Un acercamiento a la cerámica precolombina de Guanacaste, Costa Rica. Ponencia presentada en el I...

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1 Un acercamiento a la cerámica precolombina de Guanacaste, Costa Rica Fernando Camacho Mora Jeffry Peytrequín Gómez Resumen En este documento se discuten las distintas técnicas de manufactura, así como los acabados de superficie de los artefactos cerámicos en el lapso de 1500 a.C. a la conquista española, aproximadamente 1550 d.C. 1 en lo que en la actualidad es la provincia de Guanacaste, Costa Rica. A su vez, se analiza la producción de estos enseres en su contexto social y las posibles razones por las que (tanto formas como tipos cerámicos) se fueron diversificando a través del tiempo. Introducción En el presente trabajo se analiza la forma en que los antiguos pobladores de Guanacaste realizaban la cerámica; desde las primeras apariciones de la misma, alrededor del año 1500 antes de Cristo (a.C.), hasta el contacto con los españoles (3000 años más tarde, cerca del año 1550 después de Cristo). Momento en que se da una serie de cambios en la vida de los grupos indígenas y muchas de sus prácticas culturales se modifican totalmente, entre estas la producción cerámica. Para realizar esta labor la Arqueología utiliza categorizaciones con el fin de ordenar los datos recuperados y acercarse de una mejor manera al entendimiento del pasado. Para el caso de estudio, estos datos corresponden a los artefactos cerámicos, elaborados con el fin de satisfacer las necesidades que las sociedades indígenas consideraban necesarias de aplacar. De esta forma, presentamos 2 conceptos que se utilizan en esta ciencia social para el estudio arqueológico. El arqueólogo Michael Snarskis (1983) entiende que la categoría de modo representa una gama limitada de la variación de atributos de cualquier artefacto cerámico (e.g. perfiles de bordes, formas de soportes, motivos decorativos y clases de pastas cerámicas). Mientras tanto el concepto de tipo es la unidad de análisis compuesta por una serie de modos. Así, un tipo cerámico está ubicado tanto espacial como 1 Los datos cronológicos presentados en este documento son obtenidos de acuerdo a asociaciones artefactuales cerámicas; los cuales, se referencian con base en las secuencias temporales para la región arqueológica de la Gran Nicoya observadas en Guerrero, Solís y Vázquez (1994), Vázquez et al,. (1994) y Guerrero y Solís (1997).

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Un acercamiento a la cerámica precolombina de Guanacaste, Costa Rica

Fernando Camacho Mora

Jeffry Peytrequín Gómez

Resumen

En este documento se discuten las distintas técnicas de manufactura, así como

los acabados de superficie de los artefactos cerámicos en el lapso de 1500 a.C.

a la conquista española, aproximadamente 1550 d.C.1 en lo que en la actualidad

es la provincia de Guanacaste, Costa Rica. A su vez, se analiza la producción

de estos enseres en su contexto social y las posibles razones por las que (tanto

formas como tipos cerámicos) se fueron diversificando a través del tiempo.

Introducción

En el presente trabajo se analiza la forma en que los antiguos pobladores de

Guanacaste realizaban la cerámica; desde las primeras apariciones de la misma, alrededor

del año 1500 antes de Cristo (a.C.), hasta el contacto con los españoles (3000 años más

tarde, cerca del año 1550 después de Cristo). Momento en que se da una serie de cambios

en la vida de los grupos indígenas y muchas de sus prácticas culturales se modifican

totalmente, entre estas la producción cerámica.

Para realizar esta labor la Arqueología utiliza categorizaciones con el fin de ordenar

los datos recuperados y acercarse de una mejor manera al entendimiento del pasado. Para

el caso de estudio, estos datos corresponden a los artefactos cerámicos, elaborados con el

fin de satisfacer las necesidades que las sociedades indígenas consideraban necesarias de

aplacar.

De esta forma, presentamos 2 conceptos que se utilizan en esta ciencia social para

el estudio arqueológico. El arqueólogo Michael Snarskis (1983) entiende que la categoría

de modo representa una gama limitada de la variación de atributos de cualquier artefacto

cerámico (e.g. perfiles de bordes, formas de soportes, motivos decorativos y clases de

pastas cerámicas). Mientras tanto el concepto de tipo es la unidad de análisis compuesta

por una serie de modos. Así, un tipo cerámico está ubicado tanto espacial como

1 Los datos cronológicos presentados en este documento son obtenidos de acuerdo a asociaciones

artefactuales cerámicas; los cuales, se referencian con base en las secuencias temporales para la región

arqueológica de la Gran Nicoya observadas en Guerrero, Solís y Vázquez (1994), Vázquez et al,. (1994) y

Guerrero y Solís (1997).

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temporalmente (e.g un Período definido) y lo podemos entender como el nombre del

artefacto, el mismo es dado por las y los arqueólogos(as) con el interés de organizar mejor

los datos (Snarskis, 1983: 18).

Así, se realiza una revisión de cada período para Guanacaste, con sus

particularidades y el modo de vida de los habitantes del lugar. De esta forma observar

cómo se utilizó la cerámica y las formas en que la misma fue cambiando, como respuesta a

los cambios que las sociedades indígenas experimentaban con el pasar del tiempo.

En Arqueología se conoce que la primera utilización de la cerámica se da en el

momento que las primeras poblaciones indígenas comenzaron a desarrollar cambios de una

vida nómada a una sedentaria. Los seres humanos comenzaron a ocupar espacios

permanentes dados los avances en los conocimientos agrícolas, domesticación de algunos

animales y esto conllevó a la instalación de viviendas (Pavón, 2012: 2).

Los Períodos cronológicos y la cerámica

La secuencia cronológica para el actual Guanacaste realizando asociaciones tanto

con datos cerámicos como con fechas calibradas de Carbono 14 (C14

). De la misma forma,

características funerarias y domésticas de los sitios arqueológicos fueron tomadas en cuenta

(Vázquez et al., 1994: 246). Con esto se asegura una visión más completa de la forma de

vida de los habitantes precolombinos. De esta manera, la secuencia es la siguiente (Fig. 1):

Figura 1: Periodización arqueológica para Guanacaste

(Camacho, 2013)

Período Orosí (1500-500 a.C.)

De manera general se cuenta con muy poca información para caracterizar a este

Período. Esto se debe a que hasta la fecha, muy pocos asentamientos se han localizado y la

información obtenida de los mismos es bastante reducida.

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En Guanacaste se han ubicado dos lugares con presencia humana, representada en

materiales observados, que corresponden a este Período. Uno está cercano a Bagaces y el

otro por el volcán Arenal. Debido a las formas en que éstos se han encontrado y lo

dispersos de los mismos, se ha llegado a pensar que los grupos humanos de este Período se

organizaban sobre el terreno en pequeñas aldeas sin un liderazgo formal.

Aún no se han realizado investigaciones a profundidad para conocer el modo de

vida de los grupos humanos, pero en la zona del Arenal se han encontrado indicios de

cultivos de maíz y también fragmentos de metates que indican el posible procesamiento del

mismo (Hoopes, 1994; Vázquez et al., 1994: 253-254). Esto indica que ya existía, por

poco desarrollada que fuera, una especialización en la actividad agrícola.

En lo que respecta a la cerámica, las formas eran efectuadas haciendo uso de las

técnicas de rollos y moldeado junto con pellizcos. Obtenían de esta manera tecomates

(vasos con bordes inversos para evitar que el líquido se salga), vasijas cilíndricas y ollas

globulares, igualmente son comunes y únicos de este Período los tambores cilíndricos;

algunos son completamente huecos, mientras que otros se encuentran divididos en dos

partes desiguales, lo cual favorece que suenen dos tonos musicales diferentes (Abel-Vidor

et al., 1987: 40) (Fig. 2).

En los acabados de superficie predominan las superficies de color beige, el interior

fue raspado y el exterior alisado y ocasionalmente presenta pulidos de muy alta calidad. En

los labios, bordes e incluso la totalidad del artefacto, se encuentra decorados con engobes

rojos (Abel-Vidor et al., 1987: 41).

Las decoraciones plásticas son compuestas por líneas incisas anchas, posiblemente

realizadas con una peineta de 3 o 4 dientes. Los diseños logrados son tanto geométricos

como lineales simples. De la misma forma se encuentran diseños modelados en alto relieve

e impresiones con concha sobre el engobe (Abel-Vidor et al., 1987: 40; Odio, 1992: 7-8).

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Figura 2: Artefacto del Período Orosí, tipo: Bocana Inciso Bicromo

(Snarskis, 1983)

Para el arqueólogo Frederick Lange (2006: 26) resulta intrigante la técnica cerámica

de tan alta calidad, esto pues considera que siendo los primeros pasos para la manufactura

cerámica, la especialización de la plástica no debería ser tan dominada. Por lo tanto,

considera que anterior a este Período debe haber un momento en el que se comenzó a

experimentar con la cerámica, obteniendo artefactos más burdos.

Período Tempisque (500 a.C.-300 d.C.)

Durante este Período, hay evidencias de presencia humana a lo largo de la Península

de Nicoya, el río Tempisque y las cordilleras de Guanacaste y Tilarán. Esto se ha atribuido

a que con mayores conocimientos de agricultura, las poblaciones humanas comenzaron a

buscar suelos más fértiles para cultivar. Igualmente comienzan a diversificar las prácticas

de caza y pesca de animales (Vázquez et al., 1994: 255).

A pesar de esta notable expansión humana sobre el terreno, la dispersión en los

asentamientos aún es apreciable; lo cual sugiere que en este momento no se habían

desarrollado centros políticos a nivel regional. Sin embargo, pareciera haber ya un tipo de

estructuras de rango social.

Así se evidenció en un cementerio localizado frente a la Isla Venado, en el Golfo de

Nicoya donde se observa una división en las relaciones sociales de producción; la cual se

da por sexos. (Guerrero, Vázquez y Solano, 1991; Vázquez et al., 1994: 257).

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Finalmente, es en este Período que se encuentran las primeras muestras de contactos

foráneos con grupos humanos lejanos al territorio nacional actual. Materiales en piedra

como la jadeíta, encontrados dentro de un ajuar funerario, indican contacto con poblaciones

mesoamericanas. Esta situación continúa hasta la época de la conquista española,

volviéndose perceptible en la cerámica (Guerrero, Vázquez y Solano, 1991).

A este respecto hay transformaciones significativas en las formas cerámicas; se

observan botellas, escudillas, platos y figuras efigies de animales y seres humanos.

Igualmente continúan manifestándose formas que resultan muy útiles tanto para la

preparación de alimentos, como el transporte de líquidos; estas son las ollas globulares.

Las técnicas de manufactura de los cuerpos siguen siendo los rollos y los

modelados, esto continuará igualmente hasta la conquista. En lo que respecta a los

acabados de superficie, se comienza a observar el uso de pintura negra sobre el engobe

rojo; el cual cubre a su vez el color de la pasta. Este modo tiende a estar delimitado por

incisiones o esgrafiados hechos a mano alzada.

El tipo cerámico Rosales Esgrafiado en Zonas es característico por representar

vasijas efigies de seres humanos (Fig. 3a) y animales; siendo los monos y aves, como el

Zopilote Rey (Sarcoramphus papa), los más recurrentes (Abel-Vidor et al., 1987: 63).

Las vasijas globulares tienen otro tipo de decoraciones, éstas presentan bandas

verticales que se alternan entre rojo y color de la pasta; las cuales se encuentran alisadas y

pulidas. Las separaciones son hechas utilizando la técnica de estriado; esto se consigue

desprendiendo con un instrumento como el olote o una concha partes de la vasija que se

encuentra en dureza de cuero. Mientras tanto, el interior de los artefactos siempre es

alisado, con esto se cierran los poros y favorece a un mejor procesamiento de los alimentos

durante el consumo del artefacto (Fig. 3b).

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a b

Figura 3: Artefactos Período Tempisque, tipos: Rosales Esgrafiado en zonas (a) y

Popuyapa Estriado (b) (Fig. 3a: Snarskis, 1983; Fig. 3b: Colección Mi Museo, Nicaragua)

Período Bagaces (300 -800 d.C.)

Durante el cambio del Período Tempisque a Bagaces los grupos humanos expanden

sus ocupaciones a nichos costeros, lugares tierra adentro como el pie de las cordilleras

volcánicas e incluso hay presencia de asentamientos en sectores de la Zona Norte, como

Upala o la Fortuna (Vázquez et al., 1994: 259).

Se considera que durante este Período los grupos humanos estaban organizados en

sociedades regidas por rangos específicos, pero sin una centralización política definida.

Esto se debe a que en varios asentamientos se han encontrado pisos completos de arcilla

quemada, moldes de postes y hornillas; los cuales son indicadores de sociedades

establecidas en lugares específicos (Vázquez et al., 1994: 261).

Para ello, utilizaron el conocimiento de los seres humanos que los antecedieron y

desarrollaron las prácticas de agricultura -en el interior de vasijas cerámicas se ha

encontrado restos de frijoles y maíz-, cacería y pesca utilizando trampas y pesas de red. A

su vez, ya para el año 800 d.C. comienza un aumento en la explotación de los recursos

marinos; principalmente sal del mar, moluscos y la tinta del caracol múrice (Múrex sp).

(Snarskis, 1983: 38; Vázquez et al., 1994: 261).

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De acuerdo con Snarskis (1983: 30) a finales del Período Tempisque (500 a.C. al

300 d.C.) y comienzos de Bagaces aumenta la decoración lineal tanto en incisos como en la

pintura. De la misma forma, se observa la misma técnica de decorado: labios y bordes de

las vasijas pintados en rojo y líneas negras ejecutadas con pinceladas múltiples. Esta

continuidad acaba con los primeros atisbos de policromía.

Sin embargo, anterior esta transición2 en la cerámica del Período Bagaces se

encuentra una continuidad en el simbolismo observado en las representaciones zoomorfas,

a pesar que de manera paralela haya cambios en las técnicas de representación de los

mismos. Los motivos lineales, pintados o con incisos, le dan campo a decoraciones de

pastillajes muy recargadas y el modelado se vuelve la técnica principal de decoración.

Las formas igualmente varían; se encuentran incensarios compuestos por un tazón

profundo con huecos -realizados a partir de la técnica de entresacado- y una tapa con

agarradera (usualmente en forma de cocodrilo) (Fig. 4a), también hay vasijas con formas de

cabezas efigies antropomorfas, ollas globulares compuestas y trípodes que presentan

engobes pulidos tanto en el interior como en el exterior.

Igualmente también se mantienen formas que resultan muy útiles, como las ollas

globulares y pequeñas escudillas con los bordes pintados en rojo y el resto del cuerpo

alisado y sin decoración (Fig. 4b). A su vez son recurrentes los tazones con un engobe rojo

tanto en el interior como en el exterior y pulido por ambos lados.

A finales de este Período, las características locales que en un principio lo

definieron comenzaron reemplazarse con una homogenización cultural. Algunos

investigadores como Guerrero y Solís (1997: 48) consideran que esto posiblemente sea

producto de las migraciones de poblaciones mesoamericanas; las cuales alrededor del año

800 d.C. comenzaron a entrar por oleadas a territorio guanacasteco, provenientes del Norte

(Chapman, 1974: 73, 94).

Esto ocasionó nuevos cambios en las técnicas de manufactura cerámica, generando

las aplicaciones de engobes cremas, café claro o naranja. En el tipo Galo Policromo se

2 Que no es únicamente expresada en un nivel de decoración; sino que, como veremos más adelante, responde

a cambios lentos pero trascendentes en las condiciones sociales y culturales de los pobladores del antiguo

Guanacaste.

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observan superficies altamente bruñidas y decoradas con pintura negra, café y rojo sobre el

engobe. Los diseños son colocados en paneles horizontales, de esa forma separan partes de

la vasija como el cuello del resto del cuerpo (Fig. 4c) (Abel-Vidor et al., 1987: 141).

Los cambios vividos en la vida cotidiana de los grupos humanos igualmente

impactan sobre sus creencias. Así es posible observar que los animales antes descritos

comienzan a dejar de ser representados en estos nuevos tipos cerámicos; ocupando

importancia diseños zoomorfos como los del jaguar, serpiente y en menor medida

cocodrilo.

Figura 4: Artefactos Período Bagaces, tipos: Potosí Aplicado (a), Los Hermanos Beige (b)

y Galo Policromo (c) (Fig. 4a y c: Snarskis, 1983; Fig 4b: Colección Mi Museo, Nicaragua)

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Período Sapoá-Ometepe (800-1550 d.C.)

Durante este período las poblaciones humanas continuaron aumentando su presencia

a lo largo de Guanacaste. Ocuparon la Península de Nicoya y sus islas, el golfo hasta

aproximadamente el río Abangares y Chomes (Vázquez et al., 1994: 265).

Como se comentó de manera breve, a partir del 800 d.C. se da una serie de

importantes cambios generados debido la llegada a Nicaragua y Costa Rica de migrantes

mexicanos de habla chorotega. Para Eugenia Ibarra (2001: 49), estos grupos

mesoamericanos llegaron en torno a oleadas migratorias. Siendo los chorotegas quienes se

constituyeron en la primera de estas oleadas que se estableció en la zona.

Siguiendo a los chorotegas, se considera que cercanos al año 1200 d.C. grupos de

mexicanos llamados nicarao se establecieron en pequeños enclaves dentro del territorio

guanacasteco, uno de estos corresponde a lo que actualmente es Bagaces (Ibarra, 2001: 51).

La llegada de estos grupos migrantes ocasionó una serie de cambios en la cultura de

los seres humanos que ya habitaban Guanacaste. Estos cambios se encuentran presentes y

son observables de manera clara en la amplificación de la policromía cerámica sobre

engobes de color salmón y naranja.

Aparecen nuevos tipos cerámicos con superficies alisadas y pulidas por ambos

lados, cuando tienen formas abiertas. Comienzan éstos a presentar motivos altamente

asociados a los Períodos Clásico y Post-clásico maya como la cruz Kan, figuras con las

cabezas levemente modificadas (probablemente siguiendo cuestiones de moda propias de

Mesoamérica), representaciones zoomorfas de jaguares y serpientes emplumadas más que

de cocodrilos o aves.

Las pinturas rojas, moradas y negras brillantes forman diseños geométricos sobre el

engobe salmón y cubren la totalidad de los enseres cerámicos, los que usualmente presentan

formas de tazones hemisféricos, jarrones y ollas globulares (Fig. 5a).

Mientras que Mora Policromo es un tipo cerámico manufacturado únicamente en

Guanacaste y de la misma forma consumido en esta zona, Papagayo Policromo trasciende

las fronteras actuales y, siendo manufacturado en Rivas; Nicaragua, tiene un consumo en

Costa Rica. Este tipo tuvo una popularidad importante y se conoce que en el Valle del

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Tempisque los artesanos “copiaban” tanto formas como diseños. Siendo estos últimos

pintados sobre engobes cremas, mientras que los originales nicaragüenses tienen un

característico engobe blanco.

Entre los diseños observados se hacen presentes motivos mitológicos mayas como

la serpiente emplumada (Quetzalcóatl, dios de los antiguos mesoamericanos), el jaguar o el

escorpión que se alternan con patrones horizontales geométricos. El engobe y la pintura por

lo general cubren tanto el interior como el exterior de las vasijas, siendo igualmente los

tazones hemisféricos simples y los jarrones ovoides son las formas más recurrentes (Fig.

5b) (Snarskis: 1983: 57-60).

Durante este Período hay diferencias sociales importantes, marcadas en rangos y

estatus. A este respecto Snarskis (1983: 65) observa que hay bienes cerámicos que sólo

grupos definidos podían tener, este es el caso del tipo Pataky Policromo que es cerámica de

estatus muy alto y posiblemente utilizada únicamente como vajilla funeraria.

Este tipo presenta diseños en negro y rojo sobre un engobe blanco y sus formas

corresponden a vasijas y jarrones efigies. Del cuerpo de los enseres se proyectan hacia

afuera aplicaciones de pastillaje modelado en forma de cabezas de jaguar, brazos y patas;

estos últimos formando los soportes de las vasijas trípodes (Fig. 5c).

A partir aproximadamente del año 1200 d.C. la policromía adquiere su máxima

expresión, la aplicación de pintura azul grisácea, verde, junto con las rojas y anaranjadas

habituales decoran los artefactos cerámicos con motivos enteramente mesoamericanos.

Algunos utilizan incisiones para delimitarlos, pero la gran mayoría son realizados sin esa

técnica (Fig. 5d).

A pesar de la policromía aún son frecuentes los enseres monocromos altamente

pulidos y con incisiones, algunas de estas en forma de grecas y otras con diseños

geométricos que conforman la circunferencia de las piezas. Igualmente el tipo Murillo

Aplicado presenta una decoración plástica única con un acabado lustroso altamente bruñido

que no tiene antecedentes estilísticos dentro de Guanacaste ni en otras zonas de Nicaragua o

Costa Rica; lo cual puede ser un tema de investigación para futuros trabajos arqueológicos.

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Figura 5: Artefactos Período Sapoá-Ometepe, tipos: Mora Policromo (a), Papagayo

Policromo (b), Pataky Policromo (c) y Vallejo Policromo (d) (Fig. 5a: Snarskis, 1983; Fig. 5b y c: Quesada, 1980; Fig. 5d: Colección Mi Museo, Nicaragua)

A manera de conclusión

El objetivo fundamental de este documento consistía en realizar una síntesis por los

casi 3000 mil años de historia arqueológica del actual Guanacaste, con esto en mente

presentamos las distintas formas de vida de las sociedades indígenas precolombinas y cómo

la cerámica fue, sin duda alguna uno de los principales productos humanos que ayudó y

facilitó la vida a los grupos indígenas.

Ahora bien, a pesar de tener vastos conocimientos en algunos aspectos técnicos de

la manufactura cerámica, aún no se conocen muchos de los instrumentos de trabajo que los

(las) ceramistas utilizaban para la manufactura de sus enseres. Existe una razón importante

para esto y es que dentro del registro arqueológico cuesta mucho que se conserven

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artefactos, como por ejemplo de madera o cuero y esto se da por la acidez de los suelos y el

deterioro, casi inmediato, de los componentes orgánicos.

Sin embargo, otra razón es que los (las) arqueólogos(as) usualmente se enfrentan al

análisis de datos de los que no se conoce realmente su naturaleza o función dentro de las

sociedades indígenas. No es sino con conocimientos que van más allá de la práctica

arqueológica que, eventualmente, se puede llegar a alguna formulación nueva a un

problema.

Tanto en el actual Guanacaste como en otras zonas de Costa Rica, se han reportado

hallazgos de artefactos cerámicos redondeados. Estos artefactos son reutilizaciones de

fragmentos cerámicos de vasijas quebradas (tiestos) que fueron sometidos a un pulimiento

de los bordes hasta dejarlos completamente redondeados (Fig. 6). Algunos investigadores

atribuyen funciones de tapas de vasijas a estos artefactos reutilizados. Sin embargo, dentro

del registro arqueológico no se han observado diámetros de bocas de vasijas con tamaños

así de reducidos.

Figura 6: "Galletas" precolombinas

(Camacho, 2012)

Trabajos efectuados en el Taller de Cerámica de la Universidad de Costa Rica, entre

los años 2012 y 2013 han ofrecido una posible respuesta a la función de estos artefactos.

Los (las) ceramistas utilizan de manera regular unos instrumentos con uno o todo el borde

redondeado. Éstos son hechos en madera o plástico y son llamados “galletas”; las cuales

son empleadas durante la manufactura del cuerpo para darle un acabado más alisado.

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Aquellas galletas de plástico son utilizadas cuando la pieza se encuentra en dureza de cuero

y dan un acabado pulido e incluso bruñido.

Con esta premisa en mente se realizó una prueba para ver cómo se podían

comportar estos fragmentos para observar si estos fragmentos pudieron haber servido para

darle algún tipo de acabado a una pieza cerámica de manufactura reciente.

Para esto, se tomó uno de los artefactos redondeados y con suavidad se le comenzó

a pasar al cuerpo de la pieza. El resultado fue un alisado parejo y levemente pulido por la

zona en la que se pasó el artefacto (Fig. 7).

Figura 7: Resultado del alisado con la "galleta precolombina"

(Camacho, 2013)

De esta manera se propone que los artefactos redondeados comúnmente

denominados “tapas” son en realidad galletas precolombinas, que servían a los (las)

ceramistas en los procesos de manufactura de los enseres cerámicos. De la misma forma se

considera que al no tener dentro del registro arqueológico conocimiento de un taller

cerámico, la recurrencia de este tipo de artefactos puede ser un eventual indicador de su

cercanía.

Como se observó a lo largo de este documento, las trasformaciones ocurridas en los

artefactos cerámicos responden, casi que de manera exclusiva, a cambios en los acabados

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de las superficies interna y externa. Mas las técnicas de manufactura de los cuerpos

permanecen casi inalteradas desde el Período Orosí hasta Sapoá-Ometepe.

La llegada del torno se dio con la entrada de los grupos españoles aproximadamente

en el año de 1500 d.C. Hasta entonces todos los artefactos se realizaban a partir de las

técnicas de rollos, modelado y, por el año de 1200 d.C., la utilización de moldes; la cual se

utilizó principalmente en el diseño de soportes y aplicaciones de pastillaje.

Sin embargo, debido al impacto de la conquista, la práctica cerámica comenzó

lentamente a desaparecer; siendo las poblaciones actuales de San Vicente y Guaitil las

únicas en Guanacaste que mantienen vivo este arte que tiene más de 3500 años de ser

practicado y se espera continúe, dado que la historia está escrita en barro.

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