Villa Olímpica, Santiago: apuntes para su historia

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1 Villa Olímpica, Santiago: apuntes para su historia 1 Daniel Palma Alvarado Historiador “Los muertos tienen todavía derechos sobre ellos. Lo que ellos construyeron… nosotros no estamos autorizados a arrasarlo. Lo que nosotros mismos hemos edificado podemos derrumbarlo; pero a las obras que otros sacrificaron su vigor, su riqueza y su vida para erigirlas, no somos quién para decir que nos pertenecen, que los derechos de sus constructores han caducado;...”. “[Nuestra arquitectura antigua] da testimonio del desarrollo de las ideas del hombre, y de la continuidad de la historia y, al hacerlo, permite una instrucción incesante, y aun la educación de las generaciones sucesivas, no únicamente contándoles cuáles fueron las aspiraciones de nuestros antepasados, sino también lo que el hombre puede esperar en el futuro”. William Morris (1884) en: E.P. Thompson, William Morris. De romántico a revolucionario 1. “Ahí empezaba la periferia de la ciudad…”: contexto y orígenes de la Villa Esta es la historia de una pequeña comunidad urbana, para ser contada y atesorada en la memoria de sus protagonistas y descendientes, de su generación fundadora, de los que están y los que vendrán. Todo comenzó hace ya medio siglo, cuando en Santiago de Chile se dio inicio a la construcción de un emblemático conjunto habitacional de la ciudad, conocido con el nombre de Villa Olímpica. Dicha iniciativa fue el resultado de un conjunto de procesos que desde los años 50 convirtieron a la problemática de la vivienda en una de las preocupaciones principales de los gobiernos, estimulando la búsqueda de soluciones originales para enfrentar el dramático y alarmante déficit habitacional que afectaba al país. Un primer antecedente que es preciso considerar para apreciar la centralidad de las políticas públicas de vivienda en aquella época, fue la aceleración de la urbanización. En 1940 la población urbana y rural en Chile estaban virtualmente equiparadas, pero ya en 1952 el censo realizado ese año arrojó una población urbana que se empinaba sobre el 60% y que en los inicios de la década de 1960 se incrementó hasta el 68,2% a nivel nacional. Este fenómeno 1 Este texto forma parte del Proyecto Expediente Técnico para postulación a Monumento Nacional categoría Zona Típica Villa Olímpica, financiado por FONDART (Proyecto número 14645-5), encabezado por la arquitecto Ana Paz Cárdenas. Agradecemos a Jazmín González, Marisol Palma y Víctor Muñoz Cortés, que recopilaron la mayor parte del material para esta reseña histórica. Mención aparte para Soledad Martínez y Marcela Moreno, cuyo informe FONDECYT “Villa Olímpica”, del año 2005, constituye a la fecha el estudio más acucioso, serio y documentado sobre nuestro barrio y nos aportó valiosa información.

Transcript of Villa Olímpica, Santiago: apuntes para su historia

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Villa Olímpica, Santiago: apuntes para su historia1

Daniel Palma Alvarado

Historiador

“Los muertos tienen todavía derechos sobre ellos. Lo que ellos

construyeron… nosotros no estamos autorizados a arrasarlo. Lo que

nosotros mismos hemos edificado podemos derrumbarlo; pero a las

obras que otros sacrificaron su vigor, su riqueza y su vida para

erigirlas, no somos quién para decir que nos pertenecen, que los derechos de sus constructores han caducado;...”.

“[Nuestra arquitectura antigua] da testimonio del desarrollo de las

ideas del hombre, y de la continuidad de la historia y, al hacerlo,

permite una instrucción incesante, y aun la educación de las

generaciones sucesivas, no únicamente contándoles cuáles fueron las

aspiraciones de nuestros antepasados, sino también lo que el hombre

puede esperar en el futuro”.

William Morris (1884) en: E.P. Thompson, William Morris. De

romántico a revolucionario

1. “Ahí empezaba la periferia de la ciudad…”: contexto y orígenes de la Villa

Esta es la historia de una pequeña comunidad urbana, para ser contada y atesorada en

la memoria de sus protagonistas y descendientes, de su generación fundadora, de los que están

y los que vendrán. Todo comenzó hace ya medio siglo, cuando en Santiago de Chile se dio

inicio a la construcción de un emblemático conjunto habitacional de la ciudad, conocido con el

nombre de Villa Olímpica. Dicha iniciativa fue el resultado de un conjunto de procesos que

desde los años 50 convirtieron a la problemática de la vivienda en una de las preocupaciones

principales de los gobiernos, estimulando la búsqueda de soluciones originales para enfrentar

el dramático y alarmante déficit habitacional que afectaba al país.

Un primer antecedente que es preciso considerar para apreciar la centralidad de las

políticas públicas de vivienda en aquella época, fue la aceleración de la urbanización. En 1940

la población urbana y rural en Chile estaban virtualmente equiparadas, pero ya en 1952 el

censo realizado ese año arrojó una población urbana que se empinaba sobre el 60% y que en

los inicios de la década de 1960 se incrementó hasta el 68,2% a nivel nacional. Este fenómeno

1 Este texto forma parte del Proyecto Expediente Técnico para postulación a Monumento Nacional categoría

Zona Típica Villa Olímpica, financiado por FONDART (Proyecto número 14645-5), encabezado por la

arquitecto Ana Paz Cárdenas. Agradecemos a Jazmín González, Marisol Palma y Víctor Muñoz Cortés, que

recopilaron la mayor parte del material para esta reseña histórica. Mención aparte para Soledad Martínez y

Marcela Moreno, cuyo informe FONDECYT “Villa Olímpica”, del año 2005, constituye a la fecha el estudio más

acucioso, serio y documentado sobre nuestro barrio y nos aportó valiosa información.

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se explica fundamentalmente por la masiva llegada de trabajadores desde la región salitrera y

las zonas rurales del sur, que se trasladaron a las ciudades, especialmente Santiago, con la

esperanza de ampliar sus posibilidades laborales y educacionales.

Entonces, dos de cada tres chilenos llegaron a establecerse en ciudades que no

contaban con la infraestructura necesaria para acogerlos y menos podían ofrecer las más

mínimas comodidades. Según una encuesta realizada por el Instituto de Economía de la

Universidad de Chile en 1957, un 36% de la población de Santiago no había nacido en la

ciudad, agravando el triste espectáculo de la miseria de la capital, donde un número importante

de gente simplemente no tenía donde vivir. En base a los datos del Primer Censo General de

Viviendas de 1952, el historiador Mario Garcés estima que el déficit habitacional en Santiago

era de un 36,2%, seis puntos por encima de la media nacional, afectando a alrededor de un

30,5% de la población de la ciudad (534.771 personas)2.

Además de las migraciones internas, que pusieron en evidencia la magnitud del

problema de la falta de viviendas en Santiago, hubo también otros factores que incidieron en

este complicado panorama. Entre otros hay que señalar la demolición de muchos de los

antiguos conventillos por insalubres y estrechos; la baja tasa de edificación, producto de las

debilidades de la industria de la construcción; la ausencia de una política estatal sistemática y

eficiente en relación a la vivienda; y las carencias y bajos salarios de los pobres de la ciudad

que no podían costear un arriendo o un dividendo.

La desesperante situación de los sin casa se tradujo en una multiplicación de las tomas

de terreno a lo largo de toda la década de los 50. Aparecieron así muchos asentamientos

precarios, en particular las poblaciones callampas, que tuvieron su período de mayor

expansión entre 1952 y 1959, llegando a albergar a más de 30 mil familias de la capital. Entre

las callampas que fueron disponiéndose en la periferia de Santiago estaban las de Lo

Encalada, ubicadas a la altura del número 1300 de la calle San Eugenio, en predios que

formaban parte de las antiguas chacras de Lo Encalada y Lo Valdivieso. Allí, en uno de los

bordes de la ciudad, vivieron más de cien familias que fueron, posiblemente, las primeras que

habitaron en los terrenos y alrededores de la futura Villa Olímpica.

El apremiante déficit habitacional llevó al Estado a impulsar cambios de fondo en la

formulación de las políticas de vivienda. Durante el gobierno del general Ibáñez del Campo

(1952-1958) fueron imponiéndose una serie de nuevos conceptos como los de “racionalización

de la acción estatal”, “soluciones integrales” y “Planes de Vivienda”, que dan cuenta del afán

de desplegar una labor estatal planificada y coordinada en la materia3. Por otra parte, los

profesores y estudiantes de arquitectura reclamaban un espacio mayor a la hora del diseño e

implementación de novedosas soluciones habitacionales que estuvieran en sintonía con las

2 Los datos en Mario Garcés, Tomando su sitio. El movimiento de pobladores de Santiago, 1957-1970, LOM

Ediciones, Santiago, 2002, pp.32-33 y 68. 3 Véase Rodrigo Hidalgo Dattwyler, “La reestructuración de la administración pública y las innovaciones en la

política de vivienda en Chile en la década de 1950”, Revista Scripta Nova, Nº69, Barcelona, 2000. Disponible en:

http://www.ub.es/geocrit/sn-69-76.htm

3

nuevas dinámicas socioeconómicas que experimentaba el país. El proyecto Villa Olímpica

sería el resultado de la confluencia de este doble movimiento estatal y profesional.

Durante los años 50 y comienzos de los 60, los temas de vivienda estaban radicados en

el Ministerio de Obras Públicas (recién en 1965 se creó el Ministerio de Vivienda y

Urbanismo), de modo que se hizo necesario forjar una institucionalidad nueva para poder

implementar las soluciones demandadas. Clave resultó la reestructuración del MOP desde

1953, cuando el gobierno le encomendó la tarea de elaborar un Plan de Vivienda, mientras en

paralelo se establecía la Corporación de la Vivienda (CORVI) y se creaba el Banco del Estado

que aportaría recursos siempre escasos. En 1954, el gobierno de Ibáñez puso en marcha el

primer Plan Nacional de Viviendas que fijó como objetivo prioritario la construcción de

32.083 viviendas económicas de diversos tipos (entre 25 y 100 m²) y prometía terminar en un

año con las poblaciones callampas. La crisis del ibañismo, especialmente desde 1957, echó

por tierra estos ambiciosos planes y solo se pudo cumplir con un 21% de la meta (6.877

viviendas)4.

En el marco de este esfuerzo podemos comprender el proyecto presentado en 1955 por

el Servicio del Seguro Social al municipio de Ñuñoa, destinado a establecer en los terrenos

que ocuparía posteriormente la Villa Olímpica una “ciudad obrera modelo” compuesta por 742

viviendas. Esta iniciativa, sin embargo, no se materializó debido a los reparos de las

autoridades edilicias que fueron de la opinión que un barrio obrero implicaría la

desvalorización de los terrenos aledaños, donde prevalecían los chalets y grandes casonas

ubicadas al norte de la actual Avenida Grecia. En otras palabras, se temía que la presencia de

una población obrera podía desprestigiar al sector. En estos mismos años, en una fecha que no

hemos podido precisar, los terrenos que antiguamente habían sido parte de la chacra Lo

Valdivieso, pasaron a manos de la CORVI5.

La Corporación de la Vivienda sería la encargada de poner en práctica las nuevas

directrices orientadas a reducir el déficit habitacional. Desde el mismo decreto ley que le dio

origen el 25 de julio de 1953, se establecía que esta agencia estatal debía consagrar todos sus

recursos a la resolución integral del problema, lo que implicaba, entre otras tareas, “construir

barrios y poblaciones con todos los servicios que exige la convivencia humana”. En virtud de

esta misión, la edificación a gran escala de viviendas sociales se constituyó en un objetivo

prioritario. Desde fines de los años 50, la labor articuladora de CORVI comenzó a dar sus

primeros frutos, logrando comprometer recursos públicos y convocar a capitales privados para

ir remediando de una buena vez las carencias en materia habitacional en el país6. El gobierno

de Jorge Alessandri (1958-1964) y el empuje de su ministro de Obras Públicas, Ernesto Pinto

4 Al respecto, Garcés, op.cit., pp.113-116. 5 En la Dirección de Obras Públicas de la Municipalidad de Ñuñoa se conserva el documento con la petición para

el loteo y construcción de la población obrera por parte del Servicio de Seguro Social. Véase también: Gonzalo

Godoy, Rol de la CORVI en el problema habitacional, 1953-1972, Tesis de grado, FAU, Universidad de Chile,

Santiago, 1972, p.44 y Soledad Martínez y Marcela Moreno, Informe “Villa Olímpica”, FONDECYT, Santiago,

2005, p.14. 6 Hidalgo, op.cit., pp.7-10.

4

Lagarrigue, resultaron decisivos en el perfeccionamiento de la gestión de la CORVI, lo cual se

aprecia sobre todo en el Plan Habitacional aprobado en 1959.

En este desafío, las ideas arquitectónicas en boga en aquel entonces, en especial el

Movimiento Moderno, fueron integradas al diseño de las viviendas sociales promovidas por el

Estado. De esta manera, los conjuntos habitacionales cuyas obras se iniciaron hacia mediados

de los años 50, como la Villa Portales y la Unidad Vecinal Providencia, se convirtieron en

expresiones concretas de las modernas tendencias arquitectónicas inspiradas en el concepto de

“Unidad Vecinal” popularizado desde el mundo académico7. La Unidad Vecinal se puede

sintetizar en la idea de una “ciudad en miniatura”, donde las demandas de vivienda,

recreación, equipamiento comercial y educación se hallan resueltas en un mismo espacio,

dispuesto de tal forma que favorezca la circulación peatonal de los residentes, con calles que

no atraviesen el complejo y múltiples áreas verdes.

En el transcurso del primer semestre de 1960, la CORVI redactó las bases de un

concurso nacional para edificar un conjunto de viviendas sociales en los terrenos otrora

pertenecientes a la chacra Lo Valdivieso. Como bien indican las autoras del estudio más

completo sobre la Villa Olímpica, “a través de la invitación abierta a todos los profesionales

de la arquitectura a participar en los Concursos CORVI, queda de manifiesto la intención de

recoger diferentes experiencias y visiones sobre la vivienda y la habitabilidad de ellas, con lo

que se une el Estado y la Arquitectura, en pos de un mismo objetivo”8.

Las bases entregadas por la CORVI contemplaban un barrio residencial que albergara

3.000 viviendas pensadas para una población de 17.000 habitantes y que tendrían “las

comodidades y terminaciones máximas permitidas en viviendas económicas”. La Unidad

Vecinal resultante se localizaría en el cuadrado formado por las calles Grecia-Lo Encalada-

Carlos Dittborn-Marathon y contaría además con un supermercado, veinte locales comerciales,

una escuela mixta para 500 alumnos, una sala de cine para 1.500 personas, una parroquia y

servicios de correo, telégrafo y teléfono. Los concursantes debían “proyectar la totalidad de las

viviendas, no así los demás elementos que se indican en el programa (esparcimiento,

educación, etc.)”, que en el plano general aparecerían como “siluetas”9.

El concurso fue lanzado a mediados de 1960 y arrojó un empate entre dos de las

propuestas recibidas. El primero de los equipos lo conformaron los arquitectos Rodolfo Bravo,

Jorge Poblete y Ricardo Carvallo, cuyo proyecto gustó por el diseño de las viviendas, donde

prevalecían los bloques de departamentos de cuatro y cinco pisos (en este caso, departamentos

dúplex) concebidos para ser construidos en hormigón armado. El otro equipo ganador lo

7 Sobre el diseño de los nuevos conjuntos habitacionales impulsados por CORVI y su relación con el movimiento

moderno se puede revisar el artículo de Vicente Gámez B., “Algunos antecedentes para el estudio de la doctrina

habitacional de la Corporación de la Vivienda”, en Boletín del INVI, N°38, FAU, Universidad de Chile,

noviembre 1999, pp.27-58. 8 Martínez y Moreno, op.cit., p.13. 9 CORVI, Plan habitacional: Chile, Santiago, 1963, p.52 y Hernán Edding, Estudio de un conjunto habitacional:

Villa Olímpica, FAU, Universidad de Chile, Santiago, 1964, pp.19-20.

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componían Pablo Hegedus, Julio Mardones, Gonzalo Mardones y Sergio González con una

atractiva propuesta en términos de la distribución de los espacios residenciales y públicos

conforme al modelo de las unidades vecinales. Ambos grupos estaban ligados a la universidad

de Chile, lo cual facilitó que en definitiva pudieran emprender el trabajo en conjunto.

El proyecto, ya adjudicado a los dos equipos mencionados, sufrió algunas

modificaciones en relación a las bases de la CORVI, como la reducción del número de

viviendas a 2.601, destinadas a una población de 15.458 habitantes, y el emplazamiento de una

torre al interior del conjunto habitacional. Respecto a esto último, Ricardo Carvallo señaló en

una entrevista que, “en un principio no se consideraba la construcción de una torre, así que

ésta se colocó después. Esa fue una gran discusión que tuvimos los dos equipos. Yo proponía

que la torre debería ser ubicada como un hito que se viera desde la avenida Grecia, pero Julio

Mardones planteaba que había que ubicarla en el interior del conjunto, donde finalmente se

ubicó”10

. Definidos los detalles, todo quedó preparado para convocar a las empresas

constructoras. Corría el año 1961 y comenzaba a nacer nuestra Villa Olímpica.

2. “Cuando ese sector donde yo estaba eran puros peladeros…”: la fase de instalación,

1961-1964

Los terrenos cedidos por la CORVI para erigir la Villa Olímpica abarcan una superficie

de 28 hectáreas, dentro de la cual había un pequeño sector que albergaba cinco casas y otro

donde funcionaba la piscina Mund (a la cual nos referiremos más adelante). De acuerdo a un

estudioso, estas dos áreas enquistadas en la futura Villa representaron “un pie forzado que ha

llevado a sacrificar un acceso franco a la población por Av. Grecia”11

. Hacia el norte, en la

otra vereda de la citada avenida, estaban las casonas y chalets construidos desde la década de

1930 bajo la influencia del modelo británico de la “ciudad jardín”. Al oriente se encontraban

las dependencias del Laboratorio Chile y del Instituto Bacteriológico (levantado entre 1947 y

1950, hoy conocido como Instituto de Salud Pública), y más allá el Estadio Nacional

(inaugurado en 1938). Al sur del terreno había potreros y comenzaba a instalarse la “población

de emergencia” Rebeca Matte que colindaba con la calle Guillermo Mann.

Los antiguos vecinos todavía recuerdan el sitio baldío ubicado al sur de Av. Grecia:

“Eran terrenos eriazos no más, y que en esta época se llenaban de pastos, entonces llevaban

animales, yo recuerdo bien…los llevaban a pastar”. Los potreros también son evocados como

un campo abierto que en verano presentaba una “sequedad increíble”. Werner Vogel,

ingeniero estructural que formó parte del equipo que inició las obras de la Villa Olímpica,

alude al “sitio eriazo enorme que había acá” y agrega que en la parte sur “había una laguna

antiguamente”, lo que explicaría parte de los daños sufridos por los edificios de ese sector con

motivo del terremoto del 2010, debido a que “…habían napas subterráneas que afloraban de

10 Agradecemos esta información a Luis Silva. Véase también Martínez y Moreno, op.cit. pp.14-16. 11 Edding, op.cit., p.18. El autor era de la opinión que estos inmuebles debieron haber sido expropiados por la

CORVI.

6

agua, canales de río, porque era una zona relativamente agrícola, entonces eso desintegra un

poco la capacidad del suelo para construir”12

.

El 11 de septiembre de 1961, el Director de Obras Municipales de Ñuñoa, señor José

Renard Valenzuela, informaba al edil de la comuna que había sido presentado para la

aprobación municipal “el plano de loteo de la Población Exequiel González Cortés (Villa

Olímpica)”, recalcando la importancia que tendría el conjunto habitacional de cara al Mundial

de Fútbol que se estaba organizando para el año siguiente en Chile, en tanto permitiría

hermosear los agrestes alrededores del Estadio Nacional. También destacaba la “planificación

racional de los espacios, distribución de áreas de uso común de las viviendas (copropiedad),

redes de circulación interiores y áreas libres de uso público clasificadas en cuanto a su

destinación”13

. El loteo de los terrenos fue autorizado el 29 de noviembre, proyectando la

construcción de 105 bloques de edificios de 2, 4, 5 y 15 pisos que totalizaban 2.601

departamentos para viviendas. Derrochando optimismo, Renard era de la opinión que los

edificios podrían aprovecharse para “dar alojamiento a turistas que concurran a presenciar el

Campeonato Mundial de Fútbol”, lo cual, sin embargo, no se materializaría debido a que las

obras no se lograron terminar para esa ocasión14

.

Los trabajos comenzaron hacia finales del año 1961. En ellos intervinieron cinco

empresas constructoras privadas que habían sido seleccionadas tras una licitación pública:

Marinovic, Collados, Donate, Berenguer y Gama. De acuerdo a la zonificación del terreno,

éste se dividió en seis sectores, correspondiéndole a cada una de las empresas levantar uno de

dimensiones más o menos parecidas y quedando el sexto a cargo de Marinovic y de Collados.

Los primeros cinco sectores, con un total de 1.904 viviendas, estuvieron listos hacia mediados

de 1964, según lo atestigua el estudio de Edding. El cuadro siguiente resume la información

disponible.

Sector Empresa

constructora

N° de

viviendas

Metros cuadrados

1 S. Marinovic 415 36.420

2 M. Collados 342 35.281

3 Donate (VIEC) 354 34.216

4 A. Berenguer 369 36.052

5 Delta (Gama) 424 40.101

Total 1.904 182.070 Fuente: H. Edding, 1964, pp.121-122

12 Testimonio de “Elizabeth”, en Martínez y Moreno, op.cit., p.30 y Entrevista a Werner Vogel, 27 de agosto de

2010. 13 Carta de José Renard Valenzuela al Alcalde de Ñuñoa, Santiago, 11 de septiembre de 1961, en Archivo

Dirección de Obras Públicas de Ñuñoa. 14 Carta de José Renard Valenzuela, Santiago, 29 de noviembre de 1961, en íd. Ver también: Martínez y Moreno,

op.cit., pp.16-17.

7

En relación al último sector -el de mayor superficie, situado al sur de la Villa-, hay

quienes señalan el año 1966 como el de la entrega definitiva y otros que la postergan para

1968, motivada por retrasos de diversa índole que afectaron la recepción final de las obras.

Don Werner Vogel es enfático al momento de explicar que “aquí se construyó con los

mejores materiales de la época, los mejores hormigones 160-180 kg…”, aunque unas

empresas se afanaron más que otras. Nuevamente el análisis de Hernán Edding aporta datos

interesantes: “Los mejores hormigones a la vista, en cuanto a calidad de terminación se refiere,

corresponden a Marinovic y Delta…”, quienes utilizaron los materiales recomendados por los

proyectistas de la obra. Respecto a los que ocuparon las empresas de Collados y Berenguer, el

autor manifiesta que dieron “resultados inferiores”, mientras el sistema empleado por la

constructora VIEC arrojó un balance “desastroso”15

.

Los recursos para la edificación de la Villa Olímpica fueron obtenidos por la CORVI

en el marco de un convenio con los Estados Unidos, que colaboraron con nuestro país por

medio de la “Alianza para el Progreso” implementada por el presidente John F. Kennedy en

1961. En una publicación oficial de 1964 confirmamos que los sectores 1-5 se financiaron

íntegramente con los préstamos obtenidos por esta vía, sindicándose al hacía poco asesinado

Kennedy como figura clave para estimular el Plan Habitacional del gobierno chileno. La

portada de la revista no podía ser más elocuente, exhibiendo la imagen del malogrado

presidente de los EE.UU. sobre una foto panorámica de la Villa Olímpica, “óptimo fruto de la

Alianza para el Progreso, en el Plan Habitacional”16

.

Mención aparte para la emblemática Torre, incorporada a última hora en el diseño de la

población e “hito referencial” del sector. El Edifico-Torre, como fue designado en la época,

constituyó un orgullo para el país. “Sólo el Hotel Carrera de Santiago lo iguala en altura de

pisos, pero en cuanto a concepción arquitectónica, no tiene rivales”, se afirmaba en una

revista. Don Werner precisa que “en total tiene catorce pisos habitables más dos subterráneos

y un pent house arriba, diecisiete pisos en total. Ese fue el primer edificio que se calculó en

altura…”. Y agreguemos que fue el primer edificio de estas dimensiones para uso residencial

en Chile. En la base de la Torre se ubicaron nueve locales comerciales con subterráneo; en el

segundo piso, cuatro departamentos de tres dormitorios cada uno; y los doce pisos restantes

cuentan con cuatro departamentos de cuatro dormitorios cada uno, que reunían “el máximo de

comodidades, adelantos técnicos, nivel de seguridad y belleza de líneas”. En total, 52

apartamentos que, además, contaron con instalaciones de gas licuado. La construcción la

realizó la firma Modesto Collados y Cia17

.

Esta auténtica atalaya urbana fue una de las primeras obras en entregarse y comenzó a

recibir a sus moradores incluso antes que los hubiera en los vecinos blocks y casas. Doña

Luisa Henríquez menciona en su testimonio que junto a su marido se instalaron a vivir en la

15 Entrevista a W. Vogel, op.cit. y Edding, op.cit., p.134. 16 “Ante el desaparecimiento de John F. Kennedy”, Revista CORVI Noticias, N°21, enero de 1964, pp.1-3. 17 “Edificio-Torre de la Villa Olímpica”, Revista de la Construcción, N°9, febrero de 1963, pp.36-37.

8

Torre en el mes de octubre de 1962, cuando la Villa todavía no era habilitada y “estaba cerrada

con madera por todos los costados”18

. Los contactos en la CORVI le permitieron a la familia

de doña Luisa y a dos más ocupar sus departamentos con antelación, convirtiéndose, por tanto,

en los habitantes más antiguos de Villa Olímpica. Unos cuantos meses después empezarían a

arribar los primeros contingentes de quienes se habían adjudicado las viviendas ya terminadas.

El sábado 14 de septiembre de 1963, a las 11:30 hrs. fue inaugurada la población con el

nombre de “Unidad Vecinal Exequiel González Cortés”. En una “impresionante ceremonia”

realizada frente a la Torre, se entregaron simbólicamente las llaves a los diez primeros

postulantes. En presencia del ministro de Obras Públicas, Ernesto Pinto Lagarrigue, del Vice-

Presidente de la CORVI y del embajador de los Estados Unidos, Charles W. Cole, se destacó a

esta “ciudadela”, según la bautizó la prensa, como la obra culminante del Plan Habitacional

impulsado por la CORVI hasta ese momento. En los discursos se hizo hincapié en los

esfuerzos desplegados por el gobierno para resolver los problemas habitacionales y se

reconocía el valor de la cooperación a través de la Alianza para el Progreso. El embajador

expresó que “la población «Exequiel González Cortés» simboliza el afán de Chile por mejorar

las condiciones de vida de su pueblo”. Al entonarse la canción nacional fueron izados los

pabellones de Chile y EE.UU. A continuación, la Villa fue bendecida por Monseñor Joaquín

Fuenzalida, secretario del Arzobispo de Santiago, Raúl Silva Henríquez19

.

Rápidamente, esta solución habitacional atrajo las miradas tanto en Chile como en el

extranjero y sería sindicada como un ejemplo concreto de las posibilidades para superar el

déficit de viviendas existente. Ya a finales de 1962, el Intendente Municipal de Buenos Aires,

arquitecto Alberto Prebisch, recorrió varias de las poblaciones promovidas por la CORVI

entre las que aparece nuestra Villa. Un hito particularmente destacado fue la visita del

presidente de Brasil, Joao Goulart, en el otoño de 1963: “A las 10:30 hrs., la comitiva oficial

partió de la Embajada de Brasil rumbo a la Población Exequiel González Cortés, ex Villa

Olímpica, recibiendo el señor Goulart el homenaje popular que se tradujo en aplausos y gritos

alusivos a la cordialidad brasileña y a la sencillez de su Primer Mandatario a quien sólo

llamaban ‘Jango…. Jango… viva Brasil”. En septiembre del mismo año fue el turno del

presidente de Yugoslavia, mariscal Tito, quien por causa de la lluvia debió limitarse a dar una

vuelta en automóvil alrededor de la Villa. En medio de una “cariñosa recepción” por parte de

los vecinos, a principios de mayo de 1964 se hizo presente el mandatario de Alemania Federal

Heinrich Lübke junto a su esposa, los que impresionados y “emocionados” se pasearon por

toda la población y se tomaron fotografías en la terraza de la gran Torre20

.

Al momento de producirse estas visitas ilustres, la infraestructura comercial y las áreas

recreacionales contempladas en el proyecto original todavía no existían. Éstas sólo se fueron

18 Testimonio de Luisa Henríquez, en Martínez y Moreno, op.cit., p.38. 19 “Población Exequiel González Cortés, obra culminante hasta el momento del Plan Habitacional de la CORVI”,

Revista CORVI Noticias, N°19, octubre de 1963, pp.10-12. 20 Las notas sobre las visitas extranjeras en: Revista CORVI Noticias, N°11, diciembre de 1962, p.14; N°16, junio

de 1963, pp.1,3,10 y11; N°20, diciembre de 1963, pp.4-5; y El Mercurio, 2 de mayo de 1964, primer cuerpo, p.1

y segundo cuerpo, p.21.

9

materializando con el correr de los años, de manera que al iniciarse el poblamiento de la Villa

Olímpica, “los espacios de uso común se encontraban baldíos, no sólo sin las construcciones

que se proyectaban en los planos (por ejemplo, un cine con capacidad para 1.500 personas,

que nunca llegó a construirse) sino también, sin áreas verdes y sin parte de la dotación de

pavimento necesaria”. Don Jacinto Cortés recuerda que “cuando recién llegamos nosotros

habían pocas veredas…”, mientras Ana agrega que “…la plaza, esto que es la plaza ahora, era

un pastizal que cubría a una persona”21

. Como comentaremos en la próxima sección, la

organización de los propios vecinos resultó fundamental para habilitar los espacios comunes y

dar origen a la vida de barrio propiamente tal.

Una de las interrogantes -que es complicado aclarar plenamente- tiene que ver con el

origen del nombre de la población. La denominación de “Villa Olímpica” se vincula al parecer

al deseo de emplear los departamentos “para poder recibir a las diferentes delegaciones

futbolísticas que vinieron al Mundial del sesenta y dos”, según nos indicó don Werner Vogel y

rememoran también otros vecinos22

. No obstante, como ello finalmente no se concretó, las

autoridades optaron por el nombre oficial de «Población Doctor Exequiel González Cortés, ex

Villa Olímpica», tal cual figura en las escrituras y en muchos documentos y artículos de

prensa. El homenajeado con el nombre legal de la Villa es el doctor González Cortés, fallecido

en 1956, precursor de la medicina social en Chile, diputado y senador por el partido

Conservador, y merecedor del reconocimiento de sus contemporáneos por colocar a los más

desamparados en el centro de su quehacer profesional y político23

.

La confusión se presenta desde el momento en que observamos que en algunos

documentos el nombre “Población Exequiel González Cortés” remite a un espacio más vasto

que comprende, además de la Villa Olímpica, a las actuales Villas Salvador Cruz Gana y

Canadá. Un plano de loteo, fechado el 14 de diciembre de 1961, nos ofrece algunas pistas

sobre esta cuestión. Allí se distingue por una parte un área denominada “Villa Olímpica”, que

corresponde al sector que ésta ocupa actualmente. Por otra, está la designada como “Población

Exequiel González Cortés”, dividida en cuatro sectores (el 1 y el 2 forman hoy la Villa

Salvador Cruz Gana; el 3 y el 4, la Villa Canadá). Los sectores 1, 3 y 4 eran del Servicio de

Seguro Social y se proyectaba construir ahí viviendas sociales. En el sector 2 de la CORVI se

pensaba erradicar a familias de poblaciones callampas. También aparece en el plano una

“población de viviendas de emergencia”, que es la actual Villa Rebeca Matte24

.

21 La cita y los testimonios de Jacinto Cortés y “Ana” en Martínez y Moreno, op.cit., pp.39-40. 22 Una versión distinta sostiene que, en 1960, la elección de Chile como sede para los Juegos Olímpicos Panamericanos de 1963 habría motivado la construcción de la población para acoger a las delegaciones, pero que

debido a la inminencia del Mundial de Fútbol, éstos finalmente no se realizaron en nuestro país. De ahí el origen

del nombre “Villa Olímpica”, aunque no hemos logrado acreditarlo. Nadia Troncoso y Juan Ignacio Kremer,

“Fragmentos del Movimiento Moderno en Chile: Población Exequiel González Cortés (ex Villa Olímpica)”, en

Revista de Arquitectura, N°17, FAU, Universidad de Chile, Santiago, 2008, p.96. 23 Ver por ejemplo: Alfonso Calderón, “El Doctor Exequiel González Cortés y la medicina social en Chile”, en

Revista Médica, N°1, Vol.35, marzo de 1984, pp.16-20. 24 “Expedientes Población Exequiel González Cortés”, en Archivo Dirección de Obras Públicas de Ñuñoa.

10

De aquí podemos concluir que tras la puesta en marcha del proyecto Villa Olímpica a

fines del año 61, se lotearon los terrenos ubicados al sur de la calle Carlos Dittborn para

construir más viviendas sociales, proyecto que recibió el nombre de Población Exequiel

González Cortés que, posteriormente, abarcó también a la Villa Olímpica. Sabemos que a

fines del año 62 las 500 familias de la callampa Lo Encalada fueron efectivamente trasladadas

al “sector radicación de la Población Exequiel González Cortés” (hoy parte de la Villa

Salvador Cruz Gana), donde los esperaban “cómodas y confortables viviendas construidas por

la Corporación de la Vivienda”25

. En 1965 hallamos otra noticia que informa de la entrega de

nuevas viviendas “a obreros en Ñuñoa” las que formaban parte del denominado “grupo

habitacional Exequiel González Cortés, de los sectores 1 y 3 del Servicio de Seguro Social de

esa localidad”, es decir, pertenecen a las actuales Villas Salvador Cruz Gana y Canadá26

.

Como una manera de diferenciarse de los habitantes de las homónimas poblaciones al sur de

calle Carlos Dittborn, los de la Villa Olímpica conservaron ese nombre para referirse a su

barrio, pese a que en las escrituras de los departamentos figure hasta el día de hoy el de

“Población Exequiel González Cortés, ex Villa Olímpica”.

Digamos finalmente que el municipio tenía la facultad para colocar los nombres a las

calles y pasajes. Las vías que atraviesan la población de norte a sur (Los Jazmines, Obispo

Orrego, Salvador Sur), equivalen a la continuación de calles que ya existían al norte de la

avenida Grecia, por lo que recibieron el mismo nombre. No prevaleció la creatividad a la hora

de bautizar a los pasajes interiores que se llamaron simplemente Calle Uno, Dos, Tres, Cuatro

y Cinco. Don Alfredo Álvarez nos aclara que en “el setenta, el ochenta, por ahí”, alguien de la

municipalidad habría dicho: “oye, esta es la Villa Olímpica, de las olimpiadas, del Olimpo, por

lo tanto, hay que ponerle los nombres de los filósofos de esa época”27

. Aunque no hemos

logrado determinar la fecha exacta de ese cambio, a partir de entonces la Calle Uno pasó a ser

Pericles; la Calle Dos, Sócrates; la Calle Tres, Platón; la Calle Cuatro, Aristóteles; y la Calle

Cinco, Fidias. Así, los griegos quedaron inscritos definitivamente en la toponimia de la Villa.

3. “Antiguamente se conocía toda la gente…”: los fundadores de la Villa y los años

dorados, 1962-1973

¿Quiénes poblaron y llenaron de vida los modernos edificios, con sus largos pasillos,

pasarelas y patios interiores? Un estudio de 1964 nos permite conocer el perfil de quienes

hasta ese momento se habían adjudicado las 1.904 viviendas de los sectores 1-5 de la Villa

Olímpica. A la sazón se contabilizaron 13.265 habitantes, dentro de los cuales predominaban

las mujeres (54,3%) por sobre los hombres (45,7%). Era una población eminentemente joven,

conformada por un gran número de parejas con hijos pequeños que accedían por primera vez a

la vivienda propia. De hecho, más de la mitad de los nuevos vecinos eran menores de 24 años

25 “La Corporación de la Vivienda inició el traslado masivo de 500 familias a Población E. González C.”, El

Mercurio, 30 de noviembre de 1962, p.35; “500 familias erradicadas de Lo Encalada”, Revista CORVI Noticias,

N°10, noviembre de 1962, p.12. 26 “82 nuevas viviendas entregadas a obreros en Ñuñoa”, Revista CORVI Noticias, 1965, p.29. 27 Entrevista a Alfredo Álvarez, 16 de noviembre de 2010.

11

(53,2%) y apenas el 5,6% tenía más de 55 años28

. Las palabras de doña María Editha ilustran

el fenómeno: “Acá nadie se conocía, llegaba gente de distintas partes, eran todas señoras

jóvenes con sus niños. Aquí se criaron los chicos…, todas las mujeres jóvenes que llegaron a

vivir aquí criaron a sus hijos muy bien…”29

.

Una fracción de esta “gente de distintas partes” provenía de zonas y comunas rurales y

estaba poco habituada a la vida urbana. Más aun, ignoraba las implicancias de sentar los reales

en un conjunto habitacional inspirado en el Movimiento Moderno. “Acá llegó mucha gente del

campo, de Renca, de Puente Alto, que no tenían la forma de vivir en la ciudad, había mucha

gente que no conocían las construcciones ni la forma de vivir en la ciudad, llegaron con

costumbres muy dispares… como anécdota le cuento que al frente, en el block 66, al tercer

piso llegó una familia con gallinas y gallos, bien folclórica la cosa (risas)…”, recuerda a

propósito don Alfonso Flores30

.

En la Villa Olímpica se entremezclaron empleados públicos y particulares, conductores

de micros y taxis, miembros de las Fuerzas Armadas, profesionales y técnicos, dando origen a

un vecindario heterogéneo y variopinto, aunque con un claro sello de clase media emergente.

En el cuadro podemos apreciar las actividades que desempeñaban:

Empleados 16,9%

Profesional, técnico o trabajo por cuenta propia 10,4%

Actividad del hogar 20,0%

Sin actividad 12,7%

Estudiante primario 20,0%

Estudiante secundario 14,8%

Estudiante universitario 2,6%

Otros estudios 2,6% Fuente: H. Edding, 1964, p.22

Los empleados junto a sus familias constituyeron el grupo más numeroso y ocupaban

en 1964 más de la mitad de las viviendas de la Villa. Accedieron a ellas tras imponer en

diversas Cajas de Previsión Social y luego de haber sorteado un proceso de postulación que no

viene al caso detallar aquí. Sobresalieron especialmente los de la Caja de Empleados

Particulares que dispuso de 858 departamentos para sus afiliados y los de la Caja de

Empleados Públicos y Periodistas con 25531

. Muchos de estos empleados, hoy jubilados, aun

permanecen en el barrio y criaron allí a una nutrida prole, que a menudo siguió los pasos de

sus progenitores y adquirió con posterioridad un departamento en el sector.

28 Edding, op.cit., pp.21-22. 29 Entrevista a María Editha, abril 2011. 30 Entrevista a Alfonso Flores, mayo 2011. Véase también Martínez y Moreno, op.cit., p.34. 31 Edding, op.cit., p.123.

12

Algunos de los blocks fueron destinados a miembros de las Fuerzas Armadas y

Carabineros de Chile, los que aparecen una y otra vez en los relatos recogidos, como el de

Humberto Chita Cruz, mundialista del 62, quien nos indicó: “Yo me acuerdo bastante de que

habitaban los militares detrás de mí, cerca de la Torre, me acuerdo que pasábamos por ahí para

ir al supermercado y cortábamos camino por los hogares y bases de los militares. Ellos tenían

ese espacio desde que se fundó la Villa Olímpica”32

. Asimismo, se reservó un porcentaje de

viviendas para postulantes seleccionados directamente por la CORVI (en 1964 ésta contaba

con 514 departamentos dentro de la población). Hay que decir que, en general, los testimonios

rescatan las facilidades brindadas por las Cajas de Previsión y la CORVI para poder cumplir el

sueño de la casa propia.

Un caso aparte es el del equipo chileno que obtuvo el tercer lugar en el Mundial de

Fútbol de 1962. De acuerdo a lo narrado por Leonel Sánchez en una entrevista reciente, el

entonces senador Salvador Allende habría apostado que, en caso de vencer a la Unión

Soviética, intercedería ante el presidente Alessandri para que a cada jugador le fuera regalado

un departamento. “Dicho y hecho: le ganamos 2-1 a los soviéticos con un gol de Eladio Rojas

y otro mío de tiro libre. Entonces Allende le dijo a Alessandri, quien accedió encantado”33

. En

el mes de septiembre se publicó en el Diario Oficial la Ley Nº 14.882, que otorgaba a cada

uno de los 22 jugadores del plantel y al cuerpo técnico un departamento en calle Lo Encalada,

en el block 3834

. No obstante, la entrega se dilató por años y recién a fines de la década (cerca

del 69 o 70, según Chita Cruz) el premio se hizo realidad. Mientras algunos, como Carlos

Campos o Chita Cruz permanecieron por años en el vecindario, otros, como Leonel Sánchez,

arrendaron la propiedad35

. Con el tiempo, sostiene este último, “muchos compañeros lo

vendieron por necesidades económicas”. Otro deportista que habitó en la Villa fue el gran

boxeador Arturo Godoy, fallecido en 1986 y homenajeado con un monolito que se ubica frente

a la escuela.

Los primeros vecinos se organizaron tempranamente según sectores o agrupación de

blocks, para dar forma a los espacios comunes como plazas, jardines y servicios. Don Jacinto

Cortés confidencia orgulloso que “…nosotros mismos hicimos veredas. También hicimos las

canchas y después, con el aporte de la municipalidad se hizo la plaza. Después llegó el

supermercado, que era con cotizaciones nuestras. Como una cooperativa nació…”. Estas

palabras grafican la relevancia de la colaboración entre los pobladores para ir mejorando y

hermoseando la Villa. O como subraya Luisa Henríquez, sin ocultar las dificultades que

implicó este proceso, “…esa organización empezó con unos vecinos de acá, que ellos pusieron

32 Entrevista a Humberto Cruz, 4 de noviembre de 2010. 33 “El día en que Allende y Alessandri condecoraron a los ídolos”, La Hora, 4 de marzo de 2011. 34 “Publicada Ley que otorga viviendas a jugadores de fútbol”, El Mercurio, 4 de septiembre de 1962, p.21. En la

entrevista a Alfredo Álvarez, éste asegura que fue en el block 38. 35 Así describe Humberto Cruz su relación con el barrio: “Para fines del año 1970, comienza mi relación directa

con la Villa, pues me voy con mi señora y mis hijos a vivir a la Villa Olímpica, donde quisimos estar pues era un

sector muy moderno para la época y bien visto, de poca delincuencia y buena ubicación. Allí crié, durante 12

años que viví en la Villa, a todos mis hijos, que son 4, y que estaban en el colegio Hispanoamericano y después

los cambié al San Gaspar”. Entrevista citada.

13

todo, dieron su vida, porque todo era hacerlo lo mejor posible y yo tengo la historia de la Torre

en el primer libro de actas, que es maravilloso, porque ahí sale todo lo que hacían, lo que no

hacían. Se pegaban cabezazos cuando las personas de repente no querían pagar los gastos

comunes; no sabían lo que era gastos comunes”. Hubo que pasar por un período de

aprendizaje del convivir, como bien lo sintetiza don Alfonso Flores, “tenemos agua común,

luces del edificio en común, aseo, todo eso, entonces… se vio la necesidad de estar

organizados para que de alguna manera se aprendiera lo que es vivir en comunidad”36

.

Entre las demandas más urgentes de los vecinos se encontraban las de educación para

los abundantes niños y niñas y la dotación de una capilla para el culto religioso. El proyecto

original de la Villa Olímpica contemplaba una Escuela Secundaria Mixta con capacidad para

atender a 500 alumnos, lo cual luego se modificó para dar paso a una Escuela Primaria para

igual número de estudiantes37

. El inmueble se construyó en un lugar central del barrio, frente a

la plaza, y abrió sus puertas en 1965 con la denominación Escuela E 313. Con los años fue

recibiendo cada vez más niños, al punto que “a principios de la década del 70, había alrededor

de 1.400 alumnos pertenecientes casi en su totalidad a la Villa Olímpica”38

. Al menos hasta

1973, casi todos los infantes de la Villa se educaron en el establecimiento. En 1979 se dispuso

colocarle el nombre que conserva hasta hoy: Guardiamarina Guillermo Zañartu Irigoyen.

Junto con atender las necesidades educacionales, el colegio albergó también las reuniones de

diversas organizaciones vecinales que fueron surgiendo desde mediados de los años 60.

En un sitio al sur de la Torre se proyectó el levantamiento de la parroquia, en lo que de

acuerdo al relato de una vecina era un “…terreno plano que nos dieron, no nos dieron nada

edificado, ni siquiera una piedra”. Para financiar la construcción se organizaron campañas

entre los mismos vecinos: “Y todo eso se hizo a ñeque. Lo hicimos haciendo onces, qué sé yo,

haciendo festivales, para comprar ladrillos para hacer esto, para poner el techo. Porque yo me

acuerdo que lo primero que hicimos fue poner el techo y unas vigas de fierro que fue como

empezó esta capilla”39

. La parroquia se fundó el 12 de octubre de 1963 y se llamó Santa

Catalina de Siena. Continúa prestando sus servicios a toda la comunidad de la Villa y también

de las poblaciones vecinas, jugando un rol clave a la hora de cobijar diferentes tipos de talleres

y apoyar las múltiples iniciativas de sus habitantes.

En cuanto a la dotación de la infraestructura comercial, hay que mencionar el papel

fundamental del supermercado enclavado dentro de la Villa y que ha operado como una suerte

de “almacén de barrio grande”. En su primera versión fue un Unicoop que, según un

testimonio reproducido en el estudio de Martínez y Moreno, “…comenzó a funcionar el 68 y

no antes” en calle Obispo Orrego, justo al frente del Edificio Torre. La idea era que fuera

gestionado de manera cooperativa, por lo que los vecinos adquirieron la calidad de socios y

nombraban un comité de representantes que se reunía con los directivos del supermercado

para tratar los asuntos de interés de la comunidad. Tras el golpe militar de 1973, el Unicoop 36 Testimonios de Jacinto Cortés, Luisa Henríquez y Alfonso Flores, en Martínez y Moreno, op.cit., pp.40-41. 37 Edding, op.cit., p.12. 38 Martínez y Moreno, op.cit., p.77. 39 Testimonio de Luisa Henríquez, en Martínez y Moreno, op.cit., p.42.

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quebró y el local pasó a manos privadas40

. Luego se estableció un Multiahorro, cuyos servicios

dejaban harto que desear, a juzgar por las opiniones de quienes se abastecieron allí por

décadas, hasta que en este último lustro se instaló el Unimarc Villa Olímpica. Para completar

el panorama, estaban los locales y kioscos que se abrieron paso por el barrio y permitían

satisfacer toda clase de necesidades y antojos.

Un hito en la organización vecinal fue la conformación de la Junta de Vecinos,

impulsada desde abajo. Obtuvo la personalidad jurídica en 1970 y su primer presidente fue

don Ramón Saavedra, quien rememora: “Creamos una Junta de Vecinos porque teníamos

varios problemas urgentes, como pavimentar las veredas y limpiar el lugar, que aun estaba

lleno de tomates, porque el sector era agrícola”41

. Un objetivo estratégico era el poder

emprender proyectos de mejoras en conjunto con la municipalidad (dotación de áreas verdes,

iluminación, recolección de la basura, entre otros) y apoyar las actividades desarrolladas por

los vecinos en clubes deportivos, Centros de Madres u otras instancias. Don Ramón asumió

esta labor con un alto grado de compromiso, al punto que hoy en día, a cuarenta años de su

fundación, sigue liderándola. Debemos destacar, asimismo, que fue una de las primeras Juntas

de Vecinos surgidas en el país, considerando que la ley que las creó data del 7 de agosto de

1968. Desde 1973 cuenta con su propia sede, detrás del supermercado, construida con ayuda

del gobierno.

Tras esta breve reseña de los frutos de la mancomunión que caracterizó a la generación

fundadora de Villa Olímpica, detengámonos en la sociabilidad que impregna los recuerdos de

los niños que allí crecieron. En una página web dedicada al barrio, una mujer que firma como

“Chave” nos dejó un sentido retrato de sus vivencias:

“Llegué a ti siendo solo una niña, tenía solo 9 años cuando nos conocimos.

Tú estabas ahí llena de edificios que para mí y mis hermanos era algo

nuevo. Fuiste creciendo conmigo, te comenzaste a llenar de árboles,

colegios, capilla, kioscos, plazas, juegos, donde nos invitabas cada día a

jugar junto a ti. También me llenaste de amigas y amigos con los que

comencé a crecer y pasar de ser una niña a una adolescente. Junto a ti viví

mis primeros pololeos, fiestas y aquellos maravillosos años que nunca

olvidaré. En mí quedaron esos recuerdos de fiestas patrias, donde en mi

edificio a los niños nos hacían fiestas y nos regalaban pelotas. También

cuando se hacían fiestas entre los diferentes edificios y cada uno tenía su

candidata a reina, donde un año nuestra reina ocupó el segundo lugar. (…)

Ya han pasado 42 años desde que llegué a ti y aun sigo aquí. Hoy estás

cambiada, con el terremoto de Febrero sufriste mucho, pero, sigues en pie

invitándonos a surgir y salir juntos adelante. Gracias mi Villa por todo lo

que me has entregado, gracias por estar aquí”42

. 40 Martínez y Moreno, op.cit., pp.74-75. 41 “Villa Olímpica cumple 40 años en medio de reparaciones posterremoto”, La Tercera, 26 de septiembre de

2010, p.48. 42 “A mi Villa Olímpica”, en http://www.villaolimpica.cl/pag/gestion.php?idgestion=12

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Las frases denotan una infancia feliz; un cariño entrañable por un modo de vida

compartido en un espacio acogedor. Muchos habitantes de la Villa participan de estos

sentimientos con nostalgia. “Acá había mucha vida vecinal, al principio no existía esta sede

pero había unas sedes chicas que estaban metidas debajito de los blocks y después se unían

ellos, lograban peticiones como los jardines, el riego, unos tambores hermosos de basura…

había una vida de comunidad muy bonita, se hacían actividades en la Iglesia, se juntaban dos o

tres blocks y hacían actividades…”43

. Humberto Chita Cruz, por su parte, señala que “se daba

harto la vida de barrio entre nosotros; muchas veces yo pasaba por los pasajes y veía por la

ventana de los departamentos a mis compañeros de selección almorzando con sus familias, y

nos saludábamos dándonos la mano por la ventana. Eso era muy común, porque en la Villa

antiguamente no habían tantas rejas y se conocía toda la gente”44

. Las memorias enfatizan una

y otra vez la unión que existía entre los vecinos y la satisfacción de que los esfuerzos

conjuntos se tradujeron en un mejoramiento de su calidad de vida.

Junto con las festividades, como navidad y fiestas patrias, que se celebraban

achoclonados, el deporte ocupó un lugar central en la sociabilidad barrial. De las 24

organizaciones comunitarias que se registraron en 1972, nada menos que catorce

correspondían a clubes deportivos45

. Esto se confirma a partir de las evocaciones de muchos

vecinos, como las de don Alfredo Álvarez, quien destaca que “…no había la sede social que

hay ahora, había prefabricada y ahí se hacían campeonatos de ping pong, campeonatos de

ajedrez, campeonatos de brisca, que habían muchos que jugaban ahí, y los campeonatos de

fútbol desde los 5 años para arriba hasta los que eran de treinta y cinco hacia arriba y todos los

fines de semana había baby futbol y eso aglutinaba a las familias”46

.

La popular Liga de Fútbol aparece entre los eventos más nombrados por los

fundadores. Dada la gran cantidad de niños en Villa Olímpica, la convocatoria para ir a jugar a

la pelota era altísima. Don Ricardo García asegura que “…había once clubes y cada club tenía

diez divisiones. Ponle que en cada división habían diez, y eso es poco, porque habían muchos

más. Eran, sacábamos la cuenta, que se movían como tres mil, puros niños, sin considerar los

padres que éramos directores del club, más los familiares, pongámosle el caso de mi señora,

más los familiares, llegaban mis cuñadas a ver a los niños ‘¡que van a jugar los niños!’.

Entonces, era viernes, sábado, domingo. Se movían tranquilamente diez mil personas, era

inmenso, inmenso”. El epicentro eran las cuatro canchas de tierra, en el mismo espacio que

hoy ocupan las dos multicanchas, generándose un ambiente familiar y tranquilo, sin peleas.

El grado de articulación del “Deportivo” era igualmente notable. “Era como ver a un

club deportivo de estos de la profesional, con carné. Tú no podías jugar por jugar. ‘¡yo quiero

jugar!’ ¡No! Tenías que tener un carné, y el carné aprobado por la junta general del Deportivo,

con los timbres. Habían transacciones, igual como en los equipos, había transacciones, ‘mire,

43 Entrevista a Sandra del Canto, abril 2011. 44 Entrevista a Humberto Cruz, op.cit. 45 Martínez y Moreno, op.cit., p.85. 46 Entrevista a Alfredo Álvarez, op.cit.

16

yo quiero comprar a este jugador de tal club, mire cuánto vale’. (…)Y aparte de eso se

entretenían los padres también, ahí mirando. Era bonito ese tiempo”. Jacinto Cortés, como

muchos otros, se dedicó a entrenar a alguno de los equipos y confiesa que, “me salieron dos

buenos, uno me salió para la selección chilena, el hijo del Chita Cruz”. Y este último

concuerda en el mismo sentido: “Yo tenía de vecinos a muchos compañeros de equipo, como

Carlos Campos, Leonel Sánchez, Eyzaguirre, Gumucio etc. Estábamos todos allí.

Compartíamos con toda la gente y hacíamos varias actividades, sobre todo en el deporte.

Ejemplo claro de esto, es que mis hijos jugaron todos en el Racing Club, que era el equipo de

la Villa Olímpica, con el cual se hacían muchos partidos contra otros equipos buenos como

Católica, la U, Everton etc.”47

. Sin excepción, todos los entrevistados mencionan al golpe

militar de 1973 como el momento que liquidó esta intensa vida barrial en torno al fútbol.

La Piscina Mund, ubicada en Grecia, entre Obispo Orrego y Salvador Sur, fue otro

icono recreativo de esta comunidad urbana. Las (pocas) evidencias que hemos podido

recopilar apuntan a que la piscina existía desde antes del establecimiento de la Villa48

. En un

diario se publicó que la familia Mund la había abierto en 1945, siendo “la primera de uso

recreacional que se conoció en Santiago, que además funcionaba como escuela de clavados”49

.

Atrajo a gente de toda la ciudad y permanece en la memoria de muchos; “…era mucho mejor

que nuestras playas, porque no había arena sucia ni olas, así que se podía nadar

tranquilamente”50

. Los futbolistas acudían a hacerse “masajes con los quiroprácticos”, en tanto

el actual concejal por Ñuñoa, Manuel Guerrero, la recuerda como “…la única piscina que

tenía trampolín y buen espacio donde nos bañábamos todos los niños en nuestra infancia…;

era un lugar que generaba, junto a muchos otros elementos, la vida barrial de niños, jóvenes y

adultos”51

.

Hemos podido apreciar hasta aquí la historia de algo más que la primera década de

vida de Villa Olímpica. Numerosos protagonistas coinciden en sindicarla como la más feliz.

En eso estaban las cosas, cuando se produjo el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

4. “Teníamos todas las noches casi fogatas”: años difíciles, 1973-1990

El violento derrocamiento del gobierno de Salvador Allende (1970-1973) trastornó a

todo el país. En el plano local, según ya se ha indicado, concluyó con la vida social y cultural

47 Testimonios de Ricardo García y Jacinto Cortés, en Martínez y Moreno, op.cit., pp.46-47 y 49; Entrevista a

Humberto Cruz, op.cit. 48 En el texto de Martínez y Moreno se sostiene que la Piscina Mund fue inaugurada para el Mundial del 62, pero sin indicar el origen de esa información (p.67, nota 89). Varias personas consultadas por nosotros recuerdan

haber visitado la piscina en años previos. 49 “Gunter Mund, pionero de la natación, murió en accidente aéreo”, Las Últimas Noticias, 28 de marzo de 2011.

La misma fecha se indica en “Mund: la familia que transformó el spa y las piscinas en una tradición”, La Tercera,

30 de marzo de 2011. 50 Cuento de Martín Faunes, “Nuestro primo mayor” (2004), en

http://www.letrasdechile.cl/mambo/index.php?option=com_content&task=view&id=185&Itemid=33 51 Entrevistas Humberto Cruz, op.cit. y a Manuel Guerrero, 21 de septiembre de 2010.

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que había animado los años previos. En los pasajes de la Villa se registraron balaceras y

enfrentamientos, en medio del nerviosismo que se apoderó de la población. La proximidad del

Estadio Nacional, convertido en campo de concentración, repercutió en la hasta entonces

pacífica vida de los residentes del sector. Las tanquetas militares recorriendo los alrededores,

los rutinarios controles de identidad y la circulación de rumores sobre prisioneros liberados del

estadio que yacían acribillados en calle Carlos Dittborn, generaron un clima cargado de miedo.

La tensión, en alguna medida, venía respirándose desde los meses anteriores al golpe,

debido a la polarización política y social existente en el país. Mientras algunos vecinos eran

decididos partidarios del gobierno de la Unidad Popular, había otros que temían que desde la

periferia llegarían pobladores a apoderarse de sus departamentos: “… venían llenas las liebres

de la José María Caro, porque ya habían elegido los departamentos. ¿Sabes lo que es eso?

Tenían elegidos los departamentos…”52

. Pero nadie podía siquiera imaginar lo que vendría. La

misma vecina que recelaba de las intenciones de los de la población José María Caro, recuerda

que en los días posteriores al golpe no se podía salir al balcón, a raíz de los disparos que se

sentían por doquier. Helicópteros sobrevolaban la población en busca de francotiradores

supuestamente apostados en los techos de los blocks, al mismo tiempo que las tanquetas

atravesaban las calles buscando a sospechosos.

La prensa registró uno de los tiroteos que tuvieron como escenario al barrio, ocurrido

el 11 de octubre de 1973. “Extremistas atacaron una patrulla en Villa Olímpica”, rezaba el

vistoso titular de La Tercera, añadiendo una fotografía de una tanqueta y la “infantería en

plena acción”, repeliendo a los “elementos suicidas” atrincherados en algunos blocks y en los

techos del Instituto Bacteriológico. El Mercurio precisa que la acción se había desarrollado

alrededor de las cuatro y media de la tarde, levantando la hipótesis de que unos

“francotiradores” y “terroristas” que estaban apostados en la Torre tenían la intención de

atacar la escuela53

. Tanto Carabineros como efectivos del ejército controlaron la situación y se

llevaron detenidos a varios sospechosos que no fueron individualizados.

El relato de una profesora de la escuela nos permite apreciar cómo se vivió esta

angustiosa situación, por lo que lo reproducimos in extenso:

“…el 11 de octubre del año 73, estábamos haciendo clases; deben haber sido

las tres de la tarde cuando... de repente, así como que se vio por la parte de

adelante que la gente empezaba a correr ahí en la cancha. Entonces yo corrí la

cortina, miré hacia acá y el Instituto de Salud Pública -es el mismo edificio,

exactamente igual- habían eh... cuánto se llaman estos... tienen un nombre los

que disparan... francotiradores. Sabes tú, con metralleta, no eran na’

pistolas.... deben haber habido unos treinta en el techo del Instituto y los otros

estaban adelante del colegio y de repente empezó la balacera... Sabes tú que

52 Testimonio de “Gabriela”, en Martínez y Moreno, op.cit., p.50. 53 “Extremistas atacaron una patrulla en Villa Olímpica”, La Tercera y “Francotiradores atacaron a guardia del

Estadio Nacional”, El Mercurio, ambos del 12 de octubre de 1973.

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entraban balas por el lado de acá de las ventanas y salían por el otro lado,

quebraban los dos vidrios. (…) Pusimos a todos los niños en la parte del

centro de la sala debajo de las mesas... caían los vidrios, se hicieron pipí, se

hicieron caca, vomitaron... sabes tú que debemos haber estado unos 20, 25

minutos en esa. Sabes que yo los hacía cantar, les contaba cuentos, nada... ya

al final todos lloramos, me puse a llorar yo,... cuando de repente, oye, se

escucha así como... abren la puerta, pero así violentamente,... de mi sala, y era

un Oficial de Carabineros y un Oficial de alto rango, porque estaba lleno de

estrellas, qué se yo... debe haber sido comandante, general, sepa Dios... me

dice: ¡señora! me dice, tiene dos minutos para desalojar la sala porque hay

tres minutos para desalojar la escuela”.

A la salida, los profesores junto a algunos carabineros estuvieron repartiendo a los

niños hasta cerca de la medianoche. La Villa se llenó de tanquetas militares: “¡doscientas

tanquetas aquí afuera!, doscientas.... no eran cien, ah, no te exagero. Sabes tú que desde la

puerta del colegio hasta el supermercado, una tras otra, así, puras tanquetas… impresionante”,

comenta la profesora Sandra del Canto y agrega -a diferencia de lo que apareció en los diarios-

que a “los francotiradores que estaban en los gasómetros los ametrallaron, los mataron, ahí en

los mismos gasómetros”54

. Don Humberto Chita Cruz, por su parte, indica que en calle Obispo

Orrego “hasta el Billboard del Campo de Chile, toda esa zona era de pelea”, produciéndose

escaramuzas entre militares y alguna gente de la misma Villa Olímpica y sus alrededores.

A partir del 11 de septiembre de 1973 se prohibieron las reuniones políticas y por un

buen tiempo las organizaciones vecinales, como el Deportivo, fueron intervenidas por los

militares. Agentes del régimen acudían a vigilar los temas tratados en las sesiones y era

necesario conseguir una serie de autorizaciones antes de poder realizar cualquier tipo de

reunión o actividad. Alfredo Álvarez, por ejemplo, nos contó que los célebres campeonatos de

fútbol se acabaron, “…porque se pidió que todos los que éramos dirigentes de los clubes

teníamos que empadronarnos. Yo de partida dije que no, no lo aceptaba, no, y lo dejamos, y se

terminó, se terminó y se terminó”. Muy ilustrativo del vacío que se produjo es el conmovedor

testimonio de la antes citada profesora Sandra del Canto: “Yo creo... sin exagerarte que como

un año no jugaba ningún niño afuera. Ninguno, ninguno, ninguno... yo me iba ponte tú del

colegio a las 7, 6 y media de la tarde, invierno y verano y no había ni un niño afuera, nada...

nada, nada. Ni una persona adulta... en un banco, nada. Nada, nada, nada... por temor... yo

pienso que es por temor, o sea yo tampoco habría sacado a mis hijos”55

. El toque de queda

empeoraba aun más ese lóbrego presente.

En el mes de junio de 1975 llegó a vivir a la Villa el joven poeta Rodrigo Lira. Se

estableció en el departamento 22 de la calle Grecia 907, subsistiendo en sus propias palabras

gracias a la “benevolencia de sus padres”, sin teléfono, televisor, lavadora ni equipo de sonido.

54 Testimonio de Sandra del Canto, en Martínez y Moreno, op.cit., pp.51-52. 55 Entrevista a Alfredo Álvarez, op.cit. y testimonio de Sandra del Canto, en Martínez y Moreno, op.cit., p.49.

19

El valor testimonial de su prosa, escrita en un contexto donde se ubicaban “las bayonetas en

un lado y el desconcierto y la angustia, en el otro”, ha sido destacado por diversos estudiosos.

Uno de los textos más conocidos, Declaración jurada, está ambientado en pleno corazón de la

Villa y narra cómo una noche de invierno Lira fue detenido por una patrulla militar que lo

acusó de estar fumando marihuana. Interesa aquí el ambiente que describe.

“…salí del departamento donde transcurre la mayor parte de mi existencia, a

disfrutar del espectáculo de la Luna llena levantándose de la Cordillera

sobre el espacio vacío de siluetas de edificios do hay algunas multi-canchas

al centro de la Villa Olímpica... Mientras iba pasando por la primera de esas

canchas (al oeste de la parroquia y al sur del Unicoop), fui llamado por un

grupo de adultos jóvenes y adolescentes que me ofrecieron un trago de un

cóctel de pisco con coca-cola”.

En eso estaba, compartiendo con la “muchachada de la Villa” que liderada por el

Cantri fumaba unos pitos, cuando fueron sorprendidos por la patrulla. En otro escrito, Lira

alude a las “extensas y descuidadas áreas verdes circunvecinas a su domicilio”, dando cuenta

de la época oscura de la población abierta después de 197356

. En 1981, padeciendo una

“esquizofrenia hebefrénica”, el poeta se suicidó en su departamento. Tenía recién 32 años.

Muchos vecinos coinciden en cuanto a que a fines de los años 70 y comienzos de los

80, la calidad de vida en la Villa Olímpica se estaba deteriorando, debido no solo a la difícil

subsistencia en el contexto de una dictadura militar, sino también a la cesantía entre los

jóvenes, que se acentuó especialmente a raíz de la crisis económica estallada en 1982. En esos

años se incrementó el consumo de alcohol en los espacios otrora animados por la actividad

deportiva y también apareció el tráfico de marihuana que atraía a gente malacatosa de otros

puntos de la ciudad. Una vecina nos trae a la memoria que los edificios se encontraban feos y

sucios. Incluso la mítica Torre debió soportar una plaga de murciélagos que se introducían en

los departamentos. Como si fuera poco, el domingo 3 de marzo de 1985 se produjo un fuerte

terremoto en la zona central de Chile que causó estragos en la Villa Olímpica.

En medio del desastre nacional, los cuantiosos daños en los edificios y pasarelas de la

Villa fueron exhibidos en los diarios y noticieros, destacándose en particular el desplome de

un ala completa del block 72 que de milagro no dejó heridos. Como evoca doña Alicia Urbina,

“…se cayó un edificio, o sea unos pisos completos. Eso dio vuelta el mundo… la foto esa que

sacaron ahí, porque se vino abajo”57

. Según declaraciones del entonces presidente de la Junta

de Vecinos, Alfonso Flores, reproducidas en El Mercurio, “ningún edifico se salvó del

terremoto”. Decenas de familias debieron instalarse en carpas frente a sus casas, hasta que fue

habilitada la escuela que recibió a centenares de habitantes aterrados con todo lo sucedido. Los

vecinos se organizaron solidariamente para apoyar a los más damnificados, se preparaban los

56 Los textos se encuentran en el libro póstumo de Rodrigo Lira, Declaración jurada, Ediciones UDP, Santiago,

2006. 57 Testimonio de Alicia Urbina, en Martínez y Moreno, op.cit., pp.54-55. Una foto del edificio en El Mercurio, 5

de marzo de 1985.

20

alimentos en ollas comunes y los espacios se distribuyeron por familia o por block. La

escuela-albergue quedó a cargo de don Alfonso Flores, quien durante 45 días pernoctó allí en

un catre de campaña para poder atender oportunamente las necesidades más urgentes58

. Al

igual que en el reciente terremoto del 2010, los sectores 5 y 6, ubicados hacia el sur de la

Villa, resultaron los más perjudicados.

Las difíciles circunstancias políticas y los embates de la naturaleza, sin embargo, no

mermaron la capacidad de resistencia de los pobladores. Desde 1983 que se venían realizando

jornadas de protesta nacional contra el régimen liderado por Augusto Pinochet, las que se

fueron tornando cada vez más masivas e irrefrenables. Muchos vecinos tomaron parte activa

en ellas y contribuyeron a cimentar la fama de una Villa Olímpica reconocida por su

combatividad. “…si aquí fue duro, muy duro, -afirma Alfredo Álvarez- era muy combativa la

Villa, la juventud de esa época era muy combativa, se juntaban con la del otro lado, del sector

de allá que también eran grupos grandes. Teníamos todas las noches casi fogatas;…”59

.

Cacerolazos, neumáticos encendidos y barricadas en las esquinas más transitadas,

cortes de luz y marchas por el interior de la Villa, donde se lanzaban panfletos y se pintaban

los muros con consignas contrarias a la dictadura, formaban parte del paisaje en esas jornadas

de protesta que aglutinaron a gente de todas las poblaciones del sector. Ocurría esto, pese a la

presencia constante de militares que guarecían los edificios destinados a miembros de sus

filas. El concejal de Ñuñoa, Manuel Guerrero, confirma que “en esos momentos la Villa

Olímpica era muy activa, muy bien organizada, con alta conciencia social democrática. Era un

centro de reunión de estudiantes secundarios, universitarios, jóvenes, profesionales etc.”60

.

Más allá de los riesgos que se corrían, las protestas en la Villa constituyeron una experiencia

que marcó profundamente a las generaciones más jóvenes de aquellos años.

La represión fue implacable. Hubo allanamientos, tiroteos y varias muertes en los

contornos de nuestra ciudadela. El 12 de diciembre de 1984, la estudiante de sicología y

militante del MIR, Alicia Ríos Crocco, murió despedazada por una bomba adherida a su

bicicleta en calle Carlos Dittborn con San Eugenio. La prensa oficialista informó que “la

presunta extremista” iba a colocar un artefacto explosivo, no obstante que en organismos de

defensa de los derechos humanos se hablaba de un montaje orquestado por agentes de la CNI.

Del proceso judicial consta que la carga explosiva iba bajo el sillín de la bicicleta, sillín que

nunca fue encontrado ni periciado61

. Pero las protestas no se detuvieron y la gente de la Villa

continuó manifestándose con determinación y arrojo, sumando a más y más vecinos a la lucha

contra la dictadura.

58 “Daño estructural en edificios amenaza a miles de personas”, El Mercurio, 6 de marzo de 1985; Martínez y

Moreno, op.cit., pp.55-56. 59 Entrevista a Alfredo Álvarez, op.cit. 60 Entrevista a Manuel Guerrero, op.cit. 61 La versión oficial en: “Identifican a mujer muerta en explosión”, La Nación, 13 de diciembre de 1984. La otra

versión en: http://www.memoriaviva.com/Ejecutados/Ejecutados%20R/rios_crocco_alicia_viviana.htm.

21

Posiblemente el episodio más dramático de represión al interior de la población tuvo

lugar en la noche del 15 de junio de 1987, cuando la CNI llevó a cabo una de sus acciones más

siniestras: la Operación Albania, en el marco de la cual doce jóvenes pertenecientes al Frente

Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) fueron brutalmente ejecutados en distintos puntos de

Santiago. Uno de ellos, Julio Guerra Olivares, cayó abatido pasada la medianoche en el

departamento 213 del block 33 de la Villa, próximo a la piscina Mund. La versión oficial

difiere una vez más de las de testigos y publicaciones opositoras: Guerra se habría enfrentado

a tiros a los agentes que lo conminaban a entregarse. Varios vecinos recuerdan una balacera

descomunal y como “sacaron a un cabro muerto, lo sacaron de ahí, lo mataron, pero dijeron

que ahí había hecho enfrentamiento”. Posteriormente se aclaró lo realmente sucedido en el

departamento: Guerra fue acribillado por sorpresa, sin posibilidad alguna de defenderse y tras

haber sido lanzadas bombas lacrimógenas que imposibilitaron cualquier reacción.

En un sobrecogedor relato el escritor Luis Alberto Tamayo refiere los hechos desde su

perspectiva de testigo:

“No hubo sirenas ni parlantes intimando a rendición. Las botas suenan,

suben y suben, pienso en que puerta se detendrán para derribarla. (…) Los

dos primeros disparos sonaron gruesos, con todos sus ecos posibles, luego

ráfagas desde muchas direcciones. Nos tiramos al suelo, a unos pocos

metros todo el aire lleno de balas reventando y silbando con sus fogonazos a

cuestas. Silencio. Los vehículos se van, nuestro pasaje queda allí, quieto,

discretamente vigilado. Nadie se atreve a prender o a apagar luces, ha sido

una hora y media de no saber qué quieren. Disparos ahora lejos, como si

alguien pateara un portón de lata. Al amanecer caminamos alerta por nuestra

casa, desconfiamos. Abrimos con temor nuestra puerta. Afuera todo está

igual, mentirosamente perfecto, el cielo despejado también. La televisión

dijo que hubo un ir y venir de disparos entre el conminado a entregarse y los

agentes. Un diario informa que no hubo intercambio de disparos, ni menos

que desde la ventana hubiesen hecho fuego con esa arma automática que

indica el parte oficial. Sólo un diario informa la verdad, publican la foto de

mi edificio sin ninguna huella en su fachada. No hay otros muertos, ningún

vecino herido. Nuestras murallas son sólo planchas de zinc o ladrillo hueco,

nuestros vidrios son sólo vidrios. Su dormitorio quedaba justo en diagonal a

nuestra ventana. Todas las balas fueron al aire esa noche, sólo las dos

primeras buscaban matar a un hombre. Fueron sombras negras que

caminaron como arañas por los muros y de un salto estuvieron adentro

copando todos los rincones. Afuera todos ellos, adentro todos ellos. Lo

cogieron. Inauguraron la fiesta con dos disparos certeros, directo a los ojos,

ineludibles para un hombre inmovilizado. El no tuvo un solo aviso, ni un

mínimo presagio. Estaba, como nosotros, ya acostado, con la radio

22

encendida sobre el velador, esperando el redoble de tambores con que la

Cooperativa anuncia las noticias de medianoche”62

.

El plebiscito del 5 de octubre de 1988 respecto a la continuidad o no del régimen

militar, marcó el comienzo del fin para la dictadura. A juzgar por los testimonios, en todo el

barrio el triunfo del No fue festejado con algarabía. “Pa’l plebiscito la gente de la Villa

Olímpica no se acostó, porque nosotros nos quedamos con mi esposo ponte tú hasta las... tres,

cuatro de la mañana escuchando noticias, qué se yo y la gente pasaba por la calle con

banderas, y tocando tambor... esa es la gente de la Villa,… celebrando, celebrando que había

ganado el No”63

. Hubo también quienes no compartían estos sentimientos, pero sus berrinches

(como los disparos al aire que efectuó un funcionario de la Aviación o la acción de

Carabineros, que la noche del 6 de octubre disolvió una manifestación por el triunfo del No

que se desarrollaba en la Villa) no lograron opacar esta fiesta popular64

. Se auguraban tiempos

mejores, no solamente para el país: Villa Olímpica comenzaría a escribir un nuevo capítulo de

su historia.

5. “Somos toda gente de trabajo”: un epílogo en pleno desarrollo

A lo largo de las últimas dos décadas (1990-2010), en Villa Olímpica se han ido

presentando una serie de fenómenos que, por una parte, reflejan problemáticas nacionales y

por otra, profundizan o trastornan las dinámicas locales construidas históricamente. En cuanto

a lo primero, se reprodujeron en la Villa las tensiones propias de un país que debía reconstituir

su tejido social y su democracia tras una larga dictadura y, al mismo tiempo, la gente debió

aprender a subsistir en el contexto de una economía de mercado centrada en los individuos, el

consumo y la competencia. En este esquema, las relaciones sociales abiertas, basadas en la

confianza y la convergencia, han sido reemplazadas paulatinamente por un tipo de vida que

privilegia las relaciones puertas adentro, donde los lazos entre las personas son menos sólidos

y prevalecen la sospecha o la indiferencia.

Una mirada rápida y ligera, efectivamente deja la sensación de que en la actual Villa

Olímpica campea el individualismo y se perdieron todas aquellas tradiciones que otorgaron

una singular identidad barrial a sus habitantes. No se observan a simple vista esas instancias

que aglutinaban masivamente a los vecinos, como las actividades culturales y deportivas de

los fundadores o la complicidad que se generó en la lucha contra la dictadura. Tampoco está

ya la piscina Mund que, como vimos, era un hito en la vida de jóvenes y niños. Cuando su

dueño decidió venderla en 1990 (funcionó hasta 1991), en el terreno que ocupaba la piscina se

62 El relato completo de Tamayo está en: http://www.lashistoriasquepodemoscontar.cl/casa.htm. Véase también:

Comisión Chilena de DDHH, Situación de los Derechos Humanos en Chile, Informe mensual N°s 66 y 67, junio-

julio 1987, p.130; “La matanza de Corpus Cristi”, Revista Análisis, 22-29 de junio de 1987, pp.27-29; Revista

Cauce, N°113, junio de 1987, pp.37-50. 63 Testimonio de Sandra del Canto, en Martínez y Moreno, op.cit., p.53. 64 Ver: ídem. y Comisión Chilena de DDHH, Situación de los Derechos Humanos en Chile, Informe mensual

N°82, octubre 1988, p.27.

23

levantó un condominio de edificios que rompe con la fisionomía propia de la Villa y la privó

de un sitio particularmente apreciado por sus habitantes. Si hasta la escuela recibe cada vez

menos niños de Villa Olímpica, cuestión que se acentuó desde 1997, cuando se trasladó allí a

unos 400 alumnos del Colegio Libertador (convertido en la 33ª Comisaría) que atendía a las

barriadas del sector de Guillermo Mann. Según el director del colegio, esto terminó por

ahuyentar a la gente de clase media del sector65

.

La morfología del conjunto habitacional se ha ido modificando con la apertura de

algunas calles (para facilitar la circulación del creciente parque automotriz), y las rejas que

avanzan sin piedad por todos los rincones de la población. Esto se debe a la alarma que ha

provocado la delincuencia desde los años 90, tal cual ha sido denunciado de manera insistente

por los medios de comunicación. Los robos y asaltos en la vía pública y residencias se

incrementaron a partir de entonces, afectando también a la Villa, donde numerosos vecinos

han sido víctimas de atracos en los mismos pasajes del vecindario. Pero por sobre todo, se

registró una gran cantidad de robos a los automóviles estacionados sin mayor protección en los

espacios comunes y patios interiores de los blocks. Esto último motivó los cierres perimetrales

que han ido cercando a la Villa, formando lo que una vecina denomina “condominios de

viviendas sociales”. Con el apoyo económico del municipio, se erigieron las rejas que han

bloqueado la libre circulación peatonal conforme se planteaba en el proyecto original,

llegándose al extremo de cerrar hasta los pasajes.

En la actualidad, el refugiarse detrás de las rejas, el enjaularse en definitiva, es

visualizado por muchos como el remedio más eficaz para ponerse a salvo de los robos,

aceptándose los costos que esto conlleva en términos prácticos y estéticos. En ese sentido, se

comprende hasta cierto punto la impotencia de aquellos vecinos que no han podido encerrarse,

como es el caso particular de los de la Torre: “Imagínate que todos tienen cerrado y todos los

autos adentro y nosotros… ¿no tenemos derecho a tener un auto, ni a cerrar un pedazo siquiera

para tener un auto? Entonces, qué te sucede, sucede que aquí a ti te roban, te roban los autos,

quiebran vidrios en la noche los viernes o los sábados. Una vez hicieron una recorrida y siete

autos los dejaron embarrados, otra vez nos incendiaron un auto nuevo de una vecina del quinto

piso. (...)…porque todos tienen cerrado, menos nosotros. Entonces nosotros queremos cerrar,

aunque sea un poco”66

. Se refuerza, de este modo, la tendencia al aislamiento.

Una problemática que venía dándose desde los años 80 es el deterioro y la falta de

mantención de los espacios comunes de la Villa. En vista de una organización vecinal

decrecida y la menor capacidad de autogestión, a contar de los años 90 la municipalidad de

Ñuñoa pasó a jugar un papel preponderante en este ámbito. El Plan de Desarrollo Comunal

(PLADECO) ha sido el instrumento que ha canalizado los recursos y la acción municipal,

focalizándose en el mejoramiento de la infraestructura (juegos infantiles, luminarias,

reparación de veredas, entre otras) y la realización de actividades recreativas con monitores

(talleres para el adulto mayor, gimnasia, Pilates, talleres deportivos para niños). Estas labores

65 Al respecto, Martínez y Moreno, op.cit., pp.77-78. 66 Testimonio de Luisa Henríquez, en Martínez y Moreno, op.cit., p.63.

24

cuentan con la colaboración de la Junta de Vecinos, que facilita sus instalaciones e invita a la

comunidad a participar67

. Sin embargo, la convocatoria está lejos de la que exhibían antaño las

actividades gestionadas por los mismos vecinos, lo que se explica quizá por la resistencia que

produce en algunos el estilo y la conducción del alcalde Pedro Sabat, quien tras haber ejercido

el cargo por primera vez entre 1987 y 1989 (designado por el gobierno militar), ha encabezado

el municipio de Ñuñoa a contar de la elección de 1996. Las críticas que hemos podido recoger

apuntan a la renuencia del municipio a considerar las voces disidentes o a canalizar las

inquietudes de los vecinos no adictos al modelo básicamente asistencialista promovido por el

alcalde. Estas tensiones se expresaron especialmente a raíz del terremoto del 27 de febrero de

2010.

Al momento de evaluar los cambios operados en la Villa, no podemos omitir el

impacto del envejecimiento de sus habitantes más antiguos y el aumento de los departamentos

y casas ocupados por arrendatarios. Esto ha mermado el potencial organizativo que pudimos

observar en las primeras décadas de vida del barrio. Mientras muchos de los fundadores han

ido falleciendo o debieron abandonar la Villa por las dificultades para subir las escaleras de

los blocks, la gente arribada en gran número en los últimos lustros desconoce la génesis y

desarrollo del sector, así como el sello particular que tuvo la vida en este lugar. Sin ir más

lejos, más de la mitad de los habitantes actuales no llevan más de diez años en la Villa

Olímpica, por lo que es clave transmitirles esta historia y motivarlos a sumarse a las iniciativas

que buscan su conservación y mejoramiento.

No obstante los elementos señalados -individualismo, inseguridad, cercamiento de los

espacios-, estamos convencidos que nuestro barrio aun mantiene muchas de las características

que lo distinguen de las villas y edificios modernos que han ido surgiendo masivamente en

Ñuñoa y otras comunas de Santiago. Si se toma la molestia de observar más detenidamente las

rutinas y situaciones cotidianas que tienen lugar en su interior, seguimos hallando un aire de

familiaridad ausente en otros lugares. La gente se conoce, se habla e interactúa de manera

natural, a diferencia de la frialdad que reina en muchos de los nuevos conjuntos

habitacionales, donde nadie se mete con los demás. Esto mismo llevó a las antropólogas

Martínez y Moreno a plantear la idea de una “sociabilidad del encuentro” que anima las

jornadas y llama la atención de quienes provienen de fuera. Persiste una ‘vida de barrio’ que

sigue siendo muy valorada por las diferentes generaciones que conviven en este espacio.

Asimismo, han renacido también las actividades en los espacios comunes como las

multicanchas y plazas.

Junto con el diseño urbanístico de la Villa que, como lo hemos descrito, se estructura

en torno a un centro de servicios y está orientado a favorecer los intercambios entre sus

habitantes, ha ido cobrando relevancia el emplazamiento del conjunto. Si en sus inicios, los

terrenos de la chacra Lo Valdivieso se ubicaban más bien en la periferia de Santiago,

actualmente la Villa Olímpica se sitúa en una posición privilegiada, cercana al centro de la

ciudad y con excelentes conexiones hacia todos los puntos cardinales. Más aun, la

67 Mayores antecedentes en Martínez y Moreno, op.cit., pp.56-59.

25

inauguración de la línea 5 del Metro de Santiago en abril de 1997, permitió contar desde

entonces con la estación Ñuble a solo unas cuadras de la Villa. Esto sin duda fortalece el

arraigo de los vecinos al territorio.

El valor patrimonial de Villa Olímpica fue reconocido recientemente por la Comisión

Bicentenario, que la distinguió como una de las obras de infraestructura que han contribuido

más significativamente al desarrollo urbano del país desde 1960 hasta la fecha. En esta calidad

fueron seleccionadas quince obras a nivel nacional, entre las que se cuentan el Aeropuerto

Arturo Merino Benítez, la Capilla de los Benedictinos en Las Condes, la Carretera Austral o

las Torres de Tajamar. Según la citada Comisión, el Premio Obra Bicentenario se otorgó a los

proyectos que, en los últimos 100 años, ayudaron a modificar la imagen y calidad de vida en

las ciudades de Chile. Esta distinción a la Villa Olímpica la sindica como un auténtico hito

urbano que, en tanto tal, debe ser cuidado y promovido.

Llegamos así al terremoto del 27 de febrero de 2010. Los enormes daños que éste

provocó, sobre todo en los sectores del sur de la Villa, se han constituido en una prueba de

fuego para el futuro de la población. Un número importante de los blocks sufrió daños

considerables e incluso estructurales, mientras centenares de vecinos se vieron forzados a

dejar sus departamentos, en muchos casos, de toda una vida. Otros permanecen en malas

condiciones en edificios declarados oficialmente inhabitables, cuyos espacios comunes,

servicios y vida social se han visto profundamente trastocados a partir de esta catástrofe. Este

panorama, sin embargo, ha generado y renovado los lazos entre los habitantes de esta

comunidad, afanada en salir adelante y recuperar su barrio. Más allá de los distintos niveles de

daños, existe consenso entre los vecinos respecto a la importancia de preservar su hábitat,

respetando las características arquitectónicas y el tipo de vida social que ha albergado durante

ya medio siglo.

Sobre estas bases, invitamos a todos los vecinos a colaborar en la reconstrucción de

nuestra memoria histórica como habitantes de la Villa Olímpica, y a apoyar activamente el

proyecto de declararla Zona Típica. Queda mucho por hacer y no hay más tiempo que perder.

¡Larga vida a Villa Olímpica!

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Bibliografía citada

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mensual N°s 66 y 67, Santiago, junio-julio, 1987 y N°82, Santiago, octubre 1988.

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