LA PERSONALIDAD JURIDICA DE LAS ORGANIZACIONES DE USUARIOS DE AGUAS REVISITADA

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Actas de Derecho de Aguas Nº 2 Páginas 5 - 38 [2012] 5 LA PERSONALIDAD JURíDICA DE LAS ORGANIZACIONES DE USUARIOS DE AGUAS REVISITADA IVÁN OBANDO CAMINO INTRODUCCIÓN La ponencia que presento en esta oportunidad se refiere a la personalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas reguladas especialmente en la legislación chilena, atendidos los cambios introducidos a dicha legislación por la Ley Nº 20.017 de 2005. Como tal, esta ponencia se inserta en una línea de investigación del suscrito sobre las organizaciones de usuarios de aguas, especialmente en sus aspectos históricos 1 . La Ley Nº 20.107 modificó extensivamente el Código de Aguas de 1981, otorgó personalidad jurídica a las comunidades de aguas –y por extensión, a las comunidades de obras de drenaje, tal como había acontecido con muchas comunidades especiales en nuestra legislación, v. gr. sociedad legal minera, comunidad agrícola–, evitando innovar respecto de las asociaciones de canalistas, y modificó el procedimiento para el surgimiento de la personalidad jurídica de las juntas de vigilancia. La extensión de estas modificaciones legales justifica las siguientes preguntas de inves- tigación: ¿cuál es la fuente de la personalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas antedichas: la ley o el acto administrativo? y, consecuentemente, ¿puede el Presidente de la República disolver válidamente dichas organizaciones de usuarios, una vez que éstas han nacido a la vida del Derecho? Responder estas preguntas tiene importancia, porque una revisión de la doctrina revela que ésta cesó de referirse a estos tópicos desde mediados de la década de 1950. Aparentemente, la promulgación del Código de Aguas de 1951 parece haber puesto término a la discusión doctrinal en la materia, la que fue bastante rica en décadas pre- vias. Por el contrario, la modificación del marco legal que regía la distribución de las aguas en décadas posteriores no movió a la doctrina a reexaminar el tema nuevamente, desechándose así un proceso de construcción de teoría legal que había sido en su tiempo bastante fructífero. Esta ponencia persigue dar respuesta a estas preguntas desde una perspectiva his- tórica y dogmática, tomando en especial consideración los textos legales, antecedentes histórico-jurídicos, opinión de la doctrina especializada y práctica administrativa seguida en la materia. En aquellos períodos en que la doctrina fue inexistente o insuficiente, efectuamos un breve comentario personal sobre las instituciones concernidas. Ph. D. y M. A. SUNY-Albany. Profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca. 1 OBANDO 2005, 157-196; 2009a, 107-132; 2009b, 223-251. Disponible en http://www.colpos.mx/asyd/volumen6/ numero3/asd-09-014.pdf [fecha de consulta: 31 de julio de 2010].

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iván obAndo cAmino lA personAlidAd JurídicA de lAs orgAnizAciones de usuArios de AguAs revisitAdA

lA PErSoNAliDAD JUríDiCA DE lAS orGANizACioNES DE USUArioS DE AGUAS rEviSitADA

iván obAndo cAmino∗

introducción

la ponencia que presento en esta oportunidad se refiere a la personalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas reguladas especialmente en la legislación chilena, atendidos los cambios introducidos a dicha legislación por la ley Nº 20.017 de 2005. Como tal, esta ponencia se inserta en una línea de investigación del suscrito sobre las organizaciones de usuarios de aguas, especialmente en sus aspectos históricos1.

la ley Nº 20.107 modificó extensivamente el Código de Aguas de 1981, otorgó personalidad jurídica a las comunidades de aguas –y por extensión, a las comunidades de obras de drenaje, tal como había acontecido con muchas comunidades especiales en nuestra legislación, v. gr. sociedad legal minera, comunidad agrícola–, evitando innovar respecto de las asociaciones de canalistas, y modificó el procedimiento para el surgimiento de la personalidad jurídica de las juntas de vigilancia.

la extensión de estas modificaciones legales justifica las siguientes preguntas de inves-tigación: ¿cuál es la fuente de la personalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas antedichas: la ley o el acto administrativo? y, consecuentemente, ¿puede el Presidente de la república disolver válidamente dichas organizaciones de usuarios, una vez que éstas han nacido a la vida del Derecho?

responder estas preguntas tiene importancia, porque una revisión de la doctrina revela que ésta cesó de referirse a estos tópicos desde mediados de la década de 1950. Aparentemente, la promulgación del Código de Aguas de 1951 parece haber puesto término a la discusión doctrinal en la materia, la que fue bastante rica en décadas pre-vias. Por el contrario, la modificación del marco legal que regía la distribución de las aguas en décadas posteriores no movió a la doctrina a reexaminar el tema nuevamente, desechándose así un proceso de construcción de teoría legal que había sido en su tiempo bastante fructífero.

Esta ponencia persigue dar respuesta a estas preguntas desde una perspectiva his-tórica y dogmática, tomando en especial consideración los textos legales, antecedentes histórico-jurídicos, opinión de la doctrina especializada y práctica administrativa seguida en la materia. En aquellos períodos en que la doctrina fue inexistente o insuficiente, efectuamos un breve comentario personal sobre las instituciones concernidas.

∗ Ph. D. y M. A. SUNY-Albany. Profesor de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de talca.1 obAndo 2005, 157-196; 2009a, 107-132; 2009b, 223-251. Disponible en http://www.colpos.mx/asyd/volumen6/numero3/asd-09-014.pdf [fecha de consulta: 31 de julio de 2010].

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Para estos efectos, esta ponencia sostiene que la fuente de la personalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas especialmente reguladas en la legislación ha sido tradicionalmente la ley. Así aconteció con las asociaciones de canalistas creadas por la ley Nº 2.139 de 1908 y las asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia contempladas en los Códigos de Aguas de 1951, 1967-1969 y 1981, incluso después de la reforma de la ley Nº 20.017. No obstante que este último cuerpo legal extendió la personalidad jurídica a las comunidades de aguas, la técnica legislativa empleada permite sostener que la fuente de la personalidad jurídica de las comunidades de aguas también es la ley, porque el Código de Aguas –ley especial– dispone que dicha personalidad jurídica surge automáticamente por el solo hecho de cumplirse con el registro de la comunidad en la Dirección General de Aguas, y no mediando acto concesional alguno del Presidente de la república.

Consecuentemente, esta ponencia sostiene que el Presidente de la república no puede disolver las organizaciones de usuarios antedichas y cancelar su personalidad jurídica a través de un acto administrativo particular dictado en ejercicio del artículo 559 inciso 2º del Código Civil, porque la autoridad constituida autorizada para ello es el legislador solamente, por ser la autoridad que legitimó la existencia de dichas organizaciones de usuarios, de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 546 y 559 del Código Civil.

Esta ponencia consta de siete secciones, incluidas esta introducción y Conclusiones. la sección 1 trata sobre la situación de las asociaciones de canalistas creadas por la ley Nº 2.139; la sección 2 analiza lo acontecido bajo el Código de Aguas de 1951, distin-guiendo la situación del primer Código aprobado en 1948 y su reforma hacia 1951; la sección 3 se centra en el estudio de las instituciones previstas en el Código de Aguas de 1969; la sección 4 se refiere a las instituciones contempladas en el Código de Aguas de 1981; y, finalmente, la sección 5 comenta el impacto de la reforma efectuada a este Código por la ley Nº 20.017.

1. situAción bAJo lA ley nº 2.139, de 1908

a) Antecedentes previos. la ley Nº 2.139, que reglamentó las Asociaciones de Ca-nalistas, vino a llenar un vacío sensible en el régimen jurídico aplicable a las numerosas comunidades de aguas y asociaciones de canalistas surgidas en décadas previas, al tiempo que sometió al régimen de la posesión inscrita los regadores de aguas regulados por esta ley.

El artículo 1 de esta ley preceptuó que las asociaciones de canalistas “[s]erán personas jurídicas i se rejirán por las disposiciones de esta lei, las asociaciones formadas por los dueños de canales que se constituyan en conformidad al artículo 20, con el objeto de tomar el agua de la corriente matriz, repartirla entre los accionistas i conservar i mejorar los acueductos”.

Para efectos de la constitución de estas asociaciones, el artículo 20, a que se remitía el artículo 1, dispuso que “[l]as asociaciones de canalistas que quisieren gozar de los beneficios de esta lei, deberán constituirse por escritura pública, estableciendo en ella

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un domicilio, i presentar sus estatutos a la aprobación del Presidente de la república, quien deberá proceder de acuerdo con el Consejo de Estado”.

El artículo 18 hizo aplicables a estas asociaciones regidas por la ley las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de los artículos 549 inciso final, 556, 557, 558, 559 inciso 2º, 560, 562, 563 y 564.

Finalmente, cabe señalar que la ley no contempló normas expresas sobre terminación y disolución de las asociaciones de canalistas.

b) La discusión legislativa. El Mensaje presidencial remitido al Senado hizo presente la compleja situación jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas creadas hasta la fecha, cuya personalidad legal merecía serias dudas a todo el mundo.

El Mensaje expresó estas ideas en términos claros y directos, pues sostuvo que “[l]as numerosas asociaciones de canalistas que se han organizado en Chile con el fin de conservar i mejorar los acueductos i de atender al reparto de las aguas entre los asociados en propor-cion (SiC) a sus derechos, no pueden amoldarse ni al tipo de las personas jurídicas creadas con arreglo al título final del libro i del Código Civil, ni al de las sociedades industriales de que trata el título XXviii del libro iv del mismo Código./ Ellas tienen un carácter mera-mente administrativo i no están destinadas al reparto de beneficios pecuniarios, en lo que se apartan de las sociedades civiles i comerciales; pero se diferencian de las corporaciones a que da vida civil un decreto del Presidente de la república de acuerdo con el Consejo de Estado, en que éstas tienen un fin moral ajeno al derecho de propiedad i no ligan a sus miembros mas (SiC) allá de su vida o del tiempo durante el cual desean quedar adheridos a la institución (SiC)./ la falta de un organismo legal bajo el cual puedan cobijarse tan útiles creaciones origina en la práctica graves inconvenientes./ Fuera de la Sociedad del Canal de Maipo, reconocida como persona jurídica por nuestros tribunales por tener como tal un oríjen (SiC) anterior al Código Civil, es dudoso que las demás comunidades de aguas tengan igual carácter. No se puede decir con seguridad hasta qué punto los estatutos que éstos se han dado obliguen a los sucesores de los dueños. / [….] A remediar estos defectos tiende el proyecto de lei que someto a vuestra consideración (SiC)”.2

Consecuentemente, el artículo 1 del proyecto de ley preceptuó que “[l]as asociaciones formadas por los dueños de canales con el objeto de tomar el agua de la corriente ma-triz, repartirla entre los accionistas i conservar i mejorar los acueductos, serán personas jurídicas, siempre que se sujeten a las disposiciones de esta lei”; el art. 18 del proyecto prescribió que “[s]on aplicables a la institución que crea esta lei en (SiC) disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con escepción del inciso final del artículo 549, de los artículos 556, 557, 558, inciso segundo del 559, 560, 562, 563 i 564”, y su art. 20, relativo a la constitución de las asociaciones de canalistas, dispuso que “[l]as asociaciones de canalistas que quisieren gozar de los beneficios de esta lei deberán constituirse por escritura pública i presentar sus estatutos a la aprobación (SiC) del

2 cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 48ª ordinaria en 26 de agosto de 1907, 1004.

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Presidente de la república, quien la prestará con acuerdo del Consejo de Estado si éstos se conforman a las prescripciones de esta misma lei”.3

Durante el primer trámite constitucional, la Comisión de industria y obras Públicas del Senado informó que el proyecto de ley tenía “por objeto conceder personería jurídica, (SiC) a las asociaciones formadas por los dueños de canales con el fin de tomar el agua de la corriente matriz, repartirla entre los accionistas i conservar i mejorar los acueductos, siempre que se sujeten a las disposiciones legales en él contenidas”.4

El Senado aprobó en general el proyecto de ley5 y en la discusión particular el senador informante, H. Senador Figueroa, recalcó que el proyecto perseguía “crear la personalidad jurídica”6 de las asociaciones de canalistas. El Senado despachó finalmente los preceptos referidos supra, aunque modificó su redacción.7

De hecho, la redacción final del artículo 20 provino de una indicación formulada en la discusión particular por el H. Senador vAldés vAldés, quien sostuvo que la re-dacción original se prestaba para interpretaciones, ya que sugería que “si los estatutos no se conforman a las prescripciones de esta lei, no se necesita el acuerdo del Consejo de Estado. […]”.8

El Senado despachó el precepto en la forma propuesta por el Senador vAldés vAl-dés y de esta manera el artículo 1 preceptuó que “[s]erán personas jurídicas i se rejirán por las disposiciones de esta lei, las asociaciones formadas por los dueños de canales, que se construyan (SiC) en conformidad al artículo 20, con el objeto de tomar el agua del canal matriz, repartirla entre los accionistas i conservar i mejorar los acueductos”; el art. 18 dispuso que “[s]on aplicables a la institución que crea esta lei las disposiciones del título XXXiii del libro primero del Código Civil, con escepción del inciso final del artículo 549, de los artículos 556, 557, 558, inciso segundo del 559, 560, 562, 563 i 564”; y el art. 20 prescribió que “[l]as asociaciones de canalistas que quisieren gozar de los beneficios de esta lei deberán constituirse por escritura pública i presentar sus estatutos a la aprobacion (SiC) del Presidente de la república, quien deberá proceder de acuerdo con el Consejo de Estado”.9

Durante el segundo trámite constitucional, la Comisión Especial de riego de la Cámara de Diputados reiteró que el proyecto de ley confería “el carácter de personas jurídicas a las asociaciones de canalistas”10 constituidas conforme a la nueva ley e in-trodujo modificaciones de forma al proyecto, tendientes a aclarar su redacción. Dos de

3 Ibíd., 1005-1007.4 cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 64ª extraordinaria en 17 de enero de 1908, 1477.5 cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 7ª ordinaria en 16 de junio de 1908, 133.6 Ídem.7 cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 9ª ordinaria en 22 de junio de 1908, 187; cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 21ª ordinaria en 13 de julio de 1908, 529.8 cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 21ª ordinaria en 13 de julio de 1908, 530.9 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 23ª ordinaria en 15 de julio de 1908, 635-637. 10 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 36ª ordinaria en 6 de agosto de 1908, 1071.

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ellas consistieron en sustituir la palabra “construyan” por “constituyan” en el artículo 1, dada la evidente impropiedad de la primera, y en sustituir la expresión “la institución que crea” por “las asociaciones de canalistas rejidas por” en el artículo 18.11

la Cámara de Diputados aprobó sin modificaciones los artículos 1 y 18 del proyecto de ley, de acuerdo a la versión despachada por la comisión informante, mientras que modificó ligeramente la redacción del artículo 20, al que agregó la frase “estableciendo en ella un domicilio”, después de la frase “por escritura pública”, modificación que fue aprobada posteriormente por el Senado.12

c) La visión de los comentaristas. inicialmente, la personalidad jurídica de las asocia-ciones de canalistas reglamentadas por la ley Nº 2.139 no fue objeto de mucho análisis por los autores. Claro ni siquiera se detuvo a analizarla, no obstante indicar que se les aplicaban las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de las normas legales señaladas por el artículo 1813. ibáñez se limitó a observar que el artículo 1 de la ley citada convertía a las comunidades de canalistas preexistentes “en personas jurídicas de Derecho”14.

tiempo después lazo notó que el artículo 1 de la ley Nº 2.139 reconocía expresa-mente personalidad jurídica a las asociaciones, con el objeto de darles una “existencia legal definida”15, las que adquirían la calidad de persona jurídica mediante la aprobación presidencial de sus estatutos, acorde al artículo 548 del Código Civil.16

Más adelante, ríos sostuvo que la personalidad jurídica de éstas se basaba en la voluntad de la ley, dado el tenor del artículo 1 de la ley Nº 2.139, que decía que ellas “serán personas jurídicas y se regirán por las disposiciones de esta ley”, no obstante que el Decreto Supremo Nº 2.736, de 1925, del Ministerio de Justicia, reglamento sobre Concesión de Personalidad Jurídica, autorizaba al Presidente de la república para con-cederles y cancelarles su personalidad jurídica, como a cualquier corporación de derecho privado sin fines de lucro17, en virtud de lo preceptuado en el artículo 72 Nº 11 de la Constitución Política de 1925.

Con todo, ríos sostuvo –página más adelante– que los estatutos de las asociaciones de canalistas sólo debían ser sometidos a la aprobación presidencial para salvaguardar que no contrariasen las leyes, el orden público o las buenas costumbres, conforme al artículo 20 de la ley Nº 2.139 y al artículo 548 del Código Civil; consecuentemente, las asocia-

11 Ibíd., 1071-1073.12 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 41ª ordinaria en 1º de septiembre de 1908, 1282; cámArA de diputAdos, Diario de Sesiones, Sesión 6ª extraordinaria en 27 de octubre de 1908, 188 y ss. cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 21ª ordinaria en 13 de julio de 1908, 530.13 clAro 1909, Régimen legal de las aguas en Chile. Santiago: Soc. imprenta y litografía Universo, pp. 67-72.14 ibáñez 1915, 158.15 lAzo 1930, 295. 16 Ibíd., 295 y 297.17 ríos mAckennA 1936, 22-24 y 119 y ss.

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ciones no requerían el otorgamiento de personalidad jurídica por parte del Presidente de la república, porque ellas la tenían por disposición de la ley, una vez satisfechos los requisitos legales18. Ésta era la única forma de interpretar el artículo 1 de la ley citada, que les atribuía la calidad de personas jurídicas, “[d]e suerte que la personalidad jurídica de estas Asociaciones no necesita concederla el Presidente de la república en uso de la facultad que le concede el N° 11 del artículo 72 de la Constitución Política de 1925, sino que las expresadas asociaciones la tienen por expresa declaración de la ley”19.

En el mismo sentido, lirA urquietA y de lA mAzA señalaron, en 1940, que dicha personalidad jurídica tenía su fuente en la ley y no en un acto administrativo de con-cesión de personalidad jurídica a la asociación de canalistas, no obstante que se estaba en presencia de personas jurídicas de derecho privado sui generis, situadas a medio camino entre las corporaciones y fundaciones. Para ello se apoyaban en el texto de la ley Nº 2.139, cuyo artículo 1 decía que las asociaciones de canalistas “[s]erán personas jurídicas”, por lo que la ley establecía la personalidad jurídica, la que surgía tan pronto como los canalistas cumplían ciertos requisitos legales, entre los cuales estaba la aproba-ción presidencial de sus estatutos, conforme al artículo 20 de la misma ley20. El corolario era –sostenían– que el Presidente de la república no podía cancelar la personalidad jurídica de las asociaciones de canalistas, a pesar de que el reglamento sobre concesión de personalidad jurídica lo autorizaba para ello21.

tres años más tarde, zuloAgA expresó que la dictación de la ley en comento obedeció al propósito de dar protección legal a las asociaciones de canalistas surgidas en épocas precedentes, cuya legalidad era ampliamente controvertida, para lo cual se les otorgó el carácter de personas jurídicas; por lo expuesto, él señaló que tan pronto se cumplían los requisitos legales surgía “una entidad regida por la ley N° 2.139 […] amparada por el beneficio de la personalidad jurídica”22.

respecto de la posibilidad que el Presidente de la república pudiere cancelar la personalidad jurídica de una asociación de canalistas constituida en conformidad a la ley, zuloAgA se inclinó por la negativa, basado para ello en: i) la fuente legal de la per-sonalidad jurídica, tesis sostenida antes por lirA urquietA y de lA mAzA; ii) el tenor del artículo 18 de la ley Nº 2.139, que excluyó la aplicación del artículo 559 inciso 2º del Código Civil a las asociaciones de canalistas, siendo ésta la razón de mayor peso para él, por lo cual el artículo 9 del reglamento sobre concesión de personalidad jurídica, referido supra, era ineficaz23.

18 Ibíd., 29.19 Ídem.20 lirA lirA urquietA y de lA mAzA 1940, 105.21 Ídem.22 zuloAgA 1943, 272.23 Ibíd., 275-276. El artículo 559 inciso 1º del Código Civil preceptúa que “[l]as corporaciones no pueden disolverse por sí mismas, sin la aprobación de la autoridad que legitimó su existencia”.

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Finalmente, en el mismo año, viAl afirmó que las asociaciones de canalistas derivaban su personalidad jurídica directamente de la ley, debido al tenor imperativo del artículo 1 de la ley Nº 2.139, por lo que cumpliéndose el iter procedimental del artículo 20 “ha nacido de pleno derecho la respectiva Asociación de Canalistas con existencia propia”.24 Por lo expuesto, la aprobación presidencial de sus estatutos constituía “un trámite de orden administrativo, encaminado a garantizar el orden social, la seguridad pública, y el goce legítimo de los derechos que a cada cual competen”25 y no un acto concesional de personalidad jurídica26.

Como otros autores, viAl señaló que el Presidente de la república carecía de la po-testad para cancelar la personalidad jurídica de las asociaciones de canalistas, no obstante lo dispuesto en el artículo 72 Nº 11 de la Constitución Política, porque el ejercicio de dicha potestad, mediante decreto supremo, procedía sólo respecto de corporaciones de derecho privado que hubieren obtenido su personalidad jurídica por decreto supremo, mas no respecto de las asociaciones de canalistas que la obtenían por mandato legal, so pena de nulidad por inconstitucionalidad del decreto27.

d) La práctica administrativa. El examen de los antecedentes de tres asociaciones de canalistas creadas al amparo de dicha ley revela que el Presidente de la república no aprobaba solamente los estatutos, sino que también concedía personalidad jurídica a las asociaciones de canalistas28. El sistema de reconocimiento, por lo tanto, tenía una con-notación concesional, no obstante el tenor literal del artículo 1 de la ley Nº 2.139.

Efectivamente, el Decreto Supremo Nº 2.050, de 13 de noviembre de 1909, del Ministerio de industria y obras Públicas, concedió personalidad jurídica y aprobó los estatutos de la asociación de canalistas denominada “Sociedad del Canal de Maipo”29. El Decreto Supremo Nº 1.643, de 8 de octubre de 1917, del Ministerio de industria i obras Públicas, concedió personalidad jurídica y aprobó los estatutos de la institución denominada “Asociación de Canalistas del río teno”30. Finalmente, el Decreto Supremo Nº 2.352, de 23 de noviembre de 1920, del Ministerio de industrias, obras Públicas y Ferrocarriles, concedió personalidad jurídica y aprobó los estatutos de la “Asociación del Canal Duao y zapata”31.

24 viAl 1943, 21.25 Ibíd., 22.26 viAl demostró este aserto mediante la transcripción de un decreto supremo, relativo a una asociación de canalistas hipotética, que se limitaba a aprobar estatutos y ordenaba su inscripción en el registro de Personalidades Jurídicas creado por el artículo 12 del Decreto Supremo Nº 2.736. Ídem. 27 Ibíd., 23.28 Demás está decir que el tenor de estos decretos supremos difería del decreto supremo transcrito por viAl, porque concedían además personalidad jurídica a las asociaciones de canalistas.29 Sociedad del Canal de Maipo 1915, 35 y ss. 30 [Chile] Ministerio de industria i obras Públicas, Decreto Supremo Nº 1.643, de 8 de octubre de 1917. Documento obtenido del Archivo Nacional de Chile. oficina de legalizaciones y Certificaciones.31 Asociación del Canal Duao y zapata 1925, 27.

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2. situAción bAJo el código de AguAs de 1951

a) Antecedentes previos. En el año 1951 se dictó el primer Código de Aguas, luego de un largo y dilatado proceso legislativo que tomó más de una década y media, además de otra década de proceso prelegislativo. El texto legal respectivo fue la ley Nº 9.909, dictada en virtud de la autorización conferida por el artículo 4 de la ley Nº 9.986, el cual reformó extensivamente un Código de Aguas aprobado por el Congreso Nacional en 1948, mediante la ley Nº 8.944. Este cuerpo legal fue conocido como el Código de Aguas de 1951.

Este Código de Aguas estableció en su artículo 82 inciso 1 que las asociaciones de canalistas “[s]on personas jurídicas” y dispuso que el Presidente de la república aprobase su constitución y estatutos, previo informe de la Dirección General de Aguas, sea que la constitución de la asociación fuere voluntaria o forzada, de acuerdo a sus artículos 82 inciso 2º y 84 inciso 2º, en relación con el artículo 1 del Decreto Supremo Nº 1.021, de 1951, del Ministerio de obras Públicas y vías de Comunicación, reglamento sobre Constitución y Estatutos de las Asociaciones de Canalistas, Comunidades de Aguas y Juntas de vigilancia.

El artículo 88 hizo aplicables a las asociaciones de canalistas las disposiciones del párrafo XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de los artículos 559 inciso 2º, 560, 562, 563 y 564 del Código Civil.

El artículo 144 inciso 1º estableció que las asociaciones terminaban por la reunión de todos los derechos de aguas en manos de un mismo dueño, o cuando el número de accionistas fuere inferior a tres, salvo que los estatutos designaren un número superior.

El artículo 159 inciso 1º también dispuso que las juntas de vigilancia “serán personas jurídicas” y prescribió que su formación y estatutos debían ser sometidos a la aprobación del Presidente de la república, quien resolvería previo informe de la Dirección General de Aguas, sea que la constitución de la junta fuere voluntaria o forzada, conforme a lo dispuesto en los artículos 164 y 167 inciso 3º, en relación con el artículo 1 del Decreto Supremo Nº 1.021, de 1951, precitado.

Finalmente, el artículo 162 hizo aplicable a las juntas de vigilancia el artículo 88, pero al mismo tiempo hizo inaplicable a estas últimas el artículo 144, ambos referidos supra, sin contemplar normas adicionales sobre su terminación y disolución.

b) La aprobación del primer Código de Aguas, en 1948. El marco normativo descrito supra constituyó un cambio importante respecto del primer Código de Aguas aproba-do en 1948 por el Congreso Nacional, el que exigió que el Presidente de la república aprobara los estatutos y concediese personalidad jurídica a las asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia, conforme a sus artículos 134 inciso 3º y 196 inciso 1º32.

Algo similar aconteció en el proyecto de Código de Aguas de moreno echeverríA, de 1927, el que contempló las denominadas asociaciones de regantes, a las que asimiló

32 Ambas organizaciones de usuarios se constituían voluntariamente, según este Código.

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las asociaciones de canalistas creadas por la ley Nº 2.139. Este proyecto definió a las asociaciones de regantes como “personas jurídicas” en el artículo 418 inciso 2º, mientras que el inciso 31 de este mismo precepto se remitió a las normas generales para efectos de su constitución, ya que preceptuó: “la constitución de ellas en personas jurídicas se hará con arreglo a las disposiciones comunes sobre la materia”33. Curiosamente, el artículo 430 de este proyecto hizo aplicables a las asociaciones de regantes las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de los artículos 549 inciso 1º, 556, 557, 558, 559 inciso 2º, 560, 562, 563 y 564, lo que reiteró el precepto de la ley Nº 2.139, de 190834.

En lo que respecta al proyecto de Código de Aguas de 1936, el Mensaje presidencial remitido al Congreso Nacional expresó el pensamiento del Ejecutivo sobre el nuevo esta-tuto jurídico aplicable a las asociaciones de canalistas y a las nuevas juntas de vigilancia. El Mensaje señaló que “[l]a ley de Asociaciones de Canalistas ha sido completada en todo aquello que su aplicación y la experiencia de más de veinte años lo ha aconsejado.[…]/ [s]e facilita el mecanismo para constituir las asociaciones […]”35. Asimismo, el Mensaje agregó que “[l]as Juntas de vigilancia que hoy son producto de estipulaciones contractuales de poca eficacia y con atribuciones para un río determinado, pasan a ser instituciones de Derecho con jurisdicción efectiva sobre toda una cuenca […] El fun-cionamiento de las Juntas de vigilancia se rige por las reglas dadas para las asociaciones de canalistas, con las modificaciones que su naturaleza y fines requieren”36.

Para estos efectos, el proyecto de ley respectivo contempló tres preceptos. Por una parte, el artículo 2 del proyecto de ley aprobatoria del Código dispuso que “[e]n las tra-mitaciones necesarias para obtener personalidad jurídica de las Asociaciones de Canalistas y Juntas de vigilancia, sólo será necesario el informe del Gobernador del Departamento respectivo”. Por otra parte, el art. 140 del proyecto de código prescribió que “[l]as aso-ciaciones son personas jurídicas de la clase a que se refiere el artículo 545 del Código Civil./ Se constituirán por escritura pública y sus estatutos necesitarán la aprobación del Presidente de la república, previo informe de la Dirección General de Aguas./ los estatutos y el decreto que conceda la personalidad jurídica deberán inscribirse en el re-gistro de Aguas, dentro del plazo de noventa días, contados desde la fecha del decreto supremo, sin perjuicio de las inscripciones especiales que proceda”, mientras que el art. 203 inc. 1º del proyecto de código aplicó el art. 140 a las juntas de vigilancia, al señalar que “[l]as Juntas de vigilancia son personas de la clase a que se refiere el artículo 545 del Código Civil y se constituirán en la forma que establece el artículo 140”37.

33 cámArA de diputAdos, Proyecto de Código de Aguas de don Rafael Moreno Echevarría (Santiago, imprenta Nacional, 1927) 114.34 Ibíd., 118.35 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 11ª ordinaria en miércoles 10 de junio de 1936, 666. 36 Ibíd., 666 y ss. 37 Ibíd., 670, 686 y ss. y 694.

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Adicionalmente, el artículo 142 del proyecto hizo aplicables a las asociaciones de canalistas las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de los artículos 557, 558, 559 inciso 2º, 560, 562, 563 y 564, mientras que el artículo 199 inciso 1º preceptuó que la asociación terminaba por la reunión de todos los derechos de agua en manos de un mismo dueño o cuando el número de accionistas fuere inferior a tres, salvo que los estatutos establecieren un número diverso. igualmente, el artículo 219 del proyecto dispuso que las normas de las asociaciones de canalistas fueren aplicables a las juntas de vigilancia, salvo que estuvieren modificadas por las normas establecidas por el proyecto para estas últimas. Finalmente, el proyecto no estableció normas expresas sobre terminación y disolución de las juntas de vigilancia.

Como es conocido, este proyecto de ley fue retirado por el Presidente de la república38, pero ello no impidió que algunos diputados integrantes de la Comisión de Constitución, legislación y Justicia lo presentaran bajo la forma de una moción parlamentaria39.

Durante el primer trámite constitucional, el primer informe de la Comisión de Cons-titución, legislación y Justicia recaído en esta moción reiteró las palabras del Mensaje sobre las asociaciones de canalistas e indicó que sus reglas se aplicaban al funcionamiento de las juntas de vigilancia40. Asimismo, aludiendo al proyecto de ley aprobatoria, señaló que era “preciso simplificar los trámites para obtener la personalidad jurídica de las Asociaciones de Canalistas y Juntas de vigilancia […]”41, en mérito de cual propuso aprobar en términos textuales el artículo 2 del proyecto, que pasó a ser el artículo 3 en este informe42. la Cámara de Diputados aprobó en general el proyecto de ley43.

El segundo informe de esta Comisión propuso aprobar los preceptos referidos supra, los que no experimentaron modificaciones sustantivas, salvo cambios de numeración como consecuencia de modificaciones introducidas a otros preceptos del proyecto de ley44. Esto llevó a que el artículo 3 del proyecto de ley aprobatoria volviera a su numeración original, como artículo 2, sin que variara su tenor literal45. la Cámara de Diputados aprobó en particular el proyecto de ley46.

Durante el segundo trámite constitucional, el primer informe de la Comisión de Constitución, legislación y Justicia del Senado reiteró las palabras del Mensaje sobre la ley de asociaciones de canalistas e identificó a las disposiciones relativas a “la tra-

38 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 24ª ordinaria en martes 20 de julio de 1937, 1261. 39 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 24ª ordinaria en martes 20 de julio de 1937, 1267 y ss.40 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 53ª ordinaria en lunes 30 de julio de 1937, 2576.41 Ibíd., 2580.42 Ibíd., 2581.43 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 72ª ordinaria en miércoles 8 de septiembre de 1937, 3165.44 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 53ª extraordinaria en miércoles 24 de agosto de 1938, 2448 y ss. 45 Ibíd., 2456 y ss.; cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 60ª ordinaria en lunes 29 de agosto de 1938, 1797.46 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 53ª extraordinaria en miércoles 24 de agosto de 1938, 2459.

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mitación para dar personalidad jurídica a las Asociaciones de Canalistas”47 como parte de las disposiciones administrativas del proyecto de ley aprobatoria del Código. Por lo anterior, la Comisión propuso aprobar los preceptos en estudio, variando solamente la numeración del artículo 2 del proyecto de ley aprobatoria, que volvió a ser el artículo 348-49. El Senado aprobó en general el proyecto de ley50.

El segundo informe de esta Comisión tampoco propuso modificaciones sustantivas a los preceptos en estudio, aparte de cambios de numeración, como aconteció con el artículo 3 del proyecto de ley aprobatoria, el que volvió a ser el artículo 2 para el solo efecto de ser suprimido por la Comisión51. El Senado aprobó en particular el proyecto de ley informado por la Comisión, pero suprimió la referencia a los artículos 557 y 558 del Código Civil hecha por el artículo 138 del proyecto, que correspondía al artículo 142 del proyecto original, por encontrarse derogados a la fecha52.

la supresión del artículo 2 del proyecto de ley aprobatoria por el Senado parece haber causado cierta extrañeza en la Cámara de Diputados, durante el tercer trámite constitucional. Después de todo, dicho precepto perseguía expedir la tramitación para la obtención de personalidad jurídica por las asociaciones de canalistas y juntas de vigi-lancia. El informe de la Comisión de Constitución, legislación y Justicia de la Cámara de Diputados evacuado en este trámite dio luces al respecto y estableció que “[e]l texto aprobado por la Cámara excluía toda intervención de autoridades en los trámites de concesión de personalidad jurídica a las Asociaciones de Canalistas, salvo el informe del Gobernador respectivo./ El Honorable Senado ha suprimido este artículo para dejar aquella tramitación sometida a las reglas comunes contenidas en el reglamento sobre Concesión de Personalidad Jurídica, N° 2.736, del Ministerio de Justicia, de 31 de oc-tubre de 1925”.53 De acuerdo a esto, el Senado decidió seguir las reglas generales sobre concesión de personalidad jurídica a las personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro, dejando de lado la intención del Ejecutivo y de la Cámara de Diputados de expedir dicho proceso en la forma señalada en el artículo 2 del proyecto de ley aprobatoria.

Así, por lo demás, lo reiteró el diputado informante, H. Diputado gonzález prAts, en la sala de la Cámara de Diputados, quien sostuvo que: “El artículo se refiere a las for-

47 cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 23ª ordinaria en miércoles 3 de julio de 1940, 768.48 Ibíd., 769-771. 49 Curiosamente, este cambio de numeración no aparece del artículo 2 del proyecto de ley aprobatoria y no figura en una reproducción del primer informe de la Comisión de Constitución, legislación y Justicia del Senado, efectuada cinco años después. Cfr. senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 30ª ordinaria, en martes 21 de agosto de 1945, 1295. 50 cámArA de senAdores, Diario de Sesiones, Sesión 41ª ordinaria en martes 6 de agosto de 1940, 1331.51 senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 3ª ordinaria, en miércoles 30 de mayo de 1945, 249 y ss. y 255; senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 30ª ordinaria, en martes 21 de agosto de 1945, 1301, 1305 y ss., 1325 y 1332. 52 Ibíd., 1352; cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 52ª ordinaria, en martes 28 de agosto de 1945, 2081.53 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 18ª ordinaria, en martes 16 de julio de 1946, 811.

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malidades necesarias para obtener personalidad jurídica para las asociaciones de canalistas y Juntas de vigilancia y las reduce al informe del gobernador respectivo./El Honorable Senado ha suprimido este artículo, con lo cual quedan vigentes las reglas generales sobre constitución de la personalidad jurídica. De modo que las expresadas organizaciones, deben someterse a los trámites establecidos en el reglamento sobre Personalidad Jurídica, N° 2.736, del Ministerio de Justicia, de 31 de octubre de 1925”.54 Esta explicación fue suficiente para que la Cámara de Diputados aprobara la modificación del Senado, sin perjuicio de aprobar la modificación introducida al artículo 13855.

Aparte de la supresión del artículo 2 del proyecto de ley aprobatoria, ninguno de los preceptos del proyecto de código, referidos supra, fue objeto de observación alguna por el Presidente de la república56, por lo que mantuvieron su tenor literal en el primer Código de Aguas aprobado por la ley Nº 8.944.

En este primer Código, el artículo 134 se refirió a las asociaciones de canalistas di-ciendo que “[l]as asociaciones son personas jurídicas de la clase a que se refiere el artículo 545.o del Código Civil./ Se constituirán por escritura pública y sus estatutos necesitarán aprobación del Presidente de la república, previo informe de la Dirección General de Aguas./ los estatutos y el decreto que concede la personalidad jurídica, deberán inscri-birse en el registro de Aguas dentro del plazo de noventa días, contado desde la fecha del Decreto Supremo, sin perjuicio de las inscripciones especiales que procedan”; el artículo 136 hizo aplicables a las asociaciones de canalistas las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, exceptuados los artículos 559 inciso 2º, 560, 562, 563 y 564 del Código Civil, el artículo 192 inciso 1º preceptuó que las asociaciones terminaban por la reunión de todos los derechos de agua en manos de un mismo dueño o por la reducción de los accionistas a un número inferior a tres, salvo que los estatutos establecieren otro número; el artículo 196 inciso 1º señaló que “[l]as Juntas de vigilancia son personas jurídicas de la clase a que se refiere el artículo 545.o del Código Civil y se constituirán en la forma que establece el artículo 134.o”; y, finalmente, el artículo 212 aplicó a las juntas de vigilancia las normas de las asociaciones de canalistas, siempre que no fueran modificadas por aquellas establecidas para las juntas de vigilancia, sin establecer normas expresas sobre terminación y disolución de estas últimas.

c) La reforma al primer Código de Aguas, en 1951. El primer Código de Aguas, apro-bado en 1948, jamás entró en vigor. la vigencia de la ley Nº 8.944 fue suspendida desde el 11 de junio de 1948 hasta el 1 de enero de 1949, en virtud del artículo 1 inciso 1º de la ley Nº 8.978, publicada en el Diario oficial de 19 de agosto de 1948, el que en su artículo 1 inciso 2º in fine dispuso: “Continuarán en vigor, y durante la suspensión

54 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 24ª extraordinaria, en martes 28 de enero de 1947, 1109.55 Ídem; cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 23ª extraordinaria, en miércoles 22 de enero de 1947, 1045.56 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 27ª extraordinaria, en miércoles 17 de diciembre de 1947, 1159 y 1161.

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de los textos mencionados, todas las leyes, ordenanzas, decretos y demás disposiciones relacionadas con aguas que regían hasta el 11 de Junio de 1948”. los efectos de la ley Nº 8.978, a su turno, fueron prorrogados en cuatro oportunidades, en virtud de las leyes Nos 9.288, 9.394, 9.575 y 9.687, dictadas entre los años 1948 a 1950, mientras se efectuaba una revisión del primer Código de Aguas57.

Así, durante la vigencia de la ley Nº 9.687, la ley Nº 8.944 fue modificada exten-samente por la ley Nº 9.896, publicada en el Diario oficial de 28 de marzo de 1951. El Presidente de la república expresó el espíritu de la reforma en el Mensaje por el cual se remitió este proyecto de ley al Senado casi dos años antes: “El Código de Aguas fue (SiC) aprobado por ley N° 8.944, de 21 de Enero de 1948./ Apenas promulgado este cuerpo de leyes, el Gobierno designó una Comisión compuesta de profesores universi-tarios, abogados, ingenieros y funcionarios especializados en la materia, con el objeto de que estudiara y propusiera los reglamentos necesarios para la aplicación de dicho Código./ Esta Comisión pudo advertir en dicho cuerpo de leyes algunos errores, defectos y vacíos que era indispensable subsanar, y por tal motivo dedicó sus esfuerzos al estu-dio de un proyecto de ley de reforma de sus disposiciones./ Mientras tanto, la vigencia del Código fue suspendida por (SiC) ley N° 8.978, de 11 de Agosto de 1948, la que posteriormente fue (SiC) prorrogada por (SiC) ley N° 9.288, de 30 de Diciembre del mismo año hasta el 17 de Septiembre próximo./ Después de una ardua y constante la-bor, la Comisión dio término a su cometido, proponiendo la modificación del Código de Aguas en la forma señalada en el proyecto acompañado, que el Gobierno ha hecho suyo en todas sus partes”58.

El régimen jurídico propuesto por el primer Código de Aguas desapareció con la reforma de la ley Nº 9.896, que dio origen más adelante al Código de Aguas de 1951. Este último sólo exigió la aprobación presidencial de la constitución y los estatutos de las asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia, mediante decreto supremo. De acuerdo a lo anterior, la personalidad jurídica surgía, por el solo ministerio de la ley, tan pronto como dicha aprobación presidencial tenía lugar.

En tal sentido, el Mensaje presidencial por el cual se remitió el proyecto de ley modificatorio del Código de Aguas propuso “diversas reformas, aconsejadas por la práctica, que tienden a hacer más expedito y eficaz el procedimiento de creación […]”59 de las asociaciones de canalistas, al tiempo que reglamentó “el sistema de constitución,

57 los efectos de la ley Nº 8.978 fueron prorrogados, por primera vez, hasta el 17 de septiembre de 1949 por la ley Nº 9.288, publicada en el Diario oficial de 31 de diciembre de 1948. Posteriormente, los efectos de la ley Nº 8.978 fueron prorrogados, por segunda vez, hasta el 28 de febrero de 1950, en virtud de la ley Nº 9.394, publicada en el Diario oficial de 17 de septiembre de 1949. Sin embargo, los efectos de la ley Nº 8.978 fueron prorrogados, por tercera vez, hasta el 28 de agosto de 1950, en virtud de la ley Nº 9.575, publicada en el Diario oficial de 3 de marzo de 1950. Finalmente, los efectos de la ley Nº 8.978 fueron nuevamente prorrogados, por cuarta vez, hasta el 1 de abril de 1951, en virtud de la ley Nº 9.678, publicada en el Diario oficial de 26 de septiembre de 1950. 58 senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 30ª ordinaria, martes 6 de septiembre de 1949, 1030.59 Ibíd., 1031.

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omitido en el Código […]”60 de las juntas de vigilancia. De esta manera, el proyecto de ley propuso que las asociaciones de canalistas se constituyeran en forma voluntaria o judicial, mientras que las juntas de vigilancia lo fueran en forma judicial61. En todas estas hipótesis, la aprobación presidencial de la constitución y estatutos de la organización de usuarios no se extendía a la concesión de personalidad jurídica.

Para estos efectos, el proyecto propuso reemplazar el artículo 134 del Código de Aguas por el siguiente: “las Asociaciones de Canalistas son personas jurídicas. Se constituirán por escritura pública suscrita por todos los dueños de derechos de aprovechamiento de las aguas conducidas por el canal o mediante el acuerdo de la mayoría de los derechos de aprovechamiento en las aguas comunes adoptado en comparendo celebrado ante el juez del departamento en que esté ubicada la bocatoma del canal principal. Este compa-rendo podrá ser provocado por cualquiera de los interesados o por la Dirección General de Aguas./ Sus estatutos necesitarán, en todo caso, la aprobación del Presidente de la república, previos el informe de la Dirección General de Aguas y las publicaciones que determine el reglamento, cuando se trate de una Asociación constituida (SiC) sin la intervención de la Justicia”. Además, propuso agregar un artículo 134-b, relativo a la constitución judicial de las asociaciones, cuyo inciso 2º preceptuaba: “El juez ordenará reducir a escritura pública la formación de la Asociación y que se someta a la aprobación del Presidente de la república, quien resolverá previo informe de la Dirección General de Aguas”. Con todo, el proyecto excluyó de la aplicación de los preceptos anteriores a las juntas de vigilancia en su artículo 193-c62.

Asimismo, el proyecto propuso reemplazar el texto del artículo 196 inciso 1º del Código de Aguas por el siguiente: “Art. 193.- las personas naturales, las Asociaciones de Canalistas, las Comunidades de Aguas u otras personas jurídicas que en cualquier forma aprovechan aguas de una misma cuenca u hoya hidrográfica, constituirán una persona jurídica denominada Junta de vigilancia. [….]”. igualmente, en materia de constitución de las juntas de vigilancia, el proyecto propuso, en un art. 193-h inc. 3º parte final, que el juez “ordenará reducir a escritura pública la formación de la Junta y someterla a la aprobación del Presidente de la república (SiC) quien resolverá previo informe de la Dirección General de Aguas”63.

Debe precisarse, sin embargo, que el proyecto también propuso modificar el artículo 192 inciso 1º del Código de Aguas, en el sentido de agregar el adjetivo “superior” al final de este precepto, facultando así a los asociados para acordar que la asociación terminare por reducción de los accionistas a un número superior a tres, sin perjuicio de introducir una modificación meramente formal al artículo 136 del mismo cuerpo legal. Del mis-

60 Ídem.61 De acuerdo a la modificación propuesta al artículo 357 del Código de Aguas por el proyecto de ley, las juntas de vigilancia existentes en corrientes naturales o secciones de ellas podían solicitar su reconocimiento como tales al Presidente de la república. 62 Ibíd., 1036 y 1042.63 Ibíd., 1036 y ss. y 1042 y ss.

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mo modo, el artículo 193-c del proyecto propuso hacer aplicables ciertas normas de las asociaciones de canalistas a las juntas de vigilancia, entre las cuales incluyó el artículo 136, mientras exceptuó a estas últimas de la aplicación del artículo 192 del Código de Aguas, el que contemplaba una causal de terminación de aquellas organizaciones de usuarios de aguas. Consecuentemente, el proyecto propuso también suprimir el artículo 212 de este cuerpo legal64.

Durante el primer trámite constitucional, el informe de la Comisión de Constitución, legislación y Justicia del Senado destacó el hecho que el proyecto propusiere la cons-titución judicial o forzada de las asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia65; sin embargo, el mismo informe sugiere que los comisionados no comprendieron cabalmente el alcance de la modificación propuesta a la aprobación presidencial, pues sostuvieron, a propósito de la constitución judicial de las juntas de vigilancia, que el juez “[o]rdenará, a la vez, reducir a escritura pública la constitución de la junta y someterla a la aproba-ción del Presidente de la república, quien, previo informe de la Dirección General de Aguas, debe resolver otorgándole la personalidad jurídica, si procediere de acuerdo a las disposiciones legales respectivas”66. No obstante, la Comisión aprobó sin modificaciones los preceptos referidos supra, con la sola excepción del artículo 193 inciso 1º, al cual agregó la frase final “[…] y se constituirán y regirán de acuerdo con las disposiciones de este Código”67. El Senado aprobó en general y en particular el proyecto de ley68.

Durante el segundo trámite constitucional, el informe de la Comisión de Constitu-ción, legislación y Justicia de la Cámara de Diputados introdujo ligeras modificaciones a los artículos 134 inciso 2º y 134-b inciso 2º, para clarificar que tanto la constitución como los estatutos de una asociación de canalistas estaban comprendidos dentro del ámbito de la aprobación presidencial. En este informe el artículo 134 inciso 2º decía que “[l]a constitución de la Asociación y sus estatutos necesitarán en todo caso la aprobación del Presidente de la república […]”, mientras que el artículo 134-b inciso 2º señalaba que “[e]l juez ordenará reducir a escritura pública la Constitución de la Asociación y sus estatutos, y que se sometan a la aprobación del Presidente de la república […]”69. Del mismo modo, la Comisión propuso modificar el artículo 136, en el sentido de excluir a las asociaciones de canalistas de la aplicación de todo el artículo 559 del Código Civil, además del artículo 561 de este último código, propuesta que se hacía extensiva a las juntas de vigilancia por disposición del nuevo artículo 193-c70. En definitiva, la Cáma-

64 Ibíd., 1037, 1040, 1042 y 1044.65 senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 14ª extraordinaria, en miércoles 4 de enero de 1949, 598, 600.66 Ibíd., 601.67 Ibíd., 602, 606 y ss. y 612 y ss.68 Ibíd., 624. senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 15ª extraordinaria, en martes 10 de enero de 1950, 674; cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 28ª extraordinaria, en miércoles 25 de enero de 1950, 1295 y ss. y 1300 y ss.69 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 40ª ordinaria, en martes 22 de agosto de 1950, 1962 y ss.70 Ibíd., 1963.

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ra de Diputados aprobó en general y en particular el proyecto de ley, pero introdujo modificaciones al artículo 134-b inciso 2º, para establecer que el juez ordenará reducir a escritura pública la “formación” de la Asociación de Canalistas y “sus estatutos”, y al artículo 136, para excluir a las asociaciones de canalistas de la aplicación, entre otros, de los artículos 559 y 561 del Código Civil71.

En el tercer trámite constitucional, la Comisión de Constitución, legislación y Justicia del Senado propuso, entre otros, rechazar la modificación al artículo 136 introducida por la Cámara de Diputados. la Comisión expresó en su informe la conveniencia de mantener la aplicación del artículo 559 inciso 1º respecto de las asociaciones de cana-listas, porque “hay un interés general en la constitución y existencia de las Asociaciones de Canalistas, [por lo que] no parece aconsejable autorizarlas para que puedan disol-verse por sí mismas sin la aprobación de la autoridad que intervino en su constitución y legitimó su existencia”72. El Senado aprobó el informe de esta Comisión y rechazó la modificación al artículo 136, por lo que el proyecto de ley retornó a la Cámara de Diputados para su insistencia a este respecto, lo que no aconteció durante el cuarto trámite constitucional73.

De esta manera, los preceptos legales objeto de estudio adquirieron su redacción de-finitiva, como constó en ley Nº 9.896. En esta ley el artículo 134 inciso 2º del Código de Aguas preceptuó que “[l]a constitución de la Asociación y sus estatutos necesitarán en todo caso la aprobación del Presidente de la república, previos el informe de la Dirección General de Aguas y las publicaciones que determine el reglamento cuando se trate de una Asociación constituida (SiC) sin la intervención de la justicia”; el artículo 134-b dispuso que “[e]l juez ordenará reducir a escritura pública la formación de la Asociación y sus estatutos y que se sometan a la aprobación del Presidente de la república, quien resolverá, previo informe de la Dirección General de Aguas”; el artículo 136 mantuvo casi la misma redacción que en el texto original de 1948, excluyendo a las asociaciones de canalistas de la aplicación del artículo 559 inciso 2º del Código Civil; el artículo 192 inciso 1º contempló el adjetivo “superior” al final del mismo, para precisar mejor la causal de terminación de la asociación de canalistas contemplada en él; el artículo 193-c hizo aplicables a las juntas de vigilancia normas de las asociaciones de canalistas, incluido el artículo 136 del Código de Aguas, pero las excluyó, entre otros, de la aplicación de los artículos 134, 134-b y 192; el artículo 193-h inciso 3º parte final preceptuó que el juez “[o]rdenará reducir a escritura pública la formación de la Junta y someterla a la apro-bación del Presidente de la república, quien resolverá previo informe de la Dirección General de Aguas”; y, finalmente, el artículo 212 fue suprimido.

71 Ibíd., 1976 y ss. senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 25ª ordinaria, en martes 5 de septiembre de 1950, 1164. 72 senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 19ª extraordinaria, en martes 16 de enero de 1951, 995.73 senAdo de chile, Diario de Sesiones, Sesión 20ª extraordinaria, en miércoles 17 de enero de 1951, 1091; cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 34ª extraordinaria, en martes 23 de enero de 1951, 1778.

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la ley Nº 9.909, publicada en Diario oficial de 17 de mayo de 1951 y dictada en virtud del artículo 4 de la ley Nº 9.896, contuvo el texto definitivo y enumerado del Código de Aguas, en el cual los preceptos indicados mantuvieron dicha redacción y figuraron como los artículos 82 inciso 2º, 84 inciso 2º, 88, 162 y 167 inciso 3º, res-pectivamente.

El Presidente de la república dictó el reglamento contemplado en el primero de dichos artículos algunas semanas más tarde. Este fue el reglamento sobre Constitución y Estatutos de las Asociaciones de Canalistas, Comunidades de Aguas y Juntas de vi-gilancia, el cual constó en el Decreto Supremo Nº 1.021, de 1º de junio de 1951, del Ministerio de obras Públicas y vías de Comunicación, publicado en el Diario oficial de 25 de julio de 1951, cuyo artículo 1 preceptuó: “El acto de constitución y los estatutos de las Asociaciones de Canalistas, Comunidades de Aguas y Juntas de vigilancia serán aprobados por el Presidente de la república, debiendo la tramitación de los respectivos antecedentes sujetarse a las disposiciones de este reglamento”.

d) La visión de los comentaristas. El nuevo marco normativo llevó a lirA ovAlle a sostener que la fuente de la personalidad jurídica de las asociaciones de canalistas era la ley, pues ella emanaba de un mandato legal contemplado en el artículo 82 del Código de Aguas. De ahí que, habiendo sido aprobados la constitución y estatutos por el Presidente de la república, la personalidad jurídica de las asociaciones surgía de pleno derecho74.

Esto implicaba que el Presidente de la república se limitaba a aprobar la constitu-ción y estatutos respectivos, pero no concedía personalidad jurídica a las asociaciones de canalistas. En tal sentido, este autor, reiterando lo afirmado por viAl años antes, sostuvo que la aprobación presidencial señalada era “un trámite de orden administrativo encaminado a garantizar el orden social, la seguridad pública y el goce legítimo de los derechos que a cada cual competen”75.

Así las cosas, debía entenderse que la ley constituía también la fuente de la persona-lidad jurídica de las juntas de vigilancia, dado que el artículo 159 inciso 1º contemplaba un mandato legal similar al del artículo 82 inciso 1º. Como en el pasado, el corolario fue que el Presidente de la república carecía de la potestad para disolver las asociaciones de canalistas, mediante la cancelación de su personalidad jurídica, tal como lo habían sostenido anteriormente lirA urquietA y de lA mAzA, en cuya obra se basó el autor de acuerdo a su nota 6776.

e) La práctica administrativa. El examen de los antecedentes de un par de asociaciones de canalistas creadas al amparo de este Código revela que el Presidente de la república aprobaba solamente la constitución y los estatutos de una asociación, mas no les con-cedía la personalidad jurídica. El sistema de reconocimiento, por lo tanto, tenía una

74 lirA ovAlle 1956, 166.75 Ídem.76 Ídem.

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connotación normativa, acorde al tenor de los artículos 82 inciso 1º y 159 inciso 1º del Código de Aguas de 1951.

Efectivamente, el Decreto Supremo Nº 781, de 27 de abril de 1960, del Ministerio de obras Públicas, aprobó la constitución y estatutos de la “Asociación de Canalistas del Canal El Galpón, talca”77, mientras el Decreto Supremo Nº 1.832, de 23 de julio de 1964, aprobó la constitución y estatutos de la “Asociación de Canalistas del regadío Mecánico de rapel”78.

Por su parte, el Decreto Supremo Nº 1.986, de 2 de octubre de 1956, del Ministerio de obras Públicas, aprobó la constitución y estatutos de la “Junta de vigilancia del río tinguiririca”79, mientras el Decreto Supremo Nº 2.501, de 4 de diciembre de 1957, del Ministerio de obras Públicas, hizo lo mismo respecto de la “Junta de vigilancia del río Aconcagua Sector Quillota” (hoy en día, la Junta de vigilancia de la tercera Sección del río Aconcagua)80.

3. situAción bAJo el código de AguAs de 1969

a) Antecedentes previos. En el año 1969 se dictó el Decreto con Fuerza de ley Nº 162, del Ministerio de Justicia, que contuvo el texto del segundo Código de Aguas. Este cuerpo legal fue dictado por el Presidente de la república en virtud de la autorización concedida por el artículo 130 de la ley Nº 16.640, de 1967, sobre reforma Agraria, la que introdujo reformas profundas al régimen jurídico las tierras y aguas, basada para ello en la ley de reforma constitucional Nº 16.615, del mismo año, que autorizó a la ley para reservar para el dominio nacional de uso público todas las aguas existentes el territorio nacional y expropiar las propiedad privada para incorporarlas al dominio na-cional indicado. Este cuerpo legal constituyó el Código de Aguas de 1969.

A pesar de que este Código declaró que todas las aguas del territorio nacional eran bienes nacionales de uso público y modificó el régimen jurídico del derecho de aprove-chamiento, introdujo cambios aislados al régimen de distribución de las aguas a cargo de las organizaciones de usuarios creadas por el Código precedente, debido a la falta de recursos humanos cualificados que pudieran tomar a su cargo esta función en un servicio público centralizado81.

Entre dichos cambios hubo uno atinente al tema que nos ocupa. Por una parte, el nuevo cuerpo legal mantuvo la fuente legal de la personalidad jurídica de las asociacio-nes de canalistas y juntas de vigilancia, la regulación de la intervención presidencial en la génesis de estas organizaciones y las normas sobre su terminación. Por otra parte, el nuevo Código agregó a las normas aplicables a estas organizaciones, que eran las de las

77 Publicado en el Diario oficial de 21 de junio de 2008.78 Publicado en el Diario oficial de 4 de septiembre de 2008.79 Publicado en el Diario oficial de 10 de noviembre de 1956.80 Publicado en el Diario oficial de 31 de diciembre de 1957.81 Jensen 1970, 18.

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corporaciones de derecho privado sin fines de lucro, el artículo 559 inciso 2º del Código Civil, que prescribía: “Pero pueden ser disueltas por ella [la autoridad que legitimó su existencia], o por disposición de la ley, a pesar de la voluntad de sus miembros, si llegan a comprometer la seguridad o los intereses del Estado, o no corresponden al objeto de su institución”.

En tal sentido, el Código de Aguas de 1969 reiteró en su artículo 89 inciso 1º que las asociaciones de canalistas “[s]on personas jurídicas” e indicó que “[s]e constituirán por escritura pública subscrita por todos los titulares de derechos de aprovechamiento de las aguas conducidas por el canal o mediante el acuerdo de la mayoría de los derechos de aprovechamiento en las aguas comunes adoptado en comparendo celebrado ante el Juez del departamento en que esté ubicada la bocatoma principal”82.

De acuerdo al inciso 2º de este precepto, en relación con el artículo 91 inciso 2º, sea que la constitución de la asociación fuere voluntaria o forzada, tanto la constitución como los estatutos necesitaban de la aprobación del Presidente de la república, previo informe de la Dirección General de Aguas y las publicaciones reglamentarias cuando se tratare de una asociación constituida voluntariamente.

El artículo 95 también hizo aplicables a las asociaciones las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de sus artículos 560, 562, 563 y 564. Ergo, el Código en comento hizo aplicable a las asociaciones el artículo 559 inciso 2º del Código Civil, exceptuado por el Código precedente y la ley Nº 2.139.

Por último, el artículo 150 inciso 1º reiteró la norma del artículo 144 del Código precedente, en el sentido que las asociaciones terminaban por la reunión de todos los derechos de aguas en manos de un mismo dueño, o cuando el número de accionistas fuere inferior a tres, salvo que los estatutos establecieren un número superior.

tratándose de las juntas de vigilancia, el artículo 165 inciso 1º preceptuó que ellas “serán personas jurídicas […] y se constituirán y regirán de acuerdo con las disposicio-nes de este Código”83. Consecuentemente, los artículos 170 y siguientes regularon la constitución forzada de las juntas de vigilancia y el artículo 173 inciso 3º, parte segunda, preceptuó que el juez “ordenará reducir a escritura pública la formación de la Junta y someterla a la aprobación del Presidente de la república, quien resolverá previo informe de la Dirección General de Aguas”84.

No obstante que el artículo 168 les hizo aplicables algunas normas de las asociaciones de canalistas, entre las que se encontraban los artículos 89 inciso 1º, 91 inciso 2º y 95, precitados, este Código no contempló normas expresas sobre terminación y disolución de las juntas de vigilancia.

Dado que se mantuvo vigente el Decreto Supremo Nº 1.021, de 1º de junio de 1951, del Ministerio de obras Públicas y vías de Comunicación, aludido supra, el artículo 1º

82 vodAnovic 1969, 52. 83 Ibíd., 82.84 Ibíd., 86.

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de este reglamento resultó aplicable a las juntas de vigilancia, por lo que el acto de su constitución requería también de la aprobación del Presidente de la república.

b) La discusión legislativa. El Mensaje presidencial remitido a la Cámara de Diputados, relativo al proyecto de ley de reforma agraria, contemplaba instituciones jurídicas sobre Derecho de Aguas funcionales a la reforma propuesta para la redistribución de la tierra, las que no suponían modificaciones sustanciales a las organizaciones de usuarios de aguas. El Mensaje expresaba que “[l]as organizaciones encargadas de administrar y distribuir las aguas como son las Juntas de vigilancia, Asociaciones de Canalistas y Comunidades de Aguas, continuarán velando, como ahora, por la buena distribución del agua en los sectores de su competencia”85.

El proyecto de ley respectivo, a su turno, no contenía normas jurídicas relativas a la constitución y personalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas, en su título v sobre “régimen General de Aguas”86, especialmente en su artículo 117, siendo aprobado sin modificaciones por la Cámara de Diputados87.

Durante el segundo trámite constitucional, las Comisiones Unidas de Hacienda y de Agricultura y Colonización del Senado propusieron en su primer informe aprobar sin discusión y en forma global las modificaciones al Código de Aguas, incluyendo el artículo 117, que había pasado a ser artículo 11988. la sala del Senado aprobó en general el proyecto de ley89.

Con todo, ambas Comisiones propusieron modificaciones al artículo 119, que ahora había pasado a ser el artículo 120, en su segundo informe. Entre dichas modificaciones hubo una directamente atinente al tema que nos ocupa y dijo relación con aplicar la totalidad del artículo 559 del Código Civil a las asociaciones de canalistas90. El segundo informe propuso, sin mayor explicación, lo siguiente: “Considerar, a continuación del Nº 28, los siguientes, nuevos:/ “29.- Suprímese en el artículo 88 la cita al artículo 559, inciso segundo, del Código Civil”91. Consiguientemente, el proyecto de ley propuesto por las Comisiones preceptuó en su artículo 120 Nº 29.- “[s]uprímese en el artículo 88

85 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 23ª extraordinaria, en miércoles 24 de noviembre de 1965, 2171. 86 Ibíd., 2199-2207.87 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 90ª extraordinaria, en jueves 19 de mayo de 1966, 8523, 8532-8535; cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 16ª ordinaria, en miércoles 6 de julio de 1966, 2036; senAdo, Diario de Sesiones, Sesión 33ª ordinaria, en martes 26 de julio de 1966, 2221 y ss.88 senAdo, Diario de Sesiones, Sesión 1ª extraordinaria, en lunes 3 de octubre de 1966, 197, 199, 241 y ss., y 318-320.89 senAdo, Diario de Sesiones, Sesión 13ª extraordinaria, en viernes 21 de octubre de 1966, 1105. 90 lamentablemente, las actas de las sesiones de las Comisiones Unidas de Hacienda y de Agricultura y Colonización del Senado, que se tradujeron en este segundo informe, no estarán disponibles en la Biblioteca del Congreso Nacional, ni en la oficina de informaciones del Senado. 91 senAdo, Diario de Sesiones, Sesión 50ª extraordinaria, en martes 10 de enero de 1967, 3109.

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la cita al artículo 559, inciso segundo, del Código Civil”92. la sala del Senado aprobó en particular esta modificación, basado para ello en la relación sucinta del Sr. Secretario del Senado93.

la Cámara de Diputados también aprobó la modificación al artículo 88 del Código de Aguas, contenida en el artículo 120 del proyecto de ley, que había pasado a ser el artículo 122, sin debatir sobre el alcance de esta modificación94.

El Presidente de la república, por su parte, no observó la modificación al artículo 88 del Código de Aguas, la que por efecto de las diversas enmiendas introducidas figuraba ahora en el artículo 121 del proyecto de ley95.

De esta manera, el precepto referido fue despachado y figuró en la ley Nº 16.640 bajo el artículo 122 Nº 30, cuyo tenor fue el siguiente: “Suprímese en el artículo 88.º la cita al artículo 559.º, inciso 2.º, del Código Civil”.

c) Comentario personal. lamentablemente, no hemos encontrado evidencia de ha-berse constituido alguna asociación de canalistas o junta de vigilancia bajo la vigencia del mismo96.

tampoco la doctrina no tuvo tiempo para comentar este Código. No obstante, es posible efectuar un breve análisis de las instituciones jurídicas aludidas.

Por una parte, la personalidad jurídica de las asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia continuó proviniendo directamente de la ley, que las definía como personas jurídicas; de hecho, el sistema de reconocimiento mantuvo una connotación normativa, de acuerdo al tenor de los artículos 89 inciso 1º y 165 inciso 1º del Código de Aguas de 1969, pues la personalidad jurídica de ambas surgía automáticamente con la sola aprobación presidencial de su constitución y estatutos, la que estaba regulada en el regla-mento administrativo preexistente, individualizado supra. Por otra parte, la modificación introducida por las Comisiones Unidas de Hacienda y de Agricultura y Colonización del Senado autorizó a una autoridad constituida para disolver las organizaciones de usuarios citadas, pero no indicó expresamente cuál era dicha autoridad: ¿el legislador o el Presidente de la república?

Creemos que la autoridad constituida autorizada legalmente para disolver las orga-nizaciones de usuarios antedichas fue el legislador y no el Presidente de la república, porque la fuente de su personalidad jurídica continuó siendo la ley, la que no podía ser

92 Ibíd., 3215. 93 senAdo, Diario de Sesiones, Sesión 69ª extraordinaria, en miércoles 18 de enero de 1967, 3762 y ss.; cámArA de diputAdos, Boletín Nº 10.524-S. Modificaciones Introducidas por el Honorable Senado al Proyecto de Ley que Establece Normas sobre Reforma Agraria (Santiago, instituto Geográfico Militar, 1967), 99; cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 43ª extraordinaria, en martes 31 de enero de 1967, 4081, 4104. 94 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 47ª extraordinaria, en miércoles 8 de febrero de 1967, 4563-4565; senAdo, Diario de Sesiones, Sesión 80ª extraordinaria, en miércoles 15 de febrero de 1967, 4057 y ss. 95 cámArA de diputAdos, Boletín de Sesiones, Sesión 3ª extraordinaria, en martes 11 de abril de 1967, 166 y ss.96 información obtenida mediante consulta verbal efectuada en el Centro de información de recursos Hídricos de la Dirección General de Aguas y mediante consulta realizada por correo electrónico a la Confederación de Canalistas de Chile, ambas de 16 de diciembre de 2010.

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dejada sin efecto por un acto administrativo particular, so pena de incurrir en el mismo vicio de antijuridicidad denunciado por la doctrina en décadas previas.

Para ello nos basamos, precisamente, en los artículos 546 y 559 del Código Civil. El primero disponía que “[n]o son personas jurídicas las fundaciones o corporaciones que no hayan establecido en virtud de una ley, o que no hayan sido aprobadas por el Presidente de la república”. El segundo preceptuaba que “[l]as corporaciones no pueden disolverse por sí mismas, sin la aprobación de la autoridad que legitimó su existencia./Pero pueden ser disueltas por ella, o por disposición de la ley, a pesar de la voluntad de sus miembros, si llegan a comprometer la seguridad o los intereses del Estado, o no corresponden al objeto de su institución”. Dado que la personalidad jurídica de las asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia emanaba directamente de la ley, correspondía a esta última disolver unas y otras, cancelando así su personalidad jurídica. Por lo demás, se podía arribar a la misma conclusión a partir de la jurisprudencia administrativa asentada por el Consejo de Defensa del Estado, el que sostuvo en un informe de 1º de octubre de 1940 “que la autoridad que legitimó la existencia de la corporación, sea la ley, sea el Presidente de la república, puede cancelar la personalidad jurídica de ella, en los casos previsto por las disposiciones legales”97.

En caso contrario, esto es, si la autoridad constituida autorizada era el Presidente de la república, entonces la modificación legal en comento era absolutamente contra-dictoria, improcedente e ineficaz. Era contradictoria porque se superponía a las institu-ciones jurídicas preexistentes, las que eran de distinto cuño y no habían experimentado modificación. Era improcedente porque la cancelación de la personalidad jurídica de las organizaciones antedichas escapaba al ámbito de la intervención presidencial en el proceso de su constitución, sin perjuicio que su ejercicio estaba regulado en un regla-mento administrativo distinto, como era el reglamento sobre concesión de personalidad jurídica a las corporaciones y fundaciones de derecho privado sin fines de lucro, el que no se aplicaba a su proceso constitutivo, según lo indicado supra. Era ineficaz porque una norma legal no puede ser dejada sin efecto por un acto administrativo particular.

En resumen, estimamos que la modificación legal aludida pretendió, mediante una técnica legislativa desprolija, explicitar la consecuencia jurídica directa que emanaba del hecho que la fuente de la personalidad jurídica de las organizaciones antedichas era la ley, la que se podía deducir de la naturaleza de las instituciones jurídicas creadas por el código precedente98.

4. situAción bAJo del código de AguAs de 1981

a) Antecedentes. En el año 1981 se dictó el Decreto con Fuerza de ley Nº 1.122, del Ministerio de Justicia, que contuvo el texto del tercer Código de Aguas. Este cuerpo

97 conseJo de defensA del estAdo, Memoria del Consejo de Defensa Fiscal de 1941, cit. por vodAnovic 1962, 360. 98 roJAs 2005, 504-506.

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legal fue dictado por el Presidente de la república en virtud de la autorización contenida en el artículo 2 del Decreto ley Nº 2.603, de 1979, prorrogada por los Decretos leyes Nºs. 3.337 y 3.549, de 1980 y 1981, respectivamente. Por lo anterior, este cuerpo legal carece de historia legislativa y es conocido como el Código de Aguas de 1981.

El Código de Aguas de 1981 preceptuó en su artículo 257 que “[l]as asociaciones de canalistas constituidas en conformidad a la ley gozarán de personalidad jurídica.” Para estos efectos, dispuso que “[l]a constitución de la asociación y sus estatutos se hará por escritura pública suscrita por todos los titulares de derechos a que se refiere el artículo 186 y necesitarán de la aprobación del Presidente de la república, previo informe de la Dirección General de Aguas”. De acuerdo a lo expuesto, la constitución de las asocia-ciones de canalistas era exclusivamente voluntaria.

El artículo 258 inciso 1º hizo aplicables a las asociaciones de canalistas el estatuto jurídico de las comunidades de aguas, siempre que fueran compatibles con su natura-leza y no contradijeren los estatutos acordados por los accionistas. Así, esta disposición hizo aplicable la causal de terminación prevista en el artículo 250 a las asociaciones de canalistas, conforme al cual “[l]a comunidad termina por la reunión de todos los dere-chos de aguas en manos de una misma mano”, lo que complementaba el artículo 262 que establecía una causal de terminación idéntica y “las demás causales que indiquen los estatutos”. Adicionalmente, el artículo 258 inciso 2º hizo aplicables también a las asociaciones de canalistas las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, excluidos los artículos 560, 562, 563 y 564.

tratándose de las juntas de vigilancia, el artículo 263 inciso 1º dispuso que “[l]as personas naturales o jurídicas y las organizaciones de usuarios que en cualquier forma aprovechen aguas de una misma cuenca u hoya hidrográfica, podrán organizarse como junta de vigilancia que se constituirá y regirá por las disposiciones de este párrafo”.

El artículo 263 inciso 2º exigió que “[l] a constitución de la junta de vigilancia y sus estatutos, constarán en escritura pública que se someterá a la aprobación del Presidente de la república, previo informe de la Dirección General de Aguas”. Este precepto era aplicable tanto a la constitución voluntaria como forzada de las juntas de vigilancia, previstas en los artículos 269 y siguientes. Con todo, la constitución voluntaria requería del acuerdo de la totalidad de las personas u organizaciones señaladas en el artículo 263 inciso 1º.

No obstante que el artículo 267 hizo aplicables a las juntas de vigilancia el artículo 258, ambos referidos supra, preciso es indicar que el Código no contempló normas expresas sobre terminación y disolución de aquéllas.

igualmente, el artículo 308 derogó todas las disposiciones legales o reglamentarias que trataren sobre materias comprendidas en él y especialmente, entre otros, el Decreto Supremo Nº 1.021, de 1º de junio de 1951, del Ministerio de obras Públicas y vías de Comunicación, aludido supra.

b) La visión de los comentaristas. la doctrina no se ocupó mayormente de la per-sonalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas luego de la dictación del

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Código de Aguas de 1981, pese a que algunos autores formularon breves comentarios sobre el papel de la aprobación presidencial en la materia.

En tal sentido, guzmán y rAverA señalaron que la escritura pública de constitución de una asociación de canalistas debía ser informada por la Dirección General de Aguas “y, finalmente, el Presidente de la república le concede personalidad jurídica”99, lo que sugería –erradamente– que la aprobación presidencial prevista en la ley comportaba un acto concesional de personalidad jurídica. Por su parte, figueroA observó que, no obstante lo anacrónico del sistema existente, las asociaciones de canalistas requerían de “decreto presidencial que declare su existencia y registro posterior en la Dirección General de Aguas […]”100, lo que constituyó una observación más cercana a la práctica administrativa, como expuesto infra.

c) La práctica administrativa. El examen de los antecedentes de dos organizaciones de usuarios de aguas permite afirmar que el Presidente de la república mantuvo la práctica de aprobar solamente su constitución y estatutos, como lo revela un par de decretos supremos concernientes a una asociación de canalistas y a una junta de vigilancia, ambas creadas al amparo de este Código. El sistema de reconocimiento, por lo tanto, siguió siendo normativo.

Al respecto, el Decreto Supremo Nº 7, de 17 de enero de 1994, del Ministerio de obras Públicas, aprobó la constitución y estatutos de la “Asociación de Canalistas del Canal ingenio”101, mientras que el Decreto Supremo Nº 17, de 14 de enero de 1983, del Ministerio de obras Públicas, hizo lo mismo respecto de la “Asociación de Canalistas del Canal inferior de Potrerillos, derivado de la Quebrada de Potrerillos, río Mapocho 1ª Sección, región Metropolitana”102.

Por otra parte, el Decreto Supremo Nº 19, de 4 de febrero de 1994, del Ministerio de obras Públicas, aprobó la constitución y estatutos de la “Junta de vigilancia del río Chillán”103, en tanto que el Decreto Supremo Nº 951, de 27 de octubre de 2004, del Ministerio de obras Públicas, aprobó la constitución y estatutos de la “Junta de vigi-lancia del río lircay y sus Afluentes”104.

d) Comentario personal. la personalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas pareció experimentar sus mayores cambios en el Código en comento. Después de todo, este Código omitió señalar expresamente que las asociaciones de canalistas y las juntas de vigilancia fueran personas jurídicas, a diferencia de la legislación precedente, al tiempo que mantuvo el régimen legal precedente para su constitución y disolución.

99 guzmán y rAverA 1993, 187, y, 1998, 172.100 figueroA 1995, 117 y ss., y, 1997, 108.101 Publicado en el Diario oficial de 22 de febrero de 1994.102 Publicado en el Diario oficial de 12 de julio de 2008.103 Publicado en el Diario oficial de 5 de marzo de 1994.104 Publicado en el Diario oficial de 7 de diciembre de 2004.

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Con todo, estimamos que la diferencia fue más aparente que real, pues la redacción del artículo 257 parece más bien haber obedecido a una razón de técnica legislativa tendiente a enfatizar aún más el carácter automático que revestía la adquisición de la personalidad jurídica prevista en la ley, por parte de las asociaciones de canalistas. Des-de este punto de vista, las asociaciones de canalistas gozaban de personalidad jurídica automáticamente, en virtud de su constitución conforme a la ley, que no era otra que el Código de Aguas –una ley especial–, y al margen de todo acto concesional del Presidente de la república. Por lo mismo, dicha ley especial –el Código de Aguas–, y no una ley general o común –el Código Civil–, presidía su proceso de constitución y la adquisición de personalidad jurídica.

Por lo expuesto, creemos que la fuente de la personalidad jurídica de las organizacio-nes antedichas siguió siendo la ley –el Código de Aguas–, en el nuevo Código y dicha personalidad jurídica surgía automáticamente una vez que el Presidente de la república aprobaba la constitución y estatutos de aquéllas. Prueba de lo anterior es que el Código no autorizó a este último para concederles personalidad jurídica, sino que limitó la intervención presidencial a la aprobación antedicha en la génesis de ambas organizacio-nes, tal como había acontecido desde 1951. Por lo demás, así lo confirmó la práctica administrativa en los años siguientes, como demostrado supra.

Este Código tampoco señaló que las juntas de vigilancia fueran personas jurídicas, pero ello podía inferirse de lo dispuesto en su artículo 267, en relación con el artículo 257 precitado, pues aquél preceptuó que “[e]n lo no modificado por el presente párrafo, serán aplicables a las juntas de vigilancia las disposiciones de los párrafos 1º y 3º de este título, en lo que sean compatibles con su naturaleza”, lo que permitía establecer que las juntas de vigilancia constituidas en conformidad a la ley eran personas jurídicas, tal como las asociaciones de canalistas.

Así planteado, este Código tampoco innovó respecto del régimen jurídico aplicable a la terminación y disolución de las asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia, el que se mantuvo inalterable respecto del código precedente, como se explica supra105.

5. situAción luego de lA reformA de lA ley nº 20.017 de 2005

a) Antecedentes. la ley Nº 20.017 mantuvo el procedimiento de constitución de las asociaciones de canalistas existente desde 1981, el que preside el surgimiento de su

105 Debe tenerse presente, además, la doctrina asentada por la Excma. Corte Suprema, en el fallo recaído en el recurso de inaplicabilidad rol Excma. Corte Nº 18.868, de 16 de septiembre de 1992, que declaró inaplicable por inconsti-tucional el artículo 559 inciso 2º del Código Civil, por infringir el artículo 19 Nºs. 3, 4, 15 y 24 de la Constitución Política, sin perjuicio de establecer que el Presidente de la república carecía de la potestad constitucional para cancelar la personalidad jurídica de las corporaciones de derecho privado sin fines de lucro, de acuerdo al texto constitucional vigente. Sin perjuicio de lo anterior, cualquier decreto de cancelación de la personalidad jurídica adolecería de un vicio de ilegalidad proveniente de la infracción del principio de confianza legítima en el actuar de la Administración y de las normas legales que presiden la invalidación y la revocación de los actos administrativos, conforme a los artículos 5, 6 y 7 de la Constitución Política y los artículos 53 inciso 1 y 61 de la ley Nº 19.880 de 2003.

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personalidad jurídica. Dado que las asociaciones se constituyen siempre voluntariamente, el artículo 257, transcrito supra, no experimentó modificaciones.

la ley Nº 20.017, sin embargo, extendió la personalidad jurídica a las comunidades de aguas, con el objeto de facilitar su actividad ante el Derecho. Por extensión, esta ley otorgó también personalidad jurídica a las comunidades de obras de drenaje, debido a lo dispuesto en los artículos 253 y 255 del Código de Aguas. Esta reforma legal consti-tuyó la respuesta a una demanda social de los propios regantes y para ello la ley siguió la tendencia existente en la legislación especial, en la que las comunidades gozan de personalidad jurídica, v. gr., sociedad legal minera y comunidad agrícola. De acuerdo a lo anterior, las comunidades de aguas pasaron a gozar de personalidad jurídica por el solo hecho de su organización, esto es, por el solo hecho de su registro en la Dirección General de Aguas, conforme al nuevo artículo 196 inciso 3º.

Este precepto legal señala, además, que a la comunidad de aguas que cuenta con personalidad jurídica deben aplicárseles “las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de los artículos 560, 562, 563 y 564”.

la ley Nº 20.017 reformó el régimen jurídico aplicable a la constitución de las juntas de vigilancia. Estas últimas siguen constituyéndose voluntaria o forzadamente, pero la primera requiere ahora del acuerdo de la mayoría absoluta de las personas u organizaciones referidas en el artículo 263 inciso 1º, según el nuevo artículo 269 inciso 3º.

Conforme al nuevo artículo 263 inciso 4º, las juntas de vigilancia, cualquiera sea la forma de su constitución, gozan de personalidad jurídica por el solo hecho de publicarse en extracto la escritura pública de su constitución y estatutos en el Diario oficial y en un diario o periódico de la provincia respectiva, y si no lo hubiera, en uno de la capital de la región correspondiente. Preciso es indicar que esto último sólo tiene lugar si la Dirección General de Aguas no hubiere observado legal y/o técnicamente dicha escritura pública o, habiéndolo hecho, dichas observaciones hubieren sido resueltas satisfactoria-mente por los interesados, según el mismo precepto legal.

b) La discusión legislativa. El Mensaje presidencial remitido a la Cámara de Diputados, relativo al proyecto de reforma al Código de Aguas, se limitó a proponer –en lo pertinen-te– extender la personalidad jurídica de las asociaciones de canalistas a las comunidades de aguas, precisamente para facilitar su actividad ante el Derecho. El Mensaje expresó que “[u]n segundo tema que es necesario abordar en materia organizacional, es el que se relaciona con la discriminación legal existente entre las Asociaciones de Canalistas y las Comunidades de Aguas en cuanto al goce de personalidad jurídica. Erróneamente se ha excluido a las segundas de esa característica tan necesaria para su mejor desempe-ño en la vida jurídica y económica./ la mayor parte de las organizaciones vigentes son comunidades de aguas, que en el derecho tienen iguales funciones y atribuciones que las asociaciones de canalistas; sin embargo, están excluidas de gestiones importantes, especialmente ante los organismos de crédito, por esa carencia de personalidad./ Se propone solucionar esta falencia dotando de personalidad jurídica a las comunidades

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de aguas”106. Para estos efectos, el proyecto de ley respectivo propuso en su artículo 17 agregar el siguiente inciso final al artículo 196 del Código de Aguas: “las comunidades de aguas que hayan cumplido con este requisito, gozarán de personalidad jurídica y les serán aplicables las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de los artículos 560, 562, 563 y 564”107.

Durante el primer trámite constitucional, la Comisión Especial sobre régimen Jurídico de las Aguas de la Cámara de Diputados reiteró en sus dos informes tanto las palabras del Mensaje, como el precepto contemplado por el proyecto, sin introducirle mayores modificaciones108.

En la discusión general, el Ministro de obras Públicas, Sr. lagos, expresó que la reforma a las comunidades de aguas, consistente en el otorgamiento de personalidad jurí-dica, perseguía facilitar su funcionamiento, especialmente interno: “El proyecto también plantea la necesidad de extender la personalidad jurídica a las comunidades de aguas, […] las cuales no cuentan con personalidad jurídica y ven limitadas sus posibilidades de desarrollo./ Digo esto porque ésa es la forma que tiene la comunidad organizada de utilizar de manera adecuada los recursos que le son propios, lo cual nos permite mirar con mayor optimismo el modo en que los usuarios dueños de las aguas pueden colecti-vamente usarlas. Cuando hay una comunidad, en la práctica esas aguas no pueden ser usadas en forma colectiva, porque se requiere la unanimidad de todos los comuneros, y lo que estamos buscando es asimilarlas a una situación semejante a la de los regímenes de las asociaciones de canalistas, lo que nos parece esencial”109. la sala de la Cámara de Diputados, por su parte, aprobó en general y en particular el precepto en comento, sin que se generara discusión sobre la aplicación directa de las normas precitadas del título XXXiii del libro i del Código Civil a las comunidades de aguas110.

Durante el segundo trámite constitucional, el primer informe de la Comisión de obras Públicas del Senado reiteró la importancia del nuevo precepto para un funcio-namiento adecuado –especialmente económico– de las comunidades de aguas, por lo que lo aprobó sin modificaciones111. lo mismo hizo el primer informe de la Comisión de Constitución, legislación, Justicia y reglamento del Senado112. Consecuentemente, la sala del Senado aprobó en general el proyecto, aunque se formularon indicaciones

106 bibliotecA del congreso nAcionAl de chile (2005) Historia de la Ley Nº 20.017. Modifica el Código de Aguas. Santiago: Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 9 y ss. Disponible en http://www.bcn.cl/histley/lfs/hdl-20017/Hl20017.pdf [fecha de consulta: 31 de diciembre de 2010].107 Ibíd. 14.108 Ibíd. 22, 26, 102, 211 y 231.109 Ibíd., 138 y ss.110 Ibíd., 123, 124, 204, 254 y 267. 111 Ibíd., 393, 414 y 420. 112 Ibíd., 509 y ss., 527, 542 y 550.

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tendientes a suprimir el nuevo precepto113. Estas indicaciones fueron rechazadas durante la discusión particular, a propuesta de la Comisión de obras Públicas del Senado114.

No obstante, el Ejecutivo formuló una indicación durante la discusión general tendiente a modificar el proceso de constitución de las juntas de vigilancia, para lo cual propuso modificar los artículos 263 y 269 del Código, siendo éste el origen de su actual redacción.

Esta indicación propuso reemplazar el inciso 2º del artículo 263 por el siguiente precepto: “la constitución de la junta de vigilancia y sus estatutos, constarán en escritura pública, la que deberá ingresarse a la Dirección General de Aguas, conjuntamente con una publicación en un diario o periódico de la provincia respectiva y, si no lo hubiere, en uno de la capital regional correspondiente, en el cual se notifique la constitución de la organización de usuarios de que se trata, con indicación de fecha y notaría del docu-mento público constitutivo”. Acto seguido, la indicación propuso agregar al artículo 263, entre otros, los siguientes incisos 3º y 4º: “A contar de la fecha de ingreso a la Dirección General de Aguas de la escritura pública en que consten la constitución y estatutos de la junta de vigilancia, dicho Servicio tendrá un plazo de sesenta días hábiles para efectuar las observaciones legales y técnicas que sean del caso, las que deberán ser resueltas por los interesados en el plazo no fatal de sesenta días./ transcurrido el plazo indicado en el inciso precedente, sin que la Dirección General de Aguas haya efectuado observaciones, o bien, habiéndolas realizado, ellas fueren resueltas satisfactoriamente, la escritura pública en que consten la constitución y estatutos de la junta de vigilancia deberá publicarse en extracto, previamente ingresado en la oficina de partes de dicho Servicio, por una vez, en el Diario oficial, y en forma destacada en un diario o periódico de la provincia respectiva, y si no lo hubiere, en uno de la capital de la región correspondiente. Esta publicación se efectuará dentro de los treinta días siguientes a la fecha de ingreso a la Dirección General de Aguas. Efectuada la referida publicación, la junta de vigilancia gozará de personalidad jurídica”. Finalmente, la indicación propuso reemplazar el inc. 3º del art. 269 por el precepto siguiente: “Asimismo, podrán constituirse por escritura pública siempre que concurran a suscribirla la mayoría absoluta de las personas u orga-nizaciones señaladas en el artículo 263”115.

El segundo informe de la Comisión de obras Públicas del Senado propuso aprobar, por unanimidad, estas indicaciones, pues ellas perseguían expedir y facilitar la constitu-ción de las juntas de vigilancia, para lo cual establecían requisitos de publicidad idóneos tendientes a evitar la afectación de derechos de terceros116. la sala del Senado, a su turno, aprobó en particular los preceptos respectivos, sin mayor discusión117.

113 Ibíd., 697.114 Ibíd., 998 y 1044.115 Ibíd., 796 y ss.116 Ibíd., 1000-1004, 1044 y ss., 1065-1067, 1260 y ss., 1279 y 1305-1307.117 Ibíd., 1342, 1403-1405.

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Finalmente, la Cámara de Diputados aprobó estas modificaciones, en tercer trámite constitucional, las que fueron despachadas por el Congreso Nacional118.

los preceptos respectivos figuraron en la ley Nº 20.017 bajo el artículo 1 Nos 31, 32 b) y c) y 34, cuyo tenor fue el siguiente: “Artículo 1º.- Modifícase el Código de Aguas en la siguiente forma:/31.- Agrégase en el artículo 196 el siguiente inciso final, nuevo:/ ‘las comunidades de aguas que hayan cumplido con este requisito gozarán de personalidad jurídica y les serán aplicables las disposiciones del título XXXiii del libro i del Código Civil, con excepción de los artículos 560, 562, 563 y 564.’/ 32.- intro-dúcense, en el artículo 263, las siguientes modificaciones:/ b) reemplázase, el inciso segundo, por el siguiente:/ ‘la constitución de la Junta de vigilancia y sus estatutos, constarán en escritura pública, la que deberá ingresarse a la Dirección General de Aguas, conjuntamente con una publicación en un diario o periódico de la provincia respectiva y, si no hubiera, en uno de la capital regional correspondiente, en el cual se notifique la constitución de la organización de usuarios de que se trata, con indicación de fecha y notaría del documento público constitutivo.’/ c) Agréganse los siguientes incisos tercero, cuarto, quinto, sexto y séptimo, nuevos:/ ‘A contar de la fecha de ingreso a la Dirección General de Aguas de la escritura pública en que consten la constitución y estatutos de la Junta de vigilancia, dicho Servicio tendrá un plazo de sesenta días hábiles para efectuar las observaciones legales y técnicas que sean del caso, las que deberán ser resueltas por los interesados en el plazo no fatal de sesenta días./ transcurrido el plazo indicado en el inciso precedente, sin que la Dirección General de Aguas haya efectuado observaciones, o bien, habiéndolas realizado, ellas fueran resueltas satisfactoriamente, la escritura pública en que consten la constitución y estatutos de la Junta de vigilancia deberá publicarse en extracto, previamente ingresado en la oficina de partes de dicho Servicio, por una vez, en el Diario oficial, y en forma destacada en un diario o periódico de la provincia respectiva, y si no hubiera, en uno de la capital de la región correspon-diente. Esta publicación se efectuará dentro de los treinta días siguientes a la fecha de ingreso a la Dirección General de Aguas. Efectuada la referida publicación, la Junta de vigilancia gozará de personalidad jurídica./ […]/’ 34.- reemplázase, el inciso tercero del artículo 269, por el siguiente: ‘Asimismo, podrán constituirse por escritura pública siempre que concurra a suscribirla la mayoría absoluta de las personas u organizaciones señaladas en el artículo 263”.

c) La práctica administrativa. la reforma legal en comento dispuso que el Presidente de la república debe limitarse a aprobar la constitución y estatutos de las asociaciones de canalistas, como aconteció en el Decreto Supremo Nº 900, de 6 de julio de 2010, del Ministerio de obras Públicas, que aprobó la constitución y estatutos de la “Asociación de Canalistas del Canal Quepe Sur”119.

118 Ibíd., 1463 y 1645-1647.119 Publicado en el Diario oficial de 2 de agosto de 2010.

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Asimismo, la reforma hizo cesar toda actividad normativa respecto de las juntas de vigilancia120, cuya personalidad jurídica –al igual que la de las comunidades de aguas– sur-ge por el solo hecho de verificarse el hecho generador de ella, esto es, la publicación (o el registro, en el caso de las comunidades de aguas), como ha acontecido desde entonces.

De acuerdo a lo expuesto, el sistema de reconocimiento aplicable a las organizaciones de usuarios antedichas sigue teniendo una connotación normativa.

d) Comentario personal. En términos generales, la reforma precitada extendió la per-sonalidad jurídica a las comunidades de aguas. En este caso, creemos que la fuente de la personalidad jurídica de la comunidad de aguas es la ley –el Código de Aguas, como ley especial–, la que dispone que la personalidad jurídica surge automáticamente por el solo hecho del registro de la comunidad de aguas en la Dirección General de Aguas. En otras palabras, el registro constata la regularidad del procedimiento constitutivo de la comunidad de aguas preexistente, pero es el Código de Aguas el cuerpo legal que establece el efecto atributivo de personalidad jurídica del registro.

En el caso de las asociaciones de canalistas, la reforma no innovó respecto de la si-tuación ex-ante, por lo que la fuente de la personalidad jurídica de éstas continúa siendo la ley, como se señala supra. la práctica administrativa posterior a la reforma confirma este aserto.

tratándose de las juntas de vigilancia, la reforma sólo innovó respecto del procedi-miento para el surgimiento de su personalidad jurídica. las juntas de vigilancia gozan ahora de personalidad jurídica por el solo hecho de publicarse en extracto la escritura pública de su constitución y estatutos en el Diario oficial y en un diario o periódico de la provincia respectiva, y, si no lo hubiera, en uno de la capital de la región correspon-diente, previa satisfacción de los aspectos técnico-legales de acuerdo al nuevo artículo 263 inciso 4º.

Creemos que en este caso la fuente de la personalidad jurídica de las juntas de vi-gilancia continuó siendo la ley –en la especie, el Código de Aguas–, tanto en razón de lo prescrito en el artículo 267 en relación con el artículo 257, como en virtud de lo dispuesto en el artículo 263 inciso 4º, el que permite deducir que la personalidad jurí-dica surge automáticamente por el solo hecho de la publicación del extracto antedicho, siendo nuevamente el Código de Aguas el cuerpo legal que establece el efecto atributivo de personalidad jurídica de la publicación.

Por lo expuesto, dado el origen legal de la personalidad jurídica de las organiza-ciones antedichas, ésta sólo puede ser cancelada por una norma legal y no por un acto administrativo particular, como se afirma supra. En este punto, la sabiduría tradicional en la materia se mantiene incólume luego de la reforma de la ley Nº 20.017, inclusive respecto de las comunidades de aguas.

120 segurA 2009, 192 y ss.

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conclusiones

Esta ponencia analizó la personalidad jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas reguladas especialmente en la legislación chilena, debido a los cambios introducidos a este tópico por la ley Nº 20.017 de 2005.

Esta ley modificó el Código de Aguas de 1981, con el objeto de otorgar persona-lidad jurídica a las comunidades de aguas –por extensión, a las comunidades de obras de drenaje también–, y expedir el procedimiento para el surgimiento de la personalidad jurídica de las juntas de vigilancia. Sin embargo, ella no modificó el procedimiento para el surgimiento de la personalidad jurídica de las asociaciones de canalistas.

Considerando lo anterior, esta ponencia buscó responder las siguientes preguntas: ¿Cuál es la fuente de dicha personalidad jurídica: la ley o el acto administrativo? y, con-secuentemente, ¿puede el Presidente de la república disolver dichas organizaciones de usuarios, una vez que éstas han nacido válidamente a la vida del Derecho?

responder estas preguntas tiene importancia, porque una revisión de la doctrina revela que ésta cesó de referirse a estos tópicos desde mediados de la década de 1950. Aparentemente, la promulgación del Código de Aguas de 1951 parece haber puesto término a la discusión doctrinal en la materia, la que fue bastante rica en décadas pre-vias. Por el contrario, la modificación del marco legal que regía la distribución de las aguas en décadas posteriores no movió a la doctrina a reexaminar el tema nuevamente, desechándose así un proceso de construcción de teoría legal que había sido en su tiempo bastante fructífero.

Para estos efectos, la perspectiva metodológica adoptada fue histórica y dogmática, considerando para ello la legislación, sus antecedentes histórico-jurídicos, la doctrina y la práctica administrativa. Debido a la falta o insuficiencia de la doctrina en algunos períodos históricos, comentamos brevemente sobre el alcance de las reformas introdu-cidas a la legislación de aguas.

Esta exposición sostuvo que la fuente de la personalidad jurídica de las organizacio-nes de usuarios de aguas especialmente reguladas en la legislación fue tradicionalmente la ley. Este fue el caso de las asociaciones de canalistas creadas por la ley Nº 2.139 de 1908 y las asociaciones de canalistas y juntas de vigilancia de los Código de Aguas de 1951, 1967-1969 y 1981, incluso después de la reforma de la ley Nº 20.017. Este último cuerpo legal extendió la personalidad jurídica a las comunidades de aguas, pero la técnica legislativa empleada permite inferir que la fuente de la personalidad jurídica de las comunidades de aguas también es la ley, porque el Código de Aguas –ley espe-cial– dispone que dicha personalidad jurídica surge automáticamente por el solo hecho de cumplirse con el registro de la comunidad en la Dirección General de Aguas y no mediando acto concesional alguno del Presidente de la república.

Consecuentemente, esta ponencia sostuvo que el Presidente de la república no puede disolver las organizaciones de usuarios antedichas y cancelar su personalidad jurídica mediante un acto administrativo particular dictado en ejercicio del artículo 559 inciso 2º del Código Civil, porque la autoridad constituida autorizada para ello es el legislador

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solamente, toda vez que es la autoridad que legitimó la existencia de dichas organizaciones de usuarios, según lo dispuesto en los artículos 546 y 559 del Código Civil.

Finalmente, no está demás decir que los hallazgos reportados supra llevan a reexaminar nuevamente la naturaleza jurídica de las organizaciones de usuarios de aguas reguladas especialmente en la legislación nacional, sobre lo cual la doctrina del Derecho de Aguas y la jurisprudencia han dado diversas respuestas en el pasado121, con miras a la construc-ción de una teoría legal innovadora inserta en los cánones dogmáticos del Derecho de Aguas como una rama del Derecho público122.

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