Periodistas sin medios

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FUENTES CONFIABLES Miradas latinoamericanas sobre Periodismo César ARRUETA Marcelo BRUNET (Editores) Centro de Investigación en Comunicación Social “Luis Ramiro Beltrán”. Universidad Católica de Santiago del Estero Departamento Académico San Salvador Arrueta, Cesar; Brunet, Marcelo Fuentes confiables: miradas latinoamericanas sobre periodismo / Cesar Arrueta y Marcelo Brunet - 1a ed. - San Salvador de Jujuy: Ediciones DASS- UCSE, 2012. 310 p. ; 22x16 cm. ISBN 978-987-26314-7-5 1. Comunicacion Social. 2. Periodismo. I. Brunet, Marcelo II. Título CDD 302 Fecha de catalogación: 02/11/2012 6

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Centro de Investigación en Comunicación Social

“Luis Ram

iro Beltrán”.

Universidad Católica de Santiago del Estero

Departamento Académ

ico San Salvador

Arrueta, Cesar; Brunet, Marcelo

Fuentes confiables: miradas latinoam

ericanas sobre periodismo / Cesar

Arrueta y Marcelo Brunet - 1a ed. - San Salvador de Jujuy: Ediciones DASS-

UCSE, 2012.

310 p. ; 22x16 cm

. ISBN 978-987-26314-7-5

1. Comunicacion Social. 2. Periodismo. I. Brunet, Marcelo II. Título

CDD 302

Fecha de catalogación: 02/11/2012

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17

2 Doctora en Ciencias Sociales por la Flacso y Licenciada y Profesora en Letras por la Universidad de

Buenos Aires, especializada en comunicación pública y medios. Es docente e investigadora en la

Universidad Nacional de La M

atanza por concurso público y profesora visitante de posgrado en

universidades de Argentina y Latinoam

érica. Participa en foros y redes internacionales en tem

as

de de su especializada y es responsable por el capítulo Argentina del proyecto internacional de in-

vestigación “Worlds of Journalism”. Entre sus publicaciones académ

icas cuenta con tres libros de

su autoría, siete obras colectivas como editora y veinte como coautora. Colabora como columnista

especializada en televisión y tem

as de sociedad en medios de prensa de Argentina. Dirige el blog

de intercam

bio académ

ico www.catedraa.com.ar, que creó en 2004.

Ad

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1. ¿Q

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y?

Hay coincidencia en señalar que el periodismo está atravesando cam

-bios sustanciales en los últimos tiem

pos. Se plantea como el fenó-

meno m

ás notorio el impacto de las nuevas tecnologías o el lugar

que ocupa la clásica investigación periodística en los medios pero

poco se habla de las circunstancias que condicionan el desem

peño

de la persona. Este aspecto es el menos estudiado en Argentina y los

escasos datos de la cultura profesional surgen de apenas una decena

de estudios impulsados en su m

ayoría por organizaciones de la so-

ciedad civil o consultoras y no van más allá de los últimos quince años

(Amado, 2012). La mayoría se centra en los periodistas de los gran-

des medios, con limitaciones técnicas en lo que hace a la representa-

tividad de la m

uestra con lo que no disponem

os de un diagnóstico

del ejercicio del periodismo que comprenda todo el país.

Aunque no estén considerados en las encuestas, y mucho menos en

las mesas de discusión de los foros académ

icos focalizados en los

roles modélicos, lo cierto es que existen form

as de ejercicio del pe-

riodismo que se desarrollan por fuera de los espacios de las redac-

ciones tradicionales. Es especialmente notorio el crecimiento de los

profesionales que desarrollan funciones en las áreas de prensa y co-

municación. En Europa y en Estados Unidos desde hace tiem

po esta

función está institucionalizada y ha sido objeto de investigaciones

que dan cuenta de su im

pacto en la inform

ación (Charron, 1995; Ha-

llin, 1997; McCombs, 2006; Ram

írez, 1996; W

aisbord, 2012). En nues-

tro país, las áreas de comunicación de las organizaciones se han

convertido en un espacio de inserción profesional para los periodis-

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PER

IOD

ISTA

S S

IN M

ED

IOS

tas, especialmente en las áreas públicas, que son las que tuvieron

más crecimiento en la última década. Sin embargo, muchos miran

ese fenómeno con desconfianza y lo señalan como una deform

ación

de la profesión derivada de las pobres condiciones laborales que ofre-

cen los medios. Fui testigo de debates en el Foro del Periodismo Ar-

gentino, y las posiciones oscilaban entre las de aquellos que

postulaban que periodista era sólo el que trabajaba para los medios,

y las de quienes justificaban los espacios por fuera de las redacciones

como los únicos que permitían desarrollar un periodismo indepen-

diente, aun cuando las dos posiciones coincidían en que los grandes

medios no eran el principal espacio de desarrollo profesional.3Ambas

posturas (y las posiciones interm

edias) concordaban tam

bién en que

no era periodista el que se desem

peñaba como Jefe de Prensa. En

cualquiera de los casos, se constataba que la discusión se apoyaba

en esa dicotomía que atraviesa como prejuicio la form

ación univer-

sitaria: el periodista inform

a y el comunicador manipula. N

o im

porta

que existan cientos de ejem

plos donde esas funciones se invierten,

porque hay periodistas que operan (para terceros o para los intereses

de la empresa periodística para la que trabaja) y comunicadores que

producen inform

ación genuina e imprescindible para la ciudadanía.

En última instancia, parecería que toda desviación de ese modelo del

periodista investigador no es considerada en la discusión dominante.

Sin embargo, si entendem

os la función del periodista como un pro-

ductor de inform

ación de utilidad social, la cuestión no es para quién

trabaja, sino cuáles son sus competencias profesionales y el marco

ético en las que las desem

peña.

Esta dicotomía no existe de manera tan tajante en otros lugares. La

Asociación de Periodistas de Alemania (Deustcher Journalisten-Ver-

band) acepta por igual entre los socios aquellos que ejercen el perio-

dismo en los medios, los que lo hacen en calidad de free lance o los

que se desem

peñan en organizaciones como jefes de prensa, siempre

que su profesión de origen sea el periodismo. Estas dos últimas cate-

20

3En su momento se organizó una mesa debate sobre el tem

a con Fopea y la Universidad de Cien-

cias Empresariales y Sociales, “Relaciones inform

ativas: El m

arco ético del vínculo entre periodistas

y fuentes institucionales”, 29 de agosto de 2006, en http://w

ww.fopea.org/contenido/relator_as_

de_eventos/el_m

arco_tico_entre_periodistas_y_agentes_de_prensa [consultado en abril de 2012]

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

gorías constituyen la mitad de sus casi cuarenta mil socios (esta aso-

ciación es la m

ás grande de Europa occidental y la segunda del

mundo después de Rusia)

4 . Desde siem

pre han considerado los vo-

ceros de prensa como afiliados, especialmente aquellos que trabajan

en economía o en la administración pública, porque lo consideran

una tarea inform

ativa con valor social (el criterio que aplican es sólo

diferenciarlos de las actividades propagandísticas). En España tam-

bién form

an parte de la Asociación de Prensa de Madrid los perio-

distas que trabajan en las áreas de prensa. En Chile ambas funciones

se consideran asociadas a la profesión, al punto que muchas carreras

incluyen materias relacionadas con comunicación, entendiendo que

seis de cada diez periodistas en ese país no trabajan en medios (M

e-llado & Subervi, 2012: 13). U

na investigación realizada en la segunda

región de Chile señala que 42% de puestos laborales vinculados a co-

municación corporativa y un 38,5%

a contenido de prensa (Sáez &

Barría, 2012). Para tratar de indagar sobre esos espacios profesiona-

les que no responden estrictam

ente a las Relaciones Públicas o al Pe-

riodismo, en su concepción más estricta, pero que combinan

características de am

bas disciplinas, desarrollé mi tesis de doctorado,

de la cual surge este capítulo.5

En Argentina, la opinión sobre las funciones desarrolladas fuera de

las redacciones o productoras tradicionales es descalificadora de

parte de algunos periodistas que están en los medios, aunque sean

los mismos que contratan a free lancers o recurren a los jefes de

prensa para buscar inform

ación o pedir auspicios para sus propios

emprendimientos). Esa opinión que suele aparecer en form

a anó-

nima dentro de los testimonios del libro de Martini y Luchessi, que

21

4 Según inform

ación del sitio institucional, la entidad agrupa 38.000 afiliados de entre un total de

73.000 periodistas en Alemania (en http://w

ww.djv.de/startseite/profil/der-djv/inform

ation-in-en-

glish.htm

l, consultdo el 31/8/2012). La autora mantuvo una entrevista personal con Uli Rem

mel y

Gisela Schmoldt, en la sede de la Deustcher Journalisten-Verband (Mainz), el 14 de mayo de 2007.

5 La tesis tuvo por título “Noticias de los diarios: La producción de inform

ación y los diarios argen-

tinos en el cam

bio de siglo” y fue defendida en noviem

bre de 2007 ante tribunal académ

ico pre-

sidido por el Doctor Eliseo Verón, director de la tesis, e integrado por los Doctores Oscar Traversa,

Martín Becerra y Fernando Ruiz. O

btuvo la calificación “Aprobada con felicitación del jurado y re-

comendación de publicación”.

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

atribuyen la modalidad del periodismo fuera de los medios a la de-

gradación de las condiciones de trabajo: “Todo lo que las em

presas

han ahorrado en economía, en personal, en gran parte se ha trasla-

dado a los periodistas”(M

artini & Luchessi, 2004: 74), que ya han

aceptado como condición natural la idea de trabajar ad honorem, o

como becarios, o buscando auspicios publicitarios para poder m

an-

tener un espacio propio en los medios. O desarrollar su trabajo en

medios por fuera del circuito de los grandes nombres. Porque junto

con la modalidad de contratación más flexible que adoptaron los me-

dios y la posibilidad que tuvieron los pequeños contribuyentes de

facturar servicios, se desarrolló un espacio de medios de menor en-

vergadura, como las radios comunitarias, las radios FM

, los canales

de cable o zonales, las páginas web y los blogs, que permitieron or-

ganizar pequeños em

prendimientos autofinanciados. Pero tam

bién

el m

ismo proceso de precarización de recursos en las redacciones

hace calzar la producción de material provisto por las fuentes y lo

hace imprescindible para producir las noticias, máxime cuando son

recibidos en form

atos periodísticos ajustados perfectam

ente a las ne-

cesidades del medio.

2. Peri

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Eduardo Anguita ubica a fines de los ochenta el momento en que

“Los medios, sobre todo los canales de cable y las radios FM

, em

pe-

zaron a contratar programas cuya producción comercial tam

bién era

hecha por los periodistas. Al principio hubo mucha resistencia porque

contrariaba el principio ético de que la inform

ación no debía ser in-

terferida por la publicidad” (Anguita, 2002: 73). Anguita los llamó

“perioproductores” y señaló que trabajaban en una zona difusa,

donde se confundían las funciones de em

presario y de periodista.

Está claro que el problema no se plantea en la naturaleza de estos

emprendimientos, que de alguna form

a hicieron posible el desarrollo

de nuevos espacios periodísticos. La cuestión se ubica en lo que An-

guita llama “zona difusa” y que refiere a los casos en donde con for-

mato periodístico se presentaba inform

ación sugerida por los

22

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

anunciantes. Eufemísticamente se extendía la denominación de “pu-

blicidad no tradicional”6a “los favores a em

presarios o políticos en-

cubiertos como periodísticos” (Anguita, 2002: 101). Es decir, que la

modalidad empezó a transitar caminos que confundían inform

ación

con publicidad, sin hacerlo explícito a sus audiencias. U

nos años des-

pués, Anguita reconoció que la tendencia ya estaba instalada: “No

veo la posibilidad de que los periodistas sean solamente en trabaja-

dores de prensa, concepto al cual adhiero pero que reconozco estre-

cho para entender la cantidad de voces con poder empresarial y

político que necesitan referentes y form

adores de opinión” (Amado,

2010ª: 128)

En un encuentro organizado por la Secretaria de Cultura de la Na-

ción, el periodista Claudio Jaquelin, Secretario de Redacción del diario

La Nación, señalaba circunstancias derivadas de esas nuevas prácti-

cas: “la precarización del trabajo; periodistas que trabajan en tres o

cuatro medios, sin tiempo para profundizar, tam

bién se em

parienta

con la falta de ética, donde el rubro publicidad para un programa

de cable o de radio o la complacencia con algún avisador, o con un

gobierno, el vínculo lábil con las fuentes, empiezan a influir y se em

-pieza entonces a perder la credibilidad” (Diario sobre Diarios, 2006).

Esta situación fue bastante visible en los programas de los medios

audiovisuales, pero tam

bién tuvo su desarrollo en los medios gráficos

tradicionales. El surgimiento de suplementos temáticos pensados

como soportes de mensajes al servicio de los anunciantes fue conso-

lidando un género híbrido entre la publicidad y el periodismo que

desdibujó la separación entre los espacios publicitarios y los editoria-

les. Estos suplementos son desarrollados en algunos casos por agen-

cias de publicidad o consultoras externas, que no en pocos casos

ofrecen contraprestaciones periodísticas como servicio asociado a la

contratación. En otros casos, los medios llegan a pedir que los redac-

tores se hagan cargo de la gestión comercial de algunos espacios, o

23

6 Publicidad no tradicional o PNT se usa para designar las menciones publicitarias realizadas en el

contenido del programa, es decir, fuera de la tanda publicitaria. Tradicionalmente fueron los con-

cursos, las menciones de auspicios a bloques de programación, etc., pero fueron extendiéndose a

menciones pagas de todo tipo.

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

de la producción de la nota que paga el interesado. Cuando no, el

medio le encarga a su anunciante que le mande una nota redactada

y producida por él, que el periodista se encargará de montar en la

página. Otra novedad de los últimos años se ve en las señales de no-

ticias y son esos espacios en apariencia inform

ativos contratados por

organismos gubernam

entales (O’Donnell, 2007: 138). En m

uchos

casos la producción está a cargo por los propios periodistas del canal

y form

an una parte im

portante de la programación de 24 horas de

estas señales y esencial en su equilibrio financiero. Esta m

odalidad

también es corriente en la prensa escrita, que desarrollan suplemen-

tos periódicos financiados por organismos públicos o empresas. O de

manera menos profesional, como suele verse en los medios de pro-

vincias, sectores destinados a la publicación de la inform

ación que

envían las oficinas de prensa de los organismos oficiales. Como de-

mostró César Arrueta con su estudio de diarios de provincia, si bien

este m

aterial form

a parte de la comunicación de la institución “re-

sulta igualmente llamativa la logística empleada para garantizar la

recepción del material y los actos intimidatorios em

pleados para pro-

mover su publicación” (Arrueta, 2010: 105).

En esta práctica que intentamos describir im

porta poco si se trata de

un espacio pago por el interesado, o una gentileza del medio para

con su patrocinador oficial (o una concesión, en el peor de los casos),

o una lim

itación de las redacciones que no tienen recursos para hacer

su propia cobertura entonces se ven obligadas a transcribir lo que

les llega de las oficinas de prensa (Amado, 2010: 73). El fenómeno

da cuenta de la inmensa cantidad de inform

ación de los medios que

se decide y produce por fuera de la redacción. En este sentido, el

ejercicio periodístico de Argentina se inscribe en una tendencia glo-

bal, como señala Luis Fernando Coss, investigador de Puerto Rico,

...las norm

as profesionales se habían debilitado a consecuencia del

increm

ento en publicidad. Luego la desprofesionalización siguió con

los “periodistas” asignados a los suplementos publicitarios a quienes

no se les exige que ejerzan su criterio independiente o profesional,

sino la capacidad de reproducir textos o ajustar notas a la convenien-

cia de los anunciantes. Y de aquí se pasa a las em

presas de gran es-

cala y la instalación de un régimen más burocratizado. (Coss, 2004)

24

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

Coss distingue el m

odelo comercial de la prensa m

oderna de la co-

mercialidad en sí que, según plantea, desnaturaliza el producto pe-

riodístico clásico. Los periodistas que trabajan por fuera de los medios

tradicionales desarrollaron dos funciones que si bien no son nuevas,

redefinieron los roles conocidos. Por un lado, las producciones inde-

pendientes abrieron espacios periodísticos más accesibles que los

grandes m

edios. Al mismo tiempo, muchos periodistas que no en-

contraban un espacio de desarrollo atractivo en las redacciones, asu-

mieron funciones en las gerencias de

prensa de

empresas y

organismos públicos. Tam

bién en este punto se desdibujaron los lí-

mites entre una y otra función, dado que mientras algunos lo ejercían

como un lugar de producción de inform

ación institucional, muchos

funcionarios entendieron que contar con un periodista de un medio

importante era garantía de acceso directo a los circuitos de inform

a-ción a los que pertenecía el profesional, cosa que algunos periodistas

ofrecen como característica diferencia para acceder a una posición

en áreas de prensa, con m

ejores condiciones laborales que las que

podrían aspirar en medios.

3. El p

eri

od

ism

o a

usp

icia

do

En la última década se increm

entó enorm

emente el género de la pro-

ducción periodística autogestionada. Se trata de periodistas que con-

tratan su espacio en radio o televisión de cable, que asumen

indistintamente la producción periodística y los costos del desarrollo

comercial del espacio, manejando tam

bién la relación con los anun-

ciantes. M

ientras que tradicionalmente el periodista era contratado

por el medio que abonaba su sueldo y le pedía exclusividad, esta mo-

dalidad de espacios auspiciados pone el riesgo comercial en el perio-

dista, porque su permanencia dependerá del financiam

iento que él

se pueda procurar. Está claro que no es novedad el auspicio publici-

tario de un programa periodístico, sino el hecho de que el periodista

sea el encargado de gestionarlo. La privatización de los canales de

radiodifusión y el desarrollo de la programación de cable im

pulsó el

desarrollo de esta modalidad al hacer posible acceder a espacios en

el aire, que antes no existían, a un costo relativam

ente accesible. Sólo

25

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

en Buenos Aires, hacia el 2005 había 18 radios y una decena de se-

ñales de cable que ofrecían la modalidad de loteo de sus espacios.

Para 2010, el sitio especializado Diario sobre diarios estimó que en

esos espacios había m

ás de 280 periodistas trabajando bajo lo m

o-

dalidad de loteo en medios de Capital, esto es, de alquiler y explota-

ción de un espacio (Diario sobre diarios, 2010). El listado confirm

aque no solo los profesionales que intentan desarrollar un espacio pro-

pio, sino que también periodistas consagrados y con rango de editor

en medios importantes, tienen su propio programa en otras señales,

con la conform

idad de sus medios de referencia. De hecho, la Ley

26.522 institucionaliza la figura del productor (y tam

bién la de pu-

blicidad no tradicional, como se suele denominar la modalidad de

auspicio) al reconocer que es parte de los contenidos, especialmente

en el nuevo esquem

a donde se estimula la participación de pequeñas

organizaciones (véase, por ejem

plo, art. 4 de la norm

a).

Junto con el desarrollo del programa propio para muchos periodistas

de gráfica, aparecieron espacios donde el auspicio se retribuía con la

lectura de las gacetillas de prensa de los mismos auspiciantes, o en-

trevistas a quienes ellos designaran como parte del servicio publici-

tario. La fuerte competencia entre tantos programas y la necesidad

de muchos departamentos de prensa de tener espacios para mostrar

sus mensajes institucionales, avaló esta modalidad de “publinotas”.

Para el periodista, significa retribuir el beneplácito y el apoyo finan-

ciero del patrocinador con la difusión de sus mensajes. Para el anun-

ciante, se convirtió en una form

a de tener acceso directo a una

agenda de periodistas que le permitiera garantizar que su versión

iba a ser escuchada en caso de que fuera necesario. En esta modali-

dad de relación anunciante/fuente-periodista/productor hay infini-

dad de grados: desde la simple gentileza de parte del periodista, a

los espacios pagos, en el otro extremo.

Periodistas y agentes de prensa conviven con algunos interm

ediarios

de este sistema, que vendrían a servir de nexo entre los periodistas

y los anunciantes, que son tam

bién fuentes de la inform

ación. Re-

cientemente hubo dos casos sonados, m

encionados uno desde un

programa de Canal 7, y el otro por la Presidente de la Nación (Diario

sobre Diarios, 2012), en los que se acusó de venalidad a periodistas

26

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

de diarios importantes que tenían contratos con esa m

odalidad de

publicidad que no im

plica la pauta de una aviso. El primer caso plan-

teó otro aspecto de la explotación comercial que no es tan obvia

como los programas auspiciados, como ser “la existencia de colum-

nistas políticos que suman ingresos propios comercializando publica-

ciones del tipo “new

sletters”. Se trata de unos aspectos más

polémicos, más cuestionables y menos abordado del oficio periodís-

tico” (Diario sobre Diarios, 2009). Esta cuestión hace referencia a que,

en muchos casos, la pauta recibida tiene como contraprestación bo-

letines con inform

ación privilegiada que producen estos periodistas.

En el segundo caso, se hizo m

ención explícita durante una cadena

nacional del dinero que percibía un periodista de una em

presa en

concepto de publicidad no tradicional, que la mandataria definió de

una manera sencilla: “¿Cuál es la publicidad no convencional? Obvia-

mente no es la que ustedes ven por la televisión; son facturas que se

pagan como publicidad pero la publicidad no aparece.”7

En realidad no se trata de una novedad sino de una práctica que se

conoce hace varias décadas como un acuerdo de “buena voluntad”

(“good will”) entre un auspiciante y un m

edio, por el cual la pauta

recibida se materializa no con la exhibición de un aviso sino por dife-

rentes servicios que el periodista presta a su favorecedor. Estos osci-

lan entre la buena predisposición para garantizar el derecho a réplica

en el caso de una inform

ación que involucre al anunciante, pasando

por la posibilidad de ser entrevistado en el caso de una situación de

controversia o anticipar la noticia que saldrá publicada en el m

edio,

llegando, directamente, a garantizar espacios en el programa o la

difusión de inform

ación institucional. El periodista López Alonso usa

la denominación en su libro Empresas y medios para aludir al aviso

que se pauta con expectativa de una contraprestación del m

edio.

Distingue así el aviso que se pauta por planificación de medios (esto

es, la inserción publicitaria que se pauta en función de la llegada del

27

7 “Inauguración de la planta de Hidrotratam

iento de Gasoil de YPF: Palabras de la Presidenta de

la Nación”, transcripción del discurso publicado en http://w

ww.presidencia.gob.ar/discursos/26029-

inauguracion-de-la-planta-de-hidrotratam

iento-de-gasoil-de-ypf-palabras-de-la-presidenta-de-la-na-

cion [consultado el 31/8/12]

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

mensaje a un grupo diana) de aquel aviso “de good will —habitual-

mente salido del presupuesto institucional por el que “seguramente

el anunciante estará esperando un trato especial: que el medio pu-

blique alguna nota, que no m

encione cierto problema” (López

Alonso, 2001: 18).

Esta práctica está instalada en el Estado, que dedica más de la mitad

de su millonaria inversión publicitaria a medios que carecen de llegada

a ciudadanos, pero que le prestan servicio de publicación de notas o

dan prioridad a la tem

ática del anunciante (Amado, 2010: 75 y ss). En

una de las pocas investigaciones periodísticas que tuvo el tem

a, el diario

Perfil le dedicó la nota donde se decía que “el propio Estado utiliza

cajas negras para promocionar su gestión”,8aportando como prueba

unas planillas que incluían veintisiete periodistas beneficiados por la

pauta publicitaria del M

inisterio de Planificación, cuya área de prensa

estaba bajo la responsabilidad de Alfredo Scoccimarro en ese entonces.

Un poco después, el periodista Horacio Verbitsky difundió que el in-

terventor oficial de la empresa Aerolíneas Argentinas dio a conocer

una lista de periodistas de radio y televisión a los que la empresa des-

tinaba una importante suma mensual

9 . En su nota, el periodista men-

ciona a algunos colegas a quienes califica como “denunciantes

profesionales de la ineficiencia y corrupción del Estado en contraste

con la perfección de la empresa privada”, dando a entender que po-

drían haber oficiado de defensores de la gestión de la empresa, algo

similar a lo que sugirió la Presidente. Entonces se trataba de la em-

presa aérea y en 2012, de la petrolera YPF, y am

bas fueron objeto

de los comentarios en el m

omento en que pasaron a manos estata-

les. En esa oportunidad, la asociación de periodistas Fopea presentó

un pedido de inform

ación para que se diera a conocer la totalidad

de la lista, sin que haya sido difundida hasta hoy. La consecuencia

más obvia es que este tipo de situación echa un m

anto de dudas

sobre la modalidad en sí, y no distingue periodistas corruptos de

aquellos que tenían un acuerdo justificado. Estos casos ilustran cómo

28

8 “Caja negra”, suplemento El observador, diario Perfil, edición del 18 de setiem

bre de 2005, pp. 2-4.

9Horacio Verbitsky, “Señales de vida”, diario Página 12, edición del 24 de agosto de 2008, pp. 4-5.

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

funciona la presión que puede ejercer un anunciante a los periodistas

que aceptan esta modalidad en función de que la develación del

acuerdo puede poner en riesgo la reputación del contratado, m

ucho

más que la del contratante.

Si bien los casos que tuvieron repercusión pública fueron contados,

no se trata de una práctica excepcional, sino que está instalada en la

diaria de cualquier periodista de cualquier medio. El 69,5%

de los pe-

riodistas entrevistados en la primera encuesta de Fopea coinciden en

señalar una fuerte influencia del departamento comercial en sus re-

dacciones (Foro de Periodismo Argentino & Giacobbe y Asoc., 2005).

La encuesta de 2011 sostiene que “el 72%

percibió influencia del de-

partamento comercial en la sala de redacción” (Foro de Periodismo

Argentino & CIO Argentina, 2011), lo que habla que los condicionan-

tes son claros.

Poner la carga en el periodista y culpabilizar solo una parte del vín-

culo, implica desconocer que como contracara de los periodistas “chi-

veros”, como se los conoce en el ambiente, están los jefes de prensa,

que también suelen ser periodistas, acostumbrados a que el auspicio

o la atención los habilite a solicitar injerencia editorial. También en

los medios más grandes cada vez son m

ás frecuentes los casos en

que las notas vienen acordadas con el departamento comercial, con

lo que la redacción pierde la iniciativa y la autonomía para darle el

tratam

iento editorial que hubieran elegido. Pero si bien las anécdotas

circulan, nadie quiere reconocer con nombre y apellido sem

ejante

pérdida de autonomía. En cualquier caso, el fenómeno habla de una

instancia de producción noticiosa no siempre considerada en la in-

vestigación tradicional. Por un lado, estamos hablando de espacios

interm

edios que combinan de distintas maneras lo editorial y lo pu-

blicitario. Por otro lado, se naturaliza una relación de contrapresta-

ción por la pauta publicitaria recibida. Estas son nuevas form

as de

condicionam

iento m

enos ostensibles que la vieja censura, y por

tanto, son más difíciles de identificar. Pero no por eso son menos efi-

caces. Sobre todo, cuando el periodista la tiene internalizada como

su form

a habitual de trabajo. El periodista Eduardo Aliverti, produc-

tor de su espacio radial y director del instituto de enseñanza de Ra-

diodifusión Éter explica la cuestión desde el lado del periodista:

29

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

Hay dos tipos de presión. U

na primaria que comienza en el m

omento

en que salís a buscar un anunciante para que te ayude a sostener el

espacio, donde vos sabés que va a suponer un condicionam

iento… y

hay una presión secundaria donde tenés alguna presión puntual del

anunciante sin que éste te haya pautado a priori algún tipo de con-

dicionam

iento. Puede pasar un largo período sin que aparezca nin-

guna presión hasta que un día te piden una nota, o tratar un tem

a

de determinada manera, o equilibrar las cargas en la crítica.(Martini

& Luchessi, 2004, p. 71)

Hace unos años, el periodista Julio Nudler puso el tem

a en la agenda

cuando declaró que el diario Página 12 no había publicado una nota

suya porque comprometía a un funcionario de gobierno, anunciante

principal de ese diario. El incidente dio pie para que el periodista ex-

plicara cómo funciona este mecanismo de la producción por cuenta

propia: Hay desestímulos que conducen a que el periodista llegue a la conclu-

sión de que los 2.000 pesos los va a ganar haga o no haga, y que es

mucho más rentable intentar el cuentapropismo periodístico, comprar

un espacio en el cable, conseguir auspicios para ganar plata con eso,

con lo cual se transform

a si no en un empresario, en un micro empre-

sario. Y deja de ser periodista para entrar en una relación casi nece-

sariam

ente espuria con las empresas. Y ocurre el caso Aeropuertos

Argentina 2000. Si aparece como auspiciante de ese espacio, cosa que

ha sido masiva, cualquier noticia que pueda afectar a Eduardo Eurne-

kián, va a ser callada. Es decir: Aeropuertos Argentina 2000 no pone

esa condición al dar un aviso de 1.000 pesos por mes. Pero es una con-

dición tácita. el que hace el programa sabe que si dice algo que des-

agrade a Eurnekián, el m

es que viene no va a contar con ese auspicio,

y dice: hay tantos temas, para qué meterme con Eurnekián10.

Esta m

odalidad es asumida con naturalidad por muchos jefes de

prensa y agencias interm

ediarias, pero tam

bién redactores, aunque

en m

uy pocos casos se m

enciona con nombre y apellido. Aunque

30

10 “Julio Nudler: «Lo de China también tiene que ver con la corrupción oficial»”, Lavaca.org, edición

11/11/2004.

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

coinciden en señalar ciertos nombres de medios y consultoras que

medraron gracias a esta modalidad que en muchos casos raya en los

procedimientos extorsivos, prefieren no hacerlos públicos. En ciertas

oportunidades, algunos casos aparecieron m

encionados en investi-

gaciones sobre otros temas. En la biografía que escribieron sobre el

periodista y empresario Daniel H

adad, los periodistas Romina Man-

guel y Javier Romero mencionan casos donde las funciones de pro-

ductor periodístico y de publicista están superpuestas. Según los

autores, César M

ansilla, titular de la agencia Nueva Comunicación,

en su calidad de publicista de la empresa Mc Donald’s de Argentina,

propuso como estrategia para resolver una crisis por la contamina-

ción de ham

burguesas, que el periodista Daniel Hadad comiera en

cámara un sándwich de la firma en su programa televisivo (Manguel

& Romero, 2004: 209). De esta manera, en un espacio inform

ativo,

se asumía un gesto a favor de la empresa por parte del periodista

principal con quien el productor tenía relación, en tanto había sido

productor del primer programa de radio de Hadad en 1984. La re-

vista Imagen publicó la versión de que la sugerencia había surgido

del propio Hadad, pero señala la empresa apeló “a una estrategia

de comunicación tan innovadora como riesgosa de dividir al perio-

dismo en «aliados o enem

igos»”1

1 .

Más allá de los avatares del caso, es uno de los pocos ejem

plos que

tuvo una discusión pública hace más de una década, que muestra la

articulación de la acción de prensa con la inform

ación que se publica.

En cualquiera de las versiones, queda claro que cierto periodismo

acepta ese rol difusor de la estrategia de comunicación de las corpo-

raciones y los gobiernos. La idea de contraprestación ya había sido

mencionada también en el libro Los dueños de la Argentina II para

el caso del empresario Roggio (Majul, 1997), con lo que estamos ha-

blando de prácticas institucionalizadas desde hace tiem

po. Sin em-

bargo, todavía no se han problematizado debidam

ente en la

investigación académ

ica, con la paradoja que fueron los periodistas

los que se ocuparon más del tem

a que los investigadores.

31

11 “El factor Lanata”, Revista Im

agen, Edición 55, 2001, p. 18.

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

La cultura periodística y sus condicionantes ha sido muy poco estu-

diada desde la universidad, al punto de que contamos con m

uy

pocos estudios sistem

áticos que nos permitan sacar conclusiones al

respecto (Amado, 2012). Las pocas indagaciones disponibles permi-

ten constatar que el problema ya era patente para los periodistas

en la década del 90. En una investigación realizada desde la Uni-

versidad de Belgrano, el 48%

de los entrevistados manifestó haber

tenido alguna vez un ofrecimiento de dinero para hacer una nota y

el 78%

señaló que había corrupción en el periodismo (Majul &

Gor-

bato, 1999). Una investigación previa coincidía: el 57,5%

contestó

afirmativam

ente la pregunta “¿A

lguna vez le ofrecieron hacer una

nota paga, un «chivo» (publicidad o promoción encubierta) o so-

bornarlo para callar o enfatizar una inform

ación?” (Fraga, 1997: 87).

Señalaba que la televisión es el lugar donde se registraba la mayor

cantidad de sobornos, seguida de la radio y los diarios. En la en-

cuesta de Fopea (2005), los periodistas consultados contestaron casi

por unanimidad (94,7%) que “Sí” a la pregunta “¿H

a tenido conoci-

miento directo de actitudes no éticas de colegas en el ejercicio de

su profesión?”. En la encuesta de 2011, solo el 8% califica al perio-

dismo argentino como “Extorsivo”, pero un 58%

lo califica de “Con-

dicionado”, y un 12% dice

que

es “Complaciente” (Foro de

Periodismo Argentino & CIO Argentina, 2011).

En todos los casos, se trata de prácticas que se relacionan m

ás con

estas características del “periodismo auspiciado”, que a un perio-

dismo de investigación que es el que canonizan los centros de ense-

ñanza. Llegado a este punto cabe la pregunta de si considerar como

parte del ejercicio profesional estas prácticas no contribuiría a mejo-

rarlas y darles un marco ético. Tal como viene ocurriendo, las redac-

ciones ya tienen internalizado que sus decisiones están condicionadas

por variables distintas a los clásicos criterios de noticiabilidad. Al

mismo tiempo que se desarrolla este proceso, se consolidan áreas de

comunicación en las fuentes que compiten en profesionalidad y re-

cursos para producir inform

ación, como son las áreas de prensa, que

dem

andan los servicios de los periodistas. El equilibrio de fuerzas,

cuando no, deja al periodista en la posición más débil.

32

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

4. Peri

od

ism

o in

stit

uci

on

al

Mientras en la currícula se sigue insistiendo en el periodismo de in-

vestigación, la tendencia de los medios de este siglo va hacia el “pe-

riodismo de comunicación”, es decir, aquel que funciona como canal

de inform

ación sobre bienes y servicios y de materias diversas, que

predomina por sobre el clásico “periodismo objetivo” o el de opinión

que tuvieron su desarrollo y ocaso en el siglo XX (Neveu, 2004: 74).

Dice Neveu que la prensa de las organizaciones y las asociaciones

borra los lím

ites entre las fuentes institucionales y los redactores. Mu-

chas empresas y organizaciones tienen soportes de comunicación

propios (revistas institucionales, páginas W

eb) desarrollados por pe-

riodistas. Para los periodistas de los medios que reciben estos vehí-

culos institucionales, sus colegas son comunicadores, sin embargo

ambos desarrollan las mismas tareas de producción de inform

ación

(Neveu, 2004: 97). Esta tendencia se suma a la corriente que facilitan

las tecnologías de que se elija una form

a de comunicación que omita

la mediación de los medios tradicionales (Hallin, 1997: 135).

Un ejemplo de la institucionalización de este espacio de ejercicio pro-

fesional es la oficina de prensa del Parlamento alemán, que edita un

periódico sem

anal con una circulación nacional de 70.000 ejemplares,

que sirve de referencia para las novedades parlamentarias para otros

medios. El periódico tiene una planta de 12 redactores y es de factura

estrictamente periodística (no se trata de un periódico “oficialista”).

La oficina de prensa tam

bién m

aneja las transm

isiones televisivas y

el sitio de internet, que tiene dos millones de visitantes al mes, junto

con los pedidos de inform

ación de los medios (unos 25.000 requeri-

mientos por año). Este sector de prensa, es diferente del área de Re-

laciones Públicas, y se concibe con la lógica de un m

ultimedio

inform

ativo con alcance federal

12.

Argentina siguió esa tendencia de desarrollar agencias inform

ativas

dentro de los organismos públicos en los últimos años. En los despa-

chos oficiales se fue consolidando un equipo cada vez más numeroso

33

12 Entrevista con Guido Heinen, D

irector de la Sección de Prensa y comunicación del Parlamento Fe-

deral Alemán, Berlín, 9 de mayo de 2007.

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

para el seguimiento de las publicaciones en los medios y la produc-

ción de inform

ación. En 2009 se resolvió reestructurar el área en una

Subsecretaría de Comunicación y Contenidos de Difusión, que dio

origen en una agencia de noticias oficiales, a cargo de periodistas

que producen los contenidos de una sala de prensa virtual, que se

ocupa de la agenda de la Presidente y de todos los ministros, y ofrece

contenidos audiovisuales de todos los funcionarios (Amado, 2010:

78). Esta función se volvió crucial en la medida en que no se permite

a los periodistas de medios no estatales acceder a los actos oficiales

ni se brindan conferencias de prensa (Amado, 2009), con lo que la

inform

ación producida por esta unidad es la que alimenta la totali-

dad de los medios, incluida la agencia estatal de noticias Telam

. El

presupuesto de esta unidad ha sido en los últimos años equivalente

a la suma de lo que maneja el sistema de medios públicos, y desde

2009 es superior a dos millones de pesos por día. La sala de prensa

maneja una planta de periodistas en turnos rotativos, que si bien no

se conoce en su detalle, se estima superior al de una agencia de no-

ticias tradicional. Y plantea un nuevo espacio de inserción profesional

del periodista, que sin ser un medio clásico, tiene todas las funciones

y muchos más recursos para desarrollar la tarea.

En tanto producen inform

ación tanto para los soportes de prensa

de las organizaciones como para el resto de los medios, el perfil de

los periodistas institucionales responde al del profesional con cono-

cimiento de las rutinas noticiosas y del funcionam

iento de las redac-

ciones. Esta condición fue precisamente la que dio origen a la

actividad de las relaciones públicas, desarrollada en paralelo a la

prensa masiva. Señala Michael Kunczik que a principios del siglo XX

las relaciones públicas ya se habían convertido en una profesión de

tiem

po completo, los antecedentes pueden rem

itirse a mediados del

siglo XIX donde los em

presarios alem

anes empezaron a ocuparse de

la imagen de sus industrias. Kunczik cita como antecedente la fun-

dación de una agencia de prensa dentro de una em

presa que en

1901 presentó su primer inform

e de acciones de prensa y de proto-

colo, ejem

plo que fue seguido por otras (Kunczik, 2002: 208). En

todos los casos, se ponía el foco en la producción de inform

ación ins-

titucional para ser difundida a través de los medios.

34

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

Alberto Borrini remite los orígenes de la actividad en nuestro país a

la instalación de las compañías multinacionales alrededor de 1960 y

señala que a comienzos de los 90 “la relación con los medios es tan

decisiva como la que mantienen con sus clientes. Los periodistas, ade-

más, se perfilan como uno de sus públicos privilegiados, cuando no

son reclutados como voceros, asesores o funcionarios a cargo de los

programas de comunicación y relaciones públicas” (Borrini, 1992: 11).

Una investigación dirigida por este periodista sobre las estructuras

de comunicación de las principales empresas en 1995 y 1999 se ob-

serva que la profesión periodística fue la que mayor crecimiento tuvo

entre los responsables del área de comunicación institucional, se-

guida por la de Comunicación social, a la vez que había una retrac-

ción de las relacionadas con Publicidad y marketing (Borrini, 2000:

23). Esto debe entenderse en un contexto donde no es tan crítico el

poder de propaganda del mensaje sino su valor percibido, con lo que

el form

ato periodístico se convierte en un legitimador del m

ensaje

institucional (Amado, 2010b: 134).

En Argentina, esta función se hizo m

ás corriente hacia el final del

siglo, al punto que los profesionales llegaron a agruparse en dos aso-

ciaciones que nucleaban a los periodistas que pasaron a cumplir fun-

ciones en ámbitos institucionales: el Club 21 y la Asociación de

Periodistas Institucionales de la Provincia de Buenos Aires. Recorrer

algunos nombres de periodistas que pasaron de medios importantes

a trabajar como responsables de prensa de em

presas puede dar idea

de la dimensión de este espacio. Antonio Ambrosini, periodista de

Clarín que pasó a Director de Relaciones Institucionales de Telefé

(hasta 2007); Pablo Talam

oni de radio Rivadavia y América 2, a ge-

rente de Relaciones Institucionales de Telecom hasta 2006; Jorge

Grecco periodista de Clarín y director de Infobae, a cargo del área

de Comunicación de Edenor; Alejandra M

artínez fue movilera en

radio Continental antes de ser jefa de prensa de Edesur; Santiago

Moreno Hueyo de La Nación a REPSO

L/YPF; Marcelo Lascano de La

Nación al Grupo Bem

berg; Javier Vernengo de La Nación a FIAT; Fer-

nando Sztelmak, de La Razón a gerente de comunicaciones de Tele-

fónica; Daniel M

oretti de periodista especializado en automovilismo,

a director de Comunicaciones de Peugeot; Pablo Querol, de perio-

35

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

dista de la sección Turism

o de La Nación, a responsable de las comu-

nicaciones de Lan Chile (Argentina); Alfredo Bernardi, periodista de

deportes de La Nación a jefe de prensa de Petrobras.

El proceso se dio en igual m

agnitud en el ám

bito público, y muchos

periodistas pasaron a las estructuras de comunicación del área estatal

o de la política. Es referencial el caso de José Ignacio López, periodista

de La Nación, La Opinión, Clarín, D

yN, que fue un reconocido vocero

presidencial, función que desem

peñó entre diciembre de 1983 y julio

de 1989 para Raúl Alfonsín (actualmente en prensa del PNUD). Voce-

ros presidenciales de Carlos Menem

fueron los periodistas Humberto

Toledo (Ámbito Financiero, Tiem

po A

rgentino), H

oracio Burzaco

(Tiempo Argentino). M

iguel Núñez, periodista en las revistas Gente y

La sem

ana, pasó a ser Jefe de prensa de la senadora Cristina Fernán-

dez y desde 2003 fue vocero de Presidencia de La Nación. Fue sucedido

en el cargo por otro periodista, A

lfredo Scocimarro que de la agencia

de noticias DYN pasó por Aerolíneas Argentinas, para ser luego vocero

del M

inisterio de Planificación y luego, de la Presidencia. Otros casos

son el de Arm

ando Torres de la agencia Noticias Argentinas y funda-

dor del diario BAE, fue Jefe de Prensa del M

inistro de Economía La-

vagna; Jorge Raventos de Perfil, vocero en Cancillería; Jaime López

Recalde (AP, El Cronista, Clarín), responsable de prensa de la embajada

de EE.UU. Ernesto M

uro de Página 12 pasó a ser jefe de prensa de

Carlos Álvarez; Norm

a Nette de El Cronista pasó a prensa del Banco

Central; M

ariano Gondar de Perfil, a jefe de prensa de la Procuración

General; Ernesto Sem

án, de política del diario Clarín pasó a ser director

de comunicación del Consulado Argentino en Nueva York; el perio-

dista Gonzalo Alfonso, fue jefe de prensa de la Municipalidad de Mar

del Plata; M

ario Bartolacci, de Canal 10 de Córdoba, pasó a ser subse-

cretario de Inform

ación del gobierno cordobés; Enrique Velázquez, de

La Razón, se desem

peñan, junto con Florencia Cenci, como comunica-

dores en el Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires.

Jorge Bernetti, periodista y académ

ico, es reconocido por sus pares

por su labor como Jefe de prensa del M

inisterio de Defensa.

En algunos casos, luego de la experiencia institucional los periodistas

vuelven a los medios o se desem

peñan en consultoras de comunica-

ción, lo que muestra que no se pierde la condición de periodista. En

36

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

algunos casos, esos periodistas dejan de trabajar en las empresas y

continúan vinculados de alguna u otra manera a la consultoría o

mantienen su actividad periodística en paralelo. Es el caso de los pe-

riodistas Carlos Serrano, gerente de Relaciones Institucionales de una

distribuidora de gas y de ED

ENOR; Marcelo Lam

anna, a cargo de la

Gerencia de RRPP de Banco Hipotecario, luego ofició de operador

de prensa de diversas instituciones (asesorando a la Comisión Nacio-

nal de Energía Atómica), y actualmente es el productor comercial de

espacios radiales. Julio Scaramela es otro caso que jefe de prensa de

Aerolíneas Argentinas, y mantuvo sus espacios como periodista; Or-

lando Baratta, periodista de Ámbito Financiero y Perfil pasó a la es-

tructura de prensa del bloque diputados del Partido Justicialista.

Berceruelo González analiza esta transform

ación para el periodista

español y señala que no es diferente a la que pasa en otras profesio-

nes, como puede ser el médico o el abogado, que no pierde su con-

dición porque en algún momento ejerza de juez y luego vuelva a ser

abogado ante los mismos tribunales. Dice el especialista que “siem

-pre están en el mismo colegio profesional y ese colegio les ampara

tanto en una actividad como en la otra” (Berceruelo González, 2005:

85), y que la única incompatibilidad ética sería que ejercieran los roles

simultáneamente en la medida en que podrían estar operando en

zonas de conflicto profesional.

Antonio Ambrosini, en una entrevista realizada para la investigación

de tesis doctoral en 2006, cuando era Director de Relaciones Institu-

cionales de Telefé, señaló que si bien era habitual que un periodista

hacia el final de su carrera pasara a ocupar una jefatura de prensa

en las empresas, especialmente las públicas como Entel y Segba, la

novedad de los años 90 fue la jerarquización de la función. Ahí m

u-

chos periodistas jóvenes fueron atraídos por cargo a nivel de Geren-

cia o Dirección donde se le ofrecía un sueldo y una posición m

ejor

que la que podía conseguir en los medios. Hoy claram

ente esa posi-

bilidad de desarrollo en las áreas de prensa se encuentra más en lo

público que en lo empresarial, en retracción en general a raíz de las

crisis económicas globales. Esa inserción laboral es aun más patente

en las localidades del interior del país, donde las áreas de gobierno

siguen siendo las que más absorben profesionales de comunicación.

37

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

En Argentina no contamos con investigaciones que precisen la can-

tidad de periodistas que hoy ejercen su profesión, con lo que mal

podríamos estimar cuántos lo hacen fuera de los medios. Cham-

pagne mencionaba que un cuarto de los directores de comunica-

ción de Francia son periodistas (Cham

pagne, 1995: 245). M

ás de la

mitad de los afiliados a la Asociación de Periodistas de Alemania

trabaja como vocero y la de periodista es la profesión más corriente

en las vocerías

13. Txem

a Ram

írez que ha investigado el tem

a en Es-

paña consigna para comienzo de los noventa 4.000 periodistas tra-

bajando en lo que llaman Gabinetes de Comunicación, según la

estimación de Asociación Española de Asesores de la Comunicación

(Ram

írez, 1996). Benito Berceruelo González, en una publicación

de la Asociación de Prensa de Madrid, sostuvo que el 40% de los

periodistas españoles no están en los medios (Berceruelo González,

2005: 87). Dice la periodista e investigadora Concepción M

ateos

que los espacios institucionales están creando un empleo m

ás de-

seable económicam

ente que el de las redacciones de medios en la

medida en que “los gabinetes de prensa de órganos de gobierno,

partidos, sindicatos, fundaciones, universidades, organizaciones em-

presariales, instituciones culturales, etc., pagan sueldos que en los

peores casos se igualan a los mejores de los medios de inform

a-

ción.” (Mateos Martín, 2003).

Según una entrevista que me dio Julio López, que estuvo a cargo

de la comunicación de Presidencia de la Nación y fue presidente de

la Asociación de Periodistas Institucionales, el cálculo es conservador

si se lo traspone al ámbito argentino, donde estima que mucho más

de ese porcentaje trabaja fuera de los medios. El interés de los

alumnos de comunicación es creciente, según pude confirm

ar con

directores de carreras que ven increm

entarse la matrícula de las ma-

terias relacionadas con la comunicación institucional. En la carrera

de Periodismo de la Universidad de Palerm

o, la materia “Periodismo

38

13 Encuesta “Profession Pressesprecher”, sobre 672 casos entre áreas de comunicación y relaciones

públicas (Kommunikation und Öffentlichkeitsarbeit); Porcentajes: 32%

periodistas, 27%

relacionistas

públicos, 16%

marketing y publicidad, 5% economistas, 19%

varias. En “Entscheidungswege”, (Nota

de tapa “Cam

bio de rumbo: por qué la comunicación necesita periodistas”) en revista Pressesprecher,

Berlín, N

o. 3, abril de 2007, pp. 10-17.

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

institucional” se dicta desde 2002, y el instituto Éter, terciario que

dirige el periodista Eduardo Aliverti, ofrece talleres de “Cómo hacer

prensa”. En un boletín de mayo de 2007 se presentaba en los si-

guientes térm

inos:

El m

otivo del m

ail es inform

arles acerca de nuestro nuevo taller

“Cómo hacer prensa”, dirigido a quienes deseen aprender y perfec-

cionar las técnicas de comunicación de un hecho ante los medios. El

Asesor de Prensa es un eslabón fundam

ental en la cadena de comu-

nicación de artistas, deportistas, políticos, empresas, clubes o institu-

ciones. El lanzamiento de un libro, los proyectos y actividades de un

diputado, la presentación de la nueva camiseta de un club, el estreno

de una obra de teatro o el anuncio de un recital son hechos que ne-

cesitan ser difundidos.

Berceruelo señala que en el periodismo no siempre es reconocida

la posibilidad de desarrollo por fuera de los medios. Incluso las mis-

mas asociaciones gremiales suelen rechazar las competencias por

fuera de las del periodismo tradicional. Señala Berceruelo que la

discusión no considera el desarrollo profesional posible, sino fun-

ciones que responden a un ejercicio del periodismo irreal: “Caemos

de inmediato en el debate ético de la objetividad, la independencia,

etcétera, y nos sentimos rápidamente guardianes de las esencias

teóricas de una profesión ‘de libro’, que ya no es la m

isma, olvi-

dando igual de rápido que mientras nosotros discutimos, otros ocu-

pan el espacio que le corresponde al periodista y copan puestos

profesionales para los que, al menos teóricamente, nosotros esta-

mos más capacitados” (Berceruelo González, 2005: 86). Sostiene

que la cuestión no pasa por discutir quién es más periodista, y que

es falaz postular que “estar en uno de los lados sea una garantía

de integridad, objetividad e independencia”.

La superposición de funciones genera suspicacias siem

pre y es un

factor que contribuye a que el rol de agente de prensa despierte

desconfianza. El sitio especializado www.diariosobrediarios.com.ar

se ocupó del caso del colaborador del diario La Nación en Barilo-

che. A raíz de un incidente en los medios de elevación del cerro,

se puso en evidencia que el periodista oficiaba como responsable

39

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

de prensa de la empresa concesionaria “Catedral A

lta Patagonia”1

4.

El 19 de agosto La Nación había titulado “Las aerosillas chocaron

por una falla humana”, y si bien el periodista luego aclaró que los

datos de la nota fueron tomados de fuentes judiciales, está claro

que su posición de redactor de un m

edio y fuente institucional

para otros medios, genera una situación confusa. Luego del episo-

dio, el periodista fue desvinculado del diario, lo que no deja de

confirm

ar que es el periodista el que padece, en última instancia,

las contradicciones del sistema. En un análisis que se hizo sobre el

tema en una jornada de la Asociación de Periodistas instituciona-

les1

5, Marcela Goldin m

anifestó que el caso ocurrió “Primero por-

que, probablemente, es funcional a todos los actores en esta

historia: es decir, para el diario La Nación tener al em

pleado de

cronista, no mirarlo, no ver que tiene otro empleo en una em

presa

de la zona, le permite tener un m

uy buen corresponsal por poca

plata. Para el periodista también es funcional porque le permite

redondear un salario digno; y para la empresa, es funcional porque

contrata a un periodista y sabe que tiene bajada de línea en uno

de los diarios más importantes del país”. Lo que intenta poner en

discusión Goldin es el hecho de que el gran cuestionado fue Costa,

pero no se discutió qué responsabilidad cabe a las em

presas que

lo habían contratado. Y mucho menos, se asume que esa es la si-

tuación de la gran mayoría de los periodistas en un contexto labo-

ral precarizado.

Más allá de los casos particulares, esta situación pone en evidencia

una zona gris, donde todavía no existen reglas claras que ayuden a

40

14 “El diario La Nación im

primió ayer en su tapa el título "Las aerosillas chocaron por una falla humana",

referido al incidente ocurrido la sem

ana pasada en Bariloche. La nota no llevó firma, pero sí estuvo

fechada en "San Carlos de Bariloche". El corresponsal de La Nación en esa ciudad rionegrina se llam

a

Pablo Costa, según corroboró el DsD. (…) El DsD se comunicó con la em

presa de Bariloche, donde

Juan Fazio confirm

ó que Pablo Costa es adem

ás de jefe de prensa de Alta Patagonia, corresponsal

del diario La Nación.” (Diario sobre diarios, edición 24 de agosto de 2004)

15 Se trata de las Jornadas de Comunicación Institucional organizadas por la Asociación de Periodistas

Institucionales de la Provincia de Buenos Aires (APIPBA) bajo el título: "El Desafío Interno y Externo",

realizadas el 1 de septiem

bre de 2004. Los testimonios se citan de una nota que hizo la revista Info-

brand en su edición N° 91, del 3 de octubre de 2005, con el título “Periodista y prensero”.

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

preservar la confiabilidad de la inform

ación y la dignidad del perio-

dista. Señala Héctor Borrat que es cierto que muchos periodistas em

-pleados en asesorías de comunicación construyen mensajes con gran

profesionalidad, que facilitan la tarea de las redacciones, pero “se

plantea un problema ético cuando esas inform

aciones suplantan mu-

chas veces la verdadera tarea de seleccionar contenidos noticiosos

de acuerdo a criterios de calidad y responsabilidad profesional y so-

cial” (Borrat, 2006: 71). Vuelve a aparecer el tem

a de la ética profe-

sional, entendida como parám

etros profesionales aceptados por un

medio o por un grupo para guiar las prácticas. El periodismo argen-

tino no ha sido muy afecto a marcos éticos para la profesión, ni tam

-poco ha aportado datos que permitieran dimensionar la profesión

en general y este problema en particular, con lo que las prácticas no

siem

pre cuentan con el análisis conceptual necesario.

Solo recientemente la discusión sobre los roles profesionales pareció

activarse desde la reinvidicación de la toma de posición política de

lo que se denomina periodismo militante, que se opondría a un pe-

riodismo profesional, que postula una función de inform

ar im

parcial

y apoyada en las rutinas periodísticas. Según resume la periodista As-

trid Pikielny, “en los últimos años se profundizaron quiebres y reali-

neamientos en el siempre heterogéneo universo periodístico, que se

intentó clasificar en dos opciones. Por un lado, aquellos que se en-

cuadran en la categoría de “periodismo militante” por oposición a la

otra categoría, la de los “periodistas profesionales”, que tanto pue-

den trabajar en medios públicos como privados, compartan o no sus

líneas editoriales (aunque algunos de ellos son acusados por sus co-

legas de ejercer “m

ilitancia corporativa”).”

16La polémica no se re-

suelve en la medida en que una y otra posición no parecen estar

dispuestas a admitir alternativas, como podría ser un periodismo mi-

litante de una causa que no sea la oficialista, o un periodismo profe-

sional, sin militancia política, del lado de quienes apoyan al gobierno,

o cualquier otra opción que dé cuenta de los matices reales que se

dan entre los periodistas. Tam

bién cabría preguntarse cuánto de este

41

16 Astrid Pikielny, “Periodistas vs. periodistas”, en La Nación, Suplemento Enfoques, 13 de noviem

bre

de 2011 http://w

ww.lanacion.com.ar/1422420-periodistas-vs-periodistas

Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

“periodismo m

ilitante” podría encuadrarse en lo que aquí plantea-

mos como periodismo institucional, es decir, que produce inform

a-ción para una entidad de manera declarada. El m

ismo Rodolfo W

alsh

desem

peñó esa tarea para una organización política y eso no resta

ninguno de sus méritos.

En un análisis de las tendencias en la agenda de investigación, Silvio

Waisbord dice que “No hay duda de que los modelos de periodismo

consolidados durante el siglo pasado hoy están en cuestión y sujetos

a procesos intensos de cambio” y agrega que los vínculos, por ejem

-plo, entre la política y la prensa no pueden entenderse únicam

ente

en términos de dominación (Waisbord, 2012). N

o es menor la trans-

form

ación que significó la profesionalización de la comunicación po-

lítica, que “alude a la utilización de estrategias de comunicación y a

la especialización de form

as de interacción desde la política hacia los

medios, y específicam

ente, el periodismo. Tales estrategias incluyen

la utilización de especialistas y herramientas del marketing político,

a efectos de garantizar visibilidad y cobertura positiva” (W

aisbord,

2012). En esta función se em

plean en form

a creciente periodistas,

en la medida en que entienden el lenguaje de la prensa y pueden

traducir más adecuadam

ente la comunicación de una organización

o un funcionario para que obtenga visibilidad, por lo que está claro

que debe incluirse esta circunstancia en el análisis de la cobertura no-

ticiosa. Tradicionalmente se asignaba esta a factores estrictamente

ideológicos, y en esa línea es que se inscribe la denominación de “m

i-litante” para el ejercicio del periodismo con una posición política to-

mada. Sin embargo, los procesos noticiosos permiten detectar una

mayoría de noticias resultantes, no tanto de la selección editorial,

sino de otras variables de noticiabilidad tales como disponibilidad del

material o adecuación al m

edio. Esto significa que la adecuación a la

producción de noticias es un factor crítico para su publicación, de ahí

que se constata que el proceso se inicia antes de la redacción, en las

oficinas de prensa que son las que marcan la agenda diaria y proveen

la mayor parte de lo que se publica. De ahí que postulamos que deba

hablarse de dos prensas produciendo inform

ación complementaria-

mente con los mismos criterios periodísticos, la de las redacciones y

las de las oficinas institucionales (Amado, 2010b: 40). Y con los mis-

42

Fuentes confiables. M

iradas latinoam

ericanas sobre Periodismo

mos profesionales, aunque esta función no ha sido siempre conside-

rada en las carreras de periodismo.

La contribución de los periodistas a la comunicación de las organiza-

ciones ha sido valorada y convocada por estas desde hace varias dé-

cadas. En varios países, cercanos cultural y geográficamente, se

analiza el tem

a sin prejuicios, entendiendo que es un fenómeno que

no va a tener retracciones. D

e hecho, el tem

a fue objeto de una mesa

especial en el I Congreso Internacional de Periodismo, realizado en

junio de 2012 en Santiago de Chile, con lo que se le otorgó la misma

jerarquía académ

ica que otras tendencias como los desarrollos digi-

tales o el periodismo ciudadano. A

rrueta señaló esta problemática en

lo que llamó periodismo en contextos de periferia, que resume dando

cuenta de las diversas aristas que tiene el problema y que podrían ex-

tenderse a estos espacios profesionales que intentamos describir:

El ejercicio del periodismo, desde la percepción de los propios perio-

distas, tiene una connotación ceñida al contexto y distante de las pre-

misas entabladas por la academ

ia. Ser periodista en contexto de

periferia im

plica la aceptación de convivir con una tensa dualidad: el

saber hacer frente al poder hacer. Reconocemos que no es ninguna

novedad esta dicotomía, pues se han llenado páginas enteras sobre

su consideración. Lo que enfatizamos en este apartado es que la con-

vivencia con tal bifurcación, favorece procesos de naturalización

sobre determinados comportam

ientos. No hablamos aquí de un buen

periodismo versus un mal periodismo, sino de reconocer, por ejem

plo

para nuestro caso, que por la centralidad del Estado en las decisiones,

el lugar que ocupan los medios en la vida social y la persistencia de

la crisis económica, algunos periodistas asumen como natural recibir

prebendas, aceptar enfrascados u operaciones de prensa sin procurar

resistencia alguna o bien, ubicar a los anunciantes en lugares de pri-

vilegio. Fenómenos de este tipo, nos lleva a pensar, al m

argen de las

presiones que puedan ejercerse, que las definiciones que puedan ha-

cerse sobre el periodismo no deben caer en el reduccionismo compa-

rativo con el deber hacer. (Arrueta, 2010: 224)

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Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez

La academ

ia local ha priorizado el “deber hacer” y en nombre de ese

ideal ha dejado afuera de la investigación la realidad profesional ins-

talada hace décadas. Esto no solo ha restado herramientas para me-

jorar las prácticas y enriquecer el debate sino, y lo que es peor, va

dejando a la investigación local fuera de la agenda de investigación

internacional que viene discutiendo estos temas hace años. De hecho,

Hallin planteó que lo opuesto al periodismo profesional, no era el pe-

riodismo ideologizado sino la comunicación sin interm

ediación del pe-

riodismo que

habían em

pezado a

elegir los

presidentes

norteamericanos desde que la radio les permitió tener un programa

propio (Hallin, 1997: 137). En esta se inscribiría el periodismo institu-

cional, que hem

os visto desarrollarse con vigor en las últimas décadas.

Esta tendencia, para Hallin, iba a la par que el periodismo mercantili-

zado, que por un lado se orienta a las audiencias, con su periodismo

de noticias espectacularizadas y livianas; pero por otro, desarrolla

toda una variante dependiente de los anunciantes, dentro de la que

se inscribe el periodismo autogestionado en todas sus versiones, que

aún están pendientes de análisis y clasificación para nuestro caso.

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