Un millón de estrellas - MegaFilesXL

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Transcript of Un millón de estrellas - MegaFilesXL

Títulooriginal:AlltheLittleLightsPublicadooriginalmenteporMontlakeRomance,EstadosUnidos,2018

Ediciónenespañolpublicadapor:AmazonCrossing,AmazonMediaEUSàrl5ruePlaetis,L-2338,LuxembourgOctubre,2018

Copyright©Ediciónoriginal2018porJamieMcGuireTodoslosderechosestánreservados.

Copyright©Ediciónenespañol2018traducidaporAnaAlcainaAdaptacióndecubiertaporPEPEnymi,MilanoImagendecubierta©EschCollection©danm/GettyImages;©kaisorn/ShutterstockProduccióneditorial:WiderWords

Primeraedicióndigital2018

ISBN:9782919803361www.apub.com

SOBRELAAUTORA

Jamie McGuire nació en Tulsa, Oklahoma, y estudió en el NorthernOklahomaCollege,laUniversidadCentraldeOklahoma,yelAutryTechnologyCenter,dondesegraduóenRadiografía.PioneradelgéneroYoungAdult,eslaautora superventas de la serieBeautiful, compuesta por los librosMaravillosodesastre,InevitabledesastreyUndesastreesparasiempre,asícomodelaseriedeLos hermanosMaddox. Jamie fue la primera autora indie de la historia enfirmarunacuerdodepublicaciónenpapelconelgiganteminoristaWalmart.

Entrelospremiosqueharecibidoseincluyeelgalardónalamejordistopíadelaño2014UtopYAporRedHillyalamejornovelarománticadelaño2016deiBooksporBeautifulBurn.

SuslibrossehantraducidoacincuentaidiomasyUnmillóndeestrellasessu primera novela traducida al español con el sello AmazonCrossing.Actualmente,JamieviveenColoradoconsuesposo,Jeff,ysustreshijos.

Para saber más sobre la autora, visita su página webwww.jamiemcguire.com,osíguelaenTwitter@JamieMcGuire.

AEdenMcGuire,lapersonamásfuertealaquehetenidoelhonordeconocer

ÍNDICE

PRÓLOGOELLIOTTCAPÍTULO1CATHERINECAPÍTULO2CATHERINECAPÍTULO3ELLIOTTCAPÍTULO4CATHERINECAPÍTULO5ELLIOTTCAPÍTULO6CATHERINECAPÍTULO7CATHERINECAPÍTULO8CATHERINECAPÍTULO9CATHERINECAPÍTULO10ELLIOTTCAPÍTULO11CATHERINECAPÍTULO12CATHERINECAPÍTULO13CATHERINECAPÍTULO14ELLIOTTCAPÍTULO15CATHERINECAPÍTULO16CATHERINECAPÍTULO17CATHERINECAPÍTULO18ELLIOTTCAPÍTULO19CATHERINECAPÍTULO20CATHERINECAPÍTULO21ELLIOTTCAPÍTULO22CATHERINECAPÍTULO23ELLIOTTCAPÍTULO24CATHERINECAPÍTULO25ELLIOTTCAPÍTULO26CATHERINECAPÍTULO27CATHERINECAPÍTULO28CATHERINECAPÍTULO29CATHERINE

CAPÍTULO30CATHERINECAPÍTULO31CATHERINECAPÍTULO32CATHERINECAPÍTULO33CATHERINECAPÍTULO34CATHERINECAPÍTULO35CATHERINECAPÍTULO36ELLIOTTCAPÍTULO37CATHERINEEPÍLOGOCATHERINEAGRADECIMIENTOS

PRÓLOGOELLIOTT

El viejo roble al que me había subido era uno de los muchos queflanqueabanlacalleJuniper.Habíaescogidoesegigantedemaderaenconcretoporqueestabajustoalladodeunavallablanca,unavallaconlaalturajustaparaapoyarmey,desdeallí,encaramarmealaramamásbaja.Dabaigualquetuvieralas palmas de las manos, las rodillas y las espinillas llenas de rasguños y desangre por el roce con la corteza rugosa y las ramas afiladas, porque sentir elescozor del viento enmis heridas abiertasme recordaba que había peleado yganado.Eralasangreloquememolestaba;noporquefueraunchicoaprensivo,sino porque tenía que esperar a que las heridas dejaran de sangrar para nomancharmicámaranueva.

Diezminutos después de haberme acomodado en aquel tronco, haciendoequilibriosconeltraseroacasisietemetrosdelsuelosobreunaramaqueteníamásañosqueyo,cesóelderramedellíquidorojo.Sonreí.Porfinpodíamanejarmicámaracomoeradebido.Noeranuevadel todo,sinounregaloadelantadoquemehabíahechomitíapormiundécimocumpleaños.Normalmentelaveíadosotressemanasdespuésdemicumpleaños,paraAccióndeGracias,peroellaodiabadarmelosregalosconretraso.LatíaLeighodiabamuchascosas,salvoamíyaltíoJohn.

Miréporelvisor,altiempoquelopaseabaporlasinterminableshectáreasdehierba,trigoycolinasonduladas.Habíauncallejónimprovisadodetrásdelasvallas de las casas que poblaban la calle donde vivía mi tía. Dos hileras dehuellas de neumáticos que bordeaban una franja de hierba eran lo único queseparaba los jardines traseros de nuestros vecinos de un mar interminable decamposdetrigoycolza.Eraunpaisajemonótono,perocuandoelsolseponíaylassalpicadurasdenaranja,rosaypúrpuracoloreabanelcielo,estabasegurodequenohabíaenelmundounlugarmásbonito.

OakCreeknoeraeldecepcionantepáramodedesolaciónquedescribíamimadre, sinouna sucesiónde«antes», enalusiónaunpasadomásglorioso: enOak Creek «antes» había una zona comercial, «antes» había una cadena desupermercadosbaratos,«antes»habíaunasalademáquinasrecreativas,«antes»habíapistasdetenisyunsenderopeatonalquerodeabaunodelosparques,peroahoratodoeranedificiosvacíosyventanastapiadas.SolohabíamosidodevisitacadadosNavidades,antesdequelaspeleasentremipadreymimadrefuesendemalenpeor,hastaelpuntodequemamádecidióqueyanoqueríaqueyofuesetestigodeellas.Lasdiscusionesparecíansermuchopeoresenverano.ElprimerdíadelasvacacionesdeveranomimadremedejóencasadeltíoJohnylatíaLeigh,despuésdeunadiscusiónconmipadrequeseprolongótodalanoche,yreparéenquenosequitólasgafasdesolenningúnmomento,nisiquieradentrodelacasa.Fueentoncescuandosupequeaquelloeraalgomásqueunasimplevisita,queibaaquedarmeallí,ycuandodeshicelamaleta,lacantidadderopaqueconteníaconfirmómissospechas.

El cielo justo estaba empezando a oscurecerse y tomé varias fotos,manipulandolosajustesdemicámara.LatíaLeighnoeralamujermáscariñosayespléndidadelmundo,perosecompadeció lobastantedemisituacióncomopararegalarmeunacámaradecente.Talvez lohicieracon laesperanzadequepasaramástiempofueradelacasa,peronomeimportaba.MisamigospedíanlaPlayStation o un iPhone y estos aparecían como por arte de magia. Yo, encambio,casinuncaconseguíaloquepedía,asíqueteneraquellacámaraenmipodereraalgomásqueunregalo:significabaquealguienmeescuchabayquehabíaprestadoatenciónamisdeseos.

Elruidodeunapuertaalabrirsedistrajomiatencióndelsolcrepuscularyviaunpadreyunahijamantenerunaconversaciónenvozbajamientrassalíanal jardín trasero de la casa. El hombre llevaba en lamano un bulto pequeño,envueltoenunamanta.Laniñaestaballoriqueandoyteníalasmejillashúmedas.Me quedé inmóvil, sin respirar siquiera, por miedo a que me vieran y lesestropeaseelmomento íntimoqueestabanapuntodecompartir.Fueentoncescuando advertí el hoyo junto al tronco del árbol, al lado de una pequeña pilaamontonadadetierraroja.

—Concuidado—dijolaniña.Teníaelpeloentrerubioycastaño,yelrojoque rodeaba sus ojos por culpa del llanto hacía que relumbrase el verde delinterior.

Elhombremetióelpequeñobultoenelhoyoylaniñasepusoallorar.—Losiento,princesa.Boboeraunbuenperro.Apreté los labios.La risaqueestaba reprimiendoera inoportuna,pero lo

ciertoeraquemeparecíagraciosoquefuesenacelebrarunentierroporalgocon

unnombretanridículo.De pronto, dejando que la puerta de atrás se cerrara de un portazo a su

espalda, apareció una mujer con unos rizos oscuros muy marcados, aún másencrespados por la humedad. Se secó las manos con un trapo de cocina quellevabasujetoalacintura.

—Yaestoyaquí—dijo,sinresuello.Sequedóinmóvil,mirandoalhoyo—.Ah.Queyahabéis…—Palidecióysedirigióalahija—:Losientomuchísimo,cariño.—MientraslamadremirabaaBobo,cuyapatitaasomabapordebajodelarrulloenelquelohabíanenvuelto,parecíacadavezmásdisgustada—.Peronopuedo…Nopuedoquedarme.

—Mavis…—dijoelhombre,alargandolamanoparatocarasumujer.EllabioinferiordeMavistemblaba.—Losientomucho.Volvióalinteriordelacasa.Laniñamiróasupadre.—Nopasanada,papá.Elhombreabrazóasuhija.—Losentierrossiemprehansidomuydurosparaella.Ladejandestrozada.—Y Bobo era como su hijo antes de que me tuviera a mí—dijo ella,

secándoselaslágrimas—.Nopasanada.—Bueno…Deberíamosdecirunaspalabrasdedespedida.Gracias,Bobo,

por ser tan bueno con nuestra princesita. Gracias por esconderte debajo de lamesaparacomertesusverduras…

Laniñamiródereojoasupadre,yélaella.—Gracias—prosiguióél—,portodoslosañosdejuegos,porserunamigo

fiely…—Porlosabrazosdetodaslasnoches—dijoella,secándoselamejilla—.

Y por los besos.Y por tumbarte amis piesmientras hacía los deberes, y poralegrartesiempretantodevermecuandovolvíaacasa.

Elhombreasintióconlacabezayluegotomólapalaqueestabaapoyadaenlavallayempezóallenarelhoyo.

La niña se tapó la boca, sofocando el llanto. Cuando su padre huboterminado,permanecieronunosminutoscallados; luego,ellapreguntósipodíaestarsolayélaccedióyregresóalinteriordelacasa.

Ellasesentójuntoalapiladetierra,arrancandobriznasdehierba,asolascon su tristeza. Quise mirarla a través del visor y captar ese momento, peroentoncesellahabríaoídoelclicdelacámarayyopareceríaunfriquiobsesooalgopeor,asíquemequedéinmóvilyledejédarriendasueltaasudolor.

Sesorbiólanariz.

—Graciasporprotegerme.Fruncí el ceño, preguntándome de qué habría tenido que protegerla el

perro, y si aún necesitaba protección. Teníamás omenosmi edad, y eramásguapa que cualquiera de las niñas de mi escuela. Me pregunté qué le habríapasadoasuperro,ycuántotiempollevaríaviviendoenlacasagigantescaqueseelevabaconaire imponentesobreel jardíndelapartedeatrásyproyectabasusombraencimadelascasasdelotroladodelacallecuandoelsolsedesplazabahaciaelcielodeponiente.Memolestabanosabersiestabasentadaallífueraenelsueloporquesesentíamásseguraconsuperromuertoquedentro.

Elsolseperdiódevistaylanocheseinstalóenelhorizonte,acompañadadelcantodelosgrillos,mientraselvientosiseabaporentrelashojasdelroble.Empezabaarugirmeelestómago,yestabasegurodequelatíaLeighmeecharíaunabuenabronca en cuantovolviese a casa por nohaber ido a cenar, pero laniñaseguíasentadajuntoasuamigo,yyohabíadecididomásdeunahoraantesquenoibaamolestarla.

Se abrió la puerta de atrás y una luz amarilla y cálida iluminó el jardíntrasero.

—¿Catherine?—lallamóMavis—.Yaeshoradeentrar,cielo.Seteestáenfriandolacena.Puedesvolverasalirmañanaporlamañana.

Catherineobedeció:selevantóyseencaminóhacialacasa,deteniéndoseunmomentoamirarunavezmás la tumbaantesdeentrar.Cuandosecerró lapuerta,tratédeadivinarquéqueríaexactamenteconeseúltimovistazo:talvezestabarecordándoseasímismaqueaquelloerarealyqueBobohabíamuerto,otalvezestabadedicándoleunúltimoadiós.

Mebajédelárboldespacioparaasegurarmedequesaltabayaterrizabadelotroladodelavalla,dejandoasíamplioespacioentremispiesylatumbareciéncavada.Elcrujidodemiszapatossobrelagravilladelcallejónalteróaalgunosperros del barrio, pero recorrí el camino de vuelta en la oscuridad sinproblemas…hastaquelleguéacasa.

LatíaLeighestabadepieenlapuerta,conlosbrazoscruzados.Primeroparecía preocupada, pero cuandome vio, una ira instantánea relumbró en susojos. Iba ya en bata, recordándome lo tarde que era.Un solomechón de pelocano le nacía de la sien, entreverándose con las porciones de pelo grueso ycastañodesutrenzadelado.

—¿Losiento?—ofrecí.—Tehasperdidolacena—dijo,abriendolapuertaconmosquitera.Entré

enlacasayellamesiguió—.Tieneselplatoenelmicroondas.Ahoracomeyluegoyamedirásdóndetehabíasmetido.

—Sí, tía—dije,ypaséporsu ladocomounaexhalación.Enfiléhacia la

cocina, dejando atrás lamesa de comedor, ovalada y demadera, y al abrir lapuertadelmicroondas,viunplatocubiertoconpapeldealuminio.Semehizolabocaaguainmediatamente.

—Quítaleesa…—empezóadecirlatíaLeigh,peroyoyahabíaarrancadoelpapel,cerradolapuertayapretadoelnúmerodosenelpanel.

Observécómoelplatogirabaencírculosbajoelresplandordeunacálidaluz amarilla. El bistec empezó a crepitar, y la salsa de carne sobre el puré depatatasempezóaborbotear.

—Todavía no—me espetó la tía Leigh cuando quise abrir la puerta delmicroondas.

Teníaretortijonesenelestómago.—Sitienestantahambre,¿porquéhastardadotantoenveniracasa?—Estabaatrapadoenloaltodeunárbol—dije,tirandodelasadelapuerta

encuantoelmicroondasemitióunpitido.—¿Atrapadoenunárbol,dices?—LatíaLeighmediountenedorcuando

paséjuntoaellaymesiguióalamesa.Memetíelprimerbocadoenlabocayasentí,zampándomedostrozosmás

antesdequepudierahacermeotrapregunta.Mimadretambiéneramuybuenacocinera,perocuantomásmayormehacía,máshambretenía;comieselasvecesquecomieseduranteeldía,odevoraselacantidadquedevorasedeunasentada,nunca me quedaba satisfecho. Por muy rápido que me metiese la comida—cualquiercomida—enelestómago,nohabíamaneradequefuesesuficiente.

LatíaLeighhizounamuecacuandoagachélacabezasobreelplatoparareducirladistanciaentreesteymiboca.

—Vas a tener que explicarme eso —me dijo. Cuando no paré, ella seinclinó para ponerme la mano en la muñeca—. Elliott, no me hagaspreguntártelootravez.

Intentémasticardeprisaytragar,asintiendoconairedócil.—Enlacasagrandequehayalfinaldelacallehayunroble.Mesubíaél.—¿Y?—Pues que mientras estaba ahí arriba esperando para tomar la imagen

perfectaconmicámara,salieronlosdueñosdelacasa.—¿LosCalhoun?¿Ytevieron?Neguéconlacabeza,aprovechandoparacomerotrobocado.—SabesqueeseljefedetutíoJohn,¿verdad?Dejédemasticar.—No.LatíaLeighseretiróhaciaatrás.—Deentretodoslosárboles,teníasqueelegirese…

—Parecíansimpáticos…ytristes.—¿Porqué?—Almenosdemomento,selehabíaolvidadoelenfado.—Estabanenterrandoalgoeneljardín.Creoqueseleshamuertoelperro.—Vaya, qué lástima —exclamó la tía Leigh, tratando de mostrar

compasión.Noteníahijosniperros,yparecíasatisfechaconeseestadodecosas.Serascólacabeza,nerviosaderepente—.Hoyhallamadotumadre.

Asentí, engullendo otro bocado. Me dejó terminar, esperandopacientementeaquemeacordasedeusarlaservilleta.

—¿Quéquería?—Porlovisto,tupadreyellaestánarreglandolascosas.Parecíacontenta.Desviélamirada,apretandolosdientes.—Alprincipio,siempreloestá.—Mevolvíhaciaella—.¿Selehacurado

yaelojoalmenos?—Elliott…Melevantéyrecogímiplatoyeltenedorparallevarlosalfregadero.—¿Se lo has dicho? —dijo el tío John, rascándose la oronda barriga.

Estabadepieenelpasillo,conelpijamaazulmarinoquelatíaLeighlehabíacompradolaNavidadanterior.Ellaasintió.Élmemiróyviomicaradedisgusto—.Puessí.Anosotrostampoconosgusta.

—Aver,unmomento…—dijolatíaLeigh,cruzándosedebrazos.—¿Lodemamá?—pregunté.EltíoJohnasintió—.Nohayquiensecrea

esamierda.—Elliott…—meregañólatíaLeigh.—Esnormalquenoqueramosquevuelvaconalguienquelepega—dije.—Estupadre—repusoella.—¿Yesoquéimporta?—preguntóeltíoJohn.TíaLeighlanzóunsuspiroysellevólosdedosalafrente.—A ella no le gustaría que estemos hablando de esto con Elliott. Si

queremosquesigavolviendoaestacasa.—¿Es que queréis que siga volviendo a esta casa? —pregunté,

sorprendido.TíaLeighcruzólosbrazosalaalturadelpecho,negándosearegalarmeel

oído.Lasemocioneslaponíanfuriosa,talvezporqueerandifícilesdecontrolaryesolahacíasentirsedébil,peroporalgunarazón,nolegustabahablardenadaquelehiciesesentiralgoquenofueseira.

TíoJohnsonrió.—Seencierraeneldormitoriounahoracadavezquetevas.—John…—dijoella,apretandolosdientes.Sonreí,perolasonrisaseesfumóalinstante.Elescozordelosrasguñosme

recordóloquehabíapresenciado.—¿Creéisqueesachicaestábien?—¿LahijadelosCalhoun?—preguntólatíaLeigh—.¿Porqué?Meencogídehombros.—Nosé.Esqueviunascosasunpocorarasmientrasestabaahísubidoal

árbol.—¿Estabassubidoaunárbol?—preguntóeltíoJohn.LatíaLeighlehizoungestoparaquesecallarayseacercóamí.—¿Quéfueloqueviste?—Noestoyseguro.Suspadresparecensimpáticos.—Simpatiquísimos—señalólatíaLeigh—.Maviseraunaniñamimaday

repelente en la escuela. Su familia era dueña de media ciudad gracias a lafundición de zinc, pero la fundición cerró y, uno a uno, todos murieron decáncer.¿Sabíasqueesamalditafundicióncontaminótodoslosacuíferosdeporaquí?Pusieronunademandamuyimportantecontrasufamilia.Loúnicoquelequeda es esa casa. Antes se llamaba la mansión Van Meter, ¿sabes? LecambiaronelnombrecuandolospadresdeMavismurieronysecasóconelhijodelosCalhoun.LagentedeporaquísienteunprofundoodioporlosVanMeter.

—Esoesmuytriste—comenté.—¿Triste?LosVanMeterenvenenaronlaciudad.Lamitaddelapoblación

sufrecánceroalgunacomplicaciónderivadadelcáncer.Esoes lomínimoquemerecen, si quieres saber mi opinión, sobre todo si tienes en cuenta cómotrataronatodoelmundo.

—¿Mavistetratabamal?—pregunté.—No,peroseportabafatalcontumadreycontutíoJohn.Fruncíelceño.—¿YsumaridoeseljefedeltíoJohn?—Esunbuenhombre—señalóeltíoJohn—.Caebienatodoelmundo.—¿Ylahija?—pregunté.El tíoJohnmemiróconunasonrisaburlonay

yoneguéconlacabeza—.Noimporta.Meguiñóunojo.—Esguapa,¿verdad?—Qué va…—Pasé junto a ellos y abrí puerta del sótano para bajar las

escaleras.La tía Leigh había dicho mil veces que había que arreglarlo, comprar

muebles nuevos y también una alfombra, pero yo no pasaba allí abajo tantotiempocomoparaquemeimportase.Loúnicoquemeimportabaeralacámara,y el tío Johnme dio su viejo portátil para que pudiera practicar editando lasfotos. Pasé al ordenador las fotos que había sacado, incapaz de concentrarme,

pensandoenaquellachicatanrarayensuextrañafamilia.—¿Elliott?—mellamólatíaLeigh.Levanté la cabeza de golpe y miré el pequeño reloj cuadrado de color

negroquehabíajuntoalmonitor.Loagarré,sinpodercreerquehubieranpasadodoshoras.

—¿Elliott?—repitiólatíaLeigh—.Tumadreestáalteléfono.—¡Dilequeluegolallamo!—grité.TíaLeighbajólosescalonesconelteléfonoenlamano.—Hadichoque,siquierestenertupropiomóvil,tienesquehablarconella

porelmío.Lancéunsuspiroyme levantédelasientoparadirigirmedemalaganaa

dondeestabaella.Toméelteléfono,pulsélapantallaparaactivarelaltavozylodejéenmimesa,volviendoasentarme.

—¿Elliott?—dijomimadre.—Hola.—He…,mmm…Hehabladocontupadre.Havueltoacasa.Queríadecir

quelosiente.—Entonces,¿porquénolodice?—mascullé.—¿Qué?—Nada.—¿Notienesnadaquedecirsobrequehayavueltoacasa?Merecostéenlasillaymecrucédebrazos.—¿Yqué importa?Noesquemehayaspreguntadonique te importe lo

queyopiense.—Puessímeimporta,Elliott.Poresollamo.—¿Cómotieneselojo?—pregunté.—Elliott…—dijolatíaLeighentredientes,dandounpasoadelante.Mimadretardóunossegundosenresponder.—Mejor.Mehaprometido…—Siempreteestáhaciendopromesas.Soloquenolasmantienecuandose

enfada,eseeselproblema.Mimadrelanzóunsuspiro.—Yalosé.Perotengoqueintentarlo.—¿Yporquénolepidesquelointenteél,paravariar?Mimadresequedóensilencio.—Ya lohehecho.Yano lequedanmuchasoportunidades,y lo sabe.Lo

estáintentando,Elliott.—Nocuesta tantonoponerle lamanoencimaaunamujer.Y si tanto te

cuesta,esmejorquetemantengasalejadodeella.Díselo.

—Tienesrazón.Séquetienesrazón.Selodiré.Tequiero.Apretélosdientesconfuerza.Ellasabíaqueyotambiénlaquería,peroera

difícilrecordarquecontestarleesonosignificabaqueestuviesedeacuerdoconella,oquemepareciesebienquemipadrehubiesevueltoacasa.

—Yotambién.Soltóunarisa,perolatristezaimpregnabasuspalabras.—Todovaairbien,Elliott.Teloprometo.Arruguélanariz.—Nohagaseso.Nohagaspromesasamenosquepuedascumplirlas.—Avecespasancosasqueescapananuestrocontrol.—Unapromesanoesunadeclaracióndebuenasintenciones,mamá.Lanzóunsuspiro.—A veces me pregunto quién está educando a quién… Ahora no lo

entiendes,Elliott,perounodeestosdíasloentenderás.Tellamarémañana,¿deacuerdo?

MevolvíparamiraralatíaLeigh.Estabaalpiedelaescalera,consugestodedecepciónbienvisiblebajolaexigualuz.

—Sí—dije,dejandocaerloshombros.Normalmente,tratardehacerentraren razónamimadreeraunacausaperdida,perosentirmecomoelmalode lapelículaporintentarlohacíaquemequedaraexhausto.Colguéelteléfonoyselodiamitía—.Nomemiresasí.

Seseñalólanarizyluegotrazóuncírculoinvisiblealrededordesucara.—¿Creesqueestacaraquepongoesporti?Locreasono,Elliott,opino

quetienesrazón.Esperéaoírun«pero».Nollegó.—Gracias,tíaLeigh.—¿Elliott?—¿TíaLeigh?—Sicreesqueesaniñanecesitaayuda,melodirás,¿verdad?Lamiréunmomentoyluegoasentí.—Estaréatento.

CAPÍTULO1CATHERINE

Nueveventanas,dospuertas,unporchequedabalavueltaalacasaydosbalcones; esa era solo la fachada de nuestra imponentemansión victoriana dedos plantas en la calle Juniper. La pintura azul descascarillada y las ventanaspolvorientas parecían relatar una terrible historia sobre el siglo de veranosimplacableseinviernossalvajementefríosquehabíasoportadolacasa.

Sentí que el ojo se me contraía involuntariamente al percibir un levecosquilleoenlamejilla,yunafraccióndesegundodespuéslapielmeardíabajolapalmadelamano.Acababadedarleunmanotazoalinsectonegruzcoquesedesplazaba por mi cara. Se había detenido allí a saborear el sudor que megoteaba del pelo. Papá siempre había dicho que yo era incapaz dematar unamosca,perovercómolacasameobservabamellevabaahacercosasextrañas.Elmiedoeraunanimalmuypersuasivo.

Lascigarras cantaban sincesarpor el calor,y cerré losojos, tratandodeaislarmedelruido.Odiabaaquelcanto,elzumbidodelosinsectos,elsonidodela tierra resecándose a temperaturas asfixiantes. Una brisa débil sopló por eljardín,yunosmechonesdepelomecayeronsobrelacaramientrasestabaahídepie,conlamochiladeWalmartazulmarinoamispiesyloshombrosdoloridosymuysensiblesdespuésdellevarlaportodalaciudaddesdeel instituto.Tendríaqueentrarpronto.

Pormásqueintentabaservalienteyconvencermeamímismaparaentrary respirar el aire espesoy cargadodepolvoy subir las escalerasquecrujiríanbajomis pies, un golpeteo constante procedente del jardín traserome dio unaexcusaparanoatravesarlapuertademaderadedoblehoja.

Rastreéelorigendelsonido—unobjetoduroquechocabacontraalgomásduro,unhachacontralamadera,unmartillocontraelhueso—yviapareceraunmuchachodepielbronceadaaldoblar laesquinadelporche.Estabagolpeando

con el puño ensangrentado la corteza de nuestro viejo roble, cuyo tronco eracincovecesmásgruesoquesuasaltante.

Lasescasashojasdelroblenobastabanparaprotegeralchicodelsol,peropermanecíaallíigualmente,conunacamisetaunpococortamanchadadesudor.Oeratontooeramuyterco,ycuandolaintensidaddesusojosdecidióenfocarseenmí,nopudeapartarlamirada.

Juntélosdedosparaformarunaviserajustoencimadelafrente, tapandoasílaluzsolarlobastanteparadistinguirmásalládelasiluetadelchico,loquemepermitióversusgafasdemonturaredondaysuspómulosmarcados.Pareciódarse por vencido en su difícil misión y se agachó a recoger una cámara delsuelo.Se levantóymetió lacabezaporunagruesacorreanegra.Elaparato lequedó colgando del cuello cuando lo dejó caer, mientras hundía los dedos atientasensupelograsiento,quelellegabahastaloshombros.

—Hola—dijoconelsolreflejándoseenlosbracketsdesusdientescuandohabló.

«Noeslasolemnidadqueesperabadealguienquesededicaagolpearlosárboles»,pensé.

La hierba me hacía cosquillas en los dedos de los pies al chocar mischancletasconlostalones.Meacerquéunospasos,preguntándomequiénseríayporquéestabaahí,ennuestrojardín.Justocuandoalgoenmiinteriormedecíaque echara a correr, di otro paso más. Había propiciado cosas mucho másaterradorasotrasveces.

Micuriosidadcasisiempreacababaderrotandoalarazón,unrasgoquemipadre veía comoun augurio de que, al final, acabaría compartiendo elmismodestino que el desdichado felino cuya historia me contaba con finesejemplarizantes.Lacuriosidadmeempujóadarunpasomás,peroelchiconosemoviónihablómientrasesperabapacientementeaqueelmisterioderrotaraamiinstintodesupervivencia.

—¡Catherine!—mellamómipadreentonces.El muchacho no se inmutó. Entornó los ojos para protegerse de la

deslumbrante luz del sol y, en silencio,me vio quedarme paralizada al oírminombre.

Retrocedí unos pasos, agarrandomimochila y corriendo hacia el porchedelantero.

—Hayunchico…—dije,jadeando—,ennuestrojardíntrasero.Mi padre vestía su habitual camisa blanca de cuello, pantalones y una

corbata floja. Llevaba el pelo negro fijo en su sitio con gomina, y sus ojoscansadosperoamablesmemirabancomosihubierahechounaproezaincreíble:siacabarunañoenterode la torturaquesuponíael institutoentrabadentrode

esacategoría,entoncesteníarazón.—Conque un chico, ¿eh? —dijo papá, inclinándose hacia delante para

poderfingirqueseasomabaamirarporlaesquina—.¿Delinstituto?—No,perolohevistoporelbarrioantes.Eselchicoquecortaelcésped

delascasasdelbarrio.—Ah—dijomipadre,quitándomelamochiladeloshombros—.Eseesel

sobrinodeJohnyLeighYoungblood.Leighdijoquesequedaconellosapasarlosveranos.¿Nuncahabíashabladoconélantes?

Neguéconlacabeza.—¿Esosignificaqueloschicosyanosonasquerosos?Nopuedodecirque

mealegreoíreso,laverdad…—Papá,¿porquéestáennuestrojardíntrasero?Mipadreseencogiódehombros.—¿Loestádestrozando?Neguéconlacabeza.—Entonces me trae sin cuidado por qué está en nuestro jardín trasero,

Catherine.Lapreguntaes,¿porquéteimportaati?—Puesporqueesunextraño,yestáennuestrapropiedad.Mipadrememirófijamente.—¿Yesguapo?Hiceunamuecadeasco.—Puaj. Se supone que los padres no deben preguntar esas cosas. Y la

respuestaesno.Mipadrerevisóelcorreo,conunasonrisasatisfechaqueapenasdesdibujó

subarbaincipiente.—Soloporsiacaso.Meechéhaciaatrás,mirandoalafranjadehierbaquehabíaentrenuestra

casay laparcelade tierradesnudaquehabía sidode losFenton, antesdequemurieralaviudaFentonysushijosmandarandemolerlacasa.Mamádecíaquesealegrabaporque,apesardelomalqueolíalacasadesdefuera,teníaquesermucho peor por dentro, como si algo hubiera muerto en lo más profundo deaqueledificio.

—Estaba pensando—dijomi padre, abriendo la puerta demosquitera—quetalvezestefindesemanapodríamossacarelBuickparadarunavuelta.

—Muybien—respondí,preguntándomeaquéserefería.Hizo girar el pomo y abrió la puerta, haciéndome una seña para que

entrara.—Pensé que te haría más ilusión. ¿No falta poco para que te den el

permisodeaprendizdeconductora?

—Ah,¿terefieresaqueyosaqueelBuickparadarunavuelta?—¿Porquéno?—exclamó.Pasé por su lado para llegar al recibidor y dejé caer al suelo lamochila

llenaconlosrestosdelmaterialescolaryloscuadernosdetodoelcurso.—Supongo que porque no le veo el sentido. No es como si tuviera un

cocheparapoderconducirlo.—PuedesconducirelBuick—sugirió.Miré por la ventana para ver si el chico se había puesto a destrozar los

árbolesdenuestrojardín.—PerotúusaselBuick.Hizounamueca,impacientándoseyaconladiscusión.—Me refiero a cuando no lo use. Tienes que aprender a conducir,

Catherine.Tardeotempranotendrásuncoche.—Estábien,estábien—dije,accediendo—.Soloqueríadecirquenotengo

prisa.Notenemosquehacerloestefindesemana.Yasabes…siestásocupado.Mebesóelpelo.—Nunca estoy demasiado ocupado, princesa. Deberíamos despejar la

cocina y empezar a preparar la cena antes de que mamá vuelva a casa deltrabajo.

—¿Porquéestásencasatantemprano?—lepregunté.Mipadremealborotóelpeloconairejuguetón.—Hoyestásmuypreguntona.¿Cómotehaidoelúltimodíadetuprimer

añodeinstituto?Supongoquenotendrásdeberes.¿HashechoplanesconMinkayOwen?

Neguéconlacabeza.—LaseñoraVowelnoshapedidoque leamosalmenoscinco libroseste

verano. Minka está haciendo la maleta y Owen va a ir al campamento deciencias,enverano.

—Ah, es verdad; la familia deMinka tiene una casa de verano en RedRiver, lo había olvidado. Bueno, podrás ver a Owen cuando vuelva delcampamento.

—Sí.—Mequedé callada, sin saber quémásdecir. Sentarme frente a laenormepantallaplanadeOwenparaverlojugaralúltimovideojuegonoeramiideadeunveranodivertido.

MinkayOwenhabíansidomisúnicosamigosdesdeprimercurso,cuandotodosnosetiquetaronalostrescomo«raritos».ElpelodecolorzanahoriaylaspecasdeMinkalehicieronpasarmalosratosyleprovocaronbastanteslágrimas,peroluego,ensexto,pasóaformarpartedelequipodeanimadorasyesoledioun respiro.Owen sepasaba lamayorpartedel tiempodelantede la televisión

jugando a la Xbox y apartándose el flequillo de los ojos, pero su verdaderapasión era Minka. Siempre sería su mejor amigo, y todos fingíamos que noestabaenamoradodeella.

—Bueno,peroesonovaaserunproblema,¿osí?—preguntómipadre.—¿Mmm?—Loslibros—contestó.—Ah—dije,volviendoalpresente—.No.Señalómimochila.—Será mejor que la recojas. Tu madre te echará bronca si vuelve a

tropezarseconella.—Dependedequéhumorestéhoy—respondíenvozbaja.Recogílabolsa

del suelo y la acerqué a mi pecho.Mi padre siempre me estaba salvando demamá.

Miréhacialasescaleras.Elsolentrabaaraudalesporlaventanadelfondodelpasillo.Lasmotasdepolvo se reflejabanen la luz, loquemehacía sentirganas de contener la respiración. El aire olía a cerrado y a moho, como decostumbre,peroelcalorloempeoraba.Notécómounagotadesudorseformabaenminucay sedeslizabahacia abajo, absorbida al instantepormi camisadealgodón.

Losescalonesdemaderaprotestaronbajomisescasoscincuentakilosdepesomientrassubíaaldescansillodearribayloatravesabaparadirigirmeamihabitaciónydejarmibolsaencimademicama.

—¿Es que no funciona el aire acondicionado? —pregunté, bajando lasescaleras.

—No.Sololoapagocuandonohaynadieencasa,paranogastar.—Elaireestádemasiadocaliente,nosepuedenirespirar.—Acabodeencenderelaparato.Notardaráenestarmásfresco.—Miróal

relojdelapared—.Tumadreestaráencasadentrodeunahora.Vamos,manosalaobra.

Toméunamanzanadelfruteroquehabíasobrelamesa,lediunmordiscoymastiqué mientras observaba a mi padre arremangarse y abrir el grifo delfregaderopararestregarseeldíadelasmanos.Parecíatenermuchascosasenlacabeza,másdelonormal.

—¿Estásbien,papá?—Sí.—¿Qué hay de cenar?—pregunté, quedandomis palabras amortiguadas

porlamanzanaqueteníaenlaboca.—Dímelotú.—Hiceunamueca,yélserio—.Miespecialidad.Pollocon

chileyalubiasblancas.

—Hacedemasiadocalorparaelchile.—Muybien,¿tacosdecerdoasado,entonces?—Noteolvidesdelmaíz—dije,ydejéelcorazóndelamanzanaantesde

tomarelrelevoenelfregadero.Lo llené con agua caliente y jabón, y mientras el agua burbujeaba y

humeaba,echéunrápidovistazoalashabitacionesdelaplantabajaenbuscadeplatos sucios. En el salón de atrásme asomé a la ventana buscando al chico.Estabasentadoalladodeltroncodelroble,mirandoalcampoquehabíadetrásdenuestracasaatravésdelobjetivodesucámara.

Mepreguntécuántotiempopensabaestarennuestrojardín.El chico hizo una pausa, y luego, al volverse,me sorprendiómirándolo.

Apuntósucámaraenmidirecciónytomóunafotoantesdebajarlaparamirarmedenuevo.Retrocedí,sinsabermuybiensiestabaavergonzadaoasustada.

Volví a la cocina con los platos, los puse en el fregadero con el resto yempecé a fregar. El agua me salpicaba la camisa, y mientras las burbujas seencargabandeeliminarlasuciedad,mipadreadobóelasadodecerdoylometióenelhorno.

—Hacedemasiadocalorparaprepararchileenlaolladecocción,peronoteimportaencenderelhorno…—seburló.

Sepusoeldelantaldemamáalrededorde lacintura; la telaamarillaconestampado de flores de color rosa hacía juego con el papel de damascodescoloridoqueempapelabatodaslashabitacionesprincipales.

—Estásguapísimo,papá.Hizo caso omiso de mi pulla y abrió la nevera, abarcándola con un

movimientoexageradamenteteatraldesubrazo.—Hecompradounatarta.Laneverareaccionóemitiendounzumbido,acostumbradoalesfuerzode

enfriarsucontenidocadavezqueseabríalapuerta.Comolacasaytodoloquehabía en ella, la nevera tenía el doble de años que yo.Mi padre decía que laabolladuraenlapartedeabajoledabacarácter.Laspuertasdobles,quehabíansidoblancasensudía,estabancubiertasconimanesdelugaresenlosquenuncahabíaestado,ydehuellassuciasdepegatinasquemimadrehabíacolocadoallídeniñayquehabíaquitadoluego,yadeadulta.Aquellaneveramerecordabaanuestra familia: a pesar de las apariencias, las distintas partes trabajaban encolaboraciónynuncaserendían.

—¿Unatarta?—pregunté.—Paracelebrartuúltimodíadeprimerodesecundaria.—Desde luego, es un motivo de celebración. Tres meses enteros sin

Presleyysusclones.

Papáfruncióelceño.—¿LahijadelosBrubakertodavíatecausaproblemas?—Presleymeodia,papá—dije,restregandoelplatoqueteníaenlamano

—.Siempremehaodiado.—Bah,yorecuerdounaépocaenlaqueeraisamigas.—Todo el mundo es amigo en el jardín de infancia —contesté con un

gruñido.—¿Quécreesquepasó?—preguntó,cerrandolanevera.Mevolvíhaciaél.Laideaderecordarcadaunodelospasosdelproceso

porelcualPresleyhabíacambiado,yconella,sudecisióndesermiamiga,nomeparecíanadaatractiva.

—¿Cuándocomprastelatarta?Mipadrepestañeóconnerviosismo.—¿Qué,cariño?—¿Tehandadoeldíalibre?Mi padre esbozó la mejor de sus sonrisas forzadas, de las que no le

alcanzabanlosojos.Intentabaprotegermedealgoquenocreíaquemicorazóndeapenasquinceañospudierasoportar.

Sentíunadesazónenelpecho.—Tehandespedido.—Hallegadoelmomento,hija.Elpreciodelpetróleollevamesesporlos

suelos. El mío solo ha sido uno más de los setenta y dos despidos en midepartamento.Yaseabriránmáspuertas.

Bajélamiradahaciaelplato,mediosumergidoenelaguaturbia.—Túnoeressolounomásdeentresetentaydos.—Todoirábien,princesa.Teloprometo.Enjuaguélaespumadelplato,mirandoelrelojycayendoenlacuentade

porquéapapálepreocupabatantoeltiempo.Mamánotardaríaenllegaracasa,y él tendría que decírselo.Mi padre siempreme salvaba demi madre, y pormucho que yo intentara hacer lomismo por él, esta vez no habríamanera deaplacarsuira.

Justoempezábamosaacostumbrarnosaoírnuevamentelarisademamá,asentarnosacenaryhablardecómonoshabíaidoeldíaynodelasfacturasquehabíaquepagar.

Coloquéelplatolimpioenlaencimera.—Tecreo.Encontrarásalgo.Apoyósumanogigantesobremihombroconsuavidad.—Pues claro que sí.Acaba con los platos y limpia la encimera, y luego

sácamelabasura,¿quieres?

Asentí,inclinándomehaciaélcuandomebesóenlamejilla.—Tieneselpelocadavezmáslargo.Esoesbueno.Metirédealgunosdelosmechonesdecolorrojizoqueteníamáscercade

lacaraconlosdedoshúmedos.—Puedequeunpoco.—¿Vas a dejar que te crezca un poco por fin? —preguntó con la voz

impregnadadeesperanza.—Losé.Tegustalargo.—Medeclaroculpable—dijo,clavándomeeldedoenuncostado—.Pero

llévalocomoatiteguste.Estupelo.Lasmanecillasdelrelojmehicierontrabajarmásdeprisa,preguntándome

por qué papá quería que cuando llegaramamá, encontrara la casa limpia y lacena en lamesa. «¿Para qué asegurarse de que esté de buen humor solo paradarlemalasnoticias?»,pensé.

Hastahacíapocosmesesmamáhabíaestadopreocupadaporeltrabajodemipadre.Nuestrapequeñaciudad,antañounparaísoparalosjubilados,sehabíaido deteriorando a ojos vista a nuestro alrededor: demasiada gente y pocospuestosdetrabajo.Lagranrefineríadepetróleodelapoblaciónvecinasehabíafusionado con otra empresa y la mayor parte de las oficinas ya se habíantrasladadoaTexas.

—¿Vamos amudarnos?—preguntémientras guardaba la última olla. Laideaencendióunachispadeesperanzaenmipecho.

Mipadreserioentredientes.—Unamudanzacuestadinero.Estaviejacasahapertenecidoalafamilia

demamádesde1917.Nuncameloperdonaríasilavendiéramos.—Peronopasanadasilavendemos.Esdemasiadograndeparanosotros,

detodosmodos.—¿Catherine?—¿Sí?—No menciones siquiera lo de vender la casa delante de mamá, ¿de

acuerdo?Sololaenfadaríasmás.Asentíconlacabeza,limpiandolasencimeras.Terminamosderecogerla

casaensilencio.Papáparecíaperdidoensuspropiospensamientos,seguramentedándolevueltasacómoibaacontarlelanoticia.Lodejésoloalverqueestabanervioso. Eso hizo que me preocupara, porque se había convertido en unverdaderoexpertoencalmarlosarrebatosexplosivosdemimadre,susdesvaríossinsentido.Unavezseleescapóquellevabaperfeccionandosustécnicasdesdequeibanalinstituto.

Cuando era pequeña, antes de irme a la cama, al menos una vez a la

semana,papámecontabalahistoriadecómoélseenamoródeella.Éllainvitóasalir la primera semana del primer año de secundaria, y la defendió contra elacosoque sufría por culpa de la fundiciónde su familia.Los subproductos sehabíanfiltradoenelsubsueloyluegoenelaguasubterráneadelosacuíferos,ycada vez que lamadre de alguien enfermaba, cada vez que le diagnosticabancánceraalguien,eraculpade losVanMeter.Papádecíaquemiabueloeraunhombrecruel,peroqueeraaúnpeorconmamá,tantoquefueunaliviocuandomurió. Me advirtió que nunca hablara de eso delante de ella y que tuvierapacienciacon loqueél llamabasus«ataques».Yohacíagrandesesfuerzosporno hacer caso de sus ataques y sus comentarios despiadados hacia papá. Elmaltrato que había sufrido siempre aparecía en sus ojos, incluso veinte añosdespuésdelamuertedelabuelo.

LagravilladelcaminodeentradacrujióbajolosneumáticosdelLexusdemamá, llevándome de vuelta al presente. La puerta del lado del conductor seencontrabaabiertayellaestabainclinada,recogiendoalgodeentrelostablonesdelsuelo.Conbolsasdebasuraenambasmanos,observésubúsquedafrenética.

Dejélasbolsasenelcontenedor,juntoalgaraje,cerrélatapaymelimpiélasmanosenlospantalonescortosdetelavaquera.

—¿Cómotehaidotuúltimodíadecurso?—preguntómamá,ajustándoseel bolso en el hombro—.Se acabó esode ser el últimomono, ¿verdad?—Susonrisaaupósusmejillassonrosadasycarnosas,peroapenassipodíaandarporla gravilla con aquellos tacones, caminando con cuidado hacia la puerta deentrada.Llevabaunapequeñabolsadelafarmaciaqueyaestabaabierta.

—Mealegrodequesehayaacabado—comenté.—Bah,tampocohasidotanmalo,¿no?Apretólasllavesenlamano,mebesóenlamejillayluegosedetuvocerca

del porche. Se había hecho una carrera en las medias, que le subía desde larodillahastametersedebajodelafalda,yuntirabuzónoscuroselehabíasoltadodelmoñoenaltoylecolgabasobrelacara.

—¿Cómo…cómotehaidoeldía?—pregunté.Mamá llevaba trabajando como cajera de un banco, el First Bank, en la

ventanilla exterior para los coches, desde los diecinueve años. Solo tardabaveinte minutos en el trayecto diario desde casa hasta el trabajo, y le gustabadedicarese tiempoarelajarse,pero lomásbonitoquehabíadichode lasotrasdosempleadasquetrabajabanconellaeraquesetratabadeunpardearrogantes.El pequeño edificio con la ventanilla exterior se hallaba separado del bancoprincipal,ytrabajardíatrasdíaenesereducidoespaciohacíaquelosproblemasqueteníanentreellassemagnificasenaúnmás.

Cuantomás tiempopasabaallí,máspastillasnecesitaba.Labolsaabierta

ensumanoeraunaseñalseguradequeyahabíatenidounmaldía,aunquesolofueseporquerecordabaquesuvidanoestabasaliendocomoellahabíaplaneado.Mimadreteníalacostumbredecentrarseenlonegativo.Intentabacambiar,esosí;libroscomoEncuentralasatisfacciónyCómogestionarlairadeformasanaocupabanlamayorpartedenuestrasestanterías.Mamámeditabaytomabaunosbañosmuy largosmientras escuchabamúsica relajante, pero su ira no tardabamucho en volver a aflorar a la superficie. Su furia siempre estaba ahí, ensegundoplano,hirviendoafuegolento,acumulándose,esperandoaquealgooalguienlecrearaunavíadeescape.

Adelantóellabioinferiorysesoplóelmechóndepelosuelto.—Tupadreestáencasa.—Losé.Noapartólosojosdelapuerta.—¿Porqué?—Estáhaciendolacena.—Oh,Dios…¡Oh,no…!Corrióescalerasarriba,abriólapuertademosquiteradeuntirónydejóque

secerraradetrásdeelladegolpe.Alprincipionolosoía,perolosgritosdepánicodemamánotardaronen

filtrarse a través de las paredes.Me quedé en el jardín delantero, escuchandocómo los gritos iban en aumento al tiempo que papá intentaba tranquilizarla,pero ella no estaba dispuesta a dejarse aplacar. Ella vivía en elmundo de lasposibilidades,mientrasquepapáinsistíaenelaquíyelahora.

Cerré los ojos y contuve la respiración, esperando que en cualquiermomento las siluetas de la ventana colisionasen y papá abrazase a mamámientrasellallorabahastaqueyanotuvieramiedo.

Miréhacianuestracasa,alenrejadocubiertodeenredaderasmuertas,alabarandaquerodeabaelporchepidiendoagritosunanuevacapadepintura.Lasmosquiterasdelasventanasestabanllenasdepolvoyhabíaquereemplazarlostablonesdelporche.Elexteriordelaconstrucciónfuehaciéndosecadavezmásymáslúgubreamedidaqueelsolsedesplazabaporelcielo.Nuestraviviendaeralamásgrandedelamanzana,unadelasmásgrandesdelaciudad,ycreabasupropiasombra.Habíasidolacasademamáydesupropiamadreantesquelasuya, pero nunca me había parecido un verdadero hogar. Había demasiadashabitacionesydemasiadoespacioquellenarconecosysusurrosfuribundosquemispadresnoqueríanqueoyera.

Enmomentoscomoeseechabademenoslafuriasilenciosa.Ahoraestabasaliendoaraudalesalacalle.

Mamáseguíapaseándosearribayabajo,ypapáaúnestabadepiejuntoala

mesa, suplicándole que lo escuchara. Gritaban mientras las sombras de losárbolessedesplazabanatravésdeljardínhastaqueelsolsequedósuspendidojusto sobre el horizonte. Los grillos empezaron a cantar, lo que indicaba quefaltaba poco para el crepúsculo.Me rugía el estómago mientras tiraba de lasbriznasdehierba;alfinalhabíaoptadoporsentarmeenlasuperficieirregulardenuestraacera,aúncalienteporelsoldeverano.Elcieloestabasalpicadoderosaypúrpura,ylosaspersoressiseabanyrociabannuestrojardín,perolaguerranoteníavisosdeacabarpronto.

En la calle Juniper solohabía cochesque tratabande evitar el tráficodedespués del horario escolar. Una vez que todos habían salido del trabajo yllegadoasuscasas,volvíamosaserlazonatranquiladelaciudad.

Oíunclicyunruidosibilantedetrásdemí,ymedilavuelta.Elchicodelacámaraestabadepiealotroladodelacalle,consuaparatoaúnenlamano.Lolevantóunavezmásytomóotrafoto,enfocandoenmidirección.

—Almenospodríasdisimularyhacercomoquenomeestássacandofotos—protestéconungruñido.

—¿Porquéhabríadehacereso?—Porquehacerfotosaunadesconocidasinsupermisoespenoso.—¿Yesoquiénlodice?Miréalrededor,ofendidaporsupregunta.—Todoelmundo.Lodicetodoelmundo.Colocólatapaensuobjetivoyluegosebajódelaaceraalacalle.—Bueno, pero es que todo elmundo no ha visto lo que acabo de ver a

travésdemiobjetivo,yeracualquiercosamenosalgopenoso.Lofulminéconlamirada,tratandodedecidirsiaquelloerauncumplidoo

no.Aunqueseguíconlosbrazoscruzados,miexpresiónsesuavizó.—DicemipadrequeereselsobrinodelaseñoraLeigh.Asintió con la cabeza, subiéndose las gafas por el puente de su brillante

nariz.Mevolvíhacialaventanaparaecharunvistazoalassiluetasdemispadres

yluegolomiréaélotravez.—¿Vasapasaraquíelverano?Asintiódenuevo.—¿Hablas?—dije,furiosa.Élsonrióconunamuecadivertida.—¿Porquéestástanenfadada?—No lo sé—solté, cerrando los ojos otra vez. Inspiré hondoy luego lo

mirépordebajodelaspestañas—.¿Esquetúnoteenfadasoqué?Cambiódepostura.

—Igualquetodoelmundo,supongo.—Señalóhaciamicasa—.¿Porquégritan?

—Ami,mmm…amipadrelohandespedidohoydeltrabajo.—¿Trabajaparalacompañíapetrolera?—preguntó.—Trabajaba.—Mitíotambién…hastahoy—dijo.Derepenteparecíavulnerable—.No

selodigasanadie.—Puedo guardar un secreto. —Me puse de pie, limpiándome los

pantalones cortos. Cuando vi que no decía nada, le dije mi nombre aregañadientes—.YosoyCatherine.

—Losé.YosoyElliott.¿QuieresiraBraum’sconmigoatomarunhelado?Mesacabamediacabeza,pero,aparentemente,pesábamoslomismo.Tenía

losbrazosylaspiernasdemasiadolargosydelgados,yestabadesproporcionadocon respecto a sus orejas, con unos pómulos marcados que sobresalían lobastante para que sus mejillas parecieran hundidas, y un pelo largo ydeshilachadoquenocontribuíaamejorarelaspectodesucaraovalada.

Élcruzóelasfaltoresquebrajadoyyoabrílaverjadeentrada,parándomeamirarhaciaatrás.Lacasatodavíameobservabayesperaríaaqueregresara.

Mispadresseguíangritando.Sientraba,secallaríanlojustoparatrasladarla pelea a su dormitorio, pero eso significaba que tendría que escuchar la iraamortiguadademimadreduranteelrestodelanoche.

—Sí, iré contigo —dije, volviéndome hacia él. Parecía sorprendido—.¿Tienes dinero? Te lo devolveré. No pienso volver ahí dentro para buscarmicartera.

Élasintióysepalpóelbolsillodelanterocomoprueba.—Yomeencargo.Cortoelcéspeddelosvecinos.—Losé—dije.—¿Losabes?—exclamóconunalevesonrisadesorpresa.Asentíconlacabeza,memetílosdedosenlosbolsillosdelospantalones

cortosvaquerosy,porprimeravez,mefuidemicasasinpermiso.Elliottechóaandaramilado,peroaunadistanciarespetable.Nodijonada

duranteunamanzanaymedia,yluegonosecalló.—¿Tegustaviviraquí?—preguntó—.¿EnOakCreek?—Laverdadesqueno.—¿Yquéhaydelinstituto?¿Cómoes?—Locomparoconunatortura.Asintiócomosihubieraconfirmadounasospecha.—Mimadresecrioaquí,ysiemprehablabadecuántoloodiaba.—¿Porqué?

—Lamayoría de los niños indios iban a su propia escuela. Ella y el tíoJohn eran objeto de muchas burlas por ser los únicos niños nativos en OakCreek.Eranmuymalosconella.

—¿Porqué?¿Quélehacían?—lepregunté.Fruncióelceño.—Una vez les destrozaron la casa, y también el coche de ella. Pero eso

sololoséporeltíoJohn.Loúnicoquemehadichomimadreesquelospadrestienen lamentemuycerraday losniñossonpeores.Noestoysegurodecómotomármelo.

—¿Tomarteelqué?Fijólavistaenlacarretera.—Quemehayaenviadoaunlugarqueodia.—HacedosañospedíunasmaletasparaNavidad.Mipadremecompróun

juego.Lasllenaréencuantollegueacasadespuésdelagraduaciónynovolverénuncamás.

—¿Cuándoeseso?¿Tugraduación?Lancéunsuspiro.—Mequedantresaños.—¿Asíquevasaprimero?¿Oibas?Yotambién.—Pero¿vienesaquítodoslosveranos?¿Noechasdemenosatusamigos?Seencogiódehombros.—Mis padres se pelean mucho. Me gusta venir aquí. Es todo muy

tranquilo.—¿Dedóndeeres?—DeOklahomaCity.Bueno,deYukon,enrealidad.—¿Ah,sí?Jugamosconvosotrosenlaligadefútbol.—Sí,losé,losé.«Yukonsonunospatatas».HevistolaspancartasdeOak

Creek.Reprimíunasonrisa.Yomismahabíahechoalgunasdeesaspancartascon

MinkayOwenenlasreunionesdelclubdefansdelequipodespuésdeclase.—¿Tújuegas?—Sí,perocomoenséptimaposición.Aunqueestoymejorando.Almenos

esoesloquediceelentrenador.ElcarteldeBraum’sestaba justoencimadenosotros, iluminándonoscon

unaluzdeneónrosayblanco.Elliottabriólapuertayelaireacondicionadomegolpeóenlapiel.

Loszapatossemequedaronpegadosalsuelodebaldosasrojas.Elazúcaryla grasa saturaban el aire, y había familias enteras sentadas a las mesas,charlando sobre los planes para el verano. El pastor de la Primera Iglesia

Cristiana estaba de pie junto a una de lasmesasmás grandes, con los brazoscruzadosalaalturadelabarriga,atrapandoentreellossucorbatarojamientrashablabaconalgunosdesusfeligresessobrelaspróximasactividadesdelaiglesiaysudecepciónporlosnivelesdelaguaenellagolocal.

Elliottyyonosacercamosalmostrador.Mehizounaseñaparaquepidierayoprimero.AnnaSueGentryestabaalfrentedelacaja,ysucoletarubiateñidasebalanceócuandonosmiróaambosexageradamenteparatratardedeterminarquérelaciónhabíaentrenosotros.

—¿Quién es este, Catherine?—preguntó, levantando una ceja al ver lacámaraquecolgabadelcuellodeElliott.

—ElliottYoungblood—dijoélantesdequepudieracontestarleyo.Anna Sue dejó de dirigirse amí, y sus grandes ojos verdes lanzaron un

destellocuandoelchicoaltosituadoamiladodemostróquenoledabaningúnmiedohablarconella.

—¿Ytúquiéneres,Elliott?¿PrimodeCatherine?Hiceunamueca,preguntándomequénariceshabríavistoennosotrospara

llegaraesaconclusión.—¿Qué?AnnaSueseencogiódehombros.—Lo dos tenéis el pelomás omenos igual de largo. Los dos lleváis un

cortedepeloigualdehorrible.Pensabaquealomejoreracosadefamilia.Elliottmemirósininmutarse.—Laverdadesqueyolollevomáslargo.—Oseaquenosoisprimos—dijoAnnaSue—.¿HascambiadoaMinkay

aOwenporeste?—Vecino.—Elliottsemetiólasmanosenlospantalonescortos,paranada

impresionado.Ellaarrugólanariz.—¿Quépasa?¿Esquenovasalcolegioninada?Lancéunsuspiro.—Sevaaquedarconsu tíaapasarelverano.¿Podemospediralgo,por

favor?AnnaSuetrasladóelpesodeunacaderaalaotra,agarrándoseacadalado

delacajaregistradora.Laexpresiónagriaensurostronomesorprendió.AnnaSueeraamigadePresley.Separecíanmucho, lasdos teníanelmismotonoderubio,llevabanelmismopeinado,elmismodelineadordeojosnegrogrueso…yponíanlamismacaracadavezquemeveían.

Elliottnopareciódarsecuenta,sinoqueselimitóaseñalarlapizarraquehabíaencimadelacabezadeAnnaSue.

—Yotomaréunatarrinadeheladodeplátanoysalsadecaramelo.—¿Connueces?—dijoella;alparecer,lapreguntaeraobligatoria.Élasintióyluegomemiró.—¿Catherine?—Uncucuruchodesorbetedenaranja,porfavor.Miróhaciaeltechoconexasperación.—Quéoriginal.¿Algomás?Elliottfruncióelceño.—No.EsperamosmientrasAnnaSuelevantabaunatapatransparenteyexcavaba

con una cuchara plateada en el sorbete del congelador tras la barreratransparente.Despuésdeformarunabolaconélydecolocarloenelcono,meloofrecióyempezóaprepararelheladodeElliott.

—Creíaquehabíasdichoque solocomeríamosunpardecucuruchos—dije.

Élseencogiódehombros.—Hecambiadodeidea.Hepensadoqueestaríabiensentarnosaquíconel

aireacondicionadounrato.AnnaSuesuspirómientrascolocabalatarrinadeElliottenelmostrador.—Heladodeplátano.Elliotteligióunamesajuntoalaventanaymepasóunasservilletasantes

dehincardesesperadamentelacucharaenlasalsadecarameloychocolatecomosiestuvieramuertodehambre.

—Talvezdeberíamoshaberpedidoalgodecena—dije.Levantólavistayselimpióunamanchadechocolatedelabarbilla.—Aúnestamosatiempo.Mirémihelado,queestabagoteando.—Noleshedichoamispadresquesalía.Deberíavolveracasapronto…

aunquenisiquierasehabrándadocuentadequemeheido.—Losheoídopelearse.Soyalgoasícomounexpertoenesascosas.Amí

meparecequevanaestartodalanoche…Suspiré.—Nopararánhastaqueélencuentreotrotrabajo.Mimadreesunaespecie

de…neurótica.—Mispadresestántodoeldíapeleándoseporculpadeldinero.Mipadre

opinaque sinocobra cuarentadólares lahora,nopuede trabajar.Comosiundólarno fuesemejorquecerodólares.Asíque loechansiempre,de todos lostrabajos.

—¿Aquésededica?

—Essoldador,locualestámuybien,porquepasafueramuchotiempo.—Es un tema de orgullo—dije—. Papá encontrará algo, seguro.Mami

simplementesesubeporlasparedes.Mesonrió.—¿Qué?—Hasdicho«mami».Estierno.Merecostéenelasiento,sintiendoquemeardíanlasmejillas.—Nolegustaquelallamedeotraforma.Dicequesolointentofingirque

soymayordeloquesoy.Eslacostumbre.Meobservóretorcermeenelasientoconexpresióndivertidayluegohabló

alfin:—Yohellamado«mamá»amimadredesdequeaprendíahablar.—Losiento.Séqueesraro—dije,mirandohaciaotrolado—.Mimadre

siemprehasidounpocoespecialconalgunascosas.—¿Porquétedisculpas?Solohedichoqueeratierno.Cambiédeposiciónydesplacélamanoqueteníalibreentrelasrodillas.El

aire acondicionado estaba funcionando a la máxima potencia, como en lamayoríadelasempresasdeOklahomaenverano.Eninviernohabíaquevestirsecon varias capas de ropa porque hacía demasiado calor dentro. En veranollevabasunachaquetaporquehacíademasiadofrío.

Merelamíelintensodulzordeloslabios.—Noestabaseguradesiteestabasburlandodemí.Elliott comenzó a hablar, pero un grupito de chicas se acercó a nuestra

mesa.—Vaya,vaya…—dijoPresley,tocándoseelpechoconairemelodramático

—.Catherinesehaechadonovio.Ahoramesabefatalhaberpensadotodoestetiempoqueestabasmintiendocuandodecíasquenoeradeaquí…

TresréplicasexactasdePresley—Tara,TatumMartinyBrieBurns—sepusieronareírtontamenteymenearonsusmelenasteñidasderubioplatino.Taray Tatum eran gemelas, pero todas se esforzaban al máximo para parecerse aPresley.

—Alomejornoesdeaquí,perosídemuycerca,justofueradelaciudad—señalóBrie—.¿Comodeunareserva,talvez?

—En Oklahoma no hay ninguna reserva —contesté, indignada por suestupidez.

—Sí,síquehay—mecontradijoBrie.—Terefieresalastierrastribales—dijoElliott,imperturbable.—SoyPresley—ledijoaElliottconactitudengreída.Apartélamiradaporquenoqueríavercómoseconocían,peroElliottnose

movió ni habló, así queme volví para ver qué era lo que impedía el saludo.Elliottmededicóunapequeñasonrisa,sinhacercasodelamanoqueletendíaPresley.

Ellahizounamuecaysecruzódebrazos.—¿Brietienerazón?¿VivesenWhiteEagle?Elliottarqueóunaceja.—Ahíesdondevivelatribuponca.—¿Y?—soltóPresley.Elliottsuspiróconaireaburrido.—Puesqueyosoycherokee.—Bueno,peroesoes ser indio,¿no?¿AcasoWhiteEaglenoespara los

indios?—preguntóella.—Vete ya, Presley —le pedí, preocupada por que dijera algo aún más

ofensivo.UnbrillodeentusiasmodestellóenlosojosdePresley.—Vaya, Kit Cat. ¿Esos pantalones bombachos no te quedan un poco

pequeños?Lamiréconfuriallameante.—MellamoCatherine.Presleysefueconlasdemásaunreservadoalotroladodelasala,sindejar

deburlarsedeElliottydemídesdelejos.—Losientomucho—susurré—.Lohacenporqueestásconmigo.—¿Porqueestoycontigo?—Meodian—dijeconungruñido.Puso la cuchara del revés y se la metió en la boca, aparentemente sin

inmutarse.—Noesdifícilverporqué.Mepreguntéquépartedemiaspectofísicolohacíatanobvio.Talvezpor

esolaciudadenteranohabíadejadodeculparnosamamáyamíporloserroresdemisabuelos.Quizámeparecíaaalguienaquiendebíandeodiar.

—¿Porquéparecestanavergonzada?—preguntó.—Supongoqueesperabaquenosupieraslodemifamiliaylafundición.—Ah,¿eso?Mitíamelodijohaceaños.¿Esesoloquepiensas?¿Quese

metencontigoporlahistoriadetufamiliaconlaciudad?—¿Porquéotromotivoibaaser?—Catherine.—Minombresonabacomounarisasuavecuandosalíadesu

boca—.Tetienenenvidia.Fruncíelceñoyneguéconlacabeza.—¿Yporquéibanatenermeenvidia?Siapenasllegamosafindemes…

—¿Tútehasvisto?—preguntó.Meruboricéybajé lamirada.Solomipadremededicabacumplidospor

miaspecto.—Túerestodoloqueellasnoson.Crucé losbrazossobre lamesayvicómo,en lacalle, lacálida luzde la

faroladelaesquinaparpadeabaentrelasramasdeunárbol.Eraunasensaciónextraña,quererseguirescuchándoloy,almismotiempo,esperarquehablaradecualquierotracosa.

—¿Notemolestaloquehandicho?—pregunté,sorprendida.—Antessímemolestaba.—¿Yahorano?—Mi tío John dice que la gente solo puede hacernos enfadar si se lo

permitimos,ysiselopermitimos,lesdamospoder.—Esoesmuyprofundo.—Avecesescucholoquedice,aunqueélpiensequeno.—¿Yquémásdice?Nodudóencontestar.—Que con el tiempo, o bien te haces un experto en estar por encima y

responderalaignoranciaconeducación,oteconviertesenunverdaderoexpertoenserunamargado.

Sonreí.Elliottpronunciabalaspalabrasdesutíoconrespeto.—Entonces,¿eligesnodejarqueloquedicelagenteteafecte?—Másomenos.—¿Ysepuedesabercómo lohaces?—dije, inclinándomehaciadelante.

Teníaunacuriosidadgenuina,esperandoquemerevelaraalgúnsecretomágicoconelqueponerfinalsufrimientoqueaPresleyysusamigastantolesgustabainfligirme.

—No,simeenfado.Esmuypesadocuandolagenteseempeñaendecirmeque su bisabuela era una princesa cherokee, o cuando me sueltan esa bromaestúpidasobresimepusieronminombreporloprimeroquevieronmispadresalsalirdeuntipi.Puedoponermenerviosocuandoalguienmellama«granjefe»,ocuandoveogenteconunpenachodeplumasfueradenuestrasceremonias.Peromi tío dice que debemos ser compasivos y didácticos, o no hacerles caso ydejarlosconsuignorancia.Además,haydemasiadaignoranciaenelmundoparadejarquetodomeafecte.Silohiciera,estaríaenfadadotodoeldía,ynoquierosercomomimadre.

—¿Poresoestabaspegandoanuestroárbol?Bajólamirada,oreaciooincapazderesponderamipregunta.—Amí haymontones de cosas quememolestan—gruñí, reclinándome

haciaatrás.Echéunvistazoalasclones,vestidasconpantalonescortosvaquerosyblusasconestampadosdeflores,simplesvariantesdelamismacamisadelamismatienda.

Papá trataba de asegurarse de que siempre tuviera la ropa adecuada y lamochilaquehabíaquetener,pero,añotrasaño,mimadreveíacómomisamigasdela infanciaibandesapareciendo.Empezóapreguntarsequéhabíamoshechomal,yluegoempecéapreguntármeloyotambién.

La verdad era que odiaba a Presley por odiarme. No tenía el coraje dedecirleamimadrequeyonuncaencajaríaallí:noeralobastantemalaparaesaschicasdeciudadymentalidadcerradas.Tardémuchotiempoendarmecuentadeque,enelfondo,yotampocoqueríaencajar,peroalosquinceañosavecesmepreguntaba si no era mejor que estar sola. Mi padre no podría ser mi mejoramigoparasiempre.

Diunmordiscoamiheladodesorbete.—Déjalo—dijoElliott.—¿Que deje el qué? —le pregunté con aquella delicia anaranjada

derritiéndoseenmilengua.—Demirarlascomositemurierasdeganasdeestarsentadaallí.Estáspor

encimadeeso.Sonreí,divertida.—¿Creesquenolosé?Secallóloquefuesequeibaadeciracontinuación.—Ycuéntame,¿cuálestuhistoria?—pregunté.—Mis padres van a ir a un centro de terapia de pareja durante seis

semanas.Unaespeciedeasesoramientointensivooalgoasí.Unúltimointento,supongo.

—¿Quépasasilointentanyfallan?Recogiósuservilleta.—Noestoyseguro.Mamádijoalgodequelosdosvolveríamosaquícomo

últimorecurso.Aunqueesofuehaceunoodosaños.—¿Porquésepelean?Lanzóunsuspiro.—Mipadrebebe.Nosacalabasura.Mimadreseenfada.Mimadrepasa

demasiadotiempoenFacebook.Mipadredicequebebeporqueellanolehacecaso;mimadredicequeestátodoeldíaenFacebookporqueélnuncahablaconella. Básicamente, la cosa empieza con la tontería más estúpida que puedasimaginaryvacalentándosecadavezmás,comosi losdossehubiesenpasadotodo el día esperando a que uno provocara al otro.Ahora quemi padre se haquedado sin trabajo, otra vez, es peor. Por lo visto, el psicólogo dice quemi

padresiempretienequeserunavíctimayqueamimadrelegusta«castrarlo»,sealoquesealoquesignifiqueeso…

—¿Ellostehandichoeso?—No son la clase de padres que se pelean detrás de puertas cerradas,

¿sabes?—Puesvayamierda.Losiento.—Nosé—dijo,mirándomepordebajodelasgafas—.Aquínoseestátan

mal.Meretorcíenmiasiento.—Meparecequedeberíamos,mmm…deberíamosirnosya.Elliottselevantóyesperóaqueyosalieradeslizándomedelreservado.Me

siguióparairnos,asíquenoestabaseguradesihabíavistoaPresleyylasclonestapándosesusinsultosyrisitasconlasmanos.

Cuando se detuvo junto al cubo de la basura que había detrás de sureservado,supequesílashabíavisto.

—¿Dequéosreís?—preguntó.Letirédelacamiseta,implorándoleconlamiradaquesiguieraandando.Presley adelantó los hombros y levantó la barbilla, entusiasmada ante la

atención.—Míralos, qué tiernos los dos, Kit Cat con su nuevo novio… Es

conmovedorquenoquierasherirsussentimientos.Porque…supongoquetengoqueasumirqueesoesloquees—nosseñalóalosdos,alternativamente—esto.

Elliott se acercó a su mesa y las risas de las chicas cesaron. Dio unosgolpecitosenlamaderaysuspiró.

—¿Sabesporquénuncasuperaráslanecesidaddehacerquelosdemássesientancomounamierdaparaquetútesientasmejor,Presley?

Ellalomiróentornandolosojos,comounaserpientelistaparaatacar.Elliottcontinuóhablando:—Porqueescomouncolocón,unaeuforiapasajera.Nodurademasiado,y

tú nunca dejarás de necesitarlo porque es la única felicidad que vas aexperimentar en esa triste y patética vida que tienes y que gira en torno a lasmanicurasya lasmechasenelpelo.¿Tusamigas?Nolescaesbien.Nuncalegustarásanadieporquetúnotegustasatimisma.AsíquecadavezquetemetasconCatherine,ellalosabrá:sabráporquélohaces,comotambiénlosabrántusamigas.Igualquetúsabrásquelohacesparacompensartuscarencias.CadavezqueinsultasaCatherinesehacemásobvio.—MirófijamenteacadaunadelasclonesyluegoaPresley—.Quetengaseldíaquetemereces.

Regresó a la puerta y me la aguantó, haciéndome una señal para quepasara. Sorteamos los coches aparcados hasta que estuvimos al otro lado del

aparcamiento y echamos a andar hacia nuestro barrio. Las farolas estabanencendidas,ylosmosquitoszumbabanbajolasbrillantesbombillas.Elsilencioamplificabaelruidoquehacíannuestroszapatosalpisarelpavimento.

—Esohasido…—empecéadecir,buscandolapalabracorrecta—,épico.Yonuncapodríadecirlealgoasíaalguien.

—Bueno,yonovivoaquí,asíqueesolohacemásfácil.Ynoeradeltodomío.

—¿Quéquieresdecir?—EsdeunaescenadeDetentionClub,elMusical.Nomedigasquenola

vistecuandoeraspequeña.Lomiréconincredulidadyluegomeestallólarisaenlagarganta.—¿Terefieresalapelículaquesaliócuandoteníamosochoaños?—Lavitodoslosdíasduranteunañoymedio.Soltéunacarcajada.—Vaya.Nomepuedocreerquenolohayapillado.—PuesyomealegrodequenolohayapilladoPresley;esohabríahecho

mimonólogomuchomenosamenazador.Me reí denuevo, y esta vez también lohizoElliott.Cuandodejamosde

reírnos,mediouncodazo.—¿Deverdadtienesunnoviodefuera?Mealegrédequeestuvieraoscuro.Eracomosimeardieralacaraentera.—No.—Estábiensaberlo—comentóconunasonrisa.—Se lo dije una vez cuando estábamos acabando la primaria, con la

esperanzadequemedejaranenpaz.Sedetuvoymemiróconunasonrisadivertida.—¿Deduzcoquenofuncionó?Neguéconlacabeza,yentoncesrecordécadaepisodiodesusburlasysus

insultos como si fueran una herida recién curada que empezaba a abrirse denuevo.

Elliottsuspiróysetocólapuntadelanarizconunnudillorasguñado.—¿Noteduele?—lepregunté.Lascarcajadasylassonrisassedesvanecieron.Unperrolanzóunladrido

grave y solitario desde unas pocasmanzanas de distancia; un aparato de aireacondicionadodiounchasquidoyseestremecióyseoyóelruidodeunmotoracelerando; seguramente eran los alumnos mayores del instituto recorriendoMainStreet.Cuandosehizodenuevoelsilencioanuestroalrededor,laluzenlosojosdeElliottseextinguió.

—Losiento.Noesasuntomío.

—¿Porquéno?—preguntó.Meencogídehombros,reanudandonuestracaminata.—Nolosé.Essoloquemeparecealgopersonal.—¿Tehehabladodemispadresydetodossusproblemas,ycreesquelas

heridasdemisnudillossonalgopersonal?Meencogídehombros.—Perdí lacalma.La toméconvuestro roble.¿Loves?Nohaymagiade

ningunaclase.Todavíameenfado.Aminoréelpaso.—¿Estásfrustradoporlodetuspadres?Negóconlacabeza.Viquenoqueríadecirnadamás,asíquenoinsistí.En

nuestrapartetranquiladelaciudad,caminandoporlaúltimacalledentrodeloslímitesurbanos,elmundotalcomoElliottyyoloconocíamosestabatocandoasufin,apesardequenosotrosaúnnonoshabíamosdadocuenta.

Las casas flanqueaban la calle como pequeñas islas de vida y actividad.Lasventanasiluminadasquebrabanlaoscuridadentreunafarolaylasiguiente.Devezencuando,unasombrasedeslizabapordelantedeunadeellasyyomepreguntabacómoseríavivirenaquellasislas,siestabanpasandoelviernesporlanocheviendountelefilme,acurrucadosenelsofá.Lapreocupaciónporpagarlasfacturasseguramenteeraalgomuymuylejano.

Cuandollegamosalaverjademicasa,miislaestabaoscurayensilencio.Deseé que hubiera el cálido resplandor amarillo de las ventanas de las casasvecinas,elparpadeodeunapantalladetelevisión.

Elliottsemetiólasmanosenlosbolsillosehizotintinearlacalderillaquellevabaenellos.

—¿Estánencasa?MiréalgarajeyvielBuickdemipadreyelLexusdemimadredetrás.—Esoparece.—EsperonohaberempeoradolascosasentretúyPresley.Hiceungestoquitándoleimportanciaaaquello.—Presley y yo hacemucho tiempo que nos conocemos. Esta ha sido la

primeravezquealguienhasalidoenmidefensa.Noestoyseguradequesepaquéhacerconrespectoaeso.

—Conunpocodesuerte,seloguardarábiencercadeesepaloquellevaenelculo.

Aquello me arrancó una carcajada inmensa de la garganta, y Elliott nopudoocultarsusatisfacciónpormirespuesta.

—¿Tienesunnúmerodemóvil?—No.

—¿No?¿Enserio?¿Oesquenoquieresdarmetunúmero?Neguéconlacabezaysoltéotracarcajada.—Enserio.¿Quiénvaallamarmeamí?Elliottseencogiódehombros.—Puesibaahacerloyo,laverdad…—Ah.Levantéelpestillode laverjay laempujéparaabrirla,oyendoelsonido

agudodelmetalalfrotarcontraelmetal.LapuertasecerródetrásdemíconunclicymevolvíparamiraraElliott,apoyandolasmanosenlapartesuperiordelhierroelegantementeforjado.Élmiróhacia lacasacomosisimplementefueraotracasamás,sinmiedo.Suvalentíamehizoexperimentarunacálidasensaciónenmiinterior.

—Somosprácticamentevecinos,asíque…estoysegurodequeteveréporaquí—comentó.

—Sí, seguro. Quiero decir, probablemente… es probable —dije,asintiendo.

—¿Quévasahacermañana?¿Tienesuntrabajodeverano?Neguéconlacabeza.—Mimadrequierequeayudeencasalosveranos.—¿Puedopasarmeaverte?Fingiréquenotehagofotos.—Claro,anoserquehayamalrolloconmispadres.—Estábien, entonces—dijo, y se irguióunpocomás, sacandounpoco

másdepecho.Diounospasoshaciaatrás—.Hastamañana.Sevolviópara irse a su casayyohice lomismo, subiendodespacio los

escalones.Elruidoquehacíanlostablonesdemaderacombadosqueformabanel suelo de nuestro porche bajo la presión de mis cincuenta kilos parecía lobastantefuerteparaalertaramispadres,perolacasasiguióaoscuras.Empujélaancha puerta,maldiciendo paramis adentros las bisagras y sus chirridos.Unavez dentro, esperé. No oí ninguna conversación en voz baja ni pasosamortiguados. No había voces de enfado atenuado procedentes de arriba. Nohabíasusurrosenlasparedes.

Cada paso parecía anunciar a gritosmi llegadamientrasme dirigía a laplanta de arriba. Subí por el centro de los peldaños, sin querer rozar el papelpintadodelasparedes.Mamáqueríaquetuviéramoscuidadoconlacasa,comosifueraotromiembromásdenuestrafamilia.Avancéconcuidadoporelpasilloymedetuvecuandocrujióuntablónfrentealdormitoriodemispadres.Trasnopercibirningúnsignodemovimiento,enfiléhaciamihabitación.

El papel pintado demi cuarto tenía rayas horizontales, y ni siquiera loscoloresrosayvainillaimpedíanqueparecieraunajaula.Mequitéloszapatosy

caminéporlaoscuridadhacialaventanadeunasolahoja.Lapinturablancadelmarcoestabadescascarillándose,formandounpequeñomontoncitoenelsuelo.

Fuera,dosplantasmásabajo,Elliottaparecióydesapareciódemivistaalpasarbajolaluzdelasfarolas.EstabaandandohaciadondevivíasutíaLeigh,mirandosuteléfonomientraspasabaporlaparceladetierradelosFenton.Mepreguntésiencontraríaunacasadormida,osilaseñoraLeightendríatodaslasluces encendidas; si estaríapeleándosecon sumarido,ohaciendo laspaces,oesperandoaElliottdespierta.

Mevolvíhaciamitocadoryvieljoyeroquemipadremehabíaregaladoparamicuartocumpleaños.Levantélatapayunabailarinaempezóagirarfrenteaunpequeñoespejoovaladosobreuna telade fieltro rosa.Lospocosdetallespintados en su rostro se habían desvaído, dejando apenas dosmanchas negrasquehacían lasvecesdeojos; teníael tutúaplastado;elmuelle sobreelqueseapoyaba estaba torcido, obligándola a inclinarse demasiado hacia un ladomientrashacíapiruetas; sinembargo, lasnotas tintineantes, lentasehipnóticasaúnsonabanperfectamente.

El papel pintado también estaba pelándose, como la pintura, y se veíadesprendido a trozos por la parte de arriba en algunos lugares, o despegadodesdeelzócaloenotros.Enunaesquinadeltechohabíaunamanchamarrónqueparecíacrecercadaaño.Micamablancaconarmazóndehierrochirriabaconelmásmínimomovimiento, y las puertas demi armario no se deslizaban comoantes,peromihabitacióneramiespacio,unlugardondelaoscuridadnopodíaalcanzarme.Elestatusdemifamiliacomolospariasdelaciudadylairademimadre parecían muy muy lejanos cuando estaba dentro de aquellas cuatroparedes,ynomehabíasentidoasíenningúnsitiohastaquemesentéalotroladodeunamesapegajosafrenteaunchicomorenoysusgrandesojosmarrones,unchicoquememirabasinningúnrastrodecompasiónodesdénensumirada.

Mequedéjuntoalaventana,sabiendoyaquenoibaaveraElliottenlacalle.Eraunchicodistinto—algomásquesimplementeraro—,peromehabíaencontrado.Y,almenosdemomento,megustólasensacióndenoestarperdida.

CAPÍTULO2CATHERINE

—¿Catherine?—mellamómipadredesdeabajo.Bajétrotandolasescaleras.Élestabaabajo,sonriendo.—Hoyteveomuchomásalegre.¿Quépasa?Medetuveenelpenúltimoescalón.—¿Seráqueesverano?—No.Yahevistotusonrisade«esverano»antes.Estoesdiferente.Me encogí de hombros y tomé una loncha crujiente de beicon de la

servilleta que llevaba en la palma abierta de la mano. Mi única respuestaconsistióenunasucesiónderuidosalmascar,ante losquemipadrereaccionóriéndoseconaireburlón.

—Hoy tengo una entrevista a las dos, pero he pensado que tal vezpodríamosiradarunpaseoporellago.

Robéotrotrozodebeiconylomastiqué,ronzando.Papáhizounamueca.—Puedequetengaotrosplanes.Papáarqueóunaceja.—ConElliott.Losdossurcosquecruzabansuentrecejosehicieronmásprofundos.—Elliott.—Pronuncióelnombrecomosifueraarefrescarlelamemoria.Sonreí.—ElsobrinodeLeigh.Elchicorarodenuestrojardíntrasero.—¿Elqueestabapegándolealárbol?Mequedésinsaberquédecirhastaquealfinalmipadreañadió:—Sí.Lovi.—Pero…sitúmismomepreguntastesiestabadestrozandoeljardín…

—Noqueríapreocuparte,princesa.Noestoysegurodesimegustalaideadequepasestiempoconunchicoqueatacaalosárboles.

—Nosabemosloquepasaensucasa,consufamilia,papá.Mipadremetocóelhombro.—Esquetampocoquieroquemihijatengaalgoqueverconeso.Neguéconlacabeza.—Despuésdelodeanoche,talvezsustíosesténdiciendoexactamentelo

mismosobrenuestrafamilia.Seguroqueosoyótodoelvecindario.—Losiento.Nomedicuenta.—Erasobretodoella—dijeconungruñido.—Éramoslosdos.—AnocheseencaróconPresley.—¿Elchicodelárbol?Espera.¿Quéquieresdecirconesode«anoche»?Traguésaliva.—FuimosaBraum’s…cuandomamállegóacasa.—Ah —dijo papá—. Entiendo. ¿Y se comportó? Quiero decir que no

intentópegaraPresleyninadaporelestilo,¿osí?Meechéareír.—No,papá.—Siento no haber ido a tu habitación a darte las buenas noches. Nos

quedamoslevantadoshastamuytarde.Alguienllamóalapuerta.Tresveces,yluegodos.—¿Esél?—preguntópapá.—Nolosé.Noquedamosaningunahoraenconcreto…—dije,viendoa

mi padre encaminarse a la puerta. Sacó pecho antes de tirar del pomo y antenosotros apareció un Elliott recién salido de la ducha, con el pelo húmedoondulado y brillante. Sostenía la cámara con ambas manos, a pesar de quellevabalacorreaalrededordelcuello.

—Señor…—Calhoun—dijopapá,estrechandolamanodeElliottparadarleunfirme

apretón.Sevolvióhaciamí—.Creíaquehabíasdichoqueloconocisteanoche.—LuegomiróaElliott—.¿Nisiquieraaveriguastecuálerasuapellido?

Elliottsonrióconaireavergonzado.—Puedequeestéunpoconerviosoporconocerlo,señor.Losojosdepapásedulcificaronysushombrosserelajaron.—¿Sabíasquesunombredepilaesprincesa?—¡Papá!—exclamé,indignada.Mipadremeguiñóunojo.—Volvedalahoradecenar.

—Sí,señor—dijoElliott,haciéndoseaunlado.Pasé junto a papá y le di un rápido beso en la mejilla antes de guiar a

Elliottporlosescalonesdelporcheysalirporlapuertadelaverja.—Yahacecalor—dijoElliott,secándoselafrente—.Esteveranovaaser

brutal.—Hasllegadomuytemprano.¿Quétienesenmente?—pregunté.Mediouncodazo.—Salircontigo.—¿Paraquéllevaslacámara?—Hepensadoquepodríamosiralarroyo.—¿Para…?Levantólacámara.—Parahacerfotos.—¿Delarroyo?Sonrió.—Yaloverás.Caminamoshaciaelnorte,haciaBraum’s,ydoblamosunacalleantes.La

carretera se convirtió en una pista de tierra roja y grava, y anduvimos unkilómetro y medio más hasta Deep Creek, donde encontramos un riachueloestrecho que, salvo por unos pocos tramos con anchos de hasta tres metros,podíasaltarsedeunaorillaaotraconunpocodecarrerilla.Elliottmeguioporlariberahastaencontrarunaparteenquelacorrientediscurríaporencimadeunaspiedras.

Dejó de hablarme y se puso a jugar con la cámara. Hizo una fotorápidamente, comprobó losajustesy luego tomóvarias fotosmás.Despuésdeobservarloduranteunahora,estuvepaseandoporallíyosola,esperandohastaqueestuvierasatisfecho.

—Muybonitas—dijosimplemente—.Vámonos.—¿Adónde?—Alparque.Nos dirigimos de vuelta hacia la calle Juniper y de camino paramos en

Braum’s para comprar agua helada. Presioné el pulgar sobremi hombro ymidedodejóunamanchablancatemporalenlapielantesdequesevolvieraroja.

—¿Tehasquemado?—preguntóElliott.—Enjuniosiempremepasa.Mequemounavezyyaestoylistaparatodo

elverano.—Esoamínomepasa,¿ves?—bromeó.Examiné su piel morena con envidia. Había algo en ella que la hacía

parecer suave y apetecible, y esos pensamientosme hicieron sentir incómoda

porquenuncaloshabíatenidoantes.—Hayqueponerteprotectorsolar.Esotevaadoler.—Bah.Estarébien.Yaloverás.—¿Veréelqué?—Solo quería decir que estaré bien, que nome va a doler nada—dije,

empujándolofueradelaacera.Contuvounasonrisayluegomeempujóamítambién.Perdíelequilibrio

demasiado cerca de la verja y, no sé cómo, mi blusa acabó enganchada yretorcida en un alambre suelto.Grité y Elliott extendió lasmanosmientras elalambremerasgabaladelgadateladelaprenda.

—¡Cuidado!—exclamó,tratandodeagarrarme.—¡Estoy atrapada!—dije, doblada sobre mi estómago. Tenía los dedos

entrelazadosenlamallametálica,tratandodenocaermeydesgarrarmeaúnmáslablusa.

—Yatetengo—dijo,desenganchandolateladelaverja—.Yacasiestá—metranquilizóconvoztensa—.Losientomucho.Esohasidounaestupidez.

Unavezliberadamicamisa,Elliottmeayudóaincorporarme.Examinéeldesgarrónymereí.

—Nopasanada.Soyunatorpe.Élhizounamueca.—Nosueloponerlelamanoencimaaunachica.—Nomehashechodaño.—No,yalosé.Essoloque…mipadreavecesseenfadamuchoypierde

losnervios.Mepreguntocuándoempezóesoosisiemprefueasí.Noquierosercomoél.

—Mimadretambiénpierdelosestribos.—¿Pegaatupadre?Neguéconlacabeza.—No.Vi que movía la mandíbula, pero luego se volvió de espaldas hacia el

parque, haciéndome señas para que lo siguiera. Estuvo callado durante lassiguientesmanzanashastaqueoímoslarisadébilyloschillidosdelosniños.

ElparqueBeatleestabamuydescuidado,peroaúnsehallabaabarrotadodehumanos diminutos cuando llegamos. No estaba segura de cómo iba a hacerElliottalgunafotosinqueaparecieseenelencuadreunmocosollenodebabasyconlacarasucia,perodealgúnmodologrócaptar labellezaenloscolumpiosoxidadosyelsubibajaastilladoalquenosesubíanadie.Unahoramástarde,lasmadresy lascuidadorasdelasguarderíasempezaronareunirasusrebañosdeniños, llamándolosparaquevolvieranalosautocaresypudieraniraalmorzar.

Encuestióndeminutosnosquedamossolos.Elliottmeofrecióuncolumpioyyomesenté,riéndomemientrastirabade

míhaciaatrásyluegomeempujabahaciadelanteantesdepasarcorriendopordebajodemí.

Tomósucámaraymetapélacara.—¡No!—Espeorsiteresistes.—Peroesquenomegusta.Para,porfavor.Elliottdejólacámaraapoyadaensupechoynegóconlacabeza.—Esoesraro.—Puesentoncesseráquesoyrara.—No,es soloque…escomosi el soldelcrepúsculonoquisiera ser tan

hermoso.Mecolumpiéhaciadelanteyhaciaatrás,frunciendoloslabiosenunalínea

rectaparanosonreír.Unavezmás,noestabaseguradesimeestabadedicandouncumplidoosi,simplemente,asíeracomoélveíaelmundo.

—¿Cuándoestucumpleaños?—preguntóElliott.Arruguélafrente;mehabíapilladodesprevenida.—Enfebrero,¿porqué?Serioentredientes.—Enfebrero,pero¿cuándo?—Eldos.¿Cuándoeseltuyo?—Eldieciséisdenoviembre.Soyescorpio.Túeres…—Levantólavistay

sequedópensando—.Ah.Eresacuario.Unsignodeaire.Muymisterioso.Unarisanerviosamebrotódeloslabios.—Notengoniideadequésignificaeso.—Significa que deberíamos mantenernos muy muy alejados el uno del

otro,segúnmimadre.Aellalegustantodasesascosas.—¿Laastrología?—Sí—dijoconaireavergonzadoporhabercompartidoesainformación.—¿La astrología es algo típico de los cherokee? Lo siento si es una

preguntatonta.—No—dijo,sacudiendolacabeza—.Soloesunaafición.Elliottsesentóenelcolumpiosituadojuntoalmío,seempujóhaciaatrásy

luegoseayudóconlaspiernasparaimpulsarsehaciadelante.Agarrólacadenademi columpio yme arrastró consigo, en elmismomovimiento.Yo tambiénempecéausarlaspiernasyalpocoratomeelevétantoqueelcolumpiodabaunasacudidacadavezquellegabaarribadeltodo.Estirélapuntadelospieshaciaelcielo, recordando aquellamisma sensación tan estimulante de cuando era una

niñapequeña.Mientras nuestros columpios iban deteniéndose, vi cómo Elliott me

observaba.Metendiólamano,perodudéunmomento.—Notienequesignificarnada—dijo—.Túsolotómalayyaestá.Entrelacélosdedosconlossuyos.Losdosteníamoslasmanossudorosasy

resbaladizasyparecíaunasensacióndesagradable,peroeralaprimeravezquesujetabalamanodeunchicoapartedelademipadre,yaquellomeprovocóunaemociónridículaquenoadmitiríaantenadie.Elliottnomeparecíaunchicomuyguapo ni divertido, pero era tierno. Sus ojos parecían verlo todo, y aun así,todavíaqueríapasartiempoconmigo.

—¿Tecaenbientustíos?—pregunté—.¿Tegustaestaraquí?Élmemiró,entornandolosojosporculpadelsol.—Engeneral,sí.LatíaLeighes…hapasadolosuyo.—¿Aquéterefieres?—lepregunté.—Ellosnomehablandeeso,peroporloqueheoídoalolargodelosaños,

losYoungbloodnorecibieronalatíaLeighconmuchoentusiasmoalprincipio.EltíoJohnsimplementesiguióqueriéndolahastaquelaaceptaron.

—Porqueellaes…—empecéadecir,trastabillandoconlaspalabras.Élserioentredientes.—Nopasanada,puedesdecirlo.Misabuelostambiéntuvieronproblemas

coneso.LatíaLeighesblanca.Apretéloslabiosconfuerza,tratandodenoreírme.—¿Ytú?¿Deverdadvasairtedespuésdegraduarteenelinstituto?Asentí.—Oak Creek está bien —dije, dibujando círculos en la arena con la

sandalia—. Es solo que no quiero quedarme aquí para siempre… o ni unsegundomásdeloestrictamentenecesario.

—Yovoyaviajarporelmundoconmicámara.Hacerfotosdelatierrayelcieloydetodoloquehayenmedio.Podríasvenirconmigo.

Meechéareír.—¿Yparahacerqué?Seencogiódehombros.—Paraserloquehayenmedio.Pensé en lo quemi padreme había dicho antes.Quería demostrarle que

estabaequivocado.Sonreí.—Noestoyseguradequererviajarporelmundoconalguienquepegaa

losárboles.—Ah.Eso.Lediuncodazo.

—Sí,eso.¿Aquéveníaeso?—Esa fue una de las veces que no hice caso de la filosofía del tío John

sobrelaira.—Todoelmundoseenfada.Esmejordesquitarseconunárbol.Soloquela

próximavezquizáseamejorqueusesguantesdeboxeo.Soltóunacarcajada.—Mitíahadichoalgodeinstalarunsacodeboxeoabajo.—Puesesoesunaválvuladeescapemuysana,enmiopinión.—Bueno,puessinovasaviajarconmigoporelmundo,¿quévasahacer?—Noestoysegura—dije—.Solonosquedantresaños.Piensoquedebería

teneralgunaidea,almenos,peroalmismotiempomepareceunalocurapensarquedeberíatenerlaconsoloquinceaños.—Apartélamirada,frunciendoelceño—.Esestresante.

—Tómamelamanodemomento.—¿Catherine?Levantélavistay,alveraOwen,soltélamanodeElliott.—Hola—dije,poniéndomedepie.Owendiounospasoshaciadelante,secándoseelsudordelafrente.—Tu padreme dijo que podrías estar aquí.—Alternaba lamirada entre

Elliottyyo.—TepresentoaElliott.Viveunpocomásabajo,enmicalle—expliqué.Elliott se levantóy le tendió lamano.Owennosemovió,sinoquemiró

conreceloaaquelextrañoaltoymoreno.—Owen—mascullé.Owenagitósuspestañasrubias.EstrechólamanodeElliottyluegovolvió

acentrarsuatenciónenmí.—Ay.Losiento.Bueno,elcasoesque…mañanamevoyalcampamento.

¿Quieresveniramicasaestanoche?—Ah —dije, mirando a Elliott—. Pues la verdad es que yo, hum…

tenemosplanes,másomenos.Owenfruncióelceño.—Peromevoymañana.—Ya lo sé —dije, viéndome comer palomitas durante horas y horas

mientras Owen disparaba contra miles de mercenarios espaciales—. Puedesvenirconnosotros.

—Mimadrenomedejairaningunaparteestanoche.Quierequeestéencasatemprano.

—Losientomucho,Owen.Sevolvióymediolaespalda,frunciendoelceño.

—Ya.Nosvemosdentrodeunpardesemanas,supongo.—Sí,claro.Quelopasesbienenelcampamentocientífico.Owenseapartóelpelocastañoclarodelosojos,semetiólospuñosenlos

bolsillos y echó a andar en dirección opuesta ami casa, hacia su calle.Owenvivía en uno de los barrios bonitos y su casa estaba al final de una calle sinsalida, rodeadadeárbolesyverde.Habíapasadoun terciodemi infanciaallí,sentada en un puf relleno de bolitas de poliestireno delante de la tele.Queríapasartiempoconélantesdequesefuera,peroElliottteníamuchascapas,yyosolodisponía deunaspocas semanasdurante las vacacionesdeveranopara irdescubriéndolas.

—¿Quién era ese? —me preguntó Elliott. Por primera vez, la sonrisitaespontáneaquellevabapegadapermanentementealacarahabíadesaparecido.

—EsOwen, un amigo de la escuela.Uno de los dos amigos que tengo.EstáenamoradodemiamigaMinka.Somosamigosdesdeprimero.Élesasí…ungamer total. Le gusta que Minka y yo lo miremos mientras juega. No legustanmucholaspartidasdedosjugadores.Nolegustaesperaraquenosotrasentendamoseljuego.

UnacomisuradelabocadeElliottsecurvóhaciaarriba.—Unodelostres.—¿Cómo?—Owenesunodelostresamigosquetienes.—Ah. Eso es… un comentario muy agradable por tu parte. —Bajé la

miradahaciamirelojdepulseraparaocultarelrubordemismejillas,ymefijéen la hora.El sol había extendidonuestras sombras hacia el este.Llevábamosdos horas en el parque Beatle—. Creo que deberíamos comer algo. ¿Quieresveniracasaaporunsándwich?

Elliott sonrió y me siguió por la sombra hacia la calle Juniper. Nohablamosmuchoynobuscómimanootravez,peroyosentíauncosquilleoenlapalma,enelpuntodondehabíaestadolasuya.Medetuveenlapuerta,dudando.ElcochedemamáestabaaparcadodetrásdelBuick,ylosoíadiscutir.

—Puedo prepararme un sándwich enmi casa—dijo Elliott—. O puedoentrarcontigo.Loquetúquieras.

Lomiré.—Losiento.—Noestuculpa.Elliottsemetióunmechóndepelopordetrásdelaorejayluegotomóla

decisiónpormí.Empujódenuevolapuertadelaverjayechóaandarhacialacasa de su tía, secándose el sudor de la sien y luego recolocó la correa de lacámara.

Subílosescalonesdelporchedespacioymeencogícuandobajaronlavoz.—¡Estoyencasa!—anuncié,cerrandolapuertaamiespalda.Entréenel

comedoryviamipadresentadoalamesa,conlasmanosentrelazadasantesí—.¿Notehandadoeltrabajo?

Papá tenía las axilasmanchadasde sudory la caramuypálida.Tratódeesbozarunasonrisadébil.

—Había cien candidatosmás para ese puesto, todosmás jóvenes ymásinteligentesqueesteviejocarcamalqueestupadre.

—Eso no me lo creo, para nada —le dije, pasando junto a mamá endireccióna la cocina.Preparédosvasosdeaguaconhieloy luegoplantéunodelantedeél.

—Gracias,princesa—dijo,tomandounbuentrago.Mimadrepusocaradeexasperaciónysecruzódebrazos.—Escúchame.Podríafuncionar.Tenemostodoesteespacioy…—Te he dicho que no, cariño—dijo papá, tajante—. A esta ciudad no

vienenturistas.NohaynadaquevermásquenegocioscerradosyunPizzaHut.Las únicas personas que hacen noche aquí son las que pasan por la autopistainterestatalolosdelpetróleo.Novanapagarmásparaalojarseenunacasadehuéspedes.

—Solohayunhotel—espetómamá—.Estállenocasitodaslasnoches.—No todas las noches—repuso mi padre, secándose la frente con una

servilleta—.Yaunqueestuviéramosdesbordadosdeclientes,noseríasuficienteparamantenerunnegocio.

—¿Papá?—dije—.¿Noteencuentrasbien?—Estoybien,Catherine.Essoloquehoyhepasadodemasiadocalor.—Bebemásagua—dijemientrasempujabaelvasohaciaél.Mimadreseretorcíalasmanos.—Sabesqueesalgoquesiemprehequeridohacerconestacasa.—Paraabrirunnegociosenecesitadinero—dijopapá—.Ynomesiento

cómodo con la idea de tener a unos extraños durmiendo al lado deCatherinetodaslasnoches.

—Perosiacabasdedecirquenotendríamosningúnhuésped—leechóencaramamá.

—Esquenolostendremos,Mavis.SiestacasaestuvieraenSanFranciscooencualquierlugarconunaatracciónturística,lostendríamos,peroestamosenmitaddeOklahoma,nohayabsolutamentenadaendoshorasalaredonda.

—Doslagos—replicóella.—Lagentequevaallagohaceunaexcursióndeundíaoacampa.Estono

es Missouri. No estamos en la orilla de Crystal Lake con Branson a diez

minutos.Noeslomismo.—Podría serlo, si lo publicitáramos. Si conseguimos que la ciudad

colaboreconnosotros.—¿Para hacer qué, exactamente? Eso no puedes discutírmelo.

Sencillamente, en términos financieros no es responsable abrir ese tipo denegociocuandollevamosunmesderetrasoparasaldarnuestrasdeudas.—Papámemirócomosiacabarademeterlapata.

—Yopodríabuscartrabajo—dije.Papáempezóahablar,peromamálointerrumpió:—Podría trabajar para mí en la casa de huéspedes Juniper Bed &

Breakfast.—No,cielo—dijopapá,exasperado—.Nopodríaspagarlehastadespués

demuchotiempo,yentoncesyanotendríaningúnsentido.Mírame.Sabesquenoesunabuenaidea.Sabesquenoloes.

—Llamaréalbancopor lamañana.Sallynosconcederáunpréstamo.Séquelohará.

Papádiounpuñetazosobrelamesa.—Malditasea,Mavis.Hedichoqueno.Mamásoltóunbufido.—¡Tú nos metiste en esto! ¡Si hubieras hecho tu trabajo, no te habrían

despedido!—Mami…—leadvertí.—¡Estoesculpatuya!—dijosinhacermecaso—.Nosvamosaquedarsin

un centavo, ¡y se suponía que tú debías cuidar de nosotras! ¡Lo prometiste!¡Ahora te quedas todo el santodía en casamientras yo soy el único sustento!Tendremosquevenderlacasa.¿Adóndevamosair?¿Cómodiablosacabéconuntipejoasí?

—¡Mami!—grité—.¡Yaestábien!A mamá le temblaban las manos mientras se hurgaba las uñas y se

toqueteabaelpeloalborotado.Giró sobre sus talonesycorrióescalerasarriba,resoplandomientrassubía.

Papámemirócongestoavergonzadoyarrepentido.—Tumadrenolohadichoenserio,princesa.Mesenté.—Nuncalodiceenserio—gruñíenvozbaja.Papátorciólaboca.—Soloestáestresada.Alarguélamanohacialamesaytomésumanohúmeda.—¿Soloella?

—Yameconoces.—Meguiñóunojo—.Caerseesmuyfácil.Lodifícilesvolveralevantarse.Loarreglaré,notepreocupes.—Sefrotóelhombro.

Lesonreí.—Noestoypreocupada.IréaBraum’sypreguntarésinecesitanaalguien.—No te precipites. Empezaremos a hablar de eso elmes que viene. Tal

vez.—Nomeimporta,enserio.—¿Hasalmorzadoya?—preguntó.Neguéconlacabezaypapáfruncióelceño.—Serámejor que te prepares algo.Yovoy a subir a ver si tranquilizo a

mamá.Asentíconlacabeza,viéndololevantarsecondificultadyluegocasiperder

elequilibrio.Losujetédelbrazohastaqueseestabilizó.—¡Papá!¿Notehabrádadounainsolación?—Mellevaréestoconmigo—dijo,sujetandoelvasodeaguaenlamano.Crucé los brazosmientras observaba cómo subía las escaleras despacio.

Parecíamásviejo,másdébil.Ningunahijaquerríaverasupadredeotromodoquenofuerainvencible.

Cuando llegó arriba, entré en la cocina y abrí la nevera. Esta empezó aemitirunzumbido,ysiguiózumbandomientrasbuscabaembutidoyunpocodequeso.Nohabíanirastrodeembutido,peroencontréunaúltimalonchadequesoyalgodemayonesa.Saquélasdoscosasdelaneveraybusquépan.Nada.

Habíaunpaquetedegalletassaladasenelarmario,asíqueuntéunpocodemayonesaydesmenucéelquesoencuadradospequeños,tratandodeextenderlosobrelamayorcantidaddegalletasposible.Mamáhabíaestadotanpreocupadaque había olvidado ir a comprar. Me pregunté cuántas veces más podríamospermitirnosiralatienda.

La silla del comedor de papá crujió cuandome senté. Tomé la primeragalletay,aldarleunmordisco,separtióruidosamenteenmiboca.Mipadreymimadrenoestabanpeleándose—mamánisiquieraestaballorando,cosaquesolíahacer cuando estaba así de estresada— y empecé a preguntarme qué estaríapasandoahíarribayporquénoestabaeneltrabajo.

La lámpara del techo tembló, luego las tuberías comenzaron a gimotear.Lancéunsuspiro,suponiendoquepapáestaríapreparandounbañoparaayudaramamáacalmarsusnervios.

Terminédealmorzar,lavéelplatoysalíalbalancíndelporche.Elliottyaestaba columpiándose allí, con unosbrownies gigantes envueltos en celofán ydosbotellasdeCoca-Cola.

Melosenseñó.

—¿Postre?Mesentéasulado,sintiéndomerelajadayfelizporprimeravezdesdeque

se había ido. Abrí el plástico transparente y mordí el brownie, emitiendo unmurmullodesatisfacción.

—¿Lohahechotutía?Entrecerróunojoysonrió.—Lemienteasugrupodemujeresqueayudanenlaiglesiaydicequees

sureceta.—¿Ynoloes?Nos loshahechoparanosotrosantes.Todoelvecindario

hablamaravillasdelosbrowniesdeLeigh.—Es una receta demimadre. La tía Leighme hace feliz, así que no la

delato.Sonreí.—Noselodiréanadie.—Losé—dijo,empujandoconlospies—.Esoesloquemegustadeti.—¿Yquéeseso,exactamente?—¿Lehasdichoaalguienquemitíosehaquedadosintrabajo?—Porsupuestoqueno.—Pueseso.—Seinclinóhaciaatrás,acunandosucabezaenlasmanos—.

Quesabesguardarunsecreto.

CAPÍTULO3ELLIOTT

FuiaveraCatherinealdíasiguiente,yalotro,ytodoslosdíasdurantedossemanas. Íbamos paseando a tomar un helado, íbamos paseando al arroyo,íbamospaseandoalparque…simplementepaseábamos.Sisuspadresseestabanpeleando, ella no estaba en casa para verlo, y aunque yo no podía hacer nadamásparamejoraresasituación,ellaestabacontenta.

Catherine seguramente estaría sentada en el balancín del porche, comohacía todas las tardes,esperandoaqueyoasomaseporsuzonade lacalle.Yohabía estado cortando el césped toda lamañana, tratando de acabar todosmiscompromisos antes de que las nubes oscuras y amenazadoras que habíanempezadoaencapotarelcielodelsudoestellegaranaOakCreek.

Cadavezquevolvíaacasaparabebermásagua,eltíoJohnestabapegadoalasnoticias,escuchandoelpartemeteorológicosobreloscambiosdepresiónylas ráfagasdeviento.Habíamosestadooyendo truenosdurante laúltimahora,unostruenosqueresonabancadavezconmásfuerza,cadadiezminutosmásomenos.Despuésdeacabarmiúltimojardín,volvícorriendoacasaymeduché,agarré mi cámara y me esforcé al máximo por disimular la prisa que teníacuandolleguéalporchedeCatherine.

Sublusafinaysinmangasseleadheríaendistintospuntosdeaquellapielreluciente.Estabatirándosedelosbordesdeshilachadosdelospantalonescortosvaqueros con loque lequedabade susuñasmordidas.Mecostaba respirar enmediodeaquelbochorno,ymealegréalpercibirunsúbitoescalofríoenelairecuandoelcieloseoscurecióylatemperaturabajó.Lashojasempezaronasilbarcuandoelfríovientodelatormentaseabriópasoentreellasysellevóvolandoelcalorquedanzabasobreelasfaltoapenasmomentosantes.

ElseñorCalhounsaliócorriendodelacasa,arreglándoselacorbata.—Tengounpardeentrevistas,princesa.Teveoestatarde.

Bajó las escaleras al trote para, acto seguido, volver sobre sus pasos.Después de darle un rápido beso en la mejilla y de lanzarme una miradaelocuente, corrió hacia el Buick y salió con el coche, pisando a fondo elacelerador.

ElbalancínrebotóylascadenasseestremecieroncuandomesentéjuntoaCatherine. Tomé impulso con los pies y nos empujé a ambos en un vaivéndesigual.Catherineestabaen silencio,y susdedos largosyelegantescaptaronmi atención. Me dieron ganas de agarrarle la mano de nuevo, pero esta vezqueríaquefueseellaquientomaselainiciativa.Lascadenasdelbalancíncrujíana un ritmo relajante, e incliné la cabeza hacia atrás,mirando las telarañas deltecho y advirtiendo el montón de insectos muertos que había dentro de lalámparadelporche.

—¿Cámara?—preguntóCatherine.Diunaspalmadasalabolsa.—Porsupuesto.—Has hecho cientos de fotos de la hierba, del agua del arroyo deDeep

Creek,deloscolumpios,deltobogán,delosárbolesydelasvíasdelferrocarril.Hemos hablado un poco de tus padres y mucho de los míos, de Presley, lasclones,el fútbol, lasuniversidadesa lasquenosgustaría irydóndequeremosestardentrodecincoaños.¿Cuáleselplanparahoy?—preguntó.

Sonreí.—Tú.—¿Yo?—Vaallover.Hepensadoquepodríamosquedarnosencasa.—¿Aquí?—exclamóella.Melevantéyleofrecílamano,cansadodeesperaraquelohicieraella.—Venconmigo.—¿Qué?¿Paraunasesiónde fotosoalgoasí?Esqueno…nomegusta

quemehaganfotos.Nometomólamano,asíquemeescondíelpuñoenelbolsillo,tratandode

nomorirmedevergüenza.—Hoynohabrásesióndefotos.Queríaenseñartealgo.—¿Qué?—Lomásbonitoquehefotografiadoenmivida.Catherinemesiguióatravésdelapuertadelaverjayseguimosandando

calleabajohastalacasademistíos.Eralaprimeravezensemanasqueíbamosaalgúnsitiosinquenuestraropaestuvieracompletamenteempapadadesudor.

La casa de la tía Leigh olía a pintura fresca y ambientador barato. Lasmarcasrecientesde laaspiradorasobre lamoquetacontabanenpocaspalabras

unabrevehistoriasobreunamadecasasinhijosmuyatareada.Elestampadodecuadrosylahiedradelpapelpintadodelasparedesveníandirectamentedelaño1991,perolatíaLeighsesentíaorgullosadesucasaysepasabavariashorasaldíaasegurándosedequeestuvieseinmaculada.

Catherine alargó lamanohacia la pared, hacia un cuadro conunamujerindia, nativa norteamericana, con el pelo largo y oscuro, adornado con unapluma.Sedetuvojustoantesdequesusdedostocaranellienzo.

—¿Esestoloquequeríasenseñarme?—Esbonito,peronotehetraídoaquíporeso.—Es tan… elegante. Parece tan perdida…No es solo hermosa… es de

esasimágenesquehacenquetedenganasdellorar.Sonreí,viendoaCatherinemirarelcuadroembelesada.—Esmimadre.—¿Tumadre?¡Esguapísima!—LatíaLeighlopintó.—Guau… —exclamó Catherine, mirando otros cuadros con estilos

similares, todos paisajes y retratos, y en todos parecía como si, en cualquiermomento, elviento fueraahacerque lahierba seestremeciera,oqueunpelooscurorozaralaexuberantepielmorena—.¿Sontodossuyos?

Asentí.Eltelevisordepantallaplanaquecolgabaenlapared,muyarriba,estaba

encendido, con el presentador de las noticias hablando a una habitación vacíadesdeantesdequellegáramos.

—¿Leighestáeneltrabajo?—preguntóCatherine.—Dejala teleencendidacuandoseva.Dicequeasí los ladronespiensan

quehayalguienencasa.—¿Quéladrones?—preguntó.Meencogídehombros.—Pues no sé. Cualquier ladrón, supongo. —Pasamos por delante del

televisor y recorrimosunpasillo enpenumbrahacia unapuertamarrón con elpomodebronce.LaabríyunaráfagadeaireconunrastrosutildemohoapartóelflequillodeCatherinedesusojos.

—¿Quéhayahíabajo?—preguntó,asomándosealaoscuridad.—Mihabitación.Seoíanunosgolpesrítmicoseneltejadoy,alvolvermeparamirarporlas

ventanasdelanteras,viunasbolitasdehielodeltamañodeunguisanterebotandosobrelahierbamojada.Mientrascaían,sehacíanmásgrandes.Unabolablancadel tamaño de una moneda de medio dólar hizo contacto con la acera y serompióenpedazos.Conlamismarapidezconqueibacayendoelgranizo,este

desaparecíaysederretía,talcomohabíaimaginado.Ellavolvióacentrarsuatenciónenlaoscuridad.Parecíaextremadamente

nerviosa.—¿Duermesahíabajo?—Normalmente,sí.¿Quieresverlo?Tragósaliva.—Túprimero.Mereí.—Gallina.Bajé losescalonesy luegodesaparecí en laoscuridad, estirandoelbrazo

exactamentedondesabíaquehabíauncordónparaencender laúnicabombillapeladadeltecho.

—¿Elliott?—me llamó Catherine desde la mitad de las escaleras. Oírlallamarmeconsuvocecillamenudaynerviosahizoquealgodentrodemíhicieraunclic.Soloqueríaquesesintieraseguraconmigo—.Espera,estoyencendiendolaluz.

Despuésdeunchasquidoyuntintineo,labombillaquecolgabadeltechoiluminóelespacioquenosrodeaba.

Catherine bajó el resto de los peldaños despacio.Miró hacia abajo, a laenorme alfombra verde de pelo que había justo en el centro del suelo decemento.

—Eshorrorosa,peroesmejorquepisarunsuelofríoaprimerahoradelamañana—comenté.

Examinóelpequeñosofádedosplazas,untelevisorantiguo,unescritorioconunordenadoryelfutóndondedormía.

—¿Dóndeestátucama?—preguntó.Señaléelfutón.—Ahí,enelsuelo.—Noparece…lobastantelargo.—No lo es—dije sinmás, sacando la cámarade labolsay la tarjetade

memoriadelaparteinferiordelaparato.MesentéenlasilladejardínqueeltíoJohnme había comprado para que la usara con el escritorio que la tía Leighencontróabandonadoenunaacera,einsertéelpequeñorectánguloquellevabaenlamanoenunarendijadelordenador.

—¿Elliott?—Solotengoqueabrirlo.—Hiceclicvariasvecesconelratónyentonces

oímos una especie de aullido débil y agudo que resonaba por encima denosotros.Mequedéparalizado.

—¿Noesesa…?

—¿Es la sirena de alarma para tornados? —dije, poniéndome de pieprecipitadamente y agarrando aCatherine de lamano para arrastrarla hacia loalto de las escaleras. El sonido venía de la televisión, donde aparecía unmeteorólogo frente a un mapa salpicado de colores rojos y verdes. Habíanemitidounaalertapara todoelcondadoanteel riesgo inminentedeuna fuertetormentaquenosibaaalcanzarencualquiermomento.

—Elliott—dijoCatherine,apretándomelamano—.Serámejorquevuelvaacasaantesdequelacosasepongafea.

Elcieloseestabaoscureciendopormomentos.—Nomepareceunabuenaidea.Deberíasquedarteaquíhastaquepasela

tormenta.Un pequeño mapa de Oklahoma, dividido por condados, aparecía en la

esquina superior derecha de la pantalla plana, iluminado como un árbol deNavidad.Losnombresdelasciudadesibandesfilandoporlaparteinferior.

Elmeteorólogosepusoaseñalaranuestrocondadoyadecircosascomo«riesgodefuertesinundaciones»y«tomarprecaucionesdeformainmediata».

Miramosporlaventanayobservamoscomounafuerzainvisiblegolpeabalos árboles y esparcía las hojas. Un relámpago relumbró y proyectó nuestrassombrassobrelapared,entredossillonesreclinablesdecueromarrón.EltruenoretumbóportodoOakCreekyempezóagranizardenuevo.Lalluviaazotabaeltejado,acumulándosetanrápidoqueelaguarebosabadeloscanalonesycaíaachorros sobre el suelo. Las calles se estaban transformando en riachueloscargadoscon loqueparecíamásbien lecheconchocolateen lugardeaguadelluvia, y las alcantarillas desbordadas no tardaron en gorgotear y regurgitarlotodoalacalle.

Elmeteorólogo rogóa los espectadoresquenocondujesenbajo la lluviatorrencial. El viento aullaba a través de las juntas de la ventana mientras loscristalesseestremecían.

—Mi padre está ahí fuera, conduciendo seguramente. ¿Me prestas tuteléfono?—preguntó.

Le dimi aparato, desbloqueado y listo paramarcar.Catherine frunció elceñocuandosaltóelbuzóndevoz.

—¿Papá?SoyCatherine.TellamodesdeelteléfonodeElliott.Estoyensucasa y a salvo. Llámame cuando escuches este mensaje para saber que estásbien.ElnúmerodeElliottes…—Memiróyvocalicélosnúmeros—.Tres-seis-tres, cinco-uno-ocho-cinco. Llámame, ¿de acuerdo? Estoy preocupada. Tequiero.

Medevolvióelteléfonoymeloguardéenelbolsillo.—Seguroqueestábien—ledije,abrazándola.

Catherineseagarróamicamisaypresionó lamejillacontramihombro.Mehizosentircomounsuperhéroe.

Memiróyyodetuvemisojossobresus labios.El labio inferioreramáscarnosoqueelsuperior,ydurantemediosegundomeimaginéquésesentiríaalbesarla,justoantesdeinclinarmehaciadelante.

Catherinecerró losojosyyocerré losmíos,pero justoantesdequemislabiostocaranlosdeella,susurró:

—¿Elliott?—¿Sí?—dijesinmovermeniuncentímetromás.Aunatravésdelospárpadoscerrados,vicómounrayoiluminabatodala

casa,yuntruenolosucediódeinmediato.Catherinemerodeóconlosbrazosymeabrazómuyfuerte.

La abracé hasta que se relajó, soltándome con una risa tímida.Tenía lasmejillassonrosadas.

—Losiento.—¿Porqué?—Por…estaraquíconmigo.Sonreí.—¿Yenquéotrositioibaaestar?Vimoslatransformacióndelgranizoenunalluviaqueseestrellabacontra

el suelo en grandes goterones. El viento obligaba a los árboles a inclinarse yrecibir la tormentahaciendouna reverencia.Elprimerchasquidome tomóporsorpresa.Cuandocayóelprimerárbol,Catherinediounrespingo.

—Pasará pronto —dije, abrazándola. Nunca en toda mi vida me habíaalegradotantodequehubieseunatormenta.

—¿Deberíamosiralsótano?—preguntóCatherine.—Podemosirsiesotehacesentirmejor.Catherinemirólapuertademihabitaciónyluegorelajólapresióndesus

dedossobremí.—Serámejorqueno.Meechéareír.—¿Quéesloquetehacetantagracia?—preguntóella.—Queestabapensandojustolocontrario.—Noesqueyo…—Sesituóamilado,entrelazandosubrazoconelmíoy

apretándolo con fuerza, presionando la mejilla contra él—. Muy bien, voy adecirlo:megustas.

Ladeélacabezayapoyélamejillaensupelo.Olíaachampúysudor.Asudorlimpio.Enesosmomentoseramiolorfavorito.

—Tú también me gustas. —Seguí con la vista fija al frente mientras

hablaba—.Eresexactamentecomopenséqueserías.—¿Quéquieresdecir?Empezóagranizardenuevo,estavezdirectamentecontralasventanasque

recorrían la pared delantera de la sala de estar de la tía Leigh. Una parte delcristalseresquebrajóyextendíelbrazosobreelpechodeCatherine,dandounpaso atrás.Una luzmuy potente relumbró desde el otro lado de la calle y unfuerteestruendosacudiólacasa.

—¿Elliott?—dijoCatherine,conelmiedoimpregnandosuvoz.—Nodejaréquetepasenada,teloprometo—dije.Vimoscómo,fuera,los

árbolessezarandeabanalviento.—Quieressalir,¿verdad?Asacarfotos—dijoCatherine.—Notengolacámaraadecuadaparaeso.Algúndía.—DeberíastrabajarparaNationalGeographicoalgoasí.—Eseeselplan.Hayunmundoenteroahífuerapordescubrir.—Mevolví

paramirarla—.¿Yahascambiadodeidea?Vasahacerlamaletadespuésdelagraduacióndetodosmodos.¿Porquénotevienesconmigoyyaestá?

Laprimeravezqueselopreguntéacabábamosdeconocernos.Unaampliasonrisaseextendióporsurostro.

—¿Meloestáspreguntandootravez?—Todaslasvecesquehagafalta.—¿Sabes?Ahoraquehemospasadoalgúntiempojuntos,laideadeviajar

porelmundocontigomepareceunproyectomásestablequequedarmeencasa.—¿Entonces?¿Larespuestaessí?—pregunté.—Larespuestaessí—dijo.—¿Loprometes?Catherineasintióynopudecontrolarlaestúpidaexpresióndemirostro.Deprontodejódegranizar,yluegoelvientoempezóaamainar.Lasonrisa

deCatherinesedesvanecióconlalluvia.—¿Quépasa?—Deberíairmeacasa.—Ah.Sí,claro.Teacompaño.Catherineme sujetó ambos hombros y luego se inclinó hacia delante, el

tiempojustoparabesarmelacomisuradelaboca.Fuetanrápidoquenisiquieratuvetiempodedisfrutarloantesdequeelbesoterminara,peronomeimportaba:enesemomentohabría sidocapazdeescalarunamontaña,dedar lavuelta almundocorriendoydeatravesarnadandoelocéano,porquesiCatherineCalhoundecidíaquequeríabesarme,todoeraposible.

Elsolcomenzabaaasomartímidamentepordetrásdelasnubesmientraslaoscuridadsedesplazabahacialasiguienteciudad.Losvecinosempezaronasalir

alacalleparacomprobarlosdaños.Apesardequehabíaunascuantasventanasrotas,unagrancantidaddetejasdesprendidasydesperdigadasportodaspartes,líneas eléctricas rotas, árboles caídosy ramas, las casasparecían intactas.UnaalfombradehojasverdesinundabalacalleJuniper,flanqueadapordoscorrientesdeaguasuciaquefluíanhacialosdesagüespluvialesalcabodelacalle.

Catherinesediocuentaalmismo tiempoqueyodequenohabíaningúncocheenlaentradadesucasa.Abrílapuertadelaverja,laseguíynossentamosenelbalancínhúmedodelporche.

—Esperaréaquícontigohastaquelleguen—dije.—Gracias. —Se acercó y deslizó sus dedos entre los míos, y yo tomé

impulsocon lospies,balanceándomeyesperandoqueelmejordíademividahastaesemomentopasaramuymuydespacio.

CAPÍTULO4CATHERINE

El restodelveranoestuvomarcadopordíascon temperaturasquebatíantodoslosrécordsyporelconstantemartilleodelaspistolasdeclavosmientraslasdistintasempresasreparabanlostejados.Elliottyyopasamosmuchotiemporiéndonos bajo la sombra de los árboles y haciendo fotos a la orilla deDeepCreek,peronuncavolvióainvitarmeairacasadesutía.Todoslosdíasluchabacontraelimpulsodepedirlepoderveralfinlafotografíadesusótano,peromiorgulloeraloúnicomásfuertequemicuriosidad.

Vimosjuntos losfuegosartificialesdelCuatrodeJuliosentadosensillasde camping detrás de los campos de béisbol, e hicimos sándwiches ycompartimos almuerzos y pícnics todos los días después de eso, sin hablar denadaimportante,comosinuestroveranonofueraaterminarjamás.

Elúltimosábadodejulioparecíaquenoshabíamosquedadosincosasquedecirnos.Elliott sehabíapresentado todas lasmañanas a lasnueve, esperandofielmenteenelbalancín,perodesdelasemanaanteriorseleveíamástristón.

—Tu chico está en el balancín otra vez —dijo papá, enderezándose lacorbata.

—Noesmichico.Papásesacóunpañueloysesecóelsudordelafrente.Estarenelparole

habíapasadofactura:habíaperdidopesoynodormíabien.—¿Ah,no?¿DóndeestáOwen?—Hepasadoporsucasaunascuantasveces.Prefieroestarfueraenlacalle

quevercómojuegaavideojuegos.—QuieresdecirfueraenlacalleconElliott—señalópapáconunasonrisa.—¿Hasdesayunado?—pregunté.Mipadrenegóconlacabeza.—Nohetenidotiempo.

—Tienesquecuidartemás—dije,yleempujésuavementelasmanosaloslados.Learreglélacorbataylediunaspalmaditasenelhombro.Teníalacamisahúmeda—.Papi.

Mebesóenlafrente.—Estoy bien, princesa. Deja de preocuparte. Deberías irte. No querrás

llegartardeatucitaenelarroyo.Oenelparque.¿Hoyquétoca?—Parque.Ynoesunacita.—¿Tegusta?—Noenesesentido.Papásonrió.—Puesmehabríasengañadoperfectamente.Aunqueélnomeengaña.Los

padressabemoscosas.—Oimagináiscosas—dije,abriendolapuerta.—Tequiero,Catherine.—Notantocomoyotequieroati.SalíysonreíalveraElliottmeciéndoseenelbalancíndelporche.Llevaba

unacamisaa rayasyunpantalóncortodecolorcaqui,y lacámaracolgadaalcuello,comosiempre.

—¿Lista?—mepreguntó—.HepensadoquepodríamospasarporBraum’sadesayunar.

—Perfecto—dije.Caminamos las seismanzanas hacia uno de nuestros lugares favoritos y

nossentamosenelreservadoquenoshabíamoshechonuestro.Elliottseguíatancalladocomotodalasemanaanterior,asintiendoyrespondiendocuandotocaba,perosucabezaparecíaestaramilesdekilómetrosdeallí.

Fuimosalcentro,andandosinningúndestinoconcreto.Talcomohabíamoshecho durante los tres meses anteriores, utilizábamos nuestros paseos comoexcusaparahablar,parapasartiempojuntos.

El sol se apuntalabaen lo altodel cielo cuando llegamosami casaparaprepararunossándwiches.Habíamosconvertidolospícnicsennuestroritual,ynosturnábamosparaelegirellugar.LetocabaaElliott,yeligióelparque,bajolasombradenuestroárbolfavorito.

Extendimosensilenciounacolchadepatchworkquehabía tejidomamá.Elliott desenvolvió su sándwich de pavo con queso como si el bocadillo lohubieraofendido,ocomosilohubieseofendidoyo,aunquenosemeocurríaniun solo momento de nuestro verano juntos que hubiera sido algo menos queperfecto.

—¿Noestábien?—pregunté,sujetandomisándwichconambasmanos.AldeElliottsololefaltabaunsimplemordisco,cuandoyoyamehabíacomidola

mitaddelmío.—No—dijoElliott,soltandosusándwich—.Decididamente,noestábien.—¿Porqué?¿Quélepasa?¿Demasiadamayonesa?Hizounapausayluegoesbozóunasonrisatímida.—Nohablodelsándwich,Catherine.Merefieroatodolodemásmenosal

sándwich…yaestarsentadoaquícontigo.—Ah—acertéadecir,apesardequenodejabadedarlevueltasalaúltima

frasedeElliott.—Mevoymañana—dijodemalagana.—Perovolverás,¿verdad?—Sí,pero…nosécuándo.EnNavidad,talvez.Quizánovuelvahastael

veranoqueviene.Asentí,bajandolavistahaciamialmuerzo,queacabédejandodeladotras

decidirque,despuésdetodo,enrealidadnoteníatantahambre.—Tienes que prometérmelo —dije—. Tienes que prometerme que

volverás.—Teloprometo.Puedequenoseahastaelpróximoverano,perovolveré.El vacío y la desesperación que sentí en ese momento solo eran

comparables a cuando perdí ami perro. Podía parecer una conexión absurda,peroBobose tumbabaa lospiesdemicama todas lasnochesyno importabacuántasvecesmamátuvieraundíamaloounataquedeira:Bobosiempresabíacuándogruñirycuándomoverlacola.

—¿Enquéestáspensando?—preguntóElliott.Neguéconlacabeza.—Esunatontería.—Vamos.Dímelo.—Antes teníaunperro.Eraunperrocallejero.Papá lo trajoacasade la

perrera un día, así, de repente. Se suponía que era paramamá, para animarla,peroélseencariñóconmigo.Mamáseponíacelosa,peroyonoestabaseguradequiénteníacelos,sideBoboodemí.Semurió.

—¿Tumadresufredepresiones?Meencogídehombros.—Nuncamelohandicho.Nohablandeesodelantedemí.Soloséquelo

pasómalcuandoeraniña.Mamádicequesealegradequesuspadresmurierancuandolohicieron,antesdequeyonaciera.Decíaqueeranmuycrueles.

—Ay…Si algunavez soypadre,mis hijos tendránuna infancia normal.Una infanciaque, cadavezque la recuerden,deseenpodervolver a ella, ynoqueseaalgoquetenganqueolvidarysuperar.—Memiró—.Tevoyaechardemenos.

—Yo también voy a echarte de menos. Pero… no por mucho tiempo.Porquevolverás.

—Volveré.Prometido.Fingí estar contentaybebíun sorbodemi latade refrescocon lapajita.

Después de eso todos los temas de conversación fueron forzados, y todas lassonrisas,artificiales.QueríadisfrutardemisúltimosdíasconElliott,perosaberquenuestradespedidaestabaalavueltadelaesquinalohacíaimposible.

—¿Quieresayudarmeahacerlasmaletas?—preguntó,encogiéndosealoírsuspropiaspalabras.

—Laverdadesqueno,peroquierovertetodoloquepuedaantesdequetevayas,asíqueteayudaré.

Recogimos nuestras cosas. Oímos el sonido de unas sirenas acercarse.Elliott se detuvo y luego me ayudó a ponerme de pie. Se oyó otra sirenaprocedente del extremo opuesto de la ciudad, posiblemente del parque debomberos,yparecíavenirennuestradirección.

Elliottenrollólacolchademamáyselacolocóbajoelbrazo.Yoreunílasbolsasdelalmuerzoy las tiréa labasura.Elliottmeofreciósumanoyyo,sindudarlo,latomé.Elhechodesaberqueseibahizoquedejaradeimportarmesilascosasentrenosotroshabíancambiado.

CuandonosacercábamosalacalleJuniper,Elliottmeapretólamano.—Vamosadejarlacolchaentucasayluegoharemosmismaletas.Asentíconlacabezaysonreícuandoempezóabalancearnuestrasmanos.

Lavecinadelotroladodelacalleestabadepieenelporcheconsuhijopequeñoapoyadoenlacadera.Lasaludéconlamano,peroellanomedevolvióelsaludo.

Elliottaminoróelpasoylaexpresióndesurostrocambió,pasandodelaconfusiónprimeroalapreocupacióndespués.Miréhaciamicasayviuncochepatrulladelapolicíayunaambulancia,conlaslucesrojasyazulesgirandosincesar.SoltélamanodeElliott,pasépordelantedelosvehículosdeemergenciaytirédelapuertadelaverja,sinrepararenque,presadelpánico,nohabíaquitadoelpestilloantes.

Las manos firmes de Elliott retiraron el pestillo y entré corriendo,deteniéndome a mitad de camino cuando la puerta de mi casa se abrió. Unauxiliar médico caminaba de espaldas, arrastrando una camilla en la quetransportabaamipadre.Esteestabapálidoy tenía losojoscerrados,y llevabaunamascarilladeoxígenoenlacara.

—¿Qué…quéhapasado?—pregunté,llorando.—Disculpa —dijo el paramédico, abriendo la parte trasera de la

ambulanciamientrassubíandentroamipadre.—¿Papá?—lollamé—.¿Papi?

Norespondió,ylaspuertasdelaambulanciasecerraronenmicara.Corríhaciaelagentedepolicíaquebajabalosescalonesdelporche.—¿Quéhapasado?Elagentememiró.—¿EresCatherine?Asentí,notandolasmanosdeElliottsobremishombros.Elagentetorciólaboca.—Alparecer, tupadrehasufridounataquealcorazón.Diolacasualidad

deque tumadrehoysolo trabajabamedia jornaday se lohaencontradoenelsuelo al llegar a casa. Ella está dentro. Deberías… intentar hablar con ella.Prácticamente no ha dicho nada desde que llegamos. Tal vez debería ir alhospital.Podríaestarenestadodeshock.

Subícorriendolasescalerasyentréenlacasa.—¿Mami?—lallamé—.¡Mami!Nome respondió.Miréenel comedor, en lacocina,y luegocorríporel

pasillohacialasaladeestar.Mimadreestabasentadaenelsuelo,conlamiradafijaenlaalfombraqueteníadebajo.

Mearrodilléfrenteaella.—¿Mami?Nomereconoció,nisiquieraparecíaquemehubieseoído.—Todo irá bien—dije, tocándole la rodilla—. Papá se va a poner bien.

Deberíamos ir alhospitalyestar conél allí.—Norespondió—.¿Mami?—Lazarandeécondelicadeza—.¿Mami?

Nada.Mepusedepie,metoquélafrenteconlapalmadelamanoyluegocorrí

afueraparallamaralagente.Loalcancéjustocuandoseibalaambulancia.Eraunhombregruesoysudabaachorros.

—Agente…mmm…—Miré la placa plateada que llevaba prendida delbolsillo—.¿Sánchez?Mami…mimadrenoestábien.

—¿Siguesinhablar?—Creoquetienerazón.Deberíairalhospitalellatambién.Elagenteasintiócongestoapesadumbrado.—Esperaba que hablara contigo.—Pulsó el botón de una pequeña radio

quellevabaenelhombro—.Aquícuatrosietenueve.Unamujerrespondió:—Cuatrosietenueve,terecibo.—Voy a llevar a la señora Calhoun y a su hija a urgencias. La señora

Calhounpodríanecesitarasistenciamédicaanuestrallegada.Porfavor,avisenalpersonaldelhospital.

—Recibido,cuatrosietenueve.BusquéaElliott,perosehabíaido.Sánchezsubiólasescalerasyvolvióa

entrardirectamenteenlasaladeestardondeestabamamá,queseguíamirandoalsuelo.

—¿SeñoraCalhoun?—dijo el policía en vozbaja. Se agachódelante deella—.Soyel agenteSánchezdenuevo.Voya llevarlas austedy a suhija alhospitalaverasumarido.

Mamánegóconlacabezaysusurróalgoquenopudeentender.—¿Puedelevantarse,señoraCalhoun?Cuandomamávolvióaignorarsusindicaciones,elagentetratódeponerla

depie.Yomesituéalotrolado,ayudándolaparaquenoperdieraelequilibrio.Entre el agente Sánchez y yo llevamos a mamá al coche patrulla, donde leabrochéelcinturón.

Mientraselpolicíarodeabaelcochehaciaelladodelconductor,echéotrovistazoalrededorparaversiElliottandabaporallí.

—¿SeñoritaCalhoun?—mellamóSánchez.Abrí la puerta del pasajero ymemetí dentro, buscando a Elliott con la

miradamientrasnosalejábamos.

CAPÍTULO5ELLIOTT

—¿Mami? ¡Mami! —La cara desencajada de Catherine adoptó unaexpresiónqueyonohabíavistonuncamientrassubía losescalonesdelporchedesucasa.Desapareciódetrásdelapuerta,dejándomeconladudadesidebíaseguirlaono.

Miinstintomedecíaquemequedaraconella.Diunpasoadelante,perounagentedepolicíamedetuvoponiéndomelamanoenelpecho.

—¿Eresfamilia?—No,soyamigosuyo.AmigodeCatherine.Negóconlacabeza.—Entoncestendrásqueesperarfuera.—Pero…—Hicepresióncontra sumano,pero susdedos sehincaronen

mipiel.—Hedichoqueesperesaquí.—Lofulminéconlamirada,peroselimitóa

reírse, sin sentirse en absoluto intimidado—. Tú debes de ser el hijo de KayYoungblood.

—¿Y?—solté.—¿Elliott?—Mamáestabadepieenlaacera,conlasmanosalosladosde

lacara,amododemegáfonoimprovisado—.¡Elliott!Volví amirar a la casa y luego corrí hacia la verja de hierro forjado.A

pesar de que el sol ya se había hundido en el horizonte, el sudorme goteabadesde el nacimiento del pelo, y el aire era casi demasiado espeso para poderrespirar.

—¿Quéestáshaciendoaquí?—pregunté,sujetandolaspuntasafiladasdelaverjadehierronegrodelosCalhoun.

Mamá dirigió la mirada a la policía y a los paramédicos, y luego miróhacialacasa,loqueleprodujounaevidentedesazón.

—¿Quéhapasado?—EselpadredeCatherine,creo.Nomedejanentrar.—Tenemosqueirnos.Vamos.Fruncíelceñoyneguéconlacabeza.—Nopuedoirme.Hapasadoalgomalo.Tengoqueasegurarmedequeestá

bien.—¿Quién?—Catherine —contesté con impaciencia. Me volví con la intención de

regresaradondeestabaantes,peromimadremeagarródelamanga.—Elliott,venconmigo.Ahora.—¿Porqué?—Porquenosvamos.—¿Qué? —exclamé, alarmado—. Pero si no tenía que irme hasta

mañana…—Cambiodeplanes.Apartéelbrazobruscamente.—¡Nomevoyair!¡Nopuedodejarlaahora!¡Miraloqueestápasando!—

Señalélaambulanciaconlasdosmanos.Mimadreirguióelcuerpo,listaparaatacar.—No te atrevas a darme la espalda. Todavía no eres lo bastantemayor,

ElliottYoungblood.Retrocedí.Ella teníarazón.Habíapocas imágenesmáspavorosasquemi

madrecuandosentíaquelehabíafaltadoalrespeto.—Losiento.Tengoquequedarme,mamá.Eslocorrecto.Levantólasmanosyluegolasdejócaersobrelosmuslos.—Perosiapenasconocesaesachica…—Es mi amiga y quiero asegurarme de que está bien. ¿Cuál es el

problema?Mimadrefruncióelceño.—Estaciudadestóxica,Elliott.Nopuedesquedarte.Yateadvertísobreel

temadehaceramigos,sobretodoconlaschicas.NopensabaqueloprimeroqueharíasseríatoparteprecisamenteconCatherineCalhoun.

—¿Qué?¿Dequéestáshablando?—HoyhellamadoalatíaLeighparaorganizarcuándovendríaarecogerte.

Mehacontado lode lahijade losCalhoun, lacantidadde tiempoqueestabaspasandoconella.Notevasaquedaraquí,Elliott.Niporella,niportutíaLeigh,nipornadie.

—Quieroquedarme,mamá.Quieroiralaescuelaaquí.Hehechoamigosy…

—¡Lo sabía! —Señaló calle abajo—. Ese no es tu hogar, Elliott. —Respiraba con dificultad, y supe que estaba a punto de darme un ultimátum,como hacía siempre con papá—. Si quieres volver antes de que cumplas losdieciochoaños,mueveelculohacialacasadetustíosyhazlasmaletasahoramismo.

Mishombrossehundieron.—Si me voy ahora y la dejo así, no querrá que vuelva—dije con voz

suplicante.Mamáentornólosojos.—Lo sabía. Es algomás que una amiga para ti, ¿no? ¡Lo último que te

hace falta esdejar embarazadaa esa chica! ¡Ellosnunca semarcharánde estepueblodemalamuerte!¡Tequedarásaquíatrapadoparasiempreconesaputilla!

Tensélosmúsculosdelamandíbula.—¡Ellanoesasí!—¡Maldita sea, Elliott! —Se echó el pelo hacia atrás con los dedos,

dejando lasmanos sobre la cabeza.Sepaseóarribayabajounpardevecesyluegomemiró a la cara—. Sé que ahora no lo entiendes, pero algún díameagradecerásquetehayaalejadodeestesitio.

—¡Amímegustaestaraquí!Volvióaseñalarcalleabajo.—Andando.Ahora.Onuncamásvolveréatraertedevisita.—¡Mamá,porfavor!—supliqué,gesticulandohacialacasa.—¡Tira!—megritó.Lancéunsuspiroymiréalagente,queestabadisfrutandodivertidoconel

intercambiodepalabrasqueestabamanteniendoconmimadre.—¿Podríadecírselo,porfavor?DígaleaCatherinequehetenidoqueirme.

Dígalequevolveré.—Tejuroquetellevaréarastrasalcoche,telojuroporDios—dijomamá

entredientes.Elagentelevantóunaceja.—Serámejorquetevayas,muchacho.Tumadrehablaenserio.Crucé la puerta y pasé junto a mi madre, caminando trabajosamente en

direcciónalacasadeltíoJohnylatíaLeigh.Mamáseesforzóporseguirmeelritmo,ysuregañinaseperdióentreeltorbellinodepensamientosenmicabeza.HaríaquelatíaLeighmellevaraalhospitalparareunirmeallíconCatherine.Latía Leigh podría ayudarme a explicarle por quéme había ido. Tenía ganas devomitar.Catherinesellevaríaundisgustoenormecuandosalieseyviesequeyonoestabaallí.

—¿Quéhapasado?—dijolatíaLeighdesdeelporche.Subílosescalones

ypaséjuntoaellaantesdeabrirlapuertadegolpeydejarquesecerraraamiespalda—.¿Quéhashecho?

—¿Yo?—preguntómamá, poniéndose inmediatamente a la defensiva—.¡NosoyyolaquedejaqueseescapeconlahijadelosCalhounsinquenadielosvigile!

—Kay,solosonunosniños.Elliottesunbuenchico,élno…—¡¿Esqueno te acuerdasde cómoeran los chicos a esa edad?!—gritó

mamá—. ¡Sabesquenoquieroque sequedeaquí,y túvasymirashaciaotroladomientrasélestáhaciendosabeDiosquéconella!Seguroqueellatambiénquiereque sequede. ¿Quécreesque sería capazdehacerpara retenerloaquí?¿TeacuerdasdeAmberPhilips?

—Sí—respondióLeigh envozbaja—.Ella yPaul viven en estamismacalle,unpocomásabajo.

—Él iba a graduarse y a Amber aún le faltaba un año para terminar elinstituto, y estaba preocupada por que él conociese a otra en la universidad.¿Quéedadtienesuniñoahora?

—Colesonvaalauniversidad.Kay—empezóadecirlatíaLeigh;llevabaaños practicando cómo manejar el carácter de mamá—: le dijiste que podíaquedarsehastamañana.

—Bueno,pueshoyestoyaquí,asíquesevahoy.—Kay, puedes quedarte aquí a pasar la noche. ¿Qué más da un día

después?Dejaquesedespida.Señalóamitía.—Sé lo que estás haciendo. ¡Esmi hijo, no el tuyo!—Mamá se volvió

haciamí—.Nosvamos.NopasarásniunminutomásconlahijadelosCalhoun.Solonosfaltabaqueladejaraspreñada,entoncestequedaríasaquíatrapadoparasiempre.

—¡Kay!—lareprendióLeigh.—Ya sabes lo mal que lo pasamos John y yo aquí cuando éramos

pequeños. El acoso, el racismo, los insultos… ¿De verdad quieres eso paraElliott?

—No,pero…—LatíaLeightratódesesperadamentedeencontrarpalabrasconquerefutarsusargumentos,peronoloconsiguió.

Lesupliquéconlamiradaquemeayudara.—¿Ves? —exclamó mamá, señalándome con todos los dedos—. Mira

cómoteestámirando.Comosi túfuerasasalvarlo.¡Noeressumadre,Leigh!¡Tepidoayudaytratasdearrebatármelo!

—Esfelizaquí,Kay—dijolatíaLeigh—.PiensaaunqueseadossegundosenloquequiereElliott.

—¡Estoy pensando en él! Que tú estés contenta viviendo en este lugardejadodelamanodeDiosnosignificaquevayaapermitirquemihijosequedeaquí—espetómamá—.Recogetuscosas,Elliott.

—Mamá…—¡Querecojastuscosastehedicho,Elliott!¡Nosvamos!—Kay,porfavor…—leimplorólatíaLeigh—.EsperaaqueJohnlleguea

casa.Podemoshablardeesto.Al nomoverme,mimadre bajó las escaleras haciami cuarto con pasos

furiosos.La tía Leigh me miró y levantó las manos con gesto impotente. Se le

humedecieronlosojos.—Losiento.Nopuedo…—Losé—dije—.Estábien,nopasanada.Nollores.Mimadrereaparecióconmimaletayalgunasbolsasenlamano.—Subealcoche.Meempujóhacialapuerta.Volvílamirada.—¿TeasegurarásdequeCatherinelosepa?¿Ledirásloquehapasado?LatíaLeighasintió.—Lointentaré.Tequiero,Elliott.Lapuertademosquiterasecerródegolpe,yconsumanoenmiespalda,

mi madre me guio hasta su camioneta Toyota Tacoma y abrió la puerta delpasajero.

Medetuve,intentandoporúltimavezhacerlaentrarenrazón.—Mamá. Por favor.Me iré contigo. Solo déjame decirle adiós. Déjame

queseloexplique…—No.Nodejaréquetepudrasenestelugar.—Entonces,¿porquémetrajisteaquí?—repliquéenvozalta.—¡Subealcoche!—gritóella,arrojandomismaletasalapartedeatrás.Mesentéenelasientodelpasajeroycerrédandounportazo.Mamárodeó

la parte delantera a toda prisa y se acomodó al volante, hizo girar la llave decontactoymetiólamarchaatrás.NosfuimosenladirecciónopuestaalacasadelosCalhoun,justocuandolaambulanciaarrancabaysealejabaporlacarretera.

El techo de mi habitación, cada grieta, cada mancha de humedad, cadacapadepinturapara taparunrestodesuciedadodeunaaraña…lo tenía todograbadoenmimente.Cuandonoestabamirandoal techo,preocupándomepor

cuántomásmeodiaríaCatherineconcadadíaquepasaba,estabaescribiéndolecartas,tratandodeexplicarme,suplicándoleperdón,haciéndolenuevaspromesasque—talcomomimadremehabíaadvertido—talvezseríaimposiblecumplir.Unacartaporcadadía,yacababadeterminarlanúmerodiecisiete.

Lasvocesahogadasyenfurecidasdemispadressefiltraronporelpasillo,yaenlasegundahoradesudiscusión.Sepeleabanporlapeleaydiscutíansobrequiénestabamásequivocadodelosdos.

—Pero¡éltegritó!¿Meestásdiciendoqueestábienpermitirquetegrite?—gritómipadre.

—¡Me pregunto de dónde habrá sacado esa costumbre! —replicó mimadre.

—Ah,¿vasaecharmeesoencara?¿Estoesculpamía?Fuistetúquienloenvióallí,paraempezar.¿Porquélomandasteallí,Kay?¿PorquéOakCreek,sihasdichotodosestosañosquequieresqueestélomáslejosposibledeallí?

—¿Yadóndeibaaenviarlosino?¡Esmejorquedejarquesequedeaquíyteveatiradoencasa,emborrachándotetodoelsantodía!

—Ah,noempiecesotravezconesamierda.TelojuroporDios,Kay…—¿Qué pasa? ¿Es que los hechos te estropean tu argumento? ¿Qué

esperabasquehicieraexactamente?Nopodíaquedarseaquíyvernos…verte…¡Noteníaotraopción!¡Ahorasehaenamoradodeesamalditachicayquiereirseavivirallí!

Alprincipio,mipadrecontestóenvoztanbajaquemefueimposibleoírlo,peronopormuchotiempo.

—Ytelollevastedeallísinnisiquieradejarledeciradiós.Nomeextrañaque esté tan cabreado.Yo también lo estaría si alguienme hubiera hecho esocuando empezamos a salir. ¿Nuncapiensas ennadiemásque en ti,Kay? ¿Nopodríaspensarensussentimientosniunminuto,joder?

—Estoypensando en él.Ya sabes cómome trataron allí de pequeña.Yasabes cómo trataron a mi hermano. No quiero eso para él. No quiero que sequedeatrapadoallí.Ynohagascomositeimportaraalgoloquelepase.Atiloúnicoqueteimportaestuestúpidaguitarraytupróximacajadecerveza.

—Hayalgoqueme importamuchoyqueesestúpido,sí,pero ¡noesmiguitarra!

—¡Vetealamierda!—Enamorarsedeunachicadeallínoesunasentenciaacadenaperpetua,

Kay. Lo más probable sería que no durasen mucho y rompiesen, o que esafamiliasemudaseaotrositio.

—¡¿Esquenomeestásescuchando?!—gritómamá—.¡EsachicaesunaCalhoun!¡Ellosnosevan!¡Sonlosdueñosdeesaciudad!LeighdijoqueElliott

llevaañosobsesionadoconesachica.¿YaqueseríagenialparatisiElliottsefueraavivirallí?Entoncesnotendríasresponsabilidadesquetemiraranalacaratodoslosdías.Podríasfingirquetienesveintiúnañosyalgunaoportunidadaúndeconvertirteenunaestrelladelamúsicacountry.

—LosCalhounnohansidolosdueñosdeesaciudaddesdequeestábamosenelinstituto.Dios,quéignoranteeres…

—¡Quetevayasalamierda!Seoyóelruidodeuncristalalromperseymipadreestalló.—Pero¡¿estásloca?!Eramejorquemequedaraenmicuarto.Eraelmismorifirrafedetodoslos

días,talvezunmandoadistanciaounvasolanzadosalotroextremodelasala,perosimeaventurabaairalrestodelacasa,esoseríaunadeclaracióndeguerra.UnosdíasdespuésdehabervueltoaYukon,quedóclaroquepelearmeconmimadre atraería la atención no deseada de mi padre, y cuando él se encarabaconmigo,entoncesellamedefendíaeibaaporél.Pesealomalqueestabanlascosasantes,ahoraestabanmucho,muchísimopeor.

Mihabitaciónseguíasiendoelrefugioseguroquesiemprehabíasido,peroahorameparecíadiferente,ynoentendíaporqué.Miscortinasazules todavíaflanqueaban laúnicaventana,y el lateraldepinturadescascarilladade la casadelvecinoysuoxidadoaparatodeaireacondicionadoseguíansiendolasúnicasvistas.Mamáhabíalimpiadounpocoenmiausencia;habíasacadoelpolvoalostrofeosdelcampeonatoinfantildefútbolydebéisbol,yahoraestabancolocadosmirando hacia fuera, todos separados a la misma distancia y organizados poraño.En lugar de procurarme consuelo,mi entorno familiar solome recordabaqueestabaenunaprisióndeprimente,lejosdeCatherineydelosinterminablescampos deOakCreek.Echaba demenos el parque, el arroyo y kilómetros depaseos por caminos y pistas de tierra simplemente charlando y jugando aterminarnosnuestroscucuruchosdeheladoantesdequeelazúcarylalechenoschorrearanporlosdedos.

Lapuertadelaentradasecerródegolpeymelevantéparaasomarmeentrelascortinas.Lacamionetademamádiomarchaatrásyviquemipadre ibaalvolante. Ella ocupaba el asiento del pasajero y seguían gritándose. Cuandodesaparecierondemivista,salícorriendodemihabitaciónymeprecipitéporlapuerta principal para atravesar la calle a todo correr e ir a la casa deDawsonFoster.Lapuertademosquiteradiounasacudidacuandolagolpeéconunladodelpuño.EnapenasunossegundosDawsonabriólapuerta,conelpelorubioyenmarañado recogido a un lado y, pese a ello, cayéndole aún en sus ojosmarrones.

Fruncióelceño,conaireconfuso.

—¿Qué?—¿Medejastuteléfonounmomento?—pregunté,resoplando.—Supongo—dijo,dandounpasoallado.Abrí la puerta de mosquitera de un tirón y el aire acondicionado me

refrescólapielinmediatamente.Habíabolsasvacíasdepatatasfritasenelsofádesvencijado, y el polvo relucía en cada superficie, mientras que el sol sereflejabaenlasmotasdepolvosuspendidasenelaire.Elimpulsoinstintivodeapartarlasdeunmanotazoysaber,almismotiempo,quelasinhalaríaigualmentehizoquesintieraquemeahogaba.

—Yalosé.Haceuncalorinfernal—dijoDawson—.MimadredicequeeselveranillodeSanMartín.¿Quésignificaeso?

Lomirécongestoimpacienteysacósuteléfonodelamesaauxiliarsituadajuntoalsofáantesdedármelo.Losujetéytratéderecordarelnúmerodemóvilde la tía Leigh. Tecleé los números y luegome acerqué el aparato a la oreja,rezandoparaquerespondiera.

—¿Diga?—contestólatíaLeigh,yaconunrastrodesuspicaciaenlavoz.—¿TíaLeigh?—¿Elliott?¿Yaestásinstaladoencasa?¿Cómovanlascosas?—Nomuybien.Llevocastigadoprácticamentedesdequevolví.Mitíasuspiró.—¿Cuándoempiezanlosentrenamientosdefútbol?—¿CómoestáelseñorCalhoun?—lepregunté.—¿Cómodices?—ElpadredeCatherine.¿Estábien?Sequedócallada.—Losiento,Elliott.Elentierrofuelasemanapasada.—Elentierro.—Cerrélosojos,sintiendounafuerteopresiónenelpecho.

Entoncesempezóabullirmelasangre.—¿Elliott?—Estoyaquí—dijeentredientes—.¿Puedes…?¿Puedesiracasadelos

Calhoun?¿ExplicarleaCatherineporquémefui?—Noquierenveranadie,Elliott.Loheintentado.Lesllevéunguisoyuna

bandejadebrownies.Noabrenlapuerta.—¿Y ella está bien? ¿Tienes alguna forma de comprobar cómo está?—

preguntéfrotándomelanuca.Dawsonmeobservabamientrasmepaseabaarribayabajo,mirándomecon

losojosllenosdepreocupaciónycuriosidadapartesiguales.—Nolahevisto,Elliott.Nocreoquenadiehayavistoaningunadelasdos

desde el entierro. Toda la ciudad habla de ellas.Mavis estabamuy rara en el

funeral,yhanestadoencerradasenesacasadesdeentonces.—Tengoquevolverallí.—¿Noestáapuntodecomenzarlaligadefútbol?—¿Puedesvenirabuscarme?—Elliott…—dijo la tía Leigh, arrastrando mi nombre con el peso del

remordimiento—.Sabesquenopuedo.Inclusoaunquelointentara,ellanomelopermitiría.Simplemente,noesunabuenaidea.Losiento.

Asentí,incapazdeformularunarespuesta.—Adiós,muchacho.Tequiero.—Yotambiéntequiero—susurré,lanzándoleelteléfonoaDawson.—¿Quédiablos…?—preguntó—.¿Hamuertoalguien?—Graciaspordejarmeusar tu teléfono,Dawson.Tengoquevolverantes

dequemispadresregresenacasa.Unavezfuera,volvícorriendoamicasa,conelcalorgolpeándomeenla

cara. Estaba sudando cuando llegué al porche, y cerré la puerta ami espaldaapenasminutosantesdequelacamionetareaparecieraenelcaminodeentrada.Regreséamihabitación,dandounportazodetrásdemí.

Supadre estabamuerto.ElpadredeCatherinehabíamuerto, yyohabíadesaparecido,así,sinmásnimás.Siantesestabapreocupado,ahoraelpánicosehabía apoderado de todo mi ser. Catherine no solo iba a odiarme, sino queademásnadielahabíavistoaellaniasumadre.

—Mira quién está vivo —dijo mamá cuando abandoné mi cuarto paracruzar la salade estar, pasarpor la cocina, recorrer elpasillopisando fuerteyatravesarelumbraldelapuertadelgaraje.Laspesasdepapáestabanallí,ymehabíanprohibidosalirdecasa.Laúnicaformadedesahogarmeera levantandopesashastaquemismúsculostemblarandecansancio.

—Eh—dijomimadredesdelapuerta.Seapoyóenelmarcoymeobservómientrashacíaejercicio—.¿Vatodobien?

—No—respondí,gruñendo.—¿Quépasa?—Nada—lesolté,sintiendocómomeardíanlosmúsculos.Mimadremeobservóterminarunaserieyluegootra,ylasarrugasdesu

entrecejosehicieronmásprofundas.Secruzódebrazos, rodeadaderuedasdebicicletayestantesllenosdetrastosyporqueríadetodaclase.

—¿Elliott?Me concentré en el sonido de mi respiración, tratando de hacer que

Catherineentendieraporpuravoluntadqueloestabaintentando.—¡Elliott!—¿Qué?—grité,dejandocaerlapesaquesosteníaenlamano.Mamáse

sobresaltóconelruidoyluegoentróenelgaraje.—¿Sepuedesaberquétepasa?—¿Dóndeestápapá?—LohedejadoencasadeGreg.¿Porqué?—¿Vaavolver?Bajólabarbilla,confundidapormipregunta.—Puesclaro.—Nohagascomosinooshubieseisestadopeleandodurantetodoeldía.

Otravez.Suspiró.—Losiento.Intentaremosnogritartantolapróximavez.—¿Paraqué?—dije,jadeando.Entornólosojosparamirarmefijamente.—Hayalgomás.—No.—Elliott—dijocontonodeadvertencia.—ElpadredeCatherinehamuerto.Arrugólafrente.—¿Cómosabeseso?—Simplementelosé.—¿HashabladocontutíaLeigh?¿Cómo?Tengotuteléfono.—Cuandono

respondí,señalóelsuelo—.¿Estáshaciendocosasamisespaldas?—Nomedejasmuchasmásopciones.—Yopodríadecirtelomismo.Puse losojos enblancoy ella tensó lamandíbula.Mimadreodiabaque

hicieraeso.—¿Me traes devuelta aquí a rastras para encerrarme enmihabitacióny

escuchartea tiyapapágritaroselunoalotro todoeldía?¿Esese tubrillanteplanparahacerquequieraquedarmeaviviraquí?

—Séquelascosassonunpocodifícilesahoramismo.—Lascosassonunamierdaahoramismo.Odioestelugar.—Nohacenidossemanasquehasvuelto.—¡Quieroirmeacasa!Lacarademamáseincendiódeunrojollameante.—¡Estaestucasa!¡Tequedasaquí!—¿PorquénomedejasexplicarleaCatherineporquémefui?¿Porquéno

medejasaveriguarsiestábienono?—¿Porquénopuedesolvidartedeesachica?—¡Porquemeimporta!¡Esmiamigayestásufriendo!

Mamá se tapó los ojos y luego dejó caer lamano, volviéndose hacia lapuerta.Sedetuvoydirigiólamiradahaciamí.

—Nopuedessalvaratodoelmundo.Lamiréconelceñofruncido,conteniendomirabia.—Soloquierosalvarlaaella.Cuando se fue,me agaché a recoger la pesa. Luego la sostuve sobremi

cabeza, labajépordetrásy tirédenuevohaciaarriba lentamente,movimientoquerepetíhastaquemetemblaronlosbrazos.Noqueríasercomomipadre,unhombrequelanzabapuñetazosadiestroysiniestrocadavezquealgooalguienle hacía estallar. El deseo de atacar era tan natural en mí que a veces measustaba.Mantener mi ira bajo control requería una práctica constante, sobretodoahoraque teníaqueencontrar lamanerade llegar aCatherine.Teníaquemantenerlacabezafría.Teníaqueidearunplansindejarquemisemocionesseinterpusieranenmicamino.

Me hinqué de rodillas en el suelo y las pesas volvieron a golpearlo porsegunda vez, con mis dedos sujetándolas todavía con fuerza alrededor de lasempuñaduras, el pecho agitándose mientras los pulmones me pedían aire, losbrazostemblandoylosnudillosrozandoelsuelodecemento.Laslágrimasmeardían en los ojos, haciendo que la ira fuera aún más difícil de dominar.Mantener las emociones fuera del plan para regresar junto a la chica a la queamabaibaasertanimposiblecomovolveraOakCreek.

CAPÍTULO6CATHERINE

Las bisagras oxidadas de la verja de entrada crujieron para anunciar miregreso del instituto. Hacía menos de dos semanas que había empezado miúltimoañodesecundariayyamedolíanloshuesosysentíaqueteníaelcerebrollenode información.Arrastré lamochilapor la tierrayporel tramodeacerairregularquellevabaalporchedelantero.PaséjuntoaldesvencijadoBuickquesesuponíaqueibaasermíoalcumplirlosdieciséis,ymecaíderodillascuandometropecéconlapuntadelzapatoenuntrozodecemento.

«Caerseesmuyfácil.Lodifícilesvolveralevantarse».Mesacudílasrodillasdespellejadasymetapélacaracuandounaráfagade

viento caliente me arrojó arena a las piernas y a los ojos. El cartel de arribachirrióylevantélavista,viéndolobalancearsehaciadelanteyhaciaatrás.Paracualquierpersonaajena,aquellugareralacasadehuéspedesJuniper,pero,pordesgraciaparamí,eramicasa.

Mepusedepie,restregándomelatierraqueseestabaconvirtiendoenbarrosobrelosrasguñossanguinolentosquellevabaenlospulpejosdelasmanosyenlasrodillas.Noteníasentidollorar.Nadiemeoiría.

Eracomosillevaselabolsacargadadeladrillosmientraslasubíaporlosescalones,intentandoentrarenelporcheenrejadoantesdequeelvientovolvieseaarrojarmeunatoneladadearena.ElinstitutoOakCreeksehallabaenelladoeste de la ciudad,mi casa estaba en el oeste, yme dolían los hombros por lalarga caminata bajo el sol desde allí. En un mundo perfecto mi madre merecibiríadepieenlapuertaconunasonrisaenelrostroyunvasodetéheladoenla mano, pero la puerta polvorienta se veía cerrada y todo estaba a oscuras.Vivíamosenelmundodemamá.

Lancé un gruñido a la puerta gigantesca con el arco redondo, que mefruncíaelceñocadavezquevolvíaacasa,burlándosedemí.Tirédelpomoy

entréconlamochilaarastras.Aunqueestabaenfadadayharta,tuveelcuidadodenodejarquelapuertadelacallesecerraradeunportazoamiespalda.

Lacasaestaballenadepolvo,aoscuras,yhacíamuchocalor,peroseguíasiendomejorqueestarfuera,conelsolcruelyelchirriardelascigarras.

Mamá nome recibió en la puerta sosteniendo un té helado. Ni siquieraestabaallí.Mequedéinmóvil,aguzandoeloídoparaverquiénestaba.

Encontradelosdeseosdemipadre,mimadrehabíausadolamayorpartedel dinero de su seguro de vida para transformar nuestra casa de sietehabitacionesenunlugardondeelviajerofatigadopudiesedescansarunanocheounfindesemana.Talcomopapáhabíavaticinado,raravezrecibíamosnuevasvisitas, y con los clientes habituales no teníamos suficiente. Aun después dehaber vendido el coche de mamá, seguíamos sin poder pagar las facturas atiempo.Aundespuésdeloschequesdelaseguridadsocial,aunquealquiláramostodas las habitaciones todas las noches durante el tiempo queme quedaba deinstituto,nosloquitaríantodoigualmente.Elbancosequedaríaconlacasa,elDepartamentodeAsuntosSocialessequedaríaconmigoymamáyloshuéspedestendríanqueencontrarotramaneradevivirfueradelasparedesdelJuniper.

Meatragantéconeloloracerradoyhumedadydecidíabrirunaventana.Elveranohabíasidoterriblementecaluroso,inclusoparaOklahoma,yelotoñonoestabadándonosningunatregua.Aunasí,amimadrenolegustabaencenderelaireacondicionadoamenosqueesperásemoshuéspedes.

Perosílosesperábamos.Siempreestábamosesperandohuéspedes.Unospasoscorretearonporelpasillodearriba.Laarañadecristalvibróy

yoesbocéunasonrisa:Poppyhabíavuelto.Dejémimochilaenlapuertaysubílosescalonesdemaderadedosendos.

Poppy estaba al final del pasillo, de pie junto a la ventana,mirando al jardíntrasero.

—¿Quieressalirajugar?—lepregunté,alargandoelbrazoparaacariciarleelpelo.

Ellanegóconlacabezaperonosevolvió.—Vaya—exclamé—.¿Nohastenidounbuendía?—Papá no me deja salir hasta que vuelva—dijo, gimoteando—. Lleva

fueramuchotiempo.—¿Hasalmorzado?—lepregunté, tendiéndole lamano.Ellanegóconla

cabeza—.Seguroquetupapátedejarásalirconmigosi tecomesunsándwichprimero.¿Mantequilladecacahueteymermelada?

Poppy sonrió. Era prácticamente una hermana pequeña. Había estadocuidandodeelladesdesuprimeranocheenlacasa.Ellaysupadrefueronlosprimerosenllegardespuésdelamuertedemipadre.

Poppy bajó las escaleras con paso torpe y luego me observó mientrashurgabaenlosarmariosbuscandopan,uncuchillo,mermeladaymantequilladecacahuete.Curvóhaciaarribalascomisurasdesubocasuciamientrasmeveíauntarlosingredientesyluegoañadirunplátanoporsiacaso.

MamásiempremecolabaalgosaludablecuandoteníalaedaddePoppy,yahora,cuandosolomefaltabancincomesesparacumplirlosdieciochoaños,yoera la adulta.Así había sidodesdequepapámurió.Mamánuncamedaba lasgraciasnireconocíaenvozaltaloquehacíapornosotrasdos,aunquenoesqueesperara que lo hiciera. Nuestra vida ahora consistía en sobrevivir y llegar alfinaldeldía.Cualquierotracosamásambiciosaeraalgodemasiadoabrumadorparamí,ynopodíapermitirmeellujodearrojarlatoalla.Almenosunadelasdosteníaqueseguirenpieparanoderrumbarnosporcompleto.

—¿Hasdesayunadoestamañana?—lepregunté, intentandohacermeunaideadecuándohabíallegadoalestablecimiento.

Ellaasintióconlacabezaysellevóelsándwichalaboca.Unpegotedemermeladadeuvasesumóalaporqueríaqueyalepringabalacara.

Recogímimochilaylallevéalfinaldenuestralargamesarectangulardelcomedor,nodemasiadolejosdedondeestabaPoppy.Mientrasellamasticabayselimpiabalabarbillapegajosaconeldorsodelamano,terminélosdeberesdegeometría.Poppyeraunaniñafeliz,perosesentíasola,comoyo.Amimadrenole gustaba que invitase a amigos a casa, con la excepción de alguna que otravisita deTess, que se pasaba casi todo el rato hablando de su casa, situada alfinaldelacalle.Tessnoestabaescolarizada,sinoquelaeducabanencasa,yeraunachicaunpocorara,peroeraalguienconquienhablar,ynoleimportabaloquepasabaenelinteriordelJuniper.Aunqueyotampocoteníatiempoparaesascosas,detodosmodos.Nopodíamospermitirnosquelosextrañosvieranloquepasabadepuertasadentro.

Seoyóelsonidodeunosbajosfuerayapartélacortinaparamirarporlaventana.ElMiniCooperdescapotableblancodePresleyestaballenodeclones,ahoratodasestudiantesdeúltimocurso,comoyo.Habíanbajadolacapota,asíque se las veía a todas riendo y moviendo la cabeza al ritmo de la músicamientrasPresleyreducíalavelocidadalllegaralcruce,delantedenuestracasa.Dosañosanteslaenvidiaolatristezamehabríandevoradopordentro,peroenesemomentoloúnicoquesentíaeraladesazónquemeproducíanosentirnada.Lapartedemíquedeseabauncoche,salirconchicosyropanuevahabíamuertoconpapá.Quereralgoquenopodíatenererademasiadodoloroso,asíquedecidínodesearlo.

Mamáyyo teníamos facturasporpagar,yesosignificabaquehabíaqueguardarlossecretosdelaspersonasquerecorríanlospasillosdenuestracasa.Si

nuestrosvecinosseenterabandelaverdad,noquerríanquesiguiéramosallí,asíqueéramoslealesalosclientesdemimadreylesguardábamossussecretos.Yoestabadispuestaasacrificaralospocosamigosqueteníaparaquesiguiésemosfelicesysolostodosjuntos.

EncuantoabrílapuertadeatrásPoppysaliócorriendoporlosescalonesdemaderahaciaeljardíndeabajo,plantólaspalmasdelasmanosenelsueloydiounavolteretahaciendolaruedaconmovimientotorpe.Soltóunarisitaysetapólaboca,sentadaenlahierbadoradayquebradiza.Semesecabalabocasolodeoírlacrujirbajonuestrospies.Elveranohabíasidounodelosmáscalurososquerecordaba.Inclusoenesemomento,afinalesdeseptiembre,losárbolesseguíanmarchitosy el sueloestabacubiertodehierbamustia,polvoyescarabajos.Lalluvia era algo de lo que los adultos hablaban como si fuera un recuerdomemorable.

—Papávolverápronto—dijoPoppyconundejedenostalgiaenlavoz.—Losé.—Cuéntamela otra vez. La historia de cuando naciste. La historia de tu

nombre.Sonreíymesentéenlosescalones.—¿Otravez?—Otravez—dijoPoppy,arrancandodistraídamentebriznasblanquecinas

delsuelo.—Mi mamá quería ser una princesa toda su vida —dije, haciendo una

reverencia. Era el mismo tono de voz que usaba papá cuando me contaba lahistoriaantesdeirmeadormir.Todaslasnocheshastaeldíaantesdesumuerteme contaba La historia de Catherine—. Cuando tenía solo diez años, mamásoñabaconvestidosvaporosos,suelosdemármolytazasdoradasdeté.Deseabatodo aquello con tanta fuerza que estaba segura de que su sueño se haríarealidad. Y supo, en cuanto se enamoró de mi papá, que seguro que era unpríncipeensecreto.

Poppylevantólascejasyloshombrosmientrasseperdíaenmispalabras,yluegolecambiólaexpresión.

—Peronoloera.Neguéconlacabeza.—Noloera.Peroellaloqueríaaúnmásdeloquequeríasusueño.—Entoncessecasaronytuvieronunaniña.Asentí.—Mi madre quería ser de la realeza, y poder otorgarle un nombre, un

título,aotroserhumanoeralomáscercaquellegaríaaestardeeso.ElnombredeCatherinelesonabaaprincesa.

—CatherineElizabethCalhoun—dijoPoppy,irguiéndose.—Suenaregio,¿verdad?Poppyarrugólafrente.—¿Quésignifica«regio»?—Perdón—dijounavozgravedesdelaesquinadeljardín.Poppyselevantóymiróalintrusoconairehostil.Mepusedepieasulado,levantandolamanoparaprotegermelosojosdel

sol.Alprincipiosoloveíasusilueta,peroluegoconseguíenfocarsucara.Casinoloreconocí,perolacámaraquelecolgabadeunacorreaalrededordelcuellolodelató.

Elliott estabamás alto y su cuerpo eramás recio, conmásmúsculo. Sumandíbulacinceladahacíaqueparecieseunhombrehechoyderecho,en lugardelmuchachoqueyorecordaba.Llevabaelpelomáslargo,yahoralecaíahastala parte inferior de los omoplatos.Apoyó los codos sobre la parte superior denuestravalladeestacasypinturadescascarilladaconunasonrisaesperanzada.

MiréporencimadelhombrohaciaPoppy.—Veadentro—dije.Ellaobedecióysemetióensilencioenlacasa.MiréaElliottyluegoledi

laespalda.—Catherine,espera—mesuplicó.—Esoesloquehehecho—leespeté.Semetiólasmanosenlosbolsillosdelospantalonescortoscolorcaqui,y

eso hizo que seme estremeciera el corazón.Había cambiadomucho desde laúltimavezquelohabíavisto,yalmismotiempoeraelmismo.Proyectabaunaimagenlejanadeladolescentedesgarbadoytorpedeapenasdosañosantes.Susbracketshabíandesaparecido,dejandounasonrisaperfectabajoaquelloslabiosmentirosos,brillantesencontrasteconsupiel.Laintensidaddesutezsehabíadesvaído,asícomolaluzdesusojos.

LanuezdeElliottsedesplazóarribayabajocuandotragósaliva.—Yo…Mmm…Soy…«Unmentiroso».Lacámarasebalanceóenlacorreagruesaynegraquecolgabadesucuello

mientrasElliottsemovíaconinquietud.Estabanervioso,conunaireculpable,ymuyguapo.

Lointentódenuevo.—Yo…—Noeresbienvenido—dije,subiendodespaciolosescalones.—Acabodemudarmeaquí—gritóamiespalda—.Conmi tía.Mientras

mis padres terminan los trámites del divorcio.Mi padre está viviendo con su

noviaymimadreestá lamayorpartedeldíametidaen lacama.—Levantóelpuño y señaló hacia atrás con el pulgar—. Estoy justo al final de la calle…¿Dondevivemitía…?

No me gustaba la forma en que terminaba las frases, como con puntossuspensivos y signos de interrogación. Si alguna vez volvía a hablar con unchicoquemedespertaraunmínimodeinterés,esechicotendríaquehablarconpuntosfinales,ysoloavecesconsignosdeadmiración.Solocuandofuesealgorealmenteinteresante,comohablabapapá.

—Vete—dije,mirandoasucámara.Levantóelaparatocuadradoconsusdedoslargosymededicóunasonrisa

tímida. La nueva cámara de Elliott era vieja y seguramente había visto másmundoqueél.

—Catherine,porfavor.Dejaqueteexplique…Enlugarderesponder,meacerquéalapuertademosquitera.Elliottbajóla

cámarayextendiólamano.—Empiezo las clasesmañana.Un traslado en el último año de instituto,

¿increíble,no?Sería…Estaríabienconoceralmenosaunapersona…—Lasclasesyahanempezado—solté.—Losé.TuvequenegarmeenredondoairalinstitutoenYukonparaque

mimadremedejaravenirporfin.El dejo de desesperación en su voz ablandómi determinación.Mi padre

siempremehabíadichoque tendríaquehacerungranesfuerzoparacubrirmifibrasensibleconunamáscaradeinsensibilidad.

—Tienesrazón.Esojodemucho—dije,incapazdecontenerme.—Catherine…—dijoElliottconvozsuplicante.—¿Sabesquéotracosa jodemucho?Ser tuamiga—dije,ymedimedia

vueltaparaentrar.—Catherine. —Mi madre retrocedió cuando me di de bruces con su

garganta—.Nuncatehabíavistocomportartedeformatangrosera.Mamá era alta, pero tenía unas curvas suaves en las que antaño me

encantabaacurrucarme.Hubounaépoca,despuésdelamuertedemipadre,enque no era tan suave ni tenía tantas curvas, cuando los huesos del cuello lesobresalíandetalmaneraquecreabansombras,ycuandorecibirunabrazosuyoera como soportar el abrazo de las ramas sin vida de un árbolmuerto.Ahoratenía las mejillas carnosas y volvía a ser suave de nuevo, aunque ya no meabrazaratanto.Enesemomentolaabracé.

—Losiento—dije.Tenía razón. Mamá nunca había sido testigo de mi comportamiento

grosero.Eraalgoquehacíacuandoellanoestabadelanteparamanteneralejada

alagenteinsistente.Laprofesióndemamásebasabaenofrecerhospitalidad,ylos modales rudos la molestaban, pero eran necesarios para poder guardarnuestrossecretos.

Metocóelhombroymeguiñóunojo.—Bueno,ereshijamía,¿verdad?Supongoqueyotengolaculpa.—Hola,señora—dijoél—.SoyElliott…¿Youngblood…?—YosoyMavis—respondiómamá,educada,amableyrisueña,comosila

humedadnolaasfixiaracomoanosotros.—Acabodemudarmeaquí,conmitíaLeigh,quevivealfinaldelacalle…—¿LeighPattersonYoungblood?—Sí,señora.—Madremía…—dijomamá. Parpadeó—. ¿Y cómo te llevas con tu tía

Leigh?—Ahoramejor—contestóElliottconunasonrisa.—Sí,bueno,puestedeseosuerte.Losiento,peroesunabruja.Lohasido

desdelaépocadelinstituto—dijomamá.Elliottserioymedicuentadecuántolohabíaechadodemenos.Llorépor

dentrocomohabíaestadohaciendodesdequesefue.—Pero¿dóndeestánnuestrosmodales?¿Quieresentrar,Elliott?Creoque

tengounpocode téy frutasyverduras frescasdel jardín.O loquequedadeljardíndespuésdeestasequía.

Mevolvíparamirarconfuriaamamá.—No.Tenemostrabajoquehacer.Poppyysupadreestánaquí.—Ah,vaya—dijomamá,llevándoselosdedosalpecho.Sepusonerviosa

derepente—.Losientomucho,Elliott.—Otra vez será—repusoElliott, y se despidió con un saludo—.Te veo

mañana,princesaCatherine.Sentíquemehervíalasangre.—Nomellamesasí.Nunca.Guieamamáadentro,dejandoquelapuertademosquiterasecerraraami

espalda.Mamáseretorcíalasmanoseneldelantal,inquieta.Lallevéalpisodearriba, al final del pasillo, subí otros cinco peldaños hasta el dormitorioprincipal,ylehiceunaseñaparaquesesentarafrentealtocador.Mimadrenohabíapodidopasar lanocheensudormitorioyeldepapádesdequeélmurió,así que habíamos transformado el pequeño almacén del desván en su propiodormitorio.

Setoqueteóelpeloysacóunpañuelodepapelparalimpiarselasmanchasdelacara.

—Dios,conrazónnoqueríasqueentrara.Estoyhechaunapiltrafa.

—Hasestadotrabajandomucho,mamá.—Lepeinéelpelo.Ellaserelajóysonrió.—¿Qué tal tu día? ¿Cómo te ha ido en el instituto? ¿Has acabado los

deberes?ConrazónlecaíabienElliott:ellatambiénsalpicabalasfrasesconsignos

deinterrogación.—Todobien,ysí.Sologeometría.Soltóunbufido.—«Sologeometría»—repitió, imitandomitonofrívolo—.Yonisiquiera

podríahacerunasimpleecuacióndeálgebra.—Esonoesverdad—dije.—Era gracias a tu padre…—Se quedó callada y vi que tenía lamirada

perdida.Dejéelpeine,echéaandarporelpasilloybajélasescaleras,tratandode

encontraralgoquehacer.Ahoramamáestabadeprimidayestaríacomoausenteelrestodelatarde.Pasabasusdíasfingiendoquetodoibabien,perodevezencuando, cuando papá aparecía en la conversación, el recuerdo la golpeabademasiadofuerte,rememorabademasiadascosasyseevadíadelarealidad.Yomequedabaencasa,limpiando,cocinando,hablandoconelhuéspedocasional.Me pasaba el tiempo actualizando los libros de contabilidad e intentandomantenerenbuenestado lacasa ruinosa.Lagestióndel Juniper—inclusounapequeña casa de huéspedes con escasa clientela como la nuestra— generabasuficientetrabajoparamantenerocupadosadosempleadosajornadacompleta.Algunasnochesmealegrabacuandomimadreseencerrabaconsusrecuerdos,dejándomeamíacargode todo.Mantenermeocupada sehabíaconvertidoensinónimodepaz.

LapuertasecerródegolpeyPoppymellamódesdeloaltodelaescalera.—¡Catherine!Subícorriendolasescalerasylaabracémientrassussollozoslesacudíanel

cuerpo.—¡Papásehaidootravez!—Losiento—dije,meciéndolasuavemente.Me alegraba de lidiar conPoppy en lugar de con su padre.Duke era un

hombrefuriosoyvociferante,quesiempreestabagritandoymuyocupado(perono en el sentido pacífico), y nada fácil de complacer.CuandoDuke estaba encasa,Poppysequedabacallada.Mamásequedabacallada.Esomedejabaamísolateniendoquetratarconél.

—Mequedarécontigohastaquevuelva—dije.Ellaasintióyluegohundiólacabezaenmipecho.Mesentéconellaenla

alfombra roja, raída y desgastada, que caía en cascada por las escaleras, hastaquellegósuhoradeacostarse,yluegolametíenlacama.

No estaba segura de si Poppy seguiría allí por la mañana, pero no mecostabanadaasegurarmedeque tuviesepreparadoalgo rápidoydulcepara eldesayuno,odequeDukepudieracomersesusgachasdeavenaosutortillaconjamónyverduras.Bajélasescalerasparadejarlacocinalistaparalamañana.Silodejabatodopreparado,mamácocinaríamientrasyomearreglabaparairmealinstituto.

Después de lavar y dejar los tomates, las cebollas y los champiñonescortadosatrozosenlanevera,subílasescaleras.

Mimadreteníasusdíasbuenosysusdíasmalos.Esedíahabíasidoalgointermedio. Habíamos vivido días peores. Regentar el Juniper era demasiadoparamamá. Todavía no estaba segura de cómome las arreglaba para sacarloadelante, pero cuando la prioridad era llegar al día siguiente, no importaba laedad,sinoúnicamentehacerloquehabíaquehacer.

Meduché,mepusesololapartesuperiordelpijamaporlacabeza—hacíademasiadocalorparacualquierotracosa—yluegomemetíenlacama.

En el silencio, los gemidos de Poppy recorrieron el pasillo. Me quedéinmóvil,esperandoaoírsivolvíaadormirseosilloraríaaúnmás.LasnochesenelJunipereranmuydurasparaella,ymepreguntabacómoseríancuandoestabalejosdeallí,siestabatristeyasustadaysesentíasola,ositratabadeolvidarlapartedesuvidaquehabíaentresusnochesenlacalleJuniper.Porlopocoquemehabíacontado,sabíaquesumadresehabíaido.Supadre,Duke,dabamuchomiedo.Poppyestabaatrapadaenunciclodonde,obienteníaqueirasuladoenel coche mientras viajaba por distintas ciudades como comercial, o bien ladejaba sola durante horas, y a veces días, mientras él estaba trabajando. Eltiempoquepasabaenlacasadehuéspedeseransushorasfavoritas,peroesoerasolounapequeñapartedesuvida.

PenséenlasclasesdeldíasiguienteyesointerrumpiómipreocupaciónporPoppy.Haríatodoloposiblepormanteneralejadaalagente,einclusomásaúnpormantener bien lejos a Elliott. Éramos los únicos alumnos del instituto denuestraedadquevivíamosen lacalleJuniper.ApartedeTessydeunniñoenedadpreescolar,elbarrioestaballenodenidosvacíosydeabueloscuyoshijosynietos vivían en la otra mitad del país. Inventarme excusas para ningunear oevitaraElliottnoibaasertareafácil.

Talvezseconvertiríaenunchicopopularrápidamenteyyanonecesitaríaintentarsermiamigo.Talvezmellamaríararaymeescupiríaenelpelocomohacían algunos de los otros. Tal vez Elliott haría que fuesemás fácil odiarlo.Mientrasmequedabadormida,deseéqueasífuese.Elodiohacíaquelasoledad

fueramásfácil.

CAPÍTULO7CATHERINE

Unaspequeñastirasblancasatadasaunrespiraderodemetaleneltechoseagitabanaunritmosilenciosoenalgúnlugardentrodelsistemadeventilacióndel instituto.Tenían como funcióndemostrar que el aire acondicionado estabafuncionando,yasíera,soloquenofuncionabamuybien.

ScottyNeal retorció el cuerpopara desperezarse, agarrándose amimesahastaquelecrujiólaespalda,yluegolanzóunsuspiromelodramático.Sesubiólaparte inferiorde lacamisetay lausóparasecarseelsudordesucararojayllenademanchas.

Merecogíelpelo,queahoramellegabavarioscentímetrospordebajodeloshombros,enunmoño.Teníahúmedoslosmechonessueltosdelanucaymehacían cosquillas en la piel, así que los alisé hacia arriba. Los otros alumnostambiénestabannerviosos,asándosedecalor.

—SeñorMason—dijoScottyconvozquejosa—.¿Podemosencenderunventilador?¿Beberagua?¿Algo?

ElseñorMasonsesecólafrenteconunpañueloysesubiólasgafasporelpuenteresbaladizodelanarizporenésimavez.

—Esa es una buena idea, Scotty. Un descanso para beber agua. Id a lafuentedelaesquina.Hayotrosalumnoshaciendoclaseahoramismo,asíquenoquieroningún jaleo.Quiero silencio, quieroquebebáis aguaordenadamenteyquieroqueestéisdevueltadentrodecincominutos.

Scotty asintió con la cabeza y lasmesas arañaron las baldosas de colorverde apagado mientras todos se levantaban y salían por la puerta, de todomenos en silencio. Minka pasó por mi lado, con el pelo encrespado yamenazando con rizarse en cualquier momento. Me miró por encima delhombro,todavíaenfadadaconmigopornohaberqueridosabernadamásdeellaydeOwendesdehacíadosaños.

El señor Mason puso cara de exasperación al oír el barullo de lasconversacionesynegóconlacabeza; luegoreparóenmí, laúnicaalumnaqueaúnseguíaenelaula.

—¿Catherine?Levantélascejasamododerespuesta.—¿Esquenotienessed?—Hizoungestodeimpotencia,puesyasabíaqué

leibaaresponder—.Ah,ya:lodeahífueraesuncirco.Loentiendo.Peroveabeberaguacuandotodoshayanvuelto,¿deacuerdo?

Asentícon lacabezay luegomepuseahacergarabatosenmicuaderno,tratandodenopensarenlalíneadesudorqueseestabaformandoensucamisa,dondesuspechosmasculinoscaíancompletamenteplanos,comodospancakesgemelosygruesos,sobresubarrigacervecera.

ElseñorMasontomóairey luegocontuvolarespiración.Estabaapuntode hacerme una pregunta, probablemente interesándose por cómo estaba o sitodoibabienencasa,peroélyasabíalarespuesta.Todoiba«bien»,o«normal»,o«comosiempre».Todohabíaido«bien»,«normal»o«comosiempre»tambiénensuclaseelañoanterior.Alparecer,siempreseacordabadepreguntármelolosviernes.ParalasvacacionesdeNavidad,yahabíadejadodehacerlo.

Cuando lamitadde losalumnoshubieronvueltoaclase,elseñorMasonmemiróporencimadesusgafas.

—¿Sí,Catherine?Comonoqueríaprotestardelantedetodos,asentíconlacabezaymepuse

depie,concentrándomeenlasbaldosasverdesyblancasalcaminar.Lasrisasylos murmullos se hicieron más fuertes, y luego aparecieron varios pares dezapatos.

Medetuvealfinaldelacolaparalafuentedeagua,ylasclonesserieron.—Hasidotodoundetalleportuparteesperartealfinaldelacola—dijo

Presley.—Nopiensobeberdespuésdeella—murmurósuamigaAnnaSue.Meclavélauñadelpulgarenelbrazo.Presleylanzóunasonrisaasuamiga,yluegosedirigióamí.—¿Cómova la casa de huéspedes,Cathy?Parecía cerrada la última vez

quepaséporallí.Lancéunsuspiro.—EsCatherine.—¿Cómo dices?—exclamó Presley, haciéndose la ofendida por haberle

contestado.Lamirédefrente.—MinombreesCatherine.

—Vaya,vaya…—seburlóPresley—.HoyKitCatestácombativa.—Sehadignadomezclarseconlaplebe—murmuróMinka.Apretélosdientesymesoltéelbrazoparacerrarelpuño.—He oído que la casa está embrujada —dijo Tatum, con un brillo de

excitacióndramáticachispeandoensusojos.Seapartólastrenzasteñidasdelacara.

—Sí—respondí—.Ybebemossangredevírgenes.Asíqueestáistodasasalvo—solté,volviéndomehacialaclase.

Corría refugiarmeen lapresenciadel señorMason,deslizándomeenmipupitre.Élnosediocuenta,aunquenadieloestabadistrayendo.Nohabíanadiehablando,nimoviéndose.Hacíademasiadocalorcasihastapararespirar.

Scottyregresó,secándoselasgotasdeaguadelabarbillaconeldorsodelamano. El gesto me recordó a Poppy, y me pregunté si estaría en el Junipercuandovolvieraacasa,cuántaayudanecesitaríamamáysihabríallegadoalgúnhuéspednuevoenmiausencia.

—¿Necesitasalgo?—preguntóelseñorMason.Levanté lavistademicuaderno.ElliottYoungbloodestabadepiecon la

mitad de una enorme zapatilla de deporte dentro del umbral de la puerta,sosteniendounpequeñopapelblancoenunamanoy lacorreadeunamochilarojadesteñidaenlaotra.Másalumnosregresaronalaclase,empujandoaElliotthacia delante al pasar por su lado, como si fuera un objeto inanimado que seinterponía en su camino. No se oyó ninguna disculpa, ninguna señal dereconocimientodequeacababanderozarloconsupielsudorosasinnisiquieraun«perdona».

—¿Esoesparamí?—preguntóelseñorMason,señalandoconlacabezaelpapelqueElliottllevabaenlamano.

Elliott empezó a andar y estuvo a punto de rozar con la coronilla elpequeñoSaturnodepapelquecolgabadeltecho.

Imaginédistintasformasdeodiarlo.Normalmente,laspersonasdemasiadoaltasodemasiadobajasodemasiadoalgoteníancomplejosdeinferioridadmuyexagerados, y Elliott probablemente se había vuelto sensible e inseguro,imposibledesoportar.

ElbrazovoluminosodeElliottextendiólamanoparadarelpapelalseñorMason.Arrugó lanarizmientras respirabacon fuerza.Estabaenfadadacon sunarizyconsusmúsculos,yconelhechodequehubiesecambiadotantoyseleviese tan distinto, mucho más alto y mayor. Pero sobre todo lo odiaba porhabermedejadosolacuandorecibílanoticiadequemipadrehabíamuerto.Lehabíadado todomi verano—mi último verano con papá— y, cuandomás lonecesitaba,élmehabíadejadoallítirada.

ElseñorMasonentornólosojosparaleerlanotayluegolacolocóconlospapelesapiladosdecualquiermaneraensuescritorio.

—Bienvenido, señor Youngblood. —El señor Mason miró a Elliott—.¿VieneusteddeWhiteEagle?

Elliott arqueó una ceja, escandalizado ante semejante muestra deignorancia.

—Puesno.ElseñorMasonseñalóunamesavacíaenlapartedeatrás,yElliottavanzó

ensilenciopormipasillo.Seoyeronunas risasburlonasy, cuandomiréhaciaatrás, vi a Elliott tratando de acomodar sus piernas interminables bajo laestructurade lamesa.Yoeramásbienbajita;nuncasemehabíaocurridoqueaquellasmesasestabanhechasparaeltamañodeunniño.Elliotteraunhombre,ungigante,ynoibaacaberennadaquefueratallaúnica.

Las bisagras de metal crujieron cuando Elliott se acomodó de nuevo, yestallaronmásrisas.

—Estábien,estábien—dijoelseñorMason,poniéndosedepie.Cuandolevantólosbrazosparaindicaratodalaclasequenoscalmásemos,lasmanchasoscurasdesudorquedaronalavistaylosalumnosserieronaúnmás.

En ese momento entró la orientadora del instituto y examinó todas lascabezashastaquesedetuvoenladeElliott.Pusocaradedecepciónabsolutaysuspiró.

—Yahemoshabladodeesto,Milo.Elliottnecesitaráunamesayunasilla.Creíaqueteníasunaaquí.

ElseñorMasonfruncióelceño,molestoporlasegundainterrupción.—Estoy bien—dijo Elliott. Hablaba con voz profunda y suave, y cada

palabradestilabaunsentimientodevergüenza.—SeñoraMason.—ElseñorMasonpronunciósunombreconeldesdénde

unfuturoexmarido—.Lotenemostodocontrolado.Lamiradadepreocupacióndesapareciódel rostrode lamujery le lanzó

unamiradairritada.CorríaelrumordequelosMasonhabíandecididointentarunaseparacióndepruebalaprimaveraanterior,peroalaseñoraMasonleestabasentandomuchomejorqueaél.

La señoraMason había perdidomás de quince kilos, se había dejado elpelolargoysehabíahechomechas,yllevabamásmaquillaje.Teníalapielmásluminosa y le habían desaparecido las arrugas alrededor de los ojos. Estabaradiantedefelicidad,yesohabíaempezadoatranspirarporsupielyporsusojosyaextenderseportodoelsuelo,prácticamentedejandounrastrodearcoírisconaromaa rosas a supaso.La señoraMasonestabamejor sin sumarido.Sin sumujer,encambio,elseñorMasonnovalíamucho.

ElseñorMasonlevantólasmanos,conlaspalmashaciafuera.—Estáenelcuartodesuministros.Ahoralasacaré.—Nosemoleste—dijoElliott—.Nopasanada.—Confíaenmí,hijo—murmuróelseñorMason—.SialaseñoraMason

selemetealgoentrecejayceja,esmejorquelohagas.—Asíes—dijolaseñoraMason,conlapacienciaapuntodeagotársele—.

Asíquehazlo.Inclusocuandoestabaenfadada,lafelicidadaúnlebrillabaenlosojos.Sus

taconesresonaroncontralasbaldosascuandosaliódelaclaseyechóaandarporelpasillo.

Vivíamosenunapoblacióndemilhabitantes,einclusodosañosdespuésde que despidieran ami padre, no habíamuchas oportunidades laborales. LosMasonnoteníanmásremedioqueseguirtrabajandojuntos,amenosqueunodeellossefueraaviviraotrositio.Aquelparecíaunañodeimpasseparaellos.

Lanoticiasobrecuáldelosdosseiríasupondríaungirointeresanteenlosacontecimientos de nuestro año escolar. Me caían bien los dos Mason, peroparecíaqueunodeellossemarcharíadeOakCreekmuypronto.

ElseñorMasoncerrólosojosysefrotólassienesconelpulgaryeldedocorazón.Laclaseestabaensilencio.Hastalosalumnossabíanquenosepodíaponerapruebaaunhombrequeseenfrentaalfinaldesumatrimonio.

—Estábien,estábien—dijoelseñorMason,levantandolavista—.Scotty,tomamis llaves y saca lamesa y la silla que te hice guardar en el cuarto delalmacénelprimerdíadeclase.LlévateaElliottyunpardepupitrescontigo.

ScottyseacercóalamesadelseñorMason,recogiósusllavesyluegohizounaseñaaElliottparaquelosiguiera.

—Estáaquímismo,alfinaldelpasillo—dijoScotty,esperandoqueElliottencontraralamaneradesalirdesupupitre.

Las risas se habían desvanecido comonuestro desodorante. La puerta seabrióyunapequeñaráfagadeairequedósuccionadaporelaula,loqueprovocóquelosalumnosqueestabansentadosalladodelapuertasoltaranunpequeñoeinvoluntariosuspirodealivio.

ElseñorMasondejócaerlasmanossobreelescritorio,haciendocrujirelpapeldedebajo.

—Tienenquesuspenderlasclases.Nosvaadaratodosungolpedecalor.Asínohaymaneradeconcentrarse,nivosotros,niyo.

—La señoraMcKinstry nos ha dejado dar clase de inglés debajo de eseroble tan grande que hay entre el instituto y el edificio del auditorio —dijoElliott.Susondasdepelo, largasyoscuras,estabanreaccionandoalcalor,a lahumedadyalsudor,yteníanunaspectolacioyapagado.Conunagomaelástica,

selorecogióenunamediacoladecaballo,haciendoqueparecieraunmoño,conlamayorpartedelpelosobresaliendopordebajo.

—Puesnoesmalaidea.Aunque—dijoelseñorMason,pensandoenvozalta—seguramenteahorahacemáscalorfueraquedentro.

—Al menos fuera sopla el aire—señaló Scotty, jadeando y chorreandosudormientrasayudabaaElliottallevarlamesa.

Elliottsujetabalasillaconsumanolibre,juntoconsumochilaroja.Nomehabíadadocuentadequehabíasalidoconella,yesoqueyomefijabaentodo.

Miré el respiradero de encima de la cabeza del señor Mason. Las tirasblancasestabanflácidas.Elaireacondicionadohabíaexhaladosuúltimosuspiroalfin.

—Oh,Dios,señorMason…—gimoteóMinka,inclinándosesobresumesa—.Memuero…

El señor Mason me vio mirando hacia arriba, e hizo lo propio,levantándosealdarsecuentadelomismoqueyo.Enlasrejillasdelaventilaciónnohabíaningúnmovimiento.ElaireacondicionadoestabaestropeadoylaclasedelseñorMasonestabaenelladodelinstitutodondemáspegabaelsol.

—Está bien, salid todos. Aquí va a hacer cada vez más calor. ¡Fuera!¡Todosfuera!—gritóalcabodevariossegundosenlosquelosalumnosmirabanalrededorcongestoconfuso.

ReunimosnuestrascosasyseguimosalseñorMasonalpasillo.NosindicóquenossentáramosenlaslargasmesasrectangularesdelazonacomúnmientrasélibaabuscaraladirectoraAugustine.

—Volveré—dijoelseñorMason—.Osuspendenlasclases,ovamosadarclasealaheladeríaquehaycercadeaquí.

Todosaplaudieronmenosyo;estabaocupadafulminandoconlamiradaaElliottYoungblood.Sesentóenunasillajuntoamí,enlamesavacíaquehabíaelegido.

—Sualteza—dijoElliott.—Nomellamesasí—respondíenvozbaja,mirandoamialrededorpara

ver si alguien nos había oído. Lo último que necesitaba era darles un nuevomotivoparaqueseburlarandemí.

Élseinclinóparaacercarse.—¿Quéclasestienesluego?Talveztenemosmáshorasjuntos.—No.—¿Cómolosabes?—preguntó.—Nolosé,esundeseoenvozalta.La secretaria del instituto, la señora Rosalsky, se acercó al sistema de

megafonía.

—Atenciónatodoslosestudiantes:acontinuaciónhabráunanunciodeladirectoraAugustine.

SeoyóunpocoderuidoyluegolavozdeladirectoraAugustine,consutonocantaríndeniñadetreceaños.

—Buenastardes,queridosalumnos.Comoyahabréisnotado,elsistemadeaire acondicionado ha estado fallando hoy, y lo hemos declarado oficialmenteaveriado. Hemos suspendido las clases de la tarde, así como las de mañana.Esperamostenerelproblemasolucionadoparaelviernes.Elsistemaautomáticodel instituto llamará a vuestros padres, a través del número de teléfono quetenemos registrado, para notificar cuándo se reanudarán las clases. Losautobusesescolaressaldránenbreve.Paraaquellosalumnosquenoutilicenlosserviciosdelautobúsescolar,pedidavuestrospadresoauntutorquevenganarecogeros,yaquehoyestamosenalertaporoladecalor.¡Quedisfrutéisdelasvacaciones!

Todos a mi alrededor se pusieron de pie y empezaron a dar gritos dealegría,yalcabodeunossegundoslospasillossellenarondeadolescentesquesaltabanentusiasmados.

Bajélamiradaalgarabatodemicuaderno.Uncuboentresdimensionesyelalfabetoennegritaestabanrodeadosdegruesossarmientosdevid.

—Noestánadamal—dijoElliott—.¿Vasaclasesdedibujo?Atraje mis cosas hacia mí y empujé la silla hacia atrás mientras me

levantaba. Después de andar unos pasos en dirección ami taquilla Elliottmellamó.

—¿Cómovasavolveracasa?—preguntó.Trasdudarunossegundos,respondí.—Andando.—¿Vas a cruzar andando toda la ciudad? Las temperaturas rozan los

cuarentagrados.—¿Quéesloquequieresdecir?—pregunté,volviéndomeparamirarlo.Élseencogiódehombros.—Tengocoche.Esunachatarramuyantigua,unChryslerde1980,perosi

se pone el aire acondicionado a tope, te congelas. He pensado que tal vezpodríamospararenBraum’sytomarunalimonadadelimaycerezas,yluegotellevaríaacasa.

Lafantasíadeunalimonadabienfríayelaireacondicionadohizoquemismúsculosserelajaran.AhoraBraum’seraelúnicorestaurantedetodalaciudad,ylaideadeiracasaenelcochedeElliott,protegidadelsol,eracomomúsicacelestial para mis oídos, pero cuando aparcase delante de mi casa, esperaríaentrar,ysientraba,loveríatodo.

—¿Desdecuándotienescoche?Seencogiódehombros.—Desdequecumplílosdieciséis.—No.Girésobremis talonesymedirigíami taquilla.Hacíacasidosañosque

teníacoche.Yanohabíaningunaduda:habíarotosupromesa.Durante las dos semanas anteriores, desde el primer día de clase, había

tenidodeberes todos losdías,asíquemarcharmedel institutosin lamochilaacuestasosinmislibrosmeobligóarepasarunalistamentalmentedeformacasiobsesiva. Sentía un ataque momentáneo de pánico cada cinco pasos más omenos. AtraveséMain Street y doblé a la izquierda hacia SouthAvenue, unacalleenellímitedelaciudadquecruzabahaciaelladooeste,directamentehastalacalleJuniper.

Para cuando llegué a la esquina de Main y South, mi cerebro pasó dedesear con todami almaunagorra, aguayprotector solar, amaldecirmeamímismaporrechazarelofrecimientodeElliott.

El solme daba con fuerza en el pelo y los hombros. Después de cincominutosdecaminata,lasgotasdesudorempezaronaresbalarmeporelcuelloyelcostadodelacara.Teníalagargantacomosihubieratragadoarena.EntréeneljardíndelseñorNewbypararefugiarmeunosminutosbajolasombradesusárboles,decidiendosicolocarmeensuaspersorantesdeproseguirmicamino.

Un sedán cuadrado de color rojizo se detuvo junto a la acera, y elconductorestiróel troncoparaacercarsea laventanilladelpasajeroybajarelcristalmanualmentemientras sucuerposemovíaarribayabajo.LacabezadeElliottasomóporlaventanilla.

—¿Unabebidabienfríayaireacondicionadoteparecenahoraunabuenaideaotodavíano?

Abandonélasombrayseguíandandosinresponder.Lagenteinsistenteerainsistentecontodoloquequería.EnesemomentoElliottqueríallevarmeacasa.MástardetalvezquerríaentrarenelJuniperoquefuéramosamigosotravez.

Elchatarramóvilavanzabadespacioamilado.Elliottnodijonadamás,apesar de que la ventanilla seguía bajada, dejando escapar su precioso aireacondicionado. Seguí caminando por la acera, en la hierba, agradeciendo ensilenciolabreveráfagadeairefríoquesalíadelladodelpasajerodelChrysler.

Despuésdetresmanzanasmásydevercómomelimpiabaelsudordelafrenteporenésimavez,Elliottlointentódenuevo.

—Estábien,notenemosqueiratomarnada.Tellevaréacasa.Seguíandando, apesardel calorque sentíaen lospiesydeque tenía la

cabezaardiendo.Sinnubesquebloquearan los rayosdelsol, laexposiciónera

brutal.—¡Catherine!Porfavor,déjamellevarteacasa.Notehablaré;tedejaréallí

ymeiré.Me detuve, entornando los ojos bajo la luz cegadora. El mundo entero

parecíadesteñidopor el sol, y el únicomovimiento eran lasolasde calorquebailabansobreelasfalto.

—¿Nohablarás?—lepregunté,haciendoviseracon lamanoen la frenteparaprotegerme lo bastante los ojos para verle la cara.Susojosme lo dirían,aunqueélnolohiciera.

—Siesoesloquequieres…Siconesoconsigoqueteapartesdeestesoldejusticia…Espeligroso,Catherine.Aúntequedancincokilómetros.

Lopenséunmomento.Teníarazón:noteníaningúnsentidocaminartantotrechocontemperaturasdecuarentagradosalasombra.¿Ydequéleserviríaamamásimedabaungolpedecalor?

—¿Niunapalabra?—lepregunté.—Teloprometo.Hiceunamueca.—Nocumplestuspromesas.—He vuelto, ¿no? —Cuando fruncí el ceño, Elliott extendió la mano,

indicándomequeentrara—.Porfavor,Catherine.Déjamellevarteacasa.Echó el freno demano y alargó el cuerpo de nuevo, tensando el bíceps

cuandoalcanzólamanijayabriólapuertadelpasajero.Medeslicéenelasientodeterciopelodecolorchocolate,cerrélapuertay

subílaventanilla.Merecosté,dejandoqueelairefríomesoplarasobrelapiel.—Gracias—dije,cerrandolosojos.Fiel a su palabra, Elliott no respondió mientras el coche se alejaba del

bordillodelaacera.Lomiré;sunuezsedesplazabaarribayabajomientrastragaba,ysusdedos

semovíaninquietossobreelvolante.Estabanervioso.Queríadecirlequenoibaamorderlo,quequizáaún loodiaseporhaberse idoyporhacermeecharlodemenos durante dos años, pero que había cosas mucho más importantes en elmundodelasquetenermiedoenlugardetenerlodemí.

CAPÍTULO8CATHERINE

—Cielo,cielo,cielo…—dijoAlthea, tirandodemíhaciasusbrazos.Meguiohastauntaburetedecocina,corrióalfregaderoymojóun trapoconaguafría.

Sonreí,apoyandolabarbillaeneldorsodemimano.Altheanosealojabacon nosotras muy amenudo, pero se preocupabamucho pormí, y no podríahaberelegidounmejormomentoparavolverahospedarseenlacasa.

Doblóeltrapoylopresionósobremifrente,sujetándoloconfirmeza.—Aquíhacetantocalorquenisiquierapuedousarmipeluca.¿Sepuede

saberenquéestabaspensando,pequeñainconsciente?—En que tenía que llegar a casa—dije, cerrando los ojos.Dentro de la

casa todavía reinaba un ambiente sofocante y caluroso, pero almenos nomeabrasabaelsol—.¿Creesquemamánosdejaríaencenderelaireacondicionado?

Altheasuspiró,secándoselasmanoseneldelantalyponiendolosbrazosenjarras.

—Pensabaqueyaestabaenmarcha.Déjamecomprobarlo.—Sufaldahizofrufrú al rozarle los generosos muslos mientras atravesaba la habitación. Seinclinóyentornólosojosparamirareltermostato.Negóconlacabeza—.Aquímarca quince grados, cuando la temperatura ambiente es de treinta y uno.—Chasqueó la lenguacontraelpaladar—.VayaporDios…Tumadrevaa tenerquellamaraalguien.

—Puedohacerloyo—dije,haciendoademándelevantarme.—¡Cielo,siéntateahoramismo!Laspartesdetucuerpoquenoestánrojas

estáncompletamenteblancas—dijoAlthea,corriendohaciamí.Me obligó a sentarme en una silla y rebuscó en los armarios hasta que

encontró un vaso limpio. Lo llenó con hielo del congelador y luego sacó unajarradetéconazúcar.

—Tú siéntate y tómate esto. Tu madre volverá a casa pronto y puedellamaralinútilqueseencargadelacalefacciónyelaire.

Sonreí aAlthea. Era una demis huéspedes favoritas. Solo de pensar enlidiarconPoppyysupadreyamesentíaexhausta.

—Bueno—empezóadecir,apoyándoseenloscodos—.¿Cómotehaidoenelinstituto?

—Como siempre —dije—. Bueno, casi como siempre. Hay un chiconuevo.Mehatraídoacasaconelcoche.

—¿Ah,sí?—exclamóAlthea,intrigada.Teníalacaramanchadadeharina.Otravezhabíaestadotrasteandoenlacocina;eralaúnicahuéspedqueayudabaamamáenelJuniper,peroeraporqueAltheanosabíaquedarsequieta.Siempreestaba horneando algo o limpiando mientras tarareaba la misma cancioncillaalegre, algún viejo himno de la iglesia queme sonaba vagamente. Llevaba elpelo recogido en unmoño bajo, con unmechón oscuro colgándole suelto pordelante.

Se estaba abanicando con un plato de papel y el sudor le relucía en elpechoylafrente.

—EsElliott—ledije,esperandoquereconocieraelnombre.Nolohizo.—¿Quién es? Lo siento, cielo. He estado tan liada con el trabajo y mi

concordanciabíblicaqueapenashepodidoprestaratenciónanada…—Loconocíhacedosveranos.Eramiamigo.—¿Eratuamigooestuamigo?—preguntó,enarcandounaceja—.Porque

necesitasunamigo,pequeña.Necesitasalmenosdiez.Pasasdemasiadotiempotrabajando,Diossabequeesdemasiadoparaalguientanjoven…

—Era—dije,rascandoelgranitodelaencimera.—Vaya—exclamóAlthea—.¿Yquépasó?—Quesefuesindespedirse.Yrompióunapromesa.—¿Quépromesa?—preguntóentonodefensivo.—Quevolvería.Altheasonrióyseinclinóparaacercarse,buscandomismanos.—Pequeña…escuchalassabiaspalabrasdelaseñoritaAlthea:elchicoha

vuelto.—Selevantóyregresójuntoalfregadero.Abrióelgrifoparallenarlodeaguaylavarlosplatosquenocabíanenellavavajillas—.Amímeparecequecuandolohizo,volviódirectamenteacasa.

—Lonecesitaba—dije—.Sefuecuandomáslonecesitaba,yahoraqueyanolonecesito,aparece.Havueltodemasiadotarde.

Althearemoviólosdedosenelagua,mezclandoeljabón.Levantólavista,peronosediomediavuelta,yhablódespacioyconternura.Percibílasonrisaensuvoz,comosiestuvierarecordandounaépocamássencillayfácil.

—Talvezaúnlonecesitas.—No—dije, tomando el último trago de té. El hielo se deslizó por mi

gargantayunaexpresióndesorpresaseapoderódemicara.Soltéelvasoymesequélaboca.

—Bueno,puesnecesitasaalguien.Noesbuenopasar tanto tiemposola.Eneseinstitutotangrande,¿nopuedesencontrarniunsoloamigo?¿Niuno?

Melevanté.—Tengodeberes,yluegometocahacerlacolada.Altheachasqueólalengua.—Ya la haré yo luego,más tarde, después de llamar al técnico del aire

acondicionado.Dios,hacetantocalorquenosepuedenirespirar…—Diceellamientrassudaconlasmanosmetidasenunfregaderollenode

aguacaliente,lavandolosplatos—bromeé.Althea se volvió a medias y me fulminó con aquella mirada típica de

madrequenoseandabacontonteríasyquetantomegustaba.Avecespensabaque ojalá Althea se quedara a vivir allí para siempre. Estaría bien sentirsecuidadaporalguien,paravariar.LosnietosdeAltheavivíanenalgúnlugardeOakCreek,perocuandoibaavisitarlos,sealojabaconnosotrasparacontentaralmarido de su hija, que eramuy controlador. Ella era la única cosa buena delJuniper.

—Mañanatampocotenemosclase.Elaireacondicionadonofuncionaallítampoco.

—Supongo que es normal que se estropee en todas partes…—dijo contristeza—.Tienesqueencontrarunlugardondehagamásfrescoparadescansar.Arribaseestápeorqueaquíabajo.

Dejéelvasoenelfregaderoyluegopaséjuntoaltermostatodelcomedorylotoqué,comosiesofueseaservirdealgo.Nosemovió,yelpolvoyelcalorme estaban asfixiando, así que salí por la puerta principal y me senté en elbalancín.

Devezencuando,unabrisaligerasoplabaatravésdelacelosíasituadaacada lado de nuestro porche, procurando un respiro momentáneo del calorsofocante.Toméimpulsoapoyándomesuavementeenlostablonesdemaderadelporcheymemecí,esperandoaquesepusieraelsol,viendopasarloscochesyoyendoelgriteríodelosniñosunasmanzanasmásabajo,seguramenteenlacasadelapiscinadesmontable.

Lascadenaschirriabanaunritmolento,yyoinclinéelcuerpohaciaatrás,mirandohacia las telarañascubiertasdepolvodel techo.Algome tocó lapieldesnudajustoencimadelarodilladerechaydiungrito,incorporándome.

—Perdona.Estabadandounpaseoytehevistosentadaaquíyhepensado

enpasarasaludarte.—¿Dandounpaseopordónde?—lepregunté,frotándomelarodilla.Lachicaqueteníadelantefruncióelceño.—Puesporlacalle,tonta.Oye,¿quieresverunapelículaestanoche?—Nolosé,Tess.Yaveremos.Tess teníadiecisieteaños,comoyo,perono ibaal instituto,sinoquesus

padreslaeducabanencasa,yeraunachicaunpocopeculiarymuydirecta,perome gustaban sus visitas. Pasaba a verme cuando estaba aburrida o cuando yonecesitabaunaamiga.Teníaunaespeciedesextosentidoqueyosabíaapreciar.Se había recogido el pelo en lo alto de la cabeza y llevaba ropa que parecíaheredadadesuhermanomayor,Jacob.Yonoloconocía,peroellamehablabatantodeélqueeracomosi,efectivamente,loconociese.

Sesorbiólanarizyluegoselalimpióconeldorsodelamano.—¿Cómovatodo?—Nomemirócuandohabló,sinoquemirócalleabajo,

haciadondevivía.—Bien.Elliotthavuelto.—¿Ah,sí?¿Yquétal?—Todavíaestoyenfadada.Altheadicequenodeberíaestarlo.—Altheaesmuy inteligente,perome temoquenoestoydeacuerdocon

ella.Creoquedeberíasmantenertealejadadeél.Lancéunsuspiro.—Creoquetienesrazón.—Aver, es que lo único que sabes de él realmente es que le gustan las

cámarasymarcharse.Traguésaliva.—Yolegustaba.Tessfruncióelceño.—¿Cómo lesvasaexplicaraMinkayaOwenqueal finalhasdecidido

quepuedesteneramigos,despuésdetodo?Lesonreí.—Tetengoati.Reflejómimismaexpresión.—Sí,metienesamí,asíquenonecesitasaElliott.Hiceunamueca.—No,nolonecesito.Y,detodosmodos,tampocomearriesgaríaavolvera

pasarporesootravez.—Me acuerdo de aquellos días.Acabas de empezar a superarlo y ahora

reaparece.Bastantecruel,siquieresmiopinión.—Selevantó—.Deberíairme.Jacobmeestáesperando.

—Bueno.Hastaluego.Meinclinéhaciaatrásycerrélosojos,dejandoqueotraráfagadeaireme

recorrieraelcuerpo.Los tablonesdelporchecrujieron,ysupe, inclusocon losojoscerrados,quealguiensehabíaplantadodelantedemíylehacíasombraalsol,oscureciendoaúnmáslaoscuridad.

Abrílosojosdegolpe,yluegolosentorné:Elliottestabadepiedelantedemí con un vaso enorme de refresco en cadamano. Los vasos de poliestirenoestaban chorreando de sudor y el rabito de una cereza asomaba por la tapa,atrapadodebajodelplástico.

Mepusounvasodelantedelacara.—Limonadadelimaycereza.—Loprometiste—dije,mirandoelvasofijamente.Elliottsesentóamiladoylanzóunsuspiro.—Losé.Perotúmismalodijiste…Rompomispromesas.Meofreciólabebidadenuevoylaacepté.Fruncíloslabiosalrededordela

pajitaytoméunsorbo,saboreandolalimaácidayheladayeljarabedecerezadulzónmientraslasburbujascarbonatadasmehacíancosquillasenlalengua.

—Teheechadodemenos,tantosiquierescreerlocomosino.Pensabaenti todos los días. Intenté ponerme en contacto contigo de todas las manerasposibles.Sientolodetu…

—Dejadehablar—dije,cerrandolosojos.Esperóunratoyluegohablócomosinopudieracontenerse.—¿Cómoestátumadre?—Lollevaasumanera.—¿YPresley…siguesiendoPresley?Mereíentredientesylomiré.—Hasestadoenelinstitutoundíaentero.¿Atiquéteparece?Asintióconlacabeza.—¿Quesí?—Tienesquedejardehacereso—dije.—¿Elqué?—Hablarconpreguntas.Tuentonación…Esunpocoraro.—¿Desdecuándodejódegustarteloraro?—Desdequemividaseconvirtióenladefiniciónderaro.—¿Quieresquecontrolelaentonacióndemivoz?—Asintióconlacabeza

—.Hecho.Parecía como si, durante todo el tiempo que había estado fuera, Elliott

hubiese estado viviendo en un gimnasio: tenía el cuello grueso, lamandíbulacuadradaylascurvasdeloshombrosylosbrazosdefinidasysólidas.Semovía

conmásseguridad,memirabaalosojosdemasiadoprolongadamenteysonreíaconeltípicoencantoqueacompañabaalaarrogancia.Megustabamáscomoeraantes:desgarbadoytorpe,devoztímidaycalladamentedesafiante.Entonceserahumilde.Ahora,encambio,teníaantemíaunchicoquesesabíaatractivoyqueestabasegurodequeesolebastabaparaganarseelperdón.

Misonrisasedesvanecióymiréhaciadelante.—Ahoralosdoshemoscambiado,Elliott.Yanotenecesito.Bajólamirada,frunciendoelceñoperonoderrotadotodavía.—Esverdad,parecequenonecesitasanadie.MehefijadoenqueMinkay

Owenhanpasadoportuladoynisiquieraloshasmirado.—¿Y?—Catherine…hedejadoatodosmisamigos,amiequipodefútbol,ami

madre…Hevuelto.—Yamehedadocuenta.—Porti.—Calla.Suspiró.—Nopuedesseguirenfadadaconmigoparasiempre.Melevantéyledevolvíelvasobruscamente.Loatrapóapretándolocontra

supecho,perolatapaseabrióyellíquidorojolesalpicólacamisablancayelrostro.

Semeescapóunarisainvoluntaria.Elliottteníalosojoscerradosylabocaabierta,perodespuésdelshockinicial,sonrió.

—Bueno.Melomerecía.Yanoteníagracia.—¿Temerecíasquetetiraraunrefrescoalacara?Mipadremurió,Elliott,

¿entiendes?Selollevaronenunacamillaantemispropiosojos,delantedetodoelvecindario.Mimadredesconectómentalmentedelarealidad.Sesuponíaqueerasmiamigo,ytú…medejasteallítirada.

—Yonoqueríaeso.Laslágrimasmeescocíanenlosojos.—Eresuncobarde.Se irguió, una cabeza y media más alto que yo. Sabía que me estaba

mirandodesdearriba,peronoquiselevantarlavista.—Mimadrevinoabuscarme.Intentéexplicárselo;violaambulanciayel

cochedepolicíaysepusomuynerviosa.Meobligóairconella.Yoteníaquinceañosentonces,Catherine,vamos…

Estiréelcuelloylomiréentornandolosojos.—¿Ydesdeentonces?

—Quería llamarte, pero no tienes teléfono, y luego amíme quitaron elmío. Estaba muy enfadado por cómo me obligaron a marcharme. Llamé aescondidasamitíaunpardevecesparavercómoestabas,perosenegóairatucasa.Medijoquelascosashabíancambiado,quetumadrenoqueríahablarconelladeningunadelasmaneras.MepillaronamitaddecaminoaOakCreekunasemanadespuésdequemedieranelcoche,ymipadremepusounreguladorenelmotorconunlímitedesetentakilómetrosporhora.Intentéllegarhastaaquíde todos modos, pero me quitaron el coche. Traté de convencer a todos misamigosparaqueme trajeranaquí, lo intenté absolutamente todoparavolver averte,Catherine,lojuroporDios.

—Esonosignificanadaparamí.Diosnoexiste—mascullé.Acercóeldedoamibarbillaylalevantócondelicadezahastaquemisojos

miraronalossuyos.—Encuantomispadresmedijeronqueseibanadivorciar,pedívenirmea

vivirconmitíahastaqueterminaseelproceso.Lesdijequenoqueríapasarmiúltimoañodeinstitutoenmediodesuguerra,perotodossabíamoslaverdaderarazón:necesitabaverte.

—Pero ¿por qué? —pregunté—. ¿Por qué estaban tan empeñados enmantenertelejosdemí?

—El día que me fui, la tía Leigh llamó a mi madre. Durante laconversación ledijoque túyyoestábamospasandomucho tiempo juntos.Mimadre lopasómuymal aquí.OdiaOakCreekynoqueríaque tuvieraningúnmotivoparaquedarme.Esperabaquemeolvidaradeti.

—Peroahoraestásaquí.¿Deduzcoentoncesqueseharendido?—Aellayanoleimportanada,Catherine.Nisiquieraellamisma.Sentí que flaqueaba mi determinación y presioné la mejilla contra su

pecho. Me abrazó y percibí el calor que irradiaba a través de su delgadacamiseta.

—Losiento—dijo—.Noqueríadejarteaquíasí.Noqueríadejarte,paranada.—Cuandonorespondí,intentóguiarmehacialapuerta—.Vamosadentro.

Meapartédeél,sacudiendomicabeza.—Nopuedes.—¿Nopuedoentrar?¿Porquéno?—Tienesqueirte.—Catherine…Cerrélosojos.—Que estuviera enfadada contigo por cómo te fuiste no significa que te

hayaechadodemenos,porquenoteheechadodemenosenabsoluto.—¿Porquéno?¿Porlosmontonesdeamigosquetienesatualrededor?

Lofulminéconlamirada.—Veteydéjameenpaz.—Miraatualrededor.Yaestásenpaz,aquísola.Elliott giró sobre sus talones, semetió lasmanos en los bolsillos de los

pantalones cortos, bajó los escalonesy cruzó laverjade la calle.Nogiró a laderecha,hacialacasadesutía.Nosabíamuybienadóndeiba,ymeesforcéporquenomeimportaralomásmínimo.

Misojosse llenaronde lágrimasymesentéenelbalancín,empujándolohaciaatrásunavezmásyoyendolascadenaschirriarcontraelganchodedondecolgaban.

ElbalancínsehundiómásyresbaléinvoluntariamentehastaapoyarmeenAlthea,quesehabíasentadoamilado.Nisiquieralahabíaoídosalirdelacasa.

—Hasespantadoaesepobrechico.—Mealegro.

CAPÍTULO9CATHERINE

El señorMason se apartóde susgarabatos en la pizarra electrónicay sesecólafrenteconunpañuelo.Latemperaturatodavíasuperabalostreintagradosylosprofesoresestabancadavezmásirritables.

—Vamos,chicos.Casiesoctubre.Estodeberíaissaberlo.¿Nadie?LapatadelamesadeElliottchirriócontraelsuelodebaldosasytodosnos

volvimosparamirarlo.—Perdón—dijo.—¿Estáscómodoenesamesa?—preguntóel señorMason—.Laseñora

Masonmehaestadopersiguiendoparaquelainforme.—Estoybien—dijo.—He oído que has conseguido el puesto de quarterback —comentó el

señorMason—.Felicidades.—Gracias—respondióElliott.—Porlospelos—dijoScottycondesdén.TodaslaschicasdelaclasemiraroninmediatamenteaElliottconunbrillo

especialenlosojosyyofijélavistahaciadelante,sintiendoquemeardíanlasmejillas.

—Elefectofotoeléctrico—dije,ansiosapordesviarlaatencióndeElliott.—Respuesta correcta—dijo el señor Mason, gratamente sorprendido—.

Muybien.Buentrabajo,Catherine.Gracias.LapuertaseabrióyentrólaseñoraMason,radianteyconunaspectomuy

elegante.—SeñorMason.—SeñoraMason—repusoélconungruñido.—NecesitoveraCatherineCalhounenmidespacho,porfavor.—¿Ynopodríahaber enviadoa alguienabuscarla?—preguntóel señor

Masonconunatisbodeesperanzaenlosojos,comosiesperaraquesutodavíaesposaadmitieraque,simplemente,queríaverlo.

—Estabaaquímismo,allado—respondióellaconunbrillovengativoenla mirada. El entrenador Peckham estaba dando clase de salud en el aulacontigua y se rumoreaba que estaban saliendo juntos—.Catherine, recoge tuscosas.Hoynovasavolver.

BusquéaElliott,aunquenosabíamuybienporqué.Talvezporquesabíaqueélseríalaúnicapersonaalaqueleimportabaquemehubiesenconvocadoaldespachodelaorientadoraescolar.Estabasentadoconelcuerpohaciadelante,conunamezcladecuriosidadypreocupaciónenlacara.

Meinclinéparametermilibrodetexto,elcuadernoyelbolígrafoenmimochila,yluegomepusedepie,pasandolosbrazosporlascorreas.

ElseñorMasonsedespidiódemíconlacabezayluegocontinuóconsuclasemagistral,señalandosuslamentablesilustracionesdelosfotoelectronesenlapizarra.

LaseñoraMasonmecondujoporelpasilloyatravesólazonacomúnhaciael despacho. Sus largas piernas daban unos pasitos pequeños pero elegantesdentro de los límites de la falda de tubo que llevaba. El dobladillo le llegabajustopordebajodelarodilla,casiconrecatoapesardeserunafaldaajustada,compensandoasíelatrevimientodelablusarojaconlosprimerostresbotonesdesabrochados.Sonreí.Estabadisfrutandodesulibertad,yyoesperabaqueesafuerayoalgúndía.

Fuimos objeto de las miradas de la secretaria de la escuela, la señoraRosalsky,dealgunosdelosayudantesdelaoficinaydealgunosgamberrosqueestabancumpliendosucastigodentrodelrecintodelinstituto.

LapuertadelaseñoraMasonyaestabaabierta,yuncorazóndepuntoconsunombrebordadoenelcentrocolgabadeunsoloclavoenlamadera.Cerrólapuertadetrásdemíy,conunasonrisa,meindicóquemesentara.

—Señorita Calhoun. Hace tiempo que no hablamos. Tus notas sonestupendas.¿Cómovatodo?

—Todovabien—dije,casiincapazdemirarlaalosojos.—Catherine—dijo con voz cariñosa—. Ya hemos hablado de esto. No

tienesdequéavergonzarte.Estoyaquíparaayudarte.—Nopuedoevitarlo.—Nofueculpatuya.—No,perosiguesiendoembarazoso.Mesentéenaquellasillatresvecesalasemanadurantelaprimeramitad

demisegundoañodeinstituto,repitiendocómomesentíaporlamuertedemipadre.LaseñoraMasonledioamamáunmargendeseismeses,ycuandovio

quenohabíaindiciosdequefueseamejorar,llamóaAsuntosSocialesparaquefuesenaverlaalJuniper.Esohizoquemimadreempeorase,yunanoche,muytarde,acabóencasadelosMason.

Despuésdeesoaprendíafingir.LaseñoraMasonmecitabaunavezalasemana.El tercerañode instituto las sesioneseransolounavezalmes,yeseañohabíaempezadoapensarquenoibaallamarmeaninguna.

Esperó, mirándome con expresión bondadosa y con su sonrisareconfortante.Me pregunté cómo era posible que el señorMason no hubiesehechomásporretenerlaasulado.Encualquierotraciudadestaríacasadaconunabogado o con un empresario, haciendo de orientadora escolar de niños porvocación.Encambio, sehabía casadocon sunoviodel instituto,que sehabíaconvertidoenunhombregruñón,aburrido,rechoncho,sudorosoybigotudo.Yosabíamejorquenadiequepodíahabercosaspeoresesperándoteencasa,perolaseñoraMasonibacaminodeencontrarlafelicidad,yelseñorMasonnoestabaalfinaldeesecamino.

—¿Yausted?¿Cómolevatodo?—lepregunté.Curvóhaciaarribaunacomisuradelaboca,acostumbradaamiscambios

detema.—Catherine,sabesmuybienquenopuedohablar…—Losé,perosolotengocuriosidadporsaberporquésefuesinoestaba

tanmal.Algunaspersonasnoseseparanapesardetenermejoresrazonesparairse.Nolaestoyjuzgando.Supongoquesoloquierosaber…¿enquémomentodecidióqueyahabíatenidosuficiente?

Memirófijamenteunmomento,tratandodedecidirsisersinceraconmigomeayudaría.

—Laúnicarazónporlaquenecesitasirteessinoquieresquedarte.Túyasabesdeloquehablo.Cuandoentrasenunlugarysientesquenoestusitio…,donde no te sientes cómoda o ni siquiera bienvenida. Lo más importante essentirse segura y feliz y tener salud, y muchas veces esas tres cosas sonsinónimos. Cuando todavía no se es una persona adulta, es importante quealguienenquienconfíasteayudeanavegarporesecamino.

Asentíymiréelreloj.Alcabodediezminutossonaríaeltimbreymeiríaacasa,enmediodeaquelcalor,aunlugarqueencajabaentodasycadaunadelasdescripcionesnegativasdelaseñoraMason.

—¿Cómovanlascosasencasa?—insistió.—Lacasadehuéspedesnoestámuyllena,perodamuchotrabajo.Todavía

echodemenosamipadre.LaseñoraMasonasintió.—¿Tumadretodavíasigueyendoaterapia?

Neguéconlacabeza.—Estámejor.LaseñoraMasonsediocuentadequementía.—Catherine—empezóadecir.—Tengounnuevoamigo.Arqueólascejasyelmovimientolecreótreslargasarrugasenlafrente.—¿Deverdad?Esoesestupendo.¿Quién?—ElliottYoungblood.—Elnuevoquarterback.Muybien.—Sonrió—.Pareceunbuenchico.—Viveenmicalle,unpocomásabajo.AvecesvamosjuntosalBraum’s.Seinclinóhaciadelante,juntandolasmanos.—Mealegro.Soloque…esnuevo.Parece…—¿Popular?¿Admirado?¿Locontrarioamí,socialmentehablando?LaseñoraMasonsonrió.—Ibaadecirqueparecetímido.Parpadeé.—Sí,bueno,supongo.Nohabíapensadoenéldeesamanera.Cuandoestá

conmigo,nohaymaneradehacerquesecalle.LarisacantarinadelaseñoraMasoninundólahabitación.Sonóeltimbrey

selevantó.—Vaya.Esperabaquetuviéramosmástiempo.¿Tevabienquenosveamos

otra vez el mes que viene? Quiero hablar contigo sobre tus opciones para launiversidad.

—Claro—ledije,colgándomelamochilaalhombro.La señoraMason abrió la puerta y vimos a la señoraRosalskydepie al

otroladodesuescritorio,charlandoconElliott.Élsevolvióhaciamíconexpresióndealivio.—SeñoraMason,Elliott necesitaba hablar conCatherine antes de irse al

entrenamientodefútbol.—Queríaasegurarmedequenonecesitabasquetellevaranacasa.La señora Mason me sonrió, alegrándose de haber confirmado mis

palabras.—Esoesmuyamableportuparte,Elliott.Él sabía que no lo rechazaría delante del personal del instituto, así que

acepté y lo seguí afuera. Inclusome tomó lamochila, y al ver ese detalle, laseñoraMasonparecióentusiasmada.

EncuantoElliottempujólaspuertasquedabanalparking, learrebatémimochilaymedimediavueltaparairendirecciónamicasa.

—Losabía—dijoél.

Medetuve,girandosobremistalones.—¿Sabíaselqué?—Queestabasactuando.Noestaríademásquemedijeses«gracias».Arruguélanariz.—¿Yquéesloquetengoqueagradecerte?—Que tehayadado laoportunidaddeengañara laseñoraMasoncon lo

queseaqueestésintentandoengañarla.—Nosabesnadadenada—dije,yechéacaminardenuevo.Elliott corrió para alcanzarme yme tiró suavemente de la mochila para

frenarme.—Todavíasigoqueriendollevarteacasa.—SoloaceptéporquesabíaqueesoharíaquelaseñoraMasonsesintiera

mejor.Solomequedanunosmesesparacumplirlosdieciocho.Sifingirquenoteodioleimpidevolverallamaralosserviciossocialesporlodemimadre,esoesloqueharé.

Élfruncióelceño.—¿Porquéllamóalosserviciossocialesporlodetumadre?Mealejédeél,sujetandolascorreasdemimochila.—¡Nomeodias!—gritó.Caminéhacialaesquina,luchandocontramissentimientosencontradosy

contralaspalabrasdeAltheaenmisoídos.Ibaatrasadaconlacolada,einclusoaunquemamálahubierahechomientrasyonoestaba,estaríaenfadadaconmigo.Elliottmeestabadistrayendoynopodíapermitirmeellujodecrearlemásestrésa mamá. Cuando no estaba contenta, nadie estaba contento, y eso creaba unambientemuytensoenlacasa.

Me bajé de la acera para cruzar la calle y, acto seguido, me encontrétumbadadeespaldasenelsuelo,sinaliento.Elliottestabaencimademí,conlosojosmuyabiertos.

—Oh,Dios…Catherine,¿estásbien?Losiento.Cuando recobré el aliento, lo aparté de un empujón. Me ayudó a

incorporarmemientrasluchabacontraelmovimientofrenéticodemisbrazos.—¡¿Qué…estás…haciendo?!—grité,forcejeandoconél.Señalólacarretera.—¡Casi te plantas delante de un coche! —dijo mientras trataba de

sujetarmelasmuñecas.Respirécondificultad,mirandohacialacarretera.Ademásdelosalumnos

delinstitutoquesalíandelparking,habíaotrosvehículosentrandoenlaciudaddesdelaautopista,yendoamásvelocidaddeladebida.

Pestañeé, mirando a mi alrededor, tratando de reunir el valor de

disculparme.—Gracias—dije—.Estabadistraída.—Porfavor,déjamellevarteacasa—suplicó.Asentí con la cabeza, conmocionada por haber estado a punto de morir

aplastadaenlacalzada.MepreguntéquépasaríaconmamáyelJunipersimesucedíaalgo.Teníaquetenermáscuidado.

El motor de Elliott todavía se oía a una manzana de distancia, y meenfurecía quemi corazón gritara cuantomás se alejaba.No quería echarlo demenos.Noqueríaquererlo.LaamabilidaddeElliotthacíaquefueramuchomásdifícilodiarlo.Solté lamochilaen la silladel comedorconungolpeyme fuidirectaalfregaderoparallenarmeunvasodeaguafría.

TodavíallevabaadheridoenlapielelsudorquesehabíaevaporadoenelaireacondicionadodelChryslerdeElliott,yempezaronaformarsenuevasperlasenelaireespesoyranciodelJuniper.Dejéelvasopararemojarmelacaraunavez,yluegomesequéconunpaño.Eldelgadotejidoteníauntactosuavesobremipiel,ymetapélosojosconélparadisfrutardelaoscuridadhastaqueoíelchirridodelapatadeuntabureteenelsuelo.

—¿Quiéneraese?Estásupermoreno—dijoTessensutonomásserio.—Ese—dije,tomándomeotrovasodeagua—eraElliott.—¿Elchicoquesefue?Suspiré,dejandolosvasosenlaisla.—Sí,ypormíyapuedeirseotravez.Otracomplicaciónquenomehace

ningunafalta.—Desde luego. Dile que lo quieres y empieza a ponerles nombres a

vuestrosfuturoshijos.Enserio.Seguroquesalecorriendo.—MereíunavezydejéunvasodelantedeTessyotrodelantedemí.Traguésaliva,yTessmemirócon cara de disgusto—. ¿Por qué no enciendes el aire acondicionado?Es unasugerencia.

—Sivesamimadreantesqueyo,pregúntaseloaella,anda.—Entonces,¿quiénera?—Noesasuntotuyo.Tessdejósuvaso.—Me voy.Aquí dentro estaremos a cuarenta grados por lomenos, y tú

estásmuygruñona.Ah,ytienesunhuésped.Acababadesubirjustoantesdequellegaras.

ViaTesssalirporlapuertaylallamé.

—¡Tess!¿Quién?Alcabodeunmomento,Dukegritódesdeelpisodearriba.—¡Maldita sea! ¡Joder! —Oí el estrépito de algo al romperse y me

apresuré a salir al pie de la escalera.Una puerta se cerró de golpe y luego seoyeronunospasosavanzandoporelpasillo,despacioycondeterminación,ylamaderacrujióbajoelpesodeDuke.

Memiródesdearriba,vestidoconunacamisablancaconmanchasyconunacorbatagrisdeshecha.Labarrigalesobresalíaporencimadelcinturónquesujetabasuspantalonesgrises,ybajóunpeldañodelaescaleraagarrándosealabarandilla.

—Nohaytoallas.¿Cuántasvecestehedichoquenecesitotoallaslimpias?¡Me ducho todos los días! ¡Necesito una maldita toalla todos los días! ¿Tandifícileseso?

Traguésaliva,viéndolobajarlosescalonesdespacio.Altheahabíadichoeldía anterior que acabaría de hacer la colada para que yo pudiera hablar conElliott. Al alterar mi rutina, había olvidado reponer las toallas en lashabitaciones.

—Losiento,Duke.Ahoramismotelasllevo.—¡Demasiadotarde!Hetenidoquequedarmeenelbañoysecarmealaire.

Ahora llego tarde. ¡Estoyhartodequesiempremefaltealgocadavezquemehospedoenestemalditoantro!Lastoallassonunelementobásicoencualquierhotel.¡Básico!¿Quéparteeslaquenoentiendesdeeso?

—Iréporlastoallas—dije,dirigiéndomehaciaelcuartodelalavadora.Dukebajó losúltimosdosescalones rápidamenteymeagarródelbrazo,

hincandolosdedosgruesosenmicarne.—Si vuelve a pasar…—Se me acercó más aún. Era bajo, casi de mi

misma altura, lo que no hacía que la expresión de loco de su rostro sudorosofueramenosintimidante.Memirófijamente,moviendoconfurialasaletasdelanarizmientrasrespirabaconagitación—.Asegúratedequenovuelvaapasar.

—Tendrás que soltarme primero, Duke—dije, cerrando la mano en unpuño.

Bajólamiradahaciamimanoyluegomesoltó,empujándome.Entréenelcuarto de la lavadora y vi las toallas queAlthea había doblado perfectamenteencima de la secadora. Llevé cinco toallas blancas a la habitación habitual deDuke,llamandoantesalapuerta.Norespondió,asíquelaabríunoscentímetros.

—¿Hola?—exclamé, esperando ver a Poppy, o amamá, o a cualquieramenosaDuke.

EntréenlahabitaciónvacíayadvertílacamatodavíahechadeDukeylamaletaabiertayvacíaenelmueblesituadoalladodeltocador.Colgadosenel

armario había trajes demasiado familiares, por lo que el dolor sordo por mipadre, que siempreme acompañaba, se convirtió en un dolor verdaderamentelacerante e insoportable.Siempre lo echabademenos, peronomedolía hastaqueempezabaadolerme,yluegolarealidadylatristezaseapoderabandemíenoleadas. Cada vez se me daba mejor llorar por dentro. Además, derramarlágrimasnoservíadenadaigualmente.

Elbañoestabalimpioylacortinadeladucha,echada.Meagachédelantedelestantedemaderadelrincónydejéallílastoallasdobladasyesponjosas.

Lasanillasdelacortinadeladuchatintinearonamiespalda,ymepusedepie,cerrandolosojos,alaesperadequequienquieraqueestuvieraallírevelasesu presencia. Cuando no pasó nada,me dimedia vuelta y advertí que el aireacondicionado se había puesto en marcha. El aire soplaba por la rejilla deventilación,haciendoquelacortinadeladuchasemovierasuavemente.

Respiréaliviada,yluegosalídelahabitaciónatodaprisa,llevéelrestodelas toallas a la habitación de mamá y me dejé solo una para mí. Las otrashabitaciones no estaban ocupadas, pero busqué ropa sucia de todosmodos, yluegobajéuncestocasivacíoalpisodeabajoypuseunapequeñacargaenlalavadora.

Cuandoelaguacomenzóallenarelprofundotambor,memaldijeparamisadentros.Habíasidounaestupidezdejarmistareasenmanosdeotrapersona.Yoya lo sabía, pero no asumir mis responsabilidades por culpa de Elliott eraprecisamentealgoquedebíaevitaratodacosta:guardarsecretossignificabanollamar la atención sobre el Juniper, y siDuke se enfadaba lo suficiente comopara alojarse en otro lugar, eso llamaría la atención. Ya me lo imaginaballevando sumaltrechamaleta de color verde oliva hasta el Holiday Inn de lalocalidad vecina,montando una escena en elmostrador de recepciónmientrasintentabaregistrarseconundocumentodeidentificaciónquenocoincidiríaconsunombre.Teníamosquetenerlocontentoporque,delocontrario,sucederíalopeor,ynisiquieraestabaseguradeenquéconsistíaeso,salvoporlacertezadesaberquenossepararíanamamáyamí.Talvezparasiempre.

Pasé la siguiente hora limpiando, y justo cuando estaba acabando deprepararunestofadodefideos,oíquelapuertaseabríaysecerraba.NoestabaseguradesieraDukeomimadre,asíqueesperéaoírelsonidodelospasosenlasescaleras.

Mepusetensa.Dukeyahabíaregresado.—¡¿Hay alguna maldita toalla?! —gritó mientras se acercaba al último

piso—.CadavezquesalgoalacalleenestaciudaddejadadelamanodeDiosacaboempapadodesudor.

—¡Haytoallaslimpiasentuhabitación!—ledije.

Bajólasescalerasdandofuertespisotonesyyomepuserígida.—¿Mehasgritado,niñata?—No,tehecontestadoaloquemehaspreguntado.Entornólosojosyluegoarrugólanariz,sorbiendoelaire.Seinclinópara

mirarelestofadodetrásdemí.—¿Quéeseso?—Estofadodefideos.Esunarecetademimadre.—Yalohecomidoantes.Tuve que hacermemoria para recordar cuándo fue la última vez que lo

habíamoscomidoycuándohabíaestadoélallí.Eraposible.—Estará listodentrodeunahora.—Pusela temperaturadelhornoa120

ºC.—Esoespero.El servicio aquí es peorque tenerquemorirsede asco en

estaciudaddemierda.—Sinecesitasalgomás,porfavor,dímelo.Se acercó haciamí pisando fuerte y se inclinó hasta detenerse a escasos

centímetrosdemicara.Miréalsuelo.—¿Estás intentando librartedemí,niña?—Apretó losdientesyvolvióa

respirarconfuerzaporlanariz.Elsonidomerecordóaunanimalsalvajequesepreparaparaatacar.

Neguéconlacabeza.—Estoyintentandocompensarmierrordeantes.Quieroqueestéscontento

aquí.DukenopodríairaningunaotrapartequenofueraelJuniper,nisiquiera

aunquealguien ledejase registrarseensuhotel.Consucomportamientoysusturbiasmaniobras,nadielodejaríaquedarsemásdeunanoche,yestabaseguradequenopodríapagar su estancia enotro sitiode todosmodos.Además,mepreocupabaPoppysillegabaairse.

Dukeseirguió.—Conquecontento,¿eh?Asentí.Elhornoemitióunpitidoyabrí lapuertaparameterelestofado.

MevolvíhaciaDukeyvibullirensusojosredondoslairaquesiempreparecíahervirensuinterior.

—¿Sí?¿Necesitasalgomás?Entrecerróunodesusojos,peronodijonada.Esbocé una sonrisa forzada y luego me dirigí a la puerta principal,

moviendolospiescadavezmásrápidoconcadapaso.Cuandolleguéalporche,medidebrucesdirectamenteconElliott.

—¡Ay! Hola —dijo con una sonrisa que se desvaneció rápidamente en

cuantoviolaexpresióndemicara—.¿Estásbien?Mirédetrásdemí.—¿Quéhacesaquí?Sonrióotravez.—Estabaporelbarrio.Loempujéporlapuerta.—Tenemosqueirnos.Vamos.—¿Adónde?—preguntó,mirandoaDuke,detrásdemí.Estabaalpiedela

escalera,observándonospordebajodesuscejas.—Acualquiersitio.Porfavor,vámonos.—Está bien—dijo Elliott, tomándome de lamano.Me condujo por los

escalonesyporlasuperficieirregulardelcaminodeentradaparasalirdespuésporlaverja,dejandoquesecerraradegolpedetrásdenosotros.Echamosaandarhaciaelparque,ycuantomásnosalejábamosdemicasa,menosmiedosentía.

Elliott no me hizo ninguna pregunta mientras caminábamos, cosa queagradecíaúnmásqueelhechodequenomehubiesesoltadolamanotodavía.Eraimposibleodiarlo,dabalomismocuántolointentase.Cuandollegamosalaacera que bordeaba el claro rodeado de abedules y arces, tiré de la mano deElliottyelegíelbancodelfondo.Estabaalladodeunapapeleramaloliente,peroteníamejorsombra.

Mesentéapoyándomeenelrespaldodelbanco,deseandoquemebajaraelritmocardíaco.Metemblabanlasmanos.Dukenoveníaamenudo,perocuandolohacía,dabamuchomiedo.

—Catherine, ¿estás bien? —preguntó Elliott al fin, después de variosminutosdesilencio—.Parecíasasustada.

—Estoybien—dije—.Essoloquemehasdadounsusto.—Entonces,¿aquéhavenidotodoeso?—Anochemeolvidédereponerlastoallasdelashabitaciones.Unodelos

huéspedesestabamolesto.Elliottnoparecíaconvencido.—¿Tienesmiedodemeterteenproblemas?Norespondí.Elliottsuspiró.—Notienesquedecirmenada,amenosquealguienteestéhaciendodaño.

¿Esasí?¿Alguienteestáhaciendodaño?—No.Elliottsedebatióentrecreermeonoyluegoasintió.—Hoytehevistoenelinstituto.Tellamé,peronomerespondiste.—¿Cuándo?—pregunté.

—Enelalmuerzo.Acababasde levantarteparadejar labandeja.Tratédealcanzarte,perodoblastelaesquinaydesapareciste.

—Ah.—¿Quéquieresdecircon«ah»?—Memetíenelbaño.Presleyylasclonesibanenmidirección.—Asíque¿teescondiste?—Esmejorquelaalternativa.—¿Cuáleslaalternativa?—Enfrentarmeaellas.—Echéunvistazoasureloj—.¿Quéhoraes?—Casilassiete.Elsolyaseestabaponiendo.—¿Nodeberíasestarentuentrenamientodefútbol?Semiróymedi cuentade lo sudorosoy sucioque iba, todavía conuna

camisetadefútbolypantalonesdeentrenamientoazulmarino.—He venido directamente. No sé… Tuve un mal presentimiento, y en

cuanto entré en el porche, tú salías corriendo por la puerta. Ahora estamossentadosaquícomosinohubierapasadonada.Estoypreocupadoporti.

—¿Porqué?Enarcólascejas.—Ya te lo he dicho. Pareces asustada, y sé que nome lo estás diciendo

todo.Meinclinéhaciaunlado,merasquélabarbillaconelhombroyluegomiré

haciaotrolado.—¿Sabesqué?Alomejornotienesporquésaberlotodo.—No he dicho que tenga que saberlo, pero puedo preocuparme por ti

igualmente.—Notehepedidoquetepreocupespormí.—Cerrélosojos—.Noquiero

quetepreocupespormí.Además,tampocopuedesayudarme,detodosmodos.Tuvidayaesbastantecomplicadaporlosdos.

—Déjalo.Mevolvíparamirarlo,sorprendidapornohallarunaexpresióndolidaen

surostro.—¿Quedejeelqué?—Quedejesdeintentarquemecabree.Novaafuncionar.Abrí la boca para hablar, pero dudé. Tenía razón, hacer que la gente se

alejasedemíeraloquehabíahechodesdequemuriómipadre,peroahoraqueElliotthabíaregresado,laideadequesefueraotravezmehacíasentirunpesoinsoportableenelpecho.

—Lo…siento.

—Estásperdonada.Señaléamiespalda.—Meparecequedeberíaentrar.Tengoalgoenelhorno.—Espera…Esperaunosminutosmás.¿Porfavor…?Volvílavistahacialacasa.—Catherine…—Estoybien,deverdad.Algunosdíassonmásdifícilesqueotros.Elliottmetomódelamanoydeslizólosdedosentrelosmíos.—Yotambiéntengodíasmalos,Catherine.Peronosalgocorriendodemi

casaporquetengomiedodeloquehaydentro.Noteníaunarespuestaparaeso,asíquelesoltélamanoylodejésoloen

elparque.

CAPÍTULO10ELLIOTT

—¡Ya basta, Youngblood, maldita sea! —gritó el entrenador Peckham,levantándomedelcésped.

Mepusedepie,asintiendo.Mesujetódelamáscaradelcasco.—Séqueeresfamosoportussneaks,peroloúltimoquenecesitoesquete

lesionescontupropioequipoantesdelprimerpartido.—Losiento,entrenador—dije.Erami segunda colisión frontal del día.Yamehabíaganadounabronca

porllegartardealentrenamiento.Elentrenadormehizocorrerhastacaermediomuertocontodoelcalor,peroerajustoloquenecesitabaparaquemarlairaquebullía dentro de mí. Era más fácil correr con el balón que tratar de recordarjugadas cuando era Catherine quien dominaba mis pensamientos, así quesimplementecogíelbalónycorrídirectohacialazonadeanotación.

Nosquedamosquietos escuchandoa los entrenadoreshastaque acabóelentrenamiento.Losdirectorestécnicossaltaronalcampo,repartiendobotellasdeagua. Cuando nos dejaron irnos, mis compañeros de equipo no tardaron enapiñarse a mi alrededor para golpearme el trasero, los hombros y la parteposteriordelacabeza.Alentrarenelvestuario,sepusieronagritarya lanzarexclamaciones de alegría, entusiasmados por empezar la siguiente temporadaahoraqueteníanunquarterbackdecategoría5Aenelequipo.

—No es que no nos alegremos, pero ¿por qué decidiste venir a estudiaraquíelúltimocursodeinstituto?—preguntóConnorDaniels.

Erauncompañerodemimismocurso,leencantabahablarsobrelaschicasque se estaba follando y cuánto había bebido el fin de semana anterior. MerecordabamuchoaloschicosconlosquejugabaenYukon,comosielsexoylabebida fueran lo único que se podía hacer o sobre lo que mereciese la pena

hablar. O tal vez estaba intentando hacerse el simpático. El caso es que meresultóuntipomolesto.

—¿Eresmilitaroalgoasí?—preguntóScottyNeal.Lohabíadesbancadodel puesto dequarterback, y aunque intentaba aparentar que estaba enfadado,saltabaalavistaqueloquesentíaeraalivio.

—Porunachica—contesté,orgulloso.Miscompañerosserieron.—No digas gilipolleces,Youngblood,menuda tontería—repusoConnor.

Cuandonorespondí,memiróabriendomucholosojos—.Esperaunmomento.¿Lodicesenserio?¿Quéchica?

—CatherineCalhoun—dije.Scottyarrugólanariz.—¿Catherine?Pero¿quémierdadices,tío?—Está buena—dijo Connor. Lo fulminé con la mirada y retrocedió un

paso—.Erauncumplido.—Vivimos en el mismo barrio. Llevo viniendo aquí todos los veranos

desdequeeraniño.—Mierda—dijoScotty—.Sabesqueestáloca,¿verdad?—No está loca —repuse, tajante—. Ella solo… ha pasado por muchas

cosas.—Alguiendeberíaponertesobreaviso—dijoScotty—.Todasufamiliaes

mala gente. Y hablo de generaciones de mala gente. Envenenaron a toda laciudady luegosedeclararonenquiebra.Elpadremurióy lamadrees raradecojones.Catherine…Podrías obtener una beca, tal vez incluso pasar a la ligaprofesional.Deberíasalejartedeella.

—Repiteesootravez—dije,dandounpasohaciaél.Scottydiounpasoatrás.—Tranquilo,hombre.Solointentoadvertirte.ElrestodelequipolossiguióaélyaConnoralasduchasyyorecogími

bolsa,mepasélacorreaporlacabezaysalídelvestuario,furiosotodavía.Alguien me agarró del brazo cuando doblé la esquina y me solté

bruscamente.—Eh,tranquilo—dijoelentrenadorPeckham—.Buenentrenamientohoy,

Elliott.—Gracias,entrenador.—Heoído loquehadichoScotty ahídentro.Noexagera.Esa familia…

Solotencuidado,¿deacuerdo?Fruncíelceño.Éramosdelamismaaltura,loquemefacilitabamirarloa

los ojos y dejarle claro que nadie iba a hacerme cambiar de opinión sobre

Catherine.—Nadielaconocecomoyo.—¿Dijistequeerasvecinosuyo?Medicuentadequeteníaloshombrosmuytensos,ylosrelajé.Debidoa

mivolumen,debíaprestarmásatenciónamilenguajecorporal.Mehabíametidoendemasiadaspeleaslosúltimosdosañosporparecerqueestabaamenazandoaalguien, y lo último que necesitaba era quemi entrenador pensara que estabaintentandointimidarlo.

—Viveenlamismacallequeyo.Élasintió,sopesandoesainformaciónunmomento.—Hola—dijounavozdemujer de entre las sombras.La señoraMason

aparecióconexpresiónavergonzada—.No te lovasa creer.Mehedejado lasllavesymiteléfonodentrodelcoche.

ElentrenadorPeckhamsonrióysuactitudcambióalinstante.—Pueslaverdadesquesíquemelocreo…Ellasoltóunarisitadeanimadoraenamoradaymerecoloquélacorreade

mibolsadedeporte.—¿Elliott?—dijolaseñoraMason,tocándomeelbrazocondelicadeza—.

¿EstabashablandodeCatherine?Asentí.LaseñoraMasonsonrió.—Esunabuenapersona.Mealegraquetehayasdadocuenta.—Becca—laregañóelentrenador.LaseñoraMasonlomirófrunciendoelceño.—Porfinhaencontradounamigo,¿ytúestáspreocupadoportuequipo?—Siemprehesidosuamigo—dije.LaseñoraMasonmemiró,confusa—.

Heestadoviniendoavisitaramitíatodoslosveranos.Yahaceuntiempoquesomosamigos.

—Ah —dijo con los ojos brillantes—. Eso es genial. En las ciudadespequeñascomolanuestra…lagenteteencasillayesdifícilsalirdeahí.Peronohagas caso a nadie.He llegado a conocerlamejor después de lamuerte de supadre.CreoqueCatherineesunachicamaravillosa.

Ledediquéunapequeñasonrisaantesdedirigirmeamicoche.—Sí,loes.—Youngblood—me dijo el entrenador Peckham—, no vuelvas a llegar

tardeoteharécorrerhastaquevomites.—¡Sí,señor!—lecontesté.Justo cuando llegaba al Chrysler me sonó el teléfono. Era el tono de

llamadademipadre,asíquelodejésonarhastaquemeacomodéenmiasiento.

—¿Diga?—Hola.¿Cómovatodo?¿Elequipodefútboldeahívalelapena?—Valdrálapena.—Necesitoquehagasalgopormí—dijoentononeutro.Pusecaradeexasperación,asabiendasdequenopodíaverme.—¿Elliott?—Sí.—¿Todavía…?¿Todavíatrabajascortandoelcésped?—Trabajaba. Estoy intentando dejar eso, ¿por qué?—Nome hacía falta

preguntarlo;yasabíaloqueibaadecir.—Estabapensandoenveniraver tuprimerpartido,perolagasolinaestá

cadavezmáscara.Sipudierasadelantarmeeldineroparallenareldepósito…—Notengodinero—mentí.—¿Qué quieres decir? —preguntó con fastidio—. Sé que tienes dinero

ahorradodehacetresveranos.—ElChryslerseaverió.Tuvequepagarlareparación.—¿Ynopodíashacerlotúmismo?Apretélosdientes.—Notengodinero,papá.Lanzóunsuspiro.—Supongoquenoestaréparavertuprimerpartido,entonces.«Creoquesobreviviré»,pensé.—Sientooíreso.—¡Malditasea,Elliott!¡Noseasvago!¿Quélepasabaatucoche?—Algoquenopodíaarreglar—solté.—¿Teestáshaciendoelgraciosoconmigo?—No, señor—dije,mirando a los insectos que interpretaban su sinfonía

habitualbajoelhazdelaslucesdelcampo.—Porqueiréallí,pequeñotrozodemierda,ytepegaréunabuenapaliza.«Pensabaquenecesitabasdineroparagasolina.Podríashabervenidocon

mamá,sirealmentequeríasvermejugar.Supongoquetendrásqueconseguiruntrabajoenlugardedeberledineroatuhijoadolescente».

—Sí,señor.Lanzóunsuspiro.—Bueno,nolacagues.Tumadreodiabaesaciudad,yhayunarazónpara

eso.Puedequeahorateadoren,perosilacagas,seacabó,¿meoyes?Teharánsentirte como unamierda, porque les importan un carajo los chicos piel roja.Sololesgustaqueleshagasquedarbien.

—Sí,señor.

—Muybien.Hablamosluego.Colguéyagarréelvolanteconfuerza,respirandoporlanarizyporlaboca,

tratando de dejar quemi odio bullese a fuego lento en lugar de chisporrotearcomoelaceite.AlcabodeunosminutosydeunosejerciciosdemeditaciónquemehabíaenseñadolatíaLeigh,empezóaremitir.Oíalavozserenademitíaenmi cabeza: «Él no puede tocarte, Elliott. Tú tienes el control sobre tusemociones.Tieneselcontroldetusreacciones.Puedes,encualquiermomento,cambiarcómotesientes».

Dejarondetemblarmelasmanosysoltéelvolante.Cuandoseralentizaronloslatidosdemicorazón,alarguélamanoparahacergirarlallavedecontactoyencenderelmotor.

FuidirectoconmicochechatarraalamansiónCalhounyaparquéalotrolado de la calle, entre las farolas. Dentro de la casa todas las luces estabanapagadas salvo la del dormitorio de arriba. Esperé, deseando que, de algúnmodo,Catherineviesemi cochey saliera, deseandopoderhablar con ellaunavez más antes de irme a casa. Me había perdonado más rápido de lo quepensaba… o al menos estaba empezando a hacerlo. Aun así, no conseguíasacudirmedeencimalasensacióndequeibaatenerqueesforzarmemuchomásparaquemedejaraentrarensuvida,literalyfiguradamente.Fueseloquefueselo que me estaba ocultando, eso la asustaba, y llevaba demasiado tiempoteniendoquevalerseporsímisma.Yoqueríaprotegerla,peronoestabasegurodequé.

Justo cuando hice girar la llave, una figura se detuvo frente a la únicaventana iluminada.EraCatherine,mirandocalle abajohacia la casademi tía,sosteniendoalgo en susmanos.Parecía tristeyyo estaba ansiosopor cambiareso.

MesonóelteléfonoyaparecióunmensajedetextodelatíaLeigh.

Deberíasestaryaencasa.

Lerespondí:

Voydecamino.

No puedes ir por toda la ciudad sin permiso. Todavía no tienesdieciochoaños.

Soloestabaintentandocalmarmeunpocoantesdevolveracasa.

Mehallamadomipadre.

¿Ah,sí?¿Yquéquería?

Sonreí.Ellaloconocíamuybien.

Midinerodecortarelcésped.

Los tres puntos que indicaban que había empezado a escribir de nuevotardaronunpocoenaparecer.

EltíoJohnseencargarádequeesonovuelvaasuceder.Venacasayhablamos.

Estoybien.Yamesientomejor.

Venacasa.

Puse primera y salí en dirección a casa. Veía a Catherine en el espejoretrovisor, todavíadepie junto a la ventana, ymepregunté si estaría soñandoconlalibertad,osisealegraríadequeaquelcristallasepararadelferozmundoexterior.

CAPÍTULO11CATHERINE

Un tablón de madera del suelo crujió justo al otro lado de mi puerta.Cuandoreconocíelsonido,abrílosojosypestañeéhastaqueestosseadaptaronalaoscuridad.Unasombraimpedíaquelaluzdelpasillosecolarapordebajodelapuerta,yesperé,preguntándomequiénestaríaahítanquietoenplenanoche,frenteamihabitación.

Elpomogiróyelpestillohizoclic.Lapuertaseabriódespacio.Mequedéinmóvilmientras lospasos se acercabanami camay la sombraque se cerníasobremísehacíamásgrande.

—Dios,Catherine…Estáshorrible…—Estabadurmiendo—gruñí.Me incorporé,bajé laspiernaspor laorilla

delacamaymefrotélosojosparadejardeverborroso.NonecesitabaverparasaberquemiprimaImogenhabíallegado,enalgúnmomentodelanoche.Porlovisto,nopodíaesperarhastalamañanaparainsultarme—.¿Cómoestás?—dije,mirándomelospiesdescalzos.Noestabadehumorparacharlar,peroImogensededicaría a molestarme hasta que le prestara atención. Ella y el tío Sapo noveníanmuyamenudo,perosiemprenosvisitabanenoctubre.

Lanzóunsuspiromelodramático,comohacíantodoslospreadolescentes,ydejócaerlasmanosdegolpesobrelosmuslos.

—Odioestelugar.Memuerodeganasdeirme.—¿Ya?—exclamé.—Hacetantocalor…—Pues deberías haber estado aquí hace un par de semanas; ahora ha

refrescado.—¡No todo gira a tu alrededor, Catherine, Dios! —dijo Imogen,

enroscándose el pelo oscuro alrededor del dedo—. Tumadre nos dijo cuandollegamosqueandabasdemalhumor.

Tratédecontenermeyno replicarle.Soportar a Imogen requeríagrandesdosis de paciencia, pero sus apariciones nocturnas hacían que fuese aún másdifícil.MiúnicaprimasiempresepresentabaacompañadadeltíoSapo,yyoyasabíaque,obientendríaqueaguantarlasincesantesquejaseinsultosdeImogen,o bien debería ir limpiando detrás de su padre, porque a pesar de que erademasiado perezoso para moverse, siempre se las arreglaba para dejar unauténticoestropicioasupaso,pordondequieraquefuera.

Poppy era muchos años más joven que Imogen, pero, en cierto modo,tambiéneramásmadura,ymuchomássimpática.TenerquedecidirentrelidiarconPoppyysupadre,Duke,oestarconImogenyeltíoSapoeraunauténticodilema.

Miprimaenrollólatelaacolchadademimantaentresusdedosyarrugólanariz.

—Estesitioestáhechounaverdaderapocilga.—¿Quéteparecetuhabitación?—pregunté—.¿Quieresqueteacompañe

allí?—No—contestó,golpeandoelsueloconlosdedosdelospies.—Porfavor,no…nohagaseso—dije,alargandolamanoparatocarleel

piecomosipudieradetenerla.Imogenmefulminóconlamiradayluegopusolosojosenblanco.—Comoquieras…Me levanté y eché a andar pasillo abajo, indicándole a Imogen que me

siguiera.Elsonidodesuspesadospiescontralamaderaretumbabaporelviejocaserón,ymepreguntécómonohabíadespertadoatodoelvecindario.

—Por aquí —dije, hablando en voz baja. Doblé la esquina y elegí lahabitacióncontiguaaladeDuke,laquesabíaqueestabalimpiaylista.

Imogenpasójuntoamí,frunciendoelceñocondesaprobación.—¿Estaeslaúnicaquetenéis?—Sí—mentí.Teníamosvariashabitacionespreparadas,peroesperabaque,

al dormir tan cerca de las escaleras que llevaban a la habitación de mamá,Imogensequedaraensuextremodelpasillo.

Miprimasecruzódebrazos.—Todaestacasasehaconvertidoenunbasurero.Anteseramuybonita.Y

túerasmásamable.Ahoraeresantipática.Tumadreesrara.Nisiquieraséporquévenimosaquí.

—Yotampoco.—Pronunciélaspalabrasenvozbajamientrasmealejaba,arrastrandolospieshaciamihabitación.MedetuveyoíaImogensaliralpasillo.

—¿Catherine?Mevolvíparamiraramiprimaymefijéenlasojerasbajosusojos.Recé

paraquesedurmieraencuantoapoyaralacabezaenlaalmohada.—¿Sí,Imogen?Mesacólalenguayarrugólanarizparahacerlacaramásfeaposible.La

lengua le brillaba con la baba que se acumulaba en las comisuras de su boca.Retrocedí,viendoaaquellamocosamalcriadaseguirponiendoaquellacaratanhorrorosahastaqueregresóasuhabitación,dandounportazoasuespalda.

Mishombrosreaccionarondandounasacudidaanteelruido,quequebrólatranquilidaddelacasa.

Al cabo de un momento oí el sonido de otra puerta y de unos piesdescalzossobreeldurosuelodemadera.

—¿Catherine?—preguntómamá,concaradecansada—.¿Vatodobien?—Sí,todobien—dije,volviendoamihabitación.Habíaempujadomicamahastaquequedóperpendiculara lapuerta.Las

patasdehierrochirriaronsobreelsueloehicieronnuevosarañazosenlamadera.Habían pasado casi seismeses desde la última vez que tuve que impedir quealguienentraraenmihabitación.ElJuniperyanoeramihogar,ytampocoerauna casa de huéspedes cualquiera; mi madre había creado un santuario parapersonasquenoerandeestemundo,yyoestabaatrapadaallíconellos.Aunquefantaseabaconlalibertad,noestabaseguradequemiconcienciamepermitierairmeyabandonarla.Eradifícilexplicarleesoaalguien…aElliott,a laseñoraMason,nisiquieraamímisma.Además,explicarlo implicabaquemehicieranmáspreguntas.

Abrímijoyeroyoílasnotasmientrasmelollevabaalacama,paraquelamúsicameayudaseavolveraconciliarelsueño.

Presionélacabezacontralaalmohada,estirándomeparaponermecómodayvolver a familiarizarme conmi colchón, pero entonces oí un crujido al otroladodemipuertay,almirarabajo,viporlarendijaotrasombraquetapabapartede la luz del pasillo. Esperé. Imogen era una bocazas, pero no perseguía laconfrontación. Estaba enfadada. Me pregunté si la persona que estaba afueraseríaeltíoSapoo,peoraún,Duke.

Mementalicé para oír golpes en la puerta, el gruñido del tío Sapo o lasamenazas de Duke. Sin embargo, la sombra se movió y los pasos fueronalejándosecadavezmásdemihabitación.Toméaireprofundamenteylosolté,deseando que mi corazón dejara de latirme desbocado y que la adrenalinavolvieraadisolverseenmiorganismoparapoderdescansarunpocoantesdeiralinstituto.

—¡Eh!¿Estásbien?—preguntóElliott,apoyándoseenla taquillacerradaal lado de la mía. Se recolocó la pequeña mochila roja que le colgaba delhombro.

Metí mi libro de texto de geometría entre mis libros de química y deespañol,casidemasiadocansadaparalevantarme.Formarunafraseamenazabaconcolapsarcompletamentemicerebro.

—¿Tienes planes para el almuerzo? —preguntó—. Tengo un sándwichextrademermeladaymantequilladecacahueteyunasientodecopilotoquesepuedereclinarcasideltodo.

Lelancéunamiradaasesina.—Para la siesta—dijo rápidamente.Me sorprendió cuando sus mejillas

morenassetiñeronderojo—.Comerydormirlasiesta.Nisiquieratenemosquehablar.¿Quéteparece?

Asentí,albordedelaslágrimas.Elliottmehizounaseñaparaquelosiguiera,quitándomelamochiladelos

hombrosyandandodespaciopara seguirmi ritmoa lo largodelpasillo,hastaquellegamosaladoblepuertaqueconducíaalparking.

Laempujóymedejópasaramíprimero.Entorné los ojos al salir al sol yme los protegí con lamano amodode

viseraparaevitareldolordecabezaquehabíaestadoamenazándometodoeldía.Elliottmeabriólapuertayesperóaqueestuvierasentadaparamostrarme

dónde estaba la palanca para ajustar el grado de inclinación del asiento. Encuantolapuertasecerró,mequedécasihorizontal,yfuiempujandohaciaatráshastaponerelrespaldoenposiciónhorizontalyapoyadoenelasientodeatrás.

LapuertadelladodelconductorseabrióyElliottseacomodóamilado.Sacódossándwichesenvueltosencelofándeunabolsadepapelmarrónymediouno.

—Gracias—acerté adecir, tirandocon torpezade losbordesdeplásticotransparente.

Unavezqueelpanquedóaldescubierto,memetíuncuartodelsándwichen la boca, masticando rápidamente antes de dar tres mordiscos más hastahacerlo desaparecer. Cerré los ojos sin decir nada más, sintiendo que ibaperdiendolaconcienciapocoapoco.

Alcabodeloquemeparecieronapenasunospocosminutos,Elliottmediounosgolpecitos,condelicadeza.

—¿Catherine?Perdona,peroesquenoquieroquelleguestarde…—¿Mmm?—musité, parpadeando.Me incorporéyme sequé losojos—.

¿Cuántotiempoheestadodurmiendo?—Casi toda lamedia horadedescanso.Dormías comoun tronco.No te

hasmovidoniunasolavez.Agarré la correa de mi mochila de nailon y salí del coche. Varios de

nuestros compañeros de clase se volvieron a mirarnos, y vi que un pequeñogrupocaminabadelbrazo,entrerisitasysusurros.

—Míralosellos,qué tiernos…—dijoMinka—.Todavía llevanelmismocortedepelo.—Lamelenapelirrojalecayósobreelhombromientrassevolvíaparamirar.LediouncodazoaOwenynosmiróotravez,concaradeasco,antesdetirardeélhacialapuerta.

—Noleshagascaso—dijoElliott.—Esloquehago.Seguimosatravesandoelparkinghaciaeledificiodelinstituto.Laspuertas

dobles de metal estaban pintadas de rojo, y en lugar de tiradores o pomosnormales,unabarraplateadaprácticamentedecíaagritos«quedaosbienlejosdeaquí».Losrumoresnotardaríanencircularportodoelinstituto.Presleytendríauna nueva razón para meterse conmigo, y ahora le pasaría a Elliott también.Empujólabarrametálicayestaemitióunfuertegolpeteo.Meindicóquepasarayoprimero,yasílohice.

—Eh —dijo Elliott, tocándome el brazo—. Estoy preocupado por ti.¿Seguroquevatodobien?¿AntesnoerasmuyamigadeMinkayOwen?

—Dejédehablarlesdespuésde…ConnorDanielslediounafuertepalmadaaElliottenlaespalda.Elliottapretólosdientesyloslabios.—¡Estanochetocascrimmage,Youngblood!¡Vamosaportodas!Elliottloseñaló.—¡SomoslosMudcats!—¡LosinvenciblesMudcats!—legritóConnor,haciendosumejorposede

campeón.Elliott se rio entre dientes y sacudió la cabeza, y luego se puso serio

cuandoviolaexpresióndemirostro.—Losiento.MeestabashablandodeMinkayOwen.—¿EresamigodeConnorDaniels?Éllevantóunaceja.—Sí,supongo.Estáenmiequipo.—Ah.—¿Qué pasa? —preguntó, dándome un golpecito con el codo mientras

seguíamoscaminando.—Nada,esquenosabíaquetú…—¡Youngblood!—gritóotromiembrodelequipo.Elliottlosaludóconlacabezayluegomemiró.

—¿Nosabíasqueyoqué?—Queerasamigodeesagente.—¿Deesagente?—Yasabesloquequierodecir—ledijemientrasmedirigíaamitaquilla

—.ÉlesamigodeScotty,queesamigodePresley.¿YlehasarrebatadoaScottysuposicióndequarterbacksénior?¿Porquénoteodian?

Seencogiódehombros.—Les gustará ganar, supongo. Soy bueno, Catherine.Quiero decir…—

Parecíaqueestabaapuntoderectificar,peroluegodecidiónohacerlo—.Sí,voyadecirlo: soymuybuenoen fútbol.Mehanelegidocomounode losmejoresquarterbacksdetodoelestado.

Seguimoscaminando.—Guau.Esoes…esoesgenial,Elliott.Mediouncodazo.—Nofinjasestartanimpresionada.Laescenadealgunosdesuscompañerosdeequiposaludándoloygritando

su apellido se repitió al menos media docena de veces más antes de que medetuviera frente a lahilerade taquillasgranate.Meparédelantede lanúmero347ehicegirarlaruedanegra,introduciendomicombinaciónnumérica,ytirédelapuerta.

Lancé un gruñido. La puerta estaba atascada, como siempre. Elliott meobservómientraslointentabadenuevo,yluegosepusodetrásdemí.Percibíelcalor de su piel a través de su camisa y de lamía.Deslizó el brazo sobremihombro,sujetóeltiradorytiródeélconfuerza.Lacerradurasedesatascóylapuertaseabrió.

Seinclinóparasusurrarmealoído.—Lamíatambiénseatasca.Solohayqueinsistirunpoco.—Yesotúlosabeshacermuybien.—Eraconscientedetodosycadauno

demismúsculos,decadamovimiento,demipostura.Todoenaquellasituaciónme resultaba incómodo cuando saqué los libros de mi mochila y los volví adepositar en la taquilla antes de colgar la mochila en el gancho. Tenía queponerme de puntillas, pero llegaba—. ¿Y esa bolsa pequeña roja que llevassiempre?

—Ah—dijo,mirandohaciaabajo—.Esmicámara.Esdiscreta.—Puesmenosmalqueséguardarunsecreto…—dijeconunasonrisa.Elliottmemiró,divertido.—Deberíasveniralscrimmage.—¿Estanoche?No—dije,sacudiendolacabeza.—¿Porquéno?

Lo medité un momento, demasiado avergonzada para responder. Notendría a nadie con quien sentarme.No sabría ni dónde sentarme. ¿Había unaseccióndeestudiantes?¿Costabadineroentrar?Meenfadéconmigomismaporser tan cobarde.Mehabía enfrentado a cosasmuchopeoresqueuna situaciónsocialincómoda.

—Porfavor,venaverme—dijo,mirándomeconairesuplicante.Memordíel labiomientraspensabaporquédebía iraverloono.Elliott

esperópacientemente,comosinofueraasonareltimbredeunmomentoaotro.—Lopensaré—dijealfin.SonóeltimbreyElliottapenassediocuenta.—¿Sí?Asentíconlacabezayluegoloempujésuavemente.—Deberíasirteaclase.Retrocedióunospasos,sonriendocomounidiota.—Túprimero.Recogímis cosas y cerré la taquilla,mirándolo fijamente unos segundos

másantesdedirigirmeamisiguienteclase.Nocrucé lamiradaconelseñorSimonsmientrasocupabamiasiento.El

profesordejódehablarduranteunossegundos,perooptópornodirigirseamídirectamente,ymedeslicéenmisillaensilencio,aliviada.

ElseñorSimonsestabatanentusiasmadocomosiempreconlafisiología,pero en mi cerebro se estaba librando un verdadero tira y afloja entre ir alentrenamientodefútbolcomounaestudiantecualquieraoregresaracasa,comosabía que era mi obligación. No sabía qué nuevos huéspedes se habríanregistrado en la casa —si es que había alguno— y empecé a elaborar listasmentales y a decidir qué tareas que había planeado hacer después de clasepodíanesperarycuálesno.

Ponerlavadoras.

Limpiarlasbañeras.

Prepararlacena.

¿YsiibaalscrimmageyPoppyestabasolaenelJuniper?Opeoraún,¿quépasaríasiImogentodavíaestabaallíyseenfadabaymeponíamalacaracuandovolvierapornohaberllegadoalahoraprevista?EltíoSaposindudaapareceríaporallí;elhechodeque Imogenestuvieseen lacasa logarantizaba.Cerré los

ojos, imaginándomeami tíomontandoencólera,oalpadredePoppy furiosopor que llegara tarde. Cuanto más lo pensaba, más desanimada estaba. Loscontrassuperabanconcrecesalospros.Sonóeltimbreymesobresalté.

Volví a mi taquilla andando con pasos pesados. Antes de que pudieraabrirla,unbrazomorenoyfamiliarsedeslizósobremihombroytiródeltirador.Tratédenosonreír,perocuandoalcélavistayviaElliott,susonrisacontagiosa,lamismadeantes,seguíaallí.

—¿Lohaspensado?—¿Aquéhoraempiezaelpartido?—pregunté.—Justodespuésdeclase.—Meenseñóunjuegodellaves—.Sinecesitas

ir a casa antes, puedes llevartemi coche. Pero tráemelo de vuelta. No tendréfuerzasparavolveracasaandando.

Neguéconlacabeza.—Notengopermisodeconducir.Arrugólanariz.—¿Enserio?—Papánollegóaenseñarmeantesde…Nolleguéaaprender.Asintióconlacabeza.—Buenoessaberlo.Podemosponernosconeso.¿Yentonces?¿Vendrásal

scrimmage?Bajélavista.—Losiento.Nopuedo.

El señorMason estaba mirando su teléfono, y en las axilas de su raídacamisablancahabíaunoscercosdesudor.Sesecólafrenteconunpañuelo.

—Dios,quécalor…¿Esquenovaarefrescarnunca?—Enelinfiernonorefrescanunca,señorMason—gruñóMinka.El resto de las sillas se llenaron de alumnos, sonó el timbre y el señor

MasonacababadeempujarsuescritorioparalevantarsecuandoentrólaseñoraMason,quienreparóinmediatamenteenElliott.

—CreíahaberpedidounamesaparaelseñorYoungblood…ElseñorMasonparpadeóyluegomiróaElliott.—Está al final, detrás de todo. —Scotty estaba sentado en la mesa de

Elliott—.Muybien,vosotrosdos,estonoeseljuegodelassillas.Volvedcadaunoavuestrositio.

Elliott suspiróy luego trató,no sindificultad,de liberarsede lapequeñasillademaderayelpupitreque laacompañaba,mientras todosse reían; todos

menosyoylosMason.El señorMasonmiróa su todavíaesposa, esperandoveralguna señalde

satisfacción.Lahabíapilladodesprevenida,yporunaveznoeraculpadelseñorMason. Lo vi erguirse un poco más en la silla, y seguramente esa pequeñavictorialebastabaparahacerlesentirsemáshombredeloquesehabíasentidoenmuchotiempo.

—¿Quéquieres,Becca?—dijoconfirmeza.—Yo…VengoabuscaraCatherine.Mehundíenmiasiento,sintiendoyaveinteparesdeojosclavadosenmi

nuca.El señorMason examinó el aula y detuvo lamirada enmí, como si no

supieraexactamentedóndeestabasentada.Luegoseñalóconlacabezahacialapuerta.

Asentí,recogímiscosasyseguíalaseñoraMasonasudespacho.Sesentódetrásdesuescritorioyentrelazólasmanos,unpococonmocionadaaúnporsupequeñaderrotamoral.

—¿Estáustedbien?—lepregunté.Ellasonrióydejóescaparunarisotadaporlanariz.—Sesuponequedebo seryoquien tepregunteeso.—Esperé,y al final

contestó—:Sí,estoybien.Supongoquenoestoyacostumbradaaequivocarme,Catherine.Estoyperdiendoreflejos.

—Talveznoesperfecta.Talvezesoestábien.Memiróentornandolosojosconexpresiónentreceñudayburlona.—¿Quiéneslaorientadoraescolar,túoyo?Sonreí.—Yasabesloquetevoyapreguntar—dijo,recostándoseenelasiento—.

¿Porquénohablastú?Meencogídehombros.—Lascosasvanmejor.Enderezólaespalda.—¿Mejor?—Elliott.—¿Elliott?—Eraevidentequetratabadedisimulareldejodeesperanzaen

suspalabras,perofracasabaestrepitosamente.Asentí,frunciendoelceñomientrasmirabaalsuelo.—Másomenos.Aunqueintentoqueno.—¿Por qué? ¿Porque estásmejor sola o porque te está presionandopara

queseáisalgomásqueamigos?Arruguélanariz.

—Noesnadadeeso.Essoloqueestoyenfadadaconél.SaltócomosolíasaltarmipadrecuandolehablabadePresley.—¿Quétehahecho?—Solíapasarlosveranosconsutía.Luegotuvoqueirseacasa.Fueeldía

quemi…eldíaque…Ellaasintió,yagradecíquenonecesitaraquelodijeraconpalabras.—¿Y?—Meprometióquevolvería,peronolohizo.Luegolointentócuandose

sacó el permiso de conducir, pero no le dejaron. Ahora sus padres se van adivorciar,yélestáaquí.

—Menudahistoria.Entonces,¿estásempezandoadartecuentadequetalveznofueculpasuya?Parecebuenapersona.¿Ydijistequeintentóvolver?

Asentí con la cabeza, tratando de no sonreír mientras lo imaginabaescabulléndose en mitad de la noche y subiéndose a su coche destartalado,circulandoporlaautopistaasetentakilómetrosporhora.

—Intentó…¿SeñoraMason?—¿Sí?—Cuandoustedteníamiedad,¿ibaapartidosdefútbol?Sonrióalrememorarlosrecuerdosinstantáneos.—Ibaatodos.ElseñorMasonjugabaalfútbol.—¿Ytrabajabausted?—Sí,peroenel trabajoentendíanqueyoera joven.Nopodrás recuperar

estosaños,Catherine.Penséensuspalabras.Elinstitutonoeramilugarfavorito,peronopodía

volveryestudiarlasecundariadenuevo.—¿Hasidoaalgúnpartido?—preguntó,haciéndomevolveralarealidad.

Supolarespuestaporlaexpresióndemicara—.¿Nunca?Ah,puesdeberíasiraalguno,Catherine.Sonmuydivertidos.¿Quéesloquetepreocupa?

Vacilé,peroeldespachode laseñoraMasonsiemprehabíasidoun lugarseguro.

—Tengocosasquehacerencasa.—¿Ynopuedenesperar?¿Ysilohablascontumadre?Neguéconlacabezayellaasintióconairecomprensivo.—Catherine,¿estásseguraencasa?—Sí.Ellanomepega.Nuncalohahecho.—Bueno.Tecreo.Siesocambia…—Novaacambiar.—Noquieroquetemetasenningúnlío.Nopuedoaconsejartequehagas

algoencontradelosdeseosdetumadre.Creoquedeberíaspedirpermiso,pero

tener una noche libre no es ninguna barbaridad. Como menor de edad, esobligatorio. ¿Algomás?—Advirtiómi inquietud—.Vamos.Sabesquepuedeshablar conmigo. ¿Quieres que vuelva a contarte mis diez momentos másembarazososdelaépocadelinstituto?

Meestallóunacarcajadaenlagarganta.—No.No,nolaobligaréahacereso.—Muybienentonces.Cuéntamelo.Despuésdeunossegundos,vomitélaverdad.—Tendréquesentarmesolaenlagrada.—Yovoyair.Siéntateconmigo.Hiceunamuecayellaloentendió.—Estábien,estábien.Nosoylamejoropción,perosoyalguienconquien

puedessentarte.Muchosde losalumnossesientanconsuspadres.—Lelancéunamiradaelocuenteyrectificó—.Bueno,deacuerdo.Soloalgunosalumnoslohacen.Unsegundo.Ponteamiladohastaquetesientascómoda.Podemostomarunalimonadadelimaycerezasdecaminoacasaypuedodejarteallí.

—Eso…esmuyamableporsuparte,peroElliottmedijoquemellevaríaacasa.Somosprácticamentevecinos.

Juntólasmanosdegolpe.—Entonces,arreglado.Tuprimerpartidodefútbol.¡Yupi!Su reacción podría haber suscitado vergüenza ajena en cualquier otra

alumna,peroyonohabíapresenciadoesetipodemuestrasdealegríadesdeantesde lamuerte demipadre.Ledediquéuna sonrisa incómoday luegomiré porencimadelhombroalreloj.

—¿Talvezdebería…?—Sí.Hablaremosotravezelmesqueviene,siteparecebien.Estoymuy

satisfechacontusprogresos,Catherine.Mealegromuchoporti.—Gracias—dije,empujandolasilla.Sonó el timbre, de modo que fui directamente a mi taquilla y apoyé la

manoenlaruedanegra,deteniéndomeunsegundopararecordarlacombinación.—Dos,cuarentaycuatro,dieciséis—dijoElliottamiespalda.Entornélosojos.—Esoessecreto.—Losiento.Laolvidaré.¿Entonces?¿Vasavenir?Suspiré.—¿Porqué?¿Porquétienestantoempeñoenquevaya?—Porquesí.Quieroquenosveasganar.Quieroqueestésallícuandosalga

alcampo.Quieroverteesperandoenmicochecuandosalga,conelpelomojado,todavíasinaliento,conlaadrenalinacorriéndomeatopetodavíaporlasvenas.

Quieroqueformespartedeeso.—Ah—dije,abrumadaporsuspalabras.—¿Demasiado?—Soltóunarisotada,divertidopormireacción.—Estábien,vamos.—¿Deverdad?—Sí,démonosprisa,antesdequecambiedeopinión.—Guardétodosmis

libros, excepto uno, quememetí en la bolsa, yme eché la correa al hombromientrasmevolvía.

Elliottmeestabatendiendolamano,esperandoaquelatomara.Miréalrededor,tratandodedetectarmiradascuriosas.—Nolosmires.Mírameamí—dijo,aúnconlamanoextendida.Latoméenlamíayélmeguioporelpasillo,traspasólaspuertasdoblesy

atravesóelparking.Metimosnuestrasbolsasensucochey seguimosandandohaciaelcampodefútbol,sinsoltarnosdelamano.

CAPÍTULO12CATHERINE

Elliott recibióelbalóndeScotty, retrocedióunospasosy lanzó la pelotadibujandounaespiralperfectahaciaConnor.Estesaltóenelaire,másaltodeloque jamás habría imaginado capaz a un ser humano, esquivando los brazosextendidosdedos jugadoresdelotroequipo.Sujetóelbalóncontraelpechoycayóconfuerzaalsuelo.

Losárbitrospitaron,levantandolasmanosenelaire,ylamultitudsepusodepie,dandogritosdejúbilotanfuertesquetuvequetaparmelosoídosconlasmanos.

LaseñoraMasonmeagarródelosbrazosysepusoasaltararribayabajocomounaquinceañerahistérica.

—¡Hemosganado!¡Lohanconseguido!Elmarcadordecía44-45,y losMudcats, chorreandode sudoryunpoco

magullados,seapiñabanhombroconhombro,abrazándose,balanceándosedeunladoaotromientraslabandatocabaelhimnodenuestroinstituto.

LaseñoraMasonempezóacantaryentrelazósubrazoenelmío.Elrestodelamultitudestabahaciendolomismo,balanceándoseysonriendo.

—¡Oaaak… Creeek…! —cantaba el público, y luego toda la aficiónprorrumpióenaplausos.

LosMudcats rompieron la formación y se fueron corriendo al vestuarioconloscascosenlasmanos,todosmenosElliott.Estababuscandoaalguienenlasgradas.Suscompañerosdeequipoloanimabanaseguirlosfueradelcampo,peroélnoleshacíacaso.

—¿Teestábuscando?—preguntólaseñoraMason.—No—dije,negandoconlacabeza.—¡Catherine!—gritóElliott.Salíalaescaleradesdelagradaenlaqueestabasentada.

—¡CatherineCalhoun!—gritóElliottotravez,llevándoselamanolibreaunladodelaboca.

Algunas de las personas que hacían cola para la escalera de salidalevantaronlavista,lasanimadorassevolvieronamirar,yluegolosalumnosdeuna estrecha hilera que había entreElliott y yo dejaron de lanzar vítores y decharlarparamirarhaciaarriba.

Bajé los escalones, saludándolo con la mano, hasta que me vio. ElentrenadorPeckhamletocóelbrazoytiródeél,peroElliottnosemovióhastaquemereconocióentrelamultitudymedevolvióelsaludo.

Imaginabaquetodoslosqueteníadetrásseestaríanpreguntandoquéeraloque Elliott veía en mí y que ellos no veían por ninguna parte, pero en elmomento en que lamirada de Elliott se encontró con lamía nada de esomeimportó. Era como si estuviéramos sentados en la orilla de Deep Creek,hurgandoenel sueloy fingiendoquenonosmoríamosdeganasdeentrelazarnuestrasmanos en lugar de arrancar briznas de hierba.Y, en esemomento, eldolor, el rencor y la ira que había estado albergando desaparecieron porcompleto.

Elliott salió corriendo del campo con su entrenador, quien le dio unapalmaditaenlaespaldaantesdequeambosdesaparecieranporlaesquina.

Lamultitudseestabadispersando,desfilandoescalerasabajoyabriéndosepasoaempujonesamilado.

LaseñoraMasonconsiguióalcanzarmealfinyentrelazósubrazoconelmío.

—Quépartidazo…Vale lapena tomarseunanoche libre.¿Elliott tevaallevaracasa?—Asentí—.¿Estássegura?

—Estoy segura. Tengo que esperarlo en su coche. Es donde está mimochila,asíque…

—Pareceunbuenplan.Nosvemosmañana.Se detuvo bruscamente yme dejó pasar para que ella pudiera girar a la

izquierdahacialacallequerecorríaellateraldelestadio.ElentrenadorPeckhamsereunióconellaenlaesquinaycontinuaronandandojuntos.

Arqueéuna cejay luego empecé a surcar el laberintode coches entre laentradadelestadioyelcochedeElliott.LleguéasuChrysleryapoyéeltraseroenelmetaloxidadodelladodelconductor,encimadelneumático.

Miscompañerosdeclaseregresaronasuscoches,animadosporelpartidoylainevitablefiestadedespués.Laschicasfingíannoestarimpresionadasconlas ridículas payasadas que hacían los chicos para llamar su atención. TraguésalivacuandovielMiniCooperblancodePresleyadoscochesdedistancia,yluegooísurisaestridente.

Sedetuvo,conAnnaSue,Brie,TarayTatumjustodetrásdeella.—Diosmío…—exclamóconlamanoenelpecho—.¿Estásesperandoa

Elliott?¿Es…algoasícomotunovio?—No—dije,avergonzadaotravezporeltemblordemivoz.Nosoportaba

quehastaelmásmínimoenfrentamientomeafectasedeaquellamanera.—Entonces,¿sololoestásesperando?¿Comouncachorrito?¡Ay,Dios!—

dijoAnnaSue,tapándoselabocaconlamano.—Somosamigos—dije.—Túnotienesamigos—repusoPresleyconungruñido.Elliott llegócorriendo,aúnmojadodespuésde laducha,ymerodeócon

los brazos, haciéndome girar en un círculo.Yo lo abracé con fuerza, como sisoltándolofueseadejarentrartodoeldolorylaoscuridadquenosrodeaba.

Seinclinóymeplantóunbesoenlaboca,tanrápidoquenisiquieramedicuentadeloquehabíapasadohastaqueterminó.

Parpadeé,sabiendoquePresleyylasclonesnosmirabanboquiabiertas.—¡Vamosacelebrarlo!—exclamóElliottconunasonrisallenadedientes.—¿Vas a la fiesta, Elliott?—preguntóBrie, enroscándose el pelo en los

dedosconnerviosismo.Éllasmirócomosiacabaradedarsecuentadequeestabanallí.—¿Alafogata?No.Voyasalirconmichica.Elliottsabíaquenolellevaríalacontrariaallí,conpúblicodelante,sobre

todoconPresley.—Ah, ¿de verdad? —soltó Presley, recobrando la voz al fin. Sonrió

mirandoaBrieantesdehablardenuevo—:KitCatacabadedecirquenoerassunovio.

Elliottsellevómimanoasuslabiosylediounbesorápido,guiñándomeunojo.

—SellamaCatherine,y…todavíano.Peroestoyteniendounamuybuenanoche.Creoquepodríaconvencerla.

Presleypusolosojosenblanco.—Quéasco.Vamos—dijo,llevándoseasusamigashaciaelcoche.—¿Lista?—preguntó,abriendolapuertadelconductor.Mepusedetrásdelvolanteymedeslicéhaciaelmedio.Elliottsesentóa

milado,peroantesdequepudieramovermeotravez,metocólarodilla.—Quédateaquí,¿quieres?—¿Enelasientodelmedio?Asintióconunbrillodeesperanzaenlosojos.Soltéunsuspiro,sintiéndomeincómodaycómodaalmismotiempo.Elliott

mehacía sentir seguradeunmodoespecial, comonohabíavuelto a sentirme

desdeeldíaquesefue,comosinoestuvieraintentandosobreviviryosola.Tras abandonar la plaza de aparcamiento y conducir hacia la salida del

parking,saliódisparadocomouncoheteporlacarreterahastallegaralaseñaldeSTOP,yluegoenfilódenuevohaciaMainStreet.Otrosmiembrosdelequiponospitaban exageradamente al pasar, algunos asomando medio cuerpo por laventanilla para saludar con lamano, subirse las camisetas o hacer alguna otrapayasadaporelestilo.

Pasamos por delante del Walmart, en cuyo parking había unaconcentracióndevehículosaparcadosyalumnosdelinstitutogritando,bailandoy llamando la atenciónde todas lasmanerasposibles.Cuando reconocieron elChryslerdeElliott,gritaronytocaronelclaxon,tratandodequesedetuviera.

—Puedesllevarmeacasayvolver—leofrecí.Negódespacioconlacabeza.—Deningunamanera.—Perotengoqueirmeacasa.—Ningúnproblema.Pasaremosporeldrive-thru,yestarásencasaendiez

minutos.¿Tratohecho?El Chrysler se esforzaba al máximo para alcanzar los sesenta y cinco

kilómetros por hora en la calle que llevaba aBraum’s.Elliott se detuvo en laventanillapare realizarelpedidodesdeelcocheypidiódoscucuruchosydoslimonadasdelimaycereza,yluegosedetuvounosmetrosmásadelante.

—Gracias—dije—.Tedevolveréeldinero.—No,noloharás.Invitoyo.—Gracias por llevarme a casa, también. Y por invitarme al partido. Ha

sidodivertido.—¿Hasidodivertidopormí?—Poesotambién—dije,sonrojándome.Cuandonosdieronloshelados,Elliottlevantóelsuyoparabrindar.—PorlosMudcats.—Yporsuquarterback—dije,chocandocondelicadezamiheladoconel

suyo.Elliottsonrió,ylamayorpartedelheladodesaparecióensuboca.Sujetóel

vasodelimonadaentrelosmuslosmientrasmellevabaacasa,usandounamanoparaconducirylaotraparasostenerelhelado.

Me habló sobre las diferentes jugadas de fútbol, por qué algunasfuncionabanyporquéotrasno,delaspalabrotasquesesoltabanenlospartidos,ycuandosedetuvojuntoalaacerafrenteamicasa,suspiróconsatisfacción.

—Voyaechardemenoselfútbol.—¿Novasajugarenlauniversidad?

Negóconlacabeza.—No.Necesitaríaunabeca,ynosoytanbueno.—Dijistequeteconsideranunodelosmejoresdetodoelestado.Pensóenesounossegundos.—Sí…—Entonces,eresbueno,Elliott.Podríandarteunabeca.Creeunpocomás

enti.Seencogiódehombros,parpadeando.—Vaya.Supongoquenomehabíapermitidocreérmelodeverdad.Talvez

puedairalauniversidad.—Seguroquepuedes.—¿Túcrees?Asentíconlacabeza.—Sí.—Mamá y la tía Leigh quieren que vaya. Yo no lo sé. Estoy un poco

cansadodeestudiar.Haycosasquequierohacer.Lugaresquequierover.—Podrías tomarte un año sabático para viajar. Eso sería divertido. Solo

que mi padre decía que la mayoría de las personas que se toman un año dedescansonuncaacabanmatriculándoseenlauniversidad.Yesopodríainterferirconlasbecas.

Sevolvióamediasensuasiento,con lacaraaescasoscentímetrosde lamía.Losasientoseranásperosyolíanahumedad,mezcladaconelolorasudorde Elliott y a desodorante reciente. Parecía nervioso y me estaba poniendonerviosaamítambién.

—Soybuenoparati—dijoalfin—.Sé…Séquepuedequenoconfíesenmítodavía,pero…

—Elliott—lointerrumpí,lanzandounsuspiro—.Perdíenelmismodíaalasdospersonasquemásmeimportabanenelmundo.Mipadremurióyyomequedésola…conella…Ytúmedejasteaquítirada.Nosetratadesiconfíoentiono.—Apretéloslabios—.Merompisteelcorazón.Aunenelhipotéticocasode que pudiéramos volver a como eran las cosas antes… la chica que túconocías…hadesaparecido,yanoestá.

Negóconlacabezaylebrillaronlosojos.—Tienesquesaberqueyonomeiríaasíporvoluntadpropia.Mamáme

amenazódiciéndomequenomedejaríavolvernuncamás.Violoquesentíaporti.Sabíaquenohabíaningúnotrolugarenelmundodondequisieraestar,yteníarazón.

Arruguélafrente.—¿Porqué?¿Porquétecaigotanbien?Tienesunmontóndeamigos, la

mayoría de los cuales no pueden verme ni en pintura, por cierto. No menecesitas.

Memiróporespaciodevariossegundos,concaradeasombro.—Me enamoré de ti ese verano, Catherine. Llevo queriéndote desde

entonces.Tardévariossegundosenresponder.—Yoyanosoyesachica,Elliott.—Sí,loeres.Aúnlaveoenti.—Esofuehacemuchotiempo.Seencogiódehombros,sininmutarse.—Elprimeramornuncaseolvida.Luchéporencontrarpalabras,peronoencontréninguna.Fruncióelceñoyviundestellodedesesperaciónensusojos.—¿Me darás otra oportunidad? Catherine… por favor —suplicó—. Te

prometoquenuncavolveréadejarteenlaestacada.Telojuropormivida.Yanotengoquinceaños.Ahoratomomispropiasdecisiones,yespero,porloquemásquieras,quedecidasperdonarme.Noséquéharésinolohaces.

VolvílavistahaciaelJuniper.Nohabíaluzenlasventanas.Lacasaestabadurmiendo.

—Tecreo—ledije,mirándoloalosojos,peroantesdequesusonrisaseensanchara,añadíunaspalabrasdescargándomedecualquierresponsabilidad—:Peromamáhaidoapeordesdequepapámurió.Tengoqueayudarlaallevarlacasadehuéspedes.Apenastengotiempoparamí.

Elliottsonrió.—Meconformaréconloquemedes.Micaraeraunreflejodesuexpresión,peroluegosedesvaneció.—Nopuedesentrar,ynopuedeshacerpreguntas.Arrugólafrente.—¿Porqué?—Acabas de hacer una pregunta.Me gustas, yme gustaría… intentarlo.

Peronopuedohablardemimadre,ynopuedesentrar.—Catherine—dijo,deslizando losdedosentre losmíos—.¿Tehahecho

daño?¿Hayalguienahídentroquetehagadaño?Neguéconlacabeza.—No.Ellasolo…esunapersonamuyreservada.—¿Melodirás?¿Siesocambia?—preguntó,apretándomelamano.Asentí.—Sí.Se irguió y luego tomó mis mejillas entre sus manos, se inclinó hacia

delanteycerrólosojos.No estaba segura de qué hacer, así que yo también cerré los ojos. Sus

labios rozaron los míos, suaves y carnosos. Me besó una vez y se apartó,sonriendoantesde inclinarsedenuevo,separando los labiosestavez.Tratédeimitar lo que hacía él,muerta demiedo y derritiéndome a la vez.Me abrazómientras su lengua se deslizabadentrodemibocay tocaba lamía, húmedaycálida. Cuando la danza que tenía lugar dentro de nuestras bocas encontró supropio ritmo, envolví los brazos alrededor de su cuello y me incliné más,rogándolequemeabrazaramásfuerte.EntraríaenelJuniperprontoyqueríaquelaseguridadquesentíaconElliottmeacompañaraelmáximotiempoposible.

Justocuandomispulmonesclamabanporunpocodeaire,Elliottseapartóyapoyósufrenteenlamía.

—Por fin… —susurró, casi de forma inaudible. Las palabras que dijoinmediatamente después no las pronunció mucho más alto—: Estaré en elbalancíndelporchealasnueve.Traerépandearándanosparadesayunar.

—¿Quéeseso?—Unarecetademibisabuela.Estoysegurodequeesmásvieja todavía.

La tía Leigh prometió que haría un poco esta noche. Está riquísimo. Te va aencantar.

—Yotraeréelzumodenaranja.Elliott se inclinó para darme otro beso en la mejilla antes de agarrar el

tiradordelapuerta.Tuvoquetirardosveces,yluegoseabrió.Mebajéa laacera,delantedelJuniper.Lacasa todavíaestabaaoscuras.

Dejéescaparunsuspiro.—Catherine, sé que dijiste que no puedo entrar, pero ¿puedo al menos

acompañartealapuerta?—Buenasnoches.Crucé lapuertade laverja, echéaandar sobre lasgrietasdel caminode

entrada y agucé el oído para captar los ruidos del interior de la casa antes deabrirlapuerta.Seoíaelcantodelosgrillosy,cuandoalcancélapuerta,elcochedeElliottsealejó,peronoseoíaningúnmovimientoenelinteriordelJuniper.

Giré el pomoy empujé,mirandohacia arriba.Lapuerta en lo alto de laescalera estaba abierta—midormitorio—ehice loposiblepor evitar dejarmeabrumarporelpesoquesentíaenelpecho.Yosiempredejabalapuertademidormitoriocerrada.Alguienmehabíaestadobuscando.Conmanostemblorosas,dejé lamochila en una silla del comedor. Lamesa todavía estaba cubierta deplatossuciosyelfregaderotambiénestaballeno.Habíatrozosdecristalesrotosal lado de la isla. Corrí hasta el armario debajo del fregadero para sacar losguantesgruesosdelátexdemimadreyluegofuiporlaescobayelrecogedor.El

cristal rechinaba en el suelomientras barría las baldosas.La luz de la luna seasomaba por la ventana del comedor, haciendo brillar los fragmentos máspequeñosapesardeestarmezcladosconrestosdepolvoycabellos.

Oíunfuerteeructoprocedentedelasaladeestarymequedéparalizada.Aunqueimaginabaquiénera,esperéaqueélmismorevelarasupresencia.

—Egoísta—farfulló.Me puse de pie, vacié el recogedor en la basura y luego me quité los

guantes y losmetí detrás del fregadero. Sin prisa, salí del comedor con pasossigilososycrucéelpasillohacialasaladeestar,dondeeltíoSapoestabasentadoenelsillónreclinable.Labarriga,queunacamisetadelgadayllenademanchasapenas conseguía tapar, le sobresalía colgando por encima de los pantalones.Sujetabaunabotelladecervezaenlamano,conunacoleccióndebotellasvacíasasulado.Yahabíavomitadounavez:lapruebaestabadesparramadaportodoelsueloysalpicabalasbotellasvacías.

Metapélaboca,asqueadaporelolor.Eructóotravez.—Ah,porfavor…—dije,ycorríhacialacocinaporuncubo.Volvíylo

depositéenelsuelo,juntoalcharcodevómito,ymesaquédelbolsillotraseroelpañodecocinaquehabíaagarradoalvuelo—.Usaelcubo,tíoSapo.

—Tútecrees…quepuedesentrarysalircuandoquieras.Egoísta,másqueegoísta—repitió,mirandohaciaotrolado,disgustado.

Lesequéelpecho,limpiándolelababayelvómitodelcuelloylacamisa.Nohabíaacertadoaagacharseatiemponiunasolavez.

—Deberíassubiryducharte—dije,sintiendoarcadas.Seabalanzóhaciadelante,másrápidodeloquelohabíavistomoverseen

todasuvida,meagarródelacamisaysedetuvoasolounoscentímetrosdemicara.Percibílaacidezdesualientocuandohabló.

—Cumple túcon tus responsabilidadesantesdedecirmeamíquéhacer,niña.

—Losiento.Deberíahabervenidoacasaaayudaramamá.¿Mamá?—lallamé,temblando.

EltíoSaposesorbióunostrozosdecenadelosdientesyluegomesoltó,recostándosehaciaatrásenelsillón.

Me levanté, retrocedí un paso, y luego solté el trapo y salí corriendoescaleras arriba hastami habitacióny cerré la puerta detrás demí.Lamaderaestabafríaalcontactoconmiespalda,ylevantélasmanosparataparmelosojos.Empecéajadearcondificultad,descontroladamente,mientrassemellenabanlosojos de lágrimas, queme cayeron rodando por lasmejillas. Cuando fuera lascosasibanmejor,dentrodecasaempeoraban.

Mi mano olía a vómito y la aparté con repugnancia. Me metíprecipitadamenteenelbaño,busquéeljabónymefrotélasmanoshastatenerlapielenrojecida,yluegolacara.

Uncrujidoen lasescalerashizoquemequedaraparalizadaunmomento.Cuando la adrenalina desapareció, cerré el grifo con torpeza hasta detener elagua antes de correr hacia la puerta para deslizar el pestillo. Las escalerasvolvieronacrujiryesomehizomiraralrededorenmihabitaciónenbuscadealgún objeto pesado. Empujé mi tocador contra la puerta, y luego mi camacontrael tocadorantesdesentarmeenelcolchón,esperandoen laoscuridadaqueeltíoSapopasaradelargootrataradeabrirsepasoalafuerza.

Subióotroescalón,yluegootro,hastaquellegóaloaltodelasescaleras.EltíoSaposebalanceabaalcaminar,cargandoconloscientoochentakilosquepresumíadepesar.Jadeóunpardevecesydespuéslooíeructardenuevoantesdeecharaandarporelpasillohaciasuhabitación.

Mellevélasrodillasalpecho,cerrélosojosycaídecostado,sinsabersivolveríaosiacabaríallamandoamipuertaalguienmás.Nuncaentodamividahabía tenido tantas ganas de ver a mi madre, pero ella no quería verme. ElJuniperestabahechoundesastre:seguramentesehabíavistodesbordadayahoraestaba escondida donde fuera que iba cuando las cosas se ponían demasiadodifíciles.

Quería llamar a mi madre, pero no estaba segura de quién me oiría.Fantaseéconlaideadeque,alamañanasiguiente,Altheaestuvieseenlacocina,guisando y limpiando, dándome los buenos días con una sonrisa. Eso fue loúnico que logró calmarme lo suficiente como para conciliar el sueño. Eso, ysaberquealdía siguienteera sábado:clasesdeconducir.TeníapordelanteundíaenteroconElliott,asalvodelJuniperydetodoslosquehabíadentro.

CAPÍTULO13CATHERINE

Al principio, las voces parecían formar parte de un sueño que no podíarecordar,perocuandolasoícadavezmásfuertes,meincorporédegolpeenlacama, frotándome los ojos mientras las voces discutían furiosamente enmurmullos, como solían hacer mis padres. Todos los huéspedes estaban allí,algunosdominadosporelpánico,otrosenfadadosyotrostratandodeponerunpocodeorden.

Me levanté,atravesé lahabitaciónehicegirarelpomode lapuertamuydespacio,tratandodenoalertaranadiedequeestabadespierta.Cuandoabríunarendija en la puerta, agucé el oído. Las voces seguían discutiendoacaloradamente, incluso el tío Sapo y la prima Imogen. Al salir al pasillo, elsuelo frío me quemaba los pies descalzos. Cuanto más me acercaba a lahabitacióndondeestabantodosreunidos,másclaramenteoíalasvoces.

—Meniegoaescucharloqueestoyoyendo—dijoAlthea—.Hedichoquenoyesqueno.Nolevamosahaceresoalapobreniña.Yahatenidobastante.

—¿Ah,sí?—espetóDuke—.¿Yquépiensashacercuandoselargueyestelugarsevayaal infierno?Yaestáyendodirectoallíamilkilómetrosporhora.¿Quépasaráconnosotros?¿QuéhaydePoppy?

—Nosomosresponsabilidadsuya—dijoWillow.—¿Yatiquéteimporta?—exclamóDuke—.Túapenasestásaquí.—Estoyaquíahora—replicóWillow—.Yyovotoqueno.—Yotambiénvotoqueno—dijoAlthea—.Mavis,díselo.—Yo…nosé.—¿Nosabes?—preguntóAltheaconunavozmásfirmedeloquelahabía

oídohablarjamás—.¿Cómopuedesnosaberlo?Estuhija.Ponfinaestalocura.—Yo…—empezóadecirmamá.La puerta se abrió y mamá apareció allí delante, en bata, tapándome la

vistadelrestodelahabitación.—¿Quéhaceslevantada,Catherine?Vetealacama.Ahoramismo.—Me

cerró la puerta en las naricesy los susurrosvolvieron a invadir la sala al otrolado.

Retrocedíunpaso,meencaminéhaciamidormitorioycerrélapuertaamiespalda. Me quedé mirando la luz que se colaba por la rendija del fondo,preguntándomeporquéestabanhablandodemíyquéeraloquedebatíanyaloque Althea había votado tan firmemente en contra. La caja demúsica emitióunasnotas, loqueme impulsóaentrarenacción.Empujéel tocadorcontra lapuerta y luego, decidiendo que no era suficiente, empujé la cama contra eltocador otra vez y me senté. Miré a la puerta hasta que ya no pude seguirmanteniendolosojosabiertos,rezandoparaquesalieraelsol.

Cuandoabrílosojosporsegundavez,mepreguntésilareunióndelpasillohabría sidounsueño.Cuandomevestípara ir aclaseybajé lasescaleras,mepreguntésinohabríasoñadotodolosucedido lanocheanterior.Elvómitodeltío Sapo había desaparecido. La sala de estar, el comedor y la cocina estabanimpecables—apesardequemamáestabacocinando—yeloloragalletasenelhorno y a la grasa de las salchichas impregnaba el aire, con la carnechisporroteando en la sartén entre las notas de la melodía que mamá estabatarareando.

—Buenosdías—dijomamá,escurriendounasalchicha.—Buenosdías—saludéconcautela.Habíapasado tanto tiempodesde la

últimavezquemamásecomportabacomoellamismayestabadebuenhumorquenoteníaclarocómoreaccionar.

—Tu tío y tu prima ya se han ido. Le dije que no volviera durante unatemporada.Loquepasóanocheesimperdonable.

—¿Cuántotiempoesunatemporada?—lepregunté.Mamásevolvióhaciamí,conunaexpresiónderemordimientoenlosojos.—Sientolascosasquetedijo.Novolveráasuceder,teloprometo.—Me

sentéfrentealplatoquecolocóenlamesadelcomedor—.Ahoracome.Todavíatengo algunas cosas que hacer. Tenemos a varios para desayunar.Haymuchoquehacer,yanochenodormímuybien.

Saliódelahabitación.—¿Cielo?—dijo Althea, saliendo de la despensa, atándose las tiras del

delantalasuespalda.Tomóuntrapoysepusoalimpiarlapartesuperiordelaencimeradegas—.¿Tedespertamosanoche?

—¿LimpiastetúelvómitodeltíoSapo,ofuemamá?—Bueno, eso no importa. —Miró por la ventana—. Será mejor que

desayunes.Tuchicoyaestáaquí.

—Oh —dije, metiéndome una salchicha en la boca y llevándome dosgalletas ymi chaqueta antes de pasar el brazo por las correas demimochila.Elliottyaestabaenelporchecuandoabrílapuerta.

—¡Adiós,cielo!—sedespidióAlthea.

CAPÍTULO14ELLIOTT

Le aguanté la puerta a Catherine con unamanomientras le ofrecía unagalletacalienteenvueltaenlapalmadelaotra.

—¿Unagalletaparaeldesayuno?—Gracias—dijoella,enseñándomeotra.Mereí.—Yacompartimoslasmismasideas.Estamoshechoselunoparaelotro.Catherinesesentóenelasientodelpasajero,yyolecerrélapuertayme

fuicorriendoalotrolado.Ellaestabamuycallada,yesomeponíanervioso.—¿Vatodobien,imagino…?—Sí. Solo estoy cansada —dijo, mirando por la ventana mientras me

incorporabaalacalzada.—¿Nohasdormidobien?—Sí.Creo.Bajé lavistahacia susbrazosyadvertíensupielmúltiplesmarcas rojas

furiosasenformademedialuna,desdelamuñecahastaelcodo.—¿Estásseguradequeestásbien?Sebajólamanga.—Noesnada.Unticnervioso.—¿Yporquéestabasnerviosa?Seencogiódehombros.—Essoloquenopodíadormir.—¿Quépuedohacer?—lepregunté,desesperado.Ellaseinclinóhaciaatrásycerrólosojos.—Ahoramismosolonecesitoecharunacabezadita.Letoquélarodilla.—Túduerme.Yoconduciré.

Bostezó.—He oído que Anna Sue va a dar una fiesta de Halloween la próxima

semana.—¿Y?—Y…¿vasair?—¿Tú?Catherine abrió los ojos. A pesar de su cansancio, parecía sorprendida,

comosiestuvieraesperandoqueledijeraqueestabadebroma.—No.Disfrazarmedeotrapersonanomeinteresanada.—¿Nisiquieraporunanoche?Negóconlacabezayvolvióacerrarlosojos.—No,sobretodositienealgoqueverconAnnaSueGentry.—Puesentoncestendráqueserunaspalomitasdemaízyunamaratónde

películasdeterrorenmicasa,¿quéteparece?Sonrió,aúnconlosojoscerrados.—Mepareceestupendo.Catherinehundióloshombros,sucuerposerelajóysurespiraciónsehizo

más acompasada y regular. Procuré conducir despacio, haciendo ampliasmaniobrasparadoblarlasesquinas.Justoantesdellegaralcaminodetierraquetenía en mente, Catherine se acercó a mí y me tomó el brazo, apoyando lamejillaenmihombro.Conmiotramano,puseelcambiodemarchasenpuntomuerto y apagué el motor, y luego nos quedamos parados a un lado de lacarreteramientraselladormía.Sunarizemitíaunsonidosibilantecasiinaudible,yaunqueyoteníaelbrazoyel traseroprácticamentedormidos,nomeatrevíamoverme.

Elcielosedespejaríaalcabodeunosminutos,cuandoacabasedecaerunaligera llovizna. Jugué conmimóvil hasta que la batería se redujo al uno porciento, y luego maniobré despacio para enchufarlo al cargador del coche,mirandoalachicaacurrucadajuntoamí.Catherineparecíamuchomáspequeñaquecuandonosconocimos;másfrágil,másdelicada,yaunasí,eraduracomouna roca.Nuncahabíaconocidoa alguiencomoella,pero sabíaqueeso teníaqueverconelhechodequenuncahabíaqueridoanadiecomolaqueríaaella,ynuncavolveríaaquereranadiedeesaforma.Ellaeramásimportanteparamídeloque imaginaba.Llevaba tanto tiempoesperandovolver a su lado…yahoraqueestábamossentadoslosdosjuntosenelcoche,fríoyensilencio,meparecíairreal.Letoquéelpelosoloparacerciorarmedequeestabapasandodeverdad.

Mesonóel teléfonoymeapresuréaresponderantesdequedespertaraaCatherine.

—¿Diga?—susurré.

—Hola—dijomipadre.Hiceunamuecadeexasperación.—Dime.—Verás,leprometíatutíoJohnquenotellamaríanitepediríanada,pero

Kimmysehaquedadosinapartamento,yestamosviviendoencasadeRick,yresultaquesehaechadounanovianuevayellayKimmynosellevanbien.Nohepodidoencontrartrabajoylascosasnonosvanmuybienenestemomento.Losé…SéqueprontoserátucumpleañosyquetutíaLeighsiempretedaunpardecientosdedólares.Sipudieraspedirlequetelosdieseunpocomásprontoymelosprestaras,tejuroquetelosdevolveréenNavidad,conintereses.

Fruncíelceño.—¿Estáspidiéndomeeldinerodemicumpleaños,quetodavíanomehan

regalado?—¿No has oído lo que acabo de decirte? Nos vamos a quedar sin sitio

dondevivirdentrodeunasemanaodos.Apretélosdientes.—Búscateuntrabajo,papá.¿EsatalKimoquienseatienetrabajo?—Esonoesasuntotuyo.—Siquierespedirmedineroprestado,loes.Sequedócalladounossegundos.—No,notienetrabajo.¿Meloprestarásono?—NolevoyapedirdineroalatíaLeighporti.Ellacuidabiendemí.No

piensohacerlo.Siquierespedirledineroprestado,pídeselotúmismo.—¡Yalointenté!Yalesdeboquinientosdólares.—Ynoseloshasdevuelto,peroquieresqueyoteprestedinero.Sequedóempantanadoensusmentiras,frustrado.—Puedopagarosatodoselmesqueviene,solonecesitounempujón,hijo.

Despuésdetodoloquehehechoporti,¿nopuedesayudaratupadre?—¿Quéesloquehashechopormí?—repuse,tratandodeseguirhablando

ensusurros.—¿Quémehasdicho?—preguntóenvozbajayamenazante.—Yamehas oído.Eramamá la que pagaba tus facturas.La dejaste por

alguien que no lo hace y ahora estás pidiendo prestado dinero a tu hijo dediecisieteaños.Nosdabasunaspalizasdemuerteamíyamamá,teibasdecasa,no trabajabas nunca… La máxima contribución que has hecho en mi vidaterminócuandocompletastealgoenloqueloshombrespiensanlasveinticuatrohoras del día. Eso no te hace merecedor de nada, papá, especialmente de unpréstamo.Dejadellamarme…amenosqueseaparadisculparte.

—Malditohijodep…

Colguéyechélacabezahaciaatrás.Puseelteléfonoensilencioy,alcabodeunos segundos, empezóavibrar.Presionéy sostuve el botónpara apagarloporcompleto.

Catherineseagarróamibrazoconfuerza.Miréporlaventanilla,maldiciendoamipadreentredientes.Metemblaba

todoelcuerpoynopodíahacernadaporevitarlo.—Nolosabía—dijoCatherine,apretándomeelbrazo—.Losientomucho.—Eh,hola—dije, sonriéndole—.Nopasanada, no tepreocupes.Siento

habertedespertado.Miró alrededor y vio mi chaqueta deportiva nueva en su regazo.Me la

devolviócongestotriste.—¿Tepegaba?Le aparté el pelo de la cara y luego apoyé la palma demimano en su

mejilla.—Seacabó.Nopuedehacermedañonuncamás.—¿Estásbien?—preguntó—.¿Hayalgoqueyopuedahacer?Sonreí.—Bastaconqueteimportelosuficienteparapreguntar.Seapoyóenmimano.—Puesclaroquemeimporta.Los temblores fueronapaciguándosepocoapoco,y la irasedesvaneció.

Catherinenohablabadesussentimientosmuyamenudo,ycualquiermigajaquedejaracaereraparamíungrangesto.

Miróasualrededor,tratandodedescubrirdóndeestábamos.—¿Cuántotiempoheestadodurmiendo?Meencogídehombros.—Unrato.EstamosenlacalleVeintinueve—dije—.Cuandoestésbieny

acabesdedespertarte,cambiaremosdesitio.—Oye—dijo,irguiéndoseenelasiento—,notenemosquehacerestohoy,

¿sabes?Soltéunacarcajada.—Sí,tendríaqueserhoy,laverdad.—Estabateniendounsueñomaravilloso—dijo.—¿Sí?¿Aparecíayoenél?Catherinenegóconlacabeza,mirándomedereojo.—Eh—dije,acercándolaamí—.Venga,cuéntamelo.—Mipadrellegabaacasa,peroeraahora,noantes.Estabamuyconfuso,y

cuandosediocuentadeloquehabíahechomimadre,seenfadó.Nuncalohabíavistotanenfadado.Ledijoqueseiba,ysemarchó,peromellevóconél.Recogí

miscosasynosfuimosenelBuick.Estabacomonuevo.Arrancóalaprimera.CuantomásnosalejábamosdelJuniper,másseguramesentía.Ojalá…Talvezsihubiéramoshechoesodeverdad,papátodavíaestaríavivo.

—Nopuedocambiareso,perosípuedollevartelejosdelJuniper.Podemossubirnosalcochey…conducirsinparar.

Seapoyócontramí,mirandoalcielogrisatravésdelparabrisasborroso.—¿Adónde?—Adondequieras.Acualquiersitio.—Esosuena…alibertad.—Yseremoslibres—dije—.Perotienesqueaprenderaconducirprimero.

Nopodrásirtehastaestarseguradequepuedestomarelcontroldelvolantesilonecesitas.

—¿Por qué iba a tener que hacerlo? —preguntó, volviéndose paramirarme.

—Porsimepasaraalgoamí.Sonrió.—Notepasaránada.Erescomo…invencible.Enderecé un pocomás la espalda, me sentí un pocomás fuerte solo de

saberqueellapensabaesodemí.—¿Túcrees?Asintió.—Esoestábien;así,pormuymalqueconduzcas,nomematarécontigoal

volante.Accionéelfrenodemanoymeechéhaciaatrás,esquivandoporlospelos

un golpe burlón deCatherine. Salí del coche ymis zapatos crujieron sobre lagravillamojada. Llevaba horas lloviznando a ratos, pero no lo suficiente paraqueloscaminosdetierraseenfangasen.Rodeéelcoche,corriendohaciaelladodelpasajero,yabrílapuerta,animándolaaponersealvolante.

—Está bien—dije, frotándome lasmanos—.Lo primero, el cinturón deseguridad. —Los dos nos abrochamos el cinturón—. A continuación, losretrovisores.Revísalostodos,loslateralesyelinterior,asegúratedequelosvesbienyajustaelasientoyelvolanteparaquepuedasllegarcómodamente.

—Parecesuninstructordeautoescuela—murmuró,mirandolosespejoseintentandodesplazarelasiento.Lanzóungritocuandoestesaliódisparadohaciadelante.

Hiceunamueca.—Esunpocosensible.Losiento.Bueno,puesahoradeberíashacergirarla

llave.Lamueveshaciadelantey…Enloscochesmásnuevosnoharíafaltapisarelacelerador,peroenelmío…Simplementepresionaunpocoelpedalhastaque

tire.Nolohagasbruscamenteoahogaráselmotor.Solotienesquepresionarunpocoelpedalconelpie.

—Esoesmuchapresión.—Puedoarreglarlo.Catherinehizogirarlallavedecontactoyelmotorarrancódeinmediato;

serecostóaliviadaenelasiento.—¡Oh,graciasalmonstruodeespaguetivolador!Mereí.—Ahoraenciendeelintermitenteizquierdoporqueestamossimulandoque

vas a incorporarte al tráfico.Es esa cosa con aspectode tallo largo en el ladoizquierdodelvolante.Si ledashaciaabajo,señalahacia la izquierda,yarriba,hacialaderecha.—Hizoloqueledecíayelindicadorcomenzóaparpadearyahacerclic—.Asíqueahorasolotienesquepisarelfreno,desplazarlapalancadecambiosalaposicióndeconducir,yluegopresionarunpocoelacelerador.

—Dios…quédifícil.Bueno.Estoymuertadenervios.—Lovas ahacermuybien—dije, haciendo todo loposiblepor usar un

tonodevoztranquilizador.Catherinehizoexactamenteloquelehabíadichoysaliódespaciohaciala

carretera.Despuésdequelerecordaraqueapagaraelintermitente,seagarróalvolantesujetándoloalasdiezconlamanoizquierdayalasdosconladerecha,comosilefueralavidaenello,aveintekilómetrosporhora.

—Loestáshaciendo…—dije.—¡Loestoyhaciendo!—gritó.Se rioconganasporprimeravezdesdeelveranoenque laconocí,y su

risasonócomoelsonidodeloscarillonesdeviento,yasinfoníayatriunfo,todoa la vez.Catherine estaba feliz, y yo lo único que quería hacer era seguir allísentadoasuladoyverladisfrutardelmomento.

CAPÍTULO15CATHERINE

Lalluviacaíasobrelasventanasrectangularesqueformabanlaparednortede la clase del señor Mason. Los alumnos estaban callados, con la cabezaagachada, haciendo un examen, de manera que los gruesos goterones eran elúnico ruido aparte del que hacía algún que otro lápiz al romperse, o cuandoalguienusabalagomadeborraryluegobarríalosrestosconlamano.

La lluvia de noviembre trajo consigo el otoño, como hacía cada año, yenfrióalfinlastemperaturasdemásdetreintagradoshastamáximostolerables.Las nubes oscuras se arremolinaban en el cielo y los canalones de los tejadosestaban desbordados, de forma que una cortina de agua caía con un goteoconstante en el suelo. Yo misma oía las salpicaduras en la tierra mientrasempezabanaformarsepequeñaszanjasenelsuelo.

Rodeéenuncírculomiúltima respuestaenelcuestionariode respuestasmúltiplesy solté el lápiz, hurgándome lasuñas.Minka solía ser la primera enterminar, y normalmente yo era la segunda o la tercera, después de AvaCartwright.Miré hacia ellas, curiosa, yme sorprendí al comprobar queAvayMinka todavía seguían concentradas en el examen.Volví a repasarmi pruebaotravez,preocupadapor si semehabíaescapadoalgo.Examiné lasdoshojasgrapadasyrevisétodasycadaunadelaspreguntas,deformadesordenada, talcomolashabíarespondido.

—¿Hasacabado,Catherine?—preguntóelseñorMason.Avamemiróeltiemposuficienteparaquemedieracuentadelagravioque

suponíaparaella,yluegoseinclinóacercándosemásasuhoja.Asentí.Élmehizounaseña.—Tráelo,entonces.Tenía la frente cubierta de gotas de sudor, y las axilas de su camisa de

mangacortahúmedas,apesardequelatemperaturaeracómodamentefrescaenclase.

Dejémiexamenensuescritorioyempezóacorregirlodeinmediato.—¿Seencuentrabien,señorMason?Estáustedunpocopálido.Asintióconlacabeza.—Sí,gracias,Catherine.Essoloquetengohambre.Nohetomadomásque

unpardebatidosdeproteínahoy.Siéntate,porfavor.MevolvíyviaElliottmirándome.Meestabasonriendo,comohacíacada

vezquemeveíadesdesuprimerpartidodefútbol.Aquellafue laprimeravezquemebesó, la primeravezquemedijoquemequería, y desde entoncesnohabíaperdidolaoportunidaddehacerningunadelasdoscosas.

LosúltimospartidosdeElliotthabíansidofuera,perohabíaunpartidoencasaalassieteymediacontralosBlackwellMaroons.Ambosequiposestabaninvictos,yElliottllevabatodalasemanahablandodeeso,ademásdelasbecasquepodía conseguir.Launiversidad, porprimeravez, eraunaposibilidad realparaél,porloquesusvictoriasenelfútbolsignificabanmuchomás.Unpartidoencasaqueríadecirquepodríamoscelebrarlojuntos,yElliottnopodíacontenersuemoción.

Unoauno, losotrosalumnosentregaronsushojas.Elliottfueunodelosúltimos,entregandosuexamenalseñorMasonjustocuandosonabaeltimbre.

Recogí mis cosas y me quedé atrás mientras Elliott hacía lo mismo.Fuimosjuntoshaciamitaquillayélesperómientrasmepeleabaconeltirador.Sinembargo,estavezlogréabrirlayosola.Elliottmebesóenlamejilla.

—¿Tienesdeberes?—Porunavez…no.—¿Crees que… piensas que podrías querer ir conmigo a algún sitio

despuésdelpartido?Neguéconlacabeza.—Nomesientocómodaenlasfiestas.—No es una fiesta. Es… mmm… es el último partido en casa de la

temporada.Mimadrevaaveniravermeyvanahacerunacenaespecialdespuésdelpartido.Vanacocinartodosmisplatosfavoritos.

—¿Pandearándanos?—Sí.—Asintiónerviosoconlacabeza—.Y…semehaocurridoquetal

veztumadretambiénpodríavenir.Volvílacabezaylomirédereojo.—Esoesimposible.Losiento.—Notienesporquésentirlo.Peroesque…lehehabladoamimadredeti,

yahoraestádeseandoconocertey…veratumadre.

Lomiréunmomentoysentíquesemeacelerabaelcorazón.—Yalehasdichoqueellaibaair,¿no?Elliott…—No,nolehedichoquevayaair,sololehedichoquetelopreguntaría.

Tambiénlehedichoquetumadrenoseencuentramuybienúltimamente…Cerrélosojos,aliviada.—Bien.—Lancéunsuspiro—.Estábien,entonces,lodejaremosasí.—Catherine…—No—dije,cerrandomitaquilla.—Tumadrepodríadistraerse…—Hedichoqueno.Elliott frunció el ceño, pero cuando eché a andarpor el pasillohacia las

puertasdoblesqueconducíanalparking,mesiguió.Dejó de llover cuando apenas llevábamos caminados unos pocos pasos

desde la puerta hasta el Chrysler de Elliott, y el olor a limpio de la tormentapasajerapareciódarmásenergíaaúnalosestudiantes,queyaestabanbastanteansiosos. Habían pasado varias semanas desde la última vez que habíamosjugadoencasa,y todosparecíanpercibir lamismaelectricidadenel aire.Loscartelesdelclubdefansdelequipocolgabandeltecho,confrasescomo«FueraBlackwell»y«Machacadaesoscabrones», los jugadores lucíansuscamisetas,las animadoras llevaban sus uniformes a juego y todos los alumnos eran unamareadeblancoyazul.

Elliottusólapalmadesumanoparalimpiarlasgotasdelcapódesucoche.ToquéelnúmerosieteazulcobaltodelacamisetablancadeElliottylomiré.

—Losientositehasllevadounadecepción.Telodije.—Losé—repusoél,rozándomelafrenteconloslabios.Otra ola de estudiantes irrumpió a través de las puertas dobles. Los

motoresdelosautomóvilesestabanacelerando,seoíaelsonidodeloscláxonesyScottyyConnorestabanhaciendotromposenelfondodelparking,cercadelacalle.

PresleyteníasucocheaparcadocuatroplazasmásalládeldeElliottypasópornuestroladoconunasonrisa.

—Elliott—losaludó—.Graciasporlaayuda,anoche.Elliottfruncióelceño,lehizoseñasparaquesefuerayluegosemetiólas

manosenlosbolsillos.Tardéunratoenprocesarsuspalabras,ytodavíanoestabaseguradeloque

habíaqueridodecir.Elliottnoesperóaqueselopreguntara.—Ella…meenvióunmensajedetextopidiéndomeayudaconlaguíade

estudiodeMason.

Abriólapuertayyomedeslicéenelinteriordelcoche,sintiendocómolairame iba dominandopor dentro.El hechode quePresley supiese algo sobreElliott que yo no sabíame hacía sentir irracionalmente ofendida, ymi cuerpoestabareaccionandodeunaformamuyextraña.

Se sentó ami lado y sacó su teléfono para enseñarme el intercambio demensajes. Apenas lo miré, pues no quería parecer tan desesperada como mesentía.

—Mira—dijo—.Ledilasrespuestasyesofuetodo.Asentí.—Muybien.Elliottarrancóelcoche.—Ya sabes que no estoy interesado en ella. Es una persona horrible,

Catherine.—Mehurguélasuñas,ofuscada.Élcontinuóhablando—:Nunca,nien un millón de años… Sé que me envió ese mensaje para poder darme lasgraciasdelantedetihoy.

—Nomeimporta.Fruncióelceño.—Nodigaseso.—¿Yquéquieresquediga?—Queteimporta.Miré por la ventanillamientrasElliott dabamarcha atrás con el coche y

conducía hacia la salida. El entrenador Peckham estaba de pie junto a sucamionetacercadelestadio,ylaseñoraMasonestabaconél.Seestabaechandolamelena hacia atrás por encima del hombro, con una sonrisa casi tan anchacomosurostro.

Elliotttocóelclaxonylosdosreaccionaroninmediatamente,saludándoloconlamano.Mepreguntéporqué laseñoraMasonibaadejaratráscon tantoentusiasmoasumaridoysumatrimonioprovincianospara,actoseguido,caerenbrazos de exactamente lomismo. El entrenador Peckham se había divorciadodosveces—susegundaesposaeraunaexalumnaquesehabíagraduadoapenascuatroañosantes—ylaseñoraMasonsecomportabacomosihubiesepescadoalsolteromáscodiciadodelaciudad.

ElliottyyonohablamosentodoelcaminohastaelJuniper,ycuantomásnos acercábamos,más nervioso estaba Elliott. Los limpiaparabrisas barrían lalluviaaunritmososegante,peroElliottpermanecíaajenoaello,yparecíacomosi estuviera tratando de pensar en algo que decir para arreglar la situación.Cuandoacercóelcochealaacera,pusopuntomuerto.

—Nohablabaenseriocuandohedichoquenomeimportaba—dijeantesde que pudiera hablar él—. Solo quería decir que no pensaba discutir por

Presley.Nohacefaltaserungenioparaadivinarquéesloqueestátramando.—Notenemosquediscutir.Podemoshablaryyaestá.Surespuestamesorprendió.Mispadresnuncahablabancuandonoestaban

deacuerdo:siempreeraunapeleaagritos,unaguerradepalabras,delloros,desúplicas,quesiempreabríanviejasheridas.

—¿Notienesqueiralpartido?Meparecequelaconversaciónseríamuylarga.

Miró su reloj y se aclaró la garganta, frustrado por estar sometidos a lapresióndeltiempo.

—Tienesrazón.Tengoqueiralvestuario.—Solotengoqueecharunvistazo,perositardodemasiado,vete.Puedoir

andandoalpartido.Elliottfruncióelceño.—Catherine,estálloviendoacántaros.Novasairandandobajolalluvia.Busqué el tirador de la puerta, pero Elliott me tomó la mano y miró

fijamentenuestrosdedosentrelazados.—¿Podríassentarteconmifamiliaduranteelpartido?Tratédesonreír,perolasonrisasemehacíaextrañaenlacara,ymesalió

másbienunaexpresióndolorida.—Túestarásabajoenelcampo.Seráincómodo.—Noseráincómodo.LatíaLeighquerráquetesientesconellos.—Ah. Está bien—dije, y las palabras sonaron como un farfulleo enmi

boca—.Solotardaréunmomento.SalídelChrysler,corríhacialacasaymedetuveeltiempojustoparaabrir

lapuertadelaverja.Antesdellegaralporche,lapuertadeentradaseabrió.—Por Dios santo, pequeña. ¿No llevas paraguas? —preguntó Althea,

secándomeconunpañodecocina.Me volví y vi a Elliott saludándome con la mano, y empujé a Althea

adentro,cerrandolapuertadetrásdenosotras.—¿Cómotevaconelchico?—La verdad es que muy bien —dije, peinándome hacia atrás el pelo

húmedo.Miréamialrededoryadvertíquetodoparecíaseguirenorden.Sabíaque tenía que agradecérselo aAlthea—.Elliott tiene un partido de fútbol estanoche.Volverétardeacasa.¿Hadichomamásinecesitabaalgo?

—Tediréquévamosahacer:sinecesitaalgo,yomeencargo.—Gracias—dije,tratandoderecuperarelalientodespuésdelcortoesprint

hacialacasa—.Tengoquecambiarme.Bajodentrodeunsegundo.—¡Busca un paraguas, cielo! —gritó Althea mientras yo subía las

escaleras.

Una vez enmi habitación, me quité la sudadera y la reemplacé con unsuéterazulyunabrigo.Despuésdepeinarme,cepillarmelosdientesypasarmeunabarradecacaoporloslabios,medetuvejustoantesdellegaralapuertademihabitaciónpararescatarmiparaguasdelrincón.

El ruido demis zapatos rechinando en las escaleras era inevitable, peromamáteníaquedeciralgoalrespecto.

—CatherineElizabeth—dijomamádesdelacocina.—Losiento,tengoqueirmecorriendo.¿Necesitasalgo?—pregunté.Mamáestabadepiefrentealfregadero,lavandopatatas.Seapartólosrizos

oscurosdelacaraysevolvióhaciamíconunasonrisa.—¿Cuándovolverás?—Tarde—respondí—.Eselúltimopartidoencasadelatemporada.—Nodemasiadotarde—meadvirtió.—Lodejarétodopreparadoparalamañana.Teloprometo.Lediunbesoenlamejillaymevolvíhacialapuerta,peroellameretuvo

porlamangadelabrigo,ysuexpresióndealegríadesapareciódesurostro.—Catherine.Tencuidadoconesechico.Noentraensusplanesquedarsea

viviraquí.—Mami…—Lodigoenserio.Esdivertido,losé.Peronoteencaprichesdemasiado

deél.Tútienesresponsabilidadesaquí.—Tienes razón. Él no quiere quedarse a vivir aquí. Planea viajar por el

mundo. Tal vez con National Geographic. Me ha preguntado si tú… —Mequedécallada.

—¿Tehapreguntadosiyoqué?—Siquerríasiracasadesutíaacenar.Sediomediavueltaytomóunapatataconunamanoyelpelapatatascon

laotra.—Nopuedo.Tengomuchoquehacer.Estamoscompletos.—¿Deverdad?—pregunté,mirandohaciaarriba.Mamá no contestó, deslizó el pelador por la superficie de la patata y le

arrancó la piel. El grifo todavía estaba abierto y siguió pelando la patatamásrápido.

—¿Mami?Sevolvióymeseñalóconelpelapatatas.—Tencuidadoconesechico,¿meoyes?Noesdefiar.Nadiefueradeesta

casaesdefiar.Neguéconlacabeza.—Nolehedichonada.

Sushombrosserelajaron.—Bien.Ahoravete.Tengotrabajoquehacer.Asentí, girando sobremis talones, caminé hacia la puerta lomás rápido

posible y abrí el paraguas cuando estuve fuera. El Chrysler todavía seguía alralentíjuntoalaacera,yloslimpiaparabrisassebalanceabandeunladoaotro.

Sentarmeenelasientodelpasajeroysacudirelparaguassinqueelaguacayesedentrodelcocheeraunamaniobradelicada,pero logrécerrar lapuertasinmojarlo.

—¿Lehaspreguntadolodelacena?—Selohepreguntado—dije—.Estáocupada.Elliottasintióyapoyóelbrazoenelrespaldodelasiento.—Bueno,almenoslohemosintentado,¿no?—Nopuedoquedarmemuchoratoluego—dije.—¿Qué?¿Porqué?—Estáunpocorara.Másraradelohabitual.Estádemuybuenhumory

llevaasívariosdías,perohadichoqueelJuniperestácompleto.—¿Quésignificaeso?—Significaquedeberíavolveracasatemprano…soloporsiacaso.—¿Porsiacasoqué?Lo miré, deseando poder decirle la verdad, y luego me conformé con

ofrecerleunaversióndelaverdad.—Nolosé.Eslaprimeravezquepasa.

Medeslicéporlapasarelafrentealasgradas,dondeestabansentadaslatíadeElliott,Leigh,ysumadre.Alparecer,mereconocierondeinmediato.

Leighsonrió.—Hola,Catherine.¿Puedessentarteconnosotras?Elliottdijoquetalvez

podrías.Asentí.—Seráunplacer.Leighsedeslizóymeindicóquemesentaraentreellaysucuñada.Vide

dóndehabíasacadoElliottsuintensocolordepiel,aquelpelooscuroquerelucíainclusoalaluzdelalunaysushermosospómulos.

—Catherine,tepresentoalamadredeElliott,Kay.Kay,estaeslaamigadeElliott,Catherine.

LarespuestadeKayfuemuyseca:—Hola,Catherine.Heoídohablarmuchodeti.

Sonreí,intentandonoencogermebajosuintensamirada.—Elliott me ha dicho que han organizado una cena para él esta noche.

¿Debollevaralgo?—Eresmuyamable,peronohacefalta—dijoKay,mirandohaciadelante

—.Sabemosloquelegusta.Asentí ymiré hacia delante yo también.Elliott estaba segurodequeme

sentiría cómoda sentada al lado de sumadre.O ella era buena actriz, o él nosabíalofríaqueeraconlosextrañosindeseados.

—¿Deberíabajarahora?—preguntóKay.—Creoqueesenelmediotiempo,¿no?—dijoLeigh.—Voya ir a ver.—Kay sepusodepieynos rodeó aLeighy amí con

cuidado antes de bajar las escaleras. El público de las gradas la llamó por sunombreyellalevantólavistaysaludóconunasonrisaartificial.

—TalvezdeberíairasentarmeconlaseñoraMason—penséenvozalta.—No digas tonterías. Hazme caso, a Kay le cuesta un poco de tiempo

abrirsecon losdesconocidos.Eso,yquenuncasealegradeestardevueltaenOakCreek.

—Ah—dije.—RecuerdoquecuandoJohnyyoempezamosasalir,Kaysepusocomo

unafiera.Nadieenlafamiliahabíasalidoconalguienquenofueracherokee.AKayyasumadre,Wilma,noleshizoningunagracia,yJohntuvoqueesforzarsemuchoporconvencermedequealfinalacabaríanaceptándolo.

—¿Cuántotiempo?—Bueno, pues…—dijo, sacudiéndose los pantalones—. Solo un par de

años.—¿Unpardeaños?Pero…¿elpadredeElliottes…?Leighresopló.—Cherokee.Yalemán,creo.Kaynohabladelalemán,apesardequees

más claro de piel que yo. Y sí, dos años. Se nos hicieron muy largos, perotambiénnoshicieronaJohnyamíinseparables.¿Sabes?,esbuenoquelascosasnoseandemasiadofáciles,asílasvalorasmás.CreoqueeseeselmotivoporelqueElliottsehapasadolosúltimosdosañoscastigado,tratandodevolveratulado.

Apreté los labios, intentando contener una sonrisa. Kay regresó; parecíamolesta.

—Tenías razón. En el intermedio —dijo ella. Alguien más la llamó ylevantólavista,saludódosvecessinsonreírysesentó.

—Fueideatuyadejarleterminarelinstitutoaquí—dijoLeigh.—Fue idea suya —dijo Kay. Me miró con expresión adusta—. Me

preguntoporqué.—Elliottdijoquefuesessimpática—leadvirtióLeigh.—Tambiéndijoqueellaesacuario—repusoKayconairepetulante.Leighnegóconlacabezayserio.—Dios,noempiecesconesootravez.LointentasteconJohnyconmigo,

¿recuerdas?—Los dos nacisteis en la cúspide—respondióKay. Esbozó una sonrisa

forzadayluegoseconcentróenelcampo.Labandaempezóatocar,yluegolasanimadorasylosmiembrosdelclub

defanssalieroncorriendoalcampo,formandounpasilloparalosjugadores.Unminuto más tarde, el equipo apareció a través de una pancarta de papel,reventándola, yKay inmediatamente localizó aElliott de entre las decenas deestudiantesyloseñalóconunasonrisaradianteiluminándoleelrostro.

—Ahíestá—dijo,agarrandoelbrazodeLeigh—.Quégrandeseleve…Elliottnopasabadesapercibido.Supelooscurolesobresalíapordebajodel

casco.LeighdiounapalmaditaenelbrazodeKay.—Esoesporqueloes,hermanita.Hasengendradoaungigante.Sonreí, viendo como Elliott escaneaba rápidamente a la multitud y

encontraba a sumadre, a su tía y luego amí. Levantó lamano, apuntando alcieloconelíndiceyeldedomeñique,conelpulgarhaciaunlado.LeighyKayledevolvieronelgesto,perocuandobajaronlasmanos,éldejólasuyaenelaire.Leighmediounligeroempujón.

—Esaestuseñal,jovencita.—Ah—dije, levantando lamano, conelmeñiqueyeldedo índiceenel

aireyelpulgarhaciaunlado,paraluegobajarlaotravezamiregazo.Elliottsediomediavuelta,perocaptésucaracterísticaampliasonrisaantes

dequesevolviera.KaymiróaLeigh.—¿Lehadichoquelaquiere?¿Enlenguadesignos?Leighlediounapalmadaenelbrazootravez.—Nofinjasquenolosabías.

CAPÍTULO16CATHERINE

Los Youngblood estaban sentados alrededor de la mesa ovalada delcomedor de Leigh, sirviéndose de todo, desde pan de arándanos hasta unacazuela de macarrones con queso. Leigh y su cuñada Kay habían dejadopreparados todos los platos favoritos de Elliott y ya estaban listos cuandollegamos.

El tío de Elliott, John, estaba sentado delante de mí, y la curva de suorondabarrigarozabayalaorilladelamesa.Teníaelpelolargo,comoElliott,perolollevabarecogidoenunacoladecaballo,sujetoconunadelgadacorreadecueroqueleenvolvíatodoelcabelloyqueestabaatadaluegoenunnudoenlaparte inferior. Se le veían canas mezcladas con el cabello más oscuro, todasconcentradasjustoencimadelasorejas.Llevabaunasgafasconmonturadoradaasentadassobreelpuentedelanariz.

Elliottcomíaconavidez,conlasmejillasaúnsonrojadasporelesfuerzoenelfríoaireotoñalyelpelotodavíahúmedodelsudordebajodelcasco.

Levanté lamanopara tocarleelojomagullado,quese ibaponiendomásmoradoehinchadopormomentos.

—¿Teduele?—Seguramente me dolerá por la mañana —dijo, agarrándome la mano

rápidamenteparabesarlaantesdeecharsemáscomidaenelplato.—Másdespacio,Elliott.Vasavomitar—loregañóKay.—Nuncaestálleno—dijoLeigh,viéndolocomerconunamuecarayanaen

elasco.—¿Nodeberíamosponertehielo?—lepreguntésindejardemirarloalos

ojos.Masticórápidamente,tragósalivaysonrió.—Teprometo que estoy bien.—Se acercó, atrajomi silla hacia él yme

besórápidamentelasienantesdevolveracentrarsuatenciónenlacomida.Deprontocaíen lacuentadequeestabasentadaal ladodelquarterback

sénior del equipo del instituto —que acababa de besarme, además—, en lamismamesaconsufamilia.

Elliottselimpiólabocaconunaservilleta.—Al menos todavía tiene buenos modales —señaló Kay con gesto

inexpresivo—. El hijo de los Neal dijo que había una fiesta esta noche paracelebrarelúltimopartidodelatemporada.¿Vasair?

Elliottfruncióelceño.—No,mamá.Yatelodije.—Es que… —dudó un momento antes de añadir—: No quiero que te

pierdasnadasoloporque…—¡Mamá!—dijoElliott,levantandolavoz.LeigharqueóunacejayElliottbajóunpocolacabeza.—Novamosair.—Bueno—dijosutíoJohn—,¿yquévaisahacer,entonces?—No lo sé—contestóElliott, volviéndosehaciamí—. ¿Quieres ver una

película?—Elliott,vealafiesta.Detodosmodos,yotengoquevolveracasapara

asegurarmedequetodoestélistoparaeldesayunodelamañana.—¿Esa casa de huéspedes todavía funciona? —preguntó Kay—. No lo

parecía.—Síquefunciona—dijoElliott—.Catherinesedejalapieltrabajando.—¿Ah,sí?—exclamóKay.—Ayudoamimadreconlacolada,aprepararlacomida,ytambiénconla

limpiezageneralylossuministros—leexpliqué.Kayserio.—¿QuédemoniosvieneahacerlagenteenOakCreek,alojándoseenuna

casadehuéspedes?Nocreoquetengamosmuchosturistas,laverdad.—Bueno,casitodosvienenportrabajo—dije,sintiéndomemásincómoda

con cada pregunta. No me gustaba mentir, pero hablar sobre el Junipersignificabadecirloquefueramenoslaverdad.Intentédisfrazarlodealgomenosengañoso—.Unadenuestrashuéspedesvieneaverasufamilia.

—Quécosamásrara…¿Porquénosequedaconsufamilia?—preguntóJohn.

—Notienenespacioencasa—dijesinmás.—Pero¿sondeaquí?¿Delaciudad?¿Quéfamiliaes?—preguntóLeigh.Toméunbocadodecomidaymetapélabocamientrasmasticaba,ganando

tiempoalavezquepensabaenunarespuesta.

—No…No tengo autorización para revelar datos personales de nuestroshuéspedes.

—Buenachica—exclamóeltíoJohn.—Muybien—dijoElliott—.Dejadlacomer.Yatendréistiempodesobra

parasometerlaaltercergrado.Dediqué a Elliott una sonrisa de agradecimiento y luego pinché con el

tenedorunapequeñaporcióndemacarronesconqueso.Probéunbocadoylancéunsuspiro.

Elliottmediounligeroempujón.—Estábueno,¿eh?—Esincreíble.Tendríaqueconseguirlareceta.—¿Túcocinas?—preguntóKay.—Mamá…—leadvirtióElliott.—Estábien—dijoKay,centrándoseenlacomidadesuplato.Johnsereclinóhaciaatrásyapoyólamanoensuvoluminosabarriga.—Estoyorgullosodeti,Elliott.Jugasteunpartidoincreíble.—Gracias—dijoElliott.Enlugardelevantarlavistadesuplato,sededicóameterselacomidaen

la boca lo más rápido que pudo. Después de repetir y servirse una segundaración,redujoelritmoalfin.

—DeberíashabervistoalentrenadorPeckhamcuandonopudisteencontraraunreceptorabiertoycorristetúmismoconelbalónparaanotaruntouchdown.Penséqueseibaaecharallorardelaemoción—dije.

JohnyElliottserieron.—Tupadredeberíahaberestadoaquí—dijoKayconungruñido.—Kay…—laregañóJohn.—Le avisé con una semana de antelación —dijo Kay, dejando caer el

tenedor,quegolpeósuplatovacío.—Mamá—dijoElliott,molesto.Kayseencogiódehombros.—SupongoquenotengoderechoadecirnadasobreDavid.—No,mamá,esuncabrónabusadoryegoísta,peronotenemosquehablar

deeso—dijoElliott.Memiróduranteunafraccióndesegundoyluegoclavólosojosensumadrecongestoserio—.Hetenidoqueoírlotodamivida.Teestásdivorciando.Yanovivocontigo.Yabasta.

Kaysequedóensilenciounmomentoyluegoselevantó.—Mamá,losiento—dijoElliott,viendoqueseibaalasalacontigua.Al

fondodelpasillo,unapuertasecerródegolpe.Elliottcerrólosojos.

—Mierda—masculló—.Losiento—dijo,volviendobrevementelacabezaenmidirección.

Mesentíatrapadaentre lacompasiónquesentíaporElliottyelaliviodeque otras familias también tuvieran problemas, pero no importaba cómo mesentíayo.NocuandoElliottparecíasentirsetandesgraciado.

—Porfavor,notedisculpes.Leigh dio unos golpecitos en la mesa, delante del plato de su sobrino.

Elliottabriólosojosyellavolviólamano,conlapalmahaciaarriba.Elliottlatomóyellaselaapretó.

—Nopasanada—dijoLeigh.Elliotttensólamandíbula.—Estádolida.Nodeberíahaberdichoeso.—¿Quiéneseladultoenestasituación?—preguntóLeigh.Elliottsuspiróyluegoasintió.—TengoquellevaraCatherineacasa.ElliottyyoayudamosaLeighyJohnarecogerlamesa.Johnenjuagólos

platos suciosmientras Leigh y yo llenábamos el lavavajillas. Elliott limpió lamesa y barrió los suelos de la cocina y el comedor. Todo estuvo recogido enmenosdediezminutos,ysonreícuandosustíosseabrazaronysebesaron.

—Tengoqueresponderalgunoscorreoselectrónicos,cariño.Luegosubiréaacostarmeyentoncespodemosponeresapelículaquequeríasverporinternetalacarta,¿quéteparece?

—¿Deverdad?—dijoLeigh,entusiasmada.Johnasintióylabesóunaúltimavezantesdeseñalarmeconlacabeza.—Mehe alegradomuchode conocerte,Catherine.Esperovertepor aquí

másamenudo.—Laverás—leaseguróElliott.John y Leigh eran exactamente como debería ser un matrimonio: se

ayudaban el uno al otro y se profesaban cariño y comprensión. Estaban delmismobando,comoElliottyyo.Lesonreímientrasmeayudabaaponermelachaqueta,yotravezcuandomeaguantólapuertadelaentrada.Medetuveenelporche,esperandoaquesepusieralachaquetadeportivaantesdetomarmedelamano.

—¿Lista?—preguntó.Caminamos juntos en la oscuridad hacia el Juniper. Las hojasmarchitas

daban volteretas por la calle, y sus frágiles bordes se desmenuzaban sobre elasfaltomientrassedesplazabanjuntas,todasrevueltas,enelvientofrío.

—¿Bueno?¿Quétehaparecido?—preguntóconciertavacilación.—Estanochelohepasadomuybien.

—¿Quéparte?—Mmm…—empecéadecir—,viéndotejugarelpartido.Sentándomecon

Leigh yKay.Cenando con tu familia.Viéndote devorar la comida que te hanhechotumadreyLeigh.Yahoraesto.

Levantónuestrasmanosentrelazadas.—Esta parte es mi favorita, y ganar, y cuando nos apuntamos ese

touchdown,ycuandolevantastelamano.—¿Terefieresaesto?—ledije,haciendolaseñalde«Tequiero»conmis

dedos.—Sí. Mi madre solía hacerlo antes de mis partidos en la liga infantil.

LuegoempezóahacerloLeigh.Peronosé…contigoesdiferente.—Hizounapausa,pensandoenloqueibaadeciracontinuación—.¿Lodecíasenserio?

—¿Meestáspreguntandositequiero?—lepregunté.Élseencogiódehombrosconairevulnerable.NosdetuvimosalllegaralapuertadelaverjayElliottlaabrióyvolvióa

cerrarlaunavezque laatravesé.Apoyé losbrazosen loaltodelhierroyélseinclinóparadarmeunbesobreveenloslabios.

—¿Cómolosabes?—inquirí.Meditómipreguntasolounosinstantes.—Catherine,siemprequemeencuentrocercadetiestoypendientedecada

vezquerespiras.Cuandonoestamosjuntos,todomerecuerdaati.Loséporquenadamásmeimporta.

Pensé en sus palabras y luego me volví a mirar al Juniper. Teníaresponsabilidades,pero¿eranmásimportantesqueElliott?¿Podríadejarlasatrásyabandonarlas si élnecesitabaque lohiciera?Mamámenecesitaba.Nocreíapoderhacereso.

Elliottviolapreocupaciónenmisojos.—Notienesquedecirlo.Notienesquedecirnada.Levanté la mano despacio, extendiendo el dedo índice, el meñique y el

pulgar.Elliottsonrió,hizolomismo,yluegotomómismejillasentresusmanosymebesó.Suslabioseransuaves,peromequemabanenlapielfría.

—Buenasnoches—susurró.Meviopasarsorteandolostrozosirregularesdel sendero de entrada y luego subir los escalones del porche. Justo cuandoapoyélamanoenelpomo,lapuertaseabriódegolpe.

Habíaunamujerenlapuertaoscura,todavestidadenegro.—¿Willow?—exclamé.—¿Dóndehasestado?Tumadrellevahorasesperándote.MevolvíparamiraraElliott.Estabafrunciendoelceñocongestoconfuso,

peromedijoadiósconlamano.

Medespedídeélconlamanoyotambién,crucéelumbralytirédeWillowparapodercerrarlapuertarápidamenteanuestraespalda.

Ellaapartóelbrazodandounasacudida.—¿Quéhaces?—Nopuedeverte—ledijeentredientes.—¿Quién?—preguntó.—¡Elliott!—Ah.—Secruzódebrazos—.¿Estunovio?Lamiréfrunciendoelceñomientrasmequitaba lachaquetay lacolgaba

deungancho juntoa lapuerta.Casi todos losabrigosestabanenél: el abrigomarrónchocolatedemamá,lacapagranatedeAlthea,lagabardinadeDuke,latrencarosadePoppy,lachaquetadecueronegrodeWillowylaparkadecolorblancorotodeTessconcapuchaforradadepiel.

—¿Estássatisfechacontuhabitación?—lepregunté.—Supongo.—Lanzóunsuspiro—.¿Eseestunovio?Willow estaba trasladando el peso de su cuerpo de una pierna a la otra.

Nuncapodía quedarse quieta, siempre era comounabola de energía nerviosa.NosehospedabaenelJunipermuyamenudo,solopasabalanochedecaminoaalgún lugar… a cualquier lugar.Mimadre la llamaba «vagabunda». Al habervividoenprimerapersona loscambiosdehumordeWillow,de laeuforiamásabsolutaaladepresiónmásprofunda,yolallamabaotrascosas.

Cuandonorespondí,Willowabriómáslosojos.—Guau,yalocapto…Supongoquevolveréamihabitación.—Buenasnoches—dije,ymedirigíalacocina.Uséuntrapoparalimpiarlasmigasdelamesa,lagrasaylosrestosdela

salsadelapastadelacena.Dellavavajillassalíaunzumbidobajoyunaespeciedemurmullo, y di las gracias por quemimadre hubiera hecho eso almenos.Teníaunahojadetrabajoquecompletar,unaredacciónqueescribirylamañanadelsábado temprano lapasaríaen lacocina.Conunpocodesuerte,pasaríaelrestodeldíaconElliott.

—Hola—dijounavocecilladesdeelotroladodelaisladelacocina.Levantélavistaunmomentoantesdeconcentrarmeenunagotatestaruda

desalsa.—Hola.—¿Estásenfadadaconmigo?Yaséquehacemuchotiempodesdelaúltima

vez que vine, pero mis padres están como locos otra vez, y tú has estado…ocupada.

—No,Tess.Por supuestoqueno.Tienes razón.Heestadoocupada,perodeberíatenertiempoparalasamigas.Losiento.

Abríelarmariodedebajodel fregaderoybusquéelesprayde lacocina.Rociélaencimeraylalimpiéconeltrapo.

Un fuerte golpe resonó en el techo y Tess y yo levantamos la vistadespacio.

—¿Quéhasidoeso?—preguntóTess,sindejardemiraraltecho.Lacasavolvióaquedarseensilencio,peroesperamosunossegundosmás.—Nolosé.Haymuchosabrigosenlapuerta.Lacasaestállena.—HevistoaPoppycuandoentré.Seguroqueestácorreteandoahíarriba.Guardéelespraydelacocina.—Vamosaaveriguarlo,¿teparece?—¿Quéquieresdecir?—preguntóTess.Cuandopaséasulado,seapresuró

aseguirme—.Noesunabuenaidea.Nosabesquiénestáahíarriba.Hicetintinearlasllavesmientrassubíalasescaleras.—Peropuedoaveriguarlo.Solo había una puerta cerrada en el pasillo de arriba. Elegí la llave

correspondienteylahicegirarenlacerraduraantesdeempujareltiradordelapuerta. Había un hombre de pie vestido con una camisa, unos bóxeres ycalcetinesaltos,ynadamás.

—¡Mierda!—gritó,tapándose.—¡Oh,Diosmío!¡Ay!¡Losientomucho!—¿Quiénerestú?—exclamó.—Soy…SoylahijadeMavis.Heoídounruidomuyfuertey…Nosabía

quesehubieseregistradoconnosotrosenelestablecimiento.Losientomucho,señor.Losentimosmucho.Novolveráasuceder.

—¡Cierralapuerta!¿Quéclasedelugareseste?Me fui dando un portazo y cerré los ojos cuando oí al hombre

apresurándoseaecharlallavepordentro.Tessnoestabamuycontenta.—Teloheadvertido—dijoella,asomándosedesdeloaltodelasescaleras.Me tapé los ojos en un intento de poner en orden mis pensamientos, y

luegosacudílacabezayechéacorrerhacialasescaleras.—Nomepuedocreerloqueacabodehacer.—Miréellibroderegistroy

vi el nombre «WilliamHeitmeyer» anotado con la letra demamá. Levanté lavista,preguntándomesidebíaofrecerleelreembolsodesudineroysugerirlequesealojaseenalgúnmotel,comoelSuper8.

—Hasidounerrorinocente—measeguróTess.—Nisiquierahecomprobadoellibroderegistroparaversihabíallegado

alguiennuevo.Simplemente,hedadoporsentadoqueelruidodelpisodearribaeraextraño,porqueaquílonormalesquetodoseaextraño.

—Nodigaseso.Élvolverá.—Nunca vuelven. —La miré—. No subas ahí. Mantente alejada de su

habitación.Levantósusmanosconaireimpotente.—¿Qué?¿Acasohehechoalgoque te sugierapensarqueharíaunacosa

así?¿Porquénaricesmediceseso?Lamiréentornandolosojos.—Hazmecasoyyaestá.—Tal vez esta casa se te estámetiendo dentro de la cabeza, como si no

hubierasuficienteespacioahí…Escomosialguienteestuvieramonopolizandoelpensamiento.

Intentécontenerlasonrisa.—¿TerefieresaElliott?—Sí,merefieroaElliott—dijoTess,ysesentóenuntaburetejuntoala

isla.Apoyólabarbillaenlasmanos—.¿Cómoes?Lohevistoporaquí.Pareceguapo.

—¿Parece?—Esungigante.—No es un gigante. Es… alto, todomusculatura, y hace queme sienta

segura.—Segura—repitióTess.—Estanoche,enelpartidode fútbol, semarcóunacarreracon lapelota

paraanotar el touchdown ganador.Fuecomoenunapelícula,Tess.Suequipoatravesó el campo corriendo hacia él, bueno, y el público también, y lolevantaron en brazos. Cuando por fin lo bajaron al suelo, me buscó entre lamultitud.

Coloqué una tanda de cubiertos limpios y una pila de servilletas de telasobrelaencimerayempecéaenrollarlasparalamañanasiguiente.

Tessmeobservómientras trabajaba, conaspecto soñolientoy satisfecho,esperandoaquelecontaraelrestodelahistoria.

—Yél…—Metapélaboca,tratandodeesconderlaridículasonrisaenmirostro—.Meseñalóy levantó lamano,así…—dije,haciendo la señalde«Tequiero».

—Entonces,¿tequiere?—preguntóTess,conlosojosmuyabiertos.Meencogídehombros.—Dicequesí.—¿Yquésientestú?—Creo…Creoquetambiénloquiero.Peronolosé.—Segradúaenmayo,Catherine.

—Y yo también —dije con una sonrisa mientras enrollaba la últimaservilleta.

—¿Quéestásdiciendo?¿Quevasairte?Nopuedesirte.Prometistequetequedarías.

—Yo…—«Nohepensadotana largoplazo»—.Nadiehadichonadadeirse.

—¿Élquierequedarse?—Nolosé.Noselohepreguntado.Noempiecesapreocuparteporalgo

quenopuedescontrolar.Selevantóylaslágrimasamenazabanconrodarleporlasmejillas.—Eresmiúnicaamiga.Siéltequiereytútambiénloquieres,teirás.Nos

dejarás.¿Quésesuponequevamosahacer?—Nomevoyaningunaparte.Tranquilízate—dijeconeltemordequesus

llorospudiesendespertaraDuke.—¿Quieresirte?—preguntóTess.Lamiréymeencontréconsumiradallorosa.Enlospocossegundosque

pasaronantesdehablar,penséenmentir,peromipadresiempremehabíadichoquefuerasincera,inclusocuandofuesedifícil,inclusosidolía.

—Siemprehequeridoirme.Desdequeerapequeña.OakCreeknoesmihogar.

Tessapretósuslabiostemblorososyluegosaliócomounvendaval,dandounportazotrasdesí.Cerrélosojos,temiendoqueelhuéspeddearribamontaseencólera,primeroporlairrupciónensuhabitaciónyahoraporelruido.

Lacocinayaestabalimpia,asíquesubílasescalerasycerrélapuertademi habitación a mi espalda. Me soplé en las manos y las froté con energía,decidiendo rescatar lamanta gruesa del armario. El edredón de plumas—quehabíasidoblancounavez—estabadobladoenunestanteencimademiropa.Diunsaltoparaalcanzarlo,tirédeélhaciaabajoyloextendísobremicamadoble.

Laspequeñasbaldosasblancasdelsuelodemibañoparecíandehielobajomispiesdescalzos,yelaguadeladuchaestabacongeladacuandoabríelgrifoporprimeravez.Teníapordelanteotroinviernogélido,tantípicodeOklahoma,ylancéungruñidoalrecordarqueapenasunassemanasatráselsolabrasabaacualquieraquenosepusieraacobijobajounabuenasombra.

Elaguacalientetardóvariosminutosenllegaralascañeríasdemibaño,enelpisodearriba,yelviejometaltemblabaychirriabaamedidaqueelaguaiba cambiando de temperatura. Muchas veces me preguntaba si el ruidodespertaríaaalguien,peronuncadespertabaanadie.

Seguídándolevueltas enmimente al enfadodeTess, peromenegabaasentirme culpable.Memetí bajo el chorro de agua tibia, fantaseando con una

ráfaga de aire veraniego que me alborotaba el pelo mientras Elliott y yoviajábamos enundescapotablehasta el golfodeMéxico, o incluso a laCostaOeste.Dondequieraqueestuviésemos,yosoloveíaautopistaypalmeras.Élmebuscaba lamanoydeslizaba sus dedos entre losmíos.Conducíamoshacia unlugardondeelveranonoacababanunca,ycuandohacíademasiadocalor,elmarnosproporcionabaunrespiro.

Memasajeé elpelo conel champúmientras imaginabanuestroviajeporcarretera,perocuantomásconducíamos,másoscurosevolvíaelcieloymásfríoeraelviento.ElliottyyocirculábamosporlaautopistadeCalifornia,peroélnosonreía.Ambos tiritamos y almomento nos dimos cuenta de que, de repente,éramos el último vehículo de la carretera. Me volví y vi que las casas queteníamosacadaladoerantodasiguales:elJuniper.Pasamospordelanteunavezmás,yotra,yotra,ydabalomismoqueElliottpisaseelpedaldelaceleradorafondo o no, porque allí seguía. La noche cayó sobre nosotros y las farolas seapagaron una a una. Elliott parecía confundido cuando el automóvil dio unasacudidayfinalmentesedetuvoenmediodeunpuenteelevadodedoscarrilesqueparecíaasomarsesobrelaciudaddeLosÁngeles.

TodaslaspuertasprincipalesdetodoslosJunipersseabrieron,yallíestabamamá,conlacaramanchadadealgonegro.

Meincorporédegolpeenlacama,conlosojosmuyabiertosmientrasseadaptabanalaoscuridad.Envueltaenmibata,tratéderecordarenquémomentohabíaterminadodeducharmeymehabíaacostado,peronolologré.Resultabaalarmanteperderlanocióndeltiempodeesamanera.

Me puse las zapatillas de estar por casa, atravesé mi habitación endirecciónalapuertaymeasoméporelpasillo.ElJunipersehallabaensilencio,salvo por el crujido ocasional de las paredes por los movimientos deasentamientodeloscimientos.

Elsuelodemaderaestabaheladobajomispies,asíquemiréeltermostato.«¡Diezgrados!Oh,no…No,no,no…Porfavor,quenoestéroto…»,pensé.

Hicegirareldialyesperé.Cuandoseencendiólacalefacciónyempezóasaliraireporlasrejillasdeventilación,lancéunsuspiro.

—GraciasaDios…—dije.El teléfono fijo de la planta baja empezó a sonar y bajé corriendo los

escaloneshastaelescritoriodelvestíbulo.—¿Recepción?—Hola, soy Bill, de la habitación número seis. No tengo agua caliente.

Haceunfríodemuerte.Salgodeviajedentrodeunahora.¿Quéclasedelugareseste?YasabíayoquedeberíahabermealojadoenelSuper8…

—Sientomuchoelproblemacon la calefacción.Poralguna razónestaba

apagada,peroahorayafunciona.Latemperaturasubiráenseguida.—¿Yelaguacaliente?—Pues…noestoysegura.Locomprobaré.Losientomucho.Eldesayuno

estarálistoparacuandobaje.—¡Notendrétiempoparadesayunar!—gritó,colgandodegolpe.Dejéelreceptorensusitio,abatida.—¿Erael señorHeitmeyer?—preguntóWillow,apoyándoseenelmarco

delapuerta.—Mmm…sí.—¿Yacabadegritarte?—No.—Neguéconlacabeza—.Esquehablamuyfuerte.Asintióysedirigióalaescalera.Corrítrasella.—¿Willow?Lahoradesalidaesdentrodeunahora.¿Mimadredijoquete

ibashoy?—¿Esotedijo?—Esomedijo.Asintió con la cabeza, y en vez de subir las escaleras, se encaminó de

nuevoalsalón.Esperéhastaquedesapareciódemivistayluegoseguíelpasillohacialapuertadelsótano.Elácidooloramohosedeslizabaporlasgrietasdedos centímetros de grosor de la puerta.Me volví hacia la mesa del pasillo ysaqué una linterna del cajón. El metal de las bisagras chirrió cuando abrí lapuerta,advirtiéndomesilenciosamentequedieramediavueltaymefueradeallí.

Las telarañassebalanceabanenel techo, lasparedesdecementoestabanagrietadas y llenas de manchas de humedad, las escaleras desvencijadas ypodridas.Apoyé lamitaddemipesoenelprimerpeldañoyesperé.Laúltimavezquemehabíaaventuradoa iral sótanoalguienmedejóallíencerrada treshorasytuvepesadillasduranteunmes.Amedidaquebajabaunescalóntrasotroconpasotambaleante,hacíacadavezmásfrío,ymeceñílabataconmásfuerza.Loscalentadoresdeaguaestabanenplataformassituadasenlapareddelfondo,justodespuésdeunafiladeunastreintamaletasdediferentesformasytamaños,colocadasalolargodelaparedadyacente.

El tenueresplandordelas lucesdel techonollegabaadondeestabanlostanques, asíquepresionéelbotónde la linternaconelpulgar, apuntéhacia laesquinayluegodesplacéelhazporlapared.

Meinclinéeiluminélabasedelprimertermodeagua.Lospilotosestabanencendidos.Todoslosindicadoresdelostermostatosapuntabanhaciaabajo.

—¿Qué…?Oíuncrujidoamiespaldaymequedéparalizada,esperandooírotroruido.

Nada.Hicegirareltermostatodelprimercalentadoryluegoeldelsiguiente.

Lagravillahizounruidoásperosobreelsuelodecemento.—¿Quiénandaahí?—pregunté,enfocandoconmilinterna.Diunsaltoygrité,tapándomelaboca.Mamásevolviódespaciohaciamí,

descalza, pálida y con cara de enfado. Pellizcaba y retorcía con los dedos lamismafranjadesufinocamisóndealgodón,unayotravez.

—¿Quéestáshaciendoaquí?—lepregunté.La ira en su rostro se desvaneció ymiró alrededor del sótano con gesto

confuso.—Estababuscandoalgo.—¿Estabas intentando arreglar los calentadores? —le pregunté. Me

agaché,iluminélospanelesdecontrolconlalinternaehicegirarelrestodelostermostatos—.Mami—dije,mirándola—.¿Hashechotúesto?

Selimitóamirarmefijamente,conexpresiónperdida.—¿Hashechoesotambiénconeltermostatodelpisodearriba?Tenemos

unhuésped.¿Porquéhas…?Setocóelpecho.—¿Yo?Yonohesido.Alguienintentasabotearnos.Alguienquierequeel

Junipercierre.Lospilotosestabantodosencendidos,prendiendounotrasotrolasllamas

dedebajo,haciendoque loscalentadoresemitieranunzumbidograve.Lamiréconexasperación.

—¿Quién,mami?¿Aquiénleimportaríatantonuestrodeficitariohotelitocomoparasabotearlo?

—Noesporelhotel.¿Esquenoloves?¡Esporloqueestamosintentandohaceraquí!Alguiennosestávigilando,Catherine.Creo…creoquees…

—¿Quién?—Creoqueestupadre.Micarapasódelasombromásabsolutoalaira.—Nodigaseso.—Llevomesessospechándolo.—Mami,noesél.—Ha estado entrando aquí a escondidas, cambiando las cosas de sitio,

asustando a nuestros huéspedes. Él nunca quiso este hotel. A él no le gustannuestroshuéspedes.Nolosquiereatualrededor.

—Mami…—Nosdejó,Catherine.¡Nosdejóyahoraintentaarruinarnos!—¡Mami,para!Élnonosdejó.¡Estámuerto!Los ojos húmedos demamá se encontraron con losmíos. Tardómucho

tiempoenhablar,ycuandolohizo,selequebrólavoz.

—Eresmuycruel,Catherine.Sevolvió,subiólosescalonesycerrólapuertadetrásdeella.

CAPÍTULO17CATHERINE

Cada clase pasaba como en una nebulosa.Los profesores hablaban y yofingíaescuchar,peroteníalacabezaembotadadepreocupaciónyaturdidaporlafalta de sueño. El señor Heitmeyer no volvería al Juniper, y una parte demíesperabaquenovinieranadiemás.

Fuera las nubes eran bajas y grises.Miré por la ventana y vi pasar losautobusesescolaresyloscoches,queavanzabansalpicandoconlosneumáticosatravésdelosríosquecubríanlascalles.Elpronósticoanunciaballuviayfríopara mediodía, y todo el mundo intentaba comprar pan y leche y llenar eldepósitodegasolina,comosiunasimplebarradepanyundepósitodegasolinamarcaranladiferenciaentrelavidaylamuerte.

Los últimos diez minutos antes del almuerzo me senté con la barbillaapoyada en la mano, parpadeando para evitar que se me cerraran los ojos,tremendamente pesados. Cada minuto se me hacía eterno, y cuando sonó eltimbre,estabademasiadocansadaparamoverme.

—¿Catherine? —dijo la señora Faust, con el pelo color zanahorialevantado comouna cresta en algunaspartesde la cabeza, como si se hubieraechadounacabezaditaentreclaseyclaseyhubieseolvidadopeinarse.

Losotrosalumnosyahabíanrecogidoysehabíanidoaalmorzar.Yoaúnestabareuniendoaduraspenastodasmiscosas.

—Venaquíunmomento,Catherine.Quierohablarcontigo.Hice lo que me decía, esperando mientras terminaba de clasificar una

pequeñapiladepapeles.—Estásmáscalladaquedecostumbre.Parecesagotada.¿Vatodobienen

casa?Séquehasestadoayudandoatumadre.—El agua caliente no funcionaba esta mañana. Recuperaré el sueño

atrasadoestanoche.

LaseñoraFaustfruncióelceño.—¿HashabladoconlaseñoraMasonúltimamente?Asentí.LaseñoraFaustmeestudióconlamismamiradadelaquesolíaserobjeto

cuandoalguienintentabaaveriguarsiestabaencubriendoamimadre.—Estábien.Ahoraveteaalmorzar.Teveomañana.Le dediqué una sonrisa y luego fui arrastrando los pies hasta la taquilla

347,dondeElliottmeestabaesperando.Estaveznomeesperabasolo,sinoqueestaba conSamSoap, uno de los receptores del equipo de fútbol, y su novia,Madison.Los dos tenían elmismo color de pelo, y los rizos rubios de ella lellegabancasihastalacintura.Ningunodelosdosparecíamuycómodoal ladodemitaquilla.

—¿Cómo te encuentras? —me preguntó Elliott, abrazándome yatrayéndomeasulado.

—Todavíacansada.—LeshepedidoaSamyMaddyquealmuercenconnosotros.Esperoque

teparezcabien.La pareja me miró, aguardando una respuesta, con la esperanza de que

fuera la correcta. Sam era el bisnieto de James y Edna Soap, la pareja máspoderosaenlosdíasdegloriadeOakCreek.JamesSoapempezóenelmundodel petróleo, pero luego se diversificó y metió sus tentáculos en todo, desdesupermercadosdebarriohastalavanderías.LafamiliadeSamerarica,peroSamnoteníauncarácterextrovertido.Reuníatodaslascaracterísticasbásicasdeunchicopopular:unacasagrande,ropademarcaycuerpoatlético.Eracocapitándelequipodefútbol,yenquintolehabíapedidoaMadisonquefuerasunovia.Samteníatodoslosnúmerosparaobtenerelhonordeserelmejorestudiantedelcursoypronunciareldiscursoenlaceremoniadegraduación,perosushobbiesincluíanaMadisonSaylorypocomás.

Madisoneraconocidaporsermuytranquilaycallada,salvoporalgúnqueotroestallidoocasional.Elañoanteriorlamandaronaldespachodeldirectorporsoltarle unos insultos bastante escandalosos a Scotty Neal por hablar mal deSam.ElpadredeMadisoneradiáconoen laPrimera IglesiaCristianadeOakCreek,ysumadreeralapianista.Suspadresnoladejabansalirmuchodecasa,paraalejarladecualquierpeligroyasegurarsedequenolepasaranadamalo,odequenolepasaranadaenabsoluto.

—¿Quédices?—preguntóElliott—.¿Teparecebien?—Sí, quiero decir… sí.—Seme atascaban las palabras, preguntándome

quéestaríatramandoElliott.Me tomó de la mano y caminamos por el pasillo, siguiendo a Sam y

Madison.Samabrió laspuertasdoblesy lasaguantóparaque sunoviapasaraprimero. Sus movimientos parecían ir al unísono, y sus expresiones secomunicabanentresísindecirnadaenabsoluto.

En lugar de subirnos al Chrysler de Elliott, caminamos hacia el Toyota4RunnernegrodeMadison.

—¿No vamos a ir en tu coche?—le pregunté, sintiéndome incómoda alinstante.

—Maddysehaofrecidoaconducir—respondióElliott.—¿Quieres sentarte delante conmigo? —preguntó Madison con una

sonrisa.Deprontomeasaltóuntemorsúbitoeirracionaldequefueranadejarme

colgada, lejos del instituto. Sin embargo, Elliott nunca permitiría que esosucediera.Yaunquesucediera,élnomedejaríavolverandandosola,peroestabaexhaustayeraincapazdecontrolarmiansiedad.

—Semehabíaolvidado:teníaplaneadocomeraquí—dije.—Nopasanada,Catherine.Notepreocupes,yoteinvito.—Noesporeldinero—dije.—Entonces,¿porqué?—preguntóElliott.Miré aSamy aMadison.Samestaba abriendo supuerta para subirse al

asientotrasero.Madisonseguíadepiejuntoalapuertadelconductor,conunaexpresiónpacienteyamableensusojos.

—Esque…—Mequedéatascada, tratandodedecidir si lavergüenzadesalircorriendoerapeorquelaansiedad.

ElliottmiróaMadison.—Danosunsegundo.—Claro—dijoella,yabriólapuertaparasentarsedespuésalvolante.Su

vozsonabacomoelcantodelospájaros,dulceeinfantil.Elliottseagachóeinclinólacabeza,tratandodeabrirsepasohastamilínea

devisión.Meagarródeloshombros.—Yatelodije—susurré—.Nopuedo.OwenyMinkaqueríanvenirami

casa.Teníancuriosidad.CuandolesdigaaMadisonyaSamqueno,empezaránacircularlosrumoresotravez.Simplemente,esmásfácilasí.

—Soloesunalmuerzo.Novamosairatucasa.—Estonoacabarábien.—Nolosabes.Merecesteneramigos,Catherine.Maddydijoquesiempre

habíapensadoqueeresmuysimpática.Suspadressonmuyprotectores,asíqueni siquiera te pedirá ir al Juniper porque no puede. Sam está en el equipo defútbol y es un tipo genial.No es un fanático de losmúsculos y los esteroidescomoelrestodeesosidiotas.Poresoloselegí.Vamosconellos.¿Porfavor…?

—¿Los elegiste? ¿Se puede saber qué estás haciendo? ¿Vas por ahíeligiendo amigos para nosotros, como si fueras de tiendas? ¿Soy demasiadoaburridaparaquesalgassoloconmigo?

—No.Noesnadadeeso.Yatehedichoporqué:merecesteneramigos.Suspiré con resignación. La boca de Elliott se ensanchó en una amplia

sonrisayalargólamanohacialapuertadelpasajeroparaaccionareltirador.Me senté deslizándome al lado deMadisonyme abroché el cinturón de

seguridad,oyendoaElliottcerrar lapuertatraseradetrásdemí.Elrespaldodemi asiento retrocedió unos centímetrosmientras lo usaba para inclinarse haciadelanteyluegomebesórápidamenteenlamejilla.

—Entonces—dijoMadison—,¿vamosalSonicoaBraum’s?¿ABraum’soalSonic?

—AlSonic—respondióSamdesdeatrás.Madison dio marcha atrás primero y luego atravesó el aparcamiento,

conduciendo con precaución para evitar el tráfico. Encendió el intermitente ycuandollegamosalaseñaldeSTOP,apenashizounabrevepausaantesdesalirdisparada.

—Todavíatienesquehacermásprácticasdeconducción—dijoElliott.—¿Todavía no tienes permiso de conducir?—preguntóMadison, sin el

menorrastroensuvozdejuzgarmepornotenerloaún.Neguéconlacabeza.—Se suponía que iba a aprender con el Buick de mi padre, pero está

muertoderisaenlaentradadesde…—Ah,esverdad.Desdequemurió—concluyóSam.Me alegré de no poder verle la cara a Elliott. Sabía que aquella breve

excursión era una especie de prueba. Lo habían invitado varias veces y habíarechazadotodaslasinvitacionesporquesenegabaairsinmí.Eratodoundetallepor suparte, peronopodía evitar sentir quepormi culpa se estabaperdiendocosas.

—Sí—afirmésinsaberquémásdecir.—Ytucasa…—empezóadecirSam—.¿Esverdadqueestáembrujada?Madisoncontuvolarisitaqueestabaapuntodeescaparsedesuboca.Pisó

elfrenoysedetuvoenelprimerodeloscuatroúnicossemáforosdeOakCreek.—¡Sam!¡Nodigastonterías!Saminclinóhaciadelante.—VemosCasasparanormalestodoslosdomingosporlanoche.Esunade

nuestrasmayoresaficiones.Nospareceríagenialsiloestuviera.—No, no está embrujada—respondí, viendo el Mini Cooper blanco de

Presleyanuestro lado. Intenténomirar, peropor el rabillodelojopercibí los

movimientosdejúbiloyentusiasmobajolacapotadeldescapotable.Madisonsevolvióehizounamueca.—¿Qué lespasa?¿Esque lesestádandounataquea todas?—preguntó,

bajandolaventanillaconsolopresionarunbotón.Elairefríoinvadióelinteriordelvehículoymequemóinmediatamentela

piel.—¿Quépasa?—lespreguntóMadison.Merecostéenelasiento,dejandobienclaroquenoteníaningunaintención

deinvolucrarme.—¡Oh,Diosmío,Maddy! ¿Sabe tumadre que llevas a indigentes en el

coche?—preguntóPresley.Lasclonesserieronacarcajadas.MadisonsevolvióparamiraraElliott.Yonoleveíalacara,peroajuzgar

porlarespuestadeella,noestabamuycontento.—¡Cierralaputaboca!—gritó.Lapalabrotadesentonóabsolutamentecon

suvozaflautadaydulce.Elliott ySamestallaronencarcajadasyyomequedéboquiabierta, igual

quePresleyysusamigas.Madison presionó el botón otra vez. La ventanilla del lado del pasajero

terminódesubirmientrasellahablaba:—Ufff. No les hagas ni caso. A Tatum le gusta Elliott, así que se han

empeñadoenhacertelavidaimposible.—Mealegrasaberqueesonohacambiado—dijeenvozbaja.—¿Qué?¿Aquéterefieres?—preguntóella.Elliotthabló:—Llevanhaciéndolelavidaimposibledesdehaceaños.—¿De verdad?No lo sabía. ¿Tú sabías eso, Sam?—preguntóMadison,

mirándoloporelretrovisor.—No, pero no me sorprende. Todo el equipo de fútbol las llama las

«Brubrujas».Madisonfruncióelceño.—¿«Brubrujas»? Ah, porque el apellido de Presley es Brubaker, ya lo

pillo…—Soltóunarisita—.Muybueno.Elsemáforosepusoenverdeypisóelacelerador.Eracomosi todos los

semáforosfuesencambiandoasupasohastaquellegamosalaesquinanorestede la ciudad.Madison dobló a la izquierda con el 4Runner hacia el Sonic, yluegodiounvolantazohacialaderecha,dirigiendoelvehículohacialaprimeraplazalibrequeencontró.

—Perdonadmeporconducirtanagresivamente—dijo—.Hemossalidounpoco tarde, así que quería asegurarme de que conseguíamos sitio—. Bajó la

ventanillay,unavezmás,elairememordiólanarizylasmejillas.Madisonsacóelbrazoparapresionarelbotóndelaltavozyluegosevolvió

hacianosotros.—¿Quéqueréis?—Unacheeseburger—dijoElliott.—Unacheeseburger—contestóSam.Madisonesperóaqueyorespondiera,peroalguienempezóahablarporel

altavoz:—BienvenidoaSonic,¿quédeseapedir?—Mmm—tarareóMadison—.Dosmenúscheeseburger.—¿Elnúmerounooeldos?—preguntólachicadelotroladodelaltavoz.—Conmostaza—dijeronlosdoschicos.—Eldos—dijoMadison—.Unperritocalienteconquesoychiley…Asentí.—Esosuenabien.Yotambiénpedirélomismo.—¿Bebidas?—preguntóMadison.—UnaCoca-ColaVainilla—dijoSam.—Unalimonadadelimaconcerezayvainilla—respondióElliott.Asentí.—Esotambiénsuenabien.Madisonterminódepediryluegosubiólaventanillaysefrotólasmanos.

Seagachóyencendiólacalefacciónalmáximo.Cerré los ojos, disfrutando del calor mientras Elliott, Sam y Madison

hablabandeldíaenelinstituto,dequiénsalíaconquiénydelpartidofueraesefindesemana.MamásiempremanteníaelJuniperaunatemperaturamuybaja,demodoquesiemprehacíafrío,yenelinstitutonoseestabamuchomejor.Elairecalientequesalíade lasrejillaseracomounamantacálida,ydejéquemicuerposerelajaracontraelasiento,asándomecongusto.

—¿Catherine?—dijoElliott.Abrílospárpados.—¿Qué?Losiento.—Este fin de semana el partido es en Yukon—dijo Madison con aire

divertido—.Todavíaestoyintentandoconvenceramipadreparaquemedejeirconelcocheaunpartido fuera,pero serámás fácil convencerlo sime llevoaunaamiga.¿Quieresvenirconmigo?¡Unviajeencoche!

Mamáestabamásraraquedecostumbre,ytambiénloshuéspedes.Teníamiedo de que el hecho de irme un día entero la hiciese perder la cabeza porcompleto.

—Nopuedo.Tengoquetrabajar.

Elliott permaneció callado y un incómodo silencio se instaló en elautomóvilhastaqueSamvolvióahablar.

—¿Cómoes?—preguntó—.¿Vivirahí?—Hacefrío—dije,tocandolarejilla.—Pero ¿y lagenteque entray sale?Amí semeharíamuy raro tener a

extrañosviviendoenmicasa—comentóSam.—No… No viven allí. Y no son extraños. Casi todos son clientes

habituales.—¿Ycómoson?—preguntóMadison.—Sesuponequenodebo…—Por favor… —insistió Madison—. Tenemos mucha curiosidad. No

quiero que pienses que soy una entrometida, pero es que eres una especie deenigma.

—Biendicho,Maddy—dijoSam,impresionado.Madisonsonrió.—Heestadoestudiandoparaelexamendeaccesoa launiversidad.¿Qué

medices,Catherine?Estoytanintrigada…MiréaElliottdereojo.Noestabamuycontento.—Notienesquehacerlo,Catherine.Yalesheavisadodequenotehicieran

ningúninterrogatorio.Los miré uno a uno, sintiendo como, poco a poco, me iba hirviendo la

sangreymeponíacadavezmásroja.—¿Quehashechoqué?LaexpresióndeElliottpasódelairritaciónaungestoculpable.—Bueno,verás…Yosabíaque sentíancuriosidadpor tiypor lacasa,y

quenoquerrías responderunmontóndepreguntas,asíqueantesdelalmuerzoleshedichoqueno…yasabes…quenotemolestaranmuchoconeso.

La idea de queElliott tuviera que dar explicaciones por algo tan simplecomountrayectoencocheparasaliraalmorzareratanhumillantequenoestabaseguradecómoresponder.

—Catherine…—empezóadecir.Teníaquehaceralgo,deciralgo,paraquenomevierancomoelbichoraro

quetodospensabanqueera.—Mimadre,Mavis,seencargaderecibiraloshuéspedesyseocupamáso

menosdetododuranteeldía.TenemosaAlthea,quevieneavisitarasusnietos.Duke,queduermeaquícuandotienequetrabajarporlazona.Avecessetraeasuhija,Poppy.Mi tíoymiprimaaveces tambiénvienendevisita.Unachicaque se llama Willow. Creo que solo es un año mayor que yo. También sehospedaaveces.

—Pero ¿la casa está encantada? —preguntó Sam—. Tiene que estarencantada.Puedesdecírnoslo.

—No. —El Juniper estaba lleno de cosas aterradoras, pero todas eranreales.

Samparecíaconfundido.—Pero¿tupadrenomurióahí?—¡Sam!—leespetóMadison.—Estábien,yaessuficiente—zanjóElliott.La camarera llamó a la ventanilla y Madison se sobresaltó. Bajó la

ventanilla,tomandoeldineroqueleofrecíanSamyElliott.CadaunorecogiósucomidayMadisondemostróserunaexpertaconduciendoycomiendoalmismotiempo,peroapesardelhambreque teníaantes,elperritocalienteconchileyquesoderretidoyanomeparecíatanapetitoso.

Madisonmemiróconexpresióndedisculpa.—Cuandovolvamos solonosquedarán cincominutos—señalóMadison

—.Deberíascomer.—Ten —dijo Elliott, abriendo su bolsa del Sonic—. Guárdalo aquí y

comeremosenlazonacomún.Metí mi comida dentro y Elliott cerró la parte superior de la bolsa,

enrollándola. Seguí sorbiendo mi bebida hasta que llegamos al instituto yaccionéeltiradordelapuertaencuantoMadisonaparcóelcoche.

—Catherine—mellamóElliott,corriendoamiladoconsubolsadelSonicenunamano.Élyasehabíazampadosucomida,peroestabaseguradequemeseguiría con la mía hasta que me la terminara—. Oye—dijo, tirándome delsuéterhastaquemedetuve—.Losiento.

—Eso ha sido de lo más humillante… —dije, enfurecida—. ¿Primeroconvencesalagenteparaqueseanmisamigosyluegolosaleccionas?

—Soloquieroqueseasfeliz—dijocontristeza.—Yatelohedicho:noquieroteneramigos.Lanzóunsuspiro.—Síquierestenerlos.Ydeberíaspodersaliryhacerlascosasnormalesque

hacelagentedetuedad.Deberíasirafiestasyviajesencocheparaverpartidosdefútboly…

—Puedequeseaunaopciónpersonal.Noa todoelmundo tieneporquégustarleirafiestasyaverpartidos.

—¿Notegustairavermispartidos?—preguntó,sorprendido.Dejé caer los hombros. La expresión de su rostro me hizo sentirme

avergonzada.—Puesclaroquesí.Solocreoque…talvezsomosdiferentes.

—Oye,oye,oye…déjamequetefreneahoramismo.Nomegustaadóndevaaparar esta conversación.—Elliott sepuso tensoy se formóunaprofundaarrugaentresuscejas.Letemblabanlasmanosylaboca.

—No era eso lo que quería decir.Nome refiero a eso—dije sin quererpronunciar siquiera lapalabra«romper».Elliott eramimejoramigo.Loúnicoque recordaba de mi vida antes de que él regresara a Oak Creek era lodesgraciadaquemesentía.

Sushombrosserelajaronyexhalóunsuspiro.—De acuerdo—dijo, asintiendo—. Bien.—Me tomó de la mano yme

llevóadentro,buscandounsitioenlazonacomún.Nos sentamos y él abrió la bolsa de la comida para darme mi perrito

caliente.Mirósureloj.—Dentrodeseisminutossonaráelprimertimbre.Asentímientrasretirabaelenvoltoriodelacomidaydabaunbocado.No

habíarecuperadoelapetito,perosabíaqueElliottsepondríainsoportablesinocomía. En cuanto la jugosa carne, la salsa y el queso derretido entraron encontacto conmi lengua, me alegré de haberlo hecho: era lo mejor que habíaprobado enmi vida.Ami padre no le gustaba comer fuera, y después de quemuriera, no podíamos permitírnoslo. A veces me daba el lujo de comprarmealgún que otro helado en verano, sobre todo para salir de casa, pero el SonicestabademasiadolejosdelJuniper,yahoratendríaquedescubrircómoprepararaqueldeliciosoplatoencasaparapodercomerlodenuevo.

—Oh,Diosmío…—exclamé,dandootrogenerosomordisco.Elliottsonrió.—¿Nuncahabíascomidounperritoconchileyqueso?Traguésaliva.—No,peroahoraesmiplato favorito. ¿Quién ibaadecirqueunperrito

calientepodíatransformarseenunmanjardeliciosoconsoloaderezarloconunacucharadadechileyunpocodequesoderretido?

Diotromordisco,emitiendounmurmullodeplacermientrasmasticaba.Tomé el último bocado y me recosté en la silla, sintiéndome llena y

eufórica.—¿Qué es eso? Nunca había visto esa expresión en tu cara—comentó

Elliott,alparecer,tanfelizcomoyo.—Eso es el efecto de la grasa y el sodio llenándome el estómago.Y no

tenerquelavarlosplatosdespués.LasonrisadeElliottsedesvanecióyseinclinóhaciadelanteconcautela.—¿Porquénomedejasayudartelosfinesdesemana?Trabajasdemasiado,

Catherine…Novoyajuzgarte.Noimportaquéesloquenoquieresquevea,no

vaacambiarennadaelconceptoquetengodeti.—Laverdadesque…—Hiceunapausa.Loquequeríadecirnosllevaría

porunosderroterosporlosquenopodíair—.Nopuedes.Elliotttensólamandíbula.Nolohabíavistoenfadadodesdequeteníamos

quince años; de hecho, era una de las personasmás pacíficas y pacientes quehabíaconocidoenmivida,peromiresistenciaadejarloentrarenmicasaestabahaciendomellaenél.

—¿Quéeraloqueibasadecirrealmente?Sonóeltimbreysonreí,poniéndomedepie.—Serámejorquemevaya.ElseñorSimonsmeretorceráelcuellosillego

tardeotravez.Elliottasintió,frustrado.CorríamitaquillayluegoseguíelpasilloChaciamiclasedefisiología.

Elsegundotimbresonójustocuandomeestabasentando,yelseñorSimonsmemiróantesdevolveraconcentrarseensucarpeta.

—Hola —dijo Madison, deslizándose en la mesa situada a mi lado.NormalmenteeraMinkaquiensesentabaallí,asíquemesorprendióoírunavozdiferente ymás agradable procedente de esa dirección—. Sientomucho lo dehoy.Esqueestábamoslosdostanemocionadosdequevinierasaalmorzarconnosotros…quenoshemosdejadollevar.

Arqueéunaceja.—¿Emocionados?Seencogiódehombros.—Eresunapersonanormal,loentiendo.Nodeberíamostratartecomoalgo

extraordinario,perotodoelmundosientemuchacuriosidadporti,ytúerestanreservada…que todossepasaneldíahaciendoespeculaciones.Yhayalgunashistoriasdescabelladascirculandoporahísobreti.

—¿Sobremí?—Sí —dijo ella con una risita—. Te prometo que la próxima vez no

seremos así. Elliott esperaba que pudieras ir conmigo en coche al partido. Sumadrenohapodidopedirpermisoeneltrabajoysustíosnopuedenir,asíque…

—Ah—dije.Nomehabíadadocuentadequenadieestaríaallíparaverjugar aElliott, y que jugaría contra sus antiguos compañeros deYukon. Iba aestar sometido amucha presión y necesitaba que alguien estuviera allí—.Oh,mierda… —exclamé, tocándome la frente—. Este viernes es dieciséis denoviembre.

—¿Sí?—dijoMadison,aleteandosuslargaspestañas.Metapélosojosconlamanoylancéungemido.—Es el cumpleaños de Elliott. Soy lo peor… Con razón estaba tan

dolido…—¡Tienesrazón!Tienesqueiralpartido.Tienesqueir.Asentí.—Tehasequivocadodeasiento—dijoMinkaconungruñido.Madisonlevantólavistaypusocaradepocosamigos.—¿Qué te pasa? ¿Eres una niña pequeña? ¿No puedes esperar cinco

segundosmientrasterminolaconversaciónconmiamiga?Minkamemirófijamente.—¿Tuamiga?—exclamó,escéptica.MadisonselevantóyclavólosojosenMinka.—Sí,¿pasaalgo?Minka se sentóyme lanzóunaúltimamiradaantesdeagazaparseen su

asiento.MedieronganasdechocarlapalmadelamanoconMadison,peromeconformé con una sonrisa de agradecimiento. Me guiñó un ojo y luego seencaminóhaciasumesa,alfondodelaclase.

—Por favor, abridvuestros librosde textopor lapágina ciento setentaytres—dijoelseñorSimons—.Laguíadeestudioestarádisponibleenlíneaestanoche, y el examen es el viernes. No olvidéis que el trabajo sobre la atrofiamuscularesparaellunes.

ApartedeltrabajoparaelseñorSimons,teníaquehacerdeberesparaotrastresclases,ademásdelastareasenelJuniperyelpartido.Noestabaseguradepoderencontrartiempoparatodo,peroElliottmenecesitaba.

MevolvíhaciaMadisonyesperéaquememiraraparalevantarelpulgaryarticularconloslabios:«Cuentaconmigo».Aplaudióenelaire,sinhacerruido,ymedimediavuelta,sonriendo.Ibaaserunequilibriodelicado,teneramigosymantenerlaactividaddelJuniperenprivado,peroporprimeravezsentíaqueeraposible.

CAPÍTULO18ELLIOTT

LosfrenosdelChryslerchirriaroncuandosedetuvofrentealamansióndelos Calhoun. Catherine estaba sentada ami lado en el asiento, aparentementesatisfechacontenersumanoentrelazadaconlamía.Casitodoslosadolescentesestaban estresados en su último año de instituto, pero por la presión de lassolicitudesdeingresoenlauniversidad,laspuntuacionesdelexamendeaccesoy por el temor de que los birretes y las togas no llegaran a tiempo para laceremoniadegraduación.Catherine,encambio,estabaatrapadadentrodealgoinfinitamentemás oscuro. Lo único que yo quería era salvarla, o facilitarle lavida de alguna manera, haciéndosela más soportable, pero ella no se dejaba.Llevabatantotiemposacándoselascastañasdelfuegoellasolaqueyodudabasisabríadejarqueotrapersonalaayudara.

Peroteníaqueintentarlo.—Te lo advierto: este fin de semana toca la segunda práctica de

autoescuela—dije,apretándolelamano.Elamagodeunasonrisalecurvólascomisurasdeloslabioshaciaarriba.—¿Deverdad?—Vas a cumplir los dieciocho dentro de unos pocos meses, y solo has

conducidounavez.CatherinemiróalBuickdelseñorCalhoun.Llevabaaparcadoenelmismo

sitiodesdeeldíaquememarché,eldíaenquesellevaronalseñorCalhounenunaambulanciaynuncaregresóacasa.Lahierbahabíacrecidoalrededordesucoche y se había marchitado durante dos veranos, y dos de los neumáticosestabandesinflados.

—No sé por qué te empeñas tanto en que aprenda a conducir.No tengocoche—medijoCatherine.

—Estaba pensando más bien en poder turnarnos para conducir cuando

empecemosnuestroviaje.Solonecesitamosuncocheparaeso.—¿Cuandoempecemosnuestroviaje?—Después de la graduación. ¿Recuerdas? Hablamos de eso antes de tu

primeraclasedeconducir.Creíaqueestábamos losdosdeacuerdo…Queeraalgo así como… ¿si lo hubiésemos grabado en piedra? —Me molestó quehubieratenidoquepreguntarlo.

—Sí,losé,perolomásprobableesquetevayasalauniversidad,yhacemuchotiempoquenoteveocontucámara…

Señaléhacialapartedeatrásyellasevolvióyviolabolsademicámaraenelasiento.

—¿Siguestomandofotos?—preguntó.—Montones.—Entonces,¿eresunaespeciedepaparazzininja?Daunpocodemiedo,

laverdad…—Fotografíomáscosasapartedesacartefotosati—dijeconunasonrisa.—¿Comoqué?—El entrenamiento de fútbol, a los chicos del autobús de atletismo, las

hojas, losárboles, los insectos, losbancosvacíos,ami tíacocinando…loqueseaquemellamelaatención.

—Mealegrasaberquenosoylaúnicaalaqueespías…—Túsiguessiendomitemafavorito.—Talvezpuedasestudiarfotografíaenlauniversidad,¿verdad?Noesque

noseasbueno,perositegustatanto,deberíasestudiarmás.Lasonrisasedesvaneciódemirostro.Noestabasegurodesiibaairala

universidadono.—Elentrenadorhadichoquevaahaberalgunosojeadoresenelpartido

contraYukon.TodoelequipoestáenfadadoconmigoporhaberlosdejadoparaveniraOakCreek.Lacosasepondrámuymuyfea.Deentretodoslospartidos,teníaqueseresteelquevanaverlosojeadores…

—LedijeaMaddyqueiríaconella.Busquéalgunaseñaldequeestababromeando.—¿Metomaselpelo?—¡No!Yonoharíaeso.Sentíunalivioinmensoaloíraquello.Catherinenopodíahacernadapara

evitarelinfiernoalquemeibanasometerlosjugadoresdelYukonenelcampo,perosaberqueellaestaríaallíanimándomemeayudaríaaenfrentarmeaellos.

—¿DeverdadvasairconMaddy?¿Sabesquemitíaymitíonopuedenir?

—Maddymelodijo.

—Asíquevasair.—Estucumpleaños.Voyair.Unaampliasonrisaseextendiópormirostro.—¿Tehasacordado?—Eresescorpioyyosoyacuario.Esosignificaquesomosfataleseluno

paraelotro.Estoyseguradequememoricétodoeseverano,perosobretodoeso.Lamiré con asombro, sacudiendo la cabezapara luego tomar su cara en

mismanosyplantarleunbesosuaveenloslabios.Meinclinéhaciadelante,conlafrentepegadaalasuya.Ellateníaquequererme.Nopodíaserdeotromodo.Cerrélosojos.

—Prométemeunacosa.—¿Qué?—preguntó.—Porfavor,dejaqueestoseaalgoqueperdure.Nocomonuestrospadres.

Quenoseaalgobanal.Noquieroserelnoviodelinstitutosobreelquehablarásatusamigoscuandoseasunamujeryaadulta.

—Creo que vesmi futuro con demasiado optimismo, dando por sentadoquetendréamigos.

—Tienesamigos.Muchosamigos.Gentequeteadora,comoyo.Levantólabarbillaparabesarmeunavezmásantesdeaccionareltirador

delapuerta.Sequedóatascado,asíqueextendílamanoyempujéconlafuerzanecesariaparalograrqueseabriera.

Laagarrédelbrazocondelicadeza,impidiéndolequesebajaratodavía.ElChryslereranuestroespaciodeintimidad,unlugaralquelasfuerzasexternasnopodían acceder. Me sentía más conectado a ella allí dentro, y con el corajesuficienteparadecirleloquetuvieraenmimente.

—Tequiero,Catherine.Lebrillabanlosojos.—Yotambiéntequiero.Lapuertasecerró,y lavicruzar laverjaysubir losescalones.Hizouna

pausaantesdeentrarysevolvióparadespedirse.

CAPÍTULO19CATHERINE

MedetuveenelporcheydijeadiósaElliottconlamano.Todavíanoerannilascuatro,peroelsolyaestababajoenelcielo.Noqueríaentrar,asíqueseguídespidiéndomedeéldurantelargorato.Noqueríaquesepreocuparamásdeloqueyaestaba,peroseguíallí, retrasandodescaradamenteelmomentode tenerqueentrarenlacasa.

LosdíaseranmáscortosyporlasnochesocurríancosasmuyturbiasenelJuniper. Los huéspedes pasaban más tiempo levantados, caminando por lospasillos, sin poder dormir, susurrándose unos a otros planes para mantenerabierto el negocio y retenerme allí. A medida que transcurrían los días, másinquietosestaban,preocupadosporelfuturodelJuniperyporloquesucederíasiintentabairme.

Miré a Elliott mientras me decía adiós con la mano, esperando a queestuviera«asalvo»dentrodelacasa,porquenoconocíamirealidadaterradora.Silecontabatodoloquehabíatenidoquepasaryporloqueestabapasandoenaquelmomento,me creería. Si se lo contaba, élme pondría a salvo, pero noestaba segura de poder hacer lo mismo por él. La verdad solo conseguiríaatraparlo,comomehabíaatrapadoamí.Nopodríadecírseloanadie;nopodíalucharcontraello.No tendríamásremedioquequedarsemirando impotentealmargen,talcomoestabahaciendoahora.Contárselonocambiaríanada.

AbrílapuertalobastanteparaqueElliottarrancaraelcocheysefuera,ysentí una nostalgia abrumadoramientras veía el Chrysler alejarse calle abajo.Unalágrimaafloróamisojos.Estabapasandoporaltoloinevitable,disfrutandoegoístamente de mi tiempo con Elliott mientras pudiese. Después de lagraduaciónélmedejaría—otravez—,porqueyonopodríairmeconél.Mamánoteníaanadiemás.Laúltimavezfueculpadesumadre,estavezseríamía.

Cuandoseabriólapuerta,viaPoppy,consuvestidofavorito,sentadaenel

suelo,conlacaraenterradaentrelasmanos.—¿Poppy?—dije,arrodillándomeasulado—.¿Quépasa?Memiróconlosojoshúmedos.—Hoyheintentadoayudar.Loheintentado,ycreoqueherotolalavadora.Respiréhondo,tratandodenodejarmedominarporelpánico.—Enséñameaver.Poppysepusodepieymellevódelamanoalcuartodelalavadora.Había

agua y espuma por todas partes, y la máquina estaba en silencio. Alargué elbrazopordetrásparacerrarelaguayluegomirédentrodeltambor.Lastoallasqueanteseranblancasahoraeranrosadas,mezcladasconelsuéterrojofavoritodemamá,elquesesuponíaquedebíalavarseamano.

Mepresionélafrenteconlosdedos.—Madremía…Bueno,prioridades…Loprimero,lafregona.Poppysaliócorriendoy,encuestióndesegundos,metrajolafregonayun

cubo.—Poppy…—Losé.Nodeboayudarmás.—Yahemoshabladodeesto.Cuandoestésaquí,tienesqueesperarme.Poppyasintió,coneldedoenlaboca.—Losiento.—Y cuéntame, ¿qué más has estado haciendo hoy? —pregunté con la

esperanzadequemehablaramientrasyotrabajaba.Puselastoallassecasenloscestosdelaropayluegoseparélasprendasmojadas.

—¿Cómovasaarreglarlo?—preguntó.—Creo…—mascullé—, que solo con apretar un poco más el tubo del

desagüe…yadeberíaestararreglado.OjaláElliott…—Mecallé.—¿QuiénesElliott?Sonreí.—Elliottesunamigo.Poppyfruncióelceño.—¿Elchicodelacámara?—Sí,eldel jardín trasero.Habíaolvidadoqueestabasallí esedía.—Me

levantéyestirélaespalda—.Bueno,¿dóndecreestúqueestarálallaveinglesa?Busquéenlosarmariosdelacocinaydeltrasteroyalfinalencontrélacaja

deherramientasenelarmariojuntoalalavadora.Separéelelectrodomésticodelaparedy,despuésdeunascuantasvueltascon la llave inglesa,abríelaguayluegolalavadora,yvicómosellenabasininundartodoelsuelo.

Poppyaplaudió.—¿Loves?NonecesitabasaElliott.

—Supongoqueno—dije,soplandoparaapartarmeunmechóndepelodelacara—.¿Sabesquédeberíamoshacerahora?

Poppynegóconlacabeza.Laabracé.—DeberíamosleerAliciaenelpaísdelasmaravillas.Poppydiounpasoatrásysepusoadarsaltos,aplaudiendodenuevo.—¿Deverdad?—Sí,yluegotendréquehaceruntrabajoparaclase.—¡Iréabuscarel libro!—dijoPoppy,dejándomesolaenelcuartode la

colada.—¿Esetrabajonoeraparaellunes?—preguntómamádesdelacocina.Mesequélafrente.—Sí,pero…queríahablarcontigodelviernesporlanoche.Elliotttieneun

partido.Juegafuera.Mamáno respondió, así quemeasoméa la cocina.Lucíamejor aspecto

que lanocheque lahabíaencontradoenel sótano.Parecíadescansaday teníacolorenlasmejillas.

—¿Mami?—Ya te he oído. Dijiste que tenías un trabajo para el lunes. —Estaba

ocupadaguardandolosplatos,evitandomirarmealacara.—Pensabaempezarloestanocheparaasítenerloterminadoatiempo.—¿Quéhaydelrestodetusdeberes?—Losharétodos.—¿YelJuniper?Meretorcílasmanos,nerviosa,hurgándomeenlosdedoshastaquereuní

elcorajesuficienteparacontestar.—Megustaríatenerlibrelanochedelviernes.Mamátardóunminutolargoenresponder.YosabíaqueDukeestabacerca,

asíqueesperabaquenoseenfadara,porquesusgritosllamaríansuatención.Nosería la primera vez que intentara impartirmeun poco de disciplina en vez dehacerlomamá.

—Simedicesquéesloquenecesitasquehaga,puedointentarterminarloeljuevesporlanoche.Yelviernesporlamañanaantesdeclase.

Ellaapartólamirada,negandoconlacabeza.—Mami…—Escúchame,Catherine.Sabíaqueesechicotraeríaproblemaslaprimera

vezquehablastedeél.Tepasastedosañosenterosllorandoporlosrinconesdeestacasadespuésdequesefuera,yahoraqueharegresadohascaídodenuevoensusgarras.Teestáutilizando.Encuantosegradúe,seirádeaquíynomirará

atrás.—Esonoesverdad.—Túnosabesnada.—Sé que me ha pedido que me vaya con él después de la graduación.

Quiere viajar por elmundo,mami, y quiere que yo le acompañe. Él… élmequiere.

Mediolaespaldaysoltóunarisita,larisaburlonayaterradoraquesoltabajustoantesdeperderlosnervios.Peroestavezsequedócallada,yesomedabamásmiedoqueDuke.

—Noteirás—dijoalfin—.Yalohemosdiscutido.—¿Quiéneslohabéisdiscutido?—Loshuéspedesyyo.Laotranoche.Lodecidimos.—¿Que lodecidisteis?Mami—supliqué—,¿dequéestáshablando?Los

huéspedesnopuedendecidiresopormí.Túnopuedesdecidiresopormí.—Tequedarásaquí.—El partido solo está a hora ymedia en coche de aquí—dije con tono

implorante.—Despuésdelagraduacióntenecesitoaquí.Nopuedesirte.Todoloquequeríadecirlesequedóatrapadoenmigargantatrasañosde

frustraciónysoledadreprimidas.Ellasabíaloquehabíapasado,lodesgraciadaque me sentía en el Juniper, pero no le importaba. No podía, porque laalternativaerahundirseconaquelbarco.Dejécaerloshombros.Unapartedemíesperabaqueellameliberaraymedijeraquefuera.

—Nomeirédespuésdelagraduación,mami.Yalohedecidido.Mamásevolvió,retorciendoeldelantalensusmanosconlágrimasenlos

ojos.—¿Lohasdecidido?Asentí,ymamácubriólospocospasosquenosseparabanparaenvolverme

ensusbrazos,conloshombrostemblandoconcadasollozo.—Gracias,Catherine.Lesdijequenonosdejarías.Losabía.Meaparté.—¿Aquién?¿Aquiénselodijiste?—Yasabes…aloshuéspedes.Salvoaesetipo,aBill.Nocreoquevuelva

—dijocasiparasímisma—.Altheaeslaúnicaquepiensaqueesunabuenaideaquetevayas.

—¿Bill?Hizounademánparaquitarleimportanciaalasunto.—ElseñorHeitmeyer.Estabahechounafuriacuandosefue.Esdelosque

necesitanunaduchafría.Noséasantodequéveníaarmartantoalboroto.—Me

sujetódeloshombros—.Catherine,túereslaquemantieneestesitioenpie.Túnosmantienesunidos.Sinofueraporti,nopodríamoscontinuarasí.

Fruncíelceño,dejandoquemicerebroacabasedeasimilarsuspalabras.—Metomolanochedelvierneslibre.Mamáasintióconlacabeza.—Está bien. Me parece justo. Pero… recuerda que has prometido no

marcharte.—Yaséloquehedicho.Ladejéymefuiarriba,recogiendomimochilaporelcamino.Mellamóla

atenciónundestellodenegroypasédelargopordelantedemidormitorioydelashabitacionesparaasomarmealaesquina.Habíaunamaletadecuatroruedasconelmangocompletamenteextendidoalladodelaescaleraqueconducíaalahabitacióndemamá.Revisé laetiquetade identificacióndelequipaje, rezandoparaquenofueraverdad.

WILLIAMHEITMEYER674OLEANDERBOULEVARDWILKES-BARRE,PENSILVANIA

18769

Contuveelalientoymealejédelamaleta.Habíadoshilerasdemaletasenelsótano,todascondiferentesnombres.LadelseñorHeitmeyersesumaríaalapila de las cosas que se dejaba la gente, así era como las llamabamamá. Lacabezaempezóadarmevueltas,ysentíaunaopresiónenelpecho.Lagentenosedejabacosasasí,sinmás.Yoyanolocreía.NodesdequeElliottregresó.

—¿Catherine?—dijoAlthea.Mesobresaltéyluegomellevélamanoalpecho.—Ah. Althea. ¿Tú, mmm… ? ¿Sabes tú algo de esto? —le pregunté,

señalandolamaleta.Althealaexaminóyluegomesonrió.—No.¿Quieresquelepregunteatumadrecuandolavea?—No,estábien.Yalepreguntaréyo,gracias.Mefuiamihabitación.—¿Todobien,tesoro?—Todobien.Avísamesinecesitasalgo—ledije.—Tútambién—merespondió.Percibí la incertidumbre en su voz, y estaba segura de que mi

comportamiento le parecía extraño, pero era mejor no arrastrar a Althea a

ningunaactividadsospechosa.AltheaeralaúnicarocasólidaalaqueagarrarmedentrodelasparedesdelJuniper,ynoqueríaqueseinvolucraraenloquefueraquesignificaseaquellamaleta.

Los cuatro libros dentro de mi mochila cayeron sobre mi cama con unruidosordo,ymesentéenella.Cincominutosdespués,Poppytodavíanohabíavenidoparaque le leyera.Mealegré, teníamuchoquehacerantesdelpartido.La reunión de aquella noche en la que oí a los huéspedes reunidos en unahabitación, hablando con voces asustadas, dominados por el pánico, era parahablardemí,yresultabainquietantedescubrirqueyoeralarazón.Mepreguntésiseríalaprimeraysihabríamás.

Sabiendoquetodosellosteníantantointerésenevitarquemefuera,nomequedabaotroremedioquepreguntarmequéhabríanplaneadoparamí.

Abrímilibroysaquéunbolígrafodelbolsillodelanterodelamochila.Laseñora Faust quería un análisis literario de quinientas palabras sobreGrendel,cosa que no sería tan difícil si no hubiese tenido que hacer además el trabajosobreatrofiamuscular,doshojasdedeberesparaelseñorMasonyotrastareasdegeometría.Labuenanoticiaeraquenoteníaqueentregarnadadeesohastaellunes.Estabademasiadoagotadaparaconcentrarme,por loqueminuevoplaneraecharunacabezaditaantesdesumergirmeenlospoderessobrenaturalesdeGrendel,yencómosuodiohacialosdaneseslollevóasudestrucción.

Alguien llamó a mi puerta y parpadeé, con la cabeza casi demasiadopesadaparamoverme.

—¿Quiénes?—pregunté.—Soyyo—dijomamá.Meincorporé.—Lamaletadelpasillo…—Hayunaschicaspreguntandoportienlapuerta.—¿Unaschicas?—pregunté,haciendoénfasisenelplural.—Sí,unaschicas.Venga,noseasmaleducadaynolashagasesperar.—¿Hanentrado?—No,tonta.Estánenelbalancíndelporche.Micuriosidadmeayudóalevantarmedelacamaybajarlasescalerashasta

elporche.NodeberíahabermesorprendidoquePresleyysusclonesestuvieranallí,talcomohabíadichomamá.

—¿Quéqueréis?—lespregunté.Presleytomóimpulsoconelpieparamecerseenmibalancín,elmismoen

elquemesentía tanseguraconElliott.Meirritóqueestuvieramanchandoeserecuerdo.

—¿Porquéestástanenfadada,KitCat?Soloestamosaquíparahablar.—

Esperésindecirnada,sabiendoqueseguiríahablandotantosiselopedíacomosino—.Hemosoídoquevasairalpartidodelviernes.¿Esverdad?

—Esonoesasuntotuyo—dije.Presleysoltóunarisitaysuscloneslaimitaron.AnnaSue,Tara,Tatumy

Brieibantodasenvueltasensusabrigos,yunasbocanadasdeaireblancosalíandespedidas de sus bocas mientras se reían. Me di cuenta de que tenía frío,estandofueraconsolounacamisetademangalargayunosvaqueros.

Anna Sue se levantó y se puso a dar vueltas a mi alrededor,interponiéndose entre la celosía y yo. Permanecí con la espalda pegada a lapuerta,sinsabermuybienloqueestabanplaneando.

AnnaSuetiródeunodesusrizosrubioplatino.—TúyElliotthacéistanbuenapareja…Cuéntanos…¿cómopasó?Fruncíelceño.—¿FueideasuyaquevayasaYukon?¿OdeMadisonySam?—preguntó

Presley.Cuandosediocuentadequenopensabacontestarle,pasóalasiguientefase de ataque—. ¿Sabes que Elliott se perdió una fiesta increíble el fin desemana pasado? Tatum le pidió que fuera, pero él se negó a ir sin la pobreprincesaCatherine.

—Nomellamesasí—espeté.LasonrisadesuficienciadePresleyempezabaaagotarmipaciencia.—¿Tehadichoporquéteadora?Selohadichoalequipodefútbol.Selo

explicaasusamigoscuandoseburlandeél.—Laverdadesqueesmuytriste—dijoTatum.Teníalamiradafijaenun

puntodetrásdemí,perdidaenalgunaparte.SentíaverdaderalástimaporElliott.—¿Quéqueréis?—preguntédenuevo.—Solohemosvenidoaadvertirte—dijoPresley,poniéndosedepie—.Por

lovisto,MadisonestáentusiasmadaporqueelbichorarodeCatherinevayaaircon ella en coche al partido de mañana, porque se lo dice a todo el que lepregunta.Fueeltemadeldíadespuésdeclase.Yaséquenotienesmóvil,perosalisteenelchatdelgrupo,ysolosehablabade tiyMadison.De lasdos.—Presleyseacercóamí—.Ymedijoquecerraralaputaboca.

—Vealgrano,Presley.Tengocosasquehacer—gruñí.—Lo que quiero decir —dijo, acentuando la última sílaba— es que te

esperaunasorpresaenYukon.—Unasorpresamuymuyespecial—añadióTatumconunasonrisa.—Me muero de ganas de verte allí —comentó Tara, volviéndose para

seguiraunasonrientePresleyhastalaverja.—Asíquenotelapierdas—dijoAnnaSueantesdeseguirasusamigas.—¿Enserio?—exclamé.

Lascincochicassevolvieron.Estaba cansada, iba atrasada conmis deberes y las tareas domésticas, y

habíanvenidoamicasaparaamenazarme.—¿Me estáis amenazando? ¿Estamos hablando de una pelea o de una

situacióntipoCarrie?—pregunté.Presleysecruzódebrazos.—Yalodescubrirás.Bajé un peldaño y luego otro, sintiendo la presencia del Juniper a mi

espalda.—Nomeasustas,Presley.Nuncamehasasustado.Voyairalpartido.—Bien—dijoconunasonrisa—.Seríaunapenaquenovinieras.Salieron por la puerta de la verja y esta resonó tras ellas. Las clones se

amontonaronenelMiniCooperdePresleyy luegosemarcharon,charlandoyriendocomosiacabarandesalirdeunparquedeatracciones.

Medimediavuelta,empujélapuertaycorríescalerasarribaparalanzarmebocaabajoencimade lacama.Nomesalían las lágrimas, sinoque,envezdeeso, una intensa rabia brotó en mi interior, un sentimiento que no habíaexperimentadodesdequepenséqueElliottsehabíaidosindeciradiós.

Unligerogolpeenlapuertaprecedióaunlargoyprolongadochirridodebisagras,mientrasquienquieraquehubiesellamadolaabría.

—¿Tesoro?—dijoAltheaconsuvozsosegadaysonora—.¿Esaschicasteestánmolestando?

—No—dijeconlacaraenterradaenmiedredón.Altheapusosucálidamanosobremiespalda.—Diossanto,estáshelada,pequeña…¿Enquéestabaspensando,saliendo

ahífuerasinabrigo?—Nosé.Nosentíael frío—dije.Queríaestar sola,peroAlthea siempre

habíasidobuenaconmigo.Noqueríaherirsussentimientos.Meacariciólaespaldaunmomentoyluegohablódenuevo:—¿Quétehandicho?—Quesivoyalpartido,meharánalgo.—¿Tehanamenazado?¿Hanvenidoaquí,anuestracasa,yhanamenazado

amiCatherine?Oh,no.Esonopuedeser…Meincorporé,arrugandolafrente.—Sí,esohanhecho.—¿Yquéhashechotú?¿Sabesqué?Noimporta.Voyairdirectamentea

hablar con sus madres y… —Vio mi expresión e inspiró hondo, sonriendomientras me tocaba el pelo—. Tienes razón. Sé que tienes razón. Puedesocupartedeestotúsola.

—¿Althea?—¿Sí,cielo?—Mamámehadichoquelaotranochetuvisteunareuniónconlosotros

huéspedes.Mehadichoquehablasteisdemí.Althea presionó las palmas de sus manos contra su falda, con gesto

incómodo.—Asíqueesotehadicho,¿verdad?Ojalánolohubierahecho.—¿Porquéestabaishaciendounareuniónparahablardemí?Altheametocólamejillaconsumanocálidaysonrióconafectomaternal.—Notepreocupespornada,¿meoyes?Nosotrosnosencargamosdetodo.—¿Dequé?¿Dequéosvaisaencargar?—De cómo mantener este lugar en funcionamiento. No somos muchos,

perodependemosdelJuniper.Estamostrabajandotodosjuntos.—Pero¿porquéestabaishablandodemí?—Porquetúformaspartedeello,cariño.—Pero…mamádijoquetúnocreíasquedeberíaquedarme.—Yo no —dijo, jugueteando con su vestido de nuevo—. Pero lo

sometimosavotación.Ahoramitareaconsisteenasegurarmedequeseasfelizaquí.

Lesonreí.—¿Noesesamitarea?Losojos deAlthea se llenaronde lágrimasde felicidadymebesó en la

mejilla.—Diosmío.Mira loquehashecho.—Rebuscóen subolsilloy sacóun

pañuelo.Seinclinóymetocólarodilla—.Irásaesepartidoylesdemostrarásaesaschicasquenopuedenasustarte.Elliottesunbuenchico.Élcuidarádeti.

—Dicequemequiere.—¿Te quiere? —Dejó escapar un suspiro—. Claro, ¿cómo no iba a

quererte?Mesentéenlacama,viendoaAltheaserenarse.Sedirigióamitocadory

tomó lacajademúsicaen susmanosparadarlealgunasvueltasa lamanivelaantesdedespedirseconlamanoycerrarlapuertatrasella.Merecosté,mirandohaciaeltecho,dejandoquesemefuerancerrandolosojosalsondelafamiliarmelodía.

CAPÍTULO20CATHERINE

Madisonsolohabíaconducidocuarentaycincominutoscuandoempezóaponerse el sol. El pronóstico del tiempo había anunciado aguanieve para elcamino de vuelta, pero cuando faltaban apenas quince minutos para llegar aOklahomaCity, unas bolas diminutas de color blanco empezaron a golpear elparabrisas.

—No te preocupes—dijo Madison—. Mi padre me ha hecho llevarmetodounarsenalderopadesupervivenciaparainvierno;estáenlapartedeatrás.

—¿Deverdadeslaprimeravezqueconducesparairaunpartidofueradelaciudad?—lepregunté.

—Sí—dijotímidamente—.Normalmentevoyconmispadres,peroahoraquetetengoatiparaacompañarme…

Sonreí.Sentirsenecesitadaeraagradable.—Graciasporinvitarme.Niyomismasabíaquequeríair.Ellaseencogiódehombrossinapartarlavistadelacarretera.—Tú trabajas mucho. Tienes más responsabilidades que la mayoría de

nosotros.Solo te recordaréquemeacompañesdevezencuando.Vamos, si teparecebien.Nosé,puedequenisiquieratecaigabien.

Mereí.—Mecaesbien.—Estupendo.—Sonrió—.Esoestámuybien.No tengomuchosamigos.

Lamayoríadelagentepiensaquesoy…peculiar.—Yotambién.Madisoneraunsoplodeairefresco.Merecordabaacómomehacíasentir

Elliott: relajada y normal. Él tenía razón sobre lo de presentármela, y mepreguntésinomeconoceríamejordeloqueyomismaimaginaba.

Madisonsoltóunaexclamaciónyalargólamanohacia laradio.Subióel

volumenymeneólacabeza.—Ah,meencantaestacanción.Sonreíymerecostéhaciaatrás,cerrandolosojos.Lamúsicafluyóatravés

de los altavoces y también dentro de mí. El buen humor de Madison eracontagioso, inundandoelreducidoespacioyhaciendoquelascomisurasdemibocasecurvaranhaciaarriba.Empezóareír,sinmotivoaparente,tantoqueyotambién hice lo mismo. Nuestras risitas se convirtieron en carcajadas amandíbulabatiente,hipidoseintentosfrustradosporparar.Madisonsesecólaslágrimas,ysusdedosy los limpiaparabrisas tuvieronqueesforzarsemásde lonormalparaquepudieraver.

—¿Aquéhavenidoeso?—pregunté,todavíariéndome.—Nosé—dijoella.Contuvoelalientoyseleescapóunarisadenuevo,ydespuésdeesolas

dos empezamos a reírnos otra vez. Después de cinco minutos de risaincontrolable, el tráficodeOklahomaCity se incorporó a la víayMadison sesecólasmejillas,concentrándoseenlacarretera.

—Hacíamuchotiempoquenohacíaeso.Desdequeerapequeña.Hasidogenial,perotambiénraro—dije.

—¿Comosiporreírtetanfuertetedieranganasdellorar?Asentí.—¡Oh, Dios mío! Pensaba que solo me pasaba a mí. Yo estoy agotada

después.Casideprimida.—Sí,yotambién—dije.AMadisonletemblóellabioinferior.—¿Seguirássiendomiamigasilloro?Asentí con la cabeza, y las lágrimas empezaron a resbalar por su rostro.

Sofocóunsollozo,ysentíquemisojosempezabanahumedecerse.Lociertoesque no había llorado en años, y ahí estaba, con Madison, prácticamente unaextraña,permitiéndomemostrarvulnerabilidad.

Memiró.—Esbonitoserraraencompañía.Soltéunacarcajada.—Sí,esoparece.—Túvivesconmuchagente.Nodebesdesentirtenuncasola.—Pueslaverdadesquesí.Madisonmiróhaciadelanteyellabioempezóatemblarledenuevo.—Yotambién.Noselodigoanadie.Porfavor,noselodigasaSam.Eso

lepondríamuytriste.—¿Porqué?

—Porquehastaahoraélhasidomiúnicoamigo.Lepreocupaqueesasealaúnicarazónporlaqueestoyconél.

—¿Yloes?—No.—Negó con la cabeza y se volvió haciamí, sonriéndome con los

ojoshúmedos—.Loquiero.Desdeque teníamosonceaños.—Hizounapausa—.¿Sabesqué?CreoqueElliotttambiéntequiere.

Asentí,mirándomelasmanos,entrelazadasenmiregazo.—Esodice.—¿Telohadicho?—preguntóconlavozunaoctavamásalta—.¿Ytúse

lohasdichoaéltambién?—Sí—dijeconunasonrisa,esperandoquemejuzgara.Noformulóningún

juicio.—Entoncesporfinpuedodecirte…Habladetiatodashoras.—Pusolos

ojosenblanco—.Enclasedegeografía.Yen lade literatura.Antesdeque loperdonarasporfin,erapeor.

—Ah,¿tehacontadoeso?Negóconlacabeza.—Solo que estaba intentando pedirte perdón, pero tú no querías

perdonarle. Le pregunté la razón, pero no me la dijo. Aunque tú puedescontármelo,siquieres.

Solo lodecíamedioenbroma,peroerabonito teneraalguienconquienhablar.Ydeaquellopodíahablarsintemoralasconsecuencias.

—Loconocíelveranodespuésdelprimerañodeinstituto.Sonrió.—Esapartesímelacontó.—Pasamoscasitodoslosdíasjuntosdespuésdeeso.Yosabíaqueélseiría

enalgúnmomento,peroentoncesmipadremurió.Elliott tuvoque irse.No ledejarondespedirsedemí,peroyonolosabíaenesemomento.

—Ay,Dios…¿Creíste que vio que tu padre habíamuerto y se largó sinmás?

Asentí.—Estabahechopolvo.Vinoaquíporti,esolosé.—¿Y…?—Meinterrumpí,sinsabermuybienhastadóndellegar.Madison

esperópacientemente,ymehizosentircómodaparaseguirhablando—:¿Algunaveztedijoporqué?

Madisonsoltóunacarcajadaysetapólaboca.—Puesporti,tonta.—No,esoyalosé.Pero¿porquéyo?—¿Nolosabes?—Neguéconlacabeza—.Huy.No,no.Novoyaseryo

quientelodiga.Tendrásquepreguntárseloaél.—Yalohehecho.Noquieredecírmelo.Madisonmemirócongestodecomprensión.—¡Ay!Nomepuedocreerquenotelohayadicho.¡Estantierno…!Tratédeno sonreírmientras imaginaba razones tiernaspor lasqueyo le

gustabatantoaElliott.—Bueno,yahoraquehemospasadoportodaslasemocionesposibles,ya

hemosllegado—dijoMadison,enfilandohacialaentradadelinstituto.Condujo despacio por el aparcamiento, tratando de encontrar un lugar

donde aparcar. Tardó más tiempo de lo que Madison esperaba, pero al finalencontramosunaplazalibreenunrincónoscuro.Mebajédelcocheysentíqueelfríomecalabaloshuesos.Empecéatemblardespuésdesolounossegundos.

—EsteesunlugarperfectoparalasorpresadePresley.Estoypensandoensangredecerdo.Esperoqueestécalentita.

Madisonsecerrólacremalleradelachaquetayentornólosojos.—Noseatreverá.—Nosé—dije.Madisonserio.—Notepreocupes.¿Quépodríahacer?—Nolosé,ycreoqueesoesprecisamenteloquemásmepreocupa.Madison se puso un gorro y guantes negros, y luego abrió la puerta del

maleterodesu4Runnerysacódosmantasgruesas.Mediounaconforropolaryluegoentrelazósubrazolibreconelmío.

—Venga.Vamos a ver a nuestros chicosmachacar a esosYukonMillersy…

—¡Hola,Maddy!—dijoPresley,caminandoconlasclones.Madisonlerespondióconunasonrisaigualdefalsa.—¡Hola!¿Quétal?APresleyesonolehizoningunagracia,ysusonrisapetulanteseesfumó.

Siguieron andando por el aparcamiento hasta la taquilla, y nos aseguramos depermanecerlobastantelejosparanotenerquevolveracruzarnosconellas.

En el estadio ya reinaba un ambiente de gran expectación, con un ruidoensordecedor antes incluso de que llegáramos a la taquilla. Unas enormespancartasconelnombredeYukonMillerscolgabanencasi todaspartes,y laslucesdelcampoperforabanelcielonocturno.

Las botas de Madison resonaban sobre el asfalto con cada paso,recordándomelainsistenciadeAltheaporquelevantaralospiesalcaminar.Casioía su voz enmi cabeza, y esome hizo pararme en seco.No quería llevarlosconmigo,nisiquieraaAlthea.Queríapoderdejarlosatodosatráscuandoalfin

lograbaalejarmedeellos.—¿Catherine?—dijoMadison,tirándomedelbrazo.Pestañeé y me reí, disimulando que había estado como ausente unos

minutos.—¿Estásbien?—mepreguntóconpreocupacióngenuinaenlavoz.—Sí—dije,dandounpasohaciadelante.Ellaechóaandarconmigo,con

subrazoaúnenganchadoalmío—.Sí,estoybien.Nosdetuvimosenlataquilla,mostramosnuestrastarjetasdeestudiante,y

la abuela de detrás de la ventanilla nos puso un sello en las manos con unasonrisa.

—Gracias—dije.—Disfrutaddeladerrota—nosdeseólaabuela,conlasonrisadeungato

deCheshireextendiéndoseporsurostroarrugado.Madison la miró boquiabierta y me la llevé de allí, conduciéndola a la

puerta.—¿Hadicho…?—Sí.Lohadicho—confirmé,deteniéndomealpiede los escalonesque

conducíanalasgradasdelladovisitante.Lamitadyaestaballenaconelpúblicode aficionados del equipo local, desbordando el aforo del estadio, pero habíamuchasgradasvacíasygruposesporádicosdepadres.

Subimoslosescalonesynossentamosenlasextafiladesdeelpasillo, lomáscercaposibledelcentrodelosbancosdejugadores.Lasanimadorasestabantodas juntasdepieen lapista,delantede labanda,e ibanvestidascon toda laparafernalia.Losmúsicosacargodelastrompetas,lastubasylostamboresyaestaban ensayando, interpretando por separado una canción cualquiera de surepertorio.

Madisonsefrotólasmanosenfundadasensusguantesyluegoadvirtiómismanosdesnudas.Meagarrólosdedos,mirándomeconlosojosmuyabiertos.

—¿Tehasdejadolostuyosenel4Runner?Neguéconlacabeza.—No,esquenotengoguantes.Nopasanada.—¡No,claroquepasa!¡Estamosaseisbajocero!—Melevantólamantay

memetiólasmanosdebajo,sosteniendolassuyassobrelasmíashastaquesintióquehabíantenidosuficientetiempoparacalentarse.

El director de la banda se situó al frente y sostuvo un cartel en alto. Lasección de trompas emitió unas rápidas notas para practicar, y luego todosarrancaron con la misma escala. La voz del comentarista se oyó a través delsistemademegafonía,dandolabienvenidaalosespectadoresyagradeciéndolesquehubiesendesafiadoalfrío.

Madisonyyonossentamosmáscercamientraselairesefiltrabadentrodenuestras mantas y abrigos, viendo cómo los Oak Creek Mudcats saltaban alcampoalsondelhimnodenuestroinstituto.

—¡Mira! ¡Allí están!—dijo, señalando a nuestros novios. Estaban en labanda,elunoalladodelotro,escuchandoalentrenadorPeckham.

Cuandoelentrenadorsealejó,Elliottsevolvióymiróhaciaarriba,a lasgradas. Levanté lamano y los dedos índice,meñique y pulgar. Elliott hizo lomismoy,comolaúltimavez,sentí lasmiradasde todosaquellosquehabíaenmedio de nuestra línea de visión.Elliott se diomedia vuelta, dando pequeñossaltos,consualientoresoplandoenunanubeblancasobresucasconegro.

—Eso podría ser el gesto más tierno que he visto jamás —comentóMadison—.Conrazónnollevasguantes…Nopodríashaceresoconestopuesto—dijo,levantandounamano.

Incliné la cabeza, sintiendo cómo la vergüenza me teñía las mejillas derojo, pero no pude dejar de mirar al número siete mientras se movía paraconservarelcalordesucuerpo.Quizáporprimeravez,medicuentadeloquesignificaba para él, y lo que significaba él paramí. El calor se extendió amipecho,yluegoalrestodemicuerpo.Yanoestabasola.

—¡Vaya!—exclamó Presley desde unas pocas filas más arriba—. ¡Quéescenamásdulce!

Madisonsediomediavueltaylamiróaleteandolaspestañasysonriendo.—¡Vetealamierda,Presley!—¡MadisonSaylor!—gritóunamujerrubiasentadaalladodePresley.—¡Señora Brubaker!—dijo Madison, sorprendida. Una risa nerviosa le

saliódelaboca—.Cuántomealegrodeverla.Asítalvezsuhijanosecomportecomounatrollsiestáustedaquí.

Presley se quedó con la boca abierta y las clones hicieron lomismo.LaseñoraBrubakerlamiróconexpresiónsevera.

—Esoesintolerable—dijo,muyseria.Madisonsevolvióyhablóenvozbaja:—¿Estáescribiendounmensajedetexto?Echéunvistazoporelrabillodelojo.—Sí.Madisonseagazapóylanzóungemido.—Estáenviándoleunmensajeamipadre.Vananuestraiglesia.—Yo soy la primera sorprendida. Siempre había pensado que eras muy

tímidaydiscreta—dije.—No, no lo soy.Es que nunca he tenido una amiga a quien tuviera que

defender.¿Noesesoloquehacenlasamigas?

Lediunempujoncitoconelhombro.—Eresunamuybuenaamiga.Memiróconcaradefelicidad.—¿Losoy?Asentí.Sacósuteléfonoyviolaalertaenlapantalladequeacababaderecibirun

mensajedesupadre.—Havalidolapena—dijo,dejandosuteléfonosinleerelmensaje.Elliott, Sam, Scotty y Connor se dirigieron al centro del campo para

encontrarseconloscapitanesdelequipodeYukon.LanzaronunamonedaalaireyElliott eligió cara o cruz.Fuese lo que fuese lo quedijo, el árbitro señaló aElliott, y los pocos aficionados de Oak Creek que había en las gradasprorrumpieron en vítores. Elliott escogió recibir el balón, y volvimos aprorrumpir en gritos de júbilo. El sistema de megafonía reproducía músicaenlatadamientraslosjugadoresformabanenelcampoyelequipodeYukonsepreparaba para lanzar a nuestro receptor. Hicimos un intento fallido de armarmásjaleoqueelequipolocal.

Sam atrapó el balón y Madison gritó, aplaudiendo durante las sesentayardasenterasenquepermanecióensupoder.

CuandoElliottsalióalcampo,sentíunaextrañapunzadaenelestómago.Estabapreparándoseparaenfrentarseasusantiguoscompañerosdeequipo,ymepreguntécómodebíadesentirse.Lapresiónporganarteníaqueserinsoportable.

Elliottgritóunaspalabrasqueapenaspudeoírporculpadelruido,yScottylepasóelbalón.Elliottretrocedióunospasosy,alcabodeunossegundos,lanzóuna espiral perfecta hacia uno de los receptores. Yo no sabía muy bien quéestabapasandoymecostabamuchoseguireljuego,peroentonceslamultitudsequedó sin aliento, los árbitros levantaron unas banderas amarillas y vi a unlineman defensivo de Yukon levantarse y señalar a Elliott. Mi número sieteestabaenelsuelo,conlosbrazosylaspiernasextendidos.

—Oh,Diosmío…¿Quéhapasado?—pregunté.—Esoerajustoloquelespreocupaba—dijoMadison.—¿Elqué?—Que el antiguo equipo de Elliott intentase eliminarlo. Saben lo bueno

quees.Tambiénestánmolestosconélporquelosdejóenelúltimoaño.Me estremecí al escuchar sus palabras, sintiéndome culpable. Sabía

exactamenteporquéhabíadejadoasuscompañerosdeequipo.Despacio, Elliott se puso de pie con dificultad, y la multitud aplaudió.

Junté lasmanoscongeladas,apesardequesentíaundolor insoportableen losbrazoscadavezqueaplaudía.VolvíadeslizarlasdebajodelamantayviaElliott

regresaralalíneacojeandoligeramente.LasiguientevezqueElliott lanzóelbalónquedóatrapadoen lazonade

anotación. Luego losMillers se anotaron un touchdown, y ambos equipos semantuvieronmás omenos igual hasta que obtuvimos una ligera ventaja en elmediotiempo.

Madisonmeconvencióparaquelaacompañaraahacercolaparacomprarchocolatecaliente.Caminéhastaallíjuntoaella,tratandodeconservarelcalormientrasesperábamosnuestroturno.

—¿AnnaSue?—dijoPresleyenvozaltaanuestraespalda—.Dijoquetemandaríaunmensajedetextodecaminoacasa,¿verdad?

—Yaveremos—respondióAnnaSue—.Últimamentesecomportacomouncrío,delmiedoquetieneaqueellaseentere.

—Notevuelvas—dijoMadison—.Estánintentandollamartuatención.—Tardeotempranoteníaqueocurrir.Aunchiconopuedegustarletantoel

heladoanoserqueseaparapoderverteatodashoras—dijoPresley,másfuerteestavez—.Eradenuecespecanasconmantequilla,¿verdad?

Madisonfruncióelceñoysevolviódespacio.Presleyloadvirtióyunalevesonrisaasomóasuslabios.—Bueno,estavezavísamesivuelvesaperdertelafiestaparaquedarcon

él.Nopiensoesperarunahoracomoelfindesemanapasado.Madisonsevolvió,conlágrimasenlosojos.Exhalóunlargosuspiro.—Esmentira.—¿Mentira?—pregunté—.¿Elqué?—Sam va a Braum’s todos los días. El helado de nueces pecanas con

mantequillaessufavorito.Hiceunamueca.—Eso no significa nada. Si eso es lo que pide siempre, ella tiene que

saberlo,claro.—Samllegóunahora tardea la fiestael findesemanapasado.Dijoque

tardómástiempodelonormalenhacerlosdeberes.—No.Esimposible.Veolaformaenquetemira.Madisonasintió.—Tienesrazón.Perotodavíatengoganasdearrancarleesosrizosrubiosde

animadorafrustradaunoauno.—Porfavor,no.—Nisiquieravoyapreguntárselo.Samnuncaharíaeso,nienunmillónde

años.OdiaaAnnaSue.Nos acercamos al punto de venta y pedimos dos chocolates calientes

grandes. Pagué con los pocos dólares que tenía para compensar el coste de la

gasolina, y luego volvimos a nuestros asientos, haciendo caso omiso de lasrisitasdelasclones.

La banda de música de Oak Creek estaba tocando Back in Black. LosdespedimosconunefusivoaplausoylossustituyólagrandiosabandadeYukon.InterpretaronunmashupdeBeyoncéehicieronunT-Rexanimado.Lamultitudestallóengritosdeentusiasmo.InclusolaaficióndeOakCreeksepusoenpieyaplaudió.

Pocodespuésdeque labandadelequipo localabandonaraelcampo, losMudcats salieron corriendo del túnel de vestuario. Grité animando a Elliottcuando vi la camiseta número siete, preparándome para otra hora detemperaturasgélidasyamontonamientoshumanos.

HicieronunplacajeaElliottdosveces,yen lasegundaocasión tardóunminutolargoenlevantarse.Cuandosepusodepie,parecíaaúnmásdecididoaganar.Siguiócorriendopara anotarotro touchdown.Aunminutodel finaldelpartidollevábamosdocepuntosdeventajayYukonteníaelbalón.Sealinearonenlalíneadeveinteyardasdesucampo.

—¿Quésignificaprimeroydiez?—preguntéaMadison.Lasanimadoraslohabíanestadocantandodurantetodoelpartido.

—Básicamente, cada vez que un equipo recibe el balón, tienen cuatrointentos para ganar diez yardas en una vez. Si no consiguen diez yardas encuatrointentos,elotroequiporecibeelbalón.¿Tienesentido?

Asentí.El reloj seguía su cuenta atrás mientras Yukon lo intentaba de nuevo y

fallaba.Ensucuartointentoperdieronlaoportunidad,yelnúmeroveintidósdeOak Creek, quienquiera que fuera, llevó el balón hasta nuestra zona deanotación.

Madison y yo nos pusimos de pie, dando saltos con nuestros vasos depoliestirenovacíos.OakCreekyYukonchocaron lasmanos, y luegoElliott ysuscompañerosdeequiposedirigieronalvestuario.SamyElliottnossaludaronalpasar,peroviqueElliottestabacojeando.Intentéponerbuenacaraysonreír,peroElliottviolapreocupaciónenmirostro.Metocólamejillaconlamanounbrevesegundoalpasar.

—Estoybien,cariño.Madison bajó la barbilla yme sonrió, y luego nos fuimos a esperar a la

puerta,cercadelautobús.—¿Quécreesquees?—lepregunté.Madisonarrugólanariz.—¿Cómo?—La sorpresa de Presley. ¿Crees que como su madre está aquí, eso la

frenará?—Nocreo. ¿Cómocreesqueha llegadoa ser comoes?¿Creesquea su

madreleimportaquePresleyseamalapersona?—Tienesrazón—dije.MepreguntéquépensaríaMadisonsiconociesea

mi madre, y luego deseché ese pensamiento rápidamente. Eso nunca iba asuceder.

Cuando el equipo de fútbol comenzó a salir, Elliott fue uno de losprimeros.

—¡Felizcumpleaños!—ledije.Me tomóenbrazos, robándomeunbeso rápidoantesdequesalieransus

entrenadores.Seleveíaunrasguñoenlanarizhinchadayotromoradoenelojo.También tenía la barbilla y el pómulo magullados. Parecía destrozado, peroestabasonriendo.

—¿Estásbien?—lepregunté.Sam le dio una palmada en el hombro aElliott, y este hizo un gesto de

dolor.—Sabíamosqueibanaporél.Peronosotrosloprotegíamos—dijoSam.—Bueno,notodoeltiempo…—dijoElliott,escurriéndosedelamanode

Sam.—Elliott…—empecéadecir.Sonrió.—Estoybien.Esunanochemásdepartido.Hasidodivertido.—Noparecemuydivertido.¿Tehasrotolanariz?—preguntóMadison.—Elentrenadordicequeno—respondióElliott—.Hemosganado.Y…—

Echóunvistazoalrededor,inclinándose—.Diceelentrenadorquevanavenirunpardeojeadoresalpartidodelplayoff.Asíquesilohagobien,podríajugarenlaligauniversitaria.

—Creíaquedecíasqueesoeraimposible—dije,guiñándoleunojo.Seinclinóparabesarmelamejilla.MadisonsevolvióhaciaElliott.—¿Losnativosamericanosnopuedeniralauniversidadgratis?Elliottserio.—No.—Oh,Diosmío.¿Esohasidoofensivo?Losientomucho—dijoMadison.—Esunmitomuyextendido.—Memiróconunasonrisa—.Peroconuna

beca,parecequepodríamosestareligiendouniversidadpronto.Echéunvistazoalrededor,sinquererhablardeaquellodelantedeMadison

ySam.—No puedo ir a la universidad, Elliott. No puedo permitírmelo

económicamente—dijeenvozbaja.Elliottpermanecióimpasible.—Loconseguiremos.—Ungranpartido,Elliott—dijoPresleyconairedesuficiencia—.Hola,

princesaKitCat.Tatumsaludóconlamanodetrásdeella.Elliotthizoungestoconlacabezaymehablóenvozbaja:—¿Tehanestadomolestando?Neguéconlacabeza.—HanintentadocrearproblemasconSamyMaddy.—¿Eh?—exclamóSam,confuso—.¿Yo?¿Quéhehecho?—Nada—dijoMadison,besándoleenlamejilla.—¿Quéhandicho?—preguntó.—Noimporta—dijoMadison—.Nolashecreído.—Ahoratienesquedecírmelo—dijoSam,frunciendoelceño.Ellatrasladóelpesodesucuerpodeunpieaotro,nerviosa.—QuemeestásengañandoconAnnaSue.SamyElliottsedoblaronsobresuestómago,contodoelcuerpotemblando

derisa.—Entoncesesoesunno—dije,risueña.Cuandodejarondereírsealfin,Samparecíadisgustado.—Serámejorquenohagancirculareserumorporelinstituto.Quéasco…Madisonloabrazóylebesóenlamejilla.—Nomelohecreídoniporunsegundo.Elliottseirguióyrespiróhondo.—Bueno,nocreoqueseasoloesoloqueescondenenlamanga.—Nosdefenderemos—dijoMadison,entrelazandosubrazoconelmío—.

Nolatocarán.—Maddy tiene dos hermanos mayores. Puede ponerse agresiva si es

necesario—dijoSam,abrazándola.Madison se quitó el gorro de punto y rápidamente se recogió la larga

melenarubioplatinoenunmoñoapretado.—Digamosquetengoalgunos…golpesescondidos.Puedointentarlo.MevolvíhaciaElliott.—Notengomiedo.Elliottmeapartóelpelodelacaraymebesólanariz.—Catherine no es un nombre de princesa.Amíme suena a nombre de

guerrera.Sonreí. Siempre me había encantado la historia que mi madre había

contado sobre el origen de mi nombre, y me encantaba cuandomi padre mellamaba princesa, pero ahora todo era distinto y la versión deElliott encajabamejorconmigo.

Meabrazóunaúltimavezantesdesubirsealautobús.Sam se despidió de Madison, y caminamos las dos juntas hacia su

4Runner.Mispiescrujieronsobreunosrestosdecristalenelsueloaltiempoquese abrían los seguros de las puertas, ymemetí rápidamente en el interior delcoche,tratandodeponermearesguardodelfrío.

Madison puso la calefacción al máximo. Estuvimos tiritando unossegundos,frotándonoslasmanosmientrasMadisonenviabaunmensajedetextoasupadre.Puselamanofrentealasrejillasdeventilación,esperandoansiosaelmomentoenqueelairesevolvieramáscálido.

Madisonserio.—Mipadrenisiquieraestáenfadado.—Québien—dije.—Ledigo que ya salimos y luego podemos irnos.—Presionó un par de

teclasmásyluegollevólamanoalapalancadecambiosparadarmarchaatrás.Pulsóuninterruptorunpardeveces,fruncióelceño,yluegoabriólapuertaysebajóparairalapartedelanteradel4Runner.Pusolosojoscomoplatosysetapólaboca.

Bajédeunsaltoymereuníconellaenlapartedelanteradelcoche,peroalcabodeapenasdospasosnotéotravezlosrestosdecristalesbajomiszapatos,yyasabíaloqueestabaviendoallídelante:alguienhabíadestrozadolosfaros.

—Esas…esas…¡Lasvoyamatar!—gritóMadison.Los autobuses aún seguían en el estadio, así que recogí nuestras cosas,

cerrélaspuertasytiréaMadisondelabrigo.—¡Tenemosquesubiralautobúsantesdequesevayaonosquedaremos

aquítiradas!Madisonreaccionóyechóacorrerconmigo.Yoyamehabíaquedadosin

aliento a mitad de camino, pero el primer autobús ya se estaba yendo, y elsegundoloseguiríajustodespués.

En el preciso instante en que el autobús arrancaba, golpeé la puerta. Elconductor pisó el freno a fondo.Miró atrás y luego afuera, donde estábamosnosotras.Madisontambiénaporreólapuerta.

—¡Déjenossubir!—gritóconlasmejillashúmedasdeira.Elliott apareció en la puerta, tiró de la palanca y nos ayudó a subir los

escalones.ElentrenadorPeckhamsepusodepie.Habíaestadosentadoalladodela

señoraMason.

—¿Quépasa?—preguntó.—Necesitamosquenosllevenacasa—dijoMadison.ElentrenadorPeckhampusolosbrazosenjarras.—Nopodemoshacereso.—Alguien le ha roto los faros del coche. Hay cristales por todo el

aparcamiento—expliqué.—¿Qué?—exclamóElliott,conunsúbitobrillodefuriaenlosojos.Elentrenadorlanzóunsuspiro.—Debedehabersidoelotroequipo.—No, han sido Presley Brubaker y sus amigas—dijoMadison—. ¡Nos

dijeronquesiveníamosalpartido,nosharíanalgo!—Esaesunaacusaciónmuygrave—intervinolaseñoraMason—.Llama

a tus padres. Asegúrate de que les parece bien que vuelvas en el autobúsdeportivo.

—Becca, primero tenemos que hablar con el director deportivo. Tal vezinclusoconelsuperintendente—señalóelentrenadorPeckham.

—Nopodemosdejarlasaquí.Conestetiempo,podríahacersededíaantesdequesuspadresconsiganllegarhastaaquíarecogerlas.Yoestoyenelautobús,así que tendrán supervisión femenina. Enviaré un mensaje de texto al señorThorntonyalaseñoraDeMarcoylospondréalcorrientedelasituación.

ElentrenadorPeckhamsequedópensativounmomento,loquehizohablaraElliott:

—¿Quéesloquetienequepensar?¿Seestáplanteandoenseriodejarlasamásdedoshorasdecasacontemperaturasabajocero?

—Youngblood, ya basta —dijo el entrenador—. Hay unas normas quetenerencuenta.

Elliott se dio media vuelta, situándose frente a mí, casi como si meestuvieraprotegiendoconsucuerpodeladecisióndelentrenador.

—Si las reglas significan que las va a dejar aquí, entonces las reglas noestánbien.

—¡Déjamepensarunminuto!—gritóelentrenador.Las animadas conversaciones en la parte trasera del autobús cesaron de

repente,ytodaslasmiradasseconcentrarondelante.—Noseríalaprimeravez,Brad—dijolaseñoraMason—.Losdirectores

técnicosvanenelotroautobús.Esaschicasviajanconelequipotodoeltiempo.—Pero es que los directores han firmado exenciones de responsabilidad,

igualqueelrestodelequipo.Estoesdiferente.Elliottmetomódelamano.—Quieroavisarledeque,sinopodemoslocalizaralseñorThorntonoal

superintendente…sinoconsigue laautorizaciónydecidedejarlasaquí,yomequedoconellas.

—Youngblood, te sancionarán y no podrás jugar. ¡Siéntate! —gruñó elentrenador.

—Yo también, entrenador —dijo Sam, de pie junto a Maddy—. Nopodemosdejarlasaquí,ylosabe.

—Yotambién—dijoScotty,incorporándosedesuasiento.—Yotambién—dijootrojugadordesdeatrás.Pronto,todoslosjugadores

enelautobúsestabanlevantados.ElentrenadorPeckhamsedeslizólamanoporlacaraconimpotencia.—Estoesridículo.Muybien.Chicas,sentaoseneseasientodeahí,delante

denosotros.SeñoraMason,ustedsesentaráenelasientodelpasillo.Todoslosjugadores,desplazaosunasientomásatrás.Quierounafilavacíadetrásdemíydelaschicas.¡Hacedlo!—ordenó—.¡Ahoramismo!

LaseñoraMasonfacilitólamaniobra,yloschicoshicieronloquelesdecíasin rechistar, rápidamente y en silencio. La señoraMason nos indicó que nossentáramosfrenteaella,yElliottsedetuvoantesdedirigirsealapartedeatrás.

—Hahecholocorrecto,entrenador.ElentrenadorPeckhamlomiró.—Elliott,cuandoeresadulto,ladiferenciaentreloqueescorrectoyloque

noloesnoestátanclara.Notodoesblancoonegro.—Puesdeberíaserlo—dijoElliott,volviendoasuasiento.Elentrenadorsesentóyordenóalconductorquearrancara.El teléfono deMadison era la única luz en la oscuridad del autobús, y

resplandecióenlacaradelentrenadorPeckhamcuandoesteleyóelmensajedetextodesupadre.

Gracias a Dios que el autobús todavía estaba allí. Dale alentrenador Peckham las gracias por asegurarse de que vuelvassanaysalvaacasa.

ElentrenadorPeckhamasintióconaireavergonzado.LaseñoraMasonlediounapalmaditaenlarodillayserelajó,sonriendomientrashablabaconél.

Madisonhizounosgarabatosconeldedoenlaventanillahelada,yyolatapéaellayamíconlasmantas, tratandodeconservarelcalorapesarde lascorrientesdeairedelautobús.Elzumbidodelmotoryel ruidode lacarreterahacíanquemepesasenlospárpados,ymequedédormida,sabiendoqueestabarodeada por un equipo de chicos que harían cualquier cosa por Elliott, y que

Elliottharíacualquiercosapormí.

CAPÍTULO21ELLIOTT

SamyyonossentamosdosfilasdetrásdeCatherineyMadison.Estabatanoscuro que apenas veía las siluetas de sus cabezas asomando por encima delasiento. Al principio, las chicas miraban por la ventanilla y se miraban entreellasmientras charlaban, y luego vi queCatherine se había quedado dormida,porquecabeceabahaciadelanteyhaciaatráshastaque,alfinal,apoyólacabezasobreelhombrodeMadison.

Me sentí un poco frustrado, medio engañado: Catherine habría estadomuchomáscómodadurmiendosobremihombro.

—Eh—dijoSam,dándomeuncodazo—.¿Hasacabadoyademirarla?Soltéunacarcajadaysacudí lacabeza.Noteníasentidonegarlo;Samya

sabíaqueestabaperdidamenteenamoradodeesachica.Elautobúsavanzabaconunalentitudexasperante,ycadavezmecostabamásestarcercadeCatherineynopoderhablarconella.Enel institutoesoyaerabastanteduro,peroaquelloeraunatortura.

Lasgotasde lluviaquesearremolinabanconelvientoen lasventanillasformabanunasperlasbrillantesmientrasampliabaneltamañodelosfarosdeloscoches que pasaban, a veces en cuestión de segundos. Los limpiaparabrisasoscilabanaizquierdayderecha,yjuntoconelzumbidodelmotoryelruidodela carretera que reverberaba por la oscuridad del autobús, el ritmo relajanteconvertía en tareacasi imposible seguirdespierto.Normalmente, enel caminodevueltaacasadespuésdeganarunpartido,enel interiorsiemprereinabaunambientede celebracióny energía,peroapartedeunaspocasvocesprofundasquemurmurabanenlapartedeatrás,elsilencioresultabainclusoinquietante.

—Vaahaberunafiestaconbarrilesdecervezaenelembalse—empezóadecirSam,peroyoyaestabanegandoconlacabeza—.Vamos,Elliott,¿porquéno?Además,eslamejormaneradevengarsedePresleyylasdemás.Esperaban

que Tatum disfrutara de un rato a solas contigo para así poder propagar otrorumor,perosinospresentamosconlaschicasydescubrenquehanviajadoconnosotros en el autobús todo el camino de vuelta… ¡se llevarán un chascoincreíble!—exclamó,riendoentredientes.

—Catherinetienequeirseacasa.Mediouncodazo.—Podemossacarlaaescondidas.Miréporlaventanilla.—No,enserio.Nosabesloqueleesperaencasa.—Sumadreesmuyestricta,¿eh?Bueno,perotúsípuedesir.ConMadison

yyoallí,almenoslasBrubrujasnopodrándecirquehicistealgoquenohiciste.—Cuandoneguéconlacabezaotravez,Samfruncióelceño—.¿Porqué?Nohasidoaningunafiestadesdequeempezóelcurso.

—Ynopiensoiraninguna.Nosinella.—Entonces convéncela. Un poco de complejo de culpabilidad nunca le

hacedañoanadie.—Quenopuedohacer eso,Sam.Nosabes lomuchoquemehacostado

volveraganarmesuconfianza.Vineaquísinsabersiellameperdonaríaono.Pasédosañosseparadodeella,ycreíaquememoriríahastaquemehablóporprimeravez.Justoahoraestamosvolviendoalpuntoenqueestábamosantesdequemefuera.Puedequeinclusomejor.Nopiensotirarporlabordatodoloqueheconseguidoporunafiesta.NoesmásimportanteparamíqueCatherine.

—¿Acasohayalgoquelosea?¿Elfútbol?—No.—¿Tucámara?—Tampoco.—¿Quéhaydelacomida?Mereí.—Situvieraqueelegir,memoriríadehambre.—Vamos a ver, yo estoy locamente enamorado de Madison, así que lo

entiendo,pero…nosé…Todoesoquedices…Neguéconlacabeza.—Entoncesnoloentiendes.—Explícamelo.—¿Quésentidotieneiraunafiestasinovoyadivertirmesinellaallí?—le

pregunté.—Esonolosabes.NohasvistoaScottysaltarporencimadelafogata.—¿Puedesaltarsinquemarse?—exclamé.—Lamayoríadelasveces—dijoSam.

Nosreímos.—Por cierto —continuó Sam—. Sí que lo entiendo. Madison tampoco

puedeirafiestas.Cuandoyovoyaalguna,mepasotodoelratoechándolademenosydeseandoqueestuvieraallí.—Mirópor laventanillay seencogiódehombros—. Pero ella quiere que vaya. No quiere sentir que por su culpameestoyperdiendoalgo.SiCatherinesesienteasí,vealafiestasolounahorayyaestá.Pasasunratoconloschicosytevasacasa.Asítesentiráscomosihubierashechopiñaconelequipoyellanosesentiráculpable.Maddysabequeyonuncaharíanadaquepudierahacerledaño.Esmimejoramiga.

Asentí.Catherineloeratodoparamí.Sialgolesucedíamientrasyoestabaenunaestúpidafiesta,siveníaamicasayyonoestabaallí,sisesentíaherida,aunquefuese tansolounsegundo,por tenerqueoíralgúnrumor,nuncameloperdonaría.PeronopodíadecirlenadaaSamdeeso.

—Catherinetambiénesmimejoramiga.Me empezó a vibrar el teléfono. Cuanto más nos acercábamos a Oak

Creek,másmensajesdetextoenviabanlosmiembrosdelequiposobrelafiesta.Samleyólosmensajes.—¿Loves?Seráunamierdasinovas.—HablaréconCatherine—dije.

CAPÍTULO22CATHERINE

Pestañeé abriendo los ojos justo cuando los autobuses entraban en elaparcamiento.Me desperecé oyendo como el equipo de fútbol al completo semovíaconimpacienciaenlosasientosdeatrás.Bajamosdesfilandodelautobús.JustocuandoElliottmetomabadelamano,laseñoraMasonnosdetuvo.

—Dime si tu madre quiere alguna aclaración por lo de esta noche, ¿deacuerdo? Le pediré al señor Thornton que envíe una carta a casa. Si no estásatisfecha,élpuedellamarla.

—Nohacefalta—dije.—¿Estáscompletamentesegura?Catherine,siseenfada…—Estoysegura.Gracias,señoraMason.Buenasnoches.LaseñoraMasonnossonrióaElliottyamíantesdevolveracentrarsu

atenciónenelentrenadorPeckham.Elliottmeacompañódirectamenteasucoche.Elsueloestabamojadopor

lalluviahelada,ylaslucesdelaparcamientocentelleabanenloscharcossobrelosqueElliottme levantó envolandas, como si nopesaranada.Aún cojeaba,peronotantocomoantes.

Arrancó el coche y esperamos dentro para que se calentara. Tomó mismanosenlassuyas,soplandoparatemplarlasconsucálidoaliento.

—Madisondijoquehabíaunafiestaestanoche.¿Túqueríasir?Seencogiódehombros.—Bueno,sí,perotampocopasanadasinovoy.—Entonces,¿quieresir?—Heestadoenmuchasfiestas.Sontodasiguales.—Peroestuúltimoaño,yestafiestaesunacelebraciónentuhonor.Eres

elquarterbackestrella.Lehasdadovidanuevaaesteequipo;teadoran.—Yoteadoro.

Miréhaciaabajo,tratandodenosonrojarme.—Yo…quierodarteunacosa.Esunatonteríaquetehepreparado—dije,

sintiendoquenecesitabauneximente.—¿Me has preparado algo?—preguntó, levantandomucho las cejas. Su

sonrisasehizomásamplia.Saqué una pila de tarjetas del bolsillo interior demi abrigo y se las di,

observandosureacciónmientrasleíacadaunodelossobres.—«Cuandotesientassolo»—leyó—.«Cuandoestésteniendounmaldía»

—dijo, pasandoal siguiente sobre—.«Cuandomeechesdemenos».«Cuandonos hayamos peleado». «Cuando acabemos de tener un gran día». «Sirompemos».—Levantó la cabeza de golpe y frunció el ceño—.Este lo voy aromper.

—¡Porfavor,no!Ocupacuatrohojas…Mirólossobresotravez.—«Paraahoramismo».—Abrióel sobreydesplegó lahojadecuaderno

paraleermispalabras.

QueridoElliott:

Notengonadamásqueregalarte,asíqueesperoqueestotesirva. No se me da demasiado bien hablar de missentimientos.Nosemedademasiadobienhablardenada,enrealidad.Meresultamásfácilescribirlo.

Elliott,hacesquemesientaamadayseguracomonadiemehahechosentirmeenmuchotiempo.Eresvalienteydejasquelascosashorriblesquedicelagenteteresbalencomosinada pudiera tocarte, y luego dices cosas que me hacenpensarquesoy laúnicaquepuedehacerlo.Mehacessentirhermosa cuando tú eres hermoso. Me haces sentir fuertecuandotúereselfuerte.Eresmimejoramigo,yresultaquetambién estoy enamoradade ti, lo cual es lomejor quemepodíahaberpasadoenlavida.Asíquegracias.Nuncasabráslo infinitamentemejor que esmi vida solo por el hechodequetúestésenella.

Tequiero,Catherine

Elliottmemiró,radiante.

—Esteeselmejorregalodetodamivida.—¿Deverdad?—dije,encogiéndome—.Heestadodándolevueltasymás

vueltasaverquétepodíaregalar,pero…—Esperfecto.Túeresperfecta.—Seinclinóunpocomásparabesarmeen

loslabiosymediodosbesosrápidosantesdesepararsefinalmente.Miróhaciaabajo,ruborizándose—.Tútambiéneresmimejoramiga.Mealegraquehayasescritoeso.

Mehurguélasuñas,puesmesentíamuyexpuesta,peromicuriosidaderamásfuertequelarabiaquemedabasentirmevulnerable.

—Maddymehadicho…mehadichoquesabíaalgoquetúnomehabíasdicho, pero no ha querido decirme qué es. Tiene que ver con por qué vinisteaquí.

—Ah.Eso.—Meacariciólamanoconelpulgar.—¿Estásnerviosopordecírmelo?—Unpoco.Sí.Semeescapólarisa.—¿Porqué?NoestabasnerviosocuandoselodijisteaMaddy.—Lediun

pequeñocodazo—.Dímelo.Se frotó la nuca, relajándose mientras el aire caliente se adueñaba del

interiordelcoche.Éramosdelosúltimosenelaparcamiento.Todoslosdemásteníanprisaporllegaralafiesta.

—¿Teacuerdasdelaprimeravezquemeviste?—preguntó.Arqueéunaceja.—¿Cuandoestabasdandopuñetazosalárbol?—Sí.—Semiró las marcas de los nudillos señalados—. No quiero que

pienses que soy un enfermo o un acosador ni nada de eso. —Se volvió, seabrochóelcinturóndeseguridadypusolamarchaatrás—.Serámásfácilsiteloenseño.

Fuimosconduciendoalacasadesutíayaparcóelcocheenelcaminodeentrada.Lacasaestabaaoscurasyelgaraje,vacío.

—¿Dóndeestán?—pregunté.—HansalidoconeljefedeltíoJohn.Nodeberíantardarmucho.Asentícon lacabezay loseguíescalerasabajohastasuhabitación,enel

sótano.Noseparecíaennadaalcuartoquevilaúltimavezqueestuveallí:eraundormitorionormalconunacamadematrimonio,unacómoda,unescritorioycon lapareddecorada.Habían reemplazado laalfombraverdedepeloporunamásmodernaentonostierra.

—¿Quéeseso?—pregunté,señalandounanexoderecienteconstrucción.—EltíoJohnmehizounbañoparaquenotengaqueducharmearriba.

—Ah,esoestámuybien.Elliott abrióun cajónde su escritorioy sacóuna cajade cartón conuna

tapa.Sedetuvounmomentoconlasmanosencimadelatapayluegocerrólosojos.

—Noteasustes.Estonoestanextrañocomoparece.—Bueno…estábien…—¿Teacuerdasdecuandoqueríaenseñartelacosamáshermosaquehabía

fotografiado?Asentí.Tomólacajayselallevóalacama.Levantólatapa,tratandoderecogerlo

quehabíadentro,yluegodepositóunapiladefotos,todasenblancoynegroyde varios tamaños, encima de su colcha. Las extendió en abanico. Todas eranfotos mías, de aquel año, de primer curso, y en muy pocas salía conmigomirando a la cámara. Entonces me fijé en unas fotos mías de cuando iba aprimaria,yenunallevabaunvestidoquenomecabíadesdequeibaasexto.

—Elliott…—Losé.Séloqueestáspensando,yesunpocoraro,sí.Poresonotelo

habíadicho.—¿De dónde has sacado esto?—pregunté, señalando las fotos mías de

añosatrás.—Lashiceyo.—¿Lashicistetú?Perosiparecenfotosdeunarevista…Sonrió,aturullado.—Gracias.LatíaLeighmecomprómiprimeracámaraelañoenquetomé

estafoto—dijo,señalandolaqueestabaconmivestido—.Mepasétodoeldíafuerahaciendofotosconelaparato,yluegovolvíacasaymepasétodalanocheeditándolas en el viejo ordenador del tío John. Sin embargo, a mediados deveranodecidítreparaunroblemuyaltoparatomarunafotodelapuestadesol.Losdueñosdel jardíndondeseencontrabael robleestabanallí fuera,yyomequedé atrapado en lo alto del árbol. Estaban muy tristes y compartían unmomentomuyíntimo,asíquenoqueríamolestar.Estabanenterrandoalgo.Eraistúytupadre.EstabaisenterrandoaBobo.

—¿Nosestabasmirando?¿Estabasencaramadoalárbol?—Noeramiintención,Catherine,telojuro.—Pero…yomequedéallífuerasentadahastaqueoscureció.Notevi.Elliottseencogió.—Esperéhastaquetefuiste.Nosabíaquéotracosahacer.Meacerquéalasfotosymepuseatocarlastodas.—Recuerdo haberte visto merodeando por el vecindario y cortando el

césped.Teveíamirarme,peronuncamehablaste.—Porqueestabaaterrorizado—dijoconunarisanerviosa.—¿Demí?—Meparecíaslachicamásguapaquehabíavistoenmivida.Mesentéenlacama,conunadelasfotosenlamano.—Cuéntamemás.—Alveranosiguiente—continuóElliott—,tevisentadaenelbalancíndel

porche.Vistealgoeneljardín.Eraunpajarillo.Teviencaramartecasihastalacimadel abedul solo para devolverlo a su nido.Tardastemedia hora enbajar,perolohiciste.Conunvestidorosa.

Diounosgolpecitosenuna fotomía sentadaen losescalonesdenuestroporche,ensimismadaenmispensamientos.Teníaonceodoceañosyllevabaelvestidofavoritodepapá.

—Esta es la foto más bonita que he hecho en toda mi vida. Lo veíareflejadoentucara:estabasreflexionandosobreloquehabíashecho,elmilagro,elorgullo.—Soltóunacarcajadayasintióconlacabeza—.Estábien,yapuedesburlartedemí.

—No, es que… —Me encogí de hombros—. Esto ha sido un poco…inesperado.

—Ytambiénunpocoraro,¿no?—preguntó.Esperómirespuestacomosiesperararecibirunpuñetazo.

—No lo sé. Ahora tengo fotos mías y de mi padre que no sabía queexistían.¿Yestadeaquí?—pregunté.

—Estabasayudandoatupadreaarreglaruntablónrotodelporche.—¿Yaquí?—AdmirandoelrosaldelosFenton.Siempreibasalblanco,unoqueera

muymuygrande,peronuncaarrancasteningunarosa.—Yadecíayoqueesacasameresultabafamiliar.Laheechadodemenos

desdequeladerribaron.Ahorasoloesunmontóndetierra.Sesuponequeestánconstruyendounanueva.

—Yoechodemenoslaluzdelasfarolasdelacalle.Parecequecadaañosefundenmás—dijoElliott.

—Yotambién.Pero,graciasaeso,esmásfácilverlasestrellas.Sonrió.—Siempreviendoelladopositivodelascosas.—¿Qué estabas haciendo en mi jardín trasero ese día? —pregunté,

señalandounafotodelviejoroble—.Laprimeravezquetevi,cuandoestabasgolpeandonuestroárbol.

—Desahogándome. —Esperé a que continuara. Parecía avergonzado—.

Mispadrestodavíasepeleabanmucho.MamáodiabaOakCreek,peroamícadadíamegustabamás.Ledijequequeríaquedarmeaquí.

—¿Eldíaquenosconocimos?—Sí.No sé.Sentía comouna especiedepaz junto a ese roble, pero ese

día…no tuvonadadepacífico.Cuantomás tiempopermanecía sentadoalpiedelárbol,cuantomástranquiloyserenointentabaestar,másfuriosomesentía.Antesdedarmecuentade loquehacía,mepuseadarpuñetazosal árbol.Mesentó muy bien poder desahogarme por fin. Aunque no sabía que estabas encasa,devueltadelinstituto.Detodaslasvecesquehabíaimaginadolaescenaenquenosconocíamos,nuncapenséquefueraasí.

—¿Ylohacesamenudo?¿Lodedesahogarte?—Ya no tanto. Antes rompía las puertas con los puños con bastante

frecuencia.LatíaLeighamenazóconprohibirmequefueraavisitarlossirompíaotra.Me enseñó a canalizarmi ira de otramanera: haciendo ejercicio, con elfútbol,haciendofotos,ayudandoaltíoJohn…

—¿Porquéteenfadastanto?Negóconlacabeza,frustrado.—Ojalá lo supiera.Simplementemepasa.Ahora semedamuchomejor

controlarlo.—Noteimaginotanenfadado.—Intentomantenerlocontrolado.Mimadredicequemeparezcomuchoa

mipadre.Unavezquesedesatalaira…yaestáfuera.—Parecíainquietoantelaidea.

Sesentóenlacamaamiladoysacudílacabezaconasombro.Habíatantasexpresiones diferentes en las fotos, todas mías: enojada, aburrida, triste,taciturna…tantosmomentosdemivida…

—Créeme,ahora,condieciochoaños,medoycuentadequenoestababienhacerle fotos a alguien sin su consentimiento. Te las regalo todas conmuchogusto.Nuncase lasheenseñadoanadie.Esqueyo…a losdiezañospensabaqueeras lacosamáshermosaquehabíavistoenmivida.Ytodavía lopienso.Esaeslarazónporlaquevolví,yesoesloqueledijeaMadison.

—¿Porquecreesquesoyhermosa?—Porquellevoamándotecasilamitaddemivida.Mevolvíparamirarmeenelespejoquecolgabadelapared,detrásdesu

escritorio.ElpelorojizomehabíacrecidomásdeveintecentímetrosdesdequeElliotthabíatomadosuprimerafotodemí.Ahoraparecíaunamujerenlugardeunaniña.Misojoserandeunverdemásbiensoso;eraabsolutamentenormal,ynolabellezaespectacularqueéldescribía.

—Elliott…Yonoveoloquetúves.Ynosoylaúnica.

—¿Creesqueporeso laschicas insegurascomoPresleyy susamigas semeten tantocontigo?¿Porqueeresnormal?¿Porqueeresaburrida?¿Unachicadelmontón?

—Esquesoynormal,aburridayunachicadelmontón—dije.Elliottmehizo colocarme frente al espejo, obligándome amirarme amí

mismaotravez.Mesacabaunacabezaypodíaapoyarlabarbillaenlacoronilladelamíasiquería.Supielmorenaofrecíaunenormecontrasteconmipielcolormelocotón,ysupelolisoyoscuroeracomoverpalabrasescritasenunahojadecolorcremasobremipeloonduladoyrojizo.

—Sinolovestú…Créeme,eresmuyhermosa.Memiréotravez.—¿Encuartocurso?¿Enserio?Perosieratodarodillasydientes…—No,no,teníaselpelorubioylosdedosdelicados,yalmenosdiezvidas

enterasentusojos.Mevolvíhaciaél,deslizandolasmanospordebajodesucamisa.—Echodemenosloclaroqueteníaelpelocuandoerapequeña.Elliottsepusorígido,mismanossobresupieldesnuda lohabíanpillado

desprevenido.—Tu… tu pelo está perfecto tal como está.—Tenía la piel cálida, y los

sólidos músculos de su espalda se tensaron bajo mis dedos. Se agachó y suslabiossuavespresionaronlosmíos.Diunpasohaciaatrás,hacialacama,yélsequedóparalizado—.¿Quéestáshaciendo?—preguntó.

—¿Ponermecómoda?Sonrió.—Ahoraerestúlaquecontestaconpreguntas.Soltéunarisitaytirédeélhaciamí.—Cállate.Dio unos pasos y todo su cuerpo reaccionó cuando separé los labios y

explorésubocaconmilengua.Alecharmehaciaatrás,Elliottsevinoconmigo,sujetándonosaambosconunamanoenelcolchón.Presionósupechocontraelmíoyestiré lamanopara levantarle losbajosde lacamisa.Cuando la teladealgodón le llegaba a lamitad de la espalda, oímos el ruido de la puerta de laentradaalcerrarse.

Elliottselevantódeunsaltoyempezóafrotarselanuca.—SoneltíoJohnylatíaLeigh—dijo.Meincorporé,muertadevergüenza.—Tengoque irmeacasade todosmodos.Deberías ir a la fiesta.Quiero

quevayas.Parecíadesilusionado.

—¿Estássegura?Asentí.—Medaré una ducha y luego te acompañaré a casa. ¿Quieres chocolate

calienteoalgoasímientrasesperas?Neguéconlacabeza.—Solotardaréunminuto.Recogió algo de ropa limpia y luego desapareció tras la puerta del baño

que le había hecho su tío. Se oyó el ruido del agua de la ducha, y el vaporcomenzóacondensarseenlapartesuperiordelapuerta.

MesentéenlacamadeElliott, juntoamisfotos.Habíamuypocasenelcampo, caminando por la calle o incluso en el jardín. En la mayoría de lasimágenesestabasentadaenelbalancíndelporche,conlasventanasdelJuniperobservándomepor encimadel hombro.Nunca sonreía. Siempre estaba sumidaenmispensamientos,inclusocuandomipadreaparecíaenlainstantánea,cercademí.

Oícomocerrabaelgrifodeladuchayabríaeldellavabo.Unosminutosmástarde,lapuertaseabrióyElliottaparecióconunasudaderaconcapuchadelequipodeOakCreek,vaqueros,zapatillasdedeporteyunaampliasonrisa,conlamarcadesuhoyueloenlamejilla.

—Huelesmuybien—dije,abrazándolodenuevo.Elolorajabóncorporalyamentameinundaronlasfosasnasalescuando

me rodeó la parte baja de la espalda con los brazos. Todavía tenía el pelohúmedoy cayó en cascada ami alrededor cuando se inclinóparabesarme loslabios.Metomódelamanoysedirigióhacialasescaleras,peroluegosedetuvoymebesódenuevo.

—¿Aquéhavenidoeso?—Tardéseisveranosenreunirelvalorparahablarcontigo,ydosveranos

másenvolveratulado.Yanomás,¿deacuerdo?Seacabóperdermelosveranoscontigo.

Sonreí.—¿Qué?—preguntó.—Quemegustaqueahoraacabeslasfrasesconpuntosfinales.Retuvomimano,ymipielfríahallóconsueloenlacalidezdelasuya.—Vamos —dijo—. Vamos a llevarte a casa antes de que se haga

demasiadotarde.Fuimos andando juntos hacia el Juniper, contando cuáles de las farolas

estabanfundidasycuálesseguíanencendidas.Elliottlevantólavistayconvinoconmigoenqueeramásfácilverlasestrellascuandotodoestabamásoscuro.

PasamospordelantedelsolardelosFentonyestavezElliottcruzólaverja

dehierroymeacompañóhastaelporchedelacasa.—Pásalobienestanoche, ¿deacuerdo?—dije,hablandoenvozbaja.El

Juniperestabaaoscuras,yqueríaquesiguieraasímientrasElliottestuvieseasídecerca.

Elliottenredóunmechóndemipeloensusdedos.—Megustaríaquefuerasconmigo.Porprimeravezenmividaquería irauna fiesta.Habría idoacualquier

parte si eso significaba poder pasar otra hora con Elliott. Me tragué esossentimientosyneguéconlacabeza.

—Serámejorqueentre.—Lobeséenlamejilla—.Felizcumpleaños.Elliott asintió y luegome tomó lasmejillas en susmanos. Presionó sus

labioscarnososycálidossobrelosmíos.Moviólabocadeformadiferente,estavez conmásdeseo.El hechodehaber compartidoun secretoymi aceptaciónhabíacambiadolascosas,habíaderribadounmuro.Separóloslabiosydejéquedeslizaralalenguadentrodemiboca,dandopasoaunbailedelicadomientrasmeatraíahaciasí.

Nuestroalientoformóunavaharadablancaencimadenosotros.Elliottseacercóunpasomásymeempujósuavementecontralapuerta.

—Deberíairme—susurréentrebesos.Extendílamanodetrásdemíyaccionéelpomo.Elpestillohizoclicylas

bisagrascrujieron.DiunpasoatrásyElliottmesiguió,entrandoenel interiordelJuniper.

Nos quedamos en la entrada, paladeándonos el uno al otro, perdidos ennuestraintensacercanía.Fueenesemomentocuandopenséseriamenteenhacerlasmaletasparaestarconél,dejandoatrásaquelmundopavorosoyagotador.

—¿Quédemoniosestápasandoaquí?—gritóDuke,tirándomedelabrigo.—Eh,cuidado—dijoElliott,levantandolasmanos.—Vete,Elliott—lepedí,presadelpánico.—¿Estás…?—empezóadecirElliott.—¡Vete,porfavor!¡Vete!—grité,yempujándolohaciaelumbral,lecerré

lapuertaenlasnarices.—¡Catherine!—gritóElliott,aporreandolapuerta.—¡Largodeaquí,desgraciado!—gruñóDuke.MiréaDukeymellevéundedoaloslabios,rogándolequesecallara.—Losiento.Losiento.Chisss…—dijeconmanostemblorosas.Apoyélas

palmasdemismanosenlapuerta—.¿Elliott?Estoybien.Veteacasayyaestá.Teverémañana.

—¡No estás bien!—gritó Elliott—. Déjame entrar, Catherine. Yo se loexplicaré.

Dukemeagarródelbrazo,peromezafédeél.Respiréprofundamenteyechéelcerrojodelapuerta.

—Nopuedesentrar.Peroestoybien,teloprometo.Solo…porfavor,veteacasa.Porfavor,vete.

—Nopuedodejarteaquí—dijoElliott.Traguésalivay,almirarhaciaatrás,vilafuriaenlosojosdeDuke.—Elliott,noquieroquetehagasdaño.Teprometoqueteverémañana,yte

prometoquetodoirábien.Porfavor,confíaenmí.—Catherine—dijocondesesperaciónenlavoz.Me acerqué a la ventana y di un golpe en el cristal. Elliott se reunió

conmigoallíypresionólasmanoscontraelvidrio.EsbocéunasonrisaforzadayélseasomóbuscandoaDuke,quehabíadesaparecidodelavista.

—Tienesqueirte—dije.Elliott frunció el ceño y tensó losmúsculos de lamandíbula. Percibí la

batallainteriorensusojos.—Venconmigo.Yopuedohacerqueestéssegura.Unalágrimameresbalóporlamejilla.—Tienesqueirte,Elliott,onopodréverte.Ellabioinferiorletemblabadeira.Tratódeasomarseyverdetrásdemí

unavezmás.—Vetedirectamenteatuhabitaciónyenciérrateallí.—Loharé.Teloprometo.—Estaréaquíaprimerahoradelamañana.—Deacuerdo.Elliottsediomediavueltaybajócorriendolosescalonesdelporche.Dio

unsaltoparacruzarlaverjaysefuecorriendohaciasucasa.Cerrélosojos,sintiendoqueunreguerodelágrimasmehumedecíalacara.

MelaslimpiéymeenfrentécaraacaraconDuke.Aúnseguíajadeando,furioso,fulminándomeconlamirada.

—Mantenloalejadodeaquí,Catherine,oharéquedesaparezca.Mesobrepusealmiedoycaminéhaciaél,señalandosucamisamanchada.—NoteacerquesaElliott,¿meoyes?Omeiré.Comolepongasundedo

encima,¡meiréynovolverénuncamás!Duke se quedó atónito y empezó a parpadear, inquieto, sin saber cómo

reaccionar.—El Juniper no puede funcionar sin mí. Harás lo que yo te diga —lo

amenacé, hablando entre dientes—. Y ahora ¡vete a la cama! —le ordené,señalandoelpisodearriba.

Dukesealisólacorbatayluegoretrocedió,volviéndosehacialaescalera.

Subiódespacio,llegóaloaltoygiróaladerecha,haciasuhabitaciónalfondodel pasillo.Cuando oí que cerraba la puerta de un portazo, subí corriendo lasescaleras,entréenmihabitacióny,acontinuación,atranquélapuertaempujandolacamacontraellaymesentéenelcolchónparaquetuvieramáspesoaún.

Metapélaboca,arrepentidayasustadaalavez.NuncalehabíahabladoaDuke de esemodo, y no estaba segura de lo que sucedería ahora. Era elmásamenazante de todos los huéspedes, y su fracaso al intentar asustarme paradoblegarme abría la puerta a la incertidumbre.Me preocupaba que apareciesealguienmás,alguiennuevoymásaterrador,parahacermeentrarenrazón.

Eltocadorarañóelsuelocuandoloarrastréhacialapuerta.Justocuandomeestabacolocandoenposiciónparamoverlacamadenuevo,unruidoextrañomehizodetenerme.

Clic,clic.Mequedéparalizada.Clic.Elruidoveníadelaventanademihabitación.MeacerquéyviaElliottenelcírculoperfectodelhazdeluzdeunadelas

farolas.Abrílaventanaylesonreí.—¿Estásbien?—dijo.Asentíconlacabeza,limpiándomelacara.—Losiento.Ojalánohubiesesvistoeso.—Notepreocupespormí.Puedoayudarteabajarsiquieres.Notienesque

quedarteahí.—Estoyenmihabitación.Lapuertaestácerrada.Aquíestoysegura.—Catherine.—Sabesquenopuedo—dije.—Nosabíaqueahídentrolascosasestabantanmal.—Noestántanmal.Estoybien.—Noséloquehasidoeso,peronoeranadabueno.Estoypreocupadopor

ti.—Tienesqueconfiarenmí—ledije.Elliottsoltólaspiedrecillasquellevabaenlamanoysefrotólanuca.—Medamuchísimomiedoquetepasealgomalo.Medamiedoloquehas

dicho,esodenopodervermemás.¿Quéclasedeelecciónesesa?—Unaelecciónrealista.—Miréamiespalda—.Deberíasirte.—Nopuedo—dijo.Sentí la amenazade las lágrimasde nuevo.Lavida en el Juniper estaba

yendoapeor.Algomuyoscuroestabacobrandovidaallídentro,ynoqueríaqueElliottquedaraatrapadoenello.Elhechodequenopudiesedejarmeacabaría

haciéndoledaño,oalgopeor.—Porfavor,no—dije—.Yopuedoocuparmedeesto.—Deberíallamaraalguien.AlmenosdéjamehablarconlatíaLeigh.—Loprometiste—dije.—Peronoesjusto.Nodeberíashabermepedidoqueteprometieraalgoasí.—Perolohice.Yloprometiste…yestásrompiendotupromesa.—Catherine—suplicó—.Déjamesubir.Nopuedoirmedespuésdeverlo

quehevisto.Cuandonoprotesté,tomócarrerillaytrepóporelcostadodelacasapara

entrarpormiventana.Sequedódepieenmediodelahabitación,jadeando,conlasmanosenlascaderas,hastaquerecobróelaliento.

Miréhaciamipuerta.—¡No deberías estar aquí! —dije, mascullando entre dientes. Era la

primeravezquealguienquenoeraunhuéspedoTesshabíaestadodentrodelacasadesdequelaambulanciasehabíallevadoamipadre.

Seacercóamíyluegomiróalrededor.—Nome ha alcanzado ningún rayo.No haré ningún ruido.—Se volvió

paracerrarmiventanayluegoavanzóunospasos—.¿Hacambiadoestodesdequeeraspequeña?

Neguéconlacabeza,tratandodenodejarmedominarporelpánico.Mamásepondría furiosa si se enteraba.Suactitudprotectorapara conel Juniper eraaúnmáspoderosaqueconmigo.

—Nodeberíasestaraquí—susurré.—Peroloestoyy,amenosquemeeches,piensoquedarme.—Tutíaestarápreocupada.Podríadecirlealgoamamá.—Tengo dieciocho años.—Miró detrás demí y frunció el ceño—. ¿Por

quétieneseltocadoratrancadocontralapuerta?Alcélavistahaciaél.—Catherine… —Elliott me recorrió con la mirada, desesperado por

protegermedeloquefueraquemeasustabatantocomoparaatrancarlapuertademihabitaciónconlosmuebles.

—Está bien —dije, cerrando los ojos—. Está bien, te lo diré, pero nopuedesquedarte.Noquieroquesientaslástimapormí.Noquierotucompasión.Ytienesqueprometermequenoselocontarásanadie.Niatutía,nianadiedelinstituto.Anadie.

—Noeslástima,Catherine,estoypreocupado.—Promételo.—Noselocontaréanadie.—Duke nunca entra aquí, pero a vecesmamá, oWillow, o Poppy omi

primaImogensí.Mamánomedejahaceragujerosen laparedparaponerunacerradura,asíqueusolacamaparaquenoentren.

Elliottfruncióelceño.—Esonoestábien.—Solovienenparahablar.Avecesmedespiertanenmitaddelanoche.Es

unpocoangustioso.Duermomejorconmicamacontralapuerta.—Alcabodeunmomento,loempujéhacialaventana—.Estábien,yatelohecontado.Ahoravetealafiesta.

—Catherine, no voy a ir a esa estúpida fiesta. Me quedaré aquí y teprotegeré.

—No puedes estar conmigo todo el tiempo. Además, ya llevo dos añosmanejandoestasituación.Elhechodequeahoralosepasnosignificaquehayacambiado algo. No quiero que los dos nos perdamos cosas por culpa de estesitio,yahoravete.

—Catherine…—Vete, Elliott. Vete, o no podré hacer esto contigo. No podré soportar

cargarconesaculpatambién.Elliott puso una cara muy larga, se encaminó hacia la ventana, salió a

travésdeellaylacerró.Luegopresionólamanocontraelcristal,haciéndomelaseñalde«Tequiero».Yohicelomismo.

—Felizcumpleaños—ledije,articulandolaspalabrasconloslabios.CuandoElliottbajó,abríelcajóninferiorysaquélacamisetafavoritadela

UniversidaddeOklahomademipadre.Eramuyfinayteníaunpardeagujeros,peroeralomáscercaquepodíaestardeéldespuésdeunmomentotanaterrador.Laenrolléymeacostéenlacama,abrazándomeaella.Lacamisetahacíatiempoque había dejado de oler a él, pero lo recordé de todos modos, y traté devisualizarlosentadoalbordedelacama,esperandoaquemedurmiera,talcomohacíacuandoerapequeña.Pocoapocofuiquedándomedormida,peronoeramipadrequiensentíaquemeprotegíaenaquelespacioentrelavigiliayelsueño.EraElliott.

CAPÍTULO23ELLIOTT

Meabroché la chaqueta ymetí lasmanos en los bolsillos.La fogata eragigantesca, doblaba mi tamaño, pero la lluvia helada que estaba cayendodificultabapoderguarecersedelfrío.Todos,exceptolosjugadoresdelequipodefútbol,yaestabanborrachoscuandollegamosSamyyo,peroelequipoempezóabeberatragosdelasbotellasdetequilaparanoquedarseatrás.

Yoagachabalacabezacadavezquesoplabaelvientohelado,hundiendolabarbillaenlapartesuperiordelachaquetadelana.Samdabasaltitosdeunpieaotroparaactivarlacirculaciónsanguínea.

—Voy a pedirle un trago a Scotty. Ha traído una botella de Fireball.¿Quieresunpoco?

Fruncíelceño.—Estoesinsoportable.VoyavolveracasadeCatherine.Samlevantólascejas.—¿Vasaentrar?—Lohehechoestanoche.—¿Y cómo ha reaccionado sumadre? Pensaba que solo dejaba entrar a

familiaresyhuéspedes.Meencogídehombros,mirandohaciaabajo.—Me he encaramado a su ventana. Me ha dejado entrar el tiempo

suficienteparaecharme.—Vaya.¿Yhasconseguidoalgo?Fruncíelceño.—Laverdadesqueno.Hasidomásomenoscomodijiste:noquiereser

responsable de que me pierda cosas como esta. Ella nunca ha estado en unafiesta.Estáclaroquecreequeesalgodiferente.

Un grupo estaba cantando al otro lado del fuego, junto a otro barril de

cerveza.—Elliott—dijoTatum,echándoseelpelomojadohaciaatrás—.Creíque

novendrías.—Nomequedarémuchotiempo—dije,mirandodetrásdeellaparaverla

actividadjuntoalbarril.—¿Teapeteceuntrago?Hetraído…—No, gracias—respondí—. Necesito comentar una cosa con Scotty—

dije,dejandoaSamasolasconTatum.»Hola—dije,tocandoelhombrodeScotty.—Pero¡sieselcumpleañero!—exclamóScotty.LabotelladeFireballse

veía ya casi vacía. Él estaba tambaleándose, pero sonriendo—. ¿Quieres untrago?¡Vamosabeber!—Apuróelvasodeunsorbo.

—No,estoybien—dije.Scottynonotabaelfrío,demodoqueestabamáslejosdel fuego.Yoempecéa tiritar,asíqueretrocedíunospasosyme tropecéconCruzMiller.TeníalamanodeMinkaentrelazadaconlasuya.

—¡Mira por dónde diablos vas, Youngblood! —soltó. Estaba borracho,pero no tan borracho como Scotty, que se interpuso entre nosotros como siestuviéramosapuntodepelearnos.

—Eh,eh, eh…esel cumpleañosdeElliott—dijoScotty, arrastrando laspalabras—.Notemetasconélensucumpleaños.

—¿Dónde está Catherine?—preguntó Minka con aire de suficiencia—.¿Nohapodidovenir?¿Oesqueteníaquelimpiarlosbañosoalgoasí?

—Cállate,Minka—dijecondesdén.—¿Quéacabasdedecir?—repusoCruz.Yolesacabamásdeunacabeza,

pero él era la estrella del equipo de lucha libre, y tenía las orejas y la nariztotalmentedestrozadas,yelcuellotangruesocomolacabeza.

—Elliott—dijoSamamilado—.¿Algúnproblema?Aparecieron más luchadores al lado de Cruz, lo que hizo que Scotty

recuperarasuficientementelasobriedadparaindicaralequipoqueformarapiñadetrásdemí.

—Repiteeso,indiodemierda—dijoCruz.Todos los músculos de mi cuerpo se tensaron en un momento. Había

pasadomuchotiempodesdelaúltimavezquealguiensehabíametidoconmigopormiorigen,peroesoeraloqueocurríasiempre:elinsultomásfácilprocedíadebocazascomoCruz.

Cerrélosojos,tratandodecalmarme,escuchandolavozdelatíaLeighenmicabeza,diciéndomequecontrolaramiira.

—Nopiensopelearcontigo,Cruz.Estásborracho.Cruzserio.

—Vaya,¿puedesinsultaraminovia,peronovasapelearconmigo?Puedequeseasgrande,peroeresmuytorpe.

Samsonrió.—Nohasestadoenningunodenuestrospartidosesteaño,¿verdad,Cruz?—¿Y qué? —preguntó Cruz—. ¿Es que ahora es el puto amo? Si ni

siquierapuedeecharseunanovianormal…Catherineesunbichoraro.Losluchadoresserieron.—Cierralaboca.Ahoramismo—masculléentredientes.—Asíquetúpuedeshablarlemalamichica,peronadiepuedemetersecon

Catherine,¿eh?—dijoCruz.—Catherine no te ha hecho nada. No os ha hecho nada a ninguno de

vosotros—dije,apuntodeestallar.Sammeasiódelhombroytiródemíunoscentímetroshaciaatrás.Nome

habíadadocuentadequeestabainclinándomehaciadelante.MinkaagarróaCruzdelbrazo.—No sabes lo que ha hecho. Pero lo sabrás. Catherine solo te está

utilizando.Hiceunamueca.—¿Paraqué?—Parapasarelrato,comohacecontodoslosdemás.—Con todos los demás —dije—. Su padre murió, Minka. Pusieron en

marchaunnuevonegocio.¿Ytútesientesninguneada?Mealegrodequeyanoteconsideresuamiga.Yluegohablasdeegoísmo…

—CatherineesunagranamigaparaMaddy—dijoSam—.Talvezsehartódeesavozdeardillataninsoportablequetienes.Séqueyomehartaría.

MinkasequedóboquiabiertayCruzsevolvióhaciaSam.Ahífuecuandosucedió.Ahífuecuandoestallé.AgarréaCruz,loarrojéalsueloymeabalancésobreél.Minkaestabachillandoensegundoplano, los jugadoresdelequipoylosluchadoresgritabanamiespalda,yavecesalguienmetirabadelachaqueta,perotodolodemáseranimágenesborrosas.Nonotabaeldolorenlosnudilloscuando mis huesos se estrellaban contra los huesos de la cara de Cruz, peropodíaoírelruido.

NosabíacuántotiempohabíapasadocuandomiscompañerosdelequipoconsiguieronapartarmealfindeCruz,queacabótiradoenelsuelo,conlacaraensangrentada. Minka estaba llorando y los luchadores me miraban como sifueraunmonstruo.

Miscompañerosmedabanpalmaditasenlaespalda,comosiacabarandeganarotropartido.

—Deberíamosirnos—dijoSam,aturdido.

Scottyintentófelicitarme,peroloaparté.—¡Aléjatedemí!—legritéalacara.—Losiento,hombre…Yosolo…Nooíelrestodesufrase,nisillegóaterminarlasiquiera.Sammesiguió

alChrysler,yamboscerramoslaspuertasalmismotiempo.Agarréelvolanteyadvertíquemesalíasangredelosnudillos.

—¡Malditoidiota!¡Joder!¿Estásbien,Elliott?—preguntóSam.Estabatemblando,todavíatratandodecalmarme.—Solo…dameunsegundo.Samasintió,mirandohaciadelante.—Puedoconduciryosiquieres.Neguéconlacabezaygirélallavedecontacto.—Te voy a dejar en casa. Tengo que ir a un sitio. Tengo que ver a

Catherine.Samfruncióelceño.—¿Estás seguro de que quieres que te vea con las manos así? Podrías

asustarla.Suspiré.—Sevaaenterarellunesenclase,detodosmodos.Esmejorquelosepa

pormí.Dimarchaatrásyluegopiséelaceleradorysalídelapistadetierradonde

habíamos aparcado todos. Me alegré de haber llegado allí el último. De locontrario,elrestodelosvehículosmehabríanbloqueado.

Samnohablómuchodecaminoasucasa,yyomealegré.Lasvocesenmicabezaerantanfuertesquecualquierotroruidohabríasidodemasiadoparamí.EstabapreocupadoporloqueibaadecirCatherine,porloquediríalatíaLeigh.Enunossegundostodoelesfuerzoquellevabaañoshaciendoparacontrolarmiirasehabíaesfumado.

SamdiounaspalmaditasenlapartesuperiordelChrysleralbajarse.—Graciasporsalvarmeelpellejo.Llámamemañana.AsentíconlacabezayluegoenfiléhacialacalleJuniper.LaluzenlahabitacióndeCatherineaúnestabaencendidacuandollegué,

cosaquehizoquelaadrenalinamecircularadenuevoporlasvenas.Noestabasegurodesiloentenderíaosi,porelcontrario,seenfadaríaoseasustaría.Cerrélos ojos y apoyé la cabeza contra el asiento. No se asustó cuando me viogolpeandoelroble,perodeesohacíamuchotiempo.Habíapasadopormuchascosasdesdeentonces.Aunasí,nopodíaposponerlo.Noqueríaqueseenterarapornadiemásquepormí.

Crucé la calle y corrí hacia el costado de la casa, junto al solar de los

Fenton, ganando velocidad amedida queme acercaba a la celosía del lateral.Subí,sintiendocómolatierradelastejasmearañabalaspalmasdelasmanos.

Catherineestabahechaunovillo,sujetandoalgogriscontrasupecho.Sehabía dormido con la luz encendida.Me invadió un profundo sentimiento deculpaysentíque la iravolvíaahacermebullir lasangre. Inspiréhondovariasveces, tratandodeserenarmeantesdedarunosgolpecitosenlaventanaconeldedo.

Catherine se removió en la cama, y luego se incorporó de golpe,sobresaltadaalvermeagachadoalladodesuventana.Lasaludéconunasonrisaforzada,sintiéndomeculpableotravezporhaberlaasustado.

Volviólamiradahacialapuertayluegosedirigióalaventanaparaabrirla.Exhalóunabocanadadeaireblancocuandopaséporsuladoydespuéscerrélaventana.

Fruncióelceñoalvermelasmanos.—¿Quéhapasado?—Heidoalafiesta—expliqué.—¿Estás bien? —preguntó, mirándome las manos con preocupación—.

Vamosalimpiarteeso.Catherineme llevó al baño, hizo correr el agua hasta que estuvo tibia y

enjuagólatierraylasangredemismanos.Searrodillóyseincorporó,sujetandounabotelladeaguaoxigenada.

—¿Estás listo?—Asentí,yellaarrojóel líquidoclarosobremisheridas.Contuveelaliento,viendocómoseteñíaderojoclaroyescapabaporeldesagüe.Mevendólapielconloqueteníaamano,yluegomellevóalacama.

Nossentamosconcuidado,aguzandoeloídodespuésdequechirriaraparaversihabíamosdespertadoaalguien.

—Cuéntamelo—dijoCatherine.—CruzMiller.—Ah—dijoconundestellodecomprensiónenlosojos.—Creo que había ido allí a buscar pelea. Minka se ha puesto a decir

tonteríasyéllahadefendidocuandolehedichoquesecallara.—¿Sobre mí?—preguntó, conmocionada—. Esto ha sido por mi culpa,

entonces.—No,nohasidoculpa tuya,Catherine—dije, frunciendoelceño.Sabía

queseculparíaasímisma.—Nisiquierapuedesdisfrutardeunafiesta…entucumpleaños…porque

teenzarzasenunapeleaparadefenderme.—Yvolveríaahacerlo.—Nodeberíastenerquehacerlo—dijo,levantándose.

Comenzó a pasearse de un lado a otro, con su largo camisón oscilandoentresuspiernas.Sedetuvoymemirócongestodedeterminación.

—Nolodigas.Noteatrevasadecireso—dije—.Puedosoportartodoloquemeechen,peroesonopodríasoportarlo.

Memirófijamente.—Nosoybuenaparati,noteconvengo.Noesjustoloqueteestápasando.

Ereselquarterbackestrella.Todostequerríansinofuerapormí.—Amísolomeimportaquemequieraunapersona.—Hiceunapausa—.

¿Catherine?—Me froté la nuca—.El lunes en clase van a decir quemepusecomoloco.Ymásomenosfueasí.Nolorecuerdomuybien.Cruzestábastantedestrozado.

—¿Quéestásdiciendo?—Todo el mundo parecía bastante asustado cuando me he ido. Incluso

Sam.Semequedómirandosindecirnadadurantevariossegundos.—¿Hasperdidolosestribos?¿Comocuandohacesagujerosenlaspuertas?

—Asentí—.Creíaqueyanohacíaseso…Suspiré.—Noséloquehapasado.Heestallado.Sesentójuntoamíymeagarródelamano,concuidadodenotocarmelos

nudillos.—Estábien.Todovaairbien.—¿Mepuedoquedaraquí?—lepregunté.Asintió, tumbándose en la cama.Me acosté junto a ella yme abrazó la

cintura,apoyandosumejillacontramipecho.Lateladecolorgrissecayódelacama y aterrizó sin hacer ruido en el suelo, pero Catherine pareció no darsecuenta.Encambio, seagarróamícon fuerzahastaque su respiración sehizoregularytodosucuerposerelajó.

CAPÍTULO24CATHERINE

El lunes, después del último timbre, recogí mis cosas y me dirigí a mitaquilla.Cruznohabíaidoalinstituto,yMinkanisiquieramemiróenlaspocasclases que teníamos juntas. Era como un universo alternativo. La semanaanterior no podíamos andar por el pasillo sin que alguien tratara de captar laatencióndeElliott,mientrasqueahoraeraobjetodelasmismasexpresionesdecuriosidadodeascoreservadasnormalmenteparamí.

Elliott estaba muy callado de camino al Juniper, pero no me soltaba lamano,yme laapretabaalgunaqueotravez , supusequecuandopensabaalgoquenoqueríaformularenvozalta.

—Graciasportraermeacasa—ledijeaElliottmientrasabríalapuertadelpasajeroempujándolacontraelviento—.¿Estásbien?

—Notepreocupespormí,estoybien.Volverédespuésdelentrenamiento.Cerrélapuertayéllevantólamano,conelíndiceyelmeñiqueapuntando

haciaarribayelpulgarextendido.HicelomismoantesdevolvermeparaecharaandarhaciaelJuniper.

El pelome caía sobre la cara, lo que contribuía a evitar que el fríomeazotara las mejillas, pero no era solo la ráfaga de viento helado lo que meempujabaacorrerhacialapuerta:Elliottnoseiríadeallíhastaqueyoestuvieradentro,ynopodíallegartardealentrenamiento.

—¿Catherine?—mellamómimadrecuandocrucéelumbral.—¡Estoyencasa!—anuncié,quitándomelascapasdeabrigoycolgandola

chaqueta,labufandayelgorrodelanaenelpercherojuntoalapuerta.Lahojaderegistrodeldíaestabavacía,asíquemedirigíalacocina,dejé

lamochilaenlaencimera,laabríysaquécincolibrosdetexto.Habíanpasadotres días desde el encontronazo de Elliott con Duke, y todavía estabapreocupada,loquemeimpedíaconcentrarmeenclase.Nohabíaterminadolos

deberesynohabíatomadonilamitaddelosapuntes.Yaestabaagotadasolodemirarlapiladelibros.

—Mihermanosalióunavezconunachicaquenolecaíabienamimadre.Nodurómucho.—Tessdepositóuna tazadechocolatecalientedelantedemí,sorbiendolasuya.

—¿QuiéndicequeamamánolecaebienElliott?¿Ellatehadichoeso?Tessseencogiódehombros.—DijoqueDukesepusocomolocodelantedeElliott.Lesabemal,pero

dicequetalvezsealomejor.Suspiré.—Graciasporelchocolate,perohoyno,Tess.—¿Hoyno?Tienesqueterminarconestoahoramismo.Vasaromperleel

corazón.Sabesquenotevasairconél,yélnosevaaquedaraquí…—No, no lo sé —le espeté. Dejé escapar un suspiro, tratando de

dominarme.—Noesculpatuya—dijoTess—.Esnormalquererformarpartedealgo,

asíquetienesentidoquequierasambascosas:aElliottyalJuniper.—¿Yquiéndicequequierolasdoscosas?—lepregunté—.ElJuniperes

unmalnecesario,noalgoquedesee.Elliottsíesundeseo,ytodoibabienhastaqueDukecasiloestropeatodo.Todavíapuedoseguirconesto.Yasemeocurriráalgo.Siempresemeocurre.

—Es una mierda, pero sabes que lo que tienes aquí es demasiadoimportante,yloestásjodiendotodo.

Cerrélosojos.—Nosénada.Ytútampoco.—Séloqueestáspensando,peroestásequivocada.Nopuedestenerambas

cosas.Alfinaltendrásqueelegir.—Puedo tener las dos cosas mientras él esté aquí. Cuando se vaya…

Dejaréquesemarche,pero,porahora,déjamedisfrutarlo.Porunavez,déjameserfeliz.

—¿Éltehacefeliz?—Sabesquesí.—Entonces,yahaselegido.—No es una elección precisamente, Tess. Por favor. Tengo muchas

preocupacionesahoramismo.Veteacasa.—Laelecciónconsisteenserlealatumadreolargarteconunchicoquese

va a ir de aquí. Para cualquier otra persona, la elección estaríamuy clara.Nopuedo creerte.—Suspiré yme puse de pie, peroTessme agarró del brazo—.Vineelviernesporlanoche.Noestabasaquí.Mavisdijoquetefuisteaversu

partido.Últimamentetepasaslavidafuera.Meapartédeella.—Tengo derecho a salir de vez en cuando. He trabajado siete días a la

semanadurantedosaños,Tess.—Supongo.Bueno,¿ycómofue?Elpartido,digo.¿Lopasastebien?—Notantocomoesperaba.Tessmemiró,entornandolosojos.—¿Elpartido?¿Porquéno?Fueraelvientoestremecíalasventanasyelairehacíaquelascortinasse

mecieransuavemente.Cuandonorespondí,Tessllegóasupropiaconclusión:—¿Seportómalcontigo?—¿Elliott?No,antespreferiríacortarseelbrazoqueportarsemalconmigo.

Nisiquieraquiereiralasfiestassinmí.Plantócaraasuentrenadorpormí.Élmequiere,Tess.Avecescreoquemequieremásquenadaenelmundo.

Susmejillassetiñeronderojo.—¿Quéhizoelentrenador?—Nada—dijeconunsuspiro—.Nohizonada.Escomplicado.Entornólosojos.—Esas chicas. Las que te tratanmal. ¿Temolestaron? Presley otra vez,

¿verdad?¿AesosereferíaAlthea?Laescuchédecirleatumadrequeteestabanmolestando.Mavisdijoquehabíanvenidoaverteacasa.—Tessseenojabaaúnmásconcadafrase.

—A Tatum le gusta Elliott, así que Presley está más odiosa que decostumbre,esoestodo.

—Bueno,almenoscuandolodejes,ellastedejaránenpaz.—NovoyadejaraElliott…ylootronoesmuyprobable.—¿Nocreesquetedejaríanenpaz?—preguntóTess.Meencogídehombros.—Noveoporquéibanahacerlo.Mehanestadomolestandoduranteaños,

y disfrutanmetiéndose conmigo. Sobre todo Presley. Rompieron los faros delcochedeMadisonpara intentarquenosquedáramos tiradas enYukon.—Tessfruncióelceñomientrastomabaotrosorbodesuchocolatecaliente—.Peronopasanada.Todasseiránalauniversidaddentrodeunosmeses.

—Loquemerecuerda…—dijoTess,deslizandounapiladecartashaciamí—.Altheamepidióquemeaseguraradequeveíasestascartas.

Lashojeé.Todaserandedistintasuniversidadesendistintosestados.Habíaun 99,9 por ciento de posibilidades de que no pudiera permitirme pagar lamatrícula de ningunade ellas.Algunos sobres solo eran encuestas.Otros eran

folletospublicitariosdelasuniversidades.Loscampuserantodospreciosos,confotoshechasenverano,cuandoestabancubiertosdehierbaverdeylucíaelsol.Semecayóel almaa lospies.Todosaquellos lugares estaban tan lejosdemialcanceque,paraelcaso,eracomosiestuvieranenlaLuna.

Me pregunté—si los ojeadores acababan fichando a Elliott durante losplayoffs—quéuniversidadescogeríaysiseiríamuylejos,siseríaunodeesosestudiantesdeprimeroque se reuníanenel céspeddel campusyquéchica loanimaría gritando su nombre desde las gradas. Se me llenaron los ojos delágrimas,ymelassequé.

—CuantoantesdejesaElliott,másfácilseráparalosdos.MiréaTess.—Tienesque irte.Tengoque estudiary luego tengoquehacer las tareas

domésticas.Tessasintióysebajódeltabureteparairse.Abrí el librode textodegeometría y saqué la hojade cuadernodoblada

que aún estaba dentro. Solo había terminado la mitad de la tarea en clase,dándolevueltasacuántotiempomáspodríaseguirpasandoporaltoelhechodequeElliottseibaamarchardeOakCreek.Lehabíadejadoacercarsedemasiadoylohabíapuestoenpeligro.Ahoraéleraunpariaenelinstituto.Cuandollegaraelmomento,tendríaquedejarlovolar.

Páginatraspágina,problematrasproblema,terminécadaunadelastareasasignadasmientrasseponíaelsolycaíalanoche.EnelJunipersiemprehabíamásruidoporlasnoches.Lasparedescrujían,elaguasiseabaporlastuberíasyel frigorífico emitía zumbidos. En invierno el viento soplaba con tanta fuerzaqueavecesalapuertaprincipallecostabamuchoesfuerzomantenersecerrada.

El frigorífico se apagó y el zumbido cesó. Por una vez todo estabademasiado silencioso.Lapuerta trasera se abrió y luego se cerró, y se oyeroncomounospasoscaminandoencírculos.

—¿Mami?—lallamé.Nomerespondió—.Elcalentadornofuncionamuybien.¿Quieresquellameaalguien?

Dukeasomópor laesquina,sudandoyresoplando,con lacorbataflojaytorcida.Mepusetensa,esperandounarrebatodefuriainminente.

—Duke. No… no sabía que había alguien aquí. Lo siento, ¿qué puedohacerporti?

—Yomeocuparédelcalentador.Túmantentealejadadelsótanoapartirdeahora.Heoídoquetieneslamalacostumbredequeteencierrenallí.

—Comosinolosupierasmejorquenadie…—leespeté.—¿Quéquieresdecirconeso?—replicóconungruñido.—Nada—repuse,guardandolosdeberesterminados.

Él se refería a la vez que estuve encerrada allí abajo tres horas. Habíabajadoarevisarelcalentadordeaguayalguienmecerrólapuerta.Sospechabaque había sido Duke, pero cuando mamá respondió al fin a mis llamadas deauxilio,dijoqueDukenosehabíaregistradoesedía.

Lapuertadelsótanosecerródegolpe,ylaspesadasbotasdeDukebajaronpor losdesvencijadospeldañosyno sedetuvieronhasta llegar abajodel todo.Estaba trasladando ymoviendo cosas de sitio, armandomucho estruendo.Mealegrédehaberterminadolosdeberes.Losgolpesyloschirridosdelaspatasdelas sillas al rechinar sobre el suelo de cemento habrían hecho imposibleconcentrarse.

Preparémimochilaparaeldíasiguiente,ladejéjuntoalapuertayluegosubílasescaleras,másexhaustaconcadaescalónquesubía.Mispesadospiessequedabanpegadosenlaalfombrasuciayenmarañada,obligándomeaagarrarmea la gruesa barandilla de madera para evitar tropezarme. La casa habíaenvejecidodosdécadasen losdosaños transcurridosdesde lamuertedepapá.Yosolosabíahacerpequeñastareasdemantenimiento,comovolveraponerenmarcha la calefacción y buscar fugas en la instalación de agua. La pintura seestaba descascarillando, las tuberías goteaban, las lámparas parpadeaban y lacasa estaba llena de corrientes de aire.Mamá nome dejaba hacer ni siquierapequeñasreparaciones.Ellanoqueríaquenadacambiara,asíquesimplementedejábamosquetodosepudriera.

Unavezenmihabitación,mequitélaropayoílosruidosylossilbidosdelascañeríasantesdequeelaguasalieraporelcabezaldeladucha.

Conelcuerpoyelcabelloreciénlavados,mepuseenbatafrentealespejoylimpiéloscentenaresdepequeñasgotasdeaguaconlapalmademimano.Lachica del espejo era distinta de la que se había plantado frente al espejo conElliott unos días antes. Las ojeras habían vuelto y tenía la mirada triste ycansada.Inclusosabiendocómoterminaríatodo,todavíamemoríadeganasdeverloenelinstitutotodoslosdías.Eraloúnicoqueesperabaconilusión,yloibaadejarescaparporrazonesquenoentendíadeltodo.

Deslicéelpeineporelpelomojado.Mepreguntéquépensaríamipadrealvercuántomehabíacrecidoelpelo,siélhabríaaprobadolomíoconElliottylodiferentequeseríamividasimipadrenohubiesemuerto.Lacajademúsicademi tocador empezó a sonar y entré en mi dormitorio, mirando al cubo rosa.Estaba cerrada, y hacía días que no le había dado cuerda, pero desde el díadespués del funeral de mi padre, había fantaseado con que el fallo en elmecanismoquecreabaaquellamelodíalentaeinquietanteeralaformaqueteníapapádecomunicarseconmigo.

Llevé la caja demúsica hastami ventana, accioné la pequeñamanivela

doraday luegoabrí la tapa, viendoamimaltrechabailarinagirar al sonde lareconfortantemelodía.

Mesentéenelpequeñobancobajolaventana,notandoyaqueelairefríosecolabaporlasrendijas.ElarcedelosFenton,enelotroextremodesuterreno,tapabaunavistacompletadelcielonocturno,perotodavíapodíavercentenaresdeestrellasrefulgirentrelasramas.

Lasfarolasestabanmuydescuidadaseibanfundiéndoselentamente,unaauna, pero los millones de estrellas del cielo siempre estarían allí: testigoscalladosymisteriosos,comoloshuéspedesdelJuniper.

Unpuñadodepiedrecillasrebotóenelcristal,yalmirardosplantasmásabajoviaElliottdepieenlaoscuridad.

Empujéhaciaarribalaventanaconunasonrisa,yel inviernomeresoplóenlacara.

—Creíaquenovendrías.—¿Porquécreíaseso?—¿Porquehacehorasqueterminóelentrenamiento?Parecíaavergonzado.—Losiento,mehe entretenido.Hepensado…creoquedebería subirde

nuevo—dijoenvozmuybaja—.Quedeberíaquedarmeapasarlanoche.—Elliott… —Suspiré. Una noche era un riesgo. Dos era tomar una

decisión.El vientohelado le alborotó el cabellohaciadelante.Despuésde tenerlo

solounanocheenmihabitación,memoríadeganasdevermerodeadaporesepelo,esosbrazosylaseguridadquesentíaestandocercadeél.Otraráfagaentróporlaventanaymeceñílabataconmásfuerza.

—Haceunfríodemuerte.Deberíasirteacasa.—Solo un segundo —dijo, retrocediendo unos pasos antes de echar a

correr,treparysaltaraltejadillodedebajodemiventana.Lodetuveantesdequeentrara,presionandomimanocontrasuhombro.—Nosvanapillar.—Para eso estoy aquí, ¿no? ¿Por si alguien entra en tu habitación sin

permiso?—Noquieroque estés aquí si eso sucede,Elliott.Haráque sea aúnmás

difícildarteexplicaciones.—Notienesqueexplicarmenada.—Estoesundesastre—dijeconunsuspiro—.Mividaesundesastre.—Bueno,ahoratudesastreesmidesastre.Letoquélamejilla,yélseapoyóenmimano,provocándomeunapunzada

enelpecho.

—Séquesolointentasayudar,perosideverdadmeimportaras,nodejaríaque te vieras involucrado. Tal vez…—Sentí que seme revolvía el estómagoantesinclusodedecirlaspalabras—.Elliott,creoqueeshoradeque…Tenemosquedejarlonuestro.Tútevasairdetodosmodos,yquieromantenertealejadodetodoesto.

Fruncióelceño.—Malditasea,Catherine,nodigaseso.Nodigasesonunca.Tútevienes

conmigo,¿recuerdas?Además,aquísoyyoelquehacedeprotector.—Creíaqueyoeralaguerrera…—¿Porquénotetomasundescansoporuntiempo?Lancéunsuspirodefrustración.—Elliott,notienesniideadeloqueestásdiciendo.Nisiquierasabescon

loqueteestásenfrentando.—¿Estotienealgoqueverconlapelea?—preguntó.—No.—Bueno. De acuerdo, entonces tal vez… —empezó a decir, eligiendo

cuidadosamente sus palabras. Vi que estaba enfadado porque yo habíapronunciadolapalabra«dejarlo»,igualdeagitadoynerviosoquelaprimeravezque fuimos a almorzar con Sam y Madison—. Está bien, ¿de acuerdo? Loentiendo.Sinadie teestáhaciendodaño,nodirénada.Solo estoypreocupadoporti.Nosaberloqueestápasandolohaceaúnpeor.

Elvientosoplóymeabracéelestómago.—Estábien,estoesridículo—dijo,entrandoenlahabitación.Elliott cerró la ventana y cruzó el cuarto para sentarse enmi cama, que

crujió bajo supeso.Memiró, dandounaspalmaditas a su lado conunadulcesonrisa.

Miréalapuerta,tratandodehablarenvozbaja.—Te agradezco que te preocupes pormí, pero como puedes comprobar,

estoybien.Ahora,porfavor…Oímosunasvocesamortiguadasprocedentesdelpasillo,ynosquedamos

paralizados.ReconocíaDukeyamamá,yluegoaWillow,peroElliottfruncióelceñocongestoconfuso.

—¿Esano…?Me tapé los ojos con las manos, sintiendo que unas lágrimas cálidas

amenazabanconresbalarpormismejillas.—Elliott,tienesqueirte.—Losiento,novolveréahablarconsignosdeinterrogación.—Lodigoenserio.Estoesmuyserio.Estoyintentandoprotegerte.—¿Dequé?

Señaléhacialapuerta.—Ninguno de ellos estaba aquí antes, y ahora lo están.Tiene que haber

unarazón.Estántramandoalgo.Tienesqueirte.Aquínoestásseguro.Sepusoenpie,tendiéndomelamano.—Entoncestútampocodeberíasestaraquí.Vámonos.Mantuvelapalmapegadaamipecho.—¡Notengootraopción!Elliottsellevóeldedoaloslabiosyluegoselevantó,atrayéndomeenun

abrazocálidoyfirme.Queríaquedarmeacurrucadaallíparasiempre.—Yo te doy almenosuna—dijoElliott en vozbaja, con la boca enmi

pelo. Él no tenía miedo, y yo no podía demostrarle lo peligroso que era sinponerlosenpeligroaélyalJuniper—.¿QuémedicesdelaseñoraMason?¿Nopuedeshablarconella?

Negué con la cabeza, presionando lamejilla contra su pecho.Era difícilllevarlelacontrariacuandoloúnicoquequeríaeraquesequedaraallíconmigoenlahabitación.

—Yasenosocurriráalgo.Peroseacabóesodehablardedejarloodequete deje aquí sola.Mírame. ¿Te parece que necesito queme salves?—Intentósonreír,perolasonrisasedesvaneciórápidamentecuandoviolatristezaenmisojos.

—Mevasadejaraquí sola,Elliott.Al final te irás,yyonomepuedo ircontigo.Esmejorsitú…

Oímoselcrujidodeuntablóndelpasillo.Metapélaboca,apartándomedelapuertaymirandoalarendijadeabajo,esperandoqueencualquiermomentounasombrabloquearalaluz.

Elliottmeatrajohaciasícuando lospasosdesfilaronantemipuertaysedirigieronhacialasescaleras,conelsonidodeunasbotaspisandoconfuerzaelsueloacadapaso,yentonceslapuertadelsótanosecerródeunportazo.

—Ese era Duke —susurré. Miré a Elliott con ojos suplicantes—. Nopuedes arriesgarte a que te descubran. No con él aquí. Eso no haríamás queempeorarlascosas.Élnovendráamihabitación.Mamánoledejará.Asíque,porfavor…vete.

—Sinotienesmiedodequeentre,¿porquétieneseltocadorarrimadoalapuerta?

—Noesporél.Elliottsefrotólafrenteconlapalmadelamano.—Catherine, ya basta. No puedo aceptar más respuestas que no lo son.

Tienesqueconfiarenmílosuficienteparadecirmequéestápasando.¿Porquiéneslabarricada?

Traguésaliva.—Pormimadre.Dejócaerloshombros.—¿Tepega?Neguéconlacabeza.—No,solomeasusta.Lasituaciónescadadíapeor.Esdifícildeexplicar,

yElliott…Teprometoquetantodaríasiteloexplicara.Túnopuedesarreglarlo.—Déjameintentarlo.Memordíellabio,pensando.—Bueno.Estábien,puedesquedarte.Lanzóunsuspirodealivio.—Gracias.La puerta trasera se cerró y, cuando me acerqué a la ventana para

asomarmea laoscuridaddel exterior,diun respingoalver a alguienplantadoabajo.

Mamá estaba en el centro del solar de los Fenton, en camisón,mirandocalle abajo. Los hijos de los Fenton acababan de dar instrucciones para queaplanaranel terrenoconun tractorypoderdejarlopreparadopara levantar loscimientosdeunanuevacasa.Lospiesdescalzosdemamáestabanrecubiertosdebarrofrío,peroellanoparecíadarsecuenta.

Sevolvióparamiraralaventanademidormitorio,peromeapartéantesdeque pudiera verme y pegué la espalda contra la pared. Después de unossegundos,measomédenuevo.Mamáseguíaallí,mirandohacialacasa,estavezcon el cuerpo orientado hacia la ventana de la habitación contigua. Al darmecuentadequeerademamá,ynodelJuniper,dequienhabíatenidomiedotodoesetiempo,sentíquesemehelabalasangre.

Comosiempre,miprimera reacción fuehacercasoomisodelmiedoe ircorriendoasuladoparahacerlavolveradentro,peroparecíaenfadada,ytemíademasiadoaquienpudieraestarallífuera,apartedeella.

RetrocedídesdelaventanaymedirigíalosbrazosdeElliott.—¿Esaes…esaestumadre?—Volveráyseiráalacama.Elliott se asomó a mirar por la ventana y luego se apartó; parecía tan

asustadocomoyo.—¿Quécreesqueestábuscandoahíabajo?¿Creesquemeestábuscandoa

mí?Negué con la cabeza, mientras la observaba, viendo cómo miraba calle

abajo.—Notieneniideadequeestásaquí.

Mamábajólavistayhundiólosdedosdelospiesenlosfríosyhúmedosterronesdetierra.

—¿Quéestáhaciendo?—preguntóElliott.—Nocreoqueellatampocolosepa.—Tienesrazón.Tumadredamiedo.—No tienes que quedarte—dije—. Solo espérate a que ella entre para

salir.Meestrechóensusbrazos.—Nopiensoirmeaningunaparte.

CAPÍTULO25ELLIOTT

Tuvimosmucho cuidado de evitar que la cama hiciera demasiado ruidocuando nos acomodamos para pasar la noche. Catherine tenía razón cuandodecía que el Juniper era un sitio raro y espeluznante. En la casa había tantosruidos que parecía que las paredes, las tuberías, los suelos y los cimientosestuvierancomunicándose.

No dejaba de darle vueltas a qué hacer si alguien entraba por aquellapuerta.Aunasí, ningunode lospeores escenariosposiblesque semeocurríaneramásaterradorqueelqueCatherinehabíadescrito.Lohabíaexpresadoenvozaltayamásdeunavez,loquesignificabaquelohabíapensadodiezvecesmás.Ella creía que éramos demasiado diferentes, que lo que le estaba pasando erademasiado monstruoso para poder superarlo juntos, y que necesitaba quedesapareciesedesuvidaparapoderprotegerme.Yosimplementemenegabaaadmitirlo,perocuantomásnosacercábamosalmomentodelagraduación,másmepreocupabaquemedijeraadiósparasiempre.

El hecho de que al fin Catherineme hubiese contado la verdad, aunquesolo fuese una pizca, me daba esperanzas, y cuando la estrechaba entre misbrazos,medecía amímismoque al final podía amarla lo suficiente para queacabaraeligiéndome.Sinolohacía,noestabasegurodepoderhacerlasmaletasparairalauniversidadydejarlaallísolaunavezmásparaquesevalieraporsímisma.

Queríaquedescansara,perotambiénqueríaquemehablarasobrenuestrofuturo.Permanecícalladomientrasmicompasiónymiavidezluchabanentresí,esperandoqueganaraunadelasdos.

—¿Elliott?—susurróCatherine.Mialivioerapalpable.—¿Sí?

—Noquieroquenadietehagadaño.Niyoninadie.—Tú eres la única que podría hacerme daño —dije, sintiendo una

quemazónenelpecho.Noteníaideadeloqueibaadeciracontinuación.Catherineenterrósucabezaenmipechoymeabrazóconfuerza.—Loquedijiste,sobrecómosabesqueamasaalguien…¿Ysi…?¿Ysi

esapersonaeslomásimportante,perohaycosasqueescapanatucontrolyqueseinterponenenelcamino?

Lamiré, esperando hasta quememirara ella. Tenía los ojos brillantes eintenténodejarmedominarporelpánico.

—Recuerdolaprimeravezquetevi.Meparecistelachicamásguapaquehabíavistoenmivida.Luegofuistelamáscompasiva;luego,lamástriste.Lamásasustada.Lamásvaliente.Cadadíateadmiromás,ysiquieressaberquéesloquemedamiedo, esque seguramenteno temerezco,pero séque teamarémásquenadie.Haréloqueseaparaqueestésasalvoyseasfeliz.Soloesperoqueseasuficiente.

—Esolosé.Losétodo,ytequieroporesomismo.Mesientomássegura,másfelizcuandoestoycontigo.Pero¿ysi…?¿Quépasasinopuedoirme?

—¿Ysiyopuedoayudarte?—lepregunté.—¿Cómo?—dijoella.Casi podía tocar su esperanza con los dedosy envolvernos a ambos con

ella como si fuera una manta; Catherine estaba esperando que le mostrara lasalida, pero estaba encadenada allí por su obligación para con sumadre, y noestabasegurodepodercompetirconeso.Laculpayelmiedoeranbestiasmuypoderosas,ysehabíanestadoalimentandodeelladuranteaños,dedentroafuera.

—Puedorecogertuscosasymeterlasenmicoche.Catherinemiróhaciaotrolado.—Este sitio se irá a pique contigo o sin ti a bordo para hundirte en él.

Nadieteculparíaporabandonarelbarco.Ysi tumadreestuvieramentalmentebien, ella tampoco loharía.Cualquierpersonaque tequieradesearíaverte tanlejosdeestelugarcomotúquieresvermeamí.Asíquepregúntateatimisma,cuando se vaya al garete, que se irá, ¿habrá valido la pena? ¿Qué querría tupadrequehicieras?

Unalágrimarodóporsumejillayellanegóconlacabeza.—Peronopuedodejarlaaquí.—Entonces,encontremosotraforma.Algúnprograma,laadministración…

Podemos buscar trabajo y enviar dinero. Podemos llamar y buscar ayuda,asistencia, pero… este no es tu sitio, Catherine. Este no es tu hogar. Loshuéspedesnosontufamilia.

—Peroellasí.Mimadreestodoloquetengo.

—Me tienes amí—dije—.Noestás sola, ynovolverás a estarlonuncamás.

—Solosimevoycontigo.Le toqué la barbilla y la levanté con suavidad hasta que sus ojos se

encontraronconlosmíos.—¿Esquetodavíanomeconoces?Veadondequieras.Yoteseguiré.Pero

nopodemosquedarnosaquí.Nopuedesquedarteaquí,Catherine.Noquieres,séquenoquieres.

Ellanegóconlacabezayotralágrimacayóporsumejilla.—No,noquiero.—Cerrólosojosyacercóloslabiosa losmíos,yyole

tomé la nuca con una mano, abrazándola con la otra. Ella lanzó un suspiro,separándose—.Yaledijequemequedaría.

—Losplanescambian.—Tengomiedodeloquelesucederácuandomevaya.—Catherine,escúchame.Ellaeslaadulta.Noesresponsabilidadtuya.No

puede tenerte encarcelada aquí, y además, cuando te vayas, tendrá que buscarayuda.Teestáutilizandoparacortartelasalas.Tendráqueseguiradelanteo…

—Hundirse—dijoCatherine,mirandoalapuerta.—Nopuedesrescataraalguiendelasarenasmovedizassitútambiénestás

atrapadoenellas—dije.Apoyósumejillaenmipecho.—Tienesrazón.Séquetienesrazón,pero…esdifícildeexplicar.Laidea

demarcharse de aquí esmuy emocionante, pero también aterradora.No sé sipodréayudarlaunavezquemehayaido.

—Loqueestáclaroesquenopuedesayudarlaquedándoteaquí.Ellaasintió,pensando.Laabracéconfuerza.—Haymuchas cosas que no sabemos, pero puedo prometerte que no lo

harássola.

CAPÍTULO26CATHERINE

Lospasillosdelinstitutoestabanespecialmentesilenciososelmartesporlamañana.Losalumnosparecíancansados,yalprincipiocreíquesoloeraporelcieloencapotadodenubesyporelfrío.Sinembargo,conelfrentefríoseestabafraguandoalgomás,soloquenolosabíamosaún.

Un ayudante de secretaría apareció en la puerta, con el pelo rizado y decolor zanahoria. Tenía la cara plagada de pecas en su piel de porcelana, y yaguardabarencorcomoestudiantedeprimero.Esedía,noobstante, losañosdeburlasydeacosoescolarestabanausentesensuexpresión,ymásbienparecíaposeídoporlaansiedadcuandodepositólanotaenlamesadelaprofesora.

—¿Tatum?—lallamólaseñoraWinston—.Tequiereneneldespachodedirección.

—Peroelexamen…—protestó.—Recogetuscosas—dijolaseñoraWinston,mirandoelpapelquetenía

enlamano—.Ahoramismo.A través de la pared de cristal vi aAnna Sue caminando por el pasillo,

escoltadaporotroayudantedesecretaría.Llevabasuslibrosconella.Tatumhizounapausayobservóa suamiga.Susmiradas seencontraron

mediosegundoantesdequeAnnaSuepasaradelargo.Tatumagarrólamochilaysaliócorriendoalpasillo,llamandoaAnnaSue

paraquelaesperara.En cuanto desaparecieronde nuestra vista, se oyeron algunosmurmullos

persistentes,peroluegovolvimosanuestrosexámenes.Mientrascontestabalaspreguntas, tuve el inquietante presentimiento de que había pasado algo malo.Los pasillos se hallaban sumidos en un tenso silencio. Los alumnos estabanagotados, preparados inconscientemente para el terror que estaba a punto deadueñarsedelasentrañasdelinstituto.

Sonó el timbre y cientos de adolescentes desfilaron por los pasillos,deteniéndose en sus taquillas para intercambiar libros y material en los dosminutosqueteníamosentreclaseyclase.

—¿Tehasenterado?—preguntóMadisonsinaliento.—No,perolonoto—dije,cerrandolapuertademitaquilla.ElliottySamaparecieronconlasmismasexpresionesconfusas.—EstándiciendoquePresleynohavenidohoyalinstituto,yhanllamado

atodaslasclonesaldespachodedirección—explicóSam.—Madison—dijolaseñoraMason,mirándome.LetocóelbrazoaMaddy

—.Necesitoquemeacompañes.—¿Yo?¿Porqué?—preguntóMadison.—¿Quépasa?—preguntóSam.—Tú ven conmigo y punto, Maddy. No discutas —susurró la señora

Mason.Madison echó a andar con la señora Mason por el pasillo C hacia el

despacho.Nos quedamosmirandomientras unamultitud iba formándose a nuestro

alrededor.Lagentehacíapreguntas,perosusvocesseconfundían.—¿CreesqueesporelcochedeMaddy?—preguntóSam—.Alomejor

lashanpilladoyquierenhablarconellasdeeso.—¿Nohasvisto lacaradelaseñoraMason?—dijoElliott—.Sealoque

sea…esalgomuymalo.—Seinclinóyentrelazólosdedosconlosmíos.Pasaron la segunday la tercerahoradeclase.Al salirdel aula, esperaba

encontrarmeaMadisonenmitaquillaparaquerelataraatodavelocidadlarazónporlaquelahabíanllamadoaldespacho,convozcasiinaudible.Elliott,Samyyoaguardamosenmitaquilla,peroMadisonnosepresentó.

—Todavíaestáeneldespacho—dijoSam.Fueentoncescuandoadvertí las lágrimasy los rostrossombríos,algunos

inclusoparecíanasustados.—¿Quédiablosestápasando?—exclamóElliott.Samsacósuteléfono.—Voyamandarunmensaje al padredeMaddy.Éldebería saber loque

pas…ElseñorSaylorpasópordelantedenosotrosylelanzóaSamunaextraña

miradaantesdedesaparecerporlaesquina.—Sedirigealdespacho—dedujoSam,guardandosuteléfono.—Voyair—dije.—Catherine, no…—comenzó a decir Elliott, pero antes de que pudiera

acabar la frase, yo ya había cerrado mi taquilla y estaba siguiendo al señor

Saylor.La señoraRosalskyparecía aterrorizada en elmomento enque entramos

Elliott,Samyyo.Selevantó,frenándonosconlamano.—Catherine,deberíasirte.Tútambién,Elliott.Sam,acompáñalos.—¿Dónde estáMaddy?—pregunté—.La señoraMason vino a buscarla

hacedoshoras.Acabamosdeverasupadre.LaseñoraRosalskybajólabarbillaymemiróalosojos.—Catherine,vete.Tellamaránmuypronto.—SeñoritaCalhoun—dijounhombre,saliendodelaoficinadelaseñora

Mason.Madisonlosiguióacompañadadesupadre,horrorizada.—¿Quépasa?—preguntóElliott.—SoyelinspectorThompson—dijo,estrechandolamanodeElliott.Nos

miróconsusojossaltones,decolorazul.—Encantadodeconocerle—dijoElliott,asintiendoconlacabezaantesde

miraralrededorbuscandoaMadison—.¿Estásbien?Madisonasintió,empequeñecidadetrásdesupadre.ElinspectorThompsonvestíauntrajeoscuroygastado,consusbotasde

cowboy mojadas después de un fin de semana de lluvia. Su bigote canoso ehirsutohacíaquepareciesemásunvaqueroqueunrepresentantedelaley.

—Ya que estáis los dos aquí, ¿por qué no entráis en el despacho de laseñoraMason?

MiréaElliott,buscandounarespuestaensuexpresión.Yonoteníaniideadequéestabapasando,peroElliottparecíaimpertérrito.Metomólamanoyfuedelante.Cuandopasamos,lamiradadeMadisonmelanzómiladvertencias.Nosrozólamanoconlasuyamientrasseibaconsupadre,deseándonosbuenasuerteensilencio.

LaseñoraMasonestabadepiedetrásdesumesaynoshizoseñasparaqueocupáramoslasdossillasqueteníadelante.Lohicimos,peroElliottnomesoltólamano.

El inspector Thompson miró nuestros dedos entrelazados mientras sesentabaenlasilladelaseñoraMason,juntandolasmanospordetrásdelaplacadeidentificación.

—¿Sabéisporquéoshemosllamadoaquíhoy?—preguntóThompson.Elliottyyointercambiamosmiradas,yluegonegamosconlacabeza.—Presley Brubaker no regresó a su casa anoche —dijo Thompson,

constatandounhecho.Fruncíelceño,esperandoaqueaquellaspalabrastuvieransentido,aqueel

inspectornoslasexplicara.—¿Sehaescapadodecasa?—preguntóElliott.

Thompsonfrunciólaboca.—Es interesante que digas eso,Elliott.Nadiemás con quien he hablado

parecepensareso.Elliottseencogiódehombros.—¿Quéotracosapodríaser?El inspector se recostóen la silla, tancalmadoyserenocomoElliott.Se

mirabanelunoalotroenunaespeciededuelodemiradas.—Necesitarévuestrasfechasdenacimiento.EmpecemosporElliott.—Dieciséisdenoviembredemilnovecientosnoventaynueve—respondió

Elliott.—Eldosdefebrero—dijeyo.El inspector Thompson sacó un bolígrafo del portalápices de la señora

Masonyanotónuestrasrespuestas.—Hasidotucumpleañosestefindesemana,¿eh?—comentóelinspector.Elliottasintió.—¿Catherine?—dijo la señoraMason—. ¿Tú sabes dónde está Presley?

¿Hassabidoalgodeella?—Yo haré las preguntas, señora Mason.—Thompson dijo las palabras,

peroesperóaqueyorespondiera.Intenté relajarme, aparentar tanta calma y seguridad como Elliott, pero

Thompson ya había tomado una decisión. Eramás bien como si esperara unaconfesiónenlugarderealizarunaentrevistainformal.

—LaúltimavezquelavifuedespuésdelpartidoelviernesporlanocheenYukon—respondí.

—¿Intercambiastealgunaspalabrasconella?—preguntóThompson.—Esoseparecemuchoadirigiruntestimonio,inspector—dijoElliott.Thompsonarrugóloslabiosdenuevo.—Estoschicosdehoyendía…—dijo,poniendosusbotasllenasdebarro

enelescritoriodelaseñoraMason.Algunostrozosplanosysecoscayeronsobrela madera y la alfombra—. Veis demasiada televisión. ¿No está de acuerdo,señoraMason?

—Soloenalgunoscasos.ElliottyCatherinesondosdenuestrosmejoresestudiantes. Muestran un comportamiento ejemplar y sus notas mantienen unpromedioimpresionante.

—Ha estado viendo a menudo a Catherine desde que murió su padre,¿verdad?—lepreguntóThompson.LapreguntaibadirigidaalaseñoraMason,peronoapartólosojosdemí.

LaseñoraMasonhablóatropelladamente:—Lo…Losiento,inspector.Yasabequenopuedohablarde…

—Por supuesto—dijo él, irguiendo la espalda—.Así que…¿Catherine?¿PresleyytúintercambiasteisunaspalabrasenelpartidodefútbolenYukon?

Mequedépensandounmomento.—No,creoquenohablamos,no.—Madisonnopareceestardeacuerdocontigo—dijoThompson—.¿Noes

asícomofuistealpartido?¿ContuamigaMadison?—Sí, pero no hablé con Presley —dije con seguridad—. Madison le

respondió un par de veces. Ella le dijo hola, y luego… —Me tragué mispalabras. Lo último que quería era implicar a Madison de algún modo, y siPresley había desaparecido, cualquier hostilidad, aunque estuviese plenamentejustificada,llamaríalaatencióndeThompson.

—¿Ledijoquesefueraalamierda?—preguntóThompson—.¿Nofueesoloqueledijo?

Sentíquesemesonrojabanlasmejillas.—¿Sí?—preguntó.Asentí.Elliottsoltóunacarcajada.—¿Teparecegracioso?—preguntóThompson.—APresleyno lehablanasímuyamenudo—dijoElliott—.Asíque la

verdadesquesí.Tienesugracia.ThompsonmeseñalóyluegoaseñalóaElliott,alternativamente.—Vosotrosdossoispareja,¿verdad?—¿Quéimportanciatieneeso?—preguntóElliott.Porprimeravezmostró

signosdeincomodidad,yThompsonsecentróeneso:—¿Tienesalgúnproblemaenresponderaesapregunta?Elliottfruncióelceño.—No. Sencillamente, no entiendo qué tiene eso que ver con Presley

Brubaker,niconelmotivodequeestemosaquí.Thompsonnosseñalólasmanos.—Respondealapregunta.Elliottmeapretólamanootravez.—Sí.—PresleytieneunhistorialdeacosoeintimidaciónaCatherine,¿verdad?

Ytú…Tútienesunhistorialhaciendoagujerosenlasparedes.—Enlaspuertas—locorrigióElliott.—Chicos —dijo la señora Mason—, recordad que podéis solicitar la

presenciadeunabogado.Odevuestrospadres.—¿Por qué íbamos a hacer eso?—replicó Elliott—. El inspector puede

preguntarnosloquequiera.

—Hubo una fiesta después del partido. ¿Fuisteis alguno de los dos?—preguntó.

—YofuiconSam—dijoElliott.—¿NofuisteconCatherine?—inquirióThompson,arqueandounaceja.—Noqueríair—respondí.Thompsonnosobservódurantevariossegundosantesdevolverahablar.—¿Yeso?—Elliottmellevóacasaymefuialacama—dije.—¿Te fuiste a casa?—preguntó, señalando aElliott—. ¿La noche de su

cumpleaños?¿DespuésdeunagranvictoriacontraYukon?Esoesraro.—Novoyafiestas—dije.—¿Nunca?—Nunca—respondí.AThompsonseleescapólarisa,peroluegosepusoserio.—¿AlgunodelosdosvioaPresleydespuésdelviernesporlanoche?—No—respondimosambosalunísono.—¿Y anoche, Youngblood? Háblame de tu noche después del

entrenamientodefútbol.—Estuvepaseandounrato.Miré a Elliott. Me había dicho que tenía cosas que hacer después del

entrenamientoyantesdeveniramicasa.Nosemeocurriópreguntarleentoncesquéeranesascosas.

Thompsonentornólosojos.—¿Paseandopordónde?—Pormibarrio,esperandoaqueCatherinesubieraasuhabitación.—¿Yesoporqué?—Esperé,ycuandovimovimiento,lancéunaspiedrecillasasuventana.—Learrojastepiedrasasuventana—repitióThompson,impresionado—.

Quéromántico.—Esloqueintento—dijoElliottconunapequeñasonrisa.LaseñoraMasonseapoyóensuarchivador,formandounalínearectacon

sus labios. Elliott reaccionaba ante la mayoría de las cosas de formaimperturbable,peroelinspectornolosabía.Paraél,Elliottpodíaparecerfrívoloo,peoraún,insensible.

—¿YCathyacudióalaventana?—preguntóThompson.—EsCatherine—dijoElliottcontonofirme.Demasiadofirmeparahablar

conunadulto,especialmenteuninspector.—Misdisculpas—dijoThompsonconunbrilloenlosojos—.Continúa.Elliottseinclinóhaciadelanteyseaclarólagarganta.

—Catherineseasomóalaventanay…hablamos.—¿Esoestodo?—Puedequetreparaporelcostadodesucasapararobarleunbeso—dijo

Elliott.—¿Fue así como te hiciste esos rasguños en las manos? —preguntó

Thompson.Elliottlevantósumanolibre.—Sí.—¿Quéhaydetusnudillos?—Esofueporunapeleaelviernesporlanoche,despuésdelpartido.—¿Ah,sí?—dijoelinspector.—Todavíanossentíamosinvenciblesdespuésdelpartido.Mepeleéconlos

luchadores.Estupidecesdechicosadolescentes.—HeoídoquedejasteaCruzMillersinsentido.¿Esesocierto?—Medejéllevarunpoco,sí.—¿FueporCatherine?—preguntóThompson.—Losdosestábamosfanfarroneandoydiciendotonterías.Esaguapasada.—¿AquéhoratefuistedecasadeCatherineanoche?Elliott se removió en su silla. Si era sincero, se arriesgaba a que el

inspectorledijeraamamáquehabíapasadolanocheenelJuniper.—Elliott —insistió Thompson—, ¿a qué hora te fuiste de casa de

Catherine?—Nomeacuerdo—dijoElliottalfin.—Vosotrosdosmeocultáisalgo.Osloadvierto,esmejorirconlaverdad

pordelante,delocontrario,cualquiercosaquedigáisdespuésserácuestionada.—Cuando no respondimos, lanzó un suspiro—. ¿Tienes alguna idea de a quéhorasefue?

Meencogídehombros.—Nomiréelreloj.Losiento.—Dime,Catherine.¿PiensasqueElliottesdemasiadoposesivo?¿Talvez

unpococontrolador?Traguésaliva.—No.—Seacabademudaraquí,¿verdad?Perovosotrosdosparecéisirmuyen

serio…—Ha venido a pasar varios veranos con su tía —le expliqué—. Nos

conocemos desde hace varios años.—Caminar por la cuerda floja que habíaentrelaverdadylamentiraeraalgoquehabíahechomuchasveces,peroenestecaso Thompson tenía un plan, y no estaba segura de si mis medias verdades

estabanhaciendomásmalquebien.ElinspectordiounosgolpecitosenelescritoriodelaseñoraMasonconsu

arrugadodedoíndice,ysuanillodebodaatrapóeldestellodeluzfluorescente.Apoyólabarbillaensuotramano.Mantuvelamiradafijaensudelgadamano,contando las manchas de la edad, preguntándome si su esposa sabía queaterrorizabaaloschavalesdeinstitutoporgusto.PorlaformaenquemirabaaElliott,teníalasensacióndequesoloacababadeempezar.

—¿Algomás?—preguntóElliott—.Tenemosquevolveraclase.El inspector Thompson se quedó en silencio durante un rato y luego se

levantóbruscamente.—Sí.Catherine,¿porquénovuelvesaclase?Nospusimosdepie,sinsoltarnosdelamano.—Elliott,voyatenerquepedirtequemeacompañes—dijoThompson.Elliottadoptóunaposturaprotectoradelantedemí,abrazándome.—¿Qué?¿Porqué?—Necesitohacertealgunaspreguntasmás.Puedesnegarte,perovolvería

conunaordendeljuez.Podemosinterrogarteentonces.—¿Una orden de arresto?—preguntó Elliott. Todos los músculos de su

cuerpo se pusieron en tensión, como si no pudiera decidir si salir corriendo oatacar—.¿Porqué?

LaseñoraMasonselevantó,conlosbrazosextendidos.—Inspector, séqueno conoce aElliott, pero creoque está interpretando

comoposesividadalgoquesimplementeesuncaráctermuyprotectordeélconrespecto a Catherine. Su padre falleció hace unos veranos, y ella y Elliottcompartenunahistoria.Élsepreocupamuchoporella.

Thompsonarqueóunaceja.—Y Catherine comparte una historia con Presley Brubaker. Hemos

determinadoyaqueElliottesmuyprotectorconCatherine…LaseñoraMasonnegóconlacabeza.—No.Estátergiversandolascosas.Elliottnunca…—¿Me acompañará a la comisaría, señorYoungblood? ¿O lo veré en el

entrenamiento de fútbol con un par de esposas plateadas y relucientes? —preguntóThompson.

Elliottmemiróyluegosevolvióhaciaelinspector,exhalandoelaireporlanariz,consusfosasnasalesllameantes.Suexpresiónerasevera.Sololehabíavistoesesemblanteunavez,eldíaquenosconocimos.

—Iré—selimitóadecir.El rostro del inspector Thompson se iluminó y le dio una palmadita a

Elliottenelhombro.

—Muybien,entonces,señoraMason.PuedequenoconozcabientodavíaalseñorYoungbloodahora,perovamosaconocernosmuybienestatarde.

AgarróaElliottdelbrazo,peromeaferréaél.—¡Espere!Espereunsegundo—dije.—Todo irá bien. —Elliott me besó en la frente—. Llama a mi tía. —

Rebuscóensubolsilloymediolasllavesdesucoche.—Yo…nosésunúmero.—Yosí—dijolaseñoraMason—.Solicitaunabogado,Elliott.Nodigas

nadamáshastaquellegueuno.ElliottasintióyluegosefueconelinspectorThompson.Yolosseguíauna

distanciaprudencial,acompañadaporlaseñoraMason.ObservédesdelapareddeventanasdelafachadadelinstitutomientrasThompsonabríalapartetraserade su Crown Victoria azul marino. Toqué el vidrio helado, contemplandoimpotentelaescenahastaqueElliottyThompsondesaparecierondemivista.

MevolvíhacialaseñoraMason.—¡Élnotienenadaqueverconesto!—Vuelveamidespacho.VamosabuscarelnúmerodeLeigh.Deberíamos

llamarla.Ahora.Asentíconlacabeza,siguiendoalaorientadoraderegresoasudespacho.

Mesentéenelmismoasientoquehabíaocupadoapenasunosminutosantes.MetemblabalarodillaymeclavélauñaenelantebrazomientraslaseñoraMasonbuscabaenelordenadoryluegolevantabaelteléfono.

—¿Señora Youngblood?Hola, soy RebeccaMason.Me temo que tengomalasnoticias.PresleyBrubakerhadesaparecido,yelinspectorThompson,delDepartamento de Policía de Oak Creek, ha venido a buscar a Elliott parainterrogarlo. Acaba de llevárselo a comisaría hace menos de cinco minutos.Elliottmepidióquelallamara.

OílavozdepánicodeLeighalotroladodelhilo,haciendounapreguntatrasotra.

—Señora Youngblood… Leigh… lo sé. Sé que es un buen chico. Perocreo…CreoquedeberíallamaraunabogadoparaquesereunieraconElliottenlacomisaríaloantesposible.Sí.Sí,losientomucho.Sí.Adiós.

LaseñoraMasoncolgóelteléfonoyluegosetapólosojosconunamano.—Becca—dijoelseñorMason,entrandoporlapuerta.LaseñoraMasonlevantólavista,haciendotodoloposiblepornoperderla

compostura,perocuandovioasumarido,laslágrimaslebrotarondelosojosyleresbalaronporlasmejillas.

ElseñorMasonrodeóelescritorioyayudóasuesposaaponersedepie,abrazándola con fuerza mientras ella intentaba reprimir el llanto. Al verme

mirándola,laseñoraMasonsoltóasumaridoysealisólachaquetaylafalda.—¿Catherine?—Seaclarólagarganta—.Leighvacaminodelacomisaría

de policía. John no tardará en llegar. Van a llamar a un abogado para Elliott.Quieroquetevayasaclase…—Lacompasiónasomóasusojos—.Yquieroqueintentescon todas tus fuerzasnopreocuparte.Sialguien,quiensea, temolestaporesto,acudedirectamenteamí.¿Entendido?

Asentíconlacabeza.Sesecólasmejillasconeldorsodelamano.—Bien. Tengo una cita con Tatum, Anna Sue y Brie dentro de diez

minutos.Venavermedespuésdelalmuerzo,porfavor.Asentíy laobservémientrassalíadesudespacho,decididaanopermitir

quetodoelinstitutosederrumbara.Fuecomosieltrayectohastamitaquilladuraseeldoblequedecostumbre.

Hice girar la rueda negra, pero cuando tiré de la puerta, no se abrió. Sonó eltimbre y lo intenté de nuevo, ansiosa por evitar las miradas suspicaces y losmurmullos.Cuandovolvíafallar,empezóatemblarmeellabioinferior.

—Déjameamí—dijoSam,tirandodirectamentedelpestillo.Lacerradurasesoltóymeabriólataquilla.

Saquémis libros rápidamente y cerré la puerta, volviendo a accionar larueda.

—Maddysehaidoacasa—dijoSam—.¿Puedoacompañarte?—Miróasualrededor—.Deboacompañarte.

Eché un vistazo a mi espalda y me encogí al percibir las miradasacusadorasde losalumnosquesecruzabanconmigo.Yasehabíaextendidoelrumor.

—Gracias.Sam siguió andando ami lado, acompañándome por las zonas comunes

hastaelpabellónB.LosalumnosnosfulminabanamíyaSamconlamirada,ymepreocupabaqueéltambiénseconvirtieraenunobjetivo.

Cuandollegamosamiclasedeliteraturauniversal,Samsedespidiódemíysiguióandandohacialasuya.Mesentédeslizándomedetrásdemipupitre,sinpoderevitarque la señoraMcKinstryhicieraunapausaparamirarmeantesdepasarlista.

Cerrélosojos,sujetandoconfuerzalasllavesdeElliottenlamano.Solounashorasmásypodríairconél.Solounaspocashorasmásy…

—¡Catherine!—mellamólaseñoraMcKinstry.Miréhaciaabajoynotéqueunlíquidocalienteseacumulabaenlapalma

demimanoymecaíagoteandoporlamuñeca:lasllavesdeElliottsemehabíanclavadoenlapiel.

La señora McKinstry agarró un trozo de papel de cocina y se acercócorriendoamí,obligándomeaabrirlamano.Mesecólapalmayelpapelblancoabsorbióelrojocarmesí.

—¿Estásbien?Asentí.—Losiento.—¿Losiento?—preguntó,sorprendida—.¿Sepuedesaberquédemonios

esloquetienesquesentir?Anda…vealaenfermería.Allítecuraránlaherida.Recogímiscosasysalíapresuradamentedelaclase,sintiéndomealiviada

por no tener que soportar durante una hora entera las miradas de veinticincoparesdeojosfijosenminuca.

La enfermería estaba delante de secretaría, al doblar la esquina y a tresmetrosdemitaquilla.Medetuveenelnúmero347,sinpoderdarunpasomás.AlnotarelcontactodelasllavesdeElliottenelpapeldecocina,girésobremistalonesyechéacorreratravésdelaspuertasdoblesquedabanalaparcamiento.

CAPÍTULO27CATHERINE

MisConverse,negrasygastadas,lucíanunaspectodolorosamentejuveniljuntoa loszapatosde tacóndeagujaypielde serpientedeLeigh.Ellaestabasentadaconunaposturaperfecta,esperandoenunadelasdiezsillasderespaldometálico que bordeaban la sala principal delDepartamento de Policía deOakCreek.

Lasparedeserandeunmarrónsucioyloszócalosajuegoestabannegrosysalpicadosdegotasdecaféyotrasmanchasdesconocidas.Conté sietepuertasque rompían la monotonía de las paredes que flanqueaban el pasillo, con lamayoríadesusmitadessuperioresocupadasporventanasdeplexigláscubiertasporminipersianasbaratas.

Losfluorescenteszumbabansobrenuestrascabezascomounrecordatoriodequelaluzdelsolprocedentedelasventanasdelanterassolollegabaalfinaldelpasillo.

Devezencuandounoodosagentespasabanporallí,observándonosconrecelo,comosi formáramospartedeun intrincadoplanparaayudaraElliottaescapar.

—Nohace falta que te diga que no es una buena idea que conduzcas elcochedeElliottsinpermisodeconducir—dijoLeigh,hablandoenvozbaja.

Meencogí.—Sí.Novolveráasuceder.—Bien—dijo,limpiándoselaspalmasdelasmanosenlospantalones—.

EstoyseguradequeaElliottnoleimporta,perolapróximavezllámame.Iréarecogerte.

No me molesté en decir que era mejor que Leigh hubiese acudidodirectamentealacomisaríaenlugardedesviarseparairabuscarme.Leighnoestabadehumorparaquelellevaralacontraria.

—¡John!—dijoLeigh,poniéndosedepie.—Hevenidoencuantohepodido.¿Todavíasigueahídentro?Leighasintió,conellabioinferiortembloroso.—¿HallegadoKent?—Sí,llevaahíunamediahora.Elliottllevaallíeldobledetiempo.Nosé

muybienquéestápasando.Nomedejanverlo.—¿HasllamadoaKay?Leighsefrotólafrente.—Vienedecamino.Johnlaabrazóyluegoalargólamanoenmidirección.Mepusedepiey

dejéquemeabrazara.—Todosaldrábien,chicas.SabemosqueElliottnohatenidonadaquever

conesto.—¿Lahanencontrado?—pregunté.John suspiró y negó con la cabeza. Se sentó en la silla ami derecha, y

Leigh a mi izquierda, convirtiéndome en un sándwich Youngblood yproporcionándomepartedelaseguridadquesentíacuandoteníaaElliottcerca.Johnsepusoamirarsuteléfonoyescribió«procedimientodearrestopolicial»enlabarradelmotordebúsqueda.

—John—dijo Leigh, alargando el brazo por encima de mí para dar ungolpecitoasumaridoenlarodilla.

Ella señalóhacia la derechay, almirar hacia allí, vimos a los padres dePresleysalirdeunodelosdespachos,conlasminipersianassacudiéndosedeunladoaotroasuespalda.

LaseñoraBrubakerseestabasecandolapieldedebajodelosojosconunpañuelo de papel, y el padre de Presley guiaba a su esposa con un brazoalrededor de sus hombros. Se detuvieron al vernos sentados en el pasillo. Laseñoralanzóunresoplido,mirándonosconincredulidad.

—Mmm—dijoelagente,indicándoleselcaminoconelbrazoparaquelosBrubakersiguieranandando—.Poraquí.

Alcabodeunossegundoselagenteconvencióalfinalaparejaparaquecontinuaran.

—Todoirábien,cariño—dijoJohn.Estabahablandoconsumujer,peroestanohabíadichonada,asíqueme

sorprendiócuandoellarespondiócomosilohubierahecho.—Nomedigasquetodovaairbien.Detodosloschicosquehayenese

instituto,¿traenprecisamenteaElliottacomisaríaparaqueprestedeclaración?—Leigh…—leadvirtióJohn.—Losdossabemosquesifueraelhijodemihermanaenvezdelatuya,él

noestaríaaquí.Johnmiró la puerta que tenía delante y frunció el ceño una fracción de

centímetro.—Elliottesunbuenchico.—Sí,loes,poresonodeberíaestaraquí.—¿Catherine?—preguntóJohn,volviéndosehaciamí—.¿Quéhapasado

enelinstituto?Respiré hondo. No podía decirles que se habían llevado a Elliott bajo

custodia por su comportamiento en el instituto. John y Leigh querrían saberentonces por qué se habíamostrado tan protector conmigo. Sin embargo, unaparte demí se preguntaba por qué a Elliott no le habían sorprendidomás lasnoticias sobre Presley. Sabía que ella no le caía bien, pero por más queacostumbrara a tomarse las cosas con tranquilidad, hasta Elliott tendría quehabersequedadoestupefactoalenterarsedeladesaparicióndePresley.

—Bueno…—empecé a decir.No queríamentirles—.El inspector lo hainterrogado.Nosabenadóndefuedespuésdeirsedemicasa.Creoqueporesosospechandeél.

Quería decirle a Leigh que había pasado la noche conmigo, pero nodeseaba tener que dar explicaciones de por qué. Me planteé dejar quesimplemente diera por sentado que se había quedado allí para hacer lo quehacíanlamayoríadelosadolescentes,peronopudedecirlo.

Leighsepusomuynerviosa.—¿Anoche?Estábamosfuera.Cuandovolvimosacasa,supusequeestaba

enlacama.—Leigh,nodigasesootravez—dijoJohn—.LarespuestaesqueElliott

sevinodirectoacasa.—Diosmío…—susurróLeigh—.Estonopinta nadabien, ¿verdad?No

hemos salido a cenar fuera en tres años y la primera vez que lo hacemos,teníamosqueserlacoartadadenuestrosobrino.

«¿Coartada?».Lapalabrameerafamiliarperoextraña.Las puertas dobles al final del pasillo se abrieron, y Elliott salió

acompañadodeunhombreconuntrajegris.Elliottparecíaacalorado,ysusojosreflejabanelestrésylairaquehabíaacumuladoenlastreshorasanteriores.

Leighselevantóyloabrazó.Élpermanecióallí,impertérrito,hastaquesumiradasedetuvoenmí.

—¿Estás bien? —preguntó Leigh, apartándose para mirarlo—. ¿Te hanhechodaño?¿Kent?¿Estábien?—lepreguntó.

Kentseenderezólacorbata.—Aún no es oficialmente sospechoso, pero lo será si encuentran un

cadáver.Desdeluego,piensanquetienealgoqueverconladesaparición.—Memiró—.¿TúeresCatherine?

—Déjalaenpaz,Kent—advirtióElliott.Estabatemblandodeira.—Vamosafuera—propusoelabogado.Elliottmeayudóaponermeelabrigoyluegomeechóelbrazoalrededor

deloshombros,guiándomehaciaelaparcamientodelacomisaría.CaminamoshastaquellegamosalsedándeLeigh.

Kent se abrochó la cremallera de su abrigo ymiró a su alrededor, a losdistintos coches aparcados. Vimos las nubes que formaba su aliento,hinchándoseydesvaneciéndoseluegoenelairedelanoche.

—Dinos—dijoJohn—,¿vanaacusarlodealgo?—¡Yonohehechonada!—exclamóElliott,conlasmejillasenrojecidas.—¡Losé!—gruñóJohn—.¡Déjamehablar,malditasea!—No han encontrado a Presley —nos informó Kent—. Parece ser que

desapareció sin dejar rastro. Sin testigos o un cadáver, no pueden presentarningunaacusación.

Meapoyéenelcoche,pensandoen la formaenqueKenthabíadicho lapalabra «cadáver». Me imaginé el cuerpo sin vida de Presley tirado en unacuneta,supieldealabastrocubiertadehierbamarchitaymanchadadebarro.

—¿Estásbien?—mepreguntóElliott.—Soloestoy…unpocomareada.—Deberíallevarlaacasa—propusoElliott.—Nosvamostodosacasa—dijoJohn.—Esaesunabuenaidea—intervinoKentconirritación.Hizotintinearlas

llavesenelbolsillodesutrajeantesdesacarlas—.ElinspectorThompsonestásedientodesangre.PiensaqueElliottyCatherinesetraenalgoraroentremanos.Hadichoquetieneunacorazonada—seburló—.Miconsejoprofesionalesqueos llevéis a Elliott directamente a casa. No debería salir por ahí cuandoanochezca.Yasabéis,soloporsidesaparecealguienmás.

—Estoesmuygrave,Kent—leespetóLeigh.—Oh, sí, ya lo sé. Y no terminará hasta que encuentren a esa chica. E

incluso entonces, puede que no acabe todavía. Sinceramente, Leigh, la ira deElliotttampocoayuda.Asegúratedequesabecómomanejarla.

—Elliott —dijo Leigh, tan decepcionada como sorprendida—, ¿qué hapasadoahídentro?

Elliottparecíaavergonzado.—Loheintentado.Loheintentadotodo.Peronodejabandehacerlotodo

elrato.Unodelosagentesmeapuntabaenlacaraconeldedo.Alfinal,despuésdeunahora,seloheapartadodegolpe.

—Oh, por el amor de…—Leigh vio la expresión deElliott y le tocó elhombro—.Estábien.Nopasanada.Todovaairbien.

—¿PorquédejasqueunpolicíaapunteconeldedoenlacaradeElliott?—lepreguntóJohnaKent.

Elabogadosuspiró.—Ledijequenolohiciera.—¿VienesconmigooconlatíaLeigh?—preguntóJohn.—Hetraídosucochehastaaquí—dije.—¿Ah,sí?—exclamóElliott,sorprendido.—Nodeberíaconducir.Nodespuésdelanochequehapasado—dijoJohn.Elliottseñalóhaciaelsedán.—IremosmáscómodosenelcochedelatíaLeigh.Johnasintió,sorprendidodequeElliottnoseresistiera.—Teveoencasa.Elliottmeabrió lapuertadelcocheymedeslicéenelasiento traserode

Leigh. El cuero estaba frío al contacto con mis vaqueros, pero el frío cesócuandoElliottsesentóamiladoymeatrajohaciasí.

Leigh cerró la puerta de golpe y giró la llave de contacto. Un pequeñoatrapasueñoscolgabadesullavero,ylaluzdestellabaenelmetal,quelecolgabajustoporencimadelarodilla.

—DejaréaCatherineensucasa.—No—dijoElliott—.Necesitohablarconellaantes.—Entonces,¿vamosacasa?—preguntóLeighconexasperación.—Sí,porfavor—dijo.SabíaperfectamentecómosesentíaElliott.Teníamosmuchodequehablar,

peronomesentíacómodadiscutiendodenadadeaquelloenelasiento traserodelcochedeLeigh.

Elliottpermaneciómuycercademí,tensoytemblandoaúnporelratoquehabíaestadoencomisaría.Nopodíaniimaginarmeporloquehabríatenidoquepasar,lascosasquelehabríanpreguntadoydelasquelehabríanacusado.

Leigh redujo la velocidad cuando enfiló hacia el camino de entrada,esperando que la puerta automática del garaje subiera lo bastante para poderentrar.

—Nosalgasdelacasa—leadvirtióLeighcuandoentramos.—Tengoqueacompañarlaasucasa—dijoElliott,deteniéndosejustoenel

umbral.Leigh cerró la puerta y echó la llave antes de señalar con un dedo

admonitorioalpechodesusobrino.Abultabasololamitadqueél,peroresultabaintimidante.

—Escúchamebien,ElliottYoungblood.Oyolaacompañoasucasa,osequedaadormiraquí,perotúnopuedessalirdeestacasa.¿Mehasentendido?

—Nohehechonadamalo,tíaLeigh.Ellasuspiró.—Losé.Soloestoyintentandoprotegerte.Tumadreestaráaquídentrode

unpardehoras.Elliottasintió,viendoaLeighdesaparecerporelpasillo,yluegometomó

delamanoymecondujoasuhabitaciónenelsótano.LosmuellesviejosdelacamadeElliottchirriaroncuandomesentéenel

borde,abrazándomelacintura.Elliottmeechóunamantasobreloshombros,yfueentoncescuandomedicuentadequeestabatemblando.

Searrodillófrenteamí,mirándomeconsusojoscálidosyenrojecidos.—Nofuiyo.—Losé—dijesimplemente.—Me…mehanhechoresponderlasmismaspreguntasunayotravez,de

talmaneraquehallegadounmomentoenqueestabatanconfundidoquetemíahaberme vuelto loco y no recordarlo bien. Pero sé que no vi a Presley. Nisiquierameacerquéasucasa.Nofuiyo.

Decíatodasaquellaspalabrasmásparasímismoqueparamí.—¿Adóndefuiste?—pregunté—.¿Cuandosalistedelentrenamiento?Selevantóyseencogiódehombros.—Estuve paseando sin rumbo, tratando de pensar qué hacer, si debía

marcharmeono.Nopuedonoestarcontigo,Catherine.Nopuedodejartesolaenesacasa.Túteniegasairte,asíqueestabatratandodepensarenunasolución.Sigues diciendo que no eres buena para mí, que intentas protegerme. Inclusotratastederomperconmigounavez.Queríaaclararmisideasypensarenalgunaformadeconvencerte.

—Eresposiblesospechosoenunadesaparición,Elliott.Esoesloúltimo…—¡Es loúnico!—exclamó,esforzándoseporcontrolar su temperamento.

Respiróprofundamente,sealejóunospasosyluegovolvióaacercarse—.Estabasentado en esa habitación blanca con los suelos blancos y muebles blancos,sintiéndomecomosimeahogara.Teníased,hambreymiedo.Solopensabaentodaslaslucesdenuestracalle,yloquesientocuandocaminoporellacontigode la mano, entrando y saliendo de la oscuridad. Nada de lo que pudierandecirmepodríacambiareso.Nadiepuedehacernadaparaquitarnoseso.Exceptotú.Ytúmequieres,séquemequieres.Nopuedoentenderporquénomedejasentrardeltodoentuvida.

—Yatelohedicho.—¡Noessuficiente!—Sehincóderodillasenelsueloymeagarródelas

mías—.Confíaenmí,Catherine.Tejuroquenoharéquetearrepientas.Lomiréfijamente,viendolapreocupaciónyladesesperaciónencharcando

susojos.Volvílamiradahacialasescaleras.—¿TienealgoqueverloquepasaahídentroconPresley?—preguntó.Mequedéboquiabiertayleapartélasmanosdelasrodillas.—¿Creesqueyotengoalgoqueverconesto?—No—dijo, levantando lasmanos—.Yonuncapensaríaeso,Catherine,

vamos…Melevanté.—Peromelohaspreguntadodetodosmodos.—Dejéquelamantacayera

resbalandoalsueloymedirigíhacialasescaleras.—Catherine,notevayas.¡Catherine!—mellamó.Cuandoapoyéelpieenelprimerescalón,oíunfuertegolpeamiespalday

me di media vuelta. Elliott estaba dando un puñetazo a la puerta de su bañonuevo. Atravesó con el puño la madera hueca y endeble, y luego volvió aretroceder.

Cuandodescargóotropuñetazo,subícorriendolasescaleras,abrílapuertadegolpeysorprendíaLeighalotrolado,mirándomeconlosojosdesorbitados.Pasópormiladocomounaexhalación,corriendoescalerasabajoparaevitarqueElliottdestrozarasuhabitación.

Abrílapuertadelaentrada.Elinviernomeabofeteóenlacaraysentíquemeardíanlospulmonescadavezquerespirabaelairehelado.Unadelasúltimasfarolasencendidasiluminóuncopodenievemientrasdanzabafrenteamíensutrayectoria hacia el suelo. Me detuve y al levantar la vista, vi unos coposgigantescoscayendoamialrededor,aferrándoseamipeloyasentándosesobremishombros.Cerré losojosy sentí cómo lospedazosdehielomebesaban lacara.Lanieveconseguíahacerenmudecerelmundo,tentándomeapermanecersumergidaenél.Ladelgadacapadenievequeestabacuajandoenelsuelocrujióbajo mis pies cuando di el primer paso hacia el Juniper, alejándome de lapersona que conformaba mi isla, la que me aislaba de los peligros que meacechabanalotroladodelapuertademihabitación.Yanohabíaningúnlugarseguro.Talveznuncalohubo.

CAPÍTULO28CATHERINE

La señora Mason retorció su lápiz del número dos entre los dedos,esperandoaqueyohablara.Habíahechouncomentariosobremisojeras.

Mesentéenlasillallenadearañazosfrenteasuescritorio,hundidaenelinterior demi voluminoso abrigo y enmi bufanda. La señoraMason tenía lamismaexpresióndepreocupaciónqueeldíaquellamóaAsuntosSocialesporlodemamá.

—Lascosasnovanvientoenpopa—melimitéadecir.Ellaseinclinóhaciadelante.—Fuistealacomisaríadepolicíaanoche.¿Quétaltefueallí?—Fue.Elfantasmadeunasonrisaasomóasuslabios.—¿Elliottestábien?Mehundímásenelasiento.SeríatanfácildesenmascararalJuniper,pero

para hacer eso tendría que traicionar amamá.Althea tenía razón.No podríancontinuar como hasta ahora sin mí. Pero ¿debían hacerlo? Miré a la señoraMasonconlacabezacabizbaja.

—Estábien—fuemiescuetarespuesta—.Fueronmuydurosconél.LaseñoraMasonsuspiró.—Melotemía.¿Túquécrees?—¿Me está preguntando si creo que él tiene algo que ver con la

desaparicióndePresley?No.—Legustas.Mucho.¿Nocreesqueestaríaenfadadoporlaformaenquete

trataba Presley? He oído que era bastante mala contigo. ¿Por qué no me lodijiste,Catherine?Contodaslashorasquehemospasadoaquísentadaslasdosjuntas,¿nopodíasdecirmequePresleyBrubakerteestabahaciendobullying?

—Elliott nunca le haría daño a Presley. Ellame ha hecho toda clase de

perrerías desde que lo conocí y él nunca ha ido más allá de afearle sucomportamientoenalgunasocasiones.Elliotthatenidoalgunaspeleasconotroschicos,peronuncaleharíadañoaunachica.Nunca.

—Tecreo—dijolaseñoraMason—.¿Hayalgoquenomeestésdiciendo?—Cuando no respondí, juntó las manos—. Catherine, es evidente que estáscansada.Estásestresada.Teestáshundiendo.Dejaqueteayude.

Merestreguélapesadezdemisojos.Elrelojmarcabalas8.45.Eldíaibaasermuylargo,sobretodosabiendoqueElliottquerríahablar.Otalvezno.Talvez estaba cansado de no poder trepar por los muros que yo misma habíaconstruido a mi alrededor. No lo había visto desde que me fui de su casa lanocheanterior.

—Catherine…—Usted no puede ayudarme—dije, poniéndome de pie—. La clase de

primerahorayahaterminado.Deberíairme.—ElinspectorThompsonquierequeleinforme.Nopuedodecirledequé

hemoshablado,porsupuesto,peroquierequeleenvíeuncorreoelectrónicoconunaevaluacióndetuestadoemocional.

Fruncíelceño.—¿Eh…?¿Qué…?—Cuando te vayas, tengo que enviarle un correo electrónico. Tienen

previstollamarteparaqueprestesdeclaración.—¡Nohemoshechonada!¡QuenomegustePresleynoesningúncrimen!

¡¿Porquénoseconcentranenencontrarlaenlugardeacosarnosanosotros?!—grité.

LaseñoraMasonserecostóensusilla.—Vaya,esaeslareacciónmássinceraquehevistoentihastaahora.Eso

esincreíblementevaliente.Lasinceridadrequierevulnerabilidad.¿Cómotehassentidoaldecireso?

Hiceunapausa,sintiéndomemásmanipuladaqueotracosa.—EnvíeleaThompsonloqueleparezca.Mevoy.Me eché la correa de lamochila sobre el hombro y tiré del pomo de la

puerta.LaseñoraRosalskyyladirectoraAugustinemevieronsalirdeallíhechaunafuria,aligualqueelpuñadodealumnosayudantes.

Había una nota amarilla pegada a mi taquilla con la palabra CONFIESAescritaenmayúsculas.Laarranqué,laarruguéylaarrojéalsuelo,centrandomiatenciónenlataquilla.Tirédeltirador,perolapuertanoseabrió.Lointentéunay otra vez, sintiendo multitud de ojos clavados en mi nuca. Probé micombinaciónytirédenuevo.Nada.Unaslágrimascálidasmehumedecieronlosojos.

Unbrazoapareció sobremihombroderecho,hizogirar la rueday luegotiró con fuerza.Elpestilloquedódesatascado,y agarré el brazodeElliott conambasmanos,sintiendoqueelalientosemeatragantabaenlagarganta.

Presionólamejilladerechacontramimejillaizquierda,ysupieleracomounrayodesolsobrelamía.Olíaajabónyaserenidad,ysuvozmehizoentrarencalorcomounamantasuave.

—¿Estásbien?Negué con la cabeza. Él era importante. Debía protegerlo como él me

protegía a mí, pero no era lo suficientemente fuerte para dejar que se fuera.Elliott era loúnicoquemeanclaba a las cosasnormalesquemequedaban enestemundo.

Elliottsoltólapuertademitaquillaymerodeólasclavículasconelbrazo,abrazándoseamihombro,conlamejillapegadatodavíaalamía.

—Sientomucholodeanoche,Catherine.Juréquenuncavolveríaahacereso.Eres laúltimapersonaquequerríaquevieraeso.Estabacansado, furioso,y…perdí losnervios.Yonunca jamás tepondría lamanoencima.Alparecer,sololohagoconlaspuertas.Yconlosárboles…Bueno,yconCruzMiller.LatíaLeighdicequenecesitounsacodeboxeoenmihabitación.Creoque…

Mevolví,enterrandomirostroensupecho.Élmeenvolvióconlosbrazos,estrechándomecon fuerza.Sus labioscálidossehundieronenmipeloy luegopresionólamejillasobreelmismositio.

—Losientomucho—repitió.Neguéconlacabeza,notandoquelaslágrimasmeresbalabanporlanariz.

No podía hablar, sintiéndomemás vulnerable en esa hora de lo queme habíasentidoentresaños.

—¿Quétalencasa?Elpasillosedespejódegenteysonóeltimbre,peronosquedamosallí.—Yo solo…—Las lágrimasme rodaban por las mejillas—. Estoymuy

cansada.LosojosdeElliott trazaronunadanzamientrasgirabaelengranajedesu

cerebro.—Estanochemequedarécontigo.—Noquieroquetepasenada.Apoyólafrenteenlamía.—¿Sabesloquemepasaríasitepasaraalgoati?Seríacapazdecortarme

lamanoconlaquelanzoelbalónparaprotegerteyqueestuvierassegura.Loabracémásfuerte.—Entonces,nosprotegeremoselunoalotro.

ElmotordelNissandelamadredeMadisonemitíaunsilenciosozumbidoallí parado frente al Juniper. Madison hurgaba el volante con nerviosismomientrasrelatabalaconversaciónconelinspectorThompson.

—Cuandoentrómipadre—dijo,entornandolosojos—,cambiódeactitud,pero estaba convencido de que yo sabía algo. Sí, creo que fue ella quienmerompió los faros, pero eso no significa que yo sea capaz de secuestrarla,asesinarlaoloqueseaquelehayapasado.Thompsonfue…

—Implacable—dije,mirandohacia lacalleJuniper.Elvientoestremecíalasramasdelosárbolesdesnudos,produciéndomeescalofríos.

—Sí,eso.Dijoquepodríallamarnosparairacomisaría.Amí,ati,inclusoaSam.PeroconquienestáobsesionadoesconElliott.¿Creesque…creesqueesporqueescherokee?

—SutíaLeighparecepensareso.Estoyseguradequetienerazón.Madisonlanzóungruñido.—¡Eselmejordetodosnosotros!Elliottesungrantipo.¡Todosloadoran!

InclusoScottyNeal,yesoqueElliottlearrebatósuposicióndequarterbackenelequipodefútbol.

—Ahora ya no lo adoran —comenté. Llevábamos recibiendo notasanónimastodoeldía—.Circulanrumoressobrenosotros.Creenquelohicimossoloporquenosinterrogaron.Sealoquesealoquesesuponequehicimos.

—HayquienespiensanquePresleyestámuerta.—¿Túcreesqueestámuerta?—lepregunté.Madisonsecalló.—Nolosé.Esperoqueno.Esperoqueestébien.Deverdadquesí.—Yotambién.—Sialguienselahallevado,nofuimosnosotros,perohasidoalguien.Y

esealguiensigueahífuera.Esomedamuchomiedo.Talvezporesotodosestántanempeñadosenculparnosanosotros.Sisabenquesomosnosotros,sesientenmásseguros,porasídecirlo.

—Supongo—dije—.Graciasportraermeacasa.—Denada.¿Vasairalpartidoestefindesemana?Vaaserunpocoraro

animaralequipoydivertirnosconPresleytodavíadesaparecida.Dicenquevanaorganizarunavigiliaparaantesdelpartido.

—Nosé.Nocreoqueseamuyapropiado.PerotampocoquierodejarsoloaElliott…

—Iremosjuntas.AsentíconlacabezayaccionéeltiradordelapuertaparasalirdelNissan.

Lahierbamarchitacrujióbajomiszapatoscuandoechéaandarporlaacera.Elsuelo estaba cubierto de miles de motas diminutas de nieve de Oklahoma, ybuenapartedeloquenohabíasalidovolandosehabíaquedadoincrustadoenlasgrietasdel cementodel suelo.Medetuve en la verja negradehierro,mirandohaciaelJuniper.

El alegre «adiós» de Madison fue un contraste discordante, y por unmomentomequedédesconcertada,mediosegundoantesdedespedirmedeella,saludándolaconlamanoyotambién.

Tras alejarse el Nissan, agarré el pomo de la puerta, la empujé y oí elquejidofamiliardelosgoznescuandoseabrióyluegootravezcuandoelmuellelacerró.PenséqueojaláAlthea,PoppyoinclusoWillowestuvieranalotroladodelapuerta.CualquieraexceptoDukeomamá.

—Tesoro,tesoro,tesoro…Suspiréysonreí.—Althea.—Dameeseabrigoyvenaquía tomarunpocodechocolatecaliente.Te

haráentrarencalorenseguida.¿Hasvueltoandandoacasa?—No—dije,colgandomiabrigoenunganchovacíojuntoalapuerta.Llevémimochilaalaislayladejéjuntoauntabureteantesdesentarme.

Altheadepositódelantedemíuna tazahumeantedechocolatecaliente,consupuñadodenubesdemalvaviscoincluido.Selimpiólasmanoseneldelantalyserecostócontralaencimera,apoyandolabarbillaenlamano.

—Althea,¿porquétehospedasaquí?¿Porquénotequedascontuhija?Altheaselevantóycorrióaafanarseconlosplatosenelfregadero.—Bueno, es ese marido que tiene. Él dice que la casa es demasiado

pequeña.Solotienenundormitorio,¿sabes?Peroyomeheofrecidoadormirenelsofá.Solíahacerlocuandolosniñoseranbebés.

Sepusoalimpiarmásvigorosamente.Estabaincómoda,ylevantélavista,preguntándomesiDukeestaríaporallícerca.Loshuéspedesparecíannerviososcuandoélandabarondando.Otalvezélestabacercaporquelosdemásestabannerviosos.

—¿Cómoestáelchocolate?—preguntóAlthea.—Muyrico—contesté,haciendograndesaspavientosmientrastomabaun

sorbo.—¿Quétalelinstituto?—Hoy se me ha hecho muy largo. Anoche no dormí bien y la señora

Masonmehallamadoaprimerahora.—Ah.¿Ytehaestadohaciendopreguntasotravez?—Hadesaparecidounachicadelinstituto.Mehapreguntadoporella.

—¿Ah,sí?¿Quién?—PresleyBrubaker.—Ah.Ella.¿Ydicesquehadesaparecido?Asentí,calentándomelasmanosenlataza.—Nadiehavistonada.Hayuninspectorenlaciudadquepiensaquecomo

nomellevababienconella,talvezyohayatenidoalgoquever.—¿YquédicelaseñoraMason?—Hoymehahechomuchaspreguntas.Elinspectorlepidióqueleenviara

algúntipodeinforme.Altheafruncióelceñoconexpresióndedisgusto.—Fue ella la que denunció a tu madre a Asuntos Sociales aquella vez,

¿verdad?—Estabapreocupada.—¿Yahoratambiénestápreocupada?—preguntóAlthea.—Probablemente.EstápreocupadaporElliott.Yotambién.—Sabe Dios que lo estás. Me alegra que lo perdonaras. Eres más feliz

cuandotellevasbienconél.Elperdónesbueno.Sanaelalma.—Loalejédemíduranteuntiempo.ComohiceconMinkayOwen.—Me

callé—.Penséqueestaríamássegurosilomanteníaalejadodemí.Ellasoltóunacarcajada.—¿YMinka y Owen? Hace mucho tiempo que no hablas de esos dos.

Nuncafueronbuenosparati.—Pero¿creesqueElliottsíloes?—Megustavertesonreír,ycuandohablasdeesechico,seteiluminatoda

lacara.—Althea…Mamáestabafueraen lacalle laotranoche. Ibaencamisón.

¿Sabesporqué?Negóconlacabeza.—Tu mamá ha estado muy extraña últimamente. Yo solo me siento y

observo.Asentí,tomandootrosorbo.—Entonces,¿hablasconmamá?¿Tehacontadoporquéhaestado tan…

diferente?—Habléconellaenlareunión.—Lareuniónquehicisteisparahablarsobremí.Asintió.—Túnodejaríasquenadiemehiciesedaño,¿verdad,Althea?—Nodigasbobadas.—¿Nisiquieramamá?

Altheadejódelimpiar.—Tumadrenuncateharíadaño.Tampocodejaríaquenadietelohiciera.

Lohademostradounayotravez.Nolefalteselrespetodelantedemí.Nunca.—Salió volando de la cocina como si la hubiera llamado alguien. CorrióescalerasarribayunportazoresonóportodoelJuniper.

Metapélosojosconlamano.Acababadeofenderamiúnicaaliada.

CAPÍTULO29CATHERINE

Madison se agarró a mi brazo, esperando a que los Mudcats salierandespuésdeltiempodedescanso.Estábamosenlosúltimossegundosdelúltimocuarto del partido del campeonato contra los Kingfisher Yellowjackets, en lalínea de las veinte yardas. Las gradas se hallaban abarrotadas e íbamosempatadosenelmarcador,35-35.ElentrenadorPeckhamestabahablandomuyseriamenteconElliott,queteníalamiradacentradaencadaunadesuspalabras.

Cuandoaplaudieronysalieronalcampo,elestadiosevinoarriba.—¡Novanairaporelgoldecampo!—gritólaseñoraMason,tapándose

laboca.—¿Quésignificaeso?—lepregunté.Madisonmeapretóelbrazo,viendoaSamgolpearlahombreradeElliott

conellateraldelpuño.—Significaquetienencuatrosegundosparahacerestajugada,oentramos

entiempoadicionalylosKingfishertienenelbalón.Levanté la vista hacia los ojeadores en la cabina de prensa. Algunos

estabanhablandoporteléfono,otrosescribiendo.ElliottsecolocódetrásdeSam,gritó y luego Sam le pasó el balón. Los receptores se dispersaron yElliott setomósutiempo,apesardelosgritosylapresióndelasgradas.

—¡Oh,Diosmío!¡Abríos!—lesgritóMadisonalosreceptores.Elliott echó a correr, llevando la pelota hacia la zona de anotación, y

MadisonylaseñoraMasonsepusieronadarsaltosamilado.Elliottesquivóaun Yellowjacket, luego a otro, y al ver que no podía entrar en la zona deanotacióna laderecha,giróy se lanzóhaciadelantedeun saltoparaaterrizarcon la pelota justo dentro de la línea.Los árbitros levantaron lasmanos en elaire,yelequipoylosaficionadosestallaronenjúbilo.

Madison y la señoraMason empezaron a chillar y luego, al cabo de un

segundo,nosvimoslastrescorriendoescalerasabajoysaltandoporencimadelabarandillaparareunirnosconelequipoenelcampo.Todoelmundosonreía,saltabaygritaba.Eraunamareahumanadefelicidad,yyoestabaenelmedio,tratandodellegarhastaElliott.Élasomabalacabezaporencimadelamultitud,escudriñandolosrostros.Levantélamano,disparandolosdedosenelaire.

Éllosvioytratódesepararlamareaparallegarhastamí.—¡Catherine!—gritó.Hicetodoloquepudeporabrirmepaso,peroElliottllegóamíprimeroy

melevantóenvolandasparaplantarmeunbesoenlaboca.—¡Lohasconseguido!—exclamé,emocionada—.Sino tedanunabeca

ahora,¡estánlocos!Memirófijamenteuninstante.—¿Quépasa?—pregunté,riendo.—Nuncatehabíavistotanfeliz.Esunespectáculoasombroso.Presionéloslabios,tratandodenosonreírcomounaidiota.—Tequiero.Élserioyluegomeestrechóconfuerza,enterrandolacaraenmicuello.

Presioné mi mejilla contra su pelo mojado y le di un beso en la frente. Lamultitudtodavíaestabacelebrándoloportodoloalto,llevandoalapolicíalocaldecabezamientraslosagentestratabandemantenerelcontrol.Elotroladodelestadio se estaba dispersando rápidamente, y los autobuses del equipo de losKingfisheryahabíanarrancadoyestabancalentandomotores.

—¡Youngblood!—lollamóelentrenadorPeckham.Elliottmeguiñóunojo.—Teveoenmicoche.Mebesóen lamejillaporúltimavezantesdebajarmeal sueloyabrirse

paso a través de lamultitud para alcanzar al resto del equipo en el centro delcampo.

Fuideunladoaotrocomounaboladepinballhastaquemeempujaronalmargenexteriordelgentío.Lospadresylosalumnosestabanrepartiendovelasblancasconrecogedoresdeceradecartónblanco.Laexcitacióndelosalumnossefueapaciguandoamedidaqueseibanrepartiendolasvelas.

LaseñoraBrubakersequedóparalizadadelantedemí,conunavelablancaenlamano.

—Es…mmm…esparalavigiliaporPresley.—Gracias—dije,ytomélavela.La señora Brubaker intentó sonreír, con las comisuras de la boca

temblorosas.Cuandonolologró,siguiódistribuyendovelasaotrosestudiantes.—Eresasquerosa—dijoTatum,aunospocospalmosdedistanciavestida

consuuniformedeanimadora—.¿Cómopuedesaguantaresavelasabiendoloquesabes?

—¿Quéesloquesé?—pregunté.—¡DóndeestáPresley!—gritóTatum.Lagentequenosrodeabasevolvióamirarnos.—Sí —dijo Brie—. ¿Dónde está Presley, Catherine? ¿Qué le hicisteis

Elliottytú?—Nopuedeshablarenserio—repuse.—Vamos—dijoMadison,entrelazandosubrazoconelmío—.Notienes

porquéaguantaresto.—¡Fuera!—gritóBrie,señalandohaciaelaparcamiento—.¡Elliottlehizo

algoaPresley!Noesunhéroe.¡Esunasesino!—Brie—dijoTatum, tratandodecalmarla—.NoesculpadeElliott.Fue

ella.—Diounpasohaciamí,entornandolosojos—.Fuistetú.UnodelospadrescontuvoaTatum.—Estábien,chicas.¿Quéestápasandoaquí?Briemeseñaló.—Catherine odiaba a Presley. —Señaló a Elliott—. Y él se deshizo de

Presleyporella.—¿Esestocierto?—preguntóunamadre.—No—insistí,sintiendovariosparesdeojosclavadosenmí.Unosmurmullosseextendieronportodalamultitud,ylosvítorescesaron.LamadredeTatumsepusodesulado.—Nodeberíasestaraquí.—¿Porquéno?—exclamóMadison—.Ellanohahechonadamalo.—¡Tienenqueirse!—gritóalguien—.¡Fueradeaquí!—¡Queselarguen!—¡Fuera!—¡Dejaddeaclamarlo!¡Éllehizoalgo!¡APresleyBrubaker!—¡Asesino!—Diosmío…—dijoMadison.LosestudiantesestabanempujandoaElliott,yélestabaretrocediendo.—¡Dejadloenpaz!—grité.—Vámonos, Catherine. Catherine—dijo Madison, tirando de mí. Vi el

miedoensusojos.Lospadres también empezaron a abuchear aElliott.El tío John se abrió

pasoentrelamultitud,ycuandollegóhastaElliott,levantólasmanos,tratandode apaciguar los ánimos, pero al cabo de unos segundos se vio teniendo querepelerlosempujonesdelospadresygritándolesenlacaracuandoseacercaban

demasiado. Elliott estaba detrás de él, pero seguían empujándolo desde todasdirecciones.

—¡Parad!—gritóLeighdesdeelbordedelamultitud—.¡Parad!Kayestabagritándoleaotramadrey,actoseguido,laempujóalsuelo.Las luces iluminaron a la multitud, enfocando el súbito cambio de

ambiente.Losquetodavíaestabanenlasgradassedetuvieronparamirarelcaosenel campo.Noeraunaguerra.En lasguerrashabíabandos; aquello eraunarepresaliaemocional.

Elliottmebuscóymehizoseñasparaquefuerahacia lapuertamientrasseguían gritándole y empujándolo.Madison tiró demí, y volví la vista haciaElliottmientrasellamesacabaarastrasdeallí.LapolicíaagarróaElliotty loempujó a él y a su tío John a través de la multitud, protegiéndolos de losescupitajos y de las bolas de papel arrugado. Incluso los agentes tuvieron quegritar y proferir amenazas para abrirse paso. Solo hicieron falta unas palabrasrecordandoladesaparicióndePresleyy,encuestióndesegundos,Elliottpasódeserelhéroedenuestrapequeñaciudadaunvillanoabominable.

Seguimos a la policía y a Elliott, y no nos detuvimos hasta llegar a lapuertadelestadio.

—Yoque tú no volvería ahí dentro—dijo uno de los agentes—.Es unamasadegentemuynumerosa,yelambienteestámuycaldeado.

Elliottfruncióelceño,peroasintió.Kay y Leigh corrieron hacia donde estábamos con John. Kay abrazó a

ElliottyJohnabrazóaLeigh.—¿Estásbien?—preguntóKay,abrazadaasuhijo.—Sí—dijo Elliott, advirtiendo que le habían desgarrado el cuello de la

camiseta—.Mehanatacadoasí,deimproviso.—Vamos—dijoLeigh—.Deberíamosirnos.—VoyallevaraCatherineacasaprimero—dijoElliott.—Puedollevarlayo—seofrecióMadison.Elliottmemirócongestodepreocupación.—Estoybien.Vete.Teverémástarde—dije,poniéndomedepuntillaspara

besarlelacomisuradelaboca.LeighyKaysefueronconElliottylocondujeronasucoche.Mantuvolos

ojosfijosenmítodoeltiempo,sindirigirlavistaalfrentehastaqueKayledijoalgo.

Madisonsevolvióamiraralamultitud.Laslucesdelestadioseatenuarony aparecieron centenares de diminutas luces brillantes. Los estudiantes y lospadresempezaronaentonarunhimno,yMadisonmetiródelabrigo.

—Mesientomalpordeciresto,peromeponelospelosdepuntaquehayan

intentado agredir a Elliott hace unmomento y ahora estén cantandoAmazingGrace.

—Sí, laverdadesquedaescalofríos.Estabandispuestosamachacarloyhacerlopedazosyahoraestánahítantranquilos,todoscantandoahídepiecomosifueranextraterrestres.

—Vámonos.—¿EstásseguradequenoquieresesperaraSam?—lepregunté.—Leenviaréunmensajedetexto.Yanosveremosluego.Laacompañéal4Runnerycomprobéquelosfarosnuevoshabíanborrado

cualquierpruebadeloquePresleyylascloneshabíanhecho.MadisonsaliódelaparcamientoysedirigióhaciaelJuniper.

—Estaciudadsehavueltoloca—dijoconunaexpresióndeincredulidaden los ojos—.Unos segundos antes lo estaban aclamando a grito pelado.Mealegrodequelapolicíalohayasacadodeallí.Podríahabersidomuchopeor.

Neguéconlacabeza.—Es como si se les hubiera olvidado echarle la culpa hasta que

aparecieronlasvelas.—Pobre Elliott…—exclamóMadison—. Sus compañeros de equipo se

han quedado ahí de brazos cruzados dejando que sucediera, sin hacer nada,cuando acababan de ganar el partido gracias a él. Lo ha ganado para toda laciudad.Mesabemuymalporél.

Sulástimahizoquesemecayeraelalmaalospies.Elliottnosemerecíanadadeaquello.Estabaenelmejormomentodesuvida,yenuninstantehabíacambiadotodo.EnYukoneraunaestrella.Lesdoliómuchoquesefuera.Ahora,pormi culpa, estaba atrapado en un lugar cuyos habitantes, en sumayoría, locreíanculpabledeasesinato,yloqueerapeor,pensabanqueseibaalibrardelacárcel.

—Amítambién.—Y tambiénme sabemal por ti, Catherine. Él no es el único que está

recibiendo palos por esto. Y sé que no tuviste nada que ver… Ojalá laencuentrenpronto,oencuentrenalquelohizo.

MadisonaparcóenelcaminodeentradadelJuniper.Meabrazó,ledilasgraciasporhabermellevadoencocheyechéaandarjuntoalaverjadehierronegroqueprotegíaalvecindariodelJuniperhastaalcanzarlapuerta.El4Runnervolvióaarrancarysealejóhaciaelinstituto.

Abrílapuertayentréenlacasa,deteniéndomeunmomentoenelrecibidora aguzar el oído unos segundos antes de subir las escaleras hasta la segundaplanta.Losgoznesdelapuertademihabitaciónchirriaroncuandolaabrí,ymeapoyé contra lamadera vieja,mirando hacia arriba. Las lágrimas amenazaban

conanegarmelosojos,peropestañeéparaimpedirquecayeran.Lacajademúsicademitocadoremitióunasnotasymeacerquéaella,abrí

latapaysaludéalabailarinaensuinterior.Hicegirarlamanivelayescuchélahermosa canción, dejando que la ira y el miedo se desvanecieran. Elliott notardaría en llegar, lejos de la muchedumbre enardecida, lejos de las velastitilantes, y algún día estaría lejos de Oak Creek, a salvo de las miradasacusadorasdetodosnuestrosvecinos.

Aloírqueunalluviadepiedrecillasgolpeabamiventana,bajélacajademúsica,meacerquéalaventanaylaabrí.

Elliottsubióporlaventanacargadoconunabolsadelonanegraygrisquecolgabadeunalargacorreacruzadasobresupecho.Seincorporóysequitólasudaderaconcapucha.Llevabaelpelorecogidoenunatrenzabajayaúnteníalasmejillasenrojecidasporelpartido.

—HeidoacasadelatíaLeigharecogeralgunascosas,yluegohevenidodirectamenteaquí.¿Puedoducharme?—preguntó,hablandoenvozbaja.

—Sí,porsupuesto—susurré,señalandoelotroladodelahabitación.Asintió con la cabeza y respondió con una sonrisa nerviosa antes de

llevarse la bolsa al baño y cerrar la puerta. Segundos más tarde las tuberíasempezaronaprotestarylevantélavista,preguntándomesilasoiríaalguien.

Lacajademúsicatodavíaestabasonando,ylabailarinagirando.Elliottnohabíadichonada,ymepreguntécómosesentiríadespuésdelosucedidotraselpartido. Una parte de mí temía que en algún momento dejara de creer quemerecíalapenaquererme.

Menos de diez minutos después, Elliott abrió la puerta vestido con unacamisetalimpiayunospantalonescortosrojosdebaloncesto,sosteniendoalgopequeñoenlasmanos.Seacercóamicamaconlospiesdescalzosyseagachóparaatarunastirasdecueroalcabecerodemicama,dejandoqueelpequeñoaroconunatelarañatejidacayeracolgandosobremialmohada.

—Es un atrapasueños. Mi madre me lo hizo cuando era pequeño. Hepensadoquepodríasusarlo.—Sedeslizóbajolassábanas,tiritando—.¿Siemprehacetantofríoaquí?

Examinéelhermoso trazadode las formasdentrodelcírculo, incapazdeapartarlavistadeellas.

—Mimadrebajalatemperaturadelacalefacciónparaquelasfacturasnosean tan altas. La sube cuando llegan nuevos huéspedes. ¿Has tenido eseatrapasueñosdesdequeeraspequeño?

—¿Nuevoshuéspedes?—Otros,ademásdenuestrosclienteshabituales.Elliott me observó un momento y luego levantó el edredón y dio una

palmadaenelespacioquehabíajuntoaél.—Desdequeeraunbebé.Loteníaenmicuna.Meceñílabata.—Talvezdeberíamos,mmm…—Medirigíalospiesdelacamayagarré

losbarrotesdehierro.Elliottselevantódeunsaltoydesplazómitocadorcontralapuerta.Luego

meayudóamovertodalacamahastaella.Elpánicoquemeasaltabaconcadaruidomedejabaparalizada.Medeteníay teníaquevolveraarmarmedevalorparacontinuar.

Cuandoterminamos,esperéaoírelcrujidodeunapuerta,elquejidodeuntablón del suelo… cualquier cosa que indicaramovimiento al otro lado de lapuertademihabitación.Nada.

—¿Todobien?—preguntó.Memetí bajo las sábanas, al lado de Elliott, y no estuvieron frías ni un

minuto, reaccionando al calor de su cuerpo. Tenerlo allí era como poner unamantaeléctricaenlacama,ymequitéloscalcetinesdelana,preguntándomesimis pantalones de franela y mi camisa térmica de manga larga me daríandemasiadocalorenmitaddelanoche.

Me tumbé boca abajo, abrazada a mi almohada y mirando a Elliott. Élextendió lamanoyme tiró condelicadeza de la barbilla hasta quemis labiosrozaron los suyos. Nos habíamos besado docenas de veces, pero esta vezmedeslizólamanoporelmusloysubiómirodillaalaalturadesucadera.Sentíqueme derretía con él, una cálida sensación que se formaba en mi pecho y seextendíaalrestodemicuerpo.

—Elliott—susurré,apartándome—,graciasporhaceresto,pero…—Séporquéestoyaquí—dijo,metiendolasmanosdebajodelaalmohada

—.Losiento,puedesdormir.Nodejaréquetepasenadamalo.Loprometo.—No puedes prometer eso. Es como lo que ha pasado esta noche. Las

cosasmalassucedentantosiqueremosquesucedancomosino.—Esonomeimporta.—¿Cómo? ¿Cómo puede no importarte? Lo que han hecho ha sido

horrible.—Has pasado dos años arreglándotelas tú sola tanto dentro del Juniper

comoenelinstituto.Yopodrésoportarunosmesesmásenelinstituto.—Vaciló—.Catherine…¿Cómofue…?¿Despuésdelamuertedetupadre…?

Suspiré.—Me sentí muy sola. Minka y Owen intentaban venir a menudo al

principio,peroyosimplementelosrechazaba.Alfinaldejédeabrirleslapuerta,yellosdejaronde intentarlo.Seenfadaron.Eso lohizounpocomásfácil.Era

duronohacerlescasocuandoestabantristes.—¿Porquénolosdejabasentrar?—Nopodíadejarentraranadie.—Yaséquesesuponequenopuedopreguntarporqué…—Entonces,porfavor,nolohagas.Elliottsonrió.Alargólamanoydeslizólosdedosentrelosmíos.—¿Elliott?—¿Sí?—¿Algunavezpiensasque,sinomequisieras,todoseríamásfácil?—Nunca. Ni una sola vez.—Se recostó contra el cabecero yme atrajo

hacia sí, apoyando la barbilla sobremi cabeza—.Eso es algoque sí te puedoprometer.

—¡Catherine!—mellamóPoppydesdeabajo.—¡Ahoravoy!—grité,pasándomeuncepilloporelpelounpardeveces

antes de correr escaleras abajo. Los lunes por la mañana siempre eran muyestresantes,perosobretodocuandoPoppyestabaenelJuniper.

Sonreícuandolavisentadasolaenlacocina.Parecíatriste,ynotardéenaveriguarporqué.

—¿No hay desayuno estamañana?—pregunté,mirando ami alrededor.Apartedeunabandejaconrestosdeunsándwichdejamónydeunracimodeuvas,nohabíahuevos,nisalchichas,nisiquieratostadas.

Poppynegóconlacabeza,conlosrizosencrespadosyenmarañados.—Tengohambre.Fruncí el ceño. Era la primera vez quemamá no preparaba el desayuno

desdequeabrimos.—¿Cómo has dormido? —le pregunté, conociendo la respuesta de

antemano.LadelgadapieldedebajodelosojosdePoppyeradecolorpúrpura.—Heoídoruidos.—¿Qué tipode ruidos?—Saquéunasarténdelarmariodedebajode los

fogonesyluegoabrílanevera—.Nohaybeicon.Nihuevos…—Fruncíelceño.Mamánohabíahecholacompratampoco—.¿Quétepareceunbagel?

Poppyasintió.—¿Conmantequillaoconquesodeuntar?Seencogiódehombros.—Tenemosquesodeuntardefresa—dije,sacándolodelcajóninferior—.

Esoseguroquetegusta.

La dejé sola en la cocina para ir a la despensa. Los estantes estabanprácticamente vacíos a excepción de una caja de Cheerios, arroz instantáneo,algunassalsas,unascuantaslatasdeverdurasy…¡Sí!¡Bagels!

Volvíalacocinaconlabolsaenlamano,peromialegríafueefímera.Lalista de la compra que había hecho todavía estaba pegada a la nevera con unimán.Tendría que ir al supermercadodespués de clase, y no estaba segura decuántodineroteníamosenlacuentabancaria.

Poppyestabaacurrucadaeneltaburete,conlasrodillaspegadasalpecho.Elquesodeuntarseabrióconunchasquidoycuandolatostadoraexpulsó

losbagels, le di el primero a Poppy. Estaba tarareando en voz baja lamismacanciónquetocabamicajademúsica.

Loinspeccionóunossegundosantesdemetérseloenlaboca.Elquesosederritió alrededor de sus labios, dejando unos restos rosados y pegajosos.Mevolvíparatostarmeunoyotambién.

—¿Estáissolostúytupadre?¿Élquieredesayunar?—pregunté.Negóconlacabeza.—Sehaido.Meuntéunpocodecremaenelbagelylediunmordisco,viendoaPoppy

devorarelsuyoenuntiemporécord.—¿Cenasteanoche?—Creoquesí.—¿Quéruidos?—¿Eh?—preguntóconlabocallena.—Hasdichoquenodormisteporculpadeunosruidos.Yonooínada.—Veníandeabajo—contestó.Terminémidesayuno,yelcajónjuntoalfregaderochirriócuandoloabrí

parasacaruntrapo.LopusedebajodelgrifodeaguayluegolelimpiélacaraaPoppy.Dejóquelalimpiara,comohabíahechomontonesdevecesantes.

—¿Deabajodedónde?¿Dedebajodetucama?Hizounamueca,retorciéndoseelcamisón.—Mira,¿sabesqué?Estanochemirarédebajodetucama.Ellaasintiódenuevo,apoyandolacabezaenmipecho.Laabracéyluego

salí al pasillo para revolver en el interior de la cómoda y buscar libros decolorearyunasceras.

—Mira,Poppy—dije,sosteniendoenaltoellibroylapequeñacaja.—Acabadeirse—comentóAlthea,recogiendolosplatosdeldesayuno—.

Esaniñatieneunauténticodonparaescabullirse.Las tiras de mi mochila se me clavaron en los hombros cuando me la

deslicésobrelosbrazos.

—Buenosdías.—Buenosdías,cielo.¿Elliottpasaráarecogertehoy?—Sí—dije,sujetándomeelpeloenunacoletabaja—.Creoquesí,vaya.

Nodeberíadarloporsentado.Delacallemellegóelruidodeunmotorparado,ytambiéneldelapuerta

deuncochealcerrarse.MeasoméporlaventanadelcomedorysonreíalveraElliottacercarsecorriendoalporchedelantero.Sedetuvojustoantesdellamaralapuerta.

—Dileamamáquehedichoadiós—dije,despidiéndomedeAltheaconlamano.

Parecíacansadaeinusitadamentemalhumorada.—Loharé,cielo.Quetengasunbuendíaenelinstituto.Elliottnosonrióalverme,sinoqueseñalóelcochedepolicíaaparcadoen

lacalle.—¿Quiénes?—pregunté,caminandohaciaelbordedelporche.—HayotroenlapuertadecasadelatíaLeigh.—¿Están…vigilándonos?¿Porqué?—EltíoJohndicequeseguramentesomossospechosos.Me volví a mirar a la casa y luego seguí a Elliott hasta su coche. La

calefacciónhacíaquedentrodelChryslerreinaseunambientesofocante,peroyotodavíaestabatemblando.

—¿Tevieronsalirdemicasaestamañana?—No.—¿Cómolosabes?—Porquemeasegurédequenomevieran.—No entiendo —dije mientras Elliott se alejaba del Juniper con el

Chrysler—.¿PorquénosvigilananosotrosenvezdebuscaraquiensellevóaPresley?

—Creoquepiensanqueesoesloqueestánhaciendo.LaseñoraBrubakerllamóami tíaanoche, llorando,parasuplicarle.Lepidióque, siyosabíaalgosobrePresley,porfavor,quelodijera.

—Perotúnosabesnada.Elliottnegóconlacabeza.Llevabaelpelorecogidoenunmoño,loquele

daba un aspecto extraño a su rostro. En su mandíbula marcada asomaba unabarba incipiente, y todavía tenía los ojos cansadosdespuésdeunanochemuylarga.

Contempléporlaventanillalanieblaqueseasentabasobreloscamposdetrigo y soja ya mustios, preguntándome dónde estaría Presley, si se habríaescapadoosialguienlahabríasecuestrado.Serumoreabaquenohabíahabido

signosdelucha,peroesonoimpedíaquelapolicíanosinvestigaraaElliottyamí.

—¿Ysidicenquehassidotú?—lepregunté—.¿Ysiteacusan?—Nopueden.Yonolohice.—Haypersonasinocentesacusadasdecrímenestodoslosdías.ElliottaparcóelChryslerensulugarhabitualyapagóelmotor,peronose

movió. Tenía los hombros caídos, y no lo había visto tan abatido desde quevolvimosaseramigosotravez.

—Cuandoteinterrogaronencomisaría,¿lesdijistequepasastelanocheenmicasa?—lepregunté.

—No.—¿Porquéno?—Porquenoquieroqueledigannadaatumadre.Asentí.Definitivamente,esopondríafinalatranquilidaddemisnoches.—¿Aquéhoratefuiste?—lepregunté.Seremovióensuasiento.—Medormíynomedespertéhastaelamanecer.Mefuijustodespuésdel

alba.—Tienesquedecírselo.—No.—¡Malditasea,Elliott!Bajólamiradayserio.—Nomevanadetener.Entramos juntos en el instituto, bajo las miradas hostiles de los demás

alumnos.Elliott aguardó frente ami taquillamientrasyodejabamimochilayrecogíaelmaterialparalaclasedeprimerahora.

MadisonySamsedetuvieron,yelcabellodeambos,ajuego,formóunaparedentreelrestodelosalumnosyyo.

—Hola—dijoSam—.Oye,¿tellevaronesposadoytodoeso?Madisonlediouncodazo.—¡Sam!¡Dios…!—¿Qué?—exclamó,frotándoselascostillas.—¿Estáisbien,chicos?—preguntóMadison,abrazándome.Elliottasintió.—Estamos bien. La policía la encontrará y descubrirá lo que ha pasado

muypronto.—Esoespero—dijoSam.Madisonpusolosojosenblanco.—Laencontrarán.—Memiró—.Hoynoledejespasarniunaanadie.O

selasveránconmigo,joder.Esbocé un amago de sonrisa, y Sam se llevó aMadison a su siguiente

clase.Elliottmeacompañóporelpasilloymebesóenlamejillaenlapuertade

miclasedelenguaespañola.—¿Estásseguradequeestásbien?Asentí.—¿Porqué?Seencogiódehombros.—Nosé,tengounasensaciónextraña.—Estarébien.Mebesólamejillarápidamenteantesdemarcharsecorriendoporelpasillo

y desaparecer por la esquina, apresurándose para llegar a su clase, en el otroextremodeledificio.

Me apreté el libro de texto contra el pechomientras caminaba haciamiasiento,dandocadaunodemispasosbajolaatentamiradademiscompañerosdeclase.InclusolaseñoraTiptonmeobservóconcautelamientrasmesentaba.Seahuecólapermanenteentrecanaconlamano,diolabienvenidaalaclaseenespañolyluegonospidióqueabriéramosellibrodeejerciciosporlapágina374.

Justo después de que la profesora anunciara los ejercicios y la clase sequedara en silencio mientras todos se concentraban en su trabajo, empecé asentirunaspunzadasenlabarrigaylapresionéconlaspuntasdelosdedosparamitigareldolor.Eraabajo,justoentreloshuesosdelacadera.Genial.Loúnicoquemefaltaba:acababadebajarmelaregla.

Dudandosiatraería laatenciónde losdemás,meacerquéconsigiloa lamesadelaprofesoraymeagachéparadirigirmeaella.

—Necesitoiramitaquilla.—¿Porqué?—preguntóconvozlosuficientementefuerteparaquetodos

laoyeran.Meestremecí.—Espersonal.Undestellodecomprensión le iluminó losojosymehizouna señapara

que me fuera. Tomé el rectángulo naranja plastificado que decía PERMISO enletrasmayúsculas.Cuandodoblélaesquina,viaAnnaSueyTatumfrenteamitaquilla,atareadashaciendoalgoconmovimientofrenético.

Unruidocomoderaspado,demetalcontrametal,atravesabaelaire.AnnaSuesedetuvoyTatumsediomediavuelta.

—¿Dónde está?—mepreguntóAnnaSue, con furia en los ojos.Diounpasohaciamí,sosteniendoelcuchillodecocina—.¡Séquetúlosabes!

Diunpasoatrás,asomándomeparaverlaobradeAnnaSue,unapalabrarayadaconelfilodelcuchillosobre lapinturademi taquilla,desdelaesquinasuperiorhastalainferior.

CONFIESA

Tatumlequitóelcuchillo,losostuvocontramicaraymehizoretrocedercontralahileradetaquillas.

—¿Estáviva?—dijoTatumconunhilodevoz—.¿Esesalvajetehadichodóndeladejó,osololamató?¿Estáenterradaenalgúnsitio?¡Dínoslo!

Las lucesfluorescentesdel techosereflejabanen lapuntadelcuchillo,aescasoscentímetrosdemiojo.

—Nosédóndeestá—respondíconvozjadeante—.Elliottnosabedóndeestá.Estuvoenmicasatodalanoche.Nopudohabersidoél.

AnnaSuemegritóenlacara:—¡Todossabenquefueél! ¡Solo laqueremosdevuelta!¡Soloqueremos

queestébien!¡Dinosdóndeestá!—Osloadvierto.Alejaosdemí—masculléentredientes.—¿Esoesunaamenaza?—preguntóTatum, rozándome lamejillacon la

puntadelmetalafilado.Cerrélosojosygrité,arremetiendoconmispuños.Tatumretrocedióyel

cuchillocayóalsuelo.LoapartédeunpuntapiéyempujéaTatumcontraunodelosventanales frenteami taquilla,notandocómomisnudillos impactabanconlos huesos de su cara, pero sin sentir ningún dolor. Podría haber seguidogolpeándolatodoeldía.

AnnaSuemeagarródelpeloytiródemíhaciaatrás.Lasdosperdimoselequilibrioycaímosalsuelodebaldosas.Meencaraméencimadeellayempecéadarlepuñetazosenlosantebrazos,conlosqueseprotegíaelrostro.

—¡Yaos lo he dicho!—grité, apretando los puños—. ¡Dejadme en paz!¡Nuncaoshehechonada!¡Mehabéismaltratadocasitodamivida!¡Seacabó!¡Nuncamás! ¿Meoís? ¡Nunca! ¡Más!—Golpeé aAnnaSue después de cadapalabraconlairaexudándomeporlosporos.

Tratódedefenderselanzandounpuñetazoellatambién,peroaprovechélaoportunidadparahundirmipuñoensucaradesprotegida.

—¡Parad!¡Dejadloahoramismo!Paracuandoconsiguieronapartarme,estaba jadeando,y losmúsculosme

temblabanporlaadrenalinayelcansancio.PataleéyseguílanzandogolpesparatratardealcanzaraAnnaSueotravez.PorelrabillodelojoviaTatumconla

espaldaaplastadacontralapared,aterrorizada.—¡Hedichoqueparéis!—gritóelseñorMason,quemeteníaagarradapor

lacintura.Dejécaerlosbrazosaloscostados,mefallaronlasrodillasyelllantoque

habíaestadoconteniendodesdequeteníasieteañosestallóalfinymedesbordóporcompleto.

LaseñoraMasonapareciópor laesquinaysequedóperplejaalverasumaridosujetándomeyaAnnaSueenelsueloconellabioensangrentado.

—¿Quédemonioshapasadoaquí?—Violasmarcasenmitaquillayluegoenfocócon lamiradaelcuchillo tiradoenel suelo.Seapresuróa recogerlo—.¿De quién es esto? Anna Sue, ¿has utilizado este cuchillo para escribir en lataquilladeCatherine?

Anna Sue se incorporó frunciendo el ceño, limpiándose el labioensangrentadoconeldorsodelamano.

—¡Contesta! —gritó la señora Mason. Cuando Anna Sue se negó aobedecerla,laorientadoramiróaTatum—.Dime.¿Quéhapasado?

—¡Sabemosquelosestáninvestigando!¡QueremossaberquélehicieronaPresley!—gritóTatum.

ElseñorMasonmesoltóymemiróporencimadesusgafas.—¿Has atacado a estas dos chicas por haberte rayado la taquilla?

Catherine,esonoespropiodeti.¿Quéhapasado?Anna Sue y Tatum me lanzaron una mirada asesina. Bajé la vista un

momento,reparandoenmisnudillosllenosdesangre.ErancomolosdeElliott,eldíaquenosconocimos.MimiradaseencontróconladelaseñoraMason.

—AnnaSueestabaescribiendoesasletrasenmitaquillaconelcuchilloyyolashepillado.MehanpreguntadodóndeestabaPresleyyluegoTatummehaamenazadoconelcuchillo,pegándomeloalacara.Mehaacorraladocontralastaquillas.

ElseñorylaseñoraMasonmiraronaTatumboquiabiertos.—Tatum, ¿has amenazado a Catherine con este cuchillo?—preguntó la

señoraMason.TatumalternólamiradaentrelosdosMasonyluegosedecidióporAnna

Sue,queparecíaestarrecobrandolacompostura.—Haremosloquetengamosquehacerpararecuperaranuestraamiga.LaseñoraMasonmemiróconmiedoensusojos.Seaclarólagarganta.—Señor Mason, por favor, lleve a Anna Sue y a Tatum a la directora

Augustine.Yllamealapolicía.CatherineCalhounacabadeseramenazadaconunarmapeligrosaenlasinstalacionesdelcentroeducativo.

ElseñorMasonagarróaTatumdelbrazoyluegoaAnnaSue,tirandode

ellaparaquesepusieradepie.—Espere —dijo Tatum, forcejeando—. ¡Ella nos ha atacado! ¡Nos ha

atacado!—Después de que la amenazaras con un cuchillo —expuso el señor

Mason,cuyavozgraveretumbóporelpasillo—.Venga,vamos.Hicegirarlaruedademitaquilla,tiréconfuerzay,porprimeravez,liberé

elpestilloalprimerintento.Saquéunacompresafinayuntampónymelosmetíenelbolsillointeriordelabrigo.

—Ah,poresohastenidoquesaliramitaddeclaseparaveniralataquilla—dijo la señora Mason. Me tomó ambas mejillas en sus manos y luego meacaricióelpelo—.¿Estásbien?

Asentí,notandoaúnlaslágrimasfrescasenlasmejillas.Me abrazó, estrechándome con fuerza hacia ella. Al apoyar la mejilla

contrasupecho,medicuentadequetodavíaestabatemblando.—Aquíyanoestássegura.—YonolehicenadaaPresley.NitampocoElliott.Lejuroquenofuimos

nosotros.—Losé.Vamos—dijo,tirándomedelamano.—¿Adóndevamos?—pregunté.LaseñoraMasonsuspiró.—Vasahacer losejerciciosyel trabajodeclaseenmioficinahastaque

estosearregle.

CAPÍTULO30CATHERINE

LalluviacaíasobreelcristaldelanterodelChrysler,resbalandosinqueloslimpiaparabrisas pudieran hacer nada por remediarlo.Elliott había estadomuycallado toda la tarde, después de clase, en el supermercado y sentado en sucoche,frentealJuniper.

—¿Puedoentrar?—preguntóalfin,conelaguaaúngoteándoledelanariz.Teníalamiradafijaenelvolante,aguardandomirespuesta.

Letoquélamejilla.—Sí.Tenemosquesecarte.—Entoncesllevarélasbolsasalporcheymereunirécontigoarriba.Asentí.Cuando llevé la última bolsa a la cocina,me detuve y descubrí amamá

sentadaenelsofá,mirandounapantallaapagadadetelevisión.—Hehecho la compra—ledije, quitándomeel abrigoy colgándolo con

losdemás—.¿Quieresayudarmeaguardarla?—Nomerespondió—.¿Quétaltudía?

Fui colocando un artículo tras otro y llené la despensa y luego elfrigorífico.Teníalaropamojadapegadaamipiel,yempezaronacastañetearmelos dientes mientras dejaba las bolsas de plástico vacías en la papelera dereciclaje.Mequitélasbotasylasdejéenelrecibidorantesdeentrarenlasaladeestar.

—¿Mami?Nosemovió.Larodeéyvisurostropálidoysusojosenrojecidosmirandoalsuelo.—¿Quéestáshaciendo?—lepregunté,arrodillándomefrenteaella.Leapartéconlosdedoselpeloenredadodelacara,sintiendounextraño

malestarenelestómago.Yahabíaestadoasídedecaídaunaodosvecesantes,

perosucomportamientoeracadavezmásalarmante.—Todoelmundomuere—susurróconlamiradaperdidaenelinfinito.—¿Echasdemenosapapá?—lepregunté.Levantólavistaparafulminarmeconlamirada,yluegosevolvióyvique

unalágrimalecaíaporlamejilla.—Muybien.Vamosallevartealacama.Meincorporéy laayudéa levantarseconungruñido.Lallevéalpisode

arriba,hastaelfinaldelpasillo,yluegosubimoselsegundotramodeescalerasqueconducíaasudormitorio.Sesentóenlacama,conlamismaexpresióndetristezaensurostro.Ledesabrochélablusa,lequitéelsujetadoryencontrésucamisónfavoritoyselopusemetiéndoseloporlacabeza.

—Ven—dije,retirandolassábanas.Cuandoseacostó,laayudéaquitarseloszapatosylosvaqueros,ylatapé

conlasábanaylamantamientrasmedabalaespalda.Tenía lapiel fríaypegajosa cuandopresioné los labios sobre sumejilla,

pero permaneció quieta. Le di unas palmaditas en las manos y advertí quellevabarestosdesuciedadytierraincrustadaenlasuñas.

—Mami,¿quéhasestadohaciendo?Retirólamano.—Bueno.Yahablaremosdeesomañana.Tequiero.Cerré supuertayprocurénohacer ruidomientrasbajaba las escalerasy

caminabaporelpasillohaciamihabitación.Pasépordelantedemipuertaehicegirarlaruedadeltermostato,suspirandocuandoseencendieronlosconductosdelacalefacción.Mamánisiquieramehabíapreguntadoporquéestabamojadaytemblando.

—Soy yo—susurré mientras me deslizaba por la pequeña abertura quehabíaentreeltocadorylapuerta.

EsperabaveraElliottenmihabitación,peronoestabaallí,sinoqueestabaenelbaño,chorreandoytiritando.Solollevabasusvaquerosmojados,conunademistoallasalrededordeloshombrosdesnudos.

—¿Quéestáshaciendo?—lepregunté,reuniéndomeconélenelbaño.Teníaloslabiosazuladosylecastañeteabanlosdientes.—Noconsigoentrarencalor—dijo.Losanillosdelacortinadeladuchasedeslizaronchirriandoporelsoporte

y abrí el grifo.Me quité el abrigo y entré en la bañera, arrastrando a Elliottconmigo.

Permanecimos juntosbajoelcálidochorrodeaguacorriente,mientraseltemblor incontrolable de nuestros cuerpos iba disminuyendo a niveles mástolerables. Abrí más el grifo, ajustando la temperatura, calentando el agua

mientrasestanoscalentabaanosotros.Elliottmemiró,capazporfindepercibiralgomásqueelfrío.Elaguale

goteabadesdelapuntadelanarizyelmentónmientrasmemiraba,percatándosedequemisuéterymisvaquerosestabanempapados.Extendiólamanohacialaparteinferiordelsuétery,tirandodeellahaciaarriba,medejótansoloconunadelgada camiseta de color rosa. Se agachó y tomómismejillas en susmanosantesdeacercarsuslabiosalosmíos.

Bajélamanoparadesabrocharmelosvaqueros,peronosedeslizaronconla facilidad de siempre, sino que se me quedaban pegados a la piel a cadacentímetro.Los arrojé hacia la parte posterior de la bañera de unpuntapié.Eltacto de los dedos de Elliott parecía distinto sobre mi piel, las yemas de susdedossehundieronmásprofundamente,surespiraciónsevolviómásjadeanteysu boca, más hambrienta. Envolvió los brazos alrededor de mi cintura y meatrajohaciasí,yjustocuandosubocaabandonólamíaparaexplorarmicuello,sus besos se volvieron más lentos y la avidez de sus manos recobró lanormalidad.

Extendiólamanoparacerrarelgrifoyluegotomódostoallas.Mediounaydespuéssesecólacaraconlaotra.

—¿Quépasa?—pregunté.—Creo que deberías… —Señaló hacia mi dormitorio con gesto

avergonzado.—¿Hehechoalgomal?—No—dijorápidamente,tratandodeahorrarmelamismahumillaciónque

sentíaél—.Nohevenido…preparado.—Ah.—Parpadeé, procesando el significado de aquellas palabras, hasta

quealfinallasentendí.Cuandolohice,abrímucholosojos—.Ah.—Sí.Losiento.Nosemeocurriópensarqueteníaesaposibilidad…Tratédecontenerunasonrisa,peronoloconseguí.Nopodíaculparlo.No

lehabíadadoningunapistadequelatuviera.—Creoque…—Señalémitocadorycerrélapuertadelbañoamiespalda.

Metapélaboca,sofocandounasrisasantesdeabriruncajón.Deslicéunapiernayluegolaotraenunasbragassecas,yluegosaquédel

cajónelprimercamisónqueencontréymelopuse.Elliottllamóalapuerta.—¿Puedessacarmemicamisetaymispantalonescortosdelabolsa?—Sí—dije,acercándomealabolsadelonadelrincón.Habíaunacamiseta

negra y un par de pantalones cortos de algodón gris doblados en lo alto. Lossaquéycorría lapuertadelbaño.Elliott laabrióunoscentímetrosyalargó lamano,conlapalmahaciaarriba.

Unavezquetuvolaropaenlamano,cerrólapuertadenuevo.Mesentéen lacama,cepillándomeelpeloconelsonidodefondodemi

cajademúsica,esperandoqueaparecieraElliott.Salióalfin,aúnabochornado.—Notesientasavergonzado—dije—.Yonoloestoy.—Es solo que…La tíaLeigh lomencionó después de la primera noche

quepaséaquí.Yoleaseguréqueesonoeraunaposibilidadacortoplazo.Ahorapiensoqueojalálehubierahechocaso.

—Vaya,esosíqueresultaembarazoso…Elliott se rio, sentándose a mi lado y arrancándose con dificultad el

coleterodesumoñomojado.—Trae,déjameayudarte—dije,ysonreímientrasserelajabadeespaldasa

mí.Tardé un minuto largo, pero logré soltarle la banda elástica negra del

cabello y empecé a desenredárselo. Comencé por las puntas, sujetándolasmientras le cepillaba suavemente el resto del pelo. Respiró profundamente,cerrando los ojosmientras el sonidode los oscurosmechones al pasar por laspúasdemicepilloadquiríaunritmoconstante.

—Nadiemehabíacepilladoelpelodesdequeerapequeño—dijo.—Esmuyrelajante.Deberíasdejarmehacerlomásamenudo.—Puedeshacerlocuandoquieras.Cuando pude comenzar desde la raíz y pasar el cepillo hasta las puntas,

Elliottmequitólabandaelásticayselapusodenuevo.—ErescomoesetipodelaBiblia—dije—.Esetanfuerte,elqueteníala

fuerzaenelpelo.Elliottlevantóunaceja.—¿HasleídolaBiblia?CreíaquedijistequenocreíasenDios.—Antessí.—¿Quétehizocambiar?—preguntó.—¿Túsí?¿CreesenDios?—Creoenunaconexión,conlatierra,conlasestrellas,contodoslosseres

vivos,conmifamilia,conmisantepasados.—¿Conmigo?Parecíasorprendido.—Túeresmifamilia.Meinclinéparabesarloylerocéapenasunaheridarojooscuroenellabio.

Hizounamuecadedolor.—Voyabuscarunpocodehielo.—No,nopasanada.Notevayas.Mereí.

—Vuelvoenseguida.Salíybajélasescaleras.Abríelcongeladorybusquéunabolsadegelfrío.

Laenvolvíenunpañodecocinayregresécorriendoalpisodearriba,reparandoen que para mí era algo natural aguzar el oído para detectar cualquiermovimiento.Noseoíanada.Inclusoelcalentadordeabajoestabaensilencio.

Cuandovolvíaldormitorio,Elliottmeayudóacambiardesitioeltocadorylacamaycolocarloscontralapuerta.

—Podríavenirenalgúnmomentocuandonoestétumadreeinstalarteuncerrojo.

Neguéconlacabeza.—Entoncesloadivinaría.Yseasustaríasiyocambiaraalgoenlacasa.—Tiene que entender que su hija adolescente necesita un pestillo en la

puertadesuhabitación.Sobretodohabiendohuéspedesporaquí.—No, no lo entenderá. —Le toqué la línea oscura del labio, la herida

donde Cruz lo había golpeado—. Lo siento mucho, Elliott. Si te hubierasmantenidoalejadodemí,noestaríasenestasituaciónahoramismo.

—Piénsalo.¿PorquécreenqueteníasunarazónparahacerdañoaPresley?Porque ella eramala contigo.Nuncame vas a convencer de que algo de estohayasidoculpatuya.Podríanagredirmeunadocenadevecesyseguiríasinserculpa tuya. Esa es su elección. Su odio. Sumiedo. Tú no los obligas a hacernada.

—¿Creesqueintentaránatacartedenuevo?Lanzóunsuspiro,irritado.—Nolosé.¿Importa?—Sí.Porquetienesrazón.Cadavezespeor.Talvezdeberíastrabajarenel

despachodelaseñoraMasontútambién—dije.—No esmala idea. Echo demenos verte en el pasillo y en la clase del

señorMason.—Dímeloamí.Hacesemanasqueestoyallí.Seacercanlasvacacionesde

Navidadynoveoelfinal.—LaseñoraMasonestápreocupadaporti.Yyotambién.—Puesvamosapreocuparnosporti,paravariar.Losdosnosquedamoscalladoscuandountablóncrujióenelpasillo.—¿Quiénandaahí?—susurróElliott.—Willowestabaaquícuandolleguéacasadelinstituto.Probablementesea

ella.—¿QuiénesWillow?Suspiré.—Tiene diecinueve años. Se pinta los ojos conmuchodelineador negro.

Asíescomoselareconoceentrelamultitud.Siempreestá…triste.—¿Dedóndees?—Nohabloconella tantocomocon losdemás.Lamayoríade lasveces

estádemasiadodeprimida.Mamádicequeesunafugitiva.Porsuacento,creoqueesdeChicago.

—¿Yelresto?DijistequeelJunipertieneclienteshabituales.—Mmm…—Se me hacía raro hablar de los huéspedes con alguien—.

Están Duke y su hija Poppy. Él dice que trabaja en algo relacionado con elpetróleo,yesdeTexas,perobásicamentesededicaagritar.Siempreestámuyenfadado…damuchomiedo,yPoppyescomounratoncilloquemerodeaporelJuniper.

—Esoeshorrible.¿Porquéviajaconél?—Élvieneaquíportrabajo.Poppynotienemadre.—Pobreniña.Meretorcí.—¿Quiénmás?—CuandoAltheasequedaconnosotras,meayudaacocinaryalimpiar,y

siempremedamuybuenosconsejos.Fueellaquienmedijoqueteperdonara.—Unamujermuysabia—dijoElliottconunasonrisa.—LuegoestánmitíoSapoylaprimaImogen,quevienenalgunasveces,

peronotanamenudocomolosdemás.Despuésdelaúltimavez,mamáledijoaltíoSapoquenopodríavolverduranteunabuenatemporada.

—¿Eltío«Sapo»?Meencogídehombros.—Sipareceunsapoyhablacomounsapo…—¿Es hermano de tu madre o de tu padre? ¿O el marido de alguna

hermana?—No lo sé—dije, mirando al techo con aire pensativo—. Nunca lo he

preguntado.Elliottserio.—Esosíqueesraro.—Estodomuyraro,créeme.LahabitaciónestabaoscurayelJunipersehallabaensilencio,salvopor

los pasos esporádicos deWillow y el ruido de los coches que circulaban pornuestracalle.Eltocadorestabacontralapuertaylacamacontraeltocador,asíqueyanomepreocupabaqueloshuéspedesentraranenmicuartoporlanoche.MeinclinéparabesarellabiohinchadodeElliottcondelicadeza.

—¿Asíestábien?—lepregunté.—Siempreestábien.

MerecostéenelpechodeElliottyescuchéloslatidosdesucorazón.Seleaceleróduranteunossegundosantesdeapaciguarsedenuevo.Meabrazóymehablóenvozbajaysuave:

—Vacaciones de Navidad, luego Navidad, luego Año Nuevo y luego elúltimosemestredelinstituto.Cumpleslosdieciochoenpocomásdeunmes.

Pestañeé.—Guau.Pareceimposible.—¿Todavíaplaneasquedarteaquí?Penséensupregunta.Hastaentonceshabíasidocomosilosdieciochono

fuerana llegarnunca.Ahoraqueyaestabanaquíyquemesentía tanseguraycómodaenlosbrazosdeElliott,mideterminaciónempezabaaflaquear.

—Rectificaresdesabios—dijo.Lepellizquéelcostadoydejóescaparunaullidocasisilencioso.Susdedos

encontraronelpuntodébilenmiabdomendondehacermecosquillasyempecéachillar.Metapélaboca,conlosojosmuyabiertos.

Nosreímoshastaqueelpomodelapuertasemovió.—¿Catherine?—dijoWillow.Mequedéparalizada,sintiendoqueelmiedomeperforabaunagujeroenel

pechoyseexpandíapormisvenas.Tuvequehaceracopiodetodomivalorparaatrevermeahablar.

—Estoyenlacama,Willow.¿Quénecesitas?—pregunté.Lapuertasesacudióensusgoznesdenuevo.—¿Quéhaydetrásdelapuerta?—¿Mitocador?Empujólapuertadenuevo.—¿Porqué?—Porquenotengopestillo,yloshuéspedespiensanquepuedenentrarsin

más.—¡Déjameentrar…!—gimoteó.Tardéunossegundosenreunirelcorajesuficiente,perolaalternativaera

peor.—No.Estoyenlacama.Vete.—¡Catherine!—¡Tehedichoquetevayas!El pomo de la puerta se quedó quieto y los pasos deWillow se fueron

alejandoamedidaquecaminabapasilloabajo.DejécaerlacabezasobreelpechodeElliott,soltandoelairealfin,como

sihubieraestadobajoelagua.—Porpoco…

Me abrazó, y la calidez de sus brazos ayudó a que mi ritmo cardíacovolvieraalanormalidad.

—Definitivamente,suacentoesdeChicago.ApoyadaaúnenelpechodeElliott,nodejédemirarlapuerta.—¿Vasaseguirvigilándolahastamañana?—preguntó.—Elliott,sientra…Esperó a que terminara de decir una verdad que le negaba

sistemáticamente.—Dilo.Dímelo.Fruncíelceño,mientrastodomisermepedíaagritosquenoledijeralas

palabrasquequeríaescuchar.—Estarántratandoderetenermeaquí.Mamá.Loshuéspedes.—¿Porqué?—Más preguntas —dije, ya a kilómetros de distancia de cualquier

sensacióndecomodidad.—Catherine… —insistió—. ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué están

haciendo?Memordíellabioinferioryluegomecambiédeposición.—Loshuéspedesnuevos…nosemarchan.Avecesencuentrosusmaletas

en el sótano.O sus artículosde aseo todavía en sushabitaciones.No tenemoshuéspedesapartedelosclienteshabitualesmuyamenudo,pero…

Elliottpermaneciócalladodurantelargorato.—¿Cuántohacequesucedeeso?—Empezópocodespuésdequeabriéramos.—¿Yquépasaconellos?¿Quélespasaaloshuéspedesnuevos?Meencogídehombros,sintiendoelescozordelaslágrimasenlosojos.Elliottmeabrazóasupecho.Estuvocalladodurantemuchotiempo.—¿Havenidoalguienbuscándolos?—No.—Puedequeseaotracosa.Talvezlosclienteshabitualeslesroban.—Talvez.—¿Nuncahasvistoanadieirse?—Anadiequehayavenidosolo.Lanzóunsuspiroymeabrazóconmásfuerza.Alfinalsentíquelosojos

mepesabancadavezmás,ypormuchoquemeesforcéenpermaneceratentaalas sombras en la luz que se colaba por debajo de la puerta, la oscuridadmerodeóymedejéatraparporella.

Cuandoabrílosojosdenuevo,Elliottsehabíaido.Lospájarosinvernalesgorjeaban bajo el sol brillante y el viento había enmudecido por una vez.Me

vestí para ir a clase, y justo cuando me recogía el pelo en una coleta, oí elestruendo de unos platos en la cocina, y saltó la alarma antiincendios. Bajécorriendo las escaleras y me detuve en seco cuando vi el caos en la cocina.Mamáestabahaciendo todo loposibleporprepararundesayunodecente,y elolorabeiconquemadosemezclabaconelhumoenelaire.

Abrí la ventana de la cocina, saqué un mantel individual y lo usé paraahuyentarelhumo.Alcabodeunossegundoslaalarmadejódesonar.

—Vaya,habrédespertadoatodalacasa—dijo.—¿Estásbien?—lepregunté.—Pues…—Miró a su alrededor y suspiró al ver los restos de unhuevo

rotoenelsuelo.Meinclinépararecogerlayemaylacáscaraymelevantéparaarrojarlosal

fregadero.Mamáeraunacocineraexperta, asíqueno tardémuchoendeducirquéhabíapasado.

—¿EstáDukeaquí?—lepregunté.Peroantesdequepudieraresponder,vielChrysleraparcadofuera—.¡Oh!¡Tengoqueirme!—anuncié.

Elliott salió y me esperó junto al coche, pero su sonrisa no era tanluminosa, ni sus ojos estaban tan brillantes como de costumbre mientras meacercabaaél.

Cuandome senté en el asiento del pasajero,me tomó de lamano, perohicimosel trayectoal institutoensilencio.Losdossabíamosqueesedía seríapeorqueeldíaanterior.CadadíaquepasabasinnoticiasdePresley,máshostilsevolvíaelinstitutoconnosotros.

Elliottaparcóysuspiró.Leapretélamano.—TresdíasmáshastalasvacacionesdeNavidad.—Mevanaexpulsar.Lopresiento.—Deja que le pregunte a la señora Mason si puedes trabajar en su

despacho,¿deacuerdo?Negóconlacabeza,tratandodedisimularsuansiedadconunasonrisa.—No.Quierovertemás,peronomeesconderé.—Noesjustoqueyoestéprotegidaahídentroytúseasunblancofácil.Y

noteestaríasescondiendo.Estaríasevitandometerteenunapelea.—Nolollevoenlasangreesodeevitarlaspeleas.Entramosdelamanoenelinstituto.Élsesituóunpocopordelantedemí,

lo justo para llevarse algún que otro empujón cuando se cruzó con suscompañeros de equipo y otros estudiantes en el pasillo. Las sonrisas y laspalabrasamableshabíandesaparecido,reemplazadasporlasmiradasacusadorasyporelmiedo.

Elliott siguió andando con la vista fija delante, torciendo levemente la

mandíbuladespuésdecadaempujón.Podríahaberdadounpuñetazoenlacaradecadaunodeellos,partirleslosdientesoromperleslasnarices,peroselimitóa repetir sumantra para sus adentros, contando los días que faltaban para lasvacacionesdeNavidad.

Permaneció a mi lado mientras abría mi taquilla. Cuando tuve en mismanosloslibrosdelengua,físicaehistoriamundial,meacompañóalaoficinaymebesóenlamejilla,luegointentóllegarasutaquillayasuclaseantesdequesonaraeltimbre.Mepreguntésialguienlopararíaporelcamino.

—Buenosdías,Catherine—dijolaseñoraMason.Yaestabatecleandosinpararcuandoentréensudespacho.Reparóenmisilencioy levantólavista—.Vaya.¿Vatodobien?

Me mordí la parte interior del labio, deseando con todas mis fuerzashablarle de Elliott, pero él odiaría sentir que se estaba escondiendo en sudespachotodoeldía.

—Hasidounamañanaunpocoaccidentada.Sehaquemadoeldesayunoyhemostenidoqueempezardecero.

—¿Estabasdistraída?—Nohesidoyo.Eramamá.Está…tristeotravez.PasartantassemanasenunpequeñodespachoconlaseñoraMasonhacía

imposible eludir la conversación. Después de la primera semana, comenzó asospechar,asíquelecontabalojustoparaquesequedarasatisfecha.

—¿Hapasadoalgoo…?—Yasabe.Simplemente,seponeasíaveces.Vaapeoramedidaquese

acercaeldíadelagraduación.—¿Hasenviadoyalassolicitudesalasuniversidades?Aúntienestiempo.Neguéconlacabeza,descartandolaideadeinmediato.—Podríasconseguirunabecafácilmente,Catherine.Yopodríaayudarte.—Yahemoshabladodeesto.Sabequenopuedodejarla.—¿Por qué?Muchos hijos de padres que regentan un negocio van a la

universidad.PodríasvolvercontodoloaprendidoyhacercosasincreíblesconelJuniper.¿Quétepareceestudiargestiónhotelera?

Mereí.LaseñoraMasonsonrió.—¿Teparecealgogracioso?—Noesposible.—Catherine,¿meestásdiciendoquenopuedesiralauniversidadporque

tumadrenopuedecuidardesímismamientrastúnoestás?¿Significaesoquelaestáscuidandotú?

—Algunosdíasmásqueotros.

—Catherine—dijolaseñoraMason,juntandolasmanosdetrásdesuplacade identificación. Se inclinó hacia delante, con tristeza y desesperación en sumirada—.Porfavor.Porfavor,déjameayudarte.¿Quéestápasandoallídentro?

Fruncíelceñoyluegoledilaespaldayabrímicuadernodeejerciciosdelengua.

Suspiró y, acto seguido, una sucesión constante de golpes en el tecladoinundóelsilenciodelreducidoespacio.

Mi lápiz del número dos rascó el papel del cuaderno, incorporando unnuevo ritmoal tecleode la señoraMason.Sentarseallí en silencio con ella sehabíaconvertidoparamíenunacostumbrecómoda…segura, incluso.Allínohabíanadamásquehacerapartedelastareasescolares.Podíaestarallísinmás.

JustoantesdelalmuerzolaspersianasdeldespachodelaseñoraMasonsemovieron.Despuésdealgunosgritosyciertoalboroto,seasomóyluegotiródelacuerdaparasubirlapersiana.

ElentrenadorPeckhamestabajustoenlapuertadeldespacho,sujetandoelbrazodeElliott conunamanoy el deotro estudiantequeno reconocíporqueteníalosojoscasicerradosdelahinchazón.

LaseñoraMasonsaliócorriendoyyolaseguí.—Este de aquí—dijo el entrenador Peckham, empujando al chico hacia

delante—empezó.Yeste—añadió,empujandoaElliott—loterminó.—¿Quiénes?—preguntó laseñoraRosalsky,corriendoconunabolsade

hieloenlamano.Ayudóalchicoasentarseylepusodoscuadradosfríosenlosojos.

—Noesunodelosmíos…porunavez—dijoelentrenadorPeckham—.OwenRoe.

Metapélaboca.LaseñoraRosalskylevantólavista.—Voyallamaraenfermería.Estoycasiseguradequetienelanarizrota.LaseñoraMasonbajólabarbilla.—LadirectoraAugustineyelvicedirectorSharpestánenunareuniónde

administración.Elliott,síguemealdespachodeladirectoraAugustine,porfavor.Catherine,vuelveatumesa.

Asentíconlacabeza,percibiendolaexpresióndevergüenzaenelrostrodeElliottmientraspasabapormiladosinunsolorasguño.Teníalamanoizquierdahinchada,ymepreguntécuántasveceshabríanhechocontactoesosnudillosconlacaradeOwenantesdequealguienlodetuviera;cuántafuriareprimidahabíadetrásdelosmismosgolpesqueagujereabanlaspuertas.

MeacerquéaOwen,mesentéasuladoyloayudéasostenerlabolsadehieloensuojoizquierdo.

—Hola—dije.—¿Catherine?—Soyyo—respondí,apartandolamanocuandoélseechóhaciaatrás—.

Solointentoayudar.—¿Apesardequetunoviomehadejadociego?—Noestásciego.Lahinchazónbajará.—Dudé,sinestarseguradequerer

saberlo—.¿Quéhapasado?Seinclinó.—Comositeimportara.—Sí.Meimporta.Séquehemos…Séqueheestadodistante.—¿Distante?Másbiendesaparecida.¿Quétehicimos,Catherine?—Nada.Nohicisteisnada.Volviólabarbillahaciamí,sinpodervermiexpresión.—Nodejastiradasadospersonas,dospersonasdelasquehassidoamigo

durantecasitodatuvida,pornada.Suspiré.—Mipadremurió.—Losabemos.Ynosotrosintentamosestarallíatulado.—Esonoesloquenecesitaba.—Entonces, ¿por qué no nos lo dijiste? ¿Por qué hacer que Minka se

sintiera como si no valiera una mierda, y a mí como si fuera un montón debasura de la que pudieras deshacerte sinmás? Entiendo que estabasmal, quesufrías.Peropodríashabernosdichoquenecesitabasespacio.

Asentíconlacabeza,bajandolavista.—Tienesrazón.Esoesloquedeberíahaberhecho.—Noscerrastelapuertaenlasnarices.Másdeunavez.—Me he portado fatal contigo, cuando tú solo intentabas sermi amigo.

Peroyonoerayo.Sigosinser…lachicaqueconocías.Ylascosassonmuchopeoresahoradeloqueeranentonces.

—¿Quéquieresdecir?—preguntó.Eldolory la iradesaparecierondesuvoz.

Melevanté.—Aúndebesmantenertealejadodemí.Todavíanoesseguroacercarse.Serecostóhaciaatrásylaexpresiónhoscaregresóasurostro.—PeroMadisonySamsoninmunesaeso,¿no?—MaddyySamnoquierenentrar—murmuré.—¿Quéquieresdecir?¿Esqueestápasandoalgoentucasa?Entrarondosauxiliaresdeenfermería,unobajoybarrigudoyelotroaltoy

desgarbado.SepresentaronaOwenyyomeaparté.

—¿Catherine?—dijo la señoraRosalsky,mirandohacia lapuerta abiertadelaorientadora.

Sabíaloquequería,asíqueregreséaldespachodelaseñoraMasonparaseguirestudiandosola.Sonóeltimbrequeanunciabaelfindelaprimerahoradeclaseyotravezdespuésparainiciarlasegunda.Elliottcontinuabaenlaoficinade la directora, y el resto del personal administrativo seguía trabajando comosiempre.

Mediahoramástarde,ElliottsaliódelaoficinadeladirectoraAugustine.Conlamiradafijaenelsuelo,mascullóunadisculpacasiinaudiblealpasar.

—Eh—dije,corriendoaalcanzarloconunasonrisareconfortante,peroélnomehizocasoysaliódisparadoporlapuerta.Dosguardiasdeseguridaddelinstitutolosiguieron,ymevolvíhacialaseñoraMason—.¿Lohaexpulsado?

—Nomemiresasí—dijo,guiándomeasudespachoycerrandolapuerta—. Ha enviado a un alumno al hospital. No me ha dejado alternativa,sinceramente.

—¿Quépasó?—exigí.—Sabesquenopuedohablarlocontigo.—Melodiráéldespuésdelinstituto.LaseñoraMasonsedesplomósobresusilla.—¿Estás segura de eso?—Fruncí el ceño.Ella suspiró y se irguió en el

asiento—.OwenledijoalgoaElliottquenolegustó.Elliottlediounpuñetazo.Muchospuñetazos.

—Noharíaesosinquehubieraunaprovocación.—¿Deverdad?PorqueheoídolodesupeleaconCruzMillerenlafiesta

delafogata.—Sepusoaordenarpapelesensuescritorio,claramentenerviosa.—¿Tiene idea de todo por lo que ha tenido que pasar este últimomes?

Desde que nos trajeron aquí a rastras y nos interrogaron sobre Presley, todospiensanquelehicimosalgo.

—Bueno,lodehoynohasidoendefensapropia.—LaseñoraMasondejódeocuparsede lospapelesy suspiró,mirándomeconexpresión sinceraen losojos—.Alnodetenerse,seconvirtióenelagresor.Notepreocupes.Aquíestásasalvo.

—Peroaéllohadejadoahífuera…Meditósobremispalabras.—¿Creesquedeberíahaberlo traídoaquíaél también?Sinceramente,no

creo que nadie sea tan estúpido como para meterse con Elliott. Es casi deltamañodeunjugadordefútbolamericano.

—Ymenosmalqueasíes,porqueescomoatravesaruncampodefútbolcuandohayquerecorrerelpabellónCdesdeelaparcamientotodaslasmañanas,

alahoradelalmuerzoydespuésdeclase.—¿Semetencontigooteempujan?—SeñoraMason…porfavor.Nopuedeexpulsarlo.Podríaperderlabeca

queesténplanteandodarle.Memirófijamenteporunmomento.Eralavezquelehabíahabladocon

másclaridadsobremissentimientososobreloquepensaba,yvicómodecidíautilizarloasuconveniencia.Susiguientepreguntamediolarazón:

—Dimequéestápasandoencasayreconsiderarémidecisión.—¿Meestá…?¿Meestáchantajeando?—Sí—contestórotundamente—.DimequéesloqueocultáistúyElliotty

lodejarévolveralinstitutomañanamismo.Me quedé atónita. La habitación empezó a darme vueltas y creí queme

quedabasinaire.—Esonoesjusto.Nisiquieraestoyseguradequeseaético.—¿Importaeso?—preguntó,recostándose.Estabaorgullosadesímisma.

Sabíaqueyahabíaganado.—¿Yseguroquepuedehacereso?¿Anularsuexpulsión?—Puedocastigarloconuna suspensiónanivel internoconobligaciónde

asistirasesionesdeorientación.EsodeberíaapaciguaralospadresdeOwen.Puselosojosenblanco.—Yalehedichoquepodríaperdersubeca.Seencogiódehombros.—Esoeslomáximoquepuedohacer.Lotomasolodejas.—Suspensión interna con orientación. ¿Se encargará usted de la

orientación?—Simediceslaverdadsobreloquehaestadoocurriendoentucasa,sí.Me recosté en la silla, agarrándome al respaldo como si fuera un

salvavidas.—Puedes tomarte un tiempo para pensarlo, si quieres —me ofreció la

señoraMason.Tomar ladecisióndemarcharme fuemás fácilde loquepensaba.Ahora

quelaseñoraMasonmeobligabaaelegirentresalvaraElliottoalJuniper,tuvelarespuestaencuestióndesegundos.Enesemomentoestabaseguradequeloamaba,dequeeradignadesuamor,ydequedejarqueelJunipersehundieraeraloquedeverdadacabaríasalvandofinalmenteamamá.Ellapodríaodiarmehastaqueestuviesemejor,opodríaodiarmeparasiempre,peroyosabíaqueeralocorrectoparatodaslaspersonasalasquequería.SabíaqueAltheayPoppyloentenderían.

Miré a la señoraMason a los ojos. La decisión era fácil, pero era más

difícildecirlaspalabrasenvozalta.Estabaapuntodeircontratodoaquelloporloquehabíaestadoluchandoconuñasydientes,loquehabíaintentadoprotegerdurantemásdedosaños,contratodaslasrazonesparaalejaraElliottdemí,paraalejarlosatodos.Mijaulaestabaapuntodeestallaryromperseenmilpedazos.Porprimeravezenmuchotiemponosabíaquéocurriríadespués.

—Nomehacefalta—dije.LaseñoraMasonbajólabarbilla,comomentalizándoseparaoírloqueiba

acontarle.—Catherine,¿cuidandetiencasa?Meaclarélagarganta.Micorazónlatíatanfuertequeestabaseguradeque

laseñoraMasonpodíaoírlo.—No.La señora Mason entrelazó las manos, esperando pacientemente a que

continuarahablando.

CAPÍTULO31CATHERINE

Madison redujo la velocidad hasta detenerse frente al Juniper y Sam seinclinó hacia delante, mirando las ventanas polvorientas y la pinturadescascarillada.

—Guau—exclamóSamconlabocaabierta.—Gracias,Maddy.Séquetupadrenoquierequeteacerquesamí,asíque

teagradezcoquemehayastraídoacasa.Esperoquenotemetasenningúnlío.Madisonsevolvióensuasientoparamostrartodasuindignación.—EstamosadosgradosbajoceroyElliotttieneprohibidoiralinstitutoa

recogerte.Porsupuestoqueibaatraerteacasa.Sonreí.—Gracias.LaseñoraMason tambiénseofreció,perohevistosu listade

tareasparaestanocheyeradedospáginas.—¿Quieres que te acompañe a la puerta? ¿O adentro?—preguntó Sam,

mirandoporlaventanaconfascinación.—¡Sam!¡Dios…!—loregañóMadison—.¡Noeselmomento!—No,gracias—dijemientrasrecogíamiscosas.Madisonmetocóelbrazo.Llevémimochilaadentroysubílasescaleras,doblélaropayguardétodas

lascamisas,lospantalones,loscalcetinesylaropainteriorquepudedentrodelamaletaquemipadremehabíacompradoañosatrás.Habíafantaseadocientosdeveces sobre elmomentoenque lausaríaporprimeravez,peroenningunadeesas fantasíasmeplanteédejar el Juniperpor ir aotro lugar en el propioOakCreek.

Pormicabezadesfilabandistintosescenariosunayotravez,lareaccióndemamá,elmomentode ladespedida,yesperabaqueal final todoacabarabien.Aunasí,ningunodelosescenarioshacíaquemearrepintieradehaberayudadoa

Elliott. Él era bueno, como lo eran Althea y papá. Elliott se había vistoarrinconadoyhabíaluchadoporsalirdeallíporsuspropiosmedios,perohabíapocascosasquenoestuviesedispuestoahacerporlosseresalosqueamaba.Yosimplementeeraunadelaspocasafortunadas.

Oíelruidodelosarmariosabajocerrándosedegolpe,yentoncesalguiendijominombre…alguienjoveneimpaciente,peronoeraPoppy.

—Hola—dije,asomandoporlaesquinaydirigiéndomealaisla.—Estáshorrorosa—gruñólaprimaImogen.Dejóunatazadetédelantede

míysecruzódebrazos.Mesentéconelabrigopuestoen la islade lacocina,dejando lasmanos

suspendidasencimadelatazadetéhumeantecomosifueraunafogata.Imogenparecíaindiferente.Vestíasucamisetafavorita,conelsignodelapaz,yllevabaelpelometidopordetrásdelasorejas.Estabadepieconlaespaldaapoyadaenlaencimera,mirándome.Casitodoslosarmariosestabanabiertosdeparenpar,despuésdequeloshubieraregistradoenbuscadelasbolsitasdeté.

Normalmentemeofrecíaunaramadeolivoenformadetazadetécadavezque su padre me trataba mal, pero antes siempre había sido uno o dos díasdespuésdequesucediera.Mamánuncalehabíaprohibidoanadiequevolviera,yhastaesemomentoyohabíaalbergadolaesperanzadequerealmentepudierahacerquesemantuvieranalejadosdelJuniper.

Imogenmemiró.—¿Ybien?¿Tevasatomarelmalditotéono?UnsilencioespesosiguióalapreguntadeImogen,permitiendoadvertirla

presenciadelvientosibilantequesecolabaatravésdelaspartesmásdébilesdelJuniper.Arriba,unapuertasecerródegolpeyambaslevantamoslavista.

—¿Duke?—preguntóImogen,nerviosa.—Uncambiodelapresión.Soloeselviento.Lascortinasestabancerradasysolopermitíanelpasodeesquirlasdeluz

plateada en el comedor y la cocina. Fuera las nubes parecían haberse hechodueñasdelcielodeOakCreek,satisfechasdeinstalarseallíduranteelrestodelinvierno.Toleradasperonobienvenidas,aligualqueloshuéspedesdelJuniper.

—Nomelohasdicho.¿Porquéestástantriste?¿Quéhapasadohoy?Tumadre leestabahablandoamipadredeunachicaquedesapareció. ¿Hasoídoalgosobreellahoy?

La ideadequeel tíoSapoestuvieraallímehizosentir rabia.Sesuponíaqueteníaprohibidovolver.Suincapacidadparamantenersefirmesoloeraotraseñaldequeladepresióndemamáestabayendoapeor.Hurguéconeldedoenlamuescadelatazadesportilladafrenteamí.

—No.

—¿No?—preguntóImogen—.¿Nohasoídonadasobreella?—Solo que todavía está desaparecida —dije, tomando un sorbo—.

Imogen…¿dóndeestámamá?Sepusotensa.—Enelpisodearriba.¿Porqué?—Tienesquedecirlequebaje.Necesitohablarconella.Imogengruñó.—¿Sobrequé?—Quierohablarconmamá.Nocontigo.Dilequevenga.Secruzódebrazosfijandosuexpresiónenunasonrisatozuda.—Muybien—dije,ytoméotrosorbo—.Memarcho.Hoy.—¿Qué?—dijoImogen,rodeandolaisla—.¿Dequéestáshablando?—Hoy han expulsado a Elliott. Le he hablado a la señora Mason del

Juniperparaquelaexpulsiónnofigureensuexpediente.Imogenseinclinóymemiróarrugandolafrente.Mehablóenvozbaja:—¿QuéesloquelehasdichodelJuniper?Fijé lavistadelante, incapazdeverelmiedoquesabíaque inundaba los

ojosdemiprima.—Quemamáestáenfermayqueheestadoocupándomedealgunascosas.—Esoesunamentira—musitóImogen—.LatíaMaviscuidamuybiende

ti.—No, hace mucho tiempo que no lo hace—dije, recogiendo la taza y

rehuyendosumirada.—Retira eso que has dicho. ¡Retíralo!—me gritó en el oído. Hice una

mueca,apartándomedeella.—Tienes que ir a buscar a mamá—dije, manteniendo un tono de voz

sereno—.Notardaránenllegar.—¿Quiénes?—chilló.—AsuntosSociales.LacaradeImogensetorcióenungestodedisgusto.—¿Cómodices?—QuevanavenirlosdelDepartamentodeAsuntosSociales—dije,ylas

palabras me atravesaron el pecho hacia dentro, cada vez más pesadas. Habíahecholoqueprometíquenoharíanunca.

ElpánicoparecióadueñarsedeImogeny luegoempezóa lloriquearysefuecorriendoescalerasarriba,llamandoamamá.

—¡Mavis!—gritó—.¡Mavis!Alguienllamóalapuertaycorríaabrirla.Elliottestabaalotrolado,por

finconelabrigopuesto,despidiendounasnubesblancasconcadaexhalaciónde

sualiento.Parecíasorprendidodeverme,yllevabaenlamanounsobrerotoyunpapeldoblado.

—¿Quéhashecho?—preguntó.—¿Quéhashecho?—dijomamá,bajandolasescalerasconpasosfuriosos.

Meagarródeloshombrosyempezóazarandearme.Elliotttiródemíyseinterpusoentrenosotras.—Eh,eh…espereunmomento.Vamosacalmarnos.—¿Calmarnos?¡¿Calmarnos?!—dijomamá,chillando.Cerrélosojos.—Odiaquelediganeso.—¿Cómohaspodidohacermeesto?—preguntómamá,apartandoaElliott

—. Le dijiste… Le hablaste a esa zorra de la orientadora sobre nosotros, ¿yahoraqué?¿Tevasairaviviraunhogardeacogidademierdaconotrosdiezniños?¿Conextraños?¿Porqué?¿Porél?

—¿Qué?—preguntóElliott,volviéndosehaciamí.Parecía traicionado,yvilaexpresióndedolorensusojoscuandosediocuentadequeellalosabíayélno—.¿SelohascontadoalaseñoraMason?

—Lehecontadolosuficiente.—¿Losuficiente?¿Paraqué?—preguntóElliott.Levantóelsobre—.¿Para

esto?Una furgoneta negra frenó y se detuvo junto a la acera, delante del

ChryslerdeElliott,seguidadeuncochepatrulla,yescapéescalerasarriba.Elliottmirólacamioneta,luegoelpapelydespuésalzólavistaparamirar

arriba.—¿Tevas?¿Adóndetellevan?—Nopuedodecirlo ahora.—Recogídosbolsasymimochilaybajé los

escalonesdedosendoshastaquelleguéalapuertaprincipal.Mamámeagarródelabrigoysenegóasoltarme.

—No.Túnotevas.—Mami,tienesqueponertemejor.TienesquecerrarelJuniper…—¡No!—gritó.—Tienes que cerrarlo y todos tienen que irse. Entonces, volveré. Me

quedaré contigo. Pero… —Cuando me di cuenta de que estaba mirandoboquiabiertaalacamionetaynomeprestabaatención,lasujetédelmentóncondelicadezaparaquememiraraalacara—.¿Mami?Necesitoquemeescuches.Vanapreguntarteconquiénprefieresquemequede.TienesquedecirlesqueconlaseñoraMason.RebeccaMason.Laorientadoradelinstituto.Tienesquedecirqueteparecebienquemequedeconella.

Unamujeryunhombresalierondelacamionetayecharonaandarhacia

nuestracasa.—¿Mami?SeñoraMason—repetí, haciendo énfasis en el nombre demi

orientadora.LaseñoraMasonmehabíadichoquelosdeserviciossocialesnecesitarían

quemamáfirmaraunospapelesdandosuaprobaciónparaquemefueseavivirasucasa.Delocontrario, iríaa laoficinadeAsuntosSocialesyesperaríaallíaquemeasignaranunafamiliadeacogida.

—¡No!—gritómamá, intentandoarrastrarmeadentromientras tratabadecerrarlapuerta.

Lamiréalosojosyviterrorenellos.—Volveré.—¿Cuándo?¿Qué…quévoyahacer?Estarésola.¿Quévoyahacer?—

dijomamá,conlaslágrimasresbalándoleporlasmejillas.Despuésdellamarbrevemente,elhombreabriólapuertademosquitera,se

alisólachaquetayseajustólacorbata.Elliottestabadetrásdeellos,preocupadoysinsaberquéhacer.

—Señora Calhoun, soy Stephanie Barnes —dijo la mujer. Tenía unosveintitantosañosylamismacomplexiónquemamá,peroeramásbaja.Parecíanerviosa—.MeacompañaStevenFry,delDepartamentodeAsuntosSocialesdeOklahoma,yel agenteCulpepper,delDepartamentodePolicíadeOakCreek.Hemosvenido a trasladar aCatherine aun entorno segurohastaquepodamosobtenermásinformaciónsobreloquelehacontadohoyasuorientadoraenelinstituto.

—¿Adónde la llevan?—suplicó mamá, sujetando mi abrigo con ambospuños.Elpánicoyelmiedoensuvozerandesgarradores.

Elagentedepolicíaseinterpusoentrenosotras.—SeñoraCalhoun,tenemosunaordenjudicial.Vaatenerquedarunpaso

atrásydejarqueelseñorFryylaseñoritaBarneshagansutrabajo.—Mami, haz lo que dice —le pedí, dejándolos separarme de ella—.

Asegúrate de que comes. Hay pan, mantequilla de cacahuete y gelatina paraPoppy.

—¡Catherine! —gritó mamá, quedándose con el agente y la señoritaBarnes.

—¡Eh! ¡Espere!—exclamó Elliott, abriéndose paso a empujones por lapuertaprincipal.

El señor Fryme llevó con él a través del porche y luego por el caminoirregular.SedetuvoenlapuertadelaverjayextendióelbrazoparamanteneraElliottadistancia,peroyoselobajé.

—Nopasanada—dije—.Esunamigo.

—¿Adónde vas? —quiso saber Elliott, horrorizado—. ¿Te vas de OakCreek?

—AcasadelaseñoraMason.Mequedaréconellauntiempo.—¿Deverdad?—preguntó,aliviado—.¿Yeso…esoestábien?Meencogídehombros.—Eranecesario.Arrugólanariz.—Catherine,nohabráshechotodoestopor…—Miróelsobrequellevaba

enlamano.—Sí—dije—.Yloharíadenuevo.ElseñorFrymehizounaseñalparaquelosiguierahastalacamioneta,ylo

obedecí,volviendolavistaatrásunasolavez.Elliottseacercócorriendoysedetuvojustoantesdellegaralapuerta.—¿Puedoiraverte?—Sí—dijemientrassubíaalasientotraserodelacamioneta.—¿HasdicholacasadelaseñoraMason?—preguntó.Asentí.ElseñorFrycerrólapuertayrodeólapartedelanteradelvehículohaciael

ladodelconductor.Sesentódeslizándosedetrásdelvolanteyseencontróconmimiradaenelespejoretrovisor.

—Todovaairbien,Catherine.La señorita Barnes pasó junto a Elliott para atravesar la verja. Abrió la

puertadelpasajero,sesentóenelasientoyseabrochóelcinturóndeseguridad.Sevolvióparamirarmeconunasonrisacálida.—¿Lotienestodo?—preguntó.Asentí.—¿Mamáestábien?—SequedaráconelagenteCulpepperhastaquesetranquilice.Abróchate

elcinturón,porfavor,Catherine.Me despedí de Elliott, viendo cómo se iba empequeñeciendo mientras

bajábamosporlacalleJuniperhaciaelotroladodelaciudad.Mepreguntésialgunavezlograríaquitarmelasensacióndequeacababa

de traicionarami familia, sibastaríaconsaberquemiausencia significaríaelfinaldelJuniperydelaoscuridadquereinabaensuinterior.Mepreocupabaquemamádejaradeestartristeymeodiara,peromepreocupabamásqueAltheayPoppysintieranqueleshabíadadolaespalda.Másquecualquierotrapersona,queríaqueellasdosentendieranmidecisión.

El señorFryaparcó la camionetaenel caminodeentradade lapreciosacasa de estilo rústico de la señora Mason. El porche que rodeaba toda la

construcciónmerecordabaunpocoalJuniper,peroesaeralaúnicasimilitud.Elcalor del interior irradiaba desde sus grandes ventanales, incluso enunheladodía de invierno como aquel. El exterior ofrecía un aspecto acogedor, con unrevestimiento de tejas de color verde claro y adornos blancos y lucesmulticoloresqueserpenteabanporlasvigasdelporche,yunacoronadeNavidadcolgandodelapuerta.

ElamplioángulodeltechoadosaguasledabaunairemenosamenazadorqueelJuniperymásafable,comouncálidohogar.

LaseñoraMasonsaliódedebajodelaluzdelporche,envueltaenunsuéteryconunasonrisaquenoocultabasunerviosismonielalivioquesentía.

LaseñoritaBarnesmeacompañóalporche,cargadaconunabolsa.—Hola—saludó la señoraMason, tocándome lamejilla. Se apartó a un

ladoparadejarnospasaralaseñoritaBarnesyamí.Utilicélapuntadecadabotaparaquitarmelaotra,lasdejéenelsuelode

maderaypisélamullidamoquetabeigedesusalónconloscalcetines.LaseñoraMasonrecogiómiabrigoylocolgóenelarmariodelanteroantesdeescoltarnosatravésdeunaampliaentradaqueconducíaalasaladeestar.

UnárboldeNavidadartificialseextendíahastaeltechodecasitresmetrosdealtura,dejandoapenasunoscentímetrosdeespacioencimade lacabezadelángeldecristalquelocoronaba.Lasramasestabandecoradasconadornosrojosyverdes,algunoscaseros.Unaslucesblancasbrillabanpordetrásdelasagujassintéticas, yuna falda rojayverde cubría el soportedel árbol, bajo el cualyahabíadosdocenasderegalos.

—Tomadasiento—dijo laseñoraMason,señalandosusofá.Eraunsofámodular de microfibra de color pardo, con cojines de estampados florales decolorverdoso,taninmaculadosquedudéantesdesentarme—.Oh,noseastonta—dijo la señoraMason, sentándose en un sillón reclinable de cuero—.Tengounasobrinayunsobrinoquesiemprecomenheladoytrepanportodasparteslosdomingos.Poresomedecantéporlamicrofibra.

LaseñoritaBarnessesentó,asíquemesentéjuntoaella.—¿Cómohaido?—preguntólaseñoraMason,quitándoseelsuéter.—Mavis estaba enfadada, lógicamente, pero ha ido mejor de lo que

esperábamos.¿Lahabitaciónestálista?—Loestá—respondiólaseñoraMasonconunasonrisadealivio.—Séquehatenidoquehacerunesfuerzoparaprepararlotodo—empezóa

decirlaseñoritaBarnes.—¿Noesloquesehacesiempre?—preguntómiorientadora.—Ah,nosabíaquehabía tenidoyaniñosenacogida,señoraMason—le

dije.

—No,noloshetenido.Quierodecir,hastaahora.LaseñoritaBarnesyyosimplementetrabajamosjuntasamenudo.YaquísoysimplementeBecca—dijoella, recogiéndose el cabello castaño en unmoñoy tirando de las puntas parahacerunnudo.

Nuncalahabíavistoconropainformal.Parecíamuchomásjovenconsuspantalonesdealgodóngris jaspeadoysusudaderadesteñidaazulmarinode laUniversidaddeOklahoma.

LaseñoritaBarnesseñalóhacialahabitación.—¿Teparecebien?Parpadeé, sorprendida por su pregunta. Acababa de cambiar una casa

victorianadecimonónica,fríaydesvencijada,porunacasacálidaeinmaculada,parecidaaunacasitadecampo.

—Mmm,sí.Esgenial.La señoraMason y la señorita Barnes se rieron, y luego la trabajadora

socialselevantó.—Muybien,entonces.Osdejaréalasdosalovuestro.—Gracias —dijo la señora Mason, abrazando a la señorita Barnes. La

puertasecerróyentonceslaseñoraMasonjuntólasmanos.—¿Es…?¿Solosomosnosotrasdos?—pregunté.Tardó un momento en comprender mi pregunta y luego hizo un

movimientoafirmativoconlacabeza.—Sí.Sí.Solonosotrasdos.¿Tegustaríavertuhabitación?Asentíconlacabeza,recogiendomiscosas,yacontinuaciónlaseguípor

elpasillo.—Elbañoparalosinvitadosestátodorecto.Yoestoyalfinaldelpasilloa

laderecha.—Loseñaló—.Tuhabitaciónestáalfinaldelpasilloalaizquierda.Tienestupropiobaño.

La señoraMason encendió la luz y vi una cama doble, una cómoda demaderayun escritorio.Unapuerta abierta conducía aunbañopequeño.Todoparecía reluciente y nuevo. Las paredes eran de un púrpura atenuado conadornosblancos,ylamoquetaeradeungrisclaro.Enlugardepesadascortinasoscurascolgadasdeunabarradehierro,unosvisillostransparentesflanqueabanlaventana.

—¿Cuántotiempollevaviviendoaquí?—lepregunté.Escaneólahabitaciónconorgulloenlosojos.—Sieteaños,tresmesesydosdías.—Mesonrió—.Pero¿quéimportael

tiempo?—¿Yhahechoreformas?Todoparecetannuevo…Asintió, llevando una demis bolsas a la cama para depositarla sobre la

colchadecuadrospúrpuraygris.—Sí,hicimosreformas.—Elrestodesurespuestaquedósuspendidaenel

aire.SonóeltimbreyalaseñoraMasonseleiluminaronlosojos—.¡Oh!¡Esaeslapizza!¡Vamos!

Laseguíhastalasaladeestarylaobservémientrasentregabapropinaalrepartidor, le daba las gracias llamándolo por su nombre y luego llevaba doscajasalacocina.

FuimosalamesadelcomedoryvicómolaseñoraMasonabríalascajaseinhalabaelincreíbleoloragrasayespecias,igualqueyo.

—¡Platos!—dijo, corriendo a la cocina—.Aquí tienes.—Depositó unodelantedemí,cortóunaporciónytomóunbocadomientrasmeanimabaconsumano libre a que me sentara frente a ella—. Oh, Dios. Lo siento. Estoyhambrienta.

Examiné mis opciones. Una de las pizzas era mitad queso, mitadpepperoni.Laotra,mitadsuprema,mitadsalchicha.

—No sabía lo que te gustaba —dijo, masticando—. He supuesto quealgunadeestastegustaría.

Tomé una porción de cada una, las apilé enmi plato ymiré a la señoraMason.

—Buenachica—comentó.Primero mordí la punta de la de pepperoni, emitiendo un murmullo de

placermientraselquesoderretidomeabrumabalossentidos.Nohabíacomidopizzaencasaenaños.Cerrélosojosymicuerposerelajóalinstante.

—Estaestámuybuena—dije.LaseñoraMasonasintió,serioytomóotraporción.Mi momento de placer no duró mucho, ya que la imagen de mamá

comiendosola,siesqueestabacomiendo,secolóenmicerebro.Derepente,lapizzasabíaaculpaenlugardeasatisfacción.

—Nopasanada,Catherine.Puedessentirloqueseaqueestéssintiendo.Esnormal.

Miréhaciaabajo.—¿Esnormalsentirseatrapadainclusoaunqueseaslibre?Selimpiólabocaconunaservilleta.—Espartedelproceso.Lagentetardaañosenasimilaralgocomoesto.La

culpa,laincertidumbre,losreproches…lapérdida.Peroestábien.Intentavivirel presente y tómatelo con mucha calma. Y en este preciso instante puedesdisfrutardetupizzaysentirterelajadaaquíconmigo.SerfelizlejosdelJunipernosignificaquequierasmenosatumadre.

Toméotrobocado,tratandodedigerirsuspalabrasmientrasmiestómago

seencargabadelacomida.—Esdifícilrelajarse.Mimentetodavíaestárepasandolaslistasdecosas

quehayquehacerantesdelamañana.—Tambiénesnormal.Tenpacienciacontigomisma.Tenpacienciaconel

proceso.VolvílamiradahaciaelárboldeNavidadquebrillabaenlasaladeestar.—Esmuybonito.—¿Teníasunárbolencasa?Neguéconlacabeza.—Nodesdequemuriómipadre.Élsolíaencargarsedetodoeso.Deponer

el árbol y las luces. La verdad es que nunca quedaban bien en el Juniper, detodosmodos.Peromegustamirarporlaventanaalosdelosvecinos.

LaseñoraMasonconsultósureloj.—Bueno,teesperaunasorpresa.Empezóacontarhaciaatrásyluegoseñalóeltecho.Laslucesdelexterior

se encendieron y dos bultos comenzaron a hincharse en el jardín delantero.Segundosdespués,unmuñecodenieveenormeyresplandecienteySantaClausestabandepiesobreelcésped,balanceándosealviento.

—Guau…—acertéadecir.LaseñoraMasonaplaudióysoltóunarisita.—Sí,yalosé.Completamenteridículo,¿verdad?Curvélacomisuradeloslabios.—Esgenial.El timbre sonó de nuevo y la señoraMason se esforzó por conservar la

sonrisaensurostro.—Quédateaquí.

CAPÍTULO32CATHERINE

La señora Mason se acercó despacio a la puerta con su sudadera, lospantalonesgrisesylospiesdescalzos,ymiróafueraantesderetirarelcerrojoyaccionareltirador.

—Hola.—Hola—dijoElliott,entrandocuandolaseñoraMasonsehizoaunlado.Élsequitóelabrigomientrasellacerrabalapuerta.Levantóunahojadepapelenelaire,distintadelacartaquehabíarecibido

delaseñoraMasonyqueanulabasuexpulsión.—Quería que fueras la primera en saberlo. Hoy he recibido la noticia

oficial.Me levanté y Elliott me abrazó mientras la señora Mason guardaba su

abrigoenelarmario.—¿Quées?—Miréhaciaabajo.EraunsobredeBaylor—.¿Hasentrado?

—pregunté,emocionada.—Nooficialmente.Mehanofrecidounabecadedeportecompleta—dijo

él, ni lamitad de entusiasmado como debería haber estado—.Necesitarán uncompromisoverbalsidecidoir.

—¿Quéquieresdecirconesode«sidecidesir»?—pregunté.—¿Adónde?—quisosaberlaseñoraMason.—¡Vasair!¡EsBaylor!—exclamé,abrazandoaElliot.Cuandomeaparté,

élselimitóaesbozarunalevesonrisa.—¿Quéhiciste?—mepreguntóconunaexpresióndeculpaapoderándose

desusfacciones.Presionélamejillacontrasucamiseta,inhalandoelolordesucuerpo.Olía

alacasadesutía:aajedrea,porsucocina,yalimpio,poreljabóndebañoyeldetergenteparalaropa.

—Catherine—dijo,manteniéndoseadistancia.—CatherinehizountratoparaqueloqueocurrióconOwennoconsteen

tuexpediente.TienessuertedequeladirectoraAugustinenoestuvieraallíhoy—dijolaseñoraMason.

—Entonces,¿noestoyexpulsado?—preguntó.—¿Hasleídolacarta?—replicólaseñoraMason,levantandounaceja—.

Es una suspensión a nivel interno, con visitas ami despacho y sesiones paraaprenderacontrolartuira.Eseeseltrato.

—¿Acambiodequé?—Memiró.—DecontarlelodelJuniper.Dedecirlequemimadreestáenferma,queno

tengoningúntipodesupervisiónporpartedeunadultoyqueheestadocuidandodemímismayosola.Conunpocodesuerte,esonointerferirácontubeca.

ElliottmeobservódurantelargoratoyluegomiróalaseñoraMason.—Tus sesiones empiezan la próxima semana y continuarán hasta las

vacaciones.¿Tieneshambre?—lepreguntóella.Elliottsefijóenlapizza.—Siempre—dijomientrassesentaba.La señoraMason regresó a la cocina a por un tercer plato y lo depositó

frenteaElliott.—Sientohabermepresentadoasí—dijoélentrebocadoybocado—.Solo

queríaasegurarmedequeellaestababien.—Locomprendo—dijolaseñoraMason,sentadafrenteanosotros—.Yes

muyconsideradoportuparte.Peronohacefaltaquetedisculpes.Dehecho,mesientomejorteniéndoteaquí.Habíaolvidadoloreconfortantequeesteneraunhombreencasa.

—Mealegrodeayudar—dijoElliott.—Tambiéntenemosunsistemadealarma—meinformóella—.Tedaréel

códigomástarde.—¿«Tenemos»?—repetí.LaseñoraMasonsonrió.—Sí,túyyo.Túvivesaquíahora.Sonreí. La orientadora intentaba con todas sus fuerzas hacerme sentir

cómoda.—Laalarmadebedesernueva.—Lapusimosdespuésdeque…—Seinterrumpió,sonrojándose.Los recuerdos de aquella noche se reprodujeron en mi memoria, tan

vívidamentequetuvequesacudirmedeencimalahumillaciónyelmiedo.Cerrélosojosyasentí,tratandodeolvidarporenésimavez.

—¿Despuésdequé?—preguntóElliott.

—DespuésdequeundíalosMasonseencontraranamimadrealvolveracasa.

—¿Qué?—exclamóElliott.—FuedespuésdelaprimeravezqueladenunciéaAsuntosSociales,unos

seis meses después de que falleciera el señor Calhoun —explicó la señoraMason.

—Y…¿estabamerodeandoporlacasaoqué?—preguntóElliott.LaseñoraMasonpalideció.—Estabaescondidadebajodenuestracama.—¿Su…cama?—preguntóElliott,buscándomeconlosojosparaqueselo

confirmase.Asentí,hundiéndomeenmiasiento.—Esoesunalocura—dijoElliott.—No nos iba a hacer daño. Solo estaba confusa —explicó la señora

Mason.—Estaba allí tumbada, en posición fetal, gimoteando.No la defienda—

dije—.Porfavor,no.—¿Ladetuvieron?—preguntóElliott.—Nopresentarondenuncia—respondí.—Y todavía no estoy segura de si me has perdonado —dijo la señora

Mason.—Nolaculpoausted.Noculpoanadie.—¿Y bien? —preguntó la señora Mason, mirando a Elliott—. ¿Vas a

decírnoslo?—¿Elqué?—Elliottalternólamiradaentrenuestraorientadorayyo.—LoquetedijoOwen.Elliottseremovióinquietoensuasiento.—Creíaqueélyalohabríadicho.—No—dijo la señoraMason con frialdad—.Owen se pasó la tarde en

urgencias.—Ah.¿Cómo…?¿Cómoestá?—Porloquemehandicho,lahinchazónsehareducidounpoco.Tieneel

huesoorbitalderechofracturado.Tienessuertedequetustíosfueranavisitarloalhospitalyhayanconvencidoasuspadresparaquenopresentendenuncia,apesardequeelinspectorThompsonloshayapresionadoparaquelohicieran.

—Es él el que ha tenido suerte—repuso Elliott—.Me contuve y no lepeguédeverdad.

LaseñoraMasonarqueóunaceja.—¿Qué fue lo que te dijo, Elliott?—le pregunté—.Para que le pegaras

así…Necesitabaquehubieraunarazón.Unabuenarazón.Necesitabaoírledecir

quelehabíaprovocadoyquetodoloqueestabaocurriendoanuestroalrededorno lo estaba destrozando a él también.Elliott erami áncora, lo único quememanteníaunidaalanormalidad,ysineso,teníamiedodesalirvolandoalmismolugardondemamáhabíavividodesdequepapáhabíamuerto.

Miróhaciaotrolado.—Noimporta.—Claroqueimporta—dijolaseñoraMason.Plantóelpieensusilla,con

la rodilla entre su pecho y el borde de lamesa.Era unmovimiento planeado,comotodoloquehacía,parahacerlaparecermáscercanayaccesible.

—Dijo…—Elliottrespiróhondoyluegolaspalabrassalierondesuboca—:MellamóindiosalvajeyluegodijoqueCatherineeraunaputa,yqueseguroqueestabaembarazadademíyquedaríaaluzaotroindiodemierda.

LaseñoraMasonsequedóboquiabierta.Elliottintentómirarmealosojos,peronoloconsiguió.—Losiento.—¿Que tú lo sientes?¿Despuésde loque te llamó?—Abrí labocapara

añadiralgomás,peronopude.Me tapé losojoscon lamano—.Elliott.—Metemblabael labio.Noerajustoquefuesenaporéldeningunadelasmaneras,pero que encima alguien dijera algo tan repugnante porque parecía lamaneramásfácildeherirlo…AElliott,lapersonamásamablequeconocía…Esohacíaquesemerevolvieraelestómago.

—No tengo palabras, Elliott, excepto que lamento mucho que te pasaraeso, yme aseguraré de que no se repita nada así en nuestra escuela—dijo laseñoraMason.

—NomepuedocreerqueOwentedijeraalgotanhorrible.Nopuedocreerqueél…

—Pregúntale a cualquiera de la clase, porque lo dijo a voz en grito—insistióElliott.

—Noquierodecirquenotecrea—aclaré—.Tecreo.Essoloque,detodaslaspersonasqueconozco,Owenes laúltimaquecreeríacapazdedecirlealgoasíaotroserhumano.

LaseñoraMasonentornólosojos.—LepreguntaréalentrenadorPeckhamporquénonosrevelóesaparte.Elliottcerrólosojos.—Haymás.—¿Más?—dije.—Necesitocontártelotodo.Minkaestáenesaclase.

—Oh,no…—dije.Despuésdeunossegundosdesilencioincómodo,Elliottconfesóalfin:—MeacusódehaberlehechoalgoaPresley.Mepreguntódelantedetodos

si la violé. Dijo que seguramente había arrojado su cuerpo a alguna zanja enWhite Eagle. Entonces, yo… le dije que cerrara la boca o que iba a acabardesapareciendoellatambién.

Metapélaboca,mientrasquelaseñoraMasondiounrespingo.—¡Yalosé!—dijoElliott,poniéndoseenpie.Lavergüenzaensombreció

su rostro—. Sé que fue una estupidez. No lo decía en serio, pero después desemanasysemanasdetodaesamierda,¡meharté!

—Ahoraesunbuenmomentoparaquemecontéis condetallequées loquehaestadosucediendoexactamente—dijolaseñoraMason.

MecoloquéjuntoaElliott,dispuestaadefenderlopasaseloquepasase,talcomoélhabíahechopormí.

—Lasacusaciones.Losinsultosraciales.Hanestadoempujándoloporlospasillos.Tirándolecosas—expliqué,viendocómoElliottseindignabacadavezmásconcadarevelación—.Peroloquedijiste,Elliott,pareceunaadmisióndeculpa.PoresoOwenteinsultó.ÉladoraaMinka,ytúlaamenazaste.

—Delante de una clase al completo. Esto no pinta nada bien—dijo laseñoraMason.

—Mesalióasí,sinmás—gimióElliott.Entrelazólosdedosporencimadesucabezayempezóapasearsearribayabajo.

—¿Por qué ninguno de los dos ha venido a verme antes? Para cuandoCatherine me contó lo que estaba pasando, ya era demasiado tarde—dijo laseñoraMason.

—Creí que podría manejarlo —dijo Elliott—. Pensé que una vez queencontraran a Presley o que no pudieran probar que yo era culpable, seolvidaríandemí.Perohaidoapeor.

Alguienllamóalapuertaynosquedamosinmóviles.—Tranquilos—dijolaseñoraMason,levantándoseydirigiéndosehaciala

entrada.Cuandoabrió,inmediatamentesecruzódebrazosydiounpasoatrás—.Milo.

ElseñorMasonentróenlacasa,miróaElliottyluegosevolvióhaciasuesposa.

—¿Quéestáhaciendoélaquí?—susurró,apenassinmoverloslabios.—HavenidoaveraCatherine.Ellasevaaquedaraquíuntiempo.—¿Estásloca?—dijoelseñorMason.Tratabadehablarenvozbaja,pero

noloconseguía.—Loestamosoyendo—comentóElliott.

ElseñorMasoncontinuó:—Los Brubaker fueron al hospital después de que se marcharan los

Youngblood. Intentan convencer a los padres de Owen para que presentendenuncia.Silohacen,iránabuscaraElliott.

—¿Quiéniráabuscarlo?—preguntólaseñoraMason.Melevanté,tomandolamanodeElliott.Apretólamíaynotéqueteníala

palmahúmeda.Éltambiénestabaasustado.ElseñorMasonnosmiróconexpresióncompasiva.—Lapolicía.Aprovecharánlaoportunidadparavolverainterrogarlosobre

ladesaparicióndePresley.Notienenmáspistas.Vanairporél,yluego…—Memiró—.LuegopodríanirporCatherine.

—No—dijo Elliott, poniéndose delante de mí como si el señorMasonestuvieraallíparallevarme.Susdedosseclavaronenlosmíos—.¡Nosotrosnohicimosnada!¿Cuántasvecestenemosquedecirlo?

La señoraMason se sentó a lamesa, con las palmas apoyadas contra lamaderaoscura.Cerrólosojos,respiróprofundamenteyluegoasintió.

—Bueno.Todavíanohapasadonada.Nonospreocupemoshastaquehayaalgodeloquepreocuparse.

—Becca,élnodeberíaestaraquí—espetóelseñorMason.LaseñoraMasonmiróasuesposo.—Ytútampoco.El señor Mason se puso nervioso, claramente dolido por su respuesta.

Habíaperdidopesodesdeelcomienzodelasclases,losbícepsseleempezabana marcar en los brazos y la protuberancia a la altura del ombligo casi habíadesaparecido.VestíaconropaquemerecordabamásalentrenadorPeckhamquealashabitualescamisasabotonadasdemangacortaylascorbatasaburridasporlasqueelseñorMasonerafamoso.

Empezóacaminar,perosedetuvojuntoalárbolymirólosregalos.Todoseran de color verde, rojo y plateado excepto uno: un pequeño rectánguloenvueltoenelmismotonodepúrpuraenqueestabanpintadaslasparedesdemihabitación.

—Becca…—Debesirte,Milo.ElseñorMasonseñalóaElliott.—¿Él se va a quedar? —Cuando la señora Mason abrió la boca para

discutir,éllaacalló—.Esunsospechoso,Becca.Nodeberíaquedarsesolo.Nodeberíahaberningúnmomentoenquenodispongadecoartada.

—Entoncesloseguiré—dijolaseñoraMason.ElseñorMasonmiróaElliottysuspiró.

—Lo haré yo. No quiero que tengáis que volver solas conduciendo denoche.NomientrasPresleysigadesaparecidatodavía.YmenosdespuésdequehayascabreadoalaseñoraCalhoun.Sinánimodeofender,Catherine.

Neguéconlacabezaymeencogídehombros.Elliottsevolvióhaciamí.—Probablementetengarazón.Silapolicíamedetienedecaminoacasa,el

señorMasonpodríadecirlesdóndeheestado,almenos.—Yalaverásmañanaenelinstituto.Enmidespacho.Alasochoenpunto

—dijolaseñoraMason.Elliottasintióyluegoseinclinóparabesarmeenlafrente,demorandolos

labiosallíunmomento.—Teveomañana.Meabrazóconfuerzayagarrósuchaquetadelarmario,recogiósusllaves

de la mesa y pasó luego por la puerta abierta que el señor Mason le estabaaguantando.

Lamirada de este parecía llena de ansiedad cuando se encontró con losojosdesuesposa.

—¿La puerta de atrás está cerrada? ¿Las ventanas? —Ella asintió y élsuspiró—. Esto ha sido un poco imprudente, Becca. Ojalá hubieras habladoconmigoprimero.

Ellasecruzódebrazos.—Lohabríahechodetodosmodos.Élsoltóunacarcajada.—Losé.Asegúratedeecharlallavecuandomevaya.Activalaalarma.LaseñoraMasonasintióconlacabeza,cerrólapuertadetrásdesumarido

yechóelcerrojo.Presionóunosbotonesenunapantallablancaycuadrada,yluegovolvióla

mirada.—Necesitounnúmerodecuatrodígitos.Algoqueteresultefamiliar,fácil

derecordar.Mequedépensandounmomento.Ellapresionóelcódigoyluegootrobotón.Elaparatoemitiódospitidos.—Solo tienesque introducir tu códigoy luegopresionas estebotónpara

activarydesactivarlaalarmacuandoentresosalgasdelacasa.Estedeaquíesparaactivarlasitevasaquedarencasa.Acostúmbrateaactivarlacadavezqueentresporlapuerta.Yonosiempreestaréaquí.

—Estábien,señoraMason.Loharé.—Becca—dijoconunasonrisaexhausta.Sedesperezóyluegosefrotóla

nuca,mirandohacialascajasdepizzacasivacías.

—Yalorecojoyo.—Fuialamesa,recogílosplatosylosllevéalacocinaparaenjuagarlosytirarlascajas.

LaseñoraMasonmeobservabaconunasonrisa,apoyadacontralapared.Tenía los ojos cansados y enrojecidos. Cuando ella me observaba era comocuando me miraba Elliott, una sensación completamente distinta a como mesentíabajolamiradadelosocupantesdelJuniper.

—Gracias—dijocuandoterminé.EchamosaandarhaciaelpasilloylaseñoraMasonsedetuvoaapagarlas

luces por el camino. Dejó el árbol de Navidad encendido, y el blanco suaveresplandecióaúnmás.

—¿No es curioso que las luces parezcan mucho más bonitas en laoscuridad?—preguntóella.

—Comolasestrellas—dije—.Solíamirarporlaventanademihabitaciónlaslucesdelasfarolasdenuestracalle.Elayuntamientodejódereemplazarlasbombillascuandosefundían,yesomemolestabahastaquemedicuentadequeasípodíavermejorlasestrellas.

—Túsiempresacandoelmayorprovechoatuscircunstancias—comentólaseñoraMason—.Buenasnoches,Catherine.

—Buenasnoches—ledeseé,viendocómosedirigíaasudormitorio.Supuertaseabrió,secerróyluegomeencontrédepieenmediodelpasillo

yosola,esperandoaque lacasarespirara,aqueabriera losojosymevigilaracomohacíaelJuniperporlasnoches.Sinembargo,allísolosepercibíaellevearomaaambientadornavideñodecaneladelaseñoraMasonyelresplandordelárboldeNavidad.

Cerrélapuertademihabitacióntrasdemí.Deshicelamaleta,sacandolasprendasde ropadeunaenuna.Al fondode laúltimabolsaestabamicajademúsica.

Parecíaviejaypolvorientacuandocoloquéeldesvencijadocubodecolorrosa y blanco sobre el tocador reluciente de mi nueva habitación. Todas miscosas —yo incluida— parecían gastadas ahora que estaban dentro de laacogedoracasadelosMason.Medesvestíymeduché,tratandoderestregarmelossecretosdelapiel.Laimagendemamásolayasustadaseabriópasoentremispensamientos,ylapreocupaciónporElliotthizoquesemehicieraunnudoenelpecho.SeismesesatrásloúnicoqueteníavaloreramilealtadhaciamamáyelJuniper.¿Cómohabíacambiadotanrápidaycompletamente?

El agua me resbaló por la cara, enjuagando la espuma de mi pelo y elcuerpoyformandouncharcoalrededordemispies.Labañeraeradeunblancoinmaculado, la junta donde la fibra de vidrio se encontraba con la pared deazulejo estabadesprovista demoho, y las ventanasnodejabanpasar el viento

frío que soplaba fuera. Levanté la vista hacia el cabezal de la ducha y vi quetodas las espitas escupían el agua de forma regular, sin que la cal dura seacumulaseenelmetal.

Mamá todavía estabaatrapadaenel Juniper con losdemás, en supropiadesesperanzaydesesperación,yyoestabaduchándomeenunacasacalentitaeimpolutaqueolíaapasteldemanzana.

Vestidaconunpijamaque todavíaolíaalaireenrarecidodelJuniper,meacerquéalacajademúsicaquehabíametidoenlamaletaantesdequeAsuntosSocialesviniera a salvarme.La tapa emitióuncrujido al abrirsey labailarinatemblócuandoletoquélapartesuperiordesudiminutomoñocastaño.Lasnotassonaron despacio y me recordaron a cuando era papá quien me salvaba. Mepreguntésisehabríaenfadadoconmigopormidecisión.Casimeparecíaoírsuvoz severaperoamorosaexplicándomequedejar atrása alguieneradoloroso,pero, almismo tiempo, diciéndome que había hecho lo correcto. Aunque esoresultabadifícil de creer.Papánuncahabría abandonado amamá,pormuchosataquesoepisodiosquetuviera.

Althea, Poppy, Willow… incluso Duke estarían tratando por todos losmediosdeayudaramamáahacerfrentealasituación.Ellossequedarían.Losdesharrapados,losvagabundosylosmarginadosestabanmásdispuestosqueyoasacrificarseparaayudaramamá.

Cerrélacajademúsica,interrumpiendolacanciónantesdequeterminara.—Ahorayosoylahuésped—murmuré.Oí un golpe suave en la puerta y luego la voz amortiguada de la señora

Mason.—¿Catherine?¿Estásdespierta?—¿Sí?Abrílapuerta.LaseñoraMasonestabatemblandoenelpasilloenbatay

con los pies descalzos, sujetando una linterna, con la piel brillante y el pelohúmedodeladucha.

—Heoídounruidoporlaventana.Ibaairaver.—¿Quierequevayaconusted?Negóconlacabeza,peroviensusojosqueteníamiedo.—No,túquédateentuhabitación.—Laacompaño—dije,cerrandolapuertaamiespalda.Nospusimoslosabrigosylasbotas,yluegosalimosalporchedelantero.—¿Deberíamos separarnos?—lepregunté—. ¿Voyyopor la izquierda y

ustedporladerecha?—No—respondióella rápidamente—.Deningunamanera.Tú tequedas

conmigo.

Bajamos losescalonesmientras la señoraMasonenfocabadelantecon lalinterna.Nuestrasbotascrujieronsobrelahierbamarchita,yelvientoalborotóelpelomojadodelaorientadora,azotándolelacara.

Extendiólamano,indicándomequemedetuviera.—¿Hola?—llamóconvoztemblorosa—.¿Quiénandaahí?Mirédetrásdenosotras.Laslucesenlascasasvecinasestabanapagadas.

Lacalleseveíavacía.UnruidodevocesenlapartetraseradelacasahizoquelaseñoraMason

dieraunrespingo.Sellevóeldedoalaboca,ylalinternaproyectóunmosaicodesombrassobresurostro.

—Susurros—musitólobastantefuerteparaqueyolooyera.Agucé el oído y escuché a varias personas hablando en voz baja y

aterrorizada.AtrajealaseñoraMasonhaciaamí.—Deberíamosvolveradentro.Elmuellede lapuerta traserade losMasonchirrióy luego lamadera se

cerródeunportazo.La señoraMason se zafódemí, paseando la linternaportodoeljardínparadetenersefinalmenteenlapuerta.Estatodavíaseestremecíadespuésdequelahubierancerradodegolpe,peroelpestillonoestababajado.

—¡Becca!—la llamécuandoechóacorrerhasta laotrapuntadel jardín.Desaparecióporlapuertadelaverjayloúnicoquepenséfueenlorápidoquehabía corrido con sus aparatosas botas—. ¡Becca!—grité, corriendo detrás deellaenlaoscuridad.

Cuandolleguéalaverja,habíavueltoatrásycerradolapuertatrasella.—¿Havistoaalguien?—pregunté.Negóconlacabeza—.Esohasidouna

estupidez—laregañé.—Losiento.Noqueríaasustarte.—Unachicahadesaparecido,oímosvocesdegenteensu jardín,¿ysale

corriendotrasellasustedsola?¿Ysiselallevanaustedtambién?¿Ysilehacendaño?¿Quéhabríahechoyo?

—Tienesrazón.—Negóconlacabeza—.Losiento.Solohereaccionadopor instinto.—Sedetuvobruscamente, iluminandoun arbusto con su linterna.Alguienlohabíapisoteado.

—Vamos—dije,tirandodeella—.Quieroentrar.LaseñoraMasonasintió,situándosedelantedemí.Subimoslosescalones

ycerrólapuertaanuestraespalda.Losbotonesdelrecuadroblancodelaparedemitieronunpitidocuandoreactivólaalarma.

—Voyallamaralapolicía,soloporsiacaso.Deberíasirtealacama.Yomequedarélevantada.

—Becca…—empecéadecir.

—Acuéstate.Todoirábien,teloprometo.—Talvezsoloeranunosniñosdelvecindario—aventuré.—Probablemente.Buenasnoches.—Sacósuteléfonoyladejésola.Aun con elmiedo de la señoraMason inundando la casa, seguía siendo

máscálidaymenosaterradoraqueel Juniper.Cerré lapuertaymemetíen lacama, subiéndomeel embozode lasmantashasta lasorejas.La señoraMasonintentabahablarenvozbaja,perolaoírelatarlosucedidoalapolicía.

Vendríanyharíanpreguntas.SabríanqueElliottyelseñorMasonhabíanestadoallí,ytemíaqueesopudieseimplicaraElliottdealgunamaneraotravez.

Conformemispárpadosseibanvolviendocadamáspesados,lossusurrosdel jardín fueron invadiendomi cerebro: familiares, cercanos, como las vocesqueoíaavecesenelpasillodesdemihabitaciónenel Juniper.Confabulando,formulando una estrategia, trabajando juntas para poner en práctica un plan orediseñar uno nuevo. Los huéspedes eran como pájaros, volando en lamismadirección, virando, aterrizando y asustando, todo a la vez. Eran uno solo,trabajandoporunobjetivocomún.Ahoraestabanfuera,esperando,comohabíanhechosiempreenelJuniper.Nuncaseríalibre.Mamánuncamedejaríaescapar.

CAPÍTULO33CATHERINE

—¿Catherine?—mellamólaseñoraMasondesdeelotroladodelapuerta.Siguióunsuavegolpe.

Mesentéymefrotélosojos,desorientada.—Mmm…¿sí?—ComoeselprimerdíadevacacionesdeNavidad,hehechogofres.—¿Gofres?—Meincorporé,inhalandoelolordelaharina,lalevadurayel

cálidojarabedearcemezcladoconlosoloresnuevosdelapinturaylamoqueta,ylosviejosquedesprendíamiropaenelarmario.

Me levanté de la cama con paso tambaleante y abrí la puerta, con unacamisetablancayraídayunospantalonesdechándalgrises.

Beccaestabaalotrolado,congafasdemonturanegra,unabataazulclaro,un pijama rosa y zapatillas mullidas. Llevaba el pelo recogido en un moñodespeinado,conunosmechonescastañosdeshilachados.

—Gofres —dijo con una sonrisa radiante, sosteniendo una espátula—.¡Vamos!

Corrimos a la cocina, dondehizogirar un cacharro plateado, accionóuncierre y luego abrió la tapa, dejando al descubierto un gofre perfectamentedorado.

—¿Crema de cacahuete o mantequilla? —preguntó, colocándolo en unplato.

Arruguélanariz.—¿Cremadecacahuete?—Oh,Diosmío…¿Noloshasprobadonuncaconcremadecacahuete?—Yanotenemosmáquinadehacergofres.Senosrompióelañopasado.

Pero no, nunca había oído que se le pusiera mantequilla de cacahuete a losgofres.

Sesubiólasgafasporelpuentedelanariz.—Noeresalérgica,¿verdad?Neguéconlacabeza.—No.—Ten—dijo, untando una mitad con mantequilla normal y la otra con

mantequilladecacahuetecremosa.Luegopusoelfrascodesiropedelrevésymecubrióeldesayunoconazúcar—.Dimecuáltegustamás.

Me pasó el plato, un tenedor y un cuchillo, y luego agitó la masa paraverterladenuevoenlamáquina.Inclusocuandoteníamosuna,lanuestranoeracomoaquella.LaseñoraMasonlediolavueltayluegomeacompañóalamesa.

Yahabíaservidozumodenaranjaymeestabaesperando.Mesenté,cortéunaporcióndelladodelamantequilladecacahueteymemetíuncuadradoenlaboca. Me tapé inmediatamente los labios con la mano mientras trataba demasticarlaexquisitacrema,pegajosayazucarada.

—Oh,guau…LaseñoraMasonsonrió,apoyandoloscodossobrelamesaeinclinándose

haciadelante.—Increíble,¿eh?—Estábuenísimo—dije,farfullandolaspalabras.Aplaudióyluegoselevantó,señalándomemientrasregresabaalacocina.—Nuncavolverásacomerlosalviejoestilo.Bostezómientrasesperabaqueseacabaradehacerelsuyo.Elsolentrabaa

raudales por las ventanas, iluminando los tonos cálidos del interior. Si por lanoche la casa de los Mason era acogedora, durante el día era directamentealegre.Nopodíaimaginarlospeleándoseallí;desdeluego,nolosuficienteparasepararse.

—¿Hadormidobien?—preguntéentreunbocadoyotro.—Muybien—dijo,asintiendo.El aparato emitió un pitido y la señoraMason lo giró, abrió el cierre y

sonriómientrassugofreresbalabasobresuplato.Trasañadirlamantequilladecacahuete y una taza de sirope, se sentó frente amí. Emitió unmurmullo deplacermientrasprobabaelprimerbocado,saboreándolo.

—Esbuenotenerunaexcusaparavolverahaceresto.FueMiloquienmeenseñóapreparargofresconmantequilladecacahueteenlauniversidad.

—¿Empezaronasalirenlauniversidad?—lepregunté.—En el instituto. —Cortó su gofre con el lateral del tenedor—. Me

enamoréaquímismo,enOakCreek.—Sequedócallada—.Ymedesenamoréaquímismotambién.

—Esun sitiounpocodifícil, creo.Nohay suficientesdistraccionespara

quelosadultospuedanevadirsedeltrabajoylavidareal.Notenemosplayanimontañas,solounvientocalientequenosabrasacomounaestufaenveranoyunvientoheladoquenoscortalacaraeninvierno.

Serio.—Teolvidasdelaspuestasdesol.Ydeloslagos.Ydelfútbol.—Nuncaheestadoenellago—dije,tomandootrobocado.—Milo tiene una barca. Eso lo arreglaremos cuando empiece el buen

tiempo.Meencogídehombros.—Noestoyseguradedóndeestaré.—Estarás aquí.Hastaque tevayas a launiversidad.Nomehasvuelto a

decirnadadelassolicitudes.—Nopuedocostearmelauniversidadenestemomento.—¿Has pensado en pedir una beca Pell? ¿O ayudas? Eres una alumna

brillante, Catherine. No has sacado la mejor puntuación del curso por dospuntos.

Soltéunacarcajadaymirémiplatocasivacío.—¿Quépasa?—preguntólaseñoraMason.—Esque esmuy raro estar aquí sentada en esta casa conusted, queme

sirvan el desayuno y poder hablar de cosas normales cuando todo es… locontrariodenormal.

—Tardarásalgúntiempoenadaptarte.—Nocreoquedebaadaptarme.—¿Yesoporqué?—Nomeparecebienacostumbrarmeaesto…aestarsinmamá.—Notienesqueestarsinella.Estábiencrearlímitessanosyvivirelresto

detuúltimoañoenunentornoestableyseguro.—Fruncióelceñoysetocóelcentrode lafrenteconeldedo índice—.Losiento.Noesmi intenciónser tanaséptica.

—No, está bien. Entiendo lo que intenta decir, pero acepto que ellamenecesita.Micondicióndecuidadoranocambiarádespuésdelagraduación,yesaeslarazónporlacuallauniversidadesunaopciónmásquediscutible.

—Nodigaseso.—Noesideal…—Noesvida.—Noesculpademamá.LaseñoraMasonsuspiró.—Memolesta que te hayas dado por vencida. Tienes la vida entera por

delante.Nacernodeberíaserunacondenadecárcel.

—Yonoloveoasí.—¿Eresfelizallí?¿Esesalavidaqueelegirías?—Por supuestoqueno,pero…¿acasoeligealguien suvida?¿Esesto lo

queeligióusted?LaseñoraMasonestuvoapuntodeescupirsuzumodenaranja.—Sabe…sabequesuesposalodejóporqueestabaacostándoseconEmily

Stoddard,¿verdad?LaseñoraMasonselimpiólasmanchasdenaranjadelabarbilla.—Esohabíaoído.—Emily se graduó hace dos años.No lo admitiría nunca delante de sus

padresnideladireccióndelinstituto,peroselodijoatodassusamigas.—Milomedijomásomenoslomismo.Merecostéenlasillaconunasonrisa.—Yustednolecreyó.Comonomecreeamíahora.—De hecho, estaba casi segura de que Brad se estaba acostando con

Presleyantesdequedesapareciera.—¿Queusted…qué?—Vimensajesdetextodeellaenelteléfonodeél.Unosmensajesbastante

explícitos.Dejédesalirconéldespuésdeeso.Abrílosojoscomoplatos.—¿Ynocreequeesoesalgoquedeberíahaberlemencionadoalapolicía?—Pues…—¿Hanestado investigándonosaElliottyamí,yresultaqueusted tiene

razonesparacreerqueelentrenadordefútbolestabamanteniendounarelacióninapropiadaconunaalumnadesaparecida?

—Él…—¡¿Porquénolodenunció?!—dijeenuntonomásfuerteyagresivodelo

quepretendía.—Catherine…—PodríandeteneraElliottencualquiermomentosilospadresdeOwenlo

denuncian,yusted…—Catherine, lo hice. Se lo dije a la policía. Interrogaron a Brad y lo

sometieron al detector de mentiras. Tiene una coartada. Estuvo aquí hasta lamañanasiguiente.

—¿Qué?Perosihadicho…—Que dejé de salir con él después de ver losmensajes. Y lo hice. Esa

nochevinoaquíaintentarconvencermedequevolvieraconél,ycuandosediocuentadequenoibaafuncionar,mesuplicóquenoselocontaraaladirectoraAugustine.Habíaestadobebiendo.Dejéquesequedaraadormirlamonaenmi

sofá.Fuepatético.Metapélacaraconlasmanos.—Lamentohaberlegritado.—Eh. —Me tocó el brazo y la miré. Estaba inclinada sobre la mesa,

sonriendo—.Nopasanada.Esunasituaciónhorrible,delicadayestresante.—Se irguióaloír el sonidodeunosgolpesen lapuerta,y luegose levantóparadirigirsealapuertayasomarse.

—Tehaslevantadotemprano—dijo,abriendolapuerta.El señorMason entró, sujetando las asas de una bolsa de papel de gran

tamaño.—¿VanavenirNoahySimoneaabrirlosregalosestanoche?—Lohacentodoslosaños.Levantólabolsa.—Leshetraídoalgunosmás.—Milo,tú…noteníasquehacereso—dijolaseñoraMason.ElseñorMasonparecíadolido.—Tambiénsonmissobrinos.—Losé.Soloqueríadecir…—Suspiró—.Noséloquequeríadecir.ElprofesorllevólabolsaalárboldeNavidadysearrodillójuntoaélpara

depositarallílosregalos.Noestabanenvueltosnimuchomenoscontantagraciacomolosdemás,yhabíaempleadoeldobledecintaadhesiva,peroajuzgarporlaexpresiónenlacaradesuesposa,habíaganadomuchospuntos.

—TambiénhetraídoalgunosparaCatherine.—Oh,Milo…—exclamólaseñoraMason,llevándoselamanoalpecho.Élempujóelregalodecolorpúrpurahaciadelanteconcuidado,dejándolo

enelcentroyadelantado,yluegoselevantóymiróasuesposaalosojos.—¿Tienesplanes?—preguntóella.—Yo…—AlargólamanohacialaseñoraMason,peroellaseapartó.Nada

máshacerlo,parecióarrepentirse,peroyaerademasiadotarde.Lamiradadeélse ensombreció—. No, probablemente no es una buena idea. No quieroconfundiralosniños.

—Noquieroqueestéssolo—dijoella,nerviosa.Élsevolvióparamirarla,peronodijonada.Envezdeeso,tiródelpomo

delapuertaparaabrirlaysemarchó.LaseñoraMasonsequedóinmóvil,observandoelregalopúrpura,yluego

se sentó en cuclillas, tapándose la boca y la nariz con ambasmanos.Tenía lamirada perdida y se secaba las lágrimas a medida que iban cayéndole por elrostro.

—Sientomuchoquehayastenidoquepresenciareso,Catherine.

—¿Porqué?Hasidobonito.—¿Eldoloresbonito?—preguntó,recolocandoelregalo.—Eldolor…elamor.Nopuedehaberunacosasinlaotra.Dejóescaparunarisadébil.—Siempremesorprendes.—¿Paraquiéneselregalopúrpura?—lepregunté.—Ah,esoes…esoesdeViolet.Esnuestrahija.DeMiloymía.Nacióen

Navidad.—¿Tuvo una hija? —pregunté, aturdida—. No recuerdo haberla visto

embarazada.—Noestaba todavíadesietemesescuandonacióViolet.Solovivióunas

pocashoras.Habríacumplidoloscincoesteaño.—Asíquefueantesdequeyoempezaraelinstituto.—Exacto—dijolaseñoraMason,poniéndosedepie—.LaNavidadesuna

épocamuyduraparaMilo.Todavíanolohasuperado.—¿Yustedsí?—pregunté,viéndolacaminarhacialamesa.Sesentófrenteamíconaspectocansado.—Yoelegícerraresaherida.Milosesentíasoloensudolor,apesardeque

yo lo había vivido con él durante cuatro años. Sustituyó la tristeza por elresentimiento,yluegotodoterminóentrenosotros.

—¿Yesustedfelizahora?—HeamadoaMilodesdequeeraunacría.AntesmemirabacomoElliott

temiraa ti.Ojaláhubiéramospodido superarlo juntos.Pero sí.Decirleque lonuestrohabíaacabadofuecomoquitarseunabrigodepielenplenoagosto.Porfin era libre para poder cerrarmis heridas, y eso fue lo que hice.Todavíamecuestaverlosufrir.

—¿Todavíaloama?Curvólascomisurasdelaboca.—Siempreloamaré.Elprimeramornuncaseolvida.Sonreí.—Elliottmedijoesomismounavez.—¿Fuistesuprimeramor?—preguntó,apoyandolabarbillaenlapalmade

lamano.—Esofueloquedijo.—Yolecreo.Sentíquemismejillasseteñíanderojo.—Quierequemevayaconélalauniversidad.Siconseguimos…yasabe,

sisobrevivimosesteañosinquenosdetengan.LaseñoraMasondudóantesdedecirlassiguientespalabras:

—Situvierasquehacerunasuposición,¿quécreesquelepasóaPresley?No había señales de lucha o violencia. Nadie forzó la cerradura. Ni siquierahabíahuellasdactilaresquenofueranlasdePresley.

—Esperoqueseescaparadecasa,yesperoqueregrese.—Yo también —dijo la señora Mason—. Bueno, hoy tengo que hacer

algunos recados. Recoger algunas cosas para la cena deNochebuena. ¿Tienesalgunapreferencia?

—¿Yo?Hepensadopasarmeporcasaestanoche.Paraecharunvistazoamamá.

—Catherine,nopuedes.Losiento…—¿Nopuedoiravercómoestá?—PuedohacerqueelagenteCulpepper leecheunvistazo,siquieres.Es

soloquenocreoqueseaunabuenaideaquevayasacasatodavía.¿Ysinodejaquetevayas?Simplemente,noesunabuenaidea.Losiento.

—Ah.—Sé que es duro. Sobre todo siendo Navidad, pero te prometo que es

mejorasí.SonóeltimbreylaseñoraMasonarqueólascejas.—Hoysomospopulares,segúnparece.—Abriólapuertayluegoseapartó,

sonriendo—.Estuturno.Elliottentróysedeslizólacorreadelacámaraporlacabeza,extendiendo

la otra mano. Lo abracé con fuerza, fundiéndome en sus brazos mientras meestrechabaentreellos.Llevabasusudaderanegradefútbol,yelalgodóngastadoteníauntactosuavesobremimejilla.

—¿Quéeseso?—preguntólaseñoraMason,señalandosucámara.—Unhobby—dijoElliott.—Es algo más que un hobby. Elliott es muy buen fotógrafo —dije—.

Deberíadecirlequeleenseñealgunasdesusfotos.—Meencantaríaverlas—dijolaseñoraMason.—¿Deverdad?—Elliottmemiró,sorprendido.Letoquéelpechoconambasmanos.—Deverdad.—¿Cuánto tiempo hace que tomas fotos? —preguntó la señora Mason,

viéndoloponersuscosassobrelamesa.—Desdequeeraniño.Catherinefuemiprimeramusa.Miúnicamusa.La señoraMason se encargó de los platos del desayuno yme ahuyentó

cuandoleofrecíayuda.—¿Porquénoleenseñaslacasa?—mesugiriólaseñoraMason.Lollevéde lamanoa lahabitaciónpúrpurayarruguélanarizcuandose

colaronporlapuertalosoloresdelJuniper.—Puaj.¿Porquénomeadvertíasqueyoolíaasí?—ledijemientrassacaba

miropadelarmarioyloscajonesylaponíaenuncestojuntoalapuerta.—¿Olercómo?¿Quéestáshaciendo?—Lacolada.—Recogíelcestoporlasasasyechéaandarporelpasillo.

Habíaunapuertajuntoalbañoparainvitadosquesupusequeseríaelcuartodelalavadora,ycomprobéque,efectivamente,teníarazón.Soltéelcestoybusquélosdetergentesenlosarmarios.

—¿Vatodobien?—preguntólaseñoraMasondesdeelpasillo.—Estábuscandojabónparalaropa,creo—dijoElliott.—Ah.—Pasójuntoaélyabrióelarmariodeencimadelalavadora—.Son

unascápsulas.Esunalavadoradecargafrontal,asíquesolotienesquecolocarlacápsulaenel tamborconlaropaycerrar lapuerta.Usaelprogramanormalparatodomenosparalasprendasdelicadas,yyaestálisto.Bueno,esoesloquehagoyo,almenos.Lashojasparalasecadoraestánenelarmariodeencima.

—Tiene sentido —dije, metiendo mis vaqueros y la ropa oscura en lalavadora.Cerré lapuertayseguí las indicacionesde laseñoraMason.Elaguaempezóainundareltamborgiratorioylaropacomenzóagirar—.Fácil.

LaseñoraMasonmiróelcesto.—¿Todoesoesropalimpia?—Esopensabayo—respondí—.HuelenalJuniper.—Ah—dijoella—.Nomehabíadadocuenta.Avísamesinecesitasalgo

mientrasestoyfuera.Elliott esperó hasta que la puerta de entrada se cerró antes de volver a

hablar.Semetiólasmanosenelbolsillodelosvaqueros.—¿Necesitasayuda?—Casihe terminado.—Mepusedepie, respirandocondificultad,ycon

losbrazosenjarrasresopléparaapartarmeunpelosueltodelacara.Sonrió.—Erespreciosa.Apretéloslabiosformandounalínearecta,tratandodenodejartraslucirlo

halagadaquemesentía.—Ytúerestonto.—LatíaLeighquieresabersivasaveniraalmorzar.—Vaya.LaseñoraMasonhaplaneadoalgoparaelalmuerzo,creo.—Ah—dijo,incapazdeocultarsudecepción.—Vaavenirlafamiliadesuhermana…Estoyseguradequenomeechará

demenos.—¿Deverdad?—Levantólavista.

—¿Quieresverlahabitación?—¿Tudormitorio?Leagarrélamano,sintiendosusgrandesdedosentrelosmíos.—Noestrictamentehablando.Caminamos por el pasillo y abrí la puerta. Eramuchomás ligera que la

puerta demi habitación en el Juniper. Todo en la casa de losMason eramásligero.

—Guau.Québonita…—dijoElliott,ymehizoalgunasfotosantesdequemesentaraenlacama.Rebotóunpardevecesyluegoempujóelcolchónhaciaabajo—.¿Quétaldormisteanoche?

Apuntóconlacámaraporlahabitación,tomandofotosdecosasqueamímeparecíande lomásnormal,peroqueél lograríaconvertiren interesantesyhermosas.

—Normal.Arqueólabocaenunasonrisa.—Esperaba que dijeras eso. Sería bastante decepcionante si durmieras

mejorsinmí.—Pues la verdad es que no—dije, sentándome junto a él.Me froté las

manos.—¿Tienesfrío?—preguntó.Elliottsequitólasudaderaporlacabezay,al

hacerlo,selesubióunpocolacamiseta,dejandoaldescubiertolapielmorena.Elsuétermeibaenorme,peroElliottmemirócomosiestuvieramirando

susfotografíasfavoritas.Levantólacámaraybajélavista,dejandoqueelpelomecayerapordelantedelacara.Apartólacortinarojizaconunamano.

—¿Porfavor…?Tardémuchoratoenresponder.—Esperahastaquedejedesonrojarme.—Esopuedoeditarlo.Peroesperaré.Cuando noté que el calor de mi rostro empezaba a remitir, asentí,

tensándomecuandoElliottseacercólacámaraalojoyenfocó.Despuésdelosprimeros clics me resultó más fácil y empecé a mirar al objetivo como siestuvieramirandoaminovio.

Elliottselevantópararetratarmedesdediferentesángulos,fotografiandoavecesobjetosalazarpresentesenlahabitación.Seinclinóyseparócercademicajademúsica,lehizounafotoyluegosevolvióymecaptómirándoloconunasonrisaenmirostro.

—Guau—exclamó,mirandoenlapantalla—.Esaeslamejor.—Seacercóamíygirólacámara.

—¿Desdecuándotienesunacámaradigital?

—Esunregalodegraduacióndemimadre.Volveráestanoche.—Ah—dije.Sesentóamilado,riendo.—Enrealidadnoestanmala.—No,es soloqueestoycasi seguradequemeodia.Yahoraque tehas

metidoenestelío…—Noesculpatuya.—¿Esolosabeella?—EstoysegurodequelatíaLeighselohaexplicadomásdeunavez.—

LalavadoraemitióunzumbidoyElliottselevantó—.Iréyo.Desaparecióunospocosminutos.—Ladecolorseestásecando.Lablancaestáenlalavadora.—Eresunsol—ledije.Meguiñóunojo.—Porfinpuedopasarel ratocontigoencasa.Quieroasegurarmedeque

meinvitasavolver.Separéloslabioscuandomedicuentadequeloquedecíaeraverdadyme

tapélaboca.Meapartólamanocondelicadezayseinclinóparabesarme,presionando

loslabiossuavesycarnososquetantomegustabanotarcontralosmíos.HabíaalgoenlaformaenqueElliottmeabrazabaquemehizodesearque

meestrecharacontraélmás fuerte, asíquehinqué losdedosen suespalda.Élreaccionó acunando mi cara en sus manos. Era alto y, sí, del tamaño de unjugadorprofesionaldefútbolamericano,perosusmanosgrandessemovíancondelicadeza.ElliottnopodríahaberhechodañoaPresleyconellas.

Deslizó la lenguadentrodemibocay acarició lamía, húmeday cálida.Emitíunronroneodesatisfacción,tumbándomesobremiespaldayatrayéndoloconmigo.

Laformaenquemovíalasmanosylabocaeradiferente.Supelvishallóacomodoentremismuslosyseapretócontramí,y la teladesusvaquerosmeresultóásperay,enciertomodo,tambiéneróticaencontactoconmipiel.

Elliottdiounasacudidaparaquitarseloszapatos,yluegoagachólacabezapara arrancarse la camiseta.La piel de su espalda era suave y lisa, y no pudeevitardeslizar lasmanosdesdesushombroshasta losdoshoyuelosenlapartebajadesuespalda.

Desplazó la mano por debajo de la sudadera que me había prestado,tocándome lapieldesnuda justopor encimade la caderayhundiendoeldedoíndicejustomásalládelagomaelásticademisbragas.

Nosbesamos tantoydurante tanto tiempoqueempecéanotar los labios

irritados,peroaunasíElliottesperóaqueyolehicierasaberhastadóndequeríallegar.

Volvióafrotarlosvaqueroscontramícuandoapoyósufrenteenlamía.—Tengo…yasabes—dijocasisinresuello.Lamencióndeloscondonesmehizodarmecuentadequeestabahablando

desexoseguro,ymesacódegolpedelmomento.Meseparédeélylomiréaloslabios.

—Oh.—Peronohevenidoporeso…Losllevoencimadesdelaúltimavezque…

Dijistequedeberíamostenerlos,ytienesrazón.Asíquehecomprado.Soloporsiacaso.Peronotenemosquehacerlo.

Era una imagen dolorosa verlo trastabillar con las palabras en una bocatorpe cuando, apenas segundos antes, sus manos se habían movido con tantaseguridad.

Acerquéeldedoíndiceasuslabios,inclinándomeparabesarlo.Dejócaerloshombros.Yasabíaloqueibaadecir.

—Graciasporhacereso.Perotodavíanoeselmomento.Élasintió,incorporándose.—Estábien.Nopasanada.Noquieroquetesientaspresionada.—Bien—dije,bajándomelasudadera—.Porquenopuedesucederaquí.Mebesóenlafrente.—Teesperaréenelsofámientras tevistes.Elalmuerzoesdentrodeuna

hora.Atravesólahabitación.Melevanté.—VialaseñoraMasonguardarelmandoadistanciaenelcajóndelamesa

auxiliar—dijeantesdequecerraralapuerta.—Gracias,cariño.Mecrucédebrazos,abrazándomeysonriendodeorejaaoreja.Nuncame

habíallamadoasí,yyonosabíaqueeralaclasedechicaalaquelegustabaquela llamasenasí—dehecho,nohabíadudadequenoera laclasedechicaa laque le gustaba que la llamasen así—, pero el sonido de la voz de Elliottexpresandoconnaturalidadsuamorpormíhizoqueunafelicidadindescriptibleseapoderaradetodomicuerpo.Estabamareada.Esasdospalabrastansimpleshicieronquemesintieseeufórica.

Mequedéinmóvil.Todamiropaestabaenelcuartodelalavadora.—Mierda—exclamé,yendohacialapuerta.JustoeneseinstanteElliottllamó.—¿Catherine? Tu ropa está seca. —Deslizó un cesto de ropa por la

pequeñarendijaquehabíaentreabierto—.Puedesseguir llevandomisudadera.Tequedamuybien.

—Gracias, nene —dije, sintiéndome lo suficientemente valiente parallamarloasí,yaqueéltambiénlohabíahecho.Recogíelcestoyéldejóelbrazodentro,alcanzándome.Letomélamanoyéltiródelamíaylabesó.

—Te quiero, Catherine Calhoun. No importa lo que pase, quiero que losepas.

Suspalabraserancomounamanecer,unapuestadesol,unhermososueño,eldespertardespuésdeunapesadilla.Erancadamomentomaravillosofundidoenunosolo.

—Yotambiéntequiero.—Losé.Poresoséquetodovaairbien.—Mevestiré,dejaréunanotaa laseñoraMasony luegopodremos irnos

—dijea travésde lapuerta.Mepuse su sudaderaencimademicamiseta,queahoraolíaa la relucientecasade laseñoraMasonen lugardeoleraloscuroyhúmedoJuniper.

—Estaréaquíesperándotecuandoestéslista.

CAPÍTULO34CATHERINE

Leighhundióelcuchilloenlaenchiladadepolloyformódocecuadradosperfectos.SesentóalladodeJohnylanzóunsuspirodecansancio.

—Tieneunapintaincreíble—comenté.Ellamesonriódesdeelotroladodelamesa.Elliottseinclinóporencimadeuncentrodemesacompuestoporunavela

blanca,nievedementirijillayunaspiñas,ymesirvióuntrozo.Pusolascapasdetortilla,salsa,pollodesmenuzadoyaguacateenmiplato,yluegohizolomismoconelplatodesustíosysumadre,asuderecha.

—Sitegusta—dijoElliott,sentándosedespuésdeservirsedostrozosparaél—,recuérdamequelepidalarecetaalatíaLeighantesdequenosvayamosdeOakCreek.

—¿«Nosvayamos»?—inquirióKay,arqueandounaceja.—Alauniversidadoaviajarporelmundo—dijoElliott,metiéndoseun

trozo grande en la boca. Se echó hacia atrás y emitió un murmullo desatisfacciónmientrasmasticaba.

Leighsonrió.—Elliott,hoyhallegadoalgoparati.—Alauniversidadoaviajarporelmundo—repitióKay.Memiróyme

quedéparalizada,coneltenedorcasienlaboca—.Bueno,¿yquévaaser?—Yo… no voy a ir a ninguna parte. Tengo que ayudar a mamá con el

Juniper.Elliottselimpiólabocaconlaservilleta,estirandoelcuelloparamirarme.

Serio,nervioso.—Catherine…Creíaqueyalohabíamosdecidido.—No—dijesinmás,comiendootrobocado.—¿Deverdadtevasaquedaraquí?—preguntó.

Le lancéunamirada indicándolequenoqueríahablarlo allí, peroElliottsiguióinsistiendo.

—Vamos,túnoquieresquedarteaquí.Dimequemeequivoco—dijo.—Yatelodije.Notengoelección.Arrugólafrente,disgustadopormirespuesta.—Sílatienes.Meobservóyrecorrílamesaconlavista,encogiéndomebajolamiradade

todoslospresentes.Hiceunamueca.—Nopuedodejarla.Kaylanzóunsuspiroysemetióunaporcióndeenchiladaenlaboca.—Elliott—dijoLeigh,frenandoasusobrinoantesdequedijeraalgomás

—.Esperaunsegundo.Hoyhallegadoalgoparati.Quieroqueloveasantesdequesigaestaconversación.

Sutíaselevantó,sevolvióhacialasaladeestaryregresódespuésdeunossegundosconunsobreenlamano.SeloofrecióaElliottyéllotomóyvioelmembrete.

—EsdeBaylor—anunció.—Ábrelo—dijoKay,dándoselavueltaparamirarasuhijo.Eralaprimera

vezquelahabíavistosonreír.LosdedoshábilesygrandesdeElliottsevolvierontorpesalabrirlacarta.

Sacóelpapelylodesplegó.—«SeñorYoungblood»—leyóenvozalta.Moviólosojosdeizquierdaa

derecha, y luego volvió a releer, saltándose los párrafos. Dobló el papel y locolocóalladodesuservilleta.

—¿Qué?—dijoKay—.¿Quédice?—Esporlabeca.Quierenuncompromisoverbalenunplazodesietedías.—Esoesmuypronto,¿no?—preguntóLeigh.—Noestoyseguro—dijoElliott.—Cadavezlohacenmástemprano—señalóJohn—.Sonbuenasnoticias.

Baylorestuprimeraopción,¿verdad?Elliottsevolvióhaciamí.—Catherine…—Nolamiresaella—dijoKay—.Setratadetueducación.Estudecisión.

DijistequeBayloreratuprimeraopción.—Mamá—leadvirtióElliott.Suseguridadenpresenciadesumadrehabía

aumentado;yanoledabamiedoherirla.Ellayanoeralaúnicamujerensuvida,yvielreflejodeesoenlacaradeKay.

Elliottnoapartabalamiradademí.

—Loscompromisosverbalesnosonunagarantía—dijoeltíoJohn.Kayarañóelplatoconeltenedor.—Tecomportascomosinopudierasvolveravisitarla.Volverásdevisita,

¿no?—Nosetratadeeso—soltóElliott.Aúnmeestabamirando,alaesperade

unarespuesta.—¿Setratadequemevayacontigo?—preguntéconunhilodevoz.—Nopuedodejarteaquísola.EltenedordeKayrepiqueteócontrasuplatoalmismotiempoquedabaun

golpeenlamesaconlapalmadelamano.—Losabía.Diosmío,hijo,sabedefenderseellasola.—Kay—lareprendióJohn.LamadredeElliottmeseñaló.—Novasaimpedirlequevayaalauniversidadyrobarleestaoportunidad.Me quedé atónita ante su repentino ataque. Kay nunca había fingido

simpatíapormí,perotampocohabíasidonuncatandirectamentehostil.—Éldeberíair.Yoquieroquevaya.Kayasintió,recostándoseenlasilla.—Asíalomejorpodrásalirdellíoenquelohasmetido.—¡Mamá,yabasta!—leespetóElliott.Leighrespondió,disgustada.—Se suponía que era un momento de celebración—dijo—. No puedes

pensarenotrapersonaaunqueseadossegundos.Nisiquieraentupropiohijo.Kaylamiróconojosdesorbitados.—¿Ahoraresultaqueestoesculpamía?Yoqueríaquesevinieraavivira

Yukon conmigo. Si hubiera estado allí, no estarían investigándolo en estemomento,¿aqueno?

—¡ÉlnoqueríavivirenYukon,Kay!—¡Talvezsíhabríaqueridosihubierasestadodemiparte!¡Sequedóaquí,

tal como tú querías, y ahoramira! ¡Podría ir a la cárcel! ¡Ya te dije que estaciudaderaunproblema!

—¿Deverdadvasaecharmelaculpa?¿Pordarleunhogar?¿Porcuidardeélcuandotúnotelevantabasdelacama?

—¡¿Cómo te atreves?! ¡Estaba deprimida! ¡No podía evitarlo! —sedefendióKay.

—¡Escomosifuerahijomío,Kay!¡Esotehacetenerunaideadecuántoloquiero!

—Pero¡noestuhijo!—gritóKay,poniéndoseenpie.Aplastólaspalmasdelasmanoscontralamesa—.¡Élesmihijo!¡Noestuyo!

Elliott se levantó y se dirigió tranquilamente hacia la cocina. Un cajónchirrió cuando lo abrió, y luego regresó, sujetando una caja alargada yrectangular. Lo vimos desenrollar el rollo de papel de aluminio y arrancar untrozo. Cubrió mi plato y luego hizo lo mismo con el suyo. Los apiló,sosteniéndolosenlamanojuntoconnuestrostenedores,yluegomeesperó.

—Elliott—dijoLeighentonodesúplica—.Losientomucho.—Comeremos abajo. —Me hizo un gesto para que lo siguiera, y lo

obedecí, escuchando a Kay atacar a Leigh de nuevo cuando llegamos a lasescaleras.

Elliott cerró la puerta detrás de nosotros, y luegobajamos los escalones,fuimosasucamaynossentamosconnuestrosplatos.EltenedordeElliottarañólalozaysellenólabocadecomida,mirandoalsuelo.LosgritosamortiguadosdeLeigh yKaymientras discutían se colaron por las escaleras. El sonidomeevocabaunaextrañasensaciónfamiliar.

—Estássonriendo—dijoElliott.—Ah.—Me tragué el bocado de comida antes de volver a hablar—:Es

quemerecuerdaacuandosepeleabanmispadres.Hacíamuchotiempoquenolooía.

Aguzóeloídoyluegoarqueólascomisurasdelaboca.—Pareceunpococomolaprimeranochequehablamos.Asentí, tomandootrobocado.CuandolasvocesdeLeighyKaysubieron

devolumenylapeleaseintensificó,elaireenelsótanoparecióaúnmásligero.Fingíqueeranmispadres,gritandotodoeltiempo,sinescuchar.

Viunasfotosenblancoynegrodemí,deElliottyyo,deuncolumpioenel parque Beatle y del campo que solíamos explorar cuando nos conocimos,colgadas de una cuerda que comenzaba en la esquina de su habitación y sedetenía en un aparador verde desteñido colocado en el centro de la pared delfondo.Habíamásfotosmíasydeambosenmarcadasjuntoasucamaypegadasalaparedencollages.

—Veomuchasfotosmíasypocomás.Seencogiódehombros.—Dicenquefotografíasloquemásquieres.Agarrésucámara,loenfoquéytoméunafoto.Élsonrió.—¿Echas de menos a tu padre? —pregunté, mirando las fotos en la

pantalladigital.—Llamadevezencuando.Probablementecuandoyanoaguantasentirse

comounamierda.¿Ytú?¿Echasdemenosaltuyo?—Cadasegundo—dije,suspirando.Miréalsuelo—.Yantes lodecíade

corazón.QuieroquevayasaBaylor.

—Yyodecíadecorazónquenovoyadejarteaquísola.—Noestoysola.—Sabesaloquemerefiero.Pusesucámarasobrelamesa.—¿TedascuentadequeestuvesolaenelJuniperdurantedosañosantes

dequeaparecierasdenuevo?Élsuspiró,frustrado.—YaestásviviendoconlaseñoraMason.—Solohastaquetegradúesytevayas.Memiróconelrostrodesprovistodeemoción.—¿Eseso,entonces?¿Estáscomprandotiempoparamíparaquepuedaira

launiversidad?¿Yluegovolverásallí?—Yaestáshablandoconsignosdeinterrogaciónotravez.—Sí, lo hago cuando estoy enojado. Te importa un comino tu propia

seguridad.¿Cómosesuponequevoyairmesabiendoeso?—Eresunhipócrita—lesolté.Seseñalóelpecho.—¿Queyosoyunhipócrita?—Dicesquenodeberíaponermeenuna situaciónquepercibes comode

peligro por ti, cuando estás hablando de tirar por la borda una carrerauniversitariapormí.

—¿Que«percibocomodepeligro»?Notengoideadeloqueestápasandoentucasa,pero¡séqueallínoestássegura!

Arruguélanariz.—Noesmicasa.—¿Loves?—dijo,soltandosuplatoyponiéndosedepie.Meseñalócon

todalamano—.Esonoesnormal.Vasavolveryaseguirviviendoenunlugarquenoconsiderastuhogar.

—NuncaheconsideradoOklahomamihogar.Searrodillófrenteamí,sujetandomispiernas.—Entonces,venteaTexasconmigo.Acunésusmejillasenmismanos.—Nopuedopagarlo.—Entonces,pideunpréstamo.—Nopuedopermitirmepagarunpréstamo.Voyatenerqueconseguirun

segundotrabajoparaquenoperdamoselJuniper.—¡¿Para qué quieres conservarlo?! —gritó. Se puso de pie y se alejó,

paseándosearribayabajo.—¡No quiero! ¡No quiero quedármelo! ¡No quiero guardar sus secretos!

Ojalánotuvieraquehacerlo,perotengoquehacerlo.Sevolvióhaciamí.—¿Nolosabes,Catherine?—¿Elqué?—exclamé.—Eso es lo bonito de un secreto.La confianza.Confía enmí para esto.

Dejaqueteayude.—Quieresdecirquedeberíadejarquemesalves.Tragósaliva.—Podríamossalvarnoselunoalotro.Lo miré furiosa, rabiando de ira porque estaba haciendo flaquear mi

determinación.—Yameheidodeallí.Yahedejadoamimadreparaquepuedasconservar

tubeca.Nopuedespedirmeesotambién.Señalóhaciaelsuelo.—Allí no estás segura; nunca estarás segura allí. No puedo hacer las

maletas y largarme sabiendo eso. ¡Si te sucediera algo, estaría a seis horas dedistancia!

Dejémiplatoalladoysoltéunacarcajada.—¿Crees…creesqueesgracioso?—Nosparecemosamispadres.Elliottdejócaerloshombros.—Catherine,estoyenamoradodeti.Notedejaréaquí.Apartélamirada,sintiéndomeacorralada.—Notenemosquedecidirnadaestanoche.—No, pero te conozco. Lo pospondrás hasta quemeta lasmaletas en el

Chrysler y llene el depósito.Entoncesmedirás que no vienes. ¿Y sabes qué?Volveréadeshacerlasmaletasyyaestá.ConseguiréuntrabajoyalquilaréunahabitaciónenelJuniper.

Mevolvíparamirarlo.—Tú…nopuedes—dije,negandoconlacabeza.Extendiólasmanosenloscostadosyluegolasdejócaersobresusmuslos.—Supongoqueningunode losdos tendráotraopciónmásquequedarse

aquí.Mefrotélassienes.—Me está entrando dolor de cabeza. Creo que debería irme a casa.—

CuandoElliott no respondió, levanté la vista yme encontré con sumirada—.¿Qué?

—Es la primera vez que te oigo llamar a un sitio tu casa desde primercurso.

Se sentó a mi lado en la cama; parecía exhausto. Deslizó el brazo pordetrás de mis hombros y me atrajo a su lado. A veces parecía doblarme entamaño; eramigiganteparticular.Había cambiadomuchodesde la últimavezquesefue,ymeimaginabaquecuandosemarcharadenuevo,lasiguientevezquenosviéramosseríamosdosextraños.NoqueríaqueElliottseconvirtieraenunextrañoparamí;esoeraaúnpeorquevolveralJuniper.

—Puedotraertealgoparaeldolordecabeza.Neguéconlacabeza.Elliottserecostósobrelaalmohadaymearrastróconél.Dejéqueelcalor

de su pecho llegara amimejilla y ayudara a relajarse a cadamúsculo demicuerpo. Me pasó los dedos por el pelo, comenzando desde las sienes ydesplazándosehacialanuca.OírlapeleaentreKayyLeighyluegodiscutirconElliottfueagotador.Mirélaguirnaldadelucecitasblancascolgadasporeltechodesuhabitaciónycerrélosojos,fingiendoqueeranestrellasquesedifuminabanysehacíanborrosasjustoantesdequetodosevolvieranegro.

—¿Elliott?—dijoKayenvozbaja.Mefrotélosojosylamiré.Ladurezaensuexpresiónhabíadesaparecidoy

el odio en sus ojos estaba ausente. Se sentó en la cama junto a su hijo aúndormido. Elliott creaba un enorme muro entre nosotras, con el pechohinchándoseydeshinchándosecadavezquerespiraba.

—Hola,Catherine.—Hola—dije,apoyándomeenmicodo.Lapantalladelalámparaproyectabauntenueresplandoramarillo,ysalvo

porelzumbidodelacalefacción,lahabitaciónestabaensilencio.Ella estuvo un minuto largo sin decir nada, mirando al suelo. Se puso

nerviosaantesdehablar,unrasgoqueElliottemulabaamenudo.—Túlehacesfeliz.Séqueél tequiere.Simplemente,noséporqué.Sin

ánimodeofender.—Nopasanada.Laverdadesqueyotampocomeloexplico.Soltóunacarcajadaynegóconlacabeza.—Noshemospeleado tantasvecessobreOakCreek…Yal final resulta,

miratúpordónde,queerantodasporti.—Lo siento —fue lo único que acerté a decir. Elliott compartía tantos

rasgosconsumadrequeeradifícilsentirotracosaquenofueseafectoporella.—Intentóponerseencontactocontigotantasveces…yparecíaquecuanto

másluchabayoparaquesequedara,másganasdeirseteníaél.Creíqueseríael

típicoenamoramientoadolescente,peroestabaansioso.Irritable.Eracomosinopudierarespirar.

MiréaElliott,queestabadurmiendodecostado,deespaldasasumadre,rodeándome la cintura con el brazo. Se le veía tan plácido, tan diferente delchicoqueestabadescribiendo…

—Solo tenía quince años. Ahora tiene dieciocho, y he pasado la mayorpartedeesetiempopeleándomeconsupadreoconél.Lodesperdicié.Talvezlodescubrirásalgúndía.Esperoquelohagas,nodemasiadopronto,sinoalgúndía.Antesmemirabaamídelamaneraenquetemiraa ti.Deformadistinta,porsupuesto,peroconesemismoamorsinceroeincondicionalenesosgrandesojosmarrones.Séloqueessersupersonafavoritaentodoelmundo.Teenvidio.

—Nosabesloqueesoírlohablardeti—dije.Volviólamiradahaciamí.—¿Quéquieresdecir?—Él te ha hecho caso. Te escuchaba y te cita a veces. Piensa que eres

sabia.—Conquesabia,¿eh?—Mirólasescaleras—.Noesperabaesapalabra.—

Su expresión se ensombreció—. Catherine, si lo amas, y sé que así es,encontrarás una forma de lograr que vaya a la universidad. Esta es suoportunidad.

Asentí.Lanzóunsuspiro.—Él te seguiría a cualquier parte. Quizá esta vez podrías devolverle el

favor.Eso, odejarlovolar.Eso es loque tuvequehaceryo cuandoyano erabuena para él. Y Dios… —Sus ojos se humedecieron—. Si eso es lo quedecides…noteenvidioparanada.

Selevantó,recogiónuestrosplatossuciosysubiólasescaleras.Suspasosresonaronhastaquelapuertaseabrióyluegosecerró.

Elliott sedio lavuelta, congestodel todo inexpresivo, sinemitirningúnjuicio,perocomosiestuvieraesperandoesodemí.

—¿Hasestadodespiertotodoeserato?—lepregunté.—Unpequeñotrucoqueaprendídemipadre.Mamáodiadespertarnos.Sesentóybalanceólaspiernashastaquetocarelsueloconlospies.Con

loscodosplantadossobresusrodillas,clavólavistaenlaalfombradebajodesuspies.

Lefrotélaespalda.—¿Estásbien?—Tengounmalpresentimiento—dijoconvozsuaveysoñolienta.Envolvímisbrazosalrededordesucinturayloabracépordetrás;luegolo

beséenelhombro.—Nosquedanmásdesietemesesantesdequetevayas.—Inclusosirompesconmigo,noiré.Mamátienebuenasintenciones,pero

notieneniideadeloqueseríacapazdehaceroaloqueseríacapazderenunciarporti.

—No digas eso demasiado alto. Media ciudad ya piensa que mataste aPresleypormí.

Fruncióelceño.—Entonces,almenostienenunaidea.Melevanté.—Nodigaseso.Notienegracia.—Nadadeestotienegracia.Elliottselevantóysedirigióalaparador.Abrióuncajónyluegolocerró,

dándose lavuelta.Ensumanohabíaunacajaplanadel tamañodeuna libreta,envueltaenpapelblancoyatadaconunacuerdarojayverde.

Diounpasohaciamí.—FelizNavidad.Meencogídehombros.—Esmañana.—Losé.Ábrelo.Tirédelacuerda,levantélatapaydescubríunafotoenblancoynegrode

mipadreydemísolounoodosdíasantesdemorir.Estábamosenelporche,sonriéndonos el uno al otro. Era un momento de tranquilidad, uno que habíaolvidado.Elmarcoeraundécoupagedemásfotosdemipadre;algunassolodeél, otrasdenosotrosdos juntos.Me tapé laboca con lasmanosymisojos sellenarondelágrimasquesedesbordaronrápidamentepormismejillas.

CAPÍTULO35CATHERINE

ElliottaparcóelChryslerenelcaminodeentradadelacasadelaseñoraMason y dejó el motor al ralentí. El coche de ella se veía a través de loscuarteronesde lasventanasde lapuertadelgaraje,yaunque las lucesestabanapagadas,erareconfortantesaberqueellaestabadentroesperándome.

Elliottdeslizósusdedosentrelosmíosyluegosellevómimanohaciasuslabios.

—Graciasporhoy.Yporesto—dije,tocandolacajaconelmarcodentro.—¿Tegusta?—preguntó.Asentí.—Túnotendráseltuyohastamañana.—Meparecejusto.—Noesmucho.—Nohacíafaltaquemeregalarasnada.¿Cuándopuedoverte?—¿Amediodía?Ay,Dios…—¿Quépasa?—NolehecompradonadaalaseñoraMason.—Aellanoleimportará,Catherine.—Peroellostienenregalosparamí.—¿Ellos?—ElseñorMasontrajoalgunoshoy.Oh,Diosmío…Soyterrible.Debería

haberhechoalgoparaelloshoy.Elliottserio.—Estábien.Siquieres,podemosencontraralgomañanaypuedesdárselo

entonces.—¿Comoqué?Entornólosojos.

—Nolosé.Podemosconsultarloconlaalmohada.Meinclinéparadarleunbesorápidoenlos labios,peroélmeagarródel

brazo.—¿Qué?—pregunté,todavíasonriendo.LasonrisadeElliottsedesvaneció.—Todavía tengo unmal presentimiento.Voy a acompañarte a la puerta.

Ahorapuedohacerlo,¿verdad?Asentí.Elliottdejóelmotorenmarchaycaminamosdelamanohacia lapuerta.

Accionéel tiradory,alempujar lapuerta, laalarmaemitióunpitido,demodoqueintrodujemicódigoypresionélaopciónparadesactivarla.

—¿Loves?Todoestábien—susurré.—Supongoquemimalpresentimientoessoloportenerquedejarte.—FelizNavidad—dije,poniéndomedepuntillas.Lobesérápidamenteen

loslabiosyluegomedespedídeélconlamano,observándolomientrasandabahaciasucoche.

ElárboldeNavidadestabaencendido,yelsuaveresplandormeiluminóelcaminoa la cocina.Medetuveunmomento, sintiendoalgopegajosobajomispies,y luego seguí andandopor el suelodebaldosashasta el interruptorde laluz. Oí el ruido del Chrysler al abandonar el camino de entrada y alejarse, yencendílaluz.

Abrí labocaysentíquesemerevolvíaelestómagoal instantealver lassalpicadurasdecolorrojobrillanteylasmanchasentodaslasencimeras,enlapuertadelaneverayenelsuelo.Habíanllevadoaalguienarastrasporelsuelodelacocina,yenélseveíancuatropequeñasmarcasalargadasdeunosdedosque habían tratado inútilmente de arañar las baldosas. El cuerpo había sidoarrastradoatravésdelcuartodelalavadorayluegoporlapuertadelgaraje.

Metraguélabilisquesemeacumulabaenlagargantaymetapélabocacon una mano temblorosa. La sangre relataba una historia violenta, y aquienquieraquehubiesedejadoaquellaestelanolequedabamuchamássangrequeperder.

—¿Becca?—lallaméconunhilodevoz.Carraspeé—.¿Becca?Unaespesamanchacarmesíhizoquemimanosedeslizaraporel tirador

delapuertacuandotratédemoverlo,yalfinalconseguídesplazarlolosuficienteparaabrir.

—¿Becca? —La luz parpadeó cuando accioné el interruptor, y en elrectángulofluorescentedeltechoseencendióuntuboyluegoelotro.Semehizounnudoenelestómago.Habíamarcasenlasangredelsueloyalguienlahabíausadoparahacergarabatosenlapared.Merodaronlágrimasporlasmejillas—.

¿B…Becca?Mealejédeespaldasdelapuertadelgarajeylacocina,yluegobusquéa

tientasen laoscuridadelcaminoalpasillo, sinpoder recordardóndeestabaelsiguienteinterruptordelaluz.Lleguéaunapuertaypalpélaparedhastaquealfin logré encender las luces.Miré a la izquierda. La puerta de mi habitaciónestabaabierta.A laderecha,un ladoestabamanchadode rojo,conun reguerocarmesíqueveníadeldormitoriodelaseñoraMason.

Me temblaba todo el cuerpo, y seme pusieron todos los pelos de puntamientrasme obligaba amímisma a dar un paso hacia el extremo del pasillo,dondeestabael cuartode la señoraMason.Lapuerta estabaabiertadepar enpar,yllaméamitutoralegalenlaoscuridad.

—¿SeñoraMason?—pregunté,rehusandosubirelvolumenmásalládeunsusurro. Alargué la mano hacia la pared y la luz reveló más escenas delsangrientoespectáculo.

El bolso de la señora Mason estaba en su tocador, junto al que pasécorriendoparairamiraralbaño.

—¿Becca?—exclaméconvozchillona.Corrí a abrir su bolso y lo arrojé a la cama. Del interior cayeron unas

monedassueltas,unabilleterayunbotedemaquillaje,ademásdesu teléfono.Lo recogí de la colcha y marqué el primer número en su lista de llamadasrecientes.

—¿Diga?—respondióelseñorMasonconvozvacilante.—Soy,mmm…Soyyo,señorMason.SoyCatherine.—¿Catherine?¿Estásbien?¿Quépasa?—Acabodellegaracasa.Yo…—Corríalotroladodelahabitaciónpara

cerrarlapuertadelaseñoraMasonyecharelpestillo—.Estoydentrodelacasa.—Muybien.Catherine…déjamehablarconBecca.—Noestáaquí—susurré.Metemblabainclusolavoz—.Haysangre.Hay

sangre por todas partes—dije con voz ahogada, sintiendo cómo las lágrimascalientesmeresbalabanporlacara.

—¿Sangre?Catherine,déjamehablarconBecca.Ahoramismo.—¡No está aquí! ¡No está aquí, y hay un rastro de sangre desde su

habitaciónhastaelgaraje!—Voyacolgar,Catherine.Voyallamaralapolicía.Notemuevasdeahí.—¡No,nocuelgue!¡Tengomiedo!—Llamaré a la policía y luego volveré a llamarte inmediatamente. Me

estoysubiendoalcoche.Estaréahíencincominutos.El teléfono enmudeció yme lo pegué a lamejilla,manteniendo los ojos

cerradosparanoverlaespantosaescenadeldormitorio.

No sabía qué más hacer, así que conté. Conté hasta diez, luego hastaveinte,luegohastacienyluegohastaquinientos.Enelnúmeroquinientosseis,lapuertaprincipalchocóconelárboldeNavidad,y losadornosy las lucesseestremecieronenlasramas.

—¡¿Catherine?! —gritó el señor Mason, con el ruido de fondo de lassirenasdelapolicíaalolejos.

Melevanté,echéacorrerporelpasilloyluegomearrojéalosbrazosdelseñorMason,sollozando.

Élmeabrazó,casijadeando.—¿Estás bien?—preguntó, mirándome de arriba abajo—. ¿Becca?—la

llamó.Neguéconlacabeza,incapazdearticularunasolapalabra.ElseñorMasonentróconpasovacilanteenlacocinayviolaescenacon

suspropiosojos.Corrióalgarajeyluegoaljardín,llamandoasuesposa.Volvióadentro,resbalóyluegocayóderodillas.Mirólasangrequehabíaensusmanos.

—¿Quéhapasado?—exclamó—.¿Dóndeestáella?—Yono…yo…—Neguécon la cabezay luegome tapé laboca con la

mano.Dos coches patrulla aparcaron frente a la casa de la señoraMason. Las

luces azules y rojas parpadearon en el salón delantero, sofocando la tenue luzblancadelárboldeNavidad.

Unagentedepolicíasearrodillóamilado.—¿Estábien,señorita?Asentí.Unsegundoagentesequedóparalizadoenelcomedor.—Tenemosqueregistrarlacasa,señor.Necesitoquesalgan.El señor Mason se puso de pie, giró sobre sus talones y se dirigió

directamentea lapuerta,agarrándomedelbrazoyarrastrándomeconsigo.Unaambulanciasedetuvoenelcaminodeentradaysalierondeellalosparamédicos.Despuésdebuscarunmomentoenlapartedeatrás,unodeellosnostrajodosmantasmientrasqueelotroentrócorriendoenlacasa.

—¿Quéhasvisto?—preguntóelseñorMason,echándomelamantasobreloshombros.

—Nada.Acabodellegar.—¿Dedónde?—Elliottmehatraídode…—¿Elliottestabaaquí?—preguntó.—Mehatraídoconelcoche.Mehaacompañadohastalapuerta,perono

haentrado.

—¿Dóndeestáahora?—Sehaido.Sehaidoantesdequeyoencendieralaluzyviera…¿Cree

queessusangre?Meabrazó,yporunmomentoseleatragantaronlaspalabras.—Dios,esperoqueno…Esperamosjuntoaunodeloscochespatrulla,abrazadosytemblando.Los

vecinos fueronapareciendouno trasotroparamirarmientras losagentesy losauxiliares médicos entraban y salían. Llegaron más policías y, por último, elinspectorThompson.

Memirómientrasatravesabaeljardíndelanteroendirecciónalacasa,conlaslucesdelcochepatrullaproyectándolesombrassobreelrostro.

—¿Porquénosesientanenlapartedeatrásde laambulancia,dondenohacefrío?—sugirióunodelosparamédicos.

—¿Lahanencontrado?—preguntóelseñorMason,aturdido.Elhombrenegóconlacabeza,frunciendoloslabios.—Parecequenoestáenlacasa.ElseñorMasonrespiróhondoyloseguíhastalaambulancia.—Sinoestáahíyselahanllevado,talvezaúnestáviva—dijo.—Sus dedos… había marcas en el suelo. Como si estuviera intentando

agarrarseaalgo—recordé.—Intentabaquedarse.Peleóysedefendió.Porsupuestoquelohizo.—Le

temblóellabioinferioryluegosepellizcóelpuentedelanariz,conteniendounsollozo.

Letoquéelhombro.—Seguroqueestábien.Elloslaencontrarán.Élasintióymeofreciósuteléfono.—¿Quieres…?—Seaclarólagarganta—.¿QuieresllamaraElliott?Meencogídehombros,conlabiostemblorosos.—Nosésunúmero.ElseñorMasonsesecólosojosconlamangadelabrigo.—¿Estuvisteconéltodoeldía?—Sumadreestáenlaciudad.Estuvoencasatodoeldía,lojuro.—Esunbuenchico.—Sepasólamanoporelpelo—.Tengoquellamara

Lauren,pero,joder…—¿LaureneslahermanadeBecca?—Sí.La puerta se abrió y el inspector Thompson subió a la ambulancia y se

sentóamilado.Sacóunalibretayunbolígrafo.—Catherine.

Asentí.—¿Puedesdecirmequéhapasadoestanoche?—EstuveencasadeElliotttodoeldía.Lleguéacasa,yviqueelcochede

laseñora…deBeccaestabaaquí,asíquesupusequeestaríaencasa.Elliottmeacompañóhastalapuerta,mediounbesodedespedida,luegoatraveséelsalónyelcomedoryencendílaluz.Ahífuecuandoviel…todoel…

Elinspectorasintió,garabateandoensulibreta.ElseñorMasoncarraspeódenuevo.—Parecequetodoelcuerpodepolicíaestáaquí.—Puessí—dijoThompson,sindejartodavíadeescribir.—¿Quiénhasalidoabuscarla?—preguntóelseñorMason.Thompsonlevantólacabeza.—¿Cómodice?—Elenfermerohadichoquenoestáenlacasa.¿Quiénhasalidoabuscar

amiesposa?Elinspectorentornólosojos.—Nadie.Nadieestábuscándola.—¿Ypor quédiablos no la están buscando?—exclamó el señorMason.

Por primera vez percibí ira en su voz. Él aún la amaba—. Si no está aquí,entonces tiene que estar por ahí, en alguna parte. ¿Por qué no están ahí fuerabuscándola?

—Necesitamos reunir información primero, señor Mason, y luegopodremosempezar.Catherine,¿aquéhorasalistedelacasadelosMasonparairaladelosYoungblood?

Meencogídehombros.—Noestoysegura.¿Alasdiezymedia,talvez?—¿Estamañana?—Sí.—¿YestuvisteencasadelosYoungbloodtodoeldía?¿Hastaquéhora?—Hastalanoche.Hastahaceunahora,talvez.—¿YdóndeestabaElliotthoy?—Conmigo.—¿Todoeldía?—Sí.VinoacasadelosMasonestamañana.Beccasalióacomprar,ledejé

unanotaynosfuimosacasadeElliott.—¿Ledejasteunanota?¿Dónde?—Enlaencimeradelacocina.Apuntóeldato.—¿EnalgúnmomentosefueElliott?

—¡No!¿PorquénobuscanalaseñoraMasonenlugardeintentarcargarleestoaElliott?¡Nofueél!—grité.

ElseñorMasonseñalólacalle.—¡Kirk,dejatumalditalibretayveabuscaramiesposa!Thompsonfruncióelceño.—¿Hahabidohoyalgúnniñoenlacasaenalgúnmomento?—¿Qué?—pregunté.—Los hijos de Lauren —explicó el señor Mason—. Vienen todas las

Nochebuenas.Abrenlosregalosysequedanacenar.—¿QuiénesLauren?—preguntóThompson.—LahermanadeBecca.¿Porqué?—Haydibujosenelgaraje.Dibujoshechosporunniño.Enlasangre.Traguésaliva.ElseñorMasonsesacóinmediatamenteelteléfonodelbolsilloymarcóun

número.—¿Lauren?¿Estásencasa?Sientodespertarte.¿Están losniñosencasa?

Sí, ya lo sé, pero ¿puedes comprobarlo? ¡Tú hazlo y ya está! —Esperó,sacudiendolarodilla—.¿Qué?—Apretóelteléfonocontraelpechoycerrólosojos,aliviado.LehablóenvozbajaaThompson—:Estánallí.Enlacama.

Elinspectorasintió.—Losiento,Lauren.No,no.Es…Becca.Noestoyseguro.Nopintabien.

Lapolicíaestáaquí,en lacasa.Noestáaquí.¿Ella tedijoalgo?No, irána tucasa.Nolosé,Lauren.Losiento.

Mientras el señorMason hablaba con su cuñada, el inspectorThompsonmehizounaseñaparaquelosiguierafueradelaambulanciahastaeljardín.

—¿Quémáspuedesdecirme?—preguntó.—Eso es todo. Es todo lo que sé—dije, ciñéndome la manta con más

fuerza.—¿Estássegura?Asentí.Thompsonmiróalacasa.—Es una suerte que Elliott estuviera contigo todo el día. Esto coincide

exactamenteconlaformaenquedesaparecióPresley.—¿Qué?¿Cómo?—Losdibujosdelniño.Vimoslomismoenlasparedesdelahabitaciónde

Presley.Nodejamosque se filtraradurante la investigación.Lesdijimos a lospadresdePresleyquelomantuvieranensecretoellostambién.

—¿Dibujoshechosconsangre?Thompsonasintió.

Metapélabocaycerrélosojos.Thompson me dejó para regresar a la casa de los Mason. Oí al señor

Mason tratando de calmar a Lauren. Antes de que pudiera detenerme a mímisma,medesprendíde lamantayechéacorrer.Seguí lacallede losMasondurantevariasmanzanasyluegokilómetros,hastaquenotéqueteníalosdedoscongeladosyquemeibanaestallar lospulmones.Noparéhastaque lleguéalpiedelaoscuracallefrentealJuniper.Laslucesdelasfarolastodavíaestabanrotasylasestrellas,cubiertasporelmantodenubes.

Lapuertadelaverjacrujiócuandolaempujé,ymispiestropezaronconelsueloirregular.Subílosescalonesdelporcheymedetuveenlapuertaprincipal.

—Entra,Catherine.Eresunaguerrera,nounaprincesa—medijeenvozalta.

Alcancéelpomoyloempujé,sobresaltándomecuandoseabriólapuerta.ElJuniperestabaaoscuras,emitiendocrujidosyrespirando,comohabíahechosiempre.

—¿Mami?—lallamé,apoyándomeenlapuertahastaquesecerródetrásdemí.

Tratéderecuperarelaliento,conunasmanosquemeaullabandedoloramedida que la sangre volvía a fluir a mis dedos. No hacía mucho más calordentro del Juniper que fuera, pero al menos estaba al resguardo del vientohelado.

Una multitud de voces llegaban desde el sótano, discutiendo, llorando,gimoteandoygritando,yluegosecallaron,dandoespacioalJuniperparaquesedesperezarayrespirara.Ademásdelosgemidosylosaullidosdelasparedes,seoíaunmurmullosordo.Avancéporelpasillo,paséporelcomedorylacocinahasta llegara lapuertadelsótanoy luegopegué laorejaen lamaderafría.Oíotrogimoteoyunavozgravequeestabaregañandoaquienquieraqueestuvieraabajo.

Duke.Abrí lapuerta, tratandodenohacerningúnruido,peroDukenoprestaba

atención,concentradocomoestabaendesahogarsuira.Bajélosescalonespocoa poco mientras oía la voz de Duke cada vez más fuerte a medida que ibadescendiendoporlaescalera.

—Telodije—gruñóDuke—.Teloadvertí,¿verdad?—¡Papá,yabasta!¡Laestásasustando!—gritóPoppy.MeasoméyviaDukedepiedelantedelaseñoraMason.Estabasentada

enunasilla,conlospiesdescalzosyuncamisóndealgodón,lasmanosatadasala espalda y amordazada con un calcetín sucio reforzado por un trozo de telaanudadoenlanuca.Teníaelojoderechomoradoehinchado,consangrereseca

yapelmazadaenunpunto justoencimade la sienderecha.El torso se leveíaempapado en sangre y la cara sucia, con las lágrimas formando surcos que leemborronabanlapiel.

LaseñoraMasonmevio,abriómuchoelojoizquierdoysacudiólacabeza.Dukesevolvióamedias.LaseñoraMasonarmóunescándalo,empujando

conlospiesparagolpear lasillacontraelsuelomientrasgritabaatravésdelatelaconlaqueestabaamordazada.

—¡Cállate!—la increpóDuke—.Nopodíassoportarlo,¿verdad?Tuvisteque meter las narices donde no tenías que meterlas. Te dijimos que temantuvierasalejadadeella,¿verdad?

LaseñoraMasonarrugólacaraycomenzóallorarotravez.—Porfavor—acertóadeciratravésdelamordaza.ArribaseoyóelruidodeunportazoylavozdeElliottreverberóportoda

lacasa.—¡Catherine!—gritó—.Catherine,¿meoyes?LaseñoraMasonsequedóinmóvil,conelblancodelosojosmostrandosu

sorpresa.Empezóasaltararribayabajo,golpeandolaspatasdelasillacontraelsuelode cementoy lanzando lo queparecíangritos de auxilio ymascullando:«¡Estoyaquíabajo!».

Duke desplazó la vista hacia el techo y luego miró a la señoraMason,levantandosubatedebéisbol.

Aplasté la espalda contra la pared, cerré los ojos y luego avancé y meplantédelantedeDuke.

—Yabasta—dije,esperandoquemivozexpresaramásvalentíadelaquesentía.

—¿C…Catherine?—dijoDuke,sorprendido.Teníalasaxilasdelacamisademangacortaempapadasdesudor,yelresto

de la prenda manchada y salpicada de sangre. La señora Mason se habíaresistido,comoevidenciabanlosarañazosenlamejilladeDuke.Élsujetabaelbatedebéisboldemaderademipadreconunamanoyunrollodecuerdaconlaotra.

—¿Quéestáshaciendoaquí?—Elinspectorhadichoquehavistoeldibujodeunniñoenlasangrede

Becca.SabíaqueeradePoppy—dije.Poppylanzóungemido.—Nofueculpamía.Quieroirmealacama.—Puedesirte—dije,tendiéndolelamano.Dukeenseñólosdientesygruñó.—¡Se supone que no deberías estar aquí! ¡Lárgate y llévate a ese chico

contigo!DesviélavistahacialaseñoraMason,suciaymuertadefríoydemiedo.—Yaella.—¡No!—Laseñaló—.¡Lohaestropeadotodo!¿Tienesideadecuántoha

sufridotumadre?—¿Dóndeestá?Quierohablarconella.Dukenegóconlacabeza.—¡No!No,nopuedes.—Séquemeechademenos.¿Estáaquí?—¡No!—repuso,furioso.Los pasos de Elliott bajaron a toda prisa por los escalones y levanté un

dedodeadvertenciaaDuke.—Nohables.Dukeabriólaboca,peroleapuntéconeldedo.—¡Sidicesunasolapalabra,novolverénuncamás!Elliottsequedóparalizadoalpiedelaescalera,alternandolamiradaentre

laseñoraMason,Dukeyyo.—Dios…¿estásbien?—preguntó,dandounpasohaciadelante.DukealzósuarmayavanzóunpasohaciaElliott.Levantéambasmanos

para detenerlo, y luegomiré aElliott, asegurándomede nodarle la espalda alhombredelbate.

—Tienes que irte. Llévate a la señora Mason contigo. Necesita unaambulancia.¿Elliott?

—¿Sí?—dijo,incapazdeapartarlamiradadeDuke.—Sacatuteléfonoyllamaalnúmerodeemergencias.Elliottsesacósuteléfonodelbolsillotraseroymarcóelnúmero.RodeédespaciolasilladelaseñoraMason,asegurándomededejarmucha

distancia entre Duke y yo. El sudor le goteaba del pelomientras alternaba lavista entre Elliott, que estaba hablando en voz baja con el operador deemergencias,yyo,queestabadeshaciendolosnudosquerodeabanlasmuñecasdelaseñoraMason.Dukerespirabapesadamente,despacioyconcansancio.Ajuzgarporlasoscurasmediaslunasbajosusojos,dedujequenohabíadormido,yqueseríafácilconfundirlo,engañarloincluso,sieranecesario.

Sin apartar la mirada de Duke, me incliné para desatar las muñecasensangrentadasdelaseñoraMason,yluegotirédelacuerdaquelesujetabalostobillos. Su cuerpo temblaba de frío. Si no tenía ya hipotermia, la pérdida desangrebastabaparaquesuvidacorriesepeligro.

Dukediounrápidopasoadelante,perotambiénlohizoElliott,atrayendosuatención.

—No—leadvertíaDuke—.Estácongeladayhaperdidomuchasangre.Voyallevarlaaunmédico.¿Hasllamado?—lepreguntéaElliott.

Élasintióconlacabeza,yseñalóconlamanolibreelteléfonoensuoreja.—Lamansiónde lacalle Juniper.Noestoy segurode ladirección.Es la

casadelosCalhoun.Porfavor,denseprisa.—Elliottcolgósinprevioavisoyseguardóelteléfonoenelbolsillo.

Nosingrandificultad,logréalfindesatarelnudoyliberarlostobillosdela señoraMason.Lamujer cayó al sueloy se fue a rastras hastaElliott.Él laayudóaponersedepie.

—Catherine,vamos—dijoella,tiritandoylevantandolacabeza.Alargólamano enmi dirección, con el cuerpo entero temblando demiedo—.Vamos…vámonos.

—Elliott,necesitaunmédico—dije—.Llévatela.—Novoyairme—dijoElliottconlavozquebrada.LaseñoraMasonapartóaElliottaunladoyavanzócojeando,desafiandoa

Duke.—Venconnosotros,Catherine.Ahoramismo.MequitélasudaderadeElliottymisbotas.—¿Quéestáshaciendo?—exclamóDuke.Me llevé el dedo a los labiosy le arrojé la ropa aElliott.Dukediootro

pasoymeinterpuseentreellos.—No—dijeconfirmeza,comopapásolíahablarleanuestroperro.ElliottledioalaseñoraMasonlasudaderaymisbotas,agachándosepara

ayudarlaadeslizar lospiesensangrentadosydescalzosdentrodecadauna.Sepuso de pie cuando ella se tambaleó, aguantándola para que no perdiera elequilibrio.

—Catherine…—empezóadecir la señoraMason, sujetando la sudaderacontraelpecho.

—Póngasela—leordené.Hizoloqueledecíayluegovolvióaalargarelbrazohaciamí.—Catherine,porfavor…—¡Cállate!—ladróDuke.—¡Tehedichoquenohables!—grité,conelcuerpotemblandodefuria.Dukesoltólacuerda,diodospasosylevantóelbateconambasmanos.Me

volvíycerrélosojos,esperandoelgolpe,peronopasónada.AbrílosojosyenderecélaespaldaalverqueElliottsujetabaaDukedela

muñeca, mirando con cólera a mi agresor. Elliott habló en voz baja yamenazadora:

—Nolatoques.

CAPÍTULO36ELLIOTT

LosojosdeMavis sedulcificaron cuandoviomisdedos enroscados confuerzaalrededordesumuñecahúmeda.Tratódeblandirelbateenmidirección,peroloatrapéyseloarranquédelosdedos.Apenassegundosantesteníamuchamásfuerza,casitantacomomitíoJohn.

—¡Bajalamano!—leordenéconvozronca.Mavisretirólamuñecaysellevólamanoquelehabíaestadosujetandoal

pecho.—Cómoteatreves…¡Sal!¡Saldemicasa!—chillóMavis,retrocediendo

unospasos.Catherine extendió las manos, como tratando de amansar a un animal

salvaje.—¿Mami?Nopasanada…Mavissesentóencuclillasenunrincóndelahabitación,seagarródelas

rodillasyempezóamecerseentregimoteos.Catherinesearrodillófrenteasumadreyleapartólosrizosensortijadosde

lacara.—Todovaairbien.—Quieroirmealacama—dijoMavisconvozdeniña.—Chisss…—musitóCatherine—.Tellevaréalacama.Nopasanada…—Oh,Diosmío—murmuró la señoraMason ami espalda—. ¿Cuántas

hay?—¿Cuántasqué?—pregunté,cadavezmásconfundido.—Siete —respondió Catherine, ayudando a Mavis a ponerse en pie—.

SeñoraMason,estaes…estaesPoppy.EslahijadeDuke,ytienecincoaños.—No lo decía en serio —dijo Mavis, limpiándose la mejilla—. Él se

enfadamuchoaveces,peronolodiceenserio.

—Hola, Poppy —dijo la señora Mason, intentando sonreír mientras seabrazabaelestómago.Misudaderaleibaenorme,yaunconlaropaextraylasbotas,seguíatiritando.Teníalacaracadavezmáspálida—.Ay.—Seapoyóenmí,ylasostuvecontraelcostado—.Estoymareada…ytengonáuseas.Creoquevoyaentrarenshock.

—Notienebuenaspecto—dije.Mavisempezóasacudirselacamisasucia.—Diossanto…—dijolamadredeCatherine,conunavozdiferente—.He

estado todo el día haciendo la colada y voy hecha un desastre.—Nos sonrió,avergonzada—.Vayapinta.—MiróaCatherine—.Ledijeaesehombrequenolohiciera.Selosupliqué.PeroDukenoescucha.Nohacecasonunca.

—Estábien,Althea—dijoCatherine.Loqueestabaviendonoteníaningúnsentido.EracomosiCatherineysu

madre estuvieran interpretando una especie de broma: Mavis hablaba condistintasvocesyCatherineactuabacomosifueranormal.Yoloobservabatodoincrédulo.

—¿Catherine?—dije,dandounpasohaciaella.Maviscayóalsueloysearrastróhaciamíacuatropatas,comounperro,

pero susmovimientos eran rígidos y sin naturalidad.Me detuve y di un pasoatrás,sintiendoquelasuñasdelaseñoraMasonsemeclavabanenloshombros.

—Pero¿qué…?—dije,echándomehaciaatrás.Catherinecorrióparainterponerseentresumadreyyo.—¡Mami!—gritó con desesperación—. ¡Te necesito! ¡Te necesito ahora

mismo!MavissedetuvoalospiesdeCatherine,sellevólasrodillasalpechoyse

hizounovillo.Empezóamecerseadelanteyatrás,yelsótanosequedósumidoen silencio mientras tarareaba la misma melodía de la caja de música deCatherineyluegosereía.

—Elliott—susurrólaseñoraMason—.Deberíamosirnos.Metiródelbrazo,peroyonopodíaapartarlamiradadeCatherine.Estaba

pendiente de sumadre, esperando a queMavis hablara, esperando a escucharconquiénestabahablando.

—Nohayningúnhuésped,¿verdad?—lepregunté.Catherinememiróconlosojoshúmedos.Negóconlacabeza.—Eseeselsecreto—dije.—Catherine, ven conmigo —dijo la señora Mason, buscándola con las

manos.Sedetuvo,comoreacciónalsonidodelassirenasalolejos.MavisseabalanzósobreelbrazodelaseñoraMason,loagarróconambas

manosyselomordió.

LaseñoraMasongritó.—¡Para!¡Para!—gritóCatherine.Sujeté lamandíbula deMavis y se la apreté. Ella gimió, gruñó y luego

lloriqueó, soltando el brazo de la señora Mason y apartándose. Se sentó ydespuésempezóareírincontrolablemente,echandolacabezahaciaatrás.

La señoraMason extendió el brazo y tiró de la manga demi sudadera,presionandoconlosdedosenlapieljustoencimadelaherida:seisagujerosenunaformadeunamedialunaperfectarezumabanunlíquidocarmesí.

—¿Fuiste…?—Catherine tragó saliva. Estaba muy pálida—. ¿Fuiste túquiensellevóaPresley?

LaexpresióndeMaviscambió.—Lavimosdurmiendoensuhabitación, tanplácidamente…Comosino

acabara de intentar destruirte. Entonces, Duke envolvió el puño alrededor detodoesepelorubiotanbonitoynoslallevamosarastrasporlaventana.Enestaciudadnadieechanuncaelpestillodelasventanas.

—Chicago—dije, reconociendo lavoz.Lamismaquehabía idohasta lapuertadelahabitacióndeCatherineyhabíaintentadoentrar—.EsaesWillow.

—¿Dóndeestá?—preguntóCatherine.Teníaelcuerporígido,aguardandolarespuesta.

—Nadievinoporella.—Willowsonrió—.Noséloquepasó,peroséqueDukelaenterróenelsolardeallado,juntoconlosdemás.

—¿El solar de los Fenton? —preguntó Catherine, con las lágrimasresbalándoleporlasmejillas.

—Eso es—dijoWillow. Se volvió y se dirigió a la silla a la que habíaestado atada la señoraMason—.Esa putilla estuvo revolcándose en su propiamierdadurantedías.Aquímismo.

Catherineparecíahundida.—Mami—dijo,llorando—.Yanopuedoseguirte.—Vete,cariño—dijoMavismientrasunalágrimalerecorríalamejilla.Su

vozsonabacomoladeAltheaotravez—.Dateprisa.Catherinemeempujóhaciaatrás.—Vete—susurró,hablandoentredientes.—Nomeirésinti—dije,tratandodehablarconvozserena.—¡Yovoytambién!¡Vete!Tomé a la señora Mason en brazos y subí las escaleras caminando de

espaldas,asegurándomedequeCatherinenosestabasiguiendo.La risacesóyseoyóelgruñidodeunavozdehombre.Unospoderosos

pasossubíanporlasescalerasyCatherineechóacorrer.—¡Rápido!¡Corre!—suplicó.

Alllegaraloaltodelasescaleras,Catherinecerrólapuertatrasella.Echóla llave y apoyó la frente en la madera. Suspiró, sorbiéndose las lágrimas, yluegomiróalaseñoraMason,conlosojosenrojecidosdecansancio.

—Noestáahíabajo.—¿Quién?—lepregunté.—Mamá.¿Cómolesexplicoquenofueella?¿Quenofueculpasuyaque

ellosmataranaPresley?—Frotabalacabezacontralamaderaunayotravez.—¿Catherine? —la llamó Mavis con su voz de niña pequeña—.

¡Catherine,tengomiedo!Catherinesesorbiólanariz,conlosojoshúmedos.Acariciólapuerta.—Estoyaquí,Poppy.Estoyaquímismo.La señoraMason negó con la cabeza, con el pelo castañomanchado de

sangreytierra.—Noladejessalir.Algogolpeócontralapuerta.—¡Catherine!¡Déjanossalir!—Lapuertaseestremeciódenuevo.Catherine presionó ambas palmas contra la puerta para evitar que la

maderasesoltaradelasbisagras,yyolaayudé,apoyandolaespaldacontraellayempujandocontralaparedopuestaconloszapatos.

LavozdeMavisvolvíaasonarcomounhombre.Empujélospiesconmásfuerzacontralapared.Porextrañoquepareciese,

MaviseramásfuertecuandoeraDuke.—ÉlmatóaPresley—dije,incrédulo—.Elhombre.Duke.—Fuerontodosellos—dijolaseñoraMasonmientrasunalágrimasolitaria

se le derramaba por lamejilla—.Estámuerta.—Se tapó la boca, tratando desofocarelllanto—.Presleyestámuerta.

Lapuertavolvióaestremecerse.—¡Déjanos salir! —Era difícil adivinar quién era esta vez, como si

estuvieranhablandotodos.—¡Ya basta! —dijo Catherine, golpeando un puño contra la puerta—.

¡Basta!—gritó.AcariciéelpelodeCatherine.—Estábien.Todovaairbien.—No—repuso,sacudiendolacabeza,conlacaracrispadadedolor—.Van

allevársela.Laheencerradoahíabajocomounanimal.—Catherine —dijo la señora Mason—, tu madre necesita ayuda. No

puedesprotegerla.Estácadavezpeor.Está…—Lo sé—afirmóCatherine, enderezando la espalda cuando cesaron los

golpes. Se secó los ojos y miró hacia el pasillo—. Elliott, trae esa mesa. La

apuntalaremoscontralapuerta.Hiceloquemepedíaycorríhaciaelfinaldelpasilloparalevantarlamesa

conungruñido.Catherineseapartóhaciaunladoylaapuntalécontralapuertadelsótanomientraslassirenassonabanalolejos.

AyudéaCatherineapasarporencimadelamesayluegoseagachódetrásdelmostradorderecepción,juntoalapuertaprincipal,ylepasóunteléfonofijoalaseñoraMason,quienpresionósietebotonesyluegosellevóelteléfonoalaoreja.

—¿Milo?—Reíayllorabaalmismotiempo—.Sí,estoybien.EstoyenelJuniper.Sí,lacasadehuéspedes.Estoybien.Lapolicíavienedecamino.Solo…ven aquí. —Tapó el auricular del teléfono y su boca con una mano—. Yotambiéntequiero—dijo,llorando.

Se volvió y yo tomé a Catherine de lamano para llevarla al pie de lasescaleras.Catherineteníalamiradafijadelante,comoaturdida.

—Mírame —dije, apartándole el pelo de la cara con los dedos ymetiéndolelosmechonespordetrásdelasorejas—.¿Catherine?

Memiróconsusenormesojosverdeoliva.—¿Cuáldeelloserareal?—lepregunté.Tragósaliva.—Ninguno.—¿Althea?Negóconlacabeza.—Hasdichosiete.—Althea.Duke.Poppy.Willow.EltíoSapo.LaprimaImogen.—Esohacenseis.—Mamá.Mamáeslaséptima.—Seapoyóenmihombroylaatrajehacia

mí,abrazándolaconfuerzamientrasdabariendasueltaalaslágrimas.Lassirenasseoíancadavezmáscerca,yluegosoloquedaronlosdestellos

rojosyazules.Lapuertadeuncochesecerródegolpe,yelseñorMasonllamódesesperadamenteasuesposa.

—¿Becca?LaseñoraMasonentróporlapuertamosquiteraycorrióhaciaél.Melevantéy losviabrazarsey llorar.LosagentesentraronenelJuniper

desenfundandosuspistolas.Levantélasmanos,peroelprimerpolicíameagarróigualmenteymepusolasmanosdetrásdemiespalda.

El inspector Thompson entró ymiró a su alrededor,moviendo el bigotecanoso.

—Ponlelasesposas—ordenóalpolicía.—¡No!¡Nohasidoél!—gritóCatherine,poniéndosedepie—.Estáabajo.

LapersonaquesellevóalaseñoraMasonyaPresleyBrubaker.Thompsonlevantóunaceja.—¿Quién?ElcorazóndeCatherineserompióantemisojos.—Mamá.Lahemosencerradoabajo.Estáenferma,asíqueseanamables

conella.—¿Dóndeesabajo?—Laprimerapuertaaladerechapasandolacocina.Nolehagandaño.Thompsondioinstruccionesalosagentesyluegomemiró.—Notemuevas.Asentí.Mavisgritóyluegoempezóagruñir.Lasvocesdepánicodelosagentesse

oíancadavezmásfuerteyllegabanhastanosotrosdesdelaplantadeabajo.Thompsonse inclinóhacia laderecha,seasomóalpasilloy luegocorrió

hacialapuertadelsótano.Laluzparpadeóyempezaronasalirnubesdehumo.Thompson se hizo a un lado cuando dos policías aparecieron en la escaleraarrastrandoaMavis.Ibaesposada,arrastrandolospies,conlamiradaausenteyfijaenelsuelo.

Loshombresresoplaronmientrastratabandecargarelpesomuertodesucuerpo.Catherinelossiguióconlamiradayluegodirigiólavistahacialapuertadelsótano.

—¿Quéeseso?¿Quéestápasando?—preguntó.—Quítalelasesposas—leindicóThompsonalagentequenoscustodiaba.

Dio una orden por radio para llamar a los bomberos—.Catherine, ¿hay algúnextintordeincendios?

—¿Hayunincendio?—exclamóella.—Uno de losmuchachos ha tirado algo por ahí abajo.No estoy seguro.

¿Dóndeestáelextintor?¿Enlacocina?—preguntó,dándonoslaespalda.—¡No! ¡No!—gritó Catherine, zafándose del agente que la sujetaba—.

¡Dejenquesequeme!Thompsonreaccionócondisgustoantelaidea.—Estátanlocacomosumadre.Sácaladeaquí.Aparecieronmásagentesdesdeel sótano, llevándose lospuñosa laboca

mientrastosíanporelhumo.Segundosdespuésanosotrostambiénnossacaronaempujoneshacia lapuertadeentrada.Permanecimosenel jardíncon losotrospolicíasyauxiliaresdeambulancia,viendocómoelhumoescapabaporlapuertaylasventanascomosifueranviejosfantasmasliberadosdesuprisión.

Mássirenasresonaronenladistancia.—¡Catherine!—lallamólaseñoraMason,ayudadaporsumarido.Abrazó

aCatherinemientrastodosveíamoslasllamasengullirlamaderavieja.ElseñorMasonenvolvióconunamantaasuesposayaCatherine,yesta

miró a su espalda, viendo a los policías llevarse a Mavis al segundo cochepatrulla.Corrióhaciaelautomóvilypusolamanoenelcristal.LaseguíyviaCatherine susurrar palabras de consuelo a su madre, hablando con Poppy, yluegoconAlthea.Sesecólasmejillasyseincorporó,mirandoalcochepatrullaalejarsecalleabajo.

Catherinecerrólosojosysevolvióhacialacasaenllamas,atraídahaciaella como una polilla a la luz hasta que la detuve.Vio cómo las brasas y laspavesasvolabanporlosairescomosifueraunespectáculodefuegosartificiales.

Thompson pasó a nuestro lado hablando por su radio. Se detuvobruscamenteymeseñaló.

—Novayasaningunaparte.—Déjelosenpaz—leespetólaseñoraMason—.Nohantenidonadaque

verconesto.—¿Todo es obra de Mavis Calhoun? —exclamó Thompson, no muy

convencido—. ¿Esa loca ha hecho todo esto sin ayuda de estos dos? ¿Estásegura?

—Ha cometido usted un grave error. Podría haber salvado a Presley sihubieradejadoaunladosupropiaarrogancia—leescupiólaseñoraMason.Elinspectorfruncióelceño—.Ahoratendráquevivirconeso.

—Beccavaapasarlanocheenelhospital,peroquiereasegurarsedequetienesunlugardondequedarteestanoche—ledijoelseñorMasonaCatherine.

Catherine todavía estabamirando al Juniper. No había prestado ningunaatenciónalaspalabrasdelinspectorThompsonodelseñorMason.

—¿Catherine?—ledije,tocándoleelbrazo.Seapartódemí.—Quieroverlo.Quierovercómoardehastaquedarreducidoacenizas.El Juniper estaba ardiendo, y la casa de los Mason era una escena del

crimen.Catherinenopodíavolverallí.—Sí—dije—.Lallevaréacasaconmigo.Amitíanoleimportará.—Gracias—dijoelseñorMason.Los aullidos de las sirenas eran ensordecedores cuando los camiones de

bomberossedetuvieronjuntoalaviejamansión.Losbomberosdesplegaronlasmangueraseneljardínmientrashablabanporsusradios.

—No.¡No!¡Dejenquesequeme!—gritóCatherine.—Vasatenerquedarunpasoatrás—dijounodelosagentes,levantando

lasmanosyechandoaandarhacianosotros.—Tengoqueverlo—dijoCatherine,apartándolo.

—Lodigoenserio.Muévete.—Laagarródelbrazoyellaforcejeóconél.—¡Dejenquesequeme!—Oiga—dije,empujándoleelpecho.Meagarródelamuñeca.—¡Atrás!—megritóalacara.—De acuerdo, vamos a calmarnos todos —dijo el señor Mason,

interponiéndoseentrenosotros—.Catherine…Noqueríaapartarlamiradadelacasa,embelesadaporelespectáculodel

tejadoapuntodederrumbarseylasllamasoscilandoantesusojos.—Catherine—dijolaseñoraMason.Cuando Catherine no reaccionó a ninguno de ellos, el agente lanzó un

suspiro.—Estábien—dijo,sacándolaporlafuerzadeljardín.—¡No!—gritó,resistiéndose.—¡Quítele las manos de encima!—gruñí, tratando de arrancarla de sus

garras.Otroagentetiródemíhaciaatrásymeinmovilizó.—¡Déjenlosenpaz!—exclamólaseñoraMason.Elagentemehablómascullandoaloído:—¡Vaisaconseguirquesehagadaño!¡Déjalo!DejaqueelagenteMardis

lasaquedeahí.Dejé de forcejear, respirando con dificultad, con el sufrimiento de ver

lucharaCatherine.—Catherine,no…¡Noteresistas,Catherine!Fui con el policía en dirección a la ambulancia, haciendo unamueca de

dolor al verla pugnar por seguir siendo espectadora del incendio. Tiró de losbrazos para zafarse del agente y dio un paso hacia delante, más cerca, confascinación.

—Llévateladeaquí—dijoThompson—.Llévatelaantesdequeosdetengaalosdos.

LaseñoraMasonsemordióellabio.—¿Catherine?—Letomólabarbillaentrelosdedosylaobligóamirarlaa

los ojos—. Catherine. Tienes que irte. —Catherine intentó volverse hacia elJuniper,perolaseñoraMasonnolesoltólamandíbula—.Yaestá.Yanoexiste.

Una lágrima solitaria rodó por la mejilla de Catherine y asintió con lacabeza,tapándoselacaraconambasmanos.

MeagachéylatoméenbrazosparallevarlaalChrysler.Laacomodéenelasientodelpasajero.

Ellacontuvoelalientoyvolviólamiradahacialamansión.—Hazfotos.Asentíconlacabeza.Busquémibolsadelacámara,laabríymequedéde

pie junto a Catherine mientras hacía zoom y tomaba todas las fotos posiblesantesdequeThompsonmeloimpidiera.Volvíaguardarlacámaraenlabolsa,cerrélapuertadeCatherineymeapresuréaponermealvolante.

RecorrimosencochelaspocasmanzanashastalacasadelatíaLeigh.EllayeltíoJohnestabanenelporche,conlosojosembargadosporlapreocupación.

—¡Elliott! —gritó mi tía, bajando por los escalones del porche yabrazándome segundos después de que me bajara del vehículo—. ¿Qué haocurrido?¿Catherine…?—preguntóalverlaenelasientodelpasajero,conlasmejillashúmedasylosojosenrojecidos—.Oh,Diosmío,¿quéhapasado?

—HayunincendioenelJuniper—dijeconunnudoenlagarganta.LatíaLeighsetapólaboca.—¿YMavis…?—Ella secuestró ymató a Presley Brubaker. Ha secuestrado a la señora

Masonestanoche.Lahandetenido.Nosédóndeestá.LosojosdelatíaLeighsehumedecieronyrodeóelcocheparaacercarseal

ladodelpasajero.AbriólapuertaysearrodillójuntoaCatherine.—¿Cariño?Catherinelamiróyluegoseapoyódespaciosobresupecho.LatíaLeigh

la abrazó con fuerza, negando con la cabeza mientras me dirigía una miradaausente.

EltíoJohnmepusolamanoenelhombro.—Vaatenerquequedarseconnosotrosuntiempo—dije,viendoa la tía

LeighabrazaraCatherine.—Elcuartodeinvitadosestálisto.Podemosrecogersuscosasmañana.—

Sevolvióamirarmealacara—.¿Estásbien?Asentíconlacabezayélmeabrazó.LatíaLeighayudóaCatherineasalirdelcocheynodejóderodearlacon

elbrazomientrasentrabanenlacasa.EltíoJohnyyolasseguimos.La tíaLeigh desapareció conCatherine detrás de la puerta del cuarto de

invitados,yeltíoJohnsesentóconmigoenlasaladeestar.—Cuidaremosdeella—medijo.Asentí. Había llegado el momento de que alguien cuidara de Catherine,

paravariar.

CAPÍTULO37CATHERINE

MequedéasolasenelcuartodeinvitadosdelosYoungblood,conlapareddelfondorevestidadepanelesdemaderaconretratosdelafamiliaenmarcadosen blanco que había pintadoLeigh.Una colcha depatchwork conmotivos deanillosdebodacubríalacamadoble,yhabíaunacómodaantiguademaderaconunespejocolocadacontralaparedblanca.

Yoolía a fogata, y aunqueLeighmehabíaofrecido si queríadarmeunaducha,ledijequeno.VerelJuniperardiendoenllamashabíasidounpuntofinalinesperado,ymeinvadíaunaextrañasensacióndecalmacadavezquerespiraba.Mamánuncapodríaregresarallí.Yonotendríaquevolvernuncamás.Éramoslibres.

Ungolpeenlapuertamehizovolverdeprontoalpresente,ypestañeé.—Eh —dijo Elliot, con el pelo aún mojado de la ducha. Llevaba una

camisetadesteñidayunospantalonescortosdebaloncesto,yseacercóalacamadescalzo.

—Hola.—¿Estásbien?—preguntó.—No,peroloestaré.—El señorMason ha llamado a la tía Leigh.A la señoraMason le han

dadounpardedocenasdepuntosdesuturaenlacabeza.Tieneunaconmocióncerebral,perosepondrábien.SuhermanaLaurenvaairaayudara limpiar,yhan dicho que podrás volver allí cuando le den el alta, si a ti te parece bien.¿Te…parecebien?

Asentí.—Nocreoqueseacorrectopedirlesatustíosquemeacojanaquí.—Nolesimporta.Deverdadqueno.—Beccamenecesitará.Deberíaquedarmeconella.

Elliottasintió,sentándoseenlacamaamilado.—Esunalástima.Mepodríaacostumbraraesto.—Meenseñósuteléfono,

abierto por un grupo de chat con Sam y Madison—. Me han estadobombardeando con mensajes, preocupados por ti. Le dije a Maddy que lallamaríasporlamañana.

—¿Cómoseteocurrió?—pregunté—.VeniralJuniper…—Despuésdedejarte,cuantomásmealejabadecasadelosMason,peor

mesentía.Noconseguíalibrarmedelmalpresentimientoquehabíatenidotodalanoche—dijo—.Parédelantedecasade la tíaLeighy luego fuiydimediavuelta.VolvíacasadelosMason,vilaslucesdepolicíaydejéelcochedondeme había parado. Ni siquiera cerré la puerta. Simplemente salí corriendo.Cuando vi la sangre… Nunca había tenido tanto miedo, Catherine. Intentéabrirme paso para llegar a la casa. Te llamé a gritos. Fue entonces cuando elseñorMasonmedijoqueestabasbien,peroquetehabíasido.FuidirectamentealJuniper.Sabíaqueallíeraadondeirías.

Loabracé,enterrandolacaraensucuello.—Volviste.Apoyósucabezaenlamía.—Tedijequeloharía.Yahoraquesé…—Ahoraquesabes…—repetí,mirándolofijamente.Suspiró,clavandolosojosen laalfombra.Había intentadoalejarlodemí

durantetantotiempo…Ahoraqueteníaunarazónparadejarmeymarcharse,eramás difícil de aceptar de lo que creía, pero si era eso lo que quería, no podíaculparlo. Lo ocurrido en el sótano casi era demasiado difícil de creer inclusopara mí, de modo que no quería ni imaginar las cosas que debían de estarpasándoleporlacabezaaElliott.

—Dilo—dije.—Podríashabérmelocontado.Ojalámelohubierasdichoantes.—Eraunsecreto—dije.—Ynohaydudadequesabesguardarunsecreto.Losolté,abrazándomelasrodillas.—Noeramío,nopodíacontarlo.Élalargólamanohaciamí.—Ni siquiera estoy seguro de cómo procesar lo que acaba de ocurrir.

Presleyestámuerta.Tumadre…—Noeraella.Elliottasintió,peroviensusojosque lecostaba trabajosepararlade los

demás.—Hacemucho tiempo quemamá no está bien.Mirando atrás, no estoy

seguradequeloestuvieraalgunavez.Si lascosasseponíanfeas,eracomosituvieseuncortocircuito,caíaenunaprofundadepresiónysequedabametidaenlacamadíasydías.Papáintentabaprotegerladeeso,intentabaprotegermeamí.Cuandoélnoestabaencasa,yomedabacuenta.Losveíaatodos,aunquesolofueraalgúndestello,peroenaquelmomentonolosabía.LamuertedepapáloshizomásfuertesyelJuniperfueelpuenteperfectoparapermitirlessalir.CuandoDuke y Poppy aparecieron con sus propios nombres, con personalidades tandiferentesde lademamá, tuvemiedo.No loentendía,ycuantomás intentabahablar conmamá cuando estaba presente comoDuke o Poppy, peor se ponía.Cuandoleseguíalacorriente, laspersonalidadesaflorabanduranteperíodosdetiempo más largos, pero su comportamiento era más predecible. Al principiodejéqueaquellocontinuaraporquenoqueríaquenadiesellevaraamamá,peroahora que se han ido…Yo quería a Althea y a Poppy. Guardé el secreto demamáparapodertenerlasaellas.AhoraPresleyestámuerta,ylasheperdidoatodas.

Elliottsefrotólanuca.—Noesculpatuya,Catherine.—Entonces,¿dequiéneslaculpa?—¿Porquétienequeserculpadealguien?—Silehubierabuscadoayudaamamá,Presleytodavíaestaríaviva.Pero

creía que podría hacerlo yo sola.Creía que podría tener las dos cosas. EstabaseguradequepodríatenerteatiyprotegerelJuniperparamamá.—Contuvelaslágrimas—.Ahorasehaido.Esculpabledeasesinatoporquefuiunaegoísta.

Elliottmeatrajoasuregazoypresionélamejillacontrasupecho.—Ereslapersonamenosegoístaqueconozco.Yeresaúnmásvalientede

loquecreía.—Al final no importó nada. No pude salvarlas. Ni siquiera pude

despedirmedeellas.—Puedesiraverla,¿sabes?Podemosiravisitarla.—Soloestarámamá.—PeroCatherine,¿yesonoesbueno?Neguéconlacabeza.—Noloentiendes.—No,peroestoyintentandoentenderlo.—Entonces, entiende lo que te voy a decir: todos los seres que me

importanacabanheridosomuertos.—Yono.—Aúnno.—Catherine—dijo,suspirando—,tienesquedescansar.—Serestrególos

ojos,cansado.Percibía la desesperación en su voz, el afán de ayudarme, de arreglarlo

todo, pero aquella era la primera noche de muchas en las que intentaríadesenterrarmeamímismadeentrelascenizasdelJuniper.

—¿Quéotracosahabríaspodidohacer?Siselohubierasdichoaalguien,habrías perdido tu hogar y a tu madre. Y si no lo hacías, tenías que seguirviviendoeneseinfiernoytumadrenopodíarecibirlaayudaylaatenciónquenecesitaba.Teníasrazón,Catherine.Llevasdiciéndolodesdeelprincipio.Noeraunaelección.Noteníaselección.Ahoranofinjasquesílatenías.

—Ymiraadóndenoshallevadoeso.—Aquí, a un lugar seguro, conmigo.—Sus palabras estaban teñidas de

impaciencia, como si ya debiera haberlo sabido—. ¿Sabes?Durante dos años,todosmedecíanque teníaqueolvidarte,perode todosmodosyo luchépor ti.Cuandoporfinvolvíaquí,túmeodiabas,perodetodosmodosluchéporti.Teguardastetussecretos,mealejastedeti,dijisteprácticamentequeromperíamosdespués de la graduación, pero yo sigo luchando. Cuando abrí la puerta delsótano, no sabía dónde me estaba metiendo, pero de todos modos bajé losescalones.Nomedanmiedomuchascosas,Catherine,peroestabaaterrorizadodeloqueveríaaldoblaresaesquina,casitantocomomeaterrorizairmedeOakCreek sin ti.—Meapretó lamano conmás fuerza—.Sé tu secreto, y todavíasigo aquí.He estado aquí, y si eso significa estar contigo, haré cualquier cosaparaquedarme.

Fruncíloslabios.—Estábien.—¿Estábien?—dijo,repitiendoatropelladamentelasdossimplespalabras.Asentí.—¿Quésignificaesoexactamente?—preguntó.—Baylor.Loquehayenmedio,¿recuerdas?Serio.—Sí,lorecuerdo.Pero…¿vasavenirconmigo?Meencogídehombros.—La señora Mason dijo que podía conseguir alguna ayuda y tal vez

inclusounabecaacadémica.Podríapedirunpréstamoparacubrir loquefalte.Podríabuscaruntrabajo.Nosemecaenlosanillosportrabajar.Podría…

Elliott me envolvió en sus brazos, estrechándome un poco demasiadofuerte.Letemblabanlosbrazosyexhalóelaireconlarespiraciónentrecortada,apoyandolafrentecontramisien.

—¿Estásbien?—lesusurré,abrazándolo.—Ahorasí.—Mesoltóysesecórápidamentelamejillaconeldorsodela

mano. Inspiró hondo y luego soltó una carcajada—. Todo este tiempo estabaconvencidodequeibaaperderte.

Unesbozodesonrisaasomóamislabios.—Perodetodosmodosluchastepormí.

EPÍLOGOCATHERINE

MamámirabaaElliottdesdeelotroladodelamesa.Llevabaunmonodecolor caqui con una sucesión de números estampados en negro en el bolsillodelantero.Lahabitaciónteníaformaoctogonal,conunaventanagrandeencadaunodeloslados.Habíacasimediocentenardesillasdeplásticodecolornaranjabajolassietemesasredondasdistribuidasporlasala,lamayoríadeellasvacías.Otramujerestabasentadaconotrapareja,cadavezmásnerviosa.

—¿Cuántotiempoestarásfuera?—preguntómamá.—Estamos a solo siete horas de distancia. Te visitaré siempre que tenga

vacaciones—dije.Miró por encima de su hombro a Carla, la vigilante femenina apostada

entrelapuertaylamáquinaexpendedora.—¿Quieres algo de comer?—preguntó Elliott, poniéndose de pie—. Iré

porunabolsadealgo—dijo.Su silla chirrió contra el suelodebaldosas cuando la empujóhacia atrás

para levantarse.Atravesó la habitación, saludó a la vigilante y luegomiró lasopcionesdelamáquina.Sequedódepiedemediolado,parapodervermeporelrabillodelojo,listoparaactuarsieranecesario.

—Y si yo estoy aquí y tú en la universidad, ¿quién se encargará delJuniper?—preguntómamáconinquietud.

—ElJuniperyanoexiste.¿Recuerdas,mami?—Ah, es verdad —dijo, recostándose en su silla. Trataba de volver al

mundo que habíamos construido dentro del Juniper al menos dos veces porvisita,conlaesperanzadequelesiguieraeljuego,comoantes,peroelmédicodecíaqueeramejorquenoalentáramossusfantasías—.¿Hassolucionadolodelacompañíadeseguros?

Asentí.

—Enviaron el cheque la semana pasada. Cubrirá la universidad y aúnsobraráalgo.Graciasporfirmarlospapeles.

Mamáintentósonreír,perolasonrisanoparecíanaturalensurostro.—Bueno,puedesagradecérseloatupadre.Fueélquieninsistióenque…

—Seinterrumpió,advirtiendomiexpresión—.Noimporta.—Creoqueesbuenoquetodavíahablesconél.Mamámiróasualrededoryseinclinóhaciadelante.—Estábien.Noselodiremosanadie.Notienesdequépreocuparte.—¿Quéquieresdecir?AdvirtióqueElliottregresabayseechóhaciaatrás.—Nada.Elliottregresócontresbolsas.—Nachos,patatasypretzels.Nohaymuchavariedad.Mamáabriólabolsarojaysepusoamasticar,haciendomuchoruido.Vi

algúndestellodePoppymientrascomía,ymepreguntésimisamigasseguiríandentrodeella,enalgunaparte.LasvisitasconlosmédicosenelhospitalestataldeVinita,Oklahoma,secentrabanenhacerquesedeshicieradeAlthea,Poppy,Willow,laprimaImogen,eltíoSapoy,especialmente,Duke.Intentarhablarconcualquiera de ellos estaba estrictamente prohibido. Miré hacia las cámarasmientrasElliottdeslizabalamanoparatomarmelamía.

—Seacabóeltiempo—dijolavigilante.—¿Tetienesqueir?—preguntómamá.—Elliott empieza pronto los entrenamientos de fútbol. Tenemos que

conducir,llegarallí,instalarnos…Ellalegruñó.—Pórtatebien,mami.Elliottselevantó.—Yolacuidaré,Mavis.Yo la había visto irse, peroElliott todavía no estaba acostumbrado a las

señalesdesusmúltiplespersonalidades.Mamánoestabaallí.—Carla—llaméalavigilante,poniéndomedepie.Dukemefulminóconlamirada,conlasfosasnasalesllameantes.Carlaseocupódemamámientrassalíamos.Mehabíaacostumbradoano

decirleadiós.Duke solíaapareceral términodenuestrasvisitas.EsperabaqueAltheaacudieraadeciradiós,peroDukeeraelúnicolosuficientementefuerteparaabrirsepasoatravésdelamedicación.

Elliottparecíainquietomientrasrecogíamosnuestrascosasdeunataquillayluegopasábamosporelprocesoreglamentarioparasalirdeledificio.Abriólapuertadoble,entornandounojoalverelsol, loquemerecordóeldíaquenos

conocimos,soloqueestavezmellevabadelamanoenvezdeestargolpeandounárbol.NuestroszapatoscrujieronsobrelagravillamientrasnosdirigíamosalChrysler,yElliottabriólapuertadelpasajeroconunasonrisa.

Elmaleteroyelasientotraseroestabanllenosdecajas,principalmentedeElliott.Yotenía lamayorpartedemiropaymicajademúsicaencasade losMason, pero todo lo demás se había quemado en el incendio. Las fotos queElliotthabía tomadodemíydemipadreeran lasúnicasquemequedaban,yestaban empaquetadas en una de las cuatro cajas que contenían todas mispertenencias.

El Chrysler había estado abrasándose bajo el sol del verano mientrasvisitábamosamamá,yloprimeroquehizoElliottdespuésdearrancarelmotorfue poner en marcha el aire acondicionado y subirlo al máximo. Un minutodespuéselairegélidoestallóatravésdelasrejillasdeventilación,yElliottechólacabezahaciaatrás, lanzandounabocanadadealivio.Eltactodelosasientosde terciopeloerasuavesobremispiernasdesnudas,bronceadasdespuésde lashorasenlapiscinadelosYoungblood,peronotanmorenastodavíacomolapieldeElliott.Extendílamanoypasélosdedosporsubrazo.

—¿Qué?—preguntó.—Nosvamos—dije—.Ysinelreguladorquecolocarontuspadrescuando

tecastigaronporintentarconducirhastaOakCreek,notardaremosunasemanaenllegarhastaallí.

Elliottentrelazólosdedosconlosmíos.—Sí, nos vamos. Estaremos allí a la hora de la cena.—Señaló hacia el

suelo,delantedemí—.Buscadebajodelasiento.Tehetraídoalgoparaqueleasporelcamino.

Sonreí, preguntándome qué estaría tramando. Palpé entre mis piernas ytoquéunacajadezapatos.

—¿Quéesesto?—pregunté,colocandolacajaenmiregazoyabriendolatapa.HabíaunapiladesobrescerradosyselladosdirigidosalatíadeElliott—.¿Soncartasatutía?

—Abreelqueestáenlapartesuperior.Estánenorden.El sobre era grueso, y cuando lo abrí, saqué cuatro hojas de papel de

cuaderno,conelrestoarrancadodelaespiralcolgandoaúndelaorillainterior.LaletraeradeElliott.Minombrefigurabaenelencabezamiento,lafechaeradeldíaenquemuriómipadre,ycomenzabaconunadisculpa.

—Elliott—dijeenvozbaja—.¿Estasson…?—Las cartas que te escribí cuandome fui. Al principio, todos los días;

luego,dosotresalasemanahastalanocheanterioramiregreso.Lomiréyviquesemeanegabanlosojosdelágrimas.

—Elliott.—Creíaquelashabíastenidotú,todoestetiempo—dijo.—Tutíanuncamelasdio.—Esoesporquenuncalasrecibió.Mimadrenuncalasenvió.Melasdio

anoche.Unregalodedespedida,ademásdeunadisculpadeunahora.Mirélosgarabatosquellenabanlapágina.—Yameimaginolobienqueiríalaconversación…—Estaba bastante enfadado; pero al menos me las ha dado. Ahora lo

sabrás.—¿Saberelqué?—pregunté.—Queintentécumplirmipromesa.Apreté los labios, tratando de no sonreír. Elliott salió de la plaza donde

estaba estacionado, atravesó el aparcamiento y redujo la velocidad antes deincorporarsealacarretera.Tomóunsorbodesurefrescoaguado.

—Léelasenvozalta,porfavor.Escomovolveraleerundiario.Asentí,empezandoporelcomienzodelaprimeracarta.

30dejulio

QueridaCatherine:Losientomucho.Noqueríairme.Mimadredijoquenomedejaría volver nunca más si no me iba con ellainmediatamente. No debería haberme ido. Estoy muyenfadadoporhaberlehechocaso.MUYMUYENFADADO.Estoyenfadadoconella,conmigomismoycontodoesto.Notengoideadeloquehapasadonisésiestásbien,yesomeestá matando. Por favor, que estés bien. Por favor,perdóname.

Séquecuandonoestáspreocupadaportupadre,estásocupada odiándome. Debería estar allí contigo, a tu lado.Estomeestámatando.Estásahípensandoquemeheidoytehe abandonado. No tienes ni idea de dónde estoy y tepreguntas por qué me fui sin despedirme. Eres la últimapersona a la que querría hacerle daño, y estoy a casi treshoras de distancia sin ningún medio para ponerme encontactocontigo.Mesientomuyimpotente.Porfavor,nomeodies.

Mispadreshanestadopeleándosedesdequevolvimos

a casa hasta que fingí queme iba a dormir.Amamá le damiedo que quiera quedarme a vivir en Oak Creek si meacercodemasiadoati.Noandadesencaminada:laverdadesquequieroquedarmeavivirallí.TeníaplaneadopreguntaralatíaLeighyaltíoJohnsipodíaquedarmeconellos,porquelaideadehacerlasmaletasysepararmedetimerevolvíaelestómago.Y ahora estoy aquí.Todo sucediómuy rápido, yahoraseguramentemeodias.

Aunque, si es así, yo seguiré intentándolo hasta quedejes de odiarme. Te lo explicaré tantas veces comome lopermitas. Puedes odiarme durante un tiempo, lo entenderé.Peroloseguiréintentando.Todoeltiempoqueseanecesario.Tediréquelosientotantasvecescomoseaprecisohastaquemecreas.Puedessercruelconmigoydecirmecosasmalas.Seguramenteloharás,yyonoledaréimportanciaporqueséquecuando lo entiendas, todo irábien. ¿Verdad?Por favor,quetodovayabien.

Sabesquenuncame iría y te dejaría así.Al principioestarás enfadada, perome creerás, porqueme conoces.Meperdonarás,yvolveréaOakCreek,eiremosjuntosalafiestadegraduación,ymeveráshacerelridículoenlospartidosdefútbol, y nos mojaremos los zapatos en el arroyo, y noscolumpiaremosenelporcheycomeremossándwichesenelbalancíndetuporche.Porquemevasaperdonar.Teconozcoy sé que todo irá bien. Eso es lo que voy a decirme a mímismohastaquetevuelvaaver.

—Muy bien —dijo Elliott, haciendo una mueca—. Ahora lo estoyrecordandotodo.Nosontanrománticascomopensaba.

—¡No!—exclamé—. Me encantan. Esto es… esto es increíble, Elliott.Quierodecir,esdesgarrador leer lopreocupadoqueestabas,pero tenías razón.Teníasrazónentodo.

Entornóunojoysonrió,avergonzado.—La verdad es que sí.—Se llevómimano a los labios yme besó los

dedos.—¿Quieresquesigaleyendo?—lepregunté.—Notienesqueleerlasenvozalta.Almenoshastaquelleguesacuando

me pillaron intentando conducir hasta Oak Creek. Son un poco menosdesesperadasyrepetitivasdespuésdeeso.Creoquepuedosoportarescucharlas

queescribídespués.Echéunvistazoalapila,mirándoloconlosojosmuyabiertos.—Aquíhayalmenosuncentenardecartas.—Y esa es solo la primera caja. No me puedo creer que mamá no las

enviara,peroaúnmeparecemásincreíblequelasguardaratodas.—Amímesorprendequetelashayadado.Esohasidounriesgo,hacerlas

cosasbienantesdequenosfuéramos.Podríashaberteidofuriosoconella.—Hasidoungesto,creo.Unaformadedisculparseportodo.—¿Pareceríaqueestoypasandodetisilasleotodas?Serio.—Adelante.Estántodasahí,yelviajeeslargo.Hundílacabezaentreloshombrosymovílasrodillasconentusiasmo.Me

emocionabalaideadeestarapuntodeleertodoloquepensabaElliottmientrasestuvolejosdeOakCreek.

—Parecesdemasiadocontentadepoderleerlatorturaquesufrí—bromeó.Penséeneso,recordandolomuchoqueloechabademenosyloenfadada

queestabapornosaberadóndesehabíaido.Laslargasnochesconmamáylosdíasaúnmáslargosenelinstituto.LosdíasdeElliottnofueronmuchomejores.Noestabaseguradesierabuenoomaloquehallaraconsueloensaberquenoestabasolaenmisufrimiento.

—Soloporquesécómotermina—dije.Elliottsonrió,másfelizdeloquelohabíavistonunca.—Estenoeselfinal.Niporasomo.ElChryslerseincorporóalaautopistaycondujimoshaciaelsur,haciala

frontera estatal entre Oklahoma y Texas. En Baylor me esperaba una nuevaresidenciadeestudiantes,unanuevacompañeradecuartoyunanuevavida.Eledificio donde se alojaban los atletas y deportistas no estaba muy lejos delcomplejoresidencialparaestudiantesBrooks,dondeibaaviviryo.EldinerodelsegurodelJuniperpagaríaloscuatroañosdelauniversidad,yElliottteníaunabecacompleta.Habíamosdejadoatráslapeorparte.

Puselacajadezapatosaunlado,entrelapuertadelpasajeroyyo,yluegobusquémicajademúsicaylacoloquéenmiregazo.Accionélamanivelayvialabailarinagirarlentamentealsondelamelodíafamiliarquesiempremehabíaayudadoarelajarme.MedispusealeerlaspalabrasdeElliott.

—¿Estásbien?—preguntó,apretándomelamano.Lesonreí,notandoelcalordelaluzdelsolfiltrándoseporlaventanilla.—Soloestoymuyemocionada.Ytalvezunpococansada.—No tienes que leer las cartas ahora. Descansa. Tenemos muchísimo

tiempo.

Meapoyéenelreposacabezas,sintiendoquemepesabanlosojos.—¿Meloprometes?Sellevómimanoaloslabios,mebesólosnudillosyluegoasintió.Volvió

afijar lamiradaenlacarreteray,alritmodemicajademúsica,metarareólacanciónhastaquemequedédormida.

AGRADECIMIENTOS

Gracias,ElizabethDeerinwater,poreltiempoquehasdedicadoarelatarmetuinfancia,lasdificultadesalasquehastenidoqueenfrentarteylaaceptaciónquehasencontradodesdeentonces.Tushistoriasytupuntodevistameabrieronlosojosatantascosasquenosolohicieronestaunamejornovela,sinoquemehicieronunamejorpersona.

Gracias,MistyHorn,portuexperienciaenhogaresdeacogidayatenciónalainfancia.Graciasaúnmásporserunafirmedefensoradelosderechosdelosniños de acogida, y por presentarme la National CASA Association, yCASAforchildren.org, una organización que, con sus programas de miembrosestatales y locales, apoya y promueve la defensa de oficio, de forma que, enEstados Unidos, todos los niños víctimas de abusos o desatendidos puedansentirse seguros, tener un hogar permanente y desarrollarse en un mundo deoportunidades.

Como siempre, gracias a ti, Jeff,mimarido.Nuncapodré agradecerte losuficientetuapoyoytuamorincondicionales.Graciasporcreersiempreenmíyportupacienciainfinita.Graciasamishijos,porvuestracomprensión.¡Losoistodoparamí!

YgraciasalMacPack:Abbi Smith, Abby Long, Abby Maddox, Abby O’Shea, Abby Reed

Johnson, Abby Schumacher, Abi Rojas, Abigail Riley, AbriannaMarchesotti,Adrein Sherie Woodard, Adrian Kawai Perez, Adriana Maria Diaz, AdrianaReyna, Adrienne Sisler, Agustina Zanelli Arpesella, Ailyn Sablan Benjamin,Aimée Shaw, Aimee Shaye, Aisha Kelley, Alamea Lee, Alana Daniels, AlbaVasquez, Albino Luiz Caldas Prof, Aleah Colline, Alejandra Brambila,AlejandrinaCuriel,AleshaGuynes,AlessandraAnderson,AlessiaBarcaro,AlexBeadon,AlexEspinosa,AlexPhillips,AlexSantana,AlexaAyana,AlexandraAdamovich, Alexandrea Concus, Alexandria, Louisiana, Alexandria, Virginia,Alexia Miranda, Alexis Whitney, Aleya Michelle, Ali Brown, Ali Jones, Ali

Steel,AliceGathersPuzarowski,AlicePietrucha,AliciaBirrellMcLean,AliciaButterfield,AliciaDesRoches,AliciaLamb,AliciaMac,AliciaMarlerDrayton,AliciaMeza,AlineServilha,AlisaWarrenPorter,AlishaHebert,AlishaMillerBryson,AlishaWeant,AlisonBradleyTreacy,AlisonFlores,AlisonMannering,Alison Massell Porterfield, Alissa Nayer, Alissa Riker, Allee Holyoke, AlleyMendoza, Allie Siebers, Allison Bower Patrick, Allison Elizabeth Anderson,Allison Harris, Ally Figueroa, Ally Swanson, Allyn, Washington, AllysonLaughery,AllysonNicoleZebre,AlyonaValis,AlysonMatias,AlysonTellier,Alyssa Cihak, Alyssa Susann Williamson, Alyx Girty, Amanda Abrams,AmandaAlexander,AmandaAntonia,AmandaBarrios,AmandaBillyLindahl,Amanda Booksalot, Amanda Cain, Amanda Carender, Amanda CatherineLavoie, Amanda Coil, Amanda Collins, Amanda Eskola, Amanda Fitzpatrick,Amanda Foster Wells, Amanda Goza, Amanda Gruber, Amanda Hanley,Amanda Harrison, Amanda Hopson Berisford, Amanda Hosey-Medlock,Amanda Huggins, Amanda Jayne, Amanda Joy Kepic, Amanda Kasiska,Amanda Kelley, Amanda King Lamb, Amanda Lee Duce, Amanda Leonard,Amanda Marie, Amanda Marie, Amanda Marie Ridenour, Amanda Marin,AmandaMarshall,AmandaMcCarron,AmandaMcWatersBrackett,AmandaMitchell,AmandaModschiedler,AmandaMooreMcDowell,AmandaNCoryGiles, Amanda Nilo, Amanda Perkins, Amanda Pimenta, Amanda Prigge,Amanda Ray Leake, Amanda Rounsaville, Amanda Schaefer, Amanda Sloan,AmandaSlough,AmandaStewart,AmandaSweep,AmandaVoisard,AmandaWayne,Amanzimtoti,KwaZulu-Natal,AmberAshley,AmberAtkinson,AmberBates, Amber Caley Wells, Amber Cheeks, Amber Conley Gilliland, AmberCory, Amber Drew, Amber Duncan, Amber Higbie, Amber HillegassBrumbaugh,AmberJohnson,AmberKibe,AmberMSmith,AmberMarieIrvin,Amber McCammon, Amber Nabors, Amber Nichols, Amber Presley Boyd,Amber Russell, Amber Smith, Amber Strickland, Amber Trottier, AmberWalker, Amber Wharton Mann, Amber Willett Vaughn, Amberley Johnson,AmberlyMaria,AmeliaRichardson,AmojQuinta,AmyBurnett,AmyDaniel,Amy Dunne, Amy Forcum, Amy Hausman Thomure, Amy Hiatt, Amy LeeWheeler,AmyLepleyAuker,AmyLiHatcher,AmyLouise,AmyMarch,AmyMeagher, Amy Preston Rogers, Amy Rapp, Amy Roberts, Amy Smith, AmySpatzDissinger,AmySumrallManning,AmyTannenbaum,AmyWattsTaylor,AmyWiater,AnaCláudia Luna,AnaDuarte,Ana IsabelRivera,Ana Jordan,Ana Neves, Ana Werner, Ana Winegar, Anastasia Austin, Anastasia TedTriantos,AncillaCollege,AndieFollowell,AndreaBacaWhite,AndreaBlackMcCoy,AndreaDelGrosso-Silverson,AndreaElisaDillon,AndreaFayRhode,AndreaGriffiths,AndreaKelleher,AndreaLausterRecord,AndreaNeillBush,

Andrea Rodriguez, Andrea Trotter, Andrekia Branch, Andsh Ibuna, Ang ElaD’Oherty, Ang Reads, Angel Hovatter, Angel Mchallen, Angel Tate, AngelaBaker, Angela Blubaugh, Angela BrinkmanGramlick, Angela Butler Schirlls,Angela Dudley, Angela Freiberger Garcia, Angela Palamara, Angela PinckleyBlankenship,AngelaReneeSanders,AngelaRo,AngelaRoseKinney,AngelaWilliams Wood, Angelee Uy, Angelica Alaniz, Angelica Cabanas, AngelicaGomez, Angelica Maria Quintero, Angelica Sanchez, Angelina Ocampo,AngelineCusick,AngelitaLou,AngeraAllen,AngieKing,AngieMae,AngieStephenson, Angie White, Ania Bellon, Anisha Pineda, Anita Pytynia, AnjieGamnjeGordon,AnnBramlette,AnnChandlerMassey,AnnHarbenCarr,AnnWaters,AnnZimmer,AnnaHancockWatson,AnnaHixon,AnnaLisaR,AnnaNicoleUreta, Anna Rhodes, Anna Roselli, AnnaWatson, AnnaWyatt Lewis,AnneBer,AnnedeKruijf,AnneMarie,AnnelieseMurine,Anne-MariePépin,Annette Martinez, Annette Wiley, Annie Annie Annie, Annie Love Mayeux,AnnieReada,AnnieWilson,AntoinetteEscobar-Mora,AprilMcCowanBeatty,April Newman, April Pracht, April Pratt, April Redford Mitchell, AprilRoodbeen, April St Clair Ashby, April Upton, Aquinas, Arabella Brai, ArelyBetancourt, Arely Gonzalez, Arequipa, Ariella Holstein, Arin Royer, ArleenMarie Rivera, Arlene Stewart, Artemis Giote, Arwen E. Shoemaker, AshleaHunt,AshleeHeffron,AshleighBryan,AshleighWilson,AshleyBaker,AshleyBankston,AshleyBlakeChristensen,AshleyBrinkman,AshleyCabana,AshleyCampbell,AshleyCarmona,AshleyChapman,AshleyDoyen,AshleyEBucher,AshleyElmore,AshleyEsse,AshleyGibbons,AshleyGill,AshleyGill,AshleyGraham,AshleyHale,AshleyHughes,AshleyHughes,Ashley Jasper,AshleyKell,AshleyMansfieldSeymour,AshleyMarie,AshleyMarieFowler,AshleyMarie Heitmeyer, Ashley Martin, Ashley Mclaughlin, Ashley Novak, AshleyOwens-Nunziato,AshleyRayburn,AshleyReyes,AshleyRuiz,AshleyScales,AshleySchott,AshleySteffes,AshleyWatkinsMcAnly,AshleyWillhite,AshlieHutchins Brooks, Ashly McCoy, Ashly Nunamaker, Ashlyn Powell, AshnaGoerdat,AsmaBoulhout,AstridLemus,AtessaNaujok,AudraAdkins,Audra-PaulJohnson,AutomMeadors,AutumnPhelps,AutumnSlider,AutumnTaylorHenion,AvadeRossi,AyeLopez,AylaMayHill,AylaVincent,AymehCruz,Azkah Viqar, Barbara Bucher, Barbara Lee, Barbara Murray, Barbara MyersDavis,BarbaraSternerHoward,BarbieMullins,BarradoPiraí,BeatrizEmidio,Beatriz Gómez Medina, Bec Butterfield, Becca Cottingham, Becca Grissett,BeccaWinter,BeckieAshton,Beckley,WestVirginia,BeckyBaldwin,BeckyEisenbraun, Becky Emshwiller Grover, Becky Poindexter, Becky Rendon,Becky Schwalm, Becky Sharrard, Becky Starr, Becky Strahl, Becky TakachWise, Becky Willert, Bekah Smith, Belinda Visser, Bella DaSilva, Bernadett

Vidra,BernadetteBasile,BessieS.Shepherd,BethBolinMedcalf,BethBurkle-Logue,BethEmeryHouk,BethHudspeth,BethLeMilliere,BethMarie,BethMowry, Beth Oestreich-Baumbach, Beth Roberts, Beth Teachworth Hyche,BethanyElaineMacielag,BethanyWaters,BettyIoannidis,BeverlyCamarena,Beverly Cordova, Beverly Lawrence Barrett, Bex Williams, Bianca Cristina,BiancaVilla,BilleratLewistonVillagePediatrics,BilleratPugiofChicagoland,Billi Dolbear, Billie Jean Hedrick, Bishop Grimes, Blia Hoopes, BlushingBarbara Bookbabe, Bo Lindh, Bo Yzolde, Bobbi Hamilton Kegler, Bobbi JoBentz, Bobbie Shanks, Bobbie-Jo Graff-Bobst, Bonnie Ada Pierce, BonnyBuchanan, Bowsher, Brandeis, Brandi Barfield Austin, Brandi Clark, BrandiClark,BrandiCoble,BrandiKilcheskyEbensteiner, BrandiMartin Strickland,BrandiMcGuirePeel,BrandiMercer,BrandiMoffordGrosser,BrandiMurrell,Brandi Schattle, Brandi Slater Schoenheit, Brandi White, Brandi Zelenka,Brandon Teti, Brandy Diane Lucero, Brandy Harrison, Brandy Roberson,BreannaMaeTresnan,BreannaMcClearn,BreeAnnManning,BrendaConnolly,Brenda Hans, BrendaMarin, Brenda Slochowsky, Brenda Thompson, BrendaWalt,BrennaLeigh,BrennaLink,BrennaO’Sullivan,BriHaile,BriVitlo,BriaStarr, Briana Gaitan, Briana Glover, Briana Leyva, Briana Monroe, BriannaCourtney, Brianna Imbergamo, Brianne Loves-Books, Bridget Gallagher,Bridget Jones, Bridgette Keech Hopkins, Britney Wyatt, Brittainy McCane,BrittanieRose,BrittanyBrasseaux,BrittanyGrimes,BrittanyL.Sorg,BrittanyLynn,BrittanyMartins,BrittanyOzmore,BrittanySLedbetter,BrittanyScott,Brittany Swan, Brittany Topping, Brittney Curtis, Brittney Houston, BrittneyYork, Brittny Smith, Brook Jones-Juett, Brooke Ratliff, Brooke Rich, BrookeSimon,BrookeWade,BrookeWilkersonSmith,BrooklynStoutenburg,BrynnJordahl, Busto Arsizio, Butler CC, CA Pate, Caitie Janke, Caitlin Ell, CaitlinMcCue, Caitlyn Davis Medlin, Caleb Jacob, Calli Pirrong, Callie Sedlacek,Camelle Rogando, Cami Nucitelli, Camielle Whyte Domon, Camii Maddox,Camila Cireli, Camila Díaz Arenas, Camila Silva, Camila Soares Carter,Candace Riffle, Candice Bragg, Candice Holmes Martini, Candy Alcantara-Hernandez, Candy Miller, Candy Young Harris, Cara Knight, Cara LouiseArcher, Career Step, Carer at Carer, Cari Robbins-Koehly, Carisa Benedict,Carissa Kelly, Carla Atchison, Carla Lovesbooks Atchison, Carla Robertson,Carlyn Greulich-Garnett, Carmen Messing, Carol Dees Workman, CarolGeserickSeymour,CarolLancaster,CarolOrdonha,CarolSonnet,CarolWinneyElkins, Carolina Aguirre, Carolina Menacho, Caroline Manzo, CarolineStainburn, Carolyn Watson Martell, Carrie Garner, Carrie Haley, CarrieL. Barrientes, Carrie L.Vestal, CarrieMcDowell, Carrie ReedCooper, CarrieSmith,CarrieSouthard,CarrieTaylor,CarrieThomason,CarrieWilsonButtram,

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Courtney Luton Henderson, Courtney Marble, Courtney Marie, CourtneyMontgomeryNicoll,CourtneySchwartz,CourtneyTomah,CourtneyWallsten,CourtneyWooten,CourtneyWray,CristiRiquelme,CristieAlleman,CristieJo,Cristie Rafter-Amato, Cristin Perry, Cristina Bon Villalobos, Cristina Wells,Crystal Attuso, Crystal Boudreaux Hebert, Crystal Garay, Crystal Gillock-Dorman,CrystalGontarz,CrystalGriego,CrystalHollow,CrystalManchesterMcGowan,CrystalMarcotteNovinger,CrystalPerkins,CrystalPowell,CrystalRedick,CrystalReeves,CrystalRose,Crystal Segura,Crystal Stegall,CrystalTripp-Fitzgerald, Crystal Wilke, Csenge Szabó, Cynthia Barber, CynthiaCanchola, Cynthia Estrada Gonzales, Cynthia Izzo Crocco, Cynthia LynnBarnes-Myers, Cynthia Miller, Cynthia Pioch, Dacia Hawkley, Daina Smith,Daisy Avalos, Daisy Kennedy, Daisy Mai, Dale Mujah Mac Gardiner, DaleValerieMcfarlane,Dalton State,Damaris Zoe,DanaBookwhoreGallie,DanaBourqueAtkins, Dana Cakes, DanaDickinsonNaylor, DanaGartzman, DanaJonesWhorl,DanekeE.Kanarian,DaniFernandes,DanicaSharrock,DanielleAlexander White, Danielle Allman, Danielle Behler, Danielle Childs Nelson,DanielleGirvan,DanielleHonKuczka,DanielleHoover,DanielleHowardHall,Danielle M. McCrerey, Danielle Marie, Danielle Marsh, Danielle Middleton,DanielleParker,DanielleReid,DanielleRothschild,DanielleTubergen,DanielleWoods,DanielleWright,DanielleYellieReilly,DaphneReads,DaphneyReyes,DarceyDuncan,DarceySpringer,DarcyStonger,DarcyWhiteleyFifield,DarielCalero Quiroz, Darija Navoj Mihalina, Darlene Richardson, Darlene WardAvery, Dawn Fulton, Dawn Gorwell, Dawn King, Dawn Nagle, Dawn Pratt,Dawn Reed Petersma, Dayna Nichole, Dean, Deana Ward, Deanna Blaney,DeannaBosco,DeAnnaHill,DeannaRangel,DeanneCReese,DeanneGrant,DebbieGoff,DebbieHawkley,DebbieHerron,DebbieHopkinsSmart,DebbieJones, Debbie Laeyt, Debbie Winchester, Debi Nagle, Debi Quick, DeborahAupied Charrier, Debra Elsner, Debra Guyette, Debra Nicole Vaughn, DebraWharry Taylor, Dedee Delk Hayes, Delia Chavez, Delia Nuño, Delilah Caro,DenaDerby,DenaeHegefeld,DeniTorres,DeniseCoy,DeniseDianne,DeniseHolena, Denise Mendoza, Denise Sousa Drumheller, Denise Torres, DeniseZuniga, Desi Colon-Rodriguez, Desiree Baker Huskey, Desiree Rose, DessaDelos Santos Geminiano, Destiny Ball, Destiny Marie Hand, Devan Wedge,Devin McCain, Devon Elmore Mican, Devonport TAFE, Diana Doan, DianaGardner Skvorak, Diana Grimsley, Diana Hoenou-Smith, Diana Or, DianaRamirez,DianaRhodes,DianaSauer-Hill,DianaValdez,DianePuckett Jones,Diane Simboli, Diane Zilinek, Dianna Hixson Malone, Dianne Rae Trinidad,Dominique David, Donna Benway, Donna Dugan, Donna Lottmann, DonnaMarie, Donna Norman, Donna Sheret Roberts, Donna VitaleMontville, Dora

Balfour-Lyda, Doris Freeman, Dorti Zambello Calil Professora, Dottie Flynt-Rankin, Dowling, Drea Perez, Dreama Johnson, Duetta NMerritt, Dusti Jeri,Dusty Shipp, E.B. Erwin, E.s. Mayo, Ebbie Lippelman Moresco, EboniShowers,EdenMaddox,EdieRodriguez-Martinez,EileenMartin,ElaZawlockaBrenycz,ElainePilkington,ElaineTurner,ElenaDarkenNadih,ElenaHinojosa,ElisaGioia,ElisabethSzilasi,EliseTaylor,ElishaRenee,ElizaCastilloRincón,Elizabeth Aguilar, Elizabeth Ann Flores, Elizabeth Ann Smith, ElizabethBennett,ElizabethBishop,ElizabethBoothBennett,ElizabethCiprianoBurton,Elizabeth Faria, Elizabeth Farrar, ElizabethHarrell, ElizabethHyatt, ElizabethIngleClark,ElizabethMcClees,ElizabethMcCoy-Boudreau,ElizabethMorris,Elizabeth Pendleton, Elizabeth Prescott Lewis, Elizabeth Rialdi, ElizabethStaniford, Ella ZR, Elle Teeter Hill, Elle Wilson, Ellen Greenwood, ElleryPhillips, Ellie Aspill, Ellie Guzman, Ellie Marks, Ellie Sterling, Ellyn ZisAdkisson,Elon,ElsaNoriegaMcDonald,ElyssaCalkin-Gaps,EmilieColeman,Emilie Joanne Belisle, Emily A Mayeux, Emily Burzynski, Emily DiCarneGaugler, Emily Milligan, Emily Pressler, Emily Reading, Emily Summers,Emily-Jane Wright, Emma Fenton, Emma Gladwin, Emma Sara, EmmaSimpson, EN Hudgins, Erecia Chapman, Erica Boyd, Erica Feazel, EricaHudgins, Erica Jane Craft, Erica Kowtko, Erica Samantha, Erica Stranahan,Erica Thibodaux, Erica Vining, EricaWyrick, Erica Zamora, ErikaMendoza,Erin Chelsea Dugat, Erin Daley Gomes, Erin Daniels, Erin Dennis, ErinElizabethJohnston,ErinJobe,ErinKathleen,ErinLee,ErinLewis,ErinMarieHale-Wood, ErinMorton, Erin Patterson, Erin Priemer, ErinWestlund, EstherMazaPhillips,EvaHermann,EvaWillardKreps,EvanescitaRosa,EvangelineRichards,EvelynGarcia,EvieCreek,EyeserideOcegueda,EzraTieganLeigh,FabrícioFariasBarros,FairlenaHoffmann,FaithBannister,FannyKristiansson,Fany Santiago Ortiz, Father Gabriel Richard, Fatima Trahan, Faye HudsonPereira, Febie Ann Tancontian Cantutay, Federica Murgia, Felicia Grover,Felicia Holency, Felicity Barrow, Fern Curry, Fernanda Campolina, FernandaRubio, Florencia Barbero, Fran Smith, Françoise Giang, Fred LeBaron,G.D.Worthington, GabaGuzmán Proboste, GabrielaAlvarez, Gabriela Perez,Gabriella Bortolaso, Gaby Paniagua, Gail Gregson, Gayle Ashman, GemmaCurran,GemmaEade,GemmaFoot,GemmaHirstPhillips,GeorganaAndersonBrown, George Mason, George Mason, Geraldine Major, Giedre Sliumba,Giezel Irwin,GinaAlwine,GinaCazaresAbitabile,GinaChaconPorras,GinaGriffin Blanton, Gina LJ Barrett, Gina Marcantonio, Giovanna Giannino,Gislaine Honório, Gloria Spring Singleton, Gloria Vaigneur Green, GmcAmritsar, Grace Aurora, Grace Pituka Rondon, Greta Holliday Hegeman,GuiomarCastroBerumen,GwenMaya,GwenMidgyett,GwenRaivelAmos,

GwenStover,HaidoulinaMaurogiorgou,HaileySeguin,estilistaenCapellicrew,Haley Lukachyk, Haley Rathbone, Han Han, Hanna Lewallen Bates, HannahDunn, Hannah Ennis, Hannah Evans, Hannah Grierson, Hannah Jay, Harper,HassieDaron,HawkeyeCommunityCollege,HayleyJaneKearns,HayleyRoss,Hayley Tatton, Hazel Sison, Heather Ansaldo, Heather Ates, Heather AxleyLanham, Heather Bailey Wilkerson, Heather Blauth Ambrosino, HeatherCannonBowers,HeatherCosterHamilton,HeatherCoxWillis,HeatherCurtis,HeatherD,HeatherDavenport,HeatherDavis,HeatherDevoll,HeatherDugalPierce, Heather Hallberg, Heather Kirk, Heather Lilo Graff, Heather Lindsey,HeatherLynnMerieHuffmon,HeatherMarie,HeatherMartinOgden,HeatherMcCain, Heather McGuire, Heather McIntosh, Heather McNeese, HeatherMeeking, Heather Moss, Heather Mullins, Heather Nelson, Heather Peiffer,HeatherPeralta,HeatherPittman,HeatherPlants,HeatherRossCicio,HeatherSaleeba, Heather Schneider, Heather Sexton, Heather Skelton Todd, HeatherSuber Erwin, Heather Summers, Heather Taylor Chrispen, Heather Tuck,Heather Walker, Hedworth comp, Heide Torock, Heidi Daniel, Heidi Davis,HeidiGoding,HeidiMartinez,HeidiPharo,HeidiRomero,HelenBates,HelenNeale,HelenRamsay,HenleVillanueva,HerefordHigh,HershyFaña,HollandJeanGlass,HollieClark,HollyCarrellUbrig,HollyFreed,HollyLikens,HollyMalgieri, Holly McElroy, Holly Michelle Morales, Holly Neihaus, HopeMckinney, Hope White, Hope Wile Sheesley, Ian Schrauth, Ida VillanuevaWaddell, Iftesham Iqbal, Ilene Glance, Indiana Kokomo, Inee Olivas, IrinaRebolo,IrmaGonnaread,IrmaJurejevčič,IsabelMarieOcciano,ItzelRdz,IveSnow, Ivona Hrastić, Ivy Stone, Jacey Becker, Jaci Cochran, Jackie Annis,Jackie Grice, Jackie Jackson, JackieMacKinnon, JackieMoore, Jackie Ortiz,Jackie Stowell, Jackie Ugalde, Jackie Watson, Jackie Wright, JacquelineMarshall, JacquelineSanders, JacquelineStarr, JacquiMcCulloch, JadeEmmaMorton, Jade Mead, Jaime Gorman-Rosenberg, Jaime Lynne Seal, JaimeMartensLong,JaimeScarfuto,JaimeeDeJong,JaimileeCounts,JaleesaLatta,Jamee Lynn, Jamee Thumm, Jami Glover, Jami Nichols, Jami Zabel, JamieAlaniz, Jamie Baker, Jamie Beltran, Jamie Benoit, Jamie Ferguson, JamieGrapes,JamieJones,JamieKaaihue,JamieLindblom,JamieLynnTrentz,JamieM. Wohler, Jamie Mackedanz, Jamie McGuire, Jamie McKinnon, JamieMercieca,JamiePhillipsLittle,JamieRobinson,JamieSagerHall,JamieSewallRobinson, Jamie Sharkey, Jamie Shaw, Jamie Smith, Jamie SykoraOskvarek,Jamie Taliaferro, Jamie Wittekind, Jana Mortagua, Jana Worthington, JaneElizabeth,JaneWharton,JaneenManlapaz,JanelleMay,JanetAlvaradoDuran,JaniceMitchell,JaniceShirah,JanieBeck,JaniePorter,JanineBürgerdeAssis,Janira Díaz, Jasmin Häner, Jasmin Liza, Jaxi Martin, Jayme Lee Latorella,

JaymieERogers, JaymieGrimmettLau, JazCabrera, JazmineAyala, JazmineCabrera,JCKane,JeanJenkins,JeanWright,JeanineGrothusStevens,JeanineLevy, JeannaMarie, JeddidiahNamiahParico, JemmaBrown, JenBeams, JenKleckner,JenKolodziej,JenLucero,JenLynchJata,JenPagan,JenPhelps,JenPirroni,JenRogue,JenTimmonsFrederick,JenWarner,JenaHill,JeneParker,JeniSurma,JeniferHuskey,JeniferWambsganssWainscott,JennBenando,JennCron,JennDonald,JennGaffney,JennHanson,JennHedge,JennLacher,JennMarr,JennMcBroom,JennMcElroy,JennPoole,JennSA,JennTukuafu,JennaGentzler Strickhouser, Jenna N Josh, Jennell Cardin, Jenney Findlay, JenniFarley Eisenhardt, Jennie Bloom, Jennie Rubacha Simpson, Jennifer AmatoMoates, Jennifer Barchuk Coulter, Jennifer Bauss, Jennifer Besley, JenniferBishop, Jennifer Bracken Santa Ana, Jennifer Brandt, Jennifer Carr-Amonett,JenniferCastiglia, JenniferClement, JenniferCraig, JenniferDanielle, JenniferEckels-Alston, Jennifer Franse Meharg, Jennifer Frazee-Whitcomb, JenniferFroh, JenniferGarza, JenniferGarza, JenniferGhiroli, JenniferGonsiorowski,Jennifer Hamby, Jennifer Harper, Jennifer Harston Larsen, Jennifer HennessyTalley, Jennifer Jeambey-Spencer, Jennifer Jeffries-Lesner, Jennifer Jockers,Jennifer Kalman, Jennifer Kennard Duralja, Jennifer King Ortiz, JenniferLedgerwoodLake,JenniferLewisGrant,JenniferLutz,JenniferLynn,JenniferLynnTate,JenniferMacDonald,JenniferMaria,JenniferMarie,JenniferMarieWitherspoon, Jennifer Martin, Jennifer McCarthy, Jennifer Monaco, JenniferMooney,JenniferO’Dell,JenniferO’Neill,JenniferPremoeChambers,JenniferRamsey, Jennifer Reilley, Jennifer Reyes, Jennifer Santos Nanna, JenniferScheible, Jennifer Sharp, Jennifer Swafford, Jennifer Thomas Norris, JenniferThompsonBray,JenniferWagner,JenniferWalkerLashbrook,JenniferWalters,Jennifer Weeks, Jennifer Wilson-Chandler, Jennifer Wineman, Jenny Beres-Rumowski,JennyDauksaSchaber,JennyKells,JennyLuuWoller,JennyLynnLeon Guerrero, Jenny Olson, Jenny Payne, Jenny Rose, Jenny Stringer-Brusseau,JennyWeedVasquez,JeracaFite,JerilynMartinez,JessBigelow,JessPan, Jess Pfingst, Jess Pringle, Jess Stellar, Jess Thambidurai, Jessica Adair,Jessica Aguilar, Jessica Alderette, Jessica Bennett, Jessica Brown Hawkins,Jessica Buenbell, Jessica Bukowski, Jessica Burr, Jessica Caldwell, JessicaCamp, Jessica Chico, Jessica Childress Watson, Jessica Contreras, JessicaCorrineDarling, JessicaCruz, JessicaDeviney, JessicaDiLeo, JessicaEtches,JessicaFranzi,JessicaHall,JessicaHicks,JessicaKing,JessicaLanders,JessicaLeigh Perez, Jessica Leneau, Jessica Lynn, Jessica Mackin, Jessica Marecle,JessicaMaree Swinerd, JessicaMarieTurner, JessicaMarques, JessicaMartinTownsend, JessicaMobbs, JessicaMurdock, JessicaO’Rourke, JessicaPastell,JessicaPearson, JessicaPlater, JessicaPryor, JessicaRoundy, JessicaSanchez,

Jessica Sheppard, Jessica Slomp, Jessica Soutar, Jessica Stopera, JessicaSwansonSteele,JessicaThomas,JessicaWarren,JessieFerraccio,JessieSteppeWeimer,JhemdeSena,JillBradley,JillDyer,JillNeff,JillPovich,JillRobertsByrne,JillianBrooks,JoCooper,JoMatthews,JoReads,JoWebb,JoanGallo-Olsowsky,JoannKalley,JoAnnTaylor,JoAnnaAlsup,JoannaHoffmanDursi,JoannaHolland, Joanna Ibarra, JoAnnaKoller, JoAnnaMimiHaskins, JoannaSyme,Jo-anneMoor,JoanneNoble,JoanneRuthHebden,JoãoPessoa,Brazil,Jodee Canning Taylor, Jodi Ciorciari-Marinich, Jodi Smith McNeil, JodieHinnen, Jodie Rae Bradford, Jodie Woods, Jody Marie, Jody Zalabak, JoelleSchnorr, JoelyDebbie Santos, Jolanda Love, Jolean Kinnison Moore, JoleneMillerDinsmore, JoleneWard, JonellEspinoza, JordanHukill, JordanMcCoy,Jordy Bartlett, Jorie Burnette Sus, Josefina Sanchez de Bath, Joselyn Pina,JosephCaseHigh,JosephineZeidan,JosiBeck,JosieHaneyHink,JoyNichols,JoyPalmer,JudeOuvrard,JudyGray,JulesGomes,JuliaHillis, JuliaZamora,Juliana Martins, Juliana Teixeira Melchior, Julianna Cardoso Santiago, JulieAhern, JulieAnnXimenez, JulieCamp, JulieCole, Julie Foster, JulieHeibultKulesza,JulieHolcombHidalgo,JulieJoyness,JulieLincoln,JulieLynnPatrizi,Julie Malone Lewis, Julie Michelle, Julie Montmarquet, Julie Moss, JuliePurcell,JulieTrinh,JustinKatieLee,Justin,Texas,JustineMalleron,K.k.Allen,KaceyBuckles,KaciCapizzi-Meehan,KaciEllerbee,KahealaniUehara,KaitlynAngelTaylor,KaitlynChevalier,KaitlynFoster,KalliBarnett,KamranBethaneyHarkins,KandiSteiner,KandiceMobley,Kan-kanPeroramas,KaraBailey,KaraRobinson,KarenAnderson,KarenAyleen,KarenCundy,KarenDoolittle,KarenFitzgerald Creeley, Karen Hanson Beard, Karen Ivet Garcia, Karen Jarrell,Karen Jones,Karen JuVette,KarenLambden,KarenLaRue,KarenLawhorne,KarenLouviereHom,KarenMcfarlane,KarenMcVino,KarenMonninSetser,KarenO’DayAllen,KarenPalmerArrowood,KarenSosa,KarenSzakelyhidi,Karena Schroeder,KariGraf,Kari Sharp,KariWilliams,Kari Zelenka,KarinEnders, Karina Garcia, Karla Banda, Karlianna Mann, Karmen Snoeberger,Karola Pacherová, Karolína Debelková, Karoline Veloso, Kasey ElizabethMetzger, Kasey Jones, Kasey Schnurr, Kasey Trimble, Kassi Jacob, KassidyCarter,KatLenehan-Cuthbertson,KatTrujillo,KatarinaSavoie,KateMendozaBriso, Kate Perz, Katelond Mathews-York, Katelyn Cantrell, Katelyn Peters,Kate-LynnW.,KateřinaFojtů,KatherineHurrelbrinck,KatherineNuñezAraya,KathleenGauci,KathrynEpplerGolding,Kathryn Jacoby,KathrynM.Crane,Kathy Dillemuth-Lausche, Kathy Fuller-Northen, Kathy J. Klarich, KathyJeffries-Smith,KathyMoore,KathyOsborn,KathyOtero,KathyaRuiz,KatieDavis,KatieDuran,KatieGrammer,KatieHacha,KatieHarper-Bentley,KatieJo Heuer, Katie Kampen, Katie Kostechka, Katie Little O’Neill, Katie Maes

Smith, KatieMarie Hague, KatieMonson, Katie Nickl, Katie O’Brien, KatieO’Brien, Katie Pickett Del Re, Katie Pruitt Miller, Katie Rudd, Katie Smith,Katie Smith, Katie Stone, Katie Swisher, Katlynn Denise Jones, KatrinaBrakemanLeatherman,KatrinaJay,KatrinaMariSwift,KatyBrousseau,KatyKeeton,KatyPhillips,KayRichards,KaycieLittle,KaylaCollierMorris,KaylaDay, Kayla Eklund, Kayla Engman, Kayla Hines, Kayla Layton, KaylaLeonardo, Kayla Teeples, Kayla Vargas, KaylaWethington, Kaylee Christine,KayleighAlexander,KayleighBarden,KeelyCollettiFarquhar,KeishaJohnson,Keith N Tammy Graf, Kelcey Gonnerman-Rienhardt, Kelley Anne Johnson-Waggy,KelleyGeorgeTrumbull,KelleyZeigler,KelliBreen,KelliHollowell,KelliMahon,KelliPendergrass,KelliShroyer,KellieKing,KellieRichardson,KellieWeygandt,KellyArmstrongCagle,KellyBlair,KellyCraft,KellyDawn,Kelly Freeman, Kelly Fullwood, Kelly Hadden, Kelly Halcon, Kelly HenryRivera,KellyHodderEarick,Kelly JohnsonHoman,KellyLake,KellyLand,Kelly Loucks Risley, Kelly Miller, Kelly Nagy, Kelly Ramos, Kelly RaySpaulding, Kelly Tannacore, Kelly Vaughn Morin, Kelly Wittmer, KellyWoolerton, Kelly Yorke, KellyMae Helfrich, Kelsey McFee, Kendra Horton,KeniaHinojosa,KenjieAbuga-a,KennedyYoung,KentState,KeriGreear,KeriLynn Riley, Keri Quinn, Kerli Kern Smirth (Kelli), Kerri Elizabeth, KerriFarrell,KerryGarmon,KerryMarriott,KerryMelton,KerrySutherland,KerryWesterlund,KerstenSmith,KeshiaSchmelzBeard,KettyMcLeanBeale,KezzaLightbody, Kiera-Lee Crowfoot, Kiersten Hill, Kiki Chatfield, Kiley KinzerHenry, Kilmarnock, Kilmarnock Academy, Kim A Johnson, Kim Ann, KimBlaze,KimBrown,KimCarr,KimDavidHingada,KimDoe,KimIrving,KimLilledahl,KimMikalauskas,KimOlivares,KimPerry,KimSlaybaughProbst,Kim Trotter, Kim Vargo, Kimberlee Betner, Kimberley Costar, KimberleyPinnow,KimberlyAnnDodd,KimberlyBarnesFerguson,KimberlyCaldwell,Kimberly Coglianese, Kimberly Diaz, Kimberly Foist, Kimberly Gonzales,Kimberly Hammett, Kimberly Henry, Kimberly Hundley Pierce, KimberlyLarge,KimberlyLenaeStewart,KimberlyPuma,KimberlyRamsey,KimberlyRivas-Adames, Kimberly Scarbin, Kimberly Turner Nesbit, Kimberly Uehlin,Kimberly Wilson, Kimmilyn Betner, Kimmy Johnson, Kirstie Hicks, KirstyBlack,KirstyWilsonMcCabe,KjerstinHughes,KolleenSittnerHinds,Kraków,Kringkring Nuyles, Kris Duplantier, Kris Melissa Young, Kris Shade Riley,KrisKayPattie,KrissyBelden,KrissyMilless,KristaDove,KristaHolly,KristaRicchi, Krista Savage Jones, Krista Webster, Krista Yockey Fisher, KristanHernandez, Kristen Cecil, Kristen Chambers Erdman, Kristen DanielleWaldman,KristenFrioux,KristenGriffinReinke,KristenHerek,KristenMata,KristenMerrymanFuentes,KristenSullivanProkop,KristenTeshoney,Kristen

Torres, Kristen Woska, Kristen-Dean Solis, Kristi Granger, Kristi GuillotteQuilliams, Kristi Hombs Kopydlowski, Kristi Hyden, Kristi Kelley-Martin,KristiLee,KristianeAlonzoRuiz,KristieLeitchRucker,KristieMetz,KristinAlford Reuter, Kristin Brown, Kristin CamellaWiding, Kristin Engel, KristinLeslie, Kristin Masbaum, Kristin Phillips Delcambre, Kristin Riggs Vaira,Kristin Roberta Wann, Kristin Shreffler, Kristin Sumrall Mann, KristinaAckerler,KristinaGrosdidierLudwig,KristinaMurray,KristinaSnyder,KristineBarakat, Kristy Endicott, Kristy Feigum Aune, Kristy Johnson, Kristy Klim-Palm, Kristy Menke, Kristy Petree, Kristy Weiberg, Krys Johnson, KrystalHollon, Krystal Starr Hawkley, Krystal Tiner Summers, Krystal Tripodi,Krystelle Annette, Kylee Doman, Kylee Owings, Kylee Wise, Kylie BarberSharp,KylieCogzell,KylieHillman,KylieMcMillan,KylieSharp,LASpiez,LaceyDixon,LaceyOgdenBuchert,LaconiaHigh,LacyDaniel,LacyDempseyLucks, LaGrange, Laina Lynae Martin, LaKeisha Martin, Lana Cargullo,Lansing, Lara Hightower, Larissa Weatherall, LaTrese Kinney, Laura AnnFerguson,LauraButton,LauraCottonWood,LauraEdwardsDavidson,LauraFry, Laura G. Hitchcock, Laura Grogan, Laura Jamieson, Laura Jones, LauraMarieErlandson,LauraNelson,LauraPierson,LauraPoe,LauraRenna,LauraRodriguez,LauraRouston,LauraSchweizer,LauraSinger,LauraTrott,LauraVaught Gibala, Laura Wachowski, Laura Weaver Sullivan, Lauren Barrows,Lauren Black, Lauren Brake, Lauren Bush, Lauren DiFiore, Lauren Dootson,LaurenHeather,LaurenHopkins,LaurenLascola-Lesczynski,LaurenMitchell,Lauren Mules, Lauren Renay, Lauren Stryker, Lauren Wyant, Laurie AnnKindle, Lea Cabalar, Lea Jerancic, Lea Rivera, Leah Coghill, Leah Stevens,Leah-Kate Howells, Leandra Allison Bright, LeAnn Storm, LeAnne Lopez,LeanneMichele,LeanneRagland,LeanneStacyDuty,LeeDyson,LeeHernan,Leene Scott, Lehh Santos, Leigh Alexandra, Leigh Morgan, Leipsic, LelaLescallette, Len Webster Author, Lena Lange Menning, LeNee’ DeMotte,Lenoir-Rhyne,LeonaFuchsNagy,LeonaTaylor,LesleyHoose,LesleyMartinWeiler,LesleyPeck,LeslieCook-Bevels,LeslieWaters,LestervilleR-4,LeticaO’Hare, LetíciaKartalian, LetitiaVasconcelos, LexiBissen, Lexi Tyler, LexieKantanavicius,LianaSueParsons,LianneClarke,LibbyTerrellAdams,LichaSanchez,LiisMcKinstry,LilianRega,LilibethBella-Marie,LillyVizcaino,LilyGarcia,LinTahelCohen,LindaCotter,LindaDiSpenaMaganzini,LindaHales,LindaHouk, LindaKayWilliams, Linda SkrabakHart, Linds Osten, LindsayGarner, Lindsay Roberts, Lindsay-Meg Walker, Lindsey Bousfield, LindseyBritt, Lindsey Hobbs, Lindsey M Jacobs, Lindsey Massey, Lindsey Rodner,Lindsey Snyder, Lindsey Weger, Lindy Waltman, Linh Lam, Lisa Anderson,LisaBurwell,LisaD.Scapicchio,LisaDodd,LisaEdwards,LisaHadley,Lisa

Kennedy,LisaKittleson,LisaLawrence,LisaMarie,LisaMarieLimaPescoran,LisaMcCrey,LisaMcCrone,LisaMorettiChakford,LisaNott,LisaPunter,LisaRaven,LisaReeves,LisaRuiz,LisaSharleySerpa,LisaSkoneckiJaskie,LisaSkotcher,LisaSloanNendza,LisaTanja,LisaTrommeshauser,LisaTurner,LisaWarner,LisaWild,LisaWilhelm,LisaWillemsenSzewczyk,LisetteSantiago,LissaHawley, Livonia,Michigan, LizDubuque-Briggs, Liz JacoboMata, LizLambert, LizMcneil, Liz Nordloh, Liza Tice, Lizz Gower, Lizzie RummingsGraves,LolaWinifred,LondaBeam,LonestarCy-Fair,LoraKanuppLeathco,LoraMurphy,LoraMusikantow,LoraTackett,LorenMeogrossi-Miller,LorenaVicente Calvo, Lorencz Ingrid Ștefania, Lori Coleman, Lori Crowell Barrios,LoriMctaylor,LoriRothenberger,LoriTurner,LorianneWarmboldFerry,Lorie-n Richard Berger, LorraineHarvey, Lorraine Tonks, Louise Chalmers-Wilson,Louise Roach, Lu Lima, LuAnne Cole, Luce Ramirez, Lucero Duran, LucíaSandoval, Luckey, Ohio, Lucy Davey, Lucy Dillard, Luisa Ventura, LyndaLohmann, Lynda Throsby, Lyndsay Matteo, Lyndsay Muir, Lyndsey Aaron,Lyndsey Wallace, Lyndsie Cartney, Lynnae Idzi, Lynne Ligocki Gauthier, MEliseHerto,MabelMasangkay,MacbethMacbeth,MackillopCollegeWerribee,Madeleine Constance, Magaly Aponte, Magdalena, Maggie Becker, MaggieJennabellSmith,MagieCruz,Makati,MalakRania,MalcolynnAngleMarshall,Malia Hardin Logan, Malin Ross Algotsson, Mallory Montgomery, MalloryWhitley,MandaMaddox,MandeeMigliaccio,Mandi Laughlin Cottle,MandiWood, Mandy Cote, Mandy Garza Castañeda, Mandy Green, Mandy Squier,Mandy Staack-Heidemann, Mandy Thornton Hancock, Maqi Panczuk, MaraEvittsWarren,MarceaLewis,MarcelaPerriolo,MarcellaCelina,MarcellaKing,MarciFaircloth,MarciJenkinsGilbert,MarciWickhamPawson,MareeDraper,Maree Skellern, Margie Wilson Sheridan, Mari Tilson, Maria AlejandraGutierrez,MariaAparecidaDosSantos,MariaBlalock,MariaCattleyaVanessaQuerubin, Maria Ervin, Maria Macdonald-Author, Maria Sanchez, MariaTheresa Santos, Mariah Garcia, Mariah Rice, Mariah Stamper, MarianaRavanales, Marianela Lema, Marianne Jeffery, Marianne Walter, MaridythBarnett Nardone, Marie Cline, Marie Daigle, Marie Davila-Torres, MarieFindlay, Marie Murphy, Marie Reed Carlisle, Marie Vera, Marife Samonte,Marija Joshevska,Marija Peršić,MarikaNespoli,Marine Jemjemian,MariolaIzydor-Fik, Marisa Algarin, Marisa S Betchan, Marisol Avalos, MarissaEdwards, Marissa Newby, Marissa White, Maritza Torres, Marjorie Starks,MarnieMoran,MartaAmbrosi,MartaWendyPereira,MarthaCavazos,MarthaLissette Aykut, Martha Martinez, Martha Morales, Martha Stew McLendon,MartinaKoleva,MartinaZeger,MartyBorum,MaryAldridge-Ball,MaryAnnBailey, Mary Ann Jelacic Anderson, Mary Armstrong, Mary Beth Johnson,

MaryESnow,Mary JoHawks,Mary JoToth,MaryLowery,MaryManfield,Mary Mccormack-Ward, Mary Washington, Maryann Buchanan, MarybethRisley Eggleston, Marygail Mello, Maryhel Andrade Ocoy, MaryLisaCommisso,MarymicheleBailey,MattDellisola,Mattoon,Illinois,MauiNazarioDumuk,MaureenMayer,MayMartínez,MayaDuran,MaybelisLopez,MaySueLee,McNeese,MeaganBrewer,MeaganDux,MeaganWolpert,MeagenRosa,MeaghanRoyce,MeasieThibodeaux,MecaliaBowen,MeeraAlSuwaidi,MegHoefleFaulkner,MegRhea,MegVelazquez,MeganBEclectic,MeganBaxley,Megan Chandler, Megan Davis, Megan Donohue, Megan Handley, MeganHansen,MeganHigginson,MeganHughes,MeganKara,MeganKing,MeganLee, Megan Lyons, Megan Mitchell, Megan Ono-Legener, Megan Tedeschi,Meggan Leigh Brewer, Meghan Green, Meghan McFerran, Meghan Meyers,MelanieBünn,MelanieCarrie,MelanieKE,MelanieLowery,MelanieMauldinKeith,MelanieMenoscal,MelanieUnangst,MelanyGamboaBlanco,MelindaCantley, Melinda Jane, Melinda Lazar, Melinda Lo, Melissa Arthur, MelissaBeacher, Melissa Bodeker, Melissa Brooks, Melissa Carrier, Melissa Crump,Melissa Emmons, Melissa Figini, Melissa Fraser, Melissa Gibson, MelissaKelter,Melissa Landreth,Melissa Lazzara,MelissaMaffiola,MelissaMatles,MelissaMay,MelissaMayer,MelissaMetz,MelissaMoore,MeLissaNKevenRandol,MelissaNorwood,MelissaO’Brien,MelissaOrnelas France,MelissaOrozco, Melissa Passantino, Melissa Peterson Gage, Melissa PetersonHoffmann, Melissa Ramirez, Melissa Rewbury, Melissa Ringrose, MelissaRomanelli, Melissa Savoy, Melissa Shank, Melissa Taegel Parnell, MelissaTilton Guffey, Melissa Van Doren Vaughn, Melissa Wilder, Melissa Willson,MelissaWitt,MelissaWorrel,MelliesBeautyCollege,MelodiMance,MelodyFancher Grabeel, Melonie Fust Sullivan, Memphis, Tennessee, Menifee,California, Mercedes Adame, Meredith Hickey, Meryll Therese Elmido, MiaGrace,MicahLivingstonDuke,MichaelaKrumlová,MichaeleBurris,MichealaPhilpitt,MicheleCunningham,MicheleLister,MicheleMancusoAllen,MicheleNicholsHenneman,MicheleWoodMcCamley,MichellHall Casper,MichelleAbascal-Monroy, Michelle Allen, Michelle Bardin Ballard, Michelle Berger,MichelleBlauth,MichelleBourey,MichelleBrown,MichelleCastilloWidarto,Michelle Chambers, Michelle Chen, Michelle Chu, Michelle Dagle St Cyr,Michelle Elizabeth Hollowell, Michelle Gray, Michelle Howard, MichelleJenkins, Michelle Kizer, Michelle Kubik Follis, Michelle Lyn Forrester,Michelle Madden, Michelle Magnone Robinson, Michelle Mayer, MichelleMcKinley, Michelle Moody, Michelle Muir Roper, Michelle Munar, MichelleNowakCrane,Michelle ParkeDoty,Michelle Powers Jenkins,Michelle Rijo,MichelleRintoul,MichelleRitchea,MichelleRobertsHowell,MichelleRose,

Michelle Simmons,Michelle Sinn,Michelle SizemoreHall,Michelle Surtees,Michelle Tikal, Michelle Urso Raschilla, Michelle Wallace Maples, MichelleWhicker,MichelleWilsonKropaczewski,MickMurphy,MickieCasper,MicoleLee Hopke,Migdalia InésMojica,Mikaela Snopko,Mikayla Orlosky,MikeyEarl,MikkiLeekDaniel,MilaGrayson,MilaneKnutsenPrice,MililaniTown,Hawaii, Mindi Gardner Stacey, Mindy Seal, Miranda Arnold, MirandaBlazekovich,MirandaPatterson,MirandaRoark,MirelaMotta,MissyLockhartHenry,MissyMadison,MissyMeyer,MissyZeiher,MistiShayCarrell,MistyBeck,MistyBrahatcek,MistyGMine,MistyHicksWebb,MistyHorn,MistyNichols,MistyRiojasDenis,MistyWarner,MitchellAmyBuist,MJDaniels,MJSymmonds,MOISESSAENZ,MollyJaber,MollySturgeonLyon,Monash,Monica Ca, Monica Coburn, Monica Garcia, Monica Rodriguez, MonicaSagabaen-Caporali,MonicaSofia,MonicaWhitlockThomas,MonserratMoran,Montclair,Morgan Clements,Morgan Lange,MorganMartinez,Morgan Rae,MorganThomas,MorisaKesslerMerhar,MyleneAncel,MyMyNguyen,NadiaBouzalmat, Najah Shakir Parker, Nancy Ann Lashley, Nancy Avalos, NancyDeVault, Nancy Edwards Greene, Nancy Ford Minot, Nancy Franco, NancyGennes Metsch, Nancy MacLeod, Nancy McNally, Nancy Ouellette, NancyRodriguez,NaomiHop,Nardia Barnes,Natalie Boulton,Natalie Lopez-Hdez,NatalieValdez Shelly,NatashaCrouch,NatashaRowlin,NathaliaBim,NattieCollins, Navojoa, Sonora, Nazita Andrade, Negeen S Hogan, Neila Regina,Nelly Martinez Aguilar, Nels Wadycki, Nena Garcia, Neumann, NewtonAycliffe, Nicci Bly Freund, Nichol Perry Harris, Nichole Abutaa, NicholeHarper,Nichole Siesel,NicholeWharton,NicholeYates,NickiGould,NicolaJaneTremere,NicolaKate,NicolaMeredithGough,NicoleBaumgartner,NicoleBesnoska, Nicole Copeland, Nicole Emison, Nicole Fernandes, Nicole Fiore-Jeffery, Nicole Geier, Nicole Grinaski, Nicole Hennerfeind, Nicole Howard,Nicole McArdle, Nicole Mottola, Nicole Murphy, Nicole Persinko, NicolePeterson,NicoleReads,NicoleReiss,NicoleSanchez,NicoleSmelcer,NicoleSteph,NicoleTompkinsDiPasquale,NicoleWeaverPrice,NicoleWojczynski,NicoleZlamalNigh,NicoletteGuajardo,NicolleHoranBrashears,NikaMarie,Nikee McFann, Niki Bouffard, Niki Rios Pitcavage, Niki Robinson Haugh,Nikki Baker, Nikki Ballard, Nikki Barzaga, Nikki Dawkins, Nikki Hardesty,Nikki Johnson, Nikki Lee Sullivan, Nikki Phillips, Nikki Reeves, NikkiWeygandt Bunch, Nikki Whaley, Nikkie Eastall, Niky Moliviatis, NildeneSpagnuolo,NinaMoore,NinaNewman,NinaSanchez,NoelThompson,NoelleNapolitano,NoëlleReads,NohemiPerea,NyssaBryant,OleMiss,OlgaOracz,OliviaFox,OliviaSchmoyer,OliviaWarren,OmayraEnid,OpheliaAlexandrov,PachyLove,PageWood,PaigRose,PaigeHolcomb,PaigeLee,PaigeNicole

Pickering, Paige Smith, Paige Thompson, Paloma Carrillo, PamNelson, PamRosensteel, Pamela Dunne, Pamela Morgan, Pamela Rae, Pamela Scully,Panayiota Triantos, Patrice Simon, Patricia Fiumara Mavrich, Patricia LynnJenkins, PatriciaMaia, Patti Mengel, Patty Bryant, Patty Jacobs, Paula Byrd,Paula Jimenez, Paula Urzua, Pauline Hughes, Penny Rudge, Pepsy HerreraAntenorcruzBolton,Peter-KarenRace,PetinaDilworth,PetravanGool,PeytonFarrell,PeytonHarris,PhuongRichardson,PiaHansson,PolianaOliveira,PoojaBk, Priscilla Stecz, Priscilla Vidal, Quincy, Rach Fran, Rachael Berkebile,Rachael Humphries, Rachael Leissner, Rachael Tortorella, Rachael Vrbanac,RachealWilson, RachelAnn, RachelArroyo, Rachel Brookes, Rachel Elliott,Rachel Grace Micallef, Rachel Johnson, Rachel Kallio, Rachel Martinetti,Rachel Morehead Martinez, Rachel Reads, Rachel Rockers, Rachel Schanna,Rachel Spencer, Rachel Sullivan, Rachel Veronica, Rachel Watkins Rozelle,Rachel Wilson, Rachelle Arias, Raegan Michelle, Raelene Barns, Raj Billa,RamieKerschen,RaniaGomes,RaquelPauwels,RaquelWood,RebeccaAnn,RebeccaDelGrossoKennedy,RebeccaGates,RebeccaHatchew,RebeccaHogg,RebeccaHopeDeAnda,RebeccaLeVierKnight,RebeccaMewLewis,RebeccaPrice,RebeccaRoss,RebeckaBrown,RebekahLiserio,ReeveAustinne,ReginaBrooks, Ren Abella, Renee Appleby, Renee Chauffe, Renee Iheight-Meelife,ReneeTymofy,RennyReilly,Rhye-LillyChambers,RhyzzaAlair,RitaVerdial,Robert Morris, Roberta Bristol, Robin Davis Feerick, Robin Parker, RobinSchatzVanHouten,RobinStranahan,RobyGold,RobynBookGeek,Rochdale,Rochelle Spaccamonti, Rochelle Timmons, Rolanda Stafford Legg, RoleneNaidu, Romi Sol, Romulus,Michigan, Ronda Brimeyer, Roni Friday, RonnieGrove, Rony Pinedo Apaza, Rosa María Fernández, Rosa Saucedo, RosaliaLoPiccolo,RosarioNAlfredoBlanco,RoseHills,RoseManiscalco,RosemarySmith, Rosie Gomesky, Rosiefer Baca, Rowena Dorrington, Rowley Regis,Roxana Yoss, Roxanne Tuller, Ruby Henderson, Rusti Reno Seaton, RuthCorley,RuthIbbotson,RyanJessicaLisk,RyanLombard,SabanaHoyos,PuertoRico, Sabina van Nijnatten-Bestulic, Sabine Wagner, Sabrina Ford, SabrinaOgle, Sabrina Owensby, Sadie Madrid, Sage, Salli Reads Singleton, SallyBattersby-Wright,SallyMcGregor,SamShemeld,SamaiyahCorbin,SamanthaAllen,SamanthaDavis,SamanthaEyster,SamanthaJoAnable,SamanthaJones,Samantha Kelly, Samantha Kozlowski, Samantha Lucky, Samantha Mackay,Samantha Maren Carpenter, Samantha Mckiernan, Samantha Mikus-Fisher,SamanthaModi, Samantha Newnham, Samantha Nicole Sarmiento, SamanthaO’Brien, Samantha Ordway, Samantha Race, Samantha Reynolds, SamanthaReynolds, Samantha Short, Samantha Simon Ide, Samantha Smith, SamanthaWolford, Samay Alvarez Lopez, Samira Clemente, Sammy J Wilson, Sandi

Hopkins-Thompson,SandieCurney,SandraAguilar,SandraBarrientos,SandraCaveMacemore,SandraRuiz,SanneHeremans,SantoeshaSomai,SaraAstrosRojas,SaraBoyzo,SaraBunoan,SaraCantu,SaraCollins,SaraE.Tepale,SaraGibson, SaraHawkinsGlynn, Sara Jean Breaux, Sara Liz, Sara LohanBintz,SaraMariaBorsani,SaraPasetes,SaraWiebe,SarahAnn,SarahBarber,SarahBlackburn PA, Sarah Cardullo Henderson, Sarah Chitty, Sarah Conlon Nett,Sarah Costello, Sarah Cothren, Sarah Dosher, Sarah Dunsmore, Sarah Elder,SarahEversonScholz, SarahFabiano, SarahFerguson, SarahFerguson, SarahFitzgerald,SarahForbrook,SarahGould,SarahGreen,SarahJ.Nickles,SarahJames Hall, Sarah Kaman, Sarah Keath, Sarah Larson, Sarah Louise Harper,Sarah Machuca, Sarah Martin, Sarah Martins, Sarah Motyl, Sarah NicholeSmith,SarahPirie,SarahPorterSouders,SarahPowersRadford,SarahPriebe,SarahPriscilla,SarahRatliff,SarahReimerink,SarahRingsdorf,SarahRoberts-Lello, Sarah Rose Sweet, Sarah Ruffino-Black, Sarah Ryrie, Sarah Saunders,Sarah Schwanke, Sarah Smith, Sarah Tobin, Sarah Todd, Sarah Vert, SarahWaisanen, Sarrah Shafer, Sasha Waddle, Saudy Ly, Savannah Laurence,Savannah,Georgia,SayYidaLynn,SelinaCinaninaMelendez,SeraEvans,SethBookjunkie, Shadee Morgan, Shae Wilk, Shameca Smith, Shana BreannBrumble, Shana Cochran, ShanaMoss, Shani Poole Brown, Shanna Grannis,ShannonAnderson, ShannonAvangeline, ShannonBrooke, ShannonCencerikStevens, ShannonColdewey, ShannonDonahueMess, ShannonEvelandEllis,Shannon Helms, Shannon Maeser, Shannon Mc, Shannon Nicki Heatley-Williams, Shannon O’Neill, Shannon Panzer, Shannon Provost, ShannonRichardson, Shannon Thacker Weeks, Shari Bramble, Shari Elson, ShariSimmons,ShariSmith-Ziegler,SharminParks,SharolynParksPenneau,SharonCallaway, Sharon Hiers McCarter, Sharon Hurd, Sharon Massaglia, SharonReneeGoodman,SharonSmith,SharonUtech,SharriceAleshire,ShaunaMarie,ShaunnaWalewski, Shawna Broadstock, Shawna Cramer, Shealynne Velasco,Sheena Marie Abshire, Sheffield, Sheila Francke, Sheila Karr, Shelbi SmithVaughn, Shelby Bauer, Shelby Bowers, Shelby Leah, Shelby Lynne Reeves,ShelbyNicoleWilson,ShelbyValleyHighSchool,ShelbyWoods,ShellGiallo,ShellWilliams, Shelley Jarin, ShelleyMcDonald, ShelleyMorgenstern, ShelliHyatt,ShellyHammett,ShellyLazar,ShellyLippertMoore,ShellyRyan,ShellyTooley, Shepherd, Shera Layn, Sheri Parker, Sherilyn Braam Becker, SheritaEatonLanders,SherrieMoore,SherryPeevyhouse,SherylHuet,ShiranKaarur,Shirley Hall Morrow, Shyla Renea, Sierra Leslie, Simina Maria, SimoneMcPhail,SkyePhillips,SkyeWhite,SofiaZavaletaOliden,SomiyehZalekian,SoniaMontes,SonyaByrd,SonyaMartinAndrews,SonyaPaul,SophiaAmell,Sophie Mcloughlin, Stace Louise, Stacey Bibliophile Edmonds, Stacey

Broadbent,StaceyClark,StaceyEvans,StaceyEvanshine,StaceyKelly,StaceyLynn, Stacey SullivanArthur, StaceyWellerMarkel, StaceyWentworth-Lake,Stacie Fortune Donner, Stacie Redinger, Stacie Snyder Danks, Stacy Benson,Stacy Cutshaw Moore, Stacy Davies, Stacy Franklin, Stacy Hawkins, StacyLayton,StacyTreadwayWest,StacyWilkerson,StarlaYoung,StefaniedeHeus,Stefanie Gabrysiak, Stefanie Nicole Lewis, Stefany Lopez, Steph Hoban,Stephanie Anne Hall, Stephanie Boting, Stephanie Britton, Stephanie Butler,StephanieDuno,StephanieEdlenBolinger,StephanieElliott,StephanieGerberWilson, Stephanie Gibson, Stephanie Graham, Stephanie Herron Smith,Stephanie Hume, Stephanie Husson Diehl, Stephanie J Lambrecht, StephanieJacoba McCorkle, Stephanie Jacobs, Stephanie Jones, Stephanie Kaphengst,StephanieLynn, StephanieLynnB, StephanieMRosch, StephanieMcnamaraHancock,StephanieMiddleton,StephanieMiller,StephanieNedrow,StephaniePersingOtis,StephanieRomig,StephanieRoseSmith,StephanieSab,StephanieSeemanWright,StephanieSmithHunn,StephanieWatson,StephanieZalekian,Stevie Creek, Stevie Goldsbury, Storm Winchester, Stormie Minor, StředníodbornáškolaveterinárníHradecKrálové,SuAhLee,SueChampionTintorer,Sue Maturo, Sue Olson Andersen, Sue Raymond, Sue Shaw, Sue Stiff, SueTarczon,SugarTsismosa,SulphurSprings,Texas,SulviaAlsaigh,Summa-luvenDonnelly,SummerBrownBieker,SummerHall,SummerJennings,SummerJoBrooks,SundasMalik,SunikoMorales,SUNYDelhi,SUNYNewPaltz,ŞuraYılmaz, Surrey, British Columbia, Susan Bramer Pearson, Susan Bromberg,SusanDunnagan,SusanFulopDecker,SusanJetter,SusanRowlandOldfather,Susan Storm, Susan Thornton Dunnagan, Susi Marcone, Susie Carlile, SusieGriffith,SusieHedgelonHachemeister,SusieRaymond,SussanMarieFuduric,SuzanneCaroline,SuzyDo,SydneyHaack,SylviaChavarin,SylviaMcCormickDiBlasi, Tabby Coots, Tabitha Elliott, Tabitha Frala Hoyt, TabithaWillbanks,TachatouKate,TalRejwan,TalonSmith,TamaraHamptonMeadows,TamaraLindenberg, Tamara Soleymani, Tamara Welker, Tamara Yaklich, TamiAinsworth-Calcote, Tami Clem, Tami McCown, Tami Sharp Overly, TammyBachman, Tammy Dreste-Remsen, Tammy Hughes, Tammy Lem, TammyManwell Craigie, Tammy Paterson, Tammy Ramey-Matkin, Tampa, Florida,TaniaCooper,TaniaEstradaReyes,TaniaLancia,TaniaSweeney,TanishaElder,TanjaBookPageWhite,TanyaConaway,TaraBroadwater,Tara JonesHowell,Tara Kight Ritter, Tara Romanelli, Tarsh Smerdon, Taryn Leigh, Taryn RiceStonelake, Taryn Rivard, Tasha Gladieux, Tasha Lamb, Tasha Walker, TashaWileyEirich,Tatiana Iman,TatiiÁvilaQuirós,TatumLyne,TaylorEllenburg,Taylor Grannis, Tea Usai, Temple, Texas, Tennille Brown, Teresa CromesEdwards, Teresa Wright, Teressa Kloss, Teri Adams Erickson, Teri Beth

Cameron, Terri Hamlin, Terri Hunter Stone, Terri Malek Lesniowski, TerriMoreland-Walker, TerrilynnMcGraw, Terry Duryea, Tess Halim, Tessa SmithFautherree,TessaTarr,TessieGaffney,TexasTyler,ThattyCruz,TheresaClark,TheresaSollecitoNatole,TiaBorich,TiaBruce,TiaRamseyCanizalez,TiffaniMorrin King, Tiffani Towery, Tiffany Danielle, Tiffany Irons Siders, TiffanyKeough DiMiceli, Tiffany Kirby, Tiffany Landers, Tiffany Lebel, TiffanyMacklin,TiffanyMattDavis-Dawson,TiffanyMcCainPruden,TiffanySwindollBobalik, Tiffany Turley, Tiffany Ward Gordon, Tiffany Welch, TiffanyWhitworth, Tiffany Williams, Tila Anderson, Timmi-Jo Pashuta-Huber, TinaBuczekWojtowicz,TinaG.,TinaHargis,TinaJester,TinaKarich,TinaLynne,Tina Mason, Tina Smith, Tiphani Marie, Tisha Lee, Tobi Hamilton, ToinetteMorales, Toni Fiore Buccino, Toni Kessler, Toni L Crouse, Toni Petralia-Woodcock, Tonya Bailey-Tioran, Tonya Beard Wyant, Tonya Bunch, TonyaColeman, Tonya Holland, Toree Pruett, Torrie Frisina-Robles, Tosha Woods,TraceyBailey-Bunse,TraceyMarie,TraciNapolitano,TraciSmith,TracieAronLockie, Tracie CollinsWarburton, TracieWeathers Fields, Tracy Abel, TracyAnderson,TracyBallantine-Bianchi,TracyDevillierVenable,TracyGonzalez,Tracy Hull Hulke, Tracy Kirby, Tracy Miller Hurn, Tracy Ray Allen, TracySlone, Tracy Swifney Taylor, TracyWilkin, Tracy, California, Tricia Bartley,TriciaDaniels,TriciaSkibaCaron,TriniSuarezValladares,TrisaJohnson,TrishCox-Body, Trish Kitty Taylor, Trish Lutz, Trisha Baylor, Trisha Lavy, TristinBlacksill,Troy,TrudyLynnSpraker,TylerDeJong,TyraKendalOlmstead,UCDavis, Ursula Vitolo, Vale González, Valencia, Valeria De la Cruz, ValerieCalabria,ValerieKillius,ValerieRoeseler,ValerieVess,ValerieWilsonCooper,Vane Villegas, Vanessa Andrade Cavazos, Vanessa Bearden-Willett, VanessaCastellon,VanessaDiaz,VanessaFoxford,VanessaMcFarland,VanessaReneePlace,VanityMaeDoroteo,VeiGatchalian,VenusWindmiller,VeraMachado,VernaMcqueen,VeronicaAshley,VeronicaDeStasioBryan,VeronicaEscobarM, Veronica Guajardo Almand, Veronica L Bergeron, Veronica Maldonado,Veronica Sanchez, Veronika Ujhelyi-Poór, Vicci Kaighan, Vicki BurnsThompson, Vicki Joerg, Vicki Owens Bentley, Vicki Thrailkill Pheil, VickieEmbury,VickyMacdonald,VickyMachado,VictoriaGonzález,VictoriaIglesiasCalzadilla,VictoriaJoyStolte,VictoriaKraus,VictoriaLopez,VictoriaRivera,VictoriaSuárezSantana,VictoriaWhinery,Vikarieinombarnomsorgen,VikkiTurnerBailey,VioletaMontañez-Martinez,VitóriaGomes,VivianGrey,VivianLinethRuiz,WandaRodriguez,WendyBrockYoung,WendyBroman,WendyBury,WendyGarnica,WendyGibbs,WendyGiles,WendyKupinewicz,WendyLeonard-Richardson,WendyLinaresMata,WendyLivingstone,WendyLouise,Wendy Manry Donley, Wendy Mcclintock, Wendy Pinner, Wendy Shatwell,

Wendye Chesher, Wesleyan, Whit N Lacy Brumley, Whitehall High School,Whitley Chance-Grija, Whitney Cannon, Whitney KayLyn Taylor, WhitneyKralicek,WhitneyLahita,WhitneyMoss,WhitneyReddington,WhitneyWhite,Whynter Raven, X.s. Susan Stenback, Yadira Alonzo, Yael Elsner, YaminaKirky,YaremiRodriguez-Garcia,YellowstatusIndependantYouniquePresenterat Younique, Yellville - Summit High School, Yesenia Nunez, Yi Le Wang,Yolanda Bevan, Yolanda Harrison McGee, Yolanda Scanlon, Yolanda SmithBarber, Yona Garlit, York University, Yukon, Oklahoma, Yuliiana Sánchez,Yuma, Arizona, Yvette Lynch, Zagreb, Croacia, Zandalee Marie, Zee Hayat,

Zelda Chacon, ΤΕΙ Αθήνας, Злата Трещева, at

enNurse.