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MONUMENTOSYARTESSONATURALEZAEHISTORIA

FOTOGRABADOS v HEL IOGRAFÍAS DE L AURENT , ]OARIZT1 v MARIEZCURRENA

Gnomos DE CASALS Y nm u_¡os A P LUMA DE Gómez Sou za

—e&9

BARCE L ONAEsn uwum ro T¡poen¿rmo Bwam u DEDANIEL CORTEZO Y C.

CALLE DE PA L L ARS ( SALÓN DE SAN JUAN )

1886

“ ¡ C B A

CAPÍTUL O 1

P r im eras im p res iones recibidas en Córdoba.—ojeada general sobre

su hi stor ia

EDIABA ya la noche,cuando entram os por

prim era vez en esa ciudad de Córdoba,a

que han com unicado tanto interés la historia y la poes ía. Yacía la ciudad sepu l tadaen s i lencio : apenas se percibía m ás que el

du lce susurro del viento entre Sus frescasarboledas . L a luna resplandecía en lo al todel ho rizonte ; pero no alum braba s ino los

techos de sus viejos m onum entos : sus estrechas y tortuosascal les estaban cas i todas cercadas de tinieblas .

Este capítu lo ¡ .

º y las pr im eras páginas del z .

º fueron escr itas por el

señor D. Franc isco P i y Margall, qu ien por m otivos parti cu lares , se creyó en el

deber de abandonar luego la redacc ión de la obra de que el tom o actual form abaparte. Al pu bl i car de nuevo este tom o de CÓRDÓBA , concienzu dam ente anotadorespecto de las v i c is itudes ocu rr idas en los m onum entos que tan interesante ciu

C Ó R D O B A

Sentíam os una viva inqu ietud . Eram os aún niños cuando laleyenda nos habia hecho ver ya con los ojos de la fantas ía esa

segunda Dam asco,sentada bajo la som bra de sus palm eras a

oril las de un caudaloso río . Agolpábanse á la sazón en nuestrafrente las ilus iones de la infancia ; y tem íam os verlas deshojadas

po r el soplo de la real idad,50 plo helado y funesto que pasa

sobre nuestra im aginación com o el del cierzo sobre el cál iz delas flores .

No distingu im os por de pronto nada que revelase la m ano

de los árabes ; pero debim os reconocer a poco la antigua ciudadm usulm ana en lo des igual de sus cal les y sus casas

,en lo m ez

qu ino de sus portales,en la sencillez de sus fachadas . Vim os á

trechos asom ar por encim a de estos,árbo les frondosos que

subían al parecer desde el fondo de los patios : recordam os que

los orientales guardan para el interior la bel leza que o trospueblos se com placen en desarro l lar en el exterior de sus edilicios ; y no pudim os m enos de concebir la esperanza de descubrirtodavía

,aunque desñgurada y ro ta

,una ciudad m orisca .

Esperábam os con im paciencia que rayase el alba ; no

veiam os l legada la hora de penetrar en esos tem plos dondetantos em ires y cal ifas adoraron al Profeta

,en esos ricos alcá

zares donde fueron recibidas tan bril lantes em bajadas y perpe

trados los m ás negros crím enes,en esos ensangrentados m uros

de que co lgaron los reyes m oros las cabezas de sus enem igos ,en esos encantados jardines donde langu idecieron de am o r tantas

su l tanas,en esos profundos acueductos

,abiertos en las peñas ,

donde gim 10 sin ser o ída tanta m uchedum bre de cau tivos .

Contem plam os en tanto gran parte de la ciudad desde un a_j1

dad enc ierra, nos abstenem os de introdu cir m od ifi cac ión a lguna en este pr im er

capítu lo por ser obra agena que debem os respetar en su integr i dad . De] cap í tu los igu iente supr im im os por innecesar ias las pocas páginas que escr i b ió el m ism o

señor P i , dada la lati tud con que tratam os nosotros todo lo referente á la h isto r iade la gran m ezqu ita al jam a ; y reprodu c im os sólo uno de su s br i l lantes párrafoscom o encabezam iento de d icho cap itu lo : .

º

P . DE MADRAZO .

C Ó R D O B A 7

m ez de la casa en que vivíam os . El espectácu lo que a nuestros ojos

se presentaba no podía ser m ás bel lo . Alzábanse allá y acul lá ,

entre techos des iguales,torres m ás ó m enos im ponentes cuya

negra s ilueta se destacaba sobre los m ontes inm ediatos 6 sobreel azu l del cielo . Brillaban á un lado las aguas del Guadalqu ivir

,

V I STA GENERAL DE CÓRDOBA p on L A PARTE DE L nio

extendíanse al otro las faldas de Sierra Morena,sobre cuyas

cum bres centel leaba una que o tra estrel la,com o el ojo de un

cíclope que está para concil iar el sueño . Ligeras nubes,blancas

cual la nieve,recorrían el espacio en alas de suaves brisas

em balsam adas por las flores : sutiles,transparentes

,dejaban

ver al través de si la bóveda del fi rm am ento,y no parecían s ino

aéreas gasas destinadas a realzar la herm osura de ese estrel ladom anto de los cielos . Mu rm ullaba debajo de noso tros el fo llaje

8 C Ó R D O B A

de los naranjos y los álam os ; al lá a lo lejos,en el fondo

,se

distingu ía una palm era ; m ás al lá aún, ya fuera de las m ural las

,

m asas oscuras que parecían otras tantas arboledas . Ostentabaal l í sus ricos dones la natu raleza ; aqu í sus ricas galas el arte ; ybro taba de todas partes una arm onía indefmiblé que hablaba al

corazón,dejaba cautiva el alm a y suspensos los sentidos .

Apoderóse en breve de nosotros una du lce m elancol ía .

Arrojó la histor ia sobre la ciudad un velo fúnebre ; asal taronnuestra im aginación tristes recuerdos . Esta ciudad

,ahora dor

m ida,nos dij im os

, ¡qué de veces no ha dispertado l lena desobresal to al gri to de la rebel ión y al rum or de los com bates !Estalló un día una guerra encarnizada entre César y Pom peyo .

V ino César sobre Córdoba y la ganó : aqu í fué donde recibió el

hom enaje de cas i todos los pueblos de la Bética,aqu í donde vió

rendido a sus plantas a su enem igo Varrón,aqu í donde term inó

en m edio de los aplausos de todo un reino la prim era y la m ásgloriosa de todas sus cam pañas . Retoñaron algún tiem po después las discordias civiles . Ocupó Sexto Pom peyo la ciudad yCésar se vió obligado a cercarla. Era de un carácter benigno ygeneroso este so ldado ; m as

,creyendo ver en este hecho una de

fecc1on,cegó de cólera. Levantó el si tio apenas supo que Pom pe

yo había sal ido“

de la ciudad,le derro tó en Munda

,bajó de nuevo

á Córdoba,y pasó a cuantos le ºpusieron la m enor resistencia

por el filo de la espada . ¡Qué días aquel los tan aciagos ! Estaban

divididos los cordobeses en cesarianos y pompeyanos : los pom

peyanos querían m orir bajo las ru inas de la ciudad antes que

entregarse á César ; los cesaríamos conspiraban sin tregua contralos pom peyanos ; rom pieron en un m om ento dado los dos bandos ; y perecieron no sólo los principales cesarianos , s ino hastasus hogares y sus hijos . Subían aún al cielo los vapores de lasangre y las l lam aradas del incendio

,cuando entró César para

consum ar la obra. L a ley del talión fué apl icada en todo su

rigor ; el espíri tu de venganza quedó com pletam ente satisfecho .

Murieron bajo el hierro del vencedor m ás de veinte m il partida

C Ó R D O B A g

rios de Pom peyo ; fueron echados los dem ás de sus albergues ;condenados m uchos a andar errantes por la tierra llevando en

su frente el sello del proscri to . ¡César ! ¡César ! no era ésta la

m is ión que te había confiado tu destino . ¿Cóm o pudis te en un

instante de ira venir a cubrir de lu to una ciudad a qu ien antes ydespués consagras te tus recuerdos ? ¿Cóm o no supiste acal laraqu í tus pasiones

,tú que acostum brabas a levantar entre tus

brazos al vencido,tú que no tuviste co razón para ver la cabeza

de Pom peyo y dejar de verter sobre ella una lágrim a de com

pas ión y de ternura .

>¡César ! ¡César ! hem os creído ver aún tu

som bra airada pasando sobre esta ciudad de Córdoba: perdónanos si l levados por la fuerza del sentim iento hem os reco rdadocon placer que fu iste a espirar bajo el puñal de Bru to .

'Ah,fu íste indudablem ente bien desgraciada

,oh Córdoba ! No

había caído aún la república en m anos de los em peradores,

cuando eras ya co lonia y viste ya cubierto de m onum entos tu

recinto ; de qu intas , tu cam piña . Viriato pasó junto a tus m uros

y no tuviste que sentir el peso de sus arm as . Metelo dió en tu

seno sus espléndidos banquetes . César,el m ism o César te co

ronó de gloria . Mas ¡cuán pasajera fué tu dicha para el do lory la am argura que hubiste de devorar en m edio de las tinieblasy el s ilencio ! Cas io Longino

,gobernador en nom bre de César

,

te arrancó tu l ibertad y tus tesoros : sufriste,l lo raste ; y cuando

no pudiste ya con tus pesares,no encontras te o tro m edio para

salvarte de su codicia que lanzarte al cam po de batal la . Vino apoco elm ism o César á herirte de m uerte ; cuatro s iglos después

,

los vándalos , ese terrible azote enviado por la m ano de Diospara regenerar la embrutecida Europa . Te m ostraste poderosacontra Agila

,cuyo hijo anegaste en la sangre de sus tropas :

ñera,rom ana s iem pre

,l legas te entonces a reconqu istar tus leyes

m unicipales , a hacerte l ibre ,á em anciparte ,

so la y sin m ás que

tus prºpias fuerzas , del im perio godo . Mas ¡ cuán en breve tu

viste tam bién pendiente sobre ti el cetro asolador de Leovigildo !Destruyeron el hierro y el fuego tus soberbios m onum entos: fue

ll

¡ o C Ó R D O B A

ron tus m ejores hijos sepu ltados en el fondo de tus ru inas . Cayósobre ti la m ás ho rrible tiranía ; y ni l ibertad tuv15te paraquejarte de tus infortunios . Fu iste el sepu lcro de tu pueblo

,el

m onte en que sentaron sus trofeos tus im placables enem igos .

Cayó Córdoba en poder de los árabes poco después de la

batalla del Guadalete . Anocheció l ibre y am aneció cau tiva . Fu é

asal tada de noche po r las tropas de Mugueith ; y cuando al

dispertar se V IO por todas partes cercada de invasores , no pudohacer m ás que doblar hum i ldem ente la cabeza y sufrir la ley . de

los vencidos . Co rte a poco de los em ires que gobernaban laEspaña en nom bre de los cal ifas de Dam asco

,no tardó en rec i

bir anim acion y vida de las gloriosas expediciones m il i taresdirigidas contra las fronteras de las Gal ias ; m as no tardó tam

poco en estar am enazada por esas funestas guerras de tribu á

tribu que socavaron desde un principio los cim ientos de este

nuevo im perio sujeto a las banderas del Profeta . Vivió pronto,

no ya en m edio de la anim ación,s ino en una agitación febr i l

al im entada sin cesar por odios y am biciones personales ; hoyvió entronizar á un em ir

,m añana le vió deponer por una m u

chedumbre insensata ó por una so ldadesca ebria ; precipitósetodos los días m ás a la anarqu ía y estuvo próxim a a una com

pleta ru ina . Recobró al iento al entrar por sus puertas el jovenAbd-cl-rham án

,últim o resto de la fam il ia om m yada ; m as has ta

bajo esos m ism os om m yadas tuvo días de lu to y de am argura .

Encendióse sobre el sepu lcro de Abd -el-rham án una guerrafratricida que retoñó por m ucho tiem po al fm de cada reinadoy engendró los m ás ho rrendos crím enes ; subió pocos años después al trono el vengativo el Hakem

, que tom ó el terror po rs istem a de gobierno y sum ergió de nuevo esta ciudad en la

sangre de sus hijos . El Hakem,sobre todo

,fué para el la fatal :

creó con objeto de opr im ir á sus súbditos una m il icia perm a

nente,recargó de una m anera exces iva los tributos

,y sublevó

contra s í los ánim os del pueblo . Irri tado éste,se arrojó a la

calle y desahogó su ira contra los recaudado res . Súpolo el

C O R D O B A 1 1

Hakem ,m g… de cólera

,y m ando em palar públicam ente en una

de las orillas del río a diez de los rebeldes . Exal tado el puebloa la vista de tan bárbaro espectácu lo

,no pudo ya contener sus

ím petus : lanzóse com o un tigre sobre los so ldados de la nuevaguardia,

descuartizó a cuantos pretendieron oponerle res istenciase dirigió al alcázar

,prorrum pió en alaridos y am enazas

,pro testo

MOL INOS DE L n io

enérgica y ñeram ente contra la tiranía de sus reyes . hijo delem ir

,los al tos funcionarios de palacio

,cuantos rodeaban a el

Hakem le suplicaban con instancia que les perm i tiese sal ir paraaplacar el tum u lto con palabras de paz y de conco rdia ; pero el

Hakem,sediento ya de sangre

,no qu iso escuchar m ás que la

voz de sus pas iones . Acom et10 de im proviso la desarm adam uchedum bre

,alanceó

,m ató

,desgarró las m al heridas vícti

m as bajo los pies de sus caballos,m andó clavar vivos en las

o ril las del río a trescientos pris ioneros .

No estuvo contento aún : los fugitivos se habían retirado al

C Ó R D O B A

arrabal : entregó por tres días el arrabal á m erced de sus so l

dados . No haya perdón,dijo

,ni aun para las casas que h an

servido de asilo al del incuente ; casas , hom bres , m ujeres,ancia

nos,niños

,todo perec10 por el fuego 6 por la espada . Cansado

ya de destru ir , pregonó al cuarto día un indu l to : ¡oh ! la sang re

hierve en las venas al cons iderar tan grande u l traje . ¡Un indu l todespués de cuatro días de saqueo y exterm inio ! ¡Y qué indu l to !Desterróse de él para s iem pre a centenares de fam il ias , condenóse am ás de qu ince m il hom bres a andar errantes y desnudo s

por las costas de África . ¡Pobres proscri tos ! L os hubo que

tuvieron que ir a buscar un albergue en el Egipto , conqu istandoa fuerza de arm as la ciudad de Alejandría . ¡Cuántos entre es to sno perecieron en el cam ino de ham bre y de fatiga ! L as tribu s

que se internaron por España no hal laron descanso ni tregua a

sus do lores has ta que ,com padecida To ledo de tan am argas

desventuras , les abrió sus puertas y les dió lugar en su recinto .

¡Pobres proscri tos ! L a m uerte de sus hijos,la usurpac1on de

cuánto habían poseído,el incendio de las casas en que habían

abierto por vez prim era sus ojos a la faz del m undo,no eran

aún bastantes para acibarar su vida: fal taba la em igración ,el

desconsuelo de deber abandonar para s iem pre el suelo de su

patria. Fal taba aún m ás : fal taba que anduviesen de pueblo en

pueblo m endigando un as ilo y no encontrasen por m ucho tiem poun corazón sensible: fal taba que debiesen los m ás regar con

nueva sangre el país en que pretendían fijar su res idencia ; faltaba que , echados de éste po r un gobernador de Egipto ,

tuviesen

que arm arse en corso y piratear por los m ares de la Greciahasta haber dado con una isla poco m enos que des ierta, dondepudiesen levantar sin neces idad de lucha sus m íseras tiendas decam paña ; fal taba que ,

persegu idos hasta en aquella is la por lam ano del destino

,se viesen obligados a rechazar por dos veces

las fuerzas del im perio griego y á sucum bir por fin a una duraservidum bre . Terrible

,terrible fué su suerte : ¡ay ! ¡y no hubo

qu ien la vengara ! Tú,Córdoba

,te anonadaste y no hiciste m ás

C Ó R D O B A 1 3

que verter un l lanto inútil . ¿Cóm o no te alzaste y heriste túla frente del m alvado ? ¿Cóm o no hallaste en m edio de tu furorarm as con que reducir a po lvo a los im píos que abrieron con

m ano airada tu palpi tante seno ? Esperaste en Dios y venciste:conñaste tu venganza en la Providencia

,y la Providencia te la

dió cum pl ida . Veo aún a el Hakem cruzando a pasos descompuestos los salones de su alcázar ; lleno el corazón de pesares yde rem o rdim ientos . L as som bras de sus víctim as le s iguen sin

cesar y le precipitan á los m ás vio lentos arrebatos de dem encia .

¡Sangre ! ¡sangre ! gri ta a cada m om ento : sacadm e de ese m ar de

sangre,exclam a . Toda m i generación está m anchada con la que

yo he vertido . Huid,hu id de m í ; dejadm e so lo con m is espectros

y m i sangre,hasta que esta sangre m e ahogue . Desesperado

,

abatido,cae después en una profunda m elanco l ía: no puede ya

con sus recuerdos,no puede ya con su do lor : vedle exhalando

su últim o suspiro . Ha m uerto,y no suena en todo el palacio ni

un gem ido ; no hay qu ien derram e una lágrim a s iqu iera. Todoes s ilencio en torno del cadáver : apenas hay qu ien se atreva ám irarle

,y hasta sus m ism os hijos se cubren el rostro po r no

verle . Sólo el pueblo l lora ; pero l lo ra de gozo ,de grati tud al

cielo, por verse l ibre

"

ya del m onstruo que acuchil ló á sus hijos .

¡Regocgaos , voso tros tam bien ,pobres proscri tos !

Días de tanto ho rror no se borrarán jam ás de la m em oria delos hom bres . Buscam os en vano el lugar en que estuvo s i tuadoel arrabal ; no quedan ya ni escom bros . Bro ta aún sangre de tuprofunda herida

,desventu rada Córdoba : ¿cóm o en s iglos m ás

fel ices no encontraste qu ien la cicatrizase ? Recuerdo tiem pospara ti dichosos

,días llenos para ti de m ajestad y gloria . Cien

años después ¿no tuviste aún en el trono de los cal ifas ese

m agnánim o Abd cl rham án III, que después de haber llevado sus

arm as vencedoras al interior de Castil la,al África

,al Egipto

,

construyó junto a tus m u ros los palacios de Medina Azarah y tearrulló al m elodioso són de los subl im es cantos que inspiró atuspoetas? ¿No viste a poco bri l lar de nuevo la estrel la de Augusto

1 4 C Ó R D O B A

en la frente del generoso el Hakem,de ese el Hakem II de

qu ien dijeron los árabes que había logrado convertir en rejas dearar tus arm as

,en pacíficos labradores tus guerreros ? ¿No viste

entonces cubrirse de Bores tu cam piña ; de num erosos rebaños,

las cum bres de tus cerros ; de una rica vegetación,las faldas de

tus co l inas pintorescas ; de sabios,tus alcazares dorados ; de

peregrinos,tu m ezqu i ta djehm a ; de oro

,tus robustas—arcas ?

Sucedió a Hakem el débil Hescham 11 ; m as ¿no fué bajo el

reinado de éste que sal ió de entre la m uchedum bre de tus sol

dados ese intrépido Alm anzo r,terror de los ejércitos cristianos

,

héroe que hizo m order el po lvo de la tierra a cuantos se atrevieron á m edir con él su lanza

,varón tan celoso de su dignidad

,

que al sentirse herido en Calatañazor y al creer segu ra su de

rrota,rasgó los vendajes que detenían su sangre para m o rir

sobre el cam po de batal la ? ¿Cuándo arrojó m ás vivos resplan

dores el astro de tu fo rtuna y de tu gloria ? L as ciudades delnorte y del oriente de España te enviaron sus m ás herm osas

cau tivas y espléndidos tesoros ; Santiago de Com postela te m an

dó enorm es cam panas que s irvieron de lám paras para tus m ez

qu itas ; el África coronó tus s ienes con las m ejores palm as del

Des ierto . Fuiste la reina de las naciones,fu iste la luz delm undo .

L a ciencia tuvo en ti su tem plo ; el arte,su logia ; la industria,

su tal ler ; la poes ía ,su palenque . No sólo los pueblos que ado

raban al Profeta,la I tal ia

,has ta la Grecia

,te cedieron en tribu to

sus m ás grandes sabios . L os m ás bel los m onum entos de Europaestaban dentro de tu recinto ; las m ejores calzadas conducían a

tus soberbios m uros ; los m ás vistosos cam pos se extendían á

tus pies com o una alfom bra . Huertas delei tosas,jardines encan

tadores m atizaban la s ierra donde estás sentada ; bu ll ían dondequ iera entre los pom posos ram ajes de tus árbo les aguas cristal inas bajadas de lo al to de los cerros

,extraídas de las m ás hon

das concavidades de la tierra . El Guadalqu ivir te traía aún en

alas de sus l igeros buques los fru tos de la feraz Sevilla ; lasopu lentas regiones delTarteso te regalaban aún el oro de sus

m C Ó R D O B A

Duerm e,duerm e

,ciudad : duerm e tranqu ila tu tranqu ilo

sueño . No qu ieras oir o tra vez tus espantosos infortunios : noqu ieras recordar de nuevo tan sangrienta historia . Se estrem e

cen de horror has ta los que la leen en el s i lencio de sus corazones ; ¿qué no sufrirás tú que tienes aún im presa en tu cuerpo laroja huella de los que á la sazón te precipitaron al fondo de un

abism o ? L a declaración de Hescham arm ó a Moham m ad su

prim o ; y Moham m ad y Abd-el-rham án se batieron bajo tus

m urallas . Vencedor Moham m ad,hizo m orir en una cruz a su

enem igo,encerró secretam ente á Hescham

,le dió por m uerto a

los ojos de tus hijos , y em puñó al fm,teñidas en sangre sus

m anos,el cetro de tus cal ifas . Qu iso desarm ar a los berberiscos

,

y estal ló una rebel ión en que tu pueblo tuvo ya que tom ar partecontra tan odiosos africanos . Sal ieron éstos vencidos

,abandona

ron tus hogares ; m as para vo lver pronto a desgarrar tu senocon sus arm as y las arm as de Castilla . Te ocuparon por segunda vez después de haber derro tado a Moham m ad en la batallade jabalqu into ; y no te dejaron ya sin haber antes devastado ysaqueado tus palacios de Medina Azarah . Moham m ad

,acom pa

nado de un ejército cristiano que le enviaron los condes deBarcelona

,invad10 de nuevo el trono de tus antiguos reyes ; m as

para corto,para m uy corto tiem po . Vencido a poco en un com

bate que tuvo con los berberiscos,fal to del apoyo de sus al ia

dos,enem istado con tus hijos

,te puso al borde de un precipicio

,

del que sólo pudo arrancarte la m ano de su hadj ib sacando delignorado encierro á Hescham

,tu legitim o califa. Moham m ad vió

alzarse ante s í a su prim o Hescham com o una som bra: qu isoconjurar su enojo con hum i ldes súplicas

,pero inútilm ente . Fué

decapitado ,entregado su

'

cuerpo á la m uchedum bre,l levada su

cabeza sobre la punta de una lanza al audaz So leyman,á qu ien

Hescham trató de dar con esto ejem plo . Tuviste entonces res

tablecida la legitim idad sobre tu trono ; m as ¿qué podías esperar

de ese cobarde Hescham , que nunca aspiró m ás al iento que el

de sus jardines,ni conoció m ás placeres que los de su serrallo ?

C Ó R D O B A 1 7

Estás condenada a langu idecer y a m orir ; de tu suelo no bro tan

ya s ino la am bición y el odio para pro longar el horrible do lorde tu agonía . Duerm e

,duerm e

,ciudad : duerm e tranqu ila tu

tranqu i lo sueño .

Hescham no supo hacer m ás que acelerar tu ru ina . Tenía en

todo el reino un solo hom bre capaz de sostener su vacilantetrono ; y le entregó por m eras sospechas de traición al hacha delverdugo . Cercado por todas partes de berberiscos que devastaban sin cesar la Andalucía

,se anonadó

,y no pudo dar nunca un

paso m ás allá de tus m ural las . Te vió con dolor abatida,devo

rada por el ham bre,consum ida por la peste ; pero no fué capaz

ni aun de procurarte pan teñido con la sangre de tus hijos . No

se s intió con fuerzas ni aun para salvarte del poder de So leyman ,

que cayó al fin sobre ti y vengó en ti las afrenta'

s recibidas porsus feroces africanos . Afem inado

,débil

,dejó que su enem igo te

tom ara por asal to ,desapareció á la hora del pel igro tras los

so ldados que habían de velar por tu defensa ; y te abandonóm edio m oribunda al furor de los que venían dispuestos a acabarcontigo . No pereciste aún ; m as ¿qu ien podía creer que no hubiese llegado ya tu últim a ho ra ? Dueño de ti So leyman

,t robad

,

saquead,dijo a sus tropas : ahogad la voz en la garganta de los

que os u l trajaron . Po r tres días tuviste hundida en tu seno la

lanza de los bereberes ; por tres días te viste condenada a asor

dar elaire con inútiles gem idos . Desencadenado contra ti el odioprofundo de una raza que fué en todos tiem pos cl—azo te de tu

pueblo,so la

,aislada

,no encontraste por eco de tus lam entos

s ino un continuo gri to de venganza,y llegaste hasta a perder la

voz para quejarte de tus acerbos m ales .

So leym an no se contentó ya con ser el general de tus ejercitos : levantó de las oscu ras gradas del trono la espada de tus

reyes . Orgu l loso,into lerante

,des tituyó de sus destinos a los

árabes y te sujetó por com pleto al dom inio de sus so ldadosEjerc1o sobre ti una tiranía insoportable : te injurio

,te oprim 10

,

arro_jo con desdén sobre tu frente los restos de tu antiguo im pe

C Ó R D O B A

rio . No contaba con sim patías , no contaba con m ás apoyo queel de sus prºpias arm as ; m as estas arm as eran fuertes en la

pelea,él bravo y fiero com o uno de esos leones del Des ierto .

Se hacia difíci l quebrantar su poder,rom per su lanza. En o tro

tiem po tú m ism a hubieras bastado á quebrantarlo ; m as ¿cóm o

podias entonces tener fuerzas ni aun para levantar al cielo tus

suplicantes brazos ?Hayran

,hadj ib que fué de Hescham ,

fué entonces el único

que concibió la esperanza de salvarte . Habia s ido herido en el

asalto del Alcázar y recogido por un desgraciado que se com padeció de él y le ocu l tó en su casa . Cicatrizado apenas su cuerpono pudo m irar con indiferencia la suerte de su patria : sal ió de

España,pasó alÁfrica

,conjuró al vali de Ceu ta Aly-ben-Ham ud

á que viniera con su ejército á rasgar las ataduras que te unían

ya al sepu lcro . El interés que tenía por tu pueblo le inspiró elo

cuencia para traer cons igo al esforzado Aly . Entró ; dirigióse al

punto contra So leyman que ,tem iendo esperar al enem igo en tu

recinto,abandonó tus m uros ; le hal ló ,

luchó con él,y no paró

has ta presentarle herido y m aniatado al valí, que no pudo verle

sin afearle sus hechos y cortarle la cabeza con su c im i tarra . No

pudo ser m ás rápido ni m ás eficaz el auxil io del hadj ib ; m as

¿qué podía sobrevenir que no fuese para ti un nuevo m otivo dedo lor y de am argu ra ? Saludaste gozosa á Hayran y á ben-Ha

m ud,los aclam aste com o tus ¡ay ! y no pasaron

tres años sin que debieses ver a Hayran m uerto por la m ano deAly

,á Aly ahogado en un baño por los servidores del últim o

cal ifa. ¡Pobre Hayran ! había s ido él qu ien había entronizadoprincipalm ente al vali

,él qu ien m ás había procurado arrancarte

del borde de la tum ba ; y obtuvo en prem io la m uerte . Tem eroso

ben—Ham ud de su influencia,le alejó de si apenas hubo tom ado

poses ión del trono ,le incitó á la rebel ión

,sal ió contra él

,y no

s intió tem blar su espada al ir á sum ergirla en el pecho de su

antiguo al iado .

Hayran,al sublevarse contra Aly

,había hecho proclam ar

C Ó R D O B A

cal ifa en la ciudad de jaén al om m yada Abd-el—rham án IV,biz

nieto del m agnánim o Abd-el-rham án III . Muerto Aly,vió ya el

nuevo príncipe franqueado el paso para subir al trono ; m as no

tardó en deber luchar con o tros dos rivales poderosos que

hubiera qu izás vencido a no haberse conjurado contra él su

desdichada suerte y el r igor de tu destino . El-Khassem,herm ano

de Aly,vino á apoderarse de tu alcázar

,al parecer sólo para

dictar decretos de proscripción y de m uerte contra tus m ejoresh ijos ; Yahhyay , prim ogéni to del m ism o Aly

,reunió al m om ento

cuántas fuerzas pudo para reclam arte com o una herencia,com o

el patrim onio de su .padre . Tres reyes se dispu taron á la sazónen el cam po de batal la los girones de tu sol io . Vo lvió a recorrerla m uerte tus ciudades y tus cam pos : volv10 á extender de nuevosu fúnebre crespón sobre tu reino . Trém u lo el-Khassem anteYahhyay , se ofreció a com partir con él su im perio y entregarle

por de pronto el gobierno de tu pueblo . Yahhyay aceptó yprom etió guardar el pacto , m as ebr io á poco con tus hom enajesy sinceros aplausos

,no pasó ni dias sin aspirar al dom inio

absolu to y violar la fe jurada. Irritóse el-Khassem, ya algo

repues to de su prim er cu idado ; regresó , cayó sobre ti con la

celeridad del rayo,y le obligó á la fuga . Te alzaste entonces y

le venciste : no m ás tiranos , dij iste, no m ás abatim iento ; pero fuéinútil tu cólera ; vano ,

enteram ente vano,tu generoso ardor

contra tus rudos opresores . No pudiste ni aun m uerto el—Khassem gozar de la vista de ese Yahhyay á qu ien am abas . Precipi

táronse los sucesos de una m anera espantosa,y en m enos de

dos años tuviste que obedecer a la voz de cuatro reyes . El queno m urio bajo el puñal de los conjurados ni bajo la espada desus enem igos

,m urió infam em ente atos igado ; y tú , huérfana de

continuo,de continuo co locada entre el despo tism o y la anarqu ía

,

rodaste con m ás y m ás velocidad á lo profundo del abism o sin

encontrar o tro apoyo en tu fatal caída que débiles arbustos , rocasapenas sum ergidas en la tierra

, que se quedaban en tus m anos

6 se desplom aban al peso de tu cuerpo para apresurar tu ru ina .

zo C Ó R D O B A

Había s ido ya destronado cl—Khassem,cuando su ejército

,

que había sal ido poco antes contra Abd—el-rham án,entraba en

batalla con el de este om m yada,en qu ien cifraban tantos la

esperanza de su patria . Venció Abd-el-rham an ; pero m urió de

un flechazo al acabarse ya el com bate . Arrojo este hecho en la

consternac10 n todos los ánim os . Desesperaron los m ás de la

salud del reino,y tú fuiste la prim era : dicen que l lo raste al

saberlo lágrim as de sangre . Hiciste,sin em bargo

,un esfuerzo

que no era ya de esperar de un ente m or ibundo : soy yo qu ien

m e he de dar m is reye'

s,exclam as te ; y levantaste sobre tu escu

do á o tro om m yada ,á o tro Abd—el-rham án, herm ano de aquel

Moham m ad que Hescham hizo decapitar al ascender po r lasegunda vez al trono . Era tu nuevo Abd—el-rham án joven de

grandes do tes,de un porvenir bri llante : m as ¿qué había de poder

ya ni aun el hom bre de m ayor genio con las bas tardas pas iones

que se agi taban en tu seno ? Qu iso enfrenar la l icencia de tus

so ldados,arrebatar la dictadura alos guardias de tu alcázar

, pro

teger á tus ciudadanos contra los excesos de la fuerza arm ada,

reprim ir el ¡ah ! eldesorden pudo m ás que él y le denunció com o su víctim a . Morian un día los últim os rayos del solen tusm ontes de Occidente cuando tu palacio estaba cernido en todaspartes por una horda de asesinos . Dase elgrito de alarm a

,é inva

den tum u l tuosam ente los salones delalcázar . L os esclavos delcal ifa son los prim eros en caer bajo la punta de los puñales . Se ade

lantan luego los agreso res hasta el m ism o Abd-el—rham án ; peleancon él unos instantes

,le derriban al pavim ento

,le cosen a esto

cadas hasta oírle exhalar su últim o suspiro . Veo aún la luz del

crepúscu lo ilum inando fantásticam ente el ensangrentado cadaver : cl s i lencio que reina en torno suyo m e turba y m e confunde .

¡Bandidos m iserables ! ¡Raza inicua de hom bres corrom pidos ,a

qu ienes no espanta verter la sangre hum ana para satisfacervuestros deseos ! ¿Cóm o no tem bláis ante vuestra propia obra ?

Moham m ad,prim o del cal ifa

,habia s ido el jefe de estos

conjurados : m uerto Abd -el-rham án,fué proclam ado rey . Encum

2 2 C Ó R D O B A

brado á tan al ta dignidad sólº por el favor de esºs cr im inalesl lam adºs guardias delalcázar , ya tan codiciosos y perjuros cºm ºlºs que se atrevieron aponer un dia en alm oneda la corona delAntiguº Im periº

,nº pensó ni pudº pensar durante su reinadº

s inº en ir asegurando cºn inm ensas dádivas la al ianza que habías idº establecida entre él y el lºs por tan infam e alevosía . Cºnsu

m ió el tesoro del diván,dis ipó el tesoro públicº

,ago tó hasta

las últim as rentas delEstadº ; m as nunca,en ningún tiem po pudº

satisfacer la sed de ºrº que les devºraba. Vióse al fin pr ivadº detºdº génerº de recursºs . Em pezó á tem blar

,perº nº a retrºce

der, pºrque cºnºc1º que_

era im pºs ible . L ºs puñales que hirieroná Abd-el-rham án

,dijo

,están asestados cºntra m i: las m anºs

que lºs em puñan nº lºs suel tan ya s inº para recoger los escudos

que les arrºje desde lº al tº de m i trºnº . Entregóse á la m ás

desenfrenada arbitrariedad,creó nuevºs tribu tos

,vejó tºdºs los

días m ás y m ás á lºs hijºs de tu pueblº . ¡ Inútiles esfuerzos ! L asexigencias de esa turba de s icarios crecieron á prºpºrción de lagenerosidad que cºn el lºs ejercía: nº pudº ni aun cºn ese s istem a de ºpres ión encºntrar m ediºs para cum plirlas . Sintióse ais

ladº,perdidº ; y nº vió ºtrº cam inº para escapar de la m uerte

que le am enazaba, que elde abandºnar secretam ente lºs palaciºs

de MedinaAzarah en m ediº de las tinieblas de la nºche . Alcanzóasí prºlºngar algunºs días m ás su vida ; m as ¡ay ! en tantº , ¿quéfué de ti

,ºh desgraciada Córdºba,

en pºder de esas inso lentes

guardias pretºrianas ? Rºbárºnte ,saqueárºnte ,

cºm placiérºnse en

ir agravandº m ás y m ás tu bárbara agºnía. Oyeron tus gem idºsy los apagarºn cºn el hierro de su lanza : s ufre y ºbedece

,di

jeron,á lºs que sºn hºy tus reyes . ¿Nº eres acaso tú la que cºn

tem plaste im pasible la m uerte de trescientºs de tus hijºs y laproscripción de una gran parte de tu pueblº ? L a prim era vez que

sal im ºs arm adºs del alcázar de tus cal ifas,sal im ºs ya para abrir

y desgarrar tu senº : ¿callaste entºnces,y te atreves á quejarte

ahºra de que ejerzam os en ti nuestrºs instintºs ? Sufre y m uere

nº ya bajº el hierrº,sinº bajº el cuentº de nuestras alabardas . »

2 4 C Ó R D O B A

sus prºpias fuerzas,y sºbre tºdº . cºnvencidº de la neces idad de

llevar a cabº su prºyectº,se m ºstró nº sólº dispuestº á real i

zarlº echandº m anº de lºs m ediºs que su au tºridad le sugería,

s inº tam bién decididº á ir á sujetar po r si m ism º a los rebeldes .

Estº fué lº que le perdió . Habia entonces en Sevilla un valiºrgul lºsº y fierº que nº recºnºcía ºtra au tºridad que la deD iosy su Prºfeta

, que nº se arredraba ante ningunº de sus enem i

gos , que cºm º lºs reyes escandinavºs gustaba de beber en el

cráneº de los que había vencidº en elcam pº de batal la . Yahhyay

le escribió cºm º á lºs dem ás valíes ; perº nº tuvº de él m ás queun s ilenciº

,equ ivalente en un hºm bre de su carácter al despre

ciº C óm º pºdía dejar de irri tarse Yahhyay ? Tºm ó de im prº

visº las arm as y sal ió para Sevilla,deseºsº de castigar tam añº

u ltraje : dió en el cam inº con el vali,le acom etió

,luchó cºm º una

fiera cºn él,le pusº en retirada

,le ºbligó al parecer á llevar

consigº la ignºm inia y el pesar de una derrºta . Arrebatado pºrsu bríº

,nº se contentó con haber cºndenadº á su cºntrariº á

vo lverle las espaldas ; se precipitó tras él segu idº de su escasacºm itiva

,cºrrió

,vºló

,cayó en una celada

,dºnde m u rierºn bajº

el hierrº de los sºldadºs del val í él y sus val ientes cabal lerºs .

Llºra,Córdºba

,llºra si es que lágrim as pueden brºtar aún de

estºs tus ºjºs : ya nº existe el que ha s idº tu últim a esperanza;

ya nº pºdrá vºlver á desnudar por ti la espada . Llºra,desdi

chada ciudad,l lora pºrque nº es ya sólº el cal ifa qu ien ha

m uertº,ha m uertº tam bién el cal ifatº . Acabas de perder tu cº

rona de reina en esa fatal jºrnada: levanta cºm º en ºtrº tiem pºla nadie te escucha .

Sabida la desgracia de Yahhyay , reunióse el diván y el igiópor sucesºr á un ºm m yada l lam adº Hescham

, que desde la decapitac10 n de su padre Mºham m ad vivía cas i del tºdº ignºradºen una fºrtaleza de Castil la . Libre de am bic1ºn

,y sºbre tºdº se

veram ente alecciºnadº por el trágicº fin de su herm anº y de su

padre,rehusó por m uchº tiem pº la pel igrºsa dign idad que le

ºfrecían,sin llegar á ceder nunca s inº ante la cºns ideración de

C Ó R D O B A 25

que as í lº exigía la causa de su patria . Al fin aceptó y tºm ó ladirección de lºs negºciºs del gºbiem º . Prºpúsºse en un princi

piº cºncil iar tºdºs los ánim ºs por m ediº de la persuas ion y ladu lzura: m anifestó á los valies la neces idad de restablecer launidad del Im periº para detener lam archa de los ejércitºs cristianºs internadºs ya has ta el cºrazón de la Peninsu la ; les pusºpor delante los intereses del Islam ,

el bienestar de los pueblºsfatigados de tan largas y sangrientas guerras ; apeló á los generosos sentim ientºs que debia abrigar tºdº buen m uzlim

,al

recuerdº de las antiguas glºrias,á lo que exigía pºr fin el cum

plim ientº de las leyes del Prºfeta . Tºdº en vanº . Qu isº después recurrir á las arm as ; ºrganizó ejércitºs

,nºm bró generales

,

les diº órdenes term inantes para que nº perdonaran m ediºalgunº á fin de reducir á su ºbediencia a lºs rebeldes) . Tºdº envanº tam bién . Cºnfusº y descºnfiadº ya,

apenas sabía á dóndevºlverse : ins istió en su antiguº sistem a de m oderación

,nº por

que lº creyese m ás eñcaz,s inº pºrque le repugnaba derram ar

en luchas estéri les m ás sangre . Sufría en tantº el pueblº é ignºraba la causa de su sufrim ientº . Cansadº de padecer

,la atri

buyó ,cºm o de ºrdinariº

,á su califa y le depuso . L e depuso sin

ira,y Hescham bajó del trºnº sin disgustº : tºdº estaba ya

m uertº en esta ciudad,tºdº era ya para ella un hechº indife

rente .

Bajó por ñu del trºnº de tus reyes elúltim º de los Om m yadas ,ciudad infortunada ; ¿qué te quedó luégº de tu grandeza de ºtrºtiem pº ? Ages ilao supºnía las frºnteras de su patria al l í dºndealcanzaba la punta de sus lanzas ; ¿á dónde alcanzan ya las tu

yas , desdichada cºrte de los cal ifas ? Levántate y vuelve lºsºjºs a tu alrededºr : Sevilla ºbedece á Mºham m ad Abu -el-Khassem

,el que perdió aYahhyay en una pérfida em bºscada ; Car

m ºna y Ecija,á unº de tus m ás intrépidºs válies ; Málaga y

Algeciras , á Edrys ; Granada,al berberisco Hhabus ; Alm ería

,

Murcia,las Baleares

,al guerrerº Zobyr , val í de Denia . Reina

en Valencia A'

m ery ; en Zaragºza,Alm endhar ; en Tºledº , Is

¡ V

C Ó R D O B A

m ai l ; Abdal la-Ben—Moslem ah en las dºs Extrem aduras y elAl

garbe . Cataluña ,Aragón

,Navarra

,los reinºs de Castilla y de

León están cºntem plandº tu ru ina desde lºs m ºntes en que

tienen establecidas sus tiendas de cam paña . Cada uno de tus

antiguºs valíes es un em ir,un em ir que dispºne de ejércitºs

,

acuña m ºneda,exige tributºs , im pºne leyes a tºdº un pueblº

cºn el hierrº de su espada ; cada unº de esºs em ires es unº de

tus im placables enem igºs . Háblales,y acºgerán tus palabras

cºn despreciº ; recuérdales que eres su reina,y después de lle

narte de oprobio se dispºndrán á la venganza . Eres aún reina;perº tus dºm iniºs nº se extienden ya fuera de tus m u ral las ;vendrá día ,

y nº está lejºs,en que pierdas hasta esa indepen

dencia y llegues á ser la cau tiva de ºtrº pueblº .

Depuesto Hescham ,fué elegidº cal ifa su wazir G ehwar—ben

Mºham m ad,hºm bre de talentº

,de severas cºstum bres

,de tanta

reso luc ion cºm º prudencia,de m uchº m enºs celº por su glºria

que pºr la causa de su patria . Gehwar—ben-Moham m ad cºnºcíaperfectam ente la s i tuación de Córdºba : sabia que su papel dereina había cºncluidº , y que pºdia aspirar cuantº m ás á salvarse del furºr de la anarqu ía . Procuró antes que tºdº asegurar su

paz interiºr , tranqu il izarla . Llam ó al diván á los principales ciu

dadanºs,abju ró en favºr de este senadº el pºder absºlu tº de

que gºzaba cºm º jefe suprem º del Im periº . Redújºse de cal ifa

que era á ser el pres idente de una aristºcracia . Prºscribió de si

el lujº,dism inuyó el ejérci tº

,rebajo cuántº pudº los enºrm es

gas tºs del Tesºrº . Declaró gratu i ta la adm inistración de justicia

,pusº puertas á las cal les para im pedir los rºbºs y ases ina

tos que se cºm etían cºn frecuencia á la sºm bra de la nºche,

distr ibuyó arm as entre lºs vecinos para que pudiesen pºr sim ism ºs velar pºr la seguridad y m antener el ºrden . Facilitó laentrada de víveres y prºveyó abundantemente los graneros públicºs . Co locó inspectºres en todºs los m ercadºs para evitar lam ala fe en los cºntratºs ; nº cºns intió pºr m ás tiem pº la tiranía

que ejercían sºbre los cºntribuyentes lºs recaudadºres . Se obli

C Ó R D O B A 2 7

gó á presentar tºdºs los añºs al diván una cuenta detallada desus ingresºs y sus gas tºs . Deseaba inspirar cºnfianza y la ins

piró ; deseaba rºbustecer el pºder y lº robusteció ; deseaba ce

rrar el pasº á tºdº génerº de turbu lencias y lº cerró ; perº nº

pudº hacer m ás que m ejºrar el gºbiem º de la ciudad,cºm º

ciudad,nº cºm º cºrte del antiguº Cal ifatº .

Se acºrdó una que ºtra vez Ben—Moham m ad de cuán necesaria era la . sum isrºn de los valies que se habían prºclam adº independientes ; m as ni s iqu iera para intentarla se s intió cºn fuer

zas . Trató de cºnciliarlºs,y encend10 sin querer el f uegº de la

guerra . Qu isº sujetar á fuerza de arm as a lºs que coartabanm ás de cerca la acción de los pºderes públicºs

,y exci tó cºntra

si á Ism ail,el m ás audaz de los rebeldes . Perdió en la lucha su

reputac1ºn ,su ejércitº

,su vida .

Murió Gehwar y vºlviste a caer en un abism º . Su hijº Mo

ham m ad,tem erºsº de Ism ail

,sºl icitó la al ianza de los em ires de

Badajºz y de Sevilla . L a ºbtuvº,y excitó con estº la cólera de

tus enem igºs . VIO en breve cºntra ti las trºpas de Al-Mam ún,

m ás bel icoso que el m ism º Ism ai l su padre ; qu isº hacerle frente

,y sal ió vencidº en la prim era jom ada . Llenº de sºbresal tº

,

im ploró entºnces po r m ediº de su hijº Abd—el—Melyck el favºrde Aben-Abed . Lºgró salvarte del fu rºr de Al-Mam ún ; m as

acabandº para s iem pre con tu independencia .

Abed—Abed,em ir de Sevilla

,era á la sazón unº de los reyes

m ás tem idos de la Andalucía . Llevadº de una am bición sin lim ites

,nº perdonaba m ediº para ir dilatando sus vas tas pºsesiºnes:

dºnde creía infructuoso el valºr,empleaba la astucia y la perii

dia . Entretuvo aljºven Abd—el-Melyk divirt1endºle con fiestas queafectaba darle cºm º un hºm enaje debidº al herederº de un cali

fa ; dejó que se adelantara sºbre ti Al-Mam ún y esperó verte cer

cada . Ya que cºns ideró inm inente el pel igrº en que te hal labas,

sal ió de Sevil la cºm o un león ; m as nº con el deseº de libertarte,

s inº cºn el de hacerte esclava . Favorecido po r una sal ida que hicierºn tus trºpas

,se arrºjó cºn ím petu sºbre Al—Mam ún y le

C Ó R D O B A

derrºtó al prim er encuentro . Lºgró excitar cºn su bril lante vietoria tu entusiasm º . Entró en ti prim erº que Abd—el-Melyck ,

cerróde im prºvisº tus puertas , ºcupó tus m urºs

,se apºderó de tu al

cazar,dºnde estaba m ediº m ºribundº tu cal ifa

,te im pusº su vº

luntad desde el m ism º so l io de tus antiguºs reyes . Encºntró al

guna resistencia en Abd—el-Melyk , que á las pºcas hºras vinº delcam pam entº enem igº cargadº de despºjºs y trºfeºs ; m as la ven

c10 sin diñcultad,dejandº al desgraciadº príncipe m uertº aesto

cadas en la m ism a puerta por dºnde prºcu raba abrirse pasº . Te

habló luego de tu pºrvenir y tu pasadº ; dispertó en ti ilus iºnesy esperanzas ; te em briagó con fiestas y espectácu lºs que recordaban tu grandeza de ºtrºs días ; y alcanzó que ,

degenerada pºr

tus infºrtuniºs,tú m ism a l legases á aplaudir su infam e alevosía .

L a sangre de Abd-el-Melyk estaba aún cal iente,cuandº

,hench ida

de gºzº,levantabas á Aben—Abed sºbre tu escudº : ¿qué se ha

bian hechº ya tus sentim ientos ? ¿Ni una lágrim a tenias s iqu ierapara el nietº de G ehwar

,de ese cal ifa que había sabidº inm o lar

en tus aras tºdas sus pas iºnes ? ¿Qué creías pºder aguardar deesºs em ires de Sevilla ? No hicierºn m ás que cubrirte de verguenza y de ignºm inia : nº respetarºn ni tu trºnº . El titu lº de cal ifade Córdºba habia s idº has ta entºnces el sueñº de ºrº de cuántos sentían en su pechº sed de glºria : Aben-Abed lº despreció ,

tal vez para hacer m ás evidente tu m iseria y acabar de sepul

tarte en el ºlvidº . Has ta el nºm bre de reina has ya perdidº : nºes ya Sevilla tu rival

,es tu señºra .

Conservaste tu ºrgu l lº,te acordaste alguna vez de que ha

bias s idº la capital de una vasta m ºnarqu ía ; perº en vanº : tusenem igºs pasarºn sºbre ti

,cºm º pasa el hºm bre sºbre tºdº m i

serable reptil que se atraviesa en su cam inº . Al-Mam ún te sujetósin perder un sºldadº de su ejércitº : Aben—Abed te recºbró sin

desnudar la espada . Vinierºn los alm oravides y te vencierºn ; terebelas te cºntra el lºs y nº pudiste excitar ni su venganza . Aly

,

su jefe,se contentó con que restituyeras lº que en lºs días de tu

rebel ión hubieses usurpado . Secundado tu m ºvim ientº por ºtras

C Ó R D O B A

cien ciudades,intentaste por segunda vez sacudir elyugº de esºs

ferºces africanºs: lº sacudiste y vºlviste á caer en él apenas se

presentarºn frente tus m u rºs las trºpas al iadas de Ben—Ganya yel em peradºr Alfºnsº . Sal iste del pºder de los alm oravides paraentrar en el de lºs alm ºhades : desplºm óse el im periº de los al

m ºhades,y tam pºcº supis te recºnqu istar tu independencia . Fºr

m árºnse en España variºs reinºs cºm º á la caida de tus Om m yadas: mi vºz tuviste para recºrdar tus derechºs . Tú

,cuyas órdenes

habian s idº obedecidas desde las ºri l las del Ródano alDes iertº,

te hum il las te á recibir las de una ciudad hasta entºnces descºnºcida

,las de la ciudad de Baeza . Decapitaste á pºcº aMºham m ad

,

tu nuevº rey ; perº cuandº había ya entregadº á Fem andº III deCastilla la vecina Andújar y esa m ism a Baeza de que se habíahechº sºberanº . ¡Ay ! ¡que se va acercandº la hºra de tu cºm ple

ta ru ina ! Ciudad de las ciudades m usu lm anas,Dam ascº delOcci

dente,segundº tem plº del Islam

,vas á m ºrir: elespiri tu delPrº

feta va á abandºnar para s iem pre tus m ezqu i tas . Alza tu frente yºbserva: legiºnes de nazarenºs están ordenándose en batal la á lasºm bra de sus grandiºsºs estandartes

,de esºs estandartes cºn

que vencierºn en las Navas de Tºlºsa . El que las acaudilla es un

rey que gºza del favºr del cielº ; ángeles enviadºs por Cristºsºstienen su bandera ; palabras de bendicion están escritas porla m ism a m anº de Diºs sºbre la hºja de su espada. Helas yaal l í sºbre la cum bre de tus m ºntes: ¡ay del dia en que cierres al

sueñº tus cansadºs ºjºs ! ¿Oyes ? tus tem plºs se estrem ecen,en

tus alcazares nº resuenan m ás que hondos gem idºs . Vºces m isteriºsas conm ueven de nºche el aire que respiras ; gri tºs de desolación turban de cºntinuº la paz de tus hºgares . ¿Qué rem ediºhas de hallar para cºnjurar la tem pestad que te am enaza ? Tusarm as están m elladas ; tus reyes

,dispersºs y ºcupadºs en luchas

intestinas ; tus intrépidºs guerrerºs de ºtrº tiem pº , en el sepul

cro . ¡Córdºba ! ¡Córdºba ! vas a luchar inútilm ente cºntra ese

ejérci tº de infieles : sucum birás , y nº al hierrº,s inº al ham bre y

al desºrden .

C Ó R D O B A

Acababa de sal ir S . Fernandº de la villa de Andú jar, cuandºun hºm bre oscurº á qu ien había cºnferidº elgºbiernº de la plaza

,

sabiendº por algunºs pris iºnerºs que Córdºba dºrm ia confiadaen la inacción de los cristianºs concibió el atrevidº prºyectº deir a tºm arla pºr sºrpresa . Sºl ía haber por aquel lºs tiem pºs en

las frºnteras de las dºs Españas,turbas de hºm bres m ediº sal

vajes cuyº placer era la guerra,cuyºs únicºs m ediºs de subsis

tencia eran las sangrientas algaradas que hacian á cada pasº en

pueblºs enem igºs . Este hºm bre ºscurº los l lam ó y les cºm unicósu intentº . Nº tuvº que hablar m uchº para decidirlºs: los exaltó

,

ºrganizó en secretº la expedicion,y vinº á la pr im era ºpºrtuni

dad sºbre estºs m urºs . Era de nºche: el cielº estaba cerradº ; lal luvia azotaba los techºs de la ciudad dºrm ida. Llenº de fe en

su em presa,se adelanta el audaz cristianº hacia el barriº de

Oriente,escala en s ilenciº los adarves

,deguella los guardias , se

extiende por las cal les ; se atrinchera ,se prepara para res istir los

ataques que le darán prºbablem ente al asºm ar el alba . Segurº

ya de su cºnqu ista,envía en tantº m ensajerºs á Alvarº Pérez

,al

rey , á cuántºs pºdían hacer que nº quedase ineficaz su tem era

riº prºyectº .

Rayaba apenas eldia,cuandº

,sºrprendidºs los habitantes de

la ciudad,tºm arºn las arm as y acom etieron á lºs invasºres . L ar

ga y rei terada fué la lucha,perº inútil . L as fuerzas cristianas

,lejºs

de m enguar , crecierºn: crecierºn pºr de prºntº cºn el sºcºrrº deAlvar Pérez

,pºcº después con el del rey , que ,

nº bien tuvºnºticia del sucesº

,dió la vuel ta para esta ciudad sin aguardar á

que se reuniese su ejércitº bajº sus banderas . ¿Cóm º nº había

de em pezar á desfallecer una ciudad extenuada por tantºs sacrificiºs ? Disputábanse á la sazón el im periº de la España ÁrabeAbu Zeyan

,Aben—Hud

,Mºham m ad Al—ham ar

,el fundadºr del

reinº de Granada: recºnociéndºse débil para luchar sºla cºntrasus enem igºs

,dirig1o los ºjºs á Aben—Hud

,le escribiº

,le supl i

có que nº la dejase abandºnada en m ediº de tan gran pel igrº .

Aben -Hud,aunque am biciºso

,era de nºble cºrazón : nº se

3 2 C Ó R D O B A

hizº ni pudº hacerse sºrdº al llam am ientº de una de las pr im e

ras ciudades de su patria. Pospuesto tºdº interés persºnal , sedejó caer sºbre la ciudad con el gruesº de su ejército . L a en

cºntró m ediº cercada ; m as por estº nº cejó ; antes se m os tródispuestº á cºm batir has ta que S . Fem andº levantase el s i tiº .

Iba a trabar el prim er asal tº cºntra los reales enem igºs,cuandº

le ºcurrió,sin em bargº

,un pensam ientº que detuvº sus im pe

tus guerrerºs . ( Ciudades cºm o Córdºba,dijº

,nº se s i tian cºn

escasas trºpas ni sin esperanzas de buen éxitº : ¿de qué serviráem peñar una lucha en que he de sal ir vencidº ? L a ru ina de la

ciudad prºducirá la m ia ; Murcia caerá ; elpºder del Islam l legará al bºrde del abism º . Millares de creyentes cºnfían en m i es

pada: ¿m e expondré á perderla en defensa de una ciudad quesalvaré hºy y m ºrirá m añana ? ¿En defensa de una ciudad sºbrela cual pesa hace siglºs la m ano de un fatal destinº ? » Qu isºcerciºrarse de las fuerzas de que dispºnía S . Fernandº

,y au

m entaron sus tem ºres . Un caballerº cristianº que m i l itaba en

sus filas y á qu ien cºnfió esta m is ión,deseºsº de recºnciliarse

cºn su rey , exageró el núm erº de los enem igºs,y pintó nº só lº

pel igrºsº,s inº hasta qu im érico el prºyectº de atacarlos . < Vais

am ºrir,le dijº á Aben—Hud; vais á sacrificaros en vanº por una

ciudad que está cºndenada desde m uchº tiem po á los hºrrºresde la servidum bre . Murcia ºs prºclam a em ir ; Valencia ºs ºfreceuna cºrºna ; si vencéis á Al—ham ar es vuestrº tºdº el pais deAndalucia: ¿qué puede im portaros , atendidº vuestrº bri llantepºrvenir

,una ciudad que ya nº es m ás que un nºm bre ? Id y re

coged lºs restºs del im periº de los Abd—el-rham anes ; restablecedla unidad

,agrupad en tºm º vues trº á cuantºs se s ienten aún de

cididºs á sºstener la causa del Prºfeta: nº tardaréis en derribarde un sºplº la ºbra de Fernandº ni en enarbo lar vuestrºs estandartes vencedºres hasta en el m ism º alcázar de Tºledo . AbenHud

,aunque con gran pesadum bre suya

,cedió á las falsas pa

labras del cristianº . < ¡Cuán triste es tu suerte ! exclam ó : ¡nº te

queda m ás recursº que sucum bir,desdichada ciudad ! perº cºnfiº

C Ó R D O B A 3 3

en que han de bri l lar para ti m ejºres días . Nº querrá Diºs queyazga pºr m uchº tiem pº esclava la que ha s idº el segundº tem

plº del Prºfeta .

San Fernandº,apenas se V IO l ibre de Aben-Hud

,nº dudó un

instante m ás de la victºria . Mu l tipl icadas de día en día sus fuer

zas cºn las huestes que añu ian á su cam pam entº,cºm prendió

cuán fácil era triunfar de la ciudad sin verter sangre : estrechóel si tiº

,im pºsibilitó tºda sal ida

,y esperó con calm a que los m is

m os cercadºs fuesen á sus pies á depºner las arm as . Desm ayóel pueblº cºrdºbés ; m as nº perdió aún del tºdº la esperanza .

Recºrdó sus antiguas glºrias , su pºder , el respetº que su nom

bre infundia á tºdas las naciºnes,y se resistía a creer que nº

hubiese s iqu iera qu ien pºr el interés general de los árabes pa

sase á sºcºrrerle . Olvidaba el infel iz que ya nº habia en tºda

la España m usu lm ana ni un sºlº estadº que pudiese aventurarsea luchar con las trºpas de Cas tilla

,ni un sºlº cadi que supiese

acal lar su am bición en beneficiº de su patria . Cºnfió,perº sin

fru tº ; vió que tºdºs lºs días se aum entaban sus enem igºs,nun

ca sus sºldadºs . Fal tº de víveres y sºbre tºdº de un jefe ,fué

pasandº de la abundancia á la escasez,de la escasez al ham bre ,

del ham bre á la anarqu ía . Nº pudº,al fin , sufrir m ás : tuvº que

apelar á la piedad del vencedºr , y hasta en ese m ºm entº fué el

m ás desdichadº de lºs pueblºs . Nº ºbtuvº de él s inº la vida,nº

ºbtuvº s iqu iera el derechº de perm anecer en sus hogares,de

cºnservar su hacienda. Nº quedó ni un sºlº m usu lm án en Cór

dºba después que hubº entradº en el la San Fernandº : tºdos,

absºlutam ente tºdºs fuerºn cºndenadºs á la proscripción y á lam iseria . El rey llevó el rigºr hasta el extrem º de nº cºnsentir

que sal iesen s inº cºn lº que pudiese llevar cada cual cºns igº .

¿Qué hubiera hechº m ás si hubiese debidº cºnqu istar la ciudada fuerza de arm as ?

Estoy ºyendº tus gem idºs , Córdºba ; estºy viendº las lagrim as que brºtan de tus ºjºs . ¡Qué día de desºlación para ti aquelterrible día ! Mientras tus árabes te dejaban en s i lenciº

,tus ene

34 C Ó R D O B A

m igºs te ºcupaban entºnandº cánticos de triunfº . Tus alcazaresfuerºn saqueados ; tus tem plºs profanados ; viºladºs los hogaresde tus hijºs . Tu m ezqu ita fué consagrada á ºtrº Diºs

,invadida

por sºldadºs y sacerdºtes de Cristº . L a vºz del m uezin dejó deanim ar tus m inaretes ; la del rudº africanº

,tus tºrreºnes . Hablas

te y nº te cºm prendierºn ; te hablarºn y nº com prendiste . Tus

escuelas quedarºn para s iem pre cerradas ; tus bañºs , secºs ; tuspalaciºs

,des iertºs . Estabas aún radiante de herm ºsura ; m as tu

herm ºsura nº bastó para cºnm ºver a tus vencedºres . ¿Qué se

hicierºn tus encantados palacios de Medina Azahra ? ¿Qué tus

em balsam ados jardines de la Rusafa,dºnde plantó su palm a

Abd—el—rham án I ¿Qué tu bibliºteca de Merwán,tesºrº de la

ciencia y la pºesía de tus i lustres hijºs ? Nada respetaron en tilºs invasºres : nº satisfechºs cºn haber despºblado y taladº tucam piña con haber desterradº á tºdºs tus creyentes

,con

haber l levadº la espada al interiºr de t us santuariºs,destr uyerºn

unº a unº tus m ºnum entºs,com placiéndose en hacer sal tar á

hachazos tus ricas techUmbres de cedrº y tus paredes de ºrº .

( 1 ) Esta palm era era entonces la ún ica que hab ia en España. A el la ded icó el

m ism o Abd-el—t haman los tan fam osos versos

Tú tam bién , ins igne palm a, eres aqu i forastera ;De Algarbe las du l ces auras tu pom pa h alagan y besanEn fecundº suelo arraigas y al c ielo tu cim a clevasTr istes l ágr im as l loraras , si cual yo sentir pud ierasTú no s ientes contratiem pos , cºm o yo de suerte aviesa :Am i de pena y dolor cºntinuas l luvias m e anegan :

Con m is lágr im as regué las palm as que el Forat r iegaPero las palm as y el r ío se o lvidaron de m is penas,Cuando m is infaustos hados y de A labas la fi erezaMe forzaron á dejar del alm a las du l ces prendasA ti de m i patr ia am ada n ingún recuerdo te queda :Pero yo tr iste no puedo dciar de l lorar por ella.

(2 ) Es prec iso , d ice V iardot, que los estragos com etidos por los vencedoresen los herm osos cam pos inm ed iatos al Guadal qu ivir fuesen de todo punto execsivos y qu e su poblac ión hub iese s ido desterrada com o la de la ciudad ; porquecuandº Fernando después de su partida dejó algunas trºpas para guardar la frontera y proteger á los nuevos habitantes , a qu ienes h abía l lam ado de todos lospuntºs de la España cr istiana, fué forzoso durante m uchos años enviar de Casti l laaCórdoba v íveres de toda especie para d ism inu i r la horr i ble escasez que en el lase sufr ía. (Hist. de los árabes y los m oros de Españ a .)

C Ó R D O B A

Salvaste de la destrucc1ºn cºm ún tus viejºs m urºs m as paratu castigº : ¿qu ién entre los árabes se ha de atrever ya á venirsºbre el lºs para restituirte al senº del Prºfeta ? Desciñe tu bellºturbante

,su l tana del Guadalqu ivir ; ni derechº tienes ya para

l lam arte m ºra . Te han hechº cristiana ; y cristiana serás m ientrasdure en la tierra el poder de la cr uz . Es

.

inútil que al ientes en tu

pechº la esperanza: inútil que en el s ilenciº de la noche cuentestus pesares á las aguas del ríº para que las refieran á tus hijºs ;inúti l que pretendas leer en tu pasadº un pºrvenir m enºs som

bríº é infel iz que tu presente ; verás cºnstru ir en tu senº s inago

gas para judíos , basíl icas para cristianºs , jam ás una m ezqu ita.

Nº encºntrarás ecº ni en la ºla que pasa ni en el cºrazón de tusproscri tos ; sufrirás hºy m ás que ayer ; sufrirás m ás que hºy m añana . Has s idº víctim a de cuantºs pueblºs cayerºn sºbre ti : lºserás en adelante de las sangrientas parcial idades que naceránentre cristianºs . Nº está cerrada aún la página de tus infortu

niºs,desdichada Córdºba.

Apºderadº S . Fernando de esta ciudad,nº fijº ni pudº fijar su

pensam ientº s inº en buscar m edios para repºblarla . Redactó una

carta de fuerº m ás am plia que las que se habían hasta entºncesconcedidº la com unicó á tºdas las ciudades de Cas tilla

,prom e

( 1 ) Sobre la conservac ión y reparac ión de estos m uros hem os encontrado lasd ispos i c iones s igu ientes : Item , m ando y concedo que la fábr i ca del m uro constes iem pre de lºs frutºs y provechos y rentas reales . (Fuero de Córdoba) .—Conoc idacosa sea á todos om es que esta carta vieren cuerno yo D. Alfonso por la grac ia deDios , rey de Castiella, etc. , do otorgo al Conceio de Córdova á los que agora son

serán daqu i adelante para s iem pre jam as qu in ientos m aravedises cadañ o paralabrar los m u ros de la vi l la de Córdova et póngolos que los ayan cadañ o en el m io

pechº que m e an adar los m oros del Alham a de Córdova. Et m ando á los m oros de

la sobred icha Al ham a que gelos den cadañ o por la Sant Migue l ass i com o los da

van am i… (Carta dada en Toledo á ¡ 8 de m ayo , era de r 2 92 . Arch ivo m un ic ipalde Córdoba, legaio A. núm ero 2 5

—Dám osles otorgám osles para s iem pre jam as

elm ontadgo de Córdoba et de so térm ino para la lavor de los m uros de la v i l lade los castiellos que en so térm ino (Carta del rey D. Sancho dada en Bu r

gºs el sábado 2 0 de noviem bre, era de r 3 2 6 . Arch . m un . de Córdoba. Caj ón A .

núm .

(a) L as d ispos i c iones m ás am pl ias de este fuero son las s igu ientes : Y m ando ,que no sean prendados asi los cabal leros com o los c iudadanos de Córdºva en todom i reyno .—ltem , el los y sus hi jos y sus herederos tengan todas su s heredades

C Ó R D O B A

tiº y ºtºrgó s ingu lares m ercedes acuántºs se resºlvierºn apasaravivir en Córdºba con su espºsa y cºn sus hijºs . Distribuyó tierrasentre lºs principales cabal lerºs que le habían acºm pañadº en la

cºnqu ista,diº al cºncejº los pueblºs

,aldeas y castil lºs que fue

ron sucum biendo en la cºm arca Para m ás anim arla y asegu

rarla,cºnvirtió la ciudad en centrº de ºperaciºnes m il itares ; res

tauró la s i lla de Os io,de aquel fam ºsº preladº á qu ien cupº la

glºria de haber pres id idº el prim er cºncil iº de Nicea . Com prendia S . Fem andº la gran dificu l tad que habia en cºnservar una

ciudad rºdeada de enem igºs ; y estaba dispuesto a nº perdºnarsacrificiº algunº para traer á el la cristianºs que tuviesen un in

teres persºnal en defenderla . Lºgró irla poblando ; perº lentam ente

,tan lentam ente

, que tres s iglºs después habían los reyes

fi rm es y estables perpetuam ente , y vendan y com pren unos de otros hasta lo queel los qu is ieren , y qual qu ier de el los haga de su heredad segun su vºluntad : y s iyo qu itare aalgunº de el lºs heredad alguna pºr ira ó pºr in justi c ia s in cu l pa m a

niñ esta, que en v irtud de este pr ivi legio le sea vuel ta.—Item , m ando que en las

heredades que tuvieren en qualqu ier tierra de m is reynos y de m i señor ío no en

tren Sayones en el las ni Mayor inos , pero sean catadas y exentas . Esto hago poram ºr del pueblo de la c iudad de Córdºva,

—De aqu i adelante si algun hom brecayere en hºm i c id io ó en algun l ivo r s in su vo luntad , y se provare por testigºsverdaderºs , si d iere fiadºr, nº sea m etidº en la cárcel , y s i nº tuv iere fiadºr , nosea l levado á n inguna parte fuera de Córdova :pero so lam ente sea presº en la carcel de Córdova, y nº pague s ino la qu inta parte de la calum n ia.

—ltem , qu iero ym ando estatuyendo , que la c iudad de Córdova nunca sea prestim on io de alguno ,

n i haya en el la otro señ oreador s ino yo y m is succesores , n i hom bre ni m uger .

Item , concedo y estatuyº , que todº hºm b re que fuere iu sticiadº , su s herederoshayan su s bienes , si no fuere por haber m uer tº algun hom bre sobresalvo , ó m uer

to algun hºm bre en tiem pº de tregu_a ó s i nº fuere ju sti c iado por m oneda falsa, o

por haver m uertº al gun hºm b re estando seguro , o s i no fuere falsar io , ó herege:y de qualqu iera que fuere ju sti c iado por estas cau sas sobrcdich as , el rey haya su sbienes , etc. , etc. (Fuero de la c iudad de Córdoba conced ido pºr el Santo rey Fer

nando III. En el Arch . m un . de la m ism a c iudad ex is te u na carta en latín fecha en

Tºledo a i 8 de abr i l , era de 2 7 9 , y ºtra en castel lanº fecha en Córdºba a 3 demarzo del m ism o añ o .)

( 1 ) dono itaque vobis et concedo castel lum de Alm odovar et castel lum de

Dur io , et castel lum de Ch i lon et castel lum de Santa Eu fem ia et castellam et v i l lamde Gah et et v i l lam que vºcatu r Petroch e et castel lum de Mochuelos . (Pr iv i leg iodel rey D. Fernando elSanto dadº en To led º a 2 4 de ju l i º , era de i 2 8 i Arch . m un .

de Córdºba, legajo V , núm .—Fueron conced idas poster iorm ente aCórdºba

al gunas otras vi l las , entre el las las de Cabra y Santael la por D. Alfonsº , la deConstantina cºn todas su s pertenenc ias por D. Sancho . (Arch . m un .)

3 8 C Ó R D O B A

añºs después el rey D . Pedrº,al ver que ni cºn el auxil iº de

Mºham m ad de Granada habia pºdidº arrancarla á D . Enri

que L a peste diezm ó horrorosam ente á sus hijºs al em pezar

el s iglº xv: acabó con m ás de veinte m il en el espaciº de tresm eses . Sobrevinieron graves disturbiºs en los reinadºs de Enri

que 111 y Juan II ; y fué sacr ificada ya por el unº ya por el ºtrobandº Sigu ierºn tras aquel lºs tr istes acºntecim ientºs lasescandalºsas guerras civiles entre Enrique IV y sus herm anos ; yse vió destru ida y ensangrentada por lºs m ism ºs habitantes . L ºs

Reyes Catól icºs le arrebataron sus m ejºres sºldadºs para la

cºnqu ista de Granada ; el tribunal del Santo Oficiº cºnsum ióparte de la pºblación en lºs tºrm entºs y la hºguera L ºs

judíºs, que ya en el s iglº X IV habian s idº inhum anam ente acu

chillados por el pueblº , la abandºnarºn á pºcº en virtud de una

ºrden que sólº pueden cohonestar las circunstancias especialesen que se encºntraba á la sazón una naciºnal idad

,apenas consti

tuida por ºtrº principiº que por el de la unidad de sentim ientºs

de vuestro térm ino , et que se judgue por aquel m ism º fuero qu e vos suedes . Et

pugnat en las cobrar et en las aver , et nos otorgam os vos de vos las nunca toileret de non las dar al infant D. Johan n in á otrº n ingunº . Et desto vos m andam os

dar esta nuestra carta seellada con nuestrº seello de cera co lgadº en que escrivie

m os nuestrº nom bre cºn nuestra m ano . Dada en Palenc ia ochº días de m arzo , era

de m i] é trezientos é treinta é un añ º.—Nos el rey D. Sancho .

( i ) En este s itio de Córdoba por Mºham m ad y el rey D. Pedro fu é aporti l ladoel m u ro por varias partes y tºm ado el Al cázar . Cuentan que en tan grave apu rosal ieron las m u jeres ala cal le lograndº infundi r tal valor en el án im o de lºs s itiados , que arro j ándose éstos de im provisº sobre el enem igo , le rechazaron con

m uerte de m u chos y le obl i garºn a levantar el cam po. (Crón ica del rey D. Pedrº .)2 ) En estas guerras declaróse por el rey el conde de Cabra D. Pedro Fernan

dez de Córdoba, por los enem igos del rey D. Alonso de Agu i lar , unº de los personajes m ás influyentes en toda la Prov inc ia. Este hecho produ jo en Córdoba dosbandos que la tuv ieron en cºntinua alarm a cºn su s sangr ientas exeisiºnes . Sabedor de el las Enr ique IV , se tras ladó ala c iudad para tranqu i l izar la ; perº no logrós ino enconar m ás y m ás lºs án im os por haber tratado cºn igual du reza alos queh ic ieron arm as cºntra é l y alºs que le fueron leales . El desac ierto de Enr i que IVera igual en tºdº .

(3 ) L lam ábase el inqu is idor Diego Rodr íguez Lucero :era tal el r igor cºn quetrataba á lºs reos , que el pueb lo se am ºtinó al fin cºntra é l , y le ob l igó aescaparse en una m u la. El cardenal J im énez nº pudo m enos de m andarle prender y castigarle para dar ala institución algún v isº de legal idad y de ju sticia.

C Ó R D O B A 39

rel igiºsºs . Nº sufriº pºcº bajº los reinadºs de Carlos y Fel ipe:el pesº de los tr ibu tºs llegó a hacerse insºpºrtable ; y hubºfam il ias enteras que atravesarºn para nº vºlverlº á pisar el

um bral de sus hºgares . L a em igración vºluntaria fué tan grande

, que los reyes se creyerºn ºbligadºs a ºtºrgar nuevas m er

cedes á los que viniesen á poblarla. Nº pºdem ºs m enºs de ré

cordar con dºlºr la terrible carestía que la aiiigió am ediadºsdel s iglº XVI I : cºm o si tantas calam idades pºlíticas nº bastasenaún para abatirla

,castigóla Diºs cºn este nuevº azote . El ham

bre l legó a tal extrem º, que arm adºs los ciudadanºs en núm erº

de diez m il,se arrºjarºn á la cal le y fºrzarºn lºs graneros de los

particulares . Cuentan que se encºntrarºn casas dºnde había hastacuatrº m il arrobas de harina co rrom pida: ¿cºn qué razón se hu

biera pºdidº castigar a un pueblº ham brientº que á la vista detan lam entable espectácu lº hubiese desplegadº tºdº el furºr desu venganza ?

Desangróla en el s iglº XVI I I la guerra de Suces¡ºn : en el X IX,

la guerra cºn la Francia . En la últim a sºbre “tºdº padeció m u

chº esta ciudad de Córdºba . Supº apenas los sucesºs del 2 deMayº en Madrid

,cuandº pretendió ya sublevarse . El 1 0 secun

dó abiertam ente la insurrección de Sevilla ; el -

1 1 estaba arman

dºse ; el 7 de Juniº batiéndose en el puente de Alcºlea . Desdi

chada cºm º siem pre,tuvº que vºlver la espalda al enem igº .

Cerró apresuradam ente sus puertas,m as para capitu lar

,nº para

defenderse . Nº bien vió á Dupºnt frente sus m urºs,le envió a

unº de sus principales hijºs para negºciar su entrega . Tem ía

ver pasar sºbre si la espada de un vencedºr que debía sentir

naturalm ente el deseº de im poner cºn lºs hºrrores de un asaltºá una nación rebelde ; y estaba en trans igir bajº cualesqu ieracondiciones antes que expºnerse a ser entregada al saqueº y la

m atatanza . Fué tal su desventura, que ni aun as í pudo evitar lº que

tem ía . Había em pezadº á entrar en pláticas con los franceses ,cuandº bajo pretexto de algunos tiros disparadºs desde la m ura

lla,apuntaron aquel lºs sus cañ ºnes cºntra la Puerta Nueva, y

4º C Ó R D O B A

entrarºn de repente en la ciudad hiriendº y m atandº sin com paSiºn hasta a los indefensºs que acertaban á cruzar las cal les .

Un cºrdºbés, que nº pudº m irar con sangre fría la entrada de los

enem igºs hirió aDupºnt desde unº de los balcºnes de su casa:encend1erºnse m ás y m ás en ira los franceses ; y saquearºn tem

plºs , palaciºs , edificiºs privadºs , ºficinas públicas , cuántº pºdíasatisfacer su sedde ºrº y de pillaje . Ha sufrido Córdºba en tºdºstiem pºs ; perº raras

,rarís im as veces cºm º en esºs tres días de

hºrrºr en queestuvº á m erced de una soldadesca cuyo cºrazónestaba endurecido pºr las sangrientas escenas de cien cam posde batalla . ¡Pºbre ciudad ! ¿cuándo será que cºncluyan para ellatan am argas desventuras ? Idólatra

,cristiana,

m ºra, ¿siem pre

habrá de gem ir abrum ada por los infºrtuniºs ? L ºs ¡diºses delOlim po nº pudierºn salvarla del furºr del César : el Prºfeta laha visto m ºrir sin tenderle una m anº desde su sepu lcrº ; Cristºla ha entregadº al ham bre y á la peste cuandº nº la ha envuel tºen los hºrrºres de la guerra . Su destinº ha s idº el m ism º bajºtºdas las rel igiones

'

; yel la sin em bargº ha s ido,bajº tºdas

,cre

yente .

Nº acabarºn aún aqu í sus tristes vicisi tudes : las guerras civiles que han desgarrado pºsteriºrm ente el senº de nuestra patria,han sacudidº sºbre ella sus funestas alas ; y la han cubiertºtam bién de lutº

,de do lºr

,de ru inas . Qu isiéram os recordarlas ;

m as brºta aún sangre de tus heridas,desventurada Córdoba

,y

tem em ºs acibarar cºn negrºs recuerdºs tus inm ensºs m ales .

¡Paz , Córdºba, paz ! perdºna si hem ºs venidº qu izás a interrum

pir tu sueñº cºn tan lúgubre histºria.

Tenía ya tantº interés para nºsºtrºs lº pasadº de esta ciu

dad de Córdºba, que sentíam os ir apurando los grandiºsºs

hechºs que lº cºnstitu ían Asom aba la aurºra,y teníam ºs aún

em bargada la im aginac10 n por los recuerdºs . Nuestra curiºsidadartística había l legadº á desvanecerse : nº buscábam os ya cºn

los ojºs esºs m ºnum entºs en que ha de estar encerradº elgeniºde ºtros s iglºs ; buscábam os los ºbjetºs en que pºdía estar vin

42 C Ó R D O B A

culada una serie de acºntecim ientºs : buscábam os la bibl iºtecade Merwán

,la palm a del prim er ºm m yada,

el plátanº de César .

L a bibl iºteca,la palm a

,el plátanº nº existen: ¿cóm º al cºnven

ceraos de que habían desaparecidº pºdíam ºs dejar de caer enel abatim ientº y en la m elancºlía ? Tantas calam idades , nºs

dij im ºs,habrán m inadº esta ciudad hasta pºr sus c1m 1entºs :

¡ay ! ¿qu ién sabe si habrá siqu iera vestigiºs de lºs pueblºs quehan venidº á chºcar y á destru irse en el la ? Em pezam ºs adistinguir las fºrm as de las tºrres ; en ninguna vim ºs ni el m ajestuºsº s i l lar de los rºm anºs

,ni elaj im ez esbel tº de los árabes

,ni

la entallada cim bra bizantina,ni la agu ja gótica . Teníam ºs á la

espalda la m ezqu i ta de los Abd-el—rham anes,y nº nºs era dadº

descubrirla: perdim ºs la esperanza. Entre los techºs de la ciudadapenas aparecía m ás que el extrem º de algún rosetón

,unº que

ºtrº m u rº ennegrecidº pºr lºs siglºs y lºs árbº les que dan frescura y som bra á algunºs patiºs: ¡ah ! repetim ºs cºn dºlºr: ¿nadade lº pasadº guardará al fin esa Córdºba tan decantada por lahistºria y la pºes ía ?

L a inqu ietud se apºderó nuevam ente de nuestra alm a,y re

corrim os cºn afán la ciudad . Nºs hal lam ºs por m uchº tiem pº enun laberintº de cal les á cual m ás estrechas y tortuosas

, que

van,vienen y se cruzan en tºdas direcciºnes . L a des igualdad

del pisº,el hum ilde aspectº de las casas

,la escasa anim ación

que"

reinaba en tºdas partes llam arºn por de prºntº nuestra atención : nºs parecía que estábam ºs en una de esas villas puram enteagrícºlas en que los habi tantes dejan la pºblación pºr la cam piñaal prim er crepúscu lº del alba . Levantábam os á cada pasº nues

tras m iradas esperandº siem pre que en alguna de aquel las m º

des tas fachadas habiam ºs de dar con lineas prºpias de ºtra civil ización

,hijas de ºtrº pueblº ; m as inútilm ente

,ni el cºlºr s iqu iera

perm i tía apreciar en m uchas la huella de los s iglºs . Hay en

Córdºba,cºm º en cas i tºda la Andalucía

,la cºstum bre de blan

quearlas: cºstum bre detestable para el que pretende leer en las

piedras la histºria del arte y el carácter general de las naciºnes .

C Ó R D O B A 4 3

Existen en apartadas y s ilenciosas cal les palacios en cuyasparedes están escri tos grandes recuerdos y sangrientas tradiciº

nes ; m as están lejos de respirar la severa grandeza de lºs que

vim ºs en algunas ciudades del reinº de Granada . Sºn cas i tºdºsfrios , m onótonos , sin cºlºridº local , sin arte ,

sin poesía . Abando

nados desde hace m uchºs añºs pºr las fam il ias que lºs fundarºn ,

unºs están ya m ediº caídºs , ºtrºs am enazandº ru ina,los m ás

invadidos pºr la tristeza y el si lenciº . Delque supºnen haber pertenecido al Gran Capi tán no queda ya m ás que una pºrtada; deºtros nº m enos notables han desaparecidº hasta lºs restºs .

L ºs hay entre lºs que perm anecen en pié, que presentan aún

bri l lantes l íneas del Renacim iento ; m as ni unº s iqu iera que re

fieje la m anº de lºs s iglºs m edios . Hem ºs buscadº en vanºlºs que fuerºn elegidºs por lºs caballerºs de la corte de SanFernandº ; nº hem ºs encontrado ni los sepu lcros de tan i lustreshérºes . Hablan pocº á los ºjºs y m enos aún a la im aginaciónes tºs palaciºs : nº llevan escri tºs en el exteriºr de sus paredesni lºs hechºs de su época. Una leyenda antigua nºs hizo pre

guntar cºn interés pºr el de los cºndes de Cabra : esperábam ºshal lar en él algº de sºm bríº

,de m isteriºsº , de s iniestrº ; m as

nada,absºlutam ente nada

,vim os que pudiera traer ala m em oria

el hºrrºr de aquel la nºche en que,ciegº de cólera unº de lºs

cºndes por la infidel idad de su esposa,pasó de una so la estoca

da á los adúlteros,m ató a criados

,pajes

,escuderos

,dºncel las

,

am as,y al fin has ta el negrº que le acom pañaba No sólº

nº es ya pºs ible distingu ir en él la pálida y desencajada sºm bra

( 1 ) Supone la trad ic ión que el conde estaba en Mad r id cuando rec i bió la noticia de su deshonra. Partió inm ediatam ente para Córdoba , d i cen lºs que refieren

el hecho , y aguardó que anochec iera para entrar en su casa por las tapias de una

huerta. Colºcóse secretam ente en parte desde donde pud iera acechar á lºs supuestos cóm pl ices , los vió en el acto de com eter el adu l ter io , y tiró al punto de laespada. Nº dió un so lo gr i to , no profir ió s iqu iera una palabra: recorr ió el palac ioy m ató no só lo a los adú lteros , s ino atoda su num erosa serv i dum bre. Sentóse al

fin y preguntó aun negrº que le acºm pañaba : ¿qué te parece m i venganza ? Nobien hu bo ºído de é l bien lo hem os hech o, señ or , le pasó de una estocada. No pudores istir á la i dea de que sobreviviese su cóm p l i ce atan bárbara m atan za.

44 C Ó R D O B A

del m aridº ; nº sólº nº es ya pºs ible percibir el lastim oso ecº

de las victim as ; su fachada,sus patiºs

,sus salºnes

,parecen es

tar encargadºs de desm entir á los que le han hecho teatrº detan espantºsa escena . Es grande su sºledad y aislam ientº ; perºdifiere acasº en estº de los dem ás palaciºs ?

Hay pºcas ciudades cuyº cºnjuntº revele m enºs su pasadaglºria que el de la ciudad de Córdºba. En ºtrºs pueblºs , ya queno se cºnserven los palaciºs de los cºnqu istadºres

,descubre a

cada pasº el viajerº,aun en las casas m ás hum ildes , acá una

herm ºsa ventana gótica pºr cuya ental lada oj iva trepan las hº

jas de la enredadera y de la yedra,al lá un l indº aj im ez árabe

tras cuya transparente celºsia se cree distingu ir aún el anim adºros trº de una gal larda m ºra

,acu llá un s il lar rºm anº dºnde es

tán ental ladas en caracteres ya m ediº bºrradºs las hazañas delos que m ás engrandecieron el antiguº lm periº ; en Córdºba se

ºbserva cuandº m ás a lo largº de sus calles una que ºtra galería cºnstru ída en nuestrºs tiem pºs

,unº que ºtrº ventanaje

historiado,bel lº sólº pºr su aspectº pintºrescº . L a arqu itectura

ºj ival nº desarrºlla algunos de sus encantºs s inº en las fachadasy rosetones de tem plºs m ediº bizantinºs edificadºs al parecersºbre un m ism º prºtºtipº ; la arqu i tectura ºriental nº ºstenta label leza de sus fºrm as s inº en la m ezqu i ta

,en parte de los m u

rºs,en el interiºr de un escasº núm erº de edificiºs

,en el fºndº

de cºstºsºs acueductºs abiertºs en la peña por m anºs de cautivºs ; la arqu itectura rºm ana nº guarda s inº algunas de sus

piedras en los cim ientºs de la fºrtificación y en el interiºr dealgunºs m ºnum entºs . Asom an en el exteriºr de una que ºtratºrre algunas líneas árabes ; perº nº sºn m ás que una im i tación

,

nº sºn m ás que rem iniscencias de o tras épºcas .

El viajerº que recºrra por prim era vez la ciudad de Cór

dºba y desee apreciarla en cºnjuntº , apenas puede hacer m ás

que ir s igu iendº sus m ural las,cercadas aún de gigantescºs to

rreºnes alm enadºs,entre los cuales se ºcu l tan estrechas puer

tas defendidas pºr recias barbacanas . Alzase junto á el las,en el

46 C Ó R D O B A

serva ya este lugar escasºs vestigiºs de lº que ha s idº un dia,

m as nº deja de tener aún interés,ºra se atienda á su pintºresca

pos ición en una de las vertientes de la Sierra,ora al realce que

le dan las frºndºsas arbºledas de los cerrºs de cuyº fondº se

destaca,ºra al espectácu lº que desde al l í presenta la ciudad

cuandº el sºl no ha lºgradº disipar aún la neblina en que estál igeram ente envuel ta

,ºra á las ideas que inspira la m em ºria de

haber sidº enterram ientº ( i ), ºra por fin á que cºrren debajº deella

,entre paredes de estalactitas

,aguas puras y cristal inas que

brºtan gºta á gºta del senº de las peñas Detrás de laArrizáfa cºrren a lº largº las faldas de la Sierra

,cºrºnada de

pinºs ; al lá en las faldas m ism as blanquea entre los bºsques una

que ºtra erm i ta : ¡ah ! el cºrazón se ensancha al ver tanta belleza

,al cºntem plar tan del ic iºsa sºledad

,tan dulce calm a. El

arroyº de las piedras que cºrre por un áspero cauce entre ori

l las cubiertas de lozanos y fecundísim ºs ºl ivºs,la tranqu ila

Fuen-Santa,pequeña capil la que alza sus m ºdestºs m urºs en

m edio del m ás seductºr paisaje,la vista del im pºnente G ua

dalquivir , que se desl iza m ajestuºsº al pié de la ciudad,be

sando sus m ural las,una que ºtra escena cam pestre acaban de

em bellecer sus alrededºres,donde pueden á cada pasº espa

ciarse lºs sentidºs descubriendº entre lejanºs m ºntes,pueblºs

y castillºs en cuyas cºrºnas de alm enas están incrustadºs losrecuerdºs de diez s iglos . Desde cada al tillo puede unº cons iderar en cºnjuntº la ciudad

,puede verla levantandº al cielº las

tºrres de sus baluartes y sus tem plºs,los álam ºs de sus paseºs

y sus patiºs,los desiguales techºs de sus casas

,sºbre lºs cuales

cree unº aún distingu ir en pié las sºm bras de sus antiguºs hérºes . . Descúbrese principalm ente la ciudad desde algº m ás allá

( i ) Descubriéronse cerca de es te s itio var ias l áp idas con tu rbantes , que son

las que h an dado lugar acreer que fué panteón árabe. Consérvase aún un subte

rráneo l leno de hum o , que h a tom ado nºm bre del convento próx im º y es l lam adolos Catacum bas de 8 . Dieg o .

(a) Hablarem ºs m ás adelante de esta m ina de fi ltrac ión ,hecha pºr cau tivos

cr istianºs en lºs m ej ºres tiem pos del im per io árabe.

C Ó R D O B A

del castillo de la Calahºrra,á la ºtra parte del G uadalqui

vir,á cºrta distancia de su árida ribera . ¡Qué bellº cºnjuntº el

que desde al l í se ºfrece ! Figura en prim er térm inº la parte posteriºr del castillº ; m ás al lá el puente ; al fin del puente la severa puerta de Sevil la ,

atribu ida á Juan de Herrera ; á la derecha de la puerta el ábside de la gran m ezqu i ta

,á la izqu ierda el

palaciº episcºpal y el Triunfº,en el fºndº la Sierra

,á nuestrºs

pies el ríº rugiendo entre las ruedas de un m ºl inº árabe : nºpuede darse ya en Córdºba un grupº que m ás im pºnga

,ni una

vista que m ás cau tive .

Mas basta ya de general idades : em pecem ºs á describir losm ºnum entºs .

L a m ezqu ita A ljam a , ideada por Abde-r -Rah m án I

EZQU1TA para s iem pre célebre ! ¡m ezqu i ta levan

tada y frecuentada pºr em ires y cal ifas ! ¡m ez

qu i ta por cuya pérdida llºran aún bajº su cielººriental los que creen en Alá y en su Prºfeta ! ¡m ez

qu i ta a que han venidº a inspirarse ya tantºs pºetasy á estudiar tantºs artistas ! ¡Salud ! Un viajerº descºnºcidº va áatravesar con respetº tus um brales y á revelar tus encantºs álas generaciºnes presentes y fu tu ras . Eleva su lenguaje al par

de tu belleza,evºca ante él tºdas sus glºrias y recuerdºs ,

enar

dece hasta dºnde puedas su cºrazón,exal ta hasta dºnde quepa

su hum ilde fantasía . L a plum a se estrem ece en su m ano al

contem plarte en tºda tu grandeza,y neces ita de tºdo tu favºr

para nº sucum bir en tan ardua y aventurada em presa. ¡Que el

geniº de creación» y de arm ºnía que te cºnstruyó dirija m isVH

sº C Ó R D O B A

acentºs ! ¡Que sea yº qu ien escriba ! ¡Que seas tú qu ien dictes !IHuyen a m i extas iada vista de repente todas las im pºrtu

nas cºnstrucciºnes,reform as y m u tilaciºnes ' consum adas pºr el

fervoroso celº de los cristianºs triunfadºres para cºnvertir entem plº delCrucificadº la suntuºsa aljam a; renueva m i enardecidam ente las deslum bradoras escenas de la dºm inación del Islam en

la m ás fiºrida región de España,y llegan á m i em belesado ºidº

los m ágicºs acentºs que Azazil ( 1 ) dirigió sin duda al hijº de lºscal ifas (2 ) Abde-r-rahman-ben—Mºavia

,cuandº á lºs treinta y un

añºs de haber derrºtado al rebelde jusuf-é l-Jebri en la fam ºsabatalla de Musara

,robustecido ya su pºder cºn ºtras insignes

victºrias,hechºs tribu tariºs lºs cristianºs de Casti lla desar

m adºs los sediciosos walis de las prºvincias,y dilatada la fam a

de su fºrtaleza,de su clem encia y de su justic ia desde la ate

rrada Cairwán (4) hasta la am edrentada cºrte de Carlºm ag

Com ienza desde aqu í su tarea D. Ped ro de Madrazo , encargado de su stitu ir al Sr . P i y Margall en la narrac ión h istór i ca y descr iptiva correSpºndiente áeste tom º .( i ) Azazil, según la fe m u su lm ana, es un ángel que no habiendo quer ido tr i

bu tar hom enaje a Adam , pr im erº de los Profetas , fu é prec ip itado del c ielo al ih

tierno , donde con el nom bre de Eblz'

s es el jefe de lºs dem ºnios . Suponem os ,

pues , que el ánge l del orgu l lo , el Luzbel de los m ahom etanos es qu ien sugiere aAbde-r—rahm án el pensam iento de er igi r la gran m ezqu ita.

(z) Sabido es que los pr im eros su ltanes ó soberanos de la d inastía de lºsOm e

yas se cºntentaron al pr inc ipio cºn el m odesto títu lo de Em ir es , h ij os de los Calí/'as (Om ará—bnú—l—kolafá). Despu és que afi rm aron su poder con las conqu istasde A fr i ca, ya se denom inarºn Cali/as , pr íncipes de los crey entes ( Om ará—l-m u

m en in) .

( 3 ) ::En el añº 7 59 ,d i ce Conde (tºm o cap . XI de su el dia 3 de la ln

na Safar , dió Abde-r—rahman á los cr istianos de Casti l la la carta de protecc i ón ysegur idad en virtud del tr i bu to que debían pagar le y que consistía en lo s igu iente: 1 0 m il onzas de orº, 1 0 m il l i bras de p lata, 0 m il cabezas de buenºs cabal losy otrºs tantºs m u los , m il lorigas y m il espadas , y otras tantas lanzas cadaañ o porespacio de c inco años .» Escr ibióse este pacto en Córdoba.

(4 ) Elwal i de Cairván Ali-ben—Mogueith invad ió con num erºsa hueste las costas de España para restablecer en el la la au tor idad del cal ifa de Or iente. Fué ba

tido el añ o 7 6 3 con su s s iete m il afr i canºs en lºs cam pºs de Algarbe , por lºs cor

dobeses , sevi l lanos y jerezanos reun idos , y su cabeza, desm eollada y canforada ,

fué env iada aCairván ,y puesta de nºche por orden de Abde-r-rahm án en el to

llo ó co lum na de la plaza de aquel la c iudad: con un letrero que decia: As i cas tigaAbdc-r—rahm án—ben-Macvía—ben—Om ey a ci los tem erar ios corno Ali ben Mogueí th wa

C Ó R D O B A

nº ( i ), resºlvió pºner un espléndidº sel lº á las ºbras aceptasal Tºdºpoderosº

, que hasta entºnces había l levadº á cabº,

erigiendº en su del iciºsa Córdoba una casa de ºraciºn que leasegurase un puestº en el Paraísº . Recorro aquel encantadobºsque de co lum nas

,s i lenciºsº y sºm bríº cºm º las poéticas

florestas del Eufrates ; respirº la fragancia del ám bar y del alºequem adº bajo sus incºrruptibles techumbres de alerce

,suave

al em briagado ºlfatº cºm º el arom a que exhala de sus vergelesla gran ciudad edificada sºbre las ru inas de Seleucia y Ctesifónreunidas ; banom e tºdº en la tem plada luz que pºr las navesdifunden m u l titud de lám paras reflejandº en el terso pavim entº ,en los bruñ idºs jaspes de las colum nas y en las portentosas labºres del santuario ; nº diviso ya ni aquel la catedral

,obra de

nazarenºs, que un m ºm ento há se alzaba en m ediº de la gran

m ezqu i ta,interceptando m i vista ans iºsa de abarcar su prim i tivº

cºnjuntº ; ni aquella m u l ti tud de capil las y al tares,ºbra indis

creta y cºnfusa de tºdas las épocas y gustºs reunidºs , capillasy al tares ºdiºsºs al fiel m usl im que ve erigidos en el lºs ºtrºstantºs ídºlºs ; ni lºs inñnitºs sepu lcros que profanaban la santacasa dºnde nº osó m andarse enterrar ningún cal ifa: veº la granrival de las m ezqu i tas de Dam ascº

,Bagdad y jerusalén ,

restituida por ensalm o á su prim i tivo destinº

,y dando al ºlvidº m i

origen,m i siglº y m i fe

,m e encuentrº trocado en fervoroso y

entusiasta islam ita.

de Cairván (CONDE , h ist. cit. , cap . XV . Par rr BARONCOURT , Histoire resumee

du m oy en-áge, t. i .

( i ) L os h istor iadores árabes su ponen que la rota su fr i da por Car lom agno en

Roncesval les fueobra de los wal ies de Zaragoza, Huesca, L ériday otras fronteras .

Nuestros h istor iadores y rom anceros hacen vencedores á los '

vascones . L o c iertoes que habiendo entrado en España Car lom agno , l lam ado por los cr istianos , tuvoque retroceder ante la res istenc ia de Zaragoza y des istir de su em presa. Suponentam bi én los franceses que las paces aju stadas entre Abde—r—rahm an y Car lom agnofneron buscadas y prom ovidas por el árabe ; Al—Makkari , al contrar io , aseguraque Károloh as í l lam a al gran rey franco ) so l i c itó al Em ir br indándºle cºn un

enlace de fam i l ia, que éste no adm itió por causa de una enferm edad que padecía.

(Véase A¡ ¡ MED-ÍBN-MO I IAMMED-AL—MAK KAR Í , Histor ia de las dinastías m ahom etanos

en Españ a , tradu c ida al inglés y di l igentem ente anotada por el Sr . D. Pascual deGayangos , Lond res ,

54 C Ó R D O B A

leal tad y pujanza de sus asalariadºs Berberiscos,y aquel m ism º

Azazil, que fingiendo la vºz del ángel Gabriel había dictado el

Koran á Mahom a,tºm andº ahºra el acºstum bradº disfraz ,

m urm uró suavem ente al ºidº de Abde-r-rahm án El-Dakhel estas palabras—

¿Es pos ible,descendiente de Merwán

, que tan fácilm entehayas perdidº de vista el ºbjetº con que el ºm nipºtente Allahte salvó por m i m ano del sangrientº banquete en que fuerºnt raidoram ente inm ºlados tus parientes Ya has ºlvidado sin

duda aquel beneficiº : yº te lº recºrdaré . Cuandº después dela usurpación de As—Seffáh acudías dil igente al llam am ientº del

pérñdº Addullah-Ibn-Ali

,gobernadºr de Palestina

,hado en la

falsa prºm esa de paz y de perdón con que fuerºn engañadºstantºs Om eyas

,un ángel

,revistiendo la fºrm a de un am igº

tuyº , te sal ió al cam inº y te dijo <<Obedécem e hºy , y en el

dia del ju iciº hazm e el cargº que qu ieras . Huye,huye de aquí:

m archa al Occidente,dºnde te espera un reinº : el cºnvite de

As-Sefiáh es una traición para aniqu i lar de un sºlº gºlpe á tºdatu fam i l ia .

» Ese ángel era yº . ¿Qué será de m i sigu iendº tucºnsejº ? » m e dij iste—Entonces te hice descubrir la espaldabuscandº en el la la señal que para reconocerte m e había dadºtu tíº Moslem ah

,el sabiº versadº en el libr o de los sucesos f u

( i ) Conoc ido es de todos el trágico fin de los Om eyas en Or iente : los vengativos Abassides con un falsº segu ro reun ieron en un banquete noventa de aquel los , los m andarºn azotar hasta que cayeron desfal lec idos en el suelo, h ic ieronextender lºs estrados sobre el los , y com ieron sobre aque l las al fom bras oyendo losgem idos de su s víctim as hasta que espi raron . El citadº Al-Makkari , copiando a

otros h istor iadores árabes , hace un cur iosísim o relato del m odo m aravi l loso cóm o

esqu ivó la m uerte el fundador del Cal i fato deOcc idente, bu r lando las pesqu isas delos em isar ios de As—Seifáh , atravesando anado el Eufrates con su h i jo , y l legandoala costa de África, donde la profecía de un astrólogo jud ío , que determ inó su

nom bre y sus señas personales , fué cau sa aun m ism º tiem po de qu e el gºberna

dor lbn Habi b intentase m atarle , y de que el descend iente de Merwán se salvase .

El Sr . Gayangos en sus apénd ices al tom o 2 .

ºextracta de otra obra h istór ica una

tradi c ión novelesca y entreten i da sobre el m otivo que m ov ió á Abde-r—rahman ádesconfiar de las falsas prom esas de paz de los de la bandera negra, y de esta h e

m os tom ado pié para escr i b ir lo que s igue , si bien supon iendo que el am igo quele sale al cam ino al fu turo rey de Andaluc ía es el m ism o ángel Azazil.

C Ó R D O B A

tu r as ; m al podia yº engañarm e ; ví en efectº elgran lunar negro

que m atiza tu cuerpº,y te repetí: huye ! vete al Occi

dente,donde te ag uarda el reinº de Andalucía: yº te acom

pañaré parte del cam inº : veinte m il dinerºs traigº para ti de

ºrden de Mºslem ah : tóm alos,y síguem e prºntº .

» L a prºfecíadel K :?áóu -l se ha cum pl idº ; pero nº te cºndujº Allahal Occidente

,para darte de pºr vida estéri les cºnqu istas . ¿Qué

has hechº para asegurar á tu pºsteridad este nuevº im periº ?

¿Qué pºdrán prom eterse tus sucesºres si decae la fe de los

m usl im es ? ¿Te im aginas por ventu ra cum plidº tu destinº de

jandºte m ºrir sepu l tado en el harem de tu Ruzafa sin haberdadº á los andaluces una aljam a digna en la cºrte de tu reino ?Nº en vanº

,hijº de Mºavia

,m ecían las feris tu cuna en lºs

verjeles del Forat aquel añ º en que ºtrº caudillº islam i ta detu m ism º nºm bre era derrºtado en tierra de Afranc ( i ) pºr un

rey de nazarenºs . Mediº s iglº nº ha transcurridº desde aquelu l traje y has vistº al nietº de este m ism º rey , al em peradºr m ásgrande de las gél idas regiºnes de Algufia am edrentarse al

rum ºr de tus victºrias,perder la cºlºr al asºm ar allende el

Ebrº tus cam peadores , y sºlicitar tu am istad ofreciéndose áem parentar cºntigº . Perº entre el Islam y la Cruz la al ianza es

im pºs ible,pºrque es precisº que el Occidente se prºsterne bajº

la ley del Profeta . Mira cóm o por tºdas partes erigen tem plºs ásus ídºlºs lºs sectariºs de Jesús : sus reyes desafían tu pºderfundandº en sus estadºs basíl icas y m ºnasterios . Cºn el lºs danpábu lo á su falsa rel igiºn y aum entan el núm erº de los ilusºscenobitas que huyen

.

lºs placeres y se im aginan hal lar la fel ic idad en el prºpiº sacrificiº . Nº les bastan ya á lºs infieles lostem plºs de ricºs m árm ºles y vistºsas pinturas de los vencidºsgºdºs

,cuya m entida santidad ha seducidº á lºs incu l tºs bárba

rºs : á las fundaciºnes de Sisebutº,Chindaswintº

,NVam ba

, y

Tierra de Aftane, Franc ia. Es el nom bre que se le da en la h istor ia deConde.

( 2 ) Alguñ a, la parte del nºrte . Idem .

56 C Ó R D O B A

de los activºs pastºres del descarriado rebaño de Cristº,agre

gan hºy nuevas fundaciºnes lºs tenaces hijºs de Pelayº ( i ): elm ism º im pu lsº da la Igles ia en Afranc

,en Ital ia

,en Alem ania

á los sucesºres de Carlºs Martel,y el infatigable Carlºm ag

nº, que ya se cºntem pla em peradºr de Occidente cºn afrenta

tuya y de tu raza predestinada,presum e levantar en la sºm bría

Aqu isgram un gigantescº dºm º revestidº de pinturas y m ºsái

cos (2 ) que rival ice con el que erigió Justiniano sobre el azu ladºespejº del Bósfºrº . L ºs infieles

, que trabajan afanosos pºr

cubrir la tierra de cruces,van extendiendº la cºlm ena de la

Igles ia ; y , cºm º las abejas á la floresta,acuden en trºpel á Bi

zanciº en busca de nuevas artes y fascinadoras invenciºnes .

Antes que los dºm ºs de m ºsáicº y las refulgentes m anzanas deºrº que intentan erigir lºs del Rhin cau tiven el cºrazón de lºspºbladºres de España

,apresúrate á desplegar ante sus ºjos el

lujº seductºr del Oriente ; erige un santuariº en que reú nas

á la dispºsic10 n perfecta que prescribe la Sunnafz, tºda la belleza que la exal tada im aginación de tus árabes sea capaz decºncebir auxiliada de las m ás exqu is itas fºrm as del arte asiá

ticº,y una riqueza tal que cause m aravilla á los infieles espa

ñ oles,no fam i l iarizados aún cºn las galas del im periº grie

gº Carlom agnº echará m ano para su construcción de las

1 ) L as fundac iones de tem p los y m onaster ios cuya m em or ia nos h an legadotantos respetables y diligentísim os escr itores de nuestras antigtiedadcs y de lasc ºsas de la Igles ia desde los pr im eros h istor iadores de la m onarqu ía restau radacom º el m on je de Al belda y el obispº D. Sebastián ,

ju sti fi can sobradam ente nues

tra supos i c i ón .

(2 ) V éase en BATISS IER , Histoire de I”ar t m onum ental, la descr ipc ión de la sun

tuosa bas í l ica de Aqu isgram er igida en el s iglo vi i i por Car lom agno .

(3 ) Aunque lºs im per iales habian dom inadº baj º Ju stin iano en las costasm eri d ionales de Españ a, ced idas por Atanag ildo en recom pensa de los aux i l iosrec i b idos de Constantinºpla du rante su contienda con Agi la , la influenc ia de susp rácti cas en la arqu itectu ra v is igoda debió ser m uy escasa, pºrque adem ás de quesu s estab lec im ientos fueron pr inc ipalm ente m ar itim es , y se extend ieron sólo desde Al i cante aGibral tar , no duraron m ás que 6 3 años , desde el 552 en que tuvºque hacer la entrega Atanagildo , hasta el 6 1 en que recobró la tierra Sisebuto ,

según se co l ige de SAN lsm ono , Hist. Gothor um . No ex isten los com probantes de laintrºdu cc ión del gusto bizantino en la m ºnarqu ía de Astu r ias y León antes de la

c ó a ó n l 57

cºlum nas y escu l turas de los edificiºs de Rom a y de Ravena ( 1 ):tú tienes para la tuya los suntuosos m ºnum entos antiguos deMérida

,Itálica

,Tarragºna

,Narbºna y ºtras ciudades grandes .

Dedica al santº librº de Othm án una m aravilla que haga acudirlos cristianºs cºnvertidºs á su recintº cºm º las bandadas depalºm as á los alm inares

,y que desde sus m im bares se

'

reparta

á esos incu l tos sectariºs del Evangel iº,obstinados en la - m orti

ficación de los sentidºs,el granº fecundº de la Sunnak

abriendº sus alm as de hierrº á las inefables del icias que prºm eteá los fieles la única religión verdadera . Este ºbsequ iº debes ála m is ión civilizadora que te trajº á Andalucía,

pºrque nº fué

tu destinº el de cºnqu is tadºr sºlam ente,s inº tam bién el de

propagador del Is lam ism º: la Meka gim e cautiva bajº el yugºde hierrº de lºs usurpadores

,y el alhige (3 ) á la Caaba es

pel igrºsº para tu au tºridad: Allah cons iente en favºr tuyº larelajación de aquel preceptº

,y el Prºfeta verá gºzºsº desde

su etéreº trºnº que para preservar á tus súbditºs del cºntagiºde lºs pérñdºs Sc/zz'z'tas sustituyes á la trabajosa peregrinación

época en que se fundó el cal i fatº de Córdoba; es s in em bargo pos i b le que el trato

y com un i cación de nuestros m ºnarcas con los franceses de las dºs d inastías Merovingia y Carlovingia favorec iese algún tantº la inºcu lac ión de c iertos rasgos dela ornam entac ión neogr iega en la severa arqu itectura astur iana .

( i ) Ad cu ¡u s scu l¡> lu ram , qu am colum nas el m arm ora aliunde h aberenon possei,e Rom a el Ravenna descendere cum vit. (Scr ipt. Rer . Franc t .

( z) Sunnah equ ivale á trad ic ión . Había entre los m usu lm anes dos fam ºsas sectas, lºs Su nn itas y lºs Sch iitas . L ºs pr im eros recºnºc ían com o sucesores legítim os

de Mahºm a á los tres cal i fas Abu—Beekr , Om ar y Othm an , al paso que lºs segundos sºsten ían que habían s ido u surpadores de una soberan ía que sólo pertenec iade derecho á Ali , pr im o del Profeta , y á qu ien éste l lam aba su herm ano . L os Sch ii

tas , pues, son los sectar ios de Ali , y am bas sec tas se trataban con inaud i to encºno ,

los de Ali fu lm inando im precaciones cºntra los usu rpadores de la sagrada h erencia, y los Sunnitas escr i biendo en el l i bro de la trad ic ión: ((es m ás grata aDios la

m uerte de un Sch iita qu e la de 3 6 Cr istianos . »

( 3 ) As i l lam an los árabes á la peregr inac ión santa, v iaje forzoso á la Caaba dela Meka, que es unº de los cuatro preceptos im puestos por el dim , o prácti ca de laley del Korán , y que todo m u s l im tiene que cum pl i r una vez al m enos en su v ida.

d ista peregrinac ión , dice Mahom a, y el sacr i fi c io de las víctim as , son un testim o

niº de sum is ión a la vºluntad de Dios que los h a presc r itº y de fide l idad al Profetaque los h a consum ado para ejem plº de todos , adem ás una expiac ión de los pecados y el cam ino para consegu i r el c ie l º . »

58 c ó a n

'

º ii A

im puesta á lºs de Oriente,la vis i ta á un nuevº santuariº

,á la

casa cuadrada de Abraham una suntuºsa aljam a,y á la piedra

negra de Gabriel ( 1 ) una cºpia del l ibrº santº que le fué enviadº del cielº en la m ística nºche delAl-Kadar ¡Anim º ,

pues,

hijº de Moavia ' Acºmpañe al descansº de las espadas la ºbrade la predicac10 n ; suceda al tráfago de la guerra y al clam ºr delºs cºm bates la agitación pacífica de los ingeniºs ; enm udezcan

en buen hºra los atabales,perº ó igase pºr dºquiera el rum ºr

de la gente cºnsagrada al trabajº de la palanca,de la fragua,

del cincel y del m artil lº: para el grandioso objeto á que eres

l lam adº,Allah te perm i te tam bién explorar y rem ºver las secre

tas entrañas de los m ºntes: haz abrir las canteras de la vecinas ierra

,haz am asar la tierra regada cºn la sangre de lºs inñeles

y rebeldes,haz cortar los árbo les de lºs bºsques en que fuerºn

clavadºs lºs caudillos traidºres ; yº'

te inspiraré la fºrm a que hasde ºrdenar para la Caaba del Occidente

,y cuandº ya la tengas

erigida,la pºderºsa vºz de lºs lectºres y alkhatibes (3 ) arrullará

( i ) Refiere la trad ici ón que cuando rcconciliados Abraham y su h i jo Ism aelconstru ían la Caaba de la Meka , faltándo les los andam ios para levantar las paredes , el ángel Gabr iel les trajo una larga piedra que se sosten ía en el ai re s in apoyoal guno

,su biendo ó bajando á vo l untad de los arqu itec tos . Esta p iedra era un

jac into b lanco , m as habi éndo la tocado después u na m u jer en estado im puro , se

vºlv ió negra . Siendo Mahom a m ancebo , el presti gi º de su santi dad h izo que losCoreix íes reservasen para é l el hºnor de co locar esta fam osa p iedra negra cuandoqu is ierºn constru ir de nuevo la Caaba ó casa de Dios cºn m ayor m agn i ficenc ia. A

la p iedra negra de la Caaba se refieren desde los postreros d ías de la v idadelProfeta una po rc ión de r i tos y cerem onias que pueden verse prºlijam ente detal ladasen las erud itas notas de Gagn ier , ed ic ión de Abu lfeda, pág . 1 3 0 , cºpiando la interesante relac ión de Giaber, hi jo de Abdal lah , testigo p resenc ial de la ú ltim a v is itade Mahom a ala casa de Dios .

(2 ) L a noche de Al-Kadar , 6 nºche del Decr eto de Dios , es aquel la en que Ma

hom a supuso haber rec i b ido el Korán . Tºm andº cons igo unos cuantos de su s fie lesadeptos , se ret i ró una noche el Profeta al m onte Hera; no b ien l legó al m ed io de

la m ontaña, apareciósele Gabr iel . Tenia en la m ano el Korán , l i brº guardado en

el séptim o c ielo en la m esa del A ltís im o , y que al descender á la tierra h abía s i dºrecog ido por el arcángel . “L ee aqu í , d i jo Gabr iel Mah om a.

—No sé leer , respondió el Coreix í . : Entonces el ángel le as i ó del cabel lo y le derr i bó tres veces decara contra el suel º: la tercera ya Mahom a sab ía leer , y ºyó una voz celestialque tú eres el apósto l de Dios , ¡ y yo soy Gabr ie l ! » Quedó el

Profeta ab ism ado en su cºntem plac ión y desaparec ió el ángel . (Véase Abu lfedá ,ed ic ión de Gagn ier .)

(3 ) Alk h alib equ ivale á predicadºr .

C Ó R D O B A

el sueñº de los leºnes africanos,y el arm ºniºsº conciertº de

los alm uedanes ( i ) lanzadº a lºs cuatrº vientºs desde el en

h iesto alm inar,hará enm udecer cincº veces cada dia el impor

tuno clam or de las cam panas de Cristº < Diºs es grande .

Nº hay m ás Diºs que Diºs . Mahºm a es su Prºfeta . Venid áºrar ; venid á adorarle . ¡Diºs es grande

,Diºs es únicº ! » ento

narán cºn acºrdadas vºces,y yº encºm endaré á las auras la

prºpagac10 n del sagradº llam am ientº . Tú qu izás nº l legarás áver la santa ºbra term inada

,perº la verá tu am adº Hixem

,en

qu ien sobrevivirán tu esfuerzº y tu s virtudes ; y cuandº Allahfuere servidº llam arte á ju ic iº

,pºndré yº en la balanza de tus

buenas ºbras tu piadºsa fundación, por sus m éri tºs pasarás el

Sirath cºm º relám pagº apenas vistº y llegarás fel iz y triunfante al jardín de los eternºs placeres

,dºnde te saldrán á reci

bir lºs setenta alm alekes encargados por Allah de darte lapºses ión de sus ans iadas prºm esas

Sabido es que las m ezqu i tas nº tienen cam panas: los Alm uedanes llam an a

la orac i ón los fieles desde lºs ter rados ó galerias de los alm inares , y esto se re

pite c inco veces cada día. L as orac iones ó azalas son : Azohbi , la del alba:Adohar ,la del m ed iod ia; A lasar , la de la tarde ; Alm ag r ib, la del sºl pon iente ,

y A latem a ,la

del anochecer .

(a) L as cam panas em pezaron a usarse en las bas í licas cr istianas desde el si

glº v , aunque los pr im eros cam panar ios ais lados no datan s ino desde el s iglo vm

6 i ii . (V éase Pavaé , Manuel d'

arch itectu r e relig ieu se au m oy en—ág e. Par í s ,

( 3 ) “Pasarán las alm as , d ice el Kºrán , pºr un puente l lam ado el Sirath , m ás

suti l que un cabel lo , m ás cortante que el fi lº de u na espada: lºs j ustos lo atrave

sarán con la rapidez del rel ám pago ; lºs m al ºs titu bearán y caerán en el infiernºabierto ba jo sus pies .»

(4 ) Este nom bre de alm alekes se conserva en los esc r itºs de m is ti ca árabeh ispanos ó para des i gnar a lºs ángeles encargados pºr Dios de rec ibi rá su entrada en el c ie lo á las alm as de lºs j ustos . Según las prom esas del falsº Profeta, el Paraíso es el jard ín de los placeres (g ennat al naim ) , y en é l concede asu selegidos cuantos de lei tes m ater iales y carnales puede cºncebi r la vo luptuosa im a

g inación del pobre bedu íno del des ierto , exaltada pºr las pr ivac iones de su v i danóm ada. En el Paraíso corren r íºs de leche, de m ie l , y de un vino que se puedebeber s in em br iagarse:en é l c recen árbo les cuyos ram ajes br indan a placer con

dáti les , uvas y granadas de sabor exqu is i to . En aquel la encantada m ºrada elsueloes de azafrán , el em ped rado de per las y jacintos . Al presentarse en e l la el fiel creyente , ofrécense á su serv i c io d i l igentes m ancebos de sorprendente herm osu ra, yuno de e l l ºs le cºndu ce las h ijas del Par aiso , c r iatu ras etéreas á cuyo so lo nom brese extas ía el férvidº m us l im . Estas vi rgenes incom parables no fuerºn form adas de

C Ó R D O B A

Era la hºra de ado/za r ( i ), y Abde—r-rahman , que a pesarde su edad avanzada sºlía dejar el blando lechº al alba pararecrearse cºn sus favºri tos en la caza de aves

,nº habia aún

sal idº de su apartam ientº . Cincº hºras hacia que sus halconerosle esperaban cºn lºs caballºs y lºs perrºs en el l ím ite de la Ruzafa

,cuandº les despachó pºr unº de sus esclavos la ºrden de

retirarse . Mandó á su eunuco Mansu r,hagib á la sazón pºr

m uerte de Abde r—rahman Ibn Mugheyth , que cºnvºcase á losjeques de su cºnsejº (2 ) y á los secretariºs de su m ayºr con

fianza,y después de referirles la sugestión que aquella m añana

le había ºcupadº,les habló asi en tºno inspiradº y sºlem ne :

< Dos gigantes aspiran á dºm inar el m undº ; el tercerº querival izaba cºn ellºs

,no lleva en sus entrañas cºrazón ni cu l to

El dragón im perial que había trabadº al ianza cºn la Cruz (4 )está heridº de m uerte . ¿Qu ién dudará de la victºria del león deldes iertº ?

»El cristianº idólatra dice : Eurºpa es la reina,Asia su sir

( 1 ) Véase la nºta de la pág . 6 0 .

( 2 ) Abde—r—rah m án I , nº tenía. prºpiam ente hab landº , wizires que adm in istrasen el Estado en su nºm bre: sólº ten ía ciertº núm erº de jequ es que tºm abanas iento en su conse jo y le au xi l iaban cºn su exper iencia y sabidu r ía. Tam bién cºn

ced ió as iento en el consej º aalgunos de su s sec retar ios ó Calibes , com º sucediócon Um eyyah lbn Yezid , m au li ó favo r ito de Moavia lbn Merwán , su próxim opar iente . (Véase A L -MAK KAR Í , l i bro V I, cap . ll, traducc ión inglesa de Gayangosarr i ba c i tada.)

( 3 ) Este gigante s in corazón n i cu l to es la China : sabido es que en el la no ha

prevalec ido jam ás de una m anera constante rel ig ión alguna. L a d inastía de losTh ang , que había puesto la China ala cabeza del As ia degenerada. tocaba en la

época de que vam os hablando , al térm ino de su poder íº . L a exces iva to lerancia, ópor m ej ºr dec i r , la exc lu s i ón de toda re l igi ón dom inan te en el l-Istadº , prºducía su

fru to , y el As ia central vo lv ía al ind i feren tism o fi lºsó fi co que desde Confuc iº lavenia incapac itando para todº progreso m ºral y po l íti cº .

(4 ) Alúdese á la fam osa reform a de Ta'

í—Tsoung , em petador ch inº , que h izo losm ayores esfuerzos para desterrar de su nac ión la fi losofía atea , qu e se m ostrabatan apegada , y vivi ficaria con la dºctrina evangé l i ca . L a fam osa insc r i pc ión deSin—g nan-lou descu b ierta en ¡ 6 2 5 en unas excavac iºnes pºr los m is iºneros jesu itas , prueba de una m anera i r recu sable la intrºdu cc ión del cr istian ism o en Chinael añ o 6 3 5 y su durac ión hasta el 7 8 1 (Véase el P . c naa , Ch ina ilus trada : el

P . V i SDi-:L OU , Suplem . la h ib! iot. or ient. de d'

Herbelot: ABEL na REMU SAT , Miscelánea as iática: Anales cr is lana , t. IV y X ! !

C Ó R D O B A 6 3

viente . El ñel m usu lm án exclam a : del Oriente sale la luz,Algu

fia duerm e en las tinieblas .

» L a Igles ia y el Islam se m iran frente á frente cºm º el leóny el tigre después de la prim era em bestida: dos barreras queantes lºs separaban

,ceden ya al pºder de Allah clem ente y m i

sericºrdiºsº: en las m ºntañas de Afranc deja el cau telºsº tigrela presa pºr la vuel ta en la ciudad de Constantinº devoranlas hogueras los m ºnasteriºs

,los m ºnjes y los ídºlºs

,y á lºs

gºlpes del m artil lº Isáuricº se va desm o ronando Santa Sºfía» L os bárbarºs de las regiºnes del hielº se estrem ecen de

placer en sus pellizas esperando que un pºntífice rºm anº pºngaen la diestra de Kárºlºh 3 ) el glºbo de Constantinº ; perº lasherm osas h ijas delYem en celebran con las zam bras y cantaresde sus alm eas las victºrias de los hijos de Ism ael

, que por la

virtud del Kºrán se abren las puertas del Oriente y del C c

cidente .

L a perla de la Prºpóntide nº pasará á ornar la s ¡en del

Francº,aunque la am edrentada Irene le brinde con su m anº y

su diadem a Bizanciº abºrrece lºs ídºlos y se entrega en

brazos de lºs Em ires .

» L os hijºs de Odino se han cubiertº de ignºm inia dºblandº

( i ) Proverbiº árabe que aludeá la rºta de Rºncesval les . (Véase CºNºa , tcm o

pág . 2 0 i

(z) Alude á la sec ta de lºs leonoclastas ó destructor es de im ágenes , p r inc ipalm ente poderºsa en el octavo s ig lo bajo León el Isáu r ico , em perador de Constantinºpla, y que su bs istia en la épºca en que se supone habla Abde—r-rahm an , puestoque só lo fué cºndenada desde un conc i l io celebrado en 7 8 7 .

( 3 ) As í escr i ben los árabes el nom bre de Car lom agno .

(4 ) Irene , em peratr iz de Constantinºpla, cé lebre por su bel leza y pºr sus nobles esfuerzos en favor de la Ig les ia m altratada por lºs iconºclastas , ó des tr uctoresde im ág enes era v iuda de Cons tantino Cºp i

º

ºnim o desde el añ o 7 8 0 , y decíaseque hab ía br i ndado con su m anº aCar lom agnº con el ob jeto de un i r lºs dos im per iºs de Or iente y Occidente , y salvar de este m odo a la cr istiandad , am enazadapor el c rec iente poder íº de lºs Mahom etanos . En el añ o en que habla Abde-r—rahm án (7 8 6 ) aún no se había reun ido en Ni cea por exc i tac ión de esta em peratr i z elconci l io que restablec ió el cu lto de las im ágenes ; de m odo que los i conoc lastassegu ian aú n desahogando en los tem p los del im per io gr iegº su asoladora m an ía,aunque no ya cºn la del irante fu r ia que habían desplegado bajo su protectºr Leónel lsau ro .

64 C O R D O B A

las cervices bajo la m aza carlºvingia: Witikindº se ha sostenidº sºlº cºntra el bárbarº de Austras ia

,los dem ás caudillºs

germ anºs han pal idecido cºm º m ujeres y revestidº en Paderbºm las blancas túnicas de los Catecúm enos incircuncisos

»Perº los hijºs del Yem en h an sºm breadº con el velº delIslam la parte m ejºr de la tierra

,desde el Thibet hasta el Piri

neº,y á im pulsº de la cim i tarra de los fieles espiran el dragón

im perial en los páram ºs de Sem la escuela de Cristº en lºs

verjeles de japhet .

» L os Salvajes,cubiertºs de pieles

,au llaron com º lºbos ham

brientºs cºn la esperanza del bo tín durante las disens iºnes delos hijºs de Ism ael : vieron que sºbre las ºr il las del Eufrates se

cernía el fatídicº cuervº,y que la blanca palºm a había desam

parado su antiguº nido,y se im aginarºn cebarse en las riquezas

y placeres: m as estaba escri tº que nº sería para el los la herm osa tierra del azahar y de la ºliva

,y el pastor del rebañº del

( i ) Pocºs ignºrarán s in duda las grandes v i ctor ias de Car lom agno contra lospueblºs indóm i tos de la Germ an ia. Antes de d i r igi r el cé lebre rey francº su s fuerzas hac ia Españ a, había al canzado en Paderborn un ru i doso tr iunfo , que m encionam os aqu í por l º m u chº que redundó en glor ia y prºpagación del c r istian ism o .

Distingu íase entre lºs pueblos germ anos por su valor y ferocidad la bel i cosa tr i bude los Sajones . Estos eran id ó latras , hab ían m arti r izado al pie

'

de la estatua de su

divin idad Ilirm ensu l á los m is ioneros que les había env iadº P i pino , entregado álas l lam as la igles ia de Deventer , y lanzado su salvaje gr i to de guerra desde el

advenim iento de Car lºm agno al. trono . Pero los Francºs j u rarºn exterm inar los sino abandonaban su s ído l ºs , y cum pl ieron su j uram ento . Nº refer irem os las san

grientas batal las y costosas conqu istas con que los Francºs desem peñaron aquelm em orable com prom isº : d i rem os tan sólo qu e lo l levaron á cabo , y que en el

añ o 7 7 7 , reun iendo Car lºm agno una asam blea de Sajones so ju zgados en m ed iºde una espac iºsa l lanu ra regada por c r is tal inos m anantiales , dentro de la propiatierra de lºs venc idos , lºs caud i l los Germ anos rec i bieron el bau tism o para reves

tir la blanca tún ica de los Catecúm eno s . Cas i todos ju raron fidel idad :só lo se

dec laró independiente el intrépido y des leal W itikindo . (Véase E0 1N i iAar , Annal.

Car ol. m ag . vitre .

(a) Tem eroso el em perador de la China Te—Tsoung del rápido c recim ientº delas hordas del Thi bet, que ya una vez le habían salteado y saqu eado su capi tal ,pid ió au xi l io contra el las a lºs cal i fas de Or iente , y Aroun-al-Rasch i d m andó sus

di pu tados á la corte del celeste im per io . L as tr i bu s del Th ibet fu eron bati das porlos e j érc i tos del Cal i fa, de los Tártaros y de los Ch inos reun idos , y después losMahom etanos aspiraron á la conqu ista del As ia Central . (Véase el P . GAU B | L . His

toir e de la g rande dy nastie Th ang .

C O R D O B A 0 5

Prºfeta los hizº rºdar perniquebradºs pºr las vertientes de sus

ásperas m ºntañas ( i ).Entonces cantarºn las vírgenes y los ancianos del Hedjaz:

nº hay m ás Diºs que Dios ; ¡Mahºm a es su Profeta ! Pºderosaes la raza Cºreix i: Diºs clem ente ha vincu ladº en ella el precioso cºllar de Cºsrºes y las veinte y cincº cºronas de lºs reyesde Iberia

Se im agina el gigante idólatra ser el sucesºr de César : nºadvierte que sºbre el plátanº se ha levantadº la palm a en el

Andalus y que á su gal lardº cºlum piº acuden hºy de Áfricay As ia las aves vocingleras .

( i ) Alude á la der rota de Roncesval les , cuya g lor ia se atr i buyen lºs Arabes .

(a) L os Arabes m ahom etanos desde sus pr im eras conq u istas so juzgaron la

Sir ia, el Egipto y la Persia . El antiguº im per io de C i ro , reg ido á la sazón por la

degenerada d inastía de los Sassan idas , de cuya raza había nac ido m ás de m ed ios iglo antes el gran Cos roós , cayó ba jo la c im i tarra de Kh alcd , á qu ien denom inaban : Espada de las espadas de Dios . » Mahºm a hab ía d i cho á unº de su s com pañ erºs : uTu al tivez y glºr ia serán com p letas cuando ostente tu cu el lo el co l lar deCosrºií s ,» y esta prom esa hab ia es tim u lado de tal m anera los br íos de aquel terr ible caud i l lo del e j é rc i tº de Om ar , que ºbl igó á sus Arabes á Gar la v i c tºr ia á una

so la fu nc i ón contra todas las fuerzas de la m onarqu ia persa reun idas . Decidióse

la gran contienda en la sangr ienta batalla de Cades iah , que du ró dos d ías y una

noche , y du rante la cual los Arabes r ug ier on com o el león de! des ier to . Fuerºnderrotados los As ir ios , y en testim on io de su tr iunfo levantaron lºs Mu su lm anes

juntº á las c iudades de Madain y t s ifón saqueadas las dos pºb lac iºnes cé lebresde Bassor ah y Ku í ah .

L as 2 5 coronas de lºs reyes de Iber ia sºn las que d icen lºs h i stor iadores árabesque encºntró Tar ik en el al cázar de Rºd ri gº , guarnec idas de jac intos y otras p ie

d ras p rec iºsas ,y pertenec ientes á los 2 5 reyes godos que había teni do Españ a

hasta el tiem pº de la conqu ista.

( 3 ) Créese que en el so lar que ºcupaba el alcázar v ie jo ,y que es h oy Cam po

Santº en Córdoba, estuvo el plátano que p lantó Ju l io César despu é s de la batal lade Munda, y al cual h i zo Marcial su e legante epigram a (6 2—l i b . Di ) , que pr inc ip ia:

ln Tartess iacis dom u s est notiss im a terr is ,Qua d ives placidum Cordu ba Baetin am et :

Ve l lera nativo pallent Ubi ilava m etallº ,

Et lin it Hesper ium brac tea v iva peens ;.£dibu s in m ed i is totas am plexa PenatesStat p latanu s dens is Caesar iana com is

Hospitis invicti posu it quam dextera fel i x ,Coepit et ex i l la c rescere v i rga m anu .

En vez del plátano de César ostentaba ahora Córdoba la palm a de Abde-r—rahm án , ob jeto de los sentidºs versos reproduc idos en una de las notas anter iores .

Por la palabra Andalu s se s i gn i fi ca entre los Arabes toda la España Sar racena.

IX

66 C O R D O B A

»Nuestro es en verdad lo m ás aventajado de la tierra: ennuestro dºm iniº se crían las aves de m ás vistºsº plum aje

,las

piedras preciºsas de m ás valºr,y las plantas de m ás fragancia.

Es el predilectº del sºl que le da fuego fecundº,del m ar que

s iem pre le arru l la,enriqueciéndºle con el cºral y la perla .

»Rl idólatra de Algufia no ha abierto aún lºs ºjºs : la Iglesia le educa y ya le enseña á deletrear con su dedº perº el

sucesºr del Prºfeta ha gºzadº las del icias del saber y m ojadºel labiº en las l im pias aguas de la elocuencia y de la pºes ía.

No tiene,pues

, que tem er que el bárbarº rey de Afranc rival icecon él en virtud

,m agnificencia y cul tu ra.

»No entregará Diºs elm undº á lºs que se em briagan predicandº peni tencia

,y se enriquecen ensalzando la pºbreza

,y se

dan al l ibertinaje recom endando la castidad m as nºsºtrºs,

que buscam ºs la dicha en la tierra y la fel ic idad en el cielº,ben

decirem ºs á Allah pºrque nos ha dadº la m iel du lce,la rºsa

balsám ica,el r ubí encarnadº

,la seda joyante y la m ujer her

m osa .

»Para ellºs los m ºnas teriºs pºbres y som bríºs ; para nos

ºtrºs lºs verjeles , el harem ,los bañºs y las aljam as : aljam as re

ves tidas en el interiºr de bruñ idºs jaspes y esplendorosos estucºs,

( i ) Car lom agno , gen io organ i zador que tanto c ivi l i zó á los Francos , que soju z

gandº á los Aqu itanºs , lºs Germ anos y á los L ongobardos sacó del caos de la

barbar ie la gigantesca un idad del Im per io de Oc idente , no sabia n i au n leer cuando consum ó su s m ás ru idosas conqu istas . Qu i zás estaba aprend iendo a de letrearbajo la d i recc ión del d iácºno Alcu ino cuando ideaba la res taurac ión de las artes yde las c ienc ias en Eu rºpa, y fundaba por insp irac ión de aque l sabiº ec les iástico ,

denom inado en su s iglo el Santuar io de todas las ar tes liber ales , las pr im eras aca

dem is s y escue las que conoc ió la Franc ia de la Edad m ed ia.

(2 ) En la Igles ia góti ca hu bo desgrac iadam ente sacerdº tes ind ignºs , contracuyos excesºs c lam aron s iem pre los santos pad res , d ignos pre ladºs y sabios cenobi tas , lum breras de la afligida grey de Jesuc r isto en la torm entosa noche de lasguerras invas iones de aquel los s iglos . L a lucha cºntinua , intel igente , trabajosay perseverante , contra las costum bres depravadas y la barbar ie de todos los estados y condic iones , es cabalm ente el tim bre m ás glºr iºsº de la Igles ia en Españ a, yel testim on io m ás inerrable de su d iv ina insti tución . Pero lºs Sarracenos , obcecadºs com o los Jud ios , palpaban la m iser ia de los m alos Cr istianos y no veian las

resplandecientes vi rtudes de los buenos .

C Ó R D O B A 6 7

que cºn su luz y su fragancia transportan al fiel m usl im á la casaceleste de la Adºración (i ) cºns tru ida de jacintos rºjos y cercadade lám paras inex tingu ibles .

» Para ellºs claustrºs lóbregos y si lenciºsºs,para nºsºtrºs

las cristal inas fuentes y verdes arrayanes de los jardines ; paraellos la vida triste y recelosa delcas tillº

,l lena de privaciºnes ; para

nosºtrºs la existencia risueña y tranqu ila de la academ ia ; paraellos la intºlerante y suspicaz tiranía ; para nºsotros la m onarqu íaclem ente y paternal ; para ellºs la ignorancia pºpu lar ; para nos

ºtrºs la instrucción,pública y gratu i ta ; para ellºs los yerm os

,el

cel ibatº,el sacrificiº

,el m artiriº vºluntariº ; para noso trºs lºs

cam pºs fértiles,el am or

,la fraternidad

,la bienandanza

,las cº

m ºdidades y delei tes ; para ellºs lºs penosos preceptºs de la

Igles ia,las enconadas dispu tas de los cºncilios ; para nºsºtrºs

los fáciles m andatºs de la Sunnah y los entretenidos certám enesde los sabiºs y pºetas .

» ¡Gran contienda se inaugura entre la barbarie y la cu l tura,

entre las sºm bras y la luz,entre Cristianºs y Musl im es ! Prepa

rado está elm undº y dispuesto para grandes cºsas,cºm o el hie

rrº que sale de la fragua enrojecido y sólº espera la nuevafºrm a que van á darle sºbre el yunque .

»Rl Francº y el Árabe sºn la tenaza que le tiene as ido,y

cada cual levanta sºbre él su m artillo .

»Perº el Francº habrá de vºlver la m aza á m enudº cºntraºtros bárbarºs prºcedentes de los vastos páram ºs de hielº

( t ) Mahom a, en su vis ión beatifiea, ó v iaje alos s iete c ielos , descr i be la casa dela Adoración cºm º cons tru ida de jac intos rojos y cercada de l ám paras que alumbran eternam ente. Ocu pa esta casa un paraje al to y determ inado en el séptim o c ieloalli se reunen cada día en peregr inac ión setenta m il ánge les de la m ás alta jerar

qu ia , y cada día d iferentes:en su form a se parece exactam ente al tem plo ó Caabade la Meka, y s i desde el lugar donde se hal la cayera perpendi cu larm ente sobre latierra, lo que puede m uy bien acºntecer algún día, caer ía necesar iam ente sobred icho tem plo .

( 2 ) L a lucha de Car lom agno con las tr i bu s bárbaras del norte se pro longóefectivam ente hasta despu és de entrado el s iglo xx , estando ya em peñada, com o

hem os d icho en la nota 4 de la página 6 3 , en la época en que habla Abde—r—rahm án (añ o

6 8 C O R D O B A

y al Arabe le bastará sacudir cºn el ru idº de sus co rceles el indolente sueño delGanges y del Indº que se m ueren sºbre las fio res .

Nº resta m ás que vigo rizar el brazº delforjador dºnde m ástenaz es la res istencia: un esfuerzº m ás ,

y la vida del Orientetransm igra al m ajestuºsº Guadalqu ivir ; un actº m ás de fe

,y la

m ajestad de Bagdad se hum illa ante la reina del Andalus,y el

Godo Castº y salvaje que hºy prºclam a rey la enriscada Astu

rias ( i ), hunde entre sus pºbres tem plºs de cal y piedra tos

ca (2 ) la férrea cºrºna de puntas heredada de Pelayº .

»Alcem os,pues

,á Allah que ha prºtegidº nuestras arm as

,

alcém ºsle sºbre elgran ríº delAndalus una aljam a que supere en

m agnificencia á las de Bagdad y Dam ascº,só lº cºm parable ala

santaAlaksa de jerusalem ; y lºs legítim ºs sucesºres en la herenciade Othm án im piam ente sacrificadºs

,exu ltarán aunque insepu ltos .

»Levantem os la Caaba del Occidente 3 ) en el sº lar m ism º

( i ) En este m ism o añ o de 7 8 6 recuperó el trºno de Astu r ias D. Al ºnsº elCastº .

( 2 ) Au nque la arqu i tectu ra gºda no perec i ó en E8 pañ a cºn la i rrupc ión sarra

ccna, s in em bargo , las construcc iºnes de lºs p r im eros reyes de Astu r ias y Leónnº pºd ian m enos de ser pobres y m enesterosas , com o l º era la m ism a m onarqu ia:as i qu e en los h istºr iadores de aqu el lºs tiem pºs , qu e nos h an dejado noticia de

nuestros tem plos y m ºnaster ios del s ig l º vm , nada es m ás com ún qu e es tas m o

des tas descr i pc iones : ude tu lo el later en , ade ¡be/ra el lu to oper e j urva,» y otras

sem e jantes . L a bas í l i ca de San Salvador de Oviedº , restau rada por D. Alonsº el

Casto ,y constru ida de pied ra y cal, exci ta s in em bargo la adm i rac ión del m on je de

Al bel da y del obispo D. Sebastián , y Am bros i º de Mºrales nºs asegu ra que aún du

raban en su tiem pº alg u nos pequ eñ os tr ech os del su elo, que er an labr adas de un

m osaico de piedr as diver sas encaj adas en la arg am asa , y alg o bas to ,m as m uy firm e

y vis toso . Pero lºs h istºr iadores á rabes . m u y ignorantes po r l º com ún de nues trºsu sos y artes , aunq ue tan en contacto con la civ i lización rom ano-gó ti ca que hacíade la Españ a la nac ión m ás adelantada del Occ idente , pºr no haber encºntradoentre nosotros las m uel les y cor ruptoras costum bres del As ia, nºs su e len pintarcom o salvaj es cu biertos de pieles , y á nuestros edi fi c ios cºm o verdaderºs antros

de fi eras . L ºs de lºs pr im eros tiem pos de la invas i ón , no obstante, rec ºnºcían la

cu l tu ra de lºs Cºdos , com o qu izá tendrem os ocas ión de hacerlo notar en l º succs i vo hab lando del antiguo al cázar de Córdoba , que lbnu Bash kuwal d ice l lam aban

de antiguº Palacio de Rodr ig o ( Baldtt Rudh er ih ) .

( 3 ) Se asegu ra qu e la gran m ezqu i ta de Córdoba era ob jeto entre lºs Arabesde Occ i dente y de la costa de A fr ica de u na venerac ión i gual á la que profesabanlºs Or ientales á su Meka , y los his tor iadores afi rm an que aún después de habercaído en m anos de lºs Caste l lanºs y de q uedar cºnvertida en tem plo cató licº , s igu ieron aque llº s d i r ig iendo aella su s pereg r inaciones .

70 c on o º s A

»Sea el atriº vas to , espacioso , desahogado , cºn abundantesy puras aguas para las abluciºnes : tal que después de edificadºnº haya lengua que ensalce el atriº de Santa Sºfía. Descansetodº él sºbre una anchurosa cis terna de bóveda subterránea, dem ºdo que el peregrinº de tierras de Asur , al refrescarse á lasºm bra de sus naranjºs , se crea transpºrtadº á lºs pensiles deBabilºnia .

»Abrase pasº el gentíº de lºs creyentes al cuerpº de la m ez

qu i ta por ºnce puertas circu lares que cºrrespondan á ºtras tantas naves

,tendidas del algufia á la qu ihia ( i ), y la nave central

sea m ás espaciºsa que las laterales , descubr iendº en su fºndº alºs extas iados ºjºs de lºs m usl im es la m aravilla nunca vista.

»El cuerpo de la aljam a aventajará pºr lº sºrprendente desu perspectiva á la fam osa m ezqu i ta de Am rú y á la santa casade Jerusalem pºrque sus ºnce naves estarán cruzadas en

ángu lº rectº por treinta y tres m ás angºstas : tºdas sºstenidasen ricas cºlum nas de m árm ºles variadºs

, que al que las m ire lerepresentarán la im agen de una lucida hueste en s im étrica form ación y bel icosa pºstu ra .

Qu ihla , que los árabes escr i ben Kiblah , es el punto que m ira á la Meka :enlas m ezqu itas de Sir ia y Palestina m iraba la Qu ibla al m ed iod ía próx im am ente,

m as en las de Occ idente debia m i rar hac ia el sudeste. L ºs árabes andalu ces s inem bargo , s igu iendo de rutina la prácti ca estab lec ida en Dam asco y Bagdad , edificarºn sus m ezqu itas con la Qu ibla ó lado del santuar io vuel to al m ediodía, de

m odo que en r igor su santuar io no m iraba a laMeka, aunque as í lo su pºnían. Ma

hom a en el Kºrán llam a á la Meka Qu ibla del m undo.

(2 ) Am rú , caudi l lo fam oso del ej érc ito de Om ar , que l levó acabo con asom

brosa rap idez la conqu ista del Egipto , edi ficó la gran m ezqu i ta del Cairo , que aú n

l leva su nom bre. Esta m ezqu i ta, er igida en los prim erºs años de la Egira, es unade las m ás antiguas y notables que se conocen:su d ispos i c ión y planta ser ia parec ida á la de la m ezqu ita de Córdoba si no tuviese en m ed io del cuerpo pr inci palun segundo patio espac ioso que interrum pe la ser ie de las 2 3 naves que de norte

asu r y de or iente á pon iente se cru zan en ángu lo rectº . En la m ezqu ita de Am ru

h ay tres m ih rab ó santuar ios en vez de uno . L a santa casa ó Alaksa de Jerusalemfué ºbra del cal i fa Om ar , levantada sºbre el m ism o solar del tem plº de Salom ón .

Es regu lar que estos grandes ed i fic ios y otros igualm ente cé lebres de aquel lost iem pos , cºm o las m ezqu itas de Med ina y de Dam asco , fuesen obra de artistasbizantinos , puesto que refiere Ebn—Kh aldoun que el cal ifa Wal i d , h i jo de Abd—clMalek , tuvo que ped ir arqu itectos al em peradºr gr iego J ustiniano I ! para poderer i gir sus h oy fam osas alism as . (Véase Rev. gen . de Arch .

, i 8 4 0 , p . 6 8 , nota i .)

C Ó R D O B A

»Verdaderam ente se asem ejarán esas m il cºlum nas al bºsquede lanzas que presentaban en el inºlvidable día de las Víctim asm is leales Zenetes ( 1 ), fundam entº de m i poderíº . Sºbre esas

cºlum nas vºltearem ºs arcºs que im i ten sutiles banderas henchídas por el vientº de la fºrtuna,

y sºbre el cºnjunto descansaráuna rica techum bre de alerce incorruptible , as í com º en m is sºl

dadºs descansa en España la incºntam inada Sunnah, que á tºdºs

nºs am para.

» ¿Qué espectácu lº será sem ejante al de esºs m i] arcºs l igerºs descritºs en el espaciº

,apenas sºstenidos en sus arranques y

dejandº pasar la luz,com º un bºsque ºm adº de gu irnaldas que

sacude y levanta la brisa ? Nº sabrán las gentes á qué com pararlº

, pºrque nº habrá m ºnum entº antiguo ni m ºdernº queºfrezca tan original cºmbinación .

»No profanarán nuestrº tem plo s im ulacrºs grºserºs,nº ten

drán en él cabida lºs ído lºs de lºs adºradores de los astrºs ydel fuegº

,ni los em blem as im pu rºs de la India y del Egiptº

,ni

los perecederºs diºses de Grecia y Rºm a . Orm uz y Siva,Venus

y Rea,Jesús y María

,nº recibirán de los Musl im es idolátrico

cu l tº ; el únicº sím bolº que en nuestra aljam a pºndrem ºs seráesa gallarda curva sºstenida en el aire

, que recºrdará á los verdaderºs creyentes la afºrtunada hu ida del Prºfeta á Medina .

»Esa es la m ística fºrm a que en aquel la m em ºrable nºchedibujaron en el cielº la luna nueva que le ilum inó el cam inº

,y en

la tierra el pºderºsº casco de su cabal lº

( 1 ) Día m em orable para Abde—r—rahm an , pºrque fue el de la fam ºsa bata l la deMu sara, en que derrotó á J usu f-eI-Feh ri , y qu e cons ideró cºm o un fe l iz ag iierº desu s tr iunfos u lter iores . Debió aquel la señalada victor ia á sus cabal leros Zenetes ,base y núc leo de su poderoso e j é rc i tº en España.

(a) El or igen del arco l lam ado de h er radu r a, que u sarºn con pred i lecc ión losárabes en España du rante el cal i fatº de Córdoba, h a s idº ºb jeto de m u chas investigaciones arqueo lógicas . Batiss ier hace m ér ito en una de su s notas de la erróneaºpinión de algunos que cons ideran este arco com º una especie de s ím bolo de lah u ida del falso Profeta aMed ina , que ocu rr i ó en un novi lun io . Añade que los persas y los bizantinos l º usaban ya desde antes de la Egira, y ci ta á Tex ier , que en

su Descr ipción de la Arm enia lo m an ifi esta perfectam ente d i bu jado en la catedral

72 C O R D O B A

» Com o en la m area creciente dibuja la ºla en la arena de la

playa su círcu lº,pasandº sºbre la huel la de la ºleada anteriº r ,

así el dichºsº fiujo de nuestras cºnqu istas fué pasandº triunfan tesºbre lºs pueblos sojuzgados . Qu ierº

,pues

, que nuestrº rápidocrecim ientº m arque sus grados en esas suntuºsas co lum natas

,y

que lºs arcºs que lleven la incºrruptible techum bre se levantensºbre ºtrºs arcºs inferiºres .

»Espanto y lágrim as prºducirá en lºs cristianºs la am enazade esa creciente m arejada ; perº los que se cºnviertan verán en

esºs arcºs el iris de la paz y de la bºnanza .

» Cºrºnarán lºs pu l idºs fustes de m árm ºl y jaspe elegantescapiteles en que alternen elgraciºsº canastillo cºrintiº y el m ag

níficº cºm puestº rºm anº ; lºs arcºs de la nave central aparecerán ricam ente ataviadºs

,y en el vestíbu lº del m ihrab prodigará

la exuberante im aginación del Arabe las encantadºras y lujºsascºm binaciºnes de la ºrnam entac10 n as iria y griega . En él se ele

vará la m ajestuºsa cúpu la bizantina, que prºtegerá la tranquili

dad del hijº de lºs Cal ifas du rante sus ºraciºnes ( i ). Cerrarán

de Dighºu r , anter i ºr á la conqu ista arábiga . A m ayor abundam iento , atr i buyentam bi én la introdu cc ión del arco de herradu ra á lºs bizantinos los anti cuar iosHope , Alb. Leno i r y Girau l t de Prangey ; y M. Couch ard la reñ ere á los arqu itectºspersas l lam ados á Constantinºpla por los em peradores gr iegos . De lo qu e no h ay

du da es de haber l º u sado con frecuenc ia los arqu itectos de nuestra España v is igºda, com o lo atestiguan la igles ia y la c isternade Baños del r iº Pisuerga, m uch as

rel iqu ias de cons tru cc iones de la c iudad de los Cºnc i liºs (To ledº ) , y no pocos cód ices i lum inados , prºcedentes del antiguº m onaster io bened ictino de San Mi l lánde la Cogo l la.

( i ) L a cúpu la adaptada á un planº c ircu lar pºr el esti lo de la rotonda , fºrm a

favor ita para los m au so leos de los persºnajes i lustres , es constru cc ión rom ana

antigua, s i bien pueden citarse var ios e jem plos de haber la usado lºs pueb los deAs ia y G rec ia en lºs tiem pos m ás rem ºtos (véase la obra de Layard sobre lºs descubr im ientos hechºs en la antigu a N in ive: véase tam bién Batiss ier:Grec ia: Tesor o de Atrea) ; no as í la cúpu la bizantina , _ que descansa sobre un p lano cuadrangu

lar y que fué introducida pºr los arqu itectºs del Baj º Im per io para d iferenc iar , sinduda, de las construcc iones c i rcu lares paganas , las constru cc iºnes re l igiosas propias del cr istian ism o , que se segu ían corºnando con las tech um bres hem isfér i cas ,tan m ajestuosas y s im bó l i cas . En efecto , la d ispos i c i ón neo—gr iega era la ún icapos i b le para adaptar a la intersecc ión de los dos rectángu los que form an los bra

zºs y el árbo l de la cruz , la cúpu la que representa la bóveda del fi rm am ento en

que descansa el trono de Dios . Esta fué la cúpu la con que coronó Ju stin iano su

C OR D O B A 73

es ta incºm parable aljam a cuatrº al tºs y gruesos m u rºs fºrtaleeidos cºn torreºnes

,cuya sºlidez desafiará á la de las ins ignes

ºbras rºm anas de Africa y España,y cuyas endentadas alm enas

traerán á la m em ºria nuestras lejanas conqu istas»Después de term inada nues tra ºbra

,vengan en buen hºra

á disputam ºs los adºradºres del hijº de María el predºm iniºsºbre el Occidente . El l ibrº santº que tengº reservadº (2 ) para

fam osa bas í l i ca de Santa Sº fía de Constantinºpla, y de aqu í es probable que se

d ifund iese á las nac iones que se hal laban m ás en contactº cºn Bizancio, una de

las cuales era la Pers ia. L a cúpu la neo-gr iega, ó bizantina, se u só s in em bargoantes de Ju stinianº , aunque no en tan grande escala com o en Santa Sºfía , que fuéla que , por dec ir lo así , canºnizó esta prácti ca del arte de constru ir : de m anera

que lºs Persas , poco inventivºs de suyº en todos tiem pos , pud ieron desde doss iglos antes de la conqu ista arábiga haberse edu cado en lºs u sos y prácti cas delos arqu itectos b izantinºs . L os estud iºs arqueºlógi cos confi rm an plenam ente esta

indu cc ión histór i ca : la d inastía de los Sasanidas , que cºm ienza con Artajerjes en

el añ o 3 2 6 antes de Cr isto y se perpetúa hasta los p r im eros añ os de la hegi ra deMahºm a, hace alarde de la dºb le inºcu lac ió n rºm ana que el arte persa experim en

ta, bajo Sapor por su s guerras con Valer iano ,y bajo Cosro¿í s pºr sus relaciones

con Ju stin ianº , er ig iendo en la l lanu ra de Naksch i-Ru stan y en la r i bera delEu frates (palac io de Tak Kesra) lºs m onum entos que h oy nos la revelan . L os A rabes alconqu istar la Pers ia sal ían en c ierto m ºdº de la v ida nóm ada del pastoreo , no

ten ían por cons igu iente artistas exper im entados , y al hacerse dueñ os de la suntuosa cºrte de Ctesifón, al apoderarse de lºs m agní ficos palacios de Sarbistán y Firºuzabad , aprend ieron s in duda com o por encanto el arte soberbio de levantars in largo y trabajoso aprend izaje las elegantes constru cc iones de Ku frah y Bassorah . L o que en estas dos ciudades im prov isadas del Tigr is y delEu frates h icicrºn , h asta para ind icarnos lo que pºd ían hacer en los dem ás países . De todas m a

neras , es indudable que por lo que en Pers ia v ieron y practicarºn , por l º queaprend ierºn tam bién con la conqu ista de la Sir ia y del Egipto, su arqu itectu ra nopod ia m enos de ser , en su s pr incipios generadores , bizantina . Pero de estº h ab larem os m ás adelante cºn la necesar ia extens ión .

i ) En efecto , las alm enas endentadas de los m u ros que form an el rec into ex

terior de la m ezqu ita de Córdoba, parecen un recuerdo de las que se ven en un

m ºnum ento persa del s iglo vr, atribu ido á Sapor, y l lam adº el Taki—Bostán , en

u na m ºntaña del Bagistán . Esta c lase de alm enas , com unes en m u chºs ed i fi c iosárabes, no tienen m ºdel º conoc i do en n inguna de las antiguas constru cc iones deItal ia y de Grecia. (Véase BATI SS IER , p .

(a) L a cop ia del Korán , d ice Al—Makkarí , que se supone escr ita por el cal ifaOthm án y que se conservaba depºs itada en el m im bar ó pú lp ito de la gran m ez

qu i ta de Córdoba, estaba cu i dadosam ente guardada en una cajade orº guarnec idade per las y rub ies , fºrrada de r i ca seda, y encerrada en una pequeña arca de . m a

dera de aloe cºn c lavos de oro . C itando al h istor iador lbn Marzu k , pred icador degran fam a

, añ ade que la cºpia del Kºrán l lam ada Oth m an í en A fr ica y Andalucía,

es una de las cuatro cºpias que el cal ifa Othm án env ió á la Meka, á Bassorah , áRuffah y á Dam asco , y que se cºnservó en la refer ida m ezqu i ta cordobesa hasta

74 C Ó R D O B A

el inim i table m ihrab que ha de ser la m aravilla delAndalus,cºn

servará la unidad de nuestra fe : inal terable é inflexible nuestra

creencia,crecerá el islam ism º pujante en Europa arrºllandº esa

m u l ti tud de leyes,sectas é insti tuciºnes que traen divididºs á los

incu l tºs Godos y Germ anos,y la L ey del Prºfeta, que es hºy el

víncu lº áu reo de su pueblo predestinado,será cºn el tiem pº la

férrea argºlla que fuerce á los rebeldes im periºs idólatras á prosternarse ante la Quz

'

óla/z de la grande aljam a.

Así habla Abde—r—rahm án,y los jeques de su cºnsejo

, que

con respetuºsº s ilenciº le han escuchadº,aplauden su piadºsº

prºpós i tº,añadiendº que verdaderam ente ha expuestº cºn elº

cuencia la s i tuación actual del m undo y predichº cºn tºnº deadivinación el futurº engrandecim iento del nuevo Cal ifatº . Algu

no de el lºs,contagiadº talvez de las dºctrinas que públicam ente

se enseñan en las igles ias y m ºnas teriºs cristianºs de Córdºba,

baja la vista al suelo y guarda si lencio,dudandº del triunfº que

el hijº de Mºavia cuenta pºr segurº , y juzgando que éste nº ha

cºm prendidº la m ºral de los que s iguen al Crucificadº .

un sábado i del m es de Xawal del añ o 556 de la hegi ra, en que fué robada segúnera fam a pºr orden de Abdu lm um en lbn Alí , que se la l levó aA fr i ca, acom pañ ándo le en todas sus exped iciones m i l itares . Niega lbn Marzu k que esta cºpia estu

viese m anchada cºn la sangre de Othm án , según era voz pºpu lar en Andalucia ;pero el Sr . Gayangos observa en una de sus erud itas notas , que tanto lbnu—l-abbarcom o el geógrafo Ibn Iyás , que afirm an hal larse en su tiem po este Korán en Cór

doba, dec laran pos itivam ente que se veían en é l de una m anera inequ ívoca señ ales de la prec iosa sangre del cal ifa. El m ism o Sr . Gayangos expl i ca en la prºpia

nota, alegando la au tºr idad de ld r isi , que la cºp ia deCórdoba se denom inaba Othm an í , no porque Othm án la hub iese escr ito , s ino porque en el la se conten ían cua

tro ho jas del Koran cºn que el cal ifa h abía intentado escudar su pecho contra el

puñal de sus ases inos .

Realizase la idea del Am in—Condición de los cr istianºs bajo los

sarracenos en Córdoba

secretariº favori tº de Abde—r-rahm án,Um eya

Ibn Yezid , que por su ºficiº de Katib era el en

cargado de extender las órdenes del sºberanº ( i ),y de la prºtección y segu ridad de los Cristianºs

y judíos de Córdºba, fué inm ediatam ente com is iºnadº paratratar cºn el Obispo y cºn el Conde (2 ) de los Cristianos la cºm

i ) El ofi c io de Kati b ó secretar io era de dºs espec ies: su cargo m ás im portante era el de la correspºndenc ia del Su ltán con sus al iados ó enem igos , y la redacción de las órdenes del soberano . El segundo cargº era de protecc ión y segur idad de los Cr istianºs y Judíos . (Véase AL -MAK KARÍ , lib. I , cap .

(a) Para el gob ierno c ivi l de los Cr istianos habia destinados m in istros , cuyoprinci pal em pleº era el de Conde, que equ ivalía á intendente ó gobernador . Era

esta d ign i dad una rel iqu ia, digám ºslo asi , de la pasada adm inistrac ión gods , ba

jo la cual el títu lo de Conde, adem ás de cargo palatino , que suponía en el que lo

llevaba tener debajo de si en el palac io del rey alguna c lase o dependenc ia, signities ha m ando superiºr en alguna c iudad o prov inc ia. En la m onarqu ía astu r iana,

76 C OR D O B A

pra fºrm al del tem plº sºbre cuyº sºlar había de erigirse la nuevam ezqu ita . Mandóle que llam ase á sus arqu i tectºs para com u n icarles su plan y darles sus instrucciºnes

,y añadiendº algunas

órdenes para su tesºrerº y para el cºlectºr de lºs im puestºs re

lativam ente á las sum as que se prºpºnía destinar a dichº ºbje tº ,despachó á sus cºnsejeros . L a hacienda de Abde—r-rahman se

hal laba en estadº fiºreciente á pesar de lºs cuantiºsºs gastºs quehabia tenidº que hacer para dar esplendor al naciente Cal ifato :

sus prºdigalidades con lºs hºm bres dedicadºs á la ciencia y la

l i teratura,elnum erºsº ejercitº que había cºnstantem ente m an te

el Cºnde en la capital de su gobierno ó señor ío ten ía corte cºm o los reyes , pºn íaj ueces y m agistrados en las c iudades y v i l las su balternas , y en tiem po de guerraiba al frente de su ej érci to cºm o general . Mas el cargo de Cºnde de lºs Cr istianosen las c iudades su jetas á los Sarracenos , era un vano s im u lacro de la antigua d ign i dad . aTengan lºs Cr istianºs , dec ía el pr ivi legiº de Cºim bra otorgado en 7 3 4

pºr el m oro Albºacén , un Conde de su prºpia gente , que lºs m antenga en buenaley , confºrm e á la costum bre de los Cr istianos ; y éste com pond rá las d iscord iasque se m ovieren entre el los , y no m atará hºm bre alguno sin ºrden del Cadí (alcal de) ó Wazir (alguaci l) m oro ; m as traer lo h an delante del Cad í y m ostraránsus leyes , y é l di rá , bien está , y darle h an por decir abien está» c ien pesos deplata, y m atarán al cu l pado .» De donde se infiere que el Conde que daba á losCr ist ianos de Coim bra Alboacén era, en cuantº al im per io , un m ero delegado delj ustic ia m ahom etano , que pºr si propio no tenia potestad e jecu tiva en los negoc ios cr im inales . Agréguese á estº , que aunque pºr la oscu r idad y escasez de lasantiguedades nº consta pºs itivam ente qu i én nom braba al Cºnde , lo prºbable es

que fuese hechura del rey m ahom etano . Que el Conde de los Cr istianºs baj º elCali fato era en todo depend iente de la vo luntad del Su ltán , se deduce c laram ente

de lo que ºcu rr i ó en tiem pº de S. Eu logio cºn el Conde Servando ,fam oso por su

perfid ia, el cual , según afi rm an Alvarº Cordobés y el abad Sansón , l legó á aquella d ign idad á j u er za de obsequ ios y regalos que h izo a los Palatinas , y logró or

den del r ey para ex ig ir nuevos y exorbitantes tr ibu tos de los Cr istianos , á qu ienesdeb ia am parar .

Nº consta en verdad que elConde cr istianº en tiem po de Abde-r-rah m án I fuesen ingún m alvado ; es de suponer , pºr el contrar i º , atend ida la paz de que entoncesd isfru taba aquel la Igles ia, que fuese un verdadero prºtector de su s connatu rales

en lºs asuntos cuyo conoc im iento le estaba com etido . Por lo dem ás , no … habiendol legado á nºsºtros m em or ia alguna del prelado que á la sazón regia aquel la cautiva grey , ¿habrem os de extrañar que nº se d iga qu ién fuese en aque l l ºs años el

Cºnde ? Sin em bargo , persuad idos de que esta au tor idad su bs isti ó s iem pre , y deque su intervenc ión en la venta de la basílica deb ió ser necesar ia por el protectºrado que supon ía, hem os h echo m enc ión de el la. Al Conde adem ás correspondía

com uni car las órdenes cºns igu ientes al censor y al esceptºr (alcalde, y tesorero

de los caudales ; véase FL óaaz , trat. 3 3 , cap . 7 :gºbiernº c ivi l de los Cr istianos»pues aunque tam bién estos eran nom bradºs por el rey m us l im , estaban bajo ladependenc ia del Cºnde.

78 C OR D O B A

tem plº en que és te había fijadº sus m iras,y que era una espa

ciosa bas ílica cuya posesión com partían con los sectariºs delProfeta pues los Musu lm anes

,en efecto

,fieles á la práctica

entre el los establecida por cºnsejº del cal ifa Om ar , de dividircon lºs Cristianºs las igles ias de las ciudades cºnqu istadas

,al

tºm ar á Córdoba habian partidº en dos la principal de sus bas í

licas,dejando una m i tad á los naturales y aprºpiándºse la ºtra ,

que habían al puntº cºnvertido en m ezqu i ta. L ºs Cristianºs sa

tisfacian rel igiºsam ente el tribu to que se les había im puestº parapºder perm anecer cºn sus igles ias

,ºbispºs y sacerdotes y

si bien habían sufridº despojºs y exacciones injustas de parte delºs gºbernadores nom bradºs por lºs Cal ifas de Oriente en los

añºs pasados,la justificación y el buen nºm bre del hijº de Moa

via es taban interesadºs en que la deseada ces ión ó venta se

hiciese sin asºm º de viºlencia. Conºcia Abde-r-rham án con su

natural talentº, que el celº de los naturales estaba nºtablem ente

entibiado, que el fervºr rel igiºso era m ayºr en los conqu istado

res que en los conqu istados ; creía que el cau tiverio y la afiicciónhabian dom ado la pasada entereza de lºs cºrdobeses ; que la

Sobre esta s ingu lar cºstum bre de d ivi d ir los m usu lm anes cºn lºs cristia

nos las bas í l icas de las c iudades conqu istadas , y de que nº se encuentra m em or iaen nuestros antiguos cron istas , pueden verse las au toridades c itadas en la nota

del Sr . Gayangos al cap . l l , l i b . III de Makkari.(a) Abdal lah , herm ano deW al id , que cºnstruyó la grande al jam adeDam asco ,

fu é el prim ero que im puso tr ibu tos á los m on jes cr istianos . Hal l ándose de gºbernador en Egipto , m andó que todos los que hac ían vida m onacal pagasen un

dinar al añº. L os Cr istianºs de Córdoba pagaban , según refiere Bravo Obisposde Córdoba , t. á m ed ida del capri cho de los gobernadores sarracenos . L a m o

neda de los Musu lm anes en tiem po de Mahom a y sus pr im erºs sucesores fué la

gr iega 0 pers iana. Después los cal i fas de Or iente acuñaron m oneda con caracte

res cú ficos en Cu ffah y Bassorah , y con esta m ºneda as iáti ca entraron los A rabesen España, y con ella se m antuv ieron hasta que Abde—r-rh am án I establec ió casade m oneda en Córdoba, conservando al parecer lºs m ism os valores u sados hastaentonces . Habla, pues , entre los Arabes:el dinar , que era de oro , el adir ham , que

era de plata, y el m itcal, que era de plata ó de orº . Valla el dinar zo adir ham es ó

dragm as , y el adir ham val ia i 4 karats el m ileai de plata ,d ice Cantºs Ben ítez ,

equ ival ía á 5 reales de vel l ón actuales , y el m ileal de oro d iez veces m ás , ó 50

reales de vel lón . El cal ifa Om ar m andó que el m itcal de oro val iese 2 0 karats , y eladir ham 1 4 karats . Según esto , s i el m itcal de oro val ía 50 reales vel l ón , el adir

ham val ía 3 5, y el dinar , que conten ía 2 0 adirham es , valdr ía 7 0 0 reales .

80 C O R D O B A

Córdºba de su tiem pº nº era ya aquel la herºica cºlºnia patri ciacºnvertida

,tan dispuesta al m artiriº y pródiga de su prºpia

sangre,cuandº gu iaba el rebañº de Cristº el grande Osio bajo

la persecución de Diºcleciano y Maxim iano , ni la Córdºba ortodoxa que habia padecido—guerras , ham bres y peste, por nº cºn

tam inarse cºn el arrianism º ; sabía, pºr últim º , que, á pesar de laenseñanza catól ica dada á la juventud cristiana en las escuelas ycolegios de lºs m ºnas teriºs

,donde tantº se distingu ían ya algu

nos abades y jóvenes seglares,fºrm idables qu izá a los m ah om e

tanos para lº venidero ( i ), la iglesia de Córdºba ahºra padecía

( 1 ) Según h a evidenc iado Masdeu en su Histor ia cr itica , t. i 3 , l i bro l l , m ues

tra Pen ínsu la no sólo era la naci ón m ás cu lta de toda Eu rºpa, s ino la ún i ca prov incia que conservaba todavía la cu ltura rom ana; la ún ica que sabia las tres leng uasdoctas , hebrea, gr iega y latina; la ún ica que pod ia gloriarse de hom bres verdaderam ente sabios ; la úni ca que ten ía sem inar ios , academ ias y

'

Aun con

las bárbaras y sangr ientas irrupc iones de los m ahom etanos , no se cerraron del todonuestras escuelas y colegiºs , no se desam pararon los estud ios , no se abandonó el

cu i dado de recoger l ibros y form ar b i bl iotecas , no se d ió lugar á la superstic ión ybarbar ie de los dem ás No sabian los Ital ianºs m edi r un versº ni hablarb ien en la lengua de sus pad res , cuando resonaban las prosas y las poesías denuestros Eulogios y Nuestras cated rales y m onaster ios renovaban lºs

arch ivos y l ibrer ías quem ados por lºs m oros ; nuestros ob ispºs y abades m ante

n ían sem inar ios de instru cc ión para c l ér igos y ni ños ; nuestros ecles i ásti cos ydocto res ejercitaban la plum a en tratados c ientífi cos y eru d itos .» Cabalm ente son

cordobeses los dos sabios A lvaro y Eu logio c itados por el cr íti coMasdeu , y am bos

se form aron en la escuela de un i lu stre abad l lam ado Esperaindeo , que probab lem ente cu rsaba s iendo ado lescente las au las de la igles ia cordobesa en los añosú ltim os del reinado de Abde-r-rh am án I . Decim os que probab lem ente estudiaria

ESperaindeº en Córdoba, porque de segu rº no se sabe , si bien tam poco se contrad ice. Que en la época de que tratam os pod ía ya haber dado en flºres alguna prom esa de los herm osos fru tos que luego produ jo , no hay la m enor duda, puesto queconsta por su d isc ípu lo San Eu logio que antes del añ o 8 56 m u r i ó m uy anciano. El

abad Esperaindeo escribió contra las supersti c iones de Mahom a una obra hoy lastim osam ente perdida, pero que, á juzgar por el único cap itu lo qu e deella nos conserva San Eu logio , debia ser d igna de la fam a que en aquel los tiempos logró suautor . L as escuelas de Córdºba fueron en los s iglos vm y ¡ x verdaderos plantelesde acérr im os y doctos enem igos del is lam ism o . En vida de Esperaindeo escr i b ióel i lustre y noble Pau lo A lvaro su Indícu lo lum inoso, y otros piadosos y eruditºs

varones se ejercitaron en el génerº episto lar , com batiendo tam bién la doctr inadelKorán ; que tal era entonces la neces idad m ás im per iosa y afl ictiva que aquejabaal Occ idente com prºm etiendo su futura c ivi l i zac ión . Reinando en Córd oba Abder—rh am án br i l laban en otras igles ias doctºres m uy ins ignes , com o Eter io en Osm a ,

Beato en Liébana, Fé l ix en Urgel , Elipandº en To ledo , etc. , etc, ; y en el ºscu rohor izonte de la afl igida iglesia de Sevi l la em pezaba á am anecer la estrel la de JuanHispalense.

C O R D O B A 8 1

dolorosas excisiºnes pºr las nuevas dºctrinas de Migenciº y deElipandº ( i ), y se im aginaba que sus pastºres no segu ían ya lashuellas de aquel lºs prim erºs ºbispºs tan om inosos á lºs Donatistas

,á lºs L uciferianºs

,á los Gnósticos y á los Priscilianistas

,

y cuya vida había sidº una lucha cºntinuada cºntra los enem igosde la Igles ia Sºrprendióle,

pues,sºbrem anera la repu lsa de

lºs cristianºs,pero la idea entre verdadera

'

y falsa que se habíafºrm adº del pueblº sojuzgado y de los encargados de su gobiernº

,le hacía esperar que venceria su res istencia cºn sólº insistir

y encºm endar al tiem po el resu l tadº de las prºposiciones entabladas en su nºm bre . Asi realm ente sucedió , perº qu izás nº pºr

la causa en que él cºnfiaba.

¿Cóm º fué el cºnsegu ir Abde-r-rahm án tan grande sacrificiºde los cristianos ? ¿Cóm º el resºlverse éstºs á abandºnar su bas íl ica principal á lºs m ahom etanos ? ¿Nº habian s idº aquel lºssantºs m urºs testigºs de sus prºm esas y juram entºs en las epocas sºlem nes de la vida ? ¿Nº habian ellºs escuchadº sus vºtºs

,

los vºtºs de sus hijºs y los de sus espºsas al recibir lºs divinºsSacram entºs ? ¿Pºr ventura les era ya indiferente ver profanadaaquella tierra que santificaban las preciosas rel iqu ias de sus m ár

tires ; rem ºvida la pila bau tism al que les había abiertº la entrada

( 1 ) Entre lºs cr istianos de Andalu cía.

se hab ian fºm entado algunos errºresMigencio h abía quer i dº introdu c ir novedades en la ce lebrac ión de la Pascua; Elipando enseñaba que C . en cuanto Di ºs era h i j º natural y prºpio del Padre Eterno , pero adoptivo en cuantº Hºm bre , ó según la hum an i dad , que dec ía adoptadapor la unión al Divino Verbo , segunda Persona de la Santís im a Tr in idad . Esta h é

rejía cundió m u chº en la Bética, y aunque su autor reconºció después el errºr yse retractó pú bl icam ente, los cr istianos de Córdoba padec ieron m ucho por su cau

sa, pues com o asegu ra Góm ez Bravo (obra su s fautores , val i éndose del brazobárbaro de los sarracenos , pers igu ieron cruelm ente á los que defendían la verdadera doctr ina de la Igles ia cató l ica.

(a) L a h istor ia de los trabaj ºs evangé l i cos de los obispos de Córdoba bajo lasdom inac iones rom ana y gods se h alla m inu ciosam ente relatada en lºs pr im eros

capítu los de la interesante ºbra de Góm ez Bravo : Catálogo de los obispos de Córdoba, etc.

'

El incansable celo , las peregrinaciones , los escr itos , las d iscu s ionessosteni das por éstos en lºs cºnc i l i ºs desde los tiem pos del grande Os io , son las

pruebas m ás conc luyentes y lum inosas del esp ir itu em inentem ente c ivi l izador dela Iglesia de Jesu cr isto .

8 2 C OR D O B A

al grem iº de los fieles ; derribadº el santº tabernácu lo que cºns

tante y am ºrºsº habia habitadº el m ism º Jesucristº trasustanciadº en pan de vida eterna ; despºjada,

desnuda y despedazada,

pºr fin ,el ara santa dºnde diariam ente desde pequeñ uelºs , el lºs ,

sus padres y sus abuelºs,habian presenciadº el Santº Sacrificiº

de la L ey ? ¿Era pºsible que nº tuviesen apegº y cariñº al bap

tisteriº dºnde al nacer habían recibidº la blanca vestidura de lainocencia y las arm as de sºldadºs de Cristo

,alaltar ante el cual

se habían desposado,á tºdº aquel recintº

,en fin

,centrº de su

vida m ºral,dºnde habían aprendidº á ºrar y á m erecer

,dºnde

habían tem idº y esperadº,entºnadº him nºs y vertidº lágrim as

de am ºr y de peni tencia ? aSólº Dios ºm nipºtente lº sabe,» di

rem os nºsºtrºs según la cºstum bre de los histºriadºres árabescuandº no aciertan á darse razón cabal de alguna cºsa.

Es ciertº que bajº Abde-r-rahm án I los cristianos de Córdoba nº fuerºn jam ás m olestados por causa de su rel igión ; pagaban

,si

,cºm º pueblº cºnqu istadº

,crecidos tributºs

,perº eran

respetadºs en sus creencias,tenían sus iglesias y m onasteriºs ,

dºnde celebraban públicam ente su cul to,y nº se cuenta que sus

m inistrºs,sim ples sacerdo tes ó preladºs

,sufriesen vejaciºnes de

parte del prim er rey Um eya del Occidente . Al cºntrariº,si cºm

paraban su estadº presente cºn el pasadº,pºdían cºns iderarse

ahºra cºm º m uy dichºsºs , pºrque la tiranía que á sus padreshabía afiigidº desde el cruel Alahºr hasta el codiciciºsº Tºaba,

no la habían cºnºcidº el lºs Ciertº que se alzaba en Córdºba,

i ) El pr im ero que opr im i ó á los cr istianos de Córdºba con exacciones fuéAlahor , tercero que gobernó á España en nom bre del cal ifa de Or iente desde 7 1 5hasta 7 i 9 . De éste afirm a el arzobispo D. Rodr igº en su Histor ia de los árabes , quelos desus tanció. El Pacense da á entender que lºs m oros habian qu itado algunosbienes á los cr istianos en tiem pº de paz, y que Alahor se lºs vo lvió para sacar deel los tr ibutºs . A los m ism os sarracenos que hab ian entrado en España cºn la pri

m era cºnqu ista, los encarce laba y atorm entaba para que dec larasen lºs tesorºs quehabian escond ido . Su sucesor Zam a form ó padrón de todo lo qu e sedebía tr i butar.hac iendo partes de los bienes que poseían los m oros sin d ivis ión ni seña lam ientºen cuya conform i dad d istr i buyó pºr suerte las poses iones, ap l i cando unas á losso ldados y otras al fi sco . A los cr istianosde las c iudades conqu istadas pºr fuerzalos gravo en la qu inta parte , y á lºs que nº opus ieron res istenc ia Ies señaló la

C O R D O B A 8 3

om inoso á la ley de Cristº , un nuevº im perio cuyº fºrm idablecrecim ientº se palpaba,

cuya dom inación se tem ía:nº em pezabaam enazandº

, pºr lº m ism º era m ás im pºnente ; nº revelabatºdºs sus instintºs

,perº éstºs se presentían . L ºs m ás doctos y

perspicaces veían,aunque lejana

,cem erse ya sºbre la igles ia de

la Bética la hºsca nube de una persecución sangrienta ; m as lageneral idad gozaba de la presente tºlerancia ; nº era pues el

m iedº pºr entºnces m ºtivº para ceder al caprichº del intrusºsºberanº

,el cual

,si bien s ignificaría su deseº cºn el tºnº prºpiº

del dºm inadºr cuandº se dirige al dom inadº,habia resuel tº po r

lº vistº nº hacer usº de la fuerza en esta ocas ión . ¡Y sin em bar

gº el tem plº fué vendidº ( i ) .

déc im a, según refiere D. Rod r igo . Am biza du pl i có los tri butos de los c r istianos ,aum entando tam bi én el fi sco cºn lºs b ienes de los j ud íos , com o expresa el Pacenseen el núm ero 53 de la ed ici ón del P . Flórez . Yah ia s igu i ó lºs pasºs de Alahor ,pues según el m ism o au tor (núm precisó á lºs m ºrºs á que restituyesen á lºscr istianos m u chos bienes que les habían qu itado en tiem po de paz . L ºs su cesºresv ivieron en cas i continua guerra hasta que el igieron á Ju su f, el cual m andó hacernuevo padrón , bºrrando de la l ista de lºs tr i bu tos á los cr istianos ya d i funtos ,pues en el tr i bu to personal que bajo su antecesor T0 aba satisfacian , estaban tan

ºpr im idos , que , com o de Dioc lec iano y Max im iano escr i be L actancio , obl igaban álºs vivºs á que le pagasen por los m uertºs .

Pºr estas noti c ias , que sum ar iam ente extractam os de lºs histor iadºres Flórez yBravo , pºdrá form arse el lecto r una l igera idea de la esc lavi tud en que vivíanantes de Abde—r-rah m án I los m iserab les cr istianºs de Córdoba ba jo el so lo con

cepto de las capitaciones y tr ibu tos . Perº nos resta añadi r algo acerca del m ed iopracti cadº para la cobranza de los tr i bu tos ord inar ios bajo los cal ifas , que era probablem ente el que se segu ía en la épºca á que se refiere nuestra narrac ión . (( El

m odo de las contr i buc iones , d ice el c i tado F lórez (Esp. Sag r . , trat. 3 3 , cap . no

era repartiendo el tr i buto por fam i lias , s ino exigiéndo le á las m i sm as personascuando los m in istros las encontraban en pú bl i cº:de suerte que uno no pagaba porotro , s ino cada uno pºr si , y esto en casº de m an ifestarse, pues m ientras se m an

tuv iese recogido en casa, no le hac ían extors i ón , según prueba el l i brº de HabituCler icor um , escr ito por el presbítero L eovilgildo , para instru ir á lºs c l ér igos quenº salían al públ ico por enferm edad , o pºr el tr i bu to que en cada m es

“pagaban loscr istianos:Ut qu i ex nobis ad rem anentes Doctores im becilitate corpor is prcepediente dir igere g ressu s nequ iver it, au t quem inqu is itio vel censu s , vel vectigalis , quod

om ni lunar i m ense ¡>ro Ch r isti nom ine solvere cog im u r,r etinuer it: sallim noctu rno

tempore qu i necessar ium dux er it legat, etc. Esta rec lus i ón pºr librarse de los tr i butos prueba que sólo los pagaban cuandº sal ian al púb l i co , l i bres de toda extors iónsi la enferm edad ó la pobreza lºs obl igaba á m antenerse ocu ltos .»

De los tr i bu tos extraord inar ios im puestºs á los infel i ces cr istianºs en tiem pode la persecu c ión sarracena, se hab lará m ás adelante.

( 1 ) Es m uy de notar que n ingunº de los h istor iadores cr istianos , entre los

84 C O R D O B A

A pesar de las sensibles reticencias de la histºria respectºde este sucesº,cuyºs po rm enºres nº pueden determ inarse m ás

que lºs vagos cºntºrnºs de una escena que se sueña,discurra

m ºs,lector am adº

,según las prºbabil idades , y hagám ºslo de

cuales descuel lan Am bros i º de Morales , el P. Roa, Díaz de Ri bas , Flórez , Masdeuy otros no m enos d i l igentes en la investigac ión de las m em ºr ias y docum entos de

España bajo el dom in io de los árabes , haga m enc ión , ni leve alu s ión s iqu iera, áeste hecho de la venta de la bas í l ica cr istiana á lºs m ahom etanos que refiere Ar

razí . L os h istor iadores árabes , sin em bargo , pueden ayudarnos en m u chas cºsas ásupli r el s i lencio de lºs nuestros : s i lenc iº que nada tiene de par ti cu lar atend ida lanatural tu rbac ión y desconcierto de aq ue l los prim erºs tiem pos de la España m o

zárabe ,durante lºs cuales , la m ism a to leranc ia de los dom inadºres pudo en c ierto

m odº contr i bu i r á que nº su rgiesen al pronto del seno de la Igles iaespaño lade laBé ti ca esºs hom bres notables , dechados de c ienc ia y santidad , que luego la ilu streron en las épºcas de persecu c ión . As i com o éstºs pueden serv ir de gu ías al

h istor iador desde la m itad del noveno s iglº:para el conºcim ientº de la edad anter ior , que com prende desde la conqu ista de lºs sarracenºs hasta San Eu logio , no h aym ás luz que la que dan el Pacense , el m oro Ras is y el arzobispo D. Rodr igo : elPacense, porque acabó de escr i b ir su crón i ca en el añ o 7 54 de Cr istº , es dec ir ,pocº antes de apºderarse del tronº de Córdoba Abde-r-rahm án el m ºro Ras is ,porque aunque contem poráneº de San Eu logio , tºm ó lo anter ior á su tiem pº de tresau tºres que escr i b ieron l º que ve ían , y pr inc ipalm ente del A i-Bucar , escr itor q ueMorales cal i fi ca com o de m ucha estim a y au tor idad entr e los m oros ; el arzobispoD. Rod r igo , finalm ente , pºrque según expresa el m ism o Morales , de su gravedadse puede tener por c ierto que u só buena d i l igenc ia en l º que escr i b ía. Ninguno deestos tres h istºr iadores nos d ice cuál fuese la bas í l i ca catedral de los cr istianosde Córdoba cuandº la c iudad fué ganada por lºs árabes ; y s in em bargo , por una

ser ie de indu cc iones que en los angostos l im ites de esta nota no cabe apuntar ,m u chºs au tor i zados anticuar ios conv ienen en que la pr inc ipal igles ia cr istianaocupaba el m ism o s iti º que hºy ocupa la fam osa m ezqu ita, y que d icha igles ia fuéconstru ida por los godos sobre las ru inas de un suntuoso tem p lo rom ano ,

consagrado á Jano . Var ios de nuestros m ás graves h istor iadores , por otra parte, cºnvienen cºn Am bros io de Morales en que la bas í l i ca de los tres m árti resFau sto ,

Januariº y Marcial, hºy igles ia de San Ped ro ,

fué la catedral donde res id ió elobispº bajolos cal i fas ; y s in em bargo ,

nº h ay opos ic ión entre am bas con jetu ras , pºrque pudom uy bien haber s i do cated ral la bas í lica de los tres m árti res desde los años deAbde—r—rahm án I , y catedral de los cr istianos gºdºs cuandº la conqu ista arábigala otra igles ia, de advºcac ión desconoc ida, ed i ficada en el so lar del antiguo templo pagano , puesto que los h istor iadores m enc ionados no di cen desde queañ o fuecated ral la bas í lica ci tada. Es c laro que para fi jar este dato eran m enester otros

m u cho m ás pr inci pales , y que ignorándose hasta el núm erº y nºm bres de los prelados que gobernarºn la ig les ia de Córdoba desde el añ o de la pé rd ida de Eepañahasta el de 8 50 en que com ienza la persecu c ión sarracénica, no debe extrañarseque se ignºren ºtras parti cu lar i dades de m enos m onta: pero á veces su cede col

m arse im pensadam ente un gran vac íº cºn un s im ple dato de pºca im pºrtancia al

parecer , com o se i lum ina un espac iºso i gnºradº antro con el resplandºr de una

pequeña Ilam ita.

Leem os , pues , en la ob ra tantas veces c itada de Al-Makkar i , copiandº al h isto

86 C O R D O B A

nºvel istas y dram aturgºs , que apºderándºse de los persºnajeshistóricos para entretener cºn sus hechos lºs ºciºs de los aficiºh ados á aventu ras prºdigiºsas , y fundandº en la m era pºsibil idadsus invenciºnes

,suplen el s i lencio de las crónicas acum ulandº

sºbre ellºs á placer inter esantes monstr uosz'

dades,expºniéndºse

al riesgº de que un ignºradº y em polvadº dºcum entº prºducidºá nueva luz los deje com o infam adores convictºs . Sea diversanuestra regla: cream os que dºnde hubº m aestrºs para hºm brestan insignes en letras y en virtudes cºm º San Eu lºgiº y Pau lº Alvaro

,no pudierºn faltar virtudes para prºceder con cºnciencia

pura,ni letras para ºbrar cºn pleno cºnºcim ientº de lº que

perm i tía y vedaba la disciplina de la iglesia goda; tengam ºs porsegurº que el clero de Córdºba fué siem pre dignº de la altareputación que supº granjearse en tºdas las épºcas cºnºcidasde nuestra histºria sagrada

,pues nº harem ºs excesiva gracia al

que en tºdºs sus actºs nºtºriºs prºcedió cºm º santo,si en algu

nº de sus hechºs ignorados le supºnem ºs cºnsecuente . Y si cºn

este espíri tu de justicia procedes,fácilm ente cºm prenderás si

pudierºn m ediar causas que hiciesen la enagenación de la bas íl icacatedral de Córdºba nº sólº legítim a y válida según el derechºcanónicº de aquellºs tiem pºs s ino tam bién ºpºrtuna y beneficiºsa.

Perº el c itado Díaz de Rivas , con m uy sól idos argum entos indu ce á creer que lares istencia del caudi l lo godo con su gente tuviese lugar en la iglesia delconventºde Sta. Clara, que en tiem pos antiguos l levó su ces ivam ente los nom bres de San Jorge y Sta. Catal ina. Ar—razi asienta que la igles ia pr inc i pal de lºs Cr istianos deCórdoba estaba ded icada á San V i cente , y verdaderam ente no hal lam ºs dificu ltadpara que as í fuese , á m enos que sequ is iera suponer que la pr im itiva cated ral estuviese bajo la advocac ión de los tres m ártires . Pero en este caso , ¿qué nom breh abía l levado hasta el añ o 7 8 6 la bas í l i ca derru ida que los Cr istianos restau raronpara catedral despu és de vender la antigua al rey árabe?

Según los cánones de los conc i l ios y decretos de los Santos Padres , no podían venderse las cosas sagradas m as que en c iertos y determ inados casºs , y estaes la doctr ina u sual y corr iente de la Igles ia. El Obispo era el pr inc ipal adm inistrador de todas las rentas ec les i ásticas , no pºd ía enagenar los bienes , ni vender lºss in aprobac ión de todo el c lero , ni d isponer de ellos en n ingu nam anera. ( Si algunob ispo ó algun c l ér igo vendiere ó d iere sin conseio de los otros c lér igos algunacosa de la eglesia (decia la ley vis igoda (III, tit. lib. V .) m andam ºs que non

vale , si non fuere fecho cuerno m andan los decretó s de los Santos Padres .» L os cá

C O R D O B A 8 7

Ocurriría qu izás lº sigu iente : recibidº que fuese pºr el obis

pº de Córdºba el m ensaje del rey árabe ,el prelado reuniría su

cabi ldo , y al expºnerle la vºluntad y prºpºsición del m ahºm e

tanº,al puntº

,cºm o en tºda reunión num erºsa acºntece

,se pro

nunciarían divididºs lºs pareceres:no pºrque la oferta de Abde-r

rahm án tentase la cºdicia de lºs que desde luego se hubiesendeclarado por la cesión de la bas ílica, s inº pºrque su prºpiº celºles hiciese m irar cºm º ventajºsa su traslación á ºtrº puntº .

Acasº el m ism º ºbispº sustentaria esta ºpinión y la esforzaríaante el cónclave ó cabildº canonical con las sól idas razºnes quehºy m ism º pºdem os colegir de aquellas circunstancias ; y aquel lºs piadºsºs presbíteros se convencerían de la necesidad deadm i tir el ºfrecim ientº del m ºnarca infiel . Tal vez lºs m ism ºs

que al principiº lº repugnaban,acabarían por recºnºcer que lº

que ahºra se les pedía en tºnº am istºsº,m añana otrº se lº

pºdía exigir en són de am enaza,y que lº que ahºra rehusaban

entregar con ventaja,tal vez se lº qu i tarían m añana violenta

m ente cºn gran prºfanación y dañº . ¿Qué pºdían prom etersede la res istencia? Que ese paganº pºderºsº que lºs toleraba,

se

cºnvirtiese en tiranº que los acosase y destruyese . ¿Qu ién les

asegu raba que á la m uerte de ese, ya ancianº

,habían de disfru

tar la pazy l ibertad que ahºra se les concedía ? L ºs sucesºresserían qu izá de cºndición m enos apacible

,y entºnces caerían en

pºder suyº tºdºs los edificiºs sagradºs sin resistencia. Cons iderarían por ºtra parte la m ancilla que l levaban desde que la sectade Mahºm a había ido á albergarse bajo la santa techum bre desu prºpia bas ílica ; los m ales que de es ta nefanda prom iscu idadse seguian á su grey

,en desdoro del pas tºr que toleraba per

sos en que es perm itido al ob ispo enagenar las cosas sagradas con cºnsentim ientode su c lero , pueden verse latam ente en lºs au tores de derecho canónico , principal

m ente en Devoti , Berard i , Ferrar is , etc. En la enagenación de la bas í l i ca de Córdoba concu rr ían var ias de estas causas , pues no so lam ente se trataba de evitar losm ales de la prom iscu idad de dºs cu l tos tan ºpu estos com o el cr istiano y el m ahom etanº , s ino que adem ás era de neces idad cas i abso lu ta el consti tu ir la catedralcr istiana cóm oda, decorosa y separadam ente .

88 c ó n o o a ».

m aneciese el rebañº de Cristº en el redil de que se habian apo

deradº los lobºs ; los grandes incºnvenientes que esta odiºsa

cohabitación llevaba cºns igo ; la im pºsibilidad de celebrar dignam ente sus santºs ritos y adorables m isteriºs en el angºsto recin

to á que se veían reducidºs ; lo m uchº que retraia al pueblo dela as istencia á los divinºs ºficiºs de la catedral el tem ºr del con

tactº con lºs im puros prosé l i tos del falsº Profeta ; finalm ente ,

las ventajas que pºdían prom eterse de tras ladar á lugar m ásdecoroso las santas rel iqu ias al li depºs itadas

,erigiendo al pro

pio tiem pº á lºs tres glºriºsos m ártires Faustº , januario y Marcial

,cuyº tem plº veían lastim ºsamente derruido ( i ), una nueva

igles ia que fuese su principal bas íl ica ; y tributando acciones degracias y loores al Om nipº tente que as í m i tigaba las tribulacio

nes de su Iglesia perm itiéndoles edificarle nuevºs tem plos durante su m ism º cautiverio

,abrazarían cºn resºlución el partidº

que su Divina Majestad les sugería tom ando al rey infiel pºrinstrum entº de sus altºs designiºs . ¡ Sólº ,

en efecto,el Dios

tºdºpoderosº é infini tº sabía entºnces si algún día habían de

exultar las venideras generaciones l ibertadas de la triste servidumbre en que vivían ,

plantandº de nuevo la generºsa enseñadela redención sºbre la sºberbia m ezqu ita que ahºra consentía se

erigiese en cas tigº de sus pecados !Ya una vez había descollado la cruz triunfadora sºbre el

m agníficº cºm isam entº del tem plº de Janº cuadrifºnte ; ahºra

( 1 ) Refiriendo Ahm ed AI-Makkar i lºs tratos que entre los Cr istianos y el reyárabe m ed iaron para la ces ión de la antigua bas ílica, d ice que despu és de nuevasins istencias ced ierºn los Cr istianos , con la condi c ión de que se les hab ía de perm itir reed i ficar otra igles ia que había s ido destru ida, cerca de los m u ros , y para el

cu lto de su Dios so lam ente. No dec lara en verdad cºn palabras term inantes elh istoriadºr c itadº que esta igles ia derru ida fuese la de los tres m ártires Fau sto, _lanua

rio y Marcial:pero probandº abundantem ente Am bros io de Morales y los dem ásescr itores cordobeses , Roa, Rivas y Góm ez Bravo , que la bas í l i ca de los tres m árti res fue la antigua catedral donde res id ió el ºbispo todº el tiem po de la dom inac ión sarracénica, resu lta evidenciado del cote jo de nuestros h istor iadores con el

m enc ionado Al-Makkarf, que la ig les iaque lºs Cristianos levantarºn en su stituc iónde su antigua bas í l i ca catedral , vend ida á los Musu lm anes , fué esa m ism a de lºs

tres m árti res , s ituada en efecto cerca de los m u ros de la ciudad á la parte del m e

diod ia, y en la Axar qu ía opar te baj a que ocupaban los Cr istianos .

C O R D O B A 89

parecía eclipsarse el resplandor del santº Lábaro,derribadº de

la fam ºsa base antigua; y era que ,efectivam ente

,le tenía reser

vado el Eternº cºm º pedestal el m ºnum entº incºm parable producidº por el últim º esfuerzº de tºdºs los geniºs de Orienteconjurados contra el cristianism o .

Resuelve el cabildº entregar el tem plº con la condic ion de

que se le perm i ta reedificar la basíl ica de los tres m ártires en lºspasados años destruida

,y adm i tidº pºr el Sul tán el pactº

,au

toriza el obispº la enagenación . El árabe jactancioso m anda al

puntº que se dé á los Cristianos el preciº cºnvenidº , que reciben en dinares de ºro

,y les ins ta para que desocupen pronta

m ente el local,porque Abde—r—rham án es ya de edad avanzada,

y urge que lºs suntuosos despºjos de Itál ica ,Mérida,

la m ism a

Córdºba,y o tras ciudades m ºnum entales de los ºrgu l losºs Rº

m anºs,reciban su prºvidencial cºlºcación en el sºberbiº edificio

que levanta á Mahºm a juntº al gran ríº de la Bética la raza

predestinada que avasalló á lºs antiguos dom inadores del ºrbeen cuantas provincias reconºcían la au toridad de Heracl iº . L le

nas tºdas las fºrm al idades cºnsigu ientes al cºnvenio celebradº ,verificase la traslación de las rel iqu ias

,vasos sagradºs , im áge

nes y dem ás ºbjetos rel igiºsºs al lugar prºvis iºnal en que debía

celebrarse el cu l to m ientras se hacia la nueva igles ia : los Cris

tianºs m ás fervorosos acuden á presenciar la rem ºción de aquel los am adºs ºbjetos

,á regar cºn lágrim as aquella tierra santi

ficada cºn despºjºs de m ártires,á dirigir una m irada de tierna

despedida á aquel m agníficº tem plº , bajº cuyºs dºradºs artesºnes habia un tiem pº circu ladº ,

cºm º truenº de nube fecunda,

la vºz del santº confesºr Os io repitiendº lºs artículºs del Símbºlº que su inspiradº labiº había dictadº en presencia de

Cºnstantinº en la asºm brada Nicea ( i ). Despojado por fin el

( i ) El Sím bo lo ó fórm u la de fe que aprºbó el Conci l io de Ni cea fué la que cºncibió Os io ,

com o di ce 8 . Atanas io , que se hal ló p resente; y la h izo saber o pu bl icóen el m ism º Cºnc i l io Herm ógenes , según refiere S . Bas i l io , para que o ída y cons iderada, la aprobasen y confirm asen los Pad res .

90 C O R D O B A

tem plº,desºcupadºs lºs claustros de lºs eclesiásticºs y de lºs

niñºs ofrecidºs al serviciº del cu lto ( i ), hecha tam bién la traslación de la escuela y bibliºteca reúnense á hºra desusadade la nºche bajo las s i lenciºsas y desnudas colum natas rºm anas

,

sentenciadas á inm ediata dem ºl ición ,el preladº

,los presbíteros

cºn su arcipreste,lºs diáconos con su arcediano

,los subdiáconos

y todos lºs clérigºs m enores cºn su prim icerio,el instructºr de

los clérigºs,el pres idente de la sacristía

,el archiscrinariº

, por

últim o el sem inario de lºs oblatos con el doctº y piadºso ancianº

que los educa y rige,los ostiarios

,y tºdºs los seglares cºnsa

grados al serviciº subal terno de la bas íl ica,cºn nº pºcºs feligre

ses devotos ; y en sºlem ne y lúgubre cºrtejº,después de dichas

las preces ºpºrtunas ,entºnando á m edia vºz cºn sigiloso m ºdº

el breve y elºcuente salm o Usque quo, Dom ine, oólz'

oz'

soer ís m e

in finem ,tan adecuadº á los sentim ientos del alm a atribulada

que recurre si Dios con firm e esperanza,en el cual sºbresalen las

argentinas vºces de lºs descu idadºs é inºcentes niñºs y algunºsm al reprim idos so l lozos de los apesarados fel igreses

,salen del

profanado tem plº pºr su ºrden ,sin ilum inación ni aparatº

,y van

desfilando m ajestuosam ente á favºr de las nºcturnas tinieblas

( i ) En las catedral.es de la España m ozárabe , lo m ism o que en las de la Españagoda, había dºs casas de cºm un idad , la una de ec les i ásticos según c ºstum bre an

tigua, y la otra de n i ños educandos , cºm o se esti la aún en los sem inar ios . El sem inar io ó cónclave de n iñ os era para los hi j ºs y descend ientes de los l i bertos de lacated ral , y para todos los dem ás n i ños oblatos ú ºfrec idos por sus padres al servicio de la Igles ia. Al l í lºs cr iaba un anc ianº docto y piadoso , dándo les la instrucc iónnecesar ia en lo esp ir i tual y l iterar iº , y cum p l idos lºs 1 8 años se les preguntabade lante de todo el c lero si quer ian casarse ó vivir so l teros ; y de al l í a otros dos

años , según la respuesta que habían dado , 6 los prom ovían al subdiaconadº, ó les

perm itían el m atr im on io de j ándo les ir á sus casas .

(e) Había escuelas en las bas í l i cas y m onaster ios , y tam bién bi bliotecas , aunque estas no eran s iem pre lo que h oy entendem os bajo ese nom bre . Mu chas vecesen los docum entos de la España árabe se hace m enc ión de bibliotecas , que no eran

s ino una co lecc ión com pleta de los l i bros sagrados del vie jo y nuevº Testam ento ,

ó prºpiam ente hablando biblias: y de esta espec ie eran la biblioteca que el cºndeAdulfo costeó para la ig les ia de S . Ac isc lo , según se co l ige del epigram a pr im ero

de C ipr iano , arc i preste de Córdoba, y la fam osadelpresbítero Leovigi ldo que celebro en una larga é ingeniosa com pºs ic ión pºéti ca Alvarº Cordobés .

C Ó R D O B A

hacia una de las parrºqu ias de la Ajarqu ía ,en cuyas angºstas y

tortuosas cal les se pierde en breve la piadosa com i tiva.

¡Con cuánta ans ia aguardaba el hijº de Mºavia este m om en

to ! Nº bien llega á su nºticia la entrega de la basílica,m anda

cerrar la m ezqu i ta prºvis ional á ella cºntigua,deja su qu inta de

la Ruzafa,trasládase al alcázar de la ciudad para dirigir m ás de

cerca la ºbra que prºyecta, traza por su propia m anº diversºsplanºs según las grandiºsas ideas que había cºm unicadº á sus

hijºs y cºnsejerºs,y dispone que em piece al puntº el derribº

del antiguº edificio . Con prºdigiºsa actividad llévanse á efectºsus órdenes . L as adiciones que habían tenidº que hacer lºs Sarracenºs en su prim i tiva m ezqu i ta m ayor habían s idº tantashasta entºnces

,y tantos los techados que suces ivam ente habían

tenido que ir añadiendº con la necesaria degradación para facilitar lºs desagues

, que apenas pºdía ya elpueblº m usu lm án estaren pié bajº las últim as cubiertas del edificiº

,cuya capacidad

obstru ía pºr ºtra parte el gran núm erº de pilares de m aderaen que aquel las se habían idº sºsteniendº . En esta incóm ºdam ezqu i ta

,cºm º en terrenº prestadº

,se había celebrado el cu l tº

públicº de Mahºm a en lºs añºs m ás glºriosºs,si nº los m ás

felices,del reinadº de Abde-r—rahm án I ; perº ahºra en su vene

rada vejez anhelaba dilatar sus arrºgantes m iradas en nueva,

espaciosa y m agnífica aljam a,haciendº una sºla casa de adºra

ción de la m ezqu i ta y la basíl ica reunidas,susti tuyendº al taber

náculº el l ibrº del Prºfeta,al ara sagrada el lujºsº m im bar , al

ambón el púlpitº de lºs khatibes,y á las nubes de incienso lºs

fragantes pebeterºs de alºe y ám bar gris . Ans ioso de ver la ºbraterm inada

,cºnstitúyese en el la diariam ente el infatigable ancia

nº,m ira cºn placer rºdar sºbre elm arm óreo pavim entº rºm anº

lºs fustes y capiteles que habian sustentadº la enseña de Cristo,

cºnfundidºs cºn lºs pilares en que se había sºstenidº la glorificac10 n del sensual ism o ; pintase en su atezado y enju to rºstrº laalegría cuandº ve enteras las m agníficas cºlum nas coríntias tendidas á sus pies ; cºnfundidº con la turba de ºbrerºs

,entre cuyºs

92 C OR D O B A

variadºs trajes,indiciº inequ ívºcº de diversidad de naciºnes , se

divisa con frecuencia la blancura de su am pl ia vestidura habitualy de su turbante finisim º de l inº

,dispºne sºlicitº la cºnserva

ción de aquellºs preciºsos fragm entos , lºs hace clas ificar cu ida

dºsam ente,m anda que se unan á lºs que sus walies le van en

viandº de Ital ia y Mérida ,y al m ism o tiem pº que avanza la

ºbra de dem ºlición , prºm uévense sin levantar m anº los trabajºspara la cºnstrucción nueva . ¡Qué actividad

, qué m ºvim ientº en

tºda la ciudad y sus cercanías ! Diríase que la erección de laaljam a principal es el únicº negºciº que º cupa á la cºrte delnaciente Cal ifatº . Nº hay en elalcázar dependencia que nº intervenga en la gran nºvedad que se inaugura

,ni en la

'

pºblación

industria que nº reciba im pu lsº . Mientras en las fábricas y tal leres

,en los bosques y canteras de la s ierra

,en lºs cam inos de

la m ontaña á la ciudad,en las caleras y hºrnos de ladril lº

,tºdºs

se agitan afanosos ; m ientras el arqu itectº s iriº m edita sºbre sus

planos y lºs que ha trazadº la m anº m ism a del rey , y el Katibescribe pidiendº artistas útiles alÁfrica y As ia

,y los m aulís y

pºetas prºtegidºs pºr Abde—r—rahm an se esfuerzan en m erecerlºs agasajos del m ºnarca cºlm ándºle de elºgiºs por su grandiº

v

sº pensam ientº ,el pueblº desºcupadº y curiºsº horm iguea á

tºdas hºras en tºrnº de los espaciosos fundam entºs,y tºdº pre

senta una anim ac10 n y un interés difícil de describir .

Pres iente Abde-r-rahm án que nº verá cºncluida la grandiºsaaljam a, y anhela que con toda presteza queden cubiertas al m e

nºs las peregrinas arquerías que fºrm an sus naves,para tener

antes de m ºrir el cºnsuelº de inaugu rar en la Caaba de Occidenteel cul tº del Islam cºn una de aquellas sentidas y elºcuentes aren

gas que tenía pºr cºstum bre dirigir á su pueblº en la m ezqu i taantigua lºs d ias de jum a ( i ). L a rapidez con que avanza la ºbrasólº es cºm parable á la que se ºbserva en la ejecución de tºdas

j um a , alj am a ó alchum a es eldía festivº , 6 v iernes , de descanso_ y reun ión

para los Mahom etanos , as í com o entre nosotrºs lo es el dom ingo .

94 C O R D O B A

las em presas que acºm ete el soberano,el cual , si bien prºcede

cºn pausa y refiexión en sus determ inaciºnes , cuandº resuelve

l levarlas á cabo,nº cºns iente dem ora. Álzanse cºm º por encanto

lºs gruesºs m urºs,las tºrres que les sirven de estribºs , los es

paciºsos m achºnes de la gran cisterna: tiéndese sºbre estºs la

espaciºsa bóveda subterránea des tinada á sºstener elam enº pen

sil de las abluciones ; elévase ya sºbre cim ientºs de asºm brºsas

dim ensiones el cuerpo pr im ero del alm inar , de dºnde ha de par

tir cincº veces cada día el sonºrº clam oreo del al iden ( i ): nº

parece,en fin

,s inº que los geniºs gigantes de las m ºntañas de

Kaf (2) hacen rºdar hacia el Guadalqu ivir desde las canteras dela selvosa s ierra de Córdºba

,lºs poderºsºs s i llares cºrtados , y

que las encantadas peris delEufrates , jugueteando en las túm idasondas del gran río y sus cañaverales

,dirigen en las nºctum as

horas al són de las inefables arm ºnías asirias la ºbra de lºs ; znesprºpiciºs que Azazil envía cºm o invisibles auxil iares al creyentefundadºr . ¿Qu ién

,en efectº

,s ino ellas puede inspirar á los in

geniosos artífices levantinos em pleados en la decorac10 n de ese

m ºnum ento,lºs inim i tables y bel l ís im ºs adºrnºs que traza su

m anº sin fatiga,y com º trasladandº a lºs planºs de estuco y de

m osáico lºs cºntºrnos de las fiores y vástagos del jardín delParaísº ?

Apenas han transcurridº dºs añºs desde que se em pezarºn áechar sus cim ientos

,y ya se levanta la cuadrifºrm e ciudadela del

Islam pºr encim a de las alam edas del riº ,emparejand0 en al tura

( 1 ) Aliden y Alidzan pregón ,

' convocator ia que se hace en la parte exter ior delas m ezqu i tas para que el pueb lo acuda á la azala ú orac ión .

2 ) El Koran enseña á los Mahom etanos que, adem ás de los ángeles y de losdem on ios , h ay otros seres de espec ie interm ed ia, l lam ados j ines ó ch ines (genios) ,form ados del fuego , y capaces de salvación ó condenac ión eterna com o las criatu

ras m ortales . L os Orientales creen que estºs gen ios , entre los cuales los h ay buenos y m alºs , prºpi c iºs y m alé ficos , habi taron la tierra m u chos s iglos antes de lacreac ión de Adán , y que lºs que sobrevivieron á la destru cción con que fueron

castigados por sus m aldades , com bati dos por un antiguº rey persa l lam ado Tahm u rath , tuvierºn que retraerse á las fam osas m ontañas de Kaf. Entre estos j ines,unºs son Per is ó Fadas , otrºs Dives ó g iga ntes , otros por ú ltim o Tacwines ó destinas .

C O R D O B A 95

cºn el severº alcázar de Rºdrigº y descºllandº entre lascºnstrucciºnes de la antigua ciudad rom ano-vis igoda

,reciente

m ente decorada cºn su tiles alm inares en que trem ola la banderablanca de lºs Um eyas , á la m anera que descuel la el cascº de un

m ajestuºsº navíº,aún nº aparejadº

,entre las em pavesadas gón

do las de un puertº de m ar . Pºcas lunas m ás,y lºs m urºs interiº

res,las soberbias colum natas de gal larda é inus i tada fºrm a

las elegantes hileras de dºbles arcºs sºstenidºs en'

corintiºs

capiteles,lºs anchurosos pórticºs

,la herm ºsa fachada de ºnce

atrevidas puertas,las riqu ís im as portadas * laterales fianqueadas

de recam ados aj im eces,la incºm parable techum bre ,

en fin,de m a

dera incºrruptible labrada y pintada,quedarán term inadºs ; pºcas

lunas m ás,y la hºtbá 3 ) por la salud de Abde-r-rahm án

,leída

f i ) L os h istoriadores árabes des ignan con el nom bre de Palac iº de Rod r igoBalátt Rudh er ilc) al que hºy des ignam os con el nom bre de Al cázar , al Occ identede la m ezqu i ta, orilla del r íº; no , cºm o d ice Al-Makkar í , porque se c reyese que lohab ía fundadº el rey Rºd rigº , s ino porque este m onarca lo hab itaba s iem pre queiba á Córdoba. Nuestrºs h istor iadores suponen que este palacio fu é cºnstru ido porTeodo fredo , pad re de D. Rod r igo , cuandº le desterró á d icha c iudad Eg ica, y enverdad que no al canzam os pºr qué se separa Am bros io deMorales del com ún sentir , establec iendo que Teodºfredo pudº haber fundadº su palac io en la Albayda 6

Casa blanca, m ed ia legua al norte de Córdoba. Menos todav ía se expl i ca esta con

jetu ra del sabio cronista si el paso en que la establece ( l i b . 2 , cap . 6 3 ) se cotejacºn otro m ás ade lante ( l i b . cit. , cap . en que d i ce hablandº del rey Rºd r igo:afortificó m u chº lºs palac ios de su pad re en Córdoba , as í qu e les quedó despu éssu nom bre , y los Moros lºs l lam an Palacios del rey Rodr ig o. »

( 2 ) L a m ezqu i ta de Córdoba es acasº el pr im er m ºnum entº en que se em pleóla ligera y elegantísim a com binac ión de arcos sobrepu estos , que hará de é l uno delos e jem plares m ás preciosos é inestim ables del arte m onum ental m ientras se décu ltº al gen io y á la poes ía en el m undo .

( 3 ) Holba ó Kotba equ ivale á serm ón , p láti ca, arenga. En ella se contiene una

espec ie de rºgativa pºr la salud del soberano reinante , que conc luye en estos té r

m inos: ( Oh m i Dios , sé m iser i cord ioso con los Cal i fas ºrtodoxos , d istingu idºs porla dºctr ina, la virtud y los ce lestiales dºnes de que los h an co lm ado , que h an juz

gado y obrado según la verdad y la justi c ia. ¡Oh m i Dios ! Sostén , as iste y defiendeá tu servidor el cal i fa (ó el Su ltán) perpetúa su im per i º y su poder .» Abo l i óAbde-r-rah m án la suprem ac ía espi r itualde los Ben i Abbas ó Abassides en España ,

proh i b iendo que se m entase el nºm bre del cal ifa en los pú lp itos ó m im bares delas m ezqu itas , y aunque é l no se atrev i ó á tºm ar dec laradam ente eltítu l º de cal i fade Occ idente , com o em pezó , s in em bargo ,

á usar el de Am ira—l-m oslem in (Am ir óabeza de los m u slim es andal u ces), y el de om ara—bnu - l-khola/d (Am ir , h i jo de loscal i fas) , es indudab le que fué cons iderado com º soberano reinante , y que desdeeste m ºm ento en la rogativa de la h otba se h ac ía expres ión de su nom bre. En las

96 C OR D O B A

al pueblº desde elm ás lujºsº m im bar ( i )delOccidente ,se repe

tirá pºr m ás de dºce m il creyentes á una vºz,ahogando cºn las

vibrantes ºleadas de la inm ensa ya trºnadºra deprecación los ver

gºnzantes him nºs de lºs vencidºs Nazarenºs . Pasan en efec tºesas pºcas lunas

,y nº sólº aparece la m ezqu i ta en dispºsición de

pºderse habil i tar para que se celebren en el la las públ icas cerem onias el prim er día de jum a

,s inº que hasta se descubre ya en

la extrem idad de su nave principal,dirigida al austro

,el um bral

del santuariº,revestidº de rica y deslum bradora ºrnam entación

bizantina: elveneradº trasuntº de la santa casa de la Meca,cen

trº y nºrte de la adºrae¡on de tºdº fiel m usl im,cuyº accesº sólº

es perm i tidº á la augusta persºna delAm ir . L a grande aljam anº es tá cºncluida

,perº supliendo con ricºs tapices de Siria y de

Pers ia la decºrac10 n de las paredes y la labºr de las cºlum nas,

apenas cºm enzada,lºs obsequ iosos arqu i tectºs del Su l tán han

halladº m ediº de satisfacer la im paciencia de su señºr . Prodiganse en las naves principales los esbeltos capiteles cºrintiºs

,los

gallardos fustes m arm óreos de los m ºnum entºs rºm anºs , destrozados por lºs walies de las prºvincias para agasajar cºn su s

despºjºs alm ºnarca ; colócanse en las naves secundarias lºs capiteles de la derru ida bas ílica vis igºda

,otrºs aún no cincelados , y

las cºlum nas m ás cºm unes : cúbrese elpavim entº de fiores y yerbas arom áticas ; inúndase el sagradº recintº de luz y de arºm as ,aquel la difundida por centenares de candelabrºs prºvis iºnales ,estºs exhalándºse de cien pebeterºs ¿Pºdrá yaal m enºs el dichºsº Um eya dirigir en la aljam a de sus ensueñosuna vez antes de m ºrir

,cºm º Im am (2 )de la L ey , lºs ri tºs de un

aljam as ó m ezqu i tas pr incipales deb ía haber serm ón y lectu ras piadosas todºs lºsv iernes o jum as , y todo fi el m u su lm án deb ía o ír las , pud iendo sal i r de su casa al

nacer el sol para vo lver á la puesta . Por esº la L ey y Sunnah Ies recom endabaqueviviesen lo m ás cerca pos i b le de las aljam as .

( i ) Mim bar qu iere dec ir l º m i sm o qu e púl pito , en el cual se co locaba para ser

bien v is tº y o ído de tºdos el Im am ó el Al faqu i que d i rigía las orac iºnes , y elKh atib que hacía el serm ón .

( 2 ) Aunque prop iam ente hablando só lº era Im am el ca l i fa , pºr ser el ún icoverdadero jefe y cabeza en lo c ivi l y rel igioso , no obstante por s im i l itud se daba

98 C O R D O B A

zar,cubiertº cºn las m ism as blancas vestiduras que son eldistin

tivº de su preclaro l inaje,el sabiº

,el virtuºsº

,el victºriºsº

,el

afam adº Abde-r—rahm an,l lºradº pºr sus m ujeres

,sus hijºs

,sus

cºnsejerºs,sus ºficiales

,sus prºtegidºs

,sus sºldadºs

,sus servi

dores y esclavºs, pºr tºdºs lºs que ayer le cercaban respetuºsos

m ºstrándºle en sus labiºs la sºnrisa del afectº ó de la l isonja.

El juez superiºr de la aljam a de Córdºba,Abdu -r—rahm án Ibn

Tarif,anuncia al pueblº eldºlºrºsº acaecim ientº desde elm ism º

m im bar que estaba dispuestº para el glºriºsº príncipe,y salen

las turbas de la m ezqu i ta exclam ando : ¡Duerm e el Am ir en lasºm bra de la paz ! Allah le sonreirá en la hºra de las cuentaspºrque guerreó en su cam inº . Ha m uertº Abde-r-rahm án

,hijº

de Mºavia,hijº de Hixem Ibn Abd-el-Malek . El halcón Cºrei

x i ( i ) que vinº de Dam ascº ahuyentado por la negra bandera delos Beni Abbas

,plegó sus alas en la perfum ada ºrilla del Gua

la Sunnah , sacam os el sigu iente extrac to , que qu izás nº desagradará al lector porla m inu c iºs idad cºn que en é l se da cuenta de las cerem on ias u sadas entre losMah ºm etanºs con lºs m u ertos . <<Sea acordado alqu e está á la m uerte el nºm bram ien

to de Allah , y no se le debe acercar n ingu na persona que nº tenga tahor (que no

se haya pu r ifi cado) despué s que sea fal lec idº:y dióse por los sab ios l i cenc ia paraque se lea á su cabecera , y no fueam adº pºr Mel iqu e (ó porMalik-ben -Ans, fundado r de la fam osa doctr ina teo l ógica que s u sti tuyó en Andalu c ia á la anti gua delAuze i) qu e den hoces n i gr itºs , s ino que l loren pac ientem ente quanto m as pue

dan . El bañ ar al m uerto nº ay tasa c ierta en el lo,m as báñ elº qu ien m ejor supiere,

de m anera qu e quede Bien passa que bañe el m ar ido á la m u jer , y la m u

jer al m ar i dº , y la m u jer al m uchacho , quando es de poca edad . No le qu iten al

m uerto cabel los , n i u ñ as , n i lo kalanch (ó circunciden) , ni le qu iten cosa de su

cuerpº , s ino alím picnlo quanto puedan . No bañen al que m uere en fi gabi ! y llah i(pºr la cau sa de Dios en la guerra santa) en la gueste ó batal la, n i le am ortajen ni

h agan acata sobre é l , y entié rrenlo en su fuessa con sus m esrrios bestidºs com o

estubierc . Sea am ºrtajado el di funto en tres l ienzºs , 6 cinco , ó s iete, b lancos , h échos ti ras , ó cam isas una sobre otra de grado en grado … póngan le º lºres buenosen los lugares del cuch ud (pºr las cuales entendem oé las partes del cuerpo con

que se hace la postrac ión ó acto de hum i l lac ión en tierra, que es una de las posturas de la azala) , y llé benle á enterrar quandº aya pasado'

la ora del ayala sobreé l

, etc.» El au tor de esta Sum a es D. lee de Gebir , A lfaqu i m ayor y Mu fti de laA l jam a de Segºv ia en el s ig lo xv, y la escr i b ió en lenguaje al jam iado para el u so

de los q ue habían ya perd ido el conoc im iento de la lengua árabe, dec larando ser

su intenc ión sacar la m ás pu ra doctr ina de lºs antiguos m aestros de la Santa L ey

y A ;:unna .

Llam aban tam bién á Abde—r-rah man el h alcon Coreix i Saler Koray sh alu

d iendo á la ve lºc idad de sus conqu i stas .

1 0 0 C O R D O B A

dalquivir ; descansa de su largo y rápido vuelo en la bendecida

tierra de Andalus,dºnde es el m ejºr rebato , y donde hay prom e

sas del Annabi de que un día de pelea en ella es m ás ensalzado

y m eritºriº que dºs añºs en cualqu ier otra frontera Abransele de par en par las puertas del Edén ,

pues verdaderam ente

edificó en la Genna al fundar esta gran m ezqu i ta en elpaís donde

cºntarán de él y de su pºsteridad lºs cºnvertidos rum íes : m an

dóseles que nºs com batiesen has ta que dijéram os m º hay m ás

Dios que Allah , » y cuando esto dij im ºs,ganam ºs por su m ediº

esperanza y hacienda . Estas y otras sem ejantes exclam acioneshacen

,acordes en su sentim ientº por tan dolºrºsa pérdida, tºdºs

los que acuden a vis itar al Su l tán difuntº , y entre el lºs se señalan pºr sus extrem adas dem ºstraciºnes los jeques de las tribusMºdharitas los caudil lºs de lºs Eslavos , los adal ides Bereberes y Zenetes

,tºdºs los walies , capitanes , alcaides , cadíes y

alfaqu is de las circunvecinas prºvincias , que sin distinción de par

tidos,y depuesta tºda rival idad de razas

,acudierºn á la Sede

del naciente cal ifatº atraídºs por la fam a de la nueva fundación .

Trad ic iones recogidas por Hºzail sobre los m erecim ientos de la guerrasanta en el Andalu s . Di jo Ai xa, la m u jer del Profeta : l legará tiem po en que se

pondrá fin á la guerra santa, si no es en cierta pen ínsu la que tiene por nom breAndalu s en Maghreb l'Aksá , y el m orabito , hom bre de frontera en ella, ganará m ás

m éritos que el m ártir cuando viene bañado en su propia sangre .» Tam bién decíaeel m e jor rebato sobre la h az de la tierra es el delAndalus:su or iente es enem igo ,

su ocaso es enem igo , su septentr ion enem igo , y su m ediod ía enem igo tam bién . »

Otra trad ición decía:aAlzóse el Profeta de Dios en la m ezqu ita c ierto día y extendiósu m ano hac ia occ idente com o bend ic iendo : dijéronle:¿á qu ién bend ices , oh Profeta de Al lah ?—Ac ierta porc ión de m i pueblo , d i jo , que m ora m ás al l á de Maghreb l ' Aksá , región que tiene por nºm bre L os vivos sºn al l í m orabitos , ylos m uertos m ártires , á qu ienes recogerán las nu bes al lende el m ar infi el paral levar los el día del ju ic io al s itio de la resurrecc ión cual gotas de agua. » (De la m i

licia de los árabes en Estañ a .—Opúscu lo por D. Serafín Estévanez Calderón .)

(a) L as tr i bus árabes que, de jando las tiendas de sus m ayores , se establec ieronen Andalu c ía, m antuvieron hasta la caída del cal ifato de Córdoba constantem ente

v iva la an im os i dad que desde un pr inc ip io separó á los descend ientes de lºs dospr inc i pales troncos ADNÁN y K IIATTÁN . Entre las var ias tr i bus de la estirpe deAdnán era la de los Ben i Modh ar la predom inante por su núm ero en Andalucía, ycon el apoyo que le prestaron lºs Ben i Um eyas , procedentes delm ism o tronco , losdescend ientes de Kh attán , l lam ados Arabes del Yem en 6 Yem enitas , no pudierºn

hasta el reinado del usurpador Al—Mansur equ i l i brar su poder con el de sus irreconc i l iables enem igos .

m z C Ó R D O B A

ticia, y entre lºs que cºrren presurosos á presenciar el sºlem ne

entierrº fºrm andº apiñadas turbas,se m ezclan y cºnfunden el

Egipciº de piel tºstada,prºcedente de Beja ó de Lisbºa elEm e

seno que ºlvida la tierra del L íbano por la de Sevil la 0 Nieblael Palestinº

,descendiente de Fil isteos

, que habita en MedinaSidºnia ó en Algeciras

,el Persa de vºlum inosº turbante arrai

gado en la antigua ( i ), el Asirio m orador de la m ontuosaElvira

,el K inserita que disfru ta las m inas y lºs pastos de jaén,

y el Dam asceno que gºza las preem inencias de Cºrtesanº . Sobresalen por sus ricºs trajes y pºr el privilegiº de l levar el cabel lºlargº recºgidº á un ladº

,lºs Cadies de la capital y sus aledañºs ,

distinguense los turbantes am ari llºs de m uchos judíºs , y llam anla atenc10 n por los l ineam ientºs de sus berm ejos sem blantes nº

pºcºs Españºles de ºrigen godo, que habiendº nacidº en la grey

de Cristº,renegaron ¡oh m engua ! de su rel igión

,y seducidºs

pºr el interés s irven cºm º m ulaa'os en el ejercitº m ulsum án . To

das las clases de la población hallan cabida en lºs espaciosospatiºs del alcázar

,dºnde juntº al capuchón del jeque se desplie

ga el taylasán de la gente cºm ún,luce la vistºsa sºbrevesta ó la

l im pia cºta del sºldadº,y hace pardusco fºndº el raído darwa

zah del m endigº . Abre cal le el gentío á la prºlºngada hilera del

acºm pañam ientº fúnebre ,y llegadº el cadáver al lugar de su

sepultura,cºm ienza Abdul lah cºn lentitud y m ajestad la ºraciºn

ri tual que repiten á m edia vºz los asistentes: eAÍ/d/l ua aqbar ,

» loores á Allah que m ata y resucita: suyas sºn las gracias y las»grandezas y los im periºs , él es sºbre tºda cºsa pºderosº ! Se» ñºr

,haz gracia y m erced aMºham m ad y á los de Mºham m ad ,

» apiádate de Mºham m ad y de los deMºham m ad ! Señºr , este'

es

» tu s iervº Abde-r—rahm án,hijº de tu s iervº Mºavia; tú lº crias

» te y m antuviste y lº revivificarás ; tú sabes lº que hay en él» secreto y paladino ; vením ºste á rºgar pºr él . Señºr , á ti nºs» acercam os

, que tú eres cum plidº de hºm enaje . Señor,defién

( t ) Huete .

C Ó R D O B A m 3

» dele de la tentación de la huesa y de las penas de la jehenna.

» Señor, perdónale y hónrale su m ºrada

,y ensánchale su huesa,

.y lím piale de sus yerros y pecadºs,y dale com pañía m ejºr que

» la que tiene . Señor,si es buenº

,crécele en descanso

,y si es

» que fal tó en tu serviciº,pásale sus pecadºs

, que tú eres sºbre» toda cºsa pºderºsº . Señºr

,afírm ale la lengua al tiem pº de la

» pregunta de la huesa ,y no lº repruebes

,ni le escandal ices cºn

» que nº tiene pºder para defenderse de el lo . Alla/z ua aqbar ,

»Alla/z ua aqbar , Alla/z ua aqbar . Y después de breve pausa,

añade en tºnº de ºración,sin que repita sus palabras la cºm i tiva:

( Señºr Allah ! perdºna á nuestrºs vivºs y á nuestrºs m uertºs,á

» lºs presentes y á lºs ausentes,á los grandes y á lºs pequeñºs ,

» hom bres y m ujeres , que tú sabes nuestrºs fines: y pues tene» m os esperanza en tu piedad

,perdºna nuestrºs yerros y pecadºs .

»Señ ºr,defiéndele del escándalº de la huesa y de las penas de

» la jehenna, y danºs buen fin en nuestrºs días: am en . Abdul lahda salam ( I ) á la cºncurrencia,

en segu ida es entregadº el cadáver á los sepul tureros

,y al hundirle

_en la huesa,

donde es cu i

dadosam ente deposi tado de cara á la quibla, dice por últim a vez

el príncipe: < Señºr Allah ! nuestrº herm ano dejó el m undº y va

» hacia ti . Señºr,afírm ale la lengua en la dem anda de la huesa,

» que tú eres sºbre tºda cºsa pºderºsº ! »

Todas las ºraciones y cerem on ias de losMahom etanos acaban con elSalam

ó Salu tac ión ; la cual se hace tam bién á los seres inv is i b les , com o por ejem p lo , á

los dos ánge les que , según elKºrán , están á derecha e i zqu ierda de todo el que

ºra ó hace su azala .

m ó C Ó R D O B A

que le predijese su destinº,lº que el astrólogo rehusó hacer al

prºntº tem iendº desagradar al nuevº rey . Cediendo por ñu ásus insistencias

,le dijº Adh-dhºbi : <<Tu reinado

,ºh am ir

,será

glºriºsº y feliz,y señaladº cºn grandes victºrias ; perº , si m is

cálcu los nº salen fal l idºs,su duración será de unºs ºchº añºs

sºlamente .» Hixem perm aneció largo rato si lenciºso y m edita

bundo,m á s luego alzó serenº la frente y exclam ó: Oh Adh—dho

bi,tu predicción nº m e am edrenta

,aun cuandº sea sugerida á tu

bºca por el m ism º Om nipºtente, pºrque si el tiem pº de vida quem e concede lºgrº pasarlº en su adºración

,cuando llegue m i hºra

diré res ignadº : ¡hágase su vºluntad ! Despidió el rey alastrólogodespués de rem unerarle fastuosam ente

,y cuenta la tradición

que desde aquel día se abstuvº de los placeres m undanales,s ien

dº la piedad,la justicia y la benevºlencia la única guía de sus

acciºnes . Cºn esta elevada m ira fué su breve reinadº fecundº en

grandes em presas,reprim ió la rebel ión de sus dos herm anos Su

Ieym án y Abdul lah , llevó la guerra santa hasta la Cerdaña,entró

y saqueó á Narbºna, im pºniendº á los infel ices cristianºs la duraºbl igación de l levar en sus hºm brºs hasta Córdºba la tierra desus dem olidas m ural las para erigir en sus alcázares una m ezqui

ta ( I ), h ízºse om inoso á la España y á los Francºs , y por úl tim ºcºntribuyó pºderºsam ente á cimentar el im perio del Islam en

Andalucía engrandeciendº su capital,reparandº su m agníficº

puente,creandº insti tutos de públ ica u til idad

,y term inando la

grande aljam a fundada pºr su padre, dºnde establemº y dºtóescuelas y m adrisas: tºdº con los recu rsºs del azaque y de su

legítim a parte en las cºnqu istas,sin exigir de sus m usl im es tri

butº algunº extraordinariº . Tantº fructificó en el cºrazón de estegrande y tem idº rey el germ en de seria m editac10 n que en éldepºs i tó el agorero .

L a grande aljam a quedó cºnclu ida el añº 1 77 de la Hégira

( i ) Hízola, según refiere Al—Makkar í , al lado opuestº de la Puer ta de los ¡ardines del palac io de Córdoba.

C Ó R D O B A m 7

(año 793 de cºntribuyendo á sus ºbras,lº m ism o que

bajº el reinadº de Abde—r—rahm án,el Am ir cºn su as idua protec

ción y persºnal as istencia,lºs walies de las provincias con ricºs

despºjºs de antiguºs m ºnum entºs,los artífices con su ingeniº

,

las victºrias con su pingue bºtín,la ciudad con ceder los opera

riºs , las s ierras de Córdºba y Cabra cºn sum inistrar los tesºrºsde sus canteras

,África con prestar sus incorruptibles troncºs de

pino-alerce,As ia cºn inocu lar en el naciente arte árabe-hispano

elgeniº de la ºrnam entación,sus inspiraciºnes , su poes ía, y Dios

en fin cºn perm i tir,en castigº de las cu lpas de nuestrºs padres

,

que la m oral bas tarda de lºs hijºs del Yem en,im pregnada de

letal sensual ism o,se entronizase en la Bética cºm º regla supre

m a de una sºciedad rebelde al lum inºsº y Cas tº yugº del Evangel io .

Si,la grande aljam a está cºnclu ida: ¡ tam bién Hixem cree

haber aseguradº su puestº en el jardin eternº de las del icias !Ved esa nueva casa de adoración m ajestuosam ente asentada al

cºnfín m erid iºnal de la gran ciudad ,juntº á la verde ºri lla del

m ás anchº riº del Andalus,ºcupandº una extensa área regular

de 4 6 0 pies de septentrión al m ediodía,y de 2 8 0 de ºriente á

occidente,cercada de al tºs y gruesºs m urºs alm enados y bien

guarnecidos,fianqueada en su recintº pºr rºbustºs estribºs de

tºrres albarranas y un enhiesto alm inar,abierta á lºs m usl im es

pºr nueve espaciºsas y riqu ís imas puertas exteriores y ºnce interiores

,cuatro á cada ladº de ºriente …y ºccidente

,una principal

al nºrte,y las ºnce en la fachada interiºr , dentrº del pens i l de

las abluciones,cºm unicandº á ºtras tantas naves del tem plº .

Contem plad la herm ºsa dispºsición interna de ese insigne m ºnu

m ento,el gran patiº que le s irve de atriº ,

cºn anchºs pórticºsen las tres bandas de nºrte

,oriente y pºniente, fuentes para el

alguadº ( I ) y las purificaciºnes ,y frescas alam edas de naranjºs

y palm eras enlazadºs al pié por bien dispuestas plantaciºnes de

( i ) Alguado: lavator io , ab luc i ón .

m 8 C Ó R D O B A

flºres ; luego el m ajestuºsº buque de la inm ensa casa de oracion ,

sencillam ente cºm partidº en ºnce largas naves , que dirigiéndosede nºrte á su r, se cruzan en ángul º rectº cºn veintiuna navesm enºres que van de ºriente á ºccidente ; luego la elegante é idealcom binación—de esas arquerías en que las pilastras se sºbrepº

nen á las cºlum nas,y unºs arcºs á ºtrºs arcºs , dejandº pasº á

laluz entre la co lum nata superior y la inferiºr , cºm º rem edandº la arqu itectura los atrevidºs juegºs gim nás ticos de las ágilescaravanas del des iertº ; luégº la sabia y ligera fºrm a de esas

ºnce riqu ísim as techumbres de alerce,labradas

,pintadas y dora

das que recuerdan al que las m ira las su tiles arm aduras de lasvºladºras naves s irias cºn que cºnquistó ºtrºMºavia á las C ícladas

,á Rºdas y á Sicil ia ; luégº ,

finalm ente,el m isteriºsº y ré

cóndito santuariº dºnde se guarda el Kºrán,en cuyº recintº ha

agºtadº el arte ºriental tºda la riqueza de sus recursºs fascinadores . Figuraºs ahºra realzada la im pºnente m ajestad de esa

gran m ezqu i ta cºn las galas de que pueden revestirla elm ás ex

qu is i to gustº y la“

riqueza,de consuno con las exigencias de una

rel igiºn inventada para cau tivar los sentidºs,y se deslum brarán

vuestrºs ºjos con la m asa de luz de los candelabrºs,se em bria

gara vuestrº olfatº con las preciºsas esencias quem adas bajºaquellºs taraceadºs artesones

,halagarán tºdº vuestrº cuerpº

las tibias auras prim averales im pregnadas de azahar, que se des

lizarán pºr vuestra Sien trayéndoos deshechºs en ráfagas lºstrinos de lºs ru iseñores cºn los bril lantes glºbulillºs del agua

que se estrel la en el durº m árm º l de las fuentes . L as ºnce grandes puertas que cºnducen del patiº á la m ezqu i ta es tán abiertas:sºn ºnce sºberbiºs arcºs u l tra-sem icirculares y dºbles

,tºdºs en

fila,sºstenidºs en esbel tas cºlum nas de m árm ºl que de cuatro

en cuatrº rºdean a los recios m achºs de piedras en que se afi r

m an,cºm º l indas esclavas gem elas que dandº la espalda al

m ajestuºsº dueño,se enlazan entre si vºlteandº dºbles gu irnal

das . Estas ºnce puertas m uestran á lºs que cruzan el atriº el

interiºr del tem plº cºm º en cºm bustión,y á lºs que ºcupan el

1 1 0 C Ó R D O B A

tem plº les descubren los jardines del suspirado Edén,do nde

bu l len las aguas y los rayºs del sºl por entre las verdes ram as

cuajadas de pom as de oro . He aqu í la santa casa de adºrac10 n

que sºbrepuja en suntuos idad,belleza y gal lardía á las m ás afa

m adas m ezqu itas de Arabia,Siria y África. Oid lo que de e l la

canta el pºeta Moham m ed Ibn Mºhamm ed Al-baluniHa gastadº Abde-r—rahm án pºr am or á su Dios y en honºr

de su rel igiºn ºchenta m il dinares de plata y ºrº .

» L os ha invertidº en cºnstru ir un tem plº para usº de su

piadºsa nación,y para la m ejºr ºbservancia de la rel igión del

prºfeta Mºham m ed .

»Eu él veréis relucir el ºrº prodigado en sus artesones cºn

la m ism a bril lantez que el relám pago que atraviesa las nubes .

Nº exageraba el pºeta,porque realm ente á la luz de las lám

paras y candelabros,velada pºr la neblina de los arºm as

,debía

parecer aquella rica techum bre lº que en enérgicº lenguaje vul

gar llam am ºs una asm a de or o.

¿Pues qué im pre510 n nº causaría el espléndido interiºr quecºntem plam ºs al ver algunºs añ ºs después el ºrº prodigado en

lºs m ism ºs capiteles de las cºlum nas y en las pilastras de lasarquerías

? A m edida que se va cim entando el Califato,va este

sºberbio tem plº creciendo en riqueza. Asi com º el fam ºsº m ilím etrº de Rhaudhá m arca en Egiptº las crecientes del desbºrdado ríº que le hace fecundº , así la gran m ezqu i ta de Córdºbaseñala en Andalucía lºs prºgresºs delarte arábigo invasor . Bienneces i tan en verdad lºs descendientes de Mºavia dar á la cºrtede su im periº esplendºr y lustre ; fºrzºsam ente han de ser grandes y m agníficas las huel las de su dºm inación

,nºrm a y estím ulº

para sus sucesºres ; pºrque sus ém u los lºs Abassidas están resu

citando en las bíbl icas llanuras fertil izadas por el Eufrates y el

Tigris las fantásticas creaciºnes de Belº y de Sem iram is , repro

duciendº las pasadas glºrias de lºs Ninivitas y Babilºniºs , sobre

( i ) Th e History of theMoh ammedan Dy nasties in Spain , etc. Tom o pág . 2 i 9.

C Ó R D O B A i u

pujando en fastºsidad á los Persas,oscureciendo la cu l tura de

los Griegºs Seléucidas,y afrentandº la artística vºluptuºsidad

de los Sassanidas .

El añ º m ism º en que el ilustre vástagº proscrito de lºs Um e

yas abriº los fundam entºs de la aljam a de Córdºba,subía al

trºnº del im perio m usu lm án de Oriente el fam ºsº Harón-al—Raschid

,el Pericles de los árabes

,dirigido pºr su sabiº wazir Yahia

,

de la preclara fam i l ia de los Barm ácidas,á qu ien debe su reinadº

sus principales títulºs de glºria. ¡Cuenta que este gran Cal ifa al

fijar la planta en el trºnº de los Abassidas,ºstenta ya ceñida la

s ien con el lauro de la victºria ; que las huestes de la em peratrizIrene han hu idº ante él despavoridas en los cam pºs delAs ia m e

nor ; que la Prºvidencia le tiene reservadº para hacer inm ensas

cºnqu istas en elAsia y escarm entar el ºrgu l lº de Nicéfºrº ; quenº en vanº parece haberle dotadº la naturaleza de un cºrazón dehierrº y de la m ás exqu is i ta sensual idad

,puestº que para levan

tar la tiranía del Islam ism º á la al tura de s istem a pºlítico capazde cºntrabalancear la vigºrosa accion del Occidente

,es precisº

que Harún pueda ver serenº espirar en hºrribles supliciºs á m u

chos individuºs de su prºpia sangre desde el as ilº y tem plº delos placeres ! ( i ) El hijº de Harún se jacta de que sabrá m ºverel Oriente y el Occidente cºn la m ism a facil idad que si fueran

piezas de ajedrez : bravata verdaderam ente asiática,perº que

cºm prºm ete á los em ancipados su ltanes de Andalucía á sºbrepu

jar , siqu iera sea pºr arte satánica,en fasto

,en glºria

,en presti

gio y pºderíº , á lºs que así presum en ser á rbitrºs del m undº .

Grande y herm ºsa es Córdºba,perº bella y grande es tam bién

la nueva ciudad de la paz, la rica y vo luptuosa Bagdad, que Abu

G iaffar Al—m ansur cºnfió á las zalam as del Tigris en el as ientº

m ism º de una pºética qu inta regalada por Cºsrºés Anusch ireváná su cºncubina m ás querida. Grande y prósperº ha s idº el rei

nado de Abde—r—rahm án su hijº Hixem,cºntinuadºr de su sabia

Bagdad .

1 1 2 C Ó R D O B A

pºlítica,ha lºgradº ru idºsºs triunfºs que cºntribuyen á conso l i

dar la m ás preciºsa cºnqu ista sarracena:Alhakem asciende aho

ra á la suprem a dignidad en Córdºba,y se anuncia cºm º príncipe

de incºm parables cual idades para la ºbra que está llam ado ásecundar

,pºrque am a el bél icº tráfago y le devºra el deseº de

la ciencia y de los delei tes ; perº tal vez m ás próspero y grande ,

m ás victºriºsº ,m ás sabiº

,m ás i lustradº

,y m ás fecundº en goces

de tºda especie,va á ser el reinadº de Harún

,de ese geniº sin

gu lar en qu ien bril lan reunidas las dºtes de tºdºs lºs su l tanes deEspaña juntºs . ¡Qué terrible cºm petencia, qué consternadorarival idad la de lºs dºs im periºs m usu lm anes

,la de las dos pro

videnciales fam il ias de lºs Beni Abbas y de lºs Beni Um eyas ,

para las infel ices prºvincias ya m ediº am ºrtajadas en los gironesde púrpu ra y ºrº de lºs Isauriºs

,ó aún m ediº envuel tas en lºs

cendales de la barbarie godo -germ ánica ! Cºm º esºs briosos ca

ballºs que en el circº de Bizanciº se dispu tan el prem iº de lacarrera

,únicº espectácu lº que hace latir elm ezqu inº cºrazón de

lºs degeneradºs Im periales,asi se lanzan á la cºnqu ista de la

grande unidad islam i ta en el estadiº del antiguº m undº rºm anºesºs dos gigantes enem igºs de la civil ización del Cristianism o

,

que para m ejºr cau tivar á lºs am antes dºl prºgresº de la hum ana intel igencia

,hacen resºnar cºn acentºs de arm ºniºsa pºesía

las florestas de lºs ríos históricºs,Tigr is y Betis

,hºnran con

m agníficas fundaciºnes el tranqu ilº cu ltº gratº á Academ º, po

nen sºbre su cabeza lºs l ibrºs de Aristóteles y Platón,y levan

tandº en al tº el graciºsº canas tillo cºrintiº,tributan al arte de

la Grecia el hºm enaje de su adm iración y respetº .

Perº dirigiendo al ternativam ente nuestras m iradas del Gua

dalquivir alTigris , de la m ajestuºsa Córdºba á la risueña Bagdadadvertim ºs en lºs dºs cºlºsºs geniº idéntico y tem peram entosdiversºs . El de Oriente

,ávidº de lujº y de sensaciºnes

,prodiga

sus riquezas cºn frenética m agnifi cencia: Al—Mam ún el día de su

bºda siem bra m i] gruesas perlas en el sedºsº cabel lº de su am a

da, y pide setecientºs pºrteros para su palaciº , y árbºles de oro

C Ó R D O B A

en Sora y Pundebita para la prºpagac1ºn de la fi lºsofía alejandrina: nº cºntentºs cºn favºrecer la inves tigación de tºdºs lºs

m anuscri tºs que se habían salvadº de lºs desas tres de la inva

sion,piden á los em peradºres de Bizanciº que les envíen sus

l ibrºs y sus sabiºs enriquecen sus bibl iºtecas cºn los tesorºs

de la l i teratura persa,nom bran cºm is iºnes que traduzcan las

ºbras preciºsas de la antiguedad,á Hºm erº

,áTºlºm eº

,á Aris

tóteles,crean academ ias é insti tu tºs científicºs en Bagdad

,en

Ispahán ,en Firuzabad

,en Sam arkanda

,en Dam ascº

,en Kuffa

y Bassorah,cºn escuelas gratu i tas y públicas

,en una de las cua

les (2 ) l legan á juntar hasta seis m il alum nºs,y cºns iguen que

sean la lengua árabe el idiºm a de la ciencia,y el Is lam ism º la

rel igión general del As ia entera, que adºpta gustosa la lengua

de su Prºfeta . Y esa lengua que en sonºros versos de cantºs antiguºs había cau tivadº á lºs apasiºnadºs Arabes cuandº hijºsdel des iertº

, ¿de qué bel lezas nº será susceptible ahºra que el

círcu lº de las im presiºnes se ha dilatadº tantº para los que vivenentre las riquezas de la naturaleza dom ada po r el arte ,

y á labenéfica som bra de un sºberanº que retribuye con cincuenta m ildºblas un sencil lº poem a y que prem ia al bardº vencedºren los certám enes de Ocadh con cien dinares de orº

,un caftán

bordado,un arrºgante cabal lº

,una l inda esclava

,y el títu lº de

príncipe durante un añº ? Figúrasenºs estar viendº los cam inosde la Meka á Bagdad

,á Balk

,á Sam arkanda y á Nisapur , fre

cuentadºs á tºdas h ºras del día y de la nºche por tranqu ilascaravanas : ¿sºn pºr ventura lºs esclavºs africanºs

,las sederías

de la India,los perfum es de Cabu l el único cºm erciº que ali

m entan esºs am bulantes bazares cºnducidºs en interm inables y

pulverulentas filas de cam el lºs ? Nº: sobre aquellas gibosas y pa

( 1 ) El c iegº entus iasm º del cali fa Al-Mam ún por las c iencias le llevó hasta el

r id ícu lo extrem º de dec larar la guerra al em peradºr de Constantinºpla só lo porhaberse opuestº á que León , arzºb ispº de Tesal ón i ca , se tras ladase á Bagdad .

( 2 ) El cº legiº de Bagdad .

( 3 ) Abu—Tham a'

n es el nºm bre del afortunado poeta que lo com puso .

C Ó R D O B A 1 5

cientes acém i las se transpºrta tam bien la riqueza intelectual,la

ciencia,el arte

,la pºes ía: ved esas blancas cºnstr ucciºnes que

de trechº en trechº asºm an sus dilatadas terrazas pºr entre lºsgrupºs de palm eras tan gratºs á la sedienta caravana ; esas sºn

las hospederías de los pºetas y de los sabiºs,los depós i tºs de

las letras,lºs paradºres de la intel igencia

,expresam ente erigidos

en obsequ iº de lºs sabiºs peregrinantes por lºs m agnates quecºm º Sa1fed'

dullah se dispu tan el hºnºr de albergarlºs y de re

cºger sus histºrias, sus dºgm as

,sus im prºvisaciºnes .

¿Pºr qué los Cal ifas de Occidente nº m archan cºn la m ism arapidez que lºs afºrtunadºs Abassidas hacia el fin glºriºsº queéstºs ya tºcan cºn sus m anºs

,de cºnstru ir el m undo islam ita

sºbre la pºderºsa base de la unidad de lenguaje y de creencias,

cºnvertidº el Korán á pesar de sus errºres en piedra angu lar del

edificiº sºcial,intelectual y pºl ítico ? ¡Ah ! pºrque lºs hijºs de

Beni Abbas gºbiernan pueblºs sosegados que pasarºn ya delperiodo de las cºnqu istas

,pueblºs adem ás criadºs en las tradiciºnes

as iáticas,en qu ienes es indºle pecul iar el am ºr á la vida rega

lada,ºciºsa y cºntem plativa ; y los Um eyas , por el cºntrariº

,

r igen un pueblo cºnm ºvidº y agitadº aún por la fiebre de lasinvas iones

, que aunque ans iºsº tam bién de ciencias y de placeres

,se ve cºntrastadº por las rebeldes razas del Nºrte

,tenaces

en sus ideas de independencia y alecciºnadas en una rel igiºn quehace de las fatigas y privaciºnes el ejerciciº nºrm al de la vida .

L º que en el Oriente es ingénitº y espºntáneo,es en el Occi

dente artificial é ingerto . Lº que all í es una im prºvisac1ºn,tiene

que ser aqu í una fºrm ación trabajosa,lenta y pau latina . Día ven

drá en que el Cal ifatº andaluz oscurezca con su bri l lantez lasglºrias de los Cal ifas negrºs y en que asºm bradºs y llenºsde m aravilla lºs altivos reyes gºdºs y francºs

,y hasta los m is

( 1 ) L os Abass idas adºptaron el negro com o su co lor pr ivativº para el trajede guerra y de corte ,

y aun para sus pendones y banderas , y de aqu í v iene el dis

tingu ir los con el ape lativº de Cali/as neg ros . Sus r ivales los Um eyas , por el

contrar i º , usaban com º cºlºr de cerem on ia el blanco .

1 1 6 C Ó R D O B A

m ºs pºntífices del Cris tianism º claven fascinadºs sus m iradas en la sabia y m agnífica Córdºba. Com º águ ilas que beben laluz del sºl

,m irarán inciertos ya á los hºrizºntes de la fel iz Me

sºpºtam ia, ya á las cum bres de la rica Andalucia,sin saber cuál

sea el verdadero astrº del Oriente . Perº estº nº será has ta quela perseverante l im a de la cul tu ra atenúe las punzantes antipa

tías de las razas,y la seductºra vida as iática cºntam ine y enerve

lºs cºrazºnes de los discípu los de Cristº .

Por ahºra la m ism a capital del Cal ifatº es tierra de rebatº:

los Um eyas nº viven segu rºs ni en su prºpia cºrte . ¿Cóm º ha

de pensar Al—hakem en las glºrias de las artes cuandº la consolidación de su estadº es una ºbra cºm enzada apenas ? Harta ºcupación le darán lºs Francºs que avanzan hasta Tarazºna ,

los

rebeldes de Tºledº y Calatrava,lºs Cristianºs de Gal icia y hasta

lºs sediciosos de su m ism a sangre, que intrºduciendº la divi510 n

en los súbditºs m usulm anes,abren las puertas á lºs enem igºs

exteriºres . Energía en la guerra,ecºnºm ía en la adm inistración

,

im parcial idad en la justicia,sagacidad y cau tela en el m ºdº de

vivi r,son las dºtes que distinguen á este Su l tán . Veréisle aum en

tar su hueste de renegados hasta reunir m ilm am elucos de infanteria y cincº m il de á caballº

,y la guarda de su persona hasta

dºs m il eunucos ; ºirá y juzgará por si m ism º las causas de lospobres

,persegu irá severam ente á los m alhechores ,

será l iberalcºn los necesi tadºs

,estrenuo y sabiº en sus determ inaciones .

Tendrá cºnstantem ente á las puertas de su alcázar un num erosºcuerpº de cabal lería

,y en am bas ºri l las del riº

,juntº al alcázar

m ism º,una g uardia perm anente de m il renegadºs . Nº invertirá

sum as de cºns ideración en la m ezqu i ta m ayºr,perº cºnstru irá

para sus trºpas cóm ºdºs cuarteles y espaciosos establºs . Man

tendrá num erosºs espías que le enteren del estadº de la ºpinionpública: estal lará m añana una insurrección en el suburbiº occi

( 1 ) Es sabido que el papa Si lvestre II , antes de entrar en la regla de SanBen itº , pe rfecc iºnó s u s estudios en las escue las de la España árabe .

u 8 C Ó R D O B A

to pºr el Cadí , y m e diriges á un sºplaflautas .

—Convencido,sin

em bargº,de que nº le han engañado

,encam inase al Cadí

,rué

gale le dis im u le su desatención,expónele luego el casº que le

trae al tribunal,y ºbtiene el cºnsejº m ás justº é im parcial que

pºdía jam ás haberse prºm etidº . Creeréis tal vez que ese fi lósofººriginal es

,cºm º m uchºs cºrtesanºs

,en la apariencia desintere

sadºs é independientes,y en real idad tan flexibles alpºder cºm º

so l íci tos en su prºpiº negociº : tºdº al cºntrariº,arrostrará por

la verdad y la justicia la cólera de su rey . Cuando unº de sus

leales am igºs,receloso de lºs peligrºs á que le expºne su exce

s iva recti tud,le . escriba : .Si s igues cºm º hasta aqui

,m ucho m e

tem º que te cueste tu destino ,» le cºntestará im pávidº : a ¡Diºs

haga que cuantº antes m e vea cºn m i m u l i ta Ashshakrá en el

cam inº de Beja ! y si ºcurre alguna vez que un ciudadanº cualqu iera tenga que sºstener un plei tº cºntra el Am ir

,cºm º le

sucedió á un ºscurº m o l inero,á qu ien qu is ieron arrebatar su pro

piedad para incorpºrarla al palacio los oficiosos cºrtesanºs,cier

tam ente nº se retirará del tribunal del Cadí descºnsºladº si la

razón está de su parte . ¿Por ventura nº se lisºnjeaba ayer unº

de los hijºs de Abde-r-rahman I de que ganaría cierto ru idºsºplei tº por tener en favºr de su acción el testim ºniº de su sºbrinºAl-hakem cuandº príncipe herederº

,y el integrº Bashir senten

cia contra él por nº haber cºm parecidº en su tribunal el Am iren persºna á ratificarse en el testim ºniº dadº antes de subir altrºnº ? Pues no tad ºtrº insigne ejem plº de la justificación de estenºtable funciºnariº

,y m editad si avanzará cam inº en cualqu iera

país del m undº una m ºnarqu ía que se ºstenta sºstenida en principiºs tan segurºs com º la igualdad ante la ley y el am ºr á la

justicia . Un ºficial palatino de Al—hakem,jefe de sus caballerizas ,

l lam adº Musa Ibn Sem áh,acude en una ocas ion al Su l tán en

queja del Cadí,exponiendº que éste se ha excedidº de su autº

ridad y sentenciado cºntra él injustam ente—Prºnto veré yº ,dicele Al-hakem ,

si lº que m e refieres es cierto . Vá inm ediata

m ente al Cadí , y di que qu ieres hablarle : si te lº cºncede ,te

C Ó R D O B A 1 19

creeré,y él será castigadº y destitu idº de su cargº ; perº si te lº

niega á pesar de tus instancias,m i estim aciºn hacia él será m ayºr

,

pºrque tengº por seguro que nº es un tiranº,s ino un hºm bre pro

bº y am ante de la verdad .

—Vá Musa según se le ºrdena á casade Ibn Bashir

,y m anda al prºpiº tiem pº Al—hakem á unº de lºs

eslavos de su guardia que sin ser visto espie á Musa,y le dé

cuenta de lº que ºcurra entre su cabal lerizo y el Cadí . De allí ápºcº vuelve eleslavº y refiere alAm ir

,cóm º al l legar Musa á la

habitacion delCadí le había recibidº un pºrterº,el cual

,después

de avisar á su am º,sal ió con este recadº : am e m anda el Cadí

que te diga, que si algún asuntº legal se te ºcurre,m ejºr harás

en dirigirte al tribunal en las hºras en que adm inistra justicia .»

Al ºír esto Al—hakem,se sºnríe y exclam a: bien sabía yº que

Ibn Bashir era un juez recto é im parcial . Un rey que tiene m a

gistradºs cºm º Ibn Bashir nº im pºrta que nº tenga en elGuadal

quivir , cºm º el hijº de Harún en el Tigris,cincº naves cubiertas

de plata y ºrº,una en fºrm a de dragón

,ºtra en fo rm a de caba

llº,ºtra en fºrm a de león

,ºtra en fºrm a de águ i la y ºtra en

fºrm a de elefante .

Puede decirse que si Abde—r—rahm án II lºgra el descansº ygustº suficientes para cºnsagrarse alm ayºr engrandecim ientº dela m ezqu i ta y cubrir de ºrº sus labradas pilas tras y capiteles , lodebe exclus ivam ente á la prudencia y sabiduría de su padre Alhakem . Im i tando sus cual idades bélicas

,hace tem idº su nºm bre

entre lºs enem igºs del Islam,y s igu iendº su acertada adm inis

trac10 n prepara para lºs postreros añºs de su vida un reinadº de

paz y de esplendºr . De paz y de esplendºr,si

,pºrque lºs ayes

de agºnía de los hum ildes m ártires cr istianºs nº turbarán su sº

siegº ,ni su inºcente sangre copiosam ente derram ada m ancillará

á los ºjºs de la divertida cºrte m ahom etana los tim bres y blasºnes del m ºnarca . ¿Nº le propºrciºna éste paz y riquezas paradisfr utar las cºm ºdidades y placeres de la vida ?

Para Abde-r—rahm án II tenía reservada el cielº la triste glºria de inaugurar en la España árabe la tiranía en nom bre de la

n o C Ó R D O B A

fe rel igiºsa,y de establecer pºr m edio de la fuerza la unidad

islam ita en sus dºm iniºs,lanzandº en un día de enºjo á los cua

tro ángu lºs de la escarnecida Iberia,en plena paz , aquel la terrible

intim ación que lºs sangu inariºs Abu—Obei—dah y _

Khaled habían

dirigidº á lºs m alhadados habitantes de Bºsra : “¡Haceºs Musu lm anes

,ó tended la cerviz bajº la c im itarra ! » Es m uy de nºtar

,

en efectº, que em piecen la persecución de la intºlerancia bajº el

im periº de la justicia,los excesºs de la inhum anidad cºn la afina

ción de las cºstum bres,y que vayan desarrºllándºse paralela

m ente la prºsperidad delEstadº y el envilecim ientº del individuº .

¡Ah ! ¿pºr qué la crueldad y la sensual idad han de reem plazar tanfácilm ente cºn hipócri ta disfraz á lºs dºs ángeles tu telares de lºstronos

,la Justicia y el Am ºr ? ¿Pºr qué esos dos m aléficos iustin

tºs han de ser lºs cºm pañerºs inseparables de la m undana fel icidad y cºm º las cariátides del lechº en que duerm e la civil izaciónprevaricadora y descu idada ? ¿Qué ley fatal determ ina esa chº

cante cºntradicción que hace al hom bre rústicº é incivil capaz deal tºs y nºbles afectºs

,y al hºm bre dem asiadº cu l tº

,insens ible

y desnaturalizadº ? L a cu l tura que balaga y afem ina es la m ism a

que endurece el cºrazón,del prºpiº m odº que el m artil lº que

bate y lim pia de escºrias el hierrº es el que lº cºnvierte en durºy lisº acerº .

Tºdos los grandes tiranºs han tenidº sus panegiristas,unºs

pºr el tem ºr que inspiran,ºtrºs po r la seducción que ejercen .

Abde-r-rahm án II es un tiranº fastuoso,galante

,llenº de dotes

y de ingeniº para rendir vºluntades . ¿Cóm º nº perdonarle lascrueldades que cºntra los infieles cristianºs cºm ete

,si pºsee el

arte de representarlas cºm º actºs de extricta justicia ? Adem ás ,á un rey val iente y enam ºradº , que en el cam pº de batal la tr iunfacºm º un héroe y en las florestas suspira cºm º un am arteladodoncel ; á un rey que lisonjeá el gustº de su pueblº am ante dellujo

,de la ºstentac10 n y de la galantería afectada

,dándºle escue

las y m adrisas que le instruyan , jardines y casas de placer que lerecreen

,em bajadºres cºm º Al—ghazal que le acrediten de grande

1 2 2 C Ó R D O B A

á la que lºgran lºs Beni Abbás ; á un rey , por últim º , que em

plea un reinadº de treinta añºs en labrar la prºsper idad de sus

vasal lºs haciéndºlºs cu l tºs,vencedºres

,ricºs

,y a su m anera

fel ices,no es m uchº que éstºs le celebren y le ensalcen aunque

lºs m íserºs cau tivºs gim an y llºren . Cºm préndese que su pue

blº,fau tor de sus placeres

,le perdºne

,y nº sólº le perdºne

,

s inº que aplauda su severidad cºn los cris tianºs,á qu ienes esa

m ism a prºsperidad agºbia y aniqu i la . Lº que nº se cºncibe s i

nº se tiene m uy en cuenta la natural perfidia del hºm bre,es que

el Califa encºntrase en vida penegiristas entre lºs m ism ºs alumnos de Cristº

,y lºs m ártires hal lasen verdugºs entre lºs que con

el lºs debían com partir las cadenas y el oprobioAlm as afectuosas que am áis la m em oria de esas ºtras almas

sublim es,y fuertes a la par que del icadas , que en vida fuerºn

gentis Sar racenor um anim os concitare Super quo om nium illiu s Reg u i

Ch r istianor um petitio ad Carolum m isa est, u t m em oralus Apostata re

posceretu r , ne dtu liu s , etc. »

( 1 ) El m etrºpºl i tano de Sev i l la , Recafrcdo , ced iendº á las intim ac iones deAbde—r—rah m án , prohi b ió a los c r istianºs presentarse vºluntar iam ente ante los

Cad ies para cºnfesar á Cr istº , y persuad ido de un exceptor de tr i bu tos que despu és apºstató de la rel ig ión c r is tiana , m andó que nº se tuviesen pºr m ártires ,s ino pºr m al hechores tem erar i ºs , los que e8 pontáneam ente se ofrec í—esen á losrefer idos jueces . Tam bién dec retó que se tuv iesen por excom u lgados lºs que sin

ser v io lentados á cºm parecer fuesen cºndenados á m uerte , y cºm o á tales se quem aron lºs cuerpos de algunºs que perm anec ían todav ia pend ientes en el lugardel supl i c io . Este decretº susc i tó de parte del obispo Sau lo , San Eu lºgio y otrosm u chos sacerdotes , ené rg icas im pugnac iones que avivaron la fe de lºs cr istianos .

Menudearon desde entonces las confes iones , y arrec ió la cólera de lºs persegu idºres . Determ inó el rey á rabe , ºidº su conse jo , qu e tuviese cual qu iera m u su lm ánfacu ltad para qu i tar la vi da al q ue hablase m al de su profeta y secta. Cºn esta ré

so luc ión a los buenºs y ce losos huyerºn y se ocu ltaron , d ice Góm ez Bravo :losm alos apostataron de la re l ig ión c r i stiana ; otrºs pu b l icaban que los m árti resh abían s idº ind iscretos y tem erar io s , aunque antes lºs h abían venerado pºr fel icísim os ; otros , que desde el pr inc ip io lºs h abían anatem atizadº , los m al decían yl lenaban de ºprobio s . » O igam os m ás bien las sentidas quejas de Alvaro en su eIn

d ícu lo l um inºsº» : Nonne ips i , qu i videbantu r colum na: qui 1>u taban tu r Ecclesia:

Petra , qu i cr edebantu r electi , nu lla cog ente, nem ine provocante. iudicem adier unt,

et in pre sentía cinicor um , im a Epicu ror um Dei Mar ty res in/amar u n l Nonne Pas

tor es Ch r is ti , Doctor es Ecclesur , Episcop i , Abbates , P r esby leri , P rocer es etMag nati

h a r eticos eos esse publice clam ar unt ? ¿ El quos in Catholicaf íde natos , el m atris

Ecclesia”u ber ibus nu tr itos nover unt, m er etr icio concubitu , et adu lter or um ciboj>aslos esse firm ar unt ? El es t ne alíqu is de flag ello qu i adh uc conqu ir at digne, cum

cau sam ips iu s videt_llag etti ?

PUERTA DE L PERDÓN

1 24 C Ó R D O B A

valerosos sºldadºs de la fe,y alcanzarºn m uriendº la opinión de

m ártires santºs entre la grey que con su fecunda sangre ilustraron no ºs im agináis , al repasar las páginas en que la piedady la devºc1ºn cons ignaron sus glºriºsºs triunfºs

, que todos lºspersegu idºres del nºm bre de Cristº son cºm º furiºsºs y bárbaros ases inºs sedientºs de sangre y de tºrm entºs . L eeis que en

el añº 8 2 4 , cuandº puede decirse que Abde—r—rahm án II acababade subir al trºnº

,y en lº m ás flºridº de su juventud

,puestº que

sólº tenía 3 4 añºs de edad,dºs interesantes m ancebos cristianºs

,

l lam adºs Adulfº y juan ,fuerºn m artirizados sólº po r no querer

abrazar la secta m ahom etana; y creéis qu izá que el que es tºau tºrizó teníauncºrazón de tigre,

inacces ible á tºdº humanºafectº ; ºs le figuráis tal vez cºm º un bárbarº fanáticº exclusi

vam ente'

preºcupadº de la prºpagac10 n del Islam ism º,encam i

zado en el placer de lºs tºrm entºs,y ciegº de furºr al sºlº

anunciº de cualqu ier enem igo de su sangu inariº errºr . ¡Cóm º ºs

engañáis ! Acercaºs á ver á esa supuesta fiera en su caverna: nºsólº nº hallaréis en el sem blante de Abde—r-rahm án el ceñº to rvº y la pupila sangrienta

,s inº que su persºna,

su gestº,sus

adem anes,sus palabras

,su vivir y tºdº lo suyº

,ºs cau tivarán el

cºrazón . Veréis á un ser nacido para cºsas grandes y privadº dealcanzar la verdadera grandeza

,un cºrazón capaz de un am ºr

casto y purº,esclavizadº á un am ºr indignº

,un entendim ientº

susceptible del m ás al tº vuelº sojuzgado pºr el errºr y la impostura; y seguram ente al dar el tribu tº de vuestras generºsaslágrim as á los egregiºs m ártires que bajº su im periº fuerºn in

Es de adverti r que en la p r im itiva igles ia nº se

x

ten ían en pú bl ico porsantos n i se hac ia fiesta cºm o atales s inº á so los lºs m árti res , y que en la iglesiam ozárabe de Córdºba perseveraba esta cºstum b re. a En padec iendo un m ártir ,d i ce Am bros io de Mºrales , luegº le celebraban la fiesta en todos los años , le dec ían su s horas y le daban su leyenda. » Proclam ábanse , pues , los santos en la Es

paña árabe pºr voz públ i ca en cuanto m or ían , s in esperar canon i zac ión de Roma.

L a canon i zac ión . ó por lo m enos su princ ipio , parece sin em bargo de or igen más

antiguo , puesto qu e según lºs m artirologios , el Papa León III m andó tener porsantos y rezar de el los a algu nos qu e al lí se nom bran , y este Papa ascendió alponti fi cado el añ o de ] . C . 7 96 .

1 26 C Ó R D O B A

harto le dan á cºnºcer sus cºnqu istas y las paces ajustadas con

Teófi lº y Carlºs el Calvº ; com º adm inistradºr,basta decir que

u til izó sus victºrias en propºrciºnar á su pueblº paz ,i lustración

,

riquezas y goces Dice lbnu Said que antes de su re inadº el

prºductº de los im puestºs nº habia jam ás excedido de seiscien

tºs m il dinares,y du rante él llegó á prºducir m ás de un m illón .

Gastó sum as inm ensas en cºnstru ir palaciºs y qu intas de recreº,

puentes y m ezqu itas en las pr incipales pºblaciºnes,y en enno

blecer su capital de nuevas m aneras,enlºsando sus cal les y

plazas,y llevandº á el la desde la vecina s ierra abundantes y

cristal inas aguas por m ediº de un largº y fuertisim º acueductº

que cºm o gigantesca serpiente ondu laba pºr aquellas herm osas

l lanu ras,atravesandº repetidas veces las m ism as entrañas de los

m ºntes A tal ºpu lencia y glºria l legó la capital de Andalu

m ás que la rosa y jazm ín —m ás q ue las eras flor idas .

Mi corazón y m is ºjºs , á ser m iºs tºdav ía ,

rend idº lºs ensar tara en la herm ºsa garganti l la.

( 1 ) Mandó Abde—r—rahm án constru i r herm ºsas m ezqu itas en Córdoba, y en

ellas pu sº fuentes de m árm o l y jaspes var i ºs , y trajo á la ciudad las agu as du l cesdesde lºs m ontes con encanados de plom o , y la l lenó de fuentes y ed i fi có bañ ºspúbl i cos de m ucha cºm od idad , y abrevaderos y grandes p i las para las cabal ler ías .

Enlºsó las cal les de su cºrte , ed i fi có al cazares en las c iudades pr incipales de Españ a , reparó los cam inºs y cºns truyó las ru safas ó j ardines a or i l las del Guada lqu ivir , dotó las m adr isas ó escuelas de m u chas pºblaci ºnes , y m anten ía en la

m ad r isa de la al jam a de Córdoba tresc ientos n iñ ºs hu é rfanos . (CONDE , tºm º I ,cap .

Apesar de esto , no es cre í b le que fuese este su ltán el que l levara ala m ezqu i tam ayo r las aguas de la s ierra para el atr io de las ablu c iones , porque al hablar Al

Makkar i de las m e j ºras hechas en el grande edi fic io por Al-hakem Il m u chos añosdespu és , da á entender su traductºr que hasta el tiem po en que este Cal i fa construyó los cuatro nuevos pi lares para el s lguado y las pu r ificaciones su rtiéndo loscon agua de la s ierra , no hab ía habido para estos u sºs m ás fuente en el patio m en

c ionado que la de u n gran depós i to qu e se l lenaba cºn agu a de u na nor ia vec ina ,

prºbablem ente m ºv ida pºr un cam el lo .

( 2 ) Este sºberbi º acuedu c tº , que tºdavía su bs iste (aunque inu ti l i zado en al

gunºs de su s ram ales , pu es ten ía var ios) , y en cuya descr i pción tan pro l i jam ente

se ejerci tó la escudriñ adºra plum a de Am bros io de Mºrales , ten iendº presenteslas m em ºr ias del arzobispo D. Rºd r igº , y añ ad iendo de su propio cau dal m u ycu r iosas nºti c ias , ten ía su pr inc i pio á dºs leguas y m ed ia de la c iudad , arrancabaen la m ism a s ierra iba recºgiendo ºtrºs gºlpes de agu a en el cam inº . Venia és taencau zada en condu ctºs de fºrtísim a argam asa, em bovedados , de tres pies de an

chu ra , y revestidos pºr dentro de un betún fi nº y du rº cºm º escayo la dado deberm el l ón . Mºrales que l º reconºci ó d ice que esta costra de betún cºnservaba el

C Ó R D O B A 1 27

cia bajº este rey , que escribió de él San Eulºgiº: aCórdoba,lla

m ada antes la patricia ,

i

y hºy la ciudad real pºr tener en el la su

as ientº , le debe el hallarse en la cum bre de la grandeza,de lºs

hºnºres y de la glºria,cºlm ada de r iquezas

,y cºnvertida en

em pºriº de las del icias del m undº enterº hasta un puntº inex

pl icable e increíble . ¿Creeré is ahºra que el su l tán Abde-r-rah

m án II es una intratable y sangu inaria fiera ? El que tanto am a

el lujº , la m agnifi cencia,las artes

,los placeres

,bien pºdéis ase

gurarlº ,nº tiene cºrazón de bronce . ¡Pºbre su l tán

,m ás desgra

ciadº en m ediº de su aparente fel icidad que esºs inºcentes

m ártires cristianºs entre el hºrrºr de sus tºrm entºs ! L a cºn

c iencia de su deber le arranca de los brazºs de su am ada Tarubpara vºlar al cam pº de batal la ; esa m ism a cºnciencia le sugiriócºm º a ctºs agradables al Om nipºtente dos leyes que fuerºnº rigen de su supl iciº y de nuestra glºria

,cºn las cuales nº se

im aginó segu ram ente que dirigía el pié alensangrentado cam inodºnde en sus postreros añºs se encenagó .

Pertenecen estas dºs leyes al ºrden pºlíticº,aunque el ca

rácter de la una m ás parece á prim era vista rel igiºsº,y el de la

º tra de m era pºlicía y buen gºbiernº ; y cum ple recordarlas

aqu í pºrque ,aunque om inosas á nuestra fe cristiana

,ellas cºn

tribuyerºn grandem ente áa cim entar el pºder islam i ta en España,

á fºm entar el espíri tu de prosel i tism º sin el cual la nacional idad

co lor del berm el lón tan v ivo cºm o el dia que al l í se pu so . Atravesaba el refer idºcondu ctº (añade) grandes m ºntañas trabajºsam ente horadadas , y para que el

e norm e pesº de estas nº hund iese la obra, levantaron por todo aque l espaciom u chas lum breras tum anera de torres m u y juntas , qu e su ben hasta l º al to y su stentan la m ontaña al iv iando el peso con reparti r lo en aq ue l los pequeños trechos .

Atravesaba tam bi én el condu cto los val les , lºs arroyos y los barrancos , sob re só

l idos y herm ºsos puentes , que el m ism o cronista vió antes de que se desh ic iesenpara los ed ific ios del m onaster iº de San Jerón im º de la Sierra. Ú ltim am ente al lle

g ar á la c iudad , en vez de ir el acuedu cto derecho al al cázar y á la m ezqu i ta ,daba

u n gran rodeo para entrar por lo m ás al tº de la pºblac ión á fin de que el agua sed is tr i buyera fác i lm ente por tºdºs sus barr ios , es dec i r , que cruzaba por la dehesade Cantarranas (al norte de la actual plaza de tºrºs), y tocaba en la puerta delOsar io ,

desde dºnde iba el agua á todas partes por gru esos atanores ó caños dep lom o . A la m ezqu ita, sin em bargo , no l legó prºbab lem ente el agua hasta el rei

n ado de Al—hakem ll.

m 8 C O R D O B A

m ahom etana no puede existir,á hacer la m ºnarqu ía m usu lm ana

una y cºm pacta,y prepararºn finalm ente las vías al trem endo

aluvión de cºnqu istas cºn que cubrió después los aniqu i lados restºs de la España cristiana el im petuºsº Alm anzºr . ( Tºdº hijode padre ó m adre m ahom etano

,será m ahom etano tam bién

,so

pena de m uerte,» decía la una la ºtra venía á ser una

m era cºnfirm ación de un artículº del fuerº ºtºrgado por Albºacem : < El que dijere m al de Mahºm a ó de su L ey , sea m uer

to Cºn esta draconiana sencillez cons ignaba Abde-r-rahm án

el Victorioso 3 ) su celº por el cºm pleto triunfº del Islam ism º ysu ºbsequ iº á la alta r azón de Estado. Cºn es te tristísimº pre

Indiº , sin m ás de lo que estrictam ente exigían de consuno lacºnservación del ºrden social y las necesidades de la pol íticam usulm ana

,sin lujº algunº de torm entºs accesorios y cºmo

( 1 ) Véase á Am bros io de Morales , lib. XIII, cap . XLIV , refir iendo la ocas ióndel m arti r io de las dos santas vírgenes Nunilo y Alod ia , y al P . Roa en su Flos

Sanctor um de Córdoba, cºpiandº de San Eu logio la breve m em or ia de lºs protom ártires Adulfo y Juan.

(2 ) aSi algún cr istiano entrare en la m ezqu ita, ó di jere m al de Dios 6 de Mahom a, tóm ese m orº ó sea m u erto ,

» decia el fuero de Co im bra. Una nueva ley de

Abde—r-rah m án II prescr íbía qu e al cr istiano que entrase en una m ezqu ita se lecortasen los pies y las m anos , y por otra se m andaba que el que injuriase á algúnm ahom etano fuese azºtado , y el que le h ir iese fuese m uertº . Ecce enim lex publicapendet, et leg alis fussa per om ne reg num eorum discu r r it, u t qu i blasf>hem aver it

flag elletu r , et qu i percuser it occidatu r . (ÁLVARO . ! ndícu lo lum inoso , núm . 6 , página 2 2 8 de la edi ción de Flórez .)( 3 ) L lam ábanle en efecto sus súbd i tºs el victor ioso (Ahú -l—m otrel) y tam bién

padre de los vencedores Abú -l—m odh aí er

(4 ) L os árabes en efectº no daban torm ento corporal á los cr istianos infractores de las c itadas leyes: cuando cual qu ier cr istiano , m ovido de su celo y fervorosa fe ,

hablaba en púb l i co contra Mahom a ó su secta, era acusado y preso , ys i perseveraba en su prºpós itº l º dego l laban , sin azotarle ni dar le otra pena, porque la legis lac ion m usu lm ana proh i bía que al que hab ía de su fr ir pena de m uerte

se le d iese n ingún otro castigo . Nad ie ob l igaba, pues , á lºs cr istianos á apostatar:pod ían perm anecer en su rel igión s in ser m o lestados s iem pre que el los no se pro

pasasen á desobedecer las c itadas leyes penales , y es claro que la general idad delos m ozárabes , que no se sentían anim ados de un extraordinar io valor , cum pl íancon sus deberes rel igiosos y se j usti fi caban á los o jos de Dios ºbedeciendo sum isos aquel las proh ibi c iones . Mas h abráse de deducir por esto que no era loable ym uy de envidiar el santo celo de los m ártires , que bu r lándose de las hum anas Ie

yes y de sus opresores , se presentaban espontáneam ente á dec larar su fe y á vituperar lºs errores del m ahom etism o ? De n inguna m anera : ¿qu i én pod rá disputar le á Dios , que inflam aba su s corazºnes y m ºvía sus lenguas , el derecho de

nº C Ó R D O B A

m uchº cam inº y se han separadº para nº vºlverse m ás á eu

contrar . Ni el m ahom etism o de Bagdad y de Córdºba es el

m ahom etism o del Yem en,ni el cristianism º de los Pau los

,Eu

lºgiºs y Perfectºs , es aquel cristianism º desfig urado de lºs

Nestºrianºs de Oriente Dºs principiºs que aún nº han

prºducidº resu l tadºs pueden parecer idénticºs , as í—com o en su

ºrigen nadie diferenciará el m anantial destinadº á ser m ajestuºsº ríº

,del m anantial que cºrre á perderse en inm undos lºda

zales ; perº cuandº esºs dºs principiºs han arrºjadº ya de si

tºdas sus cºnsecuencias,cuandº cada uno de ellºs ha apu radº ,

por decirlº as í,el sueñº de la crisál ida para extender l ibrem ente

sus alas á la luz,nº es pºsible que se am algam en y confun

dan .

El m ahom etism o desarrºlladº ha ºfrecidº al m undº cºm ºlegítim º prºductº la m ás refinada vºluptuºsidad; elcr istianism º ,vuel tº á sus genu inas aspiraciºnes después de la breve … excursión que sus m alºs intérpretes han hechº por el dºm iniº gentilicº

,prºclam a por la vºz de los peni tentes y contr itos que la

perfecc1ºn de la vida só lº se encuentra en la ley del sacrificiº ,de la caridad yde la prºpia abnegación . ¡Guerra im placable,pues

,alos que cºndenan la cóm ºda rel igión del Prºfeta ! ¿Qué

m ayºr hºnºr, qué m ayºr ºbsequ iº puede tribu tarse á la L ey

persegu i dores de la rel i gión de Cr isto:por el cºntrar io , recom iendan nuestra fe.

y honran á los santos y m inistros del Señºr hac iendo benefic ios sus igles ias ym ºnaster i ºs . (V éase ASSEMAN I , oh r . cit. , t. 3 , pág . 1 3

t i ) L a i gles ia caldes ó nestor iana prºfesa dogm as que tienen m u chos puntosde contacto con los de la ig les ia protestante . Com o el la despo ja á la SantísimaMadre de Dios de sus m ás gloriosos titulos y atr i bu tos: com o el la n iega la doc

tr ina del Pu rgator i º y rechaza el cu lto de las im ágenes ; com º el la contrad i ce ladoctr ina de la Transubstaneia,ción y de la presenc ia real de Jesu cr isto en el Sá

cram ento ; com o el la hace com pati b le el m atr im on io con los grados m ayores ym enores de la gerarqu ia ecles i ásti ca. El fundam ento de la doctr ina nestor iana es

en sum a el m ism o que el de la igles ia refo rm ada: la divis i bi l idad y separaci ón dedos personas y dos naturalezas en Cr isto , ó lo que es lo m ism º , la d istinc ión de

dos personas en Cr is tº, el Verbo de Dios y el hom bre Jesús ; d istinc ión que loscabólicos reconocem os com o errónea por la un i ón del Verbo con la naturaleza h um ana, que los teó lºgos l lam an h iposta

'

tica . (Véase á ASSEMAN I , t. IV.)

1 3 2 C Ó R D O B A

ración de vuestras fam il ias ( 1 ) agobiadas pºr los tribu tºs ; algunºde vºsºtros alcanzará qu izás el triste privilegio de verse inm olars irviendo de espectácu lº á las despiadadas turbas m as nº

lºgraréis tºdºs que vuestra cºnstancia y res ignacion s irva defecunda enseñanza á lºs pºderºsºs extraviadºs . ¿Pºr ventu ra nº

tiene m ás en qué pensar el prepºtente su l tán que en recibircari tativas am ºnestaciºnes de las pºbres víctimas que m ueren

perdonando ? Sabed que á sus ºjºs nº sois s inº despreciablesreºs de sedición

,y que nº hay en vuestrº m artiriº lances extra

ºrdinariºs que m erezcan interrum pir las ºcupaciones .ni los ºciºs

de los m agnates . ¿Es acasº m ás interesante vuestrº supliciº

que una batida en la s ierra,ó una partida de ajedrez en palaciº

,

ó que larecepc10 n de una em bajada im pºrtante y lujºsa cºm ºla de los legadºs de Teófi lº

,ó que la discus ión de un casº de

conciencia 3 ) en plena reunión palatina,ó que la consu l ta sºbre

( 1 ) Sábese pºr San Eu lºgiº y Alvarº Cordobés que en los tiem pos de persecuci ón se añ ad ían á los tr i bu tºs ordinar i ºs que pagaban lºs cr istianos otros extraord inar ios , s in duda com º castigo y m ed iº de intim idac ión . Tenem os un ejem p lode la apu rada s ituac ión á que m u chos se veían redu c idos en estas extraord inar iasci rcunstanc ias , en el v iaje que lºs herm anºs de San Eu lºgiº , Is i dºro y A lvaro ,

tuvierºn que em prender á Alem an ia cºn m ercader ías de Córdºba, en busca de re

cursºs con quev iv i r y satis facer aquel l ºs desm ed idos im pu estºs .

( 2 ) Véase la v ida de San Perfectº, p resbítero . L ºs m árti res cr istianºs eran inm o ladºs en la explanada que caía al pi é del al cázar y sobre el r ío , en el para je queh oy l lam am ºs el Cam pi ll º: s ituac ión que determ ina perfectam ente Am bros iº

'

de

Mºrales . A la or i l la ºpuesta del G uadal qu iv i r se extiende frontero á la c iudad porel m ed iºd ía el Cam pº de la Verdad , lugar m uy concu rr ido á la sazón , no sabem ºspor qué m o tivo , aunque el m ism o Morales , tradu c iendº á San Eu l ºg io , supºne quelºs m ahom etanos le ten ían destinado asus m alvadas oraciones . Di c iendº el m ism osantº que el m arti r i º de San Perfecto tuvo lugar el día pr im ero de la Pascuade los m ahom etanos despu és de su ayunº , es pos i b le que aquel día se hu biesereun idº en el Cam pº de la Verdad m ucha gente á d istraerse y espac iarse, y que,cºm º las c inco azalas obl igator ias para todo m us l im pºd ían cum pl irse en el cam poy al raso lo m ism o que en la m ezqu ita, fuese el m enc ionado paraje prefer i do porlºs Co rdobeses á los ºtros paseºs y e j i dºs de la c iudad pºr la ci rcunstanc ia detener al lado el r íº en donde hacer su s ab lu c iones y pu rificaciones . Com o qu ieraque esto deba entenderse , ºcu rr i ó , pues , hal larse el Cam pº de la Verdad l leno de

tu rbas cuandº fué cond uc idº al supl i c io San Perfecto , y que , oyendo dec ir cómoel santº m árti r acababa de ser dego l lado , vºlvierºn tum u l tuosam ente á la c iudadpara ver lº ,

uy m uy contentos y aleg res por haber le vis to empapadº en su sang re.

com o se h abia r evolcado en ella con el ímpetu de la m u er te, se tornaron al campopara hacer su azala .»

( 3 ) Tam bién lºs m u su lm anes eran m u y del i cadºs en c iertas cosas de cºncien

C Ó R D O B A 1 3 3

una innºvac10 n en la etiqueta real ó que el gratº entreteni

m iento de escuchar los cantºs,las histºrias

,lºs versºs y lison

jas de un Zaryab ?

Hartas calam idades han llºvido sºbre la trabajada Andalucia para que vengáis ahºra vºsºtrºs cºn vuestras s iniestraspredicaciºnes á conturbar el repºsº que em pieza apenas á disfrutar la España islam i ta . Pºcºs añºs ha visteis repentinam enteinvadidas las herm ºsas ºri llas del Guadalqu ivir por las fºrm idables hºrdas de los Norm andos

, que sedientºs de sangre y debotín

,de incendiº y destrucción

,asestarºn cºntra la opu lenta

Sevilla las proas de sus terribles dr agones asolarºn la tierrade Sidºnia y m altrataron la cºsta de Niebla. ¡Aquella si que fué

tribu lación grande ! L os bárbarºs se burlaban de lºs elem entºs :lº m ism º se desl izaban en sus vºladºras naves por los m ás

caudalosos ríºs,cºrriente arriba

, que se burlaban de la furia delas tem pestades en el Océanº

,dºnde cºn razón eran denºm ina

dos los r ey es del m ar ; dejábanse caer cºm º nube de langostassºbre las ciudades y lºs cam pºs

,á su cºntactº ardian de súbitº

las m ieses,las casas quedaban reducidas á hum eantes escºm

brºs,lºs m ºradºres á dura servidum bre

,y lºs ganados y rique

zas pasaban á sus naves ! ¡Gran turbación padecía la cristiandad durante aquel la invas ión sangrienta

,pagana

,encarnizada !

Sin em bargº vºso trºs,cristianºs de Córdºba y Sevilla, ¿nº

debisteis entonces á este m ism º rey Abde—r-rahman la seg uridady defensa de vuestras haciendas

,de vuestras hijas y espºsas ,

cia , y m u y su ti les los casu ístas que lºs reso lv ían . El que desee fºrm arse i dea delcandoroso cin ism o de unº de los Am ires m ás cu l tos é i lu stradºs , les en AI-Mak

kar i el extrañº caso que propuso Abde—r—rahm an en plena asam b lea de lºs pr inci peles teó logos de su cºrte relativam ente al precepto del ayunº de Ram adh án .

( 1 ) Por e jem p lo la que Abde-r—rah m án II introdu jo de presentarse en púb l i cos iem pre ve lado ; la de usar en las vestiduras reales su propiº nom bre bordadº enla or la ; la de hacer grabar en su sel lo esta piadºsa leyenda : El s iervº del m íser icºrdioso descansa cºntento en los decretos de Diºs .»

( 2 ; Este nom bre (dracknar ) daban lºs No rm andos á sus naves . V éase Mi chelet, Histor ia de Francia . Cºnde y Al-Makkar í refieren cºncºrdcs la invas i ón de lºsNorm andos al añ o 8 4 4 .

C Ó R D O B A

de vuestrºs hºgares y de vuestra fe ?—Pºcº há tam bién queafligida es ta tierra

, que ºs obstináis en fecundar con vues trasangre

, por la gran sequia con que á Diºs plugo cas tigarla ,

perecían vuestrºs ganadºs de sed,se abrasaban vuestrºs árbºles

y viñas,y se frustraban vuestras cºsechas sin que quedase en

vuestras heredades planta verde ; ,en lo cual nº se m ºstraba el

Om nipºtente m ás m isericºrdiºsº con vºsºtrºs que cºn los m us

l im es ; y m erced á la l iberal idad y á la generºsa proteccion de

este m ism º rey que ºs dió abrevaderos,y aguas cristalinas

, y

ºtrºs bienes de los cuales disfrutáis lº m ism º que lºs m ahºm e

tanºs,nº cºntinuó la m ºrtandad en vuestrºs ganadºs

,ni la

esteri l idad en vuestrºs cam pºs . A Abde—r—rahm án se lº debéistºdº . Nº ofendáis pues sus ºciºs con vues tra desºbediencia

,ni

sus ºídºs con las injurias que cºntra el prºfeta sum º prºferís :tributadle el hºnºr y alabanza debidºs

,y reverenciad en él á uno

de los reyes m ás justºs y grandes de la tierra. ¿Qué exige devºsºtrºs ? ¿Os pide por ventura que abjureis vuestras creenciasy que le ofrezcáis el sacrifi ciº de vuestras íntim as cºnvicciºnes ?

Nº en verdad . Sólº qu iere que públicamente viváis com o vasallºs obedientes y sum isos

, que nº m aldigáis de Mahºm a y de su

L ey , y que nº hostigué is con vuestras tem erarias cºnfesiºnes álos jueces para que ºs entreguen á los verdugºs . Seguid el

ejem plº de vues trº m etrºpºl itanº Recafredº,el cual cºndena

ya ese falsº celº que ºs l leva desalados al supl iciº,y obedeced

tam bién lºs decretºs que este justº preladº acaba de dictarpara desengañaros de vuestras falsas dºctrinas . Nº busquéis lam uerte

,nº cºrráis cºn ciegº afán al su icidiº

,pues nº seréis

m ártires,sinº m alhechores y tem erariºs

,si en el lº ºs ºbstináis :

Sabed que presentándoos á los jueces sin ser violentados,estáis

excom ulgados,y que cºm º infam es seréis quem adºs después de

m uertºs,dejandº a vuestrºs herm anºs y descendientes el bal

dón del castigº,y no la aureºla de la glorificación . ¡Oh m ezqu i

nas cºns ideraciºnes hum anas !Voso tras

,em perº ,

alm as subl im es que form ais esa glºriºsa

1 36 C Ó R D O B A

Mientras el cºnfesºr juan , que tal es el nºm bre del azºtadº ,sufre este inicuo tratº pºr _

am ºr á Cristº,y m ientras á es te

santº m ártir siguen ºtrºs qu ince ,entre los cuales descubren

nuestrºs ºjºs horrorizados y atóni tos la m ás varºni l fºrtaleza

en las m ás delicadas criaturas ,en el l indº paje ( 1 ) y en la tier

na dºncella el rey cºrdºbés vive entregado á los placeres

de la pºesía,de la m ús ica y del am ºr

,y nº cºns iente s iqu iera

que lºs Cadies m ºlesten á sus cºnsejerºs sºm etiendº á su conocim ientº las causas de los infel ices cris tianºs .

Qu ierº,ºh tú que revuelves cºnm igº los anales de es tºs

lejanos tiem pºs, que cºnºzcas al hºm bre privi legiadº que em

bellece lºs días pacífi cºs del reinadº de Abde—r-rahman II,al

geniº incºm parable que pres ide el tºdas las grandes innºvaciones de la cºrte de Córdºba

,á tºdas sus nuevas insti tuciºnes y

á su prºgresº,para que juzgues si en un cºrazón entregadº al

sem ejante val idº y al vértigº que él prºduce ,pueden hal lar

acºgida las dºctrinas de abnegación y sacrificiº que lºs valerosºs m ártires cristianºs están l lam adºs á m antener y prºpagar .

L a España árabe se iba,cºm º decim os hoy cz

'

oz'

lzkanclo,

es decir,iba prºgresando en la vía del desarrºl lº m aterial ; íbase

pu l iendº,aum entandº su riqueza

,sus goces

,su esplendºr

, y

perdiendº su prim i tiva rusticidad,su sºbriedad y sencillez de

cºstum bres . Alí Ibn Nafi, pºr ºtrº nºm bre Zaryab

,era en este

tiem pº el m ás celºsº prom ovedor de la cu l tura de los árabesandaluces . Versado en la astrºnºm ía y en la geºgrafía

,sabía la

a'z'

ozlrzon de la tier r a en siete climas,las varias prºducciºnes pe

culiares de cada unº de el lºs,su tem peratura

,sus m ares

,y el

º rden y pºblación de cada país ; pºseía adem ás tºdºs los ram ºs

( 1 ) El m ancebo Sancho , m artir izado en J un io del añ o 8 5 1 , habia s idº pa je en

e l palac io de Abde-r-rahm án .

( 2 ) Véase elm arti r io de la vi rgen F lºra , acaec ido en Noviem bre del m ism o año.

( 3 ) Aunque m uy m al dicho . Esta propos ici ón no se dem uestra fáci lm ente en

una senc i l la nota. Qu ien dude de el la lea los escr itºs de M. de Bonald, y especialm ente el del 2 8 de Octubre de 1 8 1 0 (Métanges littérair es , etc. , tom º 2 , pág .

donde verá la gran d iferenc ia que h ay entre cu ltu ra y civilización .

m8 C Ó R D O B A

del arte que tienen relación con la m ús ica,y era tan prºdigiosa

su m em ºria, que pºdía ejecutar m il canciºnes distintas con sus

"

cºrrespºndientes palabras y tonadas,y repetir ºtras tantas h is

tºrias de reyes y cal ifas am enizadas cºn sentencias de lºs sabiºsde tºdº el Oriente . A este candoroso retratº

,añaden lºs h istº

riadºres árabes que era Zaryab cºm º un m anantial inagºtablede tradiciºnes

,leyendas y aventuras

,y que su elegante

,entre

tenida y sabrºsa verbos idad sólº pºdía com pararse á un gºlfºsin fºndº . Sobresal ía principalm ente en la m ús ica y el canto

,y

desde su llegada á Córdºba en el añ o prim erº del reinadº deAbde-r-rahm án

,pues él era natural de la Iraca

,había fundadº

una escuela de m ús ica vºcal con la que estaba haciendo una

tºtal revºlución en este arte . Si cºm º artista y hºm bre científi cºle había cºbradº afectº el Su ltán

, que se pasaba las hºras m uer

tas oyéndole referir anécdºtas é histºrias , nº era m enºs agasajado y queridº entre lºs nºbles y po tentados de la cºrte po r laelegancia de sus cºstum bres y la am ena nºvedad de sus traeres .

El Am ir le hºnró con su intim idad ; lºs grandes adºptarºn su s

usºs y estilºs ; su privanza l legó has ta el extrem º de viv i ry cºm er con el rey , y disfru tar una crecida pension él y su s

h ijºs , y ser el cºnfidente de tºdºs lºs secretºs del m ºnarca ,y

tener en el aposento de éste una puerta secreta para entrar áverle siem pre que se le antºjara ; su pºpu laridad subió hasta el

puntº de im pºner á tºda la cºrte sus m ºdas y caprichºs,en

tales térm inºs, que nº era pºsible en el la ser hºm bre de

.

gus tºdel icadº nº im i tandº en tºdº las invenciºnes de Zaryab . Era

éste en sum a el Antinºº de Abde-r—rahm án,y este su ltán el

Adriano de Zaryab .

Cºnºcidº el persºnaje con sus dºtes intelectuales,vas á

verle con sus atavios exteriºres y en el plenº ejerciciº de sus

hábitos y cºstum bres . Si te cºnduce la piedad en pºs de alg unºde esºs ºlvidadºs y pºbres m ártires

,al abrigº de las nºcturnas

sºm bras,á la tem erºsa ori l la donde los sayºnes de los Cadies

acaban de suspender com º bárbarº trºfeº los cadáveres de sus

mo C O R D O B A

m anta de algodón de la antigua usanza,los eunucos y esclavºs

se em plean en su serviciº . Su vestir,su m esa

,su m étºdo de

vida,son enteram ente excepciºnales : tºdº en su m ºrada respira

cºm ºdidad,vºluptuosidad y m o l icie ; tºdº es al l í peregrino é

inus i tadº . Zaryab m uda de vestidºs en las cuatro estaciºnes del

año,cºsa antes nunca vista

,porque lºs andaluces

,hasta que se

intrºdujº esta nºvedad,l levaban rºpa de inviernº ó de co lºr

hasta el día 2 4 de Junio (día de m anr aj a'

n) , en que em pezabaná usar el traje blancº 6 de verano

,y cºn este cºntinuaban has ta

el día prim erº del m es sºlar de Octubre,en que vºlvían á ves

tirse de inviernº . En la estación m edia entre el aterido inviernºy el abrasado es

'

tío,l leva aljuba de joyante seda ó de vistºsº

m al/zam,y jubón ceñido

,de estºfa l igera sin fºrrº ; en la ºtra

estación interm edia en que cede el calºr y encalvecen las florestas

,usa el m z

'/zshalz persa traje de un sºlo co lºr,y ºtras

prendas de varias fºrm as y tintas,acºlchadas para preservarse

del vientº frío de la m añana. En inviernº abandºna el traje deºtºñº

,y se reviste de rºpas de abrigº de varios cºlºres

,forra

das de pieles si el tiem po lo requ iere . Sus trajes blancºs del ino no se lavan según la antigua cºstum bre cºn agua de rºsasy ºtras flºres que lºs m anchan cºn sus .jugºs : lávanse en aguade rºsas cºn sal

, que pºne el l ino com º el am po de la nieve . L a

vaj illa en que cºm e no es de plata ni de ºro,es de transparente

,

finº y bril lante cristal,m ateria que nº se afea ni se desfºrm a

, y

que im i ta los ºbjetos etéreos en que lºs alm alekes sirven lºs

banquetes del Paraíso . Su cºm ida no se pºne en m esas de m a

dera,s inº en elegantes bandejas de terso cuero ; en su cºcina

,

finalm ente,nunca se aprestan m anjares cºm unes

,s ino platos

exqu is itºs,el at—tafayá la ta.éallz

'

y alz, y ºtrºs que excitan el

El m ih sh ah era u na espec ie de capa , pºr el esti l º de la que l levaba la gen

te cºm ún . Nº nºs expl i ca el tradu ctºr de Al-Makkari que c lase de estofas eran las

l lam adas m u lham y m u h ar r .

( 2 ) El platº l lam adº at que pºr l º v istº era un bocado exqu is ito paralos árabes-andalu ces , no parece , según la descr i pción del h istº r iadºr á qu ien se

gu im os , m uy d ignº de figu rar hºy en el catálogo del Cordon-Dieu . Reducíase á un

C Ó R D O B A MI

apetito con su sabºr peregrinº halagando el ºlfatº cºn las especias de la India y el arºm ático cilantro .

Este prºfundo m aestrº de la vida m uelle y regalona ejerceen la cºrte y palaciº una seducción irresistible : desde que él ,sus hijºs y m ujeres se presentarºn peinadºs cºm º lºs eunucosy concubinas

, ya tºdºs han prescritº la pristina usanza del cábel lo crecido sºbre la frente ; partenlo ahora pºr el m edio

,sin

cubrirla,y recógenlº detrás de las ºrejas cºn afem inación y es

tudiº El Su l tán, que se delei ta en tenerle de cºntinuº a su

ladº,va insensiblem ente cºntagiándºse de su refinadº sensua

lism º,y por l isonjear lºs gustºs del Su l tán se cºntagia tºda su

cºrte . L as bel las artes,las nobles hijas de la inspiración

,ceden

el puestº á las artes del deleite : la gran m ezqu i ta nº nºs des

cubre m ejora alguna de im pºrtancia debida á este reinado ; lºúnicº que le debe son dos pórticºs (2 ) y elºrº cºn que se cubrenunºs cuantºs capiteles . Cas i diríam ºs que al influjº de la refina

c10 n de las cºstum bres se va am ortiguando la llam a del geniºAs í es en efectº L ºs pueblºs sºn cºm º los niñºs : la aspe

reza y la contradicc1ºn lºs aviva y estim u la,y acariciándo los se

los ado rm ece . L as artes del pensam ientº,nºble ejerciciº del

hum ano anhelar cºm batidº entre las esperanzas y dºlºres de lav ida

,desarrºllan y enaltecen lºs sentim ientºs m ºrales ; las artes

de los sentidºs,m inistrºs so l ícitos de la vºluptuºsidad, lºs ener

van y degradan . Parece á prim era vista que hay cºntradicc1ºn

entre la decadencia del espíri tu religiosº (3 ) y el encono en la

m i xtº de al bónd igas y pasta , fr ito en aceite de sem i l la de c i lantro . Cuandº estº sec ita com o una m em ºrab le innºvac ión , ¡ qu é tal ser ía la coc ina de lºs su l tanes !( 1 ) Véase A L -MARRAR I , loc. cit.

( 2 ) Pºr falta de nºti c ias histór i cas no podem os h oy determ inar s i estºs dospór ti cºs , de que h abla só lº AI—Makkar i , eran enteram ente nuevºs , ó m eras m odi ficac iones de la ºbra de Hixem que de jam os descr i ta.

( 3 ) Enti éndase b ien que esta decadencia sólº puede l lam arse tal com paradacºn el fervoroso celo de los su l tanes predecesores . Abde-r-rah m án ll er igió m ez

qu i tas en las pr inc ipales c iudades de Andaluc ía ; perº ni nguna de el las cºn el se

llo de grandeza y esplend idez que im prim ieron los pr im eros su ltanes en la Aljam a fundada por Abde-r—rahm án I .

u z C Ó R D O B A

persecuc10 n del cristianism o : nº la hay , sin em bargº,porque el

m óvil de esta persecuc10 n nº es la fe,s inº la razón de Estadº .

Cºn ser el celº rel igiºsº de Abde—r-rahm án II m enºr que el de

sus progeni tºres , es m ayºr su intºlerancia,pºrque es el Estadº

m ás exigente ,y m ás despiadadº el cºrazón del que le rige . Un

gem idº de dºlºr,una lágrim a sºla

,traspasan una co raza de

hierrº cuandº el cºrazón que late debajº de ella es varonil ygenerºso ; perº nº hay cºraza m ás im penetrable á las saetas dela car idad que un pechº em briagado de perfum es

,avezado á

fem eniles afei tes y cubiertº de lustrosa seda . El pechº del hºm

bre estragado en lºs dele i tes es la losa de un sepu lcrº vacíº .

M4 C Ó R D O B A

con la vergonzosa conceswn de la pºl igam ia y del divºrcio ;desm entida la divina regeneración del hom bre por la asquerºsalepra de la servidum bre

, que el Redentºr habia lavadº con su

prºpia sangre ; desfigurada la santa noción de la justicia pºrtrans igir cºn la venganza

,y restablecida la m ºnstruºsa pena

del talión por deferencia al espíritu m aterial y grºserº del pueblº sarraceno ? Efectivam ente

,la pºl igam ia cºn tºdºs sus tris tes

adherentes ,la deslealtad

,la seducción

,el concubinato

,el adu l

terio ; la esclavitud cºn sus legítim as cºnsecuencias ; elenvilecim iento del sér raciºnal y las sediciºnes ; el justipreciº de lasangre derram ada por el hºm icida; y el tahºn pºr últim º cºn su

horrible des igualdad retribu tiva,son las facciones caracteris ticas

de ese Estadº m usulm án que cºn un barnizadº antifaz de pros

peridades y placeres m ateriales se anuncia al m undº cºm o ém u

lo de la civilizac10 n de la cristiandad y su superior en el cul t ivºde la hum ana intel igencia .

Nº al acaso he tºcadº el del icadº punto de la pºligam ia,

cáncer destructor de la fam i l ia m usu lm ana,pºrque s iendº la

fam il ia la nºrm a del Estado,pueda cºm prenderse por aqu í hasta

qué punto es ru inosa la basa en que estriba esa vanagloriosasºciedad . Acºm pañadm e en una breve excurs ion por fuera de la

gran m ezqu i ta . Grato es de vez en cuandº explayar el pensam iento

,cºm o es gratº al ave nacida bajº la m agnífica cornisa

de piedra de su espaciosº atriº,pasar vºlandº sºbre las casas

circunvecinas para vo lver á pºsar después entre las grandiºsasm énsulas dºnde fabricó su nidº . Abarcarem os cºn una rápidam irada tºda la vida dom éstica del pueblº m ahom etano

,y luego

regresarem os al interiºr de su tem plº , dºnde fºrtalecidºs cºn

el cºnvencim iento de que el prºgresº y esplendor de las arteses pºr desgracia cºm patible cºn el deshºnºr de las leyes y de

las costum bres,nº nºs dejarem ºs alucinar

,cºm º m uchºs faná

ticos partidariºs de la cu l tura arábiga, pºr las deslum bradoras

m aravillas que su arqu i tectura tiene que real izar tºdavia en un

m ºnum ento que es el pro tºtipº m ás acabadº de su geniº . No

C Ó R D O B A

m e acuséis de parcial idad : vºy desapasiºnadam ente á pºnerºsante lºs ºjºs la vida dºm éstica según el Kºrán . Apartarem os

la vista de los excesºs y desórdenes que la ley cºndena y castiga .

Sabem ºs que tºdºs lºs pueblºs lºs com eten,y que hay una edad

en la vida de las naciºnes en que las cºstum bres presentan la corteza de la barbarie . Vam ºs á ºbservar cóm º vive la fam i l ia m ahom e tana dentrº de la perm isión de la L ey , para deducir cóm o

vivirá cºn la transgresión,inevitable en tºda hum ana sociedad .

Recorram os el inter iºr del hºgar dºm éstico en cualesqu iera

gerarqu ías , desde el tugurio hasta el palaciº . Estudiem os la

cºndición verdadera de la m ujer, ya bajo el dorado artesón

,

dºnde para endulzar su cau tiveriº se la em br iaga de placeres,

haciéndo la pasar del tºcadºr al diván,del diván á la danza

,de

la danza á la m ús ica y á lºs cuentos,de la m ús ica al perfum adº

baño ,del baño á la m esa

,de la m esa al palanqu in y del palan

qu in al lecho ; ya bajo las tejas del pºbre zaqu izam í , dºnde á ladu ra servidum bre de su sexo se reune la bru tal incºnsideraciónde su m aridº . Veam ºs

,é interroguem os

,y recojam os con aten

ción las respuestas:—Dim e,herm ºsa africana

, ¿pºr qué estástris te ? ¿Pºr qué pal idece el ébanº en tus lángu idas m ej il las yse extingue el fuegº en tu m irada ? ¿Nº se desl izaban fel ices tusdías en este encantadº y m agníficº recintº

,descu idadºs cºm º

esas cuentas de coral que pºr el ro tº hilº de tu gargantilla caená ese tapiz de flores ? El sºl abrasado r de Túnez m architaba tu

juventud en los aduares : caiste en poder de los enem igºs de tu

tribu,fu iste vendida cºm o esclava

,y ahora disfru tas las del icias

del harem y el cariñº de tu dueñ º .

—¡Ay m i sºl de Africa ! ¡Ay

m i l ibertad ! ¿Te im aginas por ventura que una esclava no es

una m ujer ? Fu í vendida,es ciertº ; perº am é con tºda m i alm a

al dueñº que m e cºm pró,y el ingrato ahºra m e abandona pºr

una m ujer de l inaje,pºrque el prºfeta le autºriza á tener á un

tiem pº m ujeres y esclavas y no cºntento cºn arrancarm e

( 1 ) Ley es m orales , religiºsas y c i vi les de Mahºm a, tom º 2 , parte Del m atr ie ¡ o

mó C O R D O B A

un cºrazón que la ley natural había ya hechº tºdº m iº,m e

vende á un hºm bre que aborrezco , pudiéndºm e tener con

s igoVuélvºm e á otro ladº

,y preguntº :—L inda dam ascena

,tú

pareces cºm pletam ente fel iz : huérfana en Siria,hal laste en An

dalucía un jºven espºso que te s irve de padre,cuya ºpu lencia

te prºpºrciona cuantºs goces puedes apetecer . L a ventajosa

pºsic10 n de tu m arido debe l lenarte de ºrgu l lº , y cuandº la edadte perm i ta aparecer en públicº cºn el rostrº descubiertº

,br il la

rá en tus ºjos la satisfacción de ver hºnradºs y'

aventajados átus hijos .

—¡Cuánto te engañas ! Ahora que soy joven nada me

balaga,pºrque la riqueza de m i esposo sólº sirve para dºrar

las pris iones en que vivo . Su descºnfianza m e hum il la,y la vida

de esposa m e es m ucho m ás insoportable que la orfandad . No

gºzº un sºlº instante de l ibertad : m is s iervas espian m is m ás

inºcentes acciºnes ; lºs eunucos que de nºche velan m i sueño ,

las alm eas que tú crees destinadas tan sólº á divertirm e cºn sus

bailes,las tella.és (2 ) que te im aginas cºnsagradas exclus iva

m ente á m i servicio en el bañº,sºn

,sin sospecharlo tal vez,

los ciegºs instrum entos de la tiranía m ari tal. Oyes susurrar el

aura entre las flores,nº sabes si gim e ó ríe ; as í son m is suspi

ros . Oyes cantar al pájarº entre sus dºrados alam bres , no sabessi está alegre ó si llora ; as í es m i canto .

—Tu espºsº es fiel sinem bargº al m andam ientº del profeta

,y no te niega su cariñºso

hºm enaje , ¿para qué qu ieres la l ibertad ?—Di m ás bien paraqué qu iero ese hom enaje fºrzadº si hay o tras espºsas que lo

obtienen igualm ente, y nº sºy yo la que im pera en su corazón.

Ese ºbsequ io legal m e repugna: el profeta le cons iente darme

hasta tres rivales,de m odo que su ºbl igación se l im ita á envile

m onio , artí cu lo 1. Esta interesante obra pertenece al la Collection des Moralís tes

anciens , de M. Lef'evre.

( 1 ) El que cºm praba una s ierva ten ía sobre su cuerpo derechos i l im itados.

Véase el tit. XVII, L ey es de m oros , pu bl i cadas por la real academ ia de la Histor ia.

(2 Todavía l levan este nom bre en Tu rqu ía las bañ adoras de la Su ltana.

m8'

C O R D O B A

Veº á la puerta de la vivienda de un jeque pºderºsº un

crecido acom pañam iento de cabal lºs y cam el lºs . Pasó la hºrade alatem a

,y entran y salen los esclavºs con gran recato y si

lenciº,sacando de aquel la casa fardºs y líos que cºlºcan sºbre

las acém i las . Parece de prontº que se dispºne algún largº viaje .

A pºcº sale al zaguán,apºyada en dos m ujeres

,cºn la frente

incl inada al suelº y so l lozando am argam ente,precedida de dºs

jºvenes de sem blante ceñudo,herm anºs suyºs

,una esbel ta

K inserita, tºda velada de la cabeza al pié : al cºlºcarla en un

cam el lº vuelve lºs ojºs l lenºs de lágrim as á lºs arrayanes ycipreses que se descubren por entre lºs arcºs del patiº que aca

ba de atravesar y exclam a:—¡Adiós para s iem pre ,objetºs que

ridos que m e acom pañasteis en un breve sueñ º de fel icidad yadisipado l—¿A dónde vas

,jºven herm osa

,ayer tan fel iz y h ºy

tan afligidaP—

¡Me han repudiado !—¡Te han repudiado ,y nº

hace un añº se cubría de rºsas y de m irto el suelº de esta m o

rada para recibirte,y resonaban lºs adufes alzandº las m ujeres

tu nºm bre en gri tºs de alegría ( 1 ) has ta las nubes !—¡Ah ! bienlº recuerdº : encendidas m ás que aquellas rosas estaban m is

m ej illas cuandº al pedirm e para ese gallardº jeque,á qu ien yº

secretam ente am aba,m e dijeron m is testigºs : el nºble walí de

Jaén te ha pedidº para espºsa y te da de acidaque (2 ) presen te

( 1 ) <<Cum plen en los casam ientos alegr ía et alh uetu las (gr itos de alegr ía ó de

do lor que acostum bran á dar las m ºrasº

, et panderos , et testim on iºs . » Títu l º V III ,L ey es de m oros . <<Y perm í tese en las bºdas el adu fe ,

y este es de dºs m aneras: el

u nº un arcº redondº y pºr la una parte pergam ino que este sin Y el otrºes de la m ism a suerte , s ino que está pºr las dos partes con y s i tienecuerdas , º sºn sonajas ó gay ta no se perm ite , y los dem ás instrum entos , com o

laúd , rabel y sem ejantes . com º m ás incres , es haram (proh ib ic ión) u sar los en las

bºdas . » Anon . Valene. cit. po r el Sr . Gayangos en su nota 3 al tit. V I II arr i ba m en

c iºnadº .

Aunque estas leyes fueron recop i ladas en época m uy poster ior á los Cal i fas , m e

recen cons iderarse com o pr im itivas , dado que el i lustrado or iental ista que lasanotó adv ierte en el p rólogo que las precede no haber nada en el las que no esté

enteram ente con/arm e con los pr incipios consig nados en el Kordu , con la tradicióny

la Zunna, con las doctr i nas del r ito Matequ í que se sig u ió en Áj r ica y en Españ a, y

con la letra de otras compilaciones leg ales del m ism o género .

( 2 ) El acidaque es la dote ó la carta dotal. Entre los m usu lm anes el m ar i do es

5 0 C O R D O B A

una gran riqueza . Si estás cºntenta calla y no respondas,y tu

cal lar es señal cierta que cons ientes . Mi padre acababa de m ºriren guerra de frºntera, y m is dos herm anºs se holgaban de m i

buena ¡Tºdº acabó para m i ! El cielº nº ha quer idºdar hijºs á m i espºsº en su Kinserita antes tan querida, y m e

repudia por estéril . ¡El profeta perm i te rºm per por esterilidadun víncu lº que la naturaleza hace indisoluble ! < Esperad tres»m eses antes de repudiar á las m ujeres que han perdidº las»esperanzas de concebir—Tú al m enºs

,digº á o tra bella m ºra á qu ien veº sal ir de

su elegante retiro llevando de la m ano dºs niñas, ¡

nº serás repudiada por estéril ; y sin em bargº tus ºjºs hinchados ,

el velº quetam bién te cubre

,el atavíº de tii s hijas , indican que te dispºnes

á dejar la casa conyugal .—No soy estéril , nº ,perº tam bién—m e

veº repudiada. L a causa apenas yº m ism a la sé : sé tan sólº

que perdí el corazón de m i m arido,y que el ingratº juró que

m e repudiaba. Cuatrº m eses hace que pronunciando él su ju ram entº , m e cubrí cºn este velº y m e retiré á ese aposento .

Sºstúvºm e la esperanza de la reconcil iación,m as esperé en

vano ; nuestro vínculo está disuel tº,y yº recºbrº m i l ibertad

el que dota á la m u jer . “El g uaqu il (prºcurador casam entero , tutor ó curador) darála novia con palabras conoc idas , com o decir:y a/ulano , y a le caso con/u lana; y elnov i º d irá:y o estoy contento ó la reciba por esposa , y deste dar y recibir , y cantidaddelcitaq (acidaque ó dote) presente y d i latado , es la que an de testiguar los testigos , de suerte qu e estos an de hab lar con ellaantes . Si es doncella y no tienepadre.

l lam ar la y que responda al l lam ado , y le d irán : fu lano te a pedido para su esposay te a nom brado de citaq presente tantº , y de m uaj ar (lo que se de después) tanto.

Si estás contenta, calla y no respondas , y tu cal lar es señal c ierta que concedes yestás contenta; y si no lo estás , habla y d i lo que te parece y está b ien. Si á todoesto cal la, su cal lar es otorgar , y si despues de tiem po habla y d ice que no sabiaque el cal lar era otorgar, no le es de provecho, ni será creida. Y si al tiem po del lam ar la se rie ó l lora, se casará , y no im porta, porque el rei rse suele ser de con

tonto , y el l lorar por faltalle en aquel la ocas ion su padre , con que le escusaba áella de hablar ; pero si no qu iere hab lar 6 se levanta de su lugar , y se va y se echade ver en su cara que aborrece el casarse ó no querer alnovio , se dejará por casar .»

Anon . Valene. c itado en la nota 1 al tit. X , L ey es de m oros .

( 1 ) Art . 3 , cap . De! repudio , L ey es m orales. etc de Mahom a , Colec. cit. de L e

fevre.

(a) Cuandº un m ahom etano ju ra repud iar á su espºsa, rom pe todo com ercio

5 2 C O R D O B A

rido que tienes ahºra el que por tres veces te repudió ?—L eprefierº sin duda

,puestº que sólº á él am o ; él tam bién m e pre

fiere á sus dem ás espºsas,y la tristeza le devora desde que m e

perdió . Am bºs sºm ºs infel ices por esa ley que hace la terceraatalca irredim ible con la recºncil iación ; pero afºrtunadam enteel la m ism a nºs ofrece el rem ediº en un cuartº repudio

,á cºsta

de un sacrificiº que ,cºnsentido por el prim er esposº

,pierde su

vileza. Mi actual m aridº es de geniº apacible,y sin em bargº le

detesto ; m i prim er m arido era irascible y arrebatadº,y sin em

bargo le adºrº : m isterios del cºrazón que nº ha cºm prendidºel que al tercer repudiº verbal hace la separación fºrzosa.

L a triste cºndición de la m ujer m ahom etana m e conduce áexam inar la cºndición de lºs hijºs y de los s iervos . Veº decla

rado im pune al padre que prºstituye á la sierva de su hijºim pune tam bié n al que prºstituye á la m ujer de su s iervºveº que el am º casa á sus esclavºs sin consu l tar su vºlun

tad com º se une á los anim ales para que encasten ; veº que

la cºndición de m ercancía,sujeta á las al ternativas de la esti

m ación y del desprez , em pieza para la m ujer en la m ism a infancia

, pºrque el padre casa á la hija desde niña sin cºntar cºn su

parecer y el tu tºr casa á su pupila si entiende que as í le

cºnviene,prescindiendo de que el la entienda lo cºntrariº

Tal es la consti tución de la fam il ia bajº esa secta dºm ina

m eses de alheda ó plazo para la reconc i l iaci ón , no pod ía tener cºm erc io cºn el la si

antes no daba l i bertad á un cau tivo . Si no encontraba cau tivo ningunº que red im ir , debia ayunar por espac io de dºs m eses:perº esta pen itenc ia pod ia conm u tar

se con al im entar a 6 0 pobres . (Art. 1 3 , cap . Del m atr im onio .)

( 1 ) <<RI que feziere fornieio con syerva de su fi j º , non haya <<Et el

que feziere forníqiº con m uger de su syervo , nºn le den Elalh udud era

pena de 8 0 azotes que , según la ley , castigaba el pecadº carnal en c iertos y determ inados casos .Véanse los títu los CLXX y CLXX I , L ey es de m oros .

( 2 ) Véase la nºta antecedente.

( 3 ) Véase la nota 1 al tit. l l , L ey es de m oros .

(4 ) Véase el tit. I de la m ism a ºbra.

(5) ¡ Sy la hué rfana tºviere alhací ó tu tor , et la Sy el la lo ºviere m e

nester , et fuere su pro , el casam iento sea fi rm e, et non la m etan en consejo despuesque fuere de edat .» Ibid.

C Ó R D O B A i g

dºra . L a pºligam ia,destructora de tºdº orden dºm ésticº y pú

blicº, que prºduce la ºpresión de un sexº y la m u tilación de

ºtro que hace que el m atrim ºnio nº sea un víncu lº,ni la

fam i l ia una sºciedad,intrºduce cºstum bres to talm ente contra

r ias á la naturaleza del hom bre sºcial ; éstas á su vez ºriginanhábitºs ºpuestos á la natu raleza del hom bre fís ico ; y de estem ºdº se verifica que una rel igión que prohija cºm º inºcenteslas inclinaciºnes naturales corrom pidas

,cºndena á perpetua bar

barie alpueblº que la ºbserva. No hay prºgresº dºnde nº se

señala á las hum anas acciºnes un tipo ideal y sublim e á qué as

pirar,dºnde el hºm bre l lega sin esfuerzº

,sin lucha

,sin sacri

ficiºs,al que se supºne estadº nºrm al de la ley rel igiºsa y civil .

¡Cuán de ºtrº m ºdº cºm prende la hum ana perfección larel igión del pueblº dºm inado ! ¡Cuán diversa es bajº sus santasleyes la fam il ia ! < Nuestro m atrim onio

,pudieran haber exclam a

do los persegu idos cristianos , nº es la prºm iscu idad de los irraciºnales

,sinº un consºrciº indisºluble elevadº pºr Jesucristº al

carácter augusto de Sacram entº . Nº juzguéis nuestra ley por

nuestras acciºnes : sabem ºs que sºm os débiles y prevaricadores,

perº se nºs m anda que seam os perfectos . Dios que cºnºce al

hºm bre y sus incl inaciºnes,pºrque conoce su ºbra y la ºbra del

hºm bre,nº nºs dió leyes débiles

,cóm plices de nuestras pas io

nes cºm º las vuestras y testigos im potentes de nuestrºs desórdenes

,sinº que nºs pusº un frenº

,y este freno excluye de

nuestra fam i l ia la pºligam ia y el divorcio,restableciendº entre

nºsotrºs el m atrim ºniº edenico,de dos espíri tus en una sºla

carne,inviºlable en su pactº

,legítim º en su fin

,vivificador pºr

su pudicícia . Nuestrº m atrim onio no reconoce por fin legítim º el

placer: su ºbjetº es la fºrm ación de una sºciedad eventual , blan

( 1 ) L os eu nucos antiguam ente eran los cam areros que servían en lo inter iºr delos palac ios . Aum entada despu és la corrupc ión , los celos de los pr íncipes intrºdujeron la bárbara costum bre de que fuesen hom bres m u tilados lºs que gu ardasenel aposento de sus esposas , pues de este m odº , alejadºs de toda idea de seducc ión ,

se creía que serv ían con m ás am or y fi del i dad á su dueño .

1 54 C Ó R D O B A

cº de las bendiciºnes de la rel igión cºm º Sacram entº . Lejºs

estam ºs de la perfecc10 n que com º un deber se nºs incu lca , por

que la perfección se halla en el cºm plem entº natural de lascºsas

,y nºsºtrºs em pezam ºs á vivir . L a perfecc10 n de la s im ien

te es la planta,la perfección del fetº es el hºm bre

,la perfecc iºn

del pueblº bárbaro es el pueblº civi l izadº ; perº ¿cóm º habeisde civilizarºs vºsºtrºs m ás de lo que exige vuestra ley ? To lerad,pues

, que ºs enseñem os lº que nº sabéis,y si nº lº to leráis,

m atadnºs en buen hºra,perº nºsºtrºs nº pºdem ºs en cºncien

cia m enºs de advertiros que vais descarriados , pºrque es tam

bién deber nuestro indeclinable am aros cºm º á nºsºtrºs m ism os

aunque nos aborrezcáis . Pºdía el im perfectº paganism º,vana

glor ioso cºn la virtud privada de Arístides y Catón,satisfacerse

cºn que éstºs se abstuvieran de los infam es juegºs de Olim piay de la diºsa Flºra ; perº el cristianism º

'

no se cºntenta con la

tºlerancia del paganº , ni cºn el ºlvidº del levita,sinº que exi

ge la caridad sºl icita del sam ari tanº Nº era ºtrº en ver

dad el m óvil que im pu lsaba á lºs m ártires españºles,pºrque

cuantº m ás se acercaba el estadº m usu lm án á su plenº desen

vºlvim ientº,m ayor tenía que resu l tar el cºntraste entre las dºs

rel igiºnes tan ºpuestas en sus principiºs . De este cºntrasteprºvenía el escándalº

,del escándalº el celº

,del celº la pugna,

de la pugna la persecución y la m uerte . Cºm º serenas estrel las

que en una nºche de bu l l iciºsa y espléndida ºrgía m andan a latierra su vividº resplandºr por entre las negras nubes de un

cielº de tºrm enta ,as í vºsºtrºs

,m ártires purísim ºs

,bri lláis

cºn herm ºsa claridad en lºs sangrientºs anales de la perse

gu ida Igles ia de España,cºntrastandº la divinidad de vuestra

dºctrina y testim ºnio cºn la falsa bril lantez de esa cºrte

( 1 ) Jesu cr istº nºs presenta la d istinc ión entre las ºbras imper/ectas de la Icyy las ºbras per/ectas de la car idad en aquel la parábºla su bl im e en que vem os aun

hºm bre m al tratadº pºr lºs lad rºnes , olvidado por el ¡evi ta y socor r ido pºr el sama

r itano. El ¡evi ta representa la prºbidad legal hum ana, que absteni éndºse de hacerel m al, om ite hacer el bien .

C OR D O B A

la glºriosa Belén y prºfesº en el célebre m ºnasteriº de San Sabas,

term ina su trabajosa cuestación por África y España pidiendº enCórdºba al cºnsejº de Abde—r—rahm án el eternº descansº á lasºm bra de la palm a de los m ártires en el la num erºsºs m ºn

jes , unºs nacidos de nºble l inaje,ºtrºs nºbles por sus hechos

y virtudes ; en el la finalm ente ricºs y pºbres,sabiºs é ignoran

tes en las hum anas letras,versados en lºs estudiºs y tratº de los

árabes,y extrañºs de todº puntº á su lengua y cºm erciº ; aven

tajados en la cºrte y ºscuros m ºzárabes de la Ajarqu ía; casados,célibes

,eunucos ; los unºs criadºs entre par ientes m ahom etanos,

y sin em bargº cris tianºs desde la infancia ; los ºtrºs hijºs decristianºs

,perº tenidºs por m usu lm anes has ta el m ºm entº de

recibir de Diºs el dón de caridad y fºrtaleza que los cºnviertede repente

,de tibiºs y m eticu losos

,en paladines declaradºs de

la fe,sedientºs de la salvación de las alm as y de las salu tíferas

aguas de la tribu lación . L a edificación de sus herm anºs,la cºn

vers ión de sus obcecados dom inadores,la expiación de la pasada

prevaricación de España reclam an ese sacrificiº . Allá van,

pues,gozosos y tranqu i lºs : los m ancebos renunciandº á sus

dºradas esperanzas,á su bri llante pºrvenir

,á la ciencia

,á lºs ho

no res,á la glºria

,al am ºr

,á tºdº lº m undano ; las m adres des

pidiéndose para s iem pre de sus inºcentes hijuelos,en qu ienes

se cºm pendian para el las tºdºs lºs placeres de la tierra,y es

tam pando en sus rºsadas m ej illas el últim º besº, que reciben

dºrm idºs,ignºrantes de su próxim a ºrfandad . Allá van

,animo

sos y decididºs,á dar su sangre por su fe

, por el cristianismº,

por la verdadera civil ización del m undº, por la glºria del Cria

( 1 ) V éase el m arti r i º de San Jorge , 6 Georgio .

( 2 ) En la ocupac ión de la Béti ca por los vándalos veía el piadºso Salv iano ( l ibrº 7 , De Gubernatione Dei) el castigº del c ielº por la corrupción de sus cºstumbres . L a m ism a observación y las m ism as palabras cºn que la expresa, puedenapl i carse á la calam i dad , aún m ayºr , del yugº sarraceno : ln Illa Hisj>anor um captivitate ostendere Deus volu it , quantum , et odisset carnis libidinem , et diligerei

castitatem , etc. ; pues en castigo de su im pen itenc ia despu és de aquel pr im er escar

m iento , se vió entregada á la barbar ie y excesºs del m ism o vi c i º que tanto am aba.

C O R D O B A

dºr,y a dejarse sepu l tar cadáveres desangradºs en ese hºndº

ríº,m ºm entáneam ente agitadº y luego ºtra vez m ajestuºsº y

serenº . No pºdrán decir sus enem igºs que lºs im pu lsa la vanaglºria

,pºrque saben que sus nºm bres serán execrados

, preva

leciendº los apóstatas partidariºs de Recafredº,y que el cu ltº

de lºs m ártires es severam ente cas tigadº por los m u su lmanes y “

por lºs ºbispºs prevaricadores Ese es el prem iº que esperan de los hºm bres

,esa la recºm pensa que les tiene reservada

el m undº, que los m o teja de fanáticºs y alucinados en pagº de

lº que el lºs se afanan y sufren por su em ancipación y prºgresº .

¿Vivirán al m enºs sus nºm bres en la m em ºria de la España res

taurada? Vivirán,si

,en los cºrazºnes de la gentecilla hum i lde y

ºscu ra, que es la que am a las tradiciºnes piadºsas y los recuer

dºs de sus santºs ; perpetuaránse en las leyendas,en los m arti

rºlºgios y santºrales, que ,

fuera de las igles ias y m ºnasteriºs,

sólº m anejarán el devºtº m adrugador que vive ignºradº delm undº

,y el sºli tariº cam pesinº que sólº ve de la gran ciudad

las azu ladas tºrres ; perº lºs pºderºsºs , los cortesanºs , el Estado

,nada creerán deberles ni se cu idarán de el lºs

,pºrque la

m em ºria,pesº abrum adºr

,para la vida de lºs grandes

,es cºm º

un m ar de plºm º en que se hunden tºdas las glºrias y escarm ientºs . El calºr de las nuevas im pres iºnes le hace hervir un

instante,y luego gradualm ente recºbra la inm ºvil idad de la

m asa inerte . En él las cºsas de quilate se sepultan ,y sólº so

brenadan cañas huecas y espum ajºs .

Perº si los hºm bres son ingratos cºn los m ártires,el Om

nipºtenté se les declara prºpiciº,y arm adº con tºdºs sus

hºrrºres y prºdigiºs,atestigua por ellºs

,conturbando á los

jactanciosos dom inadores . Cºrría el m es de Setiem bre ,del iciºsº

en la tierra de Córdºba,y en unº de sus m ás clarºs y serenºs

1 ) Corj>ora m ar ty rum , escr i b ía A lvarº , gentili6u s ar sa ocu lis nostr is conspe

x im u s . El quod abundantior i est ftetu ? lorandum , 1>lerosqu ePatres Anathem atizantes

talia patientes m iravim u s .

5 8 C O R D O B A

días,lºs consternados cristianºs veían clavar en la ribera del

Guadalqu ivir los cuerpºs de dos m ancebos,nºbles por su san

gre y afam adºs por su ciencia, que acababan de ser degºlladº s ,

durandº aún la ceniza de la hºguera encendida para quem ar lº s

cadáveres de ºtrºs dºs m ártires . Oscurecióse de repente el

cielº ; cubrióse de negras nubes sin que precediese anuncio detem pestad

,rºm pió ésta con grandes truenºs y relám pagºs y

granizº,y m ientras lºs hºm bres ofendían á la naturaleza cºn

la m uerte de aquel lºs dºs justºs,con tanta crueldad sacr i

ficados,ésta dem ºstró hacer pºr ellºs sentim ientº enlu tándo se

en m edio de su m ás esplendºrºsa gala Insens ible el¡ orgu

llºsº Am ir á tan evidente testim ºniº , jura llenº de furºr queraerá de sus vas tºs dºm iniºs la cizaña de la fe cristiana . Ya

el valºr de lºs m ártires le conturba y le qu i ta el sºs iegº, ya la

poblacion m ºzárabe le ºcupa y le causa insom nios ; la pºesía ,la

m ús ica,las artes

,los cuentºs y relaciºnes de Zaryab y de su s

favºri tºs nº le desenojan ; cºnºce el valºr de los buenºs cristianºs

,el prestigiº que entre el lºs alcanzan los preladºs cºm º

Sau lº,los dºctºres cºm º Eu lºgiº

,perº fía dem as iadº en la in ti

m idación que ejercen los m alºs ºbispºs con sus decretºs y élcon sus edictºs

,y descºnºce la fecundidad de la sangre derra

m ada . El añº 8 52 se halla en su terciº final: veintiºchº cristia

nºs han m uertº á m anºs de los verdugºs del Am ir ; su ºbispºy su m ás carº m aestrº cºnºcen ya el rigºr de las prisiºnes . ¡Ayde lºs que se atrevan en lº suces ivo á desafiar su saña !

Dºs eunucos cristianºs,sin em bargº ,

unº natural de Granada y ºtrº venidº del Oriente

,l lam adºs el prim erº Rºgel iº y el

segundº Serviºdeº ,aquél m ºnje y ancianº

,éste m ºzº y de

estadº á nºsºtrºs descºnºcidº,penetran denºdadam ente en la

m ezqu i ta m ayºr un viernes,en ºcas ión de hal larse el tem plº

tºdº lleno de gente alli congregada para hacer su azala . Sabida

( 1 ) Véase lo que refiere San Eu logio , testigo presenc ial del m artir io y declavación de los santºs Em ila y Jerem ías .

1 6 0 C Ó R D O B A

ciencia,buen lectºr: luégº term inarem ºs el cuadrº de lºs furo res

de los Am ires y de las justas venganzas del cielº .

L ºs m usu lm anes dan una im pºrtancia suprema á todºs lºs

actos exteriºres,pºrque las grandes prom esas de Mahºm a se

libran en el lºs . <:Al que se lava el cuerpº según m anda la

Sunnah , y va tem pranº al tem plº,y se pºne cerca del Im am

para oírle cºn atención sin hablar palabra,le escribe Diºs nues

trº señºr,dicen los dºctºres del Kºrán

, por cada pasº que da,el prem iº cºrrespºndiente á un ayunº de tºdºs los dias .

» < El

dia del ju iciº,añaden

,se le aparece la Aljam a en form a de her

m osa ñg ura ataviada con vistºsºs arreºs: él pregunta: ¿qu iéne res? y ella le respºnde: sºy la Aljam a

, que vengº á atestiguardelante de Dios cóm o acudiste al cum plim ientº Cerem o

n ias exteriºres tan pºderºsas, que s irven de expiación y justifi

cación,y que equ ivalen en m éri tº á la m ás rigorosa peni tencia,

excusadº es decir si se ºbservarán escrupulºsam ente . Verdad es

que es tas fórm ulas se cºns ideran nu las sin la recta intención,así que << l3 azala

,dicen los teó lºgºs árabes , es una estatua que

figuró Diºs lo m ism o que figu ró los anim ales,pºniéndºle por

alm a la intenc10 n Perº com º la m era intención es fáci l deform ar , nº por esº la rel igión m ahom etana resul ta m enºs có

m ºda . L a pureza del cºrazón se recom ienda,perº nº se da

m edicina para lograrla; nº im pºrta: tºdº va bien m ientras el

cuerpº aparezca purº de inm undicia exteriºr,y m ientras las

s zalas ºbligatºrias se hagan en lºs tiem pºs y cºn las pºsturas ,lecciºnes y jaculatºrias requeridas

,s igu iendº al Im am con pre

cisión au tºm ática,y cºm º si dijéram os á gºlpe y m edida de

resºrte: exactam ente de la m ism a m anera que hacen sus m ºvi

m ientºs lºs hérºes de oficiº que entretienen las naciones paracasºs de guerra

,y sus habil idades los per r os sabios que en tea

tri llos am bulantes los im i tan durante la paz . He aqu í,pues,

1 ) Extractos de un cur iosº M. S. prºpiº del Sr . D. Pascual Gayangos.

M. S. citadº en la nºta antecedente .

C Ó R D O B A 1 6 1

cóm º se santifica el pueblº que rige el poderºsº Abde—r—rahm án 11 . Estam ºs en plena festividad

,día de viernes

,día jum a:

día por ciertº en que sufrió un sºlem ne desaire el gran prºfetaMahºm a m ientras estaba predicandº en la m ezqu i ta de Medina .

Hallábase en lo m ás críticº de su perºración ,cuandº sºnarºn

de repente lºs tam bºres que anunciaban la entrada de la caravana de m ercaderes en la ciudad ; y tºdºs entºnces

,exceptº

doce fieles de fe tenaz y aguerrida,abandºnarºn el tem plº

dejandº al predicadºr con la palabra en la boca . Esta fal ta derespetº le sugir ió la fel iz idea de hacer bajar del cielº la Sura ócapitu lº LX II de su Kºrán

,ti tulada el vier nes

,y cuya aleluya

undécim a dice as í Cuandº el interés lºs estim u la,cºrren los

hºm bres al puntº a dºnde su vºz suena,y abandºnan al m inis

trº del Señºr . Diles pues : los tesºrºs cºn que Diºs ºs brindasºn m ás preciºsºs que tºdº bien perecedero . Diºs es el m ás

generºsº de los bienhechores Este pesadº chascº nº qu ita

que sea el viernes el m ás dichºsº día que alum bra el sºl,y que

en él (lºs m usl im es al m enºs as í lº supºnen) criase Diºs á nues

trº padre Adán ; que en él lº pus iese en la glºria,y luego lº

bajase á la tierra,y que en él m u riese ; que en él deba ser el

ju iciº,y que nº haya en él anim al que nº esté en cºnfus ión

desde que am anece hasta pºnerse el sºl esperandº la hºra dela cºm parecencia

,exceptuadas las gentes y espíritus En

es te dia al que hace la azala le sºn perdºnadºs tºdºs lºs pecadºs que tenga sºbre su alm a .

Siendº pºr cºnsigu iente la azala del viernes tan eficaz,es

clarº que nº se descu ida el hacer con tºda m inuciºs idad la purificación que á el la precede

,y que es cºm º la raíz y fundam entº

de la L ey m usu lm ana ; pºrque está escri tº que no r ecibir á D ios

la or ación sin la y Mahºm a ha prºnunciadº que

( 1 ) Refiere esta anécdºta Gelaleddin , c itadº pºr Savary en la nota 2 al cap itu l º LXII del Korán .

(2 ) M. S . c itado del Sr . Gayangos .

( 3 ) Ebnºl—Ath ir , ci tado por Marrac. Refut. al Kºr . Prod rom . part. IV , cap . IV .

1 6 2 C OR D O B A

la r elzgzon esta'

cz'

m entaa'a sobr e la lz

'

m¡ >íeza ( 1 Oh vosotr os los

que cr eéis , antes de comenzar vuestra oración lavaos el r ostro,

y las m anos hasta los codos , y r estregaos la cabeza, y los pm

hasta los talones , f u rl/¡caos sz'

huózesez'

s tenidopolución . Si

estum'

e'

sezk enj ierm os,o'

huóz'

e'

sezls tenz'

a'o coito

,tom aa

'

a'

falta de

agua ¡ >oloo y f r otaos con él la cara y las manos . No

qu ier e D ios angustiar as , sino hacer os pu r os y der ramar sobre

nosotr os sus gr acias par a que seats agr adecidos . » Así se ex

presa el Prºfeta en la Sura qu inta de su Kºrán,y sºbre estas

palabras arm an lºs m usu lm anes tºda la artificiosa y ridículam áqu ina de su purificación y abluciones .

Am anece,pues

,el gran día

,y em pieza en las casas de los

fieles la faena de lºs lavatorios, que nº cºncluye s inº en elatrio

de la m ezqu i ta ; pºrque los viernes es ºbligatºria la as istenciaá la azala del tem plo

,y obligatºria tam bién una ablución general

de tºdº el cuerpº ,la cual nº puede hacerse cóm ºda y decente

m ente sinº en el prºpiº hºgar . E sta ablución general,l lam ada

tahor,ó tahar a

,es tam bién de preceptº en las dºs principales de

pascua de Ram adhan y pascua de Cam eros, en la peregrinac1ºn á

la casa santa de la Meca,y en ciertºs casºs de natu ral im pu re

za El que hace tahar a nº sólº tiene que lavar tºdº su cuerpo ,enjuagarse ,

l im piarse la dentadura,expeler las m ucosidades y

raerse el vel lº,s inº que está ºbligadº á ºbservar el ºrden y la

fºrm a establecidºs para estas diversas ºperaciºnes ; de tal m a

nera, que nº le sirve la ablución si en vez de cºnclu ir lavándose

los piés , según está prescri tº,acaba lavándose las m anºs ó la

cabeza,y si en lugar de lavarse el cuerpº tres veces

,cºm º es

( 1 ) ALG AZE L , cit. por el m ism º , ibid.

( 2 ) L a ab lución general (tahara) se requ iere cuandº ocu rre alguna de estas

cosas: em iss io sterm atis per m odum e] u s ion is ; car nalis cup ido vir i et fem inav, et

occu r sus duorum sponsorum s ine em iss ione sem inis ; el m enstm um ; et puerper ium .

El sancívit L egatu s Dei ablu tionem pro die Vener is , et duabus Festivitatibus ; el pr o

preparatione adsacrum per eg r inationem . Véase MARRAC . ºp . cit. , loc. cit.Tam biénpueden verse los casos en que se pierde y debe renºvarse el tahor (ó tahara ) en

el cap . IV de la obra Sum a de los pr incipales m andam ientos de la L ey y Qunna publicada por la Real Academ ia de la Histor ia.

1 6 4 C Ó R D O B A

tam bién precepto tradicional,se lo m oja dos 6 cuatro . L os re

quisitos de la ¿'

a/zara son varios: se em pieza lavándose las m anos ,s iguen los dem ás m iem bros por su orden

,y se concluye por los

pies . Adem ás debe hacerse en lugar l im pio,y em pezarse el lava

to r io del cuerpo desde la cintura abajo,invocando al Criador

,

echándose luego el agua por la cabeza ,restregándose el casco

con los dedos,sin neces idad de que deshagan sus trenzas las

m ujeres,y finalm ente

,m ojándose prim ero el hom bro derecho y

después el izqu ierdo ; todo esto con agua l im pia de río ó de m ar,

de pozo ó fuente,ó l lovediza

,con tal que no haya caído en ella

cosa m uerta, por pequeña que sea . Com o sin em bargo de la ablu

ción general,se requ iere para antes de orar la purificación cere

m onial ó sagrada,l lam ada alguado, que consiste so lam ente en

lavar la cara,las m anos hasta los codos

,la cabeza

,y los pies

hasta los tobillos,con el aditam ento de enjuagarse la boca,

sonarse sorbiendo el agua y frotarse los o idos,según lo ha esta

blecido la Sunna/z,es claro que el que se propone cum plir rel i

giosam ente estas cerem onias tiene bastante en qué entretenerseantes de principiar la orac1on pública . Esta segunda ablución

puriñcación sagrada,cuya virtud se pierde según losexpos i tores

de la ley y tradición por veinte causas (que om i tim os especificar

por poco decentes) y que por lo tanto es forzoso repetir conm ucha frecuencia

,tiene sus requ is i tos y prácticas que la hacen

bastante curiosa á los ojos de los profanos . Llega el m us l im al

atrio de las abluciones,y antes de vis itar la casa donde se custodia

y venera su Koran,hace una vis ita oficial a la letrina: lava luego

sus m anos,viiélvese de cara á la qu ibla,

se s ienta,enjuaga su

( 1 ) L os m uy cur iosos pueden ver las en las dos obras c itadas en la nota ante

cedente , as í com o tam bién la com probac ión de todas las dem ás cerem onias quevam os detal lando , po r r i d ícu las que parezcan . Aqu í d irem os sólo que la ablu c iónm enor , o pu r i ficaci ón sagrada, requ is ito ind ispensable antes de toda orac ión , se

p ierde por cu alqu iera espec ie de secrec ión , por el vóm ito , por el sueño , por lar isa desm ed ida, por el del iqu io . etc. : de m odo que un m us l im escrupu loso debeestar cas i todo el día rem oiándose y m an iobrando con aquel lo que hasta los m ism os heb reo s , pueb lo reconoc ido com o carnal , p roh i b ían m irar com o si ofend iesey m anchase la vista.

C Ó R D O B A 1 65

boca , descarga sus narices,y entre tanto pronuncia la fórm u la :

c< En nom bre de Dios . Mientras se hace esta ablución se sus

pende todo co loqu io : cada cual va por su orden cum pliendo con

las cerem onias establecidas sin curarse de lo que hacen los dem ás . A la loción de la cara

,con la cual pide el creyente á Dios

que la em blanquezca el día del ju icio,s igue la del brazo dere

cho, por la que pide que le dé su carta aquel día en su dies tra ;

luego la del brazo izqu ierdo,con lo que intenta s ignificar que

no se la dé en la s iniestra ; luego sigue la frotación de la cabeza,

para que Allah le cubra con su piedad y le conserve sus cincosentidos ; luego la de los o ídos para que le haga o ir Allah su

divina palabra y el pregón de Bilel ( 1 ) en el Paraíso ; luego_

la

loción del pié derecho para que se le añrm e en el puente delSir at/z

,y la del izqu ierdo finalm ente para que no le s irva de

em barazo al atravesarlo . Si reparas bien en los actos de los quevan acudiendo al herm oso patio de los naranjos

,llam ados por

el al iden (2 ) a la azala de ado/car,observarás que los ri tos para

hom bres y m ujeres son los m ism os, que unos y o tros com ienzan

la ablución con la m ano derecha, que jam ás ayudan con la iz

quierda á la absorc10 n del agua por la boca y narices, que la

m ano izqu ierda se destina a otros usos m enos nobles, que todos

repiten las abluciones has ta tres veces,ni m ás , ni m enos , que

todos se abstienen de consum ir en es ta operación dem as iadaagua

,de fro tarse los pies desnudos

,de echarse el agua en la

cara de golpe,y de ensuciarla con sal ivas y o tras inm undicias .

Habrás advertido tam bién que am edida que van entrando en el

patio los m usl im es,van dejando bajo los pórticos el calzado con

que andan por la cal le ,y que para penetrar en la m ezqu ita usan

( r ) Bilel'

era un cr iado de Mahom a. Cuando m ur ió su am o , d ió m uestras de

gran sentim iento , se retiró á los m ontes y com enzó á dar grandes gr itos:teníauna voz m uy sonora, y según el d icho de su am o , estaba destinado á ser alm ue

dán del Paraíso . Nota 2 del Sr . Gayangos á la pág . 2 6 4 de la cit. obra Sum a de los

p r incipales m andam ientos , etc.

( 2 ) El aliden es la l lam ada a la orac ión desde la torre 6 alm inar de la m ez

qu ita, según queda d icho .

1 66 C Ó R D O B A

o tro calzado l im pio ,sobre el cual hacen la loción de los pies .

Verás á los hom bres descubrirse la cabeza para la frotación queim pone la L ey , y las m ujeres no

,porque la tradición les con

siente que cum plan esta cerem onia por debajo del velo ó m anto

que las cubre todas , con tal de que puedan llevar las m anos al

colodrillo sin deshacer la m ata de sus cabellos . Úl tim am ente,no

verás hom bres y m ujeres juntos ni en el atrio ni dentro deltem plo : cada sexo tiene as ignadas sus puertas para entrar enuno y otro

,y sus departam entos 6 secciones en el interior de

la m ezqu ita: la m ujer recoge el m anto sobre su rostro dejandosólo destapado un ojo y hace sus abluciones separada delos hom bres

,porque en ella todo es pudendo

,hasta los brazos

y el cuel lo : todo,á excepc10 n de las m anos

,los pies y la cara.

Entiéndase esto de la m ujer l ibre,porque en la esclava no

se consideran pudendas m ás partes que las que el hom bre m is

m o está obligado a ocu l tar,á saber

,desde la región um bil ical

hasta las rodillas . En cuanto a la costum bre de taparse la caracon el velo ó m anto

,propiam ente l lam ado alm alafa ya

( 1 ) Esta antigua costum bre de las m u jeres árabes se observó ya por Tertul iano lib. de Velandis virg inibus , cap. 1 7 j udicabunt vos Arabia:/em ince Ethnicaº

, qua:non ca¡>u l ianlicm , sed [aciem toiam legan i , u t, una ocu lo libraío , contenta

sunt dim idiá [ mi luce,“

ouam tolam faciem pros titu ere.

(3 ) El erud ito com entador de L u itprand_

o D. Lorenzo Ram írez de Prado , ale

gando la autor idad de nuestro cron ista Ju l iano , supone que el m anto ó alm alaf'

a

de las hem bras árabes de España era com ún á hom b res y m u jeres .

'

Da la razón en

el párrafo s igu iente, copiado de aquel cronista ( núm . 6 2 0 Eisdem vestibus

u tunlu r nunc Saraceni, qnas ex—l/r icá secum dedux er unt que m eniitis vestibu s ve

neran ! I mc cum vir is . Nam Miram olinus [am inas veinera i , ne lransir ent ad“

Hispanias . Et am atores Saraceni adduxerunt nonnu llas virg ines in habita vir ili, quali

nunc u tuntu r j em inaº Ba ticce, el olim u lebanlu r eliam Ch r istiane degenies inter

Mau ros ; vocant manr os ET A L MA L A FA 8 . Si los hom bres con su s m antos cubr ían lacabeza, com o usan h oy los árabes y afriganos , fác i lm ente se com prende que una

m u jer envuel ta en su alm alafa pud iese confund irse con un varón m ancebo , sobretodo si era la alm alaf

'

a un m anto tupido y fuerte, y no un velo fino y transparentecom o el ther is iro, que usaban las m u jeres en los países cál idos de Or iente segúnel testim on io de var ios SS. PP . com entando los pasajes del Génes is en que se

hace m ención del velo de Tham ar y de Rebeca. Entre los gr iegos del Bajo—im periohasta los m ism os hom bres afem inados lo usaron ,

pues se refiere que habiendº

env iado el rey Hugo á Rom ano 11, entre var ios presentes , dos herm osos perrosdel norte, al ver los anim ales al em perador gr iego cubiertº con su ther istro la

1 6 8 .C Ó R D O B A

m uchas veces acontecerle al cam inante,al encarcelado ,

al que

esté escondido huyendo de fieras ó de enem igos,se eche m ano

de la tierra,de la arena

,de la yerba

,de las piedras , del cés

ped,del barro

,de todo lo que la naturaleza haya criado s in

intervención hum ana Esta s ingu lar purificación se l lam a el

tayaman , ya puedes figurarte si será edificante y herm osa la

figura de un devoto m u sl im apeado de su cabal lo en m edio del

cam po,haciendo sus incurvaciones con la cara tiznada de

lodo,vuel to hacia la Meca No deliraron tanto jam ás las

naciones paganas que m ás m aterializaron la razón de las pu rificaciones ; no digam os los Rom anos

, que hacían sus decoro sasy so lem nes lustraciones

,en m anera alguna ridículas

,antes bien

interesantísim as por el sacrificio de las víctim as ; pero ni los

Baneanos delMogo l ni los Bracm anes,de qu ienes se cuenta

que todos los días antes de sal ir el sol van al río y en él se

m eten,unos hasta el pecho

,o tros hasta la garganta,

creyendo

( 1 ) Sum a de los pr incipales m andam ientos , etc. Cap . VII . Del atayam ún y susdefectos .

(2 ) L as c inco s zalas del día son de obl igac ión inexcu sable ; pero , com o qu edaindicadº , nº es obl igator io hacer las todas en pú b li cº . En púb l i cº , estº es , en la

m ezqu ita, sólo es de r igurºso precepto la del viernes o día festivo , á la hora deadobar ; las dem ás se pu eden hacer pr i vadam ente , y cada cual de hecho las e je

cu ta en el lugar o s i tiº en que le coge la hora de cum pl ir este deber . Es c larº quecu ando se hace la azala en m edio de un cam pº , 6 v iajando , no h ay Im am qu e la

d ir i ja, ni h ay lec tu ra del Koran , n i serm ón , ni Kotba y m u chas veces ni s iqu i erapuede precedcrle la abluc ión general ( tahara) y la pu r i ficac ión cerem on ial (a !guado) por no haber agua corriente a m ano . En este caso hace el m u s l im el (ay a

m ú n con po lvo , o tierra, 6 yerba, ó césped , ºn ieve , º barrº etc. Ahora bien ,el

tay am ú n es sólo un m ed io sup letor io . y no d ispensa de hacer tahara s i se h a per

d ido ,y alg uado cuandº en el térm ino de una hora sea pºs i b le hal lar agua c lara y

s i tio á propós ito para el lº . El m ºdº de hacer lay am ún consta en el cap . V II de la

obra Sum a de los pr incipales m andam ientos , etc. , ya c itada. ( ( L a m anera cóm o se

» h a de hacer es , qu e pºnga las m anºs sob re la tierra , l lanas , ó en la cosa cºn que

»qu iera hacer tay am ún , y lebantelas sum ar iam ente y m achard ( restregará) su

» cara una bez , nom brando ad Al lah el al tº , y buclbalas á poner sobre la tal cºsa»que el tºm are y h agan al braco derechº pr inc ipiando de la punta de los dedºs»de la m ano hasta enc im a del cºdº , y buélbalas a poner las m anos sºbre la tal»cºsa, y hará de aquel la m esm a m anera al b racº yzqu ierdo , sin lebantar la m anº» hasta que buclba asal i r pºr lºs m esm os dedos pºr dºnde pr inc ip ia: de m anera

oque de su bida y baxada cºm prenda bien tºdº el braco . »

( 3 ) Véase á C lem ente Tos ina, abad de la Cºngregac ión Sy lvestr ina, en su

obra India ºr iental, tºm º I .

C O R D O B A 1 69

quedar al l í l im pios de sus pecados ; ni la gente india vu lgar , que ,

persuadida de que las aguas l im pian el alm a,corre desalada

á los grandes estanques de las Pagodas,y á los dos sagrados

r íos Ganges y Casón,en cuyas ondas pu rificadoras am an m u

chos dejar la vida De estos al m enos no se refiere que se

h ayan entretenido ó se entretengan en hacer objeto de cerem o

n ias la inm undicia natural co tidiana,y aun necesaria

,del orga

n ism o anim al,ni que sean tan m ateriales y nim ios que se crean

o bligados a repetir la ablución si om itieron en ella alguna pe

queñez, o si al lavarse los brazos em pezaron verbigracia porlos codos

,en vez de em pezar por las puntas de los dedos

Cesaron las abluciones de los creyentes,óyese dentro de la

m ezqu i ta la alicam a o convocación que los l lam a a orar . d ía

está levantada la azala, ya com ienza la orac1on es la hora

de ado/zar,el sol está en la m i tad exacta de su carrera

,el Im am

o cupa el m im bar,entra el pueblo con paso grave y m esu rado

por las espaciosas y elegantes puertas que conducen a las oncenaves m ayores . L os hom bres entran por unas puertas

,las m uje

res por o tras,a fin de que cada sexo ocupe su respectivo com

partim ento Todos al pisar el um bral sagrado levantan en

( 1 ) Véase á Manaacc1º , ºbra cit. , y la interesante ºbra titu lada Viagg io att”Indie Or ientati , etc. , del P . V i cente Mar ia de Santa Catal ina de Sena, carm el i ta desdalzº.

( 2 ) L ºs sectar i ºs de Ali pretenden que las ablu c iones deben em pezarse por elc ºdº , y lºs de Om ar sºstienen que por las puntas de los dedºs . L es Mah om étans

d ispu tent entr e eux des pr atiques (d ice Mr . de Bouaid) , tes ch r éliens du dogm e. (¡ L é

g islatiºn pr im itive» , tºm o 3 , pág . 3 4 5, nºta.

( 3 ) Aticam a . Convocación inter ior que se hace en las m ezqu itas con el fin de

l lam ar á los fieles ala ºrac ión . Diferenc iase de la otra convocación l lam ada aliden ,

en que ésta se hace ala parte exter ior , desde lºs alm inares 6 tºrres , en las que secºnstruyen unas ter razas 6 bal cones que las c i ñen en cºntorno , para que los alm ue

d anos puedan dar el pregón lºs cuatro v ientºs , girando hac ia la derecha.

(4 ) (¡Si s teler it m u tier ad latas vir i , ita u t am bo canj ung antu r in oratione, vitia

bitu r oratio vir i . Non decet m u lieres in teresse cartu i ( 1 viror um MARRAC . op . cit. ,

cap . V , De eo quod convenit or ation i . Y nº sºlº h an de estar separadºs lºs sexºs ,s inº que entre los de un sexº m i sm o h ay preferenc ias recºnºcidas : asi v . g . : uQu im andas est non orabitpost eum qu i patitu r j r ecu ent¿m j lux um u r ince: neque, que

m anda est, pos t eam cu i m enstr uorum reliqu iwpersever ent, etc.» A talpunto se l levala d istinc ión de jerarqu ías , que se m anda que en el tem p lo el que sabe leer nº estédetrás del ignorante , ni el vesti do detrás del desnudº . Ibid.

no c ó n n o s x

señal de adm iracion las m anos,exclam ando en voz baja:

es el m ás grande ! » Este prim er acto no creas que es espontá

neo ; es de ri tual . aEl que entre á orar,m agnifique a Dios

,y

levante sus m anos de m odo que sus pu lgares se hallen ala l íneade sus o ídos : apl ique luego la m ano derecha sobre la izqu ierda,y am bas debajo del om bligo

,y diga alabando a Dios : benditº

sea,oh Dios

,tu nom bre

,exal tada tu dignidad ,

glorificada tualabanza ; no hay m ás Dios que tú As í lo verifican todos:á la m agnzf cacio

'

n sigue la estacion,du rante la estación

,en la

cual no le es perm i tido al m usl im separar las m anos de la pos

tu ra referida,ni doblar las rodillas

,ni cargar el peso del euer

po sobre una pierna m ás que sobre otra,se im plora el auxil io del

Altísim o contra Satanás apedreado,y luego se pronuncia la

célebre invocación Besm ella/z elr o/zman el r a/zim (en nom bre deDios clem ente y m isericordioso), que para los m ahom etanos es

com o para noso tros los cristianos la señal de la cruz,y con

la cual principian todos los actos im portantes de la vida . L as

dos últim as palabras se dicen secretam ente . Refiere uno de los

m ás fam osos com entadores del Koran, que cuando esta invoca

cron bajo del cielo ,las nubes huyeron al oriente

,los vientos se

calm aron,la m ar se conm ov1o

,los anim ales em pinaron las ore

jas para oir,y los dem onios cayeron precipitados de las es

feras celestes Em pieza el Im am en segu ida,a la cabeza de

todos los creyentes form ados en hileras,la lectura del proem io

ó Sura prim era del Koran,y ellos en secreto le van s igu iendo .

Magnífica en verdad es esta prim era oración,después de la cual

puede decirse que en la azala no hay o tra . Dice as í :

¡Gloria á Dios,Señor de los m undos !

L a m isericordia es su atribu to .

MARRAC . Ibid.

(z) G iaab, citado por Savary en su traducción del Koran . Cap . 1 , ó Intrºducc ión .

mz C Ó R D O B A

no tables la de la incu r vaczon y postr aci on . El que hace la incurvac1on (r ucúz) pone las m anos sobre las rodillas

,y las

espaldas al nivel de la cabeza ; en esta posic1on pronuncia lasexclam aciones de r itual

,y 6 bien vuelve a enderezarse ,

ó biense postra en tierra

,según el estado 6 período de la oración .

Al postrarse para hacer su adoración procura con

todo esm ero que toquen en la tierra la frente,la nariz , los

codos , las m anos abiertas,las rodillas y los dedos de los

pies . Al sentarse,procura tam bién no hacerlo sobre ninguno

pár rafo sºbre la necesidad de segu ir escrupu losam ente al Im am en la azala públ ica, que corrobora la exactitud de la com parac ión que acabam os de hacer . sY se

advierta que la intenc ion de segu i r al Im am es fard (precepto forzºso) sobre el que

le s igue , y que el segu i r le h a de ser q ue despues que el Im am vaya alºs actosdel la de bajar o su bir , vaya en su segu im iento , pºrqu e de h acellºs igual cºn é l esm acu h (actº laudable no obl igator io) , y s i antes qu e é l , es m u h aram (cosa p roh ibida) . Y s i es en taqbir at aly h ram y el calam (salu tac ión que se hace al fin de la

orac ión) dec i r lo j unto cºn é l º antes que é l , es perd ida su cala; y estº se adv ierteporque m u chos nº salen de l la s ino con un h aram (cºndena) acuestas , dem as que

h ay ºpin iºn de que es perdi da si lo hace adred el anti c iparse en lºs actºs . Y todº

estº por la pºca cons ideracion que se tiene de nº hacer la obra com o se debe , 6

pºrque piensan que h an de acabar pr im ero que el Im am , y estan engañ adºs , pºr

cuantº nº pueden sal ir de la cala hasta que el Im am abra la puerta con dar el

galam . Y se echa de ver en actos tales la pºca debºciºn que tienen en esta escelen

te ºbra, pues nº ben la ora de sal i r de l la, etc. »

Redúcense realm ente las orac iºnes de lºs m ahom etanos verdaderas ges ticulaciones cºn el cuerpº , las m anºs y los pies : incu rvaciones de la cabeza y de laespalda, pºstraciºnes ó hum i l lac iones de toda la persºna en tierra, y ºtros actºsprºpios de h istriºnes . Su ºrac ion apenas puede l lam arse tal : el m ism º favor quese les d ispensa dic iendº que tienen una rel igión (puestº que no h ay , rigorosam en

te hablandº,r elig ión dºnde nº h ay , adem ás del tem p lº , ara y sacr ifi c iº , y el los nº

tienen sacr i fici º ni ara), se les cºncede supon iendo que en sus szalas hacen oración,

dadº que la ºraciºn supºne deprecaciºnes y plegar ias . Só lo de vez en cuando en

tre la m u ltitud de su s gestºs cºrpºrales van m ezc ladas las exclam ac iones : Sólo

Dios es g rande ! ¡ Á Dios las alabanzas ! No hay m ás Dios que Dios y otras pºr

este esti lo , cºn algunºs vers í cu los del Kºrán , espec ialm ente lºs s iete de la pr im era Sura , que es m ás bien un h im nº que una deprecación, a la m anera de m uchºsSalm ºs de David . L a devoc ión y atenc ión sum a que los m ahom etanos afectan en

sus s zalas , nace , observa Marracciº, en parte de la m era cºstum bre, en parte también de verdadera h ipocres ia. En sum a, estºs actºs puram ente exter iºres nada depor si in fluyen en la santi ficac ión del hom bre , y nada s ign i fican nº an im ándoloslºs v i rtudes inter i ºres , la car i dad , la fe , la piedad , y ºtras que sól º el cristian ismºincu l ca y hace de r igoroso preceptº . L ºs desm ed idos el ºgiºs que hºy es m ºdaprod igar atodo l º de lºs árabes , nºs ºbl iga a entrar en esta c lase de cºnsidera

ciºnes .

C Ó R D O B A 1 7 3

de los dos p ies , sacándolos por el lado derecho ,6 juntando con

el m uslo derecho la planta del pié izqu ierdo .

Ocupados en este ejercicio,m ás propio de j 1m ios que de

seres racionales , estaban los m usl im es cordobeses,y la soberbia

m ezqu i ta de bo te en bote,cuando penetraron resuel tam ente en

ella los dos cris tianos Rogel io y Serviodeo . El pueblo suspendesus ri tos , alzase un im ponente m u rm u l lo

,señal segu ra de un

grave escándalo ; el Im am enm udece asom brado ; al m u rm u l losucede una am enazadora gri tería

,com o siguen en el m ar los

bram idos de las olas á la susurrante brisa que anuncia las tem

pestades—¿Qué intentan esos dos hom bres tem erarios que,

abr1endose paso por las apiñadas hileras , se adelantan fo rcejeandohasta cerca del Santuario ? ¿Qué palabras son las que vienen a

proferir en este venerado recinto,interrum piendo solem nes cere

m onias,infringiendo leyes y tradiciones , desafiando las m ás te

rribles prohibiciones y exponiendo la vida al justo fu ror de la

escandal izada m uchedum bre? ¡Oh abom inac10 n ! ¡oh del i to m ons

truoso y nefando ! El m ajestuoso y sonoro idiom a del Hedjaz

consagrado por el profeta de Dios a la prom u lgación delKoran,

es prostitu ído y vilipendiado por sus atrevidas lenguas en obse

qu io del profeta nazareno nada m enos intentan esos cr im inales alucinados que convertir con una insensata predicación los

( 1 ) Debió ser en id iom a arábigo esta pred icac ión de los dos cr istianºs dentrºde la m ezqu ita m ayºr , porque de lo cºntrar io nº hu bieran s i do com prend idºs . Po r

lo tºcante áS erviºdeº ,cºm º natu ral de Sir ia, nº h ay la m enºr duda; y en cuanto

á Rºgel io es de c reer que hablase aquel la lengua, cºm o cas i tºdºs lºs m ºzárabesespañºles , cuandº se arrºjó a evangel izar á los m ah om etanºs . Cºnsta que era cºsacºm ún entre los naturales hablar y hasta m ane jar con eleganc ia la lengua de losdom inadores , por l º cual algunos de e l los , aunque cr istianºs , ºbten ían cargºs yem pleos en la cºrte de los Um eyas , escr í banlas y ºtrºs ºfic ios del gºbierno . Sabese por San Eu logio (Mem or ial de los Santos) que lºs dos j óvenes Em i ls y ]erem ías ,qu e hem ºs nºm brado pºco há , eran doctis im os en la lengua árabe. Del abad Samsón , que en el tiem pº á que nºs refer im ºs ten ía 4 2 añºs , consta , que se val ían de

é l lºs reyes de Córdºba para traduci r del arábigo al latín las cartas que d i r igían al

rey de Francia. (SAN Eu nºcrº, Mem or iale Sanctorum , l i b . 2 , c . 2 :—F1.óaez, “V idadel abad Sam son» , t. 1 1 , Españ a Sag rada:—Ma snau , Hist. cr it. , t. Xlll, “EspañaÁ rabe» , p . 1 7 6 :etc.)

¡ 74 C Ó R D O R A

corazones de tantos m i les de creyentes , fieles y fervorosos , al

cu l to del Hijº de María,escam eciendo la doctrina y nom bre de

Mahom a . ¡Pobres insensatos ! Com o si no supiéram os distingu irel bien del m al

,vienen el los á predicarnos que son m ales los

bienes de la tierra, que m iente y nos engaña el que nos prom etió el placer en este m undo y la fel icidad en el o tro ¡Perezcan esos dem entes, acabem os con todos el los

,extingase en el

Andalus la abom inable peste de la Palestinal—Asf clam an losm ás celosos

,y armm olinándose en torno de los indefensos cris

tianos,em prenden con el los agolpes , los derriban á bofetadas

y em pellones,y de buena gana los habrían m uerto dentro del

m ism o tem plo com o en desagravio de su profanación m as

acudiendo el Cadí de la Aljam a,se los entregan para que les

apl ique la pena de m uerte y m u tilación de manos y pies , á quese hicieron acreedºres por su del i to , y exci tan á sus regidores á

conclu ir de una vez con el nom bre de cristianos por m edio deuna persecución sangrienta y sin tregua. El fuego de la ira po

pu lar prende en el corazón del su l tán ,y el m onarca que en su

juventud blasonaba de justo abandonando á los jueces las cau

sas de los cristianos sediciosos,se jacta en la vejez de cruel ,

consagrándose personalm ente a discurrir penas atroces y m e

dios excepcionales de intim idación . Pero conociendo que la em eldad le ahuyenta los vasal los , y que la m ism a razón de Estado

que m anda cas tigar la rebeldfa le aconseja no transform ar en

héroes á los rebeldes , im agina que es preferible poner á los

confesores la m ordaza de la obediencia,robusteciendo el deere

to del desau torizado Recafredo con un solem ne canon conciliar ,al cual no puedan ºponer los cristianos objeción alguna. Cosafué pensada y hecha la reunion de m etropo l i tanos y obispo s

1 ) aConclufda la orac iºn, i d l i brem ente. Propºrciºnaºs lºs b ienes que elcie lºh a d ispensadº a lºs hum anºs .» Su ra U …. El viernes , vers . ¡ o .

(a) ¡ L ºs m ºrºs (di ce Am brºs iº de Mºrales cºpiandº aSan Eu lºgiº) cargarºn» cºn tantº ímpetu sºbre los dºs cr istianºs , derribóndºlºs en el suelo y h ir iendonlos . que lºs uvieran al l i m uertº , si nº acud iera el juez , para l i brar los de aquella» fu ria, m andándo los l levar á la cárcel . »

1 76 C Ó R D O B A

l lam ados a secundar tan satánica invencion . Celebróse el conc i l ioconvocado por el tirano is lam ita el m iedo y el rigo r luchóen los pechos de los prelados con el am or a la justicia: quer ían

noº fal tar á ésta

,ni exasperar m ás al rey . Ofrecióseles conciliar lo

uno con lo o tro disponiendo el decreto artificiosam ente,de suer

te que la cor teza de la letra ,a'

que/zabian de m ir ar los z'

n¡ í eles ,

sonase a'

pr oh ibición de pr esentar se al m ar tir io, per o que bien

m ir ado el sentido, cualpodían conocer le los pr udentes cr istianos ,

no incluy ese ofensa de los m ár tir es Pero esta reso lucióncausó escándalo entre los cristianos ignorantes

,desagradó á los

m ás i lustrados,y fué objeto de severas im pugnaciones ; causa

tam bién de reprobaciones y persecuciones nuevas . Sau lo y Alvaro la censuraron: créese que San… Eu logio hizo lo m ism o

El obispo fué segunda vez encarcelado: el sabio docto r tuvo queocu l tarse: los seglares nobles y conocidos tem ían po r instantesla m ism a pena: todos andaban acobardados

,atribu lados

,hu ídos .

Abde—r—ram án,al ver frustradas sus esperanzas

,se entrega de

nuevo a su del irante saña . Una infernal com placencia le conduce á una al ta galería de su al cázar

,desde donde espera cebar

la ans iosa m irada en un espectácu lo horrible,pero adecuado a

su sed de venganza. ¡Ah , que el infel iz no cuenta con que en

favor de los desval idos m ártires está ya arm ado el cielo !Penden de sendos árbo les allá abajo

,refiejandose s iniestra

m ente en las claras aguas delgr an r ío dos objetos denegri

( 1 ) aÁ este fi n h izo (el rey m oro) ven ir á la corte a lºs m etrºpºl itanos de d iversas provinc ias , para que juntºs los obispos decretasen lo que deseaba. » FL O

REZ , trat. 3 3 , cap . 1 0 , párrafo II De! Concilio ten ido en Córdoba acerca de los que

se presentaban al m ar tir io .

(z) FL ÓREZ , loc. cit.

( 3 ) ali sta s im u laci ón , d ice Góm ez Bravº , t. p . 1 3 2 ,desagrado á San Eu logiº

por el escándalo y erro r que cau saba en los ignorantes , que no penetraban lo alc

gór ieo del conc i l iar decreto , y c reer ían p roh i bido el m arti r io .» El P . Flórez es de

contrar io senti r , y de aquel las palabras eadem que sch crda m in im é decedentíum ago

nem impug nans , quod lu tu ros ! audabiliter ex toller el m itiles , f>erczpitu r , dedu ce queel santº dec laró ser buenos y favºrables á lºs m ártires , no só lº la intención , s inotam bién el sentido form al de la sentenc ia. L o c ierto , sin em bargo , es que San Eu

log iº fué persegu i dº y se vió en la p rec i s i ón de ocu ltarse .

(4 ) Gu adalqu ivir ºwada-l—Icebir s ign i fica en árabe el r io g rande.

C Ó R D O B A 1 77

dos que se destacan sobre el verde pardusco de las alam edas:la brisa que m ueve las hojas m ueve tam bién en el los una especie de cºpo de leve crespón

, que á veces se desvanece com ouna bocanada de negro hum o . Fija bien ah l tu vista

,cruel an

ciano . ¿Qué“descubres entre las cºpas de la arboleda ? ¡Oh

intenso y bárbaro placer ! Son los cadáveres de Rm ila y jerem ías

,tostados y desecados por el sol de otoño ,

con sus cortadas cabezas clavadas en los troncos ó hincadas en las puntas delas ram as . Allí cerca se m ueve alguna gente : óyense ,

sºplando

el viento del m ediodía, algunos m artillazos que dobla el eco

de los vecinos collados,y a poco aparecen clavados tam bién

o tros dos cuerpos m u tilados horriblem ente . Sin m anos,

sin

p ies,sin cabeza

,bañados en su prºpia sangre

,aún fresca

,

que bri l la cuajada á gran distancia,presentan un cuadro es

pantoso que hiela el corazón y hace cerrar los ojos á los que

por al l í trans i tan descu idados . Sólo Abde-r-rahman puede con

tem plarlo sin horror,y no so lam ente sin horror

,s ino con esa

terrible sonrisa propia de los placeres que ases inan . Ha reconocido los cadáveres de los dos úl tim os m ártires

,y exclam a

com o fuera de sf: ¡Aqu í m is hijos ,aqu í m is consejeros y m is

m aulís ! ¡Aqu í todos los m íos ! Vedlos donde asom an aquel losdos tem erar ios que profanaron nuestra Aljam a con sus cuerposim puros : parecióles buena la suerte de los o tros dos insensatoscuyos despojos denegridos son hoy pas to de los cuervos

,sin

duda porque vieron que después de degollados les hacíanduelo las nubes y los vientos ; id ,

m andad en m i nom bre queá los cuatro les pongan fuego

,para que sus inm undos eadá

veres no causen m ás espanto a m is m usl im es ; y ahora veránlos obstinados secuaces del Hijo de María

, que as í com o su

Dios no envió á esos un ángel que los l ibrase de la cuchil ladel verdugo

,tam poco les envía ahora l luvias para apagar la

hoguera que ha de reducirlos á ceniza .

Cºm unfcase velozm ente el m andato ; pero ¿qué acontecim iento inesperado ha turbado de súbito al glorioso Am ir ?

C Ó R D O B A

Inclina m ustio la frente sobre el pecho,y su sem blante se

cubre de una pal idez m ortal ; su pié vacila,acuden los su yos

a sostenerle,todos le preguntan

,y a nadie responde ¡ Ah !

el Dios de qu ien acaba de blasfem ar ha anudado su lengua,

y el ángel exterm inador ha extendido sobre él“

sus alas invi

s ibles El rey al tivo que había subido á los al tos m irado resá gozarse en la ejecución de su bárbaro decreto desafiandola cólera del cielo

,baja á su lecho de m uerte convertido en

insens ible tronco en brazos de sus esclavos . Acudan presto losm édicos y los astrólogos ; l loren las hijas , m esen sus cabellosTarub y Kalam Ash ifá y las concubinas las esclavasy los eunucos ; enm udezcan Algazzal y Ben Kam ri (4) y todoslos cortesanos y m aulís l isonjeros ; abandone Zaryab su laúdenriquecido , y o lvide por ahora sus entretenidas

¡Paso al cadáver del Am ir,conducido al sepu lcro m ientras

consum en las hogueras los restos de sus cuatro últim os m ár

tiresSu h ijº Moham m ed ocupa el trono : para él y para todos

sus consejeros son tam bién m eras co incidencias casuales las

señales trem endas con que el Om nipotente ha hablado a losºpresores . El sistem a de Abde-r-rahm án II continúa en pié

, perº

sus resu l tados van s iendo cada vez de m ás bu l to : m ás culto

a la razón de Estado,alm a de la po l ítica pagana

,y m ás víc

L ºs h istor iadores árabes refieren la m uerte de Abde-r-rah m án l l cºm º natural y tranqu i la. Nºsotrºs hem os prefer i dº sin em bargº la relación de San Eu lºgio,

porque adem ás de ser cºntem pºráneº , pºd ía estar m uy enterado de la verdad delºs hechºs por tener un herm anº em p leadº en el palac iº del su l tán . Nuestrºs m ásj u i c iosos h istor iadºres , Mºrales , Rºa , Góm ez Bravo , Flórez , etc. , h an segu idº estavers ión .

( 2 ) Kalam era m uy_ querida de Abde-r—rahm an por lo b ien que escr i b ía, recitaba versºs, refer ía cosas h istór i cas , y sabía tocar y cantar . VéaseA L—Mx xxan í , Vl.

(3 ) Am aba tam bién tiernam ente á sus concubinas Mudath irah y Ash ifá, quedeesc lavas había convertidº enespºsas . Ibid.

(4 ) Distingu ia al cé lebre pºeta Abdal lah—ben-Xam rf, y á Yah ye-ben—Hakem .

V éase á Conos , t. 1 .

º

, cap . X L .

(5) aBajándole a su lechº , m u r ió aquel la m ism a noche , antes que acabase deconsum ir el fuego los cuerpos de lºs sagradºs m ártires .» Bnavo , t. 1 , p . 1 3 3 .

¡ 80 C O R D O B A

turbac1on ! << L as cárceles están l lenas de clérigos ; las igles iasprivadas del oficio de sus prelados y sacerdotes ; los tabernáculos divinos en horrenda soledad ; las arañas extienden sus telas

por el templo ; el aire calm a en un to tal s ilencio ; no se entonan

ya en público los cánticos divinos ; no resuena en el coro la voz

del Salm ista,ni en el púlpito la del Lector ; el Levita no evan

geliza en el pueblo ; el sacerdo te no quem a incienso en los alta

res,porque herido el Pastor

,se desparram ó el rebaño : espar

cidas las piedras del santuario,fal tó la arm onía en sus m inis tros

,

en los m inisterios,en el santo lugar . ¡Y en tanta confus ión

,sólo

resuenan los Salm os en lo profundo de los calabozos Y

sin em bargo, ¿qué preciosa no será la fe cuando se m antiene a

tan—ta costa ? ¿Qué viva cuando no se apaga en tal torm en ta ?

Es que la fe se asem eja m ás al ascua que á la l lam a,y m ás

arde m ientras m ás la com baten los vientos de la tribu lación .

Dios , por o tra parte,s igue alentando á sus fieles y co rres

pondiéndoles am oroso con recíprocos testim onios . ¡ Pero cuántrem endo para sus enem igos es el m odo de atestiguar delSeñorde los m undos ! El m onarca que al estam par la huel la en el so l iocausa una especie de frenes í de júbilo en su corte ; que al año

s igu iente de su entrada en Córdoba en m edio de entus ias tasaclam aciones

,pudo decir con orgu llo á sus enem igos : ala gra

cia del su l tán hace l lover beneficios sobre las casas de los buenos vasallos

,pero su cólera es capaz de coronar ochocientas

alm enas de sus m urallas con ochocientas cabezas de rebeldes finalm ente

,ese rey tan halagado de la suerte en las

batal las, que difundiendo el terror del nom bre agareno por los

estados de D . Ordoño lleva sus arm as victoriosas hasta las ori

l las del Garona no es m ucho que embriagado .por el incien

( 1 ) SAN EU LOG IO:Ducum . Mar t. , cap . 7 , núm . 6 .

( 2 ) Véase á Cºno s . Cap . XLV III, t. 1 .

º V i ctºr ia del pr ínc ipe Alm ondh ir cºntralºs rebel des de To ledº . El envi ó 7 0 0 u 8 0 0 cabezas de rebeldes

y el rey las m andó pºner en las alm enas , etc.»

( 3 ) Véase á Am s uo s ¡º DE MORA LES , cºn la au tºri dad de Lu ís de Márm º l . Cr ónica g en l i b . X IV , cap . 3 2 .

C Ó R D O B A

so de las l isonjas,sea ciego com o su padre á los patentes avisos

del cielo . Un día del añ o 8 7 1 estaba el Am ir en su cám ara en

tretenido con un esclavillo m uy l indo y gracioso que tenía sobresus rodil las . Era uh día cubierto de pardas nubes , con grantem pestad de truenos y relám pagos . El katib Abdallah ben

Aásim entró para despachar,y el rey le pregunta: ¿á qué vie

nes en sem ejante día ? ¿qué podem os hacer hoy ?—Señor,res

ponde Abdal lah,dicen las gentes que es bueno es tar con niños

cuando truena,y yo digo lo m ism o :

Bueno es estar con niños—cuando retum ba el trueno,

de cºpas y convite el estrépito oyendo :

que gira a la redonda el escanciano bel lom ientras nubes coronan—los árboles del huerto .

¿Ves las ram as engadas—del du lce y grato peso ,

que el viento las m enea,—que bri llan en el suelo ?

Tanto agradó al rey esta im provisac ió n ,destello genu ino delepi

cu rism o horaciano, que m andó traer du lces y co lación ,

cºpas yl ico r Sahbá

,y que viniesen los m ús icos y cantores . Durante el

convite hacía el rey que el esclavillo provocase la verbos idad desu katib : díjole al o ído que le tirase una cºpa á la cabeza, y el

niño lo ejecu tó al punto : fel izm ente Abdallah acertó á evitar elgolpe

,y exclam ó : ¡Oh linda cara,

no seas cruel, que no está bien

la crueldad con la herm osura : el cielo herm oso,cuando sereno

,

es m uy apacible,y ahora su saña nos horroriza y espanta

Sus palabras parecían un agiiero . Aquel m ism o día fué Mohamm ed á la m ezqu i ta á la hora de la azala

,y hal lándose en ella

arreció la torm enta : ya el trueno y el relám pago se percibíanjuntos

,y a poco

,con ho rrísono estruendo cayó un rayo en el

soberbio edificio de Abde—r-rahm án 1,sobre la alfom bra m ism a

en que oraba el su l tán,dejando instantáneam ente sin vida á

( 1 ) Refiere esta anécdºta CONDE , t. 1 .

º

,cap . L IV .

£ 2 C Ó R D O B A

dos personas de su com i tiva ( I ).—¡Justo castigo del cielo ! pensarían espantados algunos de lºs cristianos ocu l tos

, que por

tem or de la persecución fingían seguir de grado la vida y cos

tum bres de sus ºpresores (z)—¡Allah está por el su l tán ! prorrum pirían los m usl im es m ás fervorosos alver que el rayo habíadejado i leso á Mohamm ed

,m atando á su m ism o lado ados hom

bres . ¿Dirán'

estos lo m ism o cuando lleguen á la envanecidacorte las tristes nuevas de calam idades m ayores ?

El año 8 73 toca á su térm ino : en Córdoba no se recibenm ás que noticias de infortunios y desastres.Ha s ido tan grandela sequ ía - en todas las tierras dom inadas por los islam i tas ,

en

Arabia,Siria

,Egipto

,Africa y España

, que han faltado lºs m anantiales y las fuentes

,los cam pos no han prºducido fru tos , y

la esteril idad y carestía han s ido com o fabu losas . Ha m uerto deham bre la gente pobre

,el ham bre y las aglom eraciones de

cadáveres han producido horr ible pestilencia,causa á su vez de

gran despoblación . En Arabia va quedando la m adre de las

ciudades desierta de sus vecinos ; apenas se ve en el la m as quegente pasajera

,y la Caaba está cerrada á naturales y peregri

nos Viene el añ o 8 74 ,con él nuevos escarm ientos . El día

veintidós de la luna de Xawal,habiendo am anecido el sol claro

com o de costum bre, em pieza hacia la hora de alm agreó á m o

verse la tierra, con espantoso ru ido y estrem ecim iento . Acompanan al terrem oto ráfagas violentas que desplom an m uchosedificios , torres y alm inares ; envuelven la ciudad rápidas y densas nubes oscureciéndola de repente ; los estam pidos del truenosuenan tan terrífieos y repetidos

, que el pueblo congregado en

la m ezqu i ta m ayor se s iente sobrecogido de invencible espanto .

Seis m usu lm anes caen en pocos instantes m uertos ; los dem ás ,

Vease alarzºb. D. RODR IGO , Hist. de los árabes .

( 2 ) De lºs cristianºs vergºnzantes , cºnfundidºs con los árabes pºr la lengua.por el traje y pºr elm ºdo de vivir , se hace m enc ión frecuente en la Esp. Sag r . del

P . FLOREZ , trat. 3 3 .

( 3 ) Véase á CONDE, t. cap . L V .

P er iºdº de gestación en las dºs arqu itectu ras m ah om etana y cr istiana .

L a fábu la de Cástºr y P ólux , cºm o rep resen taci ón alegórica de lºs dºs

artes r ivales .—Nu evo flºrecim ien tº del arte m ah om etano . cºns ignadº en

las grandes obras que em p rende A l- h ak em I I , en la Mezq u ita Aljam a.

5 m uy de observar cóm o se refleja en la fam osam ezqu i ta cordobesa la suerte de cada reinado .

Abde—r—rahman II y Moham m ad,m enos afortu

nados con los cristianos y con los m usl im es sediciosos que sus antecesores

,só lo dejan en el la

leve recuerdo de su pasajera grandeza . No son

m onarcas que conqu istan y fundan ; esta gloria só lopertenece á Abde-r-rahman I eHixem ; pero son m onarcas con

servadores,obsequ iosos con la razón de estado

,celosos de su

au toridad,am antes del fausto y de la m agnificencia: y es sabido

que los reyes l lam ados á conservar son m ás espléndidos que creadores

,m ás prºpensos al lujo y á los placeres

, que á los goces delas grandes em presas . Todo el tribu to que un personaje rico dem edios y sin m isión innovadora puede ofrecer algenio de su siglo

,

1 5

£6 C Ó R D O B A

se reduce á derram ar sus tesoros sobre las obras de los artis tas .

Así l i teralm ente lo ejecu tan Abde—r—rahman II y Moham m ad ,á

cuya oriental prodigalidad debe la gran m ezqu i ta el oro que aún

hoy ostenta en m uchos de sus capiteles . Sus sucesores Al-Mundhiry Abdu l lah alcanzan el m ism o destino ; enérgicos y resuel toscuando se trata de hacer la guerra y de adm inistrar justi c ia,

nada hacen pºr el progreso del arte . ¿Ni cóm o es posible queconsagren al m undo de la bel leza sus m editaciones un príncipecom o Al-Mundhir

, que apenas bri lla cual fugaz m eteoro pasandoen dos años escasos de su proclam ación en Córdoba á su m uerteen el cam po de batal la

,y o tro príncipe com o Abdu l lah

,su

herm ano, que aunque l lam ado a encanecer bajo el solio

,vive

s iem pre envuel to en una atm ósfera de sangre y de exterm inio ?

Am bos fueron justos,am bos val ientes y generosos

,piadosos y

clem entes,en am bos lucieron las do tes que distinguen á los

grandes reyes ; y , sin em bargo,ni el uno ni el otro lograron

hacer época en los anales de la civil ización árabe-hispana . Tal

vez por lo m ism o que fueron m ás hum anos con los vencidos,

m ás tolerantes con los infel ices cristianos m ozárabes que sus

jactanciosos predecesores ; por lo m ism o que mantuvieron con

rel igiosidad las paces que con los reyes de Asturias y Leónajustaron

,y porque fué m enos vis ible bajo su im perio el anta

gonism o de las dos civil izaciones ; por eso m ism o qu izá pal ideceen cierto m odo la arábiga cul tura a su som bra

,y apesar del

increm ento que durante su adm inistracion alcanza la riquezapública

,ningún m onum ento grande m arca la huel la de las bel las

artes en sus dom inios . Porque no es precisam ente el oro el fo

m ento de la noble arqu i tectura ; no son las épocas de m ayorriqueza ni los es tados m ás prósperos los que escogen las va

roniles doncel las hijas predilectas del genio para hacer sus

apariciones en la tierra ; m uchas veces, por el contrario , se

com placen en visi tar á las generaciones m ás trabajadas por laspúbl icas calam idades

,m ás m enesterosas y m ás fal tas de sos iego ,

com o para hacer ver á los m ortales que los go ces de la intel i

C Ó R D O B A

Cristianos y m usu lm anes viven por espacio de m edio s iglo comovecinos tranqu ilos

,con m ás paz aún de la que entre sí se con

ceden los hijos de una m ism a rel igion y de una m ism a sangre .

Pero el hom bre no es dueño de al terar los decretos de la Providencia

,y m usl im es y cristianos tienen que term inar forzosa

m ente la obra para la cual fueron conducidos á acam par frenteá frente en las l lanuras de España . Llegará la época en que ,

recobrando los dos antagonistas sus instintos prim itivos,y am bos

interiorm ente im pel idos á venti lar la secu lar contienda inic iadaen el Oriente

,se determ inen á declararse im placable g uerra

,

aspirando cada cual á quedar dueñ o exclusivo del cam po ; y en

tonces vo lverán nuevam ente á pronunciarse las facciones genu inas de los dos Opuestos principios . Y entonces tom arán de cadaparte el tem plo y el palacio

,en que se reflejan la vida civil y

rel igiosa del m agnate y del pueblo,su ñsonom ía especial y pri

vativa,para no vo lverse á confundir hasta que _

en uno ú o trocam po la soberbia m o le de la civil ización se desplom e y quedereducida á escom bros .

El arte m usu lm án ha iniciado su carrera adm irablem ente al

abrigo de las as iduas m editaciones de los dos prim eros am ites .

¿Cóm o no había de sal ir una cosa grande de un nido calentado

por águ ilas caudales ? Pero he aqu í reproducida la fábu la deLeda porque tam bién el arte cristiano com ienza á desple

¿Qu ién ignora el or igen de la fábu la de L eds ? Era tal la be l leza de los dosj óvenes Cástor y Pólux , y de su herm ana Helena , la del cu el lo de c isne, según la

pintan los pºetas , que lºs gr iegºs , prºpensºs á m ater ializar lo tºdº con su r isueñam i to logía. los su pus ierºn h ijºs del m ism o J úpiter . Cástor sin em bargº no era in

m or tal , porque en real i dad el huevo de donde sal i ó juntam ente cºn Clitem nestra,

había sidº fecundadº pºr T indaro y nº pºr J úpi ter . Pólux y He lena lo eran

am bºs habían sal ido del huevo fecundado pºr el pad re de los d iºses . Cástºr y Póluxeran repu tadºs cºm º inm ortales , perº cesó el er rºr cuandº m u r i ó el pr im ero .

Perm ítasem c s im bo l izar con esta fábu la la h istoria de los dos artes m usu lm ány cr istiano : lºs dºs der ivan en su origen del arte c lás i co gr iegº ; perº el unº

m an i fiesta en su desarro l lº , degenerac ión y m uerte , el germ en pu ram ente m ate

r ialista, m ientras el otro revela en su crec im iento , s iem pre progresivo , que l levapºr dec i r lº as í el al iento de la Divin idad . El arte cristianº es , en efectº , prºductº

Tr. cno DE UNA C A P I LLA LATE RA L DE L .“H I RAB

mo C Ó R D O B A

gar vistosas alas,cobgado pºr los Alfonsos y Ordoños

,no m e

nos respetables que los Abde—r—rahm anes y los Hixem es, y és te,

lo m ism o que su ém u lo,aspira ala inm ortal idad . L os dos fueron

engendrados en la herm osa reina gr iega,porque en real idad es

la m ism a m usa que inspiró á los arqu itectos de Pericles y deAlejandro la que revela ahora sus graciosos y nobles contornosbajo el tosco paludam ento visigodo y bajo la abigarrada ves tidura s iria ; los dos se jactan de haber s ido producidos por un

al iento divino,los dos se llam an hijos de Júpiter , y efectivam ente

tan egregias dotes ostentan á porfía cada cual por su lado , que

m uchos dudan cuál sea la verdadera obra inspirada por la Divinidad . Pero cuenta que el uno es Cástor y el otro Pólux

,es

decir, que el uno es m ortal y el otro no . El arte arábigo ,

form adº

por el consorcio de la bel leza griega con la fantas ía oriental,com o Cástor engendrado en la unión de Leda con Tindaro

, pe

recerá lo m ism o que pereció el héroe griego ,al paso que el

arte cristiano,producto de la belleza antigua desarrollada en

Ática y Corinto y del espíri tu fecundo que la gracia de Dioscom unicó á la hum ana m ente por m ediación del Verbo

,du rará

cuanto dure el m undo,así com o es inm ortal tam bién el herm oso

Pólux,hijo de Júpiter y Leda . L os dos artes gem elos

,pues

,son

aventajados en belleza: los dos crecen y se desenvuelven paralelam ente ricos de m edios y de seducción ; y aun l legará el día en

que , á fuerza de trato y de com unicación,se identifiquen tanto en

sus gustos, que l lore eluno con inextingu ible llanto la prem atura

m uerte del otro,así com o Pólux l loró la m uerte de su herm ano

y le a'

m ó hasta el extrem o de cederle la m i tad de su inm o rta

espontáneo del consºrc iº de la bel leza antigua cºn el espír i tu fecundo de la

nueva ley m oral cºn que Dios d ir ige á la hum an idad .

Tam bi én s im bºl iza el l lantº de Pólux , pºr la m uerte de su h erm anº , la degene

rac ión del arte cristianº en c iertas épºcas , el cual pºr ceder á una ciega y fanáticaadm iraci ón hac ia las creac iones del arte m ater ial ista, abju ra de su inm ºrtal idad.es dec ir , de sus altas y genu inas aspiraciºnes , y cºns iente que ocupe su puestoun arte alu c inador im pºtente, cuyos m ed iºs nº cºrrespºnden al objeto final delarte en la sºciedad cr istiana.

192 C Ó R D O B A

Verdaderam ente se inaugura para el arte una nueva e ra de

progreso y esplendor bajo la pro teccion de este Augusto de loscal ifas : la arqu i tectura arábigo -bizantina l lega po r su . im pu lso al

zeni t en su atrevida carrera : la elegante y rica ornam en taciónneo—griega acaba de cubrir los garbosos lineam ientos latino -

per

sicos ; á la razonada distribución del ornato se agrega la m agnificencia y gala de los colores y esm al tes

,de lºs estucos y m o

sáicos,de los nuevos procedim ientos introducidos en Córdoba

por los artistas de Constantinºpla, que con habilidad m ági caconvierten la dura pas ta del vidrio y de los m etales en des lum

brador brocado de oro y terciopelo Llegó ya la época decu l tura y grandeza que habían soñado Abde—r—rahman II y

Al-hakem I,y que el los á pesar de su ardiente anhelo no habían

podido disfru tar por no consentírselo las indóm i tas razas cristia

nas . Acabó la superioridad de Bagdad : la corte de Abde-r-rah

m án III bri lla com o bri l ló la corte de Al-Raschid,y la m isma

capital del im perio griego ha de envidiar á Córdoba sus m ara

vil las después de haberla ayudado á crearlas . ¡Oh s iglo afortu

nado para los h ijos del Islam ! En pos de la co losal figu ra delAugusto cordobés

,vienen

,igualm ente benéficos para su pueblo

y form idables á los cristianos,o tros dos gigantes : Al-hakem III

y Alm anzor . Después de el los,rápida será la decadencia del

Cal ifato , porque á ningún Estado pagano le fué dado jam ás ela

var la estrella de su fortuna en el punto culm inante de su órbita.

Pero en tanto que transcurren para los m usl im es las bonancibleslunas de estos tres reinados

,y para la España cristiana los días

de l lanto y lu to á que la condenan enconosas r ival idades y san

grientas excisiones ; en tanto que el décim o s iglo consum a su

tem ida evolución entre ru inas y s iniestros presagios en que la

cristiandad acobardada lee la sentencia de m uerte de la huma

Más adelante h ablarem ºs de este prºced im ientº , l lam adº pºr lºs árabesso/ey sa/d y tam bi én/oseyfasá , em pleadº con prºfu sión y adm irab le efectº en el

m ihrab de la m ezqu ita qu e vam ºs describiendº.

C Ó R DO B A 193

nidad y del m undo ¡qué de prodigios , qué de fantásticasescenas va á real izar el arte sarraceno ! Com o un m ister ioson igrom ante que por arte satánica evoca de

_

la regionde las sombras , contrastando con elgeneral espanto

,del iciosos cuadros que

m ienten los placeres del Paraíso,así la arqu itectura sarracena,

ese Cás tor val iente é im postor de la España árabe,hace surgir

antes de entonar el Cal ifato su him no de m uerte ,creaciones

incom parables , tales que después de volverse á hundir en las im a de la nada,

las han de tener por fabu losas las generaciones venideras .

Al pié de la quebrada s ierra ,al abrigo de los helados vien

tos del nor te,y sobre una alfom bra de esm eralda

,lecho rega

lado para una su l tana viciosa y m im ada,nace

,consagrada al

am or y á los placeres del m ás ostentoso Cal ifa ,la peregrina

Medina Azzah ra : población m ágica en que el caprichoso arteor iental parece ago tar sus tesoros , com o para dem ostrar que laarqu itectu ra puede con sus fábr icas igualar las m ás fantásticasdescr ipciones de la poesía . A su lado ,

y form ando con el la com oun broche de dos perlas gem elas con que adorna su cinto detorres la reina de Andalucía,

descuel la la encantada MedinaAzzahírah

, m ajestuosam ente asentada en la r ibera del Guadal

qu ivir , rodeada de deleitosas qu intas y vergeles , que gozan loswazires

,katibes , generales y favor itos de Alm anzor , com o pren

da y testim onio de su l iberal idad . Azzahra y Azzáhfrah ocupancon la galana y soberbia Córdoba ,

cúpu la del Islam , tienda desu s guerreros

,trono de los su l tanes ,

una extens ión de diezm i l las de tierra flor ida en que brotan sin cu l tivo el azahar y larosa

,y esas diez m il las de Paraíso terrenal están de noche ilu

m inadas por una sola hilera de fanales ,tan unidos entre sí

, que

( 1 ) L a cr istiandad veía con espantº acercarse el añ o m il: una espec ie de terrorvagº , que se cern ía comº neg ra nu be sºbre tºdas las nac iones de Eu ropa, hac íapresentir alOcc idente una gran m udanza en el orden de cºsas general , que era

nada m enºs que la diso lu c ión del m undo de Car lom agnº en el caºs , para engendrar el feu dal ism o . Presentían las nac iºnes la gran transform ac ión , y form ulabansu s terrores predi c iendo la venida del Ante—Cr isto y el fin del m undo .

C Ó R DO B A

form an :

una zona de deslum bradora luz . En estas dos poblaciones y en todos los veintiun suburbios de la gran ciudad,

erfgense como por encanto m ezqu itas,m ercados , baños y ba

zares , en que acum u la el arte su s bel lezas . Prodfganse sus

prim ores,y m áqu inas ingeniosas de juegos hidráu l icos y otros

entretenim ientos , en las casas de cam po propias del Sultán _y de

los ciudadanos poderosos , notables todas por la m agnificenciade su estructura 6 por su del iciosa s ituación Para aum entar

sus seducciones el arte is lam ita,proh ija con infracción de la ley

rel igiosa los recursos de la escu l tura com o m edio de reproduc

ción de la naturaleza animada, y aunque este poderºso auxiliar

no entra declaradam ente en las construcciones con todas sus

facu l tades , s ino com o un m ero accesor io de la ornamentación

m onum ental,sin em bargo lOs m uslim es

¡

tim oratos ven con escán

dalo cam pear sobre la fachada del palacio de Azzahra una esta

tua de m ujer , figuras de an im ales en las fuentes de sus jardines (z), en la puer ta pr incipal del palacio de Córdoba una figura

de hom bre ,y finalm ente

,en el acueducto que une la s ierra con

la parte o ccidental de la ciudad , ¡un león colosal revestido de

( 1 ) L as“casas de recreac ión que por los al rededºres de Córdºba y su fé rtil

cam p iñ a ten ían d isem inadas los cal ifas y m agnates , eran m u chas , y se des ignabantºdas cºn poéticas denºm inaciones , análogas á su s pecu l iares distintivºs , á losfines á que estaban cºnsagradas , ó al ob jeto ideal que hab ían queridº real i zar susdu eñ os . Era la m ás notab le la Ruzafa, de que hem os hablado en el cu rsº de esta

descr ipc ión, fundada por Abde-r-rah m án com o recuerdº de la de l i c iosa casa decam pº que su abuelo Hixem había constru ídº en Dam asco . P rºpiºs de lºs cal ifaseran tam bién , y dispuestºs á la m anera de las del i c i ºsas villas de Ital ia, el palacioh aj ir i , el palacio delj ardín , el palacio de las j lores , el palacio de los am antes , el

palacio del af or tunado , el palacio de Ru stak , el palacio del contento , elpalacio de ladiadem a y el palacio de las novedades . Más cé lebre qu e todos estos era el palaciº

llam adº de Dim ashk , cuya techum bre su stentaban herm osas co lum nas de m árm ºl ,siendo su pav im ento de m ºsai co de vividos m ati ces ; y m ás tºdav ía el Al-m u sha

ñyy ah , prºpiedad delW az ir de Hixem ll, Jafar Al—m u shafi, que descr i be lbnu—lAbh ar cºm º una de las m ás encantadºras m oradas de aquel los tiem pos y de aque l latierra. Había adem ás m u chos jardines (Many al deliciosºs por su s bañºs , gru tas,alam edas y puntos de vista ; y entre varias gran jas se d istingu ían

_

la pr adera de

oro , el prado del agu a m u rm u r adora , el campo de los h u r tos , el campo de la presa,el campo de los m olinos , etc.

(2 ) Harem os á su tiem po la descr i pción del fam ºso y pºéti co palaciº deMed inaAzzah ra, cuyas m arav i l las se tienen por fabu losas .

196 C Ó R D O B A

tres herm osas m anzanas , dos de oro y una de plata , de tres

palm os y m edio de diám etro cada una,de las cuales parten dos

gal lardos l ir ios de seis pétalºs que sostienen una granada de

purísim o oro . Presenta en sus cuatro frentes catorce ventanas,la m itad con dos claros y la otra m itad con tres , form adºs cºn

colum nas de jaspe blanco y encarnado,y sobre las ventanas un

cºronam iento de arqu itos m acizos sustentados en colum nillas

del m ism o jaspe . Estas ventanas com parten adm irablem ente el

m acizo de los m uros , todo cubierto interior y exter iorm ente depreciosa tracerfa relevada

,cuyos l indos dibujos es im pºsible

descr ibir .

Al recibir la noticia de que está term inada la obra, acude

An-nasfr presuroso desde su predilecta m ans ión de Medina Az

zahra,sube á lo al to de la torre por una escalera bajando por la

otra , y después de exam inar cu idadosam ente el edificio , pasa á

la Maksuráh de la m ezqu ita, hace.

dos ar racas, y se retira com

placido . Con razón puede estarlo,porque la m ezqu ita Aljama

de su Córdoba es ya un verdadero tesoro del arte arábigo—bizantino . El em perador Constantino porfirogenito ,

cuya cºrte

dir ige lamarcha del arte en Oriente y Occidente, se esm era en

proporcionar á la capital del Cal ifato nuevas seducciones sin

creer desdorada su dignidad por convertirse en j oyero de laSu l tana del Betis . Todos los dem ás em peradores y reyes quedirecta 6 indirectam ente reciben de Constantinopla ideas debuen gusto y m agnificencia

,trasm iten tam bién á la poderºsa

corte de Andalucía los fru tos herm osos de aquel los trasplantados gérm enes Hoy es una de las pr im eras dignidades de la

cºnstru ir según está ahora, ya m u y entradº el s iglo ¡wn , y h oy se la des igna con

el nom bre de—Torre de las Cam panas .

( 1 ) Pºr regla ¿general nº había en aquellºs tiem pºs em bajada de soberanº ásºberanº sin cºstosºs y exqu is itºs presentes , y estos sºl ían pr inc ipalm ente cºn

sistir en m anu faeluras prec iosas , pºr m ed iº de las cuales adqu ir ían las naci ºnes elcºnºc im ientº m u uº del estadº de sus artes indu str iales. Nº sabem ºs de una ma

nera auténti ca q .a fuesen de prºcedenc ia bizantina en su fºrm a art ística los ºbiº

tºs enviadºs a f . n—nas ir pºr el em peradºr Otón y dem ás reyes delnºrte que cºnel

C OR D O B A ¡ 97

Iglesia Bética el encargado de trasladar desde el as iento de lareina del Bós foro al encantado palacio de Azzah ra,

las prim oro

sas escu l tu ras que adm iran con m ezcla de placer y de escándalolºs rígidos observadores del Korán m añana es nada m enos

que un santo , procedente de uno de los más austeros cenobios

de Alem ania,el com isiºnado para l levar al tem ido Cal ifa lºs ex

quisitos productos del arte germ ánico un obispo Eliberitano ,

m andado consagrar por el m ism o Abde-r—ram án ,es luego el

elegido para prom over y fom entar ese com ercio y correspon

Cal ifa tuv ieron cºm un i cac iºnes am istºsas :perº s iendº s in d isputa b izantino el

esti lo ºrnam ental de todas las cºnstrucc iºnes que hºy su bs isten en Alem an ia,

Franc ia y España, del tiem po de los Enr iques, Conrados y dem ás m ºnarcas de la

casa de Saj ºn ia, parece ju stº dedu c ir que fuesen tam bién neº—gr iegas las ideas entodºs lºs ram os industr iales de ºstentac ión y lu jo . El gu stº bizantinº reinaba ya afines del s iglo X en cas i todº el Occ idente ; por lo tocante aFranc ia y á lºs paísesque cºm pºnían el di latadº im per io germ án ico, puede el que guste cerc iorarse deesta verdad con sólº ho jear rápidam ente las ºbras que acerca de la h istºr ia delarte se h an pu b l i cadº en estos ú ltim os treinta años, y pr inc ipalm ente L e m oy en

ág e, etc. , de M. Ferdinand Seré , y la conc ienzuda ser ie titu ladaDieor nam entik des

Mi ttelalter s'

del arqu itecto Heidelof'f. Por lo que hace á España, si nº fueran pruebacºnc luyente de nuestro aserto las cºnstru cc iºnes que en lºs reinos de Astu r ias ,

León y Navarra , y en los condadºs de Casti l la y Barcelºna er igierºn nuestrºs pia

dosºs y m agn í ficºs Alfonsos , Ordoñ ºs , Ram iros y W ifr ídºs , tºdavía pºdriam ºsc itar num erºsºs dºcum entºs de la época á que nºs refer im os que pºnen en evi

denc ia la casta b izantina de la ornam entac ión nacional ; perº estº nºs ale jar ía dcm asiadº de nu estro ºb jetº presente.

( 1 ) Es m uy de nºtar este h ech º. L ºs h istºr iadores árabes des ignan cºn el nom

bre de Rabi á un ºbispo de qu ien se val i ó en d iferentes ºcas iºnes Abde-r-rahm ánel Grande para su s tratºs cºn las cortes extran jeras . Rabi fueel que trajo de Constantinºpla á Córdoba las herm ºsas fuentes adºrnadas de bajo-rel ieves que pusoAn-nas i r en Azzah ra :Rabi fueel env iado á la cºrte del em perador Otón cºn grandes regalos para este m onarca. El autºr de las actas de S. Juan de Gorzia nºs pintaá lºs prelados de Andalu c ía enteram ente sum isos á la vºluntad del Cal i fa ; un ºbis

pº , á qu ien nº nom bra, y que pºdr ia ser tal vez ese ºbispº Rabi de las h istoriasárabes , es el com isiºnado para ir á fel ic itar á Otón por su victºria sºbre lºs h úngarºs ; otrº ºbispº ,

'

llam adº Juan , s irve aAn-nas ir de instrum ento para tratar devencer el tesón del Gºrzianº que cau sa eno jos al sarraceno ; ºtro , finalm ente , lla

m ado Recem undº , y m andadº cºnsagrar por An—nas ir ºbispº de Granada , va de

legadº de este al em peradºr de Alem an ia para obtener diplºm '

áticam ente que re

ti re una car ta escr ita en desdoro del falso profeta. Todº en sum a m an ifiesta la

preponderanc ia de la cºrte de lºs cal i fas en el décim º s iglo .

(a) Este santo fue Juan de Got z is , cuya legacía , dºcum ento prec iosº para lah istºria d iplºm ática de la edad m ed ia , refiere Mabillón (Acta Sanctorum ordinis

Sancti Benedicti , tom o V ) .

198 C O R DO B A

dencia m u tua de las dos civil izaciones cr istiana é is lam itafinalm ente , la Córdoba de Ah—nasfr es el em por io de las artes ;los ingen ios de los países m ás adelantados acuden á el la poniendo á com petencia sus creaciones , y todo lo grande, todo lobel lo , todo lo prim ososo del arte m onum ental en As ia,

en Afr icay en Europa, deja su sel lo , su ofrenda y su tr ibuto en la soberbía Caaba de los Um eyas .

Real izó Abde—r—rahm án III en la gran Mezqu ita o tras obrasde m enor im portancia, cuales fueron,

reconstru ir el m uro que lacerraba por el norte m irando al patio de los naranjos , com o loatestiguá la herm osa láp ida de la puerta l lam ada de las Palm as,

y nivelar el piso de toda la m ezqu i ta .

Y sin em bargo , el fervoroso entus iasm o de Al-hakem encuen

tra todavía nuevos m edios de em bel lecim iento . Resuelve prolongar las once naves ciento cincuenta pies m ás hacia el m ed iodía

, construyendo un santuar io que no tenga igual en el orbe.

Dejem os á un historiador árabe cuya au tor izada voz suena

hoy por pr im era vez en nuestro idiom a vu lgar , referir la m eritor ia reform a de este Sul tán . L o pr im ero que hizo Al-hakem ,

luego que sucedió en el Cal ifato,fué ocuparse en aum entar y

hermosear la m ezqu ita Aljam a de Córdoba . Fué este el pr im er

acto de su gobierno,encargando la inspección de las obras á su

hagib y espada de su estado Chaáfar ben Abde-r—rahm án, el

Es lavo , por decreto expedido á cuatro d ías por andar de la lu nade Ram adhán del añ o 3 50 (96 1 de al día s igu iente dehaber s ido jurado Cal ifa . En el decreto se prevenía al m enc ionado Chaáfar que com enzase por hacer los acºpiós de piedranecesar ios para los cim ientos ; y así fué que el acarreo com enzóen la m ism a luna de Ram adhan . Habfase el alcázar de Córdoba

( 1 ) Fu é este Recem undo , de qu ien h em ºs hab lado arr i ba , y cuya consagrac iónes otro h echo s ingu lar y prec ioso para la h istor ia de la ig les ia m ozárabe.

(z) Ebn Adzarí el de Marruecºs . His tor ia de .4 lm ag r eb, págs . 2 4 9 y 2 5 cu yatraducc ión . nunca hasta hºy pu b l i cada, debem os , com o queda d icho , á la bºndadosa am istad del Sr . Gayangos .

zoo C Ó R D O B A

y éste le habfae scrito rogándo le le enviase tam bién operar ios,tºm ando ejem plo de lo hecho .en una ocas ión sem ejante porAl-wal id ben Abde-l—m alek

,cuando estaba construyendo la m ez

qu ita de Dam asco . Vo lvieron,pues

,los em bajadores que Al—há

kem envió al em perador gr iego trayendo cons igo un artífice yadem ás trescientos veinticinco qu intales de soj ey safd ( 1 ) que

aquel príncipe,le m andaba de regalo . Al—hakem m andó luego _

hospedar convenientem ente al ar tífice gr iego y proveer le detodo lo necesar io con la m ayor abundancia ; lo cual hecho ,

dis

puso q ue var ios de sus esclavos trabajasen con él á fin de instruirse en . su arte . Hiciéronlo así , ayudándo le en la co locacióndel soj ey safd traído delOr iente ,

y aprendiendo con aquel m aestrohasta lograr perfeccionarse en dicha industr ia y trabajar por si

so los,com o lo ver ificaron luego que el m aestro se vo lvió á su

tierra,pues Al—hakem le despidió por no neces i tar m ás de él ,

con m uchos regalos de vestidos y otros objetos . Por lo dem ás ,en la

añadidura de Al—hakem com pitieron y r ivalizaron los m aes

tros m ás afam ados de toda la tierra . »

De] 1 0 al 2 0 de Kagnel del citado año cabalgó Al-hakemde Azzah ra , á la m ezqu ita de Córdoba , y_

entró en el la , y exa

m inó detenidam ente las obras , y lo que ya estaba concluido .

Luego m andó recoger las cuatro co lum nas que estaban antes

cuya traducción inglesa de Al—Makkar i nos h a s ido hasta ahora tan ú'ti l para nu estra tarea, acaba de proporci ºnarnos lo que tanto deseábam os , tom ándose con la

bºndad que en el encuentran todos los que le consu l tan , el trabaj º de tradu c i r paranu estra obra m u chos pasajes de una hi stºr ia árabe , por pr im era vez dada á luz en

Leyden en su id iom a original por el Dr . Dozy , en la cual se reñeren m inu cios idadesinteresan tísim as sobre las cºnstrucciones de la grande Al jam a de Córdºba

º

y de

Med ina Azzah ra. Titú lase el l i bro pu bl i cado pºr Dozy Histor ia deAlm ag r eb, deEbn

Adzar i el de Mar r u ecos , y en su página 2 53 se cuenta cóm o vino elm osai co esm altado ó sof ey saj d de Constantinºpla Có rdoba , y de queescuela fueron los artí fi cesque lo fi jaron en el m i h rab de la m ezqu i ta : pasaje cu r ioso que verá el lector rep roducidº á continu ac ión .

( 1 ) El Sr . D. Rºdr igo Am ador de los Ríos , en su c itado l i bro Inscr ipciones á r abes de Córdoba, d ice que nº sabe con que fundam ento escr ibim ºs que fuerºn 3 2 5los qu intales de sof ey safd enviados pºr el em perador gr iego al cal ifa Al—hakem .

Con afi rm ar que en nada h em ºs al terado la vers i ón de Aben-Adhar i hecha por el

Sr . Gayangos,queda contestadº este cargo .

TEC HO DE L vs sr í s u 1. o DE L Mm m m

C Ó R DO B A

s irviendo de jam bas á la puerta del antiguo m ih r ab, y que se

custodiasen en lugar seguro para co locarlas en el nuevo , que

por su m andato se constru ía á la sazón con la mayor perfeccióny sol idez . Eran las cuatro co lum nas de incom parable herm osu ra

en su género . »

L a histor ia de lo constru ído por orden de Al—hakem es en

todo notable . M ientras se estaba haciendo la obra , se susc itóuna acalorada disputa entre los arqu itectos respecto del pun tohacia el cual debía m irar la quibla ,

con objeto de colocar el

nuevo m ihrab ó santuar io donde debiese estar realm ente . Unospretendían que debía estar al sur

, com o había estado s iem pre ,

y com o lo había s i tuado Ah—nas ir en su m ezqu ita de Azzah ra ;

al paso que los m ás entend idos en m atem áticas y astronom íasustentaban que debía fijarse un tanto incl inado hacia el or iente Divididos

_a los pareceres

, el faqu íh Abú Ibrahim se

presentó á Al—hakem,y le dijo : ¡Oh pr íncipe delos creyentes !

Todas las gentes de esta nación han vuel to constantemente sus

ros tros al sur al hacer sus oraciones : los Im am es que te precedieron

,los doctores ,

los cadíes y todos los m us l im es en general ,dir igieron s iem pre sus m iradas al sur desde los tiem pos de laconqu ista hasta hoy : al sur incl inaron s iem pre todos los taóiescom o Musa Ibn Nosseyr y Haush As-san

'

aní (¡Dios los perdone ! ) las qúiblas de cuantas m ezqu itas er igierºn en esta región .

Recuerda, oh príncipe , aquel proverbio que dice : mejor es se

gu ir el ejem plo de los demás y salvarse , que perderse por no

segu ir la senda tr il lada . Oído lo cual,exclam ó el Cal ifa : ¡Por

Allah , dices bien ! Segu iré el ejem plo de los tabies,cuya opinión

en esta m ater ia es de gran peso . Y m andó que la quibla se pu

siese donde el faquíh proponía.

Erigíóse entonces el santuario al extrem o de la prolongaciónde las naves en la central com o había estado s iem pre , m irandoexactam ente á m ediod ía . Entre el m uro inter ior del sur y el

( 1 ) Véase la nota 1 , pág. 7 0 .

C Ó R D O B A

contorno por una especie de cerca 6 verja de m adera , prim oro

sam ente labrada por am bas haces inter ior y exter ior estabacoronada de alm enas esta preciosa cerca , para que por su des

tino de cortar toda com unicación entre el Cal ifa y el pueblo ,

im itase m ás propiam ente la form a de una m ural la. Esta m agnifica arm azón de veinte y dos codos de al tura hasta su rem ate

,

daba su nom bre á la parte de fábrica que ocupaba ,tan m agní

fica com o su contenido y com o el nuevo .trozo de la nave central

que iba desde la antigua hasta la m oderna quibla , r ico en sumº

grado por las labores y dorados de sus capiteles y pilastras

( 1 ) Ebn Adzar í , ºb ra c i tada : tradu cci ón inédita del Sr . Gayangos . En la pá

gina 2 53 d i ce as í : En el añ o 1 55, en la luna de Moharram , m andó Ai-hakemcºlocar el antiguo m im bar á un costado del Mi hrab ; as im ism o m andó arm ar la

antigu a m aksurah , y d ispu so que en la qu ibla del nuevo ed i fic iº añ adidº por el sepus iese otra m aksu rah de m adera ,

labrada por dentro y por fuera , y cºronada dealm enas , la cual ten ía setenta y cinco codos de largo y veintidos de ancho ,

y sualtu ra hasta las alm enas ó rem ate era de veintidºs cºdos . Concluyóse la obra tºday la co locac ión de la m aksu rah en la luna de Rech eb de este añ o .

—NO sabem ºs

por que el c itado Sr . Ríos , en su l i bro Inscr ipciºnes ár abes de Córdoba, repru eba laidea de la co locaci ón de las dos m aksu rah s , cuandº tan exp l íc ito y term inante esen este punto el texto de Ebn Adzar í . El p lano que nuestro cr íti cº h a trazado dela m ezqu i ta y su am pl iac ión por Al-hakem l l , tiene para nºsotros v i sos de caprich osº . L a m aksu rah ún ica que en el se señala es de tan descom unales dim ensiqnes , que abarca en su longitud de or iente á ºcaso s iete de las naves pr inc ipales ,dilatándºse hac ia el nºrte hasta la cuarta de las naves transversales de la prolongación alh akem í , es dec ir , l lena cas i tºda el área de esta pro longac i ón . Que

esta m agn itud es de tºdo punto arb itrar ia nos lo persuade la m i sm a dec larac ión,

var ias veces repetida por el Sr . Ríos , de que no h ay m ed iº de com probar las dim ens iones que cons ignan los escr i tores árabes m id iendo pºr codos . Si es ta m e

d ida es tan var iab le cóm º se tom a por fundam ento para dar á una m aksu rah de

7 cºdos de longi tud la enorm e l ínea de fachada que le da el Sr . Ríos ? Este escritor hace en su piano caso ºm iso de la m aksu rah antigua restablecida por Al—h áRem , y hace bien , porque no le habr ía quedado espac io donde co locar la. En re

sum en , m ientras nº se aduzcan en cºntra de nuestras cºn jeturas argum entos m ás

sól idºs , segu irem os creyendº que las dos m aksu rah s , nueva y antigua, puestaspor orden de Ai—hakem , estaban donde se levantan h oy el vestí bu lo del m i h rab ylos dos com partim entºs anexºs , y donde ex isten la capi l la de V i l lavi c iºsa y susdºs com partim entos adyacentes .

(2 ) L os pi lares que cargan á plºm o sºbre las co lum nas de la m ezqu ita son pºrlo general senc i l los y lisos en su param ento ; perº los de la nave central sºn ver

daderam ente prec iºsos : tienen m ed ias pi lastras octogonales con capite les de ºfden com puesto ,

de vºlu tas prºlijam ente afi ligranadas . Su s fustes están cubiertºsen las tres haces , que presentan , de traeer ía recti l ínea m u y re levada ,

y sus basasdescansan sobre m énsu las de m edias cañas hor i zontales con una graciºsa fºliaen

el centro .

C Ó RDO BA 20 5

L a fábr ica en que se arm aba la m aksurah propiam ente dichaform aba en su planta un gran rectángulo partido en tres

,casi

cuadrados sobre los cuales se levantaban tres dom os bizantinosde peregr ina esbel tez . El dom o de enm edio servía com o de ves

tíbulo al santuar io , y era de los tres el m ás sorprendente porsus proporciones

,perfi les y decoración . ¿A qué deciros lo que

era ? Esta parte de la m ezqu ita se conserva en lo pr incipal; m e

jor pues os refer iré lo que todavía es para asom bro y m engua

del ar te moderno .

Figuraos un recinto donde la solidez de la construcción las

dificu l tades más grandes del ar te y lºs cálcu los de la ciencia ,

se hal lan tan adm irablem ente disfrazados , que el conjunto quese ofrece á la vista aparece com o una concepción fantás tica queno puede subsist ir . Nueve s iglos de existencia tiene ya ,

sin

em bargo, esta especie de creación poética que m ás que una

cºnstrucción de piedras ,m árm oles y m osáicos , colum nas

,arcos ,

im postas,zócalo y cúpu la , se creer ía una m orada encantada ,

aérea e im palpable ,labrada por las fadas del Or iente ; y no

hay el m enor indicio de que.,tan m aravil losa fábr ica no pueda

durar aún otros nueve s iglos en igual estado . Estr iba toda la

m ole en una especie de cám ara claustreada con una tan sutilarquería que las colum nas parecen las varas del pabel lón de

una pr incesa tártara ,y los arcos infer iores que de unas á ºtras

oltean,festones de recam adas cintas ,

pr im ero apretadam ente

arrolladas ,Hojas luego y dispuestas en form a de aspa , entrega

das á sus naturales ondu laciones ,sólo prendidas por las extre

m idades . Digna hubiera s ido esta decoración del vestíbu lo del

palacio de Malek Johanna en Susa aun para el día de boda de

una de sus hijas Sobre los arcos de festones , ó propiam ente

( 1 ) Malek Johanna l lam aban lºs árabes al fam ºso preste Juan de las Indiasrey m ongo l nestoriano ,

l lam ado por lºs de su nac ión Ung khan 0 Avenk khan ,

cuya carta , verdadera o apócr i fa , al em perador gr iego Alejo Cºm neno , patentizapºr l º m enºs la creencia de los or ientales en el poder y suprem acía de la razatár tara. Es ta celebre carta conc luye con una su c inta descr i pc ión de su palacio de

2 0 6 C Ó R DO B A

hablando ang r e/ados , que se cortan com o queda dicho form ando

un aspa dentro de cada intercolum nio ,se elevan s iete graciosos

y leves arcos de herradura , que m u r iendo en el m uro de m edio

día ,cierran el cuadro y term inan el cuerpo bajo del suntuoso

vestíbu lo que descr ibo . Encim a de esta doble arquería ,en que

las esbel tas colum nillas super iores se representan com o lindos yágiles m ancebos circasianos encaram ados en hom bros de escla

vos indios con las bal les tas levantadas , corre una im posta ,la

brada y l igera , que abraza y corona los cuatro frentes y divide

la fábr ica de la cúpu la en dos zonas , alta y baja , es ta cuadrangu lar

,aquel la de distinta form a , según vas á ver . Sobre esta im

posta que acabo de m os trarte , descansan gráciles colum nillas

em parejadas ,volteando grandes y atrevidos arcos sem icircula

res ,con tal arte dispuestos , que parecen im itar sus curvas gu ir

naldas entrelazadas de un corro de'

herm osas odal iscas ,porque

los arcos voltean ,no desde cada colum na á la correspondiente

Su sa en estos térm inos : (( Nuestro palacio es de ébano y m adera incom bus ti ble.

Hay en su techum bre á cada extrem idad dos m anzanas de oro , y en cada m an zanadºs carbunc los , para qu e el oro br i l le de día y los carbunc los luzcan de no che.

L as puertas pr inc ipales son de sard6 nica y asta m ezc lados para que nad ie puedeintrodu c ir por el las veneno , y las m enores son de ébano . L as ventanas son de

cr istal , las m esas de oro y am atista, y las co lum nas que las sostienen de m ar fi l .El apartam iento en que dorm im os es una obra m aravi llosa de p lata y ºrº y piedras prec iosas de todas espec ies . En su in ter ior está hum eando s iem pre el in

cienso . Nuestro lecho es de zafi ro . Tenem os las m ás herm osas m u jeres ( porqueaunqu e preste, podia com o nestor iana ser casado , y aun poligamo Su stentam ºs

d iar iam ente atreinta m il personas , adem ás de m u chos hu éspedes forasteros , ytodos rec i ben cotid ianam ente pens iones de nuestra cám ara para m antener sus

caba l los y para otrºs m enesteres . Nos si rven du rante cada m es siete reyes ( cadacual pºr su tu rno ), sesenta y c inco d uques y tresc ientos sesenta y c incº condes .

Cºm en d iar iam ente á nuestra m ano derecha dºce arzobispos , á nuestra izqu ierdave inte obi spos , adem ás del patr iarca de Sto . Tom ás , del prot0 papa de Salm as ydel arch ip rotopapa de Su sa, en cuya c iudad res ide el trono de nuestra gloria ynuestro palac io im per ial . Tenem os abades tantºs com o d ías h ay en el añ o para el

servi c io de nuestra capi lla . Nuestro despensero es un pr im adº y rey ; nuestrºm ayordom º es un arzºbispo y rey ; nuestro genti l-hom bre es un obispo y rey ; ynuestro cºcinerº m ayºr es un rey abad perº Nos adoptam os una jerarqu ía infer ior y nu nom bre m ás m odesto para probar nuestra grande hum i ldad . » A tantagala y m agn i fi cenc ia quedan oscu rec idas las estupendas m arav i l las que nºs re

fieren D. Juan de Pers ia, el venec iano Marco Polo , Sir John Mendeví lle y ºtrºsv iajeros :pero en los l ím ites de lo real y verdaderº , ¿cuántos edificiºs podrán citarse que sostengan el parangón cºn el m agn í fico Mi hrab de Córdoba ?

20 8 COR DO B A

zu l i , ºrº ,carbunclos ,

rubíes y diam antes ,cuandº en el m es de

Ram adhán ard ían bajo aquel la esm al tada m edia naranja las m il

cuatrºcientas cincuenta y cuatrº luces de la lám para m ayor y el

gran ciriº de sesenta l ibras que lucía al ladº del Im am Esta

fachada ,á pesar de su im ponderable r iqueza ,

nº presenta la

m enºr confus ión : tºdas sus l íneas están trazadas para servir deºrnato y realce al arco que da entrada al santuar io , pues no

tiene m ás partes que estas : el arco cºn su espaciºsa arch ivo lta ,

sus jam bas l isas cºn cºlum nillas entregadas en su gruesº ,su

arrabá (2) contornado de grecas ,y una l igera arquería sin vá

nos en la parte superiºr , sºbre cuyo m acizº descansa la im po sta

que divide lºs dos cuerpos al to y bajº del dom bo Perº es

( 1 ) Había cuatrº l ám paras , m ayºres que las dem ás , suspend idas en la nave

central : una pend ía del dºm bº en la parte de la m ezqu ita dºnde se pºn ía el Ko_ran ,

y era de m il cuatrºcientas c incuenta y cuatrº tazas ó m ech erºs, Al ladº del lm am

ard ía u n c ir io que pesaba de c incu enta á sesenta l i bras : lu c ía nºche y día en el

m es de Ram adhan , y estaban en el tan perfec tam ente cºm binadas las canti dadesde cera y pabi lo , que se cºnsum ía pºr cºm p letº en la ú l tim a nºche del ci tadº m es .

Llegó á haber en la m ezqu ita en tiem pº de Alm anzºr dºsc ientºs ºchenta can

delabrºs de brºnce, sin cºntar lºs que pend ían en las puertas , ascendiendº segú nunºs á s iete m il cuatrºcientºs veinticinco , y según ºtros á d iez m il ºchoc ientºsc incº el núm ero tºtal de m ech erºs que ard ían en el tem plº . Tºdºs lºs cande labrºseran de b rºnce , de d istintas hechu ras , á excepc ión de tres que eran de plata. L as

cuatro lám paras m ayºres , cada una de las cuales cºnsum ía tºdas las nºches s ietearrºbas de aceite , só lº se encend ían en lºs ú ltim ºs d iez d ías del m es de Ram adh án . Calcu lábase que sºlam ente en es te m es se cºnsum ían en la m ezqu ita sete

cientas c incuenta arrobas de aceite. (Véase á Ai-Makkar í , t. I , l i b . cap

( 2 ) Para el s ign i fi cadº de esta y ºtras vºces prºpias de la ºrnam entac ión ar

qu itectónica, que ser ía m uy pro l i j º defin ir , pueden cºnsu ltar lºs lectores el cu

r iºsº glºsar i º que pu b l i có al fi n de su Album ar tístico de Toledo el labºr iºsº anticuariº D. Manue l de Assas .

( 3 ) Esta arquer ía l leva esculp idº el nºm bre del artí fi ce que la labró , en laescºcia de la basa de su séptim a cºlum nilla em pezandº pºr la derecha. Di ce as í la

inscr i pc ión : Obra de Bedr-Ibn—Al—Hayy an . Para esta y ºtras interpretac iºnes dedºcum entºs epigráficºs de la m ezqu ita de Córdºba, que no hab íam ºs cºns ignadº ,u ti l izam ºs el trabaj º del Sr . Ríºs , el cual h a prestadº á la cienc ia arqueº lógi ca unverdaderº serviciº cºn su l ibrº , en esta parte m uy recºm endab le y d ignº de elº

giº . En este m ism º l i brº puede ver el lectºr la interpretac ión de una grande inscr ipciºn de dºs l íneas paralelas que cºntorna tºdº el arrabá del arcº de entrada al

m i hrab ó adºratºriº , en la cual , apesar de las m u tilaciºnes que su fr ió al ser res

taurada á princ ip iºs de es te s iglº , tºdavía se leen lºs nºm bres del cal ifa Ai—hakemy de su libertº y prefectº de su cám ara, G iafar Ben Abde-r-rah m án ,

á qu ien encº

m endó aque l la ºbra del tem plº , bajº la inspecci ón de Mºh am m ad—ben-Tam lfh ,Ahm ed-ben-Nassr , Jayd—ben-Haxím , y ºtrºs .

C Ó R DO B A

tal la profus ion y galanura del ºrnato de cada una de estas partes , que hay que renunciar á pintar la cºn la plum a . ¡Qué dovelas , qué arch ivºlta , qué enju tas qué tableros , qué recuadros

que arquer ía trebºlada , qué tím panºs , qué entrepaños ! Y des“

pués , ¡qué del iciosa cºm binación de las grecas con los fo l lajespersas y bizantinºs , y con las figuras geom étr icas ! No son estasúl t im as sin em bargº ,

las que m ás cam pean cºm º sucede luegoen la degenerada ornam entación propiam ente m usu lm ana ; lºpr incipal ahora sºn las grecas , m ás ó m enºs sencillas ,

unas de

garbosos vástagºs cºn sus hojas fºrm andº postas ,ºtras de cá

prichosas ajaracas en que lºs trºncºs y las fo l ias ,la palm eta

gr iega y el loto as irio , el liriº y el tu l ipán,las piñas ,

las flores

de ojºs y los contarios, se cºm binan de m il diversos m odºs ,

trazando s iem pre lºs tal lºs y las hºjas las m ás graciosas curvas ,y el todº reun ido las m ás elegantes cenefas

,la m ás capr ichosa

traeer ía . Añádase que esta ornam entación es tá tºda ejecu tadasºbre m árm ºl del icadam ente escu lp ido , ya desnudo y blanco ,

ya revestidº de m enudísím o m osaico de diversºs cºlores cuajadºcon vidr io y ºrº :que las inscr ipciones cúficas que se leen en el la

alternandº cºn el luciente soj ey safd, sºn tam bién de ºrº sºbre

fondº encarnadº 6 azu l u l tram ar ino ; finalm ente que las column i l las de los dºs cuerpºs al tº y bajº son de m árm ol cºn los ca

piteles dorados ; y si adem ás tenéis á la vista el dibujº de este

bel l ís im º vestíbu lº ,os pºdréis form ar una leve idea de la crea

ción m ás m aravil lºsa que exis te del arte árabe-bizantino , y del

arrobo que prºduce en el alm a del que en su ºr iginal la con

tem pla .

En el grueso_

de cada jam ba del arco de entrada al santua

riº hay dºs cºlum nillas una de m árm ºl negrº y ºtra de jaspe ,

con capiteles de m árm ºl blancº prolijam ente escu lpidos . Si no

le engañó á Al—Makkarí su ciegº entus iasm º ,las cuatro colum

n il las eran antiguam ente dºs de jaspe verde y dºs de lapis lázu l i .

Sºbre el las as ienta á m ºdo de cim aciº una im posta de donde

arranca el arcº ,y en el la se lee en caracteres cúficºs de oro

1 8

C Ó R DO B A

sºbre fºndo encarnadº una inscripción partida en tres cenefas ól istones . Unidºs am bºs ladºs ,

dice así En el nºm bre de Diºsclem ente y m iser icºrdiosº : dése alabanza á Dios que hos dir igió

á esto,á que nº podr íam os por noso trºs ser dir igidºs si no nos

hubiera dir igido Diºs,á cuyº fin vinierºn á nºsºtrºs lºs legadºs

de nuestrº Señor con la verdad . Mandó el pºntífice Al—m ostau

ser Bil lah Abdal lah Al-hakem ,príncipe de lºs creyentes ( favo

rézcale Dios), á su presidente y perfectº de su cám ara G iafarben Abde—r-rahman (cºm plázcase Diºs en él ) añadir estas dºscolum nas ,

después que lº fundam entó en el santo tem or de D iºsy su beneplácitº . Cºncluyóse esta ºbra en el m es de Dhilhagia,

añ º 3 54 (96 5 de Esta inscr ipción parece dar á entender

que de las cuatrº colum nillas que hoy se ven entregadas en el

grueso de las jam bas que sostienen el arco de soj ey safd, dos

fuerºn m andadas pºner pºr Al-hakem ,y las o tras dos pertene

cían al antiguo M ihrab que se había dem ol ido para prºlongarla m ezqu ita ; perº ¿qu ién es capaz de decir hoy si fuerºn las dem árm ol negrº 6 las de jaspe las que se añadieron pºr ºrden detan m agnífico Cal ifa ,

6 si realm ente pºdrían ser de lapis lázuli,juzgándose este inestim able congiar io dignº de perpetuarse en

caracteres de ºrº ? 56 10 Diºs lº sabe .

El santuar io es un pequeño recinto heptágono con pavim entº

de m árm ºl blancº,zóca lo form adº pºr s iete grandes tablerºs

de lo m ism o,arquería ºrnam ental

,y bóveda tam bién de m ár

m ol , labrada de una so la pieza en figura de concha ,or il lada de

una elegante m oldura. L ºs seis ladºs de fábr ica del heptágono ,

pues el séptim º lº ocupa el vacío que sirve de ingresº ,es tán de

corados con preciºsºs arcos treboladºs sºstenidos en cºlum ni

llas de m árm ºl con capiteles dºrados de exqu is i to trabajo ; yestas colum nillas descansan en una cºrnisa bajº cuyos m ódulºscºrre una faja de caracteres dºradºs escu lpidºs en el m ismºm árm ºl de las tablas que com ponen el zócalº 6 subasam entº

( 1 ) En las inscr i pc iºnes que h ay dentrº del m i hrab h a leídº el Sr . Ríºs , entre

2 1 2 C Ó R D O B A

Koran á la hora de la azala,y conclu ída la cerem ºnia se sacaba

de al l í y se l levaba á ºtrº paraje,dºnde perm anecía cu idadosa

m ente guardado cºn lºs vasºs de ºro y plata des tinadºs á lailum inación del m es de Ram adhán

El paraje que según las ligeras indicaciones de Edrisí , servíade Tesorº , era una especie de capil la que hºy se levanta en

s itio no m uy distante del antiguo Mihrab ,al norte de la actual

m aksurah,parte de o tro espaciºso y m agníficº recinto que in

terceptaba la nave central y las dºs laterales adyacentes,y

dºnde conjetu ram os que se arm ó la m aksurah antigua pºr dis

pºsición de Al-hakem . De este m ºdº puede supºnerse que que

dando el cuartº m ás nºble de la m ezqu i ta com pletam ente cerrado al pueblo por am bºs ladºs de nºrte y sur con las dºs

m aksuras , y ºcupada esta sección pºr los pr incipales personajesde la cºrte y oñciales palatinºs ,

nº ser ía fácil que se com etieseninguna irreverencia en la persºna del Im am ni en el veneradºMushaf (2) cuandº éste era sacado ó restitu ído al Tesoro pºrdos m inistrºs y un tercerº delante l levando un cir iº encendído Quedaban las dºs m aksuras una en frente de otra , yam bas á dos com prendían el m ism o espacio

,al m enºs en su

lºngitud de ºriente á pºniente ,pues to que interceptaban las

tres naves del m ediº de las ºnce que la m ezqu ita tenía. Ambasm aksuras ó canceles se han perdido : hºy ni s iqu iera podemºsform arnos una idea cabal de su dibujº ; lo que se cºnserva casiintactº de aquel tiem pº es ese suntuosº recinto de tres capillas

que ocupaba la m aksurah de Al—hakem ; y del recinto que ºcu

paba la m aksurah antigua , que el prºpiº Cal ifa m andó armar,sólo existen dºs capil las desfiguradas la de la nave m ayºr y lade la contigua á ºriente Esta úl tim a se hal laba dividida en

( 1 ) Al-Makkarí , l ºc . cit.—Ed r isi, traduc. cit. , pág . 6 1 .

(2 ) El l i brº del Kºrán cºpiadº pºr Oth m án , de que acaba de hablarse.

( 3 ) Edr i s i , l ºc . cit.

(4 ) Fundam entºs que tenem ºs para creer que estuviese en la actu al capi l ladeV i l lav i c iºsa y sus adyacentes la antigua m aksu rah que m andó arm ar Al—hakem .

C Ó R DO B A 2 1 3

dos partes ,al ta y baja

, pºr un piso de unos cuantos pies deelevación sobre el suelo de la m ezqu i ta : en lo altº se hacía laal icam a 6 pregón inter ior para la oración

,y en la parte baja

,

que hoy aún se cºnserva en form a de covacha ó capilla subte

rránea estaba el Tesoro . En la capilla del centrº,hºy capil la de

Vil laviciºsa,tenía su s itiº reservadº el Cal ifa cuandº nº hacía

de Im am,y en la de Occidente

, que ya no exis te se veía el

puesto delCadí de la Aljam a . De la decºración inter iºr de estastres capil las cerradas pºr la antigua m aksurah

,nada puedº

,

benigno lectºr,refer irte

,porque ni la soberbia sacristía de Vi

llaviciosa ,ni m ucho m enos la capil la de nuestra Señora de este

1 .

º

Que Ed r isi d ice expresam ente que al nºrte delMih r ab e staba el Tesºro , y estenº pºd ía estar m ás qu e en lº que es hºy sacr i stía de la capi l la de V i llav i c i ºsa, en

la cual realm ente se adv ier te una espec ie de aposentº su bter ráneº , cuyº destinºno se exp l ica de ºtra m anera. 2 .

º

Que Ebn Adzar í d ice que Al—hakem m andó ar

m ar la antigua m aksu rah , y pºner otra nueva en la qu ibla del nuevº ed i fic iº . Nº

d i ce que se qu itase la anti gua al pºner la nu eva, antes bien parece dar aentenderque las dºs se cºlocarºn en un m ism º

_

añ º y su bs istieron s im u ltáneam ente . Pºr lºm ism º que expresa que la nueva se arm ó en la qu ibla del ed i fi c iº añ adidº , indu ceá creer que la antigu a m aksu rah cºexistía cºn e l la, pºrque de l º cºntrar io nº ne

cesitaba haber d ichº dºnde la m andó pºner , s iendº sabidº que la m aksurah es

para cercar y ais lar el recintº delMi hrab . 3 .

º

Qu e el au tºr del m ajm u'—l—m uf tar ik ,

copiadº pºr Al-Makkar i , incu rre en el errºr de supºner que el que m andó cºnstru ir la m aksu rah (estº es , la de Al-hakem ) fueAlm anzor , y la cau sa de este errºrse exp l ica satisfactºriam ente cºn el datº que nºs sum in istra Ebn Adzarí de haberhechº Ai—hakem repºner en su sitiº la antigua m aksu rah . En efectº , habiendº unam aksurah ó cercadº en las capi l las que caían al nºrte del Mihrab , dºnde hem ºsd ic hº que estaba el Tesºrº ; y habiéndºse baj º la gºbernac ión de A lm anzºr res

tau radº y exºrnadº d ichas capi l las , nada tiene de parti cu lar que quedase m em º

ria m uy espec ial de esta m aksu rah de Alm anzºr , cºnfundiéndºla, m ed iante el

transcu rsº de lºs añ ºs , cºn la m aksu rah pr inc ipal , fábr ica de Al-hakem .

Agregase á estas razºnes la circunstanc ia nºtabilísim a de d istingu irse dºsé pºcas d istintas en la fábr ica de la capi l la de V i l lavici ºsa y su sacr istía, puess iendº la r i ca ºrnam entac ión de esta ú ltim a pieza de es ti lº puram ente m ºr iscº , lafachada exter iºr de la que es hºy cap i l la p resenta la m ism a arquer ía, el m ism ºgu stº , lºs m ism ºs ºrnatos que la fachada del vestí bu lº delMi hrab , que se hizº ent iem pº de Ai—hakem : ind ic iº pºderºsº de que antes de Alm anzºr ex istía ese ºtror ecintº frontero á las tres cap i l las delMi hrab .

( 1 ) Esta tercera capi l la, frºntera á la de ºccidente del vestí bu l º delMi hrab ,p udº ser dem ºl ida despu és de la recºnqu ista para la obra de la catedral que se

h izº p rºv is iºnalm ente, pºn iendº el altar m ayºr en la capi l la que es ahºra de V illaviciºsa. Que el la ex istía es indudab le : el ing lé s Swinbu rne , cuyº v iaje pºr Españ a es , pºr algunºs datºs que sum in istra, d igno de recºm endac ión , cºlºca en

e l la el puestº del Cad í .

2 1 4 C Ó R D O B A

nºm bre eran en tiem pº de Al—hakem lº que son ahºra : por ladecºración del Mihrab que l igeram ente te he bosquejadº , po

drás fºrjarte á tu gustº 6 dejar en tinieblas las bel lezas que yºsupr im o . De la decºración exter iºr tan sólº se cºnserva de aquella épºca la arquer ía que hace frente al Mihrab ,

sem ejante en

un tºdº á la de la fachada de su vestíbu lo donde ,si te place,

vºlverás á representarte una atrevida suerte gim nás tica de es

clavºs indiºs y saeteros circasianºs ó 10 que m ás te cuadresegún lºs recuerdºs que se despierten en tu m ente .

Obras de este génerº en ninguna par te'

se cºnstru ían m ás

que en Córdºba : nunca,cr ist ianºs ni m usl im es

,habían vistº

creaciºnes artíst icas sem ejantes ; así que ,unºs y ºtrºs cºntem

plaban absortos el Mihrab y sus m ºsáicºs cuajados de cinabr io ,lapis lázu l i y ' oro , el vestíbu lo y sus tres elegantes cúpulas

'

lanza

das gal lardam ente al espaciº,el dom bo principal reverberante

y des lum brador suspendidº en el aire sºbre un su til ani l lo de

puntas , la nueva m aksurah y su sºberbia tal la ,las encintadas

arquerías de los dºs recintºs cºrºnadºs de cimbºrios ,las puer

tas de ºro,el pavim entº de plata la nave de traeería dora

da , el m im bar de m aderas arºm áticas . Tºdºs confesaban que

ni en Cºnstantinºpla,ni en Dam ascº

,ni en Aquisgrán había

m aravil las Y sin em bargº el pºderºso Titánm ahom etano nº se da pºr satisfechº . Parécele á Al-hakem que

las fuentes del patiº de las abluciones nº cºrrespºnden á la

grandiºs idad de la m ezqu ita ,y m anda cºlºcar en él cuatrº m ag

níficas pilas de una sola pieza,dos para las m ujeres á la par te

de ºr iente , y dºs m ayºres para lºs hom bres á ºccidente ; perºqu iere que estas pilas m ayores asom bren por su tam añº y ven

gan labradas de la m ism a cantera de la s ierra . Em pleárºnse en

esta ºbra,digna de rºm anºs

,m uchº tiem pº

,m ucha gente ,

m uchísim º dinerº ; m as se ejecu tó cºn fel icidad ,y la m uchedum

( 1 ) Que se supºn ía haber s idº de p lata el pavim entº de la m aksurah , lº d iceAl-Makkar í , l ºc . cit .

2 1 6 C OR DO B A

bre atóni ta vió l legar lentam ente pºr un planº incl inadº expresamente cºnstru ídº

,hasta el lugar destinadº en el atriº de la

m ezqu ita ,las dºs enorm es pilas

,una tras ºtra , en fuertes ca

rras de rºble hechas al intentº ,y tiradas cada una pºr setenta

rºbustºs bueyes . Tºm óse para lºs cuatrº pilones el agua del

acueductº er igidº por Abde-r-rahm án II,depºsitándºla en un

gran recipiente revestidº de m árm ºl : cºrr ía día y nºche,y lo

que sºbraba ,después de em pleada en los m enesteres de la

m ezqu ita ,se distr ibu ía por tres cañer ías que iban á surtir o tras

tantas fuentes públ icas en los tres m urºs de nºrte , or iente ypºniente del edificiº .

E u rºpa al term inar el siglº X .—Decadencia del ar te arábigo en tiem pº de A l

m enzor ; crecim ientº de lºs E stadºs y del ar te cr istian º en la P en ínsu la , y

h ech ºs qu e p relu d ían la ca ída del Ca l ifatº cºrdobés .

ON estas grandiºsas em presas se entretenía el

arte m usu lm án en España cuandº espiraba el

décim º s iglº para la cr istiandad y con él elentusiasm º artísticº en los reyes y pueblºs del

Occidente . ¿Y qué m uchº ? L a Eurºpa cr istiana se

hal laba ceñida com º pºr un ani l lo de hierro y fuegº

pºr el norte los nºrm andºs, pºr m ediºdía y ºr iente los m ahº

m etanos , la estrechaban con nueva fur ia . L os m ºnaster ios se trocaban en fºrtalezas , y al divisar de lejºs en el hºrizonte la

pºlvareda de los escuadrºnes 6 los dragºnes de los bárbarºs ,los pºbladºres se guarecían dentro de sus m urºs ; cerrábanselas puertas

, acudíase á las arm as,y tºdºs se aprestaban á la

defensa 6 á las sal idas . Para elegir un abad se echaba m anº del

persºnaje m ás tem idº de la comarca ; por ºtra parte los m agna1 9

2 1 8 C Ó R DOB A

tes am bicionaban lºs bienes de la igles ia ,la m itra y el bácu lº

,

y los cºnsegu ían en cam biº de su prºtectºradº . De aqu í desórdenes írrem ediables viºlación de reglas despreciº de los

cánones,ºlvidº de los estudiºs , depravación del clero , ignoran

cia universal . Abandono de las ciencias ,de las letras ,

de las

artes,de la ºración y del recºgim ientº , que son sus fuentes

fecundas ,tºdº se expl ica p erfectam ente en el décim º s iglº ,

ybien se cºm prende que en vista de la presente desºrganizaciónconcibiese la hum anidad tem ºres de ru ina general y m uer te . L º

único que hum anam ente nº se explica es que el espír itu cristia

no , el espír itu de regeneración y vida,res istiese á tantºs em ba

tes , y que en el m ºm ento de hacer lugar aquel caºs al pr im ercrepúsculo de luz, aún hubiese santºs en la tierra .

Va pues á cerrarse el pr im er m i lenar iº del cr istianism o . L a

cristiandad,sem ejante á Israel al pié del Horeb y del Sinaí,

espera la voz de Diºs prºsternándºse cºn vagºs terrores y es

trem ecim ientºs . El m ahºm etism o gárru lo y tr iunfante se arma

de nuevº cºntra la cruz : al sabiº y pacíficº y sensual Al-Hakemsucede el intrépidº , osado y durº Alm anzºr ;

'

y cºn él nuevasdesºlaciºnes para los cr istianºs de España ,

nuevas derrºtas,nuevas cadenas ; y nuevas cºnqu istas , nuevºs trºfeºs para lossectar iºs del Islam . L a m ºnarquía astur iana y leºnesa, tan l lenade glºria antes

,cubierta de oprºbiº ahºra por el fºrzadº reco

nºcim iento de Castil la cºm º cºndadº independiente y pºr

haber trabadº al ianza con lºs infieles para dºmar á sus vasal lºssediciosos , cree l legada su hºra pºstrera:el victºr iºsº Alm anzºrpasea por el la sus banderas triunfadoras y nunca hum il ladas,invade las m arcas españolas , apoderase de Barcelºna, cºnquistaá León fºrzando sus m ºntañas y obligandº al enferm izº Berm udo á refugiarse en Oviedº con sus tesºrºs y rel iquias , entraen Gal icia as istidº de caudil lºs cr istianºs traidºres que recibendel pródigº hagib pingues rem uneraciºnes alarga la pujante

( 1 ) Di ce Ai—Makkar r ( t. 2 , l i b . V I, cap . VII ) que se le presentarºn á Alm anzºr

2 2 0 C Ó R D O B A

cam panas bendecidas del gran tem plo profanado . Cata luña,

León y,Gal icia , sufren al ternativam ente el trem endº azote : no

hay añº en que elAtila del décim º s iglº no al cance cºntra lºsreyes de la trabajada España una ru idºsa victºr ia. Tºdºs lºsañºs , al abrirse en lºs cam pos lºs rºjºs bºtºnes de las prim ave

rales am apolas tiene tam bién que abrirse á im pu lsº de las lan

zas y saetas bereberes la ancha vena de la fecunda sangre cr istiana ; y hay añºs en que, sºbre la m ism a nieve, dura el rojºm atiz en el cam pº desde una á ºtra prim avera ,

si por acasº , al

recºgerse sus huestes á cuarteles de inviernº ,se encuentran

cºn bandas enem igas asaz tem erar ias para cerrarles el pasº de

los m ºntes

( 1 ) L as” incu rs iºnes de Alm anzºr en las tierras de los cr istianºs se repetían

todas las pr im averas , regresandº aCórdºba para el inviernº . Acºm pañ ábale es

tas per iód icas exped ic iºnes un num erºsº cºrtej º de pºetas y escr itºres , encargados de inm ºrtal izar sus hazañ as . Es pºs i b le que estºs apºlºgi stas pagadºs hayanexagerado m u chº su s hechºs de arm as : y as í es tam bién pºs i b le que se hayaperpetuadº pºr la plum a de algunº de lºs cu arenta parás itº s que le s igu ieron a

la guerra de Catalu ñ a, y cuyºs nom bres nºs cºnserva Al—Makkar í , la acc ión s i

gu iente , que tiene en verdad dem as iadº de épica, y que no recº rdam ºs h aber leídº en n ingunº de nuestrºs h istºr iadºres .

Al reti rarse de una de sus cam pañas , en que había cºgid º un inm ensº bºtín . te

n ía que pasar Alm anzor cºn su e j é rc itº pºr un angºsto desfi laderº , entre dºs m ºn

tañas que encºntró defend idas por num erºsas bandas c r is tianas . V iendº el afri

canº que nº era pºs i b le fºrzar el pasº de aqu el la garganta vºlvi ó cºn su huesteá la poblac ión m ás inm ed iata, y despu és de e legir un buen cam pam entº , m andóá sus gentes cºnstru ir habitaciºnes y cuarte les y juntar vitualla para pasar a l l í elinv iernº . Hechº estº , dispusº que se proveyesen de aradºs y ºtrºs instrum entºsagr í cºlas para cu ltivar lºs cam pºs , hac iendº al propiº tiem pº algaras y cºrrer íaspºr lºs pueb lºs aledañ ºs , saqueandº , devastando , y l levandº pr is i ºnerºs al cam

pam entº á cuantºs cr istianºs cayesen en su s m anºs . L ºs que su fr ían esta suerte

eran inm ediatam ente decapitadºs , y sus cadáver es arrºjadºs á la entrada del

desfi laderº . Tan grande fué el núm erº de c r istianºs m uertºs , que á lºs pºcós m e

ses quedó cº lm ada de cadáveres la angºstu ra, s iendº tal elhºrrºr y la pesti lenc iaque d ifund ían lºs esque letºs y sangr ientºs despºjºs am ºntºnadºs , que se cºn

virtió aquel la tierra en un espantºsº des iertº de m u chas m i l las á la redºnda.

Cºnsternadºs lºs cristianºs, ºfrec ierºn á Alm anzºr que le dejar ían el pasº francº

si se aven ía á abandºnarles su s tesºrºs y su s cau tivºs ; prºpºs ¡c ión que el afr i canº rechazó ind ignadº . L ºs cr istianºs entºnces le enviarºn segundº m ensaje , d iciéndºle que le dejar ían pasar cºn su bºtín y su s pr is i ºner ºs ; perº Alm anzºr lescºntestó : (( Mi ej érc itº nº tiene ya gana de pasar esas m ºntañas y está cºntentoaqu í . Si ahºra regresase á Córdºba, prºntº tendr ía que vo lver las á pasar para lacam paña de la próx im a pr im avera ; pºr lº tantº aqu í nºs quedam ºs hasta el añ º

ven iderº , y cuandº acabem os la cam paña entrante nºs retirarem ºs . » Llenºs de

C Ó R DO B A

¿Quién creerá ,sin embargº , que nº es la m onarqu ía cr is

tiana la que sucum be , s inº el Cal ifatº cºrdºbés ? ¿Qu ién pºdráim aginarseque nº va á ser el Catol icism º

, s inº el Islam,el que

salga her idº de m uerte en lºs cam pos de Calatañazºr ? Esteresu l tadº , nº obstante , pod ía preverse : la m ol icie de la vidaor iental iba enervandº insensiblem ente á los árabes andaluces .

Nº es ese terr ible Alm anzºr , nº ,la verdadera persºnificación

del Estado cºrdºbés : advertid que nº es el el Cal ifa ,s inº un

¡

m ero hagib ; el Cal ifa es el afem inadº é im potente Hixem Il.

Vedle ah í , y no confundáis al unº con el ºtrº, que son hom bres

de tem ple m uy diversº . Ese que pºr única vez en m uchºs añºsqu izá se presenta hºy á vues trºs ºjºs sal iendº de Córdºba áuna hºra insól ita , cabalgandº en cºm pañía de algunas m ujeres ,entre una num erºsa escºlta de guardianes m as que guardias dehºnºr , que sº pretextº de dejarle expeditº el cam inº ahuyentan

á tºdºs lºs viandantes y gente curiºsa para que nº se acerquen

á su persºna ,ese es el Cal ifa reinante

,últim o vástagº de lºs

degeneradºs Um eyas . Observad cóm º él y sus m ujeres van,

para no ser conocidºs , encubiertºs cºn am plios albºrnoces , cºn

los capuchones caladºs sºbre los ºjºs . L a escºlta entre la cualva cºm º presº , aunque satisfechº , el m enguado , nº ºbedece

m ás vºluntad que la del déspºta Alm anzºr , y cuando le haya

dejado sºlazarse unas cuantas hºras entre lºs arrayanes y cipre

ses de la qu inta regia,adonde ahºra le conduce, volverá á de

pºsitarlº en su alcázar , com o se depºs ita en su jºyerº una rica

ins ignia de que se ha hechº el usº ºpºrtuno en una públ ica

cerem ºnia . De tºdºs lºs atr ibu tºs de la sºberanía,no cºnserva

ya ese desdichadº m as que el de estam par su nºm bre en la

adm iración y de terrºr lºs cr is tianºs , vºlv ierºn a ped ir le paz cºn nuevas instancias , y hasta le prºpus ierºn cºnd ic iºnes hum i l lantes para que la adm itiera : fue

rºn estas , que el lºs m ism ºs hab ían de fac i l itar le acém i las para cºndu c i r su bºtín,

y prºv is iºnes para lºs días de m archa hasta l legar á su frºntera, y que pºr sus

p rºpias m anºs separar ían lºs cadáveres de sus cºm pañerºs que obstru ían el pasºentre las dºs m ºntañ as . As í religiºsam ente l º cum p l ierºn , y Alm anzor tr iunfantese vº lvió cºn su e j érc itº á Córdºba Al—Makkar i , lºc . cit ).

2 2 2 COR DO B A

m ºneda y en la franja de su vestidura . Desentendiéndºse del

bel icoso tráfagº que repugna á sus instintºs , y desconºciendº laíndºle de la agitación que causan en su Estadº lºs num erºsºsejércitºs de berber iscos egipciºs ,

m am elucos , esclavºs y rene

gados , que dir ige el usurpadºr de su au tºr idad , pasa la indolente e inútil vida en los brazos de sus su l tanas y cºncubinas ,

encerradº en sus palaciºs y jardines .

¡Cuán diversº su ºm nipºtente m inistrº ! Ceñido s iem pre el

arnés de guerra , nº da puntº de repºsº á los enem igºs delIs lam

,y m ientras el Cal ifa se

.

hunde cºn la glºr ia de los Um e

yas en su lechº de fiores,hace él que sus sºldadºs recºjan

cu idadºsam ente , después de cada refr iega,elpºlvº de sus arreos

m il itares ,para que á su m uerte no le sepulten en ºtra tierra

que la recºgida en sus innum erables victºrias . Mas ¡ay , que la

sangre afr icana , aunque enciende la pupila y ennegrece las m a

nos (I ), es im pºtente para regenerar lº que los viciºs as iáticºshan cºrrºm pidº ! L as victor ias de Alm anzºr sólo s ignifican queel poder pertenece m ºm entáneam ente á las razas bereberes ,perº que el astrº del Islam

,antes des lum brador , se aproxim a á

un ºcaso preñado de tem pestades . Sus terr ibles invas iºnes ycºnqu is tas sºn los sacudim ientºs convuls ivos de un m ºr ibundo

que se cree l leno de juventud y vida pºrque rºm pió unas m iserables l igaduras . Sujétenle com º es debidº , unan sus esfuerzºs

renunciandº á m ezqu inºs odiºs esºs príncipes cr istianºs queseparadºs sºn nada ,

y cuyºs brazºs juntos pueden encadenar áese rabiºso gigante

,y se verá repetida en la últim a batal la que

éste les presente la lucha de Hércu les con Anteo .

Tam bién el arte m usu lm án tiene que espirar sofocado por el

arte cr istianº , cºm º m uere, cuando el granº de m ºstaza se cºn

( i ) Alm anzºr era de raza afr i cana, nac idº en Tºresh , cerca de Algec iras . Díce

se que Ai-hakem , que era afi c iºnadº á la astrºlºgía y á la adiv inación , recºnºció

en Alm anzºr á su sucesºr en el pºder pºr el cºlºr m ºrenº de sus m anºs ; cºn lºcual el inventºr de esta anécdºta qu isº sin duda dar á entender que el ú ltim o

Um eya de talentº había presenti do , con sólº ver á A lm anzºr , la extinc ión de ladinastía as i áti ca y el fu tu rº predºm ini º de las razas afr i canas en Andaluc ía.

2 24 CÓ R DO B A '

la m ezqu ita de la ºrgu l lºsa cºrte m usu lm ana se ºstenta ensan

chada ,enr iquecida ,

pintada , em bel lecida cºn m árm ºles y m o

sáicºs , y esm al tes,y doradas cúpu las , y m aksuras , y alfombras

y un cuento de luces y em balsam ada con el azahar , el ám bargris y el álºe, y ceñida con su cinto de tºrres , y festºnada cºn

sus dentadas alm enas ,y guardada cºn sus r icas puertas de

piedra ,estucºs m osaicos y brºnces , y finalm ente hecha ºás is,

nº de un des ier tº,s inº de un paraísº ,

con las m urm uradoras

fuentes y los olorosos naranjºs y las esbeltas palm eras . de su

atr io pens i l . ¿Qu ién nº había de tem er

en España,si nº el fin

del m undo , pºr lº m enºs el fin del cr istianism º ?Mientras el rey Berm udº

,resuel tº á no … ver repet ida en

m engua prºpia la pérdida que afrenta la m em oria de Rodrigº,

vence el desal ientº , ºlvida sus achaques , tr iunfa de vanºs terrores , hace el nºble sacr ificiº de sus enºjºs y resentim ientºs , yprocura reducir los inqu ietºs ánim ºs del castel lano y del navarrº á una pºderosa l iga cºntra el fºrm idable enem igo de la cris

tiandad,Alm anzºr pºne en Córdºba el cºm plem entº á su glºria

term inandº las obras de la m ezqu i ta . Hacía ya algunºs añºs

que la Aljam a había recibido el ensanche con que hºy se con

serva ,y por ser esta la últ im a m ºdificación hecha pºr los cali

fas en el gran tem plo sarraceno , refer irem ºs su causa y m odºsegún de lºs histºr iadºres árabes se cºl ige.

Habiéndºse aum entado el vecindariº de Córdºba cºn las

cabilas enteras que á el la acudían de la costa de Berberfa yºtrºs puntos de Africa

,y creciendº cada vez m ás en im portan

cia y esplendor la cºrte de lºs cal ifas,nº bas taban ya los arra

bales y las afueras de la capital para cºntener esta superabundancia de población , ni tam pºcº la m ezqu i ta Aljam a era

suficientem ente espaciºsa para que cupiesen en el la los fieles

que se agºlpaban á la oración los días de jum a . Ideó pues Almanzºr ensancharla por la parte de ºr iente , no pudiendº verificarlo por el norte ni por elm ediodía,

ni tam pºcº por el lado de

pºniente por la dem as iada prºxim idad del alcázar , que convenía

DETA LLES DE L A CA P I LLA DE V 1 L L AV 1C IOSA

2x5 C Ó R DO B A

conservar separadº de la m ezqu ita ; y lº pr im ero que hizo fuéganarse las voluntades de lºs dueñºs de las casas y alm acenes

que había que derr ibar , ofreciendº indem nizarles con toda l ibe

ralidad. Todºs accedían , y tºdºs eran am plia y generºsam enteindem nizados ,

pues adem ás de pagárseles sus casas en dinerºcontante , se les cºnstru ían nuevas viviendas en ºtros puntºs de

la capital . Peró entre las persºnas expropiadas debía entrar

tam bién una anciana, que s iendo dueña de una cas ita en que

había una herm ºsa palm era,se negaba rºtundam ente á cederla

por ninguna sum a m ientras nº se le diese ºtra casa que tuviera

as im ism º su palm a . MandóA lm anzºr que se buscase esa casaá tºda costa ,

aunque hubiese que pagar la un m il lón de d inares;así se hizº , púsºse á la exigente vieja en pºses ión de el la y desu nueva palm era

, y vencidas todas las dificu l tades ,em pezarºn

lºs arqu itectºs del cal ifa Hixem la ºbra . L os exigentes suelen

ser afºrtunadºs : tºdºs los edificios del terreno incºrpºradº á lam ezqu ita vinierºn al suelo

, y es prºbable que sólº se conservase en pié la palm a de la vieja

,pºrque dice Al—Makkarí que

este arbºl venía á caer en el prºyectº dentrº del ensanche del

patiº,donde el afºrtunadº vegetal tenía ya otros cºm pañe

ros

¡En la nueva edificación trabajaban arrastrandº cadenas lºsinfel ices cr istianºs que Alm anzor había l levadº á Córdoba cau

tivºs , de vuel ta de sus per iód icas expediciones !Derribóse el m urº de ºr iente y se abr ieron lºs cim ien

tos para el nuevo m urº á distancia de cientº ºchenta p ies delantiguo en toda la l ínea de nºrte á m ediodía . Añadiérºnse á la

m ezqu ita prºpiam ente dicha, es tº es

,al cuerpº cubierto del

edificiº , ºchº naves grandes,todas iguales y del m ism º núm erº

de arcºs que las ya exis tentes, prºlongándºse de resu l tas cientº

ochenta pies las treinta y tres naves m enºres que se cruzan en

gu lo recto con las pr incipales ,cºrr iendº de ºriente a ºca

( 1 ) Ebn Adzar í , tradu cc ión del Sr . Gayangºs ; Al-Makkar í , t. I , lib. l l l , cap . 2 .

2 28 C Ó R D O B A

ganaba por cons igu iente un espacio de seis pies en la longitudde las naves m ayores pºr el ladº del nºrte. Mas nº pudiendºdar á la pr im era de las m enºres seis pies más de anchura de la

que tenían , por nº cºnsentirlo la al tura de las cºlum nas , im a

ginaron sin duda lºs arquitectºs, que en vez de repartir ese

pequeño exceso por igual entre los treinta y tres arcºs de lat irantez de nºrte á sur

,era prefer ible para el buen efectº cºn

servar en l ínea y perfecta cºrrespºndencia las tres 6 cuatrºprim eras naves

,añadiendº una nave m ás en el espaciº ganadº

pºr la dim ininución del gruesº de los m achºnes , y ensanchandolas naves suces ivas dºnde pareciese m ás cºnveniente. De resu ltas de esto

,la nave pr im era transversal de la parte prºlºngada

nº pudº pºr la estrechez sum a de sus intercºlumniºs conservarla plena cim bra de sus arcºs ; fue precisº aprºxim ar los arranques de estºs , y rºm per su curva para que nº bajase de laal tura apetecida ,

y entºnces, pºr la pr im era vez quizá , se vió

en los edificiºs de la España árabe el arcº apuntadº,

arco

o; zvo, llamado después á cam biar tºtalm ente la fisºnºm ía delarte m ºnum ental en la Edad Media

m ente cºn su nºm bre ; esperando que ( la ºbra ) sea aceptab le ( á Di ºs ) y al canzarpºr el la las grandes m ercedes y cuanti ºsºs tesºrºs (de su m unificeneía ) juntam ente eºn glor ia perm anente y al tº renºmbre. Y se acabó ( la ºbra ) cºn ayuda deAl lah en la luna de Dzi-l—lacha del añ º 3 4 6 (enerº ú febrerº de pºr m anº de

su l i berto y Abdal lah ben Batu . L o h izº Sai d ben Ayyu b . »

( 1 ) Así un m erº capr i chº suele ser ºr igen de las m ás trascendentales innºvaciºnes , pºdr iam ºs añ ad ir aqu í en tºnº dºctºral . Buena ºcas ión era esta en efectºpara lanzar al estud iº de las d iscus iºnes arqueºlógicas una espec ie nueva sºbreel ºrigen de la oj iva en el ºcci dente , s i qu i s i éram ºs segu ir el erróneº s istem a de

lºs que creen que tºda fºrm a arqu itectón i ca h a de tener una prºcedenc ia ún i ca ,

cºm º la espec ie hum ana á la cual dam ºs lºs ºrtºdºxºs una sºla cuna. Cítesenºs ,

d ir íam ºs en són de tr iunfº , una arquer ía ºjival en cual qu ier ºtrº m ºnum entº anteriºr á la parte añadida pºr Alm anzºr en la m ezqu ita de Córdºba, es dec ir , anter ior al undécim º s ig lo : y si nº se nºs presenta n inguna, fuerza será recºnºcer enel expresadº m ºnum entº el m ºdel º º prºtºti pº m ás prºbable de la arqu itecturaºjival españº la.

Pºr fºrtuna nº razonam ºs así : creem ºs , sí , que pºdrá ser qu izá la arquer ía c itada el prim er ed i fi ciº de arcºs ºjivºs hechº en Españ a ; m ás aún , nºs figuram ºs

que nº se hal larán fáci lm ente en la arqu itectu ra ºcc idental de la Edad m ed ia ejemplºs anter i ºres de este génerº de cºnstrucción ( exc luyendº el palaciº de l izacerca de Palerm º , que es anter i ºr al nºvenº s ig lº ) ; perº sabem ºs que un acci

C O R D O B A 2 2 0

El arco ,de este m ºdº rotº en el puntº cu lm inante de su

curva,adºptó desde luegº en aquel la pequeña nave tºdas las

decoraciºnes de que es susceptible : adaptó á su intrados lºs 16bu los , prodigados cºm o l igeros festones en las arquerías del

M i/zr aó,lº adornó graciºsam ente

'

con el sencil lº trébºl , y p rolºngó por la parte inferiºr sus dºs arranques fºrm andº la oj ivatúm ida,

tan repetida después durante el segundº per íºdº delarte hispano—m usu lm án . Allí en efectº

,en aquel breve espacio de

s iete pies escasºs de anchu ra y cientº ºchenta y em co de longitud

, apuró la arqu itectura de una sºla vez , y al pr im er ensayº ,aún no term inadº el cr í ticº y terr ible m ilenariº prim ero , todaslas fºrm as de arcº que habían de em plearse en los cuatro s iglºscºnsecu tivºs : circunstancia puram ente casual , y de

,

la cual , sin

dente aisladº, cºm º un arcº , nº cºnstituye s istem a, y'

que el arco ºj1vº m ás bienque generadºr del estilº de arqu i tectu ra llam adºgótico , es m eram ente unº de sus

resu l tadºs .

Decim ºs es tº pºrque h a s idº este arcº ºbjetº de reñ idas cºntiendas entre m u

c hos anticuar iºs , que dándºle la im pºrtanc ia qu e pºr si sºlº nº tiene , h an gastadºtiem pº y tesºrºs de erud ic ión quer iendº bu scar el pr im er arcº apuntadº hechºen el m undº , y m ºstrandº el p rec i ºsº hal lazgº , qu ién en ºr iente , qu ién

'

en ºcci

dente , este en Egi ptº , aqué l en Grec ia, unºs en las ºr i l las del Sºm a y del Rh in ,

ºtrºs en las del Guadal qu iv i r , ºtrºs finalm ente en Inglaterra, en Nºrm and ía , etc. ,

según su particu lar sim patía por esta 6 aquel la tierra. Señalar un arcº ºjivº cºm ººr igen de la arqu itectu ra de los s i glºs m ediºs , presc indiendº de su estru ctu ra, delcºrte de su s dºvelas , de su m ºdº de e jercer la pres ión , de las bóvedas pºr ar istaen que realm ente se engendra, de lºs nerv iºs y dem as caracteres esenc iales delarte ºjival, es cºm º desenter rar al pié del m ºnte (l ita una flecha y pretender quesea reliqu ia de la fam ºsa batal la de las Term ópilas . El que se deja alu c inar pºr elhal lazgº de algunas fºrm as ais ladas , vend rá á parar á la absu rda cºnsecuenc ia deque nº h ay s istem a arqu i tectón i cº que nº se haya prac ti cad º en la antigtíedad .

Pºrque en efectº , as í cºm º los egipc ios y lºs gr iegos cºnºc ierºn el arcº apuntadº ,

los ninivitas labraron puertas de m ed iº punto , bóvedas de cañón y ºjivalcs , capite les de vºlu tas , grecas , alizares , alm enas endentadas ; y los persas sassanidas

u sarºn las bóvedas peraltadas , las cúpu las b izantinas , lºs arqu i tos ºrnam entaleslargºs y angºstºs , un idºs dentrº de un recuad rº en fºrm a de a j im ez , que constituyen unº de lºs m ás grac iºsos caracteres de la decºración bizantina y sarracén i ca, y hasta el m ism º d intel cºnºp íal de l íneas m i xtas , de que tan frecuente em

pleº h ic ierºn lºs arqu i tectºs un tantº am aneradºs de lºs s iglos xv y ¡(W .

Al extender esta nºta hem ºs ten idº á la vista las ºbras s igu ientes , que puedecºnsu l tar el qu e gu ste cºm prºbar lºs hechºs que apuntam ºs :Hºpe, Histor ia de laarqu i tectu ra; Batissier , Histor iadel ar te m ºnum ental; Caveda , Ensay o h is tór ico , etc. ;

Flandin , Cºste , etc. , Viaj e de Per s ia ; Bºtta, Monum entos de Khorsabad ; Layard ,

Monum entos de la antigu a Ninive.

2 30 C OR D O R A

em bargº,nº dejarán de sacar partido para sºs tener la prim acía

de España en el s istem a ºj 1val los que equ ivocadam ente m iranestos m erºs accidentes Cºm º generadºres de las grandes innovaciºnes arqu itectónicas , y no cºm o Su resu l tado .

Nº se intentó dis im u lar el ensanche de que vam ºs hablandº;al cºntrar io

,parece que se trató del iberadam ente de señalarlo

de una m anera inequ ívºca,para lº cual , donde estaba elantiguº

m urº de ºr iente ,ahºra l ínea divisºria entre la undécim a y duo

décim a de las nave s m ayores , se levantó una fi la de rºbustºsm acho

'

nes,convenientem ente espaciados , y entre sí unidos por

grandes arcos angreladºs , arrancandº de esbel tas co lum nas pa

readas,unidas al grueso de lbs refer idos m achºs . Nunca el arte

clás icº antiguo hubiera fiado tan espaciosos vanºs á tan sutilesapºyºs , cºm o sºn esas cºlum nas que de dºs en dos envían á lasparejas ºpuestas lºs gal lardos arcºs festºnadºs que s irven cºmºde em bºcadura al edificio de Alm anzºr . Perº lºs arqu itectºs deAbde-r—rahm án I y de Alhakem II habían hecho ya con fel icidadigual alarde en la grande arquería de la fachada inter io r quem ira al patio , y en la de refuerzo que divide la m ezqu i ta pr im it iva de su prºlºngación hacia el m ediºdía ,

y no había pºr quetem er ahºra su repetic1on . Pasa hºy unº cºn ciertº sobrecogím ientº por debajº de esos atrevidos arcºs de ºchº m etros deelevación , y seis , s iete, y aun ºchº de vuelº

,al cons iderar que

descansan en cºlum nas de unºs tres m etrºs de al tura inclusº su

capitel , y sólº la rºbustez de los m achºs,á los cuales se arr im an

las gráciles parejas , puede inspirar le la cºnfianza de que no ven

drán al suelº cansadas de tan sºbrenatural esfuerzº .

Para m ayºr so l idez del largo edificiº agregadº por Alm anzor

,se prºlºngó hasta su m urº ºr iental

,cruzando en ángu lo

rectº con la menciºnada arquería de refuerzo tendida de norte asur

,la l ínea de pilares y grandes arcos que señalaba el l ím ite

m er id iºnal de la m ezqu ita pr im it iva : con lº cual quedó la actualAljam a dividida en cuatrº partes desiguales

,á que se dió eldes

tinº que direm os , cºm pletando tal vez la separaciºn entre una v

2 32 C OR D O B A

sºs m urºs alm enadºs,fºrtalecidos cºn torres albarranas cuadran

guiares, en cons iderable núm ero

,y de distintos cuerpºs

,dism i

nuyendº según su elevación . El m urº del sur, que pºr el declive

del terrenº alcanzaba una al tu ra fºrm idable y prºdigiºsa,inter

nándose sus cim ientos hasta una prºfundidad descom edida, estaba

guarnecido con diez y nuevetºrres , cºntandº las que le Banqueaban en am bºs esqu inazos , que eran m ás vo lum inosas , y cºm unes

á los dos m urºs de ºriente y ºccidente . El m urº de ºccidentetenía catºrce ; el. del nºrte tenía cincº , adem ás del m ajestuºsoalm inar er igido sobre la puerta pr incipal ; pºr último , elde ºriente estaba robustecido cºn diez tºrres , todas correspondientes ala parte que sufría el em puje de las naves

,pues en el m urº del

pat iº nº había pºr aquel ladº ninguna . L a_m ayor parte de estas

tºrres se cºnservan : subs isten tam bién aquel los venerables yanchos m urºs : y si la casual idad

,ó el deseº

,te l levan

,oh pá

ciente lector , á esa antigua ciudad que fué un tiem pº el em pºr iºde la civi l ización m usu lm ana de occidente

,nº dejes de subir á lº

al tº de la gran m ezqu ita : cuandº te hal les entre aquel las dene

gridas y fuertes alm enas, que fºrm an un dilatadº fes tón de pun

tas , ó m ás bien dientes de s ierra, hºllandº cºn tus pies aquel lasal t ivas tºrres , te imaginarás hal larte recºrr iendº las terrazas so

l iter ies de lºs m agníficos palaciºs de lºs Persas Sassanidas ; creerés ºír los gr itºs de guerra del ejércitº de Khaled y el zum bidode sus vo ladoras flechas

,y ver á la fugitiva dinastía de Cosróes

abandonándote el s ilenciosº recintº de sus endentadas construeciºnes . Entºnces com prenderás á la pr im era im pres ión

,de qu1e

y 4 4 0 de anchº . Mr . Gaílh abaud, y ºtrºs autºres que le h an cºpiadº , le dan 6 2

m etrºs de lºng i tud 58 1 pies , 4 pu lgadas ) y 1 2 3 de anchura ( 4 4 1 p ies 5 pu lgagadas ). D. L u is Ram írez de las Casas Deza , en su Indicador cordobés , d ice habe rºbten idº en su m ed ic ión 6 4 7 pies de largº y 4 8 0 de anchº . Al-Makkar i trae ,

c i tandº á ºtrºs h istºr iadºres árabes , d iversas m edidas ; perº recºnºce que h ayentre el l ºs d ispar idades pºr nº ser fi ja la d im ens ión del codo, adºptadº pºr lºsm ism ºs cºm º un idad . Por ú ltim º , creem ºs la m enºs su jeta á errºr , y adºptam os ,

por cºns igu iente , la m ed ic ión practi cada en 1 8 1 i pºr el ingen ierº de m inas barónde Karwinsk i y el de pu entes y calzadas D. Jºaqu ín Rillº , según la cual tiene lam ezqu ita 6 4 2 p ies de lºng itud y 4 6 2 de anchu ra.

C Ó R D O B A

nes aprendierºn los árabes vencedores á er igir sus m onum entºs .

Verás tam bién m ajestuosam ente tendidas , ocupandº el inm ensºcuadr iláterº que contºrnan las sagradas alm enas

,y en perfectº

DETA LLE LATERA L DE LA CAP 1 1 .LA DE V 1 L L AV 1C 1OSA

paralel ism º , las diez y nueve qu il las de las naves con que parecía cubiertº el gran tem plo antes de abrum arle con sus actualesbóvedas , y te figurarás que al despedirse los árabes de su am a

da Córdoba cuandº surcaban su ríº velºces carabelas,dejarºn

en carena esas diez y nueve naves para volver algún día por el las .

2 34 C Ó R D O B A

L as puertas exter iores de la m ezqu ita eran diez y seis : seisal patiº 6 atr io de las abluciones , dos á ºriente, dos á poniente ,

dos al septentrión ; diez al edificiº cubierto , de esta m anera,tres

pºr occidente al cuarto noble,con ºtra puerta que daba ingreso

á las dependencias de la m ezqu ita; dºs , tam bién , pºr occidente .

y cuatrº por ºr iente ,al gran í h_n

_que destinado al pueblº . L as

puertas inter iores eran veintiuna ,sin cºntar las de las dependen

cias del tem plo y la del pasadizº secretº delCal ifa : diez y nueveen la extensa y m ajes tuºsa fachada del pat iº , y las dºs arr ibam encionadas que dentrº del buque de la m ezqu ita cºnducían al

recinto ó departam entº reservadº á las m ujeres .

'

Tºdas las puertas exter iores eran por lº general rectangu lares

,form adas por

arcºs-dinteles inscr itºs en ºtrºs arcºs ºrnam entales de herradura : sus dºvelas , blancas y de colºr al ternadas : las blancas r icam ente exornadas de fºllajes relevados , de es tucº ; las de colºrde preciºsº m ºsaicº de ladr il lº rºjº y am ar il lentº cortadº en

m enudas piececitas recti l íneas . Ceñía al arcº de herradura un

ancho y preciºsº arrabá de cenefas cuajadas de labores , y ostentaban igual r iqueza de ornato lºs tím panos entre el arcº y el

dintel,las enju tas , las fajas , y las ventanil las de tablas de ala

bastrº perforadº que, ya encerradas en arqu itos sºbre m arm ó

reas cºlum nillas , ya part idas en graciºsºs ajim eces , fianqueaban

en unº 6 en dos órdenes las refer idas puertas En algunasde estas veíanse cºrnisas vo ladizas sºstenidas en m énsu las fo rm ando antepecho con sus alm enillas dentadas y sus m atacanes ,

dandº al sagrado edificio aspectº de fºrtaleza y recordando lºsbel icosos ºrígenes de la propaganda islam ita .

—Todas estaspuertas exter iºres l levan elegantes inscr ipciºnes , cºn invºcaciº

nes y sentencias tomadas de las Suras del KºránSupónese que nº cºntento el al tivo hagibde Hixem II , 6 m ás

bien su tiranº,cºn haber hechº lº que dejam ºs refer idº , fué él

( 1 ) Vease la lám ina Ex ter ior de la m ezqu ita de Córdoba .

(2 ) Pueden verse traducidas en la ºbra, ya varias veces ci tada , del Sr . Rí º s .

2 36 C Ó R D O B A

No term inarem ºs la restauración ideal de la gran m ezqu i tade Córdoba sin hacer m éri to de ºtra ºbra,

en la cual hºy nadierepara, que á nuestrº entender se había ya ejecutadº en tiem pode Al-hakem II . Hablam os de la Cám ara de la lim osna

,hºy , po r

ingerencia de nuestro arte m ºr iscº del s iglº X IV ,toda decºrada

de estucº,con arcºs ornamentales afiligranadºs . Había hech º

cºnstru ir Al-hakem 11 á la parte ºccidental del tem plº un departam ento para la distr ibución de las lim ºsnas , en el cual cualqu ierpobre viandante extraviadº , que se encºntrase en la ciudad s in

am parº y sin m ediºs de subs istir en el la, hal laba car i tativa hos

pitalidad y recibía cuánto podía neces itar para cºntinuar su viaje .

Para este objeto había elCal ifa dotadº el establecim ientº de una

m anera espléndida. El departam ento que ahºra nos ºcupa,nº

era , prºpiam ente hablandº , una hºspedería,y aun nos incl inam o s

á creer que ni una noche s iqu iera podía pasar en él el cam inanteperdidº ; pr im erº

,pºrque su l im itado recinto ,

de una sºla cam a

ra,nº lº perm itía ; y adem ás pºrque para hospeder ías , donde

pudiesen los pºbres perm anecer tenía el m ism º Al-hakem dis

puestos otrºs edificios fuera de la m ezqu i ta,y tam bién á la par te

ºccidental,frente pºr frente á la cám ara de la l imºsna (Dar -as

sadaca] Y nº se crea que en estas hospederías se albergaba

inscr i pción de esta capi l la , cuyº textº da á entender que servía para que los doctºres de la ley alcºránica celebrasen sus d iscu s iºnes .

Estacapi l la cae, según de jam ºs d i chº , á_

ºricnte de la nave central ºdelMi h rab .

A ºcc idente había ºtra, sºbre cuyº destinº hem ºs cºnjetu radº, cºn el inglés Swimbu rns , que pºdía tener en el la su puestº el Cad í super i ºr ºCad í de la Al jam a. De

que realm ente haya existidº nº h ay la m enºr duda, puestº que en el infºrm e sº

bre cºnstrucción de una nu eva capi l la real escr itº en 1 6 4 4 para ser presentadº alrey D. Fel i pe lll, se d ice h ablandº de este s iti º : (( No se p retende m udar de lo qu e

labraron los árabes , pues y a se h izo la m udanza en tiempo de D. Íñ igo Manr iqu e,dem oliendo una de las tr es cap illas que tenian en este s itio los árabes . » L ºs árabespues ten ían tres capi l las interceptando la del m ed iº la nave central hºy en lasm ezqu i tas de Á fr i ca y Asra sól º se ve una, á un ladº de esta m ism a nave , y en lapºs i c ión que ºcupa la

_

que acabam ºs de descr i b i r tan pro l i jam ente . Dáselc ah ºiºa

el nºm bre de m astache, s i rve sólº para la alicam a y pºr el p lanº de la m ezqu i tade Am ru que pu b l ica Batissier en su Histor ia del ar te m onum ental, pueden ver lo s

que tengan esta ºbra su cºlocac ión anál ºga á la de la tr i buna de Alm anzor .

( 1 ) a Edificó Al—hakem ( d ice el c itadº Ebn Adzar í de Marruecºs , pág . 2 56 de la

ed ic ión de Dºzy ) al ºccidente de la m ezqu i ta, la cám ara l lam ada Dar -as—sadaca ó

PU E RTA u n LA CÁMA RA DE L A I . IMOSNA

2 38 C Ó R DO B A

sólo la gentecil la m enuda y de poco valer : lbnu Bashkuwal no scuenta que el célebre poeta Ahm ed Ibn Khaled estuvº largºtiem pº al l í m antenido ; y , según él , acudían al piadºsº establecim iento los teólogos pobres y lºs estudiantes neces itadºs queiban á Córdoba á cursar leyes , lºs cuales , m ientras buscaban ,

6

fingían buscar,en la capital alºjam iento acom ºdadº á sus esca

sos recursºs,vivían en el am eno trato de m uchºs hom bres gra

ves,literatºs , histºr iadºres , oradºres y poetas , que eran en él

agasajados . L os es tudiantes , de m ej or cºndición que lºs m odernºs sof istas , recibían cºm ida diar ia ,

provis iones de tºdº génerº ,

y adem ás una pequeña cantidad en m etálico ; los sabios fºrm adostenían as ignadas pens iones anuales sobre el tesºro , cada cua lsegún su m ér ito y circunstancias personales . L a cám ara Dar—assadaca no estaba en rigºr destinada m as que á repart ir la l im osna entre lºs pºbres . Su herm osa puerta,

hoy tapiada, se dibujatodavía en am bos lados inter ior y exter ior d el m urº de la m ez

qu ita, y según Al-Makkari era la pr incipal del cºstadº de Occi

dente . Ya nº es pos ible fºrm arse una idea exacta del aspectº

que presentaría la cám ara cuandº acabó de decorarla Al-hakem .

Cubrióla de labºres de estuco pintado y dorado, que cºnvertían

sus paredes en prim orosa fi l igrana,el arte de los decºradºres

m udejares del s iglo X I I I,y hoy se ocu l ta m edio ºlvidada y osen

casa de la l im ºsna , pºrque su destinº era para sºcºrrer con dinerº a lºs pºbres .

¡ Di ºs excelsº le haya perdonadºErigió tam bién Al—hakem , d ice Al—Makkar i (l i b . lll, cap . var iºs ed i fi ciºs para

hºspedar á lºs pºbres enfrente de la puerta princi pal de la m ezqu ita del ladº deºcc idente.» ¿Cuá l era esta puerta p r inc ipal ? L as puer tas árabes de la m ezqu ita sºntºdas iguales en su s d im ens i ºnes pºr la parte exter i ºr , exceptuada la puerta grande que estaba debajº de la tºrre ó alm enara. Perº h ay efectivam ente en el m uro

ºccidental una puerta tap iada, al ladº del postigº de S. Miguel, que cºrrespºnde auna cám ara ó estanc ia árabe , cuajada hºy de_

-priniºrºsa traeer ía, aunque lastim o

sem ente tºda encalada, dºnde se cu stºdian el arch ivº de la extingu i da capi lla dem ús i ca y los l i brºs de cantº para el cºrº . Esta estanc ia fue acasº la cám ara de la

l im ºsna, y la puerta que ael la cºndu c ía ser ía en real i dad la pr incipal entre las deaquel cºstadº pºr servir de ingresº á tan preem inente departam entº . Frente á estapuerta cegada, en el ladº ºpuestº de la cal le, dºnde estaban las h ºspeder ías paralºs pºbres , está hºy el h ºspital de n i ños expós itos . ¡ Fel iz terreno , cºnsagrados iem p re á las buenas ºbras !

240 C Ó R D O B A

pieza, que pasado el postigo de S . M iguel se ve hºy separada

del cuerpo del tem plº pºr un m iserable tabique y una puerta de

pino,y donde tuvo largos años el cabi ldo el archivº de la extin

gu ida capil la de m ús ica y sus l ibrºs de coro , sea la antiguaDa r

as—sadaca dºnde la rel igión m usu lm ana se m ostró m enos ºpues ta

á la rel igión evangél ica de car idad y am ºr,dºnde m ás honrada

fué la hum anidad pºr el paganism o sarraceno , donde m enos

agraviº recibió la divinidad de lºs profanadores de la antigua

bas íl ica cr istiana ,y por últim º , donde m ás interesantes y patéti

cas escenas presenció qu izás la corte de lºs califasDejem ºs ya al gran m ºnum ento de la civil izaciºn arábigo

hispana , tal cºm º acabam os de describirlo , dorm ir un sueñ o

secdlar,m ientras ruedan pºr encim a de su espaciosa techum bre

las torm entosas nubes de las revo luciones, que ,

preñadas decalam idades

,descargan sºbre la herm osa y desventurada reina

delGuadalqu ivir . L as razas que al ternativam ente se apºderan deltrºnº cºrdºbés

,nº dejan en la m ezqu ita la m enor huel la : pasan

tºdas por delante de la gran fábr ica s i lenciosa,com º las espu

m antes o las de un río desbºrdadº que cºn im pºnente m urm u l lose em pu jan sin batir la dura peña de la ºr il la ; y el incom parableedificiº de los Abde-r-rahm anes y Al-hakem es se m antiene intacto

,sin que al parecer intrºduzcan m odificac¡on alguna en él lo s

alm oravides ni los alm ohades,esperando el térm ino del castigº

que su fre la grey de Cr isto y el m om entº de vºlverse á enarbo

lar la tr iunfante enseña de la redención sobre las colum nas que

habían sustentadº el tem plº de Janº ( 1 )Acabó el renacim ientº gr iegº (2) de m ás de dos s iglos fºm en

( 1 ) Recuerda sin duda el lectºr que la m ezqu i ta antes de ser bas í l i ca cr istianahabía s id º tem p lº rºm anº en hºnºr de Janº Bifronte, y que Abde-r—rah m án hab íacºnservadº para su grandeAl jam a tºdas las cºlum nas de la cºnstrucc ión pr im itiva .

( 2 ) Nºs atrevem ºs á cal i fi car cºn este nºm bre el arte árabe del pr im er per íºdopºrque su º rnam en tación nºs parece de casta tºdav ía m ás pu ra que la vu lgarm en

te l lam ada bizantina . Hay en Córdºba capi teles del tiem pº de Abde-r—rahm án lll yde Al-hakem l l , en que se ve m ás que el m erº refle j º , la verdadera resurrecc ióndel gustº hel én ico . Perº tratarem ºs m ás adelante esta cuestión reprºdu c iendoa lgunºs fragm entºs de Med ina Azzah ra.

C Ó R D O B A a u

tadº por los Um eyas ; desfallecrº el genio árabe del As ia,y el

astro de la cu l tu ra cºrdºbesa l legó á su ºcasº . ¡Cuán cierto era

que elal tivo Cástor m usu lm án no estaba dºtadº del al iento divino que ahora m ás que nunca em pezaba á revelar el Pólux cr istiano ! En vanº pugnarºn las huestes del hagib por la integr idaddel Cal ifatº en lºs cam pos de Calatañazºr ; el Estado y el artes iem pre m ueren juntºs . El Estadº cordºbés m uere con Alm anzor , y después de la cºnsternación que cºn tan s iniestra noticiase apºdera de sus sºldados

,después del l lantº que tºdºs derra

m an por el ilustre general que s iem pre lºs había conducido á lavictºria

,y á qu ien m iraban com o su padre y defensor

,no es ya

pos ible que el genio del Or iente vuelva á sºnreir en m uchºtiem pº sobre la t ierra del Guadalqu ivir .

244 C Ó R DO B A

su grande obra,y envía la. luz sobrante del farº que levantó

sºbre el Guadalqu ivir á i lum inar la cºrte del nuevº César . Des

pués hem ºs vistº al hijº de Abde-r—rahman I secundar adm irablem ente la obra de fascinación com enzada pºr el fam ºsº intr uso.

después,dividirse su tarea sus descendientes

,encargándºse unºs

de tºdº lo relativo á la po l ítica y á la guerra,á fin de propor

cionar a los o tros el sºs iegº y los m edios necesariºs para hacerfiºrecer las artes de la paz . Paralelam ente á la cu l tura h ispanom usu lm ana

,se ha idº desarrºl lando la civil ización h ispano-cris

tiana, y después que am bas han adqu ir idº todº su natural crecim iento ,

ha s idº precisº que la una fuese gradualm ente cediendºel cam pº á la ºtra

,cºm o sucede cºn dºs árbºles corpu lentos

que no caben en elm ism o terrenº . Pr im erº elgeniº delOccidenteestuvo cºm º adorm ecidº desde que se ecl ipsó la estrel la deCar lºm agnº ; la Europa se creyó cºndenada á perpetua barbarie

, á pesar de las excitativas prºm esas de la Igles ia : los ch eat

gados del regim ientº de las naciºnes catól icas perdierºn de vistasu divinº nºrte

,y en m ºm entánea y triste ºscur idad , unºs cºn

tra ºtrºs blandierºn trucu lentos las fratr icidas lanzas : per íºdºfunestº de desºrden y cºnfus ión que estim u ló lºs bríºs y alentólas esperanzas de lºs sectar iºs del falsº prºfeta . Perº la reconciliación de los hijºs de la Igles ia trajº al cabo el ir is de paz ála cr is tiandad sobre un m ar de sangre m usu lm ana en Calataña

zor ; y m ientras lapeñ a de las águ ilas ( 1 ) estaba bañada de rºjaespum a

,el sºl del Cal ifatº doraha apenas las torres de la m ez

qu ita cºn sus crepuscu lares fu lgores . ¡Grande fué para la verdadera civil ización del Occidente el tr iunfº de aquel la jºrnada! Elºrgu l losº trºncº de los Um eyas fué trºnchadº por el rayo ; elárbo l cr istianº

, ya lozano y pujante,puede ahºra dilatar l ibre

m ente sus ram as hasta som brear la m ism a t ierra de dºnde procede su germ en ; y elarte ºccidental , en un pr incipiº m enesterosº

1 ) Estº s igni fi ca en árabe Kalat—an-nosor , de donde hem os form adº Calatañ azor .

C OR D O B A

y m endicante cuandº el Epulón m usu lm án derram aba á m anºsl lenas sºbre la reina del Betis las galas de Bizancio

,se está dis

poniendo para ir á llam ar cºn arrºgancia á las puertas de Córdoba m usu lm ana con la civil ización de la cruz exal tada por losejércitºs del hijº de Berenguela .

Descanse pues el gran tem plº por tantºs cal ifas reform adºy engrandecido

,y m anténgase cºm º m udo testigo de las rápi

das invas iºnes,insu rrecciones sangr ientas

, guerras civiles y traiciºnes que horm iguean y zum ban á su pié hasta que lel legue el día de m ºstrarse cºm º una apar ición fantástica á losºjos atóni tos de lºs guerrerºs de 5 . Fernandº . Nº se crea sin

em bargº que tºdo es te tiem pº han de contem plar pasrvºs lºsreyes de Cast il la la integr idad del s ím bo lº islam ita . Tres vecesse pus ierºn sobre Córdºba las huestes cr istianas . Dos veces

L a d inastía de los Um eyas dió al trºnº de Có rdoba d iez y sei s pr íncipes :h em ºs hechº m enc ión de los d iez p r im eros , ún icºs cºn qu ienes tiene relac ión la

h i stºr ia de la fundac ión y engrandecim ien tº de la m ezqu ita A l jam a. L ºs s igu ien

tes , que pertenecen á la épºca de las gu erras c ivi les del Cal ifatº , y reyes sólº en

el nºm bre , nada al parecer h i c ierºn en este tem p lº . Puede sin em bargº interesaral lectºr su su ces i ón . Después de Hixem ll

, destronado en m arzº de 1 0 0 9 , su bióal trºnº Mºham m ed ll, que reinó hasta nºv iem bre del m i sm º añ º . Era éste n ietºde u n herm anº de Al—hakem II . AMºh am m ed ll su cedi ó Su leym an , tíº de Hixem ll.

y reinó hasta m ayº ó j un i º de 1 0 1 0 . Subió despu és pºr segu nda vez al trºnºMºham m ed ll, y en agºstº del m i sm º añ º 1 0 1 0 1e su ced ió el des trºnadº Hixem ll,

tam bi én pºr seg unda vez p rºm ºvidº al Cal ifatº . A Rixem ll suced i ó Su leym anpºr segunda vez ; reinó desde el m es de Abril_ de 1 0 1 3 h asta el !m es de ju l i º ,de ¡ o 1 6 . En este se interrum pió la d inastíade lºs Ben i—Um eyas . lng ir ióse en la su ces i ón Alí , hi j º de Ham ud , de d iversa estirpe , y reinó hasta m arzº º abr i l de 1 0 1 8 .

Despu és de este s igue ºtro Um eya , denºm inadº Abde-r—rah m án IV , n ieto de ºtrºherm anº de Al-hakem ll, aunqu e nunca l legó á enseñ ºrearse de la cap i tal . Siguená Abde-r—rahm an IV , que dej a de reinar en enerº de 1 0 1 9 , ºtrºs dºs de la d inastíade Ham ud . Ai-Kas im ,

hermanº de Alí , y Yahya , h i j º de Alí , los cuales ºcu pan al

ternando el trºnº hasta nºv iem b re del añ º 1 0 2 3 . V iene luego Abde—r-rah m ánV , de los—Um eyas , herm anº de Mºham m ed ll, hasta m ayo del añ º 1 0 2 4 ; luegºMºham m ed lll, n ietº de ºtrº herm anº de Al—hakem ll, hasta el m es de m ayºde 1 0 2 5 despu és ºtra vez Yahya, h i j º de Alí ben Ham ud , hasta febrerº de r 0 2 7 yú ltim am ente Hixem lll, hi j º de Abde—r-rah m án IV , desde m ayº de 1 0 2 7 hasta el

añ 0 1 0 3 1 .

El reinº de Córdºba depend ió luegº de los am ires de Sev i l la , y á fi nes del si

glº x r pasº bajo el im per io de lºs am ires de Á fr i ca, alm orav ides y alm ohades . Pº

seíanle estºs ú ltim ºs cuandº en el pr im er terc iº del s iglº x… se r ind ió a las ar

m as de D. Fernando el Santº .

246 C O R D O B A

penetraron en el la conducidas por el val iente em peradºr dºnAlfonso VIII

,y o tras dºs fué la m ezqu ita ºcupada, pur ificada

luego y cºnsagrada al verdaderº cu l tº . Estºs hechos de arm as

m erecen refer irse .

Vivían los m ºzárabes de Córdºba bajº los alm oravides pacífica y cóm ºdam ente

,aunque cau tivºs . Adorm ecidos bajº el

suave yugo de sus dom inadores,iban ya cas i o lvidandº su re l i

gión y su lengua m aterna ( 1 Alí,hijº de ]uceph , que era á

un m ism º tiem pº m ºnarca en Afr ica y en Andalucía,los cºlm ó

de distinciºnes ; les cºncedió arm as , y les dió por capitán á ºtrºcau tivº

,cabal lerº catalán

, que le había fielm ente servido en

Afr ica ganándºle m uchas victºr ias contra los alm ohades . Perºes ta paz era funesta á los desdichados m ozárabes

,y la Prºvi

dencia había decretadº vo lver los á pu r ificar en el fuego de lastr ibu laciºnes. Entra el fam ºsº D . Alfºnsº el B atallador con

grande ejércitº en Andalucía, pónese á vista de Córdoba ,

cau

sendº tantº terrºr en los m ahom etanos, que abandºnan sus ha

ciendas y se encierran en sus fortalezas ; y entºnces los cristia

nos cau tivºs,cºm º súbitam ente l iber tados de un lángu ido y

pel igrºsº desm ayo , arm ados de sºbrenatural energía,cºrren en

trºpel en busca del rey D . Alfºnsº,y con súpl icas y lágrim as

le piden se lºs l leve á su re inº,pues m ás qu ieren perder sus

casas y bienes que la rel igión de sus m ayºres . Condesciende el

rey á su petición,y al levantar el cam pº

,aléjanse con él de

Córdoba diez m il fam il ias m ozárabes , á las cuales dió luego el

Batallador en sus dºm iniºs tierras y pr ivilegiºs Fué tal la

( 1 ) Pºr este tiem pº fu é cuandº Juan , arzºbispº de Sev i l la, tuvº que tradu c i rla Bi b l ia del latín al arábigo para que pud iesen entender la lºs cr istianºs de An

delu c ia. As í l º refieren el P . Flórez , Bravº , Masdeu y ºtrºs .

( 2 ) Tu ne Mu ser an if, d ice Order icº V ital , fer e decem m ilia cong reg ati¡

su nt, ac

Reg em Ildephºnsum h um iliter adierunt. Nos inqu iunt et P atres nostr i hactenu s inter

Gentiles educati sam u s , et baptizati Ch r is tianam leg em libenter tenem us : sed per

fectum diva: r elig ionis dog m a nu nqu am ediscere potu im u s nunc nequ e nºs pro sub

j ectione inf idelium ,a

'

qu ibu s j am diu appressi sam us , Rom anos , seu Gallos expeler e

doctores au s i f u im us , neque ips i ad nos vener untpropter barbar iem paganoru m ,

qu ibu s olim paru im us . Nu nc au tem adr en in vestr o adm 0 dum g audem u s , el natali

248 C Ó R D O B A

adm itidº sin resistencia,teniendº el usurpador que desam pa

rarla para salvar la vida . De Córdoba pasó Ben Ganiyah á s i

tiar á Andújar , pers igu iendº á Ben Handí que se había refu

giado en el la con sus parciales ; y éstºs para conjurar la venganzadel ºfendidº virey y distraer su atención ,

l lam arºn en su auxil ioal em peradºr D . Alonsº , que cºn gran celer idad asentó su s

reales sºbre la capital . Abandºnó Ben Ganiyah la venganza yacudió al pel igrº ; pero recºnºciendº la super iºr idad del cas tel lano

,le entregó la ciudad el día 1 8 de m ayº de 1 1 4 6 . Día de

grande abom inación fué éste para los sectariºs del Is lam : lºs

histor iadºres árabes lº recuerdan con do lºrºsa execración , y

refieren con escándalº que los cr istianºs penetraron en la m ez

qu itaAljam a, atarºn sus corceles á las cºlum nas de la m aksar a/ty profanaron con sus m anºs im pías el sagradº Koran que se

custºdiaba en su M i/zr aó ( 1 Pur ificó este suntuoso tem plº el

arzobispo de Tºledº D . Raim undo,y dedicándo lo á Dios , ce le

bró en él de pontifical .Desgraciadam ente nº podía el em peradºr cºnservar á Cór

dºba ni dejar gente para guarnecerla , y así,habiéndole Ben

Ganiyah prestadº juram entº sºbre el Koran de ser su fiel vasal lo , y de m antener la ciudad en su nºm bre, se la dejó con

fiada . Nº bien se alejaron de sus m urºs las huestes cristianas,

quebrantó su juram ento el infiel m usu lm án,y nº se contentó

cºn es to , s ino que adem ás,atrayendº á Andalucía con falaces

prom esas á var ios cabal lerºs castel lanºs que m andó el emperador á poses ionarse de jaén,

los aprisiºnó luego que entraron en

la ciudad Irri tado Alfºnsº cºn tan infam e traición,dispuso

( 1 ) As í lº refi eren lbn Sah ibi—s—salát en su Histor ia de los alm ohades , lbnu—lkh attib, y Cºnde .

( 2 ) El em peradºr , d ice Góm ez Bravº ( t , 1 .

º

,pág . cºm º n im iam en te

crédu lº al cºnde D. Manr ique de Lara con ºtrºs cabal lerºs , y fuerºn tºdº sar restadºs pºr ºrden de Abengam ia lu egº qu e entrarºn en la c iudad . El d i l igente histor iador árabe lbn Khaldun , de qu ien cºpia un largº fragm entº el Sr . Gayangos en su apénd ice D al tºm º II de Al-Makkar í , refiere que estandº Ben Ganiyah en

Jaén s itiadº pºr el rey cr istianº , apr is iºnó traidoram ente á unº de su s cºndes en

cer rándºlº en el casti l l º de Al cal á de Ben Zaid .

C Ó R D O B A

ir'

sºbre Córdºba con ejército m uy pºderºso . Cabalm ente aca

baba de apºderarse de Alm ería,habiendº reunidº para esta

em presa tan num erºsas huestes,suyas y de ºtrºs príncipes al ia

dos , que la m uchedum bre de los j inetes'

y peºnes cubr ía lasm ºntañas y la cam piña , el agua de los r íºs y fuentes nº era

bastante á apagar la sed de tºdºs su s cabal los , ni las yerbas deaquel la cºm arca su ficientes para dar les pastº El rey Rº

ger io de Sicil ia, que era uno de lºs al iadºs

,se había en verdad

despedido de él , después de expugnada Alm ería ,para ir á cam

pear por su prºpia cuenta en Afr ica ; tam bién el cºnde de Barcelona y el duque de Mºntpel l ier

,y : los genºveses y pisanºs , que

le habían auxil iadº por m ar cºn'

sus num erºsas y bien arm adasnaves

,se habían ya dispersadº . Nada, por ºtra parte, habrían

pºdidº favºrecerle ahºra estas fuerzas de m ar pºr el G uadalqui

vir,s iendº ya Sevil la cºnqu ista de los alm ohades . Pero sin cºn

tar los ejércitºs del rey D . García de Navarra y del cºnde deUrgel

,pºdía disponer D . Alfºnsº de las m esnadas de sus cºndes

y r icos-hºm bres : al l í tenía á D . Fernando joanes con las tropasde Gal icia

, á D . Ram iro Flórez Prolaz cºn las de León , á D . Pe

dro Alfónsez con las de Astur ias , al cºnde Pºnce y a D . Fer

nando Ibáñez cºn las de Extrem adura al ta y baja,á D . Martín

Fernández cºn las de Ita y Guadalajara, á D . G utiér Fernándezde Castrº y D . Manr ique de Lara con las de Castil la la Vieja,

y á D . Alvar Rºdríguez cºn las de la Nueva y Tºledo . Nº se

descu idó Ben Ganiyah en prevenirse : recºnociendº que le fal taban fuerzas para cºntrarestar la acºm etida de Alfºnsº , trató sólºde aum entar las , é im itandº el ejem plº del rey Al-Mu

'

tam ed, que

por esqu ivar el yugo de D . Alfºnsº el Cºnqu istadºr de Tºledºse había entregadº al de lºs alm oravides , prefi r iendo apacentar

cam ellos en el Desier to a'

guardar puer cos en Castilla (2) para

( 1 ) Hi pérbo le u sada cºn frecuenc ia pºr lºs h i stºr iadºres árabes para pintarla m uchedum b re de un e j é rc i tº .

(2 ) Esta expres i ón , de qu e se val i ó Ai-Mu '

tam ed para s ign i fi car que m ás quer ia ser pr is iºnerº de Yu su f Ibn Taxfin el—alm ºravide , que cau tivº de Alf

_onso , se

hizº luegº prºverbial en Andalu c ía.

2 50 C Ó R DO B A

l ibrarse de las m anºs del em peradºr l lam ó en su socºrroá losalm ohades . Atentº sólº á la neces idad de rechazar á lºs altivºscr istianos que se dispºnían á sitiarle

,envió un m ensaje á Berraz

Ibn Mºham m ed,general de Abde-l-m um en

,em peradºr de lºs

alm ohades, que el añº anter iºr había vencidº á Taxfin y extin

gu ido el pºder de los alm oravides en Afr ica ; y en es te m ensaje

sºlicitó de él una entrevista. Abºcárºns'

e los dos generales en

Ecija,y al l í estipu laron que Barraz as istir ía á Ben Ganiyah cºn

trºpas,con la cºndición de que el alm oravide le pºndr ía en pose

s ión de Córdºba y Carm ona,reservándºse el dºm iniº de jaén.

Sin esperar á que este tratadº fuese ratificadº en África pºr

Abde—l—m um en tºm ó Berraz pºses ión de Córdºba y , de Car

m ona,y Ben Ganiyah se retiró á jaén . Arrepentido sin duda de

haberse entregadº á los enem igºs de su raza sin haber prºbado fortuna contra los enem igºs de su fe

,rºm pió prºnto

Ben Ganiyah su al ianza cºn los alm ohades : resuel tº á cºn

trastar en lo pºs ible sus rápidºs tr iunfºs , qu iso arriesgar cºntrael lºs una batalla cam pal en la vega de Granada , que ya re

corr ían im petuosos l levándºlº tºdº á sangre y fuegº , y en el

calºr de la refr iega ,h er idº de m uchas lanzadas ,

de que nº

bastó á defenderle su arm adura,m ur ió el día 2 1 de la luna de

Xaban del año 54 3 (A . D . 1 L os alm ohades se apºderarºnde jaén .

Aprºvechando esta opºrtunidad el em peradºr Alfºnsº , m archó cºn su ejércitº sºbre Córdºba y la sitió. Así que estº se

supº en Sevilla , tratarºn los alm ohades de enviar á lºs s i tiadospºderºsos refuerzºs . Dispusieron sal iese de Sevil la cºn tropas

escºgidas Abu-l—gham r Ibn Gharún ,y que el gºbernador de

Niebla,Yusuf Al-betruh í , sal iese con las suyas : incorpºrárºnse

estos dºs ejércitºs , y á m archas fºrzadas avanzarºn aCórdoba.

Envió adem ás Abde—l-m um en un tercer ejércitº bajº el m andºde Yahya Ibn Yaghm ur ; perº antes de que éste l legase, ya

había el rey cr ist ianº tºm adº parte de la ciudad haciendo una

sangrienta incurs ión en el la,profanando de nuevº la m ezqu ita

2 52 C Ó R DO B A

cim º s iglº el desarrºl lº del arte ºccidental . Perº ¿se hal lará és te

ya por ventura en estado de sustitu ir dignam ente á su ém u lo el

arte del Or iente ? L a tentativa del em perador Alfºnsº ha s idoprem atura : espláyese y dºm ine en buen hºra la form a rºm án icaen

'

tºdas las grandes ciudades arrebatadas á los cal ifas al lendelos m ontes , en

'

Tºledº cºnqu istada pºr _D . Alºnsº el VI

,en Za

ragoza y Tarragºna rescatadas pºr D . Alfonsº el Batal lador ;

pero el imperiº—“m usu lm án que parecía exánim e después de lam uerte de Alm anzºr , ha recºbradº nueva vida:una raza nuevale ha inocu lado su sangre activa y poderºsa; los alm ohades aspiran á regenerarlo en Andalucía , y todavía es la corte de lºsAbde—r—rahm anes reconºcida por capital y centrº del m ahºm e

tism o en España . Nº ha l legado ,pues

,

—la épºca del vencim ientºdefinitivo para Córdºba y su arte . Dejad que esa nueva sangreanim e nuevas fºrm as ; dejad que lºs alm ohades term inen en Se

vil la elgigantescº ensayo del“arte que se prºpºnen sustitu ir al

arte de los Um eyas dejad que entre tantº las dos grandesm ºnarquías enem igas que ya nº caben juntas en España desabog

_

uen su plétºrá en las sangr ientasbatal las de Alarcºs y Mu ra

dal ; y entonces será tiem pº de decir cuál de esas dos naciºnali

dades tan l lenas de vida ,tan pródigas de su savia,

tan épicasen sus hechos , ha de quedar dueña exclus iva de las herm ºsasciudades del Guadalqu ivir , con sus usºs , sus artes

,su lengua y

su fe .

Prºntº l legará el día de la decis ión . Ved,en efectº , cuán

rápidam ente se pu lver iza el cºlosº hechº pedazºs en los hondosval les de las Navas de Tolosa L a anarquía ha vuel to á apo

( 1 ) L a m ezqu ita Al jam a de Sev i l la, de que hºy sólº se cºnserva el altís im º

alm inar , l lam adº la G ira lda , fue cºnstru ída pºr 16 8 alm ohades .

( 2 ) Nad ie ignºra que la derrºta que sufr ieron los alm ºh ades en la sangr ientabatal la de las Navas de Tºlºsa ó Mu radal, y cºn la cual lavó D. Al fºnsº l aafr en

ta rec ibi da en Alarcºs , fué la que d ió el gºl pe de m uerte al partidº agarenº en

España. Espantáel pensar cuál habr ía s ido la suer te de la cr istiandad si la trem en

da o leada ven ida del Á fr i ca nº se hu biese estrel ladº cºntra las heróicas hues tesde Casti l la, Aragón y Navarra. Nunca se hab ía v istº un ej érc itº tan num erºsocºm º el que juntó ElNassr , allegandº para la guerra santa tºda la gente d ispºn ible

BAJ O REL I EV E DE LA CATEDRA L

2 54 C Ó R D O B A

derarse de la España m usu lm ana después de la gran derrºta,y

lºs cristianºs van cada día ensanchando sus frºnteras . El artede Occidente avanza con el lºs , y tanto sube de puntº su jactancia , que ya en el pr im er tercio del s iglo xm (A . D . 1 2 29) presum e im plantarse en Afr ica á la sºm bra de un tratadº de al ianza,levantandº en m edio de la fastºsa cºrte de los alm ºhades una

igles ia cr istiana . Deseosº el am ir El Mam ún de escarm entar á los

rebeldes alm ohades, sºlicitó del rey de Casti l la trºpas que pasa

sen cºn él aMaur itania,y el rey cr is tianº le respondió : Nº te

daré ejércitº si tú no m e das diez plazas frºnter izas que yº se

ñale, y si Diºs te concede entrar en Marruecºs

,habrás de cºn

sentir que edifiquen lºs cr istianºs que te acºm pañen una iglesiaen el centrº de la ciudad

,en que puedan el lºs celebrar públ ica

m ente su cu l to tºcando las cam panas todº el tiem po que durenlas cerem ºnias . Si algún cr istiano qu is iese hacerse m ahom etano,no se lº perm i tirás

,sinº que le entregarás á los de su ley para

que sea juzgado , y por el contrar io , si algún m u su lm án qu is iesehacerse cr istianº

,nº tºlerarás que nadie se lº estorbe

Cuandº la naciºnal idad y la fe españºla podían im pºner sem e

jantes cºndiciones , y cuando la naciºnal idad y la fe islam ita lasadm itían ,

era prueba de que se estaba ya robusteciendo el brazºdel predestinado que había de desqu iciar las puertas de brºncede la Caaba del Occidente.

Muy urgente era por ciertº la victºria,pºrque los terr ibles

alm ohades , en su fervorosº celº por el tr iunfº del Islam ,á nada

de aquende y al lende el Estrechº . L ºs h istºr iadºres árabes afi rm an que entre

escuadrºnes y batal lºnes entre j inetes y peºnes cºntaba el Am ir más de

hºm bres , repartidºs del m ºdº s igu iente : vºluntar i ºs ,rec lu tas , negrºs cºn alabardas para la m ás inm ed iata defensa de su per

sºna, bal lesterºs renegadºs , y ú ltim am ente m uchºs flech erºs de las tr i buszenetes , árabes y arábigº—berber iscas de Alm agreb.

( 1 ) Este pactº se cum pl ió , perº el tem plº cr istianº er igidº en m ediº de la cápital del im per iº agarenº de Áfr ica du ró pºcº , pºrque el u su rpadºr Yahya, aprºvech andº una diversi ón de ElMam ún , cayó cºn su s partidar i ºs sºbre la c iudad ylº destruyó . Véase á Rom ey , His tor ia de Espana , c itandº al h istºr iadºr árabe EbnAbd el Hal im , t. V I, cap . 6 .

2 56 C Ó R DO B A

pºdidº fraguarse tan grande calam idad en tan cºrtºs instantes

en“

el s ilenciº de la nºche ?

L ºs cristianºs , favºrecidºs por los cºrdºbeses descºntentºs,se han apºderadº de la Ajarquía (1 ) escalandº la m ural la y matando á las centinelas dorm idas . L a puerta de Martos está abierta

á los terr ibles alm ºgavares y á la cabal lería de Tafur ; Cºlºdrº (2) y Bañºs , con sus cºm pañeros , dºm inan las torres deaquel la parte ; los cautivºs levantan hacia el los lºs brazos aún

agobiados por las esposas los m ºrºs m uestran en sus semblan

tes el pavºr que hiela sus corazºnes , refúgianse tumu l tuando enla Alm edina,

y ºbl igandº á tºm ar las arm as á tºdºs,ancianºs,

m ºzºs y n iñºs,se aprestan á la defensa. L os valerosos cristianºs

se fortalecen en el barr iº de ºr iente m ientras D . Ordºñº Alvarez y D . Alvar Pérez de Castrº envían cºrredºres á Fernandºcon la nºticia de tan inopinado sucesº , y pidiendo refuerzºs . L ºs

y aragºneses . Véase la nºta 1 6 2 á la Crónica de Fr . Ped rº Mars i l io , traduci da pºrD. Jºsé Mar ía Quadrado . Mr . Rºm ey , en su Histºr ia, cºm pleta del m ºdº s i gu ienteesta p intu ra de aquel la cé lebre m i l i c ia catalana y aragºnesa. Hay tam bién ºtrºsl lam adºs Cºlfines , que

'

en su m ºdº de v ivi r se d iferenc ian pºcº de lºs alm ugava

res , y sºn castel lanºs y salagºnes , gentes de l º prºfundº de L ºs cuales,pºr nº tener hac ienda y haber lº gastadº ó jugadº tºdº , 6 bien pºr del itºs que cº

m etierºn ,huyen de su tierra cºn su s arm as , y cºm º hºm bres que no saben hacer

cºsa de prºvechº , se establecen en la frºntera de lºs puertºs de Muradai , que sºnunas grandes m ºntañas l lenas de bºsques y peñas inacces i b les que cºnfinan cºn

tierras de sarracenºs y cristianºs , y pºr dºnde pasa el cam inº que va de Casti l laá Córdºba y Sev i l la, y al l í rºban á las gentes de tºda ley .»

A lm og avar se der iva del verbº árabe g har ó g h ara , que s ign i fi ca guerrear , acºm eter , etc. ; de dºnde prºcede tam bién el sustantivº alg ara ó algarada (alg hawraen árabe) , equ ivalente á incu rs ión , acºm eti da sú bita, cºrrer ía por el país enem igº.( 1 ) Bar r i º al ºr iente, en la parte baja de la c iudad , en que v ivían lºs m ºzára

rabes , separadº de la Alm edina º parte alta, l lam ada tam b ién la villa después dela recºnqu ista, pºr una fuerte m u ral la, que , cºrr iendº de N-E. á S—O . , dividía á

Córdºba en dos pºrc iºnes des iguales . Créese que hab ía adem ás en la Alm edina

ºtrºs m u rºs inter iºres que la d iv i d ían en cuatrº 6 c incº barr iºs d iversºs . Sábese

de c iertº que ten ía la c iudad puertas interiºres , con sus guardas ó serenºs (Addar abun) encargadºs de cerrar les tºdas las tardes después del alatem ah ú ºrac ióndel anºchecer , de m ºdº que lºs barr i ºs nº com un icasen unºs cºn ºtrºs. Estºsguardas andaban bien arm adºs , l levaban una l interna sºrda, y un perrº para queles avisase de cualqu ier ru ido . De las puertas inter i ºres existen tºdav ía algunasen la c iudad , 0 existían pºcºs añ ºs há , con el nºm bre de por tillos .

(2 ) A lvarº Cºlºdrº y Ben itº de Bañ ºs fuerºn lºs pr im erºs sºl dadºs cr istianºsqu e escalarºn la m ural la pºr el puntº m ism º que hºy ºcupa la P uer ta de Colodm .

C Ó R D O B A 257

m ºrºs por su parte,trocado el pr im er espantº en rabiosº cºraje

,

piden tam bién auxil iº á su Am ir ausente para exterm inar á losinvasores . ¿Qué hace Aben Hud al recibir la tr is te nueva ? Emprende su m archa para l ibertar á Córdºba ; pero en el cam inºvacila

,duda

,reune sus al caides , ºye su consejº ,

y abandºnandoá sus propiºs vasal lºs , se dir ige á socºrrer á

'

lºs agenos

¿Qué hace Fernando ? Monta al puntº á cabal lº acom pañadºsólº de unos cien j inetes , despachando órdenes á las ciudades ,vil las y cºncejºs

,para que le s igan lºs r icos—hom bres é h ijºsdal

gº cºn su s m ilicias,y recºm endandº á los m aestres de las órde

nes m il itares que le envíen la fiºr de su cabal lería . Así,m ientras

los m usu lm anes se defienden desesperadam ente en la ciudad alta

m ºlestandº á los cr istianºs con hºndas , Hechas , dardos y cata

pultas , m ientras la cºr te de los cal ifas lanza su pºstrer gritº deagºnía entre el clam ºrºsº estruendo de los lelilís , tam bºres , bºcinas y clar ines , el am ir Aben Hud

, úl tim º vástagº de una glº

riosa dinas tía va á encontrar la m uerte en m anºs de un

cºrreligiºnariº traidor , y el hijº santo de Berenguela va á sentarsus reales en el cam pº de Alcºlea com º águ ila que se ciernesºbre la presa .

—júntansele aquí los ºbispºs , los r icos-hom bres ,

los cabal lerºs,y las m esnadas de los cºncejos con lºs carrºs de

guerra,las m uniciºnes y las interm inables fi las de reses que van

acudiendº destinadas á la vitualla . Estrechase el asediº : los s i tiadºs exánim es

,ham br ientºs , desesperanzados de tºdº sºcºrrº

,

L lególc en el cam inº la noti c ia del ap r ietº en que ten ía puestºs alºs valenc ianos D. Jaim e de Aragón , y ºlv idándºse de su s cºrdºbeses , se d ir ig ió á auxi l iaral rey Aben Zeyán . Cºn es te ºbjetº l legó á Alm er ía, dºnde pensaba em barcarsepara Valenc ia :el caid ó a lcai de Abde—r—rahm án le d ió al º jam ientº en la A l cazabafestejándºle con un

_

esp lénd idº banquete , y aquel la m ism a nºche ( 1 5 de enerºde 1 2 3 8 ) le ahºgó pér fi dam ente en su prop i º lechº . Rºm ey , His t. cit.: t. V I , cap . 6 .

(2 ) Estandº en Benavente sentadº para cºm er,le l legó el cºrreº con la nºtic ia

de la sºrpresa de Córdºba pºr unºs cuantºs sºldadºs , y el rey , s in darse tiem pºde tºm ar un bºcadº , m ºntó á cabal lº , de jandº órdenes a lºs lugares de León yCasti l la paraque le s igu iese la gente de arm as que la d i l igenc ia de los cabºs ycºrregidºres pud iese juntar . Véase la Crón i ca general de Españ a del rey D. Alfºn

aº ,parte fºl. 4 0 9 :Crón i ca del santº rey , cap . 2 1 y al arzºbispº D. Rºd r igº ,

librº 9 , cap . 1 6 .

(3 ) De lºs Beni ¡ lud de Zaragºza .

C Ó R DO B A

agobiados por el calºr y la fatiga, capitu lan para salvar tan sólºla vida ; y el día de los glºr iºsºs apósto les S . Pedro y S . Pablº

(A . D . 1 2 3 6 ) entregan la ciudad .

Entra en Córdoba tr iunfante S . Fernando ,nº cºrºnadº de

laurel ni en carro tiradº de tigres , leºnes y panteras , com o acºs

tum braban los ºrgu l lºsos em peradºres rºm anºs,s ino en hum il

de y devota prºces ión , acºm pañadº de los ºbispºs D . juan , de

Osm a ; D . Gºnzalº,de Cuenca ; D . Fr . Dºm ingº , de Baeza:

D . Adán ,de Plasencia ; D . Sanchº , de Cor ia ; de lºs ecles iás ticºs

y rel igiosos que han cºncurr idº á la expugnación , y de lºs prin

cipales de su ejercito . De es te m odo l legan á la m ezqu i ta m ayºr,

y al m ism º tiem pº que los tristes m usu lm anes abandonan sus

hºgares para refugiarse en o tras ciudades de Andalucía,lºs cris

tianºs enarbºlan la enseña vivificadora de la redención juntam entecºn el estandarte real sºbre el enhiesto alm inar de Abde-r—rahman An-nasír , dºnde se invocaba y encom endaba á los cuatrºvientºs el nºm bre del falsº prºfeta ; y el ejércitº vencedºr entºnaespºntáneam ente en su fervoroso entus iasm o el sºlem ne Deus

adj uoa , que acºm pañan , electr izados,cºn lágrim as de júbi lo en

las m ej il las , los cau tivºs mºzárabes redim idos .

¡ L a grande Aljam a de Abde—r-rahm án elP r oscr ito ; la Aljamasuntuºsa y des lum bradora de Al-hakem el Sabio y de Alm anzºrel Victor ioso

,la Caaba del Occidente , dejó ya para s iem pre de

ser tem plº del Islam ! El ºbispo de Osm a,D . juan, que repre

senta al arzobispº D . Rºdr igo , pr im adº de Tºledº , ausente porhal larse cerca de la Santa Sede en tan fausto día,

la bendice cºn

las cerem ºnias y pr'

eces acºstum bradas ; la purifica con agua ysal

,cantando lºs as istentes el TeDeum laudam us

,la dedica á la

inm acu lada Madre del Verbº en su glºr iºsº m isterio de la Asun

cion ,hace provis iºnalm ente er igir un altar en hºnºr de la excelsa

Señºra,celebra en él de pontifical , y dir ige por últim o una breve

y sentida plática á los circunstantes exhºrtándolºs á tr ibutar gracias sin fin al Diºs de los ejércitos .

26 0 C Ó R D O B A

m ártires , nº se restituyó á el la s inº cuando vºlvió de Rom a el

arzºbispº D . Rºdr igº , pr im adº de España, que era qu ien por

decretº del pºntífice Inºcenciº III tenía desde el 4 de m arzode 1 2 1 0 el encargº de resti tu ir las igles ias catedrales en tºdaslas ciudades que se reconqu istasen,

y por o trº de S . S . Gregorio IX de 2 6 de junio de 1 2 3 4 estaba au tor izadº para poner ycºnsagrar ºbispºs en las ciudades que antes los habían tenidº .

Perº consta que en el añ º 1 2 3 8 estaba ya electº ºbispº de Córdºba D . Lºpe de Fiterº ,

cºnsejerº del rey ,y constitu ídº el

cabildº de canónigos de la igles ia catedral de Sta . María L a

basílica de lºs tres m ártires Faus tº, januar io y Marcial , que

había servido de catedral á los m ºzárabes,recibió el títu lo y

advocación de S . Pedrº , en cºnm em ºración del día en que habías idº recuperada la ciudad .

Desde esta épºca ¡cuántºs días de jubiló para la nueva pºblación cr is tiana

,señaladºs en su grandiosa catedral en páginas

indelebles y suces ivas del arte naciºnal'

Nº se crea que el arte cr istianº , preval ido del tr iunfo , invadióla m ezqu ita haciendº gala de un celo intºlerante

,y m u tilando

sin neces idad el grandiºsº edificiº . Al cºntrar iº,tr ibutando una

s incera adm iración á la bel leza que en

el la descubr ía,se prºpusº

conservar cuántº fuese cºm patible con las neces idades m ás

abso lu tas del tem plº en que había de darse cu l to á Diºs crucifi

cado .

Era indispensable desde luego establecer una capil la m ayo r ,

or ientándola según costum bre desde lºs pr im eros s iglos de laigles ia . Nº se cºnserva m em or ia del s itiº en que fue

—co locada ,

( i ) En el arch ivº de la i gles ia cated ral exi ste la prueba de es tº en un pr ivile

gio del rey S . Fernandº fechadº en Val ladºl i d á 1 2 de nºv iem b re de la era 1 2 7 6

(A . D. i en el cual se leen las s igu ientes frases :Notar io e m an if iestº

qu e y o Fer rando por la g r acia de Dios rey de Castiella ,de Toledo, etc. , por consen

tim ientº e benep lácito de la reina D.

“Ber engu ela, m i m adre,j u ntam en te con m i m uj erla r eina D.

º

j uana e con m is h ijos A !/onso , Fr eder ico e Fer r ando, f ag 0 car ta de do

nacion , concesion ,conf irm acion ef irm eza a Dios e a la eg les ia catedral de Sta . Ma

r ia de Córdoba e a vos el m aes tro L ope, m i am ado electo ºbispo de la m ism a . desde

ag ora e a vu es tr os sucesores , e a todo el cavildo de canón ig os , etc.

C Ó R D O B A 26 1

S

pero lº ciertº es que , pºr nº derr ibar nada de la fábr ica arábiga,

subs istió la capil la m ayºr que se habil itó prºvisionalm ente porespaciº de veintidºs años

,y que nº se celebrar ían en el la m uy

cóm ºdam ente los d ivinos ºficiºs nº teniendº presbiter io , ni sacristía

,ni Sagrar io adecuadº . Si fué dispuesta en lugar exentº y

pr incipal , en el centrº de la m ezqu ita,hoy alm enºs nº se descu

bre ras trº de el la ; es pos ible que cºn la ºbra de la catedral hecha en tiem po de Car los V haya desaparecidº ; pero lº m ás probable es que se arr im ase al m urº de or iente, 6 bien que se

s ituase en la cám ara árabe ,dºnde pºcºs añºs después

,cºm º

verem os, se er igió la cabecera de la catedral que hoy l lam am ºs

prim it iva . Lº que sí se sabe es dónde estuvierºn la pila bautism al y el Sagrar iº : aquel la se s ituó arr im ada alm uro de pºnien

te, ºcupandº las dºs naves transversales undécim a y duºdéci

m a el Sagrar io se cºlºcó en la r ica cám ara de la izqu ierdade las tres que form an el vestíbu lº delMih rab Decim ºs quesubs istió la capil la m ayor prºvis ional veint idºs añºs

,supºniendº

que perm aneciese al l í donde se había co lºcado el al tar en hºnºrde la Asunción de nuestra Señºra el día sºlem ne de la pur ificación del tem plº ; perº en r igºr nº consta haya habidº fºrm al

erección de catedral hasta fines del añ o 1 2 3 8 .

En nºviem bre de este añ º ,concedió S . Fernandº á la igles ia

catedral de Sta. Mar ía de Córdoba y á su ºbispº electº D . Lºpe ,

para sí y sus sucesores,con tºdas las fórm u las y solem nidades

de cancil ler ía,las décim as de los alm ºjarifazgºs , sal inas y rentas

que tenía en Córdºba,cºn qu inientas aranzadas de viña, y la

tercera parte de sus ºlivares , y cien aranzadas de huertas

Dºnde está hºy la capi l la de la Concepción .

(2 ) En la que es hºy capi l la de la Cena , y dºnde estuvº en tiem pº de los árabes el m im bar .

3 ) a … Vos doy e cºnceda los diezm os de m i alm ox ar ef adgo, alguacilado de las

qu intas salinas e m i tienda, e de todos lºs r éditos que tengº en Córdºba , e vos [ag o

donacion de dos f ornos e aquellas dos aceñ as qu efu eron de Ordoñ o Alvaro, e vos doy

qu inientas aranzadas de viñ a e cien ar anzadas de h u er to e la tercera par te de todo

m i olivar , etc. » Pr ivi legiº ci tadº .

Por el m em ºr ial de un plei tº sºbre el terrenº de la alcaicer ia entre el cabi ldº y

26 2 C Ó R D O B A

Ya D . Lope, antes de ser electº obispº , había recibido pruebasde la m unificencia y predilecmºn de su sºberanº En el

añº 1 24 0 y s igu ientes hizº el santº rey nuevas dºnaciºnes al

ºbispº y cabildº , y á 1 5 de febrero de 1 2 45 le hizº la última.

A 1 3 de agºstº de 1 2 4 6 , m uertº ya el ºbispº D . Lºpe de Fife .

rº,y habiéndole sucedido D . Gut ierre Ru íz de Olea h icierºn el

ºbispo y el cabildº un Estatu tº , en que se establec10 que todos

lºs bienes , m uebles e inm uebles,rentas , vil las ó fºrtalezas ad

quiridas , ó que se adqu ir iesen por uno ú otrº , 6 intu itu de am ;

bºs , se dividiesen en dos partes iguales , la una para el ºbispo yla otra para el cabildº . L a ciudad de Córdoba finalm ente dió áeste m ism o ºbispº D . Gu tierre por jurº de heredad , en 8 de setiem bre de 1 2 4 6 ,

qu ince yugadas de tierra por añ o y vez en“

el

térm ino de Carchena .

—L as prebendas á la sazón eran : decanato

,arcedianatº de la vil la,

m aestrescolía,chantr ía

,arcedianatº

de Castrº , arcedianatº de Belm ez ó Pedrºche , tesºrer ía y priorato , canonicatos y raciºnes . Representó el cabildº á S . S . Ino

cencio IV que nº eran bastantes las rentas para m antener el

núm erº de dignidades y canónigos que había, pidiéndºle los te

dujese al que resu l tase cºrrespºndienté á sus facu l tades , y há

biendo el pºntífice dado cºm is ión para que cºn asenso del cabildose determ inase dicho núm erº

,se reso lvió que el de dign idades

quedase cºm º estaba, que los canonicatos se

'

redujesen á veinte,

y á veinte tam bién las raciºnes ; lº que confirm ó S . S. por res

cl duque de Med inacel i , fal ladº pºr la Real Ch aneiller ía de G ranada, nºs cºns taque al d iezm o del alm ºjar í fazgº conced idº á la cated ral , y cºn fi rm adº po r varios

reyes en l º suces ivº , estaban anejas y juntas estas ºtras rentas : el pºntazgº , loa

tres pesºs , la renta de las l i bras de la carne , la m ed ia fanega de la alh óndiga ,y la

antigua al cabala de las bes tias . Perc i bió el cabi ldº estas rentas has ta el añ º 1 4 1

rec i b iendo el im pºrte del diezm º del alm ºjarifazgo en el arca de la aduana de lac iudad . Cuandº algún añ o nº h abía arrendadºres del alm ºjar ifazgº,

º no dabanfianzas bastantes , º nº pagaban el d iezm º cºm º debían al cabi l dº

,pºn ían su s fieles

as í ala renta com º cada u na de las rentas ane jas . Arch . de la cated ra l . caj. Z .

leg . 2 , núm . 3 8 .

( i ) Fu é D. Lope m uy am adº del rey S . Fernandº , y le había ya dadº este casas .

un hºrnº , una ru eda de aceñ a , qu ince aranzadas de vi ña y tres de huerta cu andºentró en CCrdºba. Véase aGóm ez Bravº .

CÓ R DO B A

cr ipto de 2 6 de juniº de 1 2 4 7 .

—Ocurr 10 la cºnqu ista de Sevilla,

y el santº rey ,en recºnºcim ientº al

m ism o ºbispº D . Gut ierre,

que le ayudó m uchº cºn su cabildo para l levar á cabº aquellam em orable em presa

,les dió el castil lº y vil la de Bel la cºn tºdos

lºs térm inos que tenían bajº la dom inación sarracena . Al vºlverde la tºm a de Sevilla ,

hizº D . Gutierre con su cabildº un nuevoEstatutº

,á 1 .

º de abr il de 1 2 49, divid iendº en dos partes iguales todºs los derechos

,tierras , cas til lºs y heredam ientºs de den

tro y fuera de Córdºba y su ºbispadº . Al ºbispº tºcarºn Lucenay Bel la con otras pºsesiºnes,y al cabildº otras cºn el castil lº deTiñºsa

, que vºlvió después á la cºrona . Este instrum entº es

cur iºsº,pºrque nºs da nºticia cabal de las diversas rentas y

bienes que á la sazón pºseían el obispº y cabildº de Córdoba ,

entre las cuales vem ºs ya establecidºs el tr ibuto de treinta dinerºs que habían de pagar los judíºs , el arrendam ientº de lastiendas hechas y pºr hacer , el diezm º de la tienda de los alcal

des y el de la alhóndiga—Determ inárºnse también en su

( 1 ) Es tam bién interesante es te instrum entº pºrque , no ex istiendº el repart im ientº de Córdºba, por el se tiene no tic ia de m u chas poses iºncs y derech ºs . cu yºcºnºcim ientº es ú ti l para el estud iº de la corografia y de nuestro antiguº s is tem a

tr i butar iº . Cºpiam ºs de el lº s i gu iente :“Luzena y Bel la cºn tºdºs su s térm in ºs ,al señ ºr ºbi spo , cºm º las dió el rey á la Eglesia. Cayó en parte al cabi ldº Tiñ ºsacºn tºdºs su s té rm inºs e tºdo el alm ºxarcfadgº de Córdºba e tºdas las tiendas fechas e pºr facer ass i cºm o el rey l º d ió a la Egles ia. De las vi ñas e huer tas cayó lam itad al ºbispº e la ºtra al cabi ldº . Secada la h uerta de las veinte e dºs aranzadasqu e d icen Al iatar que recebió el ºbispº en cam bi º e entrega pºr la ºfrenda e pºr

el m ortuºr iº que h abía el ºbispº en la capi l la, e fincó en el cabi ldº la d ich a ºfrenda. Cayó al cabi ldº pºr entrega de las huertas el hornº de S . L au renciº e al obis pola beredet de Carchena, al cabi ldº el cºrti j º de Diezm ar iza e el cor ti j º de Migu e lZ ºr i ta, losq ue fuerºn de Al fºn Tellez . Del heredam iento de Jaen , del del Te jedo r ,

del h eredam ientº de Palm a e dei heredam iento de la Tºrre de Avenh ancc ( que es

cer ca la Tºrre Albaen ) tºcó la m i tad al ºbispº e la ºtra m itad al cabi ldº . Tºcó al

ºbispº la m i tad de todas las accñ as que há la Eglcsia en esta cibdat e laºtra m i tadal cab i ldº e d ichº señºr ºbispº D. Gu tier as ignó el cºm unal de las rac iºnes en la

parada que cayó al cabi l dº tºdºs los h eredam ientºs e que lºs haya en esta form a .

En Tiñ ºsa cºn tºdºs sus térm inºs así cºm º la diº el rey á la Eglesia, lºs cºrti jossºbredieh ºs e tºdº lº que ha el cab i ldº en Có rdoba, v i ñ as e h eredades , huertas ,

aceñas , hºrnºs , el alm ºxarefadgº , tºdas las tiendas fechas e pºr facer , el d iezmºtºdº de la tienda de los alcallcs , e la alfóndiga

que es cerca de Sancta Mar ia , e

cerca de lºs bañ ºs , e la parte que hael cabi ldº de las calºñ as de lºs alcallcs , e la

parte del diezm º de los ganadºs que v ienen estrem º , e del m ºntadgº c de lºs

C Ó R DO B A 26 5

virtud los préstam ºs ó beneficiºs que habían de gozar el decan

'

at'

º en S . Salvadºr , en S . Miguel la m aestrescºlía,en S . Andrés

la chantría, y en Santiagº la tesºrería ; que lºs arcedianatºs tu

viesen el r odiezm o totiuspontzjí catzs en sus terr itºr ios ; en cuantº

á los canónigºs , que cada uno tuviese cincuenta m aravedis , yveinticinco el raciºnerº en las parroqu ias del ºbispadº que el

ºbispº señalase , y que el derechº del cabildº en las dem ás parrºqu ias de la ciudad cºn las de Montoro

,Castrº

,Ovejo y Bel

m ez,quedase en la m esa cºm ún para las distr ibuciºnes cotid ianas .

Ú l tim am ente, existiendº desde el añº 1 2 4 6 alguna discºrdia entre

el obispo y cabildº de una parte,y la ciudad cºn el clero de las

parroqu ias de o tra, sºbre algunºs artícu lºs de cºncurrencias ,diezm ºs y m ºdº de dividir los , inm unidad ecles iástica y ºtrospuntºs

,el Papa Inºcenciº IV cºm is iºnó para ajustar los al carde

nalD . Egidiº de Torres , y és te, por m edio de un subdelegado,

consigu ió la cºncºrdia, que aprºbó S . S . á 1 1 de junio de 1 250 .

Este dºcum ento preciºsº nºs instruye de qu iénes fueron laspersonas , órdenes y casas pias heredadas en Córdºba pºr el

repartim iento del san tº rey ,y de m uchas de las pºses iones que

les fueron dadas,tºdas las cuales debían cºntr ibu ir con eldiezm º

de sus prºductos á la igles iaCon estas donaciºnes em pezaban ya á ser pingues las pre

bendas al m ºrir el rey D.Fernandº y suceder le su hijº D . Al

fonsº X . El nuevo rey , anim ado delm ism º espíritu rel igiosº quesu padre

,dispensó m ercedes al obispº y cabi ldº de Córdºba

treinta d ineros de lºs j udíºs , e tºda la parte que caycre al cabildº en los alm ºxa

refadgºs de tºdas las v i l las que ten ían lºs m ºrºs en este ºbispadº cuandº lºs ov iss e la Egles ia, e tºda la partida del cabi ldº de las Egles ias qu e son en esta cibdat ºs erán , etc . » Arch . Caj. V , núm . 98 .

( 1 ) Sºn var ios los au tº res im presºs y m anuscr i tºs que lº traen . Hallase en la

Histºria del l inaje y Casa de Córdoba , del abad de—Ru tc , m . s . de la Rea l Academ iade la His tºr ia ; en ºtrº cu 1'ios,

º_

m . s . de la m ism a Academia ti tu lado Antiguedad y

g r andezas del su ntu os isim o y máaº

im o templº de la sah cta catedr al ig les ia antigua

m ente m etropoli tana de Córdoba , etc. , .gompuestº par a idespues redu cir laam ej or/0 1

m a por j ºseph Anton io Mor eno , Mar tin ,Velazqu ez de los Rey es , capellan de la vein

tena, etc. , añ o 1 6 8 6 y hal lase as im ism º en cuantº á lº su stanc ial en Góm ez Bravº ,Obispºs de Córdoba , l i b . lll, cap . pág. 2 6 4 .

26 6 C Ó R DO B A

desde los pr im eros años de su advenim ientº al trºnº,y nº cºn

tento cºn haber les cºncedidº en el añº 1 258 una renta anual dem il m aravideses chicºs en el alm ºjarifazgº de Ec ija , en recºm

pensa del agraviº que la igles ia de Córdºba dijº habérsele inferido en elarreglº de térm inºs entre su ºbispadº y el arzºbispadºde Sev il la

,les auxil ió aquel m ism º añº en la erección de la Ca

pil la m ayor de la catedral, cºncediendº m uchºs . pr ivilegiºs á laobra y fábr ica .

Ya por este tiem pº se había intrºducidº entre los piadºsºsganadores de Córdºba la práctica de fundar capil las juntº á losdesnudos m urºs de la gran m ezqu ita . Desde el año s igu iente al

de la expugnacióri de la ciudad , había dadº el ejem plº el santºrey labrando para sí una,

dedicada á S . Clem ente cºntra el

m urº de mediºdía , en un espaciº que abrazaba de ºr iente á pºniente tres naves pr incipales y de nºrte á sur cuatrº transversales . Habíase cerradº este ám bitº cºn paredes

,dejando dentrº

( 1 ) Esta capi l la es hºy sala capitu lar , aunque abandonada. El labºr i ºsº anticuariº D. L u is Ram i rez y de las Casas-Deza , en su Indicador cordºbés , asegu ra quefue la pr im era que se labró en la igles ia restau rada escºgiéndºla para si el santº

rey ,y añade que en el la se conservarºn pºr m u chº tiem po escudºs y banderas de

los que se l levarºn en la tºm a de la c iudad por S. Fernandº . L a m ism a antiguedadle da el presbíterº D. Franc iscº Sánchez de Fer ia, h i j º del cºnºcidº autºr de laP ales tr a Sag r ada, en su Descr ipción mode1

º

na y antig u a de la ciudad de Córdºba,

qu e poseía m . s . inéd i ta nuestrº erud ito y bºndadºsº am igº el Sr . D. Va lentínCarderera, ya difuntº . Sin em bargº , el au tºr delm . s . c i tadº Antig iledad y g r andezas etc. , prºpiº de la Real Academ ia de la Histºr ia , afi rm a qu e la pr im era capi l laque se fundó fuela de S. Lºrenzº , pºr el arcedianº de

'

Cºrdºba D. Sebastián , en

tiem pº del rey S . Fernandº , s iendº su s capellan ías las m ás antiguas de aquel lasanta i gl es ia de3 pues de las de la veintena. ¿Cuál era esta capi l la de S. Lºrenzº ?D. Franc isco S ánchez de Fer ia ( m . s .

! cit. ) d i ce qu e cºn este titu lº fu ndó el arcedianº de Castrº D. Sebastián Ru i z , en 1 2 98 , una capi l la que en el s iglº xv i hubºque dem ºler para la fábr ica de la cap i l la m ayºr , cru cerº y corº , y qu e en esta epº

ca fue tras ladada á la de Sancti Sp ir i tu s , cuya advºcac ión cesó desde entºnces . El

Sr . Casas—Deza, s in tºm ar en cuenta la ex istencia de la capi l la Sancti Spir itu s , su

pone la advºcac ión de S . Lºrenzº establec ida en 1 2 8 8 pºr el arcedianº de CórdºbaD. Sebasti án . Cºm º se ve, nº h ay cºntrad icc ión entre estºs dºs ú ltim ºs escr i tºres ;lº ún i cº que h ay es l lam ar el Sr . Casas—Deza equ ivºcadam ente fundac i ón á lº quefuem era tras lac ión ; perº am bos convienen en as ignar á la capil la de S. Lºrenzº ,hºy un ida ala de S . Ped ro pºr ºbra del deán D. Ped rº de Salazar en el pasadº sig lº , un ºr igen pºster i ºr , nº sºlam ente á la fecha qu e le atr i buye el au tºr delm . s .

Antig iiedad y g randezas , etc. , s inº al re inadº m ism º del h i jo de 5 . Fernandº .

26 8 C Ó R D O B A

Nº sabem ºs has ta qué punto pudº estº cºntr ibu ir á que se

avivase el celº de los cabal lerºs cris tianos y del clerº ; perº lociertº es que en el añº 1 258 se es taban s im u l táneam ente. construyendº la capil la de S . Bartºlom é

, por un fam ºsº adal id llam adº .Dom ingo Muñºz

,y por el cabildo y el m onarca juntºs ,

una

catedral cristiana ,en que la gal larda

'

arqu itectura ºccidental ,rom piendº el artesºnadº sarraceno para desarrollar su elegantebóveda ojival, m ºstraba ya por defuera en su gigantesca grupala em ancipación de un arte victºr iºsº , al cua l estaba reservado

trºcar la faz m ºnum ental de Eurºpa . El adal id hacía su capil laen el ángu lº que fºrm aba cºn el m uro interio r de m ediodía el

costadº ºccidental del vestíbu lo ó m aksurah de Al—hakem 11 , to

m ando de area dºs naves pr incipales y ºtras dºs transversales .

Nº pudiendº esta capilla recibir luz directa del exter iºr pºr tenerdetrás el ala ºccidental del Mihrab , que ºcupaban las habitaciones de los Ulem as y ºtrºs m inistrºs del cu l tº is lam ita, y el pasadizº secretº del Cal ifa ,

se le dió pºr la pared del norte luz deltem plo, abr iendº en el la ,

adem ás de su puerta ºj ival, dºs l indos

aj im eces y dºs pequeñas claraboyas .

El cabildº labraba su catedral cºn m ayºr esplendidez . Eligióá es te fin las tres pr im eras naves transversales del cuarto nºbleem pezando desde el m urº de refuerzº que m arca la prºlonga

ción de Al—hakem ,y dandº al buque de la nave única que abr ió,

cºrtadas las arm aduras de cuatrº naves m ayºres de la m ezqu ita ,

una longitud de cien pies desde)

la puerta inter ior de la cám arade la l im ºsna hasta la cám ara delcentrº de las tres que cerraba

la m aksurah antigua . Hizº de la cám ara de la l im ºsna el vest í

bulº ó nar thex para entrar en la catedral : dejó el m urº de re

fuerzo de Al-hakem tal cºm o estaba,sin tºcar á sus atrevidºs

arcos u ltra-sem icircu lares de co lum nas em parejadas ; perº derr ibó la cám ara 6 recinto del Cadí de la Aljam a para dejar expe

dito el crucerº,y adem ás las arcadas de las tres naves transver

sales que había ºcupadº ; derr ibó as im ism º tres colum nas

fronteras á lºs tres robustos m achones árabes que quedaban

C Ó R DO B A

exentºs en la longitud del buque de or iente apºniente ; cºnstruyó en su lugar tres m achºs más esbel tos , fºrtalecidºs enángulorectº con m uros á mºdº de estr ibºs , que interceptaban en tºdasu anchura una nave transversal ; de m achº á m achº

_

vºlteó

grandes arcºs ºj ivales , cºrrespºndientes á—lºs tres de herradura

de enfrente ; tendió de un lado á ºtro una l igera y s encil la bóveda

, sin nervios enlazadºs ,dividida en cuatrº cºm partim entos

por tres grandes arcºs de baquetºnes , de los cuales el m ás ih

Q m ediato al presbiter io descansaba en delgadas y al tas cºlum ni

llas , y los otros dos en bien escu lpidas repisas de cenefas caladas ,suspendidas á regu lar al tura en los entrepaños ; y finalm ente,tºmando de cºstadº la cámara central de la antigua m aksurah

donde presum im os tenía su as ientº el Cal ifa,cºlºcó en el la la

Capilla m ayºr . Costeó esta capil la el rey sabio, y aun cºntr ibuyó ,

cºm º hemºs dicho , á los gastºs de la ºbra del tem plo ; pºr lacual

,agradecidº el cabildº ,

resºlvió celebrarle un aniversar io

que hasta hoy se ha venidº rel igiºsam ente cum pliendº .

L a dispºs ición de este recintº se acºm ºdaba perfectam enteal dest ino de Capilla m ayor

,cºnvirtiendº en sacristía la otra

cám ara que tenía cºntigua á or iente, y en que hem ºs creídºdeber s ituar la tr ibuna de la alicam a . Existía

'

sin duda tal cºm ºla habían dejadº lºs arqu i tectos de Al-hakem .

—Eu el ladº delnºrte tenía un grande arcº de herradura

,cºrrespondiente al

m uro de refuerzº de la prºlºngación debida á aquel¡ Califa ; en el

ladº de ºr iente tenía una gran ventana de arcº angrelado ,y dos

puertas pequeñas á lºs cºstadºs , que cºm unicaban con la m en

ciºnada tr ibuna de la al icam a ó pregón interiºr ; en el lado dem ediºdía ºstentaba

,haciendº gala del ricº es tilo bizantino del

t iem pº de Al-hakem ,una cºm binación de arcºs de segm entºs que

se cru zaban en el espaciº y fºrm aban aspas de undºsas cintas en

lºs intercºlum nios ,en tºdº sem ejante á la decºración que des

plegaba enfrente elvestíbu lº delMihrab . En el ladº de poniente ,

pºr dºnde este recintº se unía con el del Cad í de la Aljam a,

que"

acababa de derr ibarse, nº sabem ºs qué decºración tenía .

2 70 C Ó R D O B A

Para conver tirla en Capil la m ayºr no había neces idad dedesfigurarla com pletam ente : bastaba cegar el grande arco delnºrte, en tiem pº de los cal ifas cerrado por la m aksurah prim itiva , cegar as im ism o la gran ventana que cºm un icaba pºr levantecon la tr ibuna de la alicam a

,dejar las dos puertecil las latera les

abiertas para la cºm unicación del presbiter iº cºn la sacr istía ; daral presbiter iº el ensanchenecesar iº y su cºrrespondiente gradería ; cerrar el lado de m ediodía cºn vidr iºs , y últim am ente hacerla pºrtada ó em bocadura cºn

i

el cancel de cºstum bre . Así tal vez

se har ía ; pero ¿qu ién es hoy capaz de adivinar el gradº de res

petº de los arqu itectos del rey D . Alfºnsº hacia la obra arábigºbizantina ? Puede ser que la conservasen,

cºm º sin duda algunacºnservarºn la tr ibuna contigua convertida en sacr istía ; m as

hasta qué puntº l legó ese respetº no podem ºs tºdavíad ecirlo ,

porque á la hora en que estº escr ibim ºs si bien, por iniciati

va del sabiº preladº que r ige la Dióces is , han venidº ya al suelºla m ayºr parte de los pegotes churriguerescos que enm ascara

ban la construcción alhaquem í de la capilla de Villaviciosa ,nº

se discierne aún con la apetecida claridad si algunas de las partes que quedan desenm ascaradas—por ejem plo

,la bóveda ó

cobba árabe—han s idº 6 nº reform adas por artífices m udejaresen lºs días del rey sabio

Al m ism º tiem pº que se term inaba la ºbra de la catedral

(añ º de fundaba“

D . Gºnzalº Yáñez , prim er señºr deAgu ilar

,arr im ada al m u rº de or iente de la m ezqu ita,

una cap i l laconsagrada á S . juan Bau tista,

dºnde dºs años después dió se

pultura al cadáver de su espºsa D .

a

juana .

Cincº años m ás adelante, fundó el ºbispº D . Fernandº de

( 1 ) Marzº de 1 8 8 3 fecha de las rec ti fi caciºnes que vam os hac iendº en el pre

sente trabajº .

(a) El Sr . Casas-Deza en su Indicador cordºbés atr i buye al ºb ispº D. lñ igº Man

r i que en 1 4 8 9 u na reedifi cacíón de esta capi l la, según el gu s to tudesc0 . Si esta en

efectº tuvº lugar , luegº indudablem ente se ver ifi có ºtra en épºca m uy pºster i ºr .

pºrque la bóveda que ex i stía aún hace pºcºs m eses , estaba pregºnandº el m ás

lastim ºsº ch u rr iguerism º .

C Ó R D O BAlvN19

Mesa , en el ángu lº S-E .,y cºntigua pºr ºr iente cºn la capilla de

S . Clem ente que había labradº el santº rey ,la capilla de Sant ia

gº cóm oda y espaciºsa com º la adyacente ,en la cual tam

bién dejó subs istir las arcadas árabes cºm prendidas en su area.

De igual data es un rescriptº pºntifical, m em orable pºr el

rápidº increm entº que revela en las rentas de la igles ia de Córdºba

,m ás próspera naturalm ente á m edida que iba perdiendº

m ás tierra en la provincia la m orism a .

—Concedía por este res

cripto el pºntífice , á petición del ºbispo y cabildo , que de lasveinte raciones que había,

cada una de las cuales"

se juzgaba yaser congrua cºm petente para dºs persºnas , se dividiesen diez enveinte m edias : de m odo que ya los prebendados em pezaban ávivir en la abundancia,

cuando sólº veintiºcho añºs antes (en 1 2 37á 2 7 de setiem bre) había tenidº Gregºriº IX que excitar cºnindu lgencias el celo de los buenos cr istianos en favor de la iglesia de Córdºba, q ue padecía gran penuria pºr tenerla en ciertom ºdº los islam itas sitiada por hambre ,

reducidas sus rentas al

casco de la ciudadNo debía espirar el siglº X… s in que la restaurada Catedral

se engrandeciese cºn nuevos pr ivilegiºs y fundaciºnes . El m ism º

D . Alfonso X, que había labradº su Capil la m ayºr y ayudado á

costear el restº de la fábr ica,había cºncedidº al cabildº el do

¡n iniº directº de todas las tiendas que tenía la cºrºna en el cº

rral de la albóndiga y en la alcaicer ía 6 m ercado de la seda , que

eran treinta y tres,s in ºtra cºndición que la de celebrar cada

año dºs aniversar iºs , unº por el alma de su padre el'

feyDí Fer

nando , y ºtro por la de su m adre la reina D .

a Beatr iz, _y hacer

adem ás tºdºs los añºs la fiesta de S . Clem ente m uy lionrada

( 1 ) Parece ser que esta capi l la , hºy Sagrar iº desde el añ º 1 57 7 , fue fundada

pºr el o bispº de Córdoba D. Fernandº de Mesa en 1 2 6 5 , y nº pºr D. Juan Pºn cede Cabrera en 1 3 9 0 , cºm o dice el Sr . Casas-Deza. A Pºnce de Cabrera se la dió e l

cabi ldº en 1 3 2 0 ,y su m u jer D.

' Inés Henr íquez la ten ia ya_do tada_antes de finali

zar el añ º 1 3 50 . As í lº refiere Feria , m . s . c itadº .

( 2 ) a… tenn is et ex ilis tanquam nih il oblinens ex tra m u rºs ; imm o inter ipsos

Sar r acenos u ndiqu e constitu ta , dec ía la bu la de Gregor i º ¡x .

C OR DO B A 2 7 3

m ente y cºn gran so lem nidad Esta im pºrtante dºnacióntuvo efectº el añº 1 2 6 1—á los dºs añºs ocupase solícitº el rey sabiº en asegurar á la igles ia el disfru te del agua

que en sºberbios acueductos vim ºs traer á Córdºba los cal ifasestableciendº una cºntr ibución para reparar los ant iguos ca

ñºs —dºce añºs después el infante D . Fernandº,

que gobierna el reinº pºr su padre ,á la sazón ausente en perse

cución del Im per io de Alem ania,sueñº dºradº de su vida , da

carta al cabildo en Peñafiel á 7 de abr il,autºrizándole á tener

en la obra y fábr ica de la igles ia cuatrº m orºs para que traba

jen en el la,los cuales estén l ibres de pechºs

,según lº había ya

cºncedido el rey D . Alfºnso (3 ) vuelve éste á tºm ar las r ien

( 1 ) Este pr ivi legiº se cºp ia en el Mem ºr ial del plei tº c i tadº entre el duqu e deMedinacel i y el cabi ldº de la igles ia cated ral sºbre el terrenº de la alcaicer ía. Diceas í : Sepan cuantºs esta carta etc. com º Nºs D. Al fºnso pºr la g rac ia de

etc. Pºr grant sabºr que habem ºs de facer bien e m erced al ºbispo D. Fe

rrandº e al cabi ldº de la Eglesia cated ral de la N. C . de Có rdºba la que ganó el

m uy nºble rey D. Ferrandº , nuestrº pad re, de m ºrºs e la pobló de cr istianºs a ser

viciº de Dios e de Sancta Mar ía, e por las alm as del m uy nºble rey D. Fer randºnuestrº pad re et de la m uy nºble re ina D.

º Beatr i z nuestra m ad re , e pºr rem is ion

de nuestrºs pecadºs , dám ºsles e ºtºrgám ºsles carta , b ien á lºs q ue agºra y sºncºm º á lºs que serán de aqu í adelante, para s iem pre jam ás , las nues tras tre inta ytres tiendas que son cerca de la m ism a Eglesia. Entra en esta dºnaciºn u na tiendaque y h a, en que venden el pescadº , e estº les dam ºs porque fagan cada annº dºsan iversar i ºs etc. » De estas tiendas dadas al cabi l dº , unas estaban en la alh óndiga ,

ºtras en la al cai cer ia. As í cºnsta de un albalá del rey D. Enr i que lll, pºr el cual, '

en

per ju i c i º del cab i ldº , cuyº derechº era tan antiguº , se daban las m ism as tiendasá dos cabal lerºs l lam adºs Ruy Méndez y Al fºn Méndez de Sºtºm ayºr .

( 2 ) Librº de las tablas , caj. N, núm . 2 7 1 fol. 1 7 .

( 3 ) Esta carta es cu r iºsa y m erece c i tarse : (( Sepades , dice á lºs alcal des yalguac i l de Có rdºba, que el cavildº de la Egles ia de Sanc ta Mar ía de Có rdºba m e

em biarºn deci r que tienen carta del rey m iº pad re abierta , en cóm º qu i ta de tºdºpecho a quatrº m ºrºs que labren en su Egles ia , e pºrqu e d icen qu e l unº destºsm ºrºs es m uer tº et el ºtrº c iego , en gu isa que nºn puede labrar , p idié ronle m er

ced que pu siessen ºtrºs dos m ºros en logar des tºs , et que fuessen qu itos de tºdºpechº assi com º lº eran lºs ºtrºs, et el tóvºlº pºr b ien . Et d icen que son estºs lºsdºs m ºrºs que e l l ºs y qu ieren pºner , Pam et et Zabce . Et pidié rºnm e m erced quem e plºgu iesse , et yº téngºlº pºr bien . Onde m andº et defiendº que estºs quatrºm ºrºs que el cavildº tºm are para su Eglesia, que nºn pechen et que los m udencada que qu isieren , et tºm en quales qu is ierºn . Et nengunº nºn sea ºsadº de lesdem andar pechº nenguno . Et nºn fagades ende al. Dada en Peñ afiel . V ll d ías deabr i l , era de m i l l et CCC et treze sunºs . Yº Jºhan Math ó bien Math . , m aestres

cuela de Córdºba, la fiz escrevir por m andadº del infante .» L ibr o de las tablas .

fºl. 1 7 .

2 7 ; C OR D O B A

das del Estado (en y habiendo perdido el cabildº la

carta de gracia en que por la pr im era vez se le cºncedía la depºder em plear en las ºbras de la igles ia cuatrº m orºs exentosde tºdº tr ibu to

,le confirm a este privilegiº .

Esta nueva carta nos expl ica en qué clase de obras se em

pleaban los cuatrº m ºrºs , pues dos de el lºs eran carpinteros ylos ºtros dºs albañiles pr ivilegio cur iºsº en que descubr ím ºs

,no la fal ta de artífices intel igentes entre lºs cr istianos

,s ino

un ilustradº celo por la cºnservación del m ºnum entº árabe, y

que nºs sirve de clave para descifrar un m ister iº artís tico has taahºra inexplicadº , á saber , cóm º se ha perpetuado tan íntegrohasta la época de la nueva catedral ese m ºnum ento de los s iglosºctavº y nºveno

,y qu iénes fueron los que trabajarºn en las

adm irables restauraciºnes m or iscas que m ás adelante tendrem ºs

que nºtar en la Capil la Real 6 sacr istía de la antigua Capil lam ayºr .

Bien se cºm prende por ºtra parte esa ilus trada tºleranciaartística

,tan im propia de un s iglo infiexible en tºda Eurºpa cºn

respectº á las fºrm as de su fe ,enel inm ortal au tºr de las Part i

das,cuya prem atura tºlerancia l iterar ia fué escándalo de los

m ism os geniºs del gran s iglo xv.

Este privilegiº recibiº en los añºs s igu ientes var ias cºnfir

m aciones, y habiendº usurpado en vida de su padre elgºbierno

del reinº el im paciente y bravº D . Sanchº,hal lam ºs una carta

firm ada en Córdºba á 2 5 de octubre de la era 1 3 2 0 (añ o 1

pºr la cual vem ºs había adqu ir idº m ayºr extens ión,dadº que

en el la se cºnfirm a que tºdos los m ºros que viven en la ciudad,

sean 6 nº m aestrºs en los ºficiºs de albañilería y carpinter ía,

tengan obligación de trabajar dos días en el año en la ºbra dela igles ia . Este singu lar dºcum ento dice así : .El cavildº de la

Eglesia de SanctaMar ía m e m ºstraron una carta del rey en que

( 1 ) Dice as í : ( 1 Et yº tengº pºr bien que quatro m ºrºs , dºs albañ is et dºs

anatar es que les e l lºs tºm aren para ºbra desta Egles ia sobred icha que sean q u i

tos de tºdo pechº .» ibid .

C Ó R DO B A

hom brºs de infieles , las cam panas que Alm anzºr había hechol levar á Córdºba en hºmbros de cristianºs . Estas represal iaseran entonces adm itidas cºm º justas , y nº se » cºns ideraba en

el las m ás que el desagraviº de la rel igión ofendida . Perº cºn

viene no olvidar que lºs enem igºs del nºm bre de Cristo , así

m oros com o judíºs , daban con su cºnducta en Córdoba hartºm ºtivo para ser tratados cºn dureza . Cºn lºs judíos había m e

nºs r igor,y sin em bargo , ¿qué desmanes nº cºm etían uno s y

ºtrºs ? Favorecidos por la sem ejanza del traje ,pues debe supo

nerse que tºdºs , cristianos , m uzlim es y judíos,vistieron hasta

entºnces cas i lo m ism º , rºbaban los hij ºs á los cr istianºs que se

ausentaban de sus casas para prºsegu ir la guerra contra lºsinfieles ; lºs m uzlim es para sí 6 para m andarlºs á sus cºrreligiº

nariºs de la frºntera, y lºs j udíºs para vendérselºs á lºs m uzli

m es . Este nefando tráfico no era nuevº entre los pérfidos judíºs ;en el pr im er tercio del s iglº ix

,los israel itas de Francia,

codiciosos cºm º tºdos lºs de su raza

,alentadºs pºr los exces ivos

pr ivilegios de que gozaban ,lo habían intrºducidº en España

vendiendo en la cºrte de Al-hakem I m uchos párvu los rºbadosal lende el P ir ineº , después de ejecutar en el los todº génerº dem aldades y torpezas Habiendº estºs cr ím enes retºñadº

después de la cºnqu ista,cºn ºcas ión de vivir juntas dentrº de

Córdºba gentes de tan ºpuestas rel igiones , tuvo que m andarseveram ente el pontífice Gregºr iº IX al ºbispº en el añº 1 2 3 9,

que obl igase á los judíos á traer s iem pre una señal públ ica para

que en el traje se distingu iesen y fuesen cºnocidºs de los cr istianos

, según lo había dispuesto el Cºncil iº Lateranense . ElCódigo de las Partidas , fiel espejº de las cºstum bres y de lasideas de aquel la épºca,

y m ás útil para ser cºnsu l tadº bajº estecºncepto que cºm º nºrm a de la vida pública y pr ivada de loshºm bres del décim oterciº s iglo , cuya aquiescencia no ºbtuvº

,

( 1 ) El arzobi spo de León Agºbargº se h ab ía v istº prec isadº arepresentar cºntra e l l ºs al em peradºr Ludºvi cº P í º , pid iendº les cercenase lºs pr iv i legiºs de quegºzaban , y el m ºnarca prºcuró pºner rem ed iº á sus excesºs .

C Ó R DO B A 2 77

nos expl ica pºr qué era tolerada la m al igna gente judaica ápesar de estos atentados . : L a razºn porque la Eglesia,

et los

em peradºres,et los reyes et los ºtrºs pr íncipes sufr ierºn á lºs

judíºs vivir entre los cr istianºs es esta ; pºrque el lºs viviesencºm o en cau tiver iº para s iem pre

,et fuese rem em branza á los

hom es que el los vienen del l inage de aquel lºs que crucificarºn a

nues trº Señºr jesucris tº . » Sólº para que se cum pl iese la divinaprºm esa de su dispers ión y cau tiver io se les cºnsentía m orarentre cr istianºs ; pero para que de su tratº y cºm unicación nº

se or iginasen m ales sem ejantes á los que ahora se padecíantenían as ignadº para sus viviendas un barr iº separadº , con el

nºm bre de j uder ía ,y se les ºbligaba á l levar un dis tintivo es

pecial. Eludían nº ºbstante el preceptº,y fué precisº que renº

vara el m ism o m andatº Inºcenciº IV ,en 1 2 50 ,

de resultas sin

duda de nuevas quejas de los cristianºs y debieron los m uz

l im es ser acusadºs de iguales del i tos,pºrque se hizo extens iva

á el lºs la ºbligac1ºn de l levar en el vestido una señal para ser

recºnºcidºs y diferenciadºs de lºs cr istianos y de los israel itasAdem ás de estºs rºbºs y torpezas

,cºm etían ºtras infracciones

,

pues se negaban á cum pl ir lºs pr ivilegios ºtorgadºs á la igles iacatedral de Cºrdoba pºr D . Fernandº III y su hijo D . Alfºnsº

,

en los cuales se m andaba que los judíºs y m orºs que com prasen heredades de cr istianºs en tºdo el obispadº , pagasen cum

plidam ente el diezm º cºm º si los cristianos las poseyeran y lo

En el Ar ch ivo de la cated ral , cai. N, núm . 2 7 1 , al fºl. 3 , existe cºp ia anti

gua de este dºcum entº , que em pieza as í : lnnºcentiu s eps Serv . Serv. Dei . Vcne

t abi l i fratr i ep iscºpo Cordubens salu tem et apºstºlicam benedictiºn . Licet in Sácrº gcneralí Cºnc i l io fuer i t deliberatione statu tum u t judei a ch r istianis habitudistingantu r ne illºrum ¡sti u t ista: i l l i 1nu licr ibu s pºss it dapnabilit cºm iscer i .

judei tam Cºrduben c ivitate et d ioc cºm ºrantes statu tum h u ju sm ºdi s ic eccepim u s nº ºbsvant, q uaprºpter etc. Es tá fechadº en León de Franc ia, idus de abr i l ,añ º 7 .

º de su ponti fi cadº , que cºrresponde al añ º 1 2 50 .

( 2 ) Existe el dºcum entº en el m ism o Arch ivº , caj. P .

2 78 COR DO B A

m ism º de las heredades que arrendasen Res is tieron m uzli

m es y jud íos esta prestación fºrzºsa ; querían lºs vencidºs ser

de'

m ejºr cºndición que los vencedores ; y eran cºntinuas lasquejas del ºbispº y del cabildº por la obstinación de am bas sec

tas . Nº era sólo el diezm º lº que repugnaban : negábanse tam

bién á pagar tºdºs los dem ás tr ibu tos que satisfacían los cristianºs . Cºnsta de un pr ivilegiº que éstºs contr ibu ían á la

Igles ia cºn ciertº derecho por razón de las fincas urbanas en

que habitaban ; y el m ism º instrum entº nºs inform a de que losjudíos y m ºros nº quer ían pagar lo

Habiendo hechº m ención de las cartas y pr ivilegiºs relat ivosá los tr ibu tºs y prestaeiºnes éspeciales im puestos á los m uzlim es

que perm anecían en Córdoba cºn los cr istianºs después de larecºnqu is ta ,

nº sería ahºra fuera de prºpós itºechar una rápidaºjeada sºbre el estadº y condición de las persºnas de la sectavencida,

si tuviéram os lºs datºs suficientes para hacerlº . Perºsºn tan escasºs en esta m ateria las crónicas y lºs antiguºs dºcum entºs legislativos por lº que respecta á Córdoba, que cas i nºsatrevem ºs á asegurar nº hay para sem ejante tarea m ás nºcio

nes que las que de s í arrºjan los pºcos instrum entºs quehem ºscitado . ¿Hallábanse los m ahom etanos de las provincias recon

quistadas en s ituación análoga a la en que habían vivido los

( 1 ) Acerca del d iezm º de las poses i ºnes que los j ud íºs y sar racenºs cºm praban y labraban ,

h ay en el m ism º caj. P ( núm s . 7 5, 7 6 y s igu ientes ) m uchºs instru m entº s y pr iv i leg iºs rºdadºs , reales prºvis i ºnes , cartas y bu las . Baj º el núm ero 7 9 h ay una carta de D. A lºnsº X , cºn señal de haber ten i dº sel l º pendiente,exped ida en Córdoba á 3 de jun io de 1 2 6 0 , de la que se dedu ce qu e era

“generalen tºdas las tierras de la prºvínc ia habitadas por m ºrºs la res i stenc ia al pago deld iezm º , supuestº que se hace expres i ón de la que ja del obispº y cab ildº cºntralºs m ºrºs que labren las heredades de lo s cr istianºs en Palm a, Castro, Alm odovar

el otr os Iogar es .

( 2 ) Ibid . , núm . 79 (instrum entº reproduc idº en el Li bro de las tablas , fºl.Otros í se querel laron que hab ia jud íºs e m ºrºs que al bergan casas de lºs xpnºs etm ºran en el las et nºn dan el derechº que daban lºs xpnºs si viviessen en ellas , pºrende el rey m andó que los judíºs e m ºrºs que m ºraran en las casas de lºs xpnºs

alºgradas qu e paguen sus derechºs com º lº fazíen lºs d ichºs etc.

28 0 C Ó R DO B A

ó del tem ºr , y lºs infel ices sojuzgados nº tenían m ás arbitriº quela fuga ,

ó elm artir io,ó la rebel ión, ó la abjurac10 n de su fe . Pero

estas eran épºcas excepciºnales , y ya hem os vistº transcurrirlargºs reinados sin que lºs m ºzárabes se lam entasen de la tiraníade lºs cal ifas , m ºstrándºse por el cºntrar io dem as iadº avenidos ,

y cºntentºs tal vez, con el yugº de orº de los m uzlim es . En m uy

sem ejante estadº quedarían prºbablem ente los mahom etanosbajo el dºm iniº de León y Castil la . En las ciudades cºm º Toledº ( 1 Valencia Sevil la 3 ) y ºtras , tºm adas por capitu

lación,se observarían cºn lºs m uzlim es lºs tratºs y cºnvenios

celebradºs ; cuandº la pºblación había s ido entrada á viva fuerza,

6 sin m ás conces ión , com º en Córdºba, que la vida y la l ibertad

de expatr iarse es evidente que los que nº pudierºn usar de

este beneficiº y perm anecierºn en sus casas,quedarºn á m erced

de lºs cºnqu istadºres .

'

En am bºs casºs se hacían tr ibu tar iºs delºs cr istianºs ; perº con esta nºtable diferencia, que lºs entregados pºr capitu lación cºnservaban derechºs de que nº pºdían ser

legalm ente despºjadºs , y lºs rendidºs á la fuerza,nº pudiendo

alegar ningún pacto escr i tº , sólo pºr hum anidad y equ idad no

eran tratadºs com o cau tivºs y no se veían reducidos a ese tr is

( 1 ) <( Otºrgó elvencedºr que asegu raba las v i das y hac iendas á lºs m ºradºre sen pac í fi ca y qu ieta poses ión , que nº arru inar ía las m ezqu i tas , ni estºrbar ía el u s o

y ejerc ic iº púb l icº de la rel igión , que tend r ían sus cadíes que j uzgasen sus ple itºs y cau sas , etc. » Conde , añ º 1 0 8 5.

( 2 ) (<Y concertarºn cºn el rey Cacum ( Jaim e ) qu e la c iudad le ser ía entregad aºfrec iendº segu r idad atodºs sus m ºradºres , y l i bertad para i rse á ºtra par te dºndequ i s iesen con tºdos sus haberes , y qu e los que qu is iesen perm anecer en ella fue

sen tr i bu tar i ºs cºm º los otrºs vasal lºs del rey Cacum , perm iti éndºles el l i bre u sode su rel igión ,

leyes y costum bres . » Cºnde , añ º 1 2 3 8 .

a L as cºndic iºnes de la entrega fuerºn :que lºs m u zlim es pud ieran quedaren la c iudad y v ivir en el la cºn tºda l i bertad , gºzandº de su s casas y pºses i ºnessegu ram ente, su jetos sólº al m ºderado tr i bu tº que sºl ían pagar á su s reyes po r

Sunna y Xara.» Cºnde , añ o 1 2 4 8 . Al estipu lar que pºd r ían vivi r con toda liber tad ,

es c larº que nº se exc lu ía la l i bertad de cºnc ienc ia y el cu l tº púb l i co .

(4 )—¡ Cu án d i ferente la capi tu laci ón de Córdºba ,

'

si es que tal nºm bre m erece !(¡ Perd ida la esperanza que lºs an im aba, d ice Cºnde (añ º acºrdarºn de ren

dirse con buenas cºnd ic iºnes ; perº lºs cr istianº s , que estaban segurºs de su

tr iunfº , sólº cºnced ierºn lºs m ºradores la vida y liber tad de ir a'

donde bien les

pareciese.

C Ó RDO B A

tísim o estadº que el sabiº rey D . Alfºns º recºnºcía cºm o la

may or malandancia que los ¡com espueden babor en este m undo

Unºs y otros sin em bargº llevaban indistintam ente el nºm brede m udej ar es pºrque nunca los piadosºs reyes cr istianºsperm itierºn que los m uzlim es que se habían cºnfiadº á su cle

m encia fuesen tratadºs cºm o s iervºs , y en r igºr estºs nº eran

cau tivºs . Nº habían s idº hechºs pr is iºnerºs cºn las arm as en la

m anº y en la guerra m ism a,s ino que se habían rendido y entre

gadº á m erced del vencedºr en m ediº de su tr iunfº,y cºmo acº

gíéndºse á lºs sagradºs derechºs de la naturaleza .

Pero ¿pºdrem os afirm ar que los m udejares de Córdoba gº

( i ) Parti da tit . XX IX , 1 :

(2 ) “L ºs setar iºs secu aces de Mahºm a, d ice Marm ºl Carvajal , prºpiam ente

deben ser l lam adºs cºn dºs sºlos nºm bres , aldrabes ó ag em es lºs alárabes sºn

lºsp riginariºs , y los agem es lºs advenedizos qu e de ºtras nac iºnes y p rºv inc iasab razarºn su ºp in iºn L ºs m au rºs , fen i c iºs ó car tag ineses , cºm º los qu is ierem ºs l lam ar , que escaparºn de la ira de lºs rom anºs , derram ándºsc pºr Áfr i ca en

tre lºs penºs , cºns ti tuyerºn señ ºr íº en algunas partes , especia lm ente en las Mau

r itan ias , y de l los v ienen lºs qu e agºra l lam an azuagºs ; y pºrque as í estos cºm ºlºs ºtrºs m auros de Fen i c ia abrazarºn la seta de Mahºm a en el núm erº de losagem es , el vu lgº cr istiano lºs l lam a cºm unm ente á tºdºs m or os y as í lºs que l ºson se hºnran m u chº de aquel nºm bre, entend iendº pºr m ucelem ines , qu e es el

nºm bre que e l lºs tienen pºr epí teto de santim on ia, interpretadº h ijºs de salvac ion . L ºs m udej ar es v ienen de los alárabes y de lºs agem es afr icanºs y de ºtrasnac iºnes , y sºn lºs que se quedarºn en Españ a en lºs lugares rend idºs pºr vasa

llº_

s de lºs reyes cr ist ianºs , alºs cuales , porque servían y hac ían guerra cºntralºs ºtrºs m ºrºs , los l lam arºn pºr ºprobio Rebelión y cas tig o de los

m or iscos , l i b . ll, cap .

Réstanºs sólº añ adir , para m ayºr c lar idad , que en nuestrºs antiguºs dºcum en

tºs legis lativºs se s igue el usº vu lgar de l lam ar m oros ind istintam ente á tºdºslºs m uzlim es su jetºs á la dºm inación cr istiana, sean árabes ó berber iscos . Es tºsm ºrºs estaban div i d idºs en cuatrº c lases lºs conversos , lºs s iervos , los liber tos ylºs m ude¡ ar es . L ºs cºnversºs l levaban tam b ién el nºm bre de m ar iscos . Eran s iervos los que nacían tales , 6 eran vendidºs para ser l º pºr persºna capaz , O lºs in fieles cau tivºs en la gu erra. Eran l i bertos lºs que en v irtud de la em anc ipac ión , ópºr benefi c iº de la ley , pasaban del estadº de ser v i dum bre al de li bertad ; sin em

bargº , así lºs esc lavºs cºm º lºs l i ber tos , fºrm aban parte de la prºp iedad m ueble,la m ás estim ada en España, dºnde s iem pre fue descu i dada la agr i cu l tura. L ºs

m udej ares eran lºs ún i cºs m uzlim es l i bres que v ivían cºn su rel ig ión y su s prop iedades baj º el vasal laje de lºs cºnqu istadºres cr istianºs , según! lºs pactºs espec iales cºncertadºs al entregarse á el lºs .

As í , pues , r igurºsam ente hab landº , lºs m udejares cºrdºbeses que nº gºzabanm ás que de una l i bertad á m ed ias pºr nº h abérseles ºtºrgadº derechº algunºpara perm anecer en la c iudad , se hal laban en una s ituac ión extralegal y anóm ala .

C Ó R D O B A

zasen en la ciudad reconqu is tada del l ibre usº de su cu l tº públicº

,cºm º los judíºs que tenían su s inagºga ? Nº pºrque es ta

tºlerancia estuviese en contradicción m anifiesta cºn el m ºtivorel igiºso que declaraba santa la guerra cºntra los infieles

,y há

cía apl icables á el la las gracias espir ituales cºncedidas por laIgles ia á las cruzadas en Or iente

,hem ºs de cºnclu ir que care

cierºn de el la los m udejares cºrdºbeses , pues los de Tºledº ,

Valencia y ºtras ciudades,la disfrutarºn . Si así lo creem ºs , es

sólo por no haber m ediadº es tipu lación expresa acerca de la con

servación del cu l tº is lam ita en Córdºba,y pºrque nº hallam ºs

un sºlo dºcum entº que nos autºr ice á afirm ar que á los m uzli

m es que perm anecierºn en esta ciudad y tierras circunvecinas conlºs cr ist ianºs cºnqu istadºres

,se les hubiese reservadº una sola

m ezqu ita en que congregarse para hacer sus azalas . Así pues ,si es tºs m udejares nº vivían en la tristísim a y dura cºndición delºs s iervos , tam pºcº disfru taban la l ibertad rel igiºsa y dem ásderechºs que en aquel la m ism a épºca aseguraban el fuerº deValencia á los m uzlim es vasal lºs de D . jaim e el Cºnqu istadºr

,y

á ºtrºs vasal lºs m ás fel ices de Fernandº,Alfºnsº y Sanchº ,

las

capitu laciºnes de Tºledº y Sevilla . Talvez se observarían cºn

el lºs aquel lºs m ism os pr incipiºs de equ idad natural ya cons ignados en el sabiº Códigº de las P ar tidas, y á la sazón aún nº ob

servadºs cºm º legis lación general del reinº Nº pºdría obl i

( 1 ) Mr_

. Circºur t en su Histor ia de los m oros m udej ar es y m or iscos , elude cºm

pletam entc la cuestión relativa al estadº y cºnd ic i ón de los m uzlim es entregadºsá d iscreci ón del vencedºr en las c iudades tºm adas s in capitu lación . cºm º Córdºba. Entiende (t. 1 cap . XV) qu e las ún i cas fuentes para ven i r en cºnºc im ientº dela legis lac ión prºpia de lºs m ude jares , s in la d istinc ión que nºsºtrºs acabam ºs deestab lecer , sºn las Siete Par tidas y el Fuerº de Valenc ia. Nº ignºra el histºr iadºrfrancés que hasta que el Ordenam ientº de A l cal á le d ió fuerza legal en i 3 4

3

8 . nº

se observó com º ley general del reinº el Códigº del rey sabiº ; perº cree (y en

estº nº va descam inado s i se refi ere á la cu r ia de la cºr te)que las leyes de Parti dase estud iarºn y tuv ierºn secuaces desde que fuerºn u ltim adas en 1 2 58 . Nºsºtrºscreem ºs , por l º que hace á los m ºrºs m udejares , que puestº que no había estipu

lac ión escr i ta que debiese regir cºm º ley para el régim en y gºbiernº de lºs deCórdºba, l º regu lar y lógicº es que lºs reyes D. Fernandº y D. Al fºnsº lºs su jetasen próxim am ente á la m ism a cºnd ici ón que en su Cód igº ( puestº que su pensam ientº pertenece á am bºs ) hab ían im aginadº y d ispuestº cºm º nºrm al para las

C O R D O B A

que los que se les im pºnían eran realm ente arbitrariºs . Adem ásdel diezm º que pagaban com º lºs cr istianºs , cºntr ibu ían á laigles ia catedral con su trabajº cºrpºral en determ inados días , yen estº verdaderam ente m ás bien eran s iervºs que hºm bres decºndición l ibre .

No sabernos á puntº fijº cuándo cadu có el pr ivi legio de obl i

gar á todºs los m udejares sin distinción á trabajar en las obrasde la Catedral ; perº nos incl inam os á creer que duraría cuántoduró en Córdºba aquel la clase de gente, es decirí hasta el tiem pode los reyes católicºs D . Fernando y Isabel . Si el islam ism º

,

cºm o naciºnal idad y Estadº , quedaba al espirar el s iglo X III

arrinconado en Granada com º en su últim º refugio , acosadº pºrlas victºr ias de las tres grandes m onarqu ías castel lana,

aragonesa y pºrtuguesa, cºm º rel iqu ia y ferm ento du raba en tºdas laspºblaciºnes reconqu istadas . Aún habían de dar las funestas discordias de los príncipes cr istianºs de la Penínsu la dºs s iglºs deal iento y de esperanzas á la m orism a

,antes que despunt& sen

para Granada aurºras de fuegº y sangre de la parte de Casti l lay Aragón unidos . En tan largº períodº , los m udejares cºrdobe

ses,pr ivados de cu l to públ ico , sin m ezqu itas , sin escuelas , sin

academ ias , ir ían gradualm ente olvidandº la ley y la tradición, se

entibiar ía su celo,m uchºs cederían á las am ºnestaciones y á la

intim idación y se har ían cristianos , ºtros se cºnvertirían al ju

daísm º ,ºtros finalm ente acabarían por vivir sin rel igión alguna .

L a arqu i tectu ra, sin em pleº ,decaería entre estos degenerados

m uzlim es cºm º tºdºs los ºtrºs ram ºs del saber . Nº hallam ºs enla m ezqu ita rastrº algunº del arte m usu lm án en todº el tiem pºtranscurr idº desde D . Sanchº hasta Enr ique II . L ºs artíficesde la secta vencida se em plean sólº en trabajºs de m era conservación,

y si tºm an alguna parte en la cºnstrucción de las capillas

que van pau latinam ente cubr iendº por'

el interiºr los cuatrº m u

rºs de esta fam ºsa ciudadela del Islam , debe creerse que lo hacen m ás com º ºbrerºs subºrdinadºs á los arqu i tectºs cr istianos ,que cºm º artistas dueñºs de su pensam ientº . Convert ida Cór

C Ó R D O B A 28 5

doba por ºtra parte en plaza de arm as perm anente cºntra lºsinfieles y trabajada adem ás pºr .

las guerras de partidos , m alpºdía sºbresal ir en obras artís ticas . L os r icºs hºm bres y caballerºs , ºcupados en funestas parcial idades ó en cºrrer ías pºr lasfrºnteras de los enem igºs de la fe,

gastaban sus rentas en lascabalgadas , y sólº cuando era precisº dar hºnrºsa sepu l tura álºs am adºs restºs del padre ,

del hijo 6 de la espºsa,y asegu

rar á sus alm as los sufragiºs de la igles ia y de los fieles , se

acordaban de cºnstru ir capil las y de fundar en el las capellanías ;lo que se verificaba cas i s iem pre con la ecºnºm ía que reclam abasu capital ºcupación ,

la guerra . No m erecen,pues ,

m encionarse

por su arqu i tectura las ºbras de es ta especie ; sólº los grandesrecuerdºs que despiertan en la m ente por los hérºes que en

e l las están 6 estuvieron enterrados,hacen preciºsa su antigue

dad,y deplorables las transfºrm aciºnes que la m ayºr parte han

su fr idº . Si de el las hacem ºs m ér itº es únicam ente pºr esta cir

cunstancia ,y para que el lectºr

,al desfi lar por ante sus ºjºs

las sºm bras de lºs i lustres varºnes cordºbeses que m ás adelan

te vam ºs á evºcar ,sepa en qué capil las oraron prosternados ,

y en cuáles se hicieron enterrar hum i ldes tantºs y tantºs vásta

gos de los m ás glºr iºsºs l inajes de la Bética .

288 C Ó R DO B A

cien m onum entºs cºm º su Paladión tutelar cºntra las públ icascalam idades . L a causa ,

segun la piadosa tradición ,fué esta .

Padecía Córdºba una gran peste ,de la cual m ºría innum erable

gente : el ºbispº D . Pascual , fiel á su m inister iº de pastºr , pre

viniendo cºn su vigilancia y celº tºdºs los rem ediºs cºrpºralesy espir ituales para l ibrar á su grey del trem endº cºntagiº há

bía m andadº que se im plorase la clem encia divina cºn continuasrogativas ,

y nº cesaba de clam ar á María Santís im a para quesu pueblº exper im entase el saludable efectº de su m aternalinterces ión. Hallábase en esta ocas ión de cºm endadºr del convento de nuestra Señºra de la Merced Fr . Sim ón de Sºusa ,

varón de singu lar virtud ; y pid iendº á Dios el m ism º rem edio,

se le apareció el Arcángel S . Rafael , y le habló así : cDirás alobispo D . Pascual que está Dios m uy satisfechº de su vigilanciay cu idadº ,

y que por sus oraciºnes y las de ºtrºs fieles ,y pºr

la interces ión de su santa Madre,se ha com padecido de es te

pueblº . Que pºnga m i im agen en lo al tº de la torre de la iglesiacatedral , y exhorte á tºdºs sus feligreses á que m e sean devºtºsy celebren m i fiesta tºdºs lºs añºs : que si as í se hiciere

,este

cºntagiº cesará de tºdº puntº . » Ejecutólº el venerable ºbispo ,

cesó la plaga, y desde entºnces m ira la población de Córdobacam pear triunfante en lº m ás

_al to de su Catedral , á m ºdº de

glor iºsa enseña ó de eficaz para - rayo para los días críticºs en

que fu lm ina sus fºrm idables castigºs el Eternº,la im agen de

su santº patrºnº y abºgadº . L a contem pló pr im ero sºbre el

elegante alm inar árabe dºnde trem oló elpendón real de S . Fer

nandº : luegº en la tºrre reedificada,desde fines del s iglº xvi .

Segu iría á la nueva capil la de S . Bartºlºm é la célebre deS . Pablº , prºpia de la fam i l ia de lºs G ºdois , si fuese cierta laaseveración de un cronista que ,

entre los cabal lerºs y r icoshºm bres que sal ierºn de Córdºba cºn el infante D . Juan á recibir á D . Sanchº en 1 2 8 4 recºnºciéndºle por su rey y señºr

,

m uerto D . Alfºnsº el sabiº , nºm bra al m aestre de SantiagoD . Pedrº Muñiz de Gºdºy

, añadiendº que poco después m u r ió y

C Ó R DO B A 289

f ue'

sepultado en su capilla del apóstol S Pablo en la santa ¿¿desia catedr al

Con las capillas de S . Nicºlás de S . Benito de

S . Vicente de Nuestra Señora de las Nieves (5) y de SanGil fundación la prim era de un devotº arcediano de Córdºba que la si tuó á levante

,en el décim o qu into tram o de la

( 1 ) D. Jºsé Antºn i º Mºrenº , cape l lán de la vcintena,_

en su c itada ºbra m . s .

Antiguedad y g randezas de la cated ral de Córdºba , al añ º 1 2 8 4 , en nºta m arg inal .Para que la m enc ionada capi l la de S. Pablo ex istiese cuandº m u r i ó el m aestre de

Santiagº D. Pedrº Mu ñ iz de Gºdºy , fºrzºsº era que hu biese s i d º labrada antes delañ º 1 2 8 5. D. Franc iscº Sánchez de Fer ia en su Descr ipción inédita de la c iudad deCórdºba, dice que la capi l la de S. Pablº se labró en 1 3 6 5.p0 r el cºm endadºr dºnPedrº Mu ñ iz de Godºy . De estas dºs nºticias n inguna es c ierta, si bien es discu l

pah le la equ ivocac ión en que su s au tores h an incu rr ido por la identidad de ,lºs

nºm bres . El pr im er m aestre de Santiagº que l levó el nºm bre de—D. PedrºMu ñ iz deGºdºy , electº en 1 2 8 0 , nº cºnsta hu biese fundadº capi l la alguna. Sábese , si , que

antes de ser elegid º m aestre fue cºm endadºr m ayºr deCasti l la, y esta circunstan

cia há pºd idº tal vez indu c i r en errºr á Sánchez Fer ia al l lam ar com endador á otrºD. Ped rº Mu ñ iz de Gºdºy , que en efecto v iv ía en el añ º de 1 3 6 5. Este segundºm aestre D. Pedrº del i lu stre l inaje de Gºdºy ( que 10 fué tam bi én de Calatrava ,

com º asegu ra Redes Andrade ) , pr ivadº del rey D. Enr ique II , casó dºs veces : fuésu segunda m u jer D.

* Elfa de L atºrre , señ ºra pr inc i pal , y tuvº en ella cuatrº hi j ºs ;al pr im erº de lºs cuales , D. Gºnzal º Yáñ ez de Gºdºy , cabal lerº de Santiagº y cpm endadºr de Beas , ced ió el cabi ldº de la igles ia m ayor de Córdºba el añ º 1 3 8 7s itiº para fundar la expresada capi l la, según cºnsta del instrum entº de donac iónque c ita el Dr . D. And rés Mºrales en el cap . 2 7 2 , part. 1 de su His t. m . s . eimed ita de Córdoba . ((Esta gracia y m erced h acem ºs , d ice el instrum entº c i tado , pºr m u

ch os y m uy señ aladºs serv i c i ºs que el m aestre vuestrº padre hizº á nuestrº Señ orel rey , etc.» Y en efectº , el m aestre D . Ped rº m ur ió en batal la al serv i c i º del reyD. Juan el I hal lándºse en Badaj ºz con el cºnde de Nieb la cºntra Pºrtugal . No pudiendº pºnerse en duda la au tenti c idad de este instrum ento , es prec isº creer quela inscr i pc ión que hºy se lee en la capilla de S . Pablº en dos lápidas m ºdernas dejaspe azu l alºs ladºs del altar , y en que se d ice que el m aes tre D. Pedrº Ia edificó ,está equ ivºcada. Reed i fi cada esta cap i l la en el s igl º xvu pºr un descend iente delm aestre , l lam adº D. Fernandº Carr i l l º de cuyºs em pleºs y tí tu lºs nºs inform a una

de las dºs l áp idas citadas ), nº ser ía extrañº que la inscr ipc ión se hu b iese grabadºcºnsu ltandº sº lam ente la trad ic ión , que denºm inaba la cap i l la de S. Pablo Capi lladel m aes tr e D. P edro Godoy pºr haber la labradº para el su hi j º D. Gºnzal º .

(2 ) Del añ º 1 2 9 0 .

(3 ) Fundada pºr D. Pérez de Retes en el m ism º añ º 1 2 9 0 . Sánchez Fer ia, m . s .

c itadº . Hoy no ex iste.

(4 ) Fundada , según el m ism º au tºr y según Góm ez Bravº , pºr el dezin D. Pé'

drº de Ay l lón , en 1 2 94 . Tam pºcº existe ya.

(5) Del ú l tim o terc iº del s ig lº X… , perº de añ º inc iertº .

(6 ) De esta capi l la de S. G il, que tam pºcº existe hºy , tenem ºs nºticia pºr el

c i tadº m . s . de Sánchez Fer ia. Parece ser que la fundó en 1 3 0 0 el arcedianº de

Castrº D. Gºnzal º Pérez , qu ien la renunció en el cabi ldº pºr lºs añ ºs 1 3 7 6 .

2 8

C Ó R D O B A

úl tim a nave pr incipal, y er igida la de Nuestra Señºra de lasNieves pºr un chantre y dºs particu lares de qu ienes no hal la

m os m ención especial , lºs cuales el igierºn el ºctavo tram º de lapr im era nave pr incipal al pºniente

,term ina el s iglo X III su casi

ins ignificante tarea en la m ezqu i ta de Córdoba ,donde pºr nº

innºvar dem as iado , ó por.

nº co'

ns iderarse segu rº el arte ºcci

dental en una ciudad expuesta tºdavía á vºlver á caer bajº el

yugº de lºs infieles ,nº real iza la arqu itectura ºjival ninguna de

aquel las portentosas creaciºnes que lega en Francia S . Lu ís ála adm iración de las edades fu turas

,y que el m ism º S . Fernan

do em prende en Burgºs y Toledo .

Nº se m uestra realm ente en la Catedral de Córdºba cºn su

verdadero carácter la arqu itectu ra de ese gran s iglo que de su

sºla fe sacó tantºs tesºros de gracia,de sublim idad y de fuerza.

Pero si su arte nº dejó en el la una fiel estam pa ,dura al m enos

en sus tradiciºnes el sel lo de aquel espír itu ardiente y celoso en

las cosas divinas , que tan noblem ente supº tr iunfar de las cºs

tumbres é ideas sem i bárbaras y sem i gentílicas de la Edadm edia . Y es pºr cierto adm irable cóm º la Prºvidencia favºrecíalas piadosas estratagem as de lºs hºm bres de buena intención yviva fe . Porque no s iem pre ocurría im plorar prºtección de laau tºr idad y de la fuerza cºntra los excesºs y desm anes : estº eraá veces lº m ás sencil lº : padecían

, por ejem plº ,la Igles ia y el

estado ecles iásticº vejaciones y gravám enes de los m inistrºsreales y hºm bres pºderºsos

,porque tºm aban viºlentam ente las

rentas de los obispados vacantes y qu itaban á lºs cabildos , abades y clero , contra la inm unidad que debían gºzar pºr realespr ivilegiºs: y tºdº se rem ediaba quejándºse al rey y pidiéndºlela corrección de lºs excesos cºm etidºs Perº ¿cómº cºrregirla aspereza de las costum bres ? ¿cóm º refrenar los fºgosºs

( 1 ) Estaqueja en efectº e levarºn al rey D. Fernandº IV en las cor tes de Val lado lid la m ayºr parte de lºs ºbispºs y cab i ldºs de tºdºs los reinºs , y en vi sta detan ju sta y debida representac ión , m andó el rey l i braries la carta que trae Góm ez

Bravº en su Catá logo de los obispos de Córdoba , cap . V I , l i b . 3 .

º

292 C Ó R D O B A

crem entos y cºsas que traían para fabr icar sus nidos , ensuciabanla iglesia y lºs al tares . Ponían cu idadº en qu itárselos y derr ibárselºs , y nada bas taba

,pºrque com o la iglesia es tan grande

,

cuántºs rem ediºs se hacían nada im portaban . Para qu itar este

grande estorbº,no hal larºn otro m ás conveniente rem ediº que

acudir á las arm as espir ituales . Hízose cabeza de procesº contrael las

,form óse pleitº en form a ,

nºm brando parte para que lasdefendiese ; l legó el t iem po de sentenciarse

,y la sentencia fué :

que con censuras fuesen echadas de la igles ia. ¡Cºsa rara ! Desdeel puntº que se les leyó la sentencia

,jam ás han s ido vistas en

esta santa igles ia,s iendo su s techos tan á prºpós ito para su s

nidºs . ¡Oh dichosºs tiempos . en que se celaba el ru ido que se

hacía, porque no perturbase á las m inistrºs de Diºs en lºs div inos oficiºs Este hecho en sí parecerá r idícu lo á lºs que

sólo m iran la superficiede las cºsas : ¡em plear las arm as espir ituales contra las gºlºndr inas ! ¡qué disparate ! Nosotrºs avanzarem os m ás: negarem os el hechº . Perº

,aun suponiendo que esta

anécdota sea invención de algún apas ionado de esas inºcentesavecil las

, que el vu lgº cr istiano m ira y cas i reverencia com opiadºsºs auxiliares de la cºm pas ión del hom bre hacia su Redentor clavado en la cruz y cºrºnadº de espinas ,

de todos m odospºdrá entenderse com o fórm u la de una gran verdad ,

á saber ,

que nunca las arm as espir ituales fuerºn desairadas pºr Diºs en

la_creyente Edad m edia cuando se em plearºn en su honra y

acatam ientº ,y que él m ism º inspiró á sus vicegerentes en la

tierra una confianza ciega en su as is tencia para l levar á caboºbras que parecían hum anam ente im posibles , dándo les im periºá veces no ya sºbre lºs seres racionales , s ino tam bién sºbre losirracionales y sºbre la m ism a natu raleza inerte . L as cºlºsalesºbras que l levó á cabº el decim otercio siglo sin m ás elem entos

que la fe y elam or,su portentosa cruzada contra los albigenses ,

( 1 ) Mºrenº , An tig u edad y g randezas , etc m . s . cit. de la Real Academ ia de laHistor ia.

C Ó R DO B A1

su cruzada épica en la Tierra Santa ,las universidadas que fundó ,

los institu tºs rel igiºsºs que vió florecer , las gigantescas catedrales que vió er igir , lºs hºm bres em inentes que vió descollar , testigºs son de esta verdad ins igne: el am ºr divinº hace fecundala Edad m edia

,y un acto de fe de la humanidad concorde basta

para que salga de el la cºm pletam ente arm ada la nueva Minerva ,

as istida de geniºs adecuadºs para todas las artes y ciencias . Son

santos tºdos estºs geniºs , y nº hay m ás que decir , porque cadaunº de el lºs es un prºdigio .de abnegamºn,

de pureza y deam ºr . Este sentim ientº enérgicº es el que los hace grandes .

Cosa adm irable: el s iglº en que viven es un siglº de guerras yde sangre

,de l icencia y desenfrenº

,y el cu l to puro y del icado

de la casta Madre del Verbº se propaga con la dºctr ina y el

ejem plº del tiernº y afectuºsº Stº . Dºm ingo,del subl im e San

tº Tºm ás , del prºfundº S . Alberto, del serafico S . Buenaventu

ra, y en pºs de el lºs lºs pueblºs , los reyes , los m agnates y los

s iervos caen prosternados tendiendº los brazºs hacia la herm o

sa Reina del cielº , clara y pura estrel la de la m añana,cºnsuelo

de los afl igidos . El siglo en que viven es pobre e ignoranteen las cºsas m ater iales , sin recuerdº de las reglas y teºrías dela antiguedad , y el m ism º esfuerzº que hace por emanciparsecom pletam ente de la tradición pagana,

le cºnduce á un arte

nuevo , im ponente y gigantesco , en que bajo la dirección degenios tan pr ivilegiadºs com º hum i ldes , tan am antes de la gloria del catºl icism º cºm º de su propia oscur idad , la escu l tura se

cºnvierte toda en espír itu , sentim iento ,expres ión ,

plegaria y

dolºr , y la arqu itectu ra se eleva cºm º un him nº incesante, cºm o

una ºración perpetua ,desapareciendo—la piedra bajº la idea ,

la

fºrm a bajo el cºnceptº , la m ater ia ante el espír itu .

Acercábase á la m i tad de su curso el turbu lentº siglo décirnºcuarto , y cas i nada se había labrado de nuevo en la catedral L as disens iºnes civiles ºcasiºnadas pºr las cºm petencias

( 2 ) Sólº en el añ º 1 3 2 0 había fu ndadº una capillaá S. Pedrº Mártir el alca i de

C Ó R DO B A

ºcu rren en la iglesia m ayor hasta el reinadº de D . Enr ique el

Bastardo . Sólo cuatrº capil las se edifican en este desgraciadoperíodo , la de S . I ldef onso, al pºniente ,

en 1 3 4 7 ; la de N uestr a

Señ or a de la Encar nacion,al sur , en 1 3 6 5 ; la de S . Pedr o,

tam bién al sur,en 1 3 6 8 ; y la de Sancti Spir itus , al pºniente ,

en 1 3 6 9.

Fundó la de S . Ildefºnsº el obispo D . Fernando Núñez deCabrera, que tres años después fal leció y fué enterrado en el la

,

cubr iendº su hum ilde sepu l tura una pequeña lápida de m árm olblanco que dice así : Aqui y ace el m uy r ever endo Sr . D .

Fer

nando de Cabr er a ,obispo de Córdoba , que D ios bay a . D . Martín

de Argºte su sºbrino , también ºbispº de Córdoba ,fué enterrado

en la m ism a capil la pºr lºs años de 1 3 6 2 ,y yacen sus despojºs

bajº ºtra lápida no m enos hum i lde , cºn inscr ipción igualm entesencilla . Ú l timam ente , yace asim ism o en el la el infel iz Pedrº deCabrera á qu ien m andó dego l lar el rey D . Pedro el Cruel juntam ente cºn D . Fernando Alºnso Gabete , pºr haberse pronunciado partidar iº de la desgraciada reina D .

a BlancaL a de nuestra Señora

_de la Encarnación fué cedida por el

cabi ldo á Vasco Alfºnsº de Sºusa cabal lero portugués degran cuenta , según se col ige de la cur iºsa inscr ipción que se

cºnserva en dos arcos al lado de su al tar, que dice así : Esta

capilla dotó el m uy bonr ado caballer o Vasco Alfonso el cual

vino de Por tugal m ozo e tr új o'

lo D . Alfonso, señ or deAl

bu r querque, que er a su tio,el cual tr ufa a

'

los r ey es , ef ue'

alcalde

m ay or de Cbrdoba e'

casó con D .

“Mar ia , ¡ íj a de Gomez Fer

nandez, señor de Santofim ia : e este Vasco Alfonsofuépadre de

Esta capi l la fueen un pr inc ipiº l lam ada de los Obispºs , perº m ás se la cº

nºce hºy cºm º del deán D. Lºpe , pºr estar enterradº en ella el dean D. Lºpe deSandoval, que fué el que le h izº la reja que tiene en los pr im erºs añºs del siglº XV I . Está hºy sin cu ltº , y es la úl tim a del ladº de pºn iente.

(2 ) Cºnsta esta ces i ón , ó m ás bien perm u ta, ver i fi cada á 1 3 de ºctubre, era1 4 0 3 (A. D. 1 3 6 5 Véase Góm ez Bravº , cap . X , l i b . 3 .

º L a capi l la de nuestra Se

ñ ºra de la Encarnación l leva hºy el nºm bre de Cap illa de los Sou sas , y está abandonada. Es cºntigu a ala de S. C lem ente por el ladº de levante.

C Ó R DO B A

D .

“m adr e del duque D . Enr ique, fij o del rey D . Enr i

que cl pr im er o (entiéndase D . Enr ique II el Bastardo), y este

duque esta'

sepultado en una tum ba dor ada debaj o del ar co do

r ado que esta'

en la capilla del altar m ay or ,epadr e de D iego

Alonso de Sosa, que esta

'

sepultado en esta capilla con suspadr es,

padr e de de Sosa ,veinticuatr o de Cbrdoba

,el cual es pa

tr on y adm inistr ador desta cap illa par a el e par a los que del

descendiesen,el cual m andó facer esta bóveda de enter r am iento,

el cual m andó escr ibir aqu í esta m em or ia añ o del Señ or de m il

e quatr ocientos'

y ocbenta y dos añ os, j ueves 3 de ener o.

L a capilla de S . Pedrº fué fundada pºr el valeroso caballero D . Alºnsº Fernández de Mºntem ayºr

,Adelantado m ayor de

la frºntera,en el m agnífico vestíbu lo del m ihrab que le dió al

efectº el cabildº en reconºcim iento de la heróica defensa que

hizo de Córdoba cºntra lºs ejérci tºs cºm binados de lºs reyesD . Pedro el Cruel y Mohamad de Granada . Fel izm ente al eri

gir esta capil la para nada se tºcó á su decºración peregrina : lº

único que se hizº fué arr im ar el al tar á la fachada del m ihrab ósantuar io

,y destinar sin duda és te á sacr istía

,adornando los

entrepañ ºs de sus paredes cºn im ágenes pintadas , que en ciertºm odº es dolºrosº nº se cºnserven hºy s iendo tan escasas en

España las rel iqu ias de la ant igua pintu ra m ural cristiana. Elm agnánim º fundador yace enterrado en m ediº de esta capil la,

en una sencil la urna de márm ºl , en cuyº tablero super ior se ve

sºlam ente la banda de Castil la atravesada, entre dos dragantes:arm as que tºm ó su padre D . Martín Alºnsº de Córdoba ven

ciendo al rey de Granada en el m em orable s it io de Castro el

Ríº , en 1 3 3 3 . Cerca de su tum ba , en una pequeña lápida,se

lee un epitafio que dice : Aqu i yace. la noble señ or a D .

“ L eonor

B ocanegra ,nieta del Adelantado D . Alonso Fer nandez ,

señ or

de la casa de Montem ay or Había en esta capil la fundadas

El m ism º D. Martín Alºnsº de Córdºba fu é el pr im erº que tºm ó el apellidº de Montem ay or de resu l tas de haber dem ºl idº el casti l l º de Dos Herm anas y

99

298 C Ó R D O B A

dºce capellanías ,y era su patrºno el cºnde de Alcaudete, de

cuyº estadº fué tam bién fundador el fam ºso Adelantadº . El

cabildº cºncedió á las casas de los señores de Alcaudete ,de

Agu i lar , de Lucena y de G uadalcázar , del apel l ido de Córdoba ,

y á los descendientes de este glor iºsº trºnco , la honrºsa distinción del doble de la cepa que cons iste en hacer por ellos el

doble 6 tºque de cam panas con la pr incipal de la torre,á la

cual acºm pañan ºtras tres . Fuéles es te privilegio cºncedido en

cºnm em oración de la fam osa defensa de Córdoba : cúm pleseles

rel igiºsam ente hºy día ; y el viajerº advertidº que recºrre nues

tras antiguas ciudades en busca de recuerdºs cºnsoladores , que

la m ºderna civil ización nº le ºfrece en las bulliciºsas cortes ,al

oir el m elancól ico y grave tañido que pºr la des ierta ciudad se

difunde cºm º voz que se dir ige á las actuales generaciºnes desde la augusta m ans ión del eterno reposº , cree escuchar sentidosy varoniles acentos de reconvención de los antiguºs hérºes dela m onarqu ía castel lana

,y bendice la piadºsa cºnstancia que

nos lºs cºnserva y perpetúa en m ediº de un s iglº incrédulº ydis ipado

,só lº atentº á los goces m ateriales , y cºnsagrado á pu ll

verizar y entregar al olvido sus venerandos despojºs , sus preciosas m em or ias , y lºs saludables dºcum entos de su honor yde su fe .

L a capil la de Sancti Spir itus se fundó cºntigua al ves tíbu lode la antigua catedral pºr el m ediºdía

, por Diegº Fernándezde Córdoba, á qu ien cedió ese s i t io el cabildo . Luego , el prim er

m arqués de Com ares,tercer nieto del Diegº Fernández , la dió á

Lu ís de Angu lº,su tíº ,

veinticuatro de la ciudad,de qu ien la

hubieron lºs m arqueses de G uadalcázar,sus descendientes .

ed i fi cadº en su lugar ºtrº en un m onte m ás al tº y m ás á p rºpós i tº para la defensa ,

dandº nºm bre a la v i l la que al l í se fºrm ó .

1 Designase entre lºs genealºgistas cordºbeses cºn el nºm bre de la cepa ,

que s ign i fi ca l º m ism º que trºncº ú ºr igen , al nºb le l inaje de lºs Fernández deCórdºba, que proced iendº del entrºnque de las dºs fam i l ias de Muñºz (el ada l id)y Fernán Núñez de Tem ez , es el pr incipi º de las distingu i das casas de Al caudetey Mºntem ayºr , Agu i lar , Lucena y Ch i l lón , Guadalcázar y ºtrºs .

30 0 C OR D O B A

ventanas de arcºs exornados según el nuevº esti lo , y que en lºs

param entos de lºs cuatro m u ros y en la cúpu la que los corºna ,

estam pase el arte sarraceno , em anc ipado de la tradición bizantina

,el sel lº indeleble de su s aspiraciºnes , ya m ás voluptuosas y

m enos m ºnum entales . Dieron á estºs arcos lºs fes tones de lóbulºs que tan gal larda aunque viciosam ente disfrazan el verdaderººbjeto de estas curvas ; adornaron las arch ivºltas cºn m enudºs

pºm etadºs,inscr ibierºn lºs arcos en vistosºs y am pl ios recua

drºs form adºs de m uchas cenefas,prim orosam ente labradas á

cincel y punzón ; pus ierºn en las enju tas grandes florºnes denueva fºrm a, en que cam pean y se enrºscan su tiles vástagos

prendidºs á sus bºyas , fingiendº pºr tas y ondu losas lazadassºbre fºndº de espeso atau rique picado ,

á m odº de cu lebras

que se desnudan de sus escurridizas y pintadas pieles revolviéndºse en un tapiz de flºres . Cºronarºn los arrabás con l indascornisillas de arqu i tos entrelazadºs y caladºs , y sobre el lºs llevarºn por tºdºs los cuatro frentes una ancha faja de bovedil lasapiñadas que rem edaban estalactitas de oro cr istal izadº

, en la

real idad de la naturaleza im pºs ibles , pero tam bién de efectosºrprendente y has ta entºnces descºnocidº dentrº del edificio

que había s idº la m ás fam osa m ezqu ita delm undo ºccidental .En los m uros de ºr iente y ocasº , que eran los ladºs m ayo

res del rectángu lo,figu raron de rel ieve lºs arcºs de lóbu lºs que

nº podían estar abiertºs,y descansandº en la l igera cºrnisa de

su arrabá,esculpier

'

ºn,á plom o sºbre las enju tas del grande arco

figurado,dºs ricas m énsu las con leones asom andº por el las la

cabeza y el pecho . Eran cuatrº los leones , dos en cada una de

las fajas de levante y pºniente, tºdºs equ idistantes , y desdecada león al que tenía enfrente volteaba un grande arcº cuyoparam ento avanzabaalgunos pies sºbre la ¿ºna infer ior , y desdecada león al quetenía á su lado vºlteaba o trº grande arco figuradº y que nº se

”ádelantaba sºbre el param entº del m urº infe

r ior . Estºs cuatro grandes arcos super iºres ,cada cual de vein

tiun lóbu lºs de crestería trebolada y pr im orosam ente exornados

C Ó R D O B A 3 0 1

en las enju tas y en el fondº cºm º los de la zºna infer ior,fºrm a

ban un cuadradº perfectº pºr haber quedadº á igual d istanciasus cuatrº apoyºs

,m erced al ingeniºsº m ºdo de acºrtar lºs

ladºs m ayores pºniendº los leºnes á plom º sobre las enju tas delºs grandes arcºs de abajo . Vencida esta dificu l tad de construeción—resuel ta ya acasº desde la épºca en que aquel recintº eratr ibuna de la al icam a—regu lar izado el espacio super iºr encerradºen cuatro arcºs tºrales

,fué sin duda cosa m uy sencil la levantar

sºbre éstºs la cúpu laque debía cºronar lapieza . L abóvedaantiguasería sem ejante á la que en estos d ías se ha descubierto en la ca

pil la de Vil laviciºsa ,perº parecer ía pºbre en lºs de D . Enr ique II

,

tan acºstum brados á ver cúpu las estalactíticas m or iscas , y así

sºbre lºs arcºs arr iba descr itºs se tendió una cºrnisa general,y

en esta se apºyarºn,cruzándose en el espacio y des lum brando

cºn sus colores y dºradºs , cºm o fuegºs de artificiº cuyas cu rvasse cruzan en el dom bo sºm brío del estrel ladº firm am entº ,

lºs

segm entºs de círcu lo que form an la elegante y extraña cúpu laafr icana .

—Tales la decºración de la zºna 6 parte super ior .

En la infer iºr se advierte la distr ibución s igu iente . Hay haciael m edio delladº de levante un arco form ado de bºvedil las estalactíticas

,l igeram ente apuntado ,

de bastante prºfundidad , encerrado en una especie de arrabá de estucº doradº , fºrm andºram os bel lam ente entretej idos . Term ina el arraba ó recuadro

por la parte infer iºr en una ancha faja, que cºrre á am bos ladºs

sºbre un al tº zócalº de m enudº y vistºsº al icatadº , y entre sus

cºm pl icadºs adºrnºs de rel ieve se fºrm an círcu los que ocupanlas arm as de Cas til la y León . Al ladº derechº cam pea sºbreesta m ism a faja un arcº ºrnam ental de ºnce lóbu lºs ,

encerradoen otrº arraba cuajado tºdº de traeer ía relevada,

sºstenidº pordos m uy l igeras cºlum nillas entregadas en el m urº . juntº á es tehay otrº arqu i to

,m ucho m ás baj º , de s iete lóbu lºs , tam bién

ºrnam ental , y sºstenido en colum nillas del m ism o esti lo que las

anter iores , l levandº encim a un escudb cºn las referidas arm as .

El lado izqu ierdº ºfrece igual decºración ,cºn la sºla diferencia

C Ó R DO B A

de ser dos los arqu i tos de s iete lóbu los , pºr tener el l ienzº depared m ayºr extens ión á este ladº , y de l levar elm ás inm ediatoal ángu lo N—O ,

en vez de escudo ,un adornº de m enudísím º

caladº . En la pared de enfrente hay una distr ibución análºga,

con un arcº central profundo y arqu itos figurados y angrelado s

á lºs lados,con colum nillas á la m anera gótica , en las cuales se

deja ver desde luego que esta decoración no es de estilo m oriscº franco y decidido , s ino de un gustº bastardº en que se aso

cian elem entos heterogéneºs,prºpiºs de los dos artes ºr iental

y ºccidental . En estº qu izás , m ás bien que la fal ta de pureza en

el arte que tradiciºnalm entepractican lºs artífices m udejares

,

debem ºs cºns iderar una cºnces ión hecha pºr el estilo favºr itode la corte al celº sacerdotal

,resentido tal vez, y con razón

sºbrada,de que se erigiese una Capil la real sin contar para

nada cºn el m ajes tuoso estilo del ºccidente .

Ejecutada la ºbra que l igeram ente hem ºs descritº,m andó

D . Enrique el Bastardo trasladar á esta Capil la con regia y sº

lem ne pom pa,lºs cuerpºs de su padre D . Alfonso XI y de su

abuelo D . Fernando el Em plazado , que descansan, el prim ero

en la Capil la real de Sevil la,y el segundo en la Capil la m ayo r

de la m ism a catedral de Córdoba,dºnde lº había hechº enterrar ,

según queda dicho , la reina D.

a Cºnstanza. No sabem ºs qu élugar ocuparon lºs dºs regiºs cadáveres ; pºs ible parece que se

destinaran á cºbijarlºs los dºs arcos rehundidos que vienen á

ºcupar el centro de los dos l ienzos de ºr iente y poniente ,dºnde

vem os hoy dos al tares . Ni hemºs pºdido rastrear tam pocº quéparadero tuvierºn las arcas de m adera en que yacían,

y quealgún au tor supone de tal la preciosa atendidº el estado de laescu l tura en la épºca en que se labraron . L as que hºy se con

servan dentrº de lºs sepu lcrºs de jaspe que pocºs años há se

les dieron en la Colegiata de S . Hipól ito,nº pueden ser las

pr im it ivas , pºrque son enteram ente l isas y no cºrrespºndenni á aquel los i lustres personajes ni á la cºstum bre de aquel los tiem pos . Vºlvam os al carácter de la ºbra de D . Enr ique .

1 debem os sºrprendernºs de hal lar en m uchasconstrucciones de los s iglºs x 1v y xv l

'

a am algam a de lºs dºs artes gótico y sarracenº . L as

artes , pºr lo que tienen de prácticº y cºnsuetu

dinario , se prestan á la fus ión de lºs m ás .opu'

estos ca

racteres ; no son cºmo las teºr ías abstractas,entre las

cuales puede haber antagºnism º perpetuº sin tentativasde aprºxim ación y cºncºrdia ; y dºs es tilºs arquitectóni

cºs , en su razón fi losófica cºntrar iºs , apenas pueden cºexistirsin una recíprºca inºculación de fºrm as . As í cºm º el fam ºsºalcaide de Antequera ( 1 ) nº dejaba de ser el terror de los aga

( 1 ) Rúy Díaz de Rºjas , persºnaje del tiem pº de Enr i que II I, de qu ien cantóuna gran prºeza aquel cºnºc ido rºm ance

Vente d m i, el per r o m ºr o ,

Que nº a'

los n iñ os m uch ach os .

Este es un e jem plº entre m il que pud ieran c itarse. L ºs cabal lerºs del tiem pº3 0

C Ó R DO B A

renºs por presentarse en las lides tocado a' la m or isca,delm ism o

m odº pºdía ser cristiana la idea que m otivaba la cºnstrucciónde que vam ºs tratandº , á pesar de ser pagano el esti lº en que

se real izaba. L a clase sacerdºtal , sin em bargº,m ás unida en sus

tendencias con la m asa nacional que con la cºrte ,repugnaba

estºs recuerdºs de cu l tu ra prºfana. Era el m onarca el que cos

teaba la ºbra,y había que aceptar la tal' cºm o se le daba ; pero

s iem pre que el clerº pºdía ºbrar cºn independencia,imponía

com º canon para las construcciones sagradas la severa y m a

jestuosa fºrm a ºjival, verdaderº em blem a de sus pasadºst riunfºs . L a arqu itectura ºr iental en la España reconqu is tadaaparece ,

pues , dom inadora y exclus iva en las pr incipales construcciºnes palatinas ; en las rel igiosas , m enºs exigente, tiende acºm binarse cºn el estilº occidental , prºduciendo un est ilo híbr ido .

Sólº las fabricas propiam ente m onásticas la excluyen cºm pleta

m ente . Pero el estilo popu lar y el de la cºrte luchan en el te

rrenº del arte cºm º en elde la pol ítica, en elde la rel igión y en

el de la l i teratu ra,hasta que en la gran cºntienda queda pºr

fm el pr incipiº espir itual ista vencido en el s iglo delRenacim icuto.

Estº hace que en las antiguas ciudades de Andalucía,dºnde

la larga práctica del país favºrece la cºnservación del es t iloºr iental

,y donde por cºns igu iente es m ás interesante y em pe

ñada la lucha,sea m ás difícil que en el restº de la m ºnarqu ía

distingu ir y caracterizar las diversas épºcas del arte m onum ental .

Sólo en los tiem pºs de fe incontam inada y pura tºm a el

de D. Juan II tenían los m ism ºs usos ; y m ás m arcadºs aún lºs del reinadº de donEnr ique IV , qu ien , según se refiere en la cur iºsa relac ión del viaje á E3 pañ a delcºnde bºhem iº León de Rºsm ital, que di ó á luz la Sºciedad l iterar ia de Stuttgart(Des bºhm isch en Her rn L eo

'

s von Ros'

m italRitter—Hof und P ilg er-Reise rec i b ía á

los env iadºs de lºs dem ás r eyes sentadº sºb re una al fom bra á la usanza ºr iental .entre lºs pr inc ipales señºres del reinº , que vestían á la m ºrisca, m ºntaban á laj ineta , y afectaban segu ir en t ºdº lºs u sºs y cºstum bres de lºs m ºrºs . El h istº

r iadºr y pºl í ti cº Fe l i pe de Com m ines , que v inº á Casti l lacºn em bajada de Lu ís XIal m ism º D. Enr iqu e, cuenta en sus Mem or ias que és te ten ía una guard ia cºm

puesta de 3 0 0 j inetes afr i canºs .

C OR DOB A

L a grande épºca de la arqu itectura occidental es el s iglo X… :

lºs dos s iglºs que le s iguen se cºnsum en en esfuerzos estér i les ,

en agitaciºnes infecundas , en tentativas i lusor ias , cºntradictoriasentre sí

, sin carácter , sin plan,sin fºrm a, en que tºdo es inde

CAN TE L DE L A CATEDRA L

ciso é im previsto . L a épºca que m edia desde la últim a Cru zadahasta el descubr im ientº del nuevº m undº es época de cºnfu sión

y caºs,en cuyo fºndo sin em bargº duerm e el sueño de la ges

tación el m undo m oderno . Es por cºnsigu iente de trans ición el

per íºdº que el arte va recorr iendo en todas las naciones eurº

peas desde lºs t iem pos del rey Santo , y del m ism o m ºdº que

C OR DO RA

en el orbe pºlíticº se van lentam ente fºrm andº las diversas nacionalidades

, en el orbe artísticº van pronunciándose gradualm entediversas fisonom ías m onum entales de las cºrtes 6 centrºs degºbiernº , que sólidamente se cºnstituyen y engrandecen á costadel s istem a general

,catól ico y pºpu lar .

En una cºsa convienen sin em bargº tºdºs los nuevºs s istem as naciºnales , y es en la ausencia del carácter rel igiosº . Elinterés rel igiosº es en este per íodº de trans icion el m ás pºster

gado pºr las naciºnes cr istianas ,y la Catól ica España

,si nº

pierde de vista cºm pletam ente lºs deberes que su fe le im pºne,

parece al m enºs nº curarse de el los “

s ino de tarde en tarde,

cuandº puede u til izarlºs com º derechos en pro de su am biciónparticu lar .

Este per íodº interesante y trabajoso de la fºrm ación de lasnacional idades y su em ancipación del centro rel igiºsº

, que abraza lºs dos siglºs X IV . y xv

,m erecía un estudiº especial á que nº

presta cam po la histºr ia del m ºnum entº que estam ºs descr ibiendo . Pero cºnviene nº perder devista el espír i tu de esta épºcasingu lar , tan dram ática en sus diversas escenas , tan fatal por launifºrm idad con que se cum plen los des igniºs de la Providenciaen todas las naciones eurºpeas á un m ism º tiem pº , para saberapreciar lºs esfuerzºs aisladºs de un arte que ,

extrañº ya al

pºderosº resorte de la . civil ización rel igiosa,tiende á form u larse

de una m anera lºcal,cºm o los idiºm as

,com º las costum bres

,

cºm º las legislaciºnes, á m edida que el sentim iento naciºnal se

exal ta y el individual ism º pºl ítico tr iunfa á costa de m il sangrientos cºnfiictos .

A la unidad ha sucedidº la divers idad en la Eurºpa tºda :al sentim ientº rel igiºsº el s entim iento patr ióticº : decaen lasenseñanzas de la escuela catól ica,

y em pieza á surgir el raciº

nalism º en lºs nebu losos cerebros de juan de París y Guil lerm ºde Occam ; ocupan lºs refºrm adºres la brecha a bierta por lºsracional istas

,y á lºs atrevidos vuelos de la teºlogía se susti

tuyen lasm aravil las de la fís ica , al ternando cºn lºs del ir iºs de

n o C Ó R D O B A

la alqu im ia y de la astrología . Arnaldo de Villeneuve, Raim undoL ulio

,Roger io Bacón ,

Pedro de Ail ly, degradan su elevada inteligencia por penetrar los m ister ios de las ciencias ocu l tas ; lasUnivers idades

,obsequ iosas con la ambic10 n de los pr íncipes ,

em piezan a com batir con los recuerdos¡

de Rom a antigua lasuprem acía de la Santa Sede, tom ando parte en la depos iciónde los pontíñces , exagerando las regal ías

,dejando perder la

esco lás tica y abandonando—el cetro de la ciencia, que hasta en

tonces con tanta dignidad habían l levado , por m ezclarse en las

contiendas de los reyes con la Igles ia . Fórm anse las l iteraturasnacionales : la clás ica pagana,

infecta de l ibertinaje y seductora

por su bel leza,se va restau rando á m edida que el com ercio del

Bósforo reune sus dispersos fragm entos y que las galeras bizantinas depos itan en Ital ia a los intérpretes prófugos de laantigua cu l tura . L as deleitosas form as de la poesía gentílica van

cau tivando los corazones , y todos en las cortes de los príncipespugnan por desterrar el rústico y severo atavío de la inexpertam usa cristiana. Mientras Juan de Mena

, juan del Encina y Guevara continúan en España el im pu lso pedantesco y m itológicode D . Enr ique de Vil lena y su discípu lo el m arqués de Santil lana,

la poesía cristiana y pura se refugia en las obras rel igiosas de Fernán Pérez de Guzm án . Así las l iteraturas nacionales ,desfloradas en su cuna por innum erables legiones

de poetasm aterial istas ¿que invaden las regiones del m ediodía de Europa,

la Ital ia ,la Provenza ,

el Condado de Barcelona,Aragón y Cas

til la,arrastrando com o bagaje la artificiosa insipiencia y los

afectados suspiros del coro de Helicona,fom entan la general

corrupción de las costum bres .

A este renacim iento de las ideas,de la enseñanza y de la

l iteratura paganas , se agregan las herej ías y el cisma para aca

bar con la suprem acía espir itual de la Igles ia. El cism a,inaugu

rado por la am bición de los príncipes y por la arrogancia de lospueblos

,se perpetúa por la m alhadada intervención de las igle

s ias nacionales . L a heregía, arm ada é im petuosa al abr igo de

C Ó R D O B A

L a raza invencible de los h ijos de Othman se precipita sobreConstant inopla ,

y dispersa por toda la cr istiandad sus r icosdespojos . L os pueblos heróicos de la Hungría y de la Albania ,

aunque“

nuevos en el grem io del cr istianism o , se aprestan á

repeler á las im petuosas …hordas turcas ; y entre tanto ¡oh ver

giienza ! ¡una de las naciones pr im ogénitas de la Igles ia,m uel le

m ente adorm ecida al són de las zam bras m oriscas,no se cu ida

de cerrarles la vía al corazón de Europa por el cal ifato granadino !

¿Qué hubiera s ido de la m onarqu ía española, qué del cato l icism o

entero ,si los sucesores de D . Pedro , de los Juanes y de los

Enr iques , hubiesen segu ido la funesta po l ítica de aquel los,y no

hubieran producido Castil la y Aragón prim ero , luego España yAlem ania de consuno ,

reyes que hiciesen frente a las pujantes

em bes tidas del otom ano , triunfante en Belgrado y en Rodas ,

jactancioso en Viena ,trem ebundo en Lepanto ?

Hem os procurado abarcar con una rápida ojeada la vidapúbl ica de las sociedades europeas en un espacio de dos s iglos .

Bastan estos l igeros trazos para del inear el tr iste fondo sobre

que figuran las obras artísticas del período indicado . Con este

tracto del s iglo X IV al pr im er tercio del XVI coincide próx i

m am ente la historia de la catedral de Córdoba desde la obrade la Capil la real hasta la erección del nuevo y grandioso cru

cero .

Conocida la época en general , la correspondencia entre lasideas y los hechos tiene que resu l tar forzosam ente . Estos hechos , públicos y privados , constituyen la histor ia civil y rel igiosa ,

pol ítica ,m i l itar , legislativa,

adm inistrativa : histor ia de las creencias

,de la ciencia,

del arte, de la l iteratura,de todo lo que

tiene vida y acción en el cuerpo social, su inteligencia y sus

pas iones . L os hechos del arte son los que narram os,y sólo

para darles vida,color y voz , los co locam os sobre el cam po

de las ideas y costum bres . Ú l tim am ente, nuestra tarea ahorase circunscribe al arte en un m onum ento determ inado y

por la m ism a razón le conviene al lector,si es posible

,evocar

C Ó R D O B A

todos los recuerdos no tables de la histor ia de este m onu

m entoPodem os ya l im itam os a una rápida reseña crono lógica de

las obras ejecu tadas en la Catedral durante el período refer ido .

( t ) Mem or ias referentes á la h istor ia de la cated ral desde el reinado de donEnr ique l l h asta el de Car los desde la constru cc ión de la Capi l la Real hasta laerecc ión del cru cero nuevo .

A ñ o 1 3 7 1 . Constru cci ón de la Cap i l la Real ( h oy sacr istía de la cap i l la de nues

tra Señora de V i l lav i c iosa ) .

; 7 3 . El ob ispo D. A lonso de V argas a 7 de octubre hace apl i cac ión de losTrezuelos de las igles ias despobladas , que se d istr i bu ían antes en obras p ias , parad istr i bu c iones coti d ianas de las horas canón i cas ; y apl ica asim ism o para estasd istr i bu c iones las prestam eras de la c iudad . Para que las prestam eras quedasens iem pre ane¡as á la m esa capi tu lar , so l i c i tó el cabi ldo que confirm ase el pontíficeC lem ente V II este Estatuto del obispo D. Alonso , com o lo h izo S. S . por su legadoel cardenal D. Pedro de Lu na , despu és Benedi cto X…. En cuan to a los Trezuelos

hubo variac ión en los tiem pos poster iores , pues algunos obispos repugnaron la

ap l icac ión h echa.

3 7 4 . El. arced iano de Córdoba D. Alíón fué m uer to v io lentam ente , y el

deán D. Antón Martín pu bli có qu e _es ta m uer te se hab ía hecho por orden del rey .

S intió m u cho D. Enr ique que se le des ignase com o au tor de este atentado , y envenganza m andó qu itar la vi da al deán . Quejáronse al papaGregor io X I el obispoy cabildº, y aunqu e el rey procu ró d iscu l parse , m andó el Pontífice que fundaseen la cated ral una capel lan ía para que todos los d ías se dl )6 8 6 una m isa de requ iempor las alm as de aqu e l las v íctim as . Erigióse y

'

s itu óse la capel lan ía en el al tar delP i lar el día 2 3 de setiem bre de 1 3 7 5. Ocupa este al tar uno de los postes deltem plo .

De 3 7 8 a r 3 8 1 . Todo este tiem po estuvo sin ob ispo la i gles ia de Córdoba, deresu l tas del g ran cism a de Occidente. El arzobispo de Bar i , Bartolom é de Pr ignano , elegido i rregu lar y v io lentam ente para suceder en la s i l la pontiñ cal á G regor io X ] , con el nom b re de Urbano V I , 9 de abr i l de r 3 7 8 , sab iendo qu e la i glesia cordubense se hal laba vacante se reservó la elecc ión de prelado , proh i b iendoque el cabi l do lo eligiese . Otro tanto hizo el legítim o papa C lem ente Vll. Urbanoel igió por ob ispo á Menendo de Cordu la, y le envi ó por legado suyo al rey don

Enr ique para que éste le reconoc iese por legítim o Pontí fice, au tor izándo le paraofrecer en su nom bre al m onarca de Casti l la, a fin de gran jearse su voluntad , trespiezas de escar lata para que se v istiera con la reina y sus h i jos del m ism o co lorque se vestía el Papa . D. Enr ique s in em bargo su spend ió dar la obed ienc ia, y lacorte de Casti l la se m antuvo neu tral en el c ism a hasta que , reinando ya D. Juan I,se determ inó en Salam anca reconocer por Papa á C lem ente V II, en 1 9 de m ayode .1 3 8 1 C lem ente V I! no h abía e legido obispo para Córdoba ; entre tanto lo habíahecho el cabi ldo , y aunque esta e lecc ión fu é dec larada nu la por el legado D. Ped rode Luna, sin em bargo , atend iendo a los grandes m ér i tos del s'

u'

reto elegido por elcabi ldo , que era el canón igo y m aestrescuela D. Juan Fernández Panto ja, d ichocardenal legado le el igió de nuevo y le confi rm ó en u so de las facu ltades que ten ía.

1 3 7 9 . En el Arch ivo (Caj. U , núm . 7 3 h ay un Instrum ento en pergam ino porel que consta que en l 5 de octubre de este añ o , ante c iertos escr i banos del nú

3 !

y 4 C Ó R DO B A

En el año 1 3 77 fué restaurada la puerta pr incipal del recintoexter ior de la m ezqu ita,

l lam ada del Perdón . D e esta obra,hecha

según el estilo árabe—africano , tan grato a la corte en tiem pode los Enr iques , hablarem os detenidam ente al tratar de la decoración m ixta de otras puertas .

m ero de Córdoba y dos al cal des , com parec ieron en una de las cám aras de la san ta

ig les ia de una parte el cabi ldo , y de otra unos jud íos en representac ión de la A ljam a de el los , y el cab i ldo m an i festó alos refer i dos al caldes “com o ya les constabala carta qu e hab ía env iado el rey en que se m andaba que en las vi l las y lugar e sdonde no se pagaban por d ichos jud íos los 3 0 dineros , qu e no se pagasen , pe roen las qu e se habían satisfecho en tiem po de los señ ores reyes , los pagasen losj ud íos que tuv iesen ¡ q

'añ 0 s cum pl idos y desde esta edad arr i ba ; y en los lugaresdºnde se había pagado en tiem po pasado por los 3 0 d ineros m araved i , se pagas esólo el m araved i . Y porque por d icha car ta se m andaba a d i ch os al caldes que de

t'

end iesen á los jud íos de Córdoba y de todo su ob ispado en di cha m erced , el ca

h i l do expresaba que en 0 bcdecim iento de d icha carta h abía m andado cesar en e l

cobro de los referidos 3 0 dineros hasta sup l i car a sobre algunas condi c ion escontenidas en el la , aque no hab ía lugar en este obispado . Y que por cuanto ante

cedentcm ente por los j ud íos se h ab ía dec larado que en esta c iudad y obispado s e

había cobrado por los 3 0 d ineros 3 m araved is y 4 d ineros por el alvalá. lo q u e

nuevam ente negaban d ichos jud íos , pid ió el cabi ldo que inter ín acud ía al rey se

le de jase cobrar arazón de d ichos 3 m aravedís ; en cuya consecuenc ia se con sint i ópor los al caldes se cobrasen , y prom etieron no se m o lestar ía á las personas q u elos reco jan lo cual está fi rm ado por Ped ro Gonzá lez y Alfón Martínez , escr i bano spú bl icos .

3 8 7 . El día ¡ 4 de agosto de i 3 8 5 ganar0 n los portugueses la cé lebre batal lade Al ju barrota, tan funesta para Casti l la , cuyo rey D. Juan salvó la v ida en la

gran derrota por la proeza del señ or de Hi ta que canta aquel conoc ido rom ance

a Si el caballo vos han m uer to

Subid rey en m i caballo .

Aprovechando los portugueses la v i ctor ia, entraron ta land 0 y saqueando el pa íspor la frontera de Badajoz, que defend ía com o adelantado el m aestre D. Ped r oMu ñ iz de Godoy . Opú sose éste al enem igo , y hab iendo perd ido el cabal lo , cayóen tierra y fuem uerto . Fué su cadáver condu c ido á Córdoba, y su h i jo D. GonzaloYáñez de Godoy 0 btuv0

*

del cab i ldo d e la igles ia m ayor s i tio para enterrar lo en

el la, fundando la capi l la de que se h izo m ención en la nota de la pág. 2 8 9 .

3 9 1 . Elm enc ionado ob ispo D. Juan Fernández Pan to ja hizo asu i gles ia cated ral una donac ión de ornam entos bordados y vasos de oro y plata para el d iv inoSacr ifi cio .

39 3 . El m ism o prelado confirm ó con el cabi ldo en jun io de este añ o un Es

tatu to de su antecesor sobre los m aravedises que el obispo y benefic iados debíanpagar para las capas de seda. En é l se determ ina que se paguen , 0 0 0 m rs . po r

el obispo ; 6 0 0 por las d ign idades y canónigos ; 2 0 0 por los racioneros ; 1 0 0 po r

las med ias rac iones ; y que esto se satisfaga por el ob ispo en su pr imer añ o y po rlos benefi c iados en los dos años pr im eros , cada añ o la m itad :

3 97 . El m ism o obispo hizo donac ión al cab i ldo de d iferentes poses iones que

p ó C Ó R D O B A

nave principal . En la pared que cierra esta capilla por el ladode m ediod ía

,se ve al exter ior un arco árabe con inscr ipción al

rededor y m uy del icadas labores , ya cas i borradas con las repetidas enjalbegaduras á que son por desgracia tan aficionados

era otro que el duque de Medinas idon ia D. En rique de Casti l la , h i jo natural delrey D. Enr i que ll, y cu ya m adre , por el grande am or qu e le ten ía, no qu i so apartarse de su cuerpo aun después de m uerto . El duque de Ar jona que suponeMorales enterrado en Córdoba no m u r i ó hasta el añ o 1 4 3 8 , y el duque de Medinas idonia , de qu ien aqu í se trata, fué m andado enterrar en la cap i l la m ayor antigu aen i 4 0 4 . Falta só lo saber qu é se hizo del area 0 caja de m adera en que yac ía se

pu ltado . En tiem po del c itado Am bros ioMorales se conservaba todavía , pues d i ce :(( en el cabi ldo de la igles ia está agora el cuerpo del duque de Ar jona dentro deuna r i qu ís im a tum ba de m adera, m u y grande , y toda labrada de tal la y m uy do

rada. So l ía estar esta tum ba con el cuerpo dentro de la capi l la m ayo r , al lado de lEvangel io , y passáronle de al l í no ha m u chos años porque parecía tener tanto o

m ás honrado enterram iento que los reyes : estando su capi l la del los aespa ldasdel al tar m ayor , y este enterram iento m uy

'

junto á el. Añ ade el c i tado cron istaque no debía este cu erpo estar m u y bien guardadº , porque se contaba qu e habíanhu r tado algunas sorti jas que ten ía en los dedos . S iendo esto as í , no debe extranarse que el arca haya s ido objeto de m ayores p ro fanaciones , y qu e este prec iosoobjeto de escu ltura, tan interesante para la h is tor ia del arte nac ional , haya com

pletam ente desaparec ido . Del sepu l cro del duqu e deMedinas idon ia sólo ex iste h oyla m em or ia en una láp ida que h ay en la pared al lado del Evangel io , con un epi

tafio que d ice :“Aqu i y ace D. Enr ique de Cas tilla , du que de Medinas ídon ia , conde

de Cabr a, señ or de _Alca ! a

'

y deMora , h ijo del m u y alla rey D. Enr ique II elMag ni

fico ; y en la inscr i pc ión de la capi l la de la Encarnac ión , o ¿le los Sousas , que de

¡am os ya reprodu cida.

1 4 1 2 . El d iezm o del alm ojar ifazgo conced ido a la catedral hab ia s ido conñ r

m ado por var ios reyes , y aeste d iezm o estaban ane jas y j untas las rentas del pontazgo , de los tres pesos , de las l i bras de la carne , de la m ed ia fanega dc

_la nlh ón

d iga, y de la al cabala antigua de las bestias . Hasta el añ o 1 4 1 había cobrado el

cabi ldo el diezm o de estas rentas perc i biendo su im por te en el arca de la Aduanade la c iudad . Teníasele tam bién p or señ or de la renta de la alm otaglas ia y de lasalcaicer ías y tiendas del corral de la alh óndiga, por cons iderarse todas ane jas al

alm ojarifazgo . Pero el rey D. Enri que lll s in curarse de el lo , quer iendº hacer m er

ccd á Ruy Méndez y á Alfón Méndez de Sotom ayor , su s vasal los , les hab ía dadolas tiendas que ten ía la corona en Córdoba , al gunas de las cuales , dec ía la donac ión , son en la alcaicer ia de la dich a cibdat e otras son en el cor ral de la alf óndig a .

Entonces el cabi l do presentó su querel la contra los refer idos vasal los del rey á

fin de que fuesen respetados sus antigu os p r ivi legios , y su stanciado el pleito portodos su s trám ites, se d ió sentenc ia dec larando haber probado el cab ildo su inten

c ión y pertenecerlc por vi rtud del di cho su pr ivi legio y escr itu ras que había presentado , los d iezm os del alm ojarifazgo , de la alm otaglasia de d i cha c iudad , de lastiendas de las al cai cer ias y del corra l de la alh ónd iga , y de las dos tiendas que losMéndez habían sacado de la a l cai cer ia . (Mem or ial del plei to del terreno so lar dela al cai ceria de Córdoba entre el Excm o . Sr . duque de Medinace l i y el venerabledeán y cabi ldo de e l la en el J u i c io de propiedad intentado por su excelenc ia po rcaso de corte en la Real Ch ancillcr ía de Granada.

—Arch ivo , Caj. Z , leg . 2 , nú

m ero

C Ó R DO B A 3 7

los andaluces . Creem os este arco resto de la prim itiva fábr icade la capil la .

Capil la de S . Anton io Abad. Fué fundada en 1 3 8 5 por Rúy

Fernández de Córdoba ,herm ano de D . Gonzalo

,prim er señor

1 4 2 4 . Mu r ió el obispo D. Fernando González Deza y fué enterrad o con su s

padres en la capi l la que hab ía er igido a S . Acac io . Su sobr ino D. Fernando Ru iz deAguayo dotó en el la dos sacr istías y seis cape l lanias m uy cuantiosas , y tam biénfue sepu l tadº al l í .

1 4 3 7 . Había por este tiem po gran fac i l idad de im petrar en la corte rom ana

los benefi c ios y prebendas , por lo cual se susc i taban frecuentes l itigios y se veíanp rec isados m uchos a com ponerse con los im petrantcs por c ierta cantidad de d inero que les daban , ó rec i bían dej ándo les los benefi c ios . Para ev itar estos daños ym o lestias , el deán D. Fernando y el cab i ldo hic ieron un Estatu to , determ inandoque el benefic iado que hu b iese gozado pac í fi cam ente su prebenda por un añ o ,

pud iese ir a Rom a ó a cualqu iera otra parte a segu i r su derecho , ten i éndo le porpresente m ientras durase el l itigio ; pero que s i constase que alguno hab ía coope

rado m al i c iosam ente en la im petra por gozar de este indu lto , le perd iese con el

du p lo de lo que hab ía de perc i b ir , y fuese m u l tado a ju i c io del cabi ldo .

4 3 Se instituyó en la cated ral una fiesta m uy so lem ne en acc ión de grac iaspor la gran v ictor ia de la Hig ueru ela , en cuya jornada derrotó el rey D. J uan á los

m oros granad inos m atándoles treinta m il hom bres .

¡ 4 3 2 . Habiendo el obispo D. Fernando González Deza de jado en testam ento

s u l ibrer ía al cab i ldo , su su cesor D. Gonzalo y el cab i ldo m andaron que todos losaño s se h ic iesen po r su alm a doce m em or ias y un an iversar io . Según el Indicador

cordobés (página 2 4 0 y s igu ientes ) la bi b l ioteca del cab i ldo em pezó a form arse

con los l i bros que en el año ¡ 2 7 4 le donó el ob i spo D. Fernando de Mesa. cuyoe jem plo im itaron después el deán y canónigo D. Ped ro Ay l l ón en I 3 0 3 ; el c itadoobi spo González Deza en 1 4 2 4 ; el obispo D. Martín Fernández de Angu lo en 1 i ó ;

el chantre Antón Ru íz de Morales , y el célebre Juan Ginés de Sepú lveda en i 56 4 .

L a bib l ioteca estuvo en un pr inc i pio si tu ada en la capi l la de Santiago . En 1 4 8 0 se

dec retó su tras lac ión á otro lugar . En 57 8 , s iendo obispo D. fray Martín de Córdoba y Mendoza, se m udó á las piezas que h oy ocupa,

com un icando con la igles iapor una puerta que h ay entre las dos capi l las antig u a y nu eva , o

'

pr im era y segun

:la de S . Bar tolom é .

1 4 4 2 . Hizo el cabi ldo d i ferentes rogativas y proces iones las erm i tas de san

taMar ía de las Huertas , Sta. Ana y S . Ben i to , y dentro de la igles ia, para aplacarla cólera d ivina m an i fi esta en la terr ible peste qu e padec ía la c iudad .

1 4 4 3 y s igu ientes . El in fante D. Enriqu e de Aragón , qu e era uno de los que

acaudillaban el parti do opuesto al condestab le D. Alvaro de Luna , pretend ía con

ciliarse la benevo lenc ia del pueb lo cordobés as i st iendo con m u cha frecuenc ia en

la catedral á los d ivinos o fi c ios y ofrec iendo prec iosos dones en m isas nuevas yotras fiestas pr incipales . fMuch os prebendados y caballeros , s in em bargo , conociendº que el infante atend ía m ás á sus intereses que al bien del reino , y que sólºhabía separado los que e jerc ían o fic ios m un i c ipales para poner en su lugar aotros que le eran devotos , no quer iendo ceder á su tiran ía, ni pudiendo contrastar la , se sal ieron de la c iudad , y el cabi ldo determ inó que los tales prebendadosse tuviesen por p resentes . El obispo Dr Sancho de Ro jas , que era de la parc ial i daddel infante, vino eno jado al cabi ldo y contradi jo esta determ inac ión ,

y la dec laró

p 8 C Ó R D O B A

de Agui lar , en la m ism a nave principal que la anter ior y contrael m ism o m uro

,ocupando los tram os catorce y qu ince. Yacen

en el la el célebre veinticuatro FernandoA lonso de Córdoba, pr i

m er señor de Belm onte,y su segunda m ujer D .

a Constanza deBaeza y Haro .

por nu la proh i biendo practi car la so pena de excom un i ón m ayor . Obedeció el ca

h i ldo y la m andó'

borrar del l i bro de las consti tu c iones . Despu és , cuando tr iun fóel partido del condestab le , ale j ándose de Andalu c ía el infante , elobispo qu iso poner entred icho en la c iudad y su obispado :m as apeló el cabi ldo al arzobispo de

To ledo , y com o este era herm ano de D. A lvaro de Luna, tuvo que suspender el

obispo su determ inac ión . Retiróse entonces el prelado aBaena, y al l í ce lebró ó rdenes generales . Para ordenar al deán D. Juan de Contreras fue m enester que e l

cabi ldo le m andase en tregar el bácu lo de plata dorado, e la m itra m ay or , con lo q u enecesar io es del P onlifícal m ay or , para levar nuestr o Sr . el obispo D. Sanch o de

Rox as aBaena . El rey , i rr itado contra el obi spo D. Sancho ,—h izo se cuestrar po r el

cab il do todas su s rentas : h ízosc as í á 5de febrero de 1 4 4 5, dándose su adm in is

traci ón al arced iano de Castro D. Pedro de Córdoba y So l ier . Este secuestro du róbastante tiem po ,

y al gunas veces se vió prec isado el obi spo a ped ir al . cabi ldo le

socorr iese con d inero para atender á su s neces i dades m ás u rgentes .

1 4 55. El rey D. Enr ique IV fué aCórdoba, á donde l legó á 2 0 dem ayo la re inaD.

“Juana, y al l i rati fi caron el m atr im on io que habían contraí do por poderes . Re

cibicron las bendi ciones en la cated ral el día 2 5, Pascua del Espí r itu Santo , y po rno estar consagrado el obispo D. Gonzal º de Il lescas , h izo el ofi c io el arzobispo deTours , em ba jador del rey de Franc ia.

1 4 56 . El obispo D. fray Gonzalo de Il lescas , d ice Bravo , d ió en el añ o de cin

cuenta y seis una s ingu lar m uestra de su án im o verdaderam ente rel igioso y pacifi co :pues ten iendo algunas d i ferenc ias cºn el cab i ldo sobre el derecho de eleg i rper tiguero ,

y sobre al gunos b ienes de D. Sancho de Ro jas, y reparo del palac ioepiscopal , qu e se había quem ado , v ino á cabi ldo viernes 2 3 de Ju l io , y d i jo : qu e

para ev itar los p leitos , debates contiendas , nom braba su com prom isar io al ar

cediano de Castr0 y al Dr . fray A lonso Alvarez , pr ior de S. Jerón im o . El cabi l doadm iti ó gustoso el com p rom iso , y para el caso de discord ia nom bró a otros tres

indiv i duos ; con lo que todo se fué com poniendo am i gablem ente.

1 4 58 . El papa Cal i xto h abía ped ido al estado ec les iásti co de Casti l la y Leónun car itativo subs i d io para la guerra contra el tu rco . Congrcgáronse las igles iasen Med ina del Cam po y se obl igaron a contr i bu i r con 3 50 0 0 flor ines . Pero com o

en este m ism o añ o había padec ido Córdoba ester i l idad y peste, y el cabi ldo y e l

obi spo h abían teni do que hacer cuantiosas l im osnas , la igles ia de Córdoba resis

tió la refer ida contr i bu ción . Obligóse“

s in em bargo acontr i bu ir con algo , m as en

e l añ o de 1 4 7 4 todav ía no había acabado de satisfacer su contingente.

1 4 6 5 y s igu ientes . L as_

m em or ias de estos años son del m ayor interés , no só

lo por lo tocante ala igles ia de Córdoba, su c lero y obispo , s ino tam bién por lav iva pintu ra que con e l las se hace del infeliz estado de Casti l la en tiem po de donEnr i que el lm potente, bajo cuyo infausto reinado , y m ed iante el escandaloso su

ceso de Avi la, se encend ió tanto fuego en la m onarqu ía, que no hubo c iudad qu eno ard iese en guerras c ivi les , m uertes , robos y sacr i legios . Procu rarem os delinear lo m ás brevem ente pos i b le el cuadro general de estos su cesos, intercalandoen la com pendiada narrac ión de los h istoriadores de m ás créd ito , las noti c ias no

C Ó R D O B A

febrero,dio el cabildo la propiedad de esta capil la a D . Diego

Gu tiérrez de los Ríos,señor de Fernán Núñez .

Capil la de Sta . Úr sula ó de las“

Once m i! Vírgenes . L a fun

dó en 1 3 98 el Dr . D . Miguel Berm údez , racionero de la san ta

Córdoba por el intru so el inqu ieto D. A lonso de Agu i lar y otros grandes caballo

ros , con D. Martín Fernández , al caide de los Donceles ; y por el rey legí tim o e l

obispo , el conde de Cabra y otros cabal leros pr inci pales : con lo que quedó la ciu

dad d iv id ida en dos poderosos bandos que se hic ieron sangr ienta guerra. D. A lonso de Agu i lar se hab ía hecho tan dueñ o de Córdoba, que echó fuera al corregido ry m in istros del rey , y usurpando la j u r isdi cc i ón antigua de al calde m ayor , p r endía y dester raba. cargaba pechos á ec les i ásti cos y secu lares , y no hab ia qu ien pud iese contener le. El ob ispo D. Ped ro de Córdoba y So l ier , hasta entonces am igosuyo , hab ía procu rado en vano refrenar sus arrebatados im petu s , hasta que v iendo que nada obten ía, y no ten iendo fuerzas para contrastarle , se sal i ó de la c iudady se refugió en su casti l lo de To ledi l lo , donde publ icó entred ic ho y anatem a con

tra D. Alonso de Agu i lar por haber le quem ado y saqueado su palac iº episcºpa l.com etiendo otras in jur ias y v io lencias contra su s fam i l iares . Mu r i ó en 1 4 6 8 e l

infante D. Alonso , causa p r inc ipal de la . d ivis ión del reino : su s partidar ios se

acobardaron , y los fieles al rey se l lenaron de j ú b i lo . L a repu lsa de la pruden tedoña Isabel ( despu é s re ina catól ica ) , á qu ien qu is ieron los pr im eros dec larar po rreina, acabó de desarm ar los , y asi todos por neces idad vo lvieron ala obed ien c iadel rey jurando la infanta por su cesora en el reino . Entregado c iegam ente do n

Enr i que al m arqués de V i l lena, que sólo atendía al logro de sus intereses con la

d iscord ia de los dem ás , al pasar Córdoba con ob jeto de acabar la pac i ficac ión delos án im os , sólo cons igu ió enconarlos de nuevo ,

porque con las provi dencias q u ed ictó aconse j ándo le su val ido , dej ó a todos descontentos . D. Alonso de Agu i lar .

resentidº de que le hu b iesen hecho entregar á su enem igo el conde de Cabra lo s

al cazares y fortalezas de la c iudad , y al cºnde de Al caudete la Carrah ola, s in cu

yas defensas era poco segu ro su predom in io en Córdoba , ideó el m odo de recuperarlas , y le sal i ó b ien , porque habiéndose apoderado traidoram ente de la per

sona del m ar iscal D. Diego Fernández de Córdoba, el conde de Cabra y su s parc iales , am igos de éste , se v ieron prec isados a abandonár selas com o prec io de su

rescate . L a preponderanc ia de Agu i lar en la c iudad alejaba de e l la al obispo :s inem bargo contr i bu ía cuando era necesar io con su presenc ia a rem ed iar los m a lesde su Igles ia, porque ala general tu rbac ión introdu c ida por los desm anes de lo s

grandes , se agregaba un gran re lajación en la d isc ip l ina ec les i ásti ca, y hu bo caso sen que , arrostrando la tiran ía ejerc ida por el de Agu i lar , tuvo el pre lado que acu

dir com o buen pastor , ya á repr im ir la inso lenc ia de algunos m alos canón igos aqu ienes aqué l favorec ía, ya á contener al prepotente m agnate en sus inju stos procedim ientos con otros prebendados . En una ocas i ón el chantre D. L ºpe de San

doval , que por lo v isto era m ejor para cam peador ó bando lero que para sacerdote .

se atrevi ó a tom ar poses i ón de una canong ía contra la vo luntad del obispo y cabildo de canón igos , á qu ienes tocaba dar la, asa ltando la igles ia con gente arm ada

reuni da por su propia au tor idad . Otro dia, por haber defendido con calor en el

cabi ldo a var ios prebendados atropel lados y desterrados por D. Alonso , y contr ibu ido á que se tom ase un acuerdo en cuya v irtud debían los desterrados tenersepor presentes todo el tiem po que du rase su au senc ia, el poderosº árbitro de Có r

doba fraguó su ru ina : tan buena traza se d ió , que logró del m ism o rey env iase

C Ó R D O B A 3 2 1

iglesia , por donacion'

del cabildo , arr im ada al m uro delnorte, en

el tram o pr im ero de la décim asexta nave pr incipal,pagando la

fiesta a las Once m il Vírgenes el obispo González Deza .

Capil la de S . Acacz'

o. Fué fundada por el obispo D . Fernan

carta firm ada al obispo rogándo le sal iese de la c iudad y se reti rase á un lugar delobispado ; no qu iso obedecer D'

. Ped ro So l ier , y D. Alonso sorprend iéndo le con

gente arm ada, se apoderó de él , le m ontó en una m u la, y tom ando las r iendas , lesacó vio lentam ente de la c iudad , m andando se le cerrasen las pu ertas . D. Ped rose fué al convento de S . Jerón im o , y de all í á Montem ayor , donde a ¡ .

º de J u l iode 1 4 7 2 m andó pu b l i car por excom u lgado á D. Alonso y poner entred icho en la

c iudad . L as cau sas expresadas en la carta de anatem a fueron once , y m erecen publicarse l iteralm ente ( Góm ez Bravo sólo lo hace en extracto m u y d im inu to ) porla luz que derram an sobre esta época de tu rbu lenc ias tan d igna de estud io . Hacesaber el obispo en su carta—excom un ión á los Sres . deán y cabi ldo , capel lanes m a

yores de la capi l la de S . Ped ro , y á los dem ás rectores y c lé r igos de todas las ig les ias de la c iudad de Córdoba y su obispado , qu e había segu ido algunos procesoscontra D. A llon , señ or de la casa de Agu i lar , as í de ofi c io com o a petic ión fi scal ydel cabi ldo , sobre la quem a de las casas obispales y fracc ión de la santa ig les ia ,

com o tam b ién por h aberse apoderado de las rentas de los d iezm os de Cañete porsu prop ia au tor idad m u c h os añ os , por lo cual h abía incu r r ido en excom un i ón m a

yor ; y debiéndose guardar entred icho , lo dec laraba y m andaba se tuv iese por talpo r las cau sas s igu ientes : Porque h ab ia D. Al fou dado m u c h as arm as y cah al los á los m oros ; porque prend ió seis canón igos de esta santa ig les ia porque obedec ieron los m andam ientos apostólicos , y los tuvo presos m ás de se ism eses s iendo presbí teros , d iáconos y su bd iáconos 3 . por haber ten ido com o te

n ía la torre de la igles ia y obra de el la encasti llada ; 4 . por el quebrantam ientode las casas obispales y quem a de el las , y po r la fracc ión de la igles ia , s.

º porquehabía m u chos añ os que ten ían im puesta im pos i c ión en esta c iudad l levando ded icho Sr . y de su c lerecía y re l igiosos y conven tos de e l la la d icha im pos i c ión ,

debiendo ser por lo m i sm o excom u lgados con el refer ido D. Alfón los s igu ientes :García Méndez de Sotom ayor , com endador de la orden de Santiago , Alíón del

Casti llo , Ferrán Cabrera , Pedrº Méndez el m ozo , Allón Méndez , Ped ro de Cárdenas , Gonzalo de Mesa , Allón de Angu lo , Juan de Angu lo , Juan de Sosa, Ferrandode las lnfantas , Fer rando de Luna, Juan de Cárdenas Pedro González de Mesa ,

Pedro de Hºces , Ped ro Cabrera, Ped ro de Aguayo , Antón Cabrera, Ped ro de Córdoba, Gonzalo de Cárdenas , el bach i ller Gonzalo de Zea , Martin de la Cu erda, Pe

dro de Torreb lanca, Diego de Fer rera, Sancho de Córdoba , Diego de Córdoba, su

hi jo ,Juan de Valenzuela, el bach i l ler Alfºn Rod r íguez , Juan de Baeza y Ferrando

de Baeza, veinticuatros de Córdoba, los cuales habían concu rr ido con D. Al fou ,

señor de Agu i lar , en la refer ida im pos i c ión , Gonzalo y Alfón de Baeza , escr i banos ;y se debía guardar entred icho hasta tanto que restituyesen todo lo qu itado al

obispo y su c lerec ía, y levantasen la refer i da im pos i c ión ; ( que com prendíaju ntam ente con D. Alfón aGonzalo de Godoy ) porque cuando fueron dec laradospor púb l i cos excom u lgados el d icho D. Alfón y los qu e le ayudaron á quem ar yrobar las casas de su ilu strísim a , y á qu ebrantar las puer tas de la ig les ia , el refe

r id0 D. A l fou m andó a Gonzalo de Godoy , alguac i l que entonces era , que prend iese , com o prendió , m u chos escu deros del Sr . obispo , y les qu i tó m u cho de loque ten ían y los pu so en m azm orras así en Cañete com o en Monti l la y Bu jalance ;

3 2

3 2 2 C Ó R D O B A

do González Deza en el año 1 4 0 0 ,junto al m uro de poniente ,

m ás abajo de la de S . Antonio Abad,ocupando otros dos tra

m os de la m ism a nave pr incipal,y dejando entre am bas un

espacio igual . El fundador fué enterrado en el la . Su sobr ino el

pm que estando su ilu strísim a en S. Jerón im o , d icho D. Alfon y la c iudad deCórdoba env iaron a J uan de Angu lo y aPed ro de Cárdenas para desterrar á suilu str ísim a, lo que en efecto hi c ieron y pasó en 2 de m ayo del añ o 6 9 . Despu é sa 2 4 de m arzo del presente añ o , el d icho D. Alfón desterró á su ilu str ísim a ech án

do lo por fuerza de la c iudad , sacándo lo por las r iendas de su m u la : 8 .apor h aber

sacado por fuerza á m u chos de los retraí dos en la igles ia ; porque v iviendoAlfón de Jaén y Diego Rod r íguez , racioneros de esta igles ia, cerca de Castro , los

m andó prender , qu itándo les dos acém i las de su ilu str ísim a con m u chas cosas q u el levaban , lo que no h abía pagado todavía, ten iendo presos a d ichos racionero sporque s iendo electo su ilu str ísim a de esta igles ia, D. A l fºn y los suyos en

traron de noche en las casas obispales y robaron m u cho d inero en especie , en

v ino , pan , tr igo , cebada y preseas de casa, y despu és , s iendo su ilu strís im a ya

obispo , excom u lgó á los robadores y m uy poco res tituyeron ; 1 por tener , com o

tiene, por fuerza tom adas las casas obispales y em bargado cuánto en el las hab ia.»

Pub l i cada esta carta acud ió D. Al fonso de Agu i lar , legalm ente representadopor el Bach i l ler Diego Rodr íguez de Jaén apoderado tam bién y procurador de losconsortes en la cau sa de Agu i lar , y apel ó ante su ilustrísim a pid iendo se dec larase lo hecho nu lo y de n ingún valor y efecto por var ias razones qu e alegó en tre

las cuales figu ran com o pr inc i pales :Que el D. Al fonso no se hab ía apoderado delos d iezm os com o se suponía : que el obispo no pod ia ser juez de la cau sa por sernotor iam ente sospechoso y capital enem igo del Sr . de Agu i lar y de algunos de losotros excom u lgados , y confederado , al iado y am igo del conde de Cabra y s u s

h i jos y de su valía y opin i ón , por lo que com o su contrar io y enem igo dec larado , hab ia s i do echado de la c iudad por orden del rey ; que m ed iante la refer i dasospecha , no p odía tener j u r isdicc ión , n i pod ía haber c i tado a D. Alfón y conso rtes á que com parecicscn ante su ilu str ís im a en la v i l la deMontem ayor por cu an toé sta era del Sr . Martín Alfón que estaba en la m ism a parcial idad confederaci ón yadversidad que su ilu str ís im a contra el c i tado Agu i lar y consortes ; y aunq u edec ía que h abía segu i do los d ichos p rocesos a peti c ión del cabi ldo , no era as i n i

pasó tal cosa. Que aunqu e la carta dec ía que D. Alfón estaba excom u lgado p o rhaber dado arm as , caballos y otras cosas a los m oros la causa no era verdadera ,

y caso de haber lo hecho ser ia con ju sta razón para defensa y conservación delreino de Cas ti l la , en espec ial de Andalu c ía por m andado y con poder del rey , enlo cual Dios no hab ia s id o ºfend idº ; qu e D. Alfón no p rend ió los canón igos po r

qu e cuando esto ocu rr i ó no se hal laba en Córdoba. Que tam poco h abía incurr i doen excom un ión por lo que su ilu strí sim a l lam aba quebrantam iento y quem a de

las casas obispales y fracci ón de la igles ia ,porque esta no la hab ía habido ni se

podía probar , y si en el palac io hu bo a l guna quem a, ser ía por cu l pa del señ o robispo y de su s fam i l iares pues era notor io en la c iudad y su s com arcas que todohabía su ced ido por au tor idad de derecho y por ju stas y legítim as cau sas en defeusa y am paro de la repúbl i ca. Que estando en Córdoba el d icho D. Al fou con la go

bernación de el la com o al presente la ten ía en paz y sos iego ,c iertos cabal leros

y escuderos , todos fam i l iares , cr iados y paniagu ados del señ or ob ispo ,y por su

m andato , entraron , se apoderaron y encasti l laron en las casas obispales y torres

3 2 4 C Ó R D O B A

m anos, que se habían de cum pl ir sobre la sepu l tura de dicho

señor obispo . En esta capil la se venera una devota im agen de

Ecce H om o que el fundador trajo de Rom a . De aqu í , según al

gunos ,el l lam arse com unm ente esta capil la de la Sangr e; pero

El escr ito de apelac ión que esto conten ía fué presentado por el bach i l ler DiegoRod r íguez de Jaén con su carta de poder: en 8 de ju l io de 1 4 7 2 , en la vi l la deMontem ayor , por ante J uan González y otros escr i banos y notar ios públ i cos , enlas casas m ism as donde ten ía su habi tac ión el obi spo D. Ped ro , y hal lándosepresente su ilustr í sim afY en 1 .

º de agosto del propio añ o , com parec ió en Córdo baen presencia de otros escr i banos el bach i l ler Fer rán Rom ero ,

v i car io del seño robispo ,

con una carta m ensajera d ir igida al bach i l ler J uan V i car io , y con el la res

puesta de 10 arr i ba expresado para que se la d iera a los escr i banos qu e habianhecho el rcqu ir im iento .

—Respond ía y dec ía el ob ispo : Qu e por lo tocante a laincom petenc ia para conocer en la cau sa del Sr . de Agu i lar , fundada en la parcialidad de su ilu str ísim a po r e l conde de Cab ra y su s h i jos , lo ún ico cierto era,

a q u e

entrando en Có rdoba el rey D. Enr ique, D. Al fºn de Velasco y D. J uan de Gu zm án ,

Lu ís de Pan iagua y otros m u c h os cabal leros , el d i cho D . Al fºn diº la fe á su i lo str ís im a y su ilu str ís im a al D. Al fºn , que quer ían ser neu trales no favorec iendo a

n inguna de las partes , y que uno a otro se guardar ían la honra, y que despu és deun añ o ,

en presenc ia de Diego J im énez de Góngora Pr ior y de Pedro de Foces ,

canón igos de esta santa ig les ia , por parte del señor obispo . el deán de el la y otrospor la parte del c itado D. A l fonso , y dentro de las casas de éste se confi rm aron

las paces que ten ían tratadas y en caso necesar io las aprobaron con c iertas form a

l i dades . Y el día 4 de m arzo de d icho añ o , v in iendo d icho señ or obispo de con fe

sarse del convento de S . Pab lo , el d icho D. Alfonso juntºm ucha gente arm ada , y

antes qu e entrara d icho señ or obispo en su s casas , le echº fuera de la c iudad y atodos los de su fam i l ia , de lo que resu l taba la enem iga qu e ten ía d icho D. Al fºn ,

dando favo r a m u chos que v ivían m alam ente contra Dios y su Igles ia , sabien dob ien el refer ido que la intenc ión de su ilu str ís im a ser ía querer enm endar lo .» Qu e

en cuanto a la incom petenc ia por fal ta de ju r isd icc ión ,(( el lugar donde estaba

d icho señ or ob ispo era donde habían de com parecer las personas del dicho reg im iento por s i º por su procu rador , m ayorm ente sab iendo el d icho D. Al fºn q u eentre el Sr . Martin Alfºn y los vec inos de Cºrdoba y su tierra y las v i llas de d ich oD. Al fºn , cada y cuando les parece atodos º cualesqu iera de el los , entran seguro s

en la d icha v i l la de Montem ayor y pasan segu ros por el la, com o su ced ió el dia 2

de j u l io del p resente añ o de 7 2 cuando el j u rado Ahum ada, vec ino de Córdoba .

entrº en la refer i da v i l la de parte de d icha c iudad a requer i r al al caide que le en

tregase c iertos presos , pu es q ue entre el los h abía paz , qu ien h ab ía respond i doque no los ten ía n i sabía de ellos , y s i los tuv iera se los entregara : de lo que r e

su ltaba ser fr ívo la la apelac ión .» <<Y s iendo com o era notor io que en el lugar de Cañ ete el d icho D. Alfºn arrendó á los alm ojar ifes y vecinos de Cºrdoba todas su srentas de d icho lugar , inc luyendo en el las las rentas de los diezm os de m enudo ,

vino y acei te, de lo qu e resu l taba estar excom u lgado el d icho D. A l fºn por la Bu laPau l ina y Estatuto del anteceso r de d icho señor obispo , qu e lo fué el Ilu str ís im o

Sr . D. Fernando : y s iendo c ier to que el d icho D. Alfºn había dado arm as á los m o

ros ; y en cu anto á la pr is ión de los canón igos qu e hi zo el refer i do , era notor io , yque los tuvo presos en su v i l la de Cañ ete m ás de m ed io añ o ; v s iendo tam bi énc ierto que se había apoderado de la torre de la santa ig les ia tom ándo le al rey lo

C Ó R D O B A 3 2 5

hay qu ien escr ibe que es debida esta advocac¡on aun triste casode trem enda profanación ocurr ido por los años de 1 4 8 2 con el

tesorero de la catedral D . Pedro Fernández de Alcaudete, que

habiendo escondido durante el santo sacr ificio de la m isa la

que ten ía en e l la, y u su rpando las rentas reales que S . M. ten ia en la c iudad . yechándo le var ias im pos i c iones en el la y su tierra ; y siendo tam bién c ierto y no

tor io que hab ia quem ado las casas de di cho señor obispo ,y que com batió y tom º

por fuerza los al cazares reales ; y carec iendo de toda verdad . lo alegado para ju stificar las im pos ic iones echadas sob re el estado ec les i ástico ,

com o tam bién el que

sobre este pun to se habían comprom etido con la c iudad , y qu e las im pos i c ioneseran contra los m oros , pues antes eran en favor de e l los ; y s iendo c ierto que el

dicho D. A l fºn hab ía sacado v io lentam ente m u cha gente de la ig les ia , com o que

prend iºdos clé rigos benefi c iados de ella pºrque l levaban las acém i las del obispo ,

las que le qu itaron :y s iendo c ierto que en el m ism o día qu e fué electo d icho se

ñ or obispo lo robaron y asal taron los alcazares , com o tam bién que d icho D. Al fºny Ped ro de Aguay o lo echaron de la c iudad :denegaba su ilu str ís im a la ape lac ióninterpues ta.

Esta ru idosa causa du rºm u chos añ os al gunas personas pr inc ipales y de au to

r i dad procu raron interponerse entre el obispo , D. Alonso y la c iu dad , para conc il iar las d i ferenc ias que había, y lograr se levantase el entred icho . Cons igu ieronesto ú l tim o al gunas veces , pero era tan d isco la la cond iciºn de los contend ientes ,que de tºdo sacaban pretexto para vo lver a la d iscord ia . El señ or de Sta . Eu fe

m ia había logrado apoderarse de Pedroche , v i l la de la c iu dad , y aunque se le re

qu ir ió que la de jase , no qu iso e jecu tar lo . L a c iudad sal iº con su pendón , y restauró á Ped roche : diº noti c ia al cab i l do para que hic iera alguna dem ostrac iºn , ya 1 4 de febrero de 7 2 se decretó que todos los prebendados salieran a cabal lo areci b ir el pendón tr iun fante. L evantºse el entred icho despu és del 5 de febrerode 7 3 , y parecía re inar la concord ia, pero duró poco tiem po , porque el conde deCabra, que se acababa de apoderar de Alm odovar , com etía en la c iudad y cam piñ agrandes ve jac iones : el de Agu i lar ea perado vo lv iº á sus pasados r i gores , y elobispo vo lv iºaponer entred icho á ¡ 9 de octu bre . Em pezó entonces la d iscord iaentre el cabi ldo y el prelado : el cabi ldo apeló aTo ledo :. du rante la ape lac ión interpuesta no se observaba el entred icho , y esto hizo tem er á algunos prebendadºsque im petrándo les en Rom a las prebendas , se m ov ieran m uchos y costosos pleitos, y as í determ inaron que si alg uno fuese m o lestado por esta razºn , todos leam parasen y defend iesen en lºs tr i bunales contr i buyendo á las costas qu e se cau

saran . Dec larada la d ivis ión entre el pre lado y el cabi ldo , s igu i ó la d iscord ia acercade otros puntos , y con espec ial idad en el m odo que se había introdu c ido en el

ar rendam ien to y adm in istrac iºn de las rentas dec im ales , en que el ob ispo hac íarem is iones y otras grac ias s in la intervenc iºn del cabi ldo º su s d ipu tados . Fué el

resu ltado un Es tatu to para qu e no se pud iesen en lo su ces ivo arrendar las refer idas rentas á prebendados , cabal leros n i personas sem ejantes , y es tablecerse el

tr i bunal l lam ado de Cabeza de r entas .

Ocu rr i ó en 1 4 7 4 la m uer te de D. En r ique IV , y de aqu í nuevos m otivos decontrar iedad y encono entre D. Alonso de Agu i lar y el obispo D. Pedro . L a m ayorparte de las c i udades y señ ores de vasal los se dec lararon por D. Fernando y doñaIsabel , y con el los el prelado de Cºrdoba y el conde de Cabra ; y D. A lonso , s i

gu iendo al m arqu és de V i l lena, abrazº la parc ial idad de D.

º]uana, á qu ien , val i do

3 26 C Ó R D O B A

Hostia Sacram entada en un zapato,fué sorprendido en este abo

m inable del ito por el rastro de sangre que dejó su pié en dichacapil la .

Capil la de S . Antonio de Padua . Es fundación de Alonso

de su preponderanc ia en Córdoba, h izo ac lam ar por reina . A este ac to de vio lenc iapudo agregarse otro para hacer le im popu lar . Un añ o antes un herrero , fanáticocom o toda la dem ás gente de baja cond ic iºn ,

hab ia m ov ido un gran m otín cºntralos conversos º cr is tianos nu evos , com etiendo grandes robos , incend ios y atropel los en las v iv iendas de aque l los presuntos apóstatas , y m atando a m u chos . Don

Alonso de Agu i lar diº m u erte por su m ano al her'

rero y tuvo que refugiarse con

m u chos conversos en el al cázar v ie jo , guarec iéndose al l í contra el fu ror de laplebe. No sabem os pos i tivam ente que el cabi ldo aprobase aque l bárbaro desahogopºpu lar , que sin duda alguna ten ía el

'

carácter de tal, pu esto que s igu ieron e l

e jem plo de Cºrdoba Montoro , Adam uz , Bu jalance ,Ram bla, Santae l la y otros lu

gares del obi spado dando fuertes indi cios de qu erer hacer otro tanto Palm a yBaena ; pero s i creem os que la im pol iti ca contem p lac ión de los m agnates con lo s

conversos de m ala fe , que pu lu laban por desgrac ia , ten ia ju stam ente exasperadoal pueb lo , y que en un s iglo en qu e las creenc ias rel igiosas del estado l lano eran

tan poco i lustradas , estas repugnantes m atanzas eran el resu l tado l ógico de lapugna entre las ideas nacionales y las de la corte . Aho ra bien ,

pod ía no ser s iempre m engua parti c i par de las ideas e instintos nac ionales contra el desgrac iado'

sistem a'

qu e segu ía la co rte de Enr ique IV , y sºlo bajo este concepto aventu rare

m os la espec ie de que el cabi ldo de Córdoba no rcpugnar ía qu izás aquel pºpu larescarm iento . L o c ierto es qu e por aque l tiem po se com puso dec id idam ente con su

obispo , y le s igu i ó dóc i l y resu e l to cuando éste se dec laró po r D. Fernando y doñ aIsabel :en prueba de lo cual m andºdar m il m araved is de al b r ic ias al c r iado de lrey que le trajo la nueva de su vi ctor ia contra el rey de Portuga l .Del ru idoso p leito entre D. Ped ro So l ier y D. Alonso de Agu i lar no hal lam os

rastro después del añ o 7 5, en el cual cons ta que tuvo que interven i r el ñ scal de

la cu r ia rom ana por S . S. , habiéndose dado poder avar ios procu radores para qu ecom pareciesen ante el Il lm o . Sr . D. Rod r i go , obispo de Al bano , cardenal y vi cecancelar io , juez espec ialm ente nom brado por el Papa en d icho ple ito . lgnoram os

si l legº á darse sentenc ia , º si quedó paral i zado por m uerte del obispo D. Pedro ,

ocu rr i da en 1 4 7 6 . (En el Arch ivo de la Sta. ig les ia, caj. P , desde el núm . 2 58 en

adelante , ex isten todas las piezas pertenec ientes a esta fam o sa causa. )El s i lenc io de los cron i stas del reinado de Enr i que IV acerca de unos hechos de

tanto bu l to , no se extrañ ará s i se atiende á que tam poco hacen m enc ión de otras

v io lencias m uy sem e jantes que , por los m ism os años exac tam ente , padecía deotro m agnate otro prelado m ás cal i fi cado todavía. El arzobispo de Santiago donAlonso de Fonseca se hal laba en 1 4 6 6 , con los canón igos y c lér igos que le erantieles , s i tiado en su m ism a catedral por gente arm ada a las órdenes de un m ag

nate , que se cree fuese el conde de Trastam ara D. Por Alvarez Osor io , qu ien ya enotra ocas ión había hecho lo m ism o con el arzobispo D. Rod r igo de Lu na. (V éaseel extracto del viaje del conde boh em o Leºn de Rosm ital pu bl icado por D. Pascualde Gayangos en el tom o I de la Revista españ ola de am bos m undos , pág . 7 3 9 y sigu ien tes . )

1 4 6 7 . Mu r i ó por estos años D. Fernando Ru iz de Aguayo , cuya m em or ia es

m uy venerada por su gran piedad y por las fundac iones m agn ifi cas que h izo .

C Ó R D O B A

Term inan con esta capil la las obras ejecu tadas durante el

s iglo X IV dentro del tem plo . Tam bién al exter ior dejó su huel lael arte m or isco bastardo ,

tan grato a los Enr iques , con la refo r

m a que el segundo de este nom bre m andó ejecu tar en la puer ta

m u l to :pero concu rr ió tan ta gente en defensa de los reos , que para salvar la v i datuvo qu e refug iarse en S . Lorenzo cerrando las puertas . V ino D. Alonso a los ecosdel tum u l to ,

y v iendo que los refugiados no quer ían abr i r las puertas de la ig les ia ,

so l i c i tó que la tu rba popu lar las queb rantase. Rehu saron los tum u l tuados com e

ter sem e jante sacr i legio , pero D. Alonso m andº l lam ar a setenta de sus esc lavo sque las h ic ieron pedazos , sacando a Mer lo , á qu ien env ió el m agnate á su casti l lode Agu i lar . L a reina, noti c iosa del caso , d is im u lº prudente , y se contentº con h a

cer que D. Alonso pu s iese aMer lo en liber tad , pero ya el al tivo señ or no vo lv iºpredom inar en Cºrdoba . Es tos hechos aunqu e extraños a la h istor ia de la catedra l , son interesantes com o com plem ento de las m em or ias de los añ os 1 4 6 5 y s igu ientes .

1 4 7 8 . Tom º poses i ón del obispado D. fray Alonso de Bu rgos , confesor de la

reina catºl i ca D.

º Isabel , e lectº 1 2 de noviem bre de 7 6 . Pasº todo el añ o 7 7

acom pañ andºa la re ina en Extrem adu ra para reduc i r á su servi c io las ciudades yv i l las dec laradas á favor de D.

* Juana.

A fines de octu bre de 1 4 7 8 entraron en Córdoba los reyes D. Fernando y doñ aIsabel , con s ingu lar gozo y festivas ac lam aciones de lºs c iudadanos . Con su veni

da cesó la ti ran ía de D. Alonso de Agu i lar , á qu ien m andaron entregase los alcázares , la Carrah ola y dem ás fortalezas , y todos los prºp ios que ten ia u su rpado s .

Hicié ronse pesqu isas de m alhechores y hom i c idas , hu bo castigos m erec idos , y sepu so en qu ietud y segu r idad la prov inc ia. A D. Alonso se le m andº sal ir de lac iudad .

1 4 8 2 . Habi éndose rec i b ido en el añ o anter ior la Bu la del papa Si xto IV paraestablecer en Españ a el Tr i bu nal de la Inqu i s i c ión , el obispo D. fray Alonso qu edeseaba ard ientem ente ver lo institu ido en Córdoba, po r el sum o cu idado en qu e

le ten ían los conversos , que a tí tu lo de cr istianos gozaban de d ignidades . benefic ios y em pleos , con el poder cons igu iente a estas categor ías , de im portanc ia en

aque l los tiem pos , instó m u cho a los reyes para consegu i r lo , y en 1 4 8 2 ya es taba

estab lec ido y form ado . Fueron los pr im eros prebendados inqu i s idores el Dr . Pe

dro Martin del Barr io , canón igo y v i car io del_obispo , el bach i l ler Alvar Gonzá le zde Capi l las, canón igo , y el bachi l ler Antón Ru íz de Morales , canón igo y despu é sc h antre :agregándose a estos el P . Fr . Martin Caro , guard ián del convento de san

Franc isco .

En este m ism o añ o ,usando por la pr im era vez los reyes de Españ a del derecho

de nom brar obi spos y presentar los al Papa para su confi rm ac i ón , segú n acababade aj ustarse con Rom a con m otivo de la repu lsa que su fr iº de parte del rey catº

l i co el cardenal Riario, sobr ino del papa Si xto , nom brado por S. S . obispo deCuenca ( pues hasta entonces h abían ten ido y practi cado las igles ias de Españ a e l

derecho de e legi r su s prelados ) , nom braron los reyes cató li cos a D. Fr . Alonsode Burgos para el obispado vacante de Cuen ca , y para el obispado de Córdo ba adon Tello de Buend ía, varón ins igne en virtud y letras , que prestó grandes serv ic ios á la Igles ia y al Estado , y reconc i l i ó con los reyes al indóm i to arzobispo deTo ledo D. Alonso Carr i l lo . Esta nom inac ión de los reyes se hac ia por peti c i ón ºsúpli ca,

hasta que Ad r iano V I conced ió al em perador Car los V la facu l tad denom brar los obi spos . Ad r eg ias pr eces daba ! Pa4>a Ef>iscoj>os .

C Ó R D O B A

l lam ada del Perdón , que es la entrada pr incipal al patio de los

Nar anj os . Debió entonces var iarse m ucho de cóm o había esta

do desde el tiem po de los árabes .

Dejando su forma al arco prim it ivo de herradura,se le ador

1 4 8 3 . Al añ o de tom ar poses ión del obispado D. Tel lo de Buendía, fal lec ió , yfuesepu ltado en el qu into n icho del sepu l cro de los c inco ob ispos que fabr i cºdonLeopol do de Au str ia .

¡ 4 8 6 . En este añ o tom ó poses ión del obispado de Córdoba D. Íñ igo Manr ique ,

confi rm ado por Inocencio VIII deepu e'

s de c iertas tentativas que hizo pararecuperar la facu l tad de nom brar , de que su antecesor había hecho renunc ia.

1 4 8 8 . A 1 5 de ju l io entraron en Córdo ba los reyes de vuel ta de la cam pañacontra los m oros , y D. Iñigo rec i bió con su cabi ldo , en la catedral , al rey que fuéa dar grac ias al Todopoderoso por la conqu ista de Lo ja, Il lora, Moc l ín y otros lugares. As í qu e la reina, que se hal laba en Cºrdoba, rec i b ió la notic ia de la tom a

de Lo ja, fué al tem plo con el m ism o piadoso ob jeto , y al l í se form ó u na so lem ne

proces ión ala i gles ia de Santiago, patrón de España, as istiendo la reina con la

infanta D.

º Isabe l hasta vo lver a la catedral y final izar la funciºn .

Este obispo D. Íñ igo h izo im pr im i r en Venec ia el añ o 8 9 el Brev iar io y Misalde la igles ia de Cºrdoba .

1 4 94 . Se celebró concord ia entre el cabi l do y .D. Alonso de Agu i lar sobre lasd iferenc ias habidas por causa de los d iezm os de Agu i lar y Monti l la con sus al deasy térm inos .

En este m ism o añ o nom braron los reyes al ob ispo Manr ique pres idente de lach anciller ía establec ida en Ciudad Real . Hal lándose en Madr i d , l lam ado para este

fin , m andº pu bl icar en su obispado una Consti tuc i ón sobre el hábito y tonsu ra delºs ordenados de c orona para gozar del pr ivi legio c ler i cal conform e a la Bu ladeAle jandro V I . Hizo igualm ente recoger en un vo lum en las Cºnstitu c iones y Ordenanzas de sus antecesores .

Tam b ién en este añ o concedió S. S . a peti c i ón de los reyes cató l icos las facultades propias del inqu is i dor general avar ios obispos , y entre el los al de Córdoba,por estim ar conven iente dar a Torquem ada coad ju tores .

1 4 96 . Mur i ó el obispo D. Iñ igo Manr ique á 1 .

º de Marzo en Ciudad Real . Sucuerpo fué traí do a Cºr doba y sepu ltado en el coro viejo, donde tiene este ep i tafio : Illm us . ac r ever endis sim as D. D. Enecus Manr ique alm a: h uj us Eccles ice Cordubens is Pontij ex h ic j acet: h uiu s m em or ia in benediclione es t. Obi) ! anno sua:

elatis X L I! in civitate reg ia p r im u s pres idens Kal. Mar lij anno Dom in i CCCC nana

gess im o VI supra L ector dic ave.

En 2 9 de d ic iem bre tom ó poses ión del obispado su sucesor D. Franc isco Sánchez dc la Fuente , hom bre docto y v irtuoso , y hábi l

. diplom áti co ,á qu ien se de

bió la restituc ión del Rosel l ón a la corona de España. Poco gozº la igles ia deCórdoba de este gran prelado , pues m ur iº dos años después ; y se refiere que al

rec ibi r la reina catºl i ca la noti c ia de su m uer te , no pudo contener las l ágr im as .

1 4 97 . A 1 2 de octu b re tom ó poses i ón el nuevo obi spo D. Juan Rodr íguez Fonseca, m uy em p leado por los reyes catól icos en servi c io del Estado ,

y á qu ien el

doctor D. Fr . Anton io de Guevara esc r ibía ( carta 3 9 dicen de vos , que sois m uym acizo cr is tiano y m uy desabr ido obispo . De su s em pleºs y em bajadas hacen m en

ciºn todos los h istor iadores de este tiem po .

1 50 1 . Mu r iº de3 astradam ente, aunque com o héroe, en Sierra Berm e ja, el

3 3

3y ) C Ó R D O B A

nºde m enudas y del icadas labores de estuco,esculpiendo en lo s

lados los escudos.

de Castil la y León ; y sobre el grande arco

labraron o tros cinco pequeños,ornam entales y trebolados , sos

tenidos por seis co lum nas de seis pies de al tu ra,form ando cinco

an im oso e inqu ieto D. Alonso de Agu i lar el día m ism o 1 8 de m arzo ) en que su

herm ano el gran capitán D. Gonzalo Fernández de Córdoba tr iunfaba en Nápo le s .

Habi éndose rebe lado los m oros de Granada, y qu er iendo socorrer á unos cr ist ianos , se m eti ó en unas angostu ras de aque l la Sierra , donde le cogiº la noche con

m uy escasa gente . Acom etié ronle los enem igo s por todas partes , y por no volverla espalda con desdoro de su glor ia m i l i tar , m ur ió batal lando , rec i b iendo tantasher idas que quedó su cuerpo todo des figu rado . As í perec ió cual otro J udas Macabeo este antiguo ém u lo de am bos poderes ec les iás tico y real , espiando noblem en

te en la guerra contra los infieles los pasados extrav íos de su am bi ción.

1 50 4 . En 2 0 de diciem bre rec i b ió el cab i ldo una car ta fi rm ada por los m agnifi cos Sres . D. Pedro de Córdoba, m ar qu és de Priegº, D. Diego Fernández deCórdo ba , conde de Cabra, D. Diego Fernández de Córdoba , al caide de los Donceles , y D. Alonso Fernández , señ or de la casa de Al caudete , pid iendo gozar de las

prerogativas que gozaban todos los descendientes de la Cepa de Córdoba , as í en

el tañer de las cam panas com o en lo dem ás . El cabi ldo determ inº hacer la grac ia ,

y que se d iese fe y tes tim on io de es to a los refer idos cabal leros ; y as í desde en

tonces em pezaron á gozar las m ism as prerogativas los que eran de la Cepa aun

que no fuesen Cºrdobas por varon ía .o

1 50 5. A 2 7 de enero tom ó poses ión del obispado por m ed io de procu rado rdon J uan Daza.

En la igles ia hac ía tiem po se trataba de crear un arced ianato de Palm a. y J ulio hab ía conced ido Bu la para establecerle : pero nom brº S . S. por arced ianoun hi jo del conse jero Zapata, y el cabi ldo no qu iso dar cum p l im ien to a las Bu lasqu e presentº. El arcedianato no l legº er igi rse .

El arced iano de Castro se hal laba en la Inqu is i c ión com o convicto del cr im en

de here j ía. Esta infecc ión . d ice Gºm ezBravo , se h alla extend ida a las igles ias m ási lu stres de Españ a, y as í la padec ió tam bién la de Córdoba ; pero en cam b io ten íaen su seno hom bres sobresal ientes que le daban super ior lu stre y honra. Taleseran el cardenal de S . C lem ente , el cardenal de Sta. Sabina, y el de Sta. Cruz , donPed rº Ponce de León , el arced iano de Pedroche , D. Franc isco de Mendoza, obis pode Oviedo , y otros .

Hac ía c inco años que era inqu is idor en Córdoba el l i cenc iado Diego d r igu ez

Lucero , m aestrescuela de Alm er ía, el cual para acred itarse de celoso m in istro de

la fe, y m ás pr inc ipalm ente aún para sac iar su m onstruosa sed de sangre y su desapoderada am b ic iºn , de tal m anera afl igi ó con sus calum n iosas im pu tac iones ytirán icas sentenc ias á la gente de la c iudad , sin d is tinc ión de c lases'

,edades n i

sexos , y sin respeto á d igni dades ec les i ásti cas y secu lares , que fu é m enester que

el cabi ldo y la c iudad un idos c lam asen contra sus bárbaros atropel los pid iendoj usti c ia S. S. y protecc ión á los reyes , principes , grandcs , igles ias y prelados .

A su tiem po pu bl i carem os el extracto de las cu r iosas piezas re lativas a losatentados y ru idoso proceso de Lu cero , fel izm ente term inado con la pr is i ón deeste m alvado y con la dec larac iºn de la catºli ca y general Congregac ión que se

j untó en Burgos para este objeto , form u lada á 9 de j u l io de 1 50 8 .

1 50 7 . El m onaster io de los Mártires debía pagar al cabi ldo 2 0 0 m rs . por una

3 3 2 C Ó R DO B A

singu lar idad que m erece notarse por la dificu l tad de hallar piezasde turquesa de tan grandes dim ens iones , lo cual haría creer que

CAP ITE L DE L A CATEDRAL

estas colum nas se tr ajeron de m uy lejos , de Grecia talvez, 6 delOr iente

,donde han sol ido hallarse m asas vo lum inosas de dicha

pac ios entrantes van proporcionalm entc ensanchando : m anera arti fi c iosa de con

segu i r que cam pee el cuerpo inter ior y pr inci pal sobre que se levanta el vi r i l .Form a este cuerpo p r inci pal un m ach ón c i l índr i co de c r i stal ( en que se contiene

3 34 C Ó R D O B A

Visita onz snnzns Dom ine/zabztationem istam et om nes insidias

znenzici ab ea longue r epollo, et angeli tni habitantes in ea nos in

pace custodiant et óenedictio tua . L as hojas de esta puerta, obrade la

'

m ism a época , aunque poster iorm ente restauradas ,están

term inada por el Sr . D. Iñ igo Manr i que , obispo qu e as im ism o fue desta c iudad , enm enosprec io de su di gn idad procedieron por censu ras , hasta querer poner entred icho no sºlo en las ig les ias , s ino tam bién por las plazas , y despu és porqu e e l

p rocu rador del cabi ldo pid i ó los d iezm os á Mar ía y Catal ina Orti z , beatas , qu e se

dec ían de la d icha ordenser terceras , el pr ior y los rel igiosos de e l la las defeudían por u surpar los diezm os . Sigu ieron las refer idas censu ras con invocac ión de lbrazo seglar contra el cab i ldo , y v iendo no poder lo conseguir se que jaron de el

ante S. M. ,qu ien declaró por nu las d i chas sentenc ias , y lo peor era que los c i ta

dos rel igiosos dec ían no eran ob l igados aguardar los entred ichos que esta i glesia m atr iz conserva y guarda, en cuyo m enosp rec io adm itían los descom u lgado s

que el la repel ia , á la su ya y á los d ivinos o fi c ios, por lo que , y para que no fu eseadelante su osad ía , deli beró el cabi ldº que su s capi tu lares se apartasen de la

conversac ión y trato con dichos rel igiosos , y que la proces ión genera l que el ca

bildo hac ía el dia I .

º de las letan ías en S . Pablo , Se h ic iese de al l i adelante en lai gles ia de S . Pedro ; n i m enos vaya el cabi ldo en procesi ón a

' d icho convento n i a

su s rel ig iosos se les encom iende serm ón alguno as í de tabla com o de otros . L o

que se guardase en todo tiem po .

Habiendo ofrec ido el chantre D. Ped ro Ponce de León ladr i l lo sy 6 0 0 cah ices de cal para la fábr i ca del nuevo hospital de S . Sebastián , con otras

rentas v i tal i c ias que gozaba, resolvi ó el cabi ldo á 1 de febrero que se hi c iesed icha fábr i ca nueva , y nom bró al refer ido chantre para cu idar de e l la : lo qu e se

h izo con gran m agn i ficenc ia .

1 5 1 3 . En ocas i ón de hal larse pred i cando de cen i za Fr . Lu ís Co l lado , gu ard ian de 8 . Francisco , y celebrando la Misa el arced iano de Ped roche , invad ió e l

pueb lo la cated ral c lam ando que se i ban de la c iudad los frai les pred icadores delconvento de S . Pab lo . Suspend ió el orador su serm ón para ped ir al cabi ldo , al

prov i sor del obispo y á todos los presentes , que sal iesen á rem ediar aqu el escándalo , y m u chos prebendados fueron con el p rov isor contener a los religioso s .

Íbansc éstos en efecto con s us talegas y bácu los , precedidos de un rel igioso con

la cru z cu bierta de negro , cantando el salm o In e.r ilu Is rael ; y era el m otivo q u eel corregidor Hernán Duqu e de Estrada, l levado de la ojer iza y m ala voluntad q u eles ten ía, por haber castigado con dem as iado r igor aun sobr ino suyo fr ai le de lam ism a orden , hab ía m andado no se les vend iesen los com esti bles necesar ios : dem anera que , s i tiados por ham bre los buenos frai les , no ten ían m ás arbitr io q u eabandonar la c iudad . Cons igu ieron detenerlos en el cam po de la Verdad , y luegopor m ed iación de personas piadosas y prudentes , se logró que vo lviesen á Cºrdoba y que el corregidor cesase en su tem a.

1 5 1 5. Habiendo quer ido vis itar el obispo el h0 8 pital de S . Sebastián y el santuar io de la Fuensanta, se opu so el cabi ldo com o patrono y fundador . Ins istió e lob ispo y l levº a cabo su prºpºs i to , y en señ al de haber los v isitado se l levº u n

cál iz de S. Sebasti án y una l ám para del santuar io . El cabi ldo apel ó y se quejó al

Papa, y en agosto de 1 5 1 9 obtu vo sentenc ia favorable.

En 1 9 de m arzo se p resentº en cabi ldo la Bu la de León X concediendo al reydon Fernando la grac ia de la Cruzada para que m antuv iese las plazas tom adas en

CORDO B A

chapadas de lám inas de bronce pr im orosam ente trabajado form ando artesoncillos relevados de figura exágona irregu lar quecom ponen una ingeniosa labor . Sus aldabones rem edan una cintaenlazada con fiorones en m edio , y en el la esta letra : B enedictus

A fr ica h ic iese al turco la guerra que intentaba . El cabi ldo la celebrº m ucho ym andó que el día 2 1 fiesta de S. Ben ito , se tra jese en proces ión la Bu la desde el

Salvador por los benefic iados y rel igiosos de S . Pablo , S. Francisco , Tr in idad ,san Agustín , Merced , y S . Acisc lo y V i ctor ia ; y que el cab i ld o sa l iese á la puertadel Perdón á rec i bir la :pero que si no ven ían las seis rel igiones en la proces i ón ,

sºlo sal iese hasta el arco que da al patio de los Naran jos .

1 5 1 6 . Mu ri ó a 2 3 de enero el rey D. Fernando el Cató l i co en Madr igale jo , ydejºm andado se le sepu ltase en G ranada. Al pasar su cadáver por Córdoba , sal ieron recibirle el obi spo , el cabi ldo , las religiones , la c iudad y los caballeros con

todo el pueb lo , y el m arqu és de Pr iego , conde de Cabra, y otros grandes señ ores ,le condu jeron en hom bros hasta la catedral , donde se celebraron suntuosas exe

qu ias .

En este m i sm o añ o m u r i ó el obispo , vo lv iendo de acom pañar el cadáver delrey a Granada. Se le sepu l tó al lado i zqu ierdo del sepu l cro de D. Íñigo Manr iqueen el coro v ie jo . Dejºala igles ia su pontiñ cal y su l i brer ía, que era m uy num ero

sa y selec ta, espec ialm ente en m anuscr itos . Tam bi én dejº algunos legados parala obra de la igles ia, y as i se ven en algunas partes del tem plo las arm as de este

pre lado .

Nom brad o y consagrado sucesor en el obispado D. Alonso Man r ique , tom º en

su nom bre poses ión el li cenc iado Ped ro de Buezo en 9 de dic iem bre. Hallábase

don Alonso en Flandes acom pañando al pr ínc ipe D. Cárlos con grande estim ac ión ,

y en su corte se m antuvo hasta la m uerte del rey D. Fernando , s iendo él qu iend ijo la Misa en Bru selas en las exequ ias que se le h ic ieron , y qu ien bend i jo el es

toq ue real cuando D. Car los fué ac lam ado por rey con su m ad re D.º j uana en la

m i sm a c iudad .

1 5 7 . Llegó el obispo D. Alonso a Españ a , y el rey le m andº l levar á Portugal á su herm ana la infanta D.

II Leonor , que casº con el rey D. Manuel , en cuyacorte perm anec ió el prelado com o em bajador hasta fi n de 1 5 1 8 .

I 5 1 8 . El día del Corpus de este añ o sal iº por pr im era vez en la proces i ón lacustodia que hem os descr ito arri ba .

Por este tiem po se había introduc ido un nuevo género de res igna de las pre

bendas y benefic ios , con reserva de todos los fru tos , as iento , voz y nom bre ad vi

lam res ignanlis y as í so lam ente gozaba el resignatario del derecho de su ceder .

Pero en este añ o , a 7 de setiem bre, Franc isco de Sim ancas , de edad de 8 añ os ,

presentº en cab i ldo unas Bu las en que m andaba el Papa dar le la '

poses iºn del ar

cedianato de Cºrdoba y de una rac ión que habia res ignado en é l su tío D. Francisco de Sim ancas con las m ism as reservas ; pero que , cons intiendo su tio ,

pudieseas isti r al coro y cabi ldo y l lam arse arced iano : en lo que luego al punto cons inti óel arced iano vie jo . As í en real idad vino aser este n i ño el pr im er coad ju tor quehubo en la igles ia, y de 8 años—tuvo voto en cabi l do con las dem ás preem inenciasy honores . Tanta fué la fac i l i dad de conceder Bu las y deSpach os en la cu r ia rom a

na, que era raro el prebendadº que no padec ía m o lestias sobre su p rebenda.

1 51 9 . El 2 2 de enero por la tarde entró en Córdoba el obispo D. Alonso y sedirigió en derech u ra á la igles ia, donde fué rec i bido con todas las cru ces á la puer

C Ó RDO B A

Dom inns Deus Isr ael. Esta puerta, l lam ada del Perdón por lasindu lgencias que en el la se ganaban, conduce a un vestíbu lo

m ajes tuoso de bóveda esfér ica sostenida en arcos , y de'

es tevestíbu lo se baja al patio de los Naranjos pºr nueve espaciosasgradas de jaspe azu l , m odernam ente labradas .

Continuem os la reseña de las obras inter iores en el s iglo xv .

Capilla de la Santzísiena Tr inia'aa

'. Se form ó entre las dos

capil las de S . Antonio Abad y de S . Acacio , costeándola en 1 4 0 1

Fernán Ruíz de Aguayo y María García, su m ujer , señores de

los Galapagares . En el la está enterrado un cabal lero de la fam i

lia de Aguayo y Manrique, que siendº m arqués de Santael la yseñor de Villaverde y los Galapagares , despreciando las vanidades y honores m undanos , se retiró al des ierto y erm itas de

la Sierra de Córdoba,donde vivió santam ente con el nom bre de

ta del Perdón ,y c pués de haber ju rado guardar los Estatutos y costum bres de

la m ism a , fué condu c ido cantando el Te—Deum á la capilla m ayor , donde orº y dióa todos la bendic ión . Se retiró á su palac io ya de noche , y el cabi ldo le h izo un

gran rega lo de aves , jam ones y cabr i tos , al esti lo de aque l tiem po . A 2 7 del m is

m o m es vo lvió al cabi ldo á dar las grac ias y razón de su ven ida, y hablºm uy co

j>ioso, y bien dich o , con m u cho h alag a.

En es te añ o puso dos veces S . S . entred i cho y cesac ión a'

divinis en Cºrdoba yotras c iudades , pr im ero por haber reh u sado dar poses i ón a Gonzalo de Carva jalde la Encom ienda de Frejcnal de la orden de S. Juan , y despu és pl r res isti r el pago de una décim a del estado ec les i ástico a favor del rey D. Car los :entred icho q u ese l levºacabo con grande escándalo de todo el reino , pues en el tiem po que du rºno se celebrarºn los o fic ios d ivinos aunque ocu rr ieron las festividades de Espí r ituSanto y Corpus . El ob ispo sin em bargo determ inº con el cabi ldo que se pred icase en las ig les ias en este tiem po para que no carec iesen los fie les de todo pas toespir itual , ya que fal taban los oficios d ivinos , el Sacr i fi c io y los Sacram entos .

1 52 1 En atención a la grande ester i l idad que se padec ió este añ o , el cab i l doy la ciudad idearon m u chas providenc ias para m an tener al los pobres y ayudar álos labradores . Habiéndose hal lado tres n i ños m uertos de fr ío en la Corredera ,

determ inó el cabi ldo que se j untasen un benefic iado y el rector de cada co lac i óny v is itasen con el ju rado de la m i sm a todos los hospitales , haciendo que en cadauno se rec ib iesen todos los neces itados que se pud ieran . L a obra p ia del chan treAguayo daba cada día alos pobres dos fanegas de pan .

Habiendo vacado la d ign idad de inqu is i dor general por ascenso del cardenalde Tortosa á la s i lla de S . Pedro , nom bró el em perador para ella al obispo donAlonso .

En este m i sm o añ o se celebró por var ias c iudades y v i l las de Andalu c ía la santa y real confederac ión de la paz contra los com uneros en obed iencia del em perador . L os capítu los que en ella se esti pu laron y juraron se h ic ieron saber ala ciu

dad de Cºrdoba a 1 .

º de febrero , y existen en el Arch ivo , caj. l, leg . 1 0 , núm 3 9 l

C Ó R D O B A

dres de Mesa,del hábito de Santiago y gobernador de Puer to

Hércu les en Toscana, su tío ,

sepu l tado en esta capil la , y á ladel pontífice Gregor io XI II , protector de lºs m ism os .

Capil la de S . Antonino . L a reedificó el canónigo Diego Sanchez de Cas tro en el año 1 497 , y no se sabe qu ién la fundó . Su

s ituación es contigua á la de Sta . Inés,contra elm uro de m edio

día,en lºs dos tram os últim os de la undécim a nave pr incipal .Capil la de los Stos . Acisclo y Victor ia . No se sabe con se

gu r idad la época en que se fundó ; pero debió ser ciertam enteantes de espirar el xv s iglo

,porque en los pr im eros del XVI es

taba ya ru inosa. Se labró,en los tram os treinta y treinta y uno

de la últim a nave principal,arr im ada al m uro de or iente, entre

el postigo del Sagrar io y la puerta de Jerusalén hoy tapiada .

Vem os que la br i l lante centur ia que hizo florecer en todaslas ciudades de España la úl tim a transm u tación del es tilo l lam a

do gótico , nada notable dejó dentro de la Catedral de Córdoba .

L os estilos en las artes tienen,com o las plantas , sus estaciones ,

sus épocas de crecim iento y fiorescencia; pero a ninguno se pue

de con m ás prºpiedad apl icar esta s im il i tud con las vicis itudesdel desarrollo vegetal

, que al estilo gótico arqu itectónico ,pues

de tal m anera se advierte la r iqueza de hojas y fiores de su for

m a terciar ia apuntar en la ornam entación de la form a secundaria

, y ésta insinuarse en la pr im ar ia, que no parece la decora

ción gótica sino un com pues to de tal los , que durante la prim eraépoca contornan sencil lam ente la estructura 0 j 1val, durante lasegunda se l lenan de brotones y capu l los

,y en la tercera se

cuajan de hojas y flores,torciendo con su peso la dirección de

lºs vástagos , y hasta albergando en el los capr ichosos seres ani¡nados .

Pues este r ico y exuberante estilo, que cubr ió de frondas de

piedra los botareles y pinácu los de nuestras antiguas ciudades .

é hizo que, transform adas las puertas , las ventanas , las cornisasy postes de los edificios en glor ietas de fiorecidas enram adas ,acudieran á alojarse en el las ángeles y pájaros ,

y jun ios ,y ani

C Ó RDO BA

m al il los de fantás ticas form as ; es te estilo,repetim os

,no visi tó

con su m agnífica ,si bien decadente pom pa

,el inter ior del gran

tem plo cordobés . Sólo en su atr io dejó una l igera huel la . En el

s iglo xv, en efecto

,debieron constru irse los m achones que sir

ven de refuerzo en los dos pórticos de oriente y occidente ,y que

cortan am bas arquerías árabes en tres crujías de a tres arcos

cada una; la m ayor parte de la cornisa que sostiene el alero ,en

que sólo se conservan á trechos algunos canes ó m odillones de

la fábr ica pr im it iva,al ternando con las m olduras del estilo oji

val; algunas arquerías del ángu lo N-O de la m ezqu ita,donde se

advierten con extrañeza repisas iconfsticas,anim adas con ledas

cabecitas y bustos de pajes del tiem po de los reyes catól icos ; y

por últim o las repisas delm ism o estilo que sostienen las canalesde desague de los estribos ,

entre las cuales se distinguen trespreciosas gárgolas de ingeniosa form a, y sobre todo un ángel

que s irve de m énsu la,con las rodil las dobladas y las m anos jun

tas, tan bel lo por su expresión y por la elegancia de su ropaje,

que ano estar en aquel s ilencioso y m ístico paraíso delpatio delos Nar anj os , donde parece im pos ible se hagan sentir jam ás lasinclem encias del invierno , causar ía lástim a ver lo expuesto alaacción destructora de las brum as y las nieves . Linda creación deun genio ignorado , ó qu izás de un m ero artífice rutinero , ¡cuánta

anim acióndas tú a ese hum ilde rincón en que nadie repara, y cuántohablas al alm a del viajero creyente, que así com o suele encontrarlos destel los de la virtud en los m ás pobres hogares , hal la aveceslas perlas del arte en los olvidados escondrijos , donde sólo las

acom pañan las sencil las aves y los arom as de las s ilvestres flores !

Capil la de S . Ambr osio. Fué fundada y dotada por D . juan

Ru íz de Córdoba,m aestrescuela de la catedral , el año

contigua ala de S . Agustín en los tram os segundo y tercero de

la pr im era nave principal .A esta capil la s igue en antiguedad la de Sta. Cruz de Jeru

salen ; pero antes debem os hacer m ención de otras obras ejecu

tadas por estos años .

340 C O R DO B A

En 1 50 7 se abr ieron en la Catedral dos puertas nuevas , unaen el m uro de poniente

,para que el obispo pudiese m ás cóm o

dam ente ir y vo lver a su palacio ,y otra junto á la fuente que

l lam an del Cañ o gordo, en el m uro septentr ional del patio delos Naranjos .—En 1 5 1 0 el deán D . Fernando del Pozo pidió al

cabildo la capil la de los Stos . patronos de Córdoba, Ac isclo yVictor ia

, que es taba arru inada,para reedificarla : el cabildo se

la concedió,y después de reparada

,fundó el expresado deán en

el la dos capellanías y una sacr istía,dejando al cabildo el patro

nato por testam ento que otorgó el añ o 1 5 1 7 .—En 1 5 1 2 reedi

ficaron los descendientes de D . Pedro Muñiz de Godoy, por

intim ación del cabildo , la capil la de S . Pablo, que tam bién am e

nazaba ru ina .—Pero de estas obras es sin duda la m ás notable

la de las puertas . Ofrece'

en su ornam entación la del m uro deponiente

,frontera alpalacio obispal, y últim a en el refer ido m u ro

bajando de nor te á m ediod ía,una preciosa com binación de lo s

dos estilos m orisco y gótico fiorido . L a archivolta del arco deherradura está adornada de arqu i tos de traeería trebolada que

form an en la caída graciosas fiores de lis . El dintel es árabe,de

dovelas rojas y blancas : las rojas, de m osaico de ladr i l lo am a

nera de al icatado ; las blancas ,con labores de estuco realzadas

form ando fiores bizantinas—Ni es esta la única puerta que m e

rece citarse por la galanura del estilo m ixto gótico sarraceno ;

o tra hay en el m ism o m u ro de poniente en que el arrabá,

convertido en l igero recuadro de cañas , se entrelaza con las

m olduras que perfi lan las archivolta u l tra-sem icircu lar produciendo bel l ísim o efecto . De esta m anera , el ancho recuadro deor igen or iental en que está inscri to el arco , pierde la pesadez

que ofrece faltando el afiligranado de su fondo , y expl ica perfectam ente la procedencia del elegante lambel que suele encerrarel arco del decim oqu into s iglo

,y que es uno de los m ás carac

terísticos y graciosos ornam entos del gótico flor ido .

Capil la de Sta . Cr uz de ? er nsa/én . Se labró , según unos , elaño 1 5 1 7 , en el s itio de la antigua pnerta de Jerusalén , que

PT L VIII

E dificase la Catedral nu eva.—M areh a del arte du ran te su constru cción .

Cau sas del R enacim iento .

OR QUE no había de ocupar el tem plo cristiano su

lugar correspondiente,im plantándose tr iunfante

en el centro m ism o de aquel la gran selva s i lenciosay m uda y despoblada de al tares ? ¿Por qué no habíade descollar por encim a de su extensa y rasa te

chumbre la em blem ática m ole de cuatro brazos,em pi

nando hasta las nubes su cimbor io la glor iosa enseñade la redención del m undo ? Este fué sin duda el pensam iento que anim ó al digno obispo D . Alonso Manr ique

al prºponer al cabildo la construcción de un nuevo coro con su

Capil la m ayor y crucero en el centro m ism o de la m ezqu ita.

L a idea fué buena, por m ás que en nuestros días sea m odacensurarla afectando tal vez más am or al arte del que se tieneporque ni á un obispo le es perm i tido postergar el interés rel i

344 C Ó R DO B A

gioso al interés arqueológico ,ni es probable que la suntuosa

Aljam a de los Um eyas hubiese subs istido contra los em batesdel tiem po

,del fanatism o.

y del exclus ivism o artístico de algunasépocas pasadas , a no hal larse bajo la egida del cu l to católico

,

que ,aun en los días de m ayor intolerancia y barbar ie,

sólo haconsentido se al terase una parte m ínim a de sus bel lezas . L o que

m ás debem os deplorar á fuer de am antes de las ar tes,no es que

la nueva Catedral haya venido a interrum pir en el centro de lam ezqu ita la m onótona repetición de sus interm inables arquerías ,s ino que la idea de er igir elgran m onum ento cristiano no hubieseocurr ido un s iglo 6 s iglo y m edio antes que el arte ojival l legasea su decrepitud.

.No pareció bien a nues tro prelado D . Alonso,dice un

'

acre

ditado histor iador cordobés, que es tuviese el coro a un lado de

la igles ia ; y así propuso en cabildo el chantre y provisor donPedro Ponce á 2 2 de ju l io de 1 52 1 , que la voluntad del señorobispo era que el

_coro de esta igles ia se hiciese en el al tar deSta . Catal ina

,porque venia en com pás en m edio de la iglesia ,

y

que estaría m ejor que no donde agora estaba por ser al r inconde la iglesia, y que quer ia inviar por m aestros de cantería

,para

lo facer con su consejo,y que el cabildo viese y diputase perso

nas para que entendiesen en el lo . Este gran intento se pensó yconsiderºm uy despacio , y últim am ente se resolvió em prenderobra tan suntuosa y costosa com o se ve ; y así en setiem bre delañ o de 2 3 tuvo principio el crucero

, que en cien años no se

pudo acabar . Viendo la ciudad la obra em pezada,hizo un reque

rim iento al cabildo , sábado 2 de m ayo,ante Antonio de Toro ,

escribano públ ico , sobr e el edi/í cio nuevo que en esta iglesia se

f ace del altar m ay or , y cor o, y entr e cor o ; con que se p r etendió

estorbar . Siem pre las obras grandes padecen var ios y opues tosdictám enes para em prenderse . L a ciudad pretendia conservar laantigiiedad y fábr ica particu lar que no habia en otra parte . El

obispo y cabildo so l icitaban hacer un crucero m ajestuoso aun

que pereciese parte de lo antiguo . Subió esta contienda al em

C OR D O B A 345

perador , y decidió que se hiciese la obra ; pero habiendo venidoaCórdoba , y visto la iglesia año de 1 52 6 , dl_]0 : Yo no sabia que

er a esto ; pues no h ubier a perm itido , que se llegase a'

lo antigu o

por que/zaceis lo quepuede haber en otr as par tes , y /zaóeis des/zec/zo lo que er a singular en el m undo .

»—Si el César,decim os

nosotros , hubiese podido prever la infel iz suerte que los s iglospos teriores tenían reservada a tantos preciosos m onum entos dela España m usu lm ana y cr is tiana

,hoy reducidos apolvo por no

haber los pro tegido una idea poderosa,cualqu iera que fuese ,

de

seguro no habría desconocido la conveniencia de la obra que

estaba l levando a cabo el cabildo de Córdoba,conservado r inad

ver tido é invo luntar io del árabigo edificio,puesto que el sacr i

ficio de una pequeña parte iba a asegurar la duración del todo .

En 7 de setiem bre de 1 52 3 se com enzó , pues , la nuevafábrica,

dirigida por Hernán Ru íz , m aestro de arqu itectu ra el

m ás afam ado que había por aquel tiem po en Andalucía . El obis

po D . Alonso Manr ique,prom otor de la obra

,había s ido ya

presentado por el em perador para el arzobispado de Sevil la :tam bién había s ido presentado para sucederle en el obispadode Córdoba D . Fr . Juan Álvarez de To ledo ,

hijo de los duques

de Alba D . Fadr ique A lvarez de To ledo y D .

a Isabel deZúñiga . El nuevo obispo fué confirm ado en Rom a a 8 de se

tiem bre,y a 2 6 de noviem bre del m ism o año 52 3 dió el cabildo

la poses ión del obispado á sus procuradores el canónigo don

juan de Córdoba y el reverendo P . Fr . Gregor io , pr ior del convento de S . Pablo . Entró D . Fr . Juan de To ledo en su obispadoen febrero de 1 525: ya el año anter ior

,estando ausente , había

dado im pu lso ala obra com enzada,m om entáneam ente paral izada

con la prom oción de D . Alonso Manr ique ; pros igu ieron los cim ientos aquel la pr im avera

,y luego

,habiéndose dedicado con

em peño el obispo y cabildo a buscar caudales , con gran fervorcontinuó la obra sin inter rupciones por espacio de trece años .

Contr ibuyeron con sus rentas la Fábr ica y el cabildo , y con

pingues donativos la ciudad,el duque de Cardona y otros var ios

35

C Ó R D O B A

personajes ; el duque de Sesa, que se hal laba en _Rom a

, pidió yobtuvo que apl icase a el la el Papa por veinte años las vacantesde todos los beneficios de la ciudad y obispado ,

y que para el

día 8 de setiem bre se publ icase en la catedral un jubileo , a fin

de que la l im osna y producto de todo s irviese para continuarla nueva fábrica . Tam bién se dispuso que se benefi ciasen a

favor de la obra todos los Misales y Breviar ios con los dem ásl ibros sagrados que se habían im preso en Sevil la el añ o 1 52 4 ,

y que los vasos de plata que no eran necesar ios en la iglesia se

vendiesen para el m ism o fin . Con este poderoso fom ento avanzórápidam ente la obra hasta l legar á las cornisas que están encim ade los arcos de las naves

,y m ás todavía hubiera adelantado si

hubiese confirm ado S . S . un Estatu to que hicieron el obispo ycabildo en enero de 1 529, apl icando á la Fábr ica de la igles iapara s iem pre los frutos de seis m eses de todos los beneficios y

prestam eras de la ciudad y obispado vacantes por m uerte delos poseedores .

L a obra que se hacía form aba en su planta una gran cru zlatina por la intersección de dos naves , tendida la m ayor deor iente aponiente , cortando

“perpendicu larm ente las nueve navesdel centro de las diez y nueve principales de la m ezqu i ta,

y tendido el crucero de norte á sur

,en el ángu lo m ism o que form a

el m uro de refuerzo de Al-hakem con el m uro de refuerzo deAlm anzor . Enclavada la nueva catedral dentro de la m ezqu i ta

,

y en exacta correspondencia sus pilares con las arquerías exis

tentes , no debía ser m uy dificu l toso desenlazar las naves antiguaspara unirlas con los m encionados pilares

,ni m uy expuesto el

levantar las bóvedas bajas , puesto que se podían dir igir todoslos em pujes en el m ism o sentido longitudinal hac1endoles recaer

en pilares que enfi lasen con las largas arquerías árabes . Param ayor so l idez existía ya a la parte del m ediodía la fila de m achones que m arcaban una de las am pl iaciones ver ificadas en la

m ezqu ita,los cuales podían servir de contraresto á la bóveda

del trascoro y trasaltar por es te lado: construyendo a'

la parte

348 C Ó R DO B A

del norte otra fila de pilares correspondiente,conform ados a

m odo de estr ibos,se apeaban las bóvedas de aquel o tro lado .

L a dificu l tad debía aparecer m ás adelante ,cuando se tratase de

levantar las bóvedas de la Capil la m ayor,Crucero y Coro

,á la

al tura proyectada .

El obispo D . Leopo ldo de Austr ia,11 l del em perador Ma

xim iliano I , y tío por cons iguiente de Carlos I , prelado de grandes ánim os y no m enos grande celo asociados con gustos y

fiaquezas de príncipe, as í que tom ó poses ión de su obispado se

propuso adelantar todo lo pos ible la obra com enzada ; l levó acabo las bóvedas de las naves infer iores que rodean la granfábr ica y aseguran su sol idez

,y para que sirviesen de contra

resto por el poniente al em puje de la bóveda del coro,levantó

dos gruesos pilares , de qu ince pies en cuadro en su planta,uni

dos por m edio de sendos arcos con los dos recios m achones an

gulares de la fachada del trascoro . Aunque este obispo tenía ala puer ta de su palacio una num erosa guardia de so ldados con

alabardas y arm as de fuego 25. im itación de lo que en su épocasólo estilaban los reyes , no le bastó elaugusto al iento para darcim a a la gran Catedral com enzada . No hizo poco sin em bargo ,pues adem ás de lo indicado , para que no se agravase la Fábricay continuase la obra, ofreció dar cada año seis m il m aravedispara los cantores que hasta entonces se habían pagado de losfondos de aquel la ; adelantó adem ás la cons trucción delm uro del

coro , dem oliendo la capil la del obispo D . Fernando de Mesa

que la im pedía,y fabr icó en el m ism o m uro por la parte de

afuera un gran m ausoleo de alabastro con cinco nichos para loscuerpos de los cinco obispos enterrados en dicha capil la .

Sucedióle el obispo D . Diego de Álava y Esqu ivel , bajocuyo episcopado se acabó en 1 56 2 la bóveda del crucero dellado del Evangelio .

D . Cr istóbal de Rojas y Sandoval atendió también m uy par

ticularm ente á la continuación de la obra ; la catedral en su tiempo gºzó para la Fábr ica de cierto aum ento en las rentas de pan

C OR DO B A 349

y m aravedís,l lam adas escusados

, que pagaban las parroqu iasdesde el año 1 4 8 7 a proporción de los diezm os de cada una . L a

fábrica de la Capil la m ayor y crucero m archaba no obstantecon gran lentitud por fal ta de caudales . El coro estaba descu

bierto hacía algunos años,y padecía gran daño con los tem po

rales . En sem ejante s i tuación,representó el cabildo al rey para

que perm it iese vo lver a publ icar el Jubileo antiguo , que estabasuspenso

,para continuar la obra con las l im osnas de los fieles ;

y acudió tam bién al Pontífice para que concediese al obispo lafacu ltad de absolver los casos reservados a los que contr ibuyesen con alguna l im osna para la obra de la igles ia . Am bas graciasse obtuvieron

,pero por breve tiem po ; m as se recogió con el las

un buen socorro para adelantar la construcción,porque es taba

suspensa la cruzada .

—Tam bién so l icitaron el obispo y cabildoconcediese el Papa las annatas de los beneficios a la Fábr ica dela igles ia ,

en atención a la cortedad de rentas y m uchos gastos

que tenía ; pero no se cons igu ió que esta gracia fuese perpetuacom o se deseaba.

El rey D . Fel ipe II presentó aD . Cr istóbal de Rojas parael arzobispado de Sevil la,

y habiendo s ido confirmado ,de

claró el cabildo la Sede vacante el 2 6 de junio de 1 57 1 . Antesde retirarse de Córdoba

,dejó techada la Capil la mayor de la

Catedral , y cerrados los grandes arcos que s irven de cativo yfuerza para el crucero , com o hoy aparece por sus arm as labradasen la clave del arco inm ediato al al tar de Sta . Lucía. Liqu idadaadem ás la cuenta de las l im osnas recogidas en virtud de la Bu lade la absolución de casos reservados , dejó al cabildo una l ibranza de un m il lón ciento veintis iete m ily ochenta y ocho m aravedísen que resu l taba alcanzado , para que los cobrase de sus rentasla Fábr ica de la Catedral .Aunque la capil la m ayor se había techado

,no estaba con

cluída . Es ta obra y la del crucero continuaban lentam ente porfal ta de m edios

,y deseando el obispo don Antonio de Pazos y

Figueroa que se term inase, eldía 9 de enero de 1 58 4 se presentó

350 C Ó R DO B A

en el cabildo a tratar es te asunto . Para el lo se congregaron en

la sala capitular el clero catedral y los enviados de la ciudad,

que tam bién deseaba ver final izada la grande obra . Propusiéronse

var ios m edios por am bos cabildos , y todo bien discutido , pareciólo m ás prudente recurr ir al rey ; y a 2 7 de febrero nom braronel obispo y cabildo al Dr . Diego Muñoz

,canónigo m agistral ,

para que juntam ente con los dipu tados que tenía la ciudad en

la corte,se hiciesen presentes á S . M . y sus m inistros los arbi

tr ios que podrían tom arse para l levar a cabo la em presa. Se

trató de m udar . los cuerpos reales de D . Fernando IV y D . Alfouso X I á la Capil la m ayor nueva

,y de otras providencias útiles ;

pero nada tuvo el efecto que se deseaba, y fué m uy corto el

socorro que se logró para la obra .

Poco adelantaría ésta cuando nueve años después (en 1 593 )estaba aún lejos de term inarse el cru cero . El coro nuevo se ha

l laba tam bién m uy atrasado ; sin em bargo , leem os que en esteañ o fué preciso abandonar el coro viejo , y que el clero em pezasea res id ir provisionalm ente en las naves delal tar de S . Sebastián ,

y no sospecham os la causa .

L a obra m ás notable de este tiem po fué la de la torre . Ya

dij im os atrás que esta fábr ica era una elegante zom a ó alm inar

de setenta y dos codos de al tura,obra del tiem po de Abde—r-rah

m án Annasír,y que el s iglo XVI la había notablem ente quebran

tado por poner en el la su m ano profana . Una gran tem pestadacababa de com pletar en 1 58 9 el acto del vandal ism o artístico ,

que no m erece o tro nom bre a pesar de l lam arse su au tor HernánRu íz ; y el peregr ino edificio ya disfrazado ,

m u tilado,desfigurado

y feam ente cubierto con un chapitel ochavado de m adera y hojade lata

,agu isa de caperu za,

y después descaperuzado por el

refer ido tem poral , estaba am enazando ru ina . Reunido el cabildoen Sede vacante por m uerte de su obispo D . Gerónim o Manr iquey Aguayo

,determ inó en 4 de m ayo de 93 que se restaurase la

torre conform e al m odelo y traza que el m aestro m ayor de lasobras , Hernán Ru íz , nieto del otro del m ism o nom bre

,le había

352 C Ó R DO B A

dar su antecesor para las obras del palacio y poses iones propiasde la dignidad . El cabildo

,en vista del fervor del prelado ,

ytocado de generosa em u lación

,determ inó en 1 2 de enero del

sigu iente año ( 1 598 ) que por tres años se diese una prebendaentera para la obra

,a pesar de que los años habían s ido m uy

fal tos y los prebendados se hal laban,dice Bravo

,m uy gastados .

Lo peor era que todos tenían por defectuosa la obra,y que s i

esta general ºpinión se confirm aba,de nada iban a servir tan

generosos sacr ificios .

Florecía á la sazón en Val ladol id un m aestro de obras degran fam a

,l lam ado Diego de Praves : era repu tado por el m ejor

arqu itecto de su tierra . Mandole á l lamar el obispo secretam ente :acudió dil igente, y habiendo cons iderado despacio la obra en

presencia del venerable prelado, presentóse en la junta de ala

r ifes y m aestros del arte, ya congregados , y les dió a entender

cóm o se podía prosegu ir y llevar á térm ino el grande edificio .

No nos dicen en verdad los anal istas cordobeses en qué se fun

daba la vulgar opinión de no poderse continuar la fábrica tantosaños atrás com enzada : veam os si el edificio m ism o nos lo re

vela .

L a gran dificu l tad del arte m oderno en las construccionesrel igiosas , adm irablem ente resuel ta por la arqu i tectura ºj ival,

vu lgarm ente l lam ada gótica,fué cubr ir de bóveda de piedra las

naves m ayores de los tem plos,dando aes tas luces al tas y di

rectas , y sosteniéndo las , no en gruesos pilares que ocupasen una

grande area, com o en las construcciones rom anas

,s ino en del

gados y esbel tos apoyos, que obstruyesen lo m enos pos ible el

espacio destinado a los fieles . Espacio grande y desem barazado ,

luz abundante en todas partes,techado sól ido y de buen aspec

to,esto es

,de difíci l destrucción por el agua ó por el fuego , y

de esa form a augusta tan m ajestuosam ente adaptada por el antigno pueblo-rey al cerram iento de los vanos en sus term as ,

en sus cloacas , en sus arcos de tr iunfo, en sus anfiteatros , en

sus tem plos,en todos sus edificios públicos al

¡

parecer im pere

C Ó R DO B A

cederos : he aqu í los datos , a pr im era vista contradictor ios éinconcil iables , que tenía que reunir la arqu itectu ra rel igiosa parasatisfacer las neces idades del cul to cr istiano . Fueron m enesternada m enos que dos s iglos de tentat ivas y de ensayos

,con fre

cuencia infructuosos ,—para que el arte m oderno llegara a resolver satisfactor iam ente este problem a . Era preciso que no fuese

ya el m acizo y volum inoso pilar rom ano el que contrarestase el

em puje de la bóveda, s ino que el contraresto viniese de o troem puje diam etralm ente opuesto y exter ior

,para que el pilar

sobre que arrancaba el arco toral quedase sim plem ente reducidoal oficio de apoyo y sostén de un peso obrando verticalm ente .

L as bóvedas hacen su em puje en sentido obl icuo ,y se sostienen

oponiendo res istencias obl icuas : este fué el lum inoso principioen que fundó—el arte ºj ival todo su s istem a de equ il ibr io . Reco

nocióse al propio tiem po que el arco rom ano de m edio puntohacía unem puje dem asiado cons iderable para poderlo levantará grande al tura sobre m u ros delgados ó pilares aislados

,espe

cia lm ente en naves m uy espaciosas,y se sustituyó al arco de

plena cim bra el arco ojival ó apuntado : renuncióse por com pletoa la bóveda cil índr ica,

cuyo em puje continuo exigía un contrares to tam bién continuo

,y colocando en los pilares todos los

pun tos de res istencia,se procuró que recayesen en el los todo el

peso y todo el em puje de las bóvedas : el peso en los pilaresinteriores , y los em pujes al exterior del edificio en otros pilaresm ás sól idos , l igados cºn los puntos de arranque de la bóveda

po r m edio de arbotantes . Para dar m ás as iento y aplom o a estospilares exter iores , propiam ente hablando botar eles , se les agregóun suplem ento de peso

, que se convirtió en breve en

'

m otivo de

legante y r ica decoración. Descubier ta la nueva ley de los

em pujes y res ¡stenc1as obl icuos , y ensayado con facil idad el m ediode l levar al exter ior del edificio los em pujes de las bóvedas ysu s cºntrarestos , y de reducir los á puntos determ inados , estabah echo todo : entre los puntos de arranque de cada bóveda podíanabr irse grandes ventanas

,las bóvedas o

_¡1vales podían elevarse3 6

CÓ R D O B A

á cons iderable al tura,lºs pilares m aestros del inter ior del tem

plo podían adelgazarse cuánto se qu is iera : no había en r igor ne

cesidad de m uros,toda la construcción se reducía a una especie

de arm azón elástica sostenida por la ley del equ il ibr io,y los

arqu itectos de la Edad m edia,en sum a

,habían descubierto el

m odo de transform ar los tem plos en bosques de piedra y sus

pilares en árboles ; pues no de otra m anera que las poderosasram as que sostienen una leve cortina,

se juntan y entretejen losrobustos nervios que sostienen los l igeros cascos de bóveda,

n i

parecen otra cosa las pintadas vidr ieras que ocupan casi todoel vano entre pilar y pilar , que recam ados y vis tosos tapicescolgados de árboles para una fiesta . Nada hay falso sin em bargoen sem ejante s istem a de construcción,

porque el edificio m an ifiesta desde luego en su aspecto exter ior toda su osatura interna : el tem plo gótico es la basíl ica lat ina engrandecida,

embove

dada , y fortalecida con botareles y arbotantes .

Pero sin arbotantes,la bóveda gótica espaciosa no es pos i

ble,porque los pilares sobre que arranca no tienen fortaleza bas

tante para contrares tar los em pujes obl icuos ; y sin em bargo ,el

arqu i tecto que había trazado la obra de la Catedral nueva deCórdoba se había propuesto

,en un tem erario alarde de su cien

cia, levantar sin arbotantes , a m ás de ochenta y ocho pies de

al tura , bóvedas por arista de cincuenta pies de vuelo . L a granm o le levantada sobre la techum bre de la m ezqu ita con su inm en

sa cúpu la en la intersección de la nave m ayor con el crucero ,

debía estr ibar toda en los diez y ocho pilares que dibujan la cruzlatina de su planta: no había m edio de dir igir los em pujes de lasbóvedas sobre o tros pilares exter iores m ás sól idos , que s irviesende contrafuertes , porque en el s istem a gótico la m ayor fortalezaestá en los cuerpos de fábr ica de donde arrancan los arbotantes ,com o otros tantos brazos de piedra que sost ienen la balumba dela bóveda que t iende a descuajar y separar los pilares en que

apoya ; y en el tem plo de Córdoba, por el contrar io ,los postes de

donde podían arrancar los arbotantes eran de m enos volum en y

C Ó R D O B A

á la Fábr ica de la Catedral en la parte que quedase después depagadas las deudas : el cabildo dispuso darle sepu l tura en el

nuevo crucero junto al obispo D . Leopo ldo de Austr ia,al lado

del Evangel io ; pero es tando este s i t io ocupado con los mater iales de la obra

, se depos itº su cuerpo en el hueco ºbóveda queahora es capil la debajo del al tar m ayor . Fué tras ladado al sepul

cro que se le tenía destinado en ju l io del añ o 1 6 0 7 , y aunque

_debajo de las vestidu ras se le había puesto cal para que se resol

viese pronto , por si le había tocado algo del terr ible contagio

que padeció la ciudad en los días de su enferm edad , se hal l óincorrupto sin habérsele consum ido m ás que la punta de la nariz ,tratable , herm oso y fresco com o estaba cuando fué enterrado .

Durº pues hasta el añ o 1 6 0 7 la obra de decoración del crucero y coro : el obispo D . Pablo Laguna había legado á la Fábr ica hacía poco tiem po cinco m il ducados ; antes había rem it idootros tres m il el venerable arzobispo de Sant iago D . Juan deSan Clem ente Torquem ada con destino expreso á la obra de laiglesia, por lo cual acordó el cabildo cum plirle perpetuam ente un

aniversar io y poner sus arm as en el arco del trascoro . A 2 7 de

setiem bre del añ o 1 6 0 6 estaban tan adelantados los trabajos ,

que determ inó el cabildo se m udasen las s i l las y órganos al corºnuevo , y se hiciese elal tar m ayor . Mientras se ver ificaba dicham udanza , continuó el coro en el s it io correspondiente al altar deSan Sebastian en verano , y en invierno en la capilla delSagrar io :y á 9 de setiem bre de 1 6 0 7 , con la m ayor solem nidad se l levóel Santís im o al al tar nuevo ,

y se celebraron en él la Misa y Divinos Oficios .

Quedaba vacante y sin uso la capilla m ayor antigua, y pareciendo que convenía

'

conservarla, se determ inó a 2 7 de noviem bre

que en dicha capil la se pus iesen otros dos al tares para que en

el los dijesen m isa los prebendados , dando la Fábr ica los orna

m entos necesar ios . Verificóse esto s iendo obispo de Córdoba

don Fr . Diego Mardones , anciano piadoso , car itativo y austero ,

infatigable en el trabajo a pesar de sus m uchos años , y cuya

C Ó R D O B A

avanzada edad s ignificó elrey D . Fel ipe III en la carta que escribióal cabildo d iciéndole : a/zi os envio los lzuesos del oóis¡ >o Mardones ,

m uy ajeno de pensar que aquel costal de huesos había de sobrevivirle m ás de tres años á él

,joven y robusto . L a m em or ia de

este venerable y religiosísim o obispo , cuyo gobierno duró diezv s iete años

,perm anecerá s iem pre en la igles ia de Córdoba ben

decida, no sólo por las donaciones y dotaciones grandes queh izo ,

s ino tam bién por sus incom parables virtudes . Vivió noventay seis años , los ochenta y ocho con gran vigor para cum pl ir adm irablem ente los arduos deberes de su m inister io ; después fuétodo trabajos y do lores , pues padeció m ucho y estuvo baldadode p1es y m anos

,y así le l lam a el au tor del Catálogo de los obis

pos corduóenses < varºn de dolºres , » añadiendo con justicia quedeberían agregarse al epitafio de su sepu lcro aquel las palabrasdel paciente Job: Exf ecto donet oeniat im m utatio m ea : oocabis

m e, et ego r esf ondeóo tiói : oper i m anum tuar um por r igos dex

ter arn . Siendo de ochenta y tres años,y á pesar de haber que

dado tan débil con una enferm edad que padec1o , que por ordende los m édicos se al im entaba al pecho de dos am as y dorm íancon él dos niños robustos para calentarle

,vivió lo su ficiente para

hacer su nom bre digno de eterna m em or ia . Bajo su episcopadose ver ificó la fam osa expu ls ión de los m or iscos , y á su i lustradatolerancia debió el no ser echado de Córdoba un m or isco insigne por su sabiduría en las ciencias fís icas , l lam ado Fel ipe deMendoza, hom bre útil á la repúbl ica .

Em pezó la obra del nuevo palacio episcopal , yi

gastó en el lam ás de sesenta m il ducados : en cuya ocas ión se dem ol ió el pasadizo que habían fabr icado los cal ifas para ir desde su al cázar

á la m ezqu i ta,y que dejam os descr itº en su lugar correspon

diente .

En su tiem po prom ovióel cabildo s ingu larm ente el cu l to de

la Purís im a Concepción,dando su piadoso celo ocas ión á que la

igles ia de Córdoba fuese la prim era en celebrar es te m ister io ,

aún no declarado de fe ,com o una de las m ayores festividades

358 C Ó R D O B A

del añ o ,im itando su ejem plo las dem ás igles ias , ciudades y uni

versidades de España —Elobispo Mardones fué qu ien costeº

la obra del retablo y ornato que fal taba á la Capilla Mayor ,ofreciendo al cabildo para este objeto una gr uesa cantidad de

diner os cada añ o al tiempo de env iar le las buenas Pascuas . L os

fel icitados nom braron cuatro dipu tados que le diesen las graciasy tratasen con su ilustrísim a todºlo conducente á poner en eje

cuc1on obra tan plaus ible . Hiciéronse diversos diseños por artífices afam ados:elHerm ano Alonso Matías

,repu tado ins igne arqu i

( 1 ) L a im prudenc ia de un pred i cador de gran fam a, cual era el P . PresentadoFr . Cr istóbal de Torres , habia dado ocas iºn en el añ o de 1 6 1 4 ag randes ru i do s yescándalos que despu és trascendieron por todo el reino . El día de la Concepc iónde nuestra Señ o ra pred icó en la cated ral contra la inm un idad de la cu l pa or ig inal ,tan desem bozadam ente, que el cabi ldo y aud i tor io quedaron escandal izados de su

atrev im iento . Alborotºse el concu rso , diº cuenta el cab ildo a su pre lado , yel obispo reprendiº públ icam ente con aspereza alpred icador , p rom etiendo qu e novo lver ía ao írse su voz en la igles ia. El padre , irr itado , atra jo y encend ió ao tros ,de form a qu e no Se o ían en la c iudad m ás que porfiadas d ispu tas y tem osos a ltercados sobre la pu reza or iginal de nuestra Señora, con general escándalo qu e en

breve cundió por toda España. El obispo Mardones m andº pu b l i car un ed i ctoproh i biendo que se celebrasen j untas para tatar y d iscu tir esta m ater ia : pero no

agradº al cabi ldo el s i lenc io de la opin ión pia ,y as í apeló del m andam iento del

obispo para ante S . S. y su Santa Sede . En la expectativa de la dec laraciºn de S . S .

acordó y votº una solem n ís im a fiesta la Concepc ión de nuestra Señ ora . a que

convocó á la c iudad y pueb lo para dem ostrar su ard iente devoción am ister io tan

pio : con cu ya ocas ión se señal ó m u cho el Dr . D. A lvaro Pizañ o de Palac ios , cenónig0 lecto ra] , porque im pr im ió en Sev i l la ( añ o de 1 6 1 5) dos d iscu rsos en de

fensa del sagrado m i ster io . Ya la Inm acu lada Concepc ión tenia fi esta dotada en la

catedra l desde el añ o 1 3 50 por obra del ob ispo D. Fernando de Cabrera . El Pon

tí fice m andºa 3 de agosto de 1 6 1 7 qu e en actos públ icos n inguno pu d iese dec irque la San tís im a Virg en h abia s ido concebida con m anch a de pecado or ig inal, con

lo cual cesaron en parte las d ispu tas y escándalos . Despu és pu bl i caron su s deeretos favorables G regor io XV a 2 4 de m ayo de 1 6 2 2 , A le jandro V II á 8 de diciem

bre de 1 6 6 1 y otros pontí fi ces hasta Bened icto X III. No consta en qué añ o antes

del 1 3 50 se em pezº á ce lebrar en la“ igles ia de Córdoba la fiesta de la Concepc ión ;por el Breviar io antiguo de la m ism a se sabe que ten ía octava , proces ión y se iscapas ; pero desde el añ o 1 6 1 5 se em pezºacelebrar con repi

_

ques desde pr im eras

v ísperas , lum inar ias en la torre , as istenc ia de la c iudad , y proces iºn genera l porel patio de los Naran jos , qu e es la m ayor so lem n idad que se acostum bra en lasgrandes festividades .

L a capi l la m ayor antigua se h abia destinado á laim agen m aravi l losa de V i l lavi c iosa , y en au senc ia de éstase co locaba al l í otra de Nuestra Señora. Ahora se

apl icó á una im agen de la Concepc iºn Inm acu lada, y se determ inó que todos lossábados despu és de com pletas fuese el coro á cantar le una antí fona y oración .

Con tanto fervor tom º el cabi ldo de Cºrdoba la venerac ión y cu lto de este sagradom ister io .

36 0 C Ó R DO B A

Santís im o Sacram ento con diez m il ducados . As istió á la fiestade Santiago

,y en lugar del doblón que se daba de ofrenda, dió

una cruz y dos candeleros de plata dorados con óvalos de oro y

esm al te rojo : tres urnas y aguam aniles de plata dorados , y una

casulla de raso bordada ,todo m uy pr ecioso y de m uc/zo oalor ,

dice Bravo ,m ás tolerante que nosotros con elgusto artístico. de

aquel tiem po . Al año s igu iente ( 1 6 1 7) ofreció en la m isma fiestauna fuente de plata dorada, es tim ada en m ás de doscientos ducados . En 29 de m ayo de 1 6 2 0 donó al cabildo un cruz grandede plata sobredorada con m uchos engastes de oro y piedraspreciosas

,de ciento nueve m arcos de peso . En el m ism o añ o ,

habiéndose acabado el nicho del lado del Evangel io en la Capilla m ayor , colocó en él una im agen del apóstol Santiago á caba

l lo,y en una lápida de jaspe negro puso la s igu iente inscripción

B . yacabo H ispaniar unc Dei dono singu lar i , unico cer ti ss .

antiqu is . quePatr ono, tr iumf/z. lcostium inoictiss . D . F r . D ieg .

Mardones . Epzls. Cord. D . D . anno MDCXX . En 1 6 2 3 á 2 4

de ju l io, en agradecim iento al cabildo por las rogativas y fiesta

de acción de gracias que había celebrado durante su enferm edad

y en su convalecencia,le envió por m ediº de su provisor una

lám para de plata para la Capil la m ayor , y un terno de raso

blanco bordado . Finalm ente,antes de m orir diº m uchas limos

nas y dotes á pobres y huérfanas , y fundó una obra pia de

sesenta m il ducados de pr1nc1pal y treinta m il de renta paracasar doncel las pobres y socorrer necesidades en la ciudad y

lugares del obispado . Noventa y tres años de edad contaba este

virtuosísim o y respetabilísim o patr iarca cuando m ur ió el rey donFel ipe III , y aún parecía que el cielo le quer ía conservar m uchos

m ás alam or y agradecim iento de su clero y pueblo , que com o

'verdadero padre dir igía y santificaba . El bendijo el pendón ra l

en la Capi l la m ayor cuando con las cerem onias y solem nidades'

acostum bradas fué'

aclam ado en Córdoba el rey D . Fel ipe IV . El

dió la bendición sole'

m ne á la ciudad , y después l levóasu palacio

á todo el cabildo para que viese la aclam ación hecha en la Torre

C Ó R D O B A

del Hom enaje y Cam po Santo desde un tablado que para estefin tenía prevenido , contem plando toda la cerem onia sin fatigahasta elacto de enarbo lar el pendón real por elnuevo rey . ¡Con

cuánta sol icitud y car iño correspondía el cabildo á sus cont inuasm ercedes

,fºm entándose en la por tantos títu los ejem plar Iglesia

de Cºrdoba,esa envidiable arm onía entre los prebendados y el

prelado, que tan notablem ente la dist ingue,y en que la reveren

cia, el obsequ io y elam or que se tr ibu tan por un lado , son corres

pondidos con igual estim ación y fmeza por el otro ! No de otram anera que un padre octogenario entre sus h 1jos , todos atentosapro longar y du lcificar con exqu is itos cu idados sus últ im os días ,se nos representa en la im aginación el digno anciano que regíaaquel la Igles ia por los años 1 6 2 1 cuando para no pr ivarle de as istir á las grandes solem nidades de la Catedral , y no pr ivarse ellos

de su am ada presencia,m odificaban los prebendados en su obse

qu io las infiexibles prescr ipciones de r itual y de costum bre, y para

que pudiese oir con m ás facil idad la palabra divina le aderezabanen desusado lugar

,en m edio de las barandil las ,

un cóm odoas iento junto al al tar m ayor provisional , y al l í le as istían los dospres identes del cabildo esm erándose en hacer fáciles y agradableslos postreros actos pastorales de aquel la vida próxim a á extin

guirse. ¡Con cuánto anhelo esperaba la term inación de aquel suntuoso retablo junto al cual había de ser sepu l tado ! Parecía que se

res istía á mor ir m ientras no pudiera elegir por sí m ism o el paraje donde había de descansar su cuerpo ; y sin em bargo

,elnicho

de jaspe reservado para su sepu lcro y estatua,estaba ya bruñido .

Mur ió cuatro años antes de que se acabase el retablo (eny en el nicho ,

al lado de la Epístola,se lee hoy este epitafio

DOM. FR. DIDACUS MARDONES ,EPISCOP .

CORD. OB . L . AUREORUM. M. IN ARIE

MAX IMÍE

CUL TUM DONATA SENATUS ECC L ES. CORDUB .

SEPUL T .

HIC ET STATUAM CUM BAS! GRATI ANIMI

ERGO

B . M . P . ANNO MDCXX IIII

VIXIT ANNOS XCVI .

C OR D O B A

l lano en las naciones que antiguam ente había agrupado elbrazode hierro de Car lom agno

,había quedado exhausta . Prohijada

por el feudal ism o,aceptada por la Igles ia,

adm i tida por la potestad real cuando acababa apenas de sal ir de los m odestos focosde la plebe em ancipada,

s irvió adm irablem ente á los intereses ydes ignios de cada una de estas clases en su desarrollo suces ivo :dió a los al tivos señores feudales y á los reyes , castillos y palacios

,espaciosos por dentro para contener un num eroso séquito ,

som bríos y de difícil acceso por de fuera para im poner respetoy res istir los asedios ; dió á las nacientes corporaciones m unicipa

les y á la clase popu lar,cas i toda á la sazón de traficantes y

m ercaderes , casas de ayuntam iento ,m ercados , lonjas , bolsas ,

tr ibunales,y fuertes m ural las para defender sus conqu istados

derechos ; dió á la Igles ia un br il lante s im bol ism o,tem plos des

ahogados y capaces , m ás acom odados al grande increm ento delas poblaciones que las pequeñas y som br ías igles ias erigidasen los siglos x

'

1 y X I I según las inflexibles reglas del arte m onastico . Pero cuando l legó á inaugurarse en el s iglo xv la época dela fus ión y central ización de los poderes , de la suprem acía realy de la desapar ición del feudal ism o , y cuando las antiguas l ibertades locales de los pueblos dejaron de ser una neces idad

,

entonces tam bién fué insensiblem ente decayendo el arte quehabía s ido la m ás genu ína expres¡on de sus nobles y osados

pensam ientos . Acabaron las l ibertades feudales y com unalescom o incom patibles con la nueva organización de la sociedad;tam bién ¡ debía lógicam ente acabar un s istem a de arqu itecturainadecuado ya para la vida públ ica y privada, atendida la nuevadirección que había tom ado el entendim iento hum ano en todaslas cosas . Y había acabado en efecto por la im potencia de producir form as nuevas . No era ya pos ible dar un paso m ás en la

arqu itectura de la Edad m edia: la m ater ia dom ada y som etidadurante un penoso trabajo de tres s iglos

,no inspiraba yan uevas

form as ; la¡

extraordinar ia habil idad de los artífices había l legadoa su térm ino racional ; el ingenio y la razón

, el arte y la ciencia

C Ó R DO B A 3 6 5

de consuno , habían hecho de la piedra,de la m adera

,del hie

rro,del plom o , cuánto era dable hacer

,traspasando no pocas

veces los l ím ites del buen gusto . Si se hubiera continuado apu

rando la docil idad de la naturaleza fís ica en el m ism o sentido,

ésta al fin se habr ía declarado rebelde,y las concepciones artís

t icas no habrían podido sal ir del cerebro º de los planos de sus

au tores .

Nuevas ideas , nuevos instintos , nuevos deseos atorm entabaná la Europa m oderna . L a razón hum ana

,devorada por su sed

de ciencia , l lena de actividad y ans iosa de l ibertad,había roto el

víncu lo de la autor idad rel igiosa,única que por entonces le era

m o lesta . Reform ar la Iglesia,reform ar la rel igión y lanzarse en

pos de un progreso indefinido y qu im ér ico,repudiando com o

deficiente la enseñanza catól ica y buscando nuevas vías de desahogo á la ferm entación del espír itu de innovación ,

eran las

aspiraciones de los hom bres grandes de la época . Intenta la re

form a ecles iástica el concil io de Constanza ; aborta esta reform aen Basilea

,y Car los VII de Francia se atreve á ponerla en plan

ta por m edio de una pragm ática sanción ; perºde nuevo la dejafrustrada el concordato de Francisco I con León X . Intenta lareform a rel igiosa Juan de Plus en Bohem ia

,y en la m ism a ciudad

de Constanza es quem ado com o hereje . En am bas tentat ivassal ió la au toridad tr iunfante ; pero la del Papa no pudo im pedir

que'

las nuevas doctr inas del concil io de Bas ilea y de los prínci

pes acerca del gobierno de la Igles ia y de las reform as que en

el la habían de hacerse, echaran hondas raíces en Francia , se

perpetuaran ,pasaran á los parlam entos y se convirtieran en

opinión poderosa; ni pudo estorbar el Im per io que la reform arel igiosa popu lar , sofocada con fuego en la hoguera de Juan deHas y Jerónim o de Praga

,y luego con sangre en los cam pos

de Boehm ischbrod, volviese a levantar la cabeza con m ayor pujanza enWittemberg .

En m edio de este m ovim iento rel igioso em pieza en Europauna escuela pol ít ica

,fi losófica y l iterar ia

,cuya infiuencia,

no

C Ó R D O B A

com batida por el poder espir itual ni por el tem poral , antes al

contrar io,favorecida por am bos , fué el or igen pr incipal de la

gran revolución que en instituciones , ºpiniones , fi losofía, l iteratura y artes exper im entó el m undo m oderno . L o que Carlos VIIy los Husitas no habían logrado , aquél con su pragm ática yestos con sus largas y terr ibles cam pañas , se hubiera de seguroconsegu ido en el s iglo XV I

,

"

aun sin el auxil io de otros príncipesy de otros reform adores , sº lo por efecto del m ovim iento intelectual que, con su idolatría hacia la clásica ant iguedad , habíaninaugurado el Dante, Petrarca y. Boccaccio . ¿Qué m ayor golpepodía su fr ir el antiguo y venerando edificio de la severa civ ilización cr istiana en todas sus fases , que la adm iración tributada

por los genios m ás em inentes á todas las creaciones de la ant i

guedad pagana ? ¿Y sabían por ventura qué brecha abrían en la

fortaleza de la au tor idad espir itual desechando las costum bresgroseras , las ideas hum ildes , las form as sem i-bárbaras de su

tiem po ,aquel los l ibres pensadores del s iglo de León X , ecle

siásticos, prelados , jurisconsu l tos y l iteratos que, com o el l iceu

cioso Berni,el sibar ita Bem bo

,el escéptico Sadoleto ,

y tantoso tros , se entregaban con orgu l lo á los p laceres de una vidam ater ial ista, elegante y l icenciosa ? Cuando Lorenzo de Médicisel Magn ifico se afanaba tanto por resucitar en la bel la Ital ia lacu l tura y costum bres del s iglo de Augusto con las artes deltiem po de Per icles y el neoplaton ism o delBajo Im per io , educandoá su prole en el desprecio de todo 10 que no eran antigiiedades

griegas y rom anas , y en la am istad íntirna de un Mars il io Ficinoy de un P ico de la Mirándola

, estaba por cierto m uy lejos deim aginarse que la autor idad pont ifical de su hijo Juan había desufr ir m ayor descalabro por el influjo destructor de aquel renacim iento pagano que por los envenenados t iros del m ism o Lutero . Tam poco se im aginaba Francisco I

,al anu lar la pragm ática

reform ista de Carlos VII , que él iba a ser el principal continuador de la obra intentada por el padre y por el h ijº de Lu ís On»

ceno . Car los VII en efecto había s ido innovador,secundando las

368 C Ó R DO B A

sam iento dem as iado noble para que no participe de todas sus

vicis itudes . Condenadas al descrédito y al olvido las ciencias,la

fi losofía y las letras de la Edad m edia ,es claro que el arte de

los s iglos X I I y x1 1 1 tam poco podía sobrevivir á la condena general im plícita en el gr ito de tr iunfo de Ref orm a y de Renacim ie n

to.

—Sigu 10 en Francia la ar istocracia el im pu lso dado por su

rey ,desplegando un lujo hasta entonces desconocido en la cons

trucción de sus palacios y casas de placer . Daba la corona el

ejem plo dem oliendo el antiguo Louvre de Fel ipe Augusto yCarlos V ,

cuya im ponente torre feudal fué desde luégo arrasadapara dar lugar á las elegantes y r isueñas construcciones de Pierre Lescot . L a nobleza desm anteló sus antiguos torreones paraerigir en su lugar viviendas acces ibles ,

placenteras , decoradascon pórticos y colum natas , fuentes y estatuas de m árm ol . Cayeron las m ural las alm enadas

,las torres de hom enaje y vela,

los

parapetos y m atacanes , los puentes levadizos y toda clase dedefensas :cegáronse los fosos , abriéronse las puertas , rasgáronsey ensancháronse las angostas lum breras . El feudal ism o derr ibaba sus fortalezas por sus propias m anos , prodigando sus tesoros á los artistas para que se las transform asen en risueños yelegantes palacios—Así fué abandonado el antiguo estilo francés l lam ado gótico, que tan gloriosos m onum entos había producido en toda la Europa occidental .

L os m aestros del nuevo m odo de constru ir no podían ser

m ás que los ital ianos , porque para los arqu itectos form ados en

el antiguo s istem a ,la arqu itectu ra del Renacim iento era un len

guaje del cual ni s iqu iera el abecedario com prendían . Apegadosal vetusto arte ojival, ya convertido en rutina

,acostum brados á

renunciar á toda dirección ante la petu lante práctica de las co r

poraciones de oficios , cada una de las cuales se apropiaba el

derecho de decidir por sí del carácter é im portancia de su obraparticu lar sin cons ideración al conjunto ; despojados en cier tom odo de la responsabil idad de sus trazas por la costum bre, ya

generalm ente establecida por los prelados , cabildos y señores ,

C Ó R DO B A 369

de entenderse por separado con los grem ios de oficios y ajustarcon el los la obra que apetecían ; ni sentían los arqu itectos la dignidad de su profes ión ,

ni eran ya propiam ente hablando talesarqu itectos . Había

,s í

,grandes escuelas º grem ios de francos

m azoneros, que conservando todos los secretos y tradiciones del

arte gótico erigfan con adm irable pres teza,sol idez y elegancia

deproporciones , aquel los arcos ojivos y aquel las elevadas bºvedas de piedras liger ísim as y sabiam ente cor tadas

, que tendíansobre los robustos nervios de las ar istas com o una lona sobreuna armadura de hierro ; había canteros y carpinteros fam il iar izados con todas las diñcultades del trazado geom étrico , per fec

tam ente entendidos en las m ás com plicadas secciones de planos ;escul tores que con gran pr im or recortaban la piedra y cubríande hojas

, enram adas,pájaros y figuras capr ichosas las cenefas ,

las franjas , los doseletes y m arques inas , las repisas , los capiteles ,las gárgolas ; im agineros que esculpían bel lam ente figuras desantos para las andanas de las por tadas

,los frontoncillos y las

hornacinas ; plom eros y pizarreros expertos en el m odo de cu

brir las arm aduras ; pintores en vidr io que habían m ejorado esteprecioso procedim iento ; pero cada oficio obraba según sus aspiraciones y su amor propio , y fal taba en las construcciones el

agente principal de la idea artística en globo , el que había dedar unidad y armonía al pensam iento arqu itectónico . Sucedía enlos últim os t iem pos del ar te ojival en las provincias m ism as

donde se había formado , lo que no sucedió jam ás en su buenaépoca: los francos—constructores hacían v . gr . el buque de laigles ia ,

sus naves,sus pilares ,

sus bóvedas , según un m odelo ytraza ya conocidos y uniform em ente repetidos : luego ven íantodos los artífices encargados de los dem ás objetos accesor ios yde decoración . El que había pintado las v idr ieras ,

'no se cu raba

de lo que había trabajado el escu l tor , ni éste de lo que labrabael im aginero ; ni el plom ero se cu idaba de si eldesagiie según su

proyecto corresponder ía º no con las vertientes que el carpinterohabía dado á la armadura del com blo . L os m onstruosos resu l

3 8

C Ó R D O B A

tados de esta fal ta de conjunto y de arm onía ,m ejor dicho aún

de esta fal ta de subordinación á la suprem a idea del arqu itecto ,

se advierten en las reedificaciones de las m ás célebres catedrales

de la crist iandadEl feudal ism o espiraba ,

el protestantism o dejaba ociosos á

m uchos constructores y les hacía ir insens iblem ente o lvidando

las prácticas tradicionales de su profes ión ; por otra parte el celo

rel igioso ferviente y expansivo de los s iglos X I I I y XIV había poblad 0 la t ierra de suntuosos y m uy duraderos tem plos , y habían

de transcurr ir m uchas generaciones antes de que fuese necesar ioconstru ir m ás . Con tales condiciones

,forzosam ente tenía que

decaer el arte ojival en el s iglo xv ; y si á esta decadencia se

agregaba en el s iglo XVI el abandono que de él hacían los pontífices y el fom ento que daban al nuevo s istem a arqu itectónicolos príncipes y m agnates

,y la m ism a Igles ia un tanto seculari

zada,claro es que del antiguo m odo de edificar no podían que

dar en breve m ás que los m udos ejem plos en los m onum entos yel indiferente recuerdo en los hom bres .

De cons igu iente,si los m ism os edificios de carácter gótico se

hacían en Francia al final izar el s iglo xv cas i sin intervención delos arqu itectos

, ¿cºm o era pos ible que hubiese al l í artistas aptospara l levar á cabo sin tom ar lecciones de los i tal ianos la regeneraciºn de la arqu itectura clás ica antigua ? Es evidente que ni

s iqu iera estaban á su alcance sus reglas m ás elem entales . L a

revolución ver ificada en las ideas y en las costum bres era dem as iado exigente : querían palacios abiertos con elegantes y l igeras colum natas jónicas , con espaciosas escal inatas y anchos pórticos los que habían hasta entonces vivido en alcazares , castil losy calahorras cercados de fosos y fuertes m uros

,entre m acizas

paredes con angostísim as lum breras ; apetecían elevadas cornisasy bruñidos subasam entos , y cimbras rom anas en los vanos

,y

( 1 ) Véase en com probac iºn la sabia y j u ic iosa cr íti ca que hace Mr . V iollet—IeDuc de la restau rac iºn de la catedral de Reim s ver i fi cada en tiem po de Lu ís X I.Dictionnaire r aisonné de l

'

arch itectu re, etc. Art. Arch itecte.

C Ó R D O B A

ilustre prelado D . Alonso de Cartagena,y convertida en árbol

lozano y pom poso cuando en las guerras por la posesión de Italia, por el dom inio del Im per io de Alem ania y por la preponde

rancia en Europa,se contagiaba del nuevo gusto extranjero el

catól ico Carlos V .

No teníam os el luteranism o que dejaba des iertos en Francialos tem plos catól icos y los tal leres de los artífices criados á su

som bra ; tam poco abundancia exces iva de catedrales y otros edi

ficios rel igiosos ; al contrar io , lo s cabildos , los prelados , los prín

cipes r ivalizaban en la erección de tem plos suntuosos . Del

s iglo xv y pr incipios del XVI son las catedrales de As torga,de

Calahorra, de Cor ia ,de Gerona

,de Huesca ,

de P lasencia,de Se

vil la,lo m ejor y pr incipal de las de Burgos , Toledo , Valencia y

Salamanca,m uchos notabil ís im os conventos , iglesias , colegiatas ,

colegios y sem inarios,y tam bién gran núm ero de lonjas , casas

de diputación y de ayuntam iento,audiencias y otros edificios de

arqu itectura civil . L os cabildos catedrales se dispu taban la poses ión de los Egas , de los Hontañ ones ,

de los Badajoz ,de lo s

Alavas,de los Com ptes : cuando no podían lograr los servicios

exclus ivos de estos ingenios pr ivilegiados ,se contentaban con

que revisasen y reconociesen sus fábr icas ,diesen trazas para

m ejorar las,y dejasen en el las cuál una torre

,cuál un retablo ,

cuál una portada. Y sin em bargo fué preciso ceder al nuevotor rente y adoptar la arqu itectura exótica .

Verificóse esta transm utación cas i sin intervención de artistasextranjeros , m odificando gradualm ente los naturales , pr im ero lapar te decorativa

,luego la repartición de sus construcciºnes ; y á

esta circunstancia, sea dicho de paso , debem os atr ibuir tal vezla fus ión que en nuestros edificios civiles de la pr im era m i taddelsiglo XVI se advier te de los dos estilos italiano y gótico , á dife

rencia de lo que se observa en el Renacim iento francés , obraexclusiva de italianos ó de franceses educados con ellos . EnriqueEgas , el h ijo del fam oso Anequin de Egas , maestro fiam enco de

la catedral de Toledo,y Pedro de Ibarra, arqu itecto de un obis r

C Ó R DO B A 373

po de Salam anca, daban muestras evidentes de conocer la arqu itectura greco-rom ana en ins ignes obras anteriores á la pr im er

construcciºn francesa del nuevo estilo en las cuales se adver

tía ya el pr incipio de la escuela que estaban l lam ado s á desarrollar con tanta gloria Pedro de Machuca, Alonso de Covarrubias ,Diego Siloe y otros igualm ente españoles : un no sé qué , diceoportunam ente Llaguno , parecido á las pequeñas nubes que en

día claro suelen anunciar la m u tación del tiem po . »

Eran los principales caracteres de este nuevo esti lo el arcode m edio punto º de plena cim bra

, que acababa de reconqu istarsu absolu ta preem inencia ; los cinco órdenes antiguos , m ás º m e

nos m odificados en algunas m olduras y en sus proporciones ; losfollajes

,los vástagos espirales , los grotescas con anim ales reales

º fantásticos,dispuestos á la m anera de los arabescos antiguos ,

y aplicados á los entablam entos , á las pilastras , á los fr iso'

s , á

los tableros ; la m ezcla de órdenes,sobrepues tos unos á otros

,

los reves tidos de m árm oles , los m edal lones , las co lum nas balaustradas

,etc. (2) Y para que fuese m ás evidente que el antiguo

( 1 ) Enr i que Egas es el au tor del Co legio m ayor de Sta. Cruz de Val lado l i d ydel Hospital de n i ños expós itos de To ledo , am bas fundac iones del cardenal de España D. Pedro Gonzá lez de Mendoza, term inadas la pr im era en 1 4 9 2 y la segundaen 1 5 1 4 . Pedro de Ibarra construyó en 1 52 1 para el obispo D. A lonso de Fonsecael Colegio m ayor de Santiago el Zebedeo de Salam anca. Estas obras , de esti lo delRenacim ientº españo l , que Ponz l lam a plateresco, son anteri ores al cé lebre palac iode Ecouen , que construyó para el condestable de Montm orency el arqu itecto francés Juan Bu llant, pr im ero que en su país practi có para la arqu itectu ra c iv i l el cs

ti lo ital iano por los años de 1 54 0 . El colegio de Cuenca, la casa de las Sal inas , lapuerta de Zam ora y otros ed i ficios constru idos en Sa lam anca por este tiem po , son

tam bién sem i-góti cos º platerescos. Finalm ente, sºn as im ism o anteriores á la c itada obra de Bullant, y de carácter greco-rºm ano ya m ás dec id ido , el palac io deCar los V en la Al ham bra, ed i ficado por Pedro de Machuca en 1 52 7 , la catedral deGranada com enzada por Diego de Si loe en 1 52 9 , la cap illa de los Reyes nuevos deTo ledo trazada por Alonso de Covarru bias , y otros ed ifi c ios que podr íam os añad iraestos .

(2 ) No atreviéndose á despo jar repentinam ente su s fábr i cas de aquel la infin idad y prolijidad de adornos ( d ice en uno de sus artí cu los delAr tis ta el Sr . Carderera resum iendo perfectam ente lºs caracteres de este nuevo esti lo ) , y parec iendopor una costum bre de tantos años pobre y au stera la arqu itectu ra greco—rom ana a

cau sa de su nob le senci l lez , adoptaron el m ed io térm ino de redu cir las dim ens io

nes de esta ; aum entaban los cuerpos de arqu itectu ra, m u l tip l i caban las colum ni

tas , las balaustradas , recargando los fr isos y pedestales de labores y dem ás ador

C Ó R D O B A

esti lo gótico no había s ido com pletam ente derrotado,sino que

había de grado cedido el cam po al italiano , los arqu itectos espa

ñoles del s iglo XV I conservaron m uchas veces en las portadas ,form adas con los órdenes antiguos

,las andanas de estatu ítas con

sus afiligranadas repisas y marques inas , y en los m acizos y en

trepaños aquel los filetes perpendicu lares y enlazados con circu l itos trebolados y losanjes , que cubr ían en la decadencia del ar teºj ival los m iem bros de mayor res istencia,

im i tando ajim eces ornam entales y capr ichosos enrejados .

nos capr i chosos de qu e tanto abundaba la decoración gºti ca . A esta c lase de

arqu itectu ra m i xta , que estuvo m u y en boga en Españ a por todo el re inado de

Car los V , se h a dado en Ital ia y en Francia el nom bre conven iente de arqu i tec tu radel r enacim iento . Entre nosotros se h a l lam ado arqu i tectu ra p lateresca , qu izá po rel gran núm ero de obras en este género qu e en aquel la edad de ºpu lencia em pr end ieron nuestros p lateros , tanto de objetos para el cu ltº , com o de vasos , jarrones yotras al hajas parzi pr ínc ipes y particu lares r i cos , qu e se c ince laban con sum a in te

ligencia y per i c ia.

C Ó R D O B A

Porque son dos los estilos que se dividen el s iglo XVI en

España : el pr im ero es el plater esco, form ado y cu l t ivado cas iexclus ivam ente por artistas españoles bajo el reinado de Car

los V,el cual se perpetúa hasta dentro del reinado de Feli

pe II , y al que se deben,entre m uchos edificios justam ente céle

bres,el bel l ís im o claustro del m onasterio y tem plo de S . Miguel

delos Reyes de Valencia, obrade Covarrubias y Vidana ; lapreciosa fachada pr incipal del Alcázar de Toledo , del m ism o

Covarrubias y de Enr ique Egas ; la capil la del Salvador de

Úbeda,y el palacio del com endador m ayor Cobos , secretar io

de Carlos V ,obra de los Valdeviras de Sevil la ; las casas con

sistoriales de esta ciudad , de au tor desconocido ; el fam ºsº claus

tro de S . Zoil de Carr ión y la fachada del convento real deS . Marcos de León de la orden de Santiago , ideados por Juande Badajoz , etc. Muchos de estos edificios com piten por la gra

cia, la or iginal idad y el exqu isito gusto y conclus ión de sus

decoraciones , con los m ás afam ados que en sus respectivasnaciones construyeron Serl io , Alberti , Bram ante, el Rosso

,el

Primaticio ,Fil iberto Delorm e

, Pedro L escot y Juan Bullant. El

segundo estilo , de tal manera identiñcado con el espíritu de

gravedad y de m isticism o austero que caracter iza á la politicay gobierno de Felipe II

, que no parece s ino que el arte qu isosimbolizarlo ,

es el llamado gr eco-r om ano, debido a la revolución

que acababa de hacer en la arquitá:tura el genio al tivo,osado

y un tanto som brío de M iguel Angel , sust ituyendo á los órdenesacum ulados y sobrepuestos delestilo delRenacim iento , un ordenúnico y colosal en cada edificio , y proscribiendo como futil idades

puer iles los follajes , gro tescos , estípites , candelabros y dem ásadornos prodigados por los adeptos de aquél .—Com ienza este

severo y desnudo est ilo á dar indicios de su existencia en España con las construcciones de Gaspar de Vega en Uclés y en

Madrid , y las del P . Bustam ante en Toledo,notables por su

gran sencillez y pureza de l íneas ; mas no se desarrolla plenam ente hasta la época en que para la construcción del Escor ial ,

C Ó R D O B A

form ando una hilera de hornacinas , y luego un entablam ento

de gran trabajo,en cuya faja infer ior hay una inscr ipción que

dice el tiem po en que se acabó la obra de la capil la m ayor . A

cierta distancia de la cornisa se levanta á cada lado un cuerpocom pues to de tres arcos , el del m edio rem ontado , que s irve deventana

,y los otros dos adintelados , en los cuales se ven cua

dros que al parecer representan hechos de la vida de S. Fer

nando . Todos tienen su correspondiente cornisam ento sostenidode co lum nas jónicas estr iadas

,con lºs pedestales al aire car

gando en sendas repisas . Encim a de cada arco hay una lum

brera,con que se l lena el l ienzo del testero

,y acada lado un

nicho . Esta m isma decoración ocupa la parte que m edia desdeel cornisam ento hasta la

¡bóveda de los frentes de la nave delcrucero .

—L a bóveda de la cap il la es cuadrangu lar rebajada .

De sus cuat ro ángu los parten m anojos de baquetones , interrum pidos á trechos por círcu los ó m edal lones con bustos devar ios santos : m ezcla de estilos que produce una decoraciónpesada y de m al efecto .

—L as bóvedas de la nave del crucero

son sem ejantes á esta,y están igualm ente decoradas con ba

quetones góticos—L os dos testeros del crucero , que cortan lasnaves pr incipales de la m ezqu ita

,ºfrecen una ornam entación

m ixta de plateresco y sarraceno : redúcese el dos robustos arcoscubiertos de follajería en las m olduras de su s arch ivoltas

,des

cansando en cornisas sostenidas por colum nas,con otros dos

encim a,ornam entales

,sobre los cuales corre una ancha faja de

arqu itos entrelazados . Del m edio de esta faja desciende otraperpendicu larm ente hasta el suelo

,dejando un arco á cada lado

con su arco ciego encim a,y encerrándolos á m anera de arraba.

En la faja perpendicular se ve una im agen sostenida en una

peana cuya base es una colum na de jaspe,y debajo de una

m arques ina gótica m uy labrada que descansa en dos colum nitas

espirales . Sobre la'

m arquesina hay un recuadro con un escudo,

y en los tím panos de los arcos ciegos que hem os m encionado,

adornos de arqu itos angrelados entrelazados algus to sarraceno .

C Ó R D OB A 379

L os lados que abren paso á las naves transversales de la m ez

qu i ta,presentan una com binación m uy fel iz y graciosa de los

estilos árabe y plateresco,pues subs isten en el los tres antiguos

arcos de herradura con sus arcos rem ontados encim a,arrancan

do de las l indas pilastras que entre uno y o tro están com o sus

pendidas en el aire ; y sobre los tres"

arcos abiertos vol tea un

grande arco ornam ental de m edio punto,cuyo tím pano llena

una greca de fi letes perpendicu lares con lacería angrelada en el

centro .

Dij im os que los arcos torales estaban labrados á la m aneragºtica ; pero aun ensu m ism a ornam entación se advierte la m ano

bastarda del arte m oderno,porque si bien sus baquetones l isos

y de ar is tas,sus funiculos y sus relevadas cenefas de hojas y

anim ales , form an com o un haz vistoso de cañas,cuerdas

,y tal los

cuajados de fiores , las claves de lºs del presbiter io y coro estánenm ascaradas con feas cartelas de forma elíptica recargadasde adornos de m algusto . Sostienen estos arcos torales una cúpulaoval con su cornisa de m útulos y friso adornado de festonespendientes . Así la cúpu la com o las pech ínas están cuajadas derecuadros

,m edal lones

,festones

,cartelas

,y hasta estatuas de

todo bu l to . Dan luz á aquel la ocho espaciosas lum breras .

El coro está decorado en su parte super ior de una m anera

m uy poco adecuada para un tem plo . Su bóveda es de cañón,

atravesada por cuatro grandes lunetos , entre los que se ven

cariátides pareadas que la sost ienen . Adornan su parte central

en toda su longitud estatuas de santos colocadas en recuadrosde estuco ,

con florones y otros adornos en los interm edios . Entrelos ángulos que form an los lunetos hay estatuas , colocadas también en recuadros sostenidos de niños º genios , de m úscu loshercúleos y carnes superabundantes , con escudos del obispoReinoso . Bajo cada luneto hay una gran ventana con jambaje ydintel correspondiente á lo dem ás de la fabrica, y sobre los

dinteles cam pean escudos del prelado D . Leopoldo de Austr ia,

tío del em perador . Por la parte infer ior de las ventanas corre á

38 0 C Ó R DO B A

alguna distancia un cornisam ento cuyo friso está adornado defollajería con m edal lones de m uy al to rel ieve el trechos ; debajohay en cada lado tres arcos ojivales desfigurados , y en su vano

CAP ITEL DE L A CATEDRA L

están abiertos otros algo m enores de m edio punto, que dan

sal ida á las tribunas . El tím pano entre am bos arcos está llenode adornos form ando cenefa . Entre los arcos hay en cada m a

chºn dºs estatuas , una sobre otra al m odo gótico,la superior

38 2 C Ó R D O B A

L a obra es toda de piedra franca : com pºnese de dos euer

pos , el inferior de ocho colum nas dór icas , estr iadas y pareadas .

L as del centro,entre las cuales se ven algunºs recuadros resal

tados,sºs tienen el segundº cuerpo , form ado por dos colum nas

jónicas , tam bién estr iadas , con su cºrrespºndiente corn isam entoy frontón triangu lar

,s irviendo de tem plete á una estatua de

tam año natural de S . Pedrº , sentado,en actitud de bendecir .

Entre las co lum nas del centro y laterales del cuerpº inferiorestán los postigos del coro

,de arco adintelado ,

con cornisa dºr ica arqu itrabada ,

sºbre la cual carga un óvalo de jaspe azu lsostenido por genios , y un frontón triangu lar afianzado cºn m ú

tu los .

—Del m ism o est ilº que esta fachada es la entrada princi

pal al trascºro , que está enfrente,cºn un grande arcº central

de diez y seis piés de luz,flanqueado de herm osas pilastras

dór icas,las cuales sostienen un cornisam ento del m ism o orden

,

con un ático que s irve de base á un segundo cuerpo de arcºsadintelados y colum nas jó nicas estr iadas

,rem atando el conjunto

en un tercer cuerpo de arcºs y pilastras pareadas—No deja deproducir efectº en el ánim o esta com pos ición en ciertº m odograndiosa

,sea que realm ente exis ta en esta arqu itectura el me

r i tº que sus apasionados le atr ibuyen,ºsea que en sus nº inte

rrum pidas y desnudas l íneas descanse con placer la vis ta des

pués de fatigada con la recargada decºración de los esti losgótico—flor ido y plateresco .

Continuandº nuestro paseo por el trascºro,atravesarem os

ahora por debajo de btro grande arco ojival, cºm pañero al que

nºs s irvió de ingresº al tram º de las dos portadas greco—rom a

nas,cubiertº pºr la al ta bóveda plateresca del coro

,y vºlvere

m os á entrar en la nave baja que circuye al gran buque de aquel ,cubierta, com º dejam os dicho

,de bóveda ojival del s iglo XVI

( 1 ) Debe tenerse presente que aunque la decoraciºn de la Catedral en su pr esbiter io , crucero y coro , sea del s iglº xv1 1 , h ay fuera de estas partes ºtras que se

exornaron con m u cha anter ior idad . Ya qu eda d icho que el ºbi spº D. Leºpºldo deAu str ia fué el que em bovedó á m ed iados del s iglo xv1 las naves que rºdean la

C Ó R D O B A 38 3

Nºs hal lam os en el ángu lo S O . de la Catedral nueva,y tene

m os enfrente la fachadita exter iºr del norte de la capil la de

Vil laviciosa,tºda encerrada en un arco de herradu ra

,en cuya

arch ivolta labró el genio paciente y m inuciosº del Renacim ientoespañol veintidos cºm partim entºs cuajados del indas figuri tasen s us correspondientes n ichos . L os galanos arreos del Renacim iento

,em pleados con sobr iedad

,hacen m uy buena m ezcla

cºn las l íneas de la arqu itectura árabe ; así tam bién los tres arcosde herradura que presentan en am bºs ladºs lºs brazºs del crucero

,l levan con bel l ís im o efecto en sus arch ivoltas una cenefi ta

de hojas gótica, que nº parece s ino la m arca de bau tism o puesta

al arte m usu lm án por elar te cr is tiano,al recobrar éste unº de

ºbra a l ta, cons truyendo adem ás los dºs pilaroncs que su fren el em pu je de la bóveda del coro y trascºro al pi é de la Catedral. Estas obras se sabe pos itivam ente que

sºn suyas , porque as í lo atestiguan h istºr ias m anu scr i tas y lºs escudos que en

e l las cam pean . Pero deben ser lo tam b ién otras de que no hacen m enc iºn lºs ana

l istas , y qu e s in em bargo m an i fi estan elm ism o carácter : tales sºn aque l lºs m iembro s en que se ven m ezc ladºs, bajo bóveda ojival de capr i chosos en laces , todºslºs m ed iºs de ºrnam entaci ón del góti co—flo r ido y del plateresco . Conv iene hacernºtar esta sem ejanza : constituyen la decorac ión de los pilaroncs arr i bam encionados m edal l ºnes de al to rel ieve en la base , en el cuerpo m ed io rep isas y m arquesi

nas , com o en d ispºs i c ión de reci bir estatu ítas de santºs ; luego cenefas y anchasfajas de fol lajes , n i ñºs y an im ales ; y en el cuerpº al to corn isa cºn m ascarones ycabezas de ar iete. El intrados del grande arco que une al pr im er pilarºn con el

m acho angu lar N-0 . del co rº , está cuajadº de pr im orosos arabescos del esti lo ital iano del m il qu in ientos . El pi lar N—O . del gran rectángu lo de la Catedral está decorado de una m anera aná loga : presenta su ornato dos zonas , de fi letes form andºenre jados , con circu litºs , fajas y cenefas hor izontales de follajer ía. L a bóveda góti ca q ue rºdea toda la ºbra alta, l leva en lºs tím panos ºjivales , fºrm ados por elarranque de su s nerv ios , g randes bajo—rel ieves , y tºdºs los' pi lares del ladº delnorte que la sºstienen están decoradºs cºn fi letes fº rm andº enre jados , cenefas decircu litos , lºsanges y otras cºm binac iºnes . Ahora bien , esta m ism a am algam a se

adv ierte en la decºraci ón del trasaltar . L os bajo—re l ieves de los tím panos de labóveda son m edal l ºnes á la m anera i tal iana, con bu stºs de tan al tº rel ieve, quelºs personajes escu l pidos parecen asom ados los m arcos en que

'

se contienen .

Cada tím panº presenta dºs de estos m edal l ºnes , y en m ed iº un n ichº con su re

pisa góti ca,destinada al parecer á u na im agen . De tal m anera l levan tºdas las

constru cc iones de D. Leºpo ldo de Au str ia el carácter de su época , qu e no es pos ible desconocer las ; perº el que dude de esta verdad cote je la ornam entac ión deestos tím panos cºn la de los que están enfrente , en la arquer ía árabe que conservº el prelado al tender la bóveda del trasaltar , y se cºnvencerá de que tºdo es

de un m ism o tiem pº . Al l í sºn m eda l lones y n i chºs , y aqu í rel ieves con anchas fajas de grotescos , fo l lajes , figu ras y cabecitas p rºm inentes ; pero todo es obra delegregio preladº de la sangre real de Au stria.

384 C Ó R DO B A

sus m ás gal lardos elem entºs de cºnstrucmon y decºrac1ºn . L a

fresca y sencilla corºna de azahar que ciñe la frente de la j oven

desposada ,no tiene m ás encanto y más poesía que esa angos ta

cenefa en aquel los garbosos arcos,l im piºs y desnudos de todo

ornato,restos de un m onum ento q ue puede cºns iderarse cºm º

la creación m ás galana y robusta del genio islam ita en España .

L as arquerías de la antigua Aljam a que no alcanzaron el

priv ilegio de entrar en el recinto de la gran cruz que fºrm a laplanta de la Catedral

,no por estº dejan de contribu ir á una bellí

s im a perspectiva desde el interior ; el dicho vu lgar de que lam ezqu ita de Córdoba parece un bosque de piedra ,

nunca es m ás

exacto que cuando registra la vistalas largas cal les en que es tándispuestas sus num erosas co lum natas

,m irandº por lºs gigantes

cos arcos del presbiterio y del crucerº . Esta perspectiva sería

infinitam ente m ás vistosa si se conservasen los preciºsos alfargesárabes que cubr ieron las naves hasta los pr im erºs años del s iglopasado

,en que pºr nº hacer el debido apreciº del artesonado

antiguo ,se sustituyó el embovedado de m al gusto que hoy tie

nen

Pasam os por al tº la descr ipción de m uchas'

cosas que cºm o

obras de arte no pºdem os elogiar , ni aisladam ente,ni en su rela

ción con el edificiº : tales sºn , el retablo de la Capil la m ayºr , en

que sólo nos es dadº encarecer el excelente trabajº m anual de

los jaspes en sus lechos y juntas, superficies planas y m o lduras ;

el Tabernácu lo , en que sólo adm iram ºs el perfectº ajuste y brunido de los m árm oles ; los púlpitos de Verdiguier , bor r om inescos ,y no obstante grandiosºs ; úl tim am ente la s i l ler ía del Corº , obradel escul tor D . Pedro Duque Cornejo , recargada de adºrnºs , estatu ítas y m edal lºnes del estilo am anerado que pr ivaba en la

segunda m itad del s iglo XV I II,con su elevada s illa episcºpal l lena

de figuras de gran tam año , com pos ición en al to grado churri

( 1 ) El actual em bºvedadº se construyº desde el añ o 1 7 1 3 al 1 7 2 3 , costeandogenerosam ente m uchºs prebendados las bóvedas de algunas naves .

C Ó R DO B A

gueresca . Y sin embargº de m erecer poco encom io cºm o objetosartísticos , no puede negarse que la s il lería del Coro cºn su pro

fusa tal la, los púlpitos de caoba cºn sus grupos de pul ido m árm olal pié , el Tabernáculo con sus dºs cuerpºs y cúpu la de variadosjaspes , y el retablo cºn su ser1a r 1queza ,

form an un conjuntom ajes tuºso , augus tº , lleno de pom pa,

realzados con el oro pro

digadº en toda la arqu itectura del tem plo,cºn la espaciosa esca

linata del presbiter io,

'

con las losas de Génova del pavim ento,

con las verjas,postigos y balaustradas de bronce, con la gran

lám para de plata que pende en la Capil la m ayor , y el al tar calado de bronce y plata

,cuandº antes de anal izar una por una las

partes de la m oderna Catedral,se percibe de golpe la pr im era

im pres ión producida, no pºr las form as , sinº por la nobleza dela m ater ia.

Hem ºs quer ido presentar en un cuadrº general la marchadel arte en tºdo el s iglo XV I para que resu l tase m ás fácil la cla

s ificación fi losófica de los diferentes est ilos que en la obra de lanueva basíl ica se advierten . Ahora , continuando la interrum pidah istºr ia crono lógica de las capil las y dem ás obras , cada cualpodrá form arse idea de su carácter arqu i tectónico con sºlo tenerpresente la épºca de su edificación .

El obispo D . Fr . Juan de Tºledo , a qu ien hem os visto prom over cºn ardºr la obra del nuevº crucero desde el segundo añode su inauguración , ya que no podía dejar un recuerdo de lo que

alcanzaba la com pos ición arqu itectónica de su época dentro deltem plº

, pºr hallarse éste apenas com enzado , qu isº dejarlº en

su portada pr incipal m irando al atrio,y qu izás cºn este intento

m andó constru ir el cuerpo de piedra que hoy existe sºbre el arcol lamado de las bendiciones en la P uer ta de las Palm as

, que da

ingreso á la nave central y m ayºr de la m ezqu ita pr1m 1t1va.

Reconºcese en esta obra a la pr im era ojeada la arqu itectura deltiem po de Car los V ,

aun sin neces idad de leer la inscr ipción

dedicatºria del referido prelado á la salutaczon ange'

lica de Nues

tra Señºra , que ocupa en el la un lugar m uy preferente . Sobre el

C Ó R D O B A

grande arco de herradura de la puerta árabe , se labró á m odo detejaroz una cornisa sal iente sostenida en m odillones de m oldurashorizontales , m uy juntos y cºn un escudito en su frente , y sobreesta cºrnisa se levantº á gu isa de espadaña un paralelógram o

rectángu lo cºn dos pilastrones º antas á lºs lados , decoradas en

su grueso de fior0 ncillos de rel ieve . En la parte al ta de estecuerpo rectangu lar hay dos nichos

,entre colum nas balaustradas ,

sobre grandes repisas de follajer ía con ancho tablero , unidas entre sí pºr una im posta . Descansa sobre las co lum nas un arqui

trabe con su cornisa, que sobresale de la cornisa general ; ºcupanlos nichºs las im ágenes de Nuestra Señora en el m ister io de laAnunciación

,y el ángel Gabr iel , y sobre el centro de la im posta

que une las dos repisas descansa un jarrón de azucenas . .En la

parte baja se ve un escudo cºn las arm as del pielado ,y á lºs

lados dºs cartelas de elegante form a con la inscripciºn s igu iente :cH oc Sacr um opus angelicce salutionis diva Mar ia Virgini di

catum,F ruter Toleto sculpendum cu r aoit

,c? iscof atus

su i anno decim o,natioitatis ver o dom ini nostr i MDXXXI I ] .

Sirvede rem ate á este cuerpo una hilera de escudos y balaustresá m odo de jarrones .

Capil la de S . y Sta . Úr sula . L a er igió á levante el

canónigo D . Alonso Sánchez Dávila entre la ant igua de NuestraSeñora de la Concepción y una puerta

,en el año 1 550 ,

tomandoel tram o veintitres de la últ im a nave pr incipal .Capil la de la Resu r r ecczon . Fué fundada ,

no se sabe precisam ente en qué año

, por el prior y fam il iar del ºbispº D . L eo

poldo deA ustr ia,el alem án D . Matías Mu itenhoam er

, que m ur ióen 1 56 9 y yace enterrado en el la . Ocupa un pequeño espaciº al

levante entre el postigo del Sagr ar io y la capil la de losSantos

Capil la de la Asuncion de N uestr a Señ ora. Es fundacióndel m aestrescuela D . Pedro Fernández de Valenzuela

,qu ien la

labró en 1 554 al otro lado del postigo del Sagr ar io.

Capil la del Espir itu Santo, º de los Obispos . El arcediano

388 C Ó R D O B A

uno de sus m ás dificu l tosos períodos . Balanceábase m ajestuosaen un m ar l leno de esco l los la nave del Estado regida por la infiexible m ano de Fel ipe II

,cuya sever idad exces iva em bravecía

lºs ánim os de lºs herejes flam encos y t raía alteradºs y en declarada rebel iºn á los m or iscos granadinos . Personificación terr iblede la au tor idad y de la razón de Estado , reunía este m onarca ,

com o cºndiciones para reconstitu ir con la fuerza la disuel ta uniºnde la Cr istiandad

,al celo rel igioso , el arte de sacr ificar a la po

lítica todo hum ano instinto . Del pantano de sangre que habíahecho en lºs Países-Bajos

,se revo lvía ahora am enazante hacia

la par te donde retoñaba bajo la influencia otom ana el pel igrosoprosel itism o is lam ita . Córdoba y Sevilla le preparaban arcostr iunfales y em blem áticas adulaciones aunque le sospechabanparr icida : tem íanle las m ism as ciudades ortodºxas que defendía ,

y es de creer que al recibirle en su Puer ta Real la reina delG ua

dalqu ivir , de m ejor gana que el Parnaso y el cºro deHelicona ( I ).le hubiera presentado alguna o tra alegoría m ás acºm odada ásus em presas :por ejem plo , el carrº triunfal de la España catól icaconducido hacia la gran fantasm a de la m ºnarqu ía universal

,lle

vando por gu iºnes la Í ngu isiczon y el Consej o dej usticia por

un cam po lleno de hogueras , destrºzos , poblaciones asoladas ,

fam il ias diezm adas y despavor idas ; sºbre el carrº la Fe catól icadesfigurada y abatida, cºndenada por el rey a un tr iunfo forzado , y en tom o pºr el aire, en vez de divinidades prºtectoras ygenios , de una parte el espantable espectro del príncipe D . Car

lºs,de ºtra lºs de los m alhadados condes de Egm ont y de Hºrn

( 1 ) Es histºr i co . Hab ía d ispuesto la c iudad tres arcos tr iunfales , ael uno de loscuales era la m ism a P uer ta Real de En el pr im erº es taban las f íg u ras de

los emperador es Max im iliano , y Car los , y el r ey D. Fernando el Santo, y el r ey

nuestro señ or . Habia otras pintu r :s de m ucho entendim iento. Encim a de, este arco

estabaf ing ido el m onte Parnaso con laf uente Helicona que m anaba ag ua de aza

har .—Sobre este m ºnte parescier on nu eve h erm os is im as doncellas qu e representa

ban las nueve m u sas , cantando y tañ endo m uy su avem ente, etc. M. S . cºntem pºrá

neo de la cºlecc i ón del Sr . D. Valentín Carderera.

( 2 ) Este Conse jo fué institu ido por el duque de Alba en F landes . L ºs franceses le d ieron el nom bre de consejo de r evueltas ( conseil des tr oubles ) ; los ho landeses el de consej o de sang re bloed-raed

C Ó R DO B A

acaudillandº una interm inable legión de indignadas som bras .

Com o qu iera,las dos pr incipales ciudades de Andalucía r ival iza

ban eu la m anera de ºbsequiarle y de granjearse su sonr isa,

porque aunquelºs herejes vencidos le l lam asen el dem onio del

el poderoso clerº de España le l lamaba el p iadoso y

VA SO E X I STENT E EN E L MUSEO PROV INC IA L

elpr udente, y aunque la nación se em pobrecía,y se dejaba arre

batar lºs úl tim os restos de sus antiguos '

fueros y libertades , la

aparente r iqueza de las Am ér icas la alucinaba,y las glor iosas

hazañas de D . Juan de Austr ia,del duque de Alba

,del de Parm a

y del de Saboya ,entretenían su im aginación aventurera . Q

entre los m or iscºs de la Alpujarra y del Albaicín y el Im per iºturco habían m ediadº tratos , era cºsa indudable . Pudº Sel im II

dejar á los de Granada cºm prom et idos , sin m ás apoyo que el

que les m andºel rey de Argel ; perº de todos m odos el rey ca

tólico ºbró con cºrdu ra y com o agente providencial al dar una

C Ó R D O B A

im pºrtancia m áx im a á“

aquel la insurrección,porque era un anun

cio de la grande am enaza que al añ o s igu iente le iba á arrastrar

á un com bate glor iºsº contra el tu rcº , y porque cºntra el la iba áensayar su m il itar per icia el glºr iºsº jºven destinado á hundir

la arrogancia de la m edia luna en las aguas de Lepanto . Adem ás ,entre las fuerzas del rebelde Aben Hum eya había cons iderablenúm ero de otom anos ,y socorros cuant iosºs de Berberfa ,

capitanes prácticos en su m anera particu lar de hacer la guerra,

armas

y vitual las en abundancia . Veía por otra parte el rey que la reu

nión de gente y de provis iones se hacía m uy despacio , y pareciéndole que cºn acercarse él m ás al reino de Granada daría máseficaz im pu lso a las ciudades y señores

,y qu e cºn la fam a y

au tor idad de su venida andar ían m ás retenidos lºs príncipes deBerberfa en dar auxil ios

,reso lv ió pasar á Andalucía y l lam ar

Cortes en Córdoba para día señalado,convpcando á los procura

dores de las ciudades y m andandº d isponer aposentos .

Sabido es lº que eran las Cºrtes en España bajo la casa de

Austr ia. L a guerra de lºs com uner os había s ido la última l lam arada des lum bradora de la antigua representaciºn nacional : después de el la

,nada quedó del pr incipio dem ocrático

,nada de la

independencia nobil iar ia,nada del predom inio del al to clerº . Lo

que ahora se l lam aba Cortes era la reunión de diez y ochº ºveinte dipu tados para aprobar cuántº m andaba el rey . No debe

pºr lo tanto extrañarse que una Sala Capitu lar de sesenta piés

de longitud se cons iderase paraje m uy adecuadº para celebrarsus Cortes el reino cºn tºda com ºdidad y decoro . Preparóse

para aposento del rey el palacio del ºbispº,pasando éste su

habitación al hºspital de S . Sebastián, que pidió al cabildo , y

tras ladando lºs enferm os al de Antón Cabrera ; y para que S .M.

pudiera ir desde el tem plo á su palacio sin que le im portunase

el gentíº , se engalanó cºm o era regu lar el pasadizº pºr dondelºs reyes árabes se tras ladaban de uno á ºtro edificio . En la

puerta del Perdón aderezº el cabildo un al tar cºn una im agen deNuestra Señora y una rel iqu ia.

392 C Ó R DO B A

Sal ió la ciudad a recibir aFel ipe II , vestidos los juradºs deam ar il lº cºn rºpºnes de terciopelº verde y vuel tas de raso

am ar il lo,lºs veinticuatrºs de blancº con ropas de terciºpelo

carm esí y vueltas com o elvestidº ,sus maceros delante cºn ropas

de dam asco carm es í : todos cabalgando . Apeárºnse en elcampºdelMarrubial, y cuando l legó el rey ,

uno á uno le fuerºn besandº la m ano . L o m ism º hicierºn el ºbispº y el cabildº eclesiásti

cº,con el entretenim ientº cºns iguiente á la gran m uchedum bre

de gente de á pié y á cabal lo que al l í había acudidº . Prºsiguien

do luégo el rey su entrada,al l legar á la puerta de la ciudad se

s ituó bajo el dºsel que le estaba preparado ,prestó su juram ento,

entró después bajo el pal io de brocado que tenían enfrente el

cºrregidor y ºtros veinticuatros , y tomando con su num erºsº ylucidº cºrtejº la cal le derecha

,l legó á S . Pedrº ,

se enderezó ála Corredera,

subió los Marm olejos arr iba, bajºpor la calle dela Fer ia

,y sal io pºr la platería al ángu lº S E . de la igles ia

yor Recºrr iendº toda su fachada ºr iental , se apeó en la

puer ta del Perdón, donde le esperaban y a á pié el obispo cºn

as istentes y diáconos , la proces ión de tºdº el clerº y cruces de

las parrºqu ias , y lºs prebendados cºn sobrepel l ices y capas de

brocado . Arrºdillóse ante el al tar que al l í estaba dispues tº , elcardenal le dió el agua bendita

,el obispº le dió á besar la rel i

qu ia, y entonando la m ús ica el responsor io elegit Deus

, cam inº

la proces ión al al tar m ayºr antiguº,dºnde dijº el obispo las

oraciones que previene el Pontifieal y diº la bendición solem ne

al rey , á la ciudad y á la cºrte . Era este obispº D . Cr istóbal deRojas y Sandºval , que es taba en esta m ism a épºca grandem ente

dandº se hal lan en una carta que un vec inº de Cºrdoba, relacionadº al parecercºn las pr im eras nºtabilidades de la corte que alli acu d ierºn , escr i be au n personaje, refi riéndole la entrada del rey en la c iudad .

( 1 ) El o rden que guardaba la com itiva del rey era, según la car ta c i tada, els igu iente

Ven ía delante de S. M. tanta gente de acabal lo y tan bien apuesta, que era

m arav i l la, y al fin los señ ores de títu lo , y al fin lºs grandes , y tras el los cuatrom aceros á cabal lo , y cuatro hºm bres de arm as , y segu ía luego apié la ciudad , ycerca del pal io D. Anton io de Tºledº cºn el estoque.

C Ó R D O B A 393

consagrado á dar im pu lso á la obra del nuevº crucerº,com o

dijim ºs _en su lugar oportunº .

Acudieron á Córdoba,adem ás de lºs procuradores de las

ciudades , m uchºs señºres y cabal leros de toda Andalucía,con

no pocºs persºnajes nºtables de la corte . El rey se detuvo dºsm eses tom andº cºn sus Cortes las providencias convenientespara la reducción

'

de los m or iscos , y antes de pasar á Sevil larecibió un fas tuoso hom enaje del duque de Medinasidon1a

,qu 1en

desde sus estadºs fué á Córdºba á besar le la m ano,cºn tan lu

cido acºm pañam iento , que ocupó las lenguas de la fam a por

m uchº tiem po

( 1 ) Otra car ta de la refer ida cºlecc ión m . s . del Sr . Carderera, fechada en Cºr

dºba á 1 4 de abr i l de este añ o de 1 57 0 ,d ice as í : a El de Medinas idºn ia entrº

ay er por la puente a las c incº hº ras de la tarde , po r de lante de las ventanas delcardenal , el cual estaba tras una gclos ía cºn el Sr . D. R.

º de Castro . Precedierºn

c ientº tres acém i las bu enas y bien aderezadas de reposteros nu evos de lan a ; las

se is que traían la recám ara se cu br ían cºn reposteros de terc iope lo m orado bordados de plata y orº con su s arm as . Despues com enzó aen trar la cabal ler ía deCºrdºba, de l los de cam inº y de l lo s de ru a. Luego la corte toda, de cam ino , y entre el la el de Cuenca y el de Jaen echandº bend ic iones ; y á cabº de rato , porquela gente era m ucha, l legºRu y Gom ez , y á su lado izqu ierdo el pr ior D. Anton iº .

L u ego el de Mondejar y m arqu é s de Agu i lar . Despues el nu evo cºrtesano , en m e

dio del de Nájera que ven ia al lado izqu ierdo , y el de Fer ia con su“

guarda qu e ve

n ia al derecho . Detrás ven ian c incuenta pages en bu enos caballos : despu es entrarºn tras ellos doscientos ginetes enm uy buenºs cabal los , con seis trom petas ,y estandartes en ellas de dam asco carm es í , labradas de p lata y orº las arm as del

d uqu e , y l uegº u n estandarte grande de lo m esm o y con la m esm a d iv isa. Delantecu atro cornetas de las cuatro capi tan ías , de dos en dos . L os cuatrº capi tanes entrarºn m u y bizarrºs en r i cºs cabal los y cºn m arlotas de brocado verde. Todos losd em ás ginetes , trºm petas y oficiales de las cuatrº com pañ ías , traían m ar lºtas de

terc iºpelo verde aforradas en tafetan b lanco , con cercºs de u na trenza de plata yseda, y caperu zas de lo m ism º , y banderas de las m esm as co lores en las lanzas , ym uy bu enas adargas :debajo traían m u y buenas arm as todos , espadas y dagasp lateadas , vainas de terc iopelo verde y talabartes bayos . Parec ieron tan bien , que

nº se puede encarecer , as í por el bu en ºrden y aderezos , cºm o pºr ser bu enagente tºda y escºg ida. Tráelos el duqu e para o freccllos á S . M. ; nº se sabe s i h a

quer idº dárse los pagadºs . Apeºse en palac io ,el rey le rec i b iº bien , au nque por fió

en no dar le la m ano , perº no se qu i sº levantar hasta haber la besado . Hal lº su ca

sa bien aderezada de m u ch ºs brocados y m u y r icº aparador en e l la. L a cena fuém ucha y buena, y ser ían de m esa hasta c iento , y porque no la vi nº sabré dec irlos personajes de l la : bien se podr ía creer qu e Ru y Gom ez y la pr incesa estar íancºn m u cho cºntentam icnto desta sºlem n idad , que en Córdoba se h a celebradºbien pºr las pºcas qu e en el la h a habido desta m anera , aunque se debe todº alosginetes , que c iertº fueron lu c idos . Olv idºscm e dec i r que lºs garrotes y las chapasde la frente y o j ºs de las sei s acém i las eran de plata.

394 C Ó R DO B A

Capil la de N uestr a Señ or a de la Concepcion . Fué esta cap illa fundada por un racionerº hacia el año 1 57 1 , cºntra el m uro

de levante,entre la capil la de Sta. Ana y el pos tigo l lam ado de

los que es el m ás próxim º al patio de"

lºs Naranjºs poraquel ladº .

Hem os hechº m ér ito de un acuerdº del cabildo , de enero

de 1 51 7 , del que se colige que en este añ o se destinaba á lal ibrería el local de la antigua y espaciosa capil la de Santiago .

Posteriorm ente,en la sede vacante del obispo D . Fr . Bernardo

de Fresneda (año de determ inó el cabildo hacer de lal ibrería un nuevo Sagrar io

, por ser pequeño el antiguo que es

taba en la capilla de la Cena . Esta obra se continuó cºn ardor

pºr el obispo D . Fr . Martín de Córdoba ; m as con su m uerte ,

acaecida en junio de 1 58 1 quedó suspendida,hasta que en agos

to de 1 58 3 la continuº y acabó el obispº Pazos y Figueroa .

Hízºse elSagr ar io propiam ente dichº al fºndo de la nave centra lde las tres que contenía la m encionada capil la de Santiagº , tozando el m uro en todº su espesor para abr ir en él una especiede cam arín entre las dºs torres árabes que s i rven de contrarestº

á las dos arquerías tendidas de norte á sur . Estas dos tºrresquedarºn pºr su haz exter ior unidas cºn un fuerte m uro

,según

aparece hoy . Ciérrase este cam arín cºn una puerta de tal la dorada ; á sus lados hay dos al tares , en que se ven pinturas al

fresco representando á dºs prºfetas ; en las naves laterales haytam bién al tares ; las paredes están tºdas cubiertas de pinturas alfrescº de los m ártires de Córdoba,

costeadas por el ºbispo Pazºsy ejecu tadas pºr el ital ianº César Arbasi

,pintor de la escuela de

Leonardo de Vinci L a puerta pr incipal de esta capil la es una

( 1 ) L a pintu ra hab ía hechº cas i todo_el gasto en la decorac iºn de la capilla

del Sag rar io. Desde su puerta has ta la inm ed iata de la igles ia, di ce Casas—Deza ,

en la bóveda y arcos estaban pintadºs al frescº d i ferentes pasajes de la Histor iaSagrada y figu ras alu s ivas al Santís im o Sacram ento , que había e jecu tadº Anton ioMoh edano , ayudadº de J uan Franc isco y Esteban Pero la , cuyas pintu ras se h an

ido deter iorando con el tiem pº hasta nuestros d ías , en q ue lo poco que qu edabah a s id º destru ído s in cons ideración alguna. »

F lsonºm ía de la arqu itectu ra en el siglº X V I I y p rim era m itad del X V I I I .

Mem or ias de la Catedra l en este per íodº

ABIENDO de m enciºnar ahora las obras ejecutadasen el s iglº XVI I y pr im era m itad del XV… en que

term inan las fundaciºnes hechas en nuestra Catedral , direm os antes en pocas palabras el carácterde la arqu itectura en este período .

Aquel la severa grandios idad , aquel pur ism o clásico que distingu ía las construcciºnes de lºs restauradores de la arqu i tectara grecº—rom ana,

y que tantº agradaron durante el reinado deFel ipe II y la m ayºr par te del de Fel ipe III , em pezaron á abandonarse desde los pr im eros añºs del s iglo xv1 1 . Com enzaba des

graciadam ente para España la épºca de su gran decadencia en

pºlítica,en arm as , en letras : ¿cºm o nº había de langu idecer un

arte com º la arqu itectura que neces ita m ás que otro alguno,para

desarrol larse,la juventud , la energía y la vida de la intel igencia

398 C Ó R D O B A

Cuando declinan las ideas,decaen necesariam ente las form as :

así el que qu iera estudiar apr ior i las vicis itudes del arte bajºlos últim os m onarcas de la casa de Austr ia,

no tiene m ás qu

hojear los l ibros de los prosadores y poetas cºntem poráneos .

L os ital ianºs,reñidos ya cºn la austera grandiºs idad de Pa

lladio,com enzaban á disgustarse de la desnudez de lºs m iem bros

arqu itectónicºs : revestían de fo l lajes , festones , lazos y entallos

lºs fr isos y entrepaños,lºs frºntones , lºs dados , si bien conser

vaban puras las l íneas y lºs perfi les . L as relaciones de nuestraPenínsu la cºn Rom a eran dem as iadº estrechas para que no se

nos hiciese fam i l iar el extravíº que al l í padecía el buen gusto ;adem ás

,el estilº intrºducido pºr la escuela deHerrera había en

cierto m odo agºtadº sus recursos , y se deseaba la novedad.

Poco á poco aquel la especie de m anía de ornam entación, que al

pr incipio respetº lºs distintivos característicos de cada ordenarqu i tectónico

,se fué com unicando á la esencia m ism a de los

cuerpos,á la estructura y cºm binación del conjunto . Hacer des

aparecer los perfiles de un m onum ento bajº la balumba de lºsfo l lajes , cºm º lº ejecutó en el Panteón del Escor ial el italianoJuan Bau t ista Crescencio , era una verdadera prºfanación segúnlas reglas de lºs Vignolas , Albertis y Sagredos ; pero hasta lºsde ju ic io m ás severo se fuerºn pau latinam ente acostum brando ála nueva m anera,

y ya en 1 6 2 6 no tuvº escrúpu lo el herm anoFranciscº Bau t ista en ado rnar con hºjas de'

acanto los capitelesdór icos de la fachada de S . Is idrº elReal de Madr id Autºr izadala pel igrosa innºvación con tan ins igne ejemplo

,pronto se rºm

pió el dique del respeto á la antigiiedad,y Donoso

,Barnuevº ,

Churr iguera,Thom é , Ribera y sus prosél itos

,inundarºn en

pocºs añºs el país con sus l icenciosas y am aneradas invenciºnes .

Era esta la épºca en que los ingenios españºles , cºntagiadºs delcu l teranism o l iterar iº y artístico

,cºnstru ían gºngºrism ºs lo

m ism º con'

piedras y estucºque con palabras . Es tal la par idadentre los arqu itectos y lºs poetas de aquel t iem pº

, que al leeruno la cr ítica que hacía el M i l izia del Bºrrom ino ,

podría creer

40 0 C Ó R D O B A

'

I hom é, que trazó el intr incado y célebre Trasparente de la Cá

tedral de Toledo ; Arroyo , que hizº la casa de m ºneda de Cuenca ; Rodr íguez , que ideó la portada del. coleg1º de Santelm o deSevilla ; Moncalán y Portelo , que dir igieron la fábr ica delHospital de S . Agustín de Osm a ; y r ival izando éstos entre sí en el

deseo de producir cosas nunca vistas y de separarse en tºdº delas reglas de la antiguedad ,

rom pieron las líneas , hicieron cortesy resal tos revesados

,retorcieron lºs entablam entos y los inte

rrum pieron ,al terarºn tºdos lºs m iem brºs arqu itectónicºs

,-y

abandonándose al frenesí de su im aginación desarreglada,l lega

rºn á una cºm pleta dislºcación de las form as y de lºs m iem brºs .

El carácter de esta'

deplºrable arqu i tectura cºns iste esencialm enteen habérselo qu itado á todºs los órdenes antiguos .

Este pésim o estilo,tan arraigado en España

, m ientras laFrancia , por el benéfico infiujo de Lu ís X IV , veía er igir en su

suelo m onum entºs de carácter varºnil,grandiºso y severo com o

la colum nata del Lºuvre,el palacio de Versal les , el Observa

tor iº y el Hospital de Invál idos de París , se cºnservó hasta m uy

entrado el reinadº de Fel ipe V ; y sólo en la tercera década dels iglo décim octavº cons igu ió el i lustrado vástago de la casa de

Borbón em pezar á intrºducir un nuevo ºrden de ideas en el arte,

reduciendº á su cauce natural el desbºrdado y desperdiciadºgenio de los arqu itectos españo les . Trájonos este príncipe distingu idos profesºres form ados en las grandiosas m áxim as dePerrau l t y de Fontana : Juvara,

Sachetti,Raveglio ,

Bonavía,

transportandolas de las or il las del Tíber á las del Manzanares ,desterrando de todo punto las l icenciosas práct icas churrigue

rescas,inauguraron la segunda restauración . No fal tarºn arqu i

tectos españoles que r ival izasen con el los ; pero cuandº em pezarou á fiºrecer nuestrºs Ascondos , ya el s iglo XVI I I tºcaba ála m itad de su carrera.

Cuatro son pues lºs estilos que caracter izan la arqu itecturadel s iglo XV I I y de la pr im era m i tad del XVI I I : pr im erº

,elgr eco

r om ano de Herrera y Mora, m ás ºm enos puro hasta la época

cºn n o n x

de Crescencio ; segundo , el greco—rom ano desfigurado cºn fol la

jes , que podríam os denom inar cr escentino, y que dura hasta lam itad del reinado de Fel ipe IV

,en que em piezan lºs ejem plos

CA P 1TE L DE L A CA T EDRA L

de la innovac1ºn borrom inesca ; tercero , el bor r om inesco propiam ente dicho , que se desarrol la pºr obra de Cano ,

Rizi y otros

en la segunda m itad de aquel m ism o reinado ; cuartº y úl tim o ,

el c/zu r r i cuer esco puro de la infelicísim a época de Carlos II

40 2 cºn 1> o n A

parto de los del irantes cerebros de Donoso , Ribera,Chu rrigue

rra ,Thom e

,etc.

, que se perpetúa hasta espirar el períodº quehem os abarcado , después del cual com ienza la restauración prom ovida por Fel ipe V . Esta clas ificación no debe sin em bargoentenderse de una m anera em pírica : sabidº es que en todºstiem pos hay hom bres apegadºs á las ideas antiguas y en qu ienesno ejerce influjo la m ºda . As í no debem ºs extrañar

, que del

m ism o m odo que se decoraba á la m anera plateresca el cºro dela catedral de Córdºba cuandº m ás acreditados estaban lºs discípulºs de Juan de Herrera,

se decorase tam bien cºn forzadasencil lez escurialense el retablo de su Capil la m ayor cuando yael fam ºso m arqués de la Torre cau tivaba el pervertido gusto delpúbl icº cºn sus pesados follajes . L as pro testas contra la m odareinante son m uy frecuentes ,

si bien s iem pre m ancas y defeetuºsas por lº que tienen de v iolento Cºn escasas excepciones

,

pºr lo tanto ,resu l tará la indicada clasificación en exacta corres

pondencia cºn lºs años en que respectivam ente fueron ejecutadaslas obras cuya reseña vam os á continuar

( 1 ) Ejem plo , el m i sm o retab lº citadº , con s u s corn isas inter rum pidas y vo lutadas que denu ncian a la l egua la inu til i dad de los esfuerzos del Herm ano Matíaspºr conservar las l íneas rectas del greco—rom ano pu ro .

( 2 ) Para com pletar el cuad rº h istºr i cº de este ins igne m onum entº , m u seo de

tºdos cu antºs estilos arqu i tectón i cos se h an su ced idº en España, creem ºs cºnven iente continuar el res um en de su s anales ; lºs cuales por otra parte contr i bu i ránaexp l icar m e jor la fie l correspondencia entre el arte y la s ituación social de cadaépºca . Es s iem pre m u y cu r ioso , y m ás que cu r ioso úti l , el ir cote jando las vicisitudes de la arqu itec tu ra con las v i cis i tudes de las ideas , creencias y v i da públ icade un pueb lo .

Mem or ias notables r elativas a'

la h is tor ia de la Catedral desde la conclu s ión del un

vo cr ucer o h asta las ú ltim as obras h echas en ella .

( Del 1 6 2 4 al

Añ o 1 6 2 3 . L as m u chas gu erras que se m ºvieron contra el reinº y las neces idades de su defensa, ºbl igaron al rey D. Fel i pe IV asºl i c itar un donativo vo luntario ,

sobre l º cual rec i b ió el cabi ldo de Cºrdºba una carta del Pres idente de Casti l la yconfesor de S . M. , en cuya v ista, y la de causa tan ju sti fi cada, ofrec ió en 7 de febrero un su bs i d io de 1 du cadºs , determ inando alm ism o tiem pº hacer continuasrogativas pºr el pronto térm ino de las revueltas que afl igían á la m onarqu ía y á laf: catól ica en Eu rºpa, As ia y Áfr ica.

El 8 de d ic iem bre de es te m ism º añ º se ce lebraron cºn acc ión de grac ias y pro

40 4 C Ó R D O B A

á su padre el m aes tre D . Pedrº Godºy . Por el abandºnº en

que había estado ,se hal laba ya sum am ente deter iorada pºr lºs

añºs 1 51 2 : en esta épºca obl igó el cabildo á la fam il ia de

Gºdoy á reedificarla ; pero es probable que á lºs cien añºs

dose de aqu í algunºs desºrdenes . Era cºstum bre as im ism o acud ir al l í la gente losd ías de fiesta á pasear en coche y acaballo , profanando aqu el lugar sagrado cºn

escándalo de lºs devotºs que v is itaban las cruces . Deseºso el cabi ldo de poner atºdº rem ed io , encargó al Dr . A l derete ,

prov isor á la sazón , que lo proh i biese con

el m ás su ave m ºdo : perº habiendo una nºche la gente derr i bado y hechº pedazºslas cru ces , para desagrav io de tam aña in ju r ia determ inó el cab i ldº , que bien cºm

puestas y engalanadas , las pu s iesen en el trºfeº que en honºr de los m ártires habíaer igidº Am brºs io de Morales . y que de al l í se l levasen en proces i ón a la Catedralpara co locar las en la Capi l la m ayºr aldadº del Evange l io .

As í se h izº el 1 7 de abr i l , i lum inando pºr la noche la tºrre , y al d ía s igu ientese ce lebrº m isa m uy so lem ne del tr iun fo de la Cruz , á que as istió la c iudad , predicandº el fam oso ºrador de la Cºm pañ ía de Jesú s P . Figuerºa. Por la tarde se

l levaron las cruces—otra vez al cam po santº en sºlem ne proces i ón de todo el c lero .

rel igiones y cofrad ías , l levándo las sacerdºtes con capas p luv iales carm es íes . ycºndu c iendº lºs prebendadºs y capel lanes de la igles ia, debaj º de un pal io quel levaban lºs veinticuatros , la cruz grande del ºbisp º Mardones . Sal iº la proces iónpºr la puer ta del Deán y diº vue lta ala ig les ia, y al regresar del cam pº santo entrº

pºr la pu erta del Perdón .

1 6 3 7 . El obispo D. Fr . Dom ingo P im ente l á su vue lta de Ital ia, rega ló á la Catedral dos m agn í fi cos blandones de plata de 7 arrobas de pesº y 4 y m ed ia varas

de altu ra, pr im orosam ente trabajadºs en Rºm a po r Fau stino Taglietº . se h alla

en otr a ig les ia de Españ a , d ice Bravº , otra sem ej ante dádiva .» Otros dos b landonesde 9 cuartas de al tu ra regalº el cardenal arzo bispo de To ledº D. Pascual de Aragºn ; y con dºce i guales de bronce doradº hacen m ajestuosa la Capi l la m ayor en

las festividades c lás i cas .

1 6 3 8 . El dom ingº 2 6 de setiem b re h izº el cabi l do una fiesta sºlem ne á Nuestra Señ ora de V i l lav ic iºsa, acuya interccs íºn atr i bu ía la v ictºr ia que de lºs franceses acababa de consegu ir Españ a en Fuenterrabia.

1 6 3 9 . El obispº P im entel l levó persºnalm ente el Santís im o en la proces ióndel Corpus , dentro de un herm osº sol que m andó hacer en lugar de cu stºd ia. En

esta ocas iºn , im itando la g ran devoc ión del prelado al augu sto Mister io , se introdu io en la Cated ral la costum bre, segu ida despu és en las dem ás ig les ias de Españ a .

de dec ir lºs pred icadores después de la salu tac ión y el Ave—Maria :Alabado sea el

Santís im o Sacram ento, y la Inm acu lada Concepción de la Virg en Nuestra Señ ora s in

f>ocado or ig inal.

1 6 4 0 . Qu itº el cab i ldo á peti c ión de este obispo las com pletas que se dec íancºn m ús i ca los sábadºs de cuaresm a pºr var ias prºfanacíones “

de la gente de am bossexos que cºncu 1 r ía po r v ia de recreac ión al tem plo .

Fu é este añ o infau sto para la m onarqu ía por el levantam iento y guerra de Catalu ñ a , la ig les ia de Cºrdoba reso lvi ó im p lorar la c lem enc ia d ivina pºn iendº porm ed ianeros á su s santºs m ártires , y su s rel iqu ias fueron l levadas con proces ióngeneral á la Cated ral , donde se les hizº fiesta ºcho d ías segu idos , desde el 2 3 de

feb rerº hasta el 3 de m arzo .

1 6 4 2 . Continuaban en la Cated ral las ºrac iones y plegar ias por los fel i ces sucesºs de las arm as catól icas . Fu é añ º de grandes calam idades : ganº el rey de

C OR D O B A. 0 5

escasos estuviese segunda vez arru inada,cuandº un descendiente

del m aestre, l lam ado D . Fernando Carr i l lo,pres idente del Con

sejo de Hacienda, y después de Indias , tuvº la idea de restau

rarla. Cºm enzóse esta ºbra en el añº 1 6 1 0, s igu iendo en todo

Francia aPerpiñán y otras p lazas en el Rose l l ón y Catalu ñ a , y el Bras i l y las IslasTerceras se entregaron á los portugueses . A esto se agregº la gran baja de la m o

neda de vel lón , que pu bl icada en Córdºba á 1 ; de setiem bre ºcas iºnó tum u l tosentre el pueblº . El desgrac iadº Fe l i pe IV , tan m iope para los errores de su política

com o perspi caz para el decaim ientº de la fe rel igiosa , atr i buyendo su s reveses

la falta de devoc ión hac ia el Arcángel S . Miguel , deseaba que se le h ic iesen dem os

trac iones públ icas de afectuºso cu l tº , y que se le adm i tiese po r patrono del reinº .

Es ta ins inuac ión no fué bien rec i bida : la igles ia de Cºrdoba dec laró nº adm itirpatrºnatº n i com pañ ía con el úni cº patrón de Españ a, Santiagº , y no vºlvi ó á tratarse de este negoci º .

1 6 4 3 . El dom ingº cuarto de cuaresm a , hal l ándose elTr i bunal de la Inqu i s ic iónen la Cated ral para hacer la pu b licac ión del Anatem a, y au sente el obispº

,hu bº

du rante los d ivinos o fic iºs grande al borºto y escándalo , con m otivo de no habera cuerdº sºbre aqu i én debía ped i r la ven ia el predi cadºr al com enzar el serm ón .

Esta cu esti ón de pu ra etiqueta fué cau sa de que el pres i dente del coro m andasec esar el serm ón y cºntinuar la m isa , intim ando pºr su parte el tr i bunal censu ras álo s delal tar . Redú jose la func ión á una confu sa babilon ia :am bas partes acud ierona l rey , y una junta demin istrºs resºlvió que cuando no es tuviese el pr elado pr es .:n

te. el pr edicador sólo h iciese la ven ia al Santís im o .

1 6 4 4 . P idi ó el rey al cab i ldº un donativo de 1 0 0 0 fanegas de tr igo y otras1 0 0 0 de cebada para m antener los ej é rc i tºs . Sin em bargo de ser grav í s im a la nc

ces idad del reinº cºn la guerra,fu é conced ido . Mu chas fam ilias en Córdoba que

daban desam paradas pºr i rse acam paña lºs que cu i daban de su stentar las : en es ta

o cas iºn fué tanta la car idad del obispº , que los n i ñ ºs cantaban por las cal les :

D. Dom ingo P im entel ,ob ispo de esta c iudad ,sus tenta c incº m il n iñosá m ed ia l i bra de pan . »

1 6 4 5 L ºs apu rºs delEstado eran cada día m ayores , y el rey pu so toda la platade su serv ic io en la casa de la m oneda. El cab i l do de Cºrdºba m ov idº del e jem p lole s i rv ió con 6 0 0 0 fanegas de tr igo y 2 0 0 0 du cadºs á 9 de nºv iem bre . El pre ladole h izo aún m ayor dºnativo . L a c iudad cºntr i bu yó tam bién .

1 6 4 7 . Hu bº en otºñº del añ º anter ior tan terr i b les tem porales y tales aven idas , qu e se perdieron las s iem bras , y en este añ o su fr i ó la c iudad gran cares tía .

Sin em bargo , v in ieron cartas del rey pid iendº nuevºs donativºs para pºder res istir la fiera invas i ón del p r ínc ipe de Cºndº en Catalu ñ a :pero nada pudo dar el

cabi ldº .

1 6 4 8 . Hu bo en Madr id congregac ión de las igles ias del reino cºn m otivº delbreve de Inocenc io X conced iendo á Fel i pe IV la grac ia de exigir de e l las hasta

du cados para lºs grandes apu rºs de su re ino . Esta grac ia se redu j º aIban avenderse lºs bald íos de

_

Cºrdoba cºn grave per ju i c io del cºm ú ny de lºs pobres , y los dºs cab i ldos ec lesiásti cº y de c iudad recu r r ieron al ºb ispopara que lo im pid iese . El buen prelado , an im ado de fervoroso celº , h izo tan efi ca

4 0 6i

C Ó R DO B A

el gusto clás ico de la escuela de Herrera , y se acabó en 1 6 1 4 .

Adornan esta reedificacíón var ias escu l turas de tam año cºnsi

derable y de m ér ito escaso , y grandes escudºs de la fam il ia de

Gºdºy

ces representac iºnes al rey y á sus m in istros , que nº se l levº a efectº aquel lam ed ida .

En el m es de octu bre de este m ism º añ º se celebró Sínodº para cºrreg i r y renovar algunas constitu ciones . Em pezó el dºm ingo 1 8 celebrando de ponti fi cal elob ispo en la cap i l la m ayºr y cºntinuarºn las ses iones en la de S . C lem ente .

A 1 9 de nºv iem bre m ur iº el fam oso arced iano de Castro D. Andrés de Ru eda yfué enterradº en su capi l la de S . Eu l ºgiº .

1 6 4 9 . Fué este añ o m u y funesto para Cºrdºba porque en é l la invad ió la peste.

Con este tr i ste m ºtivº se hic ieron en la Cated ral m u chas rogativas , fi estas y proces iones , im plorando la protecc iºn de Nu es tra Señ ora de Vi l lavic i ºsa y de los

Santºs Mártires .

1 6 50 . Enfervºr izados los felig reses de la cated ral con el ejem plo de la ins ignecar idad de su obispº D. Fr . Ped rº de Tapia , d ieron una esplénd ida cºm i da a todoslos que habian s idº atacados de la peste y sºbrev ividº esta gran calam idad ; llevaron en prºces i ón las santas im ágenes de J . C . cru c i ficadº y de S . Sebasti án quese veneran en el al tar del Punto, y á la vuel ta las co locarºn en la capi l la del Sagrar iº, donde celebraron fi estas y rogativas por nueve d ías . En esta ocas i ón se introdu io por la pr im era vez el u so de qu e el ob ispo predicase desde un s itial puestºsºbre un tablado en la Cap i l la m ayºr .

Tam bién en este añ º se h izo por la pr im era vez cºn gran so lem n idad el voto dedefender la Inm acu lada Concepc ión de Nuestra Señora. Diº pr inci p io aeste actº ,el dom ingº 1 1 de setiem bre despu és del Evange l io , el ºbispo ,

pres tandº su ju ram ento sºbre un m isal preparado en la Capi l la m ayor . Sentadº luegº en una s i l la,

fueron pºr su o rden l legando los prebendadºs , cape l lanes , cºrregidor y veinticuatros , y ju raron l º m ism o en su s m anos .

1 6 52 . En el m es de m ayo hu bº grande al bº roto en la c iudad pºr la falta depan , m otivada en parte por la inhum an idad de algunos logreros que m ºnºpo liza

ban las har inas , de lo cual se s igu ierºn graves desºrdenes y atrope l l ºs . El pueblºse aqu ietº pºr la bené fica y paterna l m ed iaci ón del ºbispo ,

á qu ien tºm ó por sugºbernador gr i tando m ueras á su cor regidor el v izcºnde de Peñ aparda, que tuvºque refugiarse al convento de la Tr in idad . Estuvo expuesto el Santís im o ,

y el cabildo ec les iásti co velº algunas noches por la públ i ca tranqu i l idad . A cºnsecu enciadel m otín refer ido se fundº en Córdºba un pºsito de tr igo , al que contr i buyerºncon gran núm erº de fanegas el obispo y el cabi ldo .

En la Catedral se tr i bu taron á Dios sºlem nes grac ias por ' la recu perac iºn deBarcelona ºcu rr ida el 1 3 de octu bre .

Este obispo Tapia h izo a la Cated ral el dºnativº de dos fuentes grandes y dosaguam an iles de p lata , cºn m ºtivº de desped i rse de su cabi ldo para ir a tºm ar poses ión del arzobispado de Sev i l la .

1 6 3 7 . Con m otivo del nac im iento del infante D. Fe l i pe Prósperº á 2 8 de noviem bre tuvieron la c iudad y el cabi ldo cated ral grandes fi estas , que du rarºn hastae l añ o s igu iente :perº la tem prana m uerte de este pr ínc ipe trocº en desconsuelola públ i ca alegr ía.

El real erar i º , s iem pre exhau sto , exigía nuevos im puestºs . L os recaudadores de

C Ó R D O B A

Capil la de los Stos . Var ones . Es la segunda á la derechaentrando por la m ism a puerta del Sagrar io , en la m isma bandadel norte . Fué fundada por el jurado Gºnzalº Muñºz de Velascoen 1 6 1 4 .

tenía preven ido m irador para que v iese la aclam acíºn qu e se hacía en la tºrre delIlom enaje del Al cázar .

1 6 6 7 . Fallec ió la piadºsa D. Elv ¡ ra Ana deCºrdºba , m arquesa de lºs Tru j i l lo s .

de jandº á la Cated ral un gran brasero de plata para que en la ºctava del Santísin ºse pu s iese con perfum es en la Capi l la m ayo r ; y una lám para dºtada 21 Nues tra

Señ ora de V i l lav i c iosa.

1 6 7 1 . Se celebró en la Catedral con toda c lase de dem ºstrac iones festn as la

canon izac ión del rey S . Fernandº , y en la cap i l la de V i l lav i c iosa se le er ig ió al tar .

A 2 7 de oc tu bre hizº tam bién fiesta la Cated ral pºr la canonizac ión de S. Francisco de Bor ja , en m em ºr ia de haber pred icadº el santo en ella. L os padres jesu itas .

acºm pañ ados de las re l igiones , trajeron el santo el día antes hasta el arco de las

Bendiciones , y le l levaron lºs prebendados á la cap il la m ayºr . Por la noche se ilu

m inó la torre , y al día s igu iente se celebró la m isa, presentes los PP . que tuv ierºnsu as iento en el presbi ter i º .

1 6 7 3 . L a m ism a fiesta qu e a8 . Franc i sco de Bor ja, se h izo este añ º á 5 . Ped roPascual , cu ya im agen l levó á la Cated ral el convento de la Merced .

1 6 7 El cardenal Aragón , arzobispo de To ledo , regalºalaCated ral de Córdºbaen el m es de octu bre dºs blandones de plata y un cá l i z , cºn su patena , vinageras

v sal vi lla para el cu l to d ivino en los d ias c lás i cos .

1 6 7 7 . En este añ º se hicierºn rogativas pºr cau sa de la peste que padec íanCar tagena y otrºs pueblos , y habiendo pedidº el rey tr igº para socorrer la plaza

de Orán , se le faci l i taron 4 0 0 fanegas .

1 6 7 8 . Dieron á la ig les ia, el arced iano de Córdoba D. Juan de Esqu ive l u ngran b rasero de plata para que s irviese en las Pascuas en la Capilla m ayor : y e lDr . Bañ uelos un frºntal de la m i sm a m ater ia para las festiv idades del Santís im o

Sac ram entº .

En este añ º vo lv i ó aped i r el rey d inero á las ig les ias para lºs gas tos de la gu erra de Sici l ia.

1 6 79 . El rey Car los II par ti c ipó al cabi ldo su s bodas cºn la pr incesa Mar íaLu isa de Orleans , y en la cated ral se celebrº este suceso hac iendo so lem nes depr ecaciºnes por la fe l icidad del reino .

1 6 8 0 y s igu ientes . Fuerºn añ ºs de grandes calam idades para toda E5pañ a yparticu larm ente para Córdoba, de m anera que no cesaron en la Catedral , lo m ism º

que en las otras ig les ias , -Ias rogativas , las procesi ºnes , las deprecaciºnes , lasfiestas aNuestra Señ ora de V i l lavi c iosa , al Santís im o , á las santas rel iqu ias de losm ár tires , etc. Ocurr i ó pr im ero la ba ja de la m ºneda de ºro y plata:hu bo un est

ran

toso terrem oto el 9 de octu bre de 1 6 8 0 , día de S . Dionis io ; hu bo gran sequ ía. yluego l luv ias incesantes y trem endas aven idas, una de las cuales se llevº do sarcos del puente ; por ú l tim º , un contag io m ortífero que du rº largo tiem po . Apsar de tan calam itosos tiem pos hal lºm ed io el ºbi spo Salizanes de repartir grande scan tidades de d inero y de tr igo , de er ig ir aNuestra Señ ºra de la Concepc ión una

suntuosa capi l la, de vestir lu josam ente á lºs n i ñ os de corº , de dotar dºncel lashu é rfanas , de insti tu i r an iversar ios , de hacer fu ndac iones p ias grandes y cºstosas .

de rega lar á su Catedral rel iqu ias , cá l ices , ornam entºs , m isales , blandones . lám

paras y otras al hajas de plata, y de soco rrer toda c lase de! neces idades .

C Ó R D O B A 40 9

Capil la de las Án im as . Se hal la contigua á la anter ior porel poniente : la fundº antes del año 1 6 1 6 el Inca Garcilaso dela Vega ,

natural del Cuzco,hijo de D . Pedrº Suárez de Figue

roa ,y se hal la sepu ltado en el la : a los lados de su al tar

,en dos

L a rota de lºs turcos en V iena pºr las arm as catól i cas fu é el ún i cº su ceso próspero de estos años .

1 6 9 3 . Se h ic ierºn en la Cated ra l p iadºsas rogativas para que Dios concedieses u ces i ón al rey en su segunda m u j er D.

“Mar ía Ana de Neubu rg .

1 6 94 . Siendo m uy estrecha la sacr istía de la Cated ral para la cóm ºda cu stºd iade lºs ornam entºs y vasos sagrados , pºr l º cual no correspond ía á la grandeza dela Fábr i ca, determ inó el cardenal Salazar hacer otra m ás capaz , para cuyo ºb jetod estinº el so lar de las tres cap i l las de S . Martin , S. And rés y Sta. Bár bara.

1 6 9 5. El fam oso cardenal Bclluga regalº al cab i ldo desde Rom a, com º m em o

r ia de su afecto , un r iqu ís im º ternº bordado en tela b lanca.

1 6 9 6 . Hizo el cabi ldo rogativas por el restablec im iento de la salud del rey .

1 6 98 . Celebráronse nu evas rogativas pºr causa de la'gran sequ ía que—aflig ía

la provinc ia , cºn fiestas a Nuestra Señ ºra de V i l lav i c iosa. Desde este tiem po h aperm anec ido la m i lagrosa im agen en la Catedral .

1 7 0 0 . Mu r iºCar l ºs II , y su su cesor D. Fel i pe V fué ac lam ado en Cºrdºba á 3de d iciem bre . El cardenal Salazar acºm pañadº del cabi ldo , rec i biº á la c iudad ybend i jo el estandarte real . Deb ía hacerse la prºc lam ac ión en la tor r e del Hom enaj e

com o era costum bre ; pero por haber puesto el Tr i buna l de la Inqu i s i c ión dosel ene l Cam po Santº , contra el u so de poner lo en las func iones celebradas con aparatode real representac iºn , tuvº lugar aque l acto en la Plaza de la Cºrredera. Este su

cesº parec ió tan m al en la corte, que el i nqu is idor fu é desterrado de lºs dom in iosde Españ a.

1 7 0 1 . P id i ó Fel i pe V un dºnativo para sºcºrrer á Ceu ta, s i tiada por el rey de

Mequ inez , y obtuvº del cab i ldº 1 0 0 0 pesºs escudos .

1 7 0 2 . A peti c i ón del cardenal Salazar fu é declaradº en Rom a S . Januar io f atrono m enos p r incipal de Españ a, perº se su spend i ó este asuntº por intervenc iónde la iglesia de Santiagº .

En este añ º im ploró el cabi ldº con rogativas el sºcorrº d iv ino cºn tra el desembarcº de los ing leses en Andalu cía , y ofrec ió donativos á la reina gobernadºrapara repelerlos : lo qu e tuvo fel í z resu l tado cºn la cooperación de todas las personas nºtables de la prov incia .

1 7 0 4 . Se h ic ierºn rogativas para el feliz sucesº de la cam paña de Pºrtugal ,m as para el objetº de recuper ar á Gi bra ltar perd idº hu bº que au xi l iar al r ey , y elcab i ldº de Cºrdºba le ofrec ió 8 0 0 fanegas de tr igº .

1 7 0 5. Favoreci ó la fortuna á los ingleses , y fuem enester levantar el s i tio de(nbraltar const ituyéndose en la defens iva. L ºs enem igos interceptaron la com un icacíºn entre Andalu cía y Casti l la, y á propuesta del m arqu és de V í lladar ías , cap itán general de las Costas , que pid ió gente y caudales para defender las , tu vieronque aprontar recu rsos el cardenal , el cabi ldo y la ciudad . Al cabi ldº le correspon

d ió dar 4 0 0 0 du cados . Estas grandes tu rbac iones agravaron lºs habituales achaques del cardenal y le ºcas ionarºn la m uerte .

1 7 0 6 . Con la fel i z v i ctor ia de A lm ansa y el nac im ientº de un pr íncipe real ,recobrº el reino la esperanza de al canzar d ías m ás bonanc i b les . L a igles ia de Cºrdºba ce lebró repeti das fiestas de acc iºn de grac ias en la Catedral y en el cé leb resantuar io de la Fuen-Santa.

4 1 0 C Ó R DO B A

lápidas de jaspe negro,t iene la s igu iente inscr ipció n con letras

doradas : El Inca Gar cilaso de la Vega ,oaro

'

n insigne digno de

perpetua m em or ia,ilustr e en sangr e,per ito en letr as

,caliente en

arm as,/cij o de Gar cilaso del a Vega ,

de las casas de los duques

Por las grandes u rgenc ias de la guerra pid ió el rey un anti c i pº de dºs m i l lonesde escudos al estado ec les i ásti co á cuenta del su bs i d io y escu sado ,

y el obispº Bon i l la s in esperar la aprobac iºn de S. S . fac i l i tº lºs reales que cºrrespºn

dían á la igles ia de Córdºba.

1 7 0 8 . Vo lviº á ped i r el rey un nuevo su bs i d io ,y el cab i ldo ofrec iº 1 50 do

blºnes . Desagradaron en Rºm a el anti c i po y el donativo , y les negó el Papa su

aprobac i ón ; perº al propiº tiem po conced ió al rey catºl i co un donativo hones to ,

con l º cual se agravó la d i ficu l tad . Por parte de las igles ias cated rales del reino se

recurr i ó á la sagrada congregac ión de inm un idad : en vista de su dec larac ión, el

rey y los m in istrºs instarºn á lºs cab i ldºs para que sostuviesen su prerogativa dedar el los el consentim iento . Nada se dec idiº s in em bargº .

1 7 0 9 . A 2 de ju l io proh i b ió Fel i pe V todº cºm erc io cºn la cºrte de Rom a pº r

cau sa del refer ido al tercado .

En este añ o se trajo en prºces i ón á la Cated ral una rel iqu ia de S. Zo i lo á 1 7 de

jun iº . El obispo m andº hacer para ella un relicariº de gran r i queza. Se m antu vo

en la Catedralhasta el 1 4 de abr i lde 1 7 1 4 , en que se l levºá la íglesiade S. Migu e l .Hu bº en este añ o algunos d ías de luto en lºs cuales se cºns ideró perdido el

reinº cºn los grandes prºgresºs qu e vo lv iºahacer el enem i gº . Entonces tºdas lasprov inc ias acud ieron al rey con donativos , y entre el cabi ldo de Cºrdºba y su

ºbispº le d ierºn 1 0 0 0 fanegas de'

tr igo y gran cantidad de d inero . A 1 0 de diciem

bre cons ígu icrºn las arm as reales la fam ºsa v i ctºr ia de V iruega, que m udº el sem

blante de la guerra y asegu ró Fe l ipe V la corona .

1 7 1 o . Se h icieron obras de cons iderac ión en la cap i l la de V i l lav i c iosa:se h izoal tar á Stº . Tºm ás, otro nuevo aS. Fernando , y se renovó com pletam ente el pr inc ipal de Nuestra '

8eñ ora.

1 7 1 1 . Mientras se hac ia esta ú ltim a obra fueron“rºbadas en la noche del 3 al

4 de m arzº todas las al hajas de la sagrada im agen de V illav i c iosa, qu e estaba provisiºnalm entc depºs itada en la capi l la de S . Pab lo . L e qu itarºn un r i cº pectºral deesm eraldas otra joya de la m i sm a p ied ra, y un gran c lavo de per las . Adem ás sel levaron ºtrºs objetºs prec iosos de la cap il la y c inco lám paras de plata. El obispºBon i l la ced ió a la santa im agen otro pectoral de esm eral das que casualm ente tenia,

y otros devºtºs le ofrec ieron dºs lám paras de plata.

1 7 l 2 . Deseºso de hacer los úl tim ºs esfuerzos para asegu rar Una paz ventajosa ,

reso lv i ó el rey levantar u n ej é rc ito m uy poderoso , á cuyº fin en 2 6 de abr i l escr ibió al cab i ldo que le au x i l iase cºn 10 qu e fuese de su agradº . En esta ocas i ón lai gles ia de Córdoba s irv i ó aS. M. cºn 8 0 0 fanegas de tr igo .

A 2 0 de,

j u l io diº al cabi ldo el canón igo Cruz y J im ena una preciosa estatua de

plata de Santiagº , patrºn de Españ a , acabal lo . El cabi ldº m andº que todºs losaños se pus iese en el al tar m ayºr en la festiv idad del glºr ioso apºstºl desde lav íspera.

1 7 1 3 . El pintºr D. Anton iº Palom ino , natu ral de Cºrdºba, e jecu tº los l ienzºsde la Asunc ión y de los m ártires '

del retab lo de la Capi l lamayor , y lºs de la sacr istía qu e h izo el cardenal Salazar . Em pezó en Cºrdoba , y lºs acabó en Mad r id .

En este añ o se em pezº la custod ia nueva para expºner el Santís im º en las ºctavas del Cºrpus y Concepc ión .

C Ó R DO B A

enter r a'

se en ella . Vinculb sus bienes al suf r ag io de las Anim as

del P u rgator io . Sonpatr onosperpetuos los señ ores dea'

n y cabzldo

de esta santa iglesia . Falleczo a'

2 2 de abr il de 1 6 1 6 Rueguen a'

D ios por su án im a .

nando de toda el agua de las dos hu ertas de la Sierra denºm inadas de Sta . Mar ia

y del Hier r o . Habiéndo la conservado s iem pre cu i dadosam ente, ayudado en granparte de las cºntr i bu ciones que para este efectº se hab ian im puesto desde el

tiem po de D. Alonso el Sabio ( Arch . : libro de las tablas , caj . N , núm . 2 7 1 , fºl io1 7 ; caj . Q, núm . se hal l ó en el s iglo xv 1 1 en

s ituac ión de vender m uchaagua á los parti cu lares , com o en efectº lo ver i fi có . En el añ o 1 7 52 m andº form ar

un l i bro qu e descr i be m inu c iosam ente todas las cañer ías del cabi ldo y cºntieneun gran m apa i lum inadº que m an i fies ta por dºnde va la atagea del agu a de lahu erta de Sta. Mar ía y dºnde com ienzan lºs encañ ados ( Caj . Q, núm . 3 3 4 AI fº

Ii0_ 7 de d icho l i bro se exp l i ca el repartim i ento que se hace en el arca próx im a al

conventº de la Merced . Según lºs d iver sos condu ctºs pºr donde l lega el agua.

así var ía de nºm bre : h ay agua de Sta . Clar a , agua de la Albay da º de la Fábr ica.

agua del Ar roy o del Mor o, agua del Ar r oy o de P edr och e y aun se cree que h ay en

la cam pi ñ a otras aguas perd idas , de las que en tiem po de lºs árabes ferti l izabansu s h oy ár idas l lanu ras . En el c itado caj. Q del arch ivo bajo los núm ero s 4 0 , 3 2 1 ,

3 59, 3 7 9 , 3 8 0 y 3 9 0 , ha l lará el cu r ioso m u y interesantes noti c ias acerca de esto .

1 7 4 2 . Mu r i ó el ºbispo Salazar y de jº a la Catedral una im agen grande de plata de S . Sebasti án valuada en m as de 8 0 0 pesos , y á su capi l la de S. Pedrº ( quecom o de jam os d ichº estaba incºrporada con la de S. Lorenzo ) un lagar m u y pro

ductivº en la Sierra. Fue'

enterrado en su fundac ión y tiene en una l ºsa de jaspenegrº un buen ep itafio .

1 7 4 8 . Em pezó á constru irse en este añ o la s i ller ía del cºrº nuevo , ob ra delescu ltºr D. Pedro Cornej º , tºda de r i ca caoba, que du rº nueve años y se es trenº

en 1 7 de setiem bre de 1 7 57 . Es en su l ínea, y prescind iendo de su esti lo , la pri

mer s i l ler ía de Españ a por el pr im or de su talla en m edal l ºnes , estatuas y dem ásescu l tu ra. Contr i bu yeron á cºstearla el obispo Cebr ián , y su testam entar ía des

pués , c reales ; el cab i ldº con la fábr ica con 2 7 6 , 7 9 6 ; é 1 arced iano Recalde cºn 1 la obra p ia del Sr . Mardones con Su au to r fue

sepu ltado en la Cated ral honor íficam ente .

1 7 50 . Fué este añ o de grande ester i l idad y ham bre en toda Andaluc ía . Esti

m u lado el cabi ldo de Córdoba cºn lºs ejem p los de la car idad ins igne de su obispoCeb r ián ,

á las m u chas l im osnas ind ivi duales un ió las co lectivas , form º un acervocºmún de var ias d istr i bu c iºnes que le pertene c ían y de algunas obras pias de supatronato , y habiendº as í reun idº un copioso depºs ito , acabadas las v ísperas delºs santos patronos n i ños Ac isclo y V i c tor ia , v i sti ó en la Cated ral hasta 1 0 0 0 ni

ños , la m i tad de cada sexo , dedicándo los á estºs santos . Fºrm ada as í una proces iºn qu e l lenº de ternura y,

l ágr im as al gran gen tíº que había acud ido aver lºs .

fuerºn cantandº la letan ía á la capi l la de Nues tra Señora de V i l lav i c iºsa, conducidos de los m ism ºs capitu lares que por su s prºpias m anos los habían ves tidº .

L ºs trajes eran talares , con d ivisa azu l que d istingu ía á lºs varones de las h embras. Desde aque l día cada capitu lar abr ió su casa á un núm erº determ inado deniños , los que concu rr iendo al l í una hora antes de m ed iod ía , rec i b ían del prebendado y de sus cr iadºs una lección de doctr ina cr istiana , y despu és la com ida, quese redu cía á un cuarterón de buen pan y una pºrcelana de acem ite : l im osna que

du rº hasta la nueva cosecha.

C Ó RD O B A 4 1 3

Capil la de la Epifanía . L a er ig10 pºr los añºs de 1 6 2 2,al

levante de la de S . Eu logiº ,el l icenciado Baltasar Nájera de la

Rosa,racionero entero de la santa igles ia . Es su patrºno

h i ldo , y com º tal cum ple la m em or ia que instituyó el fundador

1 7 55. El sábadº de nov iem b re , día de Todos Santºs , fué el gran terrem o

tº , y el m ás v io lento y genera l que se exper im entº jam ás en España . Em pezó enCórdºba á las 1 0 dadas de la m añana cºn un estruendº terr i b le. Estaban en laCatedral celebrándose los d iv inos ofi ciºs , con un inm enso concu rso de fi eles :acababa el serm ón , y em pezaron de repente sordos estam pidos , el cru j ir de lºsretab lºs y de las bóvedas , el repetido v i brar de las paredes y cºlum nas , el gol

pear de los s i l lares que caían desprend idos de la”

torre y el de los rem ates que Se

desgajaban del crucero . L as gentes , aterradas , se d ieron á hu i r sin tinº , unos hac íae l presbiter io , ºtros al Sagrar io , los m ás á las cal les inm ed iatas . L a m ayor partede lºs capitu lares y m in istrºs del cºro hu yerºn tam b ién sobrecogidos de pavºr .

El p reste as i stido de los d iáconos , qu e acababa de entonar el Credº , v iendo la

cºntinuac ión del ter r i b le fenºm enº , sacº del depºs itº el Santís im º y lo expu sº alcºrtº núm erº de personas que habían quedadº presentes , sin que hu b iese paraesta sagrada cerem on ia o tro cánti co qu e lºs c lam ores de lºs presentes . Dos vecesse repitió du rante el sacr i fi c io esta trem enda al par que m em orable escena : dºs

veces el preste expu so el Santís im º perm anec iendo im pávídº en el altar com o su

leal m in istro , d ispu esto á dejarse sepu ltar bajo la desqu i c iada m ºle del tem p lo ,

m ientras todo á su al rededºr cra terrºr de m uerte , tropel y gr i ter ía. El cru cero ycºro quedaron m u y quebrantadºs : la tºr re su fr iº tales vaivenes , que despu és dehaberse desplom ado de el la una gran cºrn i sa, un barandal de p iedra y d i ferentesp iezas de su adornº , seabr iº por lºs cuatro frentes de su segundo cuerpo y destejiº tºdas las c laves de sus arcos , c lar aboyas y ventanas .

Con m o tivo de este gran terrem otº creció la devºc ión al arcángel cu stod iº deCºrdºba, S . Rafael , determ inando el cabi ldo qu e se h ic iese todºs lºs añºs procesiºn á la erm ita de su advºcac ión el día 7 de m ayo ,

en que se celebra la apar i c i óndel santº patrºnº .

1 7 56 . L a plaga de la langºsta afligía á m u chas prov inc ias de Españ a , pºr lo

cual determ inó S. M. qu e fu ese l levada la cabeza de S . Gregor iº Ostiense , abogadºespec ial contra aque l azºte, pºr todºs lºs países que lº padec ían , cºndu c ida pºrcuatrº cºfrades del Santº , tres ecles i ás ticos y uno seglar á expensas de su real

hacienda . Llegaron lºs com i s i ºnadºs á Córdoba en enero de 1 7 57 cºn la santa re

liqu ia : saliº á recibi r la u na d ipu taci ón de la c iudad , y encam inada derecham ente

á la Cated ral , la rec i bi ó ºtra del cabi ldº , com pu esta de ocho capi tu lares , que lacondu jeron a la sac r i st ía m ayor en prºces i ón , as istid ºs de m u chos capel lanes yde la m ús i ca. A la tarde s igu iente la trajo el cab i ldo al al tar m ayor , y se d i jerºnvísperas so lem nes , y al s igu iente día se ce lebró con todo aparatº m isa , as istiendola ciudad , y á la tarde se h izº la bend ición . L levºse en prºces ión general al cam pode la Verdad , condu cíéndola en m ed iº del cabi ldo lºs capel lanes de la veintenaen andas , á qu e segu ía el preladº D. Martín de Barc ia de capa m agna, y cerraba laciudad . A] cºstado i zqu ierdº de la igles ia del Espír itu Santo , m i randº á pon iente ,

se había fºrm adº un gran retablo y al tar con su s ornam entºs , dºnde el obispº ,de pontifical,h izo la bend ic i ón del agua cºn inm ers i ón de la santa cabeza, y después la de los campos , form andº los dos '

cabildos en el teatrº dos alas : hechº locual , vo lviº á

'

llevarse la rel i qu ia á la Cated ral y á cºlºcárselae n el al tar m ayºr , yaquel la nºche fué devuel ta á lºs com is iºnadºs , á qu ienes el cabi ldº y la c iudad

4 1 4 C Ó R D O B A

de una m isa rezada todas las veces que ajustician á algún reo

de la ciudad de Córdoba,sea hom bre ºm ujer , en su fragio de su

CA P ITE L DE L A CATEDRA L

alm a . Cum plía tam bién la de dºtar cºn cincuenta ducados á lasm ujeres de m al vivir que qu is iesen tom ar estado , y la de soco

d ieron buenas l im osnas en d inerº y el preladº un r i co ºrnam entº con cál iz y patcna .

1 7 6 1 Cºn m ºtivº de la cºnsagración del m agistral de es ta Cated ral paraobispo de Canar ias , se estrenó un r i qu í s im º ternº regaladº al cab i ldo pºr el m ism o

dºn Martín de Barcia. Habíalo este p relado m andado hacer en Rom a a toda costa ,

y se com ponía de capa p luv ial , casu lla, dalm áti cas , dºs paños de púl pito y se iscapas , todº de lam a de plata bordada de orº, cºn las correspondientes al bas deexqu i s i tos encajes , á que acºm pañaban sacras de p lata de m ºderna hechu ra, traba jadas tam bién en Rºm a.

4 1 6 C O R D O B A

bada una im agen de Jesús crucificadº . En el m urº dºnde estárecibida esta colum na,

pus ieron en el s iglo XVI I,dentro de un

recuadrº,un bajo—rel ieve pintadº que representa á un cautivo de

rºdil las . Cuenta la piadºsa tradición que fué un cautivo cr istianoel que trazºen la colum na aquel la santa im agen,

cuando la Catedral era m ezqu ita de los sarracenos , y que lo hizº sólº cºn la

uña,cediendo m ilagrºsam ente la dureza del m árm ol al poder de

su fe . A este prodigio aluden los s igu ientes versºs lat inºs escu l

pidos sobre el m encionado bajo-rel ieve

< Hºc sua dum celebrat m ahºm eticus orgia tem plºCaptivus Chr istianus num ina vera vocat .

Et quem cºrde tenet r igido saxº ungue figuratAureolam prº quº fune perem ptus habet . »

traducción,m ás que l ibre ,

puesta al ladº , dice as í :

< Rl cautivº con gran feen aqueste duro m árm ºl ,con la uña señalóá Cr istº crucificadº ,

s iendº esta igles ia m ezqu itadºnde lo—m artirizarºn .

Hay qu ien ve en esta tradición un recuerdo desfigurado de lahistor ia de los santos m ártires Rogel iº y Serviodeº , que atrá sdejam ºs refer ida ,

y nº se nos al canza en verdad por qué—no h a

de ser la m em or ia fiel de algún hecho auténtico no registrado

por la histºria ; porque m ás dificu l tad hay en acºm odar á la tra

dición el sucesº de aquel lºs m ártires, que ni estuvierºn cºm o

cau tivos dentrº de la m ezqu ita,ni en el la fueron m artir izados ,

com º nº pºd ía nadie ser lº sin una vio lenta infracción de las leyesalcºránieas

, que en supºner desde luégo que aquel la colum na hubiese pertenecidº á otrº lugar , que el cautivº hubiese s ido atado

C Ó R D O B A 4 1 7

j unto á el la en alguna cárcel ºm azm ºrra,y que al tiem po de la

recºnqu is ta, después de purificada la m ezqu ita y convertida en

tem plº cr istiano , hubiese s idº transportada al puestº que hoyt iene para dar cu l tº á la imagen m ilagrosam ente esculpida en

su fuste .

Capil la de la Natiwdad deN uestr a Señ or a . Se hal la s ituada en la banda de levante, al norte de la de la Asunción : fué

fundada en 1 6 75 por el arcediano de Pedrºche D . Andrés Pérezde Bonrostrº .

Capil la de Nuestr a Señ or a de la Concepcibn . Ocupa el s i tiodºnde se colºcó la pr im it iva pila bautism al recién pur ificada lam ezqu ita , y donde perm aneció hasta que fué tras ladada á la desierta capil la de S . Matías .

El piadoso obispo D . Fr . Alºnso de Salizanes,m ovido de la

gran devoc10 n que tenía al m ister iº de la Pu r ís im a Concepciónde María

,deseaba ardientem ente que en su tiem pº se celebrasen

en la Catedral el día y ºctava de es te sagrado m ister io,con el

m ism o aparatº y grandeza con que se celebraban eldía y ºctavadelCorpus . L a abundancia cºn que favºreció Diºs á Córdoba el

añº 1 6 79 le determ inó á escr ibir al cabildº m anifestándole su

ánim º resuel to de dºtar la refer ida octava y de hacer nueva capilla á la Cºncepción de Nuestra Señºra. Había ya con este m ism otítu lº ºtras dos capil las fundadas en el décim osextº s iglo ; perºsin duda no l lenaban por su es tructura el ºbjeto del buen prelado

,qu ien debio creer de buena fe que para glºr ifi car á Nuestra

Señºra y darle pom poso cu l tº , era arqu itectu ra m ás acºm ºdadael pom poso y exuberante c/zu r r zguer zsm o. En la nave delSagrario estaba des ierta de m uchos años atrás y cas i arru inada lacapil la de S . Matías

,l lam ada del Sºl, y se había adjudicadº á la

Fábrica cºn el intentº de m udar á el la la pila bau tism al por estar

en sitiº m ás propºrcionadº para que lºs curas adm inis trasen el

Sacram ento del bau tism o ; y val iéndose de este intentº el obispoSalizanes , m udº la pila

,y em pezó desde luego á labrar la nueva

capil la de la Cºncepción . Em pleºen el la m uchº jaspe rºjº , m u

4 4

C Ó R DO B A

cha pintu ra al fresco ,m uchº bronce, m ucho embu tido de m árm ol

blancº , m uchos rel icar ios de plata y oro de entortijadas form as ,

lámparas , vasºs , y ºtras alhajas del m ism º estilo , y algunas es

tatuas en actitudes sum am ente m ºvidas ; y logró un conjuntº tan

pºco fel iz,tan inarm ónico y desarreglado , que no hay ojos fam i

liarizadºs con las buenas obras del arte que lo puedan res istir .

Capil la de Sta . Ter esa 6 del cardenal Salazar :Sacr istia m a

y or . L a sacristía de la Catedral era m uy estrecha para la cóm odacu stodia de lºs ºrnam entºs y …vasºs sagrados

,y así no corres

pondía á la grandeza y neces idad que tenía la Fábr ica . El carde

nalSalazar , sucesor de D . Fr .A lonsº de Salizanes en elobispadode Córdoba,

deseaba darle sacr istía capaz ; perº no hal laba s itio

á prºpós i to para hacer la. Había una capilla de S . Martín, que

estaba cas i des ierta,cuyo patrºnato pertenecía pºr el apel l idº

de Cabrera al m ayorazgo de las Escalºnías . Esta capil la, y otras

dos á el la cºntiguas dedicadas á S. Andrés y Sta . Bárbara, que

habían servido de sacr istía y antesacristía de la Catedral antigua,

ºcupaban un espacio bastante cºns iderable : l lenaban las tres lºsúltim os tram os de las dos naves pr incipales ºctava y nºvena,

cºn tºdo el fºndo de la construcción árabe que servía de ala

derecha al Mihrab . L a fundación de S . Martín se trasladó al

Sagrario ; la de S . Andrés fué á parar á uno de los pilares dela igles ia ; la de Sta. Bárbara se m udó á otrº pilar . Adm iraba

pºr este tiem pº con sus resal tos , retruécanos y enorm e hojarasca ,

un arqu itectº,m aestrº m ayor de Madr id , l lam ado dºn

Franciscº Hurtado Izqu ierdo , que había constru ído la capilladel Sagrario de la Cartuja del Pau lar : profesor contem poráneodel fam ºso Chu rr iguera,

cºn qu ien r ival izaba “

en el desarreglo

de la fantas ía . De éste,á quien el ju iciºsº Llaguno cuenta entre

el núm ero de lºs pr incipales ger zgoncistas , se val ió el excelentecardenal , pºco versadº por lo vis tº en las reglas delbuen gusto ,para que dir igiese la ºbra . Debió hacer lo m uy á su satisfacción,

pºrque bajº el influjº de la prostitución artística la ornam entación m ás l icenciosa es la que m ás agrada. El pródigo D . Fran

4 2 0 C Ó R D O B A

l iera estuviese tapiada,la cual cºnduce á º tra capil la baja por

una costºsísim a escalera de treinta y una gradas de jaspe rojº .

Esta cám ara tiene la m ism a form a ochavada que la superior, yes de piedra cal iza dura,

y su pavim ento de losas blancas yazu les .

—Al lado izqu ierdo hay o tra puerta po r dºnde se entraá la pieza en que se cus todian las alhajas de la igles ia ,

las

rel iqu ias y o tras preciºsidadesé—L o m ejor de es te Tesºro paralºs que am an el arte de lºs buenos tiem pos , es la custodia deEnr ique de Arfe, que dejam os descr ita m encionando las cºsas

notables del s iglo xw. Del m ism º gustº,y tal vez de las m is

m as pr im orosas m anos , es una cruz que l lam an la cr uz antiguo ,

y que en las grandes festividades suele quedar encerrada y ºscurecida, postergada á otra de ins ignificante estilo que regaló el

año 1 6 2 0 el obispoMardºnes . Podr íam os decir de aquel la queestá tºda cuajada de prim orosa crestería del gótico-flor ido , cºn

preciosos arqu itos cºnopiales de gran pureza y garbo (hoy pºrdesgracia im perfectam ente restaurados) ; pero de la nueva ¿qué

direm ºs ? Lº que dicen los cicerbnes al vu lgº que vis ita estas

alhajas , y que por lº general es tºdo cuánto neces ita saber : quees toda de plata sºbredorada con esm altes , engastes de oro ypedrer ía , que pesa ciento nueve m arcºs

,y que es obr a de exqui

L a capil la del cardenal Salazar , l lam ada también de SantaTeresa por el al tar dedicado en el la á esta santa fam osa ,

fué

acabada de cºnstru ir el añ o 1 70 5. Al año s igu iente m ur io el pre

lado , y sus albaceas le er igieron en su capil la un gran m ausoleo ,suntuºso á la m anera que es to se hacía en aquel la épºca,

es

decir , cºn urna de fºrm a extraºrdinaria sostenida de leºnes de

raza im pºs ible ,cºn profusion de m olduras y em butidos , y su

estatua barroca encim a,cobgada por un abu l tadº pabel lón de

jaspe . En la urna grabaron este epitafiº , en que opºrtunam ente

se recuerda uno de sus m ás gloriosºs hechos de car idad , el

Hºspital general que fundó : H . S . E . Em m us . D . D . f rater

Petr us de Salazar ,Ordin is Beata Mar ie deMer cede Gener a/is

C Ó R DO B A -p 1

Ep isco'

pus Salm antinus,et Cordubensis

,ab I unac. X ] Car o

li H ispaniar . r eg is nom inatione titu li Sancta' Cr ucis in

Í ! ier usalem,P r esby ter S . R E Cardinalis cr eatus . Om nibus

oir tu tum et litter ar um or nam cutis clar issim us,ecclesiasticze dis

ciplina vindex, pauper um f ar cus , quos ,

ut etiam m or tu us

sublevar et,insig nex enodoc/zium cr ea ti etdotaoit. Obiit 1 4 augusti

1 70 6 . Vix it annos 76 , menses 4 , dies Com m uni Par enti bene

“p r a u r e

Capil la de Sta . Mar ia Magdalena . Está s ituada contra el

m uro del norte,y es la tercera a la izqu ierda entrando pºr la

puer ta de las Palm as . Se ignºra en qué épºca fué fundadaA esta hum i lde capilla se refugiaron en 1 8 4 2 ,

m ediante labuena obra de un prebendado piadºso ,

las devotas im ágenes

que habían es tado en las cal les siglos enteros atestiguandº com ºpúbl ica profes ión de fe el antiguo catºl icism o de Córdoba . En

tonces fueron proscr i tos esos venerandos objetos , que ºtrasnaciones

,verdaderam ente to lerantes y l iberales ,

creen m uy

com patibles cºn lo que se l lam a regeneración social en nuestros iglo de gongorism os pol1t1cºs .

Capil la de N uestr a Señ or a de Villaviciosa . Era la capil lam ayor de la catedral antigua ,

labrada,com o en su lugar opor

tuno se dijo,á expensas del rey D . Alonso elSabiº . Restaurada,

según algunos creen, por el obispº D . Íñigo Manr ique en 1 4 8 9

y renovada pºr tercera vez en 1 7 1 0 con arreglo al antipá

tico gusto dom inante en lºs pr im erºs añºs del reinado de Fe

( 1 ) D. Franciscº Sánchez de Fcr ía en su ºbra inéd ita Descr ipción m oderna y

an tig ua de Cór doba , que hem os c itadº ºtras veces , d ice sºlam ente que era propiade l v íncu l º que pºseía en su tiem pº D. Manuel Serranº de Rivas , abogado de lºsReales Consej ºs .

(2) Nada d ice de esta restaurac ión el m inu c iºsº Bravo en su Catá log o de los

obispos , etc. Só lº nºs hab lan de e l la el cape l l án Morenº en su obra inéd i ta, ya c itada, Antig iledad y g r andezas , etc . , y el Sr . Casas-Deza

,

en su Indicador cordobés ,

qu ien no nºs d i ce de dºnde h a tºm adº tal notic ia. Cºnv iene advertir que la ºbrade Morenº , cºm o escr i ta m uy á la l i gera,

cºntiene var ías inexacti tudes:sin em

bargº ,h ay una c i rcunstanc ia que en el casº presente puede dar fuerza á su aserto ,

y es , el añ ad ir qu e en la c lave del arcº p r inc i pal de la refer ida Capi l la m ayºr an

t igua se hal laban escu l pidas las arm as del ºbispº D. Íñ igº .

4 2 2 C Ó R DO B A

l ipe V ,ni rastro quedº en el la al descubierto de la arqu itectura

antigua. Tºdº era al l í churriguerescº ,á excepción del elegante

arcº árabe angreladº que tiene al lado derecho m irando al San

tuario de la antigua m ezqu i ta,el cual subs istió , nº sabemºs pºr

qué m ilagrº , cºm º náufrago l ibertado de una fur iosa tem pestad.

Nº había añºs atrás en la decoraciºn de esta capil la una l ínearecta en que pudiera reposar la vista : todas aparecían ondu losas ,disfrazadas , interrum pidas , cºm º si las m irase unº por un vidriollenº de visºs . Su bóveda

, sus paredes , su gran retablo , sus

al tares de Stº . Tom ás y de S . Fernandº , cuajados de cogol losy fol lajes dorados , hubieran podido , en pequeña escala,

pasar porverdaderºs pr im ores de m onjas .

—v Hoy ,

á Dios gracias,derri

bada la m áscara churrigueresca ,queda hecha polvº la im portuna

decºración del s iglº XVI I I,y descubierta la que revestía el pr in

cipal recinto de lºs tres que constitu ían la m aksu r ah antigua

en lºs días del cal ifa Ai—hakem II .Guarda celºsa Córdoba en esta capil la una santa im agen

que es su num en tu telar , com o lo era para la antigua Trºya lafamºsa estatua de Palas . Es una im agen de Nuestra Señora,

que tºm ó el nºm bre de una vil la del reino de Pºrtugal,de donde

se supºne que la trajo á la Sierra á principios del decim osex tos iglº un pastor de vacas l lamadº Hernandº . Manifiestas desdeluégº en su hum i lde erm ita de la m ontaña las grandes m aravil las obradas por su interces ión, cundió rápidam ente su fam a

por toda la provincia : el obispo D . Fr . Juan de Tºledo , que

acababa de cºnñ rm ar las cºnstituciones de su cºfradía,fué en

1 529 el pr im ero que dispuso se acudiese á la sagrada imagenpara im plorar la clem encia divina en las públ icas calam idades ,y desde entºnces com parte la Virgen de Villaviciosa la proteccióny defensa de Córdoba, con el arcángel S . Rafael , con los santºspatrºnºs Acisclo y Victºr ia, y con lºs dem ás célebres m ártires

del arzobispado . A su benéfico infiujo , ya se agolpan las nubes

sºbre los extensºs cam pºs descendiendo '

de su seno en copiºsal luvia la fecundidad á los sedientºs surcºs

, ya huyen com º de

C Ó R DO B A

pastor que trajo la m ilagrosa im agen de Pºrtugal ; el obispoPazos intentó form alm ente en 1 58 6 que no vºlviera á sal ir de laCatedral

,dºnde qu iso erigirle nueva Capil la ; el cabildº en 1 596

probó cºn hechºs que á fuer de patrono pºdía en casº necesar iollevársela á dºnde m ejºr le pareciese

,pºrque ofendido de la

i legal donación que el ºbispo Portºcarrero había hecho de su

santuar io,la tuvo deposi tada en la capilla de S . Pedro hasta que

aquel prelado fué trasladadº á Cuenca ; y f malm ente la sequ íadel añº 1 6 99 fué la que dió ºcas ión á fijar definitivam ente la

perm anencia perpetua de la m ilagrosa im agen en la Catedral ,para cºnsuelº del pueblo cordobés y rem ediº en sus adicciºnes yneces idadesProtectºra de esperanzas cas i nunca frustradas

,objeto de

súpl icas fervorosas de los cºrazºnes atr ibu lados , causa de inefables é inocentes alegrías

,perm anece desde entonces la santa

Virgen de Villaviciosa en la capil la que l leva su nºmbre , sin ha

bersela bajado de su al tar m ás que para las proces iones que en

torno de la Catedral se celebran cuando se im plora su poderosam ediación ; en elañ o 1 7 1 0 para la costosay poco acertada obrade renºvación que hizo el m edio -racionero D . Antonio MºngeMaldonado

,y en 1 8 8 2 para deshacer aquel la disparatada refor

m a del tiem po de Fel ipe V y restitu ir al antiguo presbiterio dela Catedral del s1glº x 1 1 1 su pr im itiva fisºnºm ía árabe-bizant ina.

Descr iba ºtra plum a ,exclus ivam ente cºnsagrada á la nunca exce

s iva alabanza de esta santa patrona ,las escenas patéticas y

afectuosas de que ha s ido cºnstantem ente teatrº su capil la, par

ticularm ente aquel la del añ o de ham bre de 1 750 ,en que m il

párvu lºs de am bos sexo s , abandonados pºr sus infel ices padres

( 1 ) Hem os ten idº la cu r ios i dad de cºntar las veces qu e para im petrar de l cielºl lu vias º seren idad fue l levada la V irgen de V i l lavi c i ºsa desde su erm i ta á la igles ia m ayor en el decu rso de lºs 1 7 0 años que m ed ian del 1 52 9 al 1 6 99 ; y resu l taque es ta tras lac ión se h izo una vez baj º el reinadº de Car los V

, nu eve veces bajoel de Fe l i pe II , dos en tiem pº de Fel i pe III , doce reinando Fel i pe IV

, y cinco darante el reinadº de Car lºs II, en cuyo ú ltim o añ o de v ida se ver ifi có la postremtras lación .

C ÓRDO B A

á la públ ica caridad , ves tidºs y al im entadºs pºr lºs piadosos ca

pitulares , acudieron á ponerse bajo el patrºcinio de Nuestra Señora cantando sus letanías .

Es hoy su sacr istía la es tancia que para Capil la real habíades tinado D . Enr ique II . Habiéndose unido ésta en virtud debu la del papa Benedictº X III á' la real igles ia co legial de S . Hi

pºlitº ,fundada por el rey D . Alonsº X I y restaurada en 1 7 2 7 ,

los reales cadáveres que estaban en el la depºs itadºs fueron trasladados á su nuevo panteón el día 8 de agosto de 1 73 6 ,

entre

dºs y tres de la m adrugada,pobrem ente

,sin luces niacom paña

m iento . L leváronse en las m ism as arcas antiguas de m adera en

que estaban en la Catedral , y en el las se cºnservarºn bajo sen

dos arcºs á los lados del coro de la nueva co legiata hasta el

añ o 1 8 4 6 ,en que se les hicieron sepu lcros de jaspe rojº

,de for

m a nada bel la .

Hem os estudiado juntos,lectºr pacientísim º

,la interesante

his tºr ia de m il años del .m onum ento m ás grande y m em orable

que descuel la en el suelo andaluz . Faro glor ioso delar te bizantino desde su erecciºn hasta el s iglo de Alm anzor

,difundió su luz

hasta las gél idas m árgenes del Rhin ayudandº á alum brar con

el la el dilatado Im pér io de Car lom ag no y de sus suceso res . Mo

delo después del arte m orisc0'

en la peregr ina decoración de al

gunas de sus capil las,fué la escuela m atr iz donde aprendieron

aquel la elegante y vo luptuosa ornam entación que finge arcºs decintas r izadas , paredes de encajes y fiores

,frisºs de estalactitas

y arm aduras de capr ichosos lazºs , los discí pu lºs de lºs m adejares cordobeses , que m ás tarde cºnstruyeron

,sobre co lum nas

su tiles cºm o el pensam ientº,alcázares y palaciºs para lºs m ag

nates sem i—renegados de Castilla . Convertido de m ezqu ita en

Catedral,nada bastó á despojarle de su pr im itivo carácter , y

cuántºs elem entos arqu i tectónicºs le prestº el arte occidentalcristiano en los tres s iglos de su gran desarrollofx 1u ,

x 1v y xv,

tºdºs se lºs subordinó,em pleándolos en ºbras secundar ias para

que cam pease s iem pre com º pr incipal la herm osa creación de los

4 26 C Ó R D O B A

Umeyas . El s iglº delRenacim iento no h izo m ás que descuajardentro de su gran bosque de co lum nas el espaciº en que habíade im plantarse una Catedral nueva . Su fr ió la arrogante su l tanadel Betis que se derribase en torno del espacioso rectángu lo su

CA P ITE I DE L A CATEDRA L

r ico artesºnado de alerce para poner en su lugar bóveda gótica ;pero favorecida en cam bio por m u l ti tud de circuns tancias contrar ias á la nueva edificación

,vio pasar lºs s istem as artísticos qu e

representaban algº de bel lº ºde grande, el plateresco de Ca rlos V y el grecº—rom ano de Fel ipe II , sin que dejasen en su re

cinto cºncepciºnes que pudieran am enguar su pres tigiº . Cuandola nueva favºr ita q11e la obl igaron á abrazar

,y aun á sostene r

con sus co lum natas , l legó á puntº de exornarse,la vw im pas ible

recurrir á un s istem a m ixto de todos los es tilos anter iºres,for

m ándºse una ostentosa vest idura l lena de gala y r iqueza ,pero

4 28 C Ó R D O B A

co ! o lvidándonos com pletam ente de que el esbel to alm inar de

donde partía á los cuatro vientos el aliden es hoy una pesadatorre del s iglo XVI I .

Al es tudiar la histor ia de este m onum ento has visto desarrollarse la h istºria del arte

'

en los s iglos m edios y en la edad m o

derna : te has hecho cargo de sus vicis i tudes y transform aciones,

de las causas que las han producido , de los agentes que las hanconsum ado . Larga ha s ido nuestra pr im era j ornada

,porque no

era pos ible en el la hacer al to : ahora discurr irem os a placer po run cam po m ás var iado y am eno .

APÍTUL XV

C órdoba m ozárabe .—V ida de los cr istianos en ella : su s tem p los , su cu lto , su s

san tos y doctores . C ism as y apostas ias

RODUCTO s ingu lar de dos opuestas civil izaciones,

donde si bien la una prepondera,la o tra no se

extingue,ostentase la antigua Co/om '

a patr z'

cz'

a en

la época m ás floreciente que alcanzó la dinastía deMerwán ,

exal tada de consuno por el genio del play por la rel igión del su fr im iento . Engrandécenla,

una parte ,la paz exter ior que corona las bien ase

guradas conqu istas , la prosper idad de la industria y delcom ercio ,

las r iquezas que á el la afluyen ,las c iencias y

letras que en el la se cu l tivan ,las maravil las con que la engalana

el arte arqu i tectónico ,sus palacios

,sus m ezqu itas , sus baños ,

sus m ercados,sus jardines y casas de recreo ; por o tra par

te la engrandecen la vida ejem plar y evangél ica de cas i todos losdesgraciados cr istianos que viven en el la por el pacto de la con

C Ó R D O B A

qu ista,las igles ias y m onas terios en que se congregan para cul

tivar la ciencia divina,ejercitarse en la práctica de las virtudes

y estim ularse al adelantam iento en el cam ino de la perfección ,

las persecuciones sufr idas,las celestes m aravillas en su favo r

obradas,la

_

sangre de los m ártires fecunda en santos .

Entre la m uchedum bre de gentes que la pueblan ,sobresalen

dos aventajadas razas : la una procedente de las nobles tr ibus deMa

'

d y del Yem en,

'

m ixta de sangre s ir ia y árabe ,brava ,

garrula, val iente ,

conqu istadora,sensual , fanática,

cruel con los fuertes

,generosa con los rendidos ; la o tra hispano—goda,

de ánim o

noble,pero a

_batida ahora

,acobardada por causa de sus prolon

gados infortunios , dispuesta sin em bargo a im itar el ejem plo delos que sacuden decorosam ente el yugo de la t iranía .

Encierra la m ajestuosa reina del Guadalqu ivir dos poblaciones en una : Córdoba m usu lm ana

,y Córdoba cristiana : aquel la

hace alarde de la des lum bradora cul tu ra que alcanza m antenien

do su fe en el Is lam ; esta sólo anhela la exal tación de la fe en

Jesucr isto,y res ignada con la pobreza de sus basíl icas y m onas

terios,acostum brada ya a que los v iolentos dom inadores no la

perm itan s iqu iera-levantar en lo a l to de sus torres una hum ildecruz, tan sólo aspira a que la sagrada señal de la redención se

perpetue hondam ente grabada en los corazones y en el entend im iento de la raza vencida hasta que l legue el día de su vindicación gloriosa . Diez m il las de longitud m ide la popu losa ciudad ,

unida con las dos m ágicas poblaciones de Az—zahra y Az-zah ifah :

extens ión inaudita de la m ás var iada y del iciosa perspectiva,tan

r isueña de día com o anim ada de noche,du rante la cual puede

recorrerse toda entera a la clar idad de m iles de l internas ; y dentro del vasto recinto sólo ocupan los fieles m ozárabes la porciónm enos es tim ada,

reducidos al barrio de la Ajarqu ía 6 parte bajade la antigua ciudad

,separados de la parte pr incipal—Al—Aí c

dina por una m ural la,cuyo l ím i te no traspasan sin exponerse

a graves insu l tos y atropel los .

El que sólo consu l te a los histor iadores árabes,se im aginará

CÓ R D O B A

aflicción en sum a,la m iser ia y la ru ina ,

la disem inacnon y destrucción de esa pobre grey que estaban llam ados á regir y defender .

—Entre estos sobresal ía Recafredo,m etropo l itano de la

Bética,de tr iste celebr idad por la violencia con que im pugnó la

santa causa de los m artir ios voluntar ios , suscitando uno de los

m ás deplorables cism as que afligieron jam ás á la igles ia de Córdoba

,y por haber opr im ido y encarcelado al venerable obispo

Sau lo y al santo y sabio m aestro de m ár tires,Eu logio . Ten ía

por auxil iar Recafredo á un publ icano ó exceptor de tr ibutos ,

cuyo nom bre no se ha conservado . Era el único cr istiano quehabía cºnsentido Moham m ed en este cargo

, por la oficiosa dil igencia con que había cooperado á la publicación de un célebredecreto del im pío m etropol itano anatem atizando elm artir io voluntario

,y obl igando á jurar á todos los m

_ozárabes que no se

presentar ían á declarar su fe . Este exceptor fué sin em bargodestitu ido á los pocos m eses de haber prestado aquel servic io

,

y por recobrar su posic1on ,apostató de la rel igión de sus padres

,

pr im ero en secreto,luego paladinam e

'

nte,consolándole del des

precio y vil ipendio con que se veía expu lsado del grem io m o

zárabe y de las igles ias todas , que profanaba sacr ílego ,la pr i

vanza que hal ló en el indigno prelado y en el palacio .

Adem ás de este fau tor,tenía otros m uchos del estado secu

lar la satánica em presa del falso m etropo l itano . Ni faltaba po rdesgracia qu ien hubiese allanado el cam ino para la m al igna obra ,

acostumbrando á los'

califas á m enospreciar los fueros de la

gente dom inada ; porque un joven francés renegado,diácono que

había s ido del palacio de Ludovico Pío,y que usurpando el

nom bre de E lea'zar o profesaba ahora la rel igión judaica,casado

con una hebrea ,había v enido á *Córdoba pocos años antes

,

tom ando con as tucia el cíngulo m il itar para introducirse m ejo ren la corte de los sarracenos

,y había logrado concitar de tal

m anera contra los cristianos el ánimo del cal ifa y de sus wazires

ó m inistros, que á no acudir pronto al rem edio los afl igidos m o

zárabes,supl icando con lágr im as al rey Carlos de Francia que

C Ó R DO B A 4 3 3

reclam ase la persona delapóstata todos hubieran s ido com

pelidos á hacerse judíos ó m ahom etanos bajo pena de la vida .

Otro obispo, por nom bre Sam uel

,depuesto por j us tas cau

sas de la s i l la Eliberitana,se vino igualm ente á Córdoba

,y re

negó , uniéndose á los m uzlem itas . Au tor izado con el poder queel favor de la corte daba al m alvado gobernador de los cristia

nos , Servando , su par iente, fué uno delos que m ás atribularon

á los fieles . Usu rpó el obispado de Córdoba,preval ido sin duda

de la tim idez y ausencia del legítim o prelado, que era Sau lo

,el

cual, po r tem or de la persecución ,

aún no favorecido entonces

por el cielo con la im perturbable fortaleza de ánim o que luegom ostró

,andaba escondido y separado del cuerpo del rebaño .

Servando, por su parte ,

no obstante la bajeza de su origen, pues

descend ía de esclavos de la igles ia de Córdoba,había escalado

con sus m aldades la dignidad de conde de los cr ísízkm os,honra

que sólo correspond ía á los de l inaje ilustre ; y baste saber queera avariento

,soberbio , cruel , m alvado finalm ente en todo

,para

im aginarse hasta dónde l legaría lo opres ivo de su conductaPero todavía

,com o si no bastasen es tos dos para afligir á

las igles ias de la España sojuzgada,perm i tió el Señor que se

agravase la lam entable condic1on de lºs m ozárabes por el con

cu rso y obra de otros prelados que favorecieron los errores yaintroducidos en el dogma

,y de o tros auxil iares de las m ás re

pugnantes heregías . El conde Servando había em parentado con

un obispo perjuro y de pés ima condición ,cuyo nom bre de Hos

»tigesio H osí zjgeszk se divisa com o un negro borrón en'

la histor ia ' de la Igles ia m ozárabe ; y éste era el m ás ardiente prom ovedorde aquel las divis iones y cism as . El conde im ponía tiránicam enteá los cr istianos que estaban debajo de su patrocinio las m ás ex

orbitantes contribuciones , y vendíaºlos sacerdocios , causando con

es to el escándalo de que el seglar m etiese la hoz en lo sagrado,

Escr íbiéronle , env iando tam bién cartas para los obispos y próceres deaqu e l reino . L a d i r ig ida al rey l levaba, según los Anales Ber tim

'

anos , la data delañ o 8 4 7 .

4 34 C Ó R D O B A

y de que la Igles ia recibiese m inistros poco dignos . Hostigesio

exigía con r igor las tem'

as ecles iásticas, y las invertía,

no en

restau rar los tem plos , ni en socorrer á los pobres , según estabaprescr ito por los cánones concil iares , s ino en regalarse y haceragasajos á los m inistros del palacio ; reprendía severam ente álos que predicaban la verdad contra los errores de ciertos here

jes á qu ienes protegía ; hacía que el cal ifa convocase conciliábu

los,en que los obispos , com pel idos del terror , anatem atizasen á

los que se proponía perder . Otros dos hom bres perversos , Rom ano y Sebastián,

padre é hijo,cada uno de el los peor que el

otro,se declararon herejes an í r opom orp/zz'tas , de los que daban

á Dios ci1erpo negando la universal idad de su presencia ; sal ió ála defensa de la verdad el intrépido y santo abad Sam són

,y fué

por Hostigesió persegu ido . El legítim o obispo de Córdoba ,Vá

léncio, y el asidonense

,Miro

,pronunciaron en nombre de todos

los prelados fieles la inocencia del abad : Servando y Hostiges ioresentidos , m aqu inaron la deposición de Valencio ; sugir ieron al

cal ifa que no pod ía haber paz m ientras aquél no fuese depues to ,

pretextando que era la causa de todas las inqu ietudes y trasto rnos ; decretóse lo que pedían , que era la celebración de uno de

aquel los conciliábulos no raros en tan infel ices tiem pos , yjuntando precipitadam ente unos cuantos obispos y clérigos de lafacción de la corte, lograron que pronunciasen sentencia de depos ición contra Valencio

,poniendo en su lugar

,con infracción

de todos los requ is itos canónicos,á Esteban Flacco

,persona de

su confianza,cuya res idencia establecieron en la igles ia de San

Acisclo por no atreverse á consum ar su obra echando á Valencio de la Catedral .

Iban los cr istianos cordobeses que perm anecían fieles á su fe

corr iendo el deshecho tem poral de estas persecuciones,cuyos

horrorosos truenos los hacían estrecharse m ás y m ás y tr ibu

No era d ifíc i l que estos conc i l ios fuesen autor izados con m etropol itano s ,porque éstos estaban bajo la ju r isd icc ión del rey de Córdoba, com o lo expl ica Flórez , Españ a sag rada , trat. 3 , cap . 1 0 .

.nó C Ó R D O B A

s igues cenobios que florecían con grande opinion en tiem po deSan Eu logio .

Es evidente que en tiem pos tan poco afortunados , no podíanem plear los m ozárabes cordobeses m ucha m agnificencia en la

construcción y reparaciones de sus parroqu ias y m onas ter ios .

Había basíl icas de rem o ta antiguedad , cuyos deter ioros se re

pa'

raban con las tercias y las oblaciones de los fieles en los tiem

pos norm ales y tranqu i los ; pero algunas de las cuales habían dearru inarse forzosam ente cuando aquel los recursos se distraían desu legítim o objeto y los cristianos acaudalados venían á em po

brecerse . Sin em bargo , era tal la piedad de éstos , que no tan

sólo se atendía en m uchas á las restauraciones necesar ias , comoatestigua S . Eu logio

,si bien añadiendo que esto se hacía eco

nóm icam ente y con cierta rudeza,s ino que tam bién se erigían

de nueva planta basíl icas en la ciudad ,y m onaster ios para am bos

sexos fuera de el la .

Objeto de al ta cur ios idad ar tística y arqueológica ser ía investigar qué lugares ocuparon dentro de la ciudad , y en aquel lapintoresca s ierra de Córdoba

,de donde bajaron un tiem po á la

orgu l losa corte de los am ires hues tes enteras de m ártires y con

fesores,todas las basíl icas y m onaster ios de que vam os hablando ;

qué se conserva hoy de las pr imeras en las parroqu ias que latradición supone renovadas después de la reconqu ista sobre lospr im itivos m uros

,ó constru ídas de nueva planta en los m ism os

solares de aquel las . Pero este estudio es hoy im pos ible : día lle

gara, al m enos lo esperam os , en que cundiendo el am or á lasinvestigaciones relativas á la histor ia del arte nacional

,la dis

creta y prudente m ano del arqueólogo pueda hacerse cargo delas m utilaciones y renovaciones , sondear las gruesas capas decal que ahora revisten por dentro y fuera esos antiguos tem plos ,y descubr ir la verdadera form a de los m iem bros arqu itectónicoshoy dislocados , ó

enm ascarados con obras que no ofrecen carácter alguno apreciable . Debem os en la actual idad contentarnoscon lo que buenam ente puede deducirse de los escritos de los

C Ó R D O B A 'H7

coetáneos : de el los se deduce la cas i segur idad de que algunasde las parroqu ias hoy exis tentes conservan los m uros

,la dispo

s ición inter ior y tal vez las m ism as colum natas de las basíl icaser igidas du rante la irrupc ió n sarracena . Con esta luz ,

y con la

qu e nos sum inistra la histo r ia del arte m onum ental respecto delas form as generales de la arqu itectura rel igiosa y m onástica delOccidente en los s iglos á que nos refer im os

,podrem os presentar

un cuadro aproxim ado del aspecto inter ior y exter ior de los templos y m onaster ios de los m ozárabes de Córdoba . Y con estem otivo pasem os de la historia al arte : de la razón filosófica á laform a .

Había en la ciudad antes de la conqu is ta gran núm ero de

bas íl icas : después de apoderados de el la los sarracenos , y reducidos los indígenas á su barr io separado , m uchas de el las quedarían ,

- com o la antigua Catedral,convertidas en m ezqu itas

L as que subs istieron consagradas al cu lto cristiano eran s in

em bargo no pocas,dado que sólo en las obras de S . Eu logio y

del abad Sam són se m encionan seis igles ias m ozárabes ; de o tra ,

que era la de Sta . Mar ía ,dan noticias conform es histor iadores

que probablem ente no se han consu ltado , ni qu izás oído nom

brar y por últ im o puede sostenerse con m uy sól idos argum entos que lo eran as im ism o

,aunque qu izás con otras advoca

ciones , las que hoy se denom inan de 5 . Andr és,de la Magda

lena,de S . L or enzo y de Sta . Mar ina

,todas s ituadas en la

Ajarqu ía 6 parte baja de la ciudad que era la que habitaban

los m ozárabes , según queda refer ido .

( l ) L a bas í l i ca ó igles ia de 8 . j org e , de que habla el m oro Ras is , deb ia ser u na

de estas , atend idas las robu stas presunc iones que h ay de que fuese el actual m o

nasterio de rel igiosas de Sta. C lara aque l tem plo fuerte donde se defendieron porespacio de tres m eses los cr istianos de Córdoba contra las huestes s i tiadoras deMugueith , despu és de la m uer te de D. Rodr igo .

( 2 ) Salviato en la V i da de S . Martin de Sou re, y el árabe Al-Makkari en su

His tor ia tantas veces c itada, am bos hacen m em or ia de una igles ia ded icada alaV i rgen Mar ía , que no nom b ran S. Eu logio , n i Alvaro , ni el abad Sam són .

( 3 ) Son de esta opin i ón el P . Roa , el Dr . Góm ez Bravo ,y otros d i l igentes con

servadores de las m em or ias sagradas de Córdoba. Pero no son sólo razones de au

438 C Ó R D O B A

L as iglesias de que nos dejaron m em or ia los antiguos y san

tos escr itores nom brados , son : la de los tr es Stos . Már í z'

r es ,

Fausto , ]anuario y Marcial , hoy S . Pedro , que, com o queda re

ferido , s irvió de Catedral desde que los cr istianos , vendiendo á

toridad las que nos inc linan á su sentir . L a sana cr í ti ca no bu scará en vano fundam entos que persuadan la grande antig iiedad de los refer idos tem p los . Sea el pri

m ero esa com o m arca 6 señal glor iosa que parece providencialm cnte conservadaen el los para que puedan en todo tiem po ser reconoc idos ; á saber , el desm oche ódem o l i c ión de su s torres , acaec ido bajo las sangr ientas persecuc iones de Mo

ham m ed , hecho s ingu larm ente notable que 8 . Eu logio testifica en dos de su s

obras . Han transcu rr i do s iglos y s ig los ; pudo la br i l lante época de S. Fernandohaber er igido en su lugar nuevas torres , y aun parecía necesar io hacer lo ; las bas ilicas, sin em bargo , h an su bs istido con sus torres desm ochadas , como en m em or iade aquel la tem pestad terr i b le su sc i tada contra la verdadera fe que tronch ó los

sagrados m ásti les de las naves del Pescador sin sum ergir éstas ; y si al guna se h a

reed i fi cada , h a s ido , com o la de S. Lorenzo , en tiem pos m u y poster iores .

Otro fundam ento es la c lase de constru cc ión que en los m u ros m aestros de d ichas parroqu ias se advierte , donde por rara casual idad la h a dejado descubiertala m anía r ebocadora de los señ ores rectores y obreros que de tiem pos atrás se

h an ven i do su ced iendo , la cual cu bre h oy ind istintam ente con una capa de cal yocre de m ed io pié de espesor así los rústicos y l isos paredones , com o las antiguas ,m enudas y pro l i jas escu l tu ras de las arch ivoltas , capiteles , cenefitas , repisas , etc.

Este género de constru cc ión es por hi ladas de s i l lares , en las que alternan uno

por largo y otro 11 otros dos com o de canto; y el escrupu loso observador Díaz deRivas lo hace pecu l iar de las fábr i cas arábigas . Adviértese en S . Lorenzo , de la

cual h ay tradic ión que ocupa el s itio m ism o de la bas í l i ca er igidaen 2 6 2 por cxc itac ión de S. Si xto ll en el so lar donde habí a nacido el santo m ártir . Ahora bien , si

esta prácti ca es una im portac ión de los árab es , ¿ cóm o suponer que estuv iese en

uso en tiem po de la reconqu ista, esto es , cuando ya apenas quedaba en Córdobaun puñado de m ude jares , y cuando el nuevo esti lo occ idental tr iunfante ten ía m ásproporc ión de ostentar sus recu rsos pecu l iares ? ¿No es m ás natu ral y senc i l lo eo

legir que los cr istianos m ozárabes , la aprend ieron de su s dom inadores , y la introdu jeron en su s cons tru cciones con todas las otras innºvac iones de carácter or iental que tam bién tom aron de el losOtro fundam ento , por fin , pud iera ser la ornam entac ión arqu itectón i ca de las

ci tadas parroqu ias , no com o h oy se m an i fiestan al pr im er go l pe de v ista, s ino después de bu scar y " contem plar su s partes m ás an t iguas . Porque su cede con frecuencia hal lar un ediñ cío de estos m ed io encu b ierto por defuera con m iem bros en

d iversos tiem pos añadidos , de jando apenas ve r por enc im a de un te jado ,ó donde

m enos se esperaba, los indi cios de una fachada inu ti l i zada, los restos de un prim itivo ábs ide sem i—c ircu lar , 6 cosas sem ejantes . Di cha ornam entac ión es por si m is

m a m otivo de grandes dudas en Andalu c ía; no lo ser ía en cualqu iera de las provincias del norte ó del centro de ESpañ a. Aquel las portadas de una porc ión dearch ivoltas concéntr i cas , de m o ld u ras grand em entc reh undidas , form ando arcoabocinado , y revestidas de d ientes de s ierra , de puntas de d iam ante , de zig-zags ,de graciosos pom etados y de m enudísim a fo llajer ía que dej a m odestam ente cam

pear las l íneas sin encu br ir las ; aquel los cap itelitos en form a de dados , aquel losl isos y senc i l los fu stes que son com o la pro longac i ón m ism a de los gruesos ressl

tos ó m o l du ras de la arch ivolta, aquel los cordones ó funicu los que m anera de

440 C Ó R D O B A

los m uzlemitas la parte que de la Catedral pr im it iva reteníansegún las estipu laciones de la conqu ista,

reedificaron con autor ización del am ir Abde—r-rahman I aquel otro tem plo para dar le elm enc ionado destino

. L a de S . Zoz'

lo, que algunos creen sea la

collar i nes c i ñen los fu stes por debajo de los capitelillos , sin interrum p irse de una

á otra esbel ta colum nilla; aqu el las l indas repisas , todas trabajosam ente escu lpidascon car as , 6 fi gu r i l las , ó fo l laje , que suelen ser el sostén de otros capitelillos interm ed i os que form an con los de las co lum nas una faja continua y apretada de prec iosos dados ; finalm ente, aquel los rú sticos te jaroces que coronan las antiguaspor tadas , y cuyos capr ichosos y var iados canes , a veces de espantables m ons

truos , aveces de l isas y toscas m o ldu ras hor izontales , casi nunca caen s im étr i cam en te sobre las puertas : todos estos son caracteres inequ ívocos del esti lo rom á

n i co—b izantino según se practicó en España desde los tiem pos de los su cesores deCar l om agno hasta fines del s iglo x… . Ahora bien , si esta ornam entación ,

cuyo scarac teres todos son neo-gr iegos , sin m ás m ezc la occ idental en apar ienc ia que el

arco levem ente apuntado ; s i esta ornam entac ión , repet im os , era la que se u saba ,

tom ada de Or iente , por los españo les andaluces del s iglo de S. Eu logio ; en es te

caso , no habr ía inconven iente para contar entre las antiguas bas í l i cas m ozárabeslas c u atro de que vam os hablando . Y no so lam ente estas cuatro , s ino la que es h oypar roqu ia de Santiago , donde se observa el m ism o esti lo decorativo q ue hem os

l iger am ente bosquejado .

Es cierto que el esti lo que hem os denom inado r om ánico y rom ano-b izantino , no

em p ezó á prevalecer en la general idad de los Estados europeos hasta el s iglo x r ,

perpetu ándose despu és , en unos hasta fines del xn , en otros hasta elú ltim o terc iodel s iglo x… , com o sucedió en m u chas provinc ias de España. Pero ¿ qu ién negarápor eso que las prov incias delm ed iodía de nuestra pen ínsu la pud ieron bajo la influ en c ia arábiga adelantarse en las prácti cas del estilo b izantino m ás de dos s ig lo salas otras naciones de Eu ropa, apegadas asu s u sos antiguos ? Se i gnora por ventu ra qu e Córdoba y Bizanc io daban leyes de cu l tu ra y buen gusto al Occidente .

todav ia sem i—bárbaro en la época floreciente de Abde-r—rahman el Grande ? Nóteseque e l s iglo de S . Eu log io fu é aquel en que el arte arábigo , h i jo p r im ogén ito delbizantino , según queda latam ente dem ostrado , alcanzó su m ayor grado de esplendor ; y que el arte m ozárabe, cualqu iera que fuese ,

no podía perm anecer extrañ oa su s atractivos .

Pero supongam os que se m antuv iese pu ro e' incontam inado en sus antiguas

prác ti cas rom anas : todav ía qu edan en pié los dos pr im eros fundam entos que h e

m os exp lanado para persuad ir la antiguedad de las cuatro par roqu ias refer idas ; yen este caso lo ún i co qu e concederem os será , que esa ornam entac ión rom án i cobizan tina (practi cada en cas i toda Españ a du rante el s iglo xn ; j untam ente con la

opv al pr im ar ia) h a s ido añ adida despu és de la reconqu ista para engalanar m ás lasbas í licas ó parroqu ias que ya ex istían . De todas m aneras , cual qu ieraque com par ela p ortada de la fachada antigua de Santiag o con la lateral de Sta . Mar ina, adver

ti rá desde luego una gran di ferenc ia : la de Santiago con sus capitelitos cúbicosescu l p idos , con aquel fun í cu lo corr ido que s irve de astragalo á los fu stes de lascolu m n illas , con aquel la ru sticidad de canes fantásti cos co locados s in n ingunas im e tr ía, revela al pr im er golpe de v ista una época m uy anter ior ala de la recon'

qu i s ta. L a de Sta. Mar ina, al contrar io , está pregonando su or igen septentr iona llas colum nillas que sostienen la senc i l la arch ivolta l levan esbeltas capiteles defo ] lajcs com o los que se ven en las constru cc iones ojivales del s i glo de S. Fernan

C Ó R DO B A A4 1

de S . Miguel de ahora ,aunque no nos parece probable por la

razón de hallarse esta parroqu ia en la Alm edina 6 parte alta dela ciudad , y no en la Ajarqu ía . L a de S . Acisclo

, que ha debidoen m uchas épocas sufr ir grandes m odificaciones hasta l legar áser un grande y m agnífico m onaster io : lo que hoy por desgraciaescasam ente se presum e,

atendido el bárbarº deter ioro que en élse ha causado incluyéndolo en los inventar ios de la desam ortización .

—L a de S . Cipr iano, que no se sabe qué lugar ocupó ; célbre por haberse educado en el la los m ártires Em ila y Jerem ías ;por haber tenido de presbítero al i lustre Leovigildo

,escr i tor del

tratado de/zaóitn eler ieor nm ,com puesto por excitación de sus

com pañeros los otros clér igos de la m ism a igles ia ; célebre también por haber s ido hospedaje de los m onjes Usuardo y Odilardo del m onaster io de S . Germ án de Par ís

,cuando vinieron á

Córdoba en dem anda de las santas rel iqu ias de los m ártiresJorge y Aurel io enterradas en el m onaster io de Peñam elaria .

L a de S . Ginés m ár tir , que supone elP . Roa se hal laba s ituadadonde está ahora el hospital l lam ado de la lámpar a ,

y queS . Eu logio pone en el arrabal de Ter rios

,del cual hoy nadie da

razón . En esta igles ia estuvo sepu l tada la célebre Sta . L eocricia,

discípu la de S . Eu logio y su com pañera en el m artir io,hasta

que sus rel iqu ias fueron l levadas con las de su ins igne m aestro ála Cám ara Santa de Oviedo por el presbítero Dulcidio

,enviado

expresam ente por el rey D . Alonso al cal ifa Moham m ed para

do y S. L u is , y la portada se corona con un alto y agudo gabletc , m uy senc i l lo ym u y sal iente, flanqueado de dos estr i bos am odo de agu jas que rem atan en una

especie de flor de lis , for m ando un con juntº acabado y perfecto .

L as obras de res tau rac ión que desde el añ o de r 8 8 2 se están l levando ácabo en esta parroqu ia, con m otivo de un incend io que h izo ven i r al suelo partedel cascarón de su rem odernado presbi ter io, ponen de m an ifiesto una preciosacºnstrucción del s iglo x… , de pu r is im o es ti lo ojival pr im ar io: restau rac ión góti caev idente , l levada aefecto en la bas í l ica m ozárabe p r im itiva después de la reconqu iste.

Pero ¿ 'qu i én se atreverá h oy á c las ifi car con segu r idad la arqu itectu ra de lasinteresantís im as parroqu ias de Córdoba ? El ind i ferentism o artístico , y las m ás

de las veces la ignoranc ia, ºponen d i ficu l tades inm ensas al observador concienzudo para recºnocer , desenm ascarar y exam inar cóm oda y deten idam ente su s

p artes .

C Ó R DO B A

este objeto .—Ú l tim am ente la de Sta . Olalla

,ó Eulalia

, que

refiere S . Eu logio estaba s ituada en el arrabal F rage/as , extram uros de la ciudad

,del cual hoy nadie conserva m em oria . Díce

se sin em bargo ( I ) que el antiguo tem plo y m onaster io de santaOlal la fué dado á S: Pedro Nolasco en 1 2 52 por S . Fernandopara que fundase en él el convento de Padres Mercenar ios , loscuales fueron vu lgarm ente l lam ados por m ucho tiem po losf r ailesde Sta . Olalla . Según esto

, ya es fácil señalar hacia qué partecaía el arrabal F r age/as .

Otras igles ias había en Córdoba durante la ocupación sarra

cénica,pero por lo vis to no m erecieron la celebr idad que és tas ,

ni se conservó la m em or ia de sus respectivas dedicaciones .

Cuando S . Fernando conqu istó la ciudad,puede decirse que la

población cristiana fal taba de al l í hacía ciento y doce añºs , y as í

por so la la tradición tom ada de los cau tivos,ó por conjeturas

razonables,podían deducirse algunas advocaciones . Sabríanse

las de m uy pocos tem plos ; las de la m ayor parte no ; 5 . Aczlcelo,

los tr es Stos . Már tir es,y Sta . Ola/la

,conservaron sus antiguas

denom inaciones ; los dem ás recibieron dedicaciones nuevas . Es todebió suceder con m ucha m ás razón en las igles ias de la Alm e

dina 6 parte al ta de la ciudad, que habían conservado los sarra

cenos convirtiéndo las en m ezqu itasNo se crea que los tem plos de los vis igodos anter iores á la

invas ión islam ita eran pobres y de tosca arqu itectura . En toda la

D. Franc isco Sánchez Fer ia en su obra inéd i ta c itada:Descr ipción m oder n a

y antig u a de la ciudad de Córdoba , pág. 4 0 .

(2 ) Dos igles ias h ay en la v i l la o parte alta m uy cu r iosas por lo c laram ente

que ind ican haber servi do de m ezqu i tas : es la una aque l la m ism a igles iade S . Jor

ge, h oy m onaster io de Sta. C lara, en cu ya torre se advierte por la parte infer ior lam anera de constru ir de los árabes , con s i l lares alternadas lo largo y de canto ;otra es la igles ia de S. Miguel , que conserva de es ti lo m or isco una lindisim a fachada latera l con portada de o j iva túm i da, ceñi da por un arrabá de bel las fajas escu lp idas , y flanqueada de esbeltas colum nillas con capi teles bizantinos ; y adem á suna m agnifi ca c laraboya de arqu i tos de herradu ra sobre colum n itas que partendel centro com o otros tantos rad ios .

—Tam b ién en esta parroqu ia se e jecu tan h oyinter iorm ente p laus i b les trabajos de reparac ión , con los cuales queda al descu

bierto la galana restau rac ión rom án i co—ojival del s iglo de la reconqu ista.

444 C Ó R D O B A

ba cóm oda acogida la m uchedum bre cristiana ; no en los lóbregosaunque magníficos receptácu los de los antiguos dioses , donde ,

según la fel iz expres ión de un escritor m oderno ,pod ía desapare

cer el ído lo con el hum o de un solo grano de incienso ( i ) .

Eran las basíl icas por lo com ún de planta cuadrangu lar yoblonga

,term inada en un hem iciclo

,con dos hileras de colum nas

que dividían longitudinalm ente su espacio en tres secciones ónaves

,la central m ás elevada que las laterales . Estas construe

ciones, severas y sencil las al exter ior

,é interiorm ente decoradas

con m ajestuoso y'

no profuso ornato,eran m uy apl icables al

nuevo cu l to : en el centro del hem iciclo,donde estaba antes el

tr ibunal,se co locaba el ara consagrada

,en la que celebraba el

obispo,ocupando los lados la clerecía ; las tres naves deledificio

se destinaban al pueblo,el cual

,com o es sabido ,

nunca habíapenetrado en los tem plos del paganism o ; y ocupaban ,

lºs hom

bres la nave de la derecha,las m ujeres la de la izqu ierda ,

y lo scatecúm enos que aún no tom aban parte en la celebración de lo sdivinos m isterios , la sección inferior de la nave central en las

horas dedicadas á su instrucción . Esta nave , dividida po r lo co

m un en su al tura en dos cuerpos , tenía una especie de galer íaalta 6 tribuna

, que se reservaba para las viudas y las v írgenesparticu larm ente consagradas á la oración . Entre el ábs ide donderesid ía el tribunal

,y las naves

,ocupadas por el pueblo que acu

día á sus diferentes negocios,había en las bas íl icas rom anas un

espacio pr ivilegiado,separado del cuerpo de las naves por una

balaustrada ó cancel,y reservado a los abogados y gente de la

cur ia : este espacio,al convertirse la bas ílica en iglesia ,

se dest inóá los cantores

,y tom ó el nom bre de cor o . A su entrada se colº

caron com o dos pulpitillos á m odo de cátedras , con grader íapara subir a el los á leer al pueblo reunido la Epístola y elEvangel io ; y estos púlpitos se l lam aron anzáones . Adaptábase, pues ,

la basíl ica antigua á las pr incipales neces idades del cu lto cristia

( t ) L . May :Des lem 1>les ancz'

ens et m odernes .

C Ó R DO B A

no ; pero es claro que cuando la igles ia se alzaba de nueva fábr ica,

al reproducir en su planta general la form a de aquellos edificiostan cóm odos y apropiados

,había de procurar el arte satisfacer

adem ás otras exigencias .

Entonces la bas íl ica (que este nom bre pagano,equ ivalente

am or ada 6 casa r eal adoptó el tem plo cr istiano com o agradecido á la acogida que en el la había encontrado al sal ir de lossubterráneos de Rom a) se erigia con el ábs ide al or iente ,

ym arcando bien en su planta la form a s im bólica de la cruz delRedentor . L as arquerías que la dividían en tres naves , nuncainvadían el espacio destinado al coro

, s ino que la central y el

presbiter io form aban con éste una verdadera cruz latina . Cu

bríase el edificio con techum bre de m adera y tejas planas , adaptando interiºrm ente á los pares un entablado pintado , ó dejandodescubierta la arm adura . El coro

, que se l lam ó después cr ucer o

en su intersección con la nave central,sol ía revestirse de mar

m oles : separábale del presbiter io un segundo cancel,cuyas

puertas custodiaban los acólitos . Una escal inata conducía al san

tuario ó presbiterio . Alzábase en este el altar,con su taberna

cu lo encim a (eióor inmj , y debajo de él abríase una especie decripta (eonfessio) donde se custodiaban las rel iqu ias am adasde los m ártires . Detrás del al tar , á m odo de corona,

se sentaban en coro lºs presbíteros

,con los obispos á la derecha , y la

s il la pontifical en el lugar preem inente . Esta s il la era por lo

com ún de preciosos m árm o les , tenía sus cºj ines , y estaba m ás

al ta que las otras s i l las del coro de sacerdotes,y cubierta con

su correspondiente paño linteo or natnm) . Al pié delcancel del presbiter io tenían puesto separado , á un lado lospr íncipes y m agnates (se l lam aba senator inmj , y las m atronasal lado ºpuesto . Exornábase el ábs ide con profusión de marm o

les,estucos y m osaicos

,y de su sem i-bóveda ó cascarón pendían

para m ayor adorno lám paras circu lares , vasos (eor onoe el calices

pendentiles) y otros objetos preciosos . El Tabernácu lo que se

alzaba sobre el al tar estaba sostenido por cuatro colum nas (um

44'

ó C Ó R DOB A

or aen/nm, p r opzeiator inmj , y sus lados cubiertos con cuatro

cortinas (tetr aoe/a enaa'r nf lieiaj . Tam bién había grandes corti

nas en las puer tas de la basíl ica. L a sacr istía (secr etar iam ) teníasu lugar en la parte infer ior de la nave del m ediodía,

y en el la 6en el presbiter io sol ían celebrarse lºs concil ios . Aunque las paredes de las naves sol ían estar desnudas de todo ornato artístico ,

sin em bargo no es probable que esta desnudez fuese re

gla invar iable en todas las igles ias de la España goda,er igidas

por un pueblo tan sensible al halago de lo bel lo .

—L a m onar

qu ía de Rodr igo era,al com enzar el s iglo V…

,una de las m ás

cu ltas y florecientes del orbe ; á qu ien lo dude ,le bastará recor

dar el testim onio de los m ás respetables histor iadores coetá

neos . Obr as m ar avillosas y elegantes l lam a S . Is idoro á las

contucciones de Wam ba en Toledo . Iguales encom ios hace san

Eu logio de la basíl ica de Sta . Leocadia de la m ism a ciudad , yde la de S . Fél ix de Córdoba ,

renovada y em bel lecida por el

obispo Agapio II antes del añ o 6 1 8 para que s irviera de sepul

tura al cuerpo del m ár tir S . Zoil. Por S . Gregor io Turonensesabem os que la igles ia er igida por Carrarico aS . Martín en la

ciudad de Orense era una construcción adm ir aóle (m ir o opere

expedita ete.) Pau lo Diácono nos habla de un baptis ter io en la

igles ia de S . juan de Mér ida ,todo cubierto de ¿A qué

am ontonar citas ? Todºs los que han escr ito de nuestras antiguas cosas sagradas se han deshecho en alabanzas de la herm osura y r iqueza

,de la m agnificencia y fasto de m uchos tem plos

er igidos duran te lºs s iglos V I I y V… por nuestros reyes , prelados y m agnates . Ellos nos pintan á la im aginación espaciososatr ios sostenidos de co lum nas , encum bradas torres , m uros cu

biertos de bruñidos m árm oles ; ¿qué m ucho,pues

, que se decorasen alguna vez cºn frescos ó m osaicos sim ból icos las naves deaquel las basíl icas españolas com pañeras de las que á S . Eulo

gio le m erecieron tantos encom ios ? ( 1 ) L a regla general , no

El pueb lo longobardo , que era m enos c ivi l izado que el nuestro ,v ió en el

448 C Ó R DO B x

obs tante ,era que sólo se adornasen con obras artísticas la

sem i—cúpu la del ábs ide, elpresbiterio con los objetos que inclu ía,com o el al tar y el Tabernácu lo , y el coro 6 escuela de los can

tores . Tam bién la pila bau tism al solía decorarse con baj o-rel ieves y pintu ras .

Pero en la desem ejanza de las igles ias cristianas con las basí

licas antiguas,el fenóm eno artístico de m ás interés y trascen

dencia es la sustitución del arco descansando sobre los capiteles

,al arqu itrabe horizontal , para las co lu m natas que dividían

á lo largº el edificio : innovación que puede atribu irse, ya á la

fal ta de m ater iales para hacer una construcc¡on rom ana regular , ya á la pr isa con que á la sazón se ediñcaba

, que no"

perm itía reunir m uchas columnas de proporciones iguales ; ya por

fin á la neces idad m ism a de var iar y presentar cosas nuevas ,

que tan natural es en el hom bre en las épocas de grandes ré

voluciones sociales . Todas las nuevas basíl icas,en efecto

,apa

recieron con sus l igeras arquerías volteando de capitel en capitel

,sin arquitrabe que les s irviese de nivel com ún

,y este s iste

m a inventado por los cristianos , sea 6 no prefer ible al de la

antigua arqu itectura clás ica ,es el que desde entonces ha preva

lecido en las Edades m edia y m oderna; en la arqu i tectura bizantina ; en la m usulm ana que la reconoce por m adre

,6 cuando

m enos por nodriza ; en la rom ánica del Occidente ; en la ojival

l lamada gótica , y por úl tim o en la del Renacim iento,con la cual

parecen agotarse todas las com binaciones de las form as m onu

m entales .

Es de suponer,pues , que s iendo en aquel los s iglos hom o

génea la arqu itectura cristiana en el Occiden te,las bas íl icas de

Córdoba anter iores á la irrupción sarracena y las erigidas luego

por los m ozárabes , presentaseri todas cºn cortísim as diferenciasla dispos ición interior que acabam os de describir .

s ig lo V I , en tiem po de su reina Teodelinda, cu br i r de p in tu ras las paredes de la

bas í l i ca de Monza, representando las p roezas de todos los reyes de_

aquel la raza

h asta Agi lu l fo . Pau l . Diac . H is tor ia de los ! ongobardos , cap . 2 5, l i b .

C Ó R D O B A —HºSu conjunto ex terior tenía tam bié n que ser próxim am ente el

m ism o en todas partes : en el im afronte ó fachada,rem ate angu

lar , m arcando la decl inació n de los pares de la arm adura 6 te

chum bre de la nave pr incipal ; luego las verticales de los m u rosde esta en su parte super ior

, por donde recibe las luces ; luegolas o tras dºs vertientes de la arm adu ra de las naves co laterales ,descansando sobre los m uros de éstas ; últ im am ente

, portadam ás ó m enos r ica de ornam entac1on

,com puesta de un arco se

m icircular,bajo un tejaroz sostenido en m útulos de form as cá

prichosas , y en lo al to un ocn/ns ó claraboya,de sencil la form a

,

destinado á dar m ayor luz al cuerpo de la iglesia . En los costados ,—m uros l isos

,sin estribo ni refuerzo alguno

, por cons iderarse suficientes á contrarestar el leve em pujede aquel las pequeñasarm aduras ; desco l lando sobre el tejado de cada nave co lateralel cuerpo de luces de la nave del centro ; y las ventanas , todasde m edio punto

,con m ás ó m enos ornato en las arch ivoltas . En

la parte pos ter ior , que m ira á or iente,una especie de m edia

torre de planta sem icircu lar ó po l igonal,con ventanas de la for

m a m ism a que en los costados,revelando la presencia del abs i

de 6 presbiter io .

Al edificio de la bas íl ica prºpiam ente dicha ,se agregaban

o tras construcciones indispensables . L a form a de estas no sabem os que estuviese sujeta á plan determ inado ; según el núm erode personas que hubiesen de vivir en el las

,y según la m ayor 6

m enor l iberal idad con que se hubiese la iglesia fundado se

r ían m ás ó m enos cóm odas y espaciosas,m ás ó m enos suntuo

sas , y si se qu iere m ás ó m enos hum ildes , las dependencias decada parroqu ia m ozárabe . Considerábanse éstas com o esencial

( i ) Había parti cu lares que fundaban ig les ias y m onaster ios , y los dotaban ,y

es tos conservaban en la Españ a m ozárabe los m ism os derechos de patronato queles habían reconoc ido las leyes visigodas . Com o ejem plos de m onaster ios fundados por parti cu lares , sólo en la Sierra de Córdoba y s in sal i r del s iglo ¡ x , podem os

c i tar dos : el Tabanense y el de Peñ am elar ía, costeados , el pr im ero por los piadosos cónyuges Jerem ias Isabel , y el segundo por los padres de la m árti r santa

Pom posa.

4 y ) C Ó R D O B A

m ente sujetas á la Catedral , y reconocíase la Igles ia Mayorcom o m adre

,aun de aquel las m ism as que gozaban de alguna

independencia por derechos 6 pr ivi legios de patronato Así

el clero parroqu ial hacía una vida análoga á la del cabildo decanónigos ; esto es

,los beneficiados y clér igºs que le com ponían,

vivían com o regulares bajo la autor idad del rector ó abad de laparroqu ia el cual , cºn la parte que le tocaba de las rentasde la mism a

,tenía que vestir los y m antenerlos con la debida

decencia,estando al propio tiem po au tor izado para castigarlos

si no cum pl ían con su obl igación en el servicio del coro y de laigles ia.

Adem ás del edificio que para este objeto se neces itaba ,con

sus aposentos separados , su refectorio com ún ,sus au las para la

enseñanza y lugar á propós ito para la pequeña bibl ioteca que

en aquel los tiem pos y aquel las ciudades era dado reunir,debía

tener la iglesia m ozárabe alojam iento aparte para los n iñosoólatos

,para los esclavos que constitu ían parte de su r iqueza y

( I ) En cuanto á esta dependenc ia su bs istía el m ism o régim en de la Españagoda. El ob ispo era el pr incipal adm in istrador de todas las rentas ec les iás ti cas ,que se com ponían :de los d iezm os y oblac iones gratu i tas de los fie les , y del produ ctº de las hac iendas y dem ás inm ueb les . Cu i daba de e l las un eco

'

nom o, nom brado por el obispo . L os d iezm os y ob lac iones se d iv id ían en tres partes : una para el

pre lado , otra para los presbíteros y d i áconos , otra para los su bdiáconos y dem ásc lér igos . Otras tres partes se hac ían del rendim iento de los inm ueb les : la pr im era

para el ob ispo , la segunda para los benefic iados , la tercera para la m anu tenc ión yconservación de la igles ia de que proced ían , estando parti cu larm ente preven idoque si alguna par roqu ia neces itaba hacer obra y no ten ía bastante d inero , la cos

tease el ºbispo . Para im pedi r que los prelados se apoderasen de cosa alguna de laig les ia, ó apropiasen á su catedral lo q ue era de las parroqu ias ó m onasterio s , es

taba m andado que todo ob ispo , despu és de su consagrac ión , se h ic iese cargo con

inventar io form al y delante de c inco testigºs de lo que se le entregaba en b ienesraí ces y m uebles , y en su arch ivo tuv iese nota au ténti ca de las hac iendas y haberes de todas las igles ias de su d ióces is .

(2 ) Cada cu ra , d ice Masdeu (Hist. crít. , etc. , tom o XI , Españ a goda , l i b . Ill)ten ía para el servi c io del coro y de su iglesia un núm ero de c lér igos á proporc iónde las rentas , pues con éstas debía vestir los y m antener los con la debida decen

cia, ten iendo derechº al m ism o tiem po para castigar los y aun azotarlos si no cum

plían con su obl igac ión .» Esta costum bre de la E8 pañ a goda pers istió bajo la dom inac ión sarracena, y en todas las i gles ias , fuesen ó no m onaster ios , hac ía el c lerovida regu lar y conventual bajo la d irecc ión de su cu ra ó rector , l lam ado tam biénabad. As i lo aseveran Morales y ºtros d i l igentes h istor iado res .

4 51 C Ó R D O B A

cabanero nom bra , y en cuyo elogio basta decir que el títu lo dedoctor era á la sazón de m ucha dignidad en la Iglesia, y que por

lo m ism o se daba m uy raras veces ; de aquel exim io abad Samsón

, rector de la iglesia de S . Zoil,de qu ien poco há hem os h á

blado: del sabio Leovigildo,presbítero de la igles ia de S . Ci

prian, que tan elocuentes páginas escr ibió sobre la observanciadel traje cler ical ?—Ved

,lectores , á cualqu iera de esos santos

sacerdotes ¡qué bien le cuadra la descripción que del buen ecles ¡astico hacía S . Is idoro ! eVive enagenado del m undo y de su s

placeres ; abom ina de espectácu los , banquetes y divers iones ; nocom ercia , ni trata negocios secu lares ; habla con m oderación

,

cam ina con sos iego, m ira con m odestia, no frecuenta casas de

m ujeres , ocupase en la lección y en los divinos oficios , cul tivasu espír itu en el estudio

,instruye al pueblo en la doctrina y le

da ejem plo con sus buenas obras

¿Queréis asom ar ahora rápidam ente la vista dentro de la

basíl ica é inform aros de sus ocupaciones relativam ente al cul to ?

Pues desde el am anecer estad alertos . Apenas qu iebra sus rayo sel sol en las alabastrinas ventanas delábs ide , ya están ocupandoel coro en torno del al tar los presbíteros en una hilera, y lo sdiáconos detrás en otra . L os cantores y dem ás clérigos ocupansu lugar , y com ienzan el grave canto de los m ai tines . Siguenlas m isas y las horas canónicas :eran éstas ter eia

,sex ta nana ,

y se decían tam bién en coro á m edia m añana,á m edio día, y á

m edia tarde , cantando s iem pre al fin de los salm os y responsor ios el Glor ia et lzonor que era costum bre de la Iglesia españo

la . L a m isa se dividía en dos partes , la de los catecúmenos y ladel Saer i¡í eio: leíase pr im ero una profecía del Antiguo Testam ento , una Epístola de S . Pablo y una parte de los Evangel ios ;añadíanse algunos responsorios y u 1

_jos vers ícu los con Alle/ay a ,

que era“

lo que entonces l lam aban L andes; segu ía el Of er tar ia,

y luégo un diácono en voz al ta m andaba á los catecúm enos ret i

( l ) S. Isidoro Operum , tom o 2 . De Eccles íaslicís oj ící ís , l i b . ll, cap . 2 .

C Ó R DO B A

rarse .

—Queda desem barazado el tram o inferior de la nave cen

tral : la segunda parte va á em pezar . El celebrante, vuelto al

occidente , dir ige una am onestación al pueblo para que se recojay disponga á orar: cada cual ocupa el s itio que le corresponde,

los nobles y patronos el senator inm ,sus m ujeres y las otras

dam as de jerarqu ía el m atr onenm,la gente com ún se divide por

sexos en las dos naves colaterales de derecha á izqu ierda ; lasvírgenes , veladas á la usanza or iental

,con las viudas en su tribu

na 6 galería al ta; los hom bres y m ujeres casadas cºn sus trajes dediferentes co lores y estofas

,en que se advier te una fácil prom is

cu idad con las m odas sarracenas y el tem or de algunas m atronaspoco fuertes , que por no parecer en públ ico cr istianas

,cubren su

rostro con el velo de las m ahom etanas —En e l pintoresco yvariado conjunto contrastan las galas de los m agnates con el

hum i lde estam bre de los rel igiosos la cabeza del intonso ybarbudo seglar , con la del clérigo que os tenta su corona en for

m a de cerqu i l lo y su barba raída (3) (y con la del infel iz a'

eeal

oaa'o, que por sus pasadas cu lpas m ereció una cºrona de igno

m inia hecha á repelones).

—P ide á Dios el celebrante que o igalas oraciones de los fieles : hace la conm em oración de los difuntºs

,nom brandº particu larm ente á los fundadores y bienhecho

res de la igles ia ; s iguen los abrazos de paz en señal de unión ycar idad ; luego la Í laezon , que ahora l lam am os elP r efacio; luegola Consagr aezon ; rézase después el Padr e nuestr o

,dis tr ibuyese

( l ) Esta c reem os sea la interpretac ión que deba darse al pasaje en que S . Eu

lºgio refiere (Mem ar . Sanclor .,l i b . ll, cap . 1 o) que los Stos . Au rel io y Fé l i x reso l

v ieron dec larar abiertam ente su fe haci endo que sus esposas fuesen á la igles ias in llevar cubier to el ros tro . Es claro que esta m era c i rcunstanc ia las hac ia aparecer cr istianas , su puesto que todas las m u jeres entre los sarracenos , casadas , so l ter as y viudas , l levaban tapado el rostro con so los los o jos descu b iertos .

( 2 ) En la Gal ia Narbonense , m enos m odestos , so l ían los c ler igos cu br irse depúrpura, d istintivo de los m agistrados . L os nuestros no incu rr ieron jam ás en se

m ejante van idad , s i bien fué necesar io que el presbítero Leovi gi ldo con su l i brode kabe

'

ta cler ícor um pu s iese correctivo á c iertos abu sos en no m antener com o

era debido la ins ign ia de los órdenes m ayores .

( 3 ) L os legos dejaban crecer la barba ; los ec les i ást icos la raian según la cos

tum bre antigua del—c lero de Occidente, contrar ia á la del c lero gr iego ; as í lo afir

m a S. Gregor io VII , l i b . 8 , Epist.

C Ó R D O B A

la com union,y últim am ente se da la bendición al pueblo , como

se acos tum bra al fin de lºs m aitines y vísperas .

Sábese que así las Catedrales com o las parroqu ias en la

m isa m ayor debían rogar cada día por la salud del rey , según

el consej o de S . Pablo , y m ientras hubiese guerra,ofrecer á

Dios el Sacrificio por la prosper idad de las arm as cr is tianas .

Concebim os que este últim o precepto se cum pl iese ; pero ¿no

nos será l ícito dudar que rogasen las igles ias de la afiigida Cór

doba m ozárabe por la salud de los cal ifas ?

L a consagración se hacía en pan entero (azim o) blanco ypequeño

,hecho de propós ito para el Sacr ificio

,y sobre corpo

rales de l ino,á diferencia de la Igles ia gr iega que consagraba

en pan ferm entado sobre corporales de seda .

—En los d ías deDom ingo no doblaba el pueblo las rodillas para orar : se orabaasim ism o en pié todos los cincuenta días pascuales , desde Resurrección hasta Pentecostés , en cuyo tiem po tam poco había ayu

nos públ icos 6 de precepto .

—Después de la caída del sol, volvíaá reunirse en co ro el clero parroqu ial para cantar vísperas ; ydurante la noche se decían los noctu r nos

,en tres tiem pos , lo

m ism o que las/zor as .

—Cada día el rector con su clero celebrabaen la parrºqu ia los divinos oficios con esta distr ibución de horasy nocturnºs , y con diferencia de him nos y ºraciºnes según se

rezaba de santo m ártir , ó confesor , ó virgen .

—A es te as iduocu l to

,lo m ism o que alSanto Sacrificio ,

era convocado el pueblocr is tiano con toque de cam panas , cuyo débil tañido , que por

cierto no sería m uy atronador atendidas las dim ensiones y for

m a del instrum ento (I ) en aquel los tiem pos , se nos refiere cxci

( 1 ) Cerca del pueblo de Tras ierra , qu e pertenec ía al antiguo condado de Espiel , se encontró l im piando un pozo una cam pana del tiem po de que vam os hablando . Era un donativo ofrec ido por el cé leb re abad Sam son , recto r de la bas í l ica desan Zo i l y abad del m ºnaster io pinam elar iense , auna i gles ia titu lada de S. Sebastián ,

de la cual no queda h oy m ás m em or ia s ino que estaba en la Sierra de Córdoba, a tres leguas de la c iudad . Consérvase esta cam pana en el Mu seo p rov incialde la m ism a : es de bronce , tiene un so lo palm o de d iám etro y no tanto de alto ;por de fuera es próx im am ente hem isfér i ca, y tiene en su borde una inscripcióngrabada con m u chas ab rev iatu ras , que d ice as i : Or r r—:nr noc M L 'N L

'

S SAMSON

L os m onaster ios de Córdoba en los s iglos IX y X . L os escandinavos y los

sarraceno s . Tr ibu laciones de los m ozárabes. F in del Cal ifato . D i8 per

sión y cau tiver io .

o m enos que estas iglesias florecían por entonceslos m onaster ios de toda la provincia, en especiallos de la Sierra de Córdoba, que así com o r indeen tr ibu to á la cam piña las aguas de sus venerosy los arom as de sus plantas , le tr ibutaba á lasazón con estos y aquel las sangre copiosa y fecunda de m ártires , y purísim a fragancia de virtu

des evangél icas .

Cerca de la ciudad , y a su vista por la parte del m ediodía ,

reflejaba sus m uros en la corriente del Betis la igles iay m onaste

rio de S . Cr istóóal, donde se educó S . Habencio ,y donde fue

ron sepu l tados var ios otros m ártires . En Froniano ,lugar de la

m ontaña por la par te de occidente, á tres leguas ó doce m il lasde la ciudad,tenía igles ia y m onaster io 5 . Félix m ártir . Pres idíaeste m onaster io un piadoso sacerdote, l lam ado Salvador , y debíaser de los dúplices ó m ixtos , tan com unes entonces , por cuanto

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C Ó R DO B A

leem os en S . Eu logio que se fué á vivir á él cºn su m ujer y sushijos el padre del santo m ártir Walabonso .

En el lugar l lam ado Roj ana ,tam bién de la m ontaña,

sin que

nos sea dado señalar hacia qué parte de el la,había otro m onas

ter io dedicado a S Mar tin . Distaba unas dos m il las de la ciudad,según se co l ige de la vida de S . juan Gorziense (I ), y á su iglesia acudía el santo m ientras perm aneció con el carácter de legadodel rey Othón,

en lºs dom ingos y grandes festividades , únicosdías que le perm itía el gobierno de Abde-r-rahman III sal ir delpalacio donde le retenía

,m ás com o preso que com o huésped . En

este santuar io floreció el m ártir S . Cr istóbal,discípu lo del gran

de Eu logio .

—Eu lo inter ior de la Sierra, en un s i tio l lamadoFraga

,entre agr ios m ontes y enm arañadas selvas ,

junto al lu

garcillo L einlense, distante de Córdoba pocº m ás de se is leguas,había un m ºnaster io consagrado alos m ártires S f7nsto P astor ,

del cual bajo el joven Leovigildo ,natu ral de Granada , á padecer

m artir io . El famoso m onaster io dúpl ice de la P eñ am elar ia,

titu lado de 5 . Salvador fundadº por los padres de santaPom posa

,y m em orable por haber vivido en él esta santa m ártir

y elm onje S . Fandila, estaba edificado. en la s ierra que s irve de

anfiteatro á la cam piña al norte de Córdoba,á unas cuatro

m il las largas de la ciudad,al la falda de una peña donde desde

los tiem pos m ás antiguos form aban las abejas sus panales : circunstancia á que debieron su nom bre vu lgar la peña y el m onaster io . Aún se ven de él escasos vestigios en alguno de los clarosde la selvosa y som br ía m ontaña que se levanta al norte delcas

( 1 ) L a legac ia de S . J uan Gorziense es uno de los su cesos m ás cu r iosos quepuede presentar la histor ia d iplom áti ca de la Edad m ed ia. L abbe , Mabillón y Paginos dan de el la extensas noti c ias , que hal lará el lector háb i lm ente recºpiladas en

Góm ez Bravo , Catálog o de los obispos , etc. , tom o 1 , pág .

“2 0 6 y s igu ientes .

( 2 ) L lam ábasc m onaster io dúpl ice ó m ixto aquel en que hac ían v i da reglada ym onás ti ca personas de am bos sexos , si bien con la debida separac ión interior . la

cual era sum am ente r igu rosa, com o se verá m ás adelante. Estos m onaster ios fueron m uy com unes en la Béti ca, y aun en toda Españ a, desde que se introdu jo la

v ida m onacal en el la. En el conc i l io segundo h ispalense , celebrado bajo el reinadºde Sisebu to , esto es , en el p r im er terc io del s iglo vn , se d ictaron reglas m uy pru

dentes sobre esta c lase de m ºnaster ios .

46 0 C Ó R D O B A

cual se escr ibe que era tal su fam a , que de fuera de España acu

dían gentes á vis itar lo . Era este el m onas terio Taóanense, fundado con toda m agnificencia en tiem po de S . Eu logio por lospiadosos cónyuges seglares jerem ías é Isabel , personajes de grancuenta y de bienes de fortuna cons iderables , los cuales em plearon en él todo su mgente patr im onio y se retiraron con su fam il iaavivir en aquel la aspereza huyendo el contagio de la fascinadora cu l tura m usu lm ana . Allí florecieron

,y

_

de aquel las paredessal ierºn para recibir el m artir io

,los dos citados esposos ; el vene

rable abad Martín,herm ano de Isabel , la abadesa delm onas terio

de m ujeres la virgen Co lum ba ,herm ana de am bos , que con su

do te había contribu ído á la fábrica del convento,y qu e luego ré—cibió tam bien la corona del m ar tir io ; al l í fué m onje el m ár tir

Isaac , sobr ino del fundador Jerem ías ; al l í v ivió Fandila bajo ladiscipl ina del abad m encionado ; al l í vivió ret irada y alentándosepara el m artir io la m atrona Sabigoto , que hizo por jesucr isto dossacrificios heróicos : separarse de dos hijas , entregándo las al cui

dado de Isabel y demás santas rel igiosas , y vo lar después al

m artir io ; de al l í finalm ente sal ió á confesar su fe en Cr is to lafervorosa Digna

,discípu la de Isabel ; y al l í Aurel io ,

el esposo dela varonil Sabigoto ,

fué á estam par el beso de despedida en las

puras y sonrosadas m ej il las de sus inocentes h ijas antes de entre

gar su cuel lo á lo s verdugos delMex uar .

Corta fué la duración de este m onaster io tan fecundo en pro

digios de virtud , puesto que la m ism a Co lum ba, que había contribu ído á su edificación

,lo vió destru ído , con otras igles ias y luga

res sagrados en que se cebó la fur ia de los sarracenos durantela persecución decretada por el cal ifa Moham m ed

,de que hem os

hecho m ención en otras ocas iones . Sin duda por ser tan fam oso ,se encarnizaron m ás contra él los enem igos de la fe cr istiana ,

los

cuales com pletam ente lo arrasaron . L as rel igiosas que en él m o

raban huyeron á la ciudad , y al l í se recogieron en una casa que

tenían,pared por m edio con la iglesia de S . Cipr iano .

Otro célebre m onaster io de aquel los tiem pos , y del cual aún

C Ó R D O B A 46 1

existen algunos v estigios,era el A rm ilatense, intitu lado de san

Zoil, que tenía su s ituación aunas s iete leguas ó m ás al norte de

Córdoba,en una espantable soledad y aspereza de m ontes

sin m ás com odidad tem poral qde la del río Arm ilata (hoy Gnaa'arnellatoj , del que tom aba el nombre . Iba la corr iente por lam argen de la m ontaña en cuya falda se había

'

fundado el m onaster io

,y s iendo m uy abundan te en pesca

,contr ibu ía á los m onjes

con su producto . En esta clausu ra se educó el m ártir W istrem undo .

Cerca de Córdoba por la parte occidental había un lugarcillo

denom inado Cuteclara,donde desde tiem pos m uy rem otos existía

un m onaster io de m onjas con advocación de la Santísim aVirgenMar ía . Hízose este m onaster io cu teclarense m uy fam oso por lasanta m atrona Artem ia

,m adre de los m ártires Adulfo , juan y

Aurea,y m aestra de la m ár tir Mar ía . En él florecieron Pedro

Astigitano y XValabonso Eleplense ,el pr im ero en grado de pres

bítero,y”como diácono el segundo ,

dando am bos á dos su sangre

por jesucristo

( 1 ) Vastíss ím am h or ret í nter desa ta m ontí um Eu logio Mem o r . Sanctorf, l i b . l l , cap . IV . ) Am brosio de Mo rales , en sus escolios aesta obra,d ice qu e cerca de este antigu o m onas terio se edi fi có despué s el de S . Franc i scodelMonte , d istante ve in ti cuatro m i l las de Córdoba , ala m argen delG uadam ellato .

Bien adv ierte Flórez en su Espana Sag rada que esta d istancia no concuerda con

la de tre inta m i l las , que es la que as igna S . Eu log io al m onaster io Arm ilatensc ;

pero hac i éndose cargo de que pod r ía tal vez haber error en los núm eros , añ adea qu e aunqu e el lugar no sea idénti co , es tan notable la observancia de los venerab les padres franc iscanos en aquel la so ledad . qu e pueden deci rse herederos delespi r i tu y vigor de los antiguos . o

(2 ) Acerca del s itio qu e ocupaba este ins igne m onas ter io nada se sabe de pós i tivo . Hay trad ición de que estuvo en el m ism o l ugar donde flo reció de5pues otrofam oso santuar io , titu lado de Sta . Mar ia de las Huer tas , qu e ex istía en pi é cuandola c iudad fue conqu i stada po r S . Fernando en 1 2 3 6 , y qu e adqu ir i ó tierras en el

ru edo ó repartim iento hecho por este rey , según puede verse en Góm ez Bravo ,

Catálogo de los obispos , etc. , al añ o 1 2 so . No todos los qu e h an escr i to de antig íiedades cordobesas se acom odan con esta tradic ión . Morales , Góm ez Bravo yotros la sostienen ; D. Barto lom é Sánch ez Fer ia en su Palestra Sag r ada ( nºta 2 al

dia 7 de jun io ) la im pugna ; y despué s de expl icar la intel igenc ia qu e debe darseal breve texto de S. Eu logio que s i rve á aquel los de fundam ento : in vico Cu tieclar a

non long e ab u rbe in par te occidentalí ení tescí t: conc luye qu e Cu leclara estuvo

donde h oy Córdoba la v iej a . Esta conc lu s i ón de Sánchez Fer ia es errónea, porque ,com o m ás adelante verem os en el cap ítu lo sobre Medina Azzah ra , ni Córdoba la

C Ó R D O B A

e stos son 1 0 5 m onaster ios de que se conservan m ás circunstanciadas no ticias . De algunos otros que se supone

'

existían tam

bién en la Sierra y en la parte occidental de la cam piña,no hay

para qué hacer m ención expresa, dado que ni sus nom bres son

viej a está al occ idente de Córdoba , ni hu bo jam ás en ese terreno o tras construec iones qu e las de aque l fam oso palac io árabe cuyas ru inas se ven todav ía. D. Pe

dro de Cárdenas y Angu lo Vida del erm itañ o Francisco de Sta . Ana ) , describien

do el s itio de la Albayda, d ice :Aqu i fu é el antig uo conven to de Sta . Mar ia de Cu le

clara . Tam bién esta aseveraci ón es equ ivocada : en pr im er lugar la Albayda es táal norte de la c iudad , no al o cc idente, com o era m enester que estuv iese para de jari leso el texto de S . Eu logio : en segundo lugar , en la Albayda no se h an descu

bierto j am ás rastros de ed i fi cac ión que puedan suponerse de aque l la fecha. A l l íno h ay _

m as edi fi cio que un casti l lo , hoy propiedad del Duque de Hornachu elos ,cuya construcc ión es m oderna com parativam ente la época de que se trata , aun

que en el s e descu bran cim ientos y m u ros del tiem po de los árabes .

A fal ta , pues , de m ás sól idas razones con que destru ir la piadosa trad ic ión . séa

nºs dado segu i r la.

El santuar io de'

las Huer tas y la im agen que en é l se veneraba eran objeto deuna m uy as idua y parti cu lar devoción de parte de los cordºbeses al t iem po de la¡ econqu ista, y de este cu lto h ay abundantes m em or ias en los s ig los s igu ientes , as íen m andas de testam entos , com o en proces iones y plegar ias m otivadas por var iasneces idades públ i cas . De uno de éstos ins trum entos , que es la d ispos i c ión testam entar ía del deán D. Ruy Pérez otºrgada en 1 3 9 1 se co l ige que el santuar io dela V irgen de las Huer tas , sin m udar s u títu lo , se había convertido ya en beater io yc lausu ra de m u jeres devotas , que llam aban

_emjaar edadas y asi se le nom bra con s

tantem ente en otros testam entos poster iores . l.uego vem os estab lec ida en es te

santuar io u na cofradía con el titu lo de Nu estra Señora de Roqu e—Am ador ó Rocam ador , fundada en época inc ierta. Ú ltim am ente , en 1 5 1 0 , por donac ión hecha álos rel igiosos de S . Francisco

'

de Pau la ó de la V i ctor ia de esta santa casa con todassu s pertenencias, la cofradía de Roeam ador se tras ladó al hospital de S. Hi pó l i to ,

dentro de la c iudad , h oy erm i ta de Nuestra Señora de la Alegr ía ; las em paredadaspasaron tam bién aotra casa, y la igles ia del antiguo santuar io se conservó un idaam odo de capi l la al nu evo tem plo que los rel igiosºs de la V i ctor ia levantaron .

Tienen este tem p lo y convento de Mín im os , ya des ierto , su s ituac ión extram uros

de la c iudad , cerca de la puerta de Gal legos y Alm odovar , y en la esc ritu ra de donac ión a que debió su existenc ia se lee la cond i c ión de que había de titu larseMonas ter ium Sancta: Mar ía:de Victor ia de h or fís, para que se perpetuase la m em o

ria de santuario tan antiguo . Asi, pues , según la p iadosa trad ic ión , la igles ia delantiguo y célebre m onaster io cu teclarenseh abia estado donde estaba ahora la delnuevo convento .

Hasta la entrada de los franceses en el presente siglo su bs istió al lado del altarde S . Francisco de Pau la donde se había co locado tam bién la antigua im agen deNuestra Señora, una tabla que a la letra dec ía as í :“Por la m u cha hum edad y osennr idad de la capi l la que está aespaldas de esta—obra, y por el poco cu lto y escasa»decenc ia con que en el la se servían el depós ito del Santís im o Sacram ento y las» sagradas im ágenes de Nuestra Seño ra de las Huer tas ó de Cu teclar a , y de nuestro»glor ioso pad re S. Francisco de Pau la , se sacaron y co locaron en este retab lo y»al tar , que se les construyó el añ o de 1 7 1 Al cerrarse esta igles ia al cu lto cºn

la supres i ón de los regu lares , la im agen de Nuestra Señora fué l levada á la cºle

40 4 C Ó R DO B A

auxil io,era l ícito entablar correspondencia entre la clausura de

rel igiosas y el edificio de los m onjes ; pero aun entonces se lim itaba la plática á lo puram ente preciso ,

sal iendo la abadesa á laventana. El Concil io Hispalense II , en su canon onceno , habíam andado que en toda la Bética los m onaster ios de m onjas fuesengobernados por m onjes ; pero cercenando de tal m anera las

pláticas de los rel igiosos de am bos sexos entre s í , que sólo á losabades y vicar ios perm it ía hablar con las abadesas , y esto h állándose presentes o tras dos 6 tres m onjas

,y versando la con

versación sobre cosas espirituales y doctr ina . L os dem ás m onjes,

ni s iqu iera al vestíbu lo del m onas ter io de m ujeres podían acercarse . Para cu idar de la adm inistración é increm ento de lasfincas rústicas y urbanas del convento de rel igiosas , atender á laconservac1on y reparación de sus edificios

,y ocurr ir á todas las

dem ás cosas precisas,nom braba elabad un m onje de capacidad

y virtud exper im entada,y este nom bram iento había de ser con

firm ado por el obispo .

En España ,lo m ism o que en Francia y en Inglaterra ( I

s iem pre que se fundaba una clausu ra de rel igiosas,se constru ía

con arreglo á las neces idades de un m onaster io m ixto , por laindicada condición de que habían de ser precisam ente m onjes lo s

que la gobernasen . No es esto decir que fuesen dúplices todo slos m onaster ios de la provincia de Córdoba que dejam os m en

cionados ; éranlo los m ás pr incipales , pero podía haber , y habíaen efecto , o tros que eran sólo de hom bres .

El'

aspecto general de unos y o tros debía ser próxim am enteel de los dem ás m onaster ios benedictinos de la cris tiandad

,sobre

todo después de la fam osa congregación deAqu isgrán,celebrada

el año 8 1 7 por dispos ición de Ludovico Pío ,cuyos capítulºs 6

cánones se hicieron obl igator ios á cuántos vivían bajo aquellaregla en el Occidente .

—L a lucha continua que los m ozárabesconsagrados á la vida rel igiosa tenían que

'

sostener contra los

As í lo atestiguan Beda y Mabillon .

C Ó R DO B A 46 5

infieles y los herejes , el pel igro que sin cesar les am agaba deser persegu idos y m artir izados , hacía que no perdiesen nunca devis ta los santos y eternos objetos de su m is ión y vocación

,y las

du ras pruebas á que diariam ente se les som etía los afi rm abanen la fiel observancia de la doctr ina y profes ión que habían abrazado . Por esto la vida m onástica en general , y en particu lar laregla de S . Beni to

,produjeron en Andalucía

,y en toda España ,

tantos y tan ins ignes santos ; por esto se conservó entre los m o

zarabes intacto el oficio divino de la prim itiva Igles ia goda, que

era el m ism o que habían introducido en España los s iete Apostólicos ( I y por esto finalm ente la discipl ina m onástica españ ola br i l laba con incontam inada glor ia

,m antenida en toda su

pureza por los concil ios nacionales y los grandes genios , com oS . Leandro

,S . Is idoro

,y otros m uchos que l lenaron con sus

obras las bibl io tecas y con sus im ágenes los al tares en todos loss iglos hasta el undécim o

,antes que el pru r ito de im itar á los

franceses , hecho m oda en la corte de D . Alfonso VI,viniese á

reform ar lo que no neces itaba ser reform ado,dándole la disci

pl ina cluniacense por m odelo .

—Por esta m ism a escrupu losaobservancia de las constituciones escr itas

,observam os que la

refer ida congregac1on de Aqu isgrán incu lca en m uchos de sus

cánones ó capítu los preceptos que desde los tiem pos m ás rem o

tos vienen puestos '

en práctica en los m onaster ios españolesy que los m onjes de otros países '

de todo punto abandonaron .

Así pues,no te parecerá tem er idad ,

m i buen lector , el suponer

que los m onaster ios de que vam os tratando ,los pr incipales al

m enos , com o el Tabanense,tan encom iado por la esplendidez

con que había s ido fundado,fuesen en su fisonom ía arquitectó

nica general sem ejantes á los que fuera de España al canzaban

( 1 ) Véase á Flórez . Españ a Sag rada á Masdeu ,His t. cr í t. , etc.

( 2 ) Véase el com entar io a los cánones ó cap ítu los del conci l io de Aqu isgránque pu bl i có Yepes al fin del tºm o lll de su interesante Crónica de 8 . Benito , en el

cu al se c itan de continu o ejem plos de prácti cas y u sos observados en los m onaste

r ios de Españ a, en espec ial en el de S . Ben ito de Val lado l i d , en cum pl im iento delo p receptu ado en d ichas consti tu c iones .

466 C Ó R D O B A

por aquel los tiem pos m ás fam a de observantes , edificados tam

bién en la aspereza de las m ontañas .

Puede decirse de los m onaster ios benedictinos de Europa

en los s iglos m edios lo que de sus m onjes : todos eran iguales ,sin m ás diferencias que las dim anadas de los respectivos usºs y

neces idades de los países en que se establecían. Lo m ism o quepodía var iar en cada nación el color del hábito , porque S . Beni tono había determ inado color ninguno

,podía tam bién y debía for

zosam ente var iar la arqu itectura de los edificios , ya por su m a

yor ó m enor núm ero de oficinas , ya por los m ater iales con que

fueran constru ídos , ya finalm ente pºr el est ilo artíst ico pecu l iarde cada país . Pero en lo sustancial había com pleta uniform idad:todos los m onjes benedictinos l levaban escapulario y cogulla:

que en esto cons iste lo esencial del hábito ; del m ism o m odotodos los m onaster ios , fuesen grandes 6 pequeños , tenían su dis

tr ibución inter ior,sus oficinas y departam entos , adecuados á las

prescr ipciones invio lables de la regla

( I ) Téngase presente que una cosa es la regla de. S. Ben ito y otra cosa las con stituciones y reglam entos parti cu lares de cada congregac i ón . En el s iglo de qu evam os hab lando no existían aún aquel las fam osas abad ias m atr i ces de C luni y delCister , que, por efecto de la inm ensa im portanc ia política y rel igiºsa que adqu ir ieron , no pueden en m anera alguna com pararse con los m onasteriores anter ioresala pr im era reform ac ión . Fuera de E8 pañ a, sin em bargo , hu bo abadías de gr ancuenta desde el tiem po de Car l ºm agno hasta el x s iglo ; pero las m ayores nuestrasno l legaron al apogeo de su poder ío feudal hasta despu és de adoptada en el las lareform a clun iacense . Esto se exp l ica fáci lm ente. L as gentes que habi tan á la par tede acá del Danub io y del Rh in , la Su i za, la Bav iera, la Alsac ia, el Au str ia occidental, las provinc ias de Co lonia y Tréver is , y toda la tierra baja de F landes , vivians in indu stria y sin artes , cas i puede decirse sin pob laciones fi jas , y m u cho m ás ,

por cons igu iente, sin centros de cu l tivo c ientífico y li terar io , cuando los m on jesbenedictinos em pezaron aevangelizarlas . L as pocas c iudades que en esta parte deAlem an ia había, estaban destru idas con las irupci_ones continuas de otros bárbarosbajados del Septentr ión . As i com o la de Salisbu rgo tuvo p rinc ipio en el m onaste

rio de S. Pedro er igido por el m on je S . Rupe'

rto , y las de Argentina y Worm s po r

los que ed i fi có S. Am andº favorec ido del rey Dagoberto ; del m ism o m odo otro s

m onaster ios de la reg la de S . Ben i to fueron el p rinc ipio de la restau rac ión de ºtrasc iudades , y com o el núcleo

'

de las pr inc ipales qu e en Alem an ia se fundaron denuevo . A la parte de al l á de los dos ci tados r íos , y al otro lado del Báltico , dondela gente era todav ía m ás bárbara é incu lta, se fueron as im ism o agrupando en tor

no de los m onaster ios benedictinos m u chas poblaciones , que andando los tiem posl legaron á un alto grado de esplendor y r i queza. Suevia , Tu r íngia, Sa jon ia, Dan ia ,

Gocia, Suecia, Noruega, Po lonia, Rus ia, deben su s m ás fam osas universi dades y

C Ó R D O B A

form u ló lo relativo á la dispos ición m ater ial de los m onaster iosrestitu ídos á la fiel observancia de la regla pr im itiva . cEl m o

nasterio se constitu irá (dice esta obra m aestra de organizac1on

m onást ica ) de m odo que reuna,en su recinto si es pos ible , todas

m ero de al tares ais lados en las naves pr inc ipal y co laterales ; am bones com o en

las pr im i tivas bas í l i cas para leer la Epísto la y el Evangel io ; la pi la bau tism al en lanave m ayor , j unto al coro de occ idente ; sacr istía á la derecha del coro de or ien te;sala para los escr i bas á la i zqu ierda del m ism o coro , con bi bl ioteca en la p arte

super ior ; nar th ex á la entrada destinada al pu eblo ; vestí bu lo para los fam i l iaresdel convento ; otro ves tíbu lo para los hué spedes y estud iantes : y , por ú ltim o ,

va

r ios departam entos pegados al m ur o del norte de la igles ia para los m aestro s de

las escue las , y para as i lo de los refugiados en e l las . El tem plo está por todas pa rtesrodeado de edi fi c ios ; aqu í se ve la escuela, con su s patios á la m anera del im p lavium de los rom anos y su s cáted ras repartidas en las cuatrº bandas :m ás allá o tro

edi fi c io en que se com prenden la cillerezía, la panader ía y las cocinas de los hu éspedes al m ed iod ía del tem plo , el refector io , con el vestuar io encim a ; al l í cerca ladespensa ; luego bañ os ; luego el dorm i tor io , pegado a la pared del m ediodía delcru cero , con sus letr inas ; luego las coc inas de la com un idad , en com un i cac ióncon el refectorio y con los lugares excusados ( por m edio de corredores sabiam en

te trazados en p lanta angu lar para im ped ir el paso á los m alos o lores ) ; por ú l tim o ,

una o fi c ina exc lu s ivam ente consagrada ala elaborac ión del pan ázim o para el Sa

crificio . Añádanse aestas dependenc ias una huerta, en cuyas d ivi siones se ind i canlos nom bres de las verdu ras que al l í se cu l tivan , la casa para el horte lano , el hu erto de los árbo les frutales , el ed i fic io para novi c iado y enferm er ía, con su s capi l las ,c lau stros y salas separadas ; los gal l ineros y cor rales con hab itac ión para el q ue

cu ida de e l lºs ; el alo jam iento del m éd i co ; un jardinillº de plantas m ed ic inales ; laboti ca ; el aposento del abad , con coc ina, baños , y cuartos para su s dom éstico s ;hospeder ía, con cuad ras y coch iqu eras y hab itac iones para cr iados , pastores , pºrqueros y dem ás s irv ientes ; un ed i fi c io separado para toneleros , cordeleros , boyeros , etc. , con su s cobertizos y establos ; graneros , ofic inas para tostar el grano yfabr i car cerveza ; departam ento para los esc lavos ; tal leres para zapateros , cojineros , arm eros , torneros , guarni c ioneros , p lateros , cer rajeros , etc. ; lagar , m o l ino ,

habi taciones para peregr inos y m end igos , coc ina y refector io para los m ism os .

Todo esto com prend ía una abadía de las pr inci pales en el s iglo I X . Es c laro q u een Españ a, donde la orden de S. Ben itº , aunqu e m u y favorecida de los Al fon sos yOrdoñ os , preponderó m enos , qu izás por no haber s ido com o en los Estados de

Alem an ia la ún i ca m aestra de la c ivi l izac i ón del país en aquel la om inºsa Edad'

de

h ierro , no ser ian tan poderosas las abadías , ni tan num erosas su s ofi c inas y dependencias . L os derechos señ oriales y feudales de nuestros abades son m uy pºster io resala época por cuya zona d iscu rr im os ; al paso que los abades franceses , ital ianosy alem anes , ya entonces habían com enzado aadqu i r ir aque l la prod igiosa in8 uencia, que despu és desde el s iglo x fué la cau sa p r inc ipal de la decadencia de la

d isc ip l ina m onástica. No bu squem os , pues , en nuestros anales ec lesiásticos m em o

r ías de grandes abadías ém u las de las que hem osnom brado ; todo po r el contrar ioinduce ac reer que , para c itar algo de lo conoc ido qu e dé una idea aproxim ada delo que podr ían ser los m onaster ios nuestros en las provincias dom inadas por lºsinfieles en la época m ism a en que se tra

'zaba el suntuoso planº de la abad ía de

S . Galo , habría que acud ir á las p r im eras casas de la reform a c isterc iense ,en las

cuales , presc ind iendo de toda constitu c ión y reglam en to parti cu lar , se v iv ía os

C O R D O B A 469

las cosas necesar ias : agua,m o lino , huerta,

tal leres para los diferentes oficios , á fin de que los profesos no tengan que sal irfuera… Habrá alquerias y cortijos en las tierras de la abadía ,

yel cu l tivo de és tas correrá á cargo de los herm anos conver sos

(ó Es ta constitución se observa escrupu losam entecum plida en la edificac1on del convento de Claraval

,cuyo enten

dido arqu i tecto supo reunir,á una com unicación fácil con el

exter ior del m onaster io ,para el buen servicio de sus oficinas ,

una clausura com pleta para los rel igiosos profesos . Al m ism o

tiem po destinó un lugar m uy pr incipal al pasto espir itual y l iterario de la com unidad

,rodeando uno de sus claustros con la

bibl ioteca,las celdas de los copistas

,el salón donde sé discu tían

las tes is teológicas , etc. ; y para recordar a los m onjes que nodebían vanaglor iarse pºr tener dotes y talentos que les hicieransobresal ir entre sus herm anos , s ituó la enferm er ía y el departam ento de los ancianºs , en qu ienes la edad y los trabajos enervan todas las facu l tades del alm a y del cuerpo

,inm ediatos al

centro intelectual de la com unidad .

—L as neces idades m ater ialesde la vida estaban representadas en los graneros , cillerezía

,

trictam ente según la regla de S . Ben i to , consagrando el día a la orac ión ,al estud io

y al trabajo corporal, labrando los m onjes la tier ra po r su s propias m anos , y empleándose personalm ente en toda c lase de faenas dentro y fuera de la casa , sufr ien

do las inc lem enc ias de las estac iones , s in c r iados y fam i l iares qu e les l levasen lapesada carga del servic io cotid iano y m ecán ico . No hab ia e n Españ a en la época áque nos refer im os abadías de las que se l lam aron l uego inm ed iatas ala Sede Apostol i ca por no reconocer m ás super ior qu e el Papa , y tener l i bertad plena en la

elecc ión de abad sin su jetarse a la ju r isd icc ión del obispo .

_

Todas depend ían de su s

respectivos prelados , y las grandes m ercedes hechas por los m onarcas aaque l lascé lebres casas de Com pludo , de Ped ro de Mon tes , del real m onaster io de Sahagúny o tras por el estilo ,

'

se redu cen generalm ente adonac iones de tierras , que suelenser cotos redondos con m ontes , val les y heredades , des l indados por sus térm inosy m o j ºnes ; y de vasos sagradºs , r el i car ios , cruces , coronas , ornam entos y frontales , y otros objetos aeste tenor , todos los cuales se especi fican m enudam ente .

Algunas veces los m onarcas reedificaban á su costa es tas casas y adornaban su s

tem plos con co lum nas , m árm o les y jaspes ; pero es prec iso l legar al s ig lo x por lom enos para hal lar docum entos en que se conceda a los m onaster ios j ur isdicciónfeudal sobre las v i l las y pueblos del contorno . Véase la histor ia del m onaster io deSahagún qu e bosque ja Yepes en su Crón ica ( centu r ia fol. 1 6 7 y s igu ientes ) ,donde se cºrr ige la fecha que atr i buye Morales al fam oso priv i leg io conced ido porD. A lfonso elMagno á esta grande abad ia.

C Ó R D O B A

m o l inos,cocinas

,etc . ; estas oficinas se hal laban próxim as al

claustro,pero fuera de clausura .

—junto á la iglesia estaba el

claustro,con todas las dependencias necesar ias para los profesos .

L as m áqu inas,hornos

,alquerías , establos , tal leres para los

artesanos,y dem ás objetos de la industr ia y de la agr icu ltura

,

ocupaban un pr im er recinto fuera de la clausura m onacal,sin

s im etría,y según la dispos ición particu lar de la local idad .

Este vendría á ser sin duda/alguna el repartim iento interiºrde los m onaster iosde rel igiosos en la tierra de Córdoba

,sin más

diferencia en los dúplices , ó de am bos sexos, que la que se co

l ige de la neces idad de m antener á las rel igiosas en una ínco

m unicación com pleta respecto de los m onjes,sin estorbar sin

em bargo el acceso del tem plo á és tas , y el del m onaster io dem ujeres á los que estaban au tor izados para acercarse á el las . Y

que era así en efecto,lo persuade la perfecta s im il itud que se

advierte entre los m onaster ios de todos tiem pos m ás afam ados

por la escrupu losa observancia de la regla del santo fundador .

Tóm ese el plano de cualqu ier abadía reform ada,cluniacense ó

cisterciense, trácense en su igles ia dos coros,uno á un lado y

otro á otro,y en com unicación con los m ism os dos claustros

,uno

para hom bres y otro para m ujeres , con sus correspondientesdormitoriºs

,refectorios

,capítu los , enferm erías

,hospederías ,

cocinas y lo dem ás necesar io para el servicio corpºral y espir itual de cada clausura ; establézcase una divis ión de altas y gruesas paredes entre am bas casas , poniendo los puntos de com unicación entre una y otra bajo la vigilancia y custodia del abad yde sus delegados ; agréguense al recinto general aquellas oticinas en que se em plean m ºnjes solos

,sin acceso

'

para las reli

giosas , que sºn todas las que requ iere la adm inistración y gobierno económ ico de am bas comunidades , los graneros , losdepósi tos de las prestaciones decim ales , las huertas , m olinos ,establos

,habitaciones de cr iados

,etc. ; y se tendrá aproxim ada

m ente la planta de uno de los pr incipales m onasterios de Córdoba del tiem po de S . Eu logio , com o el Tabanense ó el de

472 C O R D O B A

sum o algún adorno sencil lo escu lpido en su dintel,realzado tal

vez con vivos colores .

—Aquel la ventana donde se asom aba,

según nos refiere el m ism o santo,la venerable abadesa Isabel

C A I ' I'

I'

R L DF. L A CAT EDRA L

en el m onaster io Tabanense, para avisar la l legada de nuevos

huéspedes ó peregr inos , podría ser qu izás un aj im ez con su é s

belta colum nilla de jaspe y sus dos arcos á la m anera sarracena,

supuestº que consta por las m uchas rem iniscencias arábigas con

C Ó R D O B A 473

que los rel igiosos prófugos de Córdoba m atizaron y em bellecie

ron la severa arqu i tectura de Astur ias y León, que no repugna

ban los ejem plares m onjes m ozárabes,racionales en todo

,las

novedades que , con ventaja para el arte y sin s ignificación al

guna m oral,habían introducido sus dom inadores .

Para com pletar este bosquejo,será bien dar una l igera idea

de la devota gente que poblaba estas santas casas , de su m odode vivir , de sus usos y sus trajes

,ciñ éndonos , com o la índo le de

nues tro trabajo lo requ iere,á la parte gráfica y pintoresca

de la veneranda regla,y dejando ser ias inves tigaciones sobre la

discipl ina rel igiosa para los escritores de histor ia ecles iástica :

que por cier to ,y sea dicho de paso

,tienen m ás am pl ios y abun

dantes fundam entos que noso tros,los am antes de las antigueda

des artísticas,para desenvolver sus elucubraciones .

—No vam osá sacar á luz una nueva edición de la regla de S . Benito y delos capítu los del concil io de Aqu isgrán ; vam os solam ente á trazar con rasgos caracter ísticos una breve fil iación de los val ientessoldados de la hueste benedictina, y sólo por lo que interesa el

saber qué especie de vida inter ior hacían bajo su santa bandera ,

aquella anim osa m onja que bur lando la vigilancia del conventºfué por entre las noctu rnas tinieblas atravesando m ontañas

,

bosques , pel igrosos barrancºs , hasta l legar con el alba á la

cor te sarracena ; aquel la otra venerable abadesa, que sal ía a laventana delm uro divisor io entre las dos clausuras del m onaste

rio Tabanense,para ver de agasajar á jesucr isto en la persona

de sus pobres después de haber gastado su gran patr im onio en

fundar aquel la casa ; toda aquel la legión de m ártires en sum a,

arr iba m encionada, que en los períodos de persecución ,

y com o

por secciones ,iba bajando de la Sierra a la orgu l losa cor te de

los Am ires á fortificar con su sangre los retoños de la cruz que

presum ían extirpar los infieles .

Aquel los santos varones,pues

,aquel las respetables m atro

nas , devotas vírgenes y niños ofrecidos,descendientes la m ayor

parte de nobles fam i l ias godas , com o de sus m eros nom bres se

474 C Ó R DO B A

co l ige,vivían todos , sin distinción de sexos ni de cuna

, entregados á la oración y m editación,

á las obras de car idad , al cu l tivode la intel igencia, á los trabajos manuales que la regla prescribe,en los cuales no había para los profesos de m ás ciencia, virtud ynobleza,

exención de trabajos serviles (1 ) dentrº de la clausura.—Habitaban en celdas desnudas de todo aparato , vestían losm onjes de negro con túnica,

escapu lar io y cogulla las

m onjas con túnica tam bién negra,y velo del m ism º color , 6

encarnado,s im bo l izando

,bien la tr isteza del destierro en que el

alm a consagrada á Dios vive en este m undo , bien su continuadispos ición adar la sangre por jesucr isto .

—L os m onjes pro fesosl levaban coronas de cerquil lo , lo m ism o que los presbíteros

,y

( l ) Su ced ía lo m ism o fuera de España. De un h erm ano del rey P ip ino y tío deCar lom agno , refiere León Hostiense que hac ía en el m onaster io de Monte Cas inoel ofic io de m ozo de coc ina, ayudando en los m in ister ios m ás v i les que al l í había.

Véase su h istor ia de aquel la cé lebre abad ía, l i b . 1 , cap . 7 . Suponem os que para los

n i ñºs ofrecidos , l lam ados por otro nom bre oblatos , habr ía m ás laxa disci p l ina, ym ás adelante tend rem os ocas i ón de señalar al gunade las cons i derac iones q ue con

el los se tenían por razón de su tierna edad .

(a) De aqu í el haber l lam ado á los benedictinos por espacio de m u chos s iglos , .

los m onjes neg ras .

( 3 ) Es cu r ioso el canon 2 2 del conc i l io de Aqu isgrán , que prev iene todo loque constituye el vestuar io del m on je . Encárgase en el al abad que dé acada rel igioso los efectos s igu ientes :dos cam isas , dos tún i cas , dos cogu llas , dos escapu larios , cuatro pares de cal zas , dos de cal zonci l los , dos de zapatos . Hasta aqu í todoes conform e con el cap í tu lo 55 de la Regla ; pero añade el canon , sin duda h aciéndose cargo de la inc lem enc ia de algunas regiones , que se les dé tam b ién un ropón

de p ieles largo hasta los talones . dos c intos , guantes forrados y sin forro , para el

invierno y para el verano lo cual , según la ed ición de Plantino , sólo deb ía enten

derse respecto de los que i ban de cam ino ) º

, dos pares de cal zado de d ía, y dos dech inelas para la noche ( subtalares) , con las cuales acud ían al rezo de m aitinespara no detenerse en m udar de ca lzado ; zuecos en invierno ; y jabón para lavarseel los m ism os su rºpa .

El c itado capí tu lo 55 de la Regla expl ica el ob jeto y uso parti cu lar del escapular io y de la cogu lla : Bastará á cada uno de los m on jes , d ice, una cogu lla y unasaya ( tún i ca ):la cogulla sea en el inv ierno vel losa, en verano raída ó vieja , y un

escapu lar io para los trabajos .» De m odo que el escapu lar io ven ía aser com º unacºgu lla ó capa abreviada. L a palabra cogu lla v iene de la latina cucu tta, que pro

piam ente s ign i fica cap illa : esta es la parte pr incipal del hábito , y de tal m anera,

que no se daba alos rel igiosos hasta profesar ; entonces el que recibia_sus votos ,

que era el abad , al ponérsela en la cabeza se la su jetaba con unas puntadas debajo de la barba com o si le am ortajase , y el nuevo p rofesº no pod ía quitárselapor espac io de tres d ías , al cabo de lºs cuales reci b ía la com un i ón , y el que se la

adm in istraba le so ltaba la cogu lla.

476 C Ó R DO B A

manos , ni de la lectura acostum brada. No era el abad preferido

á ninguno de sus súbditos ni en la com ida,ni en la bebida

,ni en

la cam a,ni en el vestido . Sólo cuando sobrevenían huéspedes de

m ucho respeto y cal idad , le era perm itido com er con ellos fueradel refectorio ; pero las pequeñas distinciones de esta

'

especie

es taban m ás que com pensadas en beneficio de la hum ildad cr istiana

,porque ese m ism o abad que gobernaba la cºm unidad y

podía cast igar á los m onjes rebeldes ó viciosos,y ante el cual

se prosternaba el castigado hasta tocar con su frente el suelo ,cubr iéndose con la cogulla en señal de confusión , ese super ior

respetado y tem ido lavaba y besaba, im i tando á Jesucr isto , lospies á sus subordinados en el día solem ne que consagra la Iglesia á esta conm em oración conm ovedora . Tam poco para envane

cerlos y exal tar los , s ino para que se les denotase am or y reverencia ,

_quería S . Benito que los m onjes , al l lam arse unos á otros

hiciesen preceder sus nom bres de apelativos afectuosos y res

petuosos : los m ayores debían l lam ar á los m enores lzerm anos

(fr ater sj , los m enores á los m ayores (padr es nonnos) , todosel los al abad señ or y maestr o (dom inus et magister

—L os pobres tenían com o declarado en la regla de S . Beni to un derecho

que por su s ingu lar idad m erece m encionarse : para que no les

fal tase al im ento , estaba term inantem ente prohibido que ningúnm onje cediese á otro parte de su com ida 6 cena ; de es ta suerte,

las sobras que dejaban los desganados ó de estóm ago pequeñollegaban intactas á los m endigos que socorr ía el m onasterio .

L a regla del s ilencio se observaba con toda escrupulosidad: cada

rel igioso se ocupaba en su celda en la oración y m editación,ó

en el estudio ; los no profesos se dedicaban á las faenas de labranza y del cu l tivo ; la com unidad sólo se reunía en el coro ,en el refectorio

,en el capítu lo y en las au las . Durante las refac

ciones de com ida y cena se leía ; en ninguna parte del m onasterio y á ninguna hora había bu l l icio , y para des terrarlo com

pletam ente, las escuelas en que enseñaban los m onjes doctosestaban fuera de los edificiºs claustrales , y las au las que había

C Ó R D O B A 477

dentro de el los eran sólo para los educandos del convento .

Exal tada nuestra im aginación con estos recuerdos, cuandorecorríam os aquel la fragosa y pintoresca Sierra de Córdoba,

que hoy s iguen santificando con su vida ejem plar los hum ildesIzij os del Yerm o al señalam os con el dedo nuestro com pla

( 1 ) Son estos religiosos de la congregac ión de S . Pab lo , pr im er erm itaño ,y

v iven ejem p larm ente s igu iendo la pr im itiva regla , reform ada por el venerab leJ u an de Dios de S. Anton ino , en una de las m ontañas de la Sierra, al norte y á unalegua escasa de Córdoba. Este insti tu to existe desde los tiem pos de Osio , aunqueen Córdoba no se introdu jo hasta el añ o de i 3 0 9 . aFueron los pr im eros (d ice donFr ancisco Sánchez de Fer ia en su obra inéd ita , ya en otras ocas iones c itada : Descr ipción an tig u a y m oder na , etc.) unos so ldados castellanos , esforzados y valien

tes , que cansados de padecer trabajos en las d i latadas guerras sobre Algeci ras , ydesengañados de las cosas del m undo , desam pararon las banderas del rey D. Fer

nando el IV por lo desabr ido que estaba con el todo el e j érc ito , y se reso lv ieron ám i l itar por el reino del c ielo ; para lo que se ocu l taron en las m alezas de los m on

tes cordobeses ahacer v ida so l i tar ia. Unos habi taban en cuevas , otros en chozas ,otros en erm itas qu e Unos res idían en tierra de Ri bera la alta , en un

ce rro em inente de d ifí c i l su bida , cerca del arroyo del Gato , no lejos del r ío Gua

Otros se s ituaron en las m ontañas del Bañ uelo ,donde perm anecen

ar ru inadas su s Y otros ocupaban los m ontes del Y habiéndosefu ndado en 1 4 1 7 el observantisim o y religios ís im o convento de S . Franc isco en

el s itio ó pago de la Arr izafa, dicese se juntaron unos y otros erm i taños en su s ia

para gºzar del pasto esp ir i tual del convento .»—De nuestro Diar io

de viaj e sacam os los s igu ientes porm enores descr iptivos . L a s ituac ión de estas

e rm itas es en sum o grado pintoresca: desde el m irador que h ay á su entrada se

d ivisan ,á la derecha, y com o ala m itad de la vertiente de la m ontaña, la qu inta

de la A lbay da, antiguo Cas tillo Blanco, propiedad del conde ( h oy ya duque) deHornachuelos ; m ás lejos el casti l lo de Alm odovar ; cu ya m asa cen i c ienta descuel lacºnfu sa en la em inenc ia de un cerro entre los vapores que se levantan de *

la cam

p i ña. Hacia la fal da del m onte que m e s irve de atalaya, veº al vuelo de pájaro laRuzafa, antigua casa de recreo de Abde-r-rahm an luego convento de padres

¡ ahora parador , y fonda casi s iem pre cerrada ! V iven en estas erm itas , bajo la protecc ión del obispo de Córdoba, d iez y s iete erm i taños'

profesos , yu n so lo novic io . Observan r i gu roso s i lencio , incom un i cac ión com pleta entre sí

la m ayor parte del día. Reúnense so lam ente en la capi l la, en la lectura que s iguea la m isa, y en el refector io . Cada cual tiene su celd i l la, y hace su alm uerzo y cenaen su coc ina: para la com i da h ay refectorio en la casa pr inc ipal . Em p lean en el tra

bajo m anual y corporal c inco horas d iar ias . A las horas de orac ión ,cada cual debe

tocar su cam pana en oyendo sonar la de la capi l la; incu rre en grave falta el que

no lo hace . V isten hábito y escapu lar io con capi l la de paño pardo . Hay casa de

nov i cios , separada de las ce ldas de los profesos , las cuales están ais ladas y d isem inadas por toda la tierra que abraza el Santo Yerm o . El nov i c iado dura seis m e

ses . En una de las peñas m ás avanzadas de esta m ontaña h an labrado los erm i tanos para el obispo un cóm odo s ill ón , desde el cual se goza una de las perspectivasm ás bel las qu e pueden im aginarse. Descúbrese toda la cam pi ña al frente , hac iendofondo ala c iudad las s ierras de Cabra y de Granada con sus azu lados festones dec restas , y sobresal iendo al sudeste el pico de Al caudete:por detrás de la c iudadse des l i za eu lebreando el m ajestuoso Guadalqu ivi r .

478 C Ó R DO B A

ciente gu ía alguno de los lugares m at izados de ru inas donde lapiadosa tradición ve los devastados solares de los antiguos m o

nasterios benedictinos , creímos m uchas veces percibir el tenuetañido de una m odesta cam panita entre el blando susurro delas auras y de los arroyuelos

,con

que l loran hoy su soledadaquel las m ontañas que cas i nos atrever íam os á l lam ar sagradas .

Figurábasenos que aún hal laríam os en pié alguna d e aquel lassantas casas : que en el la íbam os á sorprender , usando del derecho de hospital idad ,

á fuer de fatigados peregr inos,á la

pequeña com unidad rezando sus horas ; 6 á ser agasajados com olo habían s ido al lí m uchos en otros tiem pos , viniéndonos á lam em or ia de continuo aquel la preciosa pintura que hace S . Eu

logio de la vida de los m onjes de S . Zacarías de Navarrar esplandecen com o estr ellas del cielo con m ér itos de diferentes

vir tudes, unos de una maner a

,otr os de otr a . Flor ece en unos

la car idadperf ecta que desec/za todo tem or a'

otr os engr andece

la /zum ildad,otr os con cu idado se ej er citan en r eci5ir a

'

los

per egr inosy lzue'

sf edes , condescienden con la voluntad de los

que llegan de nuevo,com o si Cr isto se inclinar a a

'

ser r ecióido

en su/zosf eder ia .

¡Oh vida du lce y tranqu ila ! exclam ábam os : ¡oh del iciosasoledad s ilvestre

, m orada única en que descansa con placer elocupado pensam iento del viajero de lejanas tierras , m ientrasencom ienda á tus vagarosas auras , em balsam adas al contactodel azahar y de la m adreselva, los suspiros que le arranca su

am ada fam ilia ausente ! Y ahora que, restitu ídos al hogar dom éstico ,

escr ibim os aquel las im pres iones , trayendo á la m em or iaaquel las punzadas de m elancolía pºr la ausencia de la esposay de los hijos

, que tenem os ya á nuestro lado , volvem os áexper im entar una suave tr isteza de no ver m ás lo que entoncesvim os . ¡Oh m ezqu ina condición de la hum ana cr iatura,

nunca

del todo satisfech a ! Com o si aquel los m onaster ios durasen to

( 1 ) En su fam osa carta al ºbispº de Pam p lona W ilesindo .

C Ó R D O B A

sin duda,después de dom ado el ím petu de las pas iones , vivir lejos

del bu l l icio de la capital , conversar con Dios en m edio de esa

agreste soledad , solazarse inocentem ente á la or i l la de ese río ,

sorprendiendo entre las espum osas ondas que se qu iebran en

los peñascales á los inc'

au tos Pero ¿y si l lega un día

en que un rey poderoso decrete la persecución y el exterm iniode todos los cenobitas Pues ese tem ido instante l lega en efecto .

Porque la cr is tiandad es tá en días de prueba,y com o férrea te

naza la estrechan por el nor te y m ediodía los norm andos y lossarracenos . L a Europa entera está hum eando con m onas teriosincendiados y sangre de m ár tires : ¡Gante ,

Am iens,Arras

, Cor

veya,Cam bray , Tarvana,

cuanta tierra r iega elEscalda,form an

ya una inm ensa hoguera ! L os m ism os estragos m anch an con

sangre y calcinados escom bros la corr iente delRhin : los soberbios claustros er igidos por el em perador Lotar io quedan en el

espacio de tres días convertidos en inútiles ruinas í Francia ve

aterrada cundir la devastación por toda la Neustr ia : Suesión,Noviom ago ,

L auduno ,Reim s

,son envuel tas en la sentencia de

exterm inio que provocan los tem plos y m onaster ios . Caen des

plom ados los fuertes m uros de S . Salvador de Prum ia,de San

Martín de Turs,de las m ás ins ignes abadias Si esto

hacen los escandinavos y norm andos , ¿cóm o esperar m ás cle

m encia de los bárbaros cu l tos de or iente y m ediodía, que asue

lan ya el reino de Nápo les y Sicil ia, que incendian á Monte Cas ino

,á S . P lácido de Mes ina

,á 5 . Vicente de Vulturno ,

pasandoá cuchillo á sus indefensos m oradores ?

¡Ah ! Tam bién en la trabajada España suena de un confín áo tro la trem enda voz exterm inadora: ¡las tropas del al tivo Mu

ham m ed entran con espada en m ano en el suntuoso m onasteriode Cardeña

,y al sal ir de

[

él dejan en sus pavim entos doscientoscadáveres de m ártires ! ¿Qué repent ino rum or sube á la m on

taña desde la l lanura,turbando la paz de los santos claustros

confusos gr i tos dedestrucción y m uerte ? Son tam bién so ldados

y verdugos de Moham m ed los que trepan hacia el los arm ados

C Ó R D O B A

de fuego y hierro . L a Sierra de Córdoba, un m om ento há s ilencioso teatro de santos y ordenados ejercicios , se estrem ece todacºn los clam ores de los m onjes que huyen despavor idos , de lasvírgenes y m atronas que se apiñan desaladas en los coros

,de

las turbas de m ozárabes que, precediendo á los im placables m uz

l im es , buscan as ilo en lo enm arañado de los bosques y en las

cavernosas breñas .

—Vuelvo la vista á la ciudad, m ajestuosa

mente asentada en m edio de la cam piña,y cuyos edificios clara

m en te distingo ; y no veo ya descollar en el la las m odestas torres de las parroqu ias nuevam ente erigidas . Veo por el contrar ioalzarse nubes de denso po lvo en algunos parajes de la Ajar

qu ía . ¡L a satánica obra de destrucción ha com enzado ; publícase

ya en la m ontaña con furibundas am enazas el feroz decreto llevado á cabo en las parroqu ias ; y dentro de pocos días los m ásafam ados cenobios , el Arm ilatense, el Tabanense y otros

,no

ofrecerán á nuestra vista m ás que hum eantes ru inas,y san

grientos despojos de m ártires inm olados en el los '

Según el edicto del tirano , debieron derr ibarse todas lasigles ias édiñcadas en tiem po de los árabes

,y en las bas íl icas de

la ciudad er igidas m ás de trescientos años atrás , dem olerse todaslas adiciones m odernas ( I pero Dios no cons intió que esto se

cum pliese á la letra . El m onaster io de la Peñam elaria subs ist ióá pesar de la fur iosa destrucción de que fué teatro la Sierray con él perm anecer ían tam bién en pié otros de m enos im portancia.

—Sin em bargo , la grande aflicción y turbación de los

m ozárabes em pezaba realm ente por este t iem po . Porque á laru ina de los tem plos y m onaster ios acom pañaron ahora aquel lasenconadas persecuciones de los m ism os cr istianos apóstatas de

( l ) ] ubet ecclesias nuper str uctas diruer e, et qu idqu id novo cu llu in antiqu is

bas ilicis splendabat, f ueratque tempor ibus arabum r udi form atione adiectum elide

re, etc. » Mem or . Sanctor . , l i b lll. Destructio bas ilicar um , cap . 3 .

(a) Verificóse aque l la en el añ o 8 53 , y c inco años después vem os al cé lebreSam sºn hallarse de abad en el m onaster io Peñ am elariense, cuando vin ieron áCórdoba por los cu erpos de los santos m ártires Jorge y Au

'

rel io los dos m on jesUsuardo y Olivardo de la abad ía de S. Germ án de Par ís .

48 2 C Ó R D O B A

que dejam os hecho m ér ito ; aquellos conciliábulos prohibiendodeclarar la fe ; los padecim ientos de Sam són y de Eu logio , detodos los m ártires m encionados por el los en estos años , y deotros infinitos de qu ienes no hicieron m em or ia : supuesto que el

m ism o santo doctor dice que eran tantos los que se ofrecían al

m ar tir io, que los infieles pedían á los cr istianos los contuviesen ,

y que era tan universal el fervor.

de padecer por Cr isto , quehasta los párvu los se ofrecían ai.—cuchil lo de los verdugiis .

Muchos que escaparon de Córdoba con vida fueron a darla

por jesucr isto algunos años después en los dom inios de los reyescr istianos

,á m anos de los m ism os m uzlim es cordobeses . Este

fin alcanzaron en 8 8 3 en el m onaster io de Sahagún todos losrel igiosos prófugos que al l í v ivían refugiados bajo el abad Wa

labonso,de resu l tas de una entrada á sangre y fuego que hizo

Alm undhyr en los dom inios cr istianos ( 1 Hasta diez años después en que padece m artir io Sta . Eugenia no volvem osá ver sangre de m ozárabes derram ada en Córdoba . De al l í ápoco (en 925) m ur ió por no m ancil lar la flor de su pureza el

santo niño Pelayo , que el obispo Herm oigio ,con m ás am or de

s í m ism o que buen consejo ,había dejado á Abde—r-rahm án III

en rehenes para rescatarse del cau tiver io después de la rota dela ]unquera. Por las actas referentes á este inocente m ártir sa

( 1 ) Alm undh y r , s in em bargo , m ás inc l inado á la paz que á la guerra, m ed ióefi cazm ente para restab lecer la concordia entre su pad re Moh am m ed y el rey donAlfonso . Con este m otivo pasó á Córdoba el presbítero to ledano Du lcidio ,

el cualcum pl ió su em bajada tan á sati sfacc ión de am bos , que de vuel ta á los es tados dedon Alfonso , se l levó cons igo los cu erpos de S. Eu logio y Sta. L eocricia. El piadoso presb ítero sal i ó a legre de Córdoba con las santas rel iqu ias en dic iem bre de

aqu el m ism o añ o ( 8 8 3 y en enero del s igu iente l legó aOviedo , donde las rec ib ieron con devoc ión sum a y so lem ne pom pa el rey , el arzobispo Herm enegi ldo ytoda la corte.

(a) En este intervalo florec ieron pac ífi cam ente los condes Adu lfo y Guyfredo ,

á qu ienes celebró en su s ep igram as latinos el arc i preste Ciprián : al pr im ero por

la b ib l ioteca que había regalado á la bas ílica de S. Ac isc lo (que tam poco había s i

do destru ida ) ; y al segundo con m otivo de un aban i co ofrec ido á la condesa Gu ys inda, su esposa.

( 3 ) Consta de u na l áp ida que en tiem po de Fe l i pe II fué descu bierta en el s i tiol lam ado los Marm olejos , desci frada por Am bros io deMorales , y co locada en el qu e

era convento de S. Pablo .

484 C Ó R DO B A

dente .

—Pero á vuel tas de tan sorprendentes espectácu los , losdejan helados de espanto haciéndoles ver que el odio al nom brede Cr isto es en el los inextingu ible . A los seis años de la decolación del niño Pelayo

,padecen m art ir io Vulfura y Argentea

luego Alm anzor , que com o vio lento torbel l ino penetra cincuentay dos veces por los dom inios de la España catól ica ,

l lena lasm azm orras de cau tivos cargándolos de pesadas cadenas (z) ;por últim o , á im pu lso de su desprecio al tanero y cruel , perecenen tenebrosas cárceles el ejem plar Dom ingo Sarracino y sus

com pañeros .

A la historia de Córdoba m ozárabe pertenece aquel la fam osa

( 1 ) Tam bién resu lta del acta del m arti r io de esta santa, que perm anec ía en piéla bas í l i ca de los santos Fau sto ,

Januar io y Marc ial . Otro tanto se infiere respectode la bas í l i ca de S . And rés de una l ápida de m árm o l b lanco , sum am ente cur iosa,

que aún conserva la parroqu iá del m i sm o nom bre en la h az inter ior de su m urºseptentr ional . Dí cese en e l la, en ocho e legantes versos yám bicos latinos , estar al l ienterradas Speciosa y su h i ja Tranqu ila , v irgen consagrada á Dios , y que la h i jam ur i ó en la Era 0 6 5 ( A-D. m u r iendo la m ad re despu és en la Era 1 0 0 4

( A-D. De aqu í tam bi én se dedu ce la grande antiguedad de esta bas í l i ca,

dado que , no s iendo veros ím i l que fu ese constru ída en los tiem pºs de deso lac ióny pob reza qu e s igu ieron al m arti r io de S . Eu logio ,

debe rac ionalm ente creerseque exi stía ya en tiem po de este santo , y para conservarse en pié du rante el reinado de Moham m ed debia ya contar m ás de tresc ientos años de existenc ia segúnel ed icto del m ism o arr i ba m enc ionado . De cons i gu iente la bas ílica de S. And résdebió ser fundac ión por lo m enos del s iglo vi de la Igles ia. Esto

"

no se opºne áque pud ieran restau rar la despu és los m ozárabes según su pecu l iar arqu itectura ;pero de todos m odos la l áp ida refer i da, que cu bre en aquel m u ro un sepu l cronunca v io lado , es prueba ev idente de que d icho m uro y la fábr i ca pr inc i pal deltem plo estaban en pié am ed iados del s iglo x . El arqueólogo debe tener esto presente al v i s itar d icha iglesia en su parte antigua por dentro y fuera ( pues el antiguo tem plo m iraba aor iente y ten ía su nave central en lo que es hoy c rucero yal com parar su ábs ide pr im i tivo y su portada, que aú n se conservan , con los de

las parroqu ias que hem os des ignado com o de m ás rem ota edad .

Pegado aeste ábs ide por la parte del m ediod ía h ay un edi fi c io que tam bién ind ica grande antig iiedad. Puede haber s ido dependencia de la parroqu ia pud ieraqu izás tam bién haber serv ido de as i lo aalgunas rel igiosas ahuyentadas de su m o

naster io de la Sierra cuando las del m onaster io Tabanense , entregado á las llam as , se refugiaron as im ism o en una casa contigua á la bas í l i ca de S. Ci pr iano . En

tal caso v ivir ía la virgen Tranqu i la con su m ad re junto aesta parroqu ia, cºm o

vivian un i das a la otra Sta. Co lum ba y su herm ana Isabel .( 2 ) Distingu iendo al prºp io tiem po con crecidas esti pend ios á los m ozárabes

que m ilitaban bajo sus banderas . << Alm anzor ita s ibi Ch r is tianos alicer e

s atag ebat, u t Ch r istianos arabibus ostenderei ch ar iores , d ice el arzobispº D. Ro

dr igo , l i b . 5, Hist. cap . 1 4 .

C Ó R D O B A 485

pr is ión de D . Gonzalo G ustios , padre de los m alhadados Iniantes de Lara, que , aunque om itida por los _principales histor iadores , se confirm a por la Crónica General , los rom ances popu lares

y la tradición L—Eu uno de los m ás suntuosos edificios de laAlm edina

,no lejos de los reales alcázares

,gim e encarcelado el

buen señor de Salas,víctim a de una infam e traición urdida por

su cuñado Rodr igo 6 Rúy Velázquez , el cual,con una falsa

carta de albr icias , le m andó á la cor te de Hixem para que fuesedegol lado , m ientras sus s iete hijos perecían en la celada que

tam bién les tenía dispuesta . L os Infantes de Lara,generosos y».

confiadºs com o su padre,se dejan conducir á la frontera ene

m iga por el traidor que los entrega,y al lí

,abandonados por él

á un num eroso ejército de infieles , pelean varonilm ente en el

cam po de Albacar ( 1 vendiendo caras sus vidas . El desdichadoD . Gonzalo G ustios recibe en tanto l isonjeros agasajos de Alm anzor y de sus al legados : la herm ana del prepotente hagib,vencida de sus atractivos , le vis ita en su pr is ión con frecuenciahaciéndose recatadam ente acom pañar de sus esclavas ; y de esteam oroso com ercio

,cuyas du l zuras i l ícitas va á castigar inexora

ble el cielo,nacerá un fam oso bastardo (z), cuya histºr ia no

entra en nuestro cuadro .

—Está el ilustre pr is ionero sentado áun banquete á que le convida el m agnate Dígalom ejor el rom ance .

((Y después de haber serv idom ilm an jares á su u sanza,

d ice el rey : ( 3 ) Gonzalo am igo ,

un costoso p lato fal ta.

En esto v ino una fuente

que cu br ía una toal la,

( 1 ) Hºy todav ia se ven las ru inas del fam oso casti l lo de este nom bre en el

centro de la Sierra ,á cuatro leguas de Córdoba y á la derecha del cam ino que su

be desde Tras ierra hac ia Espiel . Son ev identem ente restos de un grande ed i fic ioárabe .

(2 ) Tronco y pr inc ip io de la i lu stre casa de los Manr iqu es de L ara .

( 3 ) Recué rdese que aunque Alm anzo r era so lam ente h ag ib ó pr im er m in istrodel verdadero cal ifa Hixem ll, m andaba de hecho com o rey , y por tal le tenia el

pueb lo castellano .

486 C Ó R DO B A

y en e l la s iete cabezas ,de aqu e l tronco m uertas ram as .

Mi ra la fuente Gonzalo ,

y dice Ay , fru ta tem prana !

Mas , ay m is hi jos , que sonm is preguntas excu sadas ,que con sang re v iene escr itoque es Rod r ig o y Doña L am bra.»

Aún existen en Córdoba la cal le y casa donde pasó este trem endo dram a ; llám anlas de las Caó

'

ezas,y d icen tom arºn es te

nom bre por dos arqu il los que al l í se ven todavía,en lºs cuales

pus ieron las cabezas de los desgraciados Infantes , m al tr ofeo de

tan infam e victor ia ( 1 )Muerto Alm anzor , pal idece para los m uzlim es el astro de la

fortuna,y la suerte de los m ozárabes pasa al ternativam ente de

la cum bre de la esperanza alabismo del desconsuelo . El condede Castil la D . Sancho

,D Ram ón conde de Barcelona ,

el rey

cr istiano que conqu istó á Toledo , plantan suces ivam ente sus reales sobre Córdoba : lo m ism o hacen los regu los sarracenos re

beldes al legítim o cal ifa ; con lo cual los extenuados cr istianoscobran al iento . Ya el conde D . Fernando Góm ez saca de laciudad

, que todo el orbe catól ic o m ira com o el m ás glor iosopanteón de m ártires después de Rom a,

las preciadas rel iquiasde dos ins ignes santos sin que osen estorbarlo los is lam itas ; ya D . Alfonso VI en 1 1 0 8 , por vengar la m uerte de su

hijo D . Sancho en Uclés,hace quem ar á las puertas m ism as de

la . orgullosa corte á su gobernador Abdal la con otros veint idoscapitanes

,á quienes logra envo lver en una batal la

,y obliga á

los pobladores á que le entreguen m il y setecientos cau tivoscr istianos , con todo lo que pertenecía á los alm oravides sus au

xiliares . Ya entra D . Alonso de Aragón en Andalucía (año 1 1 2

con tan poderoso ej ército, que la m ayor parte de las fam il ias

( 1 ) Am bros io de Morales , Cron . l i b . XV I , cap . 4 5.

(a) S. Zoil y S. Fé l i x , que l levó al fam oso m onaster io de Carr i ón .

488 C Ó R DO B A

m ozárabes de Córdoba se pasan á su cam po juzgándose en él

segu ras .

¡Ahora sí que es lam entable la condición de los cr istianos

que no abandonan sus hogares ! Despojados de sus bienes , persegu idos , azo tados ,

encarcelados,m artirizados de m il m odos

,

desterrados al África,ven consum arse la dolorosa extinción de

la ley evangél ica en Andalucía si el sºplo vivificador de Dios no

la reanim a . En tan congojosa s i tuación,ocul tan presurosos sus

sagradas rel iqu ias y las santas im ágenes que veneran ¡Cuántos en esta sangr ienta tragedia alcanzaron la palm a del m artir io !Sus sañudos enem igos em piezan á destru irles los tem plos quelas anter iores persecuciones habían respetado , y convierten algunos de el los en m ezqu itas ó en s inagogas .

—Un m ahom etanopoderoso y sus parciales l lam an á D . Alfonso elem perador contraBen-G anyah ,

ofreciéndole vasal laje, y queda m om entáneam enteen suspenso (año 1 1 4 6 ) la ru ina de la igles ia m ozárabe cordobesa. Ben-Ganyah es vencido ; el em perador castel lano entratr iunfante en la ciudad de tantos am ires : da un gobernador óalcalde á los cr istianos para que sean regidos con justicia segúnsus propias leyes m as ¡ay ! que los jactanciosos nazarenos

( 1 ) Así suceder ía con las rel iqu ias de d iversos m ár tires que se veneran en la

ig les ia de los santos Fau sto , Januar io y Marc ial , h oy parroqu ia de S. Pedro , y queno fueron descubiertas hasta el añ o 57 5, por hal larse debajo de tierra, en una

u rna de piedra franca. Otro tanto puede con jeturarse respecto de las im ágenes deNu estra Señ ora de la Aleg r ía , que sólo reaparec ió por los añºs 1 6 4 0 al hundir untabiqu e en la erm ita de Rocam ador del hospital de S . Hipól i to :de Nuestra Señ ora

de los Rem edios , que fu é hal lada al tiem pº de la reconqu ista por unos cautivºscr istianos en una heredad de la S ierra, y cedida por el rey S. Fernando al conven

to de Tr in i tar ios calzados ; y de algunas otras .

(2 ) En la m ism a parroqu ia de S. And rés , arr i ba m enc ionada, h ay una l ápidacuya inscr i pc ión , copiada á la letra con toda su bárbara senc i l lez , d ice así :Em o

DON PERO PEREZ V I L L AMMAR ALCA LDE DE L REY EN CORDOBA EN D1Ez E S IETE DIAS

DE F EBRERO . E. MCC nova FER IA SEXTA . MAESTRE DAN IEL ME r ecrr . Dans

BENDIGA . AMEN . Esta l áp ida, que corresponde al añ o de Cr isto de 1 1 6 4 , está co locada en la h az del m u ro á la parte exter ior junto a la portada de la i gles ia, á unoscinco pies sobre el terreno que fueantiguo cem enter io de la m ism a ; y prueba doscosas : 1 .

º

que en 1 6 4

'

y bajo el im per io de los alm ohades , aú n duraba la greym ozárabe en Córdoba, con algunas de su s basílicas y con sus au tor idades pr ivativas ; 2 .

º

que la decorac ión arqu itectón i ca de esta parroqu ia es anter ior á aqueltiem po , dado que para co locar la lápida al l í hu bo que encajarla con gran trabajo

C Ó RD O B A 480

han violado el gran tem plo del Is lam atando á sus colum nas sus

fatigados cabal los y poniendo sus airevidas manos en el sagradoMus/zaf ,

y así que el castel lano vuelva la espalda, pagarán aque

lla insolente profanación los cr istianos cau tivos y los caba

lleros de ese al tivo em perador que puedan ser atraídos bajo un

falso seguro,serán cargados de cadenas !—Pero el castel lano ,

irr itado,se apresta br ioso á castigar el infam e perjur io de Ben

Ganyah : m uchos príncipes de la cr istiandad , m uchos condes yseñores se le agrupan en torno : sus huestes cubren la cam piña ;el fragor de sus arm as atruena la vecina El m usu lm án

por su parte l lam a en su auxil io á los fanáticos y fur ibundos Al

m ºhades .

Antes que los form i dables ejércitos africanos se lancen al

en la s i l ler ía que acom pañ a á la po rtada, .cortando hasta cuatro s i l lares á c incel yá bºca de escoda :lo q ue segu ram ente no se hu b iera hecho si aquel la fachada fueraposter ior al epitafio .

( 1 ) S . Mar tin de Soure , preso en Por tugal , m ur ió entonces (añ o 1 1 4 7 ) en una

m azm orra de Córdoba, donde estaba con ºtros var ios cau tivos . L os m ozárabes leenterraron en la bas í l i ca de Sta . Mar ia . Esta bas í l i ca cree Góm ez Bravo fuese laque h oy se cºnserva junto á la Cor r edera con el nom bre de Nues tra Señ ora de! So

cor r o ; y añ ade a que se m antendr ía á expensas de los cau tivos cr istianos . No

vem os la razón por qu é habían de m antener los cau t ivos esta i g les ia habiendo en

la c iudad cr istianos l i bres que podian hacer lo ; pues á pesar de la gran persecuc ión , ten ían en los añ os poster iores , com o acabam os de dem ostrar , otras bas ílicas

para el cu l to ,al cal des nom brados por el rey castel lano , y l i bertad su ficien te para

consagrarles honrosas lápidas conm em orativas .

S i rva esta nota de i lustrac ión com p lem entar ia á otra qu e pu s im os en el cap . V II ,

de la cual pudieran algunos co leg i r que con la persecuc i ón del añ o 1 1 2 5 no hab íaqu edado en pié m ás bas í l i ca que la de Sta . Mar ia .

Esta bas í li ca, d ice Ai—Makkar i (t . lib. lll, cap . IV) , era la pr inc ipal de los cr istianos , y á el la acud ían peregr inos de le janas tierras . El poeta árabe lbn Sh oh eydentró una noche en e l la, v iºla tan engalanada, l lena de l u ces , cub ierto el pavim en

to de ram as de m irto , en el m om ento de celebrarse en el la alguna so lem n idad , ysal ió escandal i zado de las sag radas cerem on ias de que había s i do tes tigo . Cu álesfueran éstas , no sab rem os dec i r lo , porqu e su narrac ión parece refer i rse al Santo

Sacr i fi c io y al m ism o tiem po habla de una función noctu rna. reves

tidos los sacerdºtes con r i cas vestidu ras de seda, de var ios y alegres co lores , yadelantabanse á adorar á Jesús ; y si se encam inaban hacia la m arm órea fuente , era

sólo para sacar agua de ella en el hueco de la m ano . L evantóse luego uno de e l losy se co locó en m edio , y tom ando el cáliz se d ispu so a consagrar el v ino ; apl icó all i cor su s ard ientes lab ios , ro jos com o los de u na doncel la, y su fraganc ia le cau tivóel sentido ; pero cuando l i bó la del i c iosa copa, su du lzu ra y suavi dad le sum ergie

ron en u n profundo arrobam iento .»

490 C Ó R DO B A

Estrechº , habrá el perj uro reconºcido segunda vez por su rey

y señor al de Castil la (año . 1 m as al retirarse éste nuevam ente cargado de botín ante la s iniestra nube que cierra por el

m ediodía , los infel ices cr istianos de Córdoba,abandonados á la

barbar ie de sus últim os ºpresores , se irán paulatinam ente dispersando com o leves yerbecillas que m archita y arrebata asoladora

tem pestad .

C Ó R DO B A

á tu derecha,tr istes rel iqu ias de suntuosos alcazares derruídos ;

á tu izqu ierda,una dilatada y heterogénea aglom eración de edifi

cios de todas épocas,partidos en dos grandes secciones por una

larga y anchu rosa vía que m arca las s inuos idades de una antiguam ural la divisor ia

,en la que descuel lan á trechos algunos torreo

nes m u tilados,últim os centinelas her idos de una hueste exterm i

nada.

—Esa espaciosa vía es la cal le de la Fer ia,arter ia pr incipal

de la industr ia y del com ercio de la antigua Córdoba,hoy sin

sangre apenas .

Entre ese s ingular com puesto de todas las edades,divisarás

en m iserables cal lejas y en plazo letas de form a irregu lar , casasno pocas que por sus soberbias fachadas m erecían

,á no estar

hoy la m ayor parte des ier tas,el envidiable nom bre de palacios ,

portadas elegantes de estilo del Renacim iento con esbel tas co

lum nas estriadas y m edal lones de gran rel ieve ; graciosos aj im e

ces en paredones carcom idos ; al tas galerías de aéreas arcadasm or iscas sobre edificios restaurados con bárbara s im pl icidad

, sin

una im posta ,sin una faja,

sin una m o ldura,con agujeros cua

drangulares por ventanas , y de arr iba abajo enjalbegados ; casuchas m iserables con m agníficos fragm entos de jaspe y m árm olem bu tidos en sus sarrosos tapiales :—all í un soberbio capitelcor intio s irviendo de piedra angu lar ,—al lí un herm oso fuste degranito haciendo de escalón en un um bral

,—acu llá una basa de

estatua rom ana puesta com o s il lar á pesar de la borrosa inscripción denunciadora de su antiguo y noble em pleo :—y esto á

'

cadapaso , en cada esqu ina, en cada cal le.

Verás tam bién,com o en pos ición alegór ica,

dos grandes edificios

,S . Francisco y S . Pablo

,s ituados en línea en frente de la

Ajarqu ía,á gu isa de paladines del cristianism o en avanzada con

tra los errores que s im bo l iza la Alm edina. Eran conventos pode

rosos : poco há se albergaba en el uno ,com o vergonzante ,

la

suprem a au tor idad política y gubernativa de la provincia ; en el

otro ,m edio arru inado

,no había m ás m orador que un pobre si lle

ro , al cual le venía tan sobrada la m onástica clausura, que, com o

C Ó R DO B A

corr ido de su pequeñez dentro de el la , se había bajado á un rin

cón de su inm enso patio á teñir sus palos y tejer sus eneas .

Si paras la atención en las hum ildes fábr icas que de trechoen trecho despuntan,

unas con . torres,otras sin el las

,asom ando

sobre las techum bres circunvecinas sus denegr idas fachaditasangu lares , cuál con un santo en su vértice

,cuál con una s im ple

cornisilla de canes , cuál entre dos robus tos estribos , pero todascon su gran claraboya com o el ojo único de los Cíclºpes , fácilm ente reconocerás , aunque algo disfrazadas , algunas de las hásil icas m ozárabes de que te he hablado en el anterior capítu lo .

El clero parroqu ial ha carecido de m edios para enm ascararlas

con fachadas greco-rom anas ó churr iguerescas . ¡Fel iz pobreza,

que nos las ha conservado l ibres de colum nas panzudas y gu irnaldas de piedra !

A tu espalda se dilata,formando c ien tortuosas cal les y otros

tantos cal lejones , la parte m ás al ta de la ciudad : en el la habíarepartido la arábiga dom inación setecientas m ezqu itas con sus

alm inares,novecientas casas de baños , m uchís im os m ercados ,

bazares , zocos , tal leres , fábricas , posadas ; pero de tan portentosa grandeza no existe hoy ni la huel la .

DO qu iera que vuelvas los ojos , hal larás fachadas sin viviendas

,entre cuyos s i l lares brotan el m usgo y la m alva , por cuyas

ventanas pasan revolando los pájaros am antes de las grandesru inas ; m onaster ios inhabitados , tem plos desiertos , plazas dondecrece la gram a, cal les á todas horas s ilenciosas , m ercados donde no se trafi ca ,

tal leres donde no se trabaja , tiendas donde no

se vende ; una población ,en ñn , inactiva,

dorm ida,m erm ada

,po

bre,privada de las delicias de la cu l tura islam ita, divorciada con

las du lzuras de la progresiva civil ización cr istiana ,y m arcada con

el es tigm a de una dolorosa decadencia m ater ial y m oral

( 1 ) Córdoba, tan afam ada en otros tiem pos por su s joyantes seder ías , por sus

v istosos guadam ecies , por sus del i cadas obras de platería,”por la abundante exportación que hac ia de su s m ercader ías , de su s granos , aceites y otros fru tos , aItal ia, aFlandes , á las Ind ias , ve h oy arru inadas su industr ia y su agr i cu ltu ra, y no

404 C Ó R DO B A

Tiene un no sé qué la holgazanería, que á pr im era vista se

confunde con la dignidad ; pero ,sea 6 no holgazana' , es induda

ble que la m oderna Córdoba arrastra con decoro los girones dela toga pretexta rom ana

,del tiráz m usu lm án,

y de la cota españ ola . Contenta con los tim bres heredados , los deja subsistir hasta

que se le caen á pedazos : no aspira presuntuosa á sustitu ir alarte m onum ental de los tiem pos que fueron, o tro arte nuevo ; ysin em bargo

,no vive sin arte com o otros pueblos . Conserva hoy

cu idadosa sus lápidas latinas , sus rel iqu ias arábigas , sus edificiosºj ivales : bien qu is iera el la tener m edios para real izar em presasm ayores ; pero com o cabal lero pobre, se pasa con digna res ignacion sus ham bres sin pedir á nadie prestado . Cuando necesita un

edificio , lo labra á la an tigua usanza,haciendo en sus patios gra

ciosas y esbeltas arcadas sobre bien torneadas colum nillas decoradas con capiteles m or iscos ,

y no incurre en plagios ins ípidosy de mal gusto , ni com ete el cr im en de cºpiar la deplorable ar

qu itectura de la coronada vil la de Madrid .

¡Salve, pues , noble y m ajestuosa cuna de Lucano ,de los Sé

necas , de Os io , de Averroes , de S . Eu logio,de juan de Mena

,

del Gran Capitán, de Morales

,de Góngora

,de Céspedes , de

tantos ins ignes varones ! lnspíram e con las m em or ias de tu pasadagrandeza para descubr ir á m is lectores en cuadros ver ídicos , aun

que fugaces , el sum o interés histórico que en sí l levan algunasde las rel iqu ias que cubren tu suelo .

L a m u r alla y sus puer tas . Esos m uros que fortalecidos átrechos con gal lardas torres

,cil índricas unas , cuadradas otras ,

y algunas ochavadas , cercaban há poco la ciudad ,y hoy

,despe

dazados com o una pulsera rota,la dejan l ibre por var ios lados ,

fueron obra de m uchos s iglos , pero toda de sarracenos y cr istianos . De los rom anos quedarán qu izá cim ientos . L O m ás notable en el los son las puertas , y algunas torres desviadas de la

exporta m ás que barr i les de aceitunas , jabón , cordeler ía, c intas , zapatos y som b reros para las fer ias de Andaluc ía y Extrem adu ra.

C Ó R DO B A

sever idad y buenas proporciones de sus cuatro colum nas dóricas

y de su cornisam ento . Dos bajo-rel ieves de m ér ito sobresal iente ,

atr ibu ídos al Torr igiano , ocupan la parte superior de sus inter

columnios (I ).

—Donde se hal la esta puerta, había en tiempo

de los árabes otra,l lam ada del m ism o m ºdo (óaóu -l—Ázantar a/zj :

la de Sevil la se denom inaba vu lgarm entepuer ta de los Dr oguer os

(óaóu -l -attar in) : la del Sol l levaba el nom bre de puer ta de

Algecir as (óaóu -ly'

ezir ati—l —Había adem ás otras puer

tas : la de los f7udios (óaóu -l la de Talaver a (l lam ada

as im ism o de L eón ) ; la del am ir K or ez3ri ; y la de lo! Nogales

(por otro nom brepuer ta deBadaj oz). ¿Qué puer tas eran es tas ?

No es fácil ya aver iguarlo . L a de Alm odóvar qu izás podrá há

berse l lam ado puerta de los judíos , por caer hacia aquel la ex

trem idad el barrio de éstos , com o lo indica la cal le que aún

conserva su nom bre . Allí continuaron m orando después de lareconqu ista y al l í er igieron

,recién ganada la ciudad , la suntuosa

s inagoga (2) que m andó dem oler el papa Inocencio IV Allítam bién sufr ir ían la gran m atanza del año 1 3 92 .

una inscr i pc ión que d ice Reinando la sacra , católica y real m aj estad del rey D. Fe

lipe nuestro Señ or , seg undo de este nom bre .

( 1 ) A la hora en que esto escr i b im os ( abr i l de 1 8 8 3 pende exped iente en la

Real Academ ia de S . Fernando sobre autor izac ión ped ida pºr el Ayuntam ientº deCórdoba para dem o ler las puertas del Osar iº , de la Miser i cord ia, de Cºlodro , de

Alm odóvar y alguna otra, con ob jeto-de ensanchar la v ía públ i ca y m e jorar la pob lac ión por los puntos en que d ic has puertas se abren . Maltratadas por el tiem poen su m ayor parte , ofrecen un aspecto ru inoso y pobre , con m engua del ornato

púb li co :son adem ás , por lo general , construcc iones rcm odernadas , desprov istasde interés artís ti co ; y es de esperar qu e , respetándose por su bel la form a las puertas del Osar io y de Alm odóvar—las cuales , derr i bados los feos paredones adyacentes , pueden su bs istir ais ladas en m ed io de la nueva y espac iosa vía que se proyecta—las dem ás desaparezcan , pon i éndose en su lugar lápidas conm em orativas

que perpetúen la m em or ia de los su cesos que hasta ahora les h an servido de escudo para subs istir con su m al aspecto .

( 2 ) Hoy erm ita de Sta. Qu iter ia, en la cal le de los Jud íos .

( 3 ) De las puer tas inter iores de la c iudad , que divid ían la Alm ed ina y la Ajarqu ía, señala tres Am brosio de Morales , adem ás de la del Sol y de la del Rincón : el

por tillo de la calle de la Fer ia, el de la Fuens eca ,y la puer ta del Hier ro . De esta

ú l tim a hal lam os m enc ión en Al—Makkar í y en Ben Adzar í ba jo el m ism o nom brebabu-l-h adid y en algunos docum entos poster iores á la reconqu ista. L a puer tade Hier r o se des igna en la donac ión de S . Fernando á los re l igiosos de Sto. DO

m ingo com o punto próxim o al so lar que se les ad jud ica para fundar el convento

C Ó R D O B A 40 7

' Al extrem o septentrional de la Ajarquía, entre las puertasdel R incón y de Colodro

,se eleva una gran torre de planta

octógona,unida á la mpralla por un arco de m edio punto

,bajo

el cual se ve una lápida borrosa,en que se dice había una ins

cripción por donde constaba haberse hecho la obra desde el

añ o 1 4 0 6 al 1 4 0 8 ,de orden del rey D . Enrique III . Acerca de

esta torre circu lan diversas tradiciones ; pero“

la m ás vál idacuenta que se labró á costa de un cabal lero que,

habiendo ase

sinado á su esposa , obtuvo del m onarca ,neces itado á la sazón

de hom bres y dinero,la gracia de poder rescatar con ella la

pena de m uerte m erecida por su cr im en .

E l Alcázar . El antiguo Alcázar de Córdoba debía ser un

edificio inm enso ,ó m ás bien un conjunto de var ios y m agníficos

edificios,porque en su irregu lar recinto se com prendía todo lo

que hoy es Palacio episcopal,Alcázar viejo y nuevo

,Cabal ler izas

,

y Huertas del Alcázar . Cae á la parte occidental de la ciudad,

teniendo por lím ites á levante la Catedral , al m ediod ía el río ysu r ibera

, á occidente y norte el ar r oyo del Mor o ; y en estes i t io estuvo er igida desde la dom inación rom ana la pr incipalfor taleza de la ciudad , perm aneciendo en los tiem pos suces ivoscom o

.

baluarte y defensa de la población .

L os godos tuvieron al l í el palacio de Teodofredo , padre delrey D . Rodr igo ; los árabes se encontraron el palacio constru ído ,

y los cal ifas de la casa de Merwán se instalaron en él . Propensos á poetizarlo todo con m ister iosos orígenes , sus escr i tores en

la Edad m edia le supus ieron obra de los m ás rem o tos t iem pos ,descubierta casualm ente por un antiguo rey ,

de esos que ,com o

los de los cuentos de nodr izas , no t ienen nom bre ni época en la

histor ia Pero el dil igente y veríd ico lbnu Bashkuwal, que le

de S . Pab lo ; y por el propio instrum ento se com prueba que la hu erta enc lavadaen el m ism o se l lam aba del A lm ezo y se extend ía á tºda la m anzana. Fer ia . A! . S .

cit. f ot. 3 2 .

( 1 ) Sin d uda em pezó á tener or igen esta leyenda cuandº estaba ya form ada lafalsa c reenc ia de haber ten ido la c iudad otro as iento d istinto del que h oy tiene , al

54

498 C Ó R D O B A

m o en la época m ás br il lante del cal ifato ,nos da á entender que

se juntaban en él rel iqu ias arqu itectónicas de cuántas genteshabían dom inado la Andalucía desde los persas y gr iegos . Estehistor iador

,sin descr ibirlo m inuciosam ente

,habla en general de

m uchas bel lezas atesoradas en los salones y jardines por losam ires de la dinastía de los Um eyas ,

y dando luego razón desus m agníñcas entradas ,

dice así : a Entre las puertas de estepalacio , que Dios om nipo tente abr ió para reparacion de las injurias

,auxil io de los oprim idos y declarac1on de justas sentencias,

es la principal una sobre la cual cam pea un terrado sal iente, sin

igual en el m undo . Esta puerta abre paso al Alcázar , y tienesus hojas revestidas de hierro ,

con un anil lo de bronce de laborexqu is ita,

en figura de hom bre con la boca abierta: obra de mér ito extraordinar io que trajo de una de las puertas de Narbonaun cal ifa .

—Eu la m ism a l íneade ésta,hay o tra puerta

,l lam ada

de los ? ardines (óaóu—l—j ennan] , y al lado opuesto , en un terrado que dom ina al Guadalqu ivir

,dos m ezqu itas

,fam osas por los

m uchos m ilagros obrados en el las , y en las cuales el su l tánMoham m ed

,lll de Abde-r—rahman II se sentaba á adm inistrar

justicia á sus súbditos—L as puertas tercera y cuarta,l lam adas

del Rio (óaóu—l—wadi) y de Cor ia (óaóu -l daban sal idaal norte .

—L a qu inta y últim a ,denom inada de la Mezqu ita m a

pié de la Sierra, en el cam po vu lgarm ente l lam ado de Córdoba la viej a . Extractarem os el relato qu e de el la hace Al-Makkar i .

Hab itaba en la fortaleza de Alm odóvar un rey , que yendo un día de caza , so ltótras una perd iz un hal cón m u y quer ido que ten ía, en una floresta donde después,andando el tiem po ,

v ino a form arse la c iudad de Córdoba. L a perd iz acosada sem etió en un espeso zarzal el hal cón , pers igu i éndo la, se entró tam bién en el:peroviendo el rey al cabo de largo rato que s u pájaro favor i to no parec ía, m andó á susm onteros cortar aquel la m aleza y sacar lo . Al practi car esta operac ión , aparec ieronlos ch apiteles de un grande ed ifi cio soterrado, y el rey , que era hom bre en tend idoy em prendedor , m andó que inm ed iatam ente se desm ontara todo el terreno que le

cu br ía . Hicié ronse las excavac iones con fel i c idad , y sal ió á luz un soberbio palacio , cuyos fundam entos se internaban en el agua sobre un sól ido c im iento deargam asa pu es to según el arte de los antiguos . El rey , l leno de gozo , lo h izo res

tau rer con arreglo á su form a pr im i tiva ; res id ió en é l largas tem poradas , y poco apoco fu eron al rededor levantándose otros ed i fi c ios , pr inci p io y núc leo de la ciudad de Córdoba, donde perm anec ió la descub ierta m aravi l la com o m orada perpetua de los reyes que le su ced ieron . »

50 0 C Ó R D O B A

zar,subía el agua á un recipiente ó depós ito ,

del cual pasabasobre un arco al cauce abierto en dicho m uro

,y por encim a de

este corr ía hasta verter en el baño del cual tam bién se ven las¡

ru inas al l í cerca . En el baño había una torre,m em orable por

haberse parado en el la después que la ahuyentaron segúncuenta la piadosa leyenda

,la palom a blanca que se dejó ver

sobre el cadáver del m ártir S . Eu logio arrojado al río .

- En el

ángu lo S-E . del Alcázar había otra torre,l lam ada de la Vela

,

tam bién célebre por la m ism a leyenda (I ).

—Am bas fueron dem o l idas sin escrúpu lo después que la reina D .

a Isabel la Catól ica,

estando en Córdoba ºcupada en proveer lo necesar io parala guerra de Granada

,dió el m al ejem plo de hacer desbaratar

el galano artificio de la Albolafia porque su ru ido le qu i taba el

sueño .

Pero ¿cóm o es que ni el Alcázar nuevo,hoy cárcel , que sir

vio de res idencia al terr ible Tr ibunal del Santo Oficio , ni elcamp illo del r ey saturado de sangre de m ártires m ozárabes , hanhal lado á los ojos de los cordobeses gracia suficiente para exi

m irse de la dura ley del abandono ? Siqu iera por el singu larcontraste que en aquel paraje ofrecían la om inosa fortaleza ,

donde el falso celo rel igioso había perpetrado por obra del m alvado L uzero tantos cr ím enes horrendos (z), y aquel la sagrada

( 1 Despu és de arro jado al rio el cadáver de S. Eu logio , estaba por la noche decentinela en la torre de la Vela un so l dado de Ec i j a, el cual , acosado de la sed, se

pasó á beber al caz que por encim a del m uro l levaba el agua alos bañ os del Cal i fa;y estando al l í , vió en el río una gran c lar idad , y observºque encim ajdel cuerpo delsanto m ártir , que sobrenadaba, se hal laban com o su spensos en el aire ángeles con

b lancas vesti du ras sacerdotales , sa lm odiando du l cem ente . ¡Qué asunto para un

artista de fe ! Véase La vi da y m uerte de S . Eu logio escr ita por Pau lo Alvaro .

(2 ) Hab íam os pensado dar al lector un extracto de las piezas referentes á la causa form ada al cé lebre inqu is idor L uzero con m otivo de sus sangu inar ios excesos :pero nos vem os prec isados á retirar lo por su gran vo lum en . Debidas á la bondadde los señores canón igos de Córdoba, que nos las perm i tieron cºpiar en el Arch ivo de la santa igles ia Catedral , las conservam os por s i se presenta ocas ión de

dar les cabida entre las m em or ias de la santa igles ia de Sev i l la referentes al arzobispo que se hallaba de inqu is idor general de España en tiem po de L uzero , canón ig0 tam b ién de aquel la Catedral . L as cartas que am bos cabi ldos , secu lar y ec lesiásti

_

co , escr i b ieron á reyes y personajes de estos reinos y de fuera de el losim plorando su p rotecc ión contra aquel m onstruo de in i qu i dad , fºrm an en el L ibro

C Ó R DO B A 50 1

palestra,donde el verdadero am or de Jesucr isto había recogido

tantas celestiales palm as ; por esto solo , parece que debieran losh ijos de Córdoba haber m antenido cºn esm ero aquel edificiol ibre de la devoradora carcom a de las cárceles ,

conservando en

él hasta los m uebles del tiem po del pérfido 1nqum dor , é intactoel sencil lo m onum ento que la piedad discreta,

generosa y tiernade Am bros io de Mºrales

,consagró á la legión de m ártires que

desde aquel la l lanada se había elevado tr iunfante alEm píreoElpuentey

la Cala/zor r a . Algunos his tor iadores árabesatr ibuyen á Octaviano Augusto la construcción del antiguopuente de piedra . Destru ída la obra rom ana

,los sarracenos la

reedificaron sobre sus m ism os cim ientos y todos lºs cal ifasde la dinastía de Merwán se esm eraron en su conservación.

Consta de diez y seis arcos,vol teados sobre pilares que forta

lecen robustos estr ibos cil índr icos coronados de chapiteles sem icónicos . A m odº de cabeza de puente,

se eleva en su extrem oopuesto á la ciudad una fortaleza cºn su barbacana

,una verdade

de las Tablas de d icho Arch ivo una co lecc ión sum am ente cur iosa ( Caj . A) . No lo

son m enos los dºcum en tos del Caj . teg .

'

7 y 1 º , entre lºs cuales h ay un m em o

r ial entregado a los cºndes de Cabra á nom b re de d iferentes personas que losagentes de L uzero habían l levado presas á los Al cázares para que dec larasen cri

m enes de que j am ás habían ten ido ni rem ºta i dea. En un libretillo ( núm . 2 96 ) se

hacen al rey , bajº la fºrm a de m em ºr ial , interesantes reve laciones : se le d ice queel Al cázar estaba hecho cueva de traiciones y m aldades , y despu és de referirle lºs

atentados que en é l com etían L uzero , el l i cenc iado Lafuente y otros , se su pl ica cºnelm ayor ah ínco á SIA. vaya á Córdoba á poner rem ed io , segu ros los qu e expºnen

de que si el rey acced iese á ellº , hab ía de m andar que en el s itio delMar rubial,donde aquel los in i cuos jueces habían hechº quem ar ac iento s iete cr istianos inocentes , y luego á otros veintis iete m ás , se h iciese casca de m ár tires .

( i ) El senc i l lo m onum ento er i gido por Am brºsio de Mºrales en el Campillo,desaparec ió en tiem pº de la invas ión francesa. El P . Roa y ºtrºs escr itores publ icaron los versos qu e á los m ártires de Córdoba cºnsagró en é l el fam oso cron istade Fel ipe II , y hace al gunos añ os d ió aluz un per iód ico de Madr id la vers ión delos m ism os en e legantes endecas í labºs castel lanºs , deb ida anuestro buen am igoel Sr . D. F ranc i sco de Bor ja Pavón , natural y vecinº de aquel la c iudad , anti cuar iotan er uditº cuantº m odesto .

( 2 ) El anón im o par is iense (cód ice de m u cha au tori dad entre lºs arabistas) diceque cuandoMºgeith tºm ó aCórdºba nº hab ía ya puente, y hu bº que vadear el r ío,º pasar lº á nado ; que As-sam h ben Malek ed ificó el que h oy existe, con au tºriza

ción del cal i fa Om ar , el cual le perm itió em plear en su constru cc ión los s i l lares dela antigua m u ral la ; y que las brechas abiertas en ésta se rel lenaron cºn ladri l lopºr no haberse hal ladº á m ano piedra apropós i to (Añ o 1 o 1 de la Egira).

C Ó R D O B A

ra Calahorra, que el vulgº

, aficionado á estrºpearlo todo , l lam ala Car raola . Form a la planta de este cast il lo una especie decruz , cuyos brazos y cabeza son en el alzadº tres severos to.

rreones cuadrangu lares alm enados , que l levan en su intersecciónºtros dos cuerpos cil índr icos de igual al tura. L a barbacana es

pol igonal , con estr ibos cil índr icos en dos ángu los . En la defensade la ciudad contra el rey D . Pedro de Castil la,

el puente y su

Calahorra fueron teatrº de heróicas l ides .

Había br indado aquel m alvado rey cºn el saco de Córdobaal rey m oro de Granada si le ayudaba á conqu istarla . Accedien

do Moham m ed, juntáronse los ejércitos de am bos , y el caste

llano puso cerco á la ciudad cºn ochenta m il m oros de á pié ys iete m il de á caballo

,y unos s iete m il cristianos . Combatiérºnla

los m oros con coraje,y al pr im er asal to entraron por fuerza el

castil lo de la Calahorra. Pasaron el puente, abr ieron seis portil los en la m ural la del Alcázar viejo ,

y pºr el los penetraron en

la ciudad una pºrción de com pañías ganandº rápidam ente lascal les con banderas desplegadas y estruendo de lelilíes . El Adelantado D . Alonso Fernández de Córdoba,

los m aestres de San

tiago y Calatrava D . Gonzalo Mesía y D . Pedro Muñiz deGodoy , y o tros cabal leros

,Córdobas y Guzm anes ,

estabandentro , indignados de ver que los soldados cristianºs se dejaban arro l lar por la m ºrism a ; y m ientras se esforzaban inútilm ente en contenerlos , las m atronas y doncel las m ás pr incipalessalieron sin tocas por las cal les

,dando anim osos y dol ientes

gem idos ,excitando cºn varonil adem án á sus hijos y esposos á

la pelea. Produjo esto tanto entusiasm º , que los soldados cristianºs , convertidos repentinam ente en leones cerraron con tal

brío … con aquel enjam bre de m oros que los tema acosados, que

los ºbl igaron á hu ir arrojándose m uchos por la m ural la al

río para salvar la vida, y abandonando el ejército s it iador el

puente y su fortaleza.—L os dºs col igados repitieron la em bestí

da por separado al s igu iente día, perº en vano ; y al cabo volvicron unidos sobre la ciudad , que asediaron con nuevo ardim iento .

C Ó R DOB A

L os s itiados resolvieron sal ir á darles batal la,y el igieron

pºr su general al Adelantadº , á qu ien de derecho tocaba ser lo .

Juntóse un lucido escuadrón de cabal leros y gente ciudadanadecididos tºdos á m or ir 6 vencer ; pero divulgóse entre el pu

blo crédu lo la calum nia de que elAdelantado tram aba la entregade la ciudad al rey de Castil la,

y al sal ir la hueste cordobesa al

puente,se presentó al caudil lo su m adre D .

a Aldonza de Haroy le dijo : m irad, l uj o, que m e dicen salis a

'

entr egar la ciudad a

nuestr os enem igos : r ecordad que en vuestr o linaj e no ¡ta/zaóidotr aidor es: no/zaga'is m enos que vuestr os antepasados . Y D . Alonso respondió : SENORA ,

EN EL CAMPO SE VERÁ L A VERDAD

Pasó el escuadrón el puente , hizo el Adelantado cortar dos desus arcos , y dijo á los suyos : ¡pensad que salim os a

'

vencer o'

m or ir ! Trabóse la pelea ,y puso Dios tal brío en lºs corazones

cordobeses , que sin reparar en la m uchedum bre de los contrar ios

,lºs em bistieron de tropel , cºn tanto denuedo , tanta fur ia y

vocería,tan recio her ir y go lpear , que al punto se cubr ió la

llanu ra de cadáveres de infieles y castel lanos m ezclados ; vis tolo cual

,las haces enem igas aterradas vºlvieron las espaldas , y á

m ás correr se encam inaron á Cas tro el Río,dejando r icos de

despojºs á los cordobeses . Estos regresaron á la ciudad por el

vado que hoy l lam an del Adelantado .

Iglesias ,conventos capillas . Cuando S . Fernando con .

qu istó á Córdoba ,los cristianos habían ya cas i perdido la m e

m or ia de las advocaciones de sus bas íl icas ; algunas sin embargº

subsistían ,aunque deter ioradas por el largo abandono

,y sólo

de dºs 6 tres se sabían por tradición las . pr im it ivas dedicaciones A las ºtras que hal larºn en pié apl icaron advocaciones

( 1 ) De aqu í v ino el l lam arse despu és Campo de la verdad aquel gran l lano queestá al otro ladº del r íº al m ed iod ía de la c iudad . His tor ia de Córdoba ,

M. S. c itadode la Real Academ ia de la Histo r ia , H . 1 2 , tºm o 11 , pág . 3 4 3 y s igu ientes .

( 2 ) L a de los santos m árti res Fau sto , Januario y Marc ial , que se l lam ó luegode S . Pedro la de los santºs patronos de Córdoba , Ac i sc lo y Victºr ia, y la de Santa Olal la extram u rºs de la c iudad .

C Ó R DO B A

nuevas Reparáronse las que am enazaban ru ina , las ya aso

ladas se volvieron á levantar ; las torres que lºs sarracenºshabían desm ochado

,

'

quedaron truncadas com o glor ioso testim o

nio de las persecuciones sufr idas .

Catorce parrºqu ias resu l taron de esta obra de restauracióntan m eritor ia: s iete en la Ajarqu ía,

s iete en la Alm edina,unifor

m es en las l íneas generales de sus sencil las y hum ildes fachaditas

,en un todo acom odadas á la form a com ún de las pr im itivas

bas íl icas cr istianas del Occidente,en que se dibujan las tres

naves,central y laterales

,y sus vertientes . En la parte decºra

t iva cºnservaron las parroqu ias de la Alm edina algunºs rasgosm uy m arcados de su profana destinación m ientras s irv ieron dem ezqu itas ; en algunas de la Ajarqu ía quedó tam bién sel ladacon rem iniscencias del estilo árabe la larga dºm inación padecida .

Ved esa adusta m o le que se levanta en la plazo leta del

conde de Pr iego,de fachada desnuda de ornato y som bría,

perobien razonada y de carácter profundam ente cr istiano : esa es

santa Mar ina,tipo de los pr im it ivos tem plos ºj ivales de nuestra

nacion . Alienta en el la cierto espír itu de m ajestad ,de fortaleza

,

de santa sobr iedad cr istiana que cau tiva . Fal ta en las zonas quedividen sus estr ibºs la s im etría ,

de la cual som os hoy esclavos ;pero

, ¿qué im porta ? Este defecto , dadº que lo sea,no se ad

vierte s iqu iera ; y en cam bio su tranqu ila portada de m oldurasl isas , su claraboya de anil los concéntr icos , su puerta del nºr tecon las dºs severas agujas—que la flanquean

,los chapiteles pi

ram idales desu ím afronte,constituyen un precioso m odelo de

arqu itectura rel igiosa,económ ica en su coste,

y popu lar com oadaptable á toda clase de poblaciones desde la poderosa ciudadhasta la hum i lde aldea .

Una ñsonom ía m enos adusta presentar ía la fachada de San

Lorenzo antes que levantase en 1 555 su rector y obrero , Alon

As í debió su ceder cºn las de 8 . Andr és , Sta . Mar ina ,la Magdalena , 8 . L o

renzo , Santiag o , 8 . N icolás de la villa , y las dem ás que creem os ex istían antes de

la recºnqu ista.

C Ó R DO B A

so Ru íz , la torre qué tanto desdice del carácter pr im it ivo de

esta bas íl ica. Tenía entonces un gracioso pór tico cuyas arcadasse ven cegadas hoy : era la pared de su ímáfronte enteram entel isa

,y en el la un gran rosetón calado

,al cual no hay otro com

parable en Córdoba,inundaba de luz la nave central . Aum enta

ban su clar idad las ventanas de los m uros laterales de la m ism anave,

de form a extraña y capr ichosa,á m anera de ajim eces s in

parteluz , en que el rosetoncillo del vértice está com o sujeto porun cordón ondu lante .

Cas i todas las parroqu ias de Córdoba presentan en sus por

tadas antiguas gran sem ejanza : unas sin em bargo son m ozára

bes,otras son ºbra poster ior á la reconqu ista . Esto consisté sin

duda en que el arte m ozárabe que desaparece, coincide con el

arte cr is tiano del norte que viene á ocupar su puesto,conser

vando uno y otro m uchos elem entos delb izantino ; pero porregla general creem os poder establecer , que cuandº las archivo l tas de m uchas m olduras 6 toros van exornadas de puntas dediam ante

,de zigzags y dientes de s ierra

,de pom etados y ºtrºs

ºbjetos de procedencia or iental,descansando adem ás en colum

nil las de capiteles cúbicos y or lados de funfculos , debe sºspe

charse sea es ta decoración anter ior á la época de S . Fernando .

L O que indudablemente pertenece á su tiem po es el embovedado

ojival de todas el las . Pero . la deplorable com ezón de grecorom anizarlo todo

, que em pezó en el s iglo_

xvn,tiene aestas

interesantísim as parroqu ias com pletam ente es tropeadas por dentro . En la m ayºr parte han desaparecidº los nervios de lasbóvedas , lºs capiteles y repisas de donde partían

,los nudos y

florones en que rem ataban ; las arcadas de las naves l levan en

cim a ridícu los cornisam entos los esbel tos pilares de piedraestán sepu l tados en la pesada m asa de cal y cantº que sostienelºs m odernos arcos de m edio punto , y estos arcos suelen estar

flanqueados de pilastras rom anas de r isibles proporciones

( I ) En Sta . Mar ina y S. Mig uel se h an l levado a cabo recientem ente

50 8 C Ó R D O B A

van ya de su or iginal bel leza : la cual se deduce de algunas e scasas rel iqu ias que ni el tiem pº ni la ignorancia cºn su accióncorrosiva han logrado destru ir . Con algún trabajo

,sin embargo ,

puede el pensam iento entresacar y reunir m uy preciºsºs frag

Fueron antes que otros atend idos lºs padres de Sto.

“Dom ingo , que acom pañaban al e j érc ito del santo rey confesando y auxi l iando en todo a los so ldados . Dió

se les en 1 2 3 6 so lar espac ioso junto á la pu er ta del Hier ro para fundar el conventºde S. Pablo .

Si gu ieron los padres de 8 . Francisco , instaladºs por el m ism o rey , no se sabeen

'

qué añ o , fuera del antiguº m u ro d iv i sºr ia (cerca de la puer ta de la Pescader ia ,

d ice Fer ia, M. S. c itado), no lejos del conventº de S. Pablo en la m ism a cal le de laFer ia.

Luego vinierºn lºs Tr initar ios Calzados (en 1 Dióles el rey , adem ás de lso lar donde perm anece h oy tºdº desfigu rado su cºnvento ,

la m i lagrosa im agen deNuestra Señ ora de los Rem ed ios , hal lada pºr los m ºzárabes cau tivos .

V ienen después :Nuestra Señ ora de la Merced, de época inc ierta, fundado extra

m u ros en la antigua erm ita de Sta. Eu lal ia.—S. Ag ustín, establec idº en l 296 en

lºs V isas ; luego por bu la ponti fi c ia (en 1 3 1 2 ) entrarºn su s religiosºs en la c iudad ,y estuv ieron en el Al cázar hasta el i 3 2 en que D. Alfºnsº X ] , para am p l iar suPalacio,

_

lºs establec ió dºnde se ve su conventº ahora. L os santos m ár tires Acis

clo y Victor ia, m onaster io de benedictinos , erigidº sºbre la bas í l i ca antigua delos m ism ºs santos (en 1 2 9 7 ) por el P . Fr . Rodr igo de Ordóñ ez , conventual del deS. Ped ro de Gum iel . Contr ibu yó á su fábr i ca el rey D. Fernando lv. Des ierto desde el año 52 7 pºr haber ido fal tando los C isterc ienses qu e lo pob laban, fué

ced ido en 1 53 0 á los padres Dom in i cos del m onasteriº de Scala Coel i , los cualeslº r

'

ecdificaron . El rey Fel ipe l l , notic iosº de que su iglesia am enazaba ru ina, d i óuna copiosa l im osna para restaurar la. Eran sus patrºnes los cºndes de Torres—Cábrera.—S. Francisco de la Ar r izaf a, fundado en 1 4 t 7 por D. Fernando de Rueda,

extram uros de la c iudad , al pié de la Sierra, en la fam osa Ruzafa de Abde—r—rahm án Eran sus patrºnºs lºs condes de Hornachu elos , señores de la Albayda.

S. J erón im o de la Sier ra, er igido pºr el obispo González Deza (en 1 4 0 8 ) en el al corde la Sierra, en el s itio l lam ado Val paraíso , en terreno cedi do sºbre el campo deCórdoba la viej a por D. Martín Fernández de Córdºba, al caide de los Donceles , ysu piadosa m ad re D.

' Inés de Pontevedra . L a ciudad de Córdoba dió alºs pad resJerónim os las ru inas del casti l lo de Córdoba la viej a para que las aprovechasenen la ed i fi caci ón de su m onaster io .

—S. Fr ancisco delMonte, fundado (en t 3 94 ) enla Sierra por Martín Fernández de Andú jar , cabal lerº de Córdoba, en una heredadsuya, á peti c i ón de D. Enr ique l l l y la reina D.

! Catal ina ; y tras ladado al sitio queh oy ocupa en i 4 1 3 . En unº de lºs altares de su igles ia se veneraba la im agen deNuestra Señ ora de la Esperanza , hal lada entre las r u inas del fam oso y antiguo m º

naster io Arm ilatensc. El arco de la porter ía de este cºnventº estaba sosten ido pºrdos co lum nas de jaspe b lanco , qu e según trad ición fueron sacadas de las m ism as ru inas . Y s iguen otrºs de no poca im portanc ia fundados en los s igl ºs xv1y XV I I .

L as Órdenes m i l itares se instalarºn en Córdoba en el añ o 1 2 3 7 . L a de S. J uan

de ] er usalén en una m ezqu ita de la Alm ed ina ( hoy 8 . j uan de los Caballeros) :—lade Santiag o en un so lar de la cal le de Sta. Ana (tam bién en la Alm edina) . No sabem os cu ál sea—la de Calatrava en las Tendillas de Calatrava (h oy casa de la Enco

m ienda, donde se cºnservan prec iosºs fragm entºs aráb igos); la de A lcántara cn las

C Ó R DO B A 50 9

m entºs del interesante períodº del s iglo X I I I al XVI,y form ar

con el los un pequeño_m useo fantástico de la arqu itectura rel i

giosa y m onástica en Córdoba . Veam os,lector am igo

,de agru

parlos brevem ente haciendo abstracción de las edificacionesins ignificantes en que están perdidos .

Mira desde la plaza de S . Salvador aquel la fachada angu lar

que sobre los m odernos tapiales de S . Pablo descuel la . L as atrev idas restauraciones que desfiguraron el tem plo por dentro ,

han

respetado ese sencil lo paredón del s iglo X I I I ; en su vértice hállarás

,m etida aún en su nicho

,una l inda estatuíta de Sto . DO

m ingo , que sin duda por estar m uy al ta se ha l ibrado de la injuriºsa brocha de los embadurnadores .

—Igual suer te ha tenidola portada del norte de este m ismo tem plo , y lo debe qu izás áestar oscurecida en un patinillo del convento . Desde éste se

registra cóm odam ente la obra antigua con su alero de canescarcom idos , y el ábs ide octógono que form a la capilla de Nuestra Señora del Rosar io

,del s iglo xv.

—Nada m ás gracioso quela com binación de nervios de la bóveda de es ta capil la

,cuya

form a de estrel la cuadra tan perfectam ente á una de las advoca

casas de Séneca (.h ºy religiºsas del Corpus Ch r isti ) , en la Alm ed ina, cerca delm uro div isor io . Se fundó com o cºnvento h 0 8 p ital y oratoriº de la regla de S. Be

n i to , y conserva hºy su m em or ia la cuesta de este nom bre;—el Orden Teu tónico enla cal le de la Madera , en la Alm ed ina. Se extingu ió este Orden en España en 1 3 1 o ,

y en el añ º 1 4 8 1 su casa cºnvento de Córdoba estaba ya arruinadag—el Temp le enla Ajarqu ía, en un so lar contiguo á la parroqu ia de Santiago . De sus casas sólº

existen ins ign i fi cantes rel i qu ias en la cal le l lam ada del Claustro .

L os conventos de rel igiosas m ás notables eran :el de S . Clem ente, fundado porD. Alonso X en 1 2 6 1 en u na huerta suya, en la Ajarqu ía, y luego por. el m ism o

rey trasladadº á Sev i l la—el de Sta . Clara, fundadº en 1 2 6 4 por el arced iano DíazSandoval en la igles ia de Sta. Catal ina (antigua bas í l i ca de Si Jorge : luego m ez

qu ita ) . Paraam p l iaci ón de su fábr i ca, com pró el fundadºr al infante D. L u is las

casas labradas por su pad re 8 . Fernando para J uana de Poitiers g—el de Sta . Mar ia

de las Dueñ as , del Cister , fundado en 1 3 7 2 por el señ ºr de Luque D. Egas Venegas en sus casas prºpias (co lac ión del Salvador);—el de Sta . Cruz , fundado en 1 4 6 5

en las casas de su m orada (co lac ión de S. Pedro) por el P . Fr . Francisco Miranda,en nom bre de los señores Pedro Gu tié rrez de los Ríos , veinti cuatro de Córdoba, yTeresa Zu r ita, su m u jer , qu ienes ofrec ieron costear lo para que Dios sacase con

v i da al Pedrº Guti érrez de las ju stas que iba á m antener con Su erº de Qu i ñonessºbre el paso de los peregr inos por el puente de Or bigo el de Sta . Mar ta, ed iticado en l 4 6 8 por el P . Fr . Pedro de Córdoba en las casas de Cárdenas (donde aún

subs iste

C Ó R D O B A

ciones m ás ideales que da á Nuestra Señora su santa letanía .

L os Padres de Sto . Dom ingo han s ido los pr incipales propagadores de una devºción m uy acepta á la Madre virginal de Jesucr isto ; y la huerta de su casa en Córdoba es todavía célebre

pºr la planta que al l í sem braban,de la cualrecogían la frutil la

redonda l lam ada lágr im as deMoisés,excelente para cuentas de

rosar io . Hacíanlos en tan gran cantidad, que cargando con el los

un jum entillo los iban repartiendo por lºs pueblos .

En esta capil la de Nuestra Señora del Rosar io está sepu l tado el m aestre de Calatrava '

y Alcántara D . Martín López deCórdova

,cr iado del rey D . Pedro que habiéndose hecho fuer te

en Carm ona contra lºs parciales de D . Enr ique,fué por éste

mandado decapitar en Sevil la (A—D .

Observandº“ cu idadosam ente esta igles ia de S . Pablº

,es

fácil"

reconocer que sus tres naves prim itivas '

arrancaban desdeel

m ism o m uro del im afronte y form aban cinco grandes arcºsojivos á cada lado L—Al fin de la nave de la Epístola hay una

'

puerta con espaciosa escalinata, por donde se baja á la sala

capitu lar : contiguo á esta, un recinto que cubre una cúpu la

árabe octógºna,decorada con ocho fajas

,paralelas de dos en

dºs,enlazándose bel lam ente, y al cual se l lega por debajo de

dºs arcos robustos y severºs,apuntado el uno ,

de herradura el

otro . ¿Es este edificio anter ior á la fundación del convento ? Parécelo

'

en efecto ; pero ¿cóm o com probarlo no conservándoseninguno de los papeles antiguºs de la orden anter iores á laexpu ls ión de los claustrales en el s iglo XVI ? Sábese por tradicióninm em or ial que en este s it io

'

hub0 cárcel rom ana, donde im perando Diocleciano

,estuvieron encerrados los santos patronºs de

Córdoba Acisclo y Victor ia, pr im eros m ártires de eSta ciudad ;y en el lugar m ismºdonde se cree gem ían aherrojados

,hay en

la actual idad una pequeña capil la que m antenían los condes deOropesa,

alguno de lºs cuales dijo : la estim o m ás que todos

m is estados j untos . ¿No pudº la cárcel rom ana ser despuésbasíl ica y ésta durante la irrupción sarracena reedificarse

51 2 C Ó R DO B A

les que contornam sus arcos, que tapizan las agujas de sus es

tr ibos .

Mira una fel iz com binación de este estilo con el árabe en la

casa l lam ada de D . Juan Conde , que pertenec10 á la Herm andad

del Sagrar io ; en cuyo frente verás tres l indos balcones , el del

centro en form a de aj im ez con garbosos calados de crestería y

lam bel que le contorna.

Y por úl tim o observa o tra com binación,nº m enos pinto

resca, de estºs dºs estilos cºn el greco-rom ano,en lºs patios

interiores del convento de lºs santos m ártires Acisclo y Victor ia ,

reedificado en t iem po de Felipe II . El patio pr incipal que hoysubs iste, aunque ya m uy arru inado

,se presenta rodeado de

l igera arquería latina de dos cuerpos : el infer ior con capitelesdóricos

,el superior con capiteles árabes y un antepecho corr ido

y perforado que conserva restos de azu lejos de rel ieve . A la

parte del río hay un pequeño recinto cºn la bóveda desplom aday el pavim entº cubier tº de espesa yerba , y en él una preciºsa

pºrtadita de ladr il lo agram ilado ,obra de albañilería l im pia y

herm osa en que se ven m ezclados cºn gracia lºs tres es tilos :es un . arco de angreladº m enudo

,corre sobre él una cºrnisa

rom ana, y está flanqueado de dºs delgadas colum nillas góticas .

Bien conocem os la falsedad de este estilo m ixto y lºs inconvenientes del s istem a de decoración por hiladas horizºntalescuando se usa en grande escala en lºs tem plos ojivales ; perotiene un no sé qué indefinible , que seduce

,aquel la especie de

juguete arqu itectónico,en aquel so l itar io recinto arru inado

,

donde el so lem ne m urm u l lo del río quebradº en la presa de

Martos parece arru l lar el eterno y fel iz sueño de los dºs santosm ártires herm anos . ¿Será qu izá porque el inefable espíritu de

paz y concordia del cr istianism o se hal la cºm o s im bol izado en

la unión de todos los estilºs pasados ?L a igles ia de es te m onaster io debió ser no table por m ás de

un concepto ; hoy sólo para angustiar el corazón del que la vi

s ita conserva lºs soberbios escudºs de arm as de sus patronºs

y 4 C Ó R D O B A

Esta portadita,rem iniscencia no tor ia de las de no pocas

basilículas del tiem po de S . Fernando,cae dentro de un pequeño

ves tíbu lo de dos 6 tres gal lardos arcos,abiertos á un patio , en

que cam pea un gran fuste de colum na estr iada cºn un soberbiºcapitel visigodo de gigantescas proporciones .

—El inter ior es

una celta 6 cám ara con bóveda ojival de nervios que arrancande sendas repisas rom ánicº—bizantinas . Su decoración forma doszonas : la pr im era de al icatado

,dibujandoentrelazados florones ;

la segunda de del icada labor m orisca,en la dispos ición s igu iente

prim ero tres fajas de inscr ipciones de caracteres afr icanos sobrefondo de ataurique ; luego o tra de recuadrºs cºn escudos dearm as

,sin m ás blasón que una banda diagonal ; después un

entrepaño m enudam ente trabajado de laceria,form andº es trel las

y rosetones , en que al ternan escudos y estrel las en escaques ;encim a una herm osa faja de lazo-laber into

,y por rem afe alm e

nitas dentadas ornam entales . L as inscr ipciones en caracteres yacúficos

, ya afr icanos , sólo contienen ,repetidas m ul titud de veces ,

es tas palabras :El imper ioperpetuopar a Allah—G lor ia eter napar a Allah .

—L a p r osper idad continuada el imper io de todas

las cosas per tenece a'

Allah

Del esti lo m or isco existen,adem ás de esta m ezqu ita,

o tros

( 1 ) Declaram os franca y lealm ente_qu e cuando v i s itam os pºr vez pr im era este

m onum ento , caím ºs en el error de c las ificar—lo com o árabe de la época de Alm an

zor , indu c idos por el respeto que nºs m erecía el au tor de la Palestra Sag rada ,

D . Barto lom é Sánchez Fer ia . El joven arabi sta y ya cr údito arqueólºgo D. Rodr igoAm adºr de lº s Ríºs , nºs h a sacadº de é l con la razºnada h istºria que en su libroInscr ipciºnes á rabes de Córdoba h a hechº del o r igen de la trad ic ión cons ignadapor aquel escr i tor . Este ,

al parecer , no tuvo para el la m ás fundam ento qu e el d ich ºde dºs suplantadores de m em or ias epigráñ cas ,—Jacobo Nasar , com erc iante—v iajerº de Constantinopla , y Sid i Ahm ed—cl—Cacel, em bajado r de Marruecºs ,—á qu ieness igu ió dócilm cn te , suponiendo qu e las inscr i pciones arábigas de esta capilla de

S . Bar tolom é h abían s ido por e l los bien interpretadas . Habiendº nosotrºs vuel toá exam inar rec ientem ente la decoración de estu co del inter ior de esta capi l la, h em os reconocidº que en efecto su esti lº cor responde al m ºr isco que, as í los m o ros

m ude jares , com º los cr istianos aleccionados por lo s decoradores mo ros , practicaron en toda España,

pero especialm ente en la m er i d ional , desde el s iglo x… en

ade lante, y b lasonando de veraces im parciales , nos com placem os en tr i bu tar alSr . Ríos este públ ico hºm enaje de nuestra gratitud pºr habernos i lu strado acercade la ver í d i ca h istºr ia de la m al llam adam ezqu i ta de A lm anzor .

C Ó R DO B A

ejem plares de bel l ísim o carácter . Frente á la parroquia de Santiago hay una casa de hum i lde apar iencia : por encim a de sus

paredes asom a una gal larda palm a ; dentro resuenan veinte ótreinta voces argentinas que con unísono toni l lo recitan oracio

nes . En todas partes tiene Córdoba reservadas para el am antedel arte gratas sensaciones : ahora las encontram os en una es

cuela de niñas . Abre ese portal y entra : te hal larás desde luegoen un espacioso zaguán

,al' pié de una galana arquería a cuyos

tres vanos hace alegre fondo ..un fresco jardinillo . El arco del

centro es de m edio punto : su intrados form a un calado pr im o

roso sobre ataurique picado : los laterales son opvales angrela

dos,de ñnísinio ladri l lo : todos están encerrados en recuadros ,

cuyas fajas perpendicu lares descansan en l indas repisas de cuatrocañas horizontales ; y sus enju tas descubren

,á pesar de las

repetidas m anos de cal con que han procurado obstru ir sus

labores , la m ás del icada fil igrana de vástagos y postas . En el

piso super ior se conservan o tros arcos m ás pequeñ os y una

puertecilla de dintel trebolado en m uro m acizo y denegr ido .

Lleva este edificio el nom bre de casa de las Campanar—L asniñas que al lí aprenden la costura y la doctr ina cr istiana,

fam iliarizadas con la bel leza de aquel los arcos y co lum nas , no com

prenderán tu ansiosa cur ios idad,y clavarán en ti com o adm i

radas sus negros ojos . No las com padezcas : la rosa s i lvestre

que nace á or il la de un fragante naranja] no sabe tam poco

por qué agrada su sencil lez y por qué aquel los árbo les son tan

herm osos ; pero esto no im pide que el la sea flor , y que otroterreno m enos pr ivilegiado sólo produzca espinos .

Sem ejante á la arquería que dejam os descr ita es otra quese ve en un patio de la casa del conde de! Agu ila (plaza de An

íón Caór em ), con la diferencia de ser cuatro los arcos que lacom ponen,

y todos ultrasem icirculares . Descansan en co lum nas

de m árm ol con capiteles m or iscos de selectas form as , todos en

tre si diversos . L a entrada a este resto de casa, que debió habi

tar algún tiem po algún personaje de cuenta que tuvo a su ser

y 8 C Ó R D O B A

otra fachada de gusto ital iano m uy selecto , y en el la una galer ía en cuya base se lee esta otra sentencia que el tiem po ha hecho igualm ente inadecuada en su segunda parte : vz

'

m'

m us sz

'

cu t

alter a dz'

e m or z'

tu r z'

,aºdz) ím m us quasi semper ¡a ¡zac seem/o w"

sun .

En la cal le del Sol,entre la parroqu ia de Santiago y la ro

mantica puerta de Baeza,se conserva el segundo cuerpo de

otra bel la portada de escuela bram antesca . Es de graciosas proporciones

,tiene colum nillas estr iadas de orden com puesto sobre

pedestales adornados qon bustos de gran rel ieve de buena es

cu l tura,y l leva en su cornisam ento la fecha del I 52 0 , que es la

m ejor época del arte plateresco .

En la cuesta del Bai/ía hay una buena m uestra de aquel lafel iz com binación de estilos gótico e

' ital iano que usaron algunosarqu i tectos españoles del s iglo XVI .

—DOS co lumnas de estr íasespirales flanquean una puerta cuadrangu lar . De sus capitelesarrancan un arco conopial con frondario y tope ,

y el lam belquele cobija : entre el dintel y el conopio … resu lta un tém pano adornado de gru tescos realzados

j y entre el conopio y el lam bel resu ltan com o dos

'

enjutas que llevan círcu los tam bién relevados ,destinados al parecer a trabajos de escu l tura

,com o bustos ó

escudos .

De este gracioso estilo del Renacim iento hay otros …m uchosejem plares en ajim eces esqu inados , en galer ías , ventanas , aldabones y otros res iduos de cons trucciones palacianas que

vió er igir Córdoba en aquel los días,para el la m ás afortunados ,

en que los nobles de su tierra no se desdeñaban de habitar una

ciudad de provincia después de haber'

adqu irido fama,riquezas

y nuevos blasones en sangr ientas cam pañas de m ar y tierra le

jos de su patr ia .

( I ) En la cal le de Carm '

ceros , casa núm . 7 , en la de las Cabezas , núm . 1 6 , en la

de la P ierna, en la p laza de S. Andrés : ejem plos qu e recordam os en este m om en

to ; lo que equ ivale á c i tar u no entre m il.

9 2 C Ó R D O B A

s on,y le d ijo : ¿Porqué no edificas con ese dinero una ciudad

para m i, que l leve m i nom bre ? Y An—nasir , que aventajaba á

sus ilustres predecesores en m agnanim idad y gusto artístico ,em pezó á edificar desde luego á la falda delMonte de la novia

(gz'

eóal-al-ar ús) , á unas tres m il las de distancia al N-O . de Cór

doba ,el

'

soberbio palacio que ,unido luego á la ciudad paulati

nam ente form ada á su al rededor , tom ó el nom bre de la esclavapredilecta y se l lam ó Mcdz

'

7za—Á zza/zr a .

Redujéronse al pr incipio las obras á una elegante casa de

recreo para la am ada del cal ifa ,pero éste se prendó tanto del

nuevo edificio y de su del iciosa situac1on , que pronto se convir

rió en vasto alcázar,donde em pezó á res id ir con su fam il ia y

m ujeres,co locando en desahogadas dependencias toda su ser

vidumbre y guardia .

—Era es te al cázar de piedra ,m árm oles y

jaspes,de herm osa traza,

y por dentro espléndidam ente decorado : y la im agen de la esclava lucía escu lpida de rel ieve sobresu puerta pr incipal

Cuentan tam bién las histor ias arábigas que cuando Azzah ra

se vió por prim era vez sentada junto a su glor ioso dueño en

uno de los salones de aquel la especie de palacio encantado , es

tuvo largo tiem po recostada en un aj im ez contem plando em bebecida la bella perspectiva que desde al l í se ofrecía á su vista ;é hiriendo de repente su im aginación el contras te que presentaba la blancura y alegría de las nuevas construcciones con el

som brío cerro que les servía de fondo,exclam ó : ¡Mira ,

cuán

( 1 ) Ya hem os ten ido alguna vez ocas ión de adverti r que la proh ib ic ión al coran i ca de apl icar las artes plásticas á la representac ión de seres an im ados , se infr ingia m uy am enudo en esta época tan br i l lante del cal i fato .

Para la descr i pc ión de Med ina Azzah ra que em prendem os , segu im os fi elm ente

las noti c ias que hem os recogido en las histor ias com pi ladas po r Al—Makkari , en laHis tor ia de Alm ag rebde Ben Adzar í y en extractos de otras que bondadosam ente

nos h a com un i cado el Sr . Gayangos . De todas el las hem os form ado un con junto ,descartando las espec ies en que h ay contrad icc iones . Parecerá exagerado este

relato , pero si se observa que otras descr i pc iones de aque l las h istor ias ( las de lam ezqu ita de Córdoba, por e jem plo) h an resu ltado exactas , tal vez '

el lector depondrá su incredu l i dad para adm irar so lam ente tanta grandeza.

C Ó R DO B A

linda parece esta doncel la en brazos de ese etíope ! Oído lo cual,

m andó al instante An—nasir que se al lanase aquel la m ontaña ; sibien, convencido luego de que esta em presa era superior á todohum ano poder , revocó sus órdenes y dispuso que se talasen sus

pinares y encinas y se plantasen en su lugar alm endros , h igue

BROCA L DE MED INA Azzanna

ras y otros árboles de m ás grata som bra y m ás r isueño as

pecto .

Encom endó An'—nasir los planos del palacio de Azzah ra al

arqu itecto m ás afam ado que había á la sazón en Constantino

pla,em porio de las artes en aquel t iem po .

—Distribuyóse laobra en tres partes ó secciones . L a que apoyaba en la m ism am ontaña,

para los al cazares del cal ifa : en los cuales se alojaban,

adem ás del dueño ,6 3 0 0 m ujeres

, entre concubinas de m a

yor ó m enor categoria,cr iadas y s irvientas , y donde había para

524 C Ó R D O B A

el las 3 0 0 baños . L a inm ediata,al m ediod ía, para las viviendas

de su servidum bre,eunucos y guardias comprendía 40 0 casas :

los pajes y esclavos que m antenía el su l tán en ellas eran 3 750 ,

los eunucos y guardias 1 2 0 0 0,m agníficam ente vestidos , con es

padas y cinturones dorados ; á los pajes se pasaban diariam en

te 1 3 0 0 0 l ibras de carne , sin contar las gal l inas , perdices y otravolatería, adem ás de m uchas especies de pescados . L a terceray m ás desviada de la m ontaña

,para jardines y huertas que do

m inaban los alcázares .

Ocupáronse en estas grandes obras desde el añ o 3 25 de la

Egira (A—D . 93 6 por espacio de m uchos años ,el m ism o

Abde- r—rahm án en persona,su h ijo Al—hakem ,

var ios arqu itec

tos, y doce artíñces cr istianos de grande habil idad ; y había ade

m ás tres hom bres entendidos com is ionados para traer m árm o lesde Áfr ica

, que eran Abdu l lah,el inspector pr incipal de las

obras , Hasan Ibn Moham m ad,y Alí ben ja

'

far,á qu ienes paga

ba An—nasír 1 0 dinares de oro por cada trozo ó fuste de marm ol

, grande 6 pequeño , puesto en Córdoba. Era tan grandeel placer que el cal ifa experim entaba en dirigir por sí m ism o lasconstrucciones

, que entregado á su pas ión de l leno ,l legó en

una ocas ión á faltar tres viernes consecutivos á la azala de laAljam a, y al presentarse el cuarto viernes

,el austero teólogo

Mundhir ben Sa' id que predicaba aquel día,aludió á él en su

plática , y delante de todo el gentío le am enazó con el fuego delinñerno .

G astábanse en la ediñcac1on diar iam ente 6 0 0 0 s il lares detodos tam años y form as

,labrados y sin labrar

,sin contar el

ladr i l lo y la piedra tosca em pleados en los cim ientos : conducíanlos m ater iales 1 4 0 0 acém ilas y 4 0 0 cam el los del su l tán y 1 0 0 0

m u las de alqu iler . Cada tres días se consum ían cargasde cal y yeso . Colum nas

,grandes y pequeñas

,de sos tén y de

peso , entraron m ás de 4 3 0 0 ,traídas algunas de Rom a,

1 9 de

tierra de cr istianos , probablem ente de Narbona ,1 40 regaladas

po r el em perador gr iego , 1 0 1 3 dem árm ol verde y rosa de Car

520 C ÓR DO B A

tanques y lagunas de todas form as ; al l í cenadores y del iciosasum brías en que guarecerse de los ardores del estío . L os historiadores de aquel t iem po , los oradores y poetas ,

agotaron losraudales de su elocuencia describiendo aquel las maravil las .

Cuántos forasteros las vis itaban en los días de Al—hakem ,cuan

do ya la nueva poblacion había l legado á su apogeo , confe

saban no haber otras sem ejantes en los vastos dom inios delIslam . L os viajeros de lejanas tierras , los pr íncipes , los em ba

jadores los traficantes peregr inos ,teólogos y poetas m ás

fam il iar izados con las construcciones de aquel la especie , todosreconocían no haber visto nada com parable en el m undo . Y en

verdad que sólo el terrado de m árm ol pul ido que se elevabaen su al cázar al m ediodía dom inando sus jardines

,los pabello

nes de or iente y occidente que sobre él desco l laban , el salóndorado del pabel lón circu lar que ocupaba el centro ; sólo lasincom parables labores de su arqu itectura

,la bel leza de sus

líneas y proporciones , la riqueza de su ornam entación inter ior,

ya de m árm ol luciente , ya de oro deslum brador ,las colum nas

de capr ichosos jaspes,las pintu ras ém ulas de los m ás fioridos

vergeles ; sólo su lago de l íqu ida plata, sus cisternas perpetua

m ente l lenas de purísim as aguas,sus preciosas fuentes ornadas

de bajo—rel ieves ; cada uno de estos objetos de por si hubieras ido suficiente para hacer los palacios de Azzahra superiores álos de Bagdad , Dam asco y Constantinopla.

Entre sus m aravi l las se distinguían el pabel lón central , lasfuentes y la m ezqu i ta. Es taba elm encionado pabel lón sostenidoen colum nas de m árm ol de aguas , taraceadas de rubíes y perlas ,

con capiteles de oro : l levaba el nom bre de Salón de los Cal ifas (K asr a-l—Hzolafa) , porque en el advenim iento de éstos al

trono debía hacerse al l í su jura y proclam ación . Sus paredesestaban cubiertas de oro y m árm oles transparentes de diversoscolores : su techo de lo m ism o

,y pendía de su centro una perla

de incom parable tam año y valor, que entre otros preciosos

dones había regalado á An-nasir el em perador Constantino

C Ó RDO B A 52 7

Por fi rogénito . L as tejas de es te pabel lón eran de plata y oro

al ternadas . Ocupaba el centro del m ágico recinto un estanquede pórfido

,l leno de purísim o azogue, que l im itaba una arquería

pol igonal de ocho arcos de herradura de ébano y m arfil , incru stados de oro y piedras preciosas

,sobre colum nas de m árm ol

pu l ido y cr istal . Cuando penetraba el sol por el los,sólo el re

flejo que producían sus rayos en el techo y las paredes bastabapara cegar á cualqu iera ; as í , cuando An—nasír quería intim idar áalgún personaje de cuya leal tad no estaba seguro , con una seña

que hiciese á uno de sus esclavos, al punto la m asa de azogue

em pezaba á m overse ,y sus vívidos reflejos producían en todo

el salón unas luces com o relám pagos deslum bradores .

Nada m ás im ponente y m ajestuoso que la jura de un cal ifaó la recepción de un personaje extranjero en el palacio deAzzahra . En am bos actos se retrata fielm ente la tradición or iental der ivada desde los prepotentes reyes as ir ios y babilonios ,cons iderada por todas las gentes que suces ivam ente dom inaronen el As ia m enor com o el tipo y la norm a de la hum ana grandeza . En am bas cerem onias el objeto pr incipal es im poner ,

ofuscar , am edrentar con el espectácu lo de un poder form idabley de una r iqueza super ior á toda fantas ía . Por eso estas solemnidades no se celebraban nunca de im proviso .

—L légale á un

cal ifa la noticia de que un em perador gr iego , por ejem plo ,le

m anda una em bajada y ya em pieza á disponer su recibí

m iento . Al tom ar tierra el legado en los dom inios de Andalucía ,

ya los com is ionados del cal ifa se apoderan de su persona só

pretexto de cuidafle para que nada le fal te en su viaje ; y leconducen ,

con poderosa escol ta de j inetes arm ados ,á un pala

cio des ignado de antemano en las cercanías de la capital , donde

dos eunucos cubicularios del rey (funcionar ios de elevada categoria en Córdoba

,lo m ism o que en la antigua corte de Assur)

( 1 ) V éase en Al—Makkar í la cu riosa descr i pc ión de la que env i ó el em peradorConstantino á Abde-r—rahm an lll.

528 C Ó R D O B A

encargados del servicio inm ediato del su l tán y de su harem , se

em plean en agasajar al enviado y á su com itiva , vigilando al

prºpio tiem po que nadie, sea noble ó plebeyo , tenga con ellosroce alguno . Para este fin se agregan á los eunucos otros oficiales palatinos y m aulís del cal ifa, que con m ucha habil idad hacendespejar el cam po á los intrusos . Entre tanto el cal ifa se ocupaen el cerem onial de la recepción

,va y viene del palacio antiguo

al palacio nuevo,dicta órdenes , y señala por úl tim o el día de la

adm isión del extranjero á su presenciai Ya es el pabel lón cen

tral ya el pabel lón de or iente 6 elde occidente, eldest inadoá la augusta cerem oniaAparece el salón nueva y lujosam ente decorado

,y en él un

trono , joya resplandeciente de oro y pedrería , que ocupa el

su ltán . A su derecha é izqu ierda , sus hijos : luégo los wazires ,luego los gentiles—hom bres

,los hijos de los wazires , los l ibertos

del cal ifa,y los wakiles ú oficiales de su servidum bre. El patio

del alcázar está cubierto de r icas alfom bras y vistosos guadam ecíes ; velas ,

doseles y cor tinajes de lustrosa seda som breanlas puertas y arcadas reflejando en el las los vivos colores desus pajaros y ram ajes . Figuraos la recepción del enviado deConstantino al cal ifa An-nasir . Al verse introducido el gr iegoen el m agnífico salón, no acierta á disim u lar su asom bro: los desu com itiva le s iguen des lum brados y confusos al acercarse al

pºderoso su l tán que l lena con su noble m ajestad el trono . Poneen m anos

_

de éste el enviado sus credenciales y en segu idael faquíh Mohamm ed ben Abdi-l—barr

,elegido por Al-hakem al

Ben Hayyan d ice que Ah -nas ir rec i bió al enviado de Constantino en el pab.:llo

'

n em bovedado, lo cual induce á creer que no h abía m ás que un pabel lón con

bóveda. que p robablem ente ser ía el central , l lam ado tam bién pabellón circu lar ,

f ab:llo'

n dorado, y salón de los cali/as .

( 3 ) L a carta de Constantino al cali fa (d ice Ben Hayyan) ven ia escr ita en v itelaazu l celeste con caracteres de oro :dentro de el la, en caracteres de p lata, una l istade los presentes que enviaba el em perador . L a carta ten ía u n sel lo de oro de cua

tro m itcales de peso , con la im agen del Mes ías en un lado , y los retratos de Constantino y su h i jo en el otro . Estaba m etida en una bolsa de te j i do de plata, y estaen una caja de oro con el retrato de Constantino adm irablem ente esm altado : todoencerrado en un estuche con funda de seda y oro .

C Ó R D O B A

nobles , tom an as iento á am bos lados del trono , excepto Isa benFoteys que queda en pié á “

un lado para juram entar á” todoslos que van entrando .

—En el salón dorado están adem ás loseun

'

ucos del su l tán,en fi las á derecha é izqu ierda de su señ or

,

todos vestidos de túnicas blancas y Armados con espadas ; inm ediatos á el los

,y form ando dos filas sobre el terrado , los eunucos

sirvientes,cubiertos de m al la y em puñando lucientes espadas .

L os eunucos de guardia,con espadas tam bién

,y los eunucos

esclavones , vestidos de blanco é igualm ente arm ados , se extien

den á lo largo del parapeto . Aestos s iguen ºtros esclavones deinferior categoría ,

y vienen luego los arqueros de la guardiacon sus arcos y aljabas . Próxim os á los eunucos esclavonesestán los esclavos negros

,lujosam ente uniform ados y cubier tos

de arm as resplandecientes : l levan túnicas blancas ,yelm os s ici

l ianos,y al brazo escudos de var ios colores , y arm as cuajadas

de oro . En la puerta de As—saa'a'alz están los alcaides del alcázar , y junto á el la la guardia de á cabal lo de es lavos negros

,

que se extiende hasta la puerta de las cúpulas (óaóa—lContinúa la form ación la guardia de m aulís ó l ibertos del cal ifa

,

tam bién de cabal lería ,y el resto del ejército y de los eslavos y

arqueros la prolongan sin interrupción hasta la puerta de laciudad que sale al cam po . Term inada la cerem onia

,el pueblo

se retira, y los herm anos del cal ifa ,los wazires y los otros dig

natarios permanecen en el palacio,para conducir á Córdoba el

cadáver de An—nasir y darle sepu l tura en el cem enter io de loscal ifasPues ya que insensiblem ente nos hem os convertido en na

rradores de las ostentosas cerem onias . de la corte de los Um e

yas en Azzah ra, justo será,antes de pasar á describir las dem ás

bellezas artísticas de este palacio,evocar aquella m ajestuosa

escena de la recepción del rey D . Ordoño IV de Galicia,cuando

fué á solicitar del m ism o califa Al-hakem auxilio y protección

( 1 ) Este cem enter io estaba en el rec into de los alcázares de Córdoba.

C Ó R DO B A

para recuperar el trono de que le había despojado su prim oD . Sancho con la poderosa intervención de Abde—n rahm án Annasír .

Después de alojado espléndidam ente el augusto huésped en

el palacio l lam ado de la Nor ia (An—na u r a/z) en Córdoba, y

fijado el día del recibim iento,previas las órdenes com petentes

para que todas las tropas estuviesen arm adas,la guardia real

de esclavones lujosam ente uniform ada,y los Ulem as , teólogos ,

katibes y poetas , invitados para as istir á la regia audiencia yam enizar la solem nidad con sus arengas é im provisaciones , apareció Al-hakem sentado en su trono en el pabel lón or iental delterrado , con sus herm anos y par ientes á uno y otro lado , y con

los wazires,cadíes , m agistrados , teólogos y principales funcio

narios , todos sentados por su orden según su respectiva jerar

qufa . Ordoño , á qu ien acom pañaban los pr incipales personajescr ist ianos de Córdoba

,entre el los el juez de los m ozárabes

Wal id Ben Khayrun y Obeydullah ,hijo de Kasim Al—m atr a'n

(obispo)*de To ledo iba vestido con túnicade brocado blanco

y albornoz de la m ism a es tofa,y cubr ía su cabeza un birrete á

la usanza cr istiana adornado de costosos joyeles . Llegó á cabal locon su com itiva hasta la puerta exter ior del palacio de Azzahra,

l lam ada de las cúpulas , donde se apearon los que habían salidoá recibirle ; luégo , en o tra puerta inter ior (óaóa -s todosexcepto él y su introductor Ibn Talm ís recibieron orden de echarpié á tierra . Desm ontó á la puer ta del pabel lón m erid ional : enel edificio l lam ado dar a-l—j ana'al, sobre una plataforma

,donde

tom ó as iento con su séqu i to esperando se le m andase entrar .

Sal ió un palaciego con el deseado aviso , y Ordoño subió al

terrado de los pabel lones , y al l legar al de or iente donde el

cal ifa,le aguardaba

,dejó su albornoz

,se descubr ió la cabeza, y

( 1 ) No nos h a s ido pos i b le rastrear el verdadero nom bre de este ob ispo , puesentre los prelados to ledanos tam poco hal lam os n inguno con el nom bre esenc ialm ente aráb igo de Kasim . Otro tanto podem os dec i r del obispo que trajo de As ialas dos célebres fuentes del palac io que vam os descr i b iendo , qu ien los h istoriadores árabes l lam an Rabi .

C Ó R D O B A

en actitud de adm iración y respeto perm aneció un rato com o

absorto contem plando la m ajestad y grandeza que tenía delante.

Acercóse á la entrada con paso m esurado por entre las h ilerasde so ldados formados en el terrado

,y al cruzar el um bral se

postró en el pavim ento con hum i ldad profunda ; luego dió algunos pasos m ás

,volvió á postrarse, y llegando por últim o al

trono alargó su m ano con tim idez,y Al-hakem le dió la suya .

Retrocediendo después sin volver al cal ifa la espalda,ocupó un

as iento cubierto con paño de oro que le es taba preparado , y en

segu ida fueron adm itidos á besar la m ano al soberano islam italos condes y dem ás cabal leros de su cortej o , los cuales se acer

caron al trono repitiendo sus m ism as postraciones , y luego se

sentaron en fila dejando en el centro á su rey .—El juez de los

m ozárabes que servía de intérprete á Ordoño , cuando Al-hakemrom pió el s ilencio dando al destronado la bien venida,

expusoen térm inos com edidos y con reiteradas protestas de sum is ióny obediencia , el objeto de la venida del príncipe cristiano : so l icitó para él y su pueblo la poderosa protección del califa, obl i

gándose á reconocerle siem pre com o su señor feudal si le ayu

daba á recuperar el trono,y finalm ente

,para encarecer lo m ucho

que confiaba en su poder y justicia,rogóle que, consti tu ído en

árbitro de las diferencias de entram bos pr im os , decid iese á cuálde los dos correspondía en buena ley la corona.

—Oyó el cal ifala petición con agrado

, ya porque conviniese á su política favorecer á Ordoño

, ya porque hubiese éste acertado á defender su

causa con habil idad,y accedió á el la expon iendo com o m áxim a

incontrovertible de derecho internacional , que el haber sido bienrecibido D . Sancho por su padre Annasír no era una razón para

que él desairase á D . Ordono—Rl desposeído príncipe reiterólleno de agradecim iento sus hum ildes postraciones , ensalzandocon exclamaciones de entusiasm o la generos idad y gloria de su

protector . Retiróse en segu ida,y los eunucos le condujeron al

pabellón occidental , ante cuyo trºno des ierto volvió á prosternarse con gran respeto

,no acertando á expresar su lengua el

534 C Ó R D O B A

sideró por todos los intel igentes com o un verdadero prodigiodel arte . En cuanto l legó á poder del cal ifa ,

dispuso éste que

fuese co locada en la alcoba 6 dorm i tor io del pabel lón oriental,

conocido por el salón de la f am ílz'

ar z'

a'ad del solaz, y m andó

agregar á su ornato doce figuras de oro berm ejo incrustadas deperlas y exqu is i ta pedrería,

labradas en los tal leres reales deCórdoba

,representando diversos anim ales . Pus ieron en el la un

león entre un antilope y un cocodr i lo ; al lado opues to un águ ilay un dragón

,y entre am bos grupos una palom a

,un halcón

,un

pavo real , una gal l ina,un gal lo

,un m ilano y un bu i tre. Todos

estos anim ales eran huecos y ver tían en el tazón de la fuentechorros de agua cristal ina .

L a m ezqu ita de Azzah ra,tem plo de estupenda estrtm tura

,

preciosam ente labrado en todas sus partes,de noventa y s iete

codos de largo de la alga¡ í a á la qu illa/: sin contar el Mihrab,

y de sesenta y uno de ancho,fué obra de cuarenta y ocho días ,

habiendo An-nas ir em pleado en el la diar iam ente m il obrerosentendidos

,de los cuales trescientos eran albañiles

,doscientos

carpinteros,y los dem ás canteros , escu l tores , doradores , esm al

tadores,m osaicistas , pin tores , estucadores , tal l istas , her

'

reros ,

broncistas , etc.

—Contenía Cinco naves , la central de trece codosde anchura

,las dem ás de doce, y un patio de cuarenta y tres

codos de la algufia á la qu iblah , enlosado de'

m árm ol rojo , encuyo centro había una fuente que vertía sin cesar un agua purís im a .

“Tenía esta m ezqu ita una zom a ó alm inar cuadrado decincuenta codos de al tura . En la Maksurah

,de construcción y

ornam entación m aravil losas,había un púlpito ó m imbar

,de sor

prendente r iqueza .

Poco duraron los palacios de Azzahra. Desde el añ o 96 1

de C .,en que m urió

'

su glor ioso fundador dejándolos terinina'

dos has ta la tr iste época en que cºm enzó con la ex tinción de

( 1 ) Du ranteel reinado de su h i jo Al—hakem (del 96 1 …al 9 7 6 de C. ) se hic icron en Med ina—Azzah ra otras m u chas constru cciones ; pero en los al cazares y ierdines no había nada que hacer .

EL'

MOL 1NO

536 C Ó R DO B A

los Am iritas la guerra civil en elCal ifato cordobés entre los bereberes y andaluces

,entre Suleym án y Alm uhdi

, no transcurr ióm edio s iglo . L os dos r ivales , al ternativam ente favorecidos porel conde de Casti lla Sancho Garcés , talaron uno tras otro el

cam po y la s ierra cuando se vieron vencidos y precisados á dejarla ciudad ; pero los bereberes de Suleym án fueron m ás feroces

que sus contrar ios , redujeron á cenizas la m ágica.

población deAzzah ira

,pocos años antes del icia del hagib Alm anzor , y en

trando en Azzahra (año la saquearon después de haberpasado á cuchil lo á sus m oradores . Perm anecieron en el la algunos m eses

,y luego la evacuaron para extender sus terr ibles

correr ías por toda la tierra circunvecina,donde talaron las m ie

ses,incendiaron las granjas

,y no quedó un so lo caserío en que

no estam pasen su destr uctora huel la. En aquel la gran devas tación ,

los habitantes de la cam piña se refugiaron en Córdoba con

lo que pudieron salvar de sus haciendas , huyendo de la fur ia deaquel anim ado torbel l ino y hubo de resultas ham bre en la ciudad .

Y cuentan las histor ias árabes que habiendo cundido la asoladoraplaga por todo el norte de Andalus , sólo To ledo y Medinacel ise l ibraron de la ru ina,

quedando tan despoblada la provincia ,

que podía un viajero andar por el la á cabal lo dos m eses segu idossin encontrar alm a viviente . Aunque m altratada por tan deshechatorm enta, debió quedar en pié alabr igo de la Sierra la preciosaflor ( 1 ) plantada por An—nasír para otra flor la m ás quer ida desu harem .

Un rey cristiano (2) prendado de el la,confiado en el pres tigio

de sus victor ias y en el abatim iento del Is lam ,la pidió para su

esposa á su nuevo dueño el régu lo de Sevil la . Dos cºsas dem andó el cºnquistador cas tel lano á Alm u

'

tam ed: que le diese áMedina-Azzahra para res idencia de D .

a Constanza que iba en su

cºm pañ ía, y que le dejase libre .una parte de la Mezquita Aljam a

Azzah ra v iene de la palabra árabezah ra , que s ign i fica 770 r .

(a) D. Al fonso V I , conqu istador de To ledo .

C Ó R D O B A

los tesoros de sus entrañas, había recobrado lo suyo,y con su

incesante é im perceptible crecim iento,cubierto ya las marm ó

reas escal inatas rotas,los pavim entos de piedra desnivelados

,

los acueductos,algibes

,estanques

,fuentes

,baños : todo lo so

m ero y lo profundo ; sobre lo cual tendió largos años su capa denieves y barrizales elater ido invierno , su verde m anto de gramala alegre pr im avera

,sus tej idos de cardos ; espinos y punzante

m aleza el abrasado verano, y el otoño su seca y am ar il la vestidura de despojos . Lo al to y fuer te perdió pau latinam ente su

del icado y deleznable revestido de estucos pintados y dorados,

sus arm aduras de alerce : y quedó desnudo . L os reyes m oros deSevil la se l levar ían á la nueva corte algunas herm osas columnasy otros objetos útiles para sus construcciones ; pero m uchosm ater iales preciosos quedaban todavía á no dudarlo en aquello

que sólo parecía un castil lo arru inado en los días de la reconqu ista .

'

Ya en este tiem po había perdido el vu lgo la m em or ia delor igen de Azzah ra

,y sus disem inados vestigios habían hecho

nacer entre los cris tianos vencedores una falsa tradición respectodel antiguo as iento de Córdoba,

de que luego participaron los

histor iadores de m ejor criterio . Y al hacer el santo rey el repar

tim iento de Córdoba y su tierra entre los r icos—hom bres , caballeros y órdenes rel igiosas que habían as istido á la conqu ista

,

ya la ciudad de la esclava quer ida de An-nasír había perdido su

nom bre por el im propio de Córdoóa la viej a

Con éste perseveró desde entonces,y el nuevo nom bre con

tribuyó á que se desvaneciese del todo en los s iglos suces ivosel recuerdo de una población tan novelesca por su or igen,

tan

interesante por las escenas en el la ocurr idas , tan m aravillosa en

todo : que había r ival izado con las m ás fam osas ciudades or ien

( 1 ) En el referido repartim iento el rey retuvo para si el cam po de Córdoba laviej a ,

y en una donac ión hecha por el m ism o m onarca á 2 0 de febrero de la Era1 3 79 ( A D. 1 2 4 1 qu e c ita Góm ez Bravo ( t. 1 .

º

, pág . se d ice :contra Cordubam la vieja .

C Ó R D O B A

tales y sostenido dignam ente el paralelo con los soberbios palacios de los reyes Ninivitas , Achem enios

,-Sassanidas y Abassidas .

De Córdoba la oz'

¿y'

a se hace m ención en algunos docum entos de la Edad m edia ; de Medina—Azzah ra nunca . Aquel asoladocam po , con su ru inoso castillo

,pasa

,no sabem os cuándo , del

patr im onio real al patr im onio m unicipal : l lega el añ o 1 4 0 5,

viene á Córdoba un venerable rel igioso jerónim o ( 1 ) á sol icitarla fundación de un convento de erm itaños en la s ierra

,y la noble

viuda de D . Diego Fernández de Córdoba, al caide de los donceles , le cede para este piadoso objeto una huerta que poseía con

tigua á Córdoba la viej a: y la ciudad le da para el m ism o fin en

1 4 0 8—1as r u inas del Castillo de Córdoba la viej a , ya propiedad

suya . El arru inado castil lo viene entonces al suelo : los s il laresde sus m uros son acarreados al cerro inm ediato donde los padresjerónim os edifican su convento ; los tableros escu lpidos de barroy piedra que los revestían caen despezados entre la yerba dondeperm anecerán acom pañando al sueño secu lar de las otras ru inasanteriores , ya sepu l tadas en aquel campo de soledad, hasta queun anticuar io los rem ueva y los desdeñe desconociendo su pro

cedencia y venga luégo otro (3 ) y los adm ire com o lo querealm ente son

,aunque sin saber tam poco el nom bre que l leva

ron . De los despojos aparentes apenas queda alguno útil quelos buenos frai les no se l leven á su m onaster io : cargan con

cuántos capiteles y fustes de m árm o l yacen sobre aquel la vastasepu l tura de grandezas ; llévanse cuánta piedra les parece aco

m odada á la construcción_de su tem plo

,de su claustro , de su

capítu lo,trazados según el flor ido s istema ºj ival terciar io ; lle

vanse por fin hasta un cervatil lo y una cierva de bronce hueco (4) hal lados entre los escom bros

, que qu izás en otro tiem po

( 1 ) El P . Fr . Vasco .

(a) Am bros io deMorales .

( 3 ) El l i cenc iado D. Pedro Díaz de Rivas .

(4 ) Estuvo el c iervo en el convento de S. Jerónim o de la Sierra hasta hace pocos años . Ahora se hal la en elMu seo prov inc ial . Es de alto poco m ás de un p ié :elcarácter de su form a es pu ram ente ornam ental , según la trad ic ión del arte anti

C Ó R DO B A

habían del'

eitado en alguna fuente delpalacio de A—zzahra los ojosde su m im osa dueña

,y acom odan uno de el los el un pilón del

claustro del santo cenobio .

A todo esto , nadie sabía ya que hubiese existido MedinaAzzah ra . L as ru inas de Co'ra'oóa la alej a pasaban por rel iqu iasanteriores á la dom inación agarena,

y deshecho el castil lo , noquedó al parecer piedra sobre piedra en aquel la vasta

,ondu losa

y verde planicie, ya conver tida en dehesa.

El erudito cronista de Fel ipe II , que vivió algunos años en

el m onaster io de S . jerónim o de la Sierra,obcecado cºn el error

vu lgar , no vió lo que saltaba á la vista,esto es , que los frag

m entos de arqu i tectura decorativa de m árm ol , piedra y barrococido , que se hal laban disem inados por la dehesa de Córa

'oóa

la m'

a/a,eran de la m ism a casta que la ornam entación del

Mihrab de la m ezqu ita m ayor Otro anticuario m ás perspi

caz en estas mater ias trató de corregir la falsa opinión,y és te

convenció á otros de que aquel los despojos per tenecían á algunasuntuosa fábr ica de sarracenos Nada se adelantó sin em

bargo ; las antigiiedades árabes tenían poco que esperar de latendencia que tom aban á la sazón los estudios arqueo lógicos .

Fué preciso que pasaran otros dos s iglos , y que un or iental ista dotado de ingenio y gracia para caut ivar contando lascosas de la España árabe en una época en que la ilustra

guo , com o el de los co losales m itos de Nin ive, com o el de los toros , leones ym onstruos fantásticos de Persépo l is , com o el de los fam osos leones de la Al hembra. Tiene la cabeza algo levantada, y la boca abierta com o en d ispos ic ión de arrojar por el la un caño de agua. L a c ierva, de la m ism a m ater ia y tam año, fué lle

vada al m onaster io de Nuestra Señora de Guadalupe . No sabem os si se conserva.

( 1 ) Am bros io de Morales en sus Antigú edades se esforzó vanam ente en per

suadir que Córdoba la vieja era la colonia patr icia fundada por Marcelo . No se

hizo cargo de los fragm entos de arqu itectu ra decorativa, pu ram ente neo-gr iega,por al l í d isem inados , ni conoc i ó el esti lo aráb igo del c iervo de bronce que le es

tuvo una porc ión de añ os vertiendo el agua en la p i la del c laustro de S. Jerón im o ,

cuando é l hac ía vida de m onje.

(2 ) El citado D. Pedro Díaz de Rivas . Véase el Discu rso pr im ero de su s Antí

g iledades de Córdoba. Sigu ieron su opin ión el P . Roa De Cordu ba: in Hispania Betz

'

ca pr íncipatu Góm ez Bravo ( obra c itada ) , y otros .

( 3 ) D. José Antonio Conde en su His tor ia de la dom inación de los árabes , etc.

542 C Ó R DO B A

ción se ceñía cas i exclus ivam ente á lo latino y griego , volviese ápronunciar el nombre de Mea

'z

'

na—Azza/zra para que se despertase entre lºs l iteratos y

'

anticuar ios, con la afic1on perdida á las

h istor ias de nuestros antiguos dom inadores , el deseo vehem entede invest igar el as iento de aquel la célebre población. Pero com oaquel m ism o arabista daba acerca de su s ituación noticias equ ivocadas se buscó en vano por m uchos años lo que tanto se

deseaba hal lar .

¿Qu ién había de im aginarse que las rel iqu ias de los palaciosm ás sorprendentes que vió la

' España m usu lm ana estaban se

pultadas en una dehesa de un m ayorazgo de la cual yanadie se acordaba ni aun para esclarecer la duda que habíandejado en pié los anticuarios de los s iglos XVI y XVI I ? Y sin em

bargo ,la com pilación de histor ias de la España árabe hecha por

Ahm ed Al-Makkarí , vu lgar izada en Europa desde el año 1 8 4 0

por la labor ios idad de otro arabista distingu ido nos estabarevelando lo que en aquel abandonado cam po debfam os prom eternos .

No está , no , la tr iste y dolorosa ru ina de la m ás bel la creación arábigo-bizantina donde la buscan todavía m uchos apasionados de aquel arte . No busquéis elgrandioso rastro de Azzahrani en las or i l las del Guadalqu ivir

,ni en lo recóndito de la Sierra.

Helo ah í,á tres m il las de Córdoba entre nor te y poniente, donde

todos los escri tores árabes de m ás au tor idad s ituaron siem prela herm osa joya . Su dicho concorde es m i testim onio

,y en prue

ba de que el arte lo confirm a,ah í tené is esos fragm entos por

m i propia m ano recogidos entre la m aleza y cardizales que eu

bren la l lam ada suer te de S en la dehesa de Co'r a'oóala oie/a . Contem pladlos , y os convenceré is de que los edificios

( 1 ) Di ce que se hal labaac inco m i l las de Córdoba, Guadal qu iv i r abajo .

( 2 ) Es esta dehesa prºp iedad de los m arqueses de Guadal cazar , no sabem osdesde cu ándo .

(3 ) Nuestro c itado am igo D. Pascual de Gayangos , que tradu jo del árabe encorrecto id iom a inglés la histor ia de Al-Makkarf para la Soc iedad as i áti ca de L ond res . Sal i ó a luz ebte interesante trabajo en 1 8 4 0 .

C Ó R D O B A 543

de que form aron parte sólo han podido per tenecer á la épocam ás floreciente y á la población m ás fam osa del Cal ifato andaluz . Ah í tenéis todos los elem entos de la ornam entación m ás

bel la y graciosa que creó el Or iente y regularizó el genio estét ico de los pobladores del Archipiélago : las postas que figuranlas olas de la m ar ; los m eandr os ó gr ecas de l istones que se

interrum pen y cortan en ángu los rectos ; los enlaces 6 entr elazos ,

com binación preciosa de l íneas rectas y curvas que im i ta lastrenzas del cabel lo ; las palm eras en que con la m ayor donosuraal ternan hojas agudas y hojas obtusas , unas replegadas haciadentro

,otras hacia fuera,

im itación fel iz del loto as ir io y de laspalm as fenicia y tebana ; el aeanto silvestr e tan parecido á lahoja del punzante cardo ; el tulipa

'

n y la ¡ for de loto ,graciosa

im portación del arte de: Persépol is , al cual fué com unicada porla arqu itectura de Nínive y Babilonia,

etc. Y advertid que

adem ás de estos pedazos de piedra y barro tan l indam entetrabajados , quedan en Cárdoóa la vieja otros de m ármol labrados con el m ism o exqu is ito gusto , algunos de fondo de co lor ,sobre el cual destacan esos tan relevados y bien recortadosadornos ; y en la huerta de S . jerónim o no pocos capiteles quede al l í se sacaron

,los cuales podrían sostener la com petencia

con—los capiteles coríntios del fam oso m onum ento de L isfcratesde Atenas

L a dehesa de Cárdoóa la viej a , que á los ojos del vu lgo no

es m ás que un l lano descam pado con leves s inuos idades haciala parte de la Sierra en cuya falda apoya ,

y donde sobre la viciosa vegetación espontánea propia de aquel del icioso clim a

( 1 ) Por los cap iteles árabe-bizantinos que abundan en la par te m ás exornadade la m ezqu ita m ayor , se form ará el lector una idea exacta de los deMed ina-Azzahra que no h a s ido pos i b le ni di bu jar s iqu iera.

Al cons iderar estos prec iosos indi cios de la gran pu reza á qu e l legó el arte bajolos reinados de A—bde-r—rah m án 111 y de su hi jo Al—hakem l l , cas i se atreve uno a

creer que los árabes—españo les s intieron m ejor que los b izantinos la bel leza delarte hel én ico , y que m u chos elem entos de la arqu i tectu ra gr iega de los buenostiem pos rev ivieron en el arte andalu z de los s iglos ¡ X y x hal l ándose cas i proscr itos por la arqu i tectu ra de Bi zanc io .

54 4 C Ó R D O B A

descuel lan de trecho en trecho algunas encinas é h igueras sil

vestres,se descubre inm ediatam ente a los ojos del observador

atento com o vasta ru ina de alguna construcción im portante, y á

los del arqueólogo com o precioso depós ito de una de las pági

nas m ás interesantes del l ibro m onum ental : página lastim osam ente despedazada,

m as no del todo perdida . Merced á nuestra

natural incur ia, por regla general deplorable , ahora por excepción benéfica,

consérvanse hoy estas ru inas próxim am ente en el

es tado m ism o en que se hal laban á fines del s iglo XVI y principios del XVI I

,cuando nos las descr ibían Am bros io de Morales y

el l icenciado Díaz de Rivas sin saber de cuán noble cadáverhacían la fil iación Algunos preciosos vestigios que el losvieron

,han desaparecido: qu izás han s ido cubiertos por la lenta

crecida del terreno . Lo que hoy al l í pr incipalm ente se adviertees una elevación de forma cuadrangu lar y superficie l lana deunos ciento setenta pasos de longitud ,

con decl ives por los treslados de or iente,

poniente y m ediodía,y por el norte unida á la

Sierra con var ios m ontículos de figura irregu lar , no de form ación natural

,s ino de escom bros en que fácilm ente se hal lan

trozos de piedras bel lam ente labradas ,lastras de m árm ol ro tas

y otros objetos,con sólo rem over la m asa pu lverulenta que

cubre la yerba. En el centro m ism o del l ím i te m er idional de laal ta planicie que dom ina la l lanura,

hay un hueco cubierto deespesa m aleza

, com o indicio de haber existido al l í alguna puerta

, y desde este punto de la explanada parte recta al m ediodíapor lo bajo de la cam piña una especie de calzada que final izaen un objeto inform e de fábr ica de argam asa y mam postería,pié tal vez de algún robusto torreón de entrada . ¿Ser ía éste porventura vestigio de aquel la segunda puerta de ingreso al alcázar

( t ) Véanse las descr i pc iones que en su s citadas obras hacende los vestigiosde Córdoba la viej a . Estas descr i pc iones pueden h oy serv ir de u tilisim a gu ia parauna explorac ión deten ida de aquel cam po ,

pues en el las se ind ican con granm inu cios idad los parajes qu e ocupaban algunos cu r iosos ob jetos , torres, cister

nas, etc. , que h oy ya no se ven , y que sin duda h a cu bierto lam area de la l lanura.

C Ó R D O B A

de la his tor ia de la arqu itectura en España em prende laardua tarea de anal izar detenidam ente todos sus períodos ydesentrañar su s singularfsim os é interesantes s incronism os

, qui

zás donde aquél se lastim aba de encontrar un deplorable vá

cio,tendrá ocasión de trazar con an im ación y elocuencia la

fiel descripción de m uchas bel lezas artísticas todavía oscu

recidas .

v istas no pud ieron com enzar los trabajos hasta m ediados de m ayo de 1 8 54 , peroen cuanto lo s pr inc ipiaron , aparec ieron al abr i r una zan ja en la plan ic ie refer i da ,

vestig ios de m u ros y un en losado con u na canal que form a un ángu lo recto , dis

puesta al parecer para condu c i r aguas . Desgrac iadam ente el Sr . m arqué s de Guadalcázar , dueñ o de la dehesa. al otorgar su consentim ien to para d icha explo rac ión ,

había im puesto a los com i s ionados de Córdoba dos cond ic iones que ignorábam os

en Mad r id , y qu e im pos ibilitaban la continuac ión de la tarea com enzada, al saber :q ue la excavac i ón h abía de su spenderse a fin de m ayo , y que no había de podersecortar n i quem ar á r bol, ar bu s to, m

m ata de n ing una especie. Cabalm ente el des

m onte de la gran m ata s i lvestre que obstru ye el h ueco o caverna del dec l ive m e

r idional de la p laza alta , era una de las pr im eras instru cc iones que habíam os

di r igido ala com i s ión de Córdoba ; y por otra parte el vac iado de la excavac iónpracti cada no pod ía am p l iarse ú tilm entc en s iete d ías qu e fal taban hasta fin de

m ayo no cortando m atas ó arbustos . Es , pues , excu sado añad ir que la exploraci ónqu edó desde entonces paral izada.

El Sr . D. José Caveda , qu ien en su Ensay o h istór ico se lam entaba con sen

ti das frases de que no se conserve s iqu iera un so lo vestigio que nos ind ique h oyel lugar que ocuparon los palacios de Azzah ra .

F I N

Capitulos .

l .

—Prim eras im presiones recibidas en Córdoba.—ºjeada general

sobre su h istoria .

I I .—L a Mezqu ita Aljan .a ideada porAbde r-Rahin ánI I I .

—Realizase la idea del Am ir .—Condición de los cristianos bajo

los sarracenos en Córdoba. .

IV .

—Term inación de la m ezqu ita prim itiv .a—Cuadro generalde lacultu ra sensualista m ahom etana .

V .—I..os cristianos m ozárabes . Martirios y apostasias . Rito s y

cerem onias de los m uzlem itas

VI .

—Per íodo de gestación en las dos arqu itecturas m ahome tana ycristiana.—L a fábula de Cástor y Pólux, com o representa

ción alegórica de los dos artes r ivales .—Nuevo florecim ien

to del arte m ahom etano,consignado en las grandes obras

que em prende Al—hakem I I en la Mezqu ita Aljam a .

V I I .—Eu ropa al term inar el siglo x .

—Decadencia del arte arábigo en

tiem po de Alm anzor ; crecim iento de los Estados y del arte

cristiano en la Pen ínsu la, y hechos que preludian la caida

del Califato cordobés

V I I I .—Conqu ista de Córdoba por S. Fernando .—Erección de la m ez

qu ita en catedral:prim eras obras del arte cristiano en ella.

IX .—Erección de la Mezqu ita Aljam a en Catedral.—Prim eras obras

del arte cristiano en ella

X .—El siglo x… : fe y tolerancia : asociación de elem entos opues

tos .—Sincronism os .—Fundación de la Capilla Real.

XI .—Am algam a de los dos estilos , gótico y sarraceno .—Tracto del

siglo xw al prim er tercio del xv1 ; fundaciones y m em orias

de este periodo

XII .

—Edificase la catedral nueva—Marcha del arte durante su cons

tracción .—Cau sas del Renacim iento .

XI I I .—Descripción de la Catedral.—Continúan las fundaciones en

ella.—Carácter m ixto de nuestra arqu itectura en el siglo xvi .

XIV .

—Fisonom ía de la arqu itectura en el siglo xvn y prim era m itad

del xvm .—Mem orias de la Catedral en eSte período .

XV .

—Córdoba m ozárabe—Vida de los cristianos en ella : su s tem

plos , su culto , sus santos y doctores .—Cism as y apostasias .

XV I .—L os m onasterios de Córdoba en los siglos ¡ x y x .

—L os escan

dinavos y los sarracenos—Tr ibulaciones de los m ozárabes .—Fin del Califato .—Dispersión y cau tiverio

XV I I .—Panoram a de Córdoba en su estado actual.

XV I I I .—Medina-Azzah ra