Cuadernos de Filosofía Política I: El objeto de la Política
-
Upload
canannarbor -
Category
Documents
-
view
0 -
download
0
Transcript of Cuadernos de Filosofía Política I: El objeto de la Política
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
2
Utopía
Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros. Groucho Marx
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
3
ÍNDICE GENERAL
Índice General. 3
BUSCANDO UN PUNTO DE PARTIDA. 4
LA OPINIÓN PÚBLICA Y LA POLÍTICA. 9
EL PAPEL DE LA CIUDADANÍA EN LA POLÍTICA. 17
HECHOS Y VALORES. 24
HISTORIA. 34
CIENCIA. 41
POLÍTICA. 46
CIENCIA POLÍTICA. 1. LAS CORRIENTES. 52
CIENCIA POLÍTICA. 2. BEHAVIORISMO. 66
CIENCIA POLÍTICA. 3. ANÁLISIS ELECTORAL: VOTO
E INFORMACIÓN . 78
TEORÍA. 92
TEORÍA POLÍTICA. 1. LAS CORRIENTES. 97
TEORÍA POLÍTICA. 2. LOS DEBATES. 103
Bibliografía. 115
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
4
BUSCANDO UN PUNTO DE PARTIDA
La Política trata de ‘lo político’. Comenzar así, de esta forma tan grosera,
un manual que pretende ser instructivo y clarificador, es cuando menos,
desalentador. Pero esta perogrullada, entiendo, puede ser una manera sencilla
de comenzar a hilvanar algo que nos parece, y que más tarde se irá
comprobando, de gran complejidad. La búsqueda de un punto de partida de este
asunto es tan complicado como el propio asunto. Hay pocas cosas fáciles y
sencillas en ‘lo político’.
Ese ‘lo político’ al que se viene haciendo referencia es un cajón desastre
que tiene ya tal complejidad que para algunos expertos no dice nada, no tiene ni
valor ni significado; pero para otros encierra toneladas de sentido. Para algunos
esa etiqueta es una vanalidad, para otros es una forma rápida y sucinta de
caracterizar algo, que de otro modo necesitaría grandes cantidades de tiempo y
espacio. De tal modo que con esa pequeña anotación se concentra y reconcentra
mucho significado.
Todo, o casi, está fiscalizado por los muchos agentes, analistas, expertos, y
demás personal que toman la política como su ámbito de reflexión. Por tanto, me
parece oportuno comenzar por esta necedad. Entre otras cosas porque cuando
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
5
un individuo trata de entrar en el estudio, análisis y comprensión de cualquier
rama del conocimiento humano, en este caso la política, generalmente, lo hace
con las alforjas casi vacías respecto a este campo, un puñado de ideas
preconcebidas, a lo sumo captadas de aquí y allá, recuerdos de su época
educativa o adquiridas a través de los medios de comunicación; y no necesita
comenzar su peripecia abrumado con gruesas disquisiciones conceptuales. Y la
política, bien sea entendida como ciencia, o como teoría, los tiene en abundancia.
Lo que pretendo sea un trabajo de investigación ha de partir de lo más aparente,
de lo más burdo, incluso, de lo que se maneja con soltura de forma acrítica y
espontánea en la cotidianidad. Asumo semejante punto de partida, al que poco a
poco se le irán incorporando elementos de mayor calado.
Efectivamente, la mayoría de los que entran en reflexiones sobre el ámbito
de lo político, lo hacen con una serie de prejuicios sobre el mismo. Y aquí por
prejuicios se entiende, para empezar, la acepción más conocida y genérica, la
que aparece en todos los Diccionarios de la Lengua, aquella opinión previa y
desfavorable, sin fundamento, que generalmente implica desconocimiento. Pero
en este punto me parece interesante aportar también la noción de prejuicio que
Gadamer desarrrolla en ‘Verdad y Método’. Esta interpretación logra darle la
vuelta a la concepción vulgar, añadiendo de paso un valor productivo a algo que,
al principio, era o superfluo o negativo.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
6
Los prejuicios son fundamentales para la comprensión en la hermenéutica,
a la sazón, el proyecto filosófico que defiende Gadamer. Nadie se enfrenta a nada
con la mente en blanco, ni a un texto, ni a una idea, ni a un programa o proyecto
político. Todos y cada uno de nosotros llevamos un bagaje vital, sociocultural,
etcétera, del cual no podemos desprendernos a antojo como si de cambiar de
ropa de tratase. No somos tabulas rasas andantes, tenemos los conocimientos
adquiridos a lo largo de nuestra formación, tenemos nuestras vivencias,
nuestras esperanzas, vivimos en una sociedad-cultura determinada, nos
encasillamos voluntariamente en determinadas ideologías, escuelas de
pensamiento, paradigmas científicos, etc. Tenemos un punto de partida
determinado y determinante. Es cierto, incluso, que no podemos dejar de tener
determinadas expectativas respecto a lo que hacemos o nos dejamos hacer en
nuestra vida, incluido el ámbito de lo político. Tampoco hay que entender eso
como algo malo o negativo, ya que esas expectativas son achacables a todos los
individuos. Los mismos científicos por ejemplo, con sus pretensiones de
objetividad y racionalidad plena, cuando comienzan a investigar - por poner un
caso fácil de entender- sobre una cura contra graves enfermedades como puede
ser el cancer, tienen la expectativa de que su investigación sea positiva y de los
frutos esperados y deseados para que el mayor númeo posible de personas
pueda ser sanada; no comienzan a investigar a ver qué sale de sus laboratorios, y
si algo de eso puede servir como cura. El ser humano siempre espera algo,
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
7
siempre está a la expectativa de algo, y los filósofos, los científicos, los
politólogos no van a ser menos humanos que todos los demás.
Los prejuicios, para Gadamer, no son juicios falsos ni equivocados,
tampoco están faltos de fundamentación sino que es “un juicio que se forma antes
de la convalidación definitiva de todos los momentos que son objetivamente
determinantes”1. Los prejuicios verdaderos son, por tanto, todo un bagaje previo
que llevamos en nuestro pensamiento, y los prejuicios falsos son los que
producen malosentendidos2. Los primeros son los guías que nos ayudan a
comprender las cosas, los segundos son improductivos. Y esto es así, porque los
prejuicios verdaderos están inconclusos, abiertos siempre a ser reelaborados
con aportaciones significativas. En cierto sentido son orientaciones que dirigen
nuestra mirada reflexiva hacia algo que no sabemos, o que conocemos en parte.
Con lo que una cuestión importante, para empezar, sería la reflexión por
nuestros propios prejuicios. El punto de partida es un preguntarse, por lo que
sabes, por lo que entiendes, por tu propio bagaje de lo que te han inculcado o has
escuchado, de lo que te han explicado o has leído de otros.
1 Gadamer, Hans-Georg, Verdad y Método, Ediciones Sígueme Salamanca 2005 Decimoprimera Edición [Tradujeron Ana Agud Aparicio y Rafael de Agapito del original alemán Warheit und Methode] p. 337
2 Gadamer, 2005. Op. Cit. p. 369. Los calificativos de verdadero y falso son plenamente gadamerianos. Junto a los prejuicios como
forma de precomprensión hay otros elementos nucleares en la hermenéutica defendida por Gadamer, como son la tradición y el diálogo constante entre el intérprete y la comunidad de pertenencia. Entiendo que entrar en estas puntualizaciones rebasa el ámbito de lo que aquí se trata. Por el ánimo pedagógico de esta obra, sólo he traído a colación los elementos que se ajustan a la imagen del individuo que se plantea, por primera vez, una reflexión en profundidad del objeto de la política.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
8
Además de esta línea de argumentación que tiene que ver con los que
reciben el conocimiento, hay otra que tiene que ver con los que lo entregan. Y
entre los mismos expertos en política, los politólogos, tampoco existe una
uniformidad de criterio, ni un acuerdo de máximos sobre la Política y ‘lo
político’, como iremos viendo más adelante. La historia de la reflexión académica
sobre la política y ‘lo político’ está jalonada de desencuentros, reajustes,
correciones, modificaciones y cambios de rumbo. En todo caso, y a lo sumo,
podemos darnos por satisfechos si encontramos consenso en un puñado de
mínimos.
De modo muy general, podemos afirmar que ‘lo político’ trata de los
asuntos colectivos que nos reunen a todos. Así lo afirman tanto Molina (2009:95):
la política es una actividad desarrollada por el hombre con el fin de conseguir
unos determinados objetivos globalmente válidos para toda la colectividad; como
del Aguila (2009:21): la política es la actividad a través de la cual los grupos
humanos toman decisiones colectivas3. Esta colectividad a la que nos referimos,
este grupo humano, es poseedor de un conjunto de ideas e imágenes sobre la
política. El punto de partido del presenta trabajo, será, entonces, el imaginario
político que tiene la ciudadanía actual, las opiniones que la gente normal y
corriente tiene sobre ‘lo político’, lo que piensa la opinión pública de la Política.
3 Definición tomada de Hague et al. En ‘Comparative Goverment and Politics: an Introduction’ Mc Millan London 1993.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
9
LA OPINIÓN PÚBLICA Y LA POLÍTICA
Esta percepción, básicamente, ronda alrededor de dos raíces: la extañeza y
el desconocimiento, por un lado, y el desencanto y la desafección por el otro. En
cuanto a lo primero, la política no deja de tener muchos elementos ‘técnicos’ que
la gente o bien desconoce, o bien si los conocen no entienden su funcionamiento
o su alcance. No se sabe con exactitud en qué consiste la política. A lo sumo, se
manejan aproximaciones más o menos amplias. Se dan muchas cosas por hecho,
presumimos que trata de cosas importantes que afectan a la generalidad de la
comunidad, pero nadie ha sido capaz a día de hoy hacer, con mayor menor
exactitud, o al menos aproximarse, una especie de listado con qué son esas
‘cosas’. Para unos, casi todo es político y para otros, sólo un reducido número de
‘cosas’ son verdaderamente políticas; la lista se expande y se reduce. Por eso, la
ciudadanía no sabe a qué atenerse respecto a lo político. Es cierto, que los
factores que se dan cita son incontables y múliples las reglas que lo regulan. Y la
cuestión no adquiere visos de mejorar cuando todos sabemos que el resultado
final en la política importa, y mucho: decisiones políticas buenas o malas
dependen de si el resultado es beneficioso o desastroso.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
10
Que el término ‘política’ no es sencillo de analizar no hay más que verlo en
la cantidad de significaciones que los expertos dicen de la misma, que es un
hecho, una ciencia, una norma, un método, una conducta, una filosofía, una
teoría, un arte, una forma de vida, etc. Tampoco encontramos sencillez alguna en
la delimitación de su acción, porque es difícil deslindar primero quién la ejerce y
quién la padece, y en qué grado; y segundo, por la determinación de si es una
cosa de todos, o sólo de los políticos profesionales y del amplio ramo de los
expertos en politología.
La cuestión de lo político, al ser un tema tan amplio, tan lleno de matices,
partes, subsistemas, etcétera, hace que sean muchos los que se acerquen a su
análisis. Y no sólo por parte de las distintas partes de la ciencia o el
conocimiento; el mismo ciudadano de a pié, a quien la política compele
directamente en su quehacer diario, entiende que como forma parte de la
misma, al participar de un modo u otro (bien por el derecho al voto, o por el
pago de tasas e impuestos, etc.) puede y debe opinar acerca de ella. Y es cierto,
que el ciudadano ha de responsabilizarse de su papel en la sociedad y en el
gobierno de ésta. Este asunto, el de las opiniones del ciudadano corriente sobre
las complejidades de la política, viene de muy antiguo; y seguramente el primero
que se hace eco del mismo es Platón en su diálogo ‘La República’. Este es un
tema de prolija exposición por los muchos flecos que aparecen. Pero ahora, en la
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
11
cuestión por la que vamos lo que interesa es atender a la pretensión que todo
ciudadano corriente tiene respecto a la política.
A partir de la obra platónica se puede hacer una analogía matizada con la
actualidad del asunto. En la Atenas de aquellos tiempos, el sentido de la técnica
estaba muy pronunciado y se apreciaba mucho que cada profesional fuera hábil
y tuviera éxito en el oficio manual o especializado que desempeñaba. Sin
embargo junto a esta pretensión, era vox populi otra que consistía en pensar que
cualquiera de ellos estaba capacitado para desempeñar sin preparación alguna
las funciones de la res pública4. Platón, a través de Sócrates, argumentará que
para el desempeño de las funciones públicas y políticas, como para el ejercicio
militar, o cualquier otro oficio, es necesario un especial conocimiento del mismo.
¿Quién querría un carpintero que no sabe cómo tratar la madera, o un piloto que
supiera cómo manejarse entre fuertes vientos, un agricultor que no
comprendiera las estaciones o un curtidor que no supiera tratar las pieles?
Me parece importante traer directamente las palabras de Platón (Diálogo II,
374 b y sigs.):
“– Pues bien, recuerda que no dejábamos al zapatero que intentara ser al mismo tiempo
labrador, tejedor o albañil; tenía que ser únicamente zapatero para que nos realizara bien las
labores propias de su oficio; y cada uno de los demás artesanos les asignábamos del mismo modo
4 Manuel Fernández-Galiano en la Introducción de La República de Platón, Alianza Editorial 1ª Edición 5ª Reimpresión, 1994
Madrid, pp.14-17. [Traductor: José M. Pabón y Manuel Fernández-Galiano]
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
12
una sola tarea, la que les dictasen sus aptitudes naturales y que aquella en que fuesen a trabajar
bien durante toda su vida, absteniéndose de toda otra ocupación y no dejando pasar la ocasión
oportuna para ejecutar cada obra ¿Y acaso no resulta de la máxima importancia el que también
las cosas de la guerra se hagan como es debido? ¿O son tan fáciles que un labrador, un zapatero
u otro cualquier artesano puede ser soldado al mismo tiempo,…? […] ¿Y bastará con empuñar un
escudo o cualquier otro de las armas e instrumentos de guerra para estar en disposición de
pelear el mismo día en las filas de los hoplitas o de otra unidad militar,…? […]
XV. – Por consiguiente –seguí diciendo – cuanto más importante sea la misión de los
guardianes, tanto más preciso será que se desliguen absolutamente de toda otra ocupación y
realicen su trabajo con la máxima competencia y celo”.
Buscando, en la misma línea, una opinión más actual de este asunto, pero
igualmente válida y de prestigio, traigo a colación un pensamiento de Ferrater
Mora5:
“No todo el mundo es capaz de hablar con conocimiento de causa de cálculo tensorial,
mecánica cuántica o biología molecular – o de tantas otras cosas: leyes macroeconómicas o
escalas dodecafónicas–, pero prácticamente todo el mundo puede –y suele– hablar de política”.
Los derroteros que toma Platón en esta discusión, es de sobra conocida: el
arte de tratar y conducir seres humanos al bien es cosa de la filosofía. También
son de sobra conocidos los argumentos contra la democracia y la demagogia del
ateniense y su elitismo aristocrático en el gobierno de la polis. Y como ese
asunto ya entra en consideraciones de mayor calado, dejamos aquí la cuestión
5 Ferrater Mora, José Ventanas al Mundo Anthropos Ámbitos Literarios/Ensayo 14 1986 Barcelona p. 255.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
13
platónica, con la idea básica, reafirmada por Ferrater, de que el ciudadano
corriente entra en el mundo de lo político, o forma parte del mismo, sin valorar,
en muchas ocasiones, las complejidades del mismo, la existencia de
conocimientos muy especializados que o bien no conoce o bien se le escapa.
De aquí no se puede colegir que la política sea un asunto propio y
exclusivo de élites académicas preparadas y que el individuo corriente no puede
tener voz sobre los asuntos que le atañen directamente. No, sobre lo que quiero
llamar la tención es que el ciudadano haría bien en sopesar con justeza todo lo
derivado de la política y de aquellos que se han especializado en su estudio y
puesta en práctica. Y que todo conocimiento, saber, o formación, que pueda ir
adquiriendo de sus entresijos, complejidades y funcionamientos, es algo positivo
y rentable para que sus opiniones al respecto estén fundamentadas, y no sean el
fruto de la ocurrencia emocional del momento. Y a la otra parte, a aquellos que
toman la política como su profesión o como su campo de estudio, habría que
hacerles ver, incluso pedirles, una labor pedagógica. Sobre esta labor seguiremos
reflexionando más tarde.
En cuanto a lo segundo, las opiniones sobre la política, y especialmente
sobre los políticos no suelen ser muy positivas actualmente. Bealey (2003:327)
expone que la acepción popularmente aceptada de la política viene a ser que es
una actividad escandalosa alejada por completo de la ciudadanía, practicada por
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
14
un grupo de personas que no merecen confianza ya que se dedican a manipular
la realidad de las cosas según sus oscuros intereses, aunque aparentemente lo
que hacen es discutir asuntos por y para la ciudadanía, aunque ésta no termina
de entenderlos del todo.
Hay datos que confirman este argumento, como no tardaremos en
mostrar. En gran parte por que los políticos externalizan una serie de
comportamientos corruptos que dejan mucho que desear para ser personas que
tienen a su cargo la dirección del Estado, el Gobierno o la res pública6. Y no solo
hay acusaciones de suciedad, también se pueden contar las muchas opiniones
negativas y peyorativas vertidas por la opinión pública, que la relacionan con la
utilidad, la mentira, la manipulación de las emociones, el que los políticos no
predican con el ejemplo, el que cambian de parecer según conveniencia, etc7.
Lo cierto es que la Política es actualmente uno de los motivos de
crispación social más importante. Vivimos en un tiempo en el que la ciudadanía
percibe a los políticos como parte del problema en vez de ser la solución de sus
problemas colectivos. Se aleja cada vez más del papel cohesionador de lo
colectivo que parecería tener observando la cuestión con el simple sentido
6 Informa elaborado por Gallup International para Transparency International sobre el aumento de la corrupción política mundial.
http://www.transparencia.org.es/BAROMETRO%20GLOBAL%202010/COMUNICADO%20DE%20PRENSA%20SOBRE%20EL%2
0BAROMETRO%202010.pdf
7 La cita con la que comienza el trabajo está extraída de la entrevista de Playboy que en 1974 la periodista Charlotte Chandler
realizó a Gorucho Marx; explicita sarcásticamente esto que se expone.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
15
común. Y no sólo la voz de la calle se expresa así; Murillo Ferrol8 afirma que la
política es un mal necesario. Ortega y Gasset dice de ella que es algo de lo que no
podemos prescindir pero con condiciones9:
“Mientras tomemos lo útil como útil, nada hay que objetar. Pero si esta preocupación por
lo útil llega a constituir el hábito central de nuestra personalidad, cuando se trate de buscar lo
verdadero tendremos a confundirlo con lo útil. Y esto, hacer de la utilidad la verdad, es la
definición de la mentira. El imperio de la política es, pues, el imperio de la mentira”.
Pero no solamente contamos con opiniones prestigiosas. Hay materiales
demoscópicos muy recientes que avalan las tesis de la mala fama de la política, y
los políticos muy especialmente. Propondré un pequeño número de ejemplos
extraidos de un trabajo estadístico del CIS10. Se trata del Estudio nº 2826 de
diciembre de 2009, llamado ‘Ética pública y Corrupción’11, realizado por encargo
de la Fundación e Instituto Universitario Ortega y Gasset. El estudio investiga la
percepción de la opinión pública sobre la política, centrándose en el interés que
ésta le despierta, el grado de confianza en los políticos, el nivel de satisfacción de
su labor y otros temas afines. También investiga la percepción de la opinión
pública sobre los comportamientos socialmente legítimos de la sociedad en
8 En el Prólogo al MANUAL DE CIENCIA POLÍTICA. Rafael del Águila (Editor) Trotta Madrid 2009 6ª Edición p.17.
9 Ortega y Gasset, José ‘VERDAD Y PERSPECTIVA’ en EL ESPECTADOR. Biblioteca Básica SALVAT. Libro RTV 4. Madrid 1969 p. 18
[Escrito originalmente en 1919] 10 www.cis.es El Centro de Investigaciones Sociológicas es un Organismo autónomo de carácter administrativo, con personalidad jurídica y patrimonio propios, adscrito al Ministerio de la Presidencia, que tiene por finalidad el estudio científico de la sociedad española. El carácter de Organismo autónomo le fue conferido por la Ley 4/1990, de 29 de junio, y su organización y funcionamiento fueron regulados por el Real Decreto 1526/1990, de 8 de noviembre. 11 http://www.cis.es/cis/opencm/ES/1_encuestas/estudios/ver.jsp?estudio=10684
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
16
general y de los políticos en particular. Por no alargar en demasía los
argumentos, y porque el estudio es de dominio público y cualquier persona
puede tener acceso al mismo y extraer sus propias conclusiones me limitaré a
ofrecer 4 de las 47 preguntas que más relación tiene con lo que trato de exponer
(Figura 1).
Figura 1.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
17
EL PAPEL DE LA CIUDADANÍA EN LA POLÍTICA.
Varias cuestiónes viene a encontrarse en ese asunto que comenzamos a
tratar: conocimientos, información, capacidad para comprender los fenómenos
políticos, interés, decisión, entre otros. Además, hay que tener en cuenta los
elementos irracionales, esos otros que tienen que ver con las ilusiones y
esperanzas, las pasiones, los prejuicios de la ciudadanía con respecto a dónde
llega la política y qué puede practicarse dentro de la misma. Tenemos aquí, por
tanto, un inmenso debate sobre si la gente y la opinión pública está o no
preparada para conocer y comprender los vericuetos y complejidades de las res
política: la educación que han recibido por parte de los sistemas educativos
públicos y estatales, el papel de la información que reciben, y manejan, de los
medios de comunicación. Y en vista de los datos demoscópicos anteriores
responder a ¿dónde está el origen de la apatía y la desconfianza?, pero sobre
todo, ¿cómo revertir ese proceso?.
En las democracias actuales, que descansa en el consentimiento de los
ciudadanos que son gobernados y no solo en el acto mecánico de depositar un
voto, cuando estos hacen dejación de su responsabilidad, o por desconocimiento
e ignorancia o por apatía y desidia, o por indignación, o por todas las cosas
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
18
juntas, vuelve a surgir una pregunta que está planteda desde los albores de la
Humanidad: ¿hasta qué punto se está capacitado para el autogobierno si no se
pone empeño en tomar la mayoría de edad política?, ¿hasta dónde tienen,
entonces, unos ‘pocos’ que hacerse cargo del gobierno de los ‘muchos’?.
Tenemos dos elementos, el propio de la ciudadanía y su responsabilidad en el
autogobierno y el elemento propio de los encargados del gobierno, que han sido
elegidos por los anteriores. Mucha gente se aleja de lo político, aunque lo politico
nunca se aleja de la gente. No estaría de más revisar el representativismo
moderno, de elecciones cada cierto tiempo y cheque en blanco a los partidos
políticos para hacer y deshacer sin que la ciudadanía pueda, realmente, decidir
en las cuestiones que más le atañen. Todo es mejorable y la democracia es,
también, perfectible, con lo que puede y tiene que ser modificada para estar a la
altura de los tiempos. Pero mientras eso ocurre o no, seguimos teniendo el
problema de una ciudadanía que se aleja de su responsabilidad, ¿se puede
cambiar la apatía y la indiferencia con pedagogía, con la ilustración del público, y
también con el aumento de las condiciones socio-económico-educativas?
Ya hicimos mención al comienzo, las limitaciones cognitivas de los
individuos así como los aspectos irracionales y arracionales de la vida política y
las creencias de las masas no es un invento de los analistas políticos. Es una
realidad, las creencias de la gente, a la que cada vez más se le presta más
atención:
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
19
“Lo que la gente cree verdadero e importante, lo que se cree bueno y valioso, no sólo guía
sino que limita sus acciones sociales. A su vez, estas creencias se configuran a partir de ciertas
enseñanzas y experiencias del pasado. La conformación de tales enseñanzas y experiencias
puede conformar las creencias y los valores de la gente y, por tanto, sus decisiones políticas. La
manipulación de tales limitaciones, como la manipulación de la gente que actúa bajo las mismas,
es una acto profundamente político que merece tanta atención analítica como cualquier otro”
(Goodin & Klingemann, 2001:44).
Los editores del ‘Nuevo Manual de Ciencia Política’ (2001) al exponer este
argumento, muestran una de las peores caras de la política. Haciendo mención a
la manipulación que la política puede, y de hecho hace, sobre la ciudadanía, a
través de las creencias y emociones, y no de los aspectos racionales, hace más
importante, si cabe, una labor de pedagogía y cultivo del espíritu crítico de los
ciudadanos.
Efectivamente, el papel de la pedagogía política y la educación cívica se
torna fundamental. La ciencia y la teoría política se encargan de formar
especialistas y académicos encargados del análisis, los políticos profesionales se
encargan de manejar la nave estatal; y los comentaristas, tertulianos y
opinólogos se encargan del combate cuerpo a cuerpo. Pero, ¿quién ese encarga
de la educación política de los ciudadanos? Es cierto, que no podemos ignorar la
educación autodidacta de muchos ciudadanos. Pero no es suficiente, entiendo.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
20
El papel del teórico no es ni el del político profesional, encargado de la
toma de decisiones, ni el del tertuliano político encargado de la apologética
ideológica. Su trabajo no se basa en elaborar un recetario de soluciones a los
problemas que surgen de la convivencia de los seres humanos. Su papel es el de
la reflexión teórica, el de aportar conocimiento con sus reglas y sus propios
objetivos. Elaborar explicaciones, hipótesis y marcos referenciales. Así lo
entiende Capo (2007:16):
“Aunque el político puede ser entendido como un ámbito que afecte a todo el mundo
porque nadie escapa a sus efectos, debe tenerse encuenta que, frente a este aspecto general, la
política es también una actividad especializada, reservada de una manera predominanate a un
grupo de ciudadanos, profesionalizados o semiprofesionalizados en la toma de decisiones
vinculantes para la colectividad”.
Es cierto que los analistas políticos, bien sean politólogos o sociólogos o
filósofos, o cualquier otro académico que centre su labor en el estudio de ‘lo
político’ tiene que tener una actitud recelosa y escéptica con las mal informadas
opiniones y los prejuicios de los ciudadanos comunes (Ball, 1999:61). Pero no es
menos cierto que también tendría que ser conscientes de que tienen una misión,
que no es otra que la educar e ilustrar a la opinión pública. La teoría y la ciencia
política no sólo tendría que ocuparse de la formación de especialistas, y de
fabricar herramientas para que estos discutan entre sí; también tendría que
jugar otro papel sustancial: el educativo. Así lo entiende Ball (1999:91):
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
21
“La ciencia política debería ocuparse no sólo de la ‘formación’ de especialistas, sino
también de la más amplia educación política de los ciudadanos”.
Es posible que ni el político profesional ni determinados sectores del
academicismo actual acepte que la pedagogía sea una de sus labores centrales.
Pero el filósofo, como es mi caso, no puede ignorar la cuestión: educar e ilustrar
a la ciudadanía sobre la política es una cuestión importante que no puede
dejarse de lado. Me hago cargo que este intelectualismo de corte socrático no sea
compartido por muchos, pero entiendo que una mayor formación de la
ciudadanía sobre la cuestiones políticas, repercutirá en la mejora de la calidad
de la democracia.
Pero claro, esto nos lleva a un lugar inhóspito: la cuestión de la objetividad
o la neutralidad contra la cuestión del punto de vista desde el cuál, el filósofo (o
quien sea) trata de ilustrar a la gente. El sesgo o la ideología, es y será siempre
motivo de disputa, una batalla que siempre tendrá lugar en esto de la política y
su análisis. Me parece oportuno, en este punto, traer a colación uno de los
pensamientos centrales de Schleiermacher, unos de los padres fundadores de la
hermenéutica, que siempre me ha llamado la atención, porque que dibuja
perfectamente la práctica habitual del análisis político: Comprender a un autor
mejor de lo que él mismo se habría comprendido12. Un auténtico aviso a
12 Gadamer, 2005. Op. Cit. p. 246.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
22
navegantes que vayan o quieran entrar en la reflexión de la res política. Tomado
este pensamiento en su radicalidad, es como si cualquiera, antes que él mismo,
fuera capaz de saber el sentido y el significado de sus propias palabras. Que una
vez dicho lo dicho se le escapa la autoría y todos pueden, y deben, meter mano a
su producción, diseccionándola por completo, y mostrando todo aquello que ha
querido decir además de decir lo que ha dicho. Pero en esto de la política se va
más allá y siempre hay alguien dispuesto a decir las cosas que un determinado
autor no quiere decir con lo que ha dicho, o que trata de denunciar lo que está
detrás, u oculto, de lo que ha escrito, o que ha sido tan perspicaz de darse cuenta
del contrabando ideológico que ese autor ha introducido de tapadillo entre sus
argumentos. Por tanto, el conflicto es y será, asumido o no, una de las categorías
básicas no sólo de la política, sino también y especialmente de todos aquellos
que se acercan a su reflexión.
Cada cual tendría que asumir un horizonte, o un punto de vista, o punto de
partida -o como querramos llamarle- incluidos los que asumen el no-sesgo o la
neutralidad. Y hacerlo desde la libertad, y sobre todo - ahí estriba la cuestión
importante- la asunción del propio horizonte desde la honradez y la suficiente
preparación técnica, para poder desbrozar la política y lo político correctamente.
Se trata de tener un conocimiento ajustado de los principios que fundamentan e
intentan validar una posición política para poder construir opiniones bien
fundadas, argumentadas y no sustituirlas por ocurrencias del momento o la
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
23
consigna de un grupo político concreto de manera acrítica. Junto a esa toma de
posición, tiene que habitar el espíritu crítico de lo inacabado, de lo incompleto,
de lo que puede seguir perfeccionándose o mejorando. Desde esa amplitud de
miras, evitamos que el sesgo esté sólo pendiente de sí mismo y de sus categorías.
Que el sesgo ha de convivir y entrar en dialéctica productiva con otros. Y que no
solo tengamos que ir contra las asunciones de nuestros contrarios, sino contra
los propios, evitando posturas acomodaticias, o que entiendan que el sesgo, o la
ideología, es un algo ya acabado que no puede ser perfeccionado con el
transcurrir de la vida. Es la trilogía básica del conocimiento, horizonte y crítica.
No es malo decidirse y optar en libertad por un horizonte, lo malo, entiendo, es
pensar que es inamovible. Como se verá a lo largo de estas páginas, el sesgo será
uno de los temas recurrente de la reflexión política.
La disciplina política se puede identificar en términos de sus programas de
investigación, las tradiciones políticas, las instituciones o los líderes carismáticos
y/o académicos. Pero también pueden identificarse en términos de los debates y
discusiones que se dan en su seno. De entre estas discusiones, hay una que es
especialmente enconada, y tiene que ver con las relaciones posibles de la política
con la ciencia, con la teoría, y entre ambas (Farr, 1999:257). Por ahí continuaremos.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
24
HECHOS Y VALORES
La política trata con hechos y con valores. Los segundos, a diferencia de los
primeros, difícilmente pueden ser medidos, pesados, calibrados y comparados,
en definitiva, cuantificados. Por el contrario, los valores son cualitativos. Si lo
cualitativo no puede ser cuantificado, ¿puede cualificarse, valorarse, lo
cuantificable, esto es, el hecho? ¿Es posible construir un discurso científico sobre
la política manejando hechos y valores? Si hacemos caso al positivismo, la
reflexión sobre la forma de gobernar a los hombres en sociedad y la posibilidad
de que libertad e igualdad sean lo suficientemente compatibles para que estén
bien avenidas, es mera especulación acientífica (De Vera, 2005:15). O sea, si se
entiende bien a estos positivistas, si hay valores es que no habrá ciencia; y si
queremos que haya ciencia entonces no habrá valores, porque ciencia es solo lo
cuantificable. La potencia de las corrientes positivistas en las ciencias en general,
y la behaviorista en el particular de la política –como veremos más adelante- es
indudable; como indudable han sido, también, sus excesos, sus fracasos y las
muchas críticas que se les ha realizado.
Retomamos nuevamente la pregunta, haciéndosela ahora a otros
interlocutores: ¿es posible construir un discurso científico sobre la política
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
25
manejando hechos y valores? Es indudable que la política trata con hechos, pero
para Goodwin (1997:9), en la política se ponen en juego también una serie de
valores e ideales; y entre todos estos, que son un buen número, hay que ir
tomando decisiones y dar respuesta a un amplísimo conjunto de preguntas.
- ¿Quiénes somos, cómo podemos vivir en comunidad, qué opciones reales
tenemos para vivir, o qué posibilidades deseables se abren ante nosotros? ¿Cuál
ha de ser la relación entre el individuo, la sociedad y el Estado? ¿Y entre cultura
y política, entre identidad personal y colectiva? ¿Y entre política, civilización y
religión? ¿Y entre política, Estado y nación?
- ¿Hasta qué punto hay que aceptar la realidad política en la que vivimos?
¿Hasta qué punto puede cambiarse la realidad política en la que vivimos? ¿Qué
se necesita para ello? ¿Son el realismo, el voluntarismo y la apelación a grandes
ideales compatibles o incompatibles?
- ¿Hasta que punto son compatibles la igualdad y la libertad? ¿Son
evitables todas y cada una de las desigualdades? ¿Algunas sí y otras no, cuáles?
¿Hasta que punto son tolerables-intolerables o manejable-inmanejables? ¿Dónde
se encuentra el margen último de la libertad, y el mínimo?
- ¿Ha de ser la Justicia, o la Igualdad, o la Libertad, o cualquier otro
únicamente, el concepto central de la política? ¿No nos lleva esta univocidad a
ignorar o distorsionar aspectos y áreas importantes de la vida política? ¿Se
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
26
pueden integrar o articular de algún modo estos grandes valores sin que tenga
que haber roces o conflictos entre ellos, más bien, discusiones entre los
defensores de esos valores? ¿Habrá que reconsideran la interpretación actual de
conceptos tales como igualdad, equidad, justicia, cohesión social, unidad política,
libertad, utopía, realidad, etc.?
- ¿Ha de permanecer el Estado neutral ante los diferentes proyectos
políticos y sociales? ¿Cómo valorar el sesgo hacia el liberalismo que ocurre en las
democracias de Occidente, que unos entienden como moralmente neutral y
otros todo lo contrario?
- ¿Es capaz, el liberalismo, de asumir la diversidad de creencias y de
formas de vida? ¿Es capaz el liberalismo de tratar a la gente por igual y permitir
que desplieguen sus derechos para conseguir sus propios fines?
- ¿Dónde termina el liberalismo teórico tolerante con la diversidad de
creencias y las formas de vida y empieza el liberalismo restrictivo real?
- ¿Cuál son las posibilidades reales, más allá de la prescripciones teóricas,
de otros proyectos alternativos al liberalismo, como podría ser el socialismo?
¿Cuáles son los proyectos teóricos prescriptivos y normativos alternativos al
liberalismo?
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
27
- ¿Cuál es la auténtica naturaleza de la comunidad política? ¿Hay que
estimular la democracia participativa, la educación para la ciudadanía, las
virtudes del ciudadano? ¿Cuál ha de ser el papel político de la educación?
- ¿Han de reconocerse las demandas de grupos marginales en pro del
reconocimiento público y la pluralidad de la sociedad moderna?
-¿Cuál es el grado permisible de diversidad cultural?, ¿dónde se traza la
línea para que esa diversidad cultural no termine fragmentado la ciudadanía
provocando, a continuación, toda clase de inestabilidad y conflictos?
- ¿Hay que tener obligaciones para con las gentes de otros países, que
pueden estar desgarrados por conflictos armados o catástrofes naturales? ¿Cuál
ha de ser la significación de las fronteras nacionales?
- ¿Ha de abrirse la tradición occidental de la filosofía política al
multiculturalismo, para que puedan tenderse puentes y traducir categorías de
unas culturas a otras?
- ¿Ha de ser la crisis medioambiental un asunto político? ¿Habría que
replantearse las relaciones del hombre con la naturaleza y los otros animales, así
como los modelos de apropiación económica?
La mayoría de los individuos estamos imbuidos de convicciones y
compromisos, bien suscritos a conciencia y con conocimiento cierto y voluntario
de lo que se hace o bien han sido incorporados de modo inconsciente a través de
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
28
uno de los muchos mecanismos adquiridos por la vida en nuestras sociedades. Y
todos y cada uno de nosotros hemos tratado alguna que otra vez en nuestra vida
de dar respuesta a esa batería de cuestiones partiendo desde esas, nuestras
convicciones.
Pero no está tan claro que hechos y valores puedan trabajar juntos. Porque
dependiendo de si la política opera o está basada en hechos o valores,
tendremos una cosa u otra. Actualmente existen dos tradiciones contrapuestas
que se decantan por cada una de las polaridades. Una primera tradición, crítica y
normativa, que “denunciaba las sociedades existentes y buscaba ofrecer modelos
para el futuro” (Capo, 2007:16). Una segunda más moderna, empírica, que pretende
describir los elementos políticos de las sociedades existentes. A la primera de las
corrientes se le otorga el nombre de Teoría política y a la segunda el de Ciencia
política. A la Teoría le corresponde la valoración de ideas y conceptos; y a la
Ciencia le corresponde el análisis de la realidad y la construcción de
explicaciones en base a hechos. Con tan poco dicho, y ya se nos acumulan los
debates. El primero de ellos, de modo muy grueso, tiene que ver con la discusión
sobre nombres y etiquetas. Lo que nos deja la dicotomía de:
- Lo normativo, valorativo – Lo que debería ser. Tiene que ver con el
valorar, el prescribir y el comprender.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
29
- Lo descriptivo, explicativo – Lo que hay y no puede cambiarse. Tiene que
ver con el explicar, el predecir y el analizar.
No está de más, antes de seguir adelante, hacer una breve parada en el
camino para explicar qué es lo que se entiende por valor y qué por normativo.
¿Qué es el valor? Las cosas del mundo no nos son indiferentes; esa no-
indiferencia consiste en que todos adoptamos una posición de preferencia
basándonos en una cualidad que tienen las cosas. Valor, será entonces, la
cualidad que tienen las cosas de no resultarnos indiferentes. ¿Qué significa
normativo? En lo referente a lo político, significa que promueve, o entiende
como preferible, una serie de normas y de valores determinados.
El segundo debate nos vuelve a llevar al comienzo: hechos versus valores.
Los teóricos pueden achacar a los científicos que la objetividad absoluta no
existe, que todo está teñido de ideología; y es más, que no hay nada más
ideológico que un idea barnizada de supuesta ciencia aséptica y neutra. Son
muchos los teóricos que se han encomendado a la misión de desenmascarar a
los científicos políticos. Por el contrario, los científicos entienden que ante todo
debe estar el rigor del análisis, bien sea histórico, bien sea económico, bien sea
sociológico, o de cualquier otra índole. Los datos y las conclusiones extraídas no
se pueden desviar a voluntad, porque los hechos son los que son y están fuera de
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
30
toda discusión, mientras que los valores son opiniones inverificables fruto de la
opinión.
Podemos presentar una dicotomía más, no distinta a la anteriormente
presentada, sino más bien una reelaboración de la misma: la vertiente crítica de
la filosofía política frente a la vertiente legitimadora de los gobiernos y
justificadora de poder. De una forma ciertamente peyorativa, ciertos sectores de
la politología quieren apartar de la reflexión política al pensamiento filosófico y
teórico. Éste, dicen, está más atento a ‘lo que debería ser’ que a ‘lo que hay’,
como si hubiera una especie de tara que los incapacitara para entender las cosas
tal y como son; y que por tanto, sus análisis no son fiables, por ser normativos,
incluso ideológicos, y no científicos, o que no atienden a las categorías raíces
establecidas como tales, especialmente el poder y el sistema político vigentes.
Pero desde dentro de este filosofar o teorizar la política se asume esto, y no
precisamente como una mácula o una equivocación sino como la auténtica seña
de identidad de la política. La crítica a lo establecido y lo vigente por injusto, la
denuncia de los elementos ideológicos que se ocultan tras la supuesta
cientificidad neutral, entre otras cuestiones. Para Murillo Ferrol13, el teórico
político debe recelar del poder político, de su fuerza y de su simbología, porque
todos sabemos de él y de sus efectos. Es conveniente, incluso prudente, cierta
dosis de acracia, de desconfianza de la autoridad.
13 En el Prólogo al MANUAL DE CIENCIA POLÍTICA. Rafael del Águila (Editor) Trotta Madrid 2009 6ª Edición pp.17-18
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
31
‘Lo político’ son las diversas formas que han revestido, a lo largo de la
historia, el ejercicio del poder y sus instituciones sobre un grupo humano.
Política es aquí, la reconstrucción del ámbito político. Es un proceso reflexivo,
crítico y filosófico ligada a la capacidad de la razón. Así, para Quesada (2001:10)
alineado con la argumentación de Castoriadis, la política traduce la constitución
de un imaginario político-social y su conjunto de significaciones. La primera vez
que aconteció la política en la historia del hombre fue en Grecia, haciendo
posible, primero, una nueva forma de organización; segundo, una nueva forma
de otorgar sentido a la realidad; y tercero, un nuevo criterio de inteligibilidad
referido tanto a lo físico como a lo humano-social (Quesada, 2006:350).
Este concebir la política tiene la perspectiva de no atender ni al poder, ni a
la ley ni al dominio. El centro de la política, entendida desde la filosofía es la
explicitación crítica de los elementos ideológicos que median los procesos sociales
de constitución de sentido, los cuales, a la postre, pretenden legitimar una forma
concreta de poder. La política, entendida desde la filosofía, es una construcción
reflexiva de los principios e ideas que han de articular los discursos pertinentes a
la re-institución de los referentes normativos sociales, pone en crisis el ‘poder’,
entra en contradicción con la ley y subvierte la ‘naturalidad’ del orden establecido
(Quesada, 2002:13-14).
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
32
Para otros autores, sigue siendo posible una ciencia política. Una vez más
volvemos a plantear las preguntas: ¿es posible un conocimiento científico de la
realidad política? ¿Cómo se puede comprender científicamente la realidad
política? Toda ciencia política debe ceñirse a la comprensión de lo que ocurre en
la realidad y entender antes que nada, que ésta no permanece quieta, sino en
constante proceso de cambio. Según Caminal (2007:22), toda ciencia política
entiende que su labor está constreñida por dos circunstancias a tener muy en
cuenta. La primera es que depende de la información para realizar sus análisis y
descubrir las causas que gobierna el cambio social. Empezando por lo evidente,
todo científico, sea cual fuere su disciplina, trabaja con datos que puede
cuantificar y clasificar. Lo que la ciencia política tiene que asumir es la
peculiaridad de los datos con los que opera, porque suponen una heteróclita
mezcla de datos cuantitativos medibles y verificables, podríamos calificarlos de
‘neutros’ incluso; y una gran cantidad de información cualitativa que ha de ser
interpretada. Aquí encontramos la segunda de las circunstancias de las que
hablábamos: “el pluralismo inherente a la interpretación” (Caminal, 2007:22). La
ciencia política no será unívoca, sino plural.
Eso descarta que la política sea una ciencia exacta o una ciencia dura al
estilo de las ciencias naturales; pero no es menos cierto que ningún pensador,
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
33
que actualmente centre sus esfuerzos en la política, tenga estas pretensiones14.
La ciencia política sí puede, y debe, analizar cada realidad política en su contexto
histórico y sociocultural. Extraer generalidades a partir de esas evidencias pero
no ponerse a sí misma las limitaciones de lo solamente medible y verificable.
Desde la prudencia se pueden buscar nuevas luces y enfoques que amplíen y
enriquezcan este campo de investigación y reflexión. Exagerar el positivismo y el
cientifismo empobrece la disciplina política y su radio de acción (Caminal, 2007:24).
Varios posicionamientos en debate y discusión se dan cita aquí, y largos
elencos de prestigiosos politólogos, y un importante número de obras de
referencia. ¿Sería posible, e incluso legítimo, dar forma a una disciplina ecléctica
que contenga elementos de ambas corrientes?, ¿pueden el rigor científico y las
legítimas convicciones ser compatibles? Al menos debe ser posible un diálogo
que ambas instancias, teoría y ciencia, han de entablar, para responder a todas
las preguntas que realizábamos anteriormente. Es necesaria una concepción de
la filosofía política que cargue por igual el acento en su dimensión crítico-
contemplativa y en su dimensión reflexivo-prescriptiva (Parekh, 2001:743).
14 A lo largo del presente trabajo veremos como la corriente behaviorista norteamericana de las décadas 40, 50 y 60 del pasado siglo XX, sí que tenían esta pretensión.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
34
HISTORIA
La reflexión sobre la política es casi tan antigua como el propio Occidente,
nació con la Grecia clásica. Pero, la convergencia entre la Política y la Ciencia
ocurrió siglos después. La ciencia política es una disciplina joven que ha tenido
también su historia y evolución. A medida que el pensar lo político se va
desprendiendo de lo filosófico y lo teológico va adquiriendo su autonomía. Al
primer gran período de esta historia le podemos conceder, con Harto de Vera
(2005:18), la etiqueta de 'etapa artesana' de la política15. Esta etapa tiene, a su vez,
dos momentos principales en relación a la autonomía o no de la política. Los
filósofos griegos (Platón y Aristóteles), romanos (Panecio y Polibio, Cicerón y
Séneca) y los medievales (Agustín de Hipona y Tomás de Aquino) ligaron la
política a principios éticos, morales y teológicos. En la Antigüedad clásica y
medieval la política era un ámbito omnicomprensivo que acogía en su interior
todo lo que generaba la sociedad (De Vera, 2005:59). Podemos añadir los matices: la
política para el griego era un privilegio circunscrito al ciudadano de pleno
derecho de la polis que no tenían ni los esclavos ni los extranjeros; la política
para el romano se convirtió en un entramado jurídico e institucional y para el
homo credens medieval la cuestión política está ceñida a la Cristiandad y su
15 Harto de Vera, a su vez, lo adopta de W. Mills (1959)
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
35
temporalidad lineal gobernada por la Providencia. En la Antigüedad podemos
observar como tratan ya con dos temas teóricos que recorrerán toda la historia
de la ciencia política: las formas institucionales del gobierno y su evaluación
(Almond, 2001:92). De Platón destaca la clasificación séxtuple de las formas
organizativas y de Aristóteles la solución al problema de la degeneración cíclica
mediante la constitución mixta. La cuestión, apunta Almond (2001:92), de la
evaluación en términos de legitimidad radica en la doctrina del derecho natural
del estoicismo romano que pasó al Cristianismo: “hay un derecho natural
universal que proviene del orden divino del cosmos y de la naturaleza racional y
social de la humanidad”. Las teorías de la constitución mixta y del derecho
natural siguen estando vigentes en todo el Medievo pero relacionados con el
derecho divino.
Con el Renacimiento y Maquiavelo, nos situamos en el segundo momento,
encontramos el primer intento de pensar la política como actividad autónoma
frente a la ética y la religión: lo importante es la perspectiva técnica en la
reflexión del poder y la acción política. También, la apertura a la progresiva
acotación de su ámbito de reflexión y actuación. Con anterioridad a Maquiavelo
la cuestión estribaba en la dicotomía pureza-corrupción de los regímenes
políticos. Con el florentino se supera esta dicotomía y la política se convierte en
una “cuestión de supervivencia” (Almond, 2001:94).
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
36
Todos los expertos apuntan a que Maquiavelo es la figura que inaugura la
política como área autónoma del conocimiento. A partir de aquí el pensamiento
político moderno tomará como su objeto central el Estado. La característica
general de esta epocalidad será la de “hacer de la política una interpretación
teleológica de la realidad social, cuyo centro de interés se encuentra en la
legitimidad del Estado” (Caminal, 2007:25). Durante cuatro largos siglos, del XVI al
XIX, se irán construyendo y afianzando todo una serie de estructuras políticas y
de relaciones entre el Estado y la sociedad. Una vez separada la política de todo
lo demás, llegados a la Ilustración, asistimos a la distinción entre Estado y
sociedad por parte de los teóricos contractuales, entre los que destaca Hobbes,
Locke, Rousseau y Montesquieu. Aparecen, también, la razón de Estado y el
poder político. El cenit llega, con Hegel, en la separación de Estado y Sociedad
Civil. La política se centra en la esfera del Estado. Pasamos de un extremo a otro:
de la omnicomprensión, 'la política lo es todo', a la especificidad, 'la política es
sólo el Estado' (De Vera, 2005:62).
Pero todavía no podemos hablar de ciencia política. Esto no ocurrirá hasta
que no consiga realmente “acotar su objeto y, en cierta medida, distanciarse del
Estado” (Caminal, 2007:25). Primero tuvo que independizarse de otros ámbitos del
conocimiento, y ahora ha de concentrarse en el que tiene que ser su foco de
atención; y esto no ocurrió de repente. La inmensa mayoría de la sociedad está
excluida de toda acción política, “el mundo de la política empezaba y se agotaba
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
37
en el Estado” (Caminal, 2007:26). La sociedad vivía ocupada de sus asuntos privados y
los gobernantes ejercían la política en nombre de los gobernados: la época de la
representación. Pero comienzan a aparecer las libertades positivas y la política
se abre camino, poco a poco, en la sociedad civil. El Estado liberal se
democratiza, aparece el sufragio universal (masculino) y los partidos políticos:
la época de la participación y del pluralismo. Se culmina entonces el proceso, el
Estado ya no es lo único, ahora existe todo un entramado de condicionamientos,
relaciones y grupos humanos particulares que dan forma al Sistema Político, que
irá adquiriendo su propia organización y funcionamiento. Como la política no es
ya un asunto de unos pocos sino de una gran mayoría surge la necesidad de
analizarla técnicamente.
Ahora sí, estamos ante el segundo período, el de la política como actividad
científica, que comenzó con los esfuerzos de teóricos sociológicos como Comte,
Durkheim y Weber en el siglo XIX. El siglo XX es el de la consolidación de la
política como ciencia hasta el punto de convertirse en producto académico, con
especial éxito en los Estados Unidos de América. Efectivamente, desde finales del
siglo XIX hasta mediados del XX se irá delimitando el campo de investigación de
la ciencia política, especialmente en Estados Unidos de América. La ciencia
política americana se expandirá en el ámbito académico universitario e
investigador: APSA en 1904 y American Political Science Review en 1906 (Caminal,
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
38
2007:28)16. Profundiza en el análisis del sistema político, el Gobierno y las
Relaciones Internacionales en las que, como todos sabemos, Estados Unidos
tendría un papel cada vez más hegemónico. El mundo tras la II Guerra Mundial
es otro mundo. Aumenta el número de Estados, se modifican las relaciones
internacionales y el sector público tiene un peso creciente en la administración
estatal, etc. El Estado social incidirá entonces en la definición de la política y en
el objeto de su pensamiento. El control y la dirección de grandes comunidades
pasan a un primer plano, lo mismo ocurre con las relaciones humanas. El análisis
político vira a barlovento hasta anclarse en la estructura y función del poder y la
autoridad en los sistemas políticos.
A medida que íbamos entrando en el siglo XX al Estado se va viendo
rebasado por una serie de fenómenos que parten de su propia democratización.
El poder se reparte en una larga serie de instituciones estatales y sociales.
Efectivamente, la masificación de la política satura y desborda por completo los
límites del Estado. Nuevas horizontes se irán abriendo: nuevos procedimientos,
los actores políticos, los resultados, y sobre todo, la conceptualización del poder.
¿Es que nunca antes, nadie en la larga historia de la política se había preocupado
por el 'poder'? Durante siglos, el poder había sido un elemento más, entre
muchos otros, dentro de la actividad política. A esto añadimos el carácter
normativo de su estudio y análisis, y la preocupación por sus manifestaciones 16 APSA es la American Political Science Association y la Review era su más importante y prestigiosa publicación. Actualmente puede visitarse en http://www.apsanet.org/
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
39
fenomenológicas. A partir de ahora, el poder es lo que distingue a la política de
todo lo demás: la Política tiene como objeto de estudio al poder. Por tanto, hay
que investigarlo de manera empírica, analizarlo en sí mismo, como sustancia
política (De Vera, 2005:65). Se abandona la perspectiva clásica esencialista por otra
perspectiva relacional y operativa. Ahora bien ¿es posible una definición
operativa de 'poder'? Los problemas de cuantificación, tasación y medición del
poder no tardaron en llegar. La complejidad de la realidad humana, y política,
dejó en evidencia muchas construcciones a las que se les escapaba el poder que
se ejerce con disimulo o el que está oculto. Una primera alternativa surge en los
años 50 y propone 'el sistema político' como nuevo objeto central de lo político:
pautas de conducta e interacciones sociales y todo lo relacionado con la toma de
decisiones, esto es, procesos, mecanismos y legitimación. El enfoque sistémico
sufrió importantes críticas durante la década de los 70 y 80, lo que no impidió
que se convirtiera en el enfoque hegemónico. El final de siglo trae consigo un
revival de la dimensión estatal de la político: el enfoque estadocéntrico (state-
centered approach) que afirma estar atento a las complejidades del Estado y las
políticas públicas (De Vera, 2005:72).
En Europa, los acontecimientos históricos y políticos de la parte final del
siglo XX, han influido en el quehacer de sus teóricos, que aunque no se distingan
de sus colegas en el objeto de su disciplina, sí que lo hacen a la hora de concretar
los problemas que merecen sus análisis. Así lo explica Caminal (2007:31):
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
40
“Los mismos temas tienen una urgencia distinta o un tratamiento dependiente de
circunstancias muy diversas. El Estado-nación, los federalismos, las crisis y transiciones de los
sistemas políticos, los efectos políticos del proceso de unión económica y monetaria, la
ciudadanía y la diversidad cultural, la constitución europea, sin menos cabo de la
interdependencia y puntos de interés comunes con la ciencia política norteamericana. Una
ciencia política europea cuya base geopolítica es un continente en plena ebullición y cambio
histórico”.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
41
CIENCIA
El binomio 'Ciencia Política' plantea serias dificultades a todos aquellos
que prodigan sus esfuerzos en tales planteamientos definitorios. Una posibilidad
de abordaje es descomponerlo en sus partes y profundizar en cada una de ellas
por separado. El primero de los conceptos a analizar de nuestra dicotomía, el de
Ciencia, tiene una larga historia desde su concepción clásica hasta la actualidad.
Su abordaje sobrepasa con mucho la economía de esta obra, con lo que centraré
mi reflexión en la última parte de esta evolución y su incidencia en la historia de
la reflexión política: el positivismo y la posterior reacción contra el mismo.
Para el positivismo de corte clásico, el de Stuart Mill, Comte o Durkheim, el
único conocimiento verdadero es el que tiene en la experiencia observable su
fundamento primero. Por tanto, la verificación es el criterio de validez de todo
conocimiento. Esta afirmación elimina cualquier saber que no esté basado en la
evidencia empírica: filosofía, religión, mitología, estética, ética, política, entre
otras. Junto a la verificación, el otro pilar básico del positivismo clásico es el
método inductivo para el descubrimiento de las regularidades en la naturaleza:
Observación de hechos – Formulación de hipótesis – Explicación mediante leyes
y teorías – Predicción. Hay dos cuestiones que este positivismo clásico dio por
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
42
sentado: primero, el sujeto humano es infalible como sujeto cognoscente y
segundo, el conocimiento científico es objetivo. Hay que plantearse varias
cuestiones: ¿Es posible la observación neutral de la realidad? ¿Es el ser humano
un sujeto pasivo que recibe la información procedente del exterior? ¿Y las
emociones? ¿Y las mediaciones culturales y lingüísticas? ¿Y la interacción entre
individuos y las mutuas influencias?
Karl Popper, que sometió a crítica los dos basamentos nucleares del
positivismo, no abandonó el mismo sino que realizó una operación de
reparación y perfeccionamiento: el Racionalismo Crítico. Llevado hasta sus
últimas consecuencias, el positivismo llega a anularse a sí mismo, ya que si sólo
lo verificable empíricamente es verdadero, ¿cómo comprobar empíricamente el
mismo criterio de verificación? Frente a la verificación se propondrá el principio
de falsación como criterio de validez. Y frente al método inductivo el método
hipotético deductivo. A partir de ahora, hay que encontrar comportamientos en
el mundo real que contradigan o falseen la evolución fenomenológica que
predice una teoría: una sola evidencia en contra ya descarta la teoría, esto es,
que las excepciones invalidan las reglas. La secuencia del método hipotético
deductivo será entonces: Formulación de un problema, conjetura, hipótesis o
predicción – Falsación de las mismas mediante la confrontación con la realidad
(ensayo-error) – Descartar las teorías falsadas. Si el positivismo clásico buscaba
la verdad el racionalismo crítico lo que busca es la ausencia del error. Este
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
43
contexto del positivismo, el clásico y el revisado, es el que influye en las Ciencias
Sociales en general y en la Ciencia Política en particular de finales de los 40 y 50,
cristalizando aquí en el behaviorismo. Pero esta historia no llega hasta aquí.
Alemania nunca fue, desde luego, tierra fértil para el positivismo. En este
país europeo, desde comienzos del s. XX, han existido movimientos intelectuales
antipositivistas: la Escuela de Frankfurt propugna la Teoría Crítica, de Marcuse,
Horkheimer y Adorno. La realidad no consiste únicamente en recopilar datos y
verificar datos. La vida no sólo es clasificar y deducir. Ni la razón humana es
solamente razón instrumental y objetiva. Los medios, los fines, la emancipación
del hombre de todo aquello que lo subyuga, el trabajo, la acción, las metas
individuales y colectivas que el hombre se propone para mejorar sus
condiciones de vida, han de estar presentes en la ciencia. A lo largo de los años
50, este movimiento caló hondo en el mundo anglosajón inspirando a la Filosofía
Analítica y al ‘giro lingüístico’ de Wittgenstein, Austin, Ryle, Winch o Louch, por
nombrar a los más destacados autores. El salto a la otra orilla del Atlántico no
tardó en llegar y así, ya en los 60, nos encontramos en los Estados Unidos la
crítica más demoledora del positivismo: Kuhn, los paradigmas y ‘La estructura
de la revoluciones científicas’ (1962):
“La imagen de la ciencia que Kuhn construye está en las antípodas de la concepción
positivista. La ciencia no avanza como un proceso única y exclusivamente racional. La
comunidad científica no es un colectivo movido exclusivamente por el puro afán racional de
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
44
conocimiento. Kuhn pone de manifiesto que elementos diferentes al método científico, como el
poder o el contexto social, son variables que explican cómo se construye y avanza el
conocimiento científico de manera más eficiente que la búsqueda de la verdad o la depuración de
errores” (De Vera, 2005:97).
En las tesis de Kuhn, aunque su propuesta iba dirigida a las Ciencias
Naturales, está el germen del post-behaviorismo y de la posibilidad de hacer
ciencia política alejada de los presupuestos positivistas. Algunos politólogos,
entusiasmados por los paradigmas kuhnianos, se lanzaron a aplicar esta
metodología en sus estudios. Ahora bien, no todos los expertos encuentran
apropiado el uso de los conceptos kuhnianos. Para Dogan (2001:160-161) no se
puede usar la concepción paradigmática de Kuhn en las ciencias sociales en
general ni en la ciencia política en particular. Aduce dos razones que expondré
brevemente. En primer lugar, se da un cambio de paradigma por otro cuando
una única teoría comprobable domina a otra y es aceptada por toda la
comunidad científica. En ciencias sociales, y en política, lo que tenemos es la
confrontación de innumerables teorías no comprobables, no la erradicación de
una teoría por la otra. Por último, para que exista un paradigma, las teorías
tienen que referirse a aspectos nucleares, esenciales y fundamentales de su
territorio. Pero la realidad social es tan cambiante que no existen esos aspectos
fundamentales. Por tanto, la palabra paradigma ha de ser excluida de las ciencias
sociales. La ciencia política funciona gracias al progreso acumulativo y al
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
45
aprendizaje a partir de los errores (Dogan, 2001:162-163). Cuando una teoría queda
anticuada o es invalidada, no desaparece por completo sino que algo de ella
permanece incorporado en las nuevas teorías, al heredar las nuevas que surgen
algunos conceptos, métodos y praxis. En la misma línea se expresa Farr
(1999:260), que entiende que los conceptos de ‘paradigma’ y ‘derrocamiento
revolucionario’ no pueden ser aplicados a la estructura de las ciencias sociales
en general y a la politología en particular.
Sea como fuere, la obra y la terminología de Tomas Kuhn ejerció un
impacto profundo en científicos, filósofos, historiadores y politólogos, sin duda.
El concepto de revolución o el de paradigma, presentaban un atractivo por el
que muchos se dejaron seducir, y fueron muchísimos los que comenzaron a
utilizar este aparataje conceptual para explicar todo tipo de fenómenos
humanos. En los últimos años, las críticas al positivismo vienen tanto del
movimiento postmodernista, R. Rorty entre otros, y de una nueva revitalización
de la Escuela de Frankfurt, con Habermas a la cabeza, que critica la pretensión
de que el conocimiento científico positivo es el único válido y legítimo. Crítico
con la monopolización del entendimiento positivista, defiende la interacción
simbólica y sus propias categorías de análisis por las disciplinas histórico-
hermenéuticas.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
46
POLÍTICA
Podemos hacernos cargo que la vida social, a modo de matrioska rusa, es
de una complejidad grandiosa: cada práctica social está inserta en, se definen en
términos de, y funciona en relación a un gran número de reglas y
procedimientos sociales. El mundo social del hombre es cambiante, y la política
que es parte del mundo del hombre también cambia, a la vez conserva algo de lo
anterior. Por esto, Murillo Ferrol17 habla de la perenne fugacidad de la política y
la ineludible caducidad de las creaciones políticas. A pesar de esta llamada de
atención se ha de intentar dar cuenta de los elementos más importantes de la
cuestión.
¿Qué entendemos por `Política`? El primer escollo que encontramos es la
polisemia del concepto (De Vera, 2005:58), que lo mismo significa 'proceso', que
'decisión', que 'institución'. Donde mejor se comprende esta polisemia es en el
idioma inglés, porque tienes hasta tres vocablos para designar a política:
- Decisión política o el conjunto de opciones, determinaciones o
resoluciones elegidas para conseguir un determinado fin político.
POLICY.
17 En el Prólogo al MANUAL DE CIENCIA POLÍTICA. Rafael del Águila (Editor) Trotta Madrid 2009 6ª Edición p.11-12.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
47
- Proceso político o el ejercicio del poder entre actores con intereses
divergentes. POLITICS.
- Institucionalismo político o conjunto de órganos, organismos,
organizaciones y sus respectivas reglamentaciones donde interactúa la
política. POLITY.
Expresado de otra manera, por política podemos entender el
planteamiento de tres cuestiones, claramente interrelacionadas, una por cada
uno de los significados: ¿cómo resolvemos los problemas y los conflictos en la
sociedad?, ¿cómo se ejerce el poder?, ¿cómo regulamos las acciones del universo
humano? La política, el conflicto y su resolución: Policy. Frank Bealey (2003:328),
en su Diccionario, afirma que “la política atañe a los conflictos colectivos y a su
resolución”. La política se asocia a la controversia, los conflictos y las luchas, pero
también a la toma de decisiones para resolverlos. La política es gestionar
recursos, también es actuar, hacer, tomar decisiones, elegir entre las muchas
posibilidades o cursos de acción que pueden establecerse.
La política y el poder: Politics. Afirma Ignacio Molina (1998:95) en su
Diccionario que la política es la “disposición a obrar en sociedad influyendo o
utilizando el poder público organizado para lograr el bien común”. La idea general
sobre la que se establece la política como relación de poderes (Caminal, 2007:33) es
que la política se manifiesta en todos los ámbitos de la sociedad. Lo impregna
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
48
todo, podíamos decir de modo coloquial. Condiciona todos los aspectos de la
vida de los individuos. Por tanto, la política tiene que ver con conceptos como
influencia, poder o autoridad. Los procesos de decisión política dependen de la
correlación de fuerzas e influencias. Lo que existe son diferentes niveles de
poder e influencia, distintas capacidades de decisión. La mayoría de la sociedad
transfiere, mediante elecciones libres y pluralistas, su cuota de decisión a otros
para actúen y decidan en su nombre.
Antes de avanzar es importante matizar la cuestión del poder. Por política
entenderemos “el uso limitado del poder social” (Goodin & Klingemann, 2001:27). Y es
importante resaltar la cuestión de la limitación del poder. El poder ilimitado es
fuerza, no poder político. El poder político siempre es limitado. En términos
similares argumenta Molina (1998:93): el poder es político cuando se ejerce en un
marco donde la coerción es legítima o la recompensa por la obediencia tiene que
ver con beneficios provistos por la comunidad. Politics será ahora, una vez
perfilada la cuestión, “el estudio de la naturaleza y el origen de esas limitaciones y
de las técnicas para el uso del poder social” (Goodin & Klingemann, 2001:27). El trabajo
del politólogo será el analizar esos límites bajo las que se mueven los actores
políticos y las maniobras estratégicas que tiene lugar.
La política y las Instituciones de Gobierno: Polity. La idea general sobre la
que se establece la política como estructura de gobierno (Caminal, 2007:35) es que
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
49
son el conjunto de instituciones políticas las que adoptan las decisiones políticas
que vinculan a toda la sociedad civil. Éstas son los poderes públicos del estado,
los partidos políticos, las instituciones internacionales, etc. Además, serían el
conjunto de individuos que forman parte de esas instituciones, los actores
políticos públicos, que tienen unas funciones determinadas y que toman, cada
uno también, una serie de decisiones establecidas por la legalidad.
Ahora bien, a esta idea general, de una y otra acepción de la política, poder
e institución, se pueden hacer determinadas enmiendas que nos hacen ver que la
cuestión no es tan simple como aparenta ser. Respecto a la política como
relación de poderes, Caminal (2007:34) argumenta que si bien es cierto que hay
política en todos los niveles del sistema social, se manifiesta de modo diferente
en cada uno de ellos. El poder no está repartido equitativamente entre todos los
componentes de la sociedad. No se puede obviar la existencia en nuestra
sociedad de una estructura de organización de los procesos y unas relaciones de
competencia-colaboración entre los niveles y entre distintos sistemas. El sistema
político no es un sistema plano por el que el poder y la influencia se reparte
homogéneamente. No se puede obviar que el sistema político se parece mucho a
una compleja estructura multidimensional con múltiples interrelaciones entre
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
50
sus partes. Encontramos lugares por donde fluye poco poder y encontramos
otros por donde la energía18 fluye con muchísima más fuerza.
Respecto a la política como estructura de gobierno, podemos argumentar
(Caminal, 2007:36) que si bien es cierto que la política es una cuestión de conjuntos
institucionales, también el individuo particular, en los sistemas políticos
democráticos, tiene la opción de convertirse en agente político, trascender su ser
social y pasar a ser un actor político con pleno derecho. O bien tratan de formar
parte de alguno de los niveles institucionales existentes, la práctica de la política
profesional; o bien, a través de las otras muchas formas de participación
indirecta adquiriendo gran cuota de relevancia o influencia. No se puede obviar
la existencia en nuestra sociedad de un conjunto de actores e instituciones
políticas que sin ser estructura de gobierno influyen de forma decisiva en el
proceso político: Mass media, grupos financieros e industriales, Multinacionales,
grupos criminales, instituciones religiosas, etc. El peso político de estos agentes
es indiscutible.
Como hemos visto, a cada una de las posibles explicaciones de la política,
en su forma individualizada, se le pueden sacar sus puntos débiles, sus
insuficiencias; pudiendo ser enmendadas, serían incompletas, por tanto. Una
correcta descripción de ‘lo político’ tendría que tener recogidos ambos
18 Poder: energía capaz de conseguir que la conducta de los demás se adapte a la propia voluntad (Molina, 1998:93)
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
51
elementos. Con lo que sería factible describir la política como aquello que surge
del trasiego entre ambos polos. Hay elementos en los que una de las polaridades
se muestra en su máxima puridad, sea el poder o sea el gobierno; pero además,
existen una infinidad de otros elementos políticos en los que vemos como se
mezclan de modo heteróclito ambas características.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
52
CIENCIA POLÍTICA.
1. LAS CORRIENTES
La Ciencia Política es una disciplina muy plural en la que conviven
distintas perspectivas o corrientes o escuelas. ¿Cuáles son éstas? Harto de Vera
elige el concepto ‘enfoque’ para hablar de esta multiplicidad en los frentes de
abordaje de la política. Según este autor, son 6 los principales enfoques que
existen.
Formalismo Institucionalista. A comienzos del s. XX la perspectiva jurídico-
formal era la dominante en el análisis político. Su objetivo principal de estudio
son las instituciones políticas y las reglas y procedimientos de los gobiernos.
Como nace en el marco de la Facultad de Derecho, el interés se centra en las
Leyes Constitucionales, las Organizaciones gubernamentales formales y el
Derecho Público (De Vera, 2005:135). La Ciencia Política era, exclusivamente,
Derecho Político o como diríamos actualmente, Derecho Constitucional. Los
defensores de este enfoque asumen la democracia liberal (de Europa y los
EEUU) como el centro de sus estudios, dando de lado todo lo concerniente a la
sociedad civil y los movimientos sociales.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
53
Behaviorismo. El anterior enfoque era insuficiente, como quedó claro
cuando las democracias liberales entraron en crisis por la pujanza imparable de
los fascismos y los bolcheviques. Fijarse en la estructura política no fue
suficiente. Había que poner el énfasis en otros lugares: el proceso político, esto
es, el conjunto de interacciones (De Vera, 2005:138) que se produce entre las
instituciones políticas y la sociedad. Había que analizar el ‘political behavior’: el
comportamiento político.
“Buscaron, en general, una transformación a gran escala de la disciplina. En
lugar de ‘el Estado’ y de los métodos legales-formales, prefirieron y desarrollaron
estrategias de investigación para estudiar ‘comportamiento’ y ‘proceso’, ‘sistema’ y
‘grupos’. Estaba en juego, a su juicio el destino de una ciencia de la política
genuinamente predictiva contra la tradición de la investigación normativa e
histórica” (Farr, Dryzek & Leonard 1999:30).
Hay que destacar dentro de este enfoque la figura primordial de Ch. E.
Merriam de la Chicago University y algunos de sus más destacados discípulos
(Gosnell y Laswell) que llevaron este movimiento al resto de las prestigiosas
universidades americanas. Este behaviorista fue el que cambio el método de
trabajo: de la mera historia a los análisis psicológicos de los actores políticos, las
estadísticas y los estudios cuantitativos.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
54
“A través de estudios empíricos concretos era posible un aumento genuino
del conocimiento político mediante una estrategia de investigación
interdisciplinar, la introducción de metodologías cuantitativas y un apoyo de
investigación organizado” (Almond 2001:104).
Lo que busca este enfoque son regularidades uniformes que puedan ser
expresadas mediante teorías y que luego puedan ser verificables. Por tanto,
punto central en esta investigación será la rigurosidad en la búsqueda de la
mayor cuantía posible de datos. La pretensión behaviorista era realizar una
actividad plenamente científica de carácter neutro y libre de valores e
ideologías. Es posibles que las pretensiones e intenciones fueran loables, pero el
hecho cierto es que desde un primer momento cooperó activamente con la
Administración pública norteamericana, especialmente durante la Segunda
Guerra Mundial en los Departamentos de Justicia, Tesoro, Guerra, Comisión
Federal de Comunicaciones, incluso el Servicio de Inteligencia (Almond 2001:108-
109). Tras el conflicto siguió esta colaboración que a la postre ya fue un acto de
elección de unos determinados valores, y no de neutralidad. Así lo confirma Ball
(1999:80): El behaviorismo toma parte en la lasitud política de la era Eisenhower
y, subsiguientemente, en las cruzadas de la Guerra Fría de los años de Kennedy y de
Johnson.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
55
Análisis sistémico. La neutralidad valorativa no era tal, sino que ocultaba
algunos rasgos conservadores y de mantenimiento del status quo. Si a esto le
sumamos el excesivo empirismo, el behaviorismo terminó por desencantar a
muchos analistas que terminaron por criticar su hegemonía y buscaron otras
formas de hacer ciencia política buscando nuevos parámetros dentro,
igualmente, de la rigurosidad racional. A finales de los años 60 David Easton fue
el principal crítico behaviorista aunque sin romper completamente con el
mismo. El análisis sistémico es la aplicación en ámbito político de la Teoría
General de Sistemas. Gira en torno a cuatro conceptos centrales: Sistema,
Entorno, Respuesta y Retroalimentación. La política es, sigue siendo respecto al
behaviorismo, un sistema de comportamientos que se distingue del entorno en
el que existe. Pero ambos, sistema y entorno, aunque separados no son
compartimentos estancos sino que admiten interactuaciones e influencias
mutuas, los input-output. Las respuestas son los cambios que se producen
dentro del sistema para que éste pueda regularse y hacer frente a las tensiones
del mismo sistema o de la interacción con el entorno. La capacidad de este
sistema para mantener constante su capacidades frente a las tensiones e
influencias (de dentro del sistema y de la interacción entorno-sistema) se llama
retroalimentación. ¿Cómo funciona esta ‘maquinaria’, este ‘mecanismo’ político?
Desde la sociedad (el entorno o ambiente intra-extra societal), una serie de
actores y organismos políticos trasladan al sistema una relación de demandas y
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
56
apoyos (input) por una serie de canales de transmisión establecidos (que
también actúan de filtro para que el sistema no se sobrecargue). En el interior
del sistema, en respuesta a estas entradas, se generan una serie de reacciones y
respuestas que cristalizan en forma de legislaciones, normativas, decisiones, etc.
(output) que salen hacia el entorno societal. Finalmente, la retroalimentación
informa al sistema político del modo y manera en que sus productos son
recibidos, con lo que puede evaluar su forma de actuar y dar forma a nuevos
productos.
Cultura Política. Un segundo movimiento que surge en la parte final de la
década de los 60 como respuesta al behaviorismo, aunque tampoco rompe con el
mismo, es el enfoque de la cultura política. Sus principales promotores, G.
Almond y S. Verba, trataron de entrelazar junto al sistemismo eastoniano, la
Acción Social de Parsons y el conductismo en el aprendizaje de Skinner, de tal
modo que en la política queden interconectados los niveles micro (‘lo
psicológico’) y lo macro (conceptualizaciones del sistema político). Para estos
autores, las personas no tiene una tabula rasa en lo que respecta a lo político.
Todo individuo tiene una serie de actitudes y orientaciones ante ‘lo político’ que
se van formando progresivamente a lo largo de su vida por sus vivencias
personales y por los procesos de socialización. Estas orientaciones son de tres
tipos: los conocimientos sobre el sistema político en el que vive, los sentimientos
que el sistema político le produce, y la evaluación racional que hace del sistema
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
57
político al que pertenece. Todos estos elementos se mezclan en la mentalidad de
los sujetos llevándoles a determinados grados de participación en la política,
desde la despreocupación más absoluta (ni aporta ni recibe), a actitudes de
demanda constante sin que haya compromiso de colaboración con el sistema
(pide pero no aporta), hasta un alto interés y participación activa (aporta y
recibe). Según este interés y el nivel de participación en el sistema político se
pueden dar tres tipos ideales de cultura política: parroquial, de súbditos y
participativa. En realidad, no se dan ninguno de estos en la realidad, lo que
ocurre en la cotidianidad es la hibridación de estas tipologías ideales.
Institucionalismo histórico. Un tercer enfoque que surge como respuesta al
behaviorismo, es éste, que trata de volver a cargar las tintas sobre las
instituciones y los entramados en los que estas se configuran, que en el
comportamiento y las actuaciones de los actores políticos. No eliminan a estos
últimos, lo que hacen es poner el énfasis el proceso político dentro de
parámetros institucionales.
Teoría de la Elección Racional. Se trata de aplicar en el ámbito político la
Teoría de los Juegos (Von Neumann & Morgenstern, 1944), esto es, la resolución
racional de situaciones de conflicto. Juegos, estrategia, utilidad y racionalidad
son los pilares en los que se asienta este enfoque. El punto de partida de este
modelo es doble. El primero es que el homo politicus se crea a partir de homo
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
58
economicus: el ser humano es egoísta y materialista a la par que racional y
maximizador en cualquier esfera de su actividad humana, desde lo más
cotidiano y banal hasta las decisiones políticas de mayor calado e importancia
(Almond 2001:132). En segundo lugar, está en la idea de que la política trata
exclusivamente de cómo resolver los conflictos; en esta perspectiva, el juego es
toda aquella situación en la que hay un conflicto de intereses entre dos o más
actores políticos; la estrategia son el conjunto de elecciones que los actores
políticos pueden tomar en la jugada; la utilidad será la ganancia o pérdida de los
jugadores-actores políticos. Por último, la racionalidad en este contexto alude a
que como cada jugador-actor político quiere maximizar sus ganancias tratará de
que su decisión sea la acertada. El primer teórico político que introdujo estos
parámetros en su análisis fue A. Downs en 1957 pero añadiéndole el importante
concepto de incertidumbre, o la falta de conocimientos sobre los hechos que han
de acontecer. Ésta depende de la cantidad y calidad de información que se pueda
recabar de tal modo que el actor político que tengas más y mejor información, y
por tanto menor incertidumbre, tendrá más influencia (maximizará sus
ganancias). Otro importante analista, M. Olson, afirmó con su trabajo el concepto
de participación y acción a cambio de beneficios: lo racional es participar
activamente en aquellos grupos en los que se ofrezcan incentivos selectivos.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
59
La interpretación victoriosa que se hace del behaviorismo en la actualidad
es la de que tras la supuesta neutralidad late un impulso ideológico, hay un sesgo
determinado, la elección de un enfoque. Pues bien, hay defensores de este
movimiento y su cientificidad. Y creo conveniente integrar aquí sus argumentos
y confrontarlos con los que se han expuesto anteriormente. Para Gabriel
Almond, la ciencia política se divide en tres grandes opciones: los que aceptan la
visión ecléctico progresista y el método de la evidencia-inferencia, los que
rechazan la noción de progreso y los que rechazan ambas. El primer grupo se
corresponde con la rama dura del primer behaviorismo, y sus desarrollos
posteriores, el análisis sistémico y la cultura política. La segunda de las opciones
engloba a la postura Anticiencia y el Poscientifismo deconstructivo. En el análisis
de Harto de Vera, el primer grupo, encabezado por Leo Strauss, ya está
desgajado de la ciencia política y aparece en la apartado de los teóricos. El
segundo grupo está formado por los politólogos (cita a Ricci o Seidelman por
ejemplo) que entienden que la disciplina se encuentra en una fase de pluralismo
pospositivista debido al fallecimiento del behaviorismo (Almond, 2001:127). El
análisis que hacen estos autores es que no queda ya un movimiento hegemónico
y privilegiado sino un grupo plural de escuelas competidoras, en cierto modo es
lo que expone Harto de Vera en su libro. El politólogo norteamericano no
comparte este posicionamiento plural, para Gabriel Almond la primera opciones
es la versión ‘privilegiada’ (Almond, 2001:127) de la ciencia política:
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
60
“La ciencia política tiene componentes tanto científicos como humanistas, regidos ambos
por los mismos imperativos de la investigación académica (las reglas de la evidencia y la
inferencia)” (Almond, 2001:85).
La ciencia política cuyo criterio es la creación de conocimiento y la
búsqueda de la objetividad basada en las reglas de la evidencia y la inferencia
está caracterizada por una visión ‘ecléctica-progresiva’ (Almond, 2001:84). El núcleo
metodológico irrenunciable es la evidencia-inferencia (Almond, 2001:86): tenemos
evidencias de hechos concretos, que han de ser analizados, para posteriormente
extraer inferencias de los mismos. Las otras opciones que se alejan del
falsacionismo y la regla de oro de la evidencia-inferencia no están al mismo nivel
de privilegio, medido por el aumento del conocimiento, aunque se le reconocen
contribuciones sustantivas, especialmente al arsenal de nuevas metodologías
que trajo consigo la Teoría de la elección racional. No se niega que las otras
formas no tengan derecho a la existencia reflexiva y académica; lo que dice
Almond es que sí hay un parámetro objetivo para medir el éxito y el fracaso en la
aventura científica: la cantidad de conocimiento. Y que la escuela o la tradición o
el paradigma ecléctico progresista puede demostrar fehacientemente su
superioridad sobre las otras por la cantidad y calidad de sus hallazgos, por la
potencia de sus explicaciones.
La tercera de las opciones engloba también posiciones dispares como son
la teoría de la elección racional y la teoría crítica que son los teóricos herederos
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
61
del marxismo (Almond, 2001:85 y 122). Lo interesante tiene que ver con la segunda de
las opciones. Aquí la cuestión se engarza con un debate importante en todo lo
concerniente a ‘lo político’, que tiene que ver con la posibilidad o no de que
exista objetividad en el quehacer de la politología.
“Hay varias escuelas que desafiarían la aproximación a la historia de la ciencia política
como el progreso de la práctica académica ‘objetiva’, sobre la base de que la objetividad es
imposible de alcanzar y, si se la busca, conduce al ‘cientifismo’ y al mantenimiento del status quo.
Desde este punto de vista, hay que renunciar incluso a la búsqueda de la objetividad profesional.
Hay que tomar partido político y emplear conscientemente la práctica académica al servicio de
buenas metas políticas” (Almond, 2001:129).
Almond está haciendo referencia a que la tradición de la Escuela de
Frankfurt y la Teoría Crítica, la de Marcuse, Adorno, Horkheimer o Habermas,
acusa reiteradamente a la politología empírica de que bajo la patina de la
objetividad y la neutralidad lo que está haciendo realmente es aliarse con un
determinado punto de vista, la defensa del status quo poderoso liberal y
conservador. Almond rechaza de plano estas acusaciones y entiende que sí es
posible el rigor científico en la política y la búsqueda de la objetividad. Para
apuntalar su argumento cita incluso a un autor de clara y reconocible influencia
marxista, a Karl Manhein y la intelligentsia desligada (Almond, 2001:129). La ciencia
política puede ser objetiva; la garantía de la objetividad está, a decir de Almond,
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
62
en el profesionalismo, en la acreditación profesional, en la práctica académica
honorable y rigurosa.
¿Es el estudio de la política una ciencia? Como vimos en uno de los
apartados anteriores, depende de cómo se entienda el término ‘ciencia’ así se
afirmará o no que se pueda hacer ciencia con la política. Con un positivista lógico
a nuestro lado nunca podría ser factible este maridaje ya que las leyes generales
que buscan estos científicos solo atienden a las fuerzas causales. Pero los seres
humanos son, en gran parte, “actores intencionales, capaces de conocimiento y de
actuación sobre la base del mismo” (Goodin & Klingemann, 2001:31). Hay una serie de
elementos cruciales en la acción humana que no están previstas en el modelo de
leyes generales positivistas: creencias, propósitos, intenciones y significados. El
que la política tenga en cuentas éstas y otras cuestiones no es motivo de
prohibición al acceso de la política a la ciencia (Goodin & Klingemann, 2001:31). Entonces
habrá que preguntarse, ¿en qué términos la política puede aspirar a ser una
ciencia? Hay que entender ‘ciencia’ como “una investigación sistemática que
tiende a construir un conjunto ordenado de proposiciones cada vez más
diferenciado sobre el mundo empírico” (Goodin & Klingemann, 2001:31).
Los primeros behavioristas despreciaron los formalismos de la política, el
estudio y reflexión de las instituciones, los órganos de gobierno y las
legislaciones. Una generación más tarde, los politólogos de la elección racional
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
63
despreciaron el trabajo de los anteriores y basaron todo su análisis al estrecho
margen del juego y el interés egoísta. Unos y otros excluyeron los valores, los
principios, las vinculaciones personales, la historia y a las instituciones. Pero, a
partir de los años 70, comenzó una etapa de acercamientos, de superación del
maniqueísmo, los buenos y los malos, los ideológicos y los neutros, los que tiene
razón y los que no. Se dejó de pensar en términos excluyentes y se comenzó una
mezcla prudente de elementos que recogen lo institucional y lo oportunista, lo
racional y lo habitual, lo realista y lo idealista, la ciencia y la narrativa, la
monocausalidad y la complejidad. Cada facción sigue apostando por sus
elementos propios pero siempre combinándolos con otros elementos de otros
académicos: préstamo, hibridación, fertilización cruzada, extensión conceptual
(Goodin & Klingemann, 2001:31). La pluralidad de la actual ciencia política puede ser
descrita como eclecticismo ordenado (Goodin & Klingemann, 2001:31). La disciplina es
ahora una empresa común que comparte un buen número de preocupaciones.
Seguiremos por esta senda. Los rasgos principales de las ciencias políticas
son: especialización, fragmentación e hibridación. Un mismo fenómeno-hecho-
suceso puede ser examinado desde distintos punto de vista. Cada punto de vista
supone una disciplina o especialidad. A su vez, cada una de las disciplinas se ha
fragmentado en una serie creciente y organizada de subcampos o subdisciplinas
o subespecialidades. Finalmente, la hibridación es el intercambio creativo entre
subcampos especializados de disciplinas distintas. Lo que nos importa
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
64
realmente en ciencia política son los dos últimos. Porque el avance de la ciencia
política se produce gracias a la interacción de esos dos procesos, la
fragmentación de las disciplinas en subcampos especiales y a la especialización
por hibridación (Dogan, 2001:154). No se trata de interdisciplinaridad sino de
recombinación de conocimientos, de construcción de puentes entres subcampos
especializados de varias ciencias sociales (Dogan, 2001:154). Estos híbridos no están
a medio camino de las dos grandes disciplinas sino que combinan dos dominios
delimitados, no las disciplinas al completo. Finalmente, hibridación es el
intercambio de datos e información, de conceptos, teorías y métodos entre las
disciplinas (Dogan, 2001:154).
“Los fenómenos políticos nunca se producen in vitro, de manera artificial en un
laboratorio. Siempre están relacionados con una variedad de factores por detrás de la política.
Se usan docenas de variables no políticas para explicar la política. Ésta es una de las principales
razones de por qué la ciencia política está entretejida con las demás ciencias sociales” (Dogan,
2001:154).
Dogan (2001:155) llega a citar hasta 21 de estos dominios híbridos
reconocidos por la Asociación Internacional de Ciencia Política (IPSA)19 aunque
se centra en describir brevemente los más conocidos y estudiados. Los dominios
híbridos más importantes son:
19 http://www.ipsa.org/
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
65
- Psicología Política, que se encarga, entre otras cuestiones, de los
procesos de socialización política, la teoría de rol, actitudes y creencias
políticas, tipología de líderes políticos, las masas y su participación
política, etc…
- Geografía Política, que se encarga, entre otras cuestiones, de la
demografía, la geopolítica, la geografía electoral, organización espacial
de la sociedad, problemas medioambientales, políticas urbanas y
rurales, impacto de los factores ecológicos en los parámetros de
desarrollo social y político, etc…
- Sociología Política.
- Economía Política.
- Antropología Política.
- Filosofía Política.
Los grandes temas de la politología actual, como por ejemplo el
surgimiento o la quiebra de las democracias, la guerra y la paz, el debate entre la
libertad y la igualdad, la opinión pública, la clase política y gobernante, etc.,
cruzan las fronteras de las disciplinas.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
66
CIENCIA POLÍTICA.
2. BEHAVIORISMO
El Behaviorismo ocupa un lugar fundamental en la Ciencia Política y en su
Historia. La historia pasada no puede ser cambiada, aunque si reescrita. Por eso
la impronta de esta forma de hacer política está fuera de toda duda, tanto para
los que están a favor como para los que están en contra y quieren reescribir la
historia haciéndole justicia a este movimiento. El Behavioralismo20 ha influido a
todos los que se han acercado a esta disciplina del conocimiento social. No sólo a
sus defensores, también a los enmendadores o reformistas como a los críticos y
enemigos declarados que estudiaron su modus operandi para poder
desmontarlo. Es más, este enfoque o escuela, ha marcado la política real y
cotidiana de los Estados Unidos de América, y por ende, la de la mayor parte del
mundo. Por tanto, es importante, describir lo que significó el behaviorismo para
la ciencia política y para los Estados Unidos y confrontar ambos frentes de
argumentación.
El behavioralismo se inició como una protesta contra la tradición vigente
en la politología norteamericana. El antiguo régimen de reflexión fue arrasado, y
20 Para Harto de Vera es Behaviorismo y en ‘La Ciencia política en la historia’, Farr, Dryzek & Leonard (Eds.) es Behavioralismo. La traducción al español de esta obra corre a cargo de Ramón Bouzas Lorenzo y Celestino García Arias.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
67
cambiado, por una nueva forma de hacer y analizar las cosas, convirtiéndose en
el nuevo orden establecido. Por tanto, bien que puede usar el término de
revolución behavioralista. Según defiende Farr (1999:258-259), el nuevo orden
behavioralista se armó alrededor de una serie de proclamas muy potentes, que
mientras tuvieron fuerza, lo mantuvieron como hegemónico.
El behavioralismo en ciencia política fue parte de un movimiento intelectual mucho más
amplio que había estado influyendo en las ciencias sociales desde comienzos del siglo XX (Farr,
1999:261).
Primera de las proclamas del behavioralismo: el comportamiento político
puede ser estudiado de acuerdo con los cánones de la metodología científica. La
ciencia política no tiene que ocuparse ni del Estado, ni las constituciones, ni la
ley, ni los ideales normativos de los teóricos del pasado. Hay que prestarle
atención al comportamiento político en sí (Farr, 1999:263). Este comportamiento,
individual y grupal, se da en una serie de escenarios y tiene una serie de
consecuencias; por tanto, lo que hay que analizar son procesos y sistemas. Lo
que sí es cierto, e incluso los críticos no rechazan es que el behavioralismo
renovó el lenguaje y la terminología de la investigación política.
Segunda de las proclamas: La ciencia política tiene que adoptar una nueva
metodología en la investigación de su objeto: encuestas, sondeos,
experimentación psicológica, escalas y estadísticas. El denominador común de
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
68
todas estas nuevas técnicas es la necesidad de cuantificación (Farr, 1999:264). En
ningún momento, los behavioralistas negaron la inspiración de los
neopositivistas (Cohen, Hempel, Nagel entre otros), de ahí la afirmación de que
sólo lo que era observable era admisible como hecho en la investigación. La
auténtica meta de la ciencia, se sostenía, era descubrir leyes o generalizaciones
cuasilegales y desplegarlas después en explicaciones teóricas del comportamiento,
los grupos, procesos y los sistemas políticos (Farr, 1999:265).
Tercera de las proclamas: La revolución behavioralista trajo la estela de un
mensaje político nuevo o renovado sobre el pluralismo liberal en los Estados
Unidos (Farr, 1999:266). Los grupos de individuos actúan en pos de la consecución
de sus intereses colectivos, ordenándose en distintos escenarios, compitiendo
por la influencia, tratando de tener impacto sobre la distribución del poder. Este
sistema de grupos de interés opera dentro de la legalidad vigente sin los
dictados del Estado. Este mensaje fue aceptado por la inmensa mayoría de la
población norteamericana, además de la mayor parte de las élites académicas
(exceptuando los críticos, que también los había). Durante tres décadas (de los
cuarenta a los sesenta), construyeron un sistema político pluralista pero bajo los
auspicios del liberalismo. Dando por hecho que este liberalismo plural, tolerante
y abierto, generador de armonía y orden era de una neutralidad normativa fuera
de toda duda.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
69
Es posible, ahora, una búsqueda del porqué al auge de la ciencia política de
corte behaviorista en los EEUU. El behaviorismo se entiende a sí mismo como
científico, sin color político y contrario a la teoría política tradicional de corte
normativo, centrada en valores y no en hechos. Su hegemonía en la disciplina,
según todos los expertos en la materia, ha sido incontestable durante la parte
central el siglo XX. Es más, la historia moderna de la politología norteamericana
va ligada a su desarrollo.
Desde el comienzo del desarrollo de la politología norteamericana, a
finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, una de las preocupaciones
centrales fue el evitar que proyectos estrambóticos y populistas (Ball, 1999:65)
pudieran descontrolar la sociedad de masas en constante expansión y
crecimiento económico. Desde ese primer momento, a los norteamericanos les
preocupó mucho una pluralidad desbocada y exagerada, que lejos de enriquecer
a la sociedad, pudiera producir una fragmentación y división ad absurdum de la
vida sociopolítica y económica. En este contexto importa, y mucho, resaltar la
obra de Woodrow Wilson, abogado y Doctor en Ciencias Políticas por la John
Hopkins, y que más tarde se convirtió en el 28º Presidente de los Estados Unidos
(1913-1921)21. Para este politólogo, la verdadera representación de la voluntad
popular está en la Presidencia y no en el Congreso. Por eso, pensaba Wilson que
la voluntad presidencial precede y hace posible la voluntad popular67. La figura
21 http://www.whitehouse.gov/about/presidents/woodrowwilson/
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
70
prestigiosa y poderosa del Presidente amalgama el pluralismo, evitando que se
radicalice.
Otro elemento a tener en cuenta es el desarrollo de la psicología en las
Universidades más prestigiosas de los Estados Unidos. Y aunque la psicología
poco o nada tenía que ver con la política, las implicaciones sobre lo político que
arrojaban los descubrimientos psicológicos, de la conducta y el pensamiento del
individuo, eran de primera magnitud política. En la Universidad de Harvard se
dieron cita tres expertos que hicieron dar un salto cualitativo al estudio
psicológico de la política: William James, Graham Wallas y Lawrence Lowell (Ball,
1999:73). Si la democracia depende de la aptitud del ciudadano ordinario, que ha
de tener un pensamiento claro para poder deliberar racionalmente sobre lo
conveniente y deseable en política ¿cómo encajaban los descubrimientos de la
mente humana: los impulsos, las necesidades, las fobias, los temores y las
angustias, la manipulación, y un largo etcétera de componentes irracionales
inconscientes en la política? Estos descubrimientos perturbadores minaban la
democracia (Farr, 1999:273) ya que sobre esos elementos podían actuar demagogos,
ideólogos y propagandistas que bien podían intentar dominar a la ciudadanía
manipulando sus emociones. El resultado final de todas estas investigaciones fue
más bien negativo y escéptico. Así explica Ball (1999:75) como era el pensamiento
mayoritario que fluía por las mentes de los académicos:
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
71
‘Opinión pública’ se refiere, por tanto, no a las opiniones de un público informado, sino a
la acumulación caótica de ilusiones y fantasías que constituyen el equipamiento mental de la
mayoría de la gente.
Pero fue, entre otros, John Dewey, filósofo y pedagogo que estudió en la
John Hopkins y fue Profesor en Chicago y Columbia, el que en vez de culpar a la
ciudadanía, se centró en las deficiencias de la sociología, la psicología y la
política en su labor educativa y pedagógica de la opinión pública (The Public and
its problems, 1927). Pero el citado texto de Dewey nunca fue tomado en serio
por los incipientes científicos políticos que querían ante todo quitar del medio
de la reflexión política a los teóricos y a los filósofos. El divorcio de la teoría fue
también el divorcio con la pedagogía política (Ball, 1999:77). Entre las funciones de
los politólogos, o sea los científicos, para con la ciudadanía no era la educación
cívica sino el estudio de la maleabilidad y susceptibilidad de la opinión pública,
¿qué grado de manipulación puede encajar?, ¿cómo pueden las élites informadas
y racionales moldear al resto? Y entonces, llegó la Gran Depresión y la II Guerra
Mundial, y tras ellos la revolución behavioralista (Ball, 1999:80), porque esta etapa
dura de la historia fue un auténtico banco de pruebas de todo tipo de
comportamientos humanos bajo las peores condiciones de vida.
Otro de los rasgos por los que fue conocido popularmente el Presidente
Wilson fue su intento de doblegar el aislacionismo norteamericano; su política
exterior fue intensa con la entrada en la Gran Guerra, la construcción del Canal
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
72
de Panamá o el impulso de la Sociedad de Naciones. Aunque la población en
general era reticente al aperturismo, a nivel académico los vínculos entre ambas
orillas del Atlántico eran cada vez más fuertes. Cada vez más académicos
norteamericanos cruzaban a la otra orilla para estudiar en Inglaterra y
Alemania. Volvieron con sus doctorados y con mucha información de lo que allí
habían vivido, también como la visión del mundo de los europeos se separaba
cada vez más de la norteamericana. Y la irrupción posterior de los fascismos y el
estalinismo en Europa fueron el motivo de que centenares de científicos y otros
estudiosos se dirigieran a Estados Unidos buscando la libertad de reflexión y
experimentación que habían perdido en la vieja Europa. Los emigrantes llevaron
consigo sus conocimientos, pero también sus terribles experiencias vitales
respecto a la política, que se iban a sumar a las ya experimentadas por los
norteamericanos tras el crack bursátil del 29 y la gran Depresión.
La suma total de todo ese cúmulo de experiencias y conocimientos era que
el ser humano, el individuo, con sus acciones irracionales, impulsivas,
neuróticas, manipulables, violentas, etc. tenía que ser, de algún modo,
controlado, so pena de que la vorágine que terminó por fagocitar Europa,
haciéndola arder por sus cuatro costados, no hiciera lo mismo en territorio
norteamericano.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
73
La ciencia política estadounidense, sugerían algunos, podría prestar un
servicio público ofreciendo una alternativa a una política democrática
participativa intensamente ideológica y divisiva (Ball, 1999:84).
Aquí están otra vez, los fantasmas del pluralismo divisor y apocalíptico
potenciados por un terrible pesimismo antropológico. Y ahora tenían, decían los
defensores del behaviorismo, la prueba definitiva de que sus argumentos eran
ciertos: la preocupación Weimar (Ball, 1999:83). La expresión conocida como
‘preocupación Weimar’ fue acuñada por Robert Dahl (Futher reflections on the
‘Elitist Theory of Democracy’, 1966) y hace referencia a lo acaecido en la
República de Weimar (1919-1933). Sin entrar en profundidades históricas y
socioculturales que rebasan con mucho la economía de esta obra, podemos decir
que lo que comenzó con un marchamo de ilusión y regeneración democrática
terminó con el incendio del Reichstag y el encumbramiento de Adolf Hitler y el
nacionalsocialismo en Alemania. Los politólogos americanos estaban conjurados
para no caer en los errores cometidos por los europeos:
Una población profundamente dividida pero sumamente movilizada era, como había
demostrado Weimar, peligrosa para la democracia. Demasiada democracia-en forma de división
ideológica intensa y elevados índices de participación- podrían destruir una democracia (Ball,
1999:83).
La democracia por defecto no lo es, es una tiranía. Los politólogos
norteamericanos, agigantados por lo que creían descubrimientos científicos y
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
74
objetivos del comportamiento humano, creían haber descubierto la democracia
por exceso, que era igualmente antidemocrática, un auténtico corrosivo de la
misma. Al pluralismo no se le objetaba nada, a la participación masiva casi
tampoco, pero si a ambas dos se le unía la ideologización, entonces era un cóctel
explosivo de difícil control. La ideología era vista como una especie de artefacto
explosivo que, de alguna manera, había que desactivar. O se elimina el material
peligroso, el pluralismo, o se desmonta el artefacto. Y la pluralidad, no podían
eliminarla sin convertirse en antidemocráticos. Así que, la espoleta que
controlaba dicho artefacto, la participación, era lo que había que controlar de tal
modo que nunca hiciera contacto con el material explosivo.
En este contexto, según Terence Ball (Ball, 1999:82-90), surgirán tres raíces
que apuntalarán definitivamente el talante del behaviorismo en la política
americana. La primera es el análisis funcionalista de Bernard Berelson: algún
grado de indiferencia es necesario si la democracia no ha de destruirse a sí misma
(Voting: A Study of Opinion Formation ina Presidential Campaign, 1954). Surgirá
también el enfoque económico y de la elección racional de Anthony Downs: en
Norteamérica los políticos tratan de ganar elecciones y ocupar cargos políticos, y
no se dedicarán a los proyectos de ingeniería social e ideológica; no apelan a lo
emocional e irracional de la ciudadanía, solo a los intereses racionales de grupos
e individuos; tienen que apelar al calculador que todo hombre y todo grupo de
individuos lleva en su interior, al espíritu de comercio y competición (An
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
75
Economic Theory of Democracy, 1957). La tercera y última es la expresión
llamada fin de las ideologías. A nivel exterior, esta idea, aunque siempre tuvo
defensores, terminó por perder fuerza. Pero, a nivel interior, tuvo un impacto
rotundo: el consenso estadounidense significaba que los experimentos
mesiánicos o milenaristas o utópicos o radicales (como por ejemplo los de corte
marxista) era imposible que ocurrieran. La conjura contra la ‘preocupación
Weimar’, la división sectaria infinita y el conflicto ideológico corrosivo, había
sido desactivada. En cierto sentido, aquellos politólogos veían el consenso y la
pluralidad manejable como el triunfo de la prudencia, la racionalidad y el
sentido común. Estaban convencidos, que era, nada más y nada menos, que la
derrota de las ideas y de las teorías frente a la ciencia (Ball, 1999:89). Para terminar,
con Seymour Martin Lipset (Political Man: The social Bases of Politics, 1960),
profesor en Harvard, Stanford y Berkeley: Estados Unidos era una sociedad
pluralista caracterizada no por ideologías en conflicto, sino por intereses en
competición (Ball, 1999:90). La cuestión terminó con un sí a su pluralismo, un
depende para la participación y una negativa rotunda para la ideología.
Para los críticos, como apunta Farr (1999:267), aunque los behavioralista
aducían ser neutrales en cuanto a valores, resultaban estar absolutamente
imbuido de ellos. Las pretensiones neutrales de los behavioralistas recibieron
muchas críticas: la capacidad de descubrir leyes generales de la política fueron
tildadas de pretenciosas, la proclama de la neutralidad era algo contradictorio,
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
76
una suerte de política apolítica (Farr, 1999:282), un pluralismo incompleto y
sesgado, una ceguera ante las disparidades de poder entre individuos y grupos, y
la incapacidad de que la gran masa de ciudadanos para expresar sus opiniones e
intereses.
Pero no fueron las críticas políticas y académicas lo que menoscabaron la
hegemonía del behavioralismo y su caída del trono. Fue algo más prosaico: la
realidad misma. No deja der curioso, cazados por sus propias categorías, la de
los hechos de la realidad dada. El behavioralismo fue alcanzado en su línea de
flotación por dos frentes. Lo que destrozó, hasta hacer pedazos, la imagen de una
sociedad pluralista y liberal que vive en el consenso normativo-valorativo,
fueron los disturbios urbanos de fuerte carga racial que comenzaron a mitad de
la década de los sesenta que lejos de aminorar, se fueron radicalizando con las
protestas contra la Guerra de Vietnam de finales de los sesenta y comienzos de
los setenta.
Pero no sólo se ponía se evidenciaba la falacia del pluralismo liberal; es
que el jaque mate llegó con la incapacidad de los politólogos behavioralistas, sus
leyes y todo su arsenal de cuantificaciones, no fueron capaces de describir,
explicar y predecir el comportamiento político real (Farr, 1999:284). Y claro está, hay
que medirles con su propio rasero, medir la ciencia política behaviorista por su
propia vara de medición. Y si tanto habían criticado a la teoría porque valoraban
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
77
y no describían, prescribían y no predecían, ahora quedaban a la misma altura
de fracaso, porque erraron en la descripción y no acertaron en la predicción. La
máquina perfecta que creían haber construido, ahora cuando de verdad hacía
falta, no funcionaba.
Los propios politólogos behavioralistas comenzaron a reconocer con
franqueza sus equivocaciones en la previsión de la crisis y la desatención de las
responsabilidades sociales (Farr, 1999:285)22. Comenzó la era postbehavioralista, la
etapa más moderna de la politología norteamericana y mundial, que sólo puede
entenderse por referencia a la etapa anterior. La fragmentación que surge de la
crisis behavioralista tiene que ver, en gran medida, o con enmiendas parciales,
más o menos grandes, que tratan de subsanar sus fallos, errores y
equivocaciones; o bien, con proyectos que tratarán de desmontar hasta
pulverizar las grandes proclamas.
22 Discurso presidencial de David Easton en la APSA de 1969.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
78
CIENCIA POLÍTICA.
3. ANÁLISIS ELECTORAL: VOTO E INFORMACIÓN
La investigación del comportamiento político de los individuos es un
paradigma intelectual de gran peso específico en la politología moderna.
Actualmente, el campo más importante de estudio es cómo la ciudadanía de las
sociedades democráticas se relaciona con el voto: el contexto de los votantes
individuales (Carmines & Huckfeldt, 2001:330). El votante individual para esta tradición
analítica, que engloba tanto al ciudadano típico con un conocimiento mínimo en
política, como al ciudadano sofisticado bien informado para tomar decisiones
políticas, es el llamado ciudadano intencionado instrumentalmente motivado
(Carmines & Huckfeldt, 2001:331).
A lo largo de los últimos 50 años, tanto la psicología política, como la
sociología, como la economía política han aunado esfuerzos para explicar el
comportamiento político de los ciudadanos. La primera articulación de la que
podemos hacer mención es el análisis de la abstención racional y los costes de la
información de A. Downs, en su obra Teoría económica de la democracia (1957)
(Carmines & Huckfeldt, 2001:332). El punto de partida es que los ciudadanos calculan,
piensan y actúan estratégicamente para que sus intereses individuales se hagan
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
79
realidad. La relación que tiene esto con la política tiene que ver, primero con el
voto, y segundo con la búsqueda de información política. La conclusión a la que
llega este teórico adscrito a la Universidad de Stanford es que el coste de la
participación en las elecciones y de la adquisición de información política es a
menudo mayor que el beneficio que se extrae. Cuando esto ocurre, lo más
racional es abstenerse y no votar o estar informado acerca de la política. Un
elemento importante que aquí se analiza es, entonces, la percepción que
tenemos los ciudadanos de la escasa probabilidad de que cualquier acto
individual sea importante, y que un voto no va a jugar un papel importante en el
resultado electoral. Pero, aunque la evidencia empírica parece que va en el
sentido contrario de la lógica de la abstención racional, esta teorización condujo
a otros muchos expertos a seguir profundizando en el estudio de las relaciones
que se establecen entre los intereses y beneficios individuales y el ejercicio de
los deberes de los individuos como ciudadanos. No hay que menospreciar el
sentido del deber la ciudadanía, los gustos personales y la particular
idiosincrasia de cada individuo. Es un tema improductivo (Carmines & Huckfeldt,
2001:335) el análisis de las causas del voto o no de los ciudadanos basándonos
exclusivamente en parámetros de cálculo racional.
“Final y fundamentalmente, la amplia búsqueda de información y el voto en elecciones no
puede entenderse desde la ventaja del cálculo racional a corto plazo (…) el desarrollo de
deberes ciudadanos tiene valor como un fin en sí mismo” (Carmines & Huckfeldt, 2001:334).
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
80
La pregunta sigue en el tapete: ¿Cuál es el papel de los ciudadanos
intencionados en el funcionamiento de la democracia? Desde la Universidad de
Columbia se propuso otra formulación del problema: la estructura social afecta a
la información política. El argumento básico de esta concepción lo enuncia P.
Lazarsfeld en su obra The People´s Chocie (1944): “Una persona piensa,
políticamente, como él es socialmente. Las características sociales determinan las
preferencias políticas” (Carmines & Huckfeldt, 2001:336). Este determinismo social, que
obvia las circunstancias espaciotemporales concretas que rodean a los
individuos, y la marea de refutaciones críticas posteriores son parte importante
del desarrollo de uno de los temas más importantes de la politología moderna: la
intersección del ciudadano individual y el ambiente o contexto social en el que
habita. Los ciudadanos individuales vivimos en el interior de conjuntos
sociopolíticos, pero los analistas se centran en dos de esas estructuras,
principalmente: los contextos y las redes de ciudadanos. El contexto social es la
composición social de un ambiente (Carmines & Huckfeldt, 2001:339), y las preguntas
que generalmente se plantean son: ¿elegimos el contexto o es el contexto el que
‘nos elige’ a nosotros?, y ¿cuánto influye el contexto social sobre el individuo? El
contexto social queda más allá del alcance del control individual. Y aunque la
gente sigue ubicándose voluntariamente en un contexto particular y evitando
estar encasillado en otro, en base a criterios económicos, políticos y sociales; no
es menos cierto que una vez que se ha ubicado dentro de un contexto se
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
81
requiere gran esfuerzo para salir del mismo (Carmines & Huckfeldt, 2001:339). Mientras
que los contextos son estructuras externas al individuo, y este tiene poco control
sobre la composición politicosocial del entorno; las redes sociales son
consecuencia de las elecciones directas de los individuos:
“Las redes sociales son creadas como el producto de una intersección entre el contexto
social externamente impuesto y la propia preferencia exógena del ciudadano” (Carmines &
Huckfeldt, 2001:343).
La relación contexto/red e individuo se enlaza con otro asunto de suma
importancia: la adquisición de información política y la influencia de ésta sobre
el individuo. El entorno social ofrece a los individuos toda suerte de información
política; a la que nadie escapa, además. O sea, el flujo de información procedente
del entorno queda más allá del control individual de los ciudadanos (Carmines &
Huckfeldt, 2001:344). ¿De qué manera manejan y aceptan la información los
individuos? Los ciudadanos, en general, nos dejamos influir por nuestras
preferencias políticas. La gente selecciona fuentes de información sobre la base
de sus propias preferencias, con lo que quiere, o le resulta más útil y provechoso,
obtener información sesgada proveniente de la vertiente política que profesa o
con la que se sienta más cómodo, o la que entiende que es mejor, etc. Ahora bien,
¿qué ocurre con el ciudadano independiente, el que no opta por vertiente alguna,
el que quiere información objetiva que le ofrezca conocimiento acerca de la
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
82
política?, y ¿qué ocurre con los ciudadanos que todavía carecen de preferencias
para alcanzar un criterio de selección? Cada individuo quiere elegir las fuentes
de información que coincidan con su preferencia política pero ¿cómo podrá
elegir lo que prefiere si no tiene una información adecuada sobre las posibles
preferencias que existen para poder, luego, elegirlas? Sobre esto, incidiremos un
poco más adelante.
La información política se transmite por medio de los contactos sociales. Y
lo hace, en primer lugar, por los contactos más cercanos, agradables e íntimos en
términos de relaciones de redes formadas por amigos, conocidos, familiares y
gentes con intereses coincidentes, compartidos y comunes según el modelo de
cohesión social (Carmines & Huckfeldt, 2001:348). En segundo lugar, por contactos
menos cercanos, no cohesivos, de vinculación débil y no asociados íntimamente.
El núcleo de análisis se amplía mucho, como puede entenderse. Al ampliarse el
número de contactos con los que compartir la información, ésta se disemina y se
esparce, creándose una opinión pública (Carmines & Huckfeldt, 2001:350).
Recordemos las tres preguntas que nos hacíamos antes: ¿De qué manera
aceptan la información política los individuos?, ¿qué ocurre con el ciudadano
independiente?, y ¿qué ocurre con los ciudadanos que todavía carecen de
preferencias para alcanzar un criterio de selección? La toma de decisiones
políticas se convierte en un tema trascendental en politología. Y hay varios
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
83
frentes de análisis, el más importante de ellos son los efectos de los medios de
comunicación sobre las preferencias políticas de la gente, aunque no el único:
“La influencia de los medios no es simplemente una cuestión de decir a la gente cómo
votar, sino más bien una cuestión de influir las percepciones de los ciudadanos relacionadas con
la importancia de varios temas y problemas. (…) los asuntos cubiertos por los medios llegan a
convertirse en los asuntos que los ciudadanos ven como importantes” (Carmines & Huckfeldt,
2001:354).
En la amplísima oferta de medios de comunicación existen, en relación con
lo que nos ocupa, dos grandes variantes: la prensa partidista y la prensa adversa
(Carmines & Huckfeldt, 2001:352), por supuesto sin entrar a valorar la capacidad y la
profesionalidad de los medios, que se da por supuesta. La primera ofrece un
sesgo o, dicho de otro modo, un compromiso particular hacia una determinada
vertiente política. La segunda adopta una posición adversa y crítica frente a
todas las posibles vertientes de la lucha política. Cuando un individuo se
enfrenta a una decisión política y busca información para poder decidirse
intenta que esa información le ayude pero no dificultándole, sino facilitándole de
su decisión -reduciendo los costes es el concepto teórico (Carmines & Huckfeldt,
2001:353). Por eso un medio de comunicación sesgado hacia la vertiente que
defiende sus preferencias personales siempre será más útil y relevante para el
individuo que decide, que otro que tenga una posición adversa. Además un
ciudadano típico tiene un límite en la cantidad de información que puede utilizar
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
84
en sus juicios políticos, con lo que un medio de comunicación excesivamente
crítico que multiplique el número de temas políticos tratados o bien los llene de
contenidos prolijos y técnicos, tampoco será visto por el individuo como útil, y
no lo usará para ayudarse en su decisión.
Habíamos dicho que hay varios elementos que influyen en la toma de
decisiones políticas. El ciudadano medio típico tiene un conocimiento limitado
de los asuntos políticos, carece de información para saber qué es relevante en
política, y aun así son participantes políticos efectivos. Esto no es óbice para que
no tengan una opinión política expresada en una larguísima lista de tópicos
políticos que se manejan socialmente. Esta mayoría sabe qué posición prefiere
aunque no sea capaz de expresarla mediante un juicio razonado derivado de
premisas filosóficas articuladas (Carmines & Huckfeldt, 2001:360). ¿Cómo es posible que
la gente que no presta atención a la política o la que tiene poca información sepa
cuál es su preferencia y decida políticamente? Mediante una serie de atajos
heurísticos o de tanteo (Carmines & Huckfeldt, 2001:360) que permiten a los ciudadanos
estar mínimamente informados y formarse sus preferencias. Estos son,
someramente:
- Fijarse sola y exclusivamente en los grandes titulares o rasgos
sobresalientes y siempre disponibles de una situación sin tener toda la
información relevante. Por ejemplo, un votante que se decida por votar
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
85
a un candidato que simplemente diga ser representante del partido o
ideología X.
- Fijarse únicamente en los rasgos representativos o tópicos. Por
ejemplo, un votante que se decida a votar a un candidato que
simplemente esgrima los eslóganes propios del partido o la ideología X.
- Esperar no a los datos iniciales sino a algún tipo de información
relevante con determinados asuntos que interesan y decanten la
preferencia. Serían datos que se ajustan a las pretensiones del votante.
Por ejemplo, un votante no se decanta en el momento en el que el
candidato dice ser de X o defender eslóganes de X, sino que tenga
información de que defienda una medida que es defendida por el
votante.
- En las situaciones donde hay pocos datos o la información relevante es
mínima el votante intenta anticipar la situación simulando
mentalmente los distintos escenarios para poder decantar su voto.
Los dos últimos implican más procesos cognitivos y de reflexión que los
dos primeros, que se basan más en estereotipos y en la confianza en figuras
políticas importantes.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
86
Tenemos un individuo que quiere votar, y que quiere ir a votar con
información de lo que vota, pero quiere que la captación de esa información no
le resulte pesada y costosa y agote mucho de su tiempo.
Leer, escuchar e informarse sobre los puntos de vista de los candidatos lleva tiempo, y el
tiempo, como dice el viejo dicho, es oro. Un ciudadano racional no dedicará más tiempo/dinero
que el que sea necesario para adquirir tal información. Algunos concluirán que el coste es
demasiado elevado en relación a los beneficios esperados y no cargarán con el coste ni emitirán
un voto (Ball, 1999:85).
El ciudadano típico medio entiende la política como algo complejo, con lo
que el movimiento mental más lógico es de simplificación de esa complejidad
para poder decidirse. Pero ese mismo individuo que quiere votar e informarse
parte ya de una situación de preferencia y, la mayor parte de las veces, quiere
información que le refuerce esa preferencia, no que vuelva a llenarlo de dudas y
seguir gastando su tiempo en informarse, generar la preferencia y decidirse a
votar. La manera de obtener ese refuerzo y hacer más rápido y llevadero la
obtención de información y generar las preferencias es a través de los atajos
informativos (Pappi, 2001:382). Los más importantes son:
- Schemata o sinopsis. Se usa principalmente para la adquisición y el
procesado de información política. Framing mechanisms o mecanismos
de estructuración. Se usa principalmente para simplificar la evaluación
partidos políticos. El ciudadano típico medio acude a fuentes de
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
87
información en la que pueda distinguir claramente una serie de ideas,
creencias y código políticos. Busca como punto inicial de información
toda la serie de tópicos, trivialidades, eslóganes y prejuicios
reconocibles. El principal atajo es la etiqueta izquierda/derecha.
- Retrospective evaluations o evaluación retrospectiva. Se usa
principalmente para valorar la actuación competente del gobierno y los
gobernantes. En situaciones recurrentes, que ocurren con frecuencia, el
hábito ha creado una norma rápida de decisión. Así el votante
simplifica su decisión evaluando su propio bienestar en el pasado más
inmediato del cual hace responsables a los gobernantes, a los que no
vota (castigo) si le ha ido mal, o vota (premio) si le ha ido bien (Pappi,
2001:383).
El asunto de la preferencia de partido y el comportamiento en el voto es
una cuestión muy compleja, que los analistas empíricos estudian de modo
experimental mediante encuestas, entrevistas, etc. Ya hemos expuesto alguno de
los hallazgos de los sociólogos y psicólogos cognitivos. Pero este asunto no se
agota aquí. Dada la complejidad del mismo me limitaré a exponer brevemente
algunos otros elementos emparejados que entran a formar parte de este
complejo entramado mental de elección. Para empezar, no podemos igualar el
tiempo electoral con el tiempo interelectoral. Es ese primer momento, la
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
88
primera pregunta que se hace un individuo es ¿voy a participar?, y luego ¿por
cuál opción decantaré mi voto? Encontramos entonces, el voto por hábito en el
que el votante ya recapacitó hace tiempo y tiene clara su preferencia y mantiene
su actitud estable para con su partido favorito; y el votante que cada vez que hay
elecciones decide cuál será su preferencia en el voto. Encontramos también, el
voto retrospectivo frente al voto prospectivo: el primero evalúa su bienestar o
pérdidas en el pasado y el segundo plantea la hipótesis de la mejora o
empeoramiento en el futuro. Encontramos, otra opción más, el votante que se
deja influir por las noticias sobre el partido por el que tiene preferencia; y el
votante rutinario que no está receptivo a las noticias que surgen de su partido
aunque estas pudieran no ser positivas. Aun hay más elementos. Votantes que se
fijan en el factor utilitario, la satisfacción procede de la posibilidad de que el voto
tenga consecuencias beneficiosas sobre el votante; y votantes que se fijan en
factores expresivos, éticos, estéticos, religiosos, etc., donde la satisfacción
procede del acto de votar como tal. Siguiendo por la línea de argumentación
utilitaria nos encontramos con el votante-como-consumidor y el votante-como-
inversor. El primero busca la recompensa por su preferencia, y está pendiente de
los medios para implicarse en el voto según la oferta de los partidos. El segundo
calcula la utilidad que espera del posible gobierno. Y aquí no es lo mismo unas
elecciones en un sistema bipartidista (norteamericano) o multipartidista
(europeo). En el multipartidista, el inversor presta mucha atención a las
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
89
expectativas de voto del partido por el que tiene preferencia y es un ávido
buscador de información porque por un lado es posible que no vaya a votar
sabiendo que su partido no ganará; pero también es posible que el partido que
prefiere haga saber que apoyará en coalición a otro partido, entonces puede que
se decante por no votar ya que ese partido no es de su preferencia o puede que
se decante por el voto útil, y en vez de votar al partido que prefiere vote al
partido con el que su partido terminará haciendo coalición.
El análisis electoral es uno de los pilares fundamentales del estudio del
comportamiento político. Encuestas y métodos de muestreo, triangulación de
información, algoritmos de decisión, ecuaciones y conjuntos de variables,
modelo de votos por temas o identificación partidista son algunos de los
elementos que se dan cita en este tipo de investigaciones empíricas y
cuantitativas sobre el comportamiento político. Pero este modelo, lejos de ser
perfecto, tiene algunos defectos (Dunleavy, 2001:417):
- Énfasis totalizador de la investigación cuantitativa basada en encuestas.
- Marginalización y/o abandono analítico de las minorías sociales.
- Antinomias polarizadas.
- Riesgo de la ‘ingeniería’ del conocimiento.
Nos centraremos en las dos últimas que son las más importantes. Los
estudios electorales tienden a expresar las complejidades de las posiciones
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
90
políticas en formas dicotómicas y contradictorias. Un debate intelectual sobre la
política basado en el blanco-negro, el sí-no, izquierda-derecha, etc. está
distorsionado. Aunque no sólo es una cuestión de perfeccionamiento técnico,
como veremos a continuación, sí es necesario que si los análisis sean certeros y
válidos tengan en cuenta las ambigüedades del lenguaje, una buena formulación
de preguntas, un eficiente diseño de encuestas, etc.
Para algunos politólogos no behavioristas, el enfoque duro del
behaviorismo está bajo sospecha ya que entienden que sus presupuestos,
objetivos y finalidades son manifestaciones de una determinada ideología. Pero
los propios politólogos behavioristas son conscientes de que sus métodos de
trabajo y análisis, en los tiempos modernos, corren el riesgo de convertirse en
mecanismos de manipulación, de que sus herramientas puedan saltar el ámbito
propiamente académico y terminar formando parte de otras instancias que lo
convierte en ingeniería social. Dunleavy (2001:414-415) entiende que este problema
parte del propio éxito que los estudios empíricos han tenido en los últimos
tiempos a la hora de describir las realidades electorales, y esto es así por el
avance de la capacidad técnica para analizar y predecir el comportamiento
social. Al aumentar el prestigio profesional ha aumentado también la
aplicabilidad comercial y el aumento de agentes que usan ya este tipo de
técnicas y los resultados para sus intereses privados. Ya no están en posesión
exclusiva de los académicos sino que existen organizaciones empresariales
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
91
dedicadas a las encuestas, consultorías electorales que trabajan para los
distintos líderes o partidos políticos, think tanks o laboratorio de ideas, medios
de comunicación de masas, empresas de publicidad, marketing, consulting, etc.
Son muchos los peligros potenciales que encierra esta aplicación industrial del
conocimiento político, ya que se corre el riesgo de pasar de la descripción y la
predicción a la manipulación y el control de las fuerzas sociales en el traspaso o
retención del poder institucional. Para estas instancias antes mencionadas la
ciencia política no es la búsqueda abstracta de conocimiento sino la forma más
certera y efectiva de comprender cuáles son las fuerzas que estructuran la
competición por el poder político (Dunleavy, 2001:415); y una vez en posesión de dicho
conocimiento usarlo para obtener beneficios unilaterales.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
92
TEORÍA.
Se pueden plantear varias definiciones de lo que es la Teoría Política. La
primera definición que se aporta es una declaración de mínimos, genérica y
convencional, y seguramente insuficiente. Sirve más bien de faro que avisa a los
navegantes del lugar por donde pasan. También de etiqueta que presenta un
producto al que lo compra. En definitiva, una definición iniciadora de una
reflexión más profunda: Partiendo de los hechos y de los detalles, describe y
explica la política en términos generales y abstractos (Goodwin, 1997:10). La segunda
definición trata de profundizar más, tomando el concepto ‘poder’ como núcleo
de reflexión. “La teoría política,…, puede ser definida como aquella disciplina que
intenta explicar, justificar o criticar el ejercicio del poder en la sociedad” (Goodwin,
1997:10). Ahora bien, dependiendo del modo en que tratemos ese concepto, lo
analicemos o valoremos, dará lugar a distintos ideales y problemas político
(Goodwin, 1997:11). El mismo concepto no significa lo mismo a según qué analista
preguntemos. Esta definición que aspiraba a ser una declaración de máximos,
termina sin ser satisfactoria ya que no todos estarán de acuerdo ni con los
máximos ni cómo se han llegado a ellos.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
93
Surge aquí la problemática de los conceptos abstractos en política. Si
queremos soslayar esta problemática podemos decidir estudiar las instituciones
políticas reales en vez de los conceptos abstractos. De acuerdo entonces,
escojamos ‘la democracia’: ¿nos fijamos en los modos en las que se dieron, o
leemos a los autores que escribieron sobre cómo tendría que estar establecida?,
¿nos fijamos solamente en la de nuestros países o en la democracia de otros?,
¿en la que tenemos actualmente o en las que se dieron en el pasado?, ¿en sus
documentos fundacionales, las Constituciones, o en lo que realmente se plantea
cotidianamente? Aquí hay mucha tela que cortar, como diría el refranero
popular. ¿Existe realmente un hilo conductor, que alguien pueda probar con
argumentos, que sea capaz de unir todas y cada una de las democracias del
pasado y del presente, de nuestras sociedades y las de otras? Ímprobo trabajo,
desde luego, que tiene que ser ese.
De aquí, extraemos una de las preguntas nucleares de la política. Goodwin
(1997:11) la expresa como sigue: “¿Qué es lo que está primero, el concepto o el
hecho, la teoría o la realidad?”. ¿Sería mejor centrarse en las instituciones
políticas reales, en vez de estudiar los conceptos abstractos? ¿A qué se debe la
política, a las realidades o a las interpretaciones de las realidades? La postura de
Goodwin (1997:13) es que la tarea central de toda teoría política ha de ser la
‘crítica’, entendiendo ésta en su acepción ilustrada: la herramienta de la razón
para captar el orden social. En teoría política hay que partir de una posición
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
94
abstracta y conceptual, de ideales en definitiva, aunque estos no sean
imparciales. Porque para esta politóloga británica, ningún teórico está exento de
valores o compromisos ideológicos (Goodwin, 1997:24). Se ha hablado mucho en
política del llamado ‘enfoque neutro’: procurar hacer un análisis pulcro y
fehaciente de lo político. Entraríamos aquí en el esquivo y eterno debate
filosófico de la objetividad y la subjetividad ya tratado con anterioridad. Todos
los teóricos políticos asumen una serie de valores a la hora de realizar sus
análisis. Toda teoría y todo teorizar, por tanto, es susceptible en mayor o menor
medida, de desviarse ideológicamente.
Pero no me desvío del asunto tratando de las desviaciones ideológicas. El
autentico papel del teórico político no es el de resolver definitivamente ese
maremágnum de preguntas anunciadas al comienzo, respondiéndolas a todas
sin dejar ni sombra de duda. La tarea nuclear de la teoría política es la del
correcto razonamiento de las preguntas. Del cúmulo de argumentos que se
plantean en lo político, el teórico debe sacar a la luz los supuestos previos, las
opiniones y los componentes ideológicos que se encuentran en su interior. De
ese modo se puede determinar los conceptos que están bien fundados, además
de disipar los engaños y poner en evidencia las ideas incorrectas. Para Goodwin
(1997:19) la teoría política tiene más de técnica o de herramienta que de fin en sí
misma.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
95
Se hace necesario proponer una nueva definición, la tercera, de teoría
política (Goodwin, 1997:22). La teoría política es aquella disciplina que contiene en su
interior tanto “las doctrinas persuasivas y normativas denominadas ideologías”
como a “la actividad analítica que se conoce como filosofía política”, esto es,
examinar los conceptos políticos, por eso puede dársele el nombre de “análisis
conceptual”. Sus funciones son las de dar usos coherentes de los conceptos y,
también, suministrar definiciones aceptadas de modo general acerca de los
términos políticos centrales. Estaríamos ante una estructura construida sobre
dos pilares igualmente importantes que se relacionan entre sí por otras
estructuras de puente. Lo valorativo y lo descriptivo no tiene que ser
componentes excluyentes. Hay un antagonismo que puede y tiene que ser
reconducido por el teórico. Ambos existen, no podemos negarlo, los hechos y los
valores, son el material con el que trabaja el teórico. La teoría política aspira a
ser una construcción grande, que pueda acoger en su seno toda esta diversidad.
A modo de conclusión. La política es controversia, nada encontraremos en
este campo de conocimiento y reflexiones que no esté sujeto a disputas y
variaciones, ya que inevitablemente depende de contextos históricos,
socioculturales y económicos, además de valores e ideologías. No hay respuestas
decisivas a los interrogantes (Goodwin, 1997:23), no hay respuestas correctas que
zanjen perpetuamente los debates. La teoría política no es un solucionario de las
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
96
cuestiones políticas, sino una herramienta de análisis e interpretación guiados
por lo que debe ser una actitud escéptica y crítica.
Si cada teórico está en su derecho, y tiene el deber de analizar los
conceptos y describir los hechos según los valores y normas con los que está
personal y profesionalmente comprometido, ¿qué utilidad tiene, por tanto, la
teoría política como conocimiento universalmente válido? ¿Qué cantidad de
insatisfacción y frustración produce el estar constantemente discutiendo cada
palmo de terreno, cada concepto, cada hecho, cada valoración que haga del
concepto, cada descripción que se haga del hecho, cada idea que se tenga
preconcebida para valorar cada concepto?
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
97
TEORÍA POLÍTICA
1. LAS CORRIENTES
Hasta que no apareció el behaviorismo en el ámbito de la politología, no
había razón alguna para trazar una línea fronteriza en la teorización política.
Cuando este movimiento intelectual se convierte en el paradigma explicativo
hegemónico es cuando se traza esa línea de separación. Efectivamente, a partir
de que los politólogos behavioristas tomaron el mando de las reflexiones
políticas comenzó el rechazo por los modos de hacer de la teoría política. Así lo
explica Harto de Vera (2005:158):
“El rechazo a la Teoría Política clásica se fundamentaba en el nulo contenido científico de
la misma y en la paralela afirmación de que bajo el rótulo de ‘Teoría Política’, se contenía una
operación intelectual de tipo especulativo que semejaba más a la Filosofía que a la Ciencia”.
La pretensión de estos era construir una teoría política de carácter
científico y no filosófico. Eliminación de los valores, solo enunciación,
contrastación y legislación: el comportamiento político humano puede ser
explicado con validez universal como si fuera una ciencia natural, física o
química. La teoría política clásica se corresponde con la etapa que hemos
quedado en llamar ‘artesanía intelectual’, y que se caracterizaba, básicamente,
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
98
por ocuparse de la reflexión sobre el buen gobierno y las instituciones que se
establecen para tal fin. Esta forma de teorizar estudiaba a los autores clásicos, y
consistía en el estudio del pensamiento político desde el tiempo de los griegos
hasta nuestros días. Era la historia de las ideas políticas y su relación con las
instituciones políticas en infinidad de contextos históricos y sociales. Era una
narrativa que giraba en torno a la ‘Gran Tradición’ que comenzaba con Platón y
llegaba al presente. Esta actividad reflexiva se pregunta por los medios y fines de
la acción política. Es por esto, dicen los defensores de esta forma de hacer teoría,
por lo que encontramos los mismos problemas políticos en todas las épocas por
muy diferentes que sean las coyunturas históricas específicas. G. Sabine, el más
importante teórico político clásico norteamericano de la primera mitad de siglo,
distingue varios niveles de análisis en la reflexión de todo teorizar político. El
nivel de aprehensión de la realidad de los hechos es el primero de ellos, las
relaciones de coherencia lógica entre los mismos es el segundo; finalmente, las
valoraciones que puedan hacerse de esos hechos es el último de ellos. Cada nivel
tiene que ser analizado por separado y no traspasar con elementos de uno de los
niveles a los otros. ¿Qué significa esto? Que el primer nivel es el de la descripción
de los hechos, el segundo el de la verdad o falsedad de los mismos y el último el
de las preferencias de cada autor al juzgar los acontecimientos, esto es, de emitir
juicios de valor contingentes sobre lo acontecido. El problema aquí, por no
respetar las fronteras metodológicas, radica en otorgar valores morales (bueno,
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
99
malo, justo, injusto, etc.) a las descripciones o a la verdad o falsedad de lo
ocurrido, o en afirmar la verdad o falsedad de las valoraciones morales que se
extraen de los hechos. Los juicios morales han de quedar alejados de los juicios
lógicos y las descripciones fácticas en la teoría política. El resultado final de esta
tricotomía es el relativismo: de ninguna teoría se puede afirmar que sea
verdadera o falsa (no confundir con la verdad o falsedad de los hechos), ya que
cada teórico opta libremente por sus propios valores de reflexión que pueden
chocar y chocarán con otros valores que otros teóricos elijan libremente.
La revolución behaviorista que llegó en los 50 pretendía elaborar leyes
que explicasen los procesos políticos con una pretensión de validez universal al
modo de las ciencias naturales. Querían convertir la teoría en ciencia empírica y
la conclusión era que esa forma clásica de teorizar sobre los fenómenos políticos
era de corte humanista y no científica. El politólogo behaviorista entendió que
gracias a la ciencia positiva se liberaba a la política del oscurantismo metafísico
y filosófico, aquello no supondría más un obstáculo para el progreso. Había que
dejar de prescribir y comenzar a describir, y sobre todo, había que cambiar la
moral por el empirismo. Así se trazó una línea que añadió el clásico y el
normativo a la teoría política de entonces y que aún persiste hoy en día. La
teoría política normativa era tratada como mera ideología en la que era
imposible un tratamiento racional de los valores que se ponían en liza. Así, la
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
100
teoría política contemporánea y la teoría política empírica comenzaron su
andadura.
A pesar de los ataques furibundos de los behavioristas, no se dejó de hacer
teoría política de corte clásico del todo. Y fueron intelectuales que llegaron de
Europa huyendo del nazismo en la década de los 30 y los 40 (Leo Strauss, Eric
Voegelin o Hanna Arendt entre otros) los que impulsaron nuevas formas de
teoría de filo tradicional pero evitando el relativismo sabiniano: era posible el
tratamiento racional y fundamentado de los valores morales. La década de los
50 y gran parte de los 60 vivió el antagonismo entre la hegemonía de la Teoría
Política Científica de corte conductista y la Teoría Política tradicionalista de los
‘Exiliados’. Pero como ya se ha explicado anteriormente el paradigma
behaviorista dejó de ser el hegemónico en los años 70 y entonces se rehabilitó la
teoría política normativa, clásica o tradicional en forma de Historia del
Pensamiento Político. En estos tiempos de cierto acercamiento en ambas orillas
del Atlántico, destacan autores como Rawls o Nozick en los EEUU y Habermas o
Horkheimer en Europa. Desde entonces hasta la actualidad, la teoría política ha
sufrido una fragmentación, debido a la pluralidad de perspectivas diferentes.
Pero del encontronazo con el behaviorismo, la teoría política sí que ha sabido
extraer una serie de enseñanzas que tienen que ver con la transformación de su
metodología y la investigación empírica.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
101
En la actualidad vemos desarrolladas varias líneas de trabajo de teoría
política. Según Harto de Vera serían:
Historia del Pensamiento Político. Inaugurada por el movimiento ‘New
History’ de la Escuela de Cambridge (Skinner, Pocock o Dunne entre otros) trata
de incorporar a los nuevos tiempos de la politología las grandes obras clásicas.
El método de trabajo consiste en analizar el significado de los textos clásicos
enmarcándolos en el ambiente intelectual en el que vio la luz. Es fundamental
saber cuáles fueron los contextos en el que las ideas de ese texto fueron
producidas por los autores.
Análisis de Conceptos Políticos. Es la reflexión sistemática de los conceptos
nucleares del discurso político: soberanía, Estado, poder, justicia, democracia,
autoridad, público y privado, etc. En este campo observamos una manifiesta
pluralidad de orientaciones dependiendo del modo en el que son analizados los
conceptos. Están los autores que reflexionan sobre el uso pre-teórico u ordinario
y cotidiano de los conceptos (De Vera, 2005:176); los autores que estudian los mapas
conceptuales en un momento histórico determinado (Ball, Farr y Hanson entre
otros asociados a la Escuela de Cambridge). Finalmente los que estudian la
evolución de los conceptos a lo largo del tiempo (Brunner, Conze y Koselleck en
el Geschichtliche Grundbegriffe).
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
102
Teoría Política Empírica. En el apartado de Ciencia Política ya se comentó,
brevemente, los rasgos más importantes del behaviorismo, el sistemismo, la
cultura política, el institucionalismo histórico y la teoría de la elección racional.
Teoría Política Normativa. Estudia los fundamentos morales de la práctica
política, confrontando el ‘debe ser’ con ‘lo que es’. Esto es, los valores vuelven al
centro del análisis político. Cada analista decide libremente los valores y
principios morales con los que confrontar esa dicotomía. Esta nueva teoría
normativa tiene un elevado nivel de abstracción, huyendo de los asuntos de tipo
práctico. Además, presta atención a las cuestiones metodológicas en la búsqueda
de las bases racionales y el fundamento de los principios normativos que
proponen.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
103
TEORÍA POLÍTICA
2. LOS DEBATES
La política parece estar sumida desde las propias raíces en una serie de
dicotomías, sino en conflicto, al menos en constante roce. Una de ellas comienza
con la calificación unidimensional del hombre, como sólo activo-participativo, o
sólo pasivo-consumidor. Que habita en ámbitos estancos: lo público y lo privado.
Y una Humanidad unidimensional que o bien logra distanciarse de sus
necesidades particulares, sin perder ni su nobleza ni su libertad y que tiene
como individuo tipo al altruista-compartidor; o bien está centrada en sus
intereses, en las competencias y los conflictos y que tiene como individuo tipo al
racionalista-acaparador. Pero podemos seguir añadiendo dicotomías, como que
la política se dirige al primero con argumentos y explicaciones; o la política se
encarga de analizar al segundo para entender por qué hace lo que hace, y vota lo
que vota. Tenemos, por lo tanto, una política como lugar de encuentro y una
política como análisis del poder. O como afirma Rafael del Águila (2009:21-22), en
la política, y su actividad, se pueden distinguir dos concepciones: una
cooperativa y consensualista (aristotélica) y otra conflictiva y transgresora
(maquiavélica). La primera se centra en la búsqueda de acuerdos y consensos y
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
104
la segunda de resolver conflictos y la contraposición de intereses. Ambas
ciencias políticas, Ciencia de la deliberación en común o Ciencia del Poder,
coexisten actualmente.
En realidad, ese hombre unidimensional, esa Humanidad, es como la
Política, más bien poliédrica, activo-pasivo según los temas y participativo-
consumidor según los contextos. Los ámbitos públicos y privados forman
gradientes y la política es tanto la comprensión de lo colectivo-público-
ciudadano como el análisis del poder y su influencia sobre los individuos. No
creo que sea tanto una cuestión de dialéctica como de enlace. No se trata de
buscar una tercera categoría sintética que solucione la dicotomía, como de
enlazar ambas posiciones y dejar constancia de cómo se articulan e
interrelacionan. Más que una disyunción, se trata de una conjunción. No es o
ciencia o teoría política, sino ciencia política y teoría política. No se trata de
simplificar eliminado instancias de reflexión metódica, sino de cuantos más
seamos para repensar lo que existe mejor para comprender la complejidad de lo
vivido y existente.
Durante la década de los 50 y los 60, el debate teórico no era consigo
mismo sino para contrarrestar la disolución de la politología behaviorista.
Destacaron en esta defensa autores como Berlin, Strauss, Voegelin, Marcuse,
Popper, Arendt y Oakeshott.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
105
“En el mundo anglosajón estaba muy extendida la opinión de que cualquier investigación
o era empírica o era normativa, que la filosofía política tradicional pertenecía al segundo tipo, y
que como los valores no son objetivos, toda investigación normativa, incluida la de la filosofía
política, se situaba básicamente en el terreno de las preferencias personales para las que no es
legítimo reclamar validez universal. Incluso los autores que rechazaban esta visión positivista
argüían que, como en las sociedades occidentales contemporáneas reinaba un amplio acuerdo
sobre los valores morales, la filosofía política carecía de función pública importante y era, en
consecuencia, innecesaria. En suma, la filosofía política o era imposible o era inútil, o ambas
cosas “(Parekh, 2001:730).
Los autores aludidos sí creían que su disciplina tenía alcance universal,
una orientación crítica y el objetivo de ofrecer una explicación racional de la vida
política. La teoría política puede ser una disciplina teorética, reflexiva y
explicativa. Casi todos estaban en que la filosofía política se ocupa más de
comprender que de prescribir (Parekh, 2001:731). Compartieron algunos puntos
comunes, tanto biográficos como teóricos: haber sufrido los horrores de la
Europa totalitarista, la oposición al comunismo, la problemática de la
movilización-manipulación de las masas y una actitud crítica frente a la
democracia liberal, especialmente el individuo posesivo, la alianza con el
capitalismo y el enfoque instrumental de la política (Parekh, 2001:731). En definitiva,
la teoría política es una disciplina crítica por naturaleza y de alcance universal,
destinada a comprender la vida política y a dilucidar las características
fundamentales de la vida humana (capacidades y necesidades básicas).
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
106
Con la caída del behaviorismo, en la década de los 70 y 80 hasta la
actualidad, la teoría política se pluraliza tanto en la temática como en los
enfoques. Persiste la consideración de ser una disciplina crítica y de alcance
universal, pero en otros aspectos, este teorizar toca tierra firme y se convierte en
una disciplina normativa y práctica, que quiere ofrecer tanto una teoría del
hombre como delinear una estructuras de instituciones, políticas y prácticas
deseables, en enfoque multidisciplinar con otras ciencias sociales (Parekh, 2001:733).
Esta forma de hacer politología teórica tiene su punto de salida en John Rawls y
su A Theory of Justice de 1971, y la subsiguiente panoplia de seguidores, más o
menos fieles, y el no menos grande grupo de críticos que tuvo este autor. Los
principales debates en teoría política son los que siguen a continuación.
Liberalismo contra comunitarismo. Para Young (2001:696) la inauguración
del debate entre la Justicia, la Libertad y la Igualdad tiene dos hitos importantes
a comienzos de la década de los 70, con la publicación de dos textos que
marcarán el debate posterior. Estos son, A Theory of Justice de John Rawls en
1971 y Anarchy, State and Utopia de Robert Nozick en 1974. Ambas obras, de
autores norteamericanos vinculados a la Universidad de Harvard, muestra como
desde dentro de la misma tradición liberal las cuestiones pueden articularse
desde posiciones distintas. Rawls argumenta a favor de la compatibilidad entre
la libertad y la igualdad y Nozick da primacía a la libertad sobre cualquier
intento de socavarla (Young, 2001:697). Rawls defiende un Estado
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
107
intervencionista y redistribuidor de recursos que promueva, a la vez, la libertad
y la igualdad. El criterio de justicia en este estado descansa en dos principios: la
igualdad en cuanto a libertades como principio dominante y la permisión de
desigualdades en la distribución de bienes si benefician a los desfavorecidos (de
Vera, 2005:182). Nozick defiende que el Estado sólo desempeñe funciones que
tiene que ver con la ley y el orden, y no la intervenir ni siquiera en la
redistribución equitativa de los bienes (de Vera, 2005:182).
¿En torno a qué claves gira este debate? Si el estado liberal-democrático
tendría o no que resolver los problemas sociales y reducir las privaciones
económicas mediante implementación de políticas públicas. Rawls suministró
con su obra todo un entramado teórico a favor de los partidarios de las políticas
públicas y Nozick al bando contrario.
En las décadas posteriores, los seguidores, enmendadores y críticos de
ambos teóricos continuaron con el debate sobre cómo y en qué grado es posible
compatibilizar la libertad y la igualdad, la justicia social para reforzar el Estado
del Bienestar. De entre nutrido grupo de expertos, Young (2001:698) destaca el
trabajo de del Nobel de Economía, de origen hindú, Amartya Sen, y su ética del
desarrollo igualitarista en la que no existe contraposición entre igualdad y
libertad. Propone una redistribución de recursos a favor de quienes se ven
privados de oportunidades para desarrollar y ejercer capacidades (Young, 2001:698).
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
108
Por parte de los comunitaristas destacan en este debate, según Harto de
Vera (2005:183), Michael Sandel y Liberalism and the Limits of Justice de 1982,
Michael Walzer y Spheres of Justice de 1983. La tesis central consiste en
proclamar que valores como la justicia, los derechos y la libertad sólo pueden ser
adecuadamente tratados y comprendidos si se tiene en cuenta su encuadre en
contextos sociales y culturales determinados (de Vera, 2005:183). Para Sandel hay un
error de partida en la consideración liberal del sujeto por abstracto y despojado
de la cultura. Para estos teóricos el sujeto ha de estar vinculado a la comunidad a
la que pertenece (de Vera, 2005:183). Walzer, defiende la existencia de distintas
esferas de justicia dentro de una comunidad y un concepto de igualdad, que
llama igualdad compleja, que posibilite la compatibilidad entre los distintos
criterios de justicia distributiva propios de cada esfera (de Vera, 2005:184). El debate
entre unos y otros continuó durante toda la década de los 80 y los 90, con Will
Kymlica y Liberalism, Community and Culture de 1989, Stephen Macedo y Liberal
Virtues de 1990, William Galston y Liberal Purposes de 1991 (de Vera, 2005:185).
Teoría de la Democracia. Este debate se inaugura con otro texto
importante (Young, 2001:700): Participation and Democratic Theory de Carole
Pateman en 1970. Pateman argumenta a favor de una democracia basada en la
discusión activa y la toma de decisiones por parte de los ciudadanos: es la
participación en la democracia lo que puede desarrollar y preservar la igualdad
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
109
social. La ciudadanía democrática es la principal preocupación de la teoría
contemporánea sobre la democracia.
¿En torno a qué claves gira este debate? El debate anterior, nos muestra a
los ciudadanos como portadores de derechos y receptores de la acción del Estado,
que no participan en la elaboración pública de decisiones (Young, 2001:700). El
debate teórico gira aquí en torno a dos ideas entrelazadas: ¿cómo es el
individuo?, y ¿cómo entender la libertad? El papel de los ciudadanos ha de ser
activo o ha de ser pasivo, seres humanos como consumidores-poseedores o
como personas que desarrollan y ejercen capacidades. Libertad como
oportunidad de desarrollar y ejercitar las propias capacidades o libertad como la
no existencia de restricciones, especialmente en lo tocante a la propiedad.
¿Puede una ciudadanía con privaciones, amenazas o coerciones, o que vive en la
desigualdad económica, de oportunidades y de poder tener un papel activo en la
democracia? Para que una democracia fuera realmente democrática, ¿no debería
promover medidas para que se limitaran las desigualdades y se garantizara a
todos tener cubiertas las necesidades básicas?
De modo esquemático podemos decir que, a partir de todo este debate,
surgen dos enfoques complementarios en lo que se refiere al papel del
ciudadano en la democracia. El enfoque participativo de la Democracia entiende
que ésta no puede limitarse a permitir que los ciudadanos voten a sus
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
110
representantes en las instituciones públicas (Young, 2001:702), éstos tiene que
participar en todas aquellas instituciones en la que se requiere su obediencia.
Por eso, entienden los defensores de este enfoque (Pateman) la igualdad social y
económica es condición necesaria para la participación democrática. El enfoque
deliberativo de la Democracia tiene que ver con la toma democrática de
decisiones mediante la discusión razonada (Young, 2001:703). Este debate sobre la
participación-deliberación de los ciudadanos en la democracia deja abierta otra
discusión importante, el del papel de la representación. Sigue habiendo
defensores de la misma, pero son cada vez más los críticos que o bien quieren
reformarla o directamente entienden que no son compatibles representación y
democracia.
C.B. Macpherson, en Democratic Theory de 1973 y The life and times of
Liberal Democracies de 1978, articula una crítica a la pasividad de la democracia
liberal (de Vera, 2005:186). Si de las dos posibles caracterizaciones de la
naturaleza humana, consumidor de bienes y promotor de aptitudes-habilidades,
se potencia la segunda en vez de la primera, cambiará la teoría política de la
democracia. Al cambiar la concepción de la naturaleza humana también lo hace
el de la libertad como la oportunidad de desarrollar y ejercitar las habilidades y
talentos personales. Si tomamos la noción de libertad como ausencia de
dominación y capacidad para autorrealizarse y autodeterminarse, la igualdad es
muy compatible con la libertad.
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
111
Teoría política feminista. Varias son las líneas complementarias de
teorización que se propugnan aquí. Una de ellas sería la deconstrucción de la
dicotomía público-privado (Young, 2001:704), ya que el éxito de la primera tiene que
ver con la represión de la segunda. Otra sería, la crítica a la masculinidad de la
razón universal (Young, 2001:705) y la visión unilateral masculina de la vida política.
También, la crítica a la pretensión de universalidad de la teorización política que
no ha tenido en cuenta las diferencias de género (Young, 2001:706).
Teoría Crítica. Son una serie de aproximaciones teóricas diversas con un
pequeño número de rasgos comunes (de Vera, 2005:196): la ligazón al
marxismo, la idea de que la política tiene sentido como instrumento de cambio
de las relaciones de poder, la actitud crítica ante la premisa de neutralidad
valorativa de los paradigmas positivos-empíricos y la concepción de la Ciencia
Social como totalidad y no como disciplinas fragmentadas. Harto de Vera
(2005:198) cita algunos de estos teóricos: Antonio Gramsci, Nicos Poulantzas, Bob
Jessop, Fred Block y Theda Skocpol.
Posmodernidad. Este fenómeno, que trasciende las fronteras de la Ciencia
y la Teoría política, tiene también que ver con la filosofía, la epistemología, la
sociología y la ética (de Vera, 2005:202) y pone en cuestión los proyectos de la
Ilustración y la Modernidad, entre ellos la política. En relación a la política, las
características más reseñables son: la crítica a las grandes narrativas de Lyotard,
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
112
el antifundamentalismo de Rorty, el antiesencialismo de Derrida, el ‘fin de la
historia’ en sentido fuerte de Baudrillard; y el movimiento y fluir del poder a
través de toda la sociedad y de cómo las instituciones y los conflictos políticos
condicionan el poder social y son condicionados por él de Foucault (Young,
2001:707).
Buscan, también, la reinterpretación del pluralismo democrático (Young,
2001:709). En torno a la reflexión plural huye del discurso científico caracterizado
por la voluntad de fundamento, la búsqueda de sistematicidad y de rigurosidad. En
su lugar propone como alternativa discursos más débiles, con pretensiones más
modestas. Narrativa en vez de Teoría y abandono de la Política en su sentido
fuerte, que se sustituye por la micropolítica (de Vera, 2005:204).
Nuevos movimientos sociales y la Sociedad Civil. Se encarga de reflexionar
sobre cuestiones que tiene que ver con la diferencia cultural, la
autodeterminación, el pluralismo en la vida cotidiana, la interacción social, la
participación en las decisiones dentro de las instituciones sociales y económicas
(Young, 2001:711). Estos movimientos sociales son ya conocidos por todos:
ecologismo, pacifismo, movimientos de resistencia nacional y reivindicación
cultural, feminismo, liberación homosexual, etc.
La revitalización de la sociedad civil tiene que ver con que el Estado se ha
convertido en un gigantesco entramado sectorial de administración técnica y
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
113
burocrática que funciona a puerta cerrada. La racionalidad técnica se ha
apoderado del Estado, desacoplándolo de la vida cotidiana, pero éste sigue
manteniendo un imperativo sobre la vida de todos los ciudadanos. Nuevos
movimientos sociales reaccionan ante esto, tratando de limitar la influencia de
los imperativos sistémicos del poder y la ganancia (Young, 2001:713). La sociedad
civil trata de emerger como el nuevo lugar central para la política libre y la
deliberación.
“Por sociedad civil se entiende una actividad asociativa voluntaria que da lugar a un
conjunto de asociaciones cívicas, organizaciones sin ánimo de lucro, etc., en conexión muy laxa
con el Estado y las corporaciones económicas. Las actividades de la sociedad civil requieren un
estado liberal fuerte que proteja las libertades de expresión, asociación y reunión. Pero este tipo
de actividades implican una participación más directa que la relación entre el ciudadano y el
aparato decisorio del Estado” (Young, 2001:714).
La actividad tecnificada hace que el Estado no pueda funcionar como el
lugar de la política deliberativa en las sociedades del capitalismo avanzado. En su
lugar, la política, en el sentido de encuentro de los individuos para discutir
conjuntamente los problemas colectivos, ocurre más en esferas públicas críticas,
fuera del Estado (de Vera, 2005:207).
CUADERNOS DE FILOSOFÍA POLÍTICA
EL OBJETO DE LA POLÍTICA
Fco Javier Benítez Rubio
115
Bibliografía:
- Águila, Rafael del (Editor) Manual de Ciencia Política. Trotta 6ª Edición 2009 Madrid.
- Bealey, Frank. Diccionario de Ciencia Política. ISTMO Colección fundamentos nº 211 2003 Madrid
[Publicado originalmente en 1999].
- Caminal Badía, M. (Editor) Manual de Ciencia Política Tecnos 3ª Edición Reimpresión 2007 Madrid.
- Farr James, Dryzek John S. & Leonard Stephen T. (Eds.), La Ciencia Política en la Historia. ISTMO
Colección fundamentos nº 140 1999 Madrid [Publicado originalmente en 1995]:
Ball, Terence. Una alianza ambivalente: la ciencia política y la democracia estadounidense.
Leonard, Stephen T. Los fines pedagógicos de una ciencia política.
Farr, James. Rememorando la revolución: el behavioralismo en la ciencia política estadounidense.
- Goodin, R. y Klingemann, H-D. (Eds.). Nuevo Manual de Ciencia Política (Tomos I y II) ISTMO Colección
fundamentos nº 165 2001 Madrid [Publicado originalmente en 1996]:
Goodin, Robert E. & Klingemann, Hans-Dieter. Ciencia Política: la disciplina.
Almond, Gabriel A. Ciencia Política: la Historia de la Disciplina.
Dogan, Mattei. La ciencia política y otras disciplinas sociales
Carmines, Edward G. & Huckfeldt, Robert. Comportamiento político: una visión general.
Pappi, Franz Urban. Comportamiento político: votantes racionales y sistemas multipartidistas
Dunleavy, Patrick. Comportamiento político: enfoque institucional y enfoque experimental
Young, Iris Marion. Teoría política: una visión general.
Parekh, Bhikhu. Teoría política: tradiciones en filosofía política
Barry, Brian. Teoría política: lo viejo y lo nuevo.
- Goodwin, Barbara. El uso de las ideas políticas. Península 1997 Barcelona [Publicado originalmente
en 1988]
- Harto de Vera, Fernando. Ciencia Política y Teoría Política contemporáneas: una relación
problemática. Trotta 2005 Madrid.
- Molina, Ignacio. Conceptos fundamentales de Ciencia Política. Alianza Editorial 2ª edición 1ª
reimpresión 2008 Madrid
- Quesada Castro, Fernando, ¿Un nuevo imaginario político?, en Revista Internacional de Filosofía
Política nº 17 (Refundación de la Democracia) Anthropos-UNED-CSIC-UNAM 2001 Madrid
- Quesada Castro, Fernando, Sendas de Democracia: entre la violencia y la globalización. Homo
Sapiens Ediciones 2006 Rosario-Santa Fe-Argentina
- Quesada Castro, Fernando, Introducción. Sobre la Naturaleza de la Filosofía Política en Quesada
Castro, Fernando (Editor), Filosofía Política I. Ideas Políticas y movimientos sociales. Trotta-CSIC Enciclopedia
Iberoamericana de Filosofía 13 2ª Edición, 2002 Madrid.