Imperialismo Haitiano: Estudio de caso

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Universidad Francisco Marroquín Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales Seminario de Colonialismos en perspectiva comparada Lic. Luz Rodríguez Imperialismo haitiano Estudio de caso Eduardo E. Cordón K. Carné 20090425 Sección única

Transcript of Imperialismo Haitiano: Estudio de caso

Universidad Francisco MarroquínInstituto de Estudios Políticos y Relaciones

InternacionalesSeminario de Colonialismos en perspectiva comparada

Lic. Luz Rodríguez

Imperialismo haitianoEstudio de caso

Eduardo E. Cordón K.Carné 20090425Sección única

Guatemala, mayo de 2012

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Índice

1. Historia de Haití...........................................2

Descubrimiento y colonialismo francés.........................2

Revolución Francesa e independencia...........................3

2. De república a imperio......................................5

Organización política, estructura social y economía...........5

Inicio del imperialismo haitiano y situación de Santo Domingo.6

3. Definiciones operativas.....................................8

Términos importantes..........................................8

Características del imperialismo haitiano.....................9

4. Conclusión..................................................9

5. Bibliografía...............................................11

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1.Historia de Haití

Descubrimiento y colonialismo francés

Colón, en su viaje de descubrimiento de América en 1492,

llegó a la isla que los nativos llamaban “haití”. Los recién

llegados la bautizaron como «La Española», en honor a su majestad

la reina de España. Rápidamente, se organizó un cabildo y se

inició la construcción de una pequeña fortaleza llamada “La

Navidad” en el norte de la isla. Poco tiempo después, el

descubridor debe regresar a España para informar a los Reyes

Católicos de sus hallazgos pero deja a un grupo de hombres en la

isla. Sin embargo, los arahuacos destruyen a los invasores que se

quedaron. Por lo que a su regreso, no encuentra más que ruinas

del fuerte y del poblado donde se habían establecido.

En 1493, inicia fuertemente la conquista de la isla y para

1496, los nativos ya habían sido dominados. Esto se debe a su

rápida disminución por las enfermedades europeas -para las cuales

no tenían defensas- así como a los trabajos forzados y

explotación por parte de los conquistadores. Para 1517, se estima

que la población nativa se redujo de 250 000 a 17 000. Sin

embargo y a medida que los conquistadores españoles se adentraban

y establecían en el continente, la importancia de la isla para

España mengua. Por lo que en 1606, la población crecía muy

lentamente y era constantemente asediada por piratas franceses,3

holandeses e ingleses, quienes utilizaban la isla como base de

refugio y punto de partida de actividades ilegales en el resto de

las Antillas y el Caribe. Además, la escaza población no sólo

dejaba grandes extensiones de terreno desocupado, sino que no

producía nada. De hecho, el gobierno de la isla debía ser

mantenido por un subsidio proveniente del Virreinato de la Nueva

España (hoy México).

La situación no cambia mucho hasta 1665, cuando Luis XIV de

Francia reconoce la importancia de la colonización francesa en la

isla. De esa forma, poco a poco, se inicia el asentamiento

francés en el tercio occidental. No obstante, fue hasta 1697 con

el Tratado de Rijswijk, que esa parte de la isla pasa

oficialmente a Francia, junto con otras posesiones en el Nuevo

Mundo.

Muchos colonos llegan de otras posesiones francesas en las

Antillas menores, como Guadalupe y Martinica para alivianar la

presión sobre la tierra en esas islas y para aumentar la

población en Saint-Domingue. Desde 1697 hasta 1750 aproximadamente,

el territorio se desarrolla lenta pero constantemente con base en

el azúcar, el algodón y el café. Tras la Guerra de los Siete Años

(1756-1763), la colonia francesa experimenta un crecimiento sin

precedentes. En 1767 ya surtía el 60% del café y el 40% del

azúcar que consumía Europa. Por esa razón, se le puso el

sobrenombre de “perla de las Antillas” pues también el comercio

de esclavos aumenta de 10 000 anuales en 1764 a 15 000 en 1771,

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luego a 28 000 en 1783 y de ese año en adelante, alrededor de 40

000 hasta 1789.

Año con año aumentaba la cantidad de negros en la isla con

el propósito de saciar la demanda de mano de obra de las

plantaciones de azúcar, café, algodón y otros productos. Esta

situación puso en crisis a la sociedad local, ya que para 1789 la

población blanca de la colonia apenas alcanzaba 32 000

habitantes, la mulata de 40 000 y el resto, cerca de 900 000,

eran esclavos.

A pesar de esto, entre 1783 y 1789, alrededor de 100

millones de libras tornesas se invirtieron en la colonia. Lo que

dio como resultado que los plantadores dependiesen más de los

capitalistas parisinos para su bienestar económico. Tras la

independencia de Estados Unidos de Norteamérica en 1776 y con el

fin de la guerra en 1783, Saint Domingue experimenta un mayor

crecimiento, pues sus productos se comercializan también en ese

mercado. Sin embargo, el impacto de la independencia de EE.UU en

la población blanca y negra de la isla fue distinto. Para los

primeros, significa un mayor crecimiento económico, el nacimiento

de un leve deseo de autonomía, que fue creciendo hasta 1789

cuando ya parecía ser necesaria. Mientras que para los negros

significó un primer ejemplo de lucha por la libertad. Por su

parte, para los mulatos la situación era diferente. Ellos

controlaban un tercio de las plantaciones y un cuarto de la

producción total de la colonia, a pesar que su color de piel no

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les permitía ser ciudadanos franceses. No obstante, los grand

blancs junto con los pettit blancs se aseguran de evitar el ascenso de

la élite mulata por medio de leyes racistas que bloquean ciertas

profesiones para la gente de color.

Revolución Francesa e independenciaCon el estallido de la Revolución Francesa en 1789, y la

posterior llegada de las noticias a la colonia, los multados

(affranchis), a través de la Sociedad de Amigos de los Negros en

París, prestaron 6 millones de libras tornesas para ayudar al

nuevo gobierno a pagar parte de la deuda pública. A cambio pedían

el reconocimiento de los mulatos como ciudadanos franceses. A

pesar que la burguesía parisina agradeció la ayuda económica

prestada, vaciló muchísimo en reconocerles derechos a los mulatos

por miedo a la emancipación.

Hacia 1790, las libertades promulgadas por la revolución

eran ampliamente discutidas en casas, cafés, salones y mercados

de la colonia. Poco a poco, se creó un ambiente de intensa

efervescencia revolucionaria y para el sector menos favorecido -

los esclavos- eso significa la toma de consciencia de su

situación. Así es como, en 1791 inicia en el norte la Revolución

Haitiana. Tan sólo un año después, 1792, el conflicto en el

territorio era ya una guerra civil, una guerra racial y una

guerra internacional por el dominio territorial de Saint Domingue.

Por su lado, los grand blancs se habían aliado con los ingleses6

pues ofrecieron dar la autonomía política y económica que

deseaban los grandes plantadores a cambio de pasar a ser parte

del imperio británico. Mientras tanto, los affranchis se habían

aliado con los franceses, quienes prometieron reconocer los

derechos, libertades y dar la ciudadanía a ese grupo si se

quedaban como colonia francesa. Los esclavos se aliaron a los

españoles que habían ofrecido liberarlos a cambio de que

regresaran a ser parte de la vecina Santo Domingo. Por último,

los pettit blancs no tomaron bando y quedaron a la deriva en espera

de algún resultado.

Ese mismo año, el gobierno de París envía una Comisión Civil

a la isla para intentar solucionar el conflicto y poner orden en

la colonia, sin ningún éxito. Luego, un año después llega una

segunda comisión, bajo Sonthonax, con el mismo propósito. Debido

a la crítica situación en la que se encontraban, Sonthonax se vio

obligado a sobrepasar los límites de sus obligaciones para

salvaguardar la posición francesa. Él decreta la abolición de la

esclavitud días antes que las invasiones inglesa y española

llegaran a la isla, lo que le gana el apoyo de unos 4000 rebeldes

bajo el mando de Toussaint Louverture. Pero esa maniobra divide a

los mulatos en dos bandos, aquellos que apoyaban la abolición y

los que estaban en contra. Para 1798, ambas invasiones habían

sido rechazadas por la habilidad militar de Louverture, quien

ascende a General de Brigada y, ese mismo año, queda instalado

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como gobernador general de la colonia. Sin embargo, los mulatos

no lo reconocían pues era un ex esclavo.

Tras algunos meses de relativa estabilidad, en 1799, estalla

la guerra civil patrocinada por los affranchis con el fin de

eliminar a Louverture, sin ningún éxito. Todavía como gobernador

general, se inicia la reorganización general de la isla bajo el

sistema de plantaciones, se devuelven propiedades confiscadas, se

decretan leyes que obligan al trabajo y se establecen relaciones

diplomáticas con EE.UU, que provee armas, municiones y comida a

cambio de azúcar, café y algodón. La lógica del gobernador

general era mantener la autonomía de la colonia pero sin

independizarse de Francia, situación que el gobierno

metropolitano no estaba dispuesto a aceptar.

Un año después, aunque todavía existían algunos movimientos

rebeldes, la situación era de relativa estabilidad. El gobierno

colonial, en su búsqueda de regresar a antiguos niveles de

productividad, decreta las Nuevas Leyes de Producción Agrícola.

Ahora, como ya no existía la esclavitud, un cuarto de lo

producido era para los trabajadores, otro cuarto para el

propietario de la plantación y la mitad restante para el tesoro

público.

A pesar que en 1795, el Tratado de Basilea obligaba a España

a ceder su parte de la isla a Francia, todavía para 1800 la

situación del lado oriental era indefinida. Con la llegada de

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Napoleón Bonaparte al gobierno en París, se buscó quitar a T.

Louverture como gobernador general y reordenar nuevamente la

colonia. Antes de que la metrópoli pudiese hacer algo, Louverture

procedió a la unificación de ambas partes de la isla. Para ese

momento, la población del lado oriental había disminuido en ⅔,

no había autoridades eclesiásticas desde 1795 por miedo a que los

esclavos franceses les mataran y el gobernador español a penas

lograba controlar la situación de emigración.

En 1802, bajo instrucciones de Napoleón, llega a la bahía de

Samaná la mitad de la flota francesa mientras la otra mitad se

acerca por el lado occidental a la isla. Días después, 58 000

soldados invaden la isla por distintos puntos. Al mismo tiempo,

revueltas en Cap-Français habían conseguido atrapar a Louverture,

quien es enviado preso a Francia. Jean Jacques Dessalines,

lugarteniente de Louverture, toma el poder y consigue vencer a

las tropas franceses que invadían. Sin embargo, se debe hacer la

aclaración que en pocas semanas, alrededor de 50 000 soldados

pierden la vida debido a las enfermedades tropicales. A finales

de 1803, los invasores se retiraban desbandados. El primero de

enero de 1804 se funda la República de Haití como el segundo país

independiente de América y la primera república negra del mundo.

2.De república a imperio

Organización política, estructura social y economía

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Al momento de la independencia, Haití contaba tan sólo con 3

regiones; norte, oeste y sur. Aunque la capital independentista

fue Puerto Príncipe, tras la subdivisión del país en dos, el

norte -bajo Henry Christophe- tuvo su capital en Cap-Haitien

mientras el sur mantuvo a Puerto Príncipe como capital.

Entonces, las provincias de Norte y Oeste bajo Christophe

experimentaron, a partir de 1811, con la creación del Reino de

Haití con Henry I como cabeza de Estado. Él procedió a crear una

nobleza de corte europeo, fortalezas y palacios, mientras mantuvo

los niveles de exportación. Sin embargo, la población siguió

atada a las plantaciones aunque ahora recibían un salario por su

trabajo.

Por su lado, Alexandre Petión mantuvo en el sur la

república. Él procedió a la distribución de parcelas entre la

población, lo que poco a poco destruyó la economía de exportación

para dar paso a la de subsistencia. Con forme la economía se

estancaba, los ingresos del Estado disminuyeron

considerablemente, situación que ponía en emergencia a los

gobernantes y la élite mulata del sur. Debido a que la

presidencia era vitalicia por la reforma a la constitución en

1816, Petión nombra a Jean Pierre Boyer como su sucesor, quien

asume el gobierno en 1818 tras su muerte.

Sin embargo, en 1820, estalla una revolución en contra del

sistema absolutista de Christophe, quien se suicida para evitar

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que lo mate la turba. Tras algunas semanas de nuevos destrozos y

desestabilidad, la población pide ayuda a los republicanos

sureños. Así es como Boyer, continua la política iniciada por

Petión, prosigue con la reunificación del país y para su suerte,

encuentra que Henry I había dejado poco más de 45 millones de

gourdes en las arcas de su reino. Aunque ese dinero alivianó

durante algunos años la situación económica estatal, Boyer no

aprende la lección y procede con la distribución de tierras,

destruyendo lo que quedaba de la economía de exportación,

principal fuente de ingresos del Estado.

A esto se le debe sumar el embargo comercial internacional

que Francia y España impusieron al territorio emancipado, pues

ninguna de las potencias reconoció al nuevo país. Inglaterra, por

su parte, tampoco lo hizo, aunque había conseguido durante los

primeros años ciertos privilegios comerciales a cambio de su

retirada de la guerra. Por último, Estados Unidos se vio obligado

a ceder ante la presión europea y tomó parte del bloqueo hasta

que Abraham Lincoln reconoció a Haití en 1860.

Respecto a la estructura social de Haití, es posible decir

que la gran mayoría de la población era ex esclava traída de

África. Por lo tanto, a la primera oportunidad que tenían

buscaban reunirse con otras personas de la misma comunidad

lingüística y de costumbres similares. Esto permitió el inicio de

la reconstrucción tribal, apoyado por la parcelación de la tierra

y obstaculizó, fuertemente, la creación del sentimiento nacional.

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Inicio del imperialismo haitiano y situación de Santo DomingoAntes de iniciar, debe aclararse que Haití -como nuevo

Estado- estaba inmerso dentro de una constelación de poderes en

conflicto, amenazas y conspiraciones. Además, el ambiente interno

era de intranquilidad pues todavía no había cuajado el nuevo

sistema político, las instituciones políticas y sociales estaban

en creación y existían amenazas exteriores latentes.

Entonces, las razones por las que Haití desarrolló un

imperialismo son:

1. amenaza latente de invasión francesa de reconquista2. presión social hacia el sistema político por tierra3. gobernantes asumen que deben heredar también la parte

oriental que ya había sido cedida y bajo los franceses sedebía haber unificado la isla.

Es posible delimitar que el imperialismo haitiano fue una

respuesta a la situación inmediata posterior a la fundación del

país, pues la potencia colonizadora, Francia, aunque no estuvo

dispuesta a reconocerle, tampoco descansó en sus pretensiones de

reconquista. A esto, se debe sumar las revueltas iniciadas en el

lado oriental de la isla (en Santo Domingo) por regresar al

dominio español. Por lo tanto, es curioso que mientras el resto

de colonias hispanoamericanas iniciaban su lucha por la

independencia, Santo Domingo luchaba por regresar al imperio

español. Del lado de Haití, esa lucha era vista como una amenaza

a la soberanía e independencia pues por allí podría desembarcar

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una invasión que buscara someter, nuevamente, a los rebeldes

esclavos.

La ocupación haitiana tuvo una duración de 22 años e inicia

en 1822 y concluye con la independencia de los dominicanos en

1844. Por lo pronto, en los primeros años como república

unificada, los habitantes de la parte oriental estuvieron de

acuerdo y, hasta cierto punto, colaboraron con el establecimiento

del régimen, pues era la primera vez desde 1793 que la isla vivía

cierta tranquilidad. La unificación llevó los ideales de la

Revolución Francesa de 1789 a Santo Domingo y en pocas semanas,

había liquidado al antiguo régimen español e instaurado un

sistema republicano, antimonárquico y antiesclavista. Boyer,

además, ofreció tierras a todos los hombres libres que desearan

cultivarlas y, por ese medio, hacer su vida en el país.

Ahora bien, respecto a la presión por distribuir tierras que

experimentaba el recién fundado sistema político de Haití, hizo

necesaria que los gobernantes confiscaran propiedades del lado

oriental. El problema fue que el derecho establecido en ambas

partes era distinto, ya que en el lado haitiano se basaba en

propiedad privada mientras que en el lado español se basaba en

las mercedes reales otorgadas durante la conquista, así como los

terrenos comuneros, ejidos y otras formas de propiedad comunal no

tenían cabida en el sistema. Por consiguiente, el gobierno se vio

en la difícil tarea de conciliar ambos, algo a lo que el lado

oriental opuso mucha resistencia. A esto, se suma el conflicto

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entre el Estado y la población que había ocupado las propiedades

de aquellos colonos que habían huido hace 25 años, pues según el

derecho español vigente, tras 20 años, esos terrenos eran ahora

propiedad de sus ocupantes.

La política de repartición de tierras daña,

considerablemente, a los propietarios orientales blancos y entre

los más afectados estaba la Iglesia Católica. Los conventos,

haciendas, hospitales parroquiales, entre otras posesiones, pasan

a ser parte del Estado. A partir de ahora, todos los

eclesiásticos vivirían de una pensión estatal, situación que

ofendió al arzobispo de Santo Domingo y que de allí en adelante

posicionó a la iglesia dominicana como la principal opositora al

régimen. Para 1824, el conflicto surgido de la repartición de

tierras ya tenía a la gran mayoría de dominicanos molestos y en

oposición a la dominación haitiana. La situación se agravó mucho

más cuando, en 1826, el gobierno asumió la increíble deuda de 150

millones de francos-oro a cambio del reconocimiento francés del

país. Originalmente, sólo el lado occidental debía pagar la deuda

contraída pero al hacerse claro que no podría cumplir con los

plazos estipulados, también el lado oriental debía contribuir.

Eso significaba más impuestos para la ya deprimida economía

dominicana, además del sentimiento de contribuir a una deuda que

no les pertenecía.

Con este fin, se puso en marcha el Código Rural de 1826, que

prohibía la vagancia y recomendaba la producción de productos de

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exportación como algodón, cacao, café, azúcar, índigo y otros.

Pero ahora el gobierno enfrentaba otro problema, el inicio de la

decadencia de la institución que debía velar por el cumplimiento

del código; el ejército. Desde los tiempos de Dessalines, los

gobernantes haitianos habían estado creando un campesinado libre

por medio de otorgar parcelas de tierra a los solados que

sirvieran en esa institución. Por lo tanto, para 1825, en ambas

partes de la isla, los nuevos minifundistas estaban interesados

en dar a sus familias la subsistencia necesaria y no cosechar

para exportar. De allí que la institución que debía velar por el

cumplimiento del código tenía intereses opuestos a éste.

Al acercarse el pago del primer plazo de la deuda y, como no

se tenía el dinero para saldarlo, el gobierno empezó a imprimir

papel moneda indiscriminadamente. Resultado de esto, fue una

devaluación de 250 por ciento del gourde haitiano en tan sólo dos

años. Lo que a su vez significó la bancarrota para el tesoro

público, una mayor molestia dominicana por tener que contribuir a

una deuda que no era suya y la humillación de la élite mulata por

las duras condiciones con las que se había aceptado el tratado.

Para apaciguar al lado oriental, en 1830, se impuso el

servicio militar obligatorio con el fin de «haitianizar» a los

dominicanos. Mientras tanto, en el otro lado, la violencia

política estaba en aumento y para 1837, la oposición al régimen

era casi total dentro del congreso. Allí, los mulatos más

influyentes iniciaron una serie de «banquetes patrióticos» con el

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fin de preparar a los partidarios para las elecciones, así como

exponer la mala administración pública de Boyer.

Al mismo tiempo en Santo Domingo iniciaron varias sociedades

secretas que aglutinaron a la población en contra del presidente

y deseaban liberalizar el sistema político del país. En algunos

casos, incluso se llegaron a planear movimientos insurreccionales

con el fin de obtener la independencia. Sin embargo, éstos

cuajarían hasta 1844.

Para 1842, el régimen de Boyer estaba al borde de la crisis

y tras el terremoto que destruye las ciudades de Cap-Haitien y

Santiago -ambas en el norte- llega la emergencia que tanto

haitianos como dominicanos estaban esperando. Durante todo el año

siguiente, ambos lados de la isla estuvieron políticamente muy

activos. Los dominicanos llevaban a cabo campañas

propagandísticas en favor de la independencia, mientras los

mulatos lidiaban con el movimiento de reforma política que

amenazaba con quitarles el poder.

En 1844, la sociedad secreta llamada «La trinitaria»

aprovechó el vacío de poder existente en el gobierno de Puerto

Príncipe por la caía de Boyer y declaró la independencia de Santo

Domingo. Inmediatamente, el ejército haitiano se activó bajo el

mando de Charles Hérard quien trató de invadir pero fue rechazado

por las tropas dominicanas. Nuevamente, se intentaría la

unificación de la isla en 1845, 1846, 1849, 1851, 1854, 1855 y

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1856, sin ningún éxito. Sin embargo, las relaciones dominicanas-

haitianas se estabilizaron hasta 1860.

3.Definiciones operativas

Términos importantesA partir de ahora, es necesario que definamos rápidamente

los términos que se utilizaran más adelante en el análisis del

imperialismo haitiano. Para ello, utilizaremos la definición de

Hans Morgenthau de «política imperial», como aparece en su libro

Política entre las naciones: la lucha por el poder y la paz (1948). El autor

explica que éste tipo de política tiene como objetivo modificar

la esencia de las relaciones de poder y el status quo entre dos o

más naciones. [p.42]

Para diferenciar la política imperial de otras, es

pertinente definir también el concepto de «status quo».

Nuevamente, recurriremos a la definición de Morgenthau, quien

explica que la política de status quo es aquella que tiene como

objetivo estabilizar, mantener y defender las relaciones de poder

existentes.[p.42] Por lo tanto, la política imperial es dinámica

y conflictiva mientras que la política de status quo es estática

y defensiva.

Ahora bien, el término «sistema imperial» se refiere a cómo

está organizada la dominación del aparato gubernamental sobre sus

territorios, pobladores y fuentes de riqueza.1

1 Definición obtenida de notas de clase.17

Asimismo, es importante mantener en mente el concepto de

«geopolítica» como lo expresa Karl Ritter, quien aparece citado

en la compilación de ensayos titulada “Geopolítica,

Geoestrategia, Liderazgo y Poder” (2005) publicada por Coltag

Artes Gráficas por Gustavo Rosales Ariza. Según Ritter, la

geopolítica es:

… la ciencia que, considerando a la Geografía como laciencia del globo viviente, estudia los aspectos morales ymateriales del mundo, con miras a prever y orientar eldesarrollo de las naciones, en el que influyen profundamentelos factores geográficos. (P.28)

Para finalizar, utilizaremos la definición proporcionada por el

Diccionario de la Real Academia Española [versión en línea] de

«nación», que dice: “conjunto de personas de un mismo origen y

que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición

común.”

Características del imperialismo haitianoRespecto a las características que muestra el imperialismo

haitiano durante los primeros 50 años, es importante mencionar

las siguientes. La primera, es que el gobierno basó su dominación

del país en el ejército, pues debido a la agresividad de la

revolución de 1791 a 1804 no quedaban en el territorio antiguos

burócratas que manejaran el Estado. Ese trabajo, rápidamente, lo

asumió la élite mulata que dominó la política desde el inicio de

la época nacional.

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La segunda característica es que la política imperial

iniciada por Haití para dominar toda la isla estaba enfocada a

cambiar el status quo que mantenía la parte oriental. A pesar de

los intentos, no consiguió solucionar ni construir instituciones

fuertes por las diferencias étnicas, raciales, culturales,

idiomáticas e idiosincráticas que existían en ambos lados.

Además, que no consigue mejorar la situación de la población de

ambos lados y por lo tanto, crea más enemigos que adeptos al

sistema.

La tercera característica es la dominación, por parte del

ejército, del sistema imperial que se intenta crear. Esto se debe

a que las demás instituciones políticas y sociales necesarias

tenían dos debilidades estructurales. La primera es que eran

demasiado jóvenes, por lo que todavía se estaban ajustando y la

segunda, que no funcionan constantemente sino sólo en la medida

que el presidente lo permitía. De allí deriva la incapacidad del

Estado de aumentar su presencia y poder a lo interno y que luego

se traduce en el mal manejo de la administración pública.

Una cuarta característica es el desarrollo de un

imperialismo cultural que tiene como fin homogenizar al país por

medio de la oficialización del idioma francés, el servicio

militar obligatorio y la implantación del sistema jurídico

haitiano en toda la isla. A esto se le debe sumar el intento de

crear colonos adeptos al sistema por medio de la distribución de

tierras, que lo único que consiguió fue desbaratar la economía,

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recortar los ingresos del Estado y aumentar el descontento entre

la población.

4.ConclusiónEn conclusión, es posible decir que Haití desarrolló un

imperialismo de corte militar-burocrático que dominó la vida

institucional del país durante los primeros 50 años de su época

nacional. A pesar de los constantes intentos por sacar adelante a

la nueva nación, el gobierno fracasó en consolidar un sistema,

político primero e imperial luego, que permitiese la continuidad

de la estructura gubernamental unificada. Por consiguiente,

podría catalogarse como un imperialismo inmaduro que no perduró

debido a las carencias internas del sistema. Para mencionar

algunas de ellas se encuentra la falta de una ciudadanía con un

apego básico al sentimiento nacional. La falta de estabilidad y

continuidad en la aplicación de la política de dominación, a lo

interno, por parte de la élite mulata, ya que ésta controlaba el

poder tras bambalinas por miedo a no ser aceptada por el resto de

la población negra. Por último, la constante contradicción entre

los pocos recursos existentes, los deseos de los gobernantes y

las posibilidades reales de alcance y dominio del Estado

haitiano, que se mantenía en crisis económica y que recurrió al

endeudamiento como solución a corto plazo.

Sin embargo, debe reconocerse que tanto la población como sus

gobernantes hicieron un excepcional esfuerzo para alcanzar la

meta de consolidar su nuevo Estado, en un momento histórico20

completamente adverso. El verdadero problema estuvo en que esos

esfuerzos se utilizaron para la destrucción y no para la

construcción y consolidación del poder estatal. Por consiguiente,

al fracasar constantemente el gobierno en sus objetivos, su

derrumbe era inevitable.

Bibliografía

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