Identidad; su definición e implicaciones
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Identidad; su definición e implicaciones.
Omar Alexis Montero Casallas
La identidad en su significación y conceptualización agrupa, desde experiencias
hasta teorías en las cuales se delimitan unas características al igual que unas
condiciones para su ejercicio y sustantividad. Una historia, unas prácticas, ideas,
criterios y/o patrones de vida, los cuales se asumen, adoptan o constituyen, siendo
la consolidación de los anteriores una forma de principios, tradiciones o prácticas,
sistemas de valores, simbologías, dentro de la cultura, grupos sociales, o territorio
que los define y enmarca, en un determinado espacio-tiempo, a unos individuos,
sujetos en la sociedad o lo social.
Se nota, cómo a la configuración de la identidad corresponde la identificación de
unas formas de vida de los individuos y las comunidades, los cuales detentan
unas prácticas y comportamientos diferentes a otros, los que por alteridad logran
reconocimiento propio y de los otros. Los modos diferentes de vida, recrean y
limitan las relaciones posibles, tanto por crecimiento y amplitud de criterios de vida
cuando se “convive” y reconoce a los otros, pensando ellos como seres iguales,
también en construcción con otras formas de comprensión sobre lo social.
Y se limitan cuando se reduce a los otros a ser contrincantes, relacionándose sólo
por competencia sin que se reconozcan, el escenario social entonces se convierte
en un campo de resistencia. Haciendo de la relación con los otros una serie de
conflictivos encuentros –disensos-, donde no hay reconocimiento, son los otros
así, agresores de las demás prácticas de vida, intereses y fines, simplemente por
diferir de los suyos.
La identidad es también una fuente inagotable de recursos e instituciones, que
representan, significan o simbolizan aquello que se es, se ha construido o se está
siendo, por ejemplo la constitución de grupos sociales con afinidades
cosmovisivas, por razones territoriales, organizativas, que se convierten en un
proyecto sobre el que se agrupan –asocian- individuos o más grupos sociales,
configurándose un orden social y una comprensión de la sociedad. Podemos
decir, lenguaje, nación, cultura.
Lo que da lugar a causas y efectos de la identidad, en el marco de un proyecto
social “común” en tanto expresan condiciones de igualdad y libertad, explicando la
necesidad de ser reconocidos como diferenciados, teniendo en cuenta, unos
mínimos fundamentales que respalden tal empeño. Porque todos poseen el
derecho de ser lo que quieran ser, mientras sus condiciones no afecten
negativamente el resto de la sociedad, sin embargo, para lograr tal fin se hace
pertinente obligar, otorgar, unos valores y normas, derechos y deberes, en tanto
esa posibilidad de escoger qué ser y cómo serlo, se hace fuente de conflicto tan
social como político, a razón de ser el espacio público donde se juegan y plantean
éstos intereses, empezando a primar unos sobre otros - por juego de poderes-,
cada uno de éstos juzgando a las otras formas de vida, desde uno y otro lado,
pretendiendo superponerse una sobre otra.
Es preciso entonces, anotar que la configuración y fuentes relacionadas con la
construcción de la identidad, y todo a su alrededor, en la modernidad, hace notar
la formación de identidades colectivas y adquieren lugar en la escena política
pública, sosteniendo un nivel o grado de poder, (inclusión, reivindicación de los
mismo dentro del (los) grupo(s) social(es) dentro de los cuales están insertos). Sin
que la importancia de la identidad relacionada con el yo, y la subjetividad pierda su
valor propio, pues en esto se basa el liberalismo, en el individualismo.
Ahora bien, gracias a la idea de libertad y sobre todo de igualdad, apareciendo la
condición de dignidad de los hombres, y la categoría de persona y ciudadano, se
hace urgente la necesidad de reconocimiento (diferente de su tiempo precedente
cuando la necesidad era sólo de honor), lo cual claro, trae consigo varios
conflictos.
Cada una de estas comunidades, sostiene relaciones de intercambio, socializan y
se complementan así, unas en otras, por su interacción común en varias escenas
de la cotidianidad, sin que esto termine, o mejor tenga como consecuencia
reconocimiento de unas sobre otras. Para la identidad individual en cambio,
existen unas garantías, como la libertad de expresión, el derecho de elección, por
su característica meramente humana, racionalidad, en las cuales se basa el
desarrollo del liberalismo, proyecto político – económico actual de muchas
sociedades. Lo cual hace que para que las comunidades sean reconocidas, y sus
proyectos de vida respetados en la diferencia, se deban pelear tales derechos y o
posibilidades, al grado de exigirlos.
“La modernidad, sobre todo, pone en circulación identidades colectivas y en esto
no se diferencia mucho de los tiempos precedentes, tal vez sólo en la sofisticación
de esas identidades colectivas y en la profundización en la conciencia de
pertenencia al grupo, de ser o llegar a ser” 1
“Toda la modernidad puede ser estudiada desde la óptica de las políticas de la
identidad, parece que el desarrollo específico de una serie de movimientos
sociales que inciden sobremanera, y de forma casi exclusiva, en la idea de la
afirmación de su identidad (que, obviamente, es vivida como identidad negada por
los otros)” 2
1.1 Etapas y recursos de la identidad
A grosso modo la identidad se ha visto referida en la antigüedad con el lugar que
cada individuo ocupa dentro del todo social, polis, nación, comunidad, o imperio, y
en las relaciones económicas que entre éstos se entablara. Años más tarde, y
bajo la condición de la Estatalización de los países, bajos los supuesto de la
Revolución Francesa igualdad, libertad, fraternidad, y el humanismo, en
escenarios de lucha por igualdad, fraternidad y libertad. La identidad se da lugar, y
1 SÁNCHEZ MORENO; Jesús Ángel. Apuntes sobre las políticas de la identidad y el
multiculturalismo. Art. Situando las políticas de la identidad. Pág. 1 2 Ibid. Pág. 3
adquiere sustantividad, es conceptualizada y relacionada con las nociones de
libertad, dignidad, respeto, un poco más adelante con valores como la tolerancia,
la convivencia, para borrar las fronteras murales, y buscar tanto integración como
inclusión.
Dentro de las sociedades, polis, comunidades de la edad antigua es característico
ver grupos demarcados por oficios, por el lugar ocupado por la organización
territorial, económica, social, de la misma manera que, por el estatus dado por la
nobleza y dentro del imperio, por ejemplo militares, consejeros, artesanos.
Lugares y espacios que eran dados por herencia, legado, tradición y
otorgamientos de nobles. Tal división de oficios que se hace pertinente por la las
necesidades que genera el Estado, y se ven solventadas por las diferentes
habilidades de sus individuos.
“La división de funciones se basa en la diferencia de aptitudes, y las tres clases se
basan en el hecho de que existen tres especies de hombres: los que son por
naturaleza aptos para el trabajo, pero no para el gobierno, los que son aptos para
gobernar pero solo bajo el control y la dirección de otros, y por último los que son
aptos para los más altos deberes del hombre re Estado, tales como la elección
última de medios y fines. Éstas tres aptitudes implican en el aspecto psicológico
tres facultades o almas vitales, a saber la que incluye las facultades apetitivas y
nutritivas, que Paltón supone residen más abajo del diafragma, la ejecutiva o
valerosa, que para Platón se encuentra en el pecho y, la que conoce o piensa, el
alma racional, situada en la cabeza.” 3
Cada quien en cada lugar, desempeñando cada función dentro del todo social,
que a su vez es la idea de justicia que refiere, Platón en su libro La República,
luego de una larga discusión acerca de la compresión de la misma, siendo ésta,
“que cada quien, ocupe su lugar en el Estado”. Dicho de otra manera: “La Ciudad
perfecta, pues, es aquella en la que predominan la templanza en la primera clase
social, la fortaleza y el valor en la segunda y la sabiduría en la tercera. La justicia,
3ANTÍSERI, Darío – REALE, Giovanni. Historia de la filosofía 1. Filosofía pagana antigua. Ed. San Pablo.
Pág. 245
no es otra cosa que la armonía que se establece entre éstas virtudes, cuando
cada ciudadano y cada clase social atienden a la función que les es propia del
mejor modo posible y hacen lo que están llamados a hacer, por naturaleza y leyes,
entonces se realiza la perfecta justicia” 4
Éste lugar, está vinculado con unas disposiciones naturales, determinarán en los
hombres sus talentos y así funciones, lo anterior, descrito por Sócrates y sus
interlocutados en el libro tercero de La República, escrito por Platón, argumenta la
trasmigración de las almas. Explicado en el Mito de las Razas, que define la
jerarquización del Estado, según los diferentes tipos de almas, las de oro, que son
las del nivel superior, correspondientes a los gobernantes de la polis, quienes
serán educados en la más rigurosa justicia, ellos son poseedores de la sabiduría,
los sabios, los filósofos, así encargados de la manejo del Estado. Las de plata,
perteneciente a los guardianes del Estado, quienes están encargados de de
defender al Estado, a ellos se les educa el cuerpo, y su mayor virtud será el valor;
y la tercera, la de hierro, quienes son la forma económica y el fundamento de la
polis, caracterizados por la templanza. O bien, la división social de las Ciudades-
Estado, las cuales comprendían tres clases sociales, política y jurídicamente
distintas.
“Así, en el grado más bajo de la escala social, se encontraban los esclavos, pues
la esclavitud era una institución en el mundo antiguo. Acaso una tercera parte de
los habitantes de Atenas eran esclavos. En consecuencia, la institución de la
esclavitud era característica de la economía de la ciudad-Estado. Es cierto que los
esclavos no contaban políticamente en la ciudad-Estado.” 5 “El segundo grupo
importante en una ciudad-Estado griega se componía de los extranjeros residentes o
metecos. El meteco, como el esclavo, no tomaba parte en la vida política de la ciudad,
aunque era un hombre libre y su exclusión no implicaba una discriminación sobre él.
Finalmente, encontramos el cuerpo de ciudadanos, o sea quienes eran miembros de la
polis y tenían derecho a tomar parte de su vida pública. Éste era un privilegio que se
4SABINE, George H. Historia de la teoría política. Ed Fondo de Cultura Económica México. 2006. Pág. 42 5 Ibid. Pág. 31
obtenía por nacimiento, pues el griego seguía siendo ciudadano de la polis a la que
pertenecían sus padres.“6
Se supone, eso contribuía tanto en progreso como en cada proyecto de la misma,
logrando armonía, los únicos reconocimientos otorgados se daban sólo por honor
o nobleza, ésta clase privilegiada poseía poder militar y poder por sus riqueza, lo
que se acompañaba de una religión. Por ejemplo, en Grecia y especialmente en la
República de Roma, seguía siendo aristócrata, las clases patricias ejercían gran
poder e influencia política. Sin embargo, en la Roma imperial el carácter militar fue
menguando y dio lugar a una nobleza terrateniente.
Luego en el siglo XVII, con la nueva forma de organización social, un poco menos
patriarcal y más laica, a fuerza de las luchas y rupturas dadas, se categoriza el
concepto de la identidad como tal, definiendo una axiología propia, y unos
principios más sólidos en general, descubriendo las capacidades y opciones
diferentes de organización y participación dentro de lo social.
Luego, bajo el lema de la Revolución Francesa, pasando por la ilustración,
igualdad, libertad, fraternidad, la idea de identidad y reconocimiento cobra mayor
fuerza, y unas formas de socialización del mismo proyecto se da lugar, es decir se
generan nuevas formas de participación y manejo social, así como a sostenerse
otras formas de intercambio, donde las relaciones sociales empiezan a ser menos
verticales, sosteniendo proyectos dialécticos de construcción y contribución social
Ahora bien: En la modernidad, entre otras cosas, se identifica la identidad como lo
que se construye, como lo que se llega a ser, más que como lo que ya se es,
mostrando como éste proyecto, como un ente que fluctúa en una infinidad de
posibilidades según lo que cada cual decide ser, lo cual responde al ejercicio de la
libertad, y capacidad de elección, según la razón y las múltiples variantes que
influyen en esta posibilidad. En las metrópolis nadie es solo un alguien por sí, lo
son, por el reconocimiento de los otros y una suerte de decisión por la idea de
libertad e igualdad, se resuelve pensar y construir unos patrones de vida e ideas
según un grupo social o asociación. Ésta nueva idealidad de identidad juega con
6 Ibid. Pág. 32
la idea de su movilidad, dentro de un sistema que se define por relaciones de
poder que acaba confiriendo, conformando a su vez otras identidades de las
personas en función de su rol, y su situación en el juego de relaciones.
Se puede pensar que la modernidad re-crea la identidad, y le crea nuevos
asideros y más sistemas, construyendo todo un entramado de instituciones y
técnicas que la hacen posible como proyecto, proyecto que es en él tiempo.
La identidad entonces, es lo que uno es y que lo diferencia de los demás.
Individualidad más identidad se hacen próximos, pero al mismo tiempo empieza a
limitarse éste concepto, en lo subjetivo, como la forma de vida del sujeto que
adquiere rostro, nombre, cualidades, obligaciones y derechos.
Aparecen entonces, términos como ciudadano y ciudadana que encarnan otro tipo
de identidad y trascienden el marco individual y se asoman al terreno de lo
colectivo; los nacionalismos con sus identidades de sangre y tradición, las
identidades de clase, un perfeccionamiento técnico de las antiguas solidaridades
estamentales
Ahora bien, la modernidad permite estudiar las muchas políticas de la identidad, a
saber las revoluciones burguesas, lo mismo que los nacionalismos y el desarrollo
de la conciencia femenina o de la conciencia de clase proletaria, igual aparece la
incidencia de varios movimientos sociales de manera casi exclusiva, en la idea de
la afirmación de su identidad, a las cuales les precede una cierta negación
histórica como una inclinación a superponer su nombre en el escenario de lo
público
1.2 Problemas, relaciones y estatus referidos a la identidad
Requerimientos, demandas, exigencias, luchas y disputas en escenarios públicos
y privados han rodeado a la identidad, de la misma manera que le han agregado a
su construcción y comprensión social una carga axiológica, institucionalizando y
politizando su desarrollo y progreso, de igual manera ha ampliado las relaciones y
vínculos que la misma ha generado, construyendo un entramando social. Para
lograr una mejor compresión de éstos, pensaremos la identidad en relación con
reivindicaciones sociales, el multiculturalismo, la discriminación negativa y positiva,
referida a elementos como la cultura y determinados grupos sociales en general,
de igual manera comprendiendo valores como tolerancia, dignidad y convivencia.
Las reivindicaciones sociales, se han determinado y se exigen por grupos sociales
minoritarios, a los cuales les han sido violentados o marginados sus derechos,
éstas se logran por dos vías, de derecho, y de hecho. Las primeras abarcan los
recursos jurídicos por medio de los cuales los ciudadanos pueden expresarse, y
exigir sus derechos, gracias a un conjunto de normas que se soportan en una
constitución o legislación; Las vías de hecho sostienen las luchas y los conflictos
que generan los grupos minoritarios cuando no siendo atendidas sus solicitudes,
generan dinámicas de acción diferentes, como huelgas, paros, y/o
enfrentamientos físicos.
La relación con el multiculturalismo muestra la existencia y coexistencia de más
grupos y comunidades susceptibles de derechos y obligaciones, en un mismo
espacio donde es ineludible la interacción entre los mismos. Lo cual determina u
obliga la constitución de unas políticas normativas, que permita tal coexistencia y
su prosperidad, donde es preciso se promueva y el reconocimiento de los otros,
de tal modo que haya respeto por esa diversidad cultural. El multiculturalismo
motiva políticas públicas que permitan el progreso de la sociedad en conjunto y
que las partes de la misma puedan coexistir armónicamente, logrado por el
reconocimiento institucional de unas comunidades por las otras, y viceversa.
Dicho reconocimiento dado por el Estado y/o sistema político, y de la sociedad a
cada grupo minoritario, sector social, o comunidad organizada, propone o mejor
ejerce una forma de discriminación, la cual es dada de forma negativa y positiva.
Positiva cuando se hace una deferencia social sobre un determinado grupo social,
institucionalizándole unos derechos y espacios privilegiados, sobre el resto del
todo social, y la discriminación se hace negativa cuando éste grupo social o
grupos social son señalizados o minimizados, tanto por el Estado como por la
sociedad en general, a saber, la negación de éstos, juzgando o demeritando sus
prácticas de vida, irrespetando sus ideales, o intereses de vida, así como la
obstaculización a su(s) fin(es) de vida.
Ahora bien, la cultura de cada comunidad representa su identidad, su proceso
social y político, ésta será considerada como un conjunto de rasgos distintivos,
espirituales, materiales, afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social
en un período determinado, éste abarca modos de vida, arte, invenciones,
sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones. A
través ésta el hombre se expresa, tomando conciencia de sí mismo, buscando
nuevos significados y creando y recreando obras que le trascienden.
Axiología pertinente, que refiere la identidad, está vinculada con la exigencia
misma de la aplicación de los derechos y su desarrollo a saber, respeto, dignidad
y tolerancia, los que podemos definir dentro de las teorías de autores como
Charles Taylor, Will Kimlycka y Giovanni Sartori.
En Taylor, el “reconocimiento” necesario es pensado como un simple espejismo, o
peor como una continua agresión, a saber, reconocer a otro, a otros, es entrar en
lid con él, porque no acepto, pero asumo su presencia como competencia, así no
es mi contrario sino mi obstáculo, lo cual es denominado por Charles Taylor como
falso reconocimiento, en cual es pertinente ahondar, a razón de ser una práctica
cotidiana de nuestras sociedades, como también por mostrar la negación
automática que sugiere su ejercicio a la identidad, y a la dignidad de los grupos
minoritarios, como también por ser una consecuencia de la denominada
reivindicación de éstos grupos por el Estado.
En el falso reconocimiento ser auténtico es ser contrario, y corresponder a lo que
se es, antes que corresponder con los fines de los otros, es justificar que se
juegue al tiro al blanco, posible espejo de discriminación, donde hacer uso de un
derecho que se supone debe ser respetado, -el de la libre expresión y desarrollo-
es exponerse a abusos cometidos contra mí dignidad. No es entonces la alteridad
un recurso de identidad, porque según éste una verificación de mis creencias se
da, al estar en contacto con las de otros y re-conocer las suyas, peor realmente se
lo utiliza para usurpar y juzgar a los demás por sus prácticas de desarrollo y/o
proyectos de vida, diferentes a los míos.
Lo anterior recrea algunas disputas sobre el ordenamiento y dirección del Estado,
ya que aquí se juegan diferentes proyectos de vida, y se plantea la idea del uso de
la razón pública, tanto la permanencia de costumbres, una vida digna, como su
respeto y la tolerancia de unas sobre otras. En una dinámica que debe ampliar las
cosmovisiones y las cosmologías sobre las que se soportan las diferentes
prácticas y creencias, que deben participar en el total del Estado sin que haya
discriminación u olvido de éstos grupos conocidos como minorías, lo que ha
generado nuevos planteamientos que políticos contemporáneos han desarrollado
gracias a la agitada discusión en la conformación de las sociedades actuales, por
su forma de gobernabilidad, y los asuntos internos que cada grupo defiende según
su proveniencia.
Will Kymlikca precisa desarrollar algunas razones por las cuales se formula el
proyecto de una Ciudadanía Multicultural, dando forma al desarrollo sobre el que
proporciona apreciaciones que nos acercan a la dilucidación del problema de las
Sociedades Actuales a razón de su heterogeneidad, que tienen lugar en diferentes
espacio-tiempos, afectándose el desarrollo de su identidad y particularidad, para
concretar una propuesta de Políticas de Reconocimiento donde se recrean una
mejoras en la condición de dichas sociedades, lo que permitirá la estructura de
“una suerte de consideraciones” sobre la afectación de dicho problema en el
territorio nacional según mi criterio acerca de éste. En la búsqueda de una mejor
conformación y tratamiento, casi en un planteamiento utópico.
Kimlyka cuando propone dos modelos de diversidad, que sustentan unas causas
de las condiciones del conflicto multicultural actual, por que dichas condiciones
son las gestantes de la diversidad cultural, de igual manera expresa las relaciones
que se soportan y las afectaciones de las partes en juego. A saber éstos son: Las
Minorías Nacionales y La Inmigración individual y familiar. La primera forma son
Las Minorías Nacionales su forma de ordenación social tiene en primer lugar la
propiedad o pertenencia territorial, lo que deriva unos modos de vida
desarrollados. Las cuales por alteridad se reconocen, tanto por intercambio
comercial como por intercambio cultural, y refuerzan ambas partes su propia
identidad. Cada agrupación se denominará nación (agrupaciones sociales por
lenguaje, costumbres, tradiciones) con autodeterminación y gobernabilidad tan
independientes como particulares, que debieran gozar tanto de derechos como
garantías para su desarrollo y conservación plenas, en una existencia digna. Que
dan lugar a los Estados Multinacionales los que se caracterizan por la
coexistencia de varias naciones7 en un mismo territorio. Las cuales tienen
antigüedad territorial que se ha permeado y en su defecto modificada por las
practicas del Estado mayoritario, que termina absorbiéndolas, haciendo que sus
afinidades, afectos y estructura sociológica cambien de forma aunque no de fondo,
el fin de las mismas termina siendo su conservación y supervivencia.
La segunda Inmigración individual y familiar, la cual parte del principio de
igualdad, que sugiere es justa la extensión en tierras y la movilidad de grupos,
según sean sus necesidades y/o espacios para su desarrollo integral y material.
De la cual podemos establecer los Estados “poli-étnicos caracterizados por la
llegada de inmigrantes, que con su llegada establecen diferentes formas de vida, y
cambian poco o mucho la existente y de alguna el statu quo establecido, en
general a éstos inmigrantes se les obliga cumplimiento de varias normas, o reglas
para su inclusión social, además de la adaptación de las prácticas locales, sin
embargo sus luchas explican su horizonte, la vinculación socio-política y
económica que permita su desarrollo y estabilidad social.
7 Nación: Significa comunidad histórica. Relacionada con la idea de pueblo o cultura.
Una forma más de diversidad social no tipificada está dentro de las prácticas
sociales, a saber los nacionalismos, los grupos minoritarios que luchan por la
reivindicación de su existencia antes discriminada, podemos ejemplificar las
mujeres, las negritudes, los movimientos sociales, grupos étnicos, característico
de éstos grupos su limbo jurídico e identitario, porque no gozan de proyectos
políticos o son reconocidos como diferenciados, de la misma manera que tampoco
se les concede derechos especiales, pero son grandes números de integrantes,
así como varios los escenarios desde los que pretenden su reconocimiento e
inclusión, además hacen parte de grupos mayoritarios que termina
representándolos.
“Doy por supuesto que la acomodación de las diferencias étnicas y nacionales es
sólo uno de los aspectos de una lucha más amplia para lograr una democracia
más latente e inclusiva” 8
El teórico político Giovanny Sartori, en su texto La Ciudadanía Multicultural
resalta la variedad de formulaciones acerca de la teoría pluralista que se
enmarcan en diversos contextos, históricos y políticos, aduciendo a las
representativas formas de estado y sociedad según las cuales se ha transformado
y concretado la significación y conformación del pluralismo. De la cual
resaltaremos su relación con la tolerancia, ésta como principio que debe
desarrollarse para lograr una convivencia social que garantice estabilidad.
Ahora bien, el pluralismo constituye un tipo específico de estructura social que
contiene en sí misma varias realidades en una convivencia armónica,
caracterizada por la tolerancia y el consenso (sobre un disenso), las cuales se
soportan. En su relación con la tolerancia la idea de pluralismo está implícita en el
progreso de dicho concepto que desarrolla el respeto por la diferencia de “credos”9
y valores que son verdades para un grupo social sin que ello les permita juzgar o
hacer algún señalamiento a quienes no participan de esa creencia, así “quien
tolera tiene creencias y principios propios, los considera verdaderos y, sin
8 KYMLICKA; Will. Ciudadanía Multicultural. Pág. 36 9 Credos: porque la tolerancia con la reforma religiosa que acepta pluralidad de religiones
embargo concede que los otros tengan derecho a cultivar las suyas“10 en el
afianzamiento de un valor que le es propio. Lo que no se debe equiparar con
resignación, que a diferencia de la tolerancia justifica el poder de una de las partes
en escena, ésta explica la reciprocidad de las partes, y anula el dogmatismo, por
lo que podemos expresar qué es intolerable con razones que lo justifiquen.
La tolerancia tiene una gradual aceptación sujeta en la historia a las guerras
religiosas que tuvieron lugar en el siglo XVII, espacio en el que algunos
pensadores para el caso Locke, plantearon la libertad religiosa, y la separación de
La Iglesia y el Estado, lo que sustenta mostrando la ineficacia de la fuerza como
medio para que determinada religión consiga adeptos, indicando que la
presuación y educación son los medios adecuados, quien expresa “la tolerancia
en el sentido de la caridad, la humildad y la buena voluntad hacia toda la
humanidad en general, incluso hacia aquellos que no son cristianos”11
10 Ibid. Página 41 11
Valenzuela Pérez Wilson Alcides. Tolerancia y Liberalismo en la Filosofía de Locke Pág. 3