Emanación íntima y el maestro

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La perfección como emanación íntima El ser y el bien se convierten 1 . El Bien es difusivo de sí 2 y el acto como tal busca comunicarse a sí mismo cuanto le sea posible 3 . Ahora bien, siendo el ser lo más íntimo, algo será tanto más perfecto en la medida en que es capaz de comunicar íntimamente su perfección. Este principio es el que nos permite diferenciar en perfección las distintas naturalezas que podemos conocer. Un ser vivo es más perfecto que uno no vivo, pues este no efectúa ninguna operación vital desde dentro de sí que le posibilite comunicar una perfección. Todo ser vivo, en cambio, es capaz de realizar una operación íntima, de la cual emana algo ejecutado y formado por el mismo viviente. Los seres inertes tienden a comunicar algo de sí y a recibir lo que se les ha comunicado. La tendencia al don es universal y diversa entre un ser que posee vida y uno que no. El que tiene vida comunica algo desde su interior y por sí mismo. Es posible abordar el vivir a partir de un principio universal que afirma que algo es tanto más perfecto cuanto más íntimo es lo que de él emana 4 . En la comunicación viva, se dan diferentes grados de emanación. El primero lo ocupa la vida vegetal que comunica desde lo íntimo, tomando como principio algo extrínseco a ella y culminando en un fruto completamente extrínseco también. Así, vemos en los vegetales cómo todas sus operaciones vitales se ordenan a la más perfecta de las operaciones de un viviente: engendrar, comunicar el propio ser que es el vivir según la naturaleza que se posee. La encina se alimenta para desarrollarse, se desarrolla para germinar y germina para comunicar su semilla, contenida en la bellota. Es el mismo vegetal el que dentro de sí forma poco a poco el fruto, el cual avanza hacia afuera del engendrante en la medida en que se perfecciona hasta que, una vez maduro, se separa de él y cae. Al 1 Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I - II, q.26, a.4. 2 Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.5, a.4, ad. 2. 3 Santo Tomás de Aquino, De potentia Dei, q.8. 4 Santo Tomás de Aquino, Contra gentes, L. IV, c. 11. 1

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La perfección como emanación íntima

El ser y el bien se convierten1. El Bien es difusivo de sí2 yel acto como tal busca comunicarse a sí mismo cuanto le seaposible3. Ahora bien, siendo el ser lo más íntimo, algo será tantomás perfecto en la medida en que es capaz de comunicar íntimamentesu perfección. Este principio es el que nos permite diferenciar enperfección las distintas naturalezas que podemos conocer. Un servivo es más perfecto que uno no vivo, pues este no efectúa ningunaoperación vital desde dentro de sí que le posibilite comunicar unaperfección. Todo ser vivo, en cambio, es capaz de realizar unaoperación íntima, de la cual emana algo ejecutado y formado por elmismo viviente.

Los seres inertes tienden a comunicar algo de sí y a recibirlo que se les ha comunicado. La tendencia al don es universal ydiversa entre un ser que posee vida y uno que no. El que tienevida comunica algo desde su interior y por sí mismo.

Es posible abordar el vivir a partir de un principiouniversal que afirma que algo es tanto más perfecto cuanto másíntimo es lo que de él emana4. En la comunicación viva, se dandiferentes grados de emanación. El primero lo ocupa la vidavegetal que comunica desde lo íntimo, tomando como principio algoextrínseco a ella y culminando en un fruto completamenteextrínseco también. Así, vemos en los vegetales cómo todas susoperaciones vitales se ordenan a la más perfecta de lasoperaciones de un viviente: engendrar, comunicar el propio ser quees el vivir según la naturaleza que se posee. La encina sealimenta para desarrollarse, se desarrolla para germinar y germinapara comunicar su semilla, contenida en la bellota. Es el mismovegetal el que dentro de sí forma poco a poco el fruto, el cualavanza hacia afuera del engendrante en la medida en que seperfecciona hasta que, una vez maduro, se separa de él y cae. Al

1 Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I - II, q.26, a.4.2 Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.5, a.4, ad. 2. 3 Santo Tomás de Aquino, De potentia Dei, q.8. 4 Santo Tomás de Aquino, Contra gentes, L. IV, c. 11.

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separarse puede germinar, porque en su interior -en el corazón deéste- se encuentra la semilla que contiene la forma del vivienteque perpetuará su especie. Este modo de vivir no es el másperfecto, ya que el vegetal toma de afuera los elementos que lepermiten formar el fruto que, a fin de cuentas, queda tambiénafuera, totalmente extrínseco.

Pero entre los cuerpos animados, el lugar próximo lo ocupan lasplantas, en las cuales la emanación ya procede desde dentro, puesto queel humor interno de la planta se convierte en semilla, y esta, confiadaa la tierra se desarrolla en planta. Esto es ya un primer grado devida, pues son vivientes los seres que se mueven a sí mismos paraobrar; en cambio, los que carecen de movimiento interno carecen enabsoluto de vida. Y un indicio de vida en las plantas es que lo que hayen ellas tiende hacia una forma determinada. No obstante, la vida delas plantas es imperfecta porque, aunque la emanación proceda en ellasdesde el interior, lo que emana, saliendo poco a poco desde dentro,acaba por convertirse en algo totalmente extrínseco. Pues, el humor delárbol, saliendo primeramente de él, se convierte en flor y después enfruto, separado de la corteza del árbol, pero sujeto a él; y llegando asu madurez, se separa totalmente del árbol y, cayendo en tierra,produce por su virtud seminal, otra planta.

Reflexionando atentamente, se verá que el principio de esta emanaciónprocede del exterior, puesto que el humor interno del árbol se tomamediante las raíces de la tierra, de la cual recibe la planta sunutrición5.

5 Inter animata vero corpora proximum locum tenent plantae, in quibus iam emanatio

ex interiori procedit inquantum scilicet humor plantae intraneus in semen

convertitur, et illud semen, terrae mandatum, crescit in plantam. Iam ergo hic

primus gradus vitae invenitur: nam viventia sunt quae seipsa movent ad agendum;

illa vero quae non nisi exteriora movere possunt, omnino sunt vita carentia. In

plantis vero hoc indicium vitae est, quod id quod in ipsis est, movet ad aliquam

formam. Est tamen vita plantarum imperfecta: quia emanatio in eis licet ab

interiori procedat, tamen paulatim ab interioribus exiens quod emanat, finaliter

omnino extrinsecum invenitur. Humor enim arboris primo ab arbore egrediens fit

flos; et tandem fructus ab arboris cortice discretus, sed ei colligatus; perfecto

autem fructu, omnino ab arbore separatur, et in terram cadens, sementina virtute

producit aliam plantam. Si quis etiam diligenter consideret, primum huius

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No cabe duda de que un signo de perfección de la vida es lacapacidad de engendrar. Claramente, el fin de la vida es la vidaexpresada en la fecundidad. “Engendrar es como ser”6, dice SanAgustín. Ahora bien, a mayor unión entre el que engendra y elengendrado, mayor la perfección del engendrado y de la operaciónmisma de engendrar, porque un efecto es tanto más perfecto cuantomás unido se encuentra a su causa, de modo que el segundopermanece en el primero.

La vida involucra de suyo a alguien que concibe y da a luz ya otro que es concebido y alumbrado. Así, el criterio que juzga lasublimidad de la vida radica en la unión íntima entre el quealumbra y el que es alumbrado. Y en la medida en que el alumbradopermanece en el interior vinculado íntimamente a su causa, tantomayor grado de vida hay.

Por sobre la vida vegetal, se encuentra la sensitiva, queconforma el segundo grado de vida. Es más perfecta debido a lamayor intimidad de la operación por la cual da a luz algo. La vidade los animales, entonces, se trata de un modo de vivir másperfecto que el vegetativo, porque aquello que forma por sí mismono queda fuera de él, sino que lo conserva dentro para vivir. Loque forma es la imagen que luego atesora en su memoria. Por eso,Aristóteles afirma que los animales viven de imágenes y recuerdos7.Sin embargo, esta no constituye la vida perfecta, pues lo emanadono permanece íntimamente unido a él, sino que pasa de uno a otro,de la imaginación a la memoria.

Hay otro grado de vida superior al de las plantas y corresponde al almasensitiva, cuya propia emanación, aunque comience en el exterior,termina interiormente, y, a medida que avanza la emanación, penetra enlo más íntimo. Por ejemplo, lo sensible imprime exteriormente su formasobre los sentidos externos, pasa de ellos a la imaginación y despuésal tesoro de la memoria. Sin embargo, en cada proceso de esta

emanationis principium ab exteriori sumitur: nam humor intrinsecus arboris per

radices a terra sumitur, de qua planta suscipit nutrimentum. Ibídem.6 Genuisse est ut esset. San Agustín, De Trinitate, L.I, 12, 26.7 Cfr. Aristóteles, Metaphysicorum, L. 1. c.1.

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emanación, el principio y el término obedecen a cosas diversas, puesninguna potencia sensitiva vuelve sobre sí misma. Luego, este grado devida es tanto más alto que el de las plantas, cuanto más íntima es laoperación vital; sin embargo, no es una vida enteramente perfecta,porque la emanación pasa siempre de uno a otro8.

El grado perfecto de vida exige tal compenetración, que nohaya distancia entre quien concibe y el que es concebido. Laemanación más perfecta habita muy dentro. Y tanto más íntimocuanto más se identifica lo emanado con el principio de suemanación. Resulta, así, que la vida más perfecta debe serintelectual, ya que sólo en ella se encuentran e identifican elque concibe y lo concebido. Lo entendido y el que entiende son unoy, más aún, el entendimiento puede, por su inmaterialidad,reflexionar sobre sí mismo.

De esta vida según el entendimiento, el hombre ocupa elúltimo grado, porque entiende razonando. Pero es más perfecta quela vida meramente sensible, pues surge por una participación másperfecta del acto de ser; en cambio, el sentido del animal nosignifica una mayor perfección, como manifestación de unaperfección absoluta en él, en comparación con el vegetal. En esesentido, los animales están más cerca de los vegetales que del serhumano, porque este último participa de un grado de ser tanto másperfecto que puede entender.

8 Ultra plantarum vero vitam, altior gradus vitae invenitur, qui est secundum

animam sensitivam: cuius emanatio propria, etsi ab exteriori incipiat, in

interiori terminatur; et quanto emanatio magis processerit, tanto magis ad intima

devenitur. Sensibile enim exterius formam suam exterioribus sensibus ingerit; a

quibus procedit in imaginationem; et ulterius in memoriae thesaurum. In quolibet

tamen huius emanationis processu, principium et terminus pertinent ad diversa:

non enim aliqua potentia sensitiva in seipsam reflectitur. Est ergo hic gradus

vitae tanto altior quam vita plantarum, quanto operatio huius vitae magis in

intimis continetur: non tamen est omnino vita perfecta, cum emanatio semper fiat

ex uno in alterum. Santo Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, L.IV, c.11.

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La operación de entender es formativa y locutiva. Esto quieredecir que cuando entendemos el entendimiento forma algo muchísimomás perfecto que la imagen. Esta alude a la apariencia de algo,mientras que el concepto es expresión mental de lo que algo es. Elconcepto o palabra mental es formado por el entendimientoentendiendo. Es el entender del entendimiento que entiende lo quedice. Todo entendimiento es fecundo y, por naturaleza, tiende acomunicar lo entendido, de manera que la vida intelectual sevincula esencialmente al diálogo.

Ahora bien, el entendimiento humano forma palabras que no sonsu propia sustancia, sino intencionalmente expresivas del ser y dela forma de otro. El entender humano es razonado, pero se sirve dela sensibilidad. Por ello, todas las dimensiones sensibles delhombre se encuentran al servicio de la operación intelectual delcognoscente, que no es un tipo de ser sino que, mucho más que unaperfección formal, se trata de una manifestación del grado en quese participa del ser en cuanto tal. Sucede así que todos los seresmenos perfectos que el hombre son sólo algo, pero el hombre,además de algo, es alguien y por ser alguien tiene palabra mental.Vive como hombre si lo hace según su palabra mental; de ahí que alreferirse Aristóteles al vivir humano, dice que el hombre tienearte y razonamientoA9.

El entendimiento humano es el menor en perfección, por cuantohalla el principio de su entender fuera de él. Al ser unapotencia, constituye un accidente del hombre. Es decir, entiende apartir de los sentidos que reciben la inmutación sensible de losentes materiales. Por eso mismo, entiende apoyado en imágenes.

Y hay un grado supremo y perfecto de vida que corresponde alentendimiento, porque este vuelve sobre sí mismo y puede entenderse. Noobstante, en la vida intelectual hay también diversos grados. Puesaunque el entendimiento humano pueda conocerse a sí mismo, toma, sinembargo, del exterior el punto de partida para su propio conocimiento,ya que es imposible conocerse sin una representación sensible10.

9 Cfr. Aristóteles, Metaphysicorum, L. 1. c.1.

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Reflexionando sobre el propio modo de entender, el hombre seremonta al conocimiento de Dios, ya que por el conocimiento delalma se llega al conocimiento de lo divino.

Por eso, la vida intelectual de los ángeles, cuyo entendimiento noparte de algo exterior para conocerse, porque se conoce a sí mismo, esmás perfecta. A pesar de ello su vida no alcanza la última perfección,porque, aunque la idea entendida sea en ellos totalmente intrínseca,sin embargo, no es su propia sustancia, puesto que en ellos no seidentifican el entender y el ser, según consta por lo dicho. Luego, laúltima perfección de vida corresponde a Dios, en quien no se distinguenel entender y el ser, como antes se demostró; y, así, es preciso que enDios se identifique la idea entendida con su divina esencia11.

Al captar él la inteligibilidad del cosmos y la sustancia delalma, entiende que ello requiere un entendimiento supremo, que esÉl mismo12, como causa y ordenador del universo13.

Analicemos ahora la unión íntima del engendrante y loengendrado como expresión de perfección, lo cual nos permitiráprofundizar más la realidad de la paternidad:

10 Est igitur supremus et perfectus gradus vitae qui est secundum intellectum: nam

intellectus in seipsum reflectitur, et seipsum intelligere potest. Sed et in

intellectuali vita diversi gradus inveniuntur. Nam intellectus humanus, etsi

seipsum cognoscere possit, tamen primum suae cognitionis initium ab extrinseco

sumit: quia non est intelligere sine phantasmate, ut ex superioribus patet.

Ibídem. 11 Perfectior igitur est intellectualis vita in Angelis, in quibus intellectus ad

sui cognitionem non procedit ex aliquo exteriori, sed per se cognoscit seipsum.

Nondum tamen ad ultimam perfectionem vita ipsorum pertingit: quia, licet intentio

intellecta sit eis omnino intrinseca, non tamen ipsa intentio intellecta est

eorum substantia; quia non est idem in eis intelligere et esse, ut ex

superioribus patet. Ultima igitur perfectio vitae competit Deo, in quo non est

aliud intelligere et aliud esse, ut supra ostensum est, et ita oportet quod

intentio intellecta in Deo sit ipsa divina essentia. Ibídem. 12 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11, a.2 in c. 13 Cfr. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.2, a.2 in c.

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Porque en ellos, cuando engendran un semejante en especie, se desprendealgo que estaba en la planta o en el animal, lo cual queda totalmentefuera del engendrante al terminar la generación14.

Cuando hay generación en la vida intelectual, lo que elgenerante emana no queda totalmente fuera de él, de manera quetiene un aspecto semejante al modo propio de la generación animaly vegetal, y uno semejante a la vida Divina.

La generación humana abarca las dimensiones física yespiritual, por lo que, para la perfección de ese alumbramiento,es necesario que el hombre sea dado a luz espiritualmente. Ycuando se produce dicho alumbramiento espiritual, lo alumbrado noqueda absolutamente fuera, pues permanece un vínculo entre ambosque denomina al generante padre y a lo generado hijo. Tanto así queel hijo es una imagen de sus padres, incluso espiritualmente.

Esta palabra concebida interiormente es, entonces, una ciertarazón y semejanza de lo entendido, y tiene dos caracteresdiferentes. Cuando el verbo mental es principio de la semejanzaque existe en otro, constituye una semejanza ejemplar, del mismomodo en que el verbo mental del artista es principio de su obra,de manera que tal carácter cumple un rol arquitectónico en la obrarealizada, cuya perfección dependerá del grado de semejanza queguarda con lo concebido por el autor. Y si la semejanza es másbien una representación de ese principio, recibe el nombre deimagen. Esta puede ser distinta de la naturaleza del principio querepresenta, como la imagen de un hombre hecha en bronce que notiene naturaleza humana, o como la idea de hombre que representainteligiblemente la humanidad sin poseer esa naturaleza. Por eso,la palabra interiormente concebida por el hombre que se entiende así mismo, no es un hombre verdadero, con el ser natural de hombre,

14 Similiter autem non potest accipi divina generatio ad modum generationis quae

in plantis invenitur, et etiam in animalibus, quae communicant cum plantis in

nutritiva et generativa virtute. Separatur enim aliquid quod erat in planta vel

animali, ad generationem similis in specie, quod in fine generationis est omnino

extra generantem. Santo Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, L.IV, cap.11.

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sino que sólo constituye una semejanza suya aprehendida por elentendimiento15.

Sin embargo, la imagen también representa al principio con sumisma naturaleza. Esta es la semejanza filial, que por ese motivorecibe el nombre de hijo. Es decir, el hijo es una imagen del padreque lo representa con su misma naturaleza16. El viviente seconstituye en imagen de alguien cuando en él encuentra suprincipio y por él posee la misma naturaleza, razón por la cual sele dice “hijo”. En ese sentido, lo esencial de la auténticageneración es que el engendrado proceda del engendrante con sumisma naturaleza y como imagen suya.

Ser hijo consiste en una perfección análoga, pues no es lomismo ser hijo en sentido divino que en sentido humano. En esteorden, la paternidad es un principio en la generación ynecesariamente todo hombre es hijo de alguien.

Porque tratándose de seres vivientes, es imposible que quien es imagende alguien y tiene su misma naturaleza no pueda decirse hijo; pues loque procede de un viviente, reproduciendo su especie, dícese hijosuyo17.

Plantea el doctor Angélico:

Sin embargo, la imagen que tiene la misma naturaleza que aquello querepresenta es como el hijo del rey, en quien aparece la imagen delpadre, y es de la misma naturaleza que él18.

15 Cfr. Ibídem.16 Cfr. Santo Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, L.IV, cap.11. 17 Non enim sic esse imaginem alicuius ut eiusdem naturae cum illo sit, in aliquo

invenitur qui filius dici non possit, dummodo hoc in viventibus accipiatur: nam

quod procedit ex aliquo vivente in similitudinem speciei, dicitur filius eius.

Ibídem.18 Imago autem alicuius rei quae eandem naturam habet cum re cuius est imago, est

sicut filius regis, in quo imago patris apparet et est eiusdem naturae cum ipso.

Ibídem.

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Habla aquí del hijo y de su semejanza con el padre, a quienllama “rey”, lo cual acarrea diversas consecuencias para elequilibrio -o desequilibrio- de lo humano, en cuanto a la maneraen que un padre reina sobre los suyos. En el hijo aparece laimagen del rey, que se identifica con la figura del padre. Elpadre es rey.

Retomemos aquella idea de que cuanto más íntimamente unidosestén el engendrado y el engendrante mayor perfección del vivirporque, en definitiva, propio de la generación es que lo dado aluz sea de la misma naturaleza del que concibe; sólo así posee larazón de ‘hijo’.

Este proceso natural se lleva a cabo de modo semejante a aquel en quese da la procedencia con identidad de naturaleza. Ahora bien, loesencial de la verdadera generación en los seres vivientes es que elengendrado proceda del engendrante como imagen suya y teniendo la mismanaturaleza19.

En estricto rigor, lo concebido es perfecto en la medida enque no se separa de quien lo concibe. Estar concebido en los entesfinitos no se identifica con ser parido, salvo cuando se trata delverbo amado por el hombre, donde la concepción y el nacimiento seidentifican al descansar la voluntad en el conocimiento. Así escomo “las obras buenas son como hijos de nuestra vida, y segúnellas se pregunta qué vida lleva cada uno”20.

En la dimensión material, primero se concibe y luego se pare.Y antes de ser parida, la prole se mantiene protegida en el útero

19 Sequitur quod hic naturalis processus sit in similitudinem eius a quo est

processio cum identitate naturae. Haec est autem verae generationis ratio in

rebus viventibus, quod id quod generatur, a generante procedat ut similitudo

ipsius et eiusdem naturae cum ipso. Ibídem. 20 Sed quia ea quae dicuntur opera bona, tanquam filii sunt vitae nostrae,

secundum Quam quaeritur cuius vitae sit quisque. San Agustín, De Trinitate, L.XII, 7,

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materno hasta alcanzar aquella última perfección que le permitasepararse espacialmente del engendrante21.

Ello porque la concepción y el parto animal suponen lacorporeidad y el movimiento, lo cual implica que el término de laconcepción esté en la permanencia de lo concebido en quien concibey que el término del parto esté en ser dado a luz distanciándosede quien pare22.

No obstante, aunque la finalidad de la concepción es ser dadoa luz, la finalidad de ser dado a luz no es la separación delengendrante con lo engendrado. Tal separación ocurre sólo porcuanto se trata de un engendrar que involucra la materia. Por lotanto, en el alumbramiento de lo concebido espiritualmente, no seproduce distanciamiento, aunque el entendimiento y lo que concibesean distintos. En el caso de la palabra mental, concebir yalumbrar es lo mismo.

Luego, es necesario que en las cosas corpóreas lo que se concibe aún nosea, y lo que se da a luz, en el dar a luz no se distinga de quien loda a luz. Pero la concepción y el parto del verbo inteligible no es conmovimiento y con sucesión; por eso, al mismo tiempo que es concebido,es, y al mismo tiempo que es dado a luz, es distinto; así como lo quees iluminado, al mismo tiempo que se ilumina, queda iluminado, porqueen la iluminación no hay sucesión alguna23.

21Nam proles, quandiu concepta est et in utero clauditur, nondum habet ultimam

perfectionem, ut per se subsistat a generante secundum locum distinctum: unde

oportet quod in corporali generatione animalium aliud sit genitae prolis

conceptio, atque aliud partus ipsius, secundum quem etiam loco separatur proles

genita a generante, ab utero generantis egrediens. Santo Tomás de Aquino, Summa

contra gentiles, L.IV, c.11.22 Sed quia conceptio et partus in rebus corporalibus cum motu sunt, oportet in

eis quandam successionem esse: cum conceptionis terminus sit esse concepti in

concipiente; terminus autem partus sit esse eius qui paritur distinctum a

pariente. Ibídem.23 Necesse est igitur in corporalibus quod id quod concipitur, nondum sit; et id

quod parturitur, in parturiendo non sit a parturiente distinctum. Conceptio autem

et partus intelligibilis verbi non est cum motu, nec cum successione: unde simul

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En la vida humana, la concepción de los hijos involucra elalumbramiento físico y también el espiritual, que es más semejanteal concebir y alumbrar del entendimiento que a la concepción yalumbramiento material. Tanto así, que el hijo, aun siendo otro,se encuentra de modo natural estrechamente vinculado al padre.

De modo que, así como en la generación carnal de los animales primerose concibe algo, después es dado a luz, y por último, quédase loengendrado por conveniencia propia con el parturiente, como consociadocon él, pero distinto de él24.

“El hijo, en realidad, es naturalmente algo del padre”25,afirma Santo Tomás y prosigue:

En primer lugar, porque, en un primer momento, mientras está en el senode la madre, no se distingue corporalmente de sus padres. Después, unavez salido del útero materno, antes del uso de razón, está bajo elcuidado de sus padres, como contenido en un útero espiritual26.

Este es el fundamento natural de la constitución del hogar,cuna del desarrollo espiritual humano. El hogar que cobija a lafamilia configura una escuela de humanidad. En ese lugar, seadquieren las primeras y más elementales nociones para una vidafeliz, porque en el hogar somos amados por quienes somos. La pazque brinda el hogar radica en que ahí la persona vale según quiendum concipitur, est; et simul dum parturitur, distinctum est; sicut quod

illuminatur, simul dum illuminatur, illuminatum est, eo quod in illuminatione

successio nulla est. Ibídem.24 cum in generatione carnali animalium prius aliquid concipiatur, deinde

parturiatur, et deinde conveniat sibi adesse parturienti, quasi sibi consociatum

ut ab eo distinctum; haec omnia in divina generatione simul esse intelligantur;

nam verbum Dei simul concipitur, parturitur et adest. Ibídem.25 Filius enim naturaliter est aliquid patris. Santo Tomás de Aquino, Summa

Theologiae, II-II, q.10, a.12 in c.26 Et primo quidem a parentibus non distinguitur secundum corpus, quandiu in

matris utero continetur. Postmodum vero, postquam ab utero egreditur, antequam

usum liberi arbitrii habeat, continetur sub parentum cura sicut sub quodam

spirituali utero. Ibídem.

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es y no por sus logros; es la ratificación de la persona, pues lafamilia es el lugar del crecimiento amoroso para el amor; es ellugar del refugio, del recibir, del dar, del crecer, del ser.

En consecuencia, para los seres racionales humanos, queposeen una dimensión física y otra espiritual, la paternidadconstituye una vasta realidad en consideraciones: desde el puntode vista material, los hijos se separan para vivir su vida; sinembargo, como seres racionales que son, la plenitud de lapaternidad se constata justamente en lo contrario. Mientras másperfecta la paternidad, más íntimo debiera ser el vínculo y eseestar uno en el otro, compartiendo una misma vida, al modo como loentendido está en el que entiende, siendo uno con él aunquedistinto.

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El maestro como la más perfecta imitación de laBondad

Todo aspira a ser como Dios, a imitarle, dado que la potenciatiende al acto cuanto le sea posible27. Ni siquiera el mal moral sesustrae de este intento por manifestar perfección, pues hasta ensu desorden el hombre pretende imitar las perfecciones divinas.Ahora bien, ¿cuál es la más perfecta imitación de Dios en el ordenhumano?

Para responder a esta pregunta, consideremos aquel principioque afirma que todo efecto tiene una causa y que nada es causa desí mismo28. Todo tiene un origen fuera de sí mismo, excepto quienno posee origen alguno, que sólo puede ser Dios. Por ende, lo másradical es que somos hijos, es decir, que procedemos de unprincipio generador. Todo hombre es hijo, aunque no todo hijo espadre. Puesto que nadie es causa de sí mismo, a todos nos espropia una realidad filial. Todos tenemos padre, porque nadie escausa sui29.

Dios, acto puro y perfecto, sólo busca comunicar su propiobien y participa a la totalidad del cosmos, según el ser de cadaente, de sus perfecciones. A quien no le falta perfección puede,si quiere, comunicarla, pero no lo hace para adquirir másperfección, puesto que ya es perfecto; antes bien, al comunicarlaperfecciona a quien la recibe.

Dentro del orden natural, el hombre está en la cumbre y, comoser racional y libre, le imita como imagen. Esta semejanza lepermite captar el orden debido conociendo y amando el fin.Comunicar se encuentra estrechamente ligado a la imitación de lodivino, puesto que dada su perfección, Dios únicamente da. Por lomismo, esta comunicación debe brotar del amor gratuito para no27 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De potentia Dei, q.8. 28 Cfr. San Agustín, De Trinitate, L.I, c.1, n.1. 29 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11, a.2 obj.2.

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constituir una búsqueda de sí mismo e imitar a Dios con mayorperfección. Cuando Dios comunica, no se busca a sí mismo, sino quesiempre persigue el bien de otro.

Santo Tomás de Aquino se pregunta si un hombre puede enseñara otro. Su respuesta es afirmativa, pero aclara que no es elmaestro la causa eficiente de la ciencia del disciente, ya que esel hombre –disciente- quien forma en sí mismo la ciencia en lamedida en que engendra conceptos. El docente resulta una ayudapara el discípulo: le orienta en el camino a seguir, explicando sudoctrina y apoyando el trabajo del alumno con ejemplos e imágenes.Este ejercicio, originado en la ciencia del docente, facilita elpaso del hombre, que no sabe de la potencia de saber al acto deciencia30.

Colabora el maestro al conocimiento del discípulo medianteafirmaciones particulares de aquellas cosas más universales que escapaz de juzgar a partir de lo que ya conoce, con ejemplosconcretos y estableciendo comparaciones por oposición o semejanza.También puede procurar fortalecer su entendimiento, revelándole elnexo entre principios y conclusiones a través de demostraciones31.

A partir de estos principios, el Santo establece unacomparación entre el maestro y el médico, puesto que ambos prestanuna ayuda externa a lo que el hombre realiza por sí mismo. De estemodo, la luz del entendimiento es la causa interna de la ciencia,tal como la naturaleza es la causa de la salud. No es el médicoquien causa la salud, sino la naturaleza sana; él sólo determinala mejor disposición de los medios para recobrar la salud por laacción interna de la misma naturaleza32.

El maestro no es la luz intelectual del discípulo, ni imprimelas especies inteligibles en él33. Así, el maestro habla mediante

30 Cfr. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.117, a.1. in c. 31 Cfr. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.117, a.1 in c. 32 Cfr. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.117, a.1 ad.1. 33 Cfr. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.117, a.1 ad.3.

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signos que estimulen la búsqueda del conocimiento en quien aún nosabe34. Estos signos se refieren a cosas conocidas para eldisciente de modo general, pero desconocidas en lo específico35.

El discípulo aprehende del maestro las conclusiones gracias aaquellos principios que interiormente ya posee. Por eso, puedeasentir al maestro a pesar de desconocer las conclusionesconocidas sólo por este, el cual, apoyándose en los principios delque ignora, le muestra las conclusiones entendidas para que lasaprenda36. Así, pues, el maestro no infunde la luz intelectual sinoque ofrece su palabra, la que será conservada por el discípulopara meditarla con amor37.

Por el amor al maestro y por la verdad que él le comunica,sus palabras son susceptibles de ser guardadas profundamente en elinterior; y custodiadas en lo recóndito, son fuente de reflexión ymateria sobre la cual la ciencia podrá ser personalmenteengendrada.

El hombre que enseña exteriormente no infunde la luz inteligible, sinoque, en cierto modo, es causa de la especie inteligible, al proponernosciertos signos de las intenciones inteligibles que nuestroentendimiento recibe de aquellos signos y que guarda muy dentro de sí38.

Mediante la palabra, se produce una penetración interior detal naturaleza, que no es posible que el discípulo custodie yconserve tan íntimamente las palabras del maestro si no le ama. Elamor al maestro ablanda su corazón, lo cual permite que seafácilmente penetrado por las palabras que él profiere, y cuanto34 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11, a.1 ad.12.35 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11, a.1 in c.36 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11, a.1 ad.18.37 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11 a.1 ad.9. 38 Ad decimumquartum dicendum, quod homo exterius docens non influit lumen

intelligibile; sed est causa quodammodo speciei intelligibilis, inquantum

proponit nobis quaedam signa intelligibilium intentionum, quas intellectus noster

ab illis signis accipit, et recondit in seipso. Santo Tomás de Aquino, De veritate,

q.11 a.1 ad.14.

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más grande el amor, más fácil la penetración y más recónditamenteson guardadas estas palabras39.

Podríamos preguntarnos por qué ellas son la causa más próximade la ciencia. Sin duda que no sólo por tratarse de conceptostransmitidos verbalmente, sino principalmente porque el maestro esmás cercano al corazón del discípulo, y tanto más cuanto más amadoes. Al revelar su ciencia, el maestro se ofrece a sí mismo, pues“el conocimiento es una especie de vida en quien conoce”40. En elauténtico maestro, la dimensión vital subjetiva y la objetivaconforman una síntesis, de modo que en el verbo lucen ambas demodo indivisible. Por eso, al hablar comunica lo que vive.

El grado de entrega del maestro dependerá del nivel deprofundidad y arraigo interior de la ciencia que transmita. Laspalabras del maestro son el agua de sabiduría que riega elinterior del discípulo, cual tierra firme, fecunda y humilde. En“una donación comunicativa vivida en el diálogo, en un diálogoamorosamente humano, las palabras contundentes gratuitamenteofrecidas dan fruto interior, de manera tal, que el discípulo depocas cosas oídas muchas cosas buenas anuncie”41.

Debido a su grado de invisceración, las palabras comunicadasse vinculan más auténticamente con la vida interior que anima almaestro, ya que lo que transmite es su propia vida interior. Porla imperfección entitativa del maestro, estas palabras de vida nogeneran por sí mismas la vida del discípulo, empero constituyendones que permiten que el discípulo piense y comprenda el espíritudel maestro. Así se engendra en él una ciencia semejante42. Poreso, el discípulo puede ser llamado ‘hijo espiritual’ de su

39 Cfr.Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11 a.1 ad.11.40 Illa enim vita quaedam est in ratione cognoscentis. San Agustín, De Trinitate, L.IX, 4, 5.41 Per quam ex paucis auditis multa bonus auditor annuntiet. Santo Tomás de Aquino, Breve

principium, c.3.42 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11 a.1 ad.6.

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maestro43, fundado en la verdad de que “propio de algo perfecto eshacer algo igual a sí mismo”44.

Si el maestro es padre espiritual, el padre considerado en símismo puede ser un maestro por excelencia. Esto significa que lanaturaleza permite que el mejor maestro para una persona sea supadre y ninguno como él, de modo que el padre marca naturalmentela vida de su hijo. El padre deja siempre una huella, porquesiempre comunica algo.

El padre genera a su hijo tanto material comoespiritualmente. Busca de modo intencional compartir el bien queposee y procura que su discípulo -el hijo- sea más que él,manifestando así también su perfección como docente, pues “unavirtud más grande produce un efecto más perfecto”45. El padre esinevitablemente una figura docente. Docencia y paternidad sesintetizan en él.

La generación espiritual es la prueba de una plenitud espiritual que sequiere compartir (bonum est diffusivum sui). Por eso se buscan hombres,sobre todo más jóvenes que uno, los que aceptarían lo que se les quierecomunicar y vendrían a ser vuestros “hijos”, objeto de un amorparticular, parecido al de los padres para con los hijos, por una razónparecida: lo que maduró en el padre o la madre espirituales continuaráviviendo en ellos46.

La comparación entre el maestro y el médico no es del todoperfecta, pues es más actual el ser del maestro que el del médicopara alcanzar su fin. No es menester que el médico esté sano paraque coopere con la adquisición de la salud; en cambio, el maestrono puede comunicar si no posee vida interior. No es lo mismo sermédico que maestro en el orden del ser de las cosas.

43 Cfr. Santo Tomás de Aquino, In Io, cap.1, lec.144 Est enim rei iam perfectae facere alteram qualis ipsa est. Santo Tomás de Aquino, Summa

Theologiae, I, q.78, a.2 in c. 45 Perfectio effectus demonstrat perfectionem causae: maior enim virtus perfectiorem effectum inducit. Santo

Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, III, c.69, n.1546 Woytyla, K., Amor y responsabilidad, p.297.

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Por otro lado, sucede que nadie es maestro de sí mismo yademás el maestro, si es tal, posee en forma acabada aquellaciencia que transmite47.

El maestro no tiene el poder de instruir interiormente, salvoporque el discípulo medita en sus palabras. Dado el modo finito desu comunicación por la finitud del ente comunicante, enseñaexteriormente. Sólo un ser perfectísimo puede enseñarinteriormente48, ya sea por ser causa de la luz inteligible oporque personalmente instruye en el interior si quiere49.

El maestro anuncia exteriormente la verdad y por eso se diceque enseña la verdad, aunque no pueda causarla en el interior deloyente50. A diferencia de la medicina, la maestría exige el hábitode la ciencia que procure su perfecto ejercicio. Para esto es una

47 Ad quartum dicendum quod signa quae magister discipulo proponit, sunt rerum

notarum in universali, et sub quadam confusione; sed ignotarum in particulari, et

sub quadam distinctione. Et ideo cum quisque per seipsum scientiam acquirit, non

potest dici docere seipsum, vel esse sui ipsius magister, quia non praeexistit in

eo scientia completa, qualis requiritur in magistro. Santo Tomás de Aquino, Summa

Theologiae, I, q.117, a.1 ad.4. 48 Cfr. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11 a.1 ad.8.49 Huiusmodi autem rationis lumen, quo principia huiusmodi nobis sunt nota, est

nobis a Deo inditum, quasi quaedam similitudo increatae veritatis in nobis

resultans. Unde, cum omnis doctrina humana efficaciam habere non possit nisi ex

virtute illius luminis; constat quod solus Deus est qui interius et principaliter

docet, sicut natura interius et principaliter sanat; nihilominus homo et sanare

et docere proprie dicitur modo praedicto. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11

a.1 in c.50 Ad septimum dicendum, quod sicut medicus quamvis exterius operetur, natura sola

interius operante, dicitur facere sanitatem; ita et homo dicitur docere veritatem

quamvis exterius annuntiet, Deo interius docente. Santo Tomás de Aquino, De

veritate, q.11 a.1 ad.7.

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condición irrenunciable que el maestro posea de modo auténtico laverdad de los signos que profiere51.

El médico cura no porque se encuentre sano, sino porque poseeel conocimiento que puede aplicar con independencia de su propiasalud, de manera tal que podría eventualmente incluso curarse a símismo. El médico dispone para la salud sin importar su amor por elenfermo ni el amor del enfermo por él. La medicina se ejerceaplicando conocimientos en forma acertada.

El maestro, por su parte, habla porque posee lo que comunica,es dueño en acto de su ciencia; de lo contrario, no podríaenseñar. La docencia no es la mera expresión de palabrasextrínsecamente sobrevenidas, sino un verdadero decir si lapalabra brota del corazón. El secreto interior de la inteligenciay la voluntad del hombre, impenetrable a las otras miradasimperfectas, pasa del interior al exterior a través de signosaudibles para los oídos ajenos. En este acto, es el maestro mismoel que se muestra en lo que dice52. De este modo, más que disponer,

51 Doctrina autem importat perfectam actionem scientiae in docente vel magistro;

unde oportet quod ille qui docet vel magister est, habeat scientiam quam in

altero causat, explicite et perfecte, sicut in addiscente acquiritur per

doctrinam. Quando autem alicui acquiritur scientia per principium intrinsecum,

illud quod est causa agens scientiae, non habet scientiam acquirendam, nisi in

parte: scilicet quantum ad rationes seminales scientiae, quae sunt principia

communia; et ideo ex tali causalitate non potest trahi nomen doctoris vel

magistri, proprie loquendo. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11 a.2 in c. 52 Ad primum ergo dicendum quod in nobis interior mentis conceptus quasi duplici

obstaculo clauditur. Primo quidem, ipsa voluntate, quae conceptum intellectus

potest retinere interius, vel ad extra ordinare. Et quantum ad hoc, mentem unius

nullus alius potest videre nisi solus Deus; secundum illud I Cor. II, quae sunt

hominis, nemo novit nisi spiritus hominis, qui in ipso est. Secundo autem clauditur mens hominis

ab alio homine per grossitiem corporis. Unde cum etiam voluntas ordinat conceptum

mentis ad manifestandum alteri, non statim cognoscitur ab alio, sed oportet

aliquod signum sensibile adhibere. Et hoc est quod Gregorius dicit, II Moral.,

alienis oculis intra secretum mentis, quasi post parietem corporis stamus, sed cum manifestare nosmetipsos

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el maestro engendra ciencia en el otro que guarda muy íntimamentelo recibido. Y, a diferencia del médico que puede sanarse a símismo, el ignorante, el que no posee ciencia, no se daría a símismo la ciencia de la que carece53.

La vida activa y la contemplativa son dos géneros de vida quedifieren en el fin y en su materia. Bajo este último aspecto, lavida activa trata de la relación del hombre con los asuntostemporales, a partir de lo cual se determina su fin que es subienestar. De esta forma, el orden, entendido como fin de la vidaactiva, está en la justicia, que mantiene una armonía en ladisposición de los bienes dando a otros, sea como deuda o comosimple don. La vida contemplativa, en cambio, se ocupa de lanaturaleza íntima de las cosas y por eso su fin es la búsqueda dela verdad54.

cupimus, quasi per linguae ianuam egredimur, ut quales sumus intrinsecus, ostendamus. Hoc autem

obstaculum non habet Angelus. Et ideo quam cito vult manifestare suum conceptum,

statim alius cognoscit. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.107, a.1

ad.1.53 Ad sextum dicendum, quod medicus sanat inquantum praehabet sanitatem non in

actu, sed in cognitione artis; sed magister docet inquantum actu scientiam habet.

Unde ille qui non habet sanitatem in actu, ex hoc quod habet sanitatem in

cognitione artis, potest in seipso sanitatem causare; non autem potest esse ut

aliquis actu habeat scientiam, et non habeat, ut sic possit a seipso doceri.

Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11 a.2 ad.6.54 Responsio. Dicendum, quod contemplativa et activa vita ad invicem fine et

materia distinguuntur. Materia namque activae vitae sunt temporalia, circa quae

humanus actus versatur; materia autem contemplativae sunt rerum scibiles

rationes, quibus contemplator insistit. Et haec materiae diversitas provenit ex

diversitate finis: sicut et in omnibus aliis materia secundum finis exigentiam

determinatur. Finis enim contemplativae vitae est inspectio veritatis, prout nunc

de vita contemplativa agimus; veritatis, dico, increatae secundum modum

possibilem contemplanti: quae quidem in hac vita imperfecte inspicitur, in futura

autem videbitur perfecte. Unde et Gregorius dicit, quod contemplativa vita hic

incipitur, ut in caelesti patria perficiatur. Sed activae finis est operatio, qua

proximorum utilitati intenditur. Santo Tomás de Aquino, De veritate, q.11 a.4 in c.

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La acción de enseñar contempla dos elementos: por una parte,el sujeto a quien se enseña y, por otra, lo enseñado. Considerandoque hay un individuo al que se le entrega el conocimiento, puededecirse que la docencia es propia de la vida activa, mientras quelo enseñado pertenece a la vida contemplativa, mediante la cual elhombre encuentra la verdad55.

La actividad del maestro -comunicar su ciencia por cuanto espropio del acto comunicarse a sí mismo- consiste en dar a otro. Noobstante, la dificultad radica en que el maestro no comunicaría sino está en acto, pues sólo el acto es comunicativo. Luego, el finde la enseñanza no se logra si ella no se apoya en la vidacontemplativa, que genera ciencia para ser comunicada. Bajo estepunto de vista, la enseñanza compete a la vida contemplativa56.

A la vida activa, incumbe la enseñanza por cuanto el maestroda a otro la verdad que ha pensado en su interior. A través de lalocución, él ofrece sus conceptos al oído del discípulo, siendo sudiscurso el signo audible de su verbo interior. Esto brota de suvida contemplativa en la medida en que se goza amando esa verdad57.

55 In actu autem docendi invenimus duplicem materiam, in cuius signum etiam actus

docendi duplici accusativo coniungitur. Est, siquidem, una eius materia res ipsa

quae docetur, alia vero cui scientia traditur. Ratione igitur primae materiae,

actus doctrinae ad vitam contemplativam pertinet, sed ratione secundae pertinet

ad vitam activam. Ibídem. 56 Sed ex parte finis doctrina solummodo ad vitam activam pertinere invenitur,

quia ultima materia eius, in qua finem intentum consequitur, est activae vitae

materia. Unde magis ad activam vitam pertinet quam ad contemplativam, quamvis

etiam aliquo modo ad contemplativam pertineat, ut ex dictis patet. Ibídem. 57 Respondeo dicendum quod actus doctrinae habet duplex obiectum, fit enim

doctrina per locutionem; locutio autem est signum audibile interioris conceptus.

Est igitur unum obiectum doctrinae id quod est materia sive obiectum interioris

conceptionis. Et quantum ad hoc obiectum, quandoque doctrina pertinet ad vitam

activam, quandoque ad contemplativam, ad activam quidem, quando homo interius

concipit aliquam veritatem ut per eam in exteriori actione dirigatur; ad

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El maestro se deleita en el saber que interiormente consideraporque lo ama. Y lo ama porque trata con la verdad y tiene amistadcon ella, de manera que procura mantener, dentro de lo posible, unvínculo unitario entre su apetito sensitivo, su apetito racional ysus potencias cognoscitivas. El maestro -el padre- habla con amor,pues expresa lo que aprecia en su interior. Habla verdaderamente,porque dice lo que ama. Su conocimiento amado se enraíza en lacontemplación que lo hace suspirar por la dulzura de la verdad yque luego intenta comunicar con prudencia e intensidad. Transmiteal discípulo, al hijo, lo que ha dicho interiormente también apartir de un amor fecundo que da sentido a su docencia. Ellorevela que la enseñanza corresponde primordialmente a la vidacontemplativa y sólo de modo secundario a la vida activa.

Por eso dice San Agustín, en De Verbis Dom., Elijan para sí la mejor parte, es decir,la de la vida contemplativa, dedíquense a la palabra, suspiren por la dulzura de la verdad,ocúpense en ciencia saludable. En este pasaje sostiene abiertamente que laenseñanza pertenece a la vida contemplativa58.

Sólo en cuanto al discípulo como objeto de enseñanza que, porende, recibe lo que el maestro desea comunicarle, es que ha deafirmarse que la enseñanza forma parte de la vida activa. Sinembargo, formalmente no puede sino pertenecer a la vidacontemplativa59.

contemplativam autem, quando homo interius concipit aliquam veritatem

intelligibilem in cuius consideratione et amore delectatur. Santo Tomás de

Aquino, Summa Theologiae, II-II, q.181, a.3 in c.58 Unde Augustinus dicit, in libro de verbis Dom., eligant sibi partem meliorem,

scilicet vitae contemplativae; vacent verbo, inhient doctrinae dulcedini,

occupentur circa scientiam salutarem, ubi manifeste dicit doctrinam ad vitam

contemplativam pertinere. Ibídem. 59 Aliud vero obiectum doctrinae est ex parte sermonis audibilis. Et sic obiectum

doctrinae est ipse audiens. Et quantum ad hoc obiectum, omnis doctrina pertinet

ad vitam activam, ad quam pertinent exteriores actiones. Santo Tomás de Aquino,

Summa Theologiae, II-II, q.181, a.3 in c.

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Dado que la vida interior del maestro constituye el eje detodo lo que hay en él en cuanto docente, lo cual implica unaverdadera disposición para el cultivo de la amistad, es posibleafirmar que el desarrollo de las virtudes morales pertenece, en elprimer lugar, a la vida contemplativa. Esto nos denota el vínculoentre el hábito metafísico y la rectitud moral en el maestro60.

El maestro se encuentra de alguna manera en acto, por larectitud de su apetito que le capacita para transmitir y conducira otro a la ciencia según lo que él mismo entiende. Enseña graciasa la palabra interior que posee y que ilumina el acceso de otro ala verdad de las cosas61.

En la vida activa es necesario distinguir dos clases deactos: los que buscan procurar aquello que posibilita la vidahumana en cuanto animal y los que brotan de la intimidad paracultivar la vida humana en cuanto racional.

La vida activa que emana de la plenitud de lo contemplado esmás perfecta que la simple contemplación, porque comunicar implicaimitar de un modo superior a Dios, quien por su misma perfecciónúnicamente da.

El maestro enseña gratuitamente lo que ama y pretendeiluminar más que lucir. Iluminar es más perfecto que lucir, ya queconsiste en darse. Es comunicar la vida íntima que anima los60 Sic igitur ex praemissis patet quod ordine quodam quatuor ad vitam

contemplativam pertinent, primo quidem, virtutes morales; secundo autem, alii

actus praeter contemplationem; tertio vero, contemplatio divinorum effectuum;

quarto vero completivum est ipsa contemplatio divinae veritatis. Santo Tomás de

Aquino, Summa Theologiae, II-II, q.180, a.4 in c. 61 Ad secundum dicendum quod habitus et actus communicant in obiecto. Et ideo

manifeste illa ratio procedit ex parte materiae interioris conceptus. In tantum

enim ad sapientem vel scientem pertinet posse docere, in quantum potest

interiorem conceptum verbis exprimere, ad hoc quod possit alium adducere ad

intellectum veritatis. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, q.181, a.3

ad.2.

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movimientos del alma y que otorga el fundamento a todas lasdimensiones de la vida libre de un hombre. Los hombres perfectosson los que mejor imitan la Bondad divina, y el modo más adecuadode hacerlo es transmitiendo la bondad íntima de cada uno, lo cualexige humildad como cimiento de toda esa entrega. Esto lo hace elmaestro de manera admirable, sirviendo a la verdad que conoce yama y procurando comunicarla cuanto le sea posible62.

El hombre puede optar entre lucir o iluminar; entre lasoberbia y la humildad. El maestro auténtico ha elegido iluminar.Sin embargo, iluminar implica lucir, del mismo modo que Dioscomunica bondad, porque es Bondad. El acto puro de Dios es darse;asimismo, la actualidad interior del maestro es comunicarse, locual supone abundancia de bien.

La vida contemplativa en absoluto es superior a la vida activa, que seaplica a actos corporales. No obstante, la vida activa por la quealguien comunica a los demás, mediante la predicación y la enseñanza,lo que antes ha contemplado, es más perfecta que la vida exclusivamentecontemplativa, porque aquella vida presupone la abundancia de lacontemplación63.

Las criaturas se asemejan a Dios en la medida en que difundengratuitamente a otras el bien que hay en ellas. Ni por ganar nipor deber, sino gratis. Darse es lo propio de la bondad. La bondades don. Todo ser, por ínfimo que sea, busca la donación de su biencuanto pueda. Por lo tanto, a mayor participación del Bien de

62 Sic ergo dicendum est quod opus vitae activae est duplex. Unum quidem quod ex

plenitudine contemplationis derivatur, sicut doctrina et praedicatio. Unde et

Gregorius dicit, in V Homil. super Ezech., quod de perfectis viris post contemplationem suam

redeuntibus dicitur, memoriam suavitatis tuae eructabunt. Et hoc praefertur simplici

contemplationi. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, q.188, a.6 in c. 63 Ad secundum dicendum quod, sicut in secunda parte dictum est, vita

contemplativa simpliciter est melior quam activa quae occupatur circa corporales

actus, sed vita activa secundum quam aliquis praedicando et docendo contemplata

aliis tradit, est perfectior quam vita quae solum contemplatur, quia talis vita

praesupponit abundantiam contemplationis. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae,

III, q.40, a.1 ad.2.

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Dios, tanto más procura comunicar con gratuidad la perfección queposee.

Todas las criaturas se asemejan a la bondad divina en difundir a otrasel bien que poseen; pues comunicarse es propio del bien. Vemos queincluso los agentes corporales comunican a otros su semejanza en lamedida de lo posible. Por lo tanto, cuanto más participan de las causasde la bondad divina, tanto más aspiran a transmitir a otros susperfecciones64.

En la dimensión especulativa de la inteligencia, la relaciónque se establece entre el hombre y su conocimiento refleja larelación de Dios con sus obras65. El maestro transmite esaperfección al hablar, expresa el verbo mental para difundir labondad y dulzura de la verdad. En él “hay un verbo secreto einvisible del pensamiento y el corazón”66. El maestro se habla a símismo, pasando de la ciencia habitual a la actual, para manifestarexteriormente esa palabra con el fin de que sea oída por otro.Para eso es ineludible el orden de sus apetitos67.64 Respondeo dicendum quod omnes creaturae ex divina bonitate participant ut bonum

quod habent, in alia diffundant, nam de ratione boni est quod se aliis

communicet. Et inde est etiam quod agentia corporalia similitudinem suam aliis

tradunt, quantum possibile est. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.106,

a.4 in c. 65 Cfr. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I-II, q. 3, a.5 ad.1. 66 Os volens intellegi, non hoc visibile, sed interius invisibile cogitationis et

cordis. San Agustín, De Trinitate, L.IX, 9, 14.67 Intelligibile autem est in intellectu tripliciter, primo quidem, habitualiter,

vel secundum memoriam, ut Augustinus dicit; secundo autem, ut in actu

consideratum vel conceptum; tertio, ut ad aliud relatum. Manifestum est autem

quod de primo gradu in secundum transfertur intelligibile per imperium

voluntatis, unde in definitione habitus dicitur, quo quis utitur cum voluerit.

Similiter autem et de secundo gradu transfertur in tertium per voluntatem, nam

per voluntatem conceptus mentis ordinatur ad alterum, puta vel ad agendum

aliquid, vel ad manifestandum alteri. Quando autem mens convertit se ad actu

considerandum quod habet in habitu, loquitur aliquis sibi ipsi, nam ipse

conceptus mentis interius verbum vocatur. Ex hoc vero quod conceptus mentis

angelicae ordinatur ad manifestandum alteri, per voluntatem ipsius Angeli,

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Algo es tanto más perfecto cuanto más íntimo lo que emana deél; por eso, la vida intelectual conforma el más alto grado devida. “La concepción y el nacimiento de la palabra se identificancuando la voluntad descansa en el conocimiento”68. Esa honda vidaintelectual en el hombre es encarnada por el maestro, quien imitaa Dios más perfectamente cuanto más sublime es la ciencia queposee y cuanto más profundamente la ama. Por lo mismo, mejor imitala bondad divina cuanto más gratuitamente busca comunicar el biencontemplado.

Desde una consideración metafísica del maestro, esto es,desde el ser, implica penetrar en una profunda realidadmanifestativa de un grado de actualidad imposible de superar porninguna otra perfección humana. En el maestro, están contenidos elconocimiento, el amor y el don de un modo sublime y unitario. Eslo más semejante, dentro del orden humano, al acto puro que esDios mismo. El maestro es signo actual del don de sí por el biende otro. Es signo de la misericordia, pues a ella le competevolcarse en los otros y, aún más, socorrer sus deficiencias, locual es peculiar en el superior y signo de su omipotencia.Auxiliar las necesidades de otro es lo propio del superior ymejor69. El maestro que orienta y transmite ciencia socorre unaaltísima necesidad humana: le auxilia en aquello que tiene que vercon lo más noble del hombre, y que comunica porque posee. Y cuantomás comunique acerca de la verdad de uno mismo y más contribuya avivir bien, tanta más riqueza gratuita ofrece y tanta mayorgrandeza demuestra. Enseñar es signo de sobreabundancia ygenerosidad.

conceptus mentis unius Angeli innotescit alteri, et sic loquitur unus Angelus

alteri. Nihil est enim aliud loqui ad alterum, quam conceptum mentis alteri

manifestare. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.107, a.1 in c.68 Conceptum autem verbum et natum idipsum est, cum voluntas in ipsa nottitia

conquiescit. San Agustín, De Trinitate, L.IX, 9, 14.69 Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, q.30, a.4

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