El comercio y las ferias de Albacete y su entorno en la Baja Edad Media

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a eommcio y las fgrias de fllbaegtg y su entorno m la Baja edad Media En ticmpos medid= se da el nombre de "feriam a una concenaaci6n de uno o varios dias, cwi siempre agnipados junto a uno de fiesta o a los de la cosechaR en los que se intercambian productos diferentes a Ioc característicos del comercio local y cotidiano, y también al paraje en que se desm0U.a y en el que están expuestos animales o &fieros objeto de intercambio, e incluso ai tratarnienro juridico específico que reciben las ventas duranre tai período y al coto o protección que ampara a quien concurra a comerciar en 61. El mercado, que suele situarse en un día a la semana, como los ~quísimos de León y Sahagún, que datan del siglo m, cumple el mismo papel, pero a escala menor y m& dumtstica, y por b genemi sirve también de unihn entre 10s aldeanos y la villa a la que per- tenecen. Aunque esta circunstancia no siempre se menciona, la feria suele estar exenta de gravámenes e impuestos ordinarios por una dtcisidn real o señorial, aunque existen también ferias irregulares que gozan, sin derecho, de las mismas ventajas. Por ello, y porque a veces su existencia depende de factores externos, de las necesidades de quienes tienen dgo que comprar a vender, e incluso de criterios de carhcter políhco, pueden surgir a veces en lugares de escasa ~oblacibn, mientras que habrá ciudades mucho mis importantes que carecen de das, corno ya señalaba Henri Pirenne en su Jkico estudio de la Historia ~conóme'ca y so&! k 14 Edaa'Media. Pero por lo comun nacen en poblaciones enclavadas en puntos estratigicos y sirven a los ~ y e s de valioso instrumento para la puesta en marcha de espacios despoblados a recién conquisrados,y en td casa, se suden recoger en los fueros, cartas pueblas y oaos documentos extensos otorgados con tal finalidad, con expresión del plazo, el coto y el seguro que el príncipe concede a cuantos mercaderes concurran a las mismas. Tal hace, por ejemplo, Federico 11 en el caso de Franlrfurt, o ei rey Alfonso VI11 al otorgar su fuero, del moddo de Cuenca, a! naciente concejo de Ncaraz, d a que se conquista en 1213: :. .Aproucdo e a ondra de la fidaaf oborgo aros las@mus yue enpiepn ocho dias ande la fiesta de Cfnquege~ma e duren fmta ocho dias plwudos despua de laflesfa. Et tod aquel que a atas ferias uiniere, si qsrier sea cristiano o muro o ido, uenga ~ e p nienf. Et quaZ pier yslcl en&argare o mal Iefiziwepcirre mil rnoruuedis ol ry m coto, c tod el danpio quefiziwe doblada al pre/lo~o. Et si nm wuiere de yi~e lo pcrtit: en iwti+aBo. Et si alguno lo mafaret el biuo dep $el sea sotewrado. EEt'I firiere, corten k /a mono. Et el

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a eommcio y las fgrias de fllbaegtg y su entorno m la Baja edad Media

En ticmpos m e d i d = se da el nombre de "feriam a una concenaaci6n de uno o varios dias, cwi siempre agnipados junto a uno de fiesta o a los de la cosechaR en los que se intercambian productos diferentes a Ioc característicos del comercio local y cotidiano, y también al paraje en que se desm0U.a y en el que están expuestos animales o &fieros objeto de intercambio, e incluso ai tratarnienro juridico específico que reciben las ventas duranre tai período y al coto o protección que ampara a quien concurra a comerciar en 61. El mercado, que suele situarse en un día a la semana, como los ~ q u í s i m o s de León y Sahagún, que datan del siglo m, cumple el mismo papel, pero a escala menor y m& dumtstica, y por b genemi sirve también de unihn entre 10s aldeanos y la villa a la que per- tenecen.

Aunque esta circunstancia no siempre se menciona, la feria suele estar exenta de gravámenes e impuestos ordinarios por una dtcisidn real o señorial, aunque existen también ferias irregulares que gozan, sin derecho, de las mismas ventajas. Por ello, y porque a veces su existencia depende de factores externos, de las necesidades de quienes tienen dgo que comprar a vender, e incluso de criterios de carhcter políhco, pueden surgir a veces en lugares de escasa ~oblacibn, mientras que habrá ciudades mucho mis importantes que carecen de d a s , corno ya señalaba Henri Pirenne en su Jkico estudio de la Historia ~conóme'ca y so&!

k 14 Edaa'Media. Pero por lo comun nacen en poblaciones enclavadas en puntos estratigicos y sirven a los ~ y e s de valioso instrumento para la puesta en marcha de espacios despoblados a recién conquisrados,y en td casa, se suden recoger en los fueros, cartas pueblas y oaos documentos extensos otorgados con tal finalidad, con expresión del plazo, el coto y el seguro que el príncipe concede a cuantos mercaderes concurran a las mismas. Tal hace, por ejemplo, Federico 11 en el caso de Franlrfurt, o ei rey Alfonso VI11 al otorgar su fuero, del moddo de Cuenca, a! naciente concejo de Ncaraz, d a que se conquista en 1213: :. .Aproucdo e a

ondra de la fidaaf oborgo aros las@mus yue enpiepn ocho dias ande la fiesta de Cfnquege~ma e duren fmta ocho dias plwudos despua de laflesfa. Et tod aquel que a atas ferias uiniere, si qsrier sea cristiano o muro o i d o , uenga ~ e p nienf. Et quaZ

pier yslcl en&argare o mal Iefiziwepcirre mil rnoruuedis ol ry m coto, c tod el danpio quefiziwe doblada al pre / lo~o. Et si nm wuiere de yi~e lo pcrtit: en iwti+aBo. Et si alguno lo mafaret el biuo d e p $el sea sotewrado. EEt'I firiere, corten k /a mono. Et el

p e &e, el biuo deyuso del muerto sea soterrudo. Mas ~ifjsrtare alpna cosa prhe al rey mil m w d i s en cota, c &do el danno qucfizimt doblado algumeiloso. Et si non o i l k Jonde lopcb , J ~ U duticido".

Por lo tanto, Alcaraz disfruta en sus comienzos de una feria legal de 17 días, abierta a mercaderes de las tres religiones, que vendrhn protegidos por un coto tan duro para los infractores come beneficioso para los comerciantes, que liega a

perseguir los robos y actos de violencia con las salvajes penas de la mutilacibn y el enterramienro debajo de la víctima. En al@ otro p M o se dan las condiciones para que fuera viiiida la compraventa en feria: debería comprarse abiertamente, b estc es elfiero de fm'as, yae y& yuier cosa yrce rompmdaficm sea delantt testigos e de dia", y sin aprovechar la suspensión de pleitos, por lo que deberi'an abonarse las compras denm de nueve días a partir dd final de Ia concentraci6n. Pera ademh el Fuero concede tratamiento feria1 a Ia Cuaresma, al mercado del martes y a otros dias 'festivales" o fe- riados, en los que se suspenden los em- bargos, querellas y vistas de justicia, y se crean dos largos períodos especiales, de San Pedro hasta fmes de agosto y desde San al 1 de noviembre, durante los que rigen las mismas con- dicioneg de forma limitada: 'De los dias de bfmias en los yuales no conüiene a ninguno pyndrar a otro 1:. .] Los dius sm estos: arsi romo en el dia del domingo, por /u reueretpcia del diu; ni en cl dia del martes, pw d coto del mercado; ni m el dia de la Nauidat de Nuestra Sefim; ni en d dia de Cirmmcirio; ni eIdicl de AppaG; ni m la Puma de la Raurrccrion; ni m d diu a5 JaAmnsion; i~ni en la fiesta de la Cinquaanmn. E n ata sex f iesfas ni m sus orhaew nun es d d a ningunopqnirdml: Otrossi, en lafiesta de Sant Iohan; en el Zendri en zrn mercrado ;idano.

dña de Smrn Maria agosto mcdiado; d de Sant Migael Otrossi, en estos d i a ~ fcstiuaIe~

ninguno contra otrg non royapleyto: cn el dia delayu~o despares de cena, ni epr los otros

dias anft de las mkws wiaytitiales, ni deputs d~ la u i e p a k las eglcsh~parrocblanm. Por end cnesfos dias c en atas oms 9uaI quier plrpptyndrme, pechc zi m?do.t, e p i al pq.n&adorgennos toIIiem o defmdiere, no pcche calorina. O~ossd, porfiero esdabIecmos ferias en d tiempo de b Qua~esma, delprimer domingo de b Quaresma fusta el dia del vierne~ k Igf ocbam~ de &urrccfion, cn los y d e s ninguno n o ~ n d r e ni aya plazo a la puerta dd iwz, ni en h camara del dio del viernes. E n p por plqido de ermndut de otra lrillu e por desondra de m~rpo de omnc o de muger, e por soidada de alpilado e por debdo de pan e de un'no, tengan plazos. Sobre tod esto son dias de ferias en el tiempo k las miessts, en los yuaies se d m n ~Bstmer de plazo1 e de pyndras, .wcado k n n o de m i e m e de otras simientes, et sacados todos Jus p l q h ~ dt Imr m a ~ e . .

dela quemas e de desundramiento de merpo c de emandat. Por end esfabIecemos lor dilx d Fsfa f a - a l , de laflcsta dt Sant Peydrnfa~~a?postpe'mer dia de &erne.r B agosto

[. . .] Et Las ferias de Ias wprdinaiw asst~bleremos de lafizsta de Sant MigaeI fasta'l primer dia dtI ms de nouienbre primew yue witiiimcn.

Sin embargo, estas ferias, como la de Alarcdn, que poseía un fuero de la misma familia, no parecen tener, ni mucho menos, durante la primera mitad dd siglo m, la fortuna de otras, como las de Brihuega, Zorita o Alcdá, mucho mls alejadas del peiigm que impone la frontera, Alarcón, conquistado mucho antes que Alcaraz, ni siquiera parece disfrutar del mercado que le había concedido Alfonso VUI: tuvo que Celebrarlo en su aldea de Ctruera hasta bien avanzado el

siglo mn, porque '/o1 moros yue auim acerca los pmipien mucho, epor Ior omna d~ lar oldear qrurndo vinien al mercado a la ~ d l a que w-nim a Ij7aPrt miedo e o p n p i I u [. . .] R aprn, loado rra h, de q t ~ t ya Ja tdm gmc es /a tierrd m& stpm e

mas en salvo.. . ".n diciembre de

1245, cuando ya está cercando la ciudad de Jain y la frontera tsti bas- tante mis tranquila, el rey ordenad

que vueIva a celebrarse en el mismo Alarcdn, j i ~ u e t ~ n g d q u e es pm de la vitia e yue Se repohlarnpar aqui, e Ju pro di la villapro es de Ins aldeasu, y que los aldeanos acudan a la villa una ve7, por semana o cadn quince días, aunque na rardarh en fija& en Ia aldea d e l

,-. I~~~.^S~.~i~~~I~j+~9*.;>J'+.:~b+~c~, 1 ~ a s < i l ~ o n ~ e ~ a i r ~ u n o r , q u ~ p o r .7fv.- 7 'v ' u9cm9.m=p&3.~5m4 -d i L L G L ~ v P - ? # ~ k*& 3; i P r ~ ~ - m t P I f T ~ m . L I ~ ser lugar mejor comrinicado. En Al-

1,. nh,4t I&i~ - I * ~ * m ~ r n . c p - s ~ ~ ~ I ~ ~ G caraz, por mucho que Fernando III 119rm9d r n z ~ ~ h = I I , l n ~ I ~ e diera a sus comerciantes franqutza lq~~d-.s C - ~ X . ~ - ~ * S C y (. de p o q o -iri toro meo r e p o * (1219) jlgrrn9- [ lo~\Fl~Tl. exceptuando 6610 la ciudad de ToIedo 1'9rmf.sm St r 'L*l,. 8- PTffF y de.ipuks las recientes conquistas de

, r ~ c ~ ~ - y n Q p $ a t ~ m c ~ m I . t p w ~

q- 1 Murcia y S e d a , no parece tampoco

p9c d-t?. i u r h n m . h i i . b m r ( .

I~pv.9um'ts"'lIilyp,,,i9r,,&b.-c que sc diera al principio un espmadar

p ~ r ~ a m w - J p - c P e w % % ~ r - ~ despegue de la feria ni del mercado

19rm3r r n y p 3 Ptm,hO\,,~lLp,6 franco. Quizá pudo influir en los pri- ~ ~ c m p q m - + B ~ ~ ~ ~ t ~ ~ h * $ ~ - ~ meros años el p e l i p inherente a Ia 1'3cmk ni. & ~ * g iri.4i.,%.iu frontera y la diticuitad de comunica- r3cmr *-* &"--he -*-rmZ+ld ciones, pero probablemente in f aiyrra [4cm*n myp.%*T;eirh,fLO,(. tarnbih el recelo del rey frente a las p 5 + c + r ~ ce5:+p P ~ I u ~ T c ~ L I d I ~ ~ "qfmdrias e ayuntamimtor d o s " que ef m- y 9~174 n~ (m :*f*vufinl n=iu 8 **k'b;~$. ,TI ...... ..?c Lm&. surgen en la d a , pero son prohbidas ,i,m-6r9h,,5;~b,, ,c en 1251; ooftadias prniaIes que pue- r ~ ~ ~ e ~ ! t h ~ & 9 r + * 9 ~ ~ B 6 ~ ~ .R.pq~p r\;;k den extenderse al ramo del comercio, o~d+:pr;;lc; e n c r g a = 1 2 e - & p 9 m n 9 - :v-o@,,, a ~ ~ ~ ~ & ~ ~ ~ ~ ~ l ~ o WF*G como las que en Europa forman las

l - M.=(^. %rnpaFiiacn, 'cofradías", ' ~ r n i o s n , L r . h a L . ;;k.,.:. s.i- m . . - . - $ l ~ q ~ r ~ ~ d "hansas" "fraternidades", =giidas" de

> ~ . . i 3 r r ~ , d ~ i i e ~ % C. m d -...,que ofrecen a ~ U S mtem- . ., - ,&?* , bros protecci6n y solidaridad, y wtáa f.> +i>:< en el origen de Ias instituciones pro-

tocapitalistas. k'& Alfonso X el Sabio, gran promotor JQ /a v-da de p s d d 1/ &das de pueblas y de nuevos mercados -como el de los viernes concedido a Chinchiüa

G~'rn.ulioz. en 1269, o el que diez años antes otorgaba a Alarcbn, mandando que se hiciera en su aldea de El Castillo- completad no obstante, por razones políticas en muchas ocasiones, la docena de ferias que existian antes de su llegada con otras 25, a las que aún se aíiaden algunas otras miís bajo sus sucesores. Entre ellas conviene citar las de Alcaraz (1268), abiertau a personas "tan bien de nuestros

regnos cornmo defuera dellos5 que se ceIcbrardn *dos uezes cn rada amo, e que dure

cada ann d e l h pinze dias": una pos QuinquagEsima, la que existía ya, y otra por San MigueI, cuando e1 Fuero ya hablaba de una denominada Fmia de las -

'Fam les c o n ~ i d ~ ~ PM -09 mi~mm OS, 8610 Vmdimim- Ferias excepcionales en estas latitudes (la concedida a Murcia un par lasdcSMLlay'aa Ciird0ba-30 en tomo de afios antes son s61o 15 dias a partir de San Miguel, la de Lorca otros 15 en a san Mipiel y Quinainpe~irna n hmmisr.+- 1% -an t n d(as,y a610 hs igua1~n tzi dt va& torno P San Martítin, la de Orihucla 3 por la Virgen de Agosto, y la de los doüd, Cictrn, B a d a j q Cbdi7 y q i r i 7 ~ d p n a oua, aunq uc a i r c - no tirneri dos prrindos de 1 S, ganados que Funciona en Montiel se reduce dt un mes a los diez dias siguientes sino irno de treinta. a San Lucasl), peni muy semejantes a las que por entonces ce conceden a

Cbrdoba, S e d a , Ciiceres, Radsijoz, Valladolid.. . . Ferias complementadas, además, con la celebración de tres rnestas al año, lo que sin duda apunta a la intención de crear en Alcaraz un emporio pecuario y mercant* una * p n d w~/ID c bwian, en el doble sentido de rica y de renmble, dependiente del rey, en comarca cercada por dominios de Ordenes militares, como seguramente quiso hacer al fundar Via Real (la actual Ciudad Red), y un centro de intercambios de alcance regional, como apunta Ladero.

Aunque no conocemos el volumen ni Ias caracteristicas que pudieran llegar a conocer las ferias de Alcaraz, el arancel de cobro de portazgo que a findes de siglo se incorpora en el c6dite del Fuero permite constatar un co- mercio mhs rico y mejor conectado con las redes del truico europeo de cuanto se pudiera sospechar en estas latitudes: todo tipo de tintes y mordientes (entre ellos, alumbre, brasil, oropimenk, zumaque, antimonio y dniw}, medicinas, especias y perfumes exóticos {azafrgn, regxhiz, pimienta, ci- namomo, jengibre, al% hepático, incienso y d&a), vestidos y camisas, cintas de seda y lana, paños de todas clases (desde 16s mas comunes de burdo, pimt, albornoz y alquicel, a los de seda o limo? blanquetas y viados, segovianos, de Stanford, de Isernbrun, Galabrh, los preaados presset bermejos de Douai, los de msay de Towai , los de RaJ o h s , Ypres, Brujas, ,.), capdios de ultramar, pieles bastas y finas (se citan las de nutria, las de marta común y cibelina), cueros, eadamecies, badanas, cordobanes, seda en bruto y tejida, esclavos musulmanes, vacas, mulas, caballos (que se exportan también al reino dc Granada) y demás animales, metales como estano, cobre, plomo, hierro (sin excluir el oro), herramientas de acero, menaje de cocina y de enseres dom&sticos, peines, espejos, lunas, hoces y po- daderas, tijeras y cuchiios (adernis de navajas), pergaminos, aceite, cera, pez, sal, azúcar, correas, oUas, vasos, escuddlas y vidrio, además de productos m6s vulgares.

Por desgracia, la crisis de finales de este siglo XüI dará al iraste con la prosperidad que Castilia conoce hasta el reinado de Alfonso X el Sabio. Con la guerra civil entre él y su hijo, Sancho IV, y todavía mis a la muerte de este, cnn la gran invasi6n aragonesa, la anarquía y el hambre harían miiy difícil que las ferias pudieran funcionar. Como drce el cronista don Jufré de Laaysa, 'tainph mcrcder ni banahre honrado transitaba gor CastiIIa, ni d pastor gulardaba sw ganador, n i d buey ambu la sierra, sino gue lhnwus ertuban dtsiert~~r, los tam inos solitm-01, cubiertos de h i a y frecuentadu~ pw Iiehrt?s mci~ ygue por ganado, y I0.r hombres no gurtdupr c i r

U ~ Q cosa qne L muertef, rohwr y depj'os". Sabemos que pemive, por lo menos, la feria de Orihuela, bajo dominaci6n aragonesa,y también las de Lorca, que carnbiarh de fecha en varias ocasiones, tratando de acoplarse con esta y la de Murcia, y e incluso se a rnp l ihn en 1320, y sobreviviran a l diicil reinado de Alfonso XI y serán confumarlas por don Pedro cl Cruel en 135 1 p r quunto son muyfronteros d~ IQJ muros"; pero pocas rebasan el imbito local. Las de klcaraz tampoco tendrán un gran futuro, aunque posiblemente se

mantengan aún por esos mismos años, como se mantenddn Ias industrias textil y tintorera y el comercio a distancia de algunos mercaderes de la bcalidad, que esti documentado. Pero Iinicamente las de Murcia, que desbordan los plazos y el espacio de su celebración, y serin confirmadas todavía a mediados de siglo por don Pedro 1 en varias ocisiones, parecen disfrutar de prestigio y arraigo por si mismis. Ya en 1308, cuando Fernando JVAlfonso confirma a la ciudad sus yiqjos privilegios, ordena que la feria, que venia celc- briindose fuera de esta ciudad ,se haga dentro de ella, y que escoja el lugar don Juan Manuel, el sefior de Viiiena y de Chinchilla, y adelantado suyo en el reino de Murcia. Y en los años siguientes, quien sabe si también por consejo del rey, se auhriza a pañeros y tenderos que tengan su comercio en la calle Traperia -y despuks al conjunto de los de la ciudad- a vender en sus tiendas, convirtiendo la plaza entera en una feria, durante aquellos días. Despub se mantendrán, como muestran diversos documentos que hablan de la exención de hjanfazgo, aduanas o portazgos, e n raxbn de lafirian, aunque sin duda pierden muchas de sus franquezas.

Pero por esas fechas, cuando p~cisamenre ha empezado el dedive de las mis conocidas de Champagne y aún nu ha comenzado en las de Valladolid y Medina del Campo, ya han surgido en Casrilla, y en el reino de Murcia, algunas otras ferias, en parte concedidas por el rey de Ara@, Jaime II, a las plazas recitn incorporadas a esta monarquía, como Elche y Jurndla (15 días al año en la segunda quincena de noviembre y en torno a San Miguel), y otras, probablemente mucho menos legales, en la parte del reino que permanece aún bajo soberanía castellma, aunque for- mando parte del dominio heredado por el nuevo seiíor de Vilena y Chinchilla, don Juan Manuel. Éste estaba iniciando su ambiciosa carrera, s i n el menor respeto a sus primos, 10s reyes, ni a las prerrogativas de su soberania, y conocía bien los usos y costumbres del comercio europeo a trav& de su rnadrc, la condesa Beatriz de Saboya, relatos de 10s viajes de su padre, el infante don Manuel, p de los cortesanos de ~1 suegro, donJaime de Aragiin. No es ottraóo que en &te, como en tantos aspectos, pretendiera tambikn imitar a los reyes, ton derecho o sin d.

Las Cortes de Medina, en 1305, intentarh cortar la proljferacihn de ferias y mercados legales e ilegales que C a s d a venía conociendo: una carta del rey Fernando JV manda que no h v ~ ferias en ningún otm sitio coincidiendo cn el tiempo con las autorizadas y bien acreditadas de Aicalá y Brihuega, como algunas personas intentan conseguir ganando privilegios en la Chanc~lleria; y los procmdores, por su parte, se quejan de las phdidas que las vil las padecen por cuanto cabderos y algunos ricos-hombres establecen mercados en sus tierras, en sitios donde nunca los hubo hasta el momento, ni en tiempos del Rey Sabio ni de su hijo Sancho, Puede que se refieran, como ya suponían D. Cristóbal Espejo y D. JuliSn Paz, a reuniones de grandes mercaderes que hicieran competencia ñ las ferias "legales";

". ~-- a Estos hechos causaron una acción de castigo del concejo de Almansa, que alcanzó a los ladrones "cabo ChieIlanrecobrando el ganado y capturando a uno.

pero a mi parecer aluden claramente a las ferias que pronto veremos funcionando en las tierras del joven Juan Manuel que, al igual que otros nobles no menos am- biciosos, estaba aprovechando la crisis de Castilla para robustecer sus propios señoríos, adueñarse de algunas regalías y rentas del monarca, repoblar y dotar de unos medios de vida suficientes a los pueblos que había heredado en la Mancha Oriental, convertidos en un estado fronterizo vinculado a las dos monarquías vecinas, pero prácticamente independiente, y ampliado, además, en ese mismo año, can el gran mayorazgo de Alarcón y su tierra.

Desde luego, podemos afirmar que en 1306, año en el que don Juan ordena plantar viñas en las tierras incultas que t o d d a quedan entre las de Albacete -lo que puede indicrir una repoblación de esta aldea abandonada- ya ha pedido a su suegro aragonés que haga franca a Viena, d a suya, pero recientemente incluida en Aragón, de derechos de lada, peaje y peso en todo el reino, en tanto que Jorquera, en el valle del Júcar, suplica al mismo rey que le deje comprar y sacar de Valencia mercancías y víveres, pues en Castilla ya no les toman sino con mucho menoscabo la moneda aragonesa que allí consiguen alvender sus ganados y otras cosas. En Hellín, situada en la ruta de Murcia, será el propio monarca castellano, que ha recuperado el dominio efectivo de la villa después de algunos años en que estuvo en poder de los Manuel, quien vuelve a confirmar todos sus privilegios, y añade la exención de diezmo y portazgo de cualquier mercancía Con la que co- merciaran por tierra o por mar en todos sus estados, excepto en Toledo y en Sevilla, mientras que no sacaran mercancías vedadas, yor ragon que estan en

frontera de moros". Se están abriendo puertas -que pronto se ampliarán- para las mercancías valencianas, y todavía más para la exportación competitiva de productos locales -sobre todo, tejidos, carne y lana- y de toda Castilla, comercio al que muy pronto veremos dedicarse a muchos mercaderes cristianos y judíos de todo el señorío, que reciben un trato de favor en Valencia, correspondido aquí con otro semejante. En febrero de 1307 don Juan Manuel ya pide para Velasco Pérez, mercader de Chinchiia, franqueza en aquel reino; en ese mismo mes confirma a los vecinos de la propia Villena la exención de portazgo en Castilla que le habían concedido su primo Sancho IV y su tio Alfonso X cuando era castellana, y en junio todavía consigue de1 rey Fernando IV otra para Chinchiia. A principios de 1308 don Juan ordenará a su lugarteniente proceder con dureza contra algunos concejos de realengo y órdenes militares que se obstinen en no reconocer a sus vasallos aquellos privilegios, y el día 2 de mayo consigue que Fernando IV reconozca a Viena, que ahora está en Aragrjn, pero tiene una feria concurrida también por castellanos, los derechos que dieron su padre y su abuelo. Con esto, y la creación de unas aduanas propias -o un portazgo que cumple esa misma función respecto a Murcia- unida al nacimiento de una serie de ferias desde esta frontera hasta el extremo opuesto de su gran señorío, don Juan no solamente mejorará el comercio y los medios de vida de los suyos, sino que logrará convertir el camino de Aragón a Castilla en una provechosa fuente de regalías, en perjuicio, obviamente, de la fiscalidad del rey de Castilla, pero en beneficio de sus propios vasallos y de su propia hacienda, que al parecer sería mucho menos gravosa que la de Alfonso XI.

En 1308 ya existía una feria en Villena, a la que concurrían a vender su ganado un tal Miguel Saavedra y su hijo Martín, vecinos de Chinchilla, cuando son asaltados y muertos a una legua de Alrnansa por un grupo de moros y cristianos del valle de Ayora2. Pocos años después veremos que las hay también en Albacete, y sin duda en Chinchiia y en Almansa (donde ya son añejas en los años ochenta de esta misma centuria), y es de creer que también las haya en El Castillo -el de Garcimuñoz, otra villa mimada del señor, que la segregará de Alarcón y le dará el villazgo- donde en el siglo XV encontramos dos ferias cada año: quince días en mayo y otros quince en septiembre, como la de Albacete. Un dato de interés, teniendo en cuenta que el 18 de abril de 1320, don Juan y su

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mujer, Canstanza de Aragón, habian conseguido que el rey Fernando TV recibiera bajo mi protección a esta nueva d a (que recibe este títuio y un tkrmino poco tiempo después) e hiciera a sus vecinos francos en todo el reino de portazp, veintena, sacas, diezmos, almojarifazgo, asasaduras, montazgo, alcabalas, roda, posadas, pastos, aguas, y cualquier otro tributo que debieran pagar "por sus mwrad&as deganados e pan01 y o t m s rosas y d e s quier p e truxercn o IImarm de un logara otropr todo$ mis rynosm; que a mediados de 1322 ya encontramos aqui mercaderes de Murcia, y cinco años

despub carniceros del reino de Valencia adquiriendo carneros pese a las prohbiciones del rey de ras& (en noviembre de 1327, don Juan Manuel escribe a la ciudad del Tuna pidiendo no hagan caso, y sigan comerciando a

tra&s de sus puettos y aduanas con artículos propios de su tierra y de las castellanas). Aip muy semejante pudo haber sucedido en Albacete, que parece alcanzar tarnbikn su in- dependencia +h quedan indicios- y una feria importante, que se intmmphía, s i n embargo, en 1324, por culpa de una algara de moros granadinos, que arrasaron Tobarra y diversas aldeas de Chnchda , entre ellas, sin duda, la 'alqueria de Albaceten.

En efecto, el 21 de marzo de 1325, según un documento que ofrece Rubio Vela, don Juan Manuel ordena trasladarlas de forma temporal, en tanto que Rlbacete volvía a repoblarse: 4.. Fugo vos saber que por vos f a m merpd tengo por bien de mudar Ius fmePras que se soIian fuzer cada snyo en Albaget a Xnixielln, que se fagan Airada anyo, m aquellos tienpos gw se soliun fazec fatu gire se pnehle A/'oafct, e g u c todos los que winimn a estar fer ias yue ayan qtIIasfPnnqwzas e libertades p avian p a n d o se fazian en Ai'm~et. E odro.6 tmgopor bien qut todos los mmcadorer e lo^ otros yue v i n i m n a estas fm-as con secr nsrnaduro~ e con s u xanados e con opar cosm quale~ pier que fiaxitrm c Iwuren, mando yue vmgm e oayun sahos e sepros, e que ningufio non sea o~udo dc b embargm nin de los pendrar cpi toda la tala Ama, nin de Iesfizer fuerto ni&erp ni mal ninguno, ellos pagando en larferiar dici5as tos nuestros det-ecrSos que se solian aver en lm fm'm dedlvafet, p gualguier o pahsguk que Io faziesen a los m e p s s a lo que

wrieren me tornarfa por ella. OiroSi tengo por bien que eipe~re e Ia tafurmerj de bi de ibsaJferias e k todos los otros dreito~, yue sean pora mi s e p n t /os avia en las fennas dI41zldfd6, sdwo que

fnnquen poral alpazil de IUI fcrim apellos dr.dtos qac soJia UVCT en lasferias dXIvqet. Otrosi mando'a vos s a los mios al- moxarrfes que iofagudes asn'prtpmr e fmm s u h e r p todas ku partes, por que /O sqm los mercadera e todm !m otras gentes, por y ~ e p m d a n venir u /m fm'm sobrcdicbas con sus mercadurus c con sus ganados o ron otras cosm q u a l e s p i ~ : . . "

Como se puede ver, se trata ya de ferias de un gran mdio de accidn, que sabemos llegaba hasta Valencia, cuyas autoridades, a l recibir la carta del señor de Vdiena, y otra de Chinchilla, las hacen pregonar, "vokepf obeir les pregut-ies del dit ~omc3l de ~ s ' n x c ~ h , a espardan lopmf ir que se'n podtfa seguir aals whins de la dita ciutatw Aunque puede que en un primer momento la intención de don Juan fuera servirse

de ellas para 1a conversi611 en moneda contante de h renta en especie y de los monopolios, como ha visto Ladero, ya desde muy temprano parece interesarle, si cabe, mucho mis, la inserción de su tierra en el comercio a larga y mediana distancia, cada vez mis dificil de distinguir aquí del simple contrabando. En los años siguientes, como ya queda dicho, la actitud protectora del señor a sus súbditos y n las actividades mercmtiles de éstos se sigue evidenciande con cartas a Valencia, en que invita d concejo a no hacer mucho caso de Ia legislación castellana de aduanas, ni de las amenazas del monarca, que hacia mamo de 1329 advertía de posibles represahas contra 10s mercaderes va-

lencianos que pasen a Castilla dando el diezmo en los pucrtos ilegales que ha hecho don Juan Manuel, sin derecho ninguno y en perjuicio de los arrendadores, en algunos lugares de su tierra. No olvidemos que entonces el rey estaba en guerra conña don Juan Manuel; pero incluso en los tiempos en que la ~ l a c í 6 n entre d o s mejora, el sefior de Viena, sin dejar de pedir para sus sfibditos privilegios redes (las de Garcimuiioz reciben la exención de portazgo en el reinri hacia juiio de 1332, fechas en que el sefior escribía también, estando allí, al rey de Arag6n pidiendo protección para un judío suyo vecino de Chinchiia}, mantuvo su actitud de transgresión legal, con la espalda apoyada en Aragón. Hasta pretended acuñar su moneda, y al no lograr su intenta llegó a faisiücar los coronados que corrían en Castilla, a l tiempo que yazia Ieuarfiiera d . r e p o mnchs ganados e ñrircba pan et muchas mmradm'ns, e estafue una de las razones por /a que ertonce ovo grand careza

en todas cosm del regno". Y, sin duda, las ferias, que eran tan ilegdes coma los mismos puertos, pero beneficiaban al ahojarifazgo dd señor de Viüena, tuvieron un papel des- tacado en d t d c o . Bien apunta Ladero que "ius nsmas creaciones d.ferias l?finales delsiglo XrYy duranre el reinodo t Enrive IY obedecen casi siempre a iabe*eses sefioriales y timen un taartudo cnrictm rurd".

Tiene razón Ladero, aunque tambi6n cabria extrapolar su aserto a las de la primera mitad de la centuria, rnatimndo además que su radio de acción y su volumen pudieran superar el carácter "rural" de que habla este autor, por la menos en tierras como estas, donde el mismo señor promueve nuevas pueblas dotadas de sus propios medios de crecimiento, como Ios repdíos, el comercio, una ganadería selectiva (prohibiendo mezclar las ovejas rnerinas con machos "bordesencos"), y la industria t d (impidiendo vender lana de calidad fuera del. señorío para estimular la pmducci6n de patios, y creando una "bolla" o seiio de origen con su escudo de d a s y leones para garantizar el prestigio de aquellos que se hicieran en él). Desde luego, la Cró,ca del rey Aifonso XI dice: Sn todas las villas de la

frwtfera de Aragón et en todo dAaobispado de Toledo c m % le rnrn.edu dd rty de arrlg611 m esta guisa: los dineros jaqueses en prescio de cwonardos, e los ddimm~ reales m presiio de dincms novenes". Rubio Vela apuntaba que algunos mercaderes de tejidos de precio venian del Languedoc y hallaban en

Valencia a compradores ílegadoc de las tierras de don Juan, que las menderian en ésta y en Castilla, y Diago Hernando habla de oi~os que traían paños de Cataluña, pero también franceses y de otras procedencia$, o los intercarnbiaban por lanas y ganados en mercados y ferias de Caetiíia. Y en unas ordenanzas que

se fechan en 1537, pero que reproducen y

.- .-

Scgiin Ahdlh Pira y Garcia Guzmán, las Or- ~ ~ B H Z I L I m#eir+Ies del Cartilla dt Gam'muffdx son de 5 de junio dc 1537, pcro en ciim se dice que son aclamuón de oúm mis antiguas, ptre agmrr no R mh'endcn", y una actualización de peros y medidas. Sospechamos que sean las del siglo XIV, quid las de lar. "Yom dc lorprlno~ rk fum dc Iu riom del mmqd~: que en tl ordenamiento de Alfonso dehagún (1380) no sc wpificzban, porque r l derecho dc d a s 'rme rcgrrnrl qw esta 6 w d e n a d a p c r n t ~ d~ don Jwn, b quid& cam LEM m Ylih.:

actualizan otras, tan primitivas "qut agora non se cmtienden", Garcimuíioz ordena el cobro por la Yenia de tejidos de lujo, citindose entre ellos no sólo terciopelos, rasos y zar- zahanes, sino de Olanda, Ruan, Brin (tBrie?) y Calicud {Calicut de la India, aunque segu- ramente esto es un aiíadido), o París y Contray, en* otras procedencias, lo que indica un comercio que supera con mucho lo local y sirve como enlace entre Castiüa y las redes del uafica europeo, no 6610 porque vienen mercaderes foráneos, sino porque . hay vecinos de las tres religiones que trafican tambitn desde Villena -como e1 mom Fa- hed ,4bd&n Berbeias, que hacia 1340 impone su derecho a comerciar en Murcia- y en

diferentes villas de esre señorío. De ahi, quizh, que las ferias se establezcan a la eritrada salida de este setíorío hacia los reirios de Castüla y Vaiencia (Garcirnuiiaz y Almansa, además de Villena) y Aibacete y Chinchilla, situadas en medio, y en una en- crucijada del camino entre aquellas crin los de Andalucía y los pueblos de Murcia, que

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pudieran tener un papel esencial en el aima- cenaje y redistribución de los mismos productos, como ocurre en los siglos XVlII y m

Las ferias, por lo tanto, son un ejemplo m& de la doble vis16n que de don Juan Manuel tiene el historiador: la del noble rebelde y poco escnipuloso con la legalidad, y la del poblador paremaIista de quien, no sin radn, decían sus vasdos, reunidos en Villena en la junta de mamo de 1331, que %os crio e nwpblo a todo^, arrpandonos mudo e faziendonos merch m e r f d . Por lo menos, se puede asegurar que había conseguido convertir una tierra despoblada y pobre como pocas, que en el siglo anterior s61o era capaz de exportar caza, cuero y algo de queso y lana, en una zona próspera, aiin poco habitada, pero donde se habhn triplicado los pueblas, aumentado de forma exponencid las fuentes de riqueza, y &do la industria y el comercio, gracias a su estratkgico enclave entre Valencia, Murcia y el resto de Castilla, de forma insospechada. Hasta el propio Alhacete, despoblado hacia 1325, parece resurgir, pasados unos años, y celebrar sus ferias, como podremos ver. Con razón barruntaba MB Llanos Marti'nez que fueran anteriores al dlazgo que otorga el marqués de Villena: 'h r+m -señala- la sensació~ de que Imferim knfan ya una antisedad de dfioi m 1375, p e m e pmIeIa a los probables Hgena de lafidación de la villa m H épm rie dmi Jvan Mmud

La muerte de don Juan y la de su heredero, don Fernando Manuel, seguidas por Ia crisis y las guerras civiles que afectan a Gastila, pero tambiCn d reino vecino de Valencia, de mediados de siglo en adelante, pudieron ser factores que impidieran, o al menos retrasaran, un mayor crecimiento del proyecto ferial, a l menos en algunos de los pueblos citados. Ya antes, la interrupción de la buena armonia de tiempos de don Juan, d caer sus dominios bajo control del rey, hizo que se mzaran algunas represalias, que preocupaban mucho a los jurados de la

ciudad del Turia, antes acostumbrados a abastecerse en ellos. Y si en maya de 1354 es todavía el rey quien esuibe a los fieles de sus puertos srigiendo respero para los mercaderes de Chinchilla, "logar dc danna Blanca>?ja de don Fernandon, que pueden exportar sin pagar diezmo alguno los paf~os que se hacían en esta poblacián, sellados con la "bolla" de las manos dadas y el castillo propia de los Manuel (Mgicamente, no el comercio ilegal de paiios ext~anjeros), lo cierto es que las luchas de los años siguientes, la inestabilidad y d cierre de fronteras hicieron muy d i i d cuai- '

qukr actividad, Sin embargo, a fin& de los aiíos sesenta, cuando, aiin en plena guerra, Enrique de Trastimara, como nuevo monarca, concede el se-

iiodo que fue de aquel linaje al mar- qués don Alfonso de Aragón, en fe- bsem de 1367, incluye en el escrita las viUac y cactiiioc con sus tierras y todos sús pechos y derechos, los al- rnojaribzgos, portazgos, ferias, tiendas, varas, martiniegas, marzazgas, caloñas y yantares, entre otros mbutos. La menuón de las ferias y el almojan+, las tiendas y las varas, puede no ser

ociosa, como luego veremos; pero además, nos consta que unos años después ya funcionan las ferias de Villena, d.. Pm'a Almansa y Chinchilla, y las de Albacete, que parece comparten con las últimas en /a ,daza ha40 1410. M;m'dam su dmojarifazgo, quid por el período en que se celebraron en dicha poblaci0n, y f i w ~ a . porque Albaccre había vuelto a ser aldea de Chmchiia.

Conviene constar, en todo caco, que antes de que Albacete consiguiera el viiiazgo y se librara de las muchas "~inrazones e agravios" que s e e n mis vecinos recibía de las autoridades chinchillanas, y había vuelto a tener las ferias que tenía bajo don Juan Manuel Por lo menos sabemos de unos carniceros de la ciudad de Murcia que fueron despojados al pasar par Hellin con 750 cameros y cabrones que "aisrian conprado en IuPAa de Alm~ete" en 1374, y es de suponer que no fueran los únicos. En el aFio siguiente, 1375, el rnarquts de V~Uena otorgar& el viUazgo, que el rey confirmari poco tiempo después, y en un ordenamiento del h j a r i f a z g o que el marquk don Alfonso promulgad en Aimansa en las juntas de 1380 a u n q u e el. misma nos senda que no hace sino reglamentar unos usos antiguos, que los hojar i fes solían aplicar de manera arbitraria, y en alguna ocasi6n alude a ciertas cartas que dio su antecesor, don Juan Manuel- se dice: "0froy sea enfeprdido en ficho d~ Aluacefz mmmo ha de buar y: que los que por y

pasan derechos a Ckinchilla p e no han de pagar derecho aCpnu, e qr&parm PP. d dicho lugar A h ~ e t e contra Requeno o contra Akcaruz o contra otzusparfes o conpruren o ~ n d i t r m en d dicho logar de Alua~ete e su t emino algunas cosas de yu k u a n pagar ¿OS dicdos d e ~ e c h , p c lo den epaguen apeJ o aquePIasper~nas p e ¡a ovieren de dar e dcpagarpor a@Ia regla e f m a e tnanem c hu~o c costunbre de todas casas repnd yue esta hurdenado comm se ba de pagar dellos m ChínchJla e su fermi~o, my k porfadgo e erbajc o montade e a~muxm;fadgo, ualguilutt e gineta efeíyar, ccammo b offns casas:

Es decir, que Altracete sigue teniendo f e r i ~ , que funcionan wmo las de Chinchilla, aunque no se detalle dicho funcionamiento como se hace con estas. De ahf que los chiichiianos, al perder Albacete y la importante renta que traian las ferias, argumenten derechos exclusivos sobre éstas cuando, en 1376, escriben

los puntos de los que procedan los clientes de aquellas: ; . . Y a sabe& tn commo I m ~ a s gue se solian htrzer en Alua~efe nuestra aldea por nos, porquc elpreuii!+o de las dichas fm'u es dado a no$, f a ws o algunos de vos soliades venir a Ius dkdasferilu a! darho hgat de A!za$efe; et ugorafi~? m q e d de nststro sentaor el margada de fazm villa d dicho lugar de Ahafcte, e porque /m dichmpyias son nuestras porpreuilIeju~ que d e l h uwmus, estabiqemos e ordenamos /as dicbasfm'us ayuí en esta dicha d J a dc ChincbieIIa, en aqwIIos mismos tietnpos qae h soliamos fuzer en el dich lugm Aluagete, por w d rde los dichospreuil~~os d en aquella manero e cond@iones que sa

soliun mar las didas fh, eet es a subw que luprimma fmevsa cornimfa elprimer dio de mayo et la otru fen-a comienpprhem diu de sstienh-c durando cada una de Ins dicdas

fm'm yuinze rdimpancos por mtrarbg e por sallida k &dos los dmcRos .e prendas s p n d yues acu~tunbrado, sJalrco alc~zbrñla, ygue sr non acusa commo uos sabe de^. E t p o r ande vos enbkmos fazm s a b ~ e qerf$carn porque vos 7ogamos que lo fugadcs my 61pTegonar en vuctrfpo~ lugmcs c jurediciomes de cada aino de uor, et por estta carta

amk&4 y SU asepramos a vos c a cada uno de uos ytse a la dicha nuestrafeea alnimeda e vinimen, WUJ~* qzre les seron guardadar b ~ a n g u m m e Iibertades e mas e rostunbres p i e b dichas de 4.ud;fi IYus~ys. €S .an Ó/CO fm'as solian aun dc commo dicho'& E t g o r p de~ta s e a d a ciertm enbiamo~ vos esta sdho <&/a. uid. Museo de! nuestra carta abierta e sellada con nuatm relllo, ficha wqnte e dos dimr de abril, ara de

' Hinojosu Montaivo mmciona, cntrc o m , a un Jafuda Calmar, judío c h i n c h i n q que quizá pue- da ser mtepasado de la famiiia Lmw, imporrante Linaje misaano de Chinch~ila, que empieza a ápa- recer al desaparecer la población hcbrta.

mil1 c quatrofientos a &Y~L+ nnnosv. No es verdad que ChinchiUa tuviera el privilegio -ya vimos que las ferias se

habían trasIadado aU desde Albacete, aunque acaso pudieran coincidir con otras que &tieran también en esta villa- ni parece que hubiera en ella condiciones para que prosperaran estas concennaciones. Pero, los chinchillanos intentarán quitar al naciente concejo de Albacete este y otros recursos, sin demasiado exito. Durante algunos años parecen coexistir las ferias de las dos, que hasta pueden ser una, como parte de un único distrito del almoj&p. Un cuaderno de cuentas de 1378-1379, que cita Valdebn, habla de que las lentas de las f&as de Albacete y Chinchilla "se cogieron enfiidut" - e s decir, a trads de un concierto m n los ayun- tamientos, que amaban como recaudadores- quizá wnjuntamenw, por la dificultad de separar las cuentas y porque ambos concejos comparten todavia los t&rminos, los pastos y las aguas de t s t a Si embargo, Aíbacete tenia a su favor la llanura y el agua en abundancia, que lo hacían más &modo, y hasta los rlinddanos, o una parte de ellos, estarían tambitn interesados en mantener la feria donde mis produjera. No parece que hubiera mercaderes -s&o acaso el judío Mosé Avennuiei, arrendador judío de familia rnurciana asentada también en oms po- blaciones, incluida Chinclda- Capaces de hacer tratos en Valencia y su reino, como si hacen +unos judios de C1iuichiia y de G ~ u ü o z (y Aicaraz, y Frnilla), que Hinojosa Montalvo encontraba en Valencia hpr tando de alií puñales y cuchillos4, pero es de creer que también exprtando productos casidanos. Recordemos que, aparte del comercio de ganados y hstias, de la carne de mza, el az& y el exportado de forma ocasional, las tarifas normales del portazgo en ChmchiUa, y por tanto tambien en Albacete, en el ordenamiento de 1380 -y en el arancel que unos años después se pacta en esta villa sobre las mercancías pro- cedentes de Murcia incluyen numerosos artfculos con destino u origen en t i m s valencianas, cuando no son traidos allí por geneveses: "a~upr, <a, pannos, salwpta, apep'nya, b0hOnerya e esmerpya, c 4os e vinagre, ~eda, Illgodon, amps muia molicla, toda m a d r e &dobu&.. ...wnfo, mmus, =u... ... fim de manim, m's trt ~OPYIEO, e

gsreso e luna, e to&o, e alhonbrar, e fupatos, ePIaza, e matalaham, n, pustel e p t m , e pusas rfrgo~ secos, e pestadu salado c con@ c sardina a toa% otro pedo salado, e

lymones, p d a , f i t a verde, vinov- y los "mms E masa e tártaros e fdrtaras' que ob- viamente proceden de la misma frontera castellana y de los iraiianos que dominan el comercio de esclavos de ultramar, o metales precioms, oro y plata, y a las "haqderac" del cambio de moneda. Todo eiio sin contar con el comercio oculto, que sabemos practica desde el propio marques y sus autoridades a1 úitimo tratante.

El mismo ordenamiento (1380) se refiere igualmente, y con más extensión,

a las ferias de Viiena, Almansa y Chinchilla, que funcionan de forma bastante similar. De las primeras dice: "Ofrosy qua~do se fm la f ~ u de filltna, lo qisep~enes~e U J uimom- nifadgo m ella es esto:primerumcnte el taBIm; e y f imdm de pannos separan En ella, han de dm cada fimda di= ~ge/dos, e sy &te vm piw de e n n o fasta en dos o en tres a q ~ ~ l ~ t r o pagan de cada piefa vn sue/8o. E de /u tienda de la pebim'a e bohnerya c esmqerya s espeykyu , de cardo Iiemda +co

sareIdos;pero y a l p o p u r m tienda de epe+ya o de boisotaetya o espnerpya que hyatn a mstm, este dmcho perfmesfe a l a i p z i l de Iu fqa. E sy m al dicha ferya de KIlena se naln pararen trme tiendas usy dc meido mmmo de otras, que fmtu t r z c titndas asy de tl~ei'lo commo de &es&, qne sean todas del a ~ m o x m ~ e e que d al'il no ya nada doZIus; r sy t r a e

timdaf owiere de bestias o m, que sean tu& del almuxan~; e las t i m h de cuelI~ o L cuesfm de omnt p e sem todas dti algwzil I;. .J E otr5y de lo que viene a Vilkna de ¿a feria, commo nuezes e mtalanm c meIIranas e abmdolus e bodas o f r a Itfin8re.r e e f m semtjairntes datas, ha e l n lmomni de purada de cada curga on felernin; e sy non o ~ i e r e c a p conpiida de p n l p i w dmtns cosas sobrt dirhar, quepaguen alrespecto de la carga" [. . .] E qual puier persum yue vendiere panno1 e otmr madmenm e oWas cosas m&tamte, qw lar mprarm c lo non sacare n la fm-u, lo pierda par d~smminudo e sea sadP del almoxan~azgoo'

Las mismas condiciones, u otras muy semejantes, se

daban en las ferias de Chinchilla, Viüena y Aimansa -y de Garcimuñoz, donde las ordenanzas de1 siglo XVI todavia establecen el celedn por carga de castañas, almendras, bellotas o piñmes, y reflejan artículos de venta cotidiana bastante semejantes a los que conocemos por este ordena- miento- con peculiaridades debidas a su enclave más o menos cercano a la frontera. Por ejemplo, en Villena sólo - - los forasteros pagarían veintena (que es el 5%) por la venta de amas y caballos, y el diezmo (o sea, el 10%) por la de esdavos tkrtaros, m& una dobla de oro "unnqne sea fqu" , aI quitarles los hierros rdefmrar"). En todo 10 demás, la feria de Viena -y tambien la de Almansa, y es de creer que Chichiia Albacete- 'esfrunca de vqntena k toda cosas que sc wendimea e conprarm, m~cPtstiuaos commo judfos e moros, e mas do^ moms so8 yuitur de alquilate m toda la f q ~ " . En Chinchilla se añade: -J;go~ 'EIUB~S, duramos, pera h u m r pmnius e o&us yuaics yuierJ%utus w e r s seméjlrnfc~ deltas non se paga derecho akuno delias; e delfecho k! vino ~I-M Mene a iris dich feíym o s qdquiw de ellas, este dcrecRo es del algtrazii de las dichas f ~ a f " , y que "quaIes yier b f ~ f i a s o buqes o wucas o ganados menudos y uc separaren por vender t*la dais d idm f q m de Chinchilla o en quier dellus no han de paga por elhsporada ni otro derecho ninpno *.

De las ferias de Aimansa, aduana y puerto seco (y acaso las de Yech, que forma con Alrnansa %arn a~moxm;fudgoA de misma manera que Albaate y Chinchilla forman otro),

se dice que "las timdar p e en las dickas f q m o m palyuicr dellas asy de paanos commo de eqe$eria e &uJotnerya e s m ~ ~ c g r a e de I i e n ~ a ~ t. de rayaie~ c de otras curar ~emjarabes que m las

dicha fqas o m p~lqzxim d c h stpuxarm, que den e p u p n dc parada por d a wna desta~ cosas doze tnaraw~dis, e de yarada de m¿lu puadw twa~medir; e esygamados a l p o s m g m . s o m m a w o bestia$ de las que dici5m san a armar a o m

mercadmks se pararea a vender en las dichas f q a s e m p l pier dellas, que u0 den ni$agum 'uynfena delh, ni los ~PWTQJ alqzizlnte, salluo .y uigund moro o mora O fan'am o &tara se ermdim o redimitre en krr dicbas f q u s o m quaI yuier della, gue &H c p a p n todo su &c&u del diezmo por lo pue se

m d i m o redimien, S nnm sryta esto wna doHa del &ftrrar e o f n ~ de portazgo". Y además, que ' q d piu p e parare en tienda m p a n o solo p a p de p r d a por el@co dinmos, c e! qw pare dos pmms ppe vn marawcdi e de fres pannos quina dintros, e dende en adelante al repcto, deparda':

Figura principal en todas estas ferias es la del alguacil, responsable del orden, que recibe por d o .un porcentaje sobre algunos artículos. Y obviamente, también Ia del al- mojarife, que en nombre: del señor percibe 10s derechos sobre las compraventas, además-de las muitas por peleas +o nada infrecuente donde corren el vino y el d i n e r e y los juegos de azar, que se concentran en la ta- blajerla, con prohibición expresa de hacerlo en otro sitio. Por ejemplo, en Amansa se dice que "pulp2trqw r~BucIp1e pelen m las dichas f q a s o en p u l yuim dellas, oJiMre vno a otro m yaier m n e m yue sea, ha de pagar cada wno sys~entos marawedis de pena ai almoxan$5azgo por c m m vez [ . . . ]E otpo~y la tablajería de h dsdichas f q s E dde ylral pier delius es del almomjradgo; e qgul picr pmona pe jugurc k dadosfira del tablm de la tubkeegiu de km dichas f q u s s p sytai~en$a e woSunfud del tableew guefu..epace~f~por el abmomrife, iu persona o personas yue es&flzim kan d.. pagar de pena por rada wna v a que lo fizieren seseentu marawedis; e mas el smmor de la cara que /os acogere a jugar a estos tales ha la pena doblada, e dt noche los (ose jugaren que paguen de la manera que dich es, e p acogeren a jugm m m casa, yuc #$tos atale5 ayun la pena do61udirR. Y los mismos conceptos y sanciones aparecen tambitn en el ordenamiento de Viena y Chinchilla (y Albacete, en que pagan los derechos "romo se ha depagar de el iu~ m Chinchilld, s e e n ya queda dicho), y parece que hay otra =mejante para Garcimuñoz, pms en cuenr;is de años anteriores de la tesorería del marqués aparecen dos veces los 300 maravedls que paga un *Damkgo Fmrfnda, tuhl+ro del CustilIun, 10 que es otm indicio de que también alli existían Ias ferias por estas mismas fechas.

Paradójicamente, aunque Chinchilla decia unos aiios antes que su feria era h n c a "de todos los dewcbos tptadas segund qua acusfunbrudu, saho nlcahala, quc Je non nscusa

comm ws sabe&s: este impuesto real no aparece citado en el ordenamiento de 1380, ni consta que el monarca llegara a percibirlo. Conociendo a don Juan, es muy difícil que iiegara a cobrarse en vida suya; pero parece ser que can Pedro 1 si llegó a percibirse, y en tiempos del marqués Alfonso de Aragbn hubo probablemente períodos en que sí y otros en que no, o en que las alcabalas serían arrendadas

en wfieldad"por los propios concejos, o incluso usufnimadas por el propio señor, creando la ficción de un reconocimiento de la soberanía del monarca, que habri de contentarse, sin embargo, con cantidades mínimas, si es que le llega aiguna.

Además, el reintegro de Viilenña la soberanía castellana produjo algunos

'E1 19 de julio de 1374 Saiodn Plajjarl, ju& del Castillo, mendador de la ptsquisa dc penas y ca- hiias saca de ~ o g a s vedadas a h&n, o d a ilegal de mgas a CasriUa en los años mteriom en d o el obiipado de Cartagena mcpm 10s lugares del marquesadn de V i b i , comunica qut ha de recsudarlo Salomhn Abtnlup, de Alarc6n. En 1375 cs Mesi Abcnlup, quien acrrdin como re- cauddor a nilose Abravalk morador de El Casti- llo, que delega a su vn en Atiim hh

cambios en los puertos y aduanas de la parte oriental - e n noviembre de 1370 el rey confirmaría a ViUena el derecho a meter y sacar mercandas y ganados de Aragh, a usar pesos, me- didas y monedas de esta monarquía, y su antigua exencibn de monedas y alcabdas, e incluso accedería a no poner sus guardas de las cosas vedadas sino en aquellos puertos donde antes

se hacía- aunque siguieron siendo puerta de conmbmdo entre ambos reinos, que hasta el mismo marquts utilizó en beneficio propia tanto o

más que SU súbditos. Y si bien los cuadernos de alcabalas no suelen ex- cluir expresamente fa tierra del mar- ques, salvo Vdena y Sax, en alguna ocasibn, no e~ det todo claro si esta

renta se cobra de forma permanente, junto con la veintem del irnojarifazgo señorial (lo que harh las ferias poco competitivas}, o si es sustituida por ecte otro impuesto, o si --como parece en otras ocasiones, y corno luego m o s hacen otras seiíores- la paibe el marquEs a través de los fie¡es de- signados por las v i h y los almojarife, de manera muy poco transparente. Quizá Enrique 11, que tanto le debía, y que tan débiI fue, prefiriera~corw un velo sobre eUo, come hace, par ejemplo, con la renta de aduana o con las abundantes e infructuosas pesquisas por la caca de las cosas ve- dadas, que suelen excluir precisamente

la tierta del marquGs, donde rnh fraude habíar. En enero de 1385 se pide a los concejos de Murcia y de Chinchilla que de las

cantidades que tienen en fieldad den cada una de d o s 100 fiorines de oro a los arrendadores Salomón AbenbiUa, Most Aventtuiel y Most A b r a d a (que sabemos vivian en Chinchilla, Albacefe y Garcimufioz), para darlos, a modo de incentivo, a quienes se atrevieran a arrendar por menudo la alcabala. Por lo a t o , parece, que se sigue cobrando Ia alcabala "en fieldat", y que no es una renta demasiado atractiva. No es extraño, sabiendo que el señor 4 mayor vendedor y el peor pagador de la comarca- estaba en connivencia con los arrendadores: pocos años atrás don Samuel A b r a d a y sus hermanos vendían en su nombre a clientes de Jiti.va, Ayora, Aicira y Valencia importantes partidas de corderos y de ovejas rnerinas, muIas, vacas y acémilas, así como de grana, y en noviembre de 1374 el judío, arrendador de los puertos y aduanas por el rey -y de otros

tributos del marques de Villena- ~ecibirA de 4 una carta diciendo que no

J'Sr

insista en cobrar a los de Almansa derechos por la lana que pasen a vender al reino de Valencia, pues nunca fue costumbre desde que en esta villa hubo ovejas merinas (ganado introducido bajo don Juan Manuel). Poco tiempo después, Aventuriel ni siquiera se atreve a aparecer en Murcia por miedo a que le embarguen o metan en prisión, por 10 que solicita seguro del concejo. El propio tesorero del marqués, Pere Oniols, confesará después que en el año de 1386 no pudieron cobrarse los impuestos sino hasta cuatro meses despuks del vencimiento, "tan mals e tanfal~os e tan barates E tan pobres son los arrendados", por lo que él mismo tuvo que adelantar dinero y cobrarlo después en moneda de baja calidad, lo que le exigiría comprar en Aragón moneda de oro y plata que traer a Castilla, vendiendo para ello "molt e diuerses mercaderies, axi com lana, grana, comins, xer- gues. ..: y llevarse la mala al reino de Valencia para fundirla allí y volver a importarla todavía con una ley peor.

Es decir, con la excusa de pagar alcabalas -que acaso ni siquiera llegarían al rey, pues los recaudadores eran súbditos suyos6- el marqués de Villena y sus re- presentantes, judíos o cristianos, se metían en negocios ilegales de exportación de lana y metales preciosos, cuando no contrabando y falsificación, lo que ocasionaría que en todo el señorío no pudiera encontrarse moneda de oro y plata, 'é encara que la tinguessen les gens no la donaren per les dits blanchef , y que cuando el señor mandaba a comprar lana u otras mercancías tanto en Garcimuñoz como en otros lugares "12 dqen que donasflorins o dobles o reah, queper blanches non wenderZen". Fue preciso imponer el diezmo no ya sólo a las mercaderías y paños de Aragón que entraban a SU tierra, sino a las que salían desde ésta a la tierra del rey, lo que a fines de siglo provocaba protestas en Villena, en donde se tejían, teñían e importaban para la exportación, y en otras poblaciones.

La ambición del marqués en este y otros campos le hacía impopular entre sus propios súbditos, y malquisto en la corte: a finales de 1388 su tesorero tuvo que salir de Albacete, donde se hallaba enfermo, hacia Garcirnuñoz, y de ailí a ver al rey, para evitar que éste embargara las rentas y el propio Marquesado7; y en años sucesivos su soberbia, agravada por sus propios apuros económicos le llevará de nuevo a enfrentarse al monarca, negándose a aceptar que corriera en SU

tierra moneda de Castílla, e íncluso a responder a su soberanía. En las Cortes de 1390 se le acusa de "que non consentía que ninguna apelación de su h'erraJUese al rey nin a la su audiencia, nnin consenila que carta del r~JUera en su tierra conplida*, y de que "non quedan responder de ningund conos~imiento de sennorío'al rey, por la yual rosa elsu sennon'o soberano, que auia ante todo, se perdía e seenagenaba", por lo que algunas voces, recordando su origen extranjero -"naturaldel regno deAragónJ'- proponen expulsarle y expropiarle su tierra. La misma solución que al fin adoptará don Enrique el Doliente en 1395.

La toma por el rey de la tierra que fue de los Manuel, y después de1 marqués Alfonso de Aragón, trajo una mayor control de los puertos y aduanas y un aluvión de pleitos de distintos concejos con los arrendadores. Sin embargo, parece que el comercio legal se siguió manteniendo, y que los comerciantes de Albacete, ChinchiUa y otras poblaciones siguieron recorriendo las rutas de Castilla y sirviendo de enlace entre los levantinos y las costas de Cádiz y Sevilla. A finales de siglo, en 1398, el concejo y justicia de Arcos de la Frontera expide un documento por el cual reconoce las franquezas que asisten a Gil Sánchez, vecino de Chinchiia y mercader de pafios, Yuranh este sobre que los didospannos sean suyos e que otro alguno que non aparte nin derecho alguno que non aa parte nin derecho a ellos, safuo vezinos e moradores deldicho iogar de Chinchilla'! Y sabemos que cierto Yváñez López, igualmente vecino de Chinchiia, mantenía un litigio poco tiempo después con un procurador natural de Segorbe por cierta cantidad de pastel que compró a un genovés en Valencia y no pagó en su tiempo. Dos noticias distintas que demuestran que aún seguía produciéndose un intenso intercambio a traves de estas tierras entre las producciones de la industria local, sin duda incrementadas

- d --

1384-3-31.Juan Alfunso del Castillo, recairda- dor mayor del obispado de Cartagena, a l concejo de Murcia, pidiendo que paguen las alcabalas a los j u d p Mosé Abravalla del Castillo, Mosé Aven- turiel de Albacete, y Salomón Abenbilla de Chin- chiiia, que habían arrendado las del obispado y reino. Les da poder para recaudarlas. Ya en 1378, Samuel Abravalla había sido fiador de Saiomdn Abenlup en el arrendamiento de rentas.

'Esta es, al menos, la versión del tesorero, que mu- chos años desputs, en 1396, se defendía así de las acusaciones que el marqués le hacía de haber mal- versado sus fondos, y hacía resaltar sus servicios en esta importante m i s i ó ~ Según él, estuvo junto al rey 7 meses de molf freballc e moltr angoxer': y g a s tó más de 1500 florines, que el marqués no le de- volvió hasta hace dos años (1399), y eso que estu- vo fnulalt a la mortper raho de la drro d a "

de forma irreguiar con las importaciones, y 10s dos grandes focos del comercio del sur peninsular: Valencia y el Atlántico. No en balde, hay documentos de los años siguientes que hablan de la presencia de muchos forasteros -iriduso genoveses- y otros intermediarios, que toman vecindad en diferentes pueblos de este

marquesado y aprovechan de forma

la a c u s a de h u t a pagado ya cI ahojarifaz- ga en Albacetc Iquc ua un distrito único con eI de Chinchilla), lou mercaderes de csa villa logra- r h d 18 de seprrembrt & 1442 quc d .y de Na- mura les permita wncr por camino rcal para ir al Salobral, Las Pcfiar; de San Pedm y desde alli hn- d a Liétor, como era omturnbre de tiempo inme- m o d : 9. e dú; pt arclo kmi c sywrprs mrkon p r ca- mino malabthi h... '

fraudulenta las franquezas que tienen: Tasen mucha^ tncubierfas c pfamias,

yendo e pmando e viniendo e tornando con otrm m m a d u G yue sm dt otru~

psonm". Es posible, no obstante, que las

ferias perdieran su franqueza y se vieran

sujetas, cuando menos, al pago de al- cabala. Si el concejo de Murcia prego- naba las suyas en noviembre de 1401 y septiembre de 1408 diciendo que eran francas "~aluo ande de alcauuias e liar

aduanas nueuusw (y con la prnhibiciíin de vender en la misma '~eendds" del comercio y la industria local), no es de creer que los pueblos del viejo estado

de Villena twieran mejor trato, aunque puede que hubieran conservado sus costumbres antiguas de pagarla "en fiel- da?, pues seguían manteniendo su con- sideración formal de señorío, aunque fuera del rey. Y si bien es probable que ya por estas fechas un alto porcentaje del comercio ferial fuera exdusi~mentc de ganados y lanas dirigidas al reino de Valencia -al fin y al cabo es lo que

ocurre al principio en Medina del Cam- po, que canalizad la de Segovia y Burgas a 10s puertos cantábricos- pudo ser el origen de la acumulación de algunos capitales más o menos "mo- dernos", que en parte son cristianos, pero en parte pudieran ser conversos, puesto que los judíos, que antes abun- daban sobre todo en Garcirnuñoz, pa- r e c m extinguidas a fines del XIV. Tal puede ser el caso del rico arrendador y

ganadero Gondo Sáncha del Castillo, que vivia en Chinchilla, o de varios vecinos de tsta y de Albacete a los que el propio rry deberá perdonar la pena en que incurrieron por la venta usuraria de tejidos, carneros, lana y otros productos con la acusa del pago diferido (aunque se reconoce la ilicitud moral de semejantes prácticas, la sentencia declara que, en derecho, este tipo de negocios no se consideraba legalmente usurario}. También son un indicio de comercio ilegal, o que al menos bordean las leyes aduaneras, las numerosas cartas que Albacete conservaba en su archivo a principios de sigIo sobre varias sentencias 'que $.mota dadas a ~ i e r t d s vezitro~ por p i tos de fiertu~ portudgo~? y las que se refieren a otras que habían dado "Pcdro Rodd'cz de/ CasfiIIo, ~ICCIMC de las sacas,

m yut dio por p i tos a los vecinos dcA16acete de cierta cuentas ypenm". La compra de productos del reino de Valencia para distribuirIos hacia

Castilla y Murcia, o pescado murciano que vecinos de Heíiin vendían por las

tierras de Alcaraz y la Mancha, no era incompatible con las actividades de exportacibn de h a , o de trigo, adquirido en los Campos de Montiel y Criptatia, hacia estas regiones, que documentaremos en los años siguientes. En octubre

de 1441 Chinchilla conseguia que el infante-maestre don Enrique le otorgara un permiso para comprar en tierras de la orden de Santiago el trigo necesmio para su provisidn, qurando que % non quieren nin conprapa nin sacan nin Ileuan pura lo vender ain IIeuar a vende^ rr okm lugar o Iugum ain personas estrangerm que non xan weiezinos", y en el año siguiente que el rey de Navarra le diera mi licencia para traer del reino de h g 6 n rnercancias y *res exentos de aduana. Licencias que, sabiendo la permeabilidad de 10s puertos y aduanas, y el escaso interés de los Infantes por las prerrogativas fiscales del primo castellano, legdizan de hecho el. contrabando que siempre existi6. La ciudad del Segura, por su p m , se abastece igualmente mediante las famesas "carretas de Castiila", que vienen sobre todo

de Albacete y Chinchilla, de vino de la Mancha, 'Bivem, fina r oledor c claro" (hacia 1427 un tratante de Murcia se

queja del embargo en Nellin de unos odres de vino), ma- deras y ferrajes, que en alguna ocasi6n llegan a provocar una pequeria guerra comercia1 por cuanm, al ser comprados al pasar por Chinchilla, no legaban a Murcia (hacia 1438 ésta amenazará con una interrupción de sus expor- raciones de frutas a CactiUa s i Chinchilla no deja pasar dichos productos).

Por esos mismos anos enconaamos aipnos financieros como los Oiimm, AIonso de Requena, o Gil Gdmez Pinar, que hacia los aiios treinta ya prestaba al concejo de Chindiílla 10.000 rnaxñvdis, y se dedica luego a i negocio del trigo y los arrendamientos de rentac concejiles en diferentes pueblos, en los que ejerceri cargos por el señor, y adquierc propiedades a familias hiddgas arruinadas; o a su convecino Sancho Mirhez G&n, que adclanra a Chindiilla y a Jorqum los fondos para pagar sus pechos hacia 1432. Mimtras tanto, ordenanzas de 1427 intentan regular el au- téntico caos provocado en Chinchiila por los particulares que tenian sus czsac o tiendas tn la plaza y ocupaban su espacio con "poyos c t a b i m ~ ~ de eqe~iews commo de oims

O $ ; ~ i d , la venta sin control de productos agrimias, y la prosrituuón, eterna rompafiera dd negocio y la fiesta, que estaba corrompiendo a los mismos vecinos y "u lo^ omnes fo- rmfms que whenM. Y al parecer se trata de hechos cotidianos, aparte de las ferias, que parece se hacían todavía en la misma Chinchida y en k jo*n villa de Albacete, su gran competidora, pese a las restnEciones que pretenden inducir las Cortes, alarmadas entonces p o ~ el um mistente en villas ~eñoriales de arrendar sus impuestos de alcabalas y hacer sus ferias francas, 'vgmdu la gran poblacidn gw m Medina $e{ &mpb recffln'a pur ser JRS fm'mfranru~. Pero aunque Espejo y Paz ya apuntaban que el pobre Juan TI no atiná a detener, o hube de permitir, 'Ja baJzida inmensa deferiaasy mmuu'osfi~ncos de aIrtlbalas sin licencia drl monarca: las perras que trajeron los famosos Infantes de Arag6n, tanto

en el Marquesado como en la frontera de éste con Vaiencia, causaron en las villas dafios irreparables.

A partk de comienzos de los años cuarenta, el dominio del rey de Navarra, uno de los citados infantes de Aragón que tambikn fue seiioior de Media del Campo y sus famosas ferias, en pleno crecimiento gracias a su franqueza -y en aquel momento tambien gobernador del reino de Valen* pudo contribuk a revitaljzar Ias M a s del antiguo wñorio

de Vena. Sin duda, ayudad a aliviar el control de las aduanas por el rey de Castiiia y facilitará el comercio con Murcia de algunos mercaderes, como los de Mbnctte, per- mitiendo mi paso por caminos exentas del dmojarifazgo de Chinchilla8. Sin embargo, las perras de aquel turbio periodo, con la fragmentaci6n del viejo señorío y la ulterior llegada del marqués de Villena, Juan Facheco, y algunas restricciones impuestas por Ias Cortes a estas celebraciones, puderon dar al traste con algunas de elas. Sobre todo, en lo que hace referencia a la venta arti'cdos al reino de Valencia ya tratmtes foráneos, que estaba provocando des- abastecimiento en algunos lugares de Castilla, e incluso de- cadencia de la industria tatiL '@ozieses e lonbmdos e mtdanes e o f r a s p o n n s conprmi 10s lanar que lo^ smnms de los ganados de esa w i l h timen a macy grandes pt~os en dmasia, por m u n m pe los wzinor e m ~ r a d o r ~ ~ de esas dichas zii'I6as no pueden auerpaee alguna de las dichas lana para lo labrm en nrs casas para su p m v ~ i o ~ s , ef p c oims pmonas muerdes p se manietenian pmdo las dichas lanas se lahahan en las dichas villas se pwdian por non fallar y e fum" . Y a eUo habrá que sumarla acritud del marqués, que usurpS los de- rechos de aduanas y alcabalas y exprimi6 a sus vacalios a conciencia, suprimiendo franquezas al comercio legal y me- titndose tl mismo a mercader de h a irregular.

Las ferias de Albacete seguixin existiendo (por lo menos, existe la "Calle de la Feria"); pero la de Chinchilla, que ya parece ser casi exclusivamente ganadera, deberi trasladarse a distintas aldeas, buscando a unos clientes cada vez más escasos y unas comodidades que siempre son menores que las de Albacete. Al principio, en Bonete, y luego en el Villar de Asensio o del Gascón -que parece el actual de Pozo Riihio- "pw yuanfo es más prorcechoso usy para los ganados por razon de las agm, rommo de los que van a la d i c i a f h por conprar c vender, e mar a p s e m poblados aJermpam lar que asryfueren n Ia dírhufiriaq y hacia 1450 en &pera, a la raya del reino de Valencia, hacía donde el concejo chiichillano intentaba atraer mercaderes de Murcia escribiendo con fecha l b de agosto puepor e l dia de Sant Gil p c er dprimem dia $e seteenbr~primcro gue viene se f a z wna feria en ejta dicha pbdat en Alpera, aideu c

tmmino desta dicha p-bdaf, !u p u l dada ferda dar0 quin* dias, e todos los yue u ir dicha feria vienrn por conpar o

v~nder algranos ganados e de todas las otrm naercadm+u$ p a tro;te~en son frunros, e de. los dichos ganados non han I ;bagaP-

nin pugan borra nin usadura nin veyritena nin gineta nin peaje nin otro derecho niguno sahu e~ndc la meytaddel alcauala delganado e de todas I ~ J otras merrudmUTEas yae my weiendie7en,

EI 2 de septieimbte de 1476, degdc Segwia, Isa- M confinnaba u Al- las promenas de don Pedm Fiijirdo cuando 'PIpsterpndonet$m no$- owos c nm ouistes e mmqutcspm wirniros rey e r c y na e scnnm! n n h I e i c ia dlrrcl m nirrstre nonbrr oladclsrifado dz Mm&4 y promerla no enajenar la villa de la wmna d, al a c m p que otorgaba un mcrcado franco a cclebrar im jucvea.

"'El 25 de septiembrr de 1484, los rcyrs se d i - gen W CAoba a Ios amdadmcs dc h b n - las y otras mntas d e s , a nip petid6n habian re- m a d o ia merced dc mercado franco iminai c o n d i d a a Chinchilla y u o b a ~ d a 9 del mar- quesndo, diciendo quc la d a de Albacctc s o l i d les E- ccinfimido cl concedido en 1476, p r lo que han acordado remar a ni vez dicha m- c i h . Dtz mios desputs, m 1.194, wrá confirmada en Madrid.

l1 Ortuñe Molina stñda h dntcncii de uoa feria no fraric9 en ~cpdembrc, m el siglo siguiente. AdemBs, esta villn tcnía el privíkgio de un m-- do fwcs cuya co&rmición sebutaba cm 1508.

nin otrorypngan harpillera aiguna de la moneda p c metie~en o sacarmpara cotaprsr

lo$ dichosgmado,r e mercadm-a. Ya no son los feriantes los que van a h feria, sino h t a la que cambia en busca de clientes. Y de las de ViUena o Almansa ni siquiera tenernos noticias semejantes (sí de Garcirnufioz, donde parece ser que siguen ce- lebrándose a fmales de siglo, cuando sen confirmadas, como ya señalamos).

Puede que por entonces estas ferias manchegas, cada vez miis rurales y dotadas de menos capitales autiictonoc, hubieran comenzado a entrar en decadencia. Sin embargo, la guerra que enfrentb a Enrique W y a su hemiano Alfonso hizo que ambos monarcas, casi siempre con fines puhlicísticos, dieran mercados hncos a muchas poblaciones ( p r ejemplo, Villena o Alcaraz, y puede que también a oms

que veremos los poseen más tarde) donde la inmediata y la total frafiquem de alcabala y portazgo de esta cita de un d a a la semana, en una economía en la que los vecinos pueden abastecerse de las manufacturas regionales y el comercio a

distancia, se va canalizando n tra* de otras vias, haciendo dacaer a las antiguas ferias. Desputc, e1 propio rey intenta restringir las antiguas fianqu-: ya en Ias Cortes de 1473 (Santa Matia de Nieva) el propio Enrique IV manda que jrm'm

f incas y nnmadusfianco~ no seafi ni se R n p m nuestp-or rqnios [. . . ] salvo h nñfiira feria dc Medina y las o- yw de nos h n e n p.~'wiIegios conJ;madar*, lo que pudo acabar con muchas de ellas. Desde luego, las pocas que pudieran quedar no son concenmciones de grandes mercaderes, como las de Medina o Vila1811, donde las transacciones se suelen hacer ya sin la presencia fisica del producto, sino de vendedores de ganado y artículos de consumo frecuente, aunque aún se puedan ver mercandas de precio.

En la guem civil que prolop el reinado de Isabel y Fernando Csros mncededn, o ratificdn, mercados semanales, por ejemplo, a Tiena y A lcw, que los tenían antes, pero tambin a otros como Heun, San Clemente y Albacete, donde ya funcionaba 10s jucves un mercado que ahora se hace yanco de alcairob e pordadgos e ums dserhos (;. .J de todos los pannos e mcaduriar e poma eganados e otra^ guales p i m cosas que vendimn e capibíareti c irocaren en los dichos mmadus m todos los dim dejatua de cada semana en la dicha villa'. Mercados que a menudo serán la tapadera del vieja contrabando, como ocurre en W e n a y que rnotiwnin el arrepentimiento de los reyes poco tiempo después de haberlos concedido, sobre todo a partir del momento en que emprenden la recuperau6n de todos los derechos y regaiías propios que habían usurpado Juan Padieco y su hijo. En 1483 comunican a todas los concejos del viejo marquesado ureducidos" a ellos que han adjudicado a Juan de &alsi y ~ernando de V~llmenl, vecinos de Madrid, las tercias, alcabalas, sewicio y rnontazgo, diezmos de las aduanas, tercias y otros derechos Y~eg~nt don Juan Pacheco rnatsn-e de Santiago, r depues de su fin e,! dicho murqutJ sufijo los Ileuu~am", incluyen sus poderes para embargar los bienes, incluso encarcelar y traer y Uevar a 10s morosos de unos pueblos a otros.

Por esas mismas fechas, 10s monarcas anulan de foma general los mercados que tiabfan concedido y mandan embargar y meter en la cárcel a quienes pretendieran mantener Ia hqueza, aunque tras la pesquisa y el pleito subsiguiente, que todos los concejos llevan conjuntamefite, se reconoced su validez de foma temporal en septiembre de 1484, cuando ordenan a sus arrendadores respem a Chinchilla y al resto de las d í a s aquellos ben&üos. Por lo menos algunos serían confirmados en los años siguientes, aunque ya con recortes, como ocurre en el caso de Albacete, donde el vino, Ea came, el pescado en gamella, la grana y los inmuebles, habxian de quedar sujetos a alcabala y otras imposicioneslO. Pero es evidente que el mercado del jueves -que tendía a extenderse iiegalmente aí

miircoles y d vfemes- gozaba en esta d a de gran vitalidad., demasiada, taI vez, pues las ventas a plazos y el consumo excesivo parecen provocar una gran inflacihn y la ruina de algunos vecinos de la villa, ya que la gente toma artículos fiados 5 con la ne~tsiind qae non podian pagar al plazo, re~rcbimi mucha p l i

danno". Claro que, por entonces, en Chinchiiia, mas pobre, los vecinos pagaban "desmesuradospre~os" a musa de la usura y especulación de los tenderos, lo que obliga al concejo a tasar su ganancia, pero aún seguiremos escuchando en ambas poblaciones numerosas protestas por la venta de trigo y de cebada por encima del precio autorizado.

Al parecer, las ferias bgraron pervivir en Albacete, donde al menos sabemos que siguen mistiendo todavía las "m de la Feria, en el camino de Aceyuih" -es decir, m6s o menos donde hoy se celebra- mis di de la >mta de k cdk de& Fh", y Ladero menciona un documento red que habla de las franquezas que gozan bs de Ayora, del reino de Valencia, al venir a lac ferias de Albacete a mves del camino de Jorquera, aunque probablemente se refiera al mercado. También, en San Clemente, donde hay una feria sin franqueza, que quizá procediera de1 mercadoll, y quizás en alguna otra localidad; pero parece claro que han entrado en su fase de minci6n ante las restricciones impuestas por los reyes. Solamente parecen mantenerse las antiguas hnquezas en las villas, pequeñas y en plena de- cadencia, que seguian a h perteneciendo al rnarquk de Villena, como la de Jorquera -que apenas alcanzaba los 90 vecinos, a los aquel exime en 1513 del pago de alcabalas a cambio de sus dehesas, resedndose, en cambio las de la carne muerta' el vino y el aceite, y de los forasteros que venían a vender en dia que no fkra de feria o de mercad- y hasta Garcimuñcz, que confuma sus ferias a finaies del XV.

Sin embargo, el marquts, perdedor en la guerra que ganaron lsabel y Fernando, no tenía la influencia del almirante Enriquez, los Mendoza o los de Bcnavente, que consiguen de estas excepciones a favor de las ferias de Medina de Rioceco, Tendilla, Santillana, Hita o Vi1al6n, por lo que es de creer que las f?anqum corrieran en gran parte a cargo de las rentas d d rnxquh Diego Upez . Y, desde luego, es casi inimaginable que estas fdas "de pueblon pudieran comprase con las autorizadas de Madrid o Aicali de Henares, y no digamos nada con I;ic de V"dal6n o M d m a de1 Campo. Por el pleito entre éstas "el rnercudo o ayuntamiento que se dize pus se suele Aazer en Valaduolid en yrraresma, por ser dfermte Iia manera de rcmtrafuci'dn y negociosn, sabemos que w n pocas las que se consideran "generaics" y tienen el apoyo de los reyes, como las de Media, que "~on las m& insigna destos ynory &&m deI~uss", aun cuando existan obas 'Jien'm que tieneti nombres delhpero no lo son: Entre tstas, sin duda, deberemos contar las de Albacete, que siguen exktiendo, pero sin las ventajas y el prestigio de antafin*

Como apunta Ladero, el modelo de feria m e d i d está empezando a ser "reliquia deI pasado", aunque se mantendrá, durante siglos, en ciudades pequeñas y en el mundo rural. A lo largo del siglo XVI, las de1 mismo Aibacete y su contorno empiwan a perder su regularidad y acaban confundiéndose con el mercado h n w y con festividades probas o piadosas, vinculxdas a veces a antiguas "caridades" coma la que a daba d día 6 de mayo, cuando no a romerías que 8e hacen en esa u oms fechas a distintas ermitas de los alrededores, coma la de-los Uanos de Aíbxcete o la de las Vides- de V i n a , o Fuensanta en La Roda, a Bclén en h s a , donde surgen conventos que serán el origen de otra tipo de ferias totalmente distintas. IncIuso las que tienen privilegio real, como ocurre en Piena, antes tan importante para los intercambios fronterims de Aragón y Castilla, van pereciendo M'ciimas de la fiscalidad (o más bien, del control del contrabando, que era a n á s importante que el comercio legal), el aiza de los precios y el colapso económico del reino. Al hacer relación a Felipe 11 Vitlena rwranoce pue sigue celebrando el mercado del jueves, franco de alcabalas y diezmos aduaneros, que orargii don Alfonso y confirmaron Isabel y Femando, pero con pocas ventas; y tiene pridegio para una feria franca de quince diac en octubre, pero n o wimm ~ c n ~ iratmte~ ni mmadñ.áas a e&, sino que . - .- - . -. - - - pmun corno si nofirsm de fh" . Realidad que, sin duda, se puede extrapolar por esas l 1 omño Molina seña8 I* existencia de una feria

mismas fechas, y con mayor razdn, a toda la comarca que en la Baja Edad Media se ~ ~ ~ ~ ~ ~ a " " / r ; ~ ~ ~ $ ~ ~ ~ ~ ~ ; K a L iiamó señorío de Viüena. . do franco, cuya confirmación solicitaba en 1508.