Voz Movimiento Existencial en desarrollo humano
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Voz Movimiento Existencial en desarrollo humano: comprensión, orientación y
proceso desde la Interacción Existencial.
José Miguel Mayorga González
Kio Sorengaard
Breve currículum del autor:
Psicólogo, con Especialización en Desarrollo Humano con énfasis en creatividad y proceso
afectivos. - Formación en Análisis Existencial y Logoterapia (Instituto Dominicano de
Logoterapia y Análisis Existencial – Instituto de Logoterapia Socioeducativa), en Biodanza y
Terapia de Artes Expresivas (Instituto de Logoterapia Socioeducativa), en Diagnostico Analítico
Existencial (Asociación de Análisis Existencial Colombia). Diplomado en Innovación Pedagógica,
Docente Universitario Uniminuto Soacha, Coordinador del Grupo de Estudio en Bienestar
Existencial. Uniminuto Soacha, Coordinador General de Asociación de Análisis Existencial de
Colombia, director de Siendo Humanos Centro de Bienestar Existencial.
Colombia.
Asociación de Análisis Existencial de Colombia, Corporación Universitaria Minuto de
Dios y Siendo Humanos Centro de Bienestar Existencial
Elaboración teórica original sobre la temática del encuentro
Voz Movimiento Existencial en desarrollo humano: comprensión, orientación y
proceso desde la Interacción Existencial.
Kio Sorengaard.
Resumen (máximo 150 palabras)
La Interacción Existencial es una comprensión de la vivencia de la persona como ser relacional
en situación, una orientación hacia la cercanía de sentir, la afirmación a la vida y el bienestar
existencial y la base para el desarrollo de estrategias vivenciales y expresivas como la Voz
Movimiento Existencial.
La Voz Movimiento Existencial es una estrategia existencial de desarrollo humano que se
orienta al restablecimiento de la interacción existencial a través de espacios analógicos,
promoviendo en los participantes el trabajo con la voz y el movimiento, con el fin de llevar a la
persona al bienestar existencial. El bienestar existencial es un estado o sensación de plenitud,
es decir de una vida llena de sentido en la situación concreta y que se da en la reflexión de la
persona de su vivencia.
Esta ponencia busca en primer lugar dar una introducción a la comprensión, orientación y
proceso de la Interacción Existencial, para llevar al participante a un trabajo vivencial con la
Voz Movimiento existencial.
Palabras claves: Interacción Existencial, Bienestar Existencial, Voz Movimiento
Existencial, ser-relacional-en-situación.
Voz Movimiento Existencial en desarrollo humano: comprensión, orientación y
proceso desde la Interacción Existencial.
Introducción.
La Interacción Existencial es un abordaje orientado al restablecimiento del trato de la
persona con sus procesos internos y sus posibilidades de valor presentes en la situación,
permitiendo la toma de posición personal y la elección de actitudes responsables, que lleven a
la persona a un bienestar existencial. Este abordaje se basa en un tres ejes que son:
comprensivo, orientativo y procesal según Mayorga (2014c y 2014d).
En el eje procesal, los Recursos Existenciales de Bienestar se orientan a promover el
Bienestar Existencial; dentro de estos Recursos se encuentra La Voz Movimiento Existencial,
que trabaja desde contextos analógicos, con las categorías de la voz y el movimiento
buscando la interacción existencial y orientándose al Bienestar Existencial. A continuación se
indicara la base comprensiva, orientativa y procesal de la interacción existencial, haciendo
mayor énfasis en la estrategia de Voz Movimiento Existencial.
Eje Comprensivo: Dinámica Relacional de la Experiencia.
Constructos Relacionales.
Para realizar un trabajo promoviendo la Interacción Existencial se debe primero
profundizar en la comprensión de la persona en la cual se basa este abordaje. La Persona se
debe comprender como un ser-relacional-en-situación (Mayorga y Guzmán, 2011), desde este
punto la persona es un intercambio constante entre el mundo interno y el mundo externo (A.
Längle, 1990). En este intercambio la persona se puede ver como señala Martínez (2014),
como un yo-mundo; es decir un polo externo en intercambio con el polo interno.
El polo externo es el constructo del otro, es decir el objeto que emerge en la situación
demandando una respuesta a la persona, la percepción que se tiene de ese otro, el cómo se
acerca y como afecta la vivencia de la persona. El constructo del cuerpo se comprende como la
puerta de entrada de sensaciones y salida de acciones en la relación-en-situación de la persona
(Michel, 2002, Romero, 2011 y De Castro y Gómez, 2011). La corporalidad va más allá de las
sensaciones que surgen, se dirige hacia el poder de constitución de las sensaciones “que nos
permite, no sólo tener una impresión, sino también reproducirla” (Fainstein, 2002); es decir el
cuerpo es aquel guion que une al yo con el mundo.
El polo interno (Martínez, 2014 y A. Längle, 1991, 1998a, 2004, 2011 y 2013) está
constituido primariamente por los procesos emocionales que se movilizan en la relación de la
persona con el otro, las sensaciones que se generan y que terminan en emociones espontaneas
(para A. Längle (1998a) emociones primarias), las cuales se orientan a la protección,
supervivencia y vigilancia del organismo psicofísico (Martínez, 2014) y hacia la elaboración de
estrategias de afrontamiento, la vinculación con el otro y la identidad en la situación; pero más
allá de esto, la emocionalidad puede orientarse hacia lo Psicoespiritual, logrando convertirse en
el polo subjetivo del encuentro con los motivos presentes en el polo objetivo, en otras palabras,
la emocionalidad permitirá captar las posibilidades más valiosas que se encuentran en el otro.
A. Längle (2010) señala que la vinculación emocional (sentimientos) “son percepciones de
valores e implican estar en relación “vida sucede en relación sentida” sin relaciones no hay
vida. La vida sucede, acontece en las relaciones. Sin sentimientos no hay éste movimiento
interior, no hay éste anclaje en la vida. Éste movimiento interior significa que nos conectamos
a la vida que ya está en nosotros, vida es movimiento, cambio, crecimiento, maduración, está
bien envejecer”. Por ende la persona siempre está en relación y esta relación implica el otro (el
polo externo), el cuerpo (como canal de intercambio de los polos internos y externos) y la
emocionalidad (el polo interno), pero más que esos constructos, que se presentan en cada
situación la persona es más persona cuando completa la dinámica relacional desplegando lo
propio y orientándose hacia lo posible (Traverso, 2009).
Para Martínez (2007, 2011 y 2014), el constructo de lo propio, es la dimensión espiritual,
este constructo desde este autor “son características antropológicas básicas de la existencia
humana. Potencialidades inherentes que constituyen al ser humano en persona, son el
conjunto de fenómenos, capacidades o manifestaciones espirituales, expresadas por el
Autodistanciamiento y la Autotrascendencia”. Estas capacidades permiten en la persona en
primer lugar distanciarse de los procesos emocionales y desarrollar desde estos recursos que
lleven a la persona una toma de posición personal y abrirse al contacto con lo valioso desde la
Autotrascendencia, es decir contactarse con lo posible.
Lo posible (Frankl 1984, 1994, 2001, García-Pintos, 1998, Lukas, 2003 y Martínez, 2007,
2011, 2014) va más allá de lo real, es decir el otro, va hacia las posibilidades de valor que se
encuentra en el otro y en la situación en que se relaciona con el otro y que mueven al hombre
hacia las ganas internas de responder con actitudes activas o pasivas. Tal como lo señala A.
Längle (2010) “en la presencia de valores siento que quiero vivir, porque me hacen bien, los
valores soportan la relación con la vida, en la presencia de valores siento que quiero vivir,
siento que me es más fácil esa relación con la vida pues siento que la vida es mejor, que me
hace bien por ejemplo cuando escucho una buena música, siento que la vida es mejor”.
Resumiendo se puede señalar que la persona se comprende desde la interacción
existencial como un ser-relacional-en-situación, esto implica ver los constructos del otro, del
cuerpo, de lo afectivo, lo propio, y de lo posible. Pero se debe hacer la aclaración de que estos
constructos solo se pueden vivenciar como una totalidad y unidad, frente a esto se debe hacer
un énfasis en como la persona desde ser-relacional-en-situación vivencia la situación.
Dinámica Relacional de la Experiencia
Desde Brazier (2003) se puede señalar que la vivencia de la persona que se da en todas
las relaciones parte del hecho de que la persona siempre está en situación y es en esta donde
se le demanda una respuesta; la demanda genera una resonancia corporal y a su vez emerge
una emoción que para A. Längle (1998a), es el sentimiento (vinculación) espontánea y la
primera sensación (corporal) que la acompaña. Para Brazier (2003) el segundo hecho es que
en la persona se da una resonancia en la relación y contacto con el otro-en-situación; estos dos
hechos la situación y la resonancia no las pueden evitar ningún hombre, son hechos de ser
persona.
Siguiendo a A. Längle (1991, 1998a y 2010) “Se denomina “emoción primaria” a la
primera cualidad de emoción aún no reflexionada que se siente, frecuentemente inconsciente o
también inmediatamente reprimida, provocada por la percepción u observación de un objeto o
un proceso proveniente del mundo exterior o interior. Contiene una valoración primaria afectiva
de lo percibido, a través de la conexión con la relación fundamental con la vida. De esa manera
lo percibido se siente como favorable o perjudicial para la relación con la vida. Unida a esta
cualidad inmediata de sentimiento se encuentra una excitación, que conduce a una dinámica
primaria en el sentido de atracción (ser atraído) a nivel de la reacción o de repulsión (ser
repelido)”.
Para Mayorga (2014a, b, y c) siguiendo a Marina (2000) la emoción que surge se orientan
a motivos (Fernández, 2013) que pueden valorarse entre placer-displacer (campo psicofísico) o
aprecio-desprecio (campo Psicoespiritual) y que internamente generan atracción-repulsión
(fuerza vital) y externamente actividad-pasividad (actitudes). La resonancia afectiva se da en
campos focalizados de la emocionalidad y que fluye en el polo interno a través de la fuerza vital
y desde el polo externo como actitudes activas o pasivas. Se puede señalar que esta fuerza
vital y las actitudes de la persona se pueden orientar desde el campo psicofísico o el campo
psicoespiritual de la emoción
El campo psicofísico de la emoción resuena orientándose a la búsqueda del placer y de
poder; es decir que en una situación siempre buscara el saciar sus necesidades básicas y
sociales, generando movimientos energéticos internos de atracción o repulsión frente a lo que
le genera placer o displacer y asumiendo actitudes activas o pasivas incorrectas (Martínez,
2007) que por lo general serán reacciones de protección y de alerta frente a la vida, podría
señalarse que la persona desde este campo reaccionaria con base a la emoción primaria que
surge. En el campo psicoespiritual de la emoción la persona va más allá de la emoción primaria
y se orienta a la apertura hacia las posibilidades presentes en el polo externo, llevando a la
emoción primaria hacia una emoción integrada. La emoción integrada para A. Längle (1991,
1998a, 2003 y 2013) es el sentimiento elaborado que está en sintonía con las posibilidades de
valor presentes en el objeto; es decir no se orienta a la búsqueda de placer o poder sino a la
búsqueda de sentido de la relación y la situación, se focaliza en los motivos que le permitan e
inviten a actuar libre y responsablemente, llevándolo hacia actitudes activas o pasivas
responsables (Martínez, 2007 y Traverso, 2009)
Para Traverso (2009) esto se podría resumir como el ciclo interpersonal de la experiencia,
en la cual si se interrumpe el ciclo en el surgimiento de la emoción primaria, la persona llegara
a generar actitudes incorrectas (Martínez, 2011 y 2014) que terminaran convirtiéndose en un
malestar existencial o sensación de falta de sentido; pero si por el contrario la persona toma
una posición libre y elige una actitud responsable significara que a asumido la interacción
Existencial
Interacción Existencial: Cercanía de Sentir
Para Lukas (2003) parte del objetivo de la consejería y el acompañamiento psicológico es
el restablecimiento del trato (interacción) de la persona con su mundo interno y mundo
externo; esto implica que el trato de la persona se da con los procesos afectivos y las
posibilidades de valor presentes en la situación, esto permitiría como lo indica Brazier (2003)
regular la posición interna y generar actitudes activas o pasivas correctas.
Para que se dé la interacción se debe dar como señala A. Längle (2003) un dialogo con
los procesos afectivos y las posibilidades de valor, para llegar a un encuentro con lo valiosos
del otro y de la situación (A. Längle, 2008) y poder llegar a una vivencia autentica para dar un
sí a la vida (A. Längle, 2009, Brazier, 2003). Por ende se puede indicar que una interacción
existencial se da a partir del dialogo consciente, el encuentro y la vivencia autentica.
Intercambio Dialógico Consciente.
Se podría definir el dialogo consciente como el despliegue de “los recursos para actuar y
negociar con la propia situación, en un camino que conduce hacia la auto-afirmación y asumir
la responsabilidad por las propias acciones” (S. Längle, 2003), Frente a lo anterior A. Längle
(2008) indica que este despliegue de recursos hace que el hombre sea Persona. Citando a
Martínez (2005):
“Frankl (1994a) llama persona a “aquello que puede comportarse libremente, en
cualquier estado de cosas. La persona es aquella dimensión del hombre que es capaz de
oponerse siempre, oponerse a cualquier posición: no solo a una posición externa, sino también
interna; pero la posición interna es exactamente eso que se llama disposición (así se denomina
a veces el carácter)”. De tal forma que la persona es dinámica, es facultativa y se expresa
fenomenológicamente a través de su organismo psicofísico…”.
La Persona entonces se puede indicar como lo libre y responsable del hombre y los
recursos o capacidades en que la persona expresa esta libertad y responsabilidad se encuentra
en el núcleo sano de la persona que Frankl (1984, 2000, 2001) denomina Dimensión Espiritual.
Frankl (1994) la define como “aquello que puede confrontarse con todo lo social, lo corporal e
incluso lo psíquico en él. Lo espiritual es ya por definición sólo lo libre en el hombre”, además
Martínez (2009, 2011) señala la dimensión Espiritual se puede definir como las potencialidades
(las capacidades posibles) propias de la Persona, es decir que lo espiritual al ser capacidades
posibles únicamente en el hombre permiten que este haga consciente el intercambio dialógico
consigo mismo y con el mundo desplegando como señala S. Längle (2003) las capacidades
existenciales de Auto-distanciamiento y Auto-trascendencia.
El Auto-distanciamiento enfatiza en la habilidad del hombre para distanciarse de los
determinantes psicológicos y físicos, así como la habilidad para gestionar los procesos y ser
consciente de los propios recursos emotivos y cognitivos de la persona, además que tiene la
habilidad de tomar posición de estos. Esta capacidad como señala S. Längle (2003) parte de la
Libertad del hombre dirigida a la búsqueda de aprobación personal, para abrirse a la realización
de relaciones auténticas y el encuentro con el sentido.
Martínez (2005, 2007, 2009, 2011) señala que el autodistanciamiento no solo es una
capacidad si no que despliega en ella tras capacidades más que son la de la Auto-consciencia,
Auto-Regulación y Auto-proyección. En la primera se hace énfasis en la habilidad para darse
cuenta, monitorear y evaluar los procesos y determinantes psicofísicos; en la segunda se
enfoca en la capacidad del hombre de gestionar los procesos psicofísicos; y la tercera hace
énfasis en la habilidad para verse y proyectarse con una posición elegida en el futuro cercano.
En el caso de este texto se propone dos habilidades dentro del auto-distanciamiento que son la
capacidad de gestionar los procesos y recursos afectivos y la toma de posición ante la
afectividad.
La gestión de los procesos y recursos afectivos es la habilidad de la persona de no solo
darse cuenta de los procesos afectivos sino de percibir la posibilidad que existe en ellos para
elegir una posición ante la afectividad que lo llevara a abrirse al mundo y a la realización del
sentido.
La otra capacidad de la Dimensión Espiritual es la Auto-Trascendencia, que es la habilidad
de la persona por dirigirse hacia algo más, por dar respuesta al llamado de la situación. Esta
capacidad integra dos habilidades que son la habilidad de Captar la Posibilidad valiosa en cada
situación y la habilidad de Responder al Sentido. La primera habilidad es de apertura a la
situación desde la elección de una toma de posición frente a esta y siendo capaz la persona de
percibir la posibilidad que le es más valiosa o llena de valor.
Frankl (2001) señala que esto valiosa puede ser realizar algo en esa situación,
contemplar lo bello de esa situación o tomar una actitud digna y nombre frente a la aflicción
que se presenta ante él. Esta captación de lo valioso acompaña la Toma de Posición interna de
la Persona y permiten la Realización del Sentido, esta habilidad es la capacidad del hombre por
responder con sus propios recursos psicofísicos a eso que le da sentido en la situación, como
indica A. Längle (1998a), el sentido es la posibilidad “más valiosa (el de mayor valor) y
realista" que está presente en una situación dada. Es la posibilidad en la que una persona
experimenta que debería decidir. El sentido existencial es lo que es posible aquí y ahora. Sobre
la base de los hechos y la realidad, aquello que es posible para mí: aquello que necesito ahora,
que está presente, que es más apremiante, la alternativa más valiosa o interesante.
Encuentro.
Para A. Längle (2008) el encuentro se da en una relación, pero se diferencia de esta
porque la relación es una conexión automática que siempre se da en toda situación. El
encuentro es una vinculación con la posibilidad de valor, que surge de un intercambio dialógico
consciente en el cual la persona regule las emociones y sensaciones que surgen en el contacto
con el otro, implicando el reconocimiento de la persona con su corporalidad y su afectividad,
esto permite el encuentro con recursos afectivos que permitan la captación y apertura hacia la
percepción de las posibilidades de valor presentes en la situación y en el otro.
El encuentro con los recursos afectivos, es la cercanía con el sentir intuitivo (A. Längle,
2010). A. Längle (1991, 1998a y 2010) señala que este sentir lleva a la elección de una
postura interior y a la percepción de valores en los bienes presentes en la situación (Martínez,
2014). El Encuentro que se da con las posibilidades de valor que van de la mano con los
recursos afectivos, como señala Fernández (2013), emerge en la relación con el otro,
percibiendo los motivos que están latentes a ser captados en el encuentro; en palabras de
Martínez (2014) la persona se relaciona con otro y en a este otro lo reconoce como un bien en
el cual reposa un valor.
Las posibilidades de valor, son posibles motivaciones que esperan ser encontradas por la
persona, esto implica que para todas las personas que estén en una misma situación los
motivos de más valores pueden ser diferentes para todos. Frankl (1999, 2001, 2004) señala
que las posibilidades de valor se pueden percibir en valores experienciales, creativos y de
actitud. Las experienciales hacen referencia a la captación de posibilidades de apreciación del
mundo, ¿Qué recibo en esa situación? Un ejemplo puede ser escuchar una canción o ritmo que
agrada, un abrazo de una persona querida, un bebe sonriendo, el amanecer, entre otras. Para
Frankl (2001) las posibilidades de valor experienciales se basan en el sentido del amor, del
género, de la amistad, de la paternidad, entre otras (De Barbieri, 2005).
Las posibilidades de valores creativos son aquellas que vinculan a la persona con una
tarea, una misión, un proyecto como lo indican Frankl (1999, 2000, 2001), De Barbieri (2005)
Martínez (2007, 2011, 2014), García-Pinto (1998), Luna (2011) y Lukas (2003). Mayorga
(2010ª y 2010b) y Mayorga y Guzmán, (2011) señala también que las posibilidades de valor de
actitud, son aquellas que se descubren en el sufrimiento y en situaciones de aflicción (Brazier,
2003) e invitan a asumir actitudes dignas, situaciones de muerte, enfermedades, separaciones,
entre otras.
Encontrarse con lo propio (procesos afectivos) y lo posible (posibilidades de valor), para
A. Längle (2010) “sucede cuando uno mira en el ojo del otro. Uno se toma tiempo para que
suceda el encuentro, pues no sucede automáticamente, necesito un esfuerzo, una apertura, un
poco de coraje, un interés (Inter-es) para salir de sí mismo, para poder ver lo importante para
el otro, en el encuentro no estoy sólo en lo importante para mí mismo, me salgo de mi mismo,
es Autotrascendencia, me ubico en la relación”.
El intercambio dialógico consciente da apertura al encuentro con lo propio y lo posible y
esto lleva a la vivencia autentica, que permitirá la afirmación a la vida y un desarrollo
expansivo de la interacción existencial.
Vivencia Autentica.
Mayorga (2014a, 2014b, 2014c y 2014d) siguiendo a A. Längle (2009) señala que la
búsqueda de la persona es por una aprobación de su vida en situación, pero este encuentro con
la afirmación a la vida solo se da cuando la persona logra generar una distancia en la cual se
regula y desarrolla procesos afectivos y pueda trascender al encuentro con las posibilidades de
valor presentes en la relación con el otro en situación, esto llevara a que la persona asuma
actitudes activas o pasivas correctas (Martínez, 2007, 2011 y 2014) que se pueden desarrollar
en el tiempo (Mayorga, 2014b).
Según A. Längle (2009) “encontrar este consentimiento presupone el acceso a la propia
vivencia – pues sólo entonces hay un “con-sentimiento”… es por tanto central la movilización
de la vivencia; esto importa fundamentalmente en la vivencia afirmativa de los valores, es
decir, en el compromiso con lo valioso el ser humano logra la plenitud de su existencia”, Frankl
(1999) indica que esta plenitud es la integración de la unidad u totalidad del hombre y que se
expresa asumiendo una actitud responsable, dado que “en nuestra respuesta siempre está
implicada la concreción de la persona, así como la concreción de la situación que esta persona
está envuelta” (Frankl, 1999).
Las actitudes responsables o auténticas son “estrategias que buscan abrirse al mundo
externo e interno, dejando salir la libertad humana para alcanzar la mejor versión posible de sí
mismo en cada situación” (Martínez, 2011 y Martínez, 2014). En la vivencia de actitudes
auténticas la persona debe tomar una posición de sus procesos afectivos y responder a la
posibilidad más valiosa; esto llevara a la persona a asumir su vida con consentimiento es decir
con un sí a la vida.
Eje Orientativo: Bienestar Existencial.
Se puede indicar el Bienestar Existencial como un estado de llenura (Plenitud) por una
sensación de sentido contrario al vacío existencial. Como señala A. Längle (2009) “para
alcanzar la plenitud y no caer en un “Stress existencial”, es condición mantenerse en diálogo,
en un intercambio que oxigene”, de donde uno derive sus decisiones. Si éstas se nos
descarrilan, perdemos la base existencial”. El Bienestar Existencial como base necesita que la
persona mantenga una coherencia interna (Martínez, 2014) y una afirmación o consentimiento
hacia la vida. La coherencia interna se orienta hacia la toma de posición libre, es la
construcción de la mejor versión de la persona, donde se debe sentir la unidad de sentir,
pensar y actuar (congruencia).
La afirmación a la vida “presupone el acceso a la propia vivencia – pues sólo entonces
hay un “con-sentimiento”… es por tanto central la movilización de la vivencia; esto importa
fundamentalmente en la vivencia afirmativa de los valores, es decir, en el compromiso con lo
valioso el ser humano logra la plenitud de su existencia. En esto vemos el sentido existencial
de su Dasein” (A. Längle, 2009).
Desde lo anterior y como señala Mayorga (2014b y c) este bienestar implica de la
persona la interacción existencial, es decir el percatarse de los procesos internos y las
posibilidades externas, acercarse hacia los recursos afectivos y a los valores latentes en el otro
y permitir la toma de posición libre y la elección de actitudes responsables, esto lleva como
señala López-Pablos (2011) a que el bienestar existencial a través de ejecutar un Proyecto
personal original que ellos mismos creen les confiere sentido a sus existencias”.
Pero más que conferirle sentido es descubrirlo dado “el sentido existencial se caracteriza
por una sensación de realización interna y de plenitud. Precisamente esta experiencia de
realización interna y de plenitud podrá persistir, aún bajo el aspecto de fatiga y agotamiento,
siempre y cuando permanezcan emocionalmente vigentes: la relación con uno mismo, la
experiencia de estar llevando a cabo voluntariamente las actividades y la sensación que estas
tiene valor” (A. Längle, 2005); igualmente Längle señala que el “ sentido de plenitud es el
resultado de una vida dominada por la experiencia y la realización de los valores personales
(“valores personales” entendidos como valores subjetivos, sentidos como valiosos y atractivos,
en contraste con los valores objetivos como por ej. los valores culturales o sociales).
El acercamiento a los valores personales requiere de la persona la interacción existencial
dado que “en la vida de una persona, la plenitud y el sentido emergen a partir de un dialogo
interno y externo” (A. Längle, 1998b), es decir desde una interacción existencial, dado que si la
persona se permite distanciarse de los procesos internos que emerge, regularlos y desarrollar
recursos que lo lleven a la toma de posición personal, se permitirá acercarse a las posibilidades
valiosas que se le presenten y asumir una actitud responsable activa o pasiva que le permita
responder con sentido a la situación en concreto. Si la persona llega a esta vivencia autentica
estará dando un Sí a la vida que es la base del bienestar existencial, dado que sentirá plenitud
(A.Längle, 2009).
Eje Procesal: Recursos Vivenciales y Expresivos.
Mayorga (2014a) propone que la persona que busca consejería psicológica, siente que ha
perdido ese bienestar existencial y muchas veces esta sensación de coherencia interna y
afirmación hacia la vida se restringe o se siente perdida porque se ha interrumpido la
interacción existencial. Los Recursos Vivenciales y Expresivos son modalidades de
acompañamiento orientados hacia el restablecimiento del trato de la persona consigo misma y
con el mundo, en donde se permita la toma de posición interior y actitudes responsables
focalizadas en posibilidades valiosas y que lleven a la persona a una coherencia personal y un
consentimiento a la vida. Dentro de los recursos desarrollados por Mayorga (2012, 2014c) y
Talero (2014) se encuentran la Interacción Existencial Exploratoria, la Voz Movimiento
Existencial y la Danzasentida.
Interacción Existencial Exploratoria (IEE).
Mayorga (2014a, 2014c) indica que la estrategia principal que se utiliza en el abordaje de
la Interacción Existencial es la Exploración vivencial y expresiva ya que permite que la persona
explore sus procesos emocionales y las posibilidades de valor en la situación, exprese a través
de un trabajo analógico, propioceptivo, irónico y exagerado lo que no se logra decir con
palabras y por ultimo clarifique su vivencia autentica en la situación.
Esta estrategia se puede dar en cualquier momento de la consejería o el grupo de
encuentro vivencial, cuando el consejero o facilitador capte que la persona o el grupo lo
necesitan para clarificar su vivencia.
Danzasentida (DS).
Talero (2014), señala que la Danzasentida es un espacio de encuentro en la relación con
la situación, el otro y consigo mismo a través de movimientos rítmicos que faciliten el
restablecimiento de la interacción existencial.
Danzasentida promueve a través de la danza dirigida, la producción de ritmos y el canto
espontaneo la regulación de procesos y la captación de posibilidades, favoreciendo el bienestar
existencial.
Voz Movimiento Existencial (VME).
La Voz-Movimiento Existencial (VME) es una estrategia existencial de desarrollo humano
que promueve actitudes responsables orientadas hacia la posibilidad más valiosa y al desarrollo
integral de la persona. Por medio de acciones espontaneas con la voz y el movimiento en
contextos analógicos
Creada en 2011 la Voz-Movimiento Existencial (VME) por Mayorga utiliza la expresión
espontanea principalmente a través de las categorías de la voz y del movimiento logrando
movilizar a la persona a la interacción existencial. El objetivo principal de la Voz-Movimiento
Existencial (VME) es permitir a la persona el desarrollo integral orientado a la afirmación a la
vida, desde esta visión maneja dos puntos clave que son los Contextos Analógicos y las
Actitudes Espontaneas.
Contextos Analógicos.
Son situaciones que se compran con las vivenciadas por la persona y que permiten el
percatarse de los procesos internos y posibilidades externas, acercarse a lo propio y lo posible
y asumir una posición personal y una actitud responsable ante la vida, dentro de estos
contextos se pueden tener presentes los siguientes:
1. Contextos de contacto corpo-emocional.
Enfocados en la exploración y conocimiento de los procesos corporales-emocionales
permitiendo la gestión de estos.
Ejemplo de Contextos: de meditación, de expulsión, de instinto, de espejo, de escape, de
sufrimiento
2. Contextos de contacto con los otros.
Enfocado en la percepción y contacto con las posibilidades de la situación.
Ejemplo de Contextos: de comunidad, de apoyo, de culpa, de fiesta.
3. Contextos de contacto con lo propio.
Enfocado en el acercamiento al despliegue del Autodistanciamiento.
Ejemplo de Contextos: de personalidad, de monumento, de intercambio.
4. Contextos de contacto con lo posible.
Enfocado en la captación con los valores presentes en la situación.
Ejemplo de Contextos: de habilidad, de lucha, de montaña
Actitudes Espontaneas.
Cuando la persona percibe los contextos y empieza a jugar con ellos, inicia su trabajo de
improvisación, promoviendo actitudes espontaneas que movilizan las capacidades espirituales.
Estas actitudes se expresan cancelando la posibilidad de hablar, pero expandiendo las demás
categorías de la voz y el acompañamiento del movimiento.
La Voz y el Movimiento.
El trabajo de Voz-Movimiento Existencial (VME) se centra en crear situaciones en donde
cada participante espontáneamente expresa por medio de la voz y el movimiento la vivencia
que le genera malestar, descubriendo a través del trabajo exploratorio y expresivo el campo
emocional en el que se encuentra, captar las posibilidades de valor, encontrarse con las
sensaciones que emergen, percibir al otro como parte de la persona y descubrir los recursos
que tiene en la situación. La voz según Newham (1997) “es el canal directo de la afectividad ya
que comunica los cuestionamientos externos con los procesos internos de emocionalidad y
cognición, pero parte de lo que se expresa con palabras se encuentra contaminado por los
determinantes como la herencia, el status, la formación, las necesidades básicas”; ante esto la
voz a nivel del habla obstruirá la movilización de la persona hacia la exploración y expresión
autentica.
La voz no solo sirve para hablar, sino que además provee de una herramienta de
supervivencia y creatividad, ejemplo como el gruñido, el balbuceo, el canto, la risa entre otras.
Dentro de la categoría de la voz podemos encontrar en el espacio de Voz-Movimiento
Existencial (VME):
El canto, el susurro, el quejido, el gruñido, el grito, el llanto, el crear idiomas, la risa, la
creación de melodías, el balbuceo, el silbido, camuflaje animal, sonidos guturales, entre
otras.
La voz permitirá abrir el canal de dialogo entre lo interno y lo externo, logrando percibir
las posibilidades de posición y de acción en la vida cotidiana, dado que se buscara “profundizar
en el nivel de conciencia del cuerpo y añadir a la emisión del sonido como forma de potenciar
aún más la expresión de las sensaciones y emociones” (Cerezo, 2013). Parte importante del
trabajo con la voz es iniciar con ejercicios de estimulación muscular, manteniendo siempre la
sonrisa ya que esta genera la expresión de los campos emocionales y el contacto puro con el
otro. Igualmente en el trabajo con la voz es importante el movimiento para generar una
integración de lo psicoespiritual y lo psicofísico, en el espacio se reta a la persona a dejar de
pensar y permitirse vivir, el movimiento es el complemento que abriga la voz, todo los
movimientos son analógicos y espontáneos desde la base de la emisión de la voz.
Hacia la Poiesis.
La base para el trabajo vivencial y expresivo desde la interacción existencial se
fundamenta en el acto de conocer a través del hacer (Levine, 2004), este conocer es más que
un hecho de pensar y se dirige hacia la exploración, expresión y expansión (este último como
sentido de continuidad) a través de la vivencia expresiva, lúdica y grupal (en el caso de la
VME). Este acto se denomina Poiesis (Levine, 2004, Calderón, 2010 y Morand, 2011). Levine
(2004) señala que este concepto traduce desde el griego poesía y se puede considerar como
una manera fundamental de estar-en-el-mundo y como señala Calderón (2010) permitiendo a
la persona transformar la realidad y regular los procesos emocionales a través de la
sensibilidad, la imaginación y la posibilidad siempre abierta de crear desde las artes.
La Intermodalidad Expresiva.
La Intermodalidad expresiva o artística se considera como el paso de un recurso artístico
a otro manteniendo el proceso vivencial; en la Intermodalidad la persona transfiere la dinámica
hacia otra expresión creativa, un ejemplo es pasar de tocar un instrumento a danzar o a
dibujar los ritmos que producía. En Interacción Existencial esta Intermodalidad no se presenta
siempre entre los recursos pero si los recursos utilizan diferentes modalidades de arte. En
Danzasentida se trabaja con la danza, la producción de ritmos y el canto, en Interacción
Existencial Exploratoria se profundiza en el teatro y en Voz Movimiento Existencial se da a
través de la creación de contextos con la voz y el movimiento, actuando, jugando y creando.
Reglas de Apoyo en la VME:
El espacio de Voz-Movimiento Existencial (VME) aunque es espontaneo, lúdico y promotor
de actitudes responsables, tiene tres regla principales.
1. “Cerrar la voz cuando quiera hablar (no hablar)”: esta regla se orienta en
promover la utilización de otros medios de expresión a través de la voz como se mencionó
anteriormente.
2. “Confiar en sí mismo y en el facilitador, ya que este les pondrá a hacer cosas que
por lo general no hacen”: esta regla busca que la persona movilice el auto-distanciamiento y la
auto-trascendencia, al principio solo se centraran en lo indicado por el facilitador, pero a
medida que avanzan se harán consciente de sus posibilidades internas y externas.
3. “El que piensa pierde”: Esta regla se dirige a bloquear las creencias, los
esquemas cognitivos y las conductas inauténticas y dar apertura a las actitudes responsables,
otorgándoles a los participantes a expandir la percepción de su vida en el mundo.
Focalizar, Descentralizar y Cristalizar.
El espació de intervención hace que los participantes movilicen todas las capacidades
personales y esto lo hace desde tres momentos que son:
1. Focalización: es el momento inicial donde cada persona se va centrando en el proceso
que se está desarrollando, es decir van experienciado los movimientos, las categorías de la
voz, van dando cumplimiento a las reglas, se van conociendo como grupo, con el otro y el
cuerpo. La focalización dura entre 10 a 20 minutos proponiendo ejercicios faciales, de contacto,
de movimiento, de manejo de la voz.
2. Descentralización: Como la palabra lo señala es el momento de salirse del pensamiento
y de las creencias, de los determinantes, de la cotidianidad, es pasar a asumir la propio de la
vida desde lo espiritual y dejar que las actitudes se vallan prestando para ser conscientes de
quienes son realmente. Este momento dura entre 45 a 60 minutos y se proponen situaciones
donde la persona moviliza sus capacidades tomando actitudes positivas, por medio de la lúdica.
3. Cristalización: este último momento plasma lo analógico del espacio ya que es donde
las personas reflexionan sobre lo que descubrieron de ellos en la situación y como pueden
tomarlo para su vida cotidiana. Este momento dura entre 15 a 25 minutos.
La Voz-Movimiento Existencial (VME) no hace un proceso de curación, sino de
descubrimiento y movilización de lo propio promoviendo su manifestación desde actitudes
responsables.
Características del trabajo con Voz Movimiento Existencial.
1. Pre-Verbal.
Se pretende llevar a los participantes a trabajar con otras formas de expresión,
específicamente con el trabajo de la voz y el movimiento corporal. Lograr que la persona deje
de lado sus pensamientos y se centre en las actitudes correctas basadas en vivencias
auténticas y desde ahí realizar la experiencia de Voz-Movimiento Existencial (VME)
2. Analógico.
Al buscar otras formas de expresión, restringiendo el lenguaje verbal, el participante
empieza a expresar comparaciones frente a objetos o vivencias semejantes a través de los
trabajos con la voz y el movimiento corporal, y estas analogías son afecciones que fluyen en las
personas.
3. Semi-directivo.
El Facilitador es el único participante en hablar y desde esa posibilidad abrir a los
participantes al cambio de acciones y de trabajo.
4. Eutónico.
El trabajo vivencial debe ser de una buena tensión, y esto lo debe promover el Facilitador
o Profesor Facilitador por medio de señas, gritos, apoyos, llamado de atención, ejercicios
sueltos, entre otros.
5. Improvisado.
Llevar a los participantes a acciones inesperadas, induciéndolos a improvisar desde los
trabajos con voz y movimiento, así se encontraran con la vida misma y la posibilidad que ella
brinda.
6. Experimentación Pobre.
Se refiere a trabajar con la persona y las herramientas de la persona que son la voz y el
movimiento, no se trabaja por lo general con instrumentos musicales, pistas de ritmos y
melodías, disfraces u objeto parecido. Al ser un espacio pobre el hombre solo puede hacer una
cosa y es actuar.
Características del Consejero y Facilitador.
Mayorga (2014b) basadas en Brazier (2003):
1. La visión: El facilitador debe promover la confianza propioceptiva y afectiva de la
persona o el grupo para que ellos puedan expresarse espontáneamente y logren restablecer la
confianza en la interacción existencial.
2. El pensamiento: El facilitador al captar los discursos analógicos debe llevar a las
personas a profundizar en este y promover que se ponga en contexto y no que lleve su
pensamiento a la restricción que mantiene, por el contrario se debe promover el enfocarse es
en el contexto y no en la cotidianidad.
3. El discurso: El discurso a que se debe llevar a la persona es el de vivenciar lo
analógico hasta que responda a la demanda que hay detrás de este.
4. La acción: La acción debe ser consciencia del cuerpo y consciencia de la
afectividad, debe el facilitador canalizarla para que responda a la demanda oculta del contexto
analógico, que no es otra cosa si no lo que él ha buscado solucionar en su vida cotidiana.
5. El estilo: La libertad, la responsabilidad y la dignidad son la base para que la
persona transforme sus actitudes y esto se debe motivar empezando por el contexto analógico.
6. El esfuerzo: Se debe promover el esfuerzo en todo el encuentro, esfuerzo en el
sufrimiento, esfuerzo en el discurso, esfuerzo en la acción y esfuerzo en la reflexión. Siempre
dar lo mejor en todo el encuentro.
7. La atención: promover que la persona está atenta de los procesos afectivos que
surgen, los recursos afectivos que están ahí y las posibilidades más valiosas que se encuentran
en el externo.
8. La comprensión: Orientar al participante a llevar todo lo vivenciado a la
integración con su vida permitiendo el intercambio dialógico consciente, realizar actitudes
correctas y restablecer el bienestar personal.
Encuentro Vivencial de Voz Movimiento Existencial.
- Duración: de 15 a 30 minutos.
- Objetivo: Dar a conocer a través de la vivencia grupal el recurso vivencial expresivo de la Voz
Movimiento Existencial.
- Participantes: interesados del congreso.
Conclusión.
La Voz Movimiento Existencial al ser un recurso que se orienta al bienestar existencial,
permite que la persona a través de la vivencia con las categorías de la voz y el movimiento en
contextos analógicos se percate de los procesos afectivos, regulándolos y desarrollando
recursos que permitan a la persona orientarse hacia la captación de la posibilidades de valor
presentes en el otro, en la situación y la persona tome una posición libre y actitudes
responsables ante la relación y la situación, que lo lleven a una coherencia interna y una
aprobación a la vida.
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