Una sociedad legalista: Abogados, procuradores de causas y la creación de una cultura legal...

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INTRODUCCION Los abogados y los procuradores de causas fueron tempranamente prohibidos de ingresar al Nuevo Mundo. En 1509, ellos ya estaban prohibidos de asentarse en La Española gracias a las exitosas quejas de Diego Colón, el descendiente del ilustre Almirante 1 . Esta no fue la única prohibición, ya que conforme la presencia hispánica se fue extendiendo en un lapso de cuarenta años del Caribe a Mesoamérica y de allí a los Andes, los abogados y los procuradores fueron consistente y permanentemente impedidos, al menos retóricamente, de ejercer su oficio. En 1516, el gobernador de la Isla Fernandina (la actual Cuba), Diego de Velázquez, consiguió que “aunque en la dicha Isla haya letrados, no puedan abogar ni aboguen en ningún pleyto ni 1 En 1507, Colón elevó sus quejas sobre los problemas ocasionados por los ‘hombres de leyes’. La Real Cédula del 14 de noviembre de 1509 dispuso a este respecto: “ansí mismo, porque yo he sido informado que a causa de haber pasado a las dichas Indias algunos letrados abogados han sucedido en ellas muchos pleitos e diferencias, yo vos mando que de aqui en adelante no dejéis ni consistaís pasar a las dichas Indias, ningún abogado letrado sin nuestra licencia especial” (Malagón 1976: 23). Para Malagón la colonización fue también una empresa de ‘hombres de leyes’ dada su temprana presencia desde el siglo XVI (Malagón 1961: 6-11). 1

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INTRODUCCION

Los abogados y los procuradores de causas fueron

tempranamente prohibidos de ingresar al Nuevo Mundo. En

1509, ellos ya estaban prohibidos de asentarse en La

Española gracias a las exitosas quejas de Diego Colón, el

descendiente del ilustre Almirante1. Esta no fue la única

prohibición, ya que conforme la presencia hispánica se fue

extendiendo en un lapso de cuarenta años del Caribe a

Mesoamérica y de allí a los Andes, los abogados y los

procuradores fueron consistente y permanentemente impedidos,

al menos retóricamente, de ejercer su oficio. En 1516, el

gobernador de la Isla Fernandina (la actual Cuba), Diego de

Velázquez, consiguió que “aunque en la dicha Isla haya

letrados, no puedan abogar ni aboguen en ningún pleyto ni

1 En 1507, Colón elevó sus quejas sobre los problemas ocasionados porlos ‘hombres de leyes’. La Real Cédula del 14 de noviembre de 1509dispuso a este respecto: “ansí mismo, porque yo he sido informado que acausa de haber pasado a las dichas Indias algunos letrados abogados hansucedido en ellas muchos pleitos e diferencias, yo vos mando que de aquien adelante no dejéis ni consistaís pasar a las dichas Indias, ningúnabogado letrado sin nuestra licencia especial” (Malagón 1976: 23). ParaMalagón la colonización fue también una empresa de ‘hombres de leyes’dada su temprana presencia desde el siglo XVI (Malagón 1961: 6-11).

1

causa que en ella hay e hobiere salvo si no fuere en causas

criminales”2.

La misma legislación y regulación anti-abogados se

repitió en México entre 1522 y 15263, en las capitulaciones

entre Francisco Pizarro y la corona de 15324 y en las de

Simón de Alcabaza, Pedro de Mendoza y Diego de Almagro para

la conquista de Chile entre 1529 y 15345. Estas

prohibiciones no fueron las únicas en los Andes. En la Villa

2 Del Arenal Fenocchio (1987: V, 184); Malagón (1976: 24) y Uribe-Urán(2000a: 21).

3 Durante el gobierno de Hernán Cortés, el cabildo pregonó en la Ciudadde México una “cédula de su magestad para que no oviese en esta tierrani letrados ni procuradores” (Del Arenal Fenocchio 1987: V, 185). Sinembargo, esta cédula anti-abogados generó la reacción de quienesexigieron en México la presencia de ‘abogados y procuradores’. Como enel caso de Lima, los letrados fueron parte de la naciente administraciónlocal y fueron reclutados por los cabildos. Para ejemplos y el debate enMéxico entre 1522 y 1528 sobre la necesidad de los abogados, ver DelArenal Fenocchio (1987: V, 185-188).

4 Malagón (1976: 24) y Porras (1944-1948, I, 50). Comentarios sobre lautopia anti-legalista en el Perú colonial del siglo XVI, en Guevara(1993: xxiii-xxiv). Guevara muestra la contradicción entre estalegislación y el sentimiento anti-legalista y la rápida difusión detecnicismos, discursos jurídicos y la legitimación de expertos como losescribanos, los procuradores y los abogados (1993: xxiv-xxix, 285-297).

5 González Echenique (1954: 26). Estas capitulaciones, como lasanteriores para otras regiones del Nuevo Mundo, no fueron finalmenteaplicadas (ibid: 27). Como discutiremos seguidamente, las necesidadeslegales de la colonización y el horizonte legalista urgieron lapresencia de expertos jurídicos.

2

Imperial de Potosí, en 1573, el virrey Toledo prohibió que

‘abogados y procuradores’ingresaran ‘a los asientos de

minas’ bajo el argumento que causarían desasosiego y

multiplicarían los pleytos6. Pero esta ‘utopía’, que en muchos

sentidos evocaba las ideas divulgadas por Sir Thomas More en

1516, se estrellaba con una realidad compleja. Así, conforme

la colonización fue asentándose, las ciudades de ‘españoles’

(nominalmente, ya que estaban integradas por mestizos,

amerindios y afrodescendientes) fueron fundadas y el Estado

colonial fue afirmándose, una pléyade de expertos legales

hicieron su aparición. Aunque su presencia generó la

desaprobación y la crítica social, estos especialistas no

solamente se establecieron y desempeñaron sus oficios sino

que se reprodujeron. El Derecho castellano, con su impronta

de reglas, doctrinas, ideologías y especialistas fue también

6 La cédula promulgada por Toledo en Potosí, el 24 de abril de 1573,decía: “que en los asientos de minas no haya letrados atento al dañonotable que así a los dueños de ellas como a los indios se les siguenpor ser dichos letrados los promovedores de pleitos, salgan de Potosítodos ellos, pasando a servir a la Audiencia [de La Plata] donde esténrecibidos sin alegar nada en contrario” (Arzán [1700-1735] 1965: II,295, nota 5). El texto ha sido recogido por Gunnar Mendoza de losacuerdos del cabildo de Potosí. En la compilación de Sarabia y Lohmann(1986-1989) sin embargo no se ha transcrito esta regulación.

3

la marca visible del colonialismo. Este complejo arsenal

jugó un papel importante en la asignación y distribución de

recursos, la calificación de estatutos jurídicos de los

distintos miembros de la sociedad colonial, los ideales de

justicia, la negociación y la resolución de conflictos. Pero

por lo mismo, el Derecho fue una arena para la manipulación,

la apropiación y el cuestionamiento de las pretensiones de

los colonizadores como lo refleja claramente la litigación

de los caciques7. En menos tiempo de lo calculado no

solamente hicieron su aparición los especialistas, sino que

éstos se reputaban nocivos para la marcha exitosa de la

colonización. El virrey del Perú, Luis Enríquez de Guzmán,

el conde de Alba de Aliste (1655-1661), por ejemplo,

lamentaba que los letrados de la Audiencia solamente

conocieran las doctrinas legales ‘de los Baldos y Bártulos’

pero que ignoraran el complejo arte de gobernar, algo más

7 La tesis del Derecho como un instrumento de imposición,transformación y occidentalización de los pueblos colonizados, enChanock (1998: 219-239). También Chanock explora las reacciones localesy la creación local y colonial del Derecho consuetudinario (1998: 125-141). Sobre el uso del Derecho (formal e informal) como una arena deapropiación, véase Starr (1992: xvii-xx).

4

prosaico aunque indispensable8. No obstante las quejas del

conde de Alba de Aliste, ya desde el siglo XVI era evidente

para los administradores que era necesario crear discursos

jurídicos interpretativos. En 1592, por ejemplo, el

visitador licenciado Alonso Fernández de Bonilla9 escribía

al rey informándole lo difícil que resultaba dirimir legal y

probatoriamente quienes debían ser reputados como caciques

en las Audiencias10. Este como otros temas generaron

intensos debates legales y provocaron la dependencia de los

8 Lohmann (1946: 27). El conde de Alba de Aliste fue uno de los primeros‘grandes de España’ en pasar a gobernar el Perú. Aunque hubieronvirreyes pertenecientes a la aristocracia castellana del siglo XVI, comoAntonio de Mendoza, virrey entre 1551 y 1552, ninguno pertenecía alreducido grupo de familias que habían recibido la dignidad de ‘grandesde España’ (Lohmann 1946: 20). El conde de Alba reflejaba en susopiniones los clásicos prejuicios aristocráticos que eran desdeñosos delos letrados. Una discusión de estas ideas en el ultimo capítulo de estetrabajo.

9 Sobre la visita de Fernández de Bonilla en 1590, véase el trabajo deHanke (1975) y de Costa (2005).

10 Fernández de Bonilla decía sobre este punto: “La sustancia de estacédula consiste en saber si la sucesión en los cacicazgos era porherencia o por elección, y aunque esto segundo se pretende haberaveriguado el virrey don Francisco de Toledo (1569-1571) entre genteantigua y que considera las cosas de los indios con la piedad que esjusto, hallo lo contrario, y porque la verdad sería casi imposibleaveriguarla por la falta que hay de historia de las costumbres de losindios del Perú, parece que se ha de venir a la posesión en que fueronhallados al tiempo de su conversión a nuestra santa fe católica yobediencia de la Iglesia y de V[uestra] M [erced]” (Díaz Rementería1977: 216).

5

agentes respecto a los especialistas jurídicos quienes

crearon discursos justificatorios11.

Este trabajo se ocupa de la emergencia y el desarrollo

de dos brazos de la profesión legal en las ciudades de Lima

y en Potosí entre 1540 y 1670. Al examinar estas ramas

profesionales nuestra investigación busca mostrar la

complejidad de la vida legal en las grandes ciudades andinas

durante la época de los Habsburgos. Aunque la profesión

legal era un cuerpo heterogéneo integrado por varios tipos

de operadores legales12 (como los magistrados, los

escribanos, los solicitadores, los agentes informales, entre

otros facilitadores) esta investigación se concentra en los11 Para los interesados en los distintos debates a través del género delos pareceres (informes en Derecho), en los Andes entre los siglos XVI yXVII, el trabajo compilatorio de Vargas Ugarte (1951). En el capítulotercero abordamos la creación y relevancia social de estos discursoslegales.

12 Aunque por lo general asociada con la abogacía, en el Antiguo Régimenla profesión legal era una suma de varios grupos ocupacionales dedicadosa practicar el Derecho. Una enumeración para el caso de Inglaterra enBaker (1981: 18-34). Baker menciona al menos seis tipos de especialistasjurídicos vinculados a los tribunales del common law. En Castilla, almenos, habían tres grupos asociados con la litigación: abogados,procuradores y solicitadores (Kagan 1981:52-77). Sobre las distintasclases de operadores jurídicos en Barcelona, también en los siglos XVI yXVII, en Amelang (1984: 1266). En la ciudad condal ejercían tareaslegales advocats (abogados), procuradors, causídics (procuradores ysolicitadores) y notaries (notarios/escribanos).

6

abogados y los procuradores de causas, dos ramas

estrechamente vinculadas a la litigación (civil, criminal y

eclesiástica). Esta investigación es un estudio del rol

central de estos agentes en la litigación, en su interacción

con sus patrocinados, en la difusión de ideas, discursos y

prácticas jurídicas y en la construcción de una cultura

legal urbana. Esta investigación es también un estudio

prosopográfico puesto que ofrece un retrato de las

actividades, identidades, trayectorias, imaginarios e

influencia social de estos especialistas13.

13 Una definición del campo y los objetivos de la prosopografía en Stone(1971). Prosopografía en sus términos es el estudio de un grupo quecomparte rasgos comunes, en términos de orígenes sociales, ocupación yestatus. Así “prosopography is the investigation of the commonbackground characteristics of a group of actors in history by means ofa collective study of their lives. The method employed is to establish auniverse to be studied and then to ask a set of uniform questions –aboutbirth and death, marriage and family, social origins and inheritedeconomic position, place of residence, education, amount and source ofpersonal wealth, occupation, religion, experience of office, and so on ”(1971: 46). Para el debate sobre la prosopografía en los estudioscoloniales latinoamericanos en el clásico ensayo de Schwartz (1974). Suestudio sobre los jueces de la Relaçao (corte de apelaciones) de Bahía delos siglos XVII y XVIII sigue esas premisas (1973: xiii-xxi).Investigaciones prosopográficas sobre los administradores coloniales dediversas instancias en una sola ciudad, en Socolow (1987) y sobre los‘curas’ o párrocos de doctrina (llamados ‘magistrados de lo sagrado’) enTaylor (1996). Las preguntas de Taylor sobre el rol de la Iglesia tantopara transformar la sociedad amerindia a través de las actividades desus operadorescomo para legitimar el ‘orden colonial’ puedenextrapolarse para el Derecho y sus especialistas (véase especialmenteTaylor 1996: 3-7)). En última instancia no solo es relevante tener una

7

Mapa 0.1. Ubicación de Lima y Potosí. Entre estas dos ciudades seencontraban importantes centros urbanos como Cuzco, la antiguacapital de los Incas y La Plata (la actual Sucre), sede de laAudiencia de Charcas, la provincia colonial que comprendía lo quees la actual Bolivia y porciones de Argentina y Paraguay. Lailustración está tomada de Mangan (2005: 22).

idea de un grupo o un colectivo de individuos, sino conocer suinfluencia en una sociedad específica. Para estudios prosopográficos enel área andina de grupos como los hacendados y propietarios rurales, eltrabajo de Ramírez (1986).

8

Este trabajo explora las carreras de 267

facilitadores14. Aunque tenemos investigaciones sobre los

abogados, aún desconocemos el papel significativo de los

procuradores de causas en la vida legal del Antiguo Régimen.

Este vacío, como veremos seguidamente, obedece a la

extrapolación del moderno sistema de defensa al del Antiguo

Régimen. Esta extrapolación también deja de lado en

ocasiones la influencia del Derecho Canónico y de sus

especialistas en la vida legal diaria en los Andes de los

siglos XVI y XVII. Hay cuatro preguntas que son centrales en

este trabajo: ¿Cómo se puede explicar el surgimiento y

reproducción de estos especialistas?, ¿Pueden estos

facilitadores ser considerados una ‘clase profesional’ y

por tanto un grupo ocupacional diferenciado dentro de la

sociedad colonial? ¿Qué similitudes y diferencias hay en la

experiencia de Lima y Potosí? y, finalmente, ¿cuál fue el

rol de la profesión legal en la creación de la cultura

legal?

14 125 abogados y 142 procuradores de causas. El listado completo enlos Apéndices A y B.

9

La tesis central es que el modelo y cultura legalista

fue crucial para explicar el establecimiento y reproducción

de la profesión legal. Este modelo nacido en Europa

occidental, como resultado de dos revoluciones legales, fue

exportado al Nuevo Mundo por los españoles desde finales del

siglo XV y sobre todo en el siglo XVI. El modelo legalista

fue una lenta y compleja construcción histórica que muestra

los distintos cambios operados en el Viejo Continente. En

esencia éste facilitó la posición preminente de los juzgados

y tribunales reales para procesar conflictos, la idea del

litigio como el medio ‘razonable’ para dirimir disputas, el

uso de un discurso jurídico para afirmar ‘derechos’, la

burocratización del proceso judicial y la presencia de los

especialistas en su tramitación. Sin embargo, el arraigo de

este modelo en la sociedad colonizada no fue el resultado de

una simple imposición mecánica. Los grupos amerindios

reaccionaron con la apropiación y manipulación de ese

sistema legal. Los principios legales occidentales, por

ejemplo, sobre la apropiación, uso y explotación de los

10

recursos generaron disputas y polémicas que los

colonizadores se vieron en la urgencia de corregir. Las

autoridades se quedaron sorprendidas de la falta de

respuestas legales que tenían para poder resolver problemas

concretos como la asignación de las titularidades cacicales,

la recolocación de la población, el uso del agua, la

distribución del trabajo y la tierra y el estatus de la

mujer. En suma, si bien el colonialismo fue un proceso de

imposición de un sistema legal y por consiguiente de

transformación de hábitos y valores legales, este proceso

fue dinámico y complejo. Una de las significativas

apropiaciones de los grupos amerindios y de sus élites fue

el uso de los tribunales, la contratación de expertos –

escribanos, abogados, procuradores, solicitadores y

tinterillos-- y la creación de argumentaciones legales que

también reconocían sus derechos y que cuestionaban el poder

de las élites.

Por ello este trabajo enfatiza una lectura del Derecho

como un espacio y una arena de apropiación y discusión. El

11

Derecho es una ‘metáfora’ y un espacio como lo ha definido

June Starr15. Este trabajo quiere mostrar cómo los distintos

miembros de la sociedad colonial hicieron uso del sistema

legal y por tanto colaboraron en su establecimiento y

perpetuación pero también –y esto es importante-- forjaron

su redefinición. Los caciques al apropiarse del Derecho

castellano (de sus ideas y doctrinas) contribuyeron a gestar

la cultura legal colonial. En nuestro trabajo cultura legal

es representación y práctica, involucra por tanto ideas,

percepciones, ideologías y uso social del Derecho. Esta

herramienta de análisis es la que mejor puede ilustrarnos

los cambios operados en los primeros cien años de presencia

española. Los caciques contrataron activamente abogados y

procuradores de causas que crearon discursos para respaldar

sus derechos, incluyendo recreaciones coloniales del Derecho

‘inmemorial’ o consuetudinario. El sistema probatorio y los

tecnicismos procesales permitieron también una amplia

15 Starr (1990: 5). Dentro de la sociología del Derecho este proceso decontratación de expertos y de dependencia hacia el sistema judicial comoárbitro social se conoce como la ‘compra del foro’ Estudios históricosde apropiación y manipulación del sistema legal, en Burbank (2004: 32-48).

12

manipulación del orden y la argumentación jurídica. Las

dilaciones, nulidades, presentaciones masivas de

testimoniales fueron rasgos consustanciales a la litigación

colonial. Los procuradores de causas ocuparon un lugar

principal en estas disputas ya que ellos fueron los

verdaderos maestros de la litigación. No solamente fueron

los caciques los agentes activos en la litigación, sino que

ésta fue masivamente utilizada por los colonizadores y

aquéllos que estaban asociados a éstos. Los registros más

tempranos muestran un uso activo de la litigación en los

juzgados locales y en las cortes de apelación (cabildos,

corregimientos, Audiencia). Este tipo de uso contribuyó por

tanto a la emergencia de los tramitadores legales.

Una de las consecuencias del legalismo fue la

intermediación jurídica obligatoria. Este es un fenómeno por

el cual los especialistas aparecieron como intermediarios

para actuar en nombre de los litigantes ante los jueces.

Esta situación generó malestar social y explica la

desaprobación hacia los abogados y los procuradores de

13

causas. Estas connotaciones negativas habían nacido en

Europa en el siglo XIV16 pero fueron reutilizadas en el

siglo XVI en el Nuevo Mundo aunque con ingredientes locales.

El principal ingrediente local fue la agresiva litigiosidad

de los caciques y de sus comunidades. Las acusaciones

corrientes de que los abogados eran codiciosos o que los

procuradores eran ‘proculadrones’, tal como los definía

Felipe Guamán Poma de Ayala en 161517, formaban parte de

esta ácida desaprobación de los facilitadores. Sin embargo,

esta estigmatización fue otro de los elementos que sirvió

para modelar la identidad de los especialistas jurídicos. Es

decir la intermediación fijó la posición privilegiada de

16 Un recuento de la aversión social hacia los letrados por laintermediación obligatoria desde el siglo XIV en Inglaterra, en Tucker(1984: 31-87). Aunque la literatura es el principal vehículo para elestudio de la ironía y la sátira hacia el Derecho también debeconsiderarse los propios testimonios de las partes. Las acusacionesreunidas en las ‘visitas administrativas’, por ejemplo, o en los juciosde residencias, son fuentes valiosas para apreciar la desaprobaciónsocial de jueces, abogados y procuradores de causas.

17 Felipe Guamán Poma de Ayala ([1615] 2006: 847, numeración original,904 [918]). Para la versión digital de este texto véasehttp://www.hb.dk/poma/link/2006/poma/918/es/text. Esa versiónelectrónica ha digitalizado el texto original que se conserva en laBiblioteca Real de Dinamarca en Copenhague. La Nueva Corónica es un textocapital del arbitrismo peruano del siglo XVII. El contexto específico dela expresión de Guamán Poma se discute en detalle en el capítulo 6 deesta disertación.

14

estos especialistas y sirvió para construir su estatus como

un grupo diferenciado en la sociedad del Antiguo Régimen.

Este trabajo defiende la tesis que los expertos

formaron y constituyeron un grupo profesional. Ellos

recibieron un monopolio en la práctica de los servicios

jurídicos, fueron legalmente disciplinados, utilizaron

distinciones sociales para afirmar su pertenencia como

‘abogados’ o ‘procuradores de causas’ de un determinado foro

(sea una Audiencia o un corregimiento), forjaron su propio

discurso justificatorio y recibieron ingresos por sus

servicios legales. Todos ellos son elementos de su

constitución histórica como grupo o clase profesional en un

contexto de Antiguo Régimen. Adicionalmente, este trabajo

quiere mostrar los cambios en la profesión legal en los

siglos XVI y XVII. La profesión fue dinámica, estuvo sujeta

a cambios y dependía de las circunstancias sociales y

económicas dominantes. Mientras que los abogados optaron por

la litigación en el siglo XVI, muchos de los abogados de

origen criollo –y vinculados a las clases altas locales—del

15

siglo XVII prefirieron el reclutamiento en la administración

colonial. El siglo XVII fue además la centuria de la ‘crisis

general’ un periodo de declinación demográfica y de la venta

de oficios. Las procuradurías fueron puestas en venta y sus

precios variaban en Lima y Potosí. Mientras que los abogados

habían recibido educación universitaria (en España y luego

en el Nuevo Mundo), los procuradores se habían forjado

empíricamente y su práctica legal se asemejaba a la de los

escribanos18 o los artesanos. A diferencia de los abogados

que tenían un amplio abanico de oportunidades en la Iglesia,

la administración colonial o como abogados independientes,

los procuradores dependían enteramente de la litigación.

También habían diferenciaciones sociales entre ellos. Los

abogados fueron considerados la rama prominente de la

profesión, mientras que los procuradores estaban

subordinados socialmente a ellos.18 Respecto a las similitudes en términos de formación y trayectoria delos escribanos y procuradores, véase el trabajo de Herzog (1996: 2).Para Herzog los procuradores formaban parte de los grupos subalternos dela profesión legal. Esta subalternidad debe apreciarse en términos de lareputación social e ingresos entre abogados y procuradores. Sin embargo,este trabajo busca mostrar el rol capital de los procuradores en lalitigación. ¿Eran, finalmente, tan subalternos cómo se suele asumir enla historiografía?

16

Teóricamente la sociedad legalista buscaba ofrecer una

protección a los litigantes de menores recursos. Esta idea

se basaba en la teoría de la obligación del rey, una teoría

política por la cual el monarca debía proteger a sus

súbditos economica y socialmente más débiles. Un sistema de

tribunales y de ayuda legal permitía que los litigantes

menos influyentes pudieran acceder a una adecuada

representación legal y así enfrentar a los adversarios más

poderosos. Sin embargo, al crear un sistema basado en la

dependencia hacia los especialistas, esto permitió que los

litigantes más ricos pudieran pagar asesores permanentes y

de mayor calificación profesional. El mercado de servicios

legales permitía que los ‘que tienen’ tuvieran mejor

representación que aquellos ‘que no tienen’. Por tanto, la

desigualdad social se expresaba en la elección, contratación

y servicios de los facilitadores. Los notables de los siglos

XVI y XVII y las corporaciones (como las órdenes religiosas

o los cabildos) disfrutaban del respaldo de especialistas

con una gran reputación dentro del foro. Los cabildos

17

contaban con abogados y procuradores permanentes que eran

nombrados anualmente. El legalismo perpetuaba de esa forma

las diferenciaciones sociales. Conviene sin embargo hacer

matices. En cierta forma la historia del Derecho en los

Andes está repleta de matices. Los caciques más ricos y

mejor conectados hicieron uso de los servicios privados

hasta los años de 1574 y 1575 cuando el virrey Toledo creó

un sistema público de asesoría legal. Este sistema público

democratizó el acceso a los servicios jurídicos aunque

apartó a los caciques de contar con los mejores abogados

privados del foro. Paradójicamente, el sistema público

permitió que los caciques y comunidades accedieran más

fácilmente al sistema legal multiplicando así la carga

contenciosa en el siglo XVII. Los cargos de abogados y

Protectores de naturales en la Audiencia de Lima en el siglo

XVII era una posición de ‘honor’ y por tanto letrados y

procuradores prestigiosos asumían ese cargo19. Pero este19 Una exaltación del honor ‘profesional’ a través del servicio a loslitigantes miserabiles por el Protector de Naturales, en Larrínaga Salazar(1626: 9-22). Aunque estas argumentaciones de protección de los débilesse utilizaban para pedir mercedes de oficio y enfatizar eldesprendimiento de los letrados, sin embargo son útiles para tener unaidea de cómo se fue construyendo la idea del prestigio profesional entre

18

sistema de servicio público estaba orientado a los caciques

y las comunidades. La población hispánica de menores

recursos, no podía acceder a los mejores servidores legales.

Ellos además no contaban con un servicio de asesoría pública

equivalente al de la población andina20.

El mundo legal del Antiguo Régimen era complejo,

burocrático y especializado21. La jurisdiccion en el ámbito

judicial era compartida por la Iglesia y la Corona. Ambas

instancias contaban con sus propios tribunales y juzgados y

entre ellos habían usuales contiendas de competencia. Estas

los letrados coloniales. La discusión del texto de Larrínaga y sus ideasen el ultimo capítulo de este trabajo.

20 Aunque éste es un tema pendiente de investigación. Sabemos aún muypoco de cómo operaban los servicios de ‘abogacía de pobres’ en los Andesy la manera cómo se tramitaban los ‘casos de corte’ en las Audiencias(de Lima y La Plata, al menos). Estos ‘casos de corte’ eran privilegiospara los litigantes que se consideraban socialmente débiles y que se lesagrupaba cómo miserabiles. Aunque tenemos una idea de la litigación de loscaciques y sus comunidades, ignoramos aún la litigación de otros grupossociales.

21 Hay nuevos trabajos que se ocupan de la vida diaria de los tribunalesy despachos notariales y por consiguiente de la construcción cotidianade la legalidad en la sociedad colonial. Ejemplos de esta literatura sonlos estudios de Owensby (2005), Scardaville (2003) y Burns (2005).Owensby enfatiza la importancia de explorar la construcción diaria delproceso judicial (2005: 45) . Burns y Scardaville hacen lo propio conlas actividades de los escribanos. Las reflexiones de Burns y deScardaville sobre el quehacer diario de los escribanos se pueden aplicarperfectamente a los procuradores de causas.

19

contiendas y manipulaciones no eran privativas de las

disputas entre la Iglesia y la Corona. Dentro de la justicia

local, los agentes actuaban indiscriminadamente haciendo uso

en primera instancia del cabildo o del corregimiento según

les fuera más conveniente. La forma cómo se litigaba en

Potosí es un buen ejemplo de esta manipulación de las

entidades judicales. Esta compleja pintura jurisdiccional

también incluía la esfera del ‘gobierno’, es decir el campo

de autoridad del virrey. En su calidad de alter-ego del rey,

el virrey atendía a los litigantes e intercedía a través de

sus decisiones o ante él se resolvían diferencias y

controversias. Muchos usuarios, como los caciques, se

dirigían al vicesoberano para presentar sus reclamaciones.

Virreyes como Antonio de Mendoza (1551-1552), Francisco de

Toledo (1569-1581), Luis de Velasco (1596-1604), Juan de

Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros (1607-1615) y Pedro

Fernández de Córdoba, el conde de Lemos (1667-1672)

ejercieron una justicia personalizada22. Al explorar el

22 Justicia personalizada significa aquí la directa intermediación delvirrey en la resolución de asuntos contenciosos. Aunque los virreyespresidían las Audiencias teóricamente por su falta de capacitación en

20

mundo de la litigación, este estudio quiere subrayar su

complejidad, su riqueza, sus tecnicismos y la interacción

entre facilitadores y litigantes.

Nuestro análisis es un ensayo de historia

comparativa23. Al elegir los dos más grandes centros urbanos

en los Andes entre los siglos XVI y XVII buscamos mostrar

sus similitudes y diferencias en un contexto histórico

específico. Al proponer un ensayo comparativo se procura

Derecho no participaban como jueces. Sin embargo, muchos de ellosintervinieron directamente atendiendo peticiones, ya sea en base aentrevistas directas con los litigantes o en su esfera natural, del‘gobierno’ o ‘superior gobierno’ como se solía llamar en la época. Losasuntos sometidos al gobierno seguían también un patron burocratizado.Estos casos se convertían en expedientes escritos, conteniendopeticiones y argumentaciones. Sobre la trayectoria de virreyes para elcaso del Perú, los trabajos de Lohmann (1946), sobre el conde de Lemos,y Pilar Latasa (1997) respecto al marqués de Montesclaros. Respecto a laimagen del virrey como alter-ego del rey y pilar del gobierno, eltrabajo de Cañeque (2004: 17-77). Para un estudio de la trayectoriaindividual de un virrey y su importancia en la historia de la NuevaEspaña, el trabajo de Alvarez de Toledo (2004) sobre el obispo dePuebla, Juan de Palafox (virrey en 1642).

23 Para la definición de los objetivos, propósitos y métodos de lahistoria y la sociología comparativa, el estudio de Spockol (1979: 33-43). En el prefacio del primer número de la revista Comparative Studies inSociety and History se señalaba que la comparación era un método útil paraconocer cómo los grupos humanos responden, en ocasiones de maneradiferenciada, ante determinados problemas y/o circunstancias sociales,véase “Editorial from the First Issue of Comparative Studies in Society andHistory,”, Comparative Studies in Society and History (1958) 1/1: 1-3. El trabajo deSpockol explora los orígenes de las revoluciones políticas y sociales enFrancia, Rusia y China y explora cómo éstas surgieron en sus contextoshistóricos.

21

evitar generalizaciones y mecánicas asunciones teóricas,

proponiendo en cambio apreciar cómo operaba la legalidad en

diferentes contextos urbanos. Abogados y procuradores de

causas existieron en Lima y Potosí casi desde los albores de

su creación. Lima, la Ciudad de los Reyes, fundada en 1535,

fue concebida como una ciudad burocrática, con universidades

y tribunales y sede del poder virreinal. La instalación de

la Audiencia en 1544 le confirió una posición preminente en

la litigación puesto que como corte de apelaciones, los

litigantes debían dirigirse allí para continuar con sus

disputas. Esta posición jurisdiccional contribuyó en la

expansion y alimentación permanente de su mercado legal.

Potosí, en cambio, fue un centro minero ‘descubierto’

en 1545. Aunque concebida como centro para la explotación de

la plata, prontamente se convirtió en un gigantesco espacio

urbano con una población de amerindios, europeos, africanos

y mestizos. A pesar de su sometimiento a la Audiencia de La

Plata, que era la corte de apelaciones en la provincial de

Charcas, Potosí creó su propio mercado de expertos jurídicos

22

dada la importancia de la minería y la riqueza de sus

habitantes. Esto es otro elemento para apreciar cómo se

crearon estos mercados legales. Pero era la importancia

jurisdiccional la que le daba primacía a Lima sobre Potosí.

Al optar por un examen de 130 años queremos apreciar los

cambios ocurridos en la vida legal de ambas ciudades. Este

trabajo se inicia con la temprana instalación de entidades

judiciales en ambas ciudades y concluye en la época del

virrey Conde de Lemos, en 1670, durante el reinado del

último de los Habsburgos, Carlos II24. Estos son los años de

la declinación económica de Potosí y de la lamada ‘crisis

general’ en los Andes. Tenemos nuevos trabajos sobre la

24 Rey entre 1665-1700. Discusiones recientes y revisionistas de sugobierno, en Storrs (2006). Durante su gobierno se promulgó la‘Recopilación de Leyes de Indias’ en 1680, un objetivo largamenteacariciado por los juristas desde mediados del siglo XVI (desde Vasco dePuga, al menos). Aunque considerado el rey desdichado, con Carlos II seestablecieron reformas políticas y militares, ésta fue una época deintenso debate público (Storrs 2006: 151-190). La idea y el desarrollode una recopilación legal para las Indias sirve para apreciar cómo sefue construyendo lentamente el orden normativo colonial. Críticas aldiscurso del Derecho Indiano como ejemplo de retórica, en Herzog (1993:142-146). Nuestra interpretación es que la compilación del DerechoIndiano y el uso del mismo por los agentes jurídicos no fue un ejerciciofútil, sino que significó la positivización de ciertos derechos yprerrogativas por parte de la corona. Aún resta un estudio detalladosobre el uso social de esa compilación en cortes y tribunales dejusticia.

23

justicia en el siglo XVII, pero desconocemos cómo la ‘crisis

general’ afectó la litigación y la resolución de disputas en

el área andina25.

Este trabajo es en ese sentido exploratorio.

Finalmente, nuestra investigación es un estudio de la

justicia urbana, es decir examina la forma cómo operaba la

práctica de la legalidad en grandes centros con la

intervención de facilitadores profesionales. Restan aún

estudios sobre la dinámica judicial en pequeños centros

urbanos y en rol en ellas de la profesión jurídica.

Finalmente, un trabajo sobre la justicia rural y la cultura

legal en el campo equilibraría nuestras conclusiones sobre

el mundo del Derecho en la sociedad colonial.

Historiografía sobre la profesión legal

25 Hay estudios sobre la justicia de las Audiencias en el siglo XVII.En especial los trabajos de De la Puente (2001, 2006), Herzog (1995a,2004) y para el caso de la Audiencia de La Plata, la tesis doctoral deBridikhina (2003).

24

La historiografía sobre la profesión legal de América

Latina se ha concentrado principalmente en la abogacía como

la principal rama de la profesión. La educación

universitaria y la prominencia pública de los abogados como

‘letrados’ han sido dos elementos que permiten explicar la

atención brindada a este estamento. En los últimos años los

trabajos sobre los escribanos públicos de Jorge Luján Muñoz,

Tamar Herzog, Michael Scardaville y Kathryn Burns26 han

empezado a cuestionar ese panorama y a mostrar la diversidad

de los operadores jurídicos y su rol en la creación de la

cultura legal. Solamente hay dos estudios sobre los

procuradores de causas en América Latina colonial: de Víctor

Gayol que examina el caso de los procuradores en México en

el siglo XVIII y el de Severino González para Santiago de

Chile en los siglos XVII y XVIII27. Esta omisión es, en

26 Luján Muñoz (1977, 1987); Herzog (1996); Scardaville (2003) y Burns (2003, 2004 y 2005).

27 Gayol (2002) y Palacios (2005). Una lectura histórica de laprocuración en Europa occidental y sobre todo en la práctica forense dela Iglesia, en Hogan ([1941] 1985). Sobre la procuración de causas en laEspaña del siglo XVI en la ciudad de Salamanca, el estudio de Arregui(2004).

25

parte, el resultado de la asunción que la litigación del

Antiguo Régimen estuvo en manos de los abogados, un fenómeno

que solamente fue visible en América Latina a finales del

siglo XIX y sobre todo en el siglo XX. Pero no es solamente

esta extrapolación la que explica la ausencia de nutridos

estudios sobre los procuradores. La idea que se trata de una

función ‘menor’, casi estrictamente ‘burocrática’, ha hecho

que un estudio de los procuradores carezca de sentido ante

el rol ‘evidente y público’ de otros operadores del

Derecho28. Sin embargo, la complejidad, volumen y

burocratización de la litigación (o del proceso judicial)

demandaba la existencia de expertos como los procuradores.

La burocratización es en sí mismo un tema histórico y merece

examen y discusión. La idea que la justicia colonial se

basaba exclusivamente en el clientelismo y las redes

sociales, deja de lado el rol de los tecnicismos, la

argumentación jurídica, los discursos y las propias redes

28 Esta lectura retoma el extendido prejuicio hacia los procuradores decausas sin advertir su rol clave en la litigación. Como veremos, ladivisión del trabajo legal les brindó la oportunidad para desarrollar untrabajo capital en la resolución de disputas.

26

creadas (o utilizadas) por los operadores del Derecho29.

Volúmenes de leyes, doctrinas, voces y discursos fueron

también parte de la polifonía legal del sistema colonial.

Este trabajo no cuestiona los estudios sobre la justicia

colonial como una red de relaciones sociales30, sino que

busca mostrar los distintos ingredientes que conformaban el

complejo mundo legal de esa época. Esta investigación

29 Sobre la importancia de los discursos jurídicos en la creación decategorías sociales y de estándares de conducta, el trabajo de Humphreys(1988). Este autor examina estos discursos (argumentaciones reputadascomo jurídicas) que crean criterios para guiar la acción social y laoperatividad de las instituciones (1988: 465-466).

30 Es la tesis central de Herzog (2004: 8-10). Su estudio sobre lajusticia penal en Quito subraya la importancia de los vínculos sociales,los símbolos, el rumor y la reputación para entender el disciplinamientosocial colonial. La autora cuestiona la idea de un Estado (o un aparatojudicial) ‘poderoso’ como contraparte de la sociedad y sostiene queambas estaban profundamente imbricadas en Quito, lo que extrapola parael resto de la sociedad colonial (véase 1995 y también 1995a). Ademasella distingue la cuestión de lo ‘justo’ y la ‘justicia’ como algodistinto de la ‘legalidad’. En Quito, la justicia era comunal, antes queadministrada por una entidad social conocida como Estado. Sin embargo,la presencia de especialistas, de canales considerados ‘legales’, dediscursos ‘justificatorios’, de una dramaturgia que alude a la‘justicia’ y al ‘Derecho’ muestran que algo considerado ‘jurídico’ eraparte de la justicia penal de la ciudad. Es cierto que el sistema dejusticia colonial estaba controlado por las élites (en especial en elsiglo XVII). Pero también en ese contexto había un discurso sobre lojusto. A ello se suma la premisa que la arena judicial era un espaciopara la discusión, negociación y afirmación de derechos. Un espacio quelos teóricos del Derecho llaman ‘espacio para la maniobra’. Las ideas deHerzog se enriquecen con esta polifonía. En suma una pintura abarcativade la justicia colonial puede articular el rol de la sociedad, suideología y cultura jurídica.

27

subraya que es capital observar la relación entre la

práctica social, el rol de los especialistas, los discursos

jurídicos y los valores dominantes. En recientes estudios

sobre la burocratización de la justicia como los de Melissa

Macauley para China imperial y de Bogaç Ergene para el

Imperio Otomano se puede apreciar cómo la aparición de

procedimientos complejos, de un Estado relativamente

centralizado, la revolución comercial y las ideas sobre lo

‘justo’ facilitaron una clase de tramitadores jurídicos31.

Esas mismas oportunidades fueron ofrecidas por la sociedad

legalista en el Nuevo Mundo. Los especialistas nacieron cómo

resultado de las exigencias sociales y culturales y de la

complejización del discurso y el proceso jurídico.

31 Macauley (1998) estudia el caso de China imperial, es especial lossiglos XVII y XIX, y Bogaç (2003 y 2004) la justicia local y central delImperio Otomano entre los siglos XVII y XIX. La noción de ‘maestros dela litigación’ que hemos aplicado a los procuradores de causas procedende las reflexiones de Macauley sobre la clase de especialistas jurídicoschinos. Macauley señala que no siempre la expansion del Estado supone laaparición de expertos, su estudio muestra como los maestros de lalitigación fueron resultado de la ‘revolución comercial’ en China. Estarevolución demandó la existencia de especialistas para registrar lastransancciones y defender los derechos de sus partes. Estosespecialistas sabían leer y escribir –en un contexto de analfabatismo--y estaban familiarizados con los poderes locales y centrales.

28

Hay una serie de estudios sobre la abogacía en la

ciudad de Lima tanto del periodo colonial como nacional32.

El primer estudio de los letrados limeños es el de Pareja

Marmanillo. Sus artículos originalmente formaron parte de su

tesis de bachiller en Derecho y fueron publicados por

entregas entre 1937 y 194233. Pareja no hace un análisis del

foro colonial, ni de su tamaño ni expectativas, sino que

presenta un listado de los abogados ‘notables’, sus

32 Sobre la profesión legal en Lima entre 1540 y 1640, el trabajo deHampe y Honores (2004). La abogacía limeña y sus vinculaciones con laUniversidad de San Marcos, en Hampe (2004) Estudios sobre el Colegio deAbogados como centro de agremiación y disciplinamiento de la profesiónlegal, en Arosemena (1947 y 1977). La presentación de un estudio deabogados, el Estudio Olaechea, entre 1878 y 1978, en Olaechea (1983).Hay estudios sobre el colectivo de los abogados de Lima en especial delsiglo XX, consúltese a Zolezzi (1982 y 1991). El trabajo de Zolezzi(1982) se basa en el sistema de entrevistas y muestreos y contieneinformación de los años 1970s. Una reciente discusión sobre la abogacíaen Lima, la relación entre clientes y abogados, la divulgación delconocimiento legal y la aprobación social, en Pásara (2005). El foro deanálisis es el de Lima. Ignoramos aún el rol de las mujeres en laprofesión legal y la práctica del Derecho en el Perú. Un recienteestudio en este sentido, aunque dedicado a un caso particular, el deTrinidad María Enríquez, en Ramos y Baigorria (2005). Trinidad MaríaEnríquez fue la primera mujer graduada en Derecho, su agremiaciónprofesional no fue permitida en 1890, dada que la abogacía eraconsiderada una profesión ‘masculina’. No tenemos aún un estudiocolectivo sobre la incorporación de la mujer en la práctica legalperuana en el siglo XX. Información de las primeras mujeres graduadas enDerecho a comienzos de esa centuria, en Ramos y Baigorria (2005: 85-97).

33 Pareja Marmanillo (1937, 1939, 1940, 1941 y 1942).

29

identidades y carreras, todo ello ordenado cronológicamente

desde el siglo XVI. Mientras que Pareja exalta la educación

legal y las carreras de estos funcionarios, Juan José Vega34

vincula a los abogados con la explotación colonial. Vega

sostiene la tesis que en la conquista participaron ‘abogados

sin ley’, es decir letrados interesados en enriquecerse en

desmedro de la población nativa. La idea de Vega formaba

parte de la interpretación sobre la conquista como un

proceso exclusivamente militar y violento, una

interpretación que no toma en cuenta los procesos de

negociación, ni las alianzas interétnicas, ni el rol del

Derecho. La conquista fue también una empresa provista de

ritos, ceremonias y discursos de apropiación en la que

participaron activamente los operadores jurídicos35. Ha sido34 Vega (1966).35 Sobre las ceremonias de posesión de los europeos (ingleses,portugueses, holandeses, franceses y españoles) el libro de Seed (1995)y sobre los criterios de apropiación y de ‘invención’ de los pueblosindígnas, Greenblatt (1991). Estas ceremonias y estos criterios seinspiraban en las nociones legales de los colonizadores.Cuestionamientos a la tesis de la ‘violencia’ como la única forma deimponer el poder colonial, en Owensby (2005: 42-45). Una presentacióndel Derecho como un medio para imponer la hegemonía colonial ydesincentivar el uso de la violencia de los colonizados, en el clásicoestudio de Stern [1982] 1993: 132-137). Sobre la temprana presencia deoperadores del Derecho que crearon doctrinas, justificaciones legales,celebraron transacciones y registraron la distribución de recursos de la

30

Rafael Jaeger36 quien ha escrito las más detalladas

biografías de juristas de Lima del siglo XVII, la mayoría de

ellos profesores de la Universidad de San Marcos. Esta

centuria es la menos conocida en la historiografía andinista

y sobre ella hay dos visiones distintas: la de declinación y

crisis económica37 y la de auge cultural, al menos entre

1600 y 165038. A diferencia de Lima, no contamos con

estudios sobre los facilitadores legales de Potosí, a pesar

de la importancia de su foro en la época colonial39. Si hay

sociedad colonizada, Burns (2005) y Malagón (1961).

36 Jaeger (1981-1982, 1985, 1986, 1997 y 2001).37

? Sobre la cuestión de la ‘crisis general’ en los Andes, Andrien (1985:1-7).

38 Era la tesis de Guillermo Lohmann Villena (1984) retomadaposteriormente por Hampe (2004: 161-162). Otra compañera de lageneración de Lohmann, Ella Dunbar Temple (1918-1999) consideraba que elsiglo XVII, en especial su primera mitad, era de el ‘Siglo de Oro’intelectual de la ciudad. En esa época los virreyes, –como el delmarqués de Montesclaros- habían alentado la celebración de certámenespoéticos, la Universidad de San Marcos había reclutado juristaseminentes, como el canonista Feliciano de Vega, y en la Audiencia deLima un juez como Juan de Solórzano y Pereyra desempeñaba su oficio ydaba forma a su monumental Política Indiana (publicada en 1647). Temple fueprofesora en la Universidad de San Marcos y mentora del trabajo deJaeger. Agradezco tanto a la desaparecida doctora Temple como a RafaelJaeger ilustrativas conversaciones sobre el rol de los letrados y elmundo universitario colonial en Lima del siglo XVII.

39 En noviembre del 2005 consulté la Biblioteca del Colegio de Abogadosde Potosí y la de la Facultad de Derecho de la Universidad Tomás Frías(también en Potosí) y no pude hallar monografías referidas a la

31

estudios sobre el caso de La Plata dado que la instalación

de una Audiencia facilitó una comunidad de expertos legales.

Los trabajos de Clément Thibaud40 exploran la forma cómo los

abogados se organizaron alrededor de la ‘Academia Carolina’

en La Plata para divulgar los ideas liberales e ilustradas

que condujeron a la Independencia. Ignoramos por completo

que ha pasado en otros foros coloniales más pequeños en los

Andes. Asuntos como las dimensiones de los mercados de

servicios legales, el sistema de resolución de disputas y

las carreras de los especialistas son aún desconocidos. Una

revisión preliminar de la actividad judicial de las ciudades

de Huamanga41, Trujillo y Cuzco en el siglo XVI me ha

comunidad legal de la ciudad (abogados, notarios, leguleyos).Información sobre la profesión legal en el Potosí de hoy (actividadesprincipales, litigación, duración de procedimientos, burocratización dela justicia) me fue proporcionada por Ana Cristina Escalante, abogadalitigante potosina, en diciembre del 2006.

40 Thibaud (1997). Su tesis doctoral es una investigación de la clasede los abogados en La Plata en el siglo XVIII y XIX, véase Thibaud(1992).

41 Para Huamanga contamos con el trabajo de Stern ([1982] 1993) sobrela justicia colonial y la litigación y el de Gerardo Ludeña (2000) sobrela cultura jurídica de la primera mitad del siglo XIX. Ludeña define lacultura jurídica esencialmente como el conocimiento letrado de la ley.No hay aún trabajos para la ciudad de Trujillo. Respecto al Cuzco, losestudios de Burns (2004, 2005) se ocupan del desarrollo de losescribanos y su reproducción en la ciudad.

32

permitido ver que hay una temprana presencia de expertos

legales. Pero aún no contamos con monografías que den cuenta

del desarrollo de esas comunidades ni de las carreras de sus

letrados. En el siglo XVII estas comunidades se habían

multiplicado. En 1647, en su Política Indiana, Juan de Solórzano

y Pereyra mencionaba las prohibiciones anti-abogados de los

primeros años de la colonización, normas que habían sido

inobservadas para dar paso a la existencia de expertos

jurídicos un siglo más tarde y de la que él era testigo42.

Hay un buen grupo de trabajos sobre la abogacía en

otras localidades de la América española colonial. La

publicación de la tesis de Javier González Echenique fue uno

de los primeros esfuerzos orgánicos y sistemáticos en ese

sentido43. Su estudio se ocupa del caso de Chile,

especialmente el de Santiago, la capital de la Capitanía y

sede de la Audiencia. Ese trabajo examina las regulaciones

sobre la abogacía en Castilla desde el periodo alfonsino, la

42

? Hernández Romo (1998: 12).43 González Echenique (1954).

33

educación legal en los siglos XVI y XVII y el papel crucial

del establecimiento de la Universidad Real de San Felipe en

el siglo XVIII, un evento determinante en la reproducción de

una clase permanente de abogados en Chile44. Su trabajo

presta mucha atención al surgimiento de estos especialistas

a través de la instalación de este centro de educación

superior. Su investigación incluye un listado de los

abogados graduados que fueron admitidos en la Audiencia de

Santiago en los siglos XVIII y XIX45, información sobre

honorarios y las regulaciones respecto a las relaciones

entre abogados y clientes.

La ciudad y el foro con mayores estudios es el de la

Ciudad de México. Para los siglos XVI y XVII contamos con

los trabajos de Icaza Dufour, Del Arenal Fenoccio, Pérez de

los Reyes y Wanderley46. El trabajo de Icaza es una

presentación de la historia de la abogacía en Castilla y su44 Luego de varias negociaciones, la Universidad fue creada en 1747 einstalada en 1756 (González Echenique 1954: 105-106).

45 González Echenique (1954: 323-337).

46 Icaza Dufour (1998); Del Arenal Fenocchio (1987); Pérez de los Reyes(1980) y Wanderley (2004).

34

expansion en la Nueva España. El autor presenta un listado

de abogados adscritos al Colegio de Abogados de México –

cuyos estatutos transcribe—en 176047. Desde una perspectiva

de ‘redes sociales’, Wanderley ha mostrado cómo los abogados

mexicanos hacían uso de favores y la intermediación de

patrones poderosos para su reclutamiento dentro de la

administración colonial y el posterior desarrollo de sus

carreras. El autor describe varios casos ilustrativos como

los de Grimaldo de Herrera, Eugenio Olmos Dávila, Pedro de

Bolívar, y muestran el poder del patronazgo en la Nueva

España de los Habsburgos. Las investigaciones de Mayagoitia

abordan las identidades de los abogados desde 1650 en

adelante. Su trabajo proporciona información sobre el

nacimiento, educación, carreras, emparentamiento y

agremiación de éstos48. Hay fuentes que ha utilizado

Mayagoitia que no hemos podido ubicar en los archivos de

47 Sus nóminas incluyen la de los abogados matriculados en el ‘Ilustre yReal Colegio de Abogados de México’ entre 1760 y 1821 y también la deabogados graduados en la Universidad de México, entre 1552-1803, véase(Icaza Dufour 1998: 189-217).

48 Mayagoitia (1997, 1998, 1999, 2003).

35

Bolivia y Perú como los ‘elogios fúnebres’ piezas retóricas

que exaltaban las carreras de los difuntos hombres de

leyes49.

Una vision de conjunto sobre los abogados como clase

‘distintiva’ y la gestación de la agremiación a través del

Colegio de Abogados es el de John Kicza sobre la ciudad de

México50. El autor discute la idea de ‘agremiación’ o

comunidad legal a través de una corporación profesional, un

fenómeno que empezó en Hispanoamérica en el siglo XVIII y

que se difundió en el siglo XIX. Las corporaciones de

abogados fueron remplazando progresivamente a las cofradías

y hermandades de abogados de los siglos anteriores. Su

estudio muestra que la mayoría de abogados no solían

pertenecer a las clases altas, un contraste visible con la

adscripción aristocrática de algunos de los abogados de Lima

de finales del siglo XVI51. El trabajo de Kicza formaba

49 No hemos podido ubicar ‘sermones’ y ‘elogios fúnebres’ como los queexisten y copiosamente para la Nueva España. El género existía en losAndes aunque no hay testimonios referidos a los abogados.50

? Kicza (1984).51 Kicza (1984: 128).

36

parte de sus investigaciones sobre la élite colonial en

México en el siglo XVIII.

Una visión de conjunto sobre la abogacía desde el

surgimiento del ‘letrado’ (como funcionario) de la Monarquía

Absoluta hasta los procesos de cambio del siglo XX (Derecho

y Desarrollo, modernización y globalización) es el trabajo

de Rogelio Pérez Perdomo52. Su Latin American Lawyers es una

presentación de la historia de la abogacía a partir del

siglo XVI. El sitúa a los abogados latinoamericanos dentro

de la tradición jurídica de Derecho Romano-canónico. En esta

tradición los hombres de leyes se educaban en las

universidades y los juristas (usualmente profesores

universitarios) ocupaban una posición social preminente en

un ambiente de alto analfabetismo Estos juristas eran

convocados para discutir los asuntos de interés público53.

Pérez Perdomo ha coordinado también un grupo dedicado a

rastrear a la profesión legal en el siglo XX cuyos

52 Pérez Perdomo (2006, 2006a).

53 Pérez Perdomo (2006: 1-13). Sobre esta tradición jurídica y la abogacía, véase Abel (1988).

37

resultados han sido expuestos en un portal54. Finalmente,

Victor M. Uribe-Urán55 se ha ocupado de la conformación

histórica de la abogacía en Nueva Granada entre 1780 y 1850,

el periodo crucial del tránsito a los estados-nacionales en

América Latina56. Para Uribe-Urán la noción de ‘honor’ fue

un elemento distintivo de su identidad grupal, de allí que

ellos hayan procurado llevar una ‘vida honorable’57. Esta

noción de ‘honor’ explica porque los letrados encontraron

socialmente aceptable ser reclutados en la administración

colonial, principalmente en las Audiencias como jueces.

Uribe-Urán examina los cambios en la educación legal de esta

clase de especialistas, el tránsito de los estudios

romanistas y de Derecho Natural hacia el Derecho Nacional,

54 La dirección del portal eshttp://www.law.stanford.edu/publications/projects/perezperdomo En éstese pueden encontrar varias de las tesis de sus estudiantes dedicados ala profesión legal, aunque orientadas a la abogacía en el siglo XX.Entre los trabajos se encuentran los de Iñigo de la Maza referidos aChile y de Manuel Gómez a Venezuela.

55 En especial véase Uribe (2000a y 2000).

56 Este fue también un periodo de cambios en la profesión legal en losEstados Unidos, véase en ese sentido, Gawalt (1979: 7-35).

57 Uribe-Urán (2000a: 29).

38

un proceso que se aceleraró en la segunda mitad del siglo

XIX. Los abogados participaron activamente en el proceso de

la Independencia como conspicuos líderes y portavoces de

nuevas ideas58. El objetivo de su investigación es mostrar

que la conformación histórica del sistema de partidos

(liberal y conservador) y la preponderancia de los gobiernos

civiles se cimentó gracias a esta clase de abogados, los

‘mandarines’ de la arquitectura política colombiana post-

colonial.

Estos trabajos estudian a los abogados como un grupo de

notables de la sociedad colonial, ya sea como parte de la

élite misma, funcionarios y burócratas, e inclusive como

intelectuales, pensadores, políticos y profesores de

Derecho59. Por ello, prestan atención a su educación,

agremiación, nombramientos administrativos y participación

política. Las investigaciones sobre la práctica diaria de la

abogacía, el contexto de los foros locales, el tamaño de los

mercados legales y su interacción con otros operadores

58 Uribe-Urán (2000a: 46).

59 Otros ejemplos de esta literatura: Bravo Lira (1998 y 1999).

39

jurídicos no forman parte prioritaria de esta agenda de

trabajo. Hay varios tópicos importantes que sirven también

para apreciar la complejidad de la abogacía en el Antiguo

Régimen: el rol de los abogados en la litigación, la visión

social sobre ellos y su relación con procuradores,

solicitadores, jueces y tinterillos. Todos estos temas son

parte de su complejo quehacer profesional.

El estudio del rol de los abogados como litigantes y

burócratas y su conexión con otros agentes jurídicos es una

característica de los trabajos sobre la abogacía en la

Europa moderna de los siglos XVI y XVII. Mientras que para

América Latina, el abogado ha sido visto principalmente como

un ‘letrado’ es decir como una persona educada que desempeña

labores de gobierno o judiciales y secundariamente como un

agente legal, en los estudios sobre la Europa moderna se

explora la actuación de los abogados en ambos campos60. Hay

una serie de estudios significativos para el caso de España

60 Estudios en ese sentido, Franklin Pegues (1961); Lauro Martines (1968) y David A. Bell (1994).

40

y en particular de Castilla. José Manuel Navas61 ha

realizado el proyecto más ambicioso sobre la abogacía

castellana durante el Siglo de Oro (entendido aquí como el

siglo XVII). Su trabajo realiza estimaciones de las

carreras, ingresos, patrimonio y relación con los litigantes

de estos hombres de leyes. Sus estimaciones son valiosas

para estudios comparativos62. Un artículo de James Amelang63

discute la importancia de los letrados en Barcelona. Para

Amelang la abogacía era una forma de alcanzar prestigio,

reconocimiento y posiciones dentro de la sociedad local

catalana. No solamente era una cuestión de ingresos la

opción por la abogacía, sino un medio de adscripción o

aceptación para ascender en la ‘nobleza’ (o la oligarquía)

política local. Pero también el oficio estaba relacionado

con la marcha de la justicia y la atención de negocios

privados de los clientes a través de la litigación64. El

61 Navas (1996).

62 Navas (1996: 61-82, 171-195).

63 Amelang (1984).

64 Amelang (1984: 1271-1276).

41

clásico libro sobre los letrados-burócratas es el de Jean

Marc Pelorson65. El autor define a los abogados como la

‘nobleza de las letras’ utilizando el imaginario de

pertenencia a un grupo privilegiado. En el siglo XVI ser

parte de la burocracia de los Habsburgos,a nivel judicial y

administrativo, era una de las principales aspiraciones de

los hombres de leyes. Sin embargo los estudios muestran que

el proceso de reclutamiento fue lento y que no todos los

letrados podían conseguir posiciones en la administración66.

Aunque el libro de Pelorson examina el periodo de Felipe

III, una época de limitaciones en el gasto militar y de

reformas, su trabajo cubre los siglos XVI y XVII. Pelorson

estudia los efectos de la revolución educativa en Castilla,

la explosión de universidades y graduados en Derecho y su

desarrollo en diversos campos como los consejos reales y

Audiencias, la Iglesia y el ejercicio privado. También una65

? Pelorson (1980).

66 En especial el trabajo de Lunefeld que cuestiona la asunciónmecánica que los graduados en Derecho encontraron rápidamente espacioslaborales en la administración de los Reyes Católicos remplazando a lanobleza titulada (1988: 2).

42

parte de su trabajo aborda a los ‘letrados de rango

inferior’ como los notarios, escribanos y procuradores y

solicitadores67. Aunque los estudios de Richard L. Kagan68

no se refieren exclusivamente a la abogacía, excepto un

artículo69, sus estudios sobre los litigios y la educación

universitaria están estrechamente asociados a la profesión

legal. Los litigios crearon las oportunidades para la

importancia profesional de los abogados, mientras que la

educación en Derecho fue la nota dominante en las

universidades españolas (y del Nuevo Mundo) en los siglos

XVI y XVII.

Lenard Berlanstein70 ha acuñado el término de

‘ciudades legales’, un concepto que sirve para entender la

conformación de los mercados legales o espacios en los que

se brindaban servicios jurídicos. Berlanstein examina el

67 Pelorson (1980: 16-17, 26, 62-82, 101).

68 Kagan (1974, 1981, 1982, 1990).69 Kagan (1981a). En este artículo Kagan discute las percepciones delos abogados sobre sí mismos y su rol en el incremento de la litigacióncastellana.70

? Berlanstein (1975: 1-4).

43

caso de Tolosa en el siglo XVIII, la consolidación de

autoridades jurisdiccionales y la aparición de una clase de

especialistas. La visión de Berlanstein que aprecia las

características ‘jurídicas’ de las ciudades ha sido retomada

por Penny Tucker71. Esta autora, que examina el caso de

Londres entre 1350 y1550, muestra cómo las ciudades al

concentrar tribunales, autoridades jurisdiccionales,

comunidades legales se convierteron en verdaderos centros de

irradiación legal. Los estudios que más significativamente

han discutido la cuestión de la profesión legal, con sus

distintos operadores, relación con los litigantes, costos de

la justicia y reformas legales son los de Wilfrid Prest y

Christopher W. Brooks (discípulo de Prest)72. Prest

considera que la profesión legal es un fenómeno moderno que

se remonta, al menos, al siglo XVI. El discute la teoría

sociológica de las profesiones que ubican este fenómeno como

resultado de la Industrialización y las revoluciones del

71 Tucker (2007).

72 Prest (1986) y Brooks (1986, 1998).

44

siglo XVIII. Para Prest hay desde el siglo XVI una comunidad

que representa a sus partes en los estrados judiciales,

emprende la argumentación legal y tiene un monopolio natural

de su oficio73. Prest examina el trabajo cotidiano de

causidicus (es decir de los barristers) su autodefinición e

imagen social que era dominante en Inglaterra entre 1590 y

1640, sus ingresos, patrimonio y rol en las cortes. De la

misma forma, Brooks ha rastreado la estrecha relación entre

los solicitors y los barristers en la litigación y en su

‘interacción’ con los litigantes. Esta interacción se

refiere desde la asunción del caso, hasta la construcción

legal de la evidencia, la defensa en las cortes y la

73 Prest (1986: 1-3) y sobre la demanda de servicios legales, (ibid: 49-82). Refiriéndose a la abogacía en el siglo XVIII en Francia, David Bellconsidera que ella tenía algunos rasgos básicos con la actual profesiónlegal como la educación universitaria, la certificación profesional, elmonopolio del conocimiento legal y una teoría justificatoria de su rol(Bell 1994: 16). La teoría sociológica que sostiene que las profesionesestán abocadas al ‘bien común’ y que las corporaciones (o gremios) delAntiguo Régimen a proteger sus privilegios no siempre funciona. En lossiglos XVI y XVII, los abogados (y debemos incluir a los escribanos yprocuradores) definían su trabajo como un servicio destinado albienestar de la república. Los cambios más significativos a partir delsiglo XVIII y sobre todo en los siglos XIX y el XX son la popularizaciónde la educación legal, la mayor movilidad social de los profesionales,la agremiación a través de colegios, la diversificación del conocimientolegal, el aumento de los graduados y el reclutamiento de las mujeres.

45

representación judicial. El siglo XVI, que examina Brooks,

es el siglo de la gran litigación inglesa, la misma centuria

de la ‘gran litigación’ castellana que estudia Kagan. Brooks

presta atención a la justicia civil como un contrapeso a la

justicia criminal y la idea de un ‘control de clase’ en la

operatividad judicial74. Sin embargo, una pintura completa

del Antiguo Régimen tiene que prestar atención a las

jurisdicciones civiles, criminales, eclesiásticas y

administrativas (o de jurisdicción real) en donde los

letrados participaban.

Los estudios culturales del Derecho han hecho hincapié

en la cuestión de la interpretación popular del Derecho. El

énfasis ya no se concentra en los operadores como tales,

sino en la percepción que sobre éstos existen en los

imaginarios sociales. Los estudios culturales utilizan

muchas fuentes como los símbolos judiciales, la

arquitectura, el lenguaje, la literatura, el género, las

74 Brooks (1998: 27). La idea del control de clase que cuestiona Brookses el modelo de Douglas Hay y E. P. Thompson en Albion’s Fatal Tree: Crime andSociety in Eighteenth Century England (New York: Pantheon Books, 1975), véaseespecialmente los ensayos de Hay y Thompson, pp. 17-63 y 255-308.

46

artes visuales y la opinión social. La compilación de trece

estudios regionales (sobre América, Europa y Oceanía) de Pue

y Sugarman75, Lawyers and Vampires: Cultural Histories of Legal Profession,

es una valiosa contribución para apreciar cómo se construye

el imaginario sobre las comunidades legales, los ‘vampiros’

por definición dada las connotaciones negativas de la

abogacía. Si uno compara este estudio de historia legal (del

2004) con la colección de Wilfrid Prest76, Lawyers in Early

Modern Europe and America (de 1981), de porte mucho más

clásico, se pueden apreciar los cambios en la orientación de

los estudios sobre la profesión legal. Los estudios

culturales del Derecho son una apuesta por estudiar la

interpretación popular y común sobre el sistema legal. Esta

visión popular de la justicia es crucial para apreciar la

influencia social del Derecho, del sistema legal oficial y

de sus operadores en la vida cotidiana.

75 Pue y Sugarman (2003) y en especial la introducción, pp. 1-22.

76 Prest (1981). Para Prest el principal objetivo de su compilación, quereúne nueve estudios, era mostrar la diversidad de las profesioneslegales, discutiendo sus roles como abogados, arquitectos politicos,litigantes y revolucionarios.

47

Un concepto clave en este trabajo es el de ‘cultura

legal’. Por cultura legal entiendo las actitudes, las ideas

y la forma cómo se practica el Derecho (formal e informal)

en un periodo específico. La cultura legal es representación

y práctica legal77. Es un concepto vivo y dinámico que no

esta congelado en el tiempo y que nos permite apreciar la

manipulación del sistema legal78. Cultura legal fue un

concepto acuñado por Lawrence Friedman79 en 1969 en un

77 Hay estudios que definen a la cultura jurídica como ideas yconocimiento letrado. Los trabajos sobre las bibliotecas de juristas sonrepresentativos de esta tendencia. Tamar Herzog cuestiona la tesis de lacultura jurídica “como el conocimiento adquirido por los letradosdurante sus estudios universitarios”. Para ella la cultura jurídicacolonial no suponía una clara distinción entre Derecho y justicia ya queagentes ú operadores del Derecho no solamente utilizaban otros insumospara resolver conflictos. En su análisis la Teología y los textossagrados eran parte de los criterios para distinguir lo ‘justo’ de lo‘injusto’ en los procesos criminales en Quito (1995: 903, 906, 908-910).Ella concluye que el ius commune (el conocimiento letrado) era una fuentesecundaria en la justicia criminal y que las principales fuentes estabanconstituídas por los ejemplos bíblicos y los ensayos teológicos.Recientes uso del concepto en los estudios colonialistas, en Chad ThomasBlack, Between Prescription and Practice: Governance, Legal Culture, andGender in Quito, 1765-1803. Ph. D. Dissertation, Department of History,University of New Mexico (Albuquerque, 2006).

78 Es la definición de Burbank (2004: 10) que suscribo. Más adelantetranscribimos su definición.

79 Friedman (1969). La definición fue reiterada en su Law and Society: AnIntroduction (Englewoods Cliffs, N.J.: Prentice Hall, 1977), pp. 6-9. Laidea ha sido repetida en Friedman (1997) y también en Pérez Perdomo yFriedman (2003). En este libro se define cultura legal como “thecliuster of attitudes, ideas, expectations, and values that people holdwith regard to their legal system, legal institutions, and legal rules”

48

artículo influyente de la revista Law and Society y fue un hito

en la producción sociológica. Friedman concibió el concepto

como uno de los integrantes del sistema legal, un sustituto

del término ‘orden jurídico’ y de una visión ‘congelada’ y

monolítica del Derecho Un sistema legal está compuesto, en

su perspectiva, de ‘estructura’ (el sistema judicial, la

jurisdicción, la organización), ‘substancia’ (las normas y

las doctrinas) y de ‘cultura’ que él llamo ‘cultura

jurídica’. Por ésta, él entendía las ideas, actitudes,

creencias y opiniones sobre el Derecho”. Cultura legal en su

análisis facilitaba el entendimiento de las sensibilidades y

experiencias legales locales. Un sistema legal de una misma

familia del Derecho (digamos common law o del sistema de

Derecho continental o Derecho romano-germánico) podría

diferir de acuerdo a la experiencia local (colonial,

postcolonial, por ejemplo)80. El énfasis de la tesis

Friedman estuvo en las ideas y la representación81 antes que(ibid: 2).

80 Friedman (1969: 29-31).

81 El subdividía la ‘cultura jurídica’ en interna, la de los expertosjurídicos y en externa, la de los agentes jurídicos, neófitos en

49

en la práctica legal, a pesar que él mismo insistía en la

importancia de la dimensión cotidiana del Derecho.

Los estudios históricos más recientes han retomado el

concepto en un sentido más amplio al que le atribuyó

Friedman y por consiguiente lo han enriquecido. En su

estudio sobre el campesinado en la Rusia zarista entre 1905

y 1917, Jane Burbank82 considera que cultura legal es un

concepto elástico y dinámico (procesual) y que está en

estrecha relación con la práctica y la experencia histórica

local. Cultura legal es en su análisis práctica legal83.

Derecho. En su visión la cultura jurídica era un subproducto de lacultura local (Friedman 1977: 70-91).

82 Burbank (2004: 5-10).

83 Su definición dice: “My concept of legal culture is historical,processual, and social. This study is attentive to a particularhistorical moment –the early twentieth century—seen from the perspectiveof a legal institution that had been in use for more than forty years. Aprocessual perspective shifts our focus away from the static dichotomy‘custom’ versus ‘law’ and allows us to envision a legal culture inaction and transformation in Rural Russia. If our understanding of thesocial admits the individuality of peasants and addresses theirlitigiousness, we grant peasants a role in Russia’s legal history.Peasants could choose to go to court or not, in many cases, and throughtheir choices of what to litigate and how to do so, they shape thesignificance of the law. By loking at law in Russia’s rural courts as aparticipatory process, we can see peasants as inhabiting andstrengthening legal culture in their polity” (Burbank 2004: 10).

50

Aunque Macauley84 considera que la cultura legal es

esencialmente ideas y percepciones, su trabajo desarrolla

exactamente la imagen contraria mostrando que la cultura

legal es una serie de prácticas sustentadas en esas

asunciones sociales. Agmon85 ha explotado esta noción para

discutir las distintas nociones prevalecientes de familia,

patriarcado y autoridad en su trabajo sobre Palestina en el

siglo XIX, una centuria de cambios y modernización. Ella

muestra como la familia y las cortes otomanas interactuaron

entre sí redefiniendo el rol del género y la justicia.

Cultura legal es a veces un concepto utilizado sin

definirse, un concepto elusivo, como en el caso de Charles

R. Cutter86 para la justicia criminal del norte de la Nueva

84 “Chinese legal culture was not simply a system of judicial practices.Nor was it only a body of Confucian prescriptive representations abouthow the normative order should be ensured. It was a system of symbols,language, and diffusely shared attitudes that produced a common set oflegal assumptions and beliefs that transcended divisions of class and,to some extent, region” (Macauley 1998: 13-14).

85 Agmon (2006).

86 Cutter (1995: 6, 35). Aunque dedica una parte de su trabajo a la‘construcción de la cultura legal’, Cutter no ofrece ninguna definicióndel término, aunque se puede colegir que la concibe como asunciones yuso/manipulación del Derecho. Cutter sostiene que el Derecho aplicado enNuevo México fue de base popular, aunque hace extensa referencia a lacultura letrada y a la resolución de disputas en el sistema judicial

51

España, en Nuevo México. Aunque Cutter no presenta ninguna

definición, su investigación se orienta a la forma cómo se

concibe el Derecho y se hace uso del mismo. Cutter estudia

el escenario de la litigación criminal como espacio de

creación de esta cultura legal. Aunque el concepto ha sido

criticado por su ambigüedad, en especial por Roger

Cotterrell87, es un rico matiz para apreciar la forma cómo

los operadores hacen uso del Derecho y crean ellos mismos

sus hábitos legales. Cultura legal es un término más amplio

y diverso que el de Derecho, ya que ilustra las opciones

sociales dominantes y la creación de prácticas sustentadas

en esas opciones, muchas de las cuales perduran a lo largo

del tiempo. Los comparativistas del Derecho han encontrado

en este concepto una herramienta útil para apreciar

diferencias en las formas de concebir, aplicar y redefinir

formal (1995: 78, 90, 99-102, 105-146). Hay varios ejemplos de uso delconcepto sin proveer una definición específica, en ese sentido: Wormald(1999) y Uribe-Urán (2006).

87 Cotterell ha criticado la falta de precisión metodológica deFriedman. Así, sostiene que esta definición es tan abierta quevirtualmente todo fenómeno legal imaginable puede ser considerado partede la cultura jurídica, ésta puede englobar desde la ideología jurídicahasta el uso calculado de la ley (Cotterrell 1997: 15-23).

52

la ley88. Cultura legal no es por tanto un concepto

privativo de la historia del Derecho, sino una noción

expansiva que cubre el amplio espectro de las ciencias

sociales y los estudios jurídicos.

Metodología y fuentes

Este trabajo ha hecho uso de diversas fuentes. La

identificación de los abogados se ha conseguido a través de

la lectura directa de los expedientes judiciales puesto que

carecemos de listados o libros de matrículas que pudieran

permitirnos una identificación directa. La ausencia de este

tipo de libros impide hacer mensuraciones exactas sobre el

número de abogados y procuradores en periodos específicos.

Teóricamente estos libros se conservaban en las Audiencias y

en las sedes de los cabildos, pero por diversas razones los

correspondientes a Lima y a Potosí no han sido ubicados. La

identificación de los facilitadores en los expedientes es

muy sencilla. En los escritos presentados por los abogados y88 Nelken (2004).

53

los procuradores de causas, estos últimos utilizaban la

fórmula legal ‘en nombre de’ para identificarse como

representantes de los litigantes. Los procuradores firmaban

además en la parte final de los escritos al lado derecho de

los abogados. Los abogados, en cambio, solamente estampaban

su firma en los escritos legales que se consideraban

centrales. Los letrados siempre utilizaron sus grados

universitarios como ‘licenciados’ y ‘doctores’ para

identificarse y para realzar su importancia social. La

mayoría de expedientes de la Audiencia de Lima que hemos

consultado se conservan en el Archivo General de la Nación y

la Biblioteca Nacional del Perú en Lima. Hay una serie de

casos que al elevarse al Consejo de Indias en Madrid se

encuentran hoy en el Archivo General de Indias en Sevilla.

El caso de Potosí es distinto al de Lima. Los expedientes

civiles y criminales que se encuentran en el Archivo

Histórico de la Casa Nacional de Moneda datan de 1628, con

lo cual la litigación anterior a esta fecha tiene que

buscarse en otros repositorios. Algunos casos tempranos del

54

siglo XVI potosino (en especial entre 1550 y 1553) se

conservan en Lima en el Archivo General de la Nación o la

Biblioteca Nacional del Perú, también hay un grupo

importante de estos expedientes en el Archivo y Biblioteca

Nacionales de Bolivia, en Sucre. La serie de protocolos

notariales de Potosí se inicia en 1572, cuando el virrey

Toledo ordenó la presencia permanente de un escribano.

Martín de Barrientos fue el primero de ellos. En estos

protocolos se encuentran alusiones a litigios y

transcripciones de autos judiciales generados en la Villa

Imperial y cuyos expedientes se han perdido. La lectura de

los expedientes es también una oportunidad para apreciar

cómo se utilizaba la argumentación jurídica, las estrategias

procesales de las partes, los testimonios de los litigantes

y los asuntos en contienda. Como se discutirá en el capítulo

tercero, la argumentación jurídica colonial era una suma de

varios tipos de insumos: Derecho Natural, ius commune,

Derecho real –inspirado muchas veces en el ius commune—

Derecho consuetudinario y procesalismo. Los expedientes son

55

una oportunidad para hacer trabajos de microhistoria yan que

centenares de historias personales se conservan en ellos89.

La información notarial es muy importante. Por las cartas

otorgadas ante los escribanos podemos identificar los

apoderamientos de ‘procuración’ que se hicieron tan

frecuentes desde mediados del siglo XVI.

89 Clásicos estudios de microhistoria son los de Ginzburg (1980) yDavis (1982). Para el caso andino, el estudio de los Cook sobreFrancisco Noguerol de Ulloa (1991). Desde la historia del Derecho, lainvestigación de Kuehn (1994) sobre el caso de Florencia y el Derechofamiliar de los siglos XIV y XV.

56

Ilustración 0.1.: Escrito firmado por el licenciado Gonnis(¿González?) y el procurador de causas Joan de Arrandolaça (al ladoderecho). El escrito está fechado en Lima el 21 de abril de 1553. Eldocumento procede del Archivo General de la Nación en Lima (AGN-RA,Causas Civiles, Lg. 2, Cuad. 8, 1552, f. 61vta).

Gracias a estas cartas podemos apreciar que el oficio

de procurador de causas, como agente legal autorizado,

existía desde los albores mismos de la colonización en los

principales centros urbanos andinos. Las cartas sirven para

identificar a los procuradores, los litigantes y rastrear la

alta dependencia hacia la procuración profesional. Estas

fuentes sirven igualmente para conocer los honorarios de los

57

procuradores a través de las ‘cartas de obligación’. Este

tipo de información es útil para hacer cálculos sobre los

ingresos de estos especialistas y nos ha servido para hacer

una serie de estimaciones que se muestran en cuadros más

adelante. Lamentablemente para los Andes no tenemos aún la

información que hay en otras latitudes respecto a la

cuestión de los honorarios y por extensión del ‘precio de la

justicia’. Osvaldo Cavallar90, por ejemplo, ha podido

reconstruir el universo de casos, los ingresos, salarios, y

la identidad de los litigantes a quienes el jurista

Francesco Giucciardini prestaba servicios entre 1509 y 1520

en Florencia. El tipo de fuentes utilizado por Cavallar es

extraordinario, se trata de un registro detallado de sus

honorarios en un cuaderno con 920 entradas. Nada analógo

hemos encontrado aún para los grandes foros urbanos andinos.

Esto no significa que estas fuentes no hayan existido. En

los testamentos e inventarios de bienes de algunos abogados,

90 Cavallar (1991). Información adicional sobre la importancia públicade Francesco Guicciardini en la pirmera mitad del siglo XVI me ha sidoproporcionada por Raimmondo Pinna a quien agradezco su ayuda.

58

como el de Cipriano de Medina de 1635, se menciona la

existencia de ‘libros y papeles’. Es probable que Medina

haya llevado escrupulosamente un listado de los casos y los

litigantes a los que prestaba concurso en estos ‘papeles’ y

apuntes. Al menos sabemos que contaba con un libro ‘pequeño

de apuntamientos’91.

El Archivo General de Indias guarda información valiosa

sobre las ‘informaciones’ de los abogados para conseguir

posiciones a través de las peticiones o ‘relaciones de

mérito’. En distintas series de Lima y Charcas hemos podido

ubicar a varios abogados que solicitaban su promoción como

oidores o corregidores o algún tipo de merced judicial.

Estas informaciones reúnen información biográfica de los

peticionantes y también brindan una excelente información

sobre la manera cómo ellos definían la ‘prudencia’ y la

‘habilidad de su oficio’. Mientras que los letrados

solicitaban este tipo de promoción, los procuradores de

causas en cambio, requerían la confirmación de su oficio una

práctica que se hizo común desde 1578. La ‘confirmación’ era91 AGN-PN, Diego Gutiérrez, Protocolo 818, 1635, f. 504r.

59

un proceso jurídico y burocrático que mereció una monografía

detallada de Antonio de León Pinelo, Tratado de las confirmaciones

reales, de 1630, para explicar su naturaleza y sus

requisitos. La consulta de estos expedientes de confirmación

nos brinda información sobre cómo adquirieron el oficio y

cuánto pagaron por ellos. También en el Archivo General de

Indias se conserva información sobre las visitas

administrativas. Hubieron al menos cinco de ellas en el

periodo que corre entre 1560 y 168192. Cada visita era un

proceso complejo de inspecciones y de construcción

92 La primera visita fue la de los ‘comisarios de la perpetuidad’presididas por el licenciado Briviesca de Muñatones de 1561 (AGIJusticia 469-479), la segunda gran visita del siglo XVI corresponde a ladel licenciado Alonso Fernández de Bonilla de 1590 (AGI, Justicia 480-485). En el siglo XVII tenemos las de Juan Gutiérrez Flores entre 1625 y1631 (AGI, Lima 276), Juan de Cornejo, a partir de 1662 (AGI, Lima 280)y la del oidor Juan de Peñalosa a partir de 1681 durante el gobierno delDuque de la Palata (AGI, Lima 288-296). La visita del oidor Peñalosaestuvo principalmente orientada a inspeccionar las Cajas Reales de Limay demás oficiales y guarda muy buena información sobre discusioneslegales y jurídicas a través de los pareceres. Entre los documentos quehemos podido ubicar en esta visita se encuentran Ofensa y defensa de la libertadeclesiástica. La primera en veinticuatro capítulos que mando publicar el Excelentísimo señorDuque de la Palata, virrey del Perú, en despacho del 20 de febrero de 1684. Y también seencuentra en esta visita la Consulta y parecer del señor don Pedro Frasso oydor destaReal Audiencia de los Reyes y assessor general del gobierno, así como Discurso jurídico,histórico, politico en defensa de la jurisdicción real de Juan Luis López (fechado en 1685).Los documentos en AGI, Lima 296, el título del legajo “Expedientesrelativos a un edicto publicado por el virrrey del Perú y oposición delarzobispado sobre la inmunidad eclesiástica en beneficio de indios”. ElDuque de la Palata, Melchor de Navarra y Rocafull, fue virrey del Perúentre 1681 y 1689.

60

dramaturgica de la presencia del rey y de la justicia real.

La visita de 1561 recoge, principalmente, la voz de los

procuradores quienes hablan directamente de sus cargos, el

tipo de actividades que realizaban y su respeto escrupuloso

de las ordenanzas de la Audiencia de Lima. Esta información

ha sido utilizada para una reconstrucción de su imagen

profesional y de sus ideas sobre la dignidad de su oficio.

Estas visitas brindan información de quejas hacia los

abogados y procuradores lo que es igualmente útil para

apreciar la desaprobación social y el descontento hacia

ellos.

Para conocer las opiniones corrientes sobre la

profesión legal existen otras fuentes como la literatura

(tanto la satírica como la encomiástica). La literatura del

Siglo de Oro español es rica en opiniones sobre los letrados

y procuradores de causas, en especial en obras del siglo

XVII como las de Mateo Alemán, Francisco de Quevedo, Alonso

Castillo Solórzano y Tirso de Molina así como en las obras

escritas en el Nuevo Mundo, como las de Mateo Rosas de

61

Oquendo (1559-?), Juan del Valle y Caviedes (1645-1698)93 y

el sacerdote augustino, Bartolomé Vadillo (1593-1659). Los

abogados han tenido siempre mala reputación y han sido

objeto de bromas e ironías a lo largo del tiempo como lo

muestran los trabajos recientes de Marc Galanter y Carlos A.

Ramos o estudios clásicos sobre su reputación social entre

los siglos XIV y XVII como la de Edward F. J. Tucker94.

Hemos utilizado estas fuentes literarias como ejemplos de la

desaprobación social de los letrados pero también como

ejemplos de su visibilidad y presencia en la vida cotidiana.

El hecho que los especialistas y profesionales del Derecho

ocupen un lugar notorio en la literatura es un ejemplo de su

centralidad en ese periodo.

En este trabajo he tratado de utilizar varias fuentes y

de hacer una historia relacional, es decir buscando integrar

la historia social con la historia del Derecho y la

cultural. El resultado es naturalmente embrionario. Pero al

93 Sobre la actitud y los escritos satíricos de Mateo Rosas de Oquendoy Juan del Valle Caviedes, consúltese en texto de Pedro Lasarte (2006).

94 Galanter (2005); Ramos (2007) y Tucker (1984).

62

menos es una propuesta para mostrar la complejidad del

sistema y la cultura legal en la época de los Habsburgos.

Estructura del trabajo

Este trabajo se divide en seis capítulos. El primero de

ellos presenta la creación de un modelo legalista en Europa

occidental entre los siglos XII y XVI. En ese capítulo se

discute la experiencia castellana, el modelo ‘burocrático’

que colocó al litigio en un lugar central en la cultura

legal castellana y que fue exportada al Nuevo Mundo. Este

capítulo es también una invitación para apreciar la

construcción transatlántica de los sistemas legales, ya que

el Derecho castellano orientó las instituciones americanas,

aunque retomó importantes elementos locales. En este

capítulo se analiza también como en Europa desde el siglo

XIII surgió una comunidad de especialistas legales que se

multiplicó principalmente en los siglos XV y XVI con el

surgimiento de la edad moderna. Los ejemplos de Inglaterra,

63

Florencia, Venecia, el Sacro Imperio Romano Germánico y

Francia muestrann que ésta era una tendencia paneuropea.

Dicha especialización generó una división del trabajo entre

abogados y procuradores que evocan un poco las divisions

entre el trabajo ‘intelectual’ y el ‘manual’. Esta división

de roles fue una característica del Antiguo Régimen, aunque

había nacido en la época medieval. El segundo capítulo es

una presentación de las ciudades de Lima y Potosí como

‘ciudades legales’ es decir espacios urbanos para la

resolución de disputas, con tribunales, cortes,

universidades (en el caso de Lima) y especialistas

jurídicos. Ambas ciudades, que eran creaciones coloniales,

tuvieron distintos orígenes. En esta parte del trabajo se

discute cómo se convirtieron en lugares prominentes y porque

razón acogieron a estos especialistas. Como ‘ciudades

legales’ ellas devinieron en mercados legales, espacios para

la adquisición de servicios jurídicos, lo que explica la

presencia de estos especialistas y su reproducción. Estos

64

mercados de servicios legales tuvieron sus momentos de

expansion y retracción.

El tercer capítulo se ocupa del mundo litigioso en

ambas ciudades y la cuestión de la cultura legal colonial.

Se aborda aquí la centralidad del litigio, la asesoría y la

partipación de los especialistas. Aquí se hacen

comparaciones sobre el uso del sistema judicial y de los

servicios notariales, un ejemplo de la juridización de la

sociedad colonial. También se examina las características de

la cultura legal urbana y se glosan varios casos judiciales

representativos. El cuarto capítulo explora las carreras de

los procuradores de causas, sus atribuciones jurídicas, su

disciplinamiento y su rol en la litigación. Para ilustrar

sus alternativas se eligen algunas carreras y perfiles

específicos como la de Joan de Arrandolaça uno de los

primeros procuradores de causas dela ciudad de Lima. El

quinto capítulo hace lo propio con los abogados, aunque

enfatiza el abanico de posibilidades y el estatus que les

fue asignado en el Antiguo Régimen. A diferencia de los

65

procuradores, los abogados tenían un mayor número de

alternativas para conducirse profesionalmente. Esta serie de

alternativas también contribuía a exaltar el estatus de los

abogados sobre otros operadores jurídicos. Como en el caso

de los procuradores, se seleccionan algunas carreras y se

discuten las distintas alternatives que existían en Lima y

Potosí. Finalmente, el sexto y último capítulo es una

presentación de las imágenes sociales sobre estos

facilitadores y la propia representación que sobre su

trabajo y dignidad crearon ellos mismos. Esta parte está

visiblemente influenciada por los estudios culturales del

Derecho. Este capítulo concluye con una reflexión y

discusión sobre la profesionalización en los Andes y

cuestiona la tesis dominante en la sociología del Derecho

que sitúa a la profesión legal como un fenómeno de las

sociedades industriales modernas.

66