Año 1810 – La Revolución

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Año 1810 – La Revolución Acontecimientos del año 1810 que precipitaron las revoluciones de América Española Durante los primeros meses del año 1810 se produjeron acontecimientos en España y en América Española que finalmente desembocaron en las revoluciones que fueron el inicio de las independencias de las colonias Españolas: en Caracas el 19 de abril y en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Comenzaremos por describir los acontecimientos en España, luego su repercusión en América, y finalmente los sucesos de mayo de 1810 en Buenos Aires que terminaron en la deposición del Virrey Cisneros. Durante el mes de enero de 1810, se produjo la invasión de Andalucía por las tropas francesas quienes en quince días ocuparon toda la región. El primero de febrero tomaron la ciudad de Sevilla que era la sede del gobierno de España. La Junta Central, ante la inminente invasión de las tropas de Napoleón, se había refugiado en la zona de Cádiz y estableció como sede la isla de León. El día 29 de enero delegó

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Año 1810 – La Revolución    

Acontecimientos del año 1810 queprecipitaron las revoluciones deAmérica EspañolaDurante los primeros meses del año 1810 seprodujeron acontecimientos en España y enAmérica Española que finalmentedesembocaron en las revoluciones que fueronel inicio de las independencias de lascolonias Españolas: en Caracas el 19 deabril y en Buenos Aires el 25 de mayo de1810. Comenzaremos por describir losacontecimientos en España, luego surepercusión en América, y finalmente lossucesos de mayo de 1810 en Buenos Aires queterminaron en la deposición del VirreyCisneros.

 

Durante el mes de enero de 1810, se produjola invasión de Andalucía por las tropasfrancesas quienes en quince días ocuparontoda la región. El primero de febrerotomaron la ciudad de Sevilla que era lasede del gobierno de España. La JuntaCentral, ante la inminente invasión de lastropas de Napoleón, se había refugiado enla zona de Cádiz y estableció como sede laisla de León. El día 29 de enero delegó

todas sus facultades en un Consejo deRegencia compuesto por cinco miembros, quese instaló el dos de febrero. En él, uno delos puestos se reservaba para unrepresentante de las Américas.[1]

Las noticias de la caída de Andalucíallegaron a las colonias españolas deAmérica del Sur en los meses de abril ymayo de 1810, en impresos de laGaceta deLondres, transportadas en los navíosingleses.[2]. También el Marqués de CasaIrujo, que era el embajador español en Ríode Janeiro, le informó a Cisneros acerca dela retirada de la Junta Central a la islade León.[3] Esto provocó muchaintranquilidad en la población de la ciudadde Buenos Aires.

Por este motivo, el virrey Cisneros no tuvomás remedio que publicar los informesacerca de la caída de Andalucía y eltraslado de la Junta Central a la isla deLeón, en un bando dirigido a “los leales ygenerosos pueblos del Virreinato de Buenos Aires”, eldía 18 de mayo. Indicaba que en el caso de“una total pérdida de la Península, y falta de SupremoGobierno, no tomará esta superioridad determinaciónalguna que no sea previamente acordada en unión detodas las representaciones de esta Capital, a queposteriormente se reúnan las de sus Provinciasdependientes.”[4]

Esta declaración de Cisneros abrió laspuertas para los Cabildos abiertos queconcluirían en la Revolución de Mayo.

 

 

Acciones revolucionarias acomienzos de 1810Durante los primeros meses de 1810continuaba la acción revolucionaria de lospartidarios de la independencia de AméricaEspañola. El 17 de enero de ese año,Francisco Miranda le escribía desde Londresa Felipe Contucci instándolo a continuarcon los planes de independencia: “es necesarioapresurarse a llevar a debido efecto el plan que me decíausted estaba ya acordado, para la independencia de esasprovincias del argentino”.[5]También desdeCórdoba, ciudad central del Virreinato delRío de la Plata, el 15 de febrero, el deánGregorio Funes le escribía a la princesaCarlota que se había ocupado de preparar losánimos de mis compatriotas a favor de unaregencia de la princesa en Buenos Aires.Agregaba además que “yo he tenido el consuelo de veralistados en el bando de V. A. cuantos son los que hanpodido escucharme.” Finalmente afirmó que “estaspequeñas conquistas [fueron] hechas en el silencio y laoscuridad.”[6] Vemos que en esta carta decomienzos del año 1810 que el deán Funestodavía abrigaba esperanzas en laposibilidad de una regencia de la princesaCarlota. Además nos transmite la formasigilosa y encubierta en que debíanrealizar los patriotas su acciónproselitista a favor de algún tipo deindependencia pues de ser descubiertos

podían ser llevados a prisión por lasautoridades del virreinato o escapar alexterior como fueron los casos de SaturninoRodríguez Peña y Juan Martín de Pueyrredón,prófugos en Río de Janeiro.

Por América española circulaban periódicoscomo El Colombiano, Publicado por Miranda enLondres y El Español, escrito por José BlancoWhite también desde en Londres, queaparecieron en los primeros meses de 1810.Estos escritos que instaban a laindependencia llenaban de preocupación alas autoridades españolas. En una cartaenviada al embajador español en Londres,Juan Ruiz de Apodaca, por Manuel Abella, lecomunicaba que “en esta ciudad se había empezado apublicar un periódico español titulado El Colombiano, nopara venderse en ella sino para enviarle a nuestrasAméricas exhortándolas a la independencia.”[7]

Manuel Belgrano recuerda en suAutobiografía los días previos a laRevolución de Mayo al conocerse la noticiade la caída de Andalucía en manos delejército francés: “Muchas y vivas fueron nuestrasdiligencias para reunir los ánimos y proceder a quitar lasautoridades” y continuaba más adelante“pues nohubiese un español que no creyese ser señor de América,y [a] los americanos los miraban entonces con pocomenos estupor que los indios en los principios de sushorrorosas carnicerías, tituladas conquistas.[8]

Cornelio Saavedra, en sus memorias noscuenta que ante la noticia de la caída deAndalucía, fue llamado por un grupo deamericanos que le informaron de estos

acontecimientos y le preguntaron si pensabaque todavía no era tiempo, a lo quecontestó: “Señores, ahora digo que no sólo es tiempo,sino que no se debe perder una sola hora”[9]

 

Juan Ramón Balcarce, como ya vimos enpárrafos anteriores, en su RelaciónAutobiográfica, nos informa que luego de lasinvasiones de los ingleses de 1807, “seramifican más en Buenos Aires las ideas de laindependencia” Los militares Balcarce y MartínRodríguez, consustanciados con esossentimientos, se reúnen con otrosciudadanos y jefes militares, “y principian aformar opinión de los oficiales del cuerpo de sumando”[10]

En Buenos Aires existía un ánimo contrarioal gobierno español y la rebelión yatrascendía en los comentarios de café, enanónimos y panfletos que circulaban por laciudad y hasta se remitían a las ciudadesdel interior. Ante estas circunstancias elvirrey Cisneros creó un “Juzgado devigilancia” que debía descubrir a quienesproducían estos escritos. También procedióa expulsar a los extranjeros de la ciudadpues entendía que muchos de ellos eran unpeligro para la estabilidad del gobierno.Como vimos en páginas previas, en una cartadirigida a Martín de Garay, secretario dela Junta Central española fechada el 3 deenero de 1810, le comunicaba que se habíadescubierto al autor de escritossediciosos.

Según vemos en estos testimonios, en losprimeros meses del año 1810, los ánimos delos criollos se encontraban preparados paraintentar la independencia de la Península.Circulaban panfletos contra el gobierno quetambién llegaban a las ciudades delinterior. Se hablaba libremente a favor dela independencia en las reuniones de loscafés, en las pulperías y en las tertuliasen casa de familia, pese a la vigilancia delas autoridades españolas, quienes. teníanpleno conocimiento de estos asuntos. Estoes lo que se revela en las noticiasintercambiadas por las autoridadesvirreinales con España. Además, con elobjeto de evitar estos hechos seimplementaron medidas represivas como lacreación de un juzgado de vigilancia y laexpulsión de extranjeros que podíanintercambiar ideas subversivas con loscriollos.

Podemos afirmar entonces que a comienzosdel año 1810, en Buenos Aires, así como enotras capitales de los dominios españolesen América, existía un fuerte descontentode la población criolla con las autoridadesespañolas. Bastaba una chispa para encenderla mecha, y esa chispa llegó en el mes demayo de 1810. Esa chispa fue la caída deAndalucía en manos francesas.

 

La Semana de MayoEl virrey Cisneros había publicado unimpreso el día 18 de mayo en el que seinformaba de la conquista de Andalucía porlos ejércitos de Napoleón. La Junta Centralse había trasladado a la isla de León,cerca de Cádiz, por motivos de protección,y finalmente había dispuesto su propiadisolución. Nombró un Consejo de Regenciaen el que delegó sus funciones. En vista deesta noticia, los revolucionarios de laCapital del Virreinato del Río de la Plataconsideraron que había llegado la hora dedeponer a las autoridades peninsulares puesno existía más la Junta Central, autoridadque había nombrado al virrey Cisneros. Porconsiguiente, en mayo de 1810 se constituyóen Buenos Aires una junta de gobiernoindependiente del gobierno español perosiempre en nombre del rey prisionero,Fernando VII. Veremos a continuación lossucesos de esos días tomando en cuenta lostestimonios de los protagonistas y losdocumentos, en especial las actas delCabildo de Buenos Aires.

Manuel Belgrano nos relata que, mientras seencontraba en el campo, lo mandaron allamar sus amigos diciendo que “era llegado elcaso de trabajar por la patria para adquirir la libertad eindependencia deseada”. Se encaminó entonces aBuenos Aires y “muchas y vivas fueron entonces

nuestras diligencias para reunir los ánimos y proceder aquitar a las autoridades.” Continúa más adelante:

No puedo pasar en silencio las lisonjeras esperanzasque me había hecho concebir el pulso con que se manejónuestra revolución, [...] El congreso celebrado ennuestro estado para discernir nuestra situación, ytomar un partido en aquellas circunstancias, debeservir enteramente de modelo a cuantos se celebren entodo el mundo.[11]

 

Otro de los protagonistas, CornelioSaavedra, que era el comandante del cuerpode Patricios, relata que se encontraba enel pueblo de San Isidro cuando fue llamadoa la ciudad por Juan José Viamonte,sargento mayor de ese cuerpo, porquehabía novedades de consecuencia. Se encaminó ala casa de Nicolás Rodríguez Peña dondehabía “una gran reunión de americanos que clamabanpor que se removiese del mando al virrey y se crease unnuevo gobierno americano.” Allí se acordósolicitar a los miembros del Cabildo y alvirrey Cisneros de llamar a un cabildoabierto “al que concurriese el pueblo a deliberar yresolver sobre su suerte.” El día 19 de mayoCisneros citó a todos los comandantesmilitares y les preguntó si lo sostendríancomo lo habían hecho con Liniers el 1 deenero de 1809. Ante la respuesta negativa,Cisneros accedió a convocar a un cabildoabierto.[12]

En una carta anónima remitida a FranciscoJuanicó, residente en Montevideo, escritapor un partidario realista, cuenta losincidentes de la semana de Mayo: “El

domingo fue una diputación del Cabildo a manifestar alVirrey que el pueblo estaba en fermentación y quehabiendo cesado la Junta Central y no reconocido legítimoel nombramiento del Consejo de Regencia [...] debía S.E. Renunciar al mando. El 21 de mayo se agolpóuna multitud en la plaza Mayor, (denominadahoy Plaza de Mayo), los comandantes Frenchy Beruti repartían cintas blancas paradistinguir a los patriotas. La multitudexigía la suspensión del virrey.[13]

El acta elaborada por el Cabildo de BuenosAires nos da cuenta de los sucesos de esedía: “se agolpó un número considerable de gentes a laplaza Mayor, explicando a voces” su voluntad. Poreste motivo, el alcalde de primer voto,Juan José Lezica, y el síndico, don Juliánde Leiva, acordaron insistir ante el virreyque se “digne conceder a este Cabildo permiso francopara convocar por medio de esquelas la principal y mássana parte del vecindario, a fin de que un congresopúblico exprese la voluntad del pueblo.”[14]

Cisneros accedió a la solicitud y seprocedió a citar al Cabildo Abierto para eldía siguiente, martes 22 de mayo. Lamultitud seguía reunida en la plaza frenteal Cabildo. Cornelio Saavedra fue llamadopara que intentara aquietarla. Las vocesdel pueblo solicitaban que se presentase elsíndico, Leiva, y que quería saber lo quese había acordado con el virrey. Leivatrató de calmar al pueblo que reclamaba lasuspensión de Cisneros. Cornelio Saavedradesde el balcón del Cabildo se dirigió a lamuchedumbre diciendo que se estaba tratandolos asuntos que convenían a la felicidad

del país y que el día siguiente secelebraría un Cabildo Abierto.[15]

El día 22 se celebró el Cabildo Abierto.Ese día no hubo pueblo en la plaza puesllovía.[16] Además, se habían apostadocentinelas en las entradas de la plaza ypodían ingresar solamente los que tenían lainvitación. La esquela de la citación erala siguiente:

El Excelentísimo Cabildo convoca a V. para que se sirvaasistir precisamente mañana 22 del corriente a las 9sin etiqueta alguna, y en clase de vecino al Cabildoabierto, que con anuencia del Excelentísimo Sr. Virreyha acordado celebrar, debiendo manifestar esta esquelaa las Tropas que guarezcan las avenidas de esta Plaza,para que se le permita pasar libremente.[17]

 

Concurrieron los vecinos más destacados dela ciudad. Entre los patriotas asistieronHipólito Vieytes, Juan José Viamonte,Nicolás Rodríguez Peña, Juan RamónBalcarce, Cornelio Saavedra, ManuelLuzuriaga, Miguel de Irigoyen, JoaquínBelgrano, Martín Thompson, Miguel deAzcuénaga, Florencio Terrada, CosmeArgerich, Martín Rodríguez, ManuelBelgrano, Juan José Castelli, BernardinoRivadavia, Mariano Moreno, Vicente López,Juan Francisco Seguí, Antonio Luis Beruti,Domingo French, y muchos otros.[18]

El procedimiento fue el siguiente: sehacían proposiciones las que eran apoyadaso rechazadas con nuevas propuestas. Comenzócon la proposición del obispo de Buenos

Aires, Lue y Riega, quien manifestó queproponía la continuidad del virrey ypermanecer en comunicación con las ciudadesinteriores. Contestó Pascual Ruiz Huidobroque propuso que “debía cesar la autoridad delexcelentísimo señor virrey, y reanimarla el excelentísimoCabildo.” De formas similar fueron expresandolos distintos vecinos sus opiniones.Cornelio Saavedra propuso que debía caducarla autoridad del virrey, delegar laelección de la junta que ejercerá el poderen el Cabildo. Manuel Belgrano adhirió a lamoción de Saavedra. Castelli adhirió alvoto de Saavedra y agregó que la elecciónde los vocales de la junta “se haga por elpueblo junto al Cabildo General sin demora.” De estaforma fueron consignando sus votos losasistentes a favor de una o de otraproposición. La deliberación había duradola hasta las doce de la noche. Luego de quetodos los asistentes emitieron su voto, sesuspendió el congreso para las tres de latarde del día siguiente.[19]

Durante el debate de ese día, 22 de mayo,expusieron muchos oradores, algunosapoyando la continuidad del virrey como elfiscal Villota y el obispo Lué, otrosproclamando la caducidad de lasautoridades, pues la Junta Central deEspaña ya no existía y no tenía autoridadal nombrar al Consejo de Regencia, yentonces correspondía el retorno de lasoberanía al pueblo, entre estos últimos seencontraban Castelli, Cornelio Saavedra yJuan José Paso. También, los que apoyabanal virrey, decían que la ciudad de Buenos

Aires no tenía autoridad para establecerpor sí una junta sin la consulta de lospueblos del interior. Las deliberacionesterminaros a media noche y se resolvióhacer el recuento de votos al día siguientea las tres de la tarde y delegaron en elCabildo la conformación de la nueva junta.[20]

Juan Manuel Beruti, testigo de los sucesosnos relata que una diputación del Cabildo,el 23 de mayo, se apersonó al virrey y leindicó que por mayoría de votos, elcongreso del día anterior había votado porque debía dejar el mando en manos delCabildo, lo cual aceptó.[21] Luego sereunió el Cabildo y suspendió la reuniónpactada para la tarde y publicó un bando enel que se reconocía la decisión del CabildoAbierto de suspender en sus funciones alvirrey Cisneros y que pasaría a elegir lajunta que se encargaría del mando hasta quese reunieran los diputados de lasprovincias interiores.[22]

En efecto, el día 23 de mayo se reunió elCabildo. Consideró que no era necesario lacontinuación de la reunión del día anteriorque estaba citada para las tres de la tardey mandó a suspenderla. A continuación sepasó al recuento de votos el que resultópor mayoría que el virrey cesara el mando yque asumiera una junta designada por elCabildo. Además, convinieron que aunque elvirrey debía dejar el mando, se crearía unajunta que sería presidida por Cisneros encalidad de vocal. Una delegación partió del

Cabildo para comunicar esta resolución alvirrey. Cisneros aceptó, pero impuso lacondición de que fueran consultados loscomandantes de los cuerpos militares de laciudad. El Cabildo convocó inmediatamente alos jefes militares quienes manifestaronque debido a la agitación reinante, “lo queansiaba el pueblo era el que se hiciese pública la cesaciónen el mando del excelentísimo señor virrey, y reasunciónde él en el excelentísimo Cabildo, que mientras no severificase esto de ningún modo se aquietaría.” Elcabildo procedió a fijar un bando quedeclaraba la cesación del virrey Cisnerosen el mando.[23]

El 24 de mayo el Cabildo tomó ladeterminación de nombrar una junta degobierno presidida por Cisneros, que habíaaceptado el cargo el día anterior, sintener en cuenta lo decidido por el congresocelebrado el día 22 de mayo. El historiadorRicardo Levene calificó estos sucesos comoque el “Cabildo consumó la nueva burla.”[24] Eltexto del acta del día 24 de mayo expresalo siguiente:

Que considerando los graves inconvenientes y riesgosque podrían sobrevenir contra la seguridad pública, siconforme a lo resuelto a pluralidad de votos en elcongreso general del día veintidós del corriente, fueseabsolutamente separado del mando el excelentísimo señorvirrey de estas provincias don Baltasar Hidalgo deCisneros; pues que ellas podrían, o no, sujetarse asemejante resolución, o al menos suscitar dudas sobreel punto decidido, en cuyo caso serían consiguientesmales de la mayor gravedad; y procediendo con arreglo alas facultades que se han conferido a este Cabildo apluralidad de votos en el citado congreso general,debían mandar y mandaron, lo primero: Que continúe enel mando el excelentísimo señor virrey don Baltasar

Hidalgo de Cisneros, asociado a los señores el doctordon Juan Nepomuceno Solá, cura rector de la parroquiade Nuestra Señora de Montserrat de esta ciudad, eldoctor don Juan José Castelli abogado de esta RealAudiencia pretorial, don Cornelio Saavedra comandantedel cuerpo de patricios y don José Santos Inchaurreguide este vecindario y comercio.[25]

 

Por la tarde del día 24 de mayo juraron losmiembros de la junta presididos por elVirrey Cisneros. Estas designacionesenfurecieron a los patriotas que secreyeron burlados pues el Cabildo no habíarespetado lo resuelto por en congreso deldía 22 de mayo. Fue entonces que se preparóla Revolución del 25 de Mayo.

 

 

El 25 de mayo de 1810Nos ocuparemos ahora de los sucesos del día25 de mayo de 1810, día que se conmemora enla República Argentina como el que diocomienzo al proceso de Independencia de laNación. En realidad, la junta de gobiernoque se designó en ese día inició unaadministración independiente de España,aunque juró fidelidad al rey cautivoFernando VII. En los hechos, todos losgobiernos provisionales que se sucedieronhasta la declaración formal de laindependencia el 9 de julio de 1816, lohicieron en forma autónoma de la Península.

Tomas Guido, nos relata en sus memorias quela elección del día 24 de mayo de una juntade gobierno presidida por el virreyCisneros pareció satisfactoria al pueblo “ylos españoles se felicitaban de haber salvado del peligrode un trastorno fundamental viendo triunfante laautoridad del virrey.”[26] Pero muy diferente fuela reacción de los patriotas. Se reunierona las ocho de la noche en casa de NicolásRodríguez Peña desde donde se entablócomunicación con los jefes de patricios ycada uno de ellos reunió a sus amigosquienes apoyaron la resolución de noreconocer la junta proclamada ese día. Unacomisión se dirigió a casa del síndicodoctor Leiva a las doce de la noche parapedir “otro llamamiento al pueblo para destruir lo quepocas horas antes se había sancionado.” Ante la

vehemencia del pedido accedió a llamar alpueblo nuevamente.[27]

Con la seguridad de que se convocaría a unnuevo congreso, la reunión en casa deRodríguez Peña continuó hasta el alba. Losreunidos se dedicaron a confeccionar listasde candidatos para integrar a la nuevajunta de gobierno. No podían ponerse deacuerdo hasta que —según el relato de Guido— Antonio Luis Beruti pidió papel y tinteroy confeccionó una lista con los nombres queel día siguiente formarían la Primera Juntade gobierno. La lista fue aceptada y se lahizo circular entre los dispuestos acooperar para el triunfo.[28]

El 25 de mayo amaneció con una granagitación del pueblo. El acta del Cabildo,compuesto con miembros que eran españoleseuropeos, para restar importancia alacontecimiento dice que se había reunido“alguna parte del pueblo”[29], e insistió en laconservación de la junta designada el día24. Requirió a los comandantes militaresreprimir a los descontentos con el uso dela fuerza. Se congregó una multitud en loscorredores del Cabildo exigiendo larenuncia del virrey. Ante el tumulto, elCabildo decidió consultar a los comandantesacerca de si “podían contar con las armas parasostener el gobierno establecido.” Contestaron que elpueblo y las tropas estaban en “una terriblefermentación”, y que no era posible contenerlo.En ese momento se oyeron golpes el lapuerta mientras duraba esta sesión y sepronunció  conocido reclamo:

—“El pueblo quiere saber de qué se trata”.

El comandante Martín Rodríguez tuvo quesalir a aquietarlos. Aseguró que pediríanla renuncia del virrey. Una delegación delCabildo se dirigió al fuerte donde seencontraba Cisneros a pedirle su renuncia,a la cual accedió.[30]

Pero los patriotas no se conformaron conello e irrumpieron en el Cabildo con elpedido de designar una nueva junta con losnombres aprobados la noche anterior en casade Rodríguez Peña. El acta redactada por elCabildo consigna lo siguiente:

 

En este estado ocurrieron otras novedades: algunosindividuos del pueblo a nombre de éste se personaron enla sala, exponiendo que para su quietud, ytranquilidad, y para evitar cualesquiera resultas en lofuturo, no tenía por bastante el que el excelentísimoseñor presidente se separase del mando; sino quehabiendo formado idea de que el excelentísimo Cabildoen la elección de la Junta se había excedido de susfacultades, y teniendo noticia cierta de que todos losseñores vocales habían hecho renuncia de susrespectivos cargos; había el pueblo reasumido laautoridad que depositó en el excelentísimo Cabildo, yno quería existiese la Junta nombrada, sino que seprocediese a constituir otra eligiendo para presidentevocal, o comandante general de armas al señor donCornelio de Saavedra, para vocales a los señores doctorJuan José Castelli, licenciado don Manuel Belgrano, donMiguel de Azcuénaga, doctor don Manuel Alberti, donDomingo Matheu, y don Juan de Larrea, y parasecretarios a los doctores don Juan José de Paso, y donMariano Moreno [...] en la inteligencia de que ésta erala voluntad decidida del pueblo, y que con nada seconformaría que saliese de esta propuesta; debiendotener en caso contrario resultados muy fatales. Y losseñores después de algunas discusiones con dichos

individuos, les significaron que para proceder conmejor acuerdo, representase el pueblo aquello mismoescrito, Sin causar el alboroto escandaloso que senotaba; con lo que se retiraron.[31] 

 

El Cabildo no estaba dispuesto a aceptar elreclamo del pueblo y por ello pedía que sepresentara la propuesta de la nueva juntapor escrito, posiblemente con el propósitode dificultar el desenlace. Los patriotashicieron circular el texto por toda laciudad obteniendo un gran número de firmasde “vecinos, religiosos, comandantes y oficiales de loscuerpos”, con el mismo pedido que habíanrealizado más temprano a viva voz. Entoncesel síndico doctor Leiva salió al balcón yencontró reducido número de vecinos en laplaza. Pero rápidamente se congregó elpueblo que se había retirado, exigiendo queel Cabildo cumpliera con la solicitud y queen caso contrario “sufriría la ciudad lo que hastaentonces se había procurado evitar.” Salió al balcónel escribano del Cabildo, Justo José Núñez,quien leyó el petitorio presentado con lasfirmas del pueblo y “si era aquella suvoluntad.” Una aclamación partió del pueblomanifestando que esa era su voluntad.[32]

Inmediatamente el Cabildo llamó a losnuevos integrantes de la junta para prestarjuramento. Comparecieron los vocalesCornelio Saavedra, Juan José Castelli,Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga,Manuel Alberti, Domingo Matéu, Juan Larrea,y los secretarios Juan José Paso y MarianoMoreno. Estaban presentes los miembros de

la junta del 24 de mayo, los miembros delCabildo y nutrida asistencia depúblico: “prelados, jefes comandantes, y personas dedistinción”. La junta prestó juramento yfinalizada la ceremonia Cornelio Saavedrapronunció unas palabras ante el públicocongregado en la plaza desde el balcón delCabildo. El presidente y los demás miembrosde la Primera Junta se dirigieron alfuerte, que era la sede del gobierno, antenumeroso público que llenaba la plazamientras sonaban las campanas de lasiglesias y se oían salvas de artillería. Enese momento sobrevino la lluvia.[33]

Quisiera terminar este breve trabajo acercade la revolución pacífica del 25 de mayo de1810 en la cuidad de Buenos Aires con uncomentario de un testigo, Juan ManuelBeruti, que nos cuenta su sensación luegode los sucesos de mayo.

 

No es posible que mutación como la anterior se hayahecho en ninguna parte con el mayor sosiego y orden,pues ni un solo rumor de alboroto hubo, pues todas lasmedidas se tomaron con anticipación a efecto de obviartoda discordia, pues las tropas estuvieron en suscuarteles, y no salieron de ellos hasta estar todoconcluido, y a la plaza no asistió más pueblo que losconvocados para el caso, teniendo éstos un cabeza queen nombre de ellos, y de todo el pueblo daba la carapúblicamente y en su nombre hablaba; cuyo sujeto era unoficial Segundo de las reales Cajas de esta capital donAntonio Luis Beruti. Verdaderamente la revolución sehizo con la mayor madurez y arreglo que correspondía nohabiendo corrido ni una sola gota de sangre, extraño entoda conmoción popular, pues por lo general en tumultosde igual naturaleza no deja de haber desgracias, porlos bandos y partidos que trae mayormente cuando se

trata de voltear los gobiernos e instalar otros; perola cosa fue dirigida por hombres sabios, y que esto seestaba coordinando algunos meses hacía; y paraconocerse los partidarios se habían puesto una señalque era una cinta blanca que pendía de un ojal de laCasaca, señal de la unión que reinaba, y en el sombrerouna escarapela encarnada y un ramo de olivo porpenacho, que lo uno era paz y el otro sangre contraalguna oposición que hubiera, a favor del virrey.[34]

 

 

Nos queda una observación para hacer. El 25de mayo apareció un nuevo actor político enel escenario del Río de la Plata: elpueblo. Este pueblo que, como vimos enestas páginas, fue mencionado numerosasveces por los testigos citados. Este nuevoactor, hace contraste con el criterio delantiguo régimen donde el actor político erael vecino, y se convocaba a la parte más“sana del vecindario”, que eran una elitede comerciantes, propietarios, militares,funcionarios y eclesiásticos. Fue el pueblocomún el que salió a manifestarse en laplaza a favor de sus líderes, en dosocasiones, el 21 y el 25 de mayo y de estemodo pudo torcer la voluntad de la elitepeninsular dominante.

 

 

 

Causas de la Revolución de Mayo 

Es posible dividir las causas de laRevolución del 25 de Mayo de 1810 en BuenosAires, en causas internas y externas. Entrelas últimas, podemos mencionar en primerlugar el auge de las ideas de laIlustración que, luego de la RevoluciónFrancesa, se propagaron por Europa ypenetraron en los círculos intelectuales deEspaña. También en el campo de las ideas,los conceptos de libertad de comercio quepublicó Adam Smith en su tratado La riqueza delas Naciones, dio a los patriotas argumentospara combatir el monopolio del comercioimpuesto por España con los puertos de laPenínsula.En cuanto a los hechos políticosy militares, la invasión de Napoleón aEuropa y luego a España, con elconsiguiente cierre para Inglaterra de lospuertos del continente la obligaron abuscar otros mercados para su industria enÁfrica y América española. La derrota de laflota española en Trafalgar, le permitió aInglaterra dominar los mares y limitar aEspaña en su comercio con sus colonias.Finalmente, la invasión de los franceses aEspaña y la prisión de la familia realjunto con al rey, Fernando VII, que tuvo un

doble efecto, por un lado el temor de quela Península cayera totalmente en manos deNapoleón y por el otro, la falta deautoridad de la Junta Central y del Consejode Regencia. Por este motivo fue que losAmericanos creyeron que había llegado lahora de luchar por su independencia. Lasoberanía que estaba en la cabeza del rey,al estar prisionero, pasaría nuevamente alpueblo, que tendría derecho a proponer suforma de gobierno.

Para comprender las causas internas,buscaré en los escritos de losprotagonistas lo que ellos manifestaronpara justificar la revolución. Puedo deciren primer lugar que la idea de laindependencia de las colonias españolas deAmérica, y en especial las de América delSur, fue primero pensada por FranciscoMiranda. En efecto, Miranda, luego deescapar de Caracas debido a la persecucióndel gobierno español y la amenaza de laInquisición, comenzó a desarrollar planespara obtener la Independencia. Recorrió losEstados Unidos y varios países de Europa.Estableció finalmente su residencia enLondres. Su casa se convirtió en refugio yacademia para todos los criollos quevisitaban la ciudad. Uno de los másimportantes fue años más tarde, ellibertador de Chile, Bernardo O´Higgins.

A lo largo de este trabajo hemos estudiadola relación de Miranda con los exiliados deBuenos Aires después de la segunda invasióninglesa en 1807. Me refiero a Saturnino

Rodríguez Peña y Aniceto Padilla. Enefecto, ambos, luego de conseguir la fugadel general inglés, Beresford, que estabaprisionero, debieron huir, el primero a Ríode Janeiro y el segundo a Londres. En estaúltima ciudad, Padilla se puso en contactocon Miranda y se estableció un triángulo decomunicación entre Miranda, SaturninoRodríguez Peña y su hermano, NicolásRodríguez Peña en Buenos Aires. Lacorrespondencia desde Londres a Río deJaneiro era confiada a comerciantes omarinos ingleses mientras que las de Río deJaneiro a Buenos Aires fueron confiadas adichos comerciantes o a Felipe Contucci,también comerciante residente en Río deJaneiro quien tenía fluidos contactos conla Princesa Carlota Joaquina, Hermana deFernando VII y esposa del rey de Portugal,que había trasladado su corte a Río deJaneiro.

Miranda había forjado planes deindependencia junto a sir Home Popham enoctubre de 1804, que fueron presentados alprimer ministro Willam Pitt. Si bien elgabinete inglés no aprobó esos planes,Miranda se embarcó en una expediciónindependiente, que pretendía liberarVenezuela en el año 1806, que terminó enfracaso. Miranda regresó derrotado aLondres. Pero ese mismo año, sinautorización del gobierno británico, Pophamlideró una expedición naval que partió deCiudad del Cabo y conquistó la ciudad deBuenos Aires en la llamada Primera InvasiónInglesa. Los ingleses fueron rechazados por

los criollos con tropas comandadas porSantiago de Liniers, quien fue luegonombrado virrey en reemplazo de Rafael deSobremonte, de pobre actuación ante eseconflicto. Pero esta invasión sirvió paraponer en contacto las ideas de Miranda ylos patriotas de Buenos Aires. Las memoriasde Belgrano dan cuenta de ese hecho asícomo la ya nombrada fuga del generalBeresford.

A partir de ese momento comenzaron aforjarse planes de independencia entre lospatriotas de Buenos Aires y las ideas deMiranda se conocieron en la ciudad de bocade los oficiales ingleses prisioneros yluego por la correspondencia secretacursada entre Miranda y los patriotas.

Veremos cuáles fueron los motivos queFrancisco Miranda esgrimió para justificarla necesidad de independencia. Miranda leescribía una memoria al ministro inglésWillam Pitt en 1790. Señalaba como causasdel descontento la política española deexcluir a los criollos de los cargospúblicos, la censura de la Inquisición queprohibía leer libros útiles e instructivos,proponía como gobierno una monarquíaconstitucional al estilo inglés. Además delas ventajas comerciales que tendría unlibre comercio con la nación inglesa.[35]

Años más tarde, en una proclama al “Pueblodel Continente Colombiano”, escrita en 1801,Miranda formuló un plan de gobierno donde,de acuerdo a las reformas propuestas,

podemos entender las causas que hacíandesear la independencia. Califica a lamonarquía española como un “gobiernodestructor”. La religión católica romana será“el culto nacional”, pero deberán tolerarse todoslos otros credos; la Inquisición debe sersuprimida; debe abolirse todo tributoimpuesto a los indios. Agrega que:“No sólo losaborígenes sino también la gente libre de color debengozar en adelante todos los derechos y los privilegios delos hombres blancos.” “Se establecería el juicio porjurados”[36]

Manuel Belgrano, en su autobiografía, noscuenta que mientras se encontraba enEspaña, en 1879 sobrevino la RevoluciónFrancesa y por ello se produjo una “variaciónde ideas” y “se apoderaron de mí las ideas de libertad,igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en losque se oponían...”[37] Más adelante nos cuentalas desilusiones que sufrió cuando, alfrente del Consulado, intentaba proponeralgunas modificaciones a las disposicionesespañolas para mejorar las condiciones delas provincias del virreinato. “Todos erancomerciantes españoles; exceptuando uno que otro, nadasabían más que su comercio monopolista.” Laspropuestas de Belgrano para fomentar laagricultura, la industria y el comercio seestrellaban, ya sea en el gobierno deBuenos Aires o en la corte de Madrid.[38]

Manuel Moreno escribió desde Londres, en elaño 1812, una biografía de su hermano,Mariano Moreno, luego de la muerte de esteúltimo en alta mar. En ella nos señalaalguna de las causas de la revolución:

Mencionaba las trabas sobre la libertad deimprenta, “estaba proscrita con los más terriblesanatemas del gobierno y de la religión”; laInquisición vigilaba la circulación de losescritos que estaban tolerados en laPenínsula, “muchas veces estaban prohibidos en lasAméricas.” Agrega además como causa lalimitación que tenían los americanos paraacceder a los empleos públicos: “la Corte deEspaña los había excluido prácticamente de ellos ymantenía una mayoría excesiva de empleados europeossobre los nativos.”[39]

Juan Ignacio Gorriti también, ensu Autobiografía política, incluye un párrafodonde define a su entender las causas de larevolución:

La revolución de América no fue un suceso repentino quedebía sorprender a un sujeto medianamente pensado.

El sistema inquisitorial de la política del gabineteobservada en las colonias; las trabas que sugería a laindustria y a la cultura; el monopolio tan escandalosodel comercio peninsular; la postergación tan general ydescarada que en toda la extensión de la monarquíasufrían los americanos; eran causas de que se quejabanen voz alta, se murmuraba con acrimonia y semanifestaban síntomas de violencia que preparaban unaexplosión.[40]

 

Como vimos en numerosos testimonios, elmonopolio comercial que imponía lamonarquía española y la exclusividad de loseuropeos en el acceso a ese comercio, eraotra de las causas de descontento entre loscriollos y está expresada en detalle en

la Representación de los hacendados, escrita porMariano Moreno en 1809.

Resumiendo, podemos decir que losprincipales motivos que, entre otros,impulsaron a los criollos a luchar por suindependencia de España encontramos: lalimitación para aspirar a cargos en laadministración colonial, La censuraejercida por la Inquisición y por lamonarquía en las publicaciones y loslibros, el monopolio comercial impuesto porEspaña, el tributo que pesaba sobre losindios, la influencia de las ideas de laIlustración, las trabas a la industria y ala cultura.

Debemos destacar que el 25 de Mayo de 1810,por los motivos mencionados, se produjo enBuenos Aires una revolución que determinóun cambio en la sustentación de lasoberanía. Del rey como soberano, que eralo que sostenía el antiguo régimen, se pasóa la soberanía del pueblo. Este cambio fueseguido por las distintas provincias delVirreinato del Río de la Plata y también sesuscitó en toda la América del Sur. Peroesta transformación llevaría quince añospara imponerse. La lucha contra losrealistas fue larga. Terminó en la batallade Ayacucho el 9 de diciembre de 1824. Peroen el año 1810 dio comienzo la construcciónde las identidades nacionales y elsurgimiento de las deferentes naciones deAmérica del Sur.

 

Pablo A. Chami, 24 de febrero de 2010