Estudios culurales y problemática de la identidad latinoamericana

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Seminario “Estudios culturales latinoamericanos” Prof. Grinor Rojo. Al. Francisco Miguel Jara Vera. Prog. Doctorado en lit. hisp. y chil. Sem. II, 2003. Fac. Fil. Y letras. U. de Chile. Estudios culturales y problemática de la identidad latinoamericana. Introducción. Al integrarnos a este seminario, concebimos el proyecto de analizar los conceptos propuestos por diversos estudiosos latinoamericanos para expresar nuestra peculiar realidad cultural y que provisoriamente podríamos llamar bifronte por su doble inscripción: tanto en una tradición europea como en nuestras tradiciones nacionales latinoamericanas. Nos parecía que conceptos como transculturación, hibridismo o mestizaje constituían buenos referentes para hacer una meditación sobre la particular condición de la escritura latinoamericana, teniendo en vista el proyecto de analizar una obra que distinguiríamos si no por su desarraigo, al menos por su multiplicidad identitaria. En la abundante bibliografía que fue revisada, encontramos un artículo de Stuart Hall o, más bien, un capítulo de un libro, denominado The question of cultural identity. El mérito de este estudio consiste en delinear con claridad y agudeza los fundamentos teóricos mismos de los estudios culturales, al menos en lo que a nuestro interés concierne. Así que lo adoptamos como marco teórico general. Afortunadamente, un estudio citado en forma anexa en otro seminario fue también consultado por nosotros y se ha constituido en un complemento de este aporte, en un segundo pliegue de nuestra modesta investigación. Se trata del ensayo de Guillermo Mariaca llamado El poder de la palabra, en que la epistemología del sujeto y la terminología ad hoc 1

Transcript of Estudios culurales y problemática de la identidad latinoamericana

Seminario “Estudios culturales latinoamericanos”Prof. Grinor Rojo.Al. Francisco Miguel Jara Vera.Prog. Doctorado en lit. hisp. y chil.Sem. II, 2003.Fac. Fil. Y letras.U. de Chile.

Estudios culturales y problemática de laidentidad latinoamericana.

Introducción.

Al integrarnos a este seminario, concebimos el proyecto deanalizar los conceptos propuestos por diversos estudiososlatinoamericanos para expresar nuestra peculiar realidadcultural y que provisoriamente podríamos llamar bifronte porsu doble inscripción: tanto en una tradición europea comoen nuestras tradiciones nacionales latinoamericanas.

Nos parecía que conceptos como transculturación, hibridismoo mestizaje constituían buenos referentes para hacer unameditación sobre la particular condición de la escrituralatinoamericana, teniendo en vista el proyecto de analizaruna obra que distinguiríamos si no por su desarraigo, almenos por su multiplicidad identitaria.

En la abundante bibliografía que fue revisada, encontramosun artículo de Stuart Hall o, más bien, un capítulo de unlibro, denominado The question of cultural identity. El mérito deeste estudio consiste en delinear con claridad y agudezalos fundamentos teóricos mismos de los estudios culturales,al menos en lo que a nuestro interés concierne. Así que loadoptamos como marco teórico general.

Afortunadamente, un estudio citado en forma anexa en otroseminario fue también consultado por nosotros y se haconstituido en un complemento de este aporte, en un segundopliegue de nuestra modesta investigación. Se trata delensayo de Guillermo Mariaca llamado El poder de la palabra, enque la epistemología del sujeto y la terminología ad hoc

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empleada por Hall son aplicadas en forma brillante alfenómeno de la constitución de la identidad latinoamericanavía el uso de la palabra. Además, dentro de la genealogíadel canon literario que este autor delinea, hay un capítulodedicado a Angel Rama que sitúa en forma muy pertinente elalcance del término transculturación, uno de los objetivosfinales de nuestro interés.

Aunque nuestro deseo es profundizar más en estaproblemática, las limitaciones de tiempo nos obligan acircunscribirnos a este ámbito fundamental y conformarnoscon definir apropiadamente nuestro marco teórico y elconcepto de transculturación. Nos daremos entonces porsatisfechos al definir los conceptos fundamentales y nosremitiremos por ahora a las descripciones meramentegenerales de los otros conceptos, a saber, mestizaje ehibridismo.

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I. El problema de la identidad cultural segúnStuart Hall.

a. Espistemología de la constitución del sujeto.

Adoptando el punto de vista de la sociología yadvirtiéndonos sobre la provisionalidad de sus tesis,Stuart Hall define el concepto de identidad como unelemento de estabilidad en el mundo social. La vigencia detal estudio corresponde al diagnóstico de muchos teóricosque consideran que, como parte de un gran proceso decambios que ha modificado las estructuras sociales centrales,también el individuo se ha fragmentado dando lugar a nuevasidentidades. Ese fenómeno es también descrito comodescentralización de la identidad moderna.

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Como vemos, Hall no se refiere a grupos socialesespecíficos, sino que alude a un proceso generalizado queafecta a todas las “estructuras sociales” y provoca cambiosen los conceptos de identidad y de sujeto. Se detieneparticularmente en las identidades culturales que definecomo aspectos de nuestra identidad que surgen de nuestra “pertenencia” aculturas étnicas, raciales, lingüísticas, religiosas y, sobre todo, nacionales.(pg. 274)

Los estudiosos que acuerdan con el diagnóstico de que lasidentidades modernas se están disolviendo (breaking up) sesienten obligados a preguntar si no es la modernidad mismaque se está transformando, pregunta a la que Hall añade unnuevo matiz:

La afirmación de que, en lo que es a veces descrito comonuestro mundo post-moderno, somos también “post”cualquier sentido fijo o esencialista de la identidad (pg. 275)

Para explicar tal afirmación, Hall se remite a losconceptos ilustrado, sociológico y post-moderno de sujeto.

El sujeto, tal como lo entendía la Ilustración, era unindividuo unificado, dotado de la capacidad de razón, conciencia y acción, conun núcleo central que permanecía esencialmtne el mismo a través de suexistencia. Un punto de vista individualista.Por su parte, el sujeto entendido sociológicamente eraformado en relación siginificativa con “otros significativos” que mediaban alsujeto valores, significados y símbolos – la cultura del mundo en que−habitaban”. (pg. 275). Una concepción interactiva de laidentidad y del yo, pero sin abandonar la hipótesis delnúcleo interno que se modifica en el diálogo con el exterior.Así la identidad cose o sutura al sujeto en la estructura,alcanzándose la estabilidad buscada.

El sujeto entendido a la manera post-moderna representajustamente un cambio en esta concepción: no estaríacompuesto de una, sino de varias identidades, algunas vecescontradictorias o irresueltas (pg. 277): las identidades deafuera se están rompiendo como consecuencia de cambiosestructurales e institucionales, por lo que el proceso de

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identificación se hace abierto, variable y problemático. Laidentidad es

Formada y trasnformada continuamente en relación a lasformas en que somos representados o se dirigen a nosotrosen el sistema cultural que nos rodea. (pg. 277)

Por lo tanto, no es formada biológicamente, sinohistóricamente y nos identificamos con diferentesidentidades sociales en diferentes ocasiones, según lafuerza con que nos empujen en diferentes direcciones. Porlo tanto, nuestro sentido de la identidad unificada no pasade ser una historia reconfortante o narrativa del yo que construimossobre nosotros mismos.

Un nuevo aspecto de ello es el carácter del cambio de lamodernidad tardía, en particular el proceso llamadoglobalización, que se corresponde con la caracterización quehizo Marx de la modernidad como

Un revolucionamiento constante de la producción,perturbación ininterrumpida de todas las relaciones sociales,permanente incerteza y agitación…(pg. 277)

Anthony Giddens agrega que, para provocar tal ola decambios, la modernidad debe ser una forma de vida altamentereflexiva en que las prácticas sociales son constantemente reexaminadas yreformadas a la luz de la nueva información sobre esas prácticas alterando asíconstitutivamente su carácter.

Según Giddens, la interconectividad creciente ha provocadoestas transformaciones por todo el mundo. Por ello, lasinstituciones modernas son radicalmente nuevas u organizaninstituciones tradicionales sobre bases completamentenuevas. Esto llega a extremos de que las relacionessociales se desencajan de sus lechos espacio-temporales yse reestructuran a través de lapsos indefinidos de espacioy tiempo. Este fenómeno es llamado discontinuidad (pg. 278).En el mismo sentido, Ernesto Laclau habla de dislocación: unaestructura dislocada es aquella cuyo centro es desplazado yno reemplazado por otro, sino por una pluralidad de centrosde poder. Por lo tanto, las sociedad modernas tardías

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están atravesadas por divisiones y antagonismos socialesque producen una variedad de diferentes posiciones desujeto, lo que él llama diferencias y que corresponde adiferentes identidades posibles dentro de su contexto, porlo tanto estas sociedades no están unificadas, sino que sonarticuladas de diferentes maneras, Este concepto dearticulación permitiría, según Laclau, no sólo proponernuevas formas articulación o recomposición social, sinotambién el forjamiento de nuevas identidades, lo que nosremite una vez más a la naturaleza reflexiva de lamodernidad.

Consecuencias prácticas de todo este desarrollo es que yano es posible concebir que la clase sirva de dispositivoúnico de movilización de los intereses e identidadessociales y que la identificación puede tanto ganarse comoperderse en el plano de lo político. Por ello correspondeconcebir una política de la diferencia como proyecto afuturo.

b. Los factores del descentramiento del sujeto.

Desde el siglo XVI, la modernidad ha reflejado la imagenhumana de diferentes maneras. A partir de sudesencajamiento de la visión tradicional, llegó a unavisión individualista de sí misma. Desembocó luego en unavisión socialmente determinada a través de Marx y terminópor llegar a una concepción disociada, como las deBaidalaire y Benjamín en que el individuo se enmarca sobre el fondode una multitud anónima e impersonal o metrópolis (pg. 265).

Louis Althusser nos explica que Marx, a través de sufilosofía, desplazó (de la filosofía) dos proposiciones claves de la filosofíamoderna: que hay una esencia universal del hombre y que esta esencia seatribuye a cada individuo en particular, que es el sujeto real. (pg. 286).Por ello, describe la filosofía de Marx como unantihumanismo teorético cuyo descentramiento del sujeto hatenido gran impacto sobre muchas ramas del pensamientomoderno.

Sigmund Freud, con su descubrimiento de lo inconsciente ysu lógica muy diferente a la de la Razón, también provoca

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estragos en la concepción de un sujeto con una identidadfija y unificada. Jacques Lacan, discípulo, profundiza elpunto al advertir que la imagen del yo como un todo unificado es algoque el niño aprende sólo gradualmente y con dificultad (pg. 287) y queal hacerlo se incorpora a una comunidad simbólica que ledevuelve su imagen como un constructo siempre en proceso. Apartir de esta noción, ya no podemos hablar de identidades,sino de identificaciones puesto que el auto-concepto del sujetose llena desde afuera por las formas en que nos imaginamos que somos vistospor los otros (pg. 287).

El tercer descentramiento del sujeto ha sido producido porFerdinand de Saussure al hacernos comprender que no somos enel sentido absoluto los “autores” de los enunciados que hacemos o de lossignificados que expresamos en el lenguaje (pg. 288) puesto que alusar e lenguaje activamos un rango de significados que se encuentra alojadoen él y en un sistema cultural. Además, los significados de laspalabras no están fijados en una relación de uno a uno conlas cosas sino que surgen de relaciones entre lossignificados de las palabras: lo que una palabra significa,no es lo que otra significa; igualmente, en las relacionessociales, yo soy yo porque no puedo ser el otro que tengoenfrente. Por si fuera poco, estos significados también sedesplazan y gatillan significados imprevistos para nosotrosmismos, impidiéndonos fijar el sentido de lo que decimos,aunque lo intentemos: en nuestro discurso siempre habrájunto a la identidad un factor de diferencialidad quedesconstruirá nuestro significado (Derrida).

Desde un punto de vista cercano, aunque no idéntico, MichelFoucault señala que a través de la modernidad haevolucionado otra forma de poder que también contribuye aldescentramiento del sujeto. Se puede decir que la vidaintelectual de Foucault fue dedicada a hacer un rastreo deeste poder a través de la historia. Es el poder deldisciplinamiento que emana de las diversas institucioneshumanas. En la paráfrasis de Hall, Foucault define el poderdisciplinario como

La regulación, vigilancia y gobierno de, primero, la especiehumana o poblaciones completas y, en segundo lugar, elindividuo y el cuerpo. Se localiza en aquellas nuevas

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instituciones que se desarrollaron a través del siglo XIX y que“policialmente” vigilan y disciplinan a las poblacionesmodernas en talleres, barracas, escuelas, prisiones,hospitales, clínicas, etc. (pg, 289).

Su objetivo es poner todos los aspectos de la vida bajo elcontrol administrativo, la expertise profesional y elconocimiento científico, produciendo así, a partir del serhumano, lo que Dreyfuss y Rabinow llaman un cuerpo dócil.Paradojalmente, es un tratamiento colectivo de la poblaciónque hace el control cada vez más individualizado yprofundizado en el cuerpo de los sujetos.

Por último, el feminismo, como teoría y como movimientopolítico también es señalado como un factor dedescentramiento del sujeto. Primero, por su raigambrepolítica sesentayochista que lo vincula con los levantamientosestudiantiles, la cultura anteguerra y contracultural,movimientos juveniles y de derechos civiles.

Todos ellos tienen en común el ser opuestos tanto alliberalismo como al estalinismo, afirmar el aspectosubjetivo de la política, sospecha respecto de los poderesburocráticos, el énfasis en la forma cultural de sumovimiento revolucionario, el quiebre con la lucha declases, la promoción de las políticas identitarias.

En el plano conceptual, el feminismo contribuye aldescentramiento conceptual del sujeto social de lassiguientes formas: su slogan lo personal es político, quecuestiona tanto la distinción entre lo privado y lo públicocomo la distinción entre el adentro y el afuera cartesianos;abre la posibilidad de contestación en campos nuevos comola familia, trabajo doméstico, sexualidad, crianza deniños, etc.; politiza la subjetividad, la identidad y laidentificación de los roles sexuales y también promueve laidea de que hombre y mujeres no poseen la misma identidadhumana y plantea la cuestión de la diferencia sexual.

c. el problema de las culturas nacionales

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Dados los datos anteriores, debemos comprender que laidentidad nacional, más allá de su aspecto legal, comootros discursos que generan sentido de identidad yfidelidad, es un sistema de representación cultural delsujeto fragmentado. Es una comunidad política y unacomunidad simbólica.

Además, se trata de una realidad histórica de la modernidadoccidental a la que se ha trasferido los sentimientos deidentificación y fidelidad des de las tribus, pueblos,religiones y regiones pre-modernas. La cultura nacional hafuncionado también como un dispositivo para crear standardsde alfabetismo, para generalizar el uso de un únicolenguaje vernáculo, crear una cultura homogénea y mantenerinstituciones sociales como el sistema educacional y,además, para promover al industrialización y lamodernización de las comunidades.

Entonces, la cultura nacional es su calidad de discurso onarrativa nacional – una manera de construir significados queinfluyen y organizan tanto nuestras acciones como nuestroconcepto de nosotros mismos – provee de historias,imágenes, paisajes, escenarios, hechos históricos, símbolosnacionales y ritos que representan las experiencias, penas,triunfos y desastres que dan significado a la nación (pg.293). Este discurso enfatiza la tradición, la herencia y lacontinuidad de modo que nuestra cultura política presentese ve como el florecimiento de una larga evoluciónorgánica. En suma, la nación es representada como unarealidad primordial que, a la manera del sujeto personal,permanecería intacta por debajo de los cambios históricos.De acuerdo a ello, el discurso de la nacionalidad promuevevalores, normas de conducta que implican continuidad con unpasado histórico apropiado que no siempre es tan antiguo einmemorial como se cree (Hobsbawn and Ranger, pg. 294).Similarmente, los mitos fundacionales, que son historiasque localizan el origen de la nación, su pueblo y sucarácter nacional (pg. 294) no sólo crean confusiónrespecto de la realidad histórica, sino, más importante,permiten a los pueblos oprimidos concebir y expresar suresentimiento y sus quejas en términos inteligibles (Hobbsbawn y Ranger,pg. 295). Les proporcionan una narración en términos de la

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cual se puede construir una historia alternativa o contra-narración que antecede a las rupturas de la colonización,como es el caso de los rastafaris en Jamaica (pg. 295).

También debe considerarse como una estrategia discursiva laidea de un pueblo puro, original, que sirva de base a laconstitución de la nación, puesto que rara vez es el puebloprimordial el que persiste o ejerce el pode en una deellas. Esta idea, más bien, da pie a movimientosanacronistas y reaccionarios dentro de la comunidad que aveces, como es el caso de las comunidades ex - soviéticas,se apoyan en valores étnicos para competir con otrasnaciones por el ingreso a la modernidad universalista (pg.295).

Dadas todas estas consideraciones, cabe la pregunta de sison unificadas las culturas e identidades nacionales.Debemos suponer que la comunidad imaginaria de una nacióncomparte recuerdos, el deseo de vivir junta y el deperpetuar su herencia. Para ello, la cultura es el medionecesario y compartido (pg. 296). ¿Debe por lo tanto subsumir ocancelar otra forma de cultura? No necesariamente, ya quese trata de una estructura de poder cultural quegeneralmente se ha formado a través de un proceso deconquista violenta que ha suprimido forzadamente ladiferencia cultural. Por lo tanto, para alcanzar launificación, primero debe “olvidarse” aquellos orígenesviolentos. Además, lasa naciones están compuestas dediferentes clases sociales, géneros y grupos étnicos, loque introduce inevitablemente la diversidad. La etnicidadtampoco es un factor de unificación fundamental, pues nohay naciones modernas compuestas de un asola etnia, por loque debe entenderse a las naciones modernas como híbridosculturales.

Tampoco una raza permitiría unificar la identidad nacional,ya que no es una categoría biológica sino un discurso: unacategoría organizadora de aquellas maneras de hablar, sistemas derepresentación y prácticas sociales que utiliza un conjunto disgregado, amenudo no especificado de características físicas…como marcadoressimbólicos para diferenciar socialmente a un grupo de otros (pg. 298).De hecho, lo que hoy enfrentamos es un racismo cultural que se

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alinea con el nacionalismo y el patriotismo como unaestrategia reaccionaria para enfrentar la crisis deidentidad.

d. la globalización

Si bien las identidades nacionales tienden a imponersesobre otras formas más particularizadas de identidad, esobservable un conjunto complejo de procesos y fuerzas decambio llamado globalización que hace pensar que ellas avanzanhacia su descomposición. Básicamente, se trata de unproceso de interconexión creciente que atraviesa lasfronteras nacionales, conecta las comunidades y organizanuevas combinaciones de espacio-tiempo, sembrando la alarmaen nuestra época. Sin embargo, se ha observado que lamodernidad es inherentemente globalizadora (pg. 299), demodo que tanto la tendencia nacionalista como laglobalización están profundamente enraizadas en la modernidad (pg.299), lo que nos obliga a una reflexión más atenta sobre elcomplejo de procesos a que aludimos.

El resultado principal de la creciente interconectividad esla contracción del tiempo y del espacio. El impacto queella produce sobre el sentido de la identidad se debe a queafecta el régimen de a representación, ya que todo medio derepresentación debe traducir su tema a las dimensiones delespacio-tiempo. Prueba de la importancia de esto es quepodemos distinguir la épocas culturales de acuerdo a laforma en que combinan aquellas dimensiones. Por ejemplo,Louis David y Picasso nos hablan desde sentidos delespacio-tiempo y por lo tanto de la identidad, sumamentediferentes. Esta diversidad de los regímenes simbólicos esllamada geografía imaginaria por Edgard Said y allí cuentan susentido del paisaje, del lugar, del hogar, la manera cómolos mitos unen el presente con el pasado y cómo, en lasnarrativas nacionales, se conecta el individuo a loseventos históricos.

Vista a la manera de Giddens, la interconectividad producela separación del espacio y el lugar: en las sociedadespre-modernas, la vida social está dominada por la presencia,en tanto que la modernidad crecientemente aparta el espacio

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del lugar promoviendo relaciones con otros ausentes,localizados lejos de cualquier situación de interacciónfrente a frente.

Consecuencia de lo anterior es el fortalecimiento de lasrelaciones sobre y bajo el sentido de la nacionalidad: porun lado, comienza a existir una comunidad de consumidoresglobales que se encuentran muy separados en el espacio o enla clase social; por el otro, las identidades locales,regionales y comunitarias, se han hecho más significantes.Sin embargo, los efectos de la homogeneización cultural sonlos más impactantes: mientras más mediada es la vidasocial, las identidades aparecen más desligadas de lugares,historias, tradiciones, etc., por lo que parece posiblecomo si el mundo fuera un supermercado cultural.

Esta circunstancia debe ser pensada como una forma dearticular lo global con lo local. Por ejemplo, Kevin Robins(pg. 304), opina que el mercado global se interesa en lamercantilización de la etnicidad y de la diferencia. No setrataría de que simplemente lo global vaya a desplazar a lolocal. Más bien, se producirían nuevas identificacioneslocales y globales.

Otro argumento contra la homogeneización sería que laglobalización se reparte en forma desigual por los estratosde la población y por las regiones, por lo que habría unadesigual geometría del poder. Por último, a pesar de que laglobalización parece un fenómeno mundial, más bien sería unfenómeno occidental, en cuanto occidente es el más afectadopor ella, particularmente debido a la migración:

Esta formación de enclaves de minorías étnicas dentro de lasnaciones-estados de occidente ha conducido a unapluralización de las culturas nacionales y de las identidadnacionales (pg. 307).

Consecuencia de ello es que se ha producido uncuestionamiento de los contornos establecidos de laidentidad nacional, en Inglaterra así como en otrasnaciones occidentales. Se produce así una nuevaconfrontación cultural inmediata e intensa que obliga a

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forjar una nueva auto-interpretación basada en laresponsabilidad de la traducción cultural.

Además, la ampliación del campo de las identidades haconducido a su polarización: por un lado, se re-editan losnacionalismos bajo la forma del racismo cultural y por elotro las comunidades minoritarias se re-identifican con susculturas de origen. Un caso notable de producción de nuevasidentidades es el relacionado con el significante blackdentro de un contexto inglés: este término provee de unfoco de identificación tanto para comunidades afro-caribeñas como para las asiáticas nada más por el hecho deser descritas de ese modo por los blancos. Es su exclusiónlo que les da un eje de equivalencia que les permite asumir esaidentidad, la que no puede ser llenada por contenidosúnicos o unificados, puesto que continúa existiendo otraidentidad junto al amplio espectro de diferencias. Elsignificante black, entonces, es un ejemplo del carácterpolítico, posicional y coyuntural de la identidad.

Por lo tanto, se concluye que la globalización impactasobre las identidades con un efecto de dislocación,produciendo un efecto de pluralización contradictoria enque algunas identidades gravitan hacia la tradición y otras seaceptan como relatividades históricas gravitando hacia latraducción cultural (pg. 309).

La traducción cultural sería un fenómeno que afecta a lascomunidades que han sido dispersadas por uno u otro motivoy que deben llegar a acuerdos con las culturas que habitansin perder las trazas de su propia tradición cultural. Porlo tanto, son sujetos de varias culturas, historias,hogares (pg. 310), en una situación llamada hibridez cultural.Algunos opinan que esta situación es una poderosa fuente decreatividad; otros, que tiene por costo la pérdida de laidentidad original, como en el caso de Salman Rushdie, quefue condenado a muerte al editar sus Versos satánicos por susofendidos compatriotas.

Por otra parte, en la periferia, también hay intentos defundar naciones puras desde el punto de vista de la raza, lareligión, la etnia. Sin embargo, se encuentran con el mismo

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problema de que dentro de sus propias fronteras haycomunidades que se identifican con culturas que no son lasque se trata de imponer. Los ejemplos abundan en las ex-repúblicas soviéticas y en las naciones islámicas,. El casodel fundamentalismo islámico puede ser analizado desdediversos puntos de vista: como una reacción contra elcarácter forzado de la globalización o contra un procesofallido de modernización. Sea como sea, es una prueba deque la contra-identificación es un fenómeno recursivo en elproceso de globalización e indica que la homogeneizacióncultural no es un fenómeno de simple ocurrencia, sinosujeto a transacciones de identidad políticamentenegociadas.

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II. La problemática de la identidadlatinoamericana en el poder de la palabra deGuillermo Mariaca

El ejercicio intelectual que Hall nos muestra en elnumerado anterior posee, según su propia terminología,características amplias y metropolitanas. Falta entonces elaporte regional que, basado en la historiografía

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pertinente, aborde con el mismo principio la problemáticade la identidad latinoamericana.

Con claridad y penetración, Mariaca asume la gran tarea deabarcar el horizonte cultural latinoamericano sin perder devista el objetivo de entregar al lector un texto tambiéncomprensible. Se destaca, entonces, la nitidez con quepercibe la importante carencia de un texto globalizadorsobre la crítica literaria latinoamericana, la que resultaser en sus manos una clave para comprender la formación delcorrespondiente sujeto cultural. También constituye unaporte la caracterización epistemológica de los autoresrepresentativos de cada una de las etapas de consolidacióndel juicio crítico que, vistos en su dialéctica cultural,muestran no sólo su relevancia histórica, sino tambiénteórico-epistemológica.

Estamos, por tanto, ante un aporte sustancial quequisiéramos comprender adecuadamente para hacer justicia asu valioso intento.

a. Condiciones de existencia de la crítica

El hecho histórico que trae a la existencia la literaturalatinoamericana ocurre en 1688, cuando Carlos II de España,determina la prohibición de hablar otras lenguas en elreino de España y, por lo tanto, la obligatoriedad de usarel español. En consecuencia, el lenguaje es empleado comoinstrumento de colonización en la política cultural delImperio. Agregando que la escritura como tal constituyetambién un acto colonizador, Mariaca llega a la conclusiónde que la literatura hispanoamericana, lenguaje escrito,funda una unidad que contiene esta contradicción: lanegación de la palabra al colonizado y el uso que este hacepara adaptarse en resistencia a la misma colonizacióncultural.

La crítica como praxis social sería, por lo tanto:

El análisis de las formaciones discursivas, de las estrategiasque las producen y de los efectos de esas formaciones en lasmodalidades sociales de poder que las crean y sostienen…y

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tienen consecuencias en los aparatos culturales que regulanla representación del sujeto social hispanoamericano (pg.1)

Por lo tanto, el estatuto de la crítica siempre ha sidoambiguo: por un lado, es cómplice en la reproducciónperiférica del capital cultural y por otro lado espromotora de su trasgresión.

Por ello, se cumple también la paradoja de que el escritocastellano en Latinoamérica se incorpora de manerasubordinada al canon europeo a la vez que representa unafuerza subversiva respecto del mismo, por ejemplo a travésde la incorporación de las crónicas coloniales, lasprácticas orales y la adopción de la perspectiva regional.

Otra de sus particularidades es que se ha desarrollado nocomo despliegue de modelos teóricos, sino en torno a lo queél llama encrucijadas críticas, es decir, las novelas singularesproducidas en torno a la figura del intelectual cultural.

Este intelectual es también un sujeto en crisis queincorpora a la vez la norma literaria dominante y loselementos bastardos, conflictivos, como la oralidad .

Ambos, el intelectual y el canon son instituciones queexhiben lógicas discursivas que constituirán un sentidoliterario.

b. Fases del desarrollo de la crítica

Según la previa descripción del objeto críticacorrespondería hacer una crítica de la crítica porque ésta operacomo el discurso estratégico que construye el monumento dela palabra hispanoamericana, lo que implica desconstruir lavaloración de sus estrategias discursivas.

Se observa previamente que hay ciertas limitacionesempíricas para tal tarea.

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1. no hay un texto globalizado ni trabajo organizadosobre la crítica latinoamericana.

2. no hay teoría literaria de la literaturalatinoamericana.

Aceptar esta condición significa someternos ética yepistemológicamente al dictamen de Carlos II de no hablar desde nosotrosmismos. Sin embargo, esta experiencia de crisis y decarencia se ha transformado en instituciones y cánones,configurando nuestra crítica como una actividad polémicaque no se somete al silencio colonial.

Por lo tanto, corresponde postular un modelo de formacióndiscursiva que habría sido elaborado por la estrategia dela crítica latinoamericana para leer nuestra producciónliteraria desde el modernismo hasta el boom.

Mariaca considera precursores a Martí, Sarmiento, Rodó,Bello y Olmedo que, aún teniendo voluntad letrada, un objetivopreceptivo, y habiendo definido el horizonte de la lengua,no constituyen ellos mismos modalidades de lectura.

La crítica propiamente tal aparece con Pedro HenríquezUreña, Alfonso Reyes y José Carlos Mariátiegui. Ellos sonlos constructores de lecturas, fundadores de cánones yformadores de la identidad latinoamericana. Con su consignanosotros sabemos leer fijan el derecho intelectual a laestrategia de representación. Ellos establecen el corpusde la formación discursiva como objeto de crítica, sepreguntan cómo leer, qué hacer con los efectos de sentidode la literatura, dónde hallar la lógica de larepresentación, cuáles son las estrategias para constituirel discurso literario.

En su segundo momento, el pensamiento críticolatinoamericano nos presenta a Ángel Rama, Octavio Paz yPedro Fernández Retamar, los cuales ya establecen unatradición discursiva y los instrumentos de apropiación dela lógica cultural.

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Ellos otorgan a la crítica el privilegio de su propia historiapartiendo del derecho a la crítica para fundar su propiarealidad discursiva. Esto equivale a establecer un canoncomo búsqueda de la hegemonía discursiva, como raíz de lapalabra.

Esto no obsta para que entre ellos haya heterogeneidadinterna. Ellos desarrollan un debate histórico como hábitosocial entre sí y con otras regiones, y fijan filiaciones yautonomías haciendo de la polémica una forma de ser.

c. Los núcleos epistemológicos de la crítica

Mariaca fija tres líneas a través de las que fluye estedesarrollo histórico y epistemológico: el lenguaje, lacultura y la ideología.

Respecto del lenguaje, la crítica se constituye en lacelebración del mismo como materia prima de la literatura ycomo posibilidad de una tradición literaria que haráposible su universalización.

La cultura, como cultura latinoamericana, es omnipresenteen la crítica, puesto que construye la literatura comopolítica cultural enfatizando las encrucijadas de identidady legibilidad.

Desde el punto de vista de la ideología, la críticaconstituye los sujetos de escritura y de lectura, evalúalos aportes de la literatura a la construcción históricadel sujeto latinoamericano.

Por todo ello, se considera que su capacidad de legibilidadvalora nuestra crítica como instrumento de lectura. Sabe leerporque nombra los aparatos discursivos, a saber, lenguaje, cultura e ideología.

Pero, además, esta estrategia de representación yapropiación lógica del discurso no se ha desarrollado enabstracto, sino al ritmo de la figura del intelectual que,a través de dos o tres problemas teoréticos ha inundado suambiente, constituyendo así la crítica hispanoamericana.

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Por lo tanto, corresponde delinear en toda esta relevanciaesta figura para sí completar la figura que se estátrazando de la crítica latinoamericana.

d. El intelectual latinoamericano

El intelectual ha sido fundado por la crítica y estableceel desafío teórico como sentido común. Este sujeto culturaldebe ser incorporado al capital cultural en su conjuntopara que su representación alcance hegemonía.

Como orgánico, el intelectual es producto de la necesidad de unasociedad por generar representantes que le den homogeneidad cultural ycohesión ideológica.

La cultura será entendida como el marco simbólicoestablecido institucionalmente que define una relación decomunicación entre las esferas de la producción y delpoder. La ideología determina la orientación dentro de esemarco y define las normas para la producción del sujetosocial.

Por lo tanto, deberá distinguirse dos tipo de intelectualorgánico: el político y el cultural.

El político será el especialista al servicio de lareproducción social que acentúa la eficiencia de lossujetos de la literatura como práctica discursiva. Almargen de si se trata de la cultura hegemónica o de lasubordinada, de si se trata de lenguaje o de ideología,críticos como Reyes, Mariátegui, Paz, Fernández Retamar,están ocupados de la constitución del sujeto histórico:ante la disyuntiva entre estetizar y politizar, ellos optanpor politizar.

El cultural, como Henríquez Ureña y Rama, tienen otrasreferencias científicas, textuales e históricas. Ponenénfasis en la inteligibilidad de la práctica literariarespecto del marco de la cultura hispanoamericana.Trabajando al servicio de la lógica de la representación

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buscan articular la literatura, la cultura y la historia.Se establece, sin embargo, que por debajo de lasdiferencias, hay un núcleo que asimila ambos tipos deintelectual: el considerar la crítica como una praxisespecífica, con exigencia y rigor intelectuales, libres delimpresionismo y del autoritarismo.

En suma, la acción de los intelectuales ha sidoinstitucionalizar la crítica y el canon, no l academia niel mercado (pg. 7) y determinar las políticas d lectura yescritura, convirtiendo la literatura hispanoamericana enmateria legible.

e. dialéctica de literatura y política cultural

Ante la pregunta de por qué se hace de la crítica unafunción que funda cánones y no una comunidad que formulaproblemas, Mariaca responde que se debe a la fe de loscrítico en la inteligibilidad de la representación, lo queconsidera una suerte d trampa, por ello parece unprofesional condenado a vigilar a una sociedad disciplinadapor la lectura, determinando, un poco a la manera de unteólogo medieval qué textos o autores deben serpreservados, En consecuencia la recuperación delpensamiento crítico latinoamericano requiere una revisiónradical del canon y de las metodologías críticas, no con unafán arqueológico, sino ético-político-cultural.

Entonces, la pregunta para la crítica del futuro es ¿Quéautores devienen clásicos? De antemano sabemos que larespuesta no es la genialidad ni la literaturiedad de susobras. Mariaca propone que, para definir nuevamente lecanon se debería acudir a los académicos cuyo juiciogarantice la presencia de los discursosmarginales ,explotados, subordinados, de donde debieranresultar cánones de segundo orden (menores en la jergaDeleuze-Guattari) que satisfagan los derechos de losoprimidos.

Hasta el momento, la academia latinoamericana no ha dadouna respuesta democrática a esa pregunta. Se basa en laidea de la literatura culta. Sin embargo, últimamente se ha

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tratado de determinar la política cultural que ha situado alos autores respecto del canon.

Ahora bien, para incorporar la metodología y la políticahay que tener en cuenta la historia concreta de cómo se hanproducido los textos y en qué condiciones: cómo, quién,cuándo se lee. Por ejemplo, cuando el analfabetismo es unacondición generalizada, el texto literario se distribuyemuy desigualmente. Por lo tanto, se puede observar respectodel canon que es efecto de un supuesto restrictivo de laacademia seguido del juicio universitario de autoridad yque se forma como distribución de conocimiento discursivo através de la escuela y que, por lo tanto, manejando estasvariables pragmáticas se puede definir políticas culturalesque abran la puerta a la entrada del canon.

Además, el canon supone sistemas o metanarrativasorganizadas por los intelectuales literarios que tantocomparten modalidades modernas europeas (académicas,escolares, universitarias, massmediáticas) como se radicanen la oposición y diferenciación de la palabra colonial yneocolonial.

Por lo tanto, la crítica latinoamericana comparte la figurade la crisis de la crítica como retórica de entrada, dedonde puede derivar tanto hacia la teoría de lafragmentación como a la fundamentación del nacionalismohispanoamericano.

Es cierto que últimamente se tiende a leer la literaturacomo construcción imaginaria de lo nacional en función deun aparato de ficciones culturales. Sin embargo, losmejores críticos evitan los excesos de esa tendencia yoptan por reformularla con criterios globales y regionales,suponiendo que la alteridad no es ontológica, sinohistórica y que la cultura es permeable, una zona decontrol o resistencia, un territorio de lucha por lahegemonía representacional.

Así la identidad de la alteridad provoca una crisis delmodelo metropolitano dejando de concebirse como unsuplemento subalterno colonial para proponerse como un

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articulación culturalmente subversiva, ya que, en la guerrade las relaciones discursivas, deja de representarse a símisma en posición periférica para situarse en la relaciónde región a región en la lucha por la hegemonía de larepresentación.

Según este cambio, la identidad alterna dejaría de ser unsuplemento invisible de sí mismo para convertirse en unsujeto autocrítico de su propia tradición de acuerdo a laestrategia de su representación como diferencia yantagonismo, se convertiría en un representante de supropia alteridad y hará imposible toda posición demonopolio.

Por todo ello se destaca como propiedad de la obra de loscríticos literarios latinoamericanos el dialogismo que esuna conversación educativa o debate teórico entre ellos,con corrientes teóricas y con textos literariosextranjeros. Su manifestación son las citas y lasmenciones, explícitas o encubiertas. Además, en estasmenciones ocurre una suerte de retorno de lo reprimido que através de la investigación historiográfica rescata para elimaginario lo borrado por la memoria, Así, la literaturadialoga con la colonia, los colonizadores y las utopías quese han construido, dando a la regionalizad cultural unaarticulación opositiva de acuerdo a la hipótesis de laexcentricidad de todas las posiciones.

Entonces será posible la rearticulación de la produccióncultural en lo específico y como resistencia a latotalización, poniendo junto al lugar histórico de AméricaLatina a la crítica como diálogo a través de la literaturapara que el poder de la palabra radique en suheterogeneidad concreta y no en su verdad teórica, Ellorequiere confiar en el poder de la palabra y suscontradicciones como fundadora y colonizadora de nuestrarealidad discursiva.

De acuerdo a estas condiciones, ya no habrá solo lecturas,cánones e instituciones, sino que surgirán lectores,comunidades interpretativas que democratizarán la culturalatinoamericana. La palabra dejaría de ser instrumento de

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autoridad para convertirse en mecanismo ético; gracias a laduda, la polémica será la forma de ser del ensayo crítico;la literatura logrará, a partir de su autodescubrimientocolonial, la invención libertaria.

f. el aporte de Ángel Rama

Este autor es uno de los representantes de la madurez de lacrítica latinoamericana, por cuanto hay en su obra unaapropiación de la lógica cultural, lo que le lleva a dudarmetódicamente sobre su propia representatividad comointelectual latinoamericano. De acuerdo a ello, su granobjetivo es la refundación del canon establecido por laprimera generación de críticos, por lo que modificasustancialmente su conducta teórica y metodológica con elobjetivo de fundar un canon transparente, es decir, uncanon que incluye la delación de sus omisiones y laratificación de sus preferencias en una actividad dehigiene intelectual.

Según Mariaca, La ciudad letrada de Rama es una reflexión sobrela historia del intelectual latinoamericano desde laperspectiva de la modernidad. Según ella, laburocratización de los intelectuales no corresponde sólo ala función administrativa, sino también a la direcciónideológica. Por ello, enfatiza la relativa autonomíacrítica que alcanzan los intelectuales por medio de laconstrucción de sus instituciones y el servicio letradoque ofrece al Estado via educación, periodismo, diplomacia.Ellos son sancionados por la creciente clase media, quecuestionará la propiedad privada de la letra y ensancharásu ejercicio en la base social.

Por lo tanto, si bien es cierto que el uso de la palabrasurge como accesorio de una política de modernidad nacionalque a la vez es un apéndice de la expansión imperial delcapital, su ejercicio la obliga a ser un recursoprioritario contra el imperio de su hegemonía (pg. 45) yconformarse como crítica de la representatividad del canonestablecido y la legitimidad de los intelectuales que lohan producido, Ello es coherente con la tesis detransculturación narrativa en América Latina en que propone lo que

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Mariaca llama una Modernidad Híbrida. Según ésta, lamodernidad y la identidad cultural no son necesariamenteincompatibles. Por esto

La única posibilidad de supervivencia cultural para AméricaLatina radica en transculturarse “sin renunciar al alma, comohabría dicho Arguedas.” (Pg. 46)

Para lograr tal objetivo, debe cumplir con dos condiciones:primero, metodológicamente caracterizarse como unaparticular perspectiva lingüística regional dentro de unsistema narrativo moderno para que la ampliación del canontenga argumentos suficientes; segundo, como horizonte detrabajo, proyectar la literatura latinoamericana comocomponente fundamental del discurso de la transculturacióny de la modernidad.

En ese horizonte de trabajo, los recursos discursivoslatinoamericanos deben controlar el aparato de la razónmoderna no para civilizarnos sino para hacernos legibles anosotros mismos. Revertir el movimiento homogeneizadornacional a través de la explicitación de las omisiones,exclusiones y excesos que llevaron a la cancelación de lasalteridades que ejercían como tales más allá de la pluralidaddemocrática. Así caerá en cuestión la homogeneización y laasepsia del canon literario que subsume la oralidad en laescritura en consonancia con la urbanización de la culturay surge por lo tanto la necesidad de su ampliación paraevitar la museificación de la oralidad.

Mariaca observa que, en esta instancia, Rama critica elaspecto político de la selección del canon y que, sinembargo, la elogia y manifiesta fe en la literatura. Élexplica esta circunstancia con tres argumentos: ha sido laliteratura quien ha conseguido la singularidad cultural dela región; la escritura contemporánea no tiene alteridadpolítica, es ineludible; por último, es un reconocimientoal poder del canon, pues lo considera representativo de lomejor de la cultura latinoamericana. Por lo tanto, al creeren la literatura, tiene derecho a juzgarla y aspira agobernarla para hacerla avanzar hacia su gran objetivo que

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es la unidad latinoamericana a través de la crítica de sumodernidad y a partir de su propio legado.

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