AÑO XXIII.-NÚIVI, XXX, - Hemeroteca Digital
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P R E C I O S DE S U S C R I C I O N ,
Madrid. . . Provincias. Extranjero.
A.ÑO.
36 pesetas. 40 id. CO id.
SIÍMESTRE.
18 pesetas. 21 id. 26 id.
TIÍIiMKSTJtE.
10 pesetas, 11 id.
AÑO XXII I . -NÚIVI, XXX,
ADMINISTRACIÓN,
C A R R E T A S , 1 2 , P R I N C I P A L .
M a d r i d , 15 de Ago.sto d e 1879.
P R E C I O S DE S U S C R I C I O N A P A G A R EN O R O .
Cuba y Puorto-Rioo. . . . Filipinas Méjico y Rio de la Plata.
12 pesos fuertes. 15 id. 15 id.
7 pesos fuertes. 8 id. 8 id.
En los demás Estados de América fijan el precio los Sres. Agentes.
S U M A R I O .
C r ó n i c a g e n e r a ] , por
D. Jo.sé Fernandez Brenion.
Nuestros grabados, por
D. M a n u e l B o s c h.
Memorias de un Setentón, natural y vecino
de Madrid:
capítulo XXII. La corte de Fernando
y de Cristina (continuación), por
D. Eamon de Mesonero Romanos,
individuo de número do la Eeal Academia Española.
La Quincena parisiense, por
D. A. Fernandez de los lüo.s.
La fiesta d e l A p ó s t o l S a n t i a g o ,
por D. Alfredo Escobar.
I Todavía! poesía, por
D. G a r l o s G a n o .
D e M a d r i d á P e k í n , por
D. P. de Prat.
Eeal Academia de la Historia.
Libros presentados á esta Eedaccion por autores
ó editores, por M. B.
Anuncios.
G E A B A D o .S.
Ivotratü de T e w f i k I ,
nuevo khedive de Egipto.
S U M A R I O .
El San Lorenzo, nuevo buque blindado
de la marina de guerra peruana. (De fotografía
remitida por D. A. Orillac.)
Baños de Escoriaza: Cortejo fúnebre
de la malograda infanta Doña Pilar,
al emprender la traslación del cadáver á Vitoria.
Madrid artístico: ' P a t i o d e ¡b o n o r
del ox-convento de Santo Tomas, próximo á desaparecer
por la demolición de dicbo odilicio.
Zaragoza:
Fachada principal y torre de la
iglesia metropolitana , de La Seo.
(Ue fotografía de Laureiit.)
Bellas Artes : La Terquedad domada:
cuadro de M. Frank W. Tophain, inspirado
en la comedia de Shakespeare The Taining of The Shrew.
África del Sur: G u e r r e r o s z u l ú s ,
cargando al enemigo.
C o n f e r e n c i a c e l e b r a d a entre
Oham, hermano de Getewayo, y el coronel inglés lUidolph,
para tratar los preliminares de paz.
El nuevo vapor inglés Arizona,
que acaba de hacer la travesía más corta conocida
desde New-York á Queenstown.
El funámbulo español D. Federico Arsens,
en sus más arriesgados ejercicios sobre la maroma.
f TEWFIK I , NUEVO KHEDIVE DE EGIPTO. (De fotogrolia.)
90 L A ÍLusTi^ACiorí, ESPAÑOLA Y AmEi^icAríA. N." XXX
CRÓNICA GENERAL
Pasó ya para siempre. Iba vestida de blanco, en un féretro blanco ; parecía doriniíla ó desmayada. Los cantos religiosos concluyeron; se retiraron el clero y los cortesanos; resoaaron las llaves del panteón, y allí quedó la pobre niña.
En tiempos de mayor credulidad, cuando no había filósofos positivistas, y lo sobrenatural se mezclaba á la realidad para darla poesía; cuando las imágenes flotaban rio arriba, deteniéndose en el sitio donde debía erigírsoles un templo, y manos invisibles de frailes muertos en pecado mortal tocaban do noche las campanas pidiendo oraciones para su alma; en épocas en que la mucha fe predisponía á multiplicar el número de los milagros; ó en siglos en que predominaba lo maravilloso, la temprana é imprevista muerte de la infanta D " Pilar hubiera dado ocasión á alguna de esas leyendas místicas ó paganas, ya de muertas que resucitaban por intercesión divina, ó ya de princesas encantadas, cuyo letargo habría de cesar con la mediación de un hombre valeroso. Felices aquellos tiempos, en que la imaginación, reformando }' inejoranilo lo real, prolongaba idealmente una historia interrumpida en su principio por la muerto. Gomo no es posible acostumbrarse á la brusca transición de la primavera al invierno, ó de la juventud al sepulcro, los poetas fmgian epílogos risueños á esas historias tristes, y el ataúd se convertía en un lecho tranquilo, donde las infantas aguardaban petrili'^adas ó dormidas la hora de despertar. Ahora no nos hacemos ilusiones; el panteón se ha cerrado para siempre ; los últimos vestigios exteriores de aquel triste suceso seráu los trajes enlutados de la corte; cuando haya espirado el plazo de dos meses sólo quedará de la hermosa y angelical infanta D." Pilar un recuerdo melancólico en el ánimo de cuantos la conocieron y la amaron.
Descanse en paz en el panteón de su familia.
Supersticiones heredadas nos inclinan á creer en días, épocas ó lugares aciagos : la reflexión y la incredulidad nos hacen desechar esas ideas por absurdas; pero los sucesos, amontonando los males, ó combinándolos de ciertas maneras , parece que se obstinan en volvernos otra vez supersticiosos. Hace cinco ó seis siglos los astrólogos hubieran hecho cálculos y trazado líneas para averiguar qué astros maléficos influyen, hace algún tiempo, sobre la familia Real de España. Ya no podemos recurrir á la astrologia en busca de esa explicación : sólo sabemos que la desgracia se ha ensañado tanto con la familia de nuestros Reyes hace más de un año, que el vuelco del carruaje, en que estuvieron en peligro de perecer S M. y todas sus hermanas, cuando acababan de dejíir en el panteón del Escorial el cadáver de la infanta D.° Pilar, fué un suceso insignificante, considerando la catástrofe que allí pudo ocurrí]-. Es indudable que á vivir en el siglo xv, la facultad de Jledicina de la Cámara Keal hubiera consultado el libro del Marqués de Villena que trata del aojamiento, y provisto el carruaje en que viajaban S. M. y AA. de plantas y amuletos para combatir la malévola influencia : tan opuesta debe de ser á toda superstición, que no habia en el carruaje, según afirma la prensa, ni un frasco de árnica, ese elixir que no falta siquiera en el morral del cazador ó en la bolsa de viaje de la más modesta madre de fanulia. Y no se crea que abogamos por el árnica, sino que comparamos tiempos con tiempos, y contra la creencia general de que eran más ndlagreros los antiguos que los nuestros, estamos predispuestos á creer que hoy es cuando se verifican con más frecuencia los milagros.
Pero no insistamos sobre un suceso que pudo tener fatales consecuencias y se redujo á nn susto grnnde. Ni nos gusta bliisonar de previsores en sucesos ya pasados ; el trastorno y la consteruacion producidos por la muerte de la Infanta , y la preocupación natural de todos los ánimos, atenúa las faltas en que no podemos menos de fijarnos por lo públicas, pues cuando vnnos la relación de ese accidente en los periódicos, exclamamos con sorpresa :
— S. M. y AA. viajan tan desprovistos y tan á la ventura como nosotros.
Si el rey Felipe I I salió de Madrid el 19 de Enero de 1585, y llegó el 24 de Febrero á Zaragoza, viaje que hacemos hoy en unas diez horas, en cambio, en los aridiivos de Palacio deben estar las crecidas cuentas de las aves que aun no hace muchos años se consumian en las jornadas más breves de la corte, por si el señor Fernando V i l gustaba tomar una taza de caldo en el camino. Los tiempos, como decíamos, han variado mucho.
—Señor, dignaos decirme cuál es la capital de la Bosnia, exclamó un ministro inclinándose ante el Sultán de Turquía.
•—-¿Cuál ha de ser, sino Serajevo? respondió el Sultán, admirado de la pregimta.
—Eso era ayer, señor; hoy Serajevo ya no existe : se han quemailo mil casas, y veinte mil habitantes han quedado sin hogar.
—Mala noticia para el emperador de Austria —Señor, la Bosnia os pertenece. —Sí, tengo en ella el derecho de reedificar á Ssrajevo, y
Austria el de ocupar indefinidamente esa ciudad. Ssrajevo, destruida por el fuego, forma un juego triste
con Szegedin, destruida por el agua.
« • * Inglaterra, en paz ó en lucha, de cerca ó de lejos, ha sido
y continúa siendo dañosa á la familia de los Napoleones; Napoleón I , Napoleón I I I y su hijo, todos han muerto en territorio inglés, y hoy las Cámaras se resisten á acoger la estatua del último en la abadía de Westminster. Realment e , no ha sido muy cuerdo provocar una discusión tan do-lorosa para la Emperatriz ; debate que necesariamente habia de suscitar la pretensión de erigir un monumento al difunto Príncipe Imperial en el Panteón Nacional inglés. Todo el respeto y simp¡itía que nos merece la desgracia no basta á oscurecer nuestra razón, qu» olaramente percibe y se ex-
plica la repugnancia de los representantes del pueblo inglés á confundir los monumentos fúnebres de sus hombres más ilustres con los del infortunado joven, cuyo títido consiste en descender del más f ornúilable enemigo de Inglaterra. Lo anómalo y extraño es que se elija para un Napoleón aquella sepultura. Hay en esa unión sepulcral algo que escandaliza y hace daFio, como si se tratase de reunir en un mismo panteón á los descendientes de D.ioiz y Velarde y de Murat.
Acostumbrados á ver Madrid ¡sor dentro, diremos el efecto que nos causan, considerados desde fuera, los sucesos que ahí se tienen por de mayor bulto é inqjortancia.
Desde luego sorprende, habiendo sido declarado muerto el partido moderado, cómo puede volver á fundirse en el liberal conservador. Esto recuerda el tan sabido cuento del loco que so quejaba de tener en la cabeza una cria de cangrejos : el médico, para curarle, fintrió que le serraba el cráneo y le presentó luego unafuente de cangrejos, diciendo que se los había extrai<lo del cerebro, con lo cual el maniático descansó alírunos días, al cabo de cuyo tiempo volvió á buscar al médiio, diciéndole con desconsuelo :
— Doctor, no hemos hecho nada; V. sacó la cría de cangrejos, pero ha dejado la madre en la cabeza.
El Sr. Cánovas del Castillo, á raíz de la revolución, sacó la primera cría : el general Martínez Campos está, según afirman los periódicos, extrayendo la segunda; pero dejará también la madre.
Excusado es añadir que los moderados son los cangrejos, la madre el Sr. Moyano, y el loco es el país.
La circular del Ministerio de Gobernación relativa al juego es, de todas las disposiciones emanadas del Gobierno , la única cuyos efectos puedan llegar á este rincón de España, que linda con las nubes. No porque aquí se juegue, sino porque en los establecimientos balnearios hasta las personas más morigeradas sienten la tentación de caer en ese vicio. Porque hay lugares ajMrtados, donde todavía no se ha recibido el primer ejemplar, no de la Constitución vigente, sino de la del año 12, pero en cuya taberna no falta juego nunca : y este achaque es antiguo en España, pues en un libro del siglo xvi se cita ya á otro autor, Justo Pascasio, el cual decía que, aunque en muchos lugares de España no habia hallado de comer, ni pan ni vino, no encontró nunca lugarcillo ó venta ruines en que no hubiese naipes para jugar. Las leyes, pragmáticas, decretos ó circulares referentes al juego son siempre de actualidad, y si pudieran compilarse, ocuparían muchísimos volúmenes. Lástima grande que siendo tantas, hayan j-esultado, sin embargo, ineficaces, como lo prueba el ejemplo que oímos contar siendo muchachos.
Presentáronse ante un corregidor cuatro individuos, a quienes hablan preso jugando á los dados, y aquél les impuso diez ducados de nudta; noticia que oyó un jugador con alegría y otro con mucho abatimiento.
— Este tiene trazado hombre honrado, — dijo el corregidor señalando al qiie salía más triste y compungido.
— Con perdón de V. S., señor corregidor, — dijo un alguacil,— tan bueno es éste como aquéllos. Su tristeza consiste en que acaba de perder cien ducados ahora mismo.
— ¿Cómo es posible? ¿Acaso han jugado en mi presencia?
— Sí, señor; y la sentencia de V. S. les ha servido para el juego ; habían apostado sobre el importe de la multa que habría V. S. de imponerles.
— ¿No se quejaba V. de la desigualdad con que se satisfacen las contribuciones?—preguntábamos a u n labrador que ha venido á tomar las aguas de estos baños.
— Sí, señor; esos repartos son como los que hacen del agua las nubes. Hay años que no cae una sola gota de agua en nns sembrados, y en estas rocas estériles todo el año rebosan y se esparcen por todas partes los arroyos.
— Pues bien, lea V. los justos elogios que se hacen en la prensa á la Dirección de Contribuciones por los trabajos que ha realizado para la reforma de los araíllaramientos.
— ¿Reformas? Por Dios, no hablemos de reformas. — Sí, se trata de averiguar la verdadera riqueza y distri
buir equitativamente los impuestos. — Todo eso es muy bueno en principio, pero al fin y al
cabo ya estábamos tan acostumbrados á lo malo conocido... Y la verdad, si eso se arreglase, nos quitarían el derecho de la queja.
Todos los años el invierno tapia con sus nieves la angosta entrada de los manantiales salutíferos de Panticosa; pero el verano desmorona aquellos muros, y la industria del hombre hace habitable esta elevada meseta de los Pirineos. Pero antes de que los calores derritan las nieves, nos ocurre la duda anual de si los rigores del invierno las habrán endurecido tanto, ó habrán caído en tal abundancia, que no sea posible subir á aquel nido de águilas. Las nevadas de este año fueron abundantes, y lo atestiguan las reliquias que han dejado en casi todos los picos inmediatos á los baños, la altura de las aguas del Ibón, el mayor número de arro-yuelos que caen de las rocas para engrosar el rio Caldarés, y el caudal do aguas que éste arrastra. La nieve que petrifica los caminos y parece la mortaja do un país, signo de inmovibilidad y de muerte, es en el estío origen de vida, alegría y movimiento ; de lo alto de la sierra cae en ruidosas y espumantes cascadas, y forma arroyos, que saltan ó culebrean por el suelo; desarrolla fuerzas, mueve y arrastra la tierra vegetal, hace y derrumba diques de arena, y sus obras variadas y caprichosas recrean la vista y hacen meditar.
Agua, nieves, rocas y bañistas. ¿ De qnó otra cosa se puedo hablar en Panticosa? Sólo encontramos una novedad en esta temporada : el edificio de la Pradera so halla concluido: hay otra cosa que no esperábamos hallar en estas alturas: un calor excesivo á ciertas horas del día y que nos hace el
mismo efecto que si encontrásemos estufas en el Círculo Polar ó nos quemase los labios un sorbete.
En cambio echamos de menos á un amigo querido, al sabio y cariñoso doctor D. Manuel Arnús, de venerable y simpática presencia, á quien tantos enfermos deben la salud y el bienestar. No podemos olvidarle los que frecuentamos su amable trato y aprovechamos sus consejos, ni dejar de dedicarle este recuerdo al visitar el establecimiento que dirigió con tanto acierto. Idoy le ha sustituido interinamente en la dirección facultativa el Sr. Villafranca, médico de excelente reputación y notable inteligencia.
Aunque los bañistas ó simples bebedores de agua son dados á la murmuración, no murmuraremos : respetemos la figura y el traje del prójimo para que se respete la nuestra. Sólo protestaremos, en honor de la verdad, contra la calificación de tísicos que la costumbre y hasta el buen humor aplica á los que acuden á estas aguas. Aquí vienen precisamente los que se resisten á estar tísicos.
— Una observación aumenta la fe que tengo en estas aguas, decía uno de los enfermos : vienen á curarse con ellas muchos médicos, y buenas deben ser cuando se las recetan á sí mismos.
—Permítanle V., — replicaba otro bañista ;—los médicos no se recetan á sí propios.
—Y ¿sabe V. la causa? —No, señor; acaso se considere ese acto como un cona
to de suicidio. Ademas, si los médicos se asistie.sen ellos mismos, ¿quién extendería después la certificación del que muriese?
Un médico bañista, terciando en la conversación, dijo : —Señores, suele usarse entre nosotros lo que hacemos mi
amigo Z y y o : nos asistimos el raio al otro en todas nuestras enfermedades.
— ¡Silencio! que no llegue á oídos del Gobernador de la provincia.
—¿ Acaso es un acto ilícito ? —Eso tiene toda la apariencia y la gravedad de un duelo
á muerte.
Se hablaba de Madrid y de sus Museos en otro corro de bañistas. Un pollo muy alto y muy delgado ponderaba el Museo Antropológico del Dr. Velasco.
— ¡Oh! le conozco perfectamente, exclamaba disputando con otro acerca de algunos de los objetos más notables.
—¡ Oh ! j 'o también, caballerito; por cierto que me parece haberle visto á V. allí, metido en un armario.
— Chica, decia un hombre de faja y calzón corto á una mujer, eso ha sido llamarle difunto al señorito. ¿Sabes qué Museo es ése? ¿Recuerdas aquella casa amarilla que hay en Madrid enfrente de nuestro puesto de la feria? Pues es un cementerio de lujo, que tiene cristales en los nichos. Por cierto, chica, que allí entierran de pié.
—Qué malo parece ese oficial tísico. ¿En que grado estará?
—Lo menos debe ser teniente coronel.
Josa FERNANDEZ BBEMON.
Panticoea, 12 de Agosto de 1870.
NUESTROSJRABADOS.
TEWFIK I , NUEVO KHEDIVE DE EGIPTO.
Establecido por un firman imperial del Sultán de Turquía, en 1866, el orden de sucesión por línea directa masculina en el vireinato de Egipto, la reciente abdicación de Ismail-Pachá en favor de Tewfik, el maj'or de sus hijos, ha obedecido al rigoroso cumplimiento de aquella decisión de la Sublime-Puerta, de laque los khedives son tributarios.
Tewfik I , cuyo retrato damos en la página primera del presente número, cuenta actualmente veintiocho años. Si bien es el único de los hijos de Ismail-Pachá que no ha estado jamas en Europa, el nuevo khedíve vive á la europea, como discípulo que es del profesor francés M. Jacquet-Bey, de ijuien ha recibido una educación brillante. Tewfik no posee sino una sola mujer, la piincesa Emineh, de la cual tiene un hijo, llamado á sucederle en el vireinato.
Asegúrase que el advenimiento al poder supremo ha contrariado profundamente á este príncipe, cuyo más ferviente deseo ha sido siempre el de vivir consagrado al estudio, sin tomar parte en los negocios públicos. Asi parece demostrarlo el hecho de que sus hermanos Hussein y Hassan han sido en Egipto ministros de Hacienda y de la Guerra, respectivamente, mientras que Tewfik no se habia acordado de su elevada posición como heredero del trono, mas que para fundar las escuelas libres, creadas por su iniciativa en Alejandría y el Cairo; establecimientos en los cuales reciben educación gratuita individuos de todas las naciones, sin distinción de cultos.
AMÉRICA DEL SUR.
El nuevo buqae blindado parun.no San Lorenzo.
Copiado de fotografía que nos ha remitido nuestro corresponsal de Panamá, Sr. D. Alfredo Orillac, damos en la pág. 92 un grabado que representa la sección longitudinal del buque blindado San Lorenzo, el cual, según la carta de nuestro citado corresponsal, cuyos informes nos merecen crédito, «era esperado próximamente en el Perú para aumentar la marina de guerra de aquella República. » (Literal.)
Atribuimos al sigilo que los beligerantes pongan en la ocultación de sus elementos de guerra la absoluta carencia de detalles respecto del nuevo biuiue peruano , cuya fotografía, dícenos nuestro corresponsal, le había costado gran trabajo obtener para nuestro periódico.
A juzgar por su congtrucoion y aspecto, el nuevo buque pennmo psrBc» cafUu; de llenar satisfactoriamente el TKJÍO
N.° XXX L A |LUSTÍIACIO]S[_ E S P A Ñ O L A Y A.MEí iCAis(,Ar 91
que en la escuadra peruana liabia dejado la pérdida de la Independencia, ocurrida en el reñiilo combate de Iquique.
Al ocuparnos incidentalnieiite de la líepública del Perú, no debemos dejar do hacernos cargo de la noticia oficial que momentos antes de entrar en máquina nuestro periódico nos comunica el telégrafo, y, según la cual, la paz entre aquella República y España, mantenida in Haiu qiio desde hace trece años, acaba de ser consolidada por el tratado firmado ayer mismo entre el embajadoi de S. M. en París y el representante del Gobierno peruano.
LA ILUSTRACIÓN' EsrAXOLAY AMIÍRICANA, que viene constantemente abogando por el restablecimiento de las buenas relaciones diplomáticas con las repúblicas del Pacífico, felicita sinceramente al Gobierno de S. M. y al que hoy rige los destinos de la del Perú, por la realización de ese tratado, que ha de ser fecundo fu beneficiosos resultados para am-b is naciones. Si ai tratado de paz firnuido con el Perú siguieran otros que orillnran para siempre las disensiones que hoy nos separan de otras repúlilicas sur americanas ; si un espíritu de coufiliaciou viniera á poner breve término á la guerra que desgraciadamente convierte en encarnizados enemigos á pueblos americanos, ricos, civilizados y nacidos para la fraternidad, quedarían colmados nuestros más fervientes votos.
BAÑOS PE ESi::i)RIAZA.
Cortejo fúnebre de la malograda infanta D.'* P i la r , al emprender ]a traslación d^l cadáver á Vitoria.
A la bondad de un apreciable colaborador nuestro, el señor D. C. C , testigo presencial del triste acto de que da cuenta uno de nuestros grabados de la pág. 92, debemos los datos gráficos que nos facilitan el cumplimiento de la misión, por demás aflictiva, que impone á nuestro periódico la sentida muerte de S. A. R. la Ssrma. Sra. Infanta D." Pilar.
No habiendo tenido el gusto de recibir, á la hora de entrar en máquina nuestro periódico, el artículo de nuestro estimado corresponsal en Escoriaza, que nos proponíamos ofrecer á nuestros lectores, hemos de limitarnos á apuntar aquí brevemente los informes que se nos comunican en correspondencias particulares que tenemos á la vista.
El departamento que en el establecimiento balneario de Escoriaza ocupaban las Reales personas era el pabellón de forma ochavada que aparece en el centro de nuestro grabado.
El féretro que encerraba el cadáver de la malograda. Infanta fué solemnemente trasladado , desde la habitación en que S. A. exhaló el postrer suspiro, y la misma que había servido de capilla ardiente, á un lando enlutado, sobre cuyos asientos se había colocado una tabla, á la cual servia de alfombra la bandera nacional que había ondeado en la ventana del centro del piso principal durante la permanencia de las Infantas.
Los Ministros de Gracia y Justicia y Hacienda, en unión de los altos funcionarios de Palacio, de los generales Que-sada, Echagüe, Gevallos y Arteche y de otras muchas personas distinguidas que se hallaban en Escoriaza ó en los inmediatos establecimientos balnearios de Arechavaleta, Otá-Jora y Santa Águeda, formaban el acompañamiento, llevando cirios encendidos.
Durante la conmovedora ceremonia, la banda de música del regimiento de la Constitución tocó la marcha de inñm-tes, haciendo la tropa las descargas de ordenanza.
Trasladados á Vitoria, y desde allí al Escorial en un tren preparado al efecto, los restos de la Infanta, tan prematuramente arrebatada por lamuerte al amor de su familia y de la nación, reposan ya en el panteón donde duermen el sueño eterno sus ilustres antepasados.
PATIO DE IIOXOE
en el edificio ex .convento de Santo Tomás.
Defiriendo á una atenta invitación que, por persona amante de las bellezas artísticas, se ha dirigido a l a Dirección (le nuestro perióJico, damos en la pág 9.? del presente número un grabado, según fotografía del Sr. Laurent, representando el patio de honor que todavía se conserva en el edificio ex-convento de Santo Tomás, situado en la calle de Atocha de esta corte, cuyo derribo se está llevando actualmente á cabo.
Dentro del orden arquitectónico, el patio á que nos referimos, del cual no quedará dentro ile poco otro vestigio que nuestro grabado, es una obra muy apreciable, y la mejor tal vez que produjo el ingenio del arquitecto Donoso, en una época de decadencia del arte del Renacimiento.
Su arquitectura pertenece al género plateresco y ofrece detalles de ejecución que sería realmente sensible desaparecieran por completo bajo la piqueta, cuando tan oportuna parece su conservación en alguno de los museos del Estado.
íí A E A G O Z A.
F a c h a l a principal j ' torre de la iglesia metropolitana de La Seo.
Damos en la pág. 06 un grabado, según fotografía del Sr. Laurent, reproduciendo la fachada principal y torre del suntuoso templo del Salvador ó de La Seo (que en idioma lemosin significa Sede ó Silla), erigido en iglesia metropolitana en 1318 por el pontífice .luán XXII .
Es este templo de Jos más célebres y antiguos de España, habiendo sido convertido en mezquita durante la domina cion árabe, y devuelto al ''ulto católico, en 1118, por D. Alfonso el Batallador. Su importancia histórica es de primer orden, pues en él se ungían y coronaban los monarcas de Aragón.
La fachada principal es de estilo greco-romano, adornada de columnas de orden corintio en el primer cuerpo, y en el segundo con las estatuas del Salvador, San Pedi'o y San Pablo, obra del escultor Guiral.
Consta la elevada torre de cuatro cuerpos, constituyendo su conjunto una notable obra arquitectónica, la cual fué concebida en 1685 por Juan Bautista Contini, pensionado en aquel entonces en Roma por la corona de Aragón. Em
prendióse su ejecución en el siguiente año por los arquitectos Pedro Cuyen , Gaspar Serrano y Jaime Borbon, como lo acredita una inscripción latina ([ue existe en el primer cuerpo.
A pesar de sus dimensiones y macizo estilo, la torre de La Seo, por un esfuerzo del genio, resulta esbelta y de agradable perspectiva.
Ti R I. L A R A R T E S .
L(( 7'i:rf]ii'dci(i (toininiíi; copia del cuadro de Mr. Frank AV. Topbam, inspirarlo en una comedia de Shakespeare.
No es tan general en nuestra patria el couocimiento de las obras dramáticas de Shakespeare, que huelgue en este lugar un sucinto resumen de la idea sobre que gira la acción de su comedia Tcwiiiu/ nf ihe SlireiK, una de cuyas escenas (la II del acto l l i ) ha servido de asunto al cuadro de Mr. Frank W. Topham, cuj'a copia ofrecemos á. nuestros lectores en la página 97 del presente número.
Kate, la terca domada, protagonista de la obra, era obstinada y recalcitrante á tal extremo , que se vanagloriaba de imponer su voluntad al hombre de quien hiciera su marido, sin que éste, por enérgico que fuese su carácter, lograse jamas hacerla doblegarse ante la suya.
Un italiano, Petruccio, solicita y obtiene la mano de la joven. Inmediatamente después de terminarse la ceremonia del casamiento, Petruccio declara á Kate y á los concurrentes que no puede detenerse á disfrutar de las fiestas de la boda, y que le es forzoso partir en el acto, llevándose á su esposa. Esta rehusa decididamente rendirse al designio de su consorte, y manifiesta á los convidados que va á darse principio á los festejos, y que asistirá á ellos, mal que le pese á su caro Petruccio, quien le representa que las leyes la obligan á seguirle y á respetar su voluntad como la de su legítimo dueño.
Grandes clamores de parte de Kate, á quien parece excéntrica y arbitraria la exigencia de su marido, y sublevación de los sentimientos caballerescos de los invitados, entre los cuales no hubo de faltar algún Don Quijote, que juzgó del caso desenvainar el acero para oponerse á la realización de aquel desaguifado. «Nada temas, dulce niña,— dice irónicamente Petruccio á su obstinadísima mitad, fingiendo interpretar torcidamente las intenciones de los circunstantes,—yo te defenderé, aunque sea contra un millón»; y sin atender á ruegos ni lágrimas, llevóse á Kate, pretextando un viaje misterioso, durante el cual cimtrarióla tanto, que, domada por la inqueljrantable voluntad del italiano, concluyó por convertirse en mansa y obediente cordera la que hasta entonces fué dechado de terquedad porque no había encontrado dique capaz de oponerse á sus caprichos.
Esta comedia fué impresa por primera vez en 1623, creyéndose que Shakespeare la escribió hacia 1594. En cuanto á la pintura de Mr. Topham, ha sido muy admirada en la Exposición celebrada en el presente año en la Real Academia de Londres, por lo correcto del dibujo y la bien entendida colocación de las figuras.
Á F R I C A D E L S U R .
Ciia carírade zuliis.—Preliminares de paz.
La llegada á las posesiones inglesas del Cabo del general Sir Garnet Wolseley, para tomar el mando superior de las tropas que operan contra las hordas zulús, parece haber coincidido con una nueva fase de la campaña, favorable esta vez á las armas británicas. No por esto puede considerarse aquélla ciuuo definitivamente terminada, pues mientras por un lado no cesan de presentarse á Sir Wolseley y á sus jefes de Estado Mayor los caudillos zulús más caracterizados, protestando de sus excelentes disposiciones en favor de la paz, por otro nos anuncian los últimos telegramas que Cetewayo se ocupaba activamente en reunir los elementos dispersos de su ejército, y en allegar nuevos recursos para continuar defendiendo su territorio.
Dos grabados damos en la pág. 100 del presente número relativos á la guerra anglo-zulú. Acerca de la escena que representa el primero, dice textualmente un periódico inglés : ci El valor, nada común, y la disciplina semi-europea de las tropas zulús lian mantenido indeciso durante algún tiempo el éxito de la guerra, á la vez que lian sido causa de que la duración de ésta haya sido menor de lo que era de esperar, dado el modo de combatir general á casi todas las tribus de África, cuya táctica consiste en atraer al enemigo hacia lo más intrincado de sus selvas para obtener la ventaja que da el combatir á cubierto. A haber sido tal la de los zulús, hubiérase prolongado la guerra, y evitádose nuestros enemigos las considerables pérdidas de gente que la superioriilad de nuestro armamento les ha ocasionado ; pero los cafres del Cabo, armados en su mayor parte con azagayas, no vacilan en atacar f^uerpo á cuerpo á nuestros destacamentos, á pesar del rápido y mortífero fuego de los fusiles modernos. 1)
^ Da cuenta el otro de una entrevista celebrada á principios del pasado mes entre Oham, hermano del rey Cetewayo, y el coronel Rudolph, jefe de Estado Mayor. Él oficial'inglés hizo saber á Oham que el Gobierno británico no hacía la guerra á los zulús, sino á Cetewayo, cuyas crueldades y despótico s'.stemale convertían en enemigo de(darado de los ingleses, y le dio conocimiento de que lord Garnet Wolseley bahia decidido recompensar, regalándole un rebaño de quinientas cabezas de ganado vacuno, al qu(> llevara á cabo la prisión de Cetewayo , de quien se decía habia huido, después de la batalla de Ulundi, á las montañas de Ngóme. Por su parle, el caudillo zulú manifestó que los naturales del país deseaban la paz con los ingleses, y que, en cuanto á la prisión de Cetewayo, el cual aseguró era detestado por sus subditos, era posible que se encargaran de realizarla las tribus cpie habitan el Norte del rio Pongolo.
Oham y Dabulasnanzie, hermanos ambos de Cetewayo, capitanean el bando conti-ario á éste, ó sea el favorable á la paz, á condición de que los ingleses respeten el territorio limitado por el rio Tugela.
EL NUEVO VAPOR TRASATLÁNTICO «ARIflONAJ),
de la Compañía Guión y Williams de Liverpool.
El 8 de .Tunio último Heeró por primera vez al puerto de Nueva-York el nuevo buque de vapor Arizona, destinado por la Compañía Guian y Williams al tráfico entre Liverpool y aquel activo centro del comercio intercontinental.
El arribíi clel y\rixoiia, el mayor de los vapores trasatlánticos que cruzan el Océano, era esperado en Nueva-York con el más vivo interés, pues desde que el cable comunicó la noticia de su salida de Liverpool, el nuevo buque era objeto de todas las conversaciones en los círculos comerciales y de la curiosidad del público, impaciente por contemplar el sieainer, cuyas gigantescas dimensiones son tan solo superadas por las del famoso Greai Eastern.
Los periódicos noo-j'orkinos están unánimes en calificar el Arizona como acabado modelo de construcción naval, y no escasean los elogios á sus constructores los Srcs. Ekíer y Compañía , de Glasgow, que han realizado un esfuerzo, casi puede ileoirse, sin precedente.
La construcción del buque — á juicio de personas entendidas— 08 tan fina y elegante, que parece haber presidido á ella la idea de hacer un yacht de extraordinarias dimensiones para disputar apuestas, más que un vapor trasatlántico.
Las principales dimensiones del Arizona son las siguientes : Eslora, 142 metros; manga, 14, y puntal, 11,50. Arquea 6.000 toneladas, y su máquina, construida con arreglo á los últimos progresos, posee una fuerza de 7.000 caballos.
Puede este buque alojar cómoda y desahogadamente en sus espaciosos camarotes hasta 2.000 pasajeros, con la circunstancia, muy de tenerse en cuenta cuando se trata de navegaciones que duran cierto número de días, de que, si los alojamientos de los pasajeros cuyos medios de fortuna no les permiten hacer grandes desembolsos son menos lujosos y elegantes que los de las primeras clases, en nada ceden á los de éstos en punto á la abundancia de luz y de aire, condiciones higiénicas indispensables en el interior de esa especie de pueblos flotantes.
Respecto al aspecto general del magnífico buque, remitimos á nuestros lectores al grabado de la pág. 101.
El Arizona llevó á cabo su primera travesía entre Liverpool y Nueva-York en el corto espacio de tiempo de 7 días 11 horas y 32 minutos, según el diario de abordo presentado por el capitán Price ; tiempo que, según declaración del maquinista, pudo haberse abreviado en caso necesario. Posteriormente ha realizado otro, desde Nueva-York á Queenstown, en 7 días 9 horas j ^ 23 minutos.
Téngase presente que tales resultados, altamente beneficiosos para los intereses del comercio y para el desarrollo de las relaciones entre dos pueblos poderosos, son obtenidos por empresas particulares, á quienes ol Gobierno no subvenciona, y á las cuales la prensa periódica no suele dispensar sus elogios sino cuando, como en la ocasión presente, realizan un esfuerzo de esos que atraen el sufragio público.
Por nuestra parte, nos es muy sensible que no puedan aplicarse á la Compañía de vapores trasatlánticos que subvenciona el Gobierno español los justos y merecidos plácemes que la prensa de Inglaterra, Alemania, Francia y los Estados-Unidos tributan á la empresa propietaria del Arizona.
EL FOXAMBÜLO ESPAÑOL D. FEDERICO ARSENS ,
en sus ejercicios .sobre la cuerda t i ran te .
Inveterada, como lo es entre nosotros, la costumbre de prodigar aplausos á esa cohorte de artistas de todo género de que el extranjero surte constantemente nuestros espectáculos públicos, justo es que cuando, como ahora, hay motivo razonable, guardemos una parte de aquéllos para tributárselos á un artista español.
No se los ha escaseado el público de Madrid á D. Federico A. Arsens, verdadera notabilidad en los difíciles ejercicios de funambulismo, en que tanta reputación han alcanzado el célebre Blondín y Mme. Spelterini, algunos de los cuales son invención propia del Sr. Arsens, y otros aprendidos del primero de aquellos afamados equilibristas.
Don Federico Arsens nació en Oviedo eu 1853, época en la cual se hallaba su padre al frente de una compañía ecuestre que á la sazón dalia funciones eu aquella capital, y á la que perteneció Ar.sens basta hi edad de ventiun años, sin que esto le impidiera cultivar su afición á la música, la relojería y el arte fotográfico.
En 1874 se matriculó en el Conservatorio de Música como alumno de la clase de violin, siendo su profesor el Sr. Monasterio. Posee, ademas de dicho instrumento, el cornetín, el piano y la ocarina.
Durante el mismo año dióse á conocer como funámbulo de mérito no vulgar, por sus arriesgados trabajos en lama-roma alta, verificados en la anticua Plaza de Toros de esta corte, recogiendo entonces amplia cosecha de aplausos, y después en los circos de Londres, París, Lyon y Marsella.
Es imposible pedir más serenidad y mayor arrojo que el que muestra el Sr. Arsens al pasar con notable aplomo por una maroma tirante ipie mide cien metros de extensión, colocada á la altura máxima del circo taurino, ya con los pies introducidos en unos cestos, ya cubierta la cabeza con un saco, ya, por último, sentándose tranquilamente cu una silla que coloca hacía la mediación de la cuerda, y ejecutando una pieza musical en el cornetín.
Dedicamos uno de los grabados do la pág. 101 á reproducir algunos de los sorprendentes ejercicios que formón, el repertorio del funámbulo español, entre los cuales llama especialmente la atención el que consiste en colocar en la maroma un aparato fotográfico y servirse de él, á la vista del público, con tanta seguridad como si operase en mi gabinete. . - .
IMANUEL Besen.
92 ^ A jLUSTRACIOrt, JgsPAÑOLA Y y^MEí^ICAr^A. N.° XXX H
EL «SAN LOEENZO» , NUEVO BUQUE BLINDADO DE LA MARINA DE GUERRA PERUANA (SECCIÓN LONGITUDINAL).—(De fotogl-afía r emi t ida por D . A . Orillac.)
BAÑOS DE ESCOEIAZA.—CORTEJO FÚNEBRE DE LA MALOGRADA INEANTA DOÑA PILAR, AL EMPRENDER LA TRASLACIÓN DEL CADÁVER A VITORIA.
MADRID AETISTICO.—PATIO DE HONOR DEL EX-COÍÍYEIÍTO DE SANTO TOMAS, PEÓsiiio Á DESAPARECER POR LA DEMOLICIÓN DE DICHO EDIFICIO.— (De fotografía de Laurent.)
94 L A TLUSTR.ACIO)SL ESPAÑOLA Y yVMER.icAisLA. N.° X X X
EMORIAS DE UN S E T E N T Ó N , NATURAL Y VECINO DE MADRID.
CAPITULO X X I I .
LA CORTE DE FERNANDO Y DE CRISTINA.
1 8 3 1 - 1 8 3 3 .
I .
MADRID FILARMÓNICO Y SOCIAL.
Si la influencia de la reina Cristina no alcanzó desde luego á modificar la marcha política de aquel desatentado Gobierno, ni dominar de todo al todo el carácter iracundo del Monarca, exacerbado á la sazón con las recientes intentonas de los liberales emigrados, en 1830 y 31, por lo menos no puede negarse que á su gran talento y á su tacto especial debióse una trasformaoion completa en el aspecto lúgubre de aquella corte suspicaz y recelosa, inclinándola á comunicarse con la sociedad exterior y participar en algún modo de su movimiento y su cultura.
Esta sociedad, cohibida y contrariada por el Gobierno en sus aspiraciones políticas, en su expansión y progreso intelectual, á falta de objeto más importante en que ocuparse, liabia concentrado toda su vitalidad en el movimiento y los placeres de la vida social, y emancijjándose del apocamiento y la estrechez en que antes vegetara, modificaba de dia en dia su actitud primitiva, extendía su mirada á más halagüeños horizontes, y seguía, por un irresistible instinto, la marcha civilizadora del siglo, dejándose dominar por de pronto por el encanto del arte divino de la música, que, al decir de Teijóo, « es el {mico hechizo permitido que hay en el mundo » , y « cuya dulzura (según Cervantes) compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu. »
Esta afición de la sociedad matritense hacia la filarmonía no era, como ahora, la expresión de una moda pasajera y de huen tono, sino un verdadero culto, una devoción entusiasta hacia el arte que tan preclaros genios ostentaba á la sazón en un RossiNi, un DoNiZETTi, un B E L L I N I , un M E Y E R B E E R (en su primera época rossiniana), y su3 acertados imitadores Paccini, VacaJ, Bicci, Mercadante, Mariachi, Garni-cer, etc.
Y cuando las magníficas creaciones de estos genios insignes tenian en nuestra capital intérpretes tan valiosos como Galli, Maggiorotti, Inckindi, Passini, Trezzini, y las divas Marieta Albini, la Lorenzani, la Cortessi, la Fabrica, la Naldi, la Tossi y la Meric Lalande, no es de extrañar que el público matritense adquiriese, escuchándoles, un exquisito gusto artístico, recibiese una educación musical que produjo una pléyade de excelentes artistas más bien que aficionados, de ambos sexos, que formaron por entonces el encanto de nuestros salones.—Y pues que en estos recuerdos trato de evocar todas las notabilidades de aquella sociedad en sus diversos aspectos, político, literario y artístico, jDermításeme que cite entre las de este último género á las señoritas Baldomera Cruz, Concha Mariátegui, Luisa Zarate, Petra Gampuzano, las hermanas Pives, Paulina Cabrero, Antonia Montenegro y Josefa Azcona, y á los Sres. OJeda, Diaz, Pérez Molió, Cajigal, Llorens, Sentid, TJnanue, Beguer, etc., que amaestrados y dirigidos en gran parte por el caballero Rearty Gopons, insigne dilettante, y por los maestros Carnicer, Jlercadante, Saldoni, Iradier, Alheniz, Masar ñau, E'spin, Genovés y otros que no recuerdo, les pusieron en aptitud de competir con los más célebres artistas en la ejecución de aquellas sublimes creaciones del arte musical (1 ) .
La reina Cristina, italiana y artista de corazón, comprendió desde luego la predisposición natural de los hijos de España para el cultivo del arte, y dispuso levantarle un'templo digno, creando á los pocos meses de su llegada á Madrid el magnífico Conservatorio
(1) El trascurso de los tiempos, la variación del gusto, y la moda, en fin, que se deja sentir en la música más que en ninguna otra do las bellas artes, ha hecho olvidar ó envejecer muchas de aquellas primorosas obras, y sería tarea excusila la de pretender rehabilitarlas en el concepto de un público que apunas las conoce. Ds Rossini, por ejemplo, sólo quedan hoy en el repertorio de nuestros teatros El B.irbero de Sevilla, O/ello y Guillermo Tell, y todo lo más, Semirainis, Moisés y La Cenerentola, quedando absolutamente desconocidas La Doiiiia del Lago, L^a Gazza Ladra, La Italiana en Argel, Tancredo, Mahometto, Celmi-ra, Goradino, Elisahelha, y otnis cien creaciones de aquel genio inmortal.
Más afortunado su continuador Donizetti, ha conseguido abrirse camino hasta el dia con diversas de sus más valiosas producciones, como Lucia, Lucrecia, Favorita y Elixir d'amore; pero quedan en el olvido Amia Bolena, Be-lisario, Torcuata) Tasso, Gemma di Vergi, y otras, que ciertamente no merecían este desden, así como ni tampoco la rica partitura de Met/erheer, II Crocciato in Egillo, ni Tebaida é laoUiia, de Morlachi ; Gli araM nelle Galie, de Vacai ; Elisa y Claudio y Los Dos Figaros, de Mercadante ; Elena y Malvina, y otras de nuestro Carnicer, y, sobre todo, los inspirados idilios Pirata, Slraniera y Capuletti, del sublime autor de Norma, Sonámbula y Los Puritanos.
de Música y Declamación (2), que llevó su nombre, confiando su dirección al inteligente tenor Piermarini y á su esposa, los cuales en poco tiempo le hicieron ocupar un elevado rango entre los de esta clase en el extranjero, y ofrecer en los primeros exámenes y funciones celebradas en su teatro un plantel de jóvenes artistas líricos y dramáticos, entre los que descollaban nombres tan célebres luego como los de Manolita Oreiro de Lema, la Pieri, la Villó, la Plañol, Re-guer. Calvete y otros cantantes, y los de Judian y Florencio Romea y Mwiano Fernandez, en la declamación teatral.
Eernando, estimulado por el ejemplo de su esposa, quiso también fundar algún establecimiento de instrucción que respondiese á necesidades de otro género, y creó, por aquellos mismos días la Escuela de Tauromaquia en Sevilla; pero, sin embargo, dejándose fascinar por las gracias y el talento de Cristina, concurría con ella á las funciones del Conservatorio (aunque tal vez lo hubiera hecho de mejor gana á las del liceo tauí'ino de Sevilla); escuchaba con ínteres á los jóvenes alumnos, músicos y dramáticos, y es fama que al presenciar la ejecución de lapiececita titulada El Testamento, en que se ensayó el precoz talento de Julián Romea, dijo á los cortesanos que le rodeaban, y que cuidaron de hacer circular la frase: «Este muchacho que hace El Testamento em^aieza por donde otros acaban.»
La llegada de ROSSINI á Madrid en el Carnaval de 1831 fué objeto de ínteres general. Venía acompañado del famoso banquero D. Alejandro Aguado, y fué recibido con el mayor entusiasmo, no sólo por el infinito número de sus apasionados, sino ¡jor la corte misma y los altos dignatarios, que se disputaban el placer de agasajar al inmortal autor de El Barbero de Sevilla. El , por su parte, parecía simpatizar con nuestro país, que era también la patria de su es]iosa Isabel Colbran; gozaba mucho al verse objeto de aquellas atenciones, y para corresponder en algún modo á ellas, compuso y dedicó á la reina Cristina una bellísima canzone titulada La Passeggiata (que conservo impresa), y prestándose al deseo manifestado por el Comisario de Cruzada Sr. Várela, que fué el que se excedió en recibirle magníficamente, escribió para él expresamente su obra maestra, el Stabat Mater, que, á juicio de muchos, es el mejor florón de la corona del Cisne de Pessaro. Aquel espléndido magnate correspondió cumplidamente á tan inapreciable obsequio, y conservaba con exquisito cuidado en un precioso estuche la pluma con que el gran maestro la escribió. Esta inmortal composición, que después dio la vuelta al mundo artístico, fué estrenada en Madrid la tarde del Viernes Santo de aquel año (1832) en la iglesia do San Felipe el Real, con el aplauso y entusiasmo á que es merecedora.
Rossini, asistiendo á las funciones expresas que le dedicó el Conservatorio, se manifestaba sorprendido al ver la predisposición natural y artística de los españoles para la música, y no se cansaba de expresar su satisfacción al hallarse en la patria de su grande amigo y colaborador Manuel García. Yo mismo se lo oí repetir en un baile de máscaras en casa del Duque de Híjar: por cierto que, animado por mi entusiasmo filarmónico rossiniano, me atreví á dirigirle un soneto improvisado, que escuchó con señaladas muestras de satisfacción, rogándome que se lo diese por escrito, como así lo hice, remitiéndoselo al siguiente dia á la casa en que habitaba (3).
No eran sólo los goces de la filarmonía á los que se entregaba con entusiasmo la sociedad madrileña, sino también los que le brindaban sus condiciones innatas de amabilidad y de franqueza en agradables saraos, bailes y tertulias, en que, desterrados el apocamiento primitivo de la antigua sociedad, que dejé consignado en capítulos anteriores, se matizaba ya con ese agradable colorido de elegancia sin sequedad, cortesía sin afectación, franqueza sin exceso ; con ese buen tono, en fin, que aun hoy la distinguen y forma el
(2) Este Conservatorio, inaugurado en 1830, estaba situado en la casa llamada de la Patriarcal, en la plazuela de los Mostenscs, y era la misma que en 182.8 habia ocupado la Gran Asamblea de los Comuneros.
(.8) Esta casa (propiedad hoy de mi excelente amigo el Sr. D. Alejandro Eamirez de Villaurrutia) es la señalada con el núm. 8 moderno en la calle de la Reina, y en ella estaba á la sazón la fonda de Genieys. También habia albergado en 1809 al general francés Abel Hugo y á su hijo VÍCTOR, á quien colocó en el Seminario de Nobles. Mi soneto decía así; ,
Á HOSSINI EN MADBID.
«¿Dónde, Rossini, irás, que el neregrino Són de tu lira, qne envidiara Orfeo, No te renueve el publico trof o Que á tu Kenio sin par uniA el destino?
Vuela tu nombre, salva el Apenino, Traspasa el Alpe , cruza el Pirineo ; Ni el ancho mar. ni el Atlas giganteo Limite oponen al cantar divino.
Tú. empero, de tu fuma el r^udo vuelo No pretendas seguir; la patriamia, Que hoy te recibe goc? tu tesoro.
Pulsa tu lira en el liispano suelo ; Repetirá su mágica armenia El eco fiel del matritense coro. »
encanto de nacionales y extranjeros.— No habia entonces periódicos ni gacetillas que anunciasen iirhi et orbi que los señores de Tal se (piedaban en casa los lunes ; que en los salones de la Duquesa de Cual se haria mfisica los martes ; que los miércoles abriría sus salones la embajada Tal , ó en la de Cual se ofrecería un tlie dansant los jueves; que los Marqueses de X harían las delicias de todo Madrid los viernes, ni que los sábados ó domingos darían una de sus maravillosas soirées los opulentos banqueros Tal ó Cual. Mas, á pesar de la falta de estas fórmulas cancillerescas , si mi amigo Asmodeo hubiera estado por aquel entonces en edad y condiciones de escribir sus amenas Revistas, mucho y muy bueno pudiera haber dicho de los magníficos conciertos y espléndidos bailes del coronel D. Pablo Cabrero, dueño de la fábrica-platería de Martinez , en cuyo inmenso salón, que permitía una concurrencia de 800 personas, se reunía, en días señalados, todo lo más escogido de nuestra sociedad : los de los Sres. Vcdlarino, Villaviceiicio, Aristizáhal, Ellmyar, Mariátegui, Gambronero, Gayán-gos, y otras varias casas de la clase media, en que se pasaban las horas en animado y agradabilísimo solaz.
La aristocracia nobiliaria, reducida entonces á la condición de servidora de Palacio, no habia abierto aún sus salones, no queriendo sin duda rivalizar entre sí, ni aspirar tampoco á la honra (que no le hubiera sido dispensada) de recibir al Monarca en sus respectivos domicilios; pero uniéndose para festejar el Carnaval y obsequiar á SS. MM., celebraron magníficos bailes en la casa llamada de Trastamara, calle hoy de Isabel la, Católica, en cuj'a planta baja habia unas singulares y primorosas estancias, llamadas las cuadras, todas revestidas de grutescos y follajes, y con grandes surtidores de agua en el centro, lo cual, combinado con una profusa y bien entendida iluminación, les daba un aspecto mágico y digno de las Mil y una noches, á par que los trajes riquísimos y de todos los tiempos que vestia la aristocrática concurrencia producian un espectáculo encantador.
A ejemplo de ésta, aunque con más modestas condiciones, formáronse en el Carnaval de 1832 multitud de reuniones ó sociedades, que celebraban sus bailes de máscaras en los salones del gran café de Solís, calle de Alcalá, donde hoy el teatro de Apolo; en los de Santa Catalina, La Fontana y La Cruz de Media, y en las casas llamadas de Ábranles, calle del Prado, y de Santa Cruz, calle de San Bernardino, con el entusiasmo que era de esperar de la prohibición en que habia estado el piiblico durante diez años de esta grata diversión.—Limitándome sólo a la primera de estas sociedades, á que pertenecí, diré que estaba compuesta de 150 suscritores de las clases más distinguidas y vitales de la población, y que para disponer estas fiestas con toda brillantez se formó una Junta ó Comité, en que figuraban los Sres. Peñalver, Gutiérrez de la Torre, Escosura, Santoyo, Urbina y otros, y que en ella me tocó la suerte de ser designado como vocal depositario, honra especial, que jíor cierto me costó algunos sacrificios por ausentes ó rezagados.
Y aconteció una noche de baile (creo que era la del domingo de Carnaval) que estando en lo más animado de él, con la concurrencia de todo lo más distinguido de la corte, empezando por los infantes don Eranoisco de Paula y D.'"' Luisa Carlota, grandes, títulos y cortesanos, con toda la brillante juventud de la clase media, rivalizando todos en el lujo de los disfraces, en lo animado de los chistes y bromas y en el clasicismo de la danza (porque entonces se bailaba de verdad), acertóse á presentar en la sala, vestido de frac y con la cara descubierta, el actor Valero, el mismo que aun hoy ostenta sobre su frente artística tan preciados laureles.—Todo el mundo sabe el injusto desden ó menosprecio en que hasta estos liltimos tiempos se tuvo la profesión escénica, y lo que entonces quería decir un cómico, á quien se le negaba hasta el mezquino Don. Pues bien, en esta sociedad, compuesta, como queda dicho, de palaciegos y personajes, chocó la arrogancia del actor, y empezó un bisbiseo general sobre esta incongruencia, que pasando á manifestaciones descorteses, y después á verdadera agresión contra el cómico que así se atrevía á hombrearse con aquella sociedad, le fueron acosando con sus indirectas nada benévolas y empujándole hacia la puerta, hasta que le obligaron á salir del salón. Indignado, como es natural, el actor uLrajado, corrió al teatro del Príncipe, donde á la sazón se hallaba el Rey y la Reina, y pienetrando hasta su presencia, quejóse amargamente del insulto que acababa de sufrir en una sociedad compuesta en su mayor parte de personajes de la corte. Eernando, que en esta como en otras ocasiones no escrupulizaba en declararse en contra de sus propios servidores, habló al corregidor Barrafon á fin de que arreglase este asunto á satisfacción del actor, y hé aquí la razón por la cual, hallándome yo durmiendo sosegadamente, á eso de las diez de la mañana del siguiente dia me hallé con una cita del Corregidor, en que se me mandaba presentarme á S. S. inmediatamente. Hícelo asi, y el cor-
N.» XXX L A TLUSTHACIOK ESPAÑOLA Y AME¡R.ICA)S[A. 95
r eg idor Bar rafo i i , que desde la publ icación reciente de l Manual de Madrid me liabia tomado afecto, me dijo que siendo el único de los que componian la J u n t a del baile de Solis á quien conocía, me l l amaba para ave r igua r qué era lo que la noche an tes hab i a sucedido con el actor V a l e r o , y sobre quién debia recaer la responsabi l idad de aquel desmán. Y o le manifes té lo poco que me era conocido, y que no podi-a de s igna r persona ó personas que fuesen los in ic iadores del atropello ; sólo sí que los indiv iduos de la J u n t a lo hab íamos sent ido en extremo, y que la concurrencia es taba formada en su mayor p a r t e de m a g n a t e s dé la corte, C4uardía R e a l , e t c . « P u e s b i e n , á pesar de esto, dijo B a r r a f o n , yo tengo orden expresa de S. M. pa ra a r reg la r lo ( y entonces me contó la queja p roduc ida por Valero ante la R e a l presencia) , y en su consecuencia, p revengo á V. p a r a que lo ponga en conocimiento de la J u n t a , á fin de que el insu l tado rec iba una j u s t a sa t i s facc ión , que es la vo luntad de S. M. que p a r a el baile de m a ñ a n a la J u n t a invite oficialmente á Valero , remi t iéndole su billete personal, y V. me da rá cuenta de haber lo verificado en los té rminos que expresa esta comunicación.
Cuando regresé a l a J u n t a , que t en i a sus reuniones en la casa del Conservator io de A r t e s , calle del T u r co , y puse en su conocimiento la orden t e rminan te de la a u t o r i d a d , se armó u n a de mil demonios por sus i n d i v i d u o s , en t re los cuales hab ia var ios de cabeza ca l i en te ; pero todo fué i n ú t i l ; S. M. lo manda, y aquí t ra igo la orden de l Cor reg idor ; conque no h a y más r e medio que cumpl i r la , y r emi t i r á Vale ro su bil lete con el correspondiente oficio.—Hizose as i , y l l egada que fué la noche , se p resen tó Valero en la s a l a , de frac como en la an te r io r , paseó dos ó t r e s veces el salón en d i s t in tas direcciones, y todo el mundo calló sin decir esta boca es inia (1) .
U n a vez ro ta la valla de la e t ique ta y el desden , iio e r a n y a inaccesibles las sa las de l Pa lac io á los art i s tas y l i t e ra tos , apadr inados por la n u e v a señora que tan en tus ias ta se mos t raba hac i a todas las manifestaciones del ta lento. F e r n a n d o , que s iempre tuvo bas tan te inclinación á las bel las a r t e s , como lo demost ró su pe r severanc ia en fundar y sostener con enormes sacrif icios, j á expensas de sus propios pa lacios, el magnifico Museo del P rado , favorecía g r a n d e m e n t e á los d i s t ingu idos p in tores de Cámara D . V i cente López, D . José Madrazo y D . J u a n Rivera, y á sus hijos respect ivos , d ignos herederos de sus nombres; enca rgaba obras de a r te á otros, y acudia en los úl t i mos dias de su exis tencia , t r émulo y fatigoso, á la solemne repar t ic ión de premios de la R e a l A c a d e m i a de San F e r n a n d o , en que escuchaba con in t e ré s , de los labios del joven D. Mariano Boca de Togorcs, la oda subl ime de su t io el Duque de Frías, u n a d e cuyas es t rofas , ded icadas á los amer icanos , hizo b ro t a r las l á g r i m a s de los cadavéricos ojos de F e r n a n d o .
No contento éste con d ispensar su protección á los a r t i s t a s v ivos , y apa r t ándose de l a cos tumbre establecida , y ha s t a rec ien temente es tablecida como ley en la vecina capi ta l francesa, cuando se negó el per miso p a r a er igi r u n a es ta tua á Moliere con el absurdo concepto de que este honor es taba sólo r e se rvado á los soberanos , mandó al escultor español Sola esculpir la es ta tua de C E R V A N T E S , que , fund ida en bronce , hab ia de e levarse (como después se verificó) en u n a p laza de Madr id , y mandó colocar en la fachada de la casa en que mur ió aque l p r inc ipe de los ingenios españoles u n a inscripción que así lo recordase .
E n este ú.ltimo y l audab le acto de F e r n a n d o V I I no puedo menos de reproduc i r la pa r t e que me tocó en su in ic ia t iva , y que y a consigné en otra de mis obr i l las (2).
E l día 23 de Abr i l de 1833 (an ive r sa r io de la mue r t e de C e r v a n t e s ) , y en ocasión de ha l la rse der r ibando como ruinosa la casa de la calle de F r a n c o s con vuelt a á la del L e ó n , seña lada con el núm. 20 ant iguo, en la que falleció aquel esclarecido ingenio en 1616, tuvo el au tor d e es tas Memorias la feliz insp i rac ión de l l amar por primera vez ( y de ello se glor ia sin r iesgo de ser desment ido) la a tención y el in terés del públ ico sobre es ta fecha memorab le , que t a n solemn izada v iene s iendo después en ambos hemisferios. A l efecto estampó en La Revista Española u n sent ido ar t iculo de cos tumbres , que después formó p a r t e de
(1) No fué esta ocasión sola en la que demostró Fernando sus instintos democráticos, poniéndose resueltamente al lado del ofendido por las clases elevadas, y gustando de alardear su autoridad suprema, á la manera de D. Pedro de Castilla. Recuerdo, entre otras muchas que sería prolijo citar, cuando al Duque de la Roca, su gentil-hombre de cámara , por haber seducido á la pj'inia donna Marietta Albini, y no pudiéndole hacer casar con ella por estarlo ya, le envió al desierto de la Cabrera á hacer penitencia en la Cartuja; y otra, más chistosa, cuando acudiendo en queja á S. M. en la escalera de Palacio un pobre aguador á quien el corregidor Barrafon habia mandado quitar su puesto del descampado, que era entonces loque hoy es Plaza de Oriente, le mandó que lo volviese á poner, colocando (como asi lo hizo) sobre los cántaros un letrero que decia : « Aqiii se vende agua de Real orden. » • • (2) El Antiguo Madrid.
l as Escenas Matritenses, consagrado á deplorar aquel suceso y l l amar la atención deL Gobierno y las autor idades hacia t an venerandos res tos . — Y ¡cosa r a r a en aquellos t iempos de indiferencia genera l !—alcanzó la fortuna de que aquel escrito, no sólo l lamase la a tención del público sobre el objeto que le mot ivaba , sino que cayendo en manos del r e y D . F e r n a n d o V I I , le afectó tan hondamente , que aquella misma noche llamó al i lus t rado comisario de Cruzada D . Manue l F e r n a n dez V á r e l a , ordenándole que por todos los medios posibles ocurr iese á ev i t a r aquel de smán , y procurase consarvar la vene randa mansión del p r ínc ipe de los ingenios españoles. E l Sr. V á r e l a , en efecto, poniéndose de acuerdo con el Minis t ro de F o m e n t o , Conde de Ofal ia , y con el Corregidor de M a d r i d , que lo consultó conmigo, hizo que éste l lamase al dueño de la casa en cuest ión ( q u e e r a , si mal no recuerdo , un honrado a lmacenis ta de carbón, l l amado N . F r a n c o ) , el cual se negó resue l tamente á la cesión que le propusieron de d icha finca al E s t a d o , porque conven ia á sus intereses recons t ru i r l a , y porque (segim repet ía con m u c h a g rac ia el corregidor B a r r a f o n ) t ambién él t en ía mucho gus to en poseer la , porque sabía « q u e en ella hab ia vivido el famoso D . Quijote Ttde la Mancha, de quien era m u y apasionado, D
V i s t a , p u e s , es ta n e g a t i v a , y dada cuenta de ella al R e y , se expidió, con fecha 4 de Mayo ( á los diez dias jus tos de la publicación de mí art ículo), una notab i l í s ima Rea l o r d e n , e x p r e s a n d o , casi en los mis mos términos que yo proponía , la determinación de que , caso de no poder ser adqu i r ida por el Gobierno, se colocase en su fachada un monumento m u r a l con el bus to de Cervantes y la inscr ipc ión correspondiente , lo cual tuvo efecto en 2 3 de J u n i o de 1834 ( y a muer to el r ey F e r n a n d o V I I ) ; pos t e r io rmen te , en la reforma de los nombres de muchas calles de Madr id , verif icada por su celoso corregidor el Marqués viudo de Pon te jos , se dio á la d icha d e F r a n c o s el nombre de calle de Cervcintes, aunque p a r a proceder con exact i t u d , este nombre lo merecía más bien la del León (en que es taba la casa y sn an t igua p u e r t a ) , el sitio l lamado entonces el Mentidcro de los comediantes, ó la cont igua de Cantarranas, — hoy mal l l amada de Jjope de Vega,—en que está el convento de las Tr in i t a r i a s , donde fué sepul tado Ce rvan t e s ; y con eso se le hub i e r a podido d a r á la de F r a n c o s el nombre de Lope de V e g a , que vivió muchos años y falleció en el la , en su casa propia (núm. 15 n u e v o ) , donde en 25 de Nov iembre de 1862 e r ig ió , á mí propues ta , la R e a l A c a d e m i a E s p a ñ o l a u n d igno monumento al Fénix de los Ingenios.
P e r o veo que me ex t rav ío , ha lagado por aquellos r ecue rdos j u v e n i l e s , y que dejo correr la p luma, deten iéndome invo lun ta r i amente en este g r a to remanso de la v ida socia l , cuando me proponía reseñar en este capí tu lo , que t i tulo La Corte de Fernando y de Cristina, no sólo el aspecto de nues t r a sociedad en aquel período, sino t ambién , y pene t r ando (acaso por ú l t ima vez en es tas Memorias) en el dominio de la his tor ia , cons ignar las s ingu la re s per ipec ias polí t icas que se desp lega ron en aquellos años úl t imos del re inado de F e r nando V I L Pe ro t emiendo , b ien lo sabe D i o s , abusa r de la paciencia del lector , hago u n alto aqu í , aplazando mí narración en este sent ido pa ra el capítulo s igu ien te , y pidiéndole me dis imule si en vez de un capitulo histórico-polí t íco le ofrezco hoy solamente u n a semí-secular y desa l iñada Gacetilla.
R A M Ó N D E M E S O N E R O R O M A N O S .
LA QUINCENA PARISIENSE.
SUMARIO.
Volvamos por nuestro créclito.—Abnnrlanoia de nspañoles en París.—Avidez de los restaurants — Explotaoion de los extraníeros.— Tretas de los cnuia-reros. —Tnbernucho concurr l lo por españole-» oimestns. —Reapertura del teatro Francés.—líc^t^iuraeion del i n i -mo . - Í\V'//-Í? 7>/ÍÍ?P r/f A/rís—Mi^tp-7-ios tip ParU — La yí/-mí'j'ft.—Cantante que no acierta ron el franf^es—Un pinchazo de Saiah B-rnhavd.—Los znlüs en París —Pro \e ;to de construc-ciiin ríe nn gran teatro . — Incrcso en los teatros de P«ris. — Bxámenes.— Carta de nna disnípnla. — Los trábalos de psi u l tnra dfl nuevo JJói^l df. Yule —Nueva biblioteca en el //óí'-i Ccr/iíii)' iíí,—Tra-foi-niacioe del material de ómnibus — L a Exposición de Cienciíis aplicada^? á la .niu^trin.— Esta tua de la Paz —Liipii.lo que hace tas telas incombustibles.—Praxinos-copo-teatro — La crista'eria da Bohemia — M.áquina heladera — Si'len de convaleciente.—Juguetes científicos.—Cronio-reramo.— Vasos.— Pronnes. — Efectos dé l a s recientes disposiciones postales.— Tartas con dirección incompleta.—Lo que se j)one en el correo á pretexto de muestras — Ojeada histórica de la teleerafia en Francia.—Reciente desarrollo — Efecto de las liltimas disposiciones. — Explicaciim del teléi;rafo eléctrico por un labriego —La telegrafía n e u m á t i c a . - P e t i i ion al Senado de ]aSncUdíi'i con-Ira elnbuao liid tabaco.— Ineficacia de la prohibición.— Eficacia de la edn-cacion y la persuasión.—Espina y el papel de fumar —Cunsumo de tabaco en Francia. —Estragos del tabaco.— Efectos del corsé. - Sistema para casarse dentro del año.
Agosto 11.
Ante todo, volveremos por nuestro crédito de cronistas, rectificando la opinión que de la temperatura parisiense puedan conservar los que hayan leído nuestra última Quincena : cuando la poníamos en el correo se marchaban las nubes y se dejaba ver el sol de la manera más brusca : con espanto se ha leido aquí que el termómetro ha ido ascendiendo paulatinamente en Madrid liasta marear 41 grados á la sombra; consuélense los que lian soportado ese calor con el efecto que aquí producirla el súbito cambio de 15 á 32, sostenido toíla una semana, sin transición razonable para habituarse á él, y sin que de dia ni de noche viniese la más ligera brisa á mitigar oí calor, húmedo y pegajoso, que pro
ducía la reverberación de los rayos solares sobre un suelo regado durante diez meses por copiosa y casi incesante lluvia. El pavimento de las calles y las fachadas de las casas recogían de dia y despedían de noche insoportables ardores ; las plazas eran hornos de reverbero ; quien buscando medios de respirar so escapaba á estas, casi siempre deliciosas, cercanías, sufria un triste desengaño; las praileras parecían repentinamente agostadas; de lo.s lagos siihian emanacicmes deletéreas; los árboles y los macizos do arbustos se habían convertido en conservadores del caloren ellos depositado : tras del cielo despejado y sereno vinieron los nublados más sofocantes, preñados de electricidad, que ocasionaba intensos relánqjagos, precursores de nna laboriosa tormenta, con que ternunó este breve, pero incómodo veranillo, que aquí parecía insoportable, piincipalmente por el salto brutal de 15 á 32 grados. No tenemos nosotros la culpa de semejantes alteraciones en el estado atmosférii:o de que hablábamos la quincena anterior. De primavera hemos oído calificarle á viajeros recien llegados de Sevilla, donile dejaron 49 grados, y vestidos como en invierno desde que una nueva depresión ha, marcado en el termómetro l o g r a d o s , llegando hasta dejar sentir, al nacimiento del sol, nna ligera escarcha.
Si alguna parte han tenido nuestras noticias sobre la temperatura de París en el viaje de la multitud de españoles arribados precisamente en el período del calor, no somos responsables de que ésos se hayan encontrado sin el fresco que venían buscando, ni los que, seducidos por las noticias del,que hoy disfrutamos, se decidan aún a v e n i r , deberán cargarnos en cuenta los sudores por que puedan pasar de repente en este voluble clima, que dentro de veinticuatro horas hace experimentar á los que en él viven los efectos de las cuatro estaciones del año.
Sea por lo rigoroso de la canícula en España, sea por la costumbre inveterada de venir todos los veranos á orillas del Sena á gozar y gastar, el caso es que, contra todns las previsiones de los que al añn siguiente de la Exposición calculaban muy exiguo el número de compatriotas que por aqui se dejaran ver, de quince dias acá abundan extraordinariamente : en los boulevares y en los Campos, en los cafés y en los restaurants, en los teatros y en los conciertos, donde quiera que se disfrute y se pase el t iempo, se oye baldar estos dias casi tanto español, y en ciertos bailes mucho más, que francés.
A tiempo llegan los que no tengan cumplido conocimiento de la manera de vivir en París; sus mismos vecinos se quejan, y no sin razón, de la carestía sostenida por los restaurants de primero y segundo orden, de la exageración en los precios, y de la increíble codicia, que parece ser acuerdo tomado por todos ellos. El caso es que quien penetra en algunos del boulevard de los Campos Elíseos y de las cercanías más concurridas, aimque se contente con una modesta comida, una sopa, dos platos, un postre y nna botella de vino, difícilmente podrá salir sin dejarse en la casa 25 francos : y entiéndase que no hablamos de la gente caprichosa, á quien por un melocotón le llevan 3 francos, y por un sifón de agua de Seltz 1,50 francos. Verdad es que los alquileres son elevados, que los gastos son ranchos; pero la ambición de los dueños de restaurants es mayor aún, y empieza á recibir su expiación viendo desiertas las mesas de la clientela que babitualmente las poblaba; sobre todo de los hombres que van estableciendo la costumbre de comer en los círculos y en los clubs, donde por 6 ú 8 francos se sirve muy bien á los que á ellos pertenecen, quedando sólo á los restaurants pretenciosos el número de extranjeros candidos que entran en ellos imprudentemente y salen escarmentados. Por si no bastara la explotación de los amos, está después de ella la de los camareros, que se encarga de explotar á un mismo tiempo á patrones y consumidores, valiéndose de tretas diversas ; á veces dejando caer diestramente la servilleta sobre una botella de vino fino , para escamotearla sin que nadie se aperciba de la suerte; á veces colocando una moneda de diez francos, parte de la vuelta de un billete, debajo del papel de la cueigta, de modo quo puedan guardárselo si el dueño no la echa de menos, ó si la reclama, avergonzarle por su torpeza de no haberla descubierto. Estafas de ese género esperan aquí al extranjero, lo mismo cuando sube á un carruaje que cuando entra en un estahleoímiento público, y raro sería que no hubiese víctimas de ellas entre el grueso pelotón do españoles que ayer invadía la taberna de la rué Montpensier, centro de contratación de los revendedores de billetes, ansioso de en contrar localidades para penetrar en el teatro Francés, cuya reapertura acaba de celebrarse con inmensa concurrencia todas las noches, quo no se arredra por lo impropio de la estación para encerrarse en un local reducido y pasar algunas horas respirando con dificultad.
La nueva temporada se inauguró con Les Fummes sa-vantesy Le Malade imaginaire; pero el principal atractivo no consistía en el espectáculo mismo, sino en la restauración del teatro, notablemente embellecido durante la suspensión de funciones. Toda la decoración de la sala ha sido renovada con adornos, relieves y molduras, quedan al teatro un aspecto severo como conviene á la primera escena dramática francesa. Dominan el Illanco y el oro ; la tapicería es roja ; el techo, pintado por Mazerolles, representa la glorificación del arte dramático francés, personificado en Moliere, Corneille y Eacine. En el centro del grupo más importante se ve á Francia distribuyendo coronas álos tres poetas ; á derecha é izquierda numerosos personajes, hábilmente presentados, significando las obras maestras del teatro Francés: Don Juan, Le Tariuffe, Le Bourgeois gen-tilhomme. Álcente. LA vare, liorace, Le Cid, Cinna, Po-lieucie, Phedra, Hipólito; en primer término, presenciando la coronación de los poetas, hay un grupo de autores : Re-gnnrd, Marivaux, Beaumarchais, Voltaire, Mussct, Dumas, Scribe ; por cima de todo esto, Apolo y las Musas ; el ideal poético dominando la realidad ; tales son las grandes líneas de esta composición. El primer grupo está acentuado con energía, la parte superior ligerau'ente indicada y en cierto modo iilealizada, manteniendo, sin emliargo, la conveniente armonía; el efecto general es excelente y fué muy aplaudido.
96 I^A JLUSTÍIACIOÍ^ JPSPAÑOLA Y y^MERICAIÍA. N.° XXX
MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS DE ESPAÑA.
Z A R A G O Z A . —FACHADA PEINCIPAL Y TORRE DE LA IGLESIA METROPOLITANA DE LA SEO. (De fotografía de Laurent.)
B E L L A S A E T E S .
LA TERQUEDAD DOMADA : CUADRO DE ME. FEANK TOPHAM, EXPUESTO EN LA EEAL ACADEMIA DE LÓXDEES.—(Esc. ii del acto n i de la comedia de Shakespeare The Taming of the Shrew).
98 JjA jLUSTÍlACIOn JPSPAÑOLA Y y MER.ICAHCA. N.° XXX
Siempre que se trata de la restauración de un teatro en París hay que temer la trasfoniiación, es decir, el resultado de la agudeza de ingenio, para añadir á asientos, ya estrechísimos, más asientos aún ; la regla no podia faltar en este caso ; á fuerza de imaginar, se ha liallado medio de iifiadir sesenta asientos niíís á los exiguos que antes había, y nueve haignoires, que tienen bien puesto el nombre, puesto que de bañeras han de hacer efecto á los que en ellas pasen noches que no sean del más rigoroso invierno. Los' respaldos de las butacas de orquesta están guarnecidos de dos correas de goma paralelas, para colocar los sombreros de los espectadores, reforma útil, quedebia extenderse á todos los teatros. El vestíbulo, la escalei'a principal y el foyer han sido pintados, dorados y tapizados de nuevo; los bustos , las estatuas, los techos y los tapices restaurados ó renovados, así como las salas interiores, y el foyer de los artistas, cuyas paredes están cubiertas de bajos relieves representando las glorias de la escena; allí se ven los bustos de Taima, La Kachel, Preville y Clairon bnjoun magnífico busto de Moliere. Los gastos de restauración del teatro han ascendido á doscientos ochenta mil francos.
No ofrecen los demás teatros novedades dignas de mención : el Histórico se sostiene con Notre Dame de París; la Porte de Saint Martin, con los Misterios de Paris, drama cuyo estreno fué un acontecimiento en 1844, cuando todo el mundo tenía presente la novela de Eugenio Sué. Excusado parece decir que á estas obras dramáticas, sacadas de novelas, les pasa ni más ni menos que á las novelas inspiradas en los dramas; apenas tienen del pensamiento primordial más que el título, los personajes y algunas escenas, tan completamente desfiguradas, que no haj- quien las conozca. Todas las empresas ensayan obras nuevas para la temporada de otofio. En la Opera se prepara La Amida, de Gluck. Allí tuvo lugar la semana pasada un hecho curioso. Concluido el segundo acto. La Salle se aproximó al director y le dijo : ce Acaba de pasarme una cosa muy grave. — ¿Qué ha sido? — preguntó el director.—De tal manera he aprendido Le Roi de Lahore en italiano, que por espacio de algunos minutos no se me han venido á la memoria las palabras francesas, y he cantado los versos en italiano ; por fortuna, el público no se ha apercibido de ello, pero he tenido miedo de que cayera en cuenta.» Este hecho auténtico parece una sátira contra las pretensiones del teatro de ópera francesa.
Otro sucedido, también curioso, ha acontecido en el teatro Francés la segunda noche de su reapertura : Sarah Bernhard clavó involuntaria pero fuertemente en Hernani uno de los infinitos alfileres con que se prende su malhadada mantilla; el artista se aguantó, haciéndose superior al dolor, hasta que concluyó la escena. Si en ella se hubiera hallado Carlos V, habría podido restañarle la sangre con la manta jerezana de que aparece cargado el Emperador.
Mañana llegará una caravana de zulús, que viene directamente de la Cafrería interior, y que se dará en espectáculo
, en un teatro. Para construcción de uno muy grande y económico acaba de pedir autorización al municipio D. Emilio Vela de la Torre.
En el Anuario estadístico de Francia, que acaba de publicar el Ministerio de Comercio, se encuentran interesantes detalles del ingreso bruto en los principales teatros de París. La Opera ha recaudado : el año 75, .3.503.722 francos; el 76, 3.512.9G8;el77, 3.081.883 ; el 78, 3.570.570. Los ingresos en los otros teatros, durante el año 78, han sido los siguientes : Teatro Francés, 2.289.221 francos ; Opera Cómica, 4.690.684; Teatro Italiano, 690.403; Odeon, 041.712; La Gaieté, 1.084.315; Gimnasio, 743.862; Palais Poya l , 945.770; Variedades, 1.712.110; Porte Saint-Martín, T.621.893 ; Rénaissance, 1.558.351 ; Bouffes Parisiens, 688.600; Ambigú, 673.481 ; Folies Dramatiques, 1.208.524. El total de los ingresos en los diferentes teatros y espectáculos de París, del año 75 al 79, demuestra una progresión que se traduce en las siguientes cifras : 1875, 2; .309.170 francos; 1876, 21.530.402; 1877, 21.655.792; 1878, 30.638.500.
El Municipio parisiense ha votado un crédito de 420.000 fi-ancos para los trabajos de escultura del nuevo Hotel de Ville, que en la parte exterior será adornado con una colección de estatuas de hijos célebres de París, reservando seis para personajes nacidos en provincia que se hayan hecho célebres llevando la banda municipal : por acuerdo de la misma corporación se ha cambiado el nombre <le más de cincuenta calles de esta ciudad. Próximamente se abrirá la biblioteca Histórica de la ciudad de París, establecida en el hotel Carnavalet, exclusivamente compuesta de libros, estampas, planos y documentos relativos á la historia de París. También se ha organizado un servicio de las bibliotecas Administrativa y Extranjera, ambas municipales. Nuevas concesiones de tranvías van introduciendo este útil elemento de locomoción hasta el corazón de París; antes estaba limitado á los extremos; va ahora á llegar por un lado á San Sulpicio, por otro al Instituto, por otro á las inmediaciones de la Opera. Donde las condiciones locales no permiten establecer el servicio de tranvías, van sustituyendo á los. antiguos ómnibus (cajones insalubres, donde se incrustaba la gente, más que se sentaba) los nuevos carruajes de gran tamaño y tirados por tres caballos, con que la Compañía va trasFormando su material sucesivamente, muy á satisfacción del público.
Ño podemos cumplir aún la palabra empeñada de reseñar la Exposición de Ciencias aplicadas á la Industria, cuando hay todavía salas casi enteramente vacías por negligencia de los expositores ; ni aun las instalaciones de la gran nave están aún terminadas ; de suei'te que, á no hacer el trabajo dos veces, es preciso renunciar por ahora á juzgar los detalles, que tanta importancia tienen en esta clase de concursos. Nos limitaremos á dar algunas noticias sueltas , mientras llega oportunidad de ofrecer trabajo más ordenado y detenido. En lo alto de la escalera monumental, como presidiendo aquella fiesta del trabajo y del progreso, hay una buena estatua de la Paz, por Cambes, que tiene por leyenda estos dos versos de una canción de Beranger:
(C .Tai vu la pnix drscendre sur la ten-e
Semant dea fleurs et ries épis. w
Llama la atención del público un líquido que hace in
combustibles las materias más inflamables, como telas, papeles, paja, etc.; para herir más vivamente la imaginación, el expositor ha colocado en su instalación una bujía encendida sobre una cuna en que duerme un niño ; la llama de la bujía se comunica á las cortinas de muselina; la tela se ennegrece y cae convertida en ceniza, pero sin que arda ni se propague el fuego. A pocos pasos se halla el Praxinoscopo-ieairo, maravilloso juguete, que produce cuadros vivos en una escena cu3'a decoración se cambia á voluntad , produciendo completa ilusión. Atrae las miradas la cristalería de Bohemia, por su brillo y sus colores, su finura y sus formas verdaderamente artísticas. Haj ' una máquina heladora que produce instantáneamente trozos de hielo, y un sillón de convaleciente que gira sobre sí mismo, va y viene en todas direcciones, con ligero esfuerzo del mismo que en él se baila sentado, y que puede dirigirse así al sitio que le plazca : mencionaremos también un regenerador, aparato sencillo medicamentoso para alivio de las personas que sufren reumatismos producidos por la absorción cutánea. En la gran nave se hallan los aparatos eléctricos y una colección de juguetes científicos tan numerosa, que se necesitaría un volumen para clasificarlos, y que justifican plenamente la divisa adoptada por el inventor : (C Instruir divirtiendo.» Por último, señalaremos en esta rápida ojeada, como curiosidades que se nos vienen á la memoria después del desordenado paseo que por la Exposición acabamos de dar, la colección de porcelanas, los cromo-ceramo artísticos, los vasos adornados con pinturas, los bronces , las sillas y asientos de todos géneros que compiten en solidez y elegancia.
En el Anuario de Economía Política, de Block, hemos encontrado curiosas noticias sobre el movimiento de la correspondencia en Francia, que acaba de recibir gran impulso en el afio 78, con diversas medidas á cual más importante: facilidad en el trasporte de muestras; rebaja de un 50 por 100 en los certificados; creación de las libranzas-tarjetap; rebaja del derecho de timbre en las libranzas; creación del recibo de las cartas certificadas ; servicio de suscriciones á los diarios y publicaciones periódicas; reducción de las tarifas internacionales; cambio de las libranzas-tarjetas entre los diversos países de la L^nion Postal, y de otras disposiciones para acelerar la trasmisión de los correos. El resultado inmediato ha sido un aumento considerable en la circulación de cartas y periódicos : y aquí son de notar algunos hechos curiosos registrados en las administraciones de correos, que por término medio reciben al año 1.000 cartas sin dirección ninguna, número que no parecerá muy excesivo teniendo en cuenta el inmenso de gentes distraídas. El término medio de las cartas con dirección incompleta asciende á 100.000, y es grande el apuro de los empleados de correos al encontrarse un pliego dirigido , por ejemplo, á Mr. Du-pré, en Villeneuve, habiendo en Francia cosa de veinte mil Diipré y de veinte pueblos llamados Villeneuve. Todavía son más curiosos los casos i que da lugar la remesa de muestras, pretexto para que muchas gentes presenten en las administraciones de correos las cosas más inesperadas: ojos y dientes artificiales, cepillos de dientes, pelucas, etcétera, etc. ; hasta ha habido señora que ha presentado seis tortugas vivas, cada una con su sobre pegado en la concha, que llegaron sin novedad á su destino y fueron distribuidas por los carteros.
No son menos curiosos los datos relativos á la telegrafía: hace 86 años que la Convención Nacional decretó el establecimiento de líneas telegráficas : en 1793, un físico llamado Chappe se presentó en la barra, ofreciendo á la Convención un invento que llamaba telegrafía aérea, propagado más tarde con el de telegrafía de señales. Por medio de ellas se correspondía á distancia en diferentes épocas de la historia de la humanidad, trasmitiéndose los avisos desde la antigüedad más remota ; encendiendo fuegos en la cima de las montañas, que de dia dejaban ver el humo y de noche la llama por medio de las tinieblas. El sistema imaginado por Chappe era mucho más sencillo, ingenicso y práctico ; la Convención le aceptó y votó un crédito de 6.000 libras para el gasto de los ensaj'os, que dieron por resultado la trasmisión de un despacho en 13 minutos y 40 segundos, á 48 leguas de distancia ; apenas se había instalado la primera línea, cuando sirvió para que Carnet se presentara en la barra de la Convención , á leer, á la una de la tarde, un despacho con la toma de Conde á los austríacos, ocurrida á las siete de la mañana : así quedó consagrada la utilidad de la invención. Mucho tiempo después de establecida la telegrafía eléctrica en algunos países, señaladamente en Inglaterra, donde lo fué el año 30, y en virtud de una proposición de Arago á la Cámara de los Diputados, comenzó á sustituirse en 1845 el telégrafo aéreo por el eléctrico, haciéndose el ensayo de una línea de París á Eouen. Sería ocioso enumerar las diversas trasformaciones de la telegrafía eléctrica, que continúa haciendo progresos incesantes; Morse, Bi-egnet, Froment, Lippens, Wheatstone, Siemens, Hughes, Bain, Bachwell, Coselli, y varios otros, han mejorado sucesivamente la trasmisión, que alcanza hoy un perfeccionamiento sorprendente. Por lo que hace al desarrollo de la telegrafía bajo el punto de vista de la explotación, los documentos presentados estos dias á la Cámara de Diputados con motivo de la discusión de presupuestos demuestran que la red telegráfica francesa, cuya extensión en 1870 no pasaba de 120.000 kilómetros, en primero de Enero último ha aumentado hasta 158.000, y en todo el año 80 quedará terminada la red nacional, no habiendo hoy más que 740 capitales de cantón que no estén provistas de telégrafo. Las medidas tomadas recientemente para facilitar este servicio han amnentado también enormemente la circulación de los despachos, con gran provecho del movimiento industrial : la rebaja en las tarifas ; la facultad de depósito de los despachos en las oficinas telegráficas, para apresurar su entrega á los destinatarios ; la orden á los carteros de recibir los telegramas para las oficinas de su distrito, y otras semejantes, han hecho que el despacho telegráfico, antes reservado á los negocios importantes ó á los casos graves, se use hoy á la más pequeña urgencia, teniendo en cuenta su baratura y el tiempo que con ellos se gana.
Inútil es detenerse aquí en la teoría de los diversos sistemas de telegrafía eléctrica, cuyo principio general es cono
cido de todos ; aunque esto es mucho decir , como lo prueba el siguiente diálogo entre dos labriegos, el uno que se daba aire de sabio y el otro que confesaba ingenuamente no comprender en qué consistía ese medio de comunicación : «¿Cómo es posible, decía este último, que escribiendo una cosa á la punta de un hilo, esa cosa pueda llegar á la otra punta?» Su interlocutor se encogió de hombros con desden y le contestó : «Pues es la cosa más sencilla, y te lo probaré con un ejemplo ; muerde á tu perro en la cola, y verás cómo jjor donde ladra es por el otro extremo.» También los telégrafos submarinos y subterráneos se están desarrollando en Francia, aunque en menores proporciones. Ya hemos dicho que la pequeña red neumática de París aumenta de año en año y pre.sta grandes servicios: ¿quién nos dice que . no se llegará á aplicar de un modo regular este sistema de locomoción á la circulación de viajeros? Recordamos que hace tiempo se hizo en Londres un ensayo con ese fin , y que el Príncipe de Gales se prestó á la experiencia, metiéndose en una caja-proyectil, que llegó perfectamente á su destino.
La quincena ha sido toda de exámenes, empezando por los in.stitutos y liceos y acabando por el Conservatorio de Música, donde parece que las cosas no han pasado muy tranquilameute, á juzgar por cierta carta de una alumna al Director. Extractamos el siguiente trozo : «No he logrado, á pesar de mis esfuerzos, obtener un premio, á que me creia con algún derecho. No teniendo favores que conceder á nadie, tampoco os sorprenderá que no tenga que recibirlos. El año pasado me fué adjudicado un premio de 600 francos, de los cuales cobré 300. Os los devuelvo, advirtiéndoos que renuncio al mismo tiempo al premio y al Conservatorio. Tengo bastantes lecciones con las que acabo de recibir ; no necesito más.»
La deplorable manía que en Francia, como en otros países, hay de invocar á cada instante y fuera de propósito la intervención administrativa , se manifiesta de un modo característico en la petición que la Sociedad contra el abuso del tabaco acaba de dirigir al Senado para que haga una ley que proteja á los jóvenes contra la funesta afición al cigarro. Según la Sociedad, el Gobierno tiene el deber de prohibir el uso del tabaco á los franceses menores de diez y seis años. Es indudable que el vicio de fumar no puede ocasionar más que perjuicios á la juventud; más aún, qu" no reporta bien ninguno á los hombres maduros: pero no se comprende cómo quiere la Sociedad que el Estado se componga para extender .su competencia hasta la pipa furtiva ó el pitillo clandestino del colegial. En último extremo, podría llegarse á prohibir á los niños el uso del tabaco en los sitios públicos; pero la experiencia enseña que los chicos hallan medio de fumar en toda especie de asilos reservados, inclusos algunos discretos y relativamente inviolables.
La petición hace notar que, si el abuso del tabaco es funesto á todos los fumadores sin distinción , todavía lo es más para los niños de las clases obreras, que, por causa de las necesidades de la vida, trabajan en las fábricas, alejados de la vigilancia de sus padres. Indica esto que se necesita una propaganda inteligente, dirigida por los miembros de la Sociedad y auxiliada por la prensa, para llamar la atención de los padres y los patronos de los obreros sobre los males que se hacen á sí mismos los aprendices cuando lo son á la vez de un oficio y del de fumador; recordamos haber visto en la última Exposición Universal, sobre todo en la sección rusa, cuadros inteligentemente dibujados, con figuras iluminadas, para hacer resaltar la acción del tabaco sobre el organismo humano en todas las edades de la vida. Medios de ese género pueden influir mucho, y el resto lo baria el buen juicio público. Verdad es que en Suiza y en Alemania está prohibido á los jóvenes el uso del tabaco, como el de las bebidas alcohólicas; pero ni esa prohibición ha recibido una sanción seria, ni ha evitado que los chicos que quieren beber ó fumar dejen de hacerlo : por la educación, por la persuasión, y no con la prohibición , es como puede combatirse esa tendencia de los jóvenes á remedar los vicios de los grandes. En cuanto á los fumadores empedernidos, difícilmente conseguirá la Sociedad que renuncien á su querida, aunque deplorable, costumbre, que produce al tesoro francés un beneficio de 240 millones al año, casi duplicado en el espacio de 30, puesto que en 1850 sólo era de 122 millones.
España ha sido quien ha trasmitido á toda Europa la afición al cigarro de papel ; desgraciadamente, en lugar de explotarla en favor de su industria y su comercio, no ha hecho otra cosa que promover el de las demás naciones. Al volver los franceses de la visita que nos hicieron el afio ocho , se habían contagiado de su afición á la cirjarrette , J en su segunda visita, el año 23, contrajeron definitivamente el vicio y le extendieron por toda Francia. Felizmente para nosotros, los franceses gustaban del cigarrillo, pero no tenían papel á propósito para hacerle, y aunque la introducción estaba rigorosamente prohibida , los contrabandistas se buriaban de la prohibición y hacían excelentesne-gocios, vendiendo á precios exorbitantes nuestros librillos de papel. Todavía el año 30 se recibía como obsequio de gran estima la docena de librillos que lograba pasar la frontera, y nadie se permitía hacer uso diario de ellos, reservando el papel español para las grandes solemnidades.
Así las cosas, sin hallar España modo de explotar el vicio trasmitido á los franceses, aprovechando aquel período en que la fabricación española no tenía rival, se cansaron los extranjeros de fumar mal, y empezaron á pensar en los medios de fumar mejor. Al principio las fábricas francesas hacían librillos de cincuenta hojas, que costaban veinte céntimos ; al fin han acabado por ofrecerlos de trescientas hojas, encartonados y con goma para cerrar el librillo, por diez céntimos. En la última Exposición, Rusia, Austria é Inglaterra han presentado excelentes papeles de fumar, y Francia inmejorables, hasta el punto de hacer una considerable exportación de ellos. Calcúlase que los franceses consumen hoy 140 millones de hojas por dia, representando otros tiintos cigarrillos; una sola fábrica francesa vende diariamente papel de fumar por valor de 1.000 francos; para graduar la ganancia que debe reportar esta industria,
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bastará decir que conceden cá los expendedores de 40 á 60 por 100 de beneñoio.
Ahora bien, nosotros recordamos que la primera vez que vinimos á París liubia en el Boulevard una tienda cuya muestra nos complaciamos en leer siempre que por aquel sitio pasábamos ; decia así : Papel de Akny; la tienda ha desaparecido hace mucho: en cambio, pidiendo hace pocos afios en una capital de España papel para fumar, nos vendieron librillos que decían en la cubierta Papier au riz. La progresión en el consumo de tabaco en París es considerable: en 1831 se graduaba en 99 kilogramos por cada 100 habitantps ; en 1873 ha llegailo á 157 kilogramos; esto, á pesar de tanto como ss dice contra el tabaco, atribuyéndole terribles enfermedades. Lo que sucede en Francia pasa aún en mayores proporciones en Bélgica, en primer término, que es la más fumadora de las naciones, y liespues en Alemania. La verdad es que acontece con el tabaco lo que con la mayor parte de las cosas de este mundo, que es preciso usarlas con moderación ; por cada millón de fumadores se citarán dos, tres, diez, veinte que habrán contraído alguna enfermedad por el abuso del tabaco, pero no se cuenta el gran número de los que mueren á la edad de ochenta y noventa años con el cigarro ó la pipa en la boca.
Mucho más que el tabaco, contribuye á la población de los cementerios una prenda intima de vestir, que ha levantado ciertamente algunas censuras, pero no todas las que merece : el corsé ; y á propósito de este cilicio del bello sexo, referiremos un suceso de estos días. Al descoser una señora, casada hacía poco tiempo, su traje nupcial, se admiró de encontrar en el guarnecido del corsé una colección completa de cabellos de todos colores, excepto blancos; rubios, castaños y negros, cada uno de estos matices formando una escala gradual : llena de curiosidad por saber lo que aquello significaba, halló por ñn la clave del misterio en casa de su corsetera ; la explicación era ésta : en los talleres donde se confecciona un corsé para una novia hay el firme convencimiento de que la obrera que coloca en el guarnecido algunos de sus cabellos se casa infaliblemente el año en que se estrena el corsé ; las obreras del taller en cuestión, animadas todas del mismo deseo, no habían querido dejar perder aquella oportunidad de que la suerte respondiera á su anhelo.
A. FERNANDEZ DE LOS RÍOS.
LA FIESTA DEL APÓSTOL SANTIAGO.
En una de las sierras de Gralicia se construyó en el siglo IX un templo junto á un sepulcro. Más tarde se levantó, alrededor del templo, una ciudad. Las peregrinaciones completaron la obra de la religión.
La Europa cristiana viene, á través de valles y montañas, á depositar su ofrenda junto al sepulcro del apóstol Santiago. Los Papas convierten la peregrinación en jubileo ; el modesto templo se trasforma en suntuosa catedral, y la villa naciente en ciudad famosa. El siglo x i v fué el siglo de oro de Santiago.
Enriquecido Santiago por las concesiones reales y por las concesiones privadas, ofi'ece á los peregrinos alimento y habitación. La cruz de los farrapos, que aun se conserva en la catedral, trae su origen de que sobre ella se ponian á fumigar los liarapos que tratan los piadosos caminantes. En el siglo x iv empieza á obsequiar á los peregrinos con magníficas fiestas. l ió aquí el origen de la que acabamos de presenciar.
La ciudad de Santiago fué considerada en los tiempos medios como la Palestina de Galicia, y tanto era el afán de venir á visitarla, que el padre Ber-ganza consigna, en las Antigüedades de España, que algunos hacían legados, en los que mandaban que á su costa fuesen enviados hombres á esta peregrinación. Tal vez de aquí ¡procede el conocido refrán gallego de que en vida ó en muerte todos hablan de venir á Santiago.
Desde que se llega á esta histórica ciudad, se empiezan á evocar recuerdos. Santiago vive en plena Edad Media, y cada monumento tiene su tradición, cada piedra su leyenda, cada calle su origen, y cada casa su historia. Vaga sobre esta ciudad cristiana un genio poético, que, al tocar con sus alas estos antiquísimos monumentos, va trazando en letras de luz toda su histeria. Pero Galicia es un rincón olvidado de España, y ni nos hemos cuidado de recopilar sus cantares , ni de recoger sus tradiciones, ni de escribir sus lej'endas, que pasan de generación en generación, como los himnos guerreros de los antiguos bardos.
Al son de un destemplado violin entonan aún los ciegos sus antiguas canciones, que hacen latir de gozo el corazón de los gallegos, porque esas canciones son las que aprendieron de sus madres cuando éstas arrullaban su sueño bajo el castaño secular, allá en su aldea. Esas canciones encierran argumentos más interesantes y más fantásticos que las narraciones de Walter Scott. Muchas de las obras de este popular novelista existen en Galicia bajo la forma de cuentos, que se refieren todavía en las noches de invierno alrededor del hogar.
Aquí nos han contado á nosotros la historia de don Alonso I I I de Eonseca, que fué el cardenal Cisneros de Galicia, y restauró la ciencia por medio de la erección de colegios ; aquí nos han referido la historia de la cabeza del autor del Pórtico de la Gloria, que figuró un tiemjDO en la gloria misma, y que por orden del Obispo tuvo que trasformar en la cabeza de un San-
son, por considerar su atrevimiento impío ; aquí hemos leido el origen de la Hermandad de Santiago, que prueba la importancia política que alcanzó esta ciudad en el siglo XV, y aquí nos han dicho quiénes eran los caballeros cambiadores. El pórtico del colegio de Eonseca, un tiempo hospedaje de las letras y monumento de las artes, tiene toda una historia, que puede compararse á la historia de la ciudad del Ze-bedeo, ayer habitado por magnates, por prelados distinguidos, por hábiles juristas y canonistas profundos , y hoy desamparado y triste como una ruina. La peregrinación de Carlos V á Santiago recuerda aqui que fué sólo un pretexto para pedir á la municipalidad dinero con que realizar su viaje á Inglaterra: la municipalidad de Santiago no sólo se lo negó, sino que pidió desde entonces voto en Cortes ; esta jornada tuvo su desenlace en Villalar. Preguntad, y os dirán la diferencia que en tiempo de las peregrinaciones existia entre el gallofo, peregrino de oficio ó peregrino impostor, y el verdadero y piadoso peregrino. En suma, si Santiago, como ciudad moderna, poco ofrece de curioso al elegante touristc, Santiago, como ciudad antigua y como ciudad tradicional, tiene una rica y pintoresca historia.
La función del Apóstol empieza el día veinticuatro, por la mañana, con un paseo de enanos y gigantones. El mismo día, por la noche, se queman en la plaza de la Constitución unos suntuosos fuegos artificiales.
Las funciones de pólvora tienen en Galicia una importancia verdaderamente trascendental. El cohete es la genuina expresión de la alegría gallega. Lo primero que se encuentra en pueblos á los que todavía no ha llegado el maestro, es el polvorista. La función de pólvora celebrada en Santiago ha sido notable , especialmente en el ramo de cohetería. La apoteosis final, con su infinidad de luces de bengala, sus bombas de colores volando por el espacio como errantes cometas de un mundo en combustión, y sus arroyos de fuego deshaciéndose luego en una verdadera cascada de oro, provocó una tempestad de aplausos. Nosotros esperábamos ver en la apoteosis á Santiago matando moros, pero sólo pudimos ver un cartel que decia : Al apóstol Santiago, patrón de las Españas.
El dia del santo Apóstol todo el ínteres de la fiesta reside en la función religiosa que se celebra en la catedral, crónica de piedra, que pasa á través de los siglos para recordarnos la fe religiosa de aquellos caballeros que venían en peregrinación al sepulcro del apóstol Santiago.
La metrópoli compostelana es por fuera triste y sombría como una fortaleza. Los sillares de sus muros, continuamente azotados por las lluvias, se han ennegrecido con la humedad. De sus tres fachadas, la principal es la llamada del Obradoiro, que consta de cuatro cuerpos, coronados por dos torres de más de doscientos cuarenta jjiés de altura. Aunque construida en un tiempo de perverso gusto arquitectónico, su autor, D. Fernando de Casas y Novoa, consiguió darla cierto sabor plateresco.
En una de estas torres existen las campanas más sonoras y armónicas que hemos oído en nuestra vida. Emiten el sonido con tal solemnidad y con tal reposo, que en su monótono doblar se le antoja al ánimo descubrir que entonan un concierto misterioso en cada campanada. Ni las camjDanas de la iglesia de la Trinidad de Nueva-York, que llaman á misa á los fieles entonando el terceto de Lucía ó el Miserere del Trovador, ni las campanas de la catedral de Sevilla, que doblan todo lo artísticamente que puede doblar una campana, tienen los dulcísimos sonidos de las de la catedral de Santiago. No sabemos si son los ángeles mismos los que las tocan, pero lo parece.
Están unidos á esta gran fachada, por la derecha el palacio arzobispal, y por la izquierda el lienzo de claustro en que se halla la sala capitular y el tesoro.
Esta fachada, si no por su mérito, por su utilidad merece encomio, pues se levantó tal vez para preservar de los estragos del tiempo ese pórtico monumental del siglo XII, que por algo más que por el asunto que simbolizan sus esculpidas figuras merece llamarse el Pórtico de la Gloria.
Cuando le terminó el maestro Mateo debió ser una maravilla de escultura y de color. Apagados sus colores por el tiempo, hoy es sólo una maravilla de escultura. Por lo primero que pregunta un inglés al llegar á Santiago es por este pórtico, que ha visto reproducido en Londres, de tamaño natural, en el suntuoso Museo de South Kensington, junto á las grandes maravillas arquitectónicas del mundo. No es un poema quimérico, formado por faunas y grifos , gárgolas y alimañas; es un poema cristiano, formado por los personajes de la Biblia. Su minuciosa descripción nos llevaría lejos. El Pórtico de la Gloria merece capítulo aparte. Sólo diremos que, á pesar de ser este j)órtico romano-bizantino en su transición al ojival , sus figuras no son largas y mezquinas como las que adornan los pórticos de aquel tiempo, sino que tienen el desarrollo de las estatuas griegas; sólo diremos que, cuando el sol ¡jenetra por la fachada principal, aviva aquellos muertos colores de púrpura, de
oro y de azul de las capas y túnicas de los santos y de los profetas, y el pórtico adquiere nueva vida; sólo diremos que la mtisica del órgano, que á lo lejos percibimos, nos permite creer que nos hemos asomado á las puertas del cielo.
La portada de la Azábacliería, de estilo greco-romano , construida en el pasado siglo, consta de tres cuerpos y está coronada por una estatua del apóstol Santiago en traje de peregrino. La fachada más hermosa, en nuesti'o humildísimo concepto de aficionado, es la de la Platería, que afecta un marcado carácter romano-bizantino. Consta de dos cuerpos y dos arcos. Los relieves de las columnas son admirables, y, según se cree, las mismas que existían en la primitiva catedral. A la izquierda de esta fachada está la concha, admiración délos peregrinos, la cual sostiene en el aire, sobre una pequeña escalinata diagonal que conduce al lienzo del Archivo, todo el peso de un lado de la fachada.
El plano de la catedral tiene la forma de una cruz latina. El coro ocupa, como en la mayor parte de las catedrales de España, el centro de la nave principal. Circunda las naves una galería gótica , desde la cual penden, en la festividad de Santiago, ricas colgaduras de terciopelo carmesí con franjas de oro. De la media naranja, ó cúpula octógona, y sostenido por cuatro hierros dorados en forma de arco, pende el inmenso incensario, ó bota-fameiro, que es una de las curiosidades de la fiesta.
En el altar mayor se conserva la primitiva imagen de Santiago, mármol gótico de más tamaño que el natural, y tan cubierta de ornamentación, que sólo se le ve la cabeza. Está colocado sobre un pedestal de plata. El altar mayor es de plata también. Con la mano izquierda sostiene el Apóstol un pergamino en que se lee: Hk est Corpus Divi Jacohi Apostoli et Hispania-rum patroni.
Por detras de la estatua hay una escalerilla, por la que suben los peregrinos á dar un abrazo y un beso al Apóstol. Esto se llamaba el fin del ramaje. Ante la imagen del venerable Apóstol sólo pueden decir misa el Cardenal y los canónigos de Santiago.
Esta capilla mayor es de escaso gusto. Unos ángeles desproporcionados, que en otro tiempo sostenían lámparas de plata que nuestros invasores se llevaron, sostienen hoy un tabernáculo, que sirve de pedestal á las estatuas de Eelipe IV y otros reyes, arrodillados, los cuales sostienen á su vez otra escultura del Apóstol á caballo y matando moros. A la entrada del coro, y dentro de una columna de piedra, se conserva el auténtico bordón de Santiago, que los peregrinos tocan, sabiendo que ganan rico caudal de indulgencias.
No vamos á describir la ceremonia religiosa más que en aquello que se aparta de las demás ceremonias análogas que se celebran en España, como, por ejemplo, cuando llega el Cardenal seguido de su porta-cola, cuando ocupan las demás dignidades eclesiásticas el coro, y cuando cuatro forzudos mozos cuelgan el gigante incensario de la cuerda que pende del medio , mientras que el órgano preludia una muñdra imitando admirablemente las populares gaitas del 13aís. La muñcira produce un movimiento en el pueblo. Ese canto oído desde la cuna, y á cuyos monótonos compases va unida toda la historia del campesino gallego, tiene para sus oídos más encantos que el trozo más inspirado de Meyerbeer ó de Bellini. Es una voz amiga que les habla desde el coro. No hay Miserere que inspire á un gallego más devoción que esa alegre immeira, que parece faltar al respeto, á la seriedad y solemnidad de la ceremonia religiosa.
Se lleva en procesión la magnífica custodia del siglo XVI, obra de Alarfe, y se da vuelta á la nave, deteniéndose en uno de sus extremos. Entonces el hota-f'mneiro empieza á funcionar. Sus primeras oscilaciones son lentas, y en ellas apenas despide humo; luego, impulsado por la cuerda, de la que tiran cuatro ó seis mozos, empieza á adquirir velocidad, y encendida la lumbre, un punto mortecina, empieza á despedir nubes de incienso ; luego recorre ya toda la nave, describiendo un semicírculo que tiene de radio más de cien pies, y arrojando bocanadas de humo por los agujeros de la cubierta, parece un fumador titánico que se columpia caprichosamente bajo la cúpula de la catedral.
El origen del bota-fumeiro se debe á la necesidad que existia de fumigar la iglesia cuando la llenaban miles de peregrinos, que despedían olores, y no ciertamente de santidad. Encuentran algunos santiague-ses que, una vez desaparecida la causa que le dio origen, debe el inmenso incensario desaparecer. Nosotros opinamos de diferente modo. El rasgo distintivo de nuestra época es la monotonía. La civilización tiende á igualarlo todo. Conservemos esas ceremonias religiosas que nos ha trasmitido fielmente la tradición, como recuerdo de épocas pasadas. Esta generación se complace en contemplar los restos de costumbres primitivas, como la senectud se complace en contemplar la inocencia. Nosotros conocemos, ademas, á quien ha venido á Santiago tan sólo por ver el bota-fumeiro. •
100 ]L(A jLUSTI^ACIOlSt ^ S P A Ñ O L A Y yVMÉR,ICAÍÍA. N," XXX
ÁFRICA DEL SUR.—GUEEBEEOS ZÜLÚS CARGANDO AL ENEMIGO.
ÁFRICA DEL SUE.—CONFEBENCIA CELEBEADA ENTRE OHAM, HERMANO DE CETEWAYO, Y EL CORONEL INGLÉS RUDOLPH, para tratar los preliminaj-es de paz.
N.° XXX L A ÍLUSTI^ACIO)S[, ESPAÑOLA Y AMEH.ICAN.A. 101
E L NUEVO VAPOE INGLÉS ftAEIZONA», QUE ACABA DE HACER LA TBAVESÍA MAS CORTA CONOCIDA DESDE NUEVA-YORK A QUEENSTOWN.
0""
EL FUNÁMBULO ESPAÑOL D. FEDERICO A R S E N S , EN SUS MÁS ARRIESGADOS EJERCICIOS SOBRE LA MAROMA.
102 "LA. TLUPTRACION; JÍÍPP^ÑOLA Y AMERICAHA. N.° X X X
Después continúa la ceremonia, en la cual el gobernador de la Coruña, que es ahora el excelentísimo Sr. D. Antonio de Candalija, ocupa su gran silla de terciopelo, á la derecha del Cardenal, como hei-al-do y representante que es de la fiesta y de la majestad del Rey de España ; luego viene el sermón, y vienen las dignidades á adorar el cuerpo del Apóstol, formando con las colas de sus mantos una caprichosa combinación.
Exhala el órgano el último gemido, como un combatiente antes de morir; se oye el rumor que hace al agitarse el pueblo, y hay una pausa en la ceremonia, una especie de compás de esjjera. Entonces dos sacerdotes conducen al Gobernador ante la imagen del Apóstol, para que deposite la ofrenda en nombre del Rey. El discurso de esta autoridad, pronunciado con voz solemne y clara, se escucha en todos los ámbitos del templo. Creemos nosotros que eso de dirigirse al mismo Apóstol, en medio de tan solemne ceremonia, debe de imponer al orador, y no porque el Apóstol guerrero vaya á mostrar desagrado pior la invocación que se le hace, sino poi- el sitio en que la oración se pronuncia, por el silencio solemne que reina en él, y por el público, que tiene que suspender sus rezos para oir al heraldo de S. M.
El Sr. Candalija recordó en su discurso, en lo cual creemos se mantuvo en la tradición, que la patria recuerda y sintetiza en la ofrenda que al Apóstol dedica el Rey de'España el poema de su fe y de su historia ; recordó también que esta tierra de Occidente fué evangelizada por su apostolado, y que en todos los libros de la España cristiana y en todas las páginas de su historia, desde las grandes victorias hasta las pequeñas caballerescas aventuras, había esa fe que llevó á D. Fernando sobre los muros de Sevilla y á la Reina Católica sobre los baluartes de Granada, y terminó pidiendo su protección para la patria y el trono. Diriase que el Apóstol no escuchó esta plegaria al ver cómo pone el cielo á prueba la resignación del Rey. Contestó al Sr. Gobernador el Cardenal arzobispo con otro elocuente discurso, lleno de vivísima fe religiosa, y en el que hizo alusión al reciente descubrimiento del cuerpo del Apóstol.
El resto de las fiestas es igual á todas las demás fiestas del mundo. Sólo diremos de ellas que por la mañana hubo paseo en la Rúa del Villar, que es la Carrera de San Jerónimo de Santiago, y por la tarde en la Alameda ; que al dia siguiente celebró sesión la Sociedad Económica de Amigos del País para distribuir premios á los alumnos más aventajados de las escuelas que dicha Sociedad sostiene ; que por la noche de aquel otro dia hubo en la Alameda iluminación , y que el dia tercero se celebró un gran baile en el Casino, que ocupa un buen edificio y cuenta con un magnifico salón.
Si no temiéramos cansar al lector indulgente, copiaríamos á seguida la relación de las fiestas que en 1508 se celebraron; relación debida á la pluma elocuente del santiagués D. Antonio Neirade Mosquera, cuyas obras, no muy conocidas, son hoy hasta raras, para que de la comparación resaltara la suntuosidad de las fiestas antiguas.
Por dicha relación sabría el lector que al señalar el reloj de la casa del Concejo las doce de la mañana, recorrían las chirimías las calles anunciando la próxima festividad, mientras que sobre los tejados de la metropolitana un numeroso concurso poblaba de animadas figuras las góticas ojivas que alumbraban el altar mayor, y mientras los truenos de la plaza de Quintana servían de precursores á los gigantes, que ejecutaban delante de la Puerta Santa el baile del pais; sabría cómo el Alcalde y Justicia de la ciudad, caballero en su muía, por el Ayuntamiento costeada, recorría la plaza del Obradoiro, acompañado del Procurador general y del Notario, para que los materiales de la fábrica del hospital que entonces se construía no interrumpiesen el paso; sabría que las pantomimas de los gremios, precedidas de los abigarrados pendones de sus diversos títulos, se confundían con los i3e-regrínos extranjeros, al tiempo mismo que las cofradías depositaban sus ex-votos en el altar mayor de la catedral; sabría que el Concejo, después de las vísperas solemnes, asistía á la corrida de seis toros en el campo de la Estrella , y que los caballeros rejoneadores volvían al anochecer á la ciudad, alumbrados por hachas que llevaban sus pajes, entre un inmenso gentío que se arremolinaba á la puerta ; sabría que al anochecer se iluminaba la fachada del Hospital viejo de Santiago con pequeñas lámparas, á cuj'a luz se leían los vítores religiosos escritos en latín por el bachiller Pedro de Vitoria, y que en los eremitorios del camino se cantaban villancicos por los peregrinos, acompañados de laúdes y salterios; sabría que á media noche el gentío de las calles se aminoraba; los coliseos se cerraban; se suspendian las cantigas de los eremitorios ; se apagaban las luces; se retiraban los alcaides de las puertas; se atrancaba el Concejo y se deshacían las cuadrillas de los caballeros y las danzas de los gremios; sabría que al siguiente dia el repique de las campanas anunciaba la proximidad de la
misa mayor, y una lucida comitiva encaminaba sus pasos al templo para asistir á la misa de pontifical; sabría, en fin, que volvian á repetirse las corridas de toros; que las damas animaban en ellas á los lidiadores con sus pañuelos: que volvian á repetirse también los villancicos y las iluminaciones, las ¡Drocesiones y los truenos, y que en toda España se hablaba por mucho tiempo ds las fiestas del apóstol Santiago (1).
Entre las fiestas del siglo x i x y las fiestas del siglo XVI existe la misma diferencia que entre nuestra generación indiferente y la generación entusiasta y religiosa que plantó el estandarte de la fe sobre los muros de Granada.
El peregrino de estos tiempos, ya que no le anima en sit peregrinación el mismo celo que á los 'peregrinos de otros siglos animaba, debe ver en la catedral de Santiago, más que un monumento religioso patrimonio de Galicia, toda la fe de la Edad Media cristalizada en forma de catedral suntuosa.
ALFREDO ESCOBAR.
Santiago, Julio de 1871).
. ¡TODAVÍA! ..
Las flores que me diste Cuando me aiiiiibas
Se secaron al soplo De tu iuconstancia
¡ Y todavía Eres tú la esperanza
Del alma mía!
Las dulces ilusiones, Que eran mi encanto,
Murieron al impulso Del desengaño
¡ Y todavía ; Eres tú la esperanza
Del alma mía! La promesa que hiciste
De amarme siempre Se disipó en tus labios
Cual humo leve i Y todavía
Eies tú la esperanza Del alma mía!
De tu voz amorosa Doliente el eco
Resonar aun escucho Dentro del pecho
i Y todavía Eres tú la esperanza
Del alma mía!
Hasta que vuele mi alma Lejos del mundo
Pronunciarán mis labios El nombre tuyo
¡ Y hasta ese dia ; Serás tú la esperanza
Del alma mia! CARLOS C A N O .
DE MADRID Á PEKÍN, I.
D E M A R S E L L A Á Ñ A P Ó L E S .
Marsella.—La Cannebiére.—El piiñito. el muelle —La liabia.—ííotre Dame de la Garde.—El DJemnah.—Vida á bordo.—Costas de Italia.—Llegada á líápoles.
Marsella es la transición entre el Oriente y el Occidente; no tiene aspecto propio; es una colonia de cuantos países baña el Mediterráneo; los emigrantes de cada uno de ellos han conservado, al abandonar sus lares , su idioma y sus costumbres patrios, pero los han traducido al marselles, que es un catalán ó pirovenzal corrompidos. Marsella, sin ser puerto libre, es ciudad franca^ es decir, una torre de Babel, en donde no predomina tipo alguno, y sin la bandera tricolor que flota sobre los edificios públicos, ningún indicio exterior advierte al viajero que se halla en pleno territorio francés.
Si hemos de dar crédito al siempre veraz Tácito, Marsella, fundada por los fenicios novecientos años antes de J . C., fué conquistada por los griegos trescientos años después, pasando á manos del invicto Julio César el año 49 antes de nuestra era; á la caida del Imperio romano, la floreciente Massílía fué devastada por los visigodos y los francos, j más tarde los sarracenos terminaron la obra de destrucción de los bárbaros del Norte, dejando apenas vestigio de la que llegó á ser, por su cultura, émula, en tiempos del emperador Claudio, de la doctísima Atenas.
En el siglo x aparece Marsella como capital de los Vizcondes que toman su nombre; Carlos de Anjou, al destruir el feudalismo provenzal, la conquista en el siglo XIII, y en 1481 la antigua colonia fócense en-
(1) Monografía?, de Santiago, por D. Antonio Neira de Mosquera.
tra á formar parte de los Estados de S. M. Cristianísima, si bien salvando sus franquicias, que Luis XIV, en su afán de poner en ¡práctica su arrogante frase VEtat c'estmoi, se ajjresuró á abolir. Desde el reí-nado del Rey-Sol hasta el día Marsella ha sido el centro de la ojoosicion al absolutismo, al poder personal, y el foco de la exaltación revolucionaría, del radicalismo intransigente.
Para mi, como para muchos, Marsella es la primera etapa de un largo viaje, la antesala del buque que ha de conducirnos lejos de todqs cuantos queremos; así que, á pesar de seis estancias en tan hermosa ciudad, absorto por preocujjaciones morales y por los últimos 231'Gpíirativos de marcha, apenas si conozco cuanto de notable encierra la primera capital marítima de Francia. La Cannebiére, la calle Irapei'ial (hoy de la República), les AUées Meilhan, la Corniche, les Catalans, el Prado, son vías, avenidas y paseos espaciosos, elegantes ; pero, sí concurridos, desprovistos del chic cortesano, de ese no sé qué que da á la animación de París un carácter altamente elegante en su frivolidad misma. La famosa Cannebiére, de la que tanto se enorgullecen los marselleses, es más bien rendez-vous de agentes de negocios que punto de reunión de despreocupados; no es un paseo, es una bolsa ; el bello sexo deleita apenas la vista del transeúnte ; los hombres corren más bien que andan, y el agio, si práctico, eminentemente cíw.si, impide á la aglomerada concurrencia que va y viene, tropieza y se empuja sin detenerse, toda idea jovial, todo sentimiento galante; el lucro es egoísta, y la sociedad que á él se somete, demasiado práctica para poder ser frivola, es vulgar hasta en su despilfarro, rastrera hasta en su magnificencia. Marsella se resiente en todo de ser corte del alado Mercurio. Los edificios, los casinos, los teatros, son buenos, sólidos, pero no busquéis en ellos el arte; este padre de la elegancia no está al alcance de los advenedizos; cuando lo compran, lo pros • tituyen;.los marselleses franceses de hoy, saciados de las glorías artísticas de los massílíenses de antaño, han hecho una Marsella rica y parvenue de la culta y noble Massílía griega y romana.
El movimiento mercantil de la ciudad afluj^e al puerto, que es verdaderamente grandioso, y sin disputa uno do los mayores del mundo; á la obra de la naturaleza, el Erario municipal y el del Estado han añadido, conqitistando su terreno al mar, los fondeaderos de la Joliette, del Lazareto, de Arene y el de Napoleón.
El muelle que rodea tan inmenso puerto es digna circunferencia de tan monumental círculo; en él se ven marineros de todos los ¡Daises, mercancías de todas procedencias, vehículos de todas las épocas, intérpretes de todas las lenguas, truhanes de todas las calañas, productos de todos los climas, manufacturas de todas las fábricas; el esjjectáculo que ofrece la bahía es la reproducción exacta del ordenado desorden que en el muelle se nota; en ella fondean miles de buques, formados en hileras tiradas á cordel, en los que todos los países marítimos del globo tienen numerosa representación: tan maravilloso bosque de mástiles, tan grandioso laberinto de entenas, es la prueba imponente de la riqueza comercial de Francia, y el evidente testimonio de la supremacía de Marsella sobre todos los puertos del Mediterráneo; aglomeración de buques envidiable, que hace de la antigua factoría fenicia, rival del moderno Liverpool, y digna sucesora de las mercantiles repúblicas de Venecia y Genova.
Dominando la espaciosa bahía, no lejos del faro del puerto y sobre el pico más alto de un elevado cerro, se ap)ercíbe un monumento religioso; es la capilla de la jiatrona de la Marina, de la protectora de los navegantes, que, bajo la invocación poética de N. D. de la Garde, es para la gente de mar marsellesa lo que es para los aragoneses la Virgen del Pi lar , para los madrileños la de la Paloma, para los cartageneros la de las Angustias; la construcción de la capilla es moderna; antes Nuestra Señora de la Guarda se veneraba en un oratoi-ío situado en una colina al Sur del puerto; la consagración del templo actual fué un verdadero acontecimiento religioso, al que asistió casi todo el episcopado francés. La fe ha adornado las paredes de tan linda capilla con innumerables ofrendas y ex-votos, y la tradición popular ha hecho respetar, aún enmedio de las mayores orgias comunistas, el culto de tan venerada imagen.
Forzoso es decir adiós á Marsella, y con ella á Europa. El Djemnah, magnifico buque de las Mensajerías Marítimas, nos espera; su chimenea lanza al espacio su argentino penacho de vapor; ¡á bordo! en él ya cambiamos los últimos abrazos, los últimos apretones de manos; las frases cariñosas se cruzan, el recuerdo de los seres queridos nos vale más de una lágrima , que cae sin sentir y que ni pensamos en enjugar; la campana suena; el contramaestre manda con su pito la maniobra; un grupo de marineros iza la escala, otros levan el ancla; el Comandante sobre el puente da la señal de marcha, y tan enorme mole flota cual frágil barquilla sobre la balsa azul; todos los
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pasajeros se prec ip i tan hacia popa , y vue lven á repet i r se las frases car iñosas con los que aun oyen desde el muel le n u e s t r a s voces; la d is tanc ia a u m e n t a , á la voz sucede la mano , á la frase el ges to , al gesto el pañue lo , y cuando la voz y el ademan son t an imponen t e s como la v i s t a , á la expansión sucede el recog imiento , y el supremo adiós á los que se quedan lo d a el corazón, y nues t r a men te c ruza el espacio, y t ro camos la rea l idad por la i lus ión, y en plena m a r nos creemos aún cerca de los que en aque l momento ocupan nues t ro pensamiento , y cuyo recuerdo es causa de nues t r a melancolía. E l castillo de I f hizo cambiar mis i d e a s ; Mi rabeau y Monte -Cr i s to ; genio rea l el imo, personaje ficticio el s e g u n d o , ambos hoy legendar ios , h a n dado fama á la que fué temible pr is ión de E s t a do; L a m a r t i n e en su poética h is tor ia de los Gi rond i nos , al t razar cual nad ie el r e t ra to del p r i m e r orador revolucionar io ; Ale jandro D u m a s en su popular novel a , han hecho t an célebre como los j j rotagonistas de sus escri tos a l ve tus to cas t i l lo , hoy desier to.
E l Djemnali avanza con u n a r ap idez de 14 mil las por ho ra ; al doblar el cabo de la Croiset te perdemos de v is ta á Marse l la : l as bah ia s de Cas i s , la de Sec-ques , el puer to de la Ciota t , Tolón , la costa en t e r a de la P r o venza , las is las de H y é r e s p a s a n ante nosotros cual cristales reflejados por l in te rna m á g i c a ; la cubier ta del steamer está poco an imada ; los pasajeros á quienes el m a r moles ta se h a n re t i rado p r u d e n t e men te á sus camaro te s ; los y a duchos en navegac ión es t án p reocupados ; la glace n'est pas encoré rompiie en t r e los combarcanos , y los pr imeros dias apenas si a l encont ra rse sobre el p u e n t e se cambia el saludo en t re los que la sue r t e ha hecho compañeros de v ida , de per ipec ias y acaso de nauf rag io , de h o r r e n d a s pr i vac iones , de t rág ico fin.
A l amanecer en t ramos en el es t recho de Boni fac io ; el golpe d e v is ta es precioso : el m a r , el cielo son de u n color celeste exento de toda m a n c h a ; el sol a l eg ra con sus rayos de oro t an espléndido pano rama ; la atmósfera es p u r a , c la ra , d iáfana, t r a spa ren t e : la ciudad de Ajaccio, la isla de la Magda l ena con sus casit a s b l ancas , su puer tec i to en min i a tu r a , el cana l de l Oso (as i l lamado por la forma de una roca que se encuen t ra á s u e n t r a d a ) , Capre ra , famosa por se rv i r de res idenc ia al va le tud inar io G a r i b a l d i , forman u n paisaje v e r d a d e r a m e n t e p in toresco. Todo pintor que, s iendo v e r d a d e r a m e n t e a r t i s t a , r i nda culto á la m a d r e N a t u r a , que vis i te t an delicioso oasis , Córcega y Cer-deña le d a r á n tema p a r a inmorta l izar su pincel . P o co á poco las costas desapa recen , y la monótona pe r s pec t iva del Medi te r ráneo sucede á la r i sueña y coquet a na tu ra leza que congra tu laba nues t ros ojos al pa sa r el es t recho. Quien h a y a admirado el m a r desde las p layas de San Sebas t ian , Valenc ia , S a n t a n d e r , Cádiz ó B i a r r i t z , puede can ta r su poesía , la majes tad imponen t e de su inmens idad ; pero quien por va r i a s seman a s h a vivido encer rado en u n a de esas enormes j au las que se l l aman paquehots confesará conmigo que n a d a h a y en el mimdo más aburr ido que u n a la rga t raves ía . A pesa r del buen deseo de las Compañ ias ; á p2sa r de los adelantos de la ciencia de las instalacion e s : á p e s a r de l progreso en lo confortable, nad i e p u e d e imped i r que los camarotes sean pequeños , que las camas sean e s t r echas , que las sábanas es tén hú m e d a s . E l lavabo contiene jofainas en min ia tu ra ; todos los objetos t i enen su sitio m a r c a d o , y al menor descuido en su colocación s imétr ica y m a t e m á t i c a , el ba lance del barco da al t r a s t e con todos los cachar ros ind ispensables á la h ig iene del pasa jero . E n cuanto al sa lón , que parece á qu ien lo v is i ta en u n puer to , g rand ioso , espléndido y ú t i l , es incómodo, lóbrego, inhospi ta la r io . L a s mesas que en él h a y son cuadrad a s , a l tas p a r a la gene ra l idad de las personas que á ellas se s i en tan ; los bancos que las rodean son es t rechos , du ros , c lavados en el suelo; sus respaldos son e levados , r ec tos , y por lo tan to más superfinos que ú t i l e s ; el olor de fruta ence r rada , de queso r anc io , de agua de jabón , que despide la de spensa , pene t ra en el salón con g r a n de t r imento de nues t ro t e rce r sent ido corpora l ; el p i ano , desafinado como un vu lga r organil lo, es más b ien un pasat iempo pe r sona l , que redund a en perjuicio de la c o m u n i d a d , que una distracción g r a t a ; ausencia completa de s i l l a s , de s i l lones , de so-fás , de a lmohadones ; sólo un d i v á n , ancho como el estr ibo de la b a r r e r a de una plaza de toros , que conto rnea la popa del v a p o r , y que es respetado aun por los q u e , como y o , i g n o r a n lo que es el m a r e o , po rque quien á acercarse á él se a t r e v e , seguro es , como vulg a r m e n t e se d ice , que cambia in continenti la pese ta . Queda como recur so , cuando no l lueve , el puen te sob re cub ie r t a : mas ¡desd ichado de quien e s , como deb e , g a l a n t e ! ; las señoras se apoderan de las bu tacas de rej i l la ó laambú que todo viajero práct ico compra p a r a su uso personal á bordo, y sólo le queda el r e -carso de sen ta r se á la tu.rca sobre el santo suelo , posición a l t amen te incómoda y perfec tamente r idicula: paso el espectáculo que ofrecen los mareados , las cara s cadavér icas de los que dicen que n a d a suf ren , y el olor que desp iden la cocina y el aceite de castor con q u e se e m b a d u r n a con t inuamente la máqu ina . Si ha
l lá is esto a g r a d a b l e , si encontrá is esto poé t ico , si est a p in tu ra n a d a exage rada de la v ida de á bordo os sat isface, en verdad os digo que me confieso s e r l a criat u r a m á s prosaica y an t i -prác t ica del globo.
E l comandan te del DJemnidi me indica rm punto casi i m p e r c e p t i b l e en el hor izonte ; ese átomo de mater ia sólida que aparece en lon tananza v a paula t inam e n t e aumentando de volumen , y al poco t iempo , sobre la l inea de unión del cielo con el m a r , l eván ta se e rgu ida y r i sueña la pintoresca costa de I t a l i a . E l plácido t iempo de que gozamos nos pe rmi t e i r t i e r r a a d e n t r o , y t an c e r c a n o s hal lamos del cont inente y t a n clara es tá la a tmósfera , que sin serv i rnos do gemelos podemos d i s t ingu i r ha s t a el más ínfimo deta l le de t an pintorescos para jes .
Demas iado depr i sa pa ra nues t ro deseo , vamos pasando rev i s t a á los encumbrados Apen inos , cuyas cúsp ides se confunden con las nubes color de fuego, y á oril las del m a r , á Spezzia , el más impor tan te depar ta mento mar í t imo de la Pen ínsu l a ; á L i o r n a , refugio de g r a n número de los jud íos expulsados de E s p a ñ a y P o r t u g a l ; á las is las de Pa lmajo la , Cerbol i , E l b a , re s idenc ia t a n forzosa como ef ímera de l emperador Napoleón ; á u n s innúmero de islotes que rodean la punt a de P i o m b i n o , cada cual con su f a ro , sol ici tud loable en el Gobierno i ta l iano , que impide numerosos s inies t ros mar í t imos en paso t an di f íc i l : y á lo lejos, á Civi ta-Vecchia , que aparece como echada perezosamen te sobre la pend i en t e de una colina : en el segundo plano se nos mues t r a el llano donde se l evan ta R o m a , y dominando el va l le y la costa nos es dable adm i r a r , aunque imper fec tamente , la g i g a n t e cúpula de la iglesia de San P e d r o .
L a u s u r a con que el sol nos t r a t a en Dic i embre nos impidió segui r gozando de espectáculo t an grandioso, y con la esperanza de amanecer an te el Vesub io , anclados en la más a famada bah ía del o rbe , nos encajonamos en el a t a ú d , que á bordo l l aman cama , y mecidos por las olas del sin pa r golfo, soñamos con Cés a r , con los Médic is , con los B o r g i a s , con F e r n a n d o de A r a g ó n , con Gonzalo de Córdoba, con B a y a r d o , con los G u i s a s , con Garc ía P a r e d e s , con P ío V , con el D u q u e de O s u n a , con Qnevedo, con P í o I X , con Víctor M a n u e l , con el r e y B o m b a , con Canoba , con Pau l i na B o r g h e s e , con G a r i b a l d i , con Cavour , con L a M á r m o r a , con Migue l Á n g e l , con Ross in i , y h a s t a con el do de pecho de E n r i q u e Tamber l i ck . A sueño t an ag i tado sucedió el despe r t a r más g r a t o ; al asom a r m e á la v e n t a n a de la cab ina , lo p r imero que apareció á mi vista fué el humo del Vesubio . E s t a m o s en Ñapóles .
P . DE P R A T . (Se continuará.)
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA,
Projjrama del Concurso al premio extraordinario ofrecido por S. M.
El Rey (q . D. g . ) , de acuerdo con el Excmo. Sr. Miai-s-tro (le Fomento, ofreció en la Junta pública que presidió S. M., y celebró la Academia el dia 29 de Junio del corriente afio, un premio de cinco mil pesetas y la edición de la obra al autor de la mejor Memoria sobre un tema que señalase la Academia.
Cumpliendo ésta tan honroso encargo, ha designado el siguiente:
El régimen municipal en España durante la Edad Media con relación al estado de las personas, á las costumbres y á las instituciones.
El plazo para presentar las Memorias concluirá el dia .31 de Diciembre de 1881. Deberán éstas renntirse al Secretario de la Academia, acompañando á cada una un pliego cerrado, dentro del cual conste el nombre y el lugar de residencia del autor, y en la cubierta el lema que cada uno adopté, y que ha de reproducirse también al prini;ipio de la obra para distinguirla de las demás. Declarado el premio, .se abrirá solamente el pliego cerrado correspondiente á la ol>ra que merezca esta distinción, inutilizándose sin abrirlos los de las que no se hallen en este caso, en la Junta pública en que se verifique la adjudicación solemne.
Los Académicos <le número no podrán tomar parte en el Concurso. — Madrid, 15 de Julio de 1879. — Por acuerdo de la Academia, PEDKO SABAÜ, Secretario.
LIBROS PRESENTADOS Á ESTA REDACCIÓN POR AUTORES Ó EDITORES.
L a S a l u d en la m a n o , por D. Juan Antonio Cantero García, médico-cirujano por la Universidad de Madrid y por la República del Uruguay. (Gabinete de consultas, Es-poz y Mina, 13 , Madrid.)
M e c t i i i g l i b r e - c a m b i s t a sobre la importación de cereales. Con este título se ha publicado "n fascículo de 79 páginas, conteniendo los discursos pronunciados en el Meeting celebrado en el local de la Bolsa de Madrid, el 8 del pasado Junio, y del cual se ocupó toda la prensa, atribuj'éudole la importancia que realmente encerraba. (Imprenta de E. de la Riva, Huertas, núra. 58, Madrid.)
E l G r a n l i b r o d e l o s O r á c u l o s , ó Los Secretos del destino universal, revelados por los dioses, héroes y pp.r-sonajes más famosos de la antigüedad, reunidos por
A. Merlin, traducción castellana de la Srta. D.» Isabel Campo Arredondo. Véndese en las librerías de A. San Martin, Puerta del Sol, G, y Carretas, 39. al precio de 8 reales.
I^a r t i l t l io teca U n i v e r s a l acaba de publicar un nuevo toniito de su apreciada colección de los mejores autores antiguos y modernos, nacionales y extranjeros. Titúlase Las Cuatro épocas (Soulié). Se halla de venta, como los anteriores, en la Adralni.-,tracion , Leganitos , 18 , á 2 reales.
CoiisitIei';»cií>nes si>hre l<-i CI-ÍSÍH e c o n ó m i c a eu i ' opea , por U. José I'errer y Vidal. (K-itableciiiiieuto tipográlico de Espasa Hermanos y Salvat, ]5arcelona, 1879.) Del libro del Sr. Ferrer y Vi lal sólo dirémns que, en nuestra opinión, merece la atención de las personas serias y re-llexivas. En cuanto á la parte material, es esmeradísima.
L a Civi l ización C a t ó l i c a , Revista cientilica, literaria y política. Si h i publicadi) el cuaderno 18." de esta importante Revista, bien dirigí la y redactaila. Se suscribe á ella en las principales librerías y en la Administración, calle de Lope de Vega, 55, Madrid.
Co lecc ión d e l;is ley<»sí dec i*e tadas \n>v h i s C o r t e n y sancionadas por S. M. el lien, coi'respondientes á la lefrislatura de 1878. lídicion oficial. (Imprenta Nacional, 1879.) A la atención del Sr. Director de la Imprenta Na-ciimal ilebemos un ejemplar de dicha interesante colección , cuyo envío agradecemos. M. B.
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Otros Artículos que recomendwmos : ACEITE de CANDOR, hecho con flores na tu ra les . ESENCIA de OLORES c o n c e n t r a d o s .
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sinprcparacioniiilavado.—Filliol, 47, r.Vivienne,Paris.
Y BRAZOS ARTIFICIALES Nuevo modelo con nuevo pimío de apotjo de goma
elástica. URAliliEltllS, nuevo modelo prmlegiadó, que reduce líslieniias más rebeldes. Pulverizador intra-uterino e inyectador, sin metal, etc.—MEDALLA DE OBO, Paris 1877.
Envió, franco de porte, de todos los dibujos. BILHAUT, ortopedista con privilegio, antiguo con
tramaestre do la casa Cliarriére, 16, rué Maular. Paris.
Eesurvados todos los derechos de propiedad artística y Uteiui-iu. liADlUD. — Imprenta, eetereotipia y galvanoplastia de Aribau y C.'', sucesores de Bivadeneyra, CJPHESOUIía DE CÁMAIIÁ DE S. M.