Arequipa a través del tiempo. Política, cultura y sociedad

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POLÍTICA, CULTURA Y SOCIEDAD

CENTRO DE ESTUDIOS AREQUIPEÑOS

AREQUIPA A TRAVÉS DEL TIEMPO

UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN

Álvaro Espinoza de la BordaFernando Calderón Valenzuela

Lorenzo W. Tacca Quispe

AREQUIPA 2008

Editores

AREQUIPA A TRAVÉS DEL TIEMPOPOLÍTICA, CULTURA Y SOCIEDAD EN AREQUIPA

© Álvaro Espinoza de la Borda Fernando Calderón Valenzuela Lorenzo W. Tacca Quispe

CENTRO DE ESTUDIOS AREQUIPEÑOSUNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN AGUSTÍN

Diseño y diagramación: Lorenzo W. Tacca Quispe

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perúbajo el Nºjjom,l

Impreso en Arequipa2008, diciembre

Los derechos del autor están reservados y registrados de acuerdo a las leyes peruanas e internacionales. El Centro de Estudios Arequipeños se reserva el derecho de selección de los artículos. Las opiniones vertidas en ellos son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

Prohibida la reproducción parcial o total del texto y de las características y elementos gráficos de este libro. Ningún párrafo o ilustración de esta edición puede ser reproducido, copiado o transmitido sin autorización expresa, y por escrito, de los editores.

Serie: Historia de Arequipa

Fernando
Máquina de escribir
2008-15534
Fernando
Rectángulo

INDICE

INTRODUCCIÓN 5

ARTE RUPESTRE EN AREQUIPA: EL ARTE MOBILIAR RUPESTRE DEL PUEBLO DE YURA VIEJOLorenzo W. Tacca Quispe.................................................................11

REFLEXIONES ACERCA DEL PROCESO CULTURAL Y LEGITIMIZACIÓN INCA EN AREQUIPA Augusto Cardona Rosas...................................................................31

REPENSANDO LA REBELIÓN DE LOS PASQUINESVíctor Condori.................................................................................49

LA TRANSFORMACIÓN DEL LA REAL HACIENDA PERUANA BAJO LOS BORBONES: EL CASO DE AREQUIPAKendall Brown................................................................................77

MANEJANDO LA PLUMA PARA MEJOR SERVIR LA CAUSA DE DIOS. LOS ESCRITORES RECOLETOS DE AREQUIPAÁlvaro Espinoza de la Borda..........................................................101

PODER Y CONFLICTO EN EL PRIMER PERIÓDICO DE AREQUIPA. “LA PRIMAVERA DE AREQUIPA” 1825Fernando Calderón Valenzuela......................................................151

Nota sobre los autores 167

Publicaciones Centro de Estudios Arequipeños 169

INTRODUCCIÓN

La palabra Arequipa posee un inestimable significado histórico. No sólo se r efiere a un espacio geográfico determinado, sea ésta una región, una provincia, o una localidad, contiene también imágenes construidas a lo largo del tiempo, que le otorgan singularidades frente a otros espacios; pero, a la vez, entre sus significados históricos encontraremos elementos que la vincularán con los grandes procesos e incorporarán a las grandes estructuras sociales en las que el ser humano se ha desarrollado.

Estas diferentes y variadas imágenes que tenemos sobre Arequipa, han sido construidas gracias al conocimiento histórico, a la literatura, al periodismo, al arte, a la religión y a todas aquellas referencias que han representado a la ciudad, a la provincia y a la región; a la relación entre sus miembros y con otras comunidades; cada actuación, cada palabra y cada pintura producida en o sobre Arequipa hace más abundante el significado histórico de ésta, y proporciona, a quienes la estudiamos, mayor número de elementos para comprenderla e interpretarla.

Aunque no es nuestra intención abarcar todos estos significados en los textos que conforman este volumen, pretendemos sí, mostrar como se han ido construyendo las diferentes representaciones que sobre Arequipa existen y que a través del tiempo adquieren diferentes connotaciones.

Cada generación produce su propia forma de interpretar la realidad, pero no olvidemos que este nuevo producto está sustentado en antiguas formas de hacer la historia, ¿no sería más interesante ver las distancias y cercanías, en diferentes textos, a manera de diálogo intergeneracional? Asimismo, cada generación busca sus propios temas, plantea su propia nomenclatura, prioriza, arbitrariamente, sus propios periodos de tiempo, pero cualquiera fuese su elección, vivirá obsesionada por entender, explicar y acercarse a la realidad humana que es su objeto de estudio.

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Entonces, serán estos dos puntos los que vinculan el presente volumen: la historia de Arequipa vista a través de diferentes periodos, perspectivas, temáticas y generaciones de investigadores. Aunque, aparentemente, es más lo que separa de lo que une, este libro tendrá en Arequipa su eje, el leitmotiv de la obra, y la historia, en el sentido más amplio de la palabra, como el “plano” con el cual nos acercamos a ese eje.

“Arequipa a través del tiempo” busca mostrarnos estas diferentes imágenes e interpretaciones realizadas por un grupo variado de investigadores, mostrando así diversas formas en las que cada uno asume su labor intelectual. Este libro pretende, precisamente, mostrarnos a través de un conjunto de estudios, un acercamiento a algunas de esas imágenes formadas en distintos momentos.

El presente volumen es producto de varias discusiones, entre quienes lo editamos, sobre la necesidad de difundir recientes investigaciones históricas producidas sobre Arequipa, pero a la vez matizadas con trabajos que se encuentran dispersos. No fue sencillo reunir estos textos, pero recibimos alentadoras respuestas que, por cuestiones de espacio y de presupuesto, ameritarán futuras publicaciones.

La presencia humana en ese extenso espacio que es y fue Arequipa, data de miles de años. Se ha intentado por tanto incluir trabajos que se ocupen de las diferentes etapas de esa ocupación.

Sobre la estructura de la obra, debemos señalar que, ante la diversidad temática, privilegiamos la cronología como elemento organizador del libro, abarcando desde la época prehispánica hasta buena parte de la vida republicana en el siglo XX.

Los dos primeros textos giran en torno a la Arequipa prehispánica. El artículo de Lorenzo Tacca Quispe, sobre el Arte mobiliar rupestre de las lajas pintadas en el poblado de Yura Viejo, nos da nuevas luces acerca de este tipo de expresión religiosa andina que aparece en varios lugares de la región Arequipa; sin embargo, en este trabajo resaltan algunas particularidades de la zona investigada, tal es el caso del tamaño de las lajas, la forma en la que han sido colocadas o depositadas, su ubicación, etc.

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Augusto Cardona Rosas nos proporciona datos referidos al proceso cultural y de legitimización de los Incas en Arequipa. En primera instancia nos da alcances sobre el comportamiento de las sociedades de Wari y Tiwanaku en Arequipa, además de datos interesantes sobre las oscilaciones climáticas que afectaron a estos y otros pueblos prehispánicos. También abarca el proceso que se produjo en Arequipa, antes de la llegada de los Incas, para luego culminar con las formas de administración del Tahuantinsuyo en el valle de Arequipa, sosteniendo que su presencia implicó cambios, entre los que destacan los demográficos y religiosos, el primero se da por la llegada de grupos de mitimaes, y el segundo por la instauración de rituales oficiales en honor a las deidades incas. De otro lado nos hace notar la escasa presencia de la arquitectura cuzqueña en suelo arequipeño, la importancia del maíz, las piedras votivas.

El periodo colonial arequipeño será tratado en tres estudios, el primero de ellos, es el texto escrito por Víctor Condori, donde se ocupa de un viejo tema desarrollado por uno de los más conocidos historiadores arequipeños como fue don Guillermo Galdos Rodríguez y que precisamente denomina “Repensando la Rebelión de los Pasquines” en el que, empleando nuevos conceptos, interpretaciones y documentos; aporta significativamente en el conocimiento del origen del carácter turbulento arequipeño, al ser dicho movimiento el comienzo de la “saga” de las revoluciones de Arequipa, que le dieron fama de Ciudad Caudillo. El objetivo del ensayo como dice su autor, es revisar, a través de diferentes estudios, los factores que llevaron a una ciudad colonial notoriamente “fidelista” a levantarse contra un conjunto de reformas introducidas por la corona española a fines del siglo XVIII y a su vez, repensar sobre la imagen tradicional que se tiene de esta revuelta urbana, vista tan solo como el rechazo de una élite egoísta, encubierta por una plebe manipulada y ajena a cualquier tipo de interés. Cuestionando, finalmente, el carácter prerrevolucionario y precursor de la misma.

Por su parte, el segundo trabajo, escrito por el doctor Kendall Brown, titulado “La transformación de la real hacienda peruana bajo los Borbones: el caso de Arequipa”, trata, desde la perspectiva de la historia económica, de cómo los cambios fiscales producidos bajo el gobierno de los borbones, a fines del siglo XVIII, en un momento

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significará el aumento en la recaudación, pero que será utilizada para la manutención de la burocracia colonial afincada en la capital del virreinato, sin que produzca beneficios a la ciudad arequipeña. El autor propone que, la corona española prefirió implantar impuestos indirectos ante la resistencia violenta a impuestos universales-directos, logrando de esta manera mantener el control de la corona, pero impidiendo los cambios estructurales que permitiesen desafiar, en palabras del autor, los “perjuicios sociales y culturales de la colonia”.

Álvaro Espinoza de la Borda se ocupa de una serie de religiosos que, tanto en la época colonial como republicana, se preocuparon por dejar una serie de escritos de la más variada índole que titula sugestivamente “Manejando la pluma para mejor servir la causa de Dios: Escritores recoletos de Arequipa”; donde busca revalorar la labor desarrollada por los frailes de la Recolección de San Jenaro que desde mediados del siglo XVII, hasta la actualidad, han forjado la imagen de “Arequipa la Roma del Perú”, que se debe precisamente al accionar de consagrados y laicos, dentro de los que esa comunidad religiosa mucho ha tenido que ver. Sostiene el autor que dentro de la historia de Arequipa, destaca la obra desarrollada por la Iglesia para la conformación de su identidad; siendo los conventos, particularmente el de La Recoleta, en sus diferentes momentos, que además de la oración, penitencia y recogimiento; aportaron de manera muy significativa a la actividad cultural no solo de la ciudad sino de la región e incluso del país, que ha generado precisamente esa representación mencionada, con la vida y los escritos de virtuosos y cultos religiosos franciscanos de los que no pocos fueron escritores.

Aunque, gracias a Jorge Basadre, quien en su libro “La Multitud, la ciudad y el campo en la historia del Perú” señalara que Arequipa debe de ser considerada la ciudad republicana por excelencia, así como Cusco y Lima representan la época Inca y Colonial respectivamente; los trabajos antes mencionados pretenden mostrar la riqueza social pre republicana de Arequipa, motivo por el cual hemos privilegiado estos cortes temporales; pero no queriendo descuidar los inicios republicanos, publicamos, por último, el texto escrito por Fernando Calderón Valenzuela sobre el conflicto por el control del primer periódico publicado en la ciudad de Arequipa en 1825, llamado “La 8

Primavera de Arequipa o Mañanas de su Independencia”, en este trabajo se muestra el importante papel desempeñado por el periodismo a inicios de la república en el juego político; siendo tribuna de difusión de diferentes ideas y espacio para el debate entre los distintos proyectos políticos, aunque ésta fue una empresa personalista, pero a la vez localista, como se puede ver a través de la prensa regional, en este caso la prensa arequipeña que pugnaba por una porción del nuevo espacio político nacional peruano.

Así, a través de seis trabajos que estudian coyunturas y procesos sobre la política, la cultura y la sociedad arequipeña, intentamos incrementar y enriquecer el significado histórico de Arequipa. Pensar, tanto la región como la ciudad, el poder central y el poder local, las representaciones que sus miembros hacen de ella misma, así como las imágenes que otros han elaborado de ella, son algunos elementos que los lectores podrán encontrar en estas páginas. Somos concientes de las limitaciones que una obra, como la que aquí planteamos presenta, pero esperamos que los textos publicados puedan reiniciar el debate historiográfico sobre Arequipa, que algunos abismos generacionales han obligado a olvidar.

Arequipa, diciembre del 2008

Los editores.

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ARTE RUPESTRE EN AREQUIPA:EL ARTE MOBILIAR RUPESTRE DEL PUEBLO DE YURA

VIEJO

Lorenzo W. Tacca Quispe

El Arte Rupestre, en sus distintas modalidades, está distribuido por todo el mundo; sin embargo, el departamento de Arequipa, a diferencia de otras regiones o países, tiene la particularidad de poseer, en su territorio, las cuatro formas en las que este tipo de arte se expresa. Si se hace un estudio más local, es decir, si únicamente se investiga en la provincia-capital (también llamada Arequipa) los resultados, a su vez, serán los mismos. De las cuatro modalidades rupestres que se puede ubicar en esta provincia, una de las que escasa investigación y atención recibe es el arte mobiliar rupestre, es por ello que este trabajo apunta a dar alcances sobre un lugar que es especial por varias razones: los restos de lajas pintadas del pueblo de Yura Viejo, el cual es un sitio aún no investigado a diferencia de la zona arqueológica y cementerio de Yahuarpampa o Machoyurac, lugar que se encuentra frente a este poblado. EL ARTE RUPESTRE

En términos sencillos se puede definir al Arte Rupestre como el conjunto de representaciones que han sido efectuadas (con diversas técnicas), en piedras, superficies naturales de paredes rocosas, grandes áreas de terreno (pampas, montes, etc.) e incluso pequeños fragmentos u objetos de cerámica.

1Este tipo de arte se divide en cuatro modalidades :

a) Pinturas Rupestresb) Geoglifosc) Arte Mobiliar Rupestre yD) Petroglifos

__________1 Para mayor información ver: Núñez 1986; Linares 1973 y Tacca 2008.

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EL ARTE MOBILIAR RUPESTRE

Llamado también arte mueble, portátil o miniatura, se caracteriza porque se puede trasladar, ello debido a que las representaciones han sido efectuadas en piedras, cantos rodados, tejas y trozos de cerámica que son pequeños y por lo tanto se pueden llevar de un lugar a otro.

En este tipo de arte, por lo general, los diseños son pintados (con diferentes técnicas), aunque hay algunos ejemplares que han sido labrados mediante el rayado y la percusión. Aunque hay indicios de la existencia de esta modalidad rupestre en Tacna y Moquegua, su presencia está generalizada en el departamento de Arequipa, sobre todo en las provincias de Condesuyos, Castilla, Camaná, La Unión y Caylloma. En la provincia de Arequipa se ha ubicado lugares con arte mueble en los distritos de Santa Isabel de Siguas, San Juan de Siguas, Vitor y Yura.

ANTECEDENTES Y LUGARES ASOCIADOS

Aún no se han efectuado investigaciones en el sitio; sin embargo, en las cercanías, en el centro arqueológico “Machoyurac” o “Yahuarpampa”, que es un cementerio prehispánico, diversos

2investigadores han logrado ubicar gran cantidad de restos de lajas pintadas, la mayoría tirada en el suelo, y en malas condiciones, ello debido a la acción de saqueadores o “huaqueros”. Es importante señalar que estás lajas, de las cuales se hará un pequeño informe en las siguientes líneas, tiene una relación directa con las encontradas en el pueblo mismo de Yura Viejo, que es nuestra zona de investigación. Aparte de este lugar, otro sitio asociado es la ciudadela y cementerio del cerro Hualhuani, el cual se encuentra en una de las cimas de esta mole natural ubicada en la margen derecha del río Yura.

Aunque no guardan relación directa, hay que nombrar la existencia de las pinturas rupestres de Puntillo y otros abrigos, cuevas y

3campamentos líticos que corresponden al periodo arcaico y que se ubican a más de dos horas de camino, hacia el norte, en las cercanías del río Yura.

__________2 Consultar a Linares 1990 y Farón-Bartels 20073 Ver Chávez 1989

Lorenzo Tacca Quispe

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El arte mobiliar rupestre del pueblo de Yura Viejo

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Foto 1- Vista de la zona arqueológica de Machoyurac.

Foto 2 - Las tumbas de este lugar están “techadas” con piedra laja de gran tamaño.

Foto 3 - Recinto funerario de planta circular que ha sido totalmente saqueado.

Foto 4, 5, 6 y 7 - Es abundante la cantidad de fragmentos de cerámica que se encuentra dispersa en Machoyurac, solo algunos presentan decoración que corresponde al periodo intermedio tardío

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Fotos 8 al 15 - Ejemplares de arte mobiliar rupestre de Machoyurac, los cuales tienen un tamaño que no excede los 12 centímetros, están asociados a ritos de caracter funerario.

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Lorenzo Tacca Quispe

RESTOS DE “MACHOYURAC” O “YAHUARPAMPA”

Este lugar se halla a 10 minutos, a pie, del pueblo de Yura Viejo, es un cerro por cuya ladera derecha se ha trazado la carretera que conecta a este pueblo con los famosos “Baños” o aguas termales de Yura y de allí la ruta se conecta con Arequipa ciudad.

Machoyurac, (en quechua significa viejo blanco) o Yahuarpampa (significa pampa de sangre o pampa sangrienta) es un sitio arqueológico que sobresale por la gran cantidad de tumbas prehispánicas que posee, la mayoría tenía como “techo” una gran piedra laja, y eran de planta ovalada revestidas de piedra, casi todas han sido “huaqueadas” (ver fotos 1,2 y 3), al efectuar esta negativa labor, los saqueadores han dejado desperdigadas por toda el área gran número de lajas con diversas representaciones (ver fotos 8 al 15), sobre todo geométricas (líneas delgadas y gruesas, círculos, diseños ovalados, etc.) y escasos motivos zoomorfos, en la prospección efectuada no hemos logrado ubicar diseños antropomorfos. Lamentablemente la mayoría de las lajas pintadas, al estar expuestas a la intemperie está en mal estado, pues han perdido el pigmento que las ornamentaba y, lo más importante, no permiten saber su ubicación exacta (dentro de las tumbas o fuera de ellas), su disposición u orden en las que se encontraban y el posible contenido u ofrenda que acompañaba a las lajas.

Los colores, diseños, tamaño y técnica son prácticamente los mismos que han sido empleados en los ejemplares encontrados en el pueblo de Yura Viejo”, características que se describirán más adelante.

También, en Machoyurac, hay un gran número de fragmentos de cerámica, generalmente son rústicos y sin decoración alguna, solo unos cuantos pedazos tienen ornamentación de color negro con base o engobe de color rojo (ver fotos 4, 5, 6 y 7) . Es obvio que los mejores ceramios han sido saqueados.

Tanto los restos funerarios como la cerámica tienen características que permiten identificar a esta zona como perteneciente al horizonte medio y al periodo intermedio tardío.

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El arte mobiliar rupestre del pueblo de Yura Viejo

ARTE MOBILIAR RUPESTRE DEL PUEBLO DE YURA VIEJO

UBICACIÓN

El lugar se halla en la zona noroeste de la ciudad de Arequipa, a una hora con 15 minutos aproximadamente (en vehículo motorizado), en el distrito de Yura, la vía está asfaltada hasta el lugar donde se encuentran los famosos baños termales y hotel de esta localidad, de allí en adelante la carretera está afirmada y une a los pueblos de Yura Viejo, Uyupampa y Quiscos.

El lugar donde se ha investigado se encuentra junto al pueblo de Yura Viejo, específicamente en todo el lado oeste y norte, áreas que rodean a la zona agrícola y que vienen a constituir la parte más alta de todo el pueblo, pues de allí es posible observar diferentes zonas como el río Yura, el Chachani, la zona arqueológica de Machoyurac, etc. Gran parte de este lugar ha sido convertido en una pequeña cantera de piedra volcánica negra que se extrae en grandes bloques para ser comercializada como ornamento de jardines domésticos (sobre todo de cactus).

Lo más probable es que las viviendas, la iglesia y demás construcciones civiles se hayan erigido sobre el lugar donde se encontraban las muestras rupestres, pues varios pobladores han indicado que desde tiempos antiguos sus padres y demás antepasados siempre encontraban lajas pintadas cuando excavaban (para construir sus casas, canales de regadío, etc.) en cualquier zona del pueblo.

MATERIAL DE SOPORTE

El tipo de roca en donde se han realizado los diseños es la llamada piedra laja, una roca sedimentaria que geológicamente se denomina como arenisca cuarcítica, este tipo de roca está depositada en estratos centimétricos (las capas son delgadas, es decir que cada estrato tiene uno o algunos centímetros de grosor).

La piedra laja se encuentra en grandes cantidades en el distrito de Yura, tanto así que es uno de los emblemas de este pueblo. Lo que llama la 16

Lorenzo Tacca Quispe

atención es que, a diferencia de zonas como Condesuyos o Castilla (valle de Majes), las piezas de laja pintada son pequeñas, mientras que en los lugares antes mencionados los ejemplares rupestres miden entre 30 y 40 centímetros de largo por similares medidas de ancho, las muestras de Yura Viejo, en su gran mayoría, no exceden los 20 cm. de tamaño; es más, el promedio de muestras fluctúa entre los 7 y 15 cm. de dimensión; incluso se han ubicado lajas de 2 y 3 cm. (ver fotos 16, 17 y 18). En cuanto al espesor o grosor de las lajas éstas varían entre los tres milímetros y los 2.5 cm.

La forma de las lajas, casi en su totalidad, ha sido obtenida mediante la técnica de la percusión, las piezas de mayor tamaño por lo general tienen los bordes ovalados y apariencia rectangular, en tanto que el resto (lajas medianas y pequeñas) tienen formas distintas y se nota que muchas de ellas no han sido labradas para darles un diseño en especial, al parecer se empleaban los pequeños trozos que eran producto del modelado y extracción de los ejemplares de laja de grandes dimensiones que eran utilizados para las diversas construcciones domésticas y para cubrir las tumbas.

La piedra laja, al ser un material plano y de dos caras, no necesitó que su superficie sea pulida, por lo que cualquier lado fue elegido para pintar los diseños rupestres.

PINTURA

Los pigmentos que se emplearon para efectuar las representaciones rupestres generalmente fueron de dos clases:

a) Procedencia mineral: son las que más aparecen en las lajas pintadas de Yura Viejo, se trata de arcillas, tizas y otros minerales que han sido molidos hasta tener la consistencia del polvo, lo más probable es que este material haya sido disuelto en agua para luego ser aplicado, a través de pinceles, o directamente con los dedos, en las lajas. Se apunta esto porque hay ausencia de fijadores, es por ello que la pintura de los ejemplares encontrados se desprende fácilmente.

En algunos casos se nota que estos pigmentos minerales no han 17

El arte mobiliar rupestre del pueblo de Yura Viejo

sido disueltos en agua, sino que se han aplicado directamente con pequeños fragmentos (terrones o trozos) de colores, el más empleado ha sido el de color rojo.

b) Procedencia orgánica: puede ser de origen animal y vegetal. Si es de origen zoomorfo, comúnmente se trata de sangre, cuando la procedencia es vegetal, la pintura suele presentar tonos trasparentes. Este tipo de pintura tiene mayor adherencia.

En algunos casos se nota que los pigmentos han sido mezclados con algún tipo de grasa para lograr que el tinte, sobre todo de origen mineral, se fije mejor en las lajas. Los colores que se ha logrado identificar son los siguientes:

- Rojo: en sus diversas variedades (claro, oscuro, rosado, etc.) es el que mayor presencia tiene, tanto en representaciones geométricas, zoomorfas y antropomorfas.

- Verde: generalmente está en las lajas pequeñas y da forma a los diseños geométricos.

- Marrón: (oscuro y chocolate), su origen es orgánico y aparece en las diversas formas rupestres.

- Blanco: aunque su uso es frecuente, no se emplea para realizar imágenes de formas complejas, ni siquiera sencillas, sólo sirve de complemento, como pequeñas líneas y como puntos.

- Crema: no es muy utilizado, solo sirvió de complemento.

- Amarillo: este color era utilizado, sobre todo, para efectuar líneas o fajas delgadas y gruesas.

- Naranja: poco común, por lo general parece haber sido de origen

vegetal, en algunas lajas aparece como el borde de otros diseños, quizá con ánimo de resaltar la representación efectuada.

- Violeta o morado: tiene gran presencia en diseños geométricos,

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Lorenzo Tacca Quispe

TÉCNICAS

Son diversas las características que destacan en el arte mobiliar rupestre de Yura Viejo, entre las más importantes citamos las siguientes:

- La ejecución de los diseños se hacía en forma directa sobre las lajas, no se efectuaba o aplicaba ningún tipo de base o color de fondo.

- Los dibujos de este sitio son únicamente pintados, no hay imágenes hechas mediante técnicas de percusión, rayado o raspado.

- Las representaciones sólo se han efectuado en una de las caras de la piedra laja, nunca en ambos lados.

- Para realizar los diseños, se nota que se ha empleado elementos orgánicos que sirvieron como pinceles (probablemente pelos, raíces, plumas, etc.), son escasos los ejemplares rupestres en donde la pintura se ha aplicado con los dedos. También es poco común el uso de la técnica del estampado, solo aparece en algunas imágenes de círculos pequeños en los que posiblemente se han empleado carrizos.

ESTILOS DE LAS IMÁGENES

Para Núñez Jiménez (1986: 38) hay dos tipos de estilos que dominan en el arte rupestre, el naturalista y el abstracto.

a) Estilo Naturalista: cuando las imágenes o motivos que se ejecutan tienen un gran parecido, o en su defecto tratan de representar a un ser (zoomorfo, antropomorfo o fitomorfo) o escena manteniendo sus principales características, tal como son, o de la forma en que se suscitan; los dibujos pueden ser sencillos o complejos.

b) Estilo Abstracto: en esta modalidad es difícil determinar lo que un diseño rupestre trata de representar, por lo general son producto de la imaginación y se da cuando el estilo naturalista evoluciona y se hace esquemático; muchos de los motivos abstractos son considerados como representaciones geométricas.

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El arte mobiliar rupestre del pueblo de Yura Viejo

REPRESENTACIONES RUPESTRES

Las que más aparecen son las geométricas, las zoomorfas y las antropomorfas, en cuanto a los motivos fitomorfos, no se han encontrado muestras de estos diseños. Al ser pequeños, los ejemplares del arte mobiliar rupestre de Yura Viejo, por lo general, contienen una sola figura (sobre todo cuando se trata de imágenes de animales y personas).

a) Representaciones Geométricas: su presencia es abundante, aunque no hay una gran variedad de formas, resaltan elementos sencillos como líneas rectas, círculos, cuadrados, cuadrículas, puntos; también destacan las fajas, las lajas con diseño ajedrezado o con semejanza a un damero, líneas radiales que no llegan al centro, etc. En este rubro también están consideradas las figuras que tienen similitud con estrellas o soles.

b) Representaciones zoomorfas: son las que tienen forma de animales, sobresalen los camélidos sudamericanos como llamas y otros de cuerpo grueso, probablemente se trate de alpacas. No se ha encontrado la presencia de otros seres como serpientes, aves y felinos.

c) Representaciones antropomorfas: hay diseños de personas sumamente sencillos, no presentan detalles como rasgos faciales, ropa, etc. En cuanto a su postura, suelen estar con los brazos separados del cuerpo, en algunos casos los brazos están elevados.

FORMAS DE LA COLOCACIÓN DE LAS LAJAS

Son dos las formas en las que se han dispuesto o colocado las lajas pintadas de Yura:

a) Enterradas en forma directa: cuando no hay ningún recipiente que contenga las muestras rupestres, esta situación es la que más se da en Yura Viejo, las lajas están cubiertas por tierra a una profundidad que fluctúa entre los 15 y 30 centímetros.

Cuando los ejemplares son grandes no tienen decoración o diseños zoomorfos o antropomorfos, únicamente contienen

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Lorenzo Tacca Quispe

representaciones geométricas; además, las lajas siempre aparecen en grupos de tres y uno sobre otro (ver fotos 19, 20 y 21), el que se encuentra en la parte superior presenta la cara pintada hacia arriba, mientras que los otros dos han sido colocados a manera de emparedado, con la superficie pigmentada que se mira una con la otra, cabe destacar que entre ambas lajas se ha puesto una especie de ofrenda, al parecer un cierto tipo de vegetales, raíces y minerales (de color gris y blanco) que a causa de la humedad se han descompuesto, haciendo muy difícil su identificación, lo que si es claro es la ausencia de placas de cobre u oro, ello lo pudimos comprobar en la prospección, además de consultar a los pobladores y niños que en sus diversos quehaceres se han topado con los ejemplares rupestres, quizá por ello los lugareños no les toman la importancia debida y el lugar no ha sido saqueado.

Cuando los ejemplares son medianos, sí presentan diseños de diverso tipo. Las muestras están colocadas una sobre otra en grupos de dos, tres, cuatro y hasta cinco lajas; la que se encuentra arriba siempre da la superficie con pintura hacia arriba, el resto es colocado cara a cara con ofrenda de igual tipo que las encontradas en los ejemplares grandes.

b) Enterradas en estancias de laja: una característica especial del arte mobiliar de Yura Viejo es esta forma de enterramiento en pequeños recintos de piedra laja (ver fotos 22 al 26) los cuales están sepultados a 20 o 30 centímetros del suelo, se ha logrado ubicar varios de estos pequeños receptáculos hechos con seis piezas de laja con tamaños de entre 30 y 50 centímetros, colocadas a manera de cajas, con cuatro paredes verticales, un piso y un techo. Ninguna de las piedras que conforman el “cajón” ha sido decorada.

Dentro de estas estancias se han colocado varios grupos de pequeñas lajas, en algunas hay tres, cuatro y hasta cinco conjuntos que contienen un número parecido de lajitas con representaciones de llamitas y diseños geométricos. Estos grupos de ejemplares rupestres aparecen distribuidos en distintos puntos del recinto pétreo y han sido cubiertos con tierra, ello permitió que varias

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El arte mobiliar rupestre del pueblo de Yura Viejo

lajas pintadas se malograran, tanto los pigmentos como las ofrendas que contenían, cuando el agua de las lluvias ingresó al receptáculo que las acogía.

Cabe apuntar que ningún grupo de lajas que se han logrado ubicar presenta algún tipo de envoltura, como si sucede en otras zonas (atadas con cuerdas, o cubiertas con hojas, etc.). Las ofrendas son similares en todos los casos, algo destacable es que en varias lajas se puede observar que se han esparcido o “tinkado” gotas de un líquido mezclado con algún tipo de mineral semitransparente, ello se puede apreciar si se observa cuidadosamente en la mayoría de los ejemplares rupestres que se han ubicado intactos hasta hoy.

Es importante señalar que no hay restos asociados directamente, no hemos encontrado tumbas, cerámica u otros utensilios, cosa que si sucede en lugares como Machoyurac, Lluclla (en Siguas), etc.

ESTADO DE CONSERVACIÓN

Salvo los restos que aún deben encontrarse enterrados, el lugar corre peligro de desaparecer, ello debido al avance de la urbanización del pueblo de Yura Viejo. La existencia de la vía que une este pueblo con algunas minas de laja que se encuentran en la margen derecha, cerca al río Yura y la presencia de extractores de piedra negra volcánica ya han destruido infinidad de ejemplares de arte mobiliar y continúan haciéndolo, por lo que urge elaborar un plan de conservación del lugar.

A ello se suma la presencia de humedad (en verano) que acelera la descomposición de las lajas; aunque el suelo es seco la infiltración del agua de lluvia está causando estragos en los ejemplares expuestos a la intemperie y en los que aún están intactos. Los niños, aunque inocentes, también contribuyen a la destrucción y depredación de las lajas pues muchas veces, en sus ratos de tiempo libre, se dedican a jugar “excavando” para encontrar, según ellos, “figuritas en las piedras”, es obvio que una vez que culminan su juego dejan las lajas dispersas en el suelo. Este es un problema de desconocimiento y de educación que se puede remediar fácilmente. 22

Lorenzo Tacca Quispe

ORIGEN Y FUNCIÓN

En cuanto al origen, es difícil determinar con exactitud, la antigüedad de sus realizadores; sin embargo, es sabido que la influencia Wari llegó a Yura a través de rasgos regionales propios que se conoce como el patrón local o tradición cultural de Chuquibamba, ello se aprecia en los restos de cerámica y construcciones encontradas en Machoyurac y Hualhuani. Yura Viejo de hecho que no escapa a este patrón cultural; según Galdos Rodríguez (1992) Yura, antes de la llegada de los españoles, estaba habitada por los Kuntis de Cabana, los cuales tenían su centro en el valle del Colca y también tenían posesiones en Siguas y Vitor, lugares donde también se ha ubicado arte mobiliar similar al encontrado en Yura Viejo.

En cuanto a la función que cumplieron las lajas pintadas, se puede afirmar que tuvieron una connotación religiosa, al parecer Yura Viejo era un centro ceremonial que permitía una comunicación (para elevar plegarias y pedidos, sobre todo de fecundidad del ganado y para que no se produzcan sequías) más accesible con diferentes deidades andinas de carácter local, se ha llegado a esta conclusión porque desde el lugar en donde se encuentran las lajas se pueden apreciar zonas de gran interés (fotos 27 al 31) como los apus Chachani y Nocarane, el río Yura (que estaría vinculado con el culto al agua), la zona arqueológica de Machoyurac, el gigantesco cerro de Hualhuani y, finalmente, los andenes de Yura Viejo y Ccaipata.

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AGRADECIMIENTOSEn la prospección de campo se contó con el apoyo desinteresado de José Ccorimanya Condori, cuya ayuda siempre es decisiva.

Este trabajo difícilmente se hubiera efectuado de no ser por los informes, de la existencia de las lajas, por parte de Junior R. Bernaola Álvarez. También ayudó Adrián Carpio Álvarez.

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El arte mobiliar rupestre del pueblo de Yura Viejo

BIBLIOGRAFÍA

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El arte mobiliar rupestre del pueblo de Yura Viejo

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Foto 16 - Pequeño ejemplar de Yura Viejo.

Foto 17 - Laja de tamaño mediano con diseños circulares.

Foto 18 - Muestra de arte mobiliar rupestre de tamaño grande en Yura Viejo.

Foto 19 - Grupo de 3 lajas enterradas directamente cerca de la superficie.

Foto 20 - El ejemplar de la parte superior muestra la cara pintada hacia arriba.

Foto 21 - Las otras dos lajas que estaban cara a cara contenían ofrenda.

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Foto 22 - Estancia de laja donde fueron depositados 4 grupos de pequeñas lajas pintadas.

Foto 23, 24 y 26 - Tres grupos de arte mobiliar, con cuatro e j e m p l a r e s c a d a u n o , encontrados dentro de la “caja”.

Foto 25 - Cuarto grupo de lajas ubicado en la parte superior.

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El arte mobiliar rupestre del pueblo de Yura Viejo

Foto 27 - Vista del cerro Hualhuani que en una de sus cimas alberga una pequeña ciudadela prehispánica.

Foto 28 - Yura Viejo es un lugar privilegiado desde donde se pueden apreciar a los apus del Nocarane (izquierda) y el Chachani (derecha).

Foto 29 - En primer plano se puede observar parte de la andenería del pueblo de Yura Viejo, al fondo está el cerro (cortado por la carretera) que alberga la zona arqueológica de Machoyurac.

Foto 30 - En el lado oeste del pueblo se encuentran los andenes de Ccaipata.

Foto 31 - El río Yura también se puede ver desde el lugar donde están las lajas pintadas.

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REFLEXIONES ACERCA DEL PROCESO CULTURAL Y LEGITIMIZACIÓN INCA EN AREQUIPA

Augusto Cardona Rosas

Hacia el año 700 después de Cristo en el valle de Arequipa confluyen contactos culturales con antecedentes que se remontan a periodos más antiguos, locales y procedentes del altiplano puneño, de la costa y sierra central andina. Estos contactos son estimulados por el éxito de la consolidación de los estados andinos, el crecimiento poblacional generado por eficientes sistemas de producción agrícola y ganadera, el acceso a los recursos de manera diversificada y una sólida cimentación ideológica.

En este panorama Tiwanaku y Wari establecen un intenso sistema de intercambio, fundan poblaciones que producen y acopian productos, establecen caravanas, facilitan las relaciones intergrupales y propician el flujo de íconos o símbolos, que representarán la escena cultural panandina durante los próximos 300 a 400 años.

La aplicación de nuevas tecnologías productivas y controles administrativos vinieron acompañados de crecientes requerimientos agrícolas, ideológicos e identidades iconográficas que facilitaron la adquisición de derechos sobre las tierras y sobre los cultivos, finalmente, el prestigio alcanzado permitió la permeabilidad y aceptación ideológica de las comunidades.

El paisaje geográfico cultural WariTiwanaku en Arequipa, segmenta a la región en dos subregiones. La primera denominada Sub Región Norte de los Valles Occidentales (De La Vera 1996); que se extiende a través de los valles norteños hasta el valle de Siguas y la segunda Sub Región que se extiende entre los valles de la sección Sur, teniendo como límite el valle de Tambo. Un área intermedia de transición, se encuentra entre los valles de Vitor-Chili, que es una zona donde confluyen Tiwanaku y Wari, sociedades que se organizan en torno a poblaciones agrícolas permanentes y semi permanentes. En la sub

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cuenca del río Mollebaya, Chili y Vítor se encuentran una serie de aldeas y “tambos”, que son administrados por poblaciones Tiwanaku y Wari, los sitios como Corralones, Caihua y Millo por un lado y Sonqonata y Kasapatac en el otro extremo del valle, representan este proceso.

Los caminos prehispánicos, cimentados en el antiguo trajín de poblaciones aún más antiguas que Tiwanaku y Wari, son de suma importancia, siendo posible que la red vial, que posteriormente “implementó” el estado Inca, se encuentre basada en este antiguo sistema de caminos. Notemos además que la división de los “suyos” oficiales incas tenía un eje que pasaba entre el río Chili y el volcán Misti (Collasuyo y Kuntisuyo), hecho que no hace más que confirmar una especie de antiguo y tradicional “confín” o “frontera” conceptualizado en términos modernos, y que localmente conocemos como la “Chimba” y el “Colesuyo”.

La historia de las constantes oscilaciones climáticas tiene un antiguo registro geológico, en especial en capas sedimentarias que se encuentran a lo largo y ancho del territorio peruano. Los periodos en los que se acentúan lluvias y sequías son una constante y sabemos que han intervenido en el desarrollo de los patrones generales de las sociedades prehispánicas. Como por ejemplo, las oscilaciones climáticas medidas en el sedimento lacustre especialmente del lago Titicaca y en los depósitos de hielos “perpetuos” en el nevado Quelccaya (Cuzco), se han dado por lo menos desde el Arcaico Temprano, durante el desarrollo de la denominada cultura Vizcachani (Bouysse-Cassagne & Bouysse 1988), hace 10 mil años, época durante la cual el nivel del lago estaba por lo menos 5 metros sobre el nivel actual cubría un área de más de 43 mil km2, incluyendo los modernos lagos Poopo y Uru Uru. Un periodo de sequías progresivas se inició hace 8 mil 500 años y perduró, por lo menos, hasta el año 5 mil 500 antes de Cristo. El nivel del lago llegó 50 metros por debajo de su nivel actual, volviéndose endorreico y sus aguas un tanto saladas. Un tercer periodo muestra un mejoría en las condiciones hidrológicas las cuales eran más o menos fluctuantes, hacia los años 5 mil y 2 mil 500 antes de Cristo, los niveles del lago comienzan a elevarse, pero aún estaban 20 ó 30 metros más bajos que hoy en día. Un último evento

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se da entre los años 2500 antes de Cristo y 250 después de Cristo, acentuándose las lluvias y subiendo su nivel hasta unos 10 metros del nivel actual (Bouysse-Cassagne & Bouysse 1988), coincidiendo con la expansión Chavín y el apogeo de Pukara.

Por otra parte, las muestras de núcleos o columnas de sedimentos extraídos mediante perforación del nevado Quelccaya exponen los cambios climáticos de por lo menos los últimos mil 500 años, siendo notoria una fase de sequía entre los años 500 y 750 después de Cristo; una segunda fase de sequedad golpea con fuerza entre los años 1000 y 1100. Estos dos momentos marcan el surgimiento, desarrollo y decadencia de las sociedades Tiwanaku y Wari.

Otras investigaciones arqueológicas están exponiendo evidencias, que demuestran que a lo largo de la costa el fenómeno de El Niño ha

1influido en el normal desarrollo de las sociedades andinas.

La crisis climática afectó tanto a la periferia como al centro de las sociedades. La creciente insuficiencia de alimentos, pudo percibirse como la pérdida del prestigio de las esferas de poder político e ideológico, ocasionando el abandono de los principales centros religiosos y el colapso de los sistemas que permitían la integración del Estado.

El desgaste de la identidad estatal se reflejó en los asentamientos ubicados en los valles occidentales, propiciando la reorganización general de las sociedades. Al no existir enlaces centralizados administrativos políticos, religiosos y sus beneficios, las poblaciones se dividen y conforman agrupaciones de poblados o cacicazgos con jurisdicción en áreas fraccionadas o limitadas.

Las nuevas sociedades en el valle de Arequipa se organizan en torno a curacazgos y reciben una serie de nombres, pero se agrupan arqueológicamente bajo el nombre de Churajón. Entre la decadencia y reorganización de esta sociedad, se encuentran tres fases o etapas. Una de ellas es conocida como fase Kakallinka, otra como Churajón o Churajón Medio y la fase final es Churajón Tardío o Tres Cruces.__________1 [Kolata, 1993; Moseley, 1993; Moseley et al 1992, ms; Kaulicke, 1992; Useda, 1992, en Cardona 2002: 66].

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La primera fase se caracteriza por el establecimiento de un significativo número de pequeños asentamientos localizados en la cima de los cerros que mantienen un patrón de distribución disperso. La segunda fase muestra la reagrupación en núcleos residenciales más consolidados y estratégicamente posicionados, administrando segmentos de valle y gobernando el acceso a las fuentes de agua (ríos, manantiales o canales de regadío). La tercera fase se encuentra bajo la administración incaica, los asentamientos de la fase anterior continúan siendo habitados con muy pocos cambios en su diseño de viviendas e inclusive en su vajilla, pero sin control independiente administrativo, político y religioso.

2Según las crónicas y otros documentos, se puede identificar cuales eran los principales curacazgos y etnias originarias asentadas en el valle de Arequipa, en los primeros años, luego de la conquista hispana. El curacazgo de Pocsi se extendía desde el actual pueblo de Pocsi, que era cabecera del curacazgo, hasta Sogay, Quequeña, Yarabamba, Piaca, Charilaca, Tulaluna, Saache y el vallecito de Chapi, incluyendo al sitio epónimo Churajón, con posesiones de terrenos en el valle de Tambo y en las islas guaneras de Cocotea e Yñañe. Este curacazgo en el siglo XVI tributaba ají y coca (Galdos 2000).

A lo largo del río Chiguata y extendiéndose hasta Yumina y Socabaya, se encontraba una etnia de nombre no identificado y otra de tamaño aparentemente pequeño que son nombrados como Copoatas. Los Yarabayas eran una etnia local que abarcaba la mayor proporción de tierras irrigadas que estaban comprendidas entre Chilina, Porongoche y Tiabaya.

La cultura Churajón compartió una administración sustentada bajo identidades de parentesco y tradición. La interrelación de los curacazgos de Arequipa con los de Moquegua, fue bastante común e intensa, intercambiando coca, guano de islas, sal y ají. Como ejemplo, Galdos (1988) señala que de la isla Pocoata del Tambo de los Puquinas o del pueblo de Puquina, comercializaban intensamente con los __________2 Estudiados especialmente por: Galdos, 1977, 1982, 1984, 1985, 1988, 1993, 1994, 1995, 2000; Málaga M. 1974; Cook. 1975; Macera 1989; Pease 1977 a, b, 1980, 1985; Robinson 2003; Julien 1985, 1991, 1998, 2002.

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curacas de los pueblos de Chiguata, Pocsi, Omate, Ubinas y el valle de Tambo, o aún más distantes como la establecida con los señores de Carumas en la sierra de Moquegua. Similar relación se encuentra en la explotación y comercio de las salinas ubicadas detrás del Pichu Pichu, lugar al que concurrían varios grupos étnicos a proveerse o intercambiar sus recursos por sal (Rostowrowski 1981). Uno de estos lugares de intercambio era Tambo de Ají, lugar donde coinciden varios caminos que van hacia Arequipa, Moquegua, Puquina y el altiplano, aún se encuentran los restos del antiguo tambo. Tambo de Sal se encontraba al Oeste de Tambo de Ají, sobre el camino que corría paralelo a la laguna, lugar donde actualmente se encuentra una antigua capilla católica.

La máxima y más prestigiosa deidad de Tiwanaku fue sin duda la de la Puerta del Sol. El desprestigio de este dios, debió ser simultáneo a la caída de esta sociedad. Sin embargo, muy a pesar de este proceso de decaimiento y desarticulación general del espacio que constituyó Tiwanaku, no emergieron nuevas deidades. Por el contrario, el proceso religioso se encontraba bastante maduro, correspondiendo esta etapa de destrucción y surgimiento al concepto andino que es conocido como Pachacuti o de renovación (Bouysse-Cassagne & Bouysse 1988), localmente manifestado con la reinterpretación de las deidades bajo manifestaciones y nombres locales, pero que representan o simbolizan los mismos orígenes y conceptos. Para Tiwanaku el dios de la portada sostiene dos varas, báculos o figuras serpentiformes terminadas en cabezas de aves falcónidas. La figura humanizada presenta una posición de frente y brazos flexionados hacia los lados. Sostiene los símbolos del dominio y conocimiento de los fenómenos climáticos, el agua, los truenos y rayos, etc. Esta simbología se encuentra en numerosos petroglifos del valle de Arequipa, cuyas figuras serpentiformes y personajes en posición de salutación, conforman parte de esta parafernalia simbólica. Se suman, en el área del valle que corresponde a Kuntisuyo, íconos de felinos decorados con puntos o círculos que representan igualmente los fenómenos climáticos.

La palabra “coa” corresponde al nombre de una acequia local, pero su traducción en lengua Puquina es la de serpiente, mientras que en

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Proceso cultural y legitimización Inca en Arequipa

quechua es la de felino o gato. Pichenique o Pichinique era el nombre de un dios local que apareció en el año de 1600 en el río Tambo. Según la descripción de Albornoz, tenía forma de una serpiente (Duviols 1984). La serpiente, el felino y las representaciones relacionadas con los fenómenos climáticos, son parte de una compleja ideología. Los pueblos que se desarrollaron en áreas de desierto estuvieron expuestos a las variaciones climáticas, con sorpresivos periodos de sequías que afectaron el normal crecimiento y desarrollo de las plantas, reproducción y sostenimiento de animales, produciendo además stress en las relaciones comunales e intergrupales.

Los rituales al volcán Misti, que era conocido como Putina, deben haber tenido su origen durante el Periodo Intermedio Tardío. Las investigaciones arqueológicas han arrojado un singular patrón que se encuentra en la mayoría de aldeas Churajón, las cuales ostentan una pequeña plaza central, que se ubica en el lugar más prominente del asentamiento y que se orienta directamente hacia el macizo volcánico. Similar patrón ostentan algunos sitios del periodo Inca, tales como Kakawara y un sector de Kakallinca (ambos en Hunter).

Fray Martín de Murúa en el siglo XVI describió como parte de un relato sobre la erupción del Misti

“La noche siguiente vino otro terremoto con grandísimos temblores, que alcanzaban en todo el Reino, y toda esta noche estuvo el dicho volcán despidiendo y lanzando de sí grandísimas llamaradas de fuego y con muy terrible ruido, e no cesó en cinco días de echar de sí juntamente con el dicho fuego grandísima hediondez de azufre y mucha cantidad de piedras y ceniza con grandísimos y espantosos truenos, que afirman haberse oído hasta Chile, y que la ceniza se esparcía por los aires de tal manera que fue cierto llover de ellas más de ciento y cincuenta leguas; … de suerte que no quedó tan sola una persona ni un edificio en ella que no feneciese, salvo los indios de la parrochia que tiene en su distrito llamada San Lázaro, que éstos escaparon por no estar en ella sino en la ciudad del Cuzco, a causa de haberse ido a la mita al Inga, que de otra manera bien murieran; y así no hay ningún indio

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natural desta dicha ciudad en ella, sino todos mitimaes y de los que trujo el Inga cuando vio la ruina y los dichos indios de San Lázaro, que volvieron a poblar, y así se dicen hoy en día llactayoc…” (Murúa 1946: 397-398).

Por su parte Garcilaso de la Vega (1960), señaló que el Inca Maita Capac, en el año de 1140 encontró el valle de Arequipa sin habitantes, el cual había sido despoblado por las continuas erupciones del volcán y ordenó repoblar el valle, fundando numerosos pueblos, entre ellos el de la Chimba y Socahuaya (Maucallacta de Socabaya).

Según estas informaciones, la administración del valle en tiempos incaicos se daría, aparentemente, en dos etapas. La primera desarrollada en tiempos previos a la erupción del volcán Misti (Thouret 1999; Legros 2001; Chávez 1993) y la segunda cuando se produce el traslado o implantación de mitimaes hacia el valle de Arequipa. En la segunda fase la validez de los suyos oficiales incas se patentiza con la distribución de los mitimaes, los cuales según su región de procedencia (Collasuyo o Kuntisuyo), fueron establecidos separadamente en cada una de las bandas del río Chili y también se hace notoria la posesión de terrenos y su legitimización efectuada a través de la implantación de mitimaes de privilegio, de la oficialización de rituales al sol, al volcán, etc., de la reorganización de

3las tierras productivas destinándose tierras al Sol y al Inca, de la reconstrucción de terrazas de cultivo según patrones estatales, de la apropiación y formalización de lugares sacros como manantiales, de la siembra oficial del maíz y los mitos relacionados (Bauer 1996).

El asentamiento prehispánico de Yumina fue el lugar seleccionado para la residencia de los “Orejones de Yumina”, incas de privilegio de alguna panaca real. Muy a pesar de su singular nobleza, el asentamiento no presenta edificaciones con mampuestos de factura cuzqueña, por el contrario, emplea los mismos materiales sencillos y sin labrar que los empleados en periodos previos. De planta se observan recintos cuadrangulares y patios que forman pequeños conjuntos que se conectan a través de algunos callejones o pasajes. __________3 Entre estas tierras se encontraban las ubicadas sobre la barranca del río y fueron encontradas sin riego al momento de la fundación española de la ciudad de Arequipa en 1540.

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Proceso cultural y legitimización Inca en Arequipa

En cuanto a la producción de cerámica local, presenta algunos cambios en la decoración y morfología evidenciando la influencia incaica, pero manteniendo en gran medida los rasgos característicos de su estilo (Churajón Tardío o Tres Cruces). Por el contrario, la producción de cerámica Inca es notoriamente disgregable por su policromía, diseños y formas; la distancia entre ambos grupos de vasijas es evidente y deliberada.

Un tercer grupo de cerámica está conformado por el material denominado Collagua Tardío o Inca Collagua. Sus formas, decoración y tratamiento muestran una fuerte influencia y asimilación de patrones icono-morfológicos Inca. Este grupo se relaciona con el conjunto de mitimaes del Kuntisuyo.

El núcleo norte de la aldea de Yumina, presenta una estratégica ubicación geográfica, con magnífica amplitud de visibilidad panorámica hacia el resto valle de Arequipa, que se suma a las tomas de agua que se derivan del río Socabaya, a la administración y sacralidad vinculada con el manante conocido como “Ojo del Milagro”, a la reconstrucción de impresionantes terrazas de cultivo

4con inconfundible patrón Inca y a una privilegiada producción maicera.

La importancia del maíz trascendió las necesidades alimenticias, fue un símbolo de privilegio y de sacralidad. La temporada de siembra en todo el territorio incaico se iniciaba en el Cuzco con la ceremonia de la siembra del maíz en terrenos de Saucero, en la cual participaba en Inca y las panacas reales (Bauer 1996). Del maíz se elabora la chicha, una bebida de virtudes alimenticias, refrescantes y de uso ritual. La ubicación de lugares donde se producen abundantes cosechas y privilegiadas variedades de maíz, señalan la presencia de grupos de elite que reproducen localmente los símbolos cusqueños. Es notable el caso de los quechuas de Cabana Kunti, lugar de mayor producción de este grano -maíz “cabanita”- de todo el valle del Colca, y también de los incas de privilegio en el valle de Arequipa. Por ejemplo, aún persiste en Yumina el cultivo de un tipo especial de maíz denominado__________4 Estas terrazas deben ser interpretadas como una representación del poder y orden social impuesto por el Estado cuzqueño.

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“chullpe”; y en Cayma y Yanahuara, dentro del área de Kuntisuyo, se cultiva el maíz “Caymeño”, ambos de gran prestigio y acogida.

5Las piedras votivas denominadas “maquetas” que han sido descritas en el valle del Colca por Wernke (2003); Cardona et al (2004); en Chuquibamba (Cardona 2002) y en otros valles arequipeños, como Polobaya, Chiguata, Huanca y Taya (Simborth 2005), y recientemente en Yarabamba (Cardona 2007), son representaciones de sistemas hidráulicos y de áreas agrícolas bajo riego. Algunas veces son de considerable envergadura como la Piedra del Niño en Chuquibamba, están asociadas a superficies agrícolas bajo riego o inmediatas a ellas, y en algunos casos se encuentran al interior de las aldeas prehispánicas como Tambo de León en Chiguata y en Maucallacta de Polobaya, en asociaciones con arquitectura y cerámica tardía del periodo Inca. También se han registrado estas asociaciones en el sector de Peña Blanca o Choquetico valle del Colca-, específicamente en los sitios denominados Karkape y Wayra Warangani, a los que se suman la presencia de vanos trapezoidales que reflejan a la arquitectura formal Inca. La sacralización de la geografía (terrazas de cultivo, canales, ríos, lagunas y reservorios), representa la oficialización de los ritos del estado Inca en superposición y remplazo de los ritos locales, administrando y formalizando las nuevas relaciones productivas entre el Estado y las comunidades locales.

Comentarios finales La región de Arequipa prehispánicamente se ha constituido en una zona que ha mantenido, por lo menos, en los últimos 1300 años, múltiples contactos culturales, permitiendo a su vez el establecimiento de sistemas de comunicación por los cuales han fluido la amalgama de ideas que singularizan y caracterizaran a sus desarrollos culturales.

__________5 En 1955 (2002), Teresa Carreón llama la atención sobre los rituales relacionados con el culto al agua.

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Proceso cultural y legitimización Inca en Arequipa

La profundidad cronológica y la trascendencia de los procesos ideológicos a pesar de los profundos cambios climáticos, desestabilización y caída de Tiwanaku-Wari, y el surgimiento e incorporación del estado cuzqueño, mantienen áreas tradicionales de identidad, que se reflejan en los conceptos fundamentales expresados en la organización de los espacios geográficos e iconográficamente

La identidad territorial oficializada por los “suyos” incas, refleja la vigencia de límites o fronteras tradicionales que se hicieron tangibles desde el establecimiento de las sociedades Wari y Tiwanaku. Trascendiendo a la época Inca y determinando la distribución de los mitimaes según el “suyo” de origen o procedencia. La apropiación de sectores del valle seleccionados por el acceso, recursos, producción de maíz de calidad (Cabanaconde, CaymaYumina) y homogenización de los rituales en una amplia área, oficializa a los clanes y determina el centro del cual se derivarán las directivas en representación del Estado, legitimando sus funciones.

El modelo estatal Inca aplicado en el valle de Arequipa señala el manejo de una estrategia que reclama un estado imperial. El modelo aplica fuertemente los conceptos ideológicos cuzqueños, incluyendo la implantación y/o traslado de personas o mitimaes, en los patrones urbanos y agrícolas; reorganizan las tierras de cultivo y las sacralizan u oficializan entregándolas simbólicamente al Sol, la Luna y al Inca; obligan a las poblaciones a servirlas a través de la mita y controlan la redistribución de la producción.

El otro discurso permite a los señoríos locales conservar rasgos culturales e ideológicos expresados principalmente en la iconografía, morfología cerámica, en el manejo y distribución tradicional de los recursos como el guano, la sal y el ají, manteniendo indirectamente identidades y fundando las alianzas estratégicas de dominación.

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Proceso cultural y legitimización Inca en Arequipa

REPENSANDO LA REBELIÓN DE LOS PASQUINES

Víctor Condori Condori

Quinientos setenta y siete/ somos todos los sitados/ los que expresamente alsados/ hemos de morir matando/ barios e s t o r b o s q u i t a n d o / d e v i d a s perjudiciales/ que con ganas insaciables/ solo estamos esperando/ a que se publique el bando/ de los nuevos impuestos.

Pasquín aparecido en Enero de 1780

Durante el lejano periodo colonial, Arequipa la Ciudad Blanca, supo cosechar orgullosa títulos y reconocimientos reales muy importantes; fue la “Muy noble y muy leal” y también la “Fidelísima”. Sin embargo, al llegar los nuevos tiempos republicanos sufrió una transformación, casi una mutación, cambiando los escudos y blasones por las armas y revoluciones. Arequipa se convirtió en una ciudad rebelde, en el “león del sur”, la “ciudad caudillo”, en la ciudad “más representativa de la República”, como la llamó el maestro Jorge Basadre.

El objetivo del presente ensayo es revisar, a través de diferentes estudios, los factores que llevaron a una ciudad colonial con fama de “fidelista” a levantarse contra un conjunto de reformas introducidas por la corona española a fines del siglo XVIII y a su vez, repensar sobre la imagen tradicional que se tiene de esta revuelta urbana, vista tan solo como el rechazo de una élite egoísta, encubierta por una plebe manipulada y ajena a cualquier tipo de interés. Cuestionando, finalmente, el carácter prerrevolucionario y precursor de la misma.

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AREQUIPA REVOLUCIONARIA

Son todavía legendarias las revoluciones arequipeñas, pese al 1silencio oficial, y aunque la mayor parte de estas tuvieron como

escenario el periodo republicano, la primera de ellas, la que inició esta saga, se produjo en las postrimerías del periodo colonial, diez meses antes del mayor levantamiento indígena del siglo XVIII: la rebelión de Túpac Amaru.

Sucedió en enero de 1780, en ella participaron todos los sectores de la sociedad arequipeña y fue denominada, por el desaparecido historiador Guillermo Galdos Rodríguez, como “La Rebelión de los

2Pasquines”. Pues se llama pasquines a los escritos anónimos que se colocan en lugares públicos y que contienen expresiones satíricas o de

amenaza contra el gobierno o autoridades locales. Precisamente, fue de este modo como se inició la citada rebelión, cuando en la

__________1 La Historia del Perú, sobre todo aquella que se imparte en los colegios secundarios, que se lee en los textos oficiales impresos en la capital e inclusive, y eso es lo más lamentable, en libros editados en esta ciudad, por profesores arequipeños; no expresa ni por asomo el trascendental rol que le tocó cumplir a Arequipa en la historia política del siglo XIX. Sus legendarias revoluciones han sido condenadas al sempiterno silencio y olvido. En realidad, este tendencioso y centralizado olvido, puede ser extensible a casi todas las regiones del Perú, las mismas que casi nunca existieron para la historia republicana oficial. Ni siquiera la bien ponderada Historia Contemporánea del Perú, de Carlos Contreras y Marcos Cueto (en cualquiera de sus cuatro ediciones) se aleja de esta tendencia. Uno de los pocos y excepcionales ejemplos, una verdadera excepción a la regla, lo constituye la Historia de la República de Nelson Manrique (COFIDE Lima 1995). No obstante, es un texto poco conocido y por lo tanto extraño dentro de las aulas secundarias y universitarias.

2 Según el Diccionario de la Lengua Española, pasquín es un escrito anónimo que se fija en sitio público, con expresiones satíricas contra el Gobierno o contra una persona particular o corporación determinada. Proviene del italiano Pasquino, nombre de una estatua en Roma, en la cual solían fijarse libelos o escritos satíricos. Real Academia Española 22ª Edición Tomo 8 2001. p 1151.Sobre su origen, se cuenta que en la época del Imperio romano había un gladiador muy popular llamado Pasquino. Fue tan famoso que al morir el gobierno le erigió una estatua muy cerca del Coliseo, lugar que había sido testigo de su gloria. Por aquella época se acostumbraba colocar libelos o escritos satíricos en el pedestal de la estatua. Con el paso de los años, el nombre del gladiador se convirtió (en Italia) en sinónimo de las sátiras al poder establecido y los escritos de protesta. Con el desarrollo de la prensa en la actualidad la palabra italiana pasquino, que llegó al español como pasquín, se usa para designar a los periódicos sensacionalistas y calumniosos. Revista Muy Interesante Año 22 Nº 262 (2007) p. 19.

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madrugada del sábado 1º de enero de 1780, apareció un pasquín pegado en la puerta de la iglesia catedral, que decía:

“Quito y Cochabamba se alzó y Arequipa ¿porqué no? la necesidad nos obliga a quitarle al aduanero la vida y a cuantos le den abrigo

3 ¡Cuidado!

ANTECEDENTES DE LA REBELIÓN

a. Las Reformas Borbónicas

A principios del siglo XVIII ascendió al trono español una nueva dinastía o casa real: los Borbones. Junto con ellos, se introdujo en las colonias americanas un conjunto de cambios y transformaciones en todos los órdenes, que alteraron irreversiblemente la vida de una gran parte de sus habitantes. A tales innovaciones se les conoce con el nombre de Reformas Borbónicas.

En términos generales, dichas reformas buscaban modernizar el imperio español, colocarlo al mismo nivel que otras potencias europeas como Inglaterra o Francia y al mismo tiempo, hacer de Hispanoamérica una región económicamente mucho más productiva y eficiente. Particularmente, las reformas representaron un proyecto

4integral, pues además de la administración y economía, abarcaron aspectos tan vitales como la educación y la cultura, la higiene y la salud, la ciencia y la tecnología, los espacios públicos y la diversión, el ejército y las milicias, etc. Toda una transformación del mundo

__________3 Un trabajo pionero en Arequipa sobre la Rebelión de los Pasquines, es el libro homónimo del Dr. Guillermo Galdos Rodríguez, publicado por la editorial Universitaria en 1967. Todo un clásico de la historia social arequipeña. Pese a que muchos postulados de su autor han envejecido, es todavía la mejor narración sobre los disturbios de 1780 y el uso de fuentes es amplio y cuidadoso.

4 Acerca del carácter integral de la Reformas Borbónicas, Scarlett O'Phelan señala que “el proyecto no se redujo a los aspectos antes mencionados (economía, política y administración), comprometió otras esferas vitales como la educación, la ciencia, la tecnología, la higiene, los nuevos espacios de encuentro y las diversiones” (O'Phelan 1999: 7-8).

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colonial americano. Sin embargo, para ser llevados a cabo en su totalidad, el gobierno borbónico debía de contar con recursos económicos suficientes. Con este fin dio enorme impulso a un conjunto de medidas económicas, que posibilitasen obtener mayores ingresos y de ese modo hacer posible tales reformas.

No obstante, la mayor parte de las innovaciones borbónicas fueron introducidas de manera progresiva y con cierto respaldo de los colonos americanos, el aumento en los impuestos junto con un control más riguroso de la recaudación generaría no solo el rechazo de la población sino también, una oleada de protestas y motines urbanos en distintos puntos de América del Sur; como en Quito en 1765 y Cochabamba en 1777, y así ocurriría también en Arequipa, en enero de 1780.

b. Las Reformas Económicas en Arequipa

Las reformas fiscales borbónicas se intensificaron en las colonias americanas durante el reinado de Carlos III (1759-1788); quien determinado a ponerlas en práctica, envió al virreinato peruano en 1777 a José Antonio de Areche, con el cargo de Visitador General. Dentro de las principales medidas a implementarse estuvieron:

-El aumento del impuesto del Alcabala de 4 a 6%.-La aplicación del nuevo impuesto de 12.5% sobre la producción de aguardiente.-El restablecimiento del Quinto Real (20%) sobre la producción, acuñación y trabajo de los metales preciosos, y-Una nueva reclasificación de los tributarios y su inclusión dentro de este grupo a indios forasteros, mestizos y castas.

Aunque necesarias para la corona, todas estas disposiciones habrían de comprometer sensiblemente los intereses de los diversos sectores socioeconómicos de la ciudad y sus alrededores:

La Alcabala, siendo un impuesto a la comercialización de mercancías afectaba no solo a los comerciantes locales, sino también, a los pequeños agricultores (chacareros), quienes regularmente conducían

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sus productos para la venta, en los mercados de la ciudad. Junto con ellos, también lo sufriría el público en general, al tener que comprar

5dichos productos a precios más elevados.

6 El Nuevo Impuesto sobre el aguardiente, perjudicaba directamente a los productores y comerciantes de la región; lo cual era decir bastante, debido a que la producción de vinos y aguardientes constituía la base de la economía colonial arequipeña, además de ser la principal fuente de riqueza de importantes familias locales como los Goyeneche, Bustamante, Barreda, Gamio, Rivero, La Fuente,

Moscoso, Tristán, Benavides, Berenguel, etc. Asimismo, dentro de la

__________5 La alcabala es un impuesto a la compra y venta de mercancías introducido en el virreinato peruano en 1591 con una tasa del 2% y así continuó hasta 1772, cuando el virrey Amat y Juniet lo elevó al 4%.La subida de la alcabala, afirma Scarlett O'Phelan, del 4 al 6% en 1776 resultaba indudablemente más digerible que una subida radical del 2 al 6%, que en vez de significar un aumento del 50% sobre el impuesto inicial, representaba más bien un 200%. Lo curioso y quizá contraproducente, fue que en algunos casos y algunas provincias, esta última exorbitante subida fue la que efectivamente se aplicó, no precisamente por que no se hubiera estipulado ya en 1772 que la alcabala debía cobrarse al 4%, sino porque esta alza previa nunca entró en vigencia, debido a la negligencia y tácita indecisión por parte de las autoridades locales” (O'Phelan 1983: 116). En el caso particular de Arequipa, asegura David Cahill, la alcabala fue recolectada a una tasa del 6% al menos desde 1778, y el nuevo impuesto del aguardiente empezó a ser recaudado en algún momento durante 1777. Es decir, las nuevas medidas fueron implementadas en Arequipa al menos un año antes de que Pando estableciera la Casa de Aduanas en dicha ciudad; todas las recaudaciones fueron responsabilidad de los oficiales reales de la tesorería provincial, ayudados por funcionarios menores que administraban puestos de aduana en los alrededores de la ciudad (Cahill 1990: 255-291).

6 En relación al Nuevo Impuesto sobre el aguardiente, Kendall Brown plantea que quizás, porque el beber aguardiente se hizo más popular relativamente tarde en las colonias, se escapó al sistema de impuestos pesados hasta el periodo de las reformas. Pero ello terminó en 1777 cuando Carlos III ordenó al virrey Guirior gravar el aguardiente para reunir dinero para la guerra contra los británicos y los portugueses en el Río de la Plata. Brevemente Guirior jugó con la idea de declarar el aguardiente un monopolio real como el tabaco, pero sus consejeros lo convencieron que la producción y la distribución sería una empresa demasiado pesada para el gobierno. Así eligió el “Nuevo Impuesto sobre el aguardiente”, un impuesto de 12.5 por ciento. Contrariamente a lo que su nombre implicaba, el nuevo impuesto no era nuevo. Hacia 1741 el virrey del Perú, Marques de Villagarcía, estableció un impuesto sobre el aguardiente, vino, miel y azúcar, los cuales también se llamaron “nuevo impuesto”. Para sufragar las necesidades de la corona, había ordenado a los viticultores a pagar 4 reales por cada botija de vino y doce reales por quintal de aguardiente, aunque la asignación solo fue por un año (Brown 1986: 174-175).

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ciudad el aguardiente tuvo gran demanda en las tabernas, tiendas y chicherías. Estas últimas, consideradas por los arequipeños de la época como locales tan públicos como una plaza y precisamente a ellas concurrían desde funcionarios reales hasta humildes artesanos.

7El reestablecimiento del Quinto Real, atentaba grandemente contra los intereses de mineros, comerciantes de plata y oro, al gremio de plateros de la ciudad e incluso al mismísimo clero. Esta última institución compraba objetos de oro y plata para la ornamentación y embellecimiento de sus numerosas iglesias y capillas. Asimismo, aunque poco conocido, pero no por ello menos importante fue el caso de las familias medianamente acomodadas, para quienes tales objetos metálicos representaban una forma de salvaguardar sus exiguos

8patrimonios, en una época sin bancos, mutuales o cajas de ahorro.

Una nueva reclasificación de tributarios, amenazaba con incluir__________7 Tradicionalmente el Quinto Real se cobraba sobre el 20% de la producción minera, pero a raíz de la crisis peruana a principios del siglo XVIII, este fue reducido al 10%. Al respecto afirma John Fisher, que “unas pocas iniciativas se tomaron en Lima y Madrid antes de 1750, sobre todo en la década de 1730, para promover el crecimiento económico incluso a costa de provocar pérdidas fiscales en el corto plazo: ella comprendía la decisión tomada en 1735 y aplicada en el virreinato al año siguiente, de bajar el principal impuesto sobre la producción de plata de un quinto a un décimo” (Fisher 2000: 46).De la misma forma, Kendall Brown, refiriéndose a la crisis minera de Arequipa señala: “Al instituir el diezmo minero en 1736, Felipe V reconoció que la empresa minera colonial prosperaría solo si la tributación fuese menor, dejando mayor ganancia para los propietarios y más capital para las operaciones mineras. Pero el diezmo limitó la cantidad de ingreso que la caja esperaba recaudar de la industria minera...En la mitad del siglo, los ingresos mineros declinaron, principalmente por que el rey Felipe V bajó el impuesto de un quinto a un décimo y la producción creció muy poco. Después de 1780 el ingreso se recuperó un poco a pesar de la escasez de mercurio y otras dificultades en Caylloma, en su mayoría a causa de las nuevas exacciones como el Real Marco de Minería, un impuesto de un real por cada marco de plata para apoyar al tribunal minero y pagar por las mejoras mineras.” .Brown 1986: 186-187.

8 Sobre las consecuencias del restablecimiento de dicho impuesto minero, David Cahill nos recuerda que, dos de los siete conspiradores ejecutados en el Cuzco en 1780 (conspiración encabezada por Lorenzo Farfán de los Godos y el cacique Bernardo Tambohuacso Pumayalli) fueron plateros y otros dos orfebres, uno de ellos fue el mayordomo de una confraternidad. Algunos de los organizadores de las demostraciones políticas del 15-16 de enero en Arequipa, parecían haber sido miembros de la Confraternidad de San Antonio Abad, que días antes de la fiesta de su santo patrón, no habían podido completar una capilla para la fiesta debido a la falta de fondos (Cahill 1990: 267-268).

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dentro de esta “abyecta” condición a los indios forasteros y particularmente a mestizos, que representaban cerca del 20% de la población urbana de Arequipa (censo de 1796). Los mestizos eran hombres libres y tradicionalmente estuvieron exentos de toda contribución; ser incluidos para el pago de este impuesto significaría un descenso en su condición social, al mismo nivel de los indios. En este sentido, existía un temor oculto en muchos reconocidos vecinos de la ciudad, registrados frecuentemente como “españoles”, no obstante ser en realidad mestizos o como decían algunas autoridades

9de la época “tenían dicha marca”.

Si la introducción de las Reformas Fiscales Borbónicas amenazaba la estabilidad del conjunto de sectores socio-económicos de la ciudad. Desde los grandes hacendados y comerciantes, hasta los taberneros, panaderos, chacareros, plateros y población en general; entonces, todos “tenían algo que perder” con su introducción y sobradas razones para oponerse a ellas.

c. El establecimiento de la Aduana

A fin de realizar un cobro más estricto de los nuevos impuestos y tener un mayor control de las actividades económicas de la región, el Visitador General José Antonio de Areche anunció a su llegada, la

__________9 Un testimonio coetáneo a los sucesos de 1780 como la “Relación de lo ocurrido en la ciudad de Arequipa con motivo del establecimiento de la Aduana y empadronamiento, para el pago del tributo y principio de la sublevación de indios”, indica que “al propio tiempo también que ocurría todo lo referido se sabía que el señor corregidor de esta ciudad d. Baltasar Sematnat se hallaba con orden del señor Visitador General de este reyno D. Joseph Antonio de Areche para revicitar generalmente a los indios naturales y forasteros, y empadronar a los sambos, cholos y mestizos para que todos pagasen, tributos, esta comisión en virtud de la orden del mismo señor Visitador General, pasó copia a todos los curas de la provincia del oficio que lo dirigió en el asunto a fin de que franqueasen los libros de bautismos y casamiento.Toda esta copia de novedades fueron haciendo tal impresión en los ánimos de las gentes del campo y plebe de la ciudad (que ya se discurrieron todos tributarios cuyo nombre esta recibido por vileza y afrenta) por el proyecto del Corregidor, pues la plebe de esta ciudad y rudeza del campo, aún muchos que siendo mestizos están en clase de nobles, por que sus conveniencias los han elevado a ella, no alcanzaban a concebir de dónde dimanaba la orden, recargadas de nuevas pensiones y derechos por el administrador en tal conformidad que ya todos perecían con sus mujeres e hijos .” Arequipa y los movimientos revolucionarios de 1780. Diario el Deber. Enero 1943.

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creación de una aduana para Arequipa; la misma que debía empezar a funcionar a principios de 1780.

Una aduana era esencial para el éxito económico de la política fiscal en el Sur Andino y en Arequipa particularmente. Debido a que, desde el establecimiento del comercio libre (1778), la Ciudad Blanca recibía un mayor volumen de mercancías importadas y no solo desde la capital del virreinato como era lo habitual, sino de Buenos Aires e incluso, directamente de Europa. En razón de ello, con una aduana en la ciudad la corona ya no tendría que depender de funcionarios reales afincados en la capital del virreinato, para la recolección de impuestos

10sobre las mercancías importadas.

A fines de 1779, Areche nombró a Juan Bautista Pando, como administrador de la Real Aduana que se establecería en Arequipa y a Pedro de la Torre, como oficial mayor. Ambos eran limeños y sus respectivos nombramientos obedecían a la necesidad que tenía la corona de garantizar que los nuevos funcionarios no hayan tenido oportunidad de arraigarse en la región y consecuentemente, no se hubiesen creado compromisos y vínculos con la población local, que a la larga comprometerían su imparcialidad, sobre todo en el momento de aplicar las nuevas demandas económicas.

Lamentablemente para los arequipeños, la elección no pudo haber sido menos acertada. Ambos funcionarios, muy al margen de sus cualidades profesionales, carecían de la prudencia y la sensibilidad necesaria para percibir los cambios profundos que se generarían con la introducción de la aduana; y en una ciudad ya conmocionada por la aplicación de las nuevas medidas, la arrogancia y severidad de tales funcionarios produjo tantas “chispas” que una explosión social se hizo inevitable.__________10 El objetivo principal de la implantación de aduanas en el virreinato peruano, a decir de Scarlett O'Phelan, fue corregir el modo como venía operando “tradicional” y “libremente”, las transacciones comerciales dentro de la región. Y es que las aduanas tenían como objeto, por una parte ejercer un estricto control sobre la entrada y salida de mercadería, y por la otra, asegurar que la alcabala que se cotizaba estuviera ajustada al 6% y guardara una proporción equivalente al total del producto introducido para la venta” (O'Phelan 1983: 116).

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Antes de su ingreso a la ciudad, ya habían despertado los temores y rumores de toda la población local. En diciembre de 1779, apenas llegados a Camaná, hicieron un empadronamiento minucioso de los terrenos de cultivo e impusieron alcabalas hasta “a los alfalfares sembrados en las viñas y huertas”. Repitiendo igual comportamiento en los valles de Majes, Siguas y Vitor. Ya en la ciudad, algunos testigos informaron que Pando había públicamente presumido que en el primer año de su administración él aumentaría los ingresos reales de 80,000 a 150,000 pesos; y en el cercado valle de Tiabaya, había vuelto

11a alardear que dejaría a sus vecinos “en ropas interiores”.

No obstante los rumores y temores que se percibían en los diferentes ambientes de la localidad, la Real Aduana abrió sus puertas en Arequipa el 3 de enero de 1780; siendo recibido como era de esperarse

__________11 En la causa a los reos de la sublevación de Arequipa, don Ambrosio Zerdán y Pontero, Juez Pesquisador enviado por el virrey Agustín de Jáuregui para investigar los disturbios de enero de 1780, afirmaba que: “Los autores de las veintiuna declaraciones recibidas desde el 17 al 20 de enero hablan por una sola voz pública, son entendibles y mas circunstanciadas las de Fernando Pradell, Josef Velando, don Antonio Lastarria y Josef Palma como que fuesen escribientes, oficial segundo, vista y caminero por la misma aduana, contestándose por todos que desde que empezó don Juan Bautista Pando a tomar razón en la provincia de Camaná y en la de Moquegua de las haciendas, pulperías, tiendas y oficios se pusieron en expectación las gentes al ver se instaba practicar igual diligencia en Arequipa con su llegada y que los ánimos ya inquietos con el rumor que se había esparcido de que aquel Corregidor pretendía empadronar de orden del señor Visitador a los cholos y sambos para exigirles tributo acabaron de conmoverse al ver los derechos cuya cobranza se iba estableciendo.” Arequipa y los movimientos revolucionarios de 1780.En síntesis, una verdadera ola de rumores inundó la ciudad antes de la llegada de Pando, generando con era de esperarse, un ambiente de incertidumbre y malestar; y predisponiendo a la población a un general rechazo a todas estas nuevas medidas. En esta misma línea de análisis, Kendall Brown, sostiene que: “Pando gastó muchos meses viajando por todo el sur del Perú en 1779 para anunciar el establecimiento de la aduana. Incluso, antes de su arribo a Arequipa él había logrado suscitar el antagonismo de todos. Los rumores acerca de su temperada conducta y comentarios llegaron antes a la ciudad. Mientras visitaba Camaná, Moquegua y los valles de Majes, Vitor y Siguas, él estableció nuevas valoraciones para la alcabala de cabezón, que los agricultores tradicionalmente pagaban sobre su producción. Nada escapó a su atención. Un rumor llegó a Arequipa que Pando había gravado a los propietarios de viñedos por la alfalfa plantada entre sus parras de uvas, otro, que él había calculado para los agricultores por productos alimenticios cultivados para su propio consumo, aún otra, que el había fanfarroneado que la aduana podría recolectar entre 80,000 y 150,000 pesos en su primer año de operación. Durante todo el año de 1778 la hacienda real había recolectado 3,381 pesos en impuestos comerciales, sus rentas totales habían ascendido a solo 78,719 pesos. Al aproximarse a Arequipa, el consiguió las más organizadas aprehensiones”. (Brown 1986: 199).

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por una avalancha de pasquines de todos los tintes y matices, como los siguientes:

Aduaneros tenemos con nuevas pensiones que los sufran aquellos que no tienen calzones

Quintos, repartos y aduanas solo queremos quitar más las reales alcabalas no repugnamos pagar

A pesar de la amenaza implícita de estos escritos que diariamente aparecían en diversos sectores de la ciudad, los funcionarios aduaneros, ciegos y sordos, se conducían de manera tan abusiva y prepotente, que terminaron por confirmar los hasta entonces exagerados temores de la población arequipeña:

- Obligaban que todas las mercancías traídas a la ciudad, sean previamente depositadas en la aduana para su registro; no permitiendo que sus dueños puedan retirarlas sin el pago inmediato del impuesto del alcabala, pese a que la legislación colonial otorgaba el plazo de un año para cancelarlas. Generando de este modo, protestas tanto de ricos como de pobres por igual, debido a que los alimentos se echaban a perder por los días retenidos y consecuentemente, se tornaban inservibles para su venta.

- Cobraban alcabalas incluso a los productos traídos por los indios, como chalonas, chuño, quesos, manteca, bayetas de la tierra y otras especies; estando dichos productos exonerados del pago de todo impuesto.

- Negaban a los indios el ingreso de alimentos y bienes hacia la ciudad en domingos y días de fiesta, cuando la aduana se hallaba cerrada y los funcionarios no se encontraban disponibles para inspeccionar las mercancías y recolectar los

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indios dependieran de los días de fiesta para conseguir la 12mayor parte de sus exiguos ingresos.

- Como si todo aquello no fuese suficiente, Pando obligaba a los habitantes de la ciudad rendirle especial deferencia, como un genuino representante del rey. En este sentido, hasta los ciudadanos más importantes debían quitarse sus sombreros en su presencia y no podían ocupar los asientos de ningún local, hasta que él no diese permiso. Tamaña arrogancia ofendía sensiblemente al patriciado local, tradicionalmente orgullosos de su abolengo, quienes al parecer no estaban

13demasiados dispuestos a aceptar tales engreimientos.

__________12 Los indios de Arequipa, afirma Cahill, siempre habían estado exceptuados del alcabala, pero ahora dicha costumbre fue sumariamente revocada por Pando. Esto fue sentido como una provocación a los arequipeños, no por causa de un naciente espíritu indigenista, sino más bien por que los indios de la sierra y de los pueblos de alrededor eran los principales abastecedores de alimentos, artesanías y combustible para la ciudad. La costumbre era que los indios trajeran sus productos para venderlos o los enviaban con pequeños comerciantes, o para los mismos indios de la ciudad...De esta manera la ciudad era abastecida diariamente con productos frescos. La apertura de la aduana deterioró esta comúnmente satisfactoria disposición para comercializar de muchas maneras, abrogando “ese derecho (de excepción tributaria) de los granos y semillas vendidas como suministros en los mercados y lugares públicos para el aprovisionamiento de las poblaciones”. Los indios fueron inmediatamente compelidos a pagar la alcabala sobre los bienes que ellos traían al mercado y, a mismo tiempo, fueron objeto de maltratos por los funcionarios principales.El efecto casi inmediato de tales tratamientos fue que muchos, quizá la mayoría de los indios, dejaron de traer sus mercancías a los mercados y los que continuaron haciéndolo, los vendían a precios más elevados. El efecto sobre los pequeños comerciantes de la ciudad fue que o ellos no podían abastecerse de las provisiones con las que obtenían sus ingresos o sino fueron forzados a pagar mayores precios, por lo cual ellos también se vieron obligados a transferir a sus clientes. En general, el principal resultado de la apertura de la aduana fue que cuando los sirvientes salían de sus casas al amanecer a adquirir las provisiones diarias, estas no se conseguían. Aún si los alimentos hubiesen llegado al mercado a precios elevados, ellos no estaban disponibles antes del medio día a causa del hábito de los funcionarios de la aduana de retener los productos en el interior de la misma hasta esas horas. Además, en domingos y días de fiesta nada estaba disponible, debido a que Pando había reglamentado que en esos días la aduana estuviera cerrada y ninguna persona podía ingresar productos a la ciudad. Toda la población de la ciudad, sea mercader o no, fue de este modo inmediata y perniciosamente afectada por el establecimiento de la aduana en Arequipa. Cahill 1990: 262-263.

13 Una aproximación al significado de Arequipa y lo arequipeño, a su gente y su espíritu, nos lo da Víctor Andrés Belaúnde en su Arequipa de mi infancia: “Desde el punto de vista de la geografía humana Arequipa no es una ciudad señorial, como Lima y Trujillo, rodeada

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A pesar que los más pesimistas temores de la población sobre los nuevos impuestos, se vieron dolorosamente confirmados con el establecimiento de la real Aduana, la gota que derramó el vaso o como se diría entonces “el puño de trigo que derribó al burro” fueron las actitudes desmedidas, arrogantes y caprichosas de los funcionarios aduaneros. Por que ellas no solo amenazaban las actividades de hacendados, comerciantes y campesinos, sino también, el normal abastecimiento de alimentos dentro de la ciudad.

NUEVAS LUCES SOBRE EL MOVIMIENTO

Además del comprensible rechazo a las innovaciones económicas, como también a las actitudes imprudentes y desatinadas de los funcionarios aduaneros, la población arequipeña tuvo otras razones, aunque menos evidentes, para oponerse a las reformas fiscales borbónicas. La principal de ellas, fue el temor al descubrimiento y por ende eliminación, de todo un antiquísimo sistema de corrupción institucionalizado y muy extendido en la región, desde hacía muchas décadas, sino siglos.

a. La CorrupciónLa corrupción en el Perú, es un fenómeno tan antiguo como la

14presencia hispana en los Andes y se hallaba presente en esta época, a__________de grandes fundos, trabajadas ayer por esclavos y hoy por asalariados. Arequipa es una ciudad democrática en el buen sentido de la palabra. sus vecinos, cristianos viejos, hidalgos de exiguo solar y escasa hacienda, vense obligados a trabajar en las chacras aledañas y en los valles vecinos. La economía de la ciudad dependió de los transportes y del comercio, activísimos desde la época virreinal, con el interior del Perú y con Charcas. “Todos hidalgos como el Rey, dineros menos”, podía ser el lema de Arequipa. Y así, esta ciudad campesina que por la alcurnia de sus gentes es tierra de caballeros, podría decirse que económicamente es una ciudad burguesa o de clase media. ¡Benéfica influencia la del trabajo unificador que es el denominador común en todas las clases sociales y que establece un principio económico de igualdad sobre las diferencias de sangre o de condición social! Esta cohesión que en sus mejores tiempos ha caracterizado a Arequipa, se ha debido a la comunidad en el trabajo. El solidarismo arequipeño, tan fecundo en el papel que Arequipa ha desempeñado en el Perú, ha tenido dos bases: una económica y otra religiosa. De ellas tiene que surgir un sentimiento espontáneo del orden jurídico, que gira alrededor de dos polos: uno ético-religioso y otro realista, el de una justa economía” (Belaúnde 1967: 13).

14 Javier Tantaleán considera la corrupción como la violación de las normas establecidas por los funcionarios o actores sociales encargados de vigilar, gestionar o administrar los recursos públicos. Pero también existe corrupción, señala, cuando los encargados de hacer

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lo largo y ancho del territorio virreinal. Arequipa no podía ser la excepción, pues ella comprometía a los diversos sectores socio-económicos de la ciudad, desde los grandes hacendados hasta los más humildes campesinos indígenas e incluso, a las mismísimas autoridades locales, como el corregidor. Así lo señala un gran conocedor de la realidad arequipeña de esta época, como John Wibel, para quien:

A pesar del resentimiento criollo hacia los funcionarios y comerciantes peninsulares, ambos grupos fueron concientes de las ventajas de unir fuerzas para culpar de los disturbios a Pando. Lo más importante, fue que ellos entendieron la necesidad de la unidad para impedir la exposición de la característica corrupción oficial del círculo inmediato del corregidor o la típica evasión de impuestos de las élites terratenientes y mercantiles de la región. Un agresivo reformador como Pando amenazaba las actividades ilegales de muchos arequipeños, activó además la oposición

15encubierta que fue considerada vital (...)

__________justicia no la hacen de acuerdo a las normas...La corrupción es un modo particular de ejercer influencia: influencia ilícita, ilegal e ilegítima. Esta se encuentra con referencia al funcionamiento de un sistema, y en particular, a su modo de tomar decisiones.Acerca de su origen en el Perú, continua el autor: “asumiendo el sistema de valores judeo-greco-romano-cristiano, es decir los valores sobre corrupción en occidente, estos valores adquieren sentido con la presencia de los españoles en el Perú, término que aparece, además, en la escena histórica con los hispanos. Como lo sostenía John Murra, resulta una empresa intelectual inmensamente compleja descifrar estas nociones en el mundo prehispánico, a pesar de la versión idílica de Garcilaso de la Vega, expuesta en sus Comentarios Reales, sobre los valores en el incanato... La corruptela de las indias, caso del Perú, se inicia no bien los españoles pisan tierra y toman conciencia de las riquezas y mano de obra que podría servirles. El primer violador de las normas fue Francisco Pizarro, primer gobernador del Perú” (Tantaleán 2005: 132-157).

15 Según Wibel, los éxitos pasados y futuros de sus ilegales actividades dependían de su mutua tolerancia y cooperación. Un gran número de arequipeños, hacendados y sacerdotes además de funcionarios y mercaderes, participaban en las utilidades de los repartos ilegales. De modo similar todos aquellos grupos aprovecharon de la complicidad de los funcionarios locales en la evasión de los impuestos, como de aquellos envueltos en la comercialización de vinos, aguardientes y azúcar de los valles de Vitor y Tambo...Estas interrelaciones múltiples entre varios grupos ocupacionales, y entre peninsulares y criollos, unieron a la comunidad de Arequipa contra un inusual funcionario real como Pando, quien estuvo determinado a asumir su rol en la sociedad local sobre la exclusiva base de su posición oficial y directivas de superioridad imperial, más que en la cooperación y compromiso con los notables locales (Wibel 1975: 47-48).

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Precisamente, el establecimiento de una Real Aduana y el nombramiento de inflexibles funcionarios foráneos, puso en grave peligro tales mecanismos de evasión. Sin embargo, para la corona ello representaba una corrección en la forma como tradicionalmente se venía llevando la recaudación de impuestos, desde que ahora, ella podría ejercer un control más estricto en el ingreso y salida de mercancías de la ciudad.

b. Las Haciendas ArequipeñasScarlett O'Phelan afirma que, Arequipa fue una provincia que estuvo en la “mira de visitadores y agrimensores reales”. La razón, esta región fue el principal centro de producción y comercialización de vinos y aguardientes en todo el Sur Andino.

Además sus haciendas en los valles de Camaná y Vitor eran numerosas y algunas de gran extensión, lo que ameritaba registrarlas rigurosamente.

Al parecer, las autoridades descubrieron que en esta región se presentaban frecuentes irregularidades en los “catastros de tierras”, a causa de la extendida costumbre de declarar una menor cantidad de tierras de las que poseían o en el peor de los casos, no existir equidad “entre lo que pagaban y lo que producían”. Ello explicaría, por que los funcionarios de aduanas apenas llegados a Camaná en diciembre de 1779, hicieron un empadronamiento minucioso de los terrenos

61agrícolas, tomando incluso declaraciones juradas a sus dueños; y por otra, la alarma de la colectividad arequipeña, al enterarse que dichas mediciones se realizarían también en los valles de Majes, Siguas y Vitor.

__________16 Para la tarea de registrar las haciendas, nos reitera O'Phelan, “se encomendó a Juan bautista Pando, quien se dedicó a viajar por Camaná y Moquegua, averiguando sobre haciendas, tierras y pulperías que pudieran estar sujetas a impuestos. Con su visita debieron emerger una serie de irregularidades en la posesión y manejo de tierras, pues Pando generó serios anticuerpos entre los notables y propietarios de la localidad, hasta el punto de que su visita fue repudiada por un tumulto y pasquines que condenaban su tarea agrimensora. Es más al producirse enero de 1780 una revuelta contra la recientemente establecida aduana de Arequipa, uno de los blancos del ataque fue quemar los registros que Pando había llevado a cabo durante su visita. Así no se dejaba rastro de cualquier fraude que se hubiera puesto en evidencia con relación a la mesura de tierras y haciendas” (O'Phelan 2006: 11).

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c. La Aduana y la Alcabala Fue moneda corriente en esta época, que muchos hacendados de la región acostumbraran enviar una gran parte de sus productos a los mercados de la ciudad de Arequipa, por medio de indios cargueros, a sabiendas que ellos estaban exonerados legalmente del pago de impuestos. Siguiendo este mismo ejemplo, dicha exoneración había llevado a algunos campesinos indígenas, a orientar astutamente su producción agrícola hacia el cultivo de productos relevados del pago

17de la alcabala, como maíz, coca, ají, papa, granos, etc.

Precisamente sobre el impuesto de la alcabala, ésta empezó a ser cobrada en su nuevo monto de 6% desde fines de 1778 y los encargados de su recolección fueron los tradicionales oficiales reales de hacienda. Desafortunadamente para los intereses reales, tales cobros se habían venido efectuando con retraso, esporádicamente y con mucha displicencia. Las autoridades reformistas intuían que, con el establecimiento de una aduana se corregirían todas estas amañadas costumbres. Razón por la cual, al iniciar sus actividades, los funcionarios aduaneros obligaron a todos los comerciantes, grandes y pequeños, a depositar previamente sus mercancías a fin de ser minuciosamente registradas en libros especiales y exigieron el pago de la alcabala en todos los bienes que ingresaban a la ciudad, hasta en los

18 productos considerados como regalo o aquellos de origen indígena.__________17 Sobre la exoneración del pago del alcabala a los indios, Kendall Brown nos informa que “la ley real exceptuaba a los indios de la alcabala, mientras ellos vendiesen bienes de su propia producción para su propio provecho. Las historias pronto circularían que los oficiales reales de la aduana estuvieron forzando a los indios a pagar sobre alimentos y ropas que ellos vendían en la ciudad” (Brown 1986: 200).Si todas las clases padecieron la arrogancia y el maltrato de los nuevos funcionarios de hacienda, fueron los indios quienes recibieron las mayores arbitrariedades. En consecuencia, añade David Cahill, “cuando ellos reclamaron que nunca habían pagado la alcabala, Pedro de la Torre, que decía ser incluso menos simpático que Pando, los trató de idiotas. Ninguno de sus productos, sean alimentos, ropa, combustibles o alfombras, pasaban la revisión, y cuando carecían de medios para pagar, como usualmente ocurría por que solo una parte de la economía local fue monetizada, sus bienes eran embargados” (Cahill 1990: 263).

18 Entre los muchos ejemplos de arbitrariedad, un hacendado de Tiabaya fue obligado a pagar el impuesto sobre una carga de leña que ingreso para su comercialización en la ciudad, pero a tal nivel que su margen de ganancia podría desaparecer. Este mismo reclamo también hubo al pagar impuestos por un “regalo” de paltas; este término era usado para referirse a pequeñas cantidades de productos” (Cahill 1990: 264).

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d. La extensión del Tributo Si el nuevo monto de la alcabala comprometía los intereses de hacendados, comerciantes y campesinos; la extensión de la responsabilidad del tributo amenazó con descender de categoría a mestizos, cholos, zambos y forasteros. Pudiendo en el peor de los casos, afirma Cahill, llegar a alcanzar dentro del patriciado urbano y rural, a algunos cuyos miembros más notorios “carecían de limpieza de sangre”. Pues según este mismo autor:

“Los plebeyos de la ciudad y el campo e incluso muchos mestizos, fueron considerados patricios porque su situación económica ellos habían

19elevado.”

Sarah Chambers sugiere que, si la ampliación del tributo causó tanta alarma en la Ciudad Blanca fue porque muchos “españoles” no estaban muy seguros de su condición y al parecer, el administrador Pando estuvo muy conciente de ello, al afirmar que la mayor parte de la plebe no solo era mestiza sino que “muchos vecinos notables de Arequipa también tenían mancha”.__________19 En una proporción mayor que en el caso del alcabala, afirma Cahill, “el tema del tributo fue materia de temor por los acontecimientos futuros antes que cualquier otro no implementado por la corona; aunque Sematnat había realizado un censo de residentes de Tiabaya en noviembre de 1779, éste había sido abruptamente cancelado cuando el descontento social allí y en Caylloma se hizo evidente. Tal atenuación fue, por cierto, una abrogación de las responsabilidades fiscales del corregidor. El cronista (de quien toma la información) notaba que la designación de tributarios se escuchaba con repugnancia, pero una disminución en el estatus social y la contribución monetaria misma comprendía solamente una porción de la carga que tal designación implicaba.Las ramificaciones y supuestos miedos fueron expresados por un grupo de mestizos de Ica, al norte de la Diócesis de Arequipa, a inicios de 1780. Quejándose de una impía alianza entre los allí nombrados por Areche, Juan Bazo y el sacerdote Andrés Bravo, ellos observaron que en Ica había cuatro parroquias, tres de las cuales eran de indios. Ellos asistían a la parroquia para españoles y su preocupación fue que como resultado de otro de los decretos de Areche relativos al tributo (aquel de junio de 1779), ellos podrían ser obligados a cambiarse a una parroquia indígena. La consecuencia de esto podría ser que como tributarios, ellos podrían ahora ser responsables de la mita y el servicio personal en las casas del sacerdote y el corregidor y que podrían también ser víctimas de la venta forzada de mercancías (repartos)...ser caracterizado como tributario de este modo significaba no solo una pérdida instantánea de estatus social sino también una devastación económica y la posibilidad de servir en trabajos forzados. En Arequipa sin embargo, la correlación entre el estatus de tributario y la pérdida económica fue bastante más borrosa, menos clara, tanto que Sematnat había incluido en sus repartos a muchos individuos mestizos” (Cahill 1990: 266-267).

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Al extender el tributo a mestizos y otras castas, las autoridades borbónicas buscaron no solo incrementar los ingresos, sino también, perseguir a muchos indígenas que habían evadido sus obligaciones fiscales adoptando la condición de mestizos o forasteros. Sin embargo y aunque sin proponérselo, pusieron en riesgo la situación social de muchos mestizos arequipeños, quienes durante el siglo XVIII habían

20accedido a la categoría de “españoles”.

e. El Corregidor y los Repartos Como ya señalamos anteriormente, la corrupción fue un elemento

__________20 Según la visita de 1792, la provincia de Arequipa tenía una población de 37,630 habitantes, de los cuales el 60% eran españoles. Asimismo, el cercado de la ciudad contaba con 22,030 habitantes, siendo españoles el 71.4%. Porcentualmente, el número de españoles en la región en general y el cercado en particular, fue el más alto de todo el virreinato e incluso de Hispanoamérica. Pero ¿español quería decir blanco? No necesariamente. Lo español a fines del periodo colonial representaba una categoría social y menos una condición racial. Ello fácilmente puede comprobarse leyendo los testimonios de algunos ocasionales visitantes y viajeros extranjeros que arribaron a esta ciudad en las primeras décadas del siglo XIX, como el alemán Heinrich Witt o los franceses, Flora Tristán y Eugene de Sartiges. El primero de ellos, por ejemplo, al llegar a Arequipa en noviembre de 1824 manifestaba: “se me dijo que la población de Arequipa llegaba alrededor de 30,000 personas, dentro de la cual la proporción de gente realmente blanca es muy pequeña”. Asimismo, aunque llegó una década después, Flora Tristán, nos da un testimonio similar: “la población de Arequipa, comprendiendo la de los arrabales se eleva a 30,000 o 40,000 almas, se puede considerar que se compone poco más o menos de una cuarta parte de blancos, otros tantos de negros o mestizos y la mitad de indios”.Ambos visitantes afirman que se trataba de una población mestiza y que el número de blancos era considerablemente reducido. Si efectivamente fue así ¿por qué se la consideró española? ¿cómo se llegó a dicha clasificación? Algunos investigadores y estudiosos locales señalan un método muy utilizado en la colonia, por las personas de apariencia mestiza, para acceder a tan anhelada condición: la compra de certificados de “limpieza de sangre”. Otra vía utilizada para acceder a dicha categoría fue “asumir la misma condición de algún pariente verdaderamente español”. Sin embargo, para los casos que podríamos considerar la mayoría, la respuesta se encuentra en un reciente libro de Sarah Chambers, donde se asevera que “las clases populares rechazaban las pretensiones casi exclusivas que las élites tenían hacia el honor y decidieron usar la conducta y el estatus como la norma para relacionarse entre sus pares”. Es decir, que las estrechas relaciones entre los diferentes grupos que conformaban la sociedad arequipeña, permitió a aquellos quienes ocupaban los niveles más bajos sentirse con los mismos derechos, jerarquía y estatus de los que ocupaban las posiciones más altas. No solo eso, se comportaron como tales y exigieron ser reconocidos de la misma forma, tanto formal como legalmente, en los juicios, testamentos y por supuesto visitas. Tan extendido y curioso fenómeno de “blanqueamiento mental” quedaría al descubierto al revisarse los registros parroquiales y confeccionarse un nuevo padrón de tributarios. Consultar: Víctor Condori. “Desmitificando el pasado: el mito de Arequipa la Ciudad Blanca” Diario Arequipa al día. 25 junio 2006. p. 17.

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vital y muy extendido en el periodo colonial. Alcanzando a funcionarios de todo nivel y dentro de ellos, a las autoridades locales como fue el caso del corregidor de Arequipa Baltasar de Sematnat.

Durante las investigaciones llevadas a cabo con posterioridad a los disturbios, algunos testigos informaron que en una ocasión “un pasquín no publicado cayó desde el bolsillo del corregidor de la ciudad”. ¿Se trataba solo de una declaración mal intencionada, proferida por algún enemigo personal? ¿Tendría el corregidor razones para buscar la clausura de la aduana y la salida de las autoridades aduaneras?

Antes de responder a estas interrogantes tendríamos que recordar algunos hechos importantes. El principal de ellos estuvo relacionado con los públicos abusos que como máxima autoridad local cometía Sematnat, a través del infame sistema de Repartos, a los indios y

21 mestizos pobres de la provincia. Según algunos testimonios, en

__________21 Los mismos indios, indica Kendal Brown, detestaban a Sematnat, por causa de los repartos y “aunque los borbones tenían conocimientos de los abusos inherentes a los repartos, aún así permitieron a los corregidores usarlo para suplementar sus salarios. Sematnat había crecientemente distribuido bienes, y los indígenas lo odiaban por enconárseles cuando intentó recolectar el dinero debido a que los indios de Tiabaya rehusaron pagarlo. El resentimiento sobre los repartos y los nuevos censos llegó a tal intensidad que cuando Sematnat fue a Tiabaya en diciembre de 1779, a examinar los archivos de la parroquia bautismal para los censos, un pasquín anónimo apareció. Se pedía a Jesús perdonar al autor quien planeaba decapitar a Sematnat por hacer cumplir el reparto y mandarlo al juicio eterno. El asunto fue que muchos de los principales mercaderes chapetones, incluyendo a Mateo Cossío, Antonio Alvisuri y Juan de Goyeneche, financiaban los repartos de Sematnat además de dividir a la ciudad”. Brown 1986: 200.El pasquín mencionado en la nota anterior fue el siguiente:

OH poderoso Jesús como permites subsistan a nuestras leyes agresores? Licencia os pido mi dios y el perdón te lo suplico que a Sematnat degollado con sus corchetes de estopa los veréis en tú juzgado. Tened vivientes por cierto que reparto no paguéis y al corchete que cobrase la cabeza le voléis

si no la tuya paguéis.

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menos de dos años como corregidor “tenía hechos tres repartimientos e iba hacer otro para el mes de agosto”. En cada uno de ellos comercializó entre 900 y 1000 mulas, las mismas que le costaban 13 pesos la unidad y las vendía en 32 pesos, obteniendo una ganancia neta

22 de 19 pesos por cada animal.

No obstante que los repartos habían sido legalizados en 1751 a raíz de las reformas fiscales, el visitador Areche había ordenado que antes de llevar las mercancías hacia sus provincias:

Los corregidores debían obtener licencia de aduana y que, donde fuese posible, se establecieran receptorías locales para inspeccionar

23estas licencias.

__________22 Sobre alguna de las causas que motivaron el levantamiento arequipeño, en la crónica de Melchor de Paz se lee: “la primera causa consiste en la tiranía con que el corregidor en tan corto tiempo que no llega a dos años tenía hechos tres repartimientos, e iba a hacer otro por el mes de agosto, como consta de la contrata que tenía hecha con don Francisco Alvarado para que le trajese para ese tiempo una crecida punta de mulas.” En: Luis Antonio Eguiguren: Guerra Separatista. Rebeliones de indios en Sur América. La sublevación de Túpac Amaru. Tomo I Lima 1952. p 107.En relación al reparto de mulas, Guillermo Galdos Rodríguez, manifestaba que “el par de mulas lo compraba Sematnat a 26 pesos y cuatro reales, libres de alcabala y él vendía cada unidad a 32 pesos o sea el par a 64 pesos. Lograba pues, una pingüe utilidad anual, solo por este concepto...por cada partida de 800, 900 ó 1000 animales que vendía anualmente, tenía que crearse más enemigos la primera autoridad del corregimiento”. Galdos 1967: 54-55.Un testigo de los disturbios, Lorenzo Justo Rendón, preso en la cárcel de Lima por participar en los mismos, manifestaba: “ a las nueve de la noche pidieron socorro por la parte de Santa Catalina, diciendo, que fuesen los vecinos del pueblo de Tiabaya que estaban allí en la plaza en bestias, lo resistieron ellos diciendo que no traían armas, y que no fueron citados para pelear, sino para decir en pública voz que no querían pagar repartimiento, a lo que dijo don Mateo Cossío coronel de la caballería, que no pagarían las mulas a 32 pesos como estaban cargados sino a 25 y que el pagaría por todos al corregidor a este precio y todos le pagarían a él como pudiesen, aunque fuese de dos en dos reales.” Relación del alboroto de Arequipa y sus acaecimientos en este presente año de 1780. Capítulo 9. Arequipa y los Movimientos Revolucionarios de 1780.

23 Refiriéndose a los corregidores, John Fisher señala que: “la reforma de este corrupto sistema de gobierno local fue una de las mayores tareas con que se encaró Antonio de Areche cuando empezó su visita en el Perú. Sus instrucciones buscaban la eventual introducción del sistema de administración por Intendentes, pero mientras tanto debía purgar la estructura existente, dando particular atención al sistema de repartimientos. El informó en 1780 que existía una directa conexión entre sus esfuerzos para lograr un mayor control en este asunto y los disturbios que estallaron en este año en arequipa, Cuzco y otras poblaciones. Con la doble finalidad de proteger a los indios y evitar la evasión de la alcabala, había ordenado que antes de llevar las mercancías hacia sus provincias, los corregidores debían obtener licencias de aduana y que, donde fuese

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La introducción de nuevas medidas significaron un freno a las hasta ahora ubérrimas y abusivas actividades comerciales del corregidor y de sus numerosos abastecedores. Entonces se comprende la oposición que podría tener Sematnat al funcionamiento de la aduana y su posible participación en la publicación de algunos pasquines contra dicha institución. Todas estas especulaciones podrían ser confirmadas por el comportamiento del corregidor durante el desarrollo de los disturbios. Así, fue el corregidor quien luego del saqueo del día 14 de enero a la aduana, con gran celeridad y sin consultar a las autoridades limeñas, no solo abolió las innovaciones fiscales, sino que además, clausuró la aduana; y días después “invitó” a los funcionarios a

42abandonar definitivamente la ciudad.

LOS SUCESOS DEL 13-16 DE ENERO

Los primeros pasquines aparecieron el 1º de enero de 1780, y en los días posteriores se fueron incrementando en número y agresividad; comprometiendo ya no solo a funcionarios de aduana, sino a las autoridades locales como el corregidor Baltasar de Sematnat e incluso, al mismísimo monarca español; como se lee a continuación:

__________posible, se establecerían receptorías locales para inspeccionar estas licencias. Cuando los disturbios locales estallaron contra los esfuerzos para controlar la evasión de alcabalas, anunció que los corregidores estaban animando los movimientos. Y parece que, al menos en el caso de Arequipa tenía razón” (Fisher 1976: 114).

24 En la “Causa sobre los reos de la sublevación de Arequipa”, Ambrosio Zerdán y Pontero, Juez Pesquisador enviado por las autoridades virreinales a realizar las investigaciones sobre los disturbios de 1780, afirmaba que muchos testigos señalaban al corregidor como “autor de algunos pasquines o que por lo menos sabía de ellos antes de fijarse lo cual no dudó respecto de uno que el mismo dijo haber hallado en el bolsillo de su casaca considerando, todos que su fin era llevar adelante la denuncia que había dirigido antes a ese superior gobierno sobre que aún los niños de pecho de aquella ciudad se habían sublevado y creyendo también que el objeto que llevaba por culparle era por lograr auxilio de tropa para resguardo de su persona tímida y asegurar el cobro de su repartimiento, a que se le negaron el pueblo de Tiabaya y sus anexos en la misma plaza en la noche del alzamiento.” Arequipa y los Movimientos Revolucionarios de 1780. Acerca del interés del corregidor Sematnat por el cierre de la Aduana y la desaparición de libros de alcabala, David Cahill, ha encontrado en el Archivo General de la Nación (Aduanas, Leg. 6, cuaderno 34) una lista de deudores anterior a 1780 y en ellos se aprecian los nombres de “el corregidor Baltasar Sematnat y su escribano jefe Pedro Josef Salazar, ambos fueron sospechosos de avivar y provocar las protestas iniciales contra el establecimiento de la aduana en Arequipa” (Cahill 1990: 259).

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SEMATNAT Vuestra cabeza guardad Hasta cuando ciudadanos y también tus compañeros, de Arequipa habéis de ser los señores aduaneros el blanco de tantos pechos que sin tener caridad que os imponen por el rey? han venido a esta ciudad de lejanas tierras extrañas Que el rey de Inglaterra a sacarnos las entrañas es amante de sus vasallos sin moverlos a piedad al contrario el de España a todos vernos clamar. hablo del señor don Carlos.

En previsión de los disturbios que se veían venir, el 11 de enero el corregidor de la ciudad, solicitó al administrador Pando suspender momentáneamente los nuevos impuestos. Pero este, secamente rechazó la clamorosa solicitud de la autoridad. La suerte estaba echada.

A las 10 de la noche del día 13 de enero, una gran muchedumbre calculada por algunos testigos en 500 personas, se congregó frente al edificio de la Aduana con el objetivo de amedrentar a los funcionarios de la misma. Lanzaron piedras y barro contra sus puertas, y después de gritarles “ladrones públicos” y “enemigos de la humanidad”, se retiraron en buen orden.

Temeroso por lo sucedido, al amanecer del día 14, el corregidor convocó a una junta de notables a fin de analizar la situación. Posteriormente, se envío una delegación de vecinos ante el administrador de la aduana, para solicitarle nuevamente el levantamiento de todas las innovaciones fiscales. Lamentablemente, Pando no solo se mantuvo inconmovible, sino que aquella misma tarde se supo que continuaba cobrando los impuestos “aún con más temeridad”. Como podría imaginarse, esa noche la aduana fue saqueada por una multitud estimada en 600 individuos, la mayoría a caballo y todos en tan buen orden, que evidenciaban una “cabeza que los gobernaba”. Mientras Pando y sus empleados huían desesperados por las casas vecinas, los manifestantes quemaban los libros de registro y saqueaban la caja fuerte, llevándose cerca de 2,500 pesos. Curiosamente, las mercancías depositadas por los hacendados y comerciantes para el pago del alcabala, no fueron tocadas. Antes de la una de la madrugada, todos se habían retirado en silencio y nuevamente, buen orden.

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En la mañana del 15 de enero, el corregidor Sematnat apresuradamente publicó varios decretos de emergencia, suspendiendo todos los nuevos impuestos, clausurando temporalmente la aduana y ofreciendo inmediatamente un perdón general a todos aquellos quienes habían participado en el saqueo de la víspera. Seguidamente, permitió a los hacendados y comerciantes locales retirar sus mercancías del depósito de la aduana “sin compensar el pago de impuestos”.

Sin embargo, si las autoridades creyeron que con estos decretos la calma finalmente retornaría a la convulsionada ciudad, se equivocaron. Esa misma noche, una turba más numerosa que las anteriores, compuesta de hombres y mujeres con solo algunos jinetes, se dirigió a la casa del corregidor Sematnat. Luego de ingresar violentamente en ella, la saquearon con tanta fogosidad “que no dejaron un clavo en la pared”. Después de incendiarla, se encaminaron a la tienda del comerciante catalán José Campderros; una vez dentro, se llevaron todas las mercancías “hasta dejarla en andamios”. No contentos con todo ello, los revoltosos marcharon sobre la cárcel pública de la ciudad, donde luego de destrozar sus puertas, liberaron a todos los presos. Cerca de las cuatro de la madrugada, los manifestantes ya no tuvieron tiempo de dirigirse a las cajas reales de la ciudad, donde se hallaban depositados cerca de 200,000 pesos. Entonces, para llevar a cabo dicho robo y también para saquear las viviendas de otros vecinos españoles de la ciudad, donde se decía existía “considerable caudal”; decidieron volver a reunirse esa misma noche.

¿Qué había sucedido? ¿Cómo había degenerado esta inicial protesta antifiscal en una especie de “lucha de clases”? Al parecer, los sucesos de los días 13 y 14 habían sido alentados por los propios hacendados y comerciantes de la ciudad; contando con el interesado apoyo de criollos y mestizos principalmente. Sin embargo, en los disturbios del día 15, la mayoría de los manifestantes estuvieron constituidos por pobres de la ciudad e indígenas de los poblados aledaños, especialmente de la pampa de Miraflores. Dichos grupos, llámese marginales, al parecer quisieron también sacarle provecho al ambiente de protestas y reivindicaciones que se había configurado en la ciudad. Mientras que para los hacendados y comerciantes estas protestas70

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significaban la eliminación de los nuevos impuestos y la salida de los funcionarios de aduana; para los pobres fue una forma de conseguir botín, mientras que para los indios, de protestar y acabar con los odiados repartos del corregidor. Por ello, no sorprende que los objetivos de las protestas del día 15, hayan sido en primer lugar, la casa del corregidor y luego, la del comerciante español Campderros, de quien se rumoreaba era el proveedor de los artículos para el reparto.

Sean estas las razones u otras desconocidas, lo cierto fue que la ciudad se hallaba ante la amenaza de un inminente saqueo esa mismas noche, por hordas conformadas por indígenas y pobres de los alrededores. El corregidor Sematnat, sobreponiéndose a su miedo inicial, decidió convocar dentro de la ciudad a todas las compañías de milicias de la provincia (caballería e infantería) y organizar la defensa. Dichas compañías estaban integradas por peninsulares, criollos y mestizos, al mando de los oficiales Mateo Cossío, Raymundo O'Phelan y Pedro Ignacio Aranibar.

La temida invasión se inició cerca de las 10 de la noche del 16 de enero; aunque el ataque principal vino desde la pampa de Miraflores, en realidad se trataba de una masa desordenada de aproximadamente 800 indios, armados de palos, piedras y las tradicionales hondas. La lucha fue ardua, duró varias horas y no obstante el arrojo demostrado, los corajudos invasores fueron finalmente derrotados y expulsados de la ciudad, por las más disciplinadas y mejor armadas milicias locales.

Al día siguiente, dos compañías de caballería y una de infantería, invadieron la pampa de Miraflores. Luego de registrar, saquear y quemar todas las chozas y “rancherías” pertenecientes a los indios, retornaron con muchos prisioneros. Esa tarde en la ciudad, fueron exhibidos los cuerpos de cinco invasores, muertos en la refriega de la noche anterior.

Finalmente y para “escarmiento” de todos los revoltosos y saqueadores, el día 18 de enero, seis reos (5 indios y 1 mestizo) fueron condenados sumariamente por su participación en los disturbios y ahorcados en la plaza de armas de la ciudad.

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DESPUES DE LOS DISTURBIOS

Aunque los disturbios finalizaron con la ejecución de los seis individuos, los misteriosos pasquines continuaron apareciendo ocasionalmente durante algunos meses. Mientras tanto el virrey del Perú, Manuel Guirior, informado de los acontecimientos de Arequipa por medio de ciertas cartas alarmantes enviadas por el corregidor Sematnat, decidió enviar una fuerza de 100 soldados, a fin de controlar la situación.

No obstante la oposición de los arequipeños manifestada en nuevos pasquines, las tropas reales finalmente ingresaron a esta ciudad el 8 de abril, cuatro meses después del comienzo de las hostilidades. El 13 de junio, el comandante de esta tropa, Antonio Gonzáles, fue nombrado Juez Pesquisador a fin de realizar las investigaciones sobre el “origen, causas y autores del tumulto” acaecido en la ciudad. Misteriosamente, dichas investigaciones fueron suspendidas en agosto de ese año.

El 6 de noviembre de 1780, el nuevo virrey del Perú Agustín de Jáuregui, nombró a Ambrosio Zerdán y Pontero como Juez Pesquisador para reiniciar las investigaciones. Sin embargo, un mes después de su llegada, estas fueron definitivamente suspendidas por haberse iniciado en el sur del Perú una masiva rebelión indígena, encabezada por el cacique de Tinta José Gabriel Condorcanqui Noguera, Túpac Amaru II.

CONSIDERACIONES FINALES

Erróneamente se ha querido ver en estos eventos un intento para liberar Arequipa del gobierno español y como un movimiento precursor de la rebelión de Túpac Amaru (Galdos 1967). Nada más lejos de la realidad.

La llamada “Rebelión de los Pasquines” fue un motín urbano, una protesta anticolonial, un conflicto entre “los tradicionales intereses socio-económicos y aquellos patrocinados por las reformas borbónicas” (Brown 1985); donde hubieron pocas luces de “una búsqueda por una alternativa política para el estado colonial” (Cahill 1990).

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El principal objetivo de las protestas, fue oponerse a la introducción de reformas fiscales, y dado que ellas amenazaban a un vasto sector de la población local, en diferente nivel y magnitud, fue posible una momentánea alianza a fin de hacer frente a este “enemigo común”. Pero como sucede en toda rebelión “multiclasista”, los intereses de un grupo al no ser los mismos, se irán diferenciando a lo largo del movimiento y terminarán en franca oposición; desviándose de este modo los objetivos iniciales de dicha revuelta.

Los sucesos de Arequipa entonces, deben también ser entendidos como un enfrentamiento entre los intentos de la corona española por suprimir la corrupción y evasión fiscal, y el esfuerzo de sus habitantes por oponerse a ellos.

Con respecto a la rebelión de Túpac Amaru, en diciembre de 1780, el cacique de Tinta envió una carta dirigida a los ciudadanos de Arequipa, con el objetivo de ganar su apoyo, proponiendo clausurar la aduana y todas las “innovaciones de la visita de Areche”; pero los arequipeños no solo ignoraron este pedido, sino que, se alistaron para combatirlo, recaudando cuantiosos donativos y organizando una poderosa fuerza militar.

Entre 1780 y 1782, numerosas unidades de milicias arequipeñas fueron enviadas a luchar en toda la sierra sur; y una de las hazañas más importantes de esta fuerza, fue haber conseguido el levantamiento del “cerco indígena de La Paz” en 1782. Curiosamente, muchos vecinos que habían participado en los disturbios de enero de 1780, aprovecharon de esta confusa situación para demostrar sus “sinceros sentimientos realistas”, entregando generosos donativos, que ayudaron a la derrota definitiva de los rebeldes cusqueños.* Y como si nada hubiese sucedido anteriormente, solicitaron los respectivos reconocimientos reales por aquellos triunfos.__________* Wibel afirma que durante la rebelión de Túpac Amaru renació el entusiasmo de la región por la causa imperial, la misma que estuvo simbolizada en la figura de Domingo Benavides, conocido agitador de los disturbios de enero de 1780, quien como muchos otros vecinos ofreció una donación de 1,000 pesos a la corona. Asimismo unos 4,000 arequipeños lucharon contra Tupac Amaru y muchas figuras conocidas se distinguieron durante estas campañas, incluyendo los oficiales de milicias y comerciantes peninsulares Mateo Cossío, Pablo España y Francisco Martínez. (1975: 50)

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Repensando la Rebelión de los Pasquines

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Todos estos esfuerzos se vieron coronados el 5 de diciembre de 1805, cuando el rey Carlos IV, concedió a la “muy noble y muy leal” ciudad de Arequipa, el título de “Fidelísima” en virtud a sus grandes servicios cuando:

En la rebelión de José Condorcanqui, alias Túpac Amaru, hizo frente a esta y sus aliados con una columna de tropa que levantó a su costa; coadyudó a destruir el asedio que tenía puesto a la ciudad de la Paz, prender al rebelde y asegurar la tranquilidad de aquellas provincias, mereciendo por ello que comúnmente se (le) llamase restauradora del Collao. (Barriga 1940).

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LA TRANSFORMACIÓN DE LA REAL HACIENDA PERUANA BAJO LOS BORBONES:

EL CASO DE AREQUIPA

1Kendall W. Brown

Durante el siglo XVIII, el gobierno español instituyó una serie de reformas fiscales en el imperio con la meta de fortalecer el Estado y proveer ingresos para pagar los gastos militares. Desde la perspectiva administrativa, estas reformas contribuyeron a la modernización del sistema fiscal. Por emplear a un número más grande de funcionarios, la real hacienda pudo eliminar la práctica tradicional de cobrar los impuestos por arrendamiento o encabezamiento. La introducción de contabilidad por partida doble dio al gobierno una visión más clara de la recaudación de los impuestos y los gastos fiscales. Durante los años que inmediatamente siguieron a las reformas, la hacienda arequipeña produjo una cantidad mucho más grande de rentas. Las reformas, sin embargo, no consiguieron modernizar el sistema fiscal colonial. En vez de estimular la producción económica regional a largo plazo, los impuestos nuevos y las tasas más altas tendían a dañar la economía arequipeña. Las reformas fiscales hicieron poco para crear impuestos más equitativos entre los súbditos peruanos y tampoco tuvieron como una meta principal la promoción del bienestar social. A la verdad la política fiscal y los impuestos nuevos fueron una causa importante de la gran Rebelión de Túpac Amaru (1780-1781).

Al amanecer la edad moderna, la monarquía española borbónica impuso una serie de reformas fiscales para aumentar sus ingresos y para consolidar su control sobre el imperio. La historia de Arequipa durante el siglo XVIII demuestra los resultados mezclados de estas iniciativas en proveer al gobierno una renta más grande y el grado al cual las reformas modernizaron la región, social y económicamente. Entre otras características, la modernización significa igualdad y un estado cada vez más poderoso y centralizado. En el antiguo régimen,

__________1 Department of History Brigham Young University Provo, UT 84602 EE.UU.

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dice el historiador Roberto Darnton (1989: 21-22), “la mayoría de la gente daba por supuesto la desigualdad entre los hombres, siendo ésta una cosa buena, y que se conformaba con el orden jerárquico construido en la naturaleza por Dios mismo”. La sociedad moderna mantiene que “todos los hombres son creados iguales”. En el orden feudal, los nobles gozaron de la libertad de ciertos impuestos porque eran miembros de un estado privilegiado. La modernidad sostiene que todos deben tener iguales privilegios y obligaciones, es decir, un sistema fiscal modernizante tendría el propósito de sujetar a todos los ciudadanos a los mismos impuestos más bien que a eximir a alguno debido a su raza, a su etnia o su privilegio social.

En cuanto al poder del estado, el siglo XVIII fue el período del absolutismo real, cuando los monarcas aspiraron incrementar el control sobre sus súbditos. Las monarquías llegaron a ser más fuertes, en parte debido al aumento en el tamaño de sus gobiernos. El crecimiento de burocracias políticas y fiscales se debió a la necesidad de recaudar fondos para la paga de un ejército y una marina de guerra más grandes, requeridas por los muchos conflictos durante esos años. No importaba si la nación era el agresor o intentaba solamente defenderse, necesitó de fuerzas militares poderosas. España tuvo que defenderse no solo internamente sino su imperio. Esto requirió transacciones financieras masivas para proteger las colonias contra invasiones enemigas y para construir los buques de guerra capaces de defender el comercio marítimo. Cuando Carlos III (1759-1788) adoptó una política extranjera altamente agresiva, la necesidad de

2ingresos fiscales se incrementó dramáticamente (Lynch 1989: 324).

__________Entre las obras sobre las reformas borbónicas fiscales: John Fisher (1970); Oswaldo Holguín Callo: “El visitador Areche y el consulado del comercio de Lima: el problema de la alcabala de rentas”, Boletín del Instituto Riva-Agüero 9, 1972-1974, pp. 83-109; Jacques A. Barbier: “Peninsular Finance and Colonial Trade: The Dilemma of Charles IV's Spain”, Journal of Latin American Studies 12:1, 1980, pp. 21-37; Jacques A. Barbier y Herbert S. Klein: “Revolutionary Wars and Public Finance: The Madrid Treasury, 1784-1807”, Journal of Economic History 41:2, 1981, pp. 315-339; Scarlett O'Phelan (1983); Oscar Rodríguez: “Anotaciones al funcionamiento de la real hacienda en el nuevo reino de Granada. Siglo XVIII”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 11, 1983, pp. 71-88; Herbert S. Klein: “La economía de la Nueva España, 1680-1809: un análisis a partir de las cajas reales”, Historia Mexicana 34:4, 1985, pp. 561-609; Alvaro Jara: “Años de guerra y presión fiscal en América a fines del período español: notas para una renovación de la historia americana”, Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtschaft und

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Mientras que las presiones impositivas crecían, los burócratas, los soldados y la policía eran necesarios para recoger los impuestos y mantener el orden público. En realidad, los estados del siglo XVIII crecían principalmente en virtud de las muchas guerras y los

3impuestos que recaudaron para financiarlas.

Las reformas fiscales borbónicas instituidas en el Perú meridional 4eran de dos tipos complementarios. Desde 1752, pero principalmente

entre 1775 y 1780, los funcionarios reales instituyeron nuevos impuestos e incrementaron otros para generar más rentas. Entonces, a partir la 1780 a 1785 centralizaron y aumentaron la burocracia fiscal para hacer más eficiente la recaudación de impuestos. Esto coincidió con iniciativas políticas tales como el establecimiento del sistema de intendentes en 1784 que dieron a la corona mayor control sobre el Perú meridional y de tal modo facilitaron la imposición de las reformas fiscales. A los ojos de José Pablo Valiente, ministro togado del Consejo de Indias, el sistema de Real hacienda se había arreglado sobre las bases y principios verdaderos de la economía política: se había dedicado el Gobierno a fomentar todos los ramos de producción y de riquezanatural, contentándose con recoger para los gastos del Estado por más rentas una parte mínima de aquellos mismos valores que había creado, y cuyo principal gozo dejó en las manos de los comerciantes. Los cuantiosos productos de las Aduanas de mar y tierra, vinieron a ser la medida menos equívoca, de la riqueza de los

5 contribuyentes. Valiente, admirador del famoso ministro de Indias__________Gesellschaft Lateinamerikas 23, 1986, pp. 173-187; Kendall W. Brown (1986); José Coello: “The Economic Impact of the Bourbon Reforms and the Late Colonial Crisis of Empire at the Local Level: The Case of Saltillo, 1777-1817”, The Americas 44:3, 1988, pp. 301-323; Herbert S. Klein: The American Finances of the Spanish Empire: Royal Income and Expenditures in Colonial Mexico, Peru, and Bolivia, 1680-1809, Albuquerque, N. M., 1998; y Carlos Newland y Martín Cuesta: “Revueltas y presión impositiva en el espacio peruano, 1691-1790”, Revista de Historia Económica 21, 2003, pp. 477-500.

3 Véase, por ejemplo, Edgar Kiser y April Linton: “Determinants of the Growth of the State: War and Taxation in Early Modern France and England”, Social Forces 80:2, 2001, pp. 411-448.

4 Guillermo Céspedes del Castillo, “Reorganización de la hacienda virreinal peruana en el siglo XVIII”, Anuario de Historia del Derecho Español 23, 1953, pp. 329-369.

5 Parecer de José Pablo Valiente, Sevilla, 16 septiembre 1809, AGI, Indiferente General 830.

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La transformación de la real hacienda peruana bajo los Borbones

José de Gálvez que fue el motor dinámico de muchas de las reformas, consideró la fase reformista un éxito; sin embargo, miraba desde España, y la perspectiva fue diferente desde las Américas, como demuestra el caso de Arequipa.

Luego que fue fundada por los conquistadores españoles en 1540, Arequipa vino a ser el centro económico y religioso dominante en el Perú meridional, pero la centralización política y fiscal real de la región la retrasaron. Arequipa era uno de los centros comerciales principales entre Lima y los mercados ricos de Alto Perú tales como Potosí. Controló el comercio local y también era la sede de la diócesis regional. La autoridad política real, sin embargo, se dispersó entre siete provincias (Camaná, Condesuyos, Arequipa, Cailloma, Moquegua, Arica, y Tarapacá). Cada una tenía su propio corregidor que era directamente responsable del virrey en Lima, el único funcionario peruano que supervisó la región en su totalidad. La provincia de Arequipa no tenía más importancia en cuanto a su jurisdicción que cualquiera de las otras. De una manera semejante, la responsabilidad fiscal estaba dividida entre tres entidades de la Hacienda real, las reales cajas de Arequipa, de Cailloma y de Arica. Cada una recogía y desembolsaba los ingresos reales, bajo la supervisión del corregidor local o los oficiales virreinales en Lima. La escasez de personal fiscal, sin embargo, forzó a la Hacienda a depender de entidades fuera de la caja para la recaudación de los impuestos. Una manera “era el arrendamiento, sistema por el cual una corporación o particular obtenía en subasta pública el derecho de recaudar a cambio de un canon anual”. La otra manera principal era el encabezamiento, cuando la caja “cobraba el impuesto a una corporación o municipio en base a una estimación, y este último distribuía la carga entre los contribuyentes” (Newland &Cuesta 2003: 482).

Arequipa poseía una economía diversa, aunque la prosperidad de la región dependía del dinamismo de la viticultura. Las minas en Cailloma y Huantajaya producían una fuente moderada de plata, pero Arequipa no dependía directamente de la minería como era típico de una gran parte del Perú. El tribunal del consulado de Lima monopolizó la importación de la mercancía europea, relegando a los 80

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comerciantes arequipeños a un papel periférico. Los arequipeños dominaban el comercio regional y la agricultura seguía siendo la sustentación de la economía local.

Autosuficiente en alimentos básicos, la región producía para el consumo local cantidades sustanciales de trigo, maíz, patatas, azúcar, y frutas. El vino y el aguardiente de uva, los dos productos agrícolas de más valor, constituyeron un recurso económico de gran importancia: con un volumen relativamente pequeño, podían ser transportados al Alto Perú y vendidos allí. Los viñedos prosperaron a través de la región, pero los productores más grandes eran los valles de Moquegua, al sur de Arequipa; Vítor, al oeste; y Majes, al norte. Del comercio del vino y del aguardiente la región ganó la plata necesitada para importar las mercancías europeas y para pagar los impuestos reales.

LaS REFORMAS Y SUS RESULTADOS FISCALES

Para Arequipa las reformas borbónicas fiscales empezaron a tomar fuerza en la década de 1750. En 1752 la corona estableció en el

6virreinato un estanco real lucrativo de tabaco. A mediados de 1754 el 7virrey Superunda creó una administración de tabacos en Arequipa.

Por 1768 hubo administradores para Arica, Moquegua, Cailloma, Condesuyos, y Camaná, todos subordinados al administrador general en Arequipa. Se mantenían los caudales del estanco separados de la hacienda real y así no afectaron el nivel total de la renta de la caja de Arequipa. El estanco fue lucrativo. A fines de los 1750, producía 17,000 a 18,000 pesos netos anualmente, mientras la caja de Arequipa contó un ingreso grueso de apenas 13,160 pesos durante el año fiscal

de 1758-1759. Hacia los años 1780 la renta neta de la administración __________6 Para un análisis del estanco desde el perspectivo del nivel virreinal e imperial, véase Kathleen Maria Vizcarra, “Markets and Hierarchies in Late Colonial Spanish America: The Royal Tobacco Monopoly in the Viceroyalty of Peru, 1752-1813” (tesis doctoral, University of Illinois at Urbana-Champaign, 2001); y Guillermo Céspedes del Castillo, “La renta del tabaco en el virreinato del Perú”, Revista Histórica 21, 1954, pp. 138-163.

7 Superunda a Ensenada, Lima, 20 dic. 1754, AGI, Lima 1129. El administrador recibía como salario 10% del valor de las ventas del almacén de tabacos y 4% del ingreso neto de los estanquillos. Los minoristas ganaban 10% de las ventas de tabaco procesado y 4% del tabaco en hoja.

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de Arequipa fue 70,000 pesos anuales, aunque las ganancias tendían a bajar después de eso (véase el Gráfico 1). Los administradores locales remitían casi todo el excedente a Lima, donde lo gastaban para fines militares, especialmente en Chile, o lo invertían nuevamente en la producción de tabaco.

__________8 La expulsión de los jesuitas en 1767 dio a la corona acceso a sus grandes propiedades. Estas propiedades en Arequipa y Moquegua fueron estimadas en alrededor de 700,000 pesos. Después de un primer intento de pasar las haciendas y viñedos a su cargo, la corona ordenó antes de su venta que éstas provean cientos de miles de pesos a la Hacienda Real. Pablo Macera Dall'Orso da el valor de la propiedades en “Instrucciones para el manejo de las hacienda jesuitas del Perú (S. XVII-XVIII)”, Nueva Crónica 2:2, 1966, pp. 8-9. Véase también AMA, Libros de Reales Cédulas .05, folios 380-404. Se analiza la disposición de las propiedades en Brown (1986: 156-158).

Fuente: AGN, Real Hacienda, Arequipa 24, 26, 28, 29, 33; AGI, Lima 658, 1092, 1099, 1105, 1228, 1229, 1236, 1237, 1238, 1441.

La caja real de Arequipa permaneció, sin embargo, con pocos cambios 8hasta 1777 pero después todo empezó a cambiar. En aquel año el

virrey Guirior mandó cobrar el nuevo impuesto sobre el aguardiente, una tarifa de 12.5% sobre la primera venta de aguardiente, el producto

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económicamente más importante de la región. Se pretendió que la renta del impuesto ayudara a pagar por la expedición militar que atacó la provincia brasileña de Santa Catarina y las hostilidades que

9siguieron. En 1780 el visitador general José Antonio Areche 10incrementó la alcabala de 4% a 6%. Areche quiso que el fisco

aprovechara de la expansión comercial que resultó de la proclamación de comercio libre en 1778. El real en marco de minería (1786) exigió que los refinadores de plata pagaran un real por cada marco de plata que produjeran (Fisher 1970: 138-139). La última innovación importante ocurrió en 1796, cuando la hacienda real empezó a cobrar el subsidio eclesiástico de 2,000,000 de ducados otorgado a Felipe V por el papa Clemente XI en 172, los cuales la hacienda nunca había conseguido recaudar del clero americano, incluyendo los

11arequipeños .

Para que la hacienda real pudiera administrar los nuevos impuestos, tuvo que ser mejorada la burocracia fiscal. Los oficiales virreinales y especialmente el visitador general Areche y su sucesor Jorge de Escobedo centralizaron la burocracia fiscal y proveyeron más personal. En 1780 Areche cerró la caja de Cailloma, que recaudaba poco más que los impuestos mineros en el asiento de Cailloma, y transfirió sus responsabilidades a la caja arequipeña. Esta caja también recibió la plata excedente de la caja de Arica, que principalmente cobraba los impuestos comerciales del puerto de Arica. Mientras tanto, Areche y el virrey Guirior mandaron establecer una aduana en Arequipa en 1779 y se fundaron otras aduanas en Arica y Moquegua, además de 20 receptorías subordinadas por toda la región.

La caja de Arequipa tuvo 17 funcionarios en 1784 y la aduana empleó a 15 más, comparado con una burocracia fiscal arequipeña de

__________9 Representación de la ciudad de Arequipa remitida al consejo con Real Orden de 22 de enero de 1791, folios 1-10, AGI, Lima 939, expediente 63.

10 Cabildo de Arequipa a Areche, Arequipa, 8 abril 1782, AMA, Libros de Actas de Cabildo 25, folios 40-43.

11 “Libro particular del Ramo de Subsidio que empieza a correr desde 1 de Diciembre de 1791”, AGN, Real Hacienda, Caja de Arequipa 80.

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solamente cuatro antes de las reformas (Browm 1986: 180-185). Con los oficiales en Arica, Moquegua y las receptorías periféricas, esto daba al gobierno el personal suficiente para emprender la recaudación eficiente y los procedimientos necesarios de contabilidad. En particular el encabezamiento de alcabalas fue eliminada, pues había bastante personal para recaudarlas directamente. Otra reforma importante fue la introducción en 1787 de la contabilidad por partida doble. Hubo gran confusión en el inicio, pero el sistema dio al gobierno una visión más clara de los ingresos y los gastos de la hacienda (TePaske, Klein & Browm 1982: XV).

Los impuestos nuevos y la hacienda más eficiente cambiaron la estructura fiscal de la región (Cuadro 1). Anteriormente la caja de Arequipa dependía de la minería por sus ingresos. Cerca de 1720, por ejemplo, los impuestos sobre la producción minera generaron casi la mitad de las rentas de las cajas de Arequipa y Cailloma y la venta de azogues a los refinadores de plata proveyó un 20 por ciento. Ingresos de la población indígena, principalmente de los tributos, constituyeron una parte muy pequeña del cargo de la caja debido a la manera poco controlada por la cual el gobierno los recaudaba y daba cuenta de ellos. De lo cobrado en tributos, el corregidor solía retener su

Fuente: Las cuentas para 1719-21 y 1779-81 En: AGI, Contaduría 1823, 1868; AGI, Lima 1282, 1304; y ANP, Real Hacienda, Caja de Cailloma 171

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propio salario, los sínodos de todos los doctrineros que trabajaban en las aldeas de su provincial y cualquier otro gasto antes de remitir el excedente a la caja. Corregidores, curas y curacas intentaron esconder tributarios, quizás un tercio de ellos, para impedir la salida de dinero de sus jurisdicciones (O'Phelan 1983: 125). Fue una lucha continua para la hacienda determinar cuántos tributarios vivían en cada provincia y por lo tanto la cantidad que se debía cobrar.

Por estas razones, cerca de 1720 la caja de Arequipa registraba un poco más de 1,000 pesos en tributos (cerca del 1% de la renta total de la caja) aunque sustancialmente más tributos habían sido cobrados. En 1780, cuando los oficiales de la caja empezaron a dar cuenta de todo el tributo recaudado, los ingresos de los indios dentro del distrito fiscal llegaron a 60,000 pesos anuales. En parte, el incremento resultó del crecimiento demográfico y procedimientos más eficientes de recaudación, pero el cambio en el sistema de contabilidad hizo que el aumento pareciera mucho más grande del que fue en realidad. A pesar de la resistencia de los indios y muchos españoles, la hacienda trató de empadronar periódicamente a la población indígena. A veces muchos años pasaron sin nuevas revisitas. Asimismo, al inicio de la década de 1780 las revisitas de casi todas las provincias no eran corrientes (Cuadro 2).

Para incrementar sus rentas de modo significativo, el programa borbónico de reformas tuvo que romper la dependencia de la hacienda sobre la minería. Se ve su éxito en el hecho de que en 1780 solamente 26% de los ingresos arequipeños se recaudaron de la minería y de la venta de azogues, una baja grande del porcentaje de 70% registrada en 1720 (Cuadro 1). Por otra parte, los impuestos comerciales habían crecido de 7% del total a 29% y constituyeron la fuente más importante de la renta real de Arequipa. Los ingresos comerciales se incrementaron por algunas razones: Primero, el sistema de aduanas eliminó la necesidad de encabezar o arrendar la alcabala y así aumentó la eficiencia en la recaudación de la alcabala y el nuevo impuesto; segundo, el tipo más alto de la alcabala e impuesto sobre aguardiente fueron muy lucrativos; y tercero, a corto plazo la proclamación de comercio libre estimuló la importación de mercaderías, que generó más impuestos. El comercio no fue, sin embargo, la única fuente de caudales más grandes para el Erario. Comparado con las primeras

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décadas del siglo, los impuestos sobre la agricultura regional y el clero también daban de seis a ocho veces más ingresos.

La tendencia temporal en la renta bruta de la hacienda indica que las reformas borbónicas fiscales fueron verdaderamente significantes. Los ingresos de las cajas de Arequipa y Cailloma durante el período 1700-1775 incrementaron simplemente un 0.4% anualmente, un contraste claro con el 7.2% entre 1775 y 1800. De 1775 a 1780, el período más intenso de reforma, los ingresos brutos de Cailloma y Arequipa crecieron con una tasa anual asombrosa de 40.9% (TePaske, Klein & Brown 1982: 15-83). El incremento no se debió solamente a expansión demográfica o crecimiento económico, aunque los dos desempeñaron un papel importante. El aumento resultó principalmente de impuestos nuevos y más altos recaudados con más eficiencia.

Por supuesto, los ingresos brutos no son una medida enteramente satisfactoria de beneficios. Con la expansión de la burocracia fiscal

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12sus desembolsos también aumentaron. Los gastos anuales alrededor de 1800 sumaron aproximadamente 95,000 pesos, comparados con 7,300 pesos en 1775, un crecimiento anual de 10.8%. Aunque los costos aumentaron rápidamente, sin embargo, todavía había bastante dinero para los propósitos reales. Renta neta, como reflejada en la cantidad de plata remitida de Arequipa a Lima, incrementó 5.9% anualmente durante el último cuarto del siglo. Durante los primeros tres cuartos del siglo, las remesas casi no crecieron, apenas 0.5% al año. Es evidente que las reformas fiscales produjeron un excedente significante de caudales que los oficiales reales arequipeños remitieron a Lima para usar en otros lugares del imperio.

__________12 Los salarios fiscales sumaron casi tres veces más en 1784 que antes de las reformas pero estos mismos gastos contenían ganancias para la corona. Los burócratas, muchos de los cuales eran peninsulares, fortalecían los grupos locales que apoyaron el programa reformista. Del mismo modo la corona compró la lealtad de los oficiales políticos y fiscales. Tales beneficios no monetarios fueron importantes al orden y la seguridad imperial.

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Las reformas adquirían velocidad en el Perú meridional, un poco más tarde que en el caso de Lima y aún más que en México. Los ingresos de Lima, que era la caja matriz para todo el virreinato, aumentaron rápidamente cerca de 1760, 15 años más temprano que en Arequipa, y las rentas mexicanas empezaron a crecer desde los años 1720. La diferencia cronológica probablemente se originó en la naturaleza diversificada de la economía arequipeña, el hecho de que la hacienda real no había cobrado impuestos significantes de los viticultores antes de 1777 y que los oficiales establecieron algunas reformas primero en Lima y después en las provincias como Arequipa a fines de la década de 1770.

LAS REFORMAS A LARGO PLAZO

Aunque las reformas claramente disfrutaban de algún éxito en Arequipa, dando rentas más grandes que el gobierno entonces remitía a otros lugares, su éxito a largo plazo era más efímero. La mayoría de los índices de rentas demostró aumentos durante los años 1780, por ejemplo, pero sufrieron estancamiento o declive después. La caja de Arequipa no pudo mantener su tasa de crecimiento o los niveles que había alcanzado. Esto resultó en parte de los choques causados por las guerras con los ingleses y franceses, empezando en la década de 1790. Pero las iniciativas fiscales también causaron problemas económicos dentro de la región y esto se reflejó en el estancamiento o caída del producto de los impuestos.

Hay poca duda que las nuevas políticas fiscales contribuyeron a minar la vitalidad económica regional. Los viticultores regionales tradicionalmente pagaban el diezmo eclesiástico y la alcabala del 4%. El nuevo impuesto y la alcabala del 6% cortaron profundamente su margen de beneficio, que ya se encogía debido a la demanda menguante en los mercados del altiplano. Los viticultores reaccionaron por expandir su producción pero la demanda fue cada vez menos elástica. Los precios de aguardiente bajaron, compensando la producción más alta. Con un valor de diez o doce pesos el quintal en 1770, el aguardiente decayó a seis pesos en los 1790. Por lo tanto, las condiciones no elásticas del mercado y presiones fiscales borbónicas combinaron para minar el comercio de vino y aguardiente de lo cual dependía la prosperidad económica regional. En 1804 los viñateros

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reclamaron que su aguardiente no tenía ningún valor. La escasez del mercurio debido a la guerra entre España y Gran Bretaña, que impidió las remesas de azogues de España al Perú, creó una depresión minera en el Altiplano, reduciendo cada vez más la demanda del

31aguardiente. Los impuestos estimularon la producción, pero la naturaleza del mercado fue tal que las cantidades más grandes de vino y aguardiente rendían precios más bajos en vez de beneficios mayores.

La rentabilidad de las reformas fiscales requería un continuo incremento comercial pero los ingresos de los impuestos comerciales empezaron a bajar a fines de los 80. De un máximo de 116,502 pesos en 1786, la renta bruta de la aduana arequipeña cayó a 57,016 pesos en 1790 y 39,517 en 1807 (ver Cuadro 3). Si, como pretendió Valiente, los ingresos aduaneros fueron la mejor medida de la riqueza colonial y la vitalidad económica, ellos revelaron penas crecientes para Arequipa. La economía, y especialmente la viticultura, no tenían la fuerza para sostener una expansión comercial de largo plazo, con la carga pesada de impuestos que había de soportar. Aunque la liberalización del comercio promovió un auge comercial breve, los impuestos le impidieron que continuara después de los 80. En consecuencia bajaron los beneficios de la hacienda real.

Los resultados para la minería fueron también mezclados. Aunque los oficiales borbónicos trabajaron para promover la minería, la falta de azogue y capital, dificultades con la mano de obra y la baja calidad de minerales y tecnología crearon obstáculos insuperables. Para el período 1778-1800 el cargo total de la caja correlaciona estadísticamente en términos positivos con la producción minera de cuatro o cinco años después, indicando que la necesidad de pagar los impuestos estimuló la producción minera. La correlación fue mucho más fuerte, que era el caso para mediados del siglo, cuando el cargo de los impuestos no fue tan pesado (Browm 1986: 289). Quizás la situación se relacionó con los mejoramientos ya mencionados en la recaudación de tributos. Al paso que los tributos extraían más plata de

__________13 Pablo Macera Dall'Orso y Felipe Márquez Abanto, “Informaciones geográficas del Perú colonial”, Revista del Archivo Nacional del Perú 23, 1964, pp. 99; Francisco Xavier Echeverría y Morales, “Memoria de la santa iglesia de Arequipa, 1804”, En Víctor M. Barriga (1952 4:4).

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las aldeas, movilizaba mano de obra indígena para las minas y así solucionó en parte la falta de obreros que afligía la industria. El visitador general Jorge de Escobedo instituyó el real en marco en agosto de 1786 para financiar el Tribunal de Minería, subvencionar mejoramientos tecnológicos en la industria y establecer bancos

14de rescate, donde los mineros podían cambiar su plata por monedas. __________14 En: John Fisher, Minas y mineros en el Perú colonial, 1776-1824. Lima: IEP, 1977, p. 72.

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Los mineros de Cailloma, sin embargo, recibieron poco por sus impuestos. El Tribunal se recusó a establecer un banco de rescate en Cailloma. Tampoco fundó un colegio peruano de minería, como se hizo en México, para mejorar la pericia tecnológica de los mineros; ni proveyó remesas suficientes de azogue, que era absolutamente esencial para amalgamar los minerales de plata. En 1800 la falta de

15mercurio dejó completamente paradas las minas de Cailloma.

__________15 Expediente pendiente relativo a dos solicitudes del Gremio de Cailloma, 1781-1787, folio 15, Biblioteca Nacional del Perú, MSS, C963.

Así el éxito de corto plazo y la rentabilidad de las reformas desvanecieron en su contexto más amplio. Por explotar nuevas fuentes de ingresos, la renta de la hacienda se lanzó arriba pero los impuestos exploradores debilitaron la economía regional. La monarquía reinvirtió poco de la renta en Arequipa. Durante las dos décadas finales del siglo, los oficiales de la caja solían remitir 70 o 80% de los caudales a Lima (Browm 1986: 233). Agotó la vitalidad económica y al declinar la economía, las rentas fiscales dejaron de incrementar. Hacia 1810 la renta total de la caja sumó menos de 500,000 pesos anuales, mientras que durante los 1780 la caja producía hasta 800,000 pesos por año (TePaske, Klein & Browm 1982: 46-47, 60).

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La transformación de la real hacienda peruana bajo los Borbones

Las investigaciones de Carlos Newland y Martín Cuesta dan una impresión de la carga impositiva pesada que los peruanos sufrían (Cuadro 4). Ellos calcularon la proporción representada por la renta fiscal en comparación al producto bruto virreinal. Se puede discutir la exactitud de sus números, pero es interesante el incremento que ocurrió después de 1760, cuando las reformas empezaron. Según Newland y Cuesta, la carga de impuestos en relación con el producto bruto dobló entre 1760 y la década de 1780. La presión fiscal británica fue levísima en comparación. Es claro que la centralización y el poder del estado permitían una extracción fuerte de caudales y que Arequipa y muchas de las otras colonias recibían pocos beneficios en compensación.

CONCLUSIONES

El economista y sociólogo Joseph Alois Schumpeter escribió: “Las finanzas públicas son uno de los mejores puntos de partida para la investigación de una sociedad. El espíritu de un pueblo, su nivel cultural, su estructura social, las hazañas que puede preparar su92

Kendall W. Brown

16políticatodo esto y más está escrito en la historia de su fisco”. Se ve esto en la experiencia de Arequipa y el Perú con las reformas financieras.

A pesar del aumento de su poder, la corona nunca intentó gravar las colonias con impuestos directos “universalísticos”. En Francia la monarquía rompió con la tradición e impuso la capitation, dixième y vingtième, que “fueron impuestos universalísticos y representaron un desafío directo a una sociedad saturada con privilegios y sugirieron una re configuración de la relación entre monarquía y jerarquía

17social”. En la España de Fernando VI, el ministro Ensenada intentó una reforma semejante, con la introducción del catastro, pero fue retirado cuando él cayó. Carlos III pretendió imponer un impuesto directo similar al catastro, pero su iniciativa también falló (Lynch 1989: 173, 324).

Esto deja la cuestión de por qué la corona no intentó imponer un impuesto universalístico en las colonias, como Arequipa. El tributo indígena fue un impuesto directo, pero fue una imposición étnica o racial. En realidad no todos los indios adultos lo pagaron. Los forasteros, que habían perdido su vínculo con su ayllu y en consecuencia no tenían derecho a tierras de la comunidad, tradicionalmente no tenían que pagarlo, aunque el gobierno de vez en cuando intentó reclasificar los forasteros por originarios. Durante el período de las reformas borbónicas, el gobierno quería forzarlos a

pagar tributos. El visitador Areche intentó compeler los mestizos 18y mulatos a pagar también. Cuando los rumores de sus intenciones

__________16 Citado en Patrick K. O'Brien, “The political economy of British taxation, 1660-1815,” Economic History Review, 2nd serie., 41:1 (1988), 1.

17 Michael Kwass, “A Kingdom of Taxpayers: State Formation, Privilege, and Political Culture in Eighteenth-Century France”, Journal of Modern History 70:2 (1998), 301. A pesar de la creencia tradicional de que la aristocracia francesa era exenta de los impuestos, había un “incremento notable en la carga impositiva sobre los privilegiados” durante la Guerra de los 7 años.

18 Consúltese Cynthia Milton y Ben Vinson III, “Counting Heads: Race and Non-Native Tribute Policy in Colonial Spanish America”, Journal of Colonialism and Colonial History 3:3,2002.<Http://muse.jhu.edu/journals/journal_of_colonialism_and_colonial_history/toc/cch3.3.html>

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La transformación de la real hacienda peruana bajo los Borbones

llegaron a Arequipa a fines de 1779, causó un gran alboroto. Los mestizos y otras castas se resentían tanto de la exacción fiscal como de cualquier tentativa de reducirlos a la condición social de indios. Temor de tal reforma fue una de las causas de la “rebelión de los pasquines”,

19que convulsionó Arequipa en enero de 1780. En realidad, los cambios en los tributos, la alcabala más alta y los impuestos nuevos fueron factores decisivos en el comienzo de la rebelión masiva de 1780-1782, que sacudió una gran parte del virreinato. Según Scarlett O'Phelan Godoy, las reformas gravaron “todas las ramas de la economía colonial” y por lo tanto “el proyecto fiscal de una u otra manera afectó a todos los sectores de la sociedad colonial, propiciando la plataforma ideal para montar una alianza, la cual se materializó con la gran rebelión de 1780” (O'Phelan 1983: 126).

Después de la resistencia tan violenta por parte de las clases bajas, la corona no se atrevió a desafiar a los criollos y peninsulares, la élite colonial. Los reformistas hallaron más fácil usar impuestos indirectos sobre el consumo, como la alcabala, el nuevo impuesto o el estanco de tabaco. Los alimentos básicos eran generalmente exentos de la alcabala y los indios solían no pagar la alcabala sobre su producción. Además, para extraer cantidades siempre mayores de tales impuestos, la economía había de ser fuerte para expandir la demanda para mercaderías importadas, tabacos y aguardiente. A pesar de la calidad potencialmente adictiva del tabaco y del aguardiente, los consumidores podían reducir sus compras durante tiempos difíciles, así disminuyendo las rentas de la hacienda.

Se pregunta también cual de los grupos sociales fue más perjudicado por las reformas fiscales. Es natural asumir que los impuestos más altos hubieran reducido a los indios y otras castas a un estado todavía más precaria y miserable. Puede ser, sin embargo, que no fue el caso. Una gran parte de la población indígena vivía al nivel de subsistencia. Ellos tenían que participar en la economía colonial para satisfacer sus tributos y repartos y para proveer mano de obra coaccionada. Pero los jornales de los trabajadores de la clase baja, sea indio o casta, probablemente subieron lo suficiente para compensar los impuestos.__________19 Guillermo Galdos Rodríguez, La rebelión de los pasquines. Arequipa: Editorial Universitaria, 1967, pp. 49-52.

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Estudios del efecto de impuestos en Gran Bretaña del siglo XVIII han demostrado que los jornales incrementaron para compensar las

20exacciones fiscales. Los economistas clásicos Adam Smith y David Ricardo hallaron, por ejemplo, que los salarios después de deducir los impuestos serán suficientes para mantener la subsistencia. Por lo tanto, un incremento de impuestos producirá un aumento en salarios. La mano de obra arequipeña ganaba dos reales por día a comienzos del

21siglo XVIII y los jornales subieron a cuatro reales a fines del XVIII. Esto ocurrió a pesar de la expansión demográfica regional que podría haber causado que los jornales bajaran con una oferta más grande de mano de obra. Si la plata hubiera permanecida dentro de la región, la inflación habría sido más fuerte, pero la salida de moneda parece

22haber sido un refreno sobre la inflación.

Quizás los más perjudicados por las reformas fueron los viniviticultores y otros productores. Veían sus ingresos reducidos y no podían aumentar sus precios porque la floja demanda en el mercado no lo permitía. Los hacendados de viñas, los mineros y los comerciantes necesitaban capitales pero el erario exportaba la plata fuera de la región. Ellos no podían reducir los jornales, como se vio. Más que

cualquier otra cosa, las reformas perjudicaron los ahorros e23inversiones regionales. Al largo plazo, esto contribuyó al malestar

económico que Arequipa ya experimentaba cuando empezaron las guerras en vísperas de la época de la Independencia.

__________20 Giuseppe Tullio, “Smith and Ricardo on the Long-Run Effects of the Growth of Government Expenditure, Taxation, and Debt: Is Their Theory Relevant Today?” History of Political Economy 21:4, 1989, p. 725.

21 “Trata de las diligencias relativas al disernimiento de la tutela y cura de los hijos menores del Dr. Don Nicolás de Barreda”, Archivo Regional de Arequipa (ARA), Intendencia 1792-IV; Autos sobre don Josef Basquez Franco, arrendatario de Viña Guatiapa, 1785-1789”, ARA, Intendencia 1786-II; Razón y memoria de jornales pagados a los peones que han trabajado en la hacienda de don Juan de Goyeneche, 1807”, BN, D11659.

22 Kendall W. Brown, “Price Movements in Eighteenth-Century PeruArequipa”, en Lyman L. Johnson y Enrique Tandeter, eds., Essays on the Price History of Eighteenth-Century Latin America. Albuquerque: University of New Mexico Press,1990, pp. 173-200.

23 Asimismo en Inglaterra, la carga de impuestos sobre el consumo cortaron la demanda para manufacturas y así dañaron la industrialización, que dependía de la demanda por los consumidores. Beckett and Turner, “Taxation and Economic Growth”, p. 401.

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La transformación de la real hacienda peruana bajo los Borbones

Con las reformas la monarquía consiguió consolidar su control en Arequipa. Las reformas no introdujeron cambios estructurales duraderos, porque dañaron la economía regional sin ofrecerle otras posibilidades. La economía política de los borbones consistía en el fomento de la minería y la liberalización del comercio. Reformas más radicales confrontaron perjuicios culturales e intereses económicos tanto en España como en el Perú.

Por ejemplo, en los años 1740 el español Melchor Rafael de Macanaz desarrolló un proyecto tan ambicioso y radical que no fue publicado

24hasta 1787. Forzado a huir de España por la Inquisición debido a sus ideas religiosas heterodoxas, Macanaz hizo un análisis muy astuto de la política económica española. Concluyó que España no se pudo beneficiar de sus colonias porque el comercio imperial fue flojo. Esto se debía a problemas fundamentales: primero, la manía por la minería de metales preciosos; segundo, la concentración de las tierras en manos de pocas personas; y tercero, la pobreza de la gran mayoría de la población, que impedía que ellos compraran los productos del comercio imperial. Macanaz propuso reformas radicales para transformar a los indígenas y otras castas en consumidores (“industriar a los Yndios”). Él haría europeos de los indios “a través de la reforma agraria, distribuyendo a las masas sin tierras los recursos de producción, así facilitando su participación en el mercado formado y dominado por europeos donde ellos podrían vender sus productos y

25sobre todo satisfacer sus necesidades importadas”.

Al final, para Arequipa quizás el aspecto más importante de las reformas fiscales no fue el nivel de presión impositiva y sí los resultados económicos y sociales de ella. Los economistas políticos del siglo XVIII acordaron que los intereses de un Estado no serían lo__________24 Véase, por ejemplo, Macanaz, “Auxilios para bien gobernar una monarquía católica”, vol. 5, 215-303. En: Antonio Valladares de Sotomayor ed.: “Semanario erudito : que comprehende varias obras inéditas, criticas, morales, instructivas, políticas, históricas, satíricas, y jocosas, de nuestros mejores autores antiguos y modernos / dalas a luz don Antonio Valladares de Sotomayor”. 34 vols. Madrid: 1787-1791.

25 Macanaz, “Auxilios para bien gobernar una monarquía católica”. En Antonio Valladares de Sotomayor, ed.: Op. Cit., vol. 5, pp. 215-303; y Stanley J. Stein y Barbara H. Stein, Silver, Trade, and War: Spain and America in the Making of Early Modern Europe. Baltimore: 2000, pp. 221-226.

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Kendall W. Brown

mejor servido por la concesión de libertad de acción sin límites a individuos, que frecuentemente era necesario sacrificar los intereses inmediatos de estos para la seguridad y la majestad de aquél. El gran filósofo británico del siglo XVIII David Hume comentó que “parece haber una especie de oposición entre la grandeza del Estado y la

62felicidad de sus súbditos”. Carlos III, el ministro de las Indias José de Gálvez y los visitadores generales Areche y Escobedo se interesaron primero en el poder de la monarquía y la competencia internacional. El Erario les servía para fortalecer el estado y competir con sus enemigos internacionales. Realizaron reformas modestas del sistema fiscal pero no consiguieron imponer cambios estructurales que desafiaran los perjuicios sociales y culturales de la colonia. Para ellos los impuestos y la renta de la hacienda real fueron, en las palabras de José Pablo Valiente, “la medida menos equívoca, de la riqueza de los contribuyentes” y no una manera de cambiar la sociedad peruana.

__________26 Citado en M. S. Anderson, Europe in the Eighteenth Century, 1713/1783. New York: 1976, p. 93.

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La transformación de la real hacienda peruana bajo los Borbones

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ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN - Lima (AGN) Real Hacienda, Caja de Arequipa 23, 48, 59, 70, 80.Real Hacienda, Caja de Cailloma 171

ARCHIVO MUNICIPAL DE AREQUIPA (AMA) Libros de Actas de Cabildo 25Libros de Reales Cédulas 05Archivo Regional de Arequipa (ARA), Intendencia 1786-II;Intendencia 1792-IV; Biblioteca Nacional del PerÚ (BNP), Manuscritos (MSS), C963, D11659

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La transformación de la real hacienda peruana bajo los Borbones

MANEJANDO LA PLUMA PARA MEJOR SERVIR LA CAUSA DE DIOS

LOS ESCRITORES RECOLETOS DE AREQUIPA

Álvaro Espinoza de la Borda

Dentro de las casas religiosas establecidas en Arequipa, la antigua Recolección de San Jenaro hoy La Recoleta, ocupa principal lugar. Desde sus primeros años fue considerado un lugar “de singular edificación y utilidad espiritual” por lo que fue llamado “santuario de la provincia”. A la par de morada de virtuosos religiosos, lo fue de eminentes letrados y de no pocos escritores. Este constituye un breve recuento de esos últimos que “manejando la pluma” le han dado un sitial muy especial dentro de la historia de la Iglesia en esta parte del país.

La Recoleta de Arequipa, Casa de Escritores

Los conventos fueron siempre centros de cultura, a la vez que de oración, penitencia y recogimiento; muchos de ellos se constituyeron en el origen de colegios y universidades, los frailes también destacaron por su ciencia; es larga la lista de inventos realizados por ellos y muchos sobresalieron en las letras. Sabiduría y piedad andaban de la mano.

De igual manera que en Europa, esto también se dio en América, donde se crearon universidades y centros de instrucción en torno a las casas religiosas. La primera universidad del continente, la San Marcos, fue fundada por los dominicos, luego cada orden tuvo su colegio en Lima, planteles que, contando con eminentes profesores, rivalizaron por la primacía en los estudios superiores. En Arequipa también se dio este proceso aunque tardíamente, así, los dominicos establecieron una universidad intra claustra en su convento de San Pablo; mientras que los mercedarios ofrecieron sus claustros para establecer una, terminando por abrir un colegio que cobró gran

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nombradía. Posteriormente, los franciscanos abrirían el plantel que Calienes llenó de prestigio.

Todos ellos contaron con importantes bibliotecas pues además de constituirse en centros de oración también lo eran de formación de los religiosos, tal es el caso de la Recolección franciscana de Lima (conocida como los Descalzos), que era una casa de estudios para los frailes recoletos de esa ciudad y de otros conventos recoletos del Perú, a decir del padre Heras. Cuando fue convertido en Colegio apostólico de misioneros, el estudio ocupaba un tiempo considerable en el horario de la comunidad y la biblioteca estaba lo suficientemente surtida, contaba en esa época con unos 6000 volúmenes aproximadamente, y era donde se realizaban las conferencias (Heras 1995: 257). Caso similar es el del Colegio de Tarija (Bolivia), en que los misioneros franciscanos se preocuparon por tener una bien dotada biblioteca con 4586 volúmenes en todo ramo de ciencias y literatura, más 2337 duplicados en otra pieza, “para la comodidad y a la disposición de los religiosos que salen a misionar en los pueblos cristianos, o residen en las reducciones de los infieles” (Comajuncosa y Corrado 1884: 32, nota 1).

En lo que respecta al convento de Recolección de San Jenaro, a lo largo de su historia, contaron siempre con una importante biblioteca. En su primera época, la “librería” alcanzó a tener 2017 ejemplares y gozó fama de ser una de las mejores de la provincia, por lo escogido de sus libros; y ya en su época de Colegio Apostólico, 5741 ejemplares

2según el inventario de 1897.

Cuando fue establecido el convento, poco más de un siglo de fundación de la ciudad se había cumplido. Su fin era la práctica de una más estrecha vida religiosa que cambiaría con el tiempo. En su evolución muestra varios momentos o épocas, claramente reconocibles. La primera, Época de la Recolección 1648-1869; la segunda, Época del Colegio Apostólico 1869-1908; y la tercera Época

__________1 ARCHIVO DEL CONVENTO DE LA RECOLETA DE AREQUIPA (ALRA). Libro de Índice de la Biblioteca. Año 1792-1841

2 ALRA. Biblioteca del Colegio Apostólico de S. Jenaro 1897

Álvaro Espinoza de la Borda

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de la Provincia de San Francisco Solano, de 1914 hasta la actualidad; con un breve o efímero momento de transición en que perteneció a la Provincia de los Doce Apóstoles entre 1908 y 1914.

Cada una de ellas muestra destacados frailes que brillaron por su ciencia y virtud. Numeroso es el grupo de ellos que fueron conocidos escritores y que dejaron un valioso legado no sólo para La Recoleta sino para Arequipa y la Iglesia en su conjunto. Su revisión, aunque en forma compendiada, permitirá revalorar la importancia que siempre ha tenido esta casa religiosa.

No son todos, son sólo algunos de los que han tenido un paso significativo por sus claustros sea por su prolongada estadía o por la importancia que tienen dentro de la historia de La Recoleta. Hay religiosos que vivieron décadas en sus claustros como Passarell, Cabré, Lafuente; u otros, como los futuros prelados Uriarte y Arroyo, cuya presencia fue breve pero muy importante. Hay otros que si bien no pertenecieron a la comunidad recoletana, pero que siendo miembros de la provincia misionera de San Francisco Solano llegaron aquí como secretarios de algunos prelados, caso del padre José María Pérez de Guereñu, colaborador de monseñor Leonardo Rodríguez Ballón, que también han dejado obra escrita y se halla sepultado en su cementerio. 1. Época de la Recolección, 1648-1869

Es poco lo que se conoce sobre este momento, su régimen de vida era el de la oración, el recogimiento y la penitencia, a ella se retiraban los que deseaban vivir en estrecha observancia de la pobreza, los religiosos se apartaban de la población; pero a la vez era un centro de formación y estudio; en él destacan nítidamente las figuras del padre Juan Joseph Matraya y de monseñor Juan de la Cruz Calienes que llegara a Obispo de Arequipa. Ambos vistieron el sayal seráfico y profesaron sus votos en el entonces convento de Recolección de San Jenaro, al cual retornaron años después para, entre otras cosas, hacerse

3cargo de la biblioteca.__________3 Cfr. Álvaro ESPINOZA DE LA BORDA. La Biblioteca del Convento de Recolección de San Jenaro de Arequipa: Fuente para el Estudio de la Historia Local y Nacional. En: Pueblos, provincias y regiones en la historia del Perú. Lima: Academia Nacional de la Historia, 2006 pp.133-152. Ambos también fueron inventores, Matraya de un teodolito, como lo señalaremos en nota posterior y Calienes de un verticalímetro para la medición de ángulos.

Los escritores recoletos de Arequipa

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a. Fulgencio Maldonado (1586-1661)

Si bien no integró la comunidad recoleta, el hecho de ser uno de sus principales benefactores y síndico del convento ha motivado que sea considerado uno de sus fundadores como lo reconocieron los frailes recoletos de todos los tiempos.

El Chantre de la Catedral de Arequipa, Capellán de Obediencia de la Orden de San Juan de Jerusalén, Capellán del rey Felipe IV y Protonotario Apostólico doctor Fulgencio Maldonado nació en Lima el 5 de abril de 1586. Estudio en la Universidad de San Marcos y por su talento fue llamado “El Crisóstomo de nuestra edad” por el cronista franciscano Buenaventura de Salinas y Córdova en su “Memorial de las historias del Nuevo Mundo, Perú”. Ingresó a la orden agustina en la que sirvió como predicador para los indígenas, estudió artes y ejerció la función de predicador mayor del convento de Potosí. Posteriormente ocupó el puesto de procurador y secretario provincial de su orden en la provincia de Quito, donde recibió el título de maestro y fue profesor de teología y filosofía (Pouncey 1983: 123).

Pasó a servir al Virreinato de Nápoles en Italia (1620-1627), antes estuvo en Roma. Se exclaustró e ingresó a la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, previo permiso del Papa Paulo V para pasar a cualquier otra orden, siendo el priorato de Capua que lo recibió como Capellán de obediencia. En 1627 estuvo en Madrid como capellán de la Corte, donde predicó un sermón que fue publicado. El 23 de febrero de 1629 fue nombrado Chantre de la Catedral de Arequipa, retornando al Perú y en Lima leyó varios sermones alguno de los cuales vio la imprenta. En la ciudad del Misti estuvo a mediados de 1630.

Escribió “Sermón en la Octava que en esta Corte se consagró a la gloria de los veinte y tres Mártires del Japón, Descalzos de la Orden de S. Francisco que canonizó la Santidad de Urbano VIII...” (Madrid, 1627), “Sermón del glorioso Mártir San Januario Patrón de Arequipa...” (Lima, 1655), “Sermón del Mandato...” (Lima, 1656) y “Sermón del Gran Precursor San Juan Baptista...” (Lima, 1658). Es autor también de unos Comentarios sobre la obra de Rodrigo de Carvajal y Robles “Fiestas que celebró la Ciudad de los Reyes...” (Lima, 1632) y de la Censura al “Apologético a favor de D. Luis de Góngora...” (Lima, 1660).104

Álvaro Espinoza de la Borda

Apuntaba Lorene Pouncey: “La razón principal para considerar a Frey Fulgencio una figura importante en la historia colonial del Perú es su papel como cofundador y síndico del Convento de La Recoleta en Arequipa. No es tanto su donativo... ni tampoco su constante y alerta servicio como síndico de La Recoleta, ... sino el hecho que, en su testamento donó todos sus libros al convento y, por consiguiente, puede ser considerado el fundador de la biblioteca de La Recoleta” (Ibídem.: 128). Recogiendo las palabras de esta autora y de Monseñor Luis Arroyo, O.F.M., citando la “Crónica de la Provincia de San Antonio de los Charcas” del franciscano Diego de Mendoza: “Dio asimismo el Doctor Don Frey Fulgencio Maldonado a este Convento su librería, escogida y docta, al estudio de los religiosos con ser de la más selecta, y de singulares libros que tiene la Provincia: Justo reconocimiento el de éstas, y perpetuas memorias, a tan bienhechor nuestro, no sólo digna de ellas en esta Crónica, sino en los Anales de nuestra Orden...” (Arroyo 1951: 104).

Murió el 28 de octubre de 1661. Sus restos fueron enterrados en el presbiterio del templo.

b. Juan Joseph María del Patrocinio Matraya y Ricci (1763-1840)

Bibliotecario, misionero, escritor e inventor, el padre Matraya nació en Lucca (Italia) en 1763, allí estudió en el Oratorio del Arzobispo recibiendo las órdenes menores. En 1786 parte a España y luego se dirige a América, donde hace un largo periplo desde Cartagena hasta

4llegar a Arequipa en 1798. Aquí tomó el hábito franciscano en el convento recoleto de San Jenaro, profesando el 10 de noviembre de 1799, recibiendo: el subdiaconado el 21 de diciembre del mismo, el diaconado el 12 de enero de 1800 y el presbiterado el 8 de marzo siguiente. Fue profesor en el seminario de San Jerónimo, introduciendo el estudio de las matemáticas puras.

En 1803 salió del convento para dedicarse a las misiones, incorporándose al Colegio de Tarija el 19 de octubre de 1804, __________4 Según Manuel de Mendiburu era español, afirmación que, probablemente, basó en que el personal de los colegios apostólicos eran de origen hispano en su gran mayoría (1933: 255).

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Los escritores recoletos de Arequipa

bibliotecario, cargo en el que permaneció por diez años. Labor que simultaneó con otros oficios recorriendo diócesis como Córdova, Tucumán, Salta, Chuquisaca, Santa Cruz de la Sierra y La Paz, aprendiendo para ello seis idiomas diferentes. Luego de lo cual, en 1814 dejó Tarija, “llevaba en sus alforjas un manuscrito voluminoso que había venido recopilando y disponiendo en la biblioteca: El Moralista Filaléthico Americano” (Calzavarini 2005).

Procedente del Colegio Apostólico de Tarija, el padre Juan Joseph Matraya en 1815 aparece trabajando en la biblioteca de La Recoleta de Arequipa.

No sabemos con certeza cuánto tiempo estuvo en la Recolección de San Jenaro, pero su paso por sus claustros fue de gran significación al haber entregado un nuevo inventario y clasificación de la biblioteca. Eran años convulsos, en los que se había desatendido los libros, extraviándose algunos, por lo que el P. Provincial fray Josef Manuel Ballesta el 23 de marzo de 1814, comisionó al padre Romualdo Durán “para el arreglo formal del inventario”. Al año siguiente en su calidad de bibliotecario fray Juan Joseph María del Patrocinio Matraya lo

5presentaba.

La nueva clasificación diferenciaba los libros a través de letras. Así Expositivos (A), Teológicos (B), Moralistas (C), Predicables (D), Ascéticos y Místicos (E), Históricos (F), Juristas, Canonistas y Regularistas (G), Litúrgicos (H), Gramáticos (I), Filosóficos, Matemáticos, Naturalistas y Geográficos (K), y, Miscelánicos (L); incluso los distinguía según el formato de los volúmenes. El

6inventario arrojaba que existían en ese momento 1949 libros.

Mendiburu señala que estuvo en Lima por algún tiempo examinando documentos y datos que adquirió en los archivos oficiales (1933: 255).

7Debió llegar hacia 1820, residiendo en el convento de los Descalzos si nos atenemos al dato recogido por el padre Heras sobre la visita que

__________5 Nuevamente es mencionado en la visita realizada en 1818.

6 ALRA. Libro de Índice de la Biblioteca. Año 1792-1841, s/f.

7 Debió trasladarse allí con la finalidad de cuidar la edición de su libro que fue publicado en 1819.

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Álvaro Espinoza de la Borda

recibió allí en 1824 por parte del capellán anglicano Hugh S. Salvin 8(1995: 97).

Su nombre cobraría notoriedad al ser publicado “El Moralista Filaléthico Americano, o el Confesor Imparcial instruido en las obligaciones de su ministerio según los preceptos de la más sólida Teología Moral conforme a las limitaciones indispensables en la

9América Española”, obra que lo ocupó varios años.

El libro fue revisado por el entonces racionero de la catedral de Lima, Francisco Javier de Luna Pizarro por encargo del arzobispo de la misma, y el Rector de la Universidad de San Marcos, doctor José Cavero y Salazar, representando al Virrey. Se constituye en uno de los últimos tratadistas del Derecho Indiano en cuanto al tema religioso se refiere.

Vargas Ugarte recogiendo el parecer de Luna Pizarro señala que: “después de sentar los principios fundamentales de la moral, se da un elenco de los errores y su condenación, el Catálogo de los Concilios y una suma de 2700 cédulas y reales órdenes, desde la publicación de la Recopilación de 1680 hasta el año 1817, sin duda, la parte más interesante de esta obra, cuyo primer tomo fue el único publicado” (Vargas Ugarte 1952: 186).

No era la primera vez que cogía la pluma. Anteriormente, se había ocupado de la famosa obra del ilustrado francés Rousseau, “El Contrato Social”, y así titulaba precisamente “Crítica imparcial al Contrato o Pacto Social de Juan Jacobo Rousseau y al prólogo que le precede, impreso en Buenos Aires en el año de 1810. Respuesta a una consulta que sobre la materia hizo un cura del Arzobispado de Charcas al Padre fray Juan José María del Patrocinio Matraya...”, la que no vio la imprenta. Allí se indicaba que era misionero apostólico en el__________8 Heras también ha trascrito la “Razón de los religiosos residentes en los Conventos de NPS. Francisco de este Arzobispado (Lima) ...” de 1821 donde figura Matraya en el convento de los Descalzos como Predicador General (1996: 102).

9 En 1978 en Argentina fue hecha una reedición facsimilar bajo el título de “Catálogo cronológico de las Pragmáticas, Cédulas, Decretos, Órdenes y Resoluciones Reales...”, con una Advertencia preliminar de José Mariluz Urquijo.

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Colegio de Propaganda Fide de la Villa de Tarija, códice que se 10conserva en la Biblioteca Nacional de Chuquisaca. La misma que

tuvo alguna circulación si es que tenemos en cuenta que existe otro 11ejemplar manuscrito en la Biblioteca Nacional de Lima.

12Hacia 1830 dejó definitivamente América, retornando a Lucca, donde permaneció hasta su muerte ocurrida el 6 de abril de 1840 (Calzavarini 2005).

Escribió también en italiano “Gerigrafía italiana; nuevo método para escribir en este idioma para que pueda ser identificadamente leído en los otros idiomas del Mundo”, especie de esperanto que fue publicado en 1831.

c. Juan de la Cruz Calienes (1799-1866)

Aunque la mayor parte de su vida religiosa la pasó en el convento de San Francisco de la misma ciudad, cuyo colegio regentó largos años, el hecho de haber dado inicio y fin de la misma en la Recolección de San Jenaro, aparte que se halla sepulto en ella, hace que lo incluyamos en esta relación.

Efectivamente, en 1816, a los 17 años tomó el hábito franciscano de manos del padre guardián fray Felipe Villar haciendo todo el noviciado en La Recoleta, que lo terminó rigurosamente, profesando los votos solemnes para pasar luego al convento de San Francisco. Había nacido en Arequipa en 1799.

Maestro por antonomasia, monseñor Juan de la Cruz Calienes, se constituyó en uno de los más eminentes educadores de Arequipa, al regentar por largos años el colegio de San Francisco de Asís que

__________10 Corresponde a un volumen en cuarto, encuadernado en piel de 72 folios, con el código 1139-21- Colección Ruck Nº363 (Vargas Ugarte: 1945: 15-16).

11 Códice encuadernado en pasta, fechado como el anterior el 24 de noviembre de 1811 (Vargas Ugarte 1940: 80-81).

12 Estando aquí inventó y construyó un teodolito para medir ángulos que recibió muchos elogios de la Academia de Ciencias de Viena.

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prestigió notablemente, alcanzando que fuese declarado “nacional” por el estado. Dotó al colegio de una prensa donde imprimir los cursos

13en él dictados.

Era un profuso orador sagrado, según Cateriano (1908), seguido por Passarell “de sus sermones hubiera podido formarse algunos

14volúmenes si se hubieran dado a la estampa”. Este autor señala que entre los más notables destaca uno que predicó en el templo de San Francisco el Viernes Santo de 1851, además de la oración fúnebre que pronunció en honor de un jefe de estado y un panegírico de Santa Teresa.

Añade Cateriano: “Su galana pluma lució también en varias publicaciones sueltas y especialmente en un opúsculo que tituló 'El clero regular y sus bienes ante la autoridad política y civil' (1855)” (Cateriano 1908: 249-250).

Autor de textos como “Metafísica”, impreso en 1851, y “Tratado de Sagrada Teología: sobre el augusto misterio de la Eucaristía” (1848),

15con que enseñaba esos cursos. Luego de nueve años de ejercer la prelacía en el convento de San Francisco pasó a la Recolección, donde también fue electo guardián entre 1861 y 1865, “fue entonces que estableció los estudios de Gramática y Filosofía para el Noviciado” (Ibíd.: 251), hasta que fue presentado y preconizado como pastor de la grey arequipeña en 1865.

__________13 Esta imprenta en 1854 publicó un “Sumario de todas las indulgencias concedidas por los Sumos Pontífices a los cofrades y esclavos del Santísimo Sacramento y arreglo de la Esclavitud del Santísimo en la iglesia de N.P.S. Francisco de la ciudad de Arequipa”, que, al ser el P. Calienes su rector, nos lleva a suponer que fue también el autor.

14 Monseñor Federico Richter en “Presencia franciscana en el Perú en los siglos XVI al XX.” publicado en 1995, consigna una biografía de Calienes hecha por el padre Passarell dentro de su “Compendio histórico de la Provincia de los Doce Apóstoles del Perú” (II: 449-461) en la que, a nuestro entender, sigue fielmente a Cateriano, en la consideración que la obra de este último fue impresa en 1908, mientras que el manuscrito del fraile franciscano corresponde a 1909.

15 “La redacción de todos los textos de enseñanza, así como su corrección, corría a su cargo, cuidando esmeradamente de la pureza y sanidad de la doctrina, sin olvidar los adelantos de la ciencia según la época” (Cateriano 1908: 246).

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Los escritores recoletos de Arequipa

Fue también autor de una carta pastoral en su función de obispo de Arequipa, publicada por la imprenta de Valentín Ibáñez (1866), en la que confiaba en las órdenes religiosas para el trabajo pastoral y promovía las vocaciones sacerdotales. Ejerció su episcopado sólo unos meses.

Falleció ese mismo año 1866. Su cuerpo se halla sepultado en la sacristía de la Recoleta.

2. Época del Colegio Apostólico, 1869-1908

Establecido el Colegio de Propaganda Fide en 1869, brillaron en él toda una pléyade de eminentes misioneros muy celosos de proclamar el Evangelio y que a la par fueron grandes polemistas, contribuyendo poderosamente al desarrollo de un espíritu militante en Arequipa que la hizo ser llamada la Roma del Perú. Encabeza la lista el P. José María Masiá que fue su fundador junto con Buenaventura Seluy y Elías Passarell. Luego vendrían los padres Cervera, Arruga, Ramírez, Holguín, Tarazona, Arce, López Pardo, Terraz y los hermanos Delgado y Elcoro, éstos últimos, estuvieron adscritos a La Recoleta y por tanto fueron “alumnos” del colegio, destacando dentro de todos ellos fray E. Passarell por lo profuso de su pluma.

a. José María Masiá (1815-1902)

Su paso por los claustros recoletos fue breve, pero el hecho de ser el fundador del Colegio Apostólico y las sonadas giras misioneras que realizó por Arequipa, hacen que lo consideremos dentro de la lista de Escritores de la Recoleta. La elocuencia de su prédica movió a la población mistiana al establecimiento de un colegio de misioneros como se efectivizó ese año 1869. Además en 1874 dio unas famosas misiones a raíz de las cuales, por su ataque a la masonería, fue expulsado por el gobierno de Manuel Pardo.

El obispo José Benedicto Torres lo nombró primer Presidente Guardián del Colegio de Misioneros de San Jenaro, cargo que ocupó hasta su partida. Fue tres veces guardián de los Descalzos de Lima, Comisario General del Perú y Ecuador, así como también Examinador Sinodal.110

Álvaro Espinoza de la Borda

Propuesto para obispo de Loja por el Presidente del Ecuador, don Gabriel García Moreno, fue nombrado para tal cargo por el Papa Pío IX, siendo consagrado el 21 de septiembre de 1876.

Ha dejado un buen número de cartas a su grey. Dice monseñor Arroyo: “Sus pastorales, saturadas de emoción evangélica, marcaban siempre con claridad la línea de conducta que habían de seguir el clero y fieles de su diócesis en las turbulentas vicisitudes por las que atravesó en los 25 años de su pontificado. Las escribía de su puño y letra, y más que frutos del entendimiento son desahogos de su corazón paternal que se interesaba por el bien espiritual de sus hijos. Antes de escribirlas, decía, me encomiendo a Dios; y luego, lo que el Señor me inspira, eso escribo” (Arroyo 1951: 499-500).

Murió en los Descalzos de Lima el año 1902 en olor de santidad, instruyéndose el proceso informativo para su beatificación.

b. Buenaventura del Carmen Seluy (1837-1906)

Nació hacia 1837 en la Villa de Talarn en Lérida, pasó al Perú e ingresó al convento de Ocopa en 1860, donde hizo sus estudios y se ordenó sacerdote en 1866.

Si bien su estadía en La Recoleta fue breve, el hecho que se constituyese en uno de los fundadores del Colegio Apostólico, hace que su presencia sea particularmente importante.

Había sufrido los enconos producidos por la guerra, al suscitarse el conflicto ocasionado por la presencia de la flota expedicionaria española entre 1864 y 1866, en este último año se ordenó la prisión de los misioneros de Ocopa, siendo remitidos al entonces agreste Chanchamayo.

En 1869 fue destinado a Arequipa en calidad de fundador del Colegio de San Jenaro y en 1870 igualmente a Cajamarca a fundar el Colegio de San Antonio. Luego de permanecer allí varios años pasó a Ica, haciéndose cargo del convento en repetidas oportunidades, siendo el primer guardián de esta casa cuando fue convertida en colegio de misioneros en 1879. Murió allí, a los 69 años de edad y 46 en la orden el año 1906.

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Fue autor del folleto “El Anti-cristo ¿qué es? ¿cuándo vendrá? ”, publicado en Lima en 1879.

c. Elías del Carmen Passarell (1839-1921)

Sin duda el más prolífico escritor que ha dado La Recoleta, la figura del padre Passarell domina la escena del convento en las últimas décadas del siglo XIX. Misionero, predicador, formador, guardián, además de escritor, ocupa dentro de su historia, todo un momento de ella. Autor de más de un centenar de títulos, su obra es de variada temática. Así: ?Obras de Texto (para enseñanza escolar),

?Obras científicas o de educación, ?Obras predicables, ?Obras históricas, ?Obras poéticas o literarias y amenas, ?Obras de controversia, ?Triduos, novenas, meses a Cristo, María, Ángeles y Santos, ?Dirección espiritual. Obras de piedad y devoción, ?Obras ascéticas, místicas y ejercicios de piedad

Lo profuso de su producción llevó al sociólogo Juan Guillermo Carpio Muñoz a apuntar con humor e ironía: “Seráfico autor que hizo de su cuerpo una pluma, de su celda un tintero y que estuvo a punto de convertir al Tuturutu en un empedernido librero” (1983: 221). Un estudio aparte merece su vasta obra.

Nació en Igualada, provincia de Barcelona el 17 de diciembre de 1839, su infancia la pasó en medio de los avatares de las guerras carlistas y la persecución religiosa de que fuera objeto la Iglesia en España por esos años. Viajó al Perú a fines de 1855, llegando los primeros días del siguiente, presentándose a los Descalzos de Lima para ingresar en la orden, vistiendo el hábito franciscano en Ocopa, profesando allí los votos simples y solemnes hasta ser ordenado sacerdote en 1864.

Luego de permanecer en ese famoso colegio algunos años, en 1869 fue enviado a Arequipa, constituyéndose en uno de los fundadores del Colegio Apostólico de San Jenaro.

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Llegó a ocupar la guardianía del Colegio hasta en tres oportunidades: 1872 a 1875, 1878 a 1881 y de 1888 a 1891. Participó en diferentes campañas de misiones populares, a diversos lugares del obispado, como también a los de Puno y Cusco; participando en la erección de las hermandades de la Tercera Orden franciscana de Mollendo, Moquegua y Tacna. En el Colegio enseñó Latinidad y Literatura, Filosofía, Teología, Derecho, etc.

Sus numerosas obras nos impiden consignarlas en su totalidad, pero mencionaremos algunas: “Vida de la V.M. Sor Ana de los Ángeles Monteagudo” (Barcelona, 1879), “Vida de Nuestro Señor Jesucristo... ” (Arequipa, 1880), “Nueva historia de la Filosofía” (Arequipa, 1882), “Catecismo sobre el perfeccionamiento del hombre” (Arequipa, 1882), “Las glorias del excelso patriarca San José” (París, 1886), “Historia Eclesiástica... ” (Lima, 1886), “Filosofía de la Religión... ” (Arequipa, 1888), “Máximas de San Francisco de Asís” (Barcelona, 1888), “Devocionario Manual de la Tercera Orden... ” (Lima, 1889), “Biblioteca Manual de Predicadores” (Arequipa, 1890-1891) 7 tomos, “El bienestar doméstico y social por medio de las Madres de familia” (Lima, 1893), “Los Jesuitas ante la sociedad” (Lima, 1894), “La Regeneración Peruana” (Arequipa, 1895), “Las glorias de Arequipa” (Arequipa, 1895), “Conveniencia de los Círculos Católicos de Obreros... ” (Lima, 1896), “Las maravillas del Carmelo” (Bilbao, 1898), “Nuevos estudios sobre la educación de la mujer” (Einsiedeln, 1899), “Soberanía del Romano Pontífice” (Arequipa, 1901), “La caridad Cristiana y los peligros del siglo” (Arequipa, 1902), “El racionalismo contemporáneo” (Arequipa, 1903).

En 1900 se incorporó a la Provincia de los Doce Apóstoles, dejando La Recoleta y pasando al convento de San Francisco también de Arequipa, donde permaneció algún tiempo, para trasladarse luego a la capital.

Continuó escribiendo, de esta época destaca “Compendio histórico de la Provincia de los Doce Apóstoles del Perú de la Orden de N. S. P. S. Francisco de Asís desde su fundación hasta nuestros días”, al haber sido nombrado Cronólogo de la Provincia en 1903, obra que lo ocupó hasta 1909, escrita en diez cuadernos, todavía inédita. Además está

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“Historia compendiada de las Tres Órdenes del gran Padre y Patriarca S. Francisco de Asís”, publicada en Lima en 1918.

Falleció en el convento de Jesús o San Francisco de Lima el 17 de julio de 1921.

d. José María Cervera (1842-1896)

Una de las más caracterizadas figuras del Colegio Apostólico fue el padre Cervera que ocupó hasta en dos oportunidades la guardianía recoletana, de 1875 a 1878 y de 1881 a 1885. Había nacido en Tarragona en 1842 y ordenado sacerdote en 1868 antes de ingresar a la orden franciscana, a la que se incorporó atraído por la prédica de los misioneros que colectaban voluntarios para los colegios del Perú, llegando a fines de 1869, recibiendo en el convento de los Descalzos, el hábito a los pocos días, para pasar luego a Arequipa, donde llegó el 10 de enero de 1870. Dice de él, monseñor Arroyo: “De carácter activo y emprendedor, dejó como recuerdo de su paso por la guardianía del Colegio de Arequipa un hermoso coristado, el mejor de la Provincia, que levantó desde sus cimientos mediante el apoyo de la caridad de los fieles y la entusiasta cooperación de sus hermanos” (1951: 492).

61Escribió “El Ninivita peruano”, impreso en Arequipa en 1873.

Devocionario en el cual llama al arrepentimiento ante la serie de males 71que atravesaba el pueblo.

Fue el encargado de redactar la Crónica de la casa desde el establecimiento del Colegio Apostólico hasta su alejamiento de la misma, poco antes de su fallecimiento ocurrido en Lima en 1896.

__________16 El padre Arce (1961: 29) hace alusión a “El misionero peruano”, que debe tratarse de un error.

17 Por su afán propagandista, la Academia Bibliográfica de Lérida lo nombró su corresponsal.

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e. Mariano Arruga (1817-1880)

Nació en un pueblo cercano a Zaragoza en 1817, vistiendo el sayal franciscano en 1834, realizando su profesión al año siguiente. Tuvo que salir huyendo de la persecución religiosa desatada en España, por lo que se refugió en Italia, donde se ordenó de sacerdote el 19 de octubre de 1842. Al no mejorar la situación pasó a Francia de donde vino al Perú, llegando finalmente a Arequipa en 1870.

Aquí desarrolló una dinámica labor, entregado por completo a la prédica del Evangelio. Dice monseñor Arroyo: “Austero, fervoroso, devotísimo de la Virgen, verdadero fraile menor, lo que más destaca es su celo por la conversión de las almas” (Arroyo 1951: 483). Murió el 10 de julio de 1880.

Escribió el devocionario “Motivos de contrición” impreso en Arequipa en 1872. Tradujo además “Dirección de los niños en la devoción de María” y un “Mes de María para las religiosas”. Dejó sin acabar la obra Sul viver comune perfett dei regolari del P. Amadeo de Selero (Arce 1961: 19).

f. Miguel María Ramírez (1855-1899)

Indica el padre Julián Heras que “había nacido en Lima el 6 de diciembre de 1855. Tomó el hábito el 3 de octubre de 1871 en Arequipa, profesando al año siguiente. Fue Guardián del convento de San Francisco de Arequipa” (1995: 15, nota 8).

La Relación del Colegio de Nuestra Señora de los Ángeles de Lima los Descalzos solicitada por el Ministro General, P. Luis de Parma el 1 de agosto de 1890, y suscrita el 12 de enero de 1891, colacionada por el padre Félix Sáiz (1992: 32), indica que era hijo del Colegio de Arequipa, habiéndose ordenado de sacerdote en 1880, “su ciencia es eminente y conoce los idiomas español, francés y latín... incansable en el trabajo, apto para misionero y amante de la observancia regular”. Por su parte, la Relación del Colegio de San Jenaro de Arequipa, fechada en 13 de octubre de 1890, también transcrita por el P. Sáiz (Ibíd.: 54), señalaba que se había afiliado al de Lima en septiembre de ese año.

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En Arequipa había participado en la giras misioneras. Lo encontramos mencionado en las campañas de misiones populares de 1884, 1887 y 1888 (Arroyo 1951: 244, 252, 267). Fue nombrado bibliotecario en 1881 (Espinoza 2006: 151). La Crónica del convento dice que profesó el 4 de octubre de 1872.

“Luego fue incorporado al Colegio de los Descalzos de Lima, donde se dedicó íntegramente a la predicación con singulares muestras de aceptación del pueblo; dio numerosas misiones y cursos de ejercicios espirituales en diversos lugares y se dedicó también a la formación de la juventud religiosa... Murió en Lima el 5 de agosto de 1899, a la temprana edad de 44 años” (Heras 1995: ídem.). En 1894 había pronunciado la Oración fúnebre del Presidente Morales Bermúdez que fue impresa ese año por el Centro de Propaganda Católica.

Como Cronólogo de ese colegio dejó escrito un cuaderno con el título de “Apuntes históricos sobre el Colegio de Misioneros de los Descalzos”, fechado en 1899; siendo uno de los dos únicos encargados que cumplieron con este oficio, a decir del padre Heras.

g. Mariano Holguín (1860-1945)

Natural de Arequipa, nació el 5 de octubre de 1860. Luego de dos intentos fallidos ingresó al Colegio de Propaganda Fide de San Jenaro el 25 de marzo de 1881, emitiendo sus votos temporales el 28 de mayo de 1882 y el 31 de mayo de 1885, los solemnes, para el 25 de febrero de 1886 ser ordenado sacerdote.

Obispo y primer Arzobispo de Arequipa, fue fray Mariano Holguín uno de los más destacados alumnos del Colegio de San Jenaro, del que fue guardián en 1891 a 1894 y de 1897 a 1899. Profesor de latinidad, gramática, filosofía; predicó ferias cuaresmales, cursos de misiones y ejercicios espirituales, fundador del Círculo de Obreros Católicos en 1896. Luego de lo cual fue nombrado por el Maestro General de la Orden Comisario de la Provincia de los Doce Apóstoles y llamado a Roma como Definidor General. No tan prolífico como Passarell ni publicista como Cabré, fray Mariano Holguín ha dejado importante obra escrita. En su tiempo fue116

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considerado como uno de los mejores oradores sagrados que había en Arequipa, parte de sus publicaciones giran precisamente en torno a sus discursos que llegarían a ser impresos. Su primer sermón predicado en la Catedral, que versó sobre la educación cristiana de los hijos, fue publicado (Cabré 1959: 48-49).

Algunos, aparecieron en el libro “Discursos pronunciados en la Catedral de Arequipa”, organizados en 1890 y publicados en la

18Imprenta Medina de Arequipa. Destacan también los Discursos que diera en la Catedral de Lima en la misa de acción de gracias por el Aniversario de la Independencia del Perú los años 1900 y 1906, estando de Comisario de la Provincia de los Doce Apóstoles y de Obispo de Arequipa, respectivamente. Ambos impresos en la

19capital.

Apuntaba su biógrafo el padre Cabré: “como en el templo de San Francisco se hace desde tiempo inmemorial con gran solemnidad la novena de la Purísima Concepción de la Santísima Virgen, el M. R. P. Holguín escribió una hermosísima Novena...” (Cabré Ibídem: 78). Esto es en 1896 en que la imprenta de La Bolsa la puso en letras de molde en 80 páginas, es decir, corresponde todavía a su época de recoleto.

Sus pastorales forman un regular volumen, desde 1904, en que se hizo cargo de la diócesis de Huaraz hasta 1943, se ocupó de variedad de temas, entre las que destacan: “Instrucción Pastoral... con motivo del Proyecto de ley aprobado por el Senado sobre Matrimonio Civil y Divorcio Absoluto” (1918), “Carta Pastoral con motivo del VII Centenario de la Institución de la Tercera Orden Franciscana...” (1921), “Carta Pastoral... con motivo del VII Centenario de la muerte de San Francisco de Asís” (1926), “Carta Pastoral... contra la Ignorancia Religiosa” (1937). Promulgó un “Auto de Visita Pastoral” en 1921 que normaba el actuar del clero.

__________18 Uno trata “sobre el derecho de propiedad de la Iglesia” y otro “sobre los funestos efectos de la impiedad”. Cfr. pp.12-28 y 60-75.

19 También está su “Panegírico de Santa Rosa de Lima” que predicó en la Catedral capitalina en la fiesta por el Tercer centenario de la muerte de la santa; publicado a su vez en esa ciudad en 1917.

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Luego de largo y fructífero pontificado, falleció en su ciudad natal el 23 de diciembre de 1945.

h. Francisco Tarazona (1868-1921)

Apunta monseñor Arroyo: “Este religioso gloria y prez del Convento de San Jenaro de Arequipa, nació en la ciudad de Arnedo, provincia de LogroñoEspaña, el 17 de setiembre de 1868; siendo todavía niño, apenas llegaba a los catorce años, se embarcó para el Perú, a cuyas playas arribó en los primeros meses del año de 1881” (1951: 514).

Profesó en este Colegio, vistió el hábito el 3 de octubre de 1883, siendo ordenado sacerdote en 1892.

Desde su ingreso se distinguió por su fiel observancia a las reglas de la orden, era un estricto cumplidor del deber. Fue maestro de Filosofía y Teología en el Convento y participó en varias campañas misioneras. Bibliotecario del colegio entre 1894 y 1899 (Espinoza 2006: 151).

Sus cualidades hicieron que apenas hubo cumplido los 30 años fuese elegido guardián del convento en 1899 que desempeñó hasta 1902, y nuevamente entre 1905 y 1908, siendo el último del Colegio Apostólico de San Jenaro.

Gran promotor de la Tercera Orden Franciscana que procuró extender. “Para conseguirlo editó un hermosísimo devocionario, lleno de unción y de piedad cristiana, ponderado grandemente por lo escogido de su contenido. En él se ve la piedad y la sabiduría de este santo religioso; y en ese devocionario que intituló “El Cielo Abierto” no se olvidó de consignar la regla de la Tercera Orden, para que los hermanos de San Francisco la tuvieran siempre a su alcance. Este hermoso devocionario vio la luz el año de 1908 y está editado en Tournay, Bélgica” (Arroyo 1951: 515-516). El padre B. Romero lo consigna no sólo como editor sino como autor de la mencionada publicación. Destinado a Lima, se hizo cargo de la recién trasladada revista “Florecillas de San Antonio”, que dirigió entre 1919 y 1921, “tomó el118

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asunto con verdadero entusiasmo y empleó su gran talento en hacer de la revista una publicación digna de la Provincia de los Descalzos en el Perú. Durante tres años le vimos al malogrado P. Tarazona desvivirse por su querida revista y consiguió hacerla más interesante y en su

20tiempo se difundió de un modo extraordinario”.

Ocopa fue su tumba. Allí falleció el 7 de junio de 1921, a los 58 años de edad, 38 de religión y 29 de sacerdocio.

i. Agustín López Pardo (1872-1946)

Palacios de Benaver a unos kilómetros de Burgos (España) fue su cuna, donde nació en 1872, de la que salió tempranamente cuando aún no cumplía 16 años en 1888.

Conducidos por el P. Cervera llegaron, entre otros, los conocidos PP. Lerga y Reoyo. Pertenece pues a esa pléyade de religiosos que diera fama al Colegio de La Recoleta de Arequipa, donde recibió la ordenación sacerdotal en 1898.

Estando de familia en el convento recoleto, integró las misiones de 1899 que visitó el valle de Tambo; en tanto que en 1900 durante ocho meses recorrió Siguas, Vítor, Corire, Aplao, Huancarqui, Machaguay, Pampacolca, Caravelí, Ocoña, Camaná y otros pueblos que volvería a visitar en 1902 a lo largo de tres meses, en cuyo transcurso participó del establecimiento de varias hermandades de la Tercera Orden Franciscana. Movido por su afán misionero, solicitó en varias oportunidades ser enviado a la selva, deseo que fue atendido, dejando “su amada Arequipa” en 1903 (Salvador 1972: 33). Estuvo en La Recoleta poco más de quince años.

Largo es su accionar en la Amazonía entre lo que destaca la fundación de la ciudad de Requena el 17 de febrero de 1905; además de haber recorrido durante décadas 60000 kilómetros que significa unas 15000 horas de navegación, mayormente en canoa por lo que recibió la denominación de “El Misionero del Remo”, bautizó a unas treinta mil__________20 Directores, colaboradores y administradores de Florecillas (Florecillas de San Antonio Año XXV, Nº895, 1936: 23-26). Artículo sin firma que debe corresponder a la pluma del P. Fernando Sáiz o al P. Conrado Juániz (24).

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personas, celebró unos cinco mil matrimonios e impuso la 21confirmación a más de veinte mil (Ibídem: 128).

Además fue un hombre de letras. Políglota, manejaba el castellano, latín, quechua y shipibo. Su labor está recogida en su “Diario” donde reunió “cartas, informes, anotaciones sobre costumbres, valor curativo de las plantas, creencias, etc. Escribió también una gramática y vocabularios shipibos, junto con un Catecismo en ese mismo idioma” publicado dentro de la “Historia de las Misiones Franciscanas en el Oriente del Perú” del P. Bernardino Izaguirre. Además colaboró con la revista “La Voz de la Selva” de Requena dirigida por el P. Nicolás Giner, escribiendo artículos sobre geografía, historia y etnografía. Asimismo, en “El Eco Franciscano” de Santiago en

22Galicia, España.

Estando de visita en Iquitos murió el 14 de junio de 1946.

j. Agustín Arce (1884-1984)

Nació en Rioseras (Burgos). Con poco menos de catorce años partió para el Perú en 1898, con otros 27 jóvenes, futuros misioneros; desde ese año hasta 1909, se formó espiritual y científicamente en los viejos claustros de San Jenaro de Arequipa, por tanto, “Hijo de La Recoleta”, donde vistió el hábito, profesó (simple en 1900 y solemne en 1904) y recibió el sacramento sacerdotal en 1908. Estuvo en la ciudad del Misti, entre 1898 y 1909, la mayor parte de su permanencia en tierras peruanas.

Pasó después a otros conventos, luego, en 1913 fue enviado a Roma a perfeccionar sus estudios, recibiendo la calificación de “Summa cum Laude”. Fue destinado entonces (1915) a trasladarse a España, donde trabajó en Villarramiel y Angunciana hasta 1922, fue superior allí.

__________21 Su labor en la selva, ha sido ampliamente estudiada, además del padre Isidro Salvador, por el profesor José Luis del Río Sadornil en su tesis doctoral que titula “Labor misionera y cultural del P. Agustín López Pardo en la Amazonía peruana. La fundación de Requena” presentada a la Universidad Complutense de Madrid el año 1991.

22 Tiene también una “Historia de la Guardia Civil en Requena”, manuscrito que según el P. Salvador (1972: 152), se encuentra en el Archivo Misional de Requena.

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Pidió y obtuvo ser enviado a Tierra Santa como misionero. Primero en El Cairo, donde fundó y dirigió una revista; luego de un año fue trasladado a Nazareth, y en 1924 lo destinaron a Jerusalén, estudiando allí Arqueología, Geografía y Topografía. Llegó a desempeñar el cargo de Superior regular del Vicariato Apostólico del Canal de Suez entre 1931 y 1936; pero lo suyo eran los estudios y los libros, por lo que renunció y volvió a Jerusalén a trabajar en la Biblioteca de la Custodia. Fue ante todo un investigador del pasado y autor de numerosas publicaciones.

Comenzó a escribir en 1914 en “El Eco Franciscano”, luego en “Florecillas de San Antonio”, en “Archivo Ibero Americano”, etc. Estando en Angunciana en 1921, tradujo la obra: “¡Sed alegres!” que fue la primera que hizo publicar. Ya en Jerusalén publicó varias obras y numerosos artículos aparecidos en diversas revistas; apuntaba fray Luis M. Maestu en 1954.

Autor de muchos trabajos que giran en torno a Tierra Santa. Podemos mencionar a “Cánticos de Sión traducidos del hebreo, anotados y precedidos de un estudio sobre la poesía hebrea” (Jerusalén, 1928), “Itinerario a Jerusalén 1703-1704 de Fr. Eugenio de San Francisco” (Jerusalén, 1940), “Jalones de historia franciscana” (Jerusalén, 1947), “Miscelánea de Tierra Santa” (Jerusalén, 1950, 2 tomos), “Culte islamique au tombeau de la Vierge” (Jerusalén, 1951), “Emmaús y algunos textos desconocidos” (Madrid, 1954), “Expediciones de España a Jerusalén (1673-1842)” (Madrid, 1958), “Itinerarios raros y preciosos de Palestina; extractos, aportaciones y notas críticas” (Jerusalén, 1963), “Catalogus descriptivus illustratus operum in typografia Ierosolymorum Franciscali impressorum” I 1847-1880 (Jerusalén, 1969), “Itinerario de la Virgen Egeria” (Madrid, 1980), entre otros.

Sobre estas tierras escribió algunos trabajos que envió a Efemérides 23de la Provincia de San Francisco Solano; que son: “Cartas de

los antiguos misioneros del Perú” (1954), “Noticias biográficas de __________23 Antes había publicado: “Tabla capitular de la Provincia de los XII Apóstoles del Perú (1655)” y “Orígenes de la alternativa de oficios en las Provincias franciscanas del Perú”en Archivo Iberoamericano en 1919 y 1921.

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Los escritores recoletos de Arequipa

24algunos misioneros del Perú” (1961-1964), “Cartas de Arequipa, de Cajamarca y de Lima” (1964), “Cartas y Estadísticas del Vicariato del Ucayali, 1791-1922” (1968) y “Fundaciones piadosas del Perú en

25Tierra Santa en los siglos XVII y XVIII” (1974) .

A la avanzada edad de cien años murió en Jerusalén el año 1984, había estado 85 en la orden.

k. Egidio Delgado (1874-1954)

Arequipa, la ciudad del Misti, fue su cuna donde nació el 9 de julio de 1874. Desde joven ingresó como donado al Colegio de San Jenaro, hasta que a los 25 años en 1899, recibió el hábito religioso para el estado de lego, hizo su profesión simple el 13 de junio de 1900 y la solemne el 14 del mismo mes de 1903.

Luego sería destinado a otros conventos. Fue un solícito enfermero en Lima, Cajamarca, Ocopa y Arequipa. Acompañó a varios Padres Comisarios en sus visitas que realizaban a los colegios y estuvo en las recién fundadas misiones de Zamora en el Ecuador con el Padre Luis Torra y el también hijo de La Recoleta, fray Antonio Larrea, donde permanecieron algo más de un año.

Vuelto del Ecuador, regresó a Lima, sirviendo asimismo en Barranco, en el recién fundado convento. Trasladado a Arequipa, estuvo 20 años de limosnero en la campiña, luego retornó a Lima por 3 años como enfermero y otros 7 en Ocopa, después nuevamente en Barranco y Lima, para ser trasladado al año a Cajamarca; y finalmente volvió a

26Arequipa poco antes del Congreso Eucarístico de 1940.

__________24 Año XVII, números 49-50 (1961: 15-21), 51-52 (1961: 28-31); Año XVIII, números 52-54 (1962: 28-32); Año XIX, números 55-57 (1963: 55-58), Año XX, números 58-59 (1964: 23-26). A continuación de este último, se encuentran las Cartas de Arequipa, Cajamarca y Lima (27-28).

25 Año XXX, Nº88, 89 y 90 (64-71).

26 “... también merece destacarse haber acompañado a principios de siglo (XX) al R.P. Francisco Tarazona, Domingo Martínez y otros más a la ciudad de Tacna en poder entonces de Chile, para dar allí unas misiones y con el designio encomendado por el gobierno peruano de fundar allí un convento de misioneros. Las misiones se dieron con mucho fruto. En cambio, el convento no llegó a fundarse, pues, enteradas las autoridades chilenas de lo que se pretendía por parte del Perú, obligó a los misioneros a abandonar la ciudad” Cfr. ALRA. Necrología de los Religiosos que han fallecido en este Colegio, p.56

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Álvaro Espinoza de la Borda

Enfermero del convento de San Jenaro largos años, el hermano lego fray Egidio Delgado, fue autor de un libro sobre el también enfermero, muerto en olor de santidad, Buenaventura Pilu y Masiá, que a sí mismo se llamaba el Fratello, al que conoció durante sus primeros años en La Recoleta.

Su obra titula “Vida extraordinaria y penitentísima del Hermano fray Buenaventura Pilo Masiá, Lego profeso de la Orden de San Francisco de Asís. Avisos y Doctrina espiritual, comentando dicha vida”; firmado en Arequipa el 20 de febrero de 1916, cuyo original manuscrito se halla en el archivo del Convento de los Descalzos de Lima. Muestra en ella, como puede apreciarse en el título, una gran admiración por el “hermano Ventura”.

En sus últimos años también se desempeñó como laborioso sastre en el convento de Arequipa.

Murió en La Recoleta el 11 de julio de 1954 a los 80 años de edad y 55 de religión. Decía su necrología: “De conversación fácil, hombre leído, curioso y dado a la hidroterapia, en cuyo manejo era muy entendido, era un pozo de recuerdos de los antiguos Padres y Hermanos”.

L. Rafael Terraz (1883-1960)

Nacido en la villa de Marcilla en Navarra el año 1883, vino al Perú en 1898, pasando a Arequipa, donde hizo el noviciado, habiendo recibido previamente los hábitos en 1899 e hizo la profesión de votos simples al año siguiente. En 1904 profesó solemnemente y el 13 de septiembre de 1908 recibió la ordenación sacerdotal.

“Apenas ordenado sacerdote conságrase al ministerio de la predicación, confesionario, ejercicios espirituales y atención a las Hermandades de la Tercera Orden, primero en Arequipa, luego en Cusco, en Ayacucho, de nuevo en Arequipa...” (Domínguez 1960: 76). Participó en varias giras de misiones populares en 1913, 1916, 1919, 1921, 1922, 1923, 1926, 1927, 1935, 1939 y 1940 a lugares tan alejados como Torata, Azángaro, Candarave y Tarata. En 1915 estableció una hermandad de la Tercera Orden en Machaguay

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Los escritores recoletos de Arequipa

(Condesuyos, Arequipa), en 1925 otra en Yacango (Torata, Moquegua) y en 1939 en Ilo (Moquegua). Desempeñó el cargo de Vicario de La Recoleta en tres oportunidades en diferentes períodos a partir de 1924, 1935 y 1951. Largos años en los claustros recoletos: 1899-1908, 1912-1919, 1934-1940 y 1951-1954 (Terraz 1955); un cuarto de siglo de familia.

Escribió: “Vademécum del Terciario Franciscano” (Arequipa, 1939), “Trabajos Apostólicos” (Lima, 1955), que es un recuento de sus

27servicios prestados en el Perú y que acabara de escribir en Arequipa. Como director de la Cofradía de la Virgen de los Dolores, debió elaborar sus Estatutos publicados por la Tipografía Cuadros en 1937.

Murió en Lima el 13 de enero de 1960.

m. Ángel Elcoro (1884-1975)

Durante muchos años sirvió en la Custodia de Tierra Santa, el “alumno” del Colegio de Misioneros de La Recoleta, fray Ángel Elcoro, nacido en Ochandiano, Vizcaya en 1884.

Conducido por el P. Francisco Tarazona vino al Perú en compañía de una veintena de jóvenes a comienzos de 1898. Admitido a los claustros recoletos en 1899 junto con los futuros PP. Terraz, Castelruiz y Arce; el hermano Elcoro, además del H. Delgado, entre los más conocidos. Emitió los votos simples el 13 de junio de 1900, luego de lo cual estudió hasta 1903 en que pasó al estado de hermano lego. A partir de entonces “prestó variados y utilísimos servicios a la numerosa comunidad de la Recoleta con su laboriosidad, buen sentido práctico y ejemplar vida ordenada. En sus ratos de descanso gozaba con la lectura de libros instructivos..., más de una vez le vimos en las manos algún libro o revista en latín” (Arce 1975: 238). Oficio que desempeñó hasta 1920 en que retornó a España. Había permanecido en Arequipa más de veinte años.

__________27 Sus palabras finales, aunque dirigidas a todos sus hermanos de la Provincia, parecieran dirigidas a Arequipa, dicen: “Adiós, oh mis amados hijos, hermanos y amigos: quedaos en paz... Me iré pronto a la porciúncula... Adiós monte Alverna de mi vida, campo de lucha y de esfuerzo!”.

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Álvaro Espinoza de la Borda

Desde el 23 de agosto de 1929 en Tierra Santa, donde, por espacio de 30 años sirvió en la sacristía del santuario del Santo Sepulcro, pasando en 1960 a Getsemaní, y; desde 1965 en la enfermería de San Salvador en Jerusalén.

Apuntaba el P. Agustín Arce, antiguo compañero suyo en los claustros 28recoletos, “no publicó nunca nada, pero ha escrito mucho. Lo hizo

de propia iniciativa; sin pretensiones de escritor; con sencillez en forma de diario. Desde que fue nombrado sacristán del Santo Sepulcro trató de informarse bien del Statu quo, es decir, de las prácticas y ceremonias que tienen lugar en aquel gran santuario, donde conviven y ejercen sus cultos las tres grandes comunidades de Armenios, Griegos y Latinos, y en menor escala Coptos y Sirios... He leído varios de estos diarios, y he sacado la conclusión que estos cuadernos de Fr. Ángel son la mejor fuente de información, la más verídica, la más exacta, objetiva, actual y detallada para cuanto se refiere a la comunidad franciscana del Santo Sepulcro, y sobre todo a los cultos y ceremonias en que toman parte las otras comunidades no católicas. En esos diarios se relata minuciosamente lo que sucedía cada día, en cada ceremonia, los contrastes que de vez en cuando ocurrían con los otros ritos; visitas de personajes..., inspección de las autoridades, 'entradas' de peregrinaciones y muchas otras cosas. Con frecuencia hay recortes de periódicos o revistas, etc.” (Ibíd.: 240).

Murió el sábado 1 de noviembre de 1975, fue enterrado en el cementerio del Monte Sión.

293. Época de la Provincia de San Francisco Solano, 1914...

Luego de unos años bajo la provincia de los Doce Apóstoles, La Recoleta fue incorporada a la provincia misionera de San Francisco

__________28 En Efemérides fue publicada una carta suya en que relataba algunos de los sucesos ocurridos en Jerusalén durante la Guerra de los Siete días.

29 En las últimas décadas, habiendo aceptado la Provincia hacerse cargo de la parroquia de Nuestra Señora de Monserrat, que pasó a funcionar en el templo recoleto, algunos padres promovieron publicaciones como el P. Bernardo Marina que entre 1978 y 1986 sacó el boletín “Parroquia de la Recoleta”, continuado en 1990 por los PP. Carlos Lafuente y Domingo Diez hasta 1995; y más recientemente el P. Domingo Diez con los fascículos “Defendamos nuestra fe” (2003) y “Conozcamos y vivamos nuestra fe” (2005). En 1972 el P. Germán Pino escribió el folleto “La Iglesia ora y canta”, librito de cánticos y oraciones para ayudar a los fieles en la eucaristía.

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Los escritores recoletos de Arequipa

Solano. Aquí las figuras de los padres Francisco Cabré, Fernando Sáiz, Fernando (Manuel) Domínguez y Carlos Lafuente, muestran un prolongado apostolado en estas tierras; los que, además de una gran labor pastoral y social, también dedicaron parte de su tiempo a escribir. Por otro lado, estamos teniendo en cuenta a aquellos guardianes, que desarrollaron importantes obras en el convento, como la construcción de parte de los claustros, la iglesia o la biblioteca, lo

30que ha perennizado su nombre dentro de la historia de la casa. Otros que estudiaron en ella o que por nacer en Arequipa recibieron su influencia y luego moraron algún tiempo.

Continúa el afán polemista en varios de ellos, pero también el de difusión cultural utilizando la prensa, a través de la pluma ágil, como el que hicieron en las revistas “Florecillas de San Antonio”, “La Colmena”, etc.; además de obras de contenido denso, especialmente de historia.

a. Francisco Cabré (1885-1956)

Si la figura de Passarell llena las últimas décadas del XIX, va a ser la del padre Francisco Cabré la que destaca en la primera mitad del XX. Aunque no llegara a la guardianía del convento, su presencia es muy significativa. Reseñando el libro que sobre la casa escribiera fray L. Arroyo, el padre Braulio Romero, bajo el pseudónimo de Fax, apuntaba sobre Cabré: “recoletano cien por cien y uno de los héroes de la jornada (de La Recoleta), de muchas y limpias fojas de servicio y que ocupa no pocas de la historia en cuestión” (Romero 1952: 49). Nació en Dosaiguas, Tarragona en 1885. Desde muy joven sintió el llamado de la vida religiosa, dejando su tierra en 1903. Hizo su noviciado en Cusco, donde profesó de votos temporales en 1904 y en 1907 los votos perpetuos. En 1908 estuvo en Lima donde fue ordenado sacerdote. A partir de 1909 hasta su muerte vivió en el convento de La Recoleta de Arequipa. Llegó por tanto cuando pertenecía a la Provincia de los XII Apóstoles.__________30 Durante breve tiempo fue guardián del convento el fecundo escritor y poeta fray Tarsicio Mori (1891-1951).

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Álvaro Espinoza de la Borda

De gran dinamismo realizó variada actividad, dio más de cuarenta cursos de misiones, realizó visitas a las Terceras Órdenes, fundando cinco hermandades, dirigió el Círculo de Obreros Católicos, organizó el trabajo de catequesis y fundó la primera escuela de catequistas del Perú, impulsó la prensa católica a través de las publicaciones “La Colmena”, “Florecillas de San Antonio”, “Gaceta Eclesiástica” y “Paz y Bien”, fundó la editorial La Colmena, propugnó la construcción de un barrio para obreros y promovió la construcción del refectorio San Francisco Solano. Bibliotecario del convento largos años de 1913 a 1928, dio una nueva organización a los libros y consiguió ayuda para la construcción de la nueva biblioteca.

Gran publicista, escribió mucho: “La unión de la clase obrera” (Arequipa, 1918), “El divorcio absoluto en el Evangelio” (Arequipa, 1919), “Guía oficial del II Congreso Eucarístico Nacional” (Arequipa, 1941), “Crónica del 2° Congreso Eucarístico Nacional” (Arequipa, 1941), “San Francisco de Asís, el apóstol” (Lima, 1941), “Crónica del Primer Congreso Nacional de Terciarios Franciscanos” (Lima, 1946), “Crónica del Congreso Mariano y Coronación Pontificia de la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria de Caima” (Arequipa, 1949), “Semblanza de San Francisco Solano 1549-1610” (Arequipa, 1949), “Biografía del Excmo. y Rvmo. Mons. Fr. Mariano Holguín, O.F.M. Primer Arzobispo de Arequipa 1860-1945” (Lima, 1959).

Como orador muestra importantes discursos como la “Oración fúnebre al Excmo. Señor Don Mariano de Goyeneche...” (Arequipa, 1924) y “El Ángel de la Caridad” Oración fúnebre de la Exma. Señorita doña María Josefa de Goyeneche y Gamio” (Arequipa, 1927).

En 1952 se publicó en Lima su “Educación Moral y Religiosa”, para la Instrucción Media, texto oficial en toda la república, que escribió en tres meses y medio.

También en su papel de organizador de instituciones eclesiales formuló los Estatutos del Círculo de Obreros Católicos de Arequipa y Reglamento de la Sección de Socorros Mutuos (Arequipa, 1922) y los Estatutos de la Acción Social Católica de Damas Peruanas (Arequipa, 1931) y escribió la Memoria de la Acción Social Católica de Damas

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Peruanas de 1933 y 1934. Además de un “Bosquejo de un programa de Círculo de Obreros Católicos”, publicado también en Arequipa en 1916.

Promovió la devoción de la feligresía a través de “Catecismo Mariano” (Arequipa, 1947 y Madrid, 1954), “Catecismo de la Virgen María” (Lima, 1954), “Setenario en honor de los dolores de la Santísima Virgen” (Arequipa, 1955) y “Novena de San Francisco Solano, apóstol de la Argentina y el Perú” (Lima, 1949). Apuntaba: “primero edité varias cantidades del Catecismo de Pío X, para poderlo hacer muy barato; después traduje el del Cardenal Gasparri ... y escribí yo una Doctrina de Primeras Nociones (de la que se han impreso centenares de miles) y un texto de Catecismo para instrucción primaria (de la que se han impreso unos cincuenta mil ejemplares)” (Cabré 1957: 71).

Según el padre Braulio Romero, O.F.M., dirigió la publicación “Recuerdo de las Misiones del P. Esteban Pérez”, cuya edición alcanzó los cien mil ejemplares (1957: 9).

Está enterrado en el cementerio de su querido convento, donde falleció en 1956.

b. Fernando Sáiz (1900-1983)

Nació en Vivar del Cid (Burgos) en 1900. Vino al Perú en 1913 junto con otros compañeros siguiendo la ruta BilbaoBuenos Aires (marítima), MendozaValparaíso (terrestre), y nuevamente por mar desde esa última localidad y Mollendo, llegando finalmente a Arequipa el 19 de marzo de 1914, donde permaneció siguiendo los estudios secundarios.

En los Descalzos vistió el hábito en 1918, profesando al año siguiente. Estudió filosofía en Lima y Teología en Ocopa, haciendo los votos solemnes el 29 de mayo de 1924, para hacer luego dos años más en Cajamarca, donde se ordenó de sacerdote el 15 de agosto de 1926.

Fue en Arequipa y en la región sur en que desarrolló lo mejor de su apostolado religioso, desde 1929 a 1977, mostrando un espíritu128

Álvaro Espinoza de la Borda

13inquieto y dinámico que lo llevó a desarrollar una gran actividad tanto en la enseñanza como en la catequesis y la predicación en la

32ciudad y su campiña con salidas a casi todas las poblaciones de Arequipa, Moquegua y Tacna, y algo de Puno y Cusco.

Desempeñó el cargo de Vicario en varios períodos, como también el de Discreto y fue Definidor de la provincia.

“Junto a la actividad apostólica de la palabra, absorbió con gran empeño y durante unos veinte años sus energías y talento el manejo de la pluma en las publicaciones: semanario La Colmena, durante algún tiempo, y por largos años en Florecillas de San Antonio, siendo en ésta su Director por espacio de catorce años...” (Domínguez 1983: 44). Son muy numerosos sus artículos en esta última. Escribió crónicas, caso de la que informaba de la coronación de la Virgen “Napolitana” (1940); reseñas como la que dedicó al Templo de la Recoleta (1940), cuando éste fue inaugurado; necrologías, como la sentida semblanza recordando la figura del P. Gridilla (1941), precisamente el constructor de aquél, etc.

Luego de largos años de permanencia en Arequipa lo trasladaron a Barranco e Ica, los postreros en el convento de Barranco, muriendo en el Asilo de Ancianos de Lima el 3 de enero de 1983.

c. Buenaventura de León Uriarte (1891-1970)

Vasco de origen, había nacido en Ceánauri, Vizcaya. Vistió el sayal franciscano en los Descalzos de Lima en 1906, profesando al año siguiente e hizo la profesión solemne el 16 de agosto de 1910. Fue consagrado Obispo titular de Madaura y Vicario Apostólico del Ucayali el 4 de octubre de 1940; al dividirse dicho vicariato en tres, le cupo hacerse cargo del de San Ramón desde 1956.

Antes de ocupar la Vicaría, fray B. Uriarte ocupó diversos cargos dentro de la provincia, entre los que podemos mencionar el de

__________31 Apuntaba el padre Domínguez que por su dinamismo sus amigos en Arequipa cariñosamente le conocían con el apodo de “El Bicho Eléctrico” (1983: 44).

32 Recibió varias condecoraciones, entre ellas la Medalla de la ciudad, por su labor desplegada en Arequipa.

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guardián de La Recoleta entre 1924 y 1928, seguidamente fue nombrado Ministro Provincial en el capítulo celebrado en Lima el 16 de julio de 1928. En 1931 Custodio y Comisario de Misiones en 1934, de nuevo Provincial en 1937.

La primera vez que llegó a Arequipa, fue en 1917, como profesor de griego y ciencias naturales, permaneciendo un año en tal oficio. Nuevamente en 1921 fue nombrado profesor de Teología, Sagrada Escritura y hebreo en el Teologado de La Recoleta.

Apuntaba en su currículo: “Desde el año 1921 recorrió gran parte de la arquidiócesis de Arequipa y de la diócesis de Puno en giras misioneras, y durante su Guardianía se dieron muchas Misiones al pueblo, llegando hasta dar tres tandas de Misiones al mismo tiempo con motivo del Jubileo del Año Santo y del Centenario de la muerte de N. P. San Francisco, principalmente, llegando a predicar hasta dos Tres Horas y un Descendimiento en el mismo día. Así como ... cuatro tandas simultáneas de Ejercicios por dos veces” (Uriarte 1970: 84).

Durante su guardianía en el convento de San Jenaro se terminó la construcción de la actual biblioteca, sobre la arquería del corredor de la portería y completó la construcción de la torre del templo en 1926. Su desempeño, dice el P. Romero fue “con un fervor, entusiasmo y actividad, que hace recordar los mejores tiempos de ese celebérrimo Colegio de Propaganda Fide” (1970: 82). “Llegó una época en que La Recoleta era el templo más visitado por las almas que necesitaban orientación, luz y consuelo. Allí se albergaba un apóstol que, fuera de sus horas de trabajo, se entregaba a la dirección de las almas” (Ortiz 1970: 93).

Fue autor de “Normas de la Acción Social Católica de Damas Peruanas” (Arequipa, 1932), “La montaña en el Perú” (Lima, 1938,

331940 y 1941), “Conferencias sobre Acción Católica, pronunciadas en la ciudad de Huaraz” (Lima, 1939).

Destaca la “Oración fúnebre pronunciada con ocasión de las Bodas de Oro de la Provincia Misionera de San Francisco Solano, en S. María__________33 Apareció por entregas en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima. En 1981 el P. Dionisio Ortiz la hizo publicar.

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de los Ángeles de Lima, el 4 de junio de 1958, por el Vicario Apostólico de San Ramón” (Lima, 1958), donde desarrolla una reseña histórica de la provincia. Como prelado, nos dice el padre Romero, dirigió frecuentes Cartas pastorales (Romero 1967: 29).

También publicó en “La Colmena”: “Misiones franciscanas del Oriente Peruano”, y en “Efemérides”: “Síntesis de las Misiones 1908-1958”. Dejó inédita “Etnografía de las Misiones del Ucayali”

34(1925).

El 19 de enero de 1970 en Lima, murió a los 79 años, 59 de religión, 53 de sacerdocio y 30 de obispo.

d. Fernando Domínguez (1907-1996)

Importante historiador fue el padre Fernando Domínguez. Comenzó a escribir ayudando al P. Garmendia en la publicación de la hojita “Acción Franciscana (Callao 1937-1938), en Arequipa ayudó al P. Cabré con el semanario “La Colmena”, pero sobre todo en “Florecillas” a partir de 1939 preparando el ambiente para el Congreso Eucarístico Nacional de 1940.

Había nacido Villadepera (Zamora) en 1907; sus primeros estudios los hizo en su pueblo, pasando luego al Colegio de Angunciana en 1920 y partió luego a Perú, donde llegó en 1921.

A fines de 1923 corresponde su llegada a Arequipa, permaneciendo nueve años consecutivos en los que tomó gran cariño por la ciudad. Luego de su ordenación sacerdotal fue enviado a Ocopa donde estuvo hasta 1935, seguidamente en Chiclayo, Callao, Barranco, etc.

En Arequipa fue cronólogo y discreto de 1939 a 1944, director de “Florecillas”, nuevamente cronólogo y bibliotecario entre 1947 y 1950, Rector de las Terceras Órdenes de 1950 a 1953, guardián de 1953 a 1956. Lo que sumado a sus años de estudios, nos dan más de dos décadas en la ciudad del Misti.__________34 Decía: “En 1925 escribió una Etnografía de la Montaña que se encuentra inédita salvo algunos artículos que han salido en las revistas del país y del extranjero, ha sido solicitada su publicación por la Sociedad de Americanistas de Washington” (Uriarte 1970: 84).

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Escribió: “El descubrimiento del Amazonas y la Orden franciscana” (Lima, 1942), “Las Terceras Ordenes dependientes del Convento de La Recoleta de Arequipa. Apuntes históricos” (Arequipa, 1943-

531948), “El Colegio de Propaganda Fide de Moquegua 1775-1825” (Madrid, 1955), y “La Orden Franciscana Seglar en el Perú. Pasado y Presente” (Lima, 1992).

Los dos últimos son, sin duda, los más importantes, el relacionado al Colegio de Moquegua le llevó diez años de investigación, en el que consigue darnos una idea clara y documentada de su existencia; mientras que en el segundo historia la evolución de los terciarios franciscanos en el país, y que reviste gran interés por ser antiguo rector de las TT.OO. Autor también de “Nuestra Señora de Guía” (Lima, 1981) y “Los milagros del Santo Cristo de Ayancocha” (Lima, 1987).

Sus restos reposan en Lima donde falleció en 1996.

e. Luis Arroyo (1890-1976)

De origen castellano, nació en Jaramillo Quemado, Burgos, el 29 de noviembre de 1890. Vistió el hábito en el Perú en 1907 y profesó de votos simples en 1908 y solemnemente en 1911. Cursó estudios en Cajamarca, Lima y Ocopa. Fue ordenado sacerdote el 15 de abril de 1917, siendo destinado a Trujillo y luego a otras casas. Guardián por seis años en Trujillo, tres en Arequipa, Presidente en el Colegio del Callao, tres veces Provincial, dos veces Custodio y una Definidor y una vez Guardián en Chiclayo; estando desempeñando ese cargo fue investido como primer Vicario de Requena en 1957.

Cuando estuvo de Guardián de La Recoleta de Arequipa (1934-1937), con la colaboración del padre Gridilla, se ocupó de dar inicio a la ampliación del templo, construyéndose tres naves y presbiterio. Ya fuera, impulsó y llevó a cabo la coronación pontificia de la Virgen Napolitana.

En el historiador de la casa se constituyó a través de su “Álbum Recuerdo de la Coronación Pontificia de la venerada imagen de la__________35 Estos Apuntes, aparecieron en forma de entregas en Efemérides a lo largo de dichos años.

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Santísima Virgen de los Dolores que bajo el nombre de “La Napolitana” tiene su trono en el templo de La Recoleta de Arequipa” (Arequipa, 1947), y “La Recoleta de Arequipa” (Lima, 1951), libros de consulta obligada para todo aquel que quiera conocer sobre el pasado del convento.

Además, “Comisarios Generales del Perú” (Madrid, 1950), “Comisarios Generales de Indias” (Madrid, 1952) y “Los franciscanos y la fundación de Chiclayo” (Lima, 1956).

En su calidad de Ministro Provincial, entre 1944 y 1952 escribió y dirigió 18 cartas Circulares, documentos que a decir del padre Romero, son doctrina y directivas. En ellas puede observarse también las preocupaciones del momento, los temas de interés o en debate, los cambios por los que pasaba la orden. En esta línea debemos añadir sus informes de las visitas canónicas que realizó y la abundante correspondencia que sostuvo. Alejado de labor pastoral, escribió “Jaramillo Quemado y el Santuario de Valpeñoso”, impreso en Burgos en 1975.

Como gran estudioso favoreció y apoyó la publicación de revistas como “Florecillas”, “Ideal y Juventud” (órgano de la Juventud Antoniana del Callao), “Ocopa”, “Alborada Seráfica”; y, creó y fundó “Efemérides”, revista interna de la Provincia. En su gobierno provincial fueron hechas muchas publicaciones.

63Habiendo dejado el vicariato, murió en Burgos el 2 de agosto de 1976.

f. Dionisio Ortiz (1908-1992)

Otro gran historiador fue el padre Dionisio Ortiz, nacido en Bermeo, Vizcaya en 1908. Desde muy joven sintió la vocación religiosa; ingresó al Noviciado en el convento de los Descalzos el 22 de diciembre de 1923, donde recibió el sayal franciscano. Pasó a Ocopa a__________36 Siguiendo las directivas de Vaticano II, Mons. Arroyo presentó su renuncia en marzo de 1971; se le admitió, pero con la condición que lo seguiría rigiendo hasta el nombramiento de un nuevo vicario. El 10 de marzo de 1974 asumiría el Vicariato de Requena el R.P. Odorico Sáiz de larga trayectoria religiosa y también historiador.

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continuar con su formación, recibiéndose de sacerdote, cantando su primera misa el 13 de mayo de 1934 en La Recoleta de Arequipa, donde fue destinado y permanecería hasta 1944.

“Aquí al pie del majestuoso Misti transcurrirían los diez primeros años de vida sacerdotal y misionera del joven sacerdote Ortiz, dedicado a un intenso apostolado, sobre todo, en aquellas famosas Misiones Populares que predicaban los PP. Descalzos, no sólo dentro de la ciudad, sino en todo el vasto Departamento de Arequipa. Otras actividades del joven P. Dionisio durante este lapso fueron: el púlpito, confesionario, cantor y organista de la Recoleta, catequesis a niños, visitas a las Terceras Órdenes Franciscanas, la pluma, la publicación de la Revista 'Florecillas de San Antonio', de la cual fue asiduo colaborador y subdirector...” (Estalayo 1984: 12). Sería extenso consignar la larga lista de artículos que escribió para esa popular revista dirigida entonces por el padre Fernando Sáiz. También fue

73bibliotecario del convento breve tiempo.

Pasó luego a Ica, para enseguida incorporarse al Vicariato Apostólico del Ucayali, como secretario del antiguo Guardián de La Recoleta, monseñor Buenaventura Uriarte; donde, pese a tal cargo, misionó durante 16 años, junto con el prelado y fray Antonio Zegarra. Ocupó los cargos de Vicario Delegado y Canciller del Vicariato.

Allí volvió a surgir su vena de escritor. “Fue durante esos años cuando iba acumulando datos y datos, informes y noticias, con el propósito de escribir algunas obras históricas sobre dichas montañas” (Estalayo 1984: 12). Como resultado dejó su “Diario” y “Archivo personal”, compuesto de 130 volúmenes, que según indica el padre Vicente Pérez de Guereñu, se preocupó porque quedasen bien cuidados en los Descalzos (1992: 29).

Fruto de ese arduo trabajo son unas 18 obras y numerosos artículos en varias revistas de la orden. Destacan: “Monografía de Chanchamayo y reseña histórica de las misiones franciscanas de la selva desde la creación de la provincia Misionera de San Francisco Solano del Perú” (1958), “Reseña histórica de la montaña del Pangoa, Gran Pajonal y__________37 Estuvo en la biblioteca entre 1937 y 1938 (Espinoza 2006: 152).

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Satipo 1673-1960” (1961), “Los forjadores de Pucallpa” (1962), “Oxapampa” (1967), “Chanchamayo” (1969, 2 tomos), “Las montañas del Apurímac, Mantaro y Ene” (1975 y 1976, 2 tomos), “El Perené” (1978), “Monografía del Purús” (1980), “La montaña de Ayacucho” (1981), “La montaña de Pucallpa” (1982), “Pucallpa y el

83Ucayali, ayer y hoy” (1984, 1986).

Murió al comenzar el año 1992 en Lima.

g. Conrado Juániz (1910-1981)

Uno de los escritores polemistas que La Recoleta vio surgir fue el Padre Juániz, aunque siendo aún estudiante ya escribía en Florecillas, bajo el seudónimo de “Fermín de Arauza”. Munárriz en Navarra, fue su cuna, donde nació en 1910. Muy joven ingresó al Colegio Seráfico de Angunciana, de donde partió para el Perú, llegando en 1921, ingresando al noviciado en 1925. Profesó votos simples en 1926 y solemnes en 1931, ordenándose de sacerdote en 1934. Fue luego destinado a Arequipa, donde simultaneó el púlpito y el confesionario con los afanes del escritor.

Escribía el P. Braulio Romero: “Destaca en letras, filosofía y teología y toca el órgano. Su fuerte, la pluma. Conocedores de estas condiciones intelectuales, los superiores lo destacaron a Arequipa, donde a la sazón se editaban Florecillas de San Antonio y La Colmena, bajo la dirección del recordado y eminente escritor y sociólogo P. Francisco Cabré O.F.M., célebre religioso de la Recoleta” (1981: 11). Entonces, era subdirector de Florecillas y años más tarde, entre 1944 y 1947, su director.

Sus primeros años de sacerdote pues, los realizó en Arequipa; después pasaría a Barranco donde comenzó a editar la colección “Descalzos”; luego, Chiclayo, allí publicó el folleto “Señores...”. Estaría también por Tierra Santa, y, de regreso, en Ocopa, Ayacucho y Huaraz, donde editó los boletines “Toma y lee” y “Ómnibus”, en Cajamarca y los Descalzos.__________38 En reconocimiento a esa labor fue condecorado en distintas oportunidades por el gobierno español y los concejos de San Ramón y La Merced.

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Entre otros escribió: “La estaca” (1936), “Señores...” (1943), “Consagración personal al S. Corazón de Jesús” (1947), “Relatos y fantasías” (1949), “Algunos libros sobre Tierra Santa en castellano” (Cairo, 1956), “La Tierra Santa y los franciscanos (Jerusalén, 1958), “Sarayacu” (1949), “Campanas de Sarayacu” (Madrid, 1960), “El inca ladino, Juan Santos Atahualpa” (Madrid, 1960), “Amenidades y horrores en la Tierra Santa” (Madrid, 1960), “Ana Rosa” y “Años difíciles” (Madrid, 1961), “Ocopa” (1961), “Iré a mi Padre” (1971).

Fue en “Florecillas” donde escribió con mayor profusión, son numerosos los artículos allí publicados, muchos con el seudónimo de “Minucio”.

Falleció en Ica en 1981, a los 70 años de edad, 55 de franciscano y 47 de sacerdote. Resumían su personalidad en “los libros fueron su afición y la pluma el arma de su apostolado”.

h. Leonardo Rodríguez Ballón (1909-1992)

Natural de Arequipa. Fortaleció su vocación religiosa en La Recoleta, donde el padre Guardián, fray Buenaventura Uriarte lo alentó a ingresar a la orden franciscana en la Provincia Misionera de San Francisco Solano. Recibió el hábito en los Descalzos de Lima a principios de 1926, haciendo la profesión simple al año siguiente y la solemne en 1930. Ordenado sacerdote en Ocopa en 1935, fue enviado a su tierra, donde permaneció algunos años, ejerciendo un intenso apostolado en la ciudad y su campiña; “comenzó su acción sacerdotal, en el púlpito, en el confesionario y en la cátedra” (Manero 1960: 7). Luego estuvo en Cajamarca, Lima y el Callao.

Obispo Auxiliar de Lima en 1944, primer obispo de Huancayo en 1945, Administrador Apostólico de la Arquidiócesis capitalina ese mismo año y segundo Arzobispo de Arequipa a partir de 1946, fue una de las figuras más distinguidas del episcopado peruano a mediados del

39siglo pasado. El 30 de noviembre de 1980 dejó el cargo por razones de salud.__________39 Fue también Administrador del Obispado de Puno en 1972. Recibió numerosas condecoraciones.

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Escribió numerosas Cartas Pastorales sobre variados temas, de las que destacan la que dirigió con motivo de la Cuaresma en 1947 acerca de la fe, al año siguiente también por Cuaresma, tocó el problema de las vocaciones sacerdotales, en 1950, sobre el Año Santo proclamado por Pío XII, y en 1955 publicó una sobre la Realeza de María.

La preocupación por los problemas de las mayorías ocupó su tiempo, publicando tres pastorales sobre la cuestión social. Una, en 1960 sobre “La doctrina católica y el comunismo”; otra en 1961 con motivo de la Segunda Semana Social acerca de “El derecho de propiedad”; y en la tercera expuso el tema “Orientaciones sociales en el momento presente”.

En 1967 el “L'Osservatore Romano publicó íntegra la Carta Pastoral dirigida al clero y fieles de la Arquidiócesis con motivo del Año de la fe y el tiempo de Adviento” (Maestu 1968: 18). Asimismo, muchos de sus discursos fueron publicados en diferentes diarios y revistas que muestran sus dotes de orador.

Murió en Lima el 5 de octubre de 1992, siendo enterrado en la Catedral de Arequipa en la capilla del Señor del Gran Poder.

i. Alberto Gridilla (1874-1941)

Nacido en San Martín de Uns en Navarra el 6 de mayo de 1874. Ingresó a la orden en Cajamarca en 1889, profesando los votos simples en 1890 y los solemnes en 1893, fue ordenado sacerdote en 1898.

Destinado al Ucayali, construyó varias casas para los misioneros, trabajó durante algunos años en la zona de Putumayo, pasando después a Oxapampa, donde también hizo el conventillo. Pero sobre todo destacan entre sus obras, los templos de Huaraz, Tingua y Arequipa. “En estas iglesias levantadas en todo o en parte por este sabio religioso se puede encerrar casi la mitad de su vida. Porque el P. Gridilla no sólo concebía los planes de sus magníficas obras, sino que los llevaba a la práctica, dirigiendo él mismo los trabajos con un tesón y con una constancia admirables” (Sáiz 1941: 15). Fue Guardián en Ayacucho y ocupó otros puestos de responsabilidad en la provincia.

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Su vinculación con Arequipa es la de ser el Arquitecto del actual templo, señalaba el P. Fernando Sáiz en su necrología: “Nosotros mismos le hemos visto trabajar y dirigir las obras, no obstante su edad y sus achaques durante tres años consecutivos al construirse el magnífico templo de La Recoleta, su última obra, y acaso la más artística. Desde muy temprano estaba al frente del trabajo, disponiéndolo todo y procurando llenar sus funciones de director cumplidamente” (Idem.).

Fue también el padre Gridilla un dedicado escritor. Son sus obras: “Huaraz. Apuntes y documentos para la historia de la ciudad” (Huaraz, 1933); “Ancash y sus antiguos corregimientos” (Arequipa, 1937); “Fr. José Ramón Rojas de Jesús María. Padre Guatemala” (Lima, 1939), “Cajamarca y sus monumentos” (Cajamarca, 1939), “Un enviado de Dios un gran misionero, el Vble. Siervo de Dios P. José Ramón Rojas de Jesús María” (Lima, 1939), “Un año en el Putumayo” (Lima, 1943), “Aportación de los misioneros franciscanos descalzos al progreso de la geografía del Perú” (Lima, 1943).

Escribió durante años en la revista “Florecillas”, publicación antoniana que vio aparecer en Cajamarca en 1911. “Los artículos publicados por el P. Gridilla en 'Florecillas' fueron siempre de índole histórica, y eran leídos con fruición, pues además de ser muy ilustrativos, poseía un estilo impecable y castizo, de suerte que a pesar de tratar temas astrusos, se hacía su lectura agradable y sumamente amena” (Ibídem.: 15-16).

Dejó varios manuscritos inéditos que se conservan en el archivo de los Descalzos de Lima como: “Memoria sobre Tingua” (1932), “Apunte para la crónica de los conventos de Tingua y de Huaraz” (1932), “Miscelánea tropical, Diario” (1925-1928), “Cuadernos para la crónica del convento de Huaraz” (1933), “Ancash y sus antiguos corregimientos” (tomos II y III).

Murió en Lima a los 67 años de edad en 1941. j. Carlos Lafuente Larrauri (1932-1999)

Nació el 10 de abril de 1932 en Caricedo (Condado de Treviño), Burgos. Estudió tres años en el Seminario de Vitoria, pero luego138

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ingresó al Colegio Seráfico de Angunciana el 24 de julio de 1946. Con 15 años, se embarca en Barcelona ese año rumbo al Perú, vía Buenos Aires hasta Arequipa y finalmente el Callao el 29 de enero de 1947. Luego del noviciado en Lima pasó a Ocopa, donde finalizó sus estudios y fue ordenado sacerdote el 6 de enero de 1957.

Profesor en Ocopa entre 1957 y 1960, pasó a Roma a la Universidad Gregoriana donde siguió Economía y Ciencias Sociales. Vuelto al Perú en 1965, fue destinado a la casa de Arequipa como profesor.

Hablar del padre Lafuente y Arequipa es ocuparse de la historia de La Recoleta a lo largo de 30 años de ardua y laboriosa actividad, docente, social, pastoral y cultural. Profesor del Estudiantado y del Seminario San Jerónimo, Guardián en cuatro oportunidades: entre 1969 y 1972, 1975 y 1978, 1984 y 1987, y finalmente, de 1987 a 1990. Fundador y constructor del colegio parroquial y su complejo deportivo, fundó del instituto tecnológico y abrió el convento, convirtiéndolo en museo, trayendo importantes libros para la biblioteca. En Huanca y Lluta llevó adelante una gran labor social en pro de su desarrollo.

Así informaba: “Se han diversificado las oportunidades de trabajo de manera que hoy día La Recoleta ofrece ocupación a cualquier religioso. Debemos destacar que en nuestra fraternidad existe un ambiente de comprensión y de satisfacción y alegría en el trabajo. Se atienden las dos Parroquias de La Recoleta y Huanca, las dos Escuelas Técnica y Parroquial, el Centro Parroquial, el Club Tau, las clases en la Universidad y Colegios, y se ha tratado de difundir el espíritu cristiano y franciscano a través de esos medios” (Lafuente 1977: 16).

Fue autor de “El deporte moderno: Estudio socioeconómico” (Arequipa,1965) y “La Parroquia de Huanca y Lluta (CayllomaArequipa). Apuntes para la historia” (Arequipa, 1996).

El primero, es su tesis para el doctorado en Ciencias Sociales en la Universidad Gregoriana de Roma. Allí expone la naturaleza y características del deporte moderno y aspectos generales de la comercialización deportiva con las implicancias que ello conlleva; desarrollando el tema a través de un estudio sobre el deporte en Italia,

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para lo que realizó visitas a centros de documentación de diversas naciones, charlas con especialistas, entrevistas con deportistas profesionales y cuestionarios cifras, información y datos estadísticos con el fin de dar una visión de conjunto. Decía el padre Lafuente: “la falta de un estudio monográfico sobre el profesionalismo deportista, la actualidad de este fenómeno en todas las latitudes de la tierra, la diversidad de opiniones me han inducido a elegir este tema como objeto de investigación, con la esperanza de aportar alguna luz a tan controvertido problema”. En la reseña que hiciera el padre Romero indica: “se aprecia en los resultados objetividad, exactitud y muy certero criterio sobre el problema del profesionalismo y comercialización del deporte, fenómeno hasta hace pocas décadas no conocido” (Romero 1966: 33).

Mientras que su trabajo sobre la parroquia de Huanca y Lluta es un pormenorizado informe de su labor en esa área del Colca, proporcionándonos además de información histórica, datos de índole cultural sobre esos pueblos.

Escribió también varios artículos que fueron publicados en “Fraternidad Provincial”, entre los que podemos destacar “Vocación a la minoridad: Pobreza y trabajo” (1976), “Santuario del Señor de Huanca” (1995), “Pasando a la otra orilla” (1997) y “El ministerio del guardián como animador de la fraternidad...” (1998).

Trasladado al convento de Ocopa en 1996, cuando terminaba el año 1999, el 31 de diciembre, dormía en la paz del Señor.

k. Bernardo Marina (1931-1987)

Aunque muerto en Madrid, al haber sido electo Custodio de las casas 04de la provincia sitas en España; sus últimos nueve años los pasó en

Arequipa, en La Recoleta, por lo que bien integra el grupo de escritores de esta comunidad.

El Padre Marina, como más se le conocía, nació en Turrientes (Burgos) el 20 de agosto de 1931, profesando a la vida franciscana en__________40 Antes de venir a Arequipa, ocupó otros cargos como el de Guardián de Logroño y, cuando estaba aquí, Definidor de la Provincia.

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Lima en 1949, los votos solemnes en 1952 y recibiendo la ordenación sacerdotal en Ocopa en 1957. Estuvo en el Callao, Angunciana,

41Ocopa, Logroño, desempeñando la docencia; y en Arequipa, en la labor parroquial.

En el Capítulo provincial de 1978 fue nombrado Párroco de La Recoleta (Nuestra Señora de Monserrat), cargo en el que permaneció hasta unos meses antes de su muerte. Desarrolló una amplia actividad llevando la vida sacramental y la catequesis, atendía a las instituciones establecidas en la parroquia, se ayudaba con los jóvenes motivándolos a participar en la tarea apostólica, publicando el boletín parroquial, etc. Apuntaba el padre C. Lafuente: “Desde el primer día de su nombramiento como Párroco no escatimó esfuerzo alguno para hacer de la Parroquia una comunidad de fe, amor y esperanza” (Lafuente 1987: 19).

Asimismo, simultaneó sus actividades docentes y parroquiales con el oficio de escribir. Fue autor de artículos con contenidos de formación y reflexión como “Que los frailes trabajen...” (1978), “Animación espiritual” (1981), o meditados comentarios sobre “Formación espiritual” y “Formación permanente” (1976), “Sugerencias que no se hicieron” (1978), “La Carta 24” (1980). Ante todo cronista, puede verse “Logroño: Museo Amazónico...” (1977), “Crónica y noticias de Arequipa” (1979), “La Recoleta de Arequipa” (1980), “Escuela Técnica de Arequipa: Convenio SalesianosFranciscanos” y “Arequipa: Fiestas Centenarias” (1981), “Desde Arequipa: Fiestas Antonianas” e “Impresiones: Una vuelta por el norte” (1982), entre otras; publicadas en “Fraternidad Provincial”.

También escribió colaboraciones para Florecillas de San Antonio y TAU, son numerosos los artículos que aparecen en dichas revistas. En la muy breve segunda época de Florecillas aparecen: “De nuevo y siempre las drogas”, “Club Juvenil TAU”, “1979: Año Internacional del Niño”, “Tomar distancia” (1978) y; “Nuestros mayores: La Tercera E dad”(1979). Son particularmente interesantes sus aportes a__________41 Simultáneamente a su labor en el Callao, estudió en la Pontificia Universidad Católica, culminando brillantemente con la defensa de su tesis: “Un método educativo para el Perú según Bartolomé Herrera” (1965).

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TAU en que podemos encontrar su pensamiento: Educación, juventud, dignidad, son algunos de los temas abordados por el Padre Marina; podemos mencionar: “Construid un mejor mundo”, “Juventud latinoamericana: Situación y respuesta”, “Navidad y dignidad humana” (1979); “Un encuentro entre jóvenes y matrimonios”, “En torno al tema de la Educación”, “María para los jóvenes”, “Juventud y futuro del Perú”, “Juventud: vocación y exigencia de libertad”, “Esta es la meta: Crecer” (1980) y; “1981 Año del Minusválido” “¿Qué lee la juventud actual?”, “Autoanálisis y orientación” (1981). En alguna oportunidad escribió una reseña sobre “Nstra. Sra. de los Dolores 'La Napolitana' para el Boletín del Arzobispado de Arequipa (1986). Pero su esfuerzo más sostenido es el boletín “La Recoleta”, como ya señalamos en nota entre 1978 y 1986, cada mes sacaba esta hoja, donde se dirigía a su feligresía a través de una “Carta del Párroco”, ocupándose de temas alusivos a la fecha o desarrollando comentarios sobre el momento que se vivía.

Falleció en Madrid el 22 de mayo de 1987, tenía 55 años de edad, 39 de 24franciscano.

Se trata de recias personalidades que combinaron su labor pastoral con la trabajosa tarea de escribir sobre diferentes temas en la idea de ser otro medio de difusión de las enseñanzas de la Iglesia, y recogiendo las palabras de Mons. Odorico Sáiz: “a más de cumplir con su sagrado ministerio, si han tenido talento y sobre todo tiempo en sus incesantes trabajos misionales, se han consagrado también al apostolado de la ciencia, manejando la pluma para mejor servir la causa de Dios”. Algunos de ellos fueron esos Escritores Recoletos.

__________42 En los últimos años integraron la comunidad recoleta los PP. Gervasio González y Domingo Diez, autores de buen número de crónicas de la vida del convento. Además está el P. Bonifacio Olmos que escribió un libro sobre la virtuosa “Melchora Saravia, la limosnera de Dios” (Lima, 1971); y también durante su permanencia en Los Descalzos colaboró con la revista Florecillas.

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149

Los escritores recoletos de Arequipa

PODER Y CONFLICTO EN EL PRIMER PERIÓDICO DE AREQUIPA

“La Primavera de Arequipa” 1825

Fernando Calderón Valenzuela

“Un solo sentimiento anima á todo el continente, que descubrió Colon; y después de tresientos años, el Perú vá á presentarse á la faz de las Naciones con el carácter respetable de su antigua opulencia y esplendor […]. No se presente jamás á nuestros ojos el menor

1asomo de localidad.”

IntroducciónUna semana antes de la llegada a Arequipa de su primer prefecto en 1825, el General Francisco de Paula Otero, se publicó el primer periódico de la ciudad titulado “La Primavera de Arequipa o Mañanas de su Independencia” desde donde su redactor preparaba el ingreso de Arequipa a la vida republicana iniciándose así una nueva etapa político-cultural en la ciudad.

Entendiendo a la prensa como el conjunto de publicaciones periódicas y sus redactores, advertiré que una característica importante de ésta, desde sus orígenes en la ciudad, fue la función político-pedagógica

2que desempeñó. Andrés Negrón es enviado a Arequipa por Bolívar para difundir y exaltar su gobierno a través de periódicos documentos impresos publicados en determinados intervalos de tiempo, es posible __________1 En: “La Primavera de Arequipa o Mañanas de su Independencia.” Arequipa: Nº 1, Sábado 8/ I/ 1825, pp. 2 3. Al final del texto se indica “El General Gamarra […] habla a sus paisanos por la Proclama que insertamos” (p. 4).

2 Zegarra Meneses indica que Andrés Negrón estuvo en 1823 en Arequipa junto a la expedición del General Sucre, de ésta fecha data una canción patriótica impresa por Jacinto Ibáñez probablemente, como señala éste autor, escrita por Negrón (Zegarra 1973: 258-259).

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que ésta función encargada a una persona ajena a la ciudad generase rechazo entre quienes se consideraban con mayor derecho a ejercer dicha labor. En el presente artículo estudiaré cómo una vez conocida la noticia de la derrota realista, Bolívar envió un grupo de personas a Arequipa a quienes encargó el cambio político de la ciudad, resaltando la necesidad de establecer un periódico gobiernista. Pero la elite político-intelectual de Arequipa tenía sus intereses y proyectos propios pues entendieron que ante una nueva situación política era necesario “negociar” cual sería la posición de “su” ciudad en este nuevo panorama, oponiéndose a proyectos centralistas, intentando ganar su respectiva cuota de poder. Jorge Basadre no se equivocó al señalar la importancia que tuvo Arequipa en los distintos procesos históricos, especialmente los de carácter político, hasta por lo menos

31866. Sobre la prensa arequipeña existen estudios de carácter descriptivo e

4intentos de inventariar sus periódicos entre 1825-1924. Francisco Mostajo (2002) fue el primer investigador que postuló una periodización de la historia del periodismo arequipeño siguiendo

como pauta los cambios políticos y la aparición de periódicos que,

__________3 Ver: Jorge Basadre: La multitud, la ciudad y el campo en la historia del Perú. Lima: Ediciones Treintaitrés & Mosca Azul, 3ª ed., 1980, pp. 199 -210.

4 Mariano Felipe Paz Soldán en su libro Biblioteca Peruana (1879) elaboró un catálogo de las publicaciones aparecidas en el Perú. En la década de 1920 Adrián Poncignon (1927) publicó un artículo en dos partes en la revista Cultura, donde describe ligeramente los primeros periódicos y a sus redactores hasta la década de 1840, quedando la obra inconclusa, ya que su objetivo era abarcar cien años del periodismo arequipeño. Francisco Mostajo (2002) en su artículo “Guía para la Historia del Periodismo de Arequipa en su primer siglo”, hace una primera relación de periódicos arequipeños hasta 1925, este trabajo es de carácter descriptivo-enumerativo, el autor confiesa no haber consultado la obra de Paz Soldán; ambos autores mencionan periódicos que posteriores investigadores no han podido ubicar. Artemio Peraltilla Díaz elaboró un catálogo de periódicos y revistas arequipeñas aparecidas entre 1825 a 1925, éste fue publicado en el diario “El Pueblo” entre enero y agosto de 1967, está clasificado por años e incluía las publicaciones aparecidas en otras provincias de Arequipa. En 1971 Peraltilla escribe “El periodismo arequipeño en la emancipación del Perú” donde enumera los documentos impresos en la ciudad entre 1821 a 1824, y describe los tres periódicos arequipeños de 1825: “La Primavera de Arequipa o Mañana de su Independencia, “La Estrella de Ayacucho” y “El Republicano”.

Fernando Calderón Valenzuela

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5según el autor, determinaron una etapa. Otro investigador que intentó elaborar una periodización sobre el tema fue Artemio Peraltilla quien en una serie de artículos publicados por el diario “El Pueblo” en 1967 elaboró el catálogo más completo, hasta el momento, de los periódicos y revistas publicados en el departamento de Arequipa, este autor sólo distinguió dos periodos: Inicial (1825 1839) y Constitucional (1840), después simplemente hizo listados.

-

Aún queda pendiente la elaboración de catálogos de los periódicos publicados en la ciudad y de las hemerotecas donde éstos se encuentran. La Biblioteca Nacional posee una de las más importantes colecciones de periódicos arequipeños, algunos pertenecientes a la colección de Mariano Felipe Paz Soldán conservan las huellas del lamentable incendio que sufrió la biblioteca en 1943 donde se perdieron ejemplares únicos, el Instituto Riva Agüero conserva también algunos ejemplares de periódicos arequipeños de inicios de la República existentes en el Fondo Félix Denegri; en nuestra ciudad también se hallan colecciones importantes como el de la Biblioteca Municipal de Arequipa y de la Biblioteca del Seminario San Jerónimo. Asimismo, existen ejemplares insertados en expedientes administrativos del siglo XIX en el Archivo Arzobispal de Arequipa y pocos ejemplares de periódicos del S. XIX quedan aún en el Archivo Francisco Mostajo bajo el cuidado de la Universidad Nacional de San Agustín.

Debo señalar que algunas colecciones de periódicos arequipeños han

6sido reeditadas como “El Republicano” y “El Yanacocha”, aunque carentes de importantes estudios preliminares y ediciones poco

__________5 Los periodos señalados por Mostajo son: Pre-confederativo (1825-1835), Confederativo (1836-1839), Post confederativo (1840), Vivanquista (1841), Periodo inicial de “La Bolsa” (1859), Periodo del 67 al 79, de la Guerra del Pacífico, Post Guerra, Periodo final del Siglo, Periodo Liberal (1900), Periodo inicial de “El Pueblo” (1905), Periodos de “El Volcán” y “La Federación” (1911-1917), Periodo de los Semanarios (1917-1925). 6 “El Republicano: Arequipa, noviembre 1825 febrero 1827.” Caracas: Comisión Nacional del Sesquicentenario de las Batallas de Junín y Ayacucho, y de la Convocatoria del Congreso Anfictiónico de Panamá, 1975.

Poder y conflicto en el primer periódico de Arequipa

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7cuidadas. A poco de celebrarse el bicentenario de la prensa arequipeña es importante señalar la trascendencia que tuvo ésta en la formación de la identidad cultural de la ciudad y su aporte en la construcción política del Perú, esto sólo es posible conociendo su contenido y su significado.

La imprenta en Arequipa

Hacia fines de la colonia fue instalada la primera imprenta en la 8ciudad. Ésta fue construida por Jacinto Ibáñez en 1821, es probable

que para evitar su confiscación por parte de los españoles se le transfirió luego al Ayuntamiento por José María Corbacho, pero el manejo de ésta siempre estuvo a cargo de Ibáñez, esto generó confusión entre algunos autores quienes creyeron que fue Corbacho quien construyó y dirigió esta imprenta, que a pesar de esta maniobra fue incautada por lo españoles y trasladada por el ejército realista en su marcha hacia el Cusco. Aún así Ibáñez construyó otra imprenta (Peraltilla 1971: 55).

Los primeros impresos fueron las invitaciones para la instalación de la Academia Lauretana de Ciencias y Artes de Arequipa en 1821, y fueron las disertaciones sustentadas en ésta institución, especialmente las de Juan de Dios Salazar, las que acapararon el trabajo de la imprenta.

Por otro lado, el periodismo peruano tiene su más antiguo antecedente en las reimpresiones que se hicieron en Lima de la “Gaceta de Madrid” asimismo, en junio de 1823 se reimprimió el primer número de “El Semanario de Lima” en la imprenta del Ayuntamiento de la ciudad por Jacinto Ibáñez. Mostajo (2002: 220) señala que ésta reimpresión se hizo puesto que contenía noticias favorables a la causa realista, teniendo en cuenta que se encontraban replegados básicamente en el __________7 En la edición de las “Obras” de Juan Gualberto Valdivia publicada por la Universidad Nacional de San Agustín se publicaron los ejemplares Nº 1 de los periódicos “El Chili” y “El Misti”; en este caso al igual que en el de “El Yanacocha” no se tuvo mucho cuidado en la edición puesto que hay partes ilegibles; además, para entender la importancia de estos periódicos debe leerse el total de los números publicados y existiendo aún colecciones completas de los mismos no fueron publicados.

8 Ver: Medina (1964), Peraltilla (1971), Mostajo (2002).

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Fernando Calderón Valenzuela

sur, La Serna sabía de lo importante que era difundir noticias alentadoras a su causa, el periodismo -como se demuestra en la cantidad de publicaciones limeñas- había obtenido mayor auge (Varillas 2008: 115-152).

Pero a diferencia de Lima, donde se desataron los principales debates sobre la libertad de imprenta producto de la legislación dada por las Cortes de Cádiz que decretan en 1810 la libertad de imprenta cuya noticia se conoció en Lima recién en 1811 y su derogación al retorno del rey Fernando VII en 1814 y posteriormente lo cambios de 1820 y

9los decretos de San Martín de 1821, en Arequipa no se debatió éste punto con la misma pasión puesto que nace ya la ciudad republicana con libertad de imprenta, por lo menos en lo jurídico puesto que en la vida diaria los gobiernos tuvieron mucho que ver con el auge o con la desaparición de distintos periódicos.

Así, la ruptura con España presentaría un “sistema informativo nacional” contrapuesto al modelo absoluto anterior, y cuyo principal elemento sería la libertad de imprenta (Timoteo & Martínez 1992).

Aún desconocemos porqué si desde 1821 se instaló una imprenta en Arequipa, y a pesar de haber sido confiscada y haber construido otra Ibáñez, sólo se reimprimió un periódico original de Lima; si se contaba con un importante grupo de intelectuales, además que desde 1820 Fernando VII retrocedió en su decisión absolutista dando paso a lo que se conoce como el trienio liberal -puesto que duró hasta 1823- donde se declaró nuevamente la libertad de imprenta. Aún así ni siquiera se intentó continuar con alguna gaceta oficial del gobierno español, como se hizo en Lima durante este mismo periodo.

Es cierto que la imprenta tuvo trabajo en la publicación de las disertaciones de la Academia Lauretana, donde en algunos casos trataron de materia política, sin embargo se tuvo que esperar el interés de Simón Bolívar para fundar periódicos oficiales y la llegada de un personaje ajeno a la elite intelectual arequipeña para que éstos vieran en este medio una nueva forma de difusión de ideas y por lo tanto un nuevo espacio de poder.__________9 Ver: José Perla Anaya: La prensa, la gente y los gobiernos. Lima: Universidad de Lima, 3ª ed., 1997.

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Poder y conflicto en el primer periódico de Arequipa

Prensa y opinión pública

Aunque hasta fines del siglo XVIII la difusión de noticias de la sociedad colonial era básicamente oral, lentamente la comunicación escrita fue introduciéndose al quehacer cotidiano, la aparición de pasquines y comunicados en las revueltas y levantamientos del siglo XVIII se encontraban vinculados aún a la tradición oral andina (Demélas 2003: 43-47). La aparición de noticias impresas eran esporádicas y poco importantes en la vida política, como señala Macera, por su eventualidad o periodicidad anual, las gacetas con noticias europeas, las guías y los calendarios estuvieron impedidos de la formación de un público permanente, además excluían todo tipo de compromiso político-ideológico (Macera 1977: 328).

El interés por la educación ilustrada era causado por la importancia otorgada a ésta dentro del estatus en una sociedad donde la notoriedad era principio importante, así como por la posibilidad de movilidad social que podía conllevar. Tal fue el caso de los múltiples pedidos que hizo la elite arequipeña a la corona española, durante el siglo XVIII, para la instalación de una universidad en la ciudad, solicitud que no se concretó. Como señalé en un trabajo anterior, considero importante el tema del estatus social a partir de la educación puesto que de cierta manera influirá en la aparición de periódicos con fines pedagógicos-políticos (Calderón 2007: 768-771).

En la formación de la Academia Lauretana de Ciencias y Artes de 10Arequipa, la relación entre un grupo de intelectuales y las

instituciones políticas como el cabildo y el conflicto contra la intendencia se hacen evidentes, ser político y académico se

11 encontraba íntimamente relacionado; el tema de la notoriedad en la__________10 La Academia Lauretana de Ciencias y Artes de Arequipa instalada el 10 de diciembre de 1821, fue la concreción de los proyectos ilustrados que la élite arequipeña perseguía desde el Siglo XVIII. Como señala Eusebio Quiroz, fue una escuela superior y a la vez una sociedad científica en la que participaron los intelectuales arequipeños de la época donde destacaban: Evaristo Gómez Sánchez, Francisco de Paula Gonzáles Vigil, José María Corbacho, Juan Gualberto Valdivia, Manuel Amat y León, Andrés Martínez, Pío Tristán, entre otros; además, al principio incluyeron a las autoridades españolas de la ciudad. Ver: Ballón; Galdos & Quiroz, 2000.

11 Años después lo señalaba Luna Pizarro, quien en un discurso manifestó que el gobierno popular representativo era el sistema favorable a las superioridades intelectuales (El Republicano, N° 3, 10/ XII/ 1825).

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Fernando Calderón Valenzuela

formación de la ciudadanía se hacía presente entre los requisitos para ser aceptado en esta academia, la cual señalaba la necesidad de gozar de buena reputación pública. Es importante resaltar que fue a través de esta institución que se promovió la dirección del primer periódico arequipeño, como trataré más adelante.

Señala Pablo Macera que “el periódico es por definición publicidad, es decir, ruptura del secreto; y sólo es posible cuando los miembros de una sociedad empiezan a ser tomados en cuenta en las cuestiones de su propio gobierno. El periódico supone y a la vez constituye la 'opinión pública', noción excluida de aquellos modelos políticos -el imperio español por ejemplo- donde la autoridad procede de las altas voluntades de la Providencia” (Macera 1977: 326). La difusión de las noticias se hacen al mismo tiempo y a varias personas sin la necesidad de un interlocutor, el tiraje de un periódico no era grande y estaba destinado a un grupo que sabía leer y se encontraba en un primer nivel de acceso al poder; en un segundo nivel se encontraban las personas que recibían las noticias aparecidas en los periódicos de forma oral gracias a un interlocutor. Con la llegada de la república empieza un incremento en las publicaciones, pero será recién en el siglo XX que éstas se masifican.

La opinión pública se materializaba en los periódicos ya que a pesar de ser empresas personales representaban la opinión del grupo al que el propietario pertenecía. Por ejemplo, en “El Republicano” del 29 de abril de 1826 se señala que la opinión del periódico es semejante a la opinión pública, especialmente “la de las gentes que discurren y la de los hombres juiciosos”. Asimismo, se utilizan indistintamente los conceptos de opinión pública y opinión popular que debemos entender dentro de una sociedad estamental y cuyas prácticas políticas están relacionadas con los principios de honor y buena reputación, lo encontramos cuando se señala, por ejemplo, que “El General La Fuente obrando en su destino con el laudable empeño que es tan notorio [...] adquirirá el aura popular, que es el premio que da siempre la opinión pública” (El Republicano, N° 24, 6/ V/ 1826). Considero que la importancia que le otorgaban los personajes contemporáneos a la opinión expresada en los periódicos en esta primera etapa era más ficticia que real, aunque no es posible comprobar el grado de influencia que ésta ejercía sobre la población tenemos indicios de que

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Poder y conflicto en el primer periódico de Arequipa

no fue alto. Así en 1834 cuando se intentó expatriar al obispo arequipeño José Sebastián Goyeneche y se apoyó la medida gubernativa a través de la prensa liberal, éste encontró respaldo

12popular impidiendo de esta manera que se concretase tal medida.

No conocemos con precisión el sistema de financiación y toda la parte económica referida a los periódicos, presumimos que eran empresas personales dependientes de otras rentas del propietario, el periodismo, como indica Macera, era “económicamente débil, geográficamente clausurado, socialmente selectivo, [...] incurrió a veces en los vicios de toda prensa localista, haciéndose tribuna de ofensas personales” (Macera 1977: 336).

Poder y conflicto: el periodismo arequipeño en 1825.

Durante 1825 aparecieron sucesivamente tres periódicos en Arequipa: “La Primavera…”, “La Estrella de Ayacucho” y “El Republicano”; nuestro interés en este trabajo radica en el primero de ellos. “La Primavera de Arequipa o Mañanas para su Independencia” fue publicado entre el sábado 8 de enero hasta el 27 de febrero saliendo a la

13luz cinco números. Este periódico tuvo en su corta vida un inicio azaroso, el primer número fue redactado por el Capitán Andrés Negrón, quien había sido encargado por Bolívar de llevar a cabo tal empresa por su experiencia en la redacción de “El Centinela en Campaña” órgano del Ejército Unido Libertador pero, al parecer éste encontró la oposición de la Academia Lauretana con el consentimiento del prefecto Francisco de Paula Otero, apartando a Negrón y en su lugar, desde el número dos, fue redactado por José María Corbacho y Evaristo Gómez Sánchez, secretario y asesor de la prefectura respectivamente y ambos miembros activos e importantes de dicha academia. Este conflicto le costó el cargo a Otero y, al arribo __________12 Rada y Gamio, Pedro José: El Arzobispo Goyeneche y Apuntes para la historia del Perú. Roma: Imprenta Políglota Vaticana, 1917.

13 Peraltilla (1971: 134-135) sostiene que de este periódico se publicaron seis números, siendo el último el del día 5 de marzo de 1825, este ejemplar no se conoce, pero el autor alude su existencia a través de las Actas de la Academia Lauretana donde se notifica del cese de esta publicación en el sexto número a causa de la falta de fondos y de la ocupación de la imprenta con un nuevo periódico el cual sería “La Estrella de Ayacucho”.

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Fernando Calderón Valenzuela

de Bolívar a la ciudad, tuvo que marchar al destierro junto con 41Corbacho hacia el Brasil.

Zegarra Menéses (1973: 259) indica que la Academia Lauretana designó, en su sesión del 31 de enero de 1825, a Manuel Ascencio Cuadros, Mariano Llosa, Fernando Arce, Juan G. Valdivia, Manuel Amat y León, José Fernández Dávila, Andrés Martínez y Santiago García para encargarse del periódico aunque, considero que fue José María Corbacho el redactor de “La Primavera…” por su estilo

15literario, sino fue el único por lo menos fue el principal.

Existen grandes diferencias entre el primer número de “La Primavera...” y los siguientes, para empezar el título fue reducido a simplemente “La Primavera de Arequipa”, por otro lado Andrés Negrón, quien se encargó de publicar el primer número, insertó en la primera página el aviso oficial escrito por el General Antonio José de Sucre sobre el triunfo patriota en Ayacucho, además de decretos y documentación oficial, por lo tanto podemos pensar que la finalidad de este periódico era ser el órgano oficial de difusión del gobierno de Bolívar, se nota claramente el poco interés por hacer de éste un periódico ilustrado.

Mientras que en los números siguientes se presentan artículos de carácter pedagógico e ilustrativo en casi la totalidad del periódico. Es recién en el segundo número donde aparece la viñeta en latín “Omnia conando docilis sollertia vincit” y donde el redactor establece los objetivos de este periódico:

“[Hacer] espíritu de oposición saludable, que forma los debates, y purificando las ideas, los coloca en un sentido propio que es el resultado de la verdad, tal es el fin de un Periódico político literario y tal es el fin que nos hemos propuesto: agitar las materias de todas clases, ilustrar a la nación, formar la opinión, y familiarizarla con los

__________14 Ver: Martínez, Santiago: Gobernadores de Arequipa. Arequipa: Artemio Peraltilla Editor, 1968, pp. 107-108; Peraltilla (1971, 301-306).

15 Recordemos que ya desde 1814 José María Corbacho mostró un espíritu anticolonial y pro independentista al apoyar el levantamiento de los Hnos. Angulo y Pumacahua, lo que le ocasionó posteriormente muchos problemas. Ver Martínez (1938: 63-68), Mostajo (2002).

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Poder y conflicto en el primer periódico de Arequipa

principios de la política, para que entre a la parte en las deliberaciones de los gobiernos, ya previniendo sus aciertos, ya observando sus resoluciones.”

“Los periódicos han formado sin duda el espíritu público de cada nación, y yó espero en breve admirarlo dentro de nosotros, cuando vea volar á los ciudadanos a la plaza y al Senado: cuando vea agitados, los colegios electorales del noble entuciasmo de la libertad […], cuando se saque un artesano honroso del taller al Congreso.” (La Primavera de Arequipa, N° 2, 05/ II/ 1825).

Impera en este escrito un espíritu de oposición ya que algunos de los miembros más activos de la Academia Lauretana, como Corbacho y Gómez Sánchez, no eran afines al gobierno vitalicio-dictatorial de Bolívar y por otro lado subraya el carácter político-literario del periódico. Asimismo un espíritu levantisco e igualitario -características que Arequipa tendrá durante el siglo XIX- se siente en estas líneas.

Aparecen publicados breves diálogos entre dos personas donde una le enseña a la otra el significado de la Independencia, pacto social y voluntad, enmarcados en los discursos liberales de la época donde se recalcaba la importancia de las instituciones y la constitución

16 republicana.

En el Nº 4 del sábado 19 de febrero de 1825 se puede leer mayor información contraria al gobierno vitalicio que estaba construyendo Bolívar, con apoyo del Congreso, cuando en un artículo bajo el título “Advertencia a los ciudadanos” se señala:

“República es la Nación, ó Estado en que el Pueblo tiene la potestad soberana. Ese mismo pueblo es soberano bajo de ciertos aspectos, y súbdito bajo de otros. Es soberano por medio de sus representantes ó diputados, en los que confie[re] y deposita por determinado tiempo toda su voluntad, y en ella misma toda su soberanía.” (La Primavera de Arequipa, N° 4, 19/ II/ 1825, p. 2).

__________16 Charles Walker (2004) analiza las diferencias entre los discursos liberales y conservadores en Cusco durante el gobierno de Gamarra, estos comentarios se pueden extender también hacia la prensa arequipeña de esta etapa. Ver especialmente pp. 195-234.

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Fernando Calderón Valenzuela

Aunque al final de este mismo número se inserta una carta exaltando la imagen de Bolívar, se indica también que esta carta proviene de Lima.

En el último número es cuando aparece con más fuerza la posición contra el gobierno bolivariano. En el primer artículo sobre la jura de la independencia en Arequipa, llevada a cabo el 6 de febrero de 1825, se advierte que el Perú debe quedar fuera de la dominación directa o indirecta de España y “cualquier otra potencia”, agregando que la nación “se gobierna por sus propias leyes, y sus propios hijos” (La Primavera de Arequipa, N° 5, 27/ II/ 1825).

En este mismo número el siguiente artículo señala la importancia de la jura de la Constitución Política, aunque indica la necesidad de elaborar “nuestras propias leyes”, manifiesta también la importancia de la religión en la juramentación, manteniendo el espíritu conservador propio de la Arequipa decimonónica. En sesión del 14 de Marzo de 1825, la Academia Lauretana da cuenta de la salida del último número del periódico, según Zegarra (1973: 259) el número 6,

17por razones económicas y por estar la imprenta ocupada con un nuevo periódico.

Vemos así como desde iniciada la República, en Arequipa se formó un espíritu crítico ante la situación política del Perú, sea por cuestiones localistas, que sospechamos no faltaron, o por la búsqueda de situarse mejor en este nuevo panorama, en otras palabras cada grupo social buscó que luchar por conseguir su cuota de poder.

Zegarra Menéses menciona que el prefecto Francisco de Paula Otero, como argentino, consideraba peligroso el poder adquirido por Bolívar en el Perú, además, influenciado por los miembros de la Academia entrega a éstos el manejo del periódico, siguiendo a Peraltilla, agrega que éstas fueron las causas para la destitución de Otero, la expatriación de Corbacho, el desaire a Cuadros y la marginación de Evaristo Gómez Sánchez para la Corte Superior de Justicia de Arequipa por Bolívar (Zegarra 1973: 257-261). Glave señala como __________17 Recién en el número 2 de “La Primavera…” se señala que el costo de la suscripción es de 10 pesos dentro de la ciudad de Arequipa y 12 pesos fuera de ésta aunque no se indica el tiempo de ésta suscripción sospechamos que debió ser anual. Se vendía en la tienda N° 5 frente al Colegio.

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Poder y conflicto en el primer periódico de Arequipa

una de las características de la prensa en este primer periodo el anonimato de los redactores, también el de ser testigo del escenario urbano como nuevo espacio de sociabilidad, asimismo el "tono jocoso y localista [que] era una marca de este periodismo" (Glave: 2004: 112).

“La Estrella de Ayacucho” apareció el 12 de marzo en reemplazo del fallido intento de Bolívar por instalar con “La Primavera…” un periódico oficial en Arequipa, días antes circuló en la ciudad un impreso bajo el titulo “Prospecto” donde se indicaban los objetivos con los que nacía “La Estrella...”, el principal de estos era afianzar las bases de la República dando a conocer la naturaleza de sus hombres, derechos y obligaciones; dejando establecido el carácter oficial que tendría este periódico. Como indica Peraltilla, fueron tres los socios de esta empresa: Andrés Negrón, Manuel Amat y León, y Vicente Cruz de Alvistur. En esta época aún la imprenta estaba a cargo de Jacinto Ibáñez; aunque la redacción de “La Estrella...” estuvo en manos de Negrón, al parecer los otros miembros estuvieron para distraer al personal de la Prefectura, puesto que aún se encontraba bajo el gobierno de Otero, además, tanto Amat y León como Vicente Cruz de Alvistur también pertenecían a la Academia Lauretana (Peraltilla 1971: 150).

Este periódico si fue el portavoz oficial del gobierno vitalicio de Bolívar, es más, Negrón, en diversos números, hace resaltar la necesidad del control gubernamental a la libertad de imprenta, puesto que son “funestos los odios mutuos” que se transmiten en los impresos (La Estrella de Ayacucho: Nº 3, 26/ III/ 1825).

Vemos así dentro de las instituciones locales, como fue la Academia Lauretana, ya las tendencias político-ideológicas que lucharon por el poder durante el siglo XIX; los conservadores y los liberales que debatieron en Lima por la elección de la forma de gobierno del nuevo estado peruano, en Arequipa buscaron que hacer sentir su voz, ya sea a favor o en contra del gobierno, a través de los periódicos. Aceptando la forma de gobierno impuesta y las reglas republicanas adoptadas, discutieron su posición en este nuevo ordenamiento. Corbacho, Gómez Sánchez y Luna Pizarro serán el inicio de lo que posteriormente Juan Gualberto Valdivia encarnará con más fuerza,162

Fernando Calderón Valenzuela

mientras que por el otro lado Amat y León, Andrés Martínez, Cruz de Alvistur, Pío Tristán entre otros defenderán el conservadurismo político-social, cercanos a la posición del Obispo Goyeneche. Los periódicos serán los medios no sólo para difundir sus ideas, sino para atacar a sus rivales. El conflicto iniciado en 1825 por la conducción del primer periódico arequipeño, no era sólo contra disposiciones del gobierno central, sino también contra quienes hasta fines de la colonia habían ostentado el poder local. Probablemente durante el año 1825, todavía las personas no compraban estos periódicos, ya que “La Estrella de Ayacucho” anuncia su rebaja en el precio de suscripción de

183 pesos a 20 reales por un trimestre. Luego de 37 números, una gran cantidad de suplementos y alcances, en la edición del 19 de noviembre anuncia la despedida de Andrés Negrón de la ciudad y la aparición de

un nuevo periódico -con un nuevo editor a cargo- llamado “El Republicano”.

__________18 El precio de cada ejemplar era de 2 reales, este precio se mantuvo hasta 1834.

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Poder y conflicto en el primer periódico de Arequipa

FUENTES

Hemeroteca de la Biblioteca Nacional del Perú:

- La Primavera de Arequipa o Mañanas de su Independencia, 5 núm., 1825.

- La Estrella de Ayacucho, 37 núm., 1825.

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Fernando Calderón Valenzuela

NOTA SOBRE LOS AUTORES

Lorenzo W. Tacca Quispe Siguió sus estudios de educación superior en la Escuela profesional de Historia, de la cual es licenciado, también tiene el título profesional de licenciado en Ciencias de la Comunicación. Ambas carreras las realizó en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Son destacables sus trabajos: “Proceso de las Elecciones Presidenciales del año 2000”, “Turismo y Periodismo en la Provincia de Arequipa”, “Circuito Turístico Arequipa- Sogay”, “Arte Rupestre y Turismo en Arequipa”, “Outsider`s: la Caída de los Partidos Políticos y la Irrupción de los Independientes en la Política Peruana”, “La Semana Santa en Arequipa” y “Condesuyos: los Petroglifos de Illomas y otros lugares asociados”.

Edgar Augusto Cardona Rosas (Arequipa, 1962) Licenciado en Arqueología por la Universidad Católica de Santa María de Arequipa. Ha participado en numerosos proyectos de investigación, especialmente en el área del Centro Sur Andino. Desde 1997 dirige el Centro de Investigaciones Arqueológicas de Arequipa (CIARQ) desarrollando el Proyecto de Inventario Arqueológico del valle de Arequipa, estudiando patrones de asentamiento, arte rupestre y caminos prehispánicos. Publicaciones: Arequipa y sus Caminos Tradicionales (1999), El Arte Rupestre del Valle de Arequipa (2001), Arqueología de Arequipa: de sus Albores a los Incas (2002) y recientemente Caminos prehispánicos en Arequipa (2008).

José Víctor Condori Condori (Ilo, 1968) Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Dedicado a la docencia y la investigación. Estudia temas sociales y económicos de los años finales de la Colonia y comienzos de la República, participando en certámenes de la especialidad con ponencias como Arequipa en la Independencia del Perú (2005), Los efectos económicos de la Independencia en Arequipa, 1820- 1824 (2008). Publicaciones: Arequipa y la independencia: Una aproximación al fidelismo, 1821-1824 (2005), Lucas de la Cotera: Financista del gobierno virreinal, 1821-1824 (2006).

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Kendall W. Browm (USA 1949) Ph. D. (1979) por la Universidad de Duke (USA), profesor del departamento de historia de la Universidad Brigham Young, profesor invitado de varias universidades, es autor del libro “Bourbons and Brandy: Imperial Reform in Eighteenth-Century Arequipa” (1986), coeditor con Lissa Roche del libro “Political and Economic Pluralism in the Third World” (1986), y con John J. TePaske y Herbert Klein del volumen Nº 1 de “The Royal Treasuries of the Spanish Empire in America” (1982), que trata sobre el Perú. Además de varios artículos publicados en revistas y libros de la especialidad.

Álvaro Max Espinoza de la Borda (Arequipa, 1968) Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de San Agustín. Ha sido docente en la Universidad Católica San Pablo y Universidad Católica de Santa María y docente en la Universidad Nacional de San Agustín y el Seminario Conciliar de San Jerónimo. Publicaciones: Entre la biografía y la genealogía: Santiago Martínez y su aporte a la historia de Arequipa, 1862-1947 (2002), Los corregimientos de Arequipa y la fragmentación del Kuntisuyu (2003), Los obispos y la historia de la Iglesia en Arequipa (2005), La biblioteca del Convento de Recolección de San Jenaro de Arequipa (2006), De historia e historiadores en Arequipa (2007), Recuperando el Altiplano para la fe. El Colegio Apostólico de Arequipa y su labor misionera en Puno en el siglo XIX (2008). Coautor de Francisco Mostajo: Antología de su obra (2002) 6 tomos.

Fernando Calderón Valenzuela (Cusco 1979) Licenciado en Historia por la Universidad Nacional de San Agustín; egresado de la Maestría en Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha sido profesor de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Ha publicado diversos artículos sobre historia de Arequipa, tales como “La prensa arequipeña a inicios de la República. 1825 -1834.” (2007); “Construyendo al enemigo: la imagen del golpe de estado chileno de 1973 a través de la prensa peruana.” (2006); “La Historia, el historiador y su función para la sociedad.” (2005); entre otros, en revistas especializadas y libros compilatorios.

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PUBLICACIONES CENTRO DE ESTUDIOS AREQUIPEÑOS

Vida de Monseñor Abad Illana Obispo de Arequipa, 1793. Juan Domingo Zamácola y Jáuregui. Estudio Preliminar Dr. José Antonio Benito Rodríguez.

Amor, amores y desamor en el sur peruano a finales del siglo XVIII. Bernard Lavallé, 1998.

Mariano Eduardo de Rivero en algunas de sus cartas al Barón Alexander Von Humboldt. Monique Alaperrine-Bouyer, 1999.

La ciudad de Arequipa, 1573-1645. Condición, migración y trabajo indígenas. Nicolás Sánchez-Albornoz, 2003.

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