Cuadernos de Periodistas, 13 - Asociación de la Prensa de ...

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La batalla perdida Los periodistas están perdiendo influencia a marchas forzadas ante el avance del espectáculo, la mezcla de información y opinión, la falta de transparencia de gobiernos e instituciones y el sometimiento del periodismo a las cuentas de resultados. EE UU La debacle del Grupo Tribune Franja de Gaza Censura, intimidación y limitaciones NÚM. 16, ABRIL DE 2009 6€

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La batalla perdidaLosperiodistasestánperdiendo influenciaamarchas forzadasanteelavancedel

espectáculo, lamezclade informaciónyopinión, la faltadetransparenciadegobiernose institucionesyel sometimientodelperiodismoa lascuentasderesultados.

EE UU La debacledel Grupo Tribune

Franja de Gaza Censura,intimidación y limitaciones

NÚM. 16, ABRIL DE 2009 6 €

Director: Fernando González Urbaneja. Director adjunto: Julio Alonso Cardenete. Consejo de Redacción: Miguel Ángel García-Juez Jiménez,Luis Serrano Altimiras, Bernardino M. Hernando, Nemesio Rodríguez López, Guillermo Altares Lucendo, Miguel Ángel Bastenier Martínez,

María Fernández Rey, Nativel González Preciado, Carlos González Reigosa, Enric Juliana Ricart, Gumersindo Lafuente de Frutos, Félix MaderoVillarejo, Álvaro Rivas López, Felipe Sahagún, Gregorio Salvador Caja, Eduardo San Martín Montilla y Juan Varela Varela.

REVISTA DE LA ASOCIACIÓN DE LA PRENSA DE MADRID

Juan Bravo, 6. 28006 Madrid. 91 585 00 10. [email protected] / www.apmadrid.es

Esta revista ha recibido una ayuda de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas para su difusión en bibliotecas, centros culturalesy universidades de España, para la totalidad de los números editados en el año 2008.

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© 2009, APM. Imprime: Din Impresores. Depósito legal: M-33.814-2004. ISSN: 1889-2922.

Julio Alonso es padre fundador de estos Cuadernos de Periodistas desde que se nosocurrió que merecían la pena. Julio y Juan Varela fueron las primeras personascon las que comenté el proyecto y que lo secundaron, al igual que la junta direc-tiva de la APM. Durante estos casi cinco años (el nº 0 lo distribuimos en julio de2004), los 17 números publicados hasta ahora han pasado íntegramente por elojo crítico de Julio y muchos de los temas fueron iniciativa e inspiración suya.

Julio diseñó la cabecera y la primera maqueta, a la que hemos sido leales des-de entonces porque era buena y respondía a lo que pretendíamos: una publica-ción sencilla, austera y digna. Una publicación profesional bien editada cuyo in-terés reside en los contenidos. Le irritaban las erratas que se deslizaban en algu-nos números y no dejó pasar trabajos que no merecían la pena.

Cuando empezamos con Cuadernos, Julio había entrado a la fuerza en ese es-tatus de jubilado sin quererlo, y la enfermedad había hecho aparición en su vida.Desde entonces, siguió en primer plano los avatares de la profesión, las nuevastecnologías y su permanente preocupación por el buen periodismo. Hasta el últi-mo suspiro fue un periodista dedicado y atento.

Sin él somos más pobres, menos capaces, pero su aliento y ejemplo nos ani-ma a seguir adelante, a intentar mantener estos Cuadernos con la dignidad y al-tura que él supo darlos.

FERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA

Julio Alonso(Granada 1940, Madrid 2009)

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—33

5 FERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA

Carta a los lectores. Chapoteando en las crisis

9 NEMESIO RODRÍGUEZ

La batalla perdida

19 PEDRO RODRÍGUEZ

Malas noticias o el fiasco del Grupo Tribune

25 RAFAEL MORENO IZQUIERDO

La (no) cobertura de la Operación Plomo Sólido

39 GONZALO JAR COUSELO

Mujeres corresponsales de guerra

61 FERNANDO GARRIDO POLONIO

Frente al acoso mediático, medidas cautelares

67 PEPE RODRÍGUEZ

El periodismo bajo la Ley Orgánica de Protecciónde Carácter Personal

SUMARIO

FOTO

LIA.COM

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��� Sumario

�–La APM respeta la libertad de expresión de los colaboradores y articulistas, pero no comparte necesariamente sus opiniones.

89 MARÍA ÁNGELES FERNÁNDEZ, J. MARCOS

África, la gran olvidada de los medios españoles

101 TEODORO GONZÁLEZ BALLESTEROS

Tribunales. Inseguridad jurídica

111 J0SU MEZO

Buena prensa. Prensa, credulidad y preriodismo

119 FÉLIX BAHÓN

Tendencias

CARTA A LOS LECTORESFERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA

Chapoteando en las crisis

Que losmedios están en cri-sis es de sobra conocido; lohan estado casi siempre,incluso en las etapas de

prosperidad. Quizá ahora esa crisiscursa con más fuerza, es una crisisde verdad. En realidad, es la sumade varias crisis: una de identidad,otra de proyecto, también de pro-ducto y, además, la económica gene-ral que afecta a las cuentas de resul-tados. La propia constatación de esasrealidades viene conduciendo más ala resignación y al fatalismo que a laacción, a la respuesta a esas crisis.

En Francia ha sido el Gobierno delcinético Sarkozy el que ha tomado lainiciativa de un libro blanco, o ver-de, sobre la situación de los medios,con algunas propuestas de apoyo des-de la República y la explicación deque la patria necesita de los medios.Al margen de cual sea la intenciónde fondo del señor Sarkozy, que haacreditado que no tiene resistenciasa la hora de incidir e influir sobre losmedios en las materias que le inte-resan, las propuestas del Plan mere-cen un análisis detenido y, en algu-nos casos, aplicaciónpráctica enotrospaíses, en concreto, en España.

En Gran Bretaña, la situación esmás compleja. Timothy Garton Ash

alertaba recientemente sobre el ries-go de deterioro de las libertades enla cuna de la democracia moderna:“Se están recortando libertades indi-viduales, la intimidad y los derechoshumanos… Para ser sincero, todavíano acabo de creerme que esté ocu-rriendo esto enmi país. Pero está su-cediendo y debemos impedir quecontinúe. Ya”. La conclusión de Gar-ton Ash es comoparameditar y reac-cionar. No se refiere a los medios co-mo actores principales de ese dete-rioro, quien lo produce es el Gobier-no y el Parlamento. Peor, los mediosno son ajenos y, además, les toca elpapel de perro guardián de esas liber-tades.

Varios periodistas británicos des-tacados, entre ellos el director de lasección económica de la BBC, han si-do llamados a declarar ante el Par-lamento con el sambenito de quesus informaciones acentúan la crisiseconómica e inducen pesimismo enlos agentes económicos. Todo ellosuena a excusa de mal pagador, losperiodistas sólo cuentan lo que hay,tras verificarlo y tras calificar esoshechos y datos como de interés pa-ra el público. ¿Cómo no va a ser deinterés que algunos bancos gestio-nen mal los riesgos?

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��� Carta a los lectores

Rafael Ramos, incisivo y experi-mentado corresponsal de La Vanguar-dia en Londres, señalaba hace unosdías: “Periodistas y abogados solíanser las dos profesiones que menosconfianza inspiraban a los británicos,pero han sido superadas ampliamen-te durante los últimos meses por po-líticos y banqueros”. Es un consuelo.

La crisis económica se nota enlos ingresos, los publicitarios y losque proceden de la circulación. Lacaída de ventas tiene más causas yalgunas explicaciones internas, pe-ro los menores ingresos publicita-rios van directamente contra los re-sultados que son menores y, en al-gunos casos, amenazan con núme-ros rojos, pérdidas. ¿Quién va a pa-gar esta crisis de los medios? ¿Sobrequién va a recaer el ajuste?

Es evidente que los periodistasno vamos a salir bien parados, nosvan a tocar buena parte de las fac-turas. A lo largo de los últimos seismeses, la pérdida de empleo netode periodistas en los medios en Es-paña afecta a más de dos millares ypuede duplicarse en lo que quedade año. Los ejercicios pasados fue-ron buenos, mejor que buenos pa-ra la mayor parte de los medios. En-tonces, apenas había directores o ge-rentes que destacaran los porcenta-jes de mejora de la contratación pu-blicitaria. Ahora reiteran, a la me-nor oportunidad, que el mes pasa-do la publicidad cayó un 30% y queel próximo mes tiene peor pinta.

Pero, ¿quién hizo acopios para re-sistir en losmalos tiempos?, ¿alguienignoraba que vendrían tiempos difí-ciles? Los diligentes se preparan pa-ra las dificultades, para que no faltealimento en invierno. A los mediosha llegado el invierno y el mensajea los periodistas es: a dieta o a bus-car cobijo en otra mesa. Sin embar-go, las empresas editoras quehanpre-sentado estos días los resultados delaño pasado ensalzan sus beneficios,ocultan las dificultades e, incluso, si-guen repartiendo dividendos al tiem-po que dicen que “el sector está que-brado”. Puede ser que camine haciala quiebra, pero aún no ha llegadoa tanto y lo pertinente es que los ges-tores se ocupen de evitarlo.

En esta tesitura, me pregunto:¿Hay gestores con autoridad moralpara plantear en sus redacciones eldilema entre empleo y salario? ¿Po-demos imaginar acuerdos para dife-rir retribuciones hasta que vuelvanlos buenos tiempos? Despedir, ajus-tar, reducir costes, cambiar profesio-nales caros por baratos, experimen-tados por aprendices, significa dete-riorar el producto. Y a nadie debe-ría interesar ese deterioro.

Buena parte de los accionistas delos medios han recibido excelentesretribuciones en dividendos u otrosréditos estos años pasados. Dos em-presas de medios figuran en cabezadel ranking de mayor rentabilidadpor dividendos. Cuando vienen maldadas, ¿es mucho pedir que esos ac-

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cionistas aporten nuevos recursos,para resistir, para fortalecer, parasentar las bases de una recupera-ción? Además, para evitar la compe-tencia desleal habría que esmerarseen el cumplimiento de la normati-va laboral y en desterrar chapuzasy abusos en la contratación.

Cuando estalla la crisis, los des-pidos parecen inevitables y se pro-ducen de forma indiscriminada, poredad o por facilidad o por precio opor cualquier otro criterio presun-tamente objetivo, aunque revele irri-tante incompetencia y lamentable dé-ficit de previsión. Intentar un pactode empleo, mantener el nivel netode empleo podía ser un objetivocompartido que ayudara a enfren-tarse a la crisis.

Padecemos de malas prácticas decontratación con los becarios, ma-las políticas de inserción laboral yprofesional, deficiencias con las ca-tegorías laborales de los redactores,salarios peor que bajos. Y estos sontemas laborales que competen a lossindicatos, pero también asuntosprofesionales que afectan a la digni-dad de la profesión y a la moral per-sonal. Todo ello sin perder de vistala figura de los colaboradores y delos autónomos y las incertidumbresque padecenmuchos de ellos; sobreellos está recayendo en primer tér-mino el ajuste.

El cuadro clínico del sector es se-rio, precisa actuación a fondo, res-puestas creativas y originales y coo-

peración. Necesita de nuevos visio-narios que den contenido y sentidoal periodismo del siglo XXI. Neme-sio Rodríguez razona en este núme-ro sobre este cambio de paradigma.El origen de su artículo está en eldebate organizado para analizar eltratamiento informativo del acci-dente del avión de Spanair el pasa-do mes de agosto.

Convocamos dos mesas de deba-te, la primera con ponentes que re-presentaban a los que emitieron in-formación esos días: Ministerio, ae-ropuerto, compañía… Algunos noquisieron comparecer y los que lohicieron (gesto que hay que agrade-cer, especialmente a la Secretaría deEstado de Comunicación, que fuesensible al debate) se dedicaronmása las explicaciones y excusas que alanálisis crítico de los errores y a losprocedimientos para una gestión in-formativa más eficaz en situacionessemejantes. Meses después, padeci-mos los atascos de las nevadas y loserrores e imprecisiones informati-vos fueron similares. No aprende-mos las lecciones, no mejoramos.

La mesa de los medios, a la queconcurrieron los responsables direc-tos de la información aquellos días,acreditó el desbordamiento informa-tivo producido por programas de en-tretenimiento, con poco rigor, queirrumpieron en aquellos momentospara provocar confusión informativa.

Pedro Rodríguez relata la crisis delgrupo del Chicago Tribune y las leccio-

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��� Carta a los lectores

nes que podemos sacar de la misma.Unode losmayores grupos demediosdel mundo atascado en deudas, endescapitalización y con una gestióndeficiente. Y otro tanto sirve para al-gunos de los otros grandes grupos tra-dicionales que sufren pérdidas abru-madoras en las Bolsas y que requie-ren nuevos capitales para sobrevivir.

Rafael Moreno expone las dificul-tades, casi imposibilidad, del traba-jo profesional en el reciente conflic-to de Gaza. El ejército israelí blo-queó los movimientos de los perio-distas en la zona de conflicto, impu-so un sistema de censura y de into-xicación informativa, y los periodis-tas sólo pudieron protestar. Cada díaes más difícil cubrir los conflictos,los enviados especiales y correspon-sales de guerra encuentran crecien-tes dificultades y mucho desampa-ro. Y los medios no quieren incurriren costes, así que el ciudadano que-da amerced de informaciones de se-gunda mano, teledirigidas, que noayudan a introducir luz y taquígra-fos. Todo lo contrario.

Pepe Rodríguez advierte de losriesgos que la ley de protección dedatos traslada a los periodistas, quepueden tropezarse con la literalidadde esa norma en muchos de sus tra-bajos de investigación y ser sujetosde expedientes y sanciones de laAgencia Española de Protección deDatos, que tiene facultades propias.Un riesgo que puede ser desalenta-dor del trabajo de los periodistas, cu-

yos archivos pueden chocar con exi-gencias de la ley. Estaríamos ante unchoque de derechos quemerece acla-raciones y un debate en profundidad.

Gonzalo Jar, experto en DerechoInternacional Humanitario, colabo-rador de la Cruz Roja y general dela Guardia Civil, que publicó (nº 3de Cuadernos, abril de 2005) el infor-me más documentado que conozcosobre el asesinato de José Couso enel hotel Palestina de Bagdad, ha es-crito un trabajo sobre las mujerescorresponsales de guerra.

María Ángeles Fernández y Jai-ro Marcos han investigado la pre-sencia de los temas africanos en laprensa española. Poca presencia, ca-si nula. Recogen el testimonio de pe-riodistas que conocen ese continen-te olvidado y que lamentan el pocointerés por el mismo de los medios.

Y, además, las secciones habitua-les y fijas de la revista. Este año va aser uno de los más difíciles para losperiodistas: retroceso en los nivelesde empleo, problemasde credibilidad,dificultades para el ejercicio profesio-nal por falta de recursos, por resis-tencia de las fuentes y por la propiacomplejidad de la situación políticay social enmediodeunarecesiónmun-dial. Surge una luz con las primeraspromesas de la Administración Oba-ma, que pretende un compromisoclaro a favor de la transparencia y dela información, pero sólo son prome-sas que tienen que pasar el rigor dela prueba de los hechos. �

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NEMESIO RODRÍGUEZ

El periodismo agoniza. La fies-ta ha terminado para todos,dijo un prestigioso periodis-ta y editor al comunicar la

integración de las redacciones digi-tal y de papel de su medio más im-portante. ¿Fiesta? ¿Desde cuándo vi-víamos en una fiesta? Mal pagados,cada vez más explotados, con elprestigio en precario, recluidos enlas redacciones sin salir a la calle,elaborando comunicados como po-sesos, con los novatos invitados ala fiesta pero pagados con salariosde miseria. No, señor editor, los pe-riodistas no estamos bailando enun sarao. Estamos en la antesala deun funeral.

La profesión camina hacia unfuturo más que incierto. Nadie sa-

be cómo será dentro de una déca-da, por poner un espacio de tiem-po que puede acortarse a voluntad,aunque los indicios que tenemosen este momento pueden darnosalguna respuesta. Desde luego, na-da será como antes y los ideales yvalores que forjaron este oficiopueden haber sucumbido. La obje-tividad, la verificación de las fuen-tes y la necesidad, para ser impar-ciales, de tratar de obtener la ver-sión de los hechos de la parte acu-sada, conformaron la piedra angu-lar del periodismo. Estos principiosestán ahora en peligro, debilitadoscada vez más por el cambio de ob-jetivos de los editores, incluidos losque son periodistas, de los perio-dísticos a los financieros. Si deja-

La batalla perdidaLos periodistas estamos perdiendo peso e influencia a marchasforzadas ante el avance del espectáculo, la deliberada mezclade información y opinión, la política informativa reacia a latransparencia de gobiernos e instituciones y el sometimientodel periodismo a la dictadura de la cuenta de resultados.

Nemesio Rodríguez López es vocal de la Junta directiva de la APM.

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��� La batalla perdida

mos que el mercado diseñe, conuna participación secundaria de losperiodistas, lo que es noticia, mu-cho me temo que los valores quese impondrán serán los financie-ros y no los periodísticos. Un cam-bio que no aventura nada buenopara nuestro futuro, como adver-tía en enero Harold Evans, ex di-rector de The Sunday Times y de TheTimes en una entrevista con El Pa-ís: “En cuanto el objetivo sea finan-ciero y no periodístico, el periódi-co decae y decae. En cuanto se em-pieza a destruir el contenido perio-dístico del diario no hay la más mí-nima posibilidad de éxito”.

Ernest Hemingway trabajó decorresponsal en España durante laGuerra Civil. Era un periodista quebebía de las fuentes, de la compro-bación de los hechos, y no sopor-taba a los colegas que presumíande conocerlo todo sin haber vistonada. Como aquel que en el primerdía de su llegada a Madrid, presu-mía de la mejor información. El au-tor de El viejo y el mar estuvo a pun-to de darle un puñetazo, como locuenta en un artículo de 1938 titu-lado ‘Historia de una patraña’ (Laguerra, los toros, Cuba, África y mi mu-jer, Temascinco):

—¿Qué le parece Madrid? –lepregunté.

—Aquí impera el terror –dijo elperiodista–. Adondequiera que unova encuentra evidencia de ello. Sehan descubierto miles de cadáveres.

—¿Cuándo llegó usted a la capi-tal? –le pregunté de nuevo.

—Ayer.—¿Dónde aparecieron todos esoscadáveres?

—Están por dondequiera. Por lamañana temprano se los puedever.—¿Usted hizo algún recorrido aesa hora?

—No.—¿Vio personalmente esos cadá-veres?

—No –contestó–, pero sé queexisten.—¿Qué pruebas tiene usted deque existe el terror?

Los gabinetes decomunicación se frotan lasmanos. Favorecidos por elprogresivo abandono de losprincipios de la profesiónperiodística, influyen másque nunca. Gobiernos einstituciones, lo mismo

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—Desde luego que existe. Es in-negable.—Pero, ¿qué evidencia tiene us-ted de que existe el terror? ¿Hasido testigo de algún hecho?

—No he tenido tiempo para ob-servar el terror personalmente, pe-ro sé que existe.

El diálogo sigue en este tenor,Hemingway le informa de que losllamados incontrolables habían ma-tado cierto número de personas enlos primeros tiempos de la rebe-lión, pero que hacía meses que Ma-drid era una ciudad segura y vigi-lada. No le convence. El novelistase abstiene de darle un puñetazoporque su interlocutor era el envia-do de un gran periódico por el quesentía mucho respeto.

Se infiltra el espectáculo y avan-za el rumor. Muere el debate en lasredacciones sobre los temas profe-sionales, los que preocupaban a He-mingway y muy poco al otro envia-do. Sólo se habla de los objetivoseconómicos. Se anulan coberturasporque son caras. Se vende la falsaidea de que podemos hacer de to-do por lo que no necesitamos for-mación de nada. Se repite una yotra vez que cualquiera puede serperiodista. Seguimos sin avanzar enla conciliación de la vida laboral yfamiliar. Se relega el periodismo aldesván, como un cachivache inútil,o peor aún, incómodo.

Los gabinetes de comunicaciónse frotan las manos. Favorecidos

por el progresivo abandono de losprincipios de la profesión periodís-tica, influyen más que nunca. Go-biernos e instituciones, lo mismo.Proliferan las convocatorias deprensa en las que el personaje ha-ce una declaración y se marcha, sinque el periodista pueda hacer pre-guntas, una vía imprescindible pa-ra contrastar los hechos, descubrirrazones y plantear argumentos. Pa-ra justificar esta nueva cortapisa ala libertad de información, se leañadió el adjetivo de institucional.Como la hiedra, la declaración insti-tucional trepa por las paredes de to-dos los estamentos, incluidos losdeportivos. El Real Madrid la utili-zó en el escándalo que propició ladimisión de Ramón Calderón. Losdirectores de comunicación nosconvocan para escuchar una impor-tante declaración de su jefe, peronos advierten que “será sin dere-cho a preguntas”. En definitiva, senos cercena un derecho fundamen-tal, limitan nuestra capacidad a re-coger, elaborar y difundir informa-ción con todos los ángulos posibles.También se nos expulsa de los ac-tos oficiales. La Casa del Rey tam-poco nos quiere en los palacios. LaFederación de Asociaciones de Pe-riodistas de España (FAPE) ha pro-testado, pero no estamos seguros deque los funcionarios consientanque la tribu escape a su control.

¿Cómo hemos llegado a esta si-tuación? Sin duda, por nuestra cul-

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pa. Hemos dejado que nos maltra-ten, que se quiebren los valores ele-mentales del periodismo, que lasempresas desvíen nuestra atenciónhacia objetivos distintos de los me-ramente profesionales, sin dudacomplementarios, pero distintos, yhemos perdido la imprescindibleindependencia que debe marcarnuestro trabajo para convertirnosen opinantes partidistas o alegrespropagadores de datos sin compro-bar. Mezclamos información y opi-nión. Hemos trasladado tal confu-sión de papeles a los ciudadanos,que se hace muy difícil distinguirsi el que habla en una tertulia o enun programa es un periodista o unportavoz político. Curiosamente, ysalvo raras excepciones, los perio-distas son colocados en los debatestelevisivos de acuerdo a sus simpa-tías políticas. Los de derechas a unlado, los de izquierdas al otro. Co-mo rivales parlamentarios. Los pe-riodistas opinan de todo, menos desu profesión.

En medio de este panorama, lle-ga la crisis. Los editores vuelven alas fórmulas clásicas para afrontar-la: expedientes de regulación deempleo, despidos incentivados o noy prejubilaciones. Ni una sola so-lución novedosa, imaginativa. Laconsecuencia es que los periodis-tas estamos siendo, una vez más,los paganos de la crisis. Vamos asufrirla y bien. Si el pago será gran-de o pequeño, depende única y ex-

clusivamente de la capacidad, o vo-luntad, de los directores para limi-tar los daños. Algunos lo están ha-ciendo y otros anuncian su inten-ción de garantizar los empleos sise acepta la reducción de los suel-dos o la congelación salarial. Co-mo ganamos tanto, no es mala me-dida.

Pero la mayor parte de los edi-tores van a ser implacables y apro-vecharán la coyuntura para tomaraquellas medidas que debieron ha-ber adoptado en la época de las va-cas gordas. Y lo harán incluso enlos medios que funcionan. La crisisobliga, argumentarán.

Los editores vuelven a lasfórmulas clásicas paraafrontar la crisis: expedientesde regulación de empleo,despidos, incentivados o no,y prejubilaciones. Ni una solasolución novedosa,imaginativa. La consecuenciaes que los periodistasestamos siendo una vez máslos paganos

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El papel se deshace. El texto pier-de fuerza. La imagen se impone. Elfuturo está en el vídeo. La televi-sión dicta sus reglas. Los periodis-tas no sólo las aceptan, sino que par-ticipan con entusiasmo en la agita-ción. En una tertulia-gresca de mo-da, celebrada una semana despuésde la crisis en el Real Madrid, unperiodista sostiene que hay una cla-ra diferencia en la forma de dejarla presidencia del Real Madrid en-tre Florentino Pérez y Ramón Cal-derón: el uno se marchó porque es-taba cansado y el otro como un “de-lincuente”. Calderón habrá cometi-do muchos errores, pero que se se-pa en ese momento no estaba acu-sado de ningún delito. Ninguno delos periodistas presentes salió al pa-so de tan grave acusación.

Lo que está ocurriendo no es unasorpresa. Ya nos avisaron en la dé-cada de los noventa algunos estu-diosos del periodismo. Cuidado, cui-dado, nos dijeron, que la profesiónlleva una peligrosa deriva. No leshicimos caso.

En su libro Últimas noticias sobreel periodismo (Laterza), Fulvio Colom-bo, especialista italiano en el aná-lisis de los contenidos de los me-dios y profesor de Periodismo en laUniversidad de Columbia, subrayaque la mayor parte de las veces, lasmeteduras de pata en el periodis-mo se deben a los siguientes facto-res: “La debilidad de las comproba-ciones periodísticas, la falta de au-

toridad o de credibilidad de los re-porteros, la escasa voluntad de losdiarios o de las televisiones en acla-rar los hechos, la preferencia porla parte más espectacular de la his-toria en perjuicio de la verificaciónde los hechos, el escaso interés porlas fuentes, la inclinación a unirtrozos y fragmentos de historias po-pulares hasta crear una historia”.

Colombo habla de la Disneylan-dia de las noticias, en la que, y ci-to, el ritmo, la vivacidad, el senti-do del suspense, la sorpresa, el rela-to dramático, el efecto de conmo-ción e indignación y el permanen-te cambio de personajes pertenececada vez más al mundo del espec-táculo, esclavo de los gustos y delos humores del público, habiendorenunciado a una mirada autóno-ma sobre lo que ocurre a su alre-dedor, sobre la vida, las ansias, lasesperanzas, las preocupaciones dela gente, la realidad cotidiana. Eneste parque temático, proliferan losconductores de programas que“animan, estimulan, pican” y tam-bién eligen los participantes en lastertulias asegurándose anticipada-mente de su disponibilidad a “de-cir lo que sea, a renunciar a todadecencia en aras del espectáculo”.¿Les suena?

Como cualquier otra forma de“entretenimiento”, añade Colom-bo, el periodismo se convierte enun mundo paralelo al real y distin-to de él, guiado por una dirección

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que asigna de vez en cuando par-tes y papeles (a los periodistas y alos lectores), en lugar de un editorque distribuye los papeles de inves-tigación, veracidad, aclaración, in-dagación. Colombo nos alertaba deque las consecuencias para nuestraprofesión son particularmente gra-ves: “Pérdida de credibilidad y au-toridad”.

A este problema no es ajena lacomposición actual de las redaccio-nes, debilitadas con prejubilacionesforzosas que expulsan a los perio-distas experimentados. Se rompe elvínculo de la enseñanza, el queunía a los veteranos con los reciénllegados, y se lanza a la jungla in-formativa a periodistas con muchoentusiasmo e insuficiente prepara-ción. En lugar de inculcarles com-portamientos éticos y deontológi-cos, se les ordena que persigan loque vende y que lo expresen luegoen el lenguaje más comercial posi-ble, en definitiva, el que obtenga elmáximo de audiencia.

El periodista polaco Ryszard Ka-puscinski, uno de los grandes co-rresponsales del siglo XX, nos lo in-dicaba sin medias tintas en su li-bro Los cinco sentidos del periodista(Fundación Nuevo Periodismo):“Hoy, al cronista que llega de ha-cer una cobertura su jefe no le pre-gunta si la noticia que trae es ver-dadera, sino si es interesante y sila puede vender. Éste es el cambiomás profundo en el mundo de los

medios: el reemplazo de una éticapor otra”.

Los editores que sólo accedieronal mundo de los medios de comu-nicación cuando se percataron deque la información era negocio, aje-nos por tanto a nuestra profesióny sin interés hacia ella, han venidotomando medidas destinadas a li-mitar nuestro peso, a veces en con-nivencia con periodistas que hanconfundido su papel con el de lospropietarios: cierran corresponsalí-as, promueven la figura del perio-dista orquesta, obligándonos a traba-jar en todos los soportes posiblescon el argumento de que “el mer-

Lo que está ocurriendo no esuna sorpresa. Ya nosavisaron en la década de losnoventa algunos estudiososdel periodismo. Cuidado,cuidado, nos dijeron, que laprofesión lleva una peligrosaderiva. No les hicimos caso

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cado lo exige”, sin que ello supon-ga mejoras en nuestras condicionessalariales ni laborales, utilizan a losbecarios para cubrir puestos estruc-turales y promueven reduccionesde plantillas.

Si protestamos, nos acusan deoponernos férreamente a los cam-bios. No dejan espacio para el de-bate. La ética del negocio sometea la ética de la profesión. “Estamospor primera vez ante el auge de unperiodismo basado en el mercadoy cada vez más disociado de cual-quier noción de responsabilidad cí-vica” (Los elementos del periodismo,Bill Kovach y Tom Rossentiel, Edi-ciones El País).

Por supuesto que las empresas pe-riodísticas tienen que buscar la ren-tabilidad que asegure su futuro y elnuestro. Nadie lo cuestiona. Pero esarentabilidad nunca debe anular losrecursos destinados a la información.El llamado producto tiene que cami-nar al lado de la información, no porencima. La cuenta de resultados nopuede anular el debate en las redac-ciones sobre periodismo. Como es-cribió el presidente de la Asociaciónde la Prensa de Madrid (APM), Fer-nando González Urbaneja, en Cua-dernos de Periodistas (septiembre de2008), los periodistas somos respon-sables delmal periodismo, pero tam-bién lo son los editores, “a los quecorresponde crear condiciones, ofre-cer medios, localizar talento y pro-piciar su despliegue”.

Es una alianza necesaria. Nosconviene a ambas partes y más enépocas de crisis como la actual. Pe-ro me temo que caminamos porsenderos muy alejados.

En su libro Bad News (“Malas no-ticias”), publicado en 2005 por Re-ganBooks, Tom Fenton, veteranocorresponsal en el extranjero de lacadena de televisión estadouniden-se CBS, situó este cambio en la dé-cada previa a los atentados que con-mocionaron Estados Unidos y elmundo el 9 de septiembre de 2001.En esa década, escribe Fenton, es-tuvo a punto de abandonar el pe-riodismo al comprobar quemuchasde sus historias no se difundían yque muchas propuestas de viajesen busca de noticias eran rechaza-das por ejecutivos “más interesa-dos en impulsar sus carreras gas-tando menos de lo presupuestadoque en conseguir buenas informa-ciones”. En su opinión, “la codiciaempresarial y el desinterés han aca-bado con el sistema de captaciónde noticias que produce resulta-dos”. La consecuencia: para ahorrardinero, la Oficina en Londres de laCBS News, donde él trabajó duran-te casi 25 años, “ya no reporteamás”, se limita a “empaquetar” loque otros le suministran. Y no lohace sólo su medio. Fenton invitaa contemplar los informativos detodas las cadenas para que se com-pruebe que usan de forma rutina-ria las mismas imágenes compra-

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��� La batalla perdida

das de las agencias, que a menudolas adquieren a la televisión localdel país donde se han producido loshechos noticiosos.

Los hechos, subrayan Kovach yRosenstiel, se han convertido “enuna mercancía que además se ad-quiere fácilmente, se reviste de unnuevo envoltorio y se recicla conun nuevo propósito”.

Teóricamente nunca hubo tantainformación a disposición del ciuda-dano y del periodista. Internet nosayuda a buscar respuestas a la horade documentar una historia, sobretodo cuando estamos lejos del cen-tro de trabajo y el banco de datosde nuestra empresa no tiene los da-tos que necesitamos. Pero la redtambién puede convertirnos en pe-riodistas cómodos, que dejan de in-vestigar en otras fuentes, por no ha-blar del ruido que circula por elmun-do digital, capaz de engañar a losme-dios con disparatadas versiones queaceptamos sinmás porque verificar-las supone dedicación y esfuerzo.

En España, todo lo bueno y lomalo del periodismo y todo lo bue-no y lo malo del funcionamientode los gabinetes de comunicacióninstitucionales, se hicieron paten-tes en la cobertura del accidentedel avión de Spanair, el vueloJK5022, ocurrido en Barajas el 20de agosto del pasado año.

Preocupada por lo ocurrido, laFAPE organizó un debate el 29 deseptiembre para que se analizara la

cobertura informativa y el compor-tamiento de las fuentes, con el ob-jetivo de extraer conclusiones quesirvieran para profundizar en lobueno y evitar lo malo. El proble-ma es que cada uno defendió el tra-bajo realizado y hubo escasa auto-crítica. Los periodistas defendieronsu derecho a buscar informaciónen otras fuentes cuando fallan lasinstituciones, mientras los directo-res de comunicación se quejaronde que los informadores incumplie-ron las normas de los manuales deestilo sobre la verificación de lasnoticias y la rectificación de loserrores.

Todo lo bueno y lo malo delperiodismo y todo lo buenoy lo malo del funcionamientode los gabinetes decomunicación institucionalesse hicieron patentes en lacobertura del accidente deavión ocurrido en Barajas el20 de agosto del pasado año

“El bloqueo informativo alentó laespeculación”, comentó Javier Lascu-ráin, de la Agencia Efe. Le replicóJuan Carlos Lozano, de AENA: “Sehabla mucho de la autorregulación,pues ésta ha sido una gran oportu-nidad perdida para aplicarla”.

Los periodistas reconocieronque, en algunos casos, no conta-ron los hechos con seriedad y ri-gor, pero insistieron en que el fun-cionamiento de las fuentes insti-tucionales fue “deficitario”, másinteresadas en ocultar que en in-formar, más volcadas en cerrar ac-cesos a los hechos que en la trans-parencia.

El debate sirvió para poner deactualidad las advertencias de Co-lombo y de Kapuscinski sobre elacoso del espectáculo y del entre-tenimiento a los principios éticos ydeontológicos de nuestra profesión.

El más sincero y rotundo fue Fer-nando Sanz, de Telecinco: “Esta gue-rra la tenemos perdida en los infor-mativos. Otro tipo de periodistas seha colado. Pertenecen a programas(de entretenimiento) que, al buscarelementos diferenciados, dan vuel-tas y vueltas a la misma torta. Es-tán distorsionando la realidad y es-to nos salpica a todos porque en elruido que generan, a veces puedehaber alguno que suena bien y noslo perdemos”.

Tal vez la afirmación de que losservicios informativos han perdidola guerra sea exagerada. Pero sí he-

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18—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009

��� La batalla perdida

mos perdido otra batalla y ya no sa-bemos cuántas derrotas llevamos ysi nos queda tiempo de evitar la ca-tástrofe total.

En todo caso, no cabe ningunaduda de que sólo con la recupera-ción de los valores del periodismode siempre (veracidad, verificación,equilibrio, separación de informa-ción y opinión, independencia, éti-ca, deontología), con nuestra opo-sición rotunda a los intentos de li-mitar las coberturas de las activi-dades institucionales, la negativa aaceptar declaraciones sin derechoa preguntas, la vuelta al debate enlas redacciones, la inversión de loseditores en buenas noticias y en lapermanente formación de los pe-riodistas, los salarios dignos, el re-greso al periodismo de calle y larentabilidad sin quiebra de los va-lores periodísticos, puede nuestraprofesión fortalecer su principalmisión: ofrecer una información ve-raz, objetiva e independiente quepermita al ciudadano comprenderlo que ocurre y formarse su propiaopinión.

Para los que pronostican lamuerte del periodismo clásico conel auge de Internet, conviene quereflexionen sobre lo que ya antici-pó en 1999 David Randall en El pe-riodista universal (Siglo XXI):

“El griterío que hay ahora en In-ternet es una razón a favor de quese promocione el periodismo y node que se restrinja. La información

se podrá transmitir como se quie-ra, pero alguien tendrá que filtrar-la, investigarla, comprobarla, cues-tionarla y presentar unos resulta-dos tan dignos de confianza comosea posible. ¿Y quién se encargaráde estas tareas?”

Randall se preguntaba si asumi-rá esa tarea el tecnólogo universal,el burócrata universal, el estudio-so de los medios universal, el po-lítico universal, el empresario uni-versal. ¿O el periodista universal?¿Seremos en el futuro periodistascomo Hemingway o como el reciénllegado que lo sabía todo sin veri-ficar nada? �

David Randall ya anticipóen El periodista universalen 1999: “El griteríoque hay ahora en Internetes una razón a favorde que se promocione elperiodismo y node que se restrinja”

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—19

PEDRO RODRÍGUEZ

El pasado mes de diciembrefue especialmente dramáti-co para la prensa de EstadosUnidos. La implacable rece-

sión diagnosticada desde hace unaño y el consiguiente retroceso eningresos por publicidad, más otrasincertidumbres acumuladas por elsector, han terminado por alcan-zar de lleno a todo tipo de cabece-ras, grandes y pequeñas. Circuns-tancias acompañadas por un pesi-mismo colectivo de cara al futuroy desmoralización ante un presen-te que está imponiendo cambiosradicales en la industria america-na de periódicos bastante envidia-da no hace tiempo.

Dentro de todo este preocupan-te panorama donde leyendas perio-dísticas se difuminan entre núme-ros rojos, el caso más notorio ha si-do protagonizado por la compañíaTribune, considerada como el se-gundo conglomerado de prensamás importante de Estados Unidos.El 2 de diciembre, la empresa mul-timedia formalizaba en los tribuna-les de Delaware un procedimientode suspensión de pagos reconocien-do su incapacidad para hacer fren-te a toda la ingente deuda acumu-lada en sus libros de contabilidad.Unas obligaciones estimadas enmás de 10.000millones de euros fren-te a un patrimonio propio que no

Malas noticias o el fiascodel Grupo TribuneDentro de la profunda crisis que soporta la prensa por todoel mundo, el segundo grupo de periódicos más grandede Estados Unidos se ve forzado a la suspensión de pagostras una erizada saga de especulación, corruptelas políticasy ambiciones frustradas por la recesión.

Pedro Rodríguez es corresponsal de Abc en Washington.

20—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009

��� El fiasco del Grupo Tribune

llega a los 6.000 millones de euros.La empresa, propiedad del mag-

nate inmobiliario Sam Zell a tra-vés de una operación con deudaapalancada que contribuyó catas-tróficamente a multiplicar su dé-ficit original, intenta aprovecharesa tregua transitoriapara reestructurar susobligaciones ante unalarga relación de acree-dores que incluye a en-tidades como Citigroup,Bank of America, JPMorgan Chase y MerrillLynch. Todos ellos, a suvez, afectados de llenopor la crisis financieraque está cambiando ra-dicalmente el panora-ma de Wall Street.Sobre el papel, la car-

tera de propiedades delGrupo Tribune –con se-de en Chicago y 22.000empleados– resulta im-presionante. En la listafigura desde el equipode béisbol Cubs hasta 23estaciones de televisión,pasando por cabeceras legendariasen la historia del periodismo de Es-tados Unidos como su buque insig-nia: el Chicago Tribune, diario de re-ferencia en la América del medio-oeste desde mediados del siglo XIX.Además de otros periódicos tam-bién de especial relevancia comoLos Angeles Times y el Baltimore Sun.

Durante el último año, Sam Zell–sin experiencia en medios de co-municación pero que se hizo conel Grupo Tribune como resultadode la frustración de sus accionistasal no alcanzar anticipados resulta-dos– ha intentado transformar la em-

presa en una especie decooperativa con partici-pación de sus emplea-dos y fomentando unacultura “rápida, diestray que recompense la in-novación”. Además deforzar recortes, reduc-ciones de plantilla e in-cluso intentar medir laproductividad de los pe-riodistas a través de laextensión de los textospublicados.La gran operación de

Sam Zell, en la que elmagnate solamente tu-vo que invertir unos 240millones de euros de supropio patrimonio, seha visto descarriladapor la crisis económicay la falta de dinero su-

ficiente para sustentar todo ese pro-yecto de crear un ejemplar conglo-merado periodístico para el sigloXXI, con perspectivas de que 2009vendrá acompañado de adicionalesretrocesos en la tarta publicitariade Estados Unidos como reflejo delcolapso de la industria del automó-vil y del sector inmobiliario, ade-

La gran operaciónde Sam Zell se havisto descarriladapor la crisis y lafalta de dinerosuficiente parasustentar todoese proyecto decrear un ejemplarconglomeradoperiodístico parael siglo XXI

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—21

más de una mayor emigración deanunciantes hacia Internet.Toda esta importante merma de

ingresos por publicidad, junto aunas crecientes pérdidas durante eltercer trimestre de 2008 hasta lle-gar a los 96 millones de euros, hanterminado por desbordar la capaci-dad del Grupo Tribune para hacerfrente a sus enormes obligacionescrediticias. Con unos pagos estima-dos al año en más de 700 millonesde euros para servir toda la deudaexpandida por el especulativo cam-bio de propiedad.Al buscar el refugio de la suspen-

sión de pagos, Sam Zell no ha deja-do de recalcar su esperanza de “co-locar nuestra deuda en línea con lasactuales realidades económicas, eli-minando presión sobre nuestrasoperaciones para que podamos se-guir trabajando en nuestro proyec-to de crear una empresa periodísti-ca sostenible, de vanguardia que seavalorada por nuestros lectores, es-pectadores y anunciantes”.Antes de llegar a tirar la toalla en

diciembre, la compañía Tribune ha-bía intentado hacer frente a su cri-sis poniendo a la venta una porciónde sus propiedades. Enmayo, se des-hizo de su cabecera neoyorquinaNewsday por 650 millones de dóla-res. Hubo un intento fallido para co-locar también su participación enFood Network, canal de televisiónde pago especializado en el mundode la gastronomía.

Los esfuerzos para hacer lo mis-mo con su importante franquiciade béisbol (incluido el WrigleyField, legendario estadio de Chica-go y un 25% del canal SportsNet)tampoco prosperaron en su mo-mento, ya que la crisis crediticiaglobal cercenó también el númerode posibles compradores con la fi-nanciación suficiente como parahacer frente a una operación tanimportante.La dramática situación del Gru-

po Tribune, aunque especialmentecomplicada por el monto de su deu-da, no es precisamente una excep-ción entre el resto de la prensa deEstados Unidos también sometidaa pérdidas, reducciones de planti-lla, recortes de gastos y todo tipode ajustes. La cadena McClatchy,que en 2006 adquirió a sus rivalesde Knight Ridder, ha visto cómo sucotización en Bolsa ha llegado acaer un 90%.Agobiado por toda la deuda acu-

mulada, ese conglomerado se havisto forzado a desprenderse de unade sus más preciadas propiedades:el Miami Herald.Durante los dos últimos años,

las acciones de la empresa editoradelWashington Post también han re-trocedido hasta un 40%, forzandoentre otras medidas a una reduc-ción incentivada de plantilla. Lacompañía Scripps ha anunciado laventa de su histórico periódico enDenver, The Rocky Mountain News,

22—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009

��� El fiasco del Grupo Tribune

fundado en 1859. Y la bastante ren-table cadena Hearst también haconfirmado su deseo de despren-derse del Seattle Post-Intelligencer.De no encontrar comprador, la

cadena Gannett ha anunciado elcierre del Tucson Citizen. El Minnea-polis Star-Tribune tam-bién ha entrado en sus-pensión de pagos, des-pués de haber sido ad-quirido hace menos dedos años por un grupoprivado de inversión.Apuros compartidospor el Philadelphia Inqui-rer.Mientras que en De-troit, tanto el DetroitNews como el Detroit FreePress han anunciado pla-nes para cercenar el re-parto a domicilio de susejemplares. Facilitandoese servicio a suscripto-res –el método de distri-bución más predomi-nante en Estados Uni-dos– solamente para susediciones de los jueves,viernes y domingos.La crisis también ha repercuti-

do hasta en el venerable grupo delNew York Times, que arrastra un re-troceso bursátil en los últimos 12meses del 55% y crecientes tensio-nes entre sus accionistas y la fami-lia Sulzberger por la gestión de laempresa. En diciembre, la compa-ñía se declaró dispuesta a hipote-

car su participación del 58% en sunuevo cuartel general en el centrode Manhattan. Una futurista torrede 52 pisos en la Octava Avenidadiseñada por el famoso arquitectoitaliano Renzo Piano. Ante esta si-tuación complicada por una deuda

estimada en 850 millo-nes de euros y una re-conocida merma del21% en sus ingresosanuales por publicidad,el New York Times se havisto en enero obligadoa aceptar un préstamode unos 190 millonesde euros por parte delempresario mexicanoCarlos SlimHelú, propie-tario ya de un 6,9% deldiario de referencia enEstados Unidos. Aunquela familia Sulzbergertiene en propiedad un19% de la compañía, re-tiene su control empre-sarial a través de unaclase especial de accio-nes con derecho a voto.La empresa editora

del New York Times también se havisto obligada a sacar a la venta suparticipación en el equipo de béis-bol de los Red Sox de Boston. Ade-más, la vieja pero distinguida da-ma gris del periodismo en EstadosUnidos se ha visto forzada a acom-pañar su proverbial lema de “todaslas noticias que merecen ser impre-

La crisis tambiénha repercutido enel venerablegrupo del NewYork Times, quearrastra unretroceso bursátilen los últimos 12meses del 55%

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—23

sas” con un trato mucho más pre-ferente hacia la publicidad al incluirpor primera vez en enero un anun-cio a seis columnas en su portada.Dentro del particular fiasco del

Grupo Tribune, las dificultades eco-nómicas de la empresa han llegadohasta el punto de entremezclarsecon el gran escándalo político sufri-do por Estados Unidos entre las elec-ciones presidenciales del 4 de no-viembre y la toma posesión de sunuevo presidente: los intentos de-lictivos por parte del gobernador deIllinois, Rod Blagojevich, para ven-der al mejor postor el escaño vacan-te de Barack Obama.Entre las muchas aristas de ese

caso figuran las presiones ejercidaspor el inefable gobernador sobre elChicago Tribune. Dentro de sus múl-tiples chanchullos y extorsiones, elpolítico demócrata de Illinois esta-ba intentando que el histórico dia-rio despidiese a una serie de firmasde su página editorial por haber ar-gumentado la necesidad de un pro-ceso de impeachment –o juicio polí-tico– ante la cadena de problemasy prácticas cuestionables acumula-da por el gobernador.De acuerdo con las grabaciones

realizadas por el FBI antes de pro-ceder a su detención en diciembrebajo acusaciones de conspiración ysolicitud de soborno, Blagojevich es-taba exigiendo el apoyo editorial deldiario y el despido de una serie defirmas como condición previa para

que el Estado de Illinois facilitase ala compañía Tribune la venta porunos estimados 1.000 millones dedólares de su equipo de béisbolCubs y del estadio Wrigley Field.Pese a todo, el Chicago Tribune no

despidió a nadie ni puso sordina asus críticas contra el gobernador.Pero este intento de extorsión pe-riodística aprovechando la crisiseconómica ha generado una pro-funda inquietud en diferentes pe-riódicos y asociaciones profesiona-les de Estados Unidos. Para algunosespecialistas en historia del perio-dismo todo este cúmulo de desca-ro casi no tendría precedentes. Co-mo ha explicado el profesor Ed-ward Alwood, de la Quinnipiac Uni-versity, “aunque muchos políticossueñan con hacer algo así, el gober-nador de Illinois lo ha intentado lle-var a la práctica”.Para el profesor Norman Sims,

historiador de la Universidad deMassachusetts, resulta “inaudito elcaso de un político intentando des-pedir a todo un consejo editorial,aunque en la ciudad de Chicago,con toda su historia, demúsculo, in-fluencia y corrupción, probable-mente no sea la primera vez, aun-que sí sea la primera vez que tras-ciende al público”.Dentro de la historia del perio-

dismo americano, hay que recordarque Chicago llegó a presumir en sudía de tener hasta 11 diarios con de-cenas de premios Pulitzer en reñi-

da competencia, según quedó refle-jado en la clásica trama teatral y ci-nematográfica The Front Page. Peroen la actualidad, la gran ciudad so-lamente dispone del tabloide Chica-go Sun Times y del Chicago Tribune, fa-moso entre otras cosas por antici-par en 1948 errónea-mente la derrota deHarry Truman.Otros académicos

dentro de esta saga depresiones políticas sobrela prensa de EstadosUnidos han recordadolos intentos del presi-dente John F. Kennedy pa-ra que el New York Timessacase de la incipienteguerra de Vietnam a sufamoso y crítico corres-ponsal David Halbers-tam. O las presiones deRichard Nixon contra laempresa editora delWashington Post, amena-zando con retirar sus li-cencias audiovisuales,durante la saga de Wa-tergate. Pero, en cual-quier caso, esos pulsos nunca llega-ron a incluir la exigencia del inme-diato cese de firmas incómodas.A juicio del profesor Edward Al-

wood, “la gran cuestión aquí es has-ta qué punto todas estas actividadesterminan por fomentar la autocen-sura. Ése es el gran peligro que vamás allá del Grupo Tribune, ya que

afecta a otros periódicos que estánobservando todo lo ocurrido y vana sacar sus propias conclusiones. Alfinal, el perdedor es el público”.El único periodista del Chicago

Tribune identificado por su nombreen las inculpadoras conversaciones

de Blagojevich es JohnMcCormick, subdirectorde la sección editorial,que se ha declarado elprimer sorprendido dela saña del gobernador.En un artículo en la re-vista Newsweek titulado‘Mi extraña semana enel lado malo de Blago’,McCormick destacaba lainmerecida atenciónacumulada por su nom-bre: “Cada día hay perio-distas del Chicago Tribu-ne que arriesgan sus vi-das en zonas de guerrao en las calles plagadasde violencia de nuestraciudad. Y en compara-ción, vivir en una listade enemigos no es algotan malo”.

Con su ironía británica, The Eco-nomist ha recordado cómo Sam Zell,al completar la adquisición del Gru-po Tribune en diciembre de 2007,prometió que su empresa aspirabaa representar el futuro de los perió-dicos. Y quizá, en el fondo, puedehaber acertado aunque no en su ori-ginal sentido triunfalista. �

Edward Alwood,profesor de laQuinnipiacUniversity: “Lagran cuestión eshasta qué puntoestas actividadesterminanpor fomentar laautocensura”

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��� El fiasco del Grupo Tribune

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—25

RAFAEL MORENO IZQUIERDO

Desde la creación de su Es-tado, los israelíes han lu-chado en muchas guerrasy escaramuzas bélicas,

pero quizá en ninguna de ellas elGobierno y la cúpula militar hacontrolado tanto la información yla comunicación públicas como enla Operación Plomo Sólido. El asal-to aéreo y terrestre contra la fran-ja de Gaza entre el 27 de diciem-bre de 2008 y el 22 de enero de2009 ha sido, nuevamente, otra deesas contiendas bélicas muy malcontada por los medios de comu-nicación aunque, en este caso, hayque reconocer que la prensa inter-

nacional se ha enfrentado a unplan perfectamente preparado ydiseñado para impedir una cober-tura imparcial y profesional, y hatenido escasos recursos para opo-nerse a una evidente manipulaciónde la historia. Nachman Shai, mi-litar israelí retirado y doctorandosobre la diplomacia pública israe-lí, lo explica con claridad: “Es elresultado de lo que ocurrió en laGuerra de Líbano en 2006 contraHizbulá. Entonces, los periodistasfueron libres de ir donde querían.Las cámaras pudieron grabar lasdiscusiones entre comandantes yquien quiso salió por televisión.

La (no) cobertura de laOperación Plomo SólidoLa prensa ha sido incapaz de informar adecuadamentedel ataque contra la franja de Gaza debido a la censura,la intimidación y las limitaciones impuestas por el liderazgomilitar y político israelí.

Rafael Moreno Izquierdo es profesor de Periodismo de la Universidad Complutense deMadrid e investigador del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Ayuda Humanitaria.

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��� La (no) cobertura de la Operación Plomo Sólido

Aquello ayudó al enemigo y con-fundió a la opinión pública inte-rior. Hoy, Israel busca controlar lainformación de una manera mu-cho más completa”1. Efectivamen-te, el Gobierno israelí no ha come-tido el mismo error y ha mostra-do un total despreciono sólo a la legislacióninternacional que salva-guarda la libertad de ex-presión y la obligaciónde proteger a la pobla-ción civil y a los perio-distas por extensión(por lo que debería res-ponder ante el tribunalcompetente), sino tam-bién al principio reco-nocido universalmentede que la presencia deperiodistas y colabora-dores humanitariosproporciona una com-probación esencial conrespecto a los abusoscontra los Derechos Hu-manos y violaciones dela ley de la guerra. Losplanificadores de lasFuerzas de Defensa de Israel (FDI,siglas en inglés) estaban prepara-dos y no han dejado nada al azar.Ningún medio ni cadena ha logra-do superar su muralla de impedi-mentos y obtener esa coberturaque le concediera relevancia mun-dial. Semanas antes de la invasión,confeccionaron un detallado plan

para censurar, intimidar y limitarla libertad de acción y de cobertu-ra de los medios de comunicación–extranjeros y locales–, a la vezque ponían en práctica una poten-te campaña de propaganda a esca-la global utilizando todos los cana-

les y herramientas queofrecen y facilitan lasnuevas tecnologías–desde un canal de ví-deo propio en You Tu-be hasta las redes socia-les, pasando por el en-vío de SMS y los call cen-ters–.

El objetivo de las au-toridades israelíes ha si-do claro. Controlar almáximo la obtención ydifusión de informa-ción para limitar el im-pacto de la previsiblereacción negativa de laopinión pública mun-dial ante la brutalidady contundencia del ata-que, contrarrestar elapoyo popular que pu-diera generarse a favor

de la población palestina y la con-tra-propaganda de Hamás, y con-tribuir, de ese modo, a que la se-cuencia del operativo militar sedesarrollara tal como estaba plane-ado, sin más influencias externasque los acontecimientos sobre el te-rreno. Ni siquiera lo han ocultado.“Cualquier periodista que entre en

Entre 400 y 500corresponsalesextranjeros quese encontrabanen Israel se vieronforzados atrabajar desdeJerusalén con sólola informaciónoficial y los datosque facilitabancolaboradores

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—27

Gaza se convierte en un vehículode propaganda para la organiza-ción terrorista Hamás y no hay ra-zones para permitirlo”, declaró alcomienzo de la ofensiva Daniel Re-aman, director de la Oficina dePrensa del Gobierno israelí. Tácti-camente, su colega del Ejército he-breo, la mayor Avital Leibovich, es-grimió la manida excusa de la se-guridad para declarar toda Gaza zo-na de exclusión militar y no per-mitir el paso de ningún periodista.“Si un periodista resulta herido omuere, es responsabilidad del Co-mando Central”, agregó.

Bloqueo y censuraIsrael ha mantenido un bloqueo ca-si total de la Franja de Gaza desdejunio de 2007, cuando Hamás ex-pulsó tras seis días de enfrentamien-tos a las fuerzas leales al presiden-te palestino y líder de Al Fatah, AbuMazen. Aun así, un mes antes delinicio de la ofensiva y como partede su estratégica de control de la in-formación, prohibió la entrada deperiodistas extranjeros y al comen-zar la operación declaró Gaza y lafrontera como “zona militar cerra-da” para la prensa local e interna-cional, alegando, comohemos dicho,“motivos de seguridad”. Esto obligóa que los entre 400 y 500 corres-ponsales extranjeros –incluidos to-dos los españoles– que se encontra-ban en Israel se vieran forzados atrabajar desde Jerusalén con sólo la

información oficial distribuida porIsrael y los datos que podían facili-tarles stingers o colaboradores den-tro de la franja, no siempre fácilesde confirmar, especialmente en re-lación con el número de muertos yheridos. La censura impuesta porlas autoridades israelíes fue contes-tada inmediatamente por la Asocia-ción de Prensa Extranjera de Israel(FPA, siglas en inglés), que, tras losoídos sordos del estamento políticoisraelí, recurrió al Tribunal Supre-mo. “La prohibición sin preceden-tes de ingreso a Gaza a los mediosmundiales –aseguró– representauna severa violación de la libertadde prensa”. La prohibición “pone alEstado de Israel junto a un puñadode regímenes alrededor del mundoque impide regularmente a los pe-riodistas realizar su trabajo. Llama-mos a las autoridades israelíes a le-vantar esta prohibición inmediata-mente, en línea con la decisión dela Corte Suprema de su propio pa-ís y los principios básicos del Esta-do democrático”, dijo la FPA. A lospocos días, la máxima autoridad ju-dicial sentenció a su favor y orde-nó al Gobierno que coordinara conla FPA la entrada de al menos unnúmero limitado de periodistas pa-ra que pudieran informar desdedentro de las operaciones militares.La FPA subrayó que el tribunal nodejó “otra opción que elegir entrepool o nada”, en referencia al siste-ma desarrollado por los Ministerios

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��� La (no) cobertura de la Operación Plomo Sólido

de Defensa británico y estadouni-dense para escoltar a reporteros in-crustados en unidades militares a lasque acompañan a lugares de con-flicto o guerra. En el dictamen, lacorte reservó al Gobierno israelí elderecho a elegir a dos de los ochoperiodistas. Sin embargo, a pesar dela orden del Tribunal Supremo, loslíderes políticos y militares israelí-es continuaron negándose a cum-plirla y retrasaron, una y otra vez,su puesta en práctica. Después de13 días de combates y ante una in-tensa protesta de la prensa interna-cional, el Gobierno israelí permitióque cuatro reporteros –un cámarade la BBC y tres israelíes– acompa-ñaran empotrados a los comandos is-raelíes que penetraron por el nor-te del territorio pero, tras unas ho-ras, fueron obligados a regresar aIsrael. Sólo pudieron seguir de cer-ca a los soldados bajo supervisiónestricta de los mandos militares ynunca gozaron de libertad de mo-vimientos para hablar con la pobla-ción local2.

La FPA no fue la única que pro-testó. Otras organizaciones interna-cionales comoHuman RightsWatchy Reporteros sin Fronteras (RSF) tam-bién denunciaron la situación. “Re-accionamos contra el bloqueo por-que sabemos que este conflicto tie-ne un impacto moral, emocional, fí-sico, simbólico, de ámbito general”,declaró Benoit Hervieu, responsabledel Departamento de las Américas

de esta organización, quien movili-zó desde el exterior a la prensa in-ternacional. El 9 de enero, hizo pú-blico una declaración firmada por ca-si un centenar de los principalesme-dios del mundo criticando la prohi-bición de ingresar a Gaza para cu-brir el conflicto. “Ante la amplitudde las operaciones militares, así co-mo de las repercusiones que gene-ran en todo el mundo, el hecho deque las autoridades israelíes cierrenla franja de Gaza a la prensa nos pa-rece indefendible y peligroso. Resul-taba incompresible que Israel impi-da que la prensa dé cuenta, de for-ma independiente, de unos aconte-cimientos que nos afectan a todos”,recogía la protesta de los medios3.

Sderot, como platóAnte la imposibilidad de entrar enGaza, las televisiones y reporterosgráficos no tuvieron más remedioque contentarse con informar des-de las zonas israelíes más cercanasa la franja, donde los militares is-raelíes les permitían e, incluso, in-vitaban a colocar sus cámaras. Elportavoz gubernamental, Reaman,lo repitió en varias ocasiones: “Losperiodistas que insisten tanto enentrar en Gaza deberían ir mejora ver a los niños de Sderot, de As-hkelon y de toda la periferia de lafranja, y tener vergüenza”. Sderotes una pequeña localidad israelícercana a Gaza y situada en una

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—29

loma desde la que se podía obser-var a la perfección pero a distan-cia la evolución de la maquinariade guerra israelí: helicópteros yaviones bombardeando los centrosurbanos, grandes explosiones e in-mensas columnas de humo –todolejano sin sangre ni do-lor humano–. Rápida-mente, se acumularondurante todo el día y lanoche decenas de vehí-culos coronados de an-tenas, radios y cámarasde fotografía con gran-des telescopios. Conello, las autoridadesconseguían su propósi-to de definir el guióninformativo de la cam-paña y reforzaban elprincipal mensaje de lacampaña de propagan-da de Tel Aviv. Las víc-timas reales eran losciudadanos judíos, obje-tivo de las decenas demisiles lanzados porHamás. A falta de pa-lestinos por entrevistar,los corresponsales extranjeros seveían obligados a grabar a los is-raelíes del lugar que generosamen-te repetían en sus palabras las con-signas oficiales. Por si esto fuerapoco, el Gobierno israelí aseguróque su versión de la historia erarecogida facilitando a esos envia-dos especiales en Sderot oportu-

nos portavoces civiles y militaresque con burocrática eficiencia re-petían una y otra vez los mensa-jes preparados y se instalaban enlos hoteles donde se alojaban losperiodistas para coincidir con ellosy conocer sus movimientos. “In-

tentamos coordinar to-do lo que tiene relacióncon imagen y conteni-do y confirmar que to-da persona que sale alaire, sepa qué tiene quedecir”, reconoció, sinescrúpulos, Aviv Shir-On, subdirector generalpara medios de comuni-cación del Ministerio is-raelí de Exteriores. “Fa-cilitamos las ideas cla-ves y las diseminamos,ése es nuestro trabajo”,agregó. Los mensajeseran claros: “Los israe-líes son tan víctimas co-mo los palestinos”; “Ha-más utiliza a los niñoscomo escudos huma-nos”; “Israel sólo res-ponde a la provocación

terrorista”. Al mismo tiempo, losresponsables de la maquinaria depropaganda israelí informabanoportunamente a través de correoselectrónicos y SMS de la caída delos cohetes, los acontecimientosmás relevantes de la operación orepetían su versión de incidentes“desgraciados”, con el bombardeo

La censura israelíreforzó elcumplimiento detodas las normasque debían seguirlos enviadosinternacionalesa menosque quisieran serexpulsadosdel país

de las escuelas de la ONU o las de-nuncias de ataques sobre las am-bulancias de la Media Luna. Por siesto no fuera suficiente, la censu-ra israelí reforzó el cumplimientode todas las normas que debían se-guir los enviados internacionalesa menos que quisieran ser expul-sados del país. Entre ellas destaca,por ejemplo, la obligación de norevelar dónde caían los cohetes (só-lo regiones) o el tipo concreto –su-puestamente para no dar informa-ción al enemigo–, no informar delinicio de operaciones militares an-tes de que el mando lo autorizarao entregar a revisión previa cual-quier cosa que pudiera afectar a laseguridad nacional. La directora decensura militar de Israel, RachelDolev, lo recordó por escrito en car-tas enviadas a los responsables delas páginas web de noticias y blogsmás conocidos, en las que exigióque en la actual coyuntura adopta-ran una “especial sensibilidad” pa-ra cumplir sus instrucciones, a lavez que les recalcaba que los cen-sores israelíes estarán disponiblespermanentemente. Además, enfa-tizó la importancia de que los co-rresponsales que informaban en di-recto siguieran sus recomendacio-nes. “Los censores estarán traba-jando las 24 horas del día en doscentros para medios –en el Minis-terio de Asuntos Exteriores en Je-rusalén y en el David Intercontinen-tal de Tel Aviv”, añadió en la carta

Dolev. El control de la difusión denoticias se impuso incluso a lospropios soldados israelíes que tu-vieron que entregar sus móviles pa-ra evitar la difusión no controladade información e imágenes, comose produjo durante la Guerra de Lí-bano. Según la investigación a pos-teriori que ordenó el general ma-yor Dan Halutz, jefe del Estado Ma-yor del Ejército de Tierra, duranteesa contienda, una de las pocas queIsrael perdió en el terreno de la co-municación, se produjeron unamedia de 460 conversaciones dia-rias no autorizadas de oficiales is-raelíes y periodistas.

IntimidaciónLa estrategia de Israel parte delprincipio de considerar que todo elperiodismo que se realiza en Gazaestá controlado y orientado por losdirigentes de los grupos radicales.Opinión que algunos destacados pe-riodistas como Rafael Jiménez Clau-dín, actual secretario general de Re-porteros sin Fronteras en España,comparten en cierta manera. “Elejercicio del periodismo en Palesti-na suma todos los obstáculos queen otros países se producen aisla-dos”, afirma Jiménez Claudín en sublog. “Es un periodismo muy poli-tizado y de trinchera, en el que ca-da medio, sometido a un poder po-lítico de Al Fatah o de Hamás, cuen-ta su verdad, y los periodistas quetrabajan en ese medio no tienen

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más opciones que seguir la líneaeditorial porque el periodismo in-dependiente es prácticamente in-existente. Un periodista palestino setiene que enfrentar diariamente asu redactor jefe y a su editor den-tro de la redacción, al peligro delos pistoleros de lasotras fracciones fuera dela redacción y al ejérci-to israelí. Esta situaciónhace que la informaciónque sale de los territo-rios palestinos al exte-rior sea poco fiable porla falta de fuentes inde-pendientes”. En estesentido, una vez mania-tados y aislados del tea-tro de operaciones lamayoría de los mediosde comunicación inter-nacionales, la segundaparte de la estrategia decomunicación de Israelha estado basada en laintimidación de aque-llos periodistas locales–árabes, en mayor me-dida– que podían infor-mar desde dentro de Gaza o que des-afiaban la estricta censura militar.La consigna parecía clara: sin testi-gos, algo que esta completamenteprohibido por la Convención de Gi-nebra y el derecho humanitario.Con total impunidad, los helicóp-teros y cazas israelíes atacaron de-liberadamente los edificios dentro

de la franja donde estaban instala-dos los principales medios locales,en especial aquellos controlados oinspirados por Hamás. La mayoríade los ataques se produjeron sinaviso previo y a pesar de que las au-toridades conocían perfectamente

su localización. Las sedesde la televisión y la ra-dio Al Aqsa y el diarioAl Resalah fueron bom-bardeadas por primeravez el 28 de diciembre,al día siguiente del ini-cio de la operación mi-litar. El 15 de enero, losisraelíes atacaron el edi-ficio Shurouq donde tie-ne sede una veintena deagencias de prensa y es-taciones de televisióncomo Fox, Sky News yRTL. Dos minutos antes,el Ejército les había ga-rantizado que respeta-ría el edificio. Son heri-dos dos periodistas deAbu Dhabi TV. En otroscasos, la simple amena-za es el mensaje. Así

ocurrió a las 19.30 del 12 de ene-ro, cuando se recibió una llamadaen la emisora de radio Al Qads avi-sando de que tenían cinco minutospara desalojar el edificio antes deque fuera bombardeado. La emiso-ra está situada en el edificio AsúaHosary, donde se encuentra tam-bién la agencia palestina de pren-

La segunda partede la estrategiade comunicaciónde Israel haestado basadaen la intimidaciónde los periodistaslocales –árabes,en mayormedida– quepodían informardesde Gaza

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sa Ramattan, uno de los pocos me-dios desde donde se podían emitirimágenes de lo que estaba ocurrien-do. Inmediatamente se desalojó eledificio, mientras que el directorde Ramattan, Shohdy Al Kashif, in-tentó comunicarse sin éxito con elEjército israelí para se-ñalarles lo que, con to-da seguridad, ya sabían.No hubo respuesta. Sa-mi Abu Salem, redactorde Ramattan, reconocíahoras después la ten-sión y el sentido deemergencia en la que seencontraban: “Trabaja-mos mientras espera-mos la muerte en cual-quier momento. Pese aque escondemos el mie-do, esperamos que uncohete nos sorprenda ytermine con nosotros”.Tras una hora de espe-ra sin que ocurra nada,los periodistas decidie-ron regresar, conscientesde que todo aquello eraparte de la guerra psico-lógica impuesta por Tel Aviv pasaevitar la difusión de lo que ocurríaen Gaza4. Como consecuencia de es-tos ataques y según datos provisio-nales, al menos siete periodistasárabes habrían fallecido –los fotó-grafos palestinos Hamza Shahin yOmar Silawi; los cámaras de la te-levisión argelina Basel Faraj y la ca-

dena palestina Fiastine, el-Wahidiel-Baligh, y los reporteros de Pales-tine TV, Enhab El Whaid; de la ra-dio Alwan, Ala Mortaja; y de la ca-dena de televisión Al Aqsa, OmarSilaui–, así como una decena máshabrían resultado heridos de diver-

sa consideración. Mien-tras esto ocurría en Ga-za, en Jerusalén, los sol-dados israelíes tambiénpersiguieron a la pren-sa que no cumplía lacensura. Éste fue el ca-so del arresto de dos pe-riodistas palestinos de lacadena de televisión ira-ní Al-Alam, Jader Shahi-ne y Mohamed Sarham,acusados de poner enpeligro la “seguridad na-cional”. Los dos reporte-ros estuvieron encance-lados durante 10 díassin pasar por el juez ydespués puestos en li-bertad bajo fianza acu-sados de espionaje, unode los delitos más gra-ves del que puede ser

acusado uno en Israel5.Respecto a la prensa israelí, hay

que afirmar que claramente ha to-mado partido en esta guerra a fa-vor del Ejército y del Gobierno.Quizá porque, al contrario que conla última invasión de Líbano, las dis-crepancias entre los políticos y losmilitares y la opinión pública han

Gaza ha sido unanueva etapa en elmundo de lainformación árabeporque hademostrado quelos medios deesta zona notienen una visiónmonolítica de loque ocurre enOriente Medio

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sido nulas. Desde el primer mo-mento, ha dominado el patriotis-mo típico de un país unido contrael enemigo, y ningún medio ha re-saltado la enorme crisis humanita-ria que se estaba produciendo en-tre la población palestina. Ni si-quiera el prestigio diario Haaretz,muy popular en Europa pero consólo 30.000 ejemplares de tirada,se ha desmarcado de esta tenden-cia más allá de algunos matices. Ensu edición del 5 de enero, por ejem-plo, fue el único que informó deque los muertos palestinos ascen-dían oficialmente a más de un cen-tenar, aunque se olvidó de mencio-nar que eran civiles. Por otra par-te, la portada de ese mismo día deldiario de mayor difusión, Yediot Ah-rono –con 400.000 ejemplares deventa– mostraba una gran fotogra-fía a toda página con varios solda-dos israelíes heridos. En el interior,en la página 7, insertaba un artí-culo sobre la prensa internacionalen el que se aseguraba, sin duda,que se había puesto de parte de lospalestinos por estimar que son losque “sufren” mientras que los is-raelíes son los “culpables”. Este ar-tículo reproducía portadas de un dia-rio holandés y del español Público,al que criticaba por anti-israelí. “Lasinformaciones periodísticas máshostiles para Israel de Europa sonlas de España, Irlanda, Reino Uni-do, Holanda, Bélgica, Suiza y lospaíses escandinavos, y se repiten en

los periódicos de la totalidad del ar-co político”. Señalaba que Público,al que calificaba de próximo al par-tido socialista gobernante, habíaabierto el día anterior su portadacon una fotografía en la que se ve-ía a dos palestinos conmocionadosque se inclinan sobre dos cadáve-res bajo el título ‘Casa por casa’6.

TV: experiencia frustranteDesde el punto de vista televisivo,Gaza ha sido una experiencia frus-trante. Casi todas las televisionesoccidentales (a excepción de la BBC,que tenía un periodista local den-tro de la franja) se han tenido quelimitar a utilizar estáticos presen-tadores repitiendo los comunicadosde prensa oficiales o mostrar imá-genes distantes de bombas explo-tando y densas columnas de humo,si no querían tener que recurrir denuevo a las cadenas árabes Al Yasi-ra y Al Arabiya. Una vez más, porlos recortes de presupuestos (la CBShabía despedido a todo su equipoen Israel unos días antes del iniciode los bombardeos) o la falta de ac-ceso al lugar de los hechos, han ce-dido el protagonista a las emisorasárabes que, en un principio, llega-ron incluso a distribuir gratuita-mente las imágenes que recibíanvía satélite desde Gaza. Lo más sig-nificativo en este sentido es quetampoco ha emergido una voz do-minante en el mundo árabe. Quizála más destacada ha vuelto a ser Al

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Yasira, aunque fuera porque conta-ba con dos reporteros en Gaza –Ay-manMohyeldin, una productora es-tadounidense que había trabajadoen NBC y CNN, y Serien Tadros, unaproductora egipcia– pero en estaocasión, a pesar de su agresiva co-bertura, ha encontradouna seria competenciaen la cadena Al Arabiya,ligada a los círculos dela familia saudí, y másmoderada en su orien-tación. En este sentido,Gaza ha representadouna nueva etapa en elmundo de la informa-ción árabe porque, so-bre todo, ha demostra-do por primera vez quelos medios de comuni-cación de esta zona notienen una visión mo-nolítica de lo que ocu-rre en Oriente Medio.Durante las tres semanasde conflicto, Al Yasira,propiedad del Gobiernode Qatar y con muchamayor audiencia, y AlArabiya han ofrecido coberturas in-formativas bastante diferentes. AlYasira no ha tenido reparo en mos-trar fuertes y emotivas imágenesde sangre acompañadas de durascríticas contra Israel, así comomul-titudinarias manifestaciones anti-israelíes en distintas capitales ára-bes. Por el contrario, su rival, Al

Arabiya, optó por evitar los vídeosmás crudos –normalmente de niñosmuertos o ensangrentados– y utili-zó un tono más sosegado. La dife-rencia no ha pasado desapercibida.“Nuestra cobertura ha estado máscercana a la gente”, explicó Ahmed

al Sheij, responsable deNoticias de Al Yasira.Aunque afirmó que sucanal es “imparcial” yconcedió tiempo a losportavoces israelíes pa-ra explicar su postura,“nosotros no somosneutrales cuando se re-fiere a gente inocenteque muere como haocurrido. La cámara re-coge lo que ocurre enrealidad y la realidad noes neutral”, agregóSheij, recordando lo quelas cadenas de televisio-nes estadounidenses hi-cieron durante la Gue-rra de Vietnam. “El ob-jetivo de cubrir la gue-rra es revelar las atroci-dades que provoca”,

añadió. El jefe del Departamentode Noticias de Al Arabiya, NakhleEl Hage, lo explica desde otro pun-to de vista. “Pertenecemos a escue-las periodísticas diferentes en elmundo árabe”. El Hage, que ha re-cibido amenazas demuerte por pro-hibir a sus locutores utilizar la pa-labra shaheen (mártir) para describir

La invasión israelíde la franja deGaza pasará a loslibros de historiacomo el primerconflictoplenamente 2.0 ysus protagonistashan sido en estecaso YouTube,Twitter, Flickr yFacebook

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a los muertos palestinos y critica-do abiertamente por los lideres deHizbulá, no comparte la idea de quelos medios deben defender unos in-tereses ideológicos propios comohace Al Yasira7. “Nosotros creemosque tenemos que garantizar el co-nocimiento de las cosas a través deun flujo de noticias sin partidismo,lo más equilibrado que sea posible”,afirmó. Para muchos es reflejo deun juego de poder y de un cambiofundamental en la región. Así almenos lo piensa Abduraheem Al-Bateeh, responsable de Noticias dela cadena Abu Dhabi TV, para mu-chos la tercera en importancia enlengua árabe. “Es obvio para todos.Al Yasira muestra que es pro Ha-más y Al Arabiya pro Al Fatah”. Sucanal –afirma– está en el medio.“Estamos con Hamás en el sentidohumanitario, pero con Al Fatah enel político”8.

AlbertoArce,‘corresponsal’españolEn este contexto, la prensa inter-nacional, incluida la española, haintentado superar el bloqueo infor-mativo recurriendo a colaborado-res locales que pudieran ayudarlesa contrastar o confirmar opiniones.Estamos hablando de traductores,asistentes sanitarios o cámaras o fo-tógrafos locales o ciudadanos quevivieran dentro de Gaza y tuvieronalguna libertad de movimiento ycomunicación con el exterior. En elcaso español, el corresponsal impro-

visado por necesidad o ocurrenciaha sido un asturiano de 32 años, Al-berto Arce, que antes de que co-menzara la operación llegó a lafranja como componente de unacomitiva de la organización huma-nitaria Free Gaza. En un primermo-mento, Arce apareció como testigodel drama palestino en los mediosde prensa más importantes de Es-paña como RTVE. A los pocos días,sin embargo, llegó a un acuerdocon El Mundo para escribir crónicasespeciales que permitieron al dia-rio madrileño ser el único del paísque ha podido firmar dentro de Ga-za en su primera página. FranciscoHerranz, redactor jefe de la secciónde Internacional del diario, lo ex-plica así: “El objetivo era tener al-guien dentro que pudiera informarde lo que veía. Teniendo en cuen-ta las duras circunstancias, Albertoha hecho un trabajo excelente quenos ha permitido contrastar e in-tentar superar la censura israelí”.Su libertad de movimiento ha esta-domuy limitada por la situación bé-lica, pero ha logrado, al menos,transmitir una visión diferente delo que ocurría en Gaza. “En respues-ta a la cada vez más vergonzosa yextendida costumbre de empotrarsecomo periodistas en unidades mi-litares, decidí, junto a mis compa-ñeros, empotrarme en las ambulan-cias de la Media Luna”, explicó Ar-ce. “De ese modo, empotrándonoscon los civiles y los equipos médi-

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cos ganábamos la batalla de la co-municación, llegando siempre losprimeros a los lugares en que se pro-ducían los ataques con el objetivode documentar los lugares destrui-dos (…). Nuestras retinas y nues-tras cámaras son el testigo vivo delas mentiras israelíes”. Arce es muycrítico con los medios convencio-nales. “En esta ocasión, se tratabade elegir el lugar desde el cual seinformaba y trabajaba. Los mediosdecidieron que el lugar era Jerusa-lén o la frontera y no Gaza”, resal-ta el cooperante que recuerda quedesde agosto había medios para po-der entrar en la franja. “Decidieronno utilizarlos. A partir de ese mo-mento, se limitaron a reproducir laversión facilitada por los partes deguerra israelíes y generar, a partirde lo que ellos decían, la estructu-ra de respuesta”9. Por su firme po-sición anti-israelí y su denuncia deldrama humano palestino, Arce harecibido amenazas telefónicas con-tra su vida e, incluso, ha sido de-nunciado en páginas de Internet co-mo “colaborador de Hamás”, algoque desmiente rotundamente peroque eleva el riesgo de posibles aten-tados.

La guerra en YouTubeLa Guerra del Golfo de 1990-91 fueconsiderada la primera guerra te-levisada en directo y consagró a laCNN como referencia informativa

mundial. La invasión israelí de lafranja de Gaza pasará a los librosde historia como el primer conflic-to plenamente 2.0 y sus protago-nistas han sido en este caso You-Tube, Twitter, Flickr y Facebook.Desde el primer día de la ofensiva,los comunicadores del Ejército is-raelí decidieron trasladar la bata-lla mediática a Internet creando supropio canal (http://idfspokesper-son .com/) y tomando la iniciativapara diseminar directamente su vi-sión de la guerra a la opinión pú-blica mundial sin intermediarios.“Cuando el Estado de Israel se en-frenta nuevamente a aquellos quelo quieren destruir, es imperativoque las FDI muestren al mundo lainhumanidad dirigida contra noso-tros y nuestros esfuerzos para de-tenerla”, explicó la Oficina de Pren-sa de las Fuerzas Armadas israelí-es. La mayor Avital Leibovich, por-tavoz militar israelí, razonó la de-cisión de utilizar YouTube por elconvencimiento de que ayudaría a“enviar nuestro mensaje al mun-do. Necesitamos contrarrestar a losmiles de usuarios que se lanzaronal sitio para subir vídeos e infor-mes de los ataques en Gaza. Debe-mos ser relevantes aquí. Es impe-rativo que mostremos al mundo lafalta de humanidad en contra denosotros y nuestros esfuerzos pordetenerla”. Los militares israelíescolocaron su primer vídeo en You-Tube (http://www. youtube.com/idf-

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nadesk) el 29 de diciembre, des-pués de menos de 48 horas desdeque se iniciaran los bombardeos, ydurante las tres semanas que duróla ofensiva subieron más de 100audiovisuales que tuvieron 2,1 mi-llones de reproducciones y 23.400suscriptores. Los vídeoscon más visualizacio-nes, la mayoría propor-cionados por la FuerzaAérea, se refieren a gra-baciones tomadas des-de helicópteros quemuestran presuntosmiembros de Hamásdisparando cohetes ca-muflados cerca de es-cuelas o mezquitas, su-puestos terroristas pre-parando misiles dentrode un camión en unazona poblada o escenasde combates tomadascon cámaras de visiónnocturna, aunque tam-bién se colocaron imá-genes con declaracionesde portavoces militaresque explicaban e inter-pretaban diariamente el transcur-so de los acontecimientos. Este ca-nal ha mantenido ese aire informalpero con una gran agilidad a la ho-ra de responder a los acontecimien-tos y con estudiada meticulosidadpara reforzar los mensajes habitua-les –Hamás siempre ha sido y es unaorganización terrorista, etc.–.

Por su parte, el 30 de diciembre,el Consulado General de Israel enNueva York daba la primera ruedade prensa acerca de la situación enGaza en Twitter (http://twitter.com/israelconsulate). En Facebook, elgrupo Free Palestine, que respalda

“la causa israelí contrael terrorismo”, acumu-ló rápidamente más de50.000 miembros, con-virtiéndose en una delas comunidades másdinámicas de la red.

Respecto a la miradapalestina, la actividaddigital ha sido más di-fusa. El sitio más visio-nado durante el conflic-to ha sido el creado porla cadena de televisiónAl Yasira, cuyo canal enYouTube ha superadolos 400.000 suscriptoresy su canal en ingléscuenta con más de 2,5millones de televiden-tes. Su sitio War on Ga-za ha sido un referentepara los internautas que

han podido ver sus vídeos y dejarcomentarios que en algunos casoshan complementado la informa-ción de sus corresponsales. Estaempresa también cuenta con unTwitter específico que se dedica ainformar y contar todo lo relacio-nado con los misiles Qassam quese envían desde Gaza a Israel

En Facebook, elgrupo FreePalestine, querespalda “lacausa israelícontra elterrorismo”,acumulórápidamente másde 50.000miembros

(http://weitter.com/QassamCount).Entre otros sitios privados destacaGaza Siege (http://gazasiege.org/), cu-yo lema, Entendiendo Gaza,muestrasu filosofía de intentar explicar

desde la objetividad el drama dela población palestina, o la webhttp://twitter.com/freedomforgaza,que ha aportado noticias en espa-ñol durante todo el conflicto. �

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1. Ethan Bronner, ‘Israel Puts Media Clampon Gaza’, The New York Times, 01/06/2009.Consultado el 19/01/2009 enhttp://www.nyti-mes.com/2009/01/07/world/middleeast/07me-dia.html?ref=world

2. La operación tuvo lugar el 08/01/2009.Un equipo de televisión de Reuters fuetambién autorizado a acompañar a unapatrulla israelí dentro de Gaza el12/01/2009. Su reportaje televisivo pue-de consultarse en http://www.lemonde.fr/la-guerre-de-gaza/ video/ 2009/01/13/images-d-une-equipe-tv-embarquee-avec-l-armee-is-raelienne-a-gaza_1141154_ 1137859.html.Tres días después, Christian Fraser, de laBBC, fue el primer periodista occidentalque pudo entrar en Gaza de forma in-dependiente. Su primera información laenvió desde Rafah, en el sur de Gaza, trascruzar la frontera con Egipto, que has-ta ese momento también había perma-necido cerrada a la prensa extranjera.‘Eyewitness: BBC reporter in Rafah’,BBCNews.16/01/2009. http://news.bbc.co.uk/2/hi/middle_east/ 7834419.stm cosultado el18/01/2009.

3. La declaración esta firmada por mediosde comunicación de todo el mundo, en-tre ellos Al Yazira (Qatar), The New York Ti-mes, CNN, ABC y CBS (EE UU), Le Monde(Francia) y El Comercio (Perú). Los mediosespañoles que la suscribieron fueron: Abc,Cadena Ser, Com Ràdio, CNN+, Cuatro,Cubamatinal.com, El Mundo, El País, El Perió-dico de Catalunya, Diariocritico.com, Indepen-

dent docs TV, La Aventura Humana, La Sex-ta, Nuevatribuna.es, Periodistas-Es.org, RNEy TVE. Llamamiento de los medios de co-municación de todo el mundo y de Re-porteros sin Fronteras a las autoridadesisraelíes.Reporteros sin Fronteras. 09/01/2009.http://www.rsf.org/article.php3?id_arti-cle=29932 consultada 09/01/ 2009.

4. Alberto Arce, ‘Trabajamos esperandola muerte a cada momento’, El Mundo.13/01/2009, Pág. 23.

5. Para una cronología de todas estas inti-midaciones puede consultarse en la páginade Internet de Reporteros sin Fronteras.http://www.rsf.org/article.php3?id_arti-cle=29899.

6. Eugenio García Gascón, ‘La guerra de laprensa’, Público. 06/01/2009, http://www.pu-bli co.es/internacional/188755

7.AFP, ‘Las cadenas de información árabes, di-vididas sobre la cobertura de Gaza’, 01/01/2009,consultado en http://actualidad. terra.es/sociedad/articulo/gaza-cadenas-informacion-arabes-dividas-2992731.htm el 18/01/ 2009.

8. Lawrence Pintak, ‘Arab Media Wars: Ha-mas, Fatah and the Arab media World’,23/01/2008 enhttp://www.cjr.org/campaign_desk/arab_media_wars.php consultado el28/01/2009.

9. Ida de Hera Salvador, entrevista a Alber-to Arce, IECAH, realizada el 21/01/2009, con-sultada el 29/01/2009 enhttp://www.iecah.rg/ver_completo.php?id_articulo=483.

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GONZALO JAR COUSELO

De entrada, si consideramosque la guerra ha sido his-tóricamente una cuestióncasi exclusiva de los hom-

bres, no ha de extrañar que la pre-sencia de mujeres como correspon-sales de guerra sea un fenómeno re-ciente. Bien es verdad que, con elpaso del tiempo, esta presencia seha ido incrementando hasta el pun-to de que, en ocasiones, la cobertu-ra sobre los conflictos bélicos actua-

les por las grandes cadenas infor-mativas suele quedar en manos demujeres periodistas. En línea conesa tradicional ausencia y aunqueno deja de ser importante destacarel profesionalismo y la valentía delas mujeres corresponsales de gue-rra, A. M. Portugal considera funda-mental llamar la atención sobreaquellas reporteras que siemprehan entendido que estar en los fren-tes de batalla no significa sólo la

Mujeres corresponsalesde guerraLa francesa Margarita T. de Herrero y la española DoloresPedrosa, durante la invasión de Abisinia (actual Etiopía) por lositalianos; la norteamericana M. Gellhorn y la alemana GerdaTaro, durante la Guerra Civil Española; las estadounidensesG. Emerson y J. Corburn, en Vietnam; sin olvidar a las asesinadas(por ejemplo, la italiana Maria G. Cutuli) o secuestradas enAfganistán (por ejemplo, la francesa F. Aubenas). Sus nombressirven para trazar la presencia y la evolución profesional de lascorresponsales en conflictos armados.

GGoonnzzaalloo JJaarr CCoouusseelloo,, general de división de la Guardia Civil, es miembro del Centrode Estudios de Derecho Internacional Humanitario de Cruz Roja Española.

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��� Mujeres corresponsales de guerra

oportunidad para disputar la primi-cia de una noticia o ser la mejor dela profesión sino, sobre todo, podertener una visión de lo que aconte-ce en esas zonas diferente a la quese ha considerado tradicional.

En base a ese planteamiento cla-ramente masculino de ver y hacerla guerra, resulta lógico que las pri-meras normas de protección de losperiodistas en caso de conflicto ar-mado se refieran siempre al géne-ro masculino. Así, la primera nor-ma que aborda esa cuestión, el ar-tículo 13 del Reglamento relativoa las leyes y usos de la guerra, dela Convención de La Haya de 1899,se refiere a “los individuos que si-guen a un Ejército sin formar par-te de él, tales como corresponsalesde periódicos…, que caigan en poderdel enemigo, y que éste considereútil detener tendrán derecho al tra-to de prisioneros de guerra, a con-dición de que estén provistos decarta de legitimación de la Autori-dad militar del Ejército a que acom-pañaban” (cursiva del autor). Deigual manera, ya en el ámbito delDerecho Internacional Humanita-rio (DIH), el II Convenio de Gine-bra relativo al trato debido a pri-sioneros de guerra (1929), en su ar-tículo 81, traslada el contenido delprecepto antes citado, sólo queahora ya se habla de “corresponsa-les” y “reporters de periódicos”.

Ese mismo planteamiento de ex-cluir a las mujeres del desarrollo de

la guerra hizo que, como norma ge-neral, los editores hasta bien entra-do el primer tercio del siglo XX fue-sen muy reacios a aceptar artículosde temas bélicos escritos por muje-res, lo cual no impidió que, si bienno fue nunca muy numerosa su pre-sencia en los conflictos armados dela época, sí lo sería el importantetrabajo realizado por alguna de ellasen base precisamente a esa excep-cionalidad. Hay que señalar, ade-más, que la gran época de los co-rresponsales de guerra no había he-cho más que comenzar, y mujerescomo V. Cowles y M. Gellhorn, añosdespués muy famosas, en esos mo-mentos aún comenzaban a labrar-

Como norma general, hastabien entrado el primer terciodel siglo XX, los editoresfueron muy reacios a aceptarartículos de temas bélicosescritos por mujeres

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se un nombre en el mundo de lacomunicación. De igual manera hayque reconocer que, en ocasiones, labelleza de alguna de ellas y las re-laciones sentimentales que mantu-vieron con sus colegas llamó mu-cho más la atención de la opiniónpública que sus trabajos periodísti-cos.

Ése fue el caso de lo sucedido enEtiopía en 1935, donde no dejabade ser un hecho enormemente no-vedoso que, en un país de la Áfricaprofunda, unas corresponsales tanespeciales como Margarita T. de He-rrero y Hazte –de 36 años y rara be-lleza, nacida en Francia, de madreinglesa y padre español–, contrata-da por el diario parisino Le Journal,y la española Dolores Pedrosa, hu-biesen llegado a la capital, AddisAbeba, el mismo día que empeza-ba la guerra que enfrentaría a estepaís con los invasores italianos, pro-vocando un importante revuelo en-tre los numerosos colegas allí des-tacados. Su consideración como ver-daderas profesionales de la infor-mación no tardó en ser puesta encuestión ya que, a raíz de los pri-meros ataques con gas contra la po-blación civil por parte del bando ita-liano, ambas periodistas dejaronmomentáneamente sus ocupacio-nes profesionales y se fueron al hos-pital a ayudar en la atención a lasvíctimas del conflicto como enfer-meras, ocupación que para la socie-dad de entonces parecía más pro-

pia que la de su verdadera profesión.Lo que sucedió a continuación

fue que el famoso corresponsal bri-tánico del diario The Times, G. Ste-er, acabaría enamorándose de la,en palabras de Rankin, “irresisti-blemente atractiva” Margarita, 10años mayor, y meses después, coin-cidiendo con la entrada de las tro-pas italianas en la capital etíope,en 1936, contrajesen matrimonio,verificando el dicho de que la gue-rra apresura las bodas, ocasiónaprovechada por el New York Timespara titular: Boda de periodistas en Ad-dis Abeba al son del fuego de fusiles.Desgraciadamente, Margarita falle-cería cuando daba a luz de formaprematura a su primer hijo(30/01/1937) y mientras su maridose encontraba en Bilbao cubriendola Guerra Civil Española como co-rresponsal de su periódico, medioque, al dar a conocer la noticia, serefería a ella como “una periodis-ta de gran talento y una mujer conaplomo y sin miedo”.

La Guerra Civil EspañolaSe trata del primer conflicto arma-do que contó con una gran presen-cia femenina entre los profesiona-les de la información, seguramen-te porque se trataba de una situa-ción muy atractiva para el mundode la comunicación a escala mun-dial. De entre todas las que pasa-ron por España durante los casi tres

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años que duró el conflicto, se pue-den citar a B. Alving (Bang), perio-dista sueca que vino a España co-mo corresponsal del Dagens Nyheter,o K. Bowler (Kitty), periodista esta-dounidense independiente de iz-quierdas. Esta última se acreditó co-mo corresponsal del ManchesterGuardian y tuvo una relación senti-mental con T. Wintringham, vete-rano comunista británico que vinoa España oficialmente como corres-ponsal del Daily Worker y acabó sien-do comandante del batallón britá-nico de las Brigadas Internaciona-les, relación que, por cierto, no fuenunca bien vista por los responsa-bles del partido comunista, quienesacabaron acusándola, en enero del37, de espía trotskista, por lo quefue interrogada durante tres días ytres noches por varias personas, in-vestigación que se prolongó en eltiempo y por la que sería expulsa-da finalmente de España.

Más trascendencia mediática yprofesional tendría la presencia dealgunas corresponsales a las que es-te conflicto elevó a cotas de popu-laridad y conocimiento desconoci-dos hasta ese momento. La prime-ra de ellas, V. Cowles, redactora quetrabajaba para el sensacionalistagrupo de prensa Hearst hasta queun día decidió que la Guerra CivilEspañola era su oportunidad. Cubrióel conflicto repartiendo el tiempoque estuvo en España entre los dosbandos. Con el paso del tiempo, el

libro en el que recoge sus experien-cias –Looking for Trouble– se fue afian-zando como una de las fuentes di-rectas más citadas para la recons-trucción de la vida cotidiana en am-bas zonas, lo que hizo que, detrásde las apariencias, brotase una au-téntica corresponsal de guerra. Adiferencia de Gellhorn, prefería ladiscusión, el análisis, el artículo re-dondo en el que se recogiesen to-dos los puntos de vista. Una notade The New York Times (09/01/38) de-cía que Cowles había dejado Espa-ña después de cinco meses de gue-rra, pero, en marzo del 38, regre-saba enviada por el diario neoyor-quino para cubrir los bombardeos

Gellhorn nunca se consideróa sí misma como unacorresponsal de guerra ensentido estricto y sosteníaque no sabía nada deoperaciones militares ni delo que en realidad estabapasando y que sólo en casode ser testigo de algoextraordinario tendría temapara un artículo

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de Barcelona. El 10 de abril del 38,The New York Times Magazine publi-caba el impecable reportaje en elque ponía de manifiesto todo su co-nocimiento sobre lo que estaba ocu-rriendo en España.

Pero, sin duda alguna, la quemás fama alcanzaría de entre todaslas mujeres corresponsales que acu-dieron a este conflicto sería M. Gell-horn, quien ya para conseguir lle-gar a España en mayo del 37 comoenviada de la revista Colliers tuvoque sufrir múltiples penalidades,como lo demuestra el hecho de quepara poder pagarse el viaje se vioobligada a aceptar la bien remune-rada propuesta que le hizo la revis-ta Vogue para escribir un reportajesobre “los problemas de belleza enla mediana edad”. Tras su llegada aEspaña se instaló en el hotel Flori-da, en plena plaza de Callao madri-leña, donde se alojaban muchos delos corresponsales que habían lle-gado antes que ella, entre otros E.Hemingway, con lo que el estable-cimiento se animó mucho más delo que lo estaba hasta entonces.

Su relación con el ya famoso es-critor empañaría en parte su traba-jo como periodista, con quien se de-dicó a recorrer el frente y estar enmuchas ocasiones más cerca de labatalla que ninguno de los otros co-rresponsales, lo que significaba so-meterse a riesgos de todo tipo. Co-mo nota curiosa, señalar que, res-pecto a su presencia en el frente,

los jefes militares pidieron en unaocasión al mando de Madrid que novolviera por allí una rubia tan lla-mativa como aquella. En todo caso,después de la guerra se convertiríaen la tercera mujer de Hemingwayy en la coprotagonista, con otronombre, de la obra teatral La quin-ta columna, la única de ese tipo queescribió dicho autor, en la que serecrea la vida del mítico hotel Flo-rida, hervidero de periodistas y vi-sitantes extranjeros, de voces y pa-siones desatadas donde, según laopinión mayoritaria, podía encon-trarse casi de todo menos informa-ción fidedigna.

Los que llegaron a conocerla bienreconocen que, aunque en su pri-mera crónica mostraba extraordi-narias dotes de periodista, Gellhornnunca se consideró a sí misma co-mo una corresponsal de guerra ensentido estricto y sostenía que nosabía nada de operaciones militaresni de lo que en realidad estaba pa-sando y que sólo en el caso de sertestigo de algo extraordinario ten-dría tema para escribir un artículo.Lo que sí es cierto es que supo cap-tar lo que pasaba en aquella guerray, a partir de ese momento, ya nodejaría de contarlas, de tal forma que,desde entonces, no hubo escenariobélico al que no acudiese. Estuvo enChina a comienzos de los 40 y en-tró en el campo de Dachau con lastropas aliadas; cubrió tanto el con-flicto árabe-israelí como el de Viet-

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nam y, con 81 años, viajó a Pana-má para ver lo que ocurría con lastropas estadounidenses durante lainvasión de ese país. Respecto alconflicto bélico de Vietnam, consi-deraba que había sido “la últimaguerra de los enviados especiales”y que ella misma, en un determi-nado momento, llegó a ser conside-rada otro testigo incómodo, a cau-sa de sus investigaciones sobre abu-sos y casos de corrupción dentro delas Fuerzas Armadas estadouniden-ses y survietnamitas, razón por laque acabaría siendo expulsada delpaís a mediados de los sesenta.

Especial significación presentatambién la historia personal de G.Taro, nacida en Alemania en el se-no de una familia judía de origenpolaco como G. Pohorylle, en 1910.Siguiendo en líneas generales el ar-tículo que a su figura dedicó A. Ma-rín, cabe decir que su condición dejudía le llevó a vincularse en su ju-ventud en torno a movimientos deizquierda que ya, por entonces,combatían el ascenso del nazismo,de ahí que no extrañe que, tras elascenso al poder de Hitler en 1933,decidiese trasladarse a París, dondesobrevivió haciendo trabajos muydiversos. Al año siguiente conoce aA. Friedman (más adelante, el famo-so fotógrafo R. Capa), con quien es-tablece no sólo una relación perso-nal sino que comenzará tambiénuna fructífera colaboración profe-sional. En 1936, la pareja cambia

sus apellidos originarios por los deTaro y Capa, respectivamente, des-plazándose ambos a España para cu-brir la guerra civil que acababa decomenzar.

Si bien, en un principio, compar-tió autoría de obra con Capa –en laempresa que habían formado(Capa&Taro)–, situación que se man-tuvo durante los primeros meses dela guerra, luego comenzó a firmarella sola, para caer más tarde en uncierto olvido. Sin embargo, a partirde 1937, aparece ya una nueva Ta-ro que comienza a independizarsede manera progresiva de su compa-ñero y maestro, de tal forma querealizan viajes y reportajes por se-

La figura de Gerda Taro,pareja sentimental yprofesional de Robert Capa,es un ejemplo visible decómo la historia de lasmujeres se ha vistogeneralmente desdibujada yocultada

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parado y el copyright de las fotogra-fías va pasando de ser Capa aCapa&Taro, hasta llegar a firmar so-lamente como Taro. Su contrato conla publicación de orientación comu-nista francesa Ce Soir, acabará per-mitiéndole disfrutar de la autono-mía que buscaba.

Sin embargo, la desgracia hizo que,cuando cubría la batalla de Brune-te y mientras huía del avance de lastropas franquistas montada sobre elestribo de un coche que transpor-taba algunos soldados heridos, unataque de la aviación hizo que untanque republicano golpeara el au-tomóvil haciéndola caer al suelo,provocando que las cadenas del ca-rro de combate pasaran sobre la par-te inferior de su cuerpo. Aún convida, fue trasladada a un hospitalen El Escorial donde falleció ponien-do fin a una carrera como fotógra-fa que había durado apenas un añoy que se había centrado exclusiva-mente en ese conflicto, breve carre-ra marcada y en buena medida de-terminada de forma inevitable porla presencia a su lado de R. Capa,su pareja tanto en lo personal co-mo en lo profesional.

Una vez finalizado el conflicto,su nombre e imágenes desaparecie-ron prácticamente de los ámbitosprofesionales, y, lo que fue todavíamás injusto, muchas de ellas le se-rían adjudicadas a quien había sidosu compañero y depositario de susbienes tras su muerte, el propio Ca-

pa. Hay que reconocer que si éstefue quien la inició en la fotografía,fue también él quien ensombreciósu figura y su trabajo en los añosposteriores a su muerte. En EE UU,adonde se trasladaría muy prontoCapa, el hecho de que fuera unamujer atractiva (en todas partes seresaltaba que era una “pequeña yhermosa mujer”) y las propias cir-cunstancias de su muerte –descritacomo la primera fotógrafa de gue-rra presente en primera línea defuego y, probablemente, la prime-ra en morir mientras realizaba sutrabajo–, contribuyeron a centrar laatención más en estos aspectos queen su trabajo como fotógrafa.

Ese abandono casi total de la fi-gura de Taro duraría hasta 1985,año en el que R. Whelan, biógrafode Capa, sin llegar a restituir de ma-nera decidida su figura, empezó areconocer la autonomía de su tra-bajo. Como muy bien planteó la in-vestigadora alemana L. Schaber, au-tora de la exhaustiva biografía titu-lada Gerda Taro. Una fotógrafa revolu-cionaria en la guerra de España, publi-cada en 1994, su figura es un ejem-plo visible de cómo la historia delas mujeres se ha visto generalmen-te desdibujada y ocultada, hasta elpunto de que los tres motivos fun-damentales por los que Taro fue to-mada en consideración –haber vivi-do y trabajado con un hombre fa-moso, ser atractiva y la tragedia desu muerte– eran elementos que no

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hicieron sino dificultar el procesode conseguir un enfoque más equi-librado de lo que simbolizó y repre-sentó su trabajo como reportera enla Guerra Civil Española.

Durante la II Guerra Mundial nofue muy habitual la presencia demujeres en los frentes de batalla, nifrecuentes los ataques a los profe-sionales de los medios de comuni-cación, motivo por el que, cuandose aprueban los cuatro Conveniosde Ginebra en 1949, en el tercerode ellos, relativo al trato debido alos prisioneros de guerra, se repro-duzca la figura de 1899 y 1929, aho-ra con la denominación por vez pri-mera en un texto jurídico de “co-rresponsales de guerra”, de tal ma-nera que seguirían teniendo la con-sideración de prisionero de guerracuando, acompañando a las fuerzasarmadas con su autorización y tar-jeta de identidad, cayesen en poderde la otra parte.

El problema es que toda la nor-mativa citada hasta ahora se refe-ría a conflictos armados internacio-nales, pero la mayoría de los queiban a venir en los años siguientesno tendrían esa consideración, altratarse de conflictos internos, gue-rras civiles, de liberación nacional,de descolonización, etc.

La Guerra de VietnamDurante este conflicto fueron bas-tantes las mujeres que pusieron

muy alto el listón del trabajo de lascorresponsales, papel que hasta en-tonces había estado reservado casien exclusiva para los hombres, enmayor medida cuando fue la prime-ra vez que los profesionales de lainformación dispusieron de libertadcasi absoluta para desarrollar su tra-bajo. Ese fue el caso de G. Emerson,quien, tras haber cubierto con an-terioridad otras crisis internaciona-les, permaneció en Indochina entre1970 y 1972 como corresponsal deThe New York Times. En su opinión,mientras que los hombres jóvenesque iban a Vietnam como correspon-sales tenían que demostrar, debidoa su edad, lo intrépidos y duros que

Muy llamativa fue la acerbacrítica dirigida, durante laguerra en la ex Yugoslavia,por un conocido corresponsalde guerra español contra unade sus colegas, famosaperiodista de TVE, basadafundamentalmente en sucondición de mujer

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eran ante situaciones tan extremas,porque no eran mucho mayores quelos reclutas, ella no tenía que de-mostrar nada, pues “yo sabía quiénera: la mujer más valiente del mun-do. Ésa era la mentira que me de-cía a mí misma”.

Otro caso muy llamativo fue elde J. Coburn, quien informó sobrelas guerras de Vietnam y Camboyapara el Village Voice, la Pacifica Radioy la revista Far Eastern Economic Re-view. Recuerda cómo a muchos delos periodistas que iban a Vietnamles daban visados de sólo 30 días,así que todos los meses tenían queirse a algún país cercano para reno-varlo y, luego, regresar. En su caso,llegó a revisar su visa en Hong Kongunas 20 veces –llevaba la solicitudy retiraba el visado a los tres días–,lo que acabó convirtiéndose en unaverdadera rutina. Es muy significa-tiva la anécdota que cuenta relati-va al gran interés que mostraban mu-chos periodistas para ocupar un lu-gar en los helicópteros norteameri-canos que iban a Laos, ya que eramuy difícil conseguir una plaza.

En una ocasión, tras haber esta-do esperando durante tres días, fi-nalmente consiguió montarse enuno de ellos que iba completamen-te lleno, si bien, en el último mi-nuto y justo antes de despegar, apa-reció el gran L. Burrows que pre-guntó si había sitio para uno más,a lo que el piloto respondió nega-tivamente, lo que provocó que los

demás periodistas y fotógrafos selevantasen en bloque y le dijerana ella que bajara del aparato. Aun-que no le explicaron por qué, eraobvio que tenía estrecha relacióncon su condición de mujer, pues,como ella mismo explica, “despuésde todo, yo era mujer y sólo escri-bía para el Village Voice, y el gran L.Burrows quería un lugar”. Ni quedecir tiene que Coburn tambiénconsideraba a Burrows uno de losgrandes, así que se bajó del heli-cóptero, el cual, tras volar a Laos,sufrió un accidente y se estrelló, aconsecuencia del cual murieron to-dos sus ocupantes. Ese suceso fuetan impactante para ella que nun-ca pudo recordar qué personas másiban a bordo del aparato.

Una de las consecuencias que sederivaron de esa mayor presenciade mujeres corresponsales en Viet-nam fue que, a partir de entoncesy a pesar de los recelos que sin du-da seguían provocando entre sus co-legas varones, ya no extrañaría ver-las en las guerras futuras jugandoun papel protagonista en muchasde las ocasiones. En el ámbito delDIH, lo más trascendental iba a serla aprobación de los dos ProtocolosAdicionales a los Convenios de Gi-nebra (1977), sobre todo en el pri-mero de ellos, pues por vez prime-ra se va a recoger la figura de losperiodistas que “realicen misionespeligrosas”, es decir, lo que se co-noce como freelance o corresponsal

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“por libre”. Lo que dice el artículo79 de ese primer Protocolo es quetales profesionales que desarrollensu trabajo en zonas de conflicto ar-mado serán considerados “personasciviles” y, por tanto, protegidos co-mo tales, siempre que “se absten-gan de todo acto que afecte a su es-tatuto de persona civil”. De esa ma-nera, quedaban definidas las dos fi-guras del corresponsal que acude aun conflicto y la protección que elDIH otorga a los mismos, protec-ción que, ya se puede decir, no ser-viría para evitar los ataques queiban a sufrir a partir de ese momen-to muchos de los profesionales dela información.

AfganistánAun cuando, como se ha dicho, lapresencia de mujeres en los conflic-tos se iba a ir “normalizando” a par-tir de ese momento, ello no impe-diría que se siguiesen produciendodescalificaciones de muchas deellas por el mero hecho de ser mu-jeres y, con mayor intensidad, atrac-tivas desde el punto de vista físico.Muy llamativa fue la acerba críticadirigida, durante la guerra en la exYugoslavia, por un conocido corres-ponsal de guerra español contrauna de sus colegas, famosa perio-dista de TVE, basada fundamental-mente en su condición de mujer,lo que pone de manifiesto que al-gunos comportamientos atávicos

de los hombres son muy difícilesde modificar. Además no hay queolvidar que, en muchos de los con-flictos actuales, el hecho de ser mu-jer supone un riesgo añadido en elmomento en que se convierten envíctimas de los mismos.

Algo de eso fue lo que ocurriócon ocasión de la muerte del envia-do especial a Afganistán del diarioEl Mundo (19/11/2001), J. Fuentes,que tanta trascendencia tuvo en Es-paña. Cuando viajaba en compañíade otros periodistas en un convoyorganizado por ellos mismos, sufrie-ron un ataque en el que fallecieron,además de Fuentes, otros tres cole-gas más –la italiana Maria G. Cutu-li (Corriere della Sera), el cámara aus-traliano H. Burton y el fotógrafo af-gano A. Haidari, ambos de la agen-cia Reuters– y un traductor. Cuan-do años después se llegó a conde-nar a los culpables, se demostró queCutuli, antes de ser asesinada, ha-bía sido violada por los asaltantes,lo que demuestra el plus de sufri-miento al que se ven sometidas lasmujeres que trabajan en los conflic-tos armados.

Sumamente aleccionador resul-ta lo sucedido en Afganistán, en2001, respecto a la difícil compati-bilidad para la mujer de la profe-sión de corresponsal de guerra y lacondición de madre. En ese senti-do, Portugal rememora el episodioque protagonizó la corresponsal deldiario inglés Sunday Express I. Ridley,

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quien pasó 10 días detenida por lostalibanes, caso que motivó un cier-to debate sobre los deberes de lamaternidad y las obligaciones pro-fesionales en caso de conflicto ar-mado. Luego de ser liberada, Ridleyfue objeto de críticas por parte dealgunos de sus colegas, mujeres yhombres, por haber dejado sola asu hija, pero, como dijo N. Walter,periodista de The Independent y com-patriota de Ridley, ella no fue la úni-ca madre o padre que trabajó paralos mcs que cubrieron el conflictoen Afganistán y que también hubie-ra sido bueno saber si la hija de Ri-dley la extrañaba cuando ella iba atrabajar. En todo caso, de lo que na-die hablaba era de averiguar cuán-tos periodistas hombres que traba-jan en zonas de guerra dejan hijase hijos en casa, y qué sienten ellasy ellos al respecto.

Especialmente trágica para elsector femenino de la profesión pe-riodística en Afganistán iba a ser lasemana que discurrió del día 31 demayo al 6 de junio de 2007. En laprimera de esa fechas era asesina-da la periodista S. Sanga Hamaj (22años), a consecuencia de los dispa-ros que recibió cuando regresaba asu vivienda desde su trabajo en latelevisión privada Shamshad, en laque trabajaba desde hacía un año,sin que la detención del supuestoasesino sirviese para aclarar los mo-tivos del crimen. En la segunda deellas fue Z. Zaki (35 años), propieta-

ria y directora de la única emisorade radio independiente afgana des-de su creación en 2001, tras la caí-da de los talibanes (Radio Paz), cu-yos programas estaban principal-mente dedicados a divulgar los de-rechos humanos, la educación y laemancipación de las mujeres, quienfallecía tras recibir siete disparospor parte de tres desconocidos queirrumpieron en el dormitorio de sucasa en la localidad de Jabalsaraj, a70 kilómetros al norte de Kabul,mientras dormía con su hijo de 20meses. En un comunicado, Repor-teros sin Fronteras (RsF) solicitabaque “tanto si este bárbaro acto es-tá relacionado con el trabajo perio-dístico o con los compromisos cívi-cos de Zakia Zaki [era también di-rectora de un colegio], es imperati-vo que se identifique y castigue alos autores del crimen”. Zaki habíacriticado en varias ocasiones a lostalibanes y a los señores de la gue-rra y había recibido por ello ame-nazas de muerte.

La Guerra de Iraq : el secuestrode mujeres periodistasTras el apagón informativo que seprodujo después de la Guerra deVietnam, hubo que esperar a la Se-gunda Guerra del Golfo (2003) parapoder ver una verdadera avalanchade corresponsales cuyos medios de-seaban contar al mundo lo que ibaa suceder allí. Si en Indochina fue-

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ron alrededor de 700 los periodis-tas que cubrieron el conflicto, aho-ra llegarían a los 3.500, contandotanto los que se desplazaron por sucuenta como los 600 que lo hicie-ron en el régimen de embbeded –en-camados, integrados o empotrados enlas unidades estadounidenses y bri-tánicas–, lo que permitió una cober-tura bastante completa del mismo.A todo ello habría que sumar la in-corporación, ciertamente novedosa,de las cadenas árabes de televisión,que acabaron con la exclusividad delos grandes medios occidentales.

Es así como se puede decir quenunca como hasta ese momento ha-bía habido tantos periodistas des-plazados a una zona de conflicto,incluidas mujeres, las que, por cier-to, al tratarse de un país musulmán,en su trabajo no dispusieron de nin-gún tipo de facilidades para poderdesarrollarlo con arreglo a los pa-trones occidentales. Para una vete-rana corresponsal de The WashingtonPost que había permanecido en Iraqen tres períodos diferentes en 2006–las dos primeras por libre y la últi-ma como embedded (empotrada)–, tra-tar de informar “sobre la gente re-al” con esta última modalidad eramuy difícil, pues “no hay forma decomprobar el verdadero apoyo a lainsurgencia”.

Precisamente, respecto a esa fi-gura del embbeded, hay que señalarla expresa declaración de que el se-xo no supondría ningún impedi-

mento para acompañar a las tro-pas, lo que no dejaba de plantearalgún tipo de paradoja a alguna delas 60 mujeres empotradas –entreellas, la española Mercedes Gallego(El Correo Español)–, al tener que via-jar con unidades donde aún no es-taba permitida la presencia feme-nina, como fue el caso de las de in-fantería. En el caso concreto de Ga-llego, su presencia allí sirvió no só-lo para que pudiese contar su ex-periencia desde el punto de vistade las operaciones militares, muylimitada por los responsables de launidad en que iba integrada, sinopara denunciar el fuerte machismoexistente en las Fuerzas Armadas

Uno de los fenómenos másnovedosos de la Guerra deIraq fue el del secuestro deperiodistas, que se cebó demanera cruel con dosmujeres, la francesa F.Aubenas (43 años), enviadaespecial de Libération, y laitaliana G. Sgrena (56 años),corresponsal de Il Manifesto

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norteamericanas, tanto por su ex-periencia personal como por la delas escasas mujeres que integrabansu unidad. Respecto a su valoraciónde la experiencia vivida, y sobre to-do de su relación con los responsa-bles militares, es concluyente: “Ha-cía mucho que sospechaba que elgeneral nos utilizaba mediática-mente para construirse una ima-gen y lavar la de la operación”.

Esos debieron ser también losmotivos por los que el Pentágonoutilizó la figura como portavoz dela dinámica V. Clarke, la primera mu-jer que ocupaba ese cargo y que per-mitió la implantación de la moda-lidad del embedded, que se hizo unnombre tratando de pulir la imagende los canales de televisión por ca-ble y que fue también la figura queestaba detrás de la idea de diseñarun escenario que costó 250.000 dó-lares para las conferencias de pren-sa del general T. Franks en Qatar,cuartel general de la operación ‘Li-berar a Iraq’. Por cierto, tras dosaños en el cargo, a mediados de ju-nio de 2003 Clarke abandonaba elmismo por razones personales, de-clarando que había sido “la mejorexperiencia profesional” de su vida,ocasión aprovechada por Rumsfeldpara alabar su labor empeñada en“desarrollar formas innovadoras decontar los acontecimientos milita-res al público”.

La ya citada Portugal destaca có-mo fueron algunas cadenas de tele-

visión, como la RAI, TVE, Al Yaziray la NTV de Turquía, las que man-tuvieron de manera permanente re-porteras de guerra en Bagdad. Otrosmedios: periódicos y emisoras de ra-dio de España (O. Rodríguez, corres-ponsal de la Cadena SER, permane-ció durante toda la fase de guerraconvencional alojada en el hotel Pa-lestina), Grecia, Turquía y Bulgaria,por ejemplo, también contaban conmujeres en sus filas. Un caso excep-cional fue la búlgara E. Joncheva,reportera de la televisión pública desu país con una larga experiencia alhaber cubierto conflictos como losde Chechenia, Kosovo y Macedonia,quien se la estuvo jugando a diarioal enviar información que preten-día servir de contrapeso con la lí-nea oficial mantenida por su Go-bierno respecto a la Guerra de Iraq.

La que no desaprovechó la co-yuntura favorable que se abrió pa-ra las mujeres a finales del siglo XXfue la ya famosa Ch. Annanpour.Tras haber sido una de las reporte-ras estrella durante la Primera Gue-rra del Golfo y cubrir los conflictosde Bosnia y Somalia, en esta guerrase convirtió en la corresponsal jefade Internacional de la CNN. Sin em-bargo, Sistiaga describe cómo, en-tre otras grandes figuras que llega-ron al hotel Palestina con las tropasnorteamericanas, lo hizo “una mu-jer valiente”, Ch. Annanpour, lagran estrella de la CNN, quien sehabía pasado todo el conflicto esta-

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blecida en Kuwait y ese día entra-ba por fin en Bagdad cargada de unvoluminoso equipaje. Lo realmentechocante para los allí presentes fuecomprobar que quienes les llevabanlas maletas eran varios marines consus M-16 a la espalda, escena que,en su opinión, puede llegar a con-siderarse como “memorable” y quecalifica de “toda una alegoría de lafalta de objetividad y profesionali-dad de la prensa norteamericana”durante el conflicto.

En lo que al número de vícti-mas se refiere, el año 2005 se con-vertiría en una auténtica sangríapara el periodismo árabe, al haberrenunciado, en la práctica, los mcsoccidentales a mantener corres-ponsales de manera permanenteen dicho país debido a la situaciónde permanente violencia que sevivía en él. En el caso concreto delas mujeres, los primeros días dejulio fallecía M. Ibrahim, redacto-ra jefe del canal Bagdad TV, pre-sumiblemente también por dispa-ros norteamericanos. Según infor-maban las autoridades iraquíes, el20 de septiembre era otra mujer,A. Yussef, ingeniera que trabajabapara la televisión estatal iraquí, laque fallecía en la ciudad de Mo-sul, al recibir varios disparos depistola de un hombre cuando via-jaba en su vehículo en compañíade su marido y los hijos de la pa-reja, quienes resultaron grave-mente heridos y tuvieron que ser

trasladados, con posterioridad, a unhospital cercano.

Pero, sin duda, uno de los fenó-menos más novedosos que se ibana vivir en este conflicto sería el delsecuestro de periodistas, que se ce-bó de manera cruel con dos muje-res, la francesa F. Aubenas (43 años),enviada especial del diario Libéra-tion, y la italiana G. Sgrena (56 años),corresponsal del diario Il Manifesto,las cuales permanecieron un largoperiodo de tiempo en manos de lainsurgencia iraquí. Así, la primerade ellas desapareció en Bagdad el 5de enero de 2005, en compañía desu guía iraquí, 20 días después dehaber llegado al país, lo que provo-có que el presidente francés, J. Chi-rac, declarase, dos días después, enuna reunión con profesionales delperiodismo, que “las autoridadesfrancesas desaconsejamos formal-mente el envío de periodistas aaquel país [Iraq]” porque “la seguri-dad de los corresponsales no puedegarantizarse”. En su opinión, “si hu-biese menos periodistas sobre el te-rreno, habría menos riesgo. No meparece razonable poner en peligrola vida de las personas” para conse-guir información. Tras mostrar suinquietud por lo sucedido, Chirac de-claraba: “Ustedes no saben la am-plitud de esfuerzos que es obligadohacer” para encontrar a las víctimasde tomas de rehenes, operación que“tiene un coste global muy impor-tante para la nación”.

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La posibilidad del secuestro y lapalabras de Chirac sirvieron parareabrir el debate sobre la presen-cia de periodistas en Iraq, cuestiónya muy discutida tras el secuestrode los periodistas franceses Mal-brunot y Chesnot, los cuales, porcierto, compartían el punto de vis-ta de Chirac: “Es demasiado arries-gado. Hoy, si vas a Bagdad, no pue-des salir de la habitación de tu ho-tel. ¿Para eso vale la pena ir hastaallí? Me pregunto si hoy enviar pe-riodistas no es hacer el juego delos secuestradores”. Por contra, A.de Gaudemar, redactor jefe de Li-bération, señalaba: “Que los políti-cos desaconsejen ir a Iraq formaparte de su trabajo, pero si les es-cuchásemos no habría ningún pe-riodista en zonas de guerra y ex-tensiones enteras del planeta sequedarían sin testigos y sin voz. Cu-brir las guerras, enviar reporterospara que nos cuenten lo que venes defender el papel de los mediosde comunicación en democracia”.

El llamamiento presidencial a laprudencia fue recibido de maneradiversa en las redacciones parisinas,comprometidas entre el deber deinformar al público y el de propor-cionar medidas de seguridad parasus periodistas. Así, algunas empre-sas que se disponían a enviar co-rresponsales para cubrir las próxi-mas elecciones iraquíes se estabancuestionando tal decisión y, mien-tras algunos contaban que cubrían

Iraq desde Amman a la espera detener más información, otros ex-cluían enviar a Bagdad a cualquierpersona. Muchos subrayaban que,en la situación que se vivía en lacapital iraquí, los periodistas difí-cilmente podían abandonar su ha-bitación del hotel sin correr seriospeligros, pero otros, como A. Cha-bot, consideraban que “desertar to-talmente de Iraq nos parece cuan-do menos extremadamente difícil.Es necesario reflexionar y ver loque pasa”. Por su parte, RsF hacíaun llamamiento a una “moviliza-ción inmediata” a favor de Aube-nas y creía que, aun cuando reco-nocían que Iraq “es el [país] máspeligroso del mundo para el oficiode periodista”–al menos 31 perio-distas habían muerto ya y otros 11secuestrados desde el principio delconflicto–, era “necesario que los me-dios extranjeros continúen cubrien-do lo que sucede en aquel país”.

En un vídeo difundido el día 1de marzo por la cadena italiana deTV Sky News, Aubenas, con un as-pecto casi irreconocible, había so-licitado de forma dramática ayudapara ser liberada, más en concretoa D. Julia, político conocido por suscontactos con antiguos responsa-bles del partido Baaz iraquí y quehabía protagonizado una rocambo-lesca y fallida misión el pasado sep-tiembre para liberar a Chesnot yMalbrunot, personaje a quien, porcierto, el primer ministro, J–P. Raf-

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farin, dejaba claro que no debía in-tervenir, al excluir toda “diploma-cia paralela” para conseguir la li-bertad de la periodista. Coincidien-do con la liberación de Sgrena, eldía 4 de marzo, la madre de Aube-nas, quien temía que su hija hu-biese sido también secuestrada porlas disputas políticas que rodeabansu proceso de liberación, rechaza-ba la posible intermediación de Ju-lia, se declaraba “indignada” y re-clamaba que su hija fuese liberadapara “que no sea la rehén de gue-rras de clanes, de poder, de asun-tos personales y secretos, de peque-ñas guerras entre servicios”. Final-mente, sería puesta en libertad el11 de junio, 157 días después dehaber sido secuestrada.

Durante un debate televisivo,las periodistas Mª-J. Ion, de la ca-dena de televisión rumana PrimaTV, y F. Aubenas, ambas secuestra-das en Iraq, al parecer incluso enla misma cueva, reflexionaban so-bre los problemas que comporta-ba el ejercicio de la profesión pe-riodística en los conflictos actuales.Así, mientras Ion señalaba que “to-mar como rehén a un periodista seha convertido en un arma. Es pe-ligroso, el fenómeno se exporta”,Aubenas subrayaba: “Nosotros noestuvimos secuestrados por lo queescribíamos sino por lo que repre-sentamos, por el estatus social delperiodista. Eso conduce a tener quereflexionar sobre nuestro oficio”.

Por su parte, D. Mastrogiacomo la-mentaba: “No es posible ir a las zo-nas en las que hay guerras civiles,lo que limita la libertad de pren-sa”, posición compartida por Aube-nas para quien el problema no seplantea solamente en el extranje-ro: “La libertad de prensa es tam-bién una cuestión que debemosplantearnos en Francia, donde losperiodistas nos enfrentamos a nue-vas formas de intimidación”.

Peores consecuencias tendría elsecuestro de G. Sgrena, llevado acabo el día 4 de febrero de 2005por un grupo de hombres armadosque la obligaron a descender de suautomóvil, cuando acababa de en-

F. Aubenas:”Nosotros no estuvimossecuestrados por lo queescribíamos sino porlo que representamos,por el estatus socialdel periodista”

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trevistar a varias personas en lamezquita de Al Kastl, acompañadade un traductor iraquí, en una zo-na universitaria de la ciudad. Éste,que no sufrió daño alguno, expli-có: “Se la llevaron con ellos a pun-ta de fusil”. El grupo Organizaciónpara la Yihad Islámica, a través deun mensaje aparecido en Internet,se atribuyó el secuestro y daba 72horas al Gobierno italiano para re-tirar sus tropas de Iraq, advirtien-do: “No estaréis seguros mientrashaya un solo soldado italiano en tie-rra iraquí”.

Sgrena tenía conocimientos dela lengua árabe y conocía bien Iraq,donde había estado cubriendo lainvasión, en 2003, y por cuyos ar-tículos el presidente de la Repúbli-ca, C. A. Ciampi, la había condeco-rado con la Orden de los Caballe-ros del Trabajo. Anteriormente, ha-bía cubierto la Guerra de Afganis-tán y las matanzas en Argelia y, enlos años ochenta, había sido fun-dadora del movimiento pacifistaitaliano. Quince días después del se-cuestro, convocada por su diario,se llevó a cabo una marcha en Ro-ma a favor de la paz en Iraq y pa-ra pedir su liberación, a la que acu-dieron cientos de miles de perso-nas, ocasión aprovechada por el al-calde de la ciudad, W. Veltroni (delpartido Demócratas de Izquierda,en la oposición), que asistió a lamanifestación para declarar: “Misservicios me han indicado que la

participación llegó casi a las500.000 personas. Los ciudadanosquieren la liberación de Giuliana”.Según los organizadores, la parti-cipación popular había superadotodas las expectativas y el minis-tro de Asuntos Exteriores, G. Fini,telefoneó al director de Il Manifestopara garantizarle “el máximo em-peño” de su Gobierno en la libera-ción de Sgrena.

A media tarde del día 4 de mar-zo, Al Yazira anunciaba, en una bre-ve filmación en la que Sgrena, sen-tada ante una mesa con fruta y unejemplar del Corán, agradecía a suscarceleros el “buen trato” que le ha-bían dispensado, que el mes de cau-tiverio de la periodista había con-cluido, pero, poco tiempo después,se conocía que tropas de EE UU ha-bían disparado sobre el vehículo enque viajaba Sgrena y tres agentessecretos italianos, provocando lamuerte de uno de ellos, N. Calipa-ri, y causado heridas a los otros tresocupantes, entre ellos la propia pe-riodista cuando se dirigían al aero-puerto de Bagdad para regresar a supaís. Una vez conocida la noticia dela muerte de Calipari, quien habíaprotegido con su cuerpo a Sgrenacuando empezaron los disparos, sedecidió suspender la fiesta que te-nía que haberse celebrado en el Co-liseo de Roma para festejar la libe-ración. La profunda estupefacción quecausó la noticia en toda Italia pro-vocó que, en el ámbito diplomáti-

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co, se enfriasen de repente las muycordiales relaciones entre Roma yWashington, por lo que el embaja-dor de EE UU en Italia fue convoca-do de urgencia por la Presidenciadel Gobierno.

Para tratar de aclarar lo sucedi-do y desmentir la versión nortea-mericana de lo sucedido, Sgrena pu-blica el día 6 de marzo en Il Mani-festo el relato de su secuestro y lasangrienta liberación en Bagdad,titulado ‘Mi verdad’, aportandonuevos detalles a lo ya conocido,con una descripción de lo sucedi-do que, al igual que la del agenteque sobrevivió al ataque, seguíasin encajar con las vagas explica-ciones de Washington acerca de“un error de comunicación”. En elfondo, lo que cada vez parecía másclaro era que las fuerzas de EE UUse habían opuesto al pago de unrescate por Sgrena –al final, fue-ron pagados entre 6 y 8 millonesde euros–, por lo que los serviciossecretos italianos se vieron obliga-dos a actuar de forma autónoma.Como es bien sabido, la posturaestadounidense era radicalmentecontraria al pago de rescates, alconsiderar que el dinero así obte-nido fomentaría nuevos secuestrosy, en último extremo, ayudaría anutrir las arcas del terrorismo. Sibien el Gobierno de Berlusconi ha-bía actuado por su cuenta, el deEE UU, como deferencia ante unode sus aliados más fieles, se había

comprometido a no entorpecer laoperación.

En su opinión, antes del inciden-te y a pesar de las dificultades y res-tricciones de movimientos, era po-sible que los periodistas pudiesentrabajar en Iraq, pero a partir deentonces creía que eso ya no seríaposible, considerando que “ese esel peor efecto de la guerra, romperla comunicación”. Los secuestrado-res le habían repetido de maneraclara que no querían allí a nadie,ni militares, ni trabajadores, ni pe-riodistas, por lo que opinaba que,en esas condiciones, “no se puedehacer nada”. Tras resaltar que novolvería a Iraq, añadía que espera-

N. Walter reflexiona sobre elpapel de las reporteras queestuvieron en Afganistán,destacando que se podríapensar que si no hubierasido por las periodistas queestuvieron en ese frente, “laguerra es algo de lo que sólolos hombres pueden hablarporque únicamente lesafecta a ellos”

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ba que su liberación fuese un buenaugurio para conseguir la de F. Au-benas, colega a quien conocía muybien y que todavía seguía secues-trada.

La periodista estadounidense J.Carroll (28 años), enviada especialde The Christian Science Monitor, fuesecuestrada el 7 de enero de 2006en Bagdad por unos desconocidoscuando se dirigía a una cita conun líder suní. Tras asesinar al chó-fer, un cristiano iraquí que hacíatambién de intérprete, la forzarona entrar en un automóvil y des-aparecieron sin dejar rastro algu-no. En los días siguientes, a travésde vídeos emitidos por cadenasárabes, el primero por Al Yazira ylos siguientes por la kuwaití Al Rai,los secuestradores amenazabancon asesinar a Carroll si, antes del26 de febrero, EE UU no liberabaa todas las mujeres iraquíes encar-celadas. Mientras, en Boston, los fa-miliares de la periodista difundí-an un comunicado pidiendo cle-mencia a los secuestradores, la Ca-sa Blanca no hacía ningún tipo dedeclaración, si bien reconocía queintentaba negociar su liberación.

Sumamente interesante puederesultar la reflexión que realiza N.Walter sobre el papel de las repor-teras que estuvieron en Afganistán,destacando algo que a ella le pare-ce muy importante. Al hojear losdiarios de la época, se podría pen-sar que si no hubiera sido por las

periodistas que estuvieron en esefrente de guerra, “la guerra es algode lo que sólo los hombres puedenhablar porque únicamente les afec-ta a ellos”. Ello le sirve para pre-guntarse si las periodistas tienenuna mirada diferente de la guerra,a lo que se responde que “no voya sostener que las periodistas mu-jeres siempre aportarán un parti-cular punto de vista femenino a susinformes. Esto sería una estupidez.A algunas que cubren guerras lesgusta más reportear sobre movi-mientos de tropas que de los refu-giados, así como algunas comenta-ristas mujeres prefieren el lengua-je del halcón y no el de la paloma”.Walter cree que muchos hombresperiodistas privilegian la informa-ción basada en la óptica de los ci-viles, blancos inocentes de las gue-rras, o se refieren a las consecuen-cias de las maniobras militares so-bre la población, pero si, como ellaopina, el periodismo de guerra hacambiado durante la última gene-ración hasta el punto en que aho-ra incluye, más que nunca, las ex-periencias de civiles, de refugiadosy de gente común afectada por laacción militar, no le parece unacoincidencia que “este cambio ha-ya ocurrido exactamente en el mo-mento en que más mujeres tomanparte en la producción de informa-ción” en conflictos armados.

Otros sucesos de importanciaque tienen a mujeres periodistas co-

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mo protagonistas deben ser de ci-ta obligada en un trabajo como és-te. Ése es el caso de la rusa A. Po-litkovskaya, reportera del periódi-co independiente Novaya Gazeta deMoscú, un caso muy especial en elmundo de las mujeres correspon-sales ya que la decisión de ir a cu-brir la guerra de Chechenia le ser-viría para recibir numerosas ame-nazas de muerte, tanto por partedel Gobierno ruso como de los re-beldes chechenos. Años después, acausa de la crítica permanente quehacía al aparato oficial del Gobier-no ruso, sería asesinada a las puer-tas de su casa de Moscú, convir-tiéndose a partir de entonces enuna de las figuras más representa-tivas del mundo periodístico y enun verdadero mito de la libertadde expresión a escala mundial.

Incidentes más recientes quehan tenido a mujeres como prota-gonista son los que se citan a con-tinuación:

— El 24 de julio de 2006, mo-ría a consecuencia de un bombar-deo israelí en la ciudad libanesa deTiro la fotógrafa de esa nacionali-dad L. Nagib, de 24 años, quien tra-bajaba como freelance para diversosmcs, tanto de su país como inter-nacionales, con lo que se conver-tía en la primera periodista muer-ta en ese conflicto.

— El 18 de junio de 2007, unaperiodista perteneciente a la Radio-Televisión Nacional Congolesa

(RTNC), A-Marie Kalanga, resultabagravemente herida tras ser atacadapor unos desconocidos, ocasiónaprovechada por el Observatorio delos Medios Congoleses (OMEC) pa-ra condenar el atentado.

— Especialmente dramática fuela situación vivida por la periodistafrancesa C. Henry y el cámara C. Si-mon, detenidos el 24 de diciembrede 2007 en la ciudad de Galle (SriLanka), cuando realizaban un repor-taje para France 24 sobre la vida deuna familia tamil, y que serían li-berados dos días más tarde.

El hecho de que se haya incre-mentado de manera notable la pre-sencia de mujeres periodistas en losconflictos armados ha supuesto que,de igual manera, comiencen a au-mentar las cifras de fallecidas a cau-sa de los mismos, porcentaje que laorganización RsF fija en el 6% deltotal de víctimas.

EpílogoPara finalizar este trabajo, nada másoportuno que recoger aspectos dela charla que mantuvieron en Sego-via O. Rodríguez y otras dos colegas–J. di Giovanni, que trabaja para TheTimes, entre otros medios, y G. Hi-gueras, de El País– sobre el papel delas mujeres reporteras de guerra.Las tres coincidieron en señalar que,además de las situaciones difícilesa las que tiene que enfrentarse cual-quier periodista en una guerra, ellas

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se encuentran a veces con proble-mas añadidos, algunos de los cua-les son logísticos, pues aún no haychalecos antibalas para mujeres, to-dos les quedan grandes y no se ajus-tan a sus formas corporales; es de-cir, no son útiles para ellas, por loque algunas reporteras estadouni-denses habían logrado ya que susempresas encargasen chalecos anti-balas a su medida. Otros problemaseran de orden social y emanaban delas estructuras patriarcales que pre-dominan no sólo en los lugares don-de ocurren las guerras, sino tam-bién en sus propios países. En esesentido, comentaban Di Giovanni eHigueras que cuando un periodistava a una guerra es visto como unvaliente y un profesional, mientrasque “cuando una periodista va a unaguerra todavía es vista como una in-consciente” incluso por algunos desus compañeros.

Rodríguez recordaba cómo, enmarzo de 2003, cuando llevaba ca-si dos meses en Iraq y cuando eraevidente que faltaban sólo horaspara que Bagdad fuese bombarde-ada, un alto funcionario del Minis-terio de Información iraquí la lla-mó a su despacho para decirle: “Laguerra está a punto de empezar asíque ha llegado el momento de quevayas al lugar donde debes estar:en tu casa, con tu mamá”. El mis-mo tipo dirigía frases similares aotras colegas, sobre todo a las que,como ella, eran mujeres jóvenes.

También por esos mismos días, enBagdad, un par de periodistas “oc-cidentales” se dedicaron a “acon-sejar” a varias compañeras que sefueran de Iraq “porque lo que va allegar será muy duro, poco apro-piado para vosotras”. Semanas des-pués, uno de esos reporteros fuepresa de un ataque de pánico quele obligó a permanecer en el hoteldurante varios días.

En cualquier caso, considera quees muy difícil librarse de comenta-rios estúpidos y actitudes machis-tas, situación que se agrava duran-te una guerra pues los ánimos seexacerban, se exageran los com-portamientos y se acentúan los vi-cios sociales. Aun cuando conside-ra que se trata de una visión ab-surda, reconoce que en un conflic-to armado (y también fuera de él)las mujeres suelen ser percibidascomo seres más débiles y por lotanto más inofensivos, encasilla-miento que en determinadas situa-ciones puede acabar por facilitarlesu trabajo, ya que, si te ven másdébil y más inofensiva, los bandosinvolucrados en el conflicto bélicocontrolan menos tus movimientos,no te ven como una amenaza y co-locan menos obstáculos a la reali-zación de tu trabajo periodístico.

De igual manera, cree que exis-te otra ventaja de la que gozan lasmujeres reporteras y que, a su jui-cio, debe ser aprovechada, como esla mayor facilidad de acceso a las

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mujeres víctimas de las guerras. Re-cuerda que, en algunos países, lasmujeres no conceden entrevistas ahombres si no permanecen acom-pañadas en todo momento por unhombre de la familia, condiciónque en realidad no imponen ellas,sino los hombres que las rodean,de tal forma que es más que pro-bable que no se atrevan a hablarde ciertas cuestiones, como su vi-da sexual, los abusos sexuales, laviolencia de género, etc., asuntostodos ellos fundamentales para po-der describir, contar y denunciar lasconsecuencias de los conflictos ar-mados, asuntos en los que siempredeberían indagar las mujeres, al te-

ner más posibilidades de que cuen-ten todos sus problemas.

Rodríguez confía en que las ac-tuales desventajas que sufren lasmujeres corresponsales de guerra sevayan disipando a medida que lassociedades se puedan desprender del“machismo y la estructura patriar-cal”. En ese sentido, cada vez que sepone a pensar en qué es esto de sermujer periodista que acude a con-flictos armados termina acordándo-se de una frase que leyó en el libroWar Torn, donde una corresponsalestadounidense de la guerra de Viet-nam dice: “No sé qué es ser mujercorresponsal en una guerra, porquenunca antes he sido hombre”. �

— Corresponsales en la guerra de España (1936-1939), catálogo de la exposición realizadaen el Instituto Cervantes de Madrid en2006.— PRESTON, PAUL, Amenazados, ametralladose inspirados: Los corresponsales extranjeros en laguerra civil española.— MARTÍNEZ DE PISÓN, IGNACIO, Un ejércitode poetas.— GARCÍA SANTA CECILIA, CARLOS, Corres-ponsal en España.— G. APPY, CHRISTIAN, La guerra de Vietnam:Una historia oral, Edit. Crítica, Barcelona, 2008.— GALLEGO, MERCEDES, Más allá de la bata-lla. Una corresponsal de guerra en Iraq. Edit.Temas de Hoy, Madrid, 2007.— JAR COUSELO, GONZALO, La protección de

los periodistas en caso de conflicto armado, Edit.Tirant lo Blanch-Cruz Roja Española, Valen-cia, 2007.— MARÍN, A, Las imágenes heridas de GerdaTaro. El País: 27/10/2007.— PORTUGAL, ANA MARÍA, Mujeres que infor-man sobre la guerra, 2003.— PRESTON, PAUL, Idealistas bajo las balas,Edit. Debate, Barcelona, 2007.— RANKIN, NICHOLAS, Crónicas desde Guerni-ca: George Steer, corresponsal de guerra, Edit.Siglo XXI, Madrid, 2005.— RODRÍGUEZ, OLGA, extracto de su inter-vención en el Hay Festival celebrado en Se-govia en octubre de 2007.— SISTIAGA, JON, Ninguna guerra se parece aotra, Edit. Plaza&Janés, Barcelona, 2004.

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FERNANDO GARRIDO POLONIO

Cuadernos de Periodistas, en sunúmero 14, publicó un artí-culo firmado por don Teodo-ro González Ballesteros, en

el que se realiza un extenso análisisacerca del panorama actual de la re-gulación y aplicación de la LO 1/82,de 5 de mayo, sobre el derecho alhonor, la intimidad y la propia ima-gen, refiriéndose de manera expre-sa al caso de la demanda de medi-das cautelares solicitada por doña

Telma Ortiz Rocasolano y don Enri-que Martín Llop.

Pues bien, como letrado directorde esa litis y partiendo del evidenterelieve que tal asunto ha alcanzadoen los medios de comunicación, co-sa no de extrañar si tenemos encuenta que un importante númerode ellos son parte en dicho procesoy, por tanto, tienen interés directoen el pleito, quisiera iniciar esta ex-posición destacando una importan-

UN PUNTO DE VISTA DISTINTO AL DE GONZÁLEZ BALLESTEROS

Frente al acoso mediático,medidas cautelaresFernando Garrido Polonio, socio director del despacho GarridoAbogados, encargado del caso, escribe sobre la demanda demedidas cautelares solicitada por Telma Ortiz y Enrique Martín,denegadas por el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Toledo.Una decisión ratificada en Segunda Instancia, posteriormentea este escrito. Lo hace para manifestar su desacuerdo conlas tesis mantenidas al respecto en esta misma revista por elprofesor Teodoro G. Ballesteros, colaborador habitual deCuadernos en asuntos jurídicos.

Fernando Garrido Polonio es abogado y socio director del despacho Garrido Abogados.

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te coincidencia con el profesor Gon-zález Ballesteros, cual es su aprecia-ción de que nos encontramos en elmás absoluto páramo normativo so-bre el desarrollo del art. 20 de la CE,y aún más, con la desfasada regula-ción que de los derechos en discu-sión se contiene en la LeyO 1/82, de 5 de mayo.

Intentos ha habido re-lativos a la reforma y/odesarrollo de la Ley a finde adecuarla al momen-to actual, pero muchome temo que el asuntova para largo. Hasta tan-to aquello no ocurra,nuestrosTribunales, Supre-mo y Constitucional, notienen más remedio quesuplir tal carencia con elejercicio de su necesariafunción interpretativa.

Al inicio de su análisis,el profesor González seextrañadeque lapeticiónde medidas cautelares seinstara “sin que previa-mente se haya planteadoasunto judicial o prejudi-cial alguno referente a lesión de bie-nes jurídicamente protegidos propiosde las personas reclamantes que jus-tifiquen tal petición”; afirmación conla que, en ningún caso, podemos es-tar de acuerdo. El planteamiento pre-vio es precisamente la propia medi-da cautelar, y desde luego, no cabeplantear una prejudicialidad que no

existe, al menos en los términos delos arts. 40 a 43 de la LEC, pues nohay ningún otro proceso pendientecuyo objeto de litigio sea el mismo.

Respecto a la consideración sobresi doña Telma y don Enrique son ono personajes públicos, lo primero

que hemos de destacares que actualmente exis-te un desconcierto con-ceptual, muchas vecesinteresado, que tanto elTribunal Supremo comoel Constitucional inten-tan aclarar. En tal senti-do, el Tribunal Constitu-cional nos señala cuatrotipos, que no coincidencon la división por gru-pos que plantea don Te-odoro González. A saber:

a) Personaje público,queesquien tieneatribui-da la administración delpoder público o que ejer-ce funciones públicas(SSTC20/2002,de28deene-ro y 132/1995, de 11 deseptiembre, entre otras).

b) Personaje de noto-riedad pública, que incluye a quie-nes alcanzan cierta publicidad porla actividad profesional que desarro-llan o por difundir habitualmente he-chos o acontecimientos de su vidaprivada y cuentan con una frecuen-te presencia en los medios de comu-nicación (STS 99/2002, de 6 de ma-yo; STC 83/2002, y más).

Nuestroordenamientojurídico positivono reconoce alpersonaje públicocomo criterio quelegitime lainjerencia en elderecho a laintimidad, alhonor o a lapropia imagen

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c) Persona de proyección públi-ca, que es una consecuencia de lanotoriedad pública en razón de suactividad profesional (STS, de 24 deabril de 2000).

d) Personajes privados, que sonaquellos que no participan volunta-riamente en la controversia públicay que, por tanto, son ajenos a lamis-ma (SSTS 608/2004, de 17 de junio;862/2004, de 19 de junio; SSTC81/1987, de 26 de marzo; 165/1987,de 27 de octubre; 20/1992, de 14 defebrero), aunque involuntariamen-te adquieran un protagonismo cir-cunstancial al verse implicadas enhechos de relevancia pública o inte-rés general (STS 608/2004, de 17 dejunio, ya citada; SSTC 20/1992, de14 de febrero; 154/1999, de 14 sep-tiembre; 76/2002, de 8 abril;121/2002, de 20 de mayo; 14/2003,de 28 de enero).

No obstante, no podemos olvidarque nuestro ordenamiento jurídicopositivo no reconoce al personaje pú-blico o figura pública como criterioque legitime la injerencia en el de-recho a la intimidad, al honor o ala propia imagen de una persona, ysólo justifica la injerencia en razo-nes de interés público.

Aplicando estos criterios, desdenuestro punto de vista no cabe nin-guna duda de que, por un lado, do-ña Telma y don Enrique son perso-nas privadas y, por otro, que el men-saje que de ellos se traslada no tie-ne ningún interés público pues nu-

la trascendencia tiene que doña Tel-ma vaya a la peluquería, pasee enmoto por Madrid o salga con un ba-rreño a la terraza o que don Enri-que compre en una farmacia. Y, des-de luego, no es comprensible lo quedon Teodoro González expresa en suartículo en el sentido de que “enocasiones la relevancia del mensajeradica en causas tan simples comola importancia que tenga para elme-dio, o el espacio o tiempo que pue-da dedicarle”, pues ello significaríadejar en manos de los medios de co-municación, o lo que es lo mimo,del morbo de la gente que consumeprogramación amarilla, la determi-nación de quién es y quién no per-sonaje público.

Con relación a la jurisprudenciaamericana que se cita, no tiene tra-ducción al sistema español; baste se-ñalar que la Corte norteamericana,a diferencia de nuestro TribunalConstitucional, ha desarrolladomásde una especie de figura pública, do-tando de contenidos diversos a lamisma terminología. Así, la Cortehace una triple distinción que noencaja en nuestro sistema:

—Figuras públicas “a todo evento”.— Figuras públicas “sólo para un

limitado grupo de asuntos”.—Figuras públicas involuntarias,

que han sido “arrastradas a una es-pecífica controversia pública”.

Es más: para el sistema america-no, las personas privadas merecenmás reparación por los daños infligi-

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��� Frente al acoso mediático, medidas cautelares

dos a ellos que a un funcionario o fi-gurapública.Aefectos ilustrativos,meremito al caso Gertz v. Robert Welch, Inc.1974, de donde dimana tal doctrina.

Ciertamente, el objeto de debateno es sencillo ni pacífico y cuandoentran en conflicto derechos funda-mentales, como es el ca-so, debe hacerse un jui-cio ponderado y propor-cional entre los interesesen juego, pero lo que nocabe afirmar es lo quesostiene el profesor Gon-zález en el sentido deque “el planteamientogeneral asumido actual-mente por la jurispru-dencia reside en deter-minar que en un siste-ma de convivencia de-mocrática, el derechomás importante es el departicipación del ciuda-dano en los asuntos pú-blicos”; primero, porquela jurisprudencia jamásha establecido una jerar-quía de derechos y mu-cho menos que el art. 23de la CE tenga prevalencia sobrecualquier otro; y segundo, porque ha-brá que estar al caso concreto.

Por otra parte, en cuanto a las con-sideraciones que específicamente sehacen respecto de la demanda demedidas cautelares, permítasemehacer unas leves puntualizaciones:

No es cierto que el caso Carolina

de Mónaco haya servido de guía anuestra solicitud de medidas, comoequivocadamente mantiene don Te-odoro González. Sí lo es que la Sen-tencia del TEDH, de 24 de junio de2004, sea unadenuestras referencias,pero en tanto que se muestra coinci-

dente con la doctrina sen-tadapor el TribunalCons-titucional español, y ex-presamente señalamos laSTC 83/2002. Es más, ennuestra demanda soste-nemosque las Sentenciasde la Corte Europea sólotienen validez entre laspartes, aunque irradianuna fuerza de autoridadpersuasiva que puede seralegada en cualquier tri-bunal doméstico.

Tampoco es ciertoque la petición de medi-das cautelares requierala existencia previa deun procedimiento ni loes que tal proceso no es-té previsto claramenteen la legislación especí-fica. En cuanto a lo pri-

mero, el art. 730.2 de la LEC esta-blece con meridiana claridad tal po-sibilidad y, de hecho, son inconta-bles las peticiones que se formulandiariamente al amparo de tal pres-cripción. En cuanto a lo segundo, lalegislación específica, es decir, la Ley1/82, establece en su artículo nove-no, apartado dos:

No es cierto queel caso Carolinade Mónaco hayaservido de guía anuestra solicitudde medidas

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“La tutela judicial comprenderá laadopción de todas las medidas nece-sarias para poner fin a la intromisiónilegítima de que se trate y restable-cer al perjudicado en el pleno disfru-te de sus derechos, así comopara pre-venir o impedir intromisiones ulte-riores. Entre dichas medidas podránincluirse las cautelares encaminadasal cese inmediato de la intromisiónilegítima, así como el reconocimien-to del derecho a replicar, la difusiónde la sentencia y la condena a indem-nizar los perjuicios causados”.

Tampoco estamos de acuerdo conla afirmación que hace el profesorGonzález sobre la necesidad de con-cretar la existencia cierta de un da-ño moral y/o patrimonial; al contra-rio, el proceso de medidas cautela-res no precisa una prueba rigurosa,pues ello esmateria reservada al pro-ceso principal, sino que basta unaprueba prima facie, es decir, indicia-ria, de que estamos en presencia deuna apariencia de buen derecho.

En cuanto a las consideracionesque hace el profesor respecto a laexcepción que se contiene en nues-tra petición sobre imágenes capta-das en ceremonias oficiales o actosde carácter protocolario, dicha sal-vedad obedece a nuestro intento desalvaguardar el derecho a la infor-mación, pues si no hubiéramos ex-cepcionado tales actos hubiera resul-tado una petición cautelar despro-porcionada, ya que nada ni nadiepuede impedir que cualquier perso-

na, entiéndase mayor de edad y enplenitud de sus derechos, sea foto-grafiado en actos de tal especie.

Tampoco queremos pasar por al-to un par de afirmaciones que haceel profesor González y quemás bienparecen una gracieta coloquial. Di-ce que exigir que no se difundanimágenes de los demandantes, sal-vo que medie su consentimiento, esun privilegio. No, profesor, no es unprivilegio, es un derecho constitu-cional que sólo puede ser limitadocuando en dichas imágenes predo-mine un interés histórico, científi-co o cultural relevante, y yo le invi-to a que me señale una sola imagenemitida o publicada de don Enriqueo doña Telma donde se aprecie, aun-que fuera de lejos, tal interés.

Finalmente, a don Teodoro Gon-zález le parece una “enternecedoranarración de sentimiento juvenil”que los demandantes quieran seruna pareja de jóvenes normales ytrabajar como jóvenes normales. Yése es precisamente el problema:que para muchos, la normalidad nopasa de ser algo enternecedor.

Por último, a pie de artículo la edi-tora hace la salvedad de que el textose escribió antes de conocerse el au-to judicial y que en él, la juez argu-menta su negativa a las medidas enque no cabe ese procedimiento. Puesbien, ello tampocoes correcto. La juezargumenta que no caben las medidas(que nada tiene que ver con que que-pa o no el procedimiento) porque en-

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tiende que los demandantes son per-sonajes de proyección pública, cosaque nosotros negamos y que, en de-finitiva, suponeel objetodediscusión.

En conclusión, las medidas cau-telares no se han interpuesto frentea la libertad de expresión. La tutelade underecho fundamental no se ins-ta frente a nada ni nadie sino a fa-vor de la dignidad del ser humano,de su derecho personalísimo a garan-tizar un ámbito reservado de su vi-da frente a la acción y el conocimien-

to de los demás. En palabras del Tri-bunal Constitucional (STC 117/1994,de 25 de abril), “el derecho a la pro-pia imagen forma parte de los dere-chos de la personalidad y como talgarantiza el ámbito de libertad de unapersona respecto de sus atributosmás característicos, propios e inme-diatos como son la imagen física, lavoz o el nombre, cualidades defini-torias del ser propio y atribuidas co-mo posesión inherente e irreducti-ble a toda persona”. �

A fecha de hoy, la Audiencia Pro-vincial de Toledo ha resuelto el re-curso desestimando la petición demedidas cautelares, pero modifi-cando el criterio de la Primera Ins-tancia al expresar “las dudas queabriga la Sala acerca de si la Sra.Ortiz Rocasolano es o no una per-sona con proyección pública”, con-cluyendo en el Fundamento Terce-ro de la Resolución que la Sala “nopuede afirmar ni negar, del modotan tajante a como se recoge en elAuto recurrido, si en este caso seda o no la condición de persona conproyección pública puesto que nipor la jurisprudencia, contradicto-ria como hemos visto en algunosaspectos, ni por el contenido de laactividad de Dª Telma Ortiz, cabesostener una posición clara”. De talmanera que la Audiencia desesti-ma el recurso no porque el plan-

teamiento de la demanda no seacorrecto o porque entienda que DªTelma y D. Enrique (de quien se ol-vida la Audiencia) sean personajespúblicos (antes al contrario, la Au-diencia plantea sus propias dudasal respecto), o porque la peticiónconstituya censura previa (cosa queexpresamente niega la propia Au-diencia), sino porque entiende queno existe “apariencia de buen de-recho”.

Quizás nuestros tribunales, aña-do hoy, aún no están preparados pa-ra dar respuesta a este tipo de plan-teamientos o, como dice el profe-sor Macías Castillo (ver La Ley, de 26de febrero de 2009, nº 7123, pág. 4),“es una medida posible pero infre-cuente, todavía, en nuestro ordena-miento jurídico, y pocas veces sehabía planteado de un modo tancontundente”. �

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—67

PEPE RODRÍGUEZ

El ejercicio del periodismo es-tá sometido a un amplio, di-verso y abundante marco le-gislativo que, sin ser especí-

fico, controla y limita la práctica pro-fesional, y la hace susceptible de san-ción –administrativa y/o judicial– encaso de vulnerar algún precepto le-

gal entre las decenas que, de unama-nera u otra, la afectan.Sin pretender ser exhaustivo,

más de una docena de leyes puedenamargarlemucho la vida a cualquierperiodista1 y ello, aunque discutibleen muchos ámbitos, es bueno y ne-cesario para garantizar los derechos

El periodismo bajola Ley Orgánicade Protección de CarácterPersonalAnte el desconocimiento y/o desinterés de los profesionales delperiodismo, la Ley Orgánica de Protección de Datos de CarácterPersonal y el reglamento que la desarrolla han conformado unmarco jurídico que limita tanto y en todos los ámbitos ynecesidades de los periodistas, incluyendo su posibilidad dedisponer de una buena agenda y de archivos profesionales,que, en realidad, se impide el ejercicio normalizado delperiodismo. Cumplir esta Ley Orgánica imposibilita ejercer elperiodismo con diligencia y profesionalidad.

Pepe Rodríguez es doctor en Psicología y profesor de Periodismo de Investigación enla Facultad de Ciències de la Comunicació de la Universitat Autònoma de Barcelona.

��� Protección de datos de carácter personal

de quienes son objeto –a veces víc-timas– del proceso y del hecho no-ticioso.El Tribunal Constitucional, con

su doctrina, ya marcó hace años unestilo de vara de medir la profesiónbasado, entre otras cuestiones, enreputar como lícitas las informacio-nes que tengan relevancia e interéspúblico, que sean veraces y obteni-das con diligencia suficiente, hacien-do prevalecer el derecho constitucio-nal a la información sobre otros de-rechos constitucionales cuando seproduce colisión entre ellos.A pesar de que la práctica perio-

dística se realiza en medio de uncampominado, de infinitomás ries-go del que la mayoría de los profe-sionales parecen suponer, entre losperiodistas no hubo ni hay excesivointerés por conocer el armazón delas decenas de torretas artilladas des-de donde puede dispararse al perio-dista con la ley en la mano y todaslas ventajas en el bolsillo.El desinterés tan generalizado

que los periodistas han mostradopor la legislación que les afecta esun error gravísimo y de alto coste,que ha permitido, sin queja ni opo-sición por parte de un colectivo fun-damental para el funcionamientodemocrático, que el poder legislati-vo convirtiese el periodismo serio yresponsable en un imposible a basede limitar e impedir legalmente, en-tre otros, el acceso a datos públicos,incluso absolutamente inocuos, que

toda democracia que aspire a ser cre-íble debe facilitar.Lo que en democracias como la

estadounidense es un derecho del pe-riodista (y del ciudadano), aquí estáestrictamente prohibido. Cierto queen España, en muchas ocasiones, seelige actuar con rigor profesional yse decide obtener y publicar datosque la legislación (aunque el perio-dista lo desconozca) no permite ad-quirir y, de momento, no diluvianlas condenas; pero esa aparente bo-nanza no se debe tanto a que los bue-nos periodistas cumplan siempre lalegislación como a que ésta no seles aplica. En el ajetreo diario quese produce dentro de ese campomi-nado ya citado, los artilleros hacencomo que no ven al periodista, pe-ro le pueden disparar a matar en cual-quier momento. Los periodistas rea-lizan su trabajo en medio de una in-defensión que ningún otro colecti-vo aceptaría.El frente de guerra se completa,

por ahora, con una ley vigente des-de el año 2000, pero que, de modoharto incomprensible, sigue ignora-da por la inmensa mayoría de losprofesionales y docentes del perio-dismo, y con el desarrollo reglamen-tario de esa ley, vigente desde 2008.Se trata de la Ley Orgánica 15/1999,de 13 de diciembre, de Protecciónde Datos de Carácter Personal (enadelante LOPD), y del Real Decreto1720/2007, de 21 de diciembre, porel que se aprueba el Reglamento de

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desarrollo de la Ley Orgánica15/1999, de 13 de diciembre, de Pro-tección de Datos de Carácter Perso-nal (en adelante RDLOPD).Podría resumir su contenido afir-

mando que los 49 artículos de la Leyy los 158 del Reglamento, lisa y lla-namente, impiden el ejercicio de laprofesión periodística. No puedenrealizarse las tareas propias del pe-riodismo con diligencia y profesio-nalidad y, al mismo tiempo, cum-plir esa Ley Orgánica. Veremos se-guidamente algunas de las razonesque justifican esta afirmación.

Una ley que estrangula lapráctica profesional periodísticaLa LOPD se legisla para que cumplala importantísima función de “garan-tizar y proteger, en lo que concier-ne al tratamiento de los datos per-sonales, las libertades públicas y losderechos fundamentales de las per-sonas físicas, y especialmente de suhonor e intimidad personal y fami-liar” (art. 1) y consagra con ello enel ordenamiento jurídico español eldenominado derecho a la “autode-terminación informativa” o a la “li-bertad informática”, que ya ha sidoabordado en muchas sentencias delTribunal Constitucional al interpre-tar el artículo 18.4 de la Constitu-ción Española.Siguiendo las directivas legislati-

vas europeas, la LOPD, en su desarro-llo, incorporó las recomendaciones de

la Directiva 95/46/CE del ParlamentoEuropeo y del Consejo de Europa, de24 de octubre, relativa a la protec-ción de las personas físicas en lo querespecta al tratamiento de datos per-sonales y a la libre circulación de es-tos datos, así como las de la Directi-va 97/66/CE del Parlamento Europeoy del Consejo de Europa sobre al tra-tamiento de datos personales y la pro-tección de la intimidad en el sectorde las comunicaciones.Pero la LOPD, con esa gallardía tan

propia de democracias que se creenobligadas a justificar ser tales a ca-da paso que dan, estableció un mar-co descomunalmente garantista delderecho a la protección de datos que,en algunos puntos, excede incluso laprotección otorgada por la DirectivaComunitaria 95/46/CE que pretendiótransponer, ya sea dictando más ymayores medidas restrictivas comoevitando caer en la tentación de acor-dar exenciones posibilitadas por ladirectiva comunitaria.Así, por ejemplo, en el artículo 9

de la Directiva 95/46/CE del Parla-mento Europeo y del Consejo, de 24de octubre, titulado ‘Tratamiento dedatos personales y libertad de expre-sión’, se dispone que: “En lo referen-te al tratamiento de datos persona-les con fines exclusivamente perio-dísticos o de expresión artística o li-teraria, los Estadosmiembros estable-cerán, respecto de las disposicionesdel presente capítulo, del capítulo IVy del capítulo VI, exenciones y excep-

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��� Protección de datos de carácter personal

ciones sólo en la medida en que re-sulten necesarias para conciliar el de-recho a la intimidad con las normasque rigen la libertad de expresión”.La misma Directiva, en su Consi-

derando 37, establece que: “Para eltratamiento de datos personales confines periodísticos o de expresión ar-tística o literaria, en particular en elsector audiovisual, deben preverseexcepciones o restricciones de de-terminadas disposiciones de la pre-sente Directiva siempre que resul-ten necesarias para conciliar los de-rechos fundamentales de la perso-na con la libertad de expresión y, enparticular, la libertad de recibir o co-municar informaciones, tal y comose garantiza en el artículo 10 delConvenio Europeo para la Protec-ción de los Datos Humanos y de lasLibertades Fundamentales”.La LOPD, sin embargo, no consi-

deró necesario recoger expresamen-te posibles exenciones o excepcio-nes al régimen de tratamiento de da-tos personales que legisla en relacióna la libertad de expresión o infor-mación, por lo que no sólo el ejer-cicio del periodismo quedó despro-tegido frente al derecho de “autode-terminación informativa” de cual-quier ciudadano y ante este marconormativo, sino que, para convertirla labor periodística en vía crucis,obliga a que cada dato personal usa-do por un periodista y cuestionado(con razón o sin ella) deberá pasarpor las instancias judiciales oportu-

nas y sucesivas para que se ponde-ren los intereses en conflicto y sedetermine cual de ellos debe preva-lecer. Esa “ponderación”, obviamen-te, exige un altísimo coste en dine-ro y tiempo que la inmensa mayo-ría de periodistas no pueden afron-tar ni permitirse… y la LOPD les po-ne ante esta tesitura por cada datopersonal usado y por casi cada tra-bajo publicado.La Agencia Española de Protec-

ción de Datos (en adelante AEPD),en sus resoluciones sancionadoras,aplica la LOPD de forma textual entodos los ámbitos profesionales enlos que ya ha ejercido su potestadinspectora y sancionadora; y lasenormesmultas impuestas a empre-sas y particulares son confirmadasmuy a menudo en los recursos in-terpuestos ante la Audiencia Nacio-nal o el Tribunal Supremo por unarazón de peso: la LOPD es muy cla-ra y prolija en sus normas que limi-tan o prohíben determinados usos,sensatos o insensatos, de datos per-sonales, y apenas deja margen a ladiscusión o la interpretación.Toda la actividad profesional de

un periodista, desde lo que necesi-ta para poder trabajar, pasando porlo que hace mientras trabaja y has-ta lo que acaba por publicar, está so-metido al imperio de la LOPD. Parael caso de cualquier periodista nor-mal y corriente, y a la luz de estaley, puede concluirse que su agen-da de contactos incumple la legisla-

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ción, así como sus archivos de da-tos –en cualquier formato, ya seanen papel o digitales–; la incumpletambién su ordenador de sobreme-sa y/o portátil, su móvil, su PDA…y todo eso sin haber comenzado atrabajar. En lo que publique podráhaber infracciones diversas a laLOPD, pero si mantiene una web oun blog que incluya datos persona-les de sujetos que considere de in-terés o usa los datos sobre personasque aparecen en webs o blogs deotros colegas, las infracciones sonprácticamente seguras y muy seve-ras. Lo apuntado en este párrafo pue-de conllevarle a cualquier periodis-ta varias multas de hasta 601.012,10euros.

Por sus definiciones laconoceréisLa LOPD marca su ámbito con cla-ridad al regular que: “La presente LeyOrgánica será de aplicación a los da-tos de carácter personal registradosen soporte físico, que los haga sus-ceptibles de tratamiento, y a todamodalidad de uso posterior de estosdatos por los sectores público y pri-vado” (art. 2.1). Idéntico redactadose reproduce en el art. 2.1 del RealDecreto 1720/2007, de 21 de diciem-bre, Reglamento de desarrollo de laLey Orgánica 15/1999 de Protecciónde Datos de Carácter Personal (enadelante RDLOPD). No permite nin-guna excepción aplicable al perio-

dismo y/o a cualquier otra actividadrelacionada con el manejo profesio-nal de información (art. 2.2 LOPD yart. 2.2 y 2.3 RDLOPD).Para poder comprender el alcan-

ce de la LOPD deben conocerse, almenos, las definiciones operativas bá-sicas en las que se sustenta, y quese concretan en su artículo 3, así co-mo en el 5 del RDLOPD. Veamos:— Datos de carácter personal:

“Cualquier información concernien-te a personas físicas identificadas oidentificables” (LOPD 3a). “Cualquierinformación numérica, alfabética,gráfica, fotográfica, acústica o decualquier otro tipo concerniente apersonas físicas identificadas o iden-tificables” (RDLOPD 5f).— Fichero: a) Todo conjunto or-

ganizado de datos de carácter per-sonal, cualquiera que fuere la for-ma o modalidad de su creación, al-macenamiento, organización y acce-so (LOPD 3b). b) Todo conjunto or-ganizado de datos de carácter per-sonal, que permita el acceso a losdatos con arreglo a criterios deter-minados, cualquiera que fuere la for-ma o modalidad de su creación, al-macenamiento, organización y acce-so (RDLOPD 5k). c) Fichero no auto-matizado: todo conjunto de datos decarácter personal organizado de for-ma no automatizada y estructuradoconforme a criterios específicos re-lativos a personas físicas, que per-mitan acceder sin esfuerzos despro-porcionados a sus datos personales,

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—71

��� Protección de datos de carácter personal

ya sea aquel centralizado, descen-tralizado o repartido de forma fun-cional o geográfica (RDLOPD 5n).— Tratamiento de datos: a) Ope-

raciones y procedimientos técnicosde carácter automatizado o no, quepermitan la recogida, grabación, con-servación, elaboración, modifica-ción, bloqueo y cancelación, así co-mo las cesiones de datos que resul-ten de comunicaciones, consultas,interconexiones y transferencias(LOPD 3c). b) Cualquier operación oprocedimiento técnico, sea o no au-tomatizado, que permita la recogi-da, grabación, conservación, elabo-ración, modificación, consulta, utili-zación, modificación, cancelación,bloqueo o supresión, así como las ce-siones de datos que resulten de co-municaciones, consultas, intercone-xiones y transferencias. (RDLOPD 5t).— Responsable del fichero o tra-

tamiento: persona física o jurídica,de naturaleza pública o privada, uórgano administrativo, que decida so-bre la finalidad, contenido y uso deltratamiento. (LOPD 3d).— Afectado o interesado: perso-

na física titular de los datos que se-an objeto del tratamiento a que serefiere el apartado c) del presenteartículo. (LOPD 3e).— Cesión o comunicación de da-

tos: toda revelación de datos reali-zada a una persona distinta del in-teresado (LOPD 3i).— Fuentes accesibles al público:

aquellos ficheros cuya consulta pue-

de ser realizada, por cualquier per-sona, no impedida por una normalimitativa o sin más exigencia que,en su caso, el abono de una contra-prestación. Tienen la consideraciónde fuentes de acceso público, exclu-sivamente, el censo promocional,los repertorios telefónicos en los tér-minos previstos por su normativaespecífica y las listas de personaspertenecientes a grupos de profesio-nales que contengan únicamente losdatos de nombre, título, profesión,actividad, grado académico, direc-ción e indicación de su pertenenciaal grupo. Asimismo, tienen el carác-ter de fuentes de acceso público losdiarios y boletines oficiales y losme-dios de comunicación (LOPD 3j).Aunque la Ley tiene mucha más

enjundia y complicación, con lo di-cho basta para poder trazarse un pri-mer esquema adecuado para saberqué, cómo y a quién afecta.De entrada, un periodista, siem-

pre, por definición y por mandatoconstitucional, trata datos persona-les en cualquier instante del desem-peño de su labor, y también lo ha-ce cuando no la está ejerciendo ac-tivamente, por lo que la LOPD en-tra a regular cada instrumento y ac-tividad de su vida profesional y, an-te denuncia de cualquiera, es elmar-co de referencia para la inspección,control y sanción de las conductasno ajustadas a su normativa.En relación a las personas, todo

lo que trata un periodista, en cual-

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quier formato, sin excepción, son“datos de carácter personal” y la ma-yoría de ellos, tal como veremos, sonconsiderados de especial proteccióny/o de imposible tenencia y trata-miento. Todo lo que posee, obtiene,proyecta, recibe, envía, elabora, ar-chiva… en cualquier formato, es de-cir, todo lo que compete a su profe-sión y posibilidades de ejercerla, esconsiderado un fichero—automatiza-do o no automatizado, pero fichero—que debe estar sometido a la LOPD,a sus normas y supervisión y a sufunción inspectora y sancionadora.

Por sus ficheros les controlaréisy sancionaréisLos periodistas no pueden ser talesni ejercer su trabajo sin poseer ymanejar entre algunas decenas ycentenares de lo que profesional-mente denominan archivos y que laLOPD considera ficheros sujetos a“tratamiento” con “datos de carác-ter personal” propiedad de cientoso miles de “afectados” que, sin ex-cepción, deben autorizar a cada pe-riodista, de forma fehaciente, a ob-tenerlos, tenerlos y usarlos y debentener derecho de acceso, rectificacióny cancelación a todo cuanto les“afecte” y que esté contenido en al-gún fichero de algún periodista(LOPD, arts. 15 y 16).La primera consecuencia es que

todos y cada uno de los periodistasque trabajan en España están obli-

gados a notificar e inscribir todossus ficheros en la AEPD. Entre esosficheros se contemplan, de modoprioritario y fundamental, las agen-das o directorios de contactos y losarchivos de datos, ya sean persona-les o propios de cada medio de co-municación. Es discutible, y no en-traremos aquí en ello, si algunos fi-cheros pueden inscribirse de modoespecífico y/o individualizado o demodo global (por actividad, segmen-to, tema, empresa, profesional, etc.);hay un estrecho margen de manio-bra, pero, en todo caso, deben regis-trarse obligatoriamente.La LOPD permite que un perio-

dista cree sus ficheros de contactos(agenda) y de datos “de carácter per-sonal cuando resulte necesario parael logro de la actividad u objeto le-gítimos de la persona, empresa o en-tidad titular y se respeten las garan-tías que esta Ley establece para laprotección de las personas” (LOPD,art. 25). Pero también obliga a noti-ficar a la AEPD cualquier fichero pre-viamente a su creación (art. 26.1). Da-do que la inmensa mayoría, sino to-talidad, de las agendas y archivos deprofesionales y de empresas perio-dísticas ya están creados hace mu-cho y no están notificados, se incu-rre en una infracción “leve” [de601,01 a 60.101,21 euros].Sin embargo, cualquier periodis-

ta que corra a notificar sus ficherosa la AEPD deberá enfrentarse a prue-bas heroicas, como el art. 55.2 del

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—73

��� Protección de datos de carácter personal

RDLOPD: “Los ficheros de datos decarácter personal de titularidad pri-vada serán notificados a la AgenciaEspañola de Protección de Datos porla persona o entidad privada quepretenda crearlos, con carácter pre-vio a su creación. La notificación de-berá indicar la identificación del res-ponsable del fichero, la identificacióndel fichero, sus finalidades y los usosprevistos, el sistema de tratamientoempleado en su organización, el co-lectivo de personas sobre el que seobtienen los datos, el procedimien-to y procedencia de los datos, las ca-tegorías de datos, el servicio o uni-dad de acceso, la indicación del ni-vel de medidas de seguridad básico,medio o alto exigible, y en su caso,la identificación del encargado deltratamiento en donde se encuentreubicado el fichero y los destinatariosde cesiones y transferencias interna-cionales de datos”3.Pongamos por caso que un perio-

dista quiere notificar una agendaque contiene los datos de contactode los obispos españoles y un archi-vo que contiene sus biografías. Puesbien, la Ley le exige concretar conrigor el uso finalista y exacto parael que podrá usar esos datos (incum-pliendo la Ley si se desvía de lo de-clarado), la forma cómo los va a ma-nejar (“tratar”), el colectivo huma-no sobre el que se obtendrá datos(que en un periodista, además de losobispos de este ejemplo, suele ser elconjunto de la sociedad), cómo y de

dónde sacará los datos, cómo los ca-tegorizará, dónde los tendrá y bajoqué medidas de seguridad, quién sehace responsable de ellos, a quiénse los comunicará (“destinatarios decesiones”)…El periodista que intente aplicar

esos requisitos a su propia agenda yarchivos se dará inmediata cuentade que no puede cumplir esta Ley…y mejor que no insista en notificarel tipo de ficheros de este ejemploen concreto, ya que la LOPD los de-clara datos “especialmente protegi-dos” y prohíbe su tratamiento, sal-vo bajo “consentimiento expreso ypor escrito del afectado [que en es-te caso sería cada obispo]” (art. 7.2).Tener un fichero con estos datos, sinconsentimiento escrito, supone unainfracción muy grave, sancionablehasta con 601.012,10 euros.Un concepto fundamental de la

LOPD es el de “calidad de los datos”,ya que es la clave para poder regu-lar la adquisición, tenencia, uso, pro-piedad y cancelación de los datospersonales.Para la LOPD, “los datos de carác-

ter personal sólo se podrán recoger(…) cuando sean adecuados, perti-nentes y no excesivos en relación conel ámbito y las finalidades determi-nadas, explícitas y legítimas para lasque se hayan obtenido” (art. 4.1; yarts. 8.2 y 8.4 RDLOPD).Obviamente, será la AEPD quien,

a instancia de denuncia de cualquierciudadano, determinará si los “da-

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tos de carácter personal”manejadospor un periodista en alguno de susficheros profesionales son “adecua-dos, pertinentes y no excesivos”.¿Adecuados, pertinentes, excesi-vos… para qué o quién y en funciónde qué? El periodista, por tanto, es-tá sometido a una limitación y cen-sura de datos muy indeterminada,pero fuertemente sancionable.A más abundamiento, está prohi-

bido recoger datos personales fuerade “finalidades determinadas, explí-citas y legítimas para las que se ha-yan obtenido”. Finalidad determina-da y explícita significa que quedaproscrita la práctica fundamental enla profesión de recolectar teléfonosy datos por si acaso un día se nece-sitan; también parece declarar ile-gal, por ejemplo, usar el teléfono ocorreo electrónico de un sindicalis-ta para preguntarle por la situacióngeneral de la economía si ese datode contacto fue obtenido para tratarcon él la quiebra de la empresa A (fi-nalidad determinada y explícita).El artículo 8.3 del RDLOPD mati-

za algo lo anterior al decir que “losdatos de carácter personal objeto detratamiento no podrán usarse para fi-nalidades incompatibles con aquellaspara las que los datos hubieran sidorecogidos”, cosa que, si así quisieraverla e interpretarla la AEPD, haríacompatibles las dos llamadas telefó-nicas, para dos finalidades diferentes,al sindicalista del ejemplo citado…aunque podrían ser reputados como

“finalidad incompatible”, y sanciona-ble, otros usos diferentes –habitualesentre periodistas– de ese mismo nú-mero de teléfono y contacto.Las exigencias de la LOPD no só-

lo limitan los datos personales quese pueden tener en los ficheros y có-mo usarlos, también obliga a que se-an “exactos y puestos al día” (art. 4.3).Así es que toda esa inevitable canti-dad de datos personales inexactos yobsoletos, que tiene todo periodistaen sus agendas y archivos, suponeuna infracción grave sancionablecon entre 60.101,21 a 300.506,05 eu-ros (art. 45).Además de exactos, los datos per-

sonales de los ficheros deben cance-larse (eliminarse) cuando “hayan de-jado de ser necesarios o pertinentespara la finalidad para la cual hubie-ran sido recabados o registrados”(art. 4.5). Para todo buen profesio-nal, sin embargo, lo sensato y nece-sario para poder ejercer un buen pe-riodismo es justo lo contrario, con-servar esos datos como oro en pa-ño, pero no le está permitido hacer-lo, ya que esa posibilidad, aunquesea por motivos de seguridad o le-gales, no está contemplada entre lasreservas reguladas en el artículo 8.6del RDLOPD.

‘Datos especialmenteprotegidos’ y especialistasparticularmente proscritosLa LOPD entra a regular lo que en-

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—75

��� Protección de datos de carácter personal

tiende por “datos especialmente pro-tegidos”, ordenando que “sólo conel consentimiento expreso y por es-crito del afectado podrán ser objetode tratamiento los datos de carácterpersonal que revelen la ideología,afiliación sindical, religión y creen-cias” (art. 7.2).En consecuencia, son ilegales y

sancionables con multas máximas,un elevadísimo porcentaje de los da-tos personales atesorados, usados yarchivados diariamente por todoslos periodistas, ya que no ha sido,no es y no será práctica de la profe-sión exigirle a todos sus contactos ysujetos noticiables que les autoricenpor escrito a que puedan figurar ensus ficheros profesionales comomiembros de tal o cual sindicato,como políticos de éste o de aquelpartido, como miembros de esa re-ligión o de la contraria, o como obis-pos, párrocos, rabinos, imanes, exor-cistas, videntes, ateos, agnósticos,ufólogos, vegetarianos, vegetalianos,macrobióticos, alcaldes, diputados,agentes de bolsa, curanderos, lote-ros, marianistas, mediopensionistasy cualesquiera otros creyentes en loque más les plazca.Ordena también la LOPD que “los

datos de carácter personal que ha-gan referencia al origen racial, a lasalud y a la vida sexual sólo podránser recabados, tratados y cedidoscuando, por razones de interés ge-neral, así lo disponga una ley o elafectado consienta expresamente”

(art. 7.3). Probablemente no abundenlos periodistas que disponen de au-torización escrita para poder mane-jar (“tratar”) datos sobre represen-tantes de colectivos gitanos, musul-manes o de cualquier otro “origenracial”, ni de colectivos de afectadospor cualquiera de las muchas enfer-medades causa de asociacionismo,ni de colectivos de homosexuales,heterosexuales, bisexuales, “trise-xuales”, célibes, castos, travestís,transexuales…Así es que quienes noposean el debido consentimiento decada “afectado” incumplen la Ley,arriesgandomultas inenarrables (sal-vo, claro, que este tipo de datos fue-sen declarados de “interés general”para los periodistas).Tajante y clara, la LOPD añade:

“Quedan prohibidos los ficheroscreados con la finalidad exclusiva dealmacenar datos de carácter perso-nal que revelen la ideología, afilia-ción sindical, religión, creencias, ori-gen racial o étnico, o vida sexual”(art. 7.4).No se aclara qué entiende la Ley

por “finalidad exclusiva”, por lo quela AEPD podrá deducir lo que másle convenga a la hora de sancionar.¿Finalidad exclusiva respecto a lasingularidad del fichero, a su mane-jo, a su uso, a su intención? La ex-clusividad no hace más que agravar,si ello es posible, las sanciones, queya son las máximas, por tener datospersonales que ya han sido reputa-dos como prohibidos.

76—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009

En las agendas de contactos y ar-chivos de trabajo de todos y cada unode los periodistas hay decenas, cen-tenares y hasta miles de datos per-sonales “prohibidos” que son indis-pensables para poder ejercer con ri-gor la profesión. Pero, además, en-tre los ficheros de ese tipo que es-tán obligados a manejarpara ser eficaces, los pro-fesionales especializadosen determinados ámbi-tos, los hay creados bajola “finalidad exclusiva”de contener ese tipo dedatos y no otros, una si-tuación que puede darseen buena parte de los pe-riodistas especializadosen política, sindicalismo,religión, esoterismo, an-tropología, inmigración,sexología y otros ámbi-tos, y a los que la LOPDaboca irremediablemen-te a sanciones de hasta601.012,10 euros4.También los periodis-

tas especializados en tri-bunales, economía o so-ciedad están en el mis-mo caso, ya que la LOPD imponeque “los datos de carácter personalrelativos a la comisión de infraccio-nes penales o administrativas sólopodrán ser incluidos en ficheros delas Administraciones públicas com-petentes en los supuestos previstosen las respectivas normas regulado-

ras” (art. 7.5). A lo que cabría aña-dir, entre otros muchos aspectos,que, en virtud del art. 3.j, las sen-tencias dictadas por tribunales notienen la consideración de “fuentesde acceso público”, así como tampo-co la información de los RegistrosMercantiles “públicos”5 y de otras

muchas fuentes “públi-cas” usadas habitual-mente por los periodis-tas.Ante este panorama,

¿es posible ejercer la pro-fesión periodística con eldeber de diligencia y decontraste que ordena ladoctrina del TribunalConstitucional?Los periodistas preci-

san del “consentimientoinformado” para los da-tos personales guarda-dos en sus ficherosLa actual doctrina ju-

rídica afirma que los da-tos personales sobre unsujeto sólo le pertenecena él. Tal como razona elTribunal Constitucionalen sentencias sobre este

ámbito, “el contenido del derechofundamental a la protección de da-tos consiste en un poder de disposi-ción y de control sobre los datos per-sonales que faculta a la persona pa-ra decidir cuáles de esos datos pro-porcionar a un tercero, sea el Esta-do o un particular, o cuáles puede

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—77

En las agendas decontactos yarchivos detrabajo de todos ycada uno de losperiodistas haycentenares yhasta miles dedatos personales“prohibidos”que sonindispensables

��� Protección de datos de carácter personal

este tercero recabar, y que tambiénpermite al individuo saber quién po-see esos datos personales y para qué,pudiendo oponerse a esa posesión ouso” (STC 292/2000, de 30 de no-viembre de 2000, FJ 7). Las implica-ciones que tiene esta doctrina parael ejercicio independiente y profe-sional del periodismo son demole-doras.Así que, en otra vuelta de tuer-

ca, la LOPD ordena que “los intere-sados a los que se soliciten datos per-sonales deberán ser previamente in-formados de modo expreso, precisoe inequívoco” (art. 5.1) de todos losderechos que les concede la Ley co-mo propietarios de esos datos. Y“cuando los datos de carácter perso-nal no hayan sido recabados del in-teresado, éste deberá ser informadode forma expresa, precisa e inequí-voca (…) dentro de los tres meses si-guientes al momento del registro delos datos” (art. 5.4). “El tratamientode los datos de carácter personal re-querirá el consentimiento inequívo-co del afectado, salvo que la ley dis-ponga otra cosa” (art. 6.1)6.En estemarco no es suficiente, ni

mucho menos, el razonamiento ju-rídico que suele argumentar la Agen-cia Española de Protección de Datosen algunas resoluciones favorables alos denunciados, y que atribuye aSentencia de 12 de enero de 2001 dela Audiencia Nacional: “Pese a la ca-rencia de regulación específica, lamejor doctrina entiende que visto el

contenido del art. 6.1 de la LORTAD(LOPD), a cuyo tenor ‘el tratamientode los datos de carácter personal re-querirá el consentimiento inequívo-co del afectado, salvo que la ley dis-ponga otra cosa’; la expresión ‘salvoque la ley disponga otra cosa’, per-mite entender que no es necesarioel consentimiento del afectado, cuan-do el art. 20 de la CE permite el tra-tamiento. Lo que exigirá una ponde-ración del caso concreto, y desde losprincipios de adecuación, pertinen-cia y congruencia recogidos en el art.4 de la LORTAD (LOPD) (…)”.El artículo 20 de la Constitución

permite ese tratamiento de datos per-sonales, para el que “no es necesarioel consentimiento del afectado”, enbase al ejercicio de la libertad de in-formación y dentro de los límites doc-trinalmente establecidos por el Tri-bunal Constitucional, sin embargoeste supuesto sólo puede darse antealguna información publicada, perono respecto a todos los datos previose imprescindibles que necesita acu-mular unperiodista para elaborar esainformación “protegida”. Todo lo fun-damental para el trabajo de un pe-riodista cae bajo el imperio regula-dor y sancionador de la LOPD.La actividad sancionadora de la

AEPD obliga a que el consentimien-to para disponer y usar datos perso-nales sea probado de forma fehacien-te, lo que implica que todo periodis-ta, si quiere estar protegido en esteaspecto, debe obtener para cada re-

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gistro de datos que tenga en sus fi-cheros (digitales o en papel) un docu-mento firmado consintiendo lo quecorresponda por parte del titular decada dato (por ejemplo, nombre y nú-mero de teléfono, correo electrónico,currículo, fotografías,etc.), en caso contrario,ante la denuncia de cual-quier “afectado”, el perio-dista será sancionado.¿Existe algún periodistaen el mundo capaz de te-ner autorizado por escri-to el uso de los miles dedatos personales que tie-ne en su agenda de con-tactos y en sus archivosprofesionales?También en este as-

pecto se detecta dema-siada ambigüedad san-cionadora por parte dela AEPD, ya que mien-tras sanciona a unos porno poder documentar fe-hacientemente el con-sentimiento expreso pa-ra el tratamiento de da-tos personales, archivas las actuacio-nes contra otros aduciendo el si-guiente razonamiento:— La Audiencia Nacional ha seña-

ladoendiversas sentencias, entre ellasla 619/2002, que “no puede exigirsepara la obtención del consentimientode los afectados”, a la hora de trataro ceder sus datos personales, que talconsentimiento se otorgue ni en for-

ma escrita ni mediante correo certifi-cado, al no estipularlo así ningún pre-cepto de la normativa de aplicación.Se ha entendido también que la per-sona física o jurídica que pretenda ob-tener tal consentimiento sí deberá ar-

bitrar los medios necesa-rios para que no quepaninguna duda de queefectivamente tal consen-timiento ha sido presta-do, es decir, que la cesiónde los datospersonaleshasido consentida de modoclaro y terminante.—Asimismo, laDirec-

tiva 95/46CE del Parla-mento Europeo y delConsejo de 24/101995,que en su artículo 7 pre-ceptúa que los Estadosmiembros dispondránque el tratamiento de da-tos personales sólo puedaefectuarse si el interesa-do ha dado su consenti-miento de forma inequí-voca. Directiva que, asi-mismo, en el apartado h)

de su art. 2 define como “consenti-miento del interesado”: toda mani-festación de voluntad, libre, específi-ca e informada, mediante la que elinteresado consienta el tratamientode datos personales que le concier-nan.— Definición que, asimismo, ha

sido incorporada al apartado h) delartículo 3 de nuestra Ley Orgánica

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—79

El periodistasiempre está enfalso y pendientede sanción, salvoque la palabra delperiodistaprevaleciesesobre la decualquier otrociudadano...

��� Protección de datos de carácter personal

15/1999, legislación interna que ade-más, y con mayor énfasis, entre losadjetivos “libre” y “específica” aña-de el de “inequívoca”. Hay que par-tir de que inequívoco, conforme alDiccionario de la Real Academia Es-pañola, es lo que no admite duda oequivocación, y, por contraposicióna equívoco, lo que no puede enten-derse o interpretarse en varios sen-tidos, o que no puede dar ocasión ajuicios diversos.En cualquier caso, ¿de qué mane-

ra puedeunperiodista demostrar quetodos los datos personales que tieney trata le fueron consentidos por losafectados, en el sentido de la LOPD,de forma libre, específica e inequívo-ca? No hay ninguna en absoluto, elperiodista siempre está en falso ypendiente de sanción, salvo que lapalabra del periodista prevaleciese so-bre la de cualquier otro ciudadano…y eso nos llevaría a otra situación deabuso intolerable, aunque en senti-do contrario al actual.Con la anterior se enlaza la pro-

hibición de una de las prácticas másextendidas de la profesión (y nosiempre defendible): la de intercam-biarse datos personales ajenos (telé-fonos, correos electrónicos…) depersonas con interés noticiable. “Losdatos de carácter personal objeto deltratamiento sólo podrán ser comu-nicados a un tercero para el cumpli-miento de fines directamente rela-cionados con las funciones legítimasdel cedente y del cesionario con el

previo consentimiento del interesa-do” (art. 11.1). Si un periodista (ce-dente) desea cumplir esta norma, eltiempo que tardaría en lograrlo ha-ría ineficaz la comunicación del da-to personal a un tercero (otro perio-dista) que lo precisase para elaboraralguna información. Un porcentajeelevado de noticias que aparecen enlos medios no podrían elaborarse.La LOPD, al obligar el consenti-

miento informado para cada titularde datos personales recogidos porcualquier periodista, concede el de-recho de acceso a esos datos guarda-dos en ficheros profesionales a todosy cada uno de los cientos o miles de“afectados” que figuren en ellos. Se-gún la Ley: “El interesado tendrá de-recho a solicitar y obtener gratuita-mente información de sus datos decarácter personal sometidos a trata-miento, el origen de dichos datos, asícomo las comunicaciones realizadaso que se prevén hacer de los mis-mos” (art. 15.1). Al acceso, lógicamen-te, le va unido el derecho de rectifi-cación y cancelación de datos (art.16.1), obligación que el periodista de-be cumplir en 10 días cuando se tra-te de “datos de carácter personal” cu-yo tratamiento no se ajuste a lo dis-puesto en la presente Ley y, en par-ticular, cuando tales datos resulteninexactos o incompletos (art. 16.2).Para esta Ley, no se ajusta “a lo

dispuesto”, y debe cancelarse el da-to, por ejemplo, cuando algún datode identificación de un sujeto noti-

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ciable (nombre, teléfono, correo elec-trónico, fotografía, etc.) se acompa-ña de algún apunte sobre sus ante-cedentes o su filiación ideológica. Encuanto a datos “inexactos o incom-pletos”, su significado es el que pa-rece y el art. 44.f lo tipifica como in-fracción grave. ¿Existe algún perio-dista en el mundo que, por desgra-cia, no tenga cientos de datos perso-nales “inexactos” o “incompletos” ensus ficheros? Para cerrar el círculo,si un periodista comunicó (“cedió”)un dato personal a uno o muchoscolegas y la calidad de ese dato va-ría, la LOPD le obliga a comunicar elcambio, de forma fehaciente, a to-dos esos colegas, y a instarles la ac-ción que proceda (art. 16.4).Para las conductas apuntadas en

este apartado, la LOPD tipifica comoinfracciones leves (multa de 601,01a 60.101,21 euros; art. 45.1): “Proce-der a la recogida de datos de carác-ter personal de los propios afecta-dos sin proporcionarles la informa-ción que señala el artículo 5 [con-sentimiento informado] de la pre-sente Ley” (art. 44.2.d).Son infracciones graves (multa de

60.101,21 a 300.506,05 euros; art.45.2): “Mantener datos de carácter per-sonal inexactos” (art. 44.3.f). O “la vul-neración del deber de guardar secre-to sobre los datos de carácter perso-nal incorporados a ficheros que con-tengan datos relativos a la comisiónde infracciones administrativas o pe-nales, Hacienda Pública, servicios fi-

nancieros, prestación de servicios desolvencia patrimonial y crédito, asícomo aquellos otros ficheros quecontengan un conjunto de datos decarácter personal suficientes para ob-tener una evaluación de la persona-lidad del individuo” (art. 44.3.g).Una muestra de este último tipo

de ficheros que permiten “una eva-luación de la personalidad” lo cons-tituye, por ejemplo, cualquiera quecontenga la información “pública”de currículos o biografías o dosieresde prensa bien realizados.Son infracciones muy graves

(multa de 300.506,05 a 601.012,10euros; art. 45.3): “La vulneración deldeber de guardar secreto sobre losdatos de carácter personal a que ha-cen referencia los apartados 2 [ideo-logía, afiliación sindical, religión ycreencias] y 3 [origen racial, salud yvida sexual] del art. 7, así como losque hayan sido recabados para finespoliciales sin consentimiento de laspersonas afectadas” (art. 44.4.g).

Obligación de implementarmedidas de seguridad de nivelalto para los ficheros de datosperiodísticos

En el aspecto de la seguridad de losdatos personales, la LOPD sí que ha-ce un gran servicio a la profesióncuando impone medidas de seguri-dad para protegerlos. Podrá discutir-se si las sanciones que establece son

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��� Protección de datos de carácter personal

razonables –al menos en compara-ción a las que se aplican a delitospenales demuchísimamayor grave-dad, ya que se cotiza más barato in-demnizar un homicidio que perderuna memoria flash con los correoselectrónicos de los sindicalistas delbarrio–, pero resulta indiscutibleque los datos son, hoy, muy vulne-rables y el periodista debe ser muydiligente a la hora evitar accesos in-debidos a sus ficheros.A este autor, al que siempre le

ha preocupado mucho la seguridadde los datos, nunca deja de sorpren-derle, cuando imparte docencia so-bre seguridad informática básica aestudiantes o profesionales, el grandesconocimiento que existe sobre lavulnerabilidad de ficheros y siste-mas, sobre los muchos rastros “in-visibles” que se deja al trabajar encualquier ordenador, sobre lo fácilque es recuperar ficheros “borrados”o contraseñas y, también, sobre losencillo que es protegerse –a sí mis-mo y a los datos– sin apenas esfuer-zo y sin gasto ninguno.La LOPD ordena “adoptar las me-

didas de índole técnica y organiza-tivas necesarias que garanticen la se-guridad de los datos de carácter per-sonal y eviten su alteración, pérdi-da, tratamiento o acceso no autori-zado, habida cuenta del estado de latecnología, la naturaleza de los da-tos almacenados y los riesgos a queestán expuestos, ya provengan de laacción humana o del medio físico o

natural” (art. 9.1). El Reglamento dela Ley, entre otros, impone que, co-mo mínimo: “Todos los ficheros otratamientos de datos de carácterpersonal deberán adoptar las medi-das de seguridad calificadas de nivelbásico” (art. 81.1 RDLOPD), sin em-bargo, por la naturaleza de los da-tos personales que manejan los pe-riodistas, las medidas a adoptar de-ben ser las de nivel alto, que son lasindicadas por la Ley para: “Los quese refieran a datos de ideología, afi-liación sindical, religión, creencias,origen racial, salud o vida sexual”(RDLOPD, art. 81.3.a).La seguridad debe extremarse (y

la LOPD obliga también a burocrati-zar el proceso en demasía para losusos periodísticos) cuando “los datospersonales se almacenen en disposi-tivos portátiles o se traten fuera delos locales del responsable de fiche-ro” (RDLOPD, art. 86.1). Cuandosepres-cribe seguridad alta, “la distribuciónde los soportes que contengan datosde carácter personal se realizará ci-frando dichos datos o bien utilizan-do otro mecanismo que garanticeque dicha información no sea acce-sible o manipulada durante su trans-porte. Asimismo, se cifrarán los da-tos que contengan los dispositivosportátiles cuando éstos se encuen-tren fuera de las instalaciones que es-tán bajo el control del responsabledel fichero” (RDLOPD, art. 101.2).Además de tener que adoptar “las

medidas dirigidas a evitar la sustrac-

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ción, pérdida o acceso indebido a lainformación durante su transporte”(RDLOPD, art. 92.3), la Ley obliga aproteger con el nivel de seguridadque corresponda todos los rastrosque los ficheros informáticos dejanen cualquier sistema operativo –ar-chivos temporales– y/o las copias detrabajo (RDLOPD, art. 87.1), para, fi-nalmente, ser destruidos (art. 87.2)tomando la precaución de que “siem-pre que vaya a desecharse cualquierdocumento o soporte que contengadatos de carácter personal deberáprocederse a su destrucción o borra-do, mediante la adopción de medi-das dirigidas a evitar el acceso a lainformación contenida en el mismoo su recuperación posterior” (art.92.4). Así que no basta con romperun documento de papel7 ni con bo-rrar un fichero informático, hay queusar instrumentos específicos para im-pedir que puedan ser recuperados.La seguridad sobre los datos de-

be imponerse –preferiblemente sinla coacción sancionadora de laLOPD– en la profesión periodística,tanto para los ficheros personalesde los profesionales y para los siste-mas informáticos o físicos que loscontengan, como en los de las em-presas de comunicación. Hoy se es-tá muy lejos de esta necesidad y aaños luz de implementar rutinaria-mente, en los ordenadores de los pe-riodistas, herramientas de informá-tica forense y software de encripta-ción simétrica, con algoritmos segu-

ros (AES, DES, 3DES, etc.), para pro-teger los ficheros, y de encriptaciónasimétrica para proteger las comu-nicaciones; todo ello disponible ensoftware libre (no propietario).La responsabilidad pormantener

desprotegidos los datos personalesalmacenados en los ficheros profe-sionales es muy alta. La LOPD tipi-fica como infracciones graves (mul-ta de 60.101,21 a 300.506,05 euros,art. 45.2), “mantener los ficheros, lo-cales, programas o equipos que con-tengan datos de carácter personalsin las debidas condiciones de segu-ridad que por vía reglamentaria sedeterminen” (art. 44.3.h).

A modo de reflexión finalLa LOPD es lo que es y su interpre-tación por parte de la AEPD a la ho-ra de hacer sus inspecciones y de emi-tir sus resoluciones sancionadorases muy literal. La letra y el espíritude la Ley son claros y escasamentediscutibles, por lo que ya va siendohora de pedirle al legislador que sepronuncie claramente para poderconocer en qué lugar queda el ejer-cicio de la profesión periodística an-te este marco legal.De todosmodos, no es casualidad,

ni mucho menos, que entre los casi600 informes jurídicos emitidos has-ta la fecha por la AEPD para respon-der a cuestiones sobre la aplicaciónde la LOPD planteadas por ciudada-nos y por entidades muy diversas no

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��� Protección de datos de carácter personal

hayani una sola referida al efecto quela LOPD puede tener sobre todo elproceso de trabajo periodístico. Estevacío, sin embargo, no es atribuiblea la AEPD sino, lamentablemente, aldesinterés de los periodistas por es-te fundamental marco legal.El que hasta ahora no se haya ac-

tuado masivamente contra la profe-sión, en base a la aplicación de estaLey, no implica que eso no puedasuceder. Todos y cada uno de los pe-riodistas de este país están en ries-go de ser fuertemente sancionadospor trabajar como siempre han he-cho y tal como la profesión conside-ra que debe realizarse el periodismobien hecho y responsable. Cualquierciudadano que haya sido objeto no-ticioso le puede crear un conflictode tremendas proporciones a cual-quier periodista o empresa de co-municación; basta con una denun-cia ante la AEPD y el denunciado nova a enfrentarse con el denuncian-te sino con el Estado, representadopor la AEPD, con todo lo que elloimplica de inferioridad de recursos.Cuando se tramitó la LOPD la pro-

fesión hizo oídos sordos a una legis-lación que afectaba al periodismo co-moningunaotra.Nueve años despuésde su entrada en vigor, la profesión,como tal, sigue ignorando que traba-ja en medio de una ilegalidad/inse-guridadmuy peligrosa e inaceptable.Las empresas de comunicación no

desconocen la LOPD, aunque no pa-rece que la hayan asimilado adecua-

damente ni tampoco han mostradodemasiado interés enque la compren-dan sus profesionales. Ese desinterés,por ejemplo, le ha costado ya a unaempresa de televisión una sanción demás de un millón de euros (en con-creto 1.081.795 euros), tras acceder lapropia AEPD, a través de Internet, auno de los ficheros de la empresa queestaba desprotegido; en sentencia delTribunal Supremo de 17 de abril de2007 se ratificó la resolución de laAEPDque lesmultó por infracción delos artículos 5, 6, 7.3, 11 y 44.3.h, to-dos ellos comentados en este trabajoy que, tal como puede apreciar cual-quiera que conozca la labor periodís-tica, también son inevitablemente in-fringidos por la inmensa mayoría delos periodistas en activo cuando ejer-cen su profesión diariamente.Hablarde laposibilidaddehacerpe-

riodismo de investigación en Españayanoesmásqueunabroma,dadoque,en gran medida, está jurídicamentecastrado y ejercerlo supone un altísi-mo riesgo por la amenaza de los ele-vados costes judiciales que pueden de-rivarse para periodistas ymedios ¡aun-que tengan razón y ganen los pleitos!La LOPD es la puntilla que rema-

ta y acaba con la posibilidad de in-vestigar en periodismo y eliminatambién el imprescindible periodis-mo de precisión. No sólo por lo yadicho y hecho en el ámbito legislati-vo y sancionador, sino por todo lo quela AEPD ya ha anunciado que quie-re hacer, según manifestaciones de

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sus directivos y mediante lo que seexpone en sus memorias anuales.Así, por ejemplo, en la Memoria

de la AEPD de 2007, en el apartadode Recomendaciones Normativas, laAgencia postula la “necesidad de re-gular la publicación anonimizada desentencias de órganos jurisdicciona-les. La propuesta debería reflejarse enuna norma con rango deley (LOPJ como materiano orgánica) o en sus Re-glamentos de desarrollo.En el apartado de Re-

comendaciones Ejecuti-vas establece la necesidadde “un Plan de Promo-ción de Buenas Prácticasen garantía de la privaci-dad en todos los Boleti-nes yDiariosOficiales. Engeneral, es un deseableobjetivo la adopción demedidas que restrinjan lacaptación de informa-ción en Boletines y Dia-rios Oficiales. En particu-lar, el desarrollo de la so-ciedad de la informaciónha generalizado la posi-bilidad de acceder a edi-ciones digitales de los Bo-letines y Diarios Oficiales. La infor-mación publicada suele incluir datospersonales y es también captada porlos motores de búsqueda en Inter-net, multiplicando las posibilidadesde acceso y dificultando el ejerciciode los derechos de cancelación y opo-

sición. Esta situación aconseja impul-sar los procedimientos que, sin afec-tar la función propia de los diariosoficiales, limite su captación por losmotores de búsqueda en Internet”.Dos fuentes de datos públicas, cu-

yo acceso y contenido son fundamen-tales para mantener la transparenciade cualquier democracia y para po-

der ejercer el derechoconstitucional a la infor-mación, tanto por perio-distas como por ciudada-nos, pueden tener los dí-as contados. De hecho, almenos un ciudadano,apoyándose en la LOPD,ya ha obligado a Googlea que su buscador no en-cuentre jamás su nom-bre, que figura como san-cionado en un BoletínProvincial en el que, se-gúnobliga la ley, debe serpublicada la sanción y losdatos personales del in-fractor (ver expedienteE/00377/2008de laAEPD).Otras muchas fuentes

“públicas”, que lo siguensiendo en cualquier de-mocracia, aquíyano loson

y está fuertemente sancionado usarsus datos… que siguen siendo oficial-mente accesibles a la ciudadanía, aun-que no tienen la calificación de “pú-blicos”.Lo que para un lego en derecho pa-

recen contradicciones absurdas, ven-

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Hablar de laposibilidad dehacer periodismode investigaciónen España ya noes más que unabroma, dado que,en gran medida,está jurídicamentecastrado

��� Protección de datos de carácter personal

dría a ser una versión elegantementejurídica, y constitucional, del tienesde-recho a saber, pero también la obliga-ción de callar lo que sepas; de esta for-ma se cubre la apariencia de funcio-namientodemocrático,almismotiem-po que se asegura y alimenta el oscu-rantismo de pasadas y tristes épocas.En la misma memoria citada y

como última recomendación ejecu-tiva, la AEPD insta a “promover laAutorregulación en losmedios de co-municación (escritos y audiovisua-les) para garantizar la privacidad yla protección de los datos persona-les. Con carácter general cabe pro-clamar la prevalencia de la libertadde información consagrada en el ar-tículo 20 de la Constitución y esta-blecida como un pilar fundamentalde la democracia frente a los dere-chos a la protección de datos perso-nales. Si una noticia tiene relevan-cia pública el afectado tiene el deberde soportarla sin que pueda esgrimiren contra los principios de protec-ción de datos personales. Ahora bien,ello no impide que puedan promo-verse prácticas más respetuosas conla normativa de protección de datospersonales. Un instrumento adecua-do para el desarrollo de buenas prác-ticas es la autorregulación por el pro-pio sector. Otros eventuales conflic-tos deberán sustanciarse en el mar-co de la legislación de protección alhonor, intimidad y propia imagen”.Aunque, siguiendo la doctrina del

Tribunal Constitucional, la AEPD pro-

clama la prevalencia de la libertad deinformación frente a la protección dedatos personales, y afirma, con razónjurídica, que si una noticia tiene rele-vancia pública el afectado deberá so-portarla, ellono impideque cualquier“afectado”, aunque carezca de razón,pueda arruinar la vida y hacienda decualquier periodista ya que, en defi-nitiva, la cuestiónde la prevalencia dederechos sólo podrá dirimirla, en ins-tancias sucesivas, la Audiencia Nacio-nal, el Tribunal Supremo y el Tribu-nal Constitucional. Ese vía crucis ju-dicial le costará una fortuna al perio-dista, y de nada le servirá que al finalle den la razón. En un pleito, muy amenudo, el periodista –a quien la doc-trina constitucional le colma de bue-nas palabras pero le deja solo ante loshechos– es la parte más débil e inde-fensa, y en estas condiciones no sepuede realizar un buen periodismo…y no se realiza, tal como se aprecia enlos medios españoles actuales.Pero, aunque esa prevalencia ci-

tada pueda aplicarse, en alguna ins-tancia judicial remota, a un trabajopublicado, todavía queda la espadade Damocles de todo lo apuntado eneste artículo; la LOPD convierte ensancionable casi todo lo que necesi-ta o realiza un periodista mucho an-tes de pensar en publicar nada.Dice la AEPD, para finiquitar el

párrafo comentado, que “ello no im-pide que puedan promoverse prác-ticas más respetuosas con la norma-tiva de protección de datos persona-

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les. Un instrumento adecuado parael desarrollo de buenas prácticas esla autorregulación por el propio sec-tor”. Esa autorregulación es siemprelo más deseable, y seguro que sepueden mejorar muchas cosas res-pecto a los ficheros periodísticos, pe-ro, con la LOPD en la mano, ¿a quése refiere exactamente la AEPD?Desde la Agencia ya se ha comenta-do, en ámbitos judiciales, que los ar-chivos de los medios de comunica-ción incumplen muy gravemente lanormativa y que, tras un par de añosdemoratoria, “habrá que tomarme-didas”. Es cierto, esos archivos in-cumplen casi toda la LOPD, pero ¿ha-cer qué y cómo?Si analizamos las estadísticas de

inspecciones de la AEPD veremosque la mayoría de ellas se han rea-lizado en compañías de telecomuni-

caciones y en entidades financieras,avalando, quizá, la presunción deque la LOPD fue pensada, fundamen-talmente, para poner coto al tráficode datos y abusos diversos y gravesde grandes compañías; pero el legis-lador no planteó excepciones y esde obligado cumplimiento, y conidéntico rigor, tanto para un grupobancario como el BBVA como paraun periodista inexperto.Las leyes deben ser cumplidas por

todos, y la LOPD no debe ser una ex-cepción. Hasta la fecha no me cons-ta que haya habido preocupación nidebate dentro de la profesión perio-dística en torno a lo apuntado en es-te artículo. Nunca es tarde, o tal vezsí. Pero es imprescindible saber conurgencia en qué estado de riesgo yde indefensión se ejerce el periodis-mo bajo el imperio de la LOPD. �

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1—Entre la legislación española que afec-ta directamente al trabajo periodístico, ade-más de la Constitución y de la mucha doc-trina jurisprudencial emanada desde el Tri-bunal Constitucional, puede citarse: Ley9/1968, de 5 de abril, sobre secretos oficia-les. Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, deprotección civil del derecho al honor, a laintimidad personal y familiar y a la propiaimagen. Ley Orgánica 2/1984, de 26 demar-zo, reguladora del derecho de rectificación.Ley 22/1987, de 11 de noviembre, de Pro-piedad Intelectual (y Real Decreto Legisla-tivo 1/1996, de 12 de abril, por el que seaprueba el texto refundido de la Ley de Pro-piedad Intelectual, regularizando, aclaran-do y armonizando las disposiciones legalesvigentes sobre la materia). Ley 13/1985, de

25 de junio, del Patrimonio Histórico Espa-ñol. Ley 30/1992, de 26 de noviembre, deRégimen Jurídico de las AdministracionesPúblicas y del Procedimiento Administrati-vo Común. Ley Orgánica 10/1995, de 23 denoviembre, del Código Penal. Ley Orgánica1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurí-dica del Menor, de modificación parcial delCódigo Civil y de la Ley de EnjuiciamientoCivil. Ley Orgánica 2/1997, de 19 de junio,reguladora de la cláusula de conciencia delos profesionales de la información. Ley Or-gánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Pro-tección de Datos de Carácter Personal. Ley34/2002, de 11 de julio, de servicios de lasociedad de la información y de comercioelectrónico. Real Decreto 1720/ 2007, de 21de diciembre, por el que se aprueba el Re-

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glamento de desarrollo de la Ley Orgánica15/1999, de 13 de diciembre, de protecciónde datos de carácter personal. Para un asun-to tan frecuente en la práctica periodísticacomo es la publicidad de las actuaciones ju-diciales en el ámbito del proceso penal, pue-de consultarse, por ejemplo, González Ba-llesteros, T. (2008). ‘Proceso Penal y mediosde comunicación’. Cuadernos de Periodistas(15), (pp. 81-88).2—Sentencia de 17/03/2006 de la SecciónPrimera de la Sala de lo Contencioso-Admi-nistrativo de la Audiencia Nacional, autosdel recurso contencioso-administrativonúm. 621/04, FJ 5.3—El RDLOPD, además, establece que: “Lainscripción del fichero deberá encontrarseactualizada en todo momento. Cualquiermodificación que afecte al contenido de lainscripción de un fichero deberá ser previa-mente notificada a la Agencia Española deProtección de Datos o a las autoridades decontrol autonómicas competentes, a fin deproceder a su inscripción en el registro co-rrespondiente…” (art. 58.1).4—El art. 44.4.c tipifica como infraccionesmuy graves: “Recabar y tratar los datos decarácter personal a los que se refiere el apar-tado 2 del artículo 7 [ideología, afiliación sin-dical, religión y creencias] cuando no me-die el consentimiento expreso del afectado;recabar y tratar los datos referidos en elapartado 3 del artículo 7 [origen racial, sa-lud y vida sexual] cuando no lo dispongauna ley o el afectado no haya consentidoexpresamente, o violentar la prohibicióncontenida en el apartado 4 del artículo 7 [fi-cheros ad hoc] .“Las infracciones muy gra-ves serán sancionadas con multa de50.000.000 a 100.000.000 de pesetas” [de300.506,05 a 601.012,10 euros] (art. 45.3).5—Sobre este particular tajantemente res-trictivo es muy clara la doctrina que guía laSentencia de 17/03/2006 de la Sala de lo Con-tencioso-Administrativo de la Audiencia Na-cional, Sección Primera, sobre el Recurso

contencioso-administrativo núm. 621/04 in-terpuesto ante la Resolución de fecha 2 denoviembre de 2004 de la Agencia Españolade Protección de Datos.6—“No será preciso el consentimiento (…)cuando los datos figuren en fuentes accesi-bles al público y su tratamiento sea necesa-rio para la satisfacción del interés legítimoperseguido por el responsable del fichero opor el del tercero a quien se comuniquenlos datos, siempre que no se vulneren losderechos y libertades fundamentales del in-teresado” (art. 6.2). Pero tal excepción parael consentimiento apenas tiene relevanciapara los periodistas, ya que el listado quehace la LOPD de “fuentes accesibles al pú-blico” es extraordinariamente restrictivo(art. 3.j) y, en todo caso, sólo permite quelos datos “públicos” de esas fuentes (comolos directorios telefónicos) mantengan sucondición “pública” durante un periodo deen torno a un año, pasado el cual ya no pue-den tratarse ni usarse (art. 28.3).7—Los datos personales almacenados en so-porte de papel también son considerados fi-cheros y se está obligado a adoptar las mis-mas medidas y precauciones. “Los dispositi-vos de almacenamiento de los documentos[en papel] que contengan datos de carácterpersonal deberán disponer de mecanismosque obstaculicen su apertura. Cuando las ca-racterísticas físicas de aquellos no permitanadoptar esta medida, el responsable del fi-chero o tratamiento adoptará medidas queimpidan el acceso de personas no autoriza-das” (RDLOPD, art. 107). Las agendas de losperiodistas son documentos especialmentevulnerables y sometidos a esta Ley.8—Según la Memoria de la AEPD de 2007,los sectores más investigados fueron el detelecomunicaciones (290 inspecciones en2007 y 272 en 2006) y el de entidades finan-cieras (248 inspecciones en 2007 y 554 en2006). En el sector de los medios de comu-nicación se realizaron 10 inspecciones en2007 y 11 en 2006.

MARÍA ÁNGELES FERNÁNDEZJ. MARCOS

Nos separa una puta valla”.Y eso lo cambia todo. Elreportero de El País Ra-món Lobo recuerda lo que

distancia un país, España, de un con-tinente, África. Sus palabras mani-fiestan que los kilómetros son sóloeso, kilómetros. Y que las fronterasson obstáculos infranqueables, so-bre todo, vistas desde el flanco em-pobrecido. Vallas, fronteras y obstá-culos que los medios españoles tam-poco traspasan.

“Si escribir en España es llorar,

informar de lo que pasa más allá denuestras fronteras es una batallacontinua contra la ignorancia, la de-jadez, el egoísmo o la ceguera”. Elperiodista Felipe Sahagún tiene cla-ro que la información internacionalen los medios españoles es escasa.Así lo apuntaba en las páginas delInforme Anual de la Profesión Periodísti-ca 2005, editado por la Asociación dela Prensa de Madrid: “De los aproxi-madamente 160 diarios que se edi-tan hoy en España –incluidos los di-gitales, los económicos y los gratui-

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África, la gran olvidadade los medios españoles*África, pese a sus 1.000 millones de habitantes, es elcontinente olvidado. Quizá porque su PIB supone alrededordel 5% del mundial, con lo que carece de peso económicoen el comercio internacional. Este desinterés generalizado seagudiza en el caso de España como parece confirmar laatención periodística que se le presta: un solo corresponsalpara todo la zona subsahariana, dos en el Magreb(Marruecos y Túnez), una delegación en Sudáfrica, todosellos de Efe, y una colaboradora de El País.

María Ángeles Fernández es periodista; J. Marcos, fotoperiodista.

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tos más importantes–, los que tie-nen una sección de Internacionaldigna de tal nombre se cuentan conlos dedos de una mano”. La base so-bre la que se sustenta la informa-ción sobre África es frágil.

“La política internacional no ven-de”, dijo Rupert Murdoch, directory principal accionista de News Cor-poration. Esta lapidaria frase ofreceuno de los primeros porqués y, qui-zás, uno de los principales. El hechode que la información internacionalsea cara añade un extra negativo alobjetivo comercial apuntado por elmagnate de los medios de comuni-cación y deja claro que estas noti-cias no acarrean beneficios econó-micos a priori. Y en una época enque los medios son empresas, el ob-jetivo último es, por encima de to-do, maximizar beneficios. Ganar di-nero.

La escasa diversidad de fuentes esotro problema que sufre la informa-ción internacional en España. Confrecuencia, los medios nacionales senutren de las noticias ofrecidas porlas grandes agencias internaciona-les (Reuters, AP y AFP), además dela española Efe. Es decir, la visióndel mundo procede de un númerolimitado de fuentes.

Problemas o deficiencias que semultiplican al considerar como ele-mento influyente en la informacióninternacional el número de corres-ponsales o enviados especiales delos medios: sin duda, escaso, muy

escaso. El reportero de La Vanguar-dia Bru Rovira añade la falta de tra-bajo de campo, de contacto con lasfuentes: “Somos gente muy pocopreparada. El periodista se tiene queplantear su trabajo de campo. Y enEspaña, el trabajo de terreno, saltar-se las agencias y hablar con la gen-te, se hace muy poco. Así es muy di-fícil hacer periodismo”.

Si el panorama se plantea pesi-mista sobre la información interna-cional, no mejora con África al otrolado de la valla.

La información sobre Áfricaen España“África representa una gran metáfo-ra de lo mal que va este mundo: Soncasi 1.000 millones de personas conun montón de historias, que cantan,que bailan, que hacen música, queescriben libros… y no nos interesanpara nada. Hay un tremendo vacíoinformativo que no me resulta com-prensible. Porque a la gente lo quele interesa es la realidad. Y África loque te ofrece es realidad”, introdu-ce Ramón Lobo. “En España apenasse informa de nada y mucho menossobre África subsahariana”, apunta,por su parte, el escritor Javier Rever-te. ¿Por qué?

La escasa tradición histórica y delazos comunes, el peso de África enla economía mundial, la escasez decorresponsales en este continente,la rentabilidad económica o el inte-

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rés del público receptor son los por-qués de una opinión compartida. Lade un ostracismo mediático casi ab-soluto para con todo un continen-te; 53 países que parecen tener ve-tada su entrada en las páginas y enlos informativos de los medios de co-municación más populosos.

Francia o Inglaterra ejemplificanel agravio informativo español al res-pecto. Dado el pasado colonial de es-tos dos países en el continente ne-gro, existen más vínculos y, por lotanto, ofrecen más noticias. “Laprensa británica y la francesa danmucha información de África por-que tradicionalmente han tenidouna vinculación colonial. España noha tenido casi nada. Siempre hemosestado de espaldas a África”, indicaManuel Mediavilla, periodista delgrupo Vocento.

Pero la intensidad de los intere-ses parece cambiar. La llegada de in-migrantes en cayucos desde la cos-ta Oeste de África a España ha pro-vocado que los medios realicen al-gún esfuerzo por ofrecer informaciónsobre los países de origen de los in-migrantes, principalmente Senegaly Mauritania. Esta moda informativala vive en primera persona Luis deVega. El corresponsal de Abc ha te-nido que desplazarse en varias oca-siones desde Marruecos, donde tra-baja habitualmente, hasta la zona oc-cidental de África.

El encargado del departamento deComunicación de la Fundación Sur,

Rafael Sánchez, ve positivo este in-terés, al que pronostica futuro, e in-troduce una nueva clave de actuali-dad: el interés del Ejecutivo actualen el continente. “Este Gobierno,aunque las políticas puedan ser o noacertadas, se ha dado cuenta de laimportancia de África. Hay un inte-rés y tiene que ser creciente porqueÁfrica tiene una situación en la quesólo puede ir para arriba. Acabaráinfluyendo en la permeabilidad delos medios para informar sobre Áfri-ca. África tiene que estar cada vezmás presente porque es obvio; vaspor la calle y cada vez ves más afri-canos. Simplemente la aparición decolor en tu vida es lo que te dice queÁfrica está en España”. Es Bru Rovi-ra quien sentencia: “Algún día lo ten-dremos que explicar”.

Lo que está claro es que Áfricaha dado un pequeño paso hacia ade-lante (pero paso, al fin y al cabo) enlos medios españoles. Una situacióncoyuntural (también podría calificar-se como estructural), que puede ser-vir de puerta de embarque hacia unfuturo de más y mejor contexto, demás espacio, de más historia e in-trahistoria.

“África no tiene peso económicoen el comercio mundial”. Ésta esotra de las causas que explican, se-gún Lobo, la cobertura africana. Al-gunos datos macroeconómicosejemplifican su reflexión: el Produc-to Interior Bruto (PIB) de todos lospaíses africanos juntos supone alre-

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dedor del 5% del PIB mundial (unporcentaje inferior al de Alemania).En el libro África, pecado de Europa,Luis de Sebastián explica estas ci-fras, cargándolas de simbolismo: “Sitoda África se hundiera en el mar(cosa que Dios no quiera), la econo-mía mundial sufriría una pérdida(…) como si hubiera habido unas ex-tensas inundaciones en Estados Uni-dos, o un terremoto en Japón”.

La insignificancia económica deÁfrica a escala mundial es el resul-tado del expolio, del desgaste, delabandono y de la marginación a laque ha estado sometido este conti-nente a lo largo de los siglos. Perosi la riqueza económica (en este ca-so, su ausencia) explica el escaso in-terés periodístico en África, es de ri-gor señalar que en el continente síexisten materias primas y recursosnaturales que no son aprovechadosy disfrutados por sus ciudadanos, si-no por las economías de los paísesricos. “Si analizas la cantidad de ri-quezas africanas que están movién-dose en la economía mundial, en-contrarás que hay petróleo, bausita,manganeso, coltán… hay bastantemás de lo que se dice”, afirma Ra-món Lobo.

Las palabras de Bru Rovira pue-den servir como última reflexión delo paradójico de la situación: “EnÁfrica se decide todo lo que es el te-ma del comercio en este mundo glo-bal: el papel de China, cómo somosmoral y éticamente como sociedad,

qué hacemos con los perdedores, lasleyes internacionales, el papel de laONU… se decide todo ¡y nosotros nohablamos de África!”.

En la zona subsahariana se mul-tiplica el problema de la falta de co-rresponsales o enviados especialesque padece la información interna-cional. El único medio español quetiene un corresponsal para todo elsubcontinente es la Agencia Efe (quetiene corresponsales en Egipto, Ma-rruecos y Túnez), con una delegaciónen Sudáfrica; en este destino, El Pa-ís también cuenta con una colabora-dora. ¿Y el resto? Nada. En los mejo-res casos, como Abc y La Vanguardia,aprovechan sus corresponsales en

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“En África se decide todo loque es el tema del comercioen este mundo global: elpapel de China, cómo somosmoral y éticamente comosociedad, qué hacemos conlos perdedores, las leyesinternacionales, el papel dela ONU… se decide todo ¡ynosotros no hablamos deÁfrica!”, dice Rovira

Marruecos (más habituales dada lacercanía y un pasado de relaciones)para utilizarlos como enviados espe-ciales en caso de necesidad.

¿Qué nos queda entonces? Puesla opción de un puñado de periodis-tas enamorados de África que inten-tan nadar a contracorriente e infor-mar sobre el continente. Un esfuer-zo que mantienen vivo gracias, enmuchos casos, a la llama que les unea África. “Nunca había pensado endedicarme a África ni que me iba aenganchar de esa manera. Viajé aRuanda y al final fue una especie deenamoramiento inevitable. Porqueestoy enamorado de África”, expli-ca el periodista de Abc Alfonso Ar-mada. Rovira comparte sentimien-to: “Cuando pisas una vez África, lapisas una y otra vez porque es uncontinente que te fascina. Si no teengancha aquello, tienes que ir almédico. Desde el punto de vista dela curiosidad periodística está todo:el conflicto, la desmembración, sonsociedades que viven de una mane-ra muy distinta a la nuestra, el te-ma del animismo, la relación con lanaturaleza… es una pasada”. Otro ab-ducido por el continente es el cáma-ra de TVE Evaristo Canete: “Llegasy te engancha (…). Es el paraíso pa-ra la vista”, añade a una letanía desensaciones que podría prolongarsepor entre los 21 entrevistados. Peroel gran inconveniente a esta suertede solución individual es la continui-dad informativa.

No hay riesgo al afirmar que nor-malmente son informaciones even-tuales, sin contexto y, además, ame-nazadas por el olvido. El fotógrafoJuan Echeverría recuerda una de susvivencias: “Hay noticias que dejande ser noticias en dos o tres días por-que ha surgido otro conflicto o hayotra catástrofe. No se sigue hablan-do, no hay continuidad. Por ejem-plo, yo he llevado temas a vender yme dicen ‘¡otra vez!’. Otra vez no,esta gente sigue viviendo en cam-pos de refugiados, siguen teniendoel mismo problema. La prensa fun-ciona un poco como sopla el vien-to”. Manuel Leguineche también ti-ra de memoria: “En una ocasión hu-bo una crisis de refugiados y no en-contrabas ni sitio para dormir: esta-ban todas las televisiones. Nunca sa-bes bien por qué, pero un día se vany ya tienes sitio para dormir”.

Las razones o explicaciones con-tinúan. “África es cara”, señala de laforma más simple posible Lobo. Es-ta afirmación se tiñe de un coloraún más negro si añadimos la cono-cida y seguida frase de Murdoch. Ar-mada lo explica: “Existen pocas lí-neas aéreas, hay muy mala comuni-cación entre los países y los siste-mas de transporte están basados enlos vínculos coloniales porque no seha potenciado el comercio inter-afri-cano. Una vez que estás allí, o ha-ces como Kapuscinski y te muevesen pequeñas pensiones de malamuerte o haces como en general los

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periodistas europeos, que van a ho-teles de cinco estrellas que cuestanuna burrada”.

Es el fotoperiodista Gervasio Sán-chez quien aporta un punto de vis-ta más crítico al debate: “Me he en-contrado situaciones en las que seha puesto en entredicho mi viaje aÁfrica y, al mismo tiempo, el subdi-rector del diario se ha ido a París enbusiness class, pagando tres veces másde lo que valía mi viaje en avión. Ouna persona de un diario se ha gas-tado en una suculenta cena en Lon-dres un dinero que luego se está ra-caneando cuando hay que cubrir si-tuaciones de este tipo”. Bru Roviraañade más ejemplos que sirven con-textualizar el coste real: “Para La Van-guardia es más caro ir a cubrir unaselecciones a Bilbao que cubrir Áfri-ca. Un hotel en Bilbao es carísimo.En comparación, África es barato,muy barato”. Comparaciones al mar-gen, Juan Carlos Tomasi, fotógrafode la ONG Médicos sin Fronteras ycolaborador de varios medios, insis-te en que, en África, la logística “esmuy cara”. De nuevo es Bru Roviraquien responde a su compañero yamigo: “Sí, pero la robamos de laONG, no la pagamos nosotros”.

Esta respuesta del periodista ca-talán introduce un nuevo punto deanálisis: la labor de las ONG en lacobertura informativa sobre África.Porque son muchos los periodistasque viajan al terreno gracias a la in-vitación de estas organizaciones.

“Salvo alguna excepción, el periódi-co nunca te va a pagar un viaje aÁfrica”, explica Manuel Mediavilla,que siempre que ha pisado tierrasubsahariana ha sido invitado poruna ONG. En la misma situación seencuentra Yasmina Jiménez, perio-dista de la sección Solidaridad de lapágina web de El Mundo: “Cuandoviajamos fuera, siempre vamos in-vitadas por la ONG”. Ni siquiera to-dos los periódicos nacionales son aje-nos a este fenómeno. Le ocurre a Al-fonso Armada en Abc, aunque tam-bién lo experimentó en El País. “Enel caso español, casi todas las filma-ciones y los trabajos sobre África es-tán vinculados a una ONG”, señalaTomasi.

Por tanto, el papel de las ONG enla información que recibimos sobreÁfrica es tal que, si no fuera por suexistencia e interés en promocionar-se, se informaría aún menos de loque se hace actualmente. Una situa-ción que, indudablemente, planteaventajas e inconvenientes. El fotope-riodista Pep Bonet resume así estadicotomía: “El problema, que másbien es una limitación, es que lasONG son responsables de tu seguri-dad; entonces, tienes que estar a susórdenes. Pero también he estado enotras situaciones, como por ejemploen Somalia, donde es imposible ir sinuna ONG; puedes ir, pero a lo mejorte pegan un tiro al bajar del avión.La logística que tienen de hombresarmados, su seguridad y la informa-

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ción fresca que proporcionan no sepuede obtener fácilmente”.

Después de buscar y desgranarvarios porqués, la cuestión que estádetrás de todo es ver a quién inte-resa o deja de interesar África. “Allector le interesa lo que conoce; loque no conoce no le puede intere-sar”, responde el veterano reporte-ro de TVE Vicente Romero. El escri-tor Javier Reverte también divideresponsabilidades; por un lado, sitúael punto de mira en el lector, al se-ñalar que “le interesan más los sa-faris y las puestas de sol que la po-lítica y las sociedades africanas”; y,por otro, denuncia que “a las em-presas no les parece un negocio pro-mover el interés”. “El problema hayque repartirlo al 50%”, sentencia.

África no vende. Esta manida fra-se, que es la excusa perfecta paraexplicar las deficiencias informati-vas de los medios en temas interna-cionales, no tiene ningún sentidopara Gerardo González, quien ha si-do redactor jefe de la revista MundoNegro durante más de 40 años: “Laprensa diaria no vendería más nimenos si incluyera noticias sobreÁfrica. No se vende más o menosprensa si en la sección de Interna-cional le das media página a lo queestá ocurriendo en África”.

“Eso de que África no vende esfalso. Cuando un director dice queÁfrica no interesa es que no tieneni idea de África; no le interesa a élporque lo desconoce. Se quedaría

fascinado si le meto en un avión yle llevo a Darfur para ver lo que es-tá pasando. ¿África no interesa? Siquieres te cuento cien historias deÁfrica que vas a alucinar. Y si el di-rector es listo, las mete en portada”,afirma Rovira.

África como sinónimode sufrimiento“A África siempre se ha ido por pe-nas, por catástrofes, por guerras. Só-lo interesa cuando hay matanzas oalguien se subleva”, explica el cáma-ra Evaristo Canete. “En los mediosexiste atracción por las imágenes pe-ro no por los contenidos”, añade enforma de explicación el jefe de Inter-nacional de los servicios informati-vos de TVE, José Antonio Guardiola.

“¿Cuántos miles de familias tie-nen que perecer a la vez en Áfricapara que podamos darle la centési-ma parte del espacio que le daría-mos a la muerte de una sola fami-lia que falleciera de hambre en Es-paña? Ésa es la misma relación quese establece entre el valor de la vi-da de esa familia que muere hipo-téticamente de hambre en Españacon el de la familia en África. ¿Quévale; una diezmillonésima parte?”,se cuestiona enfadado Vicente Ro-mero. Es Luis de Vega el encargadode apuntalar la cuestión: “En estecontinente pasan cosas a diario que,si ocurrieran en Europa, serían por-tadas de diarios y revistas”.

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Un ejemplo: 30 de diciembre de2008. Todos los diarios nacionales einternacionales, todas la televisio-nes, todas las emisoras ofrecían ex-tensas crónicas, informaciones y re-portajes de los bombardeos de Israelsobre la franja de Gaza; es más, erala información de portada, la que abríalos informativos. Más de 300 muer-tos justificaban la cobertura junto alos países implicados y la ubicación.El País, un ejemplo que puede servirpara ver la tendencia general, ofre-ció aquel día la portada y cuatro pá-ginas, además de varios artículos deopinión, al nuevo enfrentamientoentre palestinos e israelíes. En cam-bio, una columna, firmada por‘Agencias’, ocupó la noticia que te-nía este titular “El LRA ugandés ase-sina a 189 personas civiles en el es-te del Congo”. Sólo una columna.

Desde el suelo africano:condiciones para informar“África es una pesadilla logística”. Elexperimentado Manuel Leguinecheseñala así lo complicado que es paraun periodista trabajar en el continen-te. Para realizar un completo repasoa la labor de los informadores que lu-chan por sacar a África en los medios,es necesario explicar cómo se traba-ja en el terreno. ¿Cuáles son las ma-yores dificultades para cubrir África?

Leguineche lo resume así: “Yo, nitraductores, ni seguro, ni hoteles decinco estrellas, ni nada de eso. Con

el francés y el inglés te ibas apañan-do. Iba por libre y no me llegaba eldinero. Y eso me permitió abrirmecamino”. El inglés y el francés pue-den ser idiomas suficientes para ma-nejarte en la zona, pero si quiereshablar con la gente de la calle, conlos ciudadanos de a pie hay que co-municarse en sus lenguas, porque“solamente los grandes líderes yquienes han estudiado hablan la len-gua del colonizador”, señala la vete-rana Isabel Martínez Reverte. Y esque, al contrario de lo que podríapensarse, el idioma no suele ser unproblema insalvable. Como explicaJuan Echeverría, “muchas veces nose trata de hablar un idioma, sinode la actitud que tengas hacia el lu-gar y hacia la gente”.

Además, “hay muchos curas quehablan la lengua local y hacen detraductores”, señala Armada, quientambién hace referencia a la nece-sidad de tener un chófer local “por-que conoce los sitios peligrosos. Losconflictos en África son más confu-sos y las líneas más dudosas. No sesabe dónde está el frente o quiénesson amigos o enemigos”. Al hilo deesta peligrosidad, Leguineche re-cuerda la muerte del cámara espa-ñol Miguel Gil en Sierra Leona, acausa de una emboscada. El tema dela peligrosidad, evidentemente, de-pende de los lugares y de los mo-mentos.

Por ejemplo, Somalia. El pasado26 de noviembre, el fotógrafo espa-

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ñol José Cendón fue secuestrado enel Estado fallido del Cuerno de Áfri-ca junto con el periodista británicoColin Freeman, cuando realizabanun trabajo sobre piratería para eldiario británico The Daily Telegraph.Tras 38 días de cautiverio, muchasnegociaciones y posiblemente el pa-go de un rescate, fueron liberados.

Cendón ganó el prestigioso pre-mio World Press Photo en 2007 porsus imágenes de los centros de sa-lud mental de la región de los Gran-des Lagos. “Con mi trabajo en loshospitales buscaba algo diferente delo que hacen la mayoría de los foto-periodistas que trabajan aquí. Deci-dí seguir un camino lo más directoposible hacia el espectador. Buscabaherirlo porque me parece increíbleque se le preste tan poca atenciónal lugar donde han sucedido y suce-den las cosas más terribles del pla-neta”, explicó entonces el fotógrafoal diario El País.

En esta entrevista, Cendón hablótambién sobre las dificultades de tra-bajar en África, más concretamen-te en el caso de la República Demo-crática del Congo: “Es un país casidel tamaño de Europa Occidentaldonde hay menos de 500 kilómetrosde carreteras asfaltadas. Es muycomplicado acceder a los lugaresmás calientes a tiempo porque de-pendes de la ineficacia de las Nacio-nes Unidas. Normalmente utilizo susaviones y helicópteros”.

El tiempo del que se dispone pa-

ra recabar la información in situ esotra cuestión determinante. RamónLobo, Pep Bonet y los periodistas deprogramas de reportajes de TVE sonla excepción que confirma la regla.Lo más frecuente es la premura. Lasprisas y la falta de tiempo son, pa-ra Isabel Martínez Reverte, un pro-blema: “Es muy difícil irte tres díasy hacer una buena información”.

Por último, es imprescindible es-tar documentados, conocer la histo-ria y las peculiaridades de cada lu-gar. ¿Qué hacer entonces para docu-mentarse antes de viajar? ¿Cómo seinforman nuestros informadores? Li-bros (Ryszard Kapuscinski es un clá-sico para todos los entrevistados), in-formes y algún medio internacionalcomo Le Monde, The Economist, NewYorker y Jeune Afrique.

Dónde informarse sobre ÁfricaTambién existen otras vías, otrosmedios, que otorgan a los interesa-dos la posibilidad de mantenerse aldía del, probablemente, continentemás olvidado; unas opciones que, almismo tiempo, desacreditan las ex-cusas y reparten responsabilidadestambién en el lado de los ciudada-nos. La información está ahí… perohay que remover con mayor esfuer-zo si cabe para encontrarla.

Bien es cierto que la alternativaes transitar por carreteras secunda-rias; un calificativo que, sin embar-go, hace referencia a la densidad en

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el tránsito de lectores/oyentes/espec-tadores, que no muchas veces a lacalidad de sus infraestructuras. Al-gunos preferirán referirse a ellos co-mo los medios alternativos pero, a lavista queda según lo demostrado,que el adjetivo pierde en este casosu grado de certeza para entrar enel terreno de lo cuestionable. Sirvanla Fundación Sur y Mundo Negro co-mo los ejemplos más representati-vos encontrados. No los únicos.

La revista Mundo Negro nació dela mano de los misioneros combo-nianos, en 1960. Es imprescindibleleer y analizar Mundo Negro tenien-do siempre claros sus ligaduras re-ligiosas. Sin embargo, no es menosrelevante que, salvo el director, laredacción está formada por seglares.Se trata de una publicación men-sual, con cerca de 90.000 suscripto-res. Además de la publicación en pa-pel, también tiene edición digital.

Creado en 1979 por los padresblancos como Centro de Informa-ción y Documentación Africanas, elCIDAF es otro de los recursos desta-cados. El departamento de África dela Fundación Sur es un centro convocación universitaria. Sus activida-des abarcan desde la organizaciónde conferencias, hasta la gestión dela biblioteca y el centro documen-tal (con cualquier tipo de soporte:audiovisuales, monografías, publica-ciones seriadas, cartografías…), pa-sando por publicaciones tanto im-presas como electrónicas (Cuadernos

y Africana Noticias), programas de ra-dio incluidos (Africanía y La otra carade África). Uno de sus últimos pro-yectos ha sido dar “un cambio radi-cal” a su presencia en Internet. Enla nueva página se pueden encon-trar noticias, un blog académico, laagenda de actos, crónicas, reporta-jes y una extensa bitácora con lostextos de colaboradores, entre otros.

Existen otras iniciativas con ob-jetivos similares a los anteriores: Porejemplo, Umoya, boletín trimestraleditado por la Federación de Comi-tés de Solidaridad con África Negra.Además, Carla Fibla se encarga, apropuesta suya, de un espacio sema-nal llamado Conocer África, de tres

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Muchos de los informadorescoinciden en esta imagendel continente: “África evocados sentimientos muyopuestos al mismo tiempo:alegría y sufrimiento”

minutos dentro del programa Puntode Fuga de la Cadena Ser.

Por otro lado, en enero de 2007entró en funcionamiento Casa Áfri-ca, “como un espacio de encuentroy reflexión”, según se explica en supágina web. Este organismo ofreceuna agenda de diferentes actos quesobre África se realizan en España,además de convocar concursos, fun-cionar como base de datos y centrode documentación, y potenciar lasrelaciones de España con el conti-nente vecino.

En Internet es donde El Mundo haapostado por informar sobre Áfricay sobre el resto de países del sur, através de la sección Solidaridad, queha ganado la Medalla de Oro de laCruz Roja y la Media Luna Roja. Ade-más, cuenta con el blog Crónicas deÁfrica, en el que escriben seis coope-rantes españoles que trabajan en al-guno de los países africanos y el pe-riodista marroquí Ali Lmrabet, asi-duo colaborador de este diario.

Aproximación al concepto ‘África’Son ya varias páginas hablando so-bre África, sobre cómo se informasobre África, sobre el olvido del con-tinente, pero ¿qué es África? “El con-tinente es demasiado grande para serdescrito. Es un verdadero océano,un planeta separado, un cosmos va-riado e inmensamente rico. Sólo conla mayor de las simplificaciones, ypor razones de conveniencia, pode-

mos decir África. En realidad, excep-to como denominación geográfica,África no existe”, escribía Kapuscins-ki en Ébano.

A pesar de que África es un uni-verso variado que no se puede abar-car bajo ningún sustantivo, quizástampoco bajo ningún nombre, sí tie-ne algunos rasgos definitorios quediferencian al continente del restode lugares. La conjunción ofrecidapor Bru Rovira es quizá la más sig-nificativa: belleza y dolor.

Muchos de los informadores con-sultados coinciden en esta imagendel continente “África evoca dos sen-timientos muy opuestos al mismotiempo: alegría y sufrimiento; siem-pre se te queda un dolor amargo”,afirma Juan Carlos Tomasi. Y es que,como dice Canete, “en África hay bas-tantes áfricas”.

“Es el canto a la vida. El vivir. Laparadoja es que, en el continentede la vida, muera tanta gente”, re-flexiona Gerardo González. Una ex-presión similar elige Javier Revertepara su definición: “Un continentelleno de vida y de muerte, la metá-fora más exacta de todos nosotros”.Isabel Martínez Reverte seleccionaotra frase contundente: “África esel paraíso terrenal lleno de pesadi-llas”. Después de una reflexión ini-cial –“es el continente más fascinan-te por todas sus miserias; la esen-cia del ser humano en estado pu-ro”–, José Antonio Guardiola finali-za ofreciendo una inusual metáfo-

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��� África, la gran olvidada de los medios españoles

ra: “África es como un parto: la ex-presión máxima del sufrimiento hu-mano con la máxima felicidad”. Ra-món Lobo es mucho más directo:“África tiene la mala suerte de es-tar al otro lado de la valla de Meli-lla. Nos separa una puta valla”. Es-ta visión del continente como blan-co de la maldad extranjera tambiénes elegida por Vicente Romero, pa-ra quien África evoca “un escenariode enormes injusticias y de enormeculpa histórica nuestra”.

En estas definiciones se diferen-cian dos realidades: una es la aso-ciación de África con el drama ycon la pena; la otra, la que adjeti-va al continente como la alegría,la vida y la belleza. Una dicotomíaque, aunque bien parezca contro-versia, no lo es. Lo que pasa es queuna cara de la moneda, la más fea,no deja ver la parte más hermosa.Alfonso Armada lo explica de estemodo: “El problema es que Áfricaes víctima de los estereotipos. Lehan puesto un gran clavo encimacomo a las mariposas. Es una ma-riposa maravillosa dentro de unavitrina, congelada en el tiempo y,además, pudriéndose”.

Bru Rovira finaliza reflexionan-do de este modo: “África es el granreto moral del siglo XX. Nos poneen un espejo horrible”. “Sentimien-to y culpabilidad”, escribe Tomasien una libreta, sentado al lado desu compañero de viajes. “Sentimien-to y culpabilidad”, repite.

Resulta cuanto menos curiosoque los conocedores de África re-salten la belleza del lugar, mientrasque la gente de la calle considereque es el continente de la desgra-cia. ¿A qué se debe esta percepcióncontradictoria? Rovira toma comoreferencia las imágenes para expo-ner su punto de vista: “El periodis-ta es un narcisista al que le gustaque le quieran, que le amen, quele lean y le vean. Ante una foto deuno al que le pegan un tiro en lacabeza que sabes que la van a me-ter en portada, en lugar de no ha-cerla y respetar la dignidad de esapersona, ¿qué hace el periodista?Hacer esa foto. Los periodistas da-mos una imagen de África falsifica-da, que no es humana; es una ima-gen deshumanizada; y lo hacemospor narcisismo”.

Lo que está claro, y no podía serde otro modo cuando hablamos de53 países y casi 1.000 millones depersonas, es que África vive llena denoticias, de informaciones, de his-torias; como afirma Ramón Lobo,“África es una mina”. Una mina que,lo queramos o no, sigue todavía hoyal otro lado de la valla. �

* Este reportaje se ha redactado coninformación extraída de la investigación‘Así ven África nuestros informadores’.Fue elaborada por ambos autores en2007, con la pretensión de crear unavirtual mesa de debate que recogiera lostestimonios de más de una veintena deinformadores españoles sobre África.

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Teodoro González Ballesteros es catedrático de Derecho de la Información de laUniversidad Complutense de Madrid.

TRIBUNALESTEODORO GONZÁLEZ BALLESTEROS

Inseguridad jurídica

El Estado deDerecho tiene, en-tre sus finalidades primarias,el respeto de todos –poderespúblicos y ciudadanos- a la

Constitución y al resto del ordena-miento jurídico, y la seguridad jurí-dica, principio éste que se garantizaen el art. 9.2 de la CE. En lo que ha-ce a los derechos fundamentales, yen concretos los referidos a las liber-tades de comunicación, el mandatoconstitucional se manifiesta por sureconocimiento y protección. Con es-te doble carácter, el reconocimientoes bastante con su formulación cons-titucional, no así la protección querequiere para su efectividad la inter-vención de los poderes públicos. Nobasta, por ejemplo, que se reconoz-ca el derecho a la creación literaria,artística y científica para que tal re-conocimiento sea real. Se precisa,además, de unanorma específica queproteja el derecho moral y de explo-tación del autor de la creación, lo que

resultamediante la Ley de PropiedadIntelectual. Y es a partir de esa nor-mativización que el poder judicial–jueces y magistrados– disponen delos instrumentos precisos para su efi-caz protección, cumpliendo de estamanera correctamente su misión deadministrar justicia sometidos al im-perio de la ley. Es cierto que en nues-tro sistema judicial hay jueces queaplican la ley y otros que la interpre-tan, pero éste es otro debate que nosalejaría del que aquí nos ocupa. Portanto, en el orden procesal españolel juez, o tribunal, tiene la misión deaplicar la norma jurídica, y obvia-mente la Constitucional que encabe-za nuestro sistema de fuentes del De-recho.En lo que se refiere a los derechos

fundamentales y específicos de la per-sonalidad –honor, intimidad y propiaimagen– que la Constitución garan-tiza en su art. 18.1, su norma básicade desarrollo en el orden civil se con-

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��� Tribunales

creta en la Ley Orgánica 1/1982, de 5de mayo, sobre Protección Civil delDerecho al Honor, a la Intimidad Per-sonal y Familiar y a la Propia Imagen,y en orden penal, entre otros, a tra-vés de los delitos contra el honor –ca-lumnia e injuria– recogidos en el tít.IX del Código Penal, lo que permiteal juzgador civil o penal disponer delos instrumentosnormativos suficien-tes para establecer su debido ámbitode protección, ya sea frente a las in-tromisiones ilegítimas o las conduc-tas dolosas. Puede afirmarse, en con-secuencia, que los derechos funda-mentales y las libertades públicas quela Constitución garantiza, reconoce oprotege requieren para su efectivoamparo por los órganos jurisdiccio-nales su necesario desarrollomedian-te una ley, lo que comúnmente se co-noce como la interpositio iuris. Mues-tra de ello es la ley de libertad reli-giosa, las citadas sobre honor y decreación, la reguladora de los dere-chos de reunión, manifestación, pe-tición y del derecho a la educación,que aportan seguridad jurídica a losciudadanos al saber el contenido yforma de protección de tales dere-chos; y a los jueces que tienen deli-mitado su contenido y ámbito de ac-tuación. Recordemos que toda nor-ma jurídica, además de aportar segu-ridad a la persona, limita y concretasu aplicación por los órganos encar-gados de administrar justicia.En lo que concierne a los dere-

chos fundamentales referidos a la co-

municación, y en concreto sobre elderecho a emitir información y el de-recho a recibirla, existe un gran va-cío legislativo que se cubre en el trá-fico judicial ordinario con las inter-pretaciones, no siempre acertadas osujetas al texto constitucional, denuestro Tribunal Supremo, del Tri-bunal Constitucional en su funciónde máximo interprete de la Consti-tución y del Tribunal Europeo de De-rechos Humanos en la aplicación delConvenio Europeo de 1950. A modode referencia conviene recordar que,por ejemplo, el requisito de interéspúblico o general que se exige de la in-formación para que prevalezca sobreotros derechos, es una aportación de

Cuando, de forma genérica,hay dos derechosfundamentales en litigio, losde la persona –honor,intimidad e imagen– y los dela información –emitir yrecibir–, los jueces tienentasado por ley orgánica elámbito de protección de losprimeros, pero no los de lainformación

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la jurisprudencia constitucional, por-que el art. 20. 1 d) sólo exige que lainformación sea “veraz”.La consecuencia de este vacío le-

gislativo, que referido a la informa-ción afecta igualmente al sujeto emi-sor o periodista, permite a los juecesinterpretar la norma constitucionalsegún su saber leer y entender y consometimiento a las normas de la se-rena crítica. De ahí que cuando, deforma genérica, hay dos derechosfundamentales en litigio, los propiosde la persona –honor, intimidad eimagen– y los singulares de la infor-mación –emitir y recibir–, los órga-nos judiciales tengan tasado por leyorgánica el ámbito de protección delos primeros, pero no así los propiosde la información. Es, por ejemplo ysalvando las distancias propias de sucaracterización legal, si en un asun-to sobre desahucio de una viviendaen alquiler estuvieran matizados losderechos del arrendador pero no losdel arrendatario, o a la inversa. El li-tigio sería formalmente desigual.Existe, por tanto, una llamativa

carencia legal sobre los derechos fun-damentales que tan pomposamentereconoce y protege el citado art.20.1.d) de la CE que, al menos, afec-ta a cuatro aspectos fundamentales:naturaleza, contenido, sujetos y fina-lidad o función social de los mismos.Como ejemplo de la situación des-

crita valgan tres sentencias dictadaspor la Sala de lo Civil del TribunalSupremo entre los días 14 y 28 de

noviembre de 2008, que tienen encomún el que enfrentan derechosfundamentales del art. 20.1 a) y b) con,también, derechos fundamentalesdel art. 18.1. Los hechos de que traencausa las tres son similares, personas–tresmujeres y un varón– de proyec-ción pública fueron fotografiadas sinsu conocimiento o consentimientoen sendas playas públicas, y tales imá-genes, que las reflejaba desnudas, osemidesnudas, difundidas en la mis-ma revista. Condistintosmagistrados-ponentes, en la primera se declaraque no existe intromisión ilegitimapor ser la persona de proyección pú-blica y haber sido captada su imagenen una playa, lugar público y abier-to al público; en las otras dos sí sereconoce, por el contrario, la existen-cia de una intromisión ilegítima. Elcontenido esencial, y en parte literal,de dichas sentencias es el siguiente:A) La primera, nº 1.050/2008, trae

causa de un recurso interpuesto con-tra la sentencia de la Audiencia Pro-vincial que, en apelación, confirmóla condena de la compañía mercan-til editora del semanario y del direc-tor de la publicación por una “intro-misión ilegítima en el derecho a laintimidad y a la propia imagen de lademandante”, una conocida modeloespañola, de pasarela y fotográfica,de fama internacional (top model), porhaberse publicado enun ejemplar dela revista correspondiente al mes deabril de 1999 un reportaje ilustradocon varias fotografías de la referida

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modelo tomadas o captadas sin su co-nocimiento mientras se encontrabaen una playa de Jamaica por razonesajenas a su actividad profesional, “sinla pieza superior del biquini y encompañía de su novio, sobrino car-nal de SM el Rey”. La sentencia deprimera instancia, tras declarar quela playa en que se encontraba la de-mandante era un “lugar público”,fundó su pronunciamiento condena-torio en la “falta de consentimientode la afectada y en el ánimo de lu-cro que presidió la publicación de lasimágenes, elemento este último quesuponía una intromisión ilegítima yque, por tanto, no permitiría ampa-rar dicha publicación en ninguna delas excepciones del apdo. 2 del art. 8de la LO 1/82. (“En particular, el de-recho a la propia imagen no impedi-rá: a) Su captación, reproducción opublicación por cualquier medio,cuando se trate de personas que ejer-zan un cargo público o una profesiónde notoriedad o proyección públicay la imagen se capte durante un ac-to público o en lugares abiertos al pú-blico; b) La utilización de la caricatu-ra de dichas personas, de acuerdo conel uso social; y c) La información grá-fica sobre un suceso o acaecimientopúblico cuando la imagendeunaper-sona determinada aparezca comomeramente accesoria”).Interpuesto recurso de apelación

contra dicha sentencia, la AudienciaProvincial lo desestimó, confirmandola sentencia apelada, “porque la com-

pradel reportaje fotográficoobjetodelprocedimiento y su posterior publi-cación, no respondieron al propósitode ejercer el derecho fundamental deinformación, sino a una finalidad pu-ramente comercial o crematística,vulnerando con ello el derecho queostenta todapersona, cuente ono conproyección pública, a impedir que secomercialice con su imagen”. Tal sen-tencia fue recurrida en casación porla empresa editora y el director de larevista ante el Tribunal Supremo, portres motivos, a saber:1º. Persona de proyección pública

que se encuentra en un lugar abiertoal público. El TS estima elmotivo, porconsiderar que la playa en cuestión

Tanto en la jurisprudencia delSupremo como en ladoctrina del TribunalConstitucional se haprocurado deslindar elderecho a la propia imagencomo derecho fundamentaldel derecho de toda personaa la explotación económica,comercial o publicitaria de lapropia imagen

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era un lugar abierto al público, com-prendido por tanto entre los que con-templa la citada excepcióndel art. 8.2.Por otro lado, “nunca se ha discutidola profesión de notoriedad o proyec-ción pública de la demandante, unamodelo española de fama internacio-nal, perteneciente al selecto grupo delas conocidas como top model. Tam-bién ha de resaltarse que en las foto-grafías la demandante y su acompa-ñante no aparecen en actitudes querevelen momentos íntimos de su vi-da privada, sino en las habituales decualquier pareja en un día de playa”.Finalmente, “el entorno que mues-tran las fotografías no es el de un es-pacio reservado, apartado o recóndi-to, buscadoprecisamenteparapreser-var la intimidad o determinados as-pectos de la imagen, sino el normalo habitual de cualquier playa próxi-ma a un hotel. No se dan las circuns-tancias valoradas por la jurispruden-cia de esta Sala para considerar ilícitala publicación de imágenes playerasde personas de notoriedad o proyec-ción publica en lugares públicos”.2º. Ánimo de lucro. Fundado en

infracción del art. 20 de la Constitu-ción en relación con el art. 7.6 LO1/82 (“tendrán la consideración de in-tromisiones ilegítimas en el ámbitode protección delimitado por la Ley:6. La utilización del nombre, de lavoz o de la imagen de una personapara fines publicitarios, comercialeso de naturaleza análoga”), el TS con-cluye “que también procede estimar-

lo,porquedeningúnmodopuedecom-partirse el juicio del Tribunal senten-ciador de que las imágenes de la de-mandante se utilizaran para fines pu-blicitarios, comerciales o de natura-leza análoga”. Tanto en la jurispru-dencia de esta Sala como en la doc-trina del Tribunal Constitucional seha procurado deslindar el derecho ala propia imagen como derecho fun-damental o con dimensión constitu-cional del derecho de toda personaa la explotación económica, comer-cial o publicitaria de la propia ima-gen, de suerte que si bien este últi-mo derecho también está protegidopor la LO 1/82 no lo sería como de-recho fundamental. Pues bien, sindesconocer las dificultades que estadoble dimensión comporta, lo ciertoes que no puede confundirse el legí-timo objetivo de obtener beneficioseconómicos, propio de cualquier ac-tividad mercantil y, por tanto, tam-bién de las empresas de comunica-ción, con los fines publicitarios, co-merciales o análogos a que se refie-re el art. 7.6 LO 1/82. De ser así, re-sultaría que cualquier informaciónilustrada con imágenes inconsenti-das de una persona de proyección onotoriedad pública en un lugar pú-blico nunca podría ampararse en elart. 8.2 a) LO 1/82, a no ser que laempresa titular del medio informa-tivo excluyera totalmente de sus ob-jetivos el beneficio económico, algodifícilmente imaginable en socieda-des anónimas editoras, como es la

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codemandada-recurrente, desde elmomento en que el art. 1-2º del Có-digo de Comercio considera comer-ciantes a las compañíasmercantiles”.Así las cosas, “las imágenes enjui-

ciadas no son encuadrables en el art.7.6 LO 1/82, normalmente reservadoa imágenes consentidas en su capta-ción pero sin consentimiento simul-táneo oposterior para su publicación,o bien a imágenes inconsentidas tam-bién en su captación pero de perso-nas sin relevancia pública alguna,pues no son fines publicitarios, co-merciales o de naturaleza análoga losconsistentes en obtener beneficioseconómicos mediante el ejercicio dela actividadmercantil propia de la em-presa titular de un medio informati-vo, en este caso un semanario de in-formación general”.En consecuencia, la sentencia re-

currida “infringió el art. 20.1.a) (sic)de la Constitución, en relación conel art. 7.6 LO 1/82, porque el derechoconstitucional a comunicar libremen-te información veraz no desapareceni se debilita por la circunstancia dequemediante la transmisión de la in-formación se obtengan beneficioseconómicos, comoparece consustan-cial a toda empresa del sector, ni porel hecho, también consustancial almundo de la información, de queuna primicia o exclusiva aumente latirada o la audiencia y, por tanto, tam-bién los beneficios económicos de laempresa titular del medio”.3º. Interés informativo. Cuestión

distinta –interpreta el TS– es que lasimágenes enjuiciadas tuvieran o noun interés informativo protegible conarreglo al art. 20.1 a) de la Constitu-ción. “Pero también a este punto de-be darse una respuesta afirmativa,porque si se admite que no toda in-formación tiene que ser necesaria-mente política, económica, científi-ca o cultural sino que también exis-te el género más frívolo de la infor-mación de espectáculo o de entrete-nimiento, algo por demás notorio,habrá de concluirse que ‘las imáge-nes enjuiciadas, de una modelo es-pañola de fama internacional acom-pañada de un sobrino carnal de SMel Rey, tenían un indudable interés

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Que los medios nodedicados estrictamente a lainformación política,científica, cultural oeconómica sólo pudieranpublicar imágenesconsentidas por susprotagonistas, no resultacompatible con la excepciónque contempla el art. 8.2 a)LO 1/82

informativo que cuadraba al tipo desemanario en que se publicaron, yademás un valor informativo propioen cuanto reforzaban la veracidad dela información transmitida en el tex-to del reportaje’. Entender lo contra-rio, en suma, equivaldría a que losmedios no dedicados estrictamentea la información política, científica,cultural o económica sólo pudieranpublicar imágenes consentidas porsus protagonistas, lo cual no resultacompatible con la excepción que con-templa el art. 8.2 a) LO 1/82 ni tam-poco con la relevancia que la propiaLey Orgánica atribuye a los usos so-ciales para delimitar la protección ci-vil del honor, la intimidad y la pro-pia imagen”.B) La segunda sentencia, nº

1.106/2008, se interpone contra ladictada por la Audiencia Provincial,que estimó la que en su día pronun-ciara el Juzgado de 1ª Instancia, porconsiderar que se había producidouna lesión en el derecho a la imagende una conocida actriz, escritora y pe-riodista a causa de la publicación enla portada de una revista –agosto de1994– de la fotografía de la mismadesnuda, y “en las páginas interiorespublica un amplio reportaje fotográ-fico con un breve e insulso texto es-crito, en él se hallan una serie de fo-tografías de ésta, totalmente desnu-da, obtenidas sin conocimiento niconsentimiento, con teleobjetivo, enuna playa nudista”. Aquí se da unapeculiar circunstancia, la reclaman-

te alega intromisión ilegítima en suimagen, sin hacer referencia algunaal derecho a la intimidad; sin embar-go, la sentencia de instancia afirmaque se ha vulnerado el derecho a laintimidad y a la propia imagen. Y lasentencia de la Audiencia Provincialse centra en la intimidad no alega-da, y afirma que "no parece que pue-da reputar su intimidad mancilladaquien, como la accionante, tuvo abien exponer su cuerpo desnudo enuna playa que, aunque frecuentadapor nudistas, en su condición de pú-blica, no controla ni impide su acce-so a quienes no lo sean, soslayandoasí la exponente con su conductacualquier privacidad al hacer posiblela contemplación de su figura desnu-da por cualquiera que por allí tran-sitara en aquella fecha concreta, loque en definitiva comporta rechazarla captación de su repetido desnudocomo supuesta vulneración de su de-recho a la intimidad, que además notiene acomodo en ninguno de loscuatro primeros supuestos del artí-culo 7 de la Ley Orgánica 1/1982, de5 de mayo”, rebajando así la Audien-cia el importe de la indemnizaciónpor daño moral acordada en prime-ra instancia, motivo alegado por lareclamante para interponer el recur-so de casación ante el TS. Dicha sen-tencia no fue recurrida por la empre-sa mercantil ni por el director de larevista. La cuestión aquí se centra enla difusión de unas fotografías de per-sona de proyección pública sin su

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consentimiento en la playa, lugar pú-blico. En cuanto al carácter de la per-sona y del lugar el asunto no es cues-tionable, y todo se reduce a plante-ar si hubo o no consentimiento, y aldemostrarse la falta de éste, el TS es-tima el recurso, fundamentado talpostura en varias sentencias del Tri-bunal Constitucional que recogenque el derecho a la propia imagenno es un derecho absoluto, y buenaprueba de ello es el artículo 8.2.a) dela Ley Orgánica ya calendada, acep-tando la indemnización por dañosmorales que había determinado laJuez de 1ª Instancia, pero que paraque se origine la pacifica difusión dela imagen es necesario el consenti-miento de la persona afectada. En laresolución del Supremo no hay refe-rencia alguna al art. 20.1.d).C) La tercera sentencia, nº

1.144/2008, se interpone contra ladictada por la Audiencia Provincialque rechazó la que en su día pronun-ciara el Juzgado de 1ª Instancia esti-mando la demanda planteada por losdenunciantes contra la revista, su di-rector y el redactor por intromisiónilegítima en su derecho al honor, acausa de la difusión de unas fotogra-fías, en agosto de 1998, en las queambos –pareja– aparecían totalmen-te desnudos en una playa. La entidadmercantil titular de la revista, y losco-demandados formularon recursoante la Audiencia que revocó la sen-tencia de instancia y desestimó la de-manda original tras razonar en el sen-

tido de que ambos demandantes sonpersonas de evidente y reconocidaproyección pública; y que el lugar enel que fueron tomadas las fotografíases claramente un lugar público. De-cía la Audiencia que “una playa sal-vo que sea de nudistas, circunstan-cia que por su destino le confiere unacierta privacidad digna de protección,nunca puede ser considerada un lu-gar privado por más que su ubica-ción tenga un difícil acceso y sea po-co frecuentada, pues estas circuns-tancias no son condicionantes y de-terminantes de la intimidadpersonal,de manera que en lugares públicoscualquier personaje público está ex-puesto a que su imagen pueda ser to-

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Con la protecciónconstitucional de la imagense preserva no sólo el poderde decisión sobre los fines alos que hayan de aplicarselas manifestaciones de lapersona a través de laimagen, sino también unaesfera personal y, en estesentido, privada, de libredeterminación

mada y luego reproducida en cual-quier medio informativo”. Los de-mandantes de casación fundamenta-ron su petitium en dos cuestiones:1º La playa como lugar público. El

Tribunal Supremo rechaza la inter-pretación de la Audiencia que veníaa estimar que el derecho a la imagende los recurrentes no resulta en elcaso merecedor de protección por elhecho de que las fotografías fuerancaptadas en un “lugar abierto al pú-blico”, por considerar que “la inter-pretación que ha de merecer la ex-cepción de hallarse la persona foto-grafiada en un lugar abierto al públi-co ha de ser finalista y no meramen-te literal, como parece sustentar laAudiencia en su sentencia hoy recu-rrida. A este respecto no cabe enten-der como lugar abierto al público to-do aquel al que cualquier personapueda tener acceso en un momentodeterminado –como, en este caso,una playa recóndita–, sino el que re-sulta de uso normal por una genera-lidad de personas que acceden a élfuera del ámbito estricto de su vidaprivada y que comporta que, en talsupuesto, la persona pública, despo-jada en tal caso de su derecho a dis-poner de la propia imagen, haya desoportar simplemente las molestiasque pueda causarle la captación y re-producción de su figura física sin suconsentimiento pero no, desde lue-go, el daño notorio causado por si-tuaciones como la enjuiciada que,además, en absoluto, guardaría pro-

porción alguna con un supuesto in-terés informativo de muy difícil jus-tificación en el caso presente”.2º. Derecho a la propia imagen.

Señala el Tribunal, rechazando la in-terpretación dada por la Audiencia,que “éste se configura como un de-recho de la personalidad derivado dela dignidad humana y dirigido a pro-teger la dimensión moral de las per-sonas, que atribuye a su titular underecho a determinar la informacióngráfica generada por sus rasgos físi-cos personales que puede tener difu-sión pública. La facultad otorgada poreste derecho, en tanto que derechofundamental, consiste en esencia enimpedir la obtención, reproduccióno publicación de la propia imagenpor parte de un tercero no autoriza-do, sea cual sea la finalidad –infor-mativa, comercial, científica, culturaletc.– perseguida por quien la capta odifunde. Con la protección constitu-cional de la imagen se preserva nosólo el poder de decisión sobre los fi-nes a los que hayan de aplicarse lasmanifestaciones de la persona a tra-vés de la imagen, sino también unaesfera personal y, en este sentido, pri-vada, de libre determinación; en su-ma, se preserva el valor fundamen-tal de la dignidad humana. Se pre-tende con este derecho que los indi-viduos puedan decidir qué aspectosde su persona desean preservar de ladifusión pública, con el objetivo degarantizar un ámbito privativo parael desarrollo de la propia personali-

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dad ajeno a cualquier injerencia ex-terna. El derecho a la propia imagen,como cualquier otro derecho, no esun derecho absoluto, su contenido seencuentra delimitado por el de otrosderechos y bienes constitucionales. Ladeterminación de estos límites debeefectuarse tomando en consideraciónla dimensión teleológica del derechoy por esta razón debe salvaguardar-se el interés de la persona en evitarla captación o difusión de su imagensin su autorización o sin que existancircunstancias que legitimen esa in-tromisión. Como ocurre cuando lapropia –y previa– conducta de aquelo las circunstancias en las que se en-cuentre inmerso justifiquen el des-censo de las barreras de reserva pa-ra que prevalezca el interés ajeno oel público que puedan colisionar conaquel”. Razones éstas por las que serechaza también el motivo alegado.Con independencia de otras cues-

tiones, tales como el tiempo transcu-rrido para la resolución de los litigios–entre 9 y 14 años–, a pesar de quepor la importancia de los derechosfundamentales en juego la Constitu-ción dispone que la tutela judicial se-rá tramitada por un procedimientobaso en los principios de preferenciay sumariedad (art. 53.2), y con la cau-tela necesaria de la firmeza de estasresoluciones que pueden ser recurri-das en amparo ante el Tribunal Cons-titucional y, en su caso, el TribunalEuropeo de Derechos Humanos, eslo cierto que las cuestiones referidas

a los derechos fundamentales reco-nocidos y protegidos en el art. 20. 1a) y d) tan sólo se han valorado, fren-te a los derechos que garantiza el art.18.1, en la STS 1.050/2008, con el re-sultado de la prevalencia de la liber-tad de comunicación. En las otrasdos, la norma objeto de estudio, in-terpretación y aplicación es la Ley1/1982, de Protección Civil al Honor,que desarrolla el susodicho art. 18.1de la CE, no siendo posible ni el es-tudio, aplicación o interpretación deley alguna referida a las libertades delart. 20.1 a) y d) por, y a pesar de laprotección que anuncia el preceptoconstitucional, no existir en nuestroordenamiento jurídico. �

El derecho a la propiaimagen, como cualquierotro derecho, no esun derecho absoluto,su contenido seencuentra delimitadopor el de otros derechosy bienes constitucionales.

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Los que estudian los mediosde comunicación (y los quelos hacen) son conscientes deque la primera, obvia y bru-

tal barrera para contar las cosas “taly como son” está en las limitacio-nes de espacio y tiempo, para con-tar en 1.000 palabras de una piezaescrita, o en 90 segundos –con suer-te tres minutos– de una pieza ra-diofónica o televisiva, la informa-ción relevante sobre cualquieracontecimiento de mediana impor-tancia. A esto habría que añadir,claro, las limitaciones de espacio ytiempo para recopilar los datos conlos que se construyen las piezas.Tanto unas como otras dificultan latarea del periodista, obligando a re-cortar, simplificar y reducir a una

mínima expresión historias que enprincipio parecerían requerir mástiempo o espacio. La doble maldi-ción de la brevedad y de la premu-ra pesa así sobre las cabezas de losperiodistas, de manera consustan-cial a su trabajo, y podría decirseque tal vez una gran parte delaprendizaje de la profesión consis-ta precisamente en desarrollar lacapacidad de superarla, contandocon gran concisión historias com-prensibles, con todos los elemen-tos clave, elaboradas a la carrera.Esta doble presión está en el ori-

gen también de algunos de los vi-cios más conocidos de las redaccio-nes. Uno de los más patentes es elllamado periodismo de declaraciones:basta que un personaje público de

BUENA PRENSAJOSU MEZO

Prensa, credulidady 'preriodismo'

Josu Mezo es profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y editor demalaprensa.com ([email protected]).

��� Buena prensa

cierta notoriedad diga algo medio-relevante para que se convierta ennoticia. Para el periodista apremia-do (es decir, para todo periodista),la declaración es un regalo al quees difícil resistirse. Prácticamente,no hay que hacer nada. La noticia“habla por sí misma” (nunca mejordicho). La degeneración de estapráctica se produce cuando el man-damás de turno ni siquiera ha di-cho nada levemente novedoso, si-no que ha repetido algo ya archi-sabido, como que piensa qué em-presa es estupenda, que su gobier-no es magnífico, o que el partidocontrario es lo peor. Y, sin embar-go, ciertas rutinas periodísticas asu-men que si la persona en cuestiónocupa una posición de fama o po-der, sus palabras pueden (qué digopueden, ¡deben!) recibir coberturacomo si fueran noticias.Si las declaraciones son progra-

madas con anterioridad, estamos yaante la satisfacción plena del perio-dismo perezoso. Como es viernes,hoy hay rueda de prensa del Con-sejo de Ministros, y, por tanto, yatenemos un rato del programa denoticias cubierto; y si es domingo,tenemos mitin del presidente (algodirá); y si es... cualquier día tenemosla rueda de prensa de los futbolis-tas del equipo local, que nos dan,entre citas y comentarios, para 10minutos de programa deportivo (pe-ro eso ya se sale tal vez del perio-dismo para entrar en el mundo del

espectáculo). Evidencia anecdóticamehace pensar que estas prácticas es-tán más arraigadas en España queen otros países. Por ejemplo, haceunos años un periodista sueco enIsrael me contaba que a menudo,cuando charlaba con sus colegas es-pañoles al acabar la jornada y se re-lataban sus éxitos o fracasos del día(importantes, ya que cobran por pie-za), él les confesaba que no habíaconseguido colocar nada, mientrasque los españoles le contaban queellos sí habían podido publicar unapieza sobre, por ejemplo, las últi-mas declaraciones de Arafat. “¡Perosi no ha dicho nada nuevo!”, les de-cía él. “Ya, pero a nuestros periódi-cos no les importa” era la respues-ta satisfecha de los españoles.

Hipertrofia de las fuentesTan extendido o más como el perio-dismo de declaraciones está el pe-riodismo de nota de prensa que sa-tisface las mismas necesidades: con-tenido rápido y listo para ser publi-cado sin apenas retoques ni añadi-dos. Ambos estilos periodísticos sonademás producto de otra desviacióndel buen hacer periodístico menosobvia, pero también importante,que es la excesiva confianza en lasfuentes, que tal vez podríamos lla-mar totemización o hipertrofia delas fuentes. Frente a la máxima pe-riodística de que sólo se debe publi-car lo avalado por (varias) fuentes fia-

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bles, esta desviación consistiría encreer (o actuar como si se creyese)que cualquier declaración o nota deprensa generada por una fuente conautoridad es de por sí una noticia,y por tanto ha de ser publicada (unadesviación inversa es la negativa apublicar nada que no venga avala-do por una fuente de confianza, aun-que el propio periodista pueda com-probar por sus medios si lo que ledice la fuente es o no cierto).A ello se añade otro fenómeno,

que es la creencia de que todo lo quees noticia ha de ser publicado dema-nera rápida, urgente, porque las no-ticias, si no se publican rápido, pier-den su interés. Pero esto sólo se de-bería aplicar a algunas noticias: loshechos inesperados o no previstos,o los que a pesar de serlo contienenelementos de incertidumbre y se re-fieren a verdaderos acontecimien-tos (resultados de elecciones, decompeticiones deportivas, votacio-nes parlamentarias, cumbres políti-cas internacionales). Pero una rue-da de prensa para presentar un es-tudio, o un nuevo proyecto de unaempresa, no tiene ninguna urgen-cia. Puede ser publicada hoy o ma-ñana, y el interés para el lector uoyente será básicamente el mismo.Y, sin embargo, una serie de reglasno escritas parecen ordenar, en pri-mer lugar, que la noticia debe salirlo más rápido posible, de forma queel periodista no puede ver el infor-me y formarse su propio juicio, si-

no que ha de depender de lo quedestaquen los que lo presentan, dán-doles un magnificado poder paracontrolar no sólo la agenda, sino elcontenido de las noticias; en segun-do lugar, que de cada estudio o in-forme sólo se habla una vez, el díade la presentación, y en particularde los puntos destacados por los pro-pios autores, según su criterio deimportancia, en la nota y la ruedade prensa, porque aunque ese infor-me contenga mucha más informa-ción, que podría dar para varias pie-zas muy jugosas, tras la primera in-formación ha dejado de ser noticia;y en tercer lugar, peor aún, que sino se publica o difunde el día en quese produce la nota o la rueda deprensa (por ejemplo, porque unacontecimiento importante acaparetoda la atención de los medios esedía), ya no saldrá. Y así, la rutina vo-raz del día a día impide que se pu-bliquen potenciales piezas de graninterés, simplemente porque elevento que las generó se produjo unpar de días antes, y ya fue reflejadopor otros medios. En su lugar, sinembargo, se pueden contar historiasmucho menos trascendentes, peroque son del día. Se trata, me temo,de una pérdida considerable de pers-pectiva sobre las prioridades del pú-blico.Este síndrome de la celeridad, es-

te deseo de difundir todo lo que secuenta con urgencia, como si fuerauna primicia, es probablemente, de

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nuevo, una distorsión o exageraciónde una práctica virtuosa, que es lade contar al público las noticias tanpronto como es posible, y a poderser antes que la competencia. Pre-cisamente una de las cosas que meha llamado la atenciónen mi relación con pe-riodistas en los últimosaños, y que como lectortal vez no imaginaba, esla, a mi juicio, desmesu-rada atención que pres-tan a lo que hacen losmedios competidores. Elritual diario de leer alllegar a la redacción losdemás periódicos, paraver qué han contado, enqué posición, con quélongitud, se traslada a laconstante monitoriza-ción de los programasde noticias ajenos, o so-bre todo de las páginasweb. Y la suposición deque los lectores hacen lomismo (no con los pe-riódicos en papel, perosí tal vez en Internet) re-fuerza el deseo de primar la veloci-dad sobre la calidad o la profundi-dad de los contenidos.La excesiva confianza en las

fuentes con autoridad como origende noticias tiene otros efectos per-niciosos derivados, cuando se ex-tiende no ya a expresión de opinio-nes, sino a los hechos mismos. Ve-

amos algunos ejemplos. No es in-frecuente que los relatos policialesde las fechorías de los detenidos se-an tomadas a pies juntillas por losmedios de comunicación, que losreproducen sin mayores cautelas, y

amenudo olvidan subra-yar la condición de sos-pechosos de los deteni-dos, y presentan lo queson meras acusacionescomo hechos ciertos. Es,en cierto modo, com-prensible que los cuerposde seguridad disfrutende una cierta presun-ción de veracidad, perohay dos cautelas impor-tantes que no deberíanolvidarse. Primera, que co-mo todo profesional,también los policías,guardia civiles, ertzainaso mossos pueden caer enla tentación de magnifi-car sus logros, por unamezcla de vanidad per-sonal, deseo de impre-sionar a sus jefes, o com-petencia entre cuerpos

policiales. Segunda, que en ocasio-nes es posible contrastar las afirma-ciones policiales con otras fuentesde información, o con la mera lógi-ca y las matemáticas.La credulidad se extiende a ve-

ces a los propios sospechosos cuan-do alardean de la magnitud de susactividades, de la sofisticación de

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La excesivaconfianza en lasfuentes conautoridad comoorigen de noticiastiene efectosperniciososderivados, cuandose extiende no yaa expresión deopiniones, sino alos hechos mismos

sus planes, o del poder de sus re-des. Debe de ser un efecto de la ab-sorción en la imaginación popular(y periodística) de los mitos nove-lescos o cinematográficos sobre losmalvados inteligentísimos. El casomás divertido que recuerdo, ya an-tiguo, fue el relacionado con unasfamosas declaraciones de Luis Ma-ría Anson en 1998 sobre la supues-ta conspiración entre periodistas pa-ra derribar a Felipe González, en lasque hablaba de que aquel grupo ha-bía “rozado la estabilidad del pro-pio Estado”. Aparte de lo oscuro dela frase, impropia de un académi-co, que podemos atribuir a la im-provisación del lenguaje oral, o talvez a la impericia de quien trans-cribió sus palabras, lo gracioso fueque muchos medios tomaron esaconfesión como prueba suficiente deque efectivamente aquella conjurahabía realizado actividades inconfe-sables o ilícitas. No hay que olvidarque entre los malos de las películasno hay sólo grandes estrategas. Tam-bién hay muchos fanfarrones.Pero la deferencia crédula hacia

la palabra de algunas fuentes ungi-das de especial autoridad se extien-de también hacia el futuro, atribu-yéndole un poder taumatúrgico. Es-to es lo que sucede en el caso de loque alguna vez he llamado el pre-riodismo, esto es, la conversión delanuncio por una autoridad de unadecisión futura (un plan, una ley, unnombramiento) en una noticia que

presenta ese acontecimiento comoya sucedido. Así, por ejemplo, en Es-paña, es normal que titulares y no-ticias den una ley o una medida poraprobada y decidida tres o cuatroveces (cuando el Gobierno la anun-cia, cuando el Consejo de Ministrosla envía a las Cortes, cuando laaprueba el Congreso, y finalmentecuando la vuelve a aprobar el Sena-do). Los lectores pueden quedarmuy confundidos (“¿pero esto no lohabían aprobado ya?”). Con suerte,si el proceso legislativo acaba bien,la confusión será sólo temporal. Es-te suele ser el caso en España, don-de la férrea disciplina partidaria ylos pactos parlamentarios permitennormalmente que los anuncios delos gobiernos se conviertan final-mente en leyes de contenido muysimilar o idéntico.Pero en otros sistemas políticos

los resultados de los procesos legis-lativos suelen ser mucho más in-ciertos, aumentando enormemen-te la probabilidad de que una ini-ciativa del Gobierno no se convier-ta en ley, o que lo aprobado poruna cámara sea rechazado o modi-ficado sustancialmente por la otra.Y, sin embargo, con frecuencia,nuestros medios olvidan esas posi-bilidades y aplican a otros paísesla plantilla aprendida en el siste-ma político español (lo que dice elGobierno va a misa), con resulta-dos desafortunados. Dos ejemplosilustran bien esta situación.

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��� Buena prensa

El primero es muy visible, perorelativamente intrascendente paranosotros. Se trata de las noticias,abundantísimas en los últimos me-ses (y siempre muy presentes), so-bre la política norteamericana. Su sis-tema político es sustan-cialmente distinto alnuestro: los partidos po-líticos no tienen apenasdisciplina interna, y susrepresentantes y senado-res votan libremente loque les parece; las doscámaras del Congresoson casi igualmente po-derosas y han de poner-se de acuerdo para apro-bar una ley; el presiden-te tiene que negociar conlos miembros del Con-greso, de su propio par-tido y del contrario, to-das las leyes, aunquetambién puede vetar lasque no le gusten; y mu-chos de los nombramien-tos presidenciales, inclui-dos los de los miembrosde su Gabinete (equiva-lente lejano al Consejo de Ministros)tienen que ser aprobados por el Se-nado. Y, sin embargo, nuestros me-dios informan a menudo sobre loque sucede allí con el patrón de lapolítica española. Y así, por ejem-plo, dan por nombrado para un car-go a quien ha sido solamente pro-puesto, antes de su ratificación por

el Senado, lo cual, como acabamosde comprobar con el primer Gabi-nete del presidente Obama, es cla-ramente precipitado (y todavía,cuando un candidato renuncia a sernombrado, algunos medios hablan

de su dimisión). O danpor aprobada una leycuando recibe el vistobueno de una de las doscámaras, lo cual, al con-trario que aquí, en abso-luto garantiza que sea fi-nalmente aprobada enlos mismos términos yen breve plazo.El segundo ejemplo,

mucho más importanteporque nos afecta direc-tamente, es el de laUnión Europea, un sis-tema político peculiaren el que la capacidadlegislativa está divididaentre la Comisión Euro-pea (que normalmenteescribe los proyectos delegislación) y el Conse-jo de la Unión Europea(la representación de los

gobiernos) y el Parlamento, que sonlos que finalmente aprueban las di-rectivas y reglamentos, aunque elpoder relativo de cada uno de losdos órganos es distinto según el ti-po de norma de que se trate. Dadasu composición y forma de elec-ción, no hay nada que garanticeque el Consejo y el Parlamento es-

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Más preocupantees que sereproduzcan,como si de cosahecha se tratase,anuncios degastos, planes oactividadesgubernamentaleso empresariales,todavía en estadoembrionario

tén siempre de acuerdo. Y, sin em-bargo, nuestros medios se olvidana menudo de ello y así, por ejem-plo, titulan a cuatro columnas que“la UE permite extender la jornadalaboral hasta las 65 horas semana-les” cuando esa extensión la habíaaprobado aún sólo el Consejo (y fi-nalmente quedó en nada por la opo-sición del Parlamento Europeo). Elpreriodismo, en este caso, no tienesimplemente el efecto de anticiparuna noticia, sino el muchomás gra-ve de dar por cierta y aprobada unalegislación que aún está en trámi-te. Aún más notorio es el olvido deque todos los cambios en los trata-dos constitutivos de la Unión, trassu aprobación por el Consejo Euro-peo (la reunión de jefes de Estadoo de Gobierno) han de ser ratifica-dos por los parlamentos de los paí-ses miembros, y en algunas ocasio-nes por referéndum de los ciuda-danos. Ni todos los parlamentos nitodas las opiniones públicas son tandóciles como las españolas, comoya hemos comprobado repetida-mente. Y, sin embargo, algunos delos medios más importantes denuestro país no pudieron resistir latentación preriodística y titularon atoda plana, en junio de 2004, que“Europa ya tiene Constitución”.Aún la estamos esperando.Pero el preriodismo no se extien-

de sólo a la aprobación de nombra-mientos o leyes. Se manifiesta tam-bién en anuncios más o menos fir-

mes de actividades gubernamenta-les futuras (obras públicas, ayudas,programas de actuación). El casomás obvio, y tal vez más benigno,porque ya estamos todos curados deespanto, es el anuncio de las fechasen las que estarán terminadas algu-nas obras públicas especialmentesimbólicas (como las líneas de AVE).Más preocupante es que se reproduz-can, como si de cosa hecha se trata-se, otros anuncios de gastos, planeso actividades gubernamentales oempresariales, todavía en estadomuy embrionario. Y así, leo porejemplo estos días que el Gobierno“recorta el gasto en 15.000 millo-nes”, marcando con ese presente deindicativo tan rotundo lo que aho-ra mismo no es más que una ideamal perfilada. Lo mismo se podríaaplicar amuchas otrasmedidas con-tra la crisis anunciadas en los me-ses pasados, que se presentan comodecisiones tomadas o gastos realiza-dos, cuando no eran más que pro-mesas o ideas muy imprecisas. Locurioso es que esas listas de accio-nes están ahí, muy a mano, en losarchivos de todos los periódicos, queson ya prácticamente un bien co-mún, disponibles para permitir sa-brosos reportajes en los que la pren-sa dé rienda suelta a otro de sus ins-tintos, el del sabueso vigilante delpoder. ¿Hay que esperar a que alguien,tal vez de la oposición, haga unarueda de prensa para poder contar,por ejemplo, cuántos proyectos le-

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gislativos anunciados hace medioaño “para los próximos seis meses”han sido realmente presentados?

Afirmaciones no contrastadasFinalmente, lamano ancha con la re-petición de afirmaciones no contras-tadas de autoridades públicas se pro-duce también, asiduamente, respec-to a las consecuencias posibles de lasacciones y decisiones gubernamenta-les. Y así tanto las distintas líneas fé-rreas de alta velocidad, como los ae-ropuertos, las carreteras, las expos,las sedes de los campeonatos depor-tivos, las capitalidades culturales, losparques empresariales, los proyectosturísticos, se anuncian siempre conuna relación coste-beneficio neta-mente favorable para la región o laciudad que los recibe, calculada, va-ya por Dios, por las mismas autori-dades que están tratando de conven-cer a la población de la bondad de lapropuesta, y sometida casi siemprea un escrutinio muy somero por par-te de los medios. Esto es en partecomprensible, porque no siempre es-tá al alcance del periodista de a pieponer en cuestión complejas proyec-ciones económicas. Pero otras veceses más fácil. Las propias notas deprensa dan pistas para detectar el fa-rol, cuando estiman gastos mediospor visitante astronómicos (como los1.400 euros por persona que estima-ba el Ayuntamiento de Sevilla que sedejarían los espectadores de la Copa

Davis, hace unos años), o aplican fac-toresmultiplicadores del empleo des-orbitados (en Barajas, por ejemplo,se ha llegado a publicar que 42 mi-llones de viajeros anuales generaban225.000 empleos directos e indirec-tos; lo que sale a un empleo genera-do por cada 187 pasajeros transpor-tados). Con un poco de ingenio, unacalculadora, y alguna búsqueda porInternet sobre los efectos reales me-didos en otros lugares, se podría des-tapar algún que otro bluf sin dema-siada dificultad. Más complicado esimaginar ex-ante los déficit de ejecu-ción de leyes como las de la depen-dencia o la violencia de género. Pe-ro sí sería al menos deseable trasla-dar al público desde el principio elescepticismo sobre las promesas, y es-tar muy pendientes de todos los in-dicios de incumplimientos.En fin, todos sabemos que los po-

derosos cuentan por su propio cargocon plataformas privilegiadas paratrasladar a la opiniónpública sus pun-tos de vista. Es parte del juego políti-co de una democracia, y es lógico queasí sea. Pero sería bueno que los me-dios estuvieran siempre alerta parano hacerles la tarea demasiado fácil.La clásica pregunta “usted cómo losabe” serviría en muchos casos paradesmontarmilongas. También es par-te del juego que los quemandan sien-tan en sus cuellos el aliento de la opi-nión pública vigilante y eso no pue-de suceder si losmedios no ponen to-do su empeño en ello. �

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TE

Félix Bahón es periodista, profesor de Periodismo Digital en la Universidad Carlos IIIde Madrid y bloguero (www.felixbahon.com).

TENDENCIASFÉLIX BAHÓN

La revista de prensase transformay crece en la RedRobin Good pronosticaba a princi-pios de este año que el newsmaste-ring será uno de los distintivos delas novedades periodísticas en 2009.Para este experto en nuevos mediosun newsmaster es un periodista digi-tal que se encarga de seleccionar losartículos más interesantes que ras-trea por la Red para servirlo a con-tinuación en forma de alerta de no-ticias, siempre con enlace al mediooriginal. No es ni más ni menos queuna versión evolucionada de la re-vista de prensa tradicional o unatransposición del zapping televisivoal periodismo digital.

Parece que Good ha acertado; yahan aparecido en España dos impor-tantes ejemplos de esta forma deservir la información aún poco uti-lizada en nuestro entorno: la sec-

ción Hagoclic.com de La Vanguardia,una selección diaria de enlaces deactualidad, y El Selector de Soitu.es,con lo más interesante de lo queaparece en la Red.

Además, Lainformación.com, unmedio dedicado exclusivamente a laagregación de noticias está a puntode ver la luz. Detrás de este proyec-to está Mario Tascón, ex director dela edición digital de El País, apoyadofinancieramente por un grupo de exdirectivos de Recoletos.

Lainformación.com quiere convertir-se en el medio digital de referenciaen la red de habla hispana. Y paraello echarámanos del newsmastering.El planteamiento inicial del medioresulta novedoso en nuestro entor-no: acudir a las fuentes medianteprocesos mecanizados por progra-mas informáticos, pues éstos simpli-fican y hacen más eficiente el pro-ceso informativo.

Los robots informáticos suponenun paso importante en la actualiza-

��� Tendencias

ción de los datos, pues se trata demáquinas que aprenden, gracias ala intervención de expertos y pue-den desarrollar el pesadísimo traba-jo de recopilación y estructuraciónde la información. Los periodistas seenfrentarán así con tres tipos de con-tenidos: por una parte, con los ela-borados por profesionales y, porotra, con los producidos por los in-ternautas no profesionales y los ge-nerados pormáquinas. La liberaciónde labores básicas que supone estemétodo promete, al menos sobre elpapel, más tiempo para investigar,profundizar en las historias y pre-sentárselas ordenadas al usuario fi-nal. La expectativa creada es alta.

El equipo fundador ha dejado re-flejada su experiencia diaria en unblog, 233grados.com (nombre alusivoa la temperatura en la que el papelempieza a arder espontáneamente):“Poco a poco, nos fuimos dandocuenta además de que si conseguía-mos enseñar a las máquinas podía-mos revolucionar la forma de hacerperiodismo en la Red. Ya no iba ahacer falta tener un equipo de pe-riodistas picando teletipos. La actua-lización sería automática y, por fin,los profesionales podrían dedicarsea buscar noticias. Por otra parte, con-seguíamos cumplir uno de nuestroscompromisos: practicar el periodis-mo de enlaces”.

El newsmastering ayuda a resolveralgunos de los problemas produci-dos por la sobreabundancia de in-

formación en la Red, donde canti-dad no significa calidad. Distinguirlo mejor en el enjambre digital ca-da vez requieremás tiempo. Es prác-ticamente imposible estar al tantode todo. Y, aunque ya existen agre-gadores automáticos bastante efi-cientes para filtrar y servir noticiassobre un tema determinado, nadiemejor que un profesional de la in-formación para proporcionar el úl-timo acabado. Para Robin Good seconforma un nuevo rol para perio-dista en internet, el de news-jockeys,o disc-jockeys de la noticia.

Otra consecuencia del newsmaste-ring es que el del medio deja de serpercibido como una unidad. La ca-becera pierde peso y deja paso a otraforma de entender el mensaje. Aho-ra se recibe fragmentado, al estilodel zapping, deconstruido por losagregadores de noticias y reconstrui-do por los usuarios, quienes confor-man su propia narrativa.

El periodista está obligado a com-prender y manejar estos novedosos‘contratos de lectura’ porque nece-sitamos editores y news-jockeys que dis-tingan lo importante de lo superfi-cial. En la Red hay mucha informa-ción clonada y sólo un especialistadistinguirá un buen original de unamala.

Se trata de otra forma novedosade periodismo basada en los resul-tados de un algoritmo de búsqueda.En realidad, es una evolución de latradicional revista de prensa pasa-

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das por el tamiz de Internet. Comodice Good, no sirve de nada que losprofesionales nieguen el empuje dela tecnología. Tampoco parece razo-nable intentar competir con la má-quina. Ella tiene todas las de ganarcuando se trata de producir en can-tidad y en precio. Pero si hablamosde calidad, de imaginación y de vi-sión crítica, el buen periodista segui-rá siendo necesario.

Fuente: www.masternewmedia.org

La BBC mira a otrosmedios para contarchismesEl periodismo ha sufrido más cam-bios en los últimos 10 años que entoda la segunda mitad del siglo pa-sado. Y el proceso continúa acelera-do. Un ejemplo de la rapidez con quese desencadenan los acontecimien-tos en este campo lo acaba de darla venerada BBC, unmedio quemar-ca el camino en todas sus platafor-mas, no sólo en televisión. Su pági-na web ofrece, en principio a modode prueba durante tres meses, unaaplicación informática (widget) paradar cuenta pormenorizada de los ru-mores que circulan sobre el merca-do futbolístico.

Puede sorprender a primera vis-ta la atención de un medio estataltan serio a chismes y noticias sin

contrastar, aunque se publiquen ba-jo la coartada de que lo dijeron otros.No obstante la novedadno radica aquí,pues Football Gossip ya es desde hacetiempo una de las columnas más vi-sitadas de la sección digital de De-portes. Lo más sorprendente de lanueva aplicación, aparte de que laBBC da facilidades para instalarlo co-mo una ventanamás en blogs ajenosa la cadena, es que incluye artículosde otros medios.

Parece que han escuchado losconsejos de Jeff Jarvis, el gurú delperiodismo, que predica desde su fa-moso blog BuzzMachine que los perio-distas deben dedicarse a lo que sa-ben hacer y enlazar con el resto. Pa-ra Jarvis es un error y una sangríade medios económicos y humanosintentar, como han hecho los me-dios tradicionales durante años, lle-gar por sí mismos a toda la infor-mación en todos los sitios posibles.

Fuentes: http://news.bbc.co.uk,www.buzzmachine.com

¿La falta de innovaciónes el problema?Los periodistas nos hemos anquilo-sado, repetimos esquemas aprendi-dos hace mucho tiempo y ofrece-mos a nuestros lectores y audien-cias el mismo producto. Y nadacambia cuando se traslada al esce-nario de Internet. Esto es algo im-

��� Tendencias

pensable en cualquier otra indus-tria, pero en periodismo los princi-pios son inamovibles. ¿Tiene queseguir siendo así realmente? El in-fluyente periodista italo-argentinoPablo Mancini se lamenta de ellodesde su blog: “Se nos pide lo mis-mo que hace 50 años, pedimos lomismo que hace 60 y ofrecemos lomismo que hace 100”, afirma.

Son muy pocas las cabeceras queaportan novedades. Mancini señalaque esta inmovilidad de medios yprofesionales es lo que hace que des-taquen experiencias de ‘nuevo pe-riodismo’ como la Interactive News-room Technologies del New York Ti-mes, un laboratorio de ideas que re-úne a un grupo de profesionalesmuy relacionados con las nuevas tec-nologías y que ha dado como resul-tado algunas interesantes herra-mientas de visualización online dedatos. Una de las más celebradas esla que ofrece información casi al mi-nuto sobre la labor de los legislado-res estadounidenses en ambas cá-maras. Los votos de cada diputado ysenador aparecen en pantalla juntoa mucha información adicional y lahistoria general de las votacionesrealizadas en los últimos años.

Mancini lo considera un serviciode transparencia informativa desco-nocido hasta el momento y una de-mostración de cintura en un mo-mento en el que se necesita inno-var y dar soluciones diferentes.

Fuente: www.amphibia.com.ar/

Un concepto novedosode gratuitoPese a los agoreros, no será fácil de-cirle adiós al papel. Los nuevos sis-temas de impresión facilitan pro-puestas tan sorprendentes como lade convertir en un semanario gra-tuito las entradas de diversos blogs.The Printed Blog (El blog impreso) es elnombre de la cabecera que acaba denacer en Nueva York y, durante al-gún tiempo, se concentrará sólo enlos barrios de esta ciudad. Más ade-lante tiene previsto expandirse porChicago y San Francisco.

Se trata de un proyecto modes-to, pero sorprendente en su concep-to y en su diseño, más cercano al as-pecto que ofrecen los blogs en la pan-talla de ordenador que al de un dia-rio tradicional. Con una reducida ti-rada de 2.600 copias, el contenidose presenta en cuatro páginas de for-mato tabloide a dos columnas. Suconfiguración es tan sencilla que lepermite prescindir de los grandesgastos de producción y minimizarlos de edición y distribución.

Trescientos blogueros, algunosmuy conocidos en Estados Unidos,como Daily Kos, y otros muy cen-trados en la información hiperlo-cal, y por tanto con informaciónprivilegiada y de primera mano,prestarán los contenidos que pu-blican en la Red a cambio de una

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participación en los beneficios pu-blicitarios.

El New York Times informa de quela primera edición del semanarioha contado con 15 anunciantes. Conel fin de evitar los gastos en gran-des imprentas, son los propios dis-tribuidores quienes imprimen ensus casas los ejemplares y lo repar-ten en barrios predeterminados delas grandes ciudades. El coste porpágina se calcula que rondará los22-35 centavos de dólar.

Sin duda, una vía inexploradapara emprendedores con pocos re-cursos y muchas ganas de publicarrevistas, boletines y periódicos lo-cales.

Fuente: www.nytimes.com

¿Y si desaparecela sección de Deportesdel diario?Desde el 14 de febrero, Financial Ti-mes ha dejado de publicar informa-ción sobre deportes. En realidad lasección ya había sufrido un granrecorte en abril de 2007, cuandoquedó reducida a una página y re-legada a la edición del sábado. Noobstante, la medida plantea algu-nas reflexiones. Una sección de de-portes supone un gasto importan-te en personal, equipos sofistica-dos, viajes, cierres retrasados y cam-

bios de páginas a última hora, co-mo declara el propio diario en elaviso de cierre. Se entiende que eldeporte resulta superfluo en unacabecera de ámbito financiero, al-go que no casa con la filosofía delback to basics (retorno a lo básico)que predica Financial Times en suspáginas. Lo esencial como fórmulapara afrontar la crisis.

A raíz de esta noticia, el blog Pa-per Papers se plantea el sentido dela sección de Deportes en un me-dio impreso generalista. Incluso vamás allá y se atreve a preguntarsequé sucedería si los diarios no lle-varan información deportiva. Al fi-nal, su propuesta no es tan drásti-ca como el planteamiento. La con-clusión no pide eliminar los depor-tes en el diario, sino reducirlos aun columnista. Y cuando se tratede un asunto local y se tenga la cer-teza de que ningún otro medio ha-blará de ella, cubrir esa informa-ción, por supuesto. En caso de quele ocurra algo reseñable a un de-portista, la solución es llevar la in-formación a otras secciones, comoSociedad o Vida.

Según Paper Papers, los lectoresque, desencantados, dejen de com-prar el periódico regresarán ense-guida y, si no, las bajas definitivasserán compensadas por el ahorro. Setrata, sin duda, de un planteamien-to extremadamente polémico.

Fuentes: www.ft.com,http://paperpapers.blogspot.com

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—ABRIL DE 2009—123

��� Tendencias

Twitter comoherramienta periodísticaen emergencias

El ataque terrorista a Bombay y lasinundaciones del Sur de Brasil delaño pasado marcaron un momentode inflexión en la forma en que elperiodismo mira a Twitter, el siste-ma de microblogging que, según unestudio de la empresa de marketingen Internet Hub Spot, ha crecido un600% en 2008. El aterrizaje forzosodel avión en el río Hudson ha su-puesto este año la confirmación co-mo fenómeno informativo.

Para acercar el tema a quienesaún no lo conozcan, Twitter es unaaplicación web cuyo nombre sig-nifica gorjeo. En realidad se tratade una mezcla de blog, red socialy mensajería instantánea que nopermite más de 140 palabras porentrada.

Medios como The New York Times,The Guardian, Forbes y CNN han da-do cuenta de la gran demostraciónde que Twitter como herramientaperiodística en la tragedia de Bom-bay el 27 de noviembre pasado. Losmensajes cortos que enviaron lostestigos resultaron decisivos paralos informadores que no podíanacercarse a los muchos puntos enque estallaron bombas. Otros me-dios sociales, como Flickr y YouTu-

be, que suministraban imágenes, sesumaron al coro informativo. Tam-bién Wikipedia, donde se compilóy sintetizó la información práctica-mente en tiempo real. Mientras, enlas televisiones se ofrecían una yotra vez las mismas imágenes y secontaba la misma historia a una au-diencia ávida de más información.

También se han oído voces crí-ticas desde los medios contra Twit-ter. Muchos señalan que se tratade una fuente caótica y absoluta-mente falta de credibilidad, en laque resulta difícil separar grano ypaja. Un usuario que se acerque aTwitter sin conocimiento previocorre el riesgo real de no encon-trar lo que busca. Sin embargo, suspartidarios reclaman atención pa-ra un fenómeno informativo queno por novedoso y diferente sepuede ignorar. Es importante tenerfuentes primarias que, en momen-tos de emergencia, relatan sus im-presiones justo desde el puntodonde se produce la noticia y es-tán dispuestas, incluso, a aportarfotos y vídeos de lo sucedido.

El blog Tidbits del Poynter Insti-tute, uno de los centros de forma-ción de periodistas más prestigio-sos del mundo, publicó una guía pa-ra seguir los ataques en estos me-dios sociales. Gracias al servicio demapas de Google se podían obser-var los puntos de la ciudad ataca-dos, con la ubicación exacta de mo-numentos y edificios señalados, se

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mostraban enlaces a las noticias yrelatos de testigos oculares.

En realidad, no se trató de unfracaso del periodismo tradicional,sino de un éxito de las redes socia-les. Una legión de informadoresocasionales aportando informaciónde desigual interés es algo a lo queel periodista profesional no estáaún acostumbrado.

Las inundaciones del Sur de Bra-sil, con más de un centenar de de-saparecidos y 2.000 desplazados,volvieron a demostrar la utilidadde esta herramienta en situacionesde crisis. Los afectados de la ciu-dad de Santa Catarina iban narran-do los destrozos del agua y, a la vez,colgaron vídeos en YouTube. Flickrfue, de nuevo, un buen banco pa-ra las imágenes de la tragedia.

También utilizaron Twitter, des-de donde se esforzaron por dar aconocer las zonas de mayor riesgo,especialmente barrancos, donde seprodujeron la mayor cantidad devíctimas. Los periodistas no podíanacceder a la zona, pero contaronuna vez más con la información di-recta de los afectados.

Los últimos accidentes aéreoshan dado más pruebas y argumen-tos para el debate. El 20 de diciem-bre, MikeWilson escribió en su mó-vil y colgó en Twitter: “Mierda, aca-bo de tener un accidente aéreo”. Via-jaba como pasajero en el Boeing 737-5000 del vuelo 1404 de Continentalestrellado en Denver (Colorado).

La foto del avión sobre el ríoHudson el 16 de enero pasado sa-lió también de Twitter. Janis Krums,la colgó desde su iPhone 34 minu-tos después del amerizaje forzoso.Junto a la imagen puede leerse sumensaje: “Hay un avión en el Hud-son. Estoy en el ferry que va a reco-ger a la gente. Una locura.”

El interés suscitado entre pe-riodistas es tal que se ha acaba decrearse ReportingOn, un servicio demicroblogging en el que se reúnenexclusivamente periodistas, y queya cuenta con más de 1.000 miem-bros registrados. El auspicio de laUniversidad de Tejas, a través delKnight Center para el Periodismo,ha permitido traducir al españollas preguntas más frecuentes ypermitirá desarrollar más funcio-nalidades de la página, que aúnse encuentra en fase de prueba.La pregunta principal, que enTwitter es ¿qué haces?, aquí seconvierte en ¿sobre qué estás es-cribiendo?

En Estados Unidos, Twitter se haconvertido además en la platafor-ma favorita de los jóvenes perio-distas. Es una vía para obtener pis-tas y primicias informativas en elámbito político, hasta ahora reser-vado exclusivamente a columnistasestrella con acceso privilegiado aciertos despachos.

Fuentes:Poynter.org, www.alleyinsider.com,http://reportingon.com

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��� Tendencias

La información local, unfuturo lleno de riesgosEl Wall Street Journal informa de quealmenos tres de los diez grandes pe-riódicos estadounidenses se hallanen procesos de crear alianzas con elfin de reestructurar sus secciones denoticias internacionales y, en algu-nos casos, las de nacionales. Paraello, recurren a la externalizaciónde dichas secciones. Se trata de unaestrategia dirigida a potenciar loscontenidos locales, una tendenciaimportantísima y a tener en cuentaen Internet. “La información locales más barata y más difícil de dupli-car en Internet”, explica RusselAdams, autor de la información.

Por su parte, Maureen Down, co-nocida columnista del New York Ti-mes, revela que un medio digital ca-liforniano, el Pasadena Now, ha des-pedido a sus siete empleados parareemplazarlos por seis trabajadoresindios. Según James McPherson, di-rector de la página web, “son másbaratos”. Ha utilizado el más puroestilo de deslocalización que ya ha-bíamos visto en los call centers de lasempresas de telefonía.

El tono de Down ha sobresaltadoa muchos, pues dibuja a JamesMcPherson como un pionero que seadelanta a su tiempo paramostrar elcamino a otros. Para la popular co-lumnista del Times, hablar con el edi-

tor ha sido como “visitar el futuro”del periodismo, que mira hacia el fe-nómeno glocal (término que reúne loglobal y lo local). ¿Habla de periodis-mo o de soluciones empresariales?

La deslocalización es una discuti-da forma de sacar partido a la globa-lización y a los avances tecnológicos,como señala Down. El riesgo es quela depauperada industria de los me-dios tome nota de lo que cobra unperiodista en la India, 7,5 dólares porcada 1.000 palabras. Muy poco si secompara con los 600-800 dólares se-manales que recibían los redactoresdespedidos del Pasadena Now.

Los reporteros indios, contrata-dos a través de anuncios en Inter-net, utilizan la red para estar en con-tacto con las autoridades locales dePasadena, situada a 10.000 kilóme-tros de su residencia. El correo elec-trónico les sirve para recibir notasde prensa y entrevistar a celebrida-des californianas.

El diario Metro, que se hizo eco delo publicado en NYT, refleja el mie-do de los periodistas americanos, quemiran con temor el experimento delPasadena Now. El gratuito se pregun-ta si puede convertirse en tendencia,trasladarse a España y contratar pe-riodistas latinoamericanos.

Los cambios que se están produ-ciendo en la información en los me-dios estadounidenses preocupan –ymucho– a los analistas en comuni-cación. La American Journalism Reviewha publicado una nota en la que aler-

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ta sobre la desaparición de los re-porteros que tradicionalmente cu-brían las noticias de política nacio-nal estadounidense. Son “una espe-cie en extinción”, dice mientras seextraña por la escasa cobertura quese ha dado a la toma de posesión delnuevo presidente Obama. Habíame-nos reporteros que en la transiciónClinton-Bush. Sin embargo, la reper-cusión que esosmismosmedios handado al evento ha sido mayor.

Que un sector tan competitivocomo es el de la prensa en EstadosUnidos esté redoblando su atenciónen las noticias de proximidad y aflo-je en otras secciones es algo que nopuede pasar inadvertido. La persis-tente caída de ingresos publicitariosy la huida de lectores hacia Inter-net, donde pueden informarse gra-tis, pueden explicarmuchas decisio-nes. No obstante, ningún estudiomuestra que el interés por las sec-ciones de política estatal o federalhaya decrecido.

Fuentes: www.nytimes.com,www.diariometro.es,http://online.wsj.com, www.ajr.org

‘Global Post’ se empeñaen la informacióninternacionalEl lanzamiento de Global Post,un ser-vicio gratuito de noticias en Inter-

net que cubre la información exte-rior, se produce en este contexto derecortes por parte de los medios es-tadounidenses de sus coberturas enel exterior.

Global Post quiere complementarsus ingresos con la venta de noticiasa los periódicos. No se trata de apa-recer como una nueva competenciapara las agencias, sino como un com-plemento de la información queellas ofrecen. Sus promotores creenque el ciudadano estadounidensemedio está más interesado en lasnoticias internacionales de lo quecreen los medios, por lo que es pre-ciso prestarles más atención. ElKnigth Center de la Universidad deTejas señala que algunos analistas cues-tionan el razonamiento. Es extrañoque los mismos diarios que han re-cortado su personal para sobrevivirentre apuros económicos sean capa-ces de costear un nuevo servicio denoticias. Por eso observa la faceta deservicio gratuito de noticias.

Además, en esta ocasión, la Redaparece como destino final para pro-fesionales con experiencia, porquemuchos de los 65 corresponsales deGlobal Post son ex periodistas del dia-rio New York Times, el semanarioNewsweek, la cadena CNN y otros im-portantes medios estadounidenses.Tendrán participación accionarial enla empresa, trabajarán distribuidosen 45 países estarán coordinadoscon las 15 personas de la sede deBoston (noreste de Estados Unidos).

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��� Tendencias

Aunque, en principio, todos los con-tenidos son gratuitos, habrá una ca-tegoría premium por la que habráque pagar 199 dólares anuales.

Fuente: http://knightcenter.utexas.edu

En ‘Spot Us’,los ciudadanos paganal reporteroEl Center for Media Change es unaorganización estadounidense sinánimo de lucro que se ha propues-to como fin el desarrollo del perio-dismo en la Red. Su última creaciónes Spot Us, una web experimental enla que los usuarios proponen un te-ma y, una vez que es aprobado, fi-nancian la investigación periodísti-ca. El trabajo ha de ser realizado porunprofesional independiente y lawebno puede aceptar publicidad.

El novedoso sistema de pago,bautizado como crowdfunding (finan-ciación por las multitudes) es ideade David Cohn, un californiano de26 años. Se le ocurrió al observar queBarack Obama consiguió batir todoslos récords de recaudación gracias apequeñas donaciones de votantes.También, en el cine hay experien-cias paralelas. Brave New Worlds,un estudio de Hollywood, busca fi-nanciación para sus películas entrelos internautas. Cohn piensa quecon este sistema se podría redescu-

brir el periodismo de investigaciónde verdadera calidad, algo que aho-ra apenas se hace.

El proceso real es el siguiente: unperiodista freelance propone un temay establece el precio que cree que de-bería cobrar por investigar la historiapropuesta. Los internautas a los queles gusta la idea hacen una pequeñadonación, pero el periodista no se po-ne manos a la obra hasta que no seha cubierto la cantidad establecida.

El reportaje pasa por las manosde un grupo de editores profesiona-les que revisa el texto y las fuentesutilizadas. Hasta que no cumple es-te requisito no puede ser publicadopara que puedan leerlo tanto los in-ternautas que contribuyeron comoel resto de los visitantes de Spot Us.Cuando el proyecto no alcanza sufi-ciente financiación, se devuelven lasaportaciones.

Aparte de la experiencia califor-niana de crowdfunding, ha surgidootra en la Universidad de Kennesaw,en el Estado de Georgia. Allí, el pro-fesor Leonard Witt lleva a cabo unainvestigación sobre los límites de es-te tipo de financiación en el perio-dismo local. Intenta averiguar si unapequeña comunidad de personasunidas por la cercanía o el interésen un mismo tema está dispuesta afinanciar un periodismo de calidad.Witt piensa que puede suceder si seles sabe involucrar en el proceso.

El lugar elegido para la investiga-ción es Northfield (Minnessota, EE

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UU), donde Bonnie Obremski cubri-rá desde este verano toda la infor-mación local a partir de julio de 2009en el blog LocallyGrownNorthfield.org.

Tanto el proyecto de Cohn comoel de Witt son de información local,aunque los dos consideran que elperiodismo financiado directamen-te por los ciudadanos tiene más po-sibilidades de éxito en un ámbitogeográfico más amplio. La propues-ta es un soplo de aire fresco en unescenario en el que la publicidad seretrae. El crowdfunding plantea unafórmula válida de financiación altiempo que conecta con la filosofíaparticipativa que impera en la Red.

El reto eshacer sentir aunaaudien-cia que ahora recibe la información deforma pasiva su implicación en el pro-ceso informativo. “Reinventarotras for-mas de periodismo de mayor calidady con bases éticas más sólidas es unaoportunidad. Aquí no se trata de sal-var a medios de comunicación pasa-dos y muy burocráticos”, afirmaWitt.

Fuente:www.centerformediachange.com,http://spot.us/

¿Integrar o desintegrarredacciones?Ésa es la cuestiónEl Washington Post ha renunciado alprestigio que le daba ser el último

de los grandes periódicos de Esta-dos Unidos quemantenía separadaslas redacciones de papel y digital.La decisión se ha hecho saber trasla llegada de Marcus Brauchli, elnuevo editor general del periódico,procedente del Wall Street Journaldonde las dos redacciones tambiénfueron unificadas.

Los más de 200 trabajadores dela edición digital del diario van aefectuar en los próximos meses elsimbólico cruce del río Potomac. Elrío capitalino separaba ambas redac-ciones. Se inicia así la mudanza des-de un local en Arlington (Virginia)hasta la sede de la redacción del pa-pel, en la calle 15, en WashingtonDC, muy cerca de la Casa Blanca.

Frédéric Fillioux analiza en Mon-dayNote las cuentas de la empresay deduce que los números son unproblema sólo para la edición im-presa, que representa menos de lacuarta parte de la empresa TheWashington Post Company, propie-taria además de la revista Newswe-ek y de Kaplan Inc., una rentableempresa de servicios educativos.

La edición digital se consideraun éxito económico utilizado porlos detractores de la integración deredacciones. En el caso del Washing-ton Post, el tema se vive como unaderrota moral.

Sin embargo, la polémica sobrela convergencia redaccional no laha desatado en nuestro país la in-tegración del WP, sino la noticia de

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��� Tendencias

que periódicos geográficamentemás cercanos han tomados decisio-nes contrapuestas. Por una parte,El País se integra, mientras que 20Minutos se desintegra. En ambos ca-sos ha sorprendido la medida.

La web Periodistasdigitales.es haorganizado un encuentro de cono-cidos ciberperiodistas españoles paradiscutir sobre el tema. Por prime-ra vez se han oído altas y claras lasvoces de periodistas que muestranreticencias a este tipo de convergen-cia. Ana González, jefa de Local enel periódico Granada Hoy, concluyeque “la integración es una utopíaporque queremos hacer cosas y nosabemos cómo hacerlas. Las empre-sas necesitan invertir en nuestraformación”.

Pepe Cervera, también periodis-ta y uno de los personajes más in-fluyentes en la blogosfera española,es aún más drástico. En ese mismoencuentro, firma un artículo en elque deja clara su posición: “No hayintegración buena –todavía– (...). Laúnica integración que podría fun-cionar sería una integración en laque Internet devorase al papel. Yésa todavía no la hemos visto”. Serefiere a la forma en cómo se es-tán llevando a cabo los procesos. Ge-neralmente en ellos “el papel de-vora a Internet”, lo que le parecenefasto. Y “como las redacciones di-gitales están formadas por gentemás joven, al integrarse las redac-ciones son, en la práctica, degrada-

dos, y quedan en la jerarquía fun-cional del medio por debajo de laredacción tradicional”.

Hasta ahora la posición mayori-taria ha sido convergente, sobre to-do entre los editores. El NewsroomBarometer 2008, realizado por ZogbyInternacional e impulsado por elWorld Editors Forum y la agenciaReuters, señala que el 86% de loseditores de periódicos (la encuestaabarca 700 en todo el mundo) creeque las redacciones digitales e im-presas se integrarán a corto plazo.

Tal y como señala Infotendencias,los editores identifican las redac-ciones multimedia como una ga-rantía de supervivencia para los me-dios impresos. El proceso de inte-gración va más allá de un simplecambio para que ambas redaccio-nes colaboren entre sí. Afecta tan-to a los periódicos que han notadoya una pérdida real de lectores co-mo a los que aún se mantienen. En-tre los que han visto descender susíndices de circulación, ocho de ca-da diez espera integrar las redac-ciones en los próximos cinco años.Entre los que, de momento, man-tienen su circulación (estamos ha-blando de una encuesta realizadaantes de que se desencadenara lagran crisis), el porcentaje de edito-res que piensa integrar las redac-ciones es ligeramente inferior, del70%; pero resulta igualmente des-tacable.

Una frase de John Zogby, respon-

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sable del estudio, culmina el artí-culo: “Los editores ahora conoce-mos la solución: Innovar. Integrar.O morir”.

Fuentes: www.mondaynote.com (vía233grados.com),http://periodistasdigitales.es/

Micropagos por noticiaa la manera de iTunesLa necesidad acuciante de ingresosdel New York Times ha agudizado laimaginación de sus ejecutivos.Quieren renovar contenidos en laRed, pero también buscan fórmu-las para rentabilizarlos. Demomen-to, que cobren es sólo una posibi-lidad, pero ha sido suficiente paraque la práctica totalidad de la blo-gosfera se muestre alterada.

Todo parte de Bill Keller, direc-tor ejecutivo, quien acaba de reve-lar que el diario está pensando se-riamente reimplantar el servicio desuscripción online cancelado hacedos años y que generó 10 millonesde dólares de ingresos. “Es justo pa-gar por información realmente bue-na, de veracidad comprobada, bienorganizada y explicada”, ha dicho.“La idea no es que los lectores seencuentren con una cuota de sus-cripción. Pero sí podrían pagar unospocos centavos cada vez que haganclic en una página.”

En realidad, estas declaraciones

realizadas en un encuentro digitalcon los lectores han supuesto unaconfirmación tácita a la propuestaplanteada unos días antes por Da-vid Carr en el mismo diario. El co-lumnista proponía la creación de unmodelo de pago por noticia al esti-lo de lo que hace iTunes en músi-ca. Enseguida se han oído voces departe de otros editores apuntandoen ese sentido, como el artículo ‘Có-mo salvar tu periódico’ que firmaWalter Isaacson en la revista Time.

Quienes anuncian que el pagopor la información en línea es unerror, recuerdan que el New York Ti-mes ha llevado una política erráti-ca en este sentido. En pocos años,le hemos visto cerrar su contenidopara, después, arrepentirse. Y vol-vió a ocurrir cuando pensó que losinternautas pagarían por conocerlas opiniones de sus columnistas. Nofue así, bajaron las visitas y, conellas, la influencia del medio la Red.

En España, hemos visto un re-corrido paralelo con El País. Perdiópor ello una envidiable posición do-minante en el mercado en español.

No obstante, conviene recordarque estas experiencias se refierena pago por suscripción. Los peque-ños pagos por contenido son unafórmula aún por probar. Sus parti-darios piensan que la gran diferen-cia radica en que éste es un desem-bolso indoloro para el lector.

Fuentes: www.nytimes.com,www.poynter.org, www.mondaynote.com

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