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COLECC ION DE H IS T OR IA D OR ES CLA S ICOS

DEL PER U,T .

L. . O'5

ENT R R IOS R EE D

DE DOS INC H SPO R

GA R C I LA SO DE LA VEGA

T OMO I

Anotaciones y Concordancias con las Crónicas deIndias

por

H O R A C IO H . UR T EAGAMI EMBR O DE N ÚME R O D E L I N S T I T UT O H I S T O R I CO D E L PE R Ú .

ELOG IO D€L INCA GAR C ILHS Opor el D octor

JO S E DE LA R IVA'

AGÚE R O

L IMA

IMPRENT A Y L I BRER I A SA MMCMXV I I I

COL ECC ION

H I S T OR IA DORE S C LAS I COS

D EL P E RU

T OMO I

EÁMBULOLa neces idad de conocer las fuentes h istór icas del Per ú

antiguo, pr incipalmente aquellas de valor pr imar io cuyos

autores son cons iderados como“clás icos , por la imparcialidadde sus juicios , la veracidad de sus relatos , y la ordenación e ih

tegr idad de s us narraciones , me ha imp ulsado a publicar las

obras de los dos histor iadores del"

Per ú antiguo: el I nca Garcilaso de la Vega y Pedro C ieza de León del pr imero sus célebres

C OMEN T AR I OS R EALES (la y 2º—1

Parte, y del segundo su C R ON I CA

GEN E R AL D E L PER U dispersa en var ias publicaciones raras y

agotadas y , en parte, también inédita . Venciendo toda clase de

obstáculos en empresas deeste linaje, se in icia esta publicación ,

valiosa por mi!motivos , con la proteccion del Gobierno, y la de

los suscr itores dela obra; únicamanera depoder llevar a términotan utilis ima contr ib

'

uczon a la histor ia nacional.

Las producciones de los dos histor iadores clásicos del'

Per ú ,

son hoy de impos ible adquis ición , por haberse agotado las edi

ciones de Garcilaso, y guardarsecomo rarasmuchas de las p ublicaciones quecontienen los libros de la CR ON I CA deC ieza .

A notadas y concordadas con'

las pr incipales C rón icas de

I ndias , que es como emprendo la publicación deestas obras ,

propendo a su difus ión en el Perú , tantomás cuanto quejuzgados

,después de cuatro s iglos , los juicios del I nca histor iador , y

los del severo cron ista español, la criticamás severa los ha halla

V l

do jus ios . E llos nos dicen del grandioso pasado de la patr ia .

del valor de la raza, y de la per fección admirable demuchosde los resortes delmecan ismo 1mper ial delos I ncas .mostrandoas í la grandeza del pasado, y ofreciendo lecciones de estímulopara lo porven ir .

La Colección de histor iadores clás icos del Per ú , es un no

menaje a lamagna fecha del centenar io de la independencia na

cional, yman ifestaczon de n uestro anhelo patr iótico, intenso y

perseverante, de fomentar los esrudios de la histor ia, poderoso

fundamento deeducación coleczwa y elmayor estímulo para laformación del alma nacional.

E n esta labor patr iótica y educativa , debo un voto de agra

decimiento a la C asa editora de S anmarti y C a. por el esmero yel esfuer zo queha desplegadºen presentar la obra con la correc

ción debida,as i como a los artistas nacionales , cuyas firmas ,

en ilustraciones y cuadros histór icos . irán apareciendo en cada

unade los tomos ,dela ser ie.

j ulio de 1 9 1 8 .

E L O G IO

D E L

Inca Garcilaso de la Vega

propaladodespués"

, 9"todos los conquistadores del Perú fuerongentes de

bajaextracción . S in duda q'

losmás tuvieron humildeor igen , poro'las

aventuras colon iales noseemprendenconmagnates; peroel queha estudiado atentamenteaquellos tiempos , sabequeentre los compañeros deP izarrolos hubodetan noblealcurnia comoR ibera el Viejoy j uan T ello de Guz

mán . A traídos por lasmágicas noticias y las inverosímiles r iquezas delbotín , fueron viniendo sucesivamentesegundones delos linajesmás claros;y entre éstos hay quecontar al cap i

-tan Garci Lasso de la Vega , el pa

dredenuestro autor .

Era extremeño, como casi todos los pr incipales ganadores deAmér ica;y nació en Badajoz hacia el año de 1500, hijo deA lonso H enestrosa deVargas , S eñor deValdesevilla y ascendientedelos pºster ioresMarqueses deestenombre, (siglo VI .] y nietodeA lonsode Vargas , el S eñor deS ierrabrava . S e preciaba dedescender , por linea legítima y varonil, deGarci

Pérez_

deVargas , elmejor auxiliar del R ey S an Fernandoen la reconquiaa

EL ciegoa/a

'

n dedetracción y la envidia afirmaron , y la ignorancia ha

Como introducc i ó n biográ/i ca ycr itica a esta edición delos COMEN T AR I OS R EALE S del I nca Garci laso, re

p roducimos el E logio que en el tercer

centenariode lamuertedel insignehistoriador peruano, pronunció D . José

de la R iva A gúero por encargo de laUniversidadMayor de S . Marcos .

S upr imimos sólo el exord io el

ú ltimopárrafo dedichoE logio por sutono y sentido circunstanciales .

deA ndalucia . E ntresus abuelos figuraban el Condedon Gómez S uárez deFigueroa , troncodela casa ducaldeFer ia; don Lorenzo, elMaestrede S antiago,

antecesor de lamisma; y la hermana del cultisimo Yñigo López deMendoza , progenitor de la del 1 nfantado. Por esta linea, y como si la

histor ia seesmerara en acumular para su estirpelosmas castizos y excelsos timbres de armas y letras , tuvo '

parentesco próximo con el exquisito

y único j orgeManr i ,que y con el caballero Garcilasso, Comendador deMontiz ón , muertopor los moros deGranada en 1 458 , tan celebrado por

H ernandodel P ulgar y cantadopor GómezManr iqueen las hermosas coplas quedicen:

A sí nos volvimosmás tr istes quecuandolas troyanas gentes sin H éctor tornaron .

Delos fuertes rayos ecasos turbadoslos valles ellanos son siempreseguros;peronó, señora, las torres emurosqueson en las cuestas ealtos col/ados .

En esos siglos era costumbre general queel apellido paternosereservara a losmayorazgos eh ijos pr imeros ,y quelos restantes adoptaran los otrosapellidbs dela ascendencia, paramantener vivoel recuerdºdelosmás glor iosos enlaces . Conformándosecon esteuso, D . García, queera el hermanotercero, dejó para los dosmayores el apelativodeVargas , y recibi ó el deLassodela Vega , queletocaba por el lado desumadre, doña Blanca deS otomayor y S uárez deFigueroa .

E l trajo al Peru la prosapia y el nombredel esclarecido solarmontane

'

s queauténticamente semuestra en el A lmirante deA lfonso el S abi ,o

quecon el corregidor toledanoD . Pedroacababa dedar el pr imer jefea la rebelión delos Comuneros; queen la anter ior centur ia había producido con el

granMarqués deS antillana ya citado, hijode doña Leonor dela Vega,

almás elegantedelos postreros poetas trovadorescos; quea la sazón resplan

decía y culminaba con el heroicoamigodeCarlos V, el inmortal cantor bucólico,

º

y queen nuestropaís iba a engendrar un escr itor no indignodetales

par ientes . ¡P r ivilegiada raza a la verdad ésta delos Lasso de la Vega en

las letras deCastilla! La sangrecomun desus tresmencionados representantes artísticos sedescubreen esas cualidades deblanda amenidad decandorosa y apaciblelozanía , derefinadoy gentiliciobuen gusto, dehonda y sen

tidísma dulz ura, queson sus prendas familiares , y hacen de ellos , con su

deudo j orgeManr ique, un grupo aparte, afin defray Luis de León , en la

violenta,desgarrada y desigual literatura española.

Mientras D . A lonsodeVargas y Figueroamilitaba en I talia, Flandesy A leman ia,y acompañaba al Emperador en sus jornadas ,/os dos hermanosmenores, j uan deVargas y Garcilasodela Vega,

decidieron pasar al nue

vo y espaciosocampoqueAmér ica brindaba . E s probablequepor el año de

1525sedir igieran yaaMéjico: A lomenos , nohay duda queen 153 1 seausentaron definitivamentedeE spaña .Estuvieron en Guatemala;y acompañados desus dos pr imos hermanos , D . Gómez T ordoya de Vargas y D . GómezdeLuna , arr ibaron al Per ú con D . PedrodeA lvarado, en la bizarra y br illantecuantodesdichada expedición queal cabo seredujoal serviciodeP izarro. E steencomendó a Garcila'

so(quien desdeE spaña tenía el titulodeCa

pitan ,muy pocoprodigado entonces), la trabajosa conquista dela comarcadeBuenaventura, al nortedeP uerto Viejo.Deallí ,cuandoel alzamientodelI ncaManco, acudió al socorrodeLima y el Cuzco; y fué luegocon Gonzaloa someter el Collaoy Las Charcas ,en dondeleconcedieron el extensorepartimiento de T apacar i . En los intervalos desus campañas tuvo amores en el

Cuzcocon una joven pr incesa incaica , la añusta» lsabel ChimpuOcllo,(*

)nieta del antiguomonarca T úpac Yupanqui una delas tímidas flores indiasquesolaz aron a los fieros castellanos , Deestos amores nació el 1 2 de A br i lde 1539

,elmestizoGarcilasodela Vega . al queimpusie

ron también el nombredeGómez S uárez deFigueroa en honor desu afamado tatarabuelo.

Los conquistadores encumbrados nosolían casarseconmujeres deraz

'

a india, por augusta quefuera la cuna deellas , a noser con hi¡ as 0 her'ma

nas delos ultimos soberanos; y la pobreniña I sabel C himpa Ocllo, vástagodeuna ramamenor y arruinada desdeA tahualpa ,mera sobrina deH uay na

Cápac, huérfana alparecer desdemuy tempranodel <<auqui»o I nfanteH uall

pa T úpac, desposeída por la invasión'

española detoda esperanza derecuperar su patr imonioy jerarquia,

nofué sinomanceba del orgullosoGarcilaso; aunquees desuponer quelaestimara y considerara excepcionalmente,pues leemos quehacia los honores de su casa , atendía a los huéspedesmáscalificados , ymantenía correspondencia decampl-imientos y cortes ias con

personajes comoel obispo fray uan S olanoy el caudillo realista D . D iego

Centeno En el tumultuoso desarreglo dela Conquista, recienteaún el

ejemplodela desenfrenada poligamia de los pr incipes autóctonos , el simpleconcubinatoeramuy aceptoy p úblico, y cas i decorosoa los ojos detodos ,

así españoles como indios .

E l opulento Cap itán Garcilaso vivía con esplendidez extraordinar ia .

Por carta del VirreyMarqués deCañete, sabemos queun tiempocomían dediar io a susmanteles decientocincuenta a doscientos camaradas ,

fuera de

algunos caballeros pr incipales invitados especialmentea sumesa ,ydeamigosy deudos pobres a quienes alojaba , vestía y proveía delas cabalgaduras desus vastas caballer izas , con lamás rumbosa hosp italidad. E ra hombreafable, ymuy humanoy benignocon sus vasallos indios , hasta rebajarles con

Ch impu Ocl lo v iene sign ifi ca r on nw:enua cel a lu'

l lm la. au reoladeOd io» , y era uno de los poéticos nombres hah ¿tr.wles en lasmujeres de la fam-i

ria. imperia l(l) (l

'

u r'

rur

nlu r ius l hn¡ las , la par te,L il»rn IX .

cap . XX I V ,;"'

I l . ilu*

n

Y,cup . X ; y pura lu s igu ien te, li l Uh u -ión liuwb rr inser lu un I .ilmn Y]I I

cap X I I de la 2a

X .

siderablementelos tr ibutos queledeb ían . En estemediodemagnificencia yseñor il boatosedespertó el niñomestizoa la razón y al sentimiento. Los in

cas desu parentela, quecon frecuencia iban a visitar a sumadre, y la nu

merasa servidumbre indígena , loentreten ían en la infancia contándole fábulas y consejos . H ablábanledelas vagas hazañas y las remotas expediciones desus antepasados , los emperadores incaicos , dela apar ición del diosH uiracocha ,

del ave sagrada de los agiieros , conjuros y secretas hierbasmedicinales ,5u ancianotíoabuelo, el I nca Cusi H uallpa, re

lataba los hechos del invicto H uayna C ápac. Dos viejos casi decre'

p itas ,

quefueron cap itanes de la guardia deestesoberano, D . j uan Pechuta yChauca R imachi , refer ían amenudo sollozando losmister iosos presagiosqueanunciaron la caída del Imper io. S umadredoña I sabel y su tío carnal

don Francisco H uallpa T úpac, recordaban a veces las tr ibulaciones y los

terrores desus pr imeros años , cuando lasmor_tandades deA tahualpa . Por

las noches , los cr iados lemostraban en las estrellas las figuras dela alpacaceleste, cuyosmiembros forman la Vía Láctea, y en lasmanchas dela Luna

las huellas delos abrazos dela zorra mitológica queseenamoró dela diosa

Quilla , y ledec ían cómo la lluvia provienedel cántaro deuna doncella di

vina , a quien su hermanose loquiebra con el fragor deltrueno; y cómotodaslas tardes el Padre S ol desapareceen las remotas p layas del occidenteparazambullirsea manera deun valientenadador y enjugar con su fuego lasinexhaustas aguas del Gran Océano, sobreelqueflota el a ncho pa ís del T ahuantinsuyu(2). P usie

'

ronlecomo ayodesdelamás tierna niñez al castellanoj uan deA lcobaza , h idalgomuy devotoy ejemplar . En las cuadras y co

rredores delpalacio los comensales de su padredisertaban sobre los pasados lances de la conquista . el tremendocercodel C uzco por el I ncaManco,

el ases inato delMarqués D . Francisco, sus dichos y costumbres , las batallas deLas S alinas y de Chupas , las tentadoras e inaccesibles tierras de

la Canela y el Dorado, ocultas entrelos arcabucos deles A ntis,º

y las nuevas

inquietadoras del atrabiliar io Virrey N úñez Vela y las recientes ordenanz as que, socolor dealiviar a los naturales , arrebataban las encomiendas a

osmás esforzados conqu istadores .

El aspectodel C uzcoera entonces singular y p intorescoen sumogrado.

Los indios conservaban sus vestidos especiales . sus peculiares divisas

y sus tocados diversos , segun las regiones y provincias dequeprocedían .

Los dela sangre incaico aunqueempobrecidos , llevaban los listadosmantos de suaves telas de vicuna y vizcacha . T odavia celebraban las fiestasmayores desu religión . E n el C itua corr ían blandiendo las lanzas y apagaban en los arroyos las antorchas dela_gran pur ificación nocturna; y para

barbechar el sacroandén deCol/campata , desfilaban entonando los canta

res del ahay lli» cur iosos cortejos engalanados de plumajes y chaper ías de

plata y oro, imágen ya pálida de las suntuosidades r ituales deantaño

(2) (Jonw-

n la rius R eales .

"

l a par l a L ib ro l,eap . X IX ;Lib ro I I , caps . XX I I I

l XXV I I L ib ro,IX cap . X IX

E l pr imitivo caser íode la ciudad había sidoquemado por los solda

dos deManco, quienes no respetaron sino cuatro palacios reales: Coll

campata , Quishuarcancha , Amarucancha con su alta torre delantera y

Casana con el estanque sagrado, un ida a la Yachahuasi delos Amautas,

º

y además el templo deCor icancha y el conventodelas virgenes oA c

llahuasi Los españoles comenzaban a derruir estos pocos edificios públicos salvados de los estragos del asedio, para labrar casas e iglesias en

ellos , oensanchar las estrechas calles . Peroen toda el área restante, quedaban ,

fácilmente indemnes del incendio y los destrozos del cerco, largos yrectosmuros des iller ía . Los conquistadores los aprovechaban para susmoradas,

º

y decoraban la formidablesever idad deaquella desnudez gran íticadelas ciegas paredes ,abr iendoanchurosas puertas blasonadas y ventana/

'

es

deforjados hierros . j unto a los claveteados postigos , en los zaguanes obscuros y los espaciosas patios , aguardaban los caballos , aderezados a la jineta . Montaba algun h idalgo,

duro y avellanado,como el PeroMartin de

S icilia queGarcilaso nos p inta; y enhiestoel lanz ón , trotaba'

por los caminos queconducían a las otras remotísimas ciudades del inmenso Virreinato.

A un no hab ía cumplido seis años el n iñoGarcilaso,cuando la guerra

civilentreel Virrey N uñez Vela y GonzaloP izarrovinoa amenazar demuertea todos los suyos , y a grabarlelamás viva y pavorosa desus memor iadeinfancia. Los pr incipales señores del Cuzco, y entreellos el conqu istador

Garcilaso, viendoelgirodeinsurrección quetomaba la empresa deGonzalo,

huyeron a Lima para ofrecer sus servicios al Virrey .5abedor dela defección , Gonzalo revolvió fur ioso sobreel Cuzco y entregó al saqueo las casasdelos fugitivos . Encarn iz áronsecon la deGarcilaso, por haber sidoel ins

tigador y organizador de la huida . La soldadesca , tras dedespojarla detodos losmuebles , <<sin dejar estaca en pared, ni cosa quevalieseunmaravedi»

quisoprenderlefuego,y buscaba a la pr incesa I sabel y a sus dos hijosparamatarlos .F uémenester la intervención dejefes y amigos notables paraevitar el incendioy lamatanza . A huyentaron a toda la servidumbrey prohibieron con pena demuertela entrada en lamansión proscr ita . Con el feroz H ernandoBachicao, quemandaba la artiller ía , no valieron ruegos n i

intercesores .Colocando sus piezas junto a la Catedral,cañoneó desdeallí lafronter iza fachada deGarcilaso, s ituada en Cus ipata , porque entonces no

existían lasmanzanas quedividen la plaza del Cabildodela Mayor , y ambas compon ían una sola y enorme, atravesada por el H uatanay . Los tirosde los falconetes y culebr inas del tiempo hacian pocamella en lamacizacanter ía incaica,

º

y antes deque lograran derr ibarla, hubo ocasión dequemediaran valedores y ordenaran suspender el bárbaro ataque. En las ló

bregas salas del caserón des ierto, quedó abandonada la infeliz concubinacon sus dos h ijos , Garcilasoy una niña decorta edad .S eatrevieron a acompañarla,con inminenter iesgo de la vida , el aya j uan deA lcobaz a con sus

(3) Cmnentar i us R ea les , 'l a parte, L ib ro V , cap . L ib ro V I I,cap . V I ].

(4) Comentarios R eales , par te, L ib ro IV , cap . X; l ibro V I I I , cap . X I I

— X ¡ l .

dos h ijos pequeños y dos fieles cr iadas indias T odos los demás -desampararon a la familia en desgracia.Doña I sabel y A lcobaza temblaban quea cualqu iermomento volvieran a degollarlos , segun ser umoreaba . A s í pasaron

largas semanas deangustia y soledad. Como no ten ian víveres , semantuvieron con la escasa comida quelos par ientes in cas y pallas podían en

viarles en secreto, burlando la vigilancia delas guardias; hasta queel cacique feudatar io deGarcilaso, García P auqui , consiguió con estratagegnasen dos noches llevarles cincuenta fanegas demaíz , que les sirvieron desustentopor cerca deochomeses queduró esta cruel pr isión .

Cuando se relajó el aislamiento y fué pos ible salir de la reclus zon

absoluta , el aya sacaba al n iñoGarcilaso a la inmediata casa del caballeroj uan deE scobar , para quecomieramejor en ella; pero antes deanochecerlorecogía y cerraba reciamenteel portón , rece/ando siempredealgun nuevo

xasalto. lmaginé'monos la impresión quedebió deproducirlea Garcilasotanespantosa temporada , queera el pr imero desus recuerdos definidos: el espectáculodesumadre, joven y desvalida , vagando sobresaltada y congojosaen las vacías y petreas estancias del vasto palacio, escuchando a lo lejoslos ruidos dela revuelta , la gr iter ía delos soldados vagos en la semides iertaciudad, s inmás aux ilio defuera queel deunos pocos deudos y opr imidosvasallos indígenas , n imás compañía queun escudero viejo, cuatrocr iaturas y dos siervos . E s deadmirar quecon estoy con la persecución deCarbojal contra su padreen L ima , acertara Garcilaso

_en su h istor ia amostrar

imparcialidad y casi p iedad a la causa deGonzaloP izarro.

E l colér icoeimplacableAlonsodeT oro,T en-ientedel Cuzcopor Gonzalo,moraba en una casa vecina; y esta proximidad contr ibuyómucho a empeorar la condición delos proscr itos . Mas A lonso de T oro, en una reyerta

doméstica . fueasesinado por su propio suegra; y entonces consigu ió la familia deGarcilaso salir a un repartimiento de indios , dista

nte treinta le

guas del C uzco,en dondesereun ieron con su hermano j uan de Vargas y

otros españoles amigos . A poco Centeno recuperó el C uzco para el R ey; yregresaron todos , acompañados de Vargas , que iba a tomar servicioen elbando leal. comoloh izohastamorirmeses después en el combatedeH uart

na . N adiedudaba dela ruina deGonzalo; pero deprontollegó la noticia dela increíblederrota de Centeno, y aparecieron en el C uzco los fatigados ypolvor ientos dispersos . Con ellos ven ía el batallador obispo fray j uan50lana, que sin tiempo para visitar siqu iera su Catedral, se hospedó en lacasa deGarcilaso; y a lamañana siguiente,muy temprano, huyendodelosvencedores y en particular deldiabólicoCarbajal, queacababa deahorcar a

su hermano j iménez , cabalgó con su escuadrón decuarenta caballeros frentea la iglesia delaMerced y sealejó a toda pr isa por '

el caminodela ciudaddelos R eyes .

Garcilaso, degrado o por fuerza,sehabia reconciliado con Gonzalo

P iz arro.Lo segu ía en sus campañas, vivía en sumisma tienda, ymás que

(5) Comentarios R ea les ,“¿ a parte, Lib ro V , cap . XX I I I ,— R l Palen tinol a parte, cap . ochenta .

XI I I

pr isioneroparecia adepto. Cuando volvieron deH uarina, elmesticillo, que

ya contabamas deocho años , salió a recibir a su padretres leguas hastaQuispicanchis , en hombros delos cr iados indios . E l recibimientoqueel Cap itán j uan dela T orrepreparó en el Cuzcoa Gonzalo, fué deaparatotr iun

fal, aunqueéstepretendió en vanoexcusarlo. E ntraron las tropas con ban

deras desplegadas , bajo arcos defollaje, entreel rep iquede los templos y lamúsica demuchas trompetas yministr iles . Los indios , formados por orden

desus barr ios y naciones , regaban deflores el sueloy entonaban sus anti

gaos cantares dealabanzas guerreras . Parecían resucitar los solemnes tr i

unfos delos I ncas . Gonzalo P izarro venia después desu pequeño ejército, rodeado dela servidumbredesu casa y delos pr incipales encomenderos . S ebajó a adorar el S antísimo S acramentoy dar gracias a la Virgen enelmonasterio delaMerced,

donde reposaban los cuerpos desus antiguos

adversar ios los A lmagros y donde el destino ledeparaba su próx ima tumba .

S ehabía disipado por enteroel enojo deGonzalo para con Garcilaso,

y revivieron sus afectos decomprovinciano y camarada . A un no le devol

vió la confiscada encomienda¡ pero lo llamaba a sus consejos y lemimabamucho al despierto ch icuelo, a qu ien deordinar io invitaba a su casa para

que jugara con otros dosmestizos nobles , su hijo Fernando y su sobr ino

Francisco, el hijodelMarqués y de D a . I nés H uayllas IVusta, y lo haciaasistir con ellos , noobstantela corta edad delos tres , a los grandes banque

tes quedaba a sus soldados .Mas a pesar deestas fiestas , un ambientedeterror pesaba sobreel C uzco. A rreciaban los preparativos de guerra contra

Gasca . E l corpulento y encarnado viejoFrancisco deC arbajal recorr ía s indescanso la ciudad en sumula parda, cubierto con un albornozmorado a

lamor isco y un sombrero detafetán llenodeplumas blancas y negras , dis

poniendo con infernal actividad los aprestos bélicos y los suplicios cap ita

les . A cada instanteseescuchaba que hab íamandado dar garrotea perso

nas conocidas . S u prop ia comadre, la señora española D a . Mar ía Calde

rón, venida deA requipa , amaneció un día ahorcada en una ventana, por

haberseatrevido amurmurar delos rebeldes .C ierta vez queel niño Garcila

soestaba como solía en el cuartodeGonzalo, viópresentarseen la puerta al

atroz anciano y hablar en voz baja con el caudillo,tal vez p idiéndole al

gunamuerte. Gonzalo le respondía apaciguándolo con respetuoso comedimiento: <<Mirad padre. E n la desolación de los campos , los rebaños de

llamas perecían , atacados depeste; y las zorras hambr ientas seentrabanen los pueblos , ymor ían amontones en las calles y plazas del C uzco. (7)Ocurr ió por fin el ultimo actodela tragedia: el desbandey las ejecuciones de]aqu ijahuana . El C apitán Garcilaso fueel pr imero en pasarse al real deGasca, quien por estoqu iso honrarlopresenciando desdeel balcón desu ca

sa las fiestas detoros alanceados y los costosos juegos decañas econ libreas

(6) Comentar ios R ea les , 2a parte, L ib ro V , cap . XXV I I .

(7) Comentar ios R ea les 2a . parte, Lib ro IV , cap . XL I I ; i a . parte, L ibroV I I I

, cap . XV I

— X I V

deterciopelodediversas colores» , quesolemn iz aron en el C uzco la victor ia dela causa del R ey y la pacificación del pais . Aquella animada tarde pudo

el futurocronista contemplar largamente, a su sabor , las teísimas facciones y el ruin talledel clér igo,muy chico decuerpo,

deformedebusto y todop iernas , quecon sumaña y buen seso había deshecho la poderosisima re

belión ,desbaratado a losmejores veteranos , y restituido a la obediencia de

Carlos V el reinodel Peru , quemedia 1 300 leguas delargoT rascurr ieron unos años algo tranquilos . Elm02uelo Garcilaso, des

pués dehaber recibido, con otros hijos deconquistadores , lecciones decinco

ef ímeros preceptores deLatinidao', p r incipió a seguir formalmenteel cursodel licenciado y canón igo uan deC uéllar , natural deMedina del Campo.

En unión desus condiscípulos , como élmestizos y progeniedelos encomenderosmás pr incipales , y con una queotromuchacho inca, recorr ía cantando bulliciosamente las calles y los alrededores del…C uzco; en las excursionesa las afueras ,

iba a ver los trozos del cuer po de Carbajal, que sepudr íancolgados en las picotas delas cuatrograndes calzadas; acud ía a admirarlos primeros bueyes traidos deE spaña , quearaban anteuna atónita muchedumbrede indios; vagaba por las bóvedas y subterráneos dela gran ciuda

dela de S acsayhuaman , ya desplomada entonces; seguia tratando íntimamentea sus próximos deudos incaicos , a los Pr íncipes Pau/lu y T itu A u

qui , ahijados desu padre. y a lamadrede ambos , la F alla A ña: viajabaal regalado valledeYucay , y a la encomienda paterna de Cotanera , junto al Apur imac, dondeasistió a las exequias idólatras del curaca H ua

mampallpa, con grandes cantos plañideros y tremolar de pendones: y por

los años de 1550a 1554 recorr ió gran partedel A ltoPerú , p ues cuenta que

estuvo en los ultimos términos de Las Charcas, que son Los Chichas», osean las actuales comarcas bolivianas dePorco, T upiza y Cotagaita . y hay

palabras suyas que indican casi con certeza quehacia la época refer ida debié

,

deresidir'

una temporada en Potos í y queconocia la provincia deCochabamba Con estos viajes y comunicaciones desu vivaz adolescencia, fuéallegando las impresiones auténticas y directas sobreel terr itor io y las le

yendas del antiguoPer ú, quean imaron en la edadmadura sus palp itantes

<<Comentar ios R eales» ,y quetan sin razón ni fundamentos atr ibuyó a un pla

gio absurdo nuestroeruditoGonzález dela R osa ,en horas deinex p licabledes

var io.

E ntre los señores del Cuzco, relacionados y amigos de su padre, losque parecen haberledejadomás grato recuerdo son: elmagn ifico D iego deS ilva ,

de la casa de los Condes deC ifuentes , su padr ino deconfirmación ,

hijo deFeliciano, el famoso autor delibros decaballer ías satir izadoen elsu pr imo Gomez de T ordoya,

hijo del conquistador delmismonombremuertoen el combatedeChupas; su tíoel festivo, ventrudo y glotón

(8) C omentari os R ea les ?a . parte,L ib ro V , cap . 1 1 ; Lib ro V ], caps . 1 y

X I I I .(U)— t

'

u nu'

n la -

r-iu s lºh '

ulvs I n . pur lv ,I . i In-

u c u l o. XX I

XX IV y XXV;Lib ro I I I , caps . X IV y XV;L ib ro V I , cap . V .

_ x v ._

D . Pedro Luis deCabrera, quepor lamadre,D a .Elena deF igueroa.perte

necia también a la casa de los Condes deFer ia . y queera hermanodel desventurado D . j erónimo, el segundogobernador del T ucumán y fundador dela ciudad deC órdoba en el R iodela Plata:el C ap itán Gonzalo S ilvestre, con

quien trabó amistad inalterable desde 1552 ,compañero de aventuras de

H ernandodeS otoen la Flor ida y deD iegoCentenoen el Collaoy Las C harcas; y entre sus condiscípulos , elmalogrado GonzaloMejia deFigueroa,

por raro casoentrelos deaquella generación blancopuro, como hijo deLorenzoMejia deFigueroa (el degollado por orden deGonzalo P izarro)y deD a . Leonor deBobadilla ,

hijo natural del Condedela Gomera: y los vástagos delos célebres conquistadores Pedrodel Barco,PedrodeC andia,Mancio S ierra deLeguizamo, A ntonioA ltamirano y D iegoMaldonadoel R ico.

Por S an j uan y N avidad , los curacas llevaban al Cuzco los tr ibutospar a los encomenderos; y elmanceboGarcilaso, pormandato desumadre.

cotejaba las cuentas asentadas en los quipos E sta circunstancia nos des

cubre todav ía a D a. I sabel gozando del plenoejercicio de su autor idad de

ama en el hogar del conquistador: pero poco tiempo después tuvo quecederel puesto a una afortunada r ival española. El gobierno instaba decontinuo

a los encomenderos quesecasasen , para atender a la estabilidad y moralidad dela colonia y al incrementodela población blanca; y el Capitán Garcilaso, yamayor de cincuenta años , se resolvió a contraer proporcionado

enlacecon una dama castellana , cuñada del valientecaballero leonés Anto

niodeQuiñones , queera deudocercanodel antiguogobernador Vaca deCas

troy del linajedeS uerodeQuiñones , el del ((Paso honroso» en la P uentede

Orbigo.

E l casamientodel padrehubodeafligir profundamentealhijo ilegítimo.

Vela humillada y alejadaa sumadre, a quien parecehaber amado conmuyentrañablecar iño. Viejo,en la<<Dedicator ia» dela S egunda P artedelos <<Comentar ios R eales», ha honrado su recuerdoenternecida y solemnemente, declarandoquetenia por elcolmo delos beneficios divinos q' la Virgen lehabia otorgado,

<<la conversión a nuestraF edemimadrey señora,más ilustrev excelentepor las aguas del S antoBautismoquepor la sangrereal deidutos I ncas peruanos» . En el ep itafio de la capilla deC órdoba hizo poner sunombre. Delamadrastra,el, tan prolijoenmemor ias defamilia, jamás dicepalabra afectuosa; y es probablequealuda a ella y al ingratomatr imoniodesu padrela anécdota epigramática delas damas deGuatemala, quesecá

saron con los conquistadores viejos <…porquesehabían demor ir presto, pá

ra heredar sus indios y escoger luego unmozo, comosuelen trocar una caldera rota por otra sana y nueva» . Y añadecon tono deamarga confidencia:<<Pocos ha habido en el Per ú quese hayan casado con indias para legitimar los hijos naturales y queellos heredasen ,

'

y nóel queescogiese la seño

ra para quegozasedeloqueél habia trabajadoy tuviesea sus hijos por cr iados y esclavos Desde los hosp itales en que éstos viven , ven gozar a

(1 0) Comentarios R eales, i a . parte,LibroV I , cap . IX, .

XV I

los .a¡enos deloquesus padres ganaron y susmadres y par ientes ayudarona ganar»

N uestroGarcilaso sigu ió viviendoen el hogar paterno,muy queridoyatendidopor el viejoguerrero,

a quien servía deescr ibientey quepor estetiempo le hizo donación de una chacra de coca llamada H avisca, en P aucar

tambo. T al vez obedeció esta donación a haber nacido delmatr imonio un

heredero legítimo, quemurió después enmenor edad. Ignoramos qué fue dela otra hija natural del conquistador , hermana entera del cron ista, a la queno sevuelveamencionar

, pero queparecehaber sobrevivido al padre

quizá fué a acompañar a D a . I sabel.

N ocesó el jovenmestizodevisitar a sumadrey sus par ientes incaicos ,n i decomplacerseen el trato

_

con los <<orejones» y demás indios principalesMirábanlo todos con la car iñosa consideración debida a un vástago de la

estirpe imper ial y deuno delos pr imeros entre los nuevos e invencibles

v iraeocha& E n aquellas juntas , nos refiere,

dieron larga noticia

de sus leyes y gobierno cotejandoel delos E spañoles con el delos I ncas .

Decianmecómoproced1 an sus reyes en paz y en guerra , dequé manera trataban a sus vasallos y cómo eran servidos dellos . Demás destametontabancomo a propio hijo toda su idolatr ía ,

sus r itos , ceremonias y sacrificios ,sus fiestas y

“cómolas celebraban . Decianmesus abusos y supersticiones, sus

agi ierosmalos y buenos . En suma , digo queme dieron noticia detodo lo

quetuvieron en su rep ública , quesi entonces lo escr ibiera,fuera más co

p iasa esta h istor ia» . Un día ,siendoel dedieciséis odiecis ieteaños , y estan

do sus par ientes <<en esta su conversación,hablando desus reyes y antigua

llas , elmás anciano dellos» , el I nca C usi H uallpa ,satisfizo su fi lial cu

r ios idad narrándole, con acento temblorosa de emoción , amanera de una

revelación sagrada, la suavey radiosa leyenda deManco C ápac y sumujer ,hijos del S ol, civilizadores delmundo peruano y fundadores del Cuzco. Las

remembranzas delos pr incipes depuestos continuaban en coro, con fervor religioso y oculto, y desgarradora amargura ind ígena: (D e las grandezas y

prosper idades pasadas [son sus palabras textuales ven ían a las cosas preentes: lloraban sus reyesmuertos , enajenado su imper ioy acabada su re

p ública . Y con lamemor ia del bien perdido,siempreacabada en lágrimas

y llanto, diciendo: <<trocosen 05el reinar en vasallaje» As i

en estecuadro dedesamparoy desolemnemelancolia, en la desolación patética y sublime de un crep úsculo mister ioso, se depositaban en el almadel histor iador las secretas tradiciones desu abatida patr ia .

Entretanto que los i ncas lamentaban sus desvanecidos esplendores ,

los E spañoles sepreparaban a despedazarseen una nueva contienda civil.

Los soldados ociosos , descontentos y levantiscos , residuodelas ultimas guerras , pululaban en todoel Per ú , y tramaban s in cesar conjuraciones y albo…

rotos . N omucho después de la partida deGasca ,F rancisco H ernández Gi

(1 1 ) Comentarios R ea les , 2a . parte, l ib ro 1 1 , cap . 1 .

Mom. 23 . pm*tc, _1 ib ro V , cap . XX I ].

(1 3) Comentarios R eales la . parte. Libro I , caps . XV y X IX

XV I I I

deI ndias; y la novia era D a.Mar ia deCastilla ,h ija del hazañosoN uñoT o

var , tenientedeH ernando de. S oto, y nieta del Condedela Gomera . Por la

tardesecorr ieron alcanc ías , queelmanceba Garcilasomiró desdeun gruesomuro de canter ía incaica, frontero a la casa de los velados: y nos relata

quevió asomar a FranciscoH ernández en una ventana dela sala elos bra

z os cruzados sobreel pecho,más suspensoe ¡maginativo quelamismame

lancolía .» F ué denochea la gran cena , para recogersecon su padrey sumadrastra

, después deun autoescénicoquecomo términºdela fiesta sepreparaba . D . Baltasar deCastilla, tíºdela novia,

Encomenderomuy galán , prominentey acaudalado, hacia deMaestresala, con un r iquisim"

o paño ter

ciadoal hombro. N ºbien había entrado nuestro autor en el ancho aposento

en quecenaban los numerosos caballeros invitadºs , y acercádoseal Corre

gidor D . Gil R amirez D ávalos , quelo llamaba para agasajarlo, cuandooyeron descompasados aldabonazos en la puerta decalle, y penetró FranciscoH ernández con la espada desnuda y una rodela , vestidºdecota demalla ycapa, y asistidºpor docecompañeros bien armados La concurrencia

estupefacta se levantó , y sedió a huir hacia las habitaciones interiores, yla antecámara y la cuadra en quecenaban aparte las damas , saltando por

las ventanas y atrancando las puertas . Unodelos convidados quehabia quedadoen la sala del banquete, tiró delosmanteles para apagar las velas y es

caparsemejor en la obscur idad; pero, a la luz deun _candelero quepermane

cióencendido, los agresores locosieron a estocadas . Mataron asimismo al

antiguoconquistador j uan A lonso Palomino; y derribandº las puertas dela cuadra en queestaban las señoras , obligaron a queser indiera el Corre

gidor , queallí sehabia refugiado.

_Garcilasocon su padrey un grupodetrem

ta y seis caballeros salvaron por los tejados . A dvertidos dequeelCorregidor es

taba determinadoa entregarse, recorr ieron por las techos buena parte dela

ciudad, subiendo y bajandoen las esquinas delas calles pormedio deunaescala demano. I ba delanteelmuchachoGarcilaso,

haciendº ºficio decentinela, y silbaba en cada encrucijada para advertirles si podían descendercon segur idad. A sí llegaron a refugiarseen las casas deA ntoniodeQuiñonesy acordaron con éstepartir a Lima , paramilitar bajo la A udiencia . N ues

tro Garcilasofué a traer elmejor caballºdecampaña desu padre. En las

puertas delos pr incipales conjurados vió tropel decabalgaduras y bullz_r

denegros esclavos , queeran ya por facinerosos elespantoen las luchas c1 v1

les del Peru . E l Capitán Garcilaso, con su cuñadº y algunos par ientes.

y

amigos, logró evadirsedel C uzcodandomuchos rodeos . S u hijo, con la cun a

sidad delos pocos años , salió a la P lazaMayor a ver los sucesos . Estaba de

s ierta. La rebelión no cundía; y de los ochenta Señores devasallos , sólotressepresentaron i nmediatamentea servir ia,

a caballoy con lanza. Los suble

vados, viéndosetan pocos en el inmensoespaciodela antigua plaza y queelvecindario noble no tomaba partido por ellos , se sintieron desfallecer ental vacio, y para aumentar su exiguo número soltaron y armaron a los de

(1 4) Cºmenta r ios R eales 23 . par te, L ib ro V I I , caps . I I y I I I ;— E . Palenti

'

1 1 0, 2a . parte,cap itu lo vein ticuatro.

— X IX

lincuentes de la C árcel. Pero si la poblacion nº los seguia, tampoco osabaresi

'

.st1 rles asombrada desu arrojo pr ivada decabeza con la pr is ión del Corregidºr , e incierta de los alcances ,

recursos y ocultas conn ivencias delmovi .mzentº F ué algomuy parecido a loqueaconteció en Lima cuandoel ase

sinato deD . Francisco P izarro. Los conjurados comprend1 eron el sobrecogimiento de la cap ital, y se impusieron por el terror ,

D ieron garrote a dos

personajesmuy calificados , D . Baltasar deCastilla y el Contador j uan deC áceres , y tendieron sus cadáveres desnudos en el rollodela P laza; exhibieron al verdugocargado decordeles y con un s in iestro alfanjea la turquesca;convocaron a cabildo abiertoy arrancaron a los cabildantes las resoluciones

q'

quisieron;publicaron cartas llenas debravatas a las otras ciudades del R ei

no, convidándolas a la libertad; y con todoesto, consiguieron afirmarsey levantar

_un ejército. En las in imitables páginas deGarcilaso,

henchidas deaguda observación, desbordantes defuerza plástica ,

creemos leer (salvas lasdiferencias demér itoliterar ioy detalles deindumentar ia)elrelatodeun pro

nunciamiento republicano del s igloXIX , un capitulo de las R ev olucio

nes deAreq u ipa pºr el incorrecto pero vivís imo Valdivia .

C uandºGirón avanzó sobreLima , elMar iscal A lonso deA lvarado,

bajandodelas C harcas , ocupó el C uzco con su lucidohueste. Girón la deshiz oen Chuquinca; y envió sus tenientes a saquear lametrópoli incaica, en

dondedesenterraron lasmuchas y grandes barras deplata ocultas por los

r icos encomenderos , robaron hasta las alhajas y vestidos de lasmujeres , ypara fundir artiller ía descolgaron las campanas de los templos , sin cejar

por más queel Obispo y su clerecía acudieron en procesión a defenderlascon

'

excomuniones y anatemas . T emiendoel súbitoregresodelos sublevadoscierta noche, cuandoya estaba cerca el ejército real, los pr incipales vecinosven idos del campamentodela A udiencia, separapetaron en las casas fuertes dej uan deP ancorbo,

inmediatas a S ap i , con reparos y troneras, y emplearon comomensajero y corredor al joven Garcilaso, quecontaba quinceaños . A los pocos dias desfilaron por la ciudad las tropas de lºs Oidores .

Conducían la artiller ía pesada indios , que la arrastraban de unas

gruesas vigas amanera depalanquines y se remudaban a cada doscientos

pasos .

La disperszon delos insurrectos en P ucara , tuvo, a pesar delos perdones

delaA udiencia ,su séquitoordinar iodecastigos;y por lºpronto enviaron al

Cuzco nuevecabezas derebeldes , quecolgaron en las antiguas casas deA lon

so deH inojosa (cerca del actualMontero T ambo y delos derruidos Bañosdel I nca)a dondetodos iban a verlas . Quedó nombradoel conquistadºr Garcilaso corregidºr del C uzco; y desempeñó el cargo tres años , . hasta fines dejunio de 1556 . Por aquel tiempofué la ceremonia dela fundación del GranH ospital de I ndios; y pocodespués las dela jura real deFelipe I 1 y del recibimiento y bautismo del I nca S ayr i T upac, que salido de su refugio deVilcabamba , volvia deLima reconciliadocon elgobiernoespañol y sometído a la Corona de Castilla . E lmestizo Garcilaso refierecon ºrgullo queélfué a pedirleaudiencia particular para sumadre

, queel I nca lo acogió cºn

lasmás honor íficas fórmulas dela etiqueta imper i ,al y quesedignó adelan

tarsea vis ztiz r a la Palla D a . I sabel.

Con la paz y con el auge dePotosí , aumentó extraordinariamente lapompa delas fiestas eclesiásticas y profanos . Contruianselos grandesmonaster ios . T odas las semanas hab ía galanisimas carreras a la jineta . Menudeaban los juegos detoros , cañas y sortijas , con vistosas gualdrapas y li

breas recamadas dejoyas inestimables . Mas por debajodel bullicioespañol,0ueestremecia la vetusta capital india, como algazara sar ílega en un h ipogeo violado los suby ugados I ncas . con tenaz tradicionalis

'mo, guardaban

sus sentimientos añejos y hasta los rencores desus remotas discordias intestinas . A sí leemos quelos h ijos de Atahualpa noosaban salir de la casa

para no sufr ir los desaires y denuestos dela persistentefacción deH uás

c'

ar

Garcilaso, en la flor desumocedad participaba comoel quemás delos

señor iles deportes de sus deudos y amigos castellanos . S iempre fué entendidísimo en equitación y caza , y gustómucho dearmas , divi sas moles yarreos caballerescos . Detan alegreexistencia vinºa sacarlo lamuertedesupadre.

.La encomienda vacó o pasó a la viuda . Garcilaso, deseoso deme¡o

rar la condición pronta y la desus hermanos mestizos y sumadre, queaunvivia , sedecidió a ¡ r a España y solicitar en persona lasmercedes reales .

Mas antes dedejar la ciudad natal, tuvoocasión deconocer lasmomias decinco delosmonarcas sus antepasados . A cababa dedescubr irlas el Corre

gidor Polo deOndegardo'

y cuandºGarcilaso fué a despedirsedeél, lo h izoentrar en la pieza en queestaban depositadas Los cuerpos se conservabanintactos

,con las manos cruzadas al pecho, la tez tersa y los ojos simulados

deuna telilla deoro. Los vióenvueltos en sus suntuosas vestiduras ceñidoslos regios lla n las . Uno solo deellosmostraba descubierta la cabeza , blancacomo la n ieve. Garcilasotocó la r igidamano deH uayna C ápac. En los díass iguientes recorr ieron la ciudad las sagradasmomias , para quelos caballeros demayor calidad lasmiraron en sus casas . Las llevaban por las callestapadas con lienzos blancos . A l pasar los bultos , losespañoles sequitaban

las

gorras , comoqueeran cuerpos dereyes“: y los indios searrodillaban a su manera con grandes extremos deadoración prorrumpiendo en gemidos y lá

gr imas . T al fué la postrero,imponentey fúnebresensación que impr imzoen

el h istor iador su paterno Cuzco.

Con los recuerdos quenos transmit¡oen d¡versos pasajes delosaComentar ios» y en la Dedicator ia dela sepueden fijar las etapas pr incipales desu viaje. Descansó en los lozanos viñedos deMarcahuasi; recorr iólos arenales y los algarrobales de 1 ca , y en unión dealgunos amigos y componeros examinó en las hoyas deVillacur i los lugares célebres dela ú ltimaguerra civil el parajedela sorpresa deLºpeMartin y dela derrota dePablodeMeneses por Girón en el valledeH uarcu lo alºió un antiguocriadºdesu casa, queera poblador dela recién fundada villa deCanete, sedetuvoen

Lima, y admiró el trazo regular y s imétrico de la cap ital costeña, queera

(15) Comentarios R eales, i a. par te, L ib ro IX , cap . XXX IX .

XX'

I

la gran innovacron urbana de aquellos tiempos, lecomplacieron el caser io

ymobili ,ar io pero ledesagradá con justicia el aspectºdenuestros barrososterrados , y hallósobradograndelaPlaza deA rmas extraña tacha para quienvenia del Cuzco deentonces; padeció su navíº una peligrosa calma en la

Gorgona; se_espantó dela barbar iedelos indios deP asau , que los I ncas no

tuvieron tiempo decivilizar; en N ombredeD ios seencontró con la comitiva del nuevovirrey , CondedeN ieva , y habló con D . A nton io Vaca deCas

tro,h ijo del vencedor deChupas , queen ella ven ía; visitó en Cartagena al

Gobernador'

dela plaza; tocó en las islas Fayal y T ercera de las A zores ,siendomuy

'

atendidº y regalado por sus habitantes y los —ministros reales:y desembarcó en Lisboa ,

habiendº salvadº la vidamilagrosamentede una

tormenta odealguna aventura .

A princip ios de 156 1 lo hallamos en S evilla; y luego pasó aMontillay Extremadura para conocer a su familia . De sus par ientes próximos , el

queletomómás car iño fuesu tío carnal el C apitán D . A lonso de Vargas .

E stecaballero sehabía retirado hacía poco de lamilicia , en la quesirvió aCarlos Vmuy honrosa y aventajadamentepor 38 años , como S argentoMayor delos tercios españoles en A lemania y después Cap itán deCaballos , ape

llidándosea veces como alias usual D . Francisco dePlasencia . F uémuycamarada delMaestredeC ampo A lonso deVives(hermanodel insignefilásofo)y tuvoel honor deacompañar , como uno delos dos jefes dela Guardiaal entonces Pr incipeD . Felipeen el viajedeGénova a Flandes A la sazónresidía s in hijos enMontilla, cabeza delos estados desu pr imoelMarqu ésdeP r iego. E l debió depresentarlo alMarqués . GrandedeE spaña depr imera clasey antigiiedad, S eñor deAguilar dela Frontera , jefey par ientemayor dela ilustrecasa de C órdova comoMarqués consortedeP r iego,

D . A lon

soFernández deC órdova y S uárez deFigueroa , acreditadogeneral, vetera

no deA rgel, S an Quintín y Flandes , era uno de los pr imeros próceres delR eino. Familiarizado, comotodos los del linajedela Cepa , con los vástagos

naturales y aun bastardos , acogió afablementea estesimpático deudo suyodela alcurnia deFer ia , queven ía delas I ndias fabulosas y tenia sangrede

los soberanos del Perú . F ué desdeentonces su constantefavorecedor, y paraasegurarte lamodesta hijuela que lehabia cabi ,

do lecolocó buena partedeella en juros o censos irredimibles sobrelos bienesdelMarquesado.

A lentado con estas protecciones e influencias , Garcilaso seencaminó ,lleno de ilus iones , a la Corte deMadr id,

dondeya estaba a fines de 156 1EnMadr id vióy trató a losmas famosos indianos y peruleros: a fray

Bartolomé delas Gasas;a H ernando P izarro,recién libredesu larguísima

pr isión; al exgobernadºr don Cr istóbal Vaca deCastro;al obispo deLugo yconsejero de S uMajestad,

D . j uan S uárez de Carbajalj cercano par ientedel factor I llán , la v íctima del virrey N uñez Vela , y del Licenciado, su ul

timador en Anaquito; y en esfera infer ior ,

'

reconoció y frecuentó al revoltosoclér igo Baltasar deLoaysa,muy nombradoen las guerras civi les del Perú ,

y a Pero N uñez,el célebreespadachín dePotosí . A lcanzó en sus postr ime

(1 6) Comentar ios R ea les, 2a. parte, Lib ro I V ,cap . XX I I I .

XX I I

r ias y presencio fallecer o su decidºr y ep icúreotíº, el sevillano don Pedrº

Luis deC abrera . Penetró hasta la antecámara del rey Felipe I en lo que

halló muy temeroso y atr ibulado al caballero avile'

sMelchor Verdugo, En'

cºmendero deCajamarca , porquesus e'mulos , reviviendº las ocurrencias de

sus depredadoras campañas en P anamá y N icaragua , procuraban despo

jorlo del hábito deS antiago.

Los probanzas deservicios del conquistador Garcilasº, adicionadas con

una demanda derestitución de tierras a favor de la Pollo D a. I sobel, se

substanciaban con lentitud española; pero llevaban buen giroy su h ijoesperobo con fundamento alguno recompensa considerable, cuando depronto,

en el ConsejodeI ndios , el licenciadºLopeGarcia deCastro, quefué despuésGobernador del Peru y P residentedesu A udiencia , sacó a relucir un textodela crón ica deD iegoFernandez e.

'

P alentino, por el que aparecio queel di

funtoC ap itán Garcilaso habia hecho con Gonzalo P izarro en la batalla deH uar ina , oficios , nódecautivo, sino decaluroso adicto, pues lehab ía cedido su caballo para quesesalvara en elmás apretado y decisivo trance de

lo refr iega , con lo cual lehabia dado la victor ia . Garcilaso intentó contradecir , alegandoquefué acto deamigo y nó de partidar io, y quesu padre lo

hizocuandoya habia cesadoel combate: peroel Consejero le replicó desobr idamente, imponiéndole s ilencio y desohuciándolo en sus pretens iones . E l

gobierno de Felipe I l osediado de infinitºs pedigueños y tan escaso derecursos , neces itabamenos gravesmotivos que los propuestos por D . Lope

García deCastro, para despedir solicitantes Deaqu í lenació a nuestro

autor lo o_jer iza contra la <<H istºr io» del Palentino, quelehab ía defraudadº

los ans iados premios , y o cuya detenido refutación dedicó elmás tarde,

tan gran partedel segundo tomo desus (C omentar ios» .

Desechados así susmemor iales y desengañododesus esperanzas cortesanos

, Garcilasosealistó en elejército. Debió desentar plaza por los años de1564 , y servir como soldado h ijodolgoen las guarniciones de N avarro, don

deasistía su protector y jefeelMarqués consortedeP r iego. Otrodelos gene

roles quemás lodistinguió y favoreció en su carreramilitar fué D . Francisco deCórdova , hijo segundo del glor ioso D . Martín , el CondedeA lcaudete

y heroico defensor deMoz o/qu ivir . Por lo queen var ios pasajes dice, suarma, o lomenos en cierto tiempo,

hubodeser lo de A rcabuceros , F ué Gar

cilasoel pr imer peruano conocido queguerreáen Europa , abr iendo as i la

senda queen los dos siguientes siglos hab ían de ilustrar nuestros bizarroscompatr iotas losMarqueses deMortoro y Valdecañas , el D uquedeMontemar , y los Condes deBr ihuega y delaUnión . E smuy probablequepasaraa las posesiones de I talia , como parecen indicarlo su perfecto conocimientodel idioma toscanºy su predilección por los escr itores deaquel pa ís . Quizáviajó en los galeras quemandaba D . FranciscodeMendoza ,

hijºdel segundºvirrey fallecidºen el Peru , el cual fué Generalísimodela armado delMediterráneo, o quien volvió o tratar en E spaña y del quehacemuy encarecidoselogios

(1 7) R ea les , ?a . par leL ib ro V , cap . XX I I I .

(1 8) Comentar ios R ea les 2a . par l a,L ib ro V I , cap . XV I I .

xx i i 1

Mos sea loq' fueredeestos conjeturas lopositivoes que, cuando estallóla sublevación delosmar iscos delos A lpujarras , o fines de 1568 , obten ía yaelgradodeCapitán , antes decumplir los treinta años . S ucesivamente leexp idieron cuatro comlu tas , o sea despachos detal grado: dos directas del

R ey Felipe I l y los otros dos por el Pr incipeD'

j uan deA ustr ia . E n di

cha campaña de Granada s irvió inmér itn de sueldo rea l, porques in

duda estuvo al frente de una de las compañias que formaron lamesnadaseñor ial dePr iego. D . j uan de A ustr ia ledió pruebas de estimación y ,

acabado la guerra, escr ibió a Felipe 1 1 recomendándolo.

Cuandoel I nca Garcilaso combatía en estos p intorescos encuentros gronadinos , que insp iraron a lamusa pºpular ,

movieron los h istór icos p inceles deD . D iegoH urtado deMendoz a y Ginés P érez deH ita , y revivieron los

lancesmedioevoles de la R econquista , deseguro pensaba en las proezas desu glor iosoy legendor io abuelo homón imº, el <<Comendodor del A veMar ia»en T oledo; pero nos place imaginar queél. quea fuer ya debuen peruano,

tánto estimaba y alababa las virtudes dehumanidad y clemencia ,debió de

recordar también amenudo, para nomancharsecon las ferocidades deoquella inexp iablerepresión su descendencia deuna raz a semejantedeantiguosdominadores ovosollodos entre iguales abruptos y nevados serran ías . y que

rememoró la insurrección del I ncaManco, tan parecida a la deA be'

n H u

meya y A be'n A bó.

Con la recomendación de D . j uan deA ustr ia podian abr irsedenue

vo para Garcilaso las perspectivas de premios y ascensos . S us amigos leinstaban o queresucitara sus pretensiones anteel R ey y el Consejo de I n

dios Peroestaba convencidodequepara negociar con eficacia era indispensablela asistencia personalen la Corte, queya noleconsentia su escasocou

dol,muy quebrantado y reducidopor las obligaciones desu ondor iego vi da

militar y sus larguez os deamer icano. E scarmentado delosmercedes gubernativos , deseoso de tranquilidad,

se quedó en A ndalucía y Extremadura .

E l A ñode 1573 es probableque, bajosu nombredeGómez S uárez deFigueroa

, presenciaro en Córdºba elmatr imon io dedos siervos suyosmor iscos .

E l año de 1574 lohallamos s in duda en Badajoz , cobrándoletodavia pai-tedesu haber o I sabel deC arbajal, viuda desu par ienteA lonsodeH enestrosa . Luego todo rastro deél sepierdedurantecinco años . Quizá siguió sirviendobajolas banderas reales en los tercios . Por 1579 apareceen S evilla ,

quehubodeser en el siguienteper iodosu favor ita residencia y quellamo <<encontadora delos que la conocen»

P rofundo transformación seoperaba en su án imo. Después deuna juventud dedicada a caballos y arcabuces , lo atra ían en lo

'

edod madura las

delicias del estudioy delas letras . E n su pr imeromocedad fué afecto a loslibros decaballer ías , pero las amonestaciones quecontra ellos troePeroMe

(1 9) Comentarios R ea les , l a. parte L ib roV I I I , cap . XX I I I ; 221 . pmte, L ib roV I I I , cap . IV .

— D atos q ueh iceLomaxen el arch ivo pau oq uial del S agl ai io1 1 0 Córdob a, libro ” º

. dematrimon ios , de 157 a 1586 — E l lestamen la pub licatdo en la R evista H istórica por Gonz ález dela R osa.

v XX I V

fía en la H istoria Imper ial, lo curaron completamente detan frivola afición . Entrelas lecturas derecreación y pasatiempo, hacía siempregrocia, enmér itodesus bellezas , o los grandes poetas y prosistas italianos, ymuy en especial o Boyardo, el A r iostoy _

Bocaccio, cuyas obras reposoba

con frecuencia: pero cada día se inclinabamás a las graves disciplinas histór icos y filosóficas . Perfeccionó su latinidad, deficientemente aprendido

en el C uz co,recibiendoahora lecciones particulares del teólogoPeroS ánchez

deH errera, queeraMaestro deA rtes en S evilla . E studiaba los escr itos de

N ebr ija y delObispo deMondoñedo, fray A ntonio deGuevara de

los histor iadores clás icos deR oma y T oscano, sobre todo P lutarco,ulio

César y Guicciordini , y también los del sene's P iccolomini y del francésBodin, y los antiguos crónicas inéditos delos reyes de Castillo, quele fronqueó un hermano del célebre Ambros io deMorales A los camaradasy veteranos militares, pr incip iaron a suceder en su amistad los sacerdºtes y religiosos demoycr virtud y ciencia . Consiguió bula del Papa paratraer desdeel Perú los restos desu padre, y les dió sepultura en la iglesia

deS an I sidro deS evilla S u devoción seenfervor iz óhasta el punto deque, desp idie

'

ndosedelas ambiciones bélicos y profanos , delos prºpósitos deglor ia guerrero y fortunamater ial, quetánto habia acar iciado, abrazó el estadoecles iástico y seh izo clér igo, aunqueno consta la época ni s i llegó arecibir las ordenesmayores .

C uando no estaba en S evilla o en Granada (dondeen 1596 fechó sumanuscr itosobrelo <<Geneología deGarci enMontilla al todo

de sus tíºs D . A lonso de Vargas y elMarqués deP r iego, atendiendº a lo

copellanía familiar fundada allí por el primero en la iglesia parroquialde S antiago. S us pr incipales consultores literarios eran el erudito y polí

glotopadrefray Agustin deH errera, preceptor delos h ijos delMarqués; eljesuita ]erónimo deP rado, CatedráticodeS agrada E scr itura en Córdobay comentador del profeta Ecequiel;

“y el agustino fray Fernando deZárate

queenseñó en la Universidad deOsuna , renombradº autor delos <<D iseur

sos deloPaciencia Cr istiano» , impresos en 1593 . A veces acudía a visitar loalgun condiscípq cuz queño, comºel desterradomestizo j uan A r iasMoldonado, a quien hospedaba y aviápara el regresoo América; o lellegabansemillas de nuestras plantas indígenas , como la quinua, queen vano pro

curó aclimatar en los campos andaluces S etronsladobo”

otras veces

hasta la villa deLos Posadas ,mas allá deA lmodóvar , a charlar con su un

ciano amigo del Perú . el R egidor y Cap itán Gonzalo S ilvestre, y con el sobr ino de éste, A lonso D íaz de Balcázar , y recoger de aquél datos orales

R ea les , l a . par le,L ib ro [X

, cup . XXX L— Lu F lorida ,

L ibro 1 1,la . parte,

cap . XX ' L ib ro 1 1 1,cap . X .

('

onmi lar ios límites , ?a . parte, I .il>ro mp s . I I, 1 1 1 y I V .

— C arta al

l'r im- ipcMaximil iano en los Preliminams d i: la. ¡ lv | .vún ol I — lehrco— La lºlcmida L ib ro Y ], cup .

(22) Corrwntar ios R ea les , ?a . par l e. L ibro V ]I l , cap . X I ].

(L'

oinentarios R ea les l a . parh Lil)… V l l l . nap . IX:º

ta . p&l*le

º

1 . ih ruV l l l

, cap . XV I I .

XXV I

A ustr ia contra losMoros , tenia quepersistir , comoen todos los españoles

desu tiempo, en calidad deelementopredominante, el esp iritu del cruzadomedioevol, pero combinándosey adunándosecon el humanismo renacen

tista en enormeproporción . Y era íntimo y profundamente clásico, era

hombremoderno, desu época y su radiantesiglo, estemestizo del Peru queformó su delicadºgustoen el A r iostoy losmás insignes escr itores florentinos , y que se embelesaba en aquello platónico—

y petrarquescametafísico,

hija legítimo de la A cademia ateniense, hermana de lo de Castiglione yMars ilioFicino, especiedemágica escola esplendorosa queiba a verter sus

luces estelares en las canciones del Div inoH errera y en los odos de frayLuis , y que, como una nubedefragante incienso, ascendía a los más etereos disqu isiciones entreel azul y los marmóreos pórticos de I talia. F ilo

grafía 0 F ilosofia deAmor , es decir depaz , armon ía y concierto, ton prop io para ser apreciado y admirado por un entendimiento comoel suyo, alo vez culto y medio incaico, prendado,

como todos los de,su sangre, deun

ideal deorden , regular idad y sosiego.

A sí como la traducción de León el H ebreoes algomás queun alarde

deseñor ío y destreza delenguaje, y significa lo hondo compresión y aceptación deun s istema deidealismosincre'tico, así La F lor ida es también al

gomás queel relato. deuna expedición conquistadora colonial. E l ingenioso

y fin isimocr itico Ventura García Colderón , a quien ya ióniodeben nuestros

letras ,loha calificadocon singular aciertodeuna A ru can a en prosa(27).Y esoes: una epºpeya real y efectivo que, desnuda del aparatodelo versificación y de invenciones fabulosos (porque los reparos delmismo Bancroftversan simplementesºbrepormenores), obtiene, con la insuperable limp idez de su estilo, extraºrdinar io eficacia poética: lo llaneza sublime y elheróicocondºr deun cantor degesta odelos libros deH erodoto.

Los largos y copiosos discursos , y la pintura delas batallas y delos tan

ces particulares , son desabor home'r ico. Abundan en esta primera obra or igina! del I nca Garcilaso, citas algºpedontescas,máximas y afor ismosmilitores quedescubren las impresiones desus campañas: y términos ya por

entonces levementearcaicos , comoca , aín a , asaz 9 acaecedero ymesm0,todolocual desechó oempleómuchomenos en sus .Comentor iosº. A unquees

dignodenotarse, nadieha reparadohasta hoy en queun capitulode eLoF lor ido» contienealusiones severos a sucesos contemporáneos , queparecen ser

los tumultos deA ragón por la fuga deA nton ioPérez , los quecostaron lo vi

da al j usticiaMayor Lanuza, al Condede A randa y al D uquede Villahermosa ymuchos otros . A estos aleves ejecuciones quetánto empañaron la

fama deFelipe 1 I debe dealudir Garcilaso, cuando hablo de <<pr íncipes yreyes , quesepreciaban del nombrey religión cr istiana, los cuales , des

pu és acá, q ueb r an ltl nd0 la s leyes y fueros de s us reinos ,

'

37) Ven tu ra (_i ar'

c la Ca lderón,La l iteratura ¡ .wrmnm

,N ueva York y Paris ,

png. 7 . F ranr isr-o P i yMorgal i , incon lostah leautor idad ¿un crican is la

reiv ind ica un su H i storia de la Amér ica P recol(mi h imi , la wmaiclml ¡ lo [ .a F lo

rida del I ra -

a,v la oxac li l.ud ¡ lv su

xxvú'

L

sin respetar su propiosér y grado, con men osprecio dela fé juraday prometida, sólo por vengarse de sus enojos y por h aber los

ofen sores, han dadº inocentes por culpados , cosa indignoy abominable,consderodo la inocencia delos entregados , y la ca lidad de algu nas de

ellos , como lo testifican las histor ias antiguas ymoder nas los cuales dejaremos , por n o ofen der oidos poderosos y lastimar lospiadºsos» E l tiro es indudable, pormás que lo embocey entreverecon remin iscencias de las prescr ipciones de los tr iunviros romanos .

¿A qué otro acontecimiento de la época queno sean las alteraciones de A

ragón , podr ian refer irselas circunstancias en que ins iste? A dmira que la

censura dejara posar invectivo tan vehemente, aunque sordo y disfrazada;y pormucho queésteno sea el un icoejemplo coetáneo denegligencia o lenidod en lamater ia ,

debemos atender, para explicárnoslo, a que La F 1 0

r ida seimpr imió en 1 605, largos años después deescr ito,cuandoun nuevo

reinadoy nuevos y ruidosos pr ivonz os disipaban o atenuaban las memor ias del anter ior , y queapareció en Lisboa,

bajo los auspicios del poderos i

simoy semiautonómico D uque deBraganza ,D . T eodosio. Otro alusión

contra lo político deFelipe I 1 por quien se creia olvidadº y pospuesto,

insinúa en los Comen tar ios (Segunda parte, Libro 1 1 1 cap . XI X); yapuntoesta vez al exces ivo r igor queprovocó la rebelión deFlandes .

H acia 1589 ,muertos ya sus tíos y favorecedores , D . A lonso deVargas

y elMarqués viudo deP r iego, Garcilaso semudó deMontilla a C órdoba .

Viviómodesta y sosegadamenteen una cosa dela parroquia deS antoMorío, no lejos del palaciodesus deudas los S uárez deFigueroa, llamado porel vulgo <<Los R ejas deD . Gómez». Mos tanto con el D uquedeFer ia comocon elMarquésmozodePriego, D . Pedro, nohubodemantener igual cordialidad quecon elMarqués viejo, pues nunca los nombro n i les dedicó ningunodesus obras; y hasta hay reflexiones suyas sobreel disfavor y desvío delosgrandes señores , quesedir ían quejas personales deservidor y familiar resentido F ué sumayor amigoen C órdoba otro ilustrecaballero, elmoyorozgo y <<Veinticuatro» (ó sea regidor perpetuo) D . Francisco del Corral,dela ordenmilitar deS antiago, oquien al cabonombró su albacea. En 1598apadrinaba Garcilasoel matr imon io delmuy

'

hidolgoD . Luis deAguilar ,PoncedeLeón , Zayas y Guzmán . S egún cumplio a clér igo tan devoto,frecuentobo pr incipalmente la sociedad de sacerdotes , canónigos y regulares ,como el cura delaMatr iz

,LicenciadºAgustin deA randa; elMaestrescue

la D . FranciscoMur illo, quetambién hab ía comenzadº por la vidamilitar en calidad de Veedor General de los ejércitos deE spaña; el racioneroA ndrés Fernández deBon illa par ientedel I nquisidor y A rzobispo deMéfico, quemur ió en Lima deVisitador R egio); los presb íteros A ndrés AbarcadePan ¡agua y A ntón Garcia deP ineda: los jesuitasMoldonodoy F rancisco deCastro, y los frailes franciscanos . En la gravedaddeestemundºecles iástico

, transcurrió su largo y tranquila vejez . Mostró en una ocasión de

(29) La F lor ida ,l a . parte del L ib ro I I , cap . X IV .

XXV I I I

sea detentar nuevamenteel favor delos pr incipes , cuandoen la Dedicator ia

deL A F LO R ID A p idió al D uque de*

Braganz a , queen Portugal obten ía yacasi la estimación y el estado deun soberano, loadmitiera en su casa y ser

vicio. Las palabras deS LI petición exceden a los acostumbrados ymetafór icos encarecimientos decortesia y homenajeal dedicar un libro. S u demanda no tuvo al parecer los efectos queesperaba; y resignado, seentregó delleno a sus recuerdos de infancia, tan consoladores y placenteros en la ah

cian idad que se. acercaba .

La antigua capital de la Bética romana y de la E spaña árabe, la destronada cortede los espléndidos cali/as Omiadas ,

COR D OBA ,C A S A D E GUER R ER A

'

G E N TE,

como sus armas dicen; la muerta ciudad de sol radioso, de las ta

pias enjalbegadas , de las vivas y encarnadas tejas , de los balcones

orientales y de las callejuelas serpenteantes , lo hacía pensar en su

queridoy semejanteC uzco. Deseguroque las ruinas y los restos demurallas en el A lcázar Viejo y lamoruna fortaleza de la Calahorra , letraer íana lamenteel paterno S acsayhuaman y la 5unturhuasi 0 torredel Amarucancha; y quehallar íamezquinas las n ieves dela S ierra Morena cuando

las comparaba con las excelsas y canas cumbres delos A ndes , que contemplóen su n iñez desdeel corredorcillodelpalaciocuz queño. Con la doblada y

profunda nostalgia que infunden el destierro y la senectud,revivia las

mágenes desu patr ia y sus pr imeros años . Entonces seengolfaba lenta ydulcementeen las remembranzas , como qu ien , después deprolongada au

sencia,remonta elmanso cursodel rio nativo. Veia con los ojos del espir itu

las anchas plazas y los sombr íos callejones incaicos; rememoraba una poruna los solares delos conquistadores , los nombres desus compañeros deescuela, los barr ios y los arrabales indios . Deeste intimoañorar nacieron losComentar ios R eales , que están por esoembebidos deternura , y pue

deafirmarseque in ician el género literar io de los recuerdos infantiles , que

creemos tan moderno.

Los compuso con atenta y pausada delectación . Desde 1586 losmeditaba y preparaba . En 1595lecomun icaba en la Catedral deC órdoba lo adelantado

_

s que los llevaba a D . Martín de Contreras , sobr ino del Caberna

dor deN icaragua. Lamisma crón ica de La F lor ida fué como una intro

ducción , por haber intervenido en aquella conquista gran número decapitanes y soldados queantes y después sedistinguieron en el Perú , y porque

en su narración Garcilaso diseminómuchas referencias a la história y lenguajeperuanos . Poster iormenteescr ibió a sus amigos y deudos indígenasy mestizos , p idiéndoles extensos datos . Con ellos , con los fragmentos delPadre Valera donados por los j esuitas , y con los analistas españoles ya

publicados ,formó las bases desu obra , quean imó y coronó con su ingen io

y su exquisito sentimiento.

P ublicada ta <<Pr imera Parte» en 1 609 , fué creciendoy dilatándoseel

renombredel autor . Los peruanos detránsiton odejaban de visitarlo, comolo hizo en 1 6 1 2 el cr iollo huamanguino fray j erón imo deOré , de la orden

de S an F rancisco (Obispo luego deLa Imperial deC hile), a quien regaló

- xx1 x

con varios ejemplares de sus libros . Amenudo lo trataba y acompañaba elhidalgoD . Luis deC añaveral, antiguooficial dehacienda en el Perú y enMéjico, y avecindadoen C órdoba . Mientras vivió su fiel y predilectoamigoel Capitán Gonzalo S ilvestre, lo alojaba Garcilasocuando ven ia deLas Posadas a la ciudad. S u condiscípulo y compatr iota Feliciano R odr iguez deVillafuerte, establecido en S alamanca, leobsequiaba con preciosos retablos

dereliquias y complicados relojes desu invención . T odos los descendientesdelos I ncas lo nombraron apoderado común , en un ión delPr incipeD Melchor Carlos y deD A lonso deMesa, para quenegociara del R ey en Valla

dolid exención detr ibutos;mas él sedescargó deesta honrosa comisión ensus dos compañeros , por no interrumpir la redacción de los Comentar ios . (30)

S usmás asiduos corresponsales del Perú fueron su tio carnal el I nca

D . Francisco H uallpa T úpac; el caballero Garci S ánchez de Figueroa ,

pr imohermano de su padre; y el cura D iego deA lcobaz a ,hijo desu buen

ayo. Por las cartas de estos y otros , por sus amigos jesuitas y por los via

jeros que iban a verlo'

como cierta Canón igo deQuito, se enteraba de las

novedades dela lejana patr ia y las regiones comarcanas , del ensanchequetomaban las poblaciones del C uzco y Lima , y de los sucesos deguerra del

A rauco. R ecreaba su apacibley venerada soledad con el embeleso de sus

estudios'

y lecturas , y con la viveza delas reproducciones desumemor ia,

'

que

fué extraordinar ia y privilegiadis ima, y que, como élmismo dice, aguar

dabamuchomejor loquevióen la n iñez queloquepasó en mayor edad» .

(3 1 )Los achaques desaludquepadecía desde 1590(Vid La F lorida

'

Li

bro V, cap . XI I ; Libro V, cap . VI I dela Pr imera Parte; Libro V] cap .

XX I ), no leestorbaron la prosecución y conclusión desu obra, cuya segun

da y última parteestaba acabada en 1 6 1 3 , aunquese impr imió póstuma .

Compró para su sepultura alObispoMardones y reedificá la cap illa delasA n imas en la Catedral. Poseía

,fuera deotros censos pequeños , los juros

sobreelMarquesado deP r iego; y ten ia como admin istrador y recaudador

desus rentas , y encargado desu capellan ía enMontilla , al presb íteroy licenciadoCr istóbal LuqueBernatdino. S emanten ía con el decorosuntuar ioquecreiadeber a su clase.5iendo un clér igosoloy retirada, por su testamentoy codicilos vemos que loservían seis cr iados , a algunos delos cuales otorgóseñor ilmentesus propios apellidos . Según sus inventarios loprueban , usa

ba vajilla deplata sobredorada, y adornaban sus aposentos paños con di

bujos deboscajes y tampazos , almohadas deseda carmes í escr itor ios y bufetes denogal. Y por sugestiva supervivencia delos hábitosmilitares , conser

yaba arcabuces derueda, un alfanjemorisco, celada ymontera con casco,

(30) C omentarios R ea les ?a . parte,L ib ro V I I

, XX I I'

N XXX; Lib 1 0X 1 1 1

, cap . XX I ; l u . pel 1 ,e L ib 1 0 1 X , cap . LX . ma lo demás , su testamentoyce

ol

7

folío85del Lib ro40. dematrhnonios del S agrario deC órdoba ,anos 1594 a

(3 1 ) Cornci itai ¿os R eales, ?a . pa1 1 e, L ib 1 0 X Lap . XXV I I ; l a . parte L ib 1 0

IX , cap . XXV I .

— XXX'

ballesta. corneta y aparatos para hacer pólvora y balas . En el anciano sacer

dote alentaba siempreel guerrero capitán deantaño.

Después deprolija dolencia , queledejó intacta la razón hasta los postreros instantes , falleció tranquilamente el 22 de abr il de 1 6 1 6 ,

habiendo

cumplido la edad desetenta y siete años .

En la cr istianizadamezquita deC órdoba , prodigioso bosquedecolumnas demármol, pórfido y jaspe, queseentrelazan ymultiplican en naves

innumerables , bajoarcos deherradura tan cimbreados comoel follaje delaspalmeras , y que avanzan en perspectivasmister iosas hasta el intruso co

ro plateresco y _la recóndita filigrana dela A lqu ibla; entrando en la pe

numbra sagrada por la puerta inmediata a la de S anta Catalina , quea

breal hermosopatio de los N aranjos , sehalla , tercera en este lienzo nortedela iglesia una capilla pequeña quesuelen visitar los pocos tur istas pe

ruanas , y queretienetodav ía los nombres deCapilla delas A n imas o delI nca Garcilaso. La p iedra sepulcral yaceen el centro. A llí duermenuestro compatriota su eterno sueño, anteun devoto retablo y un crucifijo detalla, y a la perenne luz deuna lámpara encendida dedía y denocheenobedecimiento a sus ultimas voluntades . A ambos lados del altar , en lápi

das dejaspenegro y letras doradas , el epitafio celebra con grandes en

comios su nobleza, piedad y'

literatura; y sobre la verja dela entrada y los _

orgullosos blasones de Vargas y S uárez de Figueroa, S aavedra y H ur

tado deMendoza resaltan el llau tu y e! arco ir is, las sierpes de azur ,el sol y la luna , comoarmas dela casa imper ial delos I ncas . (32)

(32) Amás demis recuerdos (le v iaje, 1 1 0 consu ltado en estepunto el capitulo pertinente de S ir R . Markh amen su úl l imn l ib ro. T he lnmsal Perú (New York .

XXX I

La indole amabley generosa del cronista Garcilaso quedó patente en

todos los hechos desu vida y todos los rasgos desu pluma , sin quepasen de

la categor ia dedespropósitos y vanas cavilosidades las acusaciones del pre

tenso plagio que contra su evidentís ima honradez literar ia se formularonhacepoco, segun tuvela dicha dedemostrarlopor dos veces . La influencia yautor idad desus Comen tar ios en la histor ia peruaana,fuedurantedoscientos años omnimoda , y por tantoexcesiva; pues eclipsó y relegó las pr imitivas fuentes a queen sana cr ítica debeatendersedepreferencia . Mas , amediados del s igloX IX , la reacción queera deesperar y aun desear , en vez de

contenerse dentro de los limites de la seren idad y justicia indispensables

en las investigaciones científicas , vinotan extremosa , desmandada y revuelta queseha hecho urgenteobligación salirleal encuentro y combatir sus inicuas demas ías . No hederepetir , ni s iquiera resumir aqui , loque larga

menteexpuseen otra parte, pero se'

amelícito recordar que, en vista denues

tras defensas , D . MarcelinoMenéndez y Pelayo, universal y supremomaestro decuantos

'

escudr iñamos los anales dela literatura castellana,tem

pló muchoel insólito r igor desus ju icios en su defin itiva H istor ia de

la Poesía H ispano amer ican a, y aun más terminantemente re

conoció y rectificó sus exageraciones en carta particular con queme favoreciópocosmeses antes demor ir . (33)

La rehabilitación de los Comen tar ios R eales se consolida máscada día . R esulta ahora , en efecto, para escarmientoejemplar de noveleros

y pedantes quedelos estudios delos doctos peruan istasMax Uhley Ph ilipMeans sedesprendeel aciertoy completa razón deGarcilasocontra C ieza enasunto tan esencial comoel orden y rumbo delas conquistas incaicas; y quelas leyendas de losmilagros cr istianos de la Cruz , la Virgen y S antiago

cuando la Conquista y el cerco del Cuzco, por las quetanto seha decantado

y fustigado la excepcional credulidad de nuestro autor , hubieron de estar

un iformementedifundidas en el Per ú deentonces , pues las traen otrosmuchos cron istas , y en especial el recientementehallado H uaman Poma deAyala

(33)M.Men éndez y Pelayo. Véaselo q ueagrega en el texto y notas delas

págs . 1 46 a 1 48 del tomo dela H i storia dela poesia h i spanoammºicana (Madr id ,

ello queantes d ijoen los Or ígenes dela novela , tomo 1 , págs . CCCXC I yCCCXC [ ILM&GNG, 1 905) y en la A ntologia - depoetas hispanoamericanas , tomoI I I pags . C LX I I i CLX I I I . La b revepero expresiva '

car ta suya en.q uemerefiero, sepub l icó en el periódicolimeño.La P ren sa , princip ios de1 91 2 .

(34) V id . La esfera deinfluencias del—“pais delos I ncas, por Max Uh le, en el

tomo IV (trimestres 1 y I I de 1 909) dela R evista H istórica;el estudio ¡de Ph ilip

XXXXI

Lo cur ioso es que la implacableexcomun zon cr itica deGarcilaso pro

vino demuy contrar iosmotivos , y enmucha parte antite'

ticos y deor ígensentimental . Mientras los amer ican istas deprofesión rechazaban con fundamento sus efectivos pero tan disculpables . vacíos y errores acerca dela reli

gión indígena , y en la antiguametrópoli seapresuraban j iménez dela E spaña yMenéndez Pelayoa descalificarlo, ofuscados en su intemperanteespañolismo por la ardorosa apología de la civilización y la prosper idad incaicas; en nuestropais y nuestrocontinente. eruditosmuy estimables , pero

de sobrada imaginación y que ansiaban mayor ámbito y vuelo para sus

errabundas fantas ías , han acostumbrado inmolarlo en obsequia—

¡increi

blepare€e! deMontesinos y del j esuita A nónimo, padres de todas las

quimeras y depositarios detodas las patrañas .

T iempo hace que la autor iz adisima voz de R aimondi fallo con peso

inapelable, a favor dela exactitud geográfica de los Comen tar iosy elmismo Señor io de los In cas de C ieza ha confirmado en másde un punto la p intura que del carácter e instituciones pr incipales del

imper io trazó nuestro Garcilaso.

T odos los histor iadores degen io, todos los quehan superado las nimiedades yminucias dela yerta erudición y , alzándosesobreelmudo polvo delos hechos

, han resucitado con la divina e insubtitu ible fuerza de la intu ición evocadora la fisonomía de las edadesmuertas , han s ido tachados deinexactos y novelescos , porquelamayoria delos lectores noacepta el expre

s ivoy saltanterelievedela vida histór ica , quecontrasta con sus habituales

ideas , y notolera quecontradigan sus prejuicios nacionales oderaza , parti

do 0 secta . A sí han s ido acusados T ácito, S alustio y T ito Livio,Mar iana ,

S aintS imon , R enan ,Michelety T aine; y en inferior jerarquia Mommsen

y Ferrero por sus contradictor ias reconstrucciones romanas , y BartolomédeA rgensola por su galan isima Con qu ista de las Molu tas, Garci¡aso nopodia eximirsedesemejantes ataques , glor ioso pr ivilegiodesus hermanosmayores T ampocoera él un fr íoy mediocre amontonador de datos;también descubr ía y realzaba las lineas capitales y dominantes deuna cultura y de una época; también , bajo las apar ienciasmater iales , reconocíael intimo esp ir itu y sabia eXpresarlo, también en su án imo hablaban losprofundos instintos adivinadores del mister io dela razas y las estirpes .

¿ C ómo no había de reputársele displicentemente un soñador , un i ,luso un

capr ichoso poeta en prosa? .

C uando leemos a S armiento deGamboa , queofrecea los ojos de los severos eruditos losmér itos inapreciables denotener estilo ni car iño al tema;cuando leemos al propio fidedigno y puntualisimo -Cobo nos queda una

imágen a la vez recargada truculenta y borrosa del régimen i ,nca1 co quese

confundecon la decualquier otro imper io conqu istador , bárbaro y pr imiti

A . Mean s . sob re las …nq u istas inca icas, p resentadoen el Congreso deAmer ican istas de Wash ington en 1 9 1 6;y el resúmen de H uman Poma, presentado

por P ietschmann al Congreso deAmer ican istas deLondres en 1 9 1 2 .

— R aimond i , E l Perú , tomo 1 1 (H istoria de la Geogr afía del I 'n —ú ),págs . 1 85y 1 86 .

X X X IV

ocultamente los ejemplares , porque, como decía la R eal Cédula ,<+apren

dian en ellos los naturalesmuchas cosas inconvenientes» , queremov ían yexcitaban la conciencia dela nacionalidad.

I ndudablementetruncada la obra de Valera, e incorporados y aprove

chados sus fragmentos en los Comen tar ios, estelibrorepresentay contienesolocon el Ollan tay el reflejo literar iodetoda una civilización extinguida.

T anto en él como en la colonial refundición del pomposo drama inca'ico,

seguardan los ún icos ecos de una sumergida tradición queno ha podidovivir luego s ino subterránea e inconscientemente. Ahogados suspiros del

irreparablesecretoolvidado, ú ltimos y tenues remolinos sobre las aguas deun insondable naufragio. Los demás indios y mestizos que recogieron leyendas y recuerdos , comoel Lu is I nca y el N inahuillca , citados por el j esu ita A nón imo (si acasoexistieron),los quesuministraron la relación deBetanz os , j uan S anta C ruz Pachacuti S alcamayhua , el I nca T itu Cusi Yu

panqui y el C uraca H uaman Poma deA yala, nopueden pasar demodestosauxiliares , utilisimos para la investigación histór ica, pero rudos , informesy confusos sobretoda ponderación , sin inteligencia , cr iterio n i sintaxis .

E l un ico digno r ival deGarcilaso en toda la América es el mejicanoLuis deA lba

'

I xtilxóchitl, el T ito Livio del A náhuac, quepor la perpetua

analogía y el paralelismo denuestro pais yMéjico, ofrece e'

xtraordinarias

semejanzas con el cronista cuz queño: como él, descendientedelos reyes indigenas , delosmonarcas de T ez cuco, delos esplendorosos y sabios Netzahualcóyolty N etz ahuilpilli, émulos delosmayores I ncas; como él, pintoresco y ameno; como él en demasía impugnado; y como él, venera inagotable

deanécdotas , tradiciones y noticias deuna cultura perdida.

S i queremos compararlo con un historiador de la antiguedad clásica ,

habrá que ascender hasta H erodoto. A si H erodoto como el I nca Garcilasoexpresaron antela Europa culta desus respectivas épocas ,

la deslumbrantey exótica poesia delos grandes paises ignotos ,

desus vagos y fabulosos anales y su opulenta barbar ie; y compusieron obras narrativas deextraño en

canto, detonoa la vez familiar y religioso, quesin perjuiciodela veracidad

indudableostentan un alto y sosegado volar épico, y en que infin itas digres iones anecdóticas seanudan y _

entretejen en derredor dela idea central, quees el choquededos civiliza

'

ciones y dos continentes . H asta sehan asemejadoen lamala fortuna frentea las suspicacias eruditas , deque no bastó a defenderias su evidente ingenuidad y en su reivindicación por estudios poster iores; y el pleito sobreel aprovechamiento delos asendereados papeles deP adre Valera,

recuerdamucho los cargos del orientalista inglés S aycecon

tra H erodoto, por imaginarsequeéste pretendió disimular y usurpar los

trabajos deH ecateo deMileto. E l estilo denuestro compatriota es , como eldel <<Padredela H istor ia» , el tr iunfo de la naturalidad y la soltura , dela

car idad reposada quesuelesubir sin esfuerzoa la elocuencia p_atét1 ca, dela

gracia nobley sin afeites,la tersura perfecta, la fresca y tranquila abundan

cia,la floración y el perfumede la más dichosa adolescencia delmgemo.

En el cron ista incaico, del propiomodoqueen elgr iego, se caracteri za la

frasepor la fluidez transparentee inexhausta sobrela queel relato sedes

XXXV

liza como sobrela liquida pureza deunmar en calma; y en la copiosa

dulcedumbredesus cláusulas flotantes , creemos percibir aquella íntima yregaladamusica, aquella velada melodia, <<jucunditatemut latentes numeros complexa videatur ,» queen elnarrador de H alicarnasoadmiraba Quintitiano.

Mas a pesar de ser tántas , tan amables y ostensibles las hermosurasdesu dicción , nosiempresehan aquilatado debidamente. S irva deejemplodeesta lastimosa incompresión o indiferencia el buen T icknor , cuyo libro

es aun guia y principal consultor denuestros estudiantes . Lededica dos pá

ginas desabr idas y desdeñosas; lohalla edi/uso, poco elegante, llenodechismografias y cuentos , y deepisodios y discusiones inoportunas , aunque»

(sehumaniza en seguida a agregar) <<siempre agradables y enretenidas , yen suma obra notablee interesante, escr ita en el espir itu de las antiguas

crónicas» ¿Qué entender ía por difusión e inelegancia dondereconoce

queel interés y el agradoson continuos? Y es queT icknor , reacio'

a la sin

cera y directa emoción estética , al halagopersonal dela belleza, i nvirtió largos años desu vida en catalogar las producciones literarias castellanas , con

pacienciameritisima y óptima intención , pero con escaso arranquey gro

sedad extranjera y sajona, y apreció a los autores apoyándose sobre la féy testimonio ajenos y la opinión común , admirando sumisamentea los deprimera línea, consagrados por la fama universal. Por eso cuando setopa

con escritores demenos estrepitoso renombre, deglor ia entonces controvertida odemér itos olvidados ,cuandoseveobligadoa emitir juiciodeveras propio y original, yerra desastradamente. Verbigracia , a j orgedeMantemayor , el dulcisimo novelista deLa D iana, leconcedeapenas queen el estilo

atieneciertagracia y r iquez a»; y a su insignecontinuador Gil Polo leotorga ,

con tacañer ía queya frisa en r isible su prosa y algunas

desus poesias han sidomiradas con aprecio» . A lmaligno y empozoñadocuanto agudo y sabrosísimo doctor Cr istóbal S uárez deFigueroa, el de los

diálogos deEl Pasajero, lomiramuy por alto; leregatea losmas tasados yrestringidos elogios al artificioso y rebuscado pero genial y penetrante

Gracián, cuyo tratado E l D iscreto desdeña abiertamente; y sepasma encambioanteel lamido y remilgado S olis , cuyos acicalamientos venera N o

esmaravilla con estoqueno supiera estimar en su verdadero valor la sana

juventud y la caudalosa y tersa diafan idad deestilo denuestroGarcilaso

Basten para cumplida refutación las palabras desu prop io admirado S olis, buen juez deprimores de forma por sumismo excesivoatildami .ento y

queprocldmael autor delos Comentarios R eales atan suavey ameno, según la elegancia desu tiempo queculpar íamos deambicioso al que inten

ta'

semejorarle, alabandomuchoal quesup iere im:tarlepara segu irle.

Ultimamenteentrenosotros han indicadosu vivosentimientode la na

(38) T icknor , H istor ia dela Literatura C astellano, (traducción deGayangos)tomo 3 , cap . XXXV I I I .(39) A ntonio deSolís

,H istoria dela Conquista deMéj ico, L ib ro 1 cap . 1 1 .

xx'

xv ¡

turalez a Ventura García Calderón y j osé Gálvez ¿Quien como él, enefecto, ha sugerido conmás valientes líneas la sublimevisión denuestrosnevados?“Aquella nunca jamás pisada, de hombres ni deanimales n i de

aves , inaccesible cordiller'

a den ieves». En la arrogante entonaciónponderativa , en el exultante ímpetu queacumula y escala aqu í unos sobreotros los vocablos, dir iasequeesculpelasmoles andinas; y sobrelos revuelos delos cóndorees, sobrelos

'

copos y las túnicas delas nubes, suscita y haceemerger la cresteria delas cumbres intactas , seriedeportentosas almenasqueyergen sus picos plateados como aras ideales, entreel sagradosilencioyel hondo azul turqui de los cielosmás altos . Y bajoeste imponentefondo,desfilan en sus cap ítulos breves y graciosasminiaturas campestres: ya esel platano de I ndias , asemejantea la palma en el talle,y en las hojasmuyverdes y anchas»; ya la planta delmaguey , con cuyo zumo lasmujeres sealisaban y ennegrecían el cabello; _ya las arboledas demolles , demenudofollajey lozania perpetua, quevió talar cuandosu infancia en el valledel

Cuzco; ya los picaflores o quentis, decolor azul dorado (comolomás finadel cuellodelpavoreal»; ya la heredad deC hinchaypuquio, (conmontebravo dealisos por todoel arroyo arriba , quesubepor tierra más ymás fría,

hasta dondehay nieveeterna, y desciendecon más ymás calor hasta laregiónmás cálida del Peru , quees la del rioApur imac», el cual corre, <<muyraudoy recogidoentrealtísimas tierras , que desdesus nevados tienen trecey quinceleguas casi a plomo» En la quebrada de Yucay nos dibujalos árboles grandes y espesos , que los indios veneraban por quelos I ncas

sepon ían a su sombra a presenciar las fiestas r itualesxlos apared0nes deantiguos edificios quepor esa banda había; y los pajar illos

'

y cernícalos

quecruzan leves por el aireE s un auténtico paisaje serrano aquel de los cerros elevadisimos ,

queaseaventajan de los otros como las torres delas casas», y las cuestas

grandes en los caminos ,(q uelas hay decincoy seis leguas , pocomenos de

rechas que una pared» , aqueponen gr ima y espanto sólomirarlas »; <<las

sendas quesuben en forma deculebras , dando vueltas a unamano y a

otra», y en cuyas apachetas o eminencias (tienen ahora puestas cruces»

T odo el ater imientodel A ltiplanoy los h ielos terribles delas noches en laspunas , están concentrados en esa observación quehaceal pasar , deque <<losindios tienen cuidado demeter debajo detechado sus cántaros y ollas, ycualquiera otra vasija debarro, porque si sedescuidan y las dejan al se

reno, las hallan otro dia reventadas_delmucho frio» En estos yermos

y asperezas semuevelamansa turba delos indígenas:asimplicisimos en to(/lº) Vºntura arcia C alderón . 0púscu locit. , pag. 8 .

— José Galvez , P08'tb il idad (lt: u:ru¡ literatura naciona l . (T esis para el Doctorado en Letras)pag. 7 .

(4 1 ) Comentarios R ea les la . parte, Libro I , cap . V I I I .(li ? ) Véanseprincipalmenteen la la . parte, L ibroV I I I , cap . XX I I; L ib ro

¡X ,r ap . XX I .

("mnmztar-¡ox R eales

, l a .parte, L íb ro V I 1 1 , cap . XX .

C'

vmmturtos R eales , l a . parte,l l, cap . .[V ; Libro IV ,

cap . XV I?a . par te, L ib ro I V, cap .

XX IX.

XxXir ¡ i

da cosa, a semejanza deovejas sin pastor . Pocoo nada inventivos desuyo, perograndes imitadores , como loprueba la experiencia» . A lgunas ve

ces elcuadro seensancha sobreel Océano, y es una frescamar ina denuestras costas . Pasan las bandadas depájaros acuáticos ,

<<tántos y tan cerra

dos quenodejan penetrar la vista dela otra parte. En su vuelovan cayendo

unos en el agua a descansar , y otros selevantan della . Las alcatraces , a cier

tas horas seponenmuchas juntas , y como alcones dealtaner ía sedejan caer

a coger el pescado, se z abullen , queparece quesehan ahogado, y cuando

más secertifica la sospecha, las vemos salir con el pece atravesado en la bo

ca , y volandoen el aireloengullen . E s gustooir los golpaz os quedan en el

agua y ver otras queamedio caer sevuelven a levantar y subir . por descon

fiar del lance. Bajan y suben comolosmartillos del herreroOtras veces son las leyendas delas titán ¡cas piedras cansadas , que llo

ran sangreen los ciclópeosmonumentos imper iales ,hechos a fuerza de tra

bajos y servidumbre; y la augustamelancolía delas ruinas , el religioso pa

vor , y la extraña traza delos grandes templos idólatras , como el de H u i

racocha en C acha: con dos pisos , tres mister iosas puertas tapiadas , el de'dalodelos docecallejones quetenian_querecorrer los devotos y en cuyos ex

tremas , vajo una ventana , un sacerdotevigilaba» sentadoen el toccoo n icho

dep iedra, en el centro la dobleescalinata , el suelo delozas negras , lustrosas

como azabache, y entredos hornacinas vacias el tétr ico altar y la estatua

con largas vestiduras , y el bultodeun an imalsimbólicoatado a una cadena .

Y conmotivo delas - incaicas expediciones al Amarumayu , aparecen la sel

váticamagn ificencia de laMontaña y sus inmensos r íos ,((que tienen seis

leguas deancho, y tardan dos dias las canoas» en pasarlos deuna a otra ban

da; los tigres , queen aquellas. espesuras eran adorados por los habitantes ,quienes los reputaban primeros y legítimos pobladores delos bosques , en donde los hombres son advenedizosmuy recientes; y las gigantescas boas , de

las quecontaban quefueron ferocisimas y las amansó con sus encantos una

misteriosamagaMas toda estamateria poética , tan nueva e ingente, la ha tratado con

una discreción infalible, con una delicadeza , una lucidez y un buen gusto

nativos . Imagine'monos loquehabr ia sidobajolas desatadas plumas de Oviedoy Castellanos , oelestroarrebatadodeValbuena . En Garcilasosehalla ar

moniz ada y dispuesta,obedeciendo a -

una inspiración desuavidad continua,

q'

arregla los contrastes, previenelos descansos , agrupa y distribuye reflexivamentelos asuntos , y escogey ordena las citas . E stearteocultodecomposición vivifica sus libros . La escena del suplicio de T upac

'

Amaru , el disfavor y lamuertedeD . FranciscodeT oledoy el asesinatodeD .Martin Garcia deLoyola, sus verdugos , son el artístico y providencial desenlacedelaclásica tragedia queha venidoescribiendoen los dos tomos desus Comentar ios . La apar ición del dios _

al pr íncipeheredero, la repentina invasión delos Chancas al C uzcoy la victor ia deYahuarpampa, aunqueinterrump idas

(45) Comentarios R ea les . 1 a . parte. Lib roV… , cap . X IX .

(46) Comentarios R ea les, l a . parte,L ib ro V , cap . XX 1 ; L ibro N 1 1 . cap ,

XXXV I LI

adredey repartidas en dos lugares , están relatadas conmaestr ía insuperable, La entrevista del joven inca guerrero y elmonarca fugitivo, parece unbajo relievemonumental Y cuando deestas heroicidades vuelve a las

bellezas apacibles , valepor todos los yaravies deMelgar la indicación de<<aquella flauta quedesdeel otero llama conmucha pasión y ternura»Una instintiva cadencia r igeymodula los giros desu candoroso hablar , ycomunica a las palabras el preciso r itmo de los sentimientos . Oíd con qué

inflexiones nos descr ibela resignación desu vejez: <<Paso una vida quieta y

pacífica , comohombredesengañadoy despedidodeestemundoy desusmudanzas , sin pretender cosa porqueya no hay para qué , quelomas delavida es pasado, y para loquequeda proveerá el S eñor del Un iverso, como loha hecho hasta aqu i» ¿ N o parece escuchar una plegaria religiosa

en el recogimiento del crepúsculo vespertino?

A l lado dela emoción profunda y contenida, lucesiempresu fina son

r isa . Menudea ymultiplica las anécdotas , los dichos graciosos , los detalles decostumbres , con una vena deamen idad, desen/ado y donaireque presagia en todo las T radiciones dePalma, dequ ienes indudabley principalí

simo antecesor . F ué el cabal tradicion ista de la pr imera generación cr iolla .

Por todoesto, decia q'

el I ncaGarcilasoes elmás perfectorepresentanteylamás palmar ia demostración deltipoliterairoperuano.Unmestizocuz queño,nacidoal siguientedia dela conquista, pr imeroy superior ejemplar dela aleación deesp ír itus queconstituyeel peruan ismo, nos descubreya en si , adul

tas y predominantes , lasmismas cualidades definura y templanza sensibi

lidad vivaz y tierna pero discreta , eleganteparquedad, blanda ¡roma y dic

ción llana, limpia y donosa, quereaparecen en nuestros literatosmás neta

y s ign ificativamente nacionales , en FelipePardo y R icardo Palma , para

nomencionar sino a los demayor crédito. S in pretender/o n i saberloqu izá,es comoellos un clásico, por lamesura y el delicadoequilibrio. Y estas dotesson en el I nca Garcilaso tan naturales y espontáneas , quelas empleaen losargumentos quedepor simenos podían sugerirlas: al describir el pavorosa

derrocamientodeun grande imper io, la caida lastimera deuna glor iosa estirpe, queera la suya, y los heroicos tumultos dela Conquista resonante. S in

restar solemnidad y br ío a estas escenas , las pinta con sobriedad tan ex

presiva y distingu ida y tan ágil y feliz levedad deejecución queanuncia a

cuánto cabr ía asp irar , dentro del temperamento estético de nuestra gente,si persevera en su propio caminoy no seextravia por sendas ajenas . Aquel

armónicotipoliterar ioquereconocemos en Garcilaso, es efectivamenteperuano, y nosólo limeño, como lo imaginan oquieren darloa entender algunos , acausa dehaberse ido concentrando duranteel periodo republicano la activi

dad intelectual del pa ís en Lima, tal vez con exceso. E s la adecuada s íntesisy el producto necesar io dela coexistencia y el concursode influenciasmentales, hereditarias y f ísicas quedeterminan la peculiar fisonomía del Perú .

La inteligencia peruana lleva inge'

nitasmuy definidas tendencias al

(1 7) ( ¡mnmtar-iox R eales , l . ib ros IV y V ( 1 0 la. la . parte.

(48) Comentarios R ea les , L ibro I I , cap . XXV I .

(49) Comentarios R eales , 2a . parte, Libro V , cap . XX I I ].

" X XX I X

clasicismo. Para comprender y apreciar esto debidamente, esmenester .un

tetodo, desechar la vulgar ísima ymezqu ina acepción declas icismo tal como setomaba en 1 830. La calidad declásico no estr iba esencialmenteenestar atiborrado de latín y gr iego,

nimenos en atenersea caducas preceptivas retór icas y poéticas . E l esp ír itu clásico, como aqui lo cons ideramos ydebeconcebirse/e, cons isteen la ponderación y conciertodelas facultades , en

la regular idad delas proporciones , en la clar idad lógica llevada hasta los sentimientos , en la nitidez delas representaciones eideas , en el predominiode larazón analitica y discursiva y dela imaginación plástica; y comoconsecuencia, en elorden y aseodel lenguajey en la pureza delgusto. Por regla general

el peruano literatopropendea la dirección clásica y seesfuerza por acercarsea aquel dechado, rehuyendo las tenebrosas vaguedades , las difluentes eimprecisas visiones de lo que aun llamaremos romanticismo, renovando así

un anticuado término. N uestras aptitudes , por conformación y coinciden

cia espir ituales ,muchomás quepor der ivación de sangre, seavienen sor

prendentementecon la tradicional culturamediterránea que denominamoslatin ismo. P uedeestoproducir ; como en realidad prepara, ciertas graves

limitaciones en el carácter y en los hábitos de lamente, que importa evitary corregir con justocelo; peropara ellomismodebemos darnos perfecta cuen

ta denuestras innatas disposiciones , por queen el arte, comoen lamoral yen todos los aspectos dela vida , es factibley conven ientemejorar y enriquecer , pero insensato violentar y falsear la íntima naturaleza , y por queser ia

empeño tan estér il comor idiculoel afán detorcer lamanifiesta vocación deun pueblo. Por infalibleresultado seobtendr ía elmás tr istefracaso,

elmásmonstruoso aborto.

La idiosincracia literar ia española es compleja y , cuandomenos , do

ble. E s .quiz a'

la unica no exclusivamenteclásica entre las nacionalidades

neolatinas; porquejuntoa lásolidez dela herencia romana, y entreCervan

tes y Lope, supremas encarnaciones respectivas delos dos impulsos contrar ios , lamayoria opta por Lope. Mas entre los cr iollos ymestizos americanos , por extraño queparezca, han prevalecido decididamente las condicio

nes latinas , omejor dicho, las nativas propensiones al clasicismo a pesar

de la escasez e interrupczon de la cultura verdadera Y no es ésta la

menor de las razones de la extremada imitación francesa, cuya literatura

vienea significar en conjunto lamayor aprox imaciónmoderna al ideal _clá

sica. C uando los h ispanoamer icanos han intentadoevadirsedela disciplinaclásica ,

'

no han acertado a reproducir los irregulares prodigios del drama ydel realismo castizos , n i siquiera los vislumbres y relampagéos deGóngora ,

y han solidoquedarseen pobres remedos y engendros caricaturescas . Y al

revés cas i todas las producciones queson legitimoorgullo dela histor ia literar ia americana , tienen alma y templeclásicos .

En n inguna partela comprobación demi tesis es tan completa y defi(50) Por lo q uea losmej icanos se refiere

,pueden h al larse observaciones

concordantes con las nuestras, en la sugestiv a conferencia demi inteligenteamigo Pedro H enríq uez Ureña, sob reD . Juan R u i z deA larcón (pronun ciada el6 ded iciemb rede 1 9 1 3 en la Librer ia General deMéj ico).

n itiva comoen la literatura peruana . T resmovimientos anticlásicos han penetradoen ella: el -

gongor ismo, el romanticismo y elmodernismo; y la infecundidad e infer ior idadgeneral desus resultados saltan a la vista. E n cambio, desdeel I nca Garcilasoy el PadreD iegodeH ojeda (español éstedenacimiento, peroenteramente peruanodeeducación y vida), el riodel clasicismo, salvandodelos transitorios pantanos deamaneramientoy delas verti

ginosas y ef ímeras caidas de la desmandada inspiración, lleva sus límpidosmeandros hasta nuestrosmas célebres representativos del sigloXIX yanombrados . S u corr ientesedelata aun en los quepodr ian imaginarsemuyalejados deella . González Prada por las bruñidasmetáforas , por el estiloobjetivo, es un parnasiano; y el parnasianismofué la escuelamodernamásafín dela clásica.5emeobjetará desegurocon elgrandecuantoenmarañadotempestuosoy frenéticoC hacana. PeroC hacana es una excepción; y las excepciones , por altas y geniales quesean , no invalidan el carácter permanentedeuna literatura . Y estemismoextraordinar ioChocano, quees antetodo

una fuerza retórica incalculable, ¡ cuántas claras muestras de conversiónal clasicismo, derefulgencia serena y precisa,

nos ha dadoen los ú ltimosaños .

E l tradicional instinto literarioquereconocemosen elPerú , noestá reñidocon lagrandeza , ni sereduceal criollismoburlón y traviesoy lamaliciaepigramática. Lamejor prueba es la obra del insigneescritor a quien hoyrememoramos . P uedecrecer y desarrollarseese instinto, aspirandoa la finay airosa elegancia o a la nobley macisa robustez, oa la sobria purezasegún queen elesp i ritu o la sangrepredominela gracia costena, hija del salado andaluz y del liviano yunga, o la fuertesever idad del extremeño, delcastellanoodel inca . Loq

'

parecevedadoa la común contextura denuestroscompatriotas es cosechar frutoen las inciertas regiones dela penumbra, la

indecisión y la exorbitancia, quea otras razas proporcionarán bellezas ines"

timables , peroquenodejan a los nuestros , segun loacredita una experienciatres veces secular , sino la palabrer íamás vana y hueca y losmás torpesbalbuceas . Cuandotras la cultura contemporánea oespañola denuestros autores , asomen en lamayor ía los innegables atavismos indígenas, éstos traerán sin duda, con la tierna tristeza elegiaca , la simetría y precisión delineasy la regular ordenación quesus antiguas artes y su antiguo idioma revelan;y habrá queestimar unidas estas concordes cualidades, quetienden a inte

grar el tipo literarioperuano, asi comoen el suavisimo estilode Garcilaso

el cronista, descubr imos a la vez el parentescoevidentecon el homónimo poeta castellanodelas <<Eglogas y las Canciones», las huellas desus propias tecturas neoplatónicas , y la insinuantedulzura desumaterna raza quechua .

J osé de la R iv a A guero .

(51 ) — Ya leadvirtió Ventura García Calderón en el citado folleto La literatura peruana, pag. 85.

PROEWIO llL LECTOR

Aunque ha hab ido españoles curiosos que han escrito las republicas del NuevoMundo, como la deMéj ico y la del Perú , y la deotros rei

nos de aquella gentilidad , no ha s ido con la relaci ón entera que deellos

se pudiera dar , que lo he notado particularmente en las cosas que delPerú hev istoescr itas,delas cuales , como natural dela c iudad del Coz co,

que fueotra R oma en aquel imper io, tengomás larga y clara noticiaquela quehasta ahora los escritores han dado. Verdad es quetocanmuchas cosas delasmuy grandes queaquella república tuvo; pero escr ibenIas tan cortamente, queaun lasmuy notorias parami (de lamanera quelas dicen) las entiendomal. Por lo cual forzado del amor natural de lapatria ,me ofrec í al trabajo de escrib i r estos Comentarios , donde clara

y d istintament'e se verán las cosas queen aquella república hab ía antes

de los españoles ,así en los r itos de su vana religi ón , como en el gob ierno

queen paz y en guerra sus reyes tuv ieron , y todo lo demás quedeaquellos indios se puede dec ir , dende lomás íntimodel ejerc ic io de los vasallos , hasta lomas altodela corona real. Escr ib imos solamentedel imperiode los I ncas , sin entrar en otrasmonarqu ías , por que no tengo la noticia deellas quede ésta . En el discurso de la h istor ia protestamos la ver

dad de ella ,y que no diremos cosa grande, que no sea autor izándola

con losmismos h istor iadores españoles que la tocaron en parteo en to

do: quemi intenc i ón noes contradecirles , s ino serv irles decomentoy glosa , y de intérpreteenmuchos vocablos ind ios , que como estrangeros enaquella lengua interpretaron fuera de la prop iedad de ella, segun que

largamente severá en el discurso de la H istoria , la cual ofrezco a la piedad del que la loyere, no con pretens i ón deotro interésmás quede serv ir a la república cr istiana , para que seden grac ias a Nuestro S eñor Jesucristo y a la V i rgenMar ia suMadre, por cuyosméritos é interces i ónse dignó la EternaMagestad de sacar del ab ismo dela idolatría tantas ytan grandes naciones , y reducirlas al gremio desu igles ia católica roma

na,Madre y S eñora nuestra . Espero que se recib i rá con lamisma inte-

n

cion queyo la ofrezco, por quees la corre5pondencia quemi voluntadmerece,

“aunquela ob ra no lamerezca . Otros dos libros sequedan escribien

do de los sucesos queentre los españoles en aquellami tierra pasaronhasta el año de 1560 que yo salí deella: deseamos verlos y a acabados ,

para hacer deellos lamisma ofrenda quede éstos . Nuestro S eñor c .

ADVER TENC IAS

AC ER CA D E LA LEN GUA G EN E R AL D E Los 1 Nb ios D EL PERU

Para que seentiendamejor lo que con el favor d iv ino hub 1eremosdeescr ib i r en esta H istoria (porqueen ella hemos dedec irmuchos nomb res de la lengua general de los indios del Perú) será bien dar algunasadvertenc ias acerca de ella . La pr imera sea, quetienetresmaneras diversas para p ronunc iar algunas s í labas,muy di ferentes decomo la pronunciaba la lengua española , en las cuales pronunoiaeiones consisten lasd i ferentes s ign i ficac iones deunmismo vócabló: queunas sí labas sepronuncian en los lab ios , otras en el paladar, otras en el interior dela garganta , como adelante daremos los ejemplos donde se ofrecieren . Paraacentuar las dicciones seadv ierte quetienen sus acentos casi siempreenla s ílaba penúltima , y pocas veces en la antepenúltima, y nunca jamásen la última , esto es

,no contradiciendo a los que dicen que las diccio

nes bárbaras sehan deacentuar en la última , quelo dicen por no saber ellenguaje, T amb ien es deadvertir queen aquella lengua general del Cozco (dequ ien esmi intenc i ón hablar, y no delas particulares decada prov incia, que son innumerables) faltan las letras sigu ientes: b , d , f , g, j ,l sencilla no la hay , sino ll duplicada; y al contrario no hay pronun

c iac i ón de rr duplicada en principio de parte, ni enmedio de la dicc ión ,

S ino que s iemp re se ha de pr0nunclar sencilía . T ampoco hay x; de

manera que del todo faltan seis letras del a , b , c ,español o cas

tellano; y podremos deci r que faltan ocho con la 1 sencilla y con la rr

dup licada: los españoles añaden estas letras en perju icio y corrupc i óndel lenguaje, y como los indios no las tienen , comunmentepronunc ianmal las dicciones españolas que las tienen . Para atajar esta corrupcionme sea lícito, pues soy indio, queen esta H istoria yo escriba como indiocon lasmismas letras queaquellas tales dicciones sedeben escrib ir; y no

se les haga demal a los que las leyeren ver la novedad presenteen contra

delmal uso introducido, queantes debe dar gusto leer aquellos nombresen su prop iedad y pureza . y porqueme conv iene alegarmuchas cosasde las que d icen los h istor iadores españoles para comprobar las que yofueredic iendo, y porque las hedesacar a la letra con su corrupción co

mo ellos las escriben: qu iero advertir queno parezca quemecontradigoescrib iendo las letras (que hedicho) queno tieneaquel lenguaje, queno

lo hagosino por sacar f ielmente lo queel español escribe. T amb ien sede

be advertir queno hay número pluralen estegeneral lenguaje aunque

hay partículas ques ign i f ican pluralidad . S irvensedel s ingular en ambosnúmeros . S i algun nombre indio pusiere yo en plural, será por la corrupci ón española , o por el buen adjetivar de las dicciones , quesonaríanmalsi escr ib iésemos las dicciones indias en singular , y los adjetivos o rela

tivos castellanos en plural. Otrasmuchas cosas tieneaquella lengua , di

ferentísimas dela castellana ,italiana y latina , las cuales notarán losmes

tiz os y cr iollos curiosos , pues son los desu lenguaje, que yo harto hagoen señalarles con el dedo desde España los princip ios desu lengua, para

que la sustenten en su pureza , quec ierto es lástima quesep ierda o cc

rrompa , siendo una lengua tan galana , en la cual han trabajado mucholos Padres de la S anta Compañía de“jesus (como las demás reli giones)para saberla b ien hablar; y con su buen ejemplo(quees lo quemás irnporta) han aprovechadomucho en la doctrina de los indios . T amb iénseadv ierte queestenomb re vecino seentendía enel Perú por los españoles queten ían repartimiento de indios; y en estesentido lo pondremossiempre que se ofrezca . Asímismo es de advertir , que enmis tiempos ,que fueron hasta el año demil qu in ientos y sesenta,

ni veinte años des“pués, no huboenmi tierramoneda labrada: en lugar deella seentendíanlos españoles en el comprar y vender pesando la plata y el oro pormarcos y onzas; y como en España dicen ducados, decían en el Perú pesos ocastellanos: cada peso de plata 6 de oro,

reduc ido a buena ley , valíacuatroc ientos c incuentamaravedis . Demanera que reducidos los pesosa ducados deCastilla, cada c inco pesos son seis ducados . Decimos esto,

por que no causecon fus i ón el contar en esta H istoria por pesos y ducados. Dela cantidad del peso de la plata al peso del oro hab íamucha diferencia como en España la hay;mas el v alor todo era uno. Al trocar

el oro por plata daban su interes de tanto por c iento. T amb ién habíainterés al trocar dela plata ensayada por la plata que llaman corriente,queera la por ensayar.

Este nombre Galpon no es el de la lengua general del Perú , debe

deser de las islas deBarlovento: los españoles lo han introducido en

su lenguaje con otrosmuchos que se notarán en la H istor ia . Qu ieredecir sala grande. Los reyes I ncas las tuv ieron tan grandes , queserv ían deplaza para hacer sus fiestas en ellas , cuando el tiempo era lluv ioso y no

daba lugar a quesehiciesen en las plazas; y basteesto de advertencias.

PR IMERDON DE SE T RA T A

E l descubrimiento del N uevo Mundo, la deducción del nombredel Perú ,

idolatr ía ymanera devivirmiles de los reyes I ncas . E l or lgen d e ellos ,la vida del pr imer I nca y lo que h i zo con sus p r imeros vasa l los , y lasign ificación de los nombres rea les .

— Contieneveintey seis cap itu los .

CAP ITULO I

S i H AY MUC H OS MUN DOS . T R AT A D E LA S C I NCO ZON AS

ABI EN D O detratar del NuevoMundo, 6 de lamejor ymas princi pal partesuya, queson los reinos yprov incias del imper io llamadoPerú , de cuyas antiguallas y or igen de sus reyes pretendemos escr ib ir ,parece que fuera ju

"sto, con forme a la comun cos

tumbre de los escr itores , tratar aqu í al princ i p io si

elmundoes uno solo, osi haymuchosmundos , si esllano o redondo, y si tamb ién lo es el cielo redondo

o llano. S i es hab itabletoda la tierra o no,más delas Zonas templadas: si hay paso de la una templada a la otra; si hay antípodas , y cuáles son; decuales , y otras cosas semejantes los antiguos filosofosmuy larga y cur iosamente trataron ,

y losmodermos no dejan de platicar y escr ib ir , s igu iendocada cual ºpin ión que mas le agrada . Masporque no es aquestemi princ ipal intento, ni

las fuerzas de un indio pueden presumir tanto; y tamb ién por

que laexper ienc ia ,después quesedescubri ó lo quellaman N uevoMundo

nos ha desengañado de lamayor partedeestas dudas , pasaremos brevemente por ellas por ir a otra parte,

a cuyos términos finales temo no lle

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gar;más confiado en la inf in itamiser icord ia d igo, quea lomejor se podrá af irmar queno haymas queunmundo, y aunque llamamosMundoV iejo yMundo Nuevo, es por haberse descub ierto estenuevamente para nosotros, y no por que sean dos , s ino todo uno. Y a los que todav íaimaginaren que haymuchosmundos , no hay para que responderles , sino que seestén en sus heréticas imaginac iones hasta queen el infiernose desengañen dellas . Y a los que dudan , si hay alguno que lo dude, si

es llano o redondo,se podrá satisfacer con el testimon io delos que han

dado vuelta a todo él, o a lamayor parte, como los dela NaoV ictor ia ,

y otros que despues acá le han rodeado. Y a lo del c ielo, si tamb ién es

llano o redondo, se podrá responder con las palabras del real profeta:Extendens ccelum, sicutpellem, en las cuales nos qu isomostrar la forma yhechura de la obra , dando la una por ejemplo de la otra, dic iendo: queestendiese el c ielo asi como la p iel, esto es, cubriendo con el cielo este

gran cuerpo de los cuatro elementos en redondo,así como cubriste con

la p iel en redondo el cuerpo del an imal, no solamente lo pr incipal delmás tamb ien todas sus partes por pequeñas que sean . A los queafirmanquede las cinco partes delmundo que llaman Zonas ,no son hab itablesmas de '

as dos templadas , y que la delmedio, por su excesivo calor, ylas dos de los cabos , por el demas iado fr ío,

son inhab itables , y*

quedela

una Zona hab itable no se puede pasar a la otra hab itable, por el calor

demas iado que hay enmed io, puedo af irmar, demás de lo quetodos Saben , queyo nac í en la T ó rr ida Zona , quees en el Coz co,

ymecrié en ellahasta los veinte años , y heestado en la otra Zona templada , de la otra

parte del . T rópico deCapricorn io, a la parte del S ur, en los últimos términos de los charcas , que son los C h ichas; y para ven ir a estotra templada dela partedel Norte, dondeescribo esto, pasé por la T ó rrida Zonay la atravesó toda, y estuve tres días naturales debajo de la línea equ inocial, donde d icen que pasa perpendicularmente, que es en el cabo

de Pasan : por todo lo cual digo, que es hab itable la T ó rrida tamb iéncomo las templadas . De las Zonas fr ías qu is iera poder decir , por v istadeojos , como delas otras tres: remítomea los quesaben dellasmas queyo. A lo quedicen quepor sumucha frialdad son inhab itables , osaré decir con los que tienen lo contrario, que tamb ién son hab itables comolas demás; porque en buena consideraci ón no es de imaginar, cuantomas decreer, que partes tan grandes delmundo las h icieseD ios inútileshab iéndolo cr iado todo para que lo hab itasen los hombres; y que se

engañan los antiguos en lo que dicen de las Zonas frias , tamb ién comoseengañaron en lo quedi jeron de la T ó rr ida, queera inhab itablepor sumucho calor . Antes se debecreer queel S eñor, como padre, sab io y poderoso, y la naturaleza, comomadre un iversal y p iadosa, hub iesen re

mediado los inconven ientes de la frialdad con templanza de calor, comoremediaron el demas iado calor de la T ó rr ida Zona con tantas n ieves ,fuentes, r ios y lagos como en el Perú se hallan

, que la hacen templadadetanta variedad detemplos; unas quedeclinan a calor, y amas calor,

CAP ITULO I I

S i H AY A N T I POD A S

lo que se dice si hay antí podas o no, se podrá dec i r , que siendoel

mundo redondo (como es notorio) c iertoes que los hay . Emperotengoparamí ,quepor noestar estemundo interior descub ierto del

todonosepuedesaber dec iertocuá les prov inc ias sean antípodas decuales ,como algunos lo afirman; lo cual sepodra certi f icarmas aína respeto delc ielo queno dela tierra , como los polos el uno del otro, y elOrientedelPon iente, donde qu iera que lo es por la equ inocial. Por donde hayan pasado aquellas gentes tantas , y detan diversas lenguas y costumb res como las queen el nuevoMundo sehan hallado, tampoco sesabedecierto;porque si d icen por lomar en nav íos

, nacen inconven ientes acerca de

los an imales queallá sehallan ,sobredecir, ¿ cómo, o para qué los embar

caron , s iendo algunos deellos antes dañosos que provechosos? Pues decir que pudieron ir por tierra , tamb ién nacen otros inconven ientesmayores , comoes decir , que si llevaron los an imales queallá tenían domesticos , ¿ por qué no llevaron de los queacá quedaron , que sehan llevado

después acá? y si fuepor no poder llevar tantos , ¿ cómo no q uedaron acá

de los que llevaron? y lomismo se puede dec ir de lasmieses , legumbresy frutas , tan d i ferentes de las de acá,que con razón le llamaron N uevoMundo: porque lo es en toda cosa , asi en los an imalesmansos y bravos ,comoen las comidas, comoen los hombres , quegeneralmenteson lampiños, sin barbas; y porqueen cosas tan inciertas es perdido el trabajo quesegasta en quererlas saber , las dejaré , porque tengomenos suficienc iaqueotro para inquirirlas: solamentetrataré del origen delos reyes Incas ,y dela suces i ón deellos , sus conqu istas, leyes y gob iernoen paz y en guerra; y antes que tratemos deellos , será b ien d igamos cómosedescubr i óesteNuevoMundo, y luego trataremos del Perú en particular .

C AP ITULO

COMO S E D E S CUBR IO E L N UE VO MUN DO

ER GA del año demil y cuatrocientos y ochenta y cuatro, unomas6 menos , un p iloto natural de la v illa de H uelva,

en el con

dado de N iebla . llamado Alonso S anchez de H uelva , ten ía un

nav ío pequeno, con el cual contrataba por lamar, y llevaba deEspañaa las Canarias algunasmercaderias quealli se levendian b ien; y de las

Canarias cargaba de los frutos de aquellas islas y las llevaba a la isla delaMadera, y deallí sevolv ía a España cargado deazúcar y conservas .

Andando en esta su triangular contrataci ón ,atravesando de las Cana

rias a la isla de la Madera, le dió un temporal tan recio y tempestuoso, que no pudiendo res istirlo se dejó llevar dela tormenta , ycorri ó veintiocho o veintey nueve días sin saber por dónde, ni adónde;porque en todo este caso no pudo tomar el altura por el sol, n i por

Norte. Padecieron los del nav íograndís imo trabajo en la tormenta , por

queni les dejaba comer n i dormir: al cabo deste largo tiempo se aplacó

elv iento, y sehallaron cerca deuna isla; no se sabe dec ierto cuál fué ,masdequesesospecha , que fué la que ahora llaman S anto D omingo; y es demucha consideradción , queel v iento quecon tanta v iolencia y tormentallev ó aquel nav ío, no pudo ser otro s ino el Solano, que llaman Leste,

porquela isla deS antoD omingo está al Pon iente de las Canarias; el cualv iento en aquel v iajeantes aplaca las tormentas que las levanta, Mas elS eñor todopoderoso, cuando quiere hacermisericordias ,

saca lasmasmisteriosas y necesarias de causas contrar ias , como sacó el agua del pedernal

, y lav ista delciegodel lodo, quele puso en los ojos ,para que noto

riamente semuestren ser obras de lamiseracion y bondad D iv ina, que

tamb ién usó desta su p iedad para env iar su evangelio y luz verdadera

a todo el NuevoMundo, que tanta neces idad tenía della; pues v iv ían ,ó

1 2

pormejor dec ir , perecían en las tin ieblas de la gentilidad e idolatría ,

tan bárbara y bestial, como en el d iscurso de la h istor ia veremos . Elpi

loto saltó en tierra , tomó el altura , y escr ib i ó pormenudo todo lo quev ió, y lo que le sucedió por lamar a la ida y a la vuelta; y hab iendotomado agua y leña, se volv i ó a tiento, sin saber el v iage tampoco a la

ven ida como a la ida , por lo cual gastómás tiempo del que leconven ía;y por la dilaci ón del camino les faltó el agua y el bastimento, de cuya

causa , y por elmucho trabajo que a ida y ven ida hab ian padecido, empez aron a en fermar ymor ir de talmanera, que de diez y s iete hombresquesalieron de España ,

no llegaron a la terceramas dec inco, y entre

ellos el p ilotoA lonso S anchez deH uelva . Fueron a parar en casa del fa

moso C r istobal Colón , genovés ,'

porque sup ieron que era gran p iloto ycosmógrafo, y que hac ía cartas demarear . E l cual los rec ib i ó conmuchoamor , y les h izo todo regalo por saber cosas acaec idas en tan estrañoy largo nau fragio, como el que decian haber padecido. Y como llegaron tandescaecidos del trabajo pasado

, pormucho queC ristobal Colon les re

galó, no pudieron volver en si , ymurieron todos en su casa, dejandoleen herenc ia los trabajos que les causaron lamuerte los cuales aceptó elgran Colon con tanto án imo y esfuerzo, que hab iendo sufr ido otros tangrandes , y aun mayores (pues duraron más tiempo)sali ó con la empresa dedar el N uevoMundo y sus r iquezas a España , como lo puso porblason en sus armas , dic iendo:A Castilla y a Leon , N uevoMundodió Colon . Qu ien quísiere ver las grandes hazañas deestegrande varon , vea la

H istor ia General de las Ind ias , que Francisco Lopez deGomara escribió, que allí las hallará, aunque ab rev iadas; pero lo quemas loa yengrandece a este famoso sobre los famosos , es lamisma obra de esta

conqu ista y descub rimiento. Yo qu ise añadi r esto poco, que faltó de larelac i ón de aquel antigu

'

o h istoriador , que como escrib i ó lejos de dondeacaecieron estas cosas , y la relacion sela daban yentes y v in ientes, ledi

jeron_muchas cosas de las que pasaron , pero imperfectas , y yo las oí en

mi tierra ami padrey a sus contemporáneos , queen aquellos tiempos lamayor ymas ord inar ia conversaci ón queten ian era repetir las cosasmashazañosas y notables queen sus conqu istas hab ían acaecido; dondecontaban la que hemos dicho,

y otras que adelante diremos, que como al

canz aron amuchos de los pr imeros descub r idores y conqu istadores delNuevoMundo, hub ieron dellos la entera relacion desemejantes cosas, yyo, como digo las oí amismayores (aunque como uchacho) con pocaatenc ión , quesi entonces la tuv iera pud iera ahora escrib i r otrasmuchascosas degrande admiraci ón necesarias en esta h istoria: diré las quehub iereguardado lamemor ia, con dolor de las que ha perdido. E lmuy R .

P . j osé deAcosta toca tamb ién esta h istoria del descub rimiento del NuevoMundo, con pena de no poderla dar entera, que tamb ién faltó a su

patern idad partede la relac ion en estepaso, como en otrosmasmodernos porquesehab ian acabado ya los conqu istadores antiguos cuandosu

patern idad pasó a aquellas partes , sobre lo cual diceestas palabras Libro

décimo,capítulodiez y nueve: H ab iendomostrado que no lleva camino

pensar que los primerosmoradores de Indias hayan ven ido a ellas con

navegaci ón hecha para ese fin , b ien se s igue que si v in ieron pormar ,haya s ido acaso y por fuerza de tormentas el haber llegado a Indias; locual por inmenso quesea elmarOcéano, noes cosa increible. Porquepues

así sucedi ó en el descubrimiento denuestros tiempos , cuando aquelmarinero (cuyo nombreaun no sabemos , para quenegoc io tan grandenoseatribuya a otro autor sino a D ios) hab iendo por un terr iblee importuno temporal reconocido elN uevoMundo, dej ó por paga del buen h05pedage a C r istóbal Colon la noticia decosa tan grande. Así pudo ser , &c .

H asta aqu í es del P .M. Acosta , sacado a la letra , dondemuestra haberhallado su patern idad en el Perú parte de nuestra relaci ón , y aunque

no toda, pero lomas esenc ial della . Este fué el primer principio y or ígendel descubr imiento del N uevoMundo, de la cual grandeza podía loarsela pequeña v illa deH uelva, quetal h ijo cr ió,

decuya relaci ón certi f icadoC ristóbal Colon ,

ins isti ó tantoen su demanda, prometiendo cosas nuncav istas ni oídas , guardando como hombreprudenteel secreto dellas, aunquedebajo decon fianza dió cuenta dellas a algunas personas de muchaautoridad,acerca delos reyesCatólicos,queleayudaron a salir con su empresa, que si no fuera por esta notic ia queAlonso S anchez deH uelva ledió, no pudiera desola su imaginac ión decosmograña prometer tanto, ytan certi f icado, como prometió,

n i salir tan presto con la empresa del descubr imiento; pues según aquel autor , no tardó Colonmas de sesenta yocho días en el v iage hasta la isla Guanatianico, con detenerse algunosdías en la Gomera a tomar refresco, quesi no sup iera por la relaci ón deAlonso S anchez qué rumbos había detomar en unmar tan grande, eracas i

"milagro haber ido allá en tan brevetiempo.

P uerta dep iedra en Marea - l l 1 uuuuchaco.

CAP ITULO IV

LA D E DUCC ION D EL NOMB R E D EL P E R U

UE S hemos detratar delPerú , será b ien digamos aqu í , cómosededujoestenombre,no lo ten iendo los indios en su lenguaje; para lo cual esde saber , que hab iendo descub ierto lamar del S ur, VascoNuñez de

Balboa ,caballeronatural de]erez deBadajoz ,añodemil y qu in ientos trece

que fueel p rimer español quela descubri ó y v ió; y hab iéndolo dado losreyes Católicos título deAdelantado deaquellamar , con la conqu ista ygob iernodelos reinos queporella descubr iese. En los pocos años quedespués deestamerced v iv i ó (hasta que su prop io suegro el gobernador Pe

dro A rias deAv ila ,en lugar demuchasmercedes que hab iamerecido, y

se ledeb ian por sus hazañas , lecortó la cabeza) tuvo estecaballero cu idado dedescubrir y saber qué tierra era, y cómo sellamaba la quecorredePanamá adelante hacia el S ur . Para esteefecto h i zo tres o cuatro na

v íos , los cuales, mientras él aderezaba las cosas necesarias para su des

cubrimiento y conqu ista , env iaba cada uno de por sí en diversos tiempos del año a descub rir aquella costa. Los nav íos hab iendo hecho las diligencias que podían , volv ían con la relac i ón demuchas tierras quehaypor aquella ribera . Un nav ío destos s ub iómas que los otros, y pasó la línea equ inociala la partedel S ur, y cerca della ,

navegando costa a costa ,

como se navegaba entonces por aquel v iage, v ió un indio que, a

la boca deun río,demuchos quepor toda aquella tierra entran eñ la mar,

estaba pescando. Los españoles del nav ío con todoel'

recato posibleecharon en tierra lejos dedondeel indioestaba cuatroespañoles , grandes corredores y nadadores , para queno seles fuesepor tierra ni por agua . H e

cha esta d iligenc ia pasaron con el nav ío por delante del indio, para quepus iese los ojos en él, y sedescu idasede la celada queledejaban armada . El indio,

v iendo en lamar una cosa tan extraña , nunca jamás v istaen aquella costa, como era navegar un nav ío a todas velas, se admiró

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grandemente, y quedó pasmado y abobado, imaginando qué pudiese seraquello queen lamar veía delantedesi;y tanto seembebec i ó y enagenóen este pensamiento, que primero lo tuv ieron abrazado los que le iban a

prender , queél los s intiesellegar;y así lo llevaron al nav íoconmucha fiesta y regoci jo detodos ellos . Los e

'

spañoles , hab iéndoloacaric iado, porque

perdieseelmiedo, que de verlos con barbas , y en di ferente tragequeelsuyo hab ía cobrado, le p reguntaron por señas y por palabras , ¿ qué tierra era aquella , y cómo sellamaba? E l indio, por los ademanes ymeneos ,queconmanos y rostro lehac ían (como a unmudo)entendía que lepreguntaban ,mas no entendía lo que le preguntaban; y a lo queentendi óqueera el preguntarle,

respondi ó apriesa (antes queleh iciesen algunmal)y nombró su p rop io nombre, dic iendo Berú , y añadi ó otro, y di joPelu.

Qu iso dec ir , s ime preguntáis cómome llamo, yome digo Berú; y simepreguntais dóndeestaba , digo queestaba en el río; porquees de saber ,queel nombrePelú , en el lenguajedeaquella prov incia es nombre ape

lativo, y signifíca rio en comun , como luego veremos en un autor grave.

A otra semej ante pregunta respondió el indio denuestra H istoria de laPlorida

.con el nombre de su amo,diciendo Brez os_ y Bredos . L ibro sexto,

capítulo qu ince, donde yo hab ia puesto este paso a propós ito del otro,

deallí lo qu ité por ponerlo ahora en su lugar . Los cr istianos entendieronconformea su deseo

,imaginando queel indio les hab ía entendido y res

pondido a propósito, como si él y ellos hub ieran hablado en castellano, ydesde aquel tiempo, que fueel año demil y qu in ientos y qu ince, odiez yseis , llamaron Perú aquel riqu ís imo y grande imperio, corromp iendo arnbos nombres , como corrompen los españoles cas i todos los vocablos quetoman del lenguagede los ind ios deaquella tierra; porque si tomaron elnomb redel indio Berú , trocaron la B porl a P , y si el nombreP'

elú , que

s ign i f ica rio, trocaron la L por la R , y de la unamanera o de la otra di

geron Perú . Otros , quepresumen demás repulidos , y son losmasmodernos, corrompen dos letras , y en sus h istorias dicen P iru. Los h istor iadoresmas antiguos , como son Pedro deC ieza deLeon , y el contador Agus

tin deZárate, y FranciscoLópez deGomara, y D iegoFernandez , naturaldePalenc ia-

,y aun elmuy R . P . F r . Gerón imo R omán ,con ser de losmodernos, todos le llaman Perú , y no P irú; y como aquel paragedondees

to sucedi ó acertasea ser término de la tierra , que los reyes Incas ten íanpor aquella parte conqu istada y su jeta a su imper io, llamaron despuésPerú a todo lo que hay desde allí , quees el parage deQu itu , hasta los

C harcas , que fue lomas pr inc i pal queellos señorearon , y sonmas desetecientas leguas delargo, aunquesu imperio pasaba hasta C hile, que son

otras qu in ientas leguasmas adelante, y es otromuy rico y fertilísímoreino. (2)

(2) Según Ov iedo“La relación q ue primero se tuvo del cac iq ue y tierral lamada Perú , la trajoel Cap itán F rancisco Becerra q ue sal ió del D arien en agos

to de 1 0 1 4 y volv ió a los o 6meses en el sigu ien tede pero

,agrega no se

CAP ITULO V

AUT O R I D A D ES E N CON F I RMA C IO|N D E L N OMB R E PER U

S T E es el principiq y orígen delnombrePerú , tan famosoen elmundo,

y con razón famoso;pues a todoélha llenadodeoroy plata, deperlas

y p iedras preciosas; y por haber s ido así impuesto, a caso los indiosnaturales del Perú

,aunquehasetenta y dos años queseconqu istó , no toman estenombreen la boca

,comonombrenunca porellos impuesto; y aun

quepor la comun icac i ón de los españoles entienden ya lo que qu ieredecir

, ellos no usan del, porqueen su lenguageno tuv ieron nombre gené

rico para nombrar en junto los reinos y prov inc ias quesus reyes naturales señorearon , como dec ir España , Italia o Francia, que contieneen s í

muchas prov inc ias . S up ieron nomb rar cada prov inc ia por su prop ionombre, como severá largamenteen el discurso de la histor ia;empero nombreprºp io, ques ign i f icasetodoel reino j unto,

no lotuv ieron; llamábanleatrev ieron n i el n i sus compañeros a ir al Perú» . (ll islvrla General y N atura ldelas I nd ias t. lib . 39 cº c . l º pag6 y sigts .)

Las Casas asegura q ue fué Morales el q ued ió las primeras noticiasdel Perú . H istoria de los I ndios t lib . c . 62 p . 1 75c . 65. p . 1 88 , opin iónsegu ida por H errera,

¡ lechos delas C astel lanos D ec . 1 lib . 1 0 c . 15p . 290. Dec .

2a . lib . e. p .5y o. Pascual deA ndagoya nos d ice 6 o 7 d ias hasta

l legar a aq uel la P rov inc ia q uesed iceB irci» y a la prov incia en q ueestuvoMora les lo l lama P craqucta . C otccci un de Viajes y descu brimientos porm. 1 1 . Nava

rretet. 3 .

ºpag. 420 y sig. y pag.

R espectoa la posición ¡ lol rin 1 'elu o B irci no debe incurrirseen elerror delD r . Cosme Bueno q ue lo s itua en el va l ledeT ruj il lo (Elcan ér irlcs del año 1 766en D ocumentos lilerar iús del Perú del Coronel Odr ioz ola t. l l l p . 51 ) pues estasuficicntemcnte probado q ue el tal r io sehal laba al sur del puerto dePiñas _vcorea de lo q uehoy se l lama C at… decorrientes , como lo aseveró ya el padreCalancha . C rón icaMorat¿ z ada de la O rden deS an A gustin t. I c . XV I p . 1 01 .

Véase tamb ién paramayor ilustración Botero Bonos . R elación Un iversa ldelas cosas delMundo Parto Pr imera lib .5.

º 150 v lts . y en R aymond i E l Perú ,1 1 . c . 1 1 p . 9 q ue le. dá 7

030, de. latitud nortea unas 1 0 o l

'

¿ lcguas al S ur delG olfo ( la; S anMiguel y a unas 50 leguas dePanamá» .

— 1 8

llaman, porque lo dice hablando con ellos , y que los indios no ten ian tal

diccion en su general lenguage; de lo cual yo, como indio Inca , doy fé

dello. Lomismo ymuchomas diceel P .M. Acosta en el lib ro primero dela h istor ia natural de Indias , cap itulo trece, dondehablandoen elmismopropós ito, dice: ha s ido costumbremuy ordinar ia en estos descubrimientos del N uevoMundo poner nombres a las tierras y puertos dela ocas iónquese les ofrec ia, y asi seentiendehaber pasado en nombrar a este reinoPirú . Acá es Op in i ón quedeun rio, en quea los princip ios dieron los españoles , llamado por los naturales P irú , intitularon toda esta tierra P irú ;y es argumento deesto, quelos indios naturales del Perú ,

ni usan ,ni sa

ben tal nombredesu tierra , c . Bastará la autor idad detal varón paraconfundi r las novedades que después acá se han inventado sobre este

nombre, que adelante tocaremos algunas . Y porqueel rio que los españoles llaman Perú , está en elmismo parage ymuy cerca de la equ inocíal

, osaría afirmar , queel hecho de p render al indio hub ieses ido en él,

quetamb ien el rio como la tierra hub iese participado del nomb re prop iodel ind io Berú;o queel nombrePelu apelativo, queera comun detodoslos ríos

, se leconv i rtieseen nombreprop io particular, con el cual lenombran despues acá los españoles , dándoselo en particular a él solo,

dicien

do el rio Perú .

Francisco Lopez deGomara , en su historia general delas Indias , hablando del descub r imiento de Yucatan , cap itulo c incuenta y dos , ponedos deducc iones de nombres;muy semejantes a la que hemos dicho delPerú , y por serlo tanto,

las saqué aqu í como él lo dice, que_

es lo quesesi

gue. Partiose F rancisco H ernandez de C ó rdova , y con tiempo que no ledej ó ir a otro caho,o con voluntad que llevaba a descub rir , fuea dar consigo en tierra no sab ida , n i hollada en los nuestros , do hay unas salinasen una punta , quellamó de lasMageres , por haber alli torres dep iedras ,

con—

gradas y capillas , cub iertas demadera y paj a , en que por gentil órden estaban puestosmuchos idolos queparec íanmugeres .Marav illaronse los españoles dever edi f ic io dep iedra , quehasta entonces no se hab iav isto, y que la gentev istiesetan r ica y lucidamente: cá ten ian camisetasymantas dealgodón blancas y decolores: plumages , cercillos, b ronchas yjoyas de oro y plata; y lasmujeres cub iertas pecho y cabeza . No paróalli , si no fuese a otra punta , que llamó deCotoche, donde andaban u

nos pescadores , quedemiedooespanto sereti raron en tierra , y que res

pondían cotohe, cotohe, que qu ieredecir casa ,pensando que les pregun

taban por el lugar para ir allá. Deaqu i selequedó estenombreal cabodeaquella tierra . Un pocomás adelante hallaron c iertos hombres , que pre

guntados cómo se llamaba un gran pueblo allí cerca , digeron T ectetan ,

T ectetan , quevalepor no teentiendo. Pensaron los españoles quesellamaba así y corromp iendo el vocablo llamaron s iempreYucatan , y nun

ca selecaerá tal nombradía . H asta aqu i es deFranc iscoLopez deGomara , sacado a la letra; demanera queen otrasmuchas partes delas Indias

ha acaecido lo queen el Perú , que han dado por nombres a las tierrasquedescubrian ,

los primeros vocablos queoían a los indios cuando les hablaban y preguntaban por los nombres delas tales tierras , noentendiendola significacion de los vocablos, s ino imaginando queel indio respondíaa propósito de lo que lepreguntaban , como si todos hablaran unmismolenguage. Y esteyerro hubo enmuchas otras cosas deaquelNuevoMundo, y en particular en nuestro imperio del Perú , como sepodrá notar enmuchos pasos de la h istoria .

I dolo ta l lado en una loz a degran i to en un templo de Poshash .

CAP ITULO V I

LO QUE D I CE UN AUTOR ACERCA D E L NOMBRE PER U

I N lo quePedro deC ieza y el P . .Acosta'

y Gomara dicen acerca delnombrePerú , semeofrecelaautoridaddeotro ins ignevarón religioso de la S anta Compañia de jesús , llamado el P . Blas Valera, que

escrib ía la historia deaquel imperioen elegantisimolatín ,y pudiera escre

b i rla enmuchas lenguas por que tuvo don deellas;mas por la desdichadeaquellami tierra, quenomereci ó quesu '

república quedara escrita detalmano, seperdieron sus papeles en la ru ina y saco deCád iz , (5) quelosingleses h ic ieron año demil y qu in ientos y '

noventa y seis;y élmurió pocodespués . (6) Yo hube del saco las reliqu ias quede sus papeles queda

(5)Ultimamanenteseba sosten ido sin“fundamento, q ue la obra del I nca

G arci laso fuecompuesta integramen te sobre la H istoria del Perú y el Vocabulariodel P . BLValera; H istor ia dela q ueda noticias el lnea y vocabu lario q ueconsu ltaron el P . A nello O l iva y el autor de la R elación A nón ima,

ambos autores pertenecientes a la Compañia de .Iesús . D . Manuel Gon z ales de La R osa y elD r . Josedela R iva Agilere han sido los contr incantes en esta d iscusión y losnotab les alegatos y pruebas para sostener sus conv icc iones pueden leerseen ¡aR evista H istórica del Perú tomos I I y l l l .

(6) El Pad reB las Va lera q uefueh ijo del cap itán español Lu is Valora y deF rancisca Perez nació en S an Juan de Chachapoyas (no S an Josecomo d iceS aldamando) el . denov iemb rede 1508 . A los 1 7 años deedad fuerecib ido enla Compañia deJesús;en 157 1 setrasladó al C uz co con el l '. Bárcena q uefueun infatigab letrabajador y apostol delos ind ios y compuso como creación contra las aseveraciones de los escritores españoles , una H istoria de los I ncas y uncop ioso vocabu lario para uso de la R eligión . E l pad reValeramu r ió probab lementeen 1593 como lo soponeGon z ales La R osa ,

pues en 1 600 ya no ex istiaSegún se deduce de la declaración de Garci laso; y según investigar ior.es poster ioresmur ió desempeñan do el cargo demaestro den iños en un Colegio deMlaga España). S aldaman do lehacemorir en 15% Los jesu itas del P erú pag. 20y23 . Véaseel articu lo deD .Man uel G on z áles deLa R osa . k l P adre l aler o p rimhistor iador per uano=R ev. H i stórica Lima 1 907 tº.

º. pag. 1 83 .

— 2 1

ron paramayor dolor y lástima delos queseperdieron quesesacan por

los quesehallaron , quedaron tan destrozados , que falto lomas ymejor:hiz omemerced deellos el F . M. PedroMaldonado de S aavedra, natu

ral deS ev illa, .de lamisma religi ón queen este año demil y Seiscientos

le'

eescritura en esta c iudad deC órdoba . E l P . Valera,en la denomina.

ción del nombrePerú , diceen su galano latin lo que ses igue, queyo co

mo indiotradujeenmi tosco romance. El reinodel Perú ,ilustre y famoso

ymuy grande,dondehaymucha cantidad deoro y plata , y otrosmetalesricos, decuya abundanc ia nac i ó el refran , quepara decir queun hombrees rico, dicen poseeelPerú . (7)Estenombrefuenuevamente impuesto porlos españoles a aquel imperio de los incas , nombre puesto a caso y no

.

prºpio, y por tanto delos indios no conocido,antes por ser bárbaro tan

aborrecido; quen inguno deellos lo qu iereusar; solamente lo usan losespañoles . La nueva imposici ón de él no s ign i f ica r iquezas , ni otra cosa

grande: y como la imposici ón del vocablo fué nueva,as í tamb ién lo fué

la significacion de las r iquezas; porque procedieron de la felicidad delos sucesos . EstenombrePel

_

ú ,entrelos indios bárbaros que hab itan en

trePanamá y H uayaqui1 , es nombreapelativo ques ign i fica río“. (8) T am

b ien es nombrepropio decierta isla , quesellama Pelua oPetu . Pues co

mo los pr imeros conqu istadores españoles , navegando desde Panamállegasen a aquell

-os lugares primero que a otros , les agradó tanto aquelnombrePerú o Pelu

, que como si s ign i ficara alguna cosa grande y se.

ñalada ,lo abrazaron para nombrar con élcualqu iera otra cosa quehalla

sen en llamar Perú a todo el_imperio de los Incas .Muchos hubo queno

seagradaron del nomb rePerú , y por endela llamaron la N ueva C astilla .

Estos dos nombres impus ieron a aquelgran reino, y los usan deordinar iolos escribanos reales y notarios eclesiasticos;aunqueen Europa .y en otros

reinos anteponen el nombrePerú al otro. T amb ien af irmanmuchos q uesededujo desdenombreR irva , que es vocablo del Cuzco delos Queschuas

, sign i f ica oron , (9)en queenc ierra los frutos . La sentencia destosapruebo demuy buena gana ,

porque en aquel reino tienen los indiosgran numero deorones para guardar sus cosechas; por esta causa fue a

los españoles fac il usar de aquel nombre ageno y dec ir P irú , qu itándolela última vocal

, y pasando el acento a la última s ílaba . Estenombredosveces apelativo, pus ieron los primeros conqu istadores por nomb re pro

(7) VéaseD ic . H istórico Geográfica deA cedo p .

(8) R espectoa est-a etimología d icemuy ju in— iosamenteD .Mar iano F el ipePaz

_S oldán <cE l padre Valera

,asegura q ue Pech i en el id ioma deesos indios,

srgn 1 trca r io,lo cua l no tiene apoyo; y ob servase q ue la pa lab ra Piru,

Pelu 0

Perú no'

puedeser aguda por q ueen el kuechua y en el aimara no h ay acento

agud0a D ic . Geo. estad . del P erú t. el . p . 689 . R especto a la posición del rio Piru0 Perú v éaselo indicadoen la nota N º 2 .

(9)P irhua, nosolamenteen kucob a sinoen aimara , sign ifica trojeo depositodetierra y cañas para depositar granos . En k uechua trojesenomb ra C collca0

_

T agque(según el vocabu lario Poliglota de los PP . F ranciscanos p . 455) y ena imaraP irua . G arci laso dicep irua toman do la v por u como correspon d ia a la

antiguaortografía y la traducepor orón ,

— 22

pio a imper io que conqu istaron; e yo usaré del sin n inguna di ferencia ,

diciendo Perú eP irú . La introducci ón deestevocablo nuevo no sedebe

repudiar , por dec ir que lo usurparon falsamente y sin acuerdo, que los

españoles no hallaron otro nomb regenér ico y prºpio que imponer a todaaquella regi ón , porqueantes del reinado de los Incas cada prov incia tenia su prop io nombre, como Charca , Colla , Coz co,

R imac , Qu itu y otrasmuchas, sin atención ni respeto a las otras regiones:mas después'

que

los incas soguz garon todo aquel reino desu imperio, lefueron llamandoconformeal orden delas conqu istas , y al su jetarsey rendirselos vasallosy al cabo sellamaron T ahuantin suyu;esto es , las cuatro partes del rei

no, o lncap R uman , quees vasallos del Inca . Los españoles, adv irtiendola variedad y con fus ion destos nombres , le llamaron prudente y discre

tamentePerú , 6 la N ueva Castilla, &c . H asta aqu i es del P . Blas Valera ,

el cual tamb ien como el P . Acosta , dicehaber s ido nombre impuesto porlos españoles , y queno lo ten ian los indios en su lenguage. Declarando yo

lo queel P . Blas Valera dice, digo queesmas veros ímil, que la impos icion del nombre Perú naciese del nombre prop io Berú , o del apelativoFelú , que en el lenguage de aquella prov incia s ign i f ica rio, que no del

nombreP irua , que s ign i f ica oron; porque, como seha dicho,lo impusie

ron los deVasco Nuñez de Balboa , que no entraron la tierra adentro ,

para tener noticia del nombreBirua , y no los conqu istadores del Perú ,

porque qu inceaños antes queellos fueran a la conqu ista ,llamaban Pe

rú los españoles que v iv ian en Panamá a toda aquella tierra , que corre

desde la equ inoc ial alMediodía; lo cual tamb ién lo certi f ica FranciscoLopez de C omara en la historia de las I ndias , cap itulo c iento diezdonde dice estas palabras: algunos d icen que Balboa tuvo relacion decomo aquella tierra del Perú ten ia oro y esmeraldas , sea asi o no sea ,

es cierto quehab ia en Panamá gran fama del Perú , cuando P i zarro y Almagro armaron para ir allá, &c . H asta aqu i es deC omara,dedondecons

ta claro quela imposicion del nomb rePerú fuemucho antes quela ida delos conqu istadores queganaron aquel imperio. (1 0)

(1 0) D istinto es la sign i ficac ión q uedáMontes inos a la palab ra Perú o P iru nombreq ue los españoles d ieron al pais delos Incas En el lib . e. I V desusMemorias d ice <cYamees forzoso referir otra noticia de la antigiiedad deestenomb re. P irú , q uehallóen un l ib romanuscrito. Comprelo en una almoneda en laC i udad deL ima y leguardo con estimacion y cu idado. T rata del lºirú y de sus

y comun icando en Qu ito con un sujeto t i l l“i050 SUS materiales,me certificó ser el q ue lo compuso un homb re verbos isimo de aq uel la ciudad ,muy antiguo en ella y ayudado de las verbales n oticias q ueel S anto Ob ispol) . [4 ray L u is López (deS ol ís) ledaba y del examen q ueelmismo señor Ob ispode losmd íos hac ia . E ste

,pues tratando de la etimología del nomb re Perú , d i

coen el D iscu rso cap . 9 q ue los ind ios usaban , enmuchos nomb res , degrandesmetáforas

, q uepor no entender los los au tores , asi por la antigiiedad comopor Ignºrar los der ivaciones

, no acertaron en las sign ificaciones prop ias . Enº_ºmptlraoion deesto trae a lgunas curiosida—u les de q ueme valgo en este l ib ro.

bea una deel las q ueunodelos R eyes peruanos q uep ob laron la c iudad del Cu z co

CAP ITULO V I I

D E OTRAS DE D UC C ION ES D E N OMBR ES NUEV OS

0R OUE la deducion delnombrePerú noquedesola , digamos deotrassemejantes queseh icieron antes y despues deésta: queaunquelas an

ticipemos , noestarámal queestén dichas para cuando lleguemos a suslugares; y sea la primera la dePuertoV iejo, porquefuecerca dedondese

hizo la del Perú : para lo cual es de saber , que desdePanamá a la c iudadde los R eyes, senavegaba con grande trabajo por lasmuchas corricates delamar, y por el v iento S ur quecorres iempreen aquella costa por

lo cual los nav íos en aquel v iajeeran forzados a salir del puerto con un

bordo detreinta o cuarenta leguas a lamar , y volver con otro a tierra;y destamanera iban sub iendo de costa arriba navegando s iempre a

la bolina;y acaec íamuchas veces , cuandoel nav ro no-

era buen velero de

la bolina,caermás atras dedondehabia salido, hasta queF ranciscoD rac,inglés, entrando por el estrecho deMagallanes , año demil y qu in ientosy setenta y nueve, enseñómejormanera denavegar , alargándosecon losbordos doscientas y tresc ientas leguas la mar adentro, lo cual antes no

osaban hacer lo p ilotos; porque sin saber de qué , n i dequ ien , s ino desusimaginaciones , estaban persuadidos y temerosos, que apartados de tie

rra c ien leguas , hab ia en lamar grandísimas calmas, y por no caer en

ellas , no osaban engolfarsemucho adentro: por'

el cualmiedo se hub ierade perder nuestro nav ío cuando yo v inea España , porquecon una bri

sa decay ó hasta la isla llamada Gorgona, dondetemimos perecer sin po

se l lamó Pirna Pecari Manco, según una de las aclamaciones con q uesusvasal los le invocan , h ab iendo

"

Sido su prop io nomb reT opa (T upac)A iar UchuManco, como severámas adelantecuando del tratemos .» T rascripción hech aen el o

, I delasMemor iasantiguas históriales deMontesinos; las palab ras encerradas entreparéntesis son las ac laratorias del erudito D .Marcos J imenes dela Espada .

der salir deaquelmal seno. Navegando pues un nav ío de lamanera quehemos dicho,

a los pr incip ios dela conqu ista del Perú; y hab iendo salidode aquel puerto a lamar con los bordos seis o s iete veces , y volv iendos iempre almismo puerto, porque no podia arribar en su navegacion ,

uno delos queen él iban ,enfadado dequeno pasasen adelante, di jo: ya

estepuerto es viejo para nosotros , y deaqu í se llamó puertoV iejo. Y lapunta de santa Elena , que está cerca de aquel puerto, se nombró asi

porquela v ieron en su dia . Otra imposicion denombre pasomuchoantesquelas quehemos dicho semejantea ellas;y fué , queel año demil y quin iento

'

s, navegando un nav ío queno sesabecuyoera, si de V icenteYanez P izon , o de J uan de S olís , dos cap itanes venturosos en descubrirnuevas tierras , yendo el nav ío en demanda denuevas regiones (queentonces no entendían los españoles en otra cosa)y deseando hallar tierrafirme, porque la que hasta allí hab ian descub ierto eran todas islas quehoy llaman deBarlovento,

unmarinero que iba en la gav ia,hab iendo

v isto el cerro alto, llamado Cap ira , queestá sobre la c iudad del NombredeD ios , di jo (p idiendo albr icias a los del nav ío)en Nombrede D ios sea,

compañeros, queveo tierra f irme: y asi sellamó después NombredeD iosla c iudad que allí se fundó , y T ierra- Firme su costa, y no llaman T ierra- F irmea otra alguna ,

aunque lo sea , sino a aquel sitio del Nombre deD ios , y se leha quedado por nombreprop io. D iez años despues llamaronCastilla deOro a aquella prov inc ia , por elmuchooro queen ella hallarony por un castillo queen ella h izo D iego deN icuesa ,

año demi quinien

tos y diez , La isla queha por nombrela T rin idad , queestáen elmar dulce se llamó asi por que la descubr ieron dia de la S antísima T rin idad. La

c iudad deCartagena llamaron asi por su buen puerto, quepor semejarsemucho al de Cartagena de España ,

dijeron los que primero lo v ieron ,

estepuertoes tan bueno como el deCartagena . La isla S errana , queestá .

en el v iagedeCartagena a la H abana , sellamó asi por un español, llamadoPedro S errano, cuyo nav ío seperdi ó cerca deella, y él soloescapó nadando, queera grandís imo nadador, y llegó a aquella isla, quees despo

blada , inhab itable, sin agua ni leña,dondev iv i ó s ieteaños con industria

y buenamaña quetuvo,para tener leña y agua , y sacar fuego (es un caso

historial degrandeadmiracion , qu iza lo diremos en otra parte) decuyonombre llamaron la Serrana aquella isla, y S erran illa a otra queestá cerca della, por di ferenc iar la una de la otra . La c iudad deS anto Domingo,

por qu ien toda la isla sellamodelmismonombre, sefundo y nombró , como lo diceGomara, cap itulo treinta y c inco, por estas palabras queson

sacadas a la letra:el pueblomas ennoblecidoes S antoDomingo, quefun

dó Bartolomé Colon , a la ribera del rio Ozama . Pusole aquel nombre,porque llego alli un Domingo,

fiesta deS anto D omingo, y porquesu pa

dresellamaba Domingo, Asi que concurrieron tres causas para llamarloasi, c. H asta aqu í es deC omara . Semejantementeson impuestos todoslos demas nombres delos puertos famosos, y r ios grandes y prov inc ias yreinos

, queen elNuevoMundo sehan descub ierto pon iéndoles el nombre,

CAP ITULO V I I I

LA DE S C R I PC I ON D E L PERU

OS cuatrotérminos queel imper iodelos incas tenía cuandolos españoles entraron en él son los s igu ientes:alnortellegaba hasta el rioAucasmayu , que correentre los conf ines deQu itu y Pastu , qu ieredec iren

la lengua general del Perú , rio azul: está'

debajo de la linea equ inocial,cas i perpendicularmente, A lMediodía , ten ia por término al rio llamadoMaulli , quecorreLestehueste, pasado el reino de C h ili , antes de llegara los A raucos;el cual estámas decuarenta grados dela equ inocial al S urEntreestos dos ríos ponen pocasmenos demil y trescientas leguas delargo por tierra . Lo quellaman Perú tienesetecientas y c incuenta leguas dellargo por tierra , desdeel rioAncosmayu hasta los C h ichas, quees la u ltima prov incia de los C harcas, Norte S ur; y lo que llaman reino deC h ilecontienecerca dequ in ientas y c incuenta leguas, tamb ién NorteS ur , contandodesde lo ú ltimo de la p rov inc ia delos C h icas hasta el rioMaulli .

A l levantetienepor término aquella nunca jamás p isada dehombres,ni dean imales, ni deaves, inaccesiblecordillera den ieves , quecorredesde S antaMaría hasta el estrecho deMagallanes, que los indios llaman ,

R itisuyu , quees banda den ieve. Al Pon ienteconfina con lamar del S urquecorrepor toda su costa de largo a largo. Emp ieza el término del imper io por la costa, desdeel cabo dePasau , por do pasa la linea equ inocialhasta el dicho ríoMaulli quetamb ién entra en lamar del S ur . Del Lo

vantealPon ientees angostotodo aquel reino… Por lomas ancho, quees

atravesando desde la prov inciaMuyupampa , por los C hachapuyas, hasta la c iudad deT ruj illo, queestá a la costa delamar, tieneciento y veinte leguas deancho, y por lomas angosto, quees desdeel puerto deAricaa la prov inc ia llamada Llaricosa , (1 1 )tienesetenta leguas deancho. Estos

(1 1 ) Larecaja, debe leerse. H oy forma una prov incia del departamento dela Paz (Bol iv ia) A princip ios del siglo XV I I la provincia deLarecaja deb ió extendersepor todoel territorio deOmasuyos . Por lo demás lasmed idas geodesicas deGarci lasosonmuy imperfectas y nocorresponden a las verdaderas lon

gitudes n i latitudes del A ntiguo Perú .

E L E S TU D IO D E LA EXPR ES IO N E N LOS C E R AMI COSPER UANOS

E l sufrimiento La risa La a legr ia

E l ruego L a —

p laci dez en el sueño L a r isa

Los alíareros gungas de la costa peruana fueron muy diestros en la re"p roducción deexpresiones ñsonómieas . E n sus cántaros antropomoríos seen

“cuentran estasman ifestaciones de su ingen io, prueba deuna fin a y atenta observació n y deun gustoestéticomuy ap reciab le.

son los cuatro términos de lo que señorearon los reyes Incas, cuya h istoria pretendemos escrib ir,medianteel favor div ino, Será b ien , antes que

pasemos adelante, digamos aqu i el suceso dePedro S errano, queatrás

propus imos, porque no está lejos de su lugar, y tamb ien porque estecapítulo no sea tan corto. Pedro S errano sali ó amado“a aquella isla desierta, queantes de él no ten ia nombre; la cual, como él decía , ten ia dosleguas en contorno;cas i lomismo dice la carta demarear , porque p intatres islasmuy pequeñas , con 'muchos bagios a la redonda

, y lamisma figura se da a la que llaman Serran illa, que son cinco isletas pequeñas ,conmuchosmás baj ios que la Serrana; y en todo aquel parage los hay ,

porlocual huyen los nav íos deellos por nocaer en peligro.

A PedroS erranolecupoen suerteperderseen ellos, y llegar nadando

a la isla dondesehalló desconsoladisimo, porque no hallóen ella agua nileña

, ni aun yerba quepoder pacer, ni otra cosa alguna con queentre

tener la v ida,mientras pasasealgun nav ío quedeallí lo saca'

se, para que

no perec iese de hambre y de sed, que le parecíamuertemas cruel, quehabermuerto ahogado, porqueesmas breve. Así pasó la primera noche,llorando su desventura, tan afligido, cómo sepuede imaginar queestar íaun hombre puesto en tal estremo. Luego que amaneci ó volvió a pasear

la isla,halló algunmarisco que salia de lamar, como son cangrejos, camarones y otras sabandi jas , delas cuales cogi ó las quepudo, y selas co

mió crudas , porqueno hab ia candela dondeasarlas o cocerlas . Así seen

tretuvo hasta quev ió salir tortugas: v iendolas lejos delamar, arremeti ócon una deellas y la volv i ó deespaldas; lomismo h izo detodas las quepudo, que para volverse a enderezar son torpes; y sacando un cuch illoquedeordinario solia traer en la c inta , que fueelmedio para escapar delamuerte, la degolló y beb i ó la sangreen lugar deagua: lomismo h izodelas demas; la“carnepuso al sol para comerla,

hecha tasajos , y para desembaraz ar las conchas para coger agua en ellas de la lloved_iza; porquetoda aquella region , como es notorio, esmuy llov iosa. Destamanera se

sustentó los primeros días, conmatar todas las tortugas que podía , y al

gunas hab ia tan grandes ymayores , que lasmayores adargas, y otrascomo rodelas y como broqueles; demanera que las hab ía detodos tamaños . Con lasmuy grandes no se podia valer para volverlas deespaldas ,

porque le vencian las fuerzas, y aunque subia sobreellas para cansarlas

y sujetarlas , no leaprovechaba nada, por quecon él acuestas se iban a la

mar; demanera , que la esperienc ia le decía a cuales tortugas hab ía deacometer, y a cuales se hab ía de rendir . En las conchas recogi ómuchaagua, porque algunas hab iaque cab ían a dos arrobas , y de alli abajo.

V iéndosePedro S errano con bastante recaudo para comer y beber, lepareció que si pudiese sacar fuego para s iqu iera asar la comida

, y parahacer ahumadas cuando v iese pasar algún nav ío, que no le faltaria na

da . Con esta imaginac i ón , como hombre que hab ia andado por elmar,quecierto los tales en cualqu iera trabajo hacenmucha ventaja a los demas , dió en buscar un par degu ijarros quelesirv iesen depedernal, por

— 28

quedel cuchillºpensaba hacer eslabon; para lºcual no hallándolos en laisla

, porque toda ella estaba cub ierta de arenamuerta, entraba en la

mar nadando y sesabullia , y en el suelo con gran diligenc ia buscaba yaen unas partes , ya en otras lº que pretendía; y tantº porfi ó en su tra

bajo, quehalló gui jarros, y sesacó los quepudº, y dellos escogi ó losme

jores, y quebrando los unos con los otros para quetuv iesen esqu inas dºnde dar con el cuchillo, tentó su arti ficio, y v iendo que sacaba fuego,

h izoh ilas deun pedaso dela camisamuy desmenuzadas queparec ían al

godón carmenado, que le s irv ieron de yesca; y con su industria y buenamaña,

hab iéndolo porfiadomuchas veces , sacó fuegº. Cuandºsev ió con

él, sedió por b ien andante, y para sustentarlo recogi ó las orruras que lamar echaba en tierra, y por horas las recogía, dondehallabamucha yerbaque llaman ovasmar inas , ymadera denav íos quepºr lamar seperdíany cºnchas y huesos depescados, y otras cosas con quealimentaba el fuegº. Y para quelos aguaceros no se lºapagasen hizo una choza delas .mayores conchas queten ía delas tortugas quehab íamuerto, y con grandis ima v igilanc ia cebaba el fuego, porquenºsele fuesedelasmanos . Den

trº dedºsmeses y aun antes sev ió comº naci ó , porque con lasmuchasaguas , calor y humedad dela región , se lepudri ó la poca ropa quetenia .

El sol con su gran calor lefatigabamucho, porqueni ten ía rºpa cºn que

defenderse, ni hab ía sombra a queponerse. Cuandºseveíamuy fatigadºseentraba en el agua para cubrirsecon ella . Con estetrabajº y cu idadº

v iv ió tres anos , y en estetiempo v ió pasar algunos navíos;mas aunqueél hacia su ahumada, queen lamar es señal degenteperdida,

noechabandever en ella, º por el temor de los bagios no osaban llegar dºndeél estaba y sepasaban de largo. De lo cual Pedro Serrano quedaba tan des

consolado, quetomara por partidºelmorirsey acabar ya. Con las inclemencias del cielo le crec i ó bello de todº el cuerpº tan escesivamente,queparecía pellejº dean imal, y no cualqu iera, sinoel deun jabalí : el cabello y la barba lepasaba dela c inta.

A l cabo de lºs tres años , una tardesin pensarlo, v ió Pedro Serrano

un hombreen su isla, que la noche antes sehab ia perdidºen los bagiosdella, y sehabia sustentadºen una tabla denav íº;y como luego queamanecióv ieseel humo de fuego dePedro S errano, sospechando lo que fuese hab ía idºa él, ayudadº de la tabla desu buen nadar . Cuandº sev ie

ron ambos, nº se puede certi f icar cual quedómas asombradº de cual.S errano imaginó queera el demon io queven ia en figura de hombreparatentarleen alguna desesperac ion . E l huesped entendi ó queS errano eraeldemon iºen su prºpia f igura,

según lev ió cub iertºdecabellos , barbasy pelage. Cada uno huy ó del otro, y Pedro S errano fuedic iendº: Jesús ,Jesús , librame S eñor del demon io. Oyendo estº se aseguró el otro, yvolv iendºa él ledijo: no huyais hermano, demi , quesoy cristiano comovos; y para quesecerti f icase, porquetodav ía hu ía, di jºa voces el C redº;lºcualoídºpºr PedroSerrano, volv i ó a él, y seabraz aron con grandísimaternura

, ymuchas lágrimas ,y gemidºs, v iendose ambos en unamisma

_ 29 _

desventura sin esperanza de salir della . Cada uno dellos brevementecontó alotrosu v ida pasada . PedroS errano, sospechando la neces idad delhuesped,

le dió decomer y de beber de lo quetenía, con que quedó algun tanto consolado, y hablandº denuevo en su desventura. Acomodaron su v ida comomejor supieron , repartiendo las horas del día y de la

nocheen susmenesteres debuscarmar isco para comer, y ovas y leña yhuesos de pescadº, y cualqu iera otra cosa que lamar echase para sus

tentar el fuego; y sobretodº la perpetua v igilia quesob reél hab ían detener, velando por horas porque no se les apagase. Asi v iv ieron algunos

dias;mas nopasaronmuchos quenº rmeron , y demanera queapartaronrancho, queno faltó sino llegar a lasmanos (porque sevea cuan grandees

lamiser ia denuestras pas iones) la causa de la pendencia fuedec ir el unºal otro, queno cu idaba comoconven ía delo queeramenester;y esteenojo y las palabras quecon el se digeron , lºs descompus ieron y apartaron .

Mas ellosmismos, '

cayendo en su disparate, sep idieron perdon , y se h icieron amigos y volv ieron a su compañía , y en ella v iv ieron otros cuatrºaños . En estetiempo v ieron pasar algunos nav íos , y hac ían sus ahumadas;mas no les aprovechaba, de queellos quedaban tan desconsolados ,

quenº les faltaba s inomorir.

Al cabo destelargºtiempo acertó a pasar un nav íº tan cerca dellos ,

quev io la humada y les echo el batel para recogerlos . Pedro S errano ysu compañero, que se hab ía puesto de sumismo pelage, v iendº el batel

cerca—

porque lºsmar ineros que iban pºr ellos no entendiesen queerandemon ios y huyesen dellos , dieron en dec ir el C redº y llamar el nombredenuestro R edentor a voces; y valióles el av iso, quedeotramanera sin

duda huyeran losmarineros , porquenoten ian figura dehombres humanos .

Así lºs llevaron al nav ío, dºndeadmiraron a cuantos los v ieron y oyeronsus trabajos pasados. E l compañeromuri ó en lamar v in iendºa España. Pedrº S erranº llegó acá y pasó a A leman ia, dºndeel emperadºr estaba entºnces: llev ó su pelagecomº lº tra ia , para que fuese prueba desu naufragio, y delºqueen él hab ía pasadº. Por todos lºs pueblos quepasaba a la ida (si qu isieramostrarse)ganaramuchos dineros . A lgunos se

ñores y caballeros principales, que gustaron de ver su figura , le dieronayudas decosta para el camino, y lamagestad imperial, habiendolev isto y oído, lehizomerced decuatrºmil pesos de renta , queson cuatromilochocientos ducados en el Perú . Yendº a gozarlosmuri ó en Panamá,

que no llegó a verlos. T ºdºesta'

cuento. comº se ha dicho, contaba un

caballero que se decia Garci S anchez de Figueroa , a qu ien yº se loºí ,queconoci ó a PedrºS erranº; y certi ficaba que selo habia oídºa élmismo, y quedespues de haber v isto al emperador sehabía quitadºel cabellºy la barba , y dejádola pºcomas corta quehasta la c inta, y para dormir denochesela

_entrenz aba, porquenºentrenz ándºla setendía por to

da la cama y leestorbaba el sueño.

CAP ITULO IX

LA I DOLA T R IA,Y LOS D I OSES QUE A DO R A BA N ANTES

D E LOS I NCAS

A R A queseentiendamejor la idolatría , v ida y costumbres de lºsindios delPerú , será necesar iºdiv idamos aquellos siglos en dos edades:diremos cc'mo v iv ían antes delºs Incas , y luegodiremos cómogoberna

ron aquellos reyes , para queno seconfunda lºunº. con lºotro,ni seatri

buyan las costumbres n i lºs dioses delos unos a los otros . Para lo cual es

desaber, queen aquella pr imera edad y antigua gentilidad, unos indioshab ia pocomejores quebestiasmansas, y otrosmuchos peores que_

fieras

bravas; y pr inc ip iando de sus dioses , decimos , que los tuv ieron conformes a las demas simplicidades y torpezas queusaron ,

asien lamuchedumbredellos ,comoen la v ileza y bajeza delas cosas que adoraban; porque

es así quecada prov inc ia , cada nacion , cada pueblo, cada barrio, cada

linage y cada casa tenía d ioses di ferentes unos deotros; pºrque les parec ia que el D ios ageno,

ocupadº con otro,no podia ayudarles, sino el

suyo prºp iº;y asi v in ieron a tener tanta var iedad dedioses , y tantos, que

fueron sin número;y porquenº sup ieron , comºlºs gentiles romanos , hacer d ioses imaginados, como la esperanza,

la v ictor ia , la paz y otros se

mejantes, .porqueno levantaron los pensamientos a cosas inv is ibles, adoraban lo queveían, unos a di ferencias deotros, sin consideraci ón delas cosas que adoraban , simerecian ser adorados , ni respecto desi prop iospara nºadºrar cosas inferiores a ellos: soloatendían a di ferenciarse estos

deaquellos, y cada uno detodºs, y asi adºraban yerbas, plantas, flores,árboles detodas suertes, cerros altos , grandes peñas y lºs resqu icios dellascuevas hondas, gui jarros y pedrecitas, las queen lºs rios y arroyos ha

llaban dediversas colores , comoel jaspe. Adoraban la p iedra esmeraldaparticularmenteen una prov incia quehoy llaman Puerto V iejo: no ado

… 0_

CAP ITULO X

D E O T R A G R A N VAR I EDA D D E D I OSES QUE T UV I E R ON

T R OS muchos indios hubo dediversas naciones en aquella primeraedad , que ecscºgieron sus dioses con algunamas consideracionque los pasadºs, p orque adoraban algunas cosas, de las cuales

recib ían algun provecho, comº los que adºraban las fuentes caudalosasy ríos grandes , por decir queles daban agua para regar sus sementeras .

Otros adoraban la tierra , y la llamabanmadre, porque les daba su

frutos;otros ala ire, pºr el resp irar , porquedecian quemed ianteél v iv íanlos hombres;otros al fuego,

porque los calentaba y porquegu isaban decomer con él;otros adoraban a un carnero, pºr elmuchoganadº queensus tierras secriaba;otros a la cordillera grandedela S ierra Nevada , por

su altura y admirablegrandeza, y por losmuchos ríºs que salen della

para lºs riegºs . Otros almaíz , o zara , comºellos lellaman , porqueera el

pan comun dellos . Otros a otrasmieses y legumbres , según quemas abbundantementesedaban en sus prov incias .

Los dela costa delamar, demas deotra infin idad dedioses quetuv ieron , o qu i zá losmismºs que hemos dicho, adoraban en comun a la

mar, y le llamabanMamacocha, que qu ieredecir, madremar , dandºa

entender quecon ellos hac ia oficio demadreen sustentarles con su pes

cado. Adoraban tamb ién generalmentea la ballena , por su grandeza ymonstruosidad. S in esta comun adoracion que hacían en toda la costa ,

adoraban en diversas prov incias y regiones al pescado, que en masabundanciamataban en aquella region , por quedec ian queel primer pescadº queestaba en elmundº alto (que asi llaman al cielo) del cual procedía todo el demas pescadº de aquella espec ie, de quese sustentaban ,

ten ia cuidadº deenv iarles a sus tiempos abundanc ia de sus h i jos parasustentºdeaquella talnac ion; y por esta razon en unas prov incias adoraban la sardina , porquematabanmas cantidad deella que deotro pes

_ 33 _

cadº; en otras la li za;en otras al tollo;en otras , por su hermosura ,al do

rado; en otras al cangrejº y al demasmar iscº por la falta deotrºmejor pescado, porquenº lo hab ía en aquellamar , 0 pºr que no lº sab íanpescar ymatar . En suma

,adoraban y ten ían por d ios cualqu iera otrº

pescadºquelesera demas provechºque los otros . Demanera queten íanpºr D ioses , nº solamente lºs cuatro elementos , cada uno de por si ,mastamb ien todºs los compuestos y formados dellos , por v iles e inmundºsque fuesen . Otras naciones hubo, como son los Chirihuanas , y lºs del ca

bº de Pasau que de S eptentrion aMediodía son estas dºs prov inc iaslos términos del Perú) que nº tuv ieron n i tienen inclinac i ón deadºrarcosa alguna baja n i alta ,

ni por el interes , n i pormiedo, s ino queen todºv ivíi an y v iven hoy como besti as y peores , porqueno llegó a ellos la doctrina y enseñanza de lºs reyes Incas . (1 2)

P ortadamonol itica trapez oi da l en H uánuco Viejo

(1 2) D etodas las aseveraciones del In ca G arci lason inguna ha sufridºmay or rev isión ymás profun das rectificaciones q uela que serefiere a la cu lturap reincaicá,. sob retodoen la parte referente a los r itos y fáb u las delos hab itantes dela costa y sierra del Perú ,

anteríores a los Incas . Los estud ios arq ueo

lógicos delos ú ltimos 40 años han aclarado detalmodoel p rob lema delas ahtiguas civ i l i z aciones prein caicas, q uelas behetrias deGarci laso sehan desvan ecido antelos esp lendores de las cu lturas yunga y kechua, y a q uenotenemosotros nombres para designar las;y respectºa las teogon ias antiguas éstas h ab ianadelantadºtanto en el concepto teosói ico, q uela rel igión heliaea aparecemáscomo una retrogradacíón q ue como un progresoen laevolución rel igiosa deestos pueb los .

CAP ITULO X I

MAN ERAS D E SACR I F I C I OS QUE H A C I A N

ON FORME a la v ileza y bajeza desus dioses, era tamb ien la crueldady barbaridad delºs sacri f icios deaquella antigua idºlatría;pues sin lasdemas cosas comunes , comoan imales ymieses, sacri f icaban hombres

ymujeres detodas edades, de los que cautivaban en lasguerras queunosa otros sehacian . Y en algunas naciones fuetan inhumana esta crueldad ,

queescedió a la de las f ieras , porque llegó a nº contentarse con sacrífi

car los enemigos cautivos , s ino sus prºpios hi jos , en tales o tales neces idades . Lamanera deeste sacri ficio dehombres ymugeres,muchachos yn iños , era , que v ivos les abrían por los pechos y sacaban el corazón cºn

los pulmones , y con la sangre dellos , antes que se enfriase, roc iaban elídºlo quetal sacri f ic iºmandaba hacer , y luegºen losmismos pulmones ycorazónmi raban sus agueros, para ver si el sacri f ic io hab ia sidºaceptoo no, y que lo hub iesesidºo no, quemaban en ofrenda para el ídolo, el

corazón y los pulmones hasta consumi rlos, y comían al indio sacri f icadºcon grandis imºgusto y sabor, y nomenos f iesta y regocijo, aunquefuesesu prºpio h ijo. (1 3)

(1 3) R especto a los sacr ificios humanos existentes en el antiguº Perúlas aseveraciones deGarcilaso han q uedado contradichas con los descub r imientos earq ueológicos real iz ados en la costa y en la sierra, sacrificios a los q ueno

fue xtraña la cu ltura de los incas , los q ue apenas h icieron otra cosa q uemederar el rigor de los an tiguos r itos . VeaseLos sacrificios "

humanos en El Perú .

Bocetos h istór icos por H oracio I — I . Urteaga,t. l l . Véase, asimismo,Mol in a,

R elación delas F ábulas y r itos de los I ncas , en Col. Urteaga t. 1 . pag. 88 . S armientodeG amboa H istoria I nca iea , c . X ]H p . 39 y c . 3 1 p . (39 ; C ieza deLeon S enortodelos I ncas , e. XXV I I I ; Betan z os S uma N ar ración de los incas

,0. X I . Juan

S anta C ruz Paehacntie. R elación en T R ES R E LA C ION ES D E A N T IGUED A D ES PE "

R UA N A S p . 26 1 . I nformaciones deT oledo. Col . del ib ros españoles raros y cur iosost. XV I

, p . 1 00. ()ndegardo R elaciónes acerca de la rel igion y Gobierno (telosI ncas , Col. Urteaga R omero t. l l l c . l l . p . 0. y o. V . p . 15. A pénd icedelamisma obra

,e. l l . p

,8 .

Lamina I I

E L ESTU D I O D E LA EXPR ES I O N E N LOS CERÁM I COS

PE RUA NOS

E l ciego son r ien te E l sueño E l canto

E l imperio L a carcajada simból ico) L amuerte

E l sueño L a sever idad La tranqu i lidad

35

El P . Blas Valera, según queenmuchas partes desus papeles rotosparece, llevaba lamisma intenci ón que nosotros enmuchas cosas de lasqueescr ib ía, queera div idir los tiempos , las edades y las prov incias ,para queseentendiesenmejor las costumbres que cada naci ón ten ía;y así en unºdesus cuadernos destrozadºs dice lo que s igue: y habla depresente, porqueentreaquellas gentes se usa hoy de aquella inhuman idad . Los que v iven en los Antis comen carne humana, sonmás fieros quelos tigres, notienen D ios n i ley , n i saben quecosa es v i rtud;tampocotienen idolos, ni semej anza dellos, adoran al demon io cuandº se les

representa en f igura dealgún an imal, ºdealguna serp iente, y les habla .

S i cautivan algunº en la guerra, º de cualqu iera otra suerte, sab iendºquees hombreplebeyo y bajo, lº hacen cuartos, y se los dan a sus amigos y cr iadºs para queselos coman o los vendan en las carn icer ías . Pero

si es hombrenoble, sej untan lºsmás pr incipales cºn susmugeres ehijosy comomin istros del diablºledesnudan , y v ivo leatan a un palo, y cºn

cuch illos y navajas depedernal lecortan a pedazos , nodesmembrándoles inº qu itándole la carnede las partes dondehaymás cantidad della: delas pantorr illas ,muslos y asentaderas ymolledºs delºs b razos, y con la

sangrese roc ían los varones y lasmugeres y hi jos y entretodºs comenla carnemuy a pr iesa , sin dej arla b ien cocer, ni asar, n i aúnmascar ;tragándºsela a bocadºs, demanera queel pobre paciente se ve v ivo

,

comidºdeotros , y . enterradºen sus v ientres . Las mugeres (más cruelesquelos varones)untan los pezones desus pechos con la sangredel des

dichado, para quesus h 1 1 uelos lamamen y beban en la leche. T odº es

tohacen en lugar de sacri f icio, con gran regoc ijº y alegr ía hasta queelhombreacaba demori r . Entonces acaban decomer sus carnes con todº

lo de dentro, ya no pºr v ía de f iesta n i deleitecomo hasta allí , s ino

por cºsa de grandísma deidad; porque deallí adelante las tienen ensuma veneraci ón

, y así la comen por cosa sagrada . S i al tiempº queatormentaban altr isteh izºalguna señal de sentimientº con el rostro

ocon el cuerpo,o dió algún gemidºº susp i ro, hacen pedazos sus hue

sos , después de haberlecoj idº las carnes , asaduras y tr i pas conmuchomenosprec io ios echan en el campo o en el ríº; pero si en lºs tormentossemostró fuerte, constantey feroz , hab iéndole comidº las carnes con

todºel inter ior , secan los huesos cºn sus nerv ios al sol, y los ponen en loaltodelºs cerros, y los tienen y adoran pºr d ioses y les ºfrecen sacr i fic iosEstos son los ídolos deaquellas f ieras , porqueno llegó el imper iº de losincas aellos

,ni hasta ahora ha llegadºel delos Españoles , y así están hoy

dia . Etsageneraci ón dehombres tan terribles y crueles sali ó dela regi ónmejlcana , y pobló la dePanamá y la del D ar ien , y todas aquellas grandesmotañas quevan hasta el nuevo reino deG ranada , y por la otra par

te. hasta S antaMarta . T ºdºestºes del P . Blas Valera;el cual contandº

d iabluras y conmayor encarec imiento nos ayuda a dec i r lo queentonceshab ía en aquella pr imera edad y al presentehay .

Otros indios . hubº no tan crueles en sus sacrificios , que aunqueen

ellosmezclaban sangre humana,no era cºnmuerte dealguno, s ino sa

cada por sangría de brazos o p iernas , segun la solemn idad del sacri f icio;y

_para losmas solemnes la sacaban del nacimiento delas narices a la jun

ta de las cejas , y esta sangre fr ía fueordinaria entre los indios del Perú ,

aun despues de los Incas , asi para sus sacr i f ic ios (particularmenté uno”

,

comº adelante d iremos) como para sus en fermedades , cuandºeran

conmucho dºlor decabeza . Otros sacrif icios tuv ieron lºs indios todºs encomun (que lºs quearr iba hemos dicho seusaban en unas prov incias ynac iones, y en ºtras

'

nº)mas los queusaron en general fueron dean imales,comº carneros , ovejas , corderos , conejos, perdices y otras aves , sebo, y la yerba quetanto estiman ,

llamada Cunca , elma iz , y otras semillas y legumbres, ymadera olorosa y cosas semejantes , segun las ten ían deCosecha , y segun quecada nac ion entendía queser ia sacrificiomas agradablea sus d ioses eran aves o an imales carn iceros , o no, quea

'

cada uno

dellos ofrec ían lº que les veian comermas ordinar io, y lo queparec ia leseramas sabroso al gusto; y esto baste para lo queenmater ia desacrificios se puede

'

dec ir de aquella antigua gentilidad . (1 4)

Portada deu nmu ro de adobones en P achacamac

(1 4) Consú_

ltcsc para todo lo referente ri tos y ceremon ias deltíempo de

los Incas la va l iosa ob ra deMol ina. R elación de los r itos y fábu las de los I ncas .

Col. Urteaga- R emero t. I .

ron haciendºmuchos señores y reyecillos , entre los cuales hubºalgunos ,buenos quetrataban b ien a los suyos , y lºsmanten ían en paz y justic ia:a estos tales , por su bondad y nobleza, los indios , cºn simplic idad,

los

adoraron por dioses , v iendº queeran di ferentes y contrarios de la otramultitud detiranos . En otras partes v iv ian sin señores quelosmandasenni gobernasen n i ellos sup ieron hacer república de suyo para dar ó rden yconcierto en su v iv ir: v iv ian como ovejas en toda s implicidad, sin ha

cersemal ni b ien; y esto eramas por ignoranc ia y falta demalic ia, que

por sobra dev irtud .

En lamanera del vestirsey cubr ir sus carnes fueron enmuchas prov incias lºs indios tan s imples y torpes , quecausa r isa el tragedellos . En

otros fueron en su comer ymanjares tan fieros y bárbaros , queponeadmiración tanta fiereza, y en otrasmuchas regionesmuy largas tuv ieron louno y lº otro juntamente. En las tierras calientes, por sermas fértiles,sembraban poco º nada:manteníansedeyerbas y raíces y fruta s ilvestre, y otras legumbras que la tierra daba de suyo, º con poco beneficiºde lºs naturales; quecomºtodºs ellos no pretendíanmas queel sustentode la v ida natural

, secontentaban con poco. Enmuchas prov inc ias fueron amic ísimos de carne humana , y tan golosos , queantes queacabase

demori r el ind iºquemataban , lebeb ían la sangrepor la her ida quelehab ian dadº. y lomismo hacian cuandºlo iban descuartiz ando, quechupaban la sangrey selamian lasmanos porqueno seperdiesegota della. T u

v ieron carnecerias públicas decarnehumana: delas tripas hac ianmorcillas y longan i zas , (15) h inchéndºlas de carne por nº perderlas . Pedro de

C iez a, capítulo veinte y seis , dice lomismo, y lo v ió por sus ojos , (1 6)

C reci ó tantº esta pas i ón , que llegó a nºperdonar los h ijos propios hab idosenmugeresestrangeras ,delas quecautivaban y prendían en las guerras .

Las cuales tomaban pormancebas , y los hijos queen ellas hab ian lºs críaban conmucho regalo hasta lºs doceo treceaños , y luego selos comían ,

y a lasmadres tras ellos cuandº ya no eran para parir . H acíanmas , queamuchos indios delºs quecautivaban les reservaban la v ida y les dabanmugeres de su nac i ón , qu ieredecir , de la naci ón de los vencedºres , y los

h ijos quehabian los criaban como a los suyos , y v iéndolos yamozuelos selºs comían , demanera quehac ian seminario demuchachos para comerselos , y nºlos perdonaban n i por el parentesco,

ni por la crianza , queaun

en diversos y contrarios animales 'suele causar amor, como podriamosdecir dealgunos que hemos v isto, y deotros que hemos oídº. Pues en

aquellos b. rbaros - no bastaba lo uno ni lo otro, s ino quemataban lºs h ijosque hab ian engendradº y los parientes que hab ian criadº,

a trueque

(15)Véaseal respectoOndegarcloOb . cit. Col . c it. t. 1 1 1 C . N 1 . y 0. X 1 1 1 yen lamisma obra A pen d íc0 A y en el p rinc ipalmeutc cl e. 1 1 .

(1 13) La obra deC iez a deLeón a q uesehacereferencia es La C rón ica Gene'

ral del Peru. Pero la costumbre de comer carne h umana la at ib uye C iez a a los

in d ios del otro lado del r io gl ande de S antaMai ta en la rear ión or iental (lº¡ 'dN ueva G ranad a

_ 39 _

de comérselos; y lº mismo hac ían de los padres cuandº ya nº

estaban para engendrar, que tampoco les valia el parentesco de afi

nidad. H ubºnacion tan estraña en esta golos ina decomer carnehumana ,

queenterraba sus di funtos en sus estómagos: queluegº que esp iraba eldi funto se juntaba la parentela y se lo comían coc idºº asadº, segun le

hab ían quedadº las carnesmuchas o pocas: si pocas, cocidº; simuchas ,

asadº; y despues juntaban los huesos por sus coyunturas y les hac ían lasobsequ ias con gran llanto: enterrábanlos en resqu ic ios de penas y en huecos deárboles: no tuv ieron dioses , ni sup ieron qué cosa era adºrar y hºyestán en lomismº. Esto decomer carne humanamas lo usaron los indiosde tierras calientes que los de tierras frias .

En las tierras estériles y frías , dºndenº daba la tierra de suyo frutas , raices y

-

yerbas, sembraban elma iz y otras legumbres , forzadºs dela neces idad, y estº hacian sin tiempº ni razon . Aprovechábanse de la

caza y dela pesca con lamisma rusticidad queen las demas cosas ten ían .

Cerámica yunga ha l lada en una tumba de Viru

CAP ITULO X I I I

C OMO SE V ES T I A N E N AQU ELLA A NT I G U E DA D

L vestir pºr su indecencia , eramas para callar y encubrir, queparalºdec ir ymostrar pintadº;mas porquela historiamefuerza a quela saqueentera y con verdad,suplicaré a los oidºs honestos secierren por no

oírme en esta parte, y me castiguen con estedisfavor, queyo lo dºypor b ien empleadº. Vestíanselos indios en aquella primera edad comoanimales, porquenº tra íanmas rºpa que la p iel que la naturaleza les dió.

Muchos dellos, por curios idad o gala , tra ían ceñidº al cuerpo un h ilºgrueso, y les parecía quebastaba para vestidura; y nº pasemos adelantequeno es líc ito. El añºmil y qu in ientos y sesenta , v in iendº a España,

topé en una callede las deCartagena c inco indios sin rºpa alguna, y nº

iban todºs juntos, s ino uno en pos deotro comogrullas , con haber tantos años quetrataban cºn españoles .

Lasmugeres andaban almismo trageen cueros: Las casadas traían

un h ilº ceñidº al cuerpo, del cual traían colgado, como delantal, un trap illo dealgodón deuna vara en cuadro, y dondenºsab ían ,

o nºqueríanteger ni h ilar, lºtraían decortezas dearboles o desus hºjas el cual ser

v ia decobertura pºr la honestidad. Las doncellas traían tamb ien pºr lapretina ceñidº un h ilº sobresus carnes , y en lugar dedelantal, y en se

ñal de queeran dºncellas, traían otra cosa di ferente. Y porquees razonguardarel respetºquesedebea los oyentes , será b ien quecallemos lo queaqu í hab ia quedec ir:basteque esteerael traje y vestidºs en las tierrascalientes , demanera queen lah onestidad semejaban a las bestias irrac ionales;dedondepºr solºesta bestialidad, queen el ornatºdesus perso

nas usaban ,se puede colegir cuan brutales serían en todº lº demas los

indios deaquella gentilidad antes del imperio delos Incas.

4 1

En las tierras frias andabanmas honestamente cub iertos , nº porguardar honestidad,

s inºpºr la neces idad queel frio les causaba: cubríansecon p ieles dean imales , ymaneras decubíjas quehacian del cáñamºsilvestrey deuna paja blanda ,

larga y suave quesecría en los campos . Con

estas invenc iones cubrían sus carnes comomejor podian . En otras nac iones hubo algunamas polic ia, quetraíanmantasmal hechas,mal hiladasy peor tegidas, delana odel cáñamoSilvestre,quellaman C hahuar: traíanlas prendidas al cuellº y ceñidas al cuerpo, con las cuales andaban cu

biertos bastantemente. Estos trajes se usaban en aquella primera edady los quedi j imos queseusaban en las tierras calientes, queera andar en

cueros,digº que los españoles los hallaron enmuymuchas prov incias

quelos reyes Incas aun nºhab ian conqu istado, y hºy seusan enmuchastierras ya conqu istadas pºr los españoles , donde los indios son tan bru

tºs ,queno qu ieren vestirses ino los quetratan muy familiarmentecºn lºsespañoles dentrº desus casas , y sev istenmas por importunidad dellos ,

quepºr gustº y honestidad prop ia, y tantºlº rehusan lasmugeres comolos hombres; a las cualesmotejándolas demalas hilanderas , y demuydeshonestas , les preguntan lºs españoles si por no vestirse no querían hilar osi por nº h ilar no querían vestirse.

C ántaro expresivo de la región del Chimú

CAP ITULO X IV

D I F E R E NT E S CA S AMI E NT OS Y D I F E R E NT E S L ENGUA S .

USABAN D E V E N E NOS Y D E H EC H IZOS .

las demas costumbres comoel casar y el juntarse, nofueronmejoreslºs indios de aquellagentilidad queen su vestir y comer;porquemuchas naciones se juntaban al coito como bestias sin conocermuger

prºpia,sinºcomoacertaban a tºparse, y otras secasaban comoseles antojaba, sin eceptar hermanas, hij as nimadres . En otras guardaban lasmadresy nºmas . En otras prov incias era lícito, y aun loable, ser lasmozas cuandeshonestas y perdidas qu isiesen , y lasmas disolutas tenianmas cierto suscasamiento;queel haberlº s idº seten ía entreellos pºrmayor calidad; alºmenos lasmozas deaquella suerteeran ten idas pºr hacendosas, y delas honestas decian quep or flojas no las hab ía queridº nadie. En otras

prov incias usaban lo contrario, que lasmadres . guardaban las h ijas congran recato, y cuandºconcertaban delas casar, las sacaban en público, yen presenc ia delºs par ientes quesehab ian halladºalotorgo, con sus pro

p iasmanos las desfloraban,mostrandºa todos el testimon iodesu buenaguarda .

En otras prov incias corrompían la v irgen quese hab ía decasar losparientesmas cercanos del nov io y susmayores amigos, y con esta con

diciºn concertaban el casamiento, y asi la recib ia después elmaridº. Pe

dro deC ieza, cap itulo veinte'

y cuatro. dicelºmismo.

“(1 7 )H ubosodomi

tas en algunas prov incias, aunquenomuy al descub ierto,ni toda la na

c ion en comun , s inºalgunos particulares y en secreto. En algunas par

(1 7) La cita de C ieza esta errada y no correspondea las relaciones delautor deC rón ica del Perú ; se ve q ue Garci lasº serefierea lo declaradº porC iez a en el Cap itu lºX IX d os demás ind ios cásanseunos con h ijas y hermanas deotros; sin orden n inguno ymuy pocos hal lan lasmujeres v irgenes»

Lamina I I I

E L E S TU D I O D E LA EXP R E S ION E N LOS C E R AMI COSPE R UA NO S

L amagestad E l terror La tr istez a

Lamuerte La p legari a E l sueño

L a sordera L a. son ri sa L a ceguera

CAP I T UI 0 XV

E L OR IG E N D E LOS I N CAS R EY E S D E L PE R U .

IV IEN DO 0muriendºaquellas gentes de lamanera quehemos v istopermiti ó D ios nuestroS eñor,quedellosmismos salieseun lucerºdelalba,queen aquellas escurisimas tin ieblas les diesealguna noticia dela

ley natural,y dela urban idad y respetºs quelos hombres deb ian tenerseunosa otros , y que los descendientes deaquel, procediendº deb ien en mejorcultivasen aquellas fieras y las conv irtiese_n en hombres , haciéndoles ca

paces derazon y decualqu iera buena doctrina; para quecuandº esemismoD ios, sol dejusticia tuv iesepºr b ien deenv iar la luz desus div inos rayos a aquellos idólatras , los hallaseno tan salvajes, s ino mas dóciles para receb ir la fe católica , y la enseñanza y dºctrina de nuestra santama»

dre igles ia romana , como despues aca la han receb ido, segun se verá lºunº y lo otro, en el discurso desta h istoria. Que por esperienc iamuyclara se ha notadº, cuantºmas prontos y agiles estaban para recib i r elevangeliº lºs indios que los reyes Incas sujetaron , gobernaron y enseña

ron , quenºlas demas nac iones comarcanas , dondeaun nohab ia llegadº laenseñanza de lºs Incas: muchas de las cuales se están hoy tan bar

baras y brutas como antes seestaban , con haber setenta y un años que

los españoles entraron en el Perú . Y pues estamos a la puerta destegran

lab irinto, será b ien pasemos adelantea dar noticia delo queen él hab ía .

Despues de haber dadºmuchas trazas , y tomadºmuchos caminospara entrar a dar cuenta del origen y principio de los lucas , reyes natu

rales que fueron del Perú ,meparec i ó quelamejor traza y el caminomas

fac il y llano,era contar lºqueenmis n iñeces oímuchas veces amimadre

y a sus hermanos y tios, y a otros susmayores , acerca desteor igen yprincipio: por quetºdº lº quepor otras v ías sedicedel, v ienea reduci rseen lºmismº que nosotros diremos , y serámejor quesesepa por las pro

pias palabras quelºs Incas lºcuentan , queno pºr las deotros autores es

traños . Es asi que residiendºmimadreen el Coz co, su patria , ven ían a

v is itarla cas i cada semana l'os pocos parientes y parientas , quedelas crueldades y tiran ias deAtahuallpa (comoen su v ida contaremos) escaparºn;en las cuales v is itas , s iempresusmas ordinarias pláticas, eran tratar delorigen desus reyes , de lamagestad dellos, de la grandeza de su imperio,

desus conqu istas y hazañas , del gob iernºqueen paz y en guerra ten ían ,

delas leyes quetan en provecho y en favor desus vasallos ordenaban . En

suma, no dejaban cosa de las prósperas que entreellos hub ieseacaecidºqueno la trujesen a cuenta.

Delas grandezas y prosperidades pasadas ven ían a las cosas presentes: lloraban sus reyesmuertos , enagenadº su imperio, y acabada su re

pública, 0. Estas y otras semejantes pláticas ten ían lºs I ncas y F allasen sus v isitas, y cºn lamemor ia del b ien perdidº,

s iempre acababan su

conversac ion en lágrimas y llanto,diciendo: trocósenºs el reinar en va

sallage, c . En estas pláticas yo comomuchachoentraba y salíamuchasveces dºndeellos estaban , ymeholgaba delas oir, como huelgan lºs talesdeºír fábulas . Pasandº pues dias,meses y años, siendº ya yº de diez yseis odiez y sieteaños, acaeci ó queestandºmis parientes un dia en esta

su conversacion hablandº de sus reyes y antiguallas, almas ancianºdellos, queera el que daba cuenta dellas , ledi je: Inca, tio, pues nº hayescrituraentrevosotros,quees la queguarda lamemoria delas cosas pasadas

, ¿ qué noticias teneis del orígen y princip ios de nuestros reyes? por

que allálos españoles , y las otras nac iones sus comarcanas, como tienenhistorias div inas y humanas , saben pºr ellas cuandºempezaron a reinarsus reyes y los agenos, y el trocarseunos imperiºs en otros , hasta sabercuantosmil años há queD ios cri ó el c ielº y la tierra, que todº esto ymuchomas saben pºr sus libros . Empero vosotros que carecéis dellos

,

¿ quémemorias teneis devuestras antiguallas? ¿ qu ién fué el primero devuestros Incas? ¿ cómo sellamó? ¿ queorigen tuvo su linaje? ¿ dequémanera empezó a reinar? ¿ con qué gente y armas conqu istó este grande

imperio? ¿ qué orígen tuv ieron nuestras hazañas?El Inca,

como que holgándºse de haber oídº las p reguntas , por el

gusto que recib ía dedar cuenta dellas, se volv i ó ami (queya otrasmuchas veces le hab ia oidº,mas n inguna cºn la atenc ión que entonces) ymedi jo: sobrino, yotelas diré demuy buena gana ,

a ti teconv ieneoírlasy guardarlas en el corazon (es frasedellos por decir en lamemoria). S abrás queen los s iglos antiguos toda esta regi ón de tierra que ves, eranunos grandesmontes debreñales , y las gentes en aquellos tiempos v iv iancomo fieras y an imales brutos , sin religion ni policia, sin pueblº n i casa ,

sin cultivar ni sembrar la tierra,sin vestir ni cubrir sus carnes , perq ue=

no sab ian labrar algodon n i lana para hacer devestir . V iv ian de dos endos, y detres en tres, como acertaban a juntarseen las cuevas y resqui

c ios de peñas y cavernas de la tierra: comían como bestias yerbas de

campo y raíces deárboles, y la fruta inculta queellos daban de suyo, y"

— 46

carnehumana . Cubr ían sus carnes con hºjas y cortezas deárboles, y pie

les dean imales;otros andaban en cueros . En suma v iv ian como venadºs

y salvagínas , y aun en las mugeres se hab ian como lºs brutos, porqueno sup ieron tenerlas prºp ias y conocidas . (1 9)

Adv iertase, porquenºenfade, el repetir tantas veces estas palabranuestro padreel sol, queera lenguagede lºs Incas, ymanera devenerac ion y acatamiento dec irlas s iempre que nombraban al sol

, porque se

prec iaban descendir del, y al quenºera Inca, no leera líc ito tomarlas enla boca, que fuera blasfemia, y lº apedrearan . D i jºel Inca: nuestro padreel sol, v iendºlºs hombres tales , comº te he dicho, se apiadó y hubolástima dellos, y env ió del c ieloa la tierra un hijo y una h i ja delos suyospara quelos doctr inasen en el conocimiento denuestro padreel sol, para que lo adorasen y tuv iesen por su dios , y para que les diesen preceptos y leyes en que v iv iesen como hombres en razon y urban idad; paraque hab itasen en casas y pueblos poblados, sup iesen labrar las tierras,cultivar las plantas ymieses, criar lºs ganadºs y gozar dellos y delºs frutos de la tierra, como hombres racionales , y nº como bestias . Con esta

órden ymandato puso nuestro padreel sol estos dos hijos en la laguna

T iticaca, queestá ochenta leguas deaqu í , y les dijo, que fuesen pºr doqu is iesen , y dº qu iera que parasen a comer 6 á dºrmir, procurasen hincar en el suelo una var illa deoro, demedia vara delargºy dos dedºs degrueso, que les dió para señal ymuestra quedondeaquella barra se les

hundiese, con solo un golpe que con ella diesen en tierra , allí queria elsol nuestro padre queparasen e hic iesen su asiento y corte. A lo últimºles di jo: cuandº haya is reduc idºesas gentes a nuestro serv ic io, losmantendreis en razón y justic ia ,

con p iedad, clemencia y mansedumbrehaciendº en todº oficiº de padre p iadºso para con sus hijos tiernos yamadºs, a imitac ion y semejanzamia, que a todºelmundº hago b ien ,

queles dºymi luz y clar idad para quevean y hagan sus haciendas, y lescaliento cuandºhan frio, y crio sus pastos y sementeras; hago fruti ficarsus árboles ymultiplico sus ganados; lluevo y serenº a sus tiempos, ytengo cuidadºdedar una vuelta cada dia almundºpor ver las necesidades queen la tierra seofrecen , para las proveer y socorrer, como susteutadºr y b ienhechor de las gentes: qu iero quevosotros imiteis esteejemplo como h ijosmios, env iados a la tierra solº para la doctrina y beneficio deesos hombres , quev iven como bestias . Y desde luego os constituyo y nombro por reyes y señores detodas las gentes queasí doctrináredescon vuestras buenas razones , obras y gob ierno. H ab iendº declaradº su

voluntad nuestro padreelisol a sus dºs h ijos, lºs desp idi ó desi . Ellos salieron[deT iticaca, y caminaron al S eptentrion , y por todoel camino, do

(1 9) R eproducimos lo dichoen la nota N º 1 2 respecto a la falsedad q ueocasionan semejantes declaraciones, salvo q uesemejante discursº del tio al seb rino serefiera a esa antiq u ísima edad preh istórica, pero aun asi es difici l q uetal estado desalvagismo h ub iera existido en esa región donde es probab leseimpusº desdeantiguo una civ ili z ación importada.

47

qu iera queparaban tentaban h incar la barr a deoro y nunca se les hun

dió. Así entraron en una venta 0 dormitoriº pequeño, queestá s iete óocholeguas alMediodía desta c iudad, quehoy llaman Pacarec T ampuque qu iere decir venta, o dºrmida , que amanece. Púsole este nomb reel Inca, porquesalió deaquella dormida al tiempº queaman3 3 1 a . E S uno

de lºs pueblos queesteprínc ipemandó poblar despues, y susmoradºresse jactan hºy grandementedel nombre, porque lº impuso nuestrº incadeallí llegaron él y sumuger , nuestra reina, a estevalle del Coz co, que

entonces todºélestaba hechomon taña brava .

C ántaro sacado deuna necrópolis de Chanchan (T ru j i llo).

(20)En nuestroestud io ((E l antiguo Perú a la luz dela arqueologia y la C r itica(R ev H istórica L ima, p 200 223) hemos dado la verdadera etimología deP acar ic ºP acar itambo comohoy sele l lama <<Pakar i0 el q ueamanece, el quenace; T ampu venta,mesón ,

hotel,lugar de hospedaje

,casa de forasteros 0

v iajeros P akar ic tampu se podr ía tradu cir asi literalmente: Venta que nace;pero en el simbolismo de las lenguas aglutinantes primitivas, sign ificaba: lugar dondeaparecen 0 nacen los forasteros E studio cit p 2 15 Véase ademásenMol ina R elación cít en Col cit t I p 9 y en On degardº R elación en

52 y53

f — º_

CAP ITULO XV I

LA F UN DA C ION D EL COZCO,C IUDA D IMPE R IAL

pr imera parada que en estevalleh icieron ,di jºel Inca,

fueen el

cerrollamadºH uanacauti, alMediodía desta ciudad. Allí procuró hincaren tierra la barra de

'

ºrº,la cualconmucha fac ilidad seles hundióal

pr imer golpe que dieron con ella , que nº la v ieronmas . Entonces di jonuestro I nca a su hermana ymuger: en estevallemanda nuestro padreel sol, que paremos y hagamos nuestro as ientº ymorada, para cumplirsu voluntad . Pºr tanto, reina y hermana , conv iene quecada uno pºr su

partevamos a convocar y atraer esta gente, para lºs doctrinar y hacerel b ien quenuestropadreel sol nosmanda . Del cerroH uanacauti salieronnuestros pr imeros reyes cada uno por su partea convocar las gentes , y

por ser aquel lugar el primero de quetenemos noticia que hub iesen hollado con sus p ies , y por haber salidº deallí a b ien hacer a lºs homb res ,

teniamos hecho en él, comoes notorio, un templºpara adorar a nuestro

padreel sol, enmemoria destamerced y benef ic io que h izº almundº.

E l príncipefué al septentrion , y la princesa alMediodía;a todos lºs hombres ymugeres que hallaban por aquellos breñales les hablaban y decíancomº su padreel sol les hab ía env iadº del c ielº para que fuesen maestros y b ienhechores de lºsmoradºrees de toda aquella tierra, sacando

les de la v ida ferina queten ían , ymostrándoles a v iv ir como hombres:y queen cumplimiento delo queel sol su padre les hab íamandadº ibana los convocar y sacar deaquellosmontes ymalezas, y reducirlos a poblar en pueblos poblados , y a darles para comermanjares de hombres , yno debestias . Estas cosas y otras semejantes di jeron nuestros reyes a lºspr imeros salvajes que por estas s ierras y montes hallaron: los cuales

v iendº aquellas dºs personas vestidas y adornadas cºn los ornamentosquenuestro padreel sol les hab ia dadº (háb itomuy di ferentedel queellos traían) y las orejas oradadas , y tan ab iertas como sus descendientes

-

49 …

las traemos, y queen sus palabras y rostromostraban ser h ijos del sol ,y queveían a lºs homb res para darles pueblos en quev iv iesen , ymantenimientos que comiesen :marav illados por una parte de lº que veían ,

y pºr otras afic ionadºs de las promesas que les hacian , les dieron enterºcrédito a todº loque les di jeron , y lºs adoraron y reverenc iaron como a

h ijos del sol, y obedec ieron como a reyes; y convocánd'

ose lºsmismossalvajes unos a otros, y refiriendº lasmarav illas que hab ían v istº y oidºse juntaron en gran número hombres ymujeres, y salieron con nues

tros reyes para los segu ir dondeellos qu is iesen llevarlos .

Nuestros principes , v iendº lamucha gente que se les allegaba , die

ron ó rden queunos seOcupasen en proveer desu comida campestrepara tºdºs , porque la hambre no lºs volv iese a derramar pºr lºsmontes :mandó queotros trabajasen en hacer chozas y casas , dandº el Inca latraza como las hab ían dehacer . Deestamanera se pr inc ip ió a poblar esta nuestra imperial c iudad div idida en dºsmedios que llamaron H ananCoz co, quecomo sabes, qu ieredec ir Coz coel alto,

. y H ur in Coz co, quees

Coz co el bajo. Los queatrajºel rey qu iso quepoblasen a H anan Coz co,

y por estº le llamaron el alto: y los queconvocó la reina, que poblasen a

H ur in Coz co, y por eso le llamaron el bajo. (2 1 ) Esta div is ion de c iudadno fuepara quelos dela unamitad seaventajasen a lºs deotramitad enexenciones y preeminencias, s ino quetodos _fuesen iguales como hermanos , hijos deun padrey deunamadre. S olºqu isºel I nca quehub ieseesta div is i ón depueblº y d i ferencia denombres altºy bajo,

para quequedaseperpetuamemor ia dequea los unos había convocadºel rey , y a losotros la reina; ymandó queentreellos hub iesesolo una di ferenc ia y re

conocimiento desuper ior idad;y que los del Coz cº altº fuesen respetadº

y ten idºs como pr imogén itos hermanosmayores; y lºs del bajo fuesencomo hijos segundos: y en suma , fuesen comoel brazo i zqu ierdº y el derechoen cualqu iera preeminenc ia delugar y of ic io pºr haber sidº lºs delaltºatraídos por el varón , los del bajo por la hembra. A semej anza desto hubº después deestamisma div is i ón en todºs los pueblos grandes 0ch icos de nuestro imper io

, que lo div idieron pºr barr ios o por linajesdiciendº H ananay llu, y H urinayllu , quees el linagealto y el bajo; H anan suyu y H ur in suyu , quees el distr ito alto y el bajo.

(2 1 ) R especto a la etimología del nomb re Cu z co h ay divergencia deopin iones entrelos antiguos cron istas . A siMontesinos cree q ue la palabra Cu z co

b ien pudºdárselea la ciudad por significar <amontonamiento de p iedras» puesd ice Pareció b ien el lugar a su hermanomayor , y d ijolea su hermano q ueed ificaseal l i la ciudad d iciendº» en iesos Cuz cos» como si dijera ,

<<en esesitio don

deestán'

esas p iedras q ueparecen amontonamiento<< y de aq ui d icen algunosq uese l lamó aq uel la primera ciudad y otros dicen q ueel sitio dondese

fundºestaba cercado deCerros, y ten ia algun os peñales q uefué necesario al lanarlocon tierra

,y estetérmino deal lanar sedicepor este verbo Coz coan i , Cos

cochanqu i ochanssi y q uedeaq u í se l lamó Cu z coMemorias historia les . ,E d i .

Madrid 1 882 p . 7 y 8 . Ultimamenteel S r . Juan D urand ha pub licadºen el Boletin de la S ociedad Geºgráfica un b ien fun dado articu lo fílológíco en el q ue

sostienelamisma opin ión del c l ér igo osonense. Bol citi

j untamente poblando la c iudad enseñaba nuestro Inca a los indiosvarones los oficios pertenecientes a varón , como romper y cultivar la tierra , y sembrar lasmieses , semillas y legumbres quelesmostró queerandecomer —

y provechosas para lºcual les enseñó a hacer arados y lºs demás instrumentos necesar ios, y les dió orden y manera como sacasen

acequ ias delºs arroyos quecorren por estebarr io del Coz co,hasta ense

ñarles a hacer el calzado—

quetraemos . Por otra parte la reina industriaba a las indias en los of ic iosmu jeriles a hilar y tejer algodón y lana, yhacer de vestir para si y para susmaridºs , y hijos: .

deciales cómº habian dehacer los demás oficios del serv iciodecasa . En suma, n inguna cosa delas quepertenecen a la v ida humana dej aron nuestros príncipes de

enseñar a sus p rimeros vasallos , haciéndoseel I nca reymaestro de losvarones, y la Coya reinamaestra delasmugeres .

H uaca exp resivo: el sueño, sacado deuna tumba de Chanchan .

CAP ITULO

LO QUE R EDUJO EL P R IME R I NCA MAN GO C A PA C

OS mismos indios nuevamente asi reduc idºs V iendose ya otros, yreconoc iendº los beneficios quehab ían recib idºcongran contentº yregoci joentraban por las sierras ,montes y breñales a buscar lºs indios

y'

les daban nuevas deaquellos h ijos del sol, y les dec ían , quepara b iendetodºs ellos sehabían aparecidºen su tierra y les contaban losmuchosbeneficios queles hab ían hecho;y para ser creidos lesmostraban los nuevos vestidos

, y las nuevas comidas , que comían y vestían , y que v iv íanen casas y pueblos . Las cuales cosas oídas por los hombres silvestres ,

acudían en gran número a ver lasmarav illas que de nuestros pr imerospadres, reyes y señores sedec ían y publicaban; y hab iéndºsecerti f icadºdellas pºr v ista deºjos , se quedaban a los serv i r y obedecer; y destamanera llamándoseunos a otros , y pasandº la palabra destos a que

llºs , se j untaban en pocos añosmucha gente: tanta, quepasadºs lºs primeros seis ºsieteaños el Inca teniagentedeguerra,armadaeindustr iada

para sedefender dequ ien qu is ieseºfenderle, y aun para traer pºr fuerzalos que no quisieren ven ir degradº. Enseñóles hacer armas ºfens ivas ,

comoarcos y flechas lanzas y porras y otras queseusan agora.

Y para abrev iar las hazañas de nuestro pr imer Inca , te digo, que

hac ia el Levanteredu jº hasta el rio llamadºPaucartampu , y al Pon icateconqu istó ºchº leguas hasta el ríº llamadºApurímac, y alMed iodíaatrajo nueve leguas hasta Quequesana (22) En este distritomandó po

(22) H oy está prob adº por las aseveraciones deautor idades respetab lesq ueel domin iodelos pr imeros Incas, por lomenos hastaMayta Capac, apenas seredujoal v al ledel Cuz coy avan z ó tal vez h asta Qu iq u ijana en el val ledel V ilcanota. Ondegardo d ice cas i con estetitu lo anduv ieronmuchos años sin poderseñorearmas deaq uel la comarca del Cu z co h asta el tiempo de Pachacuti IncaYupanq u i» I nformaciones acerca de la R eligion y Gobierno de los I ncas . COL .

UR T EAGA R OME R O T omo 1 1 1 pag. 54 En las informaciones delos q uipocama

blar nuestro I ncamás de c ien pueblos, losmayores de a cien casas y ,

otros deamenos, según la capacidad de lºs s itios . Estos fueron los primeros pr incip ios queesta nuestra c iudad tuvo para haberse fundadº ypobladº comº la ves . Estosmismos fueron lºs que tuvo este nuestro

grande,r ico y famoso imper io, quetu padre y sus compañeros nos qui

taron . Estos fueron nuestros pr imeros I ncas y reyes quev in ieron en lospr imeros s iglos delmundº, delºs cuales descienden los demás reyes quehemos ten idº y destosmesmos descendemos todºs nosotros . Cuántos

años ha que el sol nuestro padreenv i ó estos sus primeros h ijos, no telºsabré decir precisamentequeson tantos quenºlos ha podidºguardarlamemoria

, tenemos que sonmas decuatrocientos . Nuestro Inca sellamóManco Capac, y nuestra CºyaMama Ocllo H uaco: fueron , comº tehedicho,

hermanos, hijos del sol y dela luna, nuestros padres . C reo que

tehedadº larga cuenta delo queme la pediste, y respondidºa tus preguntas , y por nº hacertellºrar no he recitadºesta histor ia cºn lágrimasde sangre derramadas por lºs ºjos como las derramo en el corazón deldºlor ques iento dever nuestros Incas acabadºs , y nuestro imperiºperdidº.

Esta larga relacion del or igen desus reyesmedió aquel Inca, tio de

mimadre, a qu ien yo se la pedi: la cual yo he procuradº traducir f ielmentedemi lenguamaterna , quees la del Inca ,en la agena , quees la cas

tellana , y aunque nº la he escrito con lamagestad de palabras que elI nca habló , ni con toda la s ign i f icaci ón quelas deaquel lenguajetienen ,

que pºr ser tan sign i ficativa pudiera haberse estendidomuchomas delº queseha hecho;antes la heacertadº, qu itandºalgunas cosas quepudieran hacerla odiosa: empero bastará haber sacadº el verdadero sentido deellas, quees lo queconv ienea nuestra h istoria . Otras cosas semejantes , aunquepocas,medi joeste inca en las v isitas y pláticas queen casa demimadre se hacían , las cuales pondré adelanteen sus lugares, ci

tandºel autor; y pésame de nº haberle preguntadº otrasmuchas paratener ahºra notic ia deellas, sacadas detan buen arch ivo para escrib irlasaquí

NOS Vaca de Castro,si b ien se d ice q ueen tiempo de…Manco Capac se hab ia

extend ido el señorío treinta leguas a la redonda del C u z co,sedec lara luego q ue

en el reinado de S inch i R oca no se pudo pasar del puerto (sic) de X'

i leanota

siendo probab leserefieran a las estancias de Urcos o Qu iq u ijana; y sl es error

del cop ista y debeleerse punto por puerto, aun esmas c lara la rectificación , puesb ajo S inch i R oca no av anzar ían por el surmas alladel nudo de Vilcanota; porlo demas las I nformaciones citadas dec laran q uebajo L loq ueYupanq u i nada seavan z ó en la extensión del señor ío inca . Véasetamb ién en S armiento de G amboa,0b . cit. 9 . I nformaciones delos qu i -pocannzyos , 1 2 1 3 A costa Ob . cit. L il) .

V I 0. X IX— XX . Cabel lo Ba lboa Ob . cit. e. 1 1 . V .Molina Ob . cit. Col. cit. p 15.

Incas de su reino,

“llamada T ahuantin suyu . D icen queelMancoCapac

fué hacia el Norte, y llegó al valle del C02co, y fundó aquella c iudad, ysujetó los c ircunvecinos , y lºs doctrinó; y con estos principios dicen deMancºCapac cas i lºmismo que hemos dicho del; y que los reyes Incasdesc ienden dél;y de lo s otrºs tres reyes nºsaben dec ir Que fué dellos;ydestamanera son todas las h istorias deaquella antígiiedad;y nohay que

espantarnos dequegentequeno tuvo letras con quecºnservar lamemoria de sus antiguallas , trate de aquellos princ ipios tan confusamente;pues los dela gentilidad delmundºv iejo con tener letras y ser tan cur iosos en ella, inventaron fábulas tan dignas de risa, y mas queestotras;pues una dellas es la deP irra y Deucalion , y otras quepudiéramos traera cuenta, y tamb ien sepueden cotejar las dela una gentilidad con las dela otra, que enmuchos pedazos se remedan , y asimismotienen algº se

mejantea la historia deNoé , como algunos españoles han queridºdecir,segun veremos luego. Lo queyo s ientodesteor igen delos Incas diré al fin.

Otramanera del orígen delºs Incas cuentan semejante a la pasada,

y estos son indios quev iven al Levantey al Nºrtedela ciudad del Coz coiD icen queal princ ip iºdelmundºsalieron por unas ventanas de unas pe

nas queestán cerca dela c iudad, en un puesto quellaman Paucartampu,

cuatro hombres y cuatromugeres , todºs hermanos, y quesalieron por la

ventana deenmedio, queellas son tres , la'

cual llamarºn ventana real;

por esta fabula aforraron aquella ventana por todas partes con grandes

p lanchas de oro ymuchas p iedras prec iosas: las ventanas de los ladºsguarnecieron solamente con oro

, mas no con pedrería . Al primer hermano llamaronManco Capac , y a sumugerMama Ocllº: dicen queéstefundó la ciudad, y que la llamóCoz co, queen la lengua particular delosI ncas . qu iere deci r ombligo, y que sujetó aquellas naciones y les enseñó a ser hombres, y que deste descienden todcs los I ncas . Al segundº

hermano llaman Ayar Cach i , y al tercero Ayar Uchu , y al cuarto

Ayar S auca . La dicciºn Ayar nº tiene signi ficaci ón en la lengua

general del Perú ,en la particular delos I ncas la deb ía de tener: las otras

dicciones son de la lengua general. Cach i qu iere decir sal, la que cº

memos, y Uchu es el condimento queechan en sus gu isados , que los é spañoles llaman p imiento, (24)nº tuv ieron los indios del Perú otras espec ias. La otra dicc i ón S auca qu iere deci r regoci jo, contentº y alegria.

Apretando a lºs indios sobre qué se hicieron aquellos tres hermanos y .

hermanas desus pr imeros reyes, dicenmil disparates , y no hallandºmejor salida , alegorizan la fábula diciendº que por la sal, quees uno de los

nombres , entienden la enseñanza queel Inca les h izºdela v ida natural;

y pºr el p imiento, elgusto quedella recib ieron; y por el nombre regocijºentienden el contentº y alegría con quedespués v iv ierºn; y aun esto lº

dicen pºr tantos rodeos , tan sin ºrden y conc ierto, quemas se saca por.ºº“8€turas delo quequerrán dec ir que por el dicursoy orden desus pa

(24) Uchu= A j í .

_ 55_

labras . Sºlo se afirman en queMancoCapac fué el primer rey , y quedeldescienden los demás reyes . Demanera quepºr todas tres v ías hacen principio y origen delºs I ncas aMancºCapac , y delºs otros tres hermanos nohacenmenc i ón;antes pºr la v ía alegórica los dehacen y sequedan con soloManco Capac; y parece ser así, pºrque nunca después rey alguno, ni

hombrede su linagese llamó deaquellos nombres , ni ha hab idº nacionqueseprec iasedescender dellos . Algunos españoles curiosos qu ieren decir, oyendo estos cuentos , queaquellos indios tuv ieron noticia delah istoria deNºé , desus tres h ijos ,muger y nueras, quefueron cuatrºhombres y cuatromugeres queD ios reserv ó del d iluv io, que son los que di

cen en la fábula , y quepor la ventana del arca deNoé dijeron lºs indiosladePaucartampu , y queel hombre poderoso que la primera fábula dicequeseaparec i ó en T iahuanacu , quedicen reparti ó elmundºen aque

llos cuatro hombres , qu ieren los cur iosos que sea D ios qu ienmandó a

Nºé y a sus tres hijos quepoblasen elmundº Otros pasos dela unafábula y de la otra qu ieren semejar a los dela santa historia, queles parece

quesesemejan . Yo nomeentremetoen cosas tan hondas , digo llanamente las fábulas h istoriales queenmis niñeces oí a losmios , tómelas cadaunºcomºqu isiere, y déles el alegor ía quemas le cuadrare. A semejanzade las fábulas que hemos dicho de los I ncas , inventan las demas naciones delPerú otras inf in idad dellas del origen y princip io de sus primerospadres , di ferenci ándºse unos deotros , como las veremos en el discursodela h istoria: que no se tiene por honradº el indiº que no desc iende defuente, ríº o lago,

aunque sea de lamar o de an imales fieros , comº eloso, leon 0 tigre, odeágu ila,

º del ave que llaman cuntur , o deotras aves

de rap iña, º de s ierras ,montes , r iscos o cavernas, cada unº como se le

antoja,para sumayor loa y blasori; y para fábulas baste lº que se ha

dicho. (26)

25) A cerca del d iluv io y noticias q ue deestecataclismo un iversal ten ían los ind ios encontramos numerosos datos en casi todos los primeros cronistas . Deestas relaciones n inguna es tan interesantey original cºmo la q ue se

asienta en S armiento deG amboa . Ob . cit edi . cit e. (lº. pp . 23 y 2 1 . Véaseasimismo A costa . Ob . c it. L ib . V I c . X IX,p . 200 ed . 1 894Madrid . Anel loO l iva

H i storia del rey na y p rovincias del P erú Lib . l . c . 1 1 parc I ; Gomara, ”

H I S PA N IA

V 1 cr nm,H istoria General delas I ndias p . 233 cdi . Vedia 1 85.

(26) S egún esta declaración deGarci laso lo q ueseh a l lamado totemismoexistía entre los antiguos peruanos . El totem, d ice S choolerai t, es un simbolodel nomb re del antepasadºgeneralmente algún cuar

_

lrúpedo,a lgún ave

, o al

gún otromiembro del reinoanimal , q uev ienea501 , si asi puededecirse el apellido o nomb redefami lia S iemprees un ser an imado y rara vez un ob jeto ina

n imadº. Lubb ock Or igenes de la C ivi li zación A péndice, p 472 En,

Madrid 1 9 1 2 .

CAP ITULO

P R OT E S T A C ION D EL A U T O R S OB R E LA H I S T O R I A

que hemos puestº la p r imera p iedra denuestro edificiº (aunquefabulosa)en elor igen de los Incas , reyes delPerú , será razon pasemosadelanteen la conqu ista y reducc i ón delos indios , estendiendºalgºmas la relaci ón sumaria quemedióaquel Inca,

con la relac i ón deotrosmuchos I ncas e indios , naturales de lºs pueblos queeste primer IncaMancoCapacmandó poblar, y redujºa su imperio, con los cualesme crié y cº

mun iquehasta los veinte años . En este tiempo tuve noticia de todº loquevamos escrib iendo,

porqueenmis n iñecesmecontaban sus historias ,como se cuentan las fábulas a lºs n iños . Después , en edadmas crecida ,

me dieron larga notic ia de sus leyes y gob ierno; cotejando el nuevo gob iernº de los españoles con el de lºs I ncas: div idiendº en particular losdelitºs y las penas , y el r igor dellas: decíanmecómº p rocedían sus reyes

en paz y en guerra , de quémanera trataban a sus vasallos , y cºmºeranserv idos dellos . Demas , desto,mecontaban , como a prºpiº hijo, toda su

idolatría , sus r itos , ceremon ias y sacri f ic ios; sus fiestas princi pales , y no

p rinc ipales , y comºlas celeb raban;decíanmesus abusos y supersticiones ,

sus agiierosmalos y buenos , asi los quemi raban en sus sacri f icios comºfuera dellos . En suma , digo, quemedieron nºticia detodº lº que tuv ieron en su república , que si entonces lº escrib iera , fueramas cºpiosa

esta h istoria. Demas dehabérmelo dichº los indios , alcancé y v i pormisºjºsmucha partedeaquella ídolatria , sus f iestas y superstic iones, queaún enmis tiempos , hasta lºs doceo treceaños demi edad, nºsehab ianacabadºdel todº. Yo nací ocho años después quelos españoles ganaronmi tierra, y como lº hedicho,

mecrié en ella hasta lºs veinteaños , y asiVimuchas cosas delas quehac ían lºs indiºs en aquella su gentilidad , las

cuales contaré , diciendº que las v i . S in la relac i ón quemis parientes medieron de las cosas dichas , y sin lºq ueyo v i , he hab idº otrasmuchas

Quesela daba, o por noentenderseel unºal otrº, pºr la di f icultad del lenguaje: queel español quep iensa quesabemas "

del, ignora dediez parteslas nueve, por lasmuchas cosas queunmismº vocablo s ign i f ica,

y porlas di ferentes pronunc iaciones queunamisma dicciºn tieneparamuy di ferentes significaciºnes , como severá adelanteen algunºs vocablos quese

rá forzoso traerlos a cuenta .

Demas desto', en todº lº que desta república, antes destru ida queconoc ida , dijere, será contandº llanamentelo queen su antigiíedad tuvo

desu idolatr ía, r itos, sacri f ic ios y ceremon ias, y en su gob ierno, leyes ycostumbres , en paz y en guerra,

sin comparar cosa alguna de estas , a

otras semejantes queen las h istor ias div inas y humanas se hallan , ni al

gob ierno de nuestros tiempos , porque toda comparacion es odiosa . El

quelas leyere podrá cotejarlas a su gusto, quemuchas hallará semejantes a las antiguas , asi dela santa escritura , comode las profanas y fábulas dela gentilidad antigua:muchas“leyes y costumbres verá queparecen a las de nuestro s iglo,

otrasmuchas oirá en todº contrarias: demipartehehecho lº quehe podido,

no hab iendºpodidºlo quehedeseado.

Al discreto lector suplicºrecibami án imo, quees dedarlegusto y conten

to,, aunque las fuerzas , ni el hab ilidad deun indio, nacidºentrelos indioscr iadoentrearmas y caballos no puedan llegar allá .

C erámica grama ha l lada en C hancln ín

Lamina VR u ina: Jn< n icas del l a i .. .tu X

'

. I . c

G R AV . N .

º 3

R estos del célebresantuar io deH u iracocha ,cerca del pueb lo de S an P ab lo de

C acha al sur del C u z co,antigua estancia delos canas . E l temp lo constaba de dos

p isos . T odavia seobservan los huecos dejados por los umbrales desus puertas yventanas .

G R AV . N . 4

Estas famosas rui nas queseseña lan como restos del pa lacio del primer I nca, .

seha l lan s ituadas en la p a rte del (ll atun C u z co) antigua C ollkamp ala .

blos están en el hermoso valledeS acsahuana , dondefuela batalla y prisiºn deGonzaloP i zarro. El pueblºmas alejadºdestos está a s ieteleguasde la c iudad y los demás sederraman a unamanºu a otra del caminºreal de C hinchasuyu . AlMediodía de la ciudad se poblaron treinta yOchººcuarenta pueblos; los diez y ocho dela nac i ón Ayarmaca ,

los cua

les sederramaban a unamano y a otra del camino real deCollasuyo, por

espaciºdetres leguas delargo, empezandºdel paragede las salinas , queestán una legua

'

pequeña de la c iudad, dºnde fué la batalla lamentablede dºn D iego deA lmagro el V iejo, y H ernandºP izarro: los demás pueblos son degentes dec incoºseis apellidºs , .queson :Quespicancha ,Muyna , Urcos , Quehuar, H uaruc , Cav ina . Esta nac ion Cav iña se preciabaen su vana creenc ia que sus pr imeros padres hab ían salidº deuna lagu3na

, a dºndedecían quevolv ían las án imas de lºs quemorían , y que deallí volv ían a salir y entraban en los cuerpos de los quenacían : tuv ieronun idºlo deespantable f igura , a qu ien hacian sacrificiosmuy bárbaros .

E l IncaManco Capac les qu itó los sacrif ic ios y el ídºlo, y lesmandóadºrar al sol, como a los demás sus vasallos .

Estos pueblos , que fueronmas dec ientoen aquellos princip ios , fueron pequeños, que losmayores no pasaban de c ien casas, y lºsmenoreseran deveintey c inco y treinta: de5pues por los favores y priv ilegios queelmismºMancoCapac les dió, como luego di remos, crecieron en gran nú

mero, quemuchos dellos llegaron a tenermil vec inos , y losmenores atrescientos y a cuatrocientos . Despues ,muchomas adelante, por losmismos priv ilegios y favores queel primer Inca y sus descendientes les hab ian hecho,

lºs destruyó elgran tiranº Atahualpa , a unosmas y a otrosmenos , y amuchos dellos asoló del todo. A hora en nuestros tiempos , de

pocomas deveinteaños a esta parte, aquellos pueblos queel IncaMancoCapacmandó poblar, y cas i todºs los demás queen el Perú hab ia, nºes

tán en sus s itios antiguos , s ino en otrosmuy di ferentes , porqueun v isorey , como sedirá en su lugar, lºs hiz º reducir a pueblos grandes , juntandºc inco y seis en uno, y s ietey ochºen otro, ymas ymenos como acertaban a ser los poblez uelos quese reducían , delo cual resultaron muchosinconven ientes, quepor ser odiosos sedejan dedecir . (28)

(28) Estev isorrey q ueordenó la redu cc ión delos centros pºb lados a c iu

dades,pueb los y parroq u ias fueel Virrey T oledo y los ejecu toresmas efica

ces desu ordenanaz a ,fueron losmis ioneros franc iscanos, jesu itas , agustinos y

domin icos .

GAP ITU I. …O

LA E N S ENA NZA QUE E L I NC A H A C IA A S US VA S A LLO S

L I ncaManco Capac , yendº poblando sus pueblos , juntamente con

enseñar a cultivar la tierra a sus vasallos y labrar las casas, y sacar

acequ ias y hacer las demás cosas necesarias para la v ida humana , les

iba instruyendoen la urban idad, compañia y hermandad, queunos a otros

sehabían dehacer , conformea lo quela razón y ley natural les enseñabapersudiéndºles conmucha eficacia, quepara queentreellos hub iese perpetua paz y concordia , y nºnaciesen enojos y pas iones , h ic iesen con to

dos los quequ isieran con ellos; porque no sepermitía querer una ley para si y otra para lºs otros . Particularmente lesmandó quese respetasen

unos aºtros en lasmugeres y hijas , porqueesto delasmugeres andaba

entreellosmas bárbaro queotrov ic iºalgunº. Puso pena demuertea lºsadúlteros y a lºs homicidas y ladrones . (29)Mandºles que nº tuv iesenmas deunamuger , y quesecasasen dentroen su parentela

,porqueno se

confundiesen los linages , (30)y quesecasasen deveinte años arriba , por

quepudiesen gobernar sus casas y trabajar en sus hac iendas . Mandó recoger el ganadºmanso queandaba por el campº sin dueño de cuya la

na los v isti ó a todos,mediante la industr ia y enseñanza que la reinaMamaOclloH uacohab ia dadºa las indias en h ilar y tejer . Enseñóles á hacerel calzado, quehoy traen , llamadºusuta . Para cada pueblº o naci ón de

las queredujo,eligi ó un curaca , quees lomismo quecac iqueen la lengua

deCuba y S anto Domingo, quequ ieredecir, señor devasallos: eligiólºs

(29) Prob ab lemente las ordenanzas demoral púb l ica y privada q ueseexpid ieron en la época da los Incas , Pachacutec y T upac Y upanq u i, seatr ibuyen aqu i a la in iciativ a del fundador del Imperio, adjudicación demér itos al heroeepón imo

,muy frecuente entre los pueb los p 1 imitívos .

(30) E lmatr imon iomonogamico parece q ue fu íeuna institu r lóu socia

existenteen elmuy antiguoentre lass tribus Kech uas, la naturalez a del ay lloasi lo comprueb a .

— ó2

por susméritos , los que hab ian trabajadºmas en la reducción de los indios ,mostrándosemas afables,mansos y p iadºsos ,mas amigos del b iencomún , alos cuales constituyó por señores delos demás , para que lºs dºctrinasen comº padres á hijos; a los indiosmandó que los obedec iesen co

mº h ijos a padres .

Mandó que lºs frutos queen cada pueblo se recogían seguardasen

en junto, para dar a cada uno lo quehub iesemenester hasta quehub iesed ispos ici ón dedar tierrras a cada indioen particular. j untamenteconestos preceptos y ordenanzas les enseñaba el culto div inº desu idolatr ia . S eñaló s itiº para hacer templo al sol, donde lesacr if icasen , persua

diéndºles que lo tuv iesen por princi pal dºs ,a qu ien adorasen y rindie

sen las gracias de los benef icios naturales queles hacía con su luz y calor,pues veian que les produc ía sus campos y multiplicaba sus ganados ,con las demásmercedes que cada dia rec ib ían; y que particularmentedebian adºraci ón y serv icioal sol y a la luna, por haberles env iadºdos h ijos suyos , quesacándolos dela v ida ferina quehasta entonces habían ten ido, los hub iesen reducidº a la humana queal presente ten ian .Mandóqueh iciesen casa demugeres para el sol, cuandº hub iesebastantenúmero demugeres dela sangrereal, para poblar la casa . T odºlo-cual lesmandó queguardasen y cumpliesen , como genteagradecida a los benefic iosquehab ían recib ido, pues no los podían negar;y quedepartedesu padreel sol les prometía otrosmuchos b ienes si asi lo h iciesen; y quetuv iesenpormuy ciertº queno dec ía él aquellas cosas desuyo, sinº queel sol se

las revelaba, ymandaba que de su parte las di jese a los indios;el cualcomo padre legu iaba y adestraba en todºs sus hechos y d ichos . Lºs in

dios , con la s implic idad queentonces y s iempretuv ieron hasta nuestros

tiempos , creyeron todºlº queel Inca les di jo, principalmenteel decirlesqueera h ijo del sol; porquetamb ien entreellos hay nac iones que sejactan descendir desemejantes fábulas , comºadelantedi remos , aunquenosupieron escoger tan b ien comº el I nca, porque se prec ian de an imalesy cosas bajas y terrestres . Cotejando los indios entonces, y despues susdescendenc ias cºn la del I nca; y v iendº que los benefic ios que les hab iahecho lºtesti ficaban , creyeron

'

firmísimamente queera h ijo del sol, y lep rometieron guardar y cumplir lº quelesmandaba; y en suma leadoraron pºr h i jo del sol;confesandºquen ingun hombrehumano pudiera haber hecho con ellos lº queél;y queasí creían queera hombrediv ino ve

nidº del c ielo.

— 64

imposiblequetan poca carnecomo la quehay debajodela oreja , venga a

crecer tanto, quesea capaz de recib ir unaorejera del tamaño y forma deuna rodaja de cántaro, que semejantes a rodajas eran las . orejeras que

pon ían en aquellos lazos quedesus orej as hacían los cuales lazos si acertaban romperlos , quedaban deuna gran cuarta devara demedir en largo, y degrueso como lamitad deun dedo. Y porque los indios las traíande lamanera que hemos dicho, les llamaron orejones los españoles .

T raían los Incas en la cabeza por tocado una trenza, que llamanllautu: hacianla demuchos colores , y del ancho deun dedo, y pocomenosgruesa . Esta trenza rodeaban a la cabeza, y daban cuatroocincovueltas, y quedaba como una gu irnalda. Estas tres div isas , que son el llau

tu y el trasqui1arse, y traer las orejas horadadas, eran las pr inc ipales queel I ncaManco Capac tra ia , sin otras queadelantediremos , queeran insignias dela persona real, y no las podia traer otro. El primer priv ilegioqueel I nca dio a sus vasallos , fuemandarles, que a imitaci ón suya tru

jesen todosen comun la trenza en la cabeza;empero queno fuesedetodoscolores , como la queel I nca traia ,

s ino deun color solo y quefuesenegroH ab iendo pasado algun tiempo enmedio, les h i zogracia de la otra

div isa , queellos tuv ieran pormas favorable, y fuemandarles queanduv iesen trasqu ilados; empero con di ferenc ia deunos vasallos a otros , y detodos ellos al I nca; porque no hub ieseconfus i ón en la div isi ón quemandaba hacer .decada prov incia y de cada nacion ,

ni sesemejasen tanto al

Inca , queno hub iesemucha disparidad de él a ellos; y asi mandó , queunos trujesen una coleta de lamanera de un bonete de orejas , esto es ,

ab ierta por la frentehasta las s ienes , y quepor los lados llegaseel cabello

hasta lo último de las orejas . A otrosmandó quetrujesen la coleta a media oreja , y otrosmás corta;empero que nad ie llegasea traer el cabellotan corto como el lnea . Y es deadvertir , quetodos estos indios , pr inc ipalmentelos I ncas , ten ian cu idado deno dejar crecer el cabello,

s ino quelo traían s iempreen un largo, por no parecer unos dias deuna div isa yotros d ias de otra . T an n ivelados como esto andaban todos ellos, en lo

quetocaba a las d iv isas y di ferenc ias de las cabezas;porquecada nacionsepreciaba de la suya ,

ymas deestas , que fueron dadas por lamano dellnea .

CAPITULO XX I I I

OT R AS I NS IGN I AS MA S FAVORAB LES CON E L NOM BR E I NCA

A SADOS algunosmeses y años les hizootramercedmas favorablequelas pasadas , y fuemandarles quese horadasenlas orejas:mas tamb ienfuecon limitacion del tamaño del horado de la oreja, queno llegase

a lamitad decomo los traía el Inca ,s ino demed io atrás, y que trujesen

cosas di ferentes por orejeras , segun la di ferenc ia de los apellidos y prov incias . A unos dió quetrujesen por div isa un palillo del grueso del dedomerguerite, como fuea la nac ion llamadaMay u y Cancu . A otrosmandóquetrujesen una bedijita de lana blanca , quepor una partey otra de la

oreja asomase tanto como la cabeza del dedo pulgar; y estos fueron lanacion llamada Poques . A las nac ionesMuyna, H uáruc C hillqu i ,mandóquetrujesen orejeras hechas del junco comun , que los ind ios llaman T utura . A la nacion R imactampu y a sus ci rcunvec inosmandó quelas trujesen deun palo, queen las islas deBarlovento llamanMaguey , y en la

lengua general del Perú sellama C huchau , quequ itada la corteza elmeolloes fofo, blandoymuy liv iano. A los tres apellidos Urcos, Yucay , T ampu , quetodos son el río abajo deY . ucay mandó por particular favor ymerced quetrujesen las orejasmas ab iertas quetodas las otras nac iones:mas queno llegasen a lamitad del tamaño queel Inca las traia; para locual les diómedida del tamaño del horado, como lo hab ia hecho a todoslos demás apellidos , para queno escediesen en el grandor delos horados .

Las orejerasmandó quefuesen del junco tutura, porque asemejaban masa las del

AI nca. Llamaban orejeras y no zarcillos porque no pendían de

las orejas , s ino queandaban encajadas en el horado dellas, s ino queandaban encajadas en el horado dellas

,como rodaja en la boca del cán

taro… (32)

(32) S ob re d istintivos de los ind ios en las prov incias del T ahuantisuyov éasenuestro estud io Una ordenanz a 1

'

quesirve a la etnolngia y a la his

tor ia , E _L P E R U. Boceros ni sr ónrcos . L ima . 1 9 1 4,

— 66

Las di ferencias queel Incamandó que hub ieseen las insign ias, demas de queeran señales para queno seconfund iesen las naciones y apellidos, dicen losmesmos vasallos queten ían otra sign i f icac ión , y era, que

las quemas semejaban a las del rey , esas eran demayor favor y demasaceptaci ón . Empero queno las dió por su librevoluntad, aficionándose

mas a unos v asallos quea otros, s ino conformándosecon la raz ón y justicia, que a los que hab ia v istomas dóciles a su doctrina, y que hab iantrabajadomas en la reducion de los demás indios, a esos hab ia semejadomas a su persona en las insign ias, y hécholesmayores favores , dándoles s iempre a entender que todo cuanto hacia con ellos era por or

den y revelaci ón desu padreel sol, y los indios lo creian asi y por esomostraban tanto contento de cualqu iera cosa que el InceXlesmandasey de cualqu ieramanera que los tratase, porque demás de tenerlo porrevelac ión del sol

, veian por esper ienc ia el benef ic io que seles seguia de

obedecerle.

A lo último,v iéndose ya el Inca v iejo,mandó que losmás pr in

cipales de sus vasallos seiuntasen en la c iudad del Coz co, y en una plá

tica solemne les d i jo, que él entendia volverse presto al c ielo a desean

sar con su padre el sol que le llamaba (fueron palabras que todos losreyes sus descendientes la usaron cuando sentíanmor irse); y que hab iéndoles de dejar , queria dejarles el colmó de sus favores ymercedes ,queera el apellido de su nombre real, para que ellos y sus descendien

tes v iv iesen honrados y estimados de todo elmundo; y asi para que

v iesen elamor, quecomoa h i jos les ten ia,mandó que ellos y sus descen

d ientes para s iempre se llamasen Incas sin alguna distinc ión ni d i ferenc ia deunos a otros , como hab ían s ido los demás favores ymercedespasadas , s ino que llanamente y generalmentegozasen todos de la al

teza destenombre, quepor ser los pr imeros vasallos quetuvo y porqueellos se hab ian reduc ido desu voluntad , los amaba como a h ijos , y gustaba de darles sus insign ias y nomb re real, y llamarles h ijos; porqueesperaba dellos y de sus descend ientes , que como tales h ijos serv ir íana su rey presente; y a los que del sucediesen en las conqu istas y redue

c i ón de los demás ind ios para aumento de su imper io. T odo lo cual les

mandaba guardasen en el corazón y en lamemor ia para corresponder

con el serv icio como leales vasallos; y queno queria quesusmugeres yh i jas se llamasen F allas , como las de la sangre real, porque no s iendolasmugeres como los hombres , capaces de las armas para serv ir en la

guerra , tampoco loeran deaquel nombrey apellido real.Destos I ncas

,hechos por priv ilegio, son los que ahora en el Perú ,

que se llaman I ncas , y susmugeres se llaman Pellas y Coyas , por go

z ar del trato que a ellos y a las otras nac iones , en esto y en otras

muchas cosas semejantes , les han hecho los españoles . Que de los ln

cas de la sangre real hay pocos , y por su pobreza y neces idad no cono

cidos , s ino cual y Cual: porqué la tiranía y crueldad deAtahuallpa los destruyó. Y los pocos quedella escaparon ,

a lomenos losmás pr incipales y

notor ios ,acabaron en otras calamidades como adelante diremos en

sus lugares . De las insign ias queel IncaManco Capac traía en la cabe

z a, reserv ó sólo una para si y para los reyes sus descendientes . la cual era

una borla colorada (33)a manera de rapacejo, quesetendía por la frente de una s ien a otra El príncipe heredero a traia amarilla, ymenorque la del padre. Las ceremon ias con que se la daban , Cuando le juraban por pr inc ipesucesor , y deotras ins ign ias quedespués trujeron losreyes Incas , diremos adelante en su lugar cuando tratemos del armarcaballeros a los Incas

En favor delas ins ignias quesu rey les dió, estimaron los ind ios enmucho, porqueeran dela persona real; y aunque fueron con las di feremcias quedi j imos , la aceptaron con grande aplauso, porque el Inca leshizo creer que las hab ia dado, como se ha d icho, por mandado del sol,j usti f icados según losméritos procedidos decada naci ón , y por tanto se

preciaron dellas en sumogrado. (34)Más cuandov ieron la grandeza delaúltimamerced , quefué la del renombre Inca; y que no sólo había s idopara ellos , sino tamb ién para sus descendientes , quedaron tan admiradosdel án imo real desu principe, de su liberalidad ymagn i f icenc ia, queno

sab ian como la encarecer . Entresi unos con otros decían queel Inca ,no

contento de haberlo sacado def ieras y trocádolos en hombres , ni satisfecho de losmuchos benefic ios queles habia hecho en enseñarles lasoosasnecesar ias para la v ida humana , y las leyes naturales para la v idamoral,y el conoc imiento desu dios el sol, quebastaba para que fueran esclavos

perpetuos , sehabia humanado a darles sus ins ign ias reales; y últimamente, en lugar de imponerles pechos y tributos , les hab ia comun icado lamagestad desu nombre, tal y tan alto, queentre ellos era ten ido por sagradey div ino, quenadieosaba tomarloen la boca,

s ino con grandís imaveneraci ón , solamente para nombrar al rey : y queahora, por darles ser

y calidad , lo hub iese hecho tan comun que pudiesen todos ellos llamarselo a boca llena ,

hechos h i jos adoptivos , contentándose ellos con ser

vasallos ordinarios del h i jo del sol.

(33) Esta b or la colorada q ueera la ín'

sign ía de la d ign idad real se l lamab aMasca paieha (y noMascay Pacha) y si b ien la encarnada só lo la usab a el S e

berano, flecos detela semejantes u saban los nob les y parientes . E l pr íncipeim

perial usaba lamasca paieh a decolor az u l . Véasesob re laMosca paicha el artícu lo del D r . Uh lereferente. R evista H istór ica ,

I I,p . 227 .

V ( ase tamb ien Montesinos .

“Memor ias H istor ia les , cap . XV I I Gutierrezde S anta C lara

,H istoria de las Guerras C ivi les ete. t. I I I

,L I I I , p . 466 .

(34) X'

(asemuestras de esas s ingu lares p ie7 as de adorno en las láminasad juntas F stos ejemplares , q ueson dep lata, h an sidoextraidos de las tumbasdeAuron y Paehaeamae. Véase Cobo. ob . c it. IV o. XXXV . p . 1 03

,

CAP ITULO XX IV

NOM BRES Y R E NOMBR ES QUE LOS moros PUS I ERONA su R EY

ON S I D BR ANDO b ien los indios la grandeza delasmercedes y elamor con queel I nca selas hab ia hecho, echabangrandes bendiciones yloores a su principe,y lebuscaban títulos y renombres queigualasen con

la alteza desu án imo, y s ign i f icasen en juntosus heroicas v irtudes y asi entre otros que le inverntaron , fueron dos. El uno fueCapac, que qu ieredecir rico,

no dehacienda , que, como los indios dicen , no trujo estepr inc ipeb ienes de fortuna, s ino riquezas deán imo, demansedumbre, piedadclemencia , liberalidad, justicia ymagnanimídad y deseo, y obras para ha

cer b ien a los pobres; y por haberlas ten ido este Inca tan [grandes comosus vasallos las cuentan , dicen quedignamentelellamaron Capac. T amb ien qu ieredeci r rico y poderosoen armas . E l otro nomb refue llamarleH uác C hacúyac , quequ ieredeci r, amador y b ienhechor depobres , paraque como el primero sign i ficaba las grandezas de su án imo,

el,segundo

sign i f icase los benefic ios quea los suyos hab ia hecho; y desdeentoncesse llamó esteprincipe MancoCapac,

hab iéndose llamado hasta allíManco lnca .Manco es nombre prop io,

no sabemos qué s ign i f ique en la len

gua general del Perú ,aunqueen la particular que los I ncas ten ían para

hablar unos con otros (la cualme escr iben del Perú seha perdido ya totalmente)deb ía detener alguna significacion , porquepor lamayor partetodos los nombres de los reyes la ten ían como adelanteveremos cuando

declaremos otros nombres . El nombre lnea , en el principe, qu ieredºº“señor , o rey , o emperador, y en los demás q u iere decir señor; y para interpretarleen toda su sign i ficaci ón quiere deci r hombredela sangre real.Que a los curacas, por grandes señores q ue fuesen ,

no les llaman Incas

CAP I T UL0 XXY

T E S T AMEN T O Y MUE R T E D EL I N CA MA N GO CAPAC

A_NC O Capac reinómuchos años ,mas nosaben decir deciertocuántos: dicen quemas detreinta , y otros quemas decuarenta , ocupados iempre en las cosas que. hemos dicho;y cuando sev iócercanoa lamuertellamó a sus hi jos , queeranmuchos ,

asi desumuger la reinaMamaOclloH uaco, como delas concub inasqueh abía tomado, diciendo queerab ien quehub iesemuchos hijos del sol. Llamó asimismoa losmas principalesde sus vasallos , y por v ia detestamento les h izo una larga plática, en

comendando al prínci peherederoy a los demás sus h i jos , el amor y beneficio delos vasallos; y a los vasallosla f idelidad y serv icio desu rey , y la

guarda de las leyes que les dejaba; afirmando quetodas las hab ia ordenado su padreel sol. Con esto desp idi ó los vasallos , y a los h ijos h izo ensecreto otra plática , que fue la última, en que lesmandó s iempretuv iesen en lamemoria queeran h ijos del sol, para lerespetar y adorar como adios , y como a padre: díjoles que a imitacion suya, h iciesen guardar susleyes y mandamientos , y que ellos fuesen los primeros en guardarles

para dar ejemplo a los vasallos y que fuesenmansos y p iadosos, que redujesen los indios por amor, atrayéndolos con beneficios y no por fuerza,

que los forzados nunca les seri an buenos vasallos , que los mantuv iesenen j usticia , sin consentir agrav io entreellos; y en suma les di jo queensus v i rtudesmostrasen queeran h ijos del sol, confi rmando con las obras10 que certi f icaban con las palabras , para que los indios les creyesen;donde no queharian burla dellos si les v iesen deci r uno y hacer otro.

Mandóles quetodoloqueles dejabaencomendado, loencomendasen ellosa sus h ijos y descendientes de generacion en generacion para quecumpliesen y guardasen lo que su padreel sol lesmandaba, afirmandoquetodas eran palabras suyas, y queasi las dejaba por v ia detestamen

to y última voluntad . D ijoles quelellamaba el sol,y quese iba a desean

sar con él, quesequedasen en paz quedesdeel c ielo ten ia cu idado dellos ,y les favorecería y socorrer ía en todas sus necesidades . D iciendo estascosas y otras semejantesmuri ó el IncaManco Capac: dej ó por pr ínc i peheredero a S inchi R oca

,su h ijo primogén ito, y de la CoyaMama Ocllo

H uaco, sumujer y hermana . Demas del p rinci pe dejaron estos reyes

otros hijos y hijas , los cuales casaron entre si , unos con otros , por guardar limp ia la sangre, _que fabulosamentedec ian descender del sol; porquees verdad quetenían en suma veneracion la quedescendía limp ia destoereyes , sinmezcla deotra sangre, porque la tuv ieron por div ina ,

y todala demas por humana,

aunque fuese degrandes señores de vasallos, quellaman curacas .

El Inca S inch i R oca casó conMama Ocllo,o Mama Cora (como

otros qu ieren) su hermanamayor, por imitar el ejemplo del padre, y elde los abuelos sol y luna; porqueen su gentilidad ten ian que la luna erahermana ymujer del sol. H icieron estecasamiento por conservar la san

gre limp ia , y porque al hijo heredero lepertenecieseel reino, tanto por

sumadrecomopor su padre, y por otras razones queadelantediremosmaslargo. Los demás hermanos legítimos tamb ién casaron unos con otros

por conservar y aumentar la sucesión de los Incas . D ijeron que el

casar deestos hermanos unos con otros, lo hab ía ordenado el sol, y queInca Manco Capac lo hab íamandado, porqueno ten ían sus h ijos conqu ien casar, para que la sangreseconservase limpia; pero que despuesnopudiesenadiecasar con la hermana , sinosoloel lnea heredero; lo cualguardaron ellos , como lo veremos en el proceso dela historia.

Al IncaManco Capac lloraron sus vasallos conmucho sentimiento:duró -

el llanto y las obsequ iasmuchosmeses . Embalsamaron su cuerpopara tenerlo cons igo y no perderlo dev ista: adoráronlepor dios, h ijo delsol: ofreciéronlemuchos sacr i fic ios decarneros , corderos y ovejas, y co

nejos caseros , deaves , demieses y. legumbres , confesándole por señor de

todas aquellas cosas queles hab ia dejado. Lo queyo, conformea lo quev i dela condicion y naturaleza deaquellas gentes , puedo congeturar del

origen desteprincipeManco Inca, quesus vasallos por sus grandezas llamaronManco Capac , es que deb ió de ser algun indio de buen entendimiento, prudenc ia y consejo, y que alcanzó b ien lamucha s implic idadde aquellas nac iones , y v ió la neces idad queten ían de doctrina y enseñanz a para la v ida natural, y con astuc ia y sagac idad para ser estimado,

fingió aquella fábula , diciendo queél y sumuger eran h ijos del sol,queven ian del c ielo, y que su padre los env iaba para quedoctrinasen y h iciesen b ien a aquellas gentes; y para hacersecreer, deb i ó de ponerseen lafigura y háb ito quetrujo, particularmente las orejas tan grandes comolos Incas las traían , quec ierto eran increibles a qu ien no las hub iera v is

to, como yo y al quelas v iera ahora (si las usan)se le hará extraño imagimar cómo pudieron agrandarlas tanto;y como con los beneficios y honras quea sus vasallos hizo

, conf irmase la fabula de su genealogía, creye

ron firmemente los indios queera h ijo del sol ven ido del cielo,y lo ado

raron por tal como hic ieron los gentiles antiguos , con sermenos brutos ,a otros que les hicieron semejantes beneficios;porquees así queaquella

gente a n inguna cosa atiende tanto, como a mirar si lo quehacen losmaestros conforma con lo queles dicen;y hallando conformidad en la v iday en la doctrina,

no hanmenester argumentos para convencerlos a lo quequisieren hacer dellos . H e dicho esto, porque ni los I ncas de la sangre

real, ni la gentecomun ,no dan otroorigen a sus reyes, si noel queseha

v isto en sus fábulas h istor iales, las cuales se semejan unas a otras, ytodas concuerdan en hacer aMancoCapac primer Inca .

hembras . A los hijos del rey , y a todos los de su parentela por linea devarón ,

llamaban A uqu i , quees infante, comoen España a los h i jos segundos delos reyes . R eten ían esteapellido hasta quesecasaban , y en casán

dose le llamaban Inca . Estos eran los nombres y renombres quedabanal rey y a los varones desu sangre real, sin otros queadelantese verán ,

que s iendo nomb res prop ios , se hicieron apellidos en los descendientes .

V in iendo a los nombres y apellido de lasmugerss dela sangre real,

es así quea la reina,muger legítima del rey , llaman Coya , qu iere decir

reina 0 emperatr iz . T amb ien ledaban esteapellidoMamanchic,(37) que

qu ieredec ir nuestramadre: porque a imitacion desumarido hacia oficio demadrecon todos sus parientes y vasallos . A sus hijas llamaban Coya , por partic ipac ion de lamadre, y no por apellido natural; porqueestenombreC oya pertenec ía solamente a la reina . A las concub inas del rey ,

queeran desu parentela , y a todas las demásmugeres de la sangre real

llamaban Palla , qu ieredeci rmuger dela sangre real. A las demas concub inas del rey , queeran de las entrangeras , y no desu sangre, llamabanMamacuna , que bastaría decirmatrona;mas en toda su s ign i ficaciónqu ieredec irmuger quetieneobligacion de hacer oficio demadre. A las

in fantas , hijas del rey , y a todas las demas hijas dela parentela y sangrereal, llamaban Nústa , (38) qu ieredec ir doncella desangre real; pero eracon esta diferencia, quea las legítimas en la sangrereal decian llanamenteN ústa, dandoa entender queeran delas legítimas en sangre. A las no

legítimas en sangre llamaban con el nombre de la prov incia de dondeera natural sumadre, como dec ir Colla N ústa , H uanca Nústa,

YucaNústa,

Qu itu Nústa , y así de las demás prov incias; y este nombreNústa lo reten ían hasta quesecasaban , y casadas sellamaban Pálla .

Estos nombres y renombres daban a la descendencia de la sangre

real por línea devaron; y en faltando esta línea,aunque lamadre fuese

parientedel rey , quemuchas veces daban los reyes par ientes suyas delas bastardas pormugeres a grandes señores ,mas sus h ijos eh ij as notomaban de los apellidos de la sangrereal, n i se llamaban I ncas , n i Pállassino del apellido desus padres; porquede la descendencia femen ina no

hacían caso los I ncas por no baj ar su sangre real de la alteza enqueseten ia:queaun la descendenciamasculina perdiamucho desu ser real por

mezclarsecon sangredemuger estrangera , y no delmismo linage, cuantomas la femen ina . Cotej ando ahora los unos nombres con los otros , veremos queel nombreCóya ,quees reina , correspondealnombreCápa Inca ,

quees soloseñor;y elnombreMamanch ic, queesmadre nuestra , respon

dealnombreH uacchacuyac ,(39)quees amador y b ienhechor de pobres;y el nombreNústa , quees infanta ,respondeal nombreAuqu i; y elnombrePálla, queesmuger de la sangre real, respondeal nombre I nca . Es

(37) Quiz á Mad remia , puesmadre nuestra se d ir íaMamenheeeanch ispa .

(38) D ebe' leerse N usla .

(39) Véasela neta N º. :35.

tos eran los nombres reales,los cuales yo alcancé y v i llamarsepor ellos:alos I ncas, y a las F allas

, porquemimayor conversacion enmis n iñecesfuecon ellos . No podían los cu racas , por grandes ssñores que fuesen ,

n i

susmugeres, n i hijos , tomar estos nombres; porque solamente pertenecian a los dela sangrereal, descendientes devaron en v aron: aunquedonA lonso deErci lla y Zúñiga, (40)en la declaracion que hacede los vocablos indianos que en sus galanos versos escribe, declarando el nombrePálla, dice que s ign i fica señora demuchos vasallos y haciendas: dícelo,

porque cuando este caballero pasó allá , ya estos nombres I nca y_Pálla

enmuchas personas andaban impuestos improp iamente; porque los apellidos i lustres y heró icos son apetec idos detodas las gentes, por bárbarasy bajas que sean; y así no hab iendo qu ien loestorbe, luego usurpan losmejores apellidos, como ha acaec ido enmi tierra .

Unmagn ¿/icoejemp lar de la cerámica y unga .

(40) Soldado del conqu istador Pedro deVald iv ia y celebrado autor de <<La

— 78

y que j untamente les enseñaron su idolatría , y mandaron que tu

v iesen y adorasen por princ i pal dios al sol; persuad 1endoles a ello con su

hermosura y resplandor. Decíales quenoen baldeelPachacamac (queesel sustentador delmundo) le hab ia aventaj ado tanto sobretodas las é strellas del c ielo, dándoselas por criadas , s ino para que lo adorasen y tu

v iesen por su d ios . R epresentábales losmuchos benefic ios que cada díales hacía

, y el que últimamente les hab ía hecho en haberles env iado sus

h ijos , para que sacándolos de ser brutos los hiciesen hombres , como lohab ían v isto por esper ienc ia , y adelante ver íanmuchomas andando eltiempo. Por otra partelos desengañaba de la bajeza y v ileza desusmuchos dioses , diciéndoles ¿ qué esperanza podían tener de cosas tan v ilespara ser socorridos en sus neces idades? ¿o quémercedes hab ían rec ib idodeaquellos an imales como lo recib ían cada dia desu padreel sol?Mi rasen , pues la v ista los desengáñaba[qi1 elas yerbas , y plantas, y árboles , ylas demas cosas queadoraban las cr iaba el sol para serv ic io de los hombres y sustento delas bestias . A dv irtiesen la di ferencia quehabia del resplandor y hermosura del sol a la suciedad y fealdad del sapo, lagarti ja yescuerz o, y las demas sabandi jas quetenían por dioses . S in estomandabaquelas cazasen y selas trujesen delante; decíales queaquellas sabandijasmas eran para haberles asco y horror, que para estimarlas y hacercaso dellas . Con estas razones y otras tan rústicas persuadi ó el IncaMancoCapac a sus p rimeros vasallos a que adorasen al sol y lo tuv iesenpor su d ios .

Los indios,convencidos con las razones del I nca , ymuchomas con losbenefic ios queles hab ia hecho, y desengañados con su p rop ia v ista recib ieron al sol por su d ios , solo, sin compañia depadreni hermano. A sus

reyes tuv ieron por hijos del sol, porque creyeron simplicísimamente queaquel hombrey aquellamuger , que tanto hab ian hecho por ellos ,

eran

h ijos suyos ven idos del cielo: y así entonces los adoraron por div inos ,y

despues a todos sus descendientes conmuchamayor veneracion interiory. esterior quelos gentiles antiguos , griegos y romanos adoraron a j up iter, Vénus y Marte, D igo que hoy los adoran como entonces , quepara nombrar alguno desus reyes I ncas hacen pr imerograndes ostentaciones deadorac ion , y si les reprenden quepor qué lo hacen , pues saben

que fueron hombres como ellos , y no dioses? dicen queya están desengañados de su idolatría; pero que los adoran por losmuchos y grandesbenefic ios quedellos recib ieron , que se hub ieron con sus vasallos comoIncas hijos del sol, y nomenos quelesmuestren ahora otros hombres semejantes quetamb ién los adorarán por div inos .

Esta fué la principal idolatr ía delos Incas , y la queenseñaron a sus

vasallos; y aunquetuv ieronmuchos sacri ficios, como adelantediremos ,

ymuchas supersticiones, comocreer en sueños ,mi rar en agiieros, y otrascosas de tanta burlería , como otrasmuchas queellos vedaron . En fin ,

no tuv ieronmas dioses queal sol, al cual adoraron por sus escelencias ybeneficios naturales, comogentemas considerada ymas politica quesus

antecesores, los dela pr imera edad, y le hicieron templos de increibleriguez a, aunquetuv ieron a la luna por hermana ymuger del sol ymadree los incas, no la adoraron por diosa,

n i leofrecieron sacri f ic ios , n i leedi ficaron templos: tuv iéronla en gran veneracion pormadreun iversal ,mas no pasaron adelanteen su idolatr ía . Al relámpago, truenoy rayo tu

v ieron por cr iados del sol, como adelanteveremos en el aposento quelesten ian hechoen la casa del sol, en el Coz co, (40)mas no lo tuv ieron pordioses como qu ierealguno de los españoles historiadores;antes abominaron y abominan la casa, o cualqu iera otro lugar del campo donde aciertaa caer algún rayo. La puerta de la casa cerraban a p iedra y lodo para quejamás entrasenadieen ella

, y en lugar del campo señalaban conmojonespara quen inguno lo hollase. T en ían aquellos lugares pormalhadados , des

dichados ymalditos: decian queel sol los hab ía señalado por tales con su

criadoel rayo. T odo lo cual v i yo en Coz co, queen la casa real que fue

del Inca H uaynacapac en la partequedella cupo a Anton ioAltamiranocuando repartieron aquella c iudad entrelos conqu istadores . En un cuar

to della hab ía caído un rayoen tiempo deH aynacapac . Los indios lecerraron las puertas a p iedra y lodo,

tomáronlo pormal agiiero para su

rey :di jeron quese hab ía deperder partedesu imper io,0 acaecerleotra

desgracia semejante: pues su padreel sol señalaba su casa por lugar des

dichado; YO alcancé el cuarto cerrado, despues lo reedificaron los espa

ñoles, y dentroen tres años cay ó otro rayo y dió en elmismo cuarto, y lo

quemó todo. Los indios entreotras cosas dec ían queya queel sol habíaseñalado aquel lugar pormaldito, que para qué volv ían los españoles aedi ficarlo, s ino dejarlo desamparado, como seestaba , sin hacer caso dé].Pues si como dice aquel historiador los tuv ieran por dioses , claro está

queadoraran aquellos s itios por sagrados , y en ellos h icieran sus famosos templos diciendo quesus dioses, el rayo,

trueno y relámpago queríanhab itar en aquellos lugares , pues los señalaban y consagraban ellos pro

p ios . A todos tres j untos llaman I llapa , y por la semej anza tan prop iad ieron estenombre al arcabuz . (4 l) Los demas nombres queatribuyenal trueno y al sol en tr in idad son nuevamentecompuestos por los españoles;y en este particular y en otros semejantes no tuv ieron cierta rela

c ion para lo qued icen ,porqueno hubo tales nombres en el general len

guajede los ind ios del Perú , y aun en la nueva compostura (como nombres no tan b ien compuestos) no tienen s ign i f icaci ón alguna de lo que

qu ieren o querían ques ign i f icasen .

(40) a lban al Cor icancha, d iceMol ina,a sacri ficar al S ol y al .Paeh aya

chach i q ueera el h acedor y a otro idolo l lamado Chuqu i i lla - i llapa q ueera la

¡meca del relámpago y trueno y rayo,la cual h uaea era de forma depersona

aunq ueno leveian el rostro» . Ob . cit. pg. 26 y 27 . Véasetamb ién Cabel lo Balboa H istor ia du Perou , o. V . A costa, Ob . cit. o. V . S armiento deG amboa, Oh .

cit . e. Gl . A rriaga E slirpaciún de la idolatria en el Perú , o. I I .(4 1 ) (D uran te la conq u ista los ind ios tras ladaron la palab ra i llapa ,

ap l ieain <lola a las armas ¡ lefuego y a los tiros

,i llapaemnayoc es elmaestro de los ca

i'

ioncs,tamb ien un ti rador notab ledemosquete En aimara

,losmismos ob jetos

CAP ITULO 1 1

RASTREARO N LOS I N CAS A L VER DAD ERO D I OSN U ESTRO SENOR

EMAS deadorar alsol por d ios v isible,a qu ien ofrecieron sacrifi- cíos yh icieron grandes fiestas (comoen otrolugar d i remos)los reyes Incas ,y sus amautas , queeran los filósofos ,rastrearon con lumbrenaturalal

verdadero sumo D ios y Señor nuestro quecri ó el c ielo y la tierra , comoadelanteveremos en los argumentos y sentencias quealgunos dellos dijeron de la div inaMagestad ,

al cual llamaron Pachacamac: es nombrecompuesto deP acha , que esmundo un iverso, y de Cámac,

particip iode p resentedel verbo cama

, quees an imar; el cual verbo se deducedel

nombrecomo, quees an imar:Pachacamac qu iere deci r el que da án imaalmundo un iverso, y en toda su prop ia y entera s ign i ficac ión , qu ieredecir lo que haceel un iverso lo queel án ima con el cuerpo. Pedro deC ie

z a , capítu lo sesenta y dos , (42)diceasí: el nombredestedemon io, quer iadecir hacedor delmundo,

porque como qu iere decir hacedor , y pachamundo, c . Por ser español no sab ia la lengua tan b ien como yo, que

sey ind io I nca . T en ían estenomb reen gran veneracion , queno leosaban

tomar en la boca , y cuando les era forzoso el tomarloera haciendo a fectos ymuestras demucho acatamiento, encogiendo los hombros , incli

nando la cabeza y todoelcuerpo,alzando los ojos al cielo, y baj ándolos al

suelo,levantando lasmanos ab iertas en derecho de los hombros , dando

besos al a i re; queentrelos I ncas , y sus vasallos eran ostentaciones desu

ma adorac i ón y reverencia , con las cuales demostrac iones nomb raban al

con la voz i llla1m» . Véase . l . T scluul í , (”

onlr i lmeimres la H istor ia , C ivi lcion lingii ¡sliea del P erú A ntiguo, ( lol Urteaga- R omero lXt.

, p . Véasetamb ién lo as<

-vern i le por el lm-

a'l*i l.o Yupanq u i l lela<- íón , C ol. Urteaga

l-

lomero, l l l , p . 1 4 .

(fi Las c itas de de [ …con son a su obra C rón ica del Perú .

mac, y queera todas las demás cosas a que los indios atribuían deidad

queellos imaginaban , quesi entendieran queera el demon io las quemaran entonces , comoahora lo hacen por lamisericordia del S eñor quequiso comunicárseles .

Los indios no saben desuyo, o no osan dar la relacion destas cosascon la prop ia s ign i ficaci ón y declarac i ón delos vocablos, v iendo que loscristianos españoles las abominaban todas por cosas del demon io; y losespañoles tampoco adv ierten en pedir la notic ia dellas con llaneza,

an

tes las conf irman por cosas d iabó licas, como las imaginan; y tamb ien locausa el no saber de fundamento la lengua general delos Incas para ver

y entender la deducion y compos icion , y p rop ia significacion de las semejantes dicciones; y por esto en sus historias dan otro nombrea D ios ,

quees T iciviracocha , que yo no sé qué s ign i f i que n i ellos tampoco. Este

es el nombre Pachacamac, quelOs h istor iadores españoles tantoabominan

, por noentender la significacion del vocablo, y por otra partetienenrazon , porqueel demon io hablaba en aquel r iqu ísimo templo, haciendosedios debajo deste nombre, tomándolo para si . Pero, si ami que soyindio“cristiano católico por la in f in itamisericordia,

mepreguntasen aho

ra, ¿ cómosellama D ios en tu lengua? D iría:Pachacamac, porqueen aquelgeneral lenguagedel Perú no hay otro nombrepara nombrar a D ios s inoéste;y todos los demás quelos h istoriadores dicen son generalmente improp ios , porqueoson delgeneral lenguage, o son corruptos con el lenguage de algunas prov incias particulares ,

0 nuevamente compuestos porlos españoles; y aunque algunos de los nuevamente compuestos puedenpasar con formea la significacion española , comoel Pachaya¿:hacher quequ ieren que diga hacedor del c ielo, sign i ficando enseñador delmundo,

que para deci r hacedor hab ía dedeci r Pacharurac; porquerara qu ieredeci r hacer;aquelgeneral lenguage los admitemal: porque no son suyos

naturales, s ino advened i zos . Y tamb ien porque en realidad de verdad

en parte bajan a D ios de la alteza ymagestad donde lesube y encumbraestenombrePachacamac, queesel suyo prop io. Y para queseentienda lo quevamos diciendoes desaber queel verboyacha s ign i fica apren

der , y añadiéndoleesta s í laba chi sign i fica enseñar , y el verbo rura sign ifica hacer , y con la chi qu iere deci r hacer que hagan , omandar quehagan; y lomismo es detodos los demás verbos que qu ieran imaginar.

Y así como aquellos ind ios no tuv ieron atenc ion a cosas especulativas ,

sino a cosasmateriales ,así estos sus verbos no s ign i fican enseñar cosas

esp i rituales ,n i hacer obras grandiosas y div inas , como hacer elmundo,

sino que s ign i fican hacer y enseñar artes y oficios bajos ymecán icos , obras quepertenecen a los hombres y no a la div in idad . De toda

la cualmaterialidad estámuy agena la significacion del nombrePachacamac , que como se ha dicho, qu iere deci r el que hace con .elmundoun iverso lo queel alma con el cuerpo, quees darle ser, v ida , aumentoy sustento,

Por lo cual consta claro la impropiedad de los nombresnuevamente compuestos para dárselos a D ios (si han dehablar en la

propia significacion deaquel lenguage) por la bajeza desus significaciones:peropuédeseesperar quecon el uso sevayan cultivando y recib ién

dosemejor; y adv iertan los componedores a no trocar la s ign i ficaci óndel nombreo verbo en la composici ón, que importamucho para que losindios los admitan b ien y no hagan burla dellos ,

pr inc i palmente en laenseñanza de la doctrina cr istiana , para la cual se deben componer ,pero conmucha atencion

CAP ITULO I I I

TEN IAN LOS I NCAS UN A CRUZ E N LUGAR S AGR ADO

UV I E R ON los reyes I ncasen elCoz couna cruz demármol f inodecolor blancoy encarnadoquellaman j aspecriétalíno: no saben decir desdequé tiempola ten ían . Yola dej é elañodemily qu in ientos y sesenta

en la sacristía de la igles ia catedral de aquella c iudad, que la teníancolgada deun clavo, as ida con un cordel queentraba por un agujero queten ía hechoen lo alto dela cabeza . Acuérdome queel cordel era un orí

llo de terciopelo negro, qu i zá en poder de los indios ten ía alguna asa

deplataodeoro;y qu ien la sacó dedondeestaba la trocó por la deseda .

La cruz era cuadrada, tan ancha como larga , tendria delargo tres cuartasde vara , antesmenos quemas , y tres dedos deancho, y cas i otro tantodegrueso; era enter i za , toda de una p ieza , muy b ien labrada , con sus

esqu inasmuy b ien sacadas , toda parejada ,labrada decuadrado: la pie

dramuy b ruñida y lustrosa . T eníanla en una desus casas reales , en un

apartado delos quellaman huaca, quees lugar sagrado. Noadoraban en

ellamas dequela ten ían en veneracion;deb ia ser por su hermosa figura ,

0 por algun otro respeto queno saben deci r . Así la tuv ieron hasta queelmarques don Francisco P i zarro entró en el vallede T umpiz , y por lo

queallí le sucedi ó a Pedro deCandia la adoraron y tuv ieron enmayorveneracion

, como en su lugar diremos. (44)

(44) En su l ugar contará G arci laso la leyenda q uese forj ó después haciendo a Cand ia un agentede D ios, q ueprobab a conmi lagros su socorroa los cris

tianos . Leb astó alsoldadoespañolmostrar la cruz q ue l levaba en el pecho paraimped ir q uelos ind ios lo atacasen . N adiecuen tamás ingenuamentesemejantehecho comoelmercedario F r . R u is N aharro.

aCandia con solo una cruz en lamano y una imágen de N uestra S eñora en el pecho estuvo encomend8nd0D ios el buen suceso q ueeeperaba . Los ind ios suspensos y admirados lerodeab an por todas partes hasta q uetrayendo u nmuy f iero tigreenjau lado,

lesoltaron a v ista dePedro deGandia» . N arr ación S amar ia . Col . Urteaga- H omem. t. V I ,pp . 1 9 1 y 1 92 . Véaseasimismo H errera . H i stori a Genera l , Decad a l l l , lib X . ,

o. V; C iez a deLeón . C rón ica del Perú , 0. L I V .

— 86

adorarlos , y así nomees lícito j urar por ellos . D i jo el j uez ¿ qué satisfaccion tendremos dela verdad detu dicho, si no nos dás alguna prenda

?

Bastarámi promesa, di joel ind io, y entender yo quehablo-

personalmentedelantedetu rey , pues v ienes a hacer j ustic ia en su nombre, queasílo hac íamos con nuestros Incas;mas por acudi r a la satisfaccion quepides j uraré por la tierra diciendo, quese abra yme trague v ivo como estoy si yomintiere. E l j uez tomó el j uramento v iendo queno podiamas ,

y le h izo las p reguntas que conven ían acerca de los matadores , paraaveriguar qu iénes eran . E l curaca fuerespondiendo, y cuandov ió queno

lepreguntaba nada acerca delosmuertos que habían sido agresores de

la pendencia , dijo, que le dej ase decir todo lo que sabia de aquel caso

porquediciendo una partey callandootra,entendía quementía , y queno

hab ia dicho entera verdad como lo había prometido,Y aunqueel j uez le

di jo que bastaba que respondiesea lo que le preguntaban , di jo que noquedaba satisfecho n i cumplía su promesa si no dec ía por entero lo quelos unos y los otros h ic ieron . El j uez hizo su averiguacion comomejorpudo, y sevolv i ó al Coz co dondecausó admi racion el coloqu io quecontó haber ten ido con el curaca .

S imu lacro demmba leentreguer reros y ungas — D i lmjo deun cantamsacado de Chanchán .

CAP ITULO IV

D E M UCHOS D IOSES QU E LOS H I STOR IA DORES ESPANOLES

I M PROP I AM E NTE A PL I CA |N A LOS IN D I OS

OLV EN D O a la idolatría delos Incas dec imosmas largamentequeatrás sedi jo, quenotuv ieronmas d ioses queal sol, al cual adoraronesteriormente:h iciéronletemplos, las paredes dealtoabajoaforradas

con planchas deoro:ofreciéronlesacri ficios demuchas cosas,presentáronlegrandes dádivas demucho oro y detodas las cosasmas prec iosas queten ian en agradecimientodequeélselas habia dado;adjudicáronlepor hacienda suya la terc ia parte de todas las tierras de labor de los reinos yp rov inc ias queconqu istaron ,

y cosecha dellas, e innumerableganado;hiciéronle casas degran clausura y recogimiento paramugeres dedicadas a él, las cuales guardaban perpetua v i rgin idad .

Demas del sol adoraron Pachacamac (como se ha dicho) inter iormentepor D ios no conocido;tuv iéronleenmayor venerac i ón que al sol,

no leofrecieron sacri ficios ni leh icieron templos porquedec ían queno leconocían porquenosehab ia dejado ver;empero quecreían quelo habiaY en su lugar diremos del templo famoso y riqu ís imo quehuboen el va .

llellamado Pachacamac ,dedicado a estedios no conocido. Demaner

que los Incas no adoraronmas d ioses que los quehemos dicho, v isibleainv isible; porqueaquellos prínci pes y sus amantes , queeran los filósofoe

y doctores de su república , con ser gente tan sin enseñanza de letrass(que nunca las tuv ieron) alcanzaron que era cosa indigna y demuchaafrenta y deshonra aplicar honra , poderío,

nombre, fama o v irtud div inaa las cosas in feriores del cielo abajo;y así establecieron ymandaron pre

gonarla para queen todo el imper io sup iesen que no hab ían de adorar

mas dealPachacamac por supremoD ios y S eñor , y al sol por el b ien quehac ía a todos , y a la luna venerasen y honrasen porqueera sumuger yhermana, y a las estrellas por damas y criadas desu casa y corte.

— 88

Adelanteen su lugar trataremos del d ios Viracocha, que fue una

fantasma ,queseapareci ó aun pr íncipeherederodelos I ncas diciendo quequeera hi jodel sol. Losespañoles aplican otrosmuchos dioses a los Incas,por nosaber div idir los tiempos y las idolatrias de aquella pr imeraedad,

y las de la segunda: y tamb ien por no saber la p rop iedad del lenguajepara saber ped i r y recib ir la relacion de los indios; de cuya ignoranc iaha nacido dar a los I ncasmuchos dioses , o todos los queellos qu itarona los indios , quesujetaron a su imperio; quelos tuv ieron tantos y tan estraños, como arr iba seha dicho. Particularmentenaci ó esteengaño deno saber los españoles lasmuchas y d iversas s ign i ficaciones que tieneeste nombre H uaca; el cual pronunciada la última s ílaba en lo alto del

paladar , qu ieredec ir ídolo, como j úp iter,Marte, Vénus , y es nombrequeno permitequedeél sededuzca verbo, para dec ir idolatrar . Demas destapr imera y pr incipal significacion , tiene otrasmuchas , cuyos ejemplosiremos pon iendo para queseentiendamejor . Qu ieredecir cosa sagrada ,

como eran todas aquellas en queel demon io les hablaba:estoes , los idolos , las peñas , p iedras grandes o árboles , en queel enemigoentraba parahacerles creer queera dios . Asímismo llaman huaca a las cosas queha

bían ofrecido al sol, como figuras de homb res, aves y an imales hechasdeoro, 0 de plata 0 de palo, y cualesqu iera otras ofrendas , las cuales ten ian por sagradas; porque las hab ía recib idoel sol en ofrenda, y eran su

yas , y porquelo eran las ten ian en gran veneracion . T amb ien llamanhuaca a cualqu iera templo grande 0 ch ico, y a los sepulcros queten ian en los campos , y a los r incones delas casas , dedondeel demon io hablaba a los sacerdotes y a otros particulares quetrataban con él familiarmente;los cuales rincones ten ían por lugares santos, y así los respetaban

comoa un oratorio O santuario. T amb ien dan elmismo nombrea todasaquellas cosas queen hermosu ra o escelencia se aventajan de las otrasde su especie, como una rosa ,

manzana, o camuez a , o cualqu iera otrafruta queseamayor ymas hermosa que todas las de su árbol; y a los

árboles quehacen lamisma ventaja a los de su espec ie le dan elmismonomb re. Por elcontrario, llaman huaca a las cosasmuy feas ymonstruosas quecausan horror y asomb ro;y asi daban estenombrea las culebrasgrandes de los antis , que son dea 25y dea 30 p ies de largo. T amb ienllaman huaca a las cosas quesalen desu curso natural, comoa lamugerqueparedos deun v ientre, a lamadrey a losmelli zos daban estenombre por la estrañez a del parto y nac imiento; a la parida sacaban por las

calles con gran f iesta y recogocijo, y lepon ían guirnaldas de flores, congrandes bailes y cantares por sumucha fecundidad;otras naciones lo tomaban en contrar io, quelloraban , ten iendo pormal agiiero los tales partos . Elmismo nombre dan a las ovejas queparen dos deun v ientre, digo al ganado deaquella tierra , que por ser grandesu ordinario parir noesmas deuno, como vacas 0 yeguas , y en sus sacri f ic ios ofrecíanmas aina de los corderosmellizos si los hab ia que de los otros, porque los

doestaban ya en loaltode la cuesta;y por esto dicen los h istor iadores españoles , que llamaban apachitas a las cumbres delas cuestas , entendiendo quehablaban eon ellas ,por queallí les oían dec i r esta palab ra apacheta; y como no entienden lo que qu iere decir, dánselo por nombre a lascuestas . Entendían los indios con lumbrenatural, quesedeb ían dar gracias y hacer alguna ofrenda al Pachacamac, dios no conocido queellos

adorabanmentalmente, por haberles ayudado en aquel trabajo; y asi,

luego que hab ian sub ido la cuesta se descargaban , y alzando los ojos alc ielo, y bajándolos al suelo, y haciendo lasmismas ostentaciones deadoracion , que atrás di j imos, para nomb rar al Pachacamac, repetían dos,tres veces el dativo apachecta , y en ofrenda se tiraban de las cej as, yque arrancasen algun pelo o no, lo soplaban hac ia el c ielo y echaban layerba llamada cuca,(47)quellevaban en la boca , queellos tanto precian ,

comodiciendo queleofrecían lomas prec iado que llevaban; y amas no

poder,ni tener otra cosamejor , ofrecían algun palillo o algunas pajae

las;si las hallaban por allí cerca; y no las hallando, ofrec ían un gu i jarro;dondeno lo hab ia , echaban un puñado

'

de tierra; y destas ofrendas hábía grandesmontones en las cumbres de las cuestas . Nomiraban al sol

cuando hacían . aquellas ceremon ias, porqueno era la adoracion a él, si

no al Pachacamac; y las ofrendasmas eran señales desus afectos , quenoofrendas porque b ien entendían que cosas tan v iles no eran para ofrecer . Detodo lo cual soy testigo, quelo v i caminando con ellosmuchas veces; ymas digo, que no lo hacían los indios que iban descargados , s inolos quellevaban carga . Ahora en estos tiempos , por lamisericordia deD ios , en lo alto deaquellas cuestas tienen puestas cruces , queadoran enhacimíento degracias de haberlas comun icado C risto nuestro S eñor .

(47) i A todos los a ltos de los w rros y c umb res adorabwi, y ofrec ían sal yotras cosas . porq no decian q ue cuando sub ían a lguna cuesta arr iba y a l legab an a lo alto, q uea l l í descansaban del trabajo del sub ir q ue hab ían ten ido; llamaban a estos A pachetas (… pasítos d iceen el origina l) Mol ina Ob . c it. Col.

Urteaga . t. I . p . 96 . _nota N .

º 258 . YóaseJuan S anta Cruz Pachacuti T R E S R ELA C I ON E S ete. p . 247 . J . .J. T sehud i,Ub . cit. Col. Urteaga- R omero, t. IX . p . 76.

Lamin a VI I

G R AV . N º"

9

I ndio colla (aimara) imberve, estatura corta , miembros desproporcionados . tronco demasiado a largado _

7/ grueso, y cortas estrern idades;craneo dolicolc/álico;pómu los sa l ientes , ojos lijeramen teoblicuas y nar ip latir rina ,

lo que leda unamarcada fisonomíamenaólica . C a bel lo laciomirada extraviada vaci lan te. F isonorn iamelancó lica y dudosa; es

u n rep resentantelegitimo dº esa antigua ra z a aimara o colla a qu ien deminaron los kuechuas tan du ramen teba jo la soberan ia i nca ica .

pronunciac i ón deste nombre y otros , viva voce, que deotramanera no

sepuedeenseñar . De lo cual el catedrático y los demás reliigiosos quesehallaron a la plática se admiraronmucho. En lo que se ha dicho se ve

largamentecuánto ignoren los españoles los secretos de aquella lengua;pues estereligioso con haber s idomaestro della no los sab ía por dov ienena escrib i rmuchos yerros, interpretándolamal, como dec ir que los Incasy sus vasallos adoraban por dioses todas aquellas cosas que llaman huaca

,no sab iendo las diversas s ign i f icaciones quetiene. Y esto bastede la

idolatría y dioses de los Incas . En la cual idolatría , y en la que antes

dellos hubo, sonmucho deestimar aquellos indios , asi los de la segunda

edad como los de la primera , queen tanta d ivers idad y tanta burleríade dioses como tuv ieron no adoraron los deleites ni los v icios

, como losde la antigua gentilidad delmundo v iejo, que adoraban a los que ellos

confesaban por adúlteros , homic idas , borrachos , y sobretodo al P r iapo,

con ser gentequepresumía tanto desus letras y saber, y estotra tan agena de toda buena enseñanza .

El ídoloT angatanga, queun autor dicequeadoraban en;Chuquisaca

, y quelos indios decian queen unoeran tres y en tres uno. Yo no tu

venoticia detal ídolo,ni en el general lenguagedel Perú hay tal diccion

qu iz á es del particular lenguagedeaquella prov incia , la cual está c ientoy ochenta leguas del Coz co. S ospecho queel nombreestá corrupto; porquelos españoles corrompen todos losmas quetoman en la boca , y que

ha de dec ir acatanca , qu iere dec ir escarabajo. Nombre conmucha prop iedad, compuesto deestenombreaca, quees estiercol, y deesteverbo

tanca (pronunc iada la última s ílaba en lo inter ior dela garganta) queesempujar. Acatanca qu ieredecir el queempu ja el estiércol. (48)

Queen C huqu isaca ,en aquella primera edad y antigua gentilidad

antes del imperio de los reyes I ncas , lo adorasen por D ios , nomeespantaria; porque como queda dicho, entonces adoraban otras cosas tan v i

les ,mas nodespues delos Incas , que las proh ib ieron todas . Quedigan losindios queen unoeran tres , y en tres uno, es invenc i ón nueva dellos , que

la han hecho después que han oído la T r in idad y un idad del v erdaderoD ios nuestro S eñor, para adular a los españoles con decirles quetamb iénellos ten ían algunas cosas semejantes a las de nuestra santa religi ón ,

como esta y la trin idad queelmismo autor dice que daban al sol y al

rayo, y que tenian confesores y confesaban sus pecados como los cristianos . T odo lo cual es inventado por los indios , con p retens i ón de ques iqu iera por semejanza seles haga alguna cortesía . Esto afi rmo como indioqueconozco la natural condic ion delos indios . Y digo quenotuv ieron

(48) S i b ien es verdad q ueA ca es d icción q uesign ifica estiercol, tamb iensirvepara designar al conejo deind ias (Cuy ), y es b ien sab ido q uedichoan ima lera preferido para los holocaustos a la Luna,y talvez simbol iz aba la fecund idad .

La Luna, l lamada entrelos aimarás P acsahuati , secreia q ueera afecta alos holocaustos decuyes , [ acacuna ¿ No pod r ía sign ificar A catanca el q uealigera onos procura la fecund idad .

idolos con nombredetrinidad; y aunqueelgeneral lenguagedel Perú porser tan corto de vocablos comprendeen junto con solo un vocablo tres

y cuatro cosas di ferentes , como el nombre I llapa , que comprendeel relámpago, trueno y rayo; y estenombremaqu i , queesmano, comprendelamano, y la tabla delbrazo, y

'

elmolledo: lomismoes del nombrechaqu ique pronunciada llanamente como letras castellanas , qu iere deci r pie;comprendeel pie, y la p ierna , y elmuslo; y por el semejanteotrosmuchos nombres que pudiéramos traer a cuenta;mas no por eso adoraron

ídolos con nombredetrin idad, ni tuv ieron tal nombreen su lenguaje, como adelante veremos . S i el demon io pretendía hacerse adorar debajodetal nombre, nomeespantaré quetodo lo podía con aquellos infieles,idólatras tan alejados de la cr istiana verdad . YO cuento llanamente loque entonces tuv ieron aquellos gentiles en su vana religi ón . Dec imostamb ién queelmismo nombrechaqu i , pronunciada la pr imera s ílaba enlo alto del paladar, se hace verbo,

y s ign i f ica haber sed, o estar seco, o

enj ugarse cualqu iera cosamojada , que tamb ién son tres s ign i f icac ionesen una palabra.

Camiseta bordada deun noblekuechua .

CAP ITULO V I

LO QU E U N AUTOR D I CE D E LOS D IOSES QUE TEN IAN

N los papeles del F . M . Blas Valera hallé lo que sesigue, que por sera propósitodeloquehemos dicho, y por valermedesu autoridad, hoi

gué detomareltrabajodetraduc irloy sacarlo aqu í . D ícelo,hablando

de los sacri f icios , quelos indios deMé j ico y deotras regiones hacian , y de

los dioses que adoraban dice así: no se puedeexplicar con palabras , n iimaginar sin horror y espanto cuán contrarios a religi ón , cuán terribles ,crueles e inhumanos eran los géneros de sacri ficios que los indios acostumbraban hacer en su antigiíedad , ni lamultitud de los dioses que tenían; que solo en la c iudad deMéj ico y sus arrabales hab iamas de dosmil. A sus ídolos y dioses llaman en comun T eutl. En particular tuv ieron diversos nombres . Empero lo quePedroMártir y el ob ispo deCh iapay otros afirman que los indios de las islas deCu z umela , sujetos a la prov inc ia deYucatan , ten ían por D ios la señal dela cruz , y quela adoraron ;y que los de la jurisdiccion deC hiapa tuv ieron noticia de la S antís imaT r in idad y de la Encarnacion de nuestro S eñor, fue interpretac ion queaquellos autores y otros españoles imaginaron y aplicaron a estosmisterios: tamb ien como aplicaron en las historias del Coz co a la trin idadlas tres estatuas delsol, quedicen quehab ía en su templo, y las del trueno

y rayo. S i el dia dehoy con haber hab ido tanta enseñanza desacerdotesy ob ispos, apenas saben si hay Espí ritu S anto, ¿ cómo pudieron aquellos

bárbaros en tin ieblas tan oscuras tener tan clara noticia delmisterio dela Encarnacion y de la T rin idad? Lamanera que nuestros españoles ten ian para escrib ir sus h istorias era que p reguntaban a los ind ios en lengua castellana las cosas que dellos querían saber . Los farautes por no tener entera notic ia de las cosas antiguas , y por no saberlas dememor ialas decian faltas ymenoscabadas, omezcladas con fábulas poéticas o his

por patrones de la v ida humana por sus edades . Tuv ieron innumerablesimágenes y f iguras dedioses, inventados para diversos of icios y diversascosas .Muchos dellos eranmuy suc ios . Unos dioses tuv ieron en comun,

otros en particular . Eran anales quecada año y cada uno losmudaba ytrocaba conforme a su antojo. Y desechados los d ioses v iejos por intames , 0 porqueno hab ían sido de provecho, elegían otros dioses 0 demonios caseros . Otros dioses tuv ieron imaginados para pres idir y dominaren las edades delos n iños

,mozos y v iejos . Los hi jos podían en sus herencias aceptar o repudiar los dioses desus padres; porquecontra la voluntad dellos no les permitían reinar . Los v iejos honraban otros diosesmayores, y tamb ién los desechaban , y en lugar dellos criaban otros en pasando el año o la edad delmundo que los indios dec ian . Tales eran losd ioses quetodos los naturales deMéj ico y deC h iapa, y los deGuatimalay los de la Vera

— Paz y otrosmuchos indios tuv ieron , creyendo que los

queellos escogían eran losmayores ,mas altos y soberanos detodos los

d ioses . Los dioses queadoraban cuando pasaron los eSpañoles a aquella

tierra todos eran nac idos, hechos , y elegidos despues dela renovación delsol, en la última edad, que según lo dice C omara, cada sol de aquellos

conten ía ochocientos y sesenta años , aunquesegun la cuenta de losmismosmej icanos eranmuchosmenos. Estamanera decontar por soles laedad delmundo fuecosa comun , y usada entrelos deMéj ico y del Perú .

Y segun la cuenta deellos los años del último sol secuentan desdeel añodel S eñor demil y cuarenta y tres . Conformea estonohay duda. s inoquelos dioses antiguos que (en el sol 0 en la edad antes de la ultima)adoraron los naturales del imperio deMéj ico, qu iero decir, los que pasaronseisc ientos o setec ientos años antes , todos (según ellosmismos lo dicen)perecieron ahogados en elmar , y en lugar dellos inventaron otrosmuchosd ioses . Dedondeman i fiestamentesedescubreser falta aquella interpretacion de leona , Bacab y Estruac , quedice queeran el Padre, y el H i jo,y el Espiritu S anto.

T oda la demás gente que hab ita en las partes septentrionales, quecorresponden a las regiones septentrionales delMando V iejo, que son

las prov inc ias de la G ran Flor ida y todas las islas , no tuv ieron idolos nidioses hech izos , solamente adoraban a los queVarron llama naturales;

esto es, los elementos , lamar , los lagos , r íos , fuentes,montes ,an imales,

fieras, serp ientes , lasmieses y otras cosas deste jaez: la cual costumbretuvo princip io y origen de los chaldeos, y se derramó pormuchas y diversas naciones . Los quecomían carnehumana, queocuparon todoel imperio deMéj ico y todas las islas , ymucha partedelos términos del Perú ,

guardaron bestialísimamente estamala costumbre hasta que reinaronlos Incas y los españoles . T odo esto es del P . Blas Valera: en otra parte

dicequeios I ncas no adoraban s ino al sol y a los planetas , y queen esto

imitaron a los chaldeos .

CAP ITULO V I I

ALCANZARO N LA I NMORTA L I DA D D E L A N I MA Y LA

R ESURRECC I ON UN I VERSA L

UV IER ON los Incasamautas queel hombreera compuesto de cuerpoy án ima ,

y queelán ima eraespí ritu inmortal, y queelcuerpoera hechodetierra , porquele veía convertirseen ella;y así le llamaban A llpa

camasca , quequ ieredec ir tierra an imada y para diferenciarledelos brutos le llaman R una, que es homb re de entend imiento y razón , y a los

brutos en común dicen Llama, que qu ieredec ir bestia . D iéronles lo que

llaman '

án ima vegetativa y sens itiva, porque les veían crecer y senti r,

pero no la racional. C reían que hab ía otra v ida después desta , con pena

para losmalos y descanso para los buenos . D iv id ían el un iverso en tres

mundos , llaman al cieloAanan Pacha que qu ieredecirmundo alto, don

dedecian que iban los buenos a ser premiados desus v irtudes : llamabanH urin Pacha a estemundo de la generación y corrupc ion , que qu ieredec irmundo bajo: llamabanUcu Pacha al centro dela tierra , que q u ieredecirmundo inferior de allá abajo, donde decían que van a parar losmalos; y para declararlomas, le daban otro nomb re

, que es Cupaipa

H uacín . que qu iere deci r casa del demon io. No entend ían que la otra

v ida era esp i r itual sino corporal comoestamisma . Dec ian queel descanso delmundo alto era v iv ir una v ida qu ieta,

libredelos trabajos y pesadumbres queen esta se pasan . Y por el contrario, tenían que la v ida delmundo in fer ior, que llamamos in fierno, era llena de todas las enfermedades y dolores, pesadumbres y trabajos queacá sepadecen s in desean

so n i contento alguno. (49 ) Demanera queestamisma v ida presentediv idian en dos partes: daban todo el regalo, descanso y contento della

(49) Concordantecon la relación q ue del lugar bajo (c u -

pacha oMancopacha), haceC ieza . VéaseS eñor io delos I n cas o… 1 1 1 p . 1 . ed .Mad rid 1 880.

a los quehab ian s ido buenos , y las peñas y trabajos a los quehabían sidomalos . No nomb raban los deleites carnales n i otros v ic ios entrelos gozosdela otra v ida ,

s ino la qu ietud del án imo sin cu idados , y el descanso delcuerpo sin los trabajos corporales .

_

T uv ieron asímísmo los Incas la resurreccion un iversal,no para glo

ria n i pena , s ino para lamisma v ida temporal, q ueno levantaron el entendimiento amas que esta v ida presente. T enían grandís imo cu idadodeponer en cobro los cabellos y uñas que se cortaban y trasqui1aban óarrancaban con elpeine: poníanlos en los agujeros 0 resqu icios delas paredes; y si por tiempo secaían , cualqu iera otro indio que los veía los alz aba y pon ía a recaudo.Muchas veCes (por ver lo que dec ian) p regunté ad iversos indios y en diversos tiempos , para qué hacían aquello, y todosme respondían unasmismas palabras diciendo: sabete quetodos los que

hemos nacido hemos de volver a v iv ir en elmundo (no tuv ieron verbo

para dec ir resucitar), y las án imas sehan de levantar de las sepulturas

con todo lo quefuedesus cuerpos;y por quelas nuestras no se detengan

buscando sus cabellos y uñas (queha de haber aquel día gran bullicio ymucha pr iesa) selas ponemos aqu í juntas para queselevantenmas aina;y aún si fuera pos iblehabiamos deescup ir s iempreen un lugar . Franc isco Lopez de Gomara, capitulo c iento y veinte y c inco

,hablando de

los entierros que a los reyes y a los grandes señores hac ían en el Perúdiceestas palab ras , que son sacadas a la letra: cuando españoles abríanestas sepulturas y desparcian los huesos , les rogaban los indios queno lohic iesen , porque j untos estuv iesen al resuc itar: tamb ién creen la resa

rreccion delos cuerpos y la inmortalidad de las almas P ruébase claro

lo quevamos dic iendo; pues esteautor , con escrib ir en España sin haber

ido a Indias , alcanzó lamisma relacion . (50) El contador Agustín deZarate,

libro p rimero, capítulo doce diceen esto ¿ así lasmismas palabras

deGomara; y Pedro deC ieza, cap itulo sesenta y dos , dice: que aquellos

indios tuv ieron la inmortalidad delán ima y la resurreccion delos cuerpos .

Estas autoridades, y la deGomara , hallé leyendo estos autores despues

de haber escrito yo lo queen este particular tuv ieron mis parientes ensugentilidad, holguémuy mucho con ellas , porque cosa tan agena de

gentiles como la resurreccion , parecia invencion mia nohab iéndola é s

crito algun español. Y certi f ico, quelas hallé despues dehaberlo yoes

orito; porque se crea queen n inguna cosa destas s igo a los españoles ,

s ino quecuando los hallo huelgo dealegarlos , en confirmacion de lo queoí a losmíos desu antigua tradic ion . Lomismomeacaeci ó en la ley quehab ía contra los sacrílegos y adúlteros con lasmageres del I nca o del sol

(que adelanteveremos) que despues de haberla yo escrito,la hallé aca

so leyendo la h istor ia del contador general Agustin de Zárate, con que

recib ímucho contento, por alegar a un caso tan graveun h istoriador es

lºraneisro López de C amara en su ob ra l li s ¡mn ¡a l'

icl-rirc 0 H istoria

General de las I ndias .

CAP I TUO V I I I

LA S COSAS QUE SACR I F I CABAN AL S OL

OS sacri f icios que los Incas ofrecieron al sol fueron demuchas ydiversas cosas, comoan imales domésticosgrandes y ch icos . El sacrifi

cioprincipal y elmasestimado era el de los corderos, y luegoel deloscarneros, luego el delas ovejas machorras . (52) S acri f icaban conejos caseros (53) y todas las aves queeran decomer , y sebo a solas , y todas lasmieses y legumbres , hasta la yerba cuca , y ropa devestir delamuy f ina.

T odo lo cual quemaban en lugar de incienso, y loofrecían en hacimíentodegracias de que lo hub iese cr iado el sol para sustento de los homb res .

T amb ien ofrecían en sacri ficiomucho brevagedelo quebeb ían ,hechode

agua ymaíz , (54)y en las comidas ordinarias , cuando las tra ían debeber despues que hab ian comido (quemientras comían nunca beb ían) alos primeros vasosmojaban la punta del dedo deenmedio, ymirando alcielo con acatamiento despedían del dedo, como qu ien dá papirotes , la

gota del brevagequeen él seles hab ía pegado, ofreciéndola al sol, en hac imiento degrac ias , porque les daba debeber , y con la boca daban doso tres besos al aire, quecomo hemos dicho, era entreaquellos indios se

ñal de adoracion . H echa esta ofrenda en los primeros vasos, bebían lo

queseles antojaba sinmas ceremon ias .

Esta última ceremonia ó idolatría, yola v í hacer a los indios no bautiz ados , queenmi tiempo aun hab íamuchos v iejos por bautizar, y amecesidad yo bauticé algunos . Demanera queen los sacri f ic ios fueron losIncas casi , 6 del todo, semejantes a los indios dela primera edad,

solo se

di ferenciaron en queno sacri f icaron carneni sangre humana conmuerte;antes lo abominaron y proh ib ieron comoel comerla; y si algunos his

(52) Ovejasmachorras, ovejas estér iles .

(53) Conejos caseros o conejos de Ind ias (cuyes). Véasenota N º 48 .

(54) E l b rebage hecho de agua y maíz era el llamado ch icha, A eca en

kuechua. VéaseT schudi Ob . cit. Col. Urteaga— R omero, t. IX . p . 399 .

— 1 01

toriadoresl lo han escrito, fué porque los relatores los engañaron por—

no

div idir las edades y las prov incias, dóndey cuándo se bacan los semejantes sacri f ic ios dehombres,mugeres y n iños;y así un h istoriador dice,hablando de los Incas , que sacri f icaban hombres; y nombra dos p rov incias dondedicequesehacían los sacrif ic ios . La una está pocasmenos dec ien leguas del Coz co (queaquella ciudad era dondelos Incas hac ían sus

sacrificios) y la otra es una dedos prov inc ias deun mismo nombre, la

la una de las cuales está a dosc ientas leguas al S ur del Coz co, y la otra

mas decuatrocientos al Norte. Dedondeconsta claro quepor no div idi rlos tiempos y los lugares, atribuyenmuchas veces a los Incasmuchas cosas delas queellos prohib ieron a los quesujetaron a su imperio, que las

usaban en aquella primera edad antes delos reyes Incas:YO soy testigo dehaber oído vez y veces ami padre y a sus contem

poráneos, cotejando las dos repúblicasMéj ico y Perú , hablando en este

particular de los sacrif icios de hombres y del comer carne humana, que

1oaban tanto a los Incas del Perú ,porqueno los tuv ieron n i consintieron

cuantoabominaban a los deMéj ico, porque lo uno y lootro seh izo dentro y fuera deaquella ciudad tan diabólicamente, como lo cuenta la historia desu conqu ista; la cual es fama c ierta, aunquesecreta, que la es

cribió elmismo que la conqu istó y ganó dos veces; lo cual yo creo parami , porqueenmi tierra y en España lo heoído a caballeros fidedignos,quelohan habladoconmucha certi ficacion , y lamisma obra lomuestraa qu ien lamira con atencion; y fuelástima quenosepublicaseen '

su nombre, para quela obra tuv ieramas autoridad y el autor imitara en todoalgran j ulio César .

Volv iendoa los sacrificios decimos, quelos I neas nolos tuv ieron , ni los

consintieron hacer dehombres 6 n iños , aunque fuesen en enfermedades desus reyes(comolodiceotrohistoriador)porquenolas ten ían porenfermedades comolas delagentecomun:teníanlas pormensageros,comoellos decíandesu padreel sol, queven ían a llamar a su h ijo para quefuesea descan

sar con él al c ielo; y así eran palabras ordinarias, que las decían aquellos

reyes I ncas cuando sequeríanmorir:mi padremellama, queme vaya

a descansar con él;y por esta van idad, que predicaban porquelos indiosnodudasen deella, y de las demás cosas quea esta semejanza decían delsol, haciéndose hijos suyos , no consentían contradec ir su voluntad, consacrificios por su salud; pues ellosmismos confesaban que los llamabanpara quedescansasen con él. Y esto bastepara quesecrea que no sacrificaban hombres , n iños nimugeres; (55) y adelantecontaremosmas lar(55) R especto a la ex istencia de S acr ificios humanos son constan tes las pro

testas deGarcilaso. VéaseC iez a deLeón . S eñor iodelos I ncas, c . XXV . I nfermacionés de T oledo, etc.

, p . 25. S anti l lana R elacion del origen , descendencia ygobiernodelos I acus ,T nes RELAC I ON ES ete,p . 25. PoloOndegardo,lnformacionesacerca dela R eliaiún y Gobiernodelos I ncas . Col . Urteaga- R omero

, t. I I I . pp . 37y 1 1 7 . S armiento de Gamboa . Ob . cit. ed . 1 906 . pp . 69

, 82, 83 y 84 .Betan i

z os . S uma N arración delos - I ncas , 0. X I . Juan S anta— Cru z Pachacuti— T R E SR l n c¡ol etc. p . 26 1 .

'

1 02

gamente los sacr i f ic ios comunes y particulares que ofrecían , y las fiestas solemnes quehacian al sol.

A lentrar delos templos, oestando ya dentro, elmás principal delosque entraban echabamano desus cejas , como arrancando los pelos de

llas , y'quelos arrancaseo no, lo SOploba hac ia el ídoloen señal deadora

ci ón y ofrenda'

; y esta adoraci ón no la“hac ían al rey , s ino a los ídolos o

á rboles , u otras cosas donde entraba el demon io a hablarles. T amb iénhac ían lomismo'los sacerdotes y las hechiceras cuando entraban en los

r incones o lugares secretos a hablar conel diablo, como obligando aquella deidad, que

'

ellos imaginaban , a que los oyese y-

respondiese, pues enaq uella demostracion leofrecían sus personas

'

. D igo que tamb ien les v iyo hacer esta idolatría.

Cerámicoyunga ha l ladoen Ch imbote.

— 1 04

con ella autor idad a todo loquemandaban '

y ordenaban;y por esta cau

sa no sepuededecir con certidumbrecuál delos I ncas h izo talotal ley ;porquecomo carecieron deescritura, carecieron tamb ién demuchas cosas queella guarda para los ven ideros . Lo ciertoes queellos h icieron lasleyes y ordenanzas quetuv ieron sacandºunas de nuevo y reformandootras v iej as y antiguas, según que los tiempos y las necesidades las ped ian . A uno desus reyes , como en su v ida veremos , hacen gran legislador, quedicen quediómuchas leyes denuevo, y enmendó y amplió todas las quehalló hecha;y quefué gran sacerdoteporqueordenómuchosr itos y ceremon ias en sus sacrificios e ilustrómuchos templos con grandes r iquezas , y que fué gran cap itán , queganómuchos reinos y prov incias . Empero no d icen precisamentequé leyes dió, ni cuáles sacrifi ciosordenó; y por no hallarmejor salida se lo atr ibuyeron todo al pr imerInca,

así las leyes comoel pr incipio desu imper io. S igu iendoesta órdencon fusa diremos aqu í la pr imera ley sobre lacual fundaban todoel gob ierno de su república;d icha esta y otras algunas segu i remos la conqu ista que cada rey h i zo, y entre sus hazañas y v idas iremos entremetiendootras leyes ymuchas de sus costumbres,maneras de sacri fic ios ,los templos del sol, las casas de las v í rgenes, sus , fiestasmayores, y ar

mar caballeros , el serv icio desu casa, la grandeza desu corte, para que

con la var iedad de los cuentos no canse tanto la lecc i ón ;mas pr imerome conv ienecomprobar lo que hedicho con lo que los h istoriadoresespañoles dicen en elmismo propós ito.

Cerámico yunga,halladoen Chimbote.

CAP ITULO X

COMPR UELA EL A UTOR LO QUE H A D I CHO CON LOS

H ISTOR I A DOR E S ESPA NOL E S

O R QUE sevea loqueatrás hemos d ichodel or igen y princip io delosIncas , y delo queantes dellos hubo noes invenc ionmía, sino comúnrelac ión delos indios, han hechoa los historiadoresespañoles,mepare

C IO poner un capitulo delos quePedrodeC ieza deLeon ,naturaldeS ev illa ,

escribeen la primera parte.dela C rón ica del Perú , quetrata de la demarcacion desus prov incias , la descripci ón dellas, las fundaciones delas , nue

vas c iudades, los ritos y costumbres de los indios, y otras cosas , Las

cuales"

palabras dá el autor por título a su obra . Escribióla en el Perú , y

paraescr ib irla conmayor certi f icac ión anduvo, comoél dice,mily doscientos leguas de largo quehay por tierra desdeel puerto deUraba hasta lav illa dePlata, quehoy llaman ciudad dePlata. Escrib i ó en cada prov incia la relac ion queledaban delas costumbres della, bárbaras 6 políticas;escribiólas con div ision delos tiempos y edades . D ice lo quecadanaci ónten

'

a antes quelos Incas la sujetaran , y lo quetuv ieron después que ellosimperaron: tardó nueveanos en recoger y escrib ir las relac iones que ledieron desdeel año de541 hasta el de50, y hab iendo escr ito lo que ha

lló desdeUraba hasta Pasto, luego queentra en el término que fué delos Incas hacecapítulo aparte, quees el treinta y ocho desu h istor ia, don

de. dice lo sigu iente.

Porqueen esta primera parte. tengomuchas veces detratar delos lngas,

'

y dar noticia demuchos aposentos suyos, y otras cosas memorables,meparec i ó cosa justa decir algo dellos en estelugar, para quelos lectoressepan lo queestos señores fueron , y no…ignoren su valor

,ni entiendan

uno por otro. Noembargante que yo tengo hecho libro particular dellosy desus hechos b ien cop ioso. Por las relac iones que los indios del Coz co

nos dán se colige que hab ía antiguamentegran desorden en todas las

prov incias destereino quenosotros llamamos Perú; y quelos naturales

eran detan poca razón y entendimiento, quees deno creer; porquedi

cen queeranmuy bestiales, y quemuchos comían carnehumana;…y otros

tomaban a sus hijas ymadres pormageres; cometiendo sin estos otros

pecadosmayores ymas graves, ten iendogran cuenta con el demon io, al

cual todos ellos serv ían y ten ian en grandeestimac ion .

S in esto por los cerros y collados altos ten ian castillos y fortalez as ,desdedonde por causasmuy liv ianas salian a darseguerra unos a otros ,

y semataban y cautivaban todos losmas quepodian . Y no embargante, queanduv iesen metidos en estos pecados, y cometiesen estasmaldades , dicen tamb ién quealgunos dellos eran dados a la religion ,quefue cau

sa queenmuchas partes destereino seh icieron grandes templos, en dondedehac ían sus oraciones y era v istoel demon io, y por ellos adorado, ha

c iendodelantedelos ídolos grandes sacri f icios y supersticiones . Y v iv iendo destamanera las gentes deste reino selevantaron grandes tiranos enlas prov incias del Collao y en otras partes; los cuales unos a otros se daban grandes guerras , y secometíanmuchasmuertes y robos; y pasaron

por unos y por otros grandes calamidades , tanto quesedestruyeronmuchos castillos y fortalezas , y siempreduraba entreellos la porfia, de que

no poco se holgab'

a el demon io, enemigo de natura humana, porque

tantas án imas seperdiesen .

Estandodesta suertetodas las prov incias delPerú selevantaron doshermanos, queel uno dellos hab ía por nombreMancoCapac, delos cua

les cuentan grandesmarav illas los indios , y fábulasmuy donosas . En el

libro pormi alegado las podrá ver qu ien quisierecuando salga a luz . Es

teManco Capac fundó la ciudad del Coz co y estableci ó leyes a su usan

z a, y él y sus descendientes se llamaron lngas, cuyo nombre qu iere decir o sign i ficar reyes 0 grandes señores . Pudieron tanto, que con

º

quis

taron y señorearon desdeel Pasto hasta C h ile;y sus banderas v ieron porla partedel S ur al riodeMaule, y por la del Norteal rio de Angasmayo;y estos rios fueron términos desu imperioquefuetan grande, quehay deuna partea otramas demil y trescientas leguas . Y edi ficaron grandesfortalezas y aposentos fuertes , y en todas las prov incias ten ian puestos

capitanes y gobernadores . H ic ieron tan grandes cosas, y tuv ieron tan

buena gobernacion,quepocos en elmundo les hicieron ventaja. Eranmuyv ivos de ingen io, y ten ian gran cuenta sin letras; porqueestas no se hanhallado en estas partes de las Ind ias .

Pusieron en buenas costumbres a todos sus súbditos y diéronles orden para quev istiesen y trajesen ojotas en lugar dezapatos, queson como albarcas . T en ían gran cuenta con la inmortalidad del án ima

, y con

otros secretos de naturaleza . C reían que hab ía hacedor de las cosas, yal sol ten ían por dios soberano, al cual hicieron grandes templos .

Y en

gañados del demon ioadoraban en árboles y en piedras como los gentiles .

En los templos principales tenian gran cantidad dev írgenesmuy hermo

— 1 07

sas, conformea las quehuboen R oma en el templo deVesta, y casi guardaban losmismos estatutos queellas . En los ejércitos escogían capitanesvalerosos , y losmas fieles que podian . T uv ieron grandesmanas para sin

guerra hacer delos enemigos amigos;y a los quese levantaban castigabancon gran severidad y no poca crueldad; y pues (como d igo) tengo ihecholibro destos Ingas, basta lo dicho para que los que leyeren este libro en

tiendan lo quefueron estos reyes ,y lomucho quevalieron , y con todo volveré ami camino.

T odo esto contiene el capítulo 38 donde parece que en suma dicelo que nosotros hemos dicho y diremosmuy a la larga de la idolatría ,

conqu ista y gob ierno en paz y en guerra destos reyes Incas , y lomismova refiriendo adelantepor espacio deochent

'

a y tres capítulos queescribedel Perú , y s iempre habla en loor de los Incas , y en las prov incias dondecuenta que sacri f icaban hombres , y comían carne humana

, y andaban

desnudos y no sab ian cultivar las tierras, y ten ian otros abusos, como

adorar cosas v iles y sucias , s iempre dice, que con el señor ío de los I II

cas perdieron aquellasmalas costumbres y aprendieron las de los Incas .

Y hablando deotrasmuchas prov incias queten ían lasmismas cosas, dice, queaun .no hab ia llegado alli el gob ierno delos Incas . Y tratando delas prov incias dondeno hab ía tan bárbaras costumbres, sino que v iv íancon alguna política,

dice: estos indios semejoraron con el imper io de losIncas . Demanera quesiempreles da la honra de haber qu itado losmalosabusos ymejorado las buenas costumbres, como lo alegaremos en sus lu

gares rep itiendo susmismas palabras , qu ien las quisierever a la larga leaaquella su obra y verá diabluras en costumbres de indios , queaunqueselas qu is ieran levantar, no hallará la imaginacion humana tan grandestorpezas;peromirando queel demon ioera el autor dellas , no hay quees

pantarnós, pues lasmismas enseñaba a la gentilidad antigua, y hoy en

seña a la queno ha alcanzadoaver la luz dela fé católica .

En toda aquella su h istoria con decir enmuchas partes quelos Incaso sus sacerdotes hablaban con el demon io, y tenían otras grandes supersticiones, nunca dicequesacrif icaron hombres y n iños solamente: hablando deun templo cerca del Coz co dice, queallí sacri f icaban sangrehumana

, quees la queechaban en c iertamasa depan , sacándola por sangríadeentrelas cejas , (56)Comoen su lugar diremos, perono conmuerteden iños ni de hombres . Alcanzó, como él dice, muchos curacas que conocieron a H uayna Capac ,

el último delos reyes, delos cuales hubomuchasrelac iones de las queescrib ió y las deentonces (quehá cincuenta y tantos años)eran di ferentes delas destos tiempos, porqueeranmas frescasymas allegadas a aquella edad . H ase dicho todo esto por ir contra laOp in ion delos quedicen quelos Incas sacr if icaban hombres y n iños, quec ierto no h icieron tal. Pero téngala qu ien quisiere, que poco importa,

queen la idolatría todo cabe,mas un caso tan inhumano no sedebía de_

(56) En la fiesta deCapac R aymi .

cir sinoes sab iéndolomuy sab ido. El P . Blas Valera,hablando delas an

tigiíedades del Perú y de los sacri f ic ios que los Incas hac ían al sol, re

conociéndole por padre, diceestas palabras , que son sacadas a la letra .

En cuya reverencia hac ían los sucesores grandes sacri f icios al sol deovejas y deotros an imales , y nunca de hombres, como falsamente afirmaron Polo y los quele sigu ieron ,

LO que decimos que salieron los primeros Incas de la laguna T iticaca, lo dicetamb ien Franc isco López deGomara en la general H istoriade las Indias , cap . 1 20, donde habla deel linage deAtahuallpa, que los

españoles prendieron ymataron . T amb ien lo diceAgustín deZárate, contador general que fue de la hacienda desumagestad, en la historia queescr ib ió del Perú , libro pr imero, capitulo trece, y el M . V . P . j osé deAcosta, de la S anta Compañía de jesús, lo diceas imismo en el libro famoso que compuso de la f ilosof ía natural ymoral del nuevo orbe, libropr imero, capítulo veintey c inco, en la cua lobra hablamuy muchas veces en loor de los Incas , (57) demanera que no decimos cosas nuevas,s ino quecomo indio natural deaquella tierra ampliamos y estendemoscon la prop ia relacion , la quelos h istor iadores españoles, como estrangeros, acortaron por nosaber la propiedad de la lengua,

ni habermamadoen la lecheaquestas fábulas y verdades; como yo lasmamé . Y con esto

pasemos adelantea dar noticia del orden que los Incas tenían en el gob ierno de sus reinos .

Cerámico yunga, halladoen C hanchan ,

(57) En la H istoria N atural yMora l delas I ndias .

1 1 0

en sus reinos pudiesen nacer . Para lo cualmandaron queen todos lospueblosgrandes 0 chicos desu imperiose registrasen los vec inos por decur ias de diez en diez; y que uno dellos que nombraban por decur ion ,

tuv iese cargo de los nueve. C inco decurias destas'

de a diez tenaín otro

decurion superior , el cual tenía cargo de los c incuenta . Dos decurias dea cincuenta tenía otro superior quemiraba por los ciento. C inco decuriasdea c iento estaban su jetas a otro cap itan decur ion que cu idaba de losqu in ientos . Dos compañías dea qu in ientos reconoc ían un general quete

nía domin io sobrelosmil, y no pasaban las decur ias demil vec inos, porquedec ían , que para queuno d iesebuena cuenta bastaba encomendarlemillhombres . D emanera hab ia decur ias dea diez;dea c incuenta, de a

c iento,dea qu in ientos , deamil, con sus decuriones o cabos deescuadra ,

subordinados unos a otros , demenores amayores , hasta el último ymaspr inc ipal decur ion , que llamamos general. (58)

Cerámicoyunga, halladoen Chimbote.

(58) Véase con respectoal serv icioadministrativo del Imper ioas ordenanz as deT upac Yupanqui en S anti llana, R el . cit. TR E S RELAC I ON ES pp . 1 6 y51 3 .

CAP ITULO X I I

DOS OF I C I OS QUE Los D E CUR I ON E S TEN IAN

OS decuriones dea diez tenian obligación dehacer dos ofic ios con losdesu decur ia oescuadra . El unoera ser procurador , para socorrerles

con su diligencia y solic itud en las necesidades queseles ofrec iesen ,

dandocuenta dellas algobernador, oa cualqu ieraotromin istro,a cuyocar

go estuv ieseel proveerlas, como pedir semilla si les faltaba para sembrar, opara comer, 6 lana para vestir, ó rehacer la casa si selecaía oquemaba

,o cualqu iera otra necesidadmayor omenor . El otro oficio era ser

fiscal y acusador de cualqu iera delito que cualqu iera de los de su é s

cuadra h iciese, por pequeño que fuese, queestaba obligado a dar cuen

ta al decurion superior , a qu ien tocaba el castigo del tal delito,o a otro

mas superior; porquecon formea la gravedad del pecado así eran los jueces

,unos super iores a otros , y otros a otros; porque no faltase qu ien locastigasecon brevedad, y no fuesemenester ir con cada delito a los jueces super iores con apelaciones una ymas veces; y dellos a los jueces supremos dela corte. Dec ian quepor la dilacion del castigo seatrevíanmuchos a delinqu ir; y que los pleitos c iv iles , por lasmuchas apelaciones ,pruebas y tachas sehacían inmortales , y quelos pobres, por no pasar tan

tasmolestias y dilaciones, eran forzados a desamparar su justic ia y perder su hacienda; porque para cobrar diez segastaban treinta. Por ende

ten ian proveído que en cada pueblo hub iese juez que defin itivamentesentenciaselos pleitos queentrelos vecinos se levantasen; salvo los que

seofrecían entreuna prov incia y otra,sobre los pastos o sobrelos térmi

nos, para los cuales env iaba el Inca juez particular , como adelantediremos.

Cualqu iera de los caporales inferiores o super iores que se descu idaba en hacer b ien el ofic io deprocurador, incurría en pena y era castigado por ello,mas omenos rigurosamente, conformea la necesidad ome

1 1 2

nos r igurosamente, conformea la necesidad que con su negligencia hab ia dejadode socorrer, Y el que dejaba deacusar el delito del súbdito,

aunque fuese holgar un dia solo, sin bastantecausa,hacía suyoel delito

ageno, y secastigaban por dos culpas; una por no haber hecho b ien su

of icio, y otra por el pecado ageno, quepor haberlo callado lo hab ía hechosuyo;y como cada uno

, hecho caporal, como súbdito tenía f iscal quevelaba sobre él, procuraba con todo cuidado y diligencia hacer b iensu oficio y cumplir con su obligacion;y deaqu í nac ía queno hab ía vagamundos ni holgazanes , ni nadieosaba hacer cosa queno deb iese, porqueten ia el acusador cerca, y el castigo era r iguroso, quepor lamayorparteera demuerte ,por liv iano que fueseel delito, porquedec ian , que,

no los castigaban por el delito quehab ían hecho, ni por la ofensa agena,

s ino por haber quebrantado elmandamiento y romp ido la palabra delInca, quelo respetaban comoa dios; y aunqueel ofendidoseapartasedela querella,

o no la hub iesedado,s ino queprocediesela justicia deoficio

o por la v ía ordinar ia delos f iscales o caporales , le daban la pena enteraquela leymandaba dar a cada delito, conformea su calidad,o demuerte, o deazotes , o destierro,

0 otros semejantes .

A l h ijo de familias castigaban por el delito quecometía, como a todos los demás , conformea la gravedad desu culpa,

aunqueno fuesesinola que llaman travesuras demuchachos respetaban la edad que ten íapara qu itaroañadir dela pena , conformea su inocencia; y al padrecastigaban ásperamentepor no haber doctrinadoy corrregidoa su h i jodesde lan iñez , para queno saliera trav ieso y demalas costumbres . Estaba a car

go del decur ion acusar al h i jo decualqu iera delito tamb ien como el pádre; por lo cual cr iaban los hijos con tanto cu idado dequeno anduv iesenhaciendo travesuras ni desvergiienz as por las calles ni por los campos,quedemás de la natural condicion blanda que los indios tienen , salíanlosmuchachos por la doctrina delos padres , tan domésticos , quedellosa unos corderosmansos no hab ia di ferencia .

— 1 1 4

vedad faltaba en los jueces particulares, y queera hacer venales los jueces y abrirles puerta para que, O por cohechos o por ruegos, pudiesencomprarles la justicia , dedondenacería grandís ima confusión en la ré

pública, porquecada juez haría lo que qu isiese, y quenoera razón quenadiesehic ieselegislador s inoejecutor delo quemandaba la ley , por ri

gurosa que fuese. C ierto,mirado el rigor que aquellas leyes ten ian , que

por lamayor parte (por liv iano que fueseel delito, como hemos dicho)era la pena demuerte, sepuededecir queeran leyes debárbaros;emperoconsiderado b ien el provecho que de aquelmismo r igor se le seguía a

la república,sepodrá dec ir queeran leyes degenteprudentequedeseaba

estirpar losmales de su república; porque de ejecutarse la pena de laley con tanta sever idad, y deamar los hombres naturalmente la v ida yaborrecer lamuerte, venían a aborrecer el delito que la causaba; y de

aqu í nac ía queapenas seofrec ía en todoel año delito quecastigar en todoel imper io del Inca; porque todo él, con sermil y trescientas leguas dellargo, y haber tanta var iedad de nac iones y lenguas , segobernaba por

unasmismas leyes y ordenanzas , como si no fueramas desola una casa:valía tamb iénmuchoípara queaquellas leyes las guardasen con amor yrespeto, que las ten ían por div inas; porque como en su vana creenc iaten ían a sus reyes por hijos del sol, y al sol por su dios , ten ían pormandamientodiv inocualqu iera comunmandamiento del rey , cuantomas lasleyes particulares quehacía paraelb ien comun . Y asi dec ían ellos queel sollasmandaba hacer, y las revelaba a su h i joel Inca;y deaqu í nacía tenersepor sacr ilegoy anatemael quebrantador dela ley ,

aunqueno sesupiesesu

delito; y acaeci ómuchas veces que los tales delincuentes, acusados de

su prop ia conciencia , ven ían a publicar ante la justicia sus ocultos pe

cados;porquedemás decreer quesu án ima secondenaba, creían pormuyaveriguadoquepor su causa y por su pecado venian losmales a la repú

blica, comoenfermedades, muertes ymalos años , y otra cualqu iera desgracia comun 6 particular;y decían quequer ian aplacar a su dios con sumuerte, para quepor su pecado noenv iasemasmales almundo; y destas confesiones públicas entiendo queha nacidoel querer afirmar los españoles h istor iadores queconfesaban los indios del Perú en secreto, co

mo hacemos los cr istianos , y queten ian confesores diputados; lo cual esrelacion falsa delos indios , quelodicen por adular los españoles y congrac iarsecon ellos , respondiendo a las preguntas que les hacen conformealgusto quesienten en el queles pregunta, y no conformea la verdad: queciertono huboconfes iones secretas en los indios (hablo delos del Perú , y

nomeentremeto en otras naciones , reinos 0 prov incias queno conozco)sino las confesiones públicas quehemos dicho, p idiendo castigoejemplar .

Notuv ieron apelac iones deun tribunal para otro en cualqu ier pleitoque hub iese c iv il 6 criminal, porque no pudiendo arb itrar el juez , se

ejecutaba llanamente en la primera sentencia la ley que trataba deaquel caso, y se fenecía el pleito; aunque segun el gob ierno de aquellos

reyes y la v iv ienda desus vasallos , pocos casos civ iles seles ofrecían so

bre que pleitear . En cada pueblo hab ía juez para los casos que allí seofreciesen; el cual era obligado á ejecutar la ley , en oyendo las partes ,dentro decinco días . S i seofrecía algun caso demas calidad O atrocidadquelos ordinarios , querequ ir iese j uez superior , iban al pueblometrópolide la tal provincia , y allí lo sentenciaban; queen cada cabeza deprov incia hab ia gobernador superior para todo lo quese ofreciese, porquen ingun pleiteante saliese de su pueblo o de su p rov incia a pedi r j usticia .

Porque los reyes I ncas entendieron b ien quea los pobres , por su pobrez a,

no les— estaba b ien segu i r su j usticia fuera de su tier ra ni enmuchostribunales, por los gastos que se hacen y molestias que se padecen

,

quemuchas vecesmontamas este quelo quevan a pedi r;por locual dejan perecer su j usticia, princ i palmentesi pleitean contra r icos y poderosos, los cuales con su pu j anza abogan la j ustic ia delos pobres . Pues que

r iendo aquellos p ríncipes remediar estos inconven ientes , no oieron lu

gar a que los j ueces arb itrasen ,n i hub iesemuchos tribunales , ni los plei

t'

eantes saliesen de sus prov incias . De las sentencias quelos j ueces ordinarios daban en los pleitos hacían relacion cada luna aotros j ueces superiores ,—

y aquellos a otrosmas super iores , quelos hab ia en la cortedemuchos grados , conformea la calidad y gravedad delos negocios;porqueentodos losmin ister ios de la república hab ia orden demenores amayores,hasta los supremos , que eran los pres identes o v isoreyes de las cuatro

partes del imper io. La relacion era para quev iesen si se hab ia administrado recta justicia , porque los j ueces in feriores no se descu idasen dehacerla;y nola hab iendo hecho,

eran castigados rigurosamente. Estoera

como res idenc ia secreta , que les tomaban cadames . Lamanera de darestos av isos al Inca y a los desu consejo supremo

,era por ñudos , dados

en cordoncillos dediversaos colores , quepor ellos seentendían como porc i fras; porque los ñudos detales , y tales colores , dec ían los delitos quese hab ian castigado, y c iertos hilillos de di ferentes colores , que iban asi

dos a los cordonesmas gruesos , decían la pena que se hab ía dado y laley quesehab ia ejecutado; y destamanera seentendían , porquetuv ieron letras;y adelanteharemos capítuloaparte, donde sedarámas largarelacion delamanera del contar quetuv ieron por estos ñudos , queciertomuchas veces ha causado admi racion a los españoles ver que losmayores contadores dellos se yerren en su ar itmetica , y que los indios é stén tan ciertos en las suyas departiciones y compañías , quecuantomasdi f icultosas , tantomas fáciles semuestran; porque los que lasmanejanno entienden en otra cosa dedia y denoche, y asi están diestrísimos enella.

S i se levantaba alguna dísension entre dos reinos y prov inciassobre los términos 6 sob re los pastos

,env iaba el I nca un j uez de los

de la sangre real, quehab iéndose informado, y v isto por sus ojos lo quea ambas partes conven ía, procurase concertarlas , y el concierto que se

h iciesediesepor sentencia en nombre del Inca, quequedasepor ley in

v iolable, como pronunc iada por elmismo rey . Cuandoel j uez no podia

concertar las partes, daba relacion al Inca de lo que hab ia hecho, con

av iso delo queconven ía a cada una delas partes , y delo queellas difícultaban

, con lo cual daba el Inca la sentencia hecha ley , y cuando no le

satisfacía la relac ion del j uez ,mandaba sesuspendieseel pleito hasta lapr imera v is ita que h iciese deaquel d istr ito, para que hab iéndolo v istopor sus ojos, losentenciaseélmismo. Estoten ían los vasallos porgrandis imamerced y favor del Inca .

("

Santoro yunga,representant un nob le.

— 1 1 8

quetienecargo, y por el semej antecon los demás números , que por é scasar proligidad no los decimos en lamisma lengua , quepara los cur iososfuera cosa agradable ver dos y tres números propuestos con el nomb reCamayu , el cual nombres irvetamb ien en otrasmuchas sign i f icac iones ,

rec ib iendo composicion con otro nombre o verbo que s ign i f iquede quéeselcargo;y elmismonomb reC hunca Camayu en otra significacion qu ieredeci r perpetuo tahur , el que trae los na i pes en la cap illa de la capa ,

como d iceel refran : Por qué llaman C hunca a cualqu ier j uego,porque

todos secuentan por números , y porquetodos los números van á pararaldecenó. T omaron el número diez por el juego; y para deci r j uguemos ,

dicen C huncasum, que en r igor de prop ia significacion , podr ía dec i rcontemos por d ieces o por números , quees j ugar . Esto hed icho para queSevea en cuán diversas s ign i f icac iones se s irven aquellos indios de un

mismo vocablo; por lo cual esmuy d i f icultoso alcanzar de ra í z las prop iedades deaquel lenguage.

Por la v ia destos decuriones sab ía el I nca y sus v irreyes y gobernadores decada prov incia y reino cuántos vasallos hab ia en cada pueblo ,

para reparti r sin agrav iolas contr ibuciones delas obras públicas, queencomún estaban obligados a hacer por sus prov incias , como p uentes ,

caminos,calzadas y los edi f icios reales y otros serv icios semejantes , y

tamb ién para env iar gentea la guerra , asi soldados como bagageros . S i

alguno sevolv ía de la guerra sin licenc ia lo acusaba su cap itan , o su al

ferez , 6 su cabo deescuadra , y en su pueblo su decurion , y era castigadocon pena demuerte, por la traic ion y alevosía de haber desamparadoen la guerra á sus compañeros y parientes, y a su cap itan; y últimamenteal I nca , o al general, que representaba su persona . Para otro efecto,

sin el de las contribuciones , y el repartimiento de la gente deguerra ,

mandaba el I nca que se sup iesecada año el número de los vasallos quedetodas edades hab ia en cada p rov inc ia y en cada pueblo;y quetamb iénsesup ieselaesteri lidado abundancia de la tal prov incia; lo cual era paraqueestuv iesesab ida y preven ida la cantidad debastimento queeramenester para socorrerlos en años estér i les y faltos decosecha; y tamb iénpara saber la cantidad de lana y de algodón necesar ia, para darles devesti r a sus tiempos, comoen otra partedi remos .

T odo lo cualmandabael Inca queestuv iese sab ido y preven ido para cuando fuesemenester .

porque no hub iese dilacion en el socorro de los vasallos cuando tuv ie

sen neces id'

ad . Por estecu idado tan anticipado, que los indios en el beneficio desus vasallos tenian , dicemuchas veces el P . Blas Valera queen

n ingunamanera los debian llamar reyes , sinomuy prudentes y diligentes tutores depupi los; y los indios , por decirlo todoen una palabra , les

llamaban amador de pobree.

Para quelos gobernadores y j ueces nosedescu idasen en sus oficios ,

n i cualesqu iera otrosministrosmenores ,ni los dela hacienda del sol 6 del

Inca en los suyos, hab ia veedores y pesqu isadores que desecreto andaban en sus distritos v iendo6 pesqu isando lo quemal hacían los tales ofí

— 1 1 9

ciales , y daban cuenta dello a los superiores ,a qu ien tocaba el castigo

de sus inferiores , para que lo castigasen . Llamábanse T ucurícocc , (60)quequ ieredeci r el que lomira todo. Estos oficiales y cualesqu iera otrosquetocaban algob iernodela repú blica ,

ó al min isterio de la haciendareal, o a cualqu iera otromin isterio, todos eran subordinados demayoresamenores , porquenadie se descu idaseen su oficio. Cualqu iera j uez , ogobernador , o otromin istro in fer ior , que se hallase no haber guardadoj ustic ia en su j udicatura , o que hub iese hecho cualesqu iera otro delito,

era castigadomas rigurosamente que cualqu iera otro comun en igualdelito, y tantomas r igurosamente, cuantomas superior era sumin isterio; porque decian queno se podia sufr i r queel quehabia s idoescogidopara hacer justicia h ic iesemaldad,

n i que h iciese delitos el que estabapuesto para castigarlos; queera ofender al sol y al I nca quelehab ia elegido para que fuesemejor quetodos sus súbditos .

'

C ántaro yunga, representando un noble.

(60) T uc'

uricue= el q uetodo lo v é . Véase S anti l lana. R el . cit. TR ESLAC ION E S etc:. p . 1 7…

CAP ITULO XV

N I EGAN LOS IN D IOS HAB ER H ECHO D EL ITO N INGUNO IN CA

D E LA S AN G R E REAL

0 sehalla,ó ellos lon iegan , quehayan castigadon ingunodelos IncaS

dela sangrereal, a lomenos en .público:decían los indios quenuncah icieron delito quemereciesecastigó públiconiejemplar;porquela

doctrina desus padres , y el ejemplo desusmayores, y la voz comun queeran h ijos del sol, nacidos para enseñar

'

y hacer b ien a los demás , los tenía tan refrenados y aj ustados , quemas eran dechadodela república queescandalo deella . Dec ían con esto que tamb ien les faltaban las ocas iones , quesuelen ser causa dedelitos, como pasi ón demageres, o codic iade hacienda o deseo devenganza; porquesi deseabanmugeres hermosas

,les era lícito tener todas las quequ isiesen; y cualqu ieramoza her

mosa que apetec iesen , y env iasen a pedi rla a su padre, sab ia el Incaqueno solamenteno sela hab ían denegar ,mas quesela habían dedarcongrandís imohacimíento degracias dequehub iese querido abajarseátomarla pormanceba ó criada . Lomismoera en la hacienda, quenunca

tuv ieron falta della para tomarla agena ,n i dejarsecohechar por neces i

dad; porque donde qu iera que se hallaban con cargo degob ierno 6 sin

él, ten ian á sumandar toda la hacienda del sol y la del I nca, comogobernadores dellos; y si no lo eran , estaban obligados los gobernadoresy las j usticias a darles de la una 6 de la otra todo lo quehabian menester;porquedecían quepor ser h ij os del sol, y hermanos del I nca, ten ianen aquella hacienda la parte que hub iesenmenester. Tamb ien les faltabaocasi ón paramatar ó heri r a nad ie por v ia devenganza ó enojo, porque

nadieles podía ofender, anteseran ador'

ados en segundo lugar despues-de

detodo lo quepasaba en el reino, para dar cuenta dello al Inca. Eran

inmediatos a él, y supremos gobernadores de sus distr itos . H ab ían deser I ncas legítimos en sangre, esperimentados en paz y en guerra. Estos

cuatro, y nomás, eran del consejo deestado,a los cuales daba el Inca

orden delo quesehab ía dehacer en paz 6 enguerra, y ellos a susmin istrosdegrado en grado hasta los últimos . Y esto bastepor ahora delas leyesy gob ierno delos Incas: adelanteen el discurso desus v idas y hechos iremos entretej iendo las cosas quehub ieremas notables.

Cerámico yunga, hallado en Ch imbote.

CAP ITULO XV I

LA VI DA Y H ECHOS D E S I N C H I ' R OCA , SEGUN DO R EY

D E LOS I NCAS

Manco Capac , Inca, sucedi ó su h ijo S inch i R oca;el nombreprop iofueR oca (con la pronunciacion der sencilla), en la lengua general delPerú notienesign ificacion decosa alguna;en la particular delos Incas

la tendrá, aunqueyo no la sé . El P . Blas Valera dice, que R oca s ign i fica

principeprudenteymaduro;mas no diceen qué lengua ,adv ierte la pro

nunciacion blanda de la r tamb ien como nosotros . D ícelo contando las

escelencias de I nca R oca , que adelante veremos . S inch i es adjetivo,

qu ieredeci r valiente porqued icen que fue de valerosoán imo y demuchas fuerzas , aunqueno las ejerc itó en la guerra, queno la tuvo con

nadie. Mas en luchar, correr y saltar, tirar una p iedra y una lanza , y en

cualqu iera otroejercícío defuerzas hac ía ventajaá todos los desu tiempo.

Este principe, hab iendo cumplido con la solemn idad de las obseq.uia

'

s desu padre, y tomado la corona desu reino queera la borla colorada, pr0puso deaumentar su señorío,

para lo cual h i zo llamamiento delosmas pr inci pales caracas quesu padre ledej ó , y a todos j untos les h i zouna plática larga y solemne, y entreotras cosas les di jo: queen cumplimiento delo quesu padre, cuando sequ iso volver al c ielo,

ledej ómandado

, queera la convers i ón de los ind ios al conocimiento y adoracion delsol

,ten ia propuesto de sali r á convocar las nac iones comarcanas que lesmandaba y encargaba tomasen elmismo cu idado, pues ten iendo el nom

bre Inca, como su p rop io rey ,ten ían lamisma obligacion de acudi r al

(6 1 ) S inch i R oca . S i nehees sinón imo de jefe, reyez uelo, capitan debanda;en este sentido lo tomanmuchos

_cronistas, pr incipa lmente S armientodeG am

boaº

sinchesignifica tamb ien va liente, fuerte. R oca es generosa .

1 24

serv icio del sol, padrecomun detodos ellos , y al provechoy benef ic io desus comarcanos que tanta neces idad tenían de que los sacasen de lasbestialidades y torpezas en quev iv ian; y pues en sí prop ios podianmostrar las ventaj as ymejora que al presentetenian , di ferente de la v idapasada,

antes de la ven ida del I nca su padre, le ayudasen a reduci r aquellos bárbaros , para quev iendo los benefic ios queen ellos sehab ian hecho acudiesen conmas facilidad a recib ir otros semejantes .

Los curacas respondieron: queestaban prestos y aperceb idos paraobedecer a su rey ,

hasta entrar en el fuegopor su amor y serv icio. Con es

to acabaron su p lática, y señalaron el dia para salir . Llegado el tiemposali ó el I nca b ien acompañado de los suyos , y fuehácia Collasuyu , que

es alMediodía .dela ciudad del Coz co;convocaron á los indios persuadiéndoles con buenas palabras, con el ejemplo a que se sometiesen al vasa

llagey señor ío del Inca , y á la adoracion del sol. Los indios delas naciones Puch ina y Canch i , queconfinan poraquellos términos simplicísimosdesu natural condicion , y facilisimos a creer cualqu iera novedad , comolo son todos los ind ios , v iendo el ejemplo de los reduc idos , quees lo quemas les convenceen toda cosa ,

fueron fác iles deobedecer al Inca y so

metersea su imper io;y en espaciodelos años quev iv i ó pocoa pocodelamanera quese ha dicho,sin armas n i otro suceso quesea decontar , en

sanchó sus términos por aquella banda hasta el pueblo quellaman C huncara, que son veinte leguas adelante de lo que su padre dej ó ganado,

conmuchos pueblos quehay a unamano y a otra del camino. En todos

ellos h izo lo quesu padreen los queredujo, quefuecultivarles las tierrasy los án imos para la v idamoral y natural, persuadiéndoles quedejasensus ídolos y lasmalas costumbres que ten ían , y que adorasen al sol,

guardasen sus leyes y preceptos, queeran los quehab ia revelado y de

clarado al IncaManco Capac. Los indios le obedecieron y cumplierontodo lo queselesmandó , y v iv ieronmuy contentos con el nuevogob iernodel Inca S inch i R oca,

el caal,a imitacion desu padre, hizo lo quepudoen benefic io dellos conmucho regalo y amor .

Algunos indios qu ieren dec ir queeste Inca no ganómas de hastaChuncara, y parece que bastaba para la poca posib ilidad queentoncestodos los I ncas ten ían . Empero otros dicen , que pasómuchomas adelante, y ganó otrosmuchos pueblos y nac iones quevan por el Camino deUmasuyu , queson Cancalla , Cacha R urucach i, Assillu ,

Asancatu , H uan

can i , hasta el pueblo llamado Pucará deUmasuyu , á di ferencia deotro

quehay en Orcosuyu . Nombrar las prov incias tan en particular es paralos delPerú , quepara los deotros reinos fuera impertinencia: perdóneseme que deseo serv ir a todos . Pucará qu iere decir fortaleza: dicen queaquellamandó labrar estepr íncipepara quequedasepor frontera de loque

hab íaganado, y quea la partedelos Antisganó hasta el rio]lamadoCallahuaya (dondesecría el oro finisimo quepretendepasar delos veintey cuatroqu ilates desu ley)y queganó los demás pueblos quehay entreCallahuaya y el camino real deUmasuyu , dondeestán los pueblos

CAP ITULO

LLOQU E YU PANQU I , R EY TERC ERO , Y LA S I GN I F I CA C ION

D E su NOM BRE

L lnea Lloque Yupanqu i fueel tercero de los reyes del Perú; sunombreprop io fué Lloque, qu ieredeci r , i zqu ierdo. La falta quesusayos tuv ieron en criarle, por dosali ó zurdo, ledieron por nombre:pro

pio.El nombreYupanqu i fuenombre impuesto por sus v irtudes y hazañas .Y para quesevean algunasmaneras dehablar ,quelos indios delPerúen su lengua general tuv ieron , es desaber queesta diccion Yupanqu i esverbo, y habla dela segunda persona del futuro imperfectodel indicativomodo,

número s ingular , y qu ieredec i r contarás , y en soloel verbodi

cho así absolutamenteenc ierran y c i fran todo lo que de un príncipesepuedecontar en buena parte, como deci r , contarás sus grandes hazañas ,sus escelentes v i rtudes ,

su clemencia ,p iedad ymansedumbre, que

es frasis y eleganc ia de la lengua deci rloasi; la cual, como seha dicho, es

muy corta en vocablos;emperomuy s ign i f icativa en ellosmismos, y decir asi los ind ios un nombre6 verbo impuestoa sus reyes era para comprender todo lo quedebajo detal verbo 6 nombre se puededec ir, comod i j imos del nombreCapac, quequ ieredeci r r ico,

no dehac ienda,s ino de

todas las v irtudes que un rey bueno puede tener; y no usaban deesta

manera dehablar con otros , por grandes señores que fuesen , s ino con sus

reyes, por no hacer comun lo que. aplicaban a sus I ncas , que lo teníanpor sacri legio, y parece quesemejan estos nombres al nomb reAugustoquelos romanos d ieron áOctav ianoC ésar por sus v i rtudes , quedichoseloá otro queno sea emperador ogran rey , p ierdetoda lamagestad queensi tiene.

A qu ien díjere que tamb ien sign i ficará contarmaldades , pues elverbo contar se puedeaplicar a ambas s ign i f icaciones debueno y demalo, digo, queen aquel lenguage, hablando en estas sus elegancias, no to

1 27

man unm.smo verbo para sign i ficar por él lo bueno y lomalo, sino tansola una parte; y para la contraria toman otro verbo decontraria sign i

cacion ,aprop iado a lasmaldades del princ i pe, como (en el propósito que

hablamos)deci r H uacanqui , quehablandodelmismomodo,tiempo,

mero y persona qu ieredeci r , llorarás sus crueldades hechas en públicoy secreto,

con veneno y con cuch i llo su insaciab le avaricia,su general

tiran ía,sin d istingui r sagrado de profano,

y todo lo demas q ue se puedellorar deunmal princ ipe. Y porquedicen queno tuv ieron que llorar desus Incas , usaron del verbo huacanqu i , hablando de los enamorados enelmismo frasis , dando a entender que llorarán las pas iones y tormentosque el amor suele causar en los amantes . Estos dos nombres Capac yYupanqu i , en las sign i f icaciones quedellos hemos d icho,

selos dieron losindios a otros tres desus reyes , porm_erecerlos , como adelante veremos .

T amb ien los han tomadomuchos de la sangre real; hac iendo sobrenombre

_el nombrep rop io quea los I ncas d ieron , como han hechoen España

los del apellidoManuel, quehab iendo s ido- nombreprop io deun in fantedeCastilla ,

se ha hecho sobrenombreen sus descendientes .

C (intaro sacado deuna tumba C hanch rín .

CAP ITULO XV I I I

D OS CO NQU I STAS QUE H IZO E L IN CA LLOQU E YU PA NQU I

AB I EN DO tomadoel IncaLloqueYupanqu i la posesion desu reino,

y v isitádolopor su persona, propusoestender sus limites,para locualmandó levantar seis o s ietemil hombres deguerra para ir asu ré

ducion conmas poder y autor idad quesus pasados;porquehab iamas desesenta años queeran reyes , y leparec i ó no remitirlotodoal ruegoy á lapersua cion ,

s inoquelas armas y la potencia h iciesen su partea lomenoscon los duros y pertinaces . Nombró dos tios suyos quefuesen pormaesesdecampo, y eligi ó otros parientes que fueron por capitanes y consejeros;y dejandoel camino deUmasuyu , quesu padrehab ía llevadoen su con

qu ista,tomó el deOrcosuyu . Estos dos caminos se apartan en C hun

cara , y van por el distrito llamadoCollasuyu , y abrazan lagran lagunaT iticaca .

Luegoqueel Inca sali ó desu d istritoentró en unagran prov incia llamada Cana: env i ómensageros a los naturales con requerimientos que seredujesen a la obediencia y serv icio del h ijo del sol, dej ando sus vanos ymalos sacri ficios y bestiales costumbres. Los canas qu isieron informarsedespac io detodo lo queel I nca les env iaba amandar, y qué leyes habíandetomar, y cuáles dioses hab ían deadorar;y despues dehaberlosab idorespondieron , queeran contentos deadorar al sol y obedecer al Inca, y

guardar sus leyes y costumbres, porqueles parecianmejores quelas suyas . Y así salieron a rec ib ir al rey , y seentregaron por vasallos obedien

tes . El I nca,dejandomin istros, así para quelos instruyesen en su idola

tría,como para el cultivar y repartir las tierras, pasó adelante hasta la

nacion y pueblo llamado Ayav i ri . Los naturales estuv ieron tan duros yrebeldes, que ni aprovecharon persuaciones ni promesas , ni el ejemplo de los demas indios reducidos, sino que obstinadamente qu isieronmorir todos defendiendo su libertad, b ien en contra delo quehasta en

CAP ITULO X IX

LA CONQU I STA D E HATUN COLLA , Y LOS BLASON ES

D E LOS CO LLAS

ASADOS algunos anos , aunquepocos , volv i ó el I nca LloqueYupanqui a la conqu ista y reducion delos indios ,queestos Incas comodesdesus p r inci p ios hub iesen echado fama queel sol los hab ía env iado a la

tierra para quesacasen los hombres dela v ida fer ina q 'ten ían , y les ense

ñasen la politica , sustentandoesta opin i ón tomaron por pr inc i pal blasonel reduc i r los indios a su imper io, encubr iendo su amb icion con dec i r quelomandaba el sol. Con esteachaquemandó el I nca aprestar ocho 0 nue

vemil hombres deguerra; y hab iendoelegido consejeros y of iciales parael ej ército,

sali ó por el distr itodeCollasuyu ,y caminó hasta su fortaleza ,

llamada Pucara , donde fuedespues dedesbarate deFrancisco H ernandez G iron , en la batalla quellamaron dePucara . Deallí env i ó susmensageros a Paucarcolla y a H atun Colla , por qu ien tomó nombreel distr itollamado Collasuyu (es una p rov inc ia grand is ima , que contiene en sí

muchas p rov incias y nac iones debajo deste nombre Colla). R equiriólescomo a los pasados , y queno resistiesen como los deAyav i r i , quelos había castigadoel sol conmortandad y hambre, porquehab ían osado tomar las armas contra sus h ijos: quelomismohar ia. dellos si cayesen en elprop io error . Los Collas tomaron su acuerdo,

j untándose losmas princ ipales en H atun Colla , quequ ieredeci r Colla la grande; y pareciéndolesque la p laga pasada de Ayav i r i y Pucara hab ia s ido castigo del c ielo,

quer iendo escarmentar en cabeza agena, respondieron al I nca queeranmuy contentos deser sus vasallos y adorar al sol, y abrazar sus leyes yordenanzas , y guardarlas . D ada esta respuesta, salieron a recebirle

conmucha f iesta y solemn idad - con cantares y aclamaciones, inventadasnuevamenteparamostrar sus án imos .

La famosa piedra l lamad adelos doceangu los en una ca

lleantigua del Cuz co, los espa

ñoles la bauti z aron con el nombredela

,

ca l le del T r iunfo. E l

esti lo art'

ou itectoni co es el ei

clopeo, lo ¡ que indu ce a creer

queel edificio, donde seha l laempotrado el cur ioso b loquearan i.tico, fuecon stru ido en el

per iodo anteincdsico, en el que

el C u z co y a figuraba como uncentro pol itico y rel igioso respotable?

T IA H UAN ACO

G R AY . N º 1 2 .

G R AV . N º '

1 1 .

Lamina I X

Cerca dela antioua ciudad en r ui nas se levanta el pueb lomodet

º

na de y un pocomas lejos el deC opacabana que posee el cé lebresantua r io dela

'

V irgen deestenmubre. Para la edi ficación del temp lo y los ed ifietas pu b licos _u particu lares sehan aprovechado los materi a les de los edificiosdep iedra dela ciudad h istórica, haciendo, en los restos monumenta les , una obra

mas destruetora, quela. queocasiona el tiempo. Muestra deestas curiosas cons

tr 1 .tcciones es la casa de indios hecha con bloques dep iedra labrada de la antigua

T iahuanaco.

por dioses . En los blasones que los indios ten ían desu or igen y descendencia noles contradecían los I ncas , porquecomo ellos sepreciaban descender del sol, se holgaban quehub iesemuchas semej antes fábulas , porquela suya fuesemas fácil decreer .

Puesto asiento en el gob ierno de aquellos pueblos principales ,así

para su vana religion como para la hacienda del sol y del I nca, sevolv i óal Coz co, queno qu iso pasar adelanteen su conqu ista; porqueestos lncas s iempretuv ieron pormejor ir ganando poco a poco, y pon iéndoloenorden y razón para quelos vasallos gustasen dela suav idad delgob ierno,

y conv idasen a los comarcanos a sometersea él, que no abrazar de unavez muchas tierras , que fuera causar escándalo ymostrarsetiranos , amb iciosos y codiciosos .

Ceramic-o yunga, ha l ladoen Chanch dn .

CAP ITULO XX

[ .A GRAN PROV IN C I A C H UCUYT U S E RE DUC E D E PA z : HACE N

LO M I SMO OTRAS M UCHAS PROV I NC IAS

L Inca fue receb ido en el Coz co conmucha— f iesta y regoci jo, donde

paró algunos años,entend iendoen elgob ierno y comun benefiCio desus vasallos . Después lepareci ó v is itar todo su reino por el contento

q'

los indios receb ian dever al Incaen sus tierras , y porque los min istrosno sedescu idasen en sus cargos y of icios por la ausenc ia del rey . Acabada

la v is itamandó levantar gentepara llevar adelantela conqu ista pasada.

S alió con d iezmil hombres deguerra: llevó cap itanes escogidos;llegó aH atun Colla ,

y a los conf ines deChucuytu , prov inc ia famosa demuchagente, quepor ser tan princ ipal la dieron al emperador en el repartimientoquelos españoles h ic ieron deaquella tierra,

á la cual, y á sus pueblos comarcanos , env ió los requer imientos acostumbrados , que adora

sen y tuv iesen por dios al sol. Los deChucuytu, aunquee'

ran poderosos ,

y sús pasados hab ian su jetado algunos pueblos de su comarca ,no qui

s ieron reéistir al I nca , antes respondieron quele obedecían con todo

amor y voluntad porqueera hijodel sol;deOriya clemenc ia ymansedumbreestaban afic ionados, y querían ser sus vasallos por gozar desus beneficios .

º“E l Inca los rec ib i ó con la afab ilidad a costumbrada , y lee—h i zomer

cedes y regalos con dádivas , queentrelos ind ios seestimaban enmucho;y v iendoel buen suceso queen su conqu ista hab ia ten ido, env ió losmismos requer imientos a los demas pueblos comaícanos hasta el desaguadero de la gran laguna T iticaca; los cuales todos con el ejemplo deH atunColla y deC hucuytu , obedec ieron llanamenteal Inca, quelosmas princ ipa—l

º

ee_

f—ueron H i llev i Ghulli, Pumata , C ipita, y no contamos en partí

1 34

cular lo quehuboen cada pueblo de demandas y respuestas, porque to

das fueron a semejanza delo quehasta aqu í seha d icho, y por no repe

tirlo tantas veces lo decimos en suma. T amb ien qu ieren decir quetardóel Incamuchos años en conqu istar y sujetar estos pueblos,mas en la

manera delganarlos no d i f ieren nada;y así va poco'

onada hacer casodelo queno importa .

H ab iendo paci ficado aquellos pueblos desp idió su ej ército, dejandocons igo lagentedeguarda necesar ia para su persona, y losmin istros para la enseñanza de los indios: qu iso asistir personalmente a todas estascosas , así por darles calor como por favorecer aquellos pueblos y prov incias con su presencia , queeran principales y de importancia para lodeadelante. Los caracas y todos sus vasallos se favorec ieron de queelInca qu isiesepararentreellos un inv ierno, quepara los indios era elmayor favor queseles podía hacer;y el I nca les trató conmucha afab ilidady caricias, inventando cada dia nuevos favores y regalos, porque veía

por esper iencia (sin la doctrina de sus pasados) cuanto importaba lamansedumbrey el beneficio, y el hacerse querer , para atraer los estra

ños a su obediencia y serv icio. Los indios pregonaban por todas parteslas escelencias de su prínc ipe, diciendo queera verdadero h ijo del sol.E ntretanto queel Incaestaba en el Collaomandó apercib ir para el veranos igu iented iezmil hombres deguerra . Ven idoel tiempo, y recogida lagente, eligi ó cuatromaeses decampo, y por general env i ó un hermanosuyo, queno saben dec ir los indios cómo se llamaba;al cualmandó quecon parecer y consejo de aquellos cap itanes procediese en la conqu istaquelemandaba hacer;y á todos c inco dió ó rden y e5presomandato queen n ingunamanera llegasen a romp imiento debatalla con los indios queno qu isiesen reducirsepor b ien , s ino quea imitacion de sus pasados losatrajesen con car ic ias y beneficios,mostrándoseen todopadres p iadosos ,antes quecap itanes belicosos .Mandoles quefuesen alPon ientededondeestaban a la prov inc ia llamada H urin Pacasa , y redujesen los ind ios quepor allí hallasen . El general y sus cap itanes fueron como se lesmandó ,

y con próspera fortuna redujeron los naturales que hallaron en espaciodeveinteleguas quehay hasta la falda de laCordillera y S ierra Nevada,quediv idela Costa dela S ierra . Los indios fueron fáciles dereducir, porqueeran behetrias y gentesuelta, sin ó rden , ley ni policia. V iv ian a se

mejanz a debestias:gobernaban los quemas podian con tiran ía y soberb ía;y por estas causas fueron fáciles desujetar, y losmas deellos, comogentesimple, v in ieron desuyoa la fama delasmaravi llas, quesecontaban de los Incas hijos del sol. Tardaron en esta reducion cas i tres añosporquesegastabamas tiempoen doctrinarlos, segun eran brutos, queensujetarlos . Acabada la conqu ista, y dejados losministros necesar ios para elgob ierno, y los capitanes y gente2deguerra para pres id io y defensade lo quese hab ia conquistado,

sevolv i ó el general y sus cuatro capitanes a dar cuenta al Inca de lo que dejaban hecho. El cual, entretanto

queduró aquella conquista , sehabía ocupadoen v isitar su reino, procu

CAP ITULO XX I

LA S C I EN CI AS QUE LOS I NCAS ALCANZARO N . TRATASE PR IMERO

D E LA ASTROLOG IA

astrología y la filosofia natural quelos I ncas alcanzaron fuemuypoca; porquecomo no tuv ieron letras, aunqueentreellos hubohombres debuenos ingen ios, quellamaron Amautas , quefilosofaron cosas

sutiles comomuchas queen su república platicaron ,no pudiendodej arlas

escritas para quelos sucesores las llev aran adelante, perecieron con los

mismos inventores, y así quedaron cortos en todas ciencias , 6 no las tu

v ieron , s ino algunos princi p ios rastreados con la lumbrenatural, y esosdejaron señalados con señales toscas y groseras para que las gentes lasv iesen y notasen . D i remo's de cada

_cosa lo que tuv ieron . La filosof ía

moral alcanzaron b ien , y en p ráctica la dejaron escr ita en sus leyes , v iday costumbres , como en el d iscurso Severá por ellasmismas; ayudábalespara esto la ley natural quedeseaban guardar, y la esperiencia quehállaban en las buenas costumb res, y conforme a ella iban cultivando dedía en dia en su república .

De la filosofianatural alcanzaron poco o nada, porqueno trataron

della, quecomo para su v ida s impley natural no tuv iesen neces idad queles forzaseá investigar y rastrear los secretos de naturaleza, pasábanse

sin saberlos , ni procurarlos; y así no tuv ieron n inguna práctica della,n i

aun delas calidades de los elementos , para decir que la tierra es fr ia yseca, y el fuego calientey seco, s inoera por la esperienc ia dequeles calentaba y quemaba;mas no por v ia de ciencia de f ilosofía . S olamentealcanzaron la v irtud dealgunas yerbas y plantasmedic inales con quesecuraban en sus enfermedades , como di remos dealgunas cuandotratemosde sumedicina. Pero esto lo alcanzaronmas por esperiencia (enseñadosdesu neces idad) quenopor su filosofía natural, porque fueron —

poco es

pecu lativos de lo queno tocaban con lasmanos.

- 1 37

Dela astrología tuv ieron algunamas práctica que dela filosofia natura], porque tuv ieronmas incitativos que les despertaron a la especa

lacion della , como fueel sol y la luna ,y elmov imiento var io del planeta

Venus, que unas veces la veían ir delantedel sol, y otras en pos del. Porel semej anteveían la luna crecer ymenguar, ya llena , ya perd ida dev ístaen la conjuncion , a la cual llamanmuertedela luna,

porqueno la veíanen los tres dias della . T amb ien el sol los inc itaba á quemirasen en él ,queunos tiempos se les apartaba , y otros se les allegaba; queunos dias

eranmayores quelas noches, y otrosmenores, y otros iguales , las cualescosas losmov ieron ami rar en ellos; y lasmi raron tanmater ialmentequeno pasaron de la v ista .

Admirábanse de los efectos , pero no procuraban buscar las causas

y así no trataron si hab íamuchos c ielos , ó nomas deuno,n i imaginaron

quehab iamas deuno. N o sup ieron dequé secausaba el crecer ymenguarde la luna

, ni los mov imientos de los demas p lanetas; ya apresurados,

ya espaciosos; ni tuv ieron cuentamas decon los tres planetas nombrados

, por el grandor , resplandor y hermosura dellos . Nomi raron en losotros cuatro planetas . De los s ignos no hubo imaginacion , ymenos desus influencias . A l sol llamaron I nti , a la luna Qu illa, y al luceroVenus

C hasca, quees C r in ita o C respa, por susmuchos rayos .Miraron en las

s iete cabrillas por verlas tan j untas , y por la di ferencia que hay dellasa las otras estrellas queles causaba admiracion;mas no por otro respec

to;y nomiraron enmas estrellas , porqueno ten iendo neces idad forzosa ,

no sab ían a qué propós itomi rar en ellas;ni tuv ieronmas nombres deestrellas en particular, quelos dos quehemos dicho: en comun las llamaronCoy llur, que qu iere deci r estrella .(64)

En todo lo referentea conocimientos astron ómicos de los Incas, delos cuales G arci laso como seveno ten iamuchas nociones, puede consu ltarsecon fruto, On degardo, Col. Urteaga, t. I I I pp . 3 . y sigs . ; A rriaga, Ob . cit. c . I I ;A costa, Ob . cit. Lib . .V . 0. I V;Cabel lo Balb oa, Ob . cit. c . V . ;Calanch a, C rónicaMordli z ada dela orden deS an A gustin , en los varios cap ítu los q uetrata de lasidolatrias delos Yungas, y con algun as reservas a D . V icente F idel Lopez, R aces A ryennes du Perou . 2a . Parte, principalmenteel e. 1 . T amb ién es importantelonarradopor el padreCob o, Ob . ci t. I I I . Lib . X I I I , 0. V I .

CAP ITULO XX I I

ALCANZARON LA CU ENTA DE L A NO,Y LOS SOLST I C I OS

Y EQUI N OC IOS

A S con toda su rusticidad alcanzaron los I ncas , queelmov imientodel sol seacababa en un año

,al cual llamaron H uata:es nombre, y

qu ieredeciraño;y lamisma dicion sinmudar pronunciacion n i acento:en otra s ign i ficaci ón es verbo, y sign i f ica atar . Lagentecomun contabalos años por las cosechas . Alcanzaron tamb ien los solsticios del .veranoydel inv ierno, los cuales dej aron escritos con señalesgrandes y notorias,quefueron ocho torres que labraron al Oriente, y otras ocho al Pon ientedela ciudad del Coz co, puestas decuatro en cuatro, dos pequeñas deá tresestados

, pocomas omenos de alto, enmedio deotras dos grandes; laspequeñas estaban d iez y ocho o veinte p ies la una dela otra: a los lados

otro tantoespac io estaban las otras dos torres grandes , queeranmuchomayores quelas queen España serv ían deatalayas , y estas grandes serv ian deguardar y darV isopara que descubriesenmejor las torres pequeñas el espacio queentre las pequeñas hab ía , por dondeel sol pasaba al

sali r y al ponerse, era el punto de los solstic ios . Las unas torres del 0

r ientecorre5pndían a las otras del Pon ientedel solstic iovernal, o h iemal.Para veri f icar el solstic io,

se ponía un lnea en c ierto puesto al salirdel sol y al ponerse;ymiraba a ver si salía, y sepon ía por entrelas dos torres pequeñas queestaban alOr ientey al Pon iente. Y con estetrabajosecerti ficaban en la astrología desus solstic ios . Pedro deC ieza, capitulo

noventa y dos , hacemenc i ón destas torres . El P . Acosta tamb ien tratadellas ,lib ro sesto, capítu lo tercero,

aunqueno les dan su punto. Escrib ié

ron lo con letras tan groseras ,porqueno sup ieron fi j arlos conlos dias de

losmeses en queson los solsticios, porquecontaron losmeses por lunas ,como luegodiremos ,y nopor dias;y aunqued ieron a cada añodocelunas ,

- 1 39

comoelañosolar escedá al año lunar comun en once días , no sab iendoajustar el un añocon elotro, ten ian cuenta con elmov imientodel sol porlos solsticios para aj ustar el año y contarlo, y no con las lunas; y destamanera div idían el un año del otro, rigiéndosepara sus sembrados por elaño solar, y nopor el lunar; y aunquehaya qu ien diga que ajustaban elaño solar con el año lunar , leengañaron en la relacion; porquesi supieran ajustarlos , fi jaran los solsticios en los dias de losmeses queson, y

no tuv ieran necesidad de hacer torres pormojoneras paramirarlos yajustarlos por ellas con tanto trabajo y cu idado, como cada dia ten ían ,

mirando el salir del sol y el ponerse por derecho de las torresLas cuales dej é en pieel año de 1560, y si despues acá no las han de

rribado,sepodr ia veri f icar por ellas el lugar dedondemiraban los Incas

los solstic ios, a ver si era deuna torrequeestaba en la casa del sol, ó deotro lugar , queyo no lo pongo por noestar certi f icado dé].

T amb ien alcanzaron los equ inocios , y los solen iz aronmuymucho.

En el demarzo segaban losma i zales del Coz co con gran f iesta y regoc i jo;particularmenteel anden deCollcampata, queera como jardín del sol.En el equinocío desetiembrehac ían una de las cuatro f iestas pr inc ipalesdel sol que llamaban C itua R a imi , r . senc illa: qu ieredeci r, f iesta pr inc ipal. Celebrábase, como en su lugar di remos . Para veri f icar el equinocíoten ian colunas dep iedra riquísimamentelabradas , puestas en los patios6 plazas quehab ia antelos templos del sol: los sacerdotes cuando sentíanqueelequinocíoestaba cerca, ten ian cu idado demirar cada dia la sombraquela coluna hac ía . T en ían las colunas puestas en el centro deun cerco

redondomuy grande que tomaba todoel ancho de la plaza o del patio;pormedio del cerco echaban por hilo deOriente á Pon iente una raya ,

quepor larga esper ienc ia sab ian dóndehab ían deponer el un punto y elotro. Por la sombra quela coluna hac ía sobre la raya, veían queel equ inocíose iba acercando y cuando la sombra tomaba la raya demedioámed io, desdequesalia el sol hasta quesepon ía,

y queáMediodía bañaba la luz del sol toda la coluna en derredor sin hacer sombra a partealguna,

dec ian queaquel día era el equ inoc ial. Entonces adornaban lascolunas con todas las flores y yerbas olorosas que podían haber, y pon ian sobreellas la s illa del sol, y decían queaquel dia seasentaba el sol

con toda su luz dellenoen lleno,sobre aquellas colunas . Por lo cual en

particular adoraban al sol aquel dia conmayores ostentaciones de f iesta y regoci jo, y lehacían grandes p resentes deoro y plata , y p iedras prec iosas , y otras cosas deestima . Y es denotar que los reyes Incas y sus

amautas, que eran los fi lósofos , asi como iban ganando las p rov incias,así iban esperimentando, que cuantomas seacercaban a la linea equ i

(65) R especto al uso deestas torres depied ra paramed ir los solstic ios yequ inoccios, puedeverseel informe q ue, a so_licitud de uno delosmiemb ros dela R eal S ociedad Geográfica de Lon dres, emiti por encargo de la S ociedadG eográfica deL ima, Boletin de la S ociedad Geográfica deLima, t. XX IX

, trim.

I I I,pp . 40 y sigs.

nocial, tantomenos sombra hacía la coluna alMediodía: por lo cual fueron estimandomas ymas las colunas queestabanmas cerca dela c iudaddeQu itu , y sobretodas las otras estimaron las quepusieron en lamismac iudad y en su parage, hasta la costa de lamar, dondepor estar el sol aplomo (como dicen los alvañies)no hac ía señal desombra alguna aMedio día. Por esta razón las tuv ieron enmayor veneraci ón; porquedecianque aquellas eran asientomas agradable para el sol, por queen ellas seasentaba derechamante, y en las otras delado. Estas s implezas y otrassemejantes, di jeron aquellas gentes en su astrologia, porqueno pasaron

con la imaginac ionmas adelantede lo queveíanmater ialmentecon losojos . Las colunas deQu itu y detoda aquella region , derr ibó el gobernador Sebastian deBelalcazarmuy acertadamente, y las hi zo pedazos porque idolatraban los indios en ellas: las demás que por todo el reino había,

fueron derribando los demas capitales españoles como las fueron haNando.

Cerámico yunga, hallado en Pachacamac.

1 42

h ic ieron lasmanchas; por esta fábula tan s imple y tan desordenada se

podrá ver la s implicidad de aquella gente. Mandaban a losmuchachosy n iños que llorasen y diesen grandes voces y gritos ,

llamándolaMamaQu illa, que esmadre luna

, rogándolequeno semur iese, porque no

perec iesen todos . Los homb res y lasmageres hac ian lomismo. H abía

un ru ido y una con fus ion tan grande, queno sepuedeencarecer .

Conforme al eclipse grande6 pequeño,juzgaban que hab ia s ido la

en fermedad de la luna . Pero si llegaba a ser total, ya no hab ia quejuzgar, s ino queestabamuerta, y pormomentos temían el caer la luna

,

y el perecer dellos . E ntonces eramas deveras el llorar y plañi r, comogentequeveía al ojo lamuertedetodos , y acabarseelmundo. Cuando

veian quela luna iba poco a poco volv iendo a cobrar su lu z , decian queconvalecia de su enfermedad, por que el Pachacamac, que era el

sustentador del un iverso, le hab ia dado salud, ymandádole quenomur iese porque no perec ieseelmundo;y cuando acababa deestar del

todo clara , ledaban la norabuena desu salud, ymuchas grac ias ,porque

no se hab ia caido. T odoesto de la luna v i pormis ojos . A l dia llamaronPunchau , y a la noche T uta,

al amanecer '

Pacarí . T uv ieron nombrespara s ign i f icar el alba , y las demas partes del dia y dela noche, comomed ia nocheymed io dia.

T uv ieroncuenta con el relámpago, trueno y rayo; y a todos tres en

j unto llamaron I llapa. No los adoraron por dioses, s ino que los honraban y estiniaban por criados del sol. T uv ieron que res idían en el aire

,

mas no en el cielo. E lmismo acatamiento h icieron al arco del cielo porla hermosura de sus colores , y porquealca'

nzaron queprocedía del sol,y los reyes Incas lo pus ieron en sus armas y div isa . En la casa del sol die

ron aposento de por si a cada cosa destas , como en su lugar diremos .

En la v ía quelos astrólogos llaman Láctea,en unasmanchas negras que

van por ella a la larga, qu isieron imaginar quehab ia una f igura deovejacon su cuerpoentero queestaba amamantando un cordero. Amime laquer ianmostrar d ic iendo: ves allí la cabeza dela oveja: ves acullá la delCorderomamando: ves el cuerpo, brazos y p iernas del uno y del otromas yonoveia las figuras , s ino lasmanchas , y deb ía deser por no saberlas imaginar.

Empero no hacían caudal deaquellas f iguras para su astrologia,

mas dequererlas p intar imaginándolas, ni echaban ju icios ni pronósticosordinar ios por señales del sol, ni dela luna, ni delas cometas, s inoparacosasmuy raras ymuy grandes, comomuertes dereyes 0 destruícióndereinos y proxincias; adelanteen sus lugares diremos dealgunas cometas si llegamos allá . Para las cosas comunesmás aina hac ían sus pronós

ticos y j u icios delos sueños quesoñaban , y delos sacri f icios quehac ían

queno delas estrellasni señales del a ire. Y es cosa espantosa oir lo que

decian y pronosticaban por los sueños , quepor noescandali zar al vulgo,no d igo lo queen esto pudiera contar . Acerca dela estrella Venus , que

unas veces la veian al anochecer y otras al amanecer, decian queel sol,

comoseñor detodas las estrellas,mandaba queaquella por sermas hermosa que todas las demas, anduv iese cerca dél, unas veces delanteyotras trás .

Cuandoel sol sepon ia, vrendoletrasponer por lamar (porquetodoel Perú a la larga tienelamar al Pon iente) dec ian queentraba en ella, y

quecon su fuego y calor secabagran partedelas aguas delamar, y quecomo un gran nadador daba una zabullida por debajo de la tierra parasalir otrodia alOriente,dandoaentender quela tierra está sobreel agua .

Del ponersela luna ni delas otras estrellas no di jeron nada . Todas estasboberías tuv ieron en su astrología los Incas, dedondesepodrá ver cuánpoco alcanzaron della, y baste estodela astrología dellos: digamos lamedicina queusaban en sus en fermedades

E jemplar expresivo, ha lladoen Chanchan .

CAP ITULO XX IV

LA M E D I C I NA QUE A LCANZARON , Y LA MAN ERA D E CURARS E

gas i queatinaron queera cosa provechosa y aun necesaria la evacuacion por sangr ía y purga, y por endesesangraban debrazos y p iernas, sin saber aplicar las sangr ias n i la dispos icion de las venas para

tal otalen fermedad, sinoqueabr ían la queestabamas cerca deldolor quepadecían . Cuando sentíanmucho dolor de cabeza se sangraban de la

j unta de las cej as , enc ima de las narices . La lanceta era una punta de

pedernal, que pon ían en un palillo hendido, y lo ataban porque no se

cayese, y aquella punta pon ian sob re la vena y encima ledaban un pá

pirote, y así abr ían las venas conmenos dolor quecon las lancetas co

munes . Para aplicar las purgas tampoco sup ieron conocer los humorespor la orina ,

n imiraban en ella ,n i supieron qué cosa era la có lera ,

n i fle

ma,ni melancolia.

Purgábanse deordinar io cuando se sentían apesgados y cargados,

y era en saludmas que no en enfermedad: tomaban (sin otras yerbas

quetienen para purgarse) unas raices blancas, que son como nabos pe

queños . D icen quedeaquellas raices haymacho y hemb ra, toman tanto deuna como deotra , en cantidad dedos onzas pocomas omenos , ymolida la dan en agua 6 en el brebagequeellos beben ,

y hab iéndola tomado, seechan alsol, para quecalor ayudea obrar: pasada una horaó pocomás se s ienten tan desconyuntados, que no se pueden tener . S emejaná los que semarean cuando nuevamente entran en lamar, la cabezasientegrandes vagu idos y desvanecimientos; parecequepor los brazos yp iernas venas y nerv ios, y por todas las coyunturas del cuerpoandan hormigas; la evacuacion cas i s iemprees por .ambas v ias devómitos y cámaras. Mientras ella dura está el pac iente totalmente descºnyuntado ymareado. Demanera quequ ien no tuv ieseesperiencia de los efectos deaquella ra i z

,entenderá quesemuereel puragado; nogusta de comer ni

CAP ITULO XXV

LA S YERBAS M E D I C I NAL ES QUE ALCANZARON

CAN ZAR ON la v irtud dela lechey resina deun árbol quellamanMulli , y losespañolesMolle:es cosa degrandeadmiracion el efecto q 'haceen las her idas frescas , quepareceobra sobrenatural. La yerba ómata quellaman C h illca ,calentada en una cazuela debarro,

hacemarav illosos efectos en las coyunturas dondeha entrado fr io,

y en los caballosdesortijados depie6mano. Una ra i z , comora i z degrama ,

aunquemuchomas gruesa, y los ñudosmasmenudos y espesos, que nome acuerdo

cómola llamaban , serv ia para forti ficar y encarnar los d ientes ymuelasAsábanla al rescoldo

, y cuandoestaba asada,muy b ien caliente, la par

tian a la larga con los dientes , y así h irv iendo pon ian la unamitad en launa enc ia y la otramitad en la otra , y allí la dejaban estar hasta queseen friaba , y destamanera andaban por todas las encías con gran pena delpac iente, porquese le asaba la boca . E lmismo pacienteseponela raíz yhacetodoelmedicamento: hácenlo á pr ima noche, otrodia amanecen lasenc ías blancas comos carne escaldada , y por dos o tres dias no puedencomer cosa que se hay a demascar, s inoman j ares de cuchara . Al cabo

dellos se les cae la carne quemada de las enc ías , y se descubreotra debajomuy colorada y muy linda . Desta manera les v imuchas vecesrenovar sus enc ías , y yo, sin necesidad , lo probé á hacer,mas por nopoder su fr i r el quemarmecon el calor y fuego de las raices lo dej é .

Dela yerba 0 planta quelos españoles llaman tabaco y los indios say ri .usaron mucho paramuchas cosas: tomaban los polvos por las naricespara descargar la cabeza . De las v irtudes desta planta han esperimentadomuchas en España , y así lellaman por renombrela yerba santa. Otra

yerba alcanzaron admirabilísima para los ojos, llamánla,Matecllu ,

1 47

naceen arroyos pequeños , es deun pie, y sobrecada pietieneuna hqjaredonda y nomas . Es como la que en España llaman oreja de abad,

quenacede inv ierno en los tej ados , los indios la comen cruda, y es de

buen gusto; la cualmascada , y el zumoechado a pr ima nocheen los ojosenfermos , y lamisma yerbamascada ,

puesta como emplasto sobre los

párpados de los ojos y enc ima una venda , porque no se caiga la yerba ,

gasta en una noche cualqu iera nube que los ojos tengan , ymitiga cual

qu ier dolor o accidente que sientan .

Yo se la pusea unmuchacho quetenia un ojo para saltarledel casco:estaba inflamadocomoun pimiento,sin d iv isarselo blanconi pr ieto delojo, sino hecho una carne, y lo ten ia yamedio caido sobreel carr illo,

y la pr imera noche que le puse la yerba se restituyr<

el ojo a su lugar , yla segunda quedó del todo sanoy bueno. Después acá hev istoelmozoenEspaña, ymeha .dichoquevemas deaquel ojo quetuveenfermo quedelotro. Amimedió notic ia della un español

, queme juró se hab ia v istototalmentec iego denubes, y queen dos noches cobró la v istamed iantela v irtud dela yerba . Dondequ iera quela veia la abrazaba y besaba congrandís imo afecto

, y la pon ia sobre los ojos y sobre la cabeza en hac imiento degracia del benefic io quemediante ella le habia hecho nues

troS eñor en restitu irlela v ista . Deotrasmuchas yerbas usaban los indiosmis parientes , de las cuales nomeacuerdo.

Esta fué lamedic ina que comunmente alcanzaron los indios I ncasdel Perú , quefueusar deyerbas s imples y no demedicinas compuestas,y no pasaron adelante; y pues en cosas detanta importancia como la salud ,

estudiaron y sup ieron tan poco, decreer es queen cosas queles iba

menos , como la filosofia natural y la astrología , sup ieronmenos , ymuchometros de la teología , porqueno sup ieron levantar el entendimientoa cosas inv is ibles , T oda la teología delos Incas seencerró en el nombredePachacamac . Después acá los españoles han esperimentadomuchascosasmedicinales , pr inc ipalmente delmaíz , que líaman zara, y esto ha

s ido partepor el av iso quelos ind ios les han dado deeso pocoquealcanz aron demedicamentos , y parte porque losmismos españoles han fílosofado delo quehan v isto, y así han hallado queelmai z , demas desermanten imiento de tanta sustancia , es demucho provecho paramal der iñones, dolor de i j ada, pasion de p iedra , retenc ion deurina, dolor dela

vej iga y del caño;y esto lo han sacado de ver quemuy pocos ind ios, 6cas i n inguno,

se halla que tenga estas pas iones; lo cual atribuyen a la

comun beb ida dellos , quees el brebagedelmaíz , y asi lo bebenmuchosespañoles que tienen las semejantes enfermedades: tamb ien le aplicanlos indios en emplasto para otrosmuchosmales .

CAP ITULO XXV I

D E LA GE OM ETR IA,G EOGRA F IA , AR ITM ET I CA ,

Y M US ICA

QUE ALCANZARON

E la geometr ia supieronmucho, porqueles fuenecesar io paramedirsus tierras ,para las aj ustar y parti r entreellos:masestofuemater ialmente,

nopor altura degrados n i por otra cuenta especulativa , s inopor sus cordeles y piedrecitas ,por las cuales hacen sus cuentas y particionesquepor no atreversea darmea entender , dej aré dedeci r lo quesupedellas . De la geografia supieron b ien , para p intar y hacer cada nacion elmodelo y d ibu jo desus pueblos y prov incias . queera lo quehab ian v is

to: no semetían en las agenas , era estremo lo queen este particu lar hacian . Yo v i elmodelodel Coz co y partedesu comarca , con sus cuatroca

minos pr inc ipales , hecho debarro y piedrez uelas y pali llos, trazado porsu cuenta ymedida ,

con sus plazas ch icas y grandes, con todas sus callesanchas y angostas , con sus barr ios y casas , hasta lasmuy olv idadas ,con los tres arroyos quepor ella corren , queera admi rac ionmi rarlo.

LOmismo era ver el campo con sus'cerros altos y bajos ,

llanos y

queb radas, r ios y arroyos con sus vueltas y revueltas , queelmejor cosmógrafo delmundo no lo pud iera ponermejor . H ic ieron estemodelo para que lo v iera un v isitador , que se llamaba D amian de la Vandera ,

quetraia comis ion dela chancílleria de los reyes para saber cuántos pueblos y cuántos ind ios hab ia en el d istrito del Cozcoz otros v is itadores fueron á otras partes del reinoa lomismo. Elmodelo qued igo quev í seh i zoenMuyna

, que los españoles llamanMoh ina , c inco leguas al S ur de lac iudad del Coz co; yome hallé allí , porqueen aquella v isita sev is itaronparte de los pueb los é indios del repartimiento deGarcilaso de la Vega ,

mi señor .

De la ar itmética sup ieronmucho, y por admirab lemanera , quepor

nudos, dadosen unos h ilos de diversas colores, daban cuenta de todo lo

Las canciones que componían de sus guerras y hazañas no las tañían porque no se hab ían de cantar a las damas, ni dar cuenta dellas

por sus flautas: cantábanlas en sus fiestas princ ipales y en sus v ictor iasy tr iun fos, enmemoria desus hechos hazañosos . Cuandoyo salí del Perúquefué el año 1560,

dej é en el Coz cocinco indios quetañían flautas diestrísimamentepor cualqu iera libro de canto de ó rgano que les pusiesendelante: eran dej uan R odr íguez deV illalobos , vecinoQuefuedeaquellaciudad . En estos tiempos, quees ya el año demil y seiscientos y dos ,

medicen quehay tantos indios tan diestros enmús ica para tañer instrumentos, quedondequ iera se hallanmuchos . De las voces no usaban los

indios enmis tiempos porque no las ten ian tan buenas, debía de ser lacausa, queno sab iendocantar no las ejercitaban , y por el contrar io hab íamuchosmesti zos demuy buenas voces .

Cerámico sacadode'una tumba deP achacamac.

CAP ITULO XXV I I

LA POES I A D E Los I N CAS AMAUT A S , QUE S ON PI LOSOPOS,

Y H A R AV I CUS, QUE S ON POETAS

les faltó hab ilidad a los amautas, que eran los filósofos, para componer comedias y tragedias , que en dias y f iestas solemnes representaban delantedesus reyes y delos señores queas istían en la cor

te. Los rep resentantes noeran v iles ,sino Incas y gentenoble,hijos decuracas, y losmismos caracas y cap itanes hastamaeses decampo; porquelosautos .delas tragedias serep resentasen al prop io;cuyos argumentos s iempreeran dehechosmilitares ,detr iun fos y v ictor ias delas hazañas y grandez as delos reyes pasados, y deotros heroicos varones . Los argumentosdelas comed ias eran deagricultura , dehac ienda, decosas caseras y familiares. Los representantes, luego queseacababa la comedia, sesentaban

en sus lugares con forme a su calidad y oficios . No hacian entremesesdeshonestos, v iles y bajos: todo era decosas graves y honestas , con sen

tencias y donaires permitidos en tal lugar . A los queseaventaj aban enla gracia del representar les daban joyas y favores demucha estima .

Dela poesia alcanzaron otra poca porquesup ieron hacer versos cortos y largos conmedida de s ílabas: en ellos pon ian sus cantares amorcsos con tonadas d i ferentes , como se ha dicho. T amb ien componían enverso las hazañas de sus reyes , y de otros famosos I ncas , y curacas

pr incipales , y los enseñaban a sus descendientes por tradicion para queseacordasen de los buenos hechos de sus pasados y los imitasen : (66) losVersos eran pocos porque lamemor ia los guardase;emperomuy compediosos, como c i fras . No usaron de consonanteen los versos, todos eran

(66) Quiz á si estas narraciones conten idas en canto q ue se recitab an en

las fiestas solemnes, sean las q uesirv ieron a Betanz os y a Gamb oa para narrarcon tanto detallelas haz añas deYupanqu i y Paehaeutec.

— 152

sueltos . Por lamayor parte semej aban á la natural compostura españolaque llaman redondillas . Una canc ion amorosa compuesta en cuatro ver

sosmeofrece lamemor ia; por ellos severá el arti f icio de la composturay la significacion ab rev iada compend iosa de lo que en su rusticidad

querían dec i r . Los versos amorosos hacían cortos porque fuesenmas fác iles de tañer en la flauta . H olgara poner tamb ien la tonada en puntosdecanto deó rgano para quesev iera lo uno y lootro,más la ímoertinenciame escusa del trabajo.

La cancion es la q ueses -

gue y su traduccion en ca stellano:

A l cánticoD ormirásMedia noche

YO vendré .

Ymas propiamentedi jera , veniré , sin el pronombreyo,haciendotres

sí labas del verbo, como las haceel indio queno nombra a la persona, si

no quela incluyeen el verbo por lamedida del verso. Otrasmuchasmaneras de versos alcanzaron los I ncas poetas , a los cuales llamaban haravec, queen prop ia significacion qu ieredeci r inventador . En los papelesdel P . Blas Valera hallé otros versos queél llama spondaicos, todos son deá cuatro s í labas ,

á di ferenc ia deestotros queson deacuatro y a tres. Es

críbelos en indio, y en latin son enmater ia deastrologia: los incas poetaslos compus ieron fi losofando las causas segundas queD ios pusoen la re

gi ón del ai re para los truenos , relámpagos y rayos , y para el gran i zar ,nevar y llover, todo lo cual dan aentender en los versos , como severá.

H iciéronlos con formea una fábula quetuv ieron , que es la queses igue.

D icen queel hacedor puso en el c ielo una doncella , hij a deun rey , que

tiene un c'

ántaro lleno de agua para derramarla cuando la tierra la hamenester ,y queun hermano della la qu iebra á sus tiempos ,y quedelgol

pe se causan los truenos, relámpagos y rayos . D icen queel hombre loscausa porque son hechos de hombres feroces , y no demageres tiernas .

D icen queelgran i zar, llover y nevar lo hace la doncella, porqueson hechos demas suav idad y blandura ,y detanto provecho: dicen queun I ncapoeta y astró logo h i zo y di jo los versos loando las escelencias y v i rtudesdela dama, y queD ios se las hab ía dado para que con ellas h iciese b iená las criaturas dela tierra . La fábu la y los versos diceel P . Blas Valera ,

que halló en los ñudos y cuentas de unos anales antiguos que estabanen h ilos ded iversos colores , (67 ) y que la tradicion de los versos y delafábula sela d i jeron los indios contadores queten ian cargodelos nudos ycuentas histor iales ,

y queadmirado de que los amautas hub iesen alcan

zadotanto,escrib ió los versos . y los tomó dememoria para dar cuenta dellos . Yomeacuerdo haber oídoesta fábu la enmis n iñeces, con otrasmu

(67) S ob re el va lor escr itu ra! de los q uipus consú lte5e, Ondegardo. I nfor'mac ion cs . cto . l I I I . p .

'I

'S la nota N .

º

Esto puseaqu í por enr iquecermi pobre histor ia , porquecierto sin

lisonja alguna , sepuededec ir quetodolo queel P . Blas Valera tenía esorito,

eran perlas y p iedras prec iosas:nomereci ómi tierra verseadorna

da dellas .

D ícenme queen estos tiempos sedanmucho losmesti zos á componer en indio estos versos , y otros demuchasmaneras

,así a lo div ino,

como a lo humano; D ios les dé su gracia para quelesirvan en todo.

T an tasada y tan cortamentecomo seha v isto, sab ian los Incas delPerú las cienc ias quehemos dicho; aunquesi tuv ieran letras , las pasaranadelante poco a poco con la herencia de unos á otros , como h icieron lospr imeros f ilósofos y astrólogos . Solo en la f ilosofíamoral seestremaron ,

asi en la enseñanza della , como en usar las leyes y costumbres queguardaron; no soloentrelos vasallos , como sedebían tratar unos a otros conformea la ley natural;mas tamb ién como deb ian obedecer

, serv ir y adorar al rey y a los superiores , y como deb ia el rey gobernar y benefic iará los curacas y a los demás vasallos y súbditos in feriores . En el ejercic iodesta cienc ia sedesvelaron tanto, quen ingun encarecimiento llega á ponerla en su punto, porque la esperienc ia della les hacía pasar adelante,perficionándola dedia en dia , y deb ien enmejor, la cual esper iencia lesfaltó en las demás c ienc ias; porque no pod ianmanejarlas tanmaterialmentecomo lamoral, ni ellos se daban a tanta especulacion como aque

llas requ ieren; porque secontentaban con la v ida y ley natural, comogentequedesu naturaleza eramas inclinada a no hacermal quea saber

b ien .Mas con todo eso Pedro deC ieza de Leon , capítulo treinta y ocho,

hablandodelos I ncas y de su gob ierno, dice: h ic ieron tangrandes cosas,y tuv ieron tan buena gobernacion , que pocos en elmundo les h icieronventaj a Y el P . M . Acosta,

libro sesto, capitulo pr imero, dicelo que

ses igueen favor de los Incas y delosmej icanos.

H ab iendo tratado lo que toca a la religion que usaban los indios,pretendo en este libro escrib i r sus costumbres, y policía y gob ierno,

para dos fines . El UI IO deshacer la falsa op in ion quecomunmentesetiene dellos, como degentebruta y bestial, y sin entendimiento, otan cor

to queapenasmereceesenombre; del cual engaño ses iguehacerlesmuchos ymuy notables agrav ios ,

s i rv iéndosedellos pocomenos quedeanimales, y despreciando cualqu ier género de respecto que se les tenga .

Quees tan vulgar y tan pern icioso"

engaño, como saben los que con al

gun celo y considerac ion han andadoentreellos, y v isto y sab ido sus seeretos y av isos , y j untamenteel poco caso que de todos ellos hacen losquep iensan quesabenmucho, queson deord inario losmas nec ios ymasconf iados de si . Esta tan perj ud ic ial ºpin ion no veomedio con quepuedamejor. deshacerse, quecon dar á entender el ó rden y modo deproceder queestos ten ian cuando v iv ían en su ley ;en la cual, aunquetenian

muchas cosas de bárbaros y sin fundamento, pero hab ía tamb ien otrasmuchas dignas de admi racion , por las cuales se deja b ien comprenderquetienen natural capacidad para ser b ien enseñados, y aun en gran parte

hacen ventaja amuchas de nuestras repúblicas . Y no es demarav illarquesemezclasen yerrosgraves ,

pues en losmas estirados delos legisladores y f ilósofos se hallan ,

aunqueentren L icurgo y Platon en ellos . Y enlasmas sab ias repúblicas, como fueron la R omana y la Aten iense,

vemosignorancias dignas de risa ,quepor cierto quesi las repúblicas de losmejicanos y delos Ingas se refi rieran en tiempo deromanos ó griegos fueransus leyes y gob iernoestimado.Mas como sin saber nada destoentramospor la espada sin oírles ni entenderles, no nos parecequemerecen reputacion las cosas delos indios ,sinocomo decasa hab ida en elmonte, y tra ídapara nuestro serv icio y antojo. Los hombresmas curiosos y sab ios quehan penetrado y alcanzado sus secretos , su estilo y gob ierno antiguo ,

muy deotra suerte los j uzgan ,marav illándose que hub iese tanto orden

y razón entreellos hasta aqu i es del P . M . J osé deAcosta,cuya auto

r idad, pues es tan grande, valdrá para todo lo que hasta aqu í hemos dicho, y adelantedi remos delos I ncas , desus leyes y gob ierno y hab ilidadqueuna dellas fué , que sup ieron componer en prosa , tan b ien como enverso, fábulas breves

'

y compendiosas , por v ia de poesía para encerraren ellas doctr inamoral, ó para guardar alguna trad ic i ón de su idolatríaó delos hechos famosos desus reyes, 6 deotros grandes varones:muchasdelas cuales qu ieren los españoles queno sean fábulas sino h istor ias verdaderas, porque tienen alguna semejanza de verdad . De otrasmuchashacen burla , por parecerles quesonmenti rasmal compuestas, porquenoentienden la alegoría dellas . Otrasmuchas hubo torpísimas , como algu

nas q ue hemos referido. Qu i z á en el discurso de la historia se nos ofrecerán algunas delas buenas quedeclararemos .

C erámico yunga , ha lladoen P achacamac.

CAP ITULO XXV I I I

LOS POCOS INSTRUM ENTOS QUE LOS I N D IOS AL CAN ZARON

PARA SUS O F I C I OS

A quehemos d icho la hab ilidad y c ienc ias quelos fi lósofos y poetas deaquella gentilidad alcanzaron , será b ien digamos la inhab ilidad quelos of icialesmecán icos tuv ieron en sus oficios , para que se vea con

cuántamiseria y falta de las cosas necesar ias v iv ian aquellas gentes; ycomenzando delos plateros , dec imos , quecon haber tantonúmerodellos ,

y con trabajar perpetuamenteen su oficio, no sup ieron hacer yunquedehierrro, n i de otrometal: deb i ó de ser porqueno sup ieron sacar el

h ierro,aunque tuv ieron minas dé]. E n el lenguage llaman al h ierro

qu illay . S erv ianse para yunque de unas p iedras du rísimas decolor eu

treverdey amari llo; aplanaban y alisaban unas con otras , teníanlas en

gran estima , porqueeranmuy raras . No supieron hacermartillos con cabo depalo; labraban con unos instrumentos quehacen decob rey latón ,

mezclado uno con otro. S on de forma de dado; las esqu inasmuertas ,

unos son grandes , cuanto pueden abarcar con lamano para los golpesmayores , otros haymed ianos , y otros ch icos , y otros perlongados paramarti llar en cóncavo. T raen aquellos susmarti llos en lamano para golpear con ellos como si fueran gu i jarros . No supieron hacer limas n i burlles:noalcanzaron a hacer fuelles para fundir . Fundían a poder de soploscon unos cañutos decobre,

]argos demedia b razamas omenos comoera lafund iciongrandeo ch ica . Los canutos cerraban por el un cabo, dejábanleun agujero pequeño por doel a i resaliesemas recogido ymas rec io. Juntábanseocho, diez y doce, como eranmenester para la fund icion ,

anda

ban alderredor del fuego Soplando con los cañutos , y hoy seestán en lo

mismo, queno han queridomudar costumb re. T ampocosup ieron hacer

tenazas para sacar elmetal del fuego: sacábanlo con unas va ras depalo

de los españoles en todos los ofic ios que les han v isto hacer, queen al

gunós se aventaj an . Lamisma hab ilidadmuestran para las c iencias, S Ise las enseñasen , como consta por las comedias queen diversas parteshan representado;porquees así quealgunos cur iosos religiosos dediversas religiones p rinc i palmente de la C ompañia de j esús , por aficionar alos ind ios a losmisterios denuestra redencion , han compuestocomed iaspara quelas representasen los indios;porquesup ieron quelas representaban emtiempo desus reyes I ncas y porquev ieron queten ian hab ilidadé ingen io para lo quequ is iesen enseñarles; y así un padrede la Compañía compuso una comedia en loor de nuestra S eñora la V irgenMar ía, yla escrib i ó en lengua aimara, di ferentedela lengua general del Perú . El

argumento era sobre aquellas palabras del libro tercero del Génesis:Pondré enemz'stades entretí , y entrelamuger y ellamisma quebrantarátu cabeza . R epresentáronla indiosmuchachos ymozos en un pueblo lla

do S ulli Y en Potocsí se recitó un diálogo dela fé , al cual sehallaron presentesmas dedocemil indios . En el Coz co serepresentóotrodiá

logo del N iño j esús; dondesehalló toda la grandeza deaquella ciudad.

Otro se representó en la c iudad de los R eyes , delantede la chancílleria,

y detoda la nobleza de la c iudad, y de innumerables indios; cuyo argumento fué del S antísimo S acramento, compuesto a pedazos en dos lenguas, en la españolay en la general del Perú . Losmuchachos indios representaron los diálogos en todas las cuatro partes, con tanta gracia ydona ireen el hablar , con tantosmeneo_

s y acciones honestas, queprovocaban a contento y regoci jo; y con tanta suav idad en los cantares, que

muchos españoles derramaron lágrimas deplacer y alegr ía, v iendo la

gracia y hab ilidad y buen ingen io delos indiez uelos;y trocaron en contrala op in ion que hasta entonces ten ían de que los indios eran torpes , rudos é inháb iles .

Losmuchachos indios para tomar dememor ia los dichos quehan dedecir , queselos dan por escrito, sevan a los españoles quesaben leer, se

glares ó sacerdotes , aunque sean de losmas pr inc ipales, y les suplicanqueles lean cuatroocincoveces el pr imer renglón , hasta quelotoman dememor ia;y porqueno seles vaya della, aunqueson tenaces, rep itenmuchas veces cada palabra , señalándola con una p iedrecita, o con un grano

deuna semilla dediversas colores , queallá hay ,del tamaño de gar

banzos , que llaman C huy , y por aquellas señales seacuerdan de las pa“

labras, y destamanera van tomandosus dichos dememor ia con facilidady brevedad, por lamucha diligenc ia y cu idado queen ello ponen . Los

españoles ,a qu ien los indiez uelos p iden que les lean , no sedesdeñan n i

seen fadan , por graves quesean , antes les acar ician y dan gusto, sab ien

do para lo quees . Demanera q ue los indios del Perú , ya queno fueroningen iosos para inventar, sonmuy háb iles para imitar y aprender lo que

(70)Qu iz á si desdeesa época seusó ya la representación dep iez as d rawatieas en Keehua, aprovechándosedelos antiguos recitados delos indibs .

159

les enseñan . Lo cual esperimentó largamenteel licenciado J uan deCuellar, natural deMedina del Campo, quefuecanón igo dela S anta Iglesiadel Coz co;el cual ley ó gramática a losmesti zos , hi jos dehombres noblesy r icos deaquella ciudad .Mov ióseá hacerlo decar idad prop ia , y por súplica de losmismos estudiantes , porquecinco preceptores queen veces

antes habían ten ido los habían desamparadoa c inco o seismeses deestudio, pareciéndoles q por otras grangerías tendrianmasganancia;aunquees verdad quecada estudianteles daba cadames diez pesos,queson doce

X

ducados,mas todo se les hacía poco, porque los estudiantes eran pocos,quecuandomas llegaron a docena y media . Entre ellos conoc í un indio I nca, llamado Felipe I nca, y era deun sacerdoter ico y honrado, que

llamaban el padrePedro S anchez , el cual v iendo ei hab ilidad queel irídiomostraba en leer y escrib ir, le dió estudio: donde daba tan buenacuenta de la gramática, como elmejor estudiantede losmesti zos . Los

cuales cuandoel preceptor los desamparaba, sevolv ían al escuela, hastaqueven ia otro,

cl cual enseñaba por di ferentes princip ios queel pasado;y si algo se les hab ia quedado de lo pasado,

les dec ia que lo olv idasen ,

porqueno valía nada . Destamanera anduv ieron enmis tiempos los estudiantes descarr iados de un preceptor en otro sin aprovecharles nin

guno,hasta queel buen canón igo los recogi ó debajo desu capa

, y les ley ólatin idad casi dos años entre armas y caballos , entresangre y fuego delas guerras£que entonces hubo de los levantamientos de don S ebastiandeCastilla, y deFrancisco H ernandez G iron , queapenas sehab ia apagadoel un fuego, cuando seencendi ó el segundo, quefuepeor , y durómasen apagarse. En aquel tiempo v ióel canón igoCuellar lamucha hab ilidadque sus d isc ípulosmostraban en la gramática , y la agilidad queten íanpara las demás c iencias , de las cuales carecían por la ester ilidad de latierra , doliéndose de que se perdiesen aquellos buenos ingen ios, les deciamuymuchas veces, o hi jos , quelástima tengo no ver una docena de

vosotros en aquella un iversidad deS alamanca . T odoesto seha refer ido,

por decir la hab ilidad que los ind ios tienen para lo que quisieren ense

ñarles , dela cual tamb ién partic ipan losmesti zos , como parientes dellos .

E l canón igo j uan deCuellar tampoco dej ó sus d isc ípulos perfeccionadosen latinidad, porqueno pudo llevar el trabajo quepasaba en leer cuatrolecciones cada dia

, y acud ir a las horas desu coro;y así quedaron imperfectos en la lengua latina . Los queahora son deben darmuchas graciasa D ios porqueles env i ó la Compañía de j esús; c n la cual hay tanta a

bundancia de todas cienc ias y detoda buena enseñanza deellas, comola quetienen y gozan . Y con esto será b ien volvamos a dar cuenta de lasucesi ón delos reyes Incas y desus conqu istas .

q uiso'

volver a v isitar sus vasallos por sus p rov incias ,porquecomo y

lo hemos apuntado era una de las cosas que aquellos principes hacíandequemas se favorec ían los súbditos : por esto,

y pormostrar su án imoliberal ymagn í f ico,

m'

anso y amoroso,h i zo la v isita con grandesmer

cedes demucha estima a los curacas y á la demás gentecomun .

Acabada la v is ita volv i ó el án imo al pr incipal blason queaquellosI ncas tuv ieron , quefuellamar y traer gentebáabara a su vana religion , ycon el titulo desu idolatría encubr ían su amb icion y cudícia deensancharsu reino. Ora sea por lounoo por lootro,

ó por ambas cosas, quetodocabeen los poderosos,mandó levantar gente y ven ida la primavera,

saliócon docemil homb res deguerra y cuatromaeses decampo, y los demasoficiales ymin istros del ej érc ito, y fué hasta el desaguadero de la granlaguna T iticaca , quepor ser llana toda la tierra del Collao,

leparecíamasfác il conqu istar que otra alguna y tamb ien porquela gentedeaquellaregion semostrabamas s imp ley dóc il.

Llegado al desaguaderomandó hacer grandes balsas , en que pasó

el ej ército, y a los primeros pueblos que halló env ió los requerimientosacostumbrados , queno hay para qué repeti rlos tantas veces. Los indiosobedecieron facilmente, por lasmarav illas que hab ian oido decir de losI ncas , y entre otros pueblos que se redujeron fue uno T iahuanacu , de

cuyos grandes é increibles edi f ic ios será b ien que d igamos algo. Es así

que entreotras ob ras que hay en aquel s itio, que son para admi rar,

una dellas es un cerro ó colladohechoámano,tan alto(paxa ser hecho de

hombres) que causa admi rac ion,y porqueel cielo o la tierra amontona

da no se les desli zase, y seallanaseel cerro, lo fundaron sobregrandes

c imientos dep iedra , y no se sabepara q uefuehecho aquel edif ic io (7 1En otra parte,

apartado deaquel cerro,estaban dos f iguras degigantes

entallados en p iedra , con vestidu ras largas hasta el suelo, y con sus to

cados en las cabezas , todo ello b ien gastado del tiempo, quemuestra su

mucha antigijedad . Vese tamb ién unamuralla grandís ima de p iedrastan grandes , que lamayor admi rac ion que causa es imaginar qué fuerz as humanas pudieron llevarlas donde están ; s iendo, como es verdad

,

queenmuy gran d istanc ia de tierra no hay peñas n i canteras dedondese hub iesen sacado aquellas p iedras Vénsetamb ien en otra parteotros edi f ic ios bravos; y lo quemas admi ra son unas grandes portadasdep iedras , hechas en d i ferentes lugares , ymuchas dellas son enteri zas,lab radas desola una p iedra por todas cuatro partes , y aumenta lamarav illa destas portadas , quemuchas dellas están asentadas sob rep iedras,

(7 1 ) H oy está probado q ueel cerro deq uehab la G arcilaso fue, en sumayor parte, artificia l y se le ha b autizado por eso con el nomb re deA capana . E l

arq ueó logº Posnansky h a hecho deten idos y profundos estud ios sobreestemonumento y todos los dela región deT iahuanaco. Véase su Gu ia general de

Monumentºs etc . Bol iv ia 1 9 1 2 p . 56 .

(72) Elmismo arq ueó logo Posnansky ha demostrado que los lugares dedondeseextraía la p iedra para los construcciones deT iahuanaco se hal labaen las errania sur a deQuimz aohata,en la finca A ndemarca. Ob . cit. p . 24 .

-i u -m'x ¡ Ivm'

wlmI IPI

( ¡ R AV N .

º 1 6 .

Lamina X I

G R AV . N .

O 15.

T I A H UAN A CO. R estos de

grandes pi lastras dep iedra queservían de sóli dºs sostenes al

muro, querodeaba un gran pa

laciºº un temp lo en la parte

l lamada de Kalasasay a . S an

deasperon colorado.

E l arqueólogo P onnansky

queha estud iado conciensudamentelasmin as de esta anti

qu ísima ciudad creeque entre

lºs p i lares del gran cercº de'

1”

iahua naco, ex ist¿an pared<s

quenº ten ian en rea lidad otrº

objetº que sost¿ nerlos , dándº

lesmayor con si stencia .

corres ;wnr!ienles a un eas

— lé3

quemedidas algunas , se hallaron tener treinta p ies de largo, y qu incede; ancho,

y seis de frente; y estas p iedras tan'

grandes y las portadas

son deuna p ieza, las cuales obras no sealcanza ni seentiende con quéinstrumento ó herramienta sepudieron lab rar; y pasando adelantecon lacons iderac ion desta grandeza , es de adverti r cuántomayores serianaquellas p iedras antes que se labraran .

Los naturales dicen quetodos estos edi fic ios , y otros que no seescriben , son ob ras antes delos I ncas , y que los I ncas á semej anza destash ic ieron la fortaleza del Coz co, que adelante di remos; y que no saben

quien las h izo,mas dequeoyeron deci r á sus pasados queen sola una

noche remanecieron hechas todas aquellasmarav illas . Las cuales obras

parece quenoseacabaron , s inoquefueron principios delo quepensab'

an

hacer los fundadores . T odo lo dicho es dePedro deC ieza deLeon , en la

demarcacion que escr ib i ó del Perú y sus prov incias capitulo c iento yc inco,

dondelargamenteescribeestos y otros edi f ic ios , queen suma hemos dicho: con los cualesmeparec i ó j untar otros quemeescr ibeun sa

cerdote,condisc í pulomio, llamado D iego deA lcobaza (quepuedo

llamarle hermano, porqueambos nac imos en una casa , y su padremecrió como ayo)el cual, entreotras relaciones quedemi tierra él y otrosmehan env iado, hablando destos grandes edi f icios deT iahuanacu , d iceestas palabras: En T iahuanacu ,

prov incia del Collao, entre otras hay

una antigualla d igna de inmortalmemoria,está apegada a la laguna,

lla

mada por losespañoles C hucuy tu ,cuyonombreprop ioes C huqu iv itu (74)allí están unos edi ficios grandísimos ,

entre los cuales está un patio cua

drado de qu incebrazas ,á

'

una partey aotra con su cerca demas dedosestados dealto. A un ladodel patioestá una sala decuarenta y cinco piésde largo y veintey dos deancho, cub ierta a semej anza delas p iezas cubiertas depaja quevmd . v ió en la casa del sol en esta c iudad delCoz co;el patio q uetengo dicho, con sus paredes y suelo,

y la sala , y su techumbrey cub ierta , y las portadas y umbrales dedos puertas quela sala tie

ne, y otra puerta quetieneel patio, todoestoes deuna sola p ieza , hechay labrada en un peñasco, y las paredes del patio y las delas salas son de

'

tres cuartas devara deancho,y el techodela sala por defuera parecedepaj a , aun quees de p iedra; porquecomo los indios cub ren sus casas con

paja, porque semejaseesta a las otras , peinaron la piedra y la arraya

ron para quepareciesecub ija depaja . La laguna bateen un lienzodelosdel patio:los naturales dicen queaquella casa y los demas edi ficios los ten ian dedicados al H acedor del Un iverso. T amb ien hay allí cerca otragran suma dep iedras labradas en figuras de hombres ymugeres, tan al

(73) D iego deA lcobaz a h ijo deJuan deA lcob az a, q uefué el ayeymaestro

¡del Inca H istoriador . Véase al respecto la b iografia deGarci laso, inserta en

estetomo.

(74) Chuqu ivitº, d ice. Garci laso,es Chucu ito= lugar en forma depunta o

chuco, voz aimara. A si se designaban las posiciones geográficas semejantes alas del altiplano, comola punta de Chucuitoal sur del Callao.

- 1 64

natural, queparecequeestán v ivos , beb iendocon los vasos en lasmanos,otros sentados , otros en pie parados , otros que van pasando un arroyo,

queporentreaquellos edi fic ios pasa:otrasestatuasestán con sus criaturasen las faldas y regazo, otros las llevan a cuestas

,y otras demilmane

ras D icen los indios presentes que por grandes pecados que hicicron los deaquel tiempo, y porqueapedrearon un hombrequepasó poraquella prov incia, fueron convertidos en aquellas estatuas . H asta aqu íson palabras de D iego de Alcobaza ,

el cual enmuchas prov inc ias de

aquel reino ha s ido v icar io y predicador de los indios , quesus preladoslo hanmudado deunas partes aotras , porquecomomestiz natural del

Coz co sabemejor el lenguagedelos indios queotros no naturales deaque

lla tierra , y hacemas fruto.

Cerámico yunga, ha lladºen Chanch (in .

(73) Losmonolitos deq uehab la Garci laso y q ue representaban estatuashumanas arganda n iños

,no seven , n i los descr ibeC iez a n i A costa q uev isita

ran las ruinas . Estas nos hab lan deunas estatuas dep iedra parecidas frai les .

C iez a deLeón C rónica 0. X Betanz os Ob . c it. c . l . y l l; A costa Ob . cit. Lib . V .

0. X I V; (lobo UI ) . c i l t. I V 0 . X IX;Max Uh le, La A ntigua civi li z ación N a

tun pacassa S udamericana trad . de I ) . M. V . Bal l iv ian en su erud ito l ib roMonumentos preh istóricos de '

I'

iahwmacu . Edi . 1 9 1 0, La Paz .

1 66

E l Inca env i ó los requerimientos acostumbrados , y queen particu

lar les d ijesen queno iba a qu itarles sus v idas ni haciendas , s inoal hacerles los beneficios queel solmandaba que h ic ieseá los ind ios , queno sedesacatasen á sus h ijos ,

ni se tomasen con ellos , queeran invencibles;queel sol les ayudaba en todas sus conqu istas y peleas , y quelotuv iesenpor su d ios ,

y lo adorasen . Este recaudo env ió el Incamuchas veces alos indios ,

los cuales estuv ieron s iempre pertinaces , d iciendo queellosten ían buenamanera de v iv i r, que no la quer ianmejorar, y queten íansus dioses , y queuno dellos era aquel cerro que los ten ía amparados

, ylos hab ía de favorecer: q ue los I ncas se fuesen en paz , y enseñasen á

otros lo que qu is iesen , queellos no lo querian ap render . E l I nca, queno

llevaba án imo de darles batalla , sino vencerlos con halagos ó con lahambre, si de otra manara no pud iese, reparti ó su ej ércitoen cuatro

partes y cercó el cerro.

Los collas estuv ie'

ronmuchos dias en su pertinac ia, aperceb idos para si les combatiesen el fuerte;mas v iendo queno querían pelear los lncas, lo atribuyeron á temor y cobardía; y haciéndosemas atrev idos , dedía en día salieronmuchas veces del fuertea pelear con ellos; los cuales,por cumplir el orden ymandado de su rey , no hacíanmas que resisti rles , aunquetodav iamor ia gentedeuna partey deotra, ymas delos collas

, porquecomogentebestial semetían por las armas contrarias! Fuécomun fama entonces entrelos indios del Collao, y despues la derramaron los I ncas por todos reinos , queun dia delos queasí salieron los indioscercados a pelear con los del I nca , que las p iedras y flechas , y otras armas quecontra los I ncas tiraban ,

sevolv ían contra ellosmismos , y queasímur ieronmuchos collas ,

heridos con sus propias armas . Adelantede

clararemos esta fábula , quees dela quetenian enmas veneracíon . Con la

granmortandad q ' aquel dia hubo serindieron los amotinados, y en particular los curacas ,

arrepentidos desu pertinacia,temiendo otromayor

castigo, recogieron toda su gente, y en cuadr i llas fueron a pedi rmisericord ia .Mandaron quesaliesen los n iños delante, y en pos dellos susmadres , y los v iejos quecon ellos estaban . Pocodespues salieron los soldados

, y luego fueron los capitanes y cu racas , las manos atadas y sendas

sogas al pescuezo, en señal quemerecían lamuerte por haber“tomadolas armas contra los hi jos del sol, fueron descalzos , queentre los ind iosdel Perú era señal de humildad . con la cual daban a entender quehab iagranmagestad ó div in idad en el que iban a reverenciar .

CAP ITULO I I I

PE R DONAN LOS R EN D I DOS,Y D E C LA R A S E LA FABULA

UES T OS anteel I nca se humi llaron en tierra por sus cuadrillas , ycon grandes aclamaciones le adoraron por hi jo del sol. Pasada lacomun adorac ion llegaron los curacas en particu lar , y con la venera

c i ón queentreellos seacostumbraba , di jeron : suplicaban a sumagestadlos perdonase, y si gustabamas de quemuriesen , tendr ian por dichosasumuerte, con queperdonaseaquellos soldados , que por haberles dadoellosmal ejemplo, ymandádoselo, hab ian res istido al I nca; suplicabanas imismo perdonaselasmugeres . v iejos y n iños queno tenian culpa , que

ellos solos la tenían , y asi querian pagar por todos .

E l Inca los rec ib i ó sentadoen su s i lla , rodeadodesu gentedeguerra;

y hab iendo oído a los curacas , mandó que les desatasen lasmanos ,y

qu itasen las sogas de los cuellos en señal de queles perdonaba las v idasy les daba libertad , y con palabras suaves les di jo, queno hab ia idoa quitarles sus v idas n i haciendas ,

s inoa hacerles b ien, y a enseñarles que v i

v iesen en la razon y ley natural; y que dej ados sus ídolos adorasen pord ios al sol, a qu ien deb ian aquellamerced , que por habérselomandadoel sol, les perdonaba el Inca , y de nuevo les hacíamerced desus tierrasy vasallos , sin otra p retens ionmas quehacerles b ien ,

lo cual ver ían porlarga esperiencia ellos y sus h ijos y descendientes , porque asi lo hab íamandadoel sol; por tanto sevolv iesen a sus casas y curasen desu salud

y obedeciesen lo queselesmandase, quetodo ser ía en pro y uti lidad dellos; y para que llevasenmayor segu ridad del perdon y testimon io de lamansedumbre del I nca ,mandó q ”

los cu racas ,en nomb redetodos los su

yos ,lediesen paz en la rodilla derecha ,para que v iesen ,quepues permitiatocasen su persona , los ten ia por suyos . La cualmerced y favor fuéinestimable para todos ellos ,

porq ueera proh ib ido y sacr ilegio llegar atocar al I nca , queera uno desus d ioses, si no eran los desu sangre real,

o con licencia suya . V iendo pues al descub iertoelán imo p iadoso del rey ,

se aseguraron totalmente del castigo que temían , y volv iendo a humillarseen tierra, di jeron los curacas queser ían buenos vasallos paramerecer tan granmerced y queen palabras y obrasmostraba sumagestadser h i jo del sol pues a gentequemerec ía lamuertehaciamerced nun

ca j amas imaginada . Declarando la fábula , dicen los I ncas , que lo h istorial della es quev iendo los cap itanes del I nca la desvergiíenz a de loscollas , quecada día eramayor ,mandaron desecreto a sus soldados que

estuv iesen aperceb idos para pelear con ellos a fuego y a sangre, y lle

varlos por todo el r igor de las armas , porqueno era razon permitir tantodesacatocomo hac ían al Inca . Los collas salieron ,como solían ,

á hacersus fieros y amenaz as,d s cuidados dela ira y aperceb imiento desus contrarios , fueron receb idos y tratados con gran r igor, ymur ieron lamayorpartedellos; y como hasta entonces los del I nca no hab ian peleado paramatarlos , s inopara resistirles , dijeron quetampoco hab ian peleadoaqueldía, s ino queel sol, no pudiendo sufr i r la poca estima quedesu h ijo hac ían los collas , habíamandado quesus p rop ias armas sevolv iesen con

tra ellos y los castigasen , pues los I ncas no hab ian querido hacerlo: losindios , como tan s imples , creyeron queera así , pues los I ncas , queeran

ten idos por h ijos del sol, lo af i rmaban . Los Ameutas , queeran filósofos ,alegor i zando la fábula dec ian , quepor no haber querido los collas soltarlas armas , y obedecer al I nca cuando selomandaron , seles habían v uel

toen contra , porquesus armas fueron causa de lamuertedellos .

y unga , ha l ladº en

1 70

ron a una prov incia llamada Cuchuna , depoblazon suelta y derramada ,

aunquedemucha gente. Los naturales , con la nueva del nuevoej ército,

h ic ieron un fuerte, dondesemetieron con susmugeres y h ijos . Los ln

cas los cercaron , y por guardar el ó rden de su rey no qu is ieron combatir el fuerte, queera harto flaco ofreciéronles los partidos depaz y amistad: los enemigos noqu is ieron recib ir n inguno. En esta porfia estuv ieronlos unos y los otrosmas dec incuenta días , en los cuales seofrec ieronmuchas ocas iones en quelos I ncas pud ieran h acermucho dañoa los contrarios ,mas por guardar su antigua costumb rey el ó rden particular del I nca , no qu is ieron pelear con ellos ,mas deapretarles con el cerco. Por otra

parte les a pretaba la hambre, enemiga cruel de gente cercada, y fue

grandea causa quepor la repentina ven ida delos I ncas , no hab ian hechobastanteprov is ion , n i entendieron que porfiaran tanto en el cerco, sinoq uesefueran v iéndolos pertinaces . La gentemayor , hombres ymugeres ,sufrían la hambrecon buen án imo, mas losmuchachos y n iños no pudiendo sufrirla ,

se iban por los campos a buscar yerbas , ymuchos se ibana los enemigos , y los padres lo consentían por no verlosmorir delantede si . Los I ncas los recogían y les daban decomer y algo quellevasen ásus padres; y con la poca comida les env iaban los partidos acostumbrados depaz y amistad . T odo lo cual v isto por lºs contrar ios , y quenoesperaban socorro,

acordaron entregarsesin partidoalguno, pareciéndolesf

q'los quehab ian s ido tan clementes y p iadosos cuandoellos eran rebel

des y contrarios ,lo serianmuchomas cuando los v iesen rendidos y hu

millados: así se r ind ieron a la voluntad de los I ncas, los cuales los recib ieron con afab ilidad , sinmostrar enojo n i reprenderles de la pertinaciapasada; antes les h icieron amistad, y les dieron decomer ,

y les desengañaron , diciéndoles , queel I nca , h ijo del sol, no procuraba ganar tierraspara tiraniz arlas , sino para hacer b ien a susmoradores , como se lomandaba su padreel sol; y para que lo v iesen por esperiencia , dieron ropa

de vesti r y otras dádivas a los p r inc i pales , diciéndoles, queel I nca leshacía aquellasmercedes;á la gentecomun d ieron bastimento para quese fueseá sus casas , con quetodos quedaronmuy contentos .

Los cap itanes I ncas av isaron de todo lo que hab ia sucedido en laconqu ista ,

y p idieron gente para poblar dos pueblos en aquella prov incia , porque les pareci ó tierra férti l y capaz demuchamas gente de laqueten ia , y queconven ía dej ar en ella pres idio para asegurar loganadby cualqu iera otra cosa queadelantesuced iese. El I nca les env i ó la gentequep idieron con susmugeres y h i jos ,

delos cuales poblaron dos pueblos ,el uno al piede la s ierra donde los naturales hab ian hecho el fuerte: llamaronleC uchuna , queera nombrede lamisma s ierra; al otro llamaronMoquehua . D ista el un pueblo del otro cinco leguas, y hoy se llamanaquellas dos prov incias de los nomb res destos pueblos y son de la j urisdiccion deCollisuyu . Entendiendo los capitanes en fundar los pueblosy dar la traza y ó rden acostumbrada en la doctrina y gob ierno dellos .

alca'

nzaron á saber, queentreaquellos indios hab ia algunos queusaban

—I'

7 i

devenenocontra sus enemigos ,notantopara losmatar,cuanto para traerlos afeados y lastimados en su cuerpo y rostro. Era un veneno blando

quenomorían con él s ino los de flaca complision; empero los que la ten ian robusta v iv ian , pero con gran pena ,

porquequedaban inhab ilitadosde los sentidos y de susmiembros , y atontados de su j u ic io, afeados desus rostros y cuerpos: quedaban feísimos alvaz arados , ahoberados deprieto y blanco;en suma, quedaban destru idos inter ior y ester iormente,y todoel linagev iv ía conmucho lástima deverlos así . De lo cual holgabanmas los del tósigo por verlos penar, que demata rlos luego. Los ca

pitanes, sab ida estamaldad, dieron cuenta della al I nca , el cual les en

v ió amandar quemasen v ivos todos los que se hallasen haber usado

aquella crueldad, y h ic iesen demanera que no quedasememor ia dellos . Fuetan agradableestemandato del rey a los naturales deaquellas

prov inc ias, queellosmismos h ic ieron la pesqu isa y ejecutaron la sentencia: quemaron v ivos los delincuentes y todo cuanto tenian en sus casas

las cuales derr ibaron y sembraron de cascajo p iedra ,como a cosas de

gentemaldita; quemaron sus ganados y ,

destruyeron sus heredades ,

hasta arrancar los árboles quehab ian plantado:mandaron quejamas lasdiesen á nadie, sino que q uedasen des iertas , porque no heredasen con

ellas lamaldad de los p rimeros dueños . La severidad del castigo causótantomiedo en los naturales , que como ellos lo certi f ican ,

nuncamasseusó aquellamaldad en tiempodelos reyes I ncas hasta quelos espanoles ganaron la tierra . E jecutado pues el castigo, y asentada la pobla

cion de los trasplantados, y el gob ierno de los conqu istados , se volv íaron los cap itanes al Coz co á dar cuenta de lo que hab ian hecho; fueronmuy ,bien receb idos y grati ficados desu

'

rey .

Cerámicºy unga, sacado deuna de V i….

XP I T ULO V

GA NA E L I NCA T R E S PROV I N CI AS . VEN CE U NA BATALLA

MUY R E NI D A

ASADOS algunos años determinó el IncaMaitaCapac sali r a reduci ra su imperio nuevas p rov incias , porque de dia en dia crecía a estos

I ncas la codicia y amb icion deaumentar su reino;para locual habiendo j untado lamas gente deguerra queser pudo, y proveídodebastimentos, se puso en Pucara deUmasuy u , que fueel postrer pueb lo que poraquella banda su abuelo dej ó ganado, o su padre, segun otros , como ensu lugar di j imos . DePucara fueal Levantea una prov incia que llamanLlaricasa, y sin res istencia alguna redu jo los natu rales della , queholgaron de recebirles por señor . De allí pasó a la prov inc ia llamada S ancavan y con lamisma faci lidad la atrajoa su obedienc ia; porquecomola fama hub ieseandado por aquellas prov incias apregonando las hazañas pasadas del padrey abuelodeste principe, acudieron los naturales

dellas conmucha voluntad a darle su vasallage. T ienen estas dos prov incias de largomas de cincuenta leguas, y de ancho por una parte

treinta y por otra veinte. S on prov inc iasmuy pobladas degentey ricasdeganados. E l I nca hab iendo dado la ó rden acostumb rada en su idolatr ia y hac ienda , y en el gob ierno de los nuevos vasallos, pasó a la prov incia llamada Pacasa , y por ella fue reduc iendo a su serv icio los naturales della ,sin queleh iciesen contradicion alguna con batalla n i recuentro, s ino quetodos ledaban la obedienc ia y veneracion como a su hi jodelsol.

Esta prov inc ia es partede la queel I nca LloqueYupanqu i di j imoshab ia conqu istado, que esmuy grande, y contienemuchos pueb los; y

(78) H oy seconocepor S an G ala-(m;está en la prov inc ia peruana de (¿arab aya, y como se v é,ticne el nombreadu lterad0

(JAPT ULO

R I N D E N S E LOS D E H UAYCH U . PE R DON A N LOS AFABLEM ENTE

El los collas , según dicen sus descendientes ,murieronmas deseismil,por elmal conciertoy desatinocon quepelearon . Porel contrariode la partede los I ncas , por su ó rden y buen gob ierno,

faltaron no

más de qu in ientos . Con la oscuridad de la noche se recogieron los unos ylos otrosá sus alojamientos;dondelos collas , s intiendo el dolor delas her idas ya resfriadas,y v iendo los quehabíanmuerto,

perdidoel án imo y elcorage q ue hasta entonces hab ian ten ido, no sup ieron qué hacer n i quéconsejo tomar; porque para librarse de las armas peleando no tenian

fuerzas, y para escapar huyendo no sabian cómo,ni por dónde, porque

sus_enemigosllos hab ian cercado y tomado lospasos;y para ped irmiseri

cordia les parecía queno lamerecían , por sumucha v illan ía , y por habermenospreciado tantos y tan buenos partidos como el I nca les habia ofrec ido.

En esta confus ion tomaron el caminomas seguro, que fueel pare

cer de losmas v iejos, los cuales aconsejaron , que rendidos , aunquetarde, invocasen la clemencia del princ ipe, el cual aunque ofendido imitaria la p iedad de sus padres , de los cuales sesab ia cuánmisericordiososhab ian s ido con enemigos rebeldes y no rebeldes . Con este acuerdo se

pus ieron luego queamaneci ó en elmas v il trageque inventar pudieron ,

destocados , descalzos , sinmantas , nomas de con las camisetas . Y loscap itanes y la gente pr incipal, atadas lasmanos , sin hablar palabraalguna ,

fueron a entrarse por las puertas del alojamiento del I nca. E l

cual los recib i ó conmuchamansedumbre: los collas puestos de rodi llasledi jeron , queno_

venian á pedi rmisericordia;porque b ien sabian queno

merec ían queel I nca la usasecon ellos su ingratitud ymucha pertinacia: quesolamentelesuplicabanmandasea la gentedeguerra los pasasea cuch i llo,

porque fuesen ejemplo para que otros no se atrev iesen ser

inobedientes al h ijo del sol comoellos lo hab ian s ido.

E l I ncamandó queun cap itán delos suyos respondieseen su nomb rey les d i jese, que su padreel sol no lo hab ia env iado a la tierra paraquematase indios, s ino para que les hiciese benef icios , sacándoles de lav ida bestial queten ían , y les enseñaseel conoc imiento del sol su d ios, yles dieseordenanzas , leyes y gob ierno, para que v iv iesen como hombresy no como brutos;,y quepor cumpli r estemandamiento andaba detierraen tierra sin tener neces idad dellos , atrayendo los indios al serv ic io delsol; y quecomo h ijo suyo,

aunqueellos no lomerec ían , los perdonaba ymandaba quev iv iesen ,y que de la rebeld ía que hab ían ten ido le hab ia

pesado al Inca, por el castigo r igu roso quesu padreel sol hab ía dehaceren ellos , como lo hizo; quedeallí adelanteseenmendasen y fuesen obedientes a losmandamientos del sol, para quecon sus benefic ios v iv iesenen prosperidad y descanso. D ada esta respuesta losmandó vesti r y curar,y que los tratasen con todo el regalo pos ible. Los ind ios sevolv ieron a

sus casas pregonandoelmal quesu rebeld ia les hab ía causado, y quev

v ian por la clemenc ia del Inca .

Cerámico expresivo, kala lao en C hanchán .

CAP IT ULO

R E DUC EN S E M UCHOS PU EBLOS . E L IN CA MAN DA HACER UN A“PUE NTE D E M IM BRE

A nueva delamortandad deaquella batalla sederramó luegopor todala comarca , y quehab ia s idocastigoqueel sol hab ia hechoen aquellosindios porqueno hab ian obedec ido á sus hijos los Incas ,

n i queridorecebir sus beneficios . Por locualmuchos pueblos queadelantehab ia , que

queten ian gente levantada y campos formados para resisu r al I nca , los

desh ic ieron . y sab ida su clemencia y p iedad,se fueron a él y lep idieron

perdon . y suplicaron los recib iesepor sus vasallos , que ellos se hallaband ichosos en serlo. E l I nca los rec ib i ó conmucha afab ilidad ,

y lesmandódar de vesti r y otras dádivas, con quelos ind ios fueronmuy contentospublicando por todas partes cómo los I ncas eran verdaderos h i jos del sol.

Estos pueblos quev in ieron a la obediencia del I nca , fueron los quehay desdeH uaychu hasta Callamarca , al

'Mediodia , camino delos C harcas , dondehay treinta leguas decamino. El I nca pasó adelantedeChallamarca, otras veinte y cuatro leguas por elmismo camino real de los

C harcas hasta Caracollo, trayendo a su"

serv ic io todos los pueblos queestán a unamano y a otra del camino real, hasta llegar á la laguna dePar ia . Desdeallí revolv i ó al Levantehácia los Antis , y llegó al vallequehoy llaman Chuqu iapu , queen la lengua general qu iere deci r lanza ca

p itana ,ó lanza principal, quees lomismo. En aquel distritomandó po

blarmuchos pueblos de indios , que aquellos valles eranmas calientespara llevarma i z , q ' no todas las demas p rov incias que seencierran debajo deste nomb re Colla . Del valle de Caracatu fue al Levante, hastalas faldas de la gran Cordi llera y S ierra Nevada de los Antis , quedistantreinta leguas ymas del camino real deUmasuyu .

En aquellos caminos , y en reduc i r la gentey dar traza á los pueb losquesepob laron , y en ordenar sus leyes y gob ierno, gastó tres años . Vol

— 1 78

echanmadera delgada comoel brazo,atravesada y puesta por su orden

en formadezarzo, quetoma todo el ancho de la puente; la cual será dedos varas deancho. Echan aquellamadera para queguardelas criz nejas,porque no se rompan tan presto,

y átanla fuerte_

mente con lasmismascri z nejas S obre lamadera echan gran cantidad de rama atada y pues

ta por su ó rden Echanla porquelos p ies delas bestias tengan en qué as irse, .y no deslicen y caigan . De las criz nejas baj as que sirven de suelo, a

las altas ques i rven depreti les, entretejenmucha rama ymadera delgadá, muy fuertemente atada , que hace pared por todo el largo de la

puente,y asi queda fuerte para que pasen por ella hombres y bestias .

La de'

A purimac , quees lamas larga detodas, tendrá doscientos pasosdelargo:no lamedi ,mas tanteándola en España conmuchos quela hanpasado, le dan este largo, y antesmas quemenos . Muchos españolesv i

'

q

'

ueno seapeaban para la pasar ,y algunos la pasaban corr iendo a caballo

, pormostrarmenos temor,queno deja detener algo detemer idad .

Estamáqu ina tan grande se empiez a a hacer de solas tresmimbres , yllega a,

sali r la obra tan brava ,y soberb ia

,como seha v isto,

aunquemalp intada . Obra por c iertomarav illosa é increible, si no sev iera como sevehoy ,quelaneces idad comun la ha sustentado queno sehaya perdido ,

que tamb ien la hub ieran destruído el tiemp ocomo ha hecho otras quelos españoles hallaron en aquella tierra ,

tan grandes ymayores . En tiempo delos Incas se renovaban aquellas puentes cada año,

acudían a lashacer las p rov inc ias comarcanas

,entre las cuales estaba repartida la

cantidad de losmater iales , conforme a la vecindad y pos iblidad de losindios decada p rov inc ia; hoy se

_usa lomismo.

Cerámico, halladoen C hanchán .

XP I T ULO V I I ].

CON LA FAMA D E LA PUENTE SE R E D UCEN M UCHAS N AC ION ES

D E S U GRA DO

A B IENDO el I nca quela puenteestaba hecha ,sacó su ej érc itoen q

'

llevaba docemil homb res de guerra con cap itanes esperimentados:caminó hasta la puente

,en la cual halló buena guarda degentepara

defenderla si los enemigos la qu is ieran q uemar .Mas ellos estaban tan admi rados de la nueva ob ra cuan deseosos de receb ir por señor al p r inc ipe quetalmáqu inamando hacer; porque los ind ios del Perú en aquellos

tiempos , y aun hasta que fueron los españoles ,fueron tan s imp les , que

cualqu iera cosa nueva q ue otro inventase q ue ellos no hub iesen v isto,

bastaba para que se rind iesen y reconoc iesen por di v inos h i jos del sola los que las hac ían . Y así n inguna cosa admi ró tanto para quetuv iasen á los españoles por dioses ,

y sesu jetasen a ellos en la p rimera conqu ita ,

como verlos pelear sob rean imales tan feroces ,como al parecer dello

son los caballos , y verles ti rar con arcabuces ,ymatar al enemigo a do

c ientos y a trescientos pasos . Por estas dos cosas fueron las p rinc i palessin otras queen ellos v ieron los indios . los tuv ieron por h i jos del sol, y ser ind ieron con tan poca res istenc ia como h ic ieron; y después acá tamb iénhanmostrado ymuestran lamisma admi rac ion y reconocimiento, cada

vez que los españoles sacan alguna cosa nueva que ellos no han v isto,

como vermolinos paramoler tr igo,y arar bueyes hacer arcos de bóve

da de cantería en las puentes que han hecho en los ríos: que les parecequetodo aquelgran peso está en el a i re; por las cuales cosas y otras quecada día ven , dicen quemerecen los es pañoles que los indios los si rvan .

Pues como en tiempo del I ncaMa ita Capac era aunmayor esta s implic idad ,

recib ieron aquellos ind ios tanta admi racion dela obra de la puente que sola ella fue partepara quemuchas prov inc ias deaquella comarca recib iesen al I ncasin contradicion alguna, y una dellas fue la quella

1 80

man C hump iv illca , q”

está en el distr itodeContisuyu , la cual tieneveinte leguas de largo ymas de diez de ancho: recibiéronle por señormuyde su grado, asi por la fama del h i jo del sol, como por lamarav i lla de laob ra nueva que les parec ía quesemej antes cosas no las podían hacer sino homb res ven idos del c ielo. 5010 en un pueblo,

llamado V illilli , hallóalguna res istencia , donde los naturales hab iendohecho fuera del puebloun fuerte, semetieron dentro. El I nca losmandó cercar por todas partespara que no se fuese ind io alguno,

y por otra parte les conv ídó con su

acostumb rada clemenc ia y piedad .

Los del fuerte hab iendo estado pocos dias , queno pasaron de doceó trece, se r ind ieron

,y el I nca los perdºnó llanamente: y dej ando aque

lla p rov inc ia pac í f ica, atrave$ó el despoblado de Contisuyu , que tiened iez y seis leguas de traves ía: halló unamala c ienega de tres leguas deancho, queá unamano y a otra corremucha tierra a la larga que impedía el paso al ej érc ito.

El Incamandó hacer en ella una calzada , la cual seh i zo dep iedrasgrandes y ch icas , entre las cuales echaban pormezcla céspedes de tierra . Elmismo I nca trabajaba en la ob ra , asi en dar la industria comoenayudar á levantar las p iedras grandes que en el ed i f ic io se po

n ían . Con este ejemplo pus ieron tanta di ligencia los suyos , q ue

en pocos dias acabaron la calzada . con ser de seis varas en

ancho y dos de alto. Esta calzada , han ten ido y tienen hoy en

gran venerac ión los ind ios de aquella comarca . así porque elmismo I nca trabajó en la obra ,

como por el p rovecho que s ienten depasar , porque ahorranmucho camino y trabajo queantes ten ían ,

paradescabezar la c ienega por la una parte ó por la otra . Y por esta Causatienen grandís imo cu idado de repararla , queapenas seha caído una p iedra cuando la v uelv en a poner . T iench la repartida por sus d istr itos

,

para quecada nac ion tenga cu idado de reparar su parte, y á porf ia unos

deotros la tienen como si hoy seacabara , y en cualqu iera ob ra públicahab ía elmismo repartimiento por linages ,

si la ob ra era pequeña , ó pueblos s i eramayor ,

ó por p rov inc ias si eramuy grande,como lo son las

puentes , pósitos , casas reales y otras ob ras semej antes ,los céspedes

son demucho provecho en las calzadas ,porqueentretej iendo las ra ices

unas con otras por entre las p iedras . las asen y traban , y las fortalecengrandemente.

1 82

cir depós ito deleones , compuesto depuma , quees leon , y detampu , que

es depós i to: deb ió ser por alguna leonera , queen aquella p rov incia hub iesehab idoen algun tiempo, 6 porquehaymas leones enella queen otraalguna .

DeParihuana Cocha pasó el Inca adelante, y atravesó el despoblado

deCoropuna , donde hay una hermosísima y eminentísima p i rámideden ieve que los indios conmucha cons ideracion llaman H uaca , queentre

otras sign i f icaciones queeste nomb re tiene,aqu í qu ieredeci r admi rable

(quec ierto loes) y en su s implic idad antigua la adoraban sus comarcanospor su eminenc ia y hermosu ra quees admirabilísima . Pasandoel despo

b lado. entró en la prov inc ia llamada A run i, de allí pasó a otra , que

d icen Collahua que llega hasta el valle de A requ ipa , que segun el

P . Blas Valera , qu iere deci r trompeta sonora

T odas estas nac iones y prov inc ias redujo el I ncaMaita Capac ásu imp erio

,conmucha faci lidad de su parteymucha suav idad departe

de los súbditos: porque como hub iesen oído las hazañas que los I ncash icieron en losmalos pasos y asperezas de la s ierra de A llca , creyendoqueeran invenc ibles y h i jos del sol,holgaron deser sus vasallos . En cada

p rov inc ia de aquellas paró el I nca el tiempo que fuemenester para darasientoy orden en lo queconven ía al buen gob ierno y qu ietud della . H a

lló el v alledeA requepa sin hab itadores , y cons iderando la fertilidad dels itio,

la templanza del a i re,acordó pasarmuchos indios delos quehab ia

conqu istado para poblar aquel valle; y dándoles a entender la comodidad del s itio

,el provecho quese les segu iria de hab itar y gozar aquella

tierra ,no solamentea los que la poblasen , s ino tamb ién a los desu na

ci ón , porqueen todos ellos redundar ia el ap rovechamiento deaquel v alle, sacómas detresmil casas ,

y con ellos fundó cuatro o c inco pueblos:a uno dellos llaman C h impa .

y a otros S ucahuaya: y dej andoen ellos losgobernadores y los demasmin istros necesar ios , se volv i ó al Coz co, ha

b iendogastadoen esta segunda conqu i sta tres años , en los cuales redujoa su imperio, en el distrito llamado C untisuyu , cas i noventa leguas delargo, y d iez y doce de ancho por unas partes . y qu ince por otras . T oda

esta tierra estaba contigua a la queten ia ganada y sujeta al su imperio.

En el Coz co fué receb ido con grandís ima solemn idad de fiestas yregoci jos , ba i les y can tares , compuestos en loor de sus haz anas . E l Incahab iendo regalado a sus cap itanes y soldados con favores ymercedesdesp idi ó su ej ército; y pareciéndolequepor entonces bastaba lo quehab ía conqu istado, qu iso descansar delos trabaj os pasados , y ocuparseensus leyes y ordenanzas para el buen gob ierno desu reino con particu larcu idado,

atenc ion del benef ic io de los pobres ,v iudas y huérfanos: en lo

(80) H e aq u i las variadas etimolngias en kechua y en aimara q ue se han

dado a la d icc ión A req u ipa: A ri Kepay , Está bien, quedaºs A nel loOliva):T r0mpeta sonora B las Va lera . ._l .

'l'oríh iu Pa lc C r itica al D iccionar io del G ral . Men

d ihuru); T ierra que tiemb la; y el S r . V . Pérez A rmendariz cree q ue la traduccion verdadera es, tras delo candente.

cual gastó lo quede la v ida le quedaba, que como a los pasados ledantreinta años dereinadomas omenos , quedec ierto no sesabelos quereinó, n i los_años quev iv i ó ,

n i yo pudehabermas desus hechos; falleci ó llenos detrofeos, hazañas queen paz y en guerra h i zo: fué llorado y lamentado un año,segun la costumbredelos I ncas . Fuémuy amado y queridode sus vasallos . Dejó por su un iversal herededo a Capac Yupanqu i , suh i jo p r imogén ito,

y de su hermana ymugerMama C uca: sin el princ ipedej ó otros h i jos y h i jas ,

así de los que llamaban legítimos en sangrecomo delos no legítimos .

Cer ámico expresivo, hal ladºen Pachacamac .

GAP ]"

l'

U

CAPAC YU PANQU I R E Y QU INTO ,GAN A MUCHAS PROV INC I AS

E N CUNT- I SUYO

L I nca Capac Yupanqu i , cuyo nomb reestá ya interpretado por losnomb res desus pasados , luego quemuri ó su padre, tomó en señaldeposes i ón la borla colorada (8 1 y hab iendohecholas obsequ ias ,

sali óa v isitar toda su tierra

, y la anduvo por sus prov incias inquiriendo comov iv ian sus gobernadores y los demasmin istros reales . Gastó en la v is itados años . Volv ióse al Coz co.Mandó aperceb ir gentey bastimentos parael año s igu iente,

porquepensaba sali r a conqu istar hacia la partedeCuntisuyu , quees al Pon iente del Coz co, donde sabia que habíamuchas ygrandes p rov inc ias demucha gente. Para pasar a ellas ,mandó queen elgran rio

'

Apurimac ,en el paragellamadoH uacachaca ,sehicieseotra puentemas abajo dela deAccha; la cual seh i zo con toda diligencia . y saliómaslarga quela pasada ,

porqueel rio v ieneya por aquel paragemas ancho.

E l I nca sali ó del Coz co, y llegó cas i veintemil homb res deguerra:llegó a la puente queestá ocho leguas de la c iudad, camino b ien áspero ydi ficultoso, quesolamente la cuesta quehay para bajar al riotienedebajada grandes tres leguas , casi perpendicularmente, que por el altura no

tienemedia legua y de su b ida dela otra partedel rio tieneotras tres leguas . Pasando la puenteentró por una hermosa p rov inc ia ,

llamada Yanahuara , que hoy tienemas de treinta pueb los . Los queentonces ten ia,

no sesabemas de queel primer pueblo quehay por aquella banda qu º. se

d iceP iti , sali ó con todos susmoradores, homb res ymugeres ,v iejos y ni

ños , con gran fiesta y regoc i jo, con grandes cantares y aclamac iones alI nca , y lo rec ib ieron por señor , y ledieron la obedienc ia y vasallage. E l

I nca los recib i ó conmucho aplauso, y les diómuchas dád ivas derºpas y(8 1 )V éasc la nota n úmero 34 deestetomo.

Con estas respuestas sevolv ieron los embajadores;y el dia sigu ientev in ieron todos los ind ios queestaban retirados en aquellas sierras , que

eranmas dedocemil hombres deguerra, trujeron cons igo susmugeres yh i jos

, que pasaban detreintamil án imas . Las cuales todas ven ían en sus

cuadrillas d iv ididas depor si la gentedecada pueblo,y puestos derodi

llas á su usanza ,acataron al Inca y seentregaron por sus v asallos;y en

señal de vasallage le presentaron oro, y plata , y plomo, y todo lo demásqueten ían . El I nca los rec ib i ó conmucha clemenc ia , ymandó que les

d iesen decomer queven ían traspasados dehambre, y les proveyesen de

bastimentos hasta que llegasen a sus pueblos , porqueno padec iesen porlos

"

caminos,ymandóles quesefuesen luegoasus casas .

yunga , hallado en Chunc!um

CAP ITULO X I

CONQU I STA D E LOS A IMA R A S .

'P ER DON AN A LOS CURACAS .

PONEN MOJON ERAS EN SUS TER M I NOS

ES PA CH A DA lagentesefueel Inca aun pueblo delos de lamismaov inciaAymara

, llamada H uaqu i rca , quehoy tienemas dedosmilde dondeenv iómensageros a los cac iques deUmasuyu ,

manareciesen anteé

º, quecomo h i jo del sol quería aver iguar las di fe

ntreellos y sus vec inos los deAymara hab ia sobre los pastosquelos esperaba en H uaqu irca para les dar leyes y ordenaniv iesen como hombres de razón y no que sematasen comoles por cosa de tan poca importancia como eran los pastosdos; pues era notorio quelos unos y los otros ten ían dondebastantemente. Los curacas deUmasuyu , hab iéndosejunsultar la respuesta ,

porque fuese comun , pues elmandatolo hab di jeron: queellos no hab íanmenester al Inca para ir dondeélestaba , q si el I nca los hab iamenester fuesea buscarlos á sus tierras ,donde lees raban con las armas en lasmanos , y que nos sab ían si era

h ijodel sol, cian por su D ios al sol, ni lo querían , queellos ten iandioses natu desu tierra , con los cuales sehallaban b ien ,

y queno deseaban otros dioses: queel I nca diese sus leyes y pragmáticas a qu ien lasqu is ieseguardar, queellos ten ían pormuy buena ley tomar por las armaslo quehub iesenmenester y qu itárselo por fuerza a qu ien qu iera que lotuv iese, y por ellasmismas defender sus tierras al que qu is iese ir a ellasa los enojar: que esto daban por respuesta; y si el I nca qu is iese otra ,

sela darían en el campo como valientes soldados .

E l I nca Capac Yupanqu i y susmaeses de campo, hab iendo considerado la respuesta de los Umasu'

yus , acordaron que lomas presto

1 88

que. fuese posiblediesen en sus pueblos , para quetomándolos desaperceb idos domasen su atrev imiento y desvergúenz a con elmiedo y asombrode las armas ,mas que con el daño de ellas; porque como se ha dicho,

fue ley y .mandato espreso del primer IncaManco Capac para todos losreyes sus descendientes queen n inguna manera derramasen sangreen

conqu ista alguna queh ic iesen s ino fueseamas no poder, y que p rocurasen atraer los indios con caric ias y benefic ios y buenamaña,

porqueasí,serian amados de los vasallos conqu istados por amor;y al contrario serían aborrec idos perpetuamentedelos rendidos y forzados por las armas .

El I nca Capac Yupanqu i , v iendo cuán b ien le estaba guardar esta leypara el aumento y conservacion de su reino,

mandó apercebir con toda

diligencia ochomil hombres losmas escogidos detodo su ejército con loa

cuales caminando dia y nochesepusoenmuy b revetiempoen la prov inciaUmasuyu dondelos enemigos descu idados no le esperaban enmas deunmes por elgrandeejerc ito ymuchas di f icultades quecons igo llevaba,

Mas v iéndole ahora repentinamenteenmedio de sus pueblos con ejerc ito escogido, y queel demas que hab ía dejado atras le ven ía sigu iendopareciéndoles que no podrian juntarse tan presto para su defensa que

no les tuv ieseel Inca primero quemadas sus casas arrepentidos de su

mala respuesta dejadas las armas,acudieron los curacas detodas partes

con toda presteza ,av isándose con susmensageros a pedir misericordia

y perdon del delito;y puestos delante del Inca , como acertaban a vmirunos ahora y otros después lesuplicaron les perdonase, que ellos le

confesaban por hi jo del sol y que como hi jo detal padre, los rec ibiesepor vasallos , queprotestaban serv irle f ielmente.

El Inca,muy en contra del temor delos curacas que entendían los

mandara degollar les recib i ó conmucha clemencia y lesmandºdecirque no se admiraba que como bá rbarosmal enseñados no enteidíesen

lo que les convenía para su religion ni para su v idamoral;que01 1mhu

b iesen gustado del orden y gob ierno de los reyes sus antecesores , holgarían ser sus vasallos y lomismo harían enmenospreciar sus ídolos cuando hub iesen cons iderado y reconocido losmuchos benefic ios que ellosy todo elmundo recib ían de su padreel sol, por los cualesmerec ia ser

adorado y ten ido por dios , y no los d ioses queellos decían desu tierra;los cuales por ser figuras de an imales sucios y v iles merecían sermenospreciados antes queten idos por dioses: por tanto lesmandaba queentodoy por todo leobedeciesen y h iciesen lo queel I nca yres les ordenasen ,

asi en la religion como en las leyes; porotro venía ordenado desu padreel sol. inLos curacas con grandehumildad respondieron quepro etian deno

tener otro dios sino al sol su padre, n i guardar otras leyes sino las queles

qu isiesedar;quepor lo que hab ían oídoy v istoentend ían quetodas eranordenadas para honra y provecho de sus vasallos . E l I nca por favorecer los nuevos vasallos , se fué a un. pueblo principal de los deaquellaprovincia,

llamado Chirirqui, y deallí , hab iéndose informado de la dis

CAP ITULO X I I

ENV IA E L IN CA A CONQU ISTAR LOS QU ECHUAS . ELLOS S E

RE DUC EN D E SU GRADO

L Inca seocupó cuatroaños en elgob iernoy beneficio desus vasallos:más pareciéndole quenoera b ien gastar tanto tiempo en la qu ietudy regalodela paz sin dar partealejercic iomilitar ,mandó que con par

ticular cu idado se proveyesen los bastimentos y las armas , y la genteseaprestase para el año ven idero. Llegado el tiempo eligi ó un hermanosuyo llamadoAuqu i T itu, por cap itan general, y cuatro Incas delos par ientesmas cercanos , homb res esperimentados en paz y en guerra , pormaeses decampo, quecada uno dellos llevaseasu cargo un terciodecincomil homb res deguerra ,

y todos c incogobernasen el ej érc ito.Mandólesque llevasen adelante la conqu ista que él hab ía hecho en el distr ito deCuntisuyu; y para dar buen princi p io a la jornada fuecon ellos hasta lapuente de H uacachaca y hab iéndoles encomendado el ejemplo de losI ncas sus antecesores en la conqu ista de los indios , sevolv i ó al Coz co.

El I nca general y susmaeses decampoentraron en una prov inc ia llamada Cotapampa ,hallaron al señor della acompañado de un par iente

suyo,señor deotra prov inc ia que sediceCotanera ,

ambas de la nacionllamada Quechua . Los caciques sab iendo que el I nca env iaba ejérc itoa sus tierras

,sehab ían juntado para recibirlemuy desu grado por rey y

señor; porquehab íamuchos d ias quelo deseaban , y así salieron accmpañados demucha gente con bailes y cantares , y rec ib ieron al I nca Auqu iT itu y conmuestras demucho contento y alegria le di jeron : seas b ienven ido I nca Apu (quees general)a darnos nuevo ser y nueva calidad ,

con

hacernos criados y vasallos del h i jo del sol, por lo cual teadoramos comohermano suyo, y tehacemos saber por cosamuy c ierta que si no v in ieras tan presto a reduc imos al serv icio del I nca,

estábamos determinados

de ir al año ven idero al Coz coá entregarnos al rey , y suplicarlemandaraadmitimos debajo desu imperio; porque la fama delas hazañas ymarav illas destos h i jos del sol, hechas en paz y en guerra , nos tienen tan afi

cionados y deseosos de serv irles, y ser sus vasallos

, que cada dia se nos

haci a un año. T amb ien lo deseábamos por vernos libres de las tiran ías ycrueldades que las nac iones C hanca y H ancohuallu

, .y otras sus comarcanas

,nos hacen demuchos años atras desdeel tiempo denuestros abue

los y antecesores , queaellos y a nosotros nos han ganadomuchas tierras y nos hacen grandes sinraz ones

, y nos traenmuy Oprimidos; rorlo cual deseábamos el Imper io de los Incas por vernos lib res de ti ranos .

E l sol tu padreteguardey ampare queasí has cumplido nuestros deseos .

D icho esto h ic ieron su acatamiento al Inca y a losmaeses de campo yles presentaronmucho oro para queloenv iasen al rey . La prov inc ia Cotapampa ,

después dela guerra deGonzalo P i zarro, fué repartimiento deD on PedroLu is deCab rera ,

natural de.S ev illa y la prov inc ia Cotanera,y

otra que luego veremos , llamada H uamampallpa ,fueron deGarcilaso de

la Vega ,mi señor , y fueel segundo repartimiento que tuvo en el Perú :del pr imero diremos adelanteen su lugar .

E l general Auqu i T itu y los cap itanes respondieron en nomb re delI nca

, y les d ijeron queagradec ían sus buenos deseos pasados y los serv ic ios presentes , quedelounoy delootro, y decada palabra delas queha

b ian dicho, darían larga cuenta a sumagestad , para quelasmandasegratificar

, como segratif icaba cuanto en su serv icio se hacía . Los curacas

quedaronmuy contentos desaber quehub iesen dellegar a noticia del lnca sus palabras y serv ic ios; y así cada diamostrabanmas amor , y hacíanconmucho gusto cuanto el general y sus capitanes lesmandaban . Los

cuales , dejada la buena orden acostumbrada en aquellas dos prov inc ias ,

pasaron a otra,llamada H uamampallpa : tamb ién la redu jeron sin guerra

ni contradicion alguna . Los I ncas pasaron el rio Amancay (82) por doso tres b razos que lleva ,

corr iendo por entreaquellas p rov inc ias; los cuales juntándose poco adelante hacen el caudaloso río llamadoAmancay .

Uno de'

aquellos b razos pasa por C huquinca, donde fuela batalla

deFranc isco H ernandez G iron con elmariscal D on Alonso deA lvarado;y en estemismo n o

,anos antes ,

fué la de D on D iego deA lmagro, y eld ichomariscaly en ambas fue vencido D on Alonso deAlvarado como sedi rámas largo en su lugar , si D ios nos dej a llegar allá… Los Incas anduv ieron reduc iendo 1as prov incias que hay de una parte y otra del rio

Amancay , que sonmuchas, y contienen debajo desteapellidoQuechua.

T odos tienenmuchoor o y ganado

(82) Es el rio Pachachaca

CAP ITULO X I I I

POR LA COSTA D E LA MA R R E D UCE N M UCHOS VALL ES .

CAST IGAN LOS S ODOMI T A S

EJAN DO en ellas el ó rden necesario para el gob ierno, salieron al

despobladodeH uallarípa , famosa s ierra , por elmucho oro quehansacadodella , ymuchomas quelequeda por sacar , y atravesandounamanga dedespoblado la cual por aquella partetienetreinta y c inco leguas

detravesía , bajaron alos llanos , quees la costa de lamar . A toda la tierraque es costa demar , y a cualqu iera otra que sea tierra calientellamanlos indios Yunca quequieredec i r tierra caliente: debajo destenojmb re Yunca se contienenmuchos valles que hay por toda aquella costa .

Los españoles llaman valles a la tierra que alcanzan a regar los ríos

que bajan de la s ierra á lamar . La cual tierra es solamente la que sehab ita en aquella costa porquesalido delo queel agua r iega ,

todo lo de

mas es tierra inhab itable, porque son arenalesmuertos , dondeno se críayerba n i otra cosa alguna de provecho.

Por el parage queestos I ncas salieron a los llanos está el valle deH acari

, grande, fértil y"muy poblado queen tiempos pasados teniamas

de veintemil indios de vecindad,los cuales redu jeron los I ncas á su

obediencia y serv icio con mucha facilidad. Del vallede H acari pasaron a los valles que llaman Uv ina,

Camana,Carav illi, P icta, Quellca y

otros que hay adelanteen aquella costa NorteS ur en espacio de sesenta

leguas de largo la costa adelante. Y estos valles nomb rados todos tienenamas de veinte leguas de largo río abajo desde la sierra á lamar , y de

(83 ) A los pob ladores del l i toral peruano designaron los kechuas con el

nombre de y ungas , por s ign ificar yunga= tierra cál ida . Véase nuestro estud io

sobrelos Yungas, en EL PE RU, Bocetos H istóricos, L ima 1 9 1 4 .

Entretanto que la gente seaprestaba ,el Inca provey ó lo quecon

venía para el gob ierno detodo su reino;nombró a su hermano el generaAuqu i T itu por gobernador y lugar - ten iente. Mandó que los cuatr l

maeses decampo quecon él hab ían ido, quedasen por consejeros del hermano. Eligi ó para que fuesen cons igo cuatromaeses de campo y otroscap itanes quegobernasen el ej érc ito

,todos Incas; porque hab iéndolos

no podían los deotra nación ser cap itanes;y aunquelos soldados queve

n ian de diversas prov incias trajesen cap itanes elegidos de sumisma na

c ion . Luego quellegaban al ej érc ito real daban a cada cap itan estranger0un Inca por super ior , cuy a órden ymando obedec iesey guardaseen lascosas de lamilicia como su ten iente. D estamanera ven ía a ser todo el

ejérc itogobernadopor los Incas , sin qu itar a las otras naciones los car808particulares que tra ían : porque no se desfavoreciesen n i desdeñasen S i

selos qu itasen;porquelos Incas en todo lo queno era contra sus leyes yordenanzas

,s iempremandaban sediesegusto v contento a los curacas

a las prov incias decada nacion;por esta suav :dad degob ierno queen toda cosa hab ía

,acudían los indios con tanta p rontitud y amor a serv i r a

los Incas . Man c'ó¡queel p r ínc ipesu heredero le acompañasepara quese

ejercitaseen lamilic ia aunqueera depoca edad .

Cerámico, ha l ladoen. Chanchán .

CAP ITULO

DOS GRAN D ES C URACAS COM PROM ETEN SUS D I FER EN C I AS E N EL

IN CA Y S E HACEN VASALLOS SUYO S

LEGADO el tiempo de la jornada sali ó el lncaCapac Yupanqu i delCoz coy fuehasta la laguna deParia , que fueelfpostrer término q ' poraquella banda su padre dej ó conqu istado; por el camino fue con losmin istros recogiendola gentedeguerra queen cada prov inc iaestaba aper

cebi.da; tuvo c1í-id'

ado dev is itar los pueblos quea unamano y a otra del

camino pudo alcanzar por favorecer aquellas nac iones con su p resenc ia .

Que era tan grandeel favor que sentían de que el Inca entrase en sus

prov inc ias queenmuchas deellas seguarda hoy lamemor ia demuchoslugares donde los I ncas acertaron a hacer alguna parada en el campo6 en el pueblo, paramandarles algo,

o para hacerles algunamerced o a

descansar del camino. Los cuales puestos tienen hoy los indios en veneracion por haber estado sus reyes en ellos .

El Inca luego que llegó a la laguna de Paria , procu ró reducir a su

obediencia los pueblos quehalló por aquella comarca . Unos se lesu jetaron por las buenas nuevas que de los Incas hab ian oído

, y otros por no

poderle res'isti r . Anda'

ndo en estas conqu istas le llegaronmensageros dedos grandes cap itanes quehab ia en aquel distrito que llamamos Collasuyu ,

los cuales sehac ían cruelguerra el uno al otro. Y para quese entiendamejor la h istoria,

es desaber, queestos dos grandes curacas eran des

cendientes de dos cap itanes famosos queen tiempos pasados antes delos Incas se hab ian levantado en aquellas prov inc ias cada uno depor si ,y ganadomuchos pueblos y vasallos , y hechosegrandes señores . Los cua

les no contentos con lo que iban ganando,volv ieron las armas el uno con

tra el otro por la comun costumb redel reinar que no sufre igual. H iciéronse cruel guerra perdiendo y ganando, ya el uno y a el otro,

aunque

como bravos cap itanes sesustentaron valerosamentetodo el tiempo quev iv ieron . Esta guerra y contienda dejaron en herenc ia a sus h i jos y descendientes , los cuales la sustentaron con elmismo valor quesus pasados

hasta el ti empo del I nca Capac Yupanqu i .V iendo pues la continua y cruelguerra quesehac ían y quemuchas

veces se hab ían v isto cas í consumidos temiendo destru irse del todo si n

provecho de alguno dellos , porque las fuerzas y valor s iempresehab íanmostrado iguales , acordaron con parecer y consejo de sus cap itanes ypar ientes desometerseal arb itr io y voluntad del Inca Capac Yupanqu i ,y pasar por lo queél lesmandasey ordenaseacerca desus guerras y pasiones . V in ieron en este conc iertomov idos por la fama de los I ncas pasados y del presente, cuya justic ia y rectitud con lasmarav illas que

'

_de

cian haber hecho su padreel sol por ellos , andaban tan divulgadas porentreaquellas nac iones quetodos deseaban conocerlos . Elunodeaquellos

senores sellamaba Car i y el otro C h i pana; losmismos nombres tuv ieronsus antepasados desde los primeros: quer ian los sucesores conservar la

memoria con sus nomb res,heredándolos de uno en otro por acordarse

de susmayores é iºmitarles , porque fueron valerosos . Pedro deC ieza deLeon

,capítulo ciento toca esta h istoria b revemente aunque la

ponemucho despues decuando pasó ,llama al uno de los curacas Car i y

alotro Zapana . Los cuales como sup iesen queel I nca andaba conqu istando cerca de sus p rov inc ias ,

le env iaronmensageros dándole cuenta de

sus guerras y pendenc ias , sup licz'

ndole tuv iese por b ien darles licenc iapara quefuesen á besarle lasmar cs , y hacerlemas larga relacion desuspasiones y di ferenc ias , para que sumagestad las concertase y av in iese,queellos protestaban pasar por lo queel I nca lesmandase: pues todo elmundo les con fesaba por h ijo del sol, de cuya rectitud esperaban har iajusticia a ambas las partes

,demanera que hub iesen paz perpetua .

El I nca oyó losmensageros , y espondió que los cu racas v in iesencuando b ien les estuv iese

, que él procuraria concertarlos y esperaba

ponerlos en paz y hacerles amigos , porque las leyes y ordenanzas quepara ello les daría ,

serían decretadas por su padreel sol, a qu ien consu ltaría aquel caso, para que fuesemás acertado lo que sob re él determinase. Con la respuesta . holgaron mucho los curacas , y desde a pocos

días v in ieron a Paria dondeel I nca estaba , y entraron ambos en un día

por d iversas partes , que así lo hab ían concertado. Puestos ante el reylebesaron lasmanos igualmente sin quererse aventajar el uno del otro,

y C ari que ten ía sus tierrasmás cerca de las del I nca habló en nombredeambos , y dió larga cuenta de la d iscordia queentreellos hab ía , y las

(84)En del Perú , e. C l l , nos h ab la C iez a,deZapana y otros jefes

de los Callas . y en el S eñorío de los I ncas , 0. I V , nos refiere los recuerdos q uese

conservaban dela denominación deC ari y Zapana en la región del Collao.

— 1 98

del,h i jo del sol, y que desde luego leentregaban sus estados; que suma

gestadenv iasegobernadores ymin istros queenseñasen a aquellos nuevos

súbd itos lo quehub iesen dehacer en su serv ic io.

El I nca d i jo que les agradec ía su buen án imo, y tendría cuenta de

hacerlesmerced en todas ocas iones . Mandóles darmucha ropa de ves

tir de la del I nca para los cac iques , y de la otra no tan sub ida para sus

par ientes;híz oles otrasmercedes demucho favor y estima , con que los

curacas quedaron muy contentos . Destamanera redu jo el I nca a su

imperiomuchas prov incias y pueblos , queen el d istr itodeCollasuyu po

seian aquellos dos cac i ques , queentreotros fueron Poco ata ,Murumuru ,Maccha, C aracara . y todo lo que hay al Levante destas prov inc iashasta la gran cordi llera de los An_tis y más todo aquel despobladogrande que llega hasta los términos de la gran prov inc ia llamada T a

pac- ri , que los españoles llaman Ta pacar i , el cual despoblado tienemás

de treinta leguas de traves ía de tierramuy fria; y por serlo tanto estádespoblada de hab itadores; pero por los muchos pastos que tiene llenade innumerableganado bravo y doméstico, y demuchas fuentes deaguatan caliente queno pueden tener lamano dentro un AveMaría; y en elvaho queel agua echa al salir se ve dondeestá la fuenteaunqueesté lejos; y esta agua caliente

,toda h iedea piedraz ufre; y es denotar queen

treestas fuentes de agua tan caliente hay otra de agua fri_'

gidísima ymuy sabrosa , y deunas y otras se v iene a hacer un río que llaman deC ochapampa .

Pasado el gran despoblado de las fuentes , llegan a una cuesta que

tiene de baj ada siete leguas de camino hasta lo llano de la prov inciaT apac

- ri , la cual fué el primer repartimiento de indios que en el Perútuvo Garc i laso de la Vega,mi señor; es de tierra fertilísima , poblada demucha gente y ganado; tienemás de veinte leguas de largo, y más dedoce de ancho. Ocho leguas adelante está otra hermosísima prov inciallamada Cochapampa: tieneel valle treinta leguas de largo y cuatro de

ancho, con un caudaloso río quehaceel vale. Estas dos hermosas p rov incias ,

entre otras,entraron en la redución que los dos curacas Cari y

C h ipana h ic ieron de sus estados , como se ha contado. Con la redución

alargaron su imperio los lncas de sesenta leguas delargo. En“la prov in

cia Cochapampa por ser tan buena y fértil, poblaron los españoles un

puebloaño demil y qu in ientos y sesenta y c inco,llamáronle S an Pedro

deC ardeña , porqueel fundador fué un caballero natural deBurgos , lla

mado el cap itán Lu is Osor io.

H echa la reduciónmandó el I nca que dosmaeses decampo de losque tenía cons igo, fuesen a los estados de aquellos curacas y llevasen

losmin istros necesar ios para el gob ierno y enseñanza de los nuevos vasallos , lo cual proveído, pareciéndole que por aquel año bastaba la con

qu ista hecha , queeramás de la que hab ía esperado,se volv i ó al Coz co

llevando cons igo los dos caciques para quev iesen la corte, y para rega

larlos y festej arlos en ella . En la c iudad fueron nuy b ien receb idos, y a

los dos curacas les h ic ieronmuchas f iestas , honrándolos y estimándolosporque asi lomandó el I nca . Pasados algunos dias les dió licencia quese fuesen a sus tierras , y los env i ómuy contentos de lasmercedes y favores que les h i zo, y a la partida les di jo que estuv iesen aperc ib idos ,que pensaba ir p resto a sus estados a reduc i r los indios que de la otra

parte hab ía .

Cerámicºexp resivº;hal ladºen P achacamac .

(ZA P I T ULU

HACEN UN A PU ENTE D E PA JA ,EN EA Y ]UNC IA , E N E L D ESAGUA

DERO . R E DUC E S E CHAYA NTA

L I nca Capac Yupanqu i quedó ufano dehaber salido con la empresadela puentequedijimosd eH uacha '

caca en el rio deApurímac, y asímandó hacer otra en el desaguadero de la laguna T iticaca, porque

pensaba volver p resto a la conquista'

de las prov inc ias que hab ía en Collasuyu , que por ser aquella tierra llana y apac ibledeandar con ejerc ítos, se hallaron b ien los I ncas en la conqu ista deella , y por esta causa

porf iaron hasta queganaron todo aquel d istr ito. La puente deH uachacaca y todas las que hay en el Perú son hechas demimbre; la deaquelrio que los españoles llaman desaguadero, es de juncia y deotrosmateriales . Está sobreel agua como la deS ev illa , quees debarcos , y noestá

en el a i recomoestán las demimbre, según dij imos . En todoel Perú secría una paja larga,

suave y correosa , que los indios llaman y chu ,con

que cubren sus casas . La que se cría en el Collao esmuy aventajada .

ymuy buen pasto para el ganado,de la cual hacen los collascanastas

y cestillas y lo que llaman patacas (queson como arcas pequeñas) y so

gas ymaroma'

s . Demás desta buena paja se cría en la r ibera de la laguna T iticaca grandísima can tidad de j unc ;a y de espadaña que por otro

nombre llaman enea . A sus tiempos cortan los indios de las prov inc iasqueestán obligadas a hacer la puente, mucha cantidad deenea y junc a

, para queesté seca cuando hayan dehacer la puente De la pajaque hemos dicho hacen cuatromaromas gruesas , como la p ierna, lasdos echan sobre el agua ,

atrav iesan el río de una parte a otra , el cual

por cima parece que no corre, y por debajo lleva grandísima corrien

(85) Véase nota 79 .

ordenadas por el'

sol, serían j ustas ,suaves , y provechosas todas en favor

delos vasallos , y n inguna en interés del I nca . Otros d i jeron queno ten íannecesidad de rey n i de nuevas leyes , que las que se ten ían eranmuybuenas , pues las hab ían guardado sus antepasados , y que les bastaban

sus d ioses , sin tomar nueva religi ón y nuevas costumb res; y lo que peorles parec ía era su jetarse a la voluntad de un hombre queestaba predicando religi ón y santidades ,

y quemañana cuando los tuv iese sujetosles pondria las leyes que qu isiese, que todas ser ían en p rovecho suyo ydaño de los vasallos y que no era b ien se esperimentasen estosmales ,s ino quev iv iesen en libertad como hasta allí , omur iesen sobreello.

En esta di ferencia estuv ieron algunos dias , pretend iendo cada una

de las partes sali r con su op in i ón,hasta que por una parteel temor de

las armas del Inca ,y por otra las nuevas de sus buenas leyes y suave

gob ierno los reduj o a queseconformasen ,R espond ieron no concediendo

absolutamente, n i nega ndo del todo, s ino en unmedio compuesto deambos pareceres , y di jeron , queellos holgarían de receb i r al I nca por surey y senor; emperogueno sab ían qué leyes les hab ía demandar guardar , sí serían en daño o p rovecho dellos . Por tanto lesuplicaban hub iesetreguas deambas partes y que (entretanto que les enseñaban las leyes)el I nca y su ej érc itoentrasen en la prov inc ia , con palab ras que les d iesede sali rse y dej arlos lib res s i su s leyes no les contentasen; empero quesi fuesen tan buenas como él dec ía . desdeluego leadoraban por h i jo delsol

,y le reconoc ían por señor .

E l I nca d i jo queaceptaba la condición con que lerecebian ,aunque

podía rend i rlos por fuerza dearmas;er'npero que holgaba deguardar elejemplo de sus pasados , queera ganar los vasallos por amor y no por

fuerza y que les daba su fé y palabra dedejarlos en la libertad que ten ian

,cuando no qu isiesen adorar a su padreel sol ni guardar sus leyes ,

porque esperaba que hab iéndolas v isto y entendido no solamente no

las aborrecerían ,s ino que las amarian , y les pesaría no haberlas conoc í

domuchos s iglos antes .

H echa esta p romesa entró el Inca en C hayanta , dondefué receb idocon veneraci ón y acato;más no con f iesta y regocijo, comoen otras prov incias sehabia hecho, porque no sab ían qué tal les hab ía desali r aquelpartido; y así estuv ieron entre temor y esperanza ,

hasta que los varones ancianos, di putados por el I nca , queten ía para consegeros y gob ier-

qdel ej ército en presencia del p rínci pe heredero que as isti ó algunos díasesta enseñanza

,lesman i festaron las leyes ,

así las de su idolatría . comolas del gob ierno de la república; y esto se h izomuchas veces y enmuchos d ías , hasta que las entend ieron b ien . Los indios ,mi rando con aten

c i ón , cuán en su honra y p rovecho eran todas, d ijeron queel sol y losI ncas sus h ijos

, que tales ordenanzas y leyes daban a los hombrs ,merec ían ser adorados y ten idos por d ioses y señores de la tierra; por tantoprometían guardar sus fueros y estatutos, y desecha r cualesqu iera ido

203

los r itos y costumbres quetuv iesen :

y con esta protestación hecha ante

el pr incipe, lo adoraron en lugar de su padre el sol. y del I nca CapacYupanqu i .

Acabada la j ura y la solemn idad deella, sacaron grandes danzas ybailes a la usanza dellos . nuevos para los I ncas . S alieron con muchasgalas y arreos , y cantares compuestos en loor del sol y de los I ncas , y de

sus buenas leyes y gob ierno,y los festejaron y s i rv ieron con toda la 05

tentaci ón deamor buena voluntad que pudieronmostrar .

Cerámico yunga ,ha l ladºen C harwh án .

(1AP I T ULO XV I

D IV ERSOS I NGEN I OS QUE TUV I ERON LOS IN D IOS PARA PASAR

LOS R I OS Y PARA SUS P E SQUE R I AS

A que se ha dadocuenta delas dosmaneras depuentes quelos Incasmandaron hacer para pasar los r íos , la una demimbre, y la otra dej unc ia y enea , será raz ón digamos otrasmaneras y arti ficios quete

n ian para los pasar, porquelas puentes por lamucha costa y p roli j idad nosesu fría hacerlas s inoen los caminos reales v como aquella tierra sea tan

ancha y larga . y la atrav iesen tantos rios , los indios , enseñados de lapura necesidad h icieron diversos ingen ios para pasarlas, conforme a lasdiversas dispos ic iones que los r ios tienen , y tamb ién para navegar por

lamar, eso poco que por ella navegaban . Para lo cual no sup ieron o no

pudieron hacer p iraguas n i canoas como los de la F lor ida,y los de las

islas deBarlovento y T ierra— f i rme, queson amanera deartesas: porqueen el

"

.Perú no hubomadera gruesa d ispuesta para ellas: y aunquees verdad que tiene árbolesmuy gruesos es lamadera tan pesada comoel h ierro

, por lo cual se valen de otramadera delgada como elmusloliv iana como la h iguera , lamej or ,

según dec ían los indios,se cri aba en

las p rov incias deQu itu , de donde la llevaban pormandado del I nca , a

todos los r íos . H ac ían della balsas grandes y ch icas de c inco o de si ete

palos largos atados unos con otros , el deenmedio eramás largo quetodos los otros . Los pr imeros colaterales eranmenos largos , luego los segundos eranmás cor tos, y los tercerosmás cortos

,porqueasi cortasen

mejor el agua , q ue no la frente toda pareja , y lamisma forma ten íana la popa quea la p roa . Atáhanles dos cordeles , y por ellos ti raban parapasarla de una partea otra:muchas veces a falta los balseros, losmis

— 206

ima a un cabo, y otra a otro, por las cuales ti ran dela canasta para pa

sarla deuna r ibera a la otra: y como lamaroma sea tan larga hacemucha vaga y ca ida enmedio; esmenester ir soltando la canasta poco a

poco,hasta elmed io de lamaroma , porquevamuy cuesta abajo, y de

allí adelante la ti ran a fuerza de b razos . Para esto hay ind ios que lasp rov inc ias comarcanas env ían por su rueda que as istan en aquellos pa

sos para los caminantes sin interés alguno y los pasageros dende la ca

nasta ayudaban a tirar de las sogas , ymuchos pasaban a solas sin ayu

da alguna:metíanse de p ies en la canasta, y con lasmanos iban dando

pasos por la maroma . A cuérdome haber pasado por estamanera depasage dos o tres veces , s iendo b ienmuchacho que apenas había salidode la n iñez; por los caminosme llevaban los indios acuestas . T amb iénpasaban su ganado en aquellas canastas s iendo en poca cantidad; empero conmucho trabajo, porque loman iatan y echan en la canasta v

asi lo pasan conmucha cansera . Lomismo hacen con el ganadomenordeEspaña, como son ovejas , cab ras y puercos; pero los an imalesmayores, como caballos ,mu los, asnos y vacas , por la fortaleza y peso dellos ,no los pasan en las canastas , s ino que los llevan a las puentes o a los

vados buenos … Estamanera de pasage no la hay en los caminos reales .

s ino en los particulares que los indios tienen de unos pueblos a otros;

lláman leUruyaLos indios detoda la costa del Perú entran a pescar en lamar en

los barqu illos deenea que dij imos; entran cuatro y c inco y seis leguaslamar adentro, ymás si esmenester; porqueaquel mar esmanso y se

dej a hollar de tan flacos bageles . Para llevar 0 traer cargasmayoresusan de las balsas demadera . Los pescadores para andar por lamar ses ientan sobre sus p iernas , pon iéndose de rodillas encima de su hace deenea . Van bogando con una caña gruesa deuna braza en largo hendidapormedio a la larga . H ay cañas en aquella tierra tan gruesas como lap ierna y como elmuslo. Adelantehablaremosmás largo dellas . T omanla caña con ambasmanos para bogar; la una ponen en el un cabo dela

caña; y la otra enmedio della: el hueco de la caña les s irvedepala parahacermayor fuerza en el agua . T an presto como dan elgolpeen el aguaal lado i zqu ierdo para remar, tan p resto truecan lasmanos corr iendola cañas por ellas para dar el otrogolpeal lado derecho, y dondeten íanlamano derecha ponen la i zqu ierda , y donde tenían la i zqu ierda ponenla derecha . Destamanera van bogando y trocando lasmanos y la caña

deun ladoa otro queentreotras cosas deadmi raci ón quehacen en aquelsu navegar , y pescar , es esto lomás admi rable. Cuando un barqu illo destos va a toda furia , no lo alcanzará una posta por buena que sea . Pescan

con f isgas peces tan grandes como un hombre. Esta pesquería de lasf isgas (para la pob reza delos ind ios)es semejantea la quehacen en V izcaya de las ballenas . En la f isga atan un cordel delgado que losmar i

(87)Uruy a ú Oroya . VéaseCobo t. I V Lib . X IV c . X'I I I .

neros llaman bolatín , es deveinte, treinta , cuarenta brazas , el otro cabo

atan a la proa del barco. En hi r iendo al pece suelta el ind io las p iernasy con ellas abraza su barco, y con lasmanos va dando carrete al pece

quehuye;y en acabándoseelcordel, seabraza con su barco fuertemente,

y así asido lo lleva el pece si esmuy grande con tanta veloc idad , que

pareceave queva volando por lamar . Destamanera andan ambos peleando hasta que el pece se cansa y v iene amano del ind io. T amb iénpescaban con redes y anz uelos;más todo era pobreza ymiser ia, que las

redes (por pescar cada uno para si y no en compaña)eranmuy pequeñas , y los anzuelosmuy desastrados , porque no alcanzaron acero ni

h ierro aun que tuv ieronminas dé1 ,más no sup ieron sacarlo. A l h ierrollaman Qu i llay . No echan vela en los barqu illos deenea ,

porque no tienen sostén para sufrirla;no creo quecamina tanto con ella como caminacon solo un remo. A las balsas demadera se la echan cuando navegan

por lamar . Estos ingen ios que los indios del Perú ten ían para navegar

por lamar y pasar los ríos caudalosos, yo los dej é en uso, y lomismoserá ahora , porque aquella gente como tan pobre,

no asp i ran a cosas

mayores de las queten ían . En la h istoria de la Florida, libro sexto

,di

jimos algo destos ingen ios hablando de las canoas queen aquella tierralhacen para pasar y navegar los ríos , tantos y tan caudalosos como allílos hay ;y con esto volvamos a la conqu ista del Inca Capac Yupanqu i .

Las antaras 0 d ias Pan, instrumentoind igen a. peruano

con esca la desietetonos .

(Í IXP I T ULO XV I I

D E LA D E DUC ION D E CI N CO PROV I NC I AS GRAN D ES, S I N

OTRAS M E NORES

C hayanta sali ó el I nca hab iendo dejadoen ella lagentedeguarn ic i ón y losmin istros necesar ios para su idolatr ía y para su hacienda;y fué a otras prov incias que hay en aquella comarca que llaman

C harca;debajodeestenombreseenc ierranmuchas prov incias dediferentes nac iones y lenguas , y todas ellas son del d istrito Collasuyu . Lasmáspr inc i pales son T utura , S ip is i p i , C haqu i , y al Levante destas , que es

hac ia los Antis , hay otras prov incias que llaman C hamu ru (en la cual

tamb ién se cr ía la yerba q ue llaman Cuca ,aunque no tan buena como

la del término del Coz co) y otra prov incia llamada S acaca , y otrasmuchas que se dejan por escusar proligidad ,

a las cuales env i ó el I nca losapercebimientos acostumb rados .

A quellas naciones que ya sab ían lo que hab ía pasado en C hayanta ,

respondieron todas cas i unas mismas razones con poca di ferencia deunas a otras En suma d i jeron

, que se tenían por d ichosas deadorar alsol, y detener por senor al I nca su hijo, q ueya tenían noticia desus leyes y buen gob ierno, le suplicaban los recib iese debajo de su amparo,

que les ofrecían sus v idas y haciendas , quemandase conqu istar y alla

nar las demás naciones ci rcunvecinas a ellos , porqueno les hiciesen guerra y maltratasen por haber desechado sus ídolos antiguos, y tomadonueva religi ón y nuevas leyes .

El Incamandó responder2que dejasen a su cuenta y cargo la con

qu ista de sus vec inos , queel tenia!cu idado de la hacer , como y cuando

fuesemás en provecho de los vasallos , que no temiesen que nad ie losofend iese por se haber su jetado al Inca y receb ido sus leyes, que cuan

do las hub iesen experimentado,holgar ían los unos y los otros viv i r de

bajo deellas, porque las hab ía dadoel sol. Con estas respuestas recib ie

CAP ITULO XV I I I

E L PR I NC I PE I NCA ROCA R E D UCE MUCHAS Y GRAN D ES PROV INC IASME D I T E R R A N E A S Y MAR IT I MAS

N estos ejercicios y otros semej antes se entretuvo este I nca seis os ieteanos,y al fin dellos leparec i ó seria b ien volver -alejerc iciomi litary al aumento de su reino: para lo cualmandó aprestar veintemil

hombres de guerra y cuatromaeses de campo esperimentados , que fue

sen con el principe I nca R oca su h i jo hacia C h inchasuyu quees el S eptentrion del Coz co; porque los I ncas por aquella banda no hab ian alar

gado su Imper iomás decomo lo dej ó el p rimer I ncaManco Capac , que

era hasta R imactampu , s iete leguas de la c iudad, que por ser aquella

tierramal poblada ymuy áspera ,no hab ían dado los I ncas en conqu is

tarla .

E l p rínc i pe sali ó del Coz co y llegó al río Apu r imac , pasóloen grandes balsas que le ten ían aprestadas y por ser tierra despoblada pasóadelante hasta C u rahuasi y Amancay . diez y ocho leguas de_la ciudad :fué reduc iendo con mucha fac i lidad los pocos indios que por aquella

comarca halló . De la prov incia Amancay echó amano i zqu ierda del camino real quev iene del Coz co a R imac, y pasó el despob ladoquellamandeCochacasa que por aquel paragetiene veinte y dos leguas detraves ía ,

y entró enx

la prov incia llamada S ura quees demucha gente

,rica demucho oro y ganado, dondeel I nca fué receb ido depaz y obe

dec ido por señor . De allí pasó a otra p rov incia llamada A pucaradonde as imismo le receb ieron llanamente, y la causa de allanarseestas

(88) En la region actual de Collcab amba dela prov in cia deA imaraes .

(89 ) En la region actual deS oraya. prov incia deA imaraes .

(90) Qu iz a en el actual Award dela provincia deLucanas

Lamina XI I IA RTE FACTO S YU N CA S

G R AV . N .

º l .— C ántaros antropomorfos ha llados en las huacos de C han

chan cerca de T ru j i l lo.

G R AV . N º 2 — Amu letos deºro, p lata, p iedra y

huesoha l lados en las necrópolis de A ncón . E stos

amu letos o defen sivos Sagradºs , representandº¡ i

gar itas dean i rnales , se hallan colgadºs en los cue

l los delasmomias . S even tambi én dep i latºr iºs ycí ta los para sujetar el uso en el h i lado.

G R AV . N º 3 — A dornas de oro

del chuco o bonetede un sacerdo

te,hallado en Lambayequ

2 l'

2

costumbre) llevaba el uno de los vasos atosigado para lomatar. y llegando anteel otro curaca le conv idó con el vaso. El convidado, o que

v iese demudado al que le conv idaba ,o que no tuv iese tanta satisfac

ci ón de su condici ón como eramenester par'a f iarsedé1 , sospechando loque fué . le di jo: dame tu esotro v

'

aso y bébete ese. E l cur'

aca, por no

mostrar flaqueza conmucha faci lidad trocó lasmanos y dió a su ene

migoelva so saludable, y se beb i ó elmortí fero,

y dende a pocas horasreventó ,

asi por la fuerza del veneno como por la del enojo de ver quepormatar a su enemigo se hub iesemuertoa si prop io.

C AP ITULO

SACAN IN D IOS D E LA COSTA PARA CO LO N IAS L A T I ERRA

AD ENTRO . M U ER E EL I N CA CA PA C YU PANQU I

El Nanasca sacó el I nca indios I ncas deaquella naci ón para trasplantarlos en el ríoApurimac;porqueaquel ríodendeelcamino real quepasadel Coz co a R imac , pasa por regi ón tan caliente, quelos indios

de la sierra . como son detierra fria o templada , no pueden v iv ir en tanta calor ,queluegoenferman ymueren; por lo cual, como ya seha dicho,

tenían los I ncas dada orden que cuando así se trasplantasen indios deuna prov inc ia a otra queellos llaman —Mitmac , s iempresecotejasen lasregiones quefuesen deunmismotempledetierra , porqueno seles h ic iesedemal la d i ferencia destemplada , pasándolos detierra fria a tierra ca

liente, o al contrar io, porque luegomueren; y por esto era prohib idobajar los ind ios de la s ierra a los llanos , porqueesmuy c iertomor ir luego dentro depocos días . E l Inca , ten iendo atenci ón a este peligro,

llevóind ios a tierra caliente para poblar en tierra caliente, y fueron pocos,porque habia poca tierra que poblar , a causa de queel río Apurimac ,

por pasar entrealtís imas y asperísimas sierras , tiene a unamano y a

otra de su corr ientemuy poca tierra de provecho, y esa poca no qu isoel Inca que se perd iese, s ino que se aprovechaseen lugar de jardines ,s iqu iera por gozar de lamucha ymuy buena fruta quesecría en las riberas deaquel famoso río.

H echo esto, y dejado el orden acostumb rado para el gob ierno delas prov inc ias nuevamenteganadas , se volv ió el príncipe Inca R oca al

Coz co, dondefuémuy b ien receb ido de su padrey desu corte. A los ca

pitanes y soldadosmandó desped ir , hab iéndoles hechomer6edes y favores por los serv ic ios dela guerra;y por entonces leparec ió al Inca Capac Yupanqu i no pasar adelanteen sus conqu istas , porqueya sesentiav iejo, y deseaba asentar y confirmar en su serv ic io lo ganado. En esta

—º ? l4

qu ietud , v iv i ó algunos años conmucho cu idado del beneficio desus vasallos , los cuales as imismo acudían conmucho amor y p rontitud al serv ic io del Inca ,

así en la labor dela casa del sol como los demás edi fic iosquesehac ían , unos pormandado del I nca , y otros que los indios inventaban por serv i r y da rlegusto cada prov incia depor s i en su distr ito.

En esta qu ietud y descanso fallec ió el Inca Capac Yupanqu i : fuév alerosísimo principe, d igno del nombreCapac , que los ind ios en tantoestimaron : fuellorado en la cortey en todo su reino con gran sentimiento: fué embalsamado y puesto en el lugar de sus pasados . Dejó por sucesor a I nca R oca , su h ijo pr imogén ito, y de la CoyaMama Curiy llpaysumuger y hermana: dej ó otrosmuchos h ijos y hijas , lígítimos y bastardos , que por no saber el número c ierto no se ponen ,más de que se

cree que pasaron de ochenta , porque losmás destos I ncas dejaron a

c iento y a dosc ientos y algunos hubo'

que dejaronmás de trescientosh ijos y h ij as

(f) —

'I ) El padreMartin deMurua l lama a lamuger deCapac Y upanq u i,

th impa ( ¡ llo y por otro nomb reMama C ava , y relata las accionesmemorab lesde esta reina en el 0. XX desu (

'

lh . cil

En cuan to al ayl lo deeste lu ca se l lamó - 1 po a_Mayta PanamA p./llº. E l

cuerpo deeste l uca lo hal ló el L icenciado Polo Ondegardo,

— 2 1 6

V in iendo, pues, a la traza del templo, es desaber , queel aposentodel sol, era lo, queagora es la iglesia del divino santoDomingo, quepornotener la precisa anchura y largura suya no la pongo aqu í : la p ieza encuanto su tamaño, v ivehoy . Es lab rada de cantería llana,muy primay pulida .

El altar mayor (digámoslo así para darnos a entender, aunque

aquellos indio's no sup ieron hacer altar)estaba alOriente La techum

breera demaderamuy alta, porquetuv iesemucha corriente; la cubija

fué depaj a , porquenoalcanzaron a hacer teja . T odas las cuatroparedesdel temploe'staban cub iertas dearriba abajo de planchas y tab lones deoro. En el testero, que llamamos altarmayor, tenian puesta la f iguradel sol, hecha deuna plancha de oro, al doblemás gruesa que las otrasplanchas que cubrían las paredes La figura estaba hecha con su

rostro en redondo, y con sus rayos y llamas de fuego, todo deuna p iez an imás n imenos que la p intan los p intores . Era tan g

'

randeq uetomabatodoel testero del templo depared a pared . No tuv ierºn los Incas otrosídolos suyos n i agenos con la imagen del sol en aquel templo ni otro al

guno, porqueno adoraban otros d ioses s inoal sol, aunqueno falta qu iend iga lo contrario.

Esta f igura del sol cupoen suertecuando los españoles entraron en

aquella c iudad a un hombre noble, conqu istador de los primeros, llamadoMancio S erra de Leguíz ano, que yo conoc í y dej é v ivo cuando

mev ine a E spaña , gran j ugador detodos juegos, quecon ser tan gran

de la imagen la j ugó y perdi ó en una noche. Dedondepodremos dec ir,s igu iendo al P .M. Acosta -

,quenaci ó el refrán quedice: j uega el sol antes que amanezca . Después el tiempo adelante,

v iendo el cab ildo deaquella c iudad cuán perd idoandaba estesu h ijo por el juego, por apar

tarlo dél lo eligió un año por alcaldeordinar io. E l cual acudió al serv i

cio desu patr ia, con tanto cu idado y diligenc ia (porqueteníamuy buenas partes decaballero) quetodo aquel año no tomó nai peen lamano.

La c iudad , v iendo esto le ocupó otro año, y otrosmuchos en of iciospúblicos .Manc io S erra; con la ocupac ion ordinar ia olv idó el juego, y lo

aborreci ó para s iempre, acordándose de losmuchos trabajos y necesi

dades queen cada día seponia . Dondesev é claro cuántoayude la ociosidad al v icio, y cuán de provecho sea la ocupaci ón a la v irtud . Vol

v iendo a nuestra h istor ia decimos, que por sola aquella p ieza que cupo

(95) S ob reesta ef igiedel Sºl y su destino v éaseel A péndicedeA ntiguasgentes del Perú deLas Casas, atrib uidºs d ichos párrafos del apénd iceal padreCr istóbal deMol ina. eEl bu ltodel Sol ten ía nmuy grandedeoro, d ice, Este Solcscondícron los indios detalmodºq ueh asta hoy no ha podidºhaber sidºdescub ierto: d icen q ueel l nea al z adº (Manco) lo tiene consigo» . Ob . cit. p . 263 .

La lámina de oro con la efigie del S ol q ue en el repartºdel botí n del Cu z co,tºcó aManc iº S ierra dec u i7.am0,

nº fue el d iscu deoro del S a ntu ariºsi nºI :] que ub ria la fuentedep iedra q ue serv ía para el depósito dela sagrada ch i

cha en la fiesta del C apac R a imi . Xea3eal respecto, Lizárraga . D escr ipciºn delas I ndias , L ib . l e. LX I I I . Ed L ima 1 908.

? l7

de pa rtea un español, se podrá sacar el tesoro queen aquella ciudad ysu templo hallaron los españoles . A un lado y a otro de la imagen delsol estaban los cuerpos de los reyesmuertos puestos por su antigiíedad

como h ijos de ese sol, embalsamados que (no sé sabe cómo) parec ianestarv ivos;estaban asentados en sus s i llas de oro, puestas sobre los tab lones deoroen quesolían asentarse. T en ían los rostros hácía el pueblo

,

solo H ua ina Capac seaventaj a de los demás queestaba puesto delante

de la figu ra del sol, vuelto el rostro hácia él, como h ijomas quer ido yamado, por haberseaventajado de los demás; puesmerec i ó queen v idale adorasen por dios por las v i rtudes y ornamentos reales quemostródesdemuy mozo. Estos cuerpos escond ieron los ind ios con el demástesoro, que losmás dellos no han parecido hasta hoy . E l año de 1559 ellicenc iadoPolo descubri ó c inco dellos , tres dereyes , y dos dereinas

La puerta pr inci pal del temp lomi raba al N orte, como hoy está ,

sin la cual hab ía otrasmenores para el serv ic io del templo. T odas éstas

estaban aforradas con planchas de oro en forma de ,

portada . Por de

fuera del templo, por lo alto de las paredes del temp lo, corría una az a

nefa deoro deun tablon demás de una vara f en anchoen forma decorona queabrazaba todo el templo.

(96 ) Véase H allazgos- deMomias del L icen ciadº S armien tº de G ambºa .

Ob . cit. pp . 44, 48 49,5559 , 68, 69 ,

CAP I T U£ XX I

D EL CLAUSTRO D EL — T EM PLO , Y LA D E Los A POSENTOS D E LA L UNA

Y ESTREL LAS,TRU E NO Y R E LAMPAGO

,Y ARCO D E L C I ELO

ASADO el templo habia un claustro decuatro lienzos , elunodellosera el lienzodeltemplo. Por todo loaltodelclaustrohabia una azanefa deun tablón deorodemás deuna varaen anchoqueserv ía decoro

na al cláustro: en lugar dellamandaron poner los españoles enmemoriade la pasada otra az anefa blanca deyeso del anchor de la deoro, yo la

dej é v iva en las paredes queestaban en pié, y no se había derr ibado.

A lderredor del claustro hab ia cinco cuadras o aposentos grandes, cua

drados cada uno depor si , no trabados con otros , cub iertos en forma dep irámide, de los cuales se hac ían los otros tres lienzos del claustro.

La una cuadra deaquellas estaba ded icada para aposentodela luna ,

muger del sol, y era la queestabamás cerca dela cap illamayor del templo: toda ella y sus puertas estaban aforradas con tablones de plata ,

porque por el color blanco v iesen queera aposento de la luna;teníanlapuesta su imagen y retrato como al sol. hecho y p intado un rostro de

muger en un tablón de plata . Entraban en aquel aposento a v is itar laluna

, y a encomendarse a ella , porque la tenían por hermana ymugerdel sol, ymadrede los I ncas , y detoda su generac i ón; y así la llamabanMamaquilla , que esmadre luna: no le ofrec ían sacri f icios como al sol.

A unamano y a otra de la f igura de la luna estaban los cuerpos de lasreinas d i funtas puestas por su orden y antígúedad. Mama Ocllo,madredeH uayna Capac, estaba delante de la luna , rostro a rostro con ella . yaventaj ada de las demás por haber s idomadredetal h i jo.

'

Otroaposentodeaquellos, elmás cercano a la luna,estaba dedicado

al lucero Vénus , y a las siete cabrillas, y a todas las demás estrellas en

quetomaba deuna pared a otra con todos sus colores al v ivo: llaman al

arco Chuychu , y con tenerleen esta veneración , c uandºle veían en el

a ire cerraban la boca y ponian lamano delante, porque dec ían que sile descubrían los dientes los gastaba y empodrec ía . Esta s imp licidadtenían entreotras sin dar razón para ello. El qu into y último aposento

estaba dedicadº para el sumo sacerdote, y para los demás sacerdºtesqueas istían al serv ic io del templo, quetodos hab ían de ser I ncas de lasangre real. Estos tenian aquel aposento,

no para dormir ni comer en é l,s ino queera sala deaudiencia para ºrdenar los sacri ficios quese hab íande hacer

, y para todo lo demás que conv in iese al serv icio del temp lo.

Estaba este aposento tamb ién como los demás guarnec ido con oro de

alto abajo.

D an sas en honor del sol y de la luna .

,ejecutadas por sacerdotes y guerreros

yungas . Los sacerdºtes tocan la autora y alún san a legres . E l arti sta ,ignorantede

la prespectiva , a. dibu jadºcerca del S ol las porongos dech icha . E n primer término sevé al jefereligiosoqu edi r igeel ceremon ial. D esarrol lo p laneadº deun ce

rámicoch imu .

N OM BRE D E L SUM O SACERD OTE Y OTRAS PARTES D E LA CASA

L. sumº sacerdote llaman los espanoles V ilaoma . hab iendº dedecirV i llacUmu , nombrecompuesto deesteverboV illa ques ign i f ica decir , y destenomb reUmu quees adiv inoo hechicero. V illac con la c es

partic ip io de presente; añadidºel nombreUmu q u iere decir el adiv inoo el hechicero quedice: y no declaran qué es lo quedice; dando a enten

der quedecía al pueblo lo que, como sumo sacerdote, consultaba al sol,

y lo queel sol leordenaba quedi jesesegún sus fábulas . y lo que los demon ios en sus ídºlos y santuarios le hablaban ; y lo queélmismo comopontí fice adiv inaba y sacaba por sus agiieros ,

catando los sacri f ic ios einterpretandº lo sueños y las demás supersticiones queen su gentilidad

tenían: nº tuv ieron nombre para deci r sacerdote,componíanlo de las

mismas cosas que hacían los sacerdotes

De las cinco cuadras alcancé las tres queaún estaban en su antiguoser de

'

paredes y techumb re. S olo les faltaban los tablones deoroy plata;las otras dos , queeran la cuadra de la luna y de las estrellas . estaban ya

derribadas por el suelo En las paredes deestºs aposentos quemirabanal claustro. por la partedeafuera en elgrueso dellas, hab ia en cada lienz o cuatro tabernáculos embeb idos en lasmismas paredes, labradas decantería como eran todas las demás de aquella casa; ten ían susmoldu

(99) A si hab ian los hni llae sacerdºtes super iores, en númerº dediez . Los

sacerdotes del R ayo y del Belámpago se l lamaban L iviacpa H u i llac . Los

A ya. ta.rpu . ad iv inos,se les l lamab a H uaca R imaehi , tamb ién adiv inos

y agoreros , l lamadºs por ºtro 1 1 01 nb reauscaºi k u,e…nascu, llay ca , yacarcaes y

rep iac . Los con l'

esores l lamados ¿ehu -

ri s,los haeae y los yan apac ,

asistentes; lºs

humus hech iceros los na cae,ayu dantes desacrificios, y según el Jesuita anº

n imo, hab ian tamb iénmonjes, l lamados huaca ki l ly ó u isca hu i llu .

ras por las esqu inas y por todoel hueco del tabernáculo; y conformealasmolduras queen la piedra estaban hechas , así estaban aforrodas con

tablones deoro,no solo las paredes y lo alto,más tamb ién el suelo delostabernáculos . Pºr las esqu inas de lasmolduras hab íamuchos engastesde p iedras f inas esmeraldas y turquesas , queno hubo en aquella tierrad iamantes n i rub íes . S entábase el I nca en estos tabernáculos cuandº

hac ian fiestas al sol, unas veces en un lienzºy otras en otro con formealtiempo de la fiesta .

En dos tabernáculos destos queestaban en un lienzo quemi raba al

Oriente,meacuerdº quev ímuchos agujeros en lasmolduras que esta

ban hechas en las p iedras: las que estaban a las esqu inas pasaban deun cabo a otro: las otras queestaban en el campo y espac io del tabernáculo,

no ten íanmás queestar señaladºs en la pared . A los indios y a

los religiosos de la casa oí dec i r , queen aquellosmismos lugares solíanestar sobreel oro los engastes de las p iedras f inas en tiempo deaquellagentilidad . Los tabernáculos y todas las puertas que salían al claustro

queeran doce (salvo la del aposento de la luna y de las estrellas): todasestaban chapadas con planchas y tablones deoro en forma deportadas ,y las otras dºs porqueen el color blanco asemej asen a sus dueños ,

te

n ian las portadas deplata .

S in lºs c inco galpones grandes que hemos dichº, hab ía en la casa

del sol otrosmuchos aposentos para los sacerdotes , y para lºs criadosde la casa queeran Incas de los de pr iv i legio: queno podia entrar en

aquella casa indio alguno queno fuese Inca , por grandeseñor que fuese.

T ampoco entrabanmugeres en ella aunque fuesen las h i jas ymugeresdelmismo rey . Los sacerdotes as istían al serv icio del templo por semanas ,

los cuales contaban con lºs cuartos de la luna . Por aquel espaciodetiempo seabsten ían de susmugeres y no salían del templo de día ni

denoche.

Los indios que serv ían en el templo como criados, esto es , porteros ,

barrenderos , cocineros , botilleros , reposteros , guardajoyas , leñadores yaguadores , y cualqu iera otro ofic io perteneciente al serv ic io del templo,

eran de losmismos pueb los , que serv ían de criados en la casa real; lºs

cuales pueb los eran obligados a dar aquellos oficiales a la casa del I nca

y a la del sol queestas dos casas como casas depadrey h ijo,no sed i fe

renciaban en cosa alguna del serv icio; salvo que en la casa del sol no

hab ía serv ic io demugeres ,n i en la del I nca ofrenda de sacrificios: todo

lo demás era igual en grandeza ymagestad .

— W ºv v

— 224

atrav iesa las otras era el término y limite dondese descalzaban los queiban hac ia el templo; y aunqueno fuesen al templo sehabían dedescalz ar en llegando a aquellos puestos , porqueera proh ib ido pasar calzadosde alli adelante. H ay desde la calle que decimos queera término hastala puerta del templomás de doscientos pasos . Al Oriente, Pon iente yMediodía del templo hab ia losmismos términos , que llegando a ellos

sehabían dedescalzar . Volv iendo al ornato del templo, tenía dentro en

la casa c inco fuentes de agua que iba a ella de d iversas partes: ten íanlos caños deoro, los p ilares unos eran dep iedra y otros eran tinajonesdeoro, y otros deplata , dondelavaban los sacr i f ic ios , con formea la ca

lidad dellos y a la grandeza de la fiesta . Yo no alcancémás de una de

las fuentes queservía de regar la huerta de hortali za queentonces teníaaquel convento: las otras se hab ían perdido, y por no las habermenester, opor no saber dedonde las traían , quees lomás cierto,

las han dejadoperder;y aún la que digo que conoc í la v i perdida seis o s ietemeses

,

y la huerta desamparada por falta de r iego,y todo el convento aflijido

por su pérd ida y aún la ciudad; porque no hallaron ind io que sup iesedecir dedónden i por dónde iba el agua deaquella fuente.

La causa de perderse entonces fué , que el agua iba del Pon ientedel convento por debajo detierra , y atravesaba el arroyo quecorrepormed io de la c iudad . El cual en tiempo de los I ncas tenía las barrancasdemuy buena cantería , y el suelo degrandes losas , porque las crecien

tes no h ic iesen daño en el suelo n i en las paredes , y salía este ed i f ic iomás de un cuarto de legua fuera de la c iudad . Con el descu ido de losespañoles se ha ido romp iendo princi palmente lo enlosado: que aquel

arroyo (aunque es de poquisima agua porque nace cas i dentro en la

c iudad) suele tener arrebatadas crecientes , e increíbles degrandes , con

las cuales ha ido llevando las losas .

E l año demil qu in ientos cincuenta y ocho acabó de llevar las quehab ia enc ima de los caños deaquella fuente, y romp ió y queb ró elmismo caño, y con el az olbo lo cubr ió todo, demanera queataj ó el agua ydej ó en seco la huerta , y con la basura quetodo el añoechan en el arroyo, secegó todo y no quedó señal delos caños .

Los frailes aunqueh icieron las diligencias que pudieron no'

hallaron

rastro alguno, y para segu ir el de los caños desde la fuenteeramenester derr ibarmucho edi f ic io, y ahondarmucha tierra, porque la fuenteestaba en alto

,n i hallaron ind io que les sup iesegu iar; por lo cual des

conf iaron de aquella fuente. tamb ién como de las otras que la casa te

nia . De donde se puede colegi r la poca tradic i ón que aquellos indios eldia de hoy tengan de sus antiguallas, pues hoy há cuarenta y dos años,

ya la ten ían perdida decosas tan grandes como eran las aguas que ibana la casa desu dios el sol. De las cuales no es pos ibles ino quehab ia tradición de losmaestrosmayores a los sucesores , y de los sacerdotes

a los suyos para no caer en semejante falta . Verdad es quecomo ya enaquellos tiempos se hab ian acabado losmaestrosmayores y los sacer.

225

dotes en aquella república había , entre los cuales andaba la tradici ónde las cosas que ten ían por sagradas , que pertenec ían a la hon ra y ser

v icio de los templos , faltó esta relac i ón como otrasmuchas de que losind ios no saben dar cuenta: que s i la tradic i ón anduv iera en los nudosde los tributos , o en los repartimientos del serv ic io real, o en las h istorías de los sucesos anales queeran las cosas profanas , no hay duda s inoquese hallara razón deaquellas fuentes , como sehalla y la dan deotrascosas tan grandes ymayores los contadores y los histor iadores queguardaban la tradición dellas , aunque tamb ién ésta se va perd iendo amásandar , con el trueque de las nuevas cuentas ymodernas h istorias delnuevo imper io.

(JAP I T ULO XX IV

D EL ]ARD I N D E OR O Y OT R AS R IQUEZA S D EL T EMPLO,A CUYA

SEM EJANZA HA B I A OT R OS MUC H OS EN AQUEL IMPER IO

OLV I E N DOa la fuente, d igo, quealcabodelos seis os ietemeses queestuvo perdida ,

unosmuchachuelos ind ios , andandojugandopor elarroyov ieron elmanantial delagua que salía por el caño queb radoy

az olvado. Con la novedad del agua se llamaron unos a otros , hasta que

llegó la nueva a los indios'mayores , y dellos a los españoles , los cuales

sospechando queera el agua que se hab ia perdido al convento, porqueera cerca del . descubrieron el v iaje de los caños , y v iendo que iban hácia la casa ,

secerti f icaron en la sospecha , y dieron av iso a los religiosos .

Ellos aderezaron los caños con gran regoci jo,aunque no con la polic ia

que antes ten ia,y restituyeron el agua a su huerta ,

sinmás procu rarsaber de dóndeven ia n i por dó pasaba; verdad es quehab íamucha tierra enc ima

,porque los caños ven ianmuy hondos .

Aquella huerta, que ahora s i rve“al convento de dar hortali za, era

en tiempo de los I ncas , j ardin deoro y plata, como los hab ia en las casas reales de los reyes , donde habíamuchas yerbas y flores de diversassuertes ,muchas p lantasmenores ,

muchos árbolesmayores ,muchos animales ch icos y grandes , b ravos y domésticos, y sabandi jas de las quevan arrastrando,

como culebras ,lagartos ,

lagarti jas y caracoles ,ma

riposas y pájaros , y otras avesmayores del a ire, cada cosa puesta en el

lugar quemás al prop io contrah iciese a la natural que remedaba .

H ab ía un granma i zal, y la semilla que llaman Qu inua , y otras le

gumbres y árboles frutales , con su fruta todo deoro y plata , contrahe

choalnatural; habia tamb ien en la casa rimeros de leña,contrahecha de

oro y plata ,como los hab ia en la casa real; tamb ién hab ía grandes f igu

ras de hombres y mugeres y n iños vac iados de lomismo, ymuchos gra

CAP ITULO XXV

D E L F AMOS O T EMPLO D E T I T - I CA C A ,Y D E SUS FA BULAS

Y AL EGOR IAS

N T R E otros templos famosos queen el Perú hab ía dedicados al solqueen ornamentoy r iqueza deoroy plata podian competir con el delCoz co, hubounoen la isla llamada T iticaca, quequ ieredecir s ierra de

plomo;es compuesto deT iti , quees plomo, y deCaca, quees s ierrahánse de pronunc iar ambas sí labas , Caca en lo interior de la garganta ,

porque p ronunciadas como suenan las letras españolas , qu iere dec i r ,

tío, hermano demadre. E l lago llamado T iticaca, donde está la i sla ,

tomó elmismo nomb re della,la cual está de tierra firme pocomás de

dos ti ros dearcabuz : tienedec ircu ito decinco a seismil pasos , dondedi

cen los I ncas queel sol puso aquellos sus dos h i jos varón ymuger , cuan

do los env i ó a la tierra pa ra quedoctrinasen y enseñasen la v ida humanaa la gentebarbarisima queentonces hab ía en aquella tierra . A esta fá

bula añaden otra desiglosmás antiguos . D icen quedespués del diluv iov ieron los rayos del sol en aquella isla y en aquelgran lago pr imero queen otra partealguna . E l cual tienepor partes setenta y ochenta ,brazasde fondo, y ochenta leguas de contorno desus propiedades y cau

La cl¡cri(>n T iticaca h it d istintas intm'prctac iones , entre lasq ue ha… ten ido se ha l la la del S anj in(—s, (l ive, S ign ifica propia|m;n l.o mun /és y -

ta,s ign il

'

ieu peña.;asi q ue la denominac iónmas exactaS v i

*

i?l,lu que“… del ga in» , I l íslu r ¿a. ¡MS a n luar-¿n deN uestra S eñora deC opacaba

'mi . Y ! I, p .

Ii i ¡,l—I<i . La l'u z EME) . res ¡umt.oal famoso temp lo del lagº

a l pad re I i . l iolm. c it. t. IV,

XV I I I 55,y sob re todo la famosa ob ra

deA . H :m<lolior, Las i s las y ]( nu li .

'Prmlncción española por

M. Y . H u lliv iam H . l )iaz I innmm. I .:t l) i l7, lºl /i . Véase as imismo S armiento (lo( laml…n . UI ) , r

- ii. _'

343,

Y(-nse Mrm.n…vi/ico (lvl _l,u _q u'

I'

vlticaca , por Ignacio La Puente,, R UL I-J

'I'

I N me L .x S i ic:l |ab ,xo ( ¡ ICOG R A F I II A meL IMA ,t. I

,p ,

2565, Véase as i

mismo Or ion T he A ndes rq . Hu: Ama z on ,p .

229

sas , porque no admita barcos que anden enc ima de sus aguas, escribia

el P . Blas Valera, en la cual yo nome entremeto,porque dice que tiene

mucha p iedra imán .

El pr imer I ncaManco Capac, favorecido desta fábula antigua y desu buen ingenio, inventiva y sagacidad,

v iendo que los indios la creíany tenian el lago y la isla por lugar sagrado, compuso la segunda fábuladiciendo, queél y sumuger eran h ijos del sol, y que su padre los habiapuesto en aquella isla para que de allí fuesen por toda la tierra doctrinando aquellas gentes, como al pr inc i p io desta h istor ia se dijo largamente Los I ncas amautas , queeran los filósofos y sab ios de surepública, reducían la pr imera fábula a la segunda , dándosela por pro

nóstico o profec ía, si así se puede dec i r . Decían queel haber echado elsol en aquella isla sus primeros rayos para alumbrar elmundo, habia

s ido señal y promesa de queen elmismo lugar pondria '

sus dos primeros hijos para queensenasen y alumbrasen aquellas gentes ,

sacándolas

de las bestialidades en quev iv ían , como lo hab ían hecho después aquellos reyes . Con estas invenciones y otras semejantes , hechas en su favor,hicieron los Incas creer a los demás indios queeran h ijos del sol, y consusmuchos benef ic ios lo con firmaron . Por estas dos fábulas tuv ieronlos Incas , y todos los de su imperio, aquella isla por lugar sagrado, yasímandaron hacer en ella un riqu ís imo templo, todo aforrado con ta

blones deoro, dedicado al sol, donde un iversalmente todas las prov inc ias , sujetas al Inca, ofrec ían cada añomucho oro y plata, y piedraspreciosas, en hacimíento degrac ias al sol por los dos beneficios que enaquel lugar les hab ía hecho. A quel templo tenía elmismo serv ic io queel templo del Coz co. D e las ofrendas de oro y plata hab ía tanta cantidad amontonada en la isla , fuera de lo que para el serv ic io del temploestaba labrado, que lo que dicen los ind ios acerca destomás es paraadmirar que para lo creer. E l P . Blas Valera , hablando de la riquezadeaquel templo, y de lomucho que fuera dél habia sobrado y amontonado, dice, que los indios trasplantados (quellamanMitmac) quev ivenen Cºpacavana lecerti f icaron queera tanto lo que hab ía sobrado deoro

y plata que pudieran hacer dello otro templo desde los fundamentoshasta la cumbre, sinmezcla deotromaterial; y queluego quelos indiossup ieron la entrada de los españoles en aquella tierra , y que iban tomando para sí cuanta riqueza hallaban , la echaron toda aquella aquel

gran lago.

(1 02) No todos los cronistas estan de acuerdo con G arci lasoen esta le

yenda; para Balboa y A costa, Manco Capac fu é originario dela region clel

Cu z co, lomismo quepara el Palentino. C iez a de León 10 hacesalir dePacaritampu ,

y Montesinos d ifiere absolutamente detodos los anter iores . VéaseBalboa H istoriedu Perou , o. I ;A costa . Ob . cit. 0. V I ;D iego F ernández P r imera y segunda partedela H istoria del P erú ,

o. I I . Montesinos . Memorias antiguas historiales, o. XV I y XV I I .

— 280

Otro cuento semejante seme ofrece; y es, que en valle deOrcos,

queestá seis leguas al S ur del Coz co, hay una laguna pequeña"

quetienemenos demedia legua de circu ito emperomuy honda, y rodeada de

cerros altos . Es fama quelos ind ios echaron en ellamucho tesoro de loque hab ía en el Coz co luego que sup ieron la ida delos españoles: y queentreotras riquezasecharon la cadena deoro queH uayna Capac,mandóhacer, de la cual diremos en su lugar: doceo treceespañolesmoradoresdel Coz co, no de los vecinos que tienen indios, s ino de losmercaderesy tratantes,mov idos de esta fama hicieron compañía a pérdida o ganancia para desaguar aquella laguna y gozar de su tesoro. Sondáronla

y hallaron quetenía veintey tres oveintey cuatro brazas deagua, sin el

cieno queeramucho. Acordaron hacer unamina por partedel Orientedela laguna, por dó pasa el río llamadoYucay ;porquepor aquella parteestá la tierramás baja queel suelo dela laguna, por do podía correrel agua , y quedar en seco la laguna, y por las otras partes no podíandesaguarla porqueestá rodeada de s ierras: no abrieron el desaguaderoa tajo ab ierto desde lo alto (que qu i zá les fueramejor) por parecerles

más barato entrar por debajo de tierra con el socavón . Empezaron su

obra el año demil y qu in ientos y c incuenta y s ietecon grandes esperanz as de haber el tesoro, y entrados ya más decincuenta pasos por elcerroadelante, toparon con una peña;y aunqueseesforzaron a romperlahallaron queera de pedernal, y porfiando con ella,

v ieron que sacabanmás fuego quep iedra; por lo cual gastadosmuchos ducados desu cau

dal, perdieron sus esperanzas y dejaron laempresa. Yo entré por la

cueva dos o tres veces cuando andaban en la obra . Así que, hay famapública como la tuv ieron aquellos españoles de haber escondido los indios infin ito tesoroen lagos, cuevas y enmontañas sin que haya esperanza dequesepueda cobrar .

Los reyes Incas ,demás del templo y su gran ornamento, ennoblecieronmucho aquella isla por ser la pr imera tierra que sus primeros progen itores , v in iendodeel cielo habian p isado, comoellos dec ían . Allanáronla

todo lo quesepudo qu itándolepeñas y peñascos: hicieron andenes, los

cuales cubr ieron con tierra buena y fértil, traída de lejos para quepud iesellevarmaí z , porqueen toda aquella region por ser tierramuy fría,

no se coge de n ingunamanera: en aquellos andenes lo sembraban con

otras semillas, y con losmuchos beneficios que lehacían cogían algunasmaz ºrcas en poca cantidad,las cuales llevaban al rey por cosa sagra

da, y él las llevaba al templo del sol, y dellas env iaba a las v irgenes escogidas queestaban en el Coz co, y mandaba que se llevasen a otros

conventos y templos quepor el reino había; un año a unos,

'

y otro año

a otros , para que todos gozasen de aquel grano, queera como tra ídodel cielo. Sembraban dello en los j ardines de los templos del sol, y delas casas de las escogidas en las prov incias donde las había, y lo que

secogía se repartía por los pueblos de las tales prov incias . Echaban al

gunos granos en los graneros del sol y en los del rey . y en los pósitos

L i s ta de lo s s u s c r ito r e s

á la C o lec c ión de his to r ia do r e s c lá s ico s

de l Pe r ú

S upremoGob ierno Balarez o R ománH . Concejo Prov incial deL ima Bon i llaM. C .

Beneficencia del Callao Burasch i Car losUniversidadMayºr deS an Marcos British MureumF acu ltad deLetras Bal liv ianManuel V icenteF acu ltad deC ienciasF acu ltad deMedicinaProfesores de JurisprudenciaS ociedad Geográfica deL imaE scuela de Ingen ierosEscuela N orma l de PreceptoresBib lioteca dela EscuelaMi litarColegio deGuadalupeFederación Un iversitarios del PerúCuerpo de Ingenieros deMinasExcmo. S r . Pate. dela R epúb lica

A ljov inMiguel D r .

A lmeida A rnaldo D r .

A spillaga A ntero

A lvarez S áenz JorgeA lexander G .

A vendaño Leon idas D r .

A lcantara C ésar A .

A rnao A urelioA lay z a y Paz Sºldán F ranciscoA lbertis A lfredodeA lvarado L .

Barreda y Laos F elipeD r .

BarretoA nselmoD r .

Ba lta JoseI ng.

Bentin R icardoBerna les José Car losBoz anoJu lia R afaelaBeas L i z ardoBelaú ndeVíctor A . D r .

BenvenuttoM.

Basadre Car losBorga Garcia y U. H .

Boza E'. D r .

Castillo D an iel'I . D r .

CornejoMar iano H . D rCáceres Zoi la A uroraCampodon icoE steban D r .

CúneoVidal R ómu loCaz or la José AlbertoCa lvoPerezMan uelCasinell i Pab loCorta F“Ladis lao deCasimir C iprianoColmenares Euseb ioCosíoJosé Gab riel D r.

Castañón José D r .

CancinoJ . T . D r .

CanavalMansuetoD r .

CáceresVega F ray InocencioCarbaja l A scenciónCastro A cisclo J . D r . (párrºco)Cornejo Gu stavo D r .

Con ch a Carlºs D r .

C asti l lo T eófi loCaparoMuñiz J . L .

ConventodeS an F rancisco

Carcovich A qui lesCentro Cerreño

Cámara de Senadores4 D iputados

Casanova Juan A nton io (Ganong. )Cal le Juan JoséC lub dela Un iónC lub N acionalCaterianoA . N ;Carmona N icanorM.

Convento de S anto D omingoCb 0pitea. J . 1 .

D ávalosLissón PedroD irector ColegioA lemánD irección General deCorreos .

D irector Colegio de GuadalupeDelgado T omás Fr .

E léspuru Juan N Gral .Elgueta Federico

Encinas G . A .

EspejoA ritido_ro

Egu iguren Luis D r .

E in ielt Car losE iz agu7rreR . D r .

F alcon i T eófilo D r .

Festin i Esther D ra .

F lores R icardo D r .

Forno H umb erto D r .

F erreyrosManuel 0.

F acu ltad deF i losofia y Letras(Buenos A i res . )

Fernán dez Conch a A urelio D r .

Gálvez A n ib al D r .

G amarra H eanán dez Enr iqueGarcía C a lderón E .

GarcíaA rturo D r .

Garcia Irigºyen D av id D r .

C ardin i F eder icoG óngora Lu isGaglin ifi i Pascua lGon z ález OlacheaM. D r .

Gamio IgnacioG iraldo S antiago D r .

Gir ónManuelGraña F rancisco D r .

G irónManuel E .

Gar land A ntonioGaray Juen H . (Canón igo)Goytiz olo Enr iqueGómez T eodomiroGa lvez L .

H urtadoPedroD r . (párroco)H essler MichelsenH errera GenaroD r .

H ernández Fernando

H errera Fortunato L .

H award C al leja Lib rary

I rigºyen PedroD r .

l z cue José A ugusto deiz cueLuis

Iber ico R odríguez M.

Ib arraManuelI z agu irre Bernardino (R do. P .

Jancke F .

Jeri R icardo

LavalleJuan Bautista de Dr .

Lav a lley G arcía José I ng.

Larrab ureG . V . D r .

Lavorería Eduardo D r .

Legu ía A — A . G .

La PuenteOswaldoD r .

Leguía yMartínez"

German D r .

Lab arthePedro Ing.

Larco A .

Larco N icolás

La Jara y Ureta JoséMaria, D r .

Loayz a F ranciscoA .

L ib rary of the Un iversity of I linois — Urb ana

Larco H errera A lberto

LatoneQuevedo S amuel A .

Loayz a Lu isLópez L izardo

Málaga S antolalla F . D r .

MoralesMacedo Car los D r .

Menéndez Ju lio D r .

Mel let Leon A l fonsoMeans Amswor lh P .

Miró —Quesada Oscar D r .

Mac— Lean R i cardo

Muro F el ipe S .

Mendoz a ValdemaroMol ina F acundo D r .

Mol ina Wences lao D r .

Martinel li Enr iqueD r .

Miranda JoséMar iaMora les JustoMackeheniey Garcia Car losMinisterio de R elaciones Exter ioresMalpartida E liasMuseo H istórico N acionalMuseo La P lataMol inari D iego Lu is (Min isterio

R B . E E . Buenos A ires )Mendoz a del S olar José A .

Napanga A gilerp C . D r .

Northwestern Un iversity L ib raryN ovella A ndrésOv iedoPedro lº. D r

Osma FelipedeD r .

Ortiz deZeva l los C . L .

Ochoa A .

Ortega J . Y .

Osores A rturo D r .

Ob ispo deH uarás lltmo. S r .

deT ruj i l lo l ltmo. S r .

deA yacucho l ltmo S r .

deCh achapoyas lltmo. S r .

del Cu z co

O liveira Pedro D r .

Osma Pedro D r .

O lanoGu i l lermo D r .

T N D Í Ó I —S

Preámbu lºElogio al I nca Garc ilaso de la VegaProemio al lector

A dvertenc ias acerca de la lengua general de los i nd ios .

C ap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

gap .

ap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

Cap .

L I B R O P R IME R O

I .

— S i haymuchosmu ndos .

— Trata delas c inco z onas

I l — S i day antípodas

l l l .

— Cómo se descu br ió el NuevºMundo .

lV .

— La deducc ión del nomb re del PerúV — Autor idades en confi rmac ión del nombrePerúV I .

— Lo que d ice un au tor acerca del nombre delPerú

V I I .

— De otras deducc iones acerca del nombre delPerú

V I I I .

— La descr ipc ión del PerúI X .

— La idolatría y los d ioses que adoraban antes

de los I ncasX — D eotra gran v ar iedad ded ioses que tu b ieron .

X I .

—Maneras de sacr i fic ios que hac íanX I I .

— La v iv ienda y gobiernº de los antiguos , ylas cosas que comían

X I I I .

— Como se vestían en aquella antiguedadX I V .

— Diferentes casamientos y d iferentes lenguas .

Usaban de venenos y de hech i zos .

XV .

— Del origen de lºs I ncas , reyes del PerúXV I .

— La fundación del Coz co,c iudad imper ial

XV I I .

— Lo queredu joel pr imer I ncaManco CapacXV I I I .

— D os fábulas h istºr iales del or igen de losI ncas

X IX .

— Protestac1 0n del autor sobre la h istor iaXX .

— Los pueblos q uemandó pºblar el primer lncaXX I .

— La ensenan za queel I nca hac ía a sus v asa

llos

PA G .

Xx l l .

— Las i ns ign ias favorables queel I nca dió a

los suyos

XX I I I .

— Otras i nsign ias más favorables con el

nomb re I ncaXX IV — Nombres y renombres que los i nd ios pu

51 eron a su reyXXV .

— Testamento y muerte del I ncaManco Capac

Cap . XXV I .

H

— Los nomb res reales y la'

significación dee os

L I B R O S EG UN DO

Cap . l .

— La idolatr ía dela segunda edad y su origen

Cap . l l .

— R astrearon los I ncas al verdadero D ios N uestro S enor

Cap . I I I .

— Ten ían los I ncas una cru z en lugar sagrado .

Cap . I V .

— D emuchos d ioses que lºs h istoriadºres espanoles improp iamenteaplican a los

Cap . V .

— De otras muchas cosas que el nombre huacas ign i f ica

Cap . V I .

— Lo queun autor d icede lºs dioses queten ían .

Cap V l l .

— A lcansaron la i nmortalidad del án ima y laresurrecc ión un iversal . .

Cap . V I I I .

— Las cosas quesacr i ficaban al S ol

Cap . I X .

— Los sacerdotes , r itos y ceremon ias , quesusleyes atr i buyen al pr imer I nca . .

Cap . X .

— Comprueba el autor lo que ha d ichº con los

h i stor iadores e5pañºlesCap . X I . — D i v id ieron el imper iº en cuatrº distritos . R e

gistraban los v asallos

Cap . X I I .

— D os ofic ios q ue lºs decuriones ten ían .

Cap . X I I I .

— Dealgunas leyes que los I ncas tub ieron ensu gob ierno .

Cap . X I V .

— Los decu riones daban cuenta de lºs que na

c ían y mor ían .

Cap . XV .

— N íegan lºs i nd ios haber hecho delitº n i ngunoI nca de la sangre real

Cap . XV I .— La v ida y dechos de S i nche R oca ,

segundºrey de los I ncas

Cap . XV I I . — q ue Yupanqu i , rey tercero, y la signifi

cac ión de su nomb re.

Cap . XV I I I .

— Dos conqu istas que h i zo el I nca LloqueYupanqu i

Cap . X I V .

— Dos grandes curacas cºmprºmeten sus di

ferencias en el I nca y sehacen vasallos su yos

Cap . XV .

— H acen una puentedepaja enea , y ju nc ia ,en

Desaguadero. R edúcese C hayanta

Cap . XV I .

— D iversos i ngen ios que tuv ieron lºs ind iospara pasar lºs r íos y para sus pesquer ías

Cap . XV I I I . — Dela deducción decinco prov i ncias grandes s in otrasmenores

Cap . X I X .

— Elpr ínc ipe I nca R oca reducemuchas grandes prov inciasmed iterráneas y mar ítimas . .

Ca X I X .

— S acan ind ios de la costa para colonias latierra adentro.

— Muere el I nca Capac Yu

panqu i

Cap . XX .

— La descr ipc ión del templo del S ol y sus grandes r i quezas

Cap . XX I . — El claustrº del templo y la de los aposentosde la Luna y estrellas , trueno y relámpago, yarcº del c ielo

C ap . XX l l . — Nomb re del S umº S acerdote y otras par

tes de la Casa .

Cap . XX I I I . — Los s itios para los sacr i f icios y el termino dºnde se descalzaban para ir

'

al templo.

Las fuentes que ten ian

Cap .

ºXX lV …— Del j ard ín deoro y otras r i quezas del templº a cuya semej an za hab ian otros muchosen aq uel Imperiº

Cap . XXV .

— Del famosºtemplºdeT iticaca y desus fábulas y alegor ías

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