ORHAN PAMUK EN LAS FRONTERAS DE EUROPA Serie Miradas a Europa

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EN LAS FRONTERAS DE EUROPA Lecturas sobre Orhan Pamuk Autores: Odalis Pérez y Leopoldo Artiles Edición e Introducción: José Oviedo Centro de Estudios Europeos Serie Miradas a Europa República Dominicana Julio, 2014

Transcript of ORHAN PAMUK EN LAS FRONTERAS DE EUROPA Serie Miradas a Europa

EN LAS FRONTERAS DE EUROPA Lecturas sobre Orhan Pamuk

!!!!!Autores:

Odalis Pérez y Leopoldo Artiles

!Edición e Introducción:

José Oviedo

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!Centro de Estudios Europeos

Serie Miradas a Europa República Dominicana

Julio, 2014

INTRODUCCION José Oviedo, Director del Centro de Estudios Europeos!

!Un Puente entre Civilizaciones!

El río Bósforo separa el continente europeo del asiático. !

También divide la ciudad de Estambul en dos, conformando una frontera euro-asiática.!

Partiendo de esta condición geopolítica, la historia de Turquía y de Estambul se ha constituido como ruta comercial y puerta de acceso entre Oriente y Occidente, centro de intensos intercambios, división, cruce y lucha de culturas. Estambul, la megalópolis a que pertenece el Premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk, ha sido el fértil territorio de transformaciones ancestrales y modernas. Una ciudad construida sobre siete colinas, como Roma, fue también una capital imperial, primero Bizantina, luego Otomana. Bizancio se convirtió en Constantinopla. Con posterioridad a la Primera Guerra Mundial, y expresando el fin del Imperio Otomano, se transformó en Estambul.!Los cambios de nombre manifiestan un cambio de piel: de centro cristiano-ortodoxo a capital islámica, bajo el producto de intensas mutaciones culturales, políticas e históricas. El Imperio Otomano, que se extendió varios siglos, conquistó el Sudeste Europeo, el Cáucaso, parte del Asia Occidental, el Norte y el Cuerno de Africa. Navegó los mares Mediterráneo y Caspio, el Mar Negro, aproximando y entrecruzando culturas. Allí se aquilató durante siglos un espacio multilingue, multiétnico y multicultural, con fuertes tensiones y manifestaciones tanto de coexistencia como de violencia entre o hacia componentes de su diversidad cultural.!Estambul, hoy una meca turística internacional de primer orden, representa a una Turquía de sostenida modernización y crecimiento económico, expuesta a varias olas (y resistencias) hacia la europeización occidental. La ciudad constituye, al mismo tiempo, un límite y un puente cultural. De mayoría musulmana actualmente, es aún la sede del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, de la Iglesia Ortodoxa.!En su tejido socio-económico y cultural se relacionan y entran en tensión los continuos procesos de modernización y secularización que la han marcado durante décadas, su aspiración europea tanto como sus raíces y predominancia otomana e islámica. Turquía es candidata a ser miembro de pleno derecho de la Unión Europea, una transición en la que destacan tanto la voluntad turca como la duda de una parte de Europa: Alemania, Francia, Grecia. !La europeización de una de las sociedades más seculares del mundo islámico enciende conflictos dentro y fuera de Turquía, un espacio euro-asiático con ansiedades y dilemas acerca de su(s) identidad(es) y su lugar y rol geopolítico.!Orhan Pamuk escribe en esa frontera-puente a la que sus textos pertenecen y de-construyen a la vez. Su novela Me llaman Rojo narra, desde muy diversos ángulos, la historia del asesinato de uno de los miniaturistas de los siglos XVI-XVII, quien ilustra un texto con la figura del Sultán, una práctica prohibida por el Islam e influenciada por los retratos de los pintores del Renacimiento, particularmente de Venecia, otro eslabón de los intercambios Este-Oeste. Los miniaturistas estaban supuestos a generar una iconografía al servicio de la palabra sagrada, no de los humanos. Solo pueden ilustrar textos con pinturas cuya perspectiva es la visión de Alá.!El asesinato del ilustrador refiere el conflicto creado por la europeización en relación a la tradición islámica y el dilema cultural entre el miniaturista (antirepresentacional) y la pintura renacentista (representacional), en el contexto de la potencial modernización del Imperio Otomano. !

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La Mirada Renacentista.!En la llamada Edad Media, la pintura, respondiendo a la autoridad iconográfica de la Iglesia, estructuraba un espacio simbólico trascendente y sagrado. En la composición pictórica, la perspectiva religiosa hacía que la dimensión de los objetos y seres humanos se jerarquizara no para representar la realidad del mundo, ni tampoco desde la perspectiva de la mirada de un sujeto, sino en función de su valor simbólico-religioso. !El impulso científico de Copernico y Galileo y el empuje comercial de los viajes trasatlánticos y de la

ruta hacia el Oriente conformaron un camino crucial tanto para la acumulación de riquezas como para una transformación del gusto y de la estética en Europa Occidental. Los mercaderes de ciudades italianas como Venecia ejemplificaron este cambio desde la austeridad medieval a la opulencia de los palacios, en el cual la ruta del Este cumplió un rol relevante en la abundancia de materiales lujosos y considerados ‘exóticos’. El Arte dejó de ser completamente dominado por los cánones religiosos para ser auspiciado y adaptado al gusto de príncipes y ricos comerciantes. Así, el Arte fue constituyendo una práctica estético-visual que operó como un nutriente de la secularización. !El llamado movimiento renacentista tomó como referencia al arte clásico para cambiar desde una visión teocéntrica del mundo hacia una diversificación temática, una imagen antropomórfica de lo divino - el Dios de la Capilla Sixtina, de Miguel Angel, por ejemplo - y una transformación humanista de la perspectiva pictórica. Muchos pintores renacentistas se enfocaron crecientemente en una visión humano-céntrica o de humanización de lo sagrado. El “Hombre” se introducía como objeto y sujeto de la iconografía. !Las figuras humanas aparecían en un entorno y en una escala natural, con movimientos y emociones

humanas, actuando bajo la mirada tridimensional del ojo humano, en vez de aparecer en un espacio plano bidimensional. La pintura se hacía explícitamente representacional. Lo humano y lo natural se re-colocaban, como evidencia el auge de los retratos. Se dominaba la técnica del punto lineal de perspectiva:

la pintura es una imagen en tres dimensiones de lo que vería un sujeto que mirara la escena desde una ventana o desde un espejo.!!

El cuadro Los tres filósofos del pintor veneciano Giorgione data de 1508. Giorgione inició un estilo de pintura que más tarde adoptarían otros artistas como

Tiziano.

Maestá del Duomo de Siena, de 1311, de Duccio di Buoninsegna, una de las obras más famosas

de la pintura italiana.

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Las nuevas formas de mirar y representar también se vinculaban a la tendencia hacia una mayor independencia del artista respecto a los dictados eclesiásticos, acercándolos al padrinazgo de los mercaderes. Se expandía un mercado del arte. El pintor devendrá en un ‘creador’, situando su visión en el centro de la iconografía.!Los retratos y auto-retratos expresan la búsqueda de re-presentar tanto la esencia de la individualidad como la perspectiva de un ‘sujeto que ve’. El Renacimiento humaniza la perspectiva a través de un sujeto espectador cuya mirada tiene una relación especular con la ‘realidad’. Se estructura una manera de ‘ver’ tridimensional, de la que emergen conceptos de persona y autor, como señala Ani di Franco en The Renaissance Mirror. !

Intercambios culturales, crímenes estético-religiosos!En el Mediterráneo han navegado diversas olas culturales. Entre los puertos de Venecia y Bizancio/Constantinopla se desarrolló un eje de acuerdos comerciales que les dieron casi exclusividad sobre la llamada Ruta del Este. La fortuna veneciana y otomana dependió en gran medida de su control sobre el comercio marítimo. Esto hizo de las dos ciudades espacios distintivos de intercambio por los que - a pesar de las mutuas barreras religiosas y culturales: Michelangelo se rehusó a hacer una obra en Turquía - cruzaban textiles, sedas, especias, alfombras, cristales, porcelana, libros, obras de arte, y o t r o s b i e n e s d e d i m e n s i ó n económico-cultural que viajaban

desde los bazares de Turquía hasta los mercados de Venecia. Este intercambio tuvo impacto sobre la estética veneciana, en la arquitectura, el arte, el diseño y el consumo,

como indican diversos estudios. !La pintura renacentista de la Madonna con Niño, de Andrea Mantegna, ilustra esta relación: la Madonna está parada sobre una rica alfombra turca. El Oriente fue una de las referencias de la estética de la opulencia italiana del Renacimiento, como seãla Jeremy Brotton en The Myth of the Renaissance in Europe. También Turquía, puerto euro-asiático, empezaría a recibir la influencia Occidental, aunque de manera más lenta y filtrada por un patrón de creencias más restrictivo. !En la Turquía Otomana, los sultanes tienen el poder de coleccionar libros. Pintores miniaturistas trabajan, dirigidos por un maestro, para ilustrar los textos con diminutas figuras bidimensionales. Los miniaturistas turcos se relacionan con la tradición persa y son parte integral de las artes del libro. Las ilustraciones en miniatura visualizan el contexto del texto al que sirven. Las miniaturas se ven usualmente a distancia y desde arriba, como si fueran vistos por los ojos de Alá. Está proscrito pintar a escala humana o desde el punto de vista del ojo humano. Eso sería colocar la visión humana a la altura de la mirada divina. Dios es el único creador y no puede imitarse su poder creativo. Igualmente, imitar la naturaleza en el Arte es desafiar lo divino. Por eso la pintura minimalista no puede ser mimética. La pintura tiene la finalidad de decorar, ilustrar u ornamentar la palabra sagrada. No es un arte autónomo sino un quehacer complementario. De hecho, las miniaturas no aparecieron firmadas por un “autor” hasta el siglo XVIII, eran elaboradas en conjunto a la manera de un taller artesanal dirigido por un maestro. La caligrafía es la práctica artística por excelencia porque la escritura es considerada como el medio de la revelación divina. !Pero en Turquía, frontera cultural, la influencia renacentista amenaza con transgredir esta práctica introduciendo una nueva manera de ‘ver’ en la prácticas visuales, manejadas como prácticas institucionales bajo el control del Sultán. Esta influencia, contraria a los principios originales del miniaturista islámico, es el régimen de la representación y los conceptos de individuo y autor.!

Madonna con niño, en el Altar de San Zeno. A la derecha, el detalle de la alfombra turca.

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Aunque luego será imposible escapar totalmente al impacto de Occidente - a principios del siglo XVIII, la influencia euro-occidental en el arte se hará creciente, como en el reconocido miniaturista Levni - para la cultura pictórica otomana de los siglos XVI-XVII, la influencia renacentista era una tentación de los infieles. Este es el epicentro de Me llaman Rojo. Uno de los maestros miniaturistas ha cometido la herejía de querer asimilar técnicas occidentales. El herético paga con el color de la sangre. La novela es la historia o, mejor dicho, las múltiples historias, del asesinato simbólico de la perspectiva europea occidental, encarnada en el asesinato de un miniaturista que viola la tradición. Es una mirada desde el presente al conflicto y la violencia potencial entre las influencias del Oeste y las raíces otomanas e islámicas que han marcado a la sociedad turca durante siglos. !!!!!

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!!La doble transgresión de Pamuk!!Este es el punto de la doble transgresión efectuada por Pamuk: cuestionar la tradición al tiempo que su forma narrativa cuestiona también el principio de representación de origen occidental. Pone en abismo ambas tradiciones como en un juego de espejos. Escritor que aspiró a ser pintor - hoy fundador del Museo de la Inocencia en Estambul- su juego continuo entre pintura y narrativa nos hace interrogar las relaciones entre imagen, palabra, perspectiva y ‘verdad’. Nos hace preguntar sobre cómo representamos. Sin aferrarse a las lealtades hacia una identidad específica, deconstruye tanto el patrón restringido de la tradición miniaturista como la perspectiva lineal que fundamentó buena parte del régimen de representación occidental. !Pamuk se aproxima al imaginario turco alimentándose tanto del postmodernismo como de Las Mil y Una Noches. Los mundos de voces diversas de Me llamo Rojo difuminan al sujeto uno que ve o narra desde una perspectiva o voz narrativa singular. Tomando distancia del punto lineal de perspectiva denota los límites de la representación a través, como han escrito varios autores, del “multiperspectivismo”: muertos y vivos, animales y humanos, colores, rumores: todo narra desde su propia perspectiva y ningún punto de vista constituye la voz exclusiva de la realidad.

Un ejército Otomano en marcha para conquistar la ciudad armenia de Yerevan

El Arca de Noé y el Diluvio

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Pamuk pluraliza la perspectiva en múltiples sujetos, visiones y géneros. La novela narra mundos dentro de mundos en que cada voz y cada versión de los hechos encuentra una vuelta de tuerca en la narración de los otros. Su narrativa es un caleidoscopio autoreflexivo que construye una subjetividad descentralizada: Mundos que se intersectan con otros mundos y parecen seguir su propia órbita, textos que refieren prácticas pictóricas, formas de pintar que nos preguntan sobre las formas de narrar, amores marcados por el suspenso de un asesinato, entre el thriller, la literatura de época y el texto romántico. !Se trata de un texto autoreflexivo porque se llama la atención no solo sobre la historia sino también sobre su diseño y composición. La construcción de esta novela se efectúa mediante un ir y venir permanente que va del registro pictórico a la literatura y de la literatura a la pintura. Esa inter-textualidad es clave, ya que pone en abismo las formas en que se representa al mundo con la palabra y la imagen, cuestionándolas. Al final, Pamuk, ese escritor a la vez transgresor y punto de enlace entre el Este y el Oeste, ha cuestionado ambas formas de representar: la imagen como realización de la visión Divina, propia del islamismo, y la lógica centrada en un sujeto, propia de gran parte de la tradición occidental. !!Orhan Pamuk, el polémico escritor eurasiático que nos hace traspasar fronteras entre divisiones culturales constantemente, es un escritor imprescindible. !Su narrativa, expresando dilemas culturales de su formación y sociedad, realiza el doble movimiento de reconocer la extraordinaria riqueza de sus raíces y de validar prácticas occidentales y antiguas de escritura. En el mundo del siglo XXI, no debería tener que escoger.!El Centro de Estudios Europeos de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), se honra en abrir su Grupo sobre Pensamiento y Literatura Europea y su serie de textos Miradas a Europa con este Premio Nobel de Literatura. Invitamos como expositores a dos distinguidos académicos dominicanos, Odalis Pérez y Leopoldo Artiles, a presentar sendas ponencias que reproducimos en esta publicación. !!!Los Expositores

!!Leopoldo Artiles, doctorado de la Universidad de Minnesota, es un destacado sociólogo, experto en teoría del discurso y análisis social y cultural. Ha escrito diversos textos sobre identidad, discurso, movimientos sociales, cine, sociología política y desarrollo humano. !!

Odalis Pérez, doctorado de la Universidad de Bucarest, reconocido autor de múltiples libros de semiótica, crítica literaria y cultural y filología, entre otras disciplinas. Ha sido Premio Nacional de Ensayo Literario y es miembro de número de las Academias de la Ciencia y de la Lengua. Dirige la unidad de Investigación, Postgrado y Educación Continua de la Facultad de Arte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.!!!!!!

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ORHAN PAMUK: VIDA, NOVELA Y ARTE"

Por: Odalís G. Pérez"

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Orhan Pamuk: Entre Oriente, Occidente y el imperio hundido!

‘’A veces me siento desdichado por haber nacido en Estambul, bajo el peso de las cenizas y las ruinas decrépitas de un imperio hundido, en una ciudad que envejece respirando opresión, pobreza y amargura… Comprendo que Estambul, donde nací y donde he pasado toda mi vida, es para mí un destino incuestionable…!

Orhan Pamuk: Estambul. Ciudad y recuerdos.!

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Orhan Pamuk nacido en Estambul, Turquía, el 7 de junio de 1952, es un escritor que habla desde su tradición artística, cultural, literaria, política y religiosa. Al leer su obra Estambul. Ciudad y Recuerdos (Ed. Mondadori, Barcelona, 2006, trad. Rafael Carpintero), leemos también los complejos signos familiares, urbanos, económicos, políticos, religiosos y psico-antropológicos que muestra toda su narrativa, pues para este escritor turco narrar significa “no olvidar”, sino más bien, presentificar su mundo.!

En Estambul. Ciudad y Recuerdos, la escritura remueve la memoria desde la fatal caída del imperio otomano, hasta la ciudad moderna que evoca el escritor como una ciudad dinámica pero triste. Así la piensa desde su difícil entorno familiar, esto es, desde la relación con su hermano mayor, su abuela, el padre y la madre, su tío y las amistades de su familia que se reúnen para compartir sus vidas y conflictos. !

!Pamuk, quien dice escribir desde los veintidós años, asume la escritura desde los conflictos que vive en su núcleo familiar (hermano mayor, abuela, tíos, tías, él; padre-madre), que ha sido el espacio referencial más agresivo y a la vez amoroso y acogedor, debido al problema económico incidente en ella y a las malas inversiones de su padre y otros miembros de la familia.!

!Cuando leemos Me llamo rojo y Estambul. Ciudad y Recuerdos, estamos en una encrucijada y en el núcleo mismo de un tejido textual sumergido en la tradición artística (pintura de arte, dibujo, grabado, telas y objetos pintados). Existe una relación que no se pierde ni se borra de obra a obra. Si bien es cierto que las contradicciones y las fuerzas locales e inmigrantes asumen su país en un total caos donde la visión que prevalece es la mayoría patriarcal, ello no evita que el lector imagine desde la alteridad los caminos de un sujeto con un espacio ambiental no muy bien definido como imagen-tema o centro del ego-ojo.!

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http://www.slideshare.net/areeniithaa/el-imperio-otomano-9865351!

!!Las obras de Pamuk quieren ser un espejo de agua que organiza los elementos e imágenes más actuales de aquella ciudad, donde se presenta a los vagabundos y a los liberales como una peste. En las novelas de este escritor turco ligado a su capital, Estambul, se hace visible un tejido de imágenes históricas, mágicas, políticas y míticas, animadas desde aquella trama de lo real y lo conflictivo que es el país mismo. !

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En la portada de la edición en español la imagen de la tradición turca se refleja en los cristales de un veloz autobús moderno!

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!El relato novelesco de Pamuk remite siempre a una vida marcada por sus signos y puentes culturales, tradicionales y modernos. Cada imagen que leemos en Pamuk obedece a un lugar de mundo que, en su caso, responde a la cosa existencial, familiar, religiosa y artística. La ciudad como museo es una metáfora y un trazado iconográfico en movimiento, lo que le permite al autor soñar su presente y buscar su pasado, tal como se puede advertir en El museo de la inocencia (2008). Se trata de un sentido perdido y un sentido encontrado como memoria de la cultura.!

Al igual que Nabokov, Flaubert, Mann, Conrad, Thomas Hardy, Dickens y otros, Pamuk hace de su escritura novelesca un espacio-tiempo del compromiso con la historia, la memoria y las artes. Basta con entrar a su mundo como testigo para observar cómo las sombras, los personajes, las acciones diversas, las peripecias y los asombros o perplejidades hacen de su ser-en-el- mundo un cuerpo de lo diverso y lo divergente. En efecto diríamos que narrar, para Pamuk, es encontrar al ‘otro” y a los ”otros” como dobles en el mundo de la vida. El Oriente que reconoce en sus obras (ver Mi libro Negro, Me llamo rojo, El museo… y otros textos, se expresa a través de aquellas imágenes de lo diverso, de los signos y memorias culturales que se entrecruzan como alados vórtices en las acciones cotidianas y que son interpretados como rompimientos rechazos, torbellinos, defensas, modos de ser y vivir en el espacio–tiempo de aquella ciudad donde lleva más de cuarenta años viviendo sin poderse desprender de ella.!

� El escritor ha tenido la impresión de que dos Orhan Pamuk viven en Estambul, él y su Otro. Este desdoblamiento ha incidido significativamente en sus textos. Es el desdoblamiento de una identidad nacional, entre Oriente y Occidente, y el desdoblamiento de la escritura en sus formas de narrar.!

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Pero Estambul es también la memoria de una desesperación que el escritor revela a través de una mirada crítico-narrativa. Ciudad escrita, desmitificada y reinventada en una escritura que insiste en ser mirada y agua desde la lejanía, humo y polvo desde la huella histórica. Visión que como espacio se ordena en un choque y a la vez en un encuentro entre Oriente y Occidente.!

Para el escritor, esta ciudad existe en el recuerdo y en la raíz cultural de una violencia surgente de la crisis ancestral y de paradigmas laicos y religiosos. No debemos olvidar que el comercio, la religión, la política y la familia son instancias incidentes que funcionan conectadas en las obras de Pamuk. El barro de la ciudad, el polvo y las constantes guerras económicas y religiosas, hacen de la llamada República turca un encuentro y un desencuentro que se explica por lo que son las clases que conforman y han conformado históricamente el país en cuanto a religión, cultura, historia y sociedad.!

Ahora bien, ¿cuál es el ambiente literario y artístico donde se formó y creció Orhan Pamuk? La misma formación del hoy Premio Nobel de literatura, se define como ecléctica en su nivel cultural, pero también orientada a cruces euro-americanos que solicitan una investigación cuidadosa de sus cruces estéticos. (Ver por ejemplo sus ensayos- conferencias Charles Eliot Norton de la Universidad de Harvard que reunió el escritor en su libro El novelista ingenuo y el sentimental, Eds. Random House. Mondadori, Barcelona, 2013) Al escudriñar sus obras, o sobre sus obras, podemos tender un puente entre el pasado y el presente y sobre todo entre el Cercano Oriente y el Antiguo Oriente; entre la influencia coránica y el fabulario chino, persa, balcánico, hindú, y otros entrecruces que se hacen legibles en textos como El libro negro (2008),El Castillo blanco(1985, 2007,2008); La vida nueva (1995); Nieve (2001); El astrólogo y el sultán (1991) La maleta de mi padre (2006); La casa del silencio 1983(2006), y otros.!

Leemos en Estambul. Ciudad y recuerdos (Ed. cit.), las líneas de un relato focal dirigido a retratar y narrar, en el núcleo mismo, un espacio cultural, familiar, económico, político y religioso. La visión que se agita en este libro malla, registra además los ejes de una imaginación basada en cardinales narrativas puntuales:!

!‘’Desde niño me he pasado largos años creyendo en un rincón de la mente que en algún lugar de las calles de Estambul , en una casa parecida a la nuestra, vivía otro Orhan que se me parecía con todo, que era mi gemelo, exactamente igual a mí. No recuerdo dónde ni cómo se me ocurrió semejante idea por primera vez. Muy probablemente se me grabara como consecuencia de un largo proceso tejido de malentendidos, coincidencias, juegos y miedos. Para poder explicar lo que sentía cuando aquel sueño empezaba a centellear en mi cabeza voy a contar uno de los primeros momentos en que lo noté de manera más clara’’ (p.13, op.cit.)!

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!Contar significa para Pamuk, recordar, testimoniar, memorizar algunos hechos y líneas psicológicas de su ser más originario y de sus imágenes más obsesivas:!

‘’Cuando tenía cinco años me enviaron durante un tiempo a otra casa. Mis padres, después de una de sus peleas y separaciones, se habían reencontrado en París, y a mi hermano mayor y a mí, que nos quedamos en Estambul, nos separaron. Mientras mi hermano se quedaba en Nisantasi, en el edificio Pamuk, con mi abuela materna y el grueso de la familia, a mí me enviaron a casa de mi tía materna, a Cihangir…’’ (op.cit.p.14)!

Así pues, revela Pamuk:!

‘’En una de las paredes de aquella casa, en la que siempre fui recibido con cariño y sonrisas, estaba colgado el retrato de un niño pequeño enmarcado en blanco. De vez en cuando mis tíos me señalaban el retrato de la pared y me decían sonriendo: "Mira, ese eres tú" ‘’ (ibídem.op.cit.)!

Conforma esta cita la parte de un ‘’biografema’’ que se nutre de las relaciones, espacios y tiempos del ocurrir existencial y memorial. El niño Pamuk, futuro escritor y

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premio Nobel de Literatura, iba a plasmar también, y sobre todo en su memoria, su doble, y con ello su mundo dividido, fragmentado y por lo mismo, alterado:!

‘’ Aquel niño tan mono de ojos enormes, sí, se me parecía un poco. Además llevaba en la cabeza una de esas gorras que yo me ponía cuando salía a la calle. Pero, no obstante, sabía que aquella no era exactamente mi imagen. (En realidad, era una reproducción kitsch procedente de Europa de un niño muy mono). Siempre pensé: ¿podría ser ese otro Orhan que viviera en otra casa?’’ ( ibíd.)!

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El escritor, otrora pintor y arquitecto, ha fundado una iconografía de lo cotidiano en el Museo de la Inocencia, como se llama también una de sus novelas: “Una novela es una historia que recolecta cada objeto”!

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El biografema se completa como forma de un mundo de la infancia que va y viene entre el origen y el presente de la narración; que quiere trazar el orden de una persona –personalidad que se desprende del ‘’doble’’, de ‘’ la pregunta por la cosa’’ humana:!

‘’ Pero ahora yo mismo había empezado a vivir en otra casa. Era como si para que pudiera encontrarme con ese doble que vivía en otro lugar yo también hubiera tenido que mudarme, pero no me hacía en absoluto feliz aquel momento. Quería volver a mi auténtica casa, al edificio Pamuk. ’’ (PP.14-15)!

Dentro del estado de una biografía ocupa un lugar significativo la memoria viva y el testimonio obsesivo. El espesor del recordar se moviliza en el contexto de la vida y en el cuerpo de un relato que cada vez más acerca al sujeto personificado a la vida misma de la imaginación, en este caso, narrativa:!

‘’ Cuando me decían que yo era el del retrato de la pared, me sentía un tanto confuso, todo se me mezclaba, yo, mi retrato, el retrato que se me parecía, aquel niño que se parecía a mí, los sueños de otra casa, y lo único que quería era regresar a la mía y quedarme allí para siempre con el resto de la familia. ’’ (p.15).!

El escritor, conforme a lo planteado en sus conferencias Charles Eliot Norton de la Universidad de Harvard ( ver Orhan Pamuk: El novelista ingenuo y sentimental, Eds. Random House Mondadori, Barcelona, 2011 ed. Debolsillo), se reconoce como un viviente de la memoria, asimilando las diversas tradiciones narrativas universales ( Mircea Eliade, Boccaccio, Las mil y una noches, el Ramayana, Ion Luca Caraggiale, Tolstoi, Dostoievsky, Balzac, Dickens, La Novela mágica, El Bildungsroman, Faulkner, Jack London, Goethe y otros),en cuyas vertientes narrativas observamos algunos avances tardo-modernos.!

El espesor narrativo y sus cardinales textuales, ordenan aquí la significación del relato-memoria como cuestión fundamental:!

´´Y llegamos a la cuestión fundamental. Desde el día en que nací, nunca he dejado las casas, las calles y los barrios en que he vivido. Sé que el hecho de que cincuenta años después siga viviendo en el edificio Pamuk (a pesar de haber residido entretanto en otros lugares de Estambul), el mismo lugar en que mi madre me cogió en brazos y me mostró el mundo por primera vez y donde me hicieron las primeras fotos, tiene que ver con la idea del otro Orhan en otra parte de Estambul, con ese consuelo ‘’ (ibídem.).!

En toda la narrativa de Pamuk lo que principalmente habla es el origen ligado a la memoria. De ahí la importancia de Estambul. Ciudad y recuerdos, como cuerpo narrativo que recoge el espacio íntimo del autor y de una ciudad conformada por ejes mágicos, fantásticos y urbanos que empalman con el mito en su sentido de narración. Camino, travesía, imaginación y vertiente. Para Pamuk, esta ciudad que estando en Europa vivía en posición mirando hacia El Oriente lejano y el Cercano Oriente, desde perspectivas, a veces milagrosas, otras irrepetibles, posibilita en su concepción novelesca aquellos mitos de una historia cultural, y por lo mismo de un imaginario narrativo reveladores de una conciencia postidentitaria, pero que sin embargo quiere asumir el escritor como tejido inseparable de su ethos cultural.!

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Algunos topoi advertidos en Estambul. Ciudad y recuerdos, conectan con Me llamo rojo de manera inevitable, de suerte que si leemos y comparamos ambas visiones como narraciones culturales sentimos sus bordes, surcos, soportes y espacios imaginarios como un libro que se abre y se cierra desde las suturas y distanciamientos sociopolíticos y socioculturales.!

!Me llamo rojo: Vida, novela y arte de Orhan Pamuk!

!Al analizar el texto y el contexto de una novela como Me llamo rojo, fácil es advertir la adherencia de su autor, Orhan Pamuk, al islamismo, al orientalismo y al occidentalismo. Pamuk se nutre de escritores como Tolstoi, Dostoievsky, Goethe, Flaubert, Stendhal, Proust, Mann y otros modernos. El autor se nutre también de poetas, narradores y artistas visuales de la Turquía moderna y tradicional.!

Se ha dicho que Orhan Pamuk es culturalmente musulmán. Su carrera de escritor comienza en los años 70 y de manera circunstancial. En 1985 escribe y publica la novela El astrólogo y el sultán y justamente con Me llamo rojo (1998-2009), se construye su fama internacional.!

La ambientación de Me llamo rojo (1998-2009), se desarrolla en el Estambul del siglo XVI, en el reinado del sultán Murad III, donde, como veremos, ocurren hechos contextualmente mágicos, misteriosos; ideas artísticas sobre la pintura, la ilustración de libros, el artesanado, y reflexiones que tienen que ver con El Corán y sus tradiciones de lectura.!

La historia de la moderna república turca sería un buen marco para entender Me llamo rojo de Orhan Pamuk, pero también la historia del país, de su literatura y arte tradicionales.!

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Donde Oriente y Occidente se encuentran y desencuentran!

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!!Influido por la problemática de los crímenes perpetrados contra un millón o más de armenios en 1915 y miles de kurdos, Pamuk denunció esta situación a nivel internacional y por este hecho fue condenado en Turquía por haber criticado este acto sangriento e inhumano, basado en prejuicios sociales y etno-religiosos. El escritor turco fue tildado de traidor a su patria. Pamuk ha mantenido una crítica en contra del llamado nacionalismo radical turco y, debido a ello, ha tenido que vivir algunas temporadas fuera de su país, donde hay pareceres a favor y en contra de sus posiciones políticas, culturales y religiosas. Junto a algunos escritores jóvenes ha formado parte de una visión crítica generadora de rechazo por su obra y su personalidad intelectual.!

Las declaraciones de Pamuk a nivel internacional han ocasionado polémicas diversas en torno al problema de la identidad turca, islámica y balcánica.!

Amenazado de muerte en muchas ocasiones por fanáticos y políticos de vertiente nacionalista radical, Pamuk ha tenido que hacer giras por Alemania y ha impartido cátedras en la Universidad de Columbia, de suerte que su ausencia episódica de Turquía ha sido y aún se debe a invitaciones con fines literarios y culturales.!

En efecto, antes de ganar el Premio Nóbel en el 2006, Pamuk tuvo un despliegue publicitario por sus obras publicadas y por sus constantes declaraciones a la prensa internacional y a cierta prensa independiente de su país.!

Luego de los conflictos que provocaron la denuncia del asesinato del periodista turco-armenio Hrant Dink en enero de 2007, Pamuk, amenazado de muerte una vez más por el radicalismo nacionalista turco, se retiró a los Estados Unidos un tiempo para dar conferencias en Columbia University. En ese mismo año y luego de una intensa jornada intelectual por Europa, regresó a Estambul para escribir una obra literariamente significativa titulada Museo de la inocencia. Dicha novela sirvió de base para crear en Estambul un museo también llamado el Museo de la inocencia, creado en un barrio de Cihangir, en Beyogly, donde presenta su crítica al radicalismo xenófobo contra etnias consideradas contaminantes y sin espacio identitario dentro de la Turquía moderna.!

Me llamo rojo es la épica histórica de una Turquía marcada por el comercio informal, la religiosidad islámica y la huella de una iconografía donde el oficio de pintor, ilustrador de libro y seguidor de El Corán construye los caminos de toda una mentalidad cultural, devocional y política basada en una vida bajo los ecos de aquella Constantinopla real e imaginaria.!

El novelar asumido por Pamuk se acoge a dos tradiciones que inciden en su concepción como escritor: la tradición oriental y la occidental. Pero la más incidente en su formación como escritor profesional es la que él mismo declara e inscribe en El novelista ingenuo y sentimental (2011-2012):!

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!“El paisaje general de la novela cobra vida–más allá de lo que ven los protagonistas– con los sonidos, los olores y los momentos de contacto de ese mundo… Escribir una novela significa pintar con palabras, y leer una novela significa visualizar imágenes a través de las palabras de otra persona”. Vid. p. 76 (Ed. Española en Mondadori, Barcelona, 2012).!

Pamuk ha dado a conocer su visión novelesca no solo en El novelista ingenuo y sentimental sino, y principalmente, en su escritura novelesca. Me llamo rojo es un ejemplo de aplicación del proceso narrativo a su obra de creación. La imagen-núcleo del novelar la encontramos también en la siguiente afirmación:!

!“Cuando digo pintar con palabras, me refiero a evocar una imagen muy clara y nítida en la mente del lector mediante el uso de las palabras. Cuando escribo una novela, frase a frase, palabra a palabra (dejando a un lado las escenas de diálogo), el primer paso siempre es la formación de una imagen en mi mente. Soy consciente de que mi tarea inmediata consiste en aclarar y enfocar esta imagen mental” (Ibídem, op. cit., p. 76).!

Lo que se hace observable en Me llamo rojo es que Orhan Pamuk asegura su eje como cardinal de sentido y escritura:!

!“Pongo un más de cuidado en la división del libro en secciones y en su estructura… Mientras me preparo para transformar mis pensamientos en palabras, procuro visualizar cada escena como la secuencia de una película, y cada frase como un cuadro”. (op. cit. pp. 76-77).!

Ciertamente, y, tal como podemos leer en Me llamo rojo, el autor escribe como ve y hace de la escritura una alquimia visual, pero también hace de la escritura un retablo, una escena o una secuencia cinematográfica. La escritura como pintura es una de las principales cardinales técnicas visibles que pueden ser percibidas en la prosa narrativa de Pamuk. Todo el conflicto que encontramos en la pavorosa muerte de Maese Donoso a través de un asesinato por motivos quizás heréticos, desarrolla como visión las principales líneas narrativas de Me llamo rojo.!

Justamente al comienzo de la trama ocurre el crimen del personaje pintor, ilustrador de libros religiosos y del Corán, llamado Maese Donoso. Este personaje, importante para entender el contexto de la novela, es asesinado por la intransigencia ortodoxa islámica. La crítica que a través de personajes como Negro, Seküre, Ester, Aceituna, Cigüeña, Tío, Alif, y otros personajes alegóricos y simbólicos cobra valor en esta novela, se va articulando en todo el proceso de alteridad y vuelta permanente a sus raíces culturales, tal y como se puede observar y leer en un texto memorial titulado Estambul. Ciudad y recuerdos (Eds. Random Mondadori, Barcelona, 2006; trad. De Rafael Carpintero Ortega, 436 págs.)!

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La obra literaria de Pamuk ha tenido y ha cobrado bastante auge en el ámbito hispánico, luego de que se le otorgara en el 2006 el Premio Nobel de literatura. Me llamo rojo es una “historia” con varios rizomas composicionales y diegéticos asumidos por Pamuk desde varias travesías de escritura, donde se hace visible y legible la experiencia lúdica del arte tratado como literatura. Veremos en todo el recorrido textual de la novela constantes referencias a ilustradores y al arte de la ilustración de libros tradicionales y religiosos turcos y de tradición oriental. El libro principal de referencia en esta novela es El Corán. Pamuk construye el argumento y hace visible la función estético-narrativa de la novela a partir de un asesinato que tiene su base en la intransigencia religiosa y en cierta confusión e incomprensión de la supuesta escritura coránica, surgente desde la mala interpretación de este libro fundamental.!

Los diversos cuadrajes narrativos se orientan a una conjunción y “nuclearización” de los ejes de universo y escritura, muy propios de la obra narrativa y ensayística de Orhan Pamuk.!

En este sentido, Me llamo rojo, es un sólido texto-intertexto narrativo que “habla-narra” sus cuerpos de representación desde la tradición y la ruptura que también orienta su mundo de la vida. La referenciación cultural legible en esta novela de Pamuk se acentúa como valor intrínseco mediante una estética del juego narrativo y de la ironía como figura y cuerpo de vida del autor.!

De ahí la importancia de lo familiar y lo parental que también cobra valor en la novela (ver la relación entre los personajes Tío, Negro y Seküre), todo lo cual dará lugar a intrigas, tramas, explicaciones axiológicas visibles y preguntas a todo lo largo del argumento y el tratamiento novelescos.!

Así pues, se hace observable en el desarrollo narrativo cierta reminiscencia de los comportamientos culturales y tradicionales en el plano orientacional del narrador y los demás personajes. Una visión conjuntiva de lo temático organiza las acciones narrativas de la novela, tal y como se puede advertir en los siguientes pasajes:!

!-¿Sabías que después de morir –me dijo mi Tío mucho después- nuestras almas pueden encontrarse con las de los vivos que duermen a pierna suelta en sus camas en este mundo?!

-No, no lo sabía.!

-Después de la muerte hay un largo viaje, y por eso no la temo. Lo que temo es morir antes de haber acabado el libro de Nuestro Sultán. (p. 61)!

!… Estambul se convierte en el puchero y Ester en el cucharón y no queda calleja por la que no me meta. No hay carta o cotilleo que no lleve de puerta en puerta y yo he casado a la mitad de las muchachas de este Estambul, aunque ahora no lo digo para presumir. Decía que estábamos sentados en casa y casi era de noche, cuando, toc

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toc, llamaron a la puerta, fui a abrir y me encontré a esa estúpida esclava, Hayriye. Llevaba una carta. Me explicó lo que Seküre quería de mi, temblando no sé si de frío o de nerviosismo.” (p. 66)!

!…“Mi señor Negro: !

Vienes a mi casa aprovechándote de la amistad que te une a mi padre. Pero no te creas que conseguirás cualquier señal por mi parte. Han pasado muchas cosas desde que te fuiste. Me casé y tengo dos hijos preciosos. Uno es Orhan, al que has podido ver hace un instante porque entró en la habitación. Llevo cuatro años esperando a mi marido y no pienso en otra cosa. Puede que me sienta sola, desesperada y débil cuidando de dos niños y un padre anciano, puede que necesite la fuerza y la protección de un hombre, pero nadie crea que puede aprovecharse de mi situación. Así que, por favor, no vuelvas a llamar a nuestra puerta. Ya me avergonzaste una vez y entonces me vi obligada a sufrir lo indecible para demostrar mi inocencia ante los ojos de mi padre. Con esta carta te devuelvo la pintura que habías pintado y me enviaste cuando eras un joven presuntuoso e inconsciente. Para que no alimentes vanas esperanzas ni malinterpretes ninguna señal. Es un error creer que alguien puede enamorarse mirando una pintura. No vuelvas a poner los pies en nuestra casa, será lo mejor. (pp. 67-68).!

!…”Soy un árbol, estoy muy solo. Cuando llueve, lloro. Por el amor de Dios, prestad atención a lo que voy a contaros. Tomaos vuestros cafés para que se os quite el sueño, que se abran vuestros ojos, miradme bien despiertos para que pueda contaros por qué estoy tan solo.!

! 1. Dicen que he sido pintado a toda prisa en papel basto y áspero para que el maestro narrador tenga tras él la imagen de un árbol. Eso es cierto. Ahora, junto a mí, no hay ni otros árboles esbeltos, ni plantas de siete hojas de la estepa, ni rocas negras retorcidas que a veces se parecen al Diablo y otras a un hombre, ni nubes chinas rizadas en el cielo. Sólo el suelo, el cielo y yo, y la línea del horizonte. Pero mi historia es más complicada.!

! 2. Como árbol, es evidente que no tendría por qué formar parte de un libro. Ahora bien, como pintura de un árbol que soy, me incomoda no estar en cualquier página de un libro. Se me ocurre que si no reflejo algo en un libro, podrían colgarme de la pared como hacen los idólatras y los infieles y postrarse ante mí. Que no se entere la gente del maestro de Erzurum, pero eso me enorgullece en secreto aunque luego me avergüence y me dé miedo.!

! 3. La razón fundamental de mi soledad es que ni siquiera yo sé de qué historia formo parte. Iba a ser parte de una , pero me caí de ella como una hoja. Voy a contároslo:!

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! Historia de mí caída de mi historia!

! Como una hoja que cae de un árbol”!

(pp. 88-89)!

!Me llamo rojo es un tejido de tejidos textuales. De ahí que la intertextualidad de dicho texto haga visible y legible las coordenadas de significación y lectura de la esfera-mundo del autor. Las líneas de organización de dicha novela involucran el mundo de la vida y las fuerzas de un imaginario revelador de los signos propios de una cultura y sus conflictos internos a través de la historia. !

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“Me llamo Rojo” en clave de Sociología Cultural: Crisis de un

régimen de representación y de historia!

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Leopoldo Artiles Gil!

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!“Y eso nos trae a la cuestión del estilo, tan en boga en estos días. ¿Tiene el ilustrador unas formas personales, un color o una voz propios? ¿Debería tenerlos?”!

!En el momento de iniciar mi lectura de “Me llamo Rojo”, del autor turco Orhan Pamuk, me llamaron la atención las tres sentencias que anteceden el relato y que son extraídas del Corán. No siempre los epígrafes son afortunados, muchas veces no iluminan como quizás el autor hubiera querido alguna veta importante del sentido de la obra que el/la lector/a tiene en sus manos.!

Ahora bien, en el curso de la lectura de esta novela sí me pareció que estas sentencias guardaban una relación muy orgánica con el texto, por lo que se me ocurrió interpretar el texto a partir de dichas sentencias, determinar qué nos predisponen a buscar en el texto, y a establecer la relación entre el texto y su contexto, si pudiere decirlo así, en busca de que mi lectura sea más la del sociólogo cultural.!

Las tres sentencias son las siguientes:!

1)! “Mataron a un hombre y discutieron entre ellos”. Corán, azora de la Vaca, 72.!

2)! “No son iguales el ciego y el que ve.” Corán, azora del Creador, 19.!

3)! “Tanto el Oriente como el Occidente son de Dios.” Corán, azora de la Vaca, 115.!

La primera, “Mataron a un hombre y discutieron entre ellos”, en la versión de El Corán que consulté para fines de comparación la sentencia completa dice: “Y cuando matasteis a un hombre y os lo recriminasteis, pero Dios reveló lo que ocultabais”. Claramente, esta sentencia nos predispone a leer el texto como el relato sobre un crimen urdido en una confabulación. En efecto la novela trata sobre el asesinato de un importante ilustrador, Maese Donoso, que trabaja para el Sultán, y que es asesinado por uno de sus compañeros debido a los escrúpulos que de repente le asaltan cuando descubre que el libro que se ilustra para el Sultán rompe con los cánones islámicos de representación. !

Lo curioso es que la historia del asesinato del ilustrador Maese Donoso, guarda un paralelismo con la historia de amor de los personajes Negro y Sekure, sobrino político e hija, respectivamente, del personaje referido como el Tío. Resulta que Negro, sobrino de la esposa del Tío y talentoso aprendiz de éste de las artes pictóricas se enamoró de Sekure, cuando ésta tenía apenas 12 años de edad, y Negro casi la duplicaba en años. Este sentimiento de amor intenso y “desesperado” le cuesta a Negro la expulsión de la casa y su virtual exilio de Estambul, ciudad que durante el curso de la narración experimentó cambios urbanísticos y demográficos muy importantes alrededor del siglo XVII, que es el período histórico en el que transcurre el relato, también en paralelo con la crisis que estaría experimentando la sobreestructura cultural del imperio otomano. !

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La Estambul que había dejado Negro cuando se autoexilió, era mucho más ordenada, menos ruidosa, menos poblada, menos peligrosa, más armoniosa que la Estambul que encontraría a su vuelta 12 años después. Pero aquí lo interesante es el motivo de la expulsión de Negro de la casa y de la ciudad, pues lo que a ojos de nosotros las ciudadanas y ciudadanos del siglo XXI nos pareciera de primera intención una expulsión motivada en el hecho de que Sekure era quizás muy joven, o de que se veía mal que un primo que vivía en la misma casa se enamorara de la hija del Tío político, se revela como una lectura inapropiada. En realidad, el pecado de Negro radicó en la manera como él representó su amor por Sekure. !

!Como se dijo, Negro fue un brillante aprendiz de pintor del Tío, y se le ocurrió confesarle su amor a Sekure con una ilustración de una historia tradicional de amor del mundo islámico, la historia de Husrev y Sirin (o Cosroes y Shirin). Cuando Sekure recibió la ilustración, su reacción en contra de Negro y la denuncia a su padre no fueron motivadas por la ilustración misma, sino por el estilo que Negro le imprimió a la misma cuando dibujó la historia, dejando entrever que él era Husrev (o Cosroes) y ella era Shirin. Negro le había impreso un estilo personal a la historia ilustrada, violando la regla de la pintura islámica que prohíbe representar a las personas, porque ello se considera un acto de idolatría. !

!Estamos pues ante un relato que parte de dos infracciones o pecados, el del Tío y el taller de ilustradores del Sultán envueltos en la tarea secreta de hacer una ilustración de un libro para el Sultán que es violatoria de la regla que prohíbe la representación fiel de las personas y los animales, con el subsiguiente asesinato de uno de los ilustradores; y el pecado de Negro, que le cuesta su expulsión de la casa familiar. Observemos que ambos son crímenes de idolatría, y las consecuencias de uno y del otro darán pie a las reflexiones y resoluciones del relato. !

!La segunda sentencia reza, “No son iguales el ciego y el que ve”, que en la versión consultada de El Corán se lee como: “No son iguales el ciego y el vidente”. Esta sentencia nos evoca el tema de la visión y la representación, que permeará el relato de Pamuk en la medida que la historia del crimen y la historia de amor que se hilvanan en la novela tendrán como contrapunto las extensas e intensas reflexiones sobre la ilustración, la pintura, la iluminación y las restricciones que estas artes experimentaron en el contexto musulmán, que por ser reacio a toda forma de “idolatría”, prohibía, como dijimos anteriormente, la representación de las personas y animales reales. Estos sólo podían ser sugeridos en el dibujo apelando a ciertos técnicas, como la de ocultar el rostro de las personas representadas. !

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En todo caso, ¿qué se podía representar en dicha cultura? Se podía representar la historia, pero la historia en su carácter de vehículo salvífico, moralizante, tal y como

Dios, según esta creencia, la vería; las personas y los animales podían representarse copiando y mejorando imágenes ya existentes de las mismas. El ilustrador y el pintor tenían que ceñirse fundamentalmente a una tradición pictórica, misma que en la novela de Pamuk es desafiada por los miembros del taller que trabajan en el nuevo libro encargado por el Sultán, que se permiten ser seducidos por las técnicas pictóricas venecianas. !

!En este régimen de representación, las reglas que ordenaban la producción imaginaria, también excluían la posibilidad de emplear la pintura para representar, por ejemplo, el rostro de una persona sin que ésta tuviera relación con una historia. Como dice el Tío de Negro, en el cap.5, p.55, “Nadie puede imaginar una pintura sin historia”. Pero a seguidas el Tío de Negro revela la raíz de la crisis de ese sistema de representación, cuando a seguidas afirma: “O eso creía. Pero podía hacerse. Hace dos años volví a ir a Venecia como embajador de Nuestro Sultán. Observaba las imágenes de caras que hacían los maestros italianos. Sin saber a qué escena de qué relato correspondía la pintura, pero intentando comprenderla y extraer la historia. Un día me encontré una pintura en la pared de un palacio que me dejó estupefacto…Ante todo, la pintura era la imagen de alguien, de alguien como yo. Era un infiel, por supuesto, no uno de los nuestros. Pero según la miraba iba sintiendo que me parecía a él. Y lo curioso es que no nos parecíamos en nada. Tenía una cara redonda, sin

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huesos, sin pómulos, y al contrario que en el mío, en su rostro no había el menor rastro de una barbilla tan maravillosa como la que yo tengo. No se me parecía en absoluto, pero, por alguna extraña razón, al mirarla seme conmovía el corazón como si fuera mi propia imagen.” Y más adelante se pregunta: “¿Para completar y adornar qué historia se había hecho aquella pintura? Al mirarla comprendía que la pintura era la historia en sí misma. No era la prolongación de una historia, sino algo en sí mismo.”(p.56)!

!Ahí se revela precisamente la fisura que el texto de Pamuk nos revela en esta suerte de recreación novelada de lo que pudo haber sido el punto de inflexión para la formación de uno de los ejes culturales de la Turquía posterior, moderna, pues en realidad Pamuk está escribiendo desde su presente, y es cómo en un régimen de representación donde la imagen es dependiente de la historia, pero principalmente la historia como relato mítico-heroico, como discurso sustentador de una Fe, se abre la posibilidad de, a partir de un diálogo difícil y contradictorio con otro régimen, en este caso de Occidente (la escuela pictórica veneciana del siglo XVII), representar sin depender necesariamente de una historia preestablecida, o tradición, a representar mediante la pintura la historia misma. Pero esto sólo es posible admitirlo, en el marco ético islámico, si la pintura no sirve al deseo de representación del propio autor, o de gente común o asociada al autor. Sería válido, quizás, como lo piensa el Asesino, si el artista no abraza la idea del “estilo”. Por ello, abierta la fisura en el régimen de representación ésta se intenta cerrar reafirmando su lealtad a la autoridad, y por ello el Tío de Negro acaba diciendo: “…Me habría gustado poder ser pintado así. No, yo no tenía derecho, ¡era Nuestro Sultán quien debía ser pintado así! Nuestro Sultán debía ser pintado con todo lo que poseía, con todo lo que mostrara su mundo y representara sus confines.” (p.56) !

Los miniaturistas solo podían ilustrar textos-histor ias. Los retratos, cent ra les en e l Renac imiento europeo, estaban prohibidos en el mundo islámico porque podrían reemplazar a Alá como objeto de i d o l a t r í a . D o s r e g í m e n e s d e representación que se entrecruzan y entran en conflicto en Mi Nombre es Rojo. !

Ese es el punto donde despega la historia del asesinato de uno de los ilustradores, pues no todos pueden entender este giro como algo que pueda sustentarse en las reglas de la pintura e ilustración islámicas.!

La tercera sentencia es para nosotros la más interesante, hasta intrigante, que reza “Tanto el Oriente como el Occidente son de Dios”. En una versión de El Corán que consulté, la sentencia completa dice: “De Dios son el Oriente y el Occidente. Adondequiera que os volváis, allí está la faz de Dios. Dios es inmenso, omnisciente.”!

Resulta que cuando consultaba El Corán para contrastar las traducciones de las sentencias, en la misma azora de la Vaca, donde aparece esta sentencia, hay otra

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que me llamó la atención y me pregunté si podía ser complementaria de aquélla. Es el versículo 62, que dice: “Los creyentes, los judíos, los cristianos, los sabeos, quienes creen en Dios y en el último Día y obran bien, esos tienen su recompensa junto a su Señor. No tienen que temer y no estarán tristes.” !

Esta sentencia abre el espacio para considerar que en la tradición islámica existe apertura para relacionarse con el/un Otro, en este caso la llamada “Gente del Libro”, pueblos de credo monoteísta, en la medida en que reconoce que la salvación puede ser para todos, indistintamente de si se es judío, cristiano, sabeo, creyente, y esto concuerda con la noción de que “Oriente y Occidente son de Dios”. Pero una cosa es la prédica, la abstracción, y otra la ideología y la práctica, pues aunque con esta sentencia Oriente y Occidente coexisten como espacios que son del mismo Dios, coexisten como diferencias, mismas que pueden ser o pueden no ser, de acuerdo a las circunstancias y las relaciones de poder, bien sean respetuosas o conflictivas. !

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El mundo según la mirada de Alá!

!!!!!!Es así como en lo que puede considerarse el momento culminante de la novela, en su penúltimo capítulo donde habla el Asesino, durante el enfrentamiento entre el Asesino, Mariposa y Negro, éste último antes de ser herido por el primero, transcurre la siguiente conversación entre el Asesino, Mariposa y Negro:!

“-Esta fuga mía de Estambul se parece a la de Ibni Sakir huyendo de la Bagdad invadida por los mongoles!

-Entonces no deberías ir a Oriente, sino a Occidente –me respondió Mariposa, envidioso.!

-Tanto el Oriente como el Occidente son de Dios –le contesté en árabe como el difunto Tío.!

-Pero el Oriente es el Oriente y el Occidente es el Occidente –replicó Negro!

-Un ilustrador no debería ser tan vanidoso –dijo Mariposa-. Sólo debería pintar como le sale de dentro en lugar de preocuparse sobre el Oriente y el Occidente.!

-Eso es tan cierto –le respondí al querido Mariposa-, que me apetece besarte.”!

Si consideramos la hipótesis de que aún siendo esta novela un relato ambientado en la Estambul del siglo XVII debe leerse desde el presente, y si consideramos la historia del autor, Pamuk, en su país de origen, su condición de “musulmán cultural”,

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es decir, un laico que vive en una sociedad de fe musulmana mayoritaria y, por lo tanto, no hay manera de que no absorba elementos de la cultura religiosa musulmana a la vez que también integra valores de una cultura más global –de la misma manera que en este lado del mundo hay muchos cristianos que viven vidas muy seculares y permeadas por el pluralismo valórico, y sean por lo tanto “cristianos culturales”-; así como su condición de luchador por los derechos humanos de las ciudadanas y los ciudadanos de su país, defensor del derecho de las minorías étnicas, entre otros temas controversiales en los cuales ha intervenido, como es el caso del reclamo de que el Estado turco reconozca responsabilidad en el genocidio del pueblo armenio entre 1915 y 1923, bien se podría argumentar que su texto funciona como una alegoría sobre los problemas que ha enfrentado el proceso de modernización de la nación turca, que arranca con un endeble proceso de franca occidentalización encabezada por quien es considerado como el padre fundador de dicha nación: Mustafa Kemal Atatürk (1881-1938). !

Una medida tomada por Ataturk que nos muestra el carácter francamente occidentalizante de su política, fue la de forzar a la sociedad turca a abandonar el alfabeto árabe, que había sido utilizado por siglos, y adoptara el alfabeto latino, en un claro esfuerzo por modernizar su país de acuerdo con su concepción muy particular de la modernización. Pero lo cierto es que con Ataturk la nueva nación turca quedó ubicada en un cruce o frontera de culturas, allí Oriente y Occidente confluyen como un gran río y un océano lo hacen en la desembocadura, pero todavía la construcción de una conformación político cultura plural está en camino, y todavía está por verse si los nuevos regímenes de representación que el antiguo centro del pasado imperio otomano ha tratado de incorporar a su identidad, pueden persistir exitosamente. !

Estamos hablando, por ejemplo, de la democracia, que la nación turca ha tratado de asimilar con muchos esfuerzos para superar los signos autoritarios, estamos hablando de una cultura plural y abierta, estamos hablando de un régimen laico en el que la esfera religiosa coexista armoniosamente con la esfera de la vida civil de carácter más liberal, individualizada y tolerante.!

Todos estos aspectos involucran un compromiso con un régimen de representación que admita la construcción de sujetos autónomos capaces de asumir el reconocimiento del Otro; implican la aceptación y respeto de la pluralidad de opciones en el orden de la convivencia social y la vida política. Ciertamente, esto no implica abandonar toda idea de restricciones, pero la democracia y la cultura pluralista suponen que hasta las restricciones conllevan procesos de debate y negociación en las diferentes esferas de la vida social. Los sujetos autónomos, pues, negocian el sentido hasta de las necesarias restricciones que se imponen como límites habilitadores de la convivencia pacífica y productiva. Eso es lo que el Asesino y Maese Donoso no logran en el texto de Pamuk, de ahí que las salidas sean o la muerte o la fuga.!

En este sentido, creemos que el texto de Pamuk nos hace un llamado a considerar, desde la visión kaleidoscópica de su texto, las entradas y salidas a una modernidad de múltiples raíces y variadas posibilidades de desarrollo humano en un horizonte de innegable e inevitable incertidumbre, pero aún así digno de ser aceptado como el

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terreno de las apuestas del sujeto que asoma en las fisuras de “Me llamo Rojo”. ¿Se nos permite recomendar efusivamente su lectura? Esperamos que sí. !

!!!!!!!!!!

!El sultán Murad II en una práctica de arquería, en el Libro de las Destrezas, Estambul, 1584,

Hazine 1523.!

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