La huella romana en Extremadura
Transcript of La huella romana en Extremadura
Lø buellø romûna en Extremødura
Emplazamiento del
enclave de Medellín(Metellinum).
T-H-I]l ,Ro 16 a C C)uintuslallius, emerite nse, de la tribu
Papiria, probablemente uno de los hombres encargados
de hacer andar a la incipiente colonía AugustaEmeritay su
zona de influencia donaba a los ígaedítani, pueblo que
presumiblernente contribuiría, décadas más tarde, a la
construcción del puente de Alcántara, un reloj de sol
(orariunr) para que fuera ubicado en la zona central de la
ciudad, en el foro
Este acto, que aparentemente no pasó de ser una
muestra de amable evergetismo, tuvo sLt trascendencia,
a qué dudarlo, puesto que, como afirmó en su día, con
su fina intuición, nuestro colega Robert Etienne, supu-
so la simbólica puesta en hora de un territorio, anclado
e n su ancestral manera de vivir, baio la nueva égida, la
romana de Emerita.
No podemos olvidar que la presencía romana en las
tierras de nuestra actual Extremadura, allá enlaHíspania
L[herior, se remonta a los comedios del siglo II a C.,
cuando tuvieror-l que vérse'las con los lusitanos, ese pue-
blo belicoso y montaraz que sembraba el terror en las
tierras del sur en sus Êulgurantes "razzias" en busca de
medios de subsistencia, pero no es mellos cierto que fue
a raíz de la fundación dela colonta Aulusta Emerita, cuan-
do se puso en hora el territorio, cuando comenzó a
organizarse con el trazado de una firme red viaria que
sustituyó a los viejos caminos naturales y que unió, aun-
que con la correspondiente jerarquización de intereses,
las ciudades con el campo
Lo que aquí se encontraron 1os romanos, en líneas
generales, fueron asentamientos que en muchos casos
ni siquiera merecen el nombre de ciudades, sólidamen-
te fortificados junto a pasos naturales y que surgieron
entre el siglo IV a C y la llegada de los primeros con-
tingentes de tropas itálicas
Con todo y con eso/ sin la magnificencia de otras
áreas de la geograÉía peninsular donde la cultura urba-
José María Aluurrt Martínez
Trinidad Nogales Basarrate
na se desarrolló de otro modo, no hubieron de faltar
realizaciones artísticas, algunas muy singulares como
los conocidos verracos, que demuestran una clara orga-
nización en torno a esos castella que tanto costó rendir
a los romanos
La continua presencia itálica en nuestra región,
motivada en buena parte por las luchas entre diversas
facciones alentadas por políticos ávidos de poder fue
poco a poco "romanizando" el territorio que todavía
sesteaba a la vieja usanza tradicional.
Asentamientos como los del campamento de Cáce-
res el Vie;o (Cøstrø Cøecilia), Medellín (M*ellínun) y el
continuo desarrollo de la política de los enclaves lleva-
da a cabo por Metelo y sus sucesores comenzaron a
mostrar, aunque todavía de manera superficial, la
"facies" romana.
Poco a poco/ como apuntó en su día Antonio Blan-
co, en estas fundaciones, quedó patente el estilo de la
PERroDo RoMANo l:t
\nrr F '+'il ilr h fn'iril ,n lÍntLrlt\! F,n*e !\k il, NriilD\ n *d.-"*ù-*^,*,^
\rista gurcrnl åe Ia ciudad
de A,líridn Cr-abado
por LorietLx según
dibujo cle Láger
Pue nte l'o¡nano de
l\ ler-f da
época republicana: veteranos y auxiliares formaron la
guarniciones pcrmanentes de estos centros que domi-
naban las vías terrestres y fluviales. En tanto, las pobla-
ciones indígenas se vieron obligadas a bajar al llano
desde sus cøstcllø, de acuerdo con [a política del sinecis-
mo tan vieja como el mur-rdo, y se fueron romanizando
en contacto con los colonos, quienes a su vez se iden-
tificaron con ellos cada vez más
La furrdacjón de la colonía Augusta Eueritø, como ade-
lantábamos, significó el comienzo de la organización
sistemática del territorio de la Uhu'ior extremeña
Este hecho, además de su valor práctico, de organi-
zación del territorio, tuvo unas connotaciones emi-
nentemente políticas, en el sentido de que la nueva
colonia se erigía como un \/erdadero monumento al
paciÉicador de Occidente¡ como una consecuencia de
la þax Atqustø que Octavio pudo conseguir Toda la ide-
ología del nuevo régimen se plasmó en los prìmeros
proyectos colonia[es
L¡, rnceNtenÍ.r y AReutrcct-utuA RotrlANAS:
DOS NUEVAS ARTES AL SERVICIO DE UNA IDEOLOCíA
Enclave estratégico de primer orcle lr, ftre AugtLsla Eneríta
un verdadero carreJour, un cruce de caminos que vivifi-caron permaneJltemente su existencia Hasta nueve cal-
zadas oficiales confluían en "esa Puente , la rnás pasaje-
ra qlre ay en estos Rey¡65" como expresarán todavía las
vìejas crór'ricas castellanas
Las obras cle ìnger-rìer'ía clrre se tuvie ron que construrir
a [o ìargo de las calzadas mlLestran los señeros plar-rtea-
micntos de ìa arqrrìtectlrra itá1ica, biclt siste nratizada ya
a comienzos de J siglo I a C Resultan sel los prLe nte s cle
la primera época verdadelos trasuntos de los qlre se
pueden apreciar en las vías más significativas de lapenínsula itálica Se trata de un tipo bien definido, de
poca elevación, con un aspecto un tanto achaparrado¡
de pilas robustas, provistas en ocasiones de tajamares
redondeados y cle arquillos de alìgerarniento para pro-
piciar el libre dìscurrir de [a corriente en las grandes
aveniclas; cle irnposta corrida sobre la que se voltean los
arcos de me dio punto perfectamente trasdosados con la
clave bien marcada¡ de tímpanos de estructura isodó-
mica, al igual que todo el paramento de la Éábrica que
aparece con estrlrctura ahnohadillada de tipo rústico
El ejemplo más característico es el puente sobre el
Cuadìana, que comprendía dos tramos de arqr-terías
(araøtiones) en medio de las cuales se situaba un macizo
o malecón protegido por un tajamar que se prolongaba
aguas arriba do¡de concluía en "proa de galera", según
la definición de Moleno de Vargas y que permìtía el
ronrpimielrto de la corriente del Avas e n dos direccio-
nes, hacia ambos tramos arqueados.
Sus congéneres: el puente sobre e) Albarregas, la
"alcantarilla romana", de un sólo ojo, el muy destruido
de Aljr-rcén y quizâ e I de Cáparra rÌluestran e sos carac-
teres antes enunciados a propósito del cabeza de la
seft e,
Algo posterior es el de lr4ede 1lín (.l,,Ictelli.rl,nn),lamen-
tablemente destruido en una infausta noche decembrí-
na de 1603.
Las inscripciones referentes al ptrente de Alcántara,
al-rora por cielto en tela cle juicio en cLranto a slr alrte n-
ticidad, parecen dal' la r-azón a Catus Iulits Lttcu', sLr felizconstrLrclor qrre Io l-rizo para qlre clulara e ¡r los sìglos de I
r¡u¡doEs el pue nte dc Alcántar-a, "asombr-o clc1 abismo y clel
paisaje", como lo cle finier-a un errLdito cacereiro, Lrno de
los rnás claros exponentes de lo que fue la obra utilita-
32 I PERroDo ALTo ñtEDtEVAL
Puelte Ronmro ãe
Alcóttara Grabado
por Deguevattvillersegún dibujo de
La Borde.
ria romana impregnada de carácter propagandístico.
Ubicado en Ltna zona aparelltemente sin importancia,
se construyó con toda magnificencia, en un tajo, como
vigía permanente de la oficialidad romana en una
región bien considerada por sus yacimientos metalífe-
ros. Sus altas pilas provistas de contrafuertes que real-
zan srr verticalidad y stls arcos sirviet'on para propiciar
esa monumentalidad buscada y se consideraron arque-
tipo de otras singulares obras de fábrica entre las que
destaca el puente de Segura.
De la misma época que el alcantarino debe ser el de
Alconétar, hoy muy mutilado y ubicado en un nuevo
emplazamiento.
El dominio del agua por parte de los roma¡os queda
bien manifiesto en strs realìzaciones hidrátrlf cas, sobre
todo las que se proyectaro,n en Augustø Emerita, que,
como expresó en su momento Alvarez Sáenz de Burua-
ga, convirtieron a los emeritenses en "millonarios en
agua", Las airosas arquerías elevadas de sus acueductos,
consustanciales a su paisaje urbano, constituyeron sin
duda el emblema de la ciudad.
El origen de las conducciones, unos embalses situa-
dos a unos kilómetros de la ciudad, el de Cornalvo y el
de Proserpina, ambos con estructuras silnilares de obra
compuesta por muro de hormigón con paramento de
sillarejo y espaldón de tierra, es un ejemplo más de la
pericia de los ingenieros romanos que supieron resolver
con sencillez un problema hidráulico Más perfecto en
su concepción, y más antiguo también, de época augús-
tea, el de Cornalvo contaba con una torre de toma uni-
da al dique por un arco, mientras que en el segurrdo las
compuertas se ubicaban en el propio dique Ambos, por
su evidente utilidad, sufrieron varias reparaciones en
distintos periodos
Numerosas obras de fábrica se observan en la cam-
pana de Mérida correspondientes a los conductos
Resultan de una gran espectacularidad las galerías
por la que discurría hasta la ciudad el conducto de Rabo
de Buey, de gran altura y esmerada construcción No
menos singulares son los restos de arcuøtiones tendidas
en las vaguadas que habían de atravesar los concluctos
y un túnel que hubo de practicarse en un macizo graní-
tico en la conducción de Proserprna
Pero 1o emblemático está en esas altas arquerías de la
conducción de Rabo de Buey, hoy reducidas a tres pilas
y dos arcos, y la mejor conservada de Los Milagros,
expresiva denominación, de la que se hicieron lenguas
eruditos y viajeros. He ahí otra palmaria muestra de la
PCRIODO RONI .\Nt) lS:
Acued¡clo de
Los Alilojros Crabadopor De guevauviìlcr
según clibLrlo de
Dutaiì11,
Dique del Cuadia¡ra,Mér-;da
34 I PERroDo ^LTo
ñl EDTEVAL
pericia que alcanzó [a ingeniería rolrana peninsu]
capaz de resolver con autoridad los problemas c
dichas Éábricas comportaban
Pocos restos cle los recintos anrrrrallados de nuest
ciudades se han conservado, a excepción del conjur
de Coria, tan reformado, aunque sí se corrocen sign
cativos tramos en algunos lugares No podríamos ol
dar en este apartado la obra de contención cle aguas ,
río Cuadiana, bien conservada en el recinto de la Al,
zaba, tan ponderada por Juan de Herrera y Felipe
construida en opls canenticium con paramento de o,
tutixfim
Las excavaciones que se vierren practicando en nu,
tras principales ciudacles van dcsvelanclo con los días
estructura urbana Estos trabajos revisten singuimportancìa en lo que concierne a la parte centralesas urbes, al foro y sus aledaños
Hay que destacar por lo que ya conoce mos a Cá¡
rra (Capera), con un foro que sc va descr-rbriendo en to
su magnitud, presidido por la existencia de ulros tel
plos y por la prese ncia del carismático arco cuadrifrcte (tett'apylon), donación a su ciudad de un egregio cap
rense y bajo el qr-re cliscurría la Vía de la Plata
En Rt1ìna (Casas cle Reina) también en e I área tore
se se ha podido descubrjr untemþlwn, espacio portìcar
con Lura capillita de culto imperial (øedrs)
Bien significativo es el foro de AugustaF,nerita, desc
bierto hace unos años en nlrestras excavaciones en
templo de Diana, en el lugar donde algunos sospech
ron str existencia.
Allí, en el foro emerìtense, se ideó un prograrlìa qr
tuvo como fin prirnordial la glorìficación de la figu
del emperador Augusto y su casa. Un templo, de culimperial, el denominado "de Diana", construido en gr
nìto, períptero, hexástilo, col tributra tostrata en
flente frre e I centro del espacio.
El conjunto, un verdadero Auqrlstewt, se compleaños más tarde con un pórtico, trasunto en buena par
del Fonun Augusti de Roma, donde un programa icorr,
gráfico l¡ien meditado, y provisto de una exhuberan
decoración arquite ctónica, volvía a glorificar a Atrgus
y sLr casa
Orr-os e dif¡cios no aparentes, pero de los qtLe se tì
ne noticia (tenrplos, tcrnras, altares, etc ) cornpletaLrz
ese áre a central cle la ciLrdad, donde no faltarían otrr
destinados a la adninistracìón ciudadana
En razón de ser capital de la provir.rcia de Lusitani
Mérida contó con otro espacio porticado donde se ub
\Lh id rt"J;,,,, r,;"jN .n ftfi¡llr_\r;".t'*-n,trfJ,*iIrirLr"r
Jj r*+,rr."a¿r:\nrin¡_\nirD\
.\.co,ì.'lìi,'.tì (rr ('r\l¡/\lllì^
.[]\', ,1,. 1,r,,',¡ì,,':, (.\ì \ìrtr,\ ill l'"""1'l"l
^r'cìr '¡r c \r'\Rììn
Arco de triutJo de
Cápørra Gral>ado por
Baltard según dibujo
de La Borde
PERroDo RoNiANo I SS
Templo de DianaN'lérida
Arco de Trajano
Crabado por Benoist
según dibujo de La
Borde.
có un templo de culto imperial, de época tiberiana al
parecer, probablemente el mismo que aparece reflejado
en las monedas de la ceca colonial, edificio tetrástilo de
suma monumentalidad, al que daba acceso ese arco qLre
el r,ulgo denominó "de Trajano".
Otro conjunto signiÉicativo, pero más modesto, fue
el de Augustobriga, donde se conservaron, hasta su tras-
Iado al nuevo emplazamiento de la cabecera del embal-
se de Valdecañas, las ruinas de un templo de aspecto
similar al emeritense de Diana.
En Extremadura, la provincia de Badajoz es el expo-
nente más completo de Hispania en cuanto a edificios de
espectáculos, pues cuenta con tres teatros, un anfiteatroy un circo El panorama se completaría, hasta el
momento, con otro anfiteatro, el de Cáparra,
Es el teatro de Mérida, uno de los mejor conservados
del mundo romano, construido en el año 16-15 a C a
expensas del patrowts coloniøe, Marco Agripa, y a lo lar-
go de su existencia fue remodelado e n varias ocasiones,
de las que las más sìgnificativas fueron las correspon-
dientes al periodo julio-claudio y al postconstantinia-
no. De su prìmer periodo son el el graderío, en buena
parte, y la þorticus þostscøenam, mientras que al segundo
corresponden el frente escénico y el resto de la cauea.
Concebido canónicamente, y semiconstnrido, con-
taba con Ios sectores clásicos del graderío, con una
orcbestra y un fre r-rte escénico en el que se practicalon las
correspon di e n te s puertas (u alo a reg i a y o alo ae b osþ itøl iunt).
En la base de la íma cazea se dispuso una capillita(sacrørium) destinada a las ceremonias del culto imperial.
1ù, ! ,t.. r,,1,¡ili ,ì, J¡tilt¡ \r. r.r"q,,.r,rì !tlr:il,\ l',,,",,,¡,1 \,r!.,,\r.¡rD\
Destaca su frente escénico con una singular decora-
ción arquitectónica y un programa iconográfico corres-
pondiente a diversas épocas.
El de Medellín, aun por excavar en su totalidad,parece algo posterior al emeriterrse y cuenta con una
significativa cqQta en la cima de |a ina caoeat que per-
mitía el desalojo rápido del graderío
Por fin el de Regina, que hemos descubierto en suce-
sivas campañas, es pequeño, pero de rigurosidad canó-
nica, con þørascaeníø y basilicøe flanqueando el frente
escénico. Se fecha en época de Nerón
El anfiteatro de Mérida, del año 8 a. C , de estruc-
tura sencilla, todavía sin esa complicada red de galerí-
as que serán determinantes en anfiteatros posteriores,
pasó por varias reformas y vicisitudes y a él corres-
ponde una valiosa decoración pictórica a la que nos
referirem os,
El circo, por fin, resulta ser uno de los mejor conser-
vados del Imperio y recientemente ha sido recuperado
en su totalidad. Es de grandes dimensiones y conserva
una buena parte de su graderío, fachada, cørceres, sþina
etc. Es de época tardotiberiana
No podemos/ en esta\\ evocación
monumentos que nos l.gulpn los rorn
termas de Alange (Aquae),\imponent
aprovechaba las aguas de un.'manantial
prende lo conservado dosrfotondas gemelas coronadas
por urla bóveda hernieférica en la que se practicaron
sendos octúi que permitían el paso de la luz a las pisci-
nas, igualmente cifculares. EI balneario moderno
36 I PERrorJo ALTo MEDTEVAL
scl,,,tcro ¿c z.\1,r\ìt t.)-{
rì!,nr¡n rr zÀr,-\ìriÅ li **" "rz,\r,^]lrìr\
Teatro de Regina Casas cle Regina
Seþulcro tle Znlanca Crabado por lìaLrgean
según clibr-rjo dc Láger
Temtas de Alnngc Crabado por lìar.rgean
según dibr-Ljo dc Láger
38 I PERroDo ALTo rvl Eo¡EVAL
Conjunto del Pórtìcoclel Foro Museo
Nacional de ArteRomano, i\4érida
elmascara sin drLda partes del antigrLo establecimie llto
termal
Por otra parte, e n lo que cottcierlle a las rlecrópolis,
cómo no referirnos a ese s¡ngular monumellto deZala-
mea dc la Serena, la antigua Iulipa, el dystilo sepLrlcral
levantado quizá por alguien de raigambre s¡ria, ya que
sns formas responden a las de esa región
L¡, ¡sculrun¡, RoMANA: LINA soclEDAD EN IMACENES
Los proyectos tnonumentales de nttestras ciudacles atra-
jeron a un buerr uúmero de artistas ocupados en ejecu-
tar los encargos que las instituciones les confiaban.
Luego, su manera de hacer, su impronta, quedó marca-
da indeleblemente y de ahí que, al amparo de estas
grandes personalidades, surgieran otros artistas que flo-
recieron a lo largo de los siglos
Lógicame nte en Augttsta Enerita y sLt zona de infltren-
cìa e s doncle se aprecia mejor esta activiclad artística, en
verdad de altos vuelos y que en nada desmerece en oca-
siones del más fino trabajo realizado en la metrópoli
A diferencìa de otros territorios, como el sur y levan-
te peninsulares, la región occidental hispana no poseía
una tradrción plástica de peso, salvo pequeñas contri-
buciones escultóricas, y es a partir de la presencia
romana cuando la escultura se define con rotundidad.
El desarrollo de los talleres escultóricos en lo que
hoy corresponde a Extremadura proyecta ull desigual
fe nótreno' dc trn [ac[o la inrpactanle tarea cle Encritn,
qlre acapara bttena parte cle la prodLrcción, de otro
lado las obras béticas lle gadas a los asentamicnlos nrás
antigttos
EI conjurto cle escltlturas emeritenses es, elr ver-
dad, impresionante Los proyectos que se llevarorr a
cabo clesde la ftrndación de la citrctad precisaron el
concurso de unas escuelas escullóricas, alglrnos c1e
clryos nombres conocemos, como el de Galls Ar'rløs,
que frre el encargado cle realizar parte del progralna
del foro rnunicipal Los encatgos ofic¡ales y particula-
res, al amparo de las élites locales y los ciudadanos
ávidos de ascenso¡ han dejado fiel reflcjo del devenir
de estos trabajos
Toc{o el cotrjunto iconográfico del foro, demuestra
la caliclad de estos artistas y su interpretación f¡el de los
modelos tradicionales, reveláncLose e I espacio forense
emeritense como un trasLtllto del Forun Angusltun en
Roma Este proceso rnimético, nrenos acusado en otros
lr,rgares del Imperio, denota la presencia rnctropolitana
en las directrices csctrltóricrs
Otro tanto ocurre en el teatro, parte de cuyo pro'
grama, como el del foro, correspon'de a la etapa juliô-
claudia y está dirigìdo a la glorificación de la casa impe-
rial reinante.
Otra serie importante, qr-te te sponde a la autoría de
Dcmetrios, escultor peregrino, de raìgan'rbre oriental, es
el del Mitreo, que fue auspiciado por el poderoso Þater
þatrum, Gaìus Accíus Hedychrus
Pero es en el retrato donde la maestría de los escul-
tores de la escuela deEmerita es más perceptible Ten-
gamos en cLtenta que el retrato romano es un sinónimo
de la nueva cultura plástica romana: la sociedad asume
el retrato, tanto oficial como privado, cotl toda su car-
ga ideológica.
Los ejemplos de la citada escuela muestran un acusa-
do realismo, t1o exenlo de un illtento de penetración er-l
el alma del persorraje retratado La mayoría de ellos
corresponde a realizaciones cle carácter funerarìo Son,
en suma, el exponente de una escttela bien equipada en
cuanto a técnica y en la línea de los grandes centros del
arte de su tiempo La evolución del retrato emeritense
camina pareja a la transformación de la sociedad ell su
conjunto, 11evándonos desde la fidehdad a los esquemas
de cuño republicano, pasando por la idealización de los
tìpos julio-claudios, hasta la definición de un estilo
pfopÌo
No le va a la zaga la serie de monumentos con retra-
Prkt(lt,o r(uNl ANO l,q
Lucba cntrc cazndor yleotn, del conjurto dc
pinturas del anfitea-tro. Nluseo Nacionalde Arte Romano,N,lérida
40 I PERroDo ALro
tos de difuntos, altares o estelas, muy característicos de
la escultura emeriter'ìse En ellas la fidelidad a los mode-
los clásicos, itálicos, es una constante, como también lo
es su nivel técnico.
E[ capítulo dedicado a la estatuaria menorr general-
mente de entorllo doméstico, forma todavía un desco-
nocido grupo por tratarse de ejemplos aislados, En lasituación presente es perceptible un desarrollo de ciclos
iconográficos estandarizados, siguiendo clichés bastan-
te comunes.
L¡.s v¡,Nr¡¡srACroNES prcróRrcAS
En Mérida se consewa posiblemente el conjunto más
rico de pintura mural de Hispauia A 1o ya descubierto en
antiguas excavaciones hay que sumar hallazgos recien-
tes en las casas y en el anfiteatlo.Precisarnente, e1 conjunto del anfiteatro se nos
antoja el más significativo del país en cuanto a la pin-
tura oficial Formaba parte de la decoración del poditm
y lo cotrservado se reduce a cuatro cuadros que mlres-
tran momentos de las uenatiotrcs, con lucha de animales
salvajes entte sí, y url clrerpo a cuerpo bien consegui-
do entre un uetrator y una leona, sin que falte 1a si luø, esa
decoración casi en cartón piedra que orrraba la arena
en los ludí
Esta notable muestra pictórica, sin género de dudas
un unicuut err el occidente romano, fechada a fines del
siglo Id, C., que ha ofrecido el anfiteatro erneritense es
tLno de los ejemplos conocidos y, ade n'rás, más comple -
tos que nos ha deparado el mundo romano, no sobrado
de restos tan significatìvos pala explicar el onrato de los
anÊite atros, si exceptuamos e I caso de Pompeya, donde
apareció toda la de coracjón que, como la e meritensc, se
disponía corno auténtico telón de fondo en la corona-
i\l EDIEVAL
ción del podiun del edificio, y que, aunque la conoce-
mos por las ternperas de Fiorelli, lamentablemenle
pereció al haberse dejado a la intemperie.
De las casas emeritenses varios ejemplos son bien
significativos.
Destaca el conjurrto de la Casa del Mitreo, donde,
además de una composición abovedada con especies de
la Êauna marina, aparecieron en una habitación mues-
tras relevantes de la clifusión en la península del deno-
minado "estilo de los candelabros" en el siglo I d. C ,
fecha que hay que asignar también a los cuadritos con
escenas mitológicas, a lo que parece del ciclo de Diony-
sos, que decoraban otras de las habjtaciones. El conjun-
to se completa con una buena representación de imita-
ciones de crustøe marmóreas de diversas épocas corres-
pondientes a varios zócalos de habitaciones de la casa.
El nombre del autor de la decoración de varias
e stancjas de la Casa del Anfiteatro , Quintosus, se conser-
vaba hasta hace unos años Lo que hoy poderros apre-
ciar es de carácter onramental, crustae y superficies en
tono rojo pompeyano/ sin restos de composiciones con
figuras El conjunto se fecha entre los siglos I d. C.
(Casa de la Torre clel Agua) y el siglo IV d C, últìma
fase significativa de la mansión.
En la denominada Casa-Basílica, junto al teatro, se
hallaron unas interesantes pintrrras, bien fechadas en el
siglo IV d C , alrnqtLe una de las fases del edificio se
remonta al siglo TI d C Representan a personajes de
pie sobre pedestales marmóreos, que visten túnicas
talares adornadas con orbiculi La interpretación acerca
del carácter de los representados ha variado según los
autofes
13ien singular es, igr-ralrnente , e1 conjunto hallado en
una casa de scubierta en la calle Suár'ez Sonronte Solr
cuadritos que comprenden escenas cinegéticas (episo-
dio de la caza del cierwo y de la liebre por sendos caba-
La cazn del cíeno, de1
conjunto de la casa
de la calle Suátez
Somonte. Mérida
lleros, presumiblemente con relación al propio dominus
de la casa) y circenses (auriga vencedor, auriga en plena
caffera y escena de preparación de un caballo), muy del
gusto de la época a la que pertenecen. Son escenas que
plasman el buen hacer de estos artistas-artesanos emeri-
tenses que trabajaban en la cuarta centuria en ese
momento de auge de Augttsta Emeritø y que eran capaces
de interpretar con una buena técnica y con absoluto do-
minio de la composición (buena caligrafía, magníficos
escorzos, movimiento, "galope volante") esas escenas
que a todos satisfacían, pero que expresaban también
inexcusables concesiones a lo puntual y anecdótico
Otros restos menos conocidos, por no haber sido
estudiados con detenimiento, han proporcionado otras
casas romanas como las cle 1a Huerta de Otero o Alca-
zaba. Este buen hacer de los pintores emeritenses, por
otra parte, se transmitió a las diversas oillae del ager colo-
nial, entre ellas la de El Hinojal
Por fin, los retratos del mausoleo de los Voconios
vienen a ser el ejemplo de la pintura funeraria que tam-
bién hubo de desarrollarse en la ciudad a lo largo de
varios siglos Estas muestras a las que aludimos, las efi-
gies de la familia, reflejan de una manera canónica los
planteamientos de este tipo de composiciones, en las
que el tipo estandarizado que se maneja se matiza con
el intento retratístico de presentar a los personajes
L¡,s pnooucctoNEs ñluslvAs
El mosaico (oþus tessellatunr) comenzó a ser emple ado a
gran escala en la península ibérica a partir de la segun-
da mitad del siglo I d. C. como pavimento de diversas
estancias, sustituyendo a otros tipos, fundamentalmen-
te el conocido como oþus signinum, del que no conta-
mos con muestras, a excepción de dos ejemplos eme-
ritenses.
La evolución del mosaico en nuestra zona, con el
ejemplo bien completo de AugustaEmerita que es el cen-
tro de producción por excelencia y cuyas influencias
van a todos los confines del territorio, es larga en el
tiempo, con Lrna variada producción entre la fecha
antes aludida y el siglo V d. C , sin que descartemos
ejemplares posteriores poco conocidos.
Se ha avanzado en el estudio del mosaico romano
emeritense y hoy podemos hacer una serie de conside-
raciones acerca de la evolución de las escuelas.
El material empleado es muy uniforme y avala la
PFRtODo RoNIANO I +l
Pavimcntc¡ bicronrodc Baritto t\'lusco
Nacional dc Artelìonrarro ll,1érida
existe ncia de talle res bien e stablecidr¡s e tr la colonìa, loque hasta el presente no era una clrestión clara Es de
procedencia local, con mármoles del tcrritorio (cante-
ras de Borl¡a Estremoz) y se completa con teselas de
cerámica )/ otras de pas¡a rrítre a que se tLtvieron quc
fal¡ricar para conseglrrr rnatices e n las composiciones
Lln caso excepcional para un rnosaico excepcional tam-
bién como es el Mosaico cosnrclógtco de la Casa del
Mitreo, ftre el empleo de tcselas bañadas en oro para
detenninar cìer-tos aditanle ntos que portan las carismá-
ticas figuras clel pavirne nto: Corolrâs, pulselas, torqucs.
La uniformidacl que revela el ernpleo del material
tarnbién es eviclente en la evolución estilística de estos
tallere s, no ya por los ternas escogidos, tanto ornamell-
tales como figurados, silro pol su particular manera de
hacer
En los nosaicos se re pite como uira constante en los
primeros rnonlentos (fines del siglo T d C.-cornienzos
cle la segru.rcla nritad del siglo II d C )la técnica bicro-ma, es decìr, 1a qr-re cor-rjr.rga las tonalidades blancas y
negras con sus rnatices correspondielrtes Es 1c, clue
aprecianos e r"l nrosaicos corno los de scnlriertos en la
Casa de la Torrc del AglLa, o en la Casa-Basílica Has
ta el moncnto faltan esas grandes conrpos!cìones reflejo cle ìas qr,re se prodr-rcían en Ttalia, en la zona ccrrtral
funclalrentahrente (Ostìa), con escenas ntarìnas clparticrrlar
lvlás tarde, cn la segunda mitacl clel sìgJo II d C,llega a la colonia la nueva I'rìanera de hacer mosaicos cn
técnica polícroma, 1o que será determinante hasta el
final de las producciones, sin que qlre esto quiera decir
que se abandonara la bicronría, qlre aparece esporádi-
carÌe nte hasta el bajo inrper-io Es rnás, hay un monlen-
to, que poclemos centrar en época antonin¡ana y que
llega hasta los prinrcros años del siglo lÌl d C,, en el
qrre Ia escuela de AugustaEnerila, e n un rasgo muy pecu-
liar de eIla, alrnque atestiguaclo en otros lugares, alter-
nará ambas técnicas en un rnaridaje casi perfecto, como
muestran los ejemplos del Mosøico de NeþttLno y el Ntosøi-
co nilótico, hallados en las calle de Pizarro y Sagasta de
la capital autonómica
En cuanto a infhLencias, mucho se ha hablado de
ellas a propósjto de las producciones hispanas Hoy,gracias a los e sfuerzos de un buen número de investiga-
dore s, la realidad se va conociendo mejor cada día
Desde el principio la influe ncia itálica es clara y no
abandonará el sello de estas proclLrcciones hasta el final
de las mìsmas Esta influencia, por otra prrlc, es Lula
constante en todo el solar occidental de l Imperio y por
ello hal' concomitancias no sólo con pavinrentos del
área itálica, sino tanrl-rién de otras provincias limítrofes
como la CaliaNo es rrenos cierto, del rlisnro modo, que se prodr-r
ce la llegada de otros influjos que tienen sLr origen en la
parte oriental del lmperio, sobre todo e n mosa¡cos cle
finesdel siglo III d. C, o del IVd C, odelazonanor-teafricana A este respecto se ha exagerado la dimensión
de la influencia africana en los pavimentos hispanos Sí
pudieron existir contactos, pero a la recíproca y sien-rpre
con una raíz cornún en la península itálica Lo relacio-
nado con África lo vemos con más nitidez en las com-
posiciones cìr-regétìcas y en esce nas de la vida cotidiana.
Por contra, 1os rasgos cle la corriente oriental están
rnás claros en esas conrposìciones irnpregnadas de ilu-sionjsnro pictórico, cle tendencia a lo volLrlrótt ìco y al
rnovjrniento como ese "galope volante" de los caballos
que tiene su reflejo en las corrposiciones de Antìoquía
Conocernos los nornbres de valios nrosaistas que tra-
bajaron e n nlrestra zona Tale s son los de Seferrcls y Ant
bris qr.re firnraron el alrrdido Álosnico tilóttco, el de Baritto,
alLtor de un excelente pavirrelto bicromo con conno-
taciones casi rlágicas, Parteuos, Ì)cxter, que h-abajaba por
1as rillne clel territorio coloniaI o Atstíbotuts, que l]irnró a
la ra1,¿ dsl sìglo V d C e I conocÌclo pavimento del epi-
sodio de Bnco y )1'¡r,¿t,'
Los ternas iconográfìcos sor variaclos' caza, circo,
vida cotidia¡a, ciclos mitológicos, etc
Ð I PLRroDo ALTo NTEDTE\'ÀL
No podemos concluir este apartado sin dedicar unas
breves líneas a ese uticum, a ese excepcional pavimento
hallado en la Casa del Mitreo' el Mosaíco cosnol1gíco.
La composición, de una innegable belleza, cuenta
con todos los pronunciamientos técnicos imaginablespara la época: tratamiento de los fondos, con esas tona-
lidades verde-azuladas que plasman admirablemente la
superfície marina; la calidad dibujística¡ ese s_fumato casi
imperceptible que rezuman las figuras; las diagonales
de la composición... En él aparecenr como es sabido,
los elementos de la naturaleza personificados en her-
mosas figuras bien identificadas con rótulos con sus
nombres. Todo es alegoría de corte helenístico¡ es limanera de explicar sencillamente los fenómenos de l¿
naturaleza.
En cuanto al significado, es muy controvertidosegún los diversos autores.
Este es, brevemente, el panorama artístico de l¿
Extremadura romana, una visión que habría que com-
pletar con otras manifestaciones de carácter artesanal
toreútica, vidrio, producciones alfareras, orfebrería, erlas que la maestría de sus autores las convierte en ver-
daderas obras de arte.
BIBLIOCRAFíA
ABAD, L. "Pinturas romanas de Mérida". En AugustaEmeritø.
Madrid, 1976 P.163-182
ÁlVARfZ MARTíNEZ, J. lvl "Las termas romanas de Alan-ge" . Habß, 3 (1972) 267-290
ÁlV¡.n¡Z MARTÍNEZ, J M (ed.) El teatro eu la Hispania
ronmø.Badaioz, 1982.
ÁlVlnfZ MARTÍNEZ, J M. El þuetúe rotlrino de N!íriáø,
Monografías Emeritenses, 1 lvlér¡da, 1983.
ÁLVIREZ MARTíNEZ, J. M. .\,losaicos rontatos de l¡4írida, ntLe-
uos hallazgos Monografías Emeritenses, 4 Mérjda, 1990.
ÁIV¿,R¡Z MARTíNEZ, J M La ciudød rotnara de N!¿r¡da
Cuadernos del Arte Español, 6 lvladrid, 1991
Ál-VnnEZ MARTíNEZ, J. M , j L de la Barrera Antón, yA Yelázquez Jiménez hlíridø, guh arQrcolígica y artística
León,1992
ÁlvaR¡z MARTÍNEZ, J lvl , E Cerrillo Martín de
Cáceres, F Ramos Sánchez, y otros Míridø, cotrjunto arQueolí-
grco N4adrtd, 1994.
ÁlVnn¡ZMAIìTÍNEZ,J lrt, y1 J Enríqr-rez Navascués(eds ) El ørJíteatro eu la Hrsparia ronara Mérida, 1994
ÁlvnR¡z SÁENZ DE BURUACA, J "El acLrcducto de
'Rabo de ììuey-San Lázaro' de lvlérida" EnEstudíos ,ledicatlos
a Carlos Calllo S¿rrøro Cáceres, [s a ] P zt-Bz.
ÁlvnRez SÁENZ DE BURUACA, J "una casa romana,
con valiosas pinturas, de lvlérida" Habís,5 (1974) 169-187.
PERIODO ALTO MEDIEVAL
ANDRÉS ORDAX, S. (coord.). Mouumertos artßtícos de
Extremødurø. Salamanca, 1 98 8
ARCE, J. "Mérida tardorromana 284-409 d. C.". En Honenaje
ø Sáenz de Buruaqa Madrid, 1982 P 209-226.
BALÌL, A "Sobre la arqu¡tectura doméstica en Emerita" En
Augusta Enerita. Madrid, 1976. P. 75-92.
BARRERA ANTÓN, J. L. de la. Los caþiteles romanos de Mírida
Monografías Emeritenses, 2 Badajoz, 1985.
BELTRÁN, A. "Las monedas romanas de Mérida, su i
nterpretación histórica". En Atguta Emerita. Madrtd, 1976.
P 93-106
BENDALA GALÁN, M. "Los llamados'Columbarios' de
lvlérida" Habis,3 (1972) 223-253.
BENDALA GALÁN, M "Reflexiones sobre la iconografía
mitraica de Mérida" F.n Honeraje a Sáenz de Buruaga. Madrid,1982 P 99-108
BLANCO FREUEIRO, A. El puute de Alcãûara er sr contexto
bistórico lx4adrid, 1977.
BLANCO FREUEIRO, A, t\{osaicos ronaros de Mírídø Madrid,1978
CALDERA DE CASTRO, P "El vidrio rornano en Augusta
Er¡erita" Excaoacioiles Ar4ucológicas et Esþnña, 126
CANTO, A. M. "Sobre la cronología augustea del acueduc-
to de Los Milagros de lvlérida" En Hontuaje a Sóenz de Burua-
ga Madrid, 1982. P. 157-177
44 I
CERRILLO, E , y G Herrera RItirtøs ronatas de Cápatta
Cuías arqueológicas, 1 lr'1érida, 1992
ETIENNE, R "lvtérida, capitale du vicariat des
Espagnes", En Honenaje a S,inz de Btmaga Nladrid, 1982
P 201-208
ETIENNE, R "L'horloge de la civitas igaeditanorum et la
création de la provir.rce de Lusitanie" R Ë A, 94,3,4(19e2) 355-36)
FERNÁNDEZ CASADO, C Acucduclos ronanos de Esþaíìa
Madrid, 1972
FERRI, S "scultori peregrini a Emerita, Demetrios" En Scriftl
ír orore âi B Nogara Roma, Ciudad del Vaticano, 1937 P
't7 3- r77
FERRI, S "Una offic¡na scultorica romana a Mérida" B/4,
xxx (1e37-38) 1-8
FLORIANI SQUARCIAPINO, N4. "Cultura artistica di
Mérida romana" En Honetaþ a Stíenz àe Buuaqa Madrid,
1982 P. 33-52
CARCíA SANDOVAL, E "Tnforrre sobre las casas romanas
de Mérida y excavaciones en la Casa del Anfiteatro".
Excaoaciottes Arqreológicas en Esþañø (Madrid), 49 (1966)
GARCíA SANDOVAL, E, "El Mosaico cosmogónico de
Mérida". Boletfn del Semhario de Estuãios de Arte y Arqueologh de
Valløãoli d, XXXIV-XXXV (1 e6e) e -29
CARCÍA Y BELLIDO, A, Escølturas ronaøøs deEsþaña yPonugal.Madrid, 1949
GARCÍA Y BELLIDO, A, yJ. Menéndez-Pidal "El distvlo
sepulcral romano de Iulipa (Zalamea de la Serena)". Ane1os
de Arcbivo Esþøñol de Arqucología, lll N4adrid, 1 963
GARCÍA Y BELLIDO, A Les religions orìertales daus
I'Emþire romøh Leiden, 1 967.
HERNÁNDEZ RAMÍREZ, J "La pintura r¡ural romana cn
Mérida". Tesis doctoral Universidad de Madrid, tgs:
JIMÉNEZ MARTíN, A. "Los acueductos de Mérida" En
Aulusta Emerìta Madrid, 1976. P. 1 1 1 -126.
LANCHA, J "Les ateliers de mosaistes étnéritaines, essai de
défirritio¡r" En lrs uill¿s th Lusitcnie ronaiu París, 1990- P 275-
291
LANTIER, R Inuenlairc åes mol unrettts sculptís prícbretius de la
Píninsule lbírique Prfuiere þartie, Lusitanie Conoeulus Eneritetsis
Burdeos, l9l9
N{AYET, F Les ceraníqtrcs à þarois Jines dans la Pínit,sule Ibírique
París,1975
MAYET, F Lts ceraniQues s¡!¡llíesbßþalli4tt¿s 2 vol París, 1984,
MÉLIDA ALINARI, ) k Catálog o utoruw entøl de Esþaiía Prouiu -
cia deRadajoz Madr¡d, 1925
NOCALES BASARMTE, T "Los bronces romanos en
Augusta Emerita". Er¡ Los Bronces rom411os efi Esþaíía. Madtid,
1990 P 103-1 16
NOCALES BASARRATE, T El retrato þrioado eu Aulusta Entri
ta Bada1oz,1997
NÜNNERICH-ASN4US, A, "EI arco cuadrifronte de Cápa-
rra (Cáceres) Un estudio sobre la arquitectura flavia en 1a
península ibérica" Atejos de Arcbioo Espaíio1 de Arqueologíø
(N4adr¡d), XVI(1ee6)
PÉREZ OUTEIRIÑO, B. "sellos de alfarero en terÍa
sigillata itálrca enconttados en Mérida". Cuødernos Eneríterses
(lr4érida),3 (1991)
QUET, M H, la MosøiQue Cosnologique de Mírida París, 1981
TRILLMICH,'W "Colonia Augusta Emerita, die Haupstadt
von Lusitanien". En Stadtbild uud Ideologie Die Monumeúalisie-
rung bíspauiscber St¡idte ztoíscbu Republikund Kaiseneit Munich,
1990. P 299-318
TRILLMICH, \V , y otros Hßpaúa Aniquø Denkmrìler der
Römerzeit. Mainz, 1993.
ULBERT, G. "Cáceres el Vie¡o Ein Spätrepublicanisches
Legionsl ager i n span ish -Extremadura". Ma drì der Beitrcig e
(Mainz), 11 (1974)
V AZQUEZ DE LA CUEV A, A Sigillata øJricøøa en Atgusta
Emeritø Monografías Emeritenses, 3 Mérida, I985
V EL1IZQUEZJ IMÉNEZ, A Reþ eùo r i o de b íbli o g r aJ í ø ar queol; -
gica emeritenst lvtérida, 1992,
rr'RIODO ROÌ\l ANO I qS