El Busto relicario de San Prudencio, en CARRETERO CALVO, Rebeca y CRIADO MAINAR, Jesús (coms.):...

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Excmo Ayuntanuento de T.11,u:on,1

ISBN 978-84-613-3161-1

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Excmo. Ayuntamiento de Ta.razona

MILENIO. San Atilano y Tara:z:ona ( 1 009-2009)

Espacio Cultural «San Atilano» de Tarazona 3 de julio al 12 de octubre de 2009 Martes a viernes de 17 a 20:30 h. Sábados, domingos y festivos de 1 1 a 14 h. y de 17 a 20:30 h.

Contacto: Fundación Tarazona Monumental Plaza de España, 8. 50500 - Tarazona (Zaragoza) Teléfono y Fax 976 642 643 www.tarazonamonumental.es [email protected]

FUNDACIÓN TARAZONA MONUMENTAL Presidente D. Fernando Gil Martínez Vicepresidente D. Luis María Beamonte Mesa Alcalde-Presidente de Tarazona

Patronos D. Alberto Larraz Vileta Consejero de Economía, Hacienda y Empleo del Gobierno de Aragón

D. Javier Lambán Montañés Presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza

D. Antonio Aznar Grasa Presidente de la Caja de Ahorros de la Inmaculada

D. Demetrio Fernández González Obispo de la Diócesis de Tarazona

D. José María Gutiérrez Bravo Deán del Cabildo Catedralicio de Tarazona

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D. Pedro Feliciano Tabuenca López Diputado Provincial del Monasterio de Veruela y del Comité de Seguridad y Salud

D. Juan Antonio García Toledo Subdirector General de la Caja de Ahorros de la In­maculada

D. Juan Manuel Melendo Alcalá Vicario General de la Diócesis de Tarazona

D. José Badía Santaeulalia Vicepresidente del Cabildo Catedralicio de Tarazona

Dª Julia Pascual Zaldívar "<=

1 ªTeniente de Alcalde de Tarazona

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Exposición Organiza Fundación Tarazona Monumental Comisariado Rebeca Carretero Calvo Jesús Criado Mainar Restauraciones 360º Raúl Blanco & David Ulibarri C.B. Esther Cruz Arias Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Aragón de Huesca Isabel Páramo Abellán y Patricia Álvarez Zamora Sergio Robles Salgado Montaje y diseño expositivo ASF Imagen Transporte Mantero la Seguros Reale Seguros Generales S.A. (Comín E. F. Correduría de Seguros)

Catálogo Edita Fundación Tarazona Monumental Coordinación Rebeca Carretero Calvo Jesús Criado Mainar Textos de presentación Fernando Gil Martínez Luis María Beamonte Mesa Demetrio Fernández González Estudios MªTeresa Ainaga Andrés Rebeca Carretero Calvo Jesús Criado Mainar José Ignacio Gómez Zorraquino José Ángel Rivera de las Heras Fichas del catálogo Mª Teresa Ainaga Andrés Aurelio A. Barrón García Gonzalo M. Borrás Gualis Rebeca Carretero Calvo Jesús Criado Mainar Juan Francisco Esteban Lorente José Ignacio Gómez Zorraquino Juan Carlos Lozano López Ignacio Miguéliz Val carios José Ángel Rivera de las Heras Luis Roy Sinusía

Fotografías José Latova Fernández-Luna para ASF Imagen,

salvo las consignadas a continuación:

Javier Agote pp. 40 y 268. Archivo de la Asociación de Vecinos «El Cinto»

de Tarazona p. 1 29.

Archivo de la Catedral de Tarazona p. 231.

Archivo del Centro de Estudios Turiasonenses

pp.104, l 17y215.

Archivo Fotográfico. Museo Nacional del Prado (Madrid)

pp. 208, 2 1 o y 21 1 .

Archivo Histórico Nacional, Sección de

Reproducción de Documentos (Madrid) p. 55.

Archivo jesús Custardoy Ciordia p. 1 1 O. Archivo Municipal de Tarazona

pp. 124- 125, 246, 248 y 249.

Archivo Oronoz p. 72.

juan Asensio p. 78.

Aurelio A. Barrón García pp. 176, 179, 181, 183 y 185.

Rebeca Carretero Calvo pp. 41 y 1 14 [arriba].

Antonio Ceruelo Caro p. 93.

Rafael Lapuente San Pedro pp. 18 y 76.

Javier Paricio Royo p. 19.

jesús María Ramos García p. 1 34.

José Ángel Rivera de las Heras pp. 52-53, 59, 62 [arriba],

64 [abajo], 65 [arriba], 68 y 69.

David Sancho Bello pp. 1 14 [abajo] y 155.

© Excmo. Cabildo de la Catedral de Tarazona

©Obispado de Tarazona

Diseño y maquetación Cherna Cruz

Impresión Artes Gráficas Palermo S. L.

ISBN: 978-84-613-3161-1

Depósito legal: M-27314-2009

Impreso en España, Comunidad Europea

©De esta edición: Fundación Tarazona Monumental

©De los textos: los autores

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Agradecimientos Archivo Histórico Nacional de Madrid, Asociación de

Vecinos «El Cinto» de Tarazona, Ayuntamiento de Tara­zona, Cabildo de la Catedral de Tarazona, Cabildo de la Catedral de Toledo, Cabildo de la Catedral de Zamora, Caja de Ahorros de la Inmaculada, Centro de Estudios Turiasonenses, Convento de carmelitas descalzas de San

José de Zaragoza, Diputación Provincial de Zaragoza, Museo del Ampurdán de Figueras, Museo Nacional del Prado, Obispado de Tarazona, Obispado de Zamora, Pa­rroquia de Santa María Magdalena de Los Fayos, Parro­quia de Santa María Magdalena de Tarazona, Seminario Diocesano de la Inmaculada de Tarazona, Testimonio Compañía Editorial S. A.

Marianela Álava Alonso, Cristina Albericio Hernández,

Cristina Alonso, José Aragüés Aldaz, Carlos Becerril Ro­drigo, Carmelo Borobia lsasa, José Ignacio Calvo Ruata, Oiga Cantos Martínez, José M.' Cerralbo Benedí, jesús Coloma Lalinde, jesús Custardoy Ciordia, M.' Victoria Custardoy Hernández, José Ramón García Ureña, Fer­nando GiménezVillar; Isaac González Gordo, José M.' Gu­tiérrez Bravo, Manuel jiménez Villarino, Rafael Lapuente San Pedro, Antonio Latorre Mainar; José Manuel Led

Huerta, José Carlos de Lera Maillo, Félix López López de Ullibarri, Luis Murillo, Paz Navarro Pérez, Enrique Olmos,

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Colabora: ~ CAJA INMACULADA •

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Busto relicario de San Prudencio

Anónimo, 141 1 Plata dorada y encarnada, cobre, bronce dorado, restos de esmaltes translúcidos 54 x 46 cm. (sin la mitra, que es practicable, 35 cm.) Inscripción: + esta cabe~a de platta fiso facer don pedro abad de sant prudecio ano de nacimieto de nro senor jhü xpo de mili CCCC/e XI ano. Punzón en la mitra: O/ .. .IDS .. Logroño. Concatedral de Santa María de la Redonda Pieza no expuesta en la muestra

El busto relicario, procedente del monas­terio de San Prudencio de Monte Laturce

(La Rioja), se depositó en la concatedral de La Redonda en 1821 por mandato del obispo Atanasio Puyal y Póveda, que ordenó colo­car la reliquia en la · capilla de San Pedro. 1

Con anterioridad, el 20 de marzo de 1810, con motivo de la primera exclaustración de religiosos, muchas reliquias del monasterio se habían llevado a Lagunilla, que era la villa abacial del monasterio. En esta localidad rio­jana se conserva una vieja mitra adornada con pedrería que había pertenecido al santo, según se creía. La urna con los huesos de San Prudencio se dejó en el monasterio hasta que, siendo inevitable la ruina, se llevó en 1821 a Logroño como también las arcas de San Funes y San Félix del Monte, y el busto reli­cario -de madera- de San Funes.2

No es posible precisar la antigüedad del monasterio de San Prudencio de Monte La­turce, próximo a Clavijo, que primitivamente estuvo dedicado a San Vicente. En el año 950 se anexionó al de San Martín de Albelda y contra los que suponen que los monjes del monasterio se trasladaron al de San Martín, García Turza piensa que nunca se llegó a abandonar completamente.3 Entre los años 1020 y 1025 el monasterio pasó a denomi­narse de San Prudencio y, al parecer, se go­bernaba por la regla de San Benito hasta que en 1181 entraron los cistercienses trasladados desde Rute, cerca de Ventas Blancas.

La única documentación conocida y feha­ciente sobre la hechura del busto-relicario es

la propia inscripción grabada en la cinta que recorre el perímetro inferior del busto. Las le­tras de la datación se han leído como 1461, 1440 y, por último, 1411, como propuso por primera vez Begoña Arrúe. 4 Se puede tener alguna duda sobre si el signo numeral final de la fecha corresponde a un uno latino o una L, aunque nos parece en todo semejante al rasgo de la I en la palabra feo, por ejemplo, y distinto de las eles de la palabra mill. Además, las circunstancias ocurridas en el obispado abundan, si se confirma la lectura, en la da­tación propuesta.

En el año 141 O se había celebrado sínodo en Logroño convocado por el obispo Diego López de Zúñiga. Las constituciones sinoda­les acordadas no se conservan pero muchas de ellas se copiaron en las constituciones si­nodales de 1538, que reunió Alonso de Cas­tilla.5 Por éstas se sabe que se establecieron cuatro fiestas principales en el obispado de Calahorra-La Calzada y que entre ellas se en­cuentra, como novedad, la fiesta de San Pru­dencio junto a la de los santos mártires San Emeterio y San Celedonio, la de Santo Do­mingo de la Calzada y la de San Millán de la Cogolla. Tanto el monasterio cisterciense de San Prudencio en Monte Laturce como la abadía benedictina de Santa María la Real de N ájera decían tener el cuerpo del santo obispo Prudencio y sostenían una dilatada disputa. Elevada la fecha que conmemora su muerte a festividad mayor de la diócesis -y, en la práctica, considerado como santo pa­trón del obispado junto con los santos más

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conocidos y de mayor devoción-, era buen momento para embellecer y resaltar el relica­rio con un busto que pudiera atraer la mirada de los fieles y ensanchar, de paso, las merma­das rentas del monasterio laturcense.

Qyienes han estudiado la vida de San Pru­dencia se han referido a la imposibilidad de concretar las fechas, ni siquiera aproximada­mente, de su vida. Se han dado cronologías extremadamente discordantes pues unos le sitúan en el siglo IV -confundiéndolo con el poeta Aurelio Prudencia o con el hipotético Prudencia enterrador de Santa Engracia de Zaragoza-. Crónicas que prontamente se de­mostraron apócrifas, aunque muchos conti­nuaron otorgándoles validez, señalan que el santo fue obispo en el 586. Otros le datan en el siglo IX, poco antes del año 900. Por esta última cronología se inclina el padre Y epes, que recuerda que en el diploma del 950 -pri­mer texto documental sobre el santo- con la cesión del monasterio laturcense al de San Martín de Albelda se señala que la iglesia es­taba bajo la advocación de San Vicente y se habla de Prudencia como venerable -domini Prudentii-, no como santo. Tanto la advoca­ción de la iglesia como la mención al venera­ble Prudencia inclinaron a Y epes a pensar que había vivido poco tiempo atrás. 7 No han faltado quienes le han ubicado en el siglo XII al dar por bueno un texto apócrifo que pudo surgir en el propio monasterio de Monte La­turce, que tan interesado estaba en identificar las reliquias que conservaba como en sepa­rarlas de las que se habían depositado en el monasterio de Santa María la Real de Nájera.

Confiesa Vicente de la Fuente que la vida de este Santo Prelado es una de las mas con­fusas que se encuentran.8 Para conocer al ver­dadero San Prudencia se apoya en el Breviario antiguo de T arazona, aunque re­vela que está contaminado con algunas noti­cias en las que se confunde al santo con el poeta Aurelio Prudencia. San Prudencia era natural de Armentia (Álava). A los 15 años se traslada al Duero donde le acoge San Sa­turio, otro santo de dificultosa cronología. Tras la muerte del santo soriano, marcha a Calahorra y, más tarde, a Tarazana donde desempeña los cargos de sacristán, arcediano

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y obispo sucesivamente. Al final de sus días pacifica al clero de Osma con su obispo y muere en esta ciudad. Disputado el cuerpo por las iglesias de Tarazana y Osma, se carga sobre la cabalgadura en la que solía viajar y se le deja marchar hasta que se detiene en las cuevas de Monte Laturce, junto a Clavija, donde es enterrado.

Tal ha sido la disparidad de criterios al fijar el tiempo histórico del santo que buena parte del esfuerzo realizado por los biógrafos antiguos ha sido discernir entre los distintos Prudencias con los que se ha confundido al santo obispo natural de Armentia. Los escri­tores riojanos González de Texada y An­guiano tuvieron una actitud crédula con los falsos cronicones que se habían escrito en el siglo XVI. 9 El primer trabajo medianamente crítico lo realizó fray Bernardo Ibáñez de Echávarri en 1753.10 Distingue seis Pruden­cias diferentes entre los que trata de dilucidar cuál se corresponde con el obispo de Tara­zana natural de Armentia. Niega que sea el supuesto Prudencia que enterró a Santa En­gracia ni el poeta Aurelio Prudencia que vivió a finales del siglo IV. Refuta, por con­tener errores, una tabla de los obispos de Ta­razana que había tomado en la sacristía de aquella catedral el 13 de diciembre de 17 45 y que mencionaba a dos obispos con el nom­bre de Prudencia: uno en el año 300 y otro en el 658.11 También rechaza por apócrifas unas Actas de San Prudencia supuestamente escritas por un sobrino del santo de nombre Pelayo que habría sido arcediano de Tara­zana y cuyo texto había permitido sostener que hubo dos obispos Prudencia: uno en el siglo VI en Tarazana y otro en el siglo XII en Garray / Numancia. Sin embargo, lbáñez publica unas supuestas Actas del obispo Murrio de Álava que sospechosamente se conservaban en los monasterios cistercienses riojanos de Monte Laturce y Herrera. lbáñez les otorga alguna credibilidad y supone que el santo vivió entre los años que aquellas apuntan: de 648 a 713.12

Landázuri y Romarate prefirió datar la vida de San Prudencia entre el 714 y el 844, fecha que empleó al dar por buena una

crónica falsa del libro Becerro del monasterio de Monte Laturce que situaba al rey Ramiro orando en la iglesia de San Vicente de Monte Laturce antes de la batalla de Clavijo.13 Por su parte, Vicente de la Fuente niega que el santo fuera obispo de Tarazana en el 390, como sostenía el Breviario impreso en Ta­razana en el siglo XVI, que lo confundía con el poeta Aurelio Prudencia, y se inclina por ubicarlo a finales de ese siglo o comien­zos del V, al frente de los obispos de la dió­cesis turiasonense como le sitúan todos los episcopologios y tal como defiende la iglesia de Tarazana, que le supone su primer patrono.14

Semejante disparidad ha habido a la hora de identificar al santo enterrado en Monte Laturce. Aunque las historias de San Pruden­cia escritas en Monte Laturce lo negaban,

existían en Nájera dos inscripciones antiguas, tal vez del siglo XI, que relataban cómo el rey navarro don García el de Nájera -García Sánchez, muerto en 1054-, hacia el año 1052 había trasladado las reliquias del santo desde Monte Laturce a Santa María la Real de Ná­jera, que construía como panteón real. Al pa­recer, la cabeza y algún otro hueso menor se dejaron en Monte Laturce y cuando en 1533 y 1602 se abrió la urna conservada en Nájera se certificó la ausencia de la cabeza. El padre Y epes dio noticia de ambas aperturas y se in­clinó por pensar que las reliquias de Monte La­turce y Nájera eran reliquias de un mismo santo, San Prudencia, obispo de Tarazona.15

Otros creyeron, contra toda evidencia, que el santo enterrado en Nájera era el obispo de Ga­rray/Numancia según relataba una crónica apó­crifa que, al parecer, se escribió interesadamente

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en el monasterio de Monte Laturce. lbáñez de Echávarri supuso que el Prudencia depo­sitado en Nájera era el que había enterrado a Santa Engracia y creía que pudo haber sido también obispo de Tarazona. 16

La inscripción del busto de San Prudencia recuerda que lo mandó realizar un abad de nombre Pedro, tal vez el abad Pedro de Bari­dauri que pudo mandar hacer el relicario al finalizar su abadiato en 1400, aunque no se labró hasta 1411.

lbáñez de Echávarri publicó el nombre de los abades de Monte Laturce y precisó que habían sido abades perpetuos hasta 1516. En 1393 era abad Pedro de Varidaury o Bari­dauri; en 1400, don Paschasio; en 1405, Fer­nando de Logroño; en 1412,Juan de Estella; en 1419, don Pedro; y en 1430, Juan de Cañas.17 La lista de abades la había antici­pado, parcialmente, Antonio Y epes que contó con la información proporcionada por fray Bernardo de Villalpando, visitador del Cister que estaba escribiendo una historia de la Orden y había pasado por el monasterio la­turcense.18 Los abades del monasterio de San Prudencia desempeñaron el cargo de por vida hasta que en 1516, al acogerse a la ob­servancia del Cister de España, se da co­mienzo al nombramiento trienal de los abades, como documentó fray Bernardo Ibá­ñez de Echávarri. Esto nos permite suponer que en los intervalos sin noticias continuaron los abades mencionados.

Los documentos publicados sobre el mo­nasterio de San Prudencia de Monte Laturce por García Turza19 confirman que en 1393 era abad del monasterio Pedro de Baridauri -tal vez Bardauri-; en 1405, Ferrando de Lo­groño; en 1419 y 1425, don Pedro sin que se diga su apellido; y desde 1430 hasta, al menos, 1476 Juan de Cañas, aunque consta por un documento del 4 de junio de 1464 que Cañas había renunciado a favor de la Santa Sede, que concedió la abadía a Pedro Martí­nez que, sin embargo, falleció antes de tomar posesión. En 1469 el papado nombró abad a Pedro de Lezama y compensó a Juan de Cañas con una pensión, pero en documentos de 14 7 5 y 14 7 6 se menciona a Cañas como abad viejo de San Prudencia.

El rostro y cabeza del busto-relicario de San Prudencia es de plata encarnada y la mitra de plata dorada superpuesta a una base de metal que se muestra en la parte trasera. En la mitra se imita un tejido reticular mien­tras que las franjas que corren por el armazón se adornan con esmaltes translúcidos de color azul y verde, aunque se han perdido en su mayor parte. El estilo y adorno de la mitra, así como las hojas de cardina dispuestas en el remate, permiten sospechar que la mitra se hizo al mismo tiempo que el busto, aunque son dos piezas separadas y practicables para visualizar la reliquia. La mitra va enriquecida con diversas piedras azules engastadas que pudieron disponerse a intervalos en las fran­jas desde el origen -pues todas ellas son muy semejantes y están engarzadas del mismo modo-. Faltan fragmentos de las cintas de plata esmaltada original y algunas piedras se han recolocado en los campos que simulan el tejido de la mitra, aunque tampoco se puede descartar que todas las piedras se hayan aña­dido con posterioridad a la hechura del reli­cario y sean restos de donaciones al relicario, muy venerado por los logroñeses desde el sitio de Logroño por los franceses durante el año 1521.

El artífice persigue una expresión realista en el rostro pero dista mucho del acabado de los bustos-relicarios que donó Benedicto XIII a la Seo zaragozana y de los bustos de confección ara­gonesa que se han conservado. El rostro de San Prudencia es alargado, convencional y, a la par, manifiesta un cierto realismo vulgar. Son nota­bles, por el contrario, los detalles de verdad con­seguidos por el pintor en la barba rasurada, aunque los rizos del cabello se despliegan en pobre y evidente simetría y el encaje de las orejas tampoco convence, de modo que nos parece que la obra tiene una hechura provinciana, a pesar de que el desconocido platero, según nos parece, parte, grosso nwdo, de los modelos zaragozanos.

La cabeza encaja en un busto y collarín de bronce dorado. Los hombros se cubren con una capa de rica tela cubierta de mil flores de cuatro pétalos apenas punteadas con el cincel, mientras que en los fr~ones se han grabado con detalle tallos de hojas que imitan los bordados.

El busto-relicario se compone, por tanto, de dos materiales distintos, como en Aragón, donde era habitual usar plata cendrada -es decir afinada, de mayor calidad- para la ca­beza mientras que en el resto del busto se em­pleaba plata de menor calidad -plata de marcar, que en Aragón era de unos once20

dineros-. La disposición de la mitra y el adorno de las franjas se asemejan a la que lle­vaba el busto-relicario de San Braulio del Pilar de Zaragoza, aunque se debe prevenir que es posterior. Se contrató con el platero Francisco de Agüero en 1456, pero fue muy transformado durante el siglo XVIII. En un inventario de 1563 se señala que la mitra tenía unas tiras que hazen compartimentos smal­tadas con xxxv remates de unas hqfas baziadas, y encima tiene unas hqj'as de coles.21

Los bustos-relicario bajomedievales siguen dos tipos fundamentales. Uno realizado en plata enteramente que posiblemente sea más antiguo y se puede localizar en Castilla -busto de Santa Juliana en Santillana del Mar-, aunque también se encuentra en Cataluña y Aragón, donde se conservaba todavía esta tipología a comienzos del siglo XVI cuando, en 1509, se contrató el busto-relicario de Santa Isabel de Bretaña que Jesús Criado ha identificado con-

vincentemente con el relicario marcado en Zaragoza que se guarda en el Victoria & Al­bert Museum de Londres.22 Este modelo es­taba igualmente presente en Barcelona donde, hacia 1500, se labró el relicario de Santa Cándida de la catedral de T ortosa. 23

De la otra tipología de relicario -busto con el rostro policromado- se pueden encontrar algunos ejemplos anteriores a 1400 y se po­drían considerar como precedentes la Virgen de la Sede de la catedral de Sevilla o el busto de Santa Úrsula de la iglesia de Sant Joan Baptista de Valls24 (Tarragona), pero la lle­gada de las santas testas que el papa Bene­dicto XIII envió desde A viñón a diversos templos de Zaragoza y Calatayud debieron de contribuir decisivamente a relanzar el mo­delo, que tendrá en Aragón un desarrollo ex­traordinario durante el siglo XVI.25

El espectacular e impactante rostro de San V alero26 no pudo pasar desapercibido y pen­samos que el busto de San Prudencia de Monte Laturce, con sus limitaciones, es una de las primeras respuestas en el ámbito de la pla­tería. El relicario de San V alero presenta un rostro vivamente realista que se ha relacio­nado, sin base documental, con el enérgico papa Luna. Entre 1448 y 1452, el cabildo

catedralicio encargó a Francisco de Agüero, platero zaragozano, una considerable interven­ción que Criado Mainar y Escribano Sánchez argumentan que debió de afectar a la mitra y al rostro de San V alero. Entonces pudo ganar en vivacidad y los citados autores sospechan que el platero pudo trabajar a partir de un mo­delo escultórico hipotéticamente aportado por los hermanos Antón o Franci Gomar.27 El re­trato del busto de San Valero que Perejohan esculpió antes de la reforma en el banco del re­tablo de la Seo presenta algunas diferencias con el busto relicario conservado, pero en el rostro refleja un cierto naturalismo que, aunque fuera potenciado a mediados del siglo XV, el relica­rio debía de mostrar desde 1397, aspecto que le alejaba de los rostros más convencionales e idealizados de San Vicente y San Lorenzo. Como ha señalado Esteban Lorente, el platero que labró el busto de San V alero pudo contar con un modelo proporcionado por un escultor y Liaño Martínez ha relacionado el busto con la obra de Pierre Morel (Perrin Morel) , arqui­tecto y escultor que protagonizó la renovada actividad artística promovida por Clemente VII y Benedicto XIII en Aviñón.28 Cabe den­tro de lo posible que Pierre Morel realizara el modelo escultórico de San Valero; fue maestro de obras del papado aviñonense y en su escul­tura, mal conservada, se anticipa el realismo borgoñón. En A viñón dirigió las obras del coro de la iglesia de San Marcial y de la tumba del cardenalJean de La Grange, así como las obras promovidas por Clemente VII: la iglesia de los celestinos y el enterramiento del antipapa que se levantaron entre 1389 y 1402.29

El busto de San Prudencia difiere mucho de los relicarios llegados de A viñón, pero se organiza de un modo relativamente seme­jante. A juzgar por los ejemplos conservados, era frecuente que los relicarios antropomor­fos apenas desarrollaran el busto. Eran pro­piamente testas con escaso desarrollo del cuerpo más allá del cuello.30 Sin embargo, el relicario de San Prudencia, como los dona­dos por el Papa Luna, muestra el busto hasta el arranque de los brazos y termina en un co­llarín bien delimitado y, por su parte, la ca­beza mitrada está policromada. Incluso

comparte con los bustos de la Seo zaragozana la presencia de una inscripción con el año de realización y el nombre del donante. En cuanto a la realización del rostro, el de San Prudencia nos parece que se sitúa a mitad de camino entre los idealizados rostros de San Vicente y San Lorenzo y la expresiva faz de San V alero. Con aquéllos comparte un cierto convencionalismo de la imagen y con ésta, el deseo individualizador.

No hemos podido leer las letras del pun­zón que, sin embargo, nos parece que más bien deben aludir a un platero, al modo de Castilla, que a una ciudad, según es la prác­tica en el reino aragonés. García Turza ha pu­blicado un documento de 1419 que se refiere a un platero de Logroño -Esteban- en relación con un abad de Monte Laturce llamado don Pedro31 en fecha posterior -pero relativamente próxima- a la realización del busto relicario, si la lectura de la inscripción es correcta. Aunque suponemos que el artífice de la obra conocía los bustos de la Seo zaragozana, acaba la obra com­binando bronce y plata y emplea una factura provinciana y relativamente descuidada que po­dría permitir apuntar que nos encontramos ante una obra local. Sin embargo, nada se puede ase­gurar en el actual estado de conocimiento.

Ibáñez de &hávarri consultó el Libro Becerro del monasterio de Monte Laturce y dice que en 1260, siendo abad Martín de Victoria, se traslada­ron los restos mortales de San Prudencia desde el suelo a un monumento de piedra que colocaron sobre el altar donde estuvo el santo hasta que el año

1380 el Abad dan Pedro le hizo labrar una Arca fz pulida, y preciosamente adornada, dmule se venera. 2

El mismo autor la describe como bien !ahoreada, ~ rada y esefada ... guardada de dos be!]"as pabonadas, y doradas.33 Ocupaba todo el largo del altar de la iglesia inferior o cueva santa y, por debajo, se había practicado una ventanilla de una tercia en quadro, es decir, la fenestra propia de las tumbas de los santos taumaturgos.34 La urna de San Prudencia se con­serva en La Redan~ como las urnas de San Funes y San Félix del Monte que a finales del siglo XVI se dispusieron a los lados de la de San Prudencio.35

Es posible que el busto relicario se hiciera para co­locarlo en la iglesia nueva o superior que se estaba levantando en 1415,36 aunque no se puede descar­tar que se encargara para colocarlo encima de la

lU11a de la cueva santa y únicamente es seguro que hacia 1600 estaba en el altar mayor de la iglesia su­perior, donde lo vio el informante de Y epes.

Entre 1579 y 1582 se estaban realizando obras en la iglesia del monasterio bajo la dirección de Juan de Villarreal.37 En la iglesia superior del monasterio laturcense se dispusieron, a finales del siglo XVI, dos alacenas o relicarios en los lados de la Epístola y del Evangelio de la capilla mayor -uno enfrente

1.- CANTERA ÜRIVE,J. , 1946, pp. 101-102. 2.- La primera exclaustración de 1810 en ibidem, p. 102. Govan­

tes se refiere a los años 1835-1836 como el momento de la exclaus­tración y abandono (GOVANIBS, Á. C. DE, 1846, pp. 171-173).

3.- GARcfA TuRzA, F.J., 1992, pp. 15-16. 4.- ARRú E UGARTE, M.ª B., 1981, pp. 90-92. También por la

fecha de 1411 se inclina Moya (MOYA V ALGAÑÓN, J. G., 2006, p. 369). Parece no descartar la lectura de 1440 ó 1461, que es la que leyó en 1975 (MOYA V ALGAÑÓN,J. G., 1976, t. II, p. 301).

5.- Da noticia de la celebración de la fiesta de San Prudencia desde 1410, LANDAZURI Y ROMARETE,j.j. DE, 1797, p. 305 (copia en la Biblioteca Digital Hispánica). Las constituciones sinodales de 1553 también recuerdan el acuerdo sinodal de 1410 al establecer las fiestas de guardar, [DfAz] DE Luco,J. B., 1555, f. XXV. Las cons­tituciones de 1410 y 1538, publicadas a partir de una copia manus­crita conservada en el Seminario de Vitoria, en CANTELAR RODRÍGUEZ, F., GARCfA y GARCfA, A. ,JUSTO FERNÁNDEZ,J. y SAN JosÉ PRisco,J. , 2007, p. 118.

6.- Ibidem, p. 118. La constitución sinodal de 1410 dice así: las fiestas que nos man­

damos guardar son estas: la primera de Sant Metherio y Sant Cele­don, y de Sancto Domingo de la Calqada, y de Sant Millan de la Cogolla y de Sant Prudencia.

7.- YEPES, FR. A. DE, 1960, t. III, pp. 315-319. La edición original se publicó entre 1609 y 1621.

8.- FUENTE, V. DE LA, 1865, p. 86. Lo mismo han señalado todos sus biógrafos desde el padre Y epes: Mas fácil cosa es decir quién fue ese santo y las grandes obras que hizo y los muchos milagros

del otro-. En uno de los relicarios estaba el busto relicario de San Pmdencio,junto con una mitra que se deáa que había pertenecido al santo -ahora en la iglesia de San Andrés de Lagunilla, como hemos señalado-y dos oratorios de rnarfil muy antiguos.38

Ibáñez de &hávarri precisó que en los relicarios de la iglesia superior, además del busto de San Pru­dencia, estaban las cabezas relicario de San Funes y San Félix, y consideró que eran de plata por no haberlas visto de cerca. Se habían tallado en madera a finales del siglo XVI y una de ellas -la de San Funes- se conserva en La Redonda.39

Aparte de los restos de Monte Laturce y Ná­jera, existen otras reliquias de San Prudencia en distintas localidades. Una de ellas se envió desde Monte Laturce a Vitoria el 13 de agosto de 1580. Años después, en 1589, Pedro Cerbuna, obispo de T arazona, encargó a Luis de Guevara Menor la realización de un busto relicario del santo.40 La catedral aragonesa contaba con un hueso del brazo desde la segunda mitad del siglo XIV.

Aurelio A. Barrón García

que obró por él Nuestro Señor, y cómo vino a esta casa [de Monte Laturce}, que averiguar en que tiempo floreció ... hallo tan diferentes opiniones que parece es imposible concertarlas, y si fuera la diferen­cia en cuarenta o cincuenta años, parece que fuera negocio tolerable, pero no es sino de setecientos a ochocientos la variedad y opiniones (YEPES, FR. A. DE, 1960, t. III, pp. 316 y 318).

9.- GoNZÁLEZ TEXADA,J. , 1702. Texada supone que existió un Prudencia obispo de Calahorra en el año 466 y cree que es el ente­rrado en Nájera. Ibáñez de Echávarri desmiente la existencia de este obispo calagurritano.

ANGUIANO, M. DE, 1704, pp. 277-290. Anguiano sigue, sin pro­testar, contradictorias crónicas falsas y data a San Prudencia en el año 586.

10.- IBÁÑEZ DE ECHÁVARRI, FR. B. , 1753. 11.- Ibidem, Disertación I, p. 13 y ss . 12.- Ibidem, pp. 128-130. 13.- LANDAZURI Y ROMARETE,j.j. DE, 1797. Landázuri recopila

los datos conocidos por los anteriores estudiosos y rechaza la vera­cidad de las Actas del obispo Munio que había dado por buenas Ibáñez de Echávarri. Landázuri estuvo en la biblioteca de Monte Laturce y utilizó tres libros manuscritos del monasterio. El primero - Relacion de la Fundación y Antigüedad del Monasterio de San Prudencia y de las Reliquias que en el ay, con otras cosas que son dignas de saberse- estaba escrito por fray Christobal de Chrispijana, abad de 1569 a 1575, que dató la muerte del santo en el 304, como había hecho Garibay y otros autores del siglo XVl. La segunda his­toria del monasterio estaba firmada por fray Bernardo Fernández en 1650 - Verdadera cuenta del tiempo en que vivio y florecio

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nuestro P S. Prudencia, Primeros principios y fundacion de este mo­nasterio de San Prudencia. Fundación del de Ruete y venida de Jos monges ruetenses a este de San Prudencia-. Fray Bernardo recono­cía la discutida cronología del santo. La tercera historia consultada por Landázuri fue escrita por fray Gaspar Coronel en 1725, un año antes de que terminara la historia del monasterio de Monte Laturce que se conserva en el monasterio de Valvanera; la tituló Comenta­rios sobre Ja vida y muerte del glorioso San Prudencia obispo de Tarazana. Sobre el tiempo en que florecio, su doctorado y milagros con un discurso apologético en que se muestra la existencia perene de su santo cuerpo desde que fue hallado por divina providencia, hasta el dia de oy en este Real monasterio Laturcense. Coronel si­tuaba la muerte de San Prudencia en el 586 pues seguía las falsas crónicas del arcediano Pelayo que había popularizado fray Francisco Bivar.

14.- FuENTE, V. DE LA, 1865, pp. 89-90. De la Fuente es cons­ciente que esta datación contradice la habitual cronología de San Sa­turio -ubicado en Soria en la primera mitad del siglo VI-, pero recuerda que los bolandistas negaron el culto de San Saturio y du­daron de su existencia.

15.- YEPES, FR. A DE, 1960, t. III, pp. 315-327. Ambrosio de Mo­rales, Ángel Manrique y los padres antuerpienses se inclinaron por el reparto de las reliquias entre Monte Laturce y Nájera. Los monjes de Monte Laturce se opusieron y algunos historiadores del siglo XVI, a la vista de la documentación que poseía el monasterio de Nájera, terciaron a favor de la abadía najerense como depósito de las reliquias del santo; GARIBAY Y yAMALLOA, E. DE, 1571, t. I, lib. VII, p. 262. La urna de Santa María la Real de Nájera con las reli­quias de San Prudencia se conserva, desde la exclaustración de 1835, en la iglesia de la Santa Cruz de Nájera, CANTERA ORIVE,]. , 1946, p. 85. También GONZÁLEZ DE ZÁRATE, j. M .', ANGULO, E., BERMEJO, V. y Rurz DE AzúA, E. , 1995, p. 14.

16.- IBÁÑEZ DE ECHAVARRI, FR. B., 1753, p. 468. Debe seguir a Garibay que había sostenido que San Prudencia se encontraba en N ájera y era el santo que estuvo presente en el entierro de Santa Engracia pues se percató que no se debía confundir con el poeta Aurelio Prudencia; GARIBAY Y yAMALLOA, E. DE, 1571, t. I, lib. VII, p. 262.

17.- IBÁÑEZ DE ECHÁVARRI, FR. B. , 1753, p. 404. 18.- YEPES, FR. A DE, 1960, t. III, p. 325. 19.- GARCÍA TuRzA, F.J., 1992. Buena parte de los textos se ex­

traen de la historia del monasterio escrita por fray Gaspar Coronel en 1726 que se conserva manuscrita en el archivo-biblioteca del mo­nasterio de Valvanera: Historia del Real Monasterio de San Pru­dencia con varias noticias y anexiones de la Historia General de España.

20.- Véase, por ejemplo, el contrato del busto de San Gregario papa de 1493, CRIADO ~AR,J. , 2000, pp. 230-232. Sin embargo, en el contrato del busto de San Braulio del Pilar de Zaragoza, sus­crito en 1456, se especificó que únicamente se usara plata cendrada de alta calidad en una cláusula que contradice la práctica habitual de usar plata de marcar de menor valor en el trabajo de la plata ara­gonesa (AlNAGA ANDRÉS, M.• T. y CRIADO MAINAR,J., 2008, pp. 81-82).

21.- Ibidem, pp. 71 y 83. 22.- CRIADO ~AR,J., 2000, pp. 224-228 y 235-236. El relicario

debía hacerse a semejanza del de Santa Engracia de Zaragoza y se pregunta el autor si se siguió o no el modelo propuesto, pues es muy distinto de las cabezas de San Valero, San Lorenzo y San Vicente que, con la de Santa Engracia y otros más, llegaron desde Aviñón en 1406. También recoge las noticias de estos relicarios Esteban Lo­rente al estudiar el amplio conjunto de bustos del Renacimiento, ES­TEBAN LORENTE,j. F. , 1993 (I) , pp. 95-112.

23.- DALMASES, N. DE, 1992, t. I, p. 358. El busto de Santa Cór­dula de la misma catedral se suele considerar más antiguo -incluso del siglo XIV- pero pudo hacerse en una fecha avanzada del siglo XV (DALMASES, N . DE, y G!RALT-MIRACLE, D. , 1985, p. 116; MAR­lÍNEZ SUBÍAS, A., 1988, p. 148).

24.- MARTÍNEZ SUBfAS, A, 1988, p. 160. 25.- Antes de llegar a Zaragoza, los bustos relicarios del papa

Luna habían llegado a Barcelona pero, al no conservarse ejemplares, no se puede saber si repercutieron en la platería local. Semejantes a los bustos de San Vicente (1397) y San Lorenzo (1404) de la Seo zaragozana son los bustos relicario de San Abdón (1425) y San

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Senén (1440) que Miquel Alerigues, platero de Perpiñán, hizo para la abadía de Arles-sur-Tech (Pirineos Orientales). Véase DALMASES, N. DE, y GIRALT-MIRACLE, D., 1985, p. 118; AUSSEIL, L., 1994, pp. 38, 61-62.

26.- Sobre la llegada de los relicarios donados por el Papa Luna, CRIADO ~AR,J. y ESCRIBANO SÁNCHEZ,J. C., 1995, PP· 119-150. Con anterioridad TORRALBA SORIANO, F. , 1991, p. 120; ESTEBAN LORENTE,j. F. , 1993 (I), pp. 95-112; y EsTEBAN LORENTE,j. F. , 1994 (I), pp. 223-224.

27.- CRIADO MAINAR,J. y ESCRIBANO SÁNCHEZ,J. C. , 1995, PP· 128-132.

28.- ESTEBAN LORENTE,J. F., 1994 (I), pp. 223-224; LIAÑO MAR­lÍNEZ, E., 1994, pp. 202-204.

29.- Sobre la obra de Pierre More! y el carácter anticipatorio y moderno de su arte, MORGANSTERN, A. M., 1976, pp. 323-349 ; MORGANSTERN, A.M., 1990, pp. 423-429; y MORGANSTERN, A M., 1992, pp. 175-191. De la tumba de Clemente VII se conserva, mal­tratada, la cabeza. En el sepulcro deJean de La Grange se talló uno de los primeros cadáveres naturalistas que serán frecuentes en la es­taruaria funeraria francesa.

30.- Se conservan muy pocos ejemplos y algunos se realizaron en fechas posteriores al de San Prudencia. Entre las testas más antiguas destacan las de Santa Úrsula de Valls (Tarragona) y Santa Orosia de Yebra de Basa (Huesca).

31.- El 13 de agosto de 1419 Esteban, platero de Logroño, y su mujer,Juana Femández, venden a don Pedro, abad de San Pruden­cia, un majuelo y varios útiles -una olla de cobre, dos botejas de arambre y una caldera de fierro- por 55 florines de oro. Testifica maestre Guillén, estañero de Logroño (GARCÍA TuRzA, F.J. , 1992, pp. 136-137). Se alude a este documento en MOYA VALGAÑÓN,J. G. , 2006, p. 369.

32.- IBÁÑEZ DE EcHAVARRI, FR. B., 1753, pp. 426-427. 33.- Ibidem, p. 412. 34.- Ibidem, p. 412. Comenta que en esta abertura despues de

hecha oracion suelen meter Jos devotos la cabeza y, más adelante (p. 497) relata un milagro en el que una mujer introdujo un pie por la fenestra y quedó sana de sus dificultades de movimiento hasta el punto de que pudo andar. Yepes recogió las palabras de su infor­mante, Bernardo de Villalpando, al describir la urna donde descan­saba el santo: esta sepultado en una arca de madera muy ricamente labrada, que está puesta en un altar que se hizo para este efecto en Ja misma cueva (YEPES, FR. A DE, 1960, t. III, p. 322).

35.- Ibidem, pp. 322-323. Se relacionan las reliquias depositadas en la concatedral de La Redonda en MOYA V ALGAÑÓN,J. G. , 1976, t. II, p. 301.

36.- lBÁÑEZ DE EcHAvARRI, FR. B., 1753, p. 410. 37.- La presencia de Juan de Villarreal a cargo de las obras que

se hacían en el monasterio se menciona en el relato de dos milagros ocurridos en 1579 y 1582 y recogidos por Ibáñez de Echávarri (IBÁ­ÑEZ DE EcHAVARRI, FR. B., 1753, p. 501). También relata cómo en 1582 el cantero Juan de Murieta se cayó desde la torre pero invocó a San Prudencia y no sufrió ningún percance (IBÁÑEZ DE ECHÁVA­RRI, FR. B. , 1753, p. 502).

38.- YEPES, FR. A. DE, 1960, t. III, p. 323. 39.- lBÁÑEZ DE EcHAvARRI, FR. B., 1753, p. 393. Según Cantera

Orive (CANTERA ORIVE,]., 1946, p. 90) el busto de San Prudencia estaba en el relicario del lado del evangelio y en el de la epístola des­tacaban la cabeza de San Félix y la de San Funes. Esta última cabeza, conservada en La Redonda, es de estilo romanista.

40.- AlNAGA ANDRÉS, M .' T. y CRIADO MAINAR,J., 1996, PP· 111-136; CRIADO MAINAR,J. , 1997 (I), 280-281.

Bibliografía: MOYA VALGAÑÓN,J. G., 1976, t.11, p. 301; ARRÚE UGARTE, M.• B., 1981, pp. 90-92; MOYAVALGA­

ÑÓN,J. G., 2006, p. 369.