Vivar, Geli, Nieto 2014, Deltebre I. Un barco hundido en la desembocadura del Ebro durante la guerra...

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I Congreso de Arqueología Náutica y Subacuática Española Ministerio de Educación, Cultura y Deporte Cartagena, 14, 15 y 16 de marzo de 2013 ArNSe

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I Congreso de ArqueologíaNáutica y Subacuática Española

Ministeriode Educación, Culturay Deporte

Cartagena, 14, 15 y 16 de marzo de 2013

ArNSe

I Congreso de ArqueologíaNáutica y Subacuática Española

Cartagena, 14, 15 y 16 de marzo de 2013

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Navegación y comercio en épocas medieval y moderna

Deltebre I. Un barco hundido en la desembocadura del Ebro durante la Guerra del Francés

Gustau Vivar Lombarde

Director del MAC-CASC

[email protected]

Rut Geli MauriArqueóloga del MAC-CASC [email protected]

Xavier Nieto [email protected]

Resumen: En 2008 un pescador localizó un pecio de época contemporánea en el delta del Ebro. Su estado de conservación y su interés histórico propiciaron que el CASC empe-zara su excavación en 2009. Los trabajos realizados hasta el momento permiten conocer que se trata de un transporte militar hundido en 1813, durante la Guerra del Francés. Este barco formaba parte de un convoy aliado bajo mando inglés que, procedente de Alicante y en retirada de atacar la ciudad de Tarragona, embarrancó una serie de buques en la desembocadura del Ebro. La carga que transportaba estaba formada por munición de diferente tipo y calibre que debido a la sedimentación del delta se ha preservado en muy buen estado, así como los restos del buque y los objetos asociados a la tripulación.

Palabras clave: Delta del Ebro, Pecio, Transporte militar, Munición, Guerra del Francés.

Abstract: In 2008 a fisherman discovered a shipwreck from modern period in the Delta of the River Ebro. Its good condition and historical interest led the CASC to begin its exca-vation in 2009. Work done so far has allowed knowing that this ship sunk in 1813 dur-ing the French War. It was part of an ally convoy under English command, coming from Alicante after retreating from attacking the city of Tarragona. On return trip, several ships also sank at this point. Most of the cargo consists of different types and calibre ammuni-tion and thanks to the sedimentation of this river has been preserved in excellent condi-tions as well as the shipwreck and crew associated objects.

Key words: Delta del Ebro, Shipwreck, Military cargo, Ammunition, Napoleonic wars.

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Introducción

En el año 2008 el señor Carlos Somolinos, pescador de Amposta, localizó en la zona del Delta del Ebro los restos de un barco hundido. En el contexto de difusión mediática a raíz del caso Odyssey y del expolio por parte de esta empresa de caza-tesoros, este pes-cador declaró el hallazgo pidiendo los derechos económicos que le pudieran correspon-der como descubridor.

El Centre d’Arqueologia Subaquàtica de Catalunya (CASC), encargado del inventa-rio, la protección, la conservación, el estudio y la difusión del patrimonio arqueológico subacuático catalán, realizó una intervención en el yacimiento observando el excepcional estado de conservación del pecio. Este había estado enterrado hasta hacía poco tiempo, protegido de la degradación por efectos naturales y de los actos de expolio. La apari-ción del pecio está en relación al fenómeno de regresión que sufre el Delta del Ebro ya que la construcción contemporánea de presas frena la aportación de sedimento fluvial a la desembocadura (Sanchez- Arcilla et alii, 1998).

El CASC decidió realizar una campaña inmediata de urgencia para conocer la crono-logía, tipo de cargamento, de nave y nacionalidad, además de realizar una serie de medi-das de protección. En estos trabajos se pudo comprobar que se trataba de un barco de finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX, que transportaba munición1, por lo que se trataba de un transporte militar. La nacionalidad del barco no se pudo determinar aún en esta campaña aunque se extrajo por el riesgo que suponía de expolio, un cañón de bronce con fecha inscrita de 1798 y escudo de Jorge III de Inglaterra2 (fig. 1).

1 Balas de fusil, bombas de cañón, granadas, barriles de pólvora, de sílex, etc.

2 El cañón no determina siempre la nacionalidad del barco ya que el armamento era objeto de pillaje y pasaba fácilmente de un lado a otro en caso de conflictos (Pujol et alii 2003: 57).

Figura 1. Limpieza mecánica del cañón de bronce y detalle del escudo del rey Jorge III de Inglaterra.

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El pecio fue bautizado con el nombre de Deltebre I y la conservación excepcional de los restos, tanto del cargamento como del barco, y su interés histórico, hicieron que el CASC planteara su excavación.

Los trabajos arqueológicos realizados entre 2009 y 2013

Los trabajos de excavación se iniciaron en el año 2009, dentro de la campaña anual de excavaciones del CASC, y se ha realizado una actuación desde entonces cada año hasta 2013, teniendo siempre presente que la excavación del yacimiento no está finalizada. Se decidió empezar por la parte de popa, lugar donde se preveía que aparecerían más mate-riales de la tripulación, necesarios para conocer la nacionalidad del barco, ya que es en el castillo de popa donde se encuentran las estancias de los oficiales.

La ubicación de la popa del barco ya se pudo determinar en la intervención del año 2008, puesto que parte del codaste era visible sobresaliendo 180 cm del nivel del fondo y se podían ver las hembras de bronce donde se insertaban los machos del timón.

La carga que transportaba el Deltebre I era munición de diferente tipo y calibre. La zona de la popa estaba cubierta por una capa de balas de plomo de fusil que cubría la totalidad de los restos del barco y que, una vez documentada, se retiró. Estas balas procedían del carga-mento del barco y estarían almacenadas en cajas y barriles que habrían desaparecido, presen-tando dos calibres distintos. Estos se rompieron quedando su contenido disperso por el pecio.

Así, avanzando la excavación de popa a proa se ha documentado la estiba de la carga de munición que transportaba. Después de los barriles y cajas de balas de fusil (fig. 2) se ha documentado la estiba de cajas de munición para cañón de diferentes calibres y cajas con bombas de fragmentación de diferente tipo. A proa de estas cajas, se encuen-tra una zona de bombas de mortero de gran calibre estibadas a granel (fig. 3). Encima de estas apareció una carronada en posición invertida, que probablemente constituiría

Figura 2. Imagen de uno de los barriles in situ que contenía balas de plomo de fusil, con un detalle de la tapa pintada con referencia a su contenido.

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un elemento de defensa del propio barco. Además de esta carga descrita han aparecido barriles con pedernales, cajas de espoletas (fig. 4) e incluso un barril el contenido del cual se ha identificado como pólvora de algodón. Además sabemos que también trans-portaba pólvora gracias a un sondeo realizado en 2008 en la proa del pecio, en una zona donde los restos estaban cubiertos por sedimento, donde aparecieron tres barriles con este explosivo, y que aún está pendiente de excavación.

Figura 3. Granadas de gran formato dispuestas a granel y carronada en posición invertida encima de estas.

Figura 4. Excavación de una de las cajas de la carga que contenía espoletas.

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La carga del pecio no iba estibada directamente sobre la bodega de la embarcación, sino que se colocó una especie de tarima constituida de tablazones de madera dispues-tos longitudinalmente y transversalmente, sin ningún elemento de fijación entre ellos. El espacio existente entre esta tarima y el fondo de la bodega se rellenó con gravas. Inter-pretamos que esta estructura se construyó específicamente para transportar esta carga y aislarla así de la humedad del fondo de la bodega del barco. Entre estas gravas aparecen numerosos zapatos de cuero, probablemente perdidos por los marineros que las esta-ban arrojando, además de diversos objetos que habían sido arrojados por su inutilidad.

En la zona de popa excavada en 2009 aparecieron la mayor parte de objetos asocia-dos a la vida a bordo de la tripulación, debido a la ubicación de las estancias de la oficia-lidad en esta zona del barco. Aparecieron desde instrumentos náuticos, como los filtros de un sextante, pequeños compases de puntas, instrumentos relacionados con la artille-ría, como es el caso de un calibrador de cañones, elementos de higiene personal, como una esponja o un cepillo, además de objetos relacionados con la alimentación, la indu-mentaria e incluso el culto religioso y la medicina.

Durante la excavación del codaste apareció una pieza excepcional: el timón de la embarcación íntegro. Se sitúa horizontalmente detrás del codaste dispuesto de manera per-pendicular a este. Se trata de una pieza de madera de 9,5 m de alzado, forrada de plan-chas de cobre en la zona coincidente con la obra viva. Los machos son de bronce excepto el superior, que es de hierro, puesto que no iba sumergido en el agua. El timón conserva las cadenas de bronce, con más de veinte eslabones, que lo afianzaban al barco (fig. 5).

A partir de la documentación de la arquitectura naval del barco estimamos que su eslora estaría alrededor de los 30 m. Se han documentado por el momento dos de las tres carlingas que tendría el barco. La del palo de mesana es una pieza independiente situada encima de la sobrequilla. La carlinga del palo mayor está trabajada en la misma

Figura 5. Detalle de la zona del timón donde arrancan las cadenas de fijación al barco.

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sobrequilla y reforzada con piezas laterales. A popa del palo mayor se localizaron a los lados de la sobrequilla de la bomba de achique de pistones. En el costado de babor se conservaba parte del tubo de madera de este instrumento.

La estructura transversal del barco, las cuadernas, formadas por varengas y genoles, están fijadas por medio de cabillas de madera que unen las diferentes piezas que las conforman entre ellas y también las unen al forro. Estas cabillas están dispuestas sin ali-neación o ritmo, aprovechando la morfología de cada madera para realizar la perfora-ción por donde pasa la clavija en las zonas más fuertes y por tanto más resistentes a las tracciones propias de la navegación. Algunas de las cuadernas presentan marcas nume-rales realizadas por el carpintero de ribera.

En cuanto al casco de la embarcación conserva in situ las planchas de cobre que recu-brían la obra viva. Una serie de pernos de bronce de 3 cm de diámetro unen la estruc-tura longitudinal con la transversal, es decir, la sobrequilla, las cuadernas y la quilla. La carpintería del codaste también está unida mediante pernos de bronce que afianzan fuer-temente el conjunto. También se utilizan estos pernos en los extremos de las tablas del forro. Las tablas del piso de la bodega se fijan a las cuadernas por medio de cabillas de madera alternadas con clavos de hierro.

Hipótesis histórica de trabajo

Después de los trabajos realizados hasta el momento en el pecio Deltebre I podemos afirmar, como hipótesis más probable, que este barco era uno de los transportes ingle-ses que formaban parte del contingente militar que el verano de 1813 atacó la ciudad de Tarragona y que una vez en retirada se aproximó a la desembocadura del Ebro donde embarrancaron una serie de barcos.

Según el periódico El Redactor General, de Cádiz, de lunes 12 de julio de 1813 esta flota estaba integrada por ciento treinta y dos transportes, seis cañoneras, un bergan-tín, una goleta, tres navíos y tres fragatas de guerra. Llevaban a bordo 14.500 hombres de infantería, 800 caballos, 200 artilleros, 30 piezas de batir, 2 morteros y 4 obuses, 400 mulas de brigada y el correspondiente número de cirujanos, médicos, comisarios, etc. El mismo periódico refleja la heterogeneidad del convoy: «Los cuerpos que componian la totalidad eran 7 batallones ingleses, la guardia-real alemana, la guardia-real siciliana, el 1.º y 2.º de Estero de dicha nación, la division mallorquina, con el 5.º de granaderos cazadores de Mallorca, Córdoba, Guadalaxara, 2.º de Bùrgos, y el batallon de calabre-ses; los húsares de Brunswick, con los cazadores y húsares ingleses; las compañias de artilleria portuguesas, sicilianas, é inglesas» (El Redactor General, Cádiz, 12 de julio de 1813, núm. 758). Todo este contingente estaba bajo el mando del general John Murray.

El sitio de Tarragona era el objetivo de esta expedición marítima que salía desde Alicante y constituía una pieza clave en el movimiento estratégico al este de la península que tenía que acompañar a la ofensiva aliada dirigida por el comandante general Lord Wellington. La caída de Tarragona rompería la línea de fortificaciones francesas y obligaría al mariscal Suchet a retirarse desde la línea del Júcar, y de Valencia, hecho que permitiría avanzar a los ejércitos y su entrada en el Principado.

A finales de mayo de 1813 la expedición marítima liderada por el general sir John Murray zarpaba de Alicante. El comandante naval de la expedición era el contralmirante

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Sir Ben Hallowell, y el Almirante de la flota británica Sir Edward Pellew. El 3 de junio des-embarcaban en Tarragona, iniciándose el bloqueo. La operación fue corta, ya que el 13 de junio el general Murray reembarcaba la expedición al conocer la noticia que el gene-ral Decaen venía desde Barcelona a socorrer la plaza con 8000 infantes y 300 caballos, y que además Suchet salía desde Valencia con un contingente similar pero sin caballería. Murray dejó en tierra a parte de la artillería e hizo volar el Coll de Balaguer que habían conquistado a los napoleónicos. Al llegar el general William Bentinck, procedente de Sicilia, asumió el mando, ordenando el retorno del contingente a Alicante. Cabe destacar que el almirante Pellew marchó sobre Rosas con otra flota, hecho que motivó el retorno de Decaen hacia el norte a mantener este punto con preferencia a Tarragona.

La expedición comandada por Murray acabó en fracaso y una serie de barcos de trans-porte entre los cuales se encontraba el Deltebre I encallaron en la desembocadura del Ebro. Aún así las bajas humanas y materiales no fueron significativas y la armada britá-nica hizo una exhibición de movilidad que obligó a Suchet a desplazarse rápidamente, condicionando su capacidad ofensiva posterior.

En número de barcos embarrancados en este episodio varía en función del bando que narra los hechos. Según las fuentes francesas que conocemos a partir de las Memo-rias del mariscal Suchet, encallaron dieciocho transportes de los cuales los ingleses recu-peraron trece. Los cinco restantes explica que caen en su poder: «…en la noche del 17 al 18, los Ingleses hicieron volar el fuerte San Felipe, anuncio cierto de que iban a ale-jarse de la baja Cataluña. Su escuadra en efecto se hizo a la vela, dirigiendo su rumbo hacia el sur, y al pasar delante la embocadura del Ebro, se acercó algun tanto a la costa. Por el pais corrió la voz de que haria un desembarco en los Alfaques o en Castellon de la Plana, á fin de interceptar al mariscal la ruta de Valencia. Lord Bentinck, al frente de quince o diez y seis mil hombres reunidos, podia esperar vencer a ocho mil que irían lle-gando sucesivamente, y harto fatigados de una expedición tan penosa y tan rápida: pero le ganamos por la mano, y llegamos a Tortosa y a la Rápita antes que él. Diez y ocho bas-timentos vinieron á encallar contra los arenales, arrojados por un viento furioso: la escua-dra entera se puso en facha para poder socorrerlos, y logró en efecto desencallar trece; los cinco restantes cayeron en nuestro poder con los equipajes. El mariscal, precipitando su marcha, llegó el 22 a Castellón de la Plana con cuatro mil infantes, seiscientos caba-llos y seis piezas de artillería ligera, al momento mismo en que la escuadra estuviera a la vista, forzando velas, pero contrariada por el viento, bien dichosamente» (Suchet 1829: 22).

Adolfo Blanch3 también explica de forma breve este episodio: «No fue más feliz el regreso de la expedición a Alicante de lo que había sido en las inmediaciones de Tarra-gona. Azotados por contrarios vientos, encallaron en los Alfaques y desembocadura del Ebro, 18 de sus buques de trasporte, de los cuales únicamente 13 se salvaron, parando los restantes en poder de los franceses» (Blanch 1861: 382).

En la Historia Crítica de la Guerra de Independencia en Cataluña, Antonio de Bofa-rull coincide también con el número de barcos: «Conseguido el reembarco total, dícese que entonces (cuando ya habian abandonado el sitio y sus cañones los sitiadores) se tuvo el consejo de guerra de que hemos hablado, y resuelta en él definitivamente la mar-cha, emprendióla la armada la noche del 19, conforme ya dijimos, con rumbo a Alicante, pero con tan mala estrella, que contrariada por el viento, perdió 18 de sus buques de

3 En la Historia de la Guerra de la Independencia en el antiguo Principado.

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transporte, que pasaron en poder de los franceses, salvándose solo 13, y estos tomando tierra, por fin, en el punto de su direccion, de donde el resto de los tripulantes pudo dedicarse á prestar todavía algun servicio en contra de Suchet, el cual, sabiendo, á la mitad de su camino, y no comprendiendo, como nadie comprendia, la barrabasada de los ingleses en Tarragona, volvió atrás, regresando con toda la prisa posible á Valencia en cuya capital entró nuevamente ya el 15, esto es, cuatro dias antes de que acabasen de reembarcarse en nuestras playas los inútiles auxiliares, en mal hora dirigidos por sir Murria» (Bofarull 1887: 457).

Los hechos también quedan reflejados en el diario de operaciones de la División Mallorquina, pero según esta fuente son solo 15 los barcos encallados, sin especificar cuantos consiguen recuperar:

Dia 25... A las quatro de la mañana se hizo señal para que los comandantes de los Buques fueran a tomar ordenes de sus Gefes. A las once llegó la orden para que todos los Oficiales y equipages saltasen en tierra, quedando a bordo un oficial por Compañia con la tropa y caballos, notandose que faltaban quince buques de la expe-dicion que por el mal tiempo habian quedado en los Alfaques de Tortosa en los se hallaban varios Oficiales y tropa de la Division. Dia 26 (...)Dia 27... Los expresados Regimientos marcharon a los puntos que se señalan en el dia anterior, quedando en Alicante el quartel Gral. No haviendo aun noticia de los buques atrasados. Dia 28 (...)Dia 29... El Gefe del Estado Mayor de esta Division salio en la mañana de este dia para el quartel General del 3er Exercito que se hallaba en Castalla, a arreglar ciertos negocios ocurridos en la Caballeria de la Division.A las ocho de esta mañana arribaron la mayor parte de los buques que quedaron atrasados, desembarcando la tropa que faltaba la que marcho a incorporarse a sus cuerpos.Dia 30... Los Cuerpos de esta Division existen en su misma posicion sin haber ocur-rido novedad, y el quartel General en Alicante.Alicante 1.º de Julio de 1813

(Diario de operaciones de la División Mallorquina, 2.º Ejército. Archivo Histórico Nacional.)

El relato de los hechos desde la óptica inglesa lo conocemos por medio de una carta enviada por el capitán Charles Adam al almirante Pellew, donde describe lo sucedido en primera persona puesto que se encuentra en el sitio, y especifica que son 10 barcazas y un schooner los barcos encallados: «Invincible, Villa nueva 4 de julio de 1813. Sir, Tengo el honor de informarle que el Almirante Hallowell partió en el HMS. Malta del Coll de Bala-guer al anochecer del día en que revistó la flota. Esto sucedió al anochecer del día 20 de los corrientes después de que el Capitán Balhurst partiera con el convoy principal antes de oscurecer. Al día siguiente, encontrándome en la Bahía de Salou con los barcos y barcazas junto a mis órdenes, lamento comunicarle que al amanecer, por medio de una ballenera, recibí una carta del Capitán del transporte Perseus informándome que había oído cañonazos la noche del 20, y que al amanecer, con la luz del día había descubierto 10 barcazas y un

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schooner armado en la orilla, cerca de las bocas del Ebro, en una situación comprometida. Inmediatamente me dirigí hacia el lugar con los barcos a mi mando, llegando a las bocas del Ebro la misma mañana. Me informaron que el Capitán Balhurst había vuelto al lugar con el HMS Fame durante la noche del día anterior y había podido recuperar cinco transportes».

Adams narra en esta carta que consiguen desencallar cinco transportes y recuperan todo el equipamiento posible de los barcos que quedan, aparejos, artillería y tablazones de madera, que son transportados a Alicante. El resto queda destruido y finalmente un gran falucho corsario baja por el Ebro procedente de Tortosa y apresa al capitán y a tres marineros de uno de los barcos (Carta del Capt. Charles Adam al Vicealmirante Pellew de 4-7-1813. Arxivo del Ministerio de Defensa Británico. National Archive, Kew4.

La contrastación de los restos arqueológicos documentados en las excavaciones con las fuentes escritas del período, nos permitirán identificar cuál de estos barcos de trans-porte hundidos en este episodio era el Deltebre I.

Bibliografía

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4 Está información está extraída de la comunicación presentada por F. Gracia titulada Operaciones de la flota britànica en

las comarcas del sur de Tarragona durante la Guerra de la Independencia, en la XXXVII Assemblea Intercomarcal d’Estu-

diosos, Museu Comarcal del Montsià, Amposta 19 i 20 d’octubre de 1991.