, los impactos

85 Ídem, p.43.86 R. Koselleck, op., cit, 2006, p. 319.87 Considerações sobre as Cortes do Brasil, Rio de Janeiro, Tipografia do Diário, 1822, pp. 17-18.88 El traslado de la Corte se sitúa como un marco fundamental de la crisis del Antiguo Régimen portugués, así

como de la abertura de una inédita aceleración histórica en el mundo lusoamericano, afirman: João Paulo G.

31

del desmantelamiento del Antiguo Régimen se hacían presentes en la vida de los hombres y

mujeres de aquel siglo.89 La posibilidad de eclosión, en la Península ibérica o en el reino

lusoamericano, de un movimiento político de la magnitud como el que surgirá en Porto, en

1820, ya parecía inminente en el período anterior, dejando en alerta a estadistas y publicistas

preocupados con la preservación e integridad de la monarquía y de la nación portuguesa.90 De

modo general, los distintos protagonistas del juego inmediato de la política portuguesa

buscaban proponer disposiciones concretas para reformar el Estado, que garantizaran la

integridad y la manutención de la nación, así como las prerrogativas de la monarquía frente a

la crisis política en la que se veían enredados.

Veamos, ahora, como dos de los protagonistas directos de la vida política de la Corte

en Río de Janeiro se expresaban frente a las amenazas del proceso revolucionario en

momentos distintos: primero en 1814, año en el que acaba el dominio francés en Portugal y

gana fuerza el tema sobre la permanencia de la Corte en Brasil; después, en 1820, en los

meses inmediatamente anteriores y posteriores a la llegada a Río de Janeiro de las noticias

sobre la Revolución de Porto.

En ese escenario, llama la atención las advertencias de Silvestre Pinheiro Ferreira,

funcionario y consejero de la Corte de D. João, posteriormente ministro del Exterior y de la

Guerra, en 1821. En una propuesta de reforma política presentada al Príncipe regente en abril

de 1814, Memórias Políticas sobre os Abusos Gerais e Modo de os Reformar e Prevenir a

Pimenta y Valdei Lopes de Araujo, op., cit., 2009, p. 597.89 Tanto la historiografía como los relatos de la época indican un vinculo entre la transferencia de la Corte en

1808 y la creación de las condiciones de posibilidad para la emancipación del reino lusoamericano. Lo queno significa decir que Brasil estaba destinado a tornarse independiente, tal como acontecería, después que D.João y su Corte desembarcaron en Río de Janeiro. Sobre el período joanino en Brasil, ver: M. de OliveiraLima, D. João VI no Brasil, Rio de Janeiro, Toopbooks, (1ª ed. 1908), 3ª ed., 1996; Sérgio B. de Holanda, “Aherança colonial, sua desagregação”, en: História geral da civilização brasileira - O Brasil monárquico: oprocesso de emancipação, Vol. II, São Paulo, Difel, 1964; Maria Odila L. da Silva, “A interiorização daMetrópole (1808-1853)”, en: Carlos G. Mota (org.), São Paulo, Perspectiva, 1972; J. Malerba, A Corte noexílio: Civilização e poder no Brasil às vésperas da Independência (1808 a 1821), São Paulo, Cia das Letras,2000; A. Slemian, Vida política em tempo de crise: Rio de Janeiro (1808-1824), São Paulo, Hucitec, 2006; A.Slemian e João Paulo G. Pimenta, A Corte e o mundo: Uma história do ano em que a família real portuguesachegou ao Brasil, São Paulo, Alameda, 2008.

90 Además de los sujetos directamente ligados al aparato de poder, como los ministros y funcionarios de laCorte comprometidos con intereses de la monarquía en la administración estatal, desempeñaba un papelimportante la prensa portuguesa exiliada, que radicaba en países como Inglaterra y Francia, pues manteníacon regularidad la publicación de impresos centrados en el debate público de los problemas políticos delImperio. A pesar de la prohibición oficial, periódicos como el Correio Braziliense (1808-1822), OInvestigador Portuguez em Inglaterra ou Jornal Literario, Politico, &c. (1811-1819), o O CampeãoPortuguez ou o amigo do Rei e do Povo (1819-1821), circulaban por el reino y por la América portuguesa,constituyéndose así un núcleo de formación política liberal. Isabel Nobre Vargues, op., cit., 1993, pp. 45-63.

32

Revolução Popular...,91 afirmaba la necesidad de estudiar alternativas que alejaran o

simplemente atenuaran los efectos del “vértigo revolucionaria del Siglo”.92 Pinheiro Ferreira,

cabe resaltar, heredaba del linaje de estadistas portugueses ilustrados, de mediados del siglo

XVIII, el empeño de impulsar programas de reformas económicas, políticas y sociales, que

fueran capaces de revertir la posición desventajosa ocupada por Portugal en el escenario

político internacional.93 Las Memórias Políticas, partían de la constatación de que el sistema

político de la monarquía portuguesa se había desgastado y, por ello, era urgente que el mismo

Estado promoviera cambios antes que la sociedad las llevara a cabo. Se preguntaba: ¿cómo

realizar la transición de un sistema político fallido, para otro renovado? ¿Las revoluciones

seguirían el ritmo frenético y avasallador o serían atenuadas con reformas que calmaran los

ánimos populares? Los ejemplos surgidos en otras partes de Europa y de América mostraban

que el ritmo de la transición de la “vieja” a la “nueva” sociedad era intenso y traía consigo

grandes riesgos para la preservación de la monarquía y la preservación de la integridad de la

nación. Así, cabría al gobierno prepararse para encontrar las mejores salidas ante aquella

situación.

Teniendo por motivación la valoración de que lugar de los dominios del Imperio

podría ser más apropiado para establecer la sede de la monarquía, el consejero esbozaba el

panorama histórico y político en que tal decisión estaba situada:

Se trata de nada menos que de suspender y disipar el torrente de males, conque el vértigo revolucionario del Siglo a ejemplo de Pueblos vecinos y la malaentendida Política que va devastando Europa, amenazan de una próximadisolución y de la total ruina de los Estados de V. A. R., diseminados en lascinco Partes del Mundo; ya sea por la emancipación de las Colonias, en elcaso de V. A. R. regresar a Europa; ya sea por la insurrección del Reino dePortugal, si aquellos Pueblos pierden la esperanza que aún los anima de volvera ver a su amado Príncipe o si fueran reducidos a la humillante cualidad deColonia.En tiempos ordinarios, Señor, bastan disposiciones ordinarias; pero en lasextraordinarias y de sobremanera en las críticas circunstancias en que seencuentra Portugal, Europa y el Mundo entero, son precisas grandes yextraordinarias disposiciones para asegurar la integridad de la Monarquía,mantener la Dignidad del Trono, mantener la tranquilidad y la felicidad de los

91 Silvestre Pinheiro Ferreira, “Memórias Políticas sobre os Abusos Gerais e Modo de os Reformar e Prevenir aRevolução Popular Redigidas por Ordem do Príncipe Regente no Rio de Janeiro em 1814 e 1815” (22 deabril de 1814), Ideias Políticas, Textos Didáticos do Pensamento Brasileiro, vol. VII, Rio de Janeiro, PUC-Rio, Conselho Federal de Cultura, 1976, pp. 20-31.

92 Ibídem, p. 20.93 Ana Rosa C. da Silva, Inventando a nação: Intelectuais Ilustrados e Estadistas Luso-Brasileiros na crise do

Antigo Regime português (1750-1822), São Paulo, Hucitec, Fapesp, 2006.

33

Pueblos.94

Como podemos observar, Pinheiro Ferreira lee el presente como un momento de

excepcionalidad, cuyas decisiones de D. João podrían resultar o en la emancipación de las

colonias o en la insurrección del reino de Portugal, “sin duda uno de los mayores problemas

políticos, que jamás Soberano alguno tuvo que resolver”.95 Sus pronósticos políticos se

cargaban de dramatismo y las alternativas que se mostraban para el futuro resultaban de un

diagnóstico sobre su propia experiencia presente, cuyos dados recogidos de otros contextos

revolucionarios fundamentaban proyecciones catastróficas para la política lusitana. Además,

la contraposición entre “tiempos ordinarios” y “tiempos extraordinarios” contribuía para la

sensación de que las cosas se alteraban de manera más rápida y, por ello, nuevas formas de

solucionar los problemas deberían ser pensadas. En otras palabras, se cambiaba la naturaleza

de las cosas, no había correspondencia entre las circunstancias actuales y con otras ya antes

conocidas. De esta manera, atacar problemas nuevos con soluciones antiguas, no era una

buena salida.

A su vez, el uso de las metáforas “torrente de males” y “vértigo revolucionario”, así

como de las sentencias complementares “va devastando” y “próxima disolución”, trasmiten

una idea de afección, en la que tanto el cuerpo físico del individuo como el del Estado sufren

con las perturbaciones de una situación de crisis política.96 Las metáforas remiten a una

analogía entre fenómenos naturales y sociales en los que actúa una noción de movimiento, es

decir, un torrente designa un curso de agua rápido e irregular, generalmente provocado por

lluvias fuertes; mientras un vértigo es provocado por la sensación de desequilibrio en el

espacio, en el que un individuo percibe todos los objetos girando a su vuelta, sea por tomar

una gran distancia del suelo o por andar bastante deprisa y parar bruscamente; en ambos casos

la idea de variación en la posición de los cuerpos físicos dada en el ámbito de la naturaleza se

transfiere al campo del lenguaje político a fin de se resaltar los aspectos negativos de la

revolución. En otras palabras, las metáforas de movimiento “torrente de males” y “vértigo

94 Idem, pp. 20-21.95 Idem, p.2096 En el diccionario de António Morais Silva, de 1831, ninguna de las dos palabras posee un sentido político

como el aquí encontrado; sin embargo, es la noción de movimiento acelerado que permite esa asociaciónentre hechos naturales y hechos sociales. Vértigo: “s. m. Vértigo, en que se figura al paciente andar todo encírculo.”; Torrente: “Agua pasajera, que cae y corre [con fuerza], sin canal cierto; v.g. Torrente de lluviagruesa; aguacero [...]”. Dicionário da Lingua Portuguesa composto por Antonio de Moraes Silva, natural doRio de Janeiro. Quarta Edição..., Lisboa, Impressão Régia, 1831.

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revolucionario” buscaban traducir la celeridad y la violencia con que los acontecimientos

políticos acontecían. Así, hay una íntima relación entre la sensación de intensidad de la

aceleración del tiempo y la obtención de resultados desastrosos. Con esa lógica

argumentativa, la intervención propuesta por el estadista no significaba un intento de

oposición total a los cambios, sino una forma de control del ritmo de su movimiento.

El propósito de las Memórias Políticas era presentar salidas moderadas para el

problema y encontrar formas de reinvención de los fundamentos esenciales de la monarquía

frente a las incertezas de la nueva dinámica política. Una de las recomendaciones del

consejero trataba sobre la institución nobiliaria. Crítico del inmovilismo social lo identificaba

como uno de los principales factores generadores de las revoluciones populares.97

Consideraba necesario hacer nacer “de las cenizas de la antigua Nobleza” una nueva, “cuyas

funciones, honras y ventajas” estuvieran en conformidad con “los usos y costumbres” de

aquel Siglo, es decir, combinando los requisitos de nacimiento y de merecimiento, y no

meramente haciendo distinciones entre Portugal y Ultramar.98 Esta propuesta revela una

característica importante de esos nuevos tiempos, a saber: incluso aquellos pensamientos e

instituciones más tradicionales no podrían permanecer inmunes a aquel “vértigo

revolucionario”. De acuerdo con la visión de Pinheiro Ferreira, el lugar de la nobleza (lo

antiguo) en la nueva sociedad solo sería preservado por medio de su reinvención.

El hecho de que sus propuestas hayan sido o no colocadas en práctica no es tan

importante para el tema de la temporalización de los discursos políticos. En ese momento,

concebir el cambio político implicaba especular sobre el acontecimiento de un tiempo

acelerado, un período marcado por la transitoriedad,99 que motivaba la inquietación de los

Pueblos y era implacable con la inmovilidad de los gobiernos. En los discursos de Pinheiro

Ferreira es latente su concientización sobre la crisis del tiempo.100 En varias de sus

97 Vicente Barretto, "Prefácio - Introdução ao pensamento político de Silvestre Pinheiro Ferreira", en: SilvestrePinheiro Ferreira, Ideias Políticas, Textos Didáticos do Pensamento Brasileiro, vol. VII, Rio de Janeiro, PUC-Rio, Conselho Federal de Cultura, 1976, p. 15

98 Silvestre Pinheiro Ferreira, op., cit., p. 24.99 Valdei Lopes de Araujo, “História dos conceitos: problemas e desafios para uma releitura da modernidade

ibérica”, Almanack Braziliense, nº 7, p. 53.100 Como señala Javier Fernández Sebastián, los hombres y mujeres que vivieron las experiencias

revolucionarias, a comienzos del siglo XIX, se percibieron en medio a una crisis del tiempo y una crisis dellenguaje: “el sentimiento de estar viviendo una época de cambio acelerado sería inseparable de la impresiónno menos aguda, que refieren no pocos contemporáneos, de estar asistiendo a un momento de drásticatransformación y transvaluación de las más importantes nociones que estructuraban su mundo político ysocial”. Este panorama trazado para el mundo hispánico corresponde en gran medida con el que ocurre

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correspondencias a D. João VI, principalmente, después de las noticias de la Revolución de

Porto, volvía a resaltar el Parecer de seis años atrás, según él, “tendiente a evitar” aquel “fatal

desenlace”. No obstante, reavivar la memoria de D. João VI acerca de las disposiciones

contenidas en el Parecer, no significaba creer en la eficacia de su implementación en las

nuevas circunstancias. Era conciente de que la oportunidad había pasado: “Sí mi Am.º estoy

seguro que el desarrollo de los artículos de mi Plan serían hoy aún más inútiles, si es posible,

que en 1814. Entonces no serían leídos: hoy hasta serían combatidos y calumniados.”101

La evaluación pesimista del consejero que tales soluciones no surtirían efecto en ese

momento señalaba para la percepción de la inauguración de una nueva fase del movimiento

revolucionario, ahora, alcanzando definitivamente Portugal y Brasil. Pinheiro Ferreira

observaba que las reformas del Estado, cuando partían del mismo Estado, podían promover

cambios sin grandes conmociones; sin embargo, cuando adquirían características populares,

como parecía ser la Revolución de Porto, traían consigo los gérmenes de su propia

destrucción y frente a eso no había mucho que hacer.102 Después de la adhesión de Bahía al

constitucionalismo, el 10 de febrero de 1821, no había ninguna duda respecto a la

concretización de las “explosiones” revolucionarias: “Se decidió finalmente la suerte de

Brasil; se rompió el nexo, que unía sus provincias al centro común; con la disolución de Brasil

se consuma la disolución de la monarquía, que en el preámbulo de mi parecer de abril de 1814

vaticiné a Su Majestad hallarse inminente”.103

Como se sabe, otros estadistas también se ocuparían de los temas aquí esbozados a

partir de Silvestre Pinheiro Ferreira. Veamos un último ejemplo. Poco antes de estallar el

movimiento constitucionalista en Portugal, el ministro, Thomaz Antonio Vila Nova Portugal,

también en carta al monarca, hacía algunas propuestas para acomodar al Imperio al nuevo

orden de cosas. A pesar de que los argumentos de Pinheiro Ferreira y Vila Nova Portugal

llegaban a convergir en la defensa de la permanencia del rey en Brasil, en el momento

decisivo del juego político de la Corte, sus visiones sobre el proceso general eran bien

diversas.104 En la carta enviada al rey, hacía uso de una metáfora arquitectónica para

también en el mundo lusoamericano. Cf.: “'Cabalgando el corcel del diablo': conceptos políticos yaceleración histórica en las revoluciones hispánicas”, en: J. Fernández Sebastián & G. Capellán (org.), op.,cit, 2013, p.429-430.

101 Silvestre Pinheiro Ferreira,“Cartas sobre a Revolução do Brasil – carta 2” (1821), op., cit., 1976, p. 38102 Ídem, p. 37.103 Silvestre Pinheiro Ferreira,“Cartas sobre a Revolução do Brasil – carta 4” (1821), op., cit., 1976, p. 39104 Ana Rosa C. da Silva, op., cit, 2006.

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ejemplificar como debería ser la interferencia del gobierno para prevenir las turbaciones que

asombraban a otras naciones de Europa, especialmente España. Después de proponer medidas

puntuales para contentar las clases populares y de negociantes, teniendo como objetivo

aumentar los rendimientos del Estado, concluyo: “No me parece que se deba ahora hacer más;

cualquier otros cambios, aunque fueran bien hechos, irían a perturbar y en los tiempos de

crisis es aumentar un mal a otro. Un viejo edificio se conserva, si no lo quieren arreglar

mucho.”105

Con esta frase, Vila Nova Portugal dejaba claro los riesgos que la monarquía tenía ante

las demandas de los nuevos tiempos. Al hacer referencia a los “tiempos de crisis” ponía de

manifiesto una situación de instabilidad y de incertezas para encontrar la justa medida de los

arreglos en el “viejo edificio”. No negaba la necesidad de arreglarlo, sin embargo los ajustes

no debería ser muchos, pues podría poner en jaque un modus operandi, una determinada

experiencia política, que por la tradición, hábito y dominio se mantenía preservada. En otras

palabras, arreglar demasiado era romper con las estructuras sociales y políticas de la

monarquía absoluta, que hasta entonces habían sido capaces de absorber y adaptarse a las

nuevas situaciones, sin que con eso hubiera una conmoción. En términos de experiencia del

tiempo, pasado y futuro no se mantendrían más idénticos. El mundo del Antiguo Régimen,

con sus jerarquías y restricciones, era alcanzado por el “vértigo revolucionario del siglo” que

removía todos sus cimientos.

105 “Revolução Liberal Portuguesa – Parecer de Thomaz Antonio de Villanova Portugal sobre os meios detolher o seu desenvolvimento” (6 de junio de 1820), Documentos para a História da Independência, Rio deJaneiro, Biblioteca Nacional, 1923, p. 147.

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