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(Edi
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Centro de Investigación en Comunicación Social
“Luis Ram
iro Beltrán”.
Universidad Católica de Santiago del Estero
Departamento Académ
ico San Salvador
Arrueta, Cesar; Brunet, Marcelo
Fuentes confiables: miradas latinoam
ericanas sobre periodismo / Cesar
Arrueta y Marcelo Brunet - 1a ed. - San Salvador de Jujuy: Ediciones DASS-
UCSE, 2012.
310 p. ; 22x16 cm
. ISBN 978-987-26314-7-5
1. Comunicacion Social. 2. Periodismo. I. Brunet, Marcelo II. Título
CDD 302
Fecha de catalogación: 02/11/2012
6
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17
2 Doctora en Ciencias Sociales por la Flacso y Licenciada y Profesora en Letras por la Universidad de
Buenos Aires, especializada en comunicación pública y medios. Es docente e investigadora en la
Universidad Nacional de La M
atanza por concurso público y profesora visitante de posgrado en
universidades de Argentina y Latinoam
érica. Participa en foros y redes internacionales en tem
as
de de su especializada y es responsable por el capítulo Argentina del proyecto internacional de in-
vestigación “Worlds of Journalism”. Entre sus publicaciones académ
icas cuenta con tres libros de
su autoría, siete obras colectivas como editora y veinte como coautora. Colabora como columnista
especializada en televisión y tem
as de sociedad en medios de prensa de Argentina. Dirige el blog
de intercam
bio académ
ico www.catedraa.com.ar, que creó en 2004.
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1. ¿Q
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Hay coincidencia en señalar que el periodismo está atravesando cam
-bios sustanciales en los últimos tiem
pos. Se plantea como el fenó-
meno m
ás notorio el impacto de las nuevas tecnologías o el lugar
que ocupa la clásica investigación periodística en los medios pero
poco se habla de las circunstancias que condicionan el desem
peño
de la persona. Este aspecto es el menos estudiado en Argentina y los
escasos datos de la cultura profesional surgen de apenas una decena
de estudios impulsados en su m
ayoría por organizaciones de la so-
ciedad civil o consultoras y no van más allá de los últimos quince años
(Amado, 2012). La mayoría se centra en los periodistas de los gran-
des medios, con limitaciones técnicas en lo que hace a la representa-
tividad de la m
uestra con lo que no disponem
os de un diagnóstico
del ejercicio del periodismo que comprenda todo el país.
Aunque no estén considerados en las encuestas, y mucho menos en
las mesas de discusión de los foros académ
icos focalizados en los
roles modélicos, lo cierto es que existen form
as de ejercicio del pe-
riodismo que se desarrollan por fuera de los espacios de las redac-
ciones tradicionales. Es especialmente notorio el crecimiento de los
profesionales que desarrollan funciones en las áreas de prensa y co-
municación. En Europa y en Estados Unidos desde hace tiem
po esta
función está institucionalizada y ha sido objeto de investigaciones
que dan cuenta de su im
pacto en la inform
ación (Charron, 1995; Ha-
llin, 1997; McCombs, 2006; Ram
írez, 1996; W
aisbord, 2012). En nues-
tro país, las áreas de comunicación de las organizaciones se han
convertido en un espacio de inserción profesional para los periodis-
19
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tas, especialmente en las áreas públicas, que son las que tuvieron
más crecimiento en la última década. Sin embargo, muchos miran
ese fenómeno con desconfianza y lo señalan como una deform
ación
de la profesión derivada de las pobres condiciones laborales que ofre-
cen los medios. Fui testigo de debates en el Foro del Periodismo Ar-
gentino, y las posiciones oscilaban entre las de aquellos que
postulaban que periodista era sólo el que trabajaba para los medios,
y las de quienes justificaban los espacios por fuera de las redacciones
como los únicos que permitían desarrollar un periodismo indepen-
diente, aun cuando las dos posiciones coincidían en que los grandes
medios no eran el principal espacio de desarrollo profesional.3Ambas
posturas (y las posiciones interm
edias) concordaban tam
bién en que
no era periodista el que se desem
peñaba como Jefe de Prensa. En
cualquiera de los casos, se constataba que la discusión se apoyaba
en esa dicotomía que atraviesa como prejuicio la form
ación univer-
sitaria: el periodista inform
a y el comunicador manipula. N
o im
porta
que existan cientos de ejem
plos donde esas funciones se invierten,
porque hay periodistas que operan (para terceros o para los intereses
de la empresa periodística para la que trabaja) y comunicadores que
producen inform
ación genuina e imprescindible para la ciudadanía.
En última instancia, parecería que toda desviación de ese modelo del
periodista investigador no es considerada en la discusión dominante.
Sin embargo, si entendem
os la función del periodista como un pro-
ductor de inform
ación de utilidad social, la cuestión no es para quién
trabaja, sino cuáles son sus competencias profesionales y el marco
ético en las que las desem
peña.
Esta dicotomía no existe de manera tan tajante en otros lugares. La
Asociación de Periodistas de Alemania (Deustcher Journalisten-Ver-
band) acepta por igual entre los socios aquellos que ejercen el perio-
dismo en los medios, los que lo hacen en calidad de free lance o los
que se desem
peñan en organizaciones como jefes de prensa, siempre
que su profesión de origen sea el periodismo. Estas dos últimas cate-
20
3En su momento se organizó una mesa debate sobre el tem
a con Fopea y la Universidad de Cien-
cias Empresariales y Sociales, “Relaciones inform
ativas: El m
arco ético del vínculo entre periodistas
y fuentes institucionales”, 29 de agosto de 2006, en http://w
ww.fopea.org/contenido/relator_as_
de_eventos/el_m
arco_tico_entre_periodistas_y_agentes_de_prensa [consultado en abril de 2012]
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
gorías constituyen la mitad de sus casi cuarenta mil socios (esta aso-
ciación es la m
ás grande de Europa occidental y la segunda del
mundo después de Rusia)
4 . Desde siem
pre han considerado los vo-
ceros de prensa como afiliados, especialmente aquellos que trabajan
en economía o en la administración pública, porque lo consideran
una tarea inform
ativa con valor social (el criterio que aplican es sólo
diferenciarlos de las actividades propagandísticas). En España tam-
bién form
an parte de la Asociación de Prensa de Madrid los perio-
distas que trabajan en las áreas de prensa. En Chile ambas funciones
se consideran asociadas a la profesión, al punto que muchas carreras
incluyen materias relacionadas con comunicación, entendiendo que
seis de cada diez periodistas en ese país no trabajan en medios (M
e-llado & Subervi, 2012: 13). U
na investigación realizada en la segunda
región de Chile señala que 42% de puestos laborales vinculados a co-
municación corporativa y un 38,5%
a contenido de prensa (Sáez &
Barría, 2012). Para tratar de indagar sobre esos espacios profesiona-
les que no responden estrictam
ente a las Relaciones Públicas o al Pe-
riodismo, en su concepción más estricta, pero que combinan
características de am
bas disciplinas, desarrollé mi tesis de doctorado,
de la cual surge este capítulo.5
En Argentina, la opinión sobre las funciones desarrolladas fuera de
las redacciones o productoras tradicionales es descalificadora de
parte de algunos periodistas que están en los medios, aunque sean
los mismos que contratan a free lancers o recurren a los jefes de
prensa para buscar inform
ación o pedir auspicios para sus propios
emprendimientos). Esa opinión que suele aparecer en form
a anó-
nima dentro de los testimonios del libro de Martini y Luchessi, que
21
4 Según inform
ación del sitio institucional, la entidad agrupa 38.000 afiliados de entre un total de
73.000 periodistas en Alemania (en http://w
ww.djv.de/startseite/profil/der-djv/inform
ation-in-en-
glish.htm
l, consultdo el 31/8/2012). La autora mantuvo una entrevista personal con Uli Rem
mel y
Gisela Schmoldt, en la sede de la Deustcher Journalisten-Verband (Mainz), el 14 de mayo de 2007.
5 La tesis tuvo por título “Noticias de los diarios: La producción de inform
ación y los diarios argen-
tinos en el cam
bio de siglo” y fue defendida en noviem
bre de 2007 ante tribunal académ
ico pre-
sidido por el Doctor Eliseo Verón, director de la tesis, e integrado por los Doctores Oscar Traversa,
Martín Becerra y Fernando Ruiz. O
btuvo la calificación “Aprobada con felicitación del jurado y re-
comendación de publicación”.
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
atribuyen la modalidad del periodismo fuera de los medios a la de-
gradación de las condiciones de trabajo: “Todo lo que las em
presas
han ahorrado en economía, en personal, en gran parte se ha trasla-
dado a los periodistas”(M
artini & Luchessi, 2004: 74), que ya han
aceptado como condición natural la idea de trabajar ad honorem, o
como becarios, o buscando auspicios publicitarios para poder m
an-
tener un espacio propio en los medios. O desarrollar su trabajo en
medios por fuera del circuito de los grandes nombres. Porque junto
con la modalidad de contratación más flexible que adoptaron los me-
dios y la posibilidad que tuvieron los pequeños contribuyentes de
facturar servicios, se desarrolló un espacio de medios de menor en-
vergadura, como las radios comunitarias, las radios FM
, los canales
de cable o zonales, las páginas web y los blogs, que permitieron or-
ganizar pequeños em
prendimientos autofinanciados. Pero tam
bién
el m
ismo proceso de precarización de recursos en las redacciones
hace calzar la producción de material provisto por las fuentes y lo
hace imprescindible para producir las noticias, máxime cuando son
recibidos en form
atos periodísticos ajustados perfectam
ente a las ne-
cesidades del medio.
2. Peri
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Eduardo Anguita ubica a fines de los ochenta el momento en que
“Los medios, sobre todo los canales de cable y las radios FM
, em
pe-
zaron a contratar programas cuya producción comercial tam
bién era
hecha por los periodistas. Al principio hubo mucha resistencia porque
contrariaba el principio ético de que la inform
ación no debía ser in-
terferida por la publicidad” (Anguita, 2002: 73). Anguita los llamó
“perioproductores” y señaló que trabajaban en una zona difusa,
donde se confundían las funciones de em
presario y de periodista.
Está claro que el problema no se plantea en la naturaleza de estos
emprendimientos, que de alguna form
a hicieron posible el desarrollo
de nuevos espacios periodísticos. La cuestión se ubica en lo que An-
guita llama “zona difusa” y que refiere a los casos en donde con for-
mato periodístico se presentaba inform
ación sugerida por los
22
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
anunciantes. Eufemísticamente se extendía la denominación de “pu-
blicidad no tradicional”6a “los favores a em
presarios o políticos en-
cubiertos como periodísticos” (Anguita, 2002: 101). Es decir, que la
modalidad empezó a transitar caminos que confundían inform
ación
con publicidad, sin hacerlo explícito a sus audiencias. U
nos años des-
pués, Anguita reconoció que la tendencia ya estaba instalada: “No
veo la posibilidad de que los periodistas sean solamente en trabaja-
dores de prensa, concepto al cual adhiero pero que reconozco estre-
cho para entender la cantidad de voces con poder empresarial y
político que necesitan referentes y form
adores de opinión” (Amado,
2010ª: 128)
En un encuentro organizado por la Secretaria de Cultura de la Na-
ción, el periodista Claudio Jaquelin, Secretario de Redacción del diario
La Nación, señalaba circunstancias derivadas de esas nuevas prácti-
cas: “la precarización del trabajo; periodistas que trabajan en tres o
cuatro medios, sin tiempo para profundizar, tam
bién se em
parienta
con la falta de ética, donde el rubro publicidad para un programa
de cable o de radio o la complacencia con algún avisador, o con un
gobierno, el vínculo lábil con las fuentes, empiezan a influir y se em
-pieza entonces a perder la credibilidad” (Diario sobre Diarios, 2006).
Esta situación fue bastante visible en los programas de los medios
audiovisuales, pero tam
bién tuvo su desarrollo en los medios gráficos
tradicionales. El surgimiento de suplementos temáticos pensados
como soportes de mensajes al servicio de los anunciantes fue conso-
lidando un género híbrido entre la publicidad y el periodismo que
desdibujó la separación entre los espacios publicitarios y los editoria-
les. Estos suplementos son desarrollados en algunos casos por agen-
cias de publicidad o consultoras externas, que no en pocos casos
ofrecen contraprestaciones periodísticas como servicio asociado a la
contratación. En otros casos, los medios llegan a pedir que los redac-
tores se hagan cargo de la gestión comercial de algunos espacios, o
23
6 Publicidad no tradicional o PNT se usa para designar las menciones publicitarias realizadas en el
contenido del programa, es decir, fuera de la tanda publicitaria. Tradicionalmente fueron los con-
cursos, las menciones de auspicios a bloques de programación, etc., pero fueron extendiéndose a
menciones pagas de todo tipo.
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
de la producción de la nota que paga el interesado. Cuando no, el
medio le encarga a su anunciante que le mande una nota redactada
y producida por él, que el periodista se encargará de montar en la
página. Otra novedad de los últimos años se ve en las señales de no-
ticias y son esos espacios en apariencia inform
ativos contratados por
organismos gubernam
entales (O’Donnell, 2007: 138). En m
uchos
casos la producción está a cargo por los propios periodistas del canal
y form
an una parte im
portante de la programación de 24 horas de
estas señales y esencial en su equilibrio financiero. Esta m
odalidad
también es corriente en la prensa escrita, que desarrollan suplemen-
tos periódicos financiados por organismos públicos o empresas. O de
manera menos profesional, como suele verse en los medios de pro-
vincias, sectores destinados a la publicación de la inform
ación que
envían las oficinas de prensa de los organismos oficiales. Como de-
mostró César Arrueta con su estudio de diarios de provincia, si bien
este m
aterial form
a parte de la comunicación de la institución “re-
sulta igualmente llamativa la logística empleada para garantizar la
recepción del material y los actos intimidatorios em
pleados para pro-
mover su publicación” (Arrueta, 2010: 105).
En esta práctica que intentamos describir im
porta poco si se trata de
un espacio pago por el interesado, o una gentileza del medio para
con su patrocinador oficial (o una concesión, en el peor de los casos),
o una lim
itación de las redacciones que no tienen recursos para hacer
su propia cobertura entonces se ven obligadas a transcribir lo que
les llega de las oficinas de prensa (Amado, 2010: 73). El fenómeno
da cuenta de la inmensa cantidad de inform
ación de los medios que
se decide y produce por fuera de la redacción. En este sentido, el
ejercicio periodístico de Argentina se inscribe en una tendencia glo-
bal, como señala Luis Fernando Coss, investigador de Puerto Rico,
...las norm
as profesionales se habían debilitado a consecuencia del
increm
ento en publicidad. Luego la desprofesionalización siguió con
los “periodistas” asignados a los suplementos publicitarios a quienes
no se les exige que ejerzan su criterio independiente o profesional,
sino la capacidad de reproducir textos o ajustar notas a la convenien-
cia de los anunciantes. Y de aquí se pasa a las em
presas de gran es-
cala y la instalación de un régimen más burocratizado. (Coss, 2004)
24
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
Coss distingue el m
odelo comercial de la prensa m
oderna de la co-
mercialidad en sí que, según plantea, desnaturaliza el producto pe-
riodístico clásico. Los periodistas que trabajan por fuera de los medios
tradicionales desarrollaron dos funciones que si bien no son nuevas,
redefinieron los roles conocidos. Por un lado, las producciones inde-
pendientes abrieron espacios periodísticos más accesibles que los
grandes m
edios. Al mismo tiempo, muchos periodistas que no en-
contraban un espacio de desarrollo atractivo en las redacciones, asu-
mieron funciones en las gerencias de
prensa de
empresas y
organismos públicos. Tam
bién en este punto se desdibujaron los lí-
mites entre una y otra función, dado que mientras algunos lo ejercían
como un lugar de producción de inform
ación institucional, muchos
funcionarios entendieron que contar con un periodista de un medio
importante era garantía de acceso directo a los circuitos de inform
a-ción a los que pertenecía el profesional, cosa que algunos periodistas
ofrecen como característica diferencia para acceder a una posición
en áreas de prensa, con m
ejores condiciones laborales que las que
podrían aspirar en medios.
3. El p
eri
od
ism
o a
usp
icia
do
En la última década se increm
entó enorm
emente el género de la pro-
ducción periodística autogestionada. Se trata de periodistas que con-
tratan su espacio en radio o televisión de cable, que asumen
indistintamente la producción periodística y los costos del desarrollo
comercial del espacio, manejando tam
bién la relación con los anun-
ciantes. M
ientras que tradicionalmente el periodista era contratado
por el medio que abonaba su sueldo y le pedía exclusividad, esta mo-
dalidad de espacios auspiciados pone el riesgo comercial en el perio-
dista, porque su permanencia dependerá del financiam
iento que él
se pueda procurar. Está claro que no es novedad el auspicio publici-
tario de un programa periodístico, sino el hecho de que el periodista
sea el encargado de gestionarlo. La privatización de los canales de
radiodifusión y el desarrollo de la programación de cable im
pulsó el
desarrollo de esta modalidad al hacer posible acceder a espacios en
el aire, que antes no existían, a un costo relativam
ente accesible. Sólo
25
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
en Buenos Aires, hacia el 2005 había 18 radios y una decena de se-
ñales de cable que ofrecían la modalidad de loteo de sus espacios.
Para 2010, el sitio especializado Diario sobre diarios estimó que en
esos espacios había m
ás de 280 periodistas trabajando bajo lo m
o-
dalidad de loteo en medios de Capital, esto es, de alquiler y explota-
ción de un espacio (Diario sobre diarios, 2010). El listado confirm
aque no solo los profesionales que intentan desarrollar un espacio pro-
pio, sino que también periodistas consagrados y con rango de editor
en medios importantes, tienen su propio programa en otras señales,
con la conform
idad de sus medios de referencia. De hecho, la Ley
26.522 institucionaliza la figura del productor (y tam
bién la de pu-
blicidad no tradicional, como se suele denominar la modalidad de
auspicio) al reconocer que es parte de los contenidos, especialmente
en el nuevo esquem
a donde se estimula la participación de pequeñas
organizaciones (véase, por ejem
plo, art. 4 de la norm
a).
Junto con el desarrollo del programa propio para muchos periodistas
de gráfica, aparecieron espacios donde el auspicio se retribuía con la
lectura de las gacetillas de prensa de los mismos auspiciantes, o en-
trevistas a quienes ellos designaran como parte del servicio publici-
tario. La fuerte competencia entre tantos programas y la necesidad
de muchos departamentos de prensa de tener espacios para mostrar
sus mensajes institucionales, avaló esta modalidad de “publinotas”.
Para el periodista, significa retribuir el beneplácito y el apoyo finan-
ciero del patrocinador con la difusión de sus mensajes. Para el anun-
ciante, se convirtió en una form
a de tener acceso directo a una
agenda de periodistas que le permitiera garantizar que su versión
iba a ser escuchada en caso de que fuera necesario. En esta modali-
dad de relación anunciante/fuente-periodista/productor hay infini-
dad de grados: desde la simple gentileza de parte del periodista, a
los espacios pagos, en el otro extremo.
Periodistas y agentes de prensa conviven con algunos interm
ediarios
de este sistema, que vendrían a servir de nexo entre los periodistas
y los anunciantes, que son tam
bién fuentes de la inform
ación. Re-
cientemente hubo dos casos sonados, m
encionados uno desde un
programa de Canal 7, y el otro por la Presidente de la Nación (Diario
sobre Diarios, 2012), en los que se acusó de venalidad a periodistas
26
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
de diarios importantes que tenían contratos con esa m
odalidad de
publicidad que no im
plica la pauta de una aviso. El primer caso plan-
teó otro aspecto de la explotación comercial que no es tan obvia
como los programas auspiciados, como ser “la existencia de colum-
nistas políticos que suman ingresos propios comercializando publica-
ciones del tipo “new
sletters”. Se trata de unos aspectos más
polémicos, más cuestionables y menos abordado del oficio periodís-
tico” (Diario sobre Diarios, 2009). Esta cuestión hace referencia a que,
en muchos casos, la pauta recibida tiene como contraprestación bo-
letines con inform
ación privilegiada que producen estos periodistas.
En el segundo caso, se hizo m
ención explícita durante una cadena
nacional del dinero que percibía un periodista de una em
presa en
concepto de publicidad no tradicional, que la mandataria definió de
una manera sencilla: “¿Cuál es la publicidad no convencional? Obvia-
mente no es la que ustedes ven por la televisión; son facturas que se
pagan como publicidad pero la publicidad no aparece.”7
En realidad no se trata de una novedad sino de una práctica que se
conoce hace varias décadas como un acuerdo de “buena voluntad”
(“good will”) entre un auspiciante y un m
edio, por el cual la pauta
recibida se materializa no con la exhibición de un aviso sino por dife-
rentes servicios que el periodista presta a su favorecedor. Estos osci-
lan entre la buena predisposición para garantizar el derecho a réplica
en el caso de una inform
ación que involucre al anunciante, pasando
por la posibilidad de ser entrevistado en el caso de una situación de
controversia o anticipar la noticia que saldrá publicada en el m
edio,
llegando, directamente, a garantizar espacios en el programa o la
difusión de inform
ación institucional. El periodista López Alonso usa
la denominación en su libro Empresas y medios para aludir al aviso
que se pauta con expectativa de una contraprestación del m
edio.
Distingue así el aviso que se pauta por planificación de medios (esto
es, la inserción publicitaria que se pauta en función de la llegada del
27
7 “Inauguración de la planta de Hidrotratam
iento de Gasoil de YPF: Palabras de la Presidenta de
la Nación”, transcripción del discurso publicado en http://w
ww.presidencia.gob.ar/discursos/26029-
inauguracion-de-la-planta-de-hidrotratam
iento-de-gasoil-de-ypf-palabras-de-la-presidenta-de-la-na-
cion [consultado el 31/8/12]
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
mensaje a un grupo diana) de aquel aviso “de good will —habitual-
mente salido del presupuesto institucional por el que “seguramente
el anunciante estará esperando un trato especial: que el medio pu-
blique alguna nota, que no m
encione cierto problema” (López
Alonso, 2001: 18).
Esta práctica está instalada en el Estado, que dedica más de la mitad
de su millonaria inversión publicitaria a medios que carecen de llegada
a ciudadanos, pero que le prestan servicio de publicación de notas o
dan prioridad a la tem
ática del anunciante (Amado, 2010: 75 y ss). En
una de las pocas investigaciones periodísticas que tuvo el tem
a, el diario
Perfil le dedicó la nota donde se decía que “el propio Estado utiliza
cajas negras para promocionar su gestión”,8aportando como prueba
unas planillas que incluían veintisiete periodistas beneficiados por la
pauta publicitaria del M
inisterio de Planificación, cuya área de prensa
estaba bajo la responsabilidad de Alfredo Scoccimarro en ese entonces.
Un poco después, el periodista Horacio Verbitsky difundió que el in-
terventor oficial de la empresa Aerolíneas Argentinas dio a conocer
una lista de periodistas de radio y televisión a los que la empresa des-
tinaba una importante suma mensual
9 . En su nota, el periodista men-
ciona a algunos colegas a quienes califica como “denunciantes
profesionales de la ineficiencia y corrupción del Estado en contraste
con la perfección de la empresa privada”, dando a entender que po-
drían haber oficiado de defensores de la gestión de la empresa, algo
similar a lo que sugirió la Presidente. Entonces se trataba de la em-
presa aérea y en 2012, de la petrolera YPF, y am
bas fueron objeto
de los comentarios en el m
omento en que pasaron a manos estata-
les. En esa oportunidad, la asociación de periodistas Fopea presentó
un pedido de inform
ación para que se diera a conocer la totalidad
de la lista, sin que haya sido difundida hasta hoy. La consecuencia
más obvia es que este tipo de situación echa un m
anto de dudas
sobre la modalidad en sí, y no distingue periodistas corruptos de
aquellos que tenían un acuerdo justificado. Estos casos ilustran cómo
28
8 “Caja negra”, suplemento El observador, diario Perfil, edición del 18 de setiem
bre de 2005, pp. 2-4.
9Horacio Verbitsky, “Señales de vida”, diario Página 12, edición del 24 de agosto de 2008, pp. 4-5.
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
funciona la presión que puede ejercer un anunciante a los periodistas
que aceptan esta modalidad en función de que la develación del
acuerdo puede poner en riesgo la reputación del contratado, m
ucho
más que la del contratante.
Si bien los casos que tuvieron repercusión pública fueron contados,
no se trata de una práctica excepcional, sino que está instalada en la
diaria de cualquier periodista de cualquier medio. El 69,5%
de los pe-
riodistas entrevistados en la primera encuesta de Fopea coinciden en
señalar una fuerte influencia del departamento comercial en sus re-
dacciones (Foro de Periodismo Argentino & Giacobbe y Asoc., 2005).
La encuesta de 2011 sostiene que “el 72%
percibió influencia del de-
partamento comercial en la sala de redacción” (Foro de Periodismo
Argentino & CIO Argentina, 2011), lo que habla que los condicionan-
tes son claros.
Poner la carga en el periodista y culpabilizar solo una parte del vín-
culo, implica desconocer que como contracara de los periodistas “chi-
veros”, como se los conoce en el ambiente, están los jefes de prensa,
que también suelen ser periodistas, acostumbrados a que el auspicio
o la atención los habilite a solicitar injerencia editorial. También en
los medios más grandes cada vez son m
ás frecuentes los casos en
que las notas vienen acordadas con el departamento comercial, con
lo que la redacción pierde la iniciativa y la autonomía para darle el
tratam
iento editorial que hubieran elegido. Pero si bien las anécdotas
circulan, nadie quiere reconocer con nombre y apellido sem
ejante
pérdida de autonomía. En cualquier caso, el fenómeno habla de una
instancia de producción noticiosa no siempre considerada en la in-
vestigación tradicional. Por un lado, estamos hablando de espacios
interm
edios que combinan de distintas maneras lo editorial y lo pu-
blicitario. Por otro lado, se naturaliza una relación de contrapresta-
ción por la pauta publicitaria recibida. Estas son nuevas form
as de
condicionam
iento m
enos ostensibles que la vieja censura, y por
tanto, son más difíciles de identificar. Pero no por eso son menos efi-
caces. Sobre todo, cuando el periodista la tiene internalizada como
su form
a habitual de trabajo. El periodista Eduardo Aliverti, produc-
tor de su espacio radial y director del instituto de enseñanza de Ra-
diodifusión Éter explica la cuestión desde el lado del periodista:
29
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
Hay dos tipos de presión. U
na primaria que comienza en el m
omento
en que salís a buscar un anunciante para que te ayude a sostener el
espacio, donde vos sabés que va a suponer un condicionam
iento… y
hay una presión secundaria donde tenés alguna presión puntual del
anunciante sin que éste te haya pautado a priori algún tipo de con-
dicionam
iento. Puede pasar un largo período sin que aparezca nin-
guna presión hasta que un día te piden una nota, o tratar un tem
a
de determinada manera, o equilibrar las cargas en la crítica.(Martini
& Luchessi, 2004, p. 71)
Hace unos años, el periodista Julio Nudler puso el tem
a en la agenda
cuando declaró que el diario Página 12 no había publicado una nota
suya porque comprometía a un funcionario de gobierno, anunciante
principal de ese diario. El incidente dio pie para que el periodista ex-
plicara cómo funciona este mecanismo de la producción por cuenta
propia: Hay desestímulos que conducen a que el periodista llegue a la conclu-
sión de que los 2.000 pesos los va a ganar haga o no haga, y que es
mucho más rentable intentar el cuentapropismo periodístico, comprar
un espacio en el cable, conseguir auspicios para ganar plata con eso,
con lo cual se transform
a si no en un empresario, en un micro empre-
sario. Y deja de ser periodista para entrar en una relación casi nece-
sariam
ente espuria con las empresas. Y ocurre el caso Aeropuertos
Argentina 2000. Si aparece como auspiciante de ese espacio, cosa que
ha sido masiva, cualquier noticia que pueda afectar a Eduardo Eurne-
kián, va a ser callada. Es decir: Aeropuertos Argentina 2000 no pone
esa condición al dar un aviso de 1.000 pesos por mes. Pero es una con-
dición tácita. el que hace el programa sabe que si dice algo que des-
agrade a Eurnekián, el m
es que viene no va a contar con ese auspicio,
y dice: hay tantos temas, para qué meterme con Eurnekián10.
Esta m
odalidad es asumida con naturalidad por muchos jefes de
prensa y agencias interm
ediarias, pero tam
bién redactores, aunque
en m
uy pocos casos se m
enciona con nombre y apellido. Aunque
30
10 “Julio Nudler: «Lo de China también tiene que ver con la corrupción oficial»”, Lavaca.org, edición
11/11/2004.
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
coinciden en señalar ciertos nombres de medios y consultoras que
medraron gracias a esta modalidad que en muchos casos raya en los
procedimientos extorsivos, prefieren no hacerlos públicos. En ciertas
oportunidades, algunos casos aparecieron m
encionados en investi-
gaciones sobre otros temas. En la biografía que escribieron sobre el
periodista y empresario Daniel H
adad, los periodistas Romina Man-
guel y Javier Romero mencionan casos donde las funciones de pro-
ductor periodístico y de publicista están superpuestas. Según los
autores, César M
ansilla, titular de la agencia Nueva Comunicación,
en su calidad de publicista de la empresa Mc Donald’s de Argentina,
propuso como estrategia para resolver una crisis por la contamina-
ción de ham
burguesas, que el periodista Daniel Hadad comiera en
cámara un sándwich de la firma en su programa televisivo (Manguel
& Romero, 2004: 209). De esta manera, en un espacio inform
ativo,
se asumía un gesto a favor de la empresa por parte del periodista
principal con quien el productor tenía relación, en tanto había sido
productor del primer programa de radio de Hadad en 1984. La re-
vista Imagen publicó la versión de que la sugerencia había surgido
del propio Hadad, pero señala la empresa apeló “a una estrategia
de comunicación tan innovadora como riesgosa de dividir al perio-
dismo en «aliados o enem
igos»”1
1 .
Más allá de los avatares del caso, es uno de los pocos ejem
plos que
tuvo una discusión pública hace más de una década, que muestra la
articulación de la acción de prensa con la inform
ación que se publica.
En cualquiera de las versiones, queda claro que cierto periodismo
acepta ese rol difusor de la estrategia de comunicación de las corpo-
raciones y los gobiernos. La idea de contraprestación ya había sido
mencionada también en el libro Los dueños de la Argentina II para
el caso del empresario Roggio (Majul, 1997), con lo que estamos ha-
blando de prácticas institucionalizadas desde hace tiem
po. Sin em-
bargo, todavía no se han problematizado debidam
ente en la
investigación académ
ica, con la paradoja que fueron los periodistas
los que se ocuparon más del tem
a que los investigadores.
31
11 “El factor Lanata”, Revista Im
agen, Edición 55, 2001, p. 18.
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
La cultura periodística y sus condicionantes ha sido muy poco estu-
diada desde la universidad, al punto de que contamos con m
uy
pocos estudios sistem
áticos que nos permitan sacar conclusiones al
respecto (Amado, 2012). Las pocas indagaciones disponibles permi-
ten constatar que el problema ya era patente para los periodistas
en la década del 90. En una investigación realizada desde la Uni-
versidad de Belgrano, el 48%
de los entrevistados manifestó haber
tenido alguna vez un ofrecimiento de dinero para hacer una nota y
el 78%
señaló que había corrupción en el periodismo (Majul &
Gor-
bato, 1999). Una investigación previa coincidía: el 57,5%
contestó
afirmativam
ente la pregunta “¿A
lguna vez le ofrecieron hacer una
nota paga, un «chivo» (publicidad o promoción encubierta) o so-
bornarlo para callar o enfatizar una inform
ación?” (Fraga, 1997: 87).
Señalaba que la televisión es el lugar donde se registraba la mayor
cantidad de sobornos, seguida de la radio y los diarios. En la en-
cuesta de Fopea (2005), los periodistas consultados contestaron casi
por unanimidad (94,7%) que “Sí” a la pregunta “¿H
a tenido conoci-
miento directo de actitudes no éticas de colegas en el ejercicio de
su profesión?”. En la encuesta de 2011, solo el 8% califica al perio-
dismo argentino como “Extorsivo”, pero un 58%
lo califica de “Con-
dicionado”, y un 12% dice
que
es “Complaciente” (Foro de
Periodismo Argentino & CIO Argentina, 2011).
En todos los casos, se trata de prácticas que se relacionan m
ás con
estas características del “periodismo auspiciado”, que a un perio-
dismo de investigación que es el que canonizan los centros de ense-
ñanza. Llegado a este punto cabe la pregunta de si considerar como
parte del ejercicio profesional estas prácticas no contribuiría a mejo-
rarlas y darles un marco ético. Tal como viene ocurriendo, las redac-
ciones ya tienen internalizado que sus decisiones están condicionadas
por variables distintas a los clásicos criterios de noticiabilidad. Al
mismo tiempo que se desarrolla este proceso, se consolidan áreas de
comunicación en las fuentes que compiten en profesionalidad y re-
cursos para producir inform
ación, como son las áreas de prensa, que
dem
andan los servicios de los periodistas. El equilibrio de fuerzas,
cuando no, deja al periodista en la posición más débil.
32
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
4. Peri
od
ism
o in
stit
uci
on
al
Mientras en la currícula se sigue insistiendo en el periodismo de in-
vestigación, la tendencia de los medios de este siglo va hacia el “pe-
riodismo de comunicación”, es decir, aquel que funciona como canal
de inform
ación sobre bienes y servicios y de materias diversas, que
predomina por sobre el clásico “periodismo objetivo” o el de opinión
que tuvieron su desarrollo y ocaso en el siglo XX (Neveu, 2004: 74).
Dice Neveu que la prensa de las organizaciones y las asociaciones
borra los lím
ites entre las fuentes institucionales y los redactores. Mu-
chas empresas y organizaciones tienen soportes de comunicación
propios (revistas institucionales, páginas W
eb) desarrollados por pe-
riodistas. Para los periodistas de los medios que reciben estos vehí-
culos institucionales, sus colegas son comunicadores, sin embargo
ambos desarrollan las mismas tareas de producción de inform
ación
(Neveu, 2004: 97). Esta tendencia se suma a la corriente que facilitan
las tecnologías de que se elija una form
a de comunicación que omita
la mediación de los medios tradicionales (Hallin, 1997: 135).
Un ejemplo de la institucionalización de este espacio de ejercicio pro-
fesional es la oficina de prensa del Parlamento alemán, que edita un
periódico sem
anal con una circulación nacional de 70.000 ejemplares,
que sirve de referencia para las novedades parlamentarias para otros
medios. El periódico tiene una planta de 12 redactores y es de factura
estrictamente periodística (no se trata de un periódico “oficialista”).
La oficina de prensa tam
bién m
aneja las transm
isiones televisivas y
el sitio de internet, que tiene dos millones de visitantes al mes, junto
con los pedidos de inform
ación de los medios (unos 25.000 requeri-
mientos por año). Este sector de prensa, es diferente del área de Re-
laciones Públicas, y se concibe con la lógica de un m
ultimedio
inform
ativo con alcance federal
12.
Argentina siguió esa tendencia de desarrollar agencias inform
ativas
dentro de los organismos públicos en los últimos años. En los despa-
chos oficiales se fue consolidando un equipo cada vez más numeroso
33
12 Entrevista con Guido Heinen, D
irector de la Sección de Prensa y comunicación del Parlamento Fe-
deral Alemán, Berlín, 9 de mayo de 2007.
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
para el seguimiento de las publicaciones en los medios y la produc-
ción de inform
ación. En 2009 se resolvió reestructurar el área en una
Subsecretaría de Comunicación y Contenidos de Difusión, que dio
origen en una agencia de noticias oficiales, a cargo de periodistas
que producen los contenidos de una sala de prensa virtual, que se
ocupa de la agenda de la Presidente y de todos los ministros, y ofrece
contenidos audiovisuales de todos los funcionarios (Amado, 2010:
78). Esta función se volvió crucial en la medida en que no se permite
a los periodistas de medios no estatales acceder a los actos oficiales
ni se brindan conferencias de prensa (Amado, 2009), con lo que la
inform
ación producida por esta unidad es la que alimenta la totali-
dad de los medios, incluida la agencia estatal de noticias Telam
. El
presupuesto de esta unidad ha sido en los últimos años equivalente
a la suma de lo que maneja el sistema de medios públicos, y desde
2009 es superior a dos millones de pesos por día. La sala de prensa
maneja una planta de periodistas en turnos rotativos, que si bien no
se conoce en su detalle, se estima superior al de una agencia de no-
ticias tradicional. Y plantea un nuevo espacio de inserción profesional
del periodista, que sin ser un medio clásico, tiene todas las funciones
y muchos más recursos para desarrollar la tarea.
En tanto producen inform
ación tanto para los soportes de prensa
de las organizaciones como para el resto de los medios, el perfil de
los periodistas institucionales responde al del profesional con cono-
cimiento de las rutinas noticiosas y del funcionam
iento de las redac-
ciones. Esta condición fue precisamente la que dio origen a la
actividad de las relaciones públicas, desarrollada en paralelo a la
prensa masiva. Señala Michael Kunczik que a principios del siglo XX
las relaciones públicas ya se habían convertido en una profesión de
tiem
po completo, los antecedentes pueden rem
itirse a mediados del
siglo XIX donde los em
presarios alem
anes empezaron a ocuparse de
la imagen de sus industrias. Kunczik cita como antecedente la fun-
dación de una agencia de prensa dentro de una em
presa que en
1901 presentó su primer inform
e de acciones de prensa y de proto-
colo, ejem
plo que fue seguido por otras (Kunczik, 2002: 208). En
todos los casos, se ponía el foco en la producción de inform
ación ins-
titucional para ser difundida a través de los medios.
34
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
Alberto Borrini remite los orígenes de la actividad en nuestro país a
la instalación de las compañías multinacionales alrededor de 1960 y
señala que a comienzos de los 90 “la relación con los medios es tan
decisiva como la que mantienen con sus clientes. Los periodistas, ade-
más, se perfilan como uno de sus públicos privilegiados, cuando no
son reclutados como voceros, asesores o funcionarios a cargo de los
programas de comunicación y relaciones públicas” (Borrini, 1992: 11).
Una investigación dirigida por este periodista sobre las estructuras
de comunicación de las principales empresas en 1995 y 1999 se ob-
serva que la profesión periodística fue la que mayor crecimiento tuvo
entre los responsables del área de comunicación institucional, se-
guida por la de Comunicación social, a la vez que había una retrac-
ción de las relacionadas con Publicidad y marketing (Borrini, 2000:
23). Esto debe entenderse en un contexto donde no es tan crítico el
poder de propaganda del mensaje sino su valor percibido, con lo que
el form
ato periodístico se convierte en un legitimador del m
ensaje
institucional (Amado, 2010b: 134).
En Argentina, esta función se hizo m
ás corriente hacia el final del
siglo, al punto que los profesionales llegaron a agruparse en dos aso-
ciaciones que nucleaban a los periodistas que pasaron a cumplir fun-
ciones en ámbitos institucionales: el Club 21 y la Asociación de
Periodistas Institucionales de la Provincia de Buenos Aires. Recorrer
algunos nombres de periodistas que pasaron de medios importantes
a trabajar como responsables de prensa de em
presas puede dar idea
de la dimensión de este espacio. Antonio Ambrosini, periodista de
Clarín que pasó a Director de Relaciones Institucionales de Telefé
(hasta 2007); Pablo Talam
oni de radio Rivadavia y América 2, a ge-
rente de Relaciones Institucionales de Telecom hasta 2006; Jorge
Grecco periodista de Clarín y director de Infobae, a cargo del área
de Comunicación de Edenor; Alejandra M
artínez fue movilera en
radio Continental antes de ser jefa de prensa de Edesur; Santiago
Moreno Hueyo de La Nación a REPSO
L/YPF; Marcelo Lascano de La
Nación al Grupo Bem
berg; Javier Vernengo de La Nación a FIAT; Fer-
nando Sztelmak, de La Razón a gerente de comunicaciones de Tele-
fónica; Daniel M
oretti de periodista especializado en automovilismo,
a director de Comunicaciones de Peugeot; Pablo Querol, de perio-
35
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
dista de la sección Turism
o de La Nación, a responsable de las comu-
nicaciones de Lan Chile (Argentina); Alfredo Bernardi, periodista de
deportes de La Nación a jefe de prensa de Petrobras.
El proceso se dio en igual m
agnitud en el ám
bito público, y muchos
periodistas pasaron a las estructuras de comunicación del área estatal
o de la política. Es referencial el caso de José Ignacio López, periodista
de La Nación, La Opinión, Clarín, D
yN, que fue un reconocido vocero
presidencial, función que desem
peñó entre diciembre de 1983 y julio
de 1989 para Raúl Alfonsín (actualmente en prensa del PNUD). Voce-
ros presidenciales de Carlos Menem
fueron los periodistas Humberto
Toledo (Ámbito Financiero, Tiem
po A
rgentino), H
oracio Burzaco
(Tiempo Argentino). M
iguel Núñez, periodista en las revistas Gente y
La sem
ana, pasó a ser Jefe de prensa de la senadora Cristina Fernán-
dez y desde 2003 fue vocero de Presidencia de La Nación. Fue sucedido
en el cargo por otro periodista, A
lfredo Scocimarro que de la agencia
de noticias DYN pasó por Aerolíneas Argentinas, para ser luego vocero
del M
inisterio de Planificación y luego, de la Presidencia. Otros casos
son el de Arm
ando Torres de la agencia Noticias Argentinas y funda-
dor del diario BAE, fue Jefe de Prensa del M
inistro de Economía La-
vagna; Jorge Raventos de Perfil, vocero en Cancillería; Jaime López
Recalde (AP, El Cronista, Clarín), responsable de prensa de la embajada
de EE.UU. Ernesto M
uro de Página 12 pasó a ser jefe de prensa de
Carlos Álvarez; Norm
a Nette de El Cronista pasó a prensa del Banco
Central; M
ariano Gondar de Perfil, a jefe de prensa de la Procuración
General; Ernesto Sem
án, de política del diario Clarín pasó a ser director
de comunicación del Consulado Argentino en Nueva York; el perio-
dista Gonzalo Alfonso, fue jefe de prensa de la Municipalidad de Mar
del Plata; M
ario Bartolacci, de Canal 10 de Córdoba, pasó a ser subse-
cretario de Inform
ación del gobierno cordobés; Enrique Velázquez, de
La Razón, se desem
peñan, junto con Florencia Cenci, como comunica-
dores en el Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires.
Jorge Bernetti, periodista y académ
ico, es reconocido por sus pares
por su labor como Jefe de prensa del M
inisterio de Defensa.
En algunos casos, luego de la experiencia institucional los periodistas
vuelven a los medios o se desem
peñan en consultoras de comunica-
ción, lo que muestra que no se pierde la condición de periodista. En
36
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
algunos casos, esos periodistas dejan de trabajar en las empresas y
continúan vinculados de alguna u otra manera a la consultoría o
mantienen su actividad periodística en paralelo. Es el caso de los pe-
riodistas Carlos Serrano, gerente de Relaciones Institucionales de una
distribuidora de gas y de ED
ENOR; Marcelo Lam
anna, a cargo de la
Gerencia de RRPP de Banco Hipotecario, luego ofició de operador
de prensa de diversas instituciones (asesorando a la Comisión Nacio-
nal de Energía Atómica), y actualmente es el productor comercial de
espacios radiales. Julio Scaramela es otro caso que jefe de prensa de
Aerolíneas Argentinas, y mantuvo sus espacios como periodista; Or-
lando Baratta, periodista de Ámbito Financiero y Perfil pasó a la es-
tructura de prensa del bloque diputados del Partido Justicialista.
Berceruelo González analiza esta transform
ación para el periodista
español y señala que no es diferente a la que pasa en otras profesio-
nes, como puede ser el médico o el abogado, que no pierde su con-
dición porque en algún momento ejerza de juez y luego vuelva a ser
abogado ante los mismos tribunales. Dice el especialista que “siem
-pre están en el mismo colegio profesional y ese colegio les ampara
tanto en una actividad como en la otra” (Berceruelo González, 2005:
85), y que la única incompatibilidad ética sería que ejercieran los roles
simultáneamente en la medida en que podrían estar operando en
zonas de conflicto profesional.
Antonio Ambrosini, en una entrevista realizada para la investigación
de tesis doctoral en 2006, cuando era Director de Relaciones Institu-
cionales de Telefé, señaló que si bien era habitual que un periodista
hacia el final de su carrera pasara a ocupar una jefatura de prensa
en las empresas, especialmente las públicas como Entel y Segba, la
novedad de los años 90 fue la jerarquización de la función. Ahí m
u-
chos periodistas jóvenes fueron atraídos por cargo a nivel de Geren-
cia o Dirección donde se le ofrecía un sueldo y una posición m
ejor
que la que podía conseguir en los medios. Hoy claram
ente esa posi-
bilidad de desarrollo en las áreas de prensa se encuentra más en lo
público que en lo empresarial, en retracción en general a raíz de las
crisis económicas globales. Esa inserción laboral es aun más patente
en las localidades del interior del país, donde las áreas de gobierno
siguen siendo las que más absorben profesionales de comunicación.
37
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
En Argentina no contamos con investigaciones que precisen la can-
tidad de periodistas que hoy ejercen su profesión, con lo que mal
podríamos estimar cuántos lo hacen fuera de los medios. Cham-
pagne mencionaba que un cuarto de los directores de comunica-
ción de Francia son periodistas (Cham
pagne, 1995: 245). M
ás de la
mitad de los afiliados a la Asociación de Periodistas de Alemania
trabaja como vocero y la de periodista es la profesión más corriente
en las vocerías
13. Txem
a Ram
írez que ha investigado el tem
a en Es-
paña consigna para comienzo de los noventa 4.000 periodistas tra-
bajando en lo que llaman Gabinetes de Comunicación, según la
estimación de Asociación Española de Asesores de la Comunicación
(Ram
írez, 1996). Benito Berceruelo González, en una publicación
de la Asociación de Prensa de Madrid, sostuvo que el 40% de los
periodistas españoles no están en los medios (Berceruelo González,
2005: 87). Dice la periodista e investigadora Concepción M
ateos
que los espacios institucionales están creando un empleo m
ás de-
seable económicam
ente que el de las redacciones de medios en la
medida en que “los gabinetes de prensa de órganos de gobierno,
partidos, sindicatos, fundaciones, universidades, organizaciones em-
presariales, instituciones culturales, etc., pagan sueldos que en los
peores casos se igualan a los mejores de los medios de inform
a-
ción.” (Mateos Martín, 2003).
Según una entrevista que me dio Julio López, que estuvo a cargo
de la comunicación de Presidencia de la Nación y fue presidente de
la Asociación de Periodistas Institucionales, el cálculo es conservador
si se lo traspone al ámbito argentino, donde estima que mucho más
de ese porcentaje trabaja fuera de los medios. El interés de los
alumnos de comunicación es creciente, según pude confirm
ar con
directores de carreras que ven increm
entarse la matrícula de las ma-
terias relacionadas con la comunicación institucional. En la carrera
de Periodismo de la Universidad de Palerm
o, la materia “Periodismo
38
13 Encuesta “Profession Pressesprecher”, sobre 672 casos entre áreas de comunicación y relaciones
públicas (Kommunikation und Öffentlichkeitsarbeit); Porcentajes: 32%
periodistas, 27%
relacionistas
públicos, 16%
marketing y publicidad, 5% economistas, 19%
varias. En “Entscheidungswege”, (Nota
de tapa “Cam
bio de rumbo: por qué la comunicación necesita periodistas”) en revista Pressesprecher,
Berlín, N
o. 3, abril de 2007, pp. 10-17.
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
institucional” se dicta desde 2002, y el instituto Éter, terciario que
dirige el periodista Eduardo Aliverti, ofrece talleres de “Cómo hacer
prensa”. En un boletín de mayo de 2007 se presentaba en los si-
guientes térm
inos:
El m
otivo del m
ail es inform
arles acerca de nuestro nuevo taller
“Cómo hacer prensa”, dirigido a quienes deseen aprender y perfec-
cionar las técnicas de comunicación de un hecho ante los medios. El
Asesor de Prensa es un eslabón fundam
ental en la cadena de comu-
nicación de artistas, deportistas, políticos, empresas, clubes o institu-
ciones. El lanzamiento de un libro, los proyectos y actividades de un
diputado, la presentación de la nueva camiseta de un club, el estreno
de una obra de teatro o el anuncio de un recital son hechos que ne-
cesitan ser difundidos.
Berceruelo señala que en el periodismo no siempre es reconocida
la posibilidad de desarrollo por fuera de los medios. Incluso las mis-
mas asociaciones gremiales suelen rechazar las competencias por
fuera de las del periodismo tradicional. Señala Berceruelo que la
discusión no considera el desarrollo profesional posible, sino fun-
ciones que responden a un ejercicio del periodismo irreal: “Caemos
de inmediato en el debate ético de la objetividad, la independencia,
etcétera, y nos sentimos rápidamente guardianes de las esencias
teóricas de una profesión ‘de libro’, que ya no es la m
isma, olvi-
dando igual de rápido que mientras nosotros discutimos, otros ocu-
pan el espacio que le corresponde al periodista y copan puestos
profesionales para los que, al menos teóricamente, nosotros esta-
mos más capacitados” (Berceruelo González, 2005: 86). Sostiene
que la cuestión no pasa por discutir quién es más periodista, y que
es falaz postular que “estar en uno de los lados sea una garantía
de integridad, objetividad e independencia”.
La superposición de funciones genera suspicacias siem
pre y es un
factor que contribuye a que el rol de agente de prensa despierte
desconfianza. El sitio especializado www.diariosobrediarios.com.ar
se ocupó del caso del colaborador del diario La Nación en Barilo-
che. A raíz de un incidente en los medios de elevación del cerro,
se puso en evidencia que el periodista oficiaba como responsable
39
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
de prensa de la empresa concesionaria “Catedral A
lta Patagonia”1
4.
El 19 de agosto La Nación había titulado “Las aerosillas chocaron
por una falla humana”, y si bien el periodista luego aclaró que los
datos de la nota fueron tomados de fuentes judiciales, está claro
que su posición de redactor de un m
edio y fuente institucional
para otros medios, genera una situación confusa. Luego del episo-
dio, el periodista fue desvinculado del diario, lo que no deja de
confirm
ar que es el periodista el que padece, en última instancia,
las contradicciones del sistema. En un análisis que se hizo sobre el
tema en una jornada de la Asociación de Periodistas instituciona-
les1
5, Marcela Goldin m
anifestó que el caso ocurrió “Primero por-
que, probablemente, es funcional a todos los actores en esta
historia: es decir, para el diario La Nación tener al em
pleado de
cronista, no mirarlo, no ver que tiene otro empleo en una em
presa
de la zona, le permite tener un m
uy buen corresponsal por poca
plata. Para el periodista también es funcional porque le permite
redondear un salario digno; y para la empresa, es funcional porque
contrata a un periodista y sabe que tiene bajada de línea en uno
de los diarios más importantes del país”. Lo que intenta poner en
discusión Goldin es el hecho de que el gran cuestionado fue Costa,
pero no se discutió qué responsabilidad cabe a las em
presas que
lo habían contratado. Y mucho menos, se asume que esa es la si-
tuación de la gran mayoría de los periodistas en un contexto labo-
ral precarizado.
Más allá de los casos particulares, esta situación pone en evidencia
una zona gris, donde todavía no existen reglas claras que ayuden a
40
14 “El diario La Nación im
primió ayer en su tapa el título "Las aerosillas chocaron por una falla humana",
referido al incidente ocurrido la sem
ana pasada en Bariloche. La nota no llevó firma, pero sí estuvo
fechada en "San Carlos de Bariloche". El corresponsal de La Nación en esa ciudad rionegrina se llam
a
Pablo Costa, según corroboró el DsD. (…) El DsD se comunicó con la em
presa de Bariloche, donde
Juan Fazio confirm
ó que Pablo Costa es adem
ás de jefe de prensa de Alta Patagonia, corresponsal
del diario La Nación.” (Diario sobre diarios, edición 24 de agosto de 2004)
15 Se trata de las Jornadas de Comunicación Institucional organizadas por la Asociación de Periodistas
Institucionales de la Provincia de Buenos Aires (APIPBA) bajo el título: "El Desafío Interno y Externo",
realizadas el 1 de septiem
bre de 2004. Los testimonios se citan de una nota que hizo la revista Info-
brand en su edición N° 91, del 3 de octubre de 2005, con el título “Periodista y prensero”.
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
preservar la confiabilidad de la inform
ación y la dignidad del perio-
dista. Señala Héctor Borrat que es cierto que muchos periodistas em
-pleados en asesorías de comunicación construyen mensajes con gran
profesionalidad, que facilitan la tarea de las redacciones, pero “se
plantea un problema ético cuando esas inform
aciones suplantan mu-
chas veces la verdadera tarea de seleccionar contenidos noticiosos
de acuerdo a criterios de calidad y responsabilidad profesional y so-
cial” (Borrat, 2006: 71). Vuelve a aparecer el tem
a de la ética profe-
sional, entendida como parám
etros profesionales aceptados por un
medio o por un grupo para guiar las prácticas. El periodismo argen-
tino no ha sido muy afecto a marcos éticos para la profesión, ni tam
-poco ha aportado datos que permitieran dimensionar la profesión
en general y este problema en particular, con lo que las prácticas no
siem
pre cuentan con el análisis conceptual necesario.
Solo recientemente la discusión sobre los roles profesionales pareció
activarse desde la reinvidicación de la toma de posición política de
lo que se denomina periodismo militante, que se opondría a un pe-
riodismo profesional, que postula una función de inform
ar im
parcial
y apoyada en las rutinas periodísticas. Según resume la periodista As-
trid Pikielny, “en los últimos años se profundizaron quiebres y reali-
neamientos en el siempre heterogéneo universo periodístico, que se
intentó clasificar en dos opciones. Por un lado, aquellos que se en-
cuadran en la categoría de “periodismo militante” por oposición a la
otra categoría, la de los “periodistas profesionales”, que tanto pue-
den trabajar en medios públicos como privados, compartan o no sus
líneas editoriales (aunque algunos de ellos son acusados por sus co-
legas de ejercer “m
ilitancia corporativa”).”
16La polémica no se re-
suelve en la medida en que una y otra posición no parecen estar
dispuestas a admitir alternativas, como podría ser un periodismo mi-
litante de una causa que no sea la oficialista, o un periodismo profe-
sional, sin militancia política, del lado de quienes apoyan al gobierno,
o cualquier otra opción que dé cuenta de los matices reales que se
dan entre los periodistas. Tam
bién cabría preguntarse cuánto de este
41
16 Astrid Pikielny, “Periodistas vs. periodistas”, en La Nación, Suplemento Enfoques, 13 de noviem
bre
de 2011 http://w
ww.lanacion.com.ar/1422420-periodistas-vs-periodistas
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
“periodismo m
ilitante” podría encuadrarse en lo que aquí plantea-
mos como periodismo institucional, es decir, que produce inform
a-ción para una entidad de manera declarada. El m
ismo Rodolfo W
alsh
desem
peñó esa tarea para una organización política y eso no resta
ninguno de sus méritos.
En un análisis de las tendencias en la agenda de investigación, Silvio
Waisbord dice que “No hay duda de que los modelos de periodismo
consolidados durante el siglo pasado hoy están en cuestión y sujetos
a procesos intensos de cambio” y agrega que los vínculos, por ejem
-plo, entre la política y la prensa no pueden entenderse únicam
ente
en términos de dominación (Waisbord, 2012). N
o es menor la trans-
form
ación que significó la profesionalización de la comunicación po-
lítica, que “alude a la utilización de estrategias de comunicación y a
la especialización de form
as de interacción desde la política hacia los
medios, y específicam
ente, el periodismo. Tales estrategias incluyen
la utilización de especialistas y herramientas del marketing político,
a efectos de garantizar visibilidad y cobertura positiva” (W
aisbord,
2012). En esta función se em
plean en form
a creciente periodistas,
en la medida en que entienden el lenguaje de la prensa y pueden
traducir más adecuadam
ente la comunicación de una organización
o un funcionario para que obtenga visibilidad, por lo que está claro
que debe incluirse esta circunstancia en el análisis de la cobertura no-
ticiosa. Tradicionalmente se asignaba esta a factores estrictamente
ideológicos, y en esa línea es que se inscribe la denominación de “m
i-litante” para el ejercicio del periodismo con una posición política to-
mada. Sin embargo, los procesos noticiosos permiten detectar una
mayoría de noticias resultantes, no tanto de la selección editorial,
sino de otras variables de noticiabilidad tales como disponibilidad del
material o adecuación al m
edio. Esto significa que la adecuación a la
producción de noticias es un factor crítico para su publicación, de ahí
que se constata que el proceso se inicia antes de la redacción, en las
oficinas de prensa que son las que marcan la agenda diaria y proveen
la mayor parte de lo que se publica. De ahí que postulamos que deba
hablarse de dos prensas produciendo inform
ación complementaria-
mente con los mismos criterios periodísticos, la de las redacciones y
las de las oficinas institucionales (Amado, 2010b: 40). Y con los mis-
42
Fuentes confiables. M
iradas latinoam
ericanas sobre Periodismo
mos profesionales, aunque esta función no ha sido siempre conside-
rada en las carreras de periodismo.
La contribución de los periodistas a la comunicación de las organiza-
ciones ha sido valorada y convocada por estas desde hace varias dé-
cadas. En varios países, cercanos cultural y geográficamente, se
analiza el tem
a sin prejuicios, entendiendo que es un fenómeno que
no va a tener retracciones. D
e hecho, el tem
a fue objeto de una mesa
especial en el I Congreso Internacional de Periodismo, realizado en
junio de 2012 en Santiago de Chile, con lo que se le otorgó la misma
jerarquía académ
ica que otras tendencias como los desarrollos digi-
tales o el periodismo ciudadano. A
rrueta señaló esta problemática en
lo que llamó periodismo en contextos de periferia, que resume dando
cuenta de las diversas aristas que tiene el problema y que podrían ex-
tenderse a estos espacios profesionales que intentamos describir:
El ejercicio del periodismo, desde la percepción de los propios perio-
distas, tiene una connotación ceñida al contexto y distante de las pre-
misas entabladas por la academ
ia. Ser periodista en contexto de
periferia im
plica la aceptación de convivir con una tensa dualidad: el
saber hacer frente al poder hacer. Reconocemos que no es ninguna
novedad esta dicotomía, pues se han llenado páginas enteras sobre
su consideración. Lo que enfatizamos en este apartado es que la con-
vivencia con tal bifurcación, favorece procesos de naturalización
sobre determinados comportam
ientos. No hablamos aquí de un buen
periodismo versus un mal periodismo, sino de reconocer, por ejem
plo
para nuestro caso, que por la centralidad del Estado en las decisiones,
el lugar que ocupan los medios en la vida social y la persistencia de
la crisis económica, algunos periodistas asumen como natural recibir
prebendas, aceptar enfrascados u operaciones de prensa sin procurar
resistencia alguna o bien, ubicar a los anunciantes en lugares de pri-
vilegio. Fenómenos de este tipo, nos lleva a pensar, al m
argen de las
presiones que puedan ejercerse, que las definiciones que puedan ha-
cerse sobre el periodismo no deben caer en el reduccionismo compa-
rativo con el deber hacer. (Arrueta, 2010: 224)
43
Periodistas sin medios. Adriana Amado Súarez
La academ
ia local ha priorizado el “deber hacer” y en nombre de ese
ideal ha dejado afuera de la investigación la realidad profesional ins-
talada hace décadas. Esto no solo ha restado herramientas para me-
jorar las prácticas y enriquecer el debate sino, y lo que es peor, va
dejando a la investigación local fuera de la agenda de investigación
internacional que viene discutiendo estos temas hace años. De hecho,
Hallin planteó que lo opuesto al periodismo profesional, no era el pe-
riodismo ideologizado sino la comunicación sin interm
ediación del pe-
riodismo que
habían em
pezado a
elegir los
presidentes
norteamericanos desde que la radio les permitió tener un programa
propio (Hallin, 1997: 137). En esta se inscribiría el periodismo institu-
cional, que hem
os visto desarrollarse con vigor en las últimas décadas.
Esta tendencia, para Hallin, iba a la par que el periodismo mercantili-
zado, que por un lado se orienta a las audiencias, con su periodismo
de noticias espectacularizadas y livianas; pero por otro, desarrolla
toda una variante dependiente de los anunciantes, dentro de la que
se inscribe el periodismo autogestionado en todas sus versiones, que
aún están pendientes de análisis y clasificación para nuestro caso.
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