Nuestra Señora de París/Víctor Hugo

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París. Siglo XV. Con sus sombrías callejuelas pobladas por desheredados de la fortuna yespíritusatormentados, lagitanaEsmeralda,queprediceelporveniryatrae fatalmentea loshombres, es acusada injustamente de la muerte de su amado y condenada al patíbulo.Agradecido por el apoyo que en otro tiempo recibió de ella, Quasimodo, campanero deNuestra Señora, de fuerza hercúlea y cuya horrible fealdad esconde un corazón sensible, lasalvaotorgándoleasiloenlacatedral.NuestraSeñoradeParísesunadelasmásreconocidasnovelasdeVíctorHugo, fueescritaen1831yestácompuestaporonce libros.Lahistoriasecentraen ladesdichadahistoriadeEsmeraldayQuasimodo,peroademásdedicaunespaciodescriptivoa laCatedraldeNotre-DameenParís.Todos sus elementos—ambientación medieval, amores imposibles, personajes marginados,finaldramático—hacendelaobraunmodelodelostemasliterariosdelRomanticismofrancés.Escrita por encargodeuneditor, aVíctor-MarieHugo le llevóaproximadamente seismesesfinalizarla, dejándole físicamente agotado. Pero el esfuerzo rindió fruto ya que fue bienvaloradapor loscríticosy tuvogranéxitoentre los lectores,convirtiéndoseconel tiempo,entodo un clásico de la literatura universal. A través de los años, la obra ha sido adaptada ennumerosasocasionestantoalteatro,laópera,comoalcine.

VíctorHugo

NuestraSeñoradeParís

ePUBv1.1Cygnus04.05.12

VíctorHugo,1831.Títulooriginal:Notre-DamedeParis.Traducciónde:MªAmorHoyosyEloyGonzález.

Cuando hace algunos años el autor de este libro visitaba o, mejor aún, cuando rebuscaba por lacatedraldeNuestraSeñora,encontróenunrincónoscurodeunadesustorres,ygrabadaamanoenlapared,estapalabra:

'AN'AΓKH.

Aquellasmayúsculas griegas, ennegrecidas por el tiempo y profundamentemarcadas en la piedra,atrajeron vivamente su atención. La clara influencia gótica de su caligrafía y de sus formas, comoqueriendo expresar quehabían sido escritas por unamanode laEdadMedia, y sobre todo el sentidolúgubreyfatalqueencierran,sedujeron,repito,vivamentealautor.

Se interrogó, trató de adivinar cuál podía haber sido el alma atormentada que no había queridoabandonarestemundosinantesdejarallímarcado(enlafrentedelavetusta iglesia)aquelestigmadecrimenodecondenación.Más tarde losmuros fueronencaladoso raspados (ignorocuáldeestasdoscosas) y la inscripción desapareció. Así se tratan desde hace ya doscientos años estas maravillosasiglesiasmedievales;lasmutilacioneslesvienendetodaspartestantodesdedentro,comodefuera.Lospárrocoslasblanquean,losarquitectospicansuspiedrasyluegovieneelpopulachoylasdestruye.

Asípues,fueradelfrágilrecuerdodedicadoporelautordeestelibro,hoynoquedayaningúnrastrodeaquellapalabramisteriosagrabadaenlatorresombríadelacatedraldeNuestraSeñora;ningúnrastrodeldestinodesconocidoqueellaresumíatanmelancólicamente.

Elhombrequegrabóaquellapalabraenaquellaparedhacesiglosquesehadesvanecido,asícomolapalabrahasidoborradadelmurodelaiglesiaycomoquizáslaiglesiamismadesaparezcaprontodelafazdelatierra.

Basándoseenesapalabra,sehaescritoestelibro.

PARÍS,MARZODE1831.

Notaañadidaalaedicióndefinitiva(1832).

Erróneamente se ha anunciado que esta edición iba a ser aumentada con varios capítulos nuevos.Debíahabersedichoinéditos.Sialdecirnuevosseentiendehechosdenuevo,loscapítulosañadidosaestaediciónnosonnuevos.Fueronescritosalmismotiempoqueelrestodelaobra,datandelamismaépocayprocedendelamismainspiración,puessiemprehanformadopartedelmanuscritodeNuestraSeñoradeParís.Ademásresultadifícilmentecomprensibleparaelautorunposteriorañadidodetrozosnuevosaunaobradeestetipo.

Estas cosas no se hacen a capricho. Una novela nace, según él, de una forma, en cierto modonecesaria,yyacontodossuscapítulos,yundramanaceyacontodassusescenas.Nosecreaquequedenadaalarbitrioenlasnumerosaspartesdeesetodo,deesemisteriosomicrocosmoquesellamadramaonovela.Elinjertoolasoldaduraprendenmalenobrasdeestecarácterquedebensurgirdeunimpulsoúnicoymantenersesinmodificaciones.

Unavezterminadalaobra,nocambiéisdeopinión,nolamodifiquéis.Cuandosepublicaunlibro,cuando el sexode la obra ha sido reconocido y proclamado, cuando la criatura ha lanzado su primergrito, ya ha nacido, ya está ahí, tal y como es, ni el padre ni la madre podrían ya cambiarla, puesperteneceyaalaireyalsolyhayquedejarlaviviromorirtalcuales.¿Queellibronoestáconseguido?¡Quéselevaahacer!Noañadáisniunsolocapítuloaunlibrofallido.¿Queestáincompleto?Habríaquehaberlocompletadoalconcebirlo.Noconseguiréisenderezarunárboltorcido.¿Quevuestranovelaestísica?,¿quenoesviable?,puesnoconseguiréisinsuflarleelhálitoquelefalta.¿Quevuestrodramahanacidocojo?Creedme,nolepongáisunapiernademadera.

Elautormuestraungraninterésenqueelpúblicoconozcamuybienqueloscapítulosaquíañadidosnohansidoescritosexpresamenteparaestareimpresiónyquesi,enedicionesprecedentesnohansidopublicados,sédebearazonesmuysencillas.

Cuando se imprimíaporprimenvezNuestraSeñoradeParís, se extravió la carpetaqueconteníaesos trescapítulosy,oseescribíandenuevo,ose renunciabaaellos.Elautorconsideróque losdosúnicoscapítulos—delostresextraviados—quepodríanhabertenidociertointerésporsuextensión,sereferíanalarteyalahistoriayque,portanto,noafectabanparanadaalfondodeldramaydelanovela.Elpúbliconohabríaechadoenfaltasudesapariciónyúnicamenteél,elautor,estaríaenelsecretodeestaomisión;así,pues,decidiósuprimirlosy,puestosaconfesarlotodo,hayquedecirtambiénque,porpereza,retrocedióantelatareaderehaceresostrescapítulosperdidos.Lehabríasidomásfácilescribirunanuevanovela.

Peroahora,encontradosya,aprovechalaprimeraocasiónpararestituirlosasusitio.Estaes,pues,suobracompletatalcomolasoñóytalcomolaescribió,buenaomala,frágiloduradera,perocomoélladesea.

Nohaydudadequeestoscapítulostendránpocovaloralosojosdelectores,muyjuiciososporlodemás,quesólohanbuscadoenNuestraSeñoradeParíseldrama,lanovela,peroquizásotroslectoresnoconsidereninútilestudiarelpensamientoestéticoyfilosóficoocultoenellibro,ysecomplazcan,alleerlo, en desentrañar algomás que la novela en símismay—perdónesenos las expresiones un tanto

ambiciosas—escudriñar la técnicadel historiadory los adjetivosdel artista, a travésde la creación,mejoropeor,delpoeta.

Es para esos lectores sobre todo para quienes los capítulos añadidos en esta edición completaránNuestraSeñoradeParís,siadmitimosquemerecelapenaqueestaobraseacompletada.

Elautorseocupaenunodeestoscapítulosdeladecadenciaymuertedelaarquitecturaactualque,ensuopinión,escasiinevitable;estaopinióndesgraciadamenteseencuentramuyarraigadaenélylatienemuymeditada. Siente, sin embargo, la necesidad de expresar su más vivo deseo de que el futuro ledesmienta,puesconocequeelarteencualquieradesusmanifestacionespuedeconfiarporcompletoenlasnuevasgeneracionescuyogeniocomienzayaasentirseyaapuntarenlostalleresdelarte.Lasemillaestá en el surco y la cosecha será ciertamente hermosa.Teme sin embargo, y se podrán descubrir lasrazonesenelsegundotomodeestaedición,quelasaviahayapodidoretirarsedeesteviejoterrenodelaarquitecturaquedurantetantossigloshasidoelmejorterrenoparaelarte.

Existe hoy sin embargo entre los jóvenes artistas tanta vitalidad, tanta fuerza y, si cabe, tantapredestinación,queennuestrasescuelasdearquitectura,apesardecontarconunprofesoradodetestable,están surgiendo alumnos que son excelentes; algo así como aquel alfarero del que hablaHoracio quepensandoenhaceránforasproducíapucheros…Curritrota,urceusexit[1].

Peroencualquiercasoycualquieraqueseaelfuturodelaarquitecturaylaformaconquenuestrosjóvenes arquitectos den solución en su día a sus problemas artísticos, conservemos los monumentosantiguos,mientrasesperamoslacreacióndeotrosnuevos.Inspiremosalpaís,siesposible,elamoralaarquitecturanacional.Elautordeclaraserésteunodelosobjetivosprincipalesdeestelibroytambiénunodelosobjetivosprincipalesdesuvida.

QuizásNuestra Señora de París haya podido abrir perspectivas nuevas sobre el arte en la EdadMedia, ese artemaravillosoyhasta ahoradesconocidodeunosy, lo que es peor,menospreciadoporotros;sinembargoelautorseencuentramuylejosdecreerrealizadalatareaquevoluntariamentesehaimpuesto.Hadefendidoenmásdeunaocasiónlacausadenuestraviejaarquitecturayhadenunciadoenvozaltamuchasprofanaciones,muchasdemolicionesymuchasirreverencias,yseguiráhaciéndolo.Sehacomprometido a volver con frecuencia sobre este tema y lo hará; semostrará incansable defensor denuestros edificios históricos atacados encarnizadamente por nuestros iconoclastas de escuelas y deacademias,pueseslastimosocomprobarenquémanoshacaídolaarquitecturadelaEdadMediaydequé manera los presuntuosos conservadores de edificios históricos tratan las ruinas de este artegrandioso.Es inclusovergonzantequenosotros,hombres sensibles a él, nos limitemosa abuchear susactuaciones.Noaludimosaquíúnicamentealoqueacaeceenlasprovincias,sinoaloqueseperpetraenParís,antenuestraspuertas,bajonuestrasventanas,enlagranciudad,enlaciudadculta,enlaciudaddelaprensadelapalabraydelpensamiento.Paraterminarestasnotas,nopodemosevitarelseñalaralgunode estos hechos vandálicos, proyectados a diario, iniciados y realizados tranquilamente ante nuestrosojosalavistadelpúblicoartistadeParís,frentealacríticadesconcertadaantetamañaaudacia.Acabadeserderribadoelarzobispado,unedificiodegustodudoso,yeldañonohabríasidograndesinofueraporque con el arzobispadoha sido tambiéndemolido el obispado, resto curioso del sigloXIVque elarquitectoencargadodesuderribonohasabidodistinguirdelconjunto.Asíhaarrancadoel trigoy lacizaña,¡quémásda!SehablatambiéndearrasarlaadmirablecapilladeVincennesparahacerconsuspiedras no sé qué fortificación que para nada habría necesitado Daumesnil.Mientras que, a base de

grandes sumas se está restaurando el palacioBorbón, ese viejo caserón, se estándestrozandopor losvendavalesdelequinocciolosmagníficosvitralesdelaSantaCapilla.

Haceyadíasquehanpuestounosandamiosen laTorreSaintJacques-de-la-Boucherieycualquierdíacaerábajolapiqueta.Sehaencontradounalbañilparalevantarunacasitablancaentrelasvenerablestorres del palacio de justicia y otro para castrarSaintGermain-des-Prés, la abadía feudal de los trescampanarios;yseencontraráotro,nolodudéis,paraacabarconSaint-Germain-L'Auxerrois.Todosestosalbañilessecreenarquitectosyllevanuniformesverdesysonpagadosminuciosamenteporlaprefectura.Enfin,causantodoslosperjuiciosqueelmalgustoescapazdeconcebir.

Cuandoescriboestaslíneas,unodeellos¡deplorableespectáculo!,estáencargadodelasTullerías,otrodeellosmarcadecosturoneselrostrodePhilibertDelormeynoesciertamenteunodelosmenoresescándalos de nuestros días el ver con qué desvergüenza la amazacotada arquitectura de este hombredestrozaunadelasmásdelicadasfachadasrenacentistas.

PARÍS,20DEOCTUBREDE1832.

LIBROPRIMERO

ILagransala

Hace hoy trescientos cuarenta y ocho años, seis meses y diecinueve días[2] que los parisinos sedespertaronalruidodetodaslascampanasrepicandoatodorepicareneltriplerecintodelaCité,delaUniversidadydelaVille.

Deaquel6deenerode1482lahistorianohaguardadoningúnrecuerdo.Nadadestacableenaquelacontecimiento que desde muy temprano hizo voltear las campanas y que puso en movimiento a losburgueses de París; no se trataba de ningún ataque de borgoñeses o picardos, ni de ninguna reliquiapaseadaenprocesión;tampocodeunamanifestacióndeestudiantesenlaViñadeLaasnidelarepentinapresencia de Nuestro muy temido y respetado Señor, el Rey, ni siquiera de una atractiva ejecuciónpublica, en el patíbulo, de un grupo de ladrones o ladronas por la justicia de París. No lomotivabatampocolaaparición,tanfamiliarenelParísdelsigloXV,deningunaatractivayexóticaembajada,pueshacíaapenasdosdíasquelaúltimadeestascabalgatas,precisamenteladelaembajadaflamenca,habíatenido lugarpara concertar elmatrimonioentre elDelfínyMargaritadeFlandes, congranenojo,porcierto,demonseñorelCardenaldeBorbónque,paracomplaceralrey,hubodefingiragradoantetodoelrústico gentío de burgomaestres flamencos y hubo de obsequiarles en su palacio de Borbón con unaatractiva representación y una entretenida farsa,mientras una fuerte lluvia inundaba y deterioraba lasmagníficastapiceríascolocadasalaentradaparalarecepcióndelaembajada.

Loqueaquel6deeneroanimabade tal formaalpueblodeParís, comodiceel cronista JehandeTroyes,eralacoincidenciadeladoblecelebración,yadetiemposinmemoriales,deldíadeReyesylafiestadeloslocos.

EsedíahabíadeencenderseunagranhogueraenlaplazadeGrève,plantarelmayoenelcementeriodelacapilladeBraqueyrepresentarunmisterioenelpalaciodejusticia.

Lavíspera, al sonde trompetasy tambores, criadosdel prebostedeParís, ataviadosdehermosassobrevestas de camelote color violeta, y con grandes cruces blancas bordadas en el pecho, habían yahechoelpregónporlasplazasycallesdelavillayunagranmuchedumbredeburguesesydeburguesasacudía de todas partes, desde horas bien tempranas, hacia alguno de estos tres lugaresmencionados,escogiendosegúnsusgustoslafogata,elmayoolarepresentacióndelmisterio.Convieneprecisar,comoelogioaltradicionalbuenjuiciodeloscuriososdeParís,quelamayoríadelagentetomabapartidoporlahoguera,loqueeramuypropiodadalaépocadelañooporelmisterioqueporserrepresentadoenlagransaladelpalacio,cubiertaybiencerrada,seencontrabaalabrigoyque lamayorpartedejabadeladoalpobre«mayo»malflorido,temblandodefríoysolitobajoelcielodeeneroenelcementeriodelacapilladeBraque.

Bajo el antiguo régimen, los burgueses y demás gentes del pueblo que habían sido condenados amuerte,eranahorcadosenestaplaza.Losnoblesopersonajesderelieveerandecapitadosallímismoconhachaoconespada,ylosculpablesdeherejíaeranquemadosvivos,asícomomuchosdelosacusadosdebrujería.Alosasesinosselescolocabaenla«rueda»yalosacusadosdecrímenesdelesamajestadselesdescuartizaba.

LaafluenciadegenteseconcentrabasobretodoenlasavenidasdelPalaciodejusticiapuessesabía

quelosembajadoresflamencos,llegadosdosdíasantes,ibanaasistiralarepresentacióndelmisterioyalaeleccióndelpapadeloslocosqueseibaarealizarprecisamenteenaquellamismasala.

No era nada fácil aquel día poder entrar en laGran Sala, famosa ya por ser considerada la salacubiertamásgrandedelmundo(sibienesciertoqueSauvalnohabíaaúnmedidolagransaladelpalaciodeMontargis).

Laplazadelpalacio,abarrotadadegente,ofrecíaaloscuriososqueseencontrabanasomadosalasventanas,laimpresióndeunmar,endondecincooseiscalles,comosideotrastantasdesembocadurasderíossetratara,vertíandecontinuonuevasoleadasdecabezas.Lasoleadasdetalgentío,acrecentadasa cada instante, chocaban contra las esquinas de las casas, que surgían, como si de promontorios setratara,enlaconfiguraciónirregulardelaplaza.

Enelcentrodelaaltafachadagóticadelpalacio,lagranescalinatautilizadasincesarporunflujoascendente y descendente de personas, interrumpido momentáneamente en el rellano, se expandía enoleadas hacia las dos rampas laterales. Pues bien, esa escalinata vertía gente incesantemente hacia laplazacomounacascadasusaguasenunlago.

Los gritos, las risas, el bullicio de la muchedumbre, producían un inmenso ruido y un clamorincesante.Devezencuandoelbullicioyelclamorseacrecentabanyelcontinuotrasiegodelamultitudhacialaescaleraprovocabaavalanchasmotivadastantoporlosempujonesdealgúnarquero,alabrirsecamino,comoporelcoceardelcaballodealgúnsargentodelprebosteenviadoallugarpararestablecerorden; tradición admirable esta que los prebostes han dejado a los condestables, éstos a su vez a losmariscalesyasíhastalosgendarmesdenuestrosdías.

Antelaspuertas,enlasventanas,porlaslucerasosobrelostejados,pululabanmillaresderostrosburgueses,tranquilosyhonradosquecontemplabanelpalacioobservandoelgentíoycontentándosesólocon eso; la verdad es que existe mucha gente en París que se satisface con el espectáculo de serespectadores, pues a veces ya es suficiente entretenimiento el contemplar una maravilla tras la cualsucedencosas.

Sinosfuerapermitidoanosotros,hombresde1830,mezclarnosconelpensamientoaestosparisinosdel sigloXV, y penetrar con ellos, zarandeados y empujados en aquella enorme sala del palacio, tanestrechaaquel6deenerode1482,nohabríadejadodeser interesanteyencantadorelespectáculodevernosrodeadosdecosasque,porsertanantiguas,lashubiéramosconsideradocomonuevas.

Si el lector nos lo permite, vamos a intentar evocar con el pensamiento la impresión que habríaexperimentadoalfranquearconnosotroselumbraldeaquellaenormesalayverserodeadoporunaturbavestidaconjubón,sobrevestaycota…

Enprimerlugarzumbidosdeorejasydeslumbramientoenlosojos.Porencimadenuestrascabezasunadoblebóvedaojivalartesonadaconesculturasdemaderapintadaenazulyconfloresdelisdoradasybajonuestrospiesunpavimentodemármolalternandolosasblancasynegras.Anuestroladounenormepilaryluegootroyotrosmás,hastasietepilaresenlaextensióndeaquellaenormesalasosteniendoenlamitaddesuanchuralosarranquesdeladoblebóveday,entornoaloscuatroprimerospilares,tiendasdecomerciantesdeslumbrantesdevidriosydeoropelesy,entornoalastresúltimas,bancosdemaderaderoble,gastadosyaypulidosporlascalzasdelospleiteantesylastogasdelosabogados.

Rodeandolasalayalolargodesusmurosentrelaspuertas,entrelosventanales,entrelospilares,lafila interminabledelasestatuasdetodoslosreyesdeFrancia,desdeFaramundo:losreyesholgazanes

conlosbrazoscaídosylosojosbajos;losreyesvalerososybatalladoresconsusmanosysuscabezasorgullosamentedirigidasalcielo.Además,enlasaltasventanasojivales,vitralesdemilcoloresyenlosamplios accesos a la sala, riquísimas puertas delicadamente talladas y en conjunto, bóvedas, pilares,muros,chambranas,artesonados,puertas,estatuas,todorecubiertodearribaaabajoporunaespléndidapinturaazulyoroque,unpocodescoloridaenlaépocaenquelavemos,habíacasidesaparecidobajoelpolvoylastelarañasenelañodegraciade1549enqueDuBreullaadmirabatodavía.

Imaginemos ahora esa inmensa sala oblonga, iluminada por la claridad tenue de un día de enero,invadidaporungentíoabigarradoybulliciosodeambulandoalolargodelosmurosygirandoentornoasussietepilaresyobtendremosasíunaidea,untantoconfusaaún,delconjuntodelcuadrocuyosdetallesmáscuriososvamosaintentarresaltar.

EsclaroquesiRavaillacnohubieraasesinadoaEnriqueIV,nohabríahabidopruebasdelprocesoRavaillacdepositadasenlaescribaníadelPalaciodejusticia,ni tampococómplicesinteresadosensudesaparición,niincendiariosobligados,afaltadealgomejor,apegarfuegoalaescribaníaparahacerlasdesaparecerniaincendiarelPalaciodeJusticiaparahacerdesaparecerlaescribaníayenfin,enbuenalógicatampocosehabríaproducidoelincendiode1618yelviejopalaciopermaneceríaaúnenpieconsuinmensasalaypodríayodecirallector:«Idaverla»yasíunosyotrosevitaríamos:yohacerlayélleer una descripción quizás nomuy buena.Todo esto viene a probar que los grandes acontecimientostienenconsecuenciasincalculables.

También es cierto en primer lugar que Ravaillac no tenía cómplices y en segundo lugar que suscómplices,dehaberlostenido,claro,nohabríanestadoimplicadosenelincendiode1618.Existenotrasdosexplicacionesmuyplausibles.Laprimera,lagranestrellaenllamasdeunpiedeanchaydeuncododealtoque,comotodoelmundosabe,cayódelcielosobreelpalacioelsietedemarzopasadalamedianoche;ensegundolugar,estálacuartetadeTheophile:

Certes,cefutuntristejeu,QuandàParisdamejustice,Pouravoirmangétropd'epice,semittoutlepalaisenfeu[3].

Se piense lo que se piense de esta triple explicación política, física o poética del incendio delPalaciodejusticiaen1618,lociertoesquedesgraciadamenteésteseprodujo.

Hoy, a causa de esta catástrofe, queda muy poco del palacio, gracias también a las sucesivasrestauracionesquesehanrealizadoyquehanacabadoconloqueelfuegohabíarespetado.QuedamuypocacosayadelaquefueprimeraresidenciadelosreyesdeFrancia,muypocacosadeestepalacio,hermanomayor delLouvre, de este palacio en el que en tiempos deFelipe elHermoso buscaban losrestosdelasmagníficasconstruccionesrealizadasporelreyRobertoydescritasporHergaldo.Casitodohadesaparecido.¿Quésehahechodel salónde laCancilleríaenelqueel reySanLuis«consumósumatrimonio»?¿Ydeljardínendondeélmismoadministrabajusticia«revestidodeunacotadecamelote,conunasobrevestadetiritaña,sinmangas,yconunatúnicadesándalonegrosobreloshombros,echadoenunhermosotapizyconJoinvilleallado»?¿DóndeestálacámaradelEmperadorSegismundo?¿YladeCarlosIV?¿YladeJuansinTierra?¿DóndeaquellaescalinatadesdelaqueCarlosVIpromulgósu

edictodegracia?¿YlalosaenlaqueMarceldegolló,enpresenciadelDelffn,aRobertdeClermontyalmariscaldeChampagne?¿YlaportilladondefueronrotaslasbulasdelantipapaBenedictoypordondesemarcharonlosquelashabíantraído,castradosyencapirotados,conmofasycantandolapalinodiaportodoParís?¿Y lagransalaconsusdorados, susazules, susojivas, susestatuasypilaresysubóvedainmensatodaesculpida?¿Ylacámaradorada?¿Yelleóndepiedraquehabíaenlaentradaconlacabezabajaylacolaentrelaspiernas,comolosleonesdeltronodeSalomónenactitudsumisacomocuadroalafuerzacuandoseencuentraantelajusticia?¿Ylashermosaspuertas?¿Ylosbellísimosvitrales?¿YlosherrajescinceladosqueprovocabanlaenvidiadeBiscornette?¿YlasdelicadasobrasdeebanisteríadeDuHancy…?¿Quéhanhecho el tiempoy loshombresde talesmaravillas? ¿Quéhemos recibidoportodoeso,portodaestahistoriagala,portodoesteartegótico?

Porloquealarteserefiere,laspesadascimbrasrebajadasdeM.deBrosse,estetorpearquitectodelpórtico deGervais y, en cuanto a la historia, los recuerdos parlanchines del gran pilar en donde aúnresuenanloscomadreosdelosPatru.

Noesmucho,laverdad,perovolvamosalaauténticagransaladelverdaderoyviejopalacio.Lasdosextremidadesdeestegigantescoparalelogramoestabanocupadas,unaporlafamosamesade

mármol, tan larga, tanancha, tangruesacomojamássevio—dicenlosviejospergaminosenunestiloquehubieraprovocadoelapetitodeGargantúa—,semejantelonchademármolenelmundo,otraporlacapillaendondeLuisXIsehabíahechoesculpirderodillasantelaVirgenyadondehabíahechollevarsin preocuparle un ápice los dos nichos vacíos que dejaba en la fila de las estatuas reales, las deCarlomagnoySanLuis,dossantosalosquesuponíaélgraninfluenciaenelcieloporhabersidoreyesdeFrancia.

La capilla aúnnueva, construidahace apenas seis años, tenía ese gusto encantador de arquitecturadelicada,deesculturaadmirable,finamentecincelada,quedefineenFranciaelfindelgóticoycontinúahasta mediados del siglo XVI en esas fantasías esplendorosas del Renacimiento. El pequeño rosetónabiertosobreelpórticoeraunaobramaestradedelicadezaydegracia,habríasedichounaestrelladeencaje.

Enelcentrodelasalafrentealapuerta,sealzabaunestradodebrocadodeoro,adosadoalmuro,endondesehabíaabiertounaccesoprivadomedianteunaventanaalpasillodelacámaradoradaparalalegaciónflamencaylosdemásinvitadosderelievealarepresentacióndelMisterio.

Enesamesademármol,segúnlatradición,debíarepresentarseelmisterioyatalfinhabíasidoyapreparada desde lamañana. La rica plancha demármolmuy rayada ya por las pisadas, sostenía unaespeciedetabladobastantealto,cuyasuperficiesuperior,bienvisibledesdetodalasala,debíaservirdeescenarioycuyointerior,disimuladoporunostapices,serviríadevestuarioalosdiferentespersonajesenlaobra.Unaescalera,colocadasindisimuloporfuera,comunicaríaelescenarioyelvestuarioysuspeldañosaseguraríanlaentradaysalidadelosactores.Nohabíapersonajealguno,niperipecia,nigolpede teatroquenonecesitara servirsede aquella escalera ¡inocentey adorable infanciadel arteyde latramoya!

Cuatroagentesdelbailíodelpalacio,guardianesforzososdetodoslosplaceresdelpueblo,tantoenlosdíasdefiestacomoenlosdíasdeejecución,permanecíandepieencadaunadelascuatroesquinasdelamesademármol.

Larepresentaciónteníaquecomenzartraslaúltimacampanadadelasdocedelmediodíaenelgran

reloj del palacio. No era muy pronto precisamente para una representación teatral, pero había sidoprecisoacomodarsealhorariodelosembajadoresflamencos.

Ocurría,sinembargo,quetodoaquelgentíoestabaallídesdemuytempranoynopocosdeaquelloscuriosostemblabandefríodesdeelamanecerantelagranescalinatadelpalacio.Loshabíainclusoqueafirmabanhaberpasadolanochealaintemperie,tumbadosanteelgranportón,paratenerlaseguridaddeentrarlosprimeros.Lamuchedumbrecrecíapormomentosy,comoelaguaquerebasaelnivel,empezabaa trepar por los muros, a agolparse en torno a los pilares, a amontonarse en las cornisas, en lasbalaustradas de los ventanales y en todos los salientes y relieves de la fachada. Por todo ello lasmolestias,laimpaciencia,elaburrimiento,lalibertaddeundíadecinismoydelocura,lasdiscusionesquesurgíanporunbrazodemasiadoavanzado,unzapatodemasiadoapretado,elcansanciode la largaespera,dabanya,bastanteantesdelahoradellegadadelosembajadores,unambienteenconadoyagrioalbulliciodetodaaquellagenteencerrada,apiñada,empujada,pisoteadaysofocada.Noseoíanmásquequejas e improperios contra los flamencos y el preboste de los comerciantes, contra el cardenal deBorbón y el bailío de palacio, contraMargarita deAustria, contra los alguaciles, o contra el frío, elcalor,oelmal tiempo,oelobispodeParísocontraelpapade los locos, laspilastras lasestatuas…contraunapuertacerradaounaventanaabierta.Todoelloparagrandiversióndebandasdeestudiantesode lacayos que, diseminados entre la multitud, se aprovechaban del malestar general para, con susbromas,provocaryaguijonear,pordecirlodealgunamanera,aquelmalhumorgeneral.

Habíaentreotrosungrupodeestosalegresdemoniosque,despuésdehaberdestrozadolacristaleradeunventanal, se había sentadodescaradamente en la repisaydesde allí lanzaban susmiradasy susburlas,tantoalosdeadentro,comoalosdeafuera.

Porsusgestos,susrisasestentóreas,porlasllamadasburlonasquesehacíandeunaaotrapartedelasala,sededucíaconfacilidadqueparaaquellosestudiantesnocontabaelcansancioqueinvadíaalrestode los asistentes y que disfrutaban con el espectáculo que se producía ante sus ojos esperando queaquellocontinuara.

—¡PormialmaquevossoisJoannesFrollodeMolendino!—exclamóunodeellosdirigiéndoseaunaespeciedediablejorubio,debuenverycaradepicaro,queseapoyabaenlashojasdeacantodeunode los capiteles—. Vos sois el que llaman Juan delMolino, por vuestros dos brazos y vuestras dospiernasqueseasemejanalasaspasmovidasporelviento.¿Desdecuándoestáisahí?

—Por todos losdiablos—respondió JoannesFrollo—,másdecuatrohoras llevoyayesperomeseandescontadasdemi tiempoenelpurgatorio.Meheoídoa loscuatrosochantresdel reydeSiciliaentonarelversículoprimerodelamisamayordelassieteenlaSantaCapilla.

—Sonmagníficos—replicóelotro—,ysuvozesmásagudaaúnquesusbonetes.AntesdefundarunamisaparaSanJuan,elReydeberíahaberseinformadodesiaSanJuanlegustaellatíncantadoconacentoprovenzal.

—¡Sólo lo ha hecho para dar empleo a esos malditos chantres del Rey de Sicilia! —exclamósecamenteunaviejadelgentío,situadabajoelventanal—.¡Noestámal!¡Mil librasparisinasporunamisa!,¡yporsifuerapococoncargoalarrendamientodelapescademardelmercadodeParís!

—Calma, señores —replicó un grave personaje, rechoncho que se tapaba la nariz junto a lavendedoradepescado—,habíaquefundarunamisa,¿no?,¿oqueréisqueelreyvuelvaaenfermar?

—Así se habla, sire Gille Lecornu, maestro peletero y vestidor del Rey—exclamó el estudiante

desdeelcapitel.Unacarcajadadetodoslosestudiantesacogióeldesafortunadonombredelpobrepeleteroyvestidor

real.—ElCornudo¡GilCornudo!—decíanunos.—Cornutusethirsutus—replicabaotro.—Pues claro—añadía el diablejo del capitel—, ¿de qué se ríen? Es el honorable Gil Cornudo,

hermanodemaeseJuanCornudo,prebostedelpalaciodelRey,ehijodemaeseMahietCornudo,porteroprimerodelParquedeVincennes,burguesestodosdeParísytodoscasadosdepadresahijos.

La algazara aumentaba y el obeso peletero del rey, sin decir palabra, procuraba sustraerse a lasmiradasqueleclavabandetodosloslados,peroenvanosudabayresoplabapues,comounacuñaqueseclava en lamadera, todos sus esfuerzos no servían sino para encajar su oronda cara roja de ira y dedespechoenloshombrosdequieneslerodeaban.Finalmenteunodeellos,gordoybajo,yhonradocomoél,salióensuayuda:

—¡Maldición! ¡Estudianteshablandoasíaunburgués!Enmis tiemposse loshabríaazotadoyconpalosqueluegohabríanservidoparaquemarlos.

Aloíresto,todalabandaserióacarcajadas.—¡Hala!¿Quiéncantatanfino?¿Quiénesesepájarodemalagüero?—¡Toma!,¡siyoleconozco!:esmaeseAndréMusnier.—¡Claro!¡ComoqueesunodeloscuatrolibrerosjuradosdelaUniversidad!—dijootro.—Todoescuádrupleenesatienda—añadióuntercero—:lascuatronaciones,lascuatrofacultades,

lascuatrofiestas,loscuatroprocuradores,loscuatroelectores,loscuatrolibreros.—Pueshabráquearmarlesunfollóndetodoslosdemonios—dijoJeanFrollo.—Musnier,tequemaremosloslibros.—Musnier,apalearemosatuslacayos.—Musnier, nosmeteremos con tumujer, con la gorda de la señoraOudarde que está tan fresca y

alegrecomosiestuvieraviuda.—¡Queeldiablooslleve!—mascullómaeseAndréMusnier.—MaeseAndrés—dijoJuanFrollo,colgadoaúndesucapitel—,otecallasometiroencima.EntoncesmaeseAndrés levantó lavista comoparamedir la alturadel pilary el pesodelguasón,

multiplicósupesoporelcuadradodelavelocidadysecalló.Juan,dueñoyadelcampodebatalla,dijoaltaneramente:—Teaseguroqueloharéaunqueseahermanodeunarchidiácono.¡Vayagentuzanuestrosseñoresde

laUniversidad! ¡Ni siquierahan sabidohacer respetarnuestrosprivilegiosenundía comoeldehoy!PorqueenlaVilletenemoshoyelfuegoyelmayo;misterio,papadeloslocosyflamencosenlaCité,yenlaUniversidad,nada.

—¡AunquelaplazaMauberteslosuficientementegrande!—dijounodelosestudiantesqueestabansentadosenlarepisadelaventana.

—¡Abajoelrector,loselectoresylosprocuradores!—gritóJuan.—HabráquehacerotrafogataestatardeenelChamp-Gaillard,contodosloslibrosdemaeseAndrés

—replicóelotro.—¡Yconlospupitresdelosescribas!

—¡Yconlasvarasdelosbedeles!—¡Yconlasescupiderasdelosdecanos!—¡Yconlasarcasdeloselectores!—¡Yconlosescabelesdelrector!—¡Fuera!—replicó, zumbón, el pequeño Juan—, fueramaeseAndrés, bedeles y escribas. ¡Fuera

teólogos,médicosydecretistas!¡Fueralosprocuradores,fueraloslectores,fueraelrector!—¡Eselfindelmundo!—murmurómaeseAndrés,tapándoselosoídos.—Apropósito,¡mirad,elrector!¡Miradleahí,enlaplaza!—gritóunodelosdelaventanaytodosse

volvieronamirarhacialaplaza.—¿Esdeverdadnuestrovenerablerector,maeseThibaut?—preguntóJuanFrollodelMolino,queno

podíaverloqueocurríaenlaplaza,porestarasidoaunodelospilaresinteriores.—Sí,sí—respondieronlosotros—;seguroqueesél,elrector.En efecto, en aquelmomento el rector y todos los representantes de laUniversidad se dirigían en

grupohacialaembajadayestabancruzandolaplazadelpalacio.Los estudiantes, apiñados en la ventana, les saludaron al pasar conmofas y aplausos irónicos. El

rector,queencabezabalacomitiva,recibiólaprimeraandanada,quenofuepequeña.—¡Buenosdías,señorrector!;¡holaalosbuenosdías!—¿Cómoasí,poraquí,jugadorempedernido?¿Asíquehabéisdejadovuestrapartidadedados?—¡Miracómotrotaensumula!¡Perosisusorejassonmásgrandesquelasdeella!—¡Hola,hola!¡Alosbuenosdías,señorrectorThibaut!—¡Tybaldealeator![4];¡jugador,viejoimbécil!—¡Quediososguarde!¿Oshansalidoseisdoblesestanoche?—¡Mírale!¡Miraquécaraarrugadaypastosadetantojugaralosdados!—¿AdóndevaisasíTybaldeaddados[5],deespaldaalaUniversidad,trotandohacialaVille?—SeguroquevaabuscarsutuguriodelacalleThibautodé[6]—exclamóJuandelMolino.Todalabandaacogiólarechiflaconvozdetruenoyaplausosfuriosos.—VaisabuscarvuestrotuguriodelacalleThibautodé,¿noesasí,señorrector,jugadordeldemonio?Despuéslestocóalosdemásdignatarios.—¡Fueralosbedeles!¡Fueralosmaceros!—Eh,oye,RobinPoussepain,¿quiénesesetipo?—¡PerosiesGilbertdeSully,GilbertusSoliaco,elcancillerdelcolegiodeAutun!—Eh,túqueestásmejorsituadoqueyo,tomamizapatoytíraseloalacara.—Saturnalitiasmittimuteccenucets[7].—¡Mueranlosseisteólogosconsussobrepellizasblancas!—Ah,¿perosonlosteólogos?;creíqueeranlasseisocasblancasqueSantaGenovevaregalóala

VilleporelfeudodeRoogny.—¡Fueralosmédicos!—¡Fueradiputadosycardenales!—¡Ahívamibirrete,cancillerdeSantaGenoveva!¡Mehicisteisunafaena!¡Osdigoqueescierto!,

mi puesto en la nación deNormandía se lo dio al pequeñoAscanio Falzaespada, de la provincia deBurges,queeraitaliano.

—¡Esunainjusticia!—gritaronlosdemásestudiantes—.¡FueraelCancillerdeSantaGenoveva!—Eh,eh.¡Fijaos!EsMaeseJoaquindeLadehors.—¡Anda!yLuisDahuilleyLambertoHoctement.—¡Queeldiablosellevealprocuradordelanaciónalemana!—¡YaloscapellanesdelaSantaCapillaconsusmucetasgrises!¡Cumtunicisgrisis!—¡Seudepellibusgrisisfourratis![8]—¡Miralosmaestrosenartes!¡Bonitascapasnegras!¡Québonitascapasrojas!—¡Mira!¡Parecenlacoladelrector!Sediríaqueesunduxvenecianoataviadoparasusbodasconel

mar.—Eh,Juan,mira:¡LoscanónigosdeSantaGenoveva!—¡Aldiablolacanonjía!—Y ahora el Abad Claud Choart. Doctor Claudio Choart, ¿buscáis acaso a María Giffarde? La

hallaréisenlacalleSlatigny,preparandoellechodelreydelosribaldos.—Pagasuscuatrodenarios;quatuordenarios.—Autunumbombum[9].—¿Queréisqueoslohagagratis?—¡Compañeros!maeseSimonSanguin,electordelaPicardía,consumujeralagrupa.—Postequitemsedetatracura[10].—¡Ánimo,maeseSimon!—¡Buenosdíasseñorelector!—¡Buenasnochesseñoraelectora!—¡Quésuertetienendeverlotodo!—suspirabaJoannesdeMolendino,agarradoaúnalahojarasca

desucapitelymientrastantoellibrerojuradodelaUniversidadmaeseAndrésMusnier,hablabaaloídodelpeleteroreal,maeseGilLecornu.

—Osdigoqueésteeselfindelmundo,jamássehanvistotalesdesmanesentrelosestudiantesytodoelloesdebidoalosmalditosinventosmodernosqueechantodoaperder;lasartillerías,lasserpentinas,las bombardas, pero sobre todo la imprenta, esa peste llegadadeAlemania.Yano se hacen libros nimanuscritos,laimprentahundealalibrería.Estoeselfindelmundo.

—Yoyalohabíaobservadoenelaumentodeventasdeterciopelo—dijoelpeletero.Justoentoncessonaronlasdoce.—¡Ah…!—coreólamultitudalunísono.Losestudiantessecallaronyseprodujoluegounenorme

revuelo, un movimiento continuo de pies y de cabezas, carraspeos constantes… Todo el mundo seacomodó, se situó, secolocó, seagrupó.Seprodujo luegoun silenciocon lascabezas levantadas, lasbocasabiertasylasmiradasfijastodasenlamesademármol,peronoaparecíanadieenlamesa.Loscuatroguardiasdelbailíoseguíanallí,tiesosainmóvilescomocuatroestatuas.Lasmiradassedirigieronhaciaelestrado,reservadoalalegaciónflamenca,maslapuertapermanecíacerradayelestradovacío.Todo aquel gentío no esperaba más que tres cosas desde bien temprano: que dieran las doce, queapareciera la legación flamencayqueempezara elmisterio;yhasta ahora sólohabíandado lasdoce.Aquelloerapordemás.

Esperaron todos uno, dos, tres, cinco minutos, un cuarto de hora y nada; el estrado continuabadesiertoyelescenariovacío.Alaimpacienciasiguiólacólera;seprotestabaenvozbajatodavía,con

gesto irritado: ¡el misterio!, ¡el misterio! murmuraba apagadamente el gentío; el ambiente se ibacalentando.Una tempestad, aunque demomento sólo eran truenos, se estaba preparando entre aquellamultitudyfueJuandelMolinoquienprodujoelprimerchispazo:

—¡Elmisterioyayaldiablolosflamencos!—dijoavozengritoenroscándosealcapitelcomounaculebra.Lagenteaplaudiócongrancalor.

—Elmisterio—repitierontodos—;¡aldiabloconFlandes!—Queremoselmisterioinmediatamente—dijoelestudiante—,oafemíaquecolgamosalbailíoa

guisadefarsayrepresentación.—¡Asísehabla!—exclamólamuchedumbre—,yempecemosporcolgaralosguardias—.Unagran

aclamación acogió estas palabras al tiempo que los cuatro pobres diablos palidecieron y semirabanincrédulos.

Lagenteseavalanzósobreellos,yveíancómoladébilbalaustradademaderaquelesseparabasecurvabaycedíaantelapresióndelgentío.

Lasituacióneracrítica.—¡Aellos!¡Aellos!—gritabandetodaspartes.Justoenesemomentolatapiceríadelvestuario,ya

descrita,selevantóydiopasoaunpersonajeantecuyavistacesósúbitamentetodoylacólerasetrocóencuriosidadcomoporartedemagia.

—¡Silencio!¡Silencio!Elpersonaje,nadatranquiloytemblandocomounahoja,avanzóhacialamesademármol,haciendo

reverenciasadiestroysiniestro,queparecíanmásbiengenuflexionesamedidaqueseibaacercando.Yalacalmasehabíarestablecidountantoysóloseoíaeseligeromurmulloquesurgesiempreentre

elsilenciodelamultitud.Yelpersonajecomenzóahablar:—Señoresburgueses,señoritasburguesas:vamosatenerelhonordedeclamaryrepresentarantesu

eminenciaelseñorcardenalunbellísimopasoquellevaportítuloElrectojuiciodeNuestraSeñoralaVirgenMaría y en él yo hago el papel de Júpiter. Su eminencia acompaña ahora a lamuy honorableembajadademonseñorelduquedeAustriaqueseencuentraenestosmomentosoyendoeldiscursodelSeñorRector de laUniversidad en la puerta deBaudets. En cuanto llegue suEminencia elCardenal,daremoscomienzoalarepresentación.

NadamenosquelaintervencióndeJúpiterfue,pues,necesariaparasalvaraloscuatrodesdichadosguardiasdelbailíodepalacio.

Si hubiéramos tenido la dichadehaber inventado esta historia verídicaypor consiguiente ser losresponsablesde ella antenuestra señora la crítica, nopodríahabérsenos aplicado el precepto clásicoNecdensintersit[11].Porotraparteeltrajedejúpitereramuyatractivoycontribuyónopocoacalmaralgentío,atrayendohaciaél suatención. Júpiterestabavestidoconunabrigantinacubiertade terciopelonegroadornadaconclavosdoradoseibatocadoconunbicoqueteguarnecidodebotonesdeplatadoraday,denoserporelmaquillajeylaespesabarbaqueletapabancadaunolamitaddelacara,oporelrollode cartón dorado cuajado de lentejuelas y cintas relucientes que empuñaba en su mano y en el quecualquierexpertohabríareconocidofácilmenteelrayo,o,sinohubierasidoporsuspiernas,colorcarne,concintasentrecruzadasalestilogriego,selepodríahabertomado,taleralaseriedaddesuatuendo,porunarquerobretóndelaguardiadelseñordeBerry.

IIPierreGringoire

Sinembargo,mientrashablaba,lasatisfacciónylaadmiraciónprovocadasporsuvestimentaseibanpoco a poco desvaneciendo y al llegar a aquella desafortunada conclusión: «En cuanto llegue sueminencia el cardenal, daremos comienzo a la representación», su voz fue apagada por un trueno degritosyabucheos.

—¡Empezad ahoramismo! ¡Queremos elmisterio ahoramismo!—gritaba el populachoymás altaque ninguna sobresalía la voz de Juan deMolendino, traspasando el griterío como el pífano en unacencerradadeNiza.

—Quecomienceahoramismo—chillabaelestudiante.—¡Fuera Júpiteryel cardenaldeBorbón!—vociferabanRobinPoussepainy losotrosestudiantes

encaramadosenlaventana.—¡Queempieceyalacomedia!—repetíaelgentío—.¡Ahoramismo!¡Inmediatamente!¡Elsacoyla

cuerdaparaloscómicosyelcardenal!ElpobreJúpiter,desconcertado,amedrentado,pálidodeterrorbajoelmaquillaje,dejócaersurayo,

se quitó el bicoquete y saludaba tembloroso y balbuciente: —Su eminencia… los embajadores…MargaritadeFlandes…—nosabíaquédecir.Enelfondosupreocupaciónerasercolgado.

Colgado por el populacho si no empezaban o por el cardenal si lo hacían; en cualquier caso suconclusiónerasiemprelamisma:unahorca.

Por fortuna alguien vino a sacarle de aquella incertidumbre y a asumir la responsabilidad delmomento.

Unindividuo,quepermanecíadepiedelladodeacádelabalaustrada,enunespaciolibreentornoala mesa de mármol, y en el que nadie hasta entonces había reparado, pues su figura alta y delgadaquedaba totalmente oculta a la vista tras el pilar en el que se apoyaba; este individuo alto, delgado,pálido, rubio, todavía joven aunque se le veían ya arrugas en las sienes y en las mejillas, con ojosvivacesyunabocasonriente,conropalarganegra,muygastadayllenadebrillo,seacercóalamesademármolehizounaseñaalpobrecómico;peroéste,excitadoynervioso,noleveía.

Elreciénllegadoavanzóunospasos:—¡Júpiter!—ledijo—.¡MiqueridoJúpiter!Elcomedianteseguíasinenterarse.Entonceselhombrerubio,impacientadoya,legritócasialacara.—¡MiguelGiborne!—¿Quiénmeestállamando?—preguntóJúpitersobresaltado,comosaliendodeunsueño.—Yo—respondióelpersonajedenegro.—¡Ah!—dijoJúpiter.—Comenzadahoramismo;complacedalpúblico.Yocalmaréalbailío;dejadlodemicuenta,yélse

encargarádetranquilizaralcardenal.Júpiterpudoporfinrespirar.—¡Señores burgueses! —gritó con toda la fuerza de sus pulmones a la multitud que seguía

abucheándole.¡Vamosacomenzarahoramismo!

—¡Evoe,Iuppiter;plaudite,cives![12]—exclamaronlosestudiantes.—Aplaudid,aplaudid—gritabaelpueblo.AestosiguióunasalvadeaplausosatronadoraqueJúpiter

aprovechóparacolarsebajolatapicería.Sin embargo el desconocido personaje que tan mágicamente acababa de trocar la tempestad en

bonanza, como dice nuestro viejo y querido Corneille, había vuelto a la penumbra de su pilar y allíhabríapermanecidoinvisible,inmóvilymudo,comohastaentonces,denohaberlesacadodeaquelsitiodosmujeresque,porhallarseenprimerafila,habíanobservadosubrevecoloquioconMiguelGiborne,Júpiter.

—Maestro—dijounadeellashaciéndoleseñasparaqueseacercara.—Callaos,queridaLienarda—ledijosucompañera,unamozaguapa,lozanaymuyendomingada—.

Noesunletradosinounseglar,asíquenohayquellamarlemaestrosinomicer.—¡Eh,micer!—dijoLienarda.Eldesconocidoseacercóalabalaustrada.—¿Quéselesofrece,señoritas?—preguntóconcortesía.—¡Oh!, nada, nada—dijo Lienarda un tanto turbada—. Es quemi amiga Gisquette la Gencienne

deseahablaros.—¡Oh!,no—prosiguióGisquette ruborizada—.EsqueLienardaosha llamadomaestroyyo lehe

indicadoqueteníaquedecirmicer.Lasdosjóvenesbajaronlavistayelotro,interesadoenentablarconversación,lasmirabasonriente.—Entonces,¿notenéisnadamásquedecirme,señoritas?—¡Oh,no,no!,nadamás—respondióGisquette.—No,no;nadamás—añadióLienarda.Elapuestojovenhizoademánderetirarse,peroalasdoscuriosasnolesseducíaabandonarlapresa.—Micer—dijoabiertamenteGisquette,conelímpetudeunaexclusaqueseabreodeunamujerque

tomapartidoporalgo—:¿ConocéisaesesoldadoquevaahacerelpapeldeNuestraSeñoralaVirgen,enlarepresentacióndelmisterio?

—¿OsreferísalpapeldeJúpiter?—dijoeldesconocido.—¡Claro,claro!—dijoLienarda—.¡Miraqueestonta!Entonces,¿conocéisaJúpiter?—¿AMiguelGiborne?,claro,señora.—¡Vayabarbaquelleva!—añadióLienarda.—¿Vaaserbonitoloquevanadecir?—Muybonito—respondiósindudarloeldesconocido.—¿Quévaaser?—preguntóLienarda.—ElbuenjuiciodeNuestraSeñora,laVirgen.Unaobritaqueosgustará,señoritasyconmoralejaal

final.—Entonces,¿vaaserdiferente?—siguióLienarda.Sehizounbrevesilencioquerompióeldesconocido.—Esunaobratotalmentenueva;sinestrenaraún.—Entonces—continuóGisquette—¿noeslamismaquedieronhacedosaños,cuandolallegadadel

señorlegado,enlaqueinterveníantresmuchachasquehacíande…?—Desirenas—completóLienarda.

—Ysalíandesnudasdeltodo—añadióeljoven.Lienardabajópúdicamentelosojos.Gisquettealverlahizolomismo.Eljovenprosiguióhablando

sonriente:—Eramuybonitoymuyagradablealavista;lodehoyesunautomoral,hechoespecialmenteparala

señoritadeFlandes.—¿Secantaránserranillas?—preguntóGisquette.—¡Nihablar!—respondióeldesconocido.Esunaobritamoral;nohayqueconfundirlosgéneros;si

fueseunafarsacómica,todavía.—Puesesunapena—dijoGisquette—;aqueldíasalíanenlafuentedePonceauhombresymujeres

salvajesqueluchabanhaciendograndesgestosycantandomotetesypastorelas.—Lo apropiado para un embajador—dijo secamente el desconocido—, puede no serlo para una

princesa.—Y cerca de ellos —interrumpió Lienarda—, y muy bajo, unos cuantos instrumentos tocaban

melodíasmuybonitas.—Esverdad,ypara refrescara losquepasaban—decíaGisquette—la fuentemanabachorrosde

vino,delecheydehipocrasparaquebebieraquienquisiera.—YunpocomásabajodelPonceau—añadióLienarda—,enlaTrinidadserepresentabaunapasión

conpersonajesperosinhablar.—¡Ah,sí!Yameacuerdo—dijoGisquette—;Jesúscrucificadoconlosdosladronesasuderechaya

suizquierda.Entonceslasdosjóvenes,excitadasporelrecuerdodelallegadadellegado,comenzaronahablara

lavez.—Yantes,enlaPorte-aux-Peintres,habíamosvistoamuchagentetodamuybienvestida.—Yen la fuentedeSan Inocencio, ¿teacuerdasdelcazadoraquelqueperseguíaaunaciervacon

granalborotodetrompasyperros?—Sí;ytambiénenlacarniceríadeParís;acuérdatedetodosaquellosandamiajesquerepresentaban

labastilladeDieppe.—Ycuandopasabaellegado,¿recuerdas,Gisquette?,dieronlaseñaldeataqueycortaronlacabezaa

todoslosingleses.—YtambiénrepresentabanalgojuntoalapuertadelChâtelet.—YenelPont-au-Change,queestabatambiénpreparadopararepresentaciones.—Y cuando pasaba el legado dieron suelta en el puente amás de doscientas docenas de losmás

variadospájaros.Eraprecioso,¿verdad,Lienarda?—Pues hoy serámás bonito aún, logró decir su interlocutor que ya estaba impacientado de tanto

oírlas.—¿Nosprometéisquevaaserbonitalarepresentacióndehoy?—preguntóGisquette.—¡Seguro!—respondióyañadióluegoconciertoénfasis—:Señoritas,yosoyelautor.—¿Deverdad?—exclamaron,asombradas,lasdosjóvenesalavez.—Deverdad—respondióelpoetapavoneándoseunpoco—;esdecir,lohemoshechoentrelosdos;

JuanMarchandquehaserradolastablas,haconstruidoelandamiajeylosdecorados,yyoqueheescritolaobra;mellamoPierreGringoire.

NielmismoautordelCidhabríadichocontantoorgullo:PierreCorneille.NuestroslectoreshabránpodidodarsecuentadeltiempotranscurridodesdequeJúpiterseescondió

traslatapicería,hastaelinstanteenqueelautordelanuevapiezahizotalesrevelacionesantelaingenuaadmiracióndeGisquetteyLienarda.

Conviene tambiénseñalarcomocosaextrañaque todoaquelgentíoquesólounosminutosantessemostraba tan tumultuoso, ahora esperaba pacientemente fiándose de las palabras del comediante.Estoconfirmaunaverdad,comprobadaadiarioennuestrosteatros,yesquelamejormaneradeconseguirqueelpúbliconose impacienteesprometerleque la funciónvaacomenzarenseguida.PeroelestudianteJoannesnosehabíadormido.

—¡Eh!—exclamó,enmediodeaquellaapacibleespera,quehabíaseguidoaltumultoanterior—.Porjúpiter¡PorlaVirgenSantísima!¡Saltimbanquisdeldemonio!¿Peroestáisdebroma?Vengaya,¡laobra!¡Laobra!

Nohizofaltamás.Delinteriordeltingladoempezóasonarunamúsicadeinstrumentosgravesyagudos,altiempoque

se corrían las cortinas para dar paso a cuatro personajes muy maquillados y con vestimenta muyllamativa que comenzaron a subir por aquella empinada escalera; una vez llegados al escenario, secolocaron en fila para saludar al público con grandes reverencias. La música cesó. Comenzaba larepresentacióndelmisterio.

Loscuatropersonajesfueronlargamenteaplaudidosy,enmediodeunsilencioreligioso,iniciaronunprólogo del que gustosamente vamos a excusar al lector pues, como ocurre aún en nuestros días, elpúblico estaba mucho más pendiente de la vestimenta de los actores que del papel que recitaban yademásescomprensiblequeasísea.Loscuatroibanvestidosdeamarilloyblancoapartesigualesquesediferenciabanúnicamenteenlacalidaddeltejido:elprimeroeradebrocado,oroyplata,elsegundode seda, el tercerode lanay el otrode lienzo.Además el primerpersonaje llevabauna espada en lamano,elsegundodosllavesdoradas,eltercerounabalanzayelcuartounapala.Además,paracompletarsusimbolismoyfacilitarasílacomprensióndelasinteligenciasmásperezosas,sepodíaleerengrandesletrasnegrasbordadas:«MellamoNobleza»enlapartesuperiordela túnicadelbrocado;«MellamoClero»,sobrelatúnicadeseda;«MellamoMercancía»,enladelanay«MellamoTrabajo»,enlaparteinferiordeladetela.

Las túnicasmáscortas indicabanclaramentealespectadoratentoel sexomasculinode losque lasllevabanasícomosutocadoquecompletabalaalegoría,mientrasquelasotrasdosalegoríasfemeninasestabanrepresentadasportúnicasmáslargasaibantrocadasconcaperuzas.

Había que carecer y muy mucho de imaginación para no llegar a interpretar, ayudados por laexposición poética del prólogo, que Trabajo estaba casado conMercancía e igualmente Clérigo conNobleza y que además las dos felices parejas poseían como patrimonio común un delfín de oro paraadjudicarlealamásbelladelasmujeres.Juntosiban,pues,porelmundoalabúsquedadetalbelleza.DespuésdehaberdescartadosucesivamentealareinaGolconda,alaprincesaTrebizonda,alahijadelGranKhandeTartaria,etc.TrabajoyClero,NoblezayMercancía,habíanvenidoadescansarsobrelamesademármoldelPalaciodeJusticiayallí,antetanhonorableauditorio,exponíantantasmáximasysentenciascomopudieranoírseenlosexámenesdelafacultaddebellasartes,comosofismas,sentencias,conclusiones,figurasyactasnecesariasparaobtenerunalicenciatura.

Todoaquelloerahermosociertamente.Peroentretodaaquellagenteaquieneslascuatroalegoríasvertíanaporfíaoleadasdemetáforas,no

habíaoídosmásatentos,nicorazónmásdispuesto,nimiradamásperspicaz,nicuellomástensoquelosoídos,lamirada,elcuellooelcorazóndelautor,nuestrobravopoetaPierreGringoire,elmismoquenohabía resistidopocoantesalgozoderevelarsunombrea lasdosguapasmozuelas.Habíavueltoasupilary,desdeallí,muycercadeellas,escuchaba,observabaysaboreaba.

Losgenerososaplausosconqueséhabíaacogidoelcomienzodesuprólogo,leresonabanaúnensuinterioryseencontrabatotalmenteabsortoenesaespeciedecontemplaciónestáticaenlaqueunautorvesurgir,unaauna,todassusideas,porbocadelosactores,entreelsilenciodetodoelauditorio.¡FelizPierreGringoire!

Espenosodecirlo,peroesteprimeréxtasis seviomuypronto turbado.Apenas siGringoirehabíaacercadoasuslabiosesacopaembriagadoradefelicidadydetriunfo,cuandohuboyadedegustarunagotadeamargura.

Un mendigo harapiento, a quien nadie daba limosna perdido entre tanta gente y que no se sentíasatisfechoconlorobado,habíadecididoencaramarseaalgúnlugarbienvisibleparaasíatraermiradasylimosnas.

Asípues,sehabíasubido,durantelarecitacióndelosprimerosversosdelprólogo,apoyándoseenelpilardelestrado,hastalacornisaquebordeabalabalaustradaensuparteinferior,yallíestabasentado,antetodoelgentío,endemandadepiedadydelimosna,mostrandosusharaposyunarepugnante llagaquelecubríaelbrazoderecho.Porlodemásnodecíaniunasolapalabra.

Comopermanecíaensilencio,pudoleerseelprólogosinningúninconvenienteyningúndesordensehabríaproducidosilamalafortunanohubierapermitidoqueJoannes,elestudiante,ledescubriera,desdelo altode supilar, haciendomuecasygesticulando.El verle así provocó en el festivo jovenuna risacontagiosay,sinpreocuparsedesiinterrumpíaonoelespectáculoaimportándolemuypocolaatencióndelosespectadores,gritóalegremente.

—¡Caramba!¡Miraesecanijotullidoadondesehasubidoparapedirlimosna!Quienhayalanzadounapiedraaunacharcallenaderanasohayahechoundisparoenmediodeuna

bandadadepájarospuedehacerseunaideadelefectoqueaquellaspalabrasincongruentesprovocaronenmediodelsilenciogeneraldelasala.

Gringoireseestremeciócomosacudidoporunadescargaeléctrica.Elprólogosecortóytodaslascabezassevolvierondegolpehaciaelmendigoque,lejosdedesconcertarseporelincidente,vioenéllamejorocasiónparaunabuenacosechaysepusoadecircontonolastimero,mediocerrandolosojos.

—¡UnacaridadporelamordeDios!—¡Queeldiablomelleve!—exclamóJoannes,¡perosiesClopinTrouillefou!Qué,amigo,¿tantote

molestabatuheridadelapiernaquehastenidoquepasártelaalbrazo?Y al decir esto lanzó con la habilidad de un mono un ochavo en el mugriento sombrero que el

mendigo extendía con subrazo llagado.Elmendigo recibió sin inmutarse la limosnay el sarcasmo, yprosiguióconuntonolastimero:

—¡UnacaridadporelamordeDios!Este episodio había distraído enormemente al auditorio y un buen número de espectadores,Robin

Poussepain y los otros estudiantes, aplaudían alegremente al dúo tan original que acababan de

improvisar,enmediodelprólogo,elestudianteconsuvozchillonayelmendigoconsuimperturbablesalmodia.

Gringoireestabaindignadísimoy,unavezrehechodesuestupor,sedesgañitabagritandocasialoscuatroactoresenescena:

—¡Seguid, demonios, seguid! —sin dignarse echar siquiera una mirada de desdén a aquellosprovocadores.

Enaquelinstantesintióquealguienletirabadelacapa;sevolvióuntantomalhumoradoyseesforzóenforzarunasonrisa,quebien lomerecía laocasión,puesse tratabadelbonitobrazodeGisquette laGencienneque,atravésdelabalaustrada,solicitabadeestamanerasuatención.

—Señor,¿vanacontinuarconlarepresentación?—¡Claro!—respondióGringoire,extrañadoporcalpregunta.—Entonces,micer,tendríaislagentilezadeexplicarme…—¿Loquevanadecir?—leinterrumpióGringoire—.Puessí;escuchadlos…—No,no—dijoGisquette—;loquehandichohastaahora.Gringoirediounrespingocomoalguienaquienlehurganenunaherida.—¡Loquehayqueoír!Niñatontayobtusa,—mascullóentredientes.DesdeentoncesGisquettedejódeinteresarlelomásmínimo.PeroloscomedianteshabíanobedecidoalasinvectivasdeGringoire,yelpúblico,alverqueseguían

hablandoyactuando,sepusonuevamenteaescucharaunqueyahabíaperdidoun tantoel interésde lapiezaconaquelcortetanbruscamenteproducidoentrelasdospartes.Así locomentabaenvozbajaelmismoGringoire.

Pocoapocolatranquilidadfuecompletapueselestudiantenodecíayanadamásyelmendigodebíaestarcontandolasmonedasquehabíaensusombrero.Laobraseguía,pues,nuevamentesuritmo.

Se trataba en realidad de una pieza muy bonita que hoy mismo, con algún arreglo, podríarepresentarseyconéxito.Laexposición,unpocolargaquizásyuntantohueca,conformealasreglas,erasencilla.Gringoire, en el cándido santuario de su fuero interno, admiraba su claridad y su precisión.Como es de suponer, los cuatro personajes alegóricos se mostraban ya un tanto cansados de haberrecorrido las tres partesdelmundo sin llegar a poderdeshacerse, en justicia, de sudelfíndeoro.Alllegar a este punto, comenzaron a hacermil alabanzas delmaravillosopez condelicadas alusiones alprometidodeMargaritadeFlandes,alasazóntristementerecluidoenAmboiseysinllegaraimaginartodavíaqueTrabajo,Clero,NoblezayMercancíaacababandedarlavueltaalmundojustamenteporél.

Así, pues, el mencionado delfín era joven, apuesto, gallardo y sobre todo—origenmagnífico detodaslasvirtudesreales—erahijodelleóndeFrancia.

Confiesoque esta atrevidametáfora esmagníficayque la historia natural del teatro, enundíadealegríasydeepitalamiosregios,notieneporquérechazarqueundelfínpuedaserhijodeunleón.Sonjustamenteesosrarosypindáricoscruceslosquepruebanelentusiasmo.

Pero para que no todo sean alabanzas hay que decir que el poeta debería haber desarrollado suoriginalideaenalgomenosdelosdoscientosversosqueempleó,aunquefueseobligado,pordisposicióndelpreboste,hacerdurar larepresentacióndelmisteriodesdeelmediodíahasta lascuatroy¡algohayquedecirparallenaresetiempo!Ademáselpúblicoloescuchabapacientemente.

Depronto,enmediodeunadiscusiónentrelaseñoritaMercancíaydoñaNobleza,justoenelinstante

mismoenelquemaeseTrabajopronunciabaaquelversoadmirable:«Oncnevisdanslesboisbêteplustriomphante»[13].La puerta del estrado, tan inconvenientemente cerradahasta entonces, se abrió en elmomentomásinoportuno,haciendocoincidirelúltimoversoconlavosresonantedelujierqueanunciósecamente:

—SueminenciaelCardenaldeBorbón.

IIIMonseñorelCardenal

¡PobreGringoire!ElestruendodetodoslosbombazosdelanochedeSanJuanoladescargacerradadeveintearcabucesoladetonacióndeaquellafamosatracadelaTourdeBillyque,duranteelasediodeParísaqueldomingo29deseptiembrede1465,matódegolpeasieteborgoñeses,olaexplosióndetodala pólvora almacenada en la Porte duTemple, le habrían desgarrado conmenos rudeza los oídos, enaquelmomentosolemneydemocrático,queaquellasbrevespalabras,salidasdelabocadelujier:«SueminenciaelCardenaldeBorbón».

No es que Pierre Gringoire temiese amonseñor el Cardenal o le desdeñara pues no tenía ni esacobardíanieseatrevimiento;eraunverdaderoecléctico,comohoysediría;eraunodeesosespírituselevadosyfirmes,moderadosyserenos,quesiempresabenmantenerel justomedio(stare in dimidiorerum)yque sonverdaderos filósofos liberalesy razonables, sinnegar sucategoría a los cardenales.Raza preciosa y nunca extinguida la de estos filósofos a quienes la prudencia, como si de una nuevaAdrianasetratara,parecehaberdadounovillodehilo,que,pocoapoco,vandevanandodesdeelorigendelmundoatravésdellaberintodelosacontecereshumanos.

Aparecenentodaslasépocas,siemprelosmismos,esdecirconformesaltiempoenqueviveny,sincontaranuestroPierreGringoirequeseríasurepresentanteenelsigloXV,sillegáramosaconcederlelacategoríaquemereceseríaciertamenteelespíritudeestos filósofoselqueanimabaalpadreduBreulcuandoescribía,alláenel sigloXVI,estaspalabras, sublimesensu ingenuidadydignasdecualquiersiglo:«Soyparisinodeorigenyparrhisinoenelhablar,puestoqueengriegoParrhisiasignificalibertaddehablaryéstalaheutilizadoinclusoconsuseminenciasloscardenales,eltíoyelhermanodelpríncipedeConty:siempreconrespetoasucategoríaysinofenderanadiedesuséquitoqueresultaentodaslasocasionesmuynumeroso».

Así,pues,noexistíaniodioalcardenal,nidesdénhaciasupresenciaenlaimpresióndesagradablequeéstaprodujoenPierreGringoire.Antesalcontrario,nuestropoetateníaelbuenjuiciosuficienteyuna blusa demasiado raída para no conceder la necesaria importancia al hecho que muchas de lasalusionesdesuprólogo,particularmentelaglorificacióndeldelfín,comohijodelleóndeFrancia,fueranaserrecogidasporeleminentísimooídodelcardenal.Sinembargo,noeselinterésciertamenteelqueprivaenlanaturalezadelospoetas.Considerandoquelaentidaddeunpoetapuedaestarcatalogadaconlacalificacióndediezalseranalizadaporunquímico—ofarmacopolizadacomodiríaRabelais—,laencontraríacompuestaporunapartedeinterésynuevedeamorpropio.Ahorabien,enelmomentodeabrirlapuertaalcardenal,lasnuevepartesdelamorpropiodeGringoire,hinchadasytumefactasporlaadmiración popular, se hallaban en un estado prodigioso de crecimiento, bajo cuya presióndesaparecería,ahogada,esamínimamoléculadeinterésqueacabamosdecitarcomocomponentedelospoetas; ingrediente preciosopor otra parte, lastre de realismoyde humanidad, sin cuya existencia nopodríanpisarlatierra.

Gringoiregozabaalsentir,alver,alpalpar,podríamosdecir,lapresenciadeungranpúblico—depícaros y de bribones en buena parte, es cierto, pero de un gran público al fin—, de un públicoestupefacto, petrificado y como asfixiado ante las inconmensurables tiradas que brotaban sin cesar de

cadaunadelaspartesdesuepitalamio.Puedoasegurarqueélmismocompartíalaaprobacióngeneralyque,opuestamenteaLaFontaine,que

en la representacióndesucomediaEl florentinopreguntaba:«¿Quiéneselzopencoquehacompuestoestacomedia?».Gringoirehabríapreguntadogustosamente:«¿Dequiénesestaobramaestra?».Júzguese,pues,elefectoqueenélprodujolabruscaaintempestivaaparicióndelcardenal.

Desgraciadamente ocurrió lo que él temía ya que la aparición de su eminencia trastornó a losespectadores.Todaslascabezassevolvieronhaciaelestradoyyanohabíamaneradeentenderse:

—¡El cardenal! ¡El cardenal!—repetían a coro, interrumpiendo por segunda vez el desventuradoprólogo.

Elcardenalsedetuvounmomentoenelumbral,paseandoindiferentesumiradaportodoelauditorio,hecho que provocó el delirio. Todos pretendían verle mejor y empujaban a los demás y metían suscabezasporentreloshombrosdelosdedelante.

Setratabadeunpersonajedegranrelieveyelverleeramásimportantequecualquierrepresentación.Carlos, cardenal de Borbón, arzobispo y conde de Lyon, primado de las Galias, estaba a la vezemparentadoconLuisXIporpartedesuhermanoPedro,señordeBeaujeu,casadoconlahijamayordelrey.TambiénemparentabaconCarloselTemerarioporpartedesumadreAgnèsdeBorgoña.Ahorabien,elrasgodominante,elrasgoquedistinguíaydefiníaelcarácterdelprimadodelasGalias,erasuespíritucortesanoysudevociónalpoder.

Podemos imaginar los innumerables apuros que este doble parentesco le habían acarreado, losescollosy tempestadesque subarca espiritual tuvoque sortear parano estrellarseni conLuis ni conCarlos; ese Caribdis y ese Escila que habían devorado nada menos que al duque de Nemours y alcondestable de Saint-Paul. Gracias al cielo se había defendido bien en aquella travesía y habíaconseguidollegaraRomasintropiezos.Peroaunqueseencontrarayaasalvo,enpuerto,oprecisamentepor esomismo,nunca recordaba sin inquietud losdiversos avataresde suvidapolítica, tan laboriosasiempreycontantoscontratiempos.Teníalacostumbrededecirqueelañode1476habíasidoparaél,elnegroyblanco,yaqueenesemismoaño,habíanmuertosumadre,laduquesadeBourbonnaisysuprimoelduquedeBorgoña,yqueunlutolehabíaconsoladodelotro.

Ademáseratambiénunbuenhombre;llevabaunavidaalegre,decardenal,ydegustabaconplacerlosvinos reales de Challuau. Tampoco despreciaba a Ricarda la Garmoise, ni a Tomasa la Saillarde ypreferíadarlimosnaalindasjóvenesmásqueamujeresyaviejas;razonestodasellasporlasquecaíamuysimpáticoalpopulachodeParís.

Nosedesplazabasinoerarodeadodeunapequeñacortedeobisposyabatesdealtolinaje,galantes,decididosyprestosadivertirse si laocasión lo requería.Enmásdeunaocasión lasbeatasdeSaint-Germain-d'Auxerre,alpasar,anochecidoya,bajolasventanasiluminadasdelaresidenciadelBorbón,se habían escandalizado al oír que lasmismas voces que habían cantado las vísperas durante el día,salmodiabanahora,entreunentrechocardecopas,elproverbiobáquicodeBenedictoXII,aquelpapaqueañadióunaterceracoronaalatiara:«Bibamuspapaliter»[14].

Supopularidad,tanjustamenteadquirida,lepreservódeunmalrecibimientoporpartedelamultitudquepocoantessemostrabatandisconformeconsuretrasoymuypocodispuestaarespetarauncardenal,justoenelmismodíaenque ibanaelegiraunpapa.Pero losparisinos sonpoco rencorososycomoademás se había comenzado la representación sin su presencia, era como si los buenos burgueses

hubieranquedadounpocoporencimadeél,ysedabanporsatisfechos.Porotraparte,comoelcardenaleraunhombreapuestoyllevabaunhermosoropajedecolorrojo,

queleibamuybien,teníadepartesuyaalasmujeres,esdecir,alamitaddelauditorio.Tampocoseríajusto ni de buen gusto chillar a un cardenal por haberse hecho esperar, tratándose de un hombre tanapuestoyalquetanbienleibanlosropajesdecolorrojo.

Asíqueentró,saludó luegoa laasistencia,conesasonrisahereditariaque losgrandes tienenparacon el pueblo, y se dirigió lentamente hacia su butaca de terciopelo escarlata con aspecto de estarpensandoenotrascosas.

Sucortejo—alquevamosallamarsuestadomayor—deobisposydeabatessiguióhaciaelestrado,congranrevueloycuriosidadporpartedelaasistencia.

Lagentepresumíaseñalándolos,diciendoaquiéndetodosellosconocía:unoindicabaquiéneraelobispodeMarsella,Alaudet,sinorecuerdomal;otroseñalabaalchantredeSaint-DenisoaRobertdeLespinasse,abaddeSaint-Germain-des-Prés,hermanolibertinodeunadelasamantesdeLuisXI…todoello,enfin,dichoconerroresycacofonías.Losestudiantes,porsuparte,seguíanconsuspalabrotas;erasudía;lafiestadeloslocos;sufiestasaturnal;laorgíaanualdelacuriaydelasescuelas.Esedíanoexistían salvajadas a las queno se tuviese derecho, como si de cosas sagradas se tratara.Además sehallaban entre el gentío muchas mujeres alegres, como Simona Quatrelivres, Inés la Gadina o RobinPiédebou;asíque,lomenosquesepodíahacerenaquellafecha,eradecirsalvajadas,maldecirdeDiosdevezencuando,sobretodoestando,comoestaban,enbuenacompañíadegentesdeiglesiaydechicasalegres.No se privaban de ello y, enmedio de todo aquel jaleo, se oían blasfemias y procacidades,salidas de todas aquellas lenguas desatadas de clérigos y estudiantes, que habían estado amordazadasdurante el resto del año, por temor al hierro rojo deSanLuis. ¡Cómo se burlaban de él en el propioPalaciodeJusticia!¡PobreSanLuis!

Arremetían contra los recién llegados al estrado y atacaban al de sotana negra o blanca, gris ovioleta. Joannes Frollo de Molendino, como hermano que era de un archidiácono, había arremetidoosadamentecontralasotanarojaycantabaavozengrito,clavandosusojosdescaradosenelcardenal:«Caprarepeltamero»[15].

Todosestosdetallesque,paraedificacióndel lector,exponemosaldesnudo,estabandetalmaneramezclados con el bullicio general que prácticamente quedaban ahogados antes de llegar al estradoreservadoalospersonajes.Ademaselcardenalnosehabríasentidomuyimpresionadoporlosexcesosdeaqueldía,dadoelarraigoqueelpuebloteníaporestastradiciones.Lepreocupabamuchomásysuaspectoasílodenotaba,algoqueleseguíadecercayquehizosuapariciónenelestradocasialmismotiempoqueél:ladelegaciónflamenca.

Noesqueélfueraunpolíticoprofundoniquelepreocuparannadalasposiblesconsecuenciasdelabodadesuseñoraprima,MargaritadeBorgoñaconsuseñorprimoCarlos,eldelfíndeViena,nicuántopudieran durar las buenas relaciones, un tanto deterioradas ya, entre el duque deAustria y el rey deFrancia,nicómotomaríaelreydeInglaterraestedesdénhaciasuhija.TodoesoleinquietabamuypocoynoleimpedíadegustarcadanocheelbuenvinodelascosechasrealesdeChaillot,sinsospecharqueacasoalgunosfrascosdeaquelvino(unpocorevisadoycorregido,escierto,porelmédicoCoictier),cordialmenteofrecidosaEduardoIVporLuisXI,libraríanunbuendíaaLuisXIdeEduardoIV.

Lamuy honorable embajada demonseñor el duque deAustria no traía al cardenal ninguna de las

preocupaciones reseñadas. Le preocupabamás bien en otros aspectos porque, en efecto, era bastantepenosoyyahemosaludidoaelloenestemismolibro,elverseobligadoafestejaryaacogerconbuensemblante,él,CarlosdeBorbón,aunosburguesesdepocamonta;él,todouncardenal,aunossimplesregidores;él,unfrancés,amabledegustadordebuenosvinos,aunosflamencos,vulgaresbebedoresdecerveza;ytodoelloenpúblico.Eraciertamenteunodelosgestosmásfastidiososquenuncahabríahechoparacomplaceralrey.

Así,pues,cuandoelujieranuncióconsuvozsonora:«Susseñorías,losenviadosdelseñorduquedeAustria»,élsevolvióhacialapuerta,conlasmáscuidadosasmanerasdelmundo.Niquedecirtieneque,alverlos,todalasalahizolomismo.

Entoncesfueronentrandodedosendos—conunaseriedadquecontrastabaconelambientepetulantedelcortejoeclesiásticodelcardenaldeBorbón—loscuarentayochoembajadoresdeMaximilianodeAustria,figurandoencabezaelmuyreverendopadreJehan,abaddeSaint-Bertain,cancillerdelToisóndeOro y Jacques deGoy, señor deDauby, gran bailío deGante. Se produjo en la asamblea un gransilencio, acompañado de risas reprimidas al escuchar todos aquellos nombres estrambóticos y todosaquellostítulosburguesesquecadapersonajecomunicabaimperturbablementealujier,paraqueéstelosanunciaseinmediatamente,mezclandoyconfundiendosusnombresytítulos.

Eran maese Loys Roelof, magistado de la villa de Lovaina, micer Clays d'Estuelde, concejal deBruselas, micer Paul de Baeust, señor de Voirmizelle presidente de Flandes; maese Jean Coleghens,burgomaestredelavilladeAnvers;maeseGeorgedelaMoere,primermagistradodelavilladeGante;micer Gheldof Van der Hage, primer concejal de los parchones de la misma villa… y el señor deBierbecque y Jean Pinnock y Jean Dymaerzelle… etc., bailíos, magistrados, burgomaestres;burgomaestres, magistrados y bailíos, tiesos todos, envarados, almidonados, endomingados conterciopelosydamascosconbirretesdeterciopelonegroygrandesborlasbordeadasconhilodeorodeChipre; honorables cabezas después de todo; dignas y severas figuras del mismo corte de las queRembrandpinta tanseriasygravessobreel fondonegroensuRondadeNoche;personajes todosquellevabaninscritoensufrentequeMaximilianodeAustriahabíatenidorazónenconfiarsedelleno,comodecíaensumanifiesto,asubuensentido,valor,experiencia,lealtadyhombríadebien.

Pero había una excepción: se trataba de un personaje de rostro fino, inteligente, astuto, con unaespecie de hocico demono y diplomático, ante quien el cardenal dio tres pasos a hizo una profundareverenciayquetansólosellamabaGuillermoRym,«consejeroypentionariodelavilladeGante».

Muy pocas personas conocían entonces la identidad de Guillermo Rym, raro genio que, de habervivido en tiempos de la revolución, habría brillado con luz propia, pero que en el sigloXV se veíareducidoaactuarsoterradamenteyavivirenlasintrigas,comodiceelduquedeSaint-Simon.

EramuyestimadoporelintrigantemásdestacadodeEuropa.MaquinabafamiliarmenteconLuisXIyconfrecuenciametíalamanoenlosproyectossecretosdel

rey.De todo esto, claro, era ignorante aquel gentíoque semaravillabaviendo cómo su cardenal hacía

reverenciasaaquelenclenquepersonajedelbailíoflamenco.

IVMaeseJacquesCoppenole

MientraselpensionariodeGanteysueminenciaelcardenalcambiabanunaprofunda reverenciayalgunaspalabras envozbaja,unhombrealto, fornidodehombrosydecara larga,pretendía entrar almismotiempoqueGuillermo.Habríasedichoundogopersiguiendoaunzorro.Sugorrodefieltroysuchaquetadecuerochocabanconloscuidadosterciopelosylasfinassedasdesuentorno.Juzgándoleporunpalafrenerocualquiera,elujierledetuvo.

—¡Eh,amigo!¡Nosepuedepasar!Elhombredelachaquetadecuerolerechazódeunempujón.—¿Quépretendeestetipo?—preguntóconuntonodevoz,queatrajolaatencióndelasalahaciael

extrañocoloquio—.¿Novesquiénsoy?—¿Vuestronombre?—preguntóelujier.JacquesCoppenole.—¿Vuestrostítulos?—Calcetero;delcomercioconocidoporlastrescadenillas,enGante.El ujier quedó desconcertado. Pase el anunciar concejales y burgomaestres, pero anunciar a un

calcetero…erademasiado.El cardenal estaba sobre ascuas.Elpueblo escuchabaymiraba.Dosdíasllevabasueminenciaintentadopeinaraaquellosososflamencosparahacerlosunpocomáspresentablesenpúblico;peroaquellainconvenienciaerayademasiado.GuillermoRym,consufinasonrisa,seacercóalujier.

—Anunciad a maese Jacques Coppenole, secretario de los concejales de la villa de Gante—lesugirióenvozbaja.

—Ujier—confirmóelcardenalenaltavoz—,anunciadamaeseJacquesCoppenole, secretariodelosconcejalesdelailustrevilladeGante.

EstofueunerrorporqueGuillermoRym,élsolo,habríaarregladoaquelembrollo,peroCoppenolehabíaoídolaspalabrasdelcardenal.

—¡Ni hablar! ¡Por los clavos de Cristo! —gritó con su voz de trueno—. ¡Jacques Coppenole,calcetero! ¿Me has oído, ujier?, ni más ni menos. ¡Por los clavos de Cristo! Calcetero es bastanteimportanteymásdeunavezmonseñorelarchiduquehavenidoamicomercio.

Estallaronrisasyaplausos,puescosasasílascomprendeylasaplaudeenseguidaelpueblodeParís.ConvienesaberqueCoppenoleeraunhombredelpuebloypuebloeraelpúblicoallícongregado;por

eso la comunicación entre ambos había sido rápida; casi comoun chispazo.Aquella altiva salida delcalceteroflamenco,humillandoalagentedelacorte,habíaremovidoenelcorazóndeaquellosplebeyosnoséquésentimientodeorgulloydignidad,todavíauntantoimprecisoenelsigloXV.Aquelcalcetero,queacababadeplantarlecaraalcardenal,eracomoellos,eradesuclase,yrepresentabaciertamenteunsentimientoagradableparaunospobresinfelices,acostumbradosalrespetoyalaobedienciahacialoscriadosmismosdelosguardiasdelbailíoodelabaddeSantaGenoveva,servidorasuvezdelcardenal.

Coppenole saludó con altivez a su eminencia que, a su vez devolvió el saludo a aquel poderosoburgués, temidodeLuisXI.Después,mientrasGuillermoRym,hombreprudenteymaligno,comodice

PhilippedeComines,lesseguíaconunasonrisaburlonaydesuperioridad,sedirigiócadaunoasusitio;el cardenal nervioso y preocupado,Coppenole tranquilo y altivo, pensando sin duda que, después detodo,sutítulodecalceteroeratanimportantecomocualquierotroyqueMaríadeBorgoña,madredeestaMargarita, cuyasbodas concertabahoyCoppenole, le hubiera temidomenos comocardenal que comocalcetero. ¿Por qué? Pues porque un cardenal no habría podido amotinar a los ganteses contra lospartidarios de la hija de Carlos el Temerario. Tampoco habría servido un cardenal para animar a lamuchedumbreconunaspalabrasyqueéstaresistieraasuslágrimasyasusruegos,cuandolaseñoritadeFlandesfueasuplicarporellosanteelpuebloalpiemismodelpatíbulo.Elcalceterosinembargosólotuvo que levantar su brazo, revestido de cuero, para hacer rodar vuestras dos cabezas, ilustrísimosseñoresGuydeHymbercourtycancillerGuillermoHugonet.

Peroaúnnohabíapasadotodoparaelpobrecardenal;aúnteníaqueapurarhasta laúltimagotaelcálizdelamalacompañíaenqueseencontraba.

Seguroqueellectornosehabráolvidadodeldescaradomendigo,colocadodesdeelcomienzodelprólogo a los bordes del estrado cardenalicio. La llegada de tan ilustres huéspedes no le habíadesplazadodeaquellugary,mientraspreladosyembajadoresseapretujabancomoauténticosarenquesflamencosenlosasientosdelatribuna,élsehabíapuestocómodo,cruzandotranquilamentesuspiernassobre el arquitrabe. Era de una insolencia increíble, no observada en principio por nadie, pues laatención se centraba en otros puntos; tampoco él estaba pendiente de lo que ocurría en la sala ybalanceaba su cabeza con una despreocupación de napolitano, repitiendo de vez en cuando, entre elrumorgeneral:«Unalimosna,porcaridad».

Seguramente había sido el único de entre los asistentes que no se había dignado volver la cabezacuandoelaltercadoentreCoppenoleyelujier.Ahorabien,quisolacasualidadqueelmaestrocalceterodeGante,conquienelpueblosimpatizabayavivamenteyenquientodaslasmiradasestabanclavadas,fueraa sentarseprecisamenteen laprimera filadelestrado,encimadelmendigo;y la sorpresano fuepequeña cuando todos pudieron ver cómo el embajador flamenco, después de haber examinado alextravagantetiposentadobajosusojos,ledabaunapalmadaamistosaenelhombrocubiertodeharapos.Elmendigosevolvióylosdosrostrosreflejaronlasorpresa,elreconocimientoylaalegría…Despuéssinpreocuparseparanadadelosespectadores,elcalceteroyellisiadosepusieronahablarenvozbajaapretándoselasmanos,mientrasquelosandrajosdeClopinTrouillefou,extendidossobreelpañodoradodelestrado,dabanmásbienlaimpresióndeungusanoenunanaranja.

Laoriginalidaddeestaescenatansingularprovocótalesrumoresdelocuraydesatisfacciónentreelgentíoquenopasómucho tiemposinqueel cardenal seapercibieradeello.Entonces seasomóy,nopudiendo ver desde donde estaba, más que de una manera muy incómoda a imperfecta, la casacaignominiosadeTrouillefou,dedujoclaramentequeelmendigoandabapidiendolimosnae,indignadoporsuaudacia,exclamó:

—Señorbailíodelpalacio,hacedmeelfavordelanzaraesetipejoalrío.—¡PorlosclavosdeCristo!,señorcardenal—dijoCoppenole,sindejarlamanodeClopin—:¡Sies

unodemisamigos!—¡Bravo!¡Bravo!—gritarontodos.DesdeentoncesmaeseCoppenolegozóenParís,comoenGante,

de un gran prestigio entre el pueblo pues las personas como él lo tienen cuando actúan con estadesenvoltura,dicePhilippedeComines.

Elcardenalsemordióloslabiosy,volviéndosehaciasuvecino,elabaddeSantaGenoveva,ledijoamediavoz:

—ValientesembajadoresnosenvíaelseñorarchiduqueparaanunciarnosasumadameMargarita.—Vuestraeminencia—lerespondióelabad—seexcedeencortesíasconestoscochinosflamencos.

Margaritasanteporcos.—Másbienhabríaquedecir—lerespondióelcardenalconunasonrisa—:PorcosanteMargaritam.Todoelcortejodesotanassemaravillóconaquel juegodepalabras, loquetranquilizóuntantoal

cardenalpuesconellohabíaquedadoenpazconCoppenole,alsertambiénaplaudidosuretruécano.Permítasenos preguntar a aquellos de nuestros lectores que tienen capacidad de generalizar una

imagenyunaidea,siseimaginanclaramenteelespectáculoqueofrecía,enelinstanteenquesolicitamossuatención,aquelenormeparalelogramoqueeralagransaladelpalacio.Enelcentro,adosadoalmurooccidental,unamplioymagníficoestradodebrocadodeoroporelquevanentrandoenprocesión,porunapuertecillaenarcodeojiva,gravespersonajesanunciadosuno trasotropor lavozchillonadeunujier.En los primerosbancos se venyamuchasyvenerables figuras vestidas de armiño, terciopeloyescarlata.Entornoalestrado,quepermanecesilenciosoydigno,surgefrenteaél,pordebajodeél,portodas partes, un gran gentío y un rumor confuso de voces. Miles de miradas populares y miles demurmullossedirigenhaciacadapartedelestrado,pueselespectáculoesciertamentecuriosoyatraelaatencióndelosespectadores.Pero,¿quéesesaespeciedetablado,concuatrofantochesembadurnadosencimayotroscuatrodebajo,que seveallá, al fondo?¿Quiénesaquelhombredeblusónnegroydefigurapálidaqueseencuentra juntoal tablado? ¡Ay,querido lector!EsPierreGringoirey suprólogo.Noshabíamosolvidadodeélyeraesoloqueélsetemía.

Desde laentradadelcardenal,Gringoirenohabíacesadodepreocuparsepor suprólogo.Primerohabía pedido a los actores, que se habían quedado cortados, que continuasen y que alzasen su voz;después, alverquenadie escuchaba, leshabíahechocallary,desdeentonces,hacíayaprácticamentemásdeuncuartodehora,andabaagitándose,moviéndosedeunladoparaotro,hablandoconGisquetteyLienardayanimandoenfinalosespectadoresmáspróximosaqueleescuchasen,perotodoeraenvano,puesnadiedejabademiraralcardenal,alaembajadaflamencayalestrado,únicocentrodeatraccióndetodaslasmiradas.

Hay que decir, y lo hacemos con pena, que el prólogo comenzaba ya a aburrir ligeramente alauditorio, en elmomento en que su eminencia había venido a distraer la atención de unamanera tanterrible.

Despuésdetodo,tantoenelestradocomoenlamesademármol,teníalugarelmismoespectáculo:elconflicto entre Trabajo, Clero, Nobleza yMercancía. Ademásmuchos de los allí presentes preferíansencillamenteverlosvivos;respirando,actuando,encarneyhueso,enlaembajadaflamencaoenaquellacorteepiscopal,bajoelropajedelcardenalolachaquetadecuerodeCoppenole;preferíaverlosalovivo quemaquillados o, por decirlo así, disecados bajo sus ropajes amarillos y blancos con que leshabíadisfrazadoGringoire.

Éste, sinembargo,alverque lacalmahabía renacido, imaginóunaestratagemaquehabríapodidoarreglarlotodo.

—Señor—dijo volviéndose hacia uno de los espectadores más próximos, un hombre de aspectopacíficoyunpocorechoncho—.¿Ysirecomenzamos?

—¿Cómo?—dijoaquelhombre.—Eso;quesiseguimosconlarepresentación—dijoGringoire.—Comoosplazca—respondióelhombre.Estasemiaprobación le fuesuficienteaGringoireque, tomando la iniciativa,comenzóavociferar

intentandopasarlomásposibleporunespectador.—¡Querecomienceelmisterio!¡Querecomience!—¡Demonios!—dijoJoannesdeMolendino—,¿quéesloquedicenalláabajo?—laverdadesque

Gringoirehacía tanto ruidocomocuatro—.Perobueno,amigos,¿noha terminadoaúnelmisterio?¿Yquierenempezarlootravez?¡Nihablar!¡Nohayderecho!

—¡Nihablar!,¡nihablar!—gritaronlosestudiantes.¡Fuera!¡Fueraelmisterio!PeroGringoiresemultiplicabaychillabamásfuertequeellos.—¡Queempiece!¡Queempiece!Todoaquelruidoatrajolaatencióndelcardenal.—Señorbailíodelpalacio—dijoaunhombrealto,vestidodenegroqueseencontrabaaunospasos

deél—.¿Esosvillanosestánacasometidosenlapiladelaguabenditaparaarmartantojaleo?Elbailíodelpalacioeraalgoasícomounmagistradoanfibio;unaespeciedemurciélagodelorden

judicialy,alavez,algoderataydepájaro,dejuezydesoldado.Se aproximó a su eminencia y, no sin temer su enojo, intentó explicarle, entre balbuceos, la

incongruenciadelpueblo;quehacíaya tiempoquehabíandado lasdocesinquesueminenciahubierahechosuaparición,yqueloscomediantessehabíanvistoobligadosacomenzarsinsupresencia.

Elcardenalseechóareír.—AfemíaqueelseñorrectordelaUniversidaddeberíahaberhechootrotanto.¿Quéopináisvos,

micerGuillermoRym?—Monseñor—respondió—,debemosdarnosporsatisfechosconhabernoslibradodelamitaddela

comedia;esohemossalidoganando.—¿Pueden,pues,esosrufianesproseguirsufarsa?—Preguntóelbailío.—Quesigan,quesigan—dijoelcardenal—;medalomismo;mientrastantovoyaleerelbreviario.Elbailíoseacercóalbordedelestradoy,haciendoconsumanoungestodesilenciogritó:—¡Burgueses y villanos todos! Para satisfacción de quienes quieren que recomience la

representaciónydelosquedeseanvercómoacaba,sueminenciaordenaqueprosiga.Tuvieron,pues,que resignarse ambosbandos, aunquepúblicoy autorguardaronpor ellouncierto

rencorhaciaelcardenal.AsíquelospersonajescontinuaronsurepresentaciónconlaesperanzadeGringoiredequesuobra

fueraoídahastaelfinalyestaesperanzayotrasdesusilusionessevierondecepcionadasporque,sibiensehabíaconseguidorestablecerelsilencioentreelauditorio,nosehabíafijadoGringoireenque,cuandoelcardenaldiolaordendeproseguir,elestradonoseencontrabaaúnllenoyque,despuésdelalegaciónflamenca, seguían llegando nuevos personajes integrantes del cortejo. Gringoire seguía, pues, con suprólogomientraselujieribaanunciandonombresycargosdelosreciénllegados,organizándose,comoeslógico,unbullicioconsiderable.

Imaginemos el efecto que pueden producir durante la representación de una obra de teatro loschillidos de un ujier, lanzando a voz en grito, entre dos rimas, cuando no entre dos hemistiquios,

paréntesiscomoéste:—¡MaeseJacquesCharmolue,procuradorrealenlostribunalesdelaIglesia!—¡JehandeHarlay,escudero,caballerodelarondayvigilancianocturnasdelaciudaddeParís!—¡MicerGaliotdeGenoilhac,caballero,señordeBrussac,jefedelosartillerosdelrey!—¡MaeseDreuxRaguier, inspectorde las aguasybosquesdel reynuestro señor en los territorios

francesesdeChampagneydeBrie!—¡MaeseDenisLemercier,encargadodelacasadeciegosParís!…etcétera.Todoaquelloera insoportableparaGringoire.Aquelextrañocortejo,que impedíaporcompleto la

representación, le indignaba tanto más, cuanto que se daba cuenta de que el interés por la obra ibaacrecentándose,ydequesólofaltabaparaeléxitoelseroída.

Noerafácilimaginarunatramataningeniosaytandramáticacomoladeaquellapieza.Loscuatropersonajesdelprólogoselamentabandelainutilidaddesuincesantebúsqueda,cuandoladiosaVenusenpersona,veraincensupatuitdea[16],seaparecióanteellosvestidaconunaespléndidatúnica,bordadaconelbajeldelavilladeParís.

Venía a reclamar para sí misma el delfín prometido a la más hermosa y era apoyada en suspretensionesporJúpiter,cuyostruenosseoíanretumbarenlosvestuarios.Yaladiosaibaaconseguirsudeseoesdecir,ibaparaexpresarlosinmetáforas,adesposarseconeldelfín,cuandounajovenvestidadedamasco blanco y llevando en su mano una margarita—clarísima personificación de la señorita deFlandes—sepresentó,dispuestaadisputárseloaVenus.

Efectos de teatro y peripecias diversas después de una larga controversia.Venus,Margarita y losdemáspersonajesdecidensometerloalrectojuiciodelaSantísimaVirgen.Quedabaaúnotropapel,eldedonPedro,reydeMesopotamia,peroresultabadifícilcontantasinterrumpcioneselpoderdeterminarsuimportancia.

Todoselloshabíansubidoalescenarioporlaescalerillaalaqueyaanteshemoshechoalusión,peroyanohabíaremedioynadiepodíayacomprendernisentirlosvaloresylabellezadelaobra.Eracomosi,alaentradadelcardenal,unhiloinvisibleymágicohubieraatraídotodaslasmiradas,desdelapartemeridionalendondeestabalamesademármol,hastalaparteoccidentalendondeestabaelestrado.Nohabíanada capazdequitar el hechizo al auditorioy todas lasmiradas seguían atentas a la llegadadenuevospersonajes;y susmalditosnombres, suscaras, suatuendo leproducíanunadiversióncontinua.Eradesoladoraquello.SalvoGisquetteyLienardaquesevolvíanhaciaGringoirecuandoéstelastirabadelamanga,salvoaquelpersonajepacienteyrechonchoqueseencontrabaasulado,nadieescuchaba,nadiesepreocupabaparanadadelapobrefarsa.Gringoiresóloveíalosrostrosdeperfil.

¡Concuantaamarguraveíaderrumbarsepasoapaso todoaquel tingladodegloriaydepoesía! ¡Ypensarqueaquellamultitudhabíaestadoapuntoderevelarsecontraelbailíodelpalacio,impacienteporver su obra! ¡Y ahora que estaba representándose no les importaba! ¡Una representación que habíacomenzadoentreelclamorunánimedelpueblo!¡Eternosflujoyreflujodelfervorpopular!¡Ypensarquehabíanestadoapuntodelanzarsecontralosguardiasdelbailío!¡Quénohabríadadoél,Gringoire,porvolverdenuevoaesosdulcesmomentosdelcomienzo!

Con la llegadade todos los embajadores había cesado aquel brutalmonólogodel ujier y el poetapudo por fin respirar. Los actores habían ya recomenzado valientemente, cuando he aquí que maeseCoppenole, el calcetero, se levanta de pronto y, ante la atención de toda la sala, Gringoire le oye

pronunciarestaabominablearenga.—Señores burgueses y terratenientes de París, ¡en el nombre deDios!Me estoy preguntando qué

hacemos aquí. Estoy viendo allá, en aquel escenario, a gentes que parece que quieren pegarse ydesconozco si es a eso a lo que vosotros llamáis misterio pero, en cualquier caso, no es divertido.¡Peleanconlaspalabrasynadamás!Haceyaunbuenratoqueesperoimpacienteelprimergolpeynoloveo;soncobardesquesóloseofendenconinjurias.¡DeberíanhabertraídoaluchadoresdeLondresydeRotterdamparasaberloqueesbueno!Sehabríandadotalespuñetazosquepodríanoírsedesdelaplaza.Peroesosdanpena. ¡Si almenosnoshubierandadounadanzamoriscaoalgoporel estilo!Amímehabían hablado de otra cosa; me habían prometido una fiesta de locos con la elección de un papa.TambiénnosotrostenemosnuestropapadeloslocosenGanteyenesto¡votoaldiablo!,noosvamosalazaga.Osvoyadecircómolohacemos:nosreunimos,comovosotros,ungentíoenorme,yluego,unoporuno, van metiendo su cabeza por un agujero, que da al lugar en donde se encuentra el público, ycomienzanahacermuecas.Elquehayahecholamuecamásfeaquedanombradopapaporaclamaciónpopular. Os aseguro que es muy divertido. ¿Queréis elegir vuestro papa a la manera de mi tierra?Siempreserámenoslatosoqueescucharaestoscharlatanesquienes,porcierto,tambiénpodránentrareneljuego,sisedecidenahacersumuecaenelagujero.¿Quédicenaesto,señoresburgueses?Hayaquísuficientemuestra grotescade ambos sexospara divertirnos a la flamencay somos lo suficientementefeosparahacerbonitasmuecas.

Gringoirelehabríarespondidosilaindignación,lacóleraylaestupefación,nolehubiesendejadomudo.Pero,comoademáslapropuestadelpopularcalceterofueacogidacontanenormeentusiasmoporlosburgueses—halagadosaloírsellamarterratenientes—todohabríaresultadoinútil.NohabíamásqueseguirlacorrienteyGringoiresecubriólacaraconlasmanos,lamentandonodisponerdeunmanto,parataparselacabezacomoelAgamenóndeTumanto.

VQuasimodo

EnunabrirycerrardeojostodosepreparóparaponerenprácticalaideadeCoppenole.Burgueses,estudiantes y curiales se pusieron a trabajar y como escenario para lasmuecas se eligió una pequeñacapilla que se hallaba frente a lamesa demármol.Después se rompió uno de los cristales del bellorosetón situado sobre la puerta, dejando libre un círculo de piedra por donde se decidió que losparticipantesdeberíanmeterlacabeza.Parallegaraélbastabaconsubirseadostoneles,cogidosnosesabe en dónde y puestos uno sobre otro sin apenas estabilidad. Se reglamentó también que cadacandidato,hombreomujer—tambiénpodíaelegirseunapapisa—,conelfindequenosepudieranversusmuecasantesdemeterlacabezaporaquellalucera,secubrieraelrostroylomantuvieratapadoenlacapillahastaelmomentodesuaparición.Lacapillasellenóenmuypocotiempoconunbuennúmerodeconcursantestrasloscualessecerrólapuerta.

Coppenoledesdesusitiodelestradodabalasórdenes,dirigía,loarreglabatodo.Enmediodeaquelbullicio,elcardenal,tandesconcertadocomoGringoire,sopretextoderesolverunosasuntosydeasistira las vísperas, se retiró junto con su séquito, sin que la muchedumbre, tan vivamente agitada en elmomentodesullegada,lamentaramínimamentesuausencia.FueGuillermoRymelúnicoenadvertirla.Laatenciónpopular,igualquehaceelsol,proseguíasucursoyrecorríalasaladeparteaparte,despuésdedetenerseunosinstantesenelcentro.Lamesademármolyelestradohabíanatraídolaatención,peroahoraletocabaelturnoalacapilladeLuisXI.Sehabíadadoriendasueltaalalocurayyanoseveíanmásqueflamencosypopulacho.

Comenzaron lasmuecas.La primera cara que apareció por aquel agujero o tragaluz con párpadosenrojecidosyconlabocatanabiertacomounasfaucesycontantasarrugasenlafrentecomolasbotasdelos húsares del imperio, provocó tan ruidosas risotadas, que el mismo Homero habría confundido aaquellosvillanoscondiosesdelOlimpo.Peroaquellasalanoera,nimuchomenos,elOlimpoyelpobreJúpiterdeGringoirelosabíamejorquenadie.Sesucedieronlasegunda,latercerayotrasmuecasmás,ysiempreprovocabanlasrisotadasyeljolgoriodelamultitud.Eracomosiaquelespectáculotuvieraalgodeembriagadorodefascinantedifícildesertransmitidoallectordenuestrosdías.

Habría que imaginarse una serie de rostros que presentaran sucesivamente todas las formasgeométricas, desde el triángulo hasta el trapecio, desde el cono al poliedro, todas las expresioneshumanas,desdelacólerahastalalujuria;todaslasedades,desdelasarrugasdeunreciénnacido,hastalasdeunaviejamoribunda;todaslasfantasmagoríasreligiosas,desdeelfaunohastaBelcebú;todoslosperfiles de animales, desde unas fauces hasta un pico, desde elmorro al hocico. Imaginemos aún losmascarones del PontNeuf o las pesadillas pétreas salidas de lamanodeGermainPilon, adquiriendovidayespírituyacercándoseparamiraros frentea frenteconsusojosde fuego;o imaginad todos losdisfracesdel carnavaldeVenecia sucediéndoseante el cristaldevuestrocatalejo.Enunapalabra:uncalidoscopiohumano.

Aquellaorgíaeracadavezmáspropiamenteflamenca.UncuadrodeTeniersnosdaríaaúnunaideaharto imperfecta. Imaginemosmásbien,enauténticabacanal,unade lasbatallaspintadasporSalvatorRosa.Allínoquedabanyaniestudiantes,niembajadores,niburgueses,nihombres,nimujeres.Nohabía

ya ningúnClopinTrouillefou, niGilles Lecornu, niMarieQuatrelivres, niRobin Poussepain; todo seborraba en el libertinaje colectivo. La gran sala no era sino un inmenso horno de desvergüenza yjovialidad,endondecadabocaeraungrito,cadaojoundestellodeluz,cadarostrounamuecaycadaindividuounapostura.

Todo allí gritaba y rugía; los extraños rostros que llegaban, uno tras otro, al rosetón a hacer susmuecas, erancomo teas encendidas echadas enaquel enormebraseroqueera la salay,de todoaquelgentíoenefervescencia,subíacomoelvapordeunhorno,unrumoragrio,agudo,duroysilbantecomolasalasdeunmoscardón.

—¡Hala!¡Maldición!—¡Miraésa!¡Fíjatequécara!—¡Bueno!¡Noesparatanto!—¡Otra!¡Quesalgaotra!—¡GuillemetteMaugerepuis,miraesemorrodetoro!¡Sólolefaltanloscuernos!¿Noserátumarido?—¡Otro!¡Quesalgaotro!—¡Porlabarrigadelpapa!¡Quécaraesésa!—¡Eheh!¡Esoestrampa!¡Esonoeslacara!¡Sólosepuedeenseñarlacara!—¡EsacondenadadePerretteCallebotteescapazdetodo!—¡Bravo!¡Bravo!—¡Uff!¡Meahogo!—¡Mira!¡Aésenolecabenlasorejasporelagujero!—PeroseamosjustosconnuestroamigoJehan.

Enmediodeaquelalboroto,aúnseleveíaenloaltodelpilar,comoaungrumeteensugavia.Bregabaconunafuriaincreíble.Desubocatotalmenteabiertaseescapabangritosincomprensibles,noporquelaintensidaddelclamorgenerallosahogase,sinoporqueseguramenteibanmásalládellímitedelaescalaperceptibledelossonidosagudos:lasdocemilvibracionesdeSauveurolasochomildeBiot.

Gringoire,porsuparte,despuésdeaquellosmomentosdeabatimiento,habíaconseguidorehacerseysemostrabadecididoahacerfrenteacualquieradversidad.

—Continuad, —repetía una vez más a sus comediantes, auténticas máquinas parlantes y, dandograndespasosantelamesademármol,leentrabandeseosdeacercarsetambiénalaluceradelacapilla,aunquenofueramásqueparadarseelgustodehacerleunamuecadeburlaaaquelpuebloingrato.

«Nadadevenganzasqueseríanindignasdenosotros;lucharemoshastaelfin»,serepetía,«porqueelinflujoquelapoesíatienesobreelpuebloesmuygrandeyacabaréporinteresarles.Veremosquiénganasilasvulgaridadesolasbellasletras».

Pero,¡ay!,sóloélquedócomoespectadordesupropiaobrayahoraeratodavíapeorqueantespuesya sólo veía las espaldas de la gente. Esto no es totalmente cierto, pues aquel hombre paciente yrechoncho,aquienyahabíaconsultadopocoantes,mirabaaúnalescenario.GisquetteyLienardahacíayaratoquehabíandesertado.

Gringoireseemocionóhastaelfondodesucorazónantelafidelidaddeaquelespectadoryseacercóaélparahablarle,perohubodesacudirlefuertemente,pueselpobresehabíaadormilado,apoyadoenlabalaustrada.

—Muchasgracias,señor—ledijoGringoire.—¿Dequéseñor?—contestóelotroconunbostezo.

—Yame doy cuenta de que todo ese ruido os impide oír a gusto la obra—le dijo Gringoire—.Tranquilizaosporqueosprometoquevuestronombrepasaráalaposteridad.¿Cómoosllamáis?

—RenaultChâteau,guardasellosdelChâteletdeParis,paraserviros.—Señor,soisaquíelúnicorepresentantedelasmusas—dijoGringoire.—Muchasgracias;soismuyamable—añadióelguardasellosdelChâtelet.—Soiselúnicoquehaescuchadolaobra,¿quéoshaparecido?—Vaya—respondióelrechonchomagistrado,untantoadormiladoaún—:interesante,bastantebuena

enrealidad.HubodecontentarseGringoirecontalelogiopuesunaatronadorasalvadeaplausos,enmediodeun

griteríoensordecedor,pusofinasuconversación.Sehabía,porfin,elegidoelpapadeloslocos.—¡Viva!¡viva!—gritabalamultitud.Enefecto,lamuecaqueenaquelmomentotriunfabaenelhuecodelrosetóneraalgoformidable.Despuésde tantascarashexagonalesopentagonalesyheteróclitasquehabíanpasadopor la lucera

sin culminar el ideal grotesco, formado en las imaginaciones exaltadas por la orgía sólo la muecasublimequeacababadedeslumbrara laasambleahabríasidocapazdearrancar losvotosnecesarios.HastaelmismomaeseCoppenolesepusoaaplaudiryClopinTrouillefou,quetambiénhabíaparticipado—ysóloDiossabecuánhorribleeslafealdaddesurostro—seconfesóvencidoylomismoharemosnosotros,pueses imposible transmitiral lector la ideadeaquellanarizpiramidal,deaquellabocadeherradura, de aquel ojo izquierdo, tapado por una ceja rojiza a hirsuta, mientras que el derecho seconfundía totalmente tras una enorme berruga, o aquellos dientes amontonados, mellados por muchaspartes,comolasalmenasdeuncastillo,aquelbelfocallosoporelqueasomabaunodesusdientes,cualcolmillodeelefante;aquelmentónpartidoysobretodolaexpresiónqueseextendíaportodosurostroconunamezclademaldad,desorpresaydetristeza.Imaginad,sisoiscapaces,semejanteconjunto.

La aclamación fue unánime. Todo el mundo se dirigió hacia la capilla y sacaron en triunfo albienaventuradopapadeloslocosyfueentoncescuandolasorpresaylaadmiraciónllegaronalcolmo,alverquelamuecanoeratal;erasupropiorostro.

Másbientodasupersonaeraunapuramueca.Unaenormecabezaerizadadepelosrojizosyunagranjorobaentreloshombrosqueseproyectabainclusohastaelpecho.Teníaunacombinacióndemuslosydepiernastanextravagantequesólosetocabanenlasrodillasy,además,mirándolasdefrente,parecíandoshojasdehozquesejuntaranenlosmangos;unospiesenormesyunasmanosmonstruosasy,porsinobastarantodasesasdeformidades,teníatambiénunaspectodevigorydeagilidadcasiterribles;era,enfin, algo así como una excepción a la regla general, que supone que, tanto la belleza como la fuerza,debenserelresultadodelaarmonía.Éseeraelpapadeloslocosqueacababandeelegir;algoasícomoungiganterotoymalrecompuesto.

Cuandoestaespeciedecíclopeaparecióen lacapilla, inmóvil,macizo, casi tananchocomoalto,cuadrado en su base, como dijera un gran hombre, el populacho lo reconoció inmediatamente por sugabán rojo y violeta cuajadode campanillas de plata y sobre todopor la perfecciónde su fealdad, ycomenzóagritarcomounasolavoz:

—¡EsQuasimodo, el campanero! ¡EsQuasimodo, el jorobado deNuestra Señora! ¡Quasimodo, eltuerto!¡Quasimodo,elpatizambo!¡Viva!¡Viva!

Fíjensesielpobrediabloteníamotesendondeescoger:

—¡Quetengancuidadolasmujerespreñadas!—gritabanlosestudiantes.—¡Olasquetenganganasdeestarlo!—añadióJoannes.Lasmujeressetapabanlacara.—¡Vayacarademono!—decíauna.—Yseguramentetanmalvadocomofeo—añadióotra.—Escomoelmismodemonio—porfiabaunatercera.—Tengoladesgraciadevivirjuntoalacatedralytodaslasnochesleoigorondarporloscanalones.—¡Comolosgatos!—Escierto;siempreandaporlostejados.—Nosechamaleficiosporlaschimeneas.—La otra noche vino a hacermemuecas por la claraboya y me asustó tanto que creí que era un

hombre.—Estoyseguradequesereúneconlasbrujas;laotranochemedejóunaescobaenelcanalón.—¡Uf!¡Quécaratanhorrorosatieneesejorobado!—Pues,¡cómoserásualma!Loshombres,porelcontrario,aplaudíanencantados.Quasimodo, objeto de aquel tumulto, permanecía de pie a la puerta de la capilla, triste y serio,

dejándoseadmirar.Un estudiante,RobinPoussepain creoque era, se le acercóburlón, chanceándoseunpocode él y

Quasimodo no hizo sino cogerle por la cintura y lanzarle a diez pasos por encima de la gente sininmutarseysindecirunapalabra.

EntoncesmaeseCoppenole,maravillado,seacercóaél.—¡PorlosclavosdeCristo!¡VálgameSanPedro!Nuncahevistonadietanfeocomotúycreoque

eresdignodeserpapaaquíyenRoma.Almismotiempo,yuntantofestivamente,lepasabalamanoporlaespalda.ComoQuasimodonosemovía,Coppenoleprosiguió:

—Eresuntipoconquienmegustaríadarmeunacomilona,aunquemecostaseunamonedanuevadedocetornesas.¿Tehace?

Quasimodonocontestaba.—¡PorlosclavosdeCristo!¿Peroeressordooqué?Yenefecto,Quasimodoerasordo.Sinembargo,estabaempezandoaimpacientarseporlosmodalesdeCoppenoleydeprontosevolvió

hacia él, conun rechinardedientes tan terrible, queelgigante flamenco retrocediócomounperrodepresaanteungato.Sehizoentoncesasualrededoruncírculodemiedoyderespetode,porlomenos,unosquincepasosderadio.UnaviejaaclaróentoncesamaeseCoppenolequeQuasimodoerasordo.

—¡Sordo!—dijoelcalceteroconunaenormecarcajadaflamenca—.¡PorlosclavosdeCristo!Esunpapaperfecto.

—Yoleconozco—dijoJehan,quehabíabajadoporfindesucapitelparaveraQuasimododemáscerca—;eselcampanerodemihermanoelarchidiácono.

—¡Hola,Quasimodo!—¡Demonio de hombre! —dijo Robin Poussepain, un tanto contusionado aún por su caída—:

Apareceaquíyresultaqueesjorobado;seechaaandaryespatizambo;lomirayestuerto;hablasyes

sordo.¿PuescuándohablaestePolifemo?—Cuandoquiere—respondiólavieja—;essordodetantotocarlascampanas,peronoesmudo.—Menosmal—observóJehan.—¡Ah!ytieneunojodemás—añadióPierrePoussepaia.—No—dijojuiciosamenteJehan—.Untuertoesmuchomásincompletoqueunciego,puessabelo

quelefalta.Mientrastantotodoslosmendigos,loslacayos,losladrones,juntoconlosestudianteshabíanidoa

buscarenelarmariodelacurialatiaradecartónylatogaburlescadelpapadeloslocos.Quasimodosedejóvestirsinpestañearconunaespeciededocilidadorgullosa.Despuéslesentaron

enunasandaspintarrajeadas,ydoceoficialesdelacofradíadeloslocosseloecharonahombros.Unaespeciedealegríaamargaydesdeñosailuminóentonceslacaratristedelcíclope,alverbajosuspiesdeformesaquellascabezasdehombresaltosybienparecidos.

Después se puso en marcha aquella vociferante procesión de andrajosos para, siguiendo lacostumbre, dar la vuelta por el interior de las galerías del palacio, antes de hacerlo por las plazas ycallesdelaVilla.

VILaEsmeralda

InformamosencantadosanuestroslectoresquedurantetodaestaescenaGringoireysuobrahabíanaguantadobravamente.Losactores,espoleadosporél,habíancontinuadorecitandoyelnohabíacesadode escucharlos. Se había resignado ante aquel enorme vocerío y decidió llegar hasta el final con laesperanza de un cambio de actitud por parte del público. Este fulgor de esperanza se reavivó alcomprobarcómoQuasimodo,Coppenoleyel cortejoensordecedordelpapade los locos salíande lasala,enmediodeunagranalgarada,seguidosávidamenteporelgentíoqueseprecipitótrasellos.

—Menosmal—sedijo—;yaerahoradequetodosesosalborotadoresselargaran.—Pordesgraciatodoslosalborotadoresloformabantodoelpúblicoy,enunabrirycerrardeojos,lasalaquedóvacía.

Adecirverdad,todavíaquedabanalgunosespectadores;unosdispersos,otrosagrupadosjuntoalospilares.Mujeres,viejosoniñoscansadosdeltumultoydeljaleo.Algunosestudiantessehabíanquedadoacaballoenlascornisasdelasventanasymirabanloqueocurríaenlaplaza.

«Bueno—pensóGringoire—,haygentebastanteparaescucharmiobra;nosonmuchos,peroesunpúblicoselecto,unpúblicoculto».

Poco después debía oírse una sinfonía, encargada de producir un gran efecto a la llegada de laSantísimaVirgenyentoncesélcayóenlacuentadequesehabíanllevadolaorquestaparalaprocesióndeloslocos.

—Saltaosesaparte—lesdijoestoicamente.Seacercópocomástardeaungrupodegentesqueleparecíainteresadoenlaobray…heaquíuna

pequeñamuestradelaconversaciónquecogióalvuelo.—MaeseCheneteau,¿conocéislaresidenciadeNavarra,laquepertenecíaalseñordeNemours?—Sí;¿laqueestabafrentealacapilladeBraque?—Puesbien,elfiscoselahaalquiladoaGuillaumeAlixandre,elhistoriador,porseislibrasyocho

sueldosparisinosalaño.—¡Cómosubenlosalquileres!«Enfin—sedijoGringoire—;seguroquehayotrosqueestánescuchandoconmásatención».—¡Camaradas!—gritó de pronto uno de aquellos tipos de la ventana: ¡LaEsmeralda! ¡Está en la

plazalaEsmeralda!Estaspalabrasprodujeronunefectomágicoylapocagentequeaúnquedabaenlasalaseprecipitó

hacialasventanas,subiéndosealosmurosparaver,almismotiempoquerepetían:¡laEsmeralda!¡LaEsmeralda!

Desdelaplazaseoíaungranruidodeaplausos.—Pero,¿quéesesodelaEsmeralda?—preguntabaGringoire,juntandolasmanosdesesperadamente

—. ¡Dios mío! Parece que ahora les ha tocado el turno a las ventanas—volvióse hacia la mesa demármolyvioquelarepresentaciónsehabíainterrumpidodenuevo.ErajustoelmomentoenqueJúpiterteníaqueaparecerconsurayo;peroJúpitersehabíaquedadoinmóvil,alpiedelescenario.

—¡MiguelGiborne!—legritóirritadoelpoeta—.¿Quéhacesahí?Tetocaati.Subeahoramismo.—Nopuedo—dijoJúpiter—;unestudianteacabadellevarselaescalera.

Gringoiremiróyvioqueefectivamenteeraasíyqueestacircunstanciacortabatodalacomunicacióndelaobraentreelnudoyeldesenlace.

—¡Quésimpático!—murmuróentredientes—.¿Yparaquéhacogidolaescalera?—Para poder asomarse y así ver a laEsmeralda—respondió compungido Júpiter—.Vinoy dijo:

«¡Anda!¡Unaescaleraquenosirveparanada»yselallevó!Fueelgolpedegracia.Gringoirelorecibióconresignación.—¡Podéis iros todosaldiablo!—dijoa loscomediantes—;ysimepaganamí,cobraréis también

vosotros.Y se retiró cabizbajo, pero el últimode todos, comoungeneral queha luchado convalor.Luego,

mientrasbajabaporlastortuosasescalerasdelpalacio,ibamascullandoentredientes:—¡Malditaretahíladeasnosybuitres!¡Vienenconlaideadeasistiralmisterioy…nada!Todoel

mundolespreocupa:ClopinTrouillefou,elcardenal,Coppenole,Quasimodo…¡elmismísimodemonioincluso!,perodelaVirgenMaríanoquierensabernada.Silollegoasaber…¡Vírgenesoshabríadadoyoavosotros,papanatas!¡Yyoquehabíavenidoconlaideadeverlosrostrosysólolasespaldashepodidover!¡Serpoetaparatenereléxitodeunboticario!Enfin;tambiénHomerohubodepedirlimosnaporlascallesdeGreciayNasónmurióenelexilioentrelosmoscovitas,pero…quemelleventodoslosdemoniossientiendoloquehanqueridodecirconsuEsmeralda.¿Quésignificaesapalabra?Debeserunapalabraegipcia.

LIBROSEGUNDO

IDeCaribdisaEscila

AnochesemuyprontoeneneroycuandoGringoiresaliódelpalacio,lascallesestabanyadesiertas.Aquellaoscuridadleagradóyseimpacientabayaporllegaraalgunacallejuelasombríaydesierta,parapoderallímeditar a susanchasyparaqueel filósofohiciera laprimeracuraen laheridaabiertadelpoeta.Enaquellosmomentoslafilosofíaerasuúnicorefugio,puesademásnosabíaadóndeir.DespuésdelestrepitosofracasodesuintentoteatralnoseatrevíaavolveralahabitaciónqueocupabaenlacalleGrenier-sur-l'Eau frente al Port-au-Foin. El pobre hombre había contado con lo que el preboste lepagaríapor su epitalamiopara, a suvez, liquidar conmaeseGuillaumeDroux-Sire, encargadode losarbitriosdelasresesdepezuñapartidadeParís,losseismesesdealquilerqueledebía;esdecir,docesueldosparisinos.Docevecesmásquetodoloqueéltenía,incluidassuscalzasysucamisa.Despuésdepensar unmomento, cobijado provisionalmente bajo el portillo de la prisión del tesorero de la SantaCapilla, en qué lugar podría pasar aquella noche, teniendo como tenía a su disposición todos losempedradosdeParís,seacordódequelasemanaanteriorhabíavistoenlacalledelaSavaterie,a lapuertadeunconsejerodelparlamento,unadeesaspiedrasquesirvendeescalonesparapodersubirsealasmulas,ydehaberpensadoque,encasodenecesidad,podríaservirdealmohadaaunmendigooaunpoeta,ydiograciasalaprovidenciaporhaberlesugeridotanbuenaidea;pero,cuandosepreparabaparaatravesarlaplazadelpalacioyadentrarseenaqueltortuosolaberintodelascallesdelaCité,pordondeserpenteantodasesasviejashermanasquesonlascallesdelaBarilleirie,delaVieilleDraperie,delaSavaterie, de la Juiverie, etcétera, que aún se mantienen hoy con sus casas de nueve pisos, vio laprocesión del papa de los locos que salía también del palacio, enfilando casi sumismo camino, conacompañamientodegrangriteríodeantorchasencendidas,ylaorquestilladelpobreGringoire.Asuvistasereavivaronlasheridasdesuamorpropioyhuyó.Enlaamargadesgraciadesuaventuradramática,todorecuerdodeesedíaleagriabayleabríadenuevosullaga.

Quisopasar entoncespor el puentedeSaint-Michelpor el que corríanunosmuchachuelos tirandopetardosycohetes.

—¡Aldiablotodosloscohetes!—dijoGringoireyseencaminóhaciaelPont-au-Change.Habíancolgado,enlascasassituadasalaentradadelpuente,trestelasquerepresentabanalrey,al

delfín y aMargarita de Flandes, y otros seis pañosmás pintados esta vez con retratos del duque deAustriadelcardenaldeBorbón,delseñordeBeaujeu,dedoñaJuanadeFranciaasícomodelbastardodelBorbónynoséquéotromás;todosellosiluminadosconantorchasparaservistosporlamultitud.

—¡Buen pintor ese JeanFourbault!—dijoGringoire con un profundo suspiro, dando la espalda atodasaquellaspinturasparaadentrarseenunacalleoscuraquesurgíaanteél.Tansolitariaparecíaquepensóque,metiéndoseenella,podríaescaparatodoelbullicioyatodoslosruidosdelafiesta.

Apenashubodadounospasos,cuandosuspiestropezaroncontraalgoycayóalsuelo,eraelramodelmayoquelosdelacuriahabíandepositadoporlamañanaalapuertadelpresidentedelparlamento,enhonoralasolemnidaddeaqueldía.Gringoireaguantóheroicamenteaquelcontratiempoylevantándose,sedirigióhaciaelrío.Despuésdedejartrasdesílatorrecillacivilylatorredelocriminal,caminóalolargodelmurodelosjardinesrealesporlaorillanopavimentada,endondeelbarrolellegabahastalos

tobillos;llegóalaparteoccidentaldelaisladelaCité,separóamirarelislotedelPasseur-aux-Vaches[17], desaparecido actualmente, con el caballo de bronce y el Pont-Neuf. Entre las sombras de aquelislote,parecíacomounamasanegraelotroladodelestrechopasodeaguablancuzcaqueleseparabadeella. Podía adivinarse por los rayos de una lucecita, una especie de cabaña en forma de colmena, endondeelbarquerodelganadosecobijabaporlasnoches.

—¡Ay feliz barquero que no sueñas con la gloria ni compones epitalamios!—pensóGringoire—.¿QuéteimportanatilasbodasdelosreyesolasduquesasdeBorgoña?¡Paratinohaymásmargaritasquelasquecrecenenelcampoyquesirvendealimentoatusvacas!Yamí,poeta,meabucheanypasofríoydebodocesueldosporelalquiler,ylassuelasdemiszapatosestántangastadasytransparentesquepodríanmuybienutilizarsecomocristalesparatufarol.¡Gracias,barquerodelganado,porquetucabañamepermitedescansarlavistaymehaceolvidarParís!

La explosiónde undoble petardo, surgidobruscamente de la cabañadel barquero, le despertó deaquellaespeciedeensueñolíricoenquesehabíasumido.Setratabadelbarqueroquesindudaqueríatambiénparticiparenlasalegríasdeaquellafechayquehabíalanzadouncoheteartificial.

AquellaexplosiónpusoaGringoirelapieldegallina.—¡Malditafiesta!¿Nopodrélibrarmedetinisiquieraaquí,juntoalbarquero?LuegomirócómoelSenacorríaasuspiesyunterriblepensamientocruzóporsumente.—¡Con cuanto placerme lanzaría al agua si no estuviera tan fría!—y tuvo entonces una reacción

desesperada;puestoquenopodíaescaparnialpapadeloslocosnialaspinturasdeJehanFourbault,nialosramosdelmayonialospetardos,nialoscohetes,lomejorseríaparticipardellenoenlafiestayacercarse a la plaza de Grève. Al menos, pensaba, allí podré encontrar un tizón de la fogata paracalentarmeypodré cenar algunasmigasde los tres enormes escudosde armashechos con azúcarquehabráncolocadopresidiendolamesaparaelbanquetepúblicodelavilla.

IILaplazadeGrève

Hoy día no quedan de la plaza de Grève, tal como existía entonces, más que algunos vestigiosperceptiblesapenas,comolaatractivatorrecilladelángulonortedelaplaza,cubiertaporunencaladovulgar que borra las aristas de las esculturas y que incluso desaparecerá absorbida por esas nuevasconstruccionesqueestánacabandocontodaslasviejasfachadasdeParís.

Quienes como nosotros no pasan por la plaza de Grève sin echar una ojeada de nostalgia y desimpatíaaesapobretorrecilla,estranguladaentredoscaseronesdetiemposdeLuisXV,puedenconstruirensuimaginaciónelconjuntodeedificiosalquepertenecíaeimaginaríntegralaviejaplazagóticadelsigloXV.

Era,comoloeshoy,untrapecioirregular,limitadaenunadesuspartesporelmuelleyporunaseriedecasasaltas,estrechasysombríasenlasotrastres.

De día, podía admirarse la diversidad de sus edificaciones, esculpidas en piedra o talladas enmadera, representandomuestras completas de los diferentesmodelos de arquitectura doméstica de laEdadMedia,remontándosedesdeelsigloXVhastaelXI,desdeelcruceroquecomenzabaadestronarlaojiva,hastaelarcorománico,demediopunto,quehabíasidoreemplazadoporelarcoojivalyqueseextendíaaúnporelprimerpisodeaquellaviejacasadelaTourRolandquehaceánguloentreelSenaylaplaza,porelladodelacalledelaTannerie.

Denochesólosedistinguía,entrelamasadeedificios,lasiluetanegradelostejadosdesplegandoentornoalaplaza,sucadenadeángulosagudos.Yesqueunadelasdiferenciasmáspalpablesentrelasciudadesdeantesylasdeahora,esqueahoralasfachadasdanalasplazasyalascallesyanteseranloshastialesolospiñoneslosquedabanalasplazas;esdecir,quelascasashandadomediavueltadesdehacedossiglos.

Enelcentro,enlaparteorientaldelaplaza,seveíaunaconstrucciónmaciza,conmezcladeestilos,formadaportresviviendassuperpuestasyqueeraconocidaporlostresnombresquedefinensuhistoria,sudestinoysuarquitectura:lacasadeldelfín,porhaberlahabitadoeldelfínCarlosV;lamercancía,porhaberservidodeayuntamiento,ylacasadelospilares,acausadeunosgruesospilaresquesustentabansustresplantas.

Losciudadanosencontrabanenellatodoloqueunabuenavilla,comoParís,necesitaba:unacapillapararezaraDios,unaaudienciaparajuzgar,ypararencasonecesariolospiesalosagentesdelrey,yundesván,provistodebuenaartillería,pueslosburguesesdeParíssabenqueconfrecuencianobastaconrezarypleitearparadefenderlosprivilegiosdesuciudad,sinoqueesnecesariotambiéndisponer,enlosdesvanesdelayuntamiento,debuenosarcabuces,aunqueesténmohosos.

LaplazadeGrèveteníayaentonceseseaspectosiniestoqueleconfierenelrecuerdoqueellamismaevocayelayuntamientodeDominiqueBoccador,sombríosustitutodelacasadelospilares.Convieneañadir que un patíbulo y una picota o, como eran llamados entonces, una «justicia» y una «escala»erigidos juntosenmediode laplaza, tampococontribuíanmuchoanofijar lamiradaenunaplaza tanfatal, lugardeagoníade tantagenteyendondecincuentaañosmás tarde ibaanacer la fiebredeSanVallier,enfermedadprovocadaporelhorroralcadalso,monstruosacomoningunaotraenfermedad,por

tenersuorigennoenDiossinoenloshombres.Esunconsuelo,dichoseadepaso,elpensarquelapenademuertequehacetrescientosañosllenaba

con sus ruedas de hierro; con sus patíbulos de piedra y con todos sus permanentes instrumentos desuplicio,fijosenelsuelo,laplazadeGrèveolosmercadosolaplazaDauphineolaCroix-du-TrahoiroelmercadodeloscerdosyelhorribleMontfauconylaplazadelosgatosylapuertadeSaint-DenisyChampeaux;ademásdelosqueexistíanenlaPuertaBaudetsyenlaPuertadeSaintJacques;todoellosincontarlasnumerosasescalasdelosprebostes,delobispo,deloscapítulos,delosabades,delospriorescon derecho a administrar justicia, sin contar tampoco las condenas a morir ahogado en el Sena; esconsoladorquehoy,perdidasyatodaslaspiezasdesuarmadura,suderrochedesuplicios,suscondenasdeimaginaciónyfantasía,sucámaradetorturas,alaquecadacincoañosseañadíaunacamadecueroenlaprisióndelGranChâtelet,esaantiguasoberanadelasociedadfeudal,eliminadacasidenuestrasleyesydenuestrasvillas,atacadaentodosloscódigos,expulsadadeplazaenplaza;esconsoladorenverdadque, después de todo esto, sólo tenga en nuestro inmenso París un rincón vergonzoso en la plaza deGrève,unamiserableguillotina,furtiva,vergonzanteysiempretemerosadesersorprendidaenflagrantedelito,porlarapidezconquedesaparecedespuésdehabercumplidosumisión.

IIIBesosparagolpes

CuandoPierreGringoirellegóalaplazadeGrèveseencontrabaaterido.HabíadadounrodeoporelPont-aux-MeuniersparaasíevitarlamultitudconcentradaenelPont-au-ChangesylaspinturasdeJeanFourbault; pero las ruedas de losmolinos del obispo le habían salpicado al pasar y su blusón estabaempapado.Leparecíaademásqueelfracasodesuobralehacíaaúnmásfrioleroyporesoapresurólamarchaparallegarantesalagranfogatadelafiestaqueardíaconunfuegoimpresionanteenmediedelaplaza.Unamultitudconsiderableseapiñabaasualrededor.

—¡Malditosparisinos!—sedijoparasípuesGringoire,comoverdaderopoetadramáticoqueera,utilizabaconalgunafrecuenciaestosmonólogos—.¡Yademásnomedejanacercarmealfuego,ahoraquenecesitounhuecoalcalor!¡Miszapatossehancaladoyesosmalditosmolinosmehanpuestopingando!¡Demonio de obispo y susmolinos! ¡Yame gustaría saber para qué quiere un obispo tantosmolinos!¿Querráhacerseobispomolinero?Siparaellonecesitamibendición,seladoyaél,asucatedralyasusmolinos.¿Medejaránunsitiojuntoalfuegotodosesosmirones?¿Quépintaránahí?¡Calentarse!¡Puesvayacosa!¡Menudoespectáculomirarcómosevanquemandouncentenardeleños!

Fijándoseunpocomejorsediocuentadequeelcírculoeraunpocomásanchodelonecesarioparacalentarseyquetodaaquellagenteestabaallíconcentradaporalgomásqueporelsimplehechodevercómosequemabaunbuenmontóndeleños.

Enunbuenespaciolibre,abiertoentreelfuegoyelgentío,unajovenestababailando.Tan fascinado se quedó ante aquella deslumbradora visión que, pormuy poeta irónico o pormuy

filósofoescépticoqueseconsiderara,nofuecapazdedistinguiraprimergolpedevistasienrealidadsetratabadeunserhumano,deunhadaodeunángel.

Noeramuyalta,pero loparecíapor la finuradesu talle,queseerguíaatrevidoconagilidad;eramorena pero se adivinaba que a la luz del día su tez debía tener ese reflejo dorado de las mujeresandaluzasyromanas.Suspies,pequeños,tambiénparecíanandaluces.Sediríaqueestabanpresos,perocómodos a la vez, en sus graciosos zapatos. Bailaba y giraba como un torbellino sobre una viejaalfombrapersay,cadavezqueseacercabaensusgirosvertiginosos,susojosnegroslanzabandestellosdeluz.

Todoelmundoteníasusojosclavadosenellaylamirabanboquiabiertos.Enefecto,alverladanzarasí,alritmodelpandero,consusdoshermososbrazosjugandoporencimadelacabeza,grácilyvivazcomouna avispa, con su corpiñodorado, suvestidodemil colores llenodevuelos, con sushombrosdesnudos,suspiernasestilizadasquelafalda,alhincharse,dejabaasomarconfrecuencia;supelonegro,sumiradadefuego,parecíaunacriaturasobrenatural.

—Enverdad—pensabaGringoire—,esunasalamandra,unaninfa,unadiosaounadelasbacantesdelmonteMenaleo.—Enaquelmomentounadelastrenzasdela«salamandra»saltóyunamonedadelatónquelasujetabarodóporelsuelo—.¡Ah,no!—sedijoGringoire—:¡Esunagitana!

Todosuentusiasmosehabíaesfumado.Nuevamente se puso a bailar y cogiendo del suelo dos sables, los apoyó de punta en su frente,

haciéndolos girar en un sentido, al tiempo que ella lo hacía en el otro. Se trataba de una gitana

efectivamentey,apesardeldesencantodeGringoire,elconjuntoaquelquelagenteestabapresenciandosehallabacargadodebellezaydemagia.Lafogatailuminabaconsuresplandorcrudoyrojizoquesereflejaba,temblorosoenlosrostrosdelamuchedumbreyenlafrentemorenadelajoven.Alfondodelaplazaseadivinabaunreflejopálidoyvacilantedesombras,contralaviejafachadanegradelaMaisonauxPiliersycontralosbrazosdepiedradelahorca.

Entre losmilrostrosqueestefulgor teñíadeescarlatahabíaunoqueparecíaabsorto,comoningúnotro,enlacontemplacióndelabailarina.Setratabadeunafiguradehombre,austera,serena,sombría.Aquelhombre,cuyaropaquedabaocultaporlagentequelerodeaba,notendríamásalládelostreintaycincoaños;eracalvoyapenassialgúnmechóndepeloraloygrisaparecíaensussienes.Sufrenteseveíasurcadade incipientesarrugas,pero losojoshundidosdenotabanuna juventudextraordinaria,unavidaardorosayunaprofundapasión.Losmanteníaprendidosenlagitanaymientraslaalocadajovendedieciséis añosbailabay revoloteabapara satisfacciónde todos, lospensamientosde aquelhombre setornabanmássombríos.Avecesunasonrisayunsuspiroseencontrabanjuntosensuslabios,resultandolasonrisamásdolorosaqueelsuspiro.

Lamuchachasedetuvoporfin,jadeante,yelpueblolaaplaudiócondelirio.—Djali—dijodeprontolagitana.Entonces Gringoire vio llegar a una linda cabrita blanca, espabilada, ágil, lustrosa, con cuernos

dorados,pezuñasdoradasyuncollardorado.Nolahabíavistohastaentoncespueshabíaestadoechadatodoelratoenunrincóndelaalfombra,mirandobailarasuama.

—¡Djali!,ahoratetocaati—dijolabailarina.Ysentándoseentregógraciosamenteelpanderoalacabra.

—¡Djali!—continuo—;¿enquémesdelañoestamos?Lacabra levantó supatadelanteraygolpeóunavezenelpandero.Eraelprimermesdel año, en

efecto,ylamultitudaplaudió.—¡Djali!—dijolajovenvolviendoelpanderoalrevés—.¿Enquédíadelmesestamos?Lacabritalevantósupatitadoradaygolpeóseisveceselpandero.—¡Djali!—prosiguiólagitanacambiandonuevamentelaposicióndelpandero—.¿Quéhoraes?Djaligolpeósieteveceselpandero,justoademásenelinstanteenquedabanlassieteenelrelojde

laMaison-aux-Piliers.Lagenteestabamaravillada.—¡Haybrujeríaenesto!—dijounavozsiniestraenelgentío.Eraladelhombrecalvo,quenohabía

apartadosusojosdelagitana.La joven se estremeció y se volvió hacia él, pero los aplausos de la gente sofocaron aquella

exclamación;inclusoconsiguieronborrarladesumenteporquelagitanacontinuóconsucabra.—¡Djali! ¿Cómo hace maese Guichard Grand-Remy, el capitán de carabineros de la villa en la

procesióndelaCandelaria?Djali,apoyándoseensuspatastraseras,comenzóabalaryaandarcontalgraciaytanseriamenteque

todoelcírculodeespectadoresseechóareíranteestaparodiadelcelodelcapitándelospistoleros.—¡Djali!—prosiguió la joven, animada por su creciente éxito—. ¿Cómo predica maese Jacques

Charmolue,procuradordelreyenlostribunalesdelaIglesia?Lacabra sepusonuevamentedepie, bailandoymoviendo suspatasdelanterasdeunamanera tan

extrañaque,exceptuandosumalfrancésysumallatín,eraelmismoJacquesCharmolue,consusgestos,consuacentoyendefinitivaconsusmismasformasdeactuar.

Ylamultitudaplaudíaarabiar.—¡Sacrilegioyprofanaciónsellamaaeso!—exclamódenuevolavozdeaquelhombre.Lagitanasevolviódenuevohaciaél.—¡Ah! ¡es esehombre ruinotravez!—y luego,haciendounamuecacon laboca, enungestoque

debía serle familiar, giro sobre sus talones y se dispuso a recoger en su pandereta los donativos delpúblico.

Llovían lasmonedas, los ochavos, las de plata, grandes y pequeñas, sueldos…Cuando pasó anteGringoire,éstesellevólamanoalbolsillo,enungestountantodistraído,yellasedetuvo.

—¡Demonio!—dijo el poeta, al no encontrarmásque el fondode subolsillo, es decir, nada.Sinembargo,allíestabalahermosajovenmirándoleconsusnegrosojos,mientrasesperabaconlapanderetatendida hacia él. Gringoire sudaba la gota gorda. El Perú le habría dado, si lo hubiera tenido en elbolsillo,peroGringoirenoteníaelPerú,nitansiquierasehabíaaúndescubiertoAmérica.

Porsuerte,unpequeñoincidentefortuitovinoasacarledeapuros.—¡Quiereslargarteya,saltamontesegipcio!—gritóunavozagria,desdeelladomássombríodela

plaza.Lajovensevolvióasustada.Nosetratabaahoradelavozdeaquelhombrecalvo,sinodeunavozde

mujer,contintedemaldad.Aquelgritoquetantoasustóalagitanaprovocósinembargolarisadeungrupodeniñosquerondaba

porallí.—EslaprisioneradelaTour-Roland—decíanentrerisas—;eslagruñonadelaSachette;seguroque

aúnnohacenado;dadlealgunasobradelconvitedelaciudad—ytodossedirigieronhacialaMaison-aux-Piliers.

Gringoireaprovechóaquelmomentodedudayturbacióndelabailarinaparadesaparecer.Losgritosde los críos le recordaron su vientre vacío y corrió hacia lamesa del banquete, pero las piernas deaquellos pilluelos eranmás rápidas que las suyas y, cuando llegó, habían ya arrasado con todo y noquedabaniuntristepastelillodelosdeacincoperaslalibra.Sóloseveíanenlaparedunasesbeltasfloresdelis,entremezcladasconalgúnrosal,pintadashacia1434porMathieuBiterne.¡Comocenaerabienpoco!,yresultabamuyfastidiosoacostarsesincenaraunque,bienmirado,peoreranocenarynotenerendóndedormir.Éseerasuproblema:nipannitecho.Seveíaacosadopordoquierylafortunanoselemostrabanadapropicia.HacíatiempoqueGringoireestabaconvencidodequeJúpitercreóaloshombresenunaccesodemisantropíayque,durantetodasuvida,elsabiotendrásufilosofíaenestadodesitio y acosada por el destino. En cuanto a él, nunca el cerco había sido tan completo.Oía cómo suestómagotomabaposicionesynoleparecíaconvenientequeelhambreylamalafortunaasediarandetalformaalafilosofía.

Estemelancólicopensamientoleabsorbíacadavezconmásfuerza,cuandounaextrañacanción,llenadedulzura,lesacóbruscamentedesusensueños.Eraotravezlagitanaquesehabíapuestoacantar.Suvozysudanzaerancomosubelleza,encantadoras,aunquedifícilesdedefinir.Eranalgoasícomounaespeciedepureza,desonoridad,comoalgoetéreoyvolátil.Eraunacontinuaeclosióndemelodías,decadenciasoriginales,detonossencillos,mezcladosconnotasagudasyvibrantesdegamasyarpegiosque

hubieran incluso confundido a un ruiseñor. Eran suavesmodulaciones de la voz que subían y bajabancomoelpechodelajovencantante.Subellorostroseguíaconunaagilidadsingulartodosloscaprichosdesucantodesdelainspiraciónmásoriginalhastalamáscastadignidad.Parecíaavecesunalocayavecesunareina.

La letrade sus cancionespertenecía auna lenguadesconocidaparaGringoireyque inclusodebíaserlotambiénparaellaporlaescasarelaciónqueparecíaexistirentrelamúsicaylaletra.

Estoscuatroversos,porejemplo,erancantadosporellaconunalocaalegría:

Uncofrecongranriquezahallarondentrounpilar,dentrodel,nuevasbanderasconfigurasdeespantar

ypocodespués,anteelacentoquedioaestaestancia:

Alarabesdecavallosinpodersemenearconespadas,yloscuellosballestasdebuenechar[18].

Gringoire sentía que se le saltaban las lágrimas. La canción transpiraba una alegría singular y lamuchacha daba la sensación de estar cantando como lo hacen los pájaros, despreocupada y conserenidad.

LacancióndelabohemiahabíaturbadolasensoñacionesdeGringoire,alamaneraconqueuncisneturbalacalmadelestanque.Laescuchabaconunaespeciedearrebacoydeolvidodetodo.Eraelprimermomentoquepasabasinsufrir,desdehacíamuchashoras.Peroesemomentofuemásbiencorto,pueslamismavozdeaquellamujer,queyaantesinterrumpieraladanzadelagitana,lohizodenuevogritandodesdeelmismooscurorincóndelaplaza.

—Quierescallarte,cigarradelinfierno.LapobrecigarrasecallódeltodoyGringoiresetapólosoídosyexclamó:—¿Quiénesesamalditasierramelladaquevienearomperlalira?Losdemásespectadoresmurmurabancomoélymásdeunodijoenvozalta:—¡AldiablolaSachette!Ylainvisiblevieja,aguafiestas,habríatenidomotivosparaarrepentirsedesusagresionesalagitana

si losespectadoresnosehubierandistraídoenesosmomentoscon laprocesióndelpapade los locosque,trassulargorecorridoporlascallesdelavilla,veníaadesembocarenlaplazadeGrèverodeadodeantorchasybullicio.

EstaprocesiónquevimosiniciarseypartirdesdeelpalaciosehabríaacrecentadoalpasoreclutandoatodaclasedemerodeadoresyvagosdeParísquesesumabanaella.Poreso,asullegadaalaplazadeGrève,presentabaunaspectomásquerespetable.Enprimerlugar,desfilabaEgipto;ibaalacabezaelduque de Egipto, a caballo, con sus condes sujetándole la brida y los estribos; detrás, egipcios y

egipcias,mezcladostodos,consushijos,gritando,cargadossobreloshombros.Todosellos,conde,duqueypueblo,vestidosdeharaposydeoropel.Seguíaacontinuaciónelreino

delhampa,oloqueesigual,todoslosladronesdeFrancia,situadosporordendeimportancia,demenoramayor.

Desfilaban así, de cuatro en cuatro, con sus enseñas respectivas para indicar sus categorías y losgrados de aquella extraña facultad. Casi todos estaban lisiados; quienes cojos, quienes mancos, losvagos,losconcheros,loshubertinos,losepilépticos,loscalvos,loslocos,loslibertinos,loscalaveras,los ruines, los ventajistas, los canijos, los mercachifles, los marrulleros, los huérfanos, losencapuchados…[19] toda una relación, en fin, como para cansar al mismo Homero. En el centro delcónclavedelosencapuchadoseradifícildescubriralreydelhampa,elgrand-coërre,acurrucadoenuncarrito,tiradopordosenormesperrazos.

Detrás del reino del hampa venía el imperio deGalilea.GuillaumeRousseau, emperador de esteimperio, desfilaba majestuoso vestido de una túnica púrpura manchada de vino, precedido de unosbufonesqueibanbatiéndoseydanzando;rodeadodesusmaceros,desusservidoresydesuspasantesdeltribunaldecuentas.Enúltimo lugar,desfilaban loscurialescon sus«mayos»coronadosde flores, sushábitosnegros,sumúsicadignadeunaquelarreysusenormesvelonesdeceraamarilla.Enelcentrodetodaestamultitud,losgrandesdignatariosdelacofradíadeloslocosllevabansobresushombrosunasandasmásrecargadasdeciriosqueelrelicariodeSantaGenovevaenépocadepeste.Sobrelasandasresplandecía con báculo, capa ymitra, el nuevo papa de los locos, el campanero deNuestra Señora,Quasimodoeljorobado.

Cadacuerpode lagrotescaprocesión teníasumúsicaparticular.Así losegipcioshacíansonarsustímpanosysus tamboresafricanos.Loshampones, razamuypocomusical,nopasabande laviola,delcuernoydelrabelgóticodelsigloXII.TampocoelimperiodeGalilealessuperabaengrancosa.Apenassisedistinguíaensumúsicaalgúnprimitivísimorabel,connotasquenoibanmásalládelre-la-mi;sinembargo, donde se desplegaban con más vigor, en medio de una impresionante cacofonía, todas lasexcelencias musicales de la época, era en torno al papa de los locos. Eran notas agudas del rabel,contraltosybajosdelrabel,sinolvidar,claroestá,lasflautasyelcobre.Quenoloolvidenloslectores:setratabadelaorquestadeGringoire.

Esmuydifícilhacerseunaideadelgradoderegocijoorgullosoalquehabíallegado,eneltrayectodelpalacioalaGrève,elrepulsivoytristerostrodeQuasimodo.Erasindudalaprimerasatisfaccióndeamorpropiojamásexperimentadaporélpueshastaentoncessólohumillacioneshabíarecibido,odesdénpor su condición o por lo repulsivo de su persona. Por muy sordo que fuera, no cabe duda de quesaboreaba,comoauténticopapa,todaslasaclamacionesdelamultitud,alaqueodiabaporquetambiénélsesentíaodiadoporella.

¡Poco le importaba que sus súbditos se redujeran a un montón de locos, tullidos, ladrones omendigos!Daba igual pues, en cualquier caso, constituían un pueblo y él era su soberano y por ellotomaba en serio todos aquellos aplausosburlones, aquellas deferenciasgrotescas, entre los quepodíaentreverseunciertotrasfondodemiedorealentreelgentío,pueseljorobadoeraungigantóny,aunquezambo, era bastante ágil y también irascible a pesar de su sordera; tres cualidades para moderar loridículo.

Era difícil, por otra parte, conocer si el nuevo papa de los locos era consciente de sus propios

sentimientosydelosqueélmismoinspirabaenlagente,pueselespírituquehabitabasucuerpofallidodebíaserforzosamentealgoincompletoysordotambién.

Poresosusimpresiones,alverseasí,antelagente,eranmuyconfusaseimprecisas.Loquedominabamásclaramenteeraunasensacióndeorgulloysumanifestaciónmásclaraeralaalegría.Existíacomounhaloentornoaaquellasombríaycontrahechacriatura.

Por todo esto hubomiedo y sopresa cuando, en elmomento en queQuasimodo, ebrio de orgullo,pasaba triunfalmente ante la Maison-aux-Piliers, un hombre surgió de pronto de entre el gentío y learrancó de lasmanos con un gesto de cólera el báculo demadera dorada, representación de su locadignidadpapal.Aquelhombretantemerarioeraelpersonajecalvoqueseencontrabapocoantesentrelosespectadoresqueadmirabanalagitana,yquelahabíadejadoheladaalproferiraquellaspalabrasdeamenazayodio.

LlevabaropadeeclesiásticoyhastaGringoire,quenolehabíareconocidohastaentonces,sefijóenélalsalirdeentreelgentío.

—¡Anda! —dijo con sorpresa—, ¡pero si es mi maestro en ciencias, dom Claude Frollo, elarchidiácono!¿Quédiablosestáhaciendoconesehorribletuerto?¡LevaadestrozarQuasimodo!

YefectivamentesurgióungritodeterrorcuandoelenormeQuasimodosetiródelasandas.Muchasmujeresvolvieronlavistaparanovercómodestrozabaalarchidiácono.Seavalanzósobreélpero,alverleasí,decerca,seechóderodillasasuspies.Elclérigolequitólatiara,lerompióelbáculoylerasgósucapaderelumbrón.

Quasimodosiguióderodillas,humillólacabezayjuntólasmanosenademándesúplica.Luegoseentabló entre ambos un extraño diálogo de gestos y de signos porque ninguno de los dos hablaba. Elclérigo, de pie, irritado, con gesto amenazador a imperativo y Quasimodo prosternado humillado ysuplicante,cuandolaverdadesque,conunsolodedo,podríahaberaplastadoalclérigo.

FinalmenteelarchidiáconosacudióconviolencialoshombrosdeQuasimodoylehizounaseñaparaqueselevantarayésteselevantó.

Entonces la cofradíade los locos, repuestosyade esosmomentosde estupor, quisodefender a supapa,tanbruscamentedestronado.Losegipcios,loshamponesyloscurialesseacercaronvociferandoentornoalclérigo.

EntoncesQuasimodosecolocóanteél,protegiéndole,almismotiempoqueenseñabasusmúsculosysuspuñosdeatletay,enfrentándosealosasaltantes,lesmostrósusdientes,cualtigreenfurecido.

Elclérigorecobrósusombríaseriedad,hizounaseñaaQuasimodoyseretiró,silencioso,precedidodelgigantónqueibaapartandoalagenteasupaso.

Cuando llegaron al final de la plaza, después de atravesar la multitud, la nube de curiosos y dedesocupadospretendióseguirlos;entoncesQuasimodosecolocódetrásdelarchidiácono,mirandoa lagente ymarchando de espaldas, corpulento, agresivo,monstruoso a hirsuto como él era; tensando susmúsculos,pasándose la lenguaporsusdientesde jabalí,gruñendocomounabestiasalvajeyhaciendoamagodeavalanzarsesobresusperseguidoresconlosgestosoconlamirada.

Desaparecieronlosdosporunacallejaestrechaytenebrosaynadiesearriesgóensupersecución,pueslanuevavisióndeQuasimodorechinandolosdientesdabalasensacióndecerrarlaentrada.

—¡Esalgoincreíble!—dijoGringoire—,pero,¿endóndediablosencontraréalgoparacenar?

IVLosinconvenientesdeirtrasunabellamujerdenochepor

lascalles

Gringoire,porloquepudierapasar,quisoseguiralagitana.Lahabíavistotomar,consucabra,lacalledelaCoutellerieyélhabíahecholomismo.

—¿Yporquéno?—sedijo.Gringoire,filósofoprácticodelascallesdeParís,sehabíadadocuentadequenadaestanpropicio

alensueñocomoseguiraunamujerbellasinsaberadóndeva.Existeenestaabdicaciónvoluntariadellibre albedrío, en esta fantasía, que a su vez se somete a otra fantasía, unamezcla de independenciafantásticaydeobedienciaciega,unnoséquéintermedioentrelalibertadylaesclavitud,queagradabaaGringoire.Enefecto,suespíritueraesencialmentemixto,complejoa indeciso, interesadoentodoslostemasypendienteunpocodetodaslaspropensioneshumanas,peroneutralizandocadaunadeellasconsucontraria.

Le gustaba compararse a la tumba deMahoma, atraída en sentidos contrarios por dos piedras deimán,dudandoeternamenteentreloaltoylobajo,entrelabóvedayelsuelo,entrelacaídaylaelevaciónentre,elcenityelnadir.

Si Gringoire viviera en nuestros días ¡qué bien sabría mantenerse en un término medio entre loclásicoyloromántico!,peronoeralosuficientementeprimitivocomoparavivirtrescientosañosyeraunalástima.Suausenciaesunvacíoquehoydíalamentamos.

Porotraparte,paraseguirporlascallesalostranseúntes—ysobretodoalastranseúntes—,cosaqueGringoirehacíaconciertafrecuencia,lomejoresnosaberendóndevaunoadormir.

Iba,pues,pensativodetrásdelamuchacha,queacelerabaelpasoyhacíairaltroteasucabritillaalver que la gente se recogía ya y que las tabernas, únicos establecimientos abiertos aquel día se ibancerrando.

Despuésdetodo,ibapensandoGringoire,enalgúnlugartendráquedormirylasgitanassuelentenerbuencorazón.¿Quiénsabesi…?,yélllenabaesospuntossuspensivosconnosesabemuybienquéideasperegrinas.

Sinembargo,devezencuando,alpasarjuntoalosúltimosgruposdeburguesesquesedespedíanyapararetirarse,cogíaalvueloalgúnretazodesusconversacionesqueveníanaromper la lógicadesusoptimistashipótesis.

Avecessetratabadedosviejosquecomentaban…—MaeseThibautFernicle,¿sabéisquehacefrío?¡Gringoirelosabíabiendesdeelcomienzodelinvierno!—YalocreomaeseBonifacioDisome.¿Tendremosuninviernocomoeldehacetresaños,eldel80,

enelquelamaderacostóaochosueldoselhaz?—¡Bah! ¡Esono fuenada,maeseThibaut!¿Seacuerdadeaquel inviernode1407,quenoparóde

helardesdeSanMartínhastalaCandelaria?Lohacíacontalfuerzaquehastalaplumadelparlamentosehelabaacadatrespalabrasyporesohuboquesuspenderlasactuacionesdelajusticia…

Un poco más allá eran unas vecinas a la ventana, alumbradas con candiles que el viento hacía

chisporrotear.—¿Vuestromaridooshacontadoyaladesgracia,señoraBoudraque?—No.¿Dequésetrata,señoraTourquant?—Del caballo del señorGillesGodin, el notario delChâtelet, que se ha desbocado, al ver a los

flamencosylaprocesión,yhatiradoporlossuelosamaesePhilipotAvrillot,oblatodeloscelestinos.—¿Deverdad?—Yalocreo.—¡Uncaballoburgués!¡Quiénloibaapensar!¡Sialmenoshubierasidouncaballodelejército!YseibancerrandolasventanasyGringoire,distraídoconlasconversaciones,perdíaelhilodesus

ideas.Porsuertelovolvíaaencontrarenseguidayenlazabasindificultad,graciassobretodoalabohemia

que,consucabra,marchabapordelante;erandosdelicadas finasyencantadorascriaturas,en lasqueadmirabasuspequeñospies,suslindasformas,susgraciososademanes,confundiendocasialasdosensuimaginación,alconsiderarlasmujeresporsuinteligenciaysuamistadycabritillasporsuligerezayagilidadyporladestrezadesusandares.

Las calles se iban haciendo cada vez más oscuras y solitarias. Hacía bastante tiempo que habíasonadoeltoquedequedaysóloseveíaya,muydecuandoencuando,auntranseúnteporlascallesounaluzenlasventanas.

Gringoire se había internado, siguiendo a la egipcia, en aquel dédalo inextricable de callejuelas,encrucijadasycallejonessinsalida,querodeanelantiguosepulcrodelosinocentesyqueseasemejaaunovilloenmarañadoporungato.

—Desde luego estas callejuelas tienen muy poca lógica—decía Gringoire, perdido en esos milcaminos, quevenían adesembocar en ellosmismos, y que la jovendaba la impresiónde conocer tanbien,moviéndoseentreellosconpasosligerossinlamáspequeñaduda.

Encuantoaél,nohabríatenidolamenorideadellugarendondeseencontraba,sinohubierasidoporque,alpaso,alavueltadeunacalleja,descubriólamasaoctogonaldelapicotadelmercado,cuyotejadillo abierto destacaba vivamente su silueta negra contra una ventana iluminada aún en la calleVerdelet.

Hacíayaunratitoquela jovensehabíadadocuentadequelaseguíanyvariasveceshabíavueltohaciaélsucabezaconciertapreocupación.Inclusounavezsehabíaparadoensecoy,aprovechandounrayode luz que se escapaba de la puerta entreabierta de una panadería, le habíamirado fijamente dearribaaabajo.

DespuésGringoire había visto hacer a la gitana lamueca aquella que debía resultarle familiar, yhabíaseguidosucamino.

Lamuecadioquepensar aGringoirepueshabíaburlaydesdénenaquelgesto,hasta ciertopuntogracioso, y por eso comenzó a bajar la cabeza y a contar los adoquines, siguiendo a la joven a unadistanciamayorcuando,aldoblarunacalle,endondemomentáneamentelahabíaperdidodevista,oyóungritopenetrante.

Apresuróelpaso.Lacalleestabatotalmenteaoscuras;sinembargo,unalamparitaqueardíaenunahornacinaa lospiesde laVirgen, enun rincónde la calle,permitióaGringoiredistinguir a lagitanadebatiéndose en los brazos de dos hombres que procuraban ahogar sus gritos. La cabritilla, asustada,

bajabaloscuernosyseponíaabalar.—¡Socorro!¡Amílaronda!¡Socorro,guardianes!—gritóGringoirealmismotiempoquesedirigía

valientementehaciaallí.Unodelosquesujetabanalajovensevolvióhaciaél;eralaformidablefiguradeQuasimodo.

Gringoirenoemprendiólahuidaperotampocodiounpasomásadelante.Quasimodo se llegó hasta él y de un revés lo lanzó a cuatro pasos contra el empedrado; luego se

adentrórápidamentehacialaoscuridadllevándosealajovenbajoelbrazocomosifueraunecharpedeseda,seguidodesucompañero;mientraslapobrecabracorríatrasellosbalandoquejumbrosa.

—¡Asesinos!¡Socorro!—gritabaladesdichadagitana.—¡Altoahí,miserables! ¡Soltadaesamujer!—dijoconvozde truenouncaballeroque surgióde

repentedeunaplazuelapróxima.Setratabadeuncapitándelosarqueros,armadodepiesacabezayconunespadónenlamano.

Arrancóa labohemiade losbrazosdeQuasimodo, estupefacto; la colocóde travésen la sillademontaryenelmomentoenqueelterriblejorobado,recuperadodelasorpresa,selanzabasobreélpararecuperar a su presa, surgieron quince o más arqueros que seguían a su capitán armados todos conespadas.

SetratabadeunescuadróndelaguardiarealquehacíalacontrarrondaporordendemicerRobertod'Estouteville,guardiándelprebostazgodeParís.

Entre todos cercaron a Quasimodo, lo cogieron y lo ataron. Rugía, echaba espuma por la boca,mordíay,sinohubierasidodenoche,podemosestarsegurosdequesuhorripilantecara,másrepulsivaaúnporhallarseencolerizado,habríapuestoenfugaatodoelescuadrón.Pero,porlanoche,carecíadesuarmamástemible;sufealdad.

Sucompañeroseescabullódurantelarefriega.Lagitana se irguió con elegancia en la silla del oficial, apoyó sus dosmanos en los hombros del

capitánylemirófijamenteduranteunossegundos,comoencantadadesuatractivoaspectoydelaayudaqueacababadeprestarle.Después, rompiendoahablar laprimera, ledijohaciendomásdulceaúnsudulcevoz:—¿Cómoosllamáis,señorgendarme?

—CapitánFebodeChâteaupersparaserviros,preciosarespondióelcapitánirguiéndose.—Gracias—ledijo.Ymientraselcapitánseentreteníaatusándosesubigotealaborgoñona,ellasedeslizóhastaelsuelo,

desde el caballo, como una flecha que cae a tierra y huyó tan rápidamente, que un relámpago habríatardadomásendesvanecerse.

—¡Porelombligodelpapa!—dijoapretando las ligadurasdeQuasimodo—.A femíaquehabríapreferidoquedarmeconlamozuela.

—¡Qué queréis capitán!—dijo uno de los guardias—.La alondra ha levantado el vuelo pero nosquedaelmurciélago.

VProsiguenlosinconvenientes

Gringoire, aturdidopor la caída, se había quedado en el suelo ante la hornacina de laVirgenquehabíaenlacalley,pocoapoco,ibarecobrándose.Primeroestuvoalgunosminutosflotando,comomedioperdidoenunaespeciedesemiinconsciencia,bastanteatractiva,endondelavagarepresentacióndelagitanaydesucabraseconfundíanconelpesodelpuñodeQuasimodo.Sinembargo,estasituaciónnoseprolongódemasiado,puessintiómuyprontounavivaimpresióndefríoenlapartedesucuerpoqueseencontrabaencontactoconelempedradoyqueacabóporespabilarleysacarsuespíritualasuperficie.

—¿Dedóndemevieneesta frialdad?—sepreguntóbruscamente,y fueentoncescuandocomprobóquesehallabasobreunacorrientedeaguaquefluíaporlacalle,procedentedelascasas—.Demoniodecíclopejorobado—mascullóentredientesintentandolevantarse,sinconseguirlo,puesseencontrabaaúnun tantoaturdidoydemasiadomagullado.Asíquehubodequedarseenelsuelo, resignado,sonándoseconlamanoquelequedabalibre.

—¡EntreelfangodeParís!—pensaba,seguroyadequeaquelloibaasersulecho«¿yquéhacerenun lecho sinomeditar?»—.El fango deParís apesta pues debe contener cantidad de sales volátiles yvitrosas;esoes,almenos,loquepiensanmaeseNicolásFlamelylosherméticos.

Esta palabra le trajo súbitamente al espíritu la idea del archidiácono Claude Frollo y recordó laescenaviolentaquehabíaentrevistocuandolazíngarasedebatíaentredoshombres.HabíaotromásconQuasimodoylafiguraaltivadelarchidiáconosedibujóconfusamenteensurecuerdo.

—¡Sería muy extraño! —y comenzó a reconstruir sobre esa base y con esos datos un fantásticoedificiodehipótesis,uncastillodecartasfilosófico,paravolverenseguidaalarealidad,alsentirsedenuevoencontactoconelaguadelacalle.

Aquelsitiosehacíacadavezmásinsoportable,puescadamoléculadelaguaquecorríaporlacallerobabaotramoléculadecaloralosriñonesdeGringoireyelequilibrioentrelatemperaturadelcuerpoyladelarroyueloaquelempezabaaestablecersedeunamanerabastanteruda.

Otroinconvenientetotalmentedistintosurgiódeimprovisopuesungrupodemuchachetes,ungrupodeesospequeñossalvajesquedesdesiemprehancorreteadopor lascallesdeParísconelnombredepilluelos y que, ya cuando nosotrosmismos éramos niños, nos tiraban piedras al salir de la escuela,porquenoíbamossuciosnidesharrapadoscomoellos;unapandadeestosrapacessedirigía,entrerisasygritos,hacialaplazaendondeestabaGringoire,sinimportarlesnadaelsueñodelosvecinos.Llevabanarastrasunaespeciedesacoy,sóloconelruidodesuszuecos,sehabríadespertadohastaunmuerto.

Gringoire,queaúnnoloestabadeltodo,seincorporóamedias.—¡Eh!¡AnnequinDandéche!¡Eh!¡JeanPincebourde!—chillabanavozengrito—;elviejoEustaquio

Moubon,elviejoferreterodelaesquina,acabademorirseyhemoscogidosujergónyvamosahacerunahogueraconél;hoyeseldíadelosflamencos.YfueronatirareljergónjustoencimadeGringoire,hastadondehabíanllegadosinhaberlevisto.UnodeelloslesacóunpuñadodepajayfueaencenderloenlalamparilladelaVirgen.

—¡Diosmevalga!—susurróGringoire—.¡Puesnovoyapasarcalorninada!La situación era crítica ya que se encontraba entre el fuego y el agua; realizó un esfuerzo casi

sobrenatural,comoeldeunfalsificadorqueintentaescaparcuandoquierenquemarle.Logróponersedepieylanzandoeljergóncontralospilluelosaquellos,seescapó.

—¡SantaMaría!—gritaronasustados—;eselfantasmadelferreteroquehavuelto—ytambiénellosecharonacorrer.

Eljergónseadueñódelcampodebatalla.Belleforet,eltíoLeJugeyCorrozetaseguranquealdíasiguiente fue recogido congranpompapor el curadel barrioyguardado comopartedel tesorode laiglesiadeSaintOpportune,conloqueelsacristánconsiguióunasbuenaspropinashasta1789acostadelgranmilagrode la estatuade laVirgende la esquina, en la calleMauconseilque, aquellamemorablenochedel6al7deenerohabíaconsusolapresenciaexorcizadoaldifuntoEustaquioMoubonquien,parahacerunatravesuraaldiabloenelmomentodelamuerte,habíaocultadoastutamentesualmaeneljergón.

VILajarrarota

Despuésdehaberescapadoatodocorrer,sinsaberhaciadónde,ydarsemásdeuncoscorróncontraalgunaesquina;despuésde saltarunos cuantos arroyuelosy atravesarbastantes callejonesyplazas enbuscadeunasalidaporentreelentramadodelviejomercadoydespuésdeexplorarensumiedoloqueelbellolatínllamatotavia,cheminumetviaria,nuestropoetasedetuvodepronto,primeramenteporelcansancioyluegoporeldilemaqueacababadevenirlealespíritu:

—Meparece,maesePierreGringoire—sedijoapoyandoeldedoenlafrente—queestáiscorriendocomounchalado.Aquellospillueloshandebidoasustarsealveros tantocomovos lohabéishechoalverlos.Tengolaimpresión,osdigo,dequehabéisoídoelruidodesuszuecosalejándosehaciaelsur,mientrasvoslohacéishaciaelnorte.Asíqueunadedos:ohanhuidoyentonceseljergónqueolvidaronconelmiedovaaseresacamaconfortablequeestáisbuscandodesdeestamañanayquelaVirgenosenvíamilagrosamente en recompensa de esa «moralidad» que habéis intentado representar, o bien losrapaces esos no han huido, y entonces han debido pegarle fuego al jergón, en cuyo caso podéisaprovecharloparaalegraros,secarosycalentaros.Seacomosea,fuegoocama,esejergónesunregalodelcieloysemeocurreque,alomejor,lasantísimaVirgendelaesquinadelacalledeMauconseilseha llevadoaEustaquioMaubon sólopara esoy en ese caso seríauna locuraquehuyerais así, a todaprisa,cualunpicardoanteunfrancés,dejándoosatrásloqueandáisbuscandocontantasganas.¡Seríadetontos!

Asíqueechómarchaatrásyportodoslosmedios,olfateandocomounperroyescuchandocontodointerés,intentódarconelbenditojergón,perotodofueenvano.Todoerancrucesdecalles,callejonessinsalida,bifurcacionesenlasquenuncallegabaaorientarseconseguridad…Enfin,seencontrabamásperdidoenaquellamarañadecallejuelasdeloquesehabríaencontradoenellaberintodelhoteldelasTournelles;asíque,agotadayasupaciencia,exclamósolemnemente:

—¡Malditasencrucijadas!Seguroquelashahechoeldiabloaimitacióndesupropiotridente.Más tranquiloyadespuésde esta exclamación, trasobservarun resplandor rojizo al fondodeuna

larguísimayestrechacallejuela,sintióquesumoralseacrecentaba.—¡AlabadoseaDios!¡Siesallá,alfondo!¡Siesmijergónelqueestáardiendo!—y,cualnavegante

quezozobraenmediodelanoche,añadiópiadosamente—:¡Salve,salve,marisstella!Nopodríamosdecir,enverdad,aquiénibadirigidaaquellaletanía,sialaVirgenoaljergón.Nohabríaaúndadodospasosporaquellalargacalleja,sinpavimentarllenadebarroyenpendiente,

cuandoobservóalgoquelepareciómuysingularyesquenoestabadesierta.Acáyallá,alolargodelamisma, grupos demasas vagas a imprecisas se dirigían hacia el resplandor vacilante del fondo de lacallejuela,comoesostorpesinsectos,quesearrastranporlanocheentrelashierbas,hacialahogueradeunpastor.

Nadalehaceaunotanaventurerocomoelnoteneruncuarto.Gringoire,pues,siguióavanzandohaciaelresplandoryprontoalcanzóaunadeaquellaslarvasquesearrastrabanperezosamentesiguiendoalasdemás.Al llegar vioqueno era otra cosaqueunmiserable lisiado, sinpiernas, que se servíade susmanosparaandar,dandounaespeciedesaltos,comounaarañaheridaalaquesólolequedandospatas.

Precisamente cuando pasaba al lado de aquella araña con rostro humano, alzó hacia él una vozplañidéra.

—¡Labuonamancia,signor!¡Labuonamancia![20]—Vetealdiablo—dijoGringoire—,yquemelleveamítambiénsientiendoloquedices.Ysiguió

adelante.Alcanzóaotradeaquellasmasasambulantesy laexaminóconatención.Se tratabaestavezdeun

tullido,cojoymancoalmismotiempo.Loeradetalmodo,queelcomplicadísimosistemademuletasyde piernas demadera que le sostenía, le daba el aspecto de un andamiaje de albañilería enmarcha.Gringoire,quegustabadehacercomparacionesnoblesyclásicas,lecomparóaunastrébedesvivasdelafragua de Vulcano. Igual que el anterior, le saludó a su paso poniéndole el sombrero a la altura delmentón,comounabacíadebarbero,gritándole:

—Señorcaballero;paracompraruntrozodepan[21].—Parecequetambiénéstehabla,perolohaceenunalenguatanraraque,siélmismolaentiende,es

másfelizqueyo.Luego,golpeándoselafrenteporunarepentinaasociacióndeideas,dijo:—¡Apropósito!¿QuédiablosquerríandecirestamañanaconaquellodesuEsmeralda?[22]Quisoacelerarelpasoperoporterceravezalgolecortóelcamino.Esealgo,omejor,esealguien

eraunciego;unciegobajitoybarbudo,concaradejudíoque,maniobrandoentornoaélconelbastónyguiadopounenormeperro,lelanzóconunacentohúngaro:

—Facitotecaritatem.—¡Menosmal!—dijoPierreGringoire—;porfindoyconalguienquemehablaencristiano.Debo

tenercaradelimosneroparaquetodosmepidanlimosna,teniendoencuentaelestadodedebilidadenqueseencuentramibolsa.

—Miqueridoamigo—dijovolviéndosehaciaelciego—,haceyaunasemanaquevendímiúltimacamisa,yparadecírtelomejor,enlalenguadeCicerónquetanbienentiendes:Vendidihebdomadenupertrantitameamultimamchemiram.

Dicholocual,diolaespaldaysiguióandando;peroelciegoaceleróelpasoasuritmoyheteaquíqueellisiadoyeltullidoaparecentambiénabuenritmo,ycongranestrépitodeescudillasydemuletascontra el empedrado; y así los tres, empujándose tras el pobre Gringoire, se pusieron a entonar sucantinela.

—¡Caritatem!—decíaelciego.—¡Labuonamancia!—decíaeltullido;yelcojoempalmabaesamusiquillaconsu:—¡Unpedazodepan!—EstoeslatorredeBabel—decíaGringoire,tapándoselasorejasyechandoacorrer.Perotambién

elciegoyeltullidoyelcojocorríantrasély,amedidaqueibainternándoseenlacalle,empezaronapulularasualrededormáscojosymástullidosymásciegosymancosytuertosyleprosos,enseñandosusllagas.Unossalíandelosportales,otrosdelascallejasaledañas,otrosmásdealgúntragaluzodealgúnsótano,mugiendotodosorugiendoychillando,cojeando,renqueandooarrastrándosehacialaluzyrevolcándoseentreelfango,cualbabosasdespuésdellover.

Gringoire,aquienaúnseguíansustresperseguidores,nosabiendoenquépodíaparartodoaquello,corría,asustado,empujandoytirandoacojosyciegos,saltandoporencimademáslisiadosopisandoa

quienseponíadelante,comoaquelcapitáninglésquefueaencallarenunbancodecangrejos.Pensóenvolversobresuspasos,peroerayademasiadotarde,puestodaaquellalegióntapabacasi

por completo la calle, y los tres mendigos seguían acosándole. Así que continuó hacia adelante,empujadoalmismotiempoporaquellaoleadairresistible,porelmiedoyporunaespeciedevértigoquelehacíaveraquellocomounahorriblepesadilla.

Por fin alcanzó el extremo de la calle, que desembocaba en una gran plaza en donde mil lucesdispersas titilaban,envueltasen lanieblade lanoche.Gingoireentróenellacorriendocon la ideadezafarse,porrapidez,delostresespectroslisiadosquecasisehabíanotravezagarradoaél.

—¿Ondevas,hombre?[23]—legritóelcojosoltandolasdosmuletasyacercándoseaélconlasdospiernasmássanasquejamáshubieroncorridoporlascallesdeParís.

Mientras tanto el tullido, el queno teníapiernas, sepusodepie ante la sorpresadeGringoire; leplantóenlacabezasupesadocuencoyelciegolemirabafrenteafrenteconojoscentelleantes.

—¿Endóndemehallo?—preguntóelpoetaaterrorizado.—EnlaCortedelosMilagros—respondióuncuartofantasmaqueseleshabíajuntado.—Pormialmaqueasídebeserpuescomprueboqueloscojoscorrenyquelosciegosven,pero,¿en

dóndeestáelSalvador?Comorespuestaobtuvounacarcajadasiniestra.Eldesdichadoseencontrabadeverdadenlatemible

Corte de los Milagros, en donde ningún hombre prudente se habría decidido a entrar a tales horas.CírculomágicoenelquelossoldadosdelChâteletolosguardiasdelprebostazgo,queseaventurabanporallí,desaparecíanhechospedazos.Ciudaddeladrones,horribleverruga,surgidaenlacaradeParís,cloaca de donde salía cadamañana para volver a esconderse por la noche ese torrente de vicios demendicidadydemiseria,quesiempreexisteenlascallesdelasgrandesurbes;colmenamonstruosaalaquevolvíanporlanoche,consubotín, todosloszánganosdelordensocial;falsohospitalendondeelbohemio, el fraile renegado, el estudiante perdido, los indeseables de todas las nacionalidades:españoles, italianos, alemanes… de todas las religiones: judíos, cristianos, mahometanos, idólatras,cubiertosdellagassimuladas,mendigosdedíaquesonbandidospor lasnoches; inmensovestuarioendondesevestíanysecambiabantodoslosadoresdelaeternacomediaqueelrobo,laprostituciónyelasesinatorepresentabansobreeladoquinadodeParís.

Setratabadeunagranplazairregularymalpavimentada,comoloeranentoncestodaslasplazasdeParís.Algunasfogatasencendidasaquíyallá,entornoalascualeshormigueabangruposextraños.Todoeramovimientoygritos.Seoían risas estentóreas, llantosdeniños,vocesdemujeres.Lasmanos, lascabezas de todas aquellas gentes, recortadas en negro sobre el fondo luminoso de las fogatas, seperfilabanenmilgestosextraños.Aveces,enelsuelo,endondetremolabanlasllamas,mezcladascongrandes sombras indefinidas, se podía ver pasar un perro que parecía un hombre o a un hombre queparecíaunperro.Loslímitesdelasrazasydelasespeciesparecíanborrarseenaquellaciudad,comoenun pandemónium pues hombres, mujeres, animales, sexo, edad, salud y enfermedad, todo parecíapatrimoniocomúnenaquelpueblo;todosehallabajunto,mezclado,confundido,superpuestoytodos,enfin,participabandetodo.

El resplandorvacilanteydébildeaquellas fogataspermitíaaGringoiredistinguir,enmediodesuturbación, en torno a toda la inmensa plaza, un horrible cuadro de casas viejas cuyas fachadas,carcomidas,deformadas,mugrientas,teníanunpardelucerasencendidasencadauna.

Todo ello le parecía, en medio de las sombras, como enormes cabezas de viejas colocadas encírculo,ceñudasymonstruosas,contemplandounaquelarre.

Eraparaélcomounmundonuevo,desconocido,inaudito,deforme,reptil,increíbleyfantástico.Sesentíacadavezmásaterrado,sujetoporlostresmendigos,comosifuerantenazas,enmediodeungentíoensordecedor,concarasqueseencrespabanyladraban.

ElinfortunadoGringoireintentabarecobrarsupresenciadeánimoparasabersierasábado,perosusesfuerzoseranvanos,pueselhilodesupensamientoydesumemoriasehabíaroto.Dudabayadetodo;fluctuabaentreloqueveíayloquesentíaysehacíasiemprelamismapregunta.

—Siyosoy,¿estoestambién?,ysiestoes,¿yosoytambién?Enaquelmomentosurgióungritomuyclarodeentreelbullicioincreíblequelerodeaba.—¡Llevémosleanteelrey!¡Llevémosleanteelrey!—¡Virgensanta!—murmuróGringoire—.Elreyaquíseráunmachocabrío.—¡Alrey!¡Alrey!—repitierontodaslasvoces.Lellevaronarastras,disputándoseentreellosporarrastrarleconsusgarras,peroningunodelostres

mendigossoltósupresayselaarrancaronalosdemásrugiendo:—¡Esnuestro!Eljubóncasidestrozadodelpoetarindióenaquellaluchasuúltimosuspiro.Alatravesarlahorribleplazasuvértigodesaparecióyunospocospasosmásallárecobróelsentido

delarealidad.Comenzabaafamiliarizarseconelambientedeaquellugar.Enelprimermomento,desucabezadepoeta,omássencillamenteomásprosaicamente,desuestómagovacíosehabíaelevadounaespecie de vapor que, al expandirse entre él y las cosas, no le había permitidomás que entreverlas,envueltasenlabrumaincoherentedesupesadilla,enesastinieblasdelossueñosquedeformantodosloscontornos, que hacen gesticular a todas las formas, que hacen que los objetos se amontonen a gruposdesmesurados, transformandolascosasenquimerasyaloshombresenfantasmas.Pocoapoco,aestaalucinaciónlefuesiguiendounavisiónmenosturbadaymenosdeformante,ylorealibaabriéndosepasoa su alrededor; le golpeaba los ojos, chocaba contra sus pies e iba desmontando pieza a pieza todaaquellaespantosacreacióndelaqueenprincipiosecreyórodeado.

HabíaquedarsecuentadequenoibacaminandoporlalagunaEstigiasinoporelfango;dequenoerandemoniosquieneslellevabancogidosinoladronesyquenosejugabaelalmasinolavida(puestoquecarecíadeesepreciosoconciliadorqueactúataneficazmenteentreelbandidoyelhombrehonradoyquesellamabolsa)yfinalmentecuandoobservómásdecercayconmássangrefríalajuergaaquelladelaplazasediocuentadequenoeraunaquelarresinounareunióndetaberna.

Porque,enefecto,lacortedelosmilagrosnoerasinounatabernadetruhanesenrojecidatantoporelvinocomoporlasangre.

Elespectáculoqueseofrecióasusojoscuandosuharapientaescoltaledejó,alfin,noeraelmáspropicio para pensamientos poéticos, aunque se tratara de una poesía infernal; antes al contrario eraaquella situación la realidadmás prosaica y vulgar de la taberna. Si no estuviésemos en el sigloXVhabríaquedecirqueGringoirehabíadescendidodeMiguelÁngelaCallot.

Entornoalagranhogueraqueardíaenunaenormelosaredondayqueenvolvíaconsusllamaslaspatas al rojo de unas trébedes, vacías por elmomento, se habían colocado aquí y allá algunasmesascarcomidas;lashabíanpuestoalazar,sinordenninguno,sinqueningúnlacayo,versadoengeometría,se

hubieradignadoajustarunpocosuparalelismooalmenospreocupadodequenosecortasenenángulostan poco usuales. Encima de aquellasmesas relucían algunas jarras rebosando vino y cerveza y a sualrededor se agrupaban muchos rostros báquicos, rojos de fuego y de vino. Había un hombre devoluminosovientreydecarajovialquebesabaruidosamenteaunamujerzuelayabienentradaencarnes.Había también un falso soldado, unmarrullero como se decía entre ellos, que deshacía, silbando, losvendajesdesufalsaheridayquedesentumecíasurodilla,sanayfuerte,cubiertadesdelamañanaconmilligaduras.Otroencanijadohacía locontrario:preparabaconcelidoniaysangredebueysu«piernadeDios»paraeldíasiguiente.Dosmesasmásalláunconchero,consuhábitodeperegrino, recitaba lasquejasdelaSantaReinasinolvidarlasalmodiaysutononasal.Másalláunhubertinorecibíaleccionesdeepilepsiadeunviejoespumosoqueleenseñabaelartedeecharespumarajosmasticandounpedazodejabón. A su lado, un hidrópico se deshinchaba, lo que obligaba a taparse la nariz a cuatro o cincoladronasquesedisputabanenlamismamesaunniñorobadoaquellamismanoche.Circunstanciastodasque dos siglos más tarde «parecieron tan ridículas a la corte» como dice Sauval «que sirvieron deentretenimientoalreyycomotemaalrealballetde'LaNoche',divididoencuatropartesybailadoenelteatrodelPetit-Bourbon.Jamás—añadeuntestigoocularde1653—lassúbitasmetamorfosisdelacortedelosmilagroshansidotanacertadamenterepresentadas.Benseradenoshabíapreparadoparaellasconunosversosmuygalantes».

Las risotadas y las canciones obscenas se oían por doquier y cada cual se ocupaba de símismocriticandoymaldiciendosinescucharalosdemás.Sebrindabacontinuamenteconlasjarrasdevinoylaspendenciassurgíanyaenesemismoinstante,arreglándosemediantepeleasconlasjarrasmelladas.

Un enorme perro tumbado junto a la hogueramiraba impasible y había también algunos críos queparticipaban en aquella orgía. El niño que habían robado lloraba sin parar; otro niño, de unos cuatroaños, bien gordito y sentado en un banco con las piernas colgando, no decía una palabra, un terceroextendíaporlamesa,conundedo,laceralíquidaqueibafluyendodeunavelayelúltimo,unniñito,encuclillasentreelfango,estabacasimetidoenuncalderoquerascabaconunatejaydelquesacabaunossonidosqueharíandesmayarseaStradivarius.

Habíatambiénuntoneljuntoalfuegoconunmendigosentadoencima.Eraelreyensutrono.Los tres que sujetaban a Gringoire le llevaron ante el tonel y toda aquella bacanal se quedó en

silencio,exceptoelniñoaquelqueseguíadándolealcaldero.Gringoireconlavistabajanoseatrevíaniarespirar.—Hombre,quítate el sombrero[24]—ledijo unode los tres tiposque le sujetabany, antes deque

hubieracomprendidoloquequeríadecir,elotroselohabíaquitadoya.Erauntristegorro,laverdad,perovalíaaúnparaelsoloencasodelluvia.Gringoiresuspiró.

Elreyentoncesdesdeloaltodeltonelledirigiólapalabra:—¿Quiénesestebribón?Gringoireseestremeció.Aquellavoz,aunqueacentuadaporeltonodeamenzada,lerecordóotravoz

queaquellamismamañanahabíadadoelprimergolpeasumisterio,diciendoconvozgangosaenmediodelauditorio:«Unacaridad,porfavor».Entonceslevantólacabezayvioque,enefecto,se tratabadeClopinTrouillefou.

ClopinTrouillefou,revestidodesusinsigniasreales,nollevabaniunharapodemásnidemenosylallagade subrazohabíadesaparecidoy llevabaen lamanounodeesos látigoshechosconcorreasde

cuerodelosqueutilizabanentonceslosalguacilesdevaraparaconcentraralagenteyquesellamabanboulayes. Llevaba en la cabeza una especie de gorro redondo y cerrado por arriba, aunque resultabadifícilsabersisetratabadeunachichoneraparaniñosodeunacoronareal,puespodíapasarmuybienporambascosas.

Sinembargo,Gringoire,sinsaberporqué,habíarecobradoalgunaesperanzaalreconocerenelreydelacortedelosmilagrosalmalditopordioserodelaGranSala.

—Señor—musitó—.Monseñor…Sire…¿cómodeberíallamaros?—dijoalfinalhaberllegadoalpuntoculminantedesucrescendoynosaberyacómosubirnicómobajar.

—Monseñor,majestad o camarada, llámame comoquieras, pero rápido. ¿Qué puedes alegar en tudefensa?

—¿Entudefensa?—pensóGringoire—;estonomegusta—ycontinuóentretartamudeos—:Yosoyelqueestamañana…

—¡Porlasuñasdeldiablo!Dimetunombreynadamás,bribón.Escucha:estásantetrespoderosossoberanos:yo,ClopinTrouillefou,reydeTúnez,sucesordelGrand-Coësre,supremosoberanodelreinodelhampa;aquelviejoamarilloquevesalláconuntrapoceñidoalacabezaesMathiasUngadi-Spicali,duquedeEgiptoydeBohemia.Yesegordinflónquenonosescuchayqueestáacariciandoaesaramera,esGuillermoRousseau,emperadordeGalilea.Hasentradoenelreinodelhampasinserdelosnuestros;hasvioladolosprivilegiosdenuestraciudadyenconsecuenciadebessercastigado,amenosqueseascapón,franc-mitouoescaldado,esdecir,enelargotdelagentehonrada:ladrón,mendigoovagabundo.¿Eresalgodeeso?Justifícate;dinostuscualidades.

—¿Cualidades?¡Ay!—dijoGringoire—notengoesehonor;sólosoyautor…—¡Basta! —cortó Trouillefou sin dejarle acabar—. Vas a ser colgado. ¡Es algo muy sencillo,

honradosseñoresburgueses!Igualquetratáisalosnuestrosenvuestromundoasíostratamosnosotrosenelnuestro.Lasleyesqueaplicáisalostruhanes,oslasaplicanavosotroslostruhanes.¿Quesonmalas?Laculpaesvuestra.Esbuenoelverdevezencuandounamuecadehonradoburguésporencimadelcollar de cáñamo; eso lo hace todomás honorable; así que… ¡ánimo, amigo!; reparte alegremente tusharaposaesasseñoritas.Tevamosacolgarparadivertiralostruhanesytúlesvasadartubolsaparaque puedan beber. Si quieres hacer alguna mogiganga ahí encontrarás junto al gran mortero un buenreclinatorio de piedra que hemos robado en Saint-Pierre-aux-Boeufs. Te quedan cuatro minutos paraencomendarletualmaaDios.

Desdeluego,laarengaresultóformidable.—¡Asísehabla,afemía!ClopinTrouillefoupredicacomonuestrosantopadre,elpapa—exclamóel

emperadordeGalilearompiendolajarraparacalzarlamesa.—Señores emperadores y reyes—dijoGringoire con sangre fría (no sé cómo había recobrado la

firmezayhablabacongrandecisión)—;nosabéisloqueestáisdiciendo.YomellamoPierreGringoireysoyelpoetaquehaescritolamoralidad,esaobraqueseharepresentadoestamañanaenlagransaladelpalacio.

—¡Ah!¿Erestú?—dijoClopin—.Yoestabaallí.¡Portodoslossantos!¿Yquépasa,camarada?¿Elqueestamañananoshayasaburridoesunarazónparaquenolocolguemosestanoche?

Mevaacostarsalirconbiendeésta—pensóGringoire—,perohizoaúnunúltimointento—:NoveoporquénovaisacolocaralospoetasentrelostruhanescuandoEsopofueunvagabundo,Homerofueun

mendigo,Mercurioeraunladrón…Clopinleinterrumpió.—Creoquequieresalelarnosconesosconjuros:¡Vengaya;menoscuentoydéjateahorcar!—PerdónemeelreydeTúnez—replicóGringoire,disputandoelterrenopalmoapalmo—;creoque

merecelapena…¡Unmomento!…escuchadme…Noquerréiscondenarmesinhabermeescuchado.Sutemblorosavozquedabaahogadaporelbullicioquehabíaasualrededor.Elniñoseguíarascando

sucalderoconmásfurorquenuncayparacolmounaviejaacababadeponerencimadelastrébedesunasarténllenadeseboquechisporroteabaalfuegoconunruidocomoelqueharíaunacuadrilladeniñospersiguiendoaunamáscara.

PeroClopinTrouillefouparecióconferenciarunmomentoconelduquedeEgiptoyconelemperadordeGalilea,queestabacompletamenteborrachoyluegogritómalhumorado:

—¡Silencio!—ycomonielcalderoni la sarténpodíanoírleyseguíanconsudúo, saltódel tonelabajoy largóunapatada al calderoque rodómásdediezpasos conniñoy todoyotropuntapié a lasartén,volcandotodoelaceiteenelfuego,yluegovolviógravementeasutronosinpreocuparsedelossuspirosahogadosdelniñonidelosgruñidosdelaviejacuyacenasehabíaconvertidoenunabellayblancallamarada.

Trouillefou hizo una señal y el duque, el emperador, los escoltas y los falsos leprosos vinieron acolocarse a su alrededor formando un semicírculo, en el que Gringoire, todavía fuertemente sujeto,ocupaba el centro.Era aquél un semicírculo de harapos, de andrajos, de relumbrón, de horquillas, dehachas, de piernas sucias de vino, de fuertes brazos desnudos, de caras sórdidas, sin lustre yembrutecidas.Enmediodeesta tabla redondade labellaquería,ClopinTrouillefou, comoeldogodeaquelsenado,comoelreydelapradera,comoelpapadeaquelcónclave,dominabatodo,primerodesdelaalturadesutonelyademásporunalgodealtaneríaydeferocidadquebrillabaensuspupilasyquehacíacorregirensuperfilsalvajeeltipobestialdelarazadelostruhanes;habríasedichounacabezadejabalíentrehocicosdecerdos.

—¡Escuchadme!—dijo a Gringoire acariciándose el deforme mentón con su mano callosa—; noentiendoporquérazónnohasdesercolgado;esciertoquetalcosaparecerepugnarteyessencillamenteporque vosotros, los burgueses, no estáis acostumbrados. Le dais demasiada importancia al asunto; yademásnotedeseamosningúnmal.¿Quiereselmediodelibrartedeestoporelmomento?Haztedelosnuestros.

PodemosimaginarelefectoquesemejantepropuestaprodujoenGringoirecuandoveíayaquelavidaseleescapabaycomenzabaaperdertodaesperanza.Seagarró,pues,aella,contodassusfuerzas.

—Yalocreoquesí—dijo.—¿Estásdeacuerdoenenrolarteconloscortabolsas?—Con los cortabolsas, exactamente —respondió Gringoire—. ¿Te reconoces miembro de la

francoburguesía?—Delafrancoburguesía.—¿Sujetodelreinodelhampa?—Delreinodelhampa.—¿Truhán?—Truhán.

—¿Contodaelalma?—Contodamialma.—Quieroquesepas—prosiguióelrey—quenoporesovasadejardesercolgado.—¡Diablos!—dijoelpoeta.—Loqueocurreesqueseráscolgadomásadelante,conmásceremonia,concargoalabuenavillade

París,enunabonitahorcadepiedrayporloshonradosburgueses.Esunconsuelo.—Comovosdigáis—respondióGringoire.—Haymásventajaspues,encalidaddefrancoburgués,notendrásquepagarnielimpuestodelodos,

nieldepobres,nieldefarolasalosqueestánsujetoslosburguesesdeParís.—Que así sea —añadió el poeta—; consiento en ello. Soy truhán, hampón, francoburgués,

cortabolsasytodoloquequeráis,aunqueyoeratodoesoantes,señorreydeTúnez,puessoyfilósofo:etomniainphilosophia,omnesinphilosophocontinentur[25],comovossabéismuybien.

ElreydeTúnezfrunciólascejas.—¿Porquiénmetomas,amigo?¿QuéargotdejudíodeHungríanoscantas?Noconozcoelhebrero,

peronohayqueser judíoparaser ladrónyyo inclusoyani robo;estoyporencimadeesascosas;yomato.Cortacuellossí,nocortabolsas.

Gringoire trató de deslizar alguna excusa enmedio de aquellas palabras que la cólera hacíamáscortantes:

—Ospidoperdónmonseñor,peronoeshebrero,eslatín.—Terepitoquenosoyjudío—gritóencolerizadoClopin—,y¡tejuroqueloharécolgar,vientrede

sinagoga!IgualqueaesepequeñomendigodeJudeaqueestájuntoatiyqueundíaesperoclavarenunmostradorcomounamonedafalsaquees.

Aldecirestoserefería,señalándoleconeldedo,alpequeñoybarbudojudíohúngaroquesehabíaacercadoaGringoiresoltándole lodeFacitotecaritatem,yquecomonoconocíaotra lengua,mirabaconsorpresacómoelmalhumordelreysedesbordabasobreél.

PorfinmonseñorClopinsecalmó.—Bribón—ledijo—.¿Quieresentoncessertruhán?—Sinduda—respondióGringoire.—No todo consiste en querer —dijo el verdugo Clopin—; la buena voluntad no añade ninguna

cebollaa lasopaynosirvemásquepara iralparaísoyelparaísonada tienequeverconelhampa.Debes probarnos que sirves para algo si de verdad deseas ser admitido en el hampa y para empezartienesqueregistraryrobaralmaniquí.

—Harétodoloqueosplazca—aseguróGringoire.Clopinhizounaseñalyalgunosdelostruhanessemarcharondelcírculoparavolvermomentosmás

tarde con dos postes terminados en la parte inferior por dos espátulas con armazón que les permitíafácilmentesostenerseenelsuelo.Sobrelapartesuperiordeambospostesatravesaronunavigaconloque se formóunbonito patíbuloportátil, erigido anteGringoire enun abrir y cerrar deojos.Nada lefaltabapueshastateníaunacuerdabalanceándosegraciosamenteenlaviga.

—¿Qué se propondrán? —se preguntaba Gringoire no sin cierta inquietud, cuando un ruido decampanillasqueempezóasonarenaquelmomentopusofinasuansiedad.Setratabadeunmaniquíquelostruhaneshabíancolgadoporelcuellodeunacuerda;unaespeciedeespantapájarosvestidoderojo

contalcantidaddecampanillasydecascabelesquesehabríapodidoenjaezarconellosamásdetreintamulascastellanas.

Aquellasmilcampanillastintinearonunrato,almoverlacuerda,despuésfueronapagándosepocoapocohastaquedejarondeoírsecuandoelmaniquíhuborecobradolainmovilidadtotal,siguiendolaleydelpéndulo,quehadestronadoalaclepsidrayalrelojdearena.

EntoncesClopin,indicandoaGringoireunviejotaburetetambaleante,colocadobajoelmaniquí,ledijo:

—Súbeteencima.—¡Portodoslosdiablos!—leobjetóGringoire—.Mevoyaromperlacabeza,puesvuestroescabel

cojeacomoundísticodeMarcial;tieneunapatadehexámetroyotradepentámetro.—Sube—repitióClopin.Gringoiresubióporfinalescabelydespuésdeunoscuantosequilibriosdelacabezaydelosbrazos,

consiguióencontrarelcentrodegravedad.—Ahora—prosiguióel reydeTúnez—,enroscaelpiederechoalrededorde tupierna izquierday

pontedepuntillassobreelpieizquierdo.—Monseñor—dijoGringoire—,¿osproponéisdeverdadquemerompaalgo?Clopinmoviólacabeza.—Escúchame,amigo,ynohablestanto.Voyaexplicarteendospalabrasenquéconsisteeljuego.Vas

a ponerte de puntillas como te he dicho y así podrás llegar al bolsillo del muñeco; le registrarás ycogerásunabolsaquehayenél.Silohacestodosinquellegueaoírseelruidodeningúncascabel,seráperfectoypodrásserun truháncomonosotrosyasísólonosquedaráyamolerteapalosduranteochodías.

—¡Queeldiablomelleve!¡Nihablar!—dijoGringoire.¿Ysihagosonarlascampanillas?—Entonceslocolgaremos.¿Estáclaro?—Noentiendonada—respondióGringoire.—Escúchameotravez.Tienesqueregistraralmuñecoyquitarlelabolsaperosi,enestaoperación,

seoyeunasolacampanilla,serásahorcado.¿Loentiendesahora?—Bueno;hastaahoraestáclaro,¿ydespués?—Si consigues quitarle la bolsa sin que se oiga ninguna campanilla, entonces ya eres un truhán y

serásmolidoapalosduranteochodíasseguidos.¿Loentiendesyatodo,sinningunaduda?—No, monseñor, no lo entiendo. Vamos a ver: en el peor de los casos, colgado; y en el mejor,

apaleado;entonces,¿quéventajastengoyo?—¿Yconvertirteentruhánnotieneimportancia?¿Nosignificanadaparati?Sitemolemosapaloses

portubien,paraendurecerteelcuerpo.—Ungranplacer;muchasgracias—replicóelpoeta.—Venga ya; aceleremos—dijo el rey dando una patada al tonel, que resonó como un tambor—.

Registraalmuñecoyacabemos,peroquequedeclarounavezmás:siseoyeunsolocascabelpasasaocuparelsitiodelmaniquí.

LabandadehamponesaplaudiófuertementeaquellaspalabrasdeClopinysefueroncolocandotodosalrededor de la horca con unas risotadas tan despiadadas queGringoire comprendió que les divertíademasiado,parano temer lopeor.No lequedaba,pues, lamásmínimaesperanzasalvo la remotísima

posibilidadde salir conbiende aquella terrible prueba, así quedecidió correr el riesgono sin antesdirigir una ferviente súplica almuñeco al que iba a desvalijar, convencido de que seríamás fácil deenternecerquelostruhanes.

Aquellosmilesdecascabelesconsuslengüecitasdecobreseleantojabanfaucesabiertasdeáspides,prestasamorderyasilbar.

—¡Oh!—se decía bajito a sí mismo—. ¿Será posible que mi vida dependa de la más pequeñavibracióndelmáspequeñodeestoscascabeles?¡Oh!—añadíajuntandosusmanos—:¡Campanillas!¡Notembléis,novibréis,nocascabeléis!

AúntuvounaúltimaintentonaconTrouillefou.—¿Ysiselevantaunpocodebrisa?—lepreguntó.—Tecolgaremos—respondiósindudar.Vistoquenohabíaaplazamientoni treguaniescapatoriaposible, tomóvalientementeunadecisión.

Enroscó el pie derecho en la pierna izquierda, se puso de puntillas sobre el pie izquierdo y estiró elbrazo; pero, en el instante en que iba a tocar al maniquí, su cuerpo, apoyado sólo en un pie, sedesequilibróalmoverseeltaburete,quesóloteníatres,yentoncesinstintivamenteseapoyóenelmaniquíyfueapararalsueloaturdidoporlosfatalestintineosdelasmilcampanillasdelmaniquíque,altirardeél,cedióprimeroy,girandodespuéssobresímismo,sebalanceómajestuosamenteentrelosdospostes.

—¡Maldición!—gritó al caer y se quedó como muerto con la cara contra el suelo, pero seguíaoyendoelterriblecarillónylarisadiabólicadelostruhanesylavozdeTrouillefouquedecía:

—Levantadmeaestetipejoycolgadlesinmáshistorias.Selevantóyvioqueyahabíandescolgadoelmuñecoparahacerlesitio.LostruhaneslesubieronaltabuereteyClopinseleacercó;lepusolasogaalcuelloydándoleunos

golpecitosenelhombroledijo:—Ahorayanoteescapasniaunquetuvieseslastripasdelpapa.LapalabragraciasequedócortadaenloslabiosdeGringoire.Paseólamiradaentornoaélperono

habíaningunaesperanza;todosreían.—Bellevignedel'Etoile—dijoelreydeTúnezauncorpulentotruhánquesaliódelasfilas—:súbete

alaviga.Bellevigne de l'Etoile subió ágilmente a la viga transversal y un instante más tarde, Gringoire,

aterrorizado,levantólavistaylevio,encuclillas,enlaviga,porencimadesucabeza.—Ahora—prosiguióClopinTrouillefou—,cuandoyodéunapalmada,tú,AndréleRougeretirarás

eltaburetedeunrodillazo;tú,FrançoisChante-Prunetecolgarásdelospiesdelbribónytú,Bellevigne,teecharássobresushombros;perotodosalmismotiempo,¿entendido?

Gringoiresintióunescalofrío.—¿Yaestáis?—dijoClopinalostrestruhanes,prestosalanzarsesobreGringoirecomotresarañas

sobreunamosca.ElpobrecondenadotuvounosmomentosdeesperahorriblesmientrasClopinempujabatranquilamenteconelpiehastaelfuegounostrozosdesarmientoquesehabíanquedadofueradelalcancede las llamas—.¿Yaestáis?—repitió, separandosusmanosparadarunapalmada.Unsegundomásytodoacabado.

Perosedetuvocomoiluminadoporunaidearepentina.—¡Un momento! —dijo—; se me olvidaba…, no tenemos costumbre de colgar a un hombre sin

preguntarleantessihayalgunamujerquelequiera.Camarada,aúntequedaunúltimorecurso:otecasasconunatruhanaolacuerda.

Estaleygitana,porextrañaquepuedaparecerallector,estáaúnvigenteenlalegislacióninglesa.VedsinoBurington'sObservations.

Gringoire respirópuesera, en laúltimamediahora, la segundavezquese salvaba;poresonoseconfiódemasiado.

—¡Eh!—gritóChopin,puestodepieensubarrica—,¡eh!,¡mujeres,hembras!¿Hayentrevosotras,desdelabrujahastalagata,unabribonaquesequieraquedarconestebribón?¡Tú,Colette,laCharonne!¡Elisabeth Trouvain! ¡Tú, Simone Jodouyne! ¡Marie Piédebou! ¡Thonne la Longue! ¡Bérarde Fanouel!¡MichelleGenaille!¡ClaudeRongeoreille!¡MathurineGirorou!¡Tú,IsabeaulaThierrye!¡Venidtodasaver!¡Unhombrepornada!¿Quiénloquiere?

Gringoire, en el estado en que se encontraba, no debía estar muy apetitoso y las truhanas no sesintieronprecisamenteatraídasporaquellapropuestayeldesventuradolasoíadecir:

—No,no,colgadle;asídisfrutaremostodas.Sinembargo,tresdeellassalierondeentrelasfilasyseacercaronaolfatearle.Laprimeraerauna

muchachagordadecaracuadradaqueexaminóconmuchaatencióneldeplorablejubóndelfilósofo.Sublusónestabayamuyviejoyteníamásagujerosqueunasadordecastañas.

Lamozapusomalacaraalverlo:—¡Vayatelavieja!—ysedirigióaGringoire—¿dóndetieneslacapa?—Semehaperdido—dijoGringoire.—¿Yelsombrero?—Melohanquitado…—¿Yloszapatos?—Empiezanafallarleslasuela.—¿Ytubolsa?—Ay,¿mibolsa?—suspiróGringoire—nomequedaniundenarioparisino.—Anda,quelocuelguenydalasgracias—replicólatruhanadándolelaespalda.Lasegunda,vieja,negruzca,arrugadayrepulsiva,conunafealdadquellamabalaatenciónenlacorte

delosmilagros,diounavueltaalrededordeGringoire.Aésteleentrómiedodequepudieraquedarseconélpero,porfortuna,dijoellaentredientes:

—Estámuyflaco—ysealejó.Laterceraeraunajovenlozanaynadafea.—¡Sálvame!—ledijoporlobajoelpobrediablo.Ella lemiróun instanteun tantoapiadada, luegobajó losojos, secogió la faldacon lamanoyse

quedó indecisa. Él seguía con la vista todos susmovimientos, pues representaba su último fulgor deesperanza.

—No—dijoalfinlajoven—;GuillaumeLonguejouemezurraría—yvolvióalgrupo.—Camarada—ledijoClopin—;notienessuerte.Sepusodepieencimadel tonelydijo, imitandoel tonoy lasmanerasdeunsubastador,congran

regocijode lospresentes: ¿nadie loquiere? ¡A launa, a lasdos, a las tres!—yvolviéndosehacia lahorcahizoungestoconlacabeza—:«Adjudicado».

Bellevignedel'Etoile,AndréleRougeyFrançoisChance-PruneseacercaronaGringoire.Enaquelmomentoseelevóunclamorentreloshampones:¡LaEsmeralda!¡LaEsmeralda!Gringoireseechóa temblarysevolvióhaciael ladodedondeprocedíaelclamor.Lamultitudse

separóydiopasoaunapurayresplandecientefigura.Eralagitana.—¡La Esmeralda!—dijo Gringoire, estupefacto, en medio de sus emociones, sintiendo cómo esa

palabramágicaeracapazdeaglutinartodoslosrecuerdosdeldía.Hastaenlacortedelosmilagrosparecíaejercersuimperioyencantoaquellaextrañacriatura.Asu

paso,hamponesyhamponasseponíancalmadamenteen filayhastasus rostrosbrutalesse iluminabanbajosusmiradas.

Seaproximóal sentenciadoconpaso ligero seguidapor sucabritaDjali.Gringoire estabayamásmuertoquevivo.LaEsmeraldaleexaminóunmomentoensilencio.

—¿Vaisaahorcaraestehombre?—preguntóaClopinconmuchaseriedad.—Sí,hermana—lerespondióelreydeTúnez—;amenosquetúletomespormarido.—Lotomo—respondió.EnestepuntoGringoirecreyófirmementequehabíaestadosoñandodesdelamañanayqueéstano

era sino la continuación de su sueño. La situación, aunque bastante graciosa, no era por ello menosviolenta.

Soltaronelnudocorredizoybajarondelescabelalpoeta,elcualnotuvomásremedioquesentarse;tanvivaerasuemoción.

ElduquedeEgipto,sinpronunciarunasolapalabra,trajouncántarodearcilla;lagitanaseloofrecióa Gringoire pidiéndole que lo lanzara contra el suelo. Así lo hizo, y la jarra se rompió en cuatrotrozos[26].

—Hermano—dijo entonces el duque de Egipto, imponiendo lasmanos en su frente—: ella es tumujer;hermana,élestumaridodurantecuatroaños.¡Marchaos!

VIIUnanochedebodas

Pocodespuésnuestropoetaseencontrabaenunpequeñoaposentoconbóvedadeojiva,cerradoycaliente, ante una mesa que parecía estar pidiendo alimentos a una alacena colgada al lado; con laperspectivadeunabuenacamayfrenteaunabonitamuchacha.Laaventuraleparecía,desdeluego,obradeencantamientoyestabaempezandoaconsiderarseunpersonajedecuentodehadas,porloquedevezencuandomirabaasualrededorcomobuscandolacarrozadefuegoarrastradapordosaladasquimeras;elúnicomediocapazdetrasladarleentanpocotiempodelavernoalparaíso.

Avecesmirabatambiénconobstinaciónlosagujerosdesujubónparaasirseasíalarealidadypoderseguirhaciendopie,pueséseeraelúnicocontactoconlasierrayaquesurazónestabalanzadahacialoscielosdelafantasía.

Lamuchachanoparecíaprestarlemuchaatención:semovíadeaquíparaallá,cambiandodesitiounasilla,hablandoconsucabrayhaciendodevezencuandosugraciosamuecaconlaboca;porfinsesentójuntoalamesayGringoirepudocontemplarlaagusto.

Lectores:todoshabéissidoniñosalgunavezyquizásosconsideráisfelicesdeserloaún.Sinduda,habéisperseguido enmásdeunaocasión (pormiparte losmejoresdías loshe empleado en ello) dematorral enmatorral, a la orilla de un arroyo en un día de sol, a alguna linda libélula, verde o azul,zigzagueanteyrozandocasiconsuvuelotodaslasramas.

Conservaréistambiénelrecuerdodevuestropensamientoamorosoydevuestramiradaatraídahaciaese remolinoazulypúrpuradesusalascuyocentroerauna leve formaflotante,apenasvisiblepor larapidezdesusmovimientos.Eseseraéreo,confusamentepercibidoentretembloresvivísimosdealas,osparecíaquimérico,imaginario,imposibledetocar,imposiblecasidecontemplar.Perocuandoporfinlalibélula se posaba en un junco del arroyo y podíais entonces examinarla, conteniendo el aliento, suslargasalasdegasa,sualargadocuerpodeesmaltes,susdosglobosdecristal,¡quéasombronosentíaisyquétemordequenuevamenteaquellaformaquiméricadesaparecieradenuevoentresombras!Recordadaquellas impresiones y podréis llegar a comprender lo que sentía Gringoire al contemplar en formavisible y palpable a la Esmeralda que hasta aquel momento sólo había logrado entrever a través deremolinosdedanza,decancionesydebullicio.

—AquíestálaEsmeralda—sedecíacadavezmássumidoensusensoñaciones—.Éstaes—pensabasiguiéndola vagamente con lamirada—. ¡Una criatura celestial! ¡una bailarina callejera! ¡Tanto y tanpoco!Ellahasidoquienlehadadoestamañanaelgolpedegraciaamimisterioyquienestanochemesalva lavida. ¡Miángelmaloymiángelde laguarda! ¡Unahermosamujer,desde luego!,yquedebeamarmeconlocuraparahabersequedadoconmigocomolohahecho.Apropósito—dijolevantándosedeprontoconesesentimientodelorealqueconstituíaelfondodesucarácterydesufilosofía—,todavíanosémuybiencómohanpasadolascosas,perosoytumarido.

Con esta idea en su cabeza y en sus ojos, Gringoire se acercó a lamuchacha de unamanera tanmarcialytangalantequelajovenretrocedió.

—¿Quéqueréisdemí?—lepreguntó.—¿Porquéme lopreguntáis,mi adorableEsmeralda?—le respondióGringoire conunacento tan

apasionadoquehastaélmismosesorprendíaaloírsuvoz.Lagitanaabriómássusgrandesojosydijo:—Noséloquequeréisdecir.—¡Cómo!—repusoGringoireenardeciéndosecadavezmásypensandoque,despuésdetodo,sólo

teníaquehabérselasconunavirtuddelacortedelosmilagros—.¿Nosoytuyo,midulceamiga?,ytú,¿no eramía acaso?—le dijo asiéndola con toda ingenuidad por la cintura. La blusa de la gitana sedeslizó entre susmanos comouna anguila.Dio luegoun saltohasta el otro extremode la estancia; seagachópara erguirse a continuación conunanavaja en lamanocon tal rapidezqueGringoireno tuvotiempo de ver de dónde la había sacado. Se mostraba excitada y altiva, con los labios apretados yresoplandoporlanariz;susmejillassehabíanencendidoysumiradacentelleaba.Almismotiemposucabrita blanca se había colocado ante ella y hacía frente a Gringoire con sus dos bonitos cuernos,doradosypuntiagudos.Todohabíatenidolugarenunabrirycerrardeojos.

Lalibélulasehabíatransformadoenavispayestabadispuestaapicar.Nuestrofilósofoestabaperplejomirandoaleladotantoalacabracomoalamuchacha.—¡VirgenSanta!—exclamócuandolasorpresalepermitióhacerlo—.¡Vayapardeflamencas!—Debesseruntipomuyosado.—Perdón,señorita—añadióGringoireconunasonrisa—.¿Porquémehabéistomadoentoncespor

marido?—¿Habríasqueridoquelodejaracolgar?—Entonces—siguióelpoeta,desalentadoyadesusesperanzasamorosas—,¿sólohabéispensadoen

salvarmedelahorcaalcasarosconmigo?—¿Yquéotropensamientopodría,habertenido?Gringoiresemordióloslabiosdiciéndose:Bueno,puesnosoytantriunfantecomocreíaenlascosas

deCupido,peroentonces,¿porquéhaberrotoaquelpobrejarro?TodavíaestabanprestosaladefensalanavajadeEsmeraldayloscuernosdelacabra.—Señorita Esmeralda, capitulemos—dijo el poeta—, no soy escribano del Châtelet y no quiero

complicarosporelhechodellevarunadagaenParís,encontradelasordenanzasylasprohibicionesdelseñorpreboste,peronodebéisignorarqueNoëlLescripvainhasidomultadohaceochodíasapagardiezsueldosparisinosporhaberllevadounchafarote;peroesonomeimportayloquequierodecirosesqueosjuroporlapartedelparaísoquemepuedacorresponderquenomeacercaréavossinvuestropermisoyaprobaciónpero,porfavor,dadmealgoparacenar.

En el fondoGringoire, comomonsieurLespréaux, semostrabamuy poco voluptuoso y no era delestilodeesoscaballerosymosqueterosquetomanalasjóvenesporasalto.Enelamorcomoentodaslascosaspreferíacontemporizarysituarseenuntérminomedio.

Pensabaademásqueunabuenacenaenamistosa intimidadyconhambre,comoerasucaso,podíaresultarunentreactoexcelenteentreelprólogoyeldesenlaceparaunaaventuraamorosa.

Lazíngaranorespondióperohizosumohíndesdeñoso,irguióelcuellocomounpájaroyseechóareír haciendo desaparecer el lindo puñal de lamismamanera que había aparecido, sin queGringoirehubierapodidoverdóndeguardabalaabejasuaguijón.

Unos instantes más tarde había ya en la mesa un pan de centeno, una loncha de tocino, algunasmanzanasrugosasyunajarradecerveza.Gringoiresepusoacomercontalímpetuqueanteeltintineo

furiosoquehacíasutenedordehierroalrozarcontralalozasehabríadichoquetodosuamorsehabíatrocadoenapetito.

La muchacha, sentada ante él, le miraba hacer en silencio, visiblemente abstraída por otrospensamientosqueleprovocabanavecesunasonrisa;almismotiemposumanoacariciabalacabezadelacabraquesehallabasuavementeapresadaentresusrodillas.

Una vela de cera amarilla iluminaba aquella escena de voracidad y de ensueño pero, una vezapaciguadoslosprimerosbalidosdesuestómago,leinvadióunafalsavergüenzaalverquenoquedabamásqueunamanzana.

—¿Vosnocoméis,señoritaEsmeralda?Ellarespondiómoviendonegativamentelacabezaysumiradaperdidasedetuvoenlabóvedadela

estancia.«¿Quélepreocupará?—sepreguntóGringuiremirandoalmismopuntoenqueellafijabasuvista—.

No puede ser el gesto de ese enano esculpido en el centro de la bóveda. ¡Qué diablo! Yo soy másimportante».

—¡Eh,señorita!—dijoalzandolavoz.Peroellanoparecíaoírle.Insistiódenuevo,unpocomásaltoestavez.—¡SeñoritaEsmeralda!Trabajo inútil.Lamente de la joven se encontraba en otra parte y la voz deGringoire carecía de

fuerza para hacerla volver. Por suerte la cabra se puso a balar en aquel momento y a mordisquearcariñosamentelamangadesuama.

—¿Quéteocurre,Djali?—dijovivamentelazíngarasobresaltada.—Tienehambre—dijoGringoireencantadoderecomenzarlaconversación.YlaEsmeraldasepusoadesmigarpanqueDjalicomíagraciosamenteenelhuecodesumano.Gringoire,noqueriendodarletiempoparavolverasusensoñaciones,lanzóunapreguntadelicada.—¿Entoncesnomequeréiscomomarido?—No—lerespondiólajovenmirándolealacara.—¿Ycomoamante?LaEsmeraldahizosumohínconlabocayrespondió:—No.—¿Ycomoamigo?Entonceslemirófijamenteytrasunmomentodereflexiónledijo:—Quizás.EsequizástancaroalosfilósofosenardecióaGringoire.—¿Conocéisloqueeslaamistad?—lepreguntó.—Sí—respondiólagitana—.Sí;escomoserhermanoyhermana;comodosalmasquesetocansin

confundirse;comolosdedosdeunamano.—¿Yelamor?—inquirióGringoire.—¡Elamor!—dijoconunavoztrémulayconojosbrillantes—:Escomoserdosenuno;comoun

hombreyunamujerconfundidosenunángel;escomoelcielo.Mientrashablabaasí,labailarinasemostrabatanhermosayllamabatansingularmentelaatenciónde

Gringoirequenopudoevitarunacomparaciónentresubellezayelexotismoorientaldesuspalabras.Suslabiossonrosadosesbozabanunasonrisa;sufrentecándidayserenaseensombrecíaavecespor

suspensamientos,comounespejoseempañaconelaliento,yensuslargaspestañasnegrasflotabaunaluzinefablequeiluminabasuperfilconlamismadelicadezaqueRafaelibaaencontrarmástardeenesaintersecciónmísticadevirginidad,maternidadydivinidad.

Gringoiresinembargonosedetuvoahí.—¿Cómohayquehacerentoncesparaagradaros?—Hayqueserunhombre.—¿Yentonces,quéesloqueyosoy?—Unhombrellevayelmoenlacabeza,espadaenlamanoyespuelasdeoroenlostalones.—Bueno—dijoGringoire.Asíquesincaballonohayhombrequevalga.¿Amáisaalguien?—¿Conamorverdadero?—Conamorverdadero.Permaneciópensativaunmomentoyrespondióconunaexpresiónmuyparticular.—Losabrémuypronto.—¿Porquénoestamismanoche?—solicitóconternuraelpoeta—:¿Porquénoamí?Ellalemiróentoncesgravemente.—Sólopodríaamaraunhombrequepudieraprotegerme.Gringoireseruborizóyencajólarespuestacomopudo.Eraevidentequelajovenqueríaaludiralaescasaayudaqueéllehabíaprestadoenlacircunstancia

críticadehacíaapenasdoshoras.Entonces,semiocultoentreotrasvivenciasdelanoche,lesurgióaquelrecuerdoysegolpeólafrente.

—Apropósito,señorita,perdonadmidistracción,puesdeberíahabercomenzadoporahí.¿CómooslashabéisarregladoparalibrarosdelasgarrasdeQuasimodo?

Lapreguntahizoestremecersealagitana.—¡Oh!¡Aquelhorriblejorobado!—dijocubriéndoseelrostroconlasmanosyalmismotiempose

echóatemblarcomoateridadefrío.—Horrible,enefecto.Gringoireseguíasinembargoconsupregunta.—Pero,¿cómoconseguisteislibrarosdeél?LaEsmeraldasonrió,luegosuspiróysequedóensilencio.—¿Sabéisporquéosseguía?—insistióGringoire,intentandocontinuareneltemaydandounrodeo.—Nolosé—respondiólajovenyañadióconviveza—:Tambiénvosmeseguíais.¿Porqué?—Enrealidad—respondioleGringoire—niyomismolosé.Se produjo un silencio.Gringoire rayaba lamesa con el cuchillo. Lamuchacha sonreía y parecía

miraralgoatravésdelaparedydeprontosepusoaesbozarestacanción:

CuandolaspintadasavesMudasestán,ylatierra…[27]

LaEsmeraldaseinterrumpióaquíbruscamenteycomenzóahacercariciasaDjali.

—Esmuybonitavuestracabra—ledijoGringoire.—Esmihermana—lerespondióella.—¿PorquéosllamanlaEsmeralda?—inquirióelpoeta.—Nolosé.—Algunarazónhabrá.Entoncessacódesupechounaespeciedesaquitooblongoque llevabacolgadoalcuellomediante

unacadenadecuentasdeazabachequeexhalabaunpenetranteoloraalcanfor.Estabarecubiertodesedaverdeyllevabaensucentroungranabalorioverdequeimitabaaunaesmeralda.

—Quizásseaacausadeesto—dijo.GringoirequisotocarelsaquitoylaEsmeraldaretrocedió.—Nolotoques;esunamuletoypodrías

romperelhechizooésteperjudicarteati.Lacuriosidaddespertabacadavezunmayorinterésenelpoeta.—¿Quiénoslohadado?Ellalepusoundedoenlabocayguardóotravezelamuletoensuseno.Gringoireseguíaacosándola

conpreguntasalasqueellaapenascontestaba.—¿Quéquieredeciresapalabra,laEsmeralda?—Nolosé—repetía.—¿Aquélenguapertenece?—Creoqueelegipcio.—Estabaseguro—dijoGringoire—:¿Nosoisfrancesa?—Nolosé.—¿Conocéisavuestrospadres?Entoncesellasepusoaentonarunaviejamelodía:

Monpèreestl'oiseau,maméreestl'oiselle,jepassel'eausansnacelle,jepassel'eausansbateau.Mamèreestl'oiselle,monpèreestl'oiseau[28].

—Estábien—dijoGringoire—,¿quéedadteníaisalllegaraFrancia?—Yoeramuypequeña.—¿VinisteisaParís?—No;aParísvieneelañopasado.CuandoentrábamosporlaPuertaPapalvivolarporlosairesla

currucadeloscañaveralesymedije:elinviernovaaserduro.—Ylohasido—dijoGringoire,encantadodeconseguirhacerlahablar—.Lohepasadosoplándome

losdedos.¿Tenéisacasoeldondelaprofecía?Ellavolvióasulaconismo.—No.—EsehombrealquellamáiselduquedeEgipto,eseljefedevuestratribu.

—Sí.—Pueshasidoélquiennoshacasado,lehizoobservarelpoeta.Ellavolvióahacersumohíndesiempreydijo:—Sinisiquieraconozcotunombre.—¿Minombre?¿Quieressaberlo?;escucha:mellamoPierreGringoire.—Puesyoconozcounomásbonito—ledijoella.—¡Noseáismala!—contestóelpoeta—;peronomeimporta,puesnomeenfadaré.Quizáscuando

meconozcáismejor lleguéisaamarme.Peromehabéiscontadovuestravidacon talconfianzaquemesientocasiobligadoahacerlomismo.AsíqueosdiréquemellamoPierreGringoireyquesoyhijodelarrendadordelacasadelnotariodeGonesse;queamipadrelocolgaronlosborgoñonesyamimadreleabrieron el vientre los picardos cuando el sitio de París hace yamás de veinte años.Así que yo erahuérfanoa losseisyaprendíaandar lascallesdeParís,aunquenocomprendocómopudesobrevivirhastalosdieciséisconlascuatrociruelasquemedabaunafruteraoconlascortezasdepanquemedabaalgún panadero… Por las noches me las arreglaba para que me detuvieran los guardias y así podíadormirsobreunmaljergónaunque,comopodéiscomprobar,nadadeestomeimpidiócreceryadelgazar.En invierno me calentaba tomando el sol bajo los porches del hotel de Sens y siempre me parecióridículoquelashoguerasdeSanJuansereservasenparalacanícula.Alosdieciséisañosquiseempezara trabajar en serio y desde entonces lo he intentado todo: primero me hice soldado, pero no era lobastantevaliente;despuésmehicemonje,perosinser lobastantedevotoyademásnomegustabeber.Desesperado ya, entré como aprendiz de carpintero, pero carecía también de la fuerza suficiente. Laverdadesqueloquemásmegustabaerasermaestroy,aunquenosabíaleer,nuncacreíqueesofueraungran inconvenience. Al cabo de cierto tiempo llegué a la conclusión de que no servía para nada yentonces,totalmenteconvencidodeloquequería,mehicepoetayrimador.Cuandounoesunvagabundosiempre se puede coger ese oficio y mejor es eso que robar, como me aconsejaban algunos de losbribonesdemisamigos.PorsuerteunbuendíaencontréaDonClaudeFrollo,elreverendoarchidiáconode la iglesia deNuestra Señora, que se interesó pormí y, gracias a él, hoyme puedo considerar unverdaderoletrado,conocedordellatín,desdelosoficiosdeCicerónhastaelmartirologiodelospadrescelestinos,ynosoynegadoniparalaescolásticaniparalapoéticaniparalarítmicaytampocosemedamallahermética.Porotraparte,soytambiénelautordelmisterioqueseharepresentadohoy,congranéxitoygranconcurrenciadepúblico,nadamenosqueenlaGranSaladelpalacio.Heescritoademásunlibrodemásdeseiscientaspáginassobreaquelprodigiosocometade1465,quevolviólocoaunhombrey tambiénhe tenidootros éxitos.Veréis: comoentiendoalgode caza, trabajé en aquellabombardadeJean Maugue que, como sabéis, reventó en el puente de Charenton el día del ensayo matando aveinticuatrocuriosos.Fijaosquenosoyunmalpartidoyconozcomuchasgraciasymuyinteresantesparaenseñar avuestra cabra cómo imitar al obispodeParis, esemaldito fariseocuyosmolinos salpicanatodoelquecruzaporelpuentedelosmolineros.Ademásmimisteriomereportarábuendinerocontante.Simepagan.Enfin,mepongoavuestrasórdenesconmiinteligencia,misconocimientosymisabiduría.Dispuestoestoy,señorita,avivirconvoscastamenteoalegremente,comomásosplazca,obiencomomaridoymujer,siasíloqueréis,ocomohermanoyhermana,siosparecemejor.

Gringoiresecallóenesperadelosefectosproducidosporsuperorata,perolaEsmeraldaseguíaconlavistafijaeneltecho.

—Febo—dijoamediavoz—,yluegovolviéndosealpoeta—:¿QuéquieredecirFebo?Sincomprendermuybienlarelaciónquepudierahaberentresualocuciónysemejantepregunta,nose

sintiómolestodepoderdarnuevaspruebasdesuerudiciónyrespondiópavoneándose:—Esunapalabralatinaquequieredecir«Sol».—¿Sol?—dijoella.—Estambiénelnombredeunapuestoarqueroqueeraundios—añadióGringoire.—¡Dios!—repitiólazíngara,imprimiendoasuacentounalgodeensoñaciónydeapasionamiento.Enaquelmomentounodesusbrazaletescayóalsuelo.Gringoireseagachóprestopararecogerloy

cuandoseincorporó, lagitanaysucabrahabíandesaparecido.Oyóelruidodeuncerrojoalcerrarse.Eraunapequeñapuertaquecomunicabasindudaconunaestanciavecinayquesecerrabaporfuera.

—¡Sialmenosmehubieradejadounacama!—dijonuestrofilósofo.Diounavueltaalaestanciaynoencontróningúnmuebleapropiadoparadormirexceptounarcónde

madera,bastantelargoconlataparepujadayquealtumbarsedabaaGringoiremásomenoslamismasensaciónquedebióexperimentarMicromegasaltumbarsesobrelosAlpes.

—Bueno—sedijo,acomodándosecomomejorpudo—.Habráqueresignarse,perolaverdadqueesunanochedebodasbienrara.¡Quélástima!Habíaenaquellabodadelcántarorotoalgodeingenuoydeancestralquemeseducía.

LIBROTERCERO

INuestraSeñora

Todavía hoy la iglesia de Nuestra Señora de París continúa siendo un sublime y majestuosomonumento, pero pormajestuoso que se haya conservado con el tiempo, no puede uno pormenos deindignarseantelasdegradacionesymutilacionesdetodotipoqueloshombresyelpasodelosañoshaninfligido a este venerablemonumento, sin elmenor respeto hacia Carlomagno que colocó su primerapiedra,niaunhaciaFelipeAugustoquecolocólaúltima.

Enelrostrodelaviejareinadenuestrascatedrales,juntoacualquieradesusarrugas,sevesiempreunacicatriz.Tempusedax,homoedacior[29],expresiónqueyotraduciríamuygustosamente:eltiempoesciego;elhombreesestúpido.

Si para examinar con el lector, dispusiéramos, una a una, de las distintas huellas destructorasimpresasenlaviejaiglesia,lasproducidasporeltiemporesultaríanmuyinferioresalasprovocadasporloshombres,especialmenteporloshombresdedicadosalarte.

Tengo forzosamente que referirme a estos hombres dedicados al arte pues, en este sentido, hanexistidoindividuosconeltítulodearquitectosalolargodelosdosúltimossiglos.

En primer lugar y para no citar más que algunos ejemplos capitales, hay seguramente en laarquitecturamuypocaspáginastanbellascomolasquesedescribenenestafachada,endondealmismotiempopuedenversesustrespórticosojivales,elfrisobordadoycaladoconlosveintiochonichosrealesy el inmenso rosetón central, flanqueado por sus dos ventanales laterales, cual un sacerdote por eldiáconoyelsubdiácono;lagrácilyelevadagaleríadearcostrilobuladossobrelaquedescansa,apoyadaensusfinascolumnas,unapesadaplataformadedondesurgenlasdostorresnegrasyrobustasconsustejadillos de pizarra. Conjunto maravilloso y armónico formado por cinco plantas gigantescas, queofrecen para recreo de la vista, sin amontonamiento y con calma, innumerables detalles esculpidos,cinceladosytalladosconjuntadosfuertementeyarmonizadosenlagrandezaserenadelmonumento.Es,porasídecirlo,unavastasinfoníadepiedra;obracolosaldeunhombreydeunpueblo;unayvariasalavez,comolasIlíadasylosRomancerosdelosqueeshermana;realizaciónprodigiosadelacolaboraciónde todas las fuerzas de una época en donde se perciben en cada piedra, de cien formas distintas, lafantasía del obrero, dirigida por el genio del artista; una especie de creación humana, poderosa yprofundacomolacreacióndivina,alaque,sediría,harobadoeldoblecarácterdemúltipleydeeterno.

Y lo que decimos de su fachada conviene a la iglesia entera; y lo que decimos aquí de la iglesiacatedraldeParísconvieneatodaslasiglesiasdelacristiandadenlaEdadMedia,puestodosearmonizaenestearte,originadoensímismo, lógicoyequilibrado.Medireldedodeunpieesmediralgiganteentero.

Pero volvamos a la fachada de Nuestra Señora tal como se nos aparece hoy, cuando acudimospiadosamente a admirar la belleza serena y poderosa de la catedral que aterroriza, al decir de loscronistas:quaemolesuaterroremincutitspectantibus[30].

Trescosasimportantesseechanenfaltahoyenlafachada:primero,laescalinatadeoncepeldañosque la elevaban antiguamente sobre el suelo; después la serie inferior de estatuas que ocupaban losnichos de los tres pórticos y la serie superior de los veintiocho reyes más antiguos de Francia, que

guarnecíanlagaleríadelprimerpisodesdeChildebertohastaFelipeAugusto,quesosteníaensumano«lamanzanaimperial».

Laescalinatahadesaparecidoconeltiempoalirseelevandolentaperoprogresivamenteelniveldelsuelo de laCité. Pero aun devorando uno a uno esos once peldaños que conferían almonumento unaaltura majestuosa, el tiempo ha dado a la iglesia más quizás de lo que le ha quitado, pues ha sidoprecisamenteeltiempoelquehaextendidoporsufachadaestapátinadesiglosquehacedelavejezdelosmonumentoslaedaddesubelleza.Pero¿quiénhaechadoabajolasdoshilerasdeestatuas?¿Quiénhavaciadolosnichos?¿Quiénhatalladoenmediodelpórticocentralesaojivanuevaybastarda?¿Quiénsehaatrevidoa colocar esapesadaa insípidapuertademaderaesculpidaenestiloLuisXV juntoa losarabescosdeBiscornette?Loshombres,losarquitectos,losartistasdenuestrosdías.

Y dentro del edificio, ¿quién ha derribado la colosal estatua de SanCristóbal, conocida entre lasestatuascomoloesentrelassalasladelgranpalacioolaflechadeEstrasburgoentreloscampanarios?¿Ylosmilesdeestatuasqueexistíanentrelascolumnasdelanavecentraldelcoro,enlasmásvariadasposturas; de rodillas, de pie, a caballo; hombres,mujeres, niños, reyes, obispos, gendarmes; unas demadera,otrasdepiedra,demármol,deoro,deplata,decobreainclusodecera?¿Quiénlashabarridobrutalmente?Seguroquenohasidoeltiempo.

¿Yquiénhareemplazadoelviejoaltargótico,espléndidamenterecargadoderelicariosydeurnas,por ese pesado sarcófago demármol con nubes y cabezas de ángeles, que se asemeja a un ejemplardesaparecidodelVal-de-GraceodelosInválidos?¿QuiénhaselladotanabsurdamenteesepesadísimoanacronismodepiedraalpavimentocarolingiodeHercandus?¿NofueacasoLuisXIV,encumplimientodelvotodeLuisXIII?¿Yquiénhapuestoesasfríascristalerasblancasenlugardeaquellosvitralesde«colorfuerte»quehacíanquelosojosmaravilladosdenuestrosantepasadosnosupierandecidirseentreelgranrosetóndelpórticoylasojivasdelábside?¿Yquédiríaunsochantrealvereseembadurnamientoamarilloconelquenuestrosvandálicosarzobisposhanenjabelgadosucatedral?

Recordaríaqueéseeraelcolorconelqueelverdugopintabalosedificios«infames»;seacordaríadelhoteldelPetit-Bourbon,tambiénembadurnadototalmentedeamarilloporlatraicióndelcondestable;perodeunamarillodespuésdetodo,diceSauval,detanbuenacalidadypintadotanaconcienciaqueenmásdeunsiglonoselehapodidoquitarlapintura.Creeríaqueaquellugarsagradoeraunlugarinfameyhuiríadeallí.Ysisubimosalastorres,sindetenernosenlasmilbarbariesdetodogénero,¿quéhasidodeaquelpequeñoyencantadorcampanarioquedescansabaenla interseccióndelcruceroyqueconlamisma elegancia y la misma arrogancia que su vecina la flecha —también destruida— de la SantaCapilla,seclavabaenelcielomásaltoquelastorres,decidido,agudo,sonoro,caladocomounencaje?

Unarquitectodebuengusto (1787)locercenóycreyóquebastaríacubrir la llagaconeseenormeemplastedeplomoqueparecelatapadeunacacerola.

AsíhasidotratadoentodaspartesestemaravillosoartedelaEdadMedia,sobretodoenFrancia.Tres clases de lesiones pueden distinguirse en sus ruinas y cualquiera de ellas le afecta con distintagravedad:primeramenteeltiempoquelohadañadoinsensiblementepormuchaspartesyhaenmohecidosusuperficie;despuéslasrevolucionespolíticasyreligiosasque,ciegasyencolerizadaspornaturaleza,sehanlanzadotumultuosamentesobreélyhandesgarradosuriquísimorevestimientodeesculturas,detallas, agujereado sus rosetones, quebrado sus collares de arabescos y estatuillas y arrancando susestatuas,porcausa,aveces,desuscoronasyavecesdesusmitras;y,enfin, lasmodascadavezmás

grotescas y estúpidas que, a partir de las anárquicas desviaciones del Renacimiento, se han venidosucediendoenlainevitabledecadenciadelaarquitectura.Lasmodashancausadomayoresmalesquelasrevoluciones,pueshancortadoporlosano,hanatacadoalesqueletomismodelarte,hancortado,segado,desorganizado,anuladoeledificio, tantoen la formacomoensusimbolismo, tantoensuorganizaciónlógicacomoensubellezayademáshanreconstruido,pretensiónestaque,almenos,nohabíantenidoniel tiempo, ni las revoluciones. En aras del buen gusto, ellas han organizado descaradamente, en lasheridasdelaarquitecturagótica,susmiserablesadornosdeundía,suscintasdemármol,suspomponesdemetal;unaverdaderalepraornamental,devolutas,devueltas,deencajes,deguirnaldas,defranjas,dellamas,depiedra,denubesdebronce,deamorcillosregordetes,dequerubinesmofletudos,queempiezanadevorarelrostrodelarteeneloratoriodeCatalinadeMédicisylohacenexpirardossiglosmástarde,atormentadoygesticulanteenelgabinetedelaDubarry.

Pararesumir,pues, losaspectosqueacabamosdeindicar, tresclasesdeestragosdesfiguranhoylaarquitectura gótica: arrugas y verrugas en la epidermis constituyen la obra del tiempo; brutalidades,contusiones y fracturas son los efectos de las revoluciones, desde Lutero hasta Mirabeau; pero lasmutilaciones, amputaciones, dislocaciones del armazón, restauraciones, todo esto lo ha causado eltrabajogriego,romano,ybárbarodelosprofesores,segúnVitrubioyVignole.

Todoesteartemagníficamentecreadoporlosvándaloshasidoasesinadoporlosacadémicos.Alosdaños causados por el correr de los siglos o por las revoluciones que devastan al menos conimparcialidad y grandeza, ha venido a unírseles una caterva de arquitectos colegiados, patentados,juradosyjuramentadosquedegradanaconcienciayconmalgustoelartesustituyendo,paramayorgloriadelPartenón,losencajesgóticosdelaEdadMedia,porlasescarolasdeLuisXIV.Eslacozdelasnoalleón que agoniza; es el viejo roble que no sólo es podado sino que además es picado, mordido ydeshechoporlasorugas.

¡QuélejosdenuestraépocaladeRobertCenaliscuandocomparandoNuestraSeñoradeParísconelfamoso templo deDiana de Éfeso, tan alabado por los antiguos paganos, inmotalizado por Erostrato,encontrabalacatedralgala«mássobresalienteenlongitud,anchura,alturayestructura»!

Nuestra Señora de París no es, por lo demás, lo que pudiera llamarse un monumento completo,definitivo,catalogado;tampocoesunaiglesiarománicanimuchomenosunaiglesiagóticaniunedificioprototipo.NuestraSeñoradeParísnotiene,comolaabadíadeTournus,esafortalezamacizaygrave,nilaredondayampliabóveda,niladesnudezfría,nilasencillezmajestuosadelosedificiosquetienensuorigenenelarcodemediopunto.Noestampoco,comolacatedraldeBourges,elresultadomagnífico,ligero,multiforme,denso,erizadoyeflorescentedelaojiva.Esimposibleclasificarlaentreesaantiguafamiliadeiglesiassombrías,misteriosas,bajas,comoaplastadasporelmediopunto,casiegipcias,sinofueraporlatechumbre;jeroglíficas,sacerdotales,simbólicas,máscargadasensusadornosderombosyde zigzag que de flores, con más flores por adorno que animales y conmayor preferencia hacia losanimalesquehacialoshombres;esmáslaobradelarquitectoqueladelobispo;representalaprimeratransformación del arte, cargado aún de disciplina teocrática y militar, que tiene su raíz en el bajoimperioysedetieneenGuillermoelConquistador.

Noesposibletampococolocaranuestracatedralentrelaotrafamiliadeiglesiasaltas,estilizadas,aéreas, ricas en vitrales y en esculturas, de formas agudas y atrevidas, comunales y burguesas cualsímbolospolíticos,olibresycaprichosasydesenfrenadascualobrasdearte.Aestegrupopertenecela

segunda transformación de la arquitectura; es decir: la que no participa ya de lo jeroglífico ni de loinmutablenisacerdotalsinodeeseconceptoartístico,progresistaypopular,queseoriginaconlavueltade lascruzadasy terminaconLuisXI.NuestraSeñoradeParísnoesdepurarazarománicacomolasprimeras ni de pura raza árabe como las segundas.Es un edificio de transición.Cuando el arquitectosajón acababa de levantar los primeros pilares de la nave, la ojiva, que venía de las cruzadas, surgeconquistadoraytriunfantesobrelosamplioscapitelesrománicos,queestabanpreparadosparasoportarúnicamente arcos demediopuntoy dueñaya desde entonces, campeópor el resto de la iglesia. Pocoexpertaytímidaensusinicios,seensancha,secontieneynoseatreveaúnamanifestarselanzándoseyelevándoseenflechasyenlancetascomoloharánmásadelantetantasytanmaravillosascatedrales.Sediríaquenopuedeolvidarlaexistenciadesuspesadospilaresrománicos.

Por otra parte, los edificios de transición del románico al gótico no sonmenos preciosos para elestudioquelostipospuros,puessinellossehabríaperdidoelmatizdelartequeellosexpresanyqueescomoelinjertodelaojivaenelmediopunto.

Nuestra Señora deParís es particularmente una curiosamuestra de esa variedad.Cada cara, cadapiedradelvenerablemonumentoesnosólounapáginadelahistoriadesupaíssinotambiénunapáginadelahistoriadelacienciadelarte.Paranoprecisaraquímásquealgunosdetallesimportantesdiremos,comoejemplo,quelapequeñaPuertaRojallegacasia loslímitesdelasdelicadezasgóticasdelsigloXV,mientrasquelospilaresdelanave,porsuvolumenysupeso,seretrotraenhastalostiemposdelaabadía carolingia de Saint-Germain-des-Prés. Podría creerse que seis siglos separan la puerta de lospilares y hay, entre los herméticos, quienes creen encontrar en los símbolos del gran pórtico uncompendio satisfactorio de su ciencia y que la iglesia de Saint Jacques-de-la-Boucherie era unjeroglíficocompleto;yasí, laabadíarománica, la iglesiafilosofal,elartegóticoyelsajón,elmacizopilar redondoque recuerda aGregorioVII, el simbolismoherméticomediante el cualNicolásFlamelpreludiaba ya a Lutero, la unidad papal, el cisma, Saint-Germain-des-Prés, Saint Jacques-de-la-Boucherie, todoello estaría fundido, combinadoy amalgamadoen la catedraldeNuestraSeñora, estaiglesia centralygeneradoraentre lasviejas iglesiasdeParísdeunaespeciedequimera,porhallarsecompuestaconlacabezadeuna,conlosmiembrosdeotra,conlagrupadeotramásyconunpocodetodasellasalfin.

Debemosrepetirotravezqueestasconstruccioneshíbridassonmuyinteresantestantoparaelartistacomoparaelhistoriadoroparaelamantedelarte.Hacensentirhastaquépuntolaarquitecturaesalgoprimitivo,aldemostrar,comotambiénlodemuestranlosvestigiosciclópeos,laspirámidesdeEgipto,lasgigantescaspagodashindúes,quelasmásgrandesconstruccionesarquitectónicasnosontantoproductosindividualescomoauténticasobrassociales;quesonmásbienlacreacióndelpuebloconsutrabajoqueelgeniodeunsolohombre;elsedimentoquedejaunpaís,laacumulaciónquevanformandolossiglos,elposodelasevaporacionessucesivasdelasociedadhumana;enunapalabra:especiesenformación.Cada oleada en el tiempo deposita su aluvión, cada raza superpone una capa en elmonumento, cadaindividuoaporta sugranodearena.Así lohacen los castores, así las abejasy así lohaceelhombre.Babel,elgransímbolodelaarquitectura,esunagrancolmena.

Losgrandesedificioscomolasgrandesmontañassonobrade lossiglos.Confrecuenciaelartesetransforma cuando ellos están en plena construcción: Pendent opera interrupta[31], y continúantranquilamente siguiendo las normas de la nueva moda. El nuevo arte toma el monumento como lo

encuentra,seincrustaenél,loasimila,lodesarrollasegúnsufantasíayloterminasipuedehacerlo;perotodoellosinmolestias,sinesfuerzos,sinreacciones,siguiendounaleynaturaly tranquila;escomouninjerto que se hace, una savia nueva que circula, una vegetación que renace. Es verdad que, en lassucesivas soldaduras de dos artes, en las diferentes plantas de un mismo edificio, existe materiasuficienteparabuennúmerodegruesosvolúmeneseinclusoparaunahistorianaturaldelahumanidad.Elhombre,elartista,elindividuodesaparecenporcompletoanteesasgrandesmasassinnombredeautorenlas que la inteligencia humana toda queda resumida y simplificada; es como si el tiempo fuese elarquitectoyelpuebloelalbañil.

Comoaquí no consideramosmásque la arquitectura europea cristiana, esta hermanamenorde lasgrandes obras del Oriente, se nos aparece como una inmensa formación dividida en tres zonas biendelimitadasquesesuperponen:lazonarománica[32],lazonagóticaylazonarenacentistaquepodríamosdefinircomogrecorromana.

Lacaparománica,lamásantiguayprofunda,estáocupadaporelarcodemediopunto,quereaparecetraídoporlacolumnagriegahacialacapamodernaymáselevadaqueeselRenacimiento.Laojivaseencuentra entre las dos. Los edificios que pertenecen exclusivamente a una de estas tres capas sonperfectamente diferentes; unos y completos en símismos.Es la abadía de Jumièges, es la catedral deReimsyeslaiglesiadelaSantaCruzdeOrleáns.Perolastreszonasseamalgamanysemezclanporlosbordescomoloscoloresenelespectrosolar.Deahílosmonumentoscomplejos,losedificiosdematicesyde transición.Elunoes románicopor lospies,góticoenelcuerpoygrecorromanoen lacabeza;esporque se ha tardado seiscientos años en construirlo. Esta variedad es poco frecuente. El torreón deEtampesesunabuenamuestradeello.Losmonumentosdedosestilossonmásrepetidos,comoNuestraSeñora de París, edificio ojival que se entronca por sus primeros pilares en el período románico dedondeprocedentambiénelpórticodeSaint-DenisylanavedeSaint-Germain-des-Prés.Tambiénlosonlaencantadorasalacapitular,semigótica,deBoscherville,endonde lacaparománica le llegahasta lacinturaylacatedraldeRouenqueseríatotalmentegóticasinobañaralaextremidaddesuflechacentralen la zona del Renacimiento[33]. En cualquier caso todos estos matices y diferencias sólo afectan alexteriordelosedificios;escomosielartecambiaradepielpuessiemprequedarespetadatotalmentelaconstitucióndelaiglesiacristiana;semantienesiemprelamismaarmazóninterna,lamismadisposiciónlógica de sus partes. Sea cual sea el envoltorio de esculturas y los trabajos de talla de una catedral,siempreseencuentradebajodeél,almenosenunafasedegermenyderudimento, labasílicaromanaquerepiteyaeternamentesuplanta,segúnunmismosistema.Siempreindefectiblementevemosdosnavesquesecortanencruz,ycuyaextremidadsuperiorredondeadaenábside,formaelcoro.Siempretienendosnaveslaterales,paralasprocesionesporelinterioryparalascapillas,quesirvendeambulatorioslaterales, a los dos lados de la nave central, con la que tienen comunicación por medio de losintercolumnios.

Partiendodeahí,elnúmerodecapillas,depórticos,decampanariosydeagujassemodificahastaelinfinitosegúnlafantasíadelsiglo,delpueblomismoodelarteensí,puestoque,unavezaseguradalaprestacióndel culto, la arquitecturaobracomomejor leplace, combinando, segúnel logaritmoque leconvenga, estatuas, vidrieras, rosetones, arabescos, encajes, capiteles o bajorrelieves; y de ahí lavariedadtanprodigiosadeexterioresenestosedificioscuyofondoestápresididoporelordenyporlaunidad.Eltroncodelárbolesinmutableaunquelavegetaciónseacaprichosa.

IIParísavistadepájaro

Hemos intentado repararparael lectorestaadmirable iglesiadeNuestraSeñoradeParísyhemosexpuestosomeramentelamayorpartedelasbellezasqueteníaenelsigloXVyquehoylefaltan:perohemosomitidolaprincipal;elpanoramaquesobreParísseteníaentoncesdesdeloaltodesustorres.

Cuando, después de haber subido a tientas durante mucho tiempo por la tenebrosa espiral queatraviesaperpendicularmente laespesamuralladecampanarios,sedesembocabaporfinenunade lasdosplataformasinundadasdeluzydeaire,elcuadroqueportodaspartesseextendíabajolosojoserabellísimo; era un espectáculo suigeneris del que sólo pueden hacerse una idea aquellos lectores quehayantenidolafortunadeverunavillagóticaentera,completa,homogéneacomotodavíaexistenalgunasenNuremberg,enBaviera,Vitoria,enEspaña,o inclusoalgunasmuestrasmás reducidas, siemprequeesténbienconservadas,comoVitréenBretañaoNordhausenenPrusia.

Aquel París de hace trescientos cincuenta años, el París del sigloXV, era ya una ciudad gigante.Generalmente, los parisinos nos equivocamos con frecuencia acerca del terreno que desde entoncescreemoshaberganado.París,desdeLuisXI,apenassihacrecidoenpocomásdeunaterceraparte;claroquetambiénhaperdidoenbellezaloquehaganadoenamplitud.Paríshanacido,comosesabe,enesaviejaisladelaCité,quetieneformadecuna,siendosusorillassuprimeramurallayelSenasuprimerfoso.Durantevariossiglossiguióexistiendocomoisla,condospuentes,alnorteelunoyalsurelotro,ydoscabezasdepuentequeeranalmismotiemposuspuertasysusdefensas:elGrandChâteletenlaorilladerechayelPetitChâteletenlaorillaizquierda.Mástarde,apartirdelosreyesdelaterceradinastía,encontrándose demasiado estrecho en su isla, y no pudiendo casi revolverse, París cruzó el río yentonces,másalládelGrandChâteletymásallátambiéndelPetitChâtelet,empezóacercarelcampoporambos ladosdelSenaunprimer recintoamuralladoycon torres;aúnquedabanenelsiglopasadoalgunosvestigiosdeaquelprimitivocierre,perohoynonosquedasinoelrecuerdoy,acáoallá,algunatradición,comolaPorteBaudetsoBaudoyer,PortaBagauda.

Pocoapocolaoladenuevasconstrucciones,empujadasiempredesdeelcorazóndelavillahaciaafuera,desborda,desgasta,roeyborraaquelprimitivorecinto.FelipeAugustolehaceunnuevodiqueencerrandoaParísenunacadenacirculardetorreonesaltosysólidos.Durantemásdeunsiglolascasassearraciman,seamontonanyvanelevandosualturadentrodeaquelreductocomoseelevaelaguadeunembalse.Empiezanahacerseprofundas,pisosobrepiso,unassobreotras,ysurgencadavezmásaltascomolasaviacomprimidayquierentodasasomarlacabezaporencimadesusvecinaspararespirarunpoco de aire. Las calles se hacen más profundas y estrechas y las plazas se van llenando hastadesaparecer, hasta que, imposibilitadas de contenerse, saltan por encima de las murallas de FelipeAugustoyseesparcenalegrementeporlallanurasinordenalguno,comounasfugitivas,yunavezallívanorganizándose,seacondicionanysecreanjardinesenelllano.Apartirde1367lavillaseextiendecontal fuerza por los suburbios que se hace necesaria una nueva muralla, principalmente por la orilladerecha.CarlosV construye esamuralla. Pero una ciudad comoParís está sometida a un crecimientocontinuoyesprecisamenteestetipodeciudadeselqueseconvierteencapitaldelpaíspuessoncomoembudos en donde convergen todas las vertientes geográficas, políticasmorales a intelectuales de un

país;enellasdesembocantodaslaspendientesnaturalesdeunpueblo;soncomopozosdecivilización,pordecirlodealgúnmodo,osumiderosendondeelcomercio,laindustria,lainteligencia,lapoblaciónyen fin, todo loquees savia, todo loqueesvidayalmaenunanación seva filtrandoyamasandosincesar,gotaagota,sigloasiglo.EsterecintoquemandóhacerCarlosVcorre,pues,lamismasuertequeeldeFelipeAugustoyaquea finalesdel sigloXVempiezaa ser superadoyquedadesbordado,y elarrabalseextiendemásalláyasíhastaelXVIenelqueexisteunaimpresiónderetroceso.Así,asimplevista,parecequesereducecadavezmáshacialaviejaciudad,peroresultasólounaimpresióndebidaalenormecrecimientoexteriorquehasufridolaciudadnueva.Asípues,apartirdelsigloXV,paranoirmáslejos,Paríshabíasuperadolostrescírculosconcéntricosdemurallas,que,entiemposdeJulianoelApóstata, se encontraban, es un decir, en germen entre el Grand Châtelet y el Petit Châtelet. Ladesbordante ciudad había hecho sucesivamente sus cuatro cinturones, como un niño que crece y hacepequeñasyestallasusropasdelañoanterior.EnlaépocadeLuisXI todavíapodíanverseenalgunoslugaresrestosdetorreones,restosdeantiguasmurallas,quesurgíanporentreaquelmardecasas,comolas cimas de algunas colinas en épocas de gran inundación o como archipiélagos del viejo Paríssumergidobajoelnuevo.

Desde entonces, desgraciadamente, París ha seguido transformándose a nuestra vista, pero sólo hasuperadounrecintomás,eldeLuisXV;murallamiserabledebarroydeadobe,dignadelreyqueordenóconstruirlaydelpoetaquelehacantado.

LemurmurantParis,rendParismurmurant[34].

EnelsigloXV,Paríssehallabaaúndivididaentresvillasclaramenteseparadas,teniendocadaunasufisonomíapropia,suespecialidad,suscostumbresyhábitos,susprivilegiosysupropiahistoria:LaCité,laUniversidadylaVille.LaCité,queocupabalaisla,eralamásantigua,lamenosimportanteyalavezmadrede lasotrasdos, apretujadaentreellasy,que senosperdone lacomparación,comounaviejecita entre dosmozas jóvenes y hermosas. LaUniversidad se extendía por la orilla izquierda delSena,desde laTournellehasta laTourdeNesle,puntosque,enelParísdehoy,corresponden,unoalMercadodeVinosyotroa laCasade laMoneda.Su recintoabarcabaampliamente lazonaendondeJulianohabíaconstruidosustermasasícomolamontañadeSantaGenoveva.ElpuntoculminantedeestacurvademurallaseralaPortePapale,quecorrespondehoy,másomenos,alactualemplazamientodelPanteón.LaVille,queera lamayordeestas trespartesdeParís,ocupaba laorilladerecha.ElmuellesobreelSena,interrumpidoavecesycortadoenvarioslugares,corríaalolargodelríodesdelaTourdeBillyhastalaTourduBois,aproximadamenteloquehoyseextiendeentreelGrenierd'AbondanceylasTullerías.AesoscuatropuntosenqueelSenacortabalosmurosdelacapital,laTournelleylaTourdeNesle,enlaorillaizquierda,ylaTourdeBillyylaTourdeBois,enlaorilladerecha,selesconocíapreferentemente con el nombre de las cuatro torres de París. LaVille se introducía en las tierras delabranzamásprofundamentequelaUniversidad.ElpuntoendondeacababaelrecintodelaVille(eldeCarlosV) se encontraba en las puertas de Saint-Denis y de Saint-Martin, cuyo emplazamiento aún semantieneennuestrosdías.

Comohemosdicho,cadaunadeestastresgrandesdivisionesdeParíseraunaciudadensímisma,perounaciudaddemasiadoespecialparasercompleta;unaciudadquenopodríaexistirsinlasotrasdos

y con tres aspectos bien diferenciados en cada una: en laCité abundaban las iglesias, en laVille lospalaciosyloscolegiosenlaUniversidad.

PasandoporaltolasoriginalidadesdemenorrelievedelviejoParísyloscaprichosdelderechodeservidumbreynotomandomásque,desdeunpuntodevistamuygeneral,elconjuntodejurisdiccionescomunales, debemos decir que la isla pertenecía al obispo, la orilla derecha al preboste de losmercaderes y la orilla izquierda al rector; y que el preboste de París, oficial real y no municipal,mandabaentodoaquelconjunto.LaCitéteníaNuestraSeñora,laVilleelLouvreyelayuntamientoylaUniversidadlaSorbona.AlaVillepertenecíantambiénlosmercadoscomoalaCitéelhospitalyalaUniversidad el Pré-aux-Clercs. Los delitos cometidos por los estudiantes en la orilla izquierda, en elPré-aux-Clercs,eranjuzgadosenlaisla,enelPalaciodejusticia,yerancastigadosenlaorilladerecha,en Montfaucon; a menos que el rector interviniera, sintiéndose suficientemente fuerte, en épocas dedebilidad real, pues se consideraba privilegio entre los estudiantes el ser ahorcados en su propio«feudo».

Lamayoríadeestosprivilegios,dichoseadepaso,yloshabíamuchomejoresqueelqueacabamosdecitar,habíansidoarrancadosalosreyesmedianterevueltasymotines—siemprehasidoasí—,pueses sabidoque los reyesnuncahanconcedidonadaqueno leshaya sidopreviamentearrancadoporelpueblo.Existeunviejodocumentoque,apropósitodelafidelidad,diceestomismodeunamanerabiencandorosa:Civibus fidelitas in reges, quae tamen aliqueties seditionibus interrupta, multa peperitprivilegia[35].

EnelsigloXVelSenabañabacincoislasenelrecintodeParís:laisladeLouviersendondehabíaentoncesárbolesyendondeyanohaymásquemadera,laisladelasvacasylaisladeNuestraSeñoralasdosdeshabitadas,salvoalgunaviejacasucha,yambasfeudodelobispo(enelsigloXVII,delasdosislassehizounasolaquehoyconocemosconelnombredeisladeSanLuis)yfinalmentelaCitéconelislotedelbarquerodelasvacas,ensupunta,cubiertomástardeporel terrapléndelPont-Neuf.CincopuentescontabaentonceslaCité;tresaladerecha,elPontNotre-DameyelPont-au-Change,depiedralosdos,yelPont-aux-Meuniers,éstedemadera;otrosdosalaizquierda;lePetit-Pont,depiedra,yelPontSaint-Michel,demadera.Todosellosconcasas.LaUniversidadteníaseispuertas,construidasporFelipeAugusto,yeran,apartirdelaTournelle,laPorteSaint-Victor,laPorteBordelle,laPortePapaleladeSaint-Jacques,ladeSaint-MichelyladeSaint-Germain.LaVille,porsuparte,contabaconotrasseis,construidaséstasporCarlosVyeran,apartirdelaTourdeBilly,laPorteSaint-Antoine,laPorteduTemple, ladeSaint-Martin, ladeSaint-Denis, ladeMontmartrey laPortedeSaint-Honoré.Todasellaseransólidasyhermosaspuessubellezanolashacíamenosfuertes.Unfosoanchoyprofundo,derápidascorrientesenépocadecrecidasyprocedentedelSena,bañabalosmurosentornoaParís.Porlanocheerancerradastodassuspuertasycortadoelríoenlosdosextremosdelaciudadmediantegruesascadenas.Parísdormíatranquilo.

A vista de pájaro, esas tres partes, la Cité, la Universidad y la Ville, presentaban cada una, unamaraña inextricable de calles curiosamente entremezcladas; sin embargo, a primera vista, podíadescubrirse que entre las tres formaban un solo cuerpo, cruzado por dos largas calles paralelas sininterrupción,ycasienlínearecta,queatravesabaalavezlostresburgosdeunextremoaotroydesuranorte, perpendicularmente al Sena, uniéndolos, mezclándolos y que servían para comunicar y paratrasvasarcontinuamentealasgentesdeunosconlasgentesdelosotros;haciendo,enfin,unasolaciudad

conlostresbarrios.LaprimeradeestascallesibadesdelapuertadeSaint-JacqueshastaladeSaint-Martin.Lallamaban

calledeSaintJacquesenlaUniversidad,calledelajuderíaenlaCitéycalledeSaint-MartinenlaVille.CruzabadosveceselaguaporlePetitPontyporelPontdeNotreDame.Lasegunda,llamadacalledelaHarpeenlaorillaizquierda,calledelaBarillerieenlaIsla,calledeSaint-DenisenlaorilladerechayqueenunodelosbrazosdelSenaeraPontSaint-MichelyenelotroPont-au-Change,ibadesdelaPortede Saint-Michel, en la Universidad, hasta la Porte de Saint-Denis en la Ville. En una palabra:denominadasdecienmanerasdiferentes,eransiemprelasdoscallesmadres,lasdosarteriasdeParís.Todaslasdemásvenasdelatripleciudadveníanaellasbienaalimentarseobienavaciarse.

Independientemente de estas dos arterias diametrales que atravesaban París de parte a parte, a loancho,yqueerancomunesalaCité,laVilleylaUniversidad,teníancadaunasucallemayorparticular,queseextendíaenladirecciónNorte-Sur,paralelaalSenayquecruzabaenángulorectolasdosarterias.Así,enlaViIle,sebajabaenlínearectadesdelaPortedeSaint-AntoinealaPortedeSaint-HonoréyenlaUniversidaddesdelaPorteSaint-VictoralaPorteSaint-Germain.Esasdosgrandesvías,alcruzarseconlasdosprimeras,formabanelnudosobreelquedescansaba,entrecruzadoyapretadoentodoslossentidoslared,eldédalodelascallesdeParís.Eneldibujoindescifrabledeesaredpodíandistinguirseademás,observandoatentamente,comodosramos,alargadounohacialaUniversidadyelotrohacialaVille,dosmanojosdecallesmásanchasqueseextendíanentrelospuentesylaspuertas.

Todavíahoyseconservaalgodeaquelplangeométrico.Pero, ¿bajo qué aspecto se presentaba este conjunto visto desde las torres de Nuestra Señora en

1482?Vamosaintentardescribirlo.Para el espectador que llegaba jadeante a aquellas alturas, representaba, de entrada, una

deslumbrante impresiónde tejados,dechimeneas,decalles,depuentes,deplazoletas,deflechasydecampanarios. Todo se agolpaba ante los ojos al mismo tiempo; el aguilón tallado, los tejadillospuntiagudos,latorrecillacolgadaentredosesquinasdelosmuros,lapirámidedepiedradelsigloXI,elobeliscodepizarradelXV,untorreóndesnudoyredondo,latorrecuadradaycaladadeunaiglesia;todolo grande y lo pequeño y lo aéreo y lo macizo. La mirada se perdía durante mucho tiempo en laprofundidad de aquel laberinto, en donde todo tenía su originalidad, su razón, su genio, su gracia, subelleza;endondetodoteníacontactosconelarte,desdelamáspequeñacasitaencaladayesculpidaconvigasexteriores,puertarebajadaypisossalientes,hastaelLouvrerealqueteníaporentoncestodaunahileradetorres.Perolasprincipalesmasasquesedistinguíancuandolavistacomenzabaaadaptarseaaquel cúmulode edificios eran, comenzandopor laCité: la islaque, comodiceSauval aprovechandoalgún acierto de estilo entre el fárrago de expresiones que utiliza «está hecha como un gran navíoencalladoenelcienoyvaradoríoabajohaciaelcentrodelSena».

AcabamosdedecirqueenelsigloXVestenavíoestabaagarradoalasdosorillasdelríoporcincopuentes.Esteperfildebarcohabíayasorprendidoalosescribasheráldicos,puesdeahíprocedeynodelasediodelosnormandos,segúnFavynyPasquier,elbajelqueblasonaelviejoescudodearmasdeParís.Paraquiensabedescifrarlo,unblasónescomounenigma;esunlenguaje.Todalahistoriadelasegundamitad de la EdadMedia figura en los blasones así como en el simbolismo de las iglesias románicasfiguratodalahistoriadesuprimeramitad.Losblasonessonlosjeroglíficosdelfeudalismodespuésdelosdelateocracia.

LaCitéseofrecía,pues,asusojosconlapopahacialevanteylaproahaciaelponiente.Vueltohacialaproa,seveíaunnumerosísimorebañodeviejostejadossobrelosquesobresalíaarqueadoelábsideemplomadodelaSantaCapilla,semejandolagrupadeunelefantecargandoconsutorre;sóloqueenestaocasión,latorreeralaflechamásaudaz,lamáselaborada,lamáslabrada,lamáscaladaquenuncasehayavistoenelcieloatravésdesuconodeencaje.EnlaplazaquehaydelantedeNuestraSeñora,unahermosaplaza con casas antiguas, venían adesembocar tres calles.La fachada arrugaday ceñudadelHótel-Dieuy su tejado,que sediríacubiertodepostillasydeverrugas, seasomabaal ladosurde laplaza; y a la derecha, a la izquierda, a oriente y a occidente, en ese estrecho recinto de la Cité, seelevabanloscampanariosdesusveintiunaiglesias,detodaslasépocas,detodoslosestilos,detodoslostamaños,desdelabajaycarcomidacampánularománicadeSaint-Denis-du-Pas,carcerGlaucini,hastalas finas agujas de Saint-Pierre-aux-Boeufs y de SaintLandry.Detrás deNuestra Señora se extendíanhaciaelnorteel claustroconsusgaleríasgóticas;haciael surelpalacio semirrománicodelobispoyhacialevantelapuntadesiertadelTerrain.Entreaquelamontonamientodecasas,lavistadistinguíaporsusaltasmitrasdepiedracaladaquecoronabanentonces,aniveldeltejado,lasventanasmásaltasdelpalacio,elhotelquelaciudadofreció,bajoelreyCarlosVI,aJuvenaldelosUrsinos,yunpocomásallálosbarraconesalquitranadosdelMarché-Palus;máslejosaúnelábsidenuevodeSaint-Germain-le-Vieux,agrandadoen1458conuntrozodelacalledelosFebues;yseveíatambién,devezencuando,uncrucedecalles,llenodegente,unapicota,erguidaenunaesquina,unhermosotrozodepavimentodelaépocadeFelipeAugusto,unenlosadorayadoyaporloscascosdeloscaballosenmediodelacalleymalreemplazadoenelsigloXVIporunpobreempedrado,llamadopavimentodelaliga;unpatiotraseroabandonadoconunatorrecillacaladacomosehacíanenelsigloXVycomotodavíapuedeverseunaenla calle de losBourdonnais.A la derecha de la SantaCapilla se veía, en fin, hacia poniente, y bienasentadoconsugrupodetorresalbordedelagua,elPalaciodeJusticia.Lasarboledasdelosjardinesdelrey,quecubríanlapuntaoccidentaldelaCité,ocultabanelislotedelbarquero.Encuantoalagua,apenassiselapodíaveraambosladosdelaCitépueselSenaseocultababajolospuentesyéstosseescondíanbajolascasas.

Ycuandolamiradaseperdíamásalládelospuentes,cuyostejadosenmohecidosantesdetiempoporla humedad del río aparecían verdosos, si se dirigía a la izquierda, hacia la Universidad, el primeredificioquesaltabaalavistaeraunsólidogrupodetorres,elPetit-Châteletcuyagranpuerta,totalmenteabierta, devoraba el extremo del Petit-Pont, ymás tarde, recorriendo aún con lamirada de levante aponiente,delaTournellealaTourdeNesle,sedescubríaunlargocordóndecasasconvigasesculpidas,conventanasdevidrioscoloreados.Sobresaliendoencadaplantaelinterminablezigzagdelospiñonesburgueses,cortadosconfrecuenciapor labocadeunacalleo,aveces,porel frenteoporelcododealgún palacete de piedra que, como un gran señor entre un grupo de villanos, se extendía gustoso enpatiosyjardines,enalasyenestanciasporentreaquellosgruposdecasasapiñadasyencogidas.CincooseisdeaquellasmansionesdabanalmuelledelSena,desdelaresidenciadeLorrainequecompartíaconlosBernardinoselgranrecintocontiguoalaTournelle,hastalamansióndeNeslecuyatorreprincipaleraunodelosmojoneslímitedeParís,ycuyostejadospuntiagudosrecogíandurantetresmesesalaño,entrelostriángulosnegrosdesuspizarras,elreflejoescarlatadelsolponiente.

EsteladodelSenaera,porlodemás,elmenoscomercialdelosdospueslosestudiantesloocupabanbulliciosamente en número muy superior a los artesanos y no puede decirse que existiera malecón,

propiamentehablando,másquedesdePont-Saint-MichelhastalaTourdeNesle.ElrestodelasorillasdelSenaeraobienterrenoperdido,comomásalládelosBernardinos,obienunconglomeradodecasastocandocasielagua,igualquepasabaentrelosdospuentes.

Habíagranalgazaradelavanderasquechillaban,hablabanycantabandurantetodoeldíaalolargodelaorillayquegolpeabanfuertementelaropacomoennuestrosdías.NoeséstaunadelasmenoresalegríasdeParís.

LaUniversidad formabaunbloque a simple vista, constituyendodeun extremo a otro un conjuntohomogéneo y compacto. Sus mil tejados juntos, angulosos, unidos entre sí, casi todos igualesgeométricamente, ofrecían desde lo alto el aspecto de una cristalización de la misma sustancia. Elcaprichoso cauce de calles no cortabamuy desproporcionadamente todo este conjunto de casas y loscuarentaydoscolegiosestabandiseminadosporallídeformabastanteequilibradayseencontrabanunpoco por todas partes. Las techumbres variadas y graciosas de estos bellos edificios eran delmismogustoartísticoquelostejadosnormalesqueporallíseveíansobresaliendo,esosí,sobreellospero,endefinitiva, eran variaciones al cuadrado o al cubo del mismo conjunto geométrico. Hacían máscomplicado el conjunto, pero sin modificarlo; lo completaban sin cambiarlo, pues la geometría esarmonía.Algunoshermososhotelessobresalíanporaquíyporallíentrelaspintorescasbuhardillasdelaorillaizquierda,comolaresidenciadeNevers, ladeRomaoladeReims, todasdesaparecidasya.Laresidencia de Cluny subsiste aún para consuelo del artista, aunque hace algunos años han recortadoestúpidamente su torre.Cerca deCluny, se encontraban las termas de Juliano, un palacio romano conbonitosarcoscimbrados.Habíatambiénnumerosasabadías,debellezamáspiadosa,ydeunagrandezamásgraveyserenaquelasresidenciasperonomenosbellasnimajestuosas.

Lasprimerasque chocabana lavista eran lasde losBernardinos con sus tres campanarios, ladeSantaGenoveva,cuyatorrecuadradaaúnexistentehaceechardemenoselconjuntoquefalta;laSorbona,mitadcolegio,mitadmonasteriodelaqueaúnsobreviveunaadmirablenave,elbelloclaustrocuadradodelosMaturinos;suvecino,elclaustrodeSanBenitoentrecuyosmurossehandadoprisaenlachapuzadeconstruirunteatroentrelaséptimaylaoctavaedicióndeestelibro[36];losFranciscanosconsustresfachadasenpiñón,yuxtapuestas;losAgustinos,cuyagraciosaagujaformabadespuésenlaTourdeNeslelasegundacresteríadeesteladodeParísporlaparteoccidental.Loscolegios,queconstituyenenefectoeleslabónintermedioentreelclaustroyelmundo,seencontrabanunpocoamitaddecaminoentrelasresidenciasylasabadías,dentrodeesteaspectomonumentaldelquevenimoshablando,exhibiendounaseveridadplenadeelegancia,unaesculturamenosevaporadaqueladelospalaciosyunaarquitecturamenosseriaqueladelosconventos.Desgraciadamenteyanoquedacasinadadeestosmonumentosendonde el arte gótico entremezclaba con tanta precisión la riqueza y la economía. Las iglesias, porejemplo (y eran numerosísimas y espléndidas en la Universidad y se escalonaban por esa zonapertenecientesatodoslosestilos,desdelasrománicasdeSanJuliánhastalasojivalesdeSanSeverino),lodominaban todoycomounnuevoelementoarmonizadordentrode laarmoníaallíexistente, surgíanatravesandopordoquier lagranvariedadde artísticospiñones, con sus campanarios calados, con susflechascinceladas,susagujassutilesyesbeltas,cuyaslíneasnorepresentabansinounavariaciónenelconjuntodelosagudosperfilesdelostejados.

El terrenoqueocupaba laUniversidaderamonstruoso.LamontañadeSantaGenovevapresentabahacia el sureste una enorme ampolla. Era todo un espectáculo para la vista, desde lo alto deNuestra

Señora, aquel entramado de callejuelas estrechas y tortuosas (hoy llamado el barrio latino), aquellosracimos de casas que esparcidos por todas las direcciones desde la cima de aquella elevación, seprecipitaban en completo desorden y casi a pico por sus flancos hasta la orilla del río, dando laimpresióndequeunasbajaban,otrastrepaban,sosteniéndosetodasunascontraotras.Sedistinguíaalláabajoun flujo continuodemilesdepuntosnegros cruzándoseenelpavimento,yquenoeran sino lasgentesvistasdesdearribaydesdelejos.

Finalmente, entre todos aquellos tejados, entre todas aquellas flechas y entre todo el montón deedificios que se plegaban, se torcían y recortaban de manera tan curiosa los últimos límites de laUniversidad, se descubría de vez en cuando un gran trozo de muralla enmohecido, una maciza torreredonda, una puerta demuralla almenada, semejandouna fortaleza: era el cierre, el recinto deFelipeAugusto.Alotroladoseveíanverdespradosymásalláaúnsealejabanlascarreterasacuyosladosselevantabantodavíaalgunascasasdelosarrabalestantomásescasascuantomásdistantesestabandelaciudad.

Algunos de aquellos suburbios tenían su importancia. Se escalonaban, a partir de laTournelle, enprimer lugarelburgodeSanVíctorconsupuentedeunojo sobreelBièvre,consuabadíaendondepodíaleerseelepitafiodeLuiselGordo,epitaphiumLudoviciGrorti,ysuiglesiadeflechaoctogonal,flanqueadaporcuatrocampanilesdelsigloXI(aúnpuedeverseunasemejanteenEtampesquetodavíanoha sidoderrumbada).Más allá, el burgodeSaint-Marceau, que tenía ya tres iglesias y un conventoyluego,dejandoalaizquierdaelmolinodelosGobelinosysuscuatromurosblanqueados,seencontrabaelburgodeSaint-JacquesconunhermosocruceroesculpidoylaiglesiadeSaintJacques-du-Haut-Pas,góticaporentonces,puntiagudayencantadora;SaintMagloire,bellanavedelsigloXIVqueNapoleóntransformóenpajar;Notre-Dame-des-Champsconsusmosaicosbizantinos.Despuésdedejar,enplenocampoya, elmonasteriode los cartujos, ricoedificio, contemporáneodelpalaciode justicia, con susjardincillosgeométricos,ylasruinasembrujadasdeVauvert,lamiradasecentraba,haciaoccidente,enlas tres agujas románicas de Saint-Germain-des-Prés. El burgo de Saint-Germain era por entonces unmunicipiobastantegrandeconquinceoveintecalles.ElcampanarioagudodeSanSulpiciomarcabaunodeloslímitesdelburgo.JustoalladosedistinguíaelrecintocuadrangulardelaferiadeSaint-Germain,endondehoymismoestáelmercado;luegolapicotadelobispo,bonitatorrecillaredondaconunconodeplomoaguisadegorro.Latejerasehallabaunpocomásalejada,enlacalledelFour,queconducíaalhornocomunal;elmolinoestabaenelaltozano.Habíatambiénunacasitaaisladaymalvista;peroloqueatraíasobretodolasmiradasylasmanteníafijasdurantemástiempoeralamismaabadía.Esverdadqueelmonasterio tenía un aspecto impecable, tanto por su iglesia como por su empaque. Era un palacioabacialdondelosobisposdeParísseconsiderabanfelicesdepasarunanoche;teníaunrefectorioalquesuarquitectohabía imprimidounaspectoyunabelleza tanespléndidoscomoel rosetóngóticodeunacatedral; una capilla elegantísimade laVirgen, undormitoriomonumental, unos inmensos jardines, supuentelevadizo,sumurallaalmenada,quedestacabaporelverdordelospradosquelarodeaban;unospatiosendonderelucíanalsollasarmadurasalladodelascapasdoradasytodoelloagrupadoentornoa tres altas agujas románicas, bien asentadas en un ábside gótico, recortándose majestuosas en elhorizonte.

Cuando,despuésdehabercontempladodurantemuchotiempolaUniversidad,girabaislavistahaciala orilla derecha, hacia laVille, el carácter del espectáculo cambiaba por completo. LaVille era en

efectomuchomásgrandequelaUniversidadymuchomenoscompacta.Enunaprimeraimpresiónselaveíadivididaenvariaspartesindividualmentebiendefinidas.Hacialevante,enlapartedelaVillequetodavíahoyrecibeelnombredeMarais(marisma),endondeelgaloCamulógenoatascóaCésarentreelbarro,habíaunamontonamientodepalaciosquellegabahastalaorilladelrío.Sedestacabancasijuntascuatro de esas residencias: Jovy, Sens, Barbeau y la residencia de la reina asomaban al Sena susdesvanes de pizarra, adornados con esbeltas torrecillas. Entre las cuatro ocupaban el trecho que seextiendeentrelacalledeNonaindièresylaabadíadelosCelestinoscuyaagujasedestacabaporentrelos piñones de las casas y las, almenas. Algunas casas viejas y verdosas muy próximas al agua,construidasdelantedeaquellassuntuosasresidencias,noimpedíancontemplarlosbellosángulosdesusfachadasconampliasventanascuadradasenmarcadasconpiedra,nisusporchesojivalesrecargadosdeestatuas,nilasvivasaristasdesusmurosperfectamentecortadas,nitodosesosencantadoreshallazgosdelaarquitecturaquehacenqueelartegóticoparezcarenovarsuscombinacionesencadamonumento.

Detrásdeaquellasresidenciasseextendíaentodoslossentidos,avecesabiertoconunaempalizada,otras enmarcado con grandes árboles, como una cartuja, o almenado como una ciudadela, el recintoinmenso ymultiforme de aquellamaravillosamansión de Saint-Pol en donde el rey de Francia teníaespacioparaalojar soberbiamenteaveintidóspríncipesde la calidaddeunDelfín,odeunduquedeBorgoñaconsusservidoresytodosuséquito,sincontaralosgrandesseñoresnialemperadorcuandoveníaaverParís,ysincontartampocoasusleonesqueteníansulugaraparteenelhotelreal.

Convieneprecisarquesóloelapartamentodeunpríncipeestabacompuestoporaquelentoncesdenomenosdeonceestancias,desdelasaladerecepciónhastaeloratorio,sincontar,claro,lasgalerías,losbaños, los baños de vapor y otros «lugares superfluos» que componían cada apartamento; sin contar,claro está, los jardines privados de cada huésped real; sin mencionar las cocinas, las bodegas, losrefectoriosgeneralesdelacasa,loscorralesendondepodíancontarseveintidósdependenciaspropiasdelpalacio,desdeelhornohastalascavas,pasandoportodaclasedejuegoscomoelmallo,elfrontón,las anillas, y luego las pajarerías, los acuarios, las casas de fieras, las cuadras, los establos, lasbibliotecas, losarsenalesy lasherrerías.Estoeraentoncesunpalaciode rey,unLouvre,unamansiónSaint-Pol;unaciudaddentrodelaciudad.

Desdelatorreendondeestamoscolocados,lamansiónSaint-Pol,aunquemedioocultaporlascuatrograndesresidenciasalasquehemosaludido,eraaúnmaravillosaymuydignadecontemplarse.Podíandistinguirse perfectamente, hábilmente unidas al cuerpo principal mediante galerías con vidrieras ycolumnatas, los treshotelesqueCarlosVhabíaamalgamadoasupalacio;elhoteldelPetit-Muce,conuna balaustrada de encaje que orlaba graciosamente su tejado; el hotel del abad de Saint-Maur, conaspectodefortalezayunapoderosatorreconmatacanes,aspillerasycaponeras;yenlaamplísimapuertasajona, tallado el escudodel obispo entre los dos cuerpos del puente levadizo; el hotel del conde deEtampescuyotorreón,untantoarrumbadoenlapartemáselevada,seasemejabaalacrestaalmenadadeungallo;yaquíyallátresocuatrobienpobladosroblesparecíancomoinmensascoliflores,ylosretozosdeloscisnesenlasaguasclarasdelosestanquesconplieguesdesombraydeluz;ymuchosmáspatiosdelosqueseveíantrozosmagníficos;elhoteldelosleonesconsusojivasbajasapoyadasenpequeñospilaressajones,susrastrillosdehierroysusperpetuosrugidos.Yporencimadetodoesteconjuntosedestacaba la flecha desconchada delAveMaría y a su izquierda la residencia del preboste de París,flanqueada por cuatro torrecillas, primorosamente caladas. En el centro, al fondo, el hotel Saint-Pol

propiamentedicho,consusvariadísimasfachadasysusenriquecimientoscontinuosdesdeCarlosV,consusexcrecenciashíbridasconquelafantasíadelosarquitectoslohabíanrecargadohacíayadossiglos,con todos losábsidesdesuscapillas,con todos lospiñonesdesusgalerías,consusmilveletasa loscuatro vientos y sus dos altas torres contiguas, cuyo tejado cónico, rodeado de almenas en su base,asemejabaaunodeesossombrerospuntiagudosconelalalevantada.

Prosiguiendo laascensiónde losescalonesde loquedesde lejosparecíaunanfiteatrodespuésdesalvarunprofundopasoenlostejadosdelaVillequenoerasinolahuelladelacalleSaint-Antoine,lavista, limitándonossiemprealosmonumentosmásimportantes,sedeteníaenlamansióndeAngulema,vastaconstruccióndevariasépocasendondeseveíanpartesnuevas,muyblancas,quenocasabanmejoren el conjunto que un remiendo rojo sobre un jubón azul. Sin embargo, el tejado, singularmentepuntiagudoyelevadodelpalaciomoderno,erizadodegárgolascinceladasyrematadoconplanchasdeplomo, en donde se revolvían en mil arabescos, fantásticas y deslumbrantes incrustaciones de cobredorado; este tejado curiosamente damasquinado, surgía elevándose con gracia por entre las oscurasruinas del antiguo edificio cuyos vetustos torreones, abombados por el tiempo cual barricas viejashundiéndosesobresímismasyabriéndosedearribaaabajo,parecíangruesosvientresdesabrochados.Pordetrásaparecíaaún,alzándosemajestuoso,elbosquedetorresdelpalaciodeTournelles.Noexisteungolpedevistaentodoelmundo,nienlaAlhambranienChambord,másfantástico,másaéreonimásprodigioso que esta arboleda de torres, campanarios, chimeneas, veletas; de espirales, de linternascaladasqueparecíantalladasacincel;detorrecillasenformadehuso,ydiferentestodasenaltura;algoasícomoungigantescoajedrezdepiedra.

AladerechadelasTournelles,elmanojodeenormestorres,negrascomolatinta,mezclándoseunascon otras y atadas, por decirlo de algúnmodo, por un foso circular; el gran torreón conmuchasmásaspilleras que ventanas; ese puente levadizo siempre levantado y ese rastrillo siempre echado es laBastilla y una especie de picos negros que sobresalen por las almenas y que, de lejos, podríanconfundirsecongárgolas,sonsuscañones.Bajosusbalasdehierro,alpiedelformidableedificio,sevelaPorteSaint-Antoinecomoescondidaentresusdostorres.

MásalládelasTournelles,hastalamuralladeCarlosV,seextendíaconricasparcelasdehierbaydefloresunaalfombradecultivosydeparquesreales,enmediode loscualespodíareconocerse,porsulaberintodeárbolesydeavenidas,elfamosojardínDedalusqueLuisXIhabíaofrecidoaCoictier.ElobservatoriodeldoctorestabaemplazadoencimadelDedaluscomounagruesacolumnaquetuvieraunacasitaporcapital.Eneselugarsehanhechohoróscoposterribles.AllíseencuentrahoylaplazaRoyale.

Comoyahemosdicholazonadelospalaciosdelaqueestamosintentandodarunaideaallector,noinsistiendomásqueencosassomeras,ocupabaelánguloquelamuralladeCarlosVformabaconelSenahaciaeloriente.

ElcentrodelaVille,enlaorilladerecha,loformabanunconglomeradodecasaspopularesadondeibanadesembocarlostrespuentesysabidoesquesobrelospuentesnoseconstruyenpalaciossinomásbiencasas.

Sin embargo, aquel conglomerado de viviendas burguesas, apretujadas como los alvéolos de unacolmena,teníasubelleza,puesavecesexistenenlasciudadestejadostanbelloscomolasolasenelmar.Lascallesentrecruzadasyconfusasseorganizabanenmanzanasdeformasdivertidas,sobretodoentornoaLesHalles,endondeformabanunaespeciedeestrellademilpuntas.LascallesdeSaint-Denisyde

Saint-Martinconsusinnumerablesramificacionessubíanunatrasotracomosisetrataradedosgrandesárboles con sus ramas entremezcladas, y con sus líneas tortuosas iban serpeando por todas partes lascallesdelaPlâtrerie,delaVerrerie,delaTixeranderie…perotambiénpodíanversebonitosedificiosquerompíanlaondulacióndepiedradeaquelmardecasasconpiñón,comoporejemploalaentradadelPont-aux-Changeus, detrás del cual se veía el Sena lleno de espuma por las ruedas del Pont-aux-Meuniers.AllíaparecíaelChâtelet,noyatorreromanacomobajoJulianoelApóstatasinotorrefeudaldelsigloXIIIyhechodepiedratanduraqueelpiconolograbaarrancarentreshoraselespesordeunpuño: aparecía también la rica torre cuadrada de Saint-Jacques-de-la-Boucherie con sus ángulossalpicados de esculturas. Magnífica ya aunque no estuviera acabada en el siglo XV. Le faltabanprimordialmenteesoscuatromonstruosque,aúnhoyasomadosalascuatroesquinasdeltejado,parecenotrastantasesfingesqueplanteanalnuevoParíslosenigmasdelpasado.Rault,suescultor,nolascolocóhasta1526yledieronveintefrancosporsutrabajo;seveíatambiénlaMaison-aux-PiliersquedabaaaquellaplazadeGrève,delaqueyahemosinformadoallector;oSaintGervais,echadaaperdermástardeporunpórticodebuengusto; oSaintMery cuyasviejasojivas eran casi arcosdemediopunto;Saint Jean, proverbial por su espléndida aguja; había aún otra veintena de monumentos que nodesdeñabanmezclarsusmaravillasenaquelcaosdecallesoscuras,estrechasyprofundas;agregadaúnlos cruceros esculpidos en piedra, que se prodigaban en las encrucijadas en mayor número que loscadalsos, y el cementerio de los Inocentes del que destacaba a lo lejos por encima de los tejados suvalladoarquitectural,oelrollodelesHallescuyacúspideasomabaentredoschimeneasdelacalledelaCossonnerie,olaescalinatadelaCroix-du-Trahoirenelcrucedesucalle,siemprellenadegente,olosviejosedificioscircularesdelmercadodeltrigo;otramosdelaantiguamuralladeFelipeAugusto,queasomaban aquí y allá, ahogados entre las casas; torres comidas por la hiedra, puertas desvencijadas,trozosdemuroderrumbadosydeformados; elmuelledelSenacon susmil tiendasy susdesolladerossuciosdesangre;elSena,cargadodebarcosdesdeelPort-au-FoinhastaFort-l'Evéqueyaúnosquedáisconunaimagenhartoconfusadeloqueen1482eraeltrapeciodelaVille.

Conestosdosbarrios,unoderesidenciasyotrodecasas,latercerapartequeofrecíalaVilleensuaspectogeneraleraunalargazonadeabadíasquelaibabordeandoencasitodosuentorno,delevanteaponiente,yquepordetrásdelcinturóndefortificacionesquecerrabaParíslehacíaunsegundocinturóninterior de conventos y capillas. Así, al lado mismo del parque de Tournelles, entre la calle Saint-AntoineylaantiguacalledelTemple,sehallabaSantaCatalina,queextendíasuinmensahuertahastalasmurallasdeParís.EntrelaantiguaylanuevacalledelTemple,estabaelTemple,siniestrohazdetorres,alto, plantadoy aislado enmediodeunvasto cerco amurallado.Entre la calleNeuve-du-Templey lacalledeSaint-Martin,seencontrabalaabadíadeSaint-Martin,enmediodesusjardines;soberbiaiglesiafortificada que, con su recinto de torres y su tiara de campanarios, sólo se veía superada en fuerza yesplendor por Saint-Germain-des-Prés. El recinto de la Trinidad se extendía entre las dos calles deSaint-Martin y Saint-Denis y, finalmente, les Filles-Dieu, entre la calle Saint-Denis y la calle deMontorgueil.Allímismo,allado,sedistinguíanlostejadosmugrientosyelrecinto,sinpavimentar,delacorte de los milagros, que representaba el único círculo profano entre aquella piadosa cadena deconventos.

Finalmente,lacuartapartequesedestacabaporsímismaenlaaglomeracióndetejadosdelaorilladerechay que limitaban el ángulo occidental del recinto y el borde del agua, río abajo, era unnuevo

grupoderesidenciasypalacetesmuyjuntos,alospiesdelLouvre.ElviejoLouvredeFelipeAugusto,inmensaedificaciónconsugrantorrecentral,rodeadadeotrasveintitréstorresimportantessincontarlastorrecillas,sedivisaba,alolejos,engarzadoentrelostejadosgóticosdelaresidenciadeAlençonyelpalacio del Petit-Bourbon. Esta hidra de torres, guardiana gigantesca de París, con sus veinticuatrocabezassiempreerguidas,consusgrupasmonstruosascubiertasdeplomoodepizarra,resplandecientesdereflejosmetálicos,limitabadeformasorprendentelaconfiguracióndelaVillehaciaelponiente.

Todo aquello era un conglomerado inmenso (ínsula lo llamaban los romanos) de casas burguesasflanqueadoaderechaya izquierdapordosbloquesdepalacios,coronadosporelLouvreeluno,yelotropor lasTournelles,bordeadoalnorteporun largocinturóndeabadíasy tierrascultivadasque lavista amalgamaba y confundía en un solo bloque;mil edificios con los tejados de pizarra o de tejas,destacándoseunossobreotrosymostrandocuriosascresterías,conloscampanariostatuados,repujadosyornamentadosdelascuarentaycuatroiglesiasdelaorilladerechayconmilesdecallestransversales.

AsíeralaVillequelimitabadeunladoporunrecintodealtasmurallascontorrescuadradas(lasdelaUniversidaderanredondas)ydelotroporelSenaconsuspuentesysusnumerososbarcos;esoera,debemosrepetir,laVilleenelsigloXV.

Algunos arrabales se agolpaban junto a sus puertas al otro lado de lasmurallas, pero eranmenosnumerososymásdistanciadosquelosdelaUniversidad.Estabanformados,detrásdelaBastilla,porunaveintena de viejas casas, amontonadas en torno a las curiosas esculturas de laCroix-Faubin y de losarbotantesdelaabadíadeSaint-Antoine-des-Champs;másalláPopincourt,perdidoentretrigalesymáslejosaúnlaCourtille,animadopueblecitoconvariastabernas,yelburgodeSaint-Laurentconsuiglesiacuyocampanario,allálejos,parecíaunidoalatorredeSaint-Martin;ytambiénelburgodeSaint-DenisconsuenormerecintodeSaint-Ladre;y laGrange-Batelière,alotro ladode lapuertadeMontmartre,rodeada de murallas blancas y casi con tantas iglesias como molinos, aunque sólo éstos se hanconservadopueslasociedadnopideyamásqueelalimentodelcuerpo.Finalmente,másalládelLouvre,se veía estirarse entre prados, el burgo de Saint-Honoré, bastante importante ya, y se veía tambiénverdearlaPetite-BretagneyextenderseelMarché-aux-Pourceauxencuyocentrosedibujabaredondoelhorriblehornoendondesequemabaalosfalsificadoresdemoneda.EntrelaCourtilleySaint-Laurentlavista había ya observado, en la cima de un otero, reposando sobre llanos desiertos, una especie deedificioquesemejabaalolejosunacolumnataruinosa,erguidasobreunabasesocavada.NoeraningúnPartenónnisiquierauntemplodeJúpiterOlímpico;eraMontfaucon.

Yahora,silaenumeracióndetantosedificios,porelementalquehayamospretendidohacerla,nohapulverizadoenel espíritudel lector la imagengeneraldelviejoParís, intentaremos resumirlaenunaspocaspalabras.

Enelcentro, la isladelaCité,semejanteporsuformaaunaenormetortuga,haciendoresaltarsuspuentesescamadosde tejas, comopatasbajo sugris caparazónde tejados.A la izquierda, el trapeciomonolítico,firme,denso,apretadoyerizadodelaUniversidad.Aladerecha,elampliosemicírculodelaVilleconmuchosmásjardinesymonumentos.

Los tresbloques,Cité,Universidad,Ville, jaspeadosde innumerablescallesy,cruzándolo todo,elSena,elnutricioSena,comolellamaDuBreul,abarrotadodepuentesydebarcos.Todoalrededorunallanurainmensaconmildiferentesremiendosdecultivos,sembradadebellasaldeasyalaizquierdaIssy,Vauvres,Vaugirad,Montrouges,Gentillyconsutorreredondaysutorrecuadrada…etc.,yotrastantasa

laderecha,desdeConflanshastaVille-L'Evêque.Alhorizonteunaorladecolinasdispuestasencírculocomo losbordesdeunestanque…y finalmente,ya lejos también,haciaoriente,Vincennesy sus sietetorres cuadrangulares… conBicétre y sus torrecillas puntiagudas hacia el sur; Saint-Denis y su agujahaciaelNoresteySaint-Cloudysutorreónhaciaeloccidente.EsteeraelParísque,desdeloaltodelastorresdeNuestraSeñora,veíanloscuervosqueallímoraban,en1482.

Es, sin embargo, de estamismaciudaddeParís de la queVoltaire dijoque antes deLuisXIVnoposeíamásquecuatrobellosmonumentos:lacúpuladelaSorbona,elVal-de-Gráce,elLouvremodernoyyanorecuerdoelcuarto;elLuxemburgoquizás.AfortunadamentenoporelloVoltairedejódeescribirCándido y no por ello dejó de tener la sonrisamás diabólica de entre todos los hombres que se hansucedidoenlalargaseriedelahumanidad.Todoestopruebaquesepuedeserungenioynocomprendernadadeunartealquenosepertenece.¿NocreíaMoliérehacergranhonoraRafaelyaMiguelÁngelllamándoles«esosremilgadosdesusiglo»?

Pero volvamos al París del siglo XV, que no era únicamente una bella ciudad; era una ciudadhomogénea,unproductoarquitectónicoahistóricodelaEdadMedia,unacrónicaescritaenpiedra.Eraunaciudadnoformadamásquepordoscapas:lacaparománicaylacapagótica,pueslacaparomanahacía mucho tiempo que había desaparecido, con excepción de las termas de juliano, por dondeatravesabalaespesacortezadelaEdadMedia.Encuantoalacapacéltica,noseencontrabaelmenorvestigionihaciendoexcavaciones.

Cincuenta años después, cuando el Renacimiento vino a mezclar a esta unidad tan severa y sinembargotanvariadaellujodeslumbrantedesusfantasíasydesussistemas,susabusosdemediospuntosromanos,decolumnasgriegasydesusarcosrebajadosgóticos,suesculturatandelicadaytanideal,sugustoparticularporlosarabescosylashojasdeacanto,supaganismoarquitectónicocontemporáneodeLutero,entoncespuedequeParísfueramásbelloperomenosarmoniosoalavistayalpensamiento.Peroaquelmomentoespléndidodurópoco.ElRenacimientonofueimparcial;nosecontentósóloconedificarsinoquequisotambiénderribar,aunquetambiénesverdadqueelRenacimientonecesitabaespacio.Poreso, el París gótico sólo estuvo completo durante un brevísimo espacio de tiempo, pues apenas si seestaba terminando Saint Jacques-de-la-Boucherie cuando se comenzaba ya la demolición del viejoLouvre.

Desde entonces la ciudad ha continuado deformándose día a día y el París gótico bajo el que sehundíaelParís románicohadesaparecido tambiénpero,enestecaso,¿sepuededecirquéParís lehasustituido?

ExisteelParísdeCatalinadeMédicisenlasTullerías[37];eldeEnriqueIIenelAyuntamiento,dosedificiosdegrangusto;elParísdeEnriqueIVenlaplazaRoyale,fachadasdeladrilloconesquinasdepiedra y tejados de pizarra; casas tricolores; el París de Luis XIII en el Val-de-Grâce con unaarquitectura aplastada y rechoncha, con bóvedas en forma de asas de cesto con un no sé qué deabultamientoenlascolumnasydejorobaenlacúpula;elParísdeLuisXIVenlosInválidos,grandioso,ricoydorado,perofrío;eldeLuisXVenSanSulpicio,convolutas, lazosycintasynubesyfideosyescarolas;todoellocinceladoenpiedra;elParísdeLuisXVIenelPanteón,unSanpedrodeRomamalcopiado(eledificiohasidoreducidotorpementeyestohaafeadosuslíneas);elParísdelaRepúblicaenlaescuelademedicina,deundudosogustogrecorromano,quequiere imitaralColiseooalPartenón,comolaconstitucióndelaño111alasleyesdeMinosyqueenarquitecturasellamagustomersidor;el

París deNapoleón en la plazaVendôme, sublime en este caso, con una columna de bronce, hecha decañones;elParísde laRestauraciónen laBolsa,conunacolumnatablanquísimaquesustentaun frisomuyalisado;elconjuntoescuadradoycostóveintemillonesaproximadamente.

A cada unode estosmonumentos característicos va unidopor similitud de gustos, de formas o deactitudes,unadeterminadacantidaddecasas,diseminadaspordiferentesbarriosyqueunojoexpertosabedistinguiryfecharfácilmente.Cuandosesabemirar,noesdifícilencontrarelespíritudeunsigloylafisionomíadeunreyinclusohastaenlosllamadoresdelaspuertas.

ElParís actual carece,pues,de fisonomíageneral; no esmásqueunacolecciónde ejemplaresdevariossiglosdelaquehandesaparecidolosmásbellos.Lacapitalsólocreceencasas;¡yquécasas!Alpasoquevamos,Parísserenovarácadacincuentaaños;poresoelsentidohistóricodesuarquitecturaseva borrando un poco cada día. Losmonumentos son cada díamás raros y parece como si se fueranhundiendopocoapocoabsorbidosporlascasas.ElParísdenuestrospadreseradepiedra,peronuestroshijostendránunParísdeyeso.

EncuantoalosmonumentosmodernosdelParísnuevo,preferiríamosnohablarynoesporquenolosadmiremoscomosemerecen,puestoqueSantaGenovevadeM.SoufflotesenrealidadlamásbellatartadeSaboyahechaenpiedrayelpalaciodelaLegióndeHonorestambiénunamuestraymuydistinguidaderepostería.LacúpuladelmercadodeltrigoesungorrodejockeyinglésagranescalaylastorresdeSanSulpiciosondosenormesclarinetes,yessólounamaneradehablar,ylatorredeltelégraforetorcidaygesticulantepareceungraciosoañadidoasutejado;Saint-RochetieneunpórticosólocomparableporsumagnificenciaaldeSantoTomásdeAquino,asícomouncalvarioenrelieve,enlossótanos,yunsoldemaderadorada.Soncosasverdaderamentemaravillosas.Nohayqueolvidarlalinternadellaberintodel jardín de plantas, realmente ingeniosa.En lo que al Palacio de laBolsa se refiere, griego por sucolumnata, románico por elmedio punto de sus puertas y ventanas y renacentista por su gran bóvedarebajada,setrata,sindudaalguna,deunmonumentocorrectísimoymuypuro,comolopruebaelestarcoronadoporunático,comonoseveíanenAtenas;debellalínearectaygraciosamentecortado,aquíyallá,portubosdeestufa.Agreguemosquesi,porreglageneral,laarquitecturadeunedificioseadaptaasu función de tal manera que su función pueda deducirse del simple aspecto del edificio, nunca noscansaríamos de admirar un edificio que podría ser indistintamente un palacio real, una cámara dediputados, un ayuntamiento, un colegio, un picadero, una academia, un depósito de mercancías, untribunal, un museo, un cuartel, un sepulcro, un templo o un teatro. Mientras tanto es una Bolsa. Unmonumentodeberíaademásadaptarsealclimayésteestáhechoexpresamenteparanuestrocielofríoylluvioso,puestieneuntejadocasideazotea,comoenoriente,loquehacequeeninvierno,cuandonieva,hayaquebarrereltejado;bienesverdadquelostejadossehacenparaserbarridos;yenloquerespectaasudestino,delqueacabamosdehablar, locumplea lasmilmaravillasyesBolsaenFranciacomohubierasidotemploenGreciaaunquebuenamañasehadadoelarquitectoenocultarlaesferadelrelojque habría destruido si no la pureza de líneas de su bella fachada, pero dispone, en cambio, de esahermosacolumnataquerodeaelmonumentoybajolaque,endíasdegransolemnidadreligiosa,puedacircularmajestuosamentelaprocesióndelosagentesdebolsaycorredoresdecomercio.

Todoséstosson,sinduda,soberbiosmonumentos.Añádaseunmontóndebellascalles,graciosasyvariadascomolacalledeRivofiynomecabelamenordudadequeParís,vistodesdeunglobo,puedapresentarundíaesariquezadelíneasoesaopulenciadedetallesyesadiversidaddeaspectosoeseno

séquédegrandiosidadenlasencillezydeinesperadoenlobelloquecaracterizaauntablerodedamas.PeropormuyadmirablequeosparezcaelParísdehoy,rehacedelParísdelsigloXV,reconstruidlo

en vuestro pensamiento, mirad la luz a través de esta sorprendente hilera de agujas, de torres y decampanarios,extendedlamiradaenmediodelainmensaciudad,rompedlaenlaextremidaddelasislas;doblegadalSenabajosuspuentes,consusaguasverdesyamarillasmáscambiantesquelapieldeunaserpiente;recortadclaramenteenelazuldelhorizonteelperfilgóticodeesteviejoParísaimaginadsuentorno flotando entre la bruma invernal, agarrada a sus innumerables chimeneas; sumergidlo en unanoche cerrada y observad el juego fantástico de las luces y las sombras en aquel oscuro laberinto deedificios; iluminadloconunrayodelunaparaqueloperfilevagamenteyparahacersurgirdeentrelanieblalasgrandescabezasdesustorres;obientomaddenuevoesanegrasilueta,ensombrecedlosmilángulos agudos de sus flechas y de los piñones de su casas, y hacedla surgir más dentada que lamandíbuladeuntiburónsobreelcielodecobredelocaso…yluegocomparad.

Ysiqueréisrecibirdelaviejaciudadunaimpresiónquelaciudadmodernanopodríadaros,subidunamañanade fiesta solemne, al amanecer en la fiesta de pascuao enPentecostés, subid a cualquierpuntoelevadodedondepodáisdominarlacapitalenterayasistidaldespertardetodosloscarillonesyved,aunaseñalvenidadelcielo—pueselessolquienlada—cómosusmiliglesiasseestremecenaltiempo;primerosontintineosaisladosquevandeunaiglesiaaotra,comocuandolosmúsicosadviertenquesevaacomenzarydespués,depronto,contemplad,puesparecequeenalgunosmomentoslosoídostenganojostambién,contempladcómoseelevaalmismotiempodecadacampanarioalgoasícomounacolumnaderuidoocomounahumaredadearmonía.Primerolavibracióndecadacolumnasuberecta,puray,porasídecirlo,aisladadelasdemás,haciaelcieloesplendorosodelamañanaydespués,pocoapoco,sefundenacrecentándose,mezclándoseyborrándoseunasenotras;seamalgamanenunmagníficoconcierto.Yaesúnicamenteunamasadevibracionessonoras,desprendidasincesardelosinnumerablescampanarios,quevaflotando,queseondula,quesaltayquegirasobrelaciudadconduciendohastamásalládelhorizonteelcírculoensordecedordesusoscilaciones.

Pero este mar de armonía no es un caos. Por grande y profundo que sea no ha perdido sutransparenciayveréisserpearporél,independiente,cadagrupodenotasqueseescapadecadacarillón;podéisseguirenéleldiálogo,aveceschillónyavecesgrave,delacarracaodelbordónypodéisversaltarlasoctavasdeuncampanarioaotroyverlaslanzarsealadas,ligerasysilbantesdesdelacampanadeplata,ocaerrotasycojasdelacampanademadera;podréisadmirarentreellaslariquísimagamaquesedescuelgayremonta incesantementede lassietecampanasdeSanEustaquio;veréiscorreren todasdireccionesnotasrápidasyclaras,zigzagueandoluminosamenteparadesvanecersecualrelámpagos.AlolejossepercibelavozagriayquebradadelaabadíadeSanMartín;aquílavozsiniestraygruñonadelaBastilla;enelotroextremolasólidatorredelLouvre,consubajoprofundo.Elrealcarillóndelpalaciolanzasincesarentodaslasdireccionestrinosresplandecientessobrelosquecaen,conidénticacadencia,losgravesredoblesdelatorredeNuestraSeñoraqueleshacensacarchispas,comoelyunquebajoelmartillo.Avecespodéisverpasar sonidosde todas las formas,procedentesdel triple campanariodeSaint-Germain-des-Prés,yademásdevezencuandoesteconglomeradoderuidossublimesseentreabreparadarpasoalafugadelAveMaríaqueestallayburbujeacomounpenachodeestrellas.Pordebajo,enlomásprofundodelconcierto,sepuededistinguirconfusamenteelcantointeriordelasiglesiasquetranspiraatravésdelosporosvibrantesdesusbóvedas.Todoestoes,deverdad,unaóperaquemerece

lapenaseroída.NormalmentelosruidosquedeParísseoyenduranteeldía,soncomoelhabladelaciudadyporlanochesonsurespiración,pero,enestecaso,eslaciudadquecanta.Aprestadeloídoaesetuttidecampanarios,desparramadporelconjuntoelmurmullodemediomillóndehombres,laquejaeternadelrío,elalientoinfinitodelviento,elcuartetograveylejanodeloscuatrobosques,emplazadosenlascolinasdelhorizontecualinmensascajasdeórgano;eliminadcomoenunamediatintatodoloqueelcarillóntengadeexcesivamenteagudoybajoydecidsihabéisvistouoídoenelmundoalgotanrico,tanalegre, tandorado,tandeslumbrantecomoestetumultuosorepiquedecampanas,comoeseardientebrasero de música, como esas diez mil voces de bronce cantando juntas en flautas de piedra detrescientos pies de altura, como esa ciudad que es una orquesta toda ella, o como esa sinfoníacomparablealruidodelatempestad.

LIBROCUARTO

ILasalmaspiadosas

DieciséisañosantesdeltiempoenquetranscurreestahistoriayenunahermosamañanadedomingodeQuasimodo,unacriaturitahabíasidoabandonada,despuésdelamisa,enlaiglesiadeNuestraSeñora,enuna tarima, juntoalpórtico,amano izquierda, frentea lagran imagendeSanCristóbal, aquien laestatua esculpida en piedra del caballero Antonio des Essarts contemplaba, arrodillado desde 1413,hastaquealguiensedecidióaderribaralsantoyalcaballero.Eracostumbrecolocarenesatarimaalosniñosabandonadosyallíquedabanexpuestosalacaridadpública.

Aquella especie de ser vivo echado sobre aquella tarima en lamañanadeQuasimodo del año degracia de 1467 parecía excitar en muy alto grado la curiosidad de un grupo considerable de gente,agolpadoalrededor.Elgrupoestabaformadoenbuenaparteporpersonasdelbellosexo,aunquetodaseran,másbien,mujeresmayores.

Enprimerafila,ymásinclinadassobrelatarima,sedistinguíancuatro,conunaespeciedesotanaycapuchóngris,quepodíanmuybienperteneceraalgunapiadosacofradía;noveoporquélahistorianohadetransmitiralaposteridadlosnombresdeestascuatrodiscretasyvenerablesseñoras;eranAgnèslaHerme,JehannedelaTarme,HenriettelaGaultièreyGauchèrelaViolette,viudastodasellasycofradesde la capilla Éttienne-Haudry, salidas de la casa con permiso de la superiora, según los estatutos dePierred'Aillyparaoírelsermón.

Pero,sibienestashospitalariasmujeresdeÉttienne-HaudryobservabandemomentolasnormasdePierred'Ailly,violabanalegrementelasdeMicheldeBracheydelCardenaldePisaqueprescribíanuninhumanosilencio.

—¿Qué es eso, hermana?—decíaAgnès aGauchère, observando a la criaturita allí expuesta quellorabayseretorcíaasustadadetantasmiradas.

—Pero,¿adóndevamosallegar—decíaJohanne—siesasícomohacenalosniñosdeahora?—Entiendopocodeniños—añadíaAgnès—,perocreoquedebeserpecadoelmiraraéste.—Peroesquenoesunniño,Agnès.—Esunmonofallido—observabaGauchère.—Esunmilagro—comentóHenriettelaGaultière.—Peroesqueeseltercero—insistíaAgnès—,desdeeldomingodelaetare,pueshacetansóloocho

díasquetuvimoselmilagrodelqueseburlabadelosperegrinosyquefuecastigadoporNuestraSeñoradeAubervilliersyerayaelsegundodelmes.

—Esunverdaderomonstruoabominableestesupuestoniñoabandonado—añadióJehanne.—Sedesgañitacomoparadejarsordoaunchantre—decíaGauchère—.¡Cállateya,chillón!—¡YpensarqueeselseñordeReimsquienenvíaestamonstruosidadalseñordeParís!—añadióla

Gaultièrejuntandolasmanos.—Debeserunabestia,unanimal—decíaAgnèslaHerme—,elproductodeunjudíoconunacerda.

Algoquenoescristianoyqueporlotantohayquearrojaralaguaoalfuego.—Supongoquenadiequerráadoptarle—opinabalaGaultière.—¡Ahno,Diosmío!—exclamóAgnès—.¡Pobresnodrizasdeniñosabandonados;esasquevivenen

lacallequedaalrío,juntoalaresidenciadelobispo!¡Tenerqueamamantaraestepequeñomonstruo!¡Preferiríadardemamaraunvampiro!

—¡QuéingenuaesestapobrelaHerme!—añadíaJehanne—.¿Noosdaiscuenta,hermana,queestemonstruitonotienemenosdecuatroañosyqueleapeteceríamásunasadoquevuestropecho?

Enefecto, no erayaun reciénnacidoaquelmonstruito (nos costaríamuchoencontrarotronombrepara él). Era unamasa angulosa y enmovimiento envuelto en un saco de tela con lamarca demicerGuillaumeChartier,obispodeParíspor entonces,ydelquenadamásasomaba la cabeza;unacabezadeformeenlaqueúnicamenteseveíaunbosquedecabellosrojos,unojo,labocaylosdientes.Elojolloraba, la boca chillaba y se diría que los dientes estaban prestos para morder. Aquel conjunto sedebatía en el saco, ante el asombro del gentío cada vez más numeroso que se iba renovandocontinuamente.

DoñaAloïsedeGondelaurier,señoranobleyricaquellevabadelamanoaunapreciosaniñadeunosseisañosyque llevabaun largoveloprendidodelcucuruchodoradodesu tocado,sedetuvoalpasarantelatarimaparaobservarunmomentoaladesgraciadacriaturamientrassulindaniñaFlordeLysdeGondelaurier,vestidadesedayterciopelo,deletreaba,indicándoloconsudedito,elletreroclavadoenlamaderadelatarima:«NiñosExpósitos».

—Realmente—dijoladama,retirándosedisgustada—,yocreíqueaquísóloseexponíanniños—ydiomediavueltaalavezqueechabaenelplatounfloríndeplataquetintineóentrelasdemásmonedasatrayendotodaslasmiradasdelaspobresbeatasdelacapillaÉtienne-André.

MomentosmástardeelgraveyletradoRobertMistricolle,protonotariodelrey,pasóporallíconunenormemisalbajounbrazoyapoyadaenelotrosumujer(DoñaGuillemettelaMainesse),llevandoasí,aamboslados,susdosreguladores,elespiritualyeltemporal.

—¡Unniñoexpósito!—dijodespuésdeexaminarelobjeto—;seguroquelohanencontradojuntoalmurodelríoFlageto.

—Sóloseleveunojo—observólaseñoraGuillemette—;enelotrotieneunaverruga.—Noesunaverruga—contestómaeseRobertMistricolle—;setratadeunhuevoqueencierradentro

otrodemoniocomoél,que,asuveztieneotrohuevomáspequeño,quecontiene,asuvez,otrodiabloyasísucesivamente.

—¿Ycómosabéiseso?—lepreguntóGuillemette.—Losépertinentemente—afirmóelprotonotario.—Señorprotonotario—preguntóGauchère—,¿quépronósticohacéisdeesteniñoabandonado?—Elmásdesgraciadodetodos—respondióMistricolle.—¡Ay,Diosmío!—dijounaviejadeentreelauditorio—.¡Conlaterriblepestequehemospadecido

elañopasadoyqueademássedicequelosinglesesvanadesembarcarenHarefleu!—Y,alomejor,vaaimpedirquelareinavengaaParísenelmesdeseptiembre—dijootra—.¡El

comerciomarchayatanmal!—Soydelaopinión—intervinoJehannedelaTarme—queseríamejorcolocaraestebrujoenun

hazdeleñaqueenestatarima.—¡Eso,eso!Enunhazdeleñaardiendo—añadiólavieja.—Eso sería lomás prudente—sentencióMistricolle.Hacía cierto tiempo que un joven sacerdote

escuchabaloscomentariosdeaquellasmujeresylassentenciasdelprotonotario.Teníaunaspectograve,

frenteanchaymiradaprofunda;apartósilenciosamentea loscuriososy,examinandoalpequeñobrujo,extendiósumanosobreél.Yaerahora,puestodasaquellasbeatasserelamíanimaginandoaquelbonitohazdeleñaardiendo.

—Adopto a este niño—dijo el sacerdote y arropándole con su sotana se lo llevó, ante lamiradaasombradadelagente,ydesaparecióinstantesmástardeporlaPorte-Rougequedabaaccesoalclaustrodesdelaiglesia.

Pasadalaprimerasorpresa,JehannedelaTarmedijoaloídodelaGaultière:—Yaoshabíadicho,hermana,queestejovencura,ClaudeFrollo,esunbrujo.

IIClaudeFrollo

Claude Frollo no era, en efecto, un personaje vulgar; pertenecía a una de esas familias que en ellenguajeimpertinentedelsiglopasadosellamabanindistintamentealtaburguesíaopequeñanobleza.SufamiliahabíaheredadodeloshermanosPacletelfeudodeTirechappe,quedependíadelobispodeParís;veintiuna de las casas de esta heredad habían sido objeto en el siglo XVI demuchos pleitos. Comoposeedordelmismo,ClaudeFrolloeraunodelosveintiochoseñoresconpretensionesaesefeudosobreParísysusarrabalesydurantemuchotiempohapodidoversesunombre,inscritoencalidaddetal,entreelhoteldeTancarville,pertenecientealseñorFrançoisleRez,yelColegiodeTours,enelcartulariodeSaint-Martin-des-Champs.

Suspadreslehabíanyadestinadodesdeniñoalestadoeclesiásticoyatalfinselehabíaenseñadoaleerenlatínyabajarlosojosyahablarenvozbajasiendoaúnmuyniño;supadrelehabíainternadoenelcolegiodeTorchi,enlaUniversidadyallíhabíacrecidoentremisalesylexicones.

Era,porlodemás,unniñotriste,graveyserioqueestudiabacongranentusiasmoyqueaprendíamuyrápido; no alborotaba excesivamente en los recreos y participaba rara vez en los jaleos de la calleFouarre;nosabía,pues,loqueeradarealapasetcapilloslaniare[38]ynohabíatenidolamásmínimarelaciónconlasrevueltasymanifestacionesde1463quesemencionanenlosanalesbajoelepígrafede:«SextodisturbiodelaUniversidad».NoseburlabacasinuncadelospobresestudiantesdeMontagu,porsuscappetes,dedondelesveníaelnombre,nidelosbecadosdelcolegiodeDormans,porsutonsurarapadaysusobretododetrespiezasdepañoazul,verdeymorado,azurinicoloretbrunicomorezaeldocumento del cardenal de las Cuatro Coronas. Era asiduo visitante, en cambio, de las grandes ypequeñasescuelasdelacalleJean-de-Beauvais.ElprimerestudiantequeelabaddeSaint-Pierre-du-ValveíasiemprealcomenzarlalecturadelderechocanónicoeraClaudeFrollo;siempreestabaallí,frentealacátedra,juntoaunpilardelaescuelaSaint-Vendregesile,consutinterodecuerno,mordisqueandosupluma,escribiendoensusrodillerasgastadasysoplándoselosdedoseninvierno.Elprimeralumnoqueeldoctorendecretales,micerMilesd'Isliers,veíallegarcadalunesporlamañana,sofocado,alabrirselaspuertasdelaescueladelChef-Saint-Denis,eraClaudeFrollo.Portodoello,asusdieciséisaños,eljovenestudiantehabríapodidoenfrentarseenteologíamísticaaunpadredelaIglesia,aunpadredelosconciliosenteologíacanónicayenteologíaescolásticaaundoctordelaSorbona.

Superadalateología,sehabíadedicadocongranímpetualestudiodelasdecretalesyasídelMaitredesSentenceshabíapasadoaLascapitularerdeCarlomagnoysucesivamente,ensuapetitodesaber,había idodevorandodecretales trasdecretales, lasdeTeodoro, obispodeHispalia; lasdeBouchard,obispodeWorms;lasdeYves,obispodeChartresy,mástarde,eldecretodeGracianoquesiguióalasCapitularesdeCarlomagnoy la compilacióndeGregorio IXy así hasta la epístolaSuperspecula deHonorioIII.Llegóaverclaroysefamiliarizóconlosestudioslargosyprofundosdelderechocivilydelderechocanónicoenfrentadosenelcaosde laEdadMedia,períodoqueabreelobispoTeodoroenel618ycierra,en1227,elpapaGregorio.

Digeridas las decretales, se lanzó a los estudios de medicina y de las artes liberales; estudió lacienciadelashierbasydelosungüentosysehizoexpertoenfiebresyencontusiones,enheridasyen

abscesos.Elmismo Jacquesd'Espars lohabría aceptadocomomédico físicoyRichardHellain comomédicocirujano.

Superóigualmentetodoslosgradosdelicenciatura,tesisydoctoradoenartes.Estudiólatín,griego,hebreoytriplesantuario,muyraroenaquellaépoca;ledominabaunaauténticafiebredeconocimientosyteníaunenormeempeñoenatesorarciencia.

A los dieciocho años había ya pasado las cuatro facultades y estaba convencido de que el únicoobjetivodeestavidaeraelsaber.

Fueporaquel entoncescuando losexcesivoscaloresdelveranode1466provocaronaquellagranpestequesellevóamásdecuarentamilcriaturasenelvizcondadodeParís,entrelosquehayquecontar,diceJeandeTroyes,a«maeseArnoul,astrólogodelrey,queeraunhombredebien,conocedorymuyagradable». Había corrido el rumor por la Universidad de que la calle Tirechappe había sidoparticularmentedevastadaporlaenfermedad,yeraallíprecisamenteendonderesidían,ensufeudo,lospadresdeClaude.Acudióalarmadoeljovenestudiantealacasapaternayseencontróconquelosdoshabían muerto la víspera. Un hermanito que tenía, todavía de pañales, vivía aún y estaba llorandoabandonado en su cuna. Era la única familia que le quedaba, así que cogió al niño en brazos y saliócabizbajoypensativopueshastaentoncessólohabíavividoinmersoenlacienciayenadelantetendríaqueocuparsedelavida.

Esta catástrofe provocó una profunda crisis en la existencia deClaude; huérfano, hermanomayor,cabeza de familia a los diecinueve años, se sintió muy bruscamente arrancado de sus fantasías deestudiante a la realidad de la vida. Entonces, lleno de piedad, se consagró apasionadamente a suhermano;circunstanciaextrañaydulceestadelosafectoshumanitariosenalguienque,comoél,sólosehabíahastaentoncespreocupadoporloslibros.

Aquelafectosedesarrollódeunamanerasingulary,portratarsedeunalmanueva,fuecasicomounprimeramor.Separadodesdelainfanciadesuspadres,aquienesapenassihabíaconocido,enclaustrado,emparedadocasientresuslibros,ávidosobretododeestudiarydeaprender,pendientehastaentoncesdesu inteligencia, que se dilataba con los conocimientos y atento a su imaginación que crecía con laslecturas,elpobreestudiantenohabíatenidotiempodesentirsucorazónyasí,esehermanitosinpadrenimadre,eseniñocaídobruscamentedelcieloensusbrazos,hizodeélunhombrenuevo.SediocuentadequeexistíaenelmundoalgomásquelasespeculacionesdelaSorbonaylospoemasdeHomero;dequeelhombrenecesitaafectos,dequelavidasinternuraysinamoresunengranajesecoychirrianteyllegóafigurarse,sóloafigurarse,puesestabaaúnenesaedadenlaquelasilusionessólosonreemplazadasporotrasilusiones,quelosvínculosdelasangreydelafamiliaeranlosúnicosindispensablesyqueunhermanitobastabaparacolmartodaunavida.

Seentregó,pues, al amorde supequeñoJehancon lapasióndeuncaráctermaduroya,ardienteyconcentrado;aquellafrágilcriatura,bonita,rubia,sonrosadaydecabellosrizados,aquelhuerfanitosinmás apoyoque el deotrohuérfano le conmovióhasta el fondode sus entrañasy, acostumbrado comoestabaapensar,reflexionómuchoacercadeJehanyconuncariñoinfinito.Seocupódeélcomodealgomuyfrágilydegranvalor;fue,enfin,paraelniñomuchomásqueunhermano;seconvirtióenunamadreparaél.

ComoJehaneraaúnniñodepechocuandoperdióasumadre,Claudetuvoquebuscarleunanodriza.AdemásdelaheredaddeTirechappe,habíarecibidotambiéndesupadreladelMolino,quedependíade

la torre cuadrada de Gentilly; se trataba de un molino sobre un altozano, próximo al castillo deWinchestre (Bicétre) del que se ocupaba unamolinera que amamantaba a un hermoso niño; no estabademasiadoalejadodelaUniversidadyelmismoClaudelellevóalpequeñoJehan.

Desdeentonces,comprendiendoquesehabíaechadounapesadacarga,tomólavidamuyenserio;elpensamiento de su hermanito se convirtió para él no sólo en distracción sino en el objetivo de susestudiosydecidióconsagrarseporenteroaunfuturodelquetendríaqueresponderanteDiosyresolviónotenermásesposanimáshijoquelafelicidadylafortunadesuhermanoyseafirmó,pues,másquenuncaensuvocaciónreligiosa.Susméritos,suciencia,sucualidaddevasalloinmediatodelobispodeParís, leabríandeparenpar laspuertasde la Iglesia.A losveinteaños,pordispensaespecialde laSantaSede,yaeracuray teníaasucargo,comoelmás jovende loscapellanesdeNuestraSeñoraelaltar,llamadoenrazóndelamisatardíaqueenélsedecía,altarepigrorum[39].

Allí,sumidomásquenuncaensusqueridoslibrosquesolamentedejabaparaacercarseduranteunahoraalaheredaddelMolino,aquellamezcladesabiduríaydeausteridad,tanraraasuedad,lehabíagranjeadomuyprontoelrespetoylaadmiracióndelclaustro.Desdeelclaustro,sufamadesabiohabíatrascendido al pueblo, que empezaba ya a considerarle un poco, cosa harto frecuente entonces, comobrujo.

FueeldíadeQuasimodo,enelmomentoenquevolvíadedecir lamisadeperezososensualtar,situadoalladodelapuertadelcoroquedabaalanave,aladerecha,ymuypróximoalaVirgen,cuandosefijóenelgrupodeviejas,quemurmurabanentornoalatarimadelosniñosabandonados.

Fue entonces cuando se aproximó a la desgraciada criatura tan odiada y tan amenazada. Sudesamparo,sudeformidad,suabandono,elrecuerdodesuhermano,laideaquelevinorepentinamenteasuespíritudeque,siélmoría,suqueridoJehanpodríatambiénencontrarsemiserablementeenaquellatarima de los niños abandonados; todo ello, agolpado a la vez en el corazón, le provocó una grancompasiónyfueentoncescuandocogióalniñoyselollevó.

Cuandosacóalniñodesuenvoltorioloencontrómuydeforme,enefecto;elpobrediablejoteníaunaverruga en el ojo izquierdo, la cabeza casi unida directamente a los hombros, la columna vertebralcombada,salienteelesternónylaspiernasarqueadas.Asíytodotraslucíavitalidady,aunqueresultaraimposible el saber en qué lengua balbucía, sus gritos demostraban fuerza y salud. La compasión deClaudeseacrecentóalcomprobaraquellasdeformidadesyprometióenloíntimodesucorazóneducaraaquelniñoporamorasuhermanoafindeque,cualesquieraquefueranlasfaltasquesuhermanoJehanpudiera cometer, tuviera en su favor aquella obra de caridad hecha a su intención. Era como unainversióndebuenasobras realizadaanombrede su jovenhermano; eraunpequeñocaudaldebuenosactosquedeseabareunirleporadelantadoparaelcasoenqueundíaaquelmuchachetecarecieradeesamoneda,queeslaúnicaadmitidaparaelpagodelviajealparaíso.

BautizóasuhijoadoptivoylellamóQuasimodo,bienporcoincidirconeldíaenqueloencontróobien para definir con ese nombre hasta qué punto la pobre criatura aparecía incompleta y apenasesbozadapues,enefecto,Quasimodo,tuerto,jorobadoypatizamboapenassieraun«másomenos»[40].

IIIInmanispecoriscustos,inmanioripse[41]

Era el año 1482 y para entonces Quasimodo había crecido y desde hacía ya varios años era elcampanerodeNuestraSeñora,graciasasupadreadoptivo,ClaudeFrollo,que,asuvez,habíallegadoaarchidiáconodeJosas,graciasasusuperiormicerLuisdeBeaumocit,arzobispodeParísen1472,alamuertedeGuillaumeChartier,graciasasupatrón,OlivierleDaim,barberodelreyLuisXI,porlagraciadeDios.

Quasimodoera,pues,carillonerodeNuestraSeñora.Coneltiemposehabíaformadounaespeciedeintimidadentreelcampaneroylaiglesia.Separado

parasiempredelmundoporladoblefatalidaddesunacimientodesconocidoydesunaturalezadeforme,aprisionado desde la infancia en aquel doble cerco infranqueable, el pobre desgraciado se habíaacostumbradoanovernadaenestemundomásalládeaquellosmurosreligiososquelehabíanacogidobajo su sombra. Nuestra Señora había sido sucesivamente para él, a medida que iba creciendo ydesarrollándose,elhuevo,elnido,lacasa,lapatria,eluniverso.

Esverdadque existía una especie de armoníamisteriosapreexistente ya entreQuasimodoy aqueledificio.Cuando,desdemuyniñoaún,searrastrabatorpementeyconmuchomiedobajolastinieblasdesus bóvedas, se asemejaba, con su cara humanay su constitución animal, al reptil natural de aquellaslosashúmedasyoscurassobrelasquelasombradeloscapitelesrománicosproyectabaformasextrañas.

Más tarde, cuando maquinalmente se colgó por primera vez de la cuerda de las torres y quedósuspendido de ella haciendo sonar la campana, le pareció a Claude, su padre adoptivo, que aquelloprovocabaenQuasimodolasreaccionesdeunniñocuandosesueltaahablar.

Y así fue como, poco a poco, desarrollándose siempre en el sentido de la catedral y viviendo ydurmiendoenellaynosaliendocasinuncadeallíyaguantandonocheydíasupresiónmisteriosa,llegóaparecérseletanto,aincrustarsedetalformaenellaquecasiformabayaparteintegrantedeledificio.Susángulossalientesseempotraban,sisenospermitelaimagen,enlosángulosentrantesdeledificioyasíparecía no sólo su habitante sino su contenidomás natural; hasta podría decirse que había tomado sumismaforma,comouncaracoltomalaformadelaconchaqueloenvuelve;erasumorada,suagujero,suenvoltura.Existíaentreélysuviejaiglesiaunasimpatíainstintivamuyhonda;existíantantasafinidadesmagnéticas,tantasafinidadesmateriales,que,enciertomodo,estabatanunidoaellacomounatortugaasuconcha,ylarugosacatedralerasucaparazón.

Claroquenoesnecesarioprevenirallectorparaquenotomealpiedelaletralasfigurasliterariasque nos vemos obligados a emplear aquí para poder expresar el acoplamiento singular, simétrico,inmediato,consustancial,casideunhombreyunedificio.Igualmente,inútilesdecirhastaquépuntosehabíafamiliarizadocon lacatedralenunacohabitación tan íntimay tanprolongada;aquellamorada leerapropia;nohabíarecovecoqueQuasimodonoconociera,nialturaquenohubieraescaladoymásdeunavezhabíatrepadoporvariospisosdelafachadaagarrándosetansóloalasasperezas,alossalientesdelasesculturas.Lastorres,porcuyasuperficieexteriorseleveíatreparcomounlagartoquesedeslizaporunmuro,aquellasdosgigantesgemelas,tanaltas,tanamenazadoras,tantemibles,noleprovocabanni vértigo, ni aturdimiento, ni estremecimiento alguno; se diría incluso, al ver la facilidad con la que

escalaba,alverlasuavidadconlaqueaellasseagarraba,quelasteníaamaestradas.Afuerzadetrepar,desaltar,de lanzarseporentre loshuecosabismalesde lagigantescacatedral, sehabíaconvertidoenciertomodoenmonooengacelacomolosniñoscalabresesqueaprendenanadarantesdeandaryquejueganya,desdemuyniños,conelmar.

Ademásdabalaimpresióndequenosóloerasucuerpoelquesehabíaamoldadoalacatedral,sinotambiénsuespíritu,peroresultaríamuydifícildeterminarenquéestadoseencontrabaaquelalma,quépliegues había adquirido, qué forma había adoptado bajo aquella envoltura nudosa, en aquella vidasalvaje,puesQuasimodohabíanacidoyatuerto,jorobadoycojoyfue,graciasaunagrandedicaciónyauna inmensapaciencia,comoClaudeFrolloconsiguióenseñarleahablar.Perounagravefatalidad ibaunidaalpobreniñoabandonado:campanerodeNuestraSeñoraaloscatorceaños,unnuevodefectovinoacompletarsuperfección;lascampanaslehabíanrotoeltímpanoysehabíaquedadosordoyasílaúnicapuertadecomunicaciónconelmundoquelehabíasidoconcedidaporlanaturalezaselehabíacerradobruscamenteparasiempre;yalcerrarse,seinterceptóelúnicorayodeluzydealegríaquehabríapodidoaúniluminarelalmadeQuasimodo.Sualmaseabismóenunanocheprofundaylamelancolíadeaqueldesgraciadosehizoincurableytotalcomosudeformidad.Hayquedecirtambiénquesusorderalehizo,dealgunamanera,mudo,pues,paranosercausadeburlaenlosdemás,tanprontocomoseviosordosesumiódecididamenteenunsilencioquenorompíaapenas,salvoalgunavez,cuandoseencontrabasolo.AtóvoluntariamenteaquellalenguaquetantosesfuerzoshabíasupuestoaClaudeFrolloeldesatar.Estosuponíaque,cuandolanecesidadleobligabaahablar,sulenguaseencontraraentumecida,torpe,comounapuertaconlosgoznesoxidados.

Si ahora intentásemospenetrar enel almadeQuasimodoa travésdeesacortezaespesaydura; sipudiésemossondarlasprofundidadesdeaquelorganismocontrahecho,sinosfuesedadomirarconunaantorcha tras esos órganos sin transparencia, explorar el interior tenebroso de aquella criatura opaca,iluminarsusrinconesoscuros,suscallejonesabsurdosylanzarunfulguranterayodeluzsobresupsique,encadenada en el fondo de aquel antro, la hallaríamos sin duda en alguna actitud desgraciada,empobrecida,encogidayraquíticacomoaaquellosprisionerosdelosplomosdeVeneciaqueenvejecíantotalmenteencorvadosenuncuchitrildepiedrademasiadobajoydemasiadoestrecho.

EsciertoqueelespírituseatrofiaenuncuerpodeformeyasíQuasimodoapenassisentíamoverseciegamente dentro de él un alma creada a imagen suya. Las impresiones de los objetos sufrían unarefracciónconsiderableantesdellegarhastasupensamiento.Sucerebroeraunmediomuyespecial:lasideasqueloatravesabansalíandeélmuytergiversadas,pueslareflexiónqueprocedíadeestarefraccióneranecesariamentedivergenteydesviada.

De ahí las mil ilusiones ópticas, las mil aberraciones de juicio, las mil desviaciones por dondedivagabasupensamiento,unasvecesalocadoyotrasidiotizado.

Elprimerefectodeesafatalorganizaciónconsistíaenladeformacióndelasimágenesatravésdesuvista pues sus percepciones inmediatas eran escasas; el mundo exterior se le presentaba mucho másalejadoqueanosotros.

Elsegundoefectodesudesgraciaeraelhacerlemalo.Eramaloenefectoporqueerasalvajeyerasalvajeporqueera repulsivo.Existíauna lógicaensu

naturaleza,comoenlanuestra.Sufuerza,desarrolladaextraordinariamenteañadíaunpuntomásasumaldad.Maluspuerrobustus,

dice Hobbes. Sin embargo, hay que hacerle justicia en algún aspecto ya que su maldad no eraseguramenteinnataenél.Yadesdesusprimeroscontactosconloshombres,sehabíasentidoyluegovistoabucheado,insultado,rechazado.Laspalabrashumanassiempreeranparaélcríticaoburlay,alcrecer,sóloodiohabíavistohaciaél.Ytambiénéllocogió;habíacontraídoelmalgeneral;habíarecogidoelarmaconquelehabíanherido.

Después de todo, sólo de mala gana volvía su rostro hacia los hombres; con su catedral teníabastante.Estabapobladadefigurasdemármol,reyes,santos,obisposquealmenosnosereíandeélensus narices y sólo tenían para él una mirada tranquila y benévola. Las demás estatuas, las de losmonstruosydemonios,nosentíanodiohaciaél,haciaQuasimodo.Selesparecíademasiadoparaello.Eramásbiende losotroshombresdequienseburlaban.Lossantoseransusamigosy lebendecíanytambiéneranamigossuyoslosmonstruosyleguardaban;poresosedesahogabalargosratosconellos;poreso,avecespasabahorasenteras,encuclillas,anteunadeesasestatuas,charlandosolitariamenteconellay,sialguienaparecíaentonces,seescapabacomounamantesorprendidodandounaserenata.

Lacatedral eraparaélno solamente sucompañía sino sumundo, eluniversoentero, lanaturalezatoda.No soñaba conmás árboles que las vidrieras siempre en flor, ni conmás sombra que la de losfollajes de piedra que surgían llenos de pájaros en la enramada de los capiteles sajones, ni conmásmontañasquelascolosalestorresdelaiglesia,niconmásocéanosqueeldeParíssusurrandoasuspies.

Lo que amaba sobre todo en su edificiomaterno, lo que despertaba su alma y le hacía abrir susdébilesalas,replegadasmíseramenteensucaverna,loqueaveceslehacíafelizeranlascampanas.Lasquería, lasacariciaba, leshablaba, lascomprendía.Desdeel carillónde laagujadel crucerohasta lagrancampanadelpórticoatodaslasqueríacongranternura.Elcampanariodelcrucero,lasdostorreseranparaélcomotresenormesjaulas,cuyospájaros,criadosporél,sóloparaélcantaban.Sinembargo,eranlasquelehabíanvueltosordo,perolasmadresquierenconfrecuenciamásaaquelhijoquemásleshacesufrir.

Tambiénesciertoquesuvozeralaúnicaqueélpodíaoíryenesteaspectolagrancampanaerasupredilecta;eralaquepreferíadeentreaquellafamiliadejóvenesruidosasquesezarandeabanentornoaéllosdíasdefiesta.ÉllallamabaMaríayestabasolaenlatorremeridionalconsuhermanaJacqueline,máspequeñaqueellayencerradaenunajaulamenosgrandealladodelasuya.LallamabanJacquelineporelnombrede lamujerdeJeandeMontagu,que ladonóa la iglesia,hechoestequeno le impidiófigurar,descabezado,enMontfaucon.Enlasegundatorrehabíaotrasseiscampanasyfinalmentelasseismáspequeñasvivíanenelcampanario,sobreelcrucero,conlacampanademaderaqueúnicamentesetocaba desde la tarde del juevesSanto hasta lamañanade la vigilia dePascua.Quasimododisponía,pues,dequincecampanasensuharén,perosufavoritaeralagranMaría.

Sería difícil hacerse una idea de su alegría en los días de gran repique; tan pronto como elarchidiácono le soltabadiciéndole: «¡Anda!», él subíapor la escalerade caracol del campanario conmayorrapidezquelaqueotrostienenbajando.Entrabajadeanteenlacámaraaéreadelagrancampanayla miraba unos momentos con recogimiento y amor y luego, dirigiéndole dulcemente la palabra, laacariciabaconlamanocomoaunbuencaballoantesdeunacarreraylacompadecíaporeltrabajoqueibaallevaracabo.Luegodeestasprimerascaricias,gritabaasusayudantes,situadosenelpisoinferiordelatorre,paraquecomenzaran.Éstossecolgabandeloscables;elcabrestanterechinabaylaenormecápsulademetalempezabaamoverselentamente.Quasimodo,palpitante,laibasiguiendoconlamirada.

ElprimergolpedelbadajocontralapareddebroncehacíatemblartodoelandamiajealqueQuasimodoestabasubidoyélvibrabaconlacampana.«¡Venga!»,gritabaentreenormescarcajadas.Elmovimientodelbordónseacelerabayamedidaquealcanzabaunángulomásabierto,elojodeQuasimodoseabríatambiéncadavezmásfosforescenteyllameante.Empezabaporfinelgranrepiqueteoytodalatorreseponía a temblar, con sus andamiajes, plomos, sillares, rugiendo todo a la vez desde la base de loscimientoshastalosadornosdelascresterías.Quasimodoentonceshervíahastaecharespuma;ibayveníaytemblabaconlatorredepiesacabeza.Lacampana,lanzadayayfuriosa,mostrabaalternativamentealasdosfachadasdelatorresusfaucesdebronce,dedondesurgíaaqueltruenodetempestadquepodíaoírseacuatroleguas.Quasimodosecolocabaanteaquellasfaucesabiertas,seagachabayselevantabasegúnelritmodelacampana,respirabasualientopoderoso,mirandoalternativamentealaplazaquesemovíaalláabajo,adoscientosmetrosbajosuspies,yalaenormelenguadecobrequedesegundoensegundoveníaarugirensusoídos.Eralaúnicapalabraqueélpodíaoír,elúnicosonidocapazdeturbarenélelsilenciouniversal;yseesponjabacomounpájaroalsol.Deprontoelfrenesídelacampanaseapoderabadeélysumiradasetransformaba;esperabaelpasodelbordón,comounaarañaesperaalamosca y se lanzaba bruscamente contra él a cuerpo descubierto y entonces, colgado sobre el abismo,lanzadoconelbalanceoformidabledelacampana,seagarrabaalmonstruodebronceporlasorejuelas,looprimíaconsusdosrodillas,loespoleabaconsusdostalonesyredoblaba,contodoelchoqueytodoelpesodesucuerpo,lafuriadelvolteo.

La torre se estremecía y entonces él chillaba y hacía rechinar los dientes; sus cabellos rojizos seerizaban,supechohacíaelruidodelfuelledeunafragua,suojoseinflamabaylacampanamonstruosarelinchabajadeantebajosupesoyentoncesyanoeraelbordóndeNuestraSeñoraniQuasimodo,sinomásbienunsueño,unturbillónounatempestad;elvértigocabalgandosobreelruido;unespíritusobreunagrupavoladora;unextrañocentauro,mitadhombre,mitadcampana;unaespeciedeAstolfohorrible,llevadoenunprodigiosohipogrifodebronce.Lapresenciadeesteserextraordinariohacíacircularporlacatedralcomounsoplodevida.Parecíacomosi sedesprendiesedeélenopiniónalmenosde lassupersticiones siempreexageradasde lagente,unaemanaciónmisteriosaquevitalizara laspiedrasdeNuestraSeñorayquehicierapalpitarlasentrañasprofundasdelaviejaiglesia.

Bastabaconsaberqueseencontrabaenellaparaimaginarsecómocobrabanvidaysemovíanlasmilestatuas de los pórticos y de las galerías. En realidad la catedral parecía una criatura que, dócil yobediente bajo su mano, esperara sus deseos para elevar su gruesa voz, o que estuviese poseída ainsufladadeQuasimodocomodeungeniofamiliaryhastasehabríapodidocreerqueélhacíarespirarelinmensoedificio, pues, en efecto, estaba en todas suspartes, semultiplicabapor todos lospuntosdelmonumento.Aveces seveía conespanto, en lomáselevadodeunade sus torres, auncuriosoenanotrepando,serpeando,avanzandoacuatropatas,descolgándosesobreelabismo,saltandodesalienteensalienteyurgandoenelvientredealgunagárgolaesculpida;todossabíanquesetratabadeQuasimodoechando a los cuervos de sus nidos; otras veces uno podía tropezarse, por algún rincón oscuro de laiglesiaconunaespeciedequimeraviva,agachadayhosca;eraQuasimodomeditando.Obiensepodíadivisarbajouncampanariounacabezaenormeyunpaquetedemiembrosdesordenadosbalanceándoseconfuriadeunacuerda;eraQuasimodoquetocabaavísperasoalángelus.Confrecuencia,porlanoche,seveíavagarunaformahorribleporlafrágilbalaustrada,comodeencaje,quecoronalastorresybordeaelcontornodelábside;eraotravezeljorobadodeNuestraSeñora.Entonces,decíanlosvecinos,todala

iglesiaadquiríaunaspectohorrible,fantástico,sobrenatural;ojosybocasseabríanportodaspartes;seoía ladrar a los perros, aullar a las tarascas de piedra, a las sierpes que vigilan día y noche con loscuellosestiradosylasfaucesabiertas,entornoalamonstruosacatedralysieradurantelaNochebuenamientraslagrancampana,queparecíaagonizar,llamabaalosfielesalamisadelgallo,seextendíaporlasombríafachadaunairetanextrañoquesehabríadichoqueelgranpórticodevorabaalamultitudyqueelrosetónlocontemplabaimpasible.YtodoestoprocedíadeQuasimodo.Egiptolehabríatomadoporeldiosdeaqueltemplo;laEdadMedialecreíaeldemonio;élerasualma,enrealidad.

Hastatalextremoeraasíque,paraquienessabenqueQuasimodohaexistido,lacatedralseencuentrahoydesierta,inanimada,muerta.Sepercibequealgohadesaparecido.Eseenormecuerpoestávacío,esunesqueleto;suespíritulohaabandonadoyloquevemoseselhuecoynadamás.Escomounacalaveraendondesevenlascuencasdelosojosperosinmirada.

IVElperroyeldueño

ExistíasinembargounserhumanohaciaelqueQuasimodonomanifestabaelodioylamaldadquesentíaparaconlosotrosyaquienamaba,quizástanto,comoasucatedral;eraClaudeFrollo.

Larazóneramuysencilla;ClaudeFrollolehabíarecogido,lehabíaadoptado,lehabíaalimentadoylehabíacriado.DepequeñitoveníaarefugiarseentrelaspiernasdeClaudeFrollocuandolosperrosylosniñosleperseguíanladrando.ClaudeFrollolehabíaenseñadoahablar,aleeryaescribiryhaberledado,enfin,lagrancampanaenmatrimonioeracomoentregarJulietaaRomeo.

Por todo ello el agradecimiento de Quasimodo era profundo, apasionado, sin límites y aunque elrostrodesupadreadoptivofuesecondemasiadafrecuenciahoscoysevero,aunquesuspalabrasfuesenhabitualmenteescasas,durasaimperativas,nuncaaquellagratitudsehabíadesmentidoyelarchidiáconoteníaenQuasimodoalesclavomássumiso,alcriadomásdócilyalguardiánmásvigilante.Cuandoeldesdichado campanero se quedó sordo se había establecido entre él y Claude Frollo un misteriosolenguajedesignosquesóloellosdoscomprendían,asíqueelarchidiáconoeraelúnicoserhumanoconquienQuasimodopodíacomunicarse.SólodoscosashabíaenestemundoconlasqueQuasimodotuvierarelación:NuestraSeñorayClaudeFrollo.

Nada se podía comparar a la autoridad del archidiácono para con el campanero si no eran ladependenciadel campaneropara conel archidiácono.Nohabría sidonecesariamásqueuna señaldeClaudeylaconviccióndequeaquelloibaaagradarleparaqueQuasimodoseprecipitaradesdelomásalto de las torres de Nuestra Señora. Era algo admirable el ver que toda aquella fuerza física, tanextraordinariamente desarrollada en Quasimodo, se sometiera ciegamente a la disposición de otrapersona;habíaenaquelhechounadevociónfilialyunasumisiónservilytambiénlafascinacióndeunespírituparaconotro.Se tratabadeuntorpe,pobreyburdoorganismoquesemanteníaconlacabezabajay losojossuplicantes,sometidoaunainteligenciaelevadayprofunda,dominanteymuysuperior;existíaagradecimientoporencimadetodo.

Agradecimientollevadoalímitestanextremosquenosabríamosconquécompararlopuesestavirtudnoesdelasquecuentenconmuchosejemplosentreloshombres,asíquediremosqueQuasimodoamabaalarchidiáconocomojamásperroalgunooelefanteocaballohayaamadoasudueño.

VContinuacióndeClaudeFrollo

En1482,QuasimodotendríaunosveinteañosyClaudeFrollounostreintayseis:elprimerohabíacrecidomientraselotrohabíaenvejecido.

ClaudeFrollonoerayaelsencilloestudiantedelcolegioTorchi,el tiernoprotectordeunniño,eljovenysoñadorfilósofoquetantascosassabíayquetodavíaignorabamuchasmás.Erauncuraaustero,graveytaciturno,pastordealmas;señorarchidiáconodeJosas,segundoacólitodelobispo,encargadodelosdosdecanatosdeMontlheryydeChâteaufortydecientosesentaycuatrocuratosrurales.Eraunpersonajeimponenteysombríoantequientemblabanlosmonaguillosdealbayroquete,lossacristanes,loscofradesdeSanAgustín,losclérigosdemaitinesdeNuestraSeñoracuandopasabalentamentebajolasaltasojivasdelcoro,majestuoso,pensativo,con losbrazoscruzadosycon lacabeza tan inclinadasobreelpechoquesóloseveíadesurostrosudespejadafrente.

Pero domClaude Frollo no había abandonado la ciencia ni tampoco la educación de su hermanopequeño—esasdostareasdesuvida—,aunqueconeltiempohabíansurgidoalgunascontrariedadesenesasdosagradablesocupaciones.Alalarga,dicePaulDiacre,elmejortocinosevuelverancioyasíelpequeño Jehan Frollo, llamado du Moutin, por el lugar en donde se había criado, no había crecidosiguiendo el camino que su hermano Claude había pretendido imprimirle. El hermano mayor querríahabercontadoconunalumnodócil,piadoso,doctoyhonradoperoelpequeño,comoesosarbolitosqueechanaperderelesfuerzodeljardineroysevuelventestarudamentehaciaelladodedondelesvieneelaireyelsol,elhermanopequeñonocrecíaniechabaramasbellasyfrondosasmásquedelladodelapereza,delaignoranciaydelabuenavida.Eraunverdaderodemonio,muydesordenado,loquehacíafruncir el ceño a dom Claude, pero también simpático y sutil, circunstancias estas que celebrabaalegrementeelhermanomayor.ClaudelehabíaconfiadoalmismocolegiodeTorchiendondeélmismohabíapasadosusprimerosañosdedicadoalestudioyalrecogimientoynodejabadesuponerleunagranpenaelverque,enaquelsantuarioenelqueelnombredeFrollohabíasidoedificante,hoyfueramotivode escándalo; por todo ello a veces hacía a Jehan reproches muy serios que éste se sacudíaintrépidamente.Despuésdetodo,comoocurreentodaslascomedias,elgolfilloteníabuencorazón,peroacabadoelefectodelsermón,seguíahaciendotantranquilamentelasmismastrapisondasygolferfas.Tanprontosetratabadealgúnnovato,alquehabíamaltratadoyzarandeadoaguisadebienvenida—alegretradicióncuidadosamenteperpetuadahastanuestrosdías—,comodeprovocaraunabandadeestudiantesque se habían, como era clásico,metido en una taberna,quasi clarsico excitati para acabar despuésapaleandoaltabernerocon«bastonesofensivos»ysaqueandoalegrementelatabernahastadestrozarlostonelesdevinodelabodega.OtrasveceseraunbonitoinformeenlatínqueelsubmonitordelcolegiodeTorchi llevaba,apenado,adomClaudeconunadolorosa indicaciónenelmargen:Rixa; prima causavinumoptimumpotatum[42].Finalmente,sedecíatambién,cosahorribleenjovendedieciséisaños,quesuscorreríasllegabanmuyfrecuentementehastalacalledeSlatigny.

Acausadetodoesto,Claude,contristadoydesanimadoensusafectoshumanos,sehabíalanzado,conmásardoraún,enlosbrazosdelaciencia,esahermanaque,almenos,noseteríeentusnarices,quepagasiempre,aunqueenmonedapococonsistente,lasatencionesquesehantenidoconella.Asíquese

hizomássabioy,almismotiempoycomoconsecuencialógica,másrígidocomesacerdoteycadavezmás triste como hombre. Existen para cada uno de nosotros paralelismos entre nuestra inteligencia,nuestrascostumbresynuestrocarácterquesedesarrollansininterrupciónynoserompenmásqueenlasgrandesperturbacionesdelavida.ComoClaudeFrollohabíarecorridodesdesujuventudprácticamentetodo el círculode conocimientoshumanospositivos, exterioresy lícitos, se vioobligado, amenosdedetenerseubi defuit orbis [43], a irmás allá; a buscar otros alimentos a la actividad insaciable de suinteligencia.ElsímboloantiguodelaserpientemordiéndoselacolaconvienesobretodoalacienciayhastaparecequeClaudeFrollo lohabíaexperimentadopues,aldecirdealgunaspersonasmuyserias,despuésdehaberagotadoelfasdelsaberhumano,habíaintentadopenetrarenelnefas.Sedicequehabíaprobadosucesivamente todos los frutosdelárbolde lacienciay,bienporhambreoporhastío,habíaacabadoporprobarelfrutoprohibido.Comonuestroslectoressabenyamuybien,habíaparticipadoentodas las conferencias de teólogos, en la Sorbona, había acudido a todas las asambleas de losconocedoresdelartebajolaenseñadeSaint-Hilaire,alasdiscusionesdelosdecretistas,bajolaenseñadeSaint-Martin,a loscongresosdemédicosbajo laadvocacióndeNuestraSeñoraadcupamnortraeDominae; había degustado todos los manjares permitidos y aprobados que aquellas cuatro inmensascocinas,llamadaslascuatrofacultades,podíanelaboraryofreceralainteligencia;puesbien,lashabíadevoradotodas,einclusosehabíasaciadoperosinllegaracalmarsuhambre,entonceshabíaexcavadomásadentro,másprofundamente,máspordebajodetodacienciaconocida,materialylimitada;sehabíaaventurado hasta poner, quizás, su alma en peligro y se había sentado, en sumisma cueva, a lamesamisteriosadelosalquimistas,delosastrólogos,delosherméticos,acuyosextremossesientanAverroes,GuillaumedeParísyNicolásFlamel,en laEdadMedia,yqueseprolongahastaOriente,a la luzdelcandelabro de los siete brazos, hasta Salomón, Pitágoras yZoroastro. Eso era, almenos, lo que, conrazónosinella,suponíalagente.

TambiénesciertoqueelarchidiáconovisitabaconbastantefrecuenciaelcementeriodelosSantosInocentes,endondesehallabanenterradossupadreysumadreconotrastantasvíctimasdelapestede1466;esverdad,perotambiénesciertoqueparecíamuchomenosdevotodelacruzdesufosaquedelasfigurascabalísticasconlasqueestabanrecargadaslatumbadeNicolásFlamelyladeClaudePernelle,construidajustoallado.

Esverdad tambiénqueconciertaasiduidadse lehabíavisto recorrer lacallede los lombardosyentrar furtivamenteenunacasitaquehacíaesquinacon lacallede losEcrivainsy ladeMarivaulx, lamismaqueNicolásFlamel habíamandado construir y en la quemurió hacia 1417 y que, deshabitadadesdeentonces,comenzabaaderrumbarseporcantocomolosherméticosylosalquimistas,buscadoresdelapiedrafilosofal,detodoslospaíseshabíandesgastadosusparedesgrabandoenellassusnombres.

Algunos vecinos afirmaban incluso haber visto, por un tragaluz, al archidiácono Claude Frolloremoviendoyexcavandolasierraensusdossótanoscuyas jambasestabanatiborradasdeversosydejeroglíficosinnumerables,escritosporelmismoNicolásFlamel.SesuponíaqueFlamelhabíaenterradolapiedrafilosofalenaquellossótanosydurantedossiglos,losalquimistas,desdeMagistrihastaelpadrePacifique, no se han cansado de remover aquel suelo hasta que la casa, tan cruelmente registrada yrevueltadearribaabajo,habíaacabadocasidesapareciendo,reducidaapolvo.

Es cierto también que el archidiácono se había apasionado singularmente por el simbolismo delpórticodelacatedraldeNuestraSeñora,esapáginadellibroindescifrabledelosmagosyalquimistas,

escritaenpiedraporelobispodeParís,Guillaume,quedebedeestarseguramentecondenado,porhaberimplantadounfrontispiciotaninfernalaunpoematansantocomoelquerepresentaeternamenteelrestodelmonumento.

PasabatambiénelarchidiáconoClaudeporhabervaciadoelcolosodeSanCristóbalyaquellaotraestatua alargada y enigmática, erigida por entonces en la entrada del pórtico y a la que el pueblo,burlándose,llamabaelseñorLegrit.

Pero lo que todos habían podido observar eran las horas interminables que pasaba sentado en elparapetoqueexistíaantelospórticos,contemplandolasesculturasdelosmismos,fijándoseunasvecesen lasvírgenes locasconsus lámparashaciaabajoyotrasen lasvírgenesprudentesconsus lámparashaciaarriba,ymuchasotrascalculandoelángulodelamiradadeaquelcuervo,esculpidoenelpórticodelaizquierdaquefijasumiradaenunpuntomisteriosodelaiglesia,endondepodríaseguramenteestarocultalapiedrafilosofalsinoaparecieseenlossótanosdelacasadeNicolásFlamel.Era,digámoslodepaso,undestinosingularparalaiglesiadeNuestraSeñoraenaquellaépoca,elseramadadetalmaneraconintensidadyfinalidaddiferentes,perocontantadevoción,poraquellosdosserestandisparescomoQuasimodoyClaude.Amadaporunodeellos—aquellaespeciedesemihombreinstintivoysalvaje—acausadesubelleza,porsugrandiosidad,porlaarmoníaquesedesprendedelmagníficoconjuntoyporelsegundo—imaginativo,cultoyapasionado—acausadesusignificado,porsumito,porelsentidoqueencierra,porelsimbolismoquesedesprendedelasesculturasdesufachada,comountextosobreelquese ha escrito otro en un palimpsesto; en una palabra: por el enigma que propone eternamente a lainteligenciahumana.

Yesciertotambién,paraacabarya,queelarchidiáconosehabíahabilitadoenlatorrequedaalaplazadeGrève,al ladodelhuecodelascampanas,unapequeñaysecretacelda,enlaquedecíanquenadiepodíaentrar,nisiquieraelobispo,sinsupermiso.

Hacíayamuchotiempoquedichaceldahabíasidoabierta,enlomásaltodelatorre,entrelosnidosde los cuervos, por el obispoHugo de Besançon, personajemuy dado en su tiempo a toda clase dehechicerías.

Nadiesabíaquépodíaocultarseenaquellaceldaperoconalgunafrecuenciasehabíavistoporlasnoches,desdelosarenalesdelTerrain,atravésdeunapequeñaclaraboyaexistenteenlaparteposteriordelatorre,aparecer,desapareceryreaparecerdenuevoaintervaloscortosaiguales,unaclaridadroja,intermitente,muyrara,queparecíaseguirlosimpulsosdeunfuelle,porlagradacióndesuintensidad,ycuyoorigendebía sermáseldeuna llamaqueeldeuna luz.En laoscuridadde lanocheyaaquellaaltura, producía un efecto muy especial que hacía murmurar a las comadres: «Ya está soplando elarchidiáconoyencendiendoelinfiernoalláarriba».

Ynoesquehubieseentodoaquellopruebaspalpablesdebrujeríaperoeracomoelhumo,quenosdice que hay un fuego cerca y como, además, la reputación que tenía el archidiácono era hartosospechosa…

Hay que decir sin embargo que las ciencias de Egipto, la nigromancia, la magia, incluso la másblancaylamásinocente,teníanenélalenemigomásencarnizadoyalacusadormásimplacableantelostribunalesoficialesdeNuestraSeñora;ahorabien,quetodoellofueraunaaversiónsinceraounaastuciadeladrón,comoesosquegritan:¡socorro!¡ladrones!noeraóbiceparaquelasmásdoctascabezasdelcapítulo consideraran al archidiácono como un alma aventurada hasta los vestíbulos del infierno y

perdidaen losantrosde lacábala;queandabaa tientasporentre las tinieblasde lascienciasocultas.Tampoco el pueblo se dejaba engañar y así, para cualquiera que tuviera un poco de sagacidad,Quasimodopasabapor sereldemonioyClaudeFrolloelbrujo,yparecíaevidentequeel campaneroteníaqueserviralarchidiáconoduranteuncierto tiempo,pasadoelcual, le llevaríasualma,comoenpagoporsusservicios.Poreso,elarchidiácono,apesardelavidaexcesivamenteausteraquellevaba,gozabademalareputaciónentrelasgentessencillasynoexistíanarizbeata,porinexpertaquefuera,quenoolfatearaenélalbrujo.

Ysiconlosañosselehabíanidoformandoabismosensuciencia,tambiénselehabíanigualmenteformado en su corazón.Eso era almenos lo que podía creerse al examinar su rostro en el que no setraslucía su almamás que velada por una nube sombría. ¿Dedónde le venía si no su frente calva, sucabeza siempre inclinada y su pecho prominente de tanto suspirar? ¿Qué pensamientos siniestros lehacíansonreírconsudejedeamarguramientrassuscejasfruncidassejuntabancomodostorosprestosalucharentre sí?¿Porquéerangrises losescasoscabellosqueaún lequedaban?¿Quéeraaquel fuegointeriorquecentelleabaavecesensumiradahastaelpuntodeparecersusojosagujerosperforadosenlasparedesdeunhorno?

Aquellossíntomasdeviolentapreocupaciónmoralhabíanalcanzadosugradomásaltodeintensidaden la época en que tiene lugar esta historia y en más de una ocasión algún monaguillo había huidoaterrorizadoalencontrarlesoloenlaiglesia;hastatalpuntosumiradaeraextrañaahiriente;yenmásdeunaocasiónigualmente,estandoenelcoro,alahoradelosoficios,suvecinodeasientolehabíaoídomezclaralgregorianoadomnentonumalgunosparéntesisininteligibles,ymásdeunavezlalavanderadelTerrain,encargadadela«coladadelcapítulo»,habíallegadoaobservar,conenormetemor,marcasdeuñasydededoscrispadosenlasobrepellizdelseñorarchidiáconodeJosas.

Por otra parte, su severidad era cada vez mayor y él mismo jamás había llevado una vida tanejemplar.Tantoporsuestadocomoporsucaráctersehabíamantenidosiemprealejadodelasmujeresyahoraparecíaodiarlasmásquenuncaysucapuchacaíasobrelosojosalmenorruidodeunasfaldasdeseda.Hasta talpuntosuausteridadysu reservaeranestrictasenesteaspecto,quecuandomadamedeReaujeu, hija del rey, vino en diciembre de 1481 a visitar el claustro de Nuestra Señora, se opusoobstinadamenteasuentrada,recordandoalobispoelestatutodelLibroNegro,fechadolavísperadeSanBartoloméen1334,queprohibíaelaccesoalclaustroa todamujer«fuesequien fuese,viejao joven,damaosirvienta».

Aloqueelobisposevioen laobligacióndecitarle laordenanzadel legadoOdo,queexceptúaaalgunasgrandesseñoras,alicuaemagnatesmulieres,quaesinescandaloevitarinonpossunt[44].Peroaúnasíelarchidiáconoprotestóobjetandoque laordenanzadel legado,quese remontabaa1207,eraanterioren120añosalLibroNegroyporconsiguienteabolidaporélysehabíanegadoapresentarseantelaprincesa.

Tambiénhabíapodidoobservarsequesuhorrorhacialasegipciasyzíngarassehabíamultiplicadodesdehacíaalgún tiempoyquehabía incluso solicitadodelobispounedictoconprohibiciónexpresaparalasgitanasdebailarydetocarelpanderoenlaplazadeentradaalaiglesiadeNuestraSeñora.Yalmismo tiempo estaba consultando en los mohosos archivos del provisorato para reunir los casos debrujos y de brujas condenados a la hoguera o a la horca por complicidad demaleficios conmachoscabríos,concerdasoconcabras.

VIImpopularidad

ELarchidiáconoyelcampanero,yalohemosdicho,eranmuypocoapreciadosporlamayoríadelasgentesdelascercaníasdelacatedral.CuandoClaudeyQuasimodosalíanjuntos,cosahartofrecuente,yselesveíacruzar—elcriadomarchandodetrásdelamo—lascalleshúmedas,estrechasysombríasdelasmanzanasdecasasquerodeanaNuestraSeñora,másdeunapalabrainjuriosa,másdeuncanturreoirónico,más de una pulla insultante les acosaba al paso, amenos queClaude Frollo, cosamuy pocofrecuente,caminaseconlacabezaaltayerguida,mostrandosufrenteseveraycasiaugustaalosburlonesdesconcertados.

Toutessortesdegensvontaprèslerpoètes.Commeaprèsleshibouxvontcriantlesfauvettes[45].

Aveceseraunchiquilloburlónquesejugabalapielyloshuesospordisfrutardelinefableplacerdeclavarun alfiler en la jorobadeQuasimodo;otrasunamocitagallarda,más atrevidade lonecesario,rozabaelhábitonegrodelcuraalavezquelecantabaensusbarbaslatonadillaburlona:Niche,niche,lediableestpris[46].

A veces un grupo de viejas escuálidas sentadas a la sombra en los escalones de unos soportalesrezongaba ruidosamente al paso del archidiácono y del campanero y les lanzaba entre maldicionesbienvenidasoptimistascomo:«¡Mira,mira;porahípasaunoquetienesualmaigualqueelcuerpodelotro!»Otras era un grupo de estudiantes o de soldados, jugando a tres en raya, quienes levantándosetodosasupasolessaludabanenlatínconalgúnclásicoabucheocomo:¡Eja,eja!Claudiuscumclaudo[47].

Lo normal era que estos insultos pasaran desapercibidos para el cura y para el campanero puesQuasimodo estaba demasiado sordo para poder oír cosas tan graciosas y Claude demasiadoensimismado.

LIBROQUINTO

IAbbasBeatiMartini

LafamadedomClaudehabíallegadomuylejosylehabíavalido,hacialamismaépocaenquesenegóaveramadamedeBeaujeu,unavisitacuyorecuerdoconservódurantemuchotiempo.

Era de noche y se había recogido, después de los oficios, en su celda canónica del claustro deNuestraSeñora.Ésta,exceptuandoalgunas redomasdevidriocolocadasenun rincóny llenasdeunospolvos bastante sospechosos, muy parecidos al polvo de proyección, nada tenía de extraño ni demisterioso.

Había también,aquíyallá,algunas inscripcionesen lasparedesperoeransólosimplessentenciascientíficasopiadosasextraídasdebuenosautores.Acababadesentarseelarchidiáconoa la luzdeuncandelabrodecobre,contresbocas,anteunenormearcónllenodemanuscritosyteníaelcodoapoyadoenellibro,abierto,deHonoriodeAutun,Depraedeatinationeetliberoarbitrio;estabahojeandoconreflexiónprofundauninfolioimpresoqueacababadetraeryqueeraelúnicoproductodeimprentaquepodíaencontrarseenaquellacelda,cuando,depronto,interrumpiendosureflexión,llamaronalapuerta.

—¿Quiénva?—contestóelsabioconelmismotonoamabledeundogohambrientoalquedistraenmientrasroeunoshuesos,yunavozrespondiódesdefuera:

—Soyyo,vuestroamigoJacquesCoictier.Frolloleabriólapuerta.Eraefectivamenteelmédicodelrey;unpersonajedeunoscincuentaaños,defisonomíaduraaunque

suavizadaporunamiradaastuta,acompañadodeotrohombre.Losdosllevabanropajesdecolorpizarra,forradosdepieldeardilla,bienceñidosconcinturonesyconungorrodeigualtejidoydelmismocolor.Teníanlasmanosocultasentrelasmangas,lospiesentresushábitosylosojosbajosussombreros.

—¡QueDiosme valga, señores!—dijo el archidiácono comomandándoles pasar—.No esperabavisitatanhonrosaaestashoras—alavezqueleshablabademaneratancortés,paseabasumiradadelmédicoalcompañerodemanerainquietayescrutadora.

—NuncaesdemasiadotardeparavisitaraunsabiodetantaconsideracióncomodomClaudeFrollode Tirechappe —respondió el doctor Coictier con un acento de la región del francocondado quearrastrabalasfrasesconlamajestaddeunvestidodecola.

Entoncesseinicióentreelmédicoyelarchidiáconounodeesosprólogosampulososque,segúnlacostumbredeaquellaépoca,erancasiobligatoriosencualquierconversaciónentresabiosyquenolesimpedía detestarse cordialmente aunque, bien mirado, tal situación se repite hoy en día, pues loscumplidosquedelabocadeunsabiosedirigenhaciaotrosabionosonsinounvasodehielendulzada.

LasalabanzasdeClaudeFrollohaciaJacquesCoictieraludíanprincipalmentealasgrandesventajaspersonalesqueelmuydignomédicohabíasabidoobtener,alolargodesubrillantecarrera,decadaunade las enfermedades del rey, que constituían una operación alquimista mucho más rentable que labúsquedadelapiedrafilosofal.

—¡EnverdadmiseñordoctorCoictier,mehealegradomuchoalenterarmedelobispadoobtenidoporvuestrosobrino,elreverendoPierreVersé!¿NoesahoraobispodeAmiens?

—Sí,señorarchidiácono;esunagraciaespecialsindudadelamisericordiadivina.

—¿Sabéisque teníaisunmagníficoaspectoeldíadeNavidad,al frentedevuestracompañíade lacámaradecuentas,señorpresidente?

—Vicepresidente,domClaude;nadamásquevicepresidente.—¿CómovavuestramagníficaresidenciadelacalleSaint-André-des-Arcs?EsunLouvre,¿sabéis?

megustaparticularmenteelalbaricoqueroquetenéisesculpidoenlapuertaconesejuegodepalabrastancurioso:Al'abri-cozier.

—¡Ay, domClaude!No sabéis bien lo queme están costando esas obras.Me estoy arruinando amedidaquelaconstrucciónprogresa.

—¡Bueno!¿Nopercibíslasrentasdelacárcelydelosjuzgadosdependientesdelpalacioylasdelascasas,tornos,cabañasybarracasdelaClôture?Escomoordeñaraunabuenavaca.

—MiseñoríodePoissynomehaproporcionadonadaesteaño.—Pero vuestros derechos de Triel de Saint James, de Saint-Germain-en-Laye, siguen siendomuy

buenos,¿no?—Veintiséislibrasynisiquieralibrasparisinas.—Tenéistambién,comocosafija,elcargodeconsejerodelrey.—Sí,miqueridocolega,peroesemalditoseñoríodePoligny,quetantodaquehablar,nomereporta,

unañoconotro,másdesesentaescudosdeoro.EnloscumplidosquedomClaudedirigíaaJacquesCoictiersedesprendíauntonoirónico,agrioy

sordamenteburlón,comolasonrisatristeycrueldeunhombresuperiorydesgraciadoquejuegaaratosparadistraerseconlasólidaprosperidaddeunhombrevulgar;peroelotronoeracapazdeadvertirlo.

—Porvidamíaquemealegraencontraroscon tanbuenasalud—ledijoyafinalmentedonClaudeestrechándolelamano.

—Gracias,maestro.—¡Ah!,apropósito,¿cómoseencuentravuestrorealenfermo?—preguntóClaude.—Nopagalosuficienteasumédico—lerespondióeldoctor,mirandodereojoasucompañero.—¿Locreéisasí,compañeroCoictier?—dijoéste.Estaspalabraspronunciadasconunciertotonodesorpresaeinclusodereproche,atrajosobreeste

personajelaatencióndelarchidiáconoque,adecirverdad,nohabíadecaídoniunsolomomentodesdequehabíafranqueadoelumbraldesucelda.Habíansidoprecisaslasmilrazonesqueteníaparatratarcon consideración al doctor Jacques Coictier, el todopoderosomédico del rey Luis XI, para haberlerecibidoconaquellacompañía,yporesonopusobuenacaracuandoJacquesCoictierleaclaró:

—Por cierto, domClaude, os traigo a un colegamuy interesado en veros a causa de vuestra granreputación.

—¡Vaya!:¿elseñorestambiéndelamedicina?—preguntóelarchidiácono,fijandoenelcompañerodeCoictiersumiradapenetrante.Peroseencontró,bajolascejasdeldesconocido,conotramiradanomenospenetranteydesafiantequelasuya.

Porloqueladébilclaridaddelalámparapermitíajuzgar,setratabadeunviejodeunossesentaañosydeestaturamediaqueparecíauntantoenfermoyachacoso.Superfil,aunquedelíneasburguesas,teníaalgodepoderosoydesevero;suspupilasbrillabanbajoelarcodelascejastanprofundamentecomounaluzenelfondodeunantro;ybajosugorroavanzadoquelecaíasobrelanariz,seadivinabalaanchuradelafrentedeungenio.

Élmismocontestódirectamentealapreguntadelarchidiácono.—Reverendo maestro —dijo con una voz grave—, vuestra reputación ha llegado hasta mí y he

queridoconsultaros.Soy tan soloungentilhombredeprovinciasque sedescalza antesde entrar en lamoradadelossabiosymegustaríaqueconociéraisminombre:mellamoTourangeau.

«¡Singular para un gentilhombre!»—pensó el archidiácono que se notaba sin embargo ante algofuerteyserio.Suclarividencialepermitíadescubrirunagraninteligenciabajoelgorroforradodepieldel compadre Tourangeau. Mientras consideraba en aquel rostro serio el rictus de ironía, que lapresenciadeJacquesCoictierhabíaesbozadoensurostrotaciturno,sefuepocoapocodesvaneciendocomoelcrepúsculoenelhorizontenocturno.

Sehabíavueltoasentar,tristeypreocupado,ensugransillónconsucodoapoyadoenlamesa,comodecostumbre,ylafrenteapoyadaenlamano.Despuésdeunossegundosdereflexión,invitóasentarsealosdosvisitantesysedirigióalcompadreTourangeau.

—¿Sobrequécienciavenísaconsultarme,maestro?—Reverendo—lecontestóTourangeau—,estoyenfermo,muyenfermo.Sedicedevosquesoisun

granEsculapioyhevenidoapedirosalgunosconsejosdemedicina.—¡De medicina! —dijo el archidiácono moviendo la cabeza. Pareció concentrarse durante unos

instantesyluegoprosiguió:—CompadreTourangeau, puesto que así os llamáis; volved la cabeza y encontraréismi respuesta

escritaenlapared.El compadreTourangeau obedeció y leyó por encimade su cabeza esta inscripción grabada en el

muro:«Lamedicinaeshijadelossueños.-Jamblique».Pero el doctor JacquesCoictier había oído la pregunta de su compañero con un despecho que se

acrecentóantelarespuestadedomClaude;seacercóalcompadreTourangeauyledijoaloídoenvozlobastantebajaparaquenopudieraescucharlaelarchidiácono:

—Yaoshabíaadvertidodesulocura,perovoshabéisinsistidoenverle.—Esquepodríaocurrirqueestelocotuvierarazón,doctorJacques—lerespondióTourangeauenel

mismotonoyconunasonrisaamarga.—¡Comoqueráis!—replicóCoictiersecamente.Luegosevolvióhaciaelarchidiácono:—Sois rápido en vuestro trabajo, dom Claude, y veo que os importa menos Hipócrates que una

avellanaaunmono.¡Unsueñolamedicina!Estoyseguroquefarmacólogosymédicososlapidaríansiestuvieranaquí.¡Asíquenegáislainfluenciadelosfiltrosenlasangreydelosungüentosenelcuerpo!¿Negáis la eterna farmacia de flores y demetales que se llamamundo, hecha expresamente para eseeternoenfermoquesellamahombre?

—Yoniegoalmédico,noalamedicinanialenfermo—respondiófríamentedomClaude.—Así,pues,noesverdad—prosiguióCoictieracalorado—quelagotaseaunherpesinterno,que

puedacurarseunaheridadeartilleríamediantelaaplicacióndeunratónasadooqueunasangrejovenpuedadevolverlajuventudaunasvenasviejasya,medianteunatransfusiónsabiamenterealizada.Noesverdadquedosydossoncuatrooqueelemprostotonossucedealopistotonos.

Elarchidiáconorespondiósininmutarse:—Haycosassobrelasqueopinodeformamuyparticular.Coictiersepusorojodecólera.

—¡Eh,eh!Nohayqueenfadarse—dijoelcompadreTourangeau—;elseñorarchidiáconoesnuestroamigo.

Coictiersecalmósusurrandoenvozbaja.—¡Despuésdetodosetratadeunloco!—Demonios,maestroClaude—continuóTourangeaudespuésdeunbrevesilencio—;mesientomuy

violento;queríahaberoshechodosconsultas,unareferenteamisaludyotrareferenteamiestrella.—Señor—lereplicóelarchidiácono—,sipensáisasí,mejorhabríaishechonocansándoosensubir

laescalerahastamicelda,puesnicreoenlamedicinanicreoenlaastrología.—¿Esverdad?—dijoelcompadresorprendido.Coictiersereíaforzadamente.—Yaosdijequeestabaloco—dijomuybajoaTourangeau—.¡Nocreeenlaastrología!—¡Cómo comprender—prosiguió domClaude—que cada rayo de estrella sea como un hilo que

sujetelacabezadeunhombre!—¿Yenquécreéisentonces?—exclamóelcompadreTourangeau.El archidiácono permaneció indeciso unos instantes y, dejando escapar una sombría sonrisa que

parecíacontradecirasurespuesta,lesdijo:—CredoinDeum.—Dominumnostrum—completóTourangeau,haciendolaseñaldelaCruz.—Amén—terminóCoictier.—Reverendomaestro—continuóelcompadre—,mealegroenelalmadeverosentanbuenareligión

pero,¿siendotansabiocomosois,losoishastaelpuntodenocreeryaenlaciencia?—No—contestó el archidiácono tomandoal compadreTourangeaupor el brazo, almismo tiempo

queundestellodeentusiasmobrillóensuspupilassinbrillo—;no,yononiego laciencia.Nomehearrastrado durante tanto tiempo ni he clavado las uñas en la tierra a través de las interminablesramificacionesdelacaverna,sinpercibir,delantedemí,allálejos,alfondomismodelaoscuragaleríaunaluz,unallama,algo,sindudaelreflejodeldeslumbrantelaboratoriocentralendondelospacientesylossabioshanencontradoaDios.

—Yentonces—leinterrumpióTourangeau—,¿quéesloqueconsideráiscomociertoyverdadero?—Laalquimia.—Pardiez,domClaude,laalquimiatienesindudasurazóndeexistirpero,¿porquéblasfemardela

medicinaydelaastrología?—Nada;vuestracienciadelhombrenoesnada,ynadaes tampocovuestracienciadelcielo—les

respondióconautoridadelarchidiácono.—PeroesoesolvidarsedeEpidauroydeCaldea—lereplicóelmédicoconsarcasmo.—EscuchadmaeseJacques;estoyhablandodebuenafe,puesyonosoymédicodelreyysumajestad

nomehadadoelJardínDédaloparaobservar lasconstelaciones.Noosenfadéisyescuchadme.¿Quéverdadhabéissacado,nodigoyadelamedicina,queesalgodemencialpordemás,sinodelaastrología?Citadmelasvirtudesdelbustrofedónvertical,loshallazgosdelnúmeroziruphydelnúmerozefirod.

—Negaréis—dijoCoictier—lafuerzasimpáticadelaclavículadelaqueprocedelacabalística.—Graveerror,maeseJacques,puesningunadevuestrasfórmulasdesembocaenlarealidadyporel

contrario la alquímia cuenta conmuchos descubrimientos que no podréis negar; por ejemplo: el hielo

aprisionado bajo tierra durantemiles de años se transforma en cristal de roca; el plomo es el padreantepasadodetodoslosmetales(yaqueeloronoesunmetal;eloroeslaluz).Alplomosólolefaltancuatroperíodos,dedoscientosañoscadauno,paraquepuedapasarsucesivamentealestadodearsénicorojo, del arsénico rojo al estaño y de éste a la plata.Éstos son hechos probados, pero el creer en laclavícula,en la líneaplenayen lasestrellases tanridículocomocreer,comoloshabitantesdelGranCatay,quelaoropéndolasetransformaentopoylosgranosdetrigoenpecesdelgénerociprino.

—Heestudiadolahermética—exclamóCoictier—yosaseguro…Elfogosoarchidiácononoledejóterminar:—Yyoheestudiado lamedicina, laastrologíay laherméticayosaseguroqueúnicamenteaquíse

encuentralaverdad—yaldeciresto,abrióelarcónytomóunaredomallenadeaquellospolvosdelosque ya hemos bablado—. ¡Solamente aquí se encuentra la luz! Hipócrates es un sueño, Urania es unsueño;Hermesesunpensamiento.EloroeselsolyhaceroroesserDios;ésaeslaúnicaciencia.Osdigoqueheprofundizado en lamedicinay en la astrología y no es nada. ¡Nada! ¿El cuerpohumano?¡Tinieblas! ¿Los astros? ¡Tinieblas!—y se dejó caer de nuevo en su sillón en actitud dominadora ainspirada,mientraselcompadreTourangeauleobservabasilenciosoyCoictiersonreíaburlón,alzandoimperceptiblementeloshombrosyrepitiendoenvozbaja:

—¡Estáloco!EntoncesintervinodeprontoTourangeau:—¿Yhabéisconseguidoyaelobjetivomaravilloso?¿Habéisconseguidohaceroro?—Silohubieraconseguido—respondióelarchidiácono,articulandolentamentesuspalabrascomo

alguienqueestáreflexionando—elreydeFranciasellamaríaClaudeynoLuis.Anteestarespuesta,Tourangeaufruncióelceño.—Pero,¿quéestoydiciendo?—prosiguiódomClaudeconunasonrisauntantodesdeñosa—:¿Qué

meimportaríaeltronodeFranciapudiendolevantarelimperiodeOriente?—¡Magnífico!—añadióelcompadre.—¡Ah!,¡pobreloco,pobreloco!—murmuróCoictier.Peroelarchidiáconoproseguía,dandolaimpresiónderespondersóloasuspensamientos.—No,no;todavíasigoagatas;aúnsigodespellejándomelacaraylasrodillasentrelaspiedrasdel

caminosubterráneo.Logropercibiralgoperonopuedoverloaún;nohagosinodeletrear,nopuedoleeraún.

—Ysisupieseisleer—lepreguntóelcompadre—,¿seríaiscapazdefabricaroro?—¡Sindudaalguna!—lerespondióelarchidiácono.—Enesecaso,NuestraSeñorasabecómonecesitoeldinero,ymegustaríamuchoaprenderaleeren

vuestroslibros.Decidme,reverendomaestro,¿vuestracienciaesacasoenemigaodesagradaaNuestraSeñora?

Aestapreguntadelcompadre,domClauderespondióserenamenteyconaltivez.—¿Dequiénsoyentoncesarchidiácono?—Esverdad,maestro;osvoyapediralgo:¿consentiríaiseniniciarme?Hacedmedeletrearconvos.ClaudetomóentonceslaactitudmajestuosaypontificaldeunSamuel.—Soisyaun tantoviejoysenecesitaríanmásañosde losqueosquedanparaemprenderunviaje

como éste a través delmisterio. ¡Vuestros cabellos son ya grises! Se sale de la caverna con el pelo

blanco, es verdad, pero hay que entrar con los cabellos negros. La ciencia sabemuy bien, ella sola,socavar,marchitarysecarlosrostroshumanos;nonecesitaquelavejezselospreste,perosieldeseodeentrarensudisciplinaosdominaapesardetodoysiavuestraedaddeseáisdescifrareltemiblealfabetodelossabios,estábien,venidconmigoyyointentaréenseñaros.Noospediré,puesyasoismuyancianoparaello,quevisitéislascámarasmortuoriasdelaspirámides,delasquehablaelantiguoHerodoto,nilatorredeladrillosdeBabilonia,nielinmensosantuariodemármolblancodeltemploindiodeEklinga.Tampocohevisto,comoospasaavos,lasconstruccionescaldeasedificadassegúnlatécnicasagradadeSikra,nieltemplodeSalomón,yadestruido,nilaslápidasdelsepulcrodelosreyesdeIsraelqueestánrotas;noslimitaremosaalgunosfragmentosdellibrodeHermesdelosquedisponemosaquí.OspodríaexplicarlaestatuadeSanCristóbal,elsímbolodeSemeuryeldelosdosángelesdelpórticodelaSantaCapilla,unodeloscualestieneensusmanosunjarrónyelotrounanube…

Al llegar aquí, Jacques Coictier, desarmado por las réplicas fogosas del archidiácono, reaccionóinterrumpiéndoleconeltonocondescendienteconelqueunsabiocorrigeaotro:

—Erras,amiciClaudi.Elsímbolonoeselnúmero.TomáisaOrfeoporHermes.—Soisvoselqueyerra—lereplicógravementeelarchidiácono—.Dédaloeslabase;Orfeoesla

muralla y Hermes es el edificio; es el todo. Venid cuando os plazca—prosiguió volviéndose haciaTourangeau—,queyoosmostraré las laminillasdeorodepositadasenel fondodelcrisoldeNicolásFlamel, y podréis compararlas con el oro de Guillermo de París. Os enseñaré también las secretasvirtudesdeltérminogriegoperistera,peroantetodo,osharéleerunatrasotralasletrasdemármoldelalfabeto, laspáginasdegranitodel libro. IremosdelpórticodelobispoGuillautneydeSaintJean-le-RondhastalaSantaCapillayluegoalacasadeNicolásFlamel,enlacalledeMarivaulx,asutumba,que se encuentra en losSantos Inocentes, a sus dos hospitales de la calleMontmorency.Os haré leertambiénlosjeroglíficosquerecubrenloscuatrosalientesdehierrodelpórticodelhospitalSaint-GervaisydelacalledelaFerronnerie.DeletrearemosjuntoslasfachadasdeSaint-Côme,deSainte-Geneviéve-des-Ardents,deSaint-MartinydeSaint-Jacques-de-la-Boucherie…

HacíayamuchotiempoqueelTourangeau,porinteligentequeparecierasumirada,dabalaimpresióndenopoderseguiradomClaudeasíqueleinterrumpió.

—¡Pardiez!¿Quélibrossonlosvuestros?—Aquítenéisuno—dijoelarchidiácono.Y abriendo la ventana de la celda, señaló con el dedo la inmensa iglesia deNuestra Señora, que

perfilandocontraelcieloestrelladolanegrasiluetadesusdostorres,desuscostillasdepiedraydesumonstruosagrupa,parecíaunaenormeesfingededoscabezassentadaenmediodelaciudad.

Elarchidiáconocontempló silenciosoduranteunosmomentoselgigantescoedificio,yextendiendoconunsuspirosumanoderechaendireccióndel libro impreso,abiertoencimade lamesa,ysumanoizquierdahaciaNuestraSeñora,ypaseandoconpenalamiradadellibroalaiglesia,dijo:

—¡Ay!Estomataráaaquello.Coictier,queapresuradamentesehabíaaproximadoallibro,nopudopormenosdeexclamar:—¡Quépasa! ¿Quéhayde temible en esto: «Glossa in epistolasD. Pauli.Norimbergae,Antonius

Koburguer,1474»?Noesnadanuevo;esunlibrodePierreLombard,elmaestrodelassentencias.¿Esacasoporestarimpreso?

—Vos lo habéis dicho —respondió Claude, que parecía absorto en una profunda meditación y

permanecía de pie con el índice doblado y apoyado en el infolio, salido de las famosas prensas deNuremberg.Despuésañadióestasmisteriosaspalabras—:¡Ay,ay,ay!¡Lascosaspequeñasacabanconlasgrandes;undientetriunfasobreunamasa.LaratadelNilomataalcocodrilo;elpezespadamataalaballena;ellibromataráaledificio!

LallamadaasilencioenelclaustrosonóenelmomentoenqueeldoctorJacquesrepetíamuybajoasucompañerosueternacanción:

—¡Estáloco!Aloquesucompañeroañadióestavez:—Creoquesí.Aaquellashorasningúnextrañopodíayapermanecerenelclaustro.Losdosvisitantesseretiraron.—Maestro—dijoelTourangeaudespidiéndosedelarchidiácono—,estimoenmuchoalossabiosya

los grandes espíritus y os tengo a vos en gran estima. Venid mañana al palacio de las Tournelles ypreguntadporelabaddeSaint-MartindeTours.

Elarchidiáconovolvióasuceldaestupefacto,comprendiendoporfinquéclasedepersonajeeraelcompadre Tourangeau y recordando este pasaje del cartulario de Saint-Martin de Tours:Abbas beatiMartini, scilicet rex Franciae, est canonicus de consuetudine et habet parvam praebendam quamhabetsanctusVenantiusetdebetsedereinsedethesaurarii(12).

Se aseguraba que desde entonces el archidiácono tenía frecuentes charlas con Luis XI cuando sumajestad venía a París, y que el crédito de domClaude hacía sombra aOlivier leDaimy a JacquesCoictier,que,segúnsucostumbre,reprendíamuchoalreyporello.

IIEstomataráaaquello

Que nuestros lectores nos perdonen si nos detenemos unmomento para analizar el sentido que seocultaba tras aquellas palabras enigmáticas dichas un poco antes por el archidiácono: Esto matará aaquello.Ellibromataráaledificio.

Creemosque este pensamiento tenía dos sentidos; era primeramente el pensamiento de un cura; elespantodeuncuraanteunacircunstancianuevacualeralaimprenta.EraelmiedoyeldeslumbramientodelhombredelsantuarioantelaprensaluminosadeGutenberg;eranelpúlpitoyelmanuscrito;lapalabrahabladaylapalabraescrita,alarmadasantelapalabraimpresa;algoasícomoelestupordeunpajarillocontemplandoalángeldelaLegióndesplegandosusseismillonesdealas.Eracomolavozdelprofetaqueoyesusurraryafanarsealahumanidadyaemancipada,queleeenelfuturoyvecómolainteligenciasocava la fey cómo lasopinionesvanacabandocon las creencias, cómoelmundozarandeaaRoma.Pronóstico del filósofo que ve cómo el pensamiento humano volatilizado por la imprenta, se vaevaporandodelfrascoteocrático.Terrordelsoldadoquealverelarietedebronce,dicequesufortalezaserá fatalmente abatida. Aquello significaba que un poder iba a suceder a otro poder; quería, en fin,significar:laimprentaharásucumbiralaIglesia.

Pero bajo este pensamiento, el primero y elmás elemental sin duda, creemos que había otromásavanzado; un corolario del primero, más difícil de deducir y más fácil de contradecir; una visiónfilosófica no sólo para el cura, sino para el sabio y para el artista. Era el presentimiento de que elpensamientohumano,alcambiardeforma,cambiaríatambiénenlaexpresión,quelasideascapitalesdecadageneraciónnoibanatratarseyadelmismomodoniaescribirsedelamismamanera;queellibrodepiedra,tanduroyperdurable,ibaacederlaplazaallibrodepapel,mássólidoymásperdurableaún.Bajoesteaspectolavagafórmuladelarchidiáconoencerrabaunsegundosentido:significabaqueunarteibaadestronaraotroarte.Queríadecir:laimprentamataráalaarquitectura.

Enefecto,desdeelorigendelascosashastaelsigloXVdelaeracristianainclusive,laarquitecturahasidoelgranlibrodelahumanidad,laexpresiónprincipaldelhombreensusdiferentesestadiosdeldesarrollo,seaéstebajolaformadelafuerzaodelainteligencia.

Cuando lamemoriade lasprimeras razassesintiódemasiado llenadecosas,cuandoelbagajederecuerdosdelgénerohumanosehizo tanpesadoyconfusoque lapalabra,desnudayvolátil,corríaelriesgodeperderseenelcamino,fuerontranscritosenelsuelodelaformamásvisible,másduraderaymásnaturalalavez.Sesellócadatradiciónbajounmonumento.

Losprimerosmonumentosfueronsimplestrozosderoca,queelhierronohabíatocado,diceMoisés.Laarquitecturacomenzócomotodaescritura;primerofuealfabeto.Seplantabaunapiedraenelsueloyeraunaletraycadaletraeraunjeroglíficoysobrecadajeroglíficodescansabaungrupodeideasigualquehaceelcapitelsobrelacolumnafueasícomoactuaronlasprimerasrazasentodaspartes,entodoinstanteyentodalasuperficiedelatierra.Asíencontramoslapiedraerguidadelosceltas,enlaSiberiaasiáticayenlaspampasamericanas.

Másadelantesehicieronpalabrasycolocandounapiedrasobreotrasefueronacoplandolassílabasy el verbo intentó algunas combinaciones. Palabras son el dolmen y el crómlech de los celtas y los

túmulos etruscos y el galgal hebrero. Algunas de estas palabras, el túmulo básicamente, representannombrespropios,peroaveces,cuandosedisponíademuchaspiedrasdeunagranextensióndeterreno,seescribíaunafrasecompletayasítenemoselacumulamientoenormeenCarnacqueseríayatodaunafórmulacompleta.

Finalmente se hicieron los libros. Las tradiciones habían engendrado símbolos bajo los cualesdesaparecíancomolostroncosdelosárbolesbajosupropiofollajeyesossímbolosenlosquecreíalahumanidad iban creciendo multiplicándose, cruzándose y haciéndose cada vez más complicados. Losprimitivosmonumentosnoeransuficientesparacontenerlosyerandesbordadosportodaspartes,aunqueaquellosmonumentosexpresaranapenasunatradiciónrudacomoellosmismos,sencilla,desnudayarasdesuelo.Elsímbolonecesitabaexpandirseeneledificioyasílaarquitecturasedesarrollóalaparqueel pensamiento humano. Se convirtió en un gigante demil patas ymil cabezas y fijó, bajo una formaeterna,visibleypalpable,todoaquelsimbolismoetéreo.MientrasqueDédalo,queeslafuerza,medía,ymientrasOrfeo,quees la inteligencia,cantaba,elpilar,queesuna letra,elarco,queesunasílaba, lapirámide,queesunapalabra,puestostodosalavezenmovimientoporunaleygeométricayporunaleypoética,seagrupaban,secombinaban,seamalgamaban,bajaban,subían,seyuxtaponíansobreelsuelo,se escalonaban en el cielo hasta escribir, al dictado de la idea general de una época, aquellos librosmaravillososqueeranlosmaravillososedificiosdelapagodadeEklinga,elRamseidóndeEgipto,oeltemplodeSalomón.

Ahorabien,laideamadre,elverbo,nosehallabatansóloenelfondodetodosaquellosedificiossinotambiénenlaforma.EltemplodeSalomón,porejemplo,noeraúnicamentelaencuadernacióndellibrosagrado,eraélmismoel librosagrado.Encadaunodesusrecintosconcéntricos, lossacerdotespodían leer el verbo traducido ymanifestado a los ojos y así podían seguir sus transformaciones desantuario en santuario hasta encerrarle en su último tabernáculo, bajo su formamás concreta que aúnseguía siendo arquitectónica: el arca.Y así el verbo estaba encerrado en el edificio, pero su imagenestabaensuenvolturacomounrostrohumanoestásobreelsarcófagodeunamomia.

Elpensamiento,laideaqueellosrepresentabansemanifestabanosóloenlaformadelosedificiossinoenelemplazamientoqueescogíanparaerigirlos.Segúnqueelsímboloquequisieranexpresarfueraligeroograve,Greciacoronabasusmontañasconuntemploarmoniosoalavista,laIndiaexcavabalassuyasparacincelarenellasesasdeformespagodassubterráneas,sustentadasporgigantescashilerasdeelefantesdegranito.

Así,durante losseismilprimerosañosde lahumanidaddesde lamás remotapagodadel IndostánhastalacatedraldeColonia,laarquitecturaharepresentadoalaescrituradelgénerohumano.Yestoestanciertoquenosólocualquierpensamientoreligiososinocualquierpensamientohumanotieneenesteinmensolibrosupáginaysumonumento.

Toda civilización tiene su origen en la teocracia y su fin en la democracia y esta misma ley delibertad,sucesoradelaunidad,tambiénapareceescritaenlaarquitectura.Nonoscansaremosdeinsistirquenohayquecreerquelaalbañileríasolamentetengapoderparaedificartemplosoparaexpresarlosmitos o los símbolos sacerdotales o para transcribir en jeroglíficos, en páginas de piedra, las tablasmisteriosasdelaley;llegaunmomentoentodasociedadhumanaenqueelsimbolismosacrosegastayseobliterabajoelpensamientolibrecuandoelhombreseliberadelsacerdoteocuandolaexcrecenciadelasfilosofíasydelossistemasroelafazdelareligión;siestofueraasí,laarquitecturanoseríacapaz

dereproducirestenuevoestadodelespírituhumano,puessuspáginasescritasporelanversoestaríanvacíasporelreversoysuobraquedaríatruncadayellibroresultaríaincompleto.

Tomemos,porejemplolaEdadMediaenlaquevemosmásclaroporestarmáscercadenosotros.Durante suprimerperíodo,mientras la teocraciaorganizaEuropa,mientras elVaticanoorganizay

reúnea sualrededor loselementosdeunaRomahechacon laRomaqueyacederrumbadaen tornoalCapitolio,mientrasel cristianismovabuscandoen losescombrosde la civilizaciónanterior todas lascapasdelasociedadyreconstruyeconestasruinasunnuevouniversojerárquicoenelqueelsacerdocioeslapiedraangular,seoyeprimeromanardeentreaquelcaosyluegopocoapoco,bajoelsoplodelcristianismo,bajolamanodelosbárbaros,sevesurgirdelosescombrosdelasarquitecturasmuertas,griega y romana, esta misteriosa arquitectura románica, hermana de las construcciones teocráticas deEgipto y de la India, emblema inalterable del catolicismo puro, inmutable y jeroglífico de la unidadpapal.Enefecto,todoelpensamientodeentoncesestáescritoenesesombríoestilorománico,dominadotodoélporunsentimientodeautoridad,deunidad,porunsentimientoimpenetrabledeabsoluto,portodoloqueseresumeenfin,enGregorioVII.Elsacerdoteentodaspartes;jamáselhombre,lacastasiempreperonuncaelpueblo.Pero llegan lascruzadas,queesungranmovimientopopular,ycomo todogranmovimiento popular, cualesquiera que sean sus causas y sus fines, desprende siempre de su últimoprecipitadounespíritudelibertad.Vanasurgirnovedades.HeaquíqueseabreelperíodotempestuosodelasJacqueriesydelasPragueríasydelasLigas;ylaautoridadsetambalea;launidadsedivide.Elfeudalismo exige repartir con la teocracia, en espera del pueblo que surgirá inevitablemente y quetomará, como siempre, la parte del león. Quia nominor leo. Así que el señorío aparece bajo elsacerdocioymástardeelmunicipiobajoelseñorío;lafazdeEuropahacambiadoytambiénlohahecholafazdelaarquitectura;hapasadolapágina,igualquehahecholacivilización,yelnuevoespíritudelaépoca la encuentradispuesta a seguir escribiendobajo susdictados.De las cruzadashavuelto con laojivacomolasnacionesconlalibertad.Entonces,mientrasRomasevadesmembrando,laarquitecturarománicamuere.El jeroglíficoabandonalacatedralysevaablasonar las torresparadarprestigioalfeudalismo.Lamismacatedral,edificiotandogmáticoenotrostiempos,invadidayaenlosucesivoporlaburguesía,porelpuebloypor la libertad,seescapadelsacerdoteycaeenpoderdelartistayéste laconstruyeasugusto.Adiósalmisterio,almito,alaley.Ahoraeslafantasíayelcapricho.Elsacerdote,contaldedisponerdesubasílicaydesualtar,notienenadaqueobjetar.Loscuatromurospertenecenalartista.El librode laarquitecturanoperteneceyaalsacerdocio,nia la religión,niaRoma,sinoa laimaginación,alapoesíaalpueblo.Deahílasnumerosasyrápidastransformacionesdeestaarquitecturaque con sólo tres siglos asombrosos de vidamarcan un contraste con la inmovilidad estancada de laarquitecturarománicaquetieneseisosiete.Sinembargo,elarteavanzaconpasosdegiganteyahoraeselgenioy laoriginalidadpopularesquienesrealizanel trabajoqueantesrealizabanlosobispos.Cadarazaescribe,alpasar,eneselibrolalíneaquelecorresponde;tachalosviejosjeroglíficosrománicosenelfrontispiciodelascatedralesyapenassiseve,aquíyallá,asomareldogmabajoelnuevosímboloque en él deposita; el ropaje popular apenas si permite adivinar la osamenta religiosa y resultaríasumamente difícil hacerse una idea de las libertades que, incluso para con la iglesia, se toman losarquitectos.Sonloscapiteles,ornamentadosconmonjesymonjas,acopladosvergonzosamente,comoenlasaladelaschimeneasdelPalaciodejusticiadeParís;eselarcadeNoéesculpidacontodassusletras,comoen el tímpanodel granpórticode la catedral deBourges, o es unmonjebáquico conorejas de

burroyconelvasoenlamanoriéndoseenlasnaricesdetodalacomunidad,comoenellavabodelaabadía deBoscherville. Existe en esta época, para el pensamiento escrito en la piedra, un privilegioperfectamentecomparableanuestraactuallibertaddeprensa;eslalibertaddelaarquitectura.

Yestalibertadvamásalláinclusopuesavecesunpórtico,unafachadaounaiglesiaenterapresentaunsentidosimbólico totalmenteajenoal cultoo inclusohostil a la iglesia.Yadesdeel sigloXIIIconGuillaume de París, o con Nicolás Flamel en el XV, se están escribiendo esta clase de páginassediciosas.LamismaiglesiadeSaint-Jacques-de-la-Boucherieesunamuestradeestaoposición.

Comoentonces,sóloenestesentidosepermitíalalibertaddeexpresiónnohabíamásposibilidaddemanifestarlaqueconestetipodelibros,llamadosedificios.Sinutilizarestaformadeexpresión,habríasidoquemadoenlaplazapúblicapormanodelverdugo,cualquiermanuscrito,sialguienhubierasidolobastanteimprudentecomoparacorrertalriesgo.Elpensamientopórticodelaiglesiahubieraasistidoalsupliciodelpensamientolibre.Así,pues,comonosedisponíadeotrocaminoqueeldelaconstrucciónpara expresarse, para salir a la luz pública, todo el pensamiento se concentraba en ella y de ahí lainmensacantidaddecatedralesquehancubiertoEuropaennúmerotanprodigiosoque,aunhabiéndolocomprobado,apenassiselepuededarcrédito.Todaslasfuerzasmaterialesyespiritualesdelasociedadconvergíanenelmismopunto: laarquitectura.Deesta forma, sopretextodeedificar iglesiasamayorgloriadeDios,elartesedesarrollabaenproporcionesgrandiosas.

Entoncestodoelquenacíapoetasehacíaarquitecto.Elgenioesparcidoentrelasmasas,comprimidoportodaspartesbajoelfeudalismo,comobajounatestudodeescudosdebronce,noencontrandootrassalidas que la arquitectura, se encaminabahacia ese arte y sus Ilíadas tomaban formade catedrales ytodas las demásmanifestaciones del arte se situaban obedientes bajo la disciplina de la arquitectura.Eranlosobrerosdeaquellamagnaobra.Elarquitecto,elpoeta,elmaestrototalizabaensupersonalaescultura que cincelaba en las fachadas, la pintura con que iluminaba las vidrieras, la música queanimabasuscampanasyqueinsufiabaensusórganos.Inclusolapobrepoesíapropiamentedicha,laqueseobstinabaenvegetarenlosmanuscritos,paraserconsideradaenalgo,estabaobligadaaencuadrarseenlosedificiosbajolaformadehimnoodeprosaaunque,bienmirado,eraelmismopapelquehabíanjugado las tragedias de Esquilo en las fiestas sacerdotales de Grecia o el Génesis en el templo deSalomón.

Deestaforma,yhastaGutenberglaarquitecturaes laescrituraprincipal, laescriturauniversal.LaEdadMediahaescritolaúltimapáginadeestelibrogranítico,quehabíatenidosuorigenenOrienteyque había sido continuado por la antigüedad griega y romana. Por otra parte el fenómeno de unaarquitectura popular sucediendo a una arquitectura de casta, como hemos visto en la EdadMedia, serepite como todo movimiento análogo de la inteligencia humana, en las otras grandes épocas de lahistoria.Asíocurre,paranoevocaraquímásquesomeramenteunaleyqueexigiríaserdesarrolladaenvarios volúmenes, en el alto Oriente, cuna de los tiemposmás primitivos después de la arquitecturahindú;enlaarquitecturafenicia,madreopulentadelaarquitecturaárabe;enlaantigüedad,despuésdelaarquitecturaegipcia,delaqueelestiloetruscoylosmonumentosciclópeosnosonmásqueunavariedad;enlaarquitecturagriega,delaqueelestiloromanonoessinounaprolongaciónrecargadadelacúpulacartaginesa;en los tiemposmodernos,despuésde laarquitectura románica;en laarquitecturagótica;ydesdoblandoestastresseries,encontraremoselmismosímboloenlastreshermanasmayores,esdecir:laarquitecturahindú, la arquitecturaegipciay la arquitectura románica.El símbolo sería la teocracia, la

casta,launidad,eldogma,elmito;Dios,yparalastreshermanasmenores,laarquitecturafenicia,griegaygótica,seacualsealadiversidaddeformainherenteasunaturaleza,encontraremosigualsentido,esdecir:libertad,pueblo,hombre.

Llámese brahmán, mago o papa en las construcciones hindúes, egipcias o románicas, se adivinasiemprealsacerdoteynadamás;sinembargo,todoesdiferenteenlaarquitecturapopular;sonmásricasymenos sagradas; en la fenicia se adivina almercader, en la griega al republicano y en la gótica alburgués.

Las características generales de toda arquitectura teocrática son la invariabilidad, el horror alprogreso, la conservaciónde la línea tradicional, la consagraciónde los tiposprimitivos, la sumisióncontinuadetodaslasformasdelhombreydelanaturalezaaloscaprichosincomprensiblesdelsímbolo.Son libros tenebrosos que sólo los iniciados saben descifrar. Además cualquier forma, cualquierdeformidadincluso,encierraunsentidoquelahaceinviolable.Nopidáisalasconstruccioneshindúes,egipciaso romanasque reformensuproyectoomejoren suestatuariapues todoperfeccionamiento lespareceimpiedad.

Se diría que en esas arquitecturas la rigidez del dogma se haya extendido a la piedra como unasegundapetrificación.

Por el contrario, los caracteres generales propios de las construcciones populares son: variedad,progreso,originalidad,opulenciaycambiocontinuo.Seencuentranlosuficientementeindependizadasdelareligióncomoparapensarensubelleza,paracuidarla,paramodificarincensantementelosadornosdeestatuas o arabescos; en una palabra, pertenecen al siglo y tienen en consecuencia algo humano quemezclan continuamente con el símbolo divino bajo el que aún se producen. De ahí esos edificiosasequiblesacualquieralma,acualquierinteligenciaoacualquierimaginación,simbólicastodavía,perofácilesdecomprendercomolanaturalezamisma.Entrelaarquitecturateocráticayéstaexistelamismadiferenciaqueentreunalenguasagradayunalenguavulgar,entreeljeroglíficoyelarte,entreSalomónyFidias.

Si resumimos lo quehemos expuesto hasta aquímuy someramente pasandopor altomil pruebas ymiles de objeciones de detalle, llegamos a esto: la arquitectura ha sido hasta el sigloXV el registroprincipal de la humanidad; en ese intervalo no ha aparecido en todo el mundo el más mínimopensamiento, por complicado que haya sido, que no se haya hecho piedra en un eedificio; toda ideapopular, como toda ley religiosa, ha tenido sus monumentos; en fin, que no ha existido pensamientoimportantequenohayasidoescritoenpiedra.¿Yporqué?Porquecualquierpensamiento, religiosoofilosófico tiene interés en perpetuarse, porque cualquier idea que haya sido capaz de conmover a unageneración,quierearrastrarotrasideasydejarsuhuella.Ahorabien,¿noesmuyprecarialainmortalidaddeunmanuscrito? ¿Noesmuchomás sólido, duraderoy resistenteun edificioque la expresióndeunlibro?Bastalasimpleantorchadeunturcoparadestruirlapalabraescrita,peroparapoderdemolerlapalabrahechapiedra,seprecisadeunarevoluciónsocial,deunarevoluciónterrestre.LosbárbaroshanpasadosobreelColiseoytalvezeldiluviohayapasadotambiénsobrelaspirámides.

EnelsigloXVtodocambia.Elpensamientohumanodescubreunmediodeperpetuarsenosólomásduraderoymásresistenteque

laarquitectura,sinotambiénmásfácilymássencillo.Laarquitecturaquedadestronada.AlasletrasdepiedradeOrfeovanasucederlasletrasdeplomodeGutenberg.

Ellibrovaamataraledificio.

Lainvencióndelaimprentaeselacontecimientomásgrandedelahistoria;eslamadredetodaslasrevoluciones; es elmodo de expresión de la humanidad que se renueva totalmente; es el pensamientohumanoquesedespojadeunaformaparavestirseconotra;es,enunapalabraeldefinitivocambiodepieldeestaserpientesimbólicaquedesdeAdánrepresentalainteligencia.

Bajolaformadeimprentaelpensamientoesmásimperecederoquenunca;esvolátilaindestructible.Semezcla con el viento.Con la arquitectura sehacíamontañay se apoderaba congran fuerzadeunaépocaydeunlugar;ahoraseconvierteenbandadadepájaros,sediseminaaloscuatrovientosyocupaalmismotiempotodosloslugaresdelespacioydelaire.

Lorepetiremosunavezmás.¿Quiénnoescapazdeverquedeestaformaelpensamientoesmuchomás indeleble? De sólido que era se ha hecho vivaz, pasa de ser duradero a ser inmortal; se puededemolerunamasapero,¿cómoextirparlaubicuidad?Yapuedevenirundiluvioqueaunquelamontañahayadesaparecidobajolasolas,lospájarosseguiránvolandopuesbastaráconqueunasolaarcaflotesobre el cataclismopara que se posen en ella, sobrenaden con ella, asistan con ella al reflujo de lasaguasyelnuevomundoqueemerjadelcaoscontemplará,aldespertarse,volarsobreél,aladoyvivo,elpensamientodelmundosumergido.

Ycuandose lleguea laconclusióndequeestemododeexpresiónesnosóloelmásconservador,sino elmás sencillo, elmás cómodo, elmás práctico para todos; cuando se observe que no arrastraconsigounenormebagajeyquenonecesitapasadoinstrumental;cuandosecomparelaenormedificultadpara traducir un pensamiento en piedra, utilizando para ello la asistencia de cuatro o cinco artes ytoneladas de oro ymontañas de piedra y bosques enteros de andamios y todo un pueblo de obreros;cuando todo esto se compara al pensamiento, que para hacerse libro no necesitamás que un poco depapelydetintayunapluma,¿cómovamosasorprendernosdequelainteligenciahumanahayacambiadola arquitectura por la imprenta?Cortad bruscamente el lechoprimitivo de un río; abrid un canal a unnivelinferioryveréiscómoelríoabandonasucauce.

Igualmentepuedeobservarsecómoapartirdeldescubrimientode la imprenta laarquitecturasevadesecandopocoapoco,seatrofiaysedesnuda.Cómosenotaquelasaguasbajan,quelasaviaseretirayqueelpensamientodelostiemposydelospuebloslaabandonan.

EsteenfriamientoestodavíainsensibleenelsigloXV,pueslaprensaesdemasiadojovenaúnynohacesinoretiraralapoderosaarquitecturaunexcedentedesuabundanciadevida.

Pero, a partir del siglo XVI, la enfermedad de la arquitectura es visible; ya no es la expresiónesencialde lasociedadyseconvierteenunmiserablearteclásico.Desergala,europea, indígena,sehace griega y romana; de personal y moderna se hace seudoantigua. Es a esta decadencia a la quellamamosRenacimiento.Decadenciamagníficaapesardetodo,pueselviejogeniogótico,esesolquesepone tras lagigantescaprensadeMaguncia, iluminaaún,durante algún tiempo, con susúltimos rayos,todoelamontonamientohíbridodearcadaslatinasycolumnatascorintias.

Aesteatardeceresaloquenosotrosllamamosamanecer.Sinembargo,desdeelmomentoenquelaarquitecturayanoesmásqueunartecomootrocualquiera;

encuantodejadeserelartetotal,elartesoberano,elartetirano,careceentoncesdelafuerzanecesariaparareteneralasdemásartesyéstasseemancipan,rompenelyugodelarquitectoycadaunasevapor

su lado y salen ganando en este divorcio. El aislamiento lo acrecienta todo. La escultura se haceestatuaria,laimagineríaseconvierteenpinturayelcanonenmúsica.AlgoasícomounimperioquesedesmoronaalamuertedesuAlejandroycuyasprovinciassetransformanenreinos.

DeahíRafael,MiguelÁngel,JeanGoujon,Palestrina,esosesplendoresdeldeslumbrantesigloXVI.Almismotiempoquelasartes,elpensamientoseemancipaportodaslaspartes.Losheresiarcasde

laEdadMediahabíanmelladofuertementeelcatolicismoyesenelsigloXVIcuandoserompelaunidadreligiosa. Antes de la imprenta, la reforma no hubiera sido más que un cisma, pero la imprenta laconvierte en revolución. Suprimid la prensa y la herejía quedará abatida. Fatal o provindencial,GutenbergeselprecursordeLutero.

Sinembargo,cuandoel solde laEdadMedia sehapuestodel todo,cuandoelgeniogóticosehaextinguidoparasiempreenelhorizontedelarte,laarquitecturasevadesluciendo,sedecoloracadavezmásyhastallegaadesaparecer;ellibroimpreso,esegusanoroedordeledificio,lasuccionayladevora.Laarquitecturasedespoja,sedeshojayadelgazaaojosvista;sehacemezquina,seempobreceyhastaseanula.Yanoescapazdeexpresarnada,ni siquierael recuerdodelartede loque fueenotro tiempo.Reducida a ellamisma, abandonadapor las demás artes, porque el pensamiento humano la abandona,recurreaartesanosenlugardeartistasyasíelvidriosustituyealasvidrieras;elpicapedreroreemplazaal escultor.Adiós,pues, a toda la savia, a todaoriginalidad, a laviday a la inteligencia.Se arrastracomouna tristemendigade taller, de copia en copia.MiguelÁngel, quedesde el sigloXVI la sentíamorir,habíatenidounaúltimaideadesesperada.AqueltitándelartehabíaamontonadoelPanteónsobreelPartenónyhabíacreadoSanPedrodeRoma.Granobraquemerecíaserúnica,últimaoriginalidaddelaarquitectura,firmadeunartistagigantescoalpiedeuncolosalregistrodepiedraquesecerraba.PeromuertoMiguel Ángel, ¿qué puede hacer esta miserable arquitectura que se sobrevive a sí misma enestado de espectro y de sombra? Toma San Pedro de Roma y lo calca, lo parodia; es una maníalastimosa. Cada siglo tiene su San Pedro de Roma: en el XVII el Val-de-Grâce, en el XVIII Sainte-Geneviève.Cadapaís tiene suSanPedrodeRoma:Londres tiene el suyoySanPetersburgo también;Parístienedosotres.Insignificantetestamento,últimodesvaríodeungranartedecrépitoquevuelveasuinfanciaantesdemorir.

Sien lugardemonumentoscaracterísticoscomo losqueacabamosdecitarexaminamoselaspectogeneral del arte de los siglos XI al XVIII observaremos losmismos fenómenos de decaimiento y deruindad.

ApartirdeFranciscoII,laformaarquitecturaldeledificiodesaparececadavezmásydejasurgirlaformageométrica,comoelesqueletohuesudodeunenfermoraquítico.Lasbellaslíneasdelartecedensulugar a las frías a inexorables líneas del geómetra. Un edificio ya no es tal sino un poliedro. Y sinembargolaarquitecturaseatormentaparaocultaresadesnudez.Asítenemoselfrontóngriegoincrustadoenelfrontónromanoyalrevés.Siempreeslomismo;elPanteónenelPartenón,SanPedrodeRoma.Asílas casas de ladrillo, enmarcadas en piedra de la época de Enrique IV, o la plazaRoyale o la plazaDaufine.Así son las iglesiasen tiemposdeLuisXIII,macizas,barrigudas,bajas, encogidas, cargadasconunacúpulacomounajoroba,olaarquitecturadetiemposdelcardenalMazarino,elhorriblepasticheitalianode lasQuatre-Nations.Ahí tenemosaún lospalaciosdeLuisXIVcual largoscuarteleshechosparacortesanos;rígidos,glacialesyaburridos,olosdeLuisXVconsusadornosdeescarolasytodaslasverrugas y todos los hongos que desfiguran esa vieja arquitectura caduca, desdentada y presuntuosa.

DesdeFranciscoIIhastaLuisXVelmalgustohaidocreciendoenprogresióngeométrica.Alartesólolequedayalapielcubríendoleloshuesosyagonizamiserablemente.

Pero, ¿qué ocurre con la imprenta? Toda esta vida que se escapa de la arquitectura se vaconcentrandoen ella.Amedidaque la arquitecturavaperdiéndose, la imprenta crecey se amplía.Elcapitaldeenergíaqueelpensamientohumanogastabaenedificiosloinvierteahoraenlibros.PoresoenelsigloXVIlaimprentaalcanzayaelniveldelaarquitecturaquevadeclinando;luchaconellayacabaporvencerla.EnelXVII,lavemosyasoberana,triunfante,asentadaensuvictoriaparaofreceralmundolafiestadeungransigloliterario.EnelsigloXVIII,despuésdeunprolongadísimodescansoenlacortedeLuisXIV,cogedenuevolaespadadeLutero,armaconellaaVoltaireycorretumultuosaalataquedeestaviejaEuropadelaqueyahamatadolaexpresiónarquitecturalyyaenlosestertoresdelsiglolohadestruidotodo.

HayqueesperarelXIXparacomenzarunanuevareconstrucción.Sinembargo,preguntamosahora,¿cuáldelasdosartesrepresentaenrealidad,desdehacetressiglos,

alpensamientohumano?¿Cuáldeellaslotraduceconmásfidelidad?¿Cuáldeellasconsigueexpresar,no sólo sus manías literarias y escolásticas, sino también su enorme, su profundo y universalmovimiento?¿Cuálsesuperponeconstantementesinrupturasysinlagunasalgénerohumanoquecaminacualunmonstruodemilpies?¿Laarquitecturaolaimprenta?

La imprenta.Nonos equivoquemos: la arquitectura estámuerta, hamuerto definitivamente;muertaporel libro impreso;muertaenfinporqueduramenosyesmáscaraqueel libro.Unacatedralcuestacapitalesingentes,asíqueimaginemosquéinversiónnoseríaahoranecesariaparavolveraescribirellibrodelaarquitecturaparahacersurgirdenuevomillonesdeedificios;paravolveralaépocaenquelacantidaddemonumentoseratalqueenbocadeuntestigoocular:«Habríapodidodecirsequeelmundo,aldesperezarse,sehabíadespojadodesusviejasropasparacubrirseconunblancovestidodeiglesias».Erat enim ut ri mundur, ipre excutiendo semet, rejecta veturtate, candidam eccieriarum vertemindueret(GlaberRadulphus).

¡Unlibrosehacetanprontocuestatanpocoypuedellegartanlejos!¡Cómosorprendersedequeelpensamientosedesliceporesapendiente!Noquiereestodecirquelaarquitecturanoproduzcaaúnaquíoalláunbellomonumento,unaobramaestraaislada.Sepodráteneraún,bajoelreinodelaimprenta,unacolumnahecha,supongo,portodounejército,concañonesfundidoscomosetenía,bajoelreinadodela arquitectura, Ilíadas y Romanceros, Mahabahratas y Nibelungos, hechos por todo un pueblo conrapsodiasamontonadasy fundidas.Elgranaccidentedeunarquitectode ingeniopodráaparecerenelsigloXXcomoeldeDanteenelXIII,peronuncaseráyalaarquitecturaelartesocialycolectivo,elartedominante. El gran poema, el gran edificio, la gran obra de la humanidad no se construirá ya, seimprimirá.

Yaunqueenlosucesivolaarquitecturapuedamanifestarseaccidentalmente,yanuncaseráladueña;seguirá el dictado de la literatura, a la que antes dictaba ella su ley. Se invertirán las posicionesrespectivasdeambasartes.Esverdadqueentiemposdelaarquitecturalospoemas,escasos,separecíanalosmonumentos.EnlaIndia,Vyasaesespeso,extraño,impenetrablecomounapagoda.EnelOrienteegipcio, la poesía tiene, como los edificios, grandeza y serenidad de líneas; en la Grecia antigua, labelleza,elequilibrio,lacalma;enlaEuropacristiana,lamajestadcatólica,laingenuidadpopular,laricay lujuriante vegetación de una época de renovación.LaBiblia se parece a las pirámides, la Ilíada al

Partenón,HomeroaFidias.YaenelsigloXIIIDanteeslaúltimaiglesiarománicayShakespeare,enelXVI,laúltimacatedralgótica.

Así,pararesumirlodichohastaaquídeformanecesariamenteincompletaytruncada,diremosqueelgénerohumanotienedoslibros,dosregistros,dostestamentos:laarquitecturaylaimprenta;labibliadepiedraylabibliadepapel.Sindudaalguna,alcontemplarlasdosbiblias,tanhojeadasyconsultadasatravésde lossiglos,nosestarápermitidoelañorar lamajestadvisiblede laescrituradegranito;esosgigantescos alfabetos formulados en columnatas, en pilones, en obeliscos; esa especie de montañashumanasquecubrenelmundoyelpasado,desde lapirámidehastaelcampanario,desdeKéopshastaEstrasburgo. Hay que releer el pasado en esas páginas de mármol; hay que admirar y hojearconstantementeel libroescritopor laarquitectura,peronohayquenegar lagrandezadeledificioqueeleva,asuvez,laimprenta.

Este edificio es colosal.No séquéhacedordeestadísticashacalculadoquecolocandouno sobreotrotodoslosvolúmenessalidosdelaimprenta,desdeGutenberg,sellenaríaelespacioexistenteentrelatierraylaluna.Peronoesdeestaclasedegrandezadelaquequeremoshablar.Sinembargocuandose intenta abarcar con el pensamiento una imagen total del conjunto de las producciones desde laimprentahastanuestrosdías,¿nosenosapareceesteconjuntocomounainmensaconstrucción,teniendopor base almundo entero, en la que la humanidad trabaja sin descanso y cuyamonstruosa cabeza sepierdeentrelasbrumasprofundasdelfuturo?Escomoelhormiguerodelasinteligencias,lacolmenaadondetodaslasimaginaciones,esasabejasdoradas,lleganconsumiel;eslatorredelosmilpisos.Poraquíyporallásevendesembocarensusrampaslascavernastenebrosasdelacienciaquesecruzanensus entrañas. En todas partes de la superficie el arte hace proliferar ante los ojos sus arabescos, susrosetonesysusencajes.Allícadaobraindividual,porcaprichosayaisladaqueparezca,tienesusitioysu resalte. La armonía procede del conjunto. Desde la catedral de Shakespeare hasta la mezquita deByron,milcampanariosseagrupanyseentremezclanenestametrópolidelpensamientouniversal.Ensubasesehanescritoalgunosantiguostítulosdelahumanidadquelaarquitecturanohabíaregistrado.Enlaentrada,alaizquierda,sehaselladoelviejobajorrelieveenmármolblancodeHomero;aladerecha,seyerguenlassietecabezasdelaBibliapolíglota.MásalláseerizalahidradelRomanceroyalgunasotrasformashíbridascomolosVedasylosNibelungos.Ocurreademásqueelprodigiosoedificiosemantieneinacabado y la imprenta, esa máquina gigante que bombea sin cesar toda la savia intelectual de lasociedad, vierte incesantemente nuevos materiales para la obra. Todo el género humano está en eseandamiajeycadainteligenciaesunodesusobreros.Elmáshumildecolocaunapiedraotapaunagujeroy cada día se coloca una nueva hilada. Retif de la Bretonne aporta su cesto de cascotes.Independientemente de la aportación original a individual de cada escritor existen aportacionescolectivas.ElsigloXVIIIconcurreconsuEnciclopedia,larevoluciónaportasuMonitor.Naturalmenteque se trata de una construcción que crece y se completa en espirales sin fin y en donde se producetambiénlaconfusióndelenguas;esunaactividadincesanteuntrabajoinfatigable,unconcursoentusiastade toda la humanidad; es el refugio prometido a la inteligencia contra un nuevo diluvio o contra otrainvasióndelosbárbaros;eslasegundatorredeBabeldelgénerohumano.

LIBROSEXTO

IOjeadaimparcialalaantiguamagistratura

En el año de gracia de 1482, el gentilhombre Robert de Estouteville, caballero, señor de Beyne,baróndeIvryydeSaint-AndréenlaMarca,consejeroychambelándelreyyguardiándelaprebosteríadeParís, era un personajemuy afortunado.Tenía casi diecisiete años cuando recibió del rey, el 7 denoviembrede1465, el añodel cometa, el honorable cargodeprebostedeParís, que era consideradocomounseñoríomásqueuncargopropiamentedicho:«Dignitas,—dice JoannesLoemnoeus—,quaecum non exigua potestate politiam concernante, atque praerogativis multis et juribus coniunctaest»[48].Eraalgoextraordinarioveren82aungentilhombre,comisionadoporelrey,paraunainstituciónquese remontaa laépocadelmatrimoniode lahijanaturaldeLuisXIconmonseñor,elbastardodelBorbón. El mismo día en que Robert de Estouteville había reemplazado a Jacques de Villiers en elprebostazgodeParís,maeseJeanDauvetsustituíaamaeseHélyedeTorrettesenlaprimerapresidenciade lascortes,enelparlamento;JeanJouvenelde losUrsinossuplantabaaPierredeMorvilliersenelpuestodecancillerdeFrancia;RegnauldesDormantsdesposeíaaPierrePuydelcargodereceptordepeticiones ordinarias de la residencia real. Pero, ¿sobre cuántas cabezas se habían paseado lacancillería, el ministerio y la presidencia desde que Robert de Estouteville había sido nombradoprebostedeParis?

Lehabía sido entregado enguarda, decían las camas credenciales; y desde luegoque lo guardababien,puesseaferrabaaél,sehabíaentregadoaélyhastasehabíaidentificadoconéltanbienquehabíalogradoescaparalafuriadecambiosquedominabaaLuisXI,reydesconfiado,hostigadorytrabajador,quepretendíaconservarmedianterevocacionesfrecuenteslaelasticidaddesupoder.Aúnhabíamásyaqueelbuencaballerohabíaobtenidoparasuhijolacontinuidaddesucargoyhacíayadosañosqueelnombre del gentilhombre Jacques de Estouteville, escudero, figuraba junto al suyo encabezando elregistroordinariodelprebostazodeParís.¡Rarísimoenverdad,insignefavor!EsciertoqueRobertdeEstouteville era un buen soldado, que había lealmente enarbolado su pendón contra la liga del bienpúblicoyqueademáshabíaofrecidoalareinaunmaravillosociervoconfitadoeldíadesuentradaenParís en 14… Contaba también con la buena amistad de micer Tristán l'Hermite, preboste de losmariscales del palacio del rey; así que micer Robert gozaba de una dulce y plácida existencia:primeramenteunosbuenos emolumentos a los que se uníany colgaban, comounos racimosmásde suviña, las rentas de la secretaría de lo civil y de lo criminal del prebostazgomás las rentas civiles ycriminalesdelasauditoríasdelEmbasdelChâtelet,sincontarlospequeñospontazgosdeMantesydeCorbeilylosimpuestossobreleñaysal.Añádaseaestoelplacerdelaostentaciónensuscabalgadasporlaciudad,yeldestacarsobrelavestimentarojoytostadodelosedilesydelosjefesdelatropadesuhermosouniformedeguerra,queaúnhoypodemosadmiraresculpidoensusepulcroenlaabadíadeValmont, enNormandía, y sumorrión repujado enMontlhéry. Y además, ¿no suponia nada el ejercerautoridadsobrelosguardiasdeladocena,elconserjeyvigíadelChâtelet,losdosauditoresdelChâtelet,auditores castelleti, los dieciséis comisarios de los dieciséis barrios, el carcelero del Châtelet, loscuatrosargentosenfeudados,loscientoveintesargentosdeacaballo,loscientoveintesargentosdevara,elcaballerodelarondacontodasuronda,consurondainferiorysucontrarronda?¿Noeranadaejercer

justicia, alta y baja, derecho de arrestar y de colgar, sin contar la primera jurisdicción, en primerainstancia, in prima instantia, como dicen los documentos, sobre el vizcondado de Paris, tangloriosamente dotado con siete nobles bailiajes? ¿Se puede uno imaginar algo más grato que dictarsentenciásyordenararrestoscomohacíaadiariomicerRobertdeEstouteville,enelGrandChâteletbajolas ojivas amplias y achatadas de Felipe Augusto? ¿Y el ir como acostumbraba cada noche a laencantadoramansión de la calleGalilée, en el recinto del Palais-Royal, que poseía como dote de sumujer,madameAmbroisedeLoré,adescansardelafatigaquelehubieraproducidoelhaberenviadoaalgúnpobrediabloapasarlanocheporsucuentaen«aquellacelditadelacalledelaEscorcherie,quelosprebostesylosedilesdeParíssolíanutilizarcomosuprisiónyquemedíaoncepiesdelargo,sietepiesycuatropulgadasdeanchoyotrosoncepiesdealto»?

PeromicerRobertdeEstoutevilletenía,ademásdesujusticiaparticularcomoprebosteyvizcondede Paris, parte, ojeada y un buen mordisco también, en la gran justicia del rey. No había cabezaimportantequenohubierapasadoporsusmanosantesdeirapararalasdelverdugo.Élmismofuequienhabía ido a buscar a la Bastille-Saint-Antoine, para llevarle a lasHalles, al señor deNemours, y alcondestable de Saint-Pol para llevarle a la plaza de Grève; éste protestaba y gritaba, con gransatisfaccióndelpreboste,quenoestimabaenabsolutoalseñorcondestable.

Heaquí,enrealidad,másdelonecesarioparahacerfelizeilustrelaexistenciayparamerecer,almenos, una página notable en esta interesante historia de los prebostes deParís, en la que uno puedeenterarsedequeOudarddeVilleneuveteníaunaresidenciaenlacalledelasBoucheries,queGuillaumedeHangestcomprólagrandeylapequeñaSaboya,queGuillaumedeThiboustcedióalasreligiosasdeSantaGenovevasuscasasdelacalleClopin,queHuguesAubriotvivióenlaresidenciadelPort-Épic,yotrasmilcircunstanciasdomésticas.

Sin embargo y con tantas razones para tomarse la vida con paciencia y alegría, micer Robert deEstouteville se había levantado aquellamañana del 7 de enero de 1482muy enfadado y de un humorinsoportable.¿Dedóndeleveníaaquelmalhumor?Niélmismohabríasabidodecirlo.¿Seríaporqueelcielo estaba gris?, ¿porque la hebilla de su viejo cinturón deMonthléry no ajustaba bien y oprimíademasiadomilitarmentesugorduradepreboste?¿Quizásporquehabíavistopasarbajosuventanaaunosrufianesburlándosedeél,enpandillasdecuatro,sincamisabajosusjubones,conelgorrorotoybienprovistos de zurrón y botella? ¿Podría ser el vago presentimiento de las trescientas setenta libras,dieciséis sueldos y ocho denarios que el futuro rey Carlos VIII iba a retirarle de sus rentas el añosiguiente? Todo ello queda a elección del lector; nosotros nos inclinamos a creer sencillamente queestabademalhumorporqueestabademalhumor.

Porotraparte,eraaldíasiguientedeunafiesta,díadeaburrimientoparatodos,principalmenteparaelmagistrado encargado de barrer y recoger todasLas basuras, en sentido propio y figurado que unafiestaproduceenunaciudadcomoParís.

YademásteníasesiónenelGrandChâtelet,aunquehemosobservadoquelosjuecesselasarreglanen general para que su día de audiencia sea un día de buen humor al objeto de poder descargarcómodamentesobrealguien,enelnombredelrey,delajusticiaodelaley.

Sinembargo, laaudienciahabíacomenzadosin supresenciay sus lugartenientesen locivil, en locriminalyenloparticularhacíansusfunciones,segúnlacostumbre.DesdelasochodelamañanaalgunosgruposdeburguesesydeburguesasamontonadosyapiñadosenunrincónoscurodelauditoriodeEmbas

delChâtelet,entreunasólidabarreraderobleylapared,asistíantranquilamentealespectáculovariadoy regocijante de la justicia civil y criminal administrada pormaese Florian Barbedienne, auditor delChâteletlugartenientedelseñorpreboste,demanerauntantoatropelladaycaprichosa.

Lasalaerapequeña,abovedadaybaja;alfondoseveíaunamesaconelemblemadeflordelis,yungran sillón demadera de roble, repujado, que pertenecía al preboste y que permanecía vacío; y a laizquierda un escabel para el auditor,maese Florian.Abajo se hallaba el escribano garabateando y alfrenteestabaelpueblo.Enlapuertayjuntoalamesa,guardiasdelprebosteconsobrevestadecamelotevioletaconcrucesblancas.DosguardiasdelParloir-aux-Bourgeois,vestidosconsusjubonesdelafiestadeTodosLosSantos,mediorojos,medioazules,vigilabananteunapuertabajaycerradaqueseveíaalfondo,detrásdelamesa.Sólounaventanaenojiva,fuertementeencajadaenelgruesomuro,iluminabaconun rayopálidodeenero,adosgrotescas figuras:elcaprichosodemoniodepiedra,colganteenelcentrodelabóveda,yeljuezsentadoalfondodelasalasobrelasfloresdelis.

Enefecto,imaginaosenlamesadelpreboste,entredoslegajosdeprocesos,apoyadoensuscodos,conunpiepisando la colade su togadepañomarrón liso, con la cara envuelta enpielesblancasdecordero,deLasquedestacaban susnegrascejas; coloradote, enfadado, cerrandounojo, llevandoconmajestad la grasa de sus mejillas, que se juntaban en su mentón, imaginaos así a maese FlorianBarbedienne,auditorenelChâtelet.

Ahorabien;elauditorerasordoyésteera,enverdad,unligerodefectoparaunauditor.PeronoporellomaeseFloriandejabadejuzgarsinapelaciónyconsensatez.Claroqueesciertoqueavecesbastaconqueunjueztengaaspectodeestaratentoy,enestecaso,elvenerableauditorcumplíaconcrecesestatarea, la única para administrar una buena justicia, tanto mejor cuanto que su atención no podía serdistraídaporningúnruido.

Porotraparte,habíaenelauditoriounimplacablecontroladordesushechosydesusgestosenlapersonadenuestroamigoJehanFrolloduMoulin,aquel jovenestudiantedeayer,aquelpeatónalquesiempresepodíaencontrarencualquierpartedeParís,exceptoantelacátedradesusprofesores.

—¡Mira!—decía por lo bajo a su compañero Poussepain, que se reía burlón a su ladomientrascomentabalasescenasquesesucedíanantesusojos—,ahíestáJehannetonduBuisson,lalindahijadelganduldelmercadonuevo. ¡Pormividaque eseviejova a condenarla! ¡Tienemenosvistaqueoído!¡Quincesueldosycuatrodenariosparisinosporhaberrobadodosrosarios!Resultaunpococaro.Lexduri carminis[49]. ¿Quién es ése? ¡Robin Chief-de-Ville, posadero! ¿Por haber sido maestro en suofficio?Eselpagodesuentrada.¡Eh!¡Doscaballerosentreestostruhanes!AigletdeSoinsyHutindeMailly.¡Dosescuderos,CorpusCristi!¡Ah!,hanjugadoalosdados;¿cuándoveréaquíanuestrorector?¡Cienlibrasparisinasdemultaafavordelrey!¡ElBarbedienneesemultacomosiestuvierasordo!(yesque loestá).Quierosermihermanoelarchidiácono, siellome impide jugar, jugardíaynoche,vivirpara jugar, si eso me impide morir jugando y jugarme el alma después de la camisa. ¡Virgen Santa,cuántas mozas! ¡Como ovejitas una tras otra! ¡Ambioise Lécuyère! ¡Isabeau la Peynette! ¡BérardeGironin! ¡Si me las conozco a todas, Dios Santo! ¡Multa, multa! ¡Eso os enseñará a llevar cinturóndorado! ¡Diez sueldos parisinos! ¡Coquetas! ¡Oh!, el viejo hocico de ese juez sordo e imbécil. ¡Ay!¡ZopendodeFlorian!¡MastuerzodeBarbedienne!¡Miradleensumesa!¡Comecausas,comeprocesos,come, mastica, se ceba, se llena! Multas, gastos, tasas, costos, salarios, daños, intereses, prisiones,cárcelesyceposconcostassonparaélcomodulcesdenavidadymazapanesdeSanJuan.¡Míralequé

cerdo!¡Anda!¡Otramujeramorosa!¡ThibaudlaThibaudenadamenos!¡PorhabersesalidodelacalleSlatigny! ¿Quién es ése? ¡GieffroyMabonne, gendarme! ¡Hamaldecido el nombre del Padre! ¡Anda!¡Multaa laThibaude!¡MaltaaGieffroy!¡Multaa losdos!¡Viejosordo!¡Hadebidoconfundir losdoscasos!¡Vandiezcontraunoaquehacepagarlablasfemiaalamozayelamoralgendarme!¡Eh,mira,RobertPoussepain!¿Aquiéntraenahora?¡Anda,sisondossargentos!¡PorJúpiter!¡Siestánaquítodosloslebrelesdelajauría!¡Debeserlagranpiezadelabatida!Unjabalí.¡Esuno,Robin,esuno!¡Ybiengrande! ¡PorHércules! Si es nuestro príncipe de ayer, nuestro papa de los locos, nuestro campanero,nuestrotuertoynuestrocojoynuestrocheposoynuestramueca.¡SiesQuasimodo…!

Ynoeranadamenos.EraQuasimodo,atado,liado,vigilado,agarrotadoybienguardado.Laescuadradeguardiasquele

rodeabaibaasistidaporelcaballeroderondaenpersona,quellevababordadoelescudodeFranciaenelpechoyeldelaciudadenlaespalda.NadaseveíaenQuasimodo,exceptosudeformidad,quepudierajustificartodoaquelaparatodealabardasyarcabucesyestabatriste,silenciosoytranquilo.Apenassisuúnicoojolanzabadecuandoencuandounamiradasolapadaycoléricasobresusataduras.

Paseóesamismamiradaasualrededorperotanapagadayadormiladaquelasmujeresleseñalabanconeldedoperoparareírsedeél.

Sinembargo,maeseFlorian,elauditor,hojeóconatenciónelexpedientedeladenunciapresentadacontraQuasimodo,quelellevóelescribanoydespuésdehaberlovistosequedómeditativoduranteunmomento.

Graciasaestaprecauciónquesiemprehabíaprocuradotenerantesdeprocederauninterrogatorio,podíaconocerporadelantadolosnombres,cualidadesydelitosdeldetenido;teníaréplicasprevistasapreguntas tambiénprevistasyconseguíasalirconbiende todas lassinuosidadesdel interrogatoriosinquesenotarademasiadosusordera.Elexpedientedelprocesoeraparaélcomoelperroparaelciego.Siacontecíaporcasualidadquesusorderaletraicionaseaquíoalláporalgunafraseincoherenteoporalgunapregunta incomprensible,eraalgoquealgunosconsiderabanqueeradebidoasuprofundidadyotrosasuimbecilidad.Encualquieradeestosdoscasos,elhonordelamagistraturaquedabaasalvo,puessiempreesmejorqueunjuezseaconsideradoimbéciloprofundoquenosordo.Asíqueélponíasumocuidadoendisimularsusorderaalosojosdetodosygeneralmenteloconseguíacontalbrillantezquehastaélmismollegabaacreérselo,loqueera,porotraparte,másfácildeloquepuedeimaginarse.Todoslosjorobadoscaminanerguidos,lostartamudosvanperorandoylossordoshablandoenvozbaja.El creíaque, todo lomás, eraunpoquitodurodeoído; era ésta laúnica concesiónquehacía en esteaspectoalaopiniónpública,ensusmomentosdefranquezaydeexamendeconciencia.

HabiendorumiadoafondoelasuntodeQuasimodo,echólacabezahaciaatrás,ycerróuntantolosojosparadarmásempaquee imparcialidad, aunqueenaquelmomentoestabaa lavez sordoy ciego,doblecondiciónsinlacualnoseesunjuezperfecto;yasí,conestaactitudmagistral,diocomienzoalinterrogatorio.

—¿Vuestronombre?Pero he aquí un caso «noprevisto por la ley»; el que un sordo tenga que interrogar a otro sordo.

Quasimodo,aquiennadaadvertíaque se leestaba formulandounapregunta, continuómirandoal juezfijamenteynorespondió.Eljuez,sordotambién,ysinquenadaleindicaralasorderadelacusado,creyóque éste había respondido, como hacían en general todos los acusados, y continuó con su aplomo

mecánicoyestúpido.—Estábien.¿Vuestraedad?Quasimodotampocorespondióaestapregunta.Eljuezlacreyócumplimentadayprosiguió.—Yahoravuestroestado.Se mantuvo el mismo silencio en el acusado, pero el auditorio había comenzado a susurrar y a

mirarseunosaotros.—Está bien—continuó imperturbable el auditor, cuando supuso que el acusado había acabado su

tercera respuesta—.Seosacusaantenos:primo,dedesórdenesnocturnos;secundo,devíasdehechodeshonestas en la persona de una mujer loca, in praejudicium meretricis; tertio, de rebelión ydesobediencia a los arqueros de la ordenanza del rey nuestro señor. Explicadnos todos estos puntos.Escribano,¿habéistomadoyanotadetodoloqueelacusadohadichohastaahora?

Ante esta desafortunada pregunta se produjo un estallido de risotadas desde la escribanía alauditorio,tanviolento,tanloco,tancontagiosoytangeneralquehastalosdossordospudieronenterarse.Quasimodo se dio la vuelta levantando su joroba enungesto desdeñoso,mientras quemaeseFlorian,igualmente sorprendido, y suponiendo que las risas de los espectadores habrían sido provocadas poralgunaréplicairreverentedelacusado,materializadaparaélenaquelgestodehombros,leapostrofóconindignación.

—¡Pícaro!¡Vuestrarespuestaseríamerecedoradelahorca!¿Sabéisconquiénestáishablando?Noeraestasalida lamásadecuadaparadetener lageneralexplosiónderisotadas,yasíparecióa

todos tan incongruenteyabsurdaqueaquella risa locasecontagió inclusoa lossargentosdelParloir-aux-Bourgeois,unaespeciede sotasdeespadasenquienes laestupidez sehabíavestidodeuniforme.SóloQuasimodoconservósuserenidadporlasimplerazóndenoentendernadadeloqueentornosuyoestabaocurriendo.El juez,cadavezmás irritadosecreyóen laobligacióndecontinuarconelmismotono,esperandoconelloinfundirterrorenelacusado,paraquealinfluirésteenelauditorio,abandonasesuactitudyrenaciesedenuevolacalmayelrespeto.

—Esdecir,hombreperversoyrapaz,queospermitísfaltaralauditoriodelChâtelet,almagistradocomisionadoparalajusticiapopulardeParís,encargadodelainvestigacióndeloscrímenes,delitosymalos hechos, encargado del control de los oficios y de prohibir su monopolio, de conservar elempedrado, de impedir la reventade avesy cazaydedistribuir la leñayotras clasesdemadera; depreservaralaciudaddelbarroyalairedeenfermedadescontagiosas,demirarcontinuamenteporelbiendel público, en una palabra, sin gajes ni esperanza de salarios. ¿Sabéis que me llamo FlorianBarbedienne, lugartenienteenpropiedaddelseñorprebosteyademáscomisario,cuestor,controladoryobservadorconigualpoderenprebostería,bailiaje,conservaciónypresidial…?

No hay razón especial para que un sordo se paremientras está hablando a otro sordo.Dios sabedóndeycuándohabríatomadotierramaeseFlorian,lanzadoasíporlasramasdelaaltaelocuencia,silapuertabajadelfondonosehubieraabiertoderepenteparadarpasoalmismísimoprebosteenpersona.

NoseturbómaeseFlorianantesuaparición,sinoquevolviéndosehaciaélyenfocandobruscamentehaciaelprebostelaarengaconlaqueestabafulminandoaQuasimodounosmomentosantesdijo:

—Señor, requiero la pena que os plazca contra el acusado aquí presente por grave y miríficodesacatoalajusticia.

Ysesentó,sofocado,secándoselasgruesasgotasdesudorquecaíandesufrenteyempapabancomo

lágrimas los pergaminos expuestos ante él.MicerRobert deEstouteville frunció el entrecejo a hizo aQuasimodoungestotanimperiosoysignificativoqueelsordocomprendióenbuenaparte.

Elprebosteledirigiólapalabraconseveridad.—¿Quéhashechoparaestaraquí,rufián?Elpobrediablo,suponiendoqueelprebostelepreguntabasunombre,rompióelsilencioquehabía

mantenidohastaentoncesyrespondióconunavozroncaygutural.—Quasimodo.Larespuestacuadrabatanmalconlapreguntaquelasalocadasrisascomenzaronaexteriorizarsede

nuevoymicerRoberttuvoquegritarencolerizado:—¿Tambiénteburlasdemí,pícarosinvergüenza?—CampanerodeNuestraSeñora—respondióQuasimodocreyendoquedebíaexplicaraljuezquién

era.—Campanero,¿eh?—replicóelprebostequesehabíadespertadoaquellamañanadebastantemal

humor,comoyahemosdicho,paraquesufurianonecesitaraseratizadaportanextrañasrespuestas—.¡Asíquecampanero!YaharéyoquetedenuncarillóndelatigazosenellomoporlascallesdeParís,¿meentiendesahora,truhán?

—Si lo que queréis conocer esmi edad—dijoQuasimodo—, creo que hago los veinte para SanMartín.

Aquelloerayademasiado;yelprebostenopudocontenerse.—¡Ah!¿Teburlasdelpreboste,miserable?Señoressargentosdevara, llévenmeaestebribóna la

picotadelaplazadeGrèveyazótenleduranteunahora.¡PorDiosquemelasvaapagar!,yquieroquesepregoneestasentencia,mediantecuatrotrompetas-jurados,porlassietecastellaníasdelvizcondadodeParís.

Elescribanosepusoaredactarlasentencia.—¡PorlasbarbasdeCristo!¡Yalocreoqueestábienjuzgado!—exclamódesdesurincóneljoven

estudianteJehanFrolloduMoulin.ElprebostesevolvióyfijódenuevoenQuasimodosumiradacentelleante.—CreoqueestebribónhadichoporlasbarbasdeCristo.Escribano,añadadocedenariosparisinos

demultaporblasfemaryquesedélamitadalaobradeSanEustaquio,puestengodevociónespecialaestesanto.

Lasentenciaquedóredactadaenpocosminutos,siendosucontenidosencilloybreve.LacostumbredelaprebosteríaydelvizcondadodeParísnohabíasidoaúnviciadaporelpresidenteThibautBailletyporRogerBarmne,elabogadodelrey.NoestabaobstruidaentoncesporelespesobosquedeembrollosytrámitesqueesosdosjurisconsultosimpusieronacomienzosdelsigloXVI.Todoeraclaro,expeditivoy explícito. Se iba derecho al asunto y se distinguía rápidamente al final del camino, sin zarzas nirecovecos,larueda,elpatíbuloolapicota;almenossesabíasiemprepordóndeseiba.

Elescribanopresentó la sentenciaalpreboste,quepusoenella susello,ysalióparacontinuarsuvisita por los demás auditorios con un espíritu tan dispuesto que debió llenar aquel día todas lasprisionesdeParís.JehanFrolloyRobinPoussepainsereíanbajocuerdayQuasimodocontemplabatodoaquelloconunairedeindiferenciaydesorpresa.

Sin embargo, el escribano, en el momento en que maese Florian Barbedienne leía, a su vez, la

sentencia para firmarla, se sintió movido de piedad por aquel pobre diablo y con la esperanza derebajarle algo la pena, se acercó lo más que pudo a la oreja del auditor y le dijo señalándole aQuasimodo:

—Estehombreestásordo.Esperaba que el conocimiento de la enfermedad de Quasimodo despertaría el interés de maese

Florianensufavor;peroyahemosvistoquemaeseFloriannoteníainterésenquenadieseapercibiesedesusorderayporotraparteeratandurodeoídoquenooyóunasolapalabradeloquelehabíadichoelescribano;pero,comodeseabadarlaimpresióndeoír,respondió:

—¡Ay,ay,ay!,esoesotracosa;nosabíayoeso:unahoramásdepicotaenesecaso.Yfirmólasentenciamodificadaenestesentido.—Leestámuybien—dijoRobinPoussepain,queguardabaunciertorencoraQuasimodo—,esole

enseñaráanomaltrataralagente.

IIElagujerodelasratas

Permítanos el lector conducirle hasta la plaza deGrève la que dejamos ayer conGringoire, paraseguiraEsmeralda.

Sonlasdiezdelamañana.Todonosdaaentenderqueeseldíasiguienteaunafiesta.Elsueloestállenoderestos,cintas,trapos,plumasdepenachos,ceradelosvelonesymigajasdelfestínpopular.

Buennúmerodegentedeambula,comosediceahora;poracáyporallárevolviendoconelpielostizonesapagadosyadelafogatadelaalegría,extasiándoseantelaMaison-aux-Piliers,recordandolashermosas colgaduras de la víspera y contemplando hoy como último placer los clavos de los quecolgaban.Losvendedoresdesidraydecervezapaseansusbarrilesentrelagente.Algunostranseúntesvanyvienenconprisa.Loscomerciantescharlanysellamandesdelapuertadesustiendas.Lafiesta,losembajadores,Coppenole,elpapade los locosestánenbocade todos.Todoscomentanyríenamásymejor.Sinembargo,cuatroguardiasdeacaballo,queacabandeapostarseenlascuatroesquinasdelapicota, han reunido a su alrededor un buen número de gente esparcida por la plaza condenada a lainmovilidadyalaburrimientoconlapequeñaesperanzadepodercontemplarunaejecución.

Siahoraellector,despuésdehabercontempladoestaescenavivaychillonaqueserepresentaenloscuatroladosdelaplaza,dirigesumiradahacialaantiguacasamediogóticaymediorománicadelaTourRolandquehaceesquinaconelmuelledelponiente,podráobservarenelángulodelafachadaungranbreviario público con ricas decoraciones, preservado de la lluvia por un pequeño tejadillo, y de losladrones por una reja que permite sin embargo hojearlo.Al lado de aquel breviario hay una estrechaclaraboyaenojiva,cerradacondosbarrotesdehierro,enformadecruz,quees laúnicaaberturaquellevaunpocodeaireydeluzaunapequeñacelda,sinpuerta,abiertaenlaplantabaja,enelespesordelmurodelaviejacasa,yllenadeunapaztantomásprofundaydeunsilenciotantomástristecuantoquechocaconelambienteexistenteenlaplazapúblicaquehayasulado,laplazamásbulliciosa,animadaypopulardeParís.

Esta celda era célebre enParís desdehacía casi tres siglos, cuandomadameRolandede laTour-Roland,enseñaldedueloporlamuertedesupadreenlascruzadas,lahabíahechoexcavarenlosmurosdesupropiacasaconobjetodeencerrarseallíparasiempre,sinconservardesupalaciomásqueesaviviendacuyapuertaestabatapiadayconlaclaraboyaabiertaconstantementetantoenveranocomoeninvierno,yhabiendoofrecidoelrestodesufortunaaDiosyalospobres.Ladesconsoladadamahabíaesperadolamuerteduranteveinteañosenaquellatumbaanticipada,implorandonocheydíaporelalmadesupadre,durmiendosobrecenizas,sintenersiquieraunapiedracomoalmohada;vestidaconunsaconegroyviviendoúnicamentedelalimosnaquelostranseúntesdepositabanenelrebordedelaclaraboya,panyaguaprincipalmente;asírecibíaellalacaridaddespuésdehaberlaejercitado.Asumuerte,enelmomento de trasladarla a su nuevo sepulcro, había legado a perpetuidad aquel sitio para lasmujeresafligidas, a las madres, viudas o doncellas, que necesitaran rogar mucho por el prójimo o por ellasmismasyquedesearanenterrarsevivasporungrandoloroporpenitencia.Lospobresdesuépocalehabían ofrecido unos hermosos funerales con lágrimas y bendiciones. Pero con gran pesar suyo lapiadosajovennohabíapodidosercanonizadacomosantaporfaltademedios.Losmásimpíosesperaban

queel asunto sehubieraarregladoenelparaísomás fácilmentequeenRomayhabían rogadoaDiossimplementeporladifuntayaquenolohacíaelpapa.LagranmayoríasehabíaconformadoconguardarcomosagradalamemoriadeRolandeyconhacerreliquiasdesusharapos.Laciudad,porsuparte,habíafundado,enmemoriadeladama,unbreviariopúblico,queguardabacercadelaluceradelacelda,paraque los transeúntes sedetuvierandevez en cuando, aunque sólo fuerapara rezar, paraque laoraciónobligaraapensarenlacaridadyparaquelasallírecluidas,herederasdelacuevademadameRolande,nomuriesendehambreoporolvido.

NoeraninfrecuentesenlasciudadesdelaEdadMediaestaespeciedetumbas.Podíanencontrarseconalgunafrecuencia,enlacallemásconcurrida,enelmercadomásruidosoymulticolor,encualquierparte,bajolaspatasdeloscaballos,ocasi,casi,bajolasruedasdelascarretas,unacueva,unpozo,uncalabozo vallado y con rejas en cuyo interior rogaba noche y día un ser humano, entregadovoluntariamenteaunaeternaplegaria,aunadurapenitencia.Ytodaslasreflexionesquedespertasehoyennosotros este extrañoespectáculo, estahorrible celda, eslabón intermedioentre la casay la tumba,entre el cementerio y la ciudad, aquel ser vivo apartado de la comunidad humana y considerado casicomomuerto,aquella lámparaconsumiendoen lasombrasuúltimagotadeaceite,aquel restodevidavacilante,aquelsoplo,aquellavoz,aquellaeternasúplicaenunacajadepiedra,aquelrostrovueltoparasiemprehaciaelotromundo,aquellosojosiluminadosyaporotrosol,aqueloídopegadoalasparedesde la tumba, aquel alma prisionera en el cuerpo, aquel cuerpo prisionero en el calabozo, bajo laenvolturadecarneygranito,elrumordeaquellaalmaenpena,nadadetodoaquelloeraconocidoporlagente;lapiedadpocorazonadoraypocosutildeaquellostiemposnodiscerníatodasestasfacetasenunactoreligioso.

Tomabalacosaenbloqueyhonraba,venerabaysantificabaelsacrificioencircunstanciasconcretas,peronoanalizaba lossufrimientosquedeélsederivabany loscompadecíarelativamente.Llevabadevezencuandoalgodecomidaaldesgraciadopenitente,mirabaporlaventanitaparacomprobarsiaúnvivía;desconocíasunombreyapenassisabíadesdecuándohabíacomenzadoamorir,ycuandoalgúnforastero les preguntaba sobre el esqueleto viviente que se pudría en aquella cueva, los vecinosrespondíansimplemente:eselrecluso,oeslareclusa,segúnquesetrataradeunhombreodeunamujer.

Asíseveíatodoenaqueltiempo,sinmetafísicasniexageraciones,sincristalesdeformantes,asimplevista.Nosehabíainventadoaúnelmicroscopioniparalascosasdelamateria,niparalasdelespíritu.

Porlodemás,aunquenocausaramuchaextrañeza,losejemplosdeestaclasedeenclaustraciónenelinteriordelasciudadeseranfrecuentesenrealidadtalcomoacabamosdedecir.HabíaenParísunbuennúmerodeestasceldasdepenitenciaydeoraciónycasitodasestabanocupadas,aunquebienesverdadqueel clero sepreocupabadequenoquedaranvacíasporquepodría inducir a tibiezaen la fede loscreyentesyporestomismo lasocupabancon leprososcuandosecarecíadepenitentes.Ademásde laceldadelaGrèvehabíaotraenMontfaucon,otraenelcementeriodelosInocentes,otranosémuybiendónde,hacia lacasadeClichon,creo,yotras tantasmásenmuchoslugaresdelasqueencontramoselrastroenlastradicionespopulares,afaltadellugarmaterialdelasmismas.

LaUniversidadtambiénteníalasuya.EnlamontañadeSainte-Geneviéve,unaespeciedeJobdelaEdadMediacantódurantetreintaañoslossalmospenitencialessobreunestercolero,enelfondodeunacisterna,volviendoaempezarcuandolosterminaba,salmodiandomásaltodurantelanoche,magnavoceperumbras, y aúnhoy el quegustade conocer estas cosas creeráoír suvoz al entrar en la calle del

«Pozoquehabla».ParalimitarnossolamentealaceldadelaTour-Roland,hayquedecirquenuncahabíacarecidode

penitentes.Desde lamuertedemadameRolande,apenassihabíaestado libreunoodosaños.Muchasmujereslahabíanocupadohastalamuerte,entrandoenellaparallorarasuspadres,asusamantesoporsus propias faltas. La maledicencia parisina, que se mete en todo incluso en lo que menos deberíaimportarles,pretendíanohabervistoencerradasamuchasviudas.

Segúneracostumbreenlaépoca,unainscripciónlatinaenelmuroindicabaaltranseúntequesupieraleereldestinopiadosodeaquellacelda.HastamediadosdelsigloXVIsehaconservadolacostumbredeexplicarlahistoriadealgunosedificiosmedianteunabreveleyendacolocadaencimadelapuerta;porello puede hoy mismo leerse, en Francia, sobre la ventanilla de la prisión de la casa señorial deTourville:Siletoetspera;enIrlanda,bajoelescudoexistentesobreelportalóndeentradadelcastillodeFortescue, reza la inscripción:Forte scutum, salus ducum; y en Inglaterra, por encima de la entradaprincipaldelamansiónhospitalariadeloscondesdeCowper,seve:Tuumest[50].Entoncescualquieredificioencerrabaunpensamiento.

ComonohabíapuertaenlaceldatapiadadelaTour-Roland,sehabíagrabadocongruesoscaracteresromanos,porencimadelaventana,estasdospalabras:

TuOra.

Perocomoelpueblo, con suenormesentidocomún,nove tantadelicadezaen las cosasy traducesimplemente Ludovico Magno por Porte Saint-Denis, había dado a esta cavidad oscura, sombría yhúmedaelnombredeAgujerodelasratas[51],explicaciónquizásmenossublimequelaotra,peromuchomáspintoresca.

IIIHistoriadeunatortadelevadurademaíz

Enlaépocaenquetranscurreestahistoria,laceldadelaTour-Rolandestabaocupada;siellectordeseasaberporquiénnotienemásqueescucharlaconversacióndetrescomadresquecuandoleshemospreguntado por el agujero de las ratas, se dirigían precisamente hacia aquel lado, subiendo por elChâtelethastalaGrève,bordeandoelrío.

DosdeestasmujeresibanvestidascomobuenasburguesasdeParís:consufinamarquesotablanca,faldasdetiritañaconrayasrojasyazules,conmediasdelanablancaconribetesdecolor,muyajustadasalaspiernas,conzapatoscuadradosdecueromarrónysuelasnegrasyprincipalmenteconunpeinado,unaespeciedecuernodelentejuelas,llenodecintasydeencajescomoelqueaúnllevanlasmujeresdelaregióndeChampagne.Todoellodejabatraslucirquepertenecíanaesaclasedericascomerciantes,queseencuentranentrelasqueloslacayosllamanavecesunamujeryavecesunadama.Nollevabannisortijas,nicrucesdeoro,pudiéndosededucirfácilmentequenoeraporpobrezasinopormiedoaunamulta.

Su compañera ibamás omenos ataviada de lamismamanera, pero había en su presencia y en sudesenvolturaesenoséquéquedefinealamujerdeunnotarioprovinciano.Selenotaba,porlaformadellevarsucinturónporencimadelascaderas,quenollevabaaúnmuchotiempoenParís.Añadidaesounagorgueraplisada,lazosenloszapatos,quelasrayasdesufaldaibanenelsentidodeloanchoynodelolargoyotrostantosdetallesquechocabanconelbuengusto.

LasdosprimerasandabanconeseairepropiodelasparisinasqueenseñanParísalasprovincianas.Laprovincianallevabadelamanoaunmuchachetegordinflónqueteníaenlasuyaunagrantorta.

Lamentamostenerqueañadirque,acausadelfríodelinviernoelmuchacheteseservíadesulenguacomopañuelo.

Elmuchachosehacíaarrastrar,nonpatribusaequis,comodiceVirgilio,y tropezabaacadapaso,congrangriteríodesumadre.Laverdadesqueibamáspreocupadoporlatortaqueporelsueloysindudadebíaexistirunmotivoserioqueleimpedíatirarleunmordisco(alatorta),puessecontentabaconmirarlagolosamente.Creernosquelamadredeberíahaberseencargadodellevar la tortaynosometerasíalmofletudomuchachoalacrueldaddeconvertirleenunnuevoTántalo.

Sinembargo, las tres señoritas (elnombrededamasse reservabaentoncesa lanobleza)hablabantodasalmismotiempo.

—Hayquedarseprisa,señoritaMahiette—decíalamásjovendelastresyalavezlamásgruesa,ala provinciana—.Me temomucho que vamos a llegar tarde pues nos han dicho en elChâtelet que lellevabaninmediatamentealapicota.

—Bueno,bueno;¡noesparatanto,señoritaOudardeMusnier!—decíalaotraparisina—;seguroquealmenosletendrándoshorasallí;tenemostiempodesobra.¿Habéisvistoalgunavezponeraalguienenlapicota,queridaMahiette?

—Sí—dijolaprovinciana—;enReims.—¡Bah!¡QuétienequeveréstaconvuestrapicotadeReims;unamalajaulaendondesólometena

campesinos!¡Vayacosa!

—¡Cómoquecampesinos!¡Campesinosenelmercadodelospaños!—dijoMahiette—;¡enReims!Hemosvistoallíbiendecriminalesyalgunoshabíanmatado inclusoa supadreya sumadre. ¡Sí, sí,campesinos!¿PorquiénesnostomáisGervaise?

Laprovincianaestabaapuntodeenfadarseporelhonordesupicota,cuandoporfortunaladiscretaseñoritaOudardeMousniercambiódeconversación.

—A propósito, señorita Mahiette, ¿qué os han parecido nuestros embajadores flamencos? ¿LospodéisencontrartanguaposenReims?

—Tengoqueconfesar—respondióMahiette—,quesóloenParíssepuedenverflamencosasí.—Oshabéisfijadoenlaembajada,enesegranembajadorqueescalcetero—preguntóOudarde.—Sí—contestóMahiette—.ParecíaunSaturno.—¿Yenaquelotrogordocuyacaraparecíaunvientredesnudo?—prosiguióGervaise—.¿Yenaquel

otro,bajito,conojospequeñosycomobordeadosdeparpadosrojizos,durosydentadoscomouncardo?—Suscaballossíquesonbonitos—dijoOudarde—,enjaezadoscomo los llevana lamodadesu

país.—Ayquerida—interrumpiólaprovincianaMahiettemostrandounairedesuperioridad—,pues,¿qué

diríaissihubieseisvistoenelaño61hacedieciochoaños,cuandolacoronacióndelrey,loscaballosdesuséquitoylosdelospríncipes?Plumerosygualdrapasdetodasclases,unasdepañosdeDamásco,definopañodeoroconadornosdemartascibelinas.Otrosconterciopelosypielesdearmiñoycargadostodosdeadornosydecampanillasdeoroydeplata.¡Cuántodineronohabríacostadotodoeso!¡Ylospreciososmuchachosacaballoquehacíandepajes!

—Loqueno impide—replicósecamente laseñoritaOudarde—que los flamencos llevencaballoshermosísimosyqueayerleshayanofrecidounacenasoberbiaenelayuntamiento;enlaresidenciadelseñorprebostedelosmercaderes,endondeselessirvieronfrutasconfitadas,hipocrás,especiasyotrasexquisiteces.

—¿Qué estáis diciendo, vecina? —exclamó Gervaise—, los flamencos han cenado con el señorcardenal,ensuresidenciadelPetit-Bourbon.

—Queno,quehasidoenelayuntamiento.—OsdigoquehasidoenelPetit-Bourbon.—Segurísimoquehasidoenelayuntamiento—respondióOudardeconuntonoseco—;yademásel

doctor Scourable les ha dedicado un discurso en latín que les ha complacido enormemente.Me lo hacontadomimaridoqueeslibrerojurado.

—Pues segurísimo que ha sido en el Petit-Bourbon—respondió Gervaise en el mismo tono—, yademásosdiréloqueleshaofrecidoelprocuradordelseñorcardenal:docedoblesdehipocrásblanco,clareteytinto;veinticuatrocestillosdemazapándoradodeLiónyotrastantastartasdeadoslibraslapiezayseistoneletasdelmejorvinodeBeaunequesepuedaencontrar,blancoyclarete.Supongoquemecreerás ahora; lo sé por mi marido que es el jefe de los guardias del Parloir-aux-Bourgeois y queprecisamente comparaba esta mañana a los embajadores flamencos con los del Preste Juan y con elemperadordeTrebisondaquevinierondesdeMesopotamiahastaParís,conelúltimoreyyquellevabanarosenlasorejas.

—Estoytanseguradequehasidoenelayuntamiento—replicóOudardemuypocoirnpresionadaporaquelalardedeprecisiones—ydequenuncasehavistotalcantidaddeviandasydulces.

—PuesyoosdigoquehansidoservidosporLeSec,guardiadelaciudad,enlaresidenciadelPetit-Bourbon,yseguramenteesesoloqueosinducealerror.

—Osdigoqueenelayuntamiento.—Queno,querida,queno.Yademáshabíanencendidoencristalesmágicos lapalabraEsperanza

queestáescritaenlagranpuertadelaentrada.—Enelayuntamiento,seguroquehasidoenelayuntamiento,yademáslesdiréqueHussonleVoir

tocólaflauta.—¡Yoosdigoqueno!—¡Puesyoosdigoquesí!—¡Puesyoosdigoqueno!Labuenay rellenaOudatde se disponía ya a replicar demanera que en aquella discusiónhabrían

llegadoalosmoñossinohubierasidoporqueMahiettelasinterrumpiódiciendo:—¡Eh!¿Quéhacetodaesagentereunidaallá,alotroladodelpuente?Estánmirandotodosalgoque

hayenelcentro,¿no?—Es verdad —dijo Gervaise—, oigo como si tocaran una pandereta. Creo que es la pequeña

Esmeraldaquehacesusjuegosconlacabra.¡Hala!,másdeprisa,Mahiette;avivadelpasoytiradmásdeprisadelniñoquehabéisvenidoaquíparaconocerlascosascuriosasdeParís.Yaayerhabéisvistoalosflamencos,hoyvaisaveralazíngara.

—¡La zíngara!—dijoMahiette volviéndose bruscamente y cogiendo fuertemente a su niño por elbrazo—.¡QueDiosmeguarde!Merobaríamihijo;venacáEustaquio.

YechóacomerporelmalecónhacialaGrèvehastadejarmuyatráselpuente;peroelniñodelqueibatirandosecayóderodillasyella,todajadeante,sedetuvo.OudardeyGervaiselaalcanzaron.

—¿Creéis que esta gitana os va a robar a vuestro hijo?—dijo gervaise—. ¡Qué imaginación lavuestra!

Mahiettemovíalacabezapreocupada.—LoquemásmechocaesquelaSachettetienelamismaideadelasgitanas.—¿QuéeslaSachette?—preguntóMahiette.—PueslahermanaGudule—dijoOudarde.—¿YquiénesesahermanaGudule?—SevequesoisdeReimsparanosaberlo—respondióOudarde—;eslareclusadelagujerodelas

ratas.—¿Quién?—preguntóMahiette—,¿esapobremujeralaquellevamosestatorta?Oudardehizoconlacabezaunsignodeafirmación.—Esamismaprecisamente;vaisaverlaenseguidaensuventanuco,enlaGrève.Piensacomovos

sobreestasgitanasvagabundasquetocanelpanderoydicenlabuenaventuraalagente.Nosesabededóndelevieneesaaversiónaloszíngarosyalosgitanos;perovos,Mahiette,¿porquéhabéisechadoacorrernadamásverla?

—¡Oh!—exclamóMahiette,tomandoentresusmanoslacabezadelniño—,noquieroquemeocurracomoaPaquettelaChantefleurie.

—¡Vaya!Puestienesquecontarnosesahistoria,mibuenaamiga—ledijoGervaisecogiéndoladelbrazo.

—Megustaría—respondióMahiette—,pero,¡ay!¡DeParísteníasqueserparanoconocerla!Puesos diré que, pero no necesitamos pararnos para contar la historia, Paquette de Chantefleurie era unaguapamuchachadedieciochoañoscuandoyoloeratambién,esdecir,hacedieciochoañosyquesóloellatienelaculpadenoserhoy,comoyolosoy,unabuenayfrescamadredetreintayseisañosconunmaridoyunhijo.EralahijadeGuybertaut,ministrildebarcosenReims,elmismoquehabíatocadoanteelreyCarlosVIIensuconsagración,cuandobajabapornuestroríoVesle,desdeSilleryhastaMuison.InclusoviajabaenaquelbarcomadamelaDoncella.PuesmuriósuancianopadresiendoaúnPaquettemuyniña;asíquesólosequedóconsumadre,hermanadeM.MathieuPradon,caldererodeParís.Vivíaen lacalleParinGarlinymurióel añopasado.Yaveiscómoera su familia.Lamadreeraunabuenamujerque,pordesgracia,noenseñónadaaPaquetteexceptounpocodemuñequería,loquenoimpidióquelapequeñafuesecreciendoysiguierasiendopobre.VivíanlasdosenReims,ríoabajo,enlacalledelaFolle-Peine.FijaosenestoporquecreoquefueesoloquetrajoladesgraciaalaPaquette.Enel61,elañodelacoronacióndenuestroreyLuisXIqueDiosguarde,PaquetteeratanalegreytanbellaqueentodaslasparteslallamabanlaChantefleurie.¡Pobreniña!Teníaunosdienteshermosísimosylegustabareírseparaenseñarlos.Perochicaaquienlegustareír…Perounosbellosdientespierdenaunoslindosojos.Ésaera laChantefleurie.Lavida leseraduraaellayasumadreydesde lamuertedesupadrehabíanquedadomuydesamparadas.Sutrabajodemuñequeríaapenassilesproporcionabaseisdenariosa la semana, loqueno suponemásdedosmaravedisesdeáguila.Estabanmuy lejosdecuandoel tíoGuybertautganabadocesueldosparisiensesenunasolaceremoniadecoronaciónyconunasolacanción.Uninvierno,enesemismoañodel61,lasdosmujeresnoteníannileña,nitroncosyhacíamuchofrío,loqueledioalaChantefleurietanbuencolorquealgunoshombreslallamabanPaquetteyotrosPaqueretteyellaseperdió.¡Eustaquio!¡Teestoyviendomorderlatarta!Nosdimoscuentadequesehabíaechadoaperder undomingoquevino a la iglesia conuna cruz de oro al cuello. ¡A los catorce años! ¡Osdaiscuenta!PrimerofueeljovenvizcondedeCormontreuil,quetienesucampanarioatrescuartosdeleguadeReims despuésmicerHenri deTriancourt, caballerizo del rey;más tarde, ya conmenor categoría,ChiartdeBeaulion,sargentodearmas,yluego,cadavezmásbajo,GueryAubergen,pinchedecocinadelrey,yMacédeFrépus,barberodelDelfín,yThéveninleMoine,cocinerodelreyyasí,cadavezmenosjóvenesydemenorcategoría,fueapararconGuillaumeRacine,menestrildezanfoníayconThierrydeMer,linternero.AsílapobreChantefleuriefuedetodos.Habíaperdidohastasuúltimamonedadeoro.¡Quéosdiríayo,amigasmías!Enlacoronacióndeaquelmismoañodel61ellamismaocupólacamadelreydelosrufianes.¡Todoenelmismoaño!

Mahiettesuspiróysesecóunalágrimaqueasomabaasusojos.—Laverdadesqueesunahistorianomuyextraordinariaquedigamos—dijoGervaise—,perono

veoqueaparezcanenellanigitanasniniños.—¡Paciencia!—intervinoMahiette—:niños;ahoravaisaveruno.Enel66,dieciséisañosvaahacer

estemes,porSantaPaula,Paquettedioaluzaunaniña.¡Pobredesdichada!Ellasepusomuycontentapues hacíamucho tiempo que venía deseando un hijo. Sumadre, una buenamujer que había siemprecerradolosojosantetodo,habíamuertoyasíPaquettenoteníaanadieenestemundoquelaamaraninadie a quien amar. Desde hacía ya cinco años que se había perdido la Chantefleurie era una pobrecriatura.Estabasolaenlavida,señaladaconeldedo,abucheadaporlascalles,perseguidaygolpeadaporlosguardiasyeralamofadelosmuchachosharapientos.Ademásteníayaveinteañosyesaedades

casi la vejez para lasmujeres como ella y la vida que llevaba comenzaba a producirlemenos que lamuñequeríadeantes;porcadaarrugademás,unescudodemenos;elinviernoleresultabaespecialmenteduro,laleñaeracadavezmásescasaensuleñerayelpanensuartesa.Yanopodíatrabajarporquealprostituirse se había hecho perezosa y sufría mucho más porque al hacerse perezosa se había hechoglotona.AsíesalmenoscomoelseñorcuradeSaint-Reimsexplicaelporquémujerescomoellatienenmásfríoymáshambrequeotraspobrescuandosonviejas.

—Sí—observóGervaise—,pero,¿ylasgitanas?—Unmomento, Gervaise—dijo Oudarde, cuya atención era menos impaciente—. ¿Qué quedaría

para el final si todo se dijera al comienzo? Seguid, Maihette, por favor, seguid con la pobreChantefleurie.

YMahietteprosiguió:—Estaba,pues,muy tristeyeramuydesgraciaday las lágrimashabíanmarcadodossurcosensus

mejillasyensuvergüenza,ensulocurayensuabandonocreyóqueseríamenosvergonzoso,menoslocoyqueestaríamenosabandonadasituvieraalgoenelmundooalguienaquienpoderamaroquelaamarayesoteníaqueserunniño,porquesólounniñopodíasertaninocentecomoparaeso.Habíallegadoaesaconclusióndespuésdehaberintentadoamaraunladrón,elúnicohombrequepodíaaceptarla,perosediocuenta,alcabodealgúntiempo,dequeelladrónladespreciaba.Aestasmujeresdelavidaleshacefaltaunamanteounhijoparallenarleselcorazón,sinosonmuydesgraciadas.Perocomonopodíatenerunamante,secentróeneldeseodetenerunhijoy,comonuncahabíadejadodeserpiadosa,selopedíasiempreaDiosensusprecesyelbuenDiosseapiadódeellaylediounahija.Noquierodeciroscuánta fuesualegría.Fueunacataratade lágrimas,debesosydecaricias.Ellamismaamamantóa lapequeña,lehizopañalesconsumanta,laúnicaqueteníaensucama,yyanovolvióasentirnielfríonielhambreylabellezalevolviódenuevo,puesunasolteraviejapuedesermuybienunajovenmadre.Volvió a la galantería, la gente volvía a ver a la Chantefleurie y volvió a encontrar clientes para sumercancíaydetodosaquelloshorroreshizopañales,gorritosybaberos,juboncitosdeencaje,gorritosdesatén, sin pensar siquiera en volver a comprar otra manta. ¡Señorito Eustaquio, le he dicho que nomordisqueelatorta!EstáclaroquelapequeñaAgnès,eraelnombredepiladelaniñaporqueapellidohacíayamuchoquelaChantefleurienolotenía;estáclaroqueaquellapequeñaseencontrabaenvueltaentremáscintasybordadosquelahijadeunrey.¡Teníaentreotrascosasunpardezapatitosquenielmismo rey Luis XI los tuvo nunca iguales! Ella misma se los había confeccionado y bordado; habíapuestoenellostodalahabilidaddesusconocimientosdemuñequeríaytodaladelicadezadeunmantoparaunavirgen.¡Eraelmáspreciosopardezapatosnuncavisto!Erancasitanlargoscomoelpulgardemimanoyhabríasidonecesarioverla jugarconsuspiececitosparapodercreerquepodríancaberenellosporque,¡eranunospiececitostanpequeñosytanlindosytansonrosados!Mássonrosadosaúnqueelsaténdeloszapatitos.Cuandotengáisniños,Oudarde,osdaréiscuentadequenohaynadatanbonitocomolospiesylasmanitasdelosniños.

—Loestoydeseando—dijoOudardeconunsuspiro—;peroestoyesperandoqueéseseaeldeseodemiseñorAndréMusnier.

—Porlodemás—prosiguióMahiette—,laniñadePaquettenoteníasólobonitoslospies.Yolleguéaverlacuandosóloteníacuatromesesyerauncielodeniña.Teníalosojosmásgrandesquelabocayelcabello, suavísimo y muy negro, empezaba ya a rizársele. Habría sido una auténtica morenaza a los

dieciséisaños.Asumadrelatraíamáschaladacadadía.Laacariciaba,labesaba,lehacíacosquillas,lalavaba, laacicalabayhastase lacomíaabesos.La traía locaporcompletoyelladabamilgraciasaDios.Seextasiabasobretodoconsuspiececitossonrosados;eranparaellaunalocuradegozo.Siemprelos estaba besando y se maravillaba de su pequeñez. La calzaba, la descalzaba, los admiraba, semaravillaba,losponíaaltrasluz,seenternecíaalponerlaaandarensucunaysehabríapasadolavidaenteraderodillas,calzándolaydescalzándola,comosisetrataradelospiesdelNiñoJesús.

—Esuncuentoprecioso—dijoamediavozGervaise—,perodóndeaparecelagitanaentodoesto.—Ahora viene—le replicóMahiette—. Llegaron un día a Reims una especie de caballerosmuy

extraños.Eranpícarosauténticos;truhanesqueibanrecorriendoelpaís,llevadosporsuduqueyporsuscondes.Erancetrinosyteníanelpelomuyrizadoyarosdeplataenlasorejas.Lasmujereseranaúnmásfeasqueloshombres;teníanelrostromásnegroylollevabandescubierto.Llevabantambiénunacapapequeña,unviejopaño,hechodecáñamo,sobreloshombrosyunalargacoladecaballo.Losniñosquesecolgabandesuspiernashabríanasustadohastaalosmonos.EraunaverdaderabandadecanallasqueveníaderechadesdeelbajoEgiptohastaReims,atravesandoPolonia.Elpapaloshabíaconfesado,segúnsedecía,yleshabíapuestodepenitenciaelircaminandodurantesieteañosporelmundosindormirencamas. Por eso los llamaban penitenciarios y olían que apestaban. Se decía que antes habían sidosarracenos, lo que explica que creyeran en Júpiter y que reclamaran diez libras tornesas en todos losarzobispados,obispadosyabadíasdemonjesmitrados.Parecequeteníanestederechoporunabuladelpapaquelosamparaba.VeníanaReimsadecir labuenaventuraenelnombredelreydeArgeliaydelemperador de Alemania. Comprenderéis que no hizo falta más para no permitirles la entrada en laciudad.Asíque todaaquellabandaacampó tan tranquilacercade laPortedeBraine,enelmontículoaquelendondehayunmolinojuntoalospozosdelasantiguasyeserías.Laciudadenterafueaverlos:lomirabanlamanoylohacíanprofecíasmaravillosas.ErancapacesdepredecirqueJudasllegaríaaserpapa.Habíamuchos rumores sobreelloscomoelde ser ladronesdeniñosydedineroyeldecomercarnehumana.Lagentesensataadvertíaalosimprudentes:«Novayáis»,peroellosselesacercabanaescondidas; era como una especie de arrebato y la verdad es que decían cosas insospechadas. Lasmadresestabanmuyorgullosasdesushijosdesdequeaquellasegipciasleshubieranleídoenlapalmadesus manos toda suerte de milagros escritos en pagano y en turco. Una creía tener en su hijo a unemperador, otra a un papa y otras a un capitán. La curiosidad se apoderó también de la pobreChantefleurie y quiso saber qué tenía en su casa y si su linda hijita Agnès no llegaría a ser un díaemperatrizdeArmeniauotracosa;asíquelallevóalasegipciasyéstasvengaacariciarlayadmirarlaybesarlaconsusnegrasbocasyvengamaravillarsedesusmanitas;todoello,claro,congransatisfaccióndelamadre.Hicieronmuchasalabanzasdesuspiececitossobretodoydesuspreciososzapatos.Laniñanoteníaaúnelañoyyaempezabaabalbucir,riéndoseconsumadrecomounalocuela.Estabagorditayrollizayteníamilgestosencantadorescomosifueraunangelitodelcielo;seasustómuchodeaquellasegipcias y se echó a llorar. Su madre entonces la abrazó muy fuerte y se fue encantada con labuenaventuraquelasadivinadorasaquellashabíanechadoasuhijaAgnès.Llegaríaaserunabelleza,undechadodevirtudes,unareinaenfin.Aldíasiguiente,aprovechóunmomentitoenquelaniñadormíaensucama,pueslaacostabasiempreconella;dejólapuertaentreabiertaysefueacontarleaunavecinadelacalledelaSéchesseriequellegaríaundíaenquesuhijaAgnèsseríaservidaenlamesaporelpropioreydeInglaterra,porelarchiduquedeEtiopíayotrastantassorpresasmás.Alvolver,comonooyeralos

llorosdelaniña,mientrasubíalaescalera,sedijo:«Todavíaestádurmiendo».Vioquelapuertaestabamuchomásabiertadeloqueellalahabíadejado,entró,seacercóalacamalapobremadreyvioquelacama estaba vacía. La niña no estaba allí y encontró en el suelo uno de sus zapatitos. Salió de lahabitación,se lanzóescalerasabajoyempezóagolpearse lacabezacontra lasparedesgritando:«¡Mihija!¡Dóndeestámihija!¡Quiénmeharobadoamihija!».Lacalleestabavacía,lacasaseencontrabaaisladaynadiepudodecirlenada.Sefueentoncesalaciudad,registrótodaslascalles,corrióportodaslaspartesdurantetodoeldía, loca,desvariada, terrible,olfateandopuertasyventanascomounanimalsalvajequehaperdidosuscachorros.Ibajadeante,despeinada,asustabaelverlayteníatalfuegoensusojos que secaba hasta las lágrimas. Detenía a los transeúntes y les gritaba: «¡Mi hija, mi hija, mipequeñita! Seré la esclava de quienme la devuelva, seré su perro y podrá, si quiere, arrancarme elcorazón».EncontróalcuradeSaint-Remyyledijo:«¡Señorcura;trabajarélasierraconmisuñas,perodevuélvame a mi hijita!». Era desgarrador, Oudarde; y vi a un hombretón, duro él, a maese PonceLacabre,elprocurador, llorarcomounniño.¡Ay,pobremadre!Porlanochevolvióacasa.Durantesuausenciaunavecinahabíavistoadosegipciasentraraescondidasensucasa,conunpaqueteenelbrazo,yluegosaliryescaparsecorriendodespuésdecerrar lapuerta.DespuésseoíaenlacasadePaquettecomollantosdeniño.Lamadreseechóareír,locadealegría,subiólasescalerascomosituvieraalas,empujólapuertacomodeuncañonazoyentró…¡Algoterrible,Oudarde!EnlugardesulindaAgnès,tansonrosaday fresca queparecía un regalo deDios, una especie demonstruopequeño, repulsivo, cojo,tuertoycontrahechogateabaporlasbaldosas.Ellasetapólosojosasustada.«¡Oh!,sedijo;seráquelasbrujashanconvertidoamihijaenesteespantosoanimal».Se llevaronrápidamentedeallíalpequeñopatizambo,puesdelocontrariosehabríavueltoloca.Debíaserelhijomonstruosodealgunaegipciaquesehabíaentregadoaldiablo.Parecíadeunoscuatroañosyhablabaunalenguaquedesdeluegonoerahumana; eran frases imposibles. La Chantefleurie se había abalanzado sobre el zapatito, como únicorecuerdode loquehabía amado tanto, y sequedóallí inmóvil,muday casi sin respirardurante tantotiempo que creyeron que se había muerto. De pronto tuvo un estremecimiento, empezó a besarfuriosamentesureliquiaysedeshizoensollozoscomosisucorazónacabaradeestallar.Osaseguroquetodasnosechamosallorarigual.Ellaseguíadiciendo:«¡Miniña,mibonitaniña!¿Dóndeestás?».Ysusgritosnosdesgarrabanlasentrañas.Todavíameentranganasdelloraralacordarme.Nuestroshijossoncomolaméduladeloshuesos.¡MipobreEustaquio!¡Erestanbonito!¡Sisupieraisquébuenoes!Ayermismome decía: «Yo quiero ser guardia». ¡OhEustaquio! ¡Si llegara a perderte!LaChantefleurie selevantódeprontoyechóacorrerporlascallesdeReimsgritando:«¡Alcampamentodelosegipcios!¡Alcampamentodelosegipcios!¡Quevenganlosguardiasparaquemara lasbrujas!».Perolosgitanossehabíanmarchadoya.Eraunanochemuycerradaynosepudoirtrasellos.Aldíasiguiente,adosleguasdeReims,enunazonadebrezos,seencontraronentreSueuxyTilloylosrestosdeunagranfogataasícomoalgunas cintasquehabíanpertenecido a laniñade laPaquette,manchasde sangreyboñigasdemachocabrío.Lanochequeacababadepasareraprecisamenteladelsábadoyyanadiepusoendudaque losegipcioshabíancelebradoaquelarreentreaquellosbrezosyquehabían inclusodevoradoa laniña en compañía deBelcebú, como es costumbre entre losmahometanos.Cuando laChantefleurie seenteródeaquellascosastanhorriblesnolloró;movióloslabioscomoparadeciralgo,peronopudo.Aldíasiguienteteníatodosloscabelloscanosyalotrodesapareció.

—Esenverdadunahistoriaespantosa—dijoOudarde—,queharállorarhastaaunborgoñón.

—Yanomeextrañaquetengáistantomiedoalosgitanos—añadióGervaise.—YvoshabéishechomuybienenmarcharostanprontoconvuestroEustaquio—continuóOudarde

—porqueesosdeahísontambiéngitanosdePolonia.—¡Quéva!—dijoGervaise—,dicenquevienendeEspañaydeCataluña.—¿DeCataluña?Esposible—respondióOudarde—.Polonia,Cataluña,Valonia,confundosiempre

esospaíses,peroloquesíesseguroesquesongitanos.—Y que tienen los dientes lo suficientemente largos como para comerse a los niños —añadió

Gervaise—. Y no me extrañaría que también la Esmeralda los hubiera probado, aunque sea tanremilgadita.Sucabritablancahacecosasdemasiadomaliciosascomoparanopensarquehayaalgorarodetrásdetodoeso.

Mahietteandabasilenciosa;estabaabsortaenesaespeciedenebulosaquequedaporasídecirtrasunrelato triste y doloros y que no desaparece más que después de haberse propagado, a través devibraciones,hastalasfibrasmásíntimasdelcorazón.ApesardeelloGervaiselepreguntó:

—¿YnosehapodidosaberquéhasidodelaChantefleurie?Mahiettenorespondió.Gervaiselerepitióotravezlapregunta,sacudiéndolaelbrazoyllamándola

porsunombre.SóloentoncesMahiettepareciódespertardesuspensamientos.—¿Quequéha sidode laChantefleurie?—dijo repitiendomaquinalmente las palabras que aún le

sonaban en el oído; y haciendo luego un esfuerzo para concentrar la atención en el sentido de estaspalabras,respondió—:Nuncamássehasabidodeella.

Yañadiódespuésdeunabrevepausa:—UnosdicenhaberlavistosalirdeReims,alanochecer,porlapuertadeFlechembault,otrosqueal

amanecer,porlaviejapuertaBassée.Unpobreencontrósucruzdeorocolgadaenlacruzdeuncruceroenelcampoendonde tiene lugar la feria.Se tratadeaquella joyaque laperdióenelaño61.EraunregalodelbuenvizcondedeCormontreuil,suprimeramante.Paquettenoquisonuncadeshacersedeellapormuchasmiseriasquehubierapasado.Laestimabamásqueasuvida.Poresocuandovimosquesehabíadeshechode su cruzpensamos todasque estabamuerta.Sin embargo, haygente enCabaret-les-VantesquedicehaberlavistopasarporelcaminodeParís,andandodescalzaporlospedregales.Peroenese caso tuvo que haber salido por la Puerta deVesle y entonces las cosas no concuerdan.O,mejordicho,yocreoquesalióporlapuertadeVesleenefecto,peroparairsedeestemundo.

—Noosentiendo—dijoGervaise.—LaVesle—respondióMahietteconunasonrisamelancólica—eselrío.—¡PobreChantefleurie!—dijoOudardetamblando—.¡Ahogada!—Ahogada—prosiguióMahiette—,y,¿quiénhabríadichoaltíoGuybertautcuandopasababajoel

puentedeTinqueux,ríoabajo,cantandoensubarca,queundíasupequeñaPaquettepasaríatambiénbajoaquelpuenteperosinbarcaysincanción?

—¿Yelzapatito?—lepreguntóGervaise.—Desaparecióconlamadre.—Pobrezapatito—dijoOudarde.Oudarde,mujergruesaysensible,sehabríacontentadoconsuspiraracompañandoaMahiette;pero

Gervaise,máscuriosa,teníaaúnmáspreguntas.—¿Yelmonstruo?—dijodeprontoaMahiette.

—¿Quémonstruo?—preguntóésta.—El pequeño monstruo egipcio, dejado por las brujas aquellas en la casa de la Chantefleurie a

cambiodesuniña.¿Quéhabéishechoconél?Supongoquetambiénloahogaríais.—No—respondióMahiette.—¡Cómo!¿Loquemasteis?Esmáslógico,claro;tratándosedeunniñobrujo…—Nilounonilootro,Gervaise;elseñorarzobisposeinteresóporelniñoegipcio;loexorcizó,lo

bendijo,hizo salir conmuchocuidadoaldiablode sucuerpoy loenvióaParísparaexponerloen latarimademadera,enNuestraSeñora,comoniñoexpósito.

—¡Estos obispos!—dijo Gervaise entre dientes— como son tan sabios no hacen nada como losdemás.¿Quéosparece,Oudarde?¡poneraldiablodondelosniñosexpósitos!,porquenohaydudadequeaquelpequeñomonstruoeraeldemonio,¿yquéhanhechoconélenParís,Mahiette?Porqueestoyseguradequeningunapersonacaritativaloquiso.

—Nolosé—respondióladeReims—.FueprecisamenteporesasfechascuandomimaridosehizoconlaescribaníadeBeru,adosleguasdelaciudad,yyanovolvimosaocuparnosdelcaso.¡Conesodeque delante deBeru están los dos cerros deCernay que no lo dejan ver las torres de la catedral deReims!

Mientras hablaban así, las tres dignas burguesas habían llegado a la plaza de Grève. En supreocupación habían pasado sin detenerse por delante del breviario público de la Tour-Roland y sedirigíanmaquinalmentehacialapicotaentornoalacualsereuníamásgentíocadavezyesprobablequeelespectáculoqueatraíaenaquelmomentotodaslasmiradaslashabríahechoolvidarporcompletoelagujerodelasratasylaparadaquehabíandecididohacerallísielgordinflóndeEustaquio,deseisaños,alquesumadrellevabadelamano,noselohubierarecordadobruscamente.

—Madre—dijocomosialgoleadvirtiesequeelagujerode lasratashabíaquedadoatrás—:¿mepuedocomeryalatorta?

SiEustaquio hubiera sidomás hábil, es decirmenos goloso, habría esperadoun pocomás y, a lavuelta en la Universidad, en casa de micer André Musnier, en la calle Madame-la-Valence, cuandohubieranestadolosdosbrazosdelSenayloscincopuentesdelaCitéentreelagujerodelasratasylatorta,habríalanzadoentoncesaquellapreguntatímidamente:

—Madre,¿puedocomermeyalatorta?Pero esa pregunta, hecha por Eustaquio en un momento poco prudente, despertó la atención de

Mahiette.—¡Apropósito!—exclamó—,nosolvidamosde la reclusa.Decidmedóndeestá el agujerode las

ratasparadejarlelatorta.—Ahoramismo—lerespondióOudarde—.¡Esunaobradecaridad!NoeraésalaopinióndeEustaquio.—¡Adiósmitorta!—dijolevantandoloshombrosyacercándolosalternativamentehacialosoídos,

comoexpresiónmanifiestadedescontento.Lastresmujeresvolvieronsobresuspasosy,alllegaralaproximidaddelaTour-Roland,Oudarde

dijoalasotrasdosmujeres:—NodebemosmirarlastresalavezporelagujeroparaquenoseasustelaSachette;hacedcomo

queestáis leyendoeldominus enelbreviariomientrasasomo lanarizporel tragaluz.LaSachetteme

conoceunpoco;yaosdirécuándopodéisvenir.Se fue ella sola hacia el tragaluz y cuando introdujo sumirada en el interior, sintió una inmensa

compasiónquesemanifestóentodoslosrasgosdesurostro;suexpresiónalegreysufisionomíaconfiadacambiarontanbruscamentedecolorcomosihubierapasadodeunrayodesolaunrayodeluna.Susojossehumedecieron,subocasecontrajocomoparalloraryunmomentomástarde,llevándoseeldedoaloslabios,hizounaseñaaMahietteparaqueseacercaraaver.

Mahietteseacercóemocionada,ensilencioydepuntillascomocuandounoseacercaallechodeunmoribundo.

Eraciertamenteunespectáculopenosoelqueofrecíanlasdosmujeres,mientrasmirabansinmoverseysinrespirarapenasporlasrejasdelaclaraboyadelAgujerodelasRatas.

Laceldaeraestrecha,másanchaqueprofunda,conbóvedasdeojivaysuinteriorseparecíabastantealalvéolodeunagranmitradeobispo.

Enla losadesnudadelsuelo,enunrincón,seveíaaunamujersentadaomásbienacurrucada.Sumentónestabaapoyadoen las rodillasyéstasa suvezestaban fuertementeasidaspor losbrazos.Asíacurrucada, vestida con un saco marrón que la envolvía por completo entre sus pliegues, su largacabelleragrisechadahaciaadelanteletapabalacaraysedeslizabaporsuspiernasllegandocasihastalos pies. Tenía así, a primera vista, una forma extraña recortada sobre el fondo umbrío de la celda;parecíaalgoasícomountriángulonegruzcocortadoendosporelrayodeluzqueveníadelaclaraboya,unadecuyaspartesaparecíailuminadaylaotraoscura.Eracomounodeesosespectrosdivididosenunaparte de luz y en otra de sombra respectivamente, como pueden verse en los sueños o en la obraextraordinariadeGoya,pálidos,inmóviles,siniestros,acurrucadosjuntoaunatumbaorecostadoscontralarejadeuncalabozo.Noeranimujer,nihombre,niserviviente,niteníatampocounaformadefinida;eraunafigura,unaespeciedevisión,mezcladerealyfantástico,comolaluzylasombra.

Apenassi,atravésdesuscabellosextendidoshastaelsuelo,podíadistinguirseunperfilescuálidoyaustero;suropadejabaasomarlaextremidaddeunpiedescalzoquesecrispabasobreelsueloduroyhelado; y lo poco que de forma humana podía adivinarse bajo aquella envoltura de luto haciaestremecerse.

Aquella figura, que parecía pegada al suelo, daba la impresión de no tener ni movimiento, nipensamiento,nialiento.Bajoaqueldelgadosacodelienzo,enenero,descalzaenunsuelodegranito,sinfuego,alasombradeuncalabozoconunaluceraoblicuaporlaquesóloentrabaelvientoynuncaelsol,ellanoparecíanisufrirnisentir.Sehubieradichoquesehabíahechopiedraconelcalabozoyhieloconla estación. Tenía juntas las manos y fija la mirada. A primera vista se la podía confundir con unespectro,despuésconunaestatua.

Sin embargo, sus labios amoratados se abrían a intervalos y temblaban, pero tan muertos y tanmaquinalmente,comolashojasmovidasporelviento.

También de sus ojos tristes se escapaba una mirada, una mirada inefable, una mirada profunda,lúgubre,imperturbable,fijaenunodelosángulosdelaceldaquenopodíaversedesdefuera;unamiradaque parecía unir todos los pensamientos sombríos de aquel alma desesperada a no sé qué objetomisterioso.

Asíeralacriaturaalaquellamaban«reclusa»,porellugarendondeseencontrabay«Sachette»porlaropaquellevaba.

Lastresmujeres,yaqueGervaisesehabíaunidoaMahietteyaOudarde,mirabanporlalucera.Suscabezasinterceptabanladébilluzdelcalabozosinqueladesventuradaalaqueselaquitabanparecieranisiquierafijarseenellas.

—Nolamolestemos—dijoOudardeenvozbaja—;seencuentracomoenéxtasisyestárezando.PeroMahiettecontemplabaconunaansiedadcadavezmayoraquellacabezademacrada,marchitay

despeinadaysusojossellenabandelágrimas.—Sería curiosísimo, —murmuraba mientras pasaba la cabeza por los barrotes del tragaluz y

conseguía dirigir la mirada hasta el ángulo en donde los ojos de la desdichada parecían estarinvariablementefijos.

Cuandoretirósucabezadelaclaraboya,surostroestabainundadodelágrimas.—¿Cómollamáisaestamujer?—preguntóaOudarde.—LallamamosGudule—respondióOudarde.—Yyo—prosiguióMahiette—,yolallamoPaquettelaChantefleurie.Entonces,llevándoseeldedoalaboca,hizoseñaaOudarde,quesehabíaquedadoestupefacta,de

queintrodujeralacabezaporlalucerayquemirase.Éstamiróyvioenelánguloenelquelavistadelareclusaestabaclavadaconaquellasombradeéxtasis,unzapatitodesaténrosa,bordadoconmiladornosdeoroyplata.

GervaisemiródespuésaOudardeyentonceslastresmujeres,contemplandoaladesdichadamadre,seecharonallorar.

Peronisusmiradasnisus lágrimashabíanlogradodistraera lareclusa,queseguíaconsusmanosjuntas,suslabiosmudos,susojosinmóviles.Paraquienconocierasuhistoria,esezapatitosobreelqueseconcentrabasumirada,partíaelcorazón.

Lastresmujeresseguíanaúnsindecirpalabra;noseatrevíanahablarniinclusoenvozbaja.Aquelprofundo silencio, aquel dolor tan inmenso y aquel gran olvido en donde todo había desaparecidoexceptounasolacosa,lesproducíaelefectodeunaltarmayorenPascuaoenNavidad.Secallaban,serecogíanyhastacasiestabandispuestasaarrodillarse.Lesdaba lasensacióndehaberentradoenunaiglesiaeldíadetinieblas.

PorfinGervaise,lamáscuriosadelastres,yenconsecuencialamenossensible,intentóhacerhablaralareclusa:

—¡Hermana! ¡HermanaGudule!—repitió la llamadahasta tresveces,hablandomásaltocadavez,perolareclusanosemovió.Niunamirada,niunapalabra,niunsuspiro,niunsignodevida.Oudarde,asuvez,conunavozmásdulceyacariciadoraledijo:

—¡Hermana!¡HermanaSantaGudule!Elmismosilencio,lamismainmovilidad.—¡Extrañamujer!¡Niunabombardalaperturbaría!—exclamóGervaise.—Alomejorestásorda—dijoOudardeconunsuspiro.—Ociega,quizás—añadióGervaise.—Otalvezmuerta—añadióMahiette.La verdad era que, si bien el alma no había aún abandonado aquel cuerpo inerte, dormido y

aletargado, sí se había ocultado tan profundamente, que las percepciones externas no le llegaban enabsoluto.

—Tendremos que dejar la torta en la claraboya —dijo Oudarde—, alguien la cogerá, porque…¿cómopodemoshacerparadespertarla?

Eustaquio,quehastaentonces sehabíamantenidodistraídoporuncarrito tiradoporunperro,queacabadepasar,sediocuentadeprontodequelastresmujeresestabanmirandoalgoporeltragaluz,sesintió,tambiénélpicadoporlacuriosidadysubiéndoseaunagranpiedra,sepusodepuntillasyarrimósucararedondaalaluceradiciendo:

—¡Madre,déjememirar!Aloíraquellavozinfantilclara, fresca,sonora, lareclusaseestremecióyvolvió lacabezaconel

movimientobruscodeunresortemetálico.Consusdoslargasydescarnadasmanosapartóloscabellosquelecaíanporlafrenteyclavóenelniñounosojossorprendidos,amargosydesesperados.Fuecomounrelámpagoaquellamirada.

—¡Diosmío!—exclamódepronto escondiendo la cabeza entre las rodillas, y parecíaque suvozroncafueraadesgarrarleelpecho—,¡porlomenosnomeenseñéisaloshijosdelosdemás!

—Buenosdías,señora—ledijoelniñocongravedad.Peroaquellaimpresiónhabíadespertadoalareclusa.Unlargoescalofríorecorriótodosucuerpode

pies a cabeza; sus dientes comenzaron a castañetear. Levantó un poco la cabeza y dijo apretando loscodoscontralascaderasycogiéndoselospiesconlasmanoscomoparacalentarlos.

—¡Oh!¡Quéfríotanhorrible!—Pobremujer—dijoOudardecongrancompasión—.¿Queréisunpocodefuego?Ellamoviólacabezarechazándolo.—Tomadentoncesunpocodehipocrásqueoscalentará—ledijoOudardealtiempoqueleofrecía

unpequeñofrasco.Ellamoviónuevamentelacabeza,rechazándoloy,mirandofijamente,respondió.—Agua.Oudardeinsistió.—No, hermana; no es el agua para este tiempo tan frío. Tenéis que beber un poco de hipocrás y

comerosestatortademaízquehemoshechoparavos.EllalerechazólatortaqueMahietteleofrecíaydijo:—Sólopannegro.—Vamos—dijoGervaisellenadecompasión,yquitándoselacapadelanaselaofreciódiciendo—:

Tomadestacapaqueosdaráunpocomáscalorquelavuestra.Echáoslaporloshombros—ellarechazólacapacomolohabíahechoantesconelfrascoylatorta.

—Unsaco—pidió.—Perotenéisquedaroscuentadequeayerfuefiesta—insistíalabuenadeOudarde.—Yamehedadocuentapueshacedosdíasqueestoysinaguaenlajarra—yañadiódespuésdeun

silencio—:Cuandohayfiestaseolvidandemí,yasítienequeser.¿Porquélagentevaapensarenmísiyonopiensoenellos?Acarbónapagado,cenizasfrías.

Ycomosi sehubieracansadode tantohablar,dejócaerdenuevo lacabezaentre sus rodillas.Lasencilla y caritativaOudarde que creyó interpretar en sus últimas palabras que se quejaba de frío, lerespondióconingenuidad.

—¿Queréisentoncesunpocodefuego?

—¡Fuego!—dijo laSachette conun extrañoacento—.¿Haréis tambiénunpocopara calentar a lapobreniñaqueestábajotierradesdehacequinceaños?

Todos sus miembros empezaron a temblar; su palabra vibraba, sus ojos brillaban y se habíaincorporadosobresusrodillas.Entoncestendiódeprontosumanoblancayesqueléticahaciaelniñoquelamirabasorprendido.

—¡Llevaosaesteniño!—gritó—.¡Vaapasarlaegipcia!Entoncescayódebrucesalsueloysufrentesegolpeófuertementealcaerproduciendoelruidode

unapiedracontraotra.Lastresmujereslacreyeronmuerta,peropocodespuésseremovióyvieroncómose arrastraba sobre sus rodillas y con los codos hasta el rincón en donde se encontraba el zapatito.Entoncesellasyanoseatrevieronamirarperooyeronlosmilbesosylosmilsuspirosmezcladoscongritosdesgarradoresygolpessordoscomolosdeunacabezaquesegolpeacontralapared.Mástarde,despuésdeunodeaquellosgolpes,especialmenteviolento,lastresseestremecieronyyanovolvieronaoírnada.

—¿Se habrá matado? —dijo Gervaise decidiéndose a introducir la cabeza por entre la reja—:¡Hermana,hermanaGudule!

—HermanaGudule—insistióOudarde.—¡AyDiosmío!¡Yanosemueve!—decíaGervaise—.¿Sehabrámuerto?¡Gudule,Gudule!Mahiette,asustadahastaelpuntocasidenopoderhablar,dijohaciendoungranesfuerzo:—¡Paquette,PaquettelaChantefleurie!Unniñoquesoplaingenuamentelamechamalencendidadeunpetardoyquelohaceestallarensus

propios ojos, no se queda tan asustado comoMahiette ante la reacción producida en la celda de lahermanaGudulealoíraquelnombre.

Todoelcuerpodelareclusaseestremeció,sepusodepieydiounsaltohacialaclaraboyaconunosojos tan encendidos queMahiette yOudarde, el niño y la otramujer retrocedieron hasta la pared delmalecón.

Lafigurasiniestradelareclusaaparecíaagarradaalarejadelalucera.—¡Ah!—gritabaconunarisaespantosa—.¡Meestállamandolaegipcia!Yentonceslaescenaquesedesarrollabaenlapicotaretuvosumiradahuraña.Sufrentesefrunció

horrorizadaysacandoporfueradelarejasusdosbrazosesqueléticosgritóconvozestentórea:—¡Otraveztú,hijadeEgipto!¡Meestásllamandootravezladronadeniños!¡Malditaseas!¡Maldita!

¡Maldita!¡Maldita!

IVUnalágrimaporunagotadeagua

Estaspalabraseran,pordecirloasí, elpuntodeuniónde lasdosescenasquehastaallí sehabíandesarrolladoparalelamenteyenelmismomomentoaunquecadaunaensuteatroparticular.Una,laqueacabamosdeleer,enelAgujerodelasRatas,ylaotra,queleeremosahora,enlasgradasdelapicota.Laprimera no había tenidomás testigos que las tresmujeres que el lector acaba de conocer; la segundahabía tenido como espectadores a todo el público que ya hemos visto antes agolparse en la plaza deGrèveentornoalapicotayalahorca.

Todoaquelgentío,alqueloscuatroguardias,colocadosdesdelasnuevedelamañanaencadaunadelasesquinasdelapicota,hacíansuponerunaejecuciónsencilla,nounahorcamientosinomásbienunaflagelación,undesorejamiento,oalgoporelestilo;todaaquellaturbahabíaaumentadodetalmaneraqueloscuatroguardias,conlagenteacosándolosdemasiadocerca,sehabíanvistoobligadosenmásdeunaocasión a apretarla, como se decía entonces, con fuertes latigazos o incluso con las grupas de loscaballos.

Aquel gentío, acostumbradoya a la espera de las ejecuciones públicas no semostraba demasiadoimpaciente y se entretenía contemplando la picota, que era una especie de construcciónmuy sencillaformadaporuncubodemampostería,deunosdiezpiesdealturayhuecoenelinterior.Unosescalonesde piedra, sin labrar, a los que se llamaba por antonomasia «la escalera», llevaban a la plataformasuperior,en laqueseveíaunaruedahorizontal,demaderaderoble,maciza.Seatabaalcondenadoaesta rueda,de rodillasycon losbrazosa laespalda.Unejedemadera,accionadoporuncabrestanteocultoenelinterior,imprimíarotaciónalarueda,quesemanteníaconstantementeenunplanohorizontal,presentando así la cara del condenado a todos los ángulos de la plaza. A eso se le llamaba girar alcriminal.

Vemos,púes,quelapicotadelaGrèveestabalejosdeofrecertodaslasdistraccionesqueofrecíaladelasHalles.Nadateníademonumentalnidearquitectural.Carecíadetechoenformadecruzdehierroydebóvedaoctogonalydelasfrágilescolumnillasquealllegaraloaltosedesplegabanencapitelesdeacantoydeflores;noteníatampocogárgolasconanimalesmonstruososnidelicadastallasesculpidasenpiedracomoenlasHalles.

Habíaquecontentarseconaquellascuatroparedesdebarrocondosfilasdebaldosasdegresyunamalahorcadepiedraallado,sencilla,sinningúnadorno.

Pocacosaeraaquelloparalosentusiastasdelartegótico.ClaroquenadahabíamenosentusiastaenartequeaquellospapanatasdelaEdadMedia,aquieneslabellezadecualquierpicotalesimportabaunbledo.

El condenado llegópor fin, atado al fondodeuna carreta, y en cuanto le izaron a laplataformaycuandopudosercontempladodesdeloscuatroángulosdelaplaza,atadoyaconcuerdasycorreasalaruedadelapicota,unabucheoimpresionantesurgióentodalaplazaentrerisasyaclamaciones.TodoshabíanreconocidoaQuasimodo.

Porqueeraél,enefecto,yelcambioeracuriosísimo,pueshoyseencontrabaenaquellapicotadelamismaplazaen laqueeldíaanteriorhabíasidoaclamadoyproclamadocomopapaypríncipede los

locos, formandosucortejoelduquedeEgipto, el reydeTúnezyel emperadordeGalilea.Loqueesindudable es que no había nadie entre aquel gentío, ni incluso élmismo, que pensase un poco en esadoblecircunstanciadetriunfadorycondenado.FaltabanenaquelespectáculoGringoireysufilosofía.

AlpocoratoMichelNoiret,trompetaoficialdelrey,nuestroseñor,impusosilencioalpopulachoypregonólasentenciasegúnordenymandatodelseñorpreboste.Despuésseretirótraslacarretaconsushombres,vestidosconuniformeylibrea.

Quasimodo,impasible,nopestañeaba.Cualquierresistenciahabríasidoinútilporloquesellamabaentonces, en el estilo de la cancillería criminal, «la vehemencia y la firmezade las ataduras», lo quequería decir que, en caso de resistencia, las ligaduras y las cadenas se le habrían incrustadoprobablemente en la carne.Es ésta, por lo demás, una tradición carcelaria y penitencial queno se haperdido,y así las esposas la conservanaún, como recuerdo, ennuestrosdíasyentrenosotros,pueblocivilizado,dulceyhumano(elpenalylaguillotinaentreparéntesis).

Quasimodosehabíadejado llevaryempujar subir, ataryencadenar.Exceptoelgestoestúpidodeasombro de un salvaje, nada podía deducirse de su fisionomía. Se sabía que era sordo, pero habríapodidodecirsequeeratambiénciego.

Lepusieronderodillassobrelaruedaynohizoelmenorgesto.Ledespojarondesujubónydesucamisaquedándosedesnudohastalacinturaynohizoelmenorgesto.Leatarondenuevoconmáscorreasyclavillosysedejóhacer.Sólosuspirabaruidosamentedevezencuandocomounternerocuyacabezacuelgaysebalanceaasomándoseporlosbordesdelacarretadelcarnicero.

—El muy cernícalo—dijo Jehan Frollo du Moulin a su amigo Robin Poussepain (pues los dosestudianteshabíanseguidoalreo,comoeslógico)—comprendemenosqueunmoscardónencerradoenunacaja.

Fue una carcajada inmensa la que provocó en el gentío la joroba, al desnudo, de Quasimodo, supecho de camello y sus hombros callosos y peludos. En medio de aquella algazara un hombre deuniforme,debajaestaturayaspectorobusto,subióalaplataformaysecolocójuntoalreo.Sunombrecomenzóacircularenseguidaentrelaasistencia;setratabademaesePierratTorterue,torturadoroficialdelChâtelet.

Empezó por colocar en uno de los ángulos de la picota un reloj de arena, cuya cápsula superiorestaballenadearenaroja,quedejabafluirhaciaelrecipienteinferior;despuéssedespojódeungabáncorto que llevaba y se le vio coger en su mano derecha un látigo fino con largas correas blancas,relucientes, anudadas, trenzadas, provistas de uñasmetálicas.Con lamano izquierda se remangaba lacamisadelbrazoderecho.

JehanFrollogritaba,levantandosucabezarubiayrizadaporencimadelagente(paraellosehabíasubidoaloshombrosdeRobinPoussepain).

—¡Venganaver,señorasyseñores!¡VenganpuesvanaflagelarperentoriamenteamaeseQuasimodo,el campanero de mi hermano, el señor archidiácono de Josas; una curiosa muestra de arquitecturaoriental,conlaespaldaenformadecúpulaylaspiernascomocolumnassalomónicas!

Ylamultitudaplaudíaylocelebrabaconrisotadas,principalmentelosniñosylasmuchachas.Finalmente, el torturador golpeó el suelo con el pie y la rueda comenzó a girar. Quasimodo se

tambaleó entre sus ligaduras. El estupor que se dibujó bruscamente en su rostro deforme provocó denuevootraoleadadecarcajadas.

De pronto y cuando la rueda en su giro presentó ante maese Pierrat la espalda montañosa deQuasimodo,Pierratlevantóelbrazoylasfinascorreassilbaroncortantesenelairecomounmanojodeculebrasycayeronconfuriaenloshombrosdeldesdichado.

Quasimodosaltósobresímismo,comosidespertasesobresaltadoyempezóadarsecuentadeloquepasaba.Seretorcióentresusligadurasyunaviolentacontraccióndesorpresaydedolordescompusolosmúsculosdesurostro,peronolanzóunasolaqueja;únicamentevolviólacabezahaciaatrás,aladerechayluegoalaizquierdaconmovimientosnerviosos,comountoropicadoenlagrupaporuntábano.

Unsegundolatigazosiguióalprimeroyluegootroyotroyotrosinparar.Laruedanocesabadegiraryloslatigazosseguíanlloviendo.Prontoempezóasurgirlasangre;selaviochorrearenmilhilillosporlosnegroshombrosdel jorobadoylasfinascorreasdel látigo,algirarsilbando, laesparcíanengotasentrelamultitud.

Quasimodohabíarecobrado,almenosenapariencia,suimpasibilidaddelprincipio.Primerohabíaintentado sordamente sin grandes sacudidas visibles romper sus ligaduras. Se había visto cómo seencendíansusojos,cómosetensabansusmúsculos,cómosecontraíansusmiembros,cómoseestirabanlascorreasycrujían lascadenas.Eraunesfuerzopoderoso,prodigioso,desesperado;sinembargo lasviejascadenasdelaprebosteríanocedían,crujieronunpocoynadamás.Quasimodoacabóagotadoydelestuporpasóaunsentimientoamargoyprofundodedesesperación;cerrósuúnicoojo,dejócaerlacabezasobresupechoysehizoelmuerto.

Desdeesemomentoyanosemovió.Nadaconsiguióprovocarleunsolomovimiento;ni susangre,que seguía fluyendo, ni los latigazos que descargaban sobre él con furia redoblada, ni la cólera deltorturadorqueseexcitabaasímismoyseembriagabaconlaejecución,nielruidodeaquellascorreashorribles,aceradasysilbantes.

Por finunujierdelChâtelet, vestidodenegro,montado sobreun caballonegro, parado junto a laescalera desde el comienzo de la ejecución, extendió su vara de ébano hacia el reloj de arena. Eltorturadorsedetuvo.LaruedasedetuvotambiényelojodeQuasimodocomenzóaabrirselentamente.

La flagelación había terminado. Dos criados del torturador oficial lavaron los hombrosensangrentadosdelreo,losfrotaronconnoséquéungüentoquecerróalmomentotodaslasllagasyleecharonporloshombrosunaespeciedepañoamarilloaguisadecasulla.MientrasPierratTorteruehacíagotearenelsuelolascorreasrojas,empapadasdesangre.

PeroaúnnohabíaacabadotodoparaQuasimodo;aúnlequedabaaguantaraquellahoradepicotaquemaese Florian Barbedienne había tan juiciosamente añadido a la sentencia de micer Robertd'Estouteville.YtodoelloalamayorgloriadelviejojuegodepalabrasfisiológicoypsicológicodeJeandeCumène:Surdusabsurdus.

Asíquedieronlavueltaalrelojdearenaydejaronaljorobadoatadoalaruedaparaquesehicierajusticiahastaelfinal.

Elpueblo,principalmenteenlaEdadMedia,esenlasociedadloqueelniñoenlafamilia;mientraspermaneceeneseestadodeignoranciaprimaria,deinmadurezmoralaintelectual,sepuededecirdeélcomodelniño:

Cetâgeestsanspitié[52].Ya hemos indicado cómoQuasimodo era generalmente odiado y pormás de una razón en verdad.

Seguroquenohabríaniunsoloespectadorentretodaaquellamultitudquenotuvieraonohubieracreído

teneralgunarazónparaquejarsedeltemiblejorobadodeNuestraSeñora.Laalegríahabíasidototalalverleaparecerenlapicotayelcastigotanrudoqueacababadesufrirylalamentablesituaciónenquelehabíandejado, lejosdeenterneceralpopulacho,habíanhechosuodiomásencendido,animándoloconunapuntadealegría.

Poreso,unavezsatisfechalavindictepubliquecomodicentodavíahoylosleguleyos,llegóelturnode las mil venganzas particulares. Aquí, como en la gran sala, eran sobre todo mujeres las queactuaban…puestodasleteníanalgúnmotivoderencor;unasporsumalicia,otrasporsufealdad;éstaseranlasquemásfuriosassemostraban.

—¡Máscaradelanticristo!—ledecíauna.—¡Cabalgadordemangosdeescoba!—legritabaotra.—¡Mira qué cara tan trágica nos pone!—aullaba una tercera—. ¡Como para hacerte papa de los

locossiayerfuerahoy!—Estábien—añadíaunavieja—;ésaeslamuecadelapicota.¿Cuándoveremosladelahorca?—¿Cuándolotaparáncontugrancampana,yacienpiesbajoelsuelo,malditocampanero?—¡Ypensarqueesestediabloelquetocaelángelus!—¡Eh,tú!¡Sordo!¡Tuerto!¡jorobado!¡Monstruo!—¡Tucaraesmejorabortivoquecualquiermedicinaocualquierfármaco!Ylosdosestudiantes,JehanduMoulinyRobinPoussepain,cantabanavozengritoelviejoestribillo

popular:

UnehartPourunpendart!UnfagotPourlemagot[53].

Ylellovíanotrasmilinjuriasmásyabucheosaimprecacionesyrisotadasypedradaspordoquier.Quasimodo era sordo pero veíamuy bien y el furor público no estaba pintado en los rostros con

menosfuerzaqueenlaspalabrasyademáslaspedradasexplicabanmuybienlasrisotadas.Enprincipio loaguantó todo,peropocoapocoaquellapacienciaquesehabíaendurecidobajoel

látigodel torturador,cedióyabrióelcaminoatodasaquellaspicadasdeinsectos.El torodeAsturiasquenoseinmutaapenasporelpuyazodelpicador,seirritaporlasmordedurasdelosperrosyporlasbanderillas.Primeropaseóunamiradaamenazadorasobrelamultitudpero,agarrotadocomoestaba,sumiradano tuvo fuerza suficientepara espantar a lasmoscasque lepicabanen sus llagas.Entonces seremoviócomoparalibrarsedesusligadurasysusfuriososesfuerzoshicieronchirriarlosejesdelaviejaruedadelapicota.Anteesacircunstancialasrisasylosabucheosredoblaron.

Entonceselmiserable,alnopoderrompersucollardefieraencadenada,seapaciguóyúnicamente,ya intervalos, algún suspiro de rabia contenida henchía todas las cavidades de su pecho. Su rostro nodenotabanivergüenzanirubor,puesseencontrabademasiadoalejadodelestadodepersonasociableydemasiado cerca del estado natural para saber qué era la vergüenza, aunque, bienmirado, su extremadeformidadlehacíaseguramenteinsensiblealainfamia.Perolacólera,elodio,ladesesperaciónhacíandescender lentamente hacia aquel rostro repulsivo una nube cada vezmás sombría ymás cargada de

electricidadquesedeshacíaenmilrelámpagosenelojodelcíclope.Aquella nube, sin embargo, se iluminópor unmomento, al pasode unamula que cruzaba entre el

gentíollevandoaunsacerdote.Tanprontocomovioalamulayalcura,laexpresióndesurostrosesuavizóyalfurorquecontraía

lasfaccionesdesucarasucedióunaextrañasonrisa llenadedulzuradeunasumisiónydeuna ternurainefables.Amedidaqueelsacerdoteseaproximaba,aquellasonrisasehacíamásabierta,másclara,másradiante.Eracomosieldesdichadoreosaludaralavenidadeunsalvador.Sinembargo,enelmomentoenquelamulaseacercólosuficientealapicotaparaquesucaballeropudierareconoceralreo,elcurabajólamirada,diomediavueltabruscamenteyespoleóalamulacomosituvieraprisaporlibrarsedelosgritosyreclamacioneshumillantesycomosilemolestaseelserreconocidoysaludadoporunpobrediabloentanlamentablesituación.

AquelcuraeraelarchidiáconoClaudeFrollo.Lanubeentoncesensombrecióaúnmás la frentedeQuasimodoyaúnseguíadibujándoseensurostrolasonrisa,peroyaunasonrisaamarga,decepcionadayprofundamentetriste.

El tiempo iba transcurriendo. Hacía ya hora y media al menos que permanecía allí desgarrado,maltratado,entreburlascontinuasycasihastalapidado.

De pronto, agitándose nuevamente entre sus cadenas con una desesperación increíble que hizoretemblar todo aquel armazón que le sostenía y rompiendo por una vez el silencio que con tantaobstinaciónhabíamantenidohastaentonces,gritóconunavozroncayfuriosaquesemejabamásbienunladridoqueungritohumanoyqueahogólasburlasyelgriteríodelagente:

—¡Agua!Aquellaexclamacióndesesperada, lejosdeprovocar lacompasión, fuecomounnuevopretextode

diversiónparaelbuenpúblicoparisinoquerodeabalaescalerayque,esprecisoaclararlo,tomadoasí,enmasaymultitudinario,noeramenoscruelymenosembrutecidoqueaquellahorribletribudetruhanesentrelacualyahemospaseadoanuestroslectoresyquenoerasinolacapamásínfimadelpopulacho.NiunasolavozsurgióentornoaldesventuradoQuasimodoquenofueraparahacermofadesused.Tambiénesciertoqueenaquelmomentoaparecíamásgrotescoyrepulsivoquelastimosoconsucaraenrojecidaychorreandosangre,conlamiradadesuojototalmenteperdida,consubocaespumeantedecóleraydesufrimientoy su lengua casi colgando.Hayquedecir ademásque, aunque sehubiera encontradoentreaquellaturbaalgúnalmabuenaycaritativadealgúnburguésodealgunaburguesaquehubieraintentadoacercar un vaso de agua a aquellamiserable criatura en pena, existía alrededor de la escalera de lapicotaunprejuiciotaldevergüenzaydeignominiaquehabríansidosuficientesparadesanimaryhacerretrocederalbuensamaritano.

Pocosminutosdespués,Quasimodopaseóporentrelamultitudaquellaunamiradadedesesperaciónyvolvióarepetirconvozmásdesgarradoraestavez:

—¡Agua!Ytodosseecharonareír.—¡Bebeesto!—gritabaPoussepain,tirándolealacaraunaesponjaempapadaenelaguaquecorría

porlacalle—.¡Toma,malditosordo!Soydeudortuyo.Unamujerletiróunapiedraalacabeza.—Esoloenseñaráadespertarnosatodosconsumalditocarillón.

—¿Y qué? —gritaba un lisiado intentado alcanzarle con su muleta—. ¿Vas a seguir echándonosconjurosdesdearribadelastorresdeNuestraSeñora?

—¡Aquí tienes una escudilla para beber!—añadía un hombre lanzándole una jarra rota contra elpecho—.Seguroquehassidotúelque,alpasarpordelante,hashechodaraluzamimujerunniñocondoscabezas.

—Yamigataungatoconseispatas—gruñóunaviejaaltiempoquelelanzabaunateja.—¡Agua!—repitióporterceravezQuasimodo.Entoncesviocómoseapartabaelgentío.Unamuchachacuriosamenteataviadasaliódeentrelagente.

Ibaacompañadadeunacabritablancadecuernosdoradosyllevabaunapanderetaenlamano.El ojo deQuasimodo centelleó. Era la bohemia a la que había intentado raptar la noche anterior,

fechoríaporlaquecomprendíavagamentequeestabasufriendoaquelcastigo,loque,porotraparte,noeraciertonimuchomenos,puesseleestabacastigandoporladesgraciadesersordoyporhabersidojuzgadoporunsordo.Estabasegurodequetambiénellahabíavenidoparavengarseydarle,comohacíanlosotros,sugolpecorrespondiente.

Yenefecto, lavio subir rápidamentea laescalera.Lacólerayeldespecho leahogaban.Hubieradeseadoderrumbar lapicotaysiconelcentelleodesuojohubierapodidofulminara lazíngara,éstahabríaquedadopulverizadaantesdealcanzarlaplataforma.

Ella,sindecirunasolapalabra,seaproximóalreo,queseretorcíaenvanoparalibrarsedeella,ysoltandounacalabazaqueaguisade recipiente teníaatadaa lacintura, laacercómuydespacioa loslabiosáridosdeldesdichado.

Entonces,deaquelojotansecoyencendidohastaentonces,seviodesprenderseunalágrimaquefuelentamentedeslizándoseporaquelrostrodeformeycontraídohacíayamuchoratoporladesesperación.Quizás era la primera lágrima jamás vertida por aquel infortunado.No se acordabaya de la sed y lagitana, con su graciosogesto de impaciencia, acercó sonriente el cuello de la calabaza a la boca condientesenormesdeQuasimodo.Éstebebióalargostragospuesteníaunasedardiente.

Alacabar,eldesdichadoalargósuslabiosamoratadosparaintentarbesarsindudalabellamanoqueacababadesocorrerle,perolajovenque,quizásdebidoalincidentedelanocheanterior,nosemostrabademasiadoconfiada,retirósumanoconelgestoasustadodeunniñoquetemesermordidoporunanimal.

Entonceselpobresordo,conunatristezainfinita,fijóenellaunamiradallenadereproches.Encualquierotro lugarhabríasidounespectáculoenternecedorelqueunabellamuchacha, fresca,

pura, encantadora, y tan débil almismo tiempo, ayudase con tanta caridad a un ser tan deforme y tanhorrible,peroenaquellapicotaelespectáculoerasublime.

Todalamultitudsesintiósobrecogidaycomenzóaaplaudirfuriosamentealtiempoquegritaba:—¡Bravo!¡Bravo!Fueentoncescuandolareclusaviodesdelaluceradesuagujeroalagitana,subidaenlapicota,y

cuandolanzósusiniestraimprecación:—¡Malditaseas,hijadeEgipto!¡Maldita!¡Maldita!¡Maldita!

VFindelahistoriadelatortademaíz

La Esmeralda palideció y descendió de la picota tambaleante, perseguida aún por la voz de lareclusa:

—¡Baja,baja,gitanaladrona,queyasubirásalgúndía!—EsunachifladuramásdelaSachette—murmurabaelpopulachoynohicieronmáscaso.Esaclase

demujeres eran temidas y sumisma condición las hacía sagradas, pues nadie se atrevía amolestar aquienrezabacontinuamentenocheydía.

LlegóporfinlahoradellevarseaQuasimodo.Lodesataronyelpopulachosedispersó.CercadelGrandPont,Mahiette,quevolvíaconsusdoscompañeras,sedetuvobruscamente:—Apropósito,Eustaquio,¿quéhashechodelatorta?—Madre,mientras que hablabais con esa damadel agujero, un perro hamordido la torta y yo he

hecholomismo.—Cómo,señorito—dijolamadre—,¿telahascomidoentera?—Madre,hasidoelperro;yolereñía,perocomonomehacíacasoyohehecholomismo,claro.—Este niño es terrible—dijo lamadre sonriendo y riñéndole almismo tiempo—. ¿Podéis creer,

Oudarde,queélsolitosecomiótodaslascerezasdenuestrohuertodeCharleraege?Poresosuabuelodiceque,demayor,serácapitán.¡Quenoserepita,eh,señorito!Andando,leoncete.

LIBROSÉPTIMO

IDelpeligrodeconfiarsecretosaunacabra

Habíantranscurridovariassemanas.Eran los primeros días del mes de marzo. El sol, al que Dubartas, ese clásico antepasado de la

perífrasis, no había aún llamado el gran duque de las candelas, no estaba por ello menos alegre yesplendoroso.Eraunodeesosdíasdeprimavera,tantranquilosybellosquetodoParísfestejacomosifuerandomingos,desparramándoseporplazasypaseos.Enesosdíasclaros,cálidosyserenos,hayunahora muy propicia para admirar el pórtico de Nuestra Señora. Es justo el momento en que el sol,declinandoyahaciasuocasomiracasidefrentealacatedral.Susrayos,cadavezmáshorizontales,seretiranlentamentedelempedradodelaplaza,yvanascendiendoapocoalolargodelafachadahaciendodestacarconsu luzy sus sombras losmil relievesque la forman,mientrasqueelgran rosetóncentralflameacomoelojoencendidodeuncíclopedestellantedereverberaciones.

Eraaquellahora.Frenteafrentede laaltacatedral, rojadesolponiente,en labalconadadepiedraabiertasobreel

pórticodeunaricamansióngóticaquehacíanánguloconlaplazayconlacalledelParvis,ungrupodebellasmuchachasreíaycharlabacongranalegría.Porlalongituddelveloquecaíadesdelomásaltodesutocado,adornadoconnumerosasperlas,hastasuspies,porlafinuradelablusabordadaquecubríasus hombros, dejando ver, según la atrevida moda de entonces, el nacimiento de sus bellos pechosvirginales,porlariquezadesusenaguas,másbonitasaúnquesusvestidos(refinamientomaravilloso),porlostules,porlosterciopelosconqueestabanhechastodassusropasyprincipalmenteporlablancuradesusmanos,manifiestamenteociosasydesocupadas,noeradifíciladivinarquesetratabadebellasyricas herederas. Era en efecto la señorita Flor de Lis de Gondelaurier y sus compañeras Diana deChristeuil,AmelottedeMontmichel,ColombedeGaillefontaineylapequeñadeChampchevrier.Todasellashijasdebuenafamilia,reunidasenaquelmomentoencasadelaviudadeGondelaurier,conmotivodelallegadaaParísdemonseñordeBeaujeuydesuseñoraesposaparaescogeralasdamasdehonordelaprincesaheredera,Margarita,alaquehabíaquerecibirenPicardia,demanosdelosflamencos.

Todos loshidalgosen treinta leguasa la redondapretendíanese favorpara sushijasymuchosdeellos lashabíanya llevadooenviadoaParís.Éstashabíansidoconfiadaspor suspadresa laguardadiscretayvigilantedemadameAloïsedeGondelaurier,viudadeunantiguojefedelosballesterosdelrey,retiradaconsuúnicahijaensucasadelaplazadelParvisdeNuestraSeñoraenParis.

ElbalcónendondesehallabanaquellasjóvenespertenecíaaunasalaricamentetapizadaconcuerodeFlandesdecolorleonadoconramosdorados.Lasvigasquerayabanparalelamenteeltechoalegrabanlavistaconmilcuriosasesculturaspintadasydoradas.Enunosbargueños repujados,brillabanaquíyallíespléndidosesmaltes;unacabezadejabalí,deporcelana,coronabaunmagníficoaparadorcuyosdosnivelestestimoniabanqueladueñadelacasaeramujeroviudadeuncaballerodistinguido.Alfondo,alladodeunaaltachimeneaadornadadearribaaabajoconescudosyblasonessehallabasentadaenunriquísimosillóndeterciopelorojoladamadeGondelaurier,cuyoscincuentaañossedejabannotartantoensusvestidoscomoensurostro.Asulado,permanecíadepieunjovendeporteorgulloso,aunqueuntantovanoybravucón;unodeesosguaposmozosquecaenbienatodaslasmujeresaunqueloshombres

gravesyfisionomistaslosdesprecienuntanto.Aqueljovenlucíaunbrillanteuniformedecapitándelosarquerosdelrey,muysemejantealtrajedejúpiterqueyahemostenidoocasióndeadmirarenelprimerlibrodeestahistoria,paraevitarleasíallectorlapesadezdeunasegundadescripción.

Lasseñoritasestabansentadas,unasenlasalayotrasenelbalcón,sobrealmohadonesdeterciopelodeUtrechtconcantonerasdoradasunasyotrassobreescabelesderobletalladosconfloresyconfiguras.Cadaunateníaensusrodillasuntrozodeungrantapizparatejeramano,queestabanconfeccionandoencomúnydelqueunbuentrozoseextendíaporlaesteraquecubríaelsuelo.Charlabanentreellasconesavozsusurranteyesasmediasrisascontenidas,propiasdeunacharlademuchachascuandohayunhombrejoven entre ellas. Ese joven, cuya presencia bastaba para poner en juego el amor propio de aquellasmuchachas,parecíanopreocuparsedemasiadoporellas,ymientrasellasintentabansutilmenteatraersuatención,élparecíamásbieninteresadoensacarbrilloconsuguantedepielalahebilladesucinturón.

Devezencuandolaseñoraledirigíalapalabrayéllerespondíacomobuenamentepodía,peroconunaespeciedecortesíatorpeyuntantoforzada.

Porlassonrisas,porlosgestosdecomplicidaddemadameAloïse,porlosguiñosquehacíaasuhijaFlor de Lis, mientras hablaba bajito con el capitán, se desprendía fácilmente que debían ya estarprometidosoqueibanmuyprontoacontraermatrimonioFlordeLisyeljovenacompañante,masporlaindiferenciaylaactituduncantoforzadadeloficial,podíadeducirsetambién,almenosporsuparte,quenoerauncompromisodeamor.

Todosuaspectomanifestabaunaexpresióndedesagradoyaburrimientoquenuestroslugartenientesdeguarnicióntraducenhoyadmirablementeconlaexpresión:«¡Quélata!¡Hoymehatocadoamí!».

Labuenaseñora,muyentusiasmadaconsuhija, comocorrespondeaunabuenamadre,nosedabacuentadelescasoentusiasmodeloficialynosecansabadeseñalarlemuybajito, lasmilperfeccionesconlasqueFlordeListejíasutapizodevanabasuovillo.

—Fijaos—le decía tirándole de la manga para poder hablarle al oído—. Pero, ¡fijaos cómo seagacha!

—¡Yaloveo,ya!—decíaeljovenyvolvíainmediatamenteasusilenciodistraídoyglacial.PocodespuéslajovenseagachabadenuevoymadameAloïseleinsistía:—¿Habéis visto alguna vez cara tan atractiva y tan alegre como la de vuestra prometida? ¿Puede

haberlas más blancas y más rubias? ¿No son sus manos las más perfectas? ¿Y su cuello, no esencantador? ¡Si hasta podría decirse que es comoel deun cisne! ¡Cuántoos envidio a veces! ¡Yquésuerte tenéis de ser hombre, pícaro libertino! ¿A que mi hija es adorable? ¿Verdad que estáisperdidamenteenamorado?

—¡Claro,claro!—respondíaeloficialpensandoenotrascosas.—Pero,decidlealgo—leindicódeprontomadameAloïse,empujándolehaciaella—.Osmostráis

demasiadotímido.Podemos asegurar a los lectores que la timidez no era virtud ni defecto del capitán; no obstante

intentóhacerloquelepedía.—Bellaprima—dijoaproximándoseaFlordeLis—,¿cuáleseltemadeestebellotapizenelque

trabajáis?—Queridoprimo—respondióFlordeLisconunciertoairedespectivo—:yaoslohedichomásde

tresveces:eslagrutadeNeptuno.

Era evidente queFlor deLis veíamuchomás claro que sumadre la actitud fría y displicente delcapitán,hastaelpuntoqueélsintiólanecesidaddeiniciarunaconversación.

—¿Yparaquiénestodaesaneptunería?—lepreguntó.—ParalaabadíadeSaint-Antoine-des-Champs—lerespondióFlordeLissinlevantarlavista.Elcapitáncogióunaesquinadeltapiz.—¿Quiénesbellaprima,estegendarmegordinflónquesoplacontodassusfuerzasenunatrompeta?—EsTritón—respondiólajoven.Sededucíadesusrespuestasuntonodeenfadoyeljovencomprendióqueconveníadecirlealgoal

oído,cualquiertontería,unagalanteríaocualquiercosa;asíqueseinclinóperonofuecapazdeencontrarensuimaginaciónnadamástiernoomásíntimoqueesto:

—¿Porquévuestramadrellevasiempreunsobrevesteconescudodearmas,comonuestrasabuelasentiemposdeCarlosVII?Decidle,hermosaprimaqueyanosellevanesascosasyquesugozneysulaurelbordadosensuvestidoenformadeblasónledanunaspectodechimeneaacampanadaqueanda.Además,osjuroquenoestábienqueunosesienteencimadesusescudosdearmas.

FlordeLiselevóhaciaélsusbellosojosparareprocharleasísuactitud.—¿Esoestodoloquetenéisquedecirme?—ledijoenvozbaja.PerolabuenaseñoraAloïse,encantadadeverlesasítanjuntosysusurrándosecosasaloído,decía

mientrasjugueteabaconloscierresdesulibrodelashoras:—¡Quéemocionanteescenadeamor!Elcapitán,cadavezmásmolesto,recurriónuevamentealatapicería:—¡Esenrealidaduntrabajoencantador!—exclamó.Al oír esto Colombe de Gaillefontaine, otra bella rubia de piel blanca con hermosos adornos de

damasco azul en su cuello, se decidió a dirigir unas palabras a Flor de Lis con la esperanza de serrespondidaporelcapitán:

—QueridaGondelaurier,¿habéisvistolastapiceríasdelhoteldelaRoche-Guyon?—¿EselhotelencuyopatioestáeljardíndelalenceradelLouvre?—intervinosonrienteDianede

Christeuil,mostrandosushermososdientes,razónporlaquesonreíaporcualquiercircunstancia.—¿Y donde se encuentra el torreón de la antigua muralla de París? —añadió Amelotte de

Montmichel,unabellísimamorena,rizosaylozana,queteníalacostumbredesuspirar,tantocomolaotradereír,sinsabermuybienporqué.

—Querida Colomba—intervino madame Aloïse—, ¿os referís a la residencia que pertenecía alseñordeBacqueville,duranteelreinadodeCarlosVI?Yalocreoqueguardahermosastapicerías.

—¡CarlosVI! ¡El reyCarlosVI,nadamenos!—murmuróel jovencapitánatusándoseelbigote—.¡Cuántosviejosrecuerdostieneestabuenaseñora!

MadamedeGondelaurierproseguía:—¡Soberbiastapicerías,yalocreo!Untrabajotanelaboradoquenoseencuentraotroigual.EnaquelmomentoBérangèredeChampchevrier,unaespigadaniñadesieteaños,queestabamirando

laplazaporentrelostrifoliosdelabalconada,exclamó:—¡Eh!Mirad,bellamadrinaFlordeLis,quéhermosabailarinaestádanzandoen laplazaycómo

tocalapandereta.Y,enefecto,seoíaelalegresonidodeunapandereta.

—SeráalgunagitanadeBohemia—dijoFlordeLis,volviéndosedisplicenteamirar.—¡Vamos,vamos!—exclamabansuscompañerasycorrierontodashaciaelbalcón,mientrasFlorde

Lis,dolidaporlafrialdaddesuprometido, lasseguíalentamente,yéste, tranquiloporqueel incidentehabía acabado con aquella conversación forzada, se retiraba hasta el fondo de la estancia con laimpresióndeunsoldadoquehasidorelevadodesuservicio.Sinembargo,deberíaserunagradableyencantadorservicioelocuparsedelabellaFlordeLis,almenosasílohabíasidoalprincipio.Peroelcapitánhabía idodesilusionándosepocoapocoy laperspectivade supróximomatrimonio ledejabacadavezmásfrío.Ademáseraunhombredehumorinconstantey,digámoslo,tambiéndegustountantovulgar.Aunquedemuynoblecuna,lavidamilitarlehabíahechocontraerhábitosdesoldadescayasílegustaba frecuentar las tabernas y su ambiente; sólo se encontraba a gusto diciendo palabrotas, entregalanteosmilitaresyhaciendoconquistasentremujeresfáciles.Sinembargosufamilialehabíaofrecidounasólidaeducaciónybuenasmaneraspero,desdemuyjoven,habíacomenzadoarecorrertodoelpaís,de guarnición en guarnición, llevando vida de cuartel y cada día aquel barniz de gentilhombre se ibaborrandounpoquitoconelrocedesutalabartedeoficial.Aunquelaseguíavisitandodevezencuandoporunrestodedignidad,sesentíadoblementemolestoencasadeFlordeLis;primeramenteporque,afuerzadedispersarsuamorentodotipodelugaresyocasiones,lequedabayamuypocoparaofrecerleaella,yademásporquerodeadodedamastanbellas,tanestiradas,tanemperifolladasytandecentes,teníael recelo constante de que su boca, acostumbrada por demás a palabrotas y blasfemias, pudiera encualquiermomentoperdersufrenoydejarescaparalgunaexpresióntabernaria.¡Puedeunoimaginarseelefectoproducido!

Ademástodoestosemezclabaenélcongrandespretensionesdeeleganciadebuenapresenciaydedistinción.Así que cada cual se las arregle como buenamente pueda para entender esto.Yo sólo soyhistoriadorymelimitoaexponerloshechos.

Demodo que, pensando o sin pensar, llevaba ya un ratito en silencio, apoyado en la chambranaesculpida de la chimenea, cuando Flor de Lis se volvió de pronto hacia él y le dirigió la palabra.Despuésdetodo,silapobremuchachaestabaenfadada,noeraporellasinoporculpadesucorazón.

—Queridoprimo,¿nonoshabéishabladodeunajovenzíngaraalaquesalvasteishacedosmeses,demanosdeunadocenadeladrones,mientrashacíaislarondanocturna?

—Creoquesí,bellaprima.—¿Ynoseráacasoestamismaqueestáahorabailandoenlaplaza?Acercaos,primoFebo,aversi

lareconocéis.Él percibió un secreto deseo de reconciliación en aquella amable invitación que le hacía para

acercarseaellayporelhechodehaberlellamadoporsunombre.ElcapitánFebodeChâteaupers(pueses él a quien tiene el lector ante su vista desde el comienzo del capítulo) se aproximó lentamente albalcón.

—Fijaos—ledijoFlor deLis, tomando tiernamente el brazodeFebo—,mirad esa jovencita quebailaenmediodelagente,¿eslazíngaraqueconocéis?

Febolamiróuninstanteydijo:—Sí;lareconozcoporsucabra.—¡Ah,esverdad!Tieneunacabritilla—exclamoAmelotteconadmiración.—¿Esverdadquesuscuernossondeoro?—preguntóBérangère.

MadameAloïsecontestósinmoversedesusillón:—¿NoesunadeesasgitanasquellegaronelañopasadoporlaPorteGibard?—Miseñoramadre—corrigióamablementeFlordeLis—,esapuertasellamaahoraPorted'Enfert.LaseñoritaGondelaurierconocíahastaquépuntoaquellamaneraanticuadadehablarde sumadre

chocabaalcapitányenefectoéstehabíayaempezadoarezongar,diciendoentredientes:—¡LaPorteGibard!¡LaPorteGibard!¡NiquetuvieraquepasarporellaCarlosVI!—¡Madrina!—exclamóBérangèremoviendosincesarlosojosyfijándolosenlastorresdeNuestra

Señora—.¿Quiénesesehombredenegroquesevealláarriba?Todaslasjóveneslevantaronlamiradahacialastorresyvieronenefectoaunhombreconloscodos

apoyados en la balaustrada superior de la torre septentrional que daba a la plaza de Grève. Era unclérigo. Se distinguían claramente sus ropajes y su rostro apoyado en ambasmanos y semantenía tanquietoqueparecíaunaestatua.

Sumiradaestabafijaenlaplaza.Eraalgoasícomolamiradadelmilanoqueacabadedescubrirunnidodepájarosalquenoquitalavista.

—EselseñorarchidiáconodeJosas—dijoFlordeLis.—Tenéisunavistamagníficasisoiscapazdereconocerledesdeaquí—precisólaGaillefontaine.—¡Conquéatenciónmiraalabailarina!—añadióDianedeChristeuil.—Puesquetengacuidadoesaegipcia—dijoFlordeLis—yaquealarchidiácononolegustaEgipto.—Puesesunapenaque lamiredeesamaneraporquelaverdadesquebailamaravillosamente—

añadióAmelottedeMontmichel.—PrimoFebo—dijodeprontoFlordeLis—,yaqueconocéisaesagitanilla,¿porquénolepedís

quesuba?Nosdistraeríamucho.—¡Muybien!—dijerontodaslasmuchachasaplaudiendo.—Esuna locura—respondióFebo—.Seguramenteyano se acuerdademíyyono conozconi su

nombre;peropuestoqueasílodeseáis,señoritas,voyaintentarlo—y,asomándosealabalaustradadelbalcón,sepusoagritar.

—¡Pequeña!Labailariranotocabalapanderetaenesemomentoyvolviólacabezahaciaellugardedondevenía

aquellavoz.SumiradasefijóenFeboyseparóderepente.—¡Pequeña!—insistióelcapitán,altiempoqueconeldedolehacíasignosparaquesubiera.La joven volvió a mirar se ruborizó como si una llama le hubiera subido hasta las mejillas, y

cogiendolapanderetabajoélbrazo,sedirigióporentrelosespectadoresasombradoshacialapuertadelacasadesdelaqueFebolallamaba,lentamente,titubeandoyconlamiradaperdidadeunavequecedealafascinacióndeunaserpiente.

Pocodespuéssedescorrió lacortinaquehabíaante lapuertayapareció lagitanaenelumbraldeaquellasala.Estabaruborizada,confusa,sofocada,bajosusgrandesojosysinatreverseadarunpasomás.

Bérangèresepusoaaplaudir.Labailarina sin embargopermanecía inmóvil en el umbral de la puerta.No cabíadudadeque su

apariciónhabíaproducidotambiénunefectosingularenaquelgrupodejóvenes.Tambiéneraciertoqueunvagoa imprecisodeseodeagradaralapuestooficialanimabaa todasa lavezyquesuespléndido

uniformeeraelpuntodemirade todassuscoqueteríasyque,desdesu llegada,existíaentreellasunaciertarivalidadsecretaysordaquenoseconfesabancasiniasímismasperoquenoporellodejabademanifestarseconstantementeensusgestosyensuspalabras.Ahorabien,comolabellezadetodasellasera pareja, todas luchaban en igualdadde condiciones y todas podían esperar la victoria.Y, claro, laaparicióndelagitanahabíarotobruscamenteaquelequilibrio.Eratanrarasubellezaquecuandosurgióalaentradadelaestanciaparecíadespedirunaespeciedeluzpropia;enaquellasalacerrada,uncantosombríabajolosartesonadosylostapicesdelasparedes,ellaaparecíaincomparablementemáshermosaymásradiantequeenlaplazapública.Eracomounaantorchatrasladadadelaclaridadalapenumbra;yaquellasnoblesdamiselassesintieron,asupesar,deslumbradas.Cadaunadeellassesintióheridaensubelleza, y por esta razón su frente de batalla, perdónesenos la expresión, cambió inmediatamente sindecirse una sola palabra entre ellas, pero todas lo entendieron perfectamente.El espíritu femenino secompenetramásrápidamentequelainteligenciadeloshombres.Unaenemigaacababadepresentarse;ytodas tuvieronestemismosentimientoy todassealiaroncontraella.Bastaunagotadevinopara teñirtodounvasodeagua;yparateñirocambiarelambientedetodaunareunióndehermosasmujeresbastaconlallegadadeunamásbonitaqueellas;sobretodosienlareuniónhayunsolohombre.

Porelloelrecibimientoquehicieronalagitanafuemaravillosamenteglacial.Lamirarondearribaaabajodespués semiraronentreellasy todoquedódicho.Sabíanperfectamente loquequerían.Por supartelamuchachaesperabaqueledijeranalgoyestabatanemocionadaquenoseatrevíaalevantarlospárpados.

Fueelcapitánelprimeroquerompióelsilencio.—¡A femía, que es una criatura encantadora!—afirmó conun tono intrépidode ligereza—. ¿Qué

opináisvos,miqueridaprima?Esta observación que un admirador más delicado debería haber hecho en voz baja, no ayudó

precisamenteadisiparloscelosdelasjóvenesquepermanecíanmuyatentasalagitana.AsíFlordeLisrespondióalcapitánconunadisimuladaafectacióndesdeñosa.—Noestámal.Lasotrashicieronsuscuchicheosanteestarespuesta,hastaquemadameAloïse,quenoeralamenos

celosa,puesloestabaporsuhija,sedirigióalabailarina.—Acercaos,pequeña.—Acercaos, pequeña—repitió con una dignidad cómicaBérangère, que apenas si le llegaba a la

cadera.Laegipciaseacercóhacialanobledama.—Bellaniña—dijoFeboconénfasisacercándoseunospasoshaciaella—.Nosésitengolaenorme

dichadeserreconocidoporvos…Ellaleinterrumpiódirigiéndoleunasonrisayunamiradallenadeunainfinitadelicadeza.—¡Oh,sí!—ledijo.—Tienebuenamemoria—observóFlordeLis.—Esquelaotranoche—añadióFebo—desaparecisteisrápidamente.¿Osasustéacaso?—¡Oh,no!—dijolagitana.Yhabíaenelacentoconqueaquel«¡oh,no!»fuepronunciado,despuésdel«¡oh,si!»anterior,algo

inefablequehirióaFlordeLis.

—Puesmedejasteis en sustituciónvuestra, preciosaniña—continuóel capitáncuya lengua se ibasoltandoalhablaraunachicadelacalle—aunmalditotipotuertoyjorobado;elcampanerodelobispocreoqueera.Mehandichoqueerahijobastardodeunarchidiáconoydiablodenacimiento.Tieneunnombre lamar de divertido; se llamaTémporas o Pascua Florida oMartes deCarnaval(1), ya no sécómo:¡Unnombredefiesta,delasderepicarcampanas!¡Sepermitíaraptaroscomosiestuvieseishechaparaunmuñidor!¡Espordemás!Decid,¿quépretendíadevosesecárabo?

—Nolosé—respondióella.—¡Es inconcebible! ¡Uncampaneroraptaraunchicacomosi fueraunvizconde!¡Unvillanocazar

furtivamentelacazadelosnobles!¡Esincreíble!Hayquedecirdepasoquebiencarolohapagado,puesmaesePierratTorterueeselmásrudopalafreneroquejamáshayazurradoaunpícaro;yademásosdiré,porsiossirvedeconsuelo,quelapieldevuestrocampanerohasidobienvapuleadaconsusmanos.

—¡Pobrehombre!—respondiólagitana,alaqueaquellaspalabrashabíanreavivadoelrecuerdodelasescenasdelapicota.

Elcapitánsoltóunarisotada.—¡Cuernos!¡Esésaunacompasiónquelecaeaesebribóncomounaplumaenelculodeuncerdo!

Quemevuelvabarrigudocomounpapasi…Sedetuvoenseco.—Perdón,señoras.Creoqueibaadeciralgunatontería.—¡PorDios,señor!—dijolaGaillefontaine.—Estáhablandoaesacriaturaensupropialengua—añadióamediavozFlordeLiscuyodespecho

crecíapormomentosydesdeluegonodisminuyóviendocómoelcapitánestabaencantadodelagitanayprincipalmentedesímismo,nialverlepavonearserepitiendocongalanteríagroseraysoldadesca:

—Unahermosamujer,afemía.—Ybastanteburdamentevestida—dijoDianedeChristeuilluciendosudentaduraconunasonrisa.Esta reflexiónabrióunrayode luzpara lasdemás,pues leshizoverel ladomásvulnerablede la

gitana.Yaquenopodíanmorderensubelleza,atacabansuvestimenta.—Escierto,pequeña—dijolaMontmichel—.¿Dóndehasaprendidoacorrerporlascallesvestida

asísintocanigorguera?—Yesafaldatancortaesparaecharseatemblar—añadiólaGaillefontaine.—Yademás,querida,insitióconciertacrudezaFlordeLis—corréiselriesgodequeosdetengala

guardiadeladocenaporllevaresecinturóndorado.—Pequeña —siguió la Christeuil con una sonrisa implacable—, si cubrieras honestamente esos

brazos,notelosquemaríatantoelsol.Realmente era un auténtico espectáculo, digno de un espectador más inteligente que Febo, el ver

cómoaquellashermosasjóvenesconsuslenguasenvenenadaseirritadas,serpenteaban,sedeslizabanyse retorcían alrededor de la bailarina callejera. Eran crueles y graciosas. Rebuscaban, hurgabanmalignamentecon suspalabrasen supobreyextrañavestimenta, adornadacon lentejuelasyoropeles.Todo eran sonrisas, ironías y humillaciones continuas. Llovían sobre la egipcia la falsa y altivaamabilidad, los sarcasmos y las miradas despectivas. Eran como aquellas jóvenes romanas que sedivertían clavando alfileres de oro en los senos de una hermosa esclava.Eran como elegantes galgascazadoras girando, con las fauces abiertas y los ojos exaltados, en torno a una pobre cervatilla del

bosque,alasquelamiradadelamonopermitematar.¿Quéera,despuésdetodo,anteaquellasjóvenesdegranabolengounamiserablebailarinacallejera?

Nolespreocupabalomásmínimosupresenciayhablabandeella,anteellaoaellamisma,envozaltacomodealgosucioybastanteabyecto,aunquebastantebonitoalavez.

La gitana no era insensible a aquellas punzadas y de vez en cuando subía a su rostro un rubor devergüenza,yundestellodecóleraencendíasusojososusmejillas;másdeunaréplicadesdeñosaestuvoapuntodeaflorarasuslabiosyhacíaconevidentedesprecioaquelmohíndelqueyahemoshabladoallector en otras ocasiones, pero se callaba. Inmóvil dirigía a Febo unamirada de resignación, triste ydulce;habíatambiénalgodedichaydeternuraenaquellamirada.Podríadecirseinclusoquepreferíaestarcalladapormiedoaquelaechasendeallí.

Febo, por su parte, sonreía y tomaba partido por la gitana con unamezcla de impertinencia y decompasión.

—Déjalasquehablen,querida—repetíahaciendosonar susespuelasdeoro—;vuestravestimentatiene mucho de extravagante pero, ¿qué importancia puede tener eso siendo como sois una jovenencantadora?

—¡Dios mío! —exclamó la rubia Gaillefontaine, resaltando su cuello de cisne con una sonrisaamarga—,observoquelosseñoresarquerosdelaordenanzadelreyseencandilangustosamenteantelosbellosojosdelasegipcias.

—¿Yporquéno?—contestóFebo.Ante esta respuesta displicente del capitán, lanzada comouna piedra sin preocuparse del lugar en

dondepuedacaer,ColombeseechóareíryDianayAmelotteytambiénFlordeLis,alaquealmismotiempolebrotóunalágrimadesusojos.

La gitana, que había bajado la vista ante las palabras deColombe deGaillefontaine, la elevó denuevo radiantedealegríaydeorgulloparamiraraFeboconagradecimiento.Estabamuyhermosaenaquelmomento.

La buena señora Aloïse, que presenciaba aquellas escenas, se sintió ofendida y no acertaba acomprender.

—¡Virgen santa! —exclamó de pronto—. ¿Qué es eso que se mueve entre mis piernas? ¡Ay,desgraciadoanimal!

Era la cabra que acababa de llegar buscando a su dueña y que, al precipitarse hacia ella, habíametidosuscuernosentreelrevueloderopaqueformabaasuspieselvestidodelanobledamacuandopermanecíasentada.

Aquellofueunadiversiónmás.Lagitanalaseparósindecirunapalabra.—¡Oh!¡Eséstalacabritillaconsuspezuñasdoradas!—exclamóBérangèredandosaltosdealegría.Lagitanillasepusoderodillasyapoyóensusmejillaslacabezasuaveyacariciadoradelacabrita.

Parecíacomosilapidieraperdónporhaberlaabandonadodeaquellamanera.DianesepusoasusurraralgoaloídodeColombe.—¡Diosmío!¡Perocómonolohabrépensadoantes!Eslagitanadelacabra.Lallamanbrujaydicen

quesucabrahaceimitacionesytrucosmilagrosos.—¡Puesquenosdiviertatambiénlacabrahaciéndonosunodeesosmilagros!DianeyColombesedirigieronvivamentealagitanadiciéndola:

—¡Dileatucabraquenoshagaunmilagro,pequeña!—Noséloquequeréisdecirconello—respondiólabailarina.—Pueseso;unmilagro;magia,enfin,cualquierbrujeríadeésas.—Noséhacerlo.Ysepusoaacariciardenuevolalindacabezadesucabramientrasledecía:—¡Djali!¡Djali!FlordeLissefijóentoncesenunabolsitadecuerobordadaquelacabrallevabacolgadadelcuello.—¿Quéeseso?—preguntóalagitana.Lagitanalamiróconsusgrandesojosyrespondiómuyseriamente:—Esoesmisecreto.—Yamegustaríaconocercuálestusecreto—pensóFlordeLis.Entoncesselevantólabuenaseñoraydijoconciertotonodeenfado.—Veamos,gitanilla;sitúytucabritanovaisabailarnosnada,¿quéhacéisaquíadentro?Lagitanilla,sinresponder,sedirigiólentamentehacialapuertaysuspasoseranmáslentoscuanto

másseacercabaaella;eracomosiuninvencibleimánlaretuvieraydeprontosevolvióhaciaFeboconlosojoshúmedosdelágrimas.

—¡VálgameDios!—exclamóelcapitán—.Nopuedeunomarcharseasí.Volvedybailadalgoparanosotros.Apropósito,querida,¿cómoosllamáis?

—LaEsmeralda—contestólabailarinasindejardemirarle.Anteesteextrañonombre,unarisotadalocaestallóentrelasjóvenes.—¡Vayanombretanhorribleparaunaseñorita!—dijoDiane.—Yaveisqueesunaembrujadora—replicóAmelotte.—Desde luego, querida —dijo solemnemente madame Aloïse—, ese nombre no lo han pescado

vuestrospadresenlapiladelbautismo.Desdehacíayaalgunosminutosysinquenadiesefijara,Bérangèrehabíaatraídoalacabrahaciaun

rincónofreciéndoleunmazapányenunmomentolasdossehabíanhechobuenasamigas.Lacuriosaniñahabía soltado el saquito que la cabra llevaba colgadodel cuello, lo había abierto y había vaciado sucontenidosobrelaalfombra.Setratabadeunalfabetoenelquecadaletraestabagrabadaporseparadoenunapequeñatablilladeboj.Apenasaquellosjuguetesquedaronextendidosenlaalfombracuandolaniñavioconsorpresa,yéstedebíaserunodelosmilagros,retiraralgunasletrasconsupatitadoradayalinearlas en un orden perfecto.Al cabo de unosmomentos quedó formada una palabra que la cabradebía tener lacostumbredeescribir,por lopocoque tardóen formarla.Bérangèreexclamódeprontojuntandolasmanosconadmiración:

—¡Madrina,FlordeLis,fijaosloqueacabadehacerlacabra!Flor de Lis se acercó y al verlo se estremeció. Las letras ordenadas en el suelo formaban esta

palabra:«FEBO»—¿Hasidolacabralaquelohaescrito?—preguntóellaconlavozalterada.—Sí,madrina—respondióBérangère.—Eraimposibledudardeellopueslaniñanosabíaescribir.—¡Éseeselsecreto!—pensóFlordeLis.

Peroalgritodelaniñahabíanacudidotodos;lamadre,lasjóvenes,labohemiayeloficial.Lagitanaviolatonteríaquehabíaescritosucabraysepusorojayluegopálidayfinalmenteseechó

a temblar ante el capitán como si fuera culpable. Éste se quedómuy sorprendidomirándola con unasonrisa.

—¡Febo!—murmurabanestupefactaslasjóvenes—.¡Eselnombredelcapitán!—¡Tenéisunamemoriaexcelente!—dijoFlordeLisalagitanaquesehabíaquedadopetrificada.Un

pocodespués,rompiendoallorarycubriéndoseelrostroconsusbellasmanosexclamóbalbuciente—:¡Esunabruja!—peroenelfondodesucorazónoíaotravozmásamargaaúnquedecía:«¡Esunarival!».

Ysedesvaneció.—¡Hijamía!¡Hijamía!¡Vete,gitanadelinfierno!EnunabrirycerrardeojoslaEsmeraldarecogiólasinoportunasletras,hizounaseñaaDjaliysalió

porunapuertamientrassellevabanporotraaFlordeLis.El capitánFebo, que se había quedado solo, dudóunmomento entre las dos puertas y siguió a la

gitana.

IIUnsacerdoteyunfilósofohacendos

ELsacerdotequelasjóveneshabíanvistoenloaltodelatorreseptentrional,asomadoalaplazaymuyatentoaladanzadelagitana,eraenefectoelarchidiáconoClaudeFrollo.

Nuestros lectores no se han olvidado de aquella misteriosa celda que el archidiácono se habíareservadoenesatorre(nosé,paradecirlodepasada,sieslamismacuyointeriorpuedeverseaúnhoyporunapequeñaventanacuadrada,abiertahaciaellevantealaalturadeunhombre,enlaplataformadedonde arrancan las dos torres; un cuartucho, hoy vacío y destartalado, cuyas paredes,mal revocadas,están adornadas aquí y allá con algunos dibujos amarillentos que representan fachadas de catedrales.Imaginoqueeseagujeroestéhabitadopormurciélagosyarañas,encompetenciaunosyotras,yhaciendolosdosunaguerradeexterminioalasposiblesmoscas).

Todoslosdías,unahoraantesdelapuestadelsol,elarchidiáconosubíalaescaleradelatorreyseencerrabaenaquellaceldaendondeavecespasabanochesenteras.

Aqueldía,unavezllegadoantelapuertadelcuartucho,enelmomentoenquemetíaenlacerraduralapequeñaycomplicadallavequellevabasiempreconsigoenlaescarcelacolgadadelcostado,llegóasusoídosunruidodepanderetaydecastañuelasqueprocedíadelaplazadelParvis.Lacelda,yalohemosdicho,noteníamásqueunaluceraquedabaalaparteposteriordelaiglesia.

ClaudeFrollovolvióaguardarprecipitadamentelallaveyunosinstantesmástardeseencontrabaenlapartesuperiordelatorre,enaquellaactitudsombríayderecogimientoenquelasjóveneslohabíanvisto.

Estabaallíserio,inmóvil,absortoenunpensamientoyconlamiradafijaenalgúnpunto.TodoParísestabaasuspiesconlasmilflechasdesusedificiosysuhorizontecirculardecolinassuaves,consuríoserpeando bajos los puentes y sus gentes circulando por las calles, con las nubes de humo de suschimeneas y con la cadenamontañosa de sus tejados aprisionando aNuestra Señora. Pero de toda laciudad,elarchidiáconosólomirabaunpuntoconcretode lacalle: laplazadelParvis;ydeentre todaaquellamultitudsólounafiguraatraíasuatención:lagitana.

Habríasidodifícildefinirlanaturalezadeaquellamiradaydedóndeprocedíalallamaquedeellasurgía.Eraunamiradafija,llenadeturbaciónydetumultos.Yporlainmovilidadprofundadetodosucuerpo,agitadoaintervalosporunescalofríomaquinalcomounárbolporelviento,porlarigidezdesuscodos,másmármolquelabalaustradaenlaqueseapoyaban,porlasonrisapetrificadaquecontraíasurostro,sehabríadichoqueenClaudeFrollosólohabíaunacosaviva;sumirada.

Lagitanaestababailando.Girabalapanderetaconlapuntadelosdedosylalanzabaalaltodanzandozarabandasprovenzales;ágil, ligera,alegreysinsentirelpesode lamirada terriblequecaíaaplomosobresucabeza.

Elgentíoseagolpabaentornoaella.Devezencuandounhombrevestidoconunacasacaamarillayrojaordenabaaquelcírculoeibaluegoasentarseenunasilla,aunospasostansólodelabailarina,yapoyaba la cabeza de la cabra en sus rodillas.Aquel hombre parecía ser el compañero de la gitana.ClaudeFrolllo,desdeaquellugartanelevadoendondeseencontraba,nopodíadistinguirsusrasgos.

Desde el momento mismo en que el archidiácono descubriera al desconocido aquel, su atención

pareciórepartirseentrelabailarinayél.Deprontoseincorporóyuntemblorrecorriótodosucuerpo:—¿Quiénpuedeseresehombre?—sedijohablandoentredientes—.¡Siemprelahabíavistosola!Entonces semetió en labóveda tortuosade la escalera espiralybajó.Alpasar ante lapuertadel

carillón, que se encontraba entreabierta, vio algo que le llamó la atención; vio a Quasimodo que,asomadoaunaaberturadeesostejadillosdepizarraqueseasemejanaenormescelosías,estabatambiénmirandoa laplaza.Suatenciónera tangrandequenisiquierasediocuentadequepasabaporallí supadreadoptivo.Suojosalvajeteníaunaexpresiónsingular.Eraunamiradacautivadaydulce.

—Sí que es raro —murmuró Claude—. ¿Será a la gitana a quien está mirando así? —y siguióbajando.Alpocoratoelpreocupadoarchidiáconosalióalaplazaporlapuertaqueseencuentrabajolatorre.

—¿Qué ha pasado con la gitana? —preguntó mezclándose con el grupo de espectadores que lapanderetahabíareunidoallí.

—Nolosé—contestóalguien—acabadedesaparecer.Creoquesehaidoabailaralgúnfandangoaesacasadeahíenfrente,dedondelahanllamado.

Enlugardelagitana,enaquellamismaalfombracuyosarabescosseborrabanmomentosantesbajolosdibujoscaprichososdeladanza,elarchidiácononoviomásquealhombrederojoyamarilloquienasuvez,paraganaralgunasmonedas,sepaseabaalrededordelcorroendondebailabalagitanaconloscodosenlascaderas,conlacabezaechadahaciaatrásylacaracongestionadaconelcuelloestiradoyllevando una silla entre los dientes.En aquella silla tenía atado a un gato que le habría prestado unavecinayquemaullabamuyasustado.

—¡PorNuestraSeñora!—exclamóelarchidiáconocuandoel saltimbanqui, sudandoamares,pasóanteélconaquellapirámidedesillaygatoencima—.¿QuéhaceaquímaesePierreGringoire?

Lavozseveradelarchidiáconosobresaltótantoalpobrediabloqueperdióelequilibriocontodosuedificio,ysillaygatocayeronsobrelascabezasdeaquelpúblicoenmediodeungriteríoensordecedor.

Seguramente maese Pierre Gringoire (porque se trataba de él) habría tenido que vérselas con lavecina del gato y conmuchos de los espectadores a causa de los golpes y arañazos, si no se hubieraapresurado, aprovechándose del tumulto, para refugiarse en la iglesia a dondeClaudeFrollo le hacíaseñasparaquelesiguiese.

Lacatedralestabayavacíayenpenumbra.Laoscuridadseapoderabade lasnaves lateralesy laslámparasdelascapillascomenzabanabrillarencontrasteconlastinieblasqueenvolvíanlasbóvedas.Sóloelgranrosetóndelafachadaprincipal,envolviendoenmilcoloreslosúltimosrayoshorizontalesdel sol, destacaba en la penumbra como un revoltijo de diamantes reflejando en el otro extremo suespectrodeslumbrador.

Después de andar unos pasos, domClaude se apoyó en un pilar y se quedómirando aGringoirefijamente.Noeraaquellamirada laquepreocupabaaGringoire,avergonzadocomoestabadehabersevisto sorprendido por una persona grave y docta con aquel traje de payaso. La mirada del cura noencerrabaniburlaniironía;eramásbienseria,tranquila,penetranteyfueelarchidiáconoelprimeroenromperelsilencio.

—Venidacá,maesePierre.Vaisatenerqueexplicarmemuchascosas.Primero:¿aquésedebeelquehacedosmesesquenoseoshayavistoyqueaparezcáisahoraporlasplazas,vestidocontantaelegancia¡afemía!,contrajesmedioamarillosymediorojoscomosifueseisunamanzanadeCaudebec?

—Micer—dijo lastimosamenteGringoire—, se trata en verdad de una extraña indumentaria ymeencuentromásapuradoporelloqueungatoconunacalabazaencima.Séquenoestábien,ylolamentomucho,exponerelhúmerodeunfilósofopitagóricoalasporrasdelosguardias,silleganaencontrarmede tal guisa. Pero, ¿qué queréis, reverendo? La culpa la tiene mi antiguo jubón que me abandonócobardementeacomienzosdelinvierno,conelpretextodequesecaíaapedazosyquenecesitabairadescansaralcestodeltrapero.¿Quésepuedehacer?LacivilizaciónnohaavanzadoaúnhastaelpuntodepermitirleaunoirdesnudoporahícomopretendíaelantiguoDiógenes.Añádaseaestoqueseavecinabauntiempomuyfríoynoesprecisamenteelmesdeeneroelmejorparaintentarconéxitohaceravanzarunpaso así a la humanidad. Apareció esta casaca, la cogí y dejé mi viejo blusón negro que, para unhermético como yo, estaba yamuy poco herméticamente cerrado. Así que aquíme tenéis, vestido dehistrión, como San Ginés. ¿Qué queréis? Es como un eclipse; como si Apolo hubiera guardado losrebañosdeAdmeto.

—¡Pueshabéisencontradounbuenoficio!—replicóelarchidiácono.—Estoy de acuerdo,maestro, en que esmejor filosofar y poetizar, soplar la llama en el horno o

recibirladelcielo,queandarllevandogatosporelempedrado.Poresocuandooshabéisdirigidoamímehequedado tandesconcertado comoun asno ante un asador pero, ¿quéqueréis,maestro?HayquevivirtodoslosdíasylosversosalejandrinosmásbellosnovalenparacomerloqueuntrozodequesodeBrie. Hice para la princesaMargarita de Flandes aquel famoso epitalamio que ya conocéis, pero laciudadnomelopagasopretextodequenoeramuybueno.¡Vamos!,comosisepudieradarporcuatroperrasunatragediadeSófocles.Asíqueibaamorirmedehambrecuandoporsuertemedicuentadequenoandabamaldemandíbulasylashedicho:hacedunaexhibicióndefuerzaydeequilibrioyalimentaosvosotrasmismas.Aleteipsam.Unmontóndevagabundosquesehanhechobuenosamigosmíosmehanenseñadounoscuantostrucoshercúleosyasípuedoofrecertodoslosdíasamisdienteselpanquehanganadoalolargodelajornadaconelsudordemifrente.Apesardetodo,concedo,reconozcoqueesunpobreempleodemisfacultadesintelectualesyqueelhombrenoestáhechoparapasarselavidatocandoelpanderoomordiendosillas.Pero,reverendopadre,nobastaconpasarlavida,hayqueganársela.

Dom Claude le escuchaba en silencio. De pronto sus ojos hundidos se hicieron tan sagaces ypenetrantes queGringoire se sintió, por decirlo así, escudriñado hasta el fondo del alma por aquellamirada.

—Muybien,maesePierre,pero,¿dedóndevieneelencontrarnosencompañíadeestabailarinadeEgipto?

—Bueno,puespornada—contestóGringoire—,porqueellaesmimujeryyosoysumarido.Losojostenebrososdelsacerdoteseinflamaron.—¿Habrássidocapazdetalcosa,miserable?—legritócogiendoconfuriaelbrazodeGringoire—.

¿HastatalpuntotehaabandonadoDioscomoparaponertusmanosenesajoven?—Osjuro,monseñorporlapartequemepuedacorresponderdelparaíso—lerespondióGringoire

temblandoportodosucuerpo—quenuncalahetocado,siesesoloqueosinquieta.—¿Yporquéhablasentoncesdemaridoymujer?Gringoireseapresuróentoncesacontarle,lomássucintamenteposible,todoloqueellectorconoce

yadesusaventurasenlaCortedelosMilagrosydesumatrimonioydelcántaroroto.Parecía,porlodemásque aquelmatrimoniono sehabía consumadoyque lagitana le escamoteaba todos losdías su

nochedebodas,comoyaocurrieraaquelprimerdía.—Esunfastidio—dijoparaterminar—,perosedebeaquehetenidoladesgraciadedesposarauna

virgen.—¿Quéqueréisdecir?—preguntóelarchidiáconoquesehabíaidoapaciguandogradualmentealir

escuchandoelrelato.—Eshartodifícildeexplicar—lerespondióelpoeta—,puessetratadeunasuperstición.Mimujer,

espor loquemehadichounviejohampón,alque llamanentrenosotroselduquedeEgiptounaniñaabandonada,operdidaqueda lomismo.Llevacolgadodel cuellounamuleto,que segúnaseguran, leayudaráalgúndíaaencontrarasuspadres,peroqueperderíasuvirtudsilajovenperdieralasuya.Ydeahísedesprendeelquenosotrosdosseamostanvirtuosos.

—Así pues—prosiguió domClaude cuya frente se despejabapormomentos—,vos creéis,maesePierre,queestajovennosehaaproximadojamásaningúnhombre.

—¿Qué creéis, domClaude, que puede hacer un hombre ante una superstición así? Ella tiene esometido en la cabeza. Estoy seguro de que esa pudibundez demonja no es sino una rareza que se haconservadoferozmenteentreestas jóvenesgitanas tanfácilesdedominar.Ellasinembargodisponedetrescosasparasuprotección:elduquedeEgiptoquelatomadobajosuprotecciónparavenderla,quizás,aalgúnseñorabad;segundo,todasutribuquesienteporellamásveneraciónquesideNuestraSeñorasetratarayluegounanavajapreciosaquelamuypícarallevasiempreescondidaenalgunaparte,apesardelasordenanzasdelprebosteyqueleaparecesiempreenlasmanosencuantoselacogeporlacintura.¡Escomounaavispafuriosa,creedme!

Elarchidiáconosiguióacosándoleapreguntas.LaEsmeraldaera,ajuiciodeGringoire,unacriaturainofensivayencantadoraainclusoguapasino

fueraporunmohínqueleeramuypropio;unamuchachaingenuayapasionada,desconocedoradetodoyapasionadapor todo.Desconocíaaún, inclusoen sueños, cuál era ladiferencia entreunhombreyunamujer;eraasí;locasobretodoporladanza,porelruido,porlalibertad;algoasícomounamujerabejaconalasinvisiblesenlospiesyviviendosiempreenuntorbellino.Esamaneradeserladebíaaltipodevidaquehabíallevadosiempre.GringoirehabíallegadoasaberquedemuyniñahabíarecorridoEspañayCataluña y había estado hasta enSicilia; también creíaGringoire que había ido con la caravana dezíngaros,delaqueellamismaformabaparte,alreinodeArgelia,paíssituadoenlaAcadia,quelimitaporunladoconAlbaniayGreciayporelotroconelmardeSiciliayqueestánadamenosqueenelcaminodeConstantinopla.

Losgitanos,decíaGringoire,eranvasallosdelreydeArgeliaensucalidaddejefedelanacióndelosMorosBlancos.LoqueeraciertoesqueEsmeraldahabíavenidoaFranciadesdeHungría,siendoaúnmuyniña.Detodosestospaíseslamuchachahabíaconservadojironesdejergasextrañas,cancionesa ideas extranjeras que hacían que su lenguaje fuese algo tan abigarrado como sus vestidos, medioparisinos ymedio africanos.Además las gentes de los barrios que ella frecuentaba la querían por sualegría, por su gentileza, por sus modales decididos, por su forma de bailar y sobre todo por suscanciones.Entodalaciudad,sólohabíasegúnelladospersonasquelaodiaranydelasqueellahablabamuyfrecuentementeycongrantemor:laSachettedelaTour-Roland,unavulgarreclusaquenosesabíaporqué,perosentíaunextrañoodiohacialosgitanosyquemaldecíaalapobrebailarinacadavezquepasabaantesulucerayaunsacerdotequesiemprequelaencontrabalamirabaylehablabadetalforma

que ella sentía miedo. Esta última circunstancia confundió al archidiácono sin que Gringoire sepreocupara demasiado por su turbación. Hasta tal punto habían bastado dos meses para que eldespreocupado poeta olvidara los detalles singulares de aquella noche en que había encontrado a lagitanaylapresenciadelarchidiáconoenaquelasunto.Porlodemáslabailarinanotemíanada.Comonoechabalabuenaventura,estabaalabrigodeprocesospormagiatanfrecuentesentrelosgitanos.

AdemásGringoireeraparaellacomounhermano,nocomounmarido,yelfilósofosoportabamuypacientementeaquellaespeciedematrimonioplatónicoquealmenosleproporcionabaunamoradaypan.Cadamañanasalíadela truhaneríageneralmenteconlagitana,y laayudabaahacer lacolectapor lasplazasrecogiendolasmonedasdecobreydeplatayporlanochevolvíaconellaysequedabanbajoelmismotecho;ellasinembargoseencerrabaensucuartuchoysedormíaconelsueñodelosjustos.

Unaexistenciamuydulceymuypropicia a la fantasíayademásen sualmayen suconciencianoestabamuysegurodeestarperdidamenteenamoradode lagitana.Casi legustaba lacabra tantocomoella. Era un animalito encantador, dulce, inteligente, espiritual; casi casi una cabra sabia. Nada másfrecuenteenlaEdadMediaqueesosanimalessabiosquemaravillabanatodoslosquelosveíanyquecon tanta frecuencia habían llevado a la hoguera a sus instructores. Sin embargo, las brujerías de lacabrita de pezuñas doradas eran truquitos inocentes.Gringoire se los explicó al archidiácono a quienparecíaninteresarmuchoaquellosdetalles.Bastabacasisiempreconpresentaralacabralapanderetaental o cual posición para que ella realizara la gracia pretendida. Fue la misma gitana quien le habíaadiestradoenellopuesmostrabaparaesashabilidadesuntalentotannotablequelehabíanbastadodosmesesparaenseñaralacabraaescribirconlasletrassueltaslapalabra«Febo».

—Febo—dijoelcura—;¿porquéFebo?—Nolosé—contestóGringoire—.Debe tratarsedealgunapalabraqueellacreedotadadealgún

podermágicoysecreto.Inclusolorepiteenvozbajacuandocreeestarsola.—¿Estáisseguro—insistióClaudeconsumiradapenetrante—dequesetratadeunapalabraynode

unnombre?—¿Unnombredequién?—preguntóelpoeta.—Yoquésé—contestóelsacerdote.—Yoimagino,micer,queestosbohemiossonbastantesupersticiososyadoranalsolydeahívendrá

lodeFebo.—Nomeparecetanclarocomoavos,maesePierre.—Amímedaigual.PuedeestarrepitiendoFebocuantasvecesquiera.LoqueesciertoesqueDjali

mequieretancocomoaella.—¿QuéesesodeDjali?—Essucabra.Elarchidi£conoapoyóelmentónenlamanoysequedómeditandounmomentoydeprontosevolvió

bruscamentehaciaGringoire.—¿Ypuedesjurarmequenolahastocado?—¿Aquién?—dijoGringoire—,¿alacabra?—No,aesamujer.—¿Amimujer?Osjuroqueno.—¿Yloencuentrasasolasconellamochasveces?

—Todaslasnochesdurantemásdeunahora.DomClaudefruncióelentrecejo.—¡Oh!SoluscumsolanoncojitabunturorarePaternoster[54].—A femíaquepodría rezar noya el padrenuestro sino el aveMaríay el credo inDeum patrem

omnipotentemsinqueellasepreocupemásdemíqueunagallinadeunaiglesia.Júrameportumadre—repitióelarchidiáconoconviolencia—,quenohastocadoaesacriaturani

conlapuntadelosdedos.—Oslojuraríatambiénporlacabezademipadrepuesambascosasserelacionan,peropermitidme

amivezunapregunta,reverendomaestro.—Hablad,señor.—¿Porquéosimportatanto?Lapálidafiguradelarchidiáconosetornórojacuallasmejillasdeunamuchachaysequedócortado

unmomento;luegodijovisiblementeturbado.—Escuchad,maesePierreGringoire.Queyosepa,aúnnoestáiscondenado;meinteresoporvosyos

deseolomejor;sinembargo,cualquiercontacto,elmásmínimoincluso,conesagitanadeldemonio,osharíavasallodeSatanás.Sabéisqueelalmasepierdesiempreporelcuerpo,puesbien;¡desgraciadodevossiosacercáisaesamujer!Nopuedodecirosmás.

—Lointentéunavezelprimerdía—dijoGringoirerascándoseunaoreja.—¿Tuvisteistalatrevimiento,maesePierre?—ylafrentedelsacerdoteseensombreció.—En otra ocasión —prosiguió el poeta, sonriendo—, miré por el ojo de la cerradura antes de

acostarmeyviencamisónalacriaturamásdeliciosaquejamáshayahechocrujirlostravesañosdelacamaconsuspiesdesnudos.

—¡Vete al diablo! —le gritó el cura con su mirada terrible, empujando por los hombros almaravilladoGringoireydesapareciócongrandeszancadasporentrelosarcossombríosdelacatedral.

IIILascampanas

Desde aquellamañana de la picota los vecinos deNuestra Señora habían creído observar que elentusiasmodeQuasimodoparatocarlascampanashabíaremitidountanto.Antesseoíanlascampanadasporcualquierpretexto;largosrepiquesalalbaqueseprolongabandeprimaacompletas,repiquesparalamisa mayor, diferentes tañidos según se tratara de boda o de bautizo; en fin, repiques que seentremezclabanenelairecomounbordadohechoconlossonidosmásencantadores.

Laviejaiglesia, todallenadevibracionesysonidos,eraungozocontinuodecampanas.Senotabacontinuamentelapresenciadeunespíritusonoroycaprichosoquecantabaportodasaquellasbocasdecobre.Yahoraaquelespíritusehabía,parecíahabersediluido;lacatedralestabatristeypermanecíaensilencio.Lasfiestasylosentierrosteníansurepiquesencillo,secoydesnudo;nadamásqueloqueexigíaelritual.Deladoblesonoridaddelasiglesias,órganopordentroycampanasporfuera,sóloseoíaelórgano.Podríadecirsequeyanoestabaelmúsicodelcampanario.Sinembargo,allíestabaQuasimodo.¿Quésehabíatransformadoenél?¿Seríaquelavergüenzayladesesperacióndelapicotapermanecíanaúnenelfondodesucorazón?¿Seríaquelosazotesdeltorturadorrepercutíanaúnensualmayquelatristezadesemejantetratohabíaapagadoenéltodosentimiento,inclusolapasiónporlascampanas?¿NoseríaacasoqueMaríahabíaencontradounarivalenelcorazóndelcampanerodeNuestraSeñorayquelagrancampanaysuscatorcehermanasestabansiendodescuidadasporalgomásamableymásbonito?

Ocurrióqueenaquelañodegraciade1482,laAnunciacióncayóenunmartes,25demarzo.Aqueldía, laatmósferaera tanpuray transparentequeQuasimodosintió renacer suamorpor lascampanas.Subió,pues,alatorreseptentrionalmientrasqueabajoelsacristánabríadeparenparlaspuertasdelaiglesia, que entonces tenían enormes paneles de madera maciza, forrados de cuero, tachonados conclavosdoradosyencuadradoscontallas«muycuidadosamentetrabajadas».

Unavezarriba,enelhueco,juntoalascampanas,Quasimodosequedóunratocontemplando,conuntristemovimientodecabeza,lasseisecampanascomosialgunaextrañacongojasehubierainterpuestoensucorazónentreellasyél.

Perocuandolashubopuestoenmovimiento,cuandosintióaquelracimodecampanasmoversetodasbajosumano,cuandovio,puesno laoía, laoctavapalpitantesubirybajarporaquellaescalasonoracomounpájaroquesaltaderamaenrama,cuandoeldiablodelamúsica,esedemonioquesacudeunmanojochispeantedeacordes,de trinosydearpegios,seapoderódelpobresordo,entoncessesintiónuevamentefeliz,seolvidódetodoysucorazón,queseibaensanchando,hizoresplandecersurostro.

Ibayvenía,volteabaaquíyallá,corríadeunacuerdaaotra,animabaaaquellosseiscantoresconlavozyconelgestocomoundirectordeorquestaqueespolealainteligenciadesusmúsicos.

—¡Vamos!—decía—.¡Vamos,Gabrielle!Lanzatodoturuidoalaplaza,quehoyesfiesta.¡Noseasperezosa,Thibauld!¡Queloestásparando!¡Vengaya!¿Acasotehasoxidado,soperezosa?Deacuerdo.¡Más de prisa,más de prisa! ¡Que no se vea el badajo! ¡Déjales sordos a todos, como yo! ¡Eso es!¡Bravo,bravo,Thibauld!Guillaume,Guillaume, eres elmásgrandeyPasquier elmáspequeño. ¡PeroPasquiervamásrápido!¡Muybien,muybien,Gabrielle!¡Fuerte,másfuerteaún!¡Eh!,¿quéhacéisahíarribavosotrosdos,Gorriones?Noosveohacerelmenorruido.¿Quépicosdecobresonlosvuestros

queparecenbostezarenvezdecantar?¡Venga!¡Atrabajar,quehoyeslaAnunciaciónyhacebuensol!¡Quesuenebien!¡PobreGuillaume,estásjadeando,amigo!

Estabatanentregadoaespolearasuscampanas,quesaltabanlasseis,acadacualmejor,sacudiendosusrelucientesgrupascomountirodemulasespañolasazuzadocontinuamenteporlosgritosylosánimosdelarriero.

De pronto, dejando resbalar sumirada por entre las anchas escamas de las pizarras que cubren aciertaalturaelmuroverticaldelcampanario,vioenlaplazaaunamuchachaextrañamentevestida,quesedetenía,quedesenrollabaunaalfombraendondeunacabritillaacababadesentarseyaungrupodeespectadoresquesearremolinabaasualrededor.

Aquellaescenacambiósúbitamenteelcursodesusideasydetuvosuentusiasmomusicalcomounacorrientedeairesolidificaunasgotasderesinalíquida.Sedetuvoentonces,seolvidódelascampanasyseacurrucó trasel tejadillodepizarra, fijandoen labailarinaaquellamiradasoñadora, tiernaydulcequeyasorprendieraenunaocasiónalarchidiácono.

Lascampanas,olvidadas,dejarondetocarbruscamente,todasalavez,congrandesesperacióndelosentusiastasdelosvolteosqueestabanescuchandoentusiasmadosdesdeelPont-au-Changeyquehubierondemarcharse,decepcionados,comounperroalqueseleenseñaunhuesoyledanunpiedra.

IV'AN'AΓKH

Unahermosamañanadeaquelmismomesdemarzo,creoqueeraelsábado29,díadeSanEustaquio,nuestro joven amigo, el estudiante JehanFrollo duMoulin, observó al vestirse que los gregüescos endondeteníasubolsanohacíanningúnsonidometálico.

—¡Pobrebolsa!—dijosacándoladelbolsillo—.¡Nitansiquieraunamiserablepieza!¡Cómotehandejadodereventadalosdados,lacervezayVenus!¡Quéflácida,arrugadayvacíateencuentras!¡Pareceslagargantadeuna furia! ¡Decidme, señorCicerónyvos, señorSéneca, ahoraqueveovuestrasobras,bienusadasya,yesparcidasporelsuelo,dequémesirveelconocermejorqueelencargadodeacuñarmonedaoqueunjudíodelPont-aux-Changeursqueunescudodeorocoronadovaletreintaycincoonzasdeaveinticincosueldosyochodenariosparisinoscadaunoyqueunescudodecuartocrecientevaletreinta y seis onzas de veintiséis sueldos y seis denarios torneses cada uno, si no tengo unmiserablemaravedí para jugármelo al seis doble! ¡Oh, cónsul Cicerón! Ésta no es una desgracia que puedaremediarseconperífrasisdelestilodequemadmodumydeverumenimvero[55].

Sevistiódecepcionado.Mientrasseatabasusbotineslevinoalamenteunpensamientoquerechazóenseguida,peroqueapareciódenuevo,ysepusoelchalecoalrevés,loqueevidenciabaclaramenteunaviolentaluchainterior;porfin,lanzandoalsuelosugorroconciertarabia,exclamó:

—¡Quélevamosahacer!¡Quesealoquesea!Mevoyacasademihermano;seguroquemesoltaráunsermón,peroalmenosmedaráalgúnescudo.

Entoncessepusolacasaca,cogióelgorrodelsueloysalióaladesesperada.BajóporlacalledelaHarpecaminodelaCité.AlpasarporlacalledelaHuchette,elolordesus

admirablesasadoresgirandosincesarlehicieroncosquillasenelolfatoynopudopormenosdeecharuna amorosa mirada al ciclópeo asador, el mismo que un día hiciera exclamar patéticamente alfranciscanoCalatagironeaquellode:¡Veramentequerterotisseriesonocosastupenda!PerocomoJehannoteníaconquépagar,siguióandandoentresuspirosbajolosporchesdelPetitChâtelet,aquelinmensotréboldobledetorresmacizasqueguardabalaentradadelaCité.

Ni siquiera se permitió el lujo, al pasar, de tirar una piedra, como era costumbre, a lamiserableestatuadeaquelPérinetLecrercquehabíaentregadoalosingleseselParísdeCarlosVI;crimenhorriblequesuefigie,conlacaramachacadapor laspiedrasymanchadadebarro,haexpiadoya,durante tressiglos,enelcrucedelacalledelaHarpeconladeBussi,comoenunaeternapicota.

Una vez cruzado el Petit-Pont y después de recorrer la calle nueva de Santa Genoveva, Juan deMolendino se encontró delante de la catedral deNuestra Señora. Fue entonces cuando nuevamente laindecisiónlehizodudaryestuvopaseandounratitoante laestatuadeM.Legrisrepitiéndoseuncantopreocupado:

—¡Elsermónmecae,esoesseguro,elescudo…yaveremos!Preguntóaunpertigueroquesalíadelclaustro:—¿SabéisdóndepuedoencontraramonseñorelarchidiáconodeJosas?—Creo que se encuentra en su escondrijo de la torre —le respondió el pertiguero—, pero os

aconsejoquenolemolestéis,amenosquevengáisdepartedealguiencomoelpapaosumajestadelrey.

Jehandiounapalmada.—¡Diantre!Eslamejorocasiónparaverlafamosaceldadelasbrujerías.Decididotrasestareflexiónpenetróresueltamenteporlapequeñapuertanegraycomenzóasubirla

escaleradecaracoldeSaintGillesquellevaalospisosaltosdelatorre.—¡Tengoqueverla!—sedecíadepaso—.¡Tienequeseralgocuriosoesaceldaquemireverendo

hermanoocultamásquesuspartespudendas!Dicenqueenciendeallífuegosinfernalesyquecueceenella a todo fuego la piedra filosofal. ¡Demonio!Me importa un rábano la piedra filosofal y preferiríaencontrarenesehornillounatortillaconhuevosdepascuayjamónantesquelamayorpiedrafilosofaldelmundo.

Cuandollegóa lagaleríade lascolumnillas, resoplóunmomentoymaldijoaaquella interminableescalera con no sé cuántosmillones de diablos y continuó subiendo por la estrecha puerta del patioseptentrional,hoycerradaalpúblico.Pocodespuésdedejaratráslajauladelascampanas,encontróunpequeñorellanopracticadoenunodelosrefuerzoslateralesybajosutechounapequeñapuertaenojiva,con una fuerte armazón de hierro y una gran cerradura que consiguió ver a través de una tronerapracticadaen frente, en laparedcircularde la escalera.Quieneshoy tengancuriosidaddevisitar esapuerta la reconoceránporuna inscripción,grabadacon letrasblancassobre laparedennegrecida,quereza:

ADOROACORALIE.1829.FIRMADOUGÈNE.

«Firmado»formandopartedelainscripción.—¡Uf!—dijoelestudiante—.Aquídebeser.La llave estaba puesta en la cerradura y la puerta frente a él. La empujó suavemente y asomó la

cabezaporella.Seguro que el lector conocerá algo de la obra admirable de Rembrandt, ese Shakespeare de la

pintura. Entre tantas maravillosas láminas, hay en particular un aguafuerte que, se supone, quiererepresentaraldoctorFausto,yqueproducesiempreungranasombroenquienlocontempla.Esunaceldaoscura. En medio hay una mesa llena de objetos repugnantes, como calaveras, esferas, alambiques,compases,pergaminos,jeroglíficos…Eldoctorestádelantedelamesaconsugranhopalandayungorrodepiel,caladohastalascejas.

Sóloselevedemediocuerpoysehallaunpocoincorporadoensuinmensosillón,apoyándoseenlamesaconlospuñoscrispadosyobservandoconcuriosidady terrorungrancírculo luminoso,formadoporletrasmágicas,quebrillaenlapareddelfondocomoelespectrosolarenlacámaraoscura.Esesolcabalísticoparecetemblary llena la tenebrosaceldadeunresplandormisterioso.Esalmismotiempohorribleyhermoso.

AlgoparecidoalaceldadeFaustoseofrecióalavistadeJehancuandoaventurósucabezaporlapuertaentreabierta.Setratabaigualmentedeunreductoapenasiluminado,conungransillónyunalargamesa, compases, alambiques, esqueletos de animales colgados del techo, una esfera por el suelo,hipocéfalosmezcladosconprobetas endonde temblaban laminillasdeoro, calaveras colocadas sobrepergaminos llenos de figuras y de símbolos, enormes manuscritos amontonados extendidos

descuidadamenteporentrelosquebradizospergaminos;enfin,todaunabasuracientífica,amontonadayllena de polvo y de telas de araña; no se veía sin embargo círculo luminoso alguno, ni doctorcontemplandoenéxtasislallameantevisión,comoeláguilamiraalsol.

Pero la celda no estaba desierta; había un hombre sentado en el sillón e inclinado sobre lamesa.Jehan,colocadodetrásdeél,nopodíavermásquesushombrosylaparteposteriordesucabeza;nolecostósinembargoreconoceraquellacabezacalvaalaquelapropianaturalezahabíadadounatonsuraperpetua,comosihubierapretendidoadornarconunsímboloexternola irresistiblevocaciónreligiosadelarchidiácono.

Así,pues,Jehanreconociófácilmenteasuhermano;perolapuertasehabíaabiertotansuavementequeningúnruidohabíaadvertidoadomClaudedesupresenciayelcuriosoestudianteaprovechóestacircunstanciapara,durantealgunosinstantesexaminarasugustoaquellacelda.Unfogón,quenohabíaobservadoaprimeravista,aparecíaalaizquierdadelsillón,pordebajodelaclaraboya.Elrayodeluzque penetraba por aquella abertura atravesaba una tela de araña redonda que inscribía con gusto sudelicadorosetónenlaojivadelalucera,encuyocentroelinsecto-arquitectopermanecíainmóvilcomoelejedeaquellaruedadeencaje.

Sobreelfogónhabíaacumuladosendesordentodaclasedevasijas,recipientesdegres,alambiquesdecristal,matracesdecarbón.Jehanobservóconpenaquenohabíaningunasarten.¡Menudabateríadecocina!—pensó.

Ademásnohabíafuegoenelfogónyparecíanohabersidoencendidohacíamucho;Jehandescubrióenunrincón,comoolvidadaycubiertadepolvoentreaquellosinstrumentosdealquimia,unacaretadecristal,quedebíaservirparapreservarelrostrodelarchidiáconoalmanipularsustanciaspeligrosas.Alladohabíaunfuellenomenospolvorientoconunainscripciónincrustadaenelcobredelapartesuperior,quedecía:«Spira,spera»[56].

Había otras muchas inscripciones en las paredes, según era costumbre de los herméticos. Unasestaban escritas con tinta, otras grabadas con objetos punzantes. Aquellas letras góticas o hebreas ogriegasoromanasylasinscripcionesestabanescritasalazar,todasmezcladas,unasencimadeotras,lasmásrecientesborrabana lasmásantiguasyseentremezclaban todascomolas ramasdeunmatorralocomo las lanzas en una batalla. Era como una mezcla confusa de todas las filosofías, de todas lasimaginaciones,detodoslosconocimientoshumanos.

Había alguna aquí y allá que destacaba sobre las demás como una bandera entre las picas de laslanzas.Casisiempresetratabadeunabrevedivisagriegaolatina,comosabíatanbienformularlas laEdad Media: ¿Unde? ¿Inde? —Homo homini monstrum—. Astra, castra, nomen, numen. —Μεγαβιβλιον, μεγα κακον—. Sapere aude. Flat ubi vult…[57] A veces aparecían palabras desprovistas desentidoaparente:αναγκοφαγια,loquemuybienpodíaestarocultandoalgunaalusiónamargaalrégimendel claustro. A veces se veía una sencilla máxima de disciplina clerical formulada en hexámetrosreglamentarios:Coelestemdominumterrestremdicitodomnum[58].

Aparecíantambiénpormuchaspartescitasdegrimorioshebraicos,delosqueJehan,quedegriegosabíayamuypoco,noentendíaabsolutamentenada,ytodoaquelloestabamezcladocontinuamenteconestrellas, figuras humanas o de animales o de triángulos que se entrecruzaban, lo que hacía que lasparedesgarrapateadasdeaquellaceldapareciesenmásbienunahojadepapelporlaquehubierapasadounmonoconunaplumacargadadetinta.

Porlodemáslaceldapresentabaunaspectogeneraldeabandonoydedeterioro;yelmalestadoenque se encontraban los utensilios de trabajo permitía suponer que su dueño hacía tiempo que habíaabandonadoaquello,distraídoquizásporotraspreocupaciones.

Peroesedueñoseencontrabainclinadosobreunenormemanuscritoadornadoconextrañosdibujosyparecíaatormentarleunaideaqueleasaltabacontinuamenteensusmeditaciones.EsoeraalmenosloqueJehandedujoaloírlemurmurarconlosintervalospropiosdealguienqueestásoñandounpocoenvozalta.

—Sí;yalohabíadichoManouyelpropioZoroastroloenseñaba,elsolnacedelfuego,lalunadelsol.Elfuegoeselalmadelgrantodo.Susátomoselementalesseexpandenyfluyenincesantementeporelmundoencorrientes infinitas.La luzseproduceen lospuntosde interseccióndeesascorrientesenelcielo…siesainterseccióndecorrientesserealizaenlatierra,entoncessedesprendeoro…Laluzyelorosonunamismacosa: fuegoenestadoconcreto…ladiferenciaentre lovisibley lopalpable…delfluidoalsólidoparalamismasustancia,delvapordeaguaalhielo;esoestodo…Nosonsueños…eslaleygeneralde lanaturaleza…Pero, ¿cómohacerparaconcretar científicamenteel secretodeesta leygeneral?…Entonces,¿estaluzqueinundamimanoesoro?…estosmismosátomosdilatadossegúnunadeterminadaley…¿bastaríaconcondensarlossegúnotraley?…¿Cómohacerlo?Loshayquehanideadoenterrar un rayo de sol… Averroes… sí, sí, fue Averroes. Averroes consiguió enterrar uno bajo laprimeracolumnadelaizquierdaenelsantuariodelCorán,enlagranmezquitadeCórdoba;perohastadentrodeochomilañosnopodráabrirselafosa,paracomprobarsiaquellaoperaciónhatenidoéxito.

—¡Demonios!—sedijoJehan—,¡puesyahayqueesperarparaobtenerunescudo!—Los hay que han pensado —continuó el archidiácono en sus ensoñaciones— que sería mejor

realizarlo conun rayodeSirio…pero las dificultades para obtener ese rayo en estadopuro sonmuygrandes,dadalapresenciasimultáneadeotrasestrellasqueseentremezclanconél…Flamelcreequelomássencilloesoperarconelfuegoterrestre…Flamel…¡Quénombredepredestinado!Flammal…Esoes: fuego. El diamante procede del carbón, el oro procede del fuego… Pero, ¿cómo obtenerlo?…Magistriafirmaquehaynombresdemujerconunatractivo,conunencanto tandulceymisteriosoquebasta con sólo pronunciarlos durante la operación…Leamos lo que sobre esto diceManou: «Allí endondesehonraalasmujereslosdiosessealegranyendondeselasdesprecia,esinútilrogaraDios…Labocadeunamujeressiemprepura;escomoelaguacorrienteocomounrayodesol…Elnombredela mujer debe ser agradable, dulce, imaginativo… debe acabar por vocales largas y parecerse a laspalabras de bendición» Es cierto; tiene razón el sabio. En efecto: la María, la Sofía, la Esmeral…¡Maldición!,otravezesepensamiento.

Cerróviolentamenteellibroysepasólamanoporlafrentecomoparadeshacersedeaquellaideaobsesiva; luego cogió un clavo y un pequeñomartillo en cuyomango figuraban curiosamente algunossignoscabalísticos.

—Hace ya algún tiempo—se dijo con una sonrisa amarga—, que vengo fracasando en todosmisexperimentos.Laideafijaseapoderademíymesecaelcerebrocomountréboldefuego.NohelogradoaúndescubrirelsecretodeCasiodorocuyalámparaardíasinmechaysinaceite.Algoqueenrealidadtienequesersencillo.

—¡Demonios!—dijoJehanentredientes.—Así, pues—prosiguió el sacerdote—, ¡basta con unmiserable pensamiento para debilitar a un

hombreyvolverloloco!¡CómosereiríademíClaudePernelle,quenofuecapaz,lapobre,dedesviardesurumboniporunsóloinstanteelpensamientodeNicolásFlamel!¡PerocómoesposibleteniendoenmismanoselmartillomágicodeZéchiélé!Acadagolpequedesdeelfondodesuceldadabaeltemiblerabinosobreesteclavoyconestemartillo,cualquieradesusenemigosaquienélhubieracondenado,yapodía encontrarse a dosmil leguas, se hundía un codo en la tierra, que acababa irremisiblemente pordevorarle.Hasta el reydeFrancia,porhaber llamadounanochedesconsideradamente a lapuertadeltaumaturgo, se hundió en el pavimento de París hasta las rodillas. ¡Esto ha ocurrido hace apenas tressiglos…!Puesbueno,yotengoelmartilloyelclavoynosonenmismanosherramientasmásterriblesqueunmazoenmanosdeuncarpintero.Ysinembargosólome faltaencontrar lapalabramágicaquepronunciabaZiéchéléalgolpearenelclavo.

—¡Tonterías!—pensóJehan.—Vamos,probemosdenuevo,—prosiguióvivamenteelarchidiácono—.Siloconsigo,verésurgir

de lacabezadelclavo lachispaazul…¡Emen-hétan! ¡Emen-hétan!Noeseso;noeseso…¡Sigéani,sigéani!¡QueesteclavoabraunatumbaaquienquieraquelleveelnombredeFebo!…¡Maldición!¡Otravezysiempreestamalditaidea!

Ylanzóelmartillocongrancólera.DespuéssearrellanódetalformaenelsillónyseapoyódetalmaneraenlamesaqueJehannoconseguíaverletraselrespaldoydurantealgunosminutossóloveíasupuño convulsivo y crispado sobre el libro. De pronto, donClaude se levantó, cogió un compás y ensilenciograbóenletrasmayúsculasestapalabragriega.

'AN'AΓKH.

—Mi hermano está loco—se dijo Jehan a símismo—.Habría sidomuchomás sencillo escribirFatum.Notodoelmundohadeconocerelgriego.

El archidiácono volvió a sentarse en su sillón y apoyó su cabeza en ambasmanos, como hace unenfermoquesientelacabezapesadayconfiebre.

Elestudiante seguíaobservandoa suhermanoconcreciente sorpresa.Nopodíaentenderloél,quevivíaconelcorazónaldescubierto,él,quesóloseguiabapor la leynatural,quedabavía libreasuspasiones,sinoponerleselmenorobstáculo,él,quenoconcedíaimportanciaalgunaasusemocionesalasquecadadíaabríaunnuevosurcoparaquefluyeransinmás,yquenoconocíatampocolafuriaconquefermentayhierve elmarde laspasioneshumanas cuando se le cierran las salidasy cómoarremeteycreceysedesborda,nicómosocavaelcorazónyestallaensollozosinternosyensordasconvulsioneshastaquedestrozasusdiquesycavasulecho.

La envoltura austera y glacial de Claude Frollo, aquella superficie fría de virtud escarpada einaccesible, había conseguido engañar continuamente a Jehan y el alegre y despreocupado estudiantenuncahabíasupuestoquepudieraexistir lavaincandescente,furiosayprofundabajolafrentedenievedelEtna.

Desconocemossi súbitamentesediocuentade todasesascosaspero,aunqueeraun tantovoluble,comprendióquehabíavisto loquenodeberíahabervisto,yqueacababadesorprenderelalmadesuhermanomayorenunodesusmomentosmásíntimosyqueClaudenodebíasaberlo.Así,pues,viendo

que el archidiácono se había sumido nuevamente en su primera inmovilidad, retirómuy despacito sucabezaysimulóruidodepasosdetrásdelapuertacomoalguienquellegayquequiereadvertirdesullegada.

—Entrad—dijoelarchidiáconodesdeelinteriordelacelda—;osestabaesperando.Hedejadolallaveexpresamenteenlacerradura.Pasad,pasad,maeseJacques.

El estudiantepenetrócondecisiónyel archidiácono, aquien talvisitayen tal lugar,desagradabamucho,seremovióensusillón.

—¿Cómo?¿Erestú,Jehan?—AlmenosempiezatambiénporJ—dijoelestudianteconsucaracolorada,descaradayalegre.ElrostrodedomClaudehabíaadquiridodenuevosuexpresiónsevera.—¿Quétetraesporaquí?—Hermano—respondióelestudianteintentandomostrarunaexpresiónformal,compasivaymodesta

altiempoquemovíanerviosoelgorroentresusmanosconciertotintedeinocencia—,veníaapediros…—¿Qué?—Unpocodemoraldelaqueandomuynecesitado—yJehanañadiósinapenaslevantarlavoz—:Y

unpocodedinerodelqueestoymuchomásnecesitado—estaúltimapartedelafrasequedóinédita.—¡Señor!—respondiófríamenteelarchidiácono—,estoymuydescontentodevos.—¡Vaya!—suspiróelestudiante.DomClaudegirósusillónuncuartodecírculoymirófijamenteaJehan.—Mealegromuchodeveros.EraaquelunexordioamenazadorporloqueJehansepreparóparaunrudogolpe.—Jehan,todoslosdíasmetraenquejasvuestras.¿Quéhistoriaesésaenquehabéismolidoapalosal

pequeñovizcondeAlbertdeRamonchamp?—¡Bueno! —respondió Jehan—, ¡vaya cosa! Un paje tonto que se divertía embadurnando a los

estudiantescorriendoconsucaballoporelbarro.—Y, ¿quién es —prosiguió el archidiácono— un tal Mahiel Fargel al que habéis destrozado la

túnica?Tunicamdechiraverunt,diceladenuncia.—¡Bueno!¡UnacapadeMontaigu!¡Novalíanada!—Ladenunciadicetunicamynocappettam.¿Sabéislatín?Jehannorespondió.—¡Eso es!—prosiguió el sacerdotemoviendo la cabeza—; ¡así vanhoy los estudios y las letras!

Apenas si alguien comprende el latín, el sirio esdesconocido, el griego sehace tanodiosoqueyanisiquieraseconsideraignoranciaentrelosdoctoselsaltarseunapalabragriegayoír:Graecumest;nonlegitur[59]

Elestudiantelevantóresueltolosojos.—Mi querido hermano, ¿queréis que os explique en buen francés esa palabra griega escrita en la

pared?—¿Quépalabra?—'AN'AΓKH.Un ligero rubor se dibujó en las mejillas del archidiácono, como las pequeñas humaredas que

anuncianalexteriorlasconmocionessecretasdeunvolcán.Peroelestudiantecasinisefijó.

—Aver,Jehan—dijoentrebalbuceoselhermanomayor—.¿Quéquieredeciresapalabra?—«FATALIDAD».DomClaudesequedópálidoyelestudianteprosiguiódespreocupado:—Ylapalabradeabajograbadaporlamismamano,'Αναγνειαsignifica«impureza»;paraqueveáis

queunosabegriego.Elarchidiáconopermaneciósilencioso;aquellaleccióndegriegolehabíahechovolverasusideas.

ElpequeñoJehan,quetenía todalahabilidaddeunniñomimado, juzgóqueeraelmomentofavorableparainsistirensupetición,asíquecomenzóahablarconunavozmuysuave.

—Mibuenhermano,¿meguardáisacasorencorporcuatrobofetadasycuatrogolpesmásomenos,dados enbuena lid a unos cuantosmozalbetes,quibusdammormosetis[60]?Yaveis, hermano, que unosabetambiénlatín.

Sin embargo aquella halagadora hipocresía no produjo en su severo hermano el efecto esperado.Cerberonomordióelpasteldemiel.Lafrentedelarchidiáconopermanecióinalterable.

—¿Adóndequeréisiraparar?—lecortóenuntonoseco.—Muybien;¡algrano!—respondióJehandecidido—.Necesitodinero.Anteaqueldescaro,lafisonomíadelarchidiáconosetornópaternalypedagógica.—Debéissaber,queridoJehan,quenuestrofeudodeTirechappe,contandoelcensoylasrentasde

lasveintiunacasas,nonosproporcionamásalládetreintaynuevelibras,oncesueldosyseisdenariosparisinos.LamitadmásqueentiemposdeloshermanosPaclet,peronocreáisqueesmucho.

—Perolonecesito—dijoestoicamenteJehan.—Sigo;debéis saber tambiénquenuestrasveintiunacasasdependendel feudodelobispadoyque

parapoderliberarestadependenciadebemospagaralseñorobispodosmarcosdeplatadorada,porunvalordeseislibrasparisinas.Puesbien,aúnnohepodidoreuniresosdosmarcos;yalosabéis.

—Peroyonecesitodinero—repitióJehanporterceravez.—¿Yquéqueréisquehagamos?EstaúltimapreguntahizobrillarenlosojosdeJehanunrayodeesperanza;asíquedenuevovolvióa

suactitudsuaveyastuta.—Sabéis,hermanoClaude,quenuncarecurriríaavosconmalasintenciones.Nosetratadepresumir

enlastabernasconvuestrodinero,nidepasearmeporlascallesdeParísconropajessuntuososyconmilacayo,cummeolacayo;no,queridohermano:lonecesitoparaunaobradecaridad.

—¿Quéobradecaridadesésa?—preguntódomClaudeunpocosorprendido.—Tengodosamigosquedesearíanofreceruncanastilloderopasparaelniñodeunapobreviuda,de

las hospitalarias. Es una obra de caridad que costará por lo menos tres florines y a mí me gustaríacontribuirconelmío.

—¿Cómosellamanvuestrosdosamigos?—PierreL'AssommeuryBaptisteCroque-Oison[61].—¡Bueno!—dijoelarchidiácono—,esosdosnombreslevanaunaobradecaridadcomounabomba

alaltarmayor.Cierto es, y se dio cuenta de ellomás tarde, que Jehan no había nimuchomenos acertado en la

eleccióndenombreparasusdosamigos.—Y además—prosiguió el sagaz dom Claude—: ¿Desde cuándo un canastillo de ésos vale tres

florines? ¿Y para el niño de una hospitalaria? ¿Y desde cuándo las viudas hospitalarias cuidan a susniñoscontantasropitasyremilgos?

Jehanselanzóotravezmásuncantoaladesesperada.—PueslonecesitoparairaverestanocheaIsabeaulaThieryalVald'Amour.—¡Miserableimpuro!—exclamóelsacerdote.—'Αναγνεια—dijoJehan.Estacita,astutamentetomadaporelestudiantedelasquehabíaenlasparedesdelacelda,produjoun

extraño efecto en el sacerdote que semordió los labios y su cólera se disimuló entre el rubor de surostro.

—Marchaos,queestoyesperandoaalguien—dijoentoncesaJehan.Elestudiantevolvióalacargaunavezmás.—HermanoClaude,dadmealmenosunpequeñoparisisparapodercomer.—¿PorquépartevaisdelasdecretalesdeGraciano?—Nolosé.Perdímiscuadernos.—¿Yenhumanidadeslatinaspordóndevais?—MerobaronmiejemplardeHoracio.—¿YdeAristóteles,quéhabéisvisto?—¡PorDios,hermano!No recuerdoquépadrede la Iglesiahadichoque todos los erroresde los

heréticosde todas lasépocashan tenidosiemprecomoescondrijo lametafísicadeAristóteles. ¡FueraAristóteles!Nodesearíadesgarrarmireligiónconsumetafísica.

Jovencito—replicóelarchidiácono—,enlaúltimaentradadelreyhabíaungentilhombre,denombreComines,PhilippedeCominesquellevababordadasudivisaenlagualdrapadesucaballo;osaconsejoquemeditéissobreella;decía:

Quinonlaborat,nonmanducat[62].Anteesarespuesta,elestudiantesequedóensilencio,secogiólaorejaconlosdedosysuexpresión

setornóhosca.DeprontosevolviórápidohaciadomClaudeconlaprestezadeunaardilla.—Asíquemenegáisunatristemonedaparacomprarunpocodepanenunatahona.—Quinonlaboratnonmanducet.Anteestarespuestainflexibledelarchidiácono,Jehansetapólacaraconlasmanos,comounamujer

quesollozayexclamóconunamuecadedesesperación:¡Οτοτοτοτοι!—¿Quéquieredecireso,caballero?—lepreguntóClaudesorprendidoporaquellasalida.—¿Cómo? —respondió el estudiante mirando a su hermano con insolencia, después de haberse

restregado los ojos con las manos para dar así la impresión de estar llorando—, ¡es griego! Es unanapestodeEsquiloquesirveparaexpresareldoloralaperfección.

Yentonceslanzóunarisotadatanviolentayridículaquehizosonreíralarchidiácono.Laculpaerasuya,enefecto;¿quiénlehabíamandadomimartantoaaquelmuchacho?

—¡Pero,hermano!—prosiguióJehanenardecidoporaquellasonrisa—.¡Miradquéagujerostengoenlos zapatos! ¿Puede haber en elmundo coturnomás trágico quemis botas enseñando la lengua por lasuela?

Peroelarchidiáconohabíavueltodenuevoasuseriedaddeantes.—Yaosenviaréunasbotasnuevas,perodedineronada.

—Sólo un miserable ochavo, hermano, insistió suplicante Jehan, y me aprenderé de memoria aGraciánycreeréenDiosyseréunverdaderoPitágorasdecienciaydevirtud,pero,¡porfavor,dadmeunamoneditadenada!Queréisvercómomeatacaelhambre,queestáahíconsubocaabierta,másnegrayrepugnantequeuntártaro;comolanarizdeunfraile.

DomClaudemoviólacabeza.—Quinonlaborat…Jehannolepermitióterminar.—¡Puesmuybien!¡Vetealdemonio!¡Vivalavida!¡Meirédetabernaentaberna,buscandocamorra!

¡Romperétodoymeiréconmujeres!—yaldecirestolanzósugorrocontralapared,ychasqueóconlosdedoscomosifuerancastañuelas.

Elarchidiáconolemirabaseriamente.—¡Notenéisespírituninguno!—Enesecaso,segúnEpicúreo,carezcodeunnoséqué,hechodealgoquenosesabequées.—Jehan,tenéisquepensarseriamenteenenmendaros.—¡Vaya,hombre!¡Nofaltaríamás!—dijomirandoalternativamenteasuhermanoyalosalambiques

delhorno—.¡Todoesaquícornudo:lasideas,lasvasijas…!—Jehan,estáisenunapendienteresbaladiza,¿sabéisadóndevais?—Alataberna—respondióJehan.—Latabernaacaballevandoalapicota.—EsunalinternacomootracualquierayalomejorDiógeneshubierapodidoconellaencontrarasu

hombre.—Ylapicotaacaballevandoalahorca.—Lahorcaesunabalanzaquetieneaunhombreenunextremoyatodalatierraenelotro.—Ylahorcaacaballevandoalinfierno.—Unainmensafogata.—¡Jehan!¡Jehan!¡Quevasaacabarmal!—Bien,peroelprincipiohabrásidobueno.Enaquelmomentoseoyóruidodepasosenlaescalera.—Silencio—dijo el archidiácono, llevándose un dedo a los labios— aquí vienemaese Jacques.

Escuchad, Jehan—añadió en voz baja—, no habléis nunca de lo que aquí hayáis visto o podáis oír.Escondeosbajoesfogónynodigáisnada.

Elestudianteseacurrucóbajoelhornoyallíseleocurrióunaideagenial.—Apropósito,hermanoClaude,unflorínparaquenoabralaboca.—¡Silencio!Osloprometo.—Tenéisquedármelo.—Cógelotú—dijoelarchidiáconotirándoleconrabiasuescarcela.Jehanseescabullóbajoelhorno

ylapuertaseabrió.

VLosdoshombresvestidosdenegro

ELpersonajequeentróllevabatúnicanegraysurostroerasombrío.LoqueasídegolpesorprendióprincipalmenteaJehan(quecomopodéissuponerosselashabíaarregladoenaquelhuecoparacolocarseypoderveryoírtodoasugusto)fuelaenormeseriedadderopajeyderostroenelreciénllegado.

Apesardetodopodíadescubrirseunaciertadulzuraenaquelrostroperounadulzuramásbiendegatoode juez,unadulzuraempalagosa.Teníael cabellogris, arrugasenel rostro; rozaba los sesentaaños, parpadeaba continuamente, tenía las cejas blancas, el labio inferior colgante ymuy grandes lasmanos.

CuandoJehancomprendióquenoeramásqueeso,esdecir,unmédicoounmagistradoyquesunarizy su boca estaban demasiado separadas una de otra, señal de estupidez, se encogió en su agujero,lamentandoeltiempoqueibaaperderallí,enaquellaposturatanmolestayentanmalacompañía.

Elarchidiácononosehabíanisiquieralevantadoantelapresenciadetalpersonaje.Lehabíahechoseñasparaquesesentaraenunescabelcercanoalapuertaydespuésdeunosmomentosdesilencioqueparecíanunacontinuacióndeunameditaciónanterior,ledijoconciertoairedesuperioridad.

—Buenosdías,maeseJacques.—¡Hola,maestro!—respondióelhombredenegro.HabíaenlasdosformasconquefueronpronunciadosporunaparteelmaeseJacquesyporotraaquel

maestroporexcelencia,unadiferencianotoria,comodemonseñoraseñor,dedomineadomne.Era,contodaevidencia,elencuentrodeldoctorconeldiscípulo.

—¡Bueno!—prosiguióelarchidiáconodespuésdeunnuevosilencioquemaeseJacquesseguardómuchoennoturbar—.¿Lovaisconsiguiendo?

—¡Ay!No,maestro, respondióelotroconunasonrisa triste;sigosoplandoysoplando,peronada;cenizastodoloquequeráisperonilamenorchispadeoro.

DomClaudehizoungestodeimpaciencia.—Nomerefieroaeso,maeseJacquesCharmolue,sinoalprocesodevuestrohechicero.¿NoesMarc

Cenaine, como se llama elmagistrado del Tribunal de Cuentas? ¿Ha confesado ya sumagia? ¿Se haresueltoelcaso?

—¡Ay!nopordesgracia—respondiómaeseJacques,consudejetristedesiempre—.Esehombreesuna roca. Ni aunque le quemásemos en el Marché-aux-Pourceaux diría una palabra; sin embargo nohemos escatimadomedios para obtener la verdad y está yamedio descoyuntado.Le hemos dado todaclasedebrebajesyhierbasdeSanJuan,comodiceelviejocómicoPlauto.

Adversumstimulos,laminas,crucesque,compedesque.Nervos,catenas,carceres,numellas,perdicas,boias[63].

Perodenadasirvetodoeso;esterribleesehombre;nologrocomprendersuresistencia.—Nohabéisencontradonadanuevoensucasa.—Pues sí—dijo maese Jacques buscando en su escarcela—, este pergamino. Hay en él algunas

palabrasquenologramosentender;sinembargo,tenemosalabogadodelocriminal,PhilippeLheulier,queconocealgoelhebreoqueaprendióenelasuntodelosjudíosdelacalleKantersteenenBruselas.

Mientrashablaba,maeseJacquesdesenrollabaunpergamino.—Dadmelo—dijo el archidiácono, que añadió al echar una ojeada al documento—: ¡Puramagia,

maeseJacques!¡Emen-Hétan!Eslaexclamacióndelasestrigescuandolleganalaquelarre.Peripsumetcumipsoet inipso[64]eselconjuroparavolveraencadenaraldiabloenel infierno.¡Hax,pax,max!Esto pertenece a lamedicina. Una fórmula contra lamordedura de perros rabiosos. ¡Maese Jacques!Todo esto es suficiente; vos sois procurador del rey en asuntos eclesiásticos; este pergamino esabominable.

—Leenviaremosdenuevoalatortura.Perotengoaquítambién—dijorebuscandoensubolsa—máscosasquehemosencontradoencasadeMarcCenaine.

Eraunavasijafamiliar,parecidaalasquehabíaenelfogóndedomClaude.—¡Vaya!—dijoelarchidiácono—.Esuncrisoldealquimista.—Tengo que confesaros—prosiguió maese Jacques esbozando una torpe y tímida sonrisa— que

tambiénheprobadoconélynomehaidomejorqueconelmío.Elarchidiáconosepusoaexaminarlavasija.—¿Qué es lo que ha grabado en el crisol? ¡Och, och! ¡El conjuro contra las pulgas! Este Marc

Cenaine es un ignorante. ¡Cómo ibais a conseguir oro con esto! ¡Sólo sirve para adornar vuestrahabitaciónenverano!

—Yaqueestamosconloserrores—dijoelprocuradordelrey—,acabodefijarmeenelpórticodeabajoantesdesubir;¿vuestrareverenciaestáseguradequelaaberturadelaobradefísicaseabredelladodelhospitalyquedelassietefigurasdesnudasqueaparecenalospiesdeNuestraSeñora,laquellevalasalasenlospiesesladeMercurio?

—Claro—respondióelclérigo—.LohaescritoAgustínNypho,aqueldoctor italianoque teníaundemoniobarbudoqueleenseñabatodaslascosas;ahoracuandobajemososexplicarétodoestosobreeltextomismo.

—Gracias,maestro—dijoCharmolueconunagranreverencia—.¡Ah!¡Yameolvidabadeello!Apropósito,¿cuándoosparecequepodemosdeteneralapequeñahechicera?

—¿Aquéhechicera?—Yalaconocéis:aesagitanaque,apesardelaprohibicióndelaautoridad,vienetodoslosdíasa

bailarenlaplaza.Tieneunacabraendemoniadaconcuernosdediablo,queleeyescribeyqueconocelamatemáticacomoPicatrix;conesobastaríaparadeteneratodalagitanería.Yaestálistoelprocesoyencualquiermomentosepuedeproceder.¡Eslindamuchacha,esabailarina,afemía!¡Tienelosojosnegrosmásbonitosdelmundo!¡ComodoscarbunclosdeEgipto!¿Cuándoempezamos?

Elarchidiáconosepusopálidoaloírle.—Yaosloindicaré—respondióentrebalbuceosyarticulandoapenaslavoz.Yluegoprosiguió—:

ocupaosdeMarcCenaine.—Quedad tranquilo—dijo sonrienteCharmolue—.Haré que lo atenotra vez a la camade cuero.

¡Diablodehombre!LlegaacansaralpropioPierratTorterueque tieneunasmanosmuchomásfuertesquelasmías.ComodiceelbuenPlauto.

Nudusvinctus,centumpondo,esquandopendesperpedes[65].

—¡Eltormentodeltorno!,eslomejorquetenemos.Lepasaremosporél.DomClaudeparecíasumidoenunasombríapreocupaciónyvolviéndosehaciaCharmolue:—MaesePierrat…maeseJacquesquierodecir,ocupaosdeMarcCenaine.—Muybien,muybien, domClaude.Pobre hombre.Ha sufrido tanto comoMummol. ¡Qué idea la

suya de ir al aquelarre! ¡Un magistrado del tribunal de cuentas que debería conocer el texto deCarlomagno Stryga vel masca![66]. En cuanto a esa joven, Esmeralda, creo que la llaman, esperarévuestras órdenes. ¡Ah!, y cuando pasemos por el pórtico me explicáis también el significado deljardineropintadodefrentequesevealentrarenlaiglesia.¿Norepresentaalsembrador?¡Eh,maestro!,¿enquéestáispensando?

DomClaude,abstraído,no leescuchaba.Charmolueobservó,siguiendo ladireccióndesumirada,que estaba mirando distraídamente la gran tela de araña que adornaba la claraboya. Justo en aquelmomento unamosca, que andaba buscando el sol demarzo, se lanzó contra aquella red y quedó allíatrapada.Alagitarselatela,laenormearañahizounmovimientobruscofueradesuescondrijocentralyseprecipitósobrelamoscaalaquedoblóendosconsusantenasdelanterasmientrasqueconsutromparepugnantelevaciabalacabeza.

—¡Pobre mosca!—dijo el procurador del rey para asuntos eclesiásticos, a la vez que hacía unmovimientoconlamanoparasalvarla.Elarchidiácono,comovolviendoensíbruscamente,ledetuvoelbrazoconciertaviolencia.

—¡MaeseJacques,dejadactuaralafatalidad!Elprocuradorsevolvióuntantoconfusoyasustado.Tuvolasensacióndehabersidocogidoporel

brazoconunapinzadehierro.Losojosdelclérigopermanecíanfijos,huraños,encendidosysemanteníapendientedeaquelconjuntodemoscayaraña.

—¡Ah, sí!—prosiguió el sacerdote con una voz que parecía surgida de las entrañas—, esto es elsímbolodetodo.Vuela,esalegre,acabadenacer;buscalaprimavera,elairelibre,lalibertad…¡Ah,sí!¡Peroquesetopaconelrosetónfatal!Entonceslesalelaaraña,larepugnantearaña…MaeseJacques,dejadlo; ¡es la fatalidad! ¡Ay,Claude! ¡Túeresesaaraña repulsiva! ¡Pobrebailarina!Volabashacia laciencia,hacialaluz,haciaelsol;notepreocupabamásqueelllegaralainmensaluzdelaverdadeterna;peroallanzartehaciaelmanantialdeslumbrantedeluzquedaalotromundo,almundodelaclaridad,delainteligenciaydelaciencia,comouninsectodeslumbrada,comoundoctorinsensato,nohasvistolasutilteladearaña,tejidaporeldestino,entrelaluzytú,ytehaslanzadosobreellaapechodescubierto,comounmiserablelocoyahoratedebates,conlacabezarotaylasalasarrancadas,entrelasantenasdehierrodelafatalidad.¡MaeseJacques!¡AymaeseJacques!Dejadhaceralaaraña.

—Osaseguro—lecontestóCharmolue,quelemirabasincomprender—quenoharénada.Peroporfavor,maestro,soltadmeelbrazo.Tenéisunamanocomounastenazas.

Elarchidiácono,ensuensimismamiento,noestabaescuchándole.—¡Oh, insensato!—continuósindejardemirara laclaraboya—,yaunquepudierasdesgarraresa

tela con tus alas de mosquito, ¿crees que habrías logrado llegar hasta la luz? ¡Ay! El cristal que seencuentra detrás, ese obstáculo transparente, esamuralla invisiblemás dura que el bronce que separatodas las filosofías de la verdad, ¿cómo habrías hecho para atravesarlo? ¡Oh, vanidad de la ciencia!

¡Cuántossabiosnovienendemuylejos,volandoparadestrozarselafrentecontrati!¡Cuántossistemasseestrellanrevoloteandocontraesecristaleterno!

Y se quedó en silencio. Daba la impresión de que estas últimas ideas que le habían llevadoinsensiblementedesdeélmismohacialaciencia,lehabíancalmado.JacquesCharmoluelehizocentrarseporcompletoenlarealidadaldirigirleestapregunta:

—Ybien,maestro,¿cuándomeayudaréisahaceroro?Meimpacientoyaporconseguirlo.Elarchidiáconomoviólacabezayesbozóunaamargasonrisa.—MaeseJacques,debéisleeraMichelPsellus,ensuDialogusdeenergiaetoperationedaemonum.

Loqueestamoshaciendonotienenadadeinocente.—¡Másbajo,maestro!Estoysegurodeello,perohayquehacerunpocodeherméticacuandounono

esmásqueprocuradordel rey en asuntospara la Iglesia con treinta escudos torneses al año.Asíquehablemosbajo,porfavor.

Enaquelmomentoun ruidodemandíbulasmasticando,queprocedíadedebajodelhorno, llegóaloídoinquietodeCharmolue.

—¿Quéhasidoeso?—preguntó.Eraelestudianteque,molestoyaburridoensuescondrijo,habíaencontradounacortezadepanyun

trozodequeso revenidoy sehabíapuestoa comerlo sinmáspreocupación, aguisadedesayunoparaconsuelode suestómagovacío.Como teníamuchahambre,hacía tambiénmucho ruidoy loacentuabamásencadamordisco;estoeraloquehabíadespertadolapreocupacióndelprocurador.

—Es uno demis gatos—intervino rápidamente el archidiácono—que estará regalándose por ahíabajoconalgúnratón.

LaexplicaciónsatisfizoaCharmolue.—Esverdad,maestro—lerespondióésteconunasonrisarespetuosa—todoslosgrandesfilósofos

hantenidosiempreanimalesdomésticos.AcordaosdeaquelloqueyadijeraServius:Nullusenimlocussinegenioest[67].

PerodomClaude,temerosodealgunanuevaintervencióndeJehan,recordóasudignodiscípuloqueaúndebíanestudiar juntosalgunade las figurasdelpórticoyambossalierondeaquellacelda,conungran«¡uf!»del estudiante que empezaba a preocuparseyadeque en su rodilla quedaramarcadaparasiemprelahuelladesubarbilla.

VIDelefectoquepuedenproducirsietepalabrotaslanzadasal

aire

¡Te Deum laudamu! —exclamó maese Jehan saliendo de su agujero—. ¡Menos mal que se hanlargado esos dos búhos! ¡Och, och! ¡Hax! ¡Pax! ¡Max! ¡Pulgas! ¡Perros rabiosos! ¡Demonios! ¡Estoyhastalacoronilladesuconversación!¡Medavueltaslacabeza!¡Yencimaelquesoestabarancio!¡Enfin! ¡Abajo, pues! ¡Cojamos la escarcela del hermanomayor y transformemos todas estasmonedas enbotellas!

Lanzóunamiradadeternuraydeadmiraciónalinteriordelapreciosaescarapela,compusounpocosuropa,sefrotólasbotas,sacudiólascenizasdesuspobresbocamangas,sepusoasilbaryadarunossaltitosenelaire,miróaversiquedabaalgoporallíquepudieracogerseytomóalgúnqueotroamuletodebisuteríaqueencontróporelfogónyquepodríaregalaraIsabeaulaThierry;porfinvolviólapuertaque su hermano no había cerrado comoúltima indulgencia y que él, a su vez, dejó abierta, comounatravesuramásybajóporaquellaescaleradecaracolsaltandocomounpájaro.

Hacialamitaddelaescalera,totalmenteenpenumbra,setropezóconalgoqueseapartólanzandoungruñido y supuso que podía serQuasimodo y le hizo tanta gracia aquel lance que bajó el resto de laescaleraretorciéndosederisa.Todavíaseguíariéndosealllegaralaplaza.Diounascuantaspatadasenelsuelocuandosevioenlacalle.

—¡Oh!¡MibuenoybenditosuelodeParís!¡Malditaescaleraqueagotaríahastaalosmismosángelesde laescaladeJacob! ¡Enquéestaríapensandoyopara subirporesamalditaescaleradepiedraquellegahastaelcielo!¡Total,paracomerunmalpedazodequesoconpelosyparaverloscampanariosdeParísporunaclaraboya!

Nohabía dadomás que unos pasos cuandovio a aquellos dos búhos, es decir, a domClaude y amaese Jacques Charmolue contemplando una de las esculturas del pórtico. Se aproximó a ellos depuntillasyoyócómoelarchidiáconodecíaenvozbajaaCharmolue.

—FueGuillaumedeParísquienmandógrabarunJobenesapiedracolorlapislázuliydoradaenlosbordes.Jobapareceenlapiedrafilosofal,quetambiénelladebeserpuestaapruebaymartirizadaparaque pueda ser perfecta, como dice Raimundo Lulio: Sub conservatione formae specificae salvaanima[68].

—Medalomismo—dijoJehan—,pueselquetienelabolsasoyyo.Enaquelmomentoseoyóunavozfuerteysonoraquelanzabadetrásdeélunasartadepalabrotasy

blasfemias.—¡SangredeDios!¡VientredeDios!¡Rediós!¡CuerpodeDios!¡PorelombligodeBelzebú!¡Rayos

ytruenos!¡Portodoslospapas!—¡Pormialma!—exclamóJehan—.ÉsesólopuedesermiamigoelcapitánFebo.Ese nombre de Febo fue oído por el archidiácono en el momento en que estaba explicando al

procuradordelreyeldragónqueescondelacolaenunbañodelquesalehumoyasomalacabezadeunrey.DomClaude se estremeció, se interrumpió congran sorpresadeCharmolue, sevolvióyvio a suhermano Jehan que se acercaba a un oficial de buena presencia, a la puerta de la mansión de

Gondelaurier.Era efectivamente el capitán Febo de Châteaupers que, apoyado en la esquina de la casa de su

prometida,estabajurandocomounbárbaro.—Afemíaquevuestros juramentossondeunafacundiaadmirable—ledijoJehana lavezque le

estrechabalamano.—¡Rayosytruenos!—respondióelcapitán.—¡Bueno,yaestábien,yaestábien!—replicóel estudiante—.¿Dedóndeosvienehoy,migentil

capitán,estetorrentedelindasfrases?—Perdonadme,mibuencamaradaJehan—exclamóFebosacudiéndolelamano—;noesfácilparar

ensecoauncaballoalgalopeyyoestabajurandoalgalope.Salgodecasadeesasmojigatasysiempreme ocurre igual al estar con ellas; cuando las dejo se me llena la boca de juramentos y tengo queescupirlosoreviento.¡Rayosytruenos!

—¿Queréis venir a echar un trago?—le propuso el estudiante. Esta propuesta sosegó un tanto alcapitán.

—Megustaría,peronotengodinero.—¡Hoylotengoyo!—¿Ah,sí?¡Averlo!Jehanmostró la escarcela al capitán conmajestad y sencillez. Pero el archidiácono que se había

alejadodeCharmolue,dejándolesorprendidoyestupefacto,sehabíaaproximadoaescasadistanciadeellosdos,observándolessinqueellossedierancuenta,atentoscomoestabanmirando laescarceladeJehan.Feboexclamó:

—Paravos,miqueridoJehan,unabolsaescomotenerlalunaenuncubodeagua.Selapuedeverperonoestáallí;essóloelreflejo.¡Pardiez!¡Teapuestoalgoaquesonpiedras!

—Éstassonlaspiedrasconlasqueempiedromibolsillo—lerespondióorgullosamenteJehan.Ysinmásexplicaciones,vaciólaescarcelaenunarepisapróxima,dándosemásimportanciaqueun

senadorromano.—¡Santocielo!—mascullóFebo—.Monedasdetodotipo.¡Esasombroso!Jehanpermanecíadignoaimpasible.Unpardemaravedisesselehabíancaídoalsueloycuandoel

capitán,llenoaúndeasombro,hizoademándeagacharsepararecogerlos,Jehanleretuvo.—¡Dejad,capitánFebodeChâteaupers!FebocontótodaslasmonedasyvolviéndoseconsolemnidadhaciaJehan,dijo:—¿Sabéis,Jehan,que tenéisen totalveintiséiscuartosparisinos?¿Aquiénhabéisdesvalijadoesta

nocheenlacalleCoupe-Gueule?Jehan,echandoparaatrássucabezarubiayrizada,dijocontonodedesdénycerrandounpocolos

ojos.—Unoquetieneunhermanoarchidiáconoaimbécil.—¡PorloscuernosdeDios!—exclamóFebo—.Vayaconelhombreimportante.—¡Vamosabeber!—dijoJehan.—¿Adóndevamos?—exclamóFebo.¿AlaPommed'Eve?—No,capitán.VamosalaVieilleScience.Unaviejaquesierraunansa.Esunjeroglífico;megusta.—Dejaosdejeroglíficos,Jehan.EsmejorelvinodelaPommed'Eveyademáshayjuntoalapuerta

unaparra,alsol,quemealegracuandobebo.—Deacuerdo;vaporEvaysumanzana—dijoelestudiantequeañadiótomandoaFeboporelbrazo

—: A propósito, mi querido capitán, acabáis de hablar de la calle Coupe-Gueule. Ya no es así;actualmenteyanosomostanbárbaros;ahorasellamaCoupe-Gorge.

Los dos amigos se encaminaron, pues, hacia la Pomme d'Eve. Inútil es explicar que previamentehabíanrecogidotodoeldineroyqueelarchidiáconolesseguía,sombríoyhuraño.¿Podría tratarsedeaquelmalditonombreque,desdelaentrevistaconGringoire,aparecíaentodossuspensamientos?Nolosabía, pero… a fin de cuentas era también un Febo, y ese nombre bastaba para que el archidiáconosiguieraapasodeloboaaquellosdosdespreocupadoscompañeros,oyendoloquedecían,observandotodossusmovimientosconunagranansiedad.Además,lomásfácileraoírtodoloquehablaban,pueslohacían casi a gritos, preocupándoles muy poco que los transeúntes se enteraran de sus confidencias.Hablabandemujeres,devino,dedesafíos,delocuras…

Aldoblarunaesquinalesllegóelsonidodeunapanderetaqueprocedíadeunacallepróxima.DomClaudeoyócómoeloficialdecíaalestudiante.

—¡Rayosytruenos!Apretemoselpaso.—¿Porqué,Febo?—Tengomiedodequemevealagitana.—¿Quégitana?—Lajovenesadelacabra.—¿LaEsmeralda?—Esamisma,Jehan,siempresemeolvidaesedemoniodenombre.Apresuremoselpasooacabará

porreconocermeynoquieroqueesachicamepareenlacalle.—¿Laconocéispues,Febo?AlllegaraquíelarchidiáconoobservócómoFebo,untantoburlón,seacercóaloídodeJehanyle

dijoalgunaspalabrasenvozbaja;luegoFeboseechóareírsacudiendolacabezaconungestodetriunfo.—¿Deverdad?—preguntóJehan.—¡Pormialma!—contestóFebo.—¿Estanoche?—Estanoche.—¿Estáisciertoquevaavenir?—¿Estáisloco,Jehan?Esascosasnosedudan.—¡CapitánFebo,soisunoficialafortunado!Losdientesdelarchidiáconocastañeteabanaloíraquelloyunescalofrío,perceptibleinclusoensus

ojos,lerecorrióelcuerpo.Sedetuvounmomentoyseapoyóenunaesquinacomosiestuvieraebrioycontinuóconlapersecucióndelosdosalegresydespreocupadosmozos.

Cuandovolviódenuevoaacercarseaellos,yahabíancambiadodeconversación;ahoracantabanavozengritolaviejacanción:

LosniñosdelosPetits-Carreauxsedejancolgarcomoterneros.

VIIElfantasmaencapuchado

La ilustre tabernade laPommed'Eve sehallabaenelbarriode laUniversidad, enel crucede lacalleRondelleconladeBâtonnier.Eraunasalabastanteamplia,situadaenlaplantabaja.Sutechodepocaalturaseapoyabaenunsólidopilardemaderapintadodeamarillo.Habíamesasportodaspartes;jarros de estaño relucientes, colgados de las paredes; mucha clientela, chicas en abundancia, unacristalera que daba a la calle y una parra a la puerta. Sobre la puerta se veía una placametálica decoloresbrillantesqueteníapintadasunamanzanayunamujer.Laplacaestabayaoxidadaporlalluviaygirabaalvientosobreunejedehierro.Estaespeciedeveleta,inclinadahaciaelsuelo,eraeldistintivodelataberna.

Empezabaaanocheceryelcruceendondeseencontrabalatabernaestabayaoscuroyésta,llenadeluces,sedestacabadelejoscomounafraguaenlaoscuridad.Atravésdeloscristalesrotosdelaentradaseoíaelruidodelentrechocardelosvasos,elbullicio,losjuramentos,lasdiscusiones…Atravésdelhumoy laneblinaqueelambientede lasalaempujabahacia lacristalerade laentrada,sedistinguíancien figuras borrosas y de vez en cuando se destacaba de entre ellas alguna carcajada estridente.Lostranseúntes que iban a sus asuntos pasaban de largo sin mirar siquiera hacia aquella alborotadoravidriera.Sóloavecesalgúnrapazueloindigenteseponíadepuntillasparaalzarsehastalarepisadelaventanaaquellaylanzabaalinteriordelatabernaelacostumbradogritoburlónconqueseabucheabaalosborrachos:

—¡Borrachos,borrachos,borrachos!Habíaunhombre, sinembargo,quesepaseaba imperturbablepordelantede labulliciosa taberna,

mirandocontinuamentehaciaellaynoapartándosemásqueuncentineladesugarita.IbaembozadohastalanarizconunacapaqueacababadecompraraunropavejeromuypróximoalaPommed'Eve,sindudaalguna para preservarse del frío de las tardes demarzo o quizás para ocultar sus ropajes.De vez encuando se detenía ante el ventanal traslúcido, de cristales emplomados, y escuchaba o miraba o seimpacientabagolpeandolospiescontraelsuelo.

Porfinseabriólapuertadelataberna,circunstanciaestaquedebíaestaresperando.Salierondeallídos bebedores a quienes por unmomento la claridad que se filtró al abrir la puerta tiñó de rojo susrostros joviales. Entonces el embozado se escondió tras un porche del otro lado de la calle y siguióobservandodesdeallí.

—¡Rayosytruenos!—gritóunodelosdosbebedores—.Vanyaadarlassiete;eslahorademicita.—Osdigo—proseguía su compañero con vozmuypastosa—que no vivo en la calleMauvaises-

Paroles,indignusquiintermalaverbahabitat[69];vivoenlacalleJean-Pain-Mollet,invicoJohannis-Pain-Mollet,ysidecíslocontrariosoismáscornudoqueununicornio.Todoelmundosabequeelquehamontadounavezenunosonovuelveatenernuncamiedo,perovuestranarizsiempretirahacialasgolosinascomoSaintJacquesdel'Hôpital.

Jehan,miqueridoamigo;estáiscompletamenteborracho—decíaelotro.Yelotrolerespondíatambaleándose.—OsgustadecirloFebo,peroestácomprobadoquelanarizdePlatónteníaelperfildeunperrode

caza.Sindudaalgunaellectorhareconocidoyaanuestrosdosbravosamigos,elcapitányelestudiante.

Lomismo le pasó al que los vigilaba pues comenzó a seguir a paso lento todos los zigzagues que elestudianteobligabaahaceralcapitánque,comobebedormásasiduohabíaconservadotodasusangrefría.

Alescucharlosatentamenteelembozadopudocogeralcompletoestainteresanteconversación.—¡PorBaco!Intentadenderezarvuestrospasos,señorbachillerpuesyasabéisquetengoquedejaros.

Yasonlassieteyestoycitadoaesahoraconunamujer.—¡Eh!Puesdejadme.Estoyviendolanzasdefuegoyestrellas.SoiscomoelcastillodeDampmartin,

siemprellenodejuerga.—Por lasverrugasdemiabuela,amigoJehan,estáis fueraderazón.Apropósito,¿yanoosqueda

másdinero?—Señorrector,nohayningúnerror;lapequeñacarnicería,parvavoucheria.—¡Pero, Jehan;mi buen amigo Jehan! Sabéis que estoy citado con esa pequeña en el Pont Saint-

MichelyquesólopuedollevarlaacasadelaFalourdel,laalcahuetadelpuente,yquetengoquepagarlahabitación.Laviejazorradebigoteblanconome fiará. ¡Jehan! ¡Por favor!¿Noshemosbebidoacasotodalabolsadelcura?¿Yanoosquedaniuntristecuartoparisiense?

—Laconcienciadehabersabidoaprovecharbieneltiempoesunjustoysabrosocondimentoparalamesa.

—¡Portodasmistripas!¡Paradyadehablartonteríasydecidme,portodoslosdemonios,siaúnosquedaalgunamoneda!¡Dejádmela,pardiez!OtendréqueregistrarosaunqueseaisunleprosocomoJobysarnosocomoCésar.

—Señor,lacalleGaliacheesunacallequecomienzaenlacalledelaVerrerieyterminaenlacalledeTixeranderie.

—Muybien,mibuenamigoJehan,mipobrecamarada;muybienlodelacalleGaliache,pero¡portodosloscielos!¡Volvedalarealidad!Sólonecesitouncuartoparisinoylonecesitoalassiete.

—Quetodoelmundosecalleyqueescucheestacanción:

Cuandolasratassecomanalosratones,elreyseráseñordeAtrás.Cuandolamarqueesgrandeyancha,estéheladaporSanJuan,severáporencimadelhielo,saliralosdeAtrásdesuciudad.

—Bueno,estudiantedelanticristo,¡ojaláteahorquenconlastripasdetumadre!—dijoFebodándoleun empujón con el que, borracho como estaba, fue a darse contra la pared y cayó tranquilamente alpavimento de Felipe Augusto. Con un poco de esa piedad fraterna que nunca abandona del todo elcorazóndeunbebedor,FebofueempujandoaJehanconelpiehastaunadeesasalmohadasdepobrequela providencia ha colocado en todas las esquinas de París y que los ricos denigran con desdénllamándolasmontonesdebasura.ElcapitáncolocólacabezadeJehanenunplanoinclinadohechodeun

montón de tronchos de berza y en ese mismo instante el estudiante se puso a roncar haciendomagníficamenteelbajo.Peronosehabíaapagadoaúntodoelrencorenelcorazóndelcapitánqueledijomientrassealejaba.

—¡Ojaláterecojanconelcarrodelabasura!Elhombredelacapa,quenohabíacesadodeseguirle,sedetuvounmomentofrentealcuerpodel

estudiante no sabiendo qué decisión tomar y finalmente, tras un profundo suspiro, se alejó tambiénsiguiendolospasosdelcapitán.

Igual que han hecho ellos, nosotros vamos también a dejar a Jehan durmiendo bajo la benévolamiradadelasestrellasysi,allectorleapetece,vamosaseguiralosotrosdospersonajes.

AlllegaralacalleSaint-André-des-Arcs,elcapitánFeboobservóquealguienleseguía.Habíavistoporcasualidad,almirarhaciaatrás,unaespeciedesombraquesearrastrabatrasélarrimándosealasparedes.Cuandoélseparabaellaseparabatambiénysiechabaaandar,lasombrahacíaotrotanto.Sinembargoapenassillegóainquietarseunpoco.

—¡Bah!—sedijo—;¡sinollevoniuncuarto!SedetuvodenuevoantelafachadadelcolegiodeAutunporquefueallíprecisamentedondehabía

iniciadoloqueélllamabasusestudios;aúnlequedabancostumbrestraviesasdesuépocadeestudianteynopasabanuncapor aquel lugar sin infligir a la estatuadel cardenal, erigida a la derechadel portal,aquella especie de afrenta de la que tan amargamente se queja Priapo en la sátira de HoracioOlimtruncus eram ficulnus. Se había encarnizado tanto en sus acciones que la inscripción Eduenrsisepiscopusestabayacasiborrada.Asíquesedetuvo,comoerasucostumbre,anteaquellaestatua.

Enelmomentoenquedistraídamentesehabíapuestoaatarseloscordonesdelasbotas,viocómolasombra se acercaba a él con pasos lentos; tan lentos eran que tuvo tiempo de fijarse en la capa y elsombrero que llevaba.Una vez a su lado se detuvo y permaneció allímás inmóvil que la estatua delcardenalBertrand.SusojoslanzaronhaciaFebounamiradallenadeesaluzimprecisaqueseveporlanocheenlosojosdelosgatos.

Elcapitáneravalienteylehabríaimportadomuypocoelvérselasconunladrónconunpuñalenlamano,peroaquellaestatuamóvil,aquelhombrepetrificado,ledejaronhelado.Levinieronalamemorianoséquéleyendasquesecontabanentoncesacercadeunfantasmaencapuchado,vestidodefraile,quemerodeabaen lasnochespor lascallesdeParís.Duranteunos instantespermaneciósorprendidohastaqueélmismorompióaquelsilencioconunarisaforzada.

—Señor,sisoisunladróncomopresumo,mehacéiselefectodeunagarzaquepretendesacaralgodeunacáscaradenuez.Mifamiliaestátotalmentearruinada,amigo.Dirigíos,pues,aotraparte.CreoqueenlacapilladeestecolegiohayuntrozodemaderadelaVeraCruzengarzadoenplata.

EneseinstantelasombrasacólamanodedebajodelacapaylalanzópesadamentesobreFebocomolagarradeunáguila,altiempoquedecía.

—¡CapitánFebodeChâteaupers!—¡Cómodemoniosconocéisminombre!—dijoFebo.—Nosolamenteconozcovuestronombre—prosiguióelhombredelacapa,convozsepulcral—;sé

tambiénquetenéisunacitaestanoche.—Esverdad—respondióFeboestupefacto.—Alassiete.

—Sí;dentrodeuncuartodehora.—EncasadelaFalourdel.—Precisamenteallí,síseñor.—LaalcahuetadelPont-Saint-Michel.—DeSanMiguelarcángel,comorezaelpadrenuestro.—¡Impío!—gruñóelespectro—.¿Conunamujer?—Confiteor—Quesellama…—LaEsmeralda—contestóFebodespreocupadamente,a lavezquenotabacómosuaplomole iba

volviendogradualmente.Aloíresenombre,lagarradelasombrasacudióconfurorelbrazodeFebo.—Mentís,capitánFebodeChâteaupers.Elquehubierapodidoverenaquelmomentoelrostroencendidodelcapitán,elsaltoquediohacia

atrás,tanviolentoquelogrósoltarsedelastenazasquelesujetaban,elgestodebravuraconelqueechósumanoalaempuñaduradelaespadasinquelainmovilidaddeaquellasombraseperturbaraunsoloinstante;elquehubieravisto todoestohabríasentidomiedo.EracomoelcombatededonJuanconlaestatuadelcomendador.

—¡PorCristoySatanás!—gritó el capitán—. ¡Esapalabraha sidooídamuypocasvecespor losoídosdeunChâteaupers!Noteatreverásarepetirla.

—¡Mentís!—repitiófríamentelasombra.Los dientes del capitán rechinaron y se olvidó en ese momento de fantasmas encapuchados y de

supersticiones.Sólosentíaqueunhombreleinsultaba.—¡Esoestámuybien!—dijoentrebalbuceosconunavozahogadapor la rabia.Sacósuespaday

luego, tartamudeando, pues la cólera hace temblar igual que el miedo—. ¡Aquí! ¡Ahora mismo! ¡Lasespadas,lasespadas!¡Sangreenelempedrado!

Elotronosemoviósiquiera.Cuandovioasuadversarioenguardiayprestoabatirse,dijoconunacentovibrantedeamargura:

—CapitánFebo,olvidáisvuestracita.LosarrebatosdehombrescomoFebosoncomosopasdelecheenlasqueunagotadeaguafríaes

suficiente para detener la ebullición. Aquellas palabras hicieron bajar la espada que refulgía en lasmanosdelcapitán.

—Capitán—prosiguióelhombre—,mañana,pasadomañana,dentrodeunmesodentrodediezañosmeencontraréisprestoacortaroselcuello,peroahoraidavuestracita.

—Enefecto—dijoFebo, comoqueriendocapitular consigomismo—; sondos cosasmaravillosastenerunacitaconunaespadayconunamujer,peronoveo,porquéhedeperderlaunaporlaotrasipuedodisponerdelasdos.

Yenvainósuespada.—Idavuestracita—insistióeldesconocido.—Señor—respondió Febo atropelladamente—, muchas gracias por vuestra cortesía. En realidad

siempretendremostiempomañana,ocuandosea,dellenardepuntadasyojaleseljubóndenuestropadreAdán. Os agradezco vuestra gentileza en permitirme pasar un cuarto de hora agradable. En verdad

esperabadejarostumbadoenelarroyoydisponeraúndetiempoparalabella,pensandoqueesdebuentonohaceresperarunpocoalasmujeresentalessituaciones,peromeparecéisvalienteyesmejordejarlapartidaparamañana.Voy,pues,amicitadelassietecomovossabéismuybien—aldecirestoFeboserascólaoreja—.¡Porloscuernosdeldiablo!¡Yaloolvidaba!Notengoniunochavoparapagarelalquilerdelabuhardillaylaviejabrujaquerrácobrarseporadelantadopuesnosefíademí.

—Aquítenéisconquépagar.Febosintióquelafríamanodeldesconocidodeslizabaenlasuyaunamonedadebuentamaño.No

pudoevitaraceptarlayestrecharaquellamano.—¡PorDiosquesoisunbuenhombre!—Con una condición—dijo el hombre—: Probadme que es cierto lo que decís y que soy yo el

equivocado.Escondedmeenalgunapartedesdedondepuedaversisetrataenrealidaddelamujercuyonombrehabéismencionado.

—¡Oh!—respondió Febo—; eso me da igual. Nos quedaremos en la habitación de SantaMarta.Podréisverlotodoavuestrogustodesdelaperreraquehayallado.

—Venid,pues—dijolasombra.—Avuestrasórdenes—respondióelcapitán—.Nosésisoismicer«Diabolus»enpersonapero,por

estanocheseamosbuenosamigosquemañanaospagarélasdeudas;lasdelabolsaylasdelaespada.Yempezaronaandarrápidamente.Unosminutosmástardeelrumordelríolesanuncióquehabían

llegadoalPont-Saint-Michel,entoncesconcasasaambosladosdesucauce.—Primerovoyahacerosentrar—dijoFeboasucompañero—,yluegoiréabuscaralamuchacha

quemeestaráesperandojuntoalPetitChâtelet.Elcompañeronorespondió.Desdequesehabíanpuestoaandarnohabíadichonada.Febosedetuvo

frenteaunapuertabajayllamóbruscamente.Unrayodeluzsurgióporentrelasrendijasdelapuerta.—¿Quiénllama?—preguntóunavozdesdentada.—¡PorelcuerpodeCristoyporsucabeza!¡PorelvientredeDios!—respondióelcapitán.Lapuerta

seabrióalinstante,apareciendoenellaunaviejatemblorosasosteniendounalámparaensusmanosnomenos temblorosas. La vieja estaba casi doblada en dos, iba vestida de harapos y se le movíacontinuamentelacabezaencuyacaraaparecíandosojosmuypequeños.Llevabaunpañuelosujetándoleelpeloyteníaarrugasentodaspartes,enlacara,enlasmanos,enelcuello;loslabiosseleapretabancontralasencíasyteníaalrededordelabocacomounospincelesdepeloblancoqueledabanelaspectodeungato.Elinteriordelcuchitrilaquelnoestabamenosdeterioradoqueella.Estabaformadoporunasparedesdeyeso,unasvigasnegruzcaseneltecho,unachimeneadesmantelada,telasdearañaportodoslosrinconesyenelcentrounascuantasmesasytaburetesmalcalzados,unniñosuciojuntoalascenizasdelachimeneayalfondounaescaleraomásbienunaescalademaderaqueconducíaaunatrampillaabiertaeneltecho.Alentrarenaquellamadriguera,elmisteriosocompañerodeFeboseembozóhastalosojos.Sinembargoelcapitán,jurandocomounsarraceno,seapresuró,comodicenuestroadmirableRegnierahacerrelucirelsolenunescudo.

—LahabitacióndeSantaMarta—dijo.La vieja le trató demonseñor y guardó el escudo en un cajón; era, claro está, la moneda que el

hombredelembozohabíadadoaFebo.Enunmomentoenquelaviejavolviólaespalda,elmuchachotedespeinadoyharapientoquejugabaconlascenizasseaproximóhábilmentealcajón,cogióelescudoy

pusoensulugarunahojasecaquehabíaarrancadoaunodelosleñosdelachimenea.Laviejaindicóalosdosgentilhombres,comoellalesllamaba,quelasiguieranysubióporlaescala

delantedeellos.Al llegaralpisosuperior,colocóla lámparaenunarcónyFebo,comoviejoconocidodelacasa,

abrióunapuertaquedabaauncuartuchooscuro.—Entradahí, amigo—ledijoa sucompañero.Elhombrede lacapaobedeció sinpronunciaruna

solapalabraylapuertasecerrótrasél.OyócómoFebocorrióelcerrojoycómounmomentomástardebajabalaescaleraconlavieja.Laluzhabíadesaparecido.

VIIIUtilidaddelasventanasquedanalrío

Claude Frollo (pues presumimos que el lector,más inteligente que Febo, no ha visto en toda estaaventura más fantasma encapuchado que el archidiácono) tanteó durante unos segundos el reductotenebrosoendondeFebolehabíaencerrado.

Eraunodeesosrecovecosquelosarquitectosaprovechanavecesentrelospuntosdeintersecciónentre el tejado y el muro de descarga. El corte vertical de aquella perrera, como tan bien lo habíadefinidoFebo,habríadadountriángulo.Porotrapartenohabíaniventananilucerayelabuhardilladodeltechoimpedíamantenersedepie.Claudeseacurrucó,pues,entreelpolvoyloscascotesquehabíaporelsuelo.Leardíalacabezaytanteandoconlasmanosasualrededorencontróuntrozodevidrioqueapoyóensufrenteycuyofrescorlealivióunpoco.¿Quépasabaenaquelmomentoporelalmaoscuradel archidiácono? Sólo Dios y él lo sabían. ¿En qué orden fatal colocaba en su pensamiento a laEsmeralda, a Febo, a JacquesCharmolue, a su hermano pequeño, tan amado y abandonado por él enmediodelbarro,susotanadearchidiácono,sureputación,quizás,arrastradahastacasadelaFalourdel,oatodasaquellasvisionesyaventuras?Nosabríadecirlo,perosíesciertoqueaquellasideasteníanqueformarensuespírituunhorribleconjunto.

Hacíayauncuartodehoraqueestabaesperandoyleparecíahaberenvejecidounsiglo,cuandodeprontooyócrujirlastablasdelaescalera.Alguienestabasubiendo.Latrampillaseabrióyaparecióunrayodeluzpuesenlaportezuelaapolilladadeaquelcuchitrilhabíaunarendijabastanteanchaalaquepegóinmediatamentesucara.Asípodríavertodoloqueocurrieraenlahabitacióndeallado.Laviejaconcaradegatofuelaprimeraenpasarporlatrampilla;llevabaunalámparaaibaseguidadeFeboqueseretocabaelbigote;despuésseguíaunatercerapersonaquenoerasinolabellaygraciosafiguradelaEsmeralda. El sacerdote la vio surgir de abajo como una aparición deslumbrante. Claude se echó atemblar; una especie de nube cubrió sus ojos y notaba en sus arterias la presión del corazón. Todocomenzóazumbaryagirarasualrededoryyanovionioyónadamás.

Cuandovolvióensí,FeboylaEsmeraldaseencontrabansolos,sentadosenelarcóndemadera,allado de la lámpara, cuya luz permitía destacar perfectamente las figuras de los dos jóvenes; habíatambiénunmiserablecamastroalfondodeaquelcuartucho.

Junto al camastro una ventana cuyo cristal hundido, como una tela de arañamojada por la lluvia,dejabaverunpedazodecieloylalunatumbadaalolejosentreblandosedredonesdenubes.

La jovenestaba ruborizada,violenta,excitada.Sus largaspestañasdabansombradepúrpuraa susmejillas y el oficial, al que no se atrevía ni a mirar, estaba radiante. Distraídamente y con un gestoencantadoramente torpe iba trazando con su dedo unas líneas incoherentes sobre el banco y luego sequedabacontemplandosudedo.Nopodíanversesuspiespueslacabritillaestabaechadaencima.

MucholecostóadomClaudeenterarsedeloquedecíanacausadelzumbidodesusangreydesupropiaconfusión.

(Nadahaymás banal que la charla de dos enamorados; se limita a una repetición continua de «teamo»;frasemusicalbastantetorpeainsípidaparaquieneslaescuchanindiferentessinovaadornadaconalgunafloritura.PeroClaudenolosestabaescuchandoconindiferencia.)

—¡Oh!—decíalajovensinlevantarlosojos—,nomedespreciéis,señorFebo,comprendoqueestámuymalloqueestoyhaciendo.

—¡Despreciaros, mi bella niña! —respondía el capitán con un aire de galantería superior ydistinguida—.¿Porquéibaadespreciaros,pardiez?

—Porhaberosseguidohastaaquí.—Enestepuntonovamosaponernosdeacuerdo,preciosa.Nodeberíadespreciarossinoodiaros.Lajovenselequedómirandoasustada.—¿Odiarme?¿Quéesloqueoshehecho?—Porhaberoshechotantoderogar.—¡Ay!—lerespondió—,esquesifaltoamipromesa…noencontraréamispadres…yelamuleto

perderásuhechizo…Pero…¡quémeimportaahoratenerpadreymadre!Y al decir esto fijaba en el capitán sus enormes ojos negros, humedecidos por la felicidad y la

ternura.—¡Aldiablosiosentiendo!—exclamóFebo.LaEsmeraldapermaneciósilenciosaunosmomentosyluego,conunalágrimaensusojosyunsuspiro

ensuslabios,dijo.—¡Osamoseñor!Rodeaba a la joven tal perfume de castidad y tal encanto de virtud que Febo no acababa de

encontrarseagustojuntoaella.Sinembargosesintióenardecidoporaquellaconfesión.—¿Quemeamáis,decís?—esbozóentusiasmadoaltiempoquepasabasubrazoporlacinturadela

gitana.Eraéstalaocasiónqueestabaesperando.Elsacerdotelovioytocóconlayemadeldedounpuñal

quellevabaocultoenelpecho.—Febo—prosiguió con dulzura la gitana apartando suavemente de su talle lasmanos tenaces del

capitán—, sois bueno, generoso y bello y me habéis salvado a mí que no soy más que una pobremuchachaperdidaenBohemia.Hacemucho tiempoquesueñoconunoficialquemesalva lavida.Yasoñabaconvosantesdeconoceros,Febo.Enmisueñohabíaunhermosouniforme,comoelvuestro,unagran apostura, una espada. Además os llamáis Febo que es un nombremuy bonito; me gusta vuestronombreyvuestraespada.Sacadla,Febo,paraquepuedaverla.

—¡Qué niña!—dijo el capitán al tiempo que desenvainaba su sable sonriente. La gitana miró laempuñadura, la hoja y examinó con adorable curiosidad las iniciales de la guarda y besó la espadadiciéndole.

—Soislaespadadeunvaliente.Amoamicapitán.Feboaprovechónuevamenteaquellaocasiónparabesarsuhermosocuello,loquehizoquelajoven,

escarlatacomounacereza,seincorporara.Losdientesdelarchidiáconorechinaronenlaoscuridaddesuescondrijo.—Febo,dejadmehablaros—dijolagitana—.Andadunpocoparaquepuedaverloapuestoquesois

yparaqueoigaresonarvuestrasespuelas.¡Quéguaposois!Elcapitánselevantóparacomplacerlariñéndolaconunasonrisadesatisfacción.—¡Soiscomounaniña!Apropósito,encanto,¿mehabéisvistoalgunavezconuniformedegala?—No;¡quélástima!—lerespondióella.

—¡Esosíquemecaebien!Febovolvióasentarseperoenestaocasiónmuchomáscercadeella.—Escuchad,querida.La gitana le dio unos golpecitos en la boca con su lindamano, con un gesto lleno de gracia y de

alegría.—No,noosescucharé.¿Meamáis?Quierooírosdecirquemeamáis.—¡Quesiteamo,ángeldemivida!—exclamóelcapitánarrodillándose—.Micuerpo,mialma,mi

sangre,todoestuyo,todoesparati.Tequieroynohequeridoanadiemásqueati.Elcapitánhabía repetido tantasvecesestamismafraseyen tantassituaciones tansimilaresque la

soltódecorridoysinunsoloerror.Anteestadeclaraciónapasionada,laegipciadirigióhaciaelsuciotecho,afaltadeuncielomejor,unamiradallenadeangélicafelicidad.

—¡Oh!—dijoentremurmullos—;¡ésteesunodelosmomentosenqueunodeberíamorir!Febodedujoqueeraunbuen«momento»pararobarleotrobeso,quesirvióparaprolongarlatortura

delarchidiáconoensumiserablerincón.—¡Morir! —exclamó el enamorado capitán—. ¿Qué es lo que estáis diciendo, ángel mío? ¡Es

justamenteelmomentodevivir!¡Moriralcomienzodealgotandulce!¡Porloscuernosdeunbuey,quétontería!¡Nihablar!;escuchadmemiqueridaSimilar…Esmenarda…Perdón,perovuestronombreestanprodigiosamente sarraceno que me resulta difícil pronunciarlo. Es como la espesura por donde sólodespaciosepuedeandar.

—¡Dios mío! —dijo la pobre muchacha—. ¡Yo que creía que mi nombre era bonito por susingularidad!,pero,puestoquenoosagrada,megustaríallamarmeGoton.

—¡Ay! ¡No hay que llorar por cosas tan triviales, encanto! Es un nombre al que sólo hay queacostumbrarseyesoestodo;encuantomeloaprendabien,saldrásolito;yaverás.Escuchadme,queridaSimilar, os adoro con pasión.Y lo que es realmentemilagroso es que os amo de verdad. Sé de unajovencitaquesemuerederabia.

Lajoven,unpococelosa,leinterrumpió.—¿Quiénes?—¡Quémásnosda!—dijoFebo—.¿Vosmeamáis?—¡Oh!—exclamóella.—Puesentoncesnohaymásquehablar.Yaveréiscómotambiényoosamo.QueNeptunomeensarte

sinooshagolacriaturamásfelizdelmundo.Encontraremosunacasitaencualquierparteyharédesfilaramisarquerosbajovuestrasventanas.VantodosacaballoydejanpequeñosalosdelcapitánMignon.Hayballesteros,lancerosyculebrinesdemano.Osllevaréaverlasgrandesmaniobrasdelosparisinosal campo de Rully. ¡Esmagnífico! ¡Ochentamil hombres armados y treintamil arneses blancos! Lassesentabanderasdetodosloscuerpos,estandartesdelparlamento,deltribunaldecuentas,deltesorodelosgenerales…enfin,unaparadadetodoslosdemonios.Osenseñarélosleonesdelpalaciodelrey,quesonbestiasrealmentesalvajes.Atodaslasmujereslesgustamucho.

Hacíayaalgúntiempoquelamuchacha,subyugadaporsusfelicespensamientos,estabasoñandoalecodelavozdelcapitán,peronoescuchabasuspalabras.

—¡Oh! ¡Ya lo creo que seréis feliz!—proseguía el capitán al tiempo que soltaba suavemente elcinturóndelagitana.

—Pero,¿quéestáishaciendo?—dijoellaconpresteza.Aquellavíadehecholahabíadespertadodesusfantasías.—Nada—respondióFebo—.Sólodecíaque sería conveniente abandonar toda estavestimentade

fantasíaydebailarinacuandoviváisconmigo.—¡Cuando viva contigo, mi querido Febo!—dijo la joven con ternura. Y se quedó silenciosa y

pensativa.Elcapitán,animadoporesaternura,latomónuevamentedeltallesinqueellaseresistieraycomenzó

muy suavemente a soltar los lazos de la blusa de la muchacha y soltó tanto su gorgueruelo que elarchidiácono,nervioso,vioaparecerporentreel tuldelablusaelbellohombrodesnudodelagitana,suaveymorenocualunalunasurgiendoenelhorizonteentrebrumas.

La joven dejaba hacer a Febo y parecía no darse cuenta de ello. Lamirada del joven capitán seencendía.

Depronto,volviéndosehaciaélconexpresiónamorosa,ledijo:—Febo,tienesqueinstruirmeentureligión.—¿Enmireligión?—exclamóFebosoltandounarisotada—.¡Instruirosyoenmireligión!¡Rayosy

truenos!¿Quépensáishacerconmireligión?—Esparacasarnos—respondióella.Elrostrodelcapitánadquirióunaexpresiónquereflejabaalmismotiempolasorpresayeldesdén,la

despreocupaciónylapasiónlibertina.—Pero,bueno,¿nosvamosacasar?Lagitanasequedópálidaydejócaertristementelacabezasobresupecho.—Veamos,mibellaenamorada.¿Quélocurassonésas?¡Valientecosaelmatrimonio!¿Seesacaso

menosamantepornohabersoltadounoslatinajosdelantedeuncura?Ymientrasdecíaestascosasconunavozdulce, se ibaaproximandocadavezmása lagitana; sus

manosacariciadorashabíanvueltoasuposiciónprimera,rodeandoaqueltalletanfinoygrácil;susojosseencendíanconmásvivezaytodoanunciabaqueelseñorFebohabíallegadoaunodeesosmomentosenqueelmismoJúpiterhacetantastonteríasqueelbuenodeHomeroseveobligadoallamaraunanubeensuayuda.

Sinembargo,domClaudelopresenciabatodo;aquellaportezuelaestabahechaconduelasdetonel,podridasya,quelepermitíanvercómodamenteatravésdesusanchasrendijas.Aquelsacerdotedepielcetrinaydeanchoshombros,condenadohastaentoncesalaausteravirginidaddelclaustro,seestremecíayenardecíaanteaquellasescenasdeamor,denocheydevoluptuosidad.

Aquella joven y hermosa muchacha, entregada apasionadamente a aquel otro joven ardoroso, leencendía la sangre en susvenasy seproducían en su interior extrañas reacciones.Suvista seperdía,celosaylasciva,enloquelasmanosdelcapitánibandesvelando.

Sialguienentonceshubierapodidocontemplarelaspectodeldesventuradoclérigopegadoaaquellastablasapolilladashabríacreídoveraun tigreobservandocómounchacaldevorabaaunagacela.Suspupilasbrillabancomoascuasatravésdelasgrietasdelapuerta.

Depronto,Feboarrancódeungestorápidoelgorgueruelodelagitana.Lapobremuchachaquesehabía quedado pálida y soñadora, reaccionó con un sobresalto y se separó bruscamente del intrépidocapitánalverdesnudossucuelloysushombros,rojadeconfusiónymudadevergüenza,cruzósusbrazos

sobresussenosparaocultarlos.Anoserporelfuegoencendidodesusmejillas,viéndolaasísilenciosaainmóvil,sehabríadichoqueeralaestatuadelpudor.Susojossemanteníanbajos.Peroaquelgestodelcapitánpusoaldescubiertoelmisteriosoamuletoquelecolgabadelcuello.

—¿Qué es esto?—le dijo tomándolo como pretexto para acercarse de nuevo a la joven a la queacababadeasustar.

—Nolotoquéis—respondióellaconviveza—,esmiguardián.Élmepermitiráundíaencontraramifamilia.Sime conservodignade ello. ¡Oh! ¡Dejadme, capitán! ¡Madremía,mipobremadre! ¿Dóndeestás?¡Ayúdame!¡Porfavor,señorFebo,devolvedmemisprendas!

Feboretrocedióydijofríamente.—¡Ay!¡Yaveoquenomequeréis!—¡Quenoosamo!—exclamólapobredesventurada,al tiempoqueseabrazabaalcapitán,alque

hizosentarseasulado.¡Quenoosamo,Febodemialma!¡Quenoosamo,Febodemivida!¡Quéestásdiciendo,cruel,quemedesgarraselcorazón!¡Tómame!¡Tómametoda!¡Hazdemíloquedesees!¡Soytodatuya!¡Quépuedeimportarmeelamuleto!¡Quémeimportamimadre!¡Túeresmimadrepuesesatiaquienyoamo!¡Febo,mibienamadoFebo!¿Meves?Soyyo,mírame.Soyesamuchacha,alaquetúnodeseasabandonar,quevieneati,quetebusca.Mivida,mialma,micuerpo,todoospertenece,capitán.Nonos casaremos si eso tedisgusta; pero además, ¿quién soyyo?Unadesgraciadamujerdel arroyo,mientras que tú,Febo, eres ungentilhombre. ¡Buena cosa enverdad! ¡Unabailarina casándose conunoficial!¡Estabaloca!No,Febo,no.Serétuamante,tudiversión,tuplacer.Siemprequelodeseesserétuya.¡Quémeimportaserdespreciada,manchada,deshonrada!Paraesohenacido.¡Seramada!Serélamásfelizy lamásorgullosade todas lasmujeres.Ycuandoseaviejayfea,Febo,cuandoyanosirvaparaamaros,entoncesaúnpodréserviros;otrasosbordaránpañuelos;yoserélacriadaqueseocuparáde vos; me permitiréis sacar brillo a vuestras espuelas, cepillar vuestro uniforme, quitar el polvo avuestras botas de montar. ¿Verdad, Febo mío, que me permitiréis hacerlo? Mientras tanto, ¡tómame!¡Toma, Febo, todo te pertenece! ¡Ámame, no te pidomás!Nosotras las gitanas sólo eso necesitamos:amoryairelibre.

Y mientras así hablaba, colgaba sus brazos del cuello del oficial; le miraba alzando los ojos,suplicante,conunabellasonrisaytodallorosamientrassudelicadopechorozabalasobrevestedepañoylosásperosbordados.Subellocuerpomediodesnudoseasíaasusrodillas.

El capitán, embriagado de deseo, colocó sus ardientes labios en aquellos bellísimos hombrosafricanos.Lamuchacha, con lamiradaperdidaenel techo, echadahaciaatrás, seestremecía jadeantebajoaquelbeso.

De pronto, por encima de la cabeza de Febo, ella vio otra cabeza, un rostro lívido, verdoso,convulsionado,conunamiradadecondenadoyjuntoaaquellacara,viotambiénunamanoquesosteníaunpuñal.Eranlacaraylamanodelarchidiáconoquehabíarotolapuertayqueestabaallí,aunqueFebono podía verle. La joven permaneció inmóvil, helada,muda, ante aquella espantosa visión, como unapalomaque levantarasucabezaenelmomentomismoenqueelgavilánfijaensunidounamiradadepresaconsusojosredondos.

Nisiquierapudolanzarungrito.ViocómoelpuñaldescendíasobreFeboyluegovolvíaaelevarse,humeante.

—¡Maldición!—dijoelcapitánycayóalsuelo.

Ellasedesvaneció.En elmomento en que sus ojos se cerraban, cuando todas sus sensaciones se desvanecían, creyó

percibirensuslabiosuncontactodefuego,unbesomásabrasadorqueelhierrorojodeunverdugo.Cuandorecobrósussentidos,sehallabarodeadadelossoldadosderondaquesellevabanalcapitán,

bañadoensangre;elclérigohabíadesaparecido;laventanadelfondo,quedabaalrío,estabaabiertadeparenpar.Recogieronunacapaquesuponíandebíaperteneceraloficialyoyóaalguiendecircercadeella.

—Esestabrujalaquehaapuñaladoalcapitán.

LIBROOCTAVO

IElescudoconvertidoenhojaseca

Gringoireytodalacortedelosmilagrossehallabanenunaincertidumbremortal.HacíayamásdeunmesquenosabíanquéhabíapodidoocurrirconlaEsmeralda,loqueentristecíaenormementealduquedeEgiptoyasusamigos los truhanes.Tampocosabíannadadesucabra,circunstanciaestaquehacíamayoreldolordeGringoire.Unanochelaegipciahabíadesaparecidoydesdeentoncesnohabíavueltoadarseñalesdevida.Todabúsquedahabíaresultadovana.Algunossabouleux[70]dijeronaGringoirequelahabíanvistoaquellanocheporlosalrededoresdelPont-Saint-Michelacompañadadeunoficial;peroaquelmarido a lamodadeBohemia era, a la vez, un filósofo incrédulo y además conocíamejor quenadiehastaquépuntoasumujerlepreocupabalavirginidad.Habíatenidolaocasióndejuzgarelpudorinexpugnablequeresultabadelacombinacióndelavirtuddelamuletoporunaparteydelagitanaporotrayhabíahastacalculadomatemáticamentelaresistenciadeaquellacastidadelevadaalcuadrado.Asíque,enesteaspecto,estabatranquilo.

Poresoprecisamentenoacertabaaexplicarseaquelladesapariciónysupenaeramuygrande.Habríaadelgazado si eso hubiera sido posible. Se había despreocupado de todo incluso de sus aficionesliterarias.Había abandonado sugranobradeFiguris regularibuset irregularibus que había pensadopublicar,imprimir,conelprimerdineroquetuviese(laimprentaleapasionabadesdequehabíavistoelDidascalondeHuguesdeSaint-Victor,impresoconloscélebrescaracteresdeVindelindeSpine).

Undía,mientraspaseabacabizbajoantelaTournelledelocriminal,observóqueungrupodegentesearremolinabaentornoalPalaciodejusticia.

—¿Dequésetrata?—preguntóaunjovenquesalíadeallí.—No lo sémuybien, señor—le respondióel joven—.Dicenqueestán juzgandoaunamujerpor

haberasesinadoaunoficialycomoparecequesehaencontradobrujeríaenello,elobispoyelSantoOficiohanintervenidoenelasuntoymihermano,queeselarchidiáconodeJosas,sepasaahíadentrotodasuvida.Queríahaberlehablado,precisamente,peronomehasidoposibleacausadelgentío,cosaquenodejadecontrariarmeporquenecesitodinero.

—Losientomucho,señor—dijoGringoire—,ymegustaríaprestarosalgo,perosimiscalzasestánllenasdeagujerosnoesporquemesobrenlosescudos.

Noseatrevióadeciraljovenqueconocíaasuhermanoelarchidiácono,alquenohabíavueltoaverdesdelaescenadelaiglesia,negligenciaestaquelehacíasentirseuntantomolesto.

ElestudiantesemarchóyGringoiresefuehaciaelgentíoqueibasubiendoporlaescaleradelagransala.Pensabaquenohaynadacomoelespectáculodeunprocesocriminalparadisiparlamelancolía,porlaestulticiaregocijantequedeordinariomuestranlosjueces.Lagenteconlaquesehabíamezcladosubía apretujándose y silenciosa. Después de un lento a insípido camino por un larguísimo pasillosombríoqueserpenteabaporelinteriordelviejopalacio,llegófrenteaunapuertabaja,quedabaaccesoauna sala.La estaturadeGringoire lepermitió explorar con lamiradapor encimade las cabezasdeaquellamultitudabigarradaen la sala.Ésta era enormeybastante sombría, loque ledabaunaspectotodavíamayor.Estabacomenzandoaanochecerylasaltasventanasojivalesnodejabanentrarmásqueunpálido rayo de luz que se apagaba antes de alcanzar la bóveda formada por un entresijo enorme de

maderastalladas,cuyasmilfigurasparecíanmoverseconfusamenteenlasombra.Yasehabíanencendidoalgunasvelas, colocadas aquí y allá en algunasmesas, brillando sobre las cabezasde los escribanos,inclinadossobresuspapeles.Elgentíoocupabalaparteanteriorde lasalayaderechaa izquierdaseveíanpersonastogadassentadasantesusmesas;alfondo,enunestrado,ungrannúmerodejuecesdelosquenoseveíanlasúltimasfilas,confundidasyaentrelapenumbra.Encualquiercaso,todospermanecíaninmóvilesysuexpresiónerasiniestra.Floresdelisenprofusiónadornabanlasparedesdelasalaysepodíadistinguirvagamente,porencimadelascabezasdelosjueces,ungrancrucifijoasícomopicasyalabardasencuyaspuntasbrillabaelresplandordelasvelas.

—Señor—preguntóGingoireaunodesusvecinos—¿sabéisquéhacentodasesaspersonas,sentadasenfilacomopreladosenunconcilio?

—Señor—lerespondióelvecino—,losdeladerechasonlosconsejerosdelaGranCámaraylosdela izquierda los encargados de las diligencias; los letrados son los que llevan las togas negras y lospreladoslastogasrojas.

—¿Yelquesevealfondo,porencimadetodosellos,aquelgordinflónqueestásudando?—Aquéleselseñorpresidente.—¿Y esas ovejas que están detrás de él?—prosiguió, en elmismo tono,Gringoire que, como ya

hemos visto, detestaba a lamagistratura, debido sin duda al odio que albergaba contra el Palacio deJusticia,desdesudesafortunadarepresentacióndramática.

—Ésossonlosseñoresletradosdediligenciasdelacasadelrey.—¿Yeljabalíaquel,queestádelante?—Eselescribanodelacortedelparlamento.—¿Yesecocodrilodeladerecha?—EsmaesePhilippeLheulier,abogadoextraordinariodelrey.—¿Yeseenormegatonegrodelaizquierda?—EsmaeseJacquesCharmolue,procuradorrealenasuntoseclesiásticosconlosseñoresdelSanto

Oficio.—Ydecidmeya,¿quépintaaquítodaesagente?—Estánjuzgando.—Pero,¿aquién?Noveoaningúnacusado.—Esunamujer,señor;nopodéisverlaporquenosestádandolaespaldaylatapalagente.Miradla;

ahoraselave;estáallíjuntoaaquelgrupodealabarderos.—¿Quiéneslamujer?¿Conocéissunombre?—No,señor;acabodellegarperoimaginoquesetratadealgúnasuntodebrujeríapuestoqueestá

presenteelSantoOficio.—¡Vaya!—dijonuestrofilósofo—.Vamosavercómotodaesagentedetogacomecarnehumana.No

estámal;alfinyalcaboesunespectáculocomootrocualquiera.—Señor —observó el vecino—. ¿No os parece muy tranquilo el aspecto de maese Jacques

Charmolue?—¡Quéquierequelediga!—respondióGringoire—.Peroyodesconfíodelacalmaydeladulzura

quetienenaricesafiladasylabiosdelgados.Elpúblicocortóestaconversaciónaimpusosilencioalosdoscharlatanes.Seestabaescuchandoun

alegatoimportante.Enmediode lasala,unaviejacuyorostrodesaparecíade talmodobajosuvestimentaquepodría

inclusohabérselaconfundidoconunmontóndeharapos,estabadiciendo:—Señores;estoestanciertocomoqueyosoylaFalourdel,conestablecimientodesdehacecuarenta

años en el Pont-Saint-Michel y pagandopuntualmente todasmis rentas y censos, en el portal que estáfrente a la casadeTassin-Caillart, el tintorero,queestá al ladodearribadel río.Hoy soyunapobrevieja,señores,peroenotrostiemposeraunalindamuchacha.Hacíayaunoscuantosdíasquemeveníandiciendo: «Eh, Falourdel, no hiléis tan rápido en vuestra rueca por la noche que al demonio le gustadevanar con sus cuernos el ovillo de la rueca de las viejas. Tened por cierto que el fantasmaencapuchadoqueelañopasadoandabaporlosalrededoresdeltemplo,andarondandoahoraporlaCité;asíqueyasabéis,Falourdel;muchocuidado;novayaallamaravuestrapuerta».Yunanocheestabayohilandoconmiruecayllamanalapuerta.Preguntoquiénesylanzanunosjuramentos.Abroyentrandoshombres;unodenegroconunapuestooficial.Deldenegrosólosepodíanverlosojosqueerancomodosbrasaspueselrestonoeramásquecapaysombrero.Bueno;vanymedicen:«LahabitacióndeSantaMarta».Eslahabitacióndearriba,señores,lamáslimpia.Vanymedanunescudo.Guardoelescudoenuncajónymedigo:conestopodrécomprarunoscallosenelmataderodelaglorieta.Subimosalcuartoyunavezarriba,mientrasyoestabadeespaldasaloficial,elhombredenegrodesapareció.Aquellomesorprendióunpoco.Sigo:eloficialqueteníalaprestanciadeungranseñor,bajaconmigoysemarcha.Nohabíayoaúnterminadodehilaruncuartodemadeja,cuandovuelveconunahermosamuchacha,unamuñecaquehabríabrilladocomoelsolsihubieraestadopeinada.Traíaconellaunchivo,ungranmachocabríoblancoynegro,yanomeacuerdo.Esomedaquesospechar.Lachica,esonoescosamía,peroelchivo…nomegustanesosanimales;tienenbarbaycuernos…separecenaunhombre.Yademáshuelenasábado[71].Sinembargonodijenadapuesmehabíandadounescudo.Eslógico,¿noesverdad,señorjuez?Hagosubiralachicayalcapitánalcuartodearribaylesdejosolos;esdecir,conelchivo.Bajoymepongootravezahilar.Tengoquedecirosquemicasatieneunaplantabajayunprimerocomolasotrascasasdelpuenteyquetantolaventanadelaplantabajacomoladelprimerodanalrío.

Asíqueyoestabahilandoynoséporquéestabapensandoenelfantasmaencapuchadoqueelchivomehabíatraídoalacabezayademáslachicaibavestidamuyraramente.Derepenteoigoungritoarribayunruidocomosialgohubieracaídoalsueloymástardeoícómoabríanlaventana.Mefuientoncesalamía,queestáabajoyveopasarantemisojosunamasanegraquecaealagua.Eraunfantasmavestidode sacerdote; había claro de luna y pude verlomuy bien cómo iba nadando hacia la Cité. Entonces,temblorosa, llaméa laguardia.Estos señoresde ladocenaentranyya,desdeelprimermomento, sinsabersiquieradequéibalacosa,comoestabancontentos,vanymepegan.Lesexpliquéloquepasabayjuntos subimos al cuarto. ¿Qué encontramos allí? Mi pobre habitación toda manchada de sangre, elcapitántendidoenelsueloyconunpuñalenelcuello;lamuchachahaciéndoselamuertayalchivotodoasustado.Bueno,medije,tardaréquincedíasenlimpiarelsuelo,habráquerasparlo…seráterrible.Sellevaronaloficial.¡Pobrejoven!yalachicamediodesnuda.¡Ay!,espere,espere.Lopeorfueque,aldíasiguiente,cuandoquisecogerelescudoparacomprarloscallos,meencontréensulugarunahojaseca.

Cuandolaviejasecalló,unmurmullodehorrorcirculóporelauditorio.—Esefantasma,elchivo…todoestohueleabrujería—dijoelvecinodeGringoire.—¡Ylahojaseca!—añadióotro.

—Nohayduda—prosiguióuntercero—;esunabrujaquetienetratosconelfantasmaencapuchadoparadesvalijaralosoficiales.

ElmismoGringoirenoestabamuylejosdeencontrartodoaquellohorribleyverosímil.—Mujer Falourdel —dijo el presidente con majestad—. ¿No tiene nada más que declarar a la

justicia?—No,monseñor—respondiólavieja—;anoserqueenelatestadosehadichoquemicasaeraun

chamizo ruinosoymaloliente, lo que es hablar demanera ultrajante paramí.Las casas del puente notienenbuenapintaporquehaymuchagenteenellasperonoporellodejandevivirenellasloscarnicerosquesongentemuyricaycasadosconbellasmujeres,todasmuylimpias.

ElmagistradoquehabíadadoaGringoireelaspectodecocodriloselevantó.—¡Paz!—dijo—.Lesruego,señores,quenopierdandevistaelhechodequesehaencontradoun

puñalalaacusada.MujerFalourdel,¿habéistraídoaquellahojasecaenquesetransformóelescudoqueeldemoniooshabíadado?

—Sí,monseñor—respondiólavieja—.Laencontré.Aquílatenéis.Unujierllevólahojamuertaalcocodrilo,quehizoungestolúgubreylapasóalpresidenteque,asu

vez,laenvióalprocuradordelreyparaasuntosdelaIglesia.Yasífuedandolavueltaatodalasala.—Esunahojadeálamo—dijomaeseJacquesCharmolue—.Nuevapruebadebrujería.Unconsejerotomólapalabra.—Testigo; dos hombres subieron a la vez a vuestra habitación; el hombre de negro al que visteis

primeramentedesapareceryluegonadarenelSenaconropasdeclérigo,yeloficial.¿Quiéndelosdososdioelescudo?

Laviejareflexionóunmomentoydijo.—Fueeloficial—unrumorseprodujoentoncesentreelpúblico.—¡Vaya!—pensóGringoire—.Estoesalgoquemehacedudar.Sinembargo,maesePhilippeLheulier,elabogadoextraordinariodelrey,intervinodenuevo.—Recuerdo a sus señorías que en la declaración escrita a la cabecera de su cama, el oficial

asesinado dijo que, en elmomento en que el hombre de negro le había abordado, tuvo vagamente laimpresióndequemuybienpodríatratarsedelfantasmaencapuchado.Añadiótambiénqueelfantasmalehabíainsistidovivamenteaquefueraaintimarconlaacusaday,alinsinuarle,elcapitánqueestabasindinero,éllehabíadadoelescudoconelqueeldichooficialpagóalaFalourdel.Así,pues,eseescudoesmonedadelinfierno.

Aquella observación concluyente pareció disipar todas las dudas de Gringoire y de los demásescépticosdelauditorio.

—Susseñoríastienenelexpediente—añadióelabogadodelreysentándose—;puedenconsultarlodichoporelcapitánFebodeChâteaupers.

Aloírestenombre, laacusadase levantóysucabezasobresalióentre losasistentesa lasala.FueentoncescuandoGringoire,espantado,reconocióalaEsmeralda.

Estabapálidaysuscabellossiempretangraciosamentetrenzadosysalpicadosdecequíes,caíanendesorden.Teníaloslabiosamoratadosysusojoshundidosdabanmiedo.¡PobreEsmeralda!

—¡Febo! —dijo ella con turbación—, ¿dónde está? ¡Monseñores, por favor! ¡Antes de matarmedecidmesiviveaún!

—Callaos,mujer—cortóelpresidente—.Esonoesdevuestraincumbencia.—¡Porcaridad!¡Decidmesiaúnvive!—rogabaella,juntandosusbellasmanos,ahoradescarnadas,

yseoíaelruidodecadenasporentresusropas.—¡Estábien!—dijosecamenteelabogadodelrey—seestámuriendo.¿Estáisyacontenta?Ladesventuradavolvióasentarse,yasinvoz,sinlágrimasyblancacomolacera.El presidente se inclinó hacia un hombre colocado a sus pies, vestido de negro y con un bonete

dorado.Llevabaunacadenaalcuelloyunavaraenlamano.—Ujier—ledijo—,llamadalasegundaacusada.Todaslasmiradassedirigieronhaciaunaportezuelaqueseabrió,ycongransorpresadeGringoire,

diopasoaunacabritilladelindoscuernosypezuñasdoradas.Eleleganteanimalsedetuvounmomentoalaentrada,estiróelcuellocomosi,encaramadaenlapuntadeunaroca,tuvieraantesusojosunenormehorizonte. De pronto descubrió a la gitana y, saltando por encima de la mesa y de la cabeza de unescribano,seplantódedossaltosensusrodillasyluegosepusoajugueteargraciosamenteentrelospiesdesuamaendemandadeunacariciaodeunapalabra;laacusadasinembargopermanecióinmóvilynohubonisiquieraunamiradaparalapobreDjali.

—¡Eh! pero si es el horrible animal del que antes he hablado—dijo la vieja Falourdel—; ¡lasreconozcomuybienalasdos!

EntoncesintervinoJacquesCharmolue.—Silodeseanvuestrasseñorías,procederemosainterrogaralacabra.Era la cabra, en efecto la segunda acusada. Era muy frecuente entonces los procesos de brujería

levantados contra un animal. Encontramos, entre otros, en las cuentas de la prebostería de 1466 uncuriosodetalledelosgastosdelprocesodeGillet-Soulartydesucerda,ejecutadosporrusfechorías,enCorbeil.Allíestátodoconsignado;loscostosdelafosaparaguardaralacerda,losquinientoshacesdeleñarecogidosenelpuertodeMorsan,lastrespintasdevinoyelpan,últimacomidadelcondenado,quecompartiófraternalmenteconelverdugo,hastalosoncedíasdecuidadosyelalimentodelacerdaaochodenariosparisinospordía.Algunasvecessellegabaaúnmáslejosenesteasuntodelosanimales.LascapitulacionesdeCarlomagnoydeLuiselBondadosoinfligengravespenasalosfantasmasinflamadosqueseatrevieranamostrarseenelaire.

Peroelprocuradorparaasuntoseclesiásticosdijo:—Sieldemonioqueposeeaestacabra,yqueseharesistidoatodoslosexorcismos,persisteensus

maleficiosysicontinúaasustandoaestacorte,leprevenimosquenosveremosforzadosasolicitarparaéllahorcaolahoguera.

Gringoire sintió un sudor frío. Charmolue cogió de una mesa la pandereta de la gitana ypresentándoseladeunaciertamaneraalacabra,lepreguntó:

—¿Quéhoraes?Lacabralemiróconojosinteligentes,levantósupatitadoradaygolpeósietevecescontraelsuelo;y

enefectoeranlassiete.Unmovimientodepánicoagitóaaquellamultitud.Gringoirenopudocontenerse.—¿Noosdaiscuentadequenosabeloquehace?—exclamólomásfuertequepudo.—¡Silencioenlasala!—dijosecamenteelujier.JacquesCharmolue,haciendolasmismasmaniobrasconlapandereta,mandóhaceralacabraotras

de sus habilidades acerca de la fecha, del día, delmes, del año, etc., de las que el lector ya ha sidotestigo.Puesbien;porunailusiónóptica,propiadelosdebatesjudiciales,losmismosespectadoresque,enmásdeunaocasiónhabían aplaudidoen lasplazas las inocentes astuciasdeDjali, ahora, bajo lasbóvedasdelPalaciodeJusticia,sesentíanhorrorizadosycreíandecididamentequeaquellacabritillaeraelmismodemonio.

Peroaún fuepeorcuando,despuésdequeelprocuradordel reyvaciaraenel suelounsaquitodecuerollenodeletrassueltasquelacabrallevabaatadoalcuello,selavioirseparandoconsupatalasnecesarias para formar el nombre de Febo. Los sortilegios de que el capitán había sido víctimaparecieron entonces irrefutablemente demostrados y, a los ojos de la concurrencia, la gitana, aquellaencantadorabailarinaquetantasveceshabíadeslumbradoalostranseúntesconsugraciaydonaire,yanofuemásqueunahorripilantebruja.

Pero la Esmeralda no reaccionaba; ni las graciosas evoluciones de Djali, ni las amenazas deltribunal,nilassordasimprecacionesdelauditorio,nadadetodoellollegabaasupensamiento.

Fue preciso para estimularla que un sargento la sacudiese sin piedad y que el presidente elevarasolemnementeeltonodevoz.

—Muchacha,soisderazabohemia,dadaalosmaleficios.Encomplicidadconesacabraembrujada,implicadaenelproceso,enlanochedel29demarzoúltimo,habéisasesinadoyapuñaladodeacuerdoconlospoderesdelastinieblas,yconayudadeencantamientosyprácticasdehechicería,auncapitándelosarquerosdelaordenanzadelrey,FebodeChâteaupers.¿Persistísenvuestranegativa?

—¡Horror!—gritólajovenocultandosurostroentrelasmanos—.¡MiFebo!¡Oh!¡Eselinfierno!—¿Persistísennegarlo?—lepreguntófríamenteelpresidente.—¡Sí!Loniego—dijoenuntonoterriblealtiempoqueseincorporabaysusojosbrillabanconun

fulgordeira.Elpresidenteprosiguióimperturbable.—Entonces,¿cómoexplicáisloscargosqueseosimputan?Ellalerespondióconvozentrecortada.—Ya lo he dicho.No lo sé. Fue un cura.Un cura al que no conozco y queme persigue.Un cura

infernal.—Esoes,repusoeljuez.Elfantasmaencapuchado.—¡Apiadaosdemí,monseñores!Nosoymásqueunapobremuchacha.—DeEgipto—dijoeljuez.MaeseJacquesCharmoluetomólapalabracondulzura.—Vistalapenosaobstinacióndelaacusada,serequierelaaplicacióndelatortura.—Concedido—dijoelpresidente.Todoelcuerpodeladesdichadajovenseestremeció,peroselevantósinembargoantelasórdenes

delosalabarderosyseencaminóconpasofirme,precedidaporCharmolueypor lossacerdotesdelaInquisición,entredosfilasdealabarderos,haciaunapuertasecretaqueseabriósúbitamenteysecerrótras su entrada, lo que produjo en Gringoire el efecto de unas fauces horribles que acababan dedevorarla.

Cuandohubodesaparecidoseoyóunbalidoquejumbroso.Eralacabritaquelloraba.Sesuspendiólaaudiencia.Cuandounconsejeroprecisóquesusseñoríasseencontrabancansadasy

queseríaesperardemasiadotiempohastaelfinaldelatortura,elpresidenterespondióqueunmagistradodebesabersacrificarseenelcumplimientodesudeber.

—¡Vayaconladesagradablepícara!—dijounviejojuez—.¡Tenerqueaplicarleeltormentoantesdequehayamoscenado!

IIContinuacióndelescudoconvertidoenhojaseca

Después de subir y bajar varios escalones por entre pasillos tan oscuros que era necesarioiluminarlosconlámparasenplenodía, laEsmeralda,rodeadacontinuamentedesulúgubrecortejo,fueintroducidaaempujonesporlosguardiasdelpalacioenunacámarasiniestra.Eraunacámararedondaenla planta baja de uno de esos torreones que todavía hoy, en nuestro siglo, sobresalen por entre lasmodernasconstruccionesconqueelnuevoParísharecubiertoalantiguo.Nohabíaventanasenaquellaespeciedecuevanimásaberturasquelaentradamisma,bajayconunapesadapuertadehierro,aunquenoporellocarecíadeclaridad.

Empotradoenelmismomurohabíaunhornoencendidoconungranfuegoyeraésteelquellenabaaquellacuevaconsusreverberaciones,haciendototalmenteinútil lailuminacióndeunamiserablevelaque aparecía colgada en un rincón. El rastrillo de hierro que servía de cierre para el horno estabalevantadoenaquellosmomentosydesubocallameante,empotradaenelmurotenebroso,sólodejabaverla extremidad inferior de sus barrotes como una hilera de dientes negros, agudos y espaciados quesemejabaunadeesasbocasdedragónlegendariolanzandollamaradas.

A la luz que salía de aquella boca, la prisionera vio, esparcidos por la estancia, terriblesinstrumentoscuyouseelladesconocíaaún.Enelcentroycasiarasdetierraseextendíauncolchóndecuero del que colgaba una correa con hebilla, unida a una argolla de cobre quemordía unmonstruoachatadoesculpidoen lapiedraangularde labóveda.Tenazas,pinzascon largosbrazosdehierro, seamontonabanenelinteriordelhornoyalrojovivoentrelasbrasas.

El sangrante resplandor del horno sólo iluminaba en toda aquella estancia un montón de cosashorribles.

Aquelinfiernosellamabasencillamentelacámaradelinterrogatorio.EnlacamaestabadisplicentementesentadoPierratTorterue,eltorturadoroficial.Susayudantes,dos

enanosdecaracuadrada,condelantalesdecuero,sujetosconcintasdelona,poníanapuntoloshierrosdelhorno.

Pormásquelapobremuchachahabíarecobradosuvalor,sintióunmiedohorriblenadamásentrarenaquellaestancia.

Losguardiasdelbailíodelpalaciosecolocaronaunlado,lossacerdotesdelaInquisiciónenotro.El escribano, la escribanía y una mesa se encontraban al fondo de la cámara. Maese Jacques

Charmolueseaproximóalagitanaconunasonrisa.—Queridaniña—ledijo—,¿persistísenvuestranegativa?—Sí—respondióella,convozcasiapagada.—Enesecaso—prosiguióCharmolue—,nosserámuypenosointerrogarosconmásinsistenciadelo

que quisiéramos. Sentaos en esta cama, por favor.MaesePierrat, dejad sitio a esta joveny cerrad lapuerta.

Pierratselevantóconungruñido.—Sicierrolapuerta,semevaaapagarelhorno.—Muybien—continuóCharmolue—,puesdejadlaabiertaentonces.

LaEsmeraldasehabíaquedadodepiepuesaquellechodecuero,enelquetantosdesgraciadossehabíanretorcido,lehacíaestremecerseyelterrorlecalabahastalaméduladeloshuesos.Así,pues,sequedóallí asustaday semiinconsciente.Auna señaldeCharmolue, losdosayudantes la cogierony lasentaronenaquelcamastro.Nolehicieronningúndañoperocuandoaquelloshombreslatocaron,cuandoestuvo en contacto con el cuero, sintió como si toda su sangre fluyera al corazón. Echó una miradaturbadapor toda lahabitacióny leparecióque todo semovíayque todoavanzabahacia ella; que lasubía a lo largodel cuerpoparamorderla y pincharla.Lepareció que todo aquel deformeutillaje detorturaquehabíavistoenlaestanciafueranmurciélagos,arañas,ciempiésyyotrosbichos.

—¿Dóndeestáelmédico?—preguntóCharmolue.—Aquí—respondióalguienvestidodenegro,aquienellanohabíavistoantes.LaEsmeraldaseestremeció.—Señorita—prosiguió la voz dulce y suave del procurador para asuntos de la Iglesia—, os lo

preguntoporterceravez:¿persistísennegarloshechosdelosqueseosacusa?Enestaocasión,nopudorespondermásqueconunaseñaldecabezapueslefaltólavoz.—¿Persistís? —dijo Jacques de Charmolue—. Entonces, sintiéndolo mucho, me veré obligado a

cumplirconlosdeberesquemeexigemicargo.—Señorprocuradordelrey—interrumpióbruscamentePierrat—:¿Pordóndecomenzamos?Charmoluedudóuninstantehaciendoungestoambiguo,comoeldeunpoetaquebuscaunarima.—Porelborceguí—contestóalfin.LadesventuradasesintiótanprofundamenteabandonadaporDiosyporloshombres,quesucabeza

cayósobresupechocomoalgoinerteincapazdesostenerseporsímismo.Eltorturadoryelmédicoseacercaronaellaalmismotiempoymientrastantolosdosayudantesse

pusieronarebuscarentreaquelhorriblearsenal.Al ruido de aquellas espantosas herramientas, la infortunada joven tembló como una ramamuerta

galvanizada.—¡Oh! —murmuró tan bajo que nadie pudo oírlo—. ¡Oh, mi Fébo! —y luego se sumió en una

inmovilidadyenunsilenciototales.Aquel espectáculo habría desgarrado el corazón de cualquiera, excepto el corazón de los jueces.

Podríadecirsequeeraunapobrealmapecadora interrogadaporSatanásanteelportilloescarlatadelinfierno.

Eldesgraciadocuerpoalqueibanaaplicaraquelespantosorevoltijodesierras,ruedasycaballetes,el ser que iban amanipular las rudasmanosde los verdugosy los brazosde las tenazas, no era sinoaquellacriaturafrágil,dulceyblanca.¡Pobregranodemostazaelquelajusticiahumanaentregabaparasertrituradoalasespantosasmuelasdelatortura!

Pero ya las manos callosas de los ayudantes de Pierrat Torterue habían puesto brutalmente aldescubierto aquella encantadora pierna, aquel delicado pie que tantas veces habíanmaravillado a lostranseúntesconsugraciayconsubellezaentantasplazuelasdeParís.

—¡Quépena!—mascullóeltorturadoralcontemplaraquellasformastangraciosasytandelicadas.Si el archidiácono hubiera estado presente, irremisiblemente habría tenido que acordarse en aquelmomentodesusímbolodelamoscaylaaraña.Pocodespuésladesdichadavio,atravésdeunanubequeseextendíaporsusojos,aproximarselabolayenseguidaviosupieaprisionadoentrecierresdehierro

desaparecerenvueltoenaquel espantosoaparato.Fueentoncescuandoelmismo terror ledevolvió sucoraje.

—¡Quitadmeeso!—gritóconrabia,incorporándoseconsucabellerarevuelta—.¡Piedad!—volvióaexclamar.

Entonces se lanzó fuera de aquella cama para echarse a los pies del procurador del rey, pero supiernapermanecíasujetaalpesadobloquederobleydehierrosycayóencimadelabota,másrotaqueunaabejaquetuvieraplomoensusalas.

AunaseñaldeCharmoluelallevaronnuevamentealacamaydosenormesmanossujetaronasufinotallelacorreaquecolgabadelabóveda.

—Porúltimavez, ¿confesáis los hechosdel proceso?—preguntóCharmolue con su imperturbableaspectodebondad.

—Soyinocente.—Entonces,muchacha,¿cómoexplicáislascircunstanciasqueconcurrenenvuestracausa?—Losiento,monseñor.Nolosé.—¿Lonegáis,pues?—Todo.—Proseguid—dijoCharmolueaPierrat.Pierrat hizo girar la manivela de la bota y ésta comenzó a oprimir el pie, lo que obligó a la

desgraciadaalanzarunodeesosgritosquecarecendetranscripciónencualquierlenguahumana.—Deteneos—dijoCharmolueaPierrat—.¿Confesáis?—preguntóalagitana.—¡Todo!—gritólamiserable—.¡Loconfiesotodo!Pero,¡tenedpiedad!Nohabíacalculadosus fuerzasalafrontarel tormento. ¡Pobreniña!Suvidahabía transcurrido tan

alegre,tansuave,tandulce,queelprimerdolorlahabíavencido.—La piedadme obliga a deciros—observó el procurador del rey— que es lamuerte lo que os

espera,siconfesáis.—Meloimagino—dijo,ycayóenlacamadecuero,deshecha,dobladaendos,colgadadelacorrea

atadaasupecho.—¡Arriba,preciosa!Aguantadunpoco—ledijomaesePierratmientras la levantabaunpocopara

soltarlelascorreas—.OsparecéisalborreguitodeoroquecuelgadelcuellodemonseñordeBorgoña.JacquesCharmoluedijoelevandoeltonodevoz.—¡Tomadnota,escribano!Jovengitana,¿confesáisvuestraparticipaciónenloságapes,aquelarresy

maleficiosdelinfierno,conlosfantasmas,lasbrujasylosvampiros?Responded.—Sí—dijotanbajoquesuspalabrasseperdíanensuslabios.—¿ConfesáishabervistoalmachocabríoqueBelcebúhaceaparecerentrenubesparaconvocarel

aquelarreyquesólolasbrujaspuedenver?—Sí.—¿ConfesáishaberadoradolascabezasdeBofomet,esosabominablesídolosdelostemplarios?—Sí.—Yhabertenidotratohabitualconeldiablobajolaformadeunacabrafamiliar,comofiguraenel

proceso.—Sí.

—Y finalmente ¿confesáis y reconocéis que, con la ayuda del demonio y con la del fantasma,conocido vulgarmente por «el fantasma encapuchado», en la noche del veintinueve de marzo pasadohabéisapuñaladoyasesinadoauncapitánllamadoFebodeChâteaupers?

EntonceslaEsmeraldalevantósusgrandesojosysequedómirandofijamentealmagistrado;despuésrespondiócomomaquinalmente,sinconvulsionesniestremecimientos.

—Sí.Eraevidentequetodosehabíadesquiciadoenaquellamujer.—Anotad,escribano—prosiguióCharmolue.Luego,dirigiéndosealosayudantes,añadió:—Desatadalaprisionerayllevadlaalaaudiencia.Cuandodescalzaronalaprisionera,elprocuradorparaasuntoseclesiásticosexaminósupietodavía

hinchadoporeldolor.—¡Bueno!Elmalnohasidomuyduro.Parecequehabéisgritadoatiempo.Todavíapodréisbailar,

preciosa.DespuéssevolvióhaciasusacólitosdelaInquisición.—¡Porfin la justiciasehahecholuz!¡Es tranquilizadoresto,señores!Laseñoritapodráatestiguar

quehemosactuadocontodaladulzuraposible.

IIIFindelescudoconvertidoenhojaseca

Cuandopálidaycojeando,volvióalasaladelaaudiencia,fuerecibidaconunmurmullogeneraldesatisfacción.Porpartedelauditorioaquelmurmullosignificabaunsentimientodeimpacienciasatisfecha;lomismoqueseexperimentaenelteatrocuandoseacabaelúltimoentreactoycuandoporfinselevantael telón y la obra va a comenzar. Por parte de los jueces, era la esperanza de cenar pronto.Hasta lacabritabalódealegríayquisocorrerhaciasudueña;nopudohacerloporquelahabíanatadoaunbanco.

Se había hecho totalmente de noche. El número de velas seguía siendo elmismo y su luz era tanescasaqueapenassiiluminabalosmurosdelasalaytodoslosobjetossehallabancomosumidosentrebrumasacausadelaoscuridad.Sedistinguíanmalamentealgunosdelosrostrosapáticosdelosjueces.Frenteaellos,alotroextremodelalargasala,podíaverseunpuntovagodeblancuraquesedestacabaclaramenteentrelassombras:eralaacusada.

Habíallegadoasusitiomedioarrastrándose.CuandoCharmoluesehubomagistralmenteinstaladoenelsuyo,dijosinmostrarexcesivavanidadporsuéxito.

—Laacusadahaconfesadotodo.—Mujer gitana —prosiguió el presidente—: ¿No es cierto que habéis confesado todos vuestros

hechosdebrujeríaydeprostituciónasícomoelasesinatodeFebodeChâteaupers?Elcorazóndelagitanaseencogióysussollozosseoyeronentrelasombra.—Todoloquequeráis,peromatadmepronto.—Señor procurador del rey para asuntos eclesiásticos —dijo el presidente—, la cámara está

dispuestaaoírvuestrasrequisitorias.MaeseCharmolueexhibióun terriblemontóndehojasycomenzóa leerconmuchagesticulacióny

con el tono exagerado propio de la abogacía una parrafada en latín en donde todas las pruebas delproceso se exponíanenperífrasis ciceronianas adornadas concitasdePlauto, su comediante favorito.Lamentamosnopoderofreceranuestroslectoresestapiezatandestacabledesuexposición.Eloradorsemanifestabacongestosampulososytodavíaseencontrabaenelexordioyelsudorlecubríayalafrente,losojosylacabeza.Depronto,seinterrumpióenmediodeunadesusparrafadasysumirada,quedeordinarioeratranquilayhastauntantoestúpida,setransformóypareciófulminante.

—Señores—exclamó(ahoraenfrancéspuestoquenofigurabaenlospapeles)—,Satánseencuentrade talmodomezclado en este asuntoque incluso asiste anuestrosdebates, importándolemuypoco lapersonalidaddequienlerepresente.¡Miradahí!—Yalhablarasí,señalóconlamanoalacabritaque,alver gesticular aCharmolue, debió creer que ella podía hacer otro tanto y sentándose sobre sus patastraseras, imitabacomomejor le salía, con suspatasdelanteras,y sucabezaconperilla, lapantomimapatética del procurador del rey para asuntos de la Iglesia. Recordemos que era ésa una de sus másgraciosasimitaciones.Elincidenteyestapruebadefinitivaprodujeronungranefecto;asíqueataronlaspatasalacabrayelprocuradordelreyencontródenuevoelhilodesuelocuencia.

Fuelarguísimoaquelloperolaperorataresultóadmirable.Aquítenemoslaúltimafrase;añádaseaellalavozengoladayelgestojadeantedemaeseCharmolue.

—IdeoDomni,coramstrygademonstrata,criminepatente,intentionecriminisexistente,innomine

sanctae ecclesiae Nostroe Domince Parisiensis, quoe est in saisina habendi omnimodum altam etbassamjustitiaminillahacintemerataCivitatisinsulatenoreproesentiumdeclaremusnosrequirere,primo, aliquandampecuniariam indemnitatem; secundo, amendationemhonorabilemante portaliummaximumNostroeDomince,ecclesiaecathedralis;tertio,sententianiinvirtutecujusistastrygacumsua capella, seu in trivio vulgariter dicto la Grève, seu in insula exeunte in fluvio Secanae juxtapointamjuardiniregalis,executataesint[72].

Dichoesto,seajustóelgorroyvolvióasentarse.—¡Eh!—suspiróGringoire,decepcionado—:¡Bassalatinitas![73](6)Otrohombredetoganegra,queestabajuntoalaacusada,sepusodepie.Erasuabogado.Losjueces,todosenayunas,comenzaronamurmurar.—Sedbreve,abogado—ledijoelpresidente.—SeñorPresidente—respondióelabogado—,puestoquemidefendidahaconfesadosucrimen,sólo

mequedaunapalabraquedecirasusseñorías.Heaquíuntextodelaleysálica:«Siunabruja-vampirose ha comido a un hombre y lo confiesa, pagará una multa de ocho mil denarios que equivalen adoscientos sueldos de oro».Ruego a la cámara que únicamente condene ami cliente al pago de estaindemnización.

—Esetextoestáyaderogado—adujoelabogadoextraordinariodelrey.—Nego—replicóeldefensor.—¡Quesevote!—tercióunconsejero—;elcrimenesmanifiestoyyaesdemasiadotarde.Seprocedióa lavotaciónsinabandonar la sala.Los juecesmanifestaronsuvotaciónconelgorro

porquetodosteníanprisa.Seviocómosuscabezasseibandescubriendounatrasotraenlapenumbradela sala, ante la pregunta lúgubre que les dirigía muy bajo el presidente. La pobre acusada parecíamirarlesperosusojosempañadosnopodíanvernada.

Acontinuaciónelescribanosepusoaescribirypasóalpresidenteunlargopergamino.Fue entonces cuando la desventurada Esmeralda oyó cómo se removía la gente, cómo se

entrechocabanlaspicasyoyótambiénunavozglacialquedecía:—Muchachagitana,enfechaquedecidaelreynuestroseñor,almediodía,seréisconducidaenuna

carreta,ensayal,descalzayconlasogaalcuello,anteelpórticodelacatedraldeNuestraSeñorayallíosretractaréisconunaantorchadecera,dedoslibrasdepeso,enlamanoydeallíseréisconducidaalaplazadeGrèveendondeseréiscolgadayestranguladaenlahorcadelaciudad.Igualmenteseprocederáconvuestracabra.PagaréisalaInquisicióntresleonesdeoroenreparacióndeloscrímenesquehabéiscometido y que vos misma habéis confesado, de brujería, de magia, de lujuria y de asesinato en lapersonadelseñorFebodeChâteaupers.¡QueDiostengapiedaddevuestraalma!

—¡Oh! ¡Debe ser un sueño! —murmuró la gitana mientras sentía cómo unas rudas manos se lallevaban.

IVLasciateognisperanza[74]

EnlaEdadMedia,cuandounedificioestabaterminado,habíapordebajodelatierraotrotantocomoloqueseveíaenelexterior.Salvolosqueestabanconstruidossobrepilotes,comoNuestraSeñora,lospalacios,lasfortalezas,lasiglesias,teníansiempreundoblefondo.Enlascatedralessetratabacasideotra especie de catedral subterránea, baja, oscura, misteriosa, ciega y muda, bajo la nave superior,rebosantedeluzyconmúsicadeórganoysonidosdecampanasresonandonocheydía;avecesaquellaplantanoeramásqueunsepulcro.Enlospalacios,enlasfortalezas,lossótanoseranprisionesyavecestambiénsepulcrosoambascosasalavez.Esasimponentesconstrucciones,delasqueyaenotrapartehemosexplicadocómoseformaban,noteníansimplementecimientossino,pordecirlodealgúnmodo,raícesqueseibanramificando,bajoelsuelo,enestancias,galeríasyescaleras,comoloqueseedificabaenlasuperficie,yasílospalaciosyfortalezasestabanenterradashastamediocuerpo.

Lossótanosdeunedificioconstituíanotroedificio,alquehabíaquebajarenlugardesubir,yqueconstruía sus pisos subterráneos bajo el montón de pisos exteriores del monumento igual que esosbosquesoesasmontañasqueseinviertenreflejadosenlasaguaslímpidasdeunlagopordebajodelosbosquesydelasmontañasdelaorilla.

EnlafortalezadeSaint-Antoine,enelPalaciodejusticiadeParís,enelLouvre,esossótanoseranprisionesysusplantassubterráneassereducíanyensombrecíanamedidaqueibandescendiendo.Eranotras tantas zonas en donde se iban escalonando diferentes matizaciones del horror. Dante no haencontrado nadamejor para su infierno que esos calabozos en forma de embudos que desembocabangeneralmenteenunfosoconfondodecubaendondeDantecolocóaSatanásydondelasociedadmetíaasuscondenadosamuerte.Encuantoalgúnmiserableeraencerradoallí,decíaadiósalaluz,alaire,alavida,aognisperanza.Novolvíaa salirdeallí sinoeraparaserquemadoosercolgado.Avecessepudrían allí hasta la muerte. La justicia humana llamaba a eso olvidar. Entre los hombres y él, elcondenado sentía pesar sobre su cabeza un amontonamiento de piedras y de carceleros; y la prisiónentera, la imponente y maciza fortaleza, no era más que una inmensa y complicada cerradura que leencadenabaparasiemprefueradelmundodelosvivos.

Enunfondodecubaasí,enlasmazmorrasexcavadasporSanLuis,enloscalabozosdelaTournelle,allíhabíanencerradoa laEsmeralda,condenadaa lahorca,pormiedoquizásaunaevasión. ¡TodoelcolosalPalaciodejusticiasobresucabeza!¡Pobremoscaquehabríasidoincapazderemoverlamenordesuspiedras!

En realidad, la providencia y la sociedad habían sido igualmente injustas pues nunca habría sidonecesarioparasometeraunacriaturatanfrágilsemejanteexhibicióndedesgraciasydetortura.

Allí estaba ella, perdida en la oscuridad, sepultada, encerrada, emparedada. Si alguien la hubieravistoentalestado,habiéndolaantesvistoreírybailaralsol,sehabríaechadoatemblar.Fríacomolanoche,comolamuerte,sinunaligerabrisaentresuscabellos,sinningúnruidohumanoensusoídos,sinningúnrayodeluzensusojos,partidaendos,cargadadecadenas,acurrucadajuntoaunajarradeaguayunpocode pan, echada sobre unmontoncito de paja en un charcode agua formado a sus pies por elrezumar del calabozo, sin movimiento y apenas sin aliento; casi no podía ni sufrir. Febo, el sol, el

mediodía,elaire libre, lascallesdeParís,susdanzassiempreaplaudidas, losdulcesdevaneosconelcapitán;luegoelclérigo,laalcahueta,elpuñallasangre,latortura,elpatíbulo,todoestodesfilabaporsucabeza,avecescomounavisiónalegreydoradayotrascualunapesadillainforme.Encualquiercasosóloerauna lucha terribleyvagaqueseperdíaen laoscuridadounamúsica lejana,allá,en la tierraperoimposibledeoírenaquellaprofundidadenlaqueellahabíacaído.

Desdequeseencontrabaallínivelabanidormía.Enaquellainfortunadamazmorranoeracapazdedistinguirlavigiliadelsueño,nielsueñodelarealidad,nieldíadelanoche.

Allítodosemezclabayserompíaflotandoconfusamenteensucabezayyanosabíanieracapazdesentirnidepensar.Nuncajamáscriaturaalgunasehabíavistotansumidaenlanada.Yasí,insensible,helada,petrificada,apenassihabíasidocapazdeoírelruidodeunatrampillaquedosotresvecessehabíaabiertoenalgúnlugarporencimadeella,sindejarsiquierafiltrarseunhazdeluz,paraqueunamanopasaraatravésdeellauntrozodepannegro.

Sin embargo era aquélla la única comunicación que le quedaba con los hombres; las visitasperiódicasdelcarcelero.

Habíaalgoaloquesuoídosemostrabaaúnsensibilizado:porencimadesucabezalahumedadsefiltrabaatravésdelaspiedrasenmohecidasdelabóveda,dejandodiscurriraintervalosregularesunagotadeagua.Maquinalmenteescuchabaelruidodeaquellagotaalcaerenelcharcoquehabíajuntoaella.

Aquellagotarepresentabaelúnicomovimientoasualrededor,elúnicorelojquemarcabaeltiempo,elúnicoentretodoslosruidosdelasuperficiedelatierraquellegabahastaella.

Parasermásexactoshabríaquedecirquesentíatambién,enaquellacloacadefangoydetinieblas,unacosafríaque,decuandoencuando,lerozabalospiesolosbrazosyquelahacíaestremecerse.

Tampocosabíacuántotiempollevabaallí.Seacordabadehaberoídoenalgúnlugarpronunciarunacondenademuertecontraalguienyluegodequelahabíanllevadoalamazmorra.Tambiénseacordabadehabersedespertado,helada,enelsilenciodelanocheydehaberintentadodesplazarsearrastrándoseconlasmanos,peroentoncesunasargollaslehabíanlastimadolostobillos,yhabíasentidotambiénelruidodecadenas.Pocomástardepercibióquetodoestabaamuralladoasualrededoryquedebajodeellahabíahumedadenelsueloyunmontóndepaja.Nohabíaniunamalaluzniunrespiradero.Ellasehabía sentadoentoncesen lapajay, avecesparacambiardepostura, sobreunescalóndepiedraquehabía en el calabozo. Durante algún tiempo había intentado contar los negros minutos, marcados poraquellagotadeagua,peroprontoaqueltristetrabajodeuncerebroenfermosehabíacortadoporsísoloensucabezaylahabíasumidoenunaespeciedeestupor.

Porfinundíaounanoche(puesdíaynocheteníanelmismocolorenaquelsepulcro)creyóoírporencimadesucabezaunruidomásfuertequeelquedeordinariohacíaelcarceleroaltraerlesuracióndeagua y de pan. Levantó entonces la cabeza y vio como un rayo rojizo pasar a través del hueco de laportezuelao trampillapracticadaen labóvedade lamazmorra.Almismo tiempo lapesadacerradurachirrió,latramparechinóalgirarsobresusoxidadosgoznes,seabrióyellalogróverunaluz,unamanoylaparteinferiordelcuerpodedoshombres;lapuertaerademasiadobajaynopodíaversuscabezas.Aquellaluzlehiriótanvivamentequehubodecerrarlosojos.

Cuando volvió a abrirlos de nuevo la puerta ya se había cerrado, el farol se hallaba encima delescalónyunhombre,sólouno,sehallabadepiedelantedeella.Unacogullanegralecaíahastalospies

y un capuchón delmismo color le tapaba el rostro.No se veía nada de su persona, ni su cara ni susmanos.Eraunlargosudarionegroquesemanteníadepieybajoelcualpodíaversequesemovíaalgo.Ella se quedómirándolo fijamente durante algunosminutos pero ni él ni ella se dijeron nada. Podríadecirsequeerandosestatuassolamente.Doscosasparecíantenervidaenaquelcalabozo;lamechadelfarolquechisporroteabaacausadelahumedaddelambienteylagotadeaguadelabóvedaquecortabaaquella crepitación irregular con su chapoteo monótono y hacía temblar la luz del farol en círculosconcéntricosenelaguaaceitosadelacharca.

Porfinlaprisionerarompióelsilencio:—¿Quiénsois?—Unsacerdote.Aquellapalabra,suacento,elsonidodesuvozlahicieronestremecerse.Elsacerdoteprosiguióarticulandosordamente.—¿Estáispreparada?—¿Paraqué?—Paramorir.—¡Oh!—dijoella—.¿Serápronto?—Mañana.Sucabezaquesehabíaerguidoconalegríavolvióacaersobreelpecho.—¡Esmuchotiempo!—murmuró—.¿Quemáslesdabahacerlohoymismo?—¿Tandesgraciadasois?—lepreguntóelsacerdotetrasunsilencio.—Tengomuchofrío—respondiólagitana.Entoncessecogiólospiesconlasmanos,enungestohabitualdequienessientenfríoyqueyavimos

tambiénhaceralareclusadelaTour-Roland,ysusdientescastañetearon.Pordebajodelcapuchón,elsacerdotepareciópasearsumiradaporelcalabozo.—¡Sinluz!¡Sinfuego!¡Sinagua!¡Eshorrible!—Sí;—respondióellaconelgestoasombradoqueladesgraciahabíadejadoensucara—.Laluzes

paratodos.¿Porquésólomedanlaoscuridad?—¿Sabéis—preguntóelsacerdotedespuésdeunnuevosilencio—porquéestáisaquí?—Creoquealgunavezmelodijeron—dijopasándosesusdedosporlascejascomoparaayudarsea

recordar—peroyanolosé.Deprontorompióallorarcomounniño.—Querríasalirdeaquí,señor.Tengofríoymiedoyhayaquíbichosquesemesubenporelcuerpo.—Muybien;seguidme.Al decir esto el sacerdote la tomó por el brazo y, aunque la desgraciada estaba helada hasta los

huesos,aquellamanoleprodujounasensacióndefrío.—¡Oh!—murmuróella—,escomolamanoheladadelamuerte.¿Quiénsoisvos?El sacerdote alzó su capucha y ella se quedó mirándole. Era aquel rostro siniestro que venía

persiguiéndoladesdehacíatantotiempo;aquellacabezadedemonioqueselehabíaaparecidoenlacasade la Falourdel, por encima de la adorada cabeza de Febo; aquellos ojos que había visto brillar porúltimavezcercadeunpuñal.

Aquella aparición tan fatal siempre para ella y que, de desgracia en desgracia, la había ido

empujandohastaelsuplicio, lasacódesuembotamientoy leparecióqueaquellaespeciedeveloquehabíacubierto sumemoria seestabadesgarrando.Todos losdetallesde su lóbregaaventura,desde laescenanocturna,encasadelaFalourdel,hastasuencierroenlaTournelle,levinieronatropelladamenteasucabezaperono imprecisosyconfusoscomohastaentonces,sinonítidos,crudos, tajantes,vivosyterribles.Aquellosrecuerdosmedioborradosyobstruidosporelexcesodesufrimiento,sereavivaronante el rostro sombríoque tenía delante, de igualmaneraque el calor hace surgir frescas en el papelblancolasletrasinvisiblestrazadasenélcontintasimpática.Creyó,alverle,quetodaslasllagasdesucorazónsereabrían,sangrantes,alavez.

—¡Ah!—exclamóconuntemblorconvulsivoytapándoselosojosconlasmanos—.¡Esél!Luego,descorazonada,dejócaersusbrazosysequedósentada,conlacabezabaja,lamiradafijaen

elsuelo,mudaytemblorosa.Elclérigolamirabaconlosojosdeunmilanoquedesdelasalturashaestadoplaneandoentornoa

unapobrealondra,ocultaenlostrigales,yquecadacadavezhaidoreduciendoloscírculosformidablesdesuvueloydeprontoseabatesobresupresacomounaflechaylasujetajadeanteensusgarras.

Ellasepusoamurmurarmuybajo:—¡Acabad! ¡Terminad ya! ¡El golpe de gracia! —y, aterrorizada, ocultaba la cabeza entre sus

hombroscomoelcorderoqueesperaelmazazodelcarnicero.—Así,pues,¿oscausohorror?—dijoélporfin.Peroellanolerespondió—.¿Oscausohorror?—

volvióainsistir.Loslabiosdelamuchachasecontrajeroncomosisonriera.—Sí—contestó—.Elverdugohaceescarniodelcondenado.¡Hacemesesquemepersigue,queme

amenaza,quemeaterroriza!Sinél,Diosmío,¡quéfelizhabríasido!¡Élmehalanzadoaesteabismo!¡Santocielo!¡Éllehamatado!¡MiFebo!

Enestepuntodijolevantandolosojoshaciaelclérigoyestallandoensollozos.—¡Miserable!¿Quiénsoisvos?¿Quéoshehecho?¿Porquémeodiáis?¿Quétenéiscontramí?—¡Teamo!—contestóelclérigo.Entoncessullantosecortósúbitamenteysequedómirándoledeunamaneraestúpida.Elclérigose

habíapuestoderodillasanteellaylamirabaconojosencendidos.—¿Meoyes?Tedigoqueteamo.—¡Quétristeamor!—dijoladesgraciadaestremeciéndose.Elclérigoprosiguió.—Eselamordeuncondenado.Losdospermanecieronensilenciodurantealgúntiempo,abrumadosporelpesodesusemociones;

él,comoturbado,ellacomoidiotizada.—Escucha—dijoporfinelsacerdote,queparecíahaberrecobradounaextrañaserenidad—:Telo

voyacontar todo.Voyadecirte loquehastaahoranomeheatrevidosiquieraadecirmeamímismocuandointerrogabafurtivamentemiconcienciaenlashorasprofundasdelanocheendondelaoscuridadestalqueparecequeDiosnopuedevernos.Escúchame,muchacha;antesdeconocerteyoerafeliz…

—¡Yyo!—suspiródébilmentelaEsmeralda.—Nomeinterrumpas.Sí;erafelizo,almemos,creíaserlo.Erapuroymialmaestaballenadeuna

claridad transparente. No había nadie más orgulloso y radiante que yo. Los sacerdotes me hacían

consultas sobre la castidad y los doctores sobre la religión. Sí; lo conocía todo. La ciencia era mihermanaymesatisfacía.Ynoesquenotuvieraotrospensamientos,puesmásdeunavezmicuerposehabíaestremecidoalpasodeunas formasdemujer.Peroesa fuerzadel sexoyde la sangreque, locoadolescente,habíacreídoahogarparasiempre,másdeunavezconmovióconvulsivamentelacadenadelosférreosvotosquemeatan,miserabledemí,alasfríaspiedrasdelaltar;peroelayuno,laoración,elestudio, las maceraciones del claustro habían permitido que el espíritu dominase al cuerpo. Ademásevitabasiemprealasmujeres;yporotrapartemebastabaconabrirunlibroparaquetodoslosvaporesimpurosdemicerebrosedesvanecierananteelesplendordelaciencia.Alpocotiemposentíacómoseibanalejandolascosasespesasdelmundoymeencontrabatranquilo,deslumbradoyserenoenpresenciadelresplandordelaeternaverdad.Mientraseldemonionoenvióparaatacarmemásquevagassombrasdemujerquepasabanantemisojos,por la iglesiaopor lascalles,oenelcampoyqueapenassimeveníanenmissueños,aquellolovencíaconfacilidad.Pero,¡ay!,sinohepodidoalzarmeconlavictoriaesporculpadeDiosquehahechoalhombreyaldemoniodefuerzasdesiguales.Escúchame,undía…

Aquíelclérigosedetuvoy laprisioneraoyósurgirdesupechosollozosqueproducíanestertoresdesgarradores.

Elsacerdoteprosiguió.—…Undíameencontrabaasomadoalaventanaamicelda…¿Quélibroestabaleyendoentonces?

¡Todoescomountorbellinodentrodemicabeza!Enfin;estabaleyendo.Miventanadabaalaplazaydeprontooíunruidodepanderetaymúsica.Molestoporvermeasíinterrumpidoenmismeditaciones,miréhacialaplazayloqueyovi,loveíatambiénmuchagenre;sinembargo,creedme,noeraunespectáculohechoparasercontempladoporojoshumanos.Alláabajo,enelsuelo,eramediodíaybrillabaelsol,estababailandounacriatura.TanhermosaeraqueelmismoDios lahabríapreferidoa laVirgeny lahabría escogido paramadre y habría querido nacer de ella si ella hubiese existido cuando él se hizohombre. Tenía unos espléndidos ojos negros y entre sus cabellos negros jugueteaba el soltransformándolos en hilos de oro. Sus pies desaparecían con el ritmo rápido de la danza comodesaparecen los radios de una rueda que gira velozmente. Por toda su cabeza y en sus trenzas negrashabía unas placas demetal que destellaban con los rayos de sol y eran comouna coronade estrellassobre su frente. Su vestido cuajado de lentejuelas brillaba azul, cubierto demil destellos, como unanochedeverano.Susbrazos,ágilesymorenos,seanudabanysemovíanentornoasucinturaylaformadesucuerpoeradeunabellezasorprendente.¡Oh!¡Eraunafiguraresplandecientequesedestacabaconfulgordeentrelamismaluzdelsol…!¡Ay,muchacha!,aquellajovenerastú.Sorprendido,embriagado,hechizado,temirabaytemiraba.Temirétantoque,depronto,meestremecídepavorymesentípresadelafatalidad.

Elsacerdote,emocionado,sedetuvootravez.Mástardeprosiguió.—Yyamediofascinadointentéasirmeaalgoenmicaída.Recordélastrampasqueeldemoniome

había tendidoenotrasocasiones.Aquella criaturaqueveía abajoposeía esabelleza sobrenaturalquesólo del cielo o del infierno puede proceder. No podía ser una simple muchacha hecha de barro ydébilmenteiluminadaensuinteriorporelvacilanterayodeunalmademujer.¡Teníaqueserunángel!Perounángeldetinieblasydellamas,quenodeluz.Mientraspensabaeneso,vijuntoatiunacabra,elanimaldelosaquelarres,quememirabaysereía.Elsoldelmediodíaponíafuegoensuscuernos.Fueentonces cuando logré entrever que era una trampa del demonio y estuve cierto de que tú venías del

infiernoyqueveníasparaperderme.Estabasegurodeello.Alllegaraquíelclérigomiródefrentealaprisionerayañadiófríamente.—Yaún lo creo. Sin embargo tu hechizo iba surtiendo su efecto; tu danzame trastornaba y sentía

cómoelmisteriosomaleficiomeibadominando.Todoloquedeberíaestardespiertoseadormecíaenmiespíritu y al igual que los que mueren de frío perdidos en la nieve, encontraba placer en dejarmeenvolverporaquelsueño.Deprontoempezasteacantar.¿Quépodíahaceryo,miserable?Tucantoeraaúnmásseductorquetudanza.Quisehuiryfueimposible.Estabaclavadoyfuertesraícesmesujetabanal suelo.Meparecíaqueelmármoldel suelomehabíasubidohasta las rodillasy tuvequequedarmehastael final.Teníahelados lospiesy lacabezamehervía.Porfin tecompadecistedemí,dejastedecantarydesapareciste.Elreflejodeaquelladeslumbrantevisión,elecodeaquellamúsicahechicerasefueronpocoapocodesvaneciendodemisojosydemisoídosycaícontraunrincóndelaventanamásrígidoymásdébilqueunaestatua.Eltoquedevísperasmedespertó.Melevantéyechéacorrerpero,¡ay!Algo, dentrodemí, sehabía caídoynopodía levantarse; algohabía surgido enmíde loquenopodíadesprenderme.

Trasunabrevepausa,prosiguiódenuevo.—Sí;apartirdeaqueldíahubodentrodemíunhombrealquenoconocía.Quiseservirmedetodos

misantiguosremedios:elclaustro,elaltar,eltrabajo,loslibros.¡Locurainútil!¡Cómosuenaahuecolaciencia,cuandogolpeacondesesperaciónunacabezallenadepasiones!¿Sabesacaso,muchacha,loquedesdeentoncesveíaentremilibroyyo?Ati.Veíatusombra;laimagendeaquellaapariciónluminosaqueundíahabíaatravesadoelespacioparallegarhastamí.Peroaquellaimagennoteníayaelmismocolor;erasombría,fúnebre,tenebrosa,comoelcírculonegroquesegrabamuchotiempoenlavistadelimprudentequehamiradofijamentealsol.Comonopodíalibrarmedeti;comooíasiempretucanciónzumbonaenmicabezayhastaenmisrezosteveíabailaryporlanochemeparecíaquetucuerpoveníaadeslizarsesobreelmío,quiseverte, tocarte, saberquiéneras,comprobarsi tu imagenseasemejabaaaquellaimagenidealquedetimehabíaquedado;quebrarquizásmisueñoencontactoconlarealidad.Encualquiercasoesperabaqueunaimpresiónnuevaborraralaprimera,pueslaprimerasemehabíahechoyainsoportable.Tebusquéylogréverte¡pordesgracia!Cuandoconseguíverteporsegundavez,deseéverte mil veces; deseé verte siempre; ¿cómo puede uno detenerse en esa pendiente infernal? Desdeentoncesdejédeseryo.Elotroextremodelhiloconelqueeldemoniomehabíaatadolasalasestabasujetoatupieydesdeentoncesfui,comotú,unsererranteyvagabundo.Teesperababajolosporchesparaverte,teespiabaenlacalle,traslasesquinas,tevigilabadesdeloaltodemitorre.Porlasnochesvolvíaamímismoymeencontrabamáshechizado,másdesesperado,másembrujado,másperdido.Supequeerasegipcia,bohemia,gitana, zíngara, ¿cómoPodíadudarentoncesde tumagia?Escucha.Esperéqueunprocesopudiera liberarmede tupoder,de tuencanto.UnabrujahechizóaBrunod'Asr lahizoquemar y se curó. Yo conocía la historia y quise intentar el remedio. Traté primero de que se leprohibierabailaren laplazaanteelatriodeNuestraSeñora,esperandoasíolvidartesi túnovolvías,peronolotuvisteencuentayvolviste.Mástardesemeocurriósecuestrarteyhastalointentéunanoche.Éramosdosyyalohabíamosconseguidocuandosurgióesemalditocapitánquetelibródenosotrosyallícomenzó tu desgracia, la mía y la suya. Por fin, sin saber ya qué hacer, te denuncié al Santo OficiopensandoencurarmecomoBrunod'Ast.Pensaba,aunqueconfusamente,queunprocesoteentregaríaamí; que en una prisión podría tenerte y seríasmía; que allí no podrías escaparte demí; que hacía ya

muchotiempoquetúmeposeíasyqueyaerahoradequeyoteposeyeraamivez.Cuandounohaceelmal,tienequehacertodoelmal.¡Esunalocuraquedarseamediasenlomonstruoso!¡Laprofundidaddelcrimenprovocadeliriosdegozo!¡Unsacerdoteyunabrujapuedenfundirseenelplacersobrelapajadeunamazmorra!Asíquetedenuncié.Fueentoncescuandoteasustabaconmisencuentros.Loquetramabacontra ti, la tormenta que iba acumulando sobre tu cabeza se escapaba de mí en amenazas y enrelámpagos. Pero todavía no estaba seguro pues mi proyecto presentaba aspectos horribles que meobligaban a retroceder. Quizás si hubiera renunciado entonces, mi repugnante idea se habría podidoresecar enmi cerebro sin llegar a fructificar.Creí siemprequepodría depender demí el proseguir odetenerelproceso.Perotodomalpensamientoesinexorableydeseaconvertirseenrealidad.Endondeyomecreíapoderosolafatalidaddisponíademáspoderqueyo.¡Quépena!,¡quépena!,hasidoella,lafatalidad, la que se ha apoderado de ti y te ha entregado al engranaje terrible de lamáquina que tantenebrosamenteyomismohabíaconstruido.Escúchame,queyaestoyacabando.Undía,otrobonitodíade sol, veo pasar ante mí a alguien que pronuncia tu nombre y que se ríe con lujuria en sus ojos.¡Maldición!Leseguí.Elrestoyaloconoces.Elclérigosecallóylamuchachasóloacertóaexclamar.

—¡Oh,miFebo!—Nopronunciesesenombre—dijoelclérigocogiéndolaviolentamentedelbrazo—.¡Novuelvasa

pronunciaresenombre!¡Quémiserablessomos!¡Esenombreeselquenoshaperdido!Omásbien,poreljuegoinexplicabledelafatalidad,noshemosperdidolosunosalosotros.Estássufriendo,¿verdad?Tienesfrío,laoscuridadteciega,elcalabozoteaprisiona;perotequedaunrayodeluzentusentrañas,¡aunquesóloseatuamordeniñaporesehombrevacíoquejugabacontucorazón!Paramíesdistinto;¡yollevoelcalabozoenmiinterioryelfríoyladesesperaciónestándentrodemí!¡Laoscuridadreinaenmialma! ¿Sabes acaso loqueyohe sufrido?He asistido a tuproceso.Estaba sentado en losbandosdelSantoOficio;sí;bajounadelascapuchasdelossacerdotesuncondenadoseretorcíadedolor.Cuandotecondenaronyoestabaallíyallíestabatambiéncuandoteinterrogaronycuandoteencerraron.¡Guaridadelobos!Eramicrimen,mipatíbuloloqueyoestabaviendoalzarselentamentesobretucabeza.Encadatestimonio,encadaprueba,encadarequisitoria,yoestabaallíymehasidoposiblecontarcadaunodetuspasosenestavíadolorosa.Tambiénestabayoallícuandoesabestiaferoz…¡Oh!¡peroyonohabíaprevisto la tortura! Escúchame. Te he seguido en la cámara de la tortura. Te he visto desnudar ymanipularmediodesnudaporlasmanosinfamesdelverdugo.Yvitupie,esepiealquehubieraquerido,porunimperio,besarunasolavezymorir;esepiebajoelqueyohabríaexperimentadotantafelicidadsimepisaralacabeza,lovipresoenaquellahorriblebotaqueconviertelosmiembrosdeunservivoenunamasijosangrante.¡Oh,elmiserable!Mientrasveíaeso,escondíabajomishábitosunpuñalconelquemedesgarrabaelpecho.Cuandotúlanzasteaquelgrito, lohundíenmiscarnes;alsegundogritomeloclavéenelcorazón.Mira,¡creoqueaúnestoysangrando!

Abrióentoncessusotanayenefecto,supechoaparecíadesgarradocomoporelzarpazodeuntigreyteníaenuncostadounaheridabastanteanchatodavíasincicatrizar.

Laprisioneraretrocedióhorrorizada.—¡Oh!—dijoelclérigo—.¡Tenpiedaddemí,muchacha!Tecreesdesdichada,pero,¡ay!nosabeslo

queesladesgracia.¡Amaraunamujer!¡Sersacerdote!¡Serodiado!Amarlacontodaslasfuerzasdesualma;saberseprestoadarsusangreporlamáspequeñadesussonrisas;sureputación,susalvación,lainmortalidad,laeternidad,estavidaylaotra;lamentarnohabersidorey,genio,emperador,arcángelo

diosparasometerseasuspiescomoelmenordelosesclavos.¡Estrecharlanocheydíaenmissueñosyen mis pensamientos y verla enamorada de un uniforme de soldado! ¡No poder ofrecerle sino unamiserablesotanadeclérigoqueleprovocarámiedoyrechazo!¡Estarpresenteconsuscelosysurabiamientrasellaprodigaaunmiserableeimbécilfanfarrónsustesorosdeamorydebelleza!¡Contemplaresecuerpoqueosabrasa,esossenostandulces,esacarnepalpitaryenrojecerbajolosbesosdeotro!¡Oh,cielos!¡Amarsuspies,susbrazos,sucuello,pensarensusvenasazules,ensupielmorenahastaretorcersenochesenterasenelsuelodelacelda,yverconvertirseentorturastodaslascaricias,conlasqueunohasoñadoparaella!Nohaberconseguidodespuésdetodomásqueacostarlaenaquellacamadecuero.¡Ésassonlasverdaderastenazaspuestasalrojoenelfuegodelinfierno!¡Felizelqueesaserradoentredostablasodescuartizadoconcuatrocaballos!¿Sabesalgodelsuplicioquetehacensufrirnochesenterastuspropiasarteriasquetehierven,tucorazónqueestallaytucabezaqueserompe;tusdientesquesemuerdenlasmanos;verdugosencarnizadosquetevuelvencontinuamentecomoenunaparrillaalrojoenpensamientosdeamor,decelosydedesesperación?¡Muchacha,porfavor!¡Dameunmomentodetregua!¡Unpocodecenizaparaestasbrasas!Enjuga,teloruego,elsudorqueachorrosdiscurrepormi frente! ¡Niña! Tortúrame con una mano pero acariciame con la otra! ¡Ten piedad, muchacha!¡Compadécetedemí!

El sacerdote se revolvía en el agua del suelo y se golpeaba la cabeza contra las aristas de losescalonesdepiedramientraslamuchacha,inmóvil,leescuchabaylemiraba.

Cuandoporfinsecalló,agotadoyjadeante,ellarepitióamediavoz:—¡Oh,miFebo!Elsacerdotesearrastróhastaelladerodillas.—Porfavor—suplicó—¡si tenéisentrañasnomerechacéis!¡Teamo!¡Soyunmiserable!¡Cuando

pronunciasesenombre,desventurada,escomositriturasescontusdientestodaslasfibrasdemicorazón!¡Porfavor!Mevoycontigoalinfiernosivienesdeallí.Elinfiernoendondeestésserámiparaíso,puestu presencia esmás encantadora que la deDios.Dime, ¿nome amas? El día en que cualquiermujerllegasearechazarunamorsemejante,habríacreídoquelasmontañasseabrirían.¡Oh!¡Sitúquisieras…!¡Podríamos ser tan felices! Huiríamos. Yo te ayudaría a hacerlo. Podríamos ir a cualquier lugar.Buscaríamosenlatierraellugarmásluminoso,conmásárboles,concielomásazul.¡Nosamaríamos,nos entregaríamos nuestras almas y nuestra sed de nosotros mismos sería tan insaciable que lacalmaríamosencomúnenlacopainextinguibledenuestroamor!

Lamuchachaleinterrumpióconunarisaterribleahiriente.—¡Fijaos,padre,tenéissangreenlasuñas!Elsacerdotesequedópetrificadodurantealgunosinstantes,conlavistafijaensusmanos.—Pues entonces —prosiguió el clérigo, con una extraña dulzura— ultrájame, búrlate de mí,

abrúmame, pero ven conmigo. ¡Apresurémonos! Te repito que es para mañana. Es el patíbulo de laGrève,¿recuerdas?¡Estáyapreparado!¡Eshorriblevertemarcharenesacarreta!¡Porfavor,nuncahabíasentido como ahora todo lo que te amo! Podrás amarme quizás después de haberte salvado y nomeimportaquepuedasodiarmetantotiempocomoquieras,peroven,porfavor.¡Esmañana!¡Mañana!¡Lahorca!¡Tusuplicio!¡Sálvate!¡Apiádatedemí!

Latomódelbrazo;estabamuyturbadoyquisollevarlaconsigo.Ellaclavóenélunamiradapenetrante.

—¿QuélehaocurridoamiFebo?—¡Ah!—dijoelclérigosoltándolaelbrazo—.¡Notenéispiedad!—¿QuélehaocurridoaFebo?—repitiófríamente.—Hamuerto—contestóelclérigo.—¿Muerto?—dijoellaconelmismotonoglacial—.Entonces,¿porquémehabláisdevivir?Élnolaescuchaba.—¡Oh!—decíahablandoconsigomismo—;debeestarmuerto.Lahojaprofundizómuchoaincluso

creoquelleguéconlapuntaalcorazón.Sí;teníapuestamividaenaquelpuñal.La muchacha se lanzó sobre él como una fiera rabiosa y le empujó hacia la escalera con fuerza

sobrehumana.—¡Vete,monstruo! ¡Vete, asesino! ¡Déjamemorir! ¡Que nuestras sangres dejen sobre tu frente una

mancha indeleble! ¿Ser tuya? ¡Jamás! ¡Jamás! ¡Nada, ni el infierno será capaz de reunirnos! ¡Vete,maldito!

Elclérigo tropezóen laescalera,cogiósu lámparayempezóasubir lentamente losescalonesquellevabanalapuerta;laabrióysaliódelcalabozo.

Deprontolamuchachaviodenuevoaparecersucabeza;teníaunaexpresióndeespantoylegritóconunavozderabiaydesesperación.

—Terepitoquehamuerto.Ellacayódebrucesyyanosevolvióaoírenlamazmorramásqueelsuspirodeaquellagotadeagua

quehacíatemblarelcharcoenlaoscuridad.

VLamadre

Nocreoquepuedahaberenelmundonadamásalegrequelasideasquedespiertaenelcorazóndeunamadrelavistadeloszapatitosdesuhijoprincipalmentecuandosetratadeloszapatosdeunafiesta,delosdomingos,deldíadelbautizo;esoszapatitosbordadoshastalamismasuelaconlosqueelniñonohadadotodavíaunpaso.Esezapatitotienetantagracia,leestanimposibleandarque,paralamadre,escomosivieraasuhijo.Lesonríe,lobesaylehabla.Sepreguntacómounpiepuedesertanpequeñitoy,aunquenoestéelniño,sólobastaelzapatitoparahaceraparecerantelosojosdelamadrealadulceyfrágilcriatura.Creeverlayloconsigueenrealidad;laveviva,sonriente,consusdelicadasmanitas,consucabecitaredondaysuslabiospuros;consusojosserenoscuyocristalinoesazulado.Sieseninvierno,ahíestá,gateandoporlaalfombraytrepandocongrandesdificultadesauntabureteylamadretiemblapensando que pueda acercarse al fuego. Si es en verano, va gateando por el patio o por el jardín, oarrancalahierbadeentrelaspiedras,miraingenuamentealosgrandesperros,alosgrandescaballos,sinmiedo alguno; juega con las conchas, con las flores y enfada al jardinero que encuentra losmacizosllenosdearenaytierraporloscaminosdeljardín.Todoesalegreybrillanteasualrededor,comoloesélyhastaelsoplodeaireyelrayodesolquejueganaplacerentrelosrizosalborotadosdesupelo.Elzapatosugierealamadretodoestoylederriteelcorazóncomoelfuegoalacera.

Pero cuando el niño se pierde, esos mil recuerdos alegres y tiernos que se agolpan en torno alzapatitoseconviertenenotrostantosmotivosdecosashorribles.Esebonitozapatobordadonoesmásque un instrumento de tortura que destroza continuamente el corazón de la madre. La fibra afectadasiempreeslamisma;lamásprofunda,lamássensible;peroyanoesunángelquienlaacariciasinoundemonioelqueladesgarra.

Unamañana,mientraselsoldemayosurgíamajestuosoporesoscielosdeunazulintensosobrelosquealGarofalo legustacolocar susdescendimientosde laCruz, la reclusade laTour-Rolandoyóunruidode ruedasde caballosydehierros en la plazadeGrève.Sedespertó, colocó sumelena en susorejas para reducir el ruido y se puso a contemplar de rodillas aquel objeto inanimado que adorabadesdehacíayaquinceaños.Aquelzapatito,yalohemosdicho,significabaparaellatodoeluniverso.Enél estaban concentrados todos sus pensamientos y así sería hasta su muerte. La cantidad de amargasimprecacionesquehabíalanzadoalcielo,laquejasenternecedoras,lasplegariasylossollozos,acausadeaquel juguetitode satén rosa, sólo la cueva sombríade laTour-Rolandpodía saberlo.Nunca tantadesesperaciónsehaextendidosobrealgotanlindoytangracioso.

Sehabríadichoqueaquellamañanasudolorseescapabamásviolentoquedecostumbreydesdeelexteriorseoíansuslamentoslanzadosenvozaltaymonótona.Algoquepartíaelcorazón.

—¡Hijamía!¡Hijamía!—decíalaSachette—.¡Mipobre,miqueridaniña!¡Yanoteverénunca!¡Seacabópara siempre! ¡Mepareceque fue ayer! ¡Diosmío,Diosmío! ¡Másvalieranohabérmeladadoparaquitármelatanpronto!¿NosabéisacasoquenuestroshijosvivensiempreennuestrovientreyqueunamadrequehaperdidoasuhijoyanocreeenDios?¡Ay!¡Quédesgraciadasoy!¡Quiénmemandósalir de casa aqueldía!Señor,Señor, ¿porquéme lahabéisquitado así? ¿Esquenomehabéisvistonuncaconellacuandolacalentabacongozoconmicuerpo,cuandomesonreíamientrasmamaba,cuando

hacía andar sus piececitos por mi pecho hasta llegar a mi boca? ¡Si hubierais visto esto, Dios mío,habríais tenido piedad demi alegría y nome habríais quitado el único amor queme quedaba enmicorazón!¿Tanmiserableerayo,señor,paraquenisiquieramehubieseismiradoantesdecondenarme?¡Ay, Señor!Aquí estámi zapato; pero, ¿dónde está el pie? ¿Y el resto? ¿Ymi hija? ¿Qué han hechocontigo? ¡Devolvedmela, Señor! ¡Devolvedrnela, aunque sólo sea una hora, un minuto y mandadmedespuésconlosdemoniosparatodalaeternidad!¡Misrodillas,Señor,sehandescarnadoquinceañosdetantorogaros!¿Noesbastanteaún,Señor?¡Oh!,sisupieradóndeestáunaorladevuestrasvestiduras,meagarraríaaellaconmismanosynotendríaismásremedioquedevolvérmela.Miradsuzapatito,Señor,¿noosapiadáisdemí?¿Podéiscondenaraestesuplicioaunapobremadre,durantequinceaños?¡Virgensanta! ¡Virgen santa de los cielos! ¡Ami niño Jesús,me lo han quitado,me lo han robado,me lo hancomidoentrelosbrezos,lehanbebidolasangreyhanmachacadosushuesos!¡Quémeimportaamíqueestéenelcielo!Noquieroavuestroángel,quieroaminiña!¡Soyunaleonayquieroamicachorro!¡Oh!¡Me arrastraré y me golpearé la cabeza contra las piedras; me condenaré y os maldeciré si no medevolvéisamihija!Yaveiscómotengolosbrazosdestrozados,¿novaisatenerpiedaddemí,Señor?¡Oh!¡Devolvedmeamihijaaunquenomedeismásquesalypannegro;ellamecalentarácomoelsol!¡Diosmío!¡Señormío!Yosólosoyunapobrepecadora,peromihijamehacíapiadosa;porsuamormehabía hechomás religiosa y os veía a través de sus sonrisas como por una rendija en el cielo. ¡Oh,Señora!,permitidmequepuedaúnicamenteunavez,unasolavez,calzarensulindopiesonrosadoestezapatitoymorirébendiciéndoos,VirgenSanta.¡Quinceaños!¡Quémayorseríaya!¡Desventuradaniña!Entonces,¿seráposiblequeyanovuelvaaverla?¿Nisiquieraenelcielo?,porqueyonoiréallí.¡Cuántamiseria!¡Tenerquecontentarseconestezapato!

Ladesgraciadamujersehabíaechadosobreelzapatito,suconsueloysudesesperacióndesdehacíayamuchosaños;pero susentrañas sedesgarrabanen sollozoscomoelprimerdía,pues siempreeselprimerdíaparaunamadrequehaperdidoasuhija.Esapena,esedolornuncasehaceviejo.Laropadelutopuedegastarseoblanquearseconeltiempoperoelcorazónsiempreestaráenlutado.

En aquelmomentopasaron ante la celdaungrupodevoces frescasy alegres.Siemprequeveía aniños aoía susvoces, lapobremadre seprecipitabahacia el ángulomás sombríode su sepulcro.Sehabríadichoqueintentabahundirsucabezaentrelosmurosparanooírlos.Estavezsinembargonofueasí;seirguiócomosobresaltadayescuchócongranatención;unodelosmuchachosacababadedecir.

—Esquehoyvanacolgaraunagitana.Conelbruscosobresaltodeaquellaarañaqueyahemosvistolanzarsesobreunamoscaalnotarel

movimientodesutela,ellacorrióhaciaeltragaluzquedaba,comoyasabemos,alaplazadeGrève.Enefecto, se había colocado una escalera cerca del patíbulo permanente y el verdugo se ocupaba en larevisióndelascadenasoxidadasporlalluvia.Habíacuriososasualrededor.

El alegre grupo de muchachos ya se había alejado. La Sachette buscaba con la mirada a algúntranseúntealquepudierainterrogaryviocercadesuceldaaunsacerdotequeaparentabaestarleyendoenelbreviariopúblicoperoqueleinteresabamuchomenosaquelbreviarioprotegidoporrejasqueelpatíbulohaciaelque,devezencuando,lanzabaunaojeadasombríayesquiva.

—Padre—lepreguntó—.¿Aquiénvanacolgarahí?Elsacerdotelamirósinresponderyellapreguntódenuevo.Entoncesdijo:—Nolosé.

—Handichounoschiquillosqueibanacolgaraunagitana—insistiólareclusa.—Creoquesí—respondióelsacerdote.EntoncesPaquettelaChantefleuriesoltóunacarcajadadehiena.—Hermana,muchodebéisodiaralasgitanas—replicóelsacerdote.—¿Quesi lasodio?Sonbrujasyladronasdeniños.Medevoraronaminiña,¡pobrecita!Miúnica

hija.¡Yanomequedacorazón!¡Ellosselacomieron!Asustabaelverlapuessuaspectoeraaterrador.Elsacerdotelamirófríamente.—Hayuna sobre todo a la queodioyhemaldecido.Esuna jovende la edadquemihija tendría

ahora, si sumadre nome la hubiera comido. Cada vez que esa joven víbora pasa antemi celdamerevuelvelasangre.

—Pueshermana,alegraos,porqueésaesalaquevaisavermorir.Inclinólacabezasobreelpechoysealejólentamente.Lareclusaseretorciólosbrazosdecontento.—Lehabíapredichoquelacolgarían.Gracias,padre.Y se puso a dar grandes zancadas ante los barrotes de su ventana, desmelenada, con los ojos

encendidos y empujando la pared con su hombro. Tenía el aspecto feroz de una loba hambrienta,encerradahacemuchotiempoyqueimaginapróximoelmomentodelacomida.

VITrescorazonesdehombredistintos

Sinembargo,Febonohabíamuerto.Loshombresdesuespeciesondurosdepelar.CuandomaesePhilippeLheulier,abogadoextraordinariodelrey,dijoalapobreEsmeralda:Seestámuriendo,eraporerroroporbroma.

Cuandoelarchidiáconorepitióalacondenada:estámuerto,ocurríaque,enrealidadnosabíanadadeello, aunque lo creyera, aunque contara con ello y aunque no dudara de ello a incluso aunque así loesperase.

Habríasidodemasiadodurodaralamujerqueamababuenasnoticiasdesurival.Cualquierhombrehabríahechootrotantoensulugar.

No es que la herida de Febo no hubiera sido grave, pero lo había sido menos de lo que elarchidiáconosejactaba.Elboticario,alquelehabíanllevadoenelprimermomentolossoldadosdelaronda,habíatemidoporsuvidaduranteochodíasainclusoselohabíadichoenlatín.Perolajuventudhabía vencido y, como ocurre con frecuencia, a pesar de los pronósticos y de los diagnósticos, lanaturaleza sehabíacomplacidoen salvar al enfermoante lasbarbasdelmédico.Yahabía sufrido losprimerosinterrogatoriosporpartedePhilippeLheulierydelosinquisidoresestandoaúnenelcatredelboticario,circunstanciaestaquelehabíamolestadomucho.Poreso,unbuendía,sintiéndosemejor,dejósusespuelasdeoroalboticario,enpagodesusservicios,ydesapareció.

Estacircunstancianoentorpecióparanadalainstruccióndelproceso,yaquelajusticiadeentoncessepreocupabamuypocode laclaridadyde laequidaddeunprocesocriminal.Sólo sepedíaqueelcriminalfueracolgado.LosjuecesteníanbastantespruebascontralaEsmeralda;creían,porotraparte,queFebohabíamuertoynosepreocuparonmásdeello.

Porlodemás,Febonohabíaidomuylejos.Habíaidosencillamenteareunirseconsucompañía,deguarniciónenQueue-en-Brie,enIsle-de-France,apocadistanciadeParís.

Ademásnoleagradabaenabsolutocomparecerenpersonaenaquelproceso.Deducíavagamentequesupapelibaaserpocoairoso;enelfondo,noteníaideasmuyclarasynosabíamuybienquépensardelasunto. Poco religioso y harto supersticioso, como cualquier soldado, cuando pensaba en aquellaaventuranoquedabamuytranquiloacercadelacabra,lasextrañascircunstanciasenquehabíaconocidoalaEsmeralda,laformanomenosextrañaenqueellalehabíadejadoadivinarsuamor,sucondicióndegitanayenfinelasuntodelfantasmaencapuchado.Creíaentreverenesahistoriamuchomásdemagiaque de amor; probablemente una bruja o tal vez el diablo; en fin, una comedia o, para decirlo en ellenguajedelaépoca,unmisteriomuydesagradableenelqueéldesempeñabaunpapelmuypocoairoso;eldelquerecibelosgolpesylasburlas.Encualquiercaso,elcapitánseencontrabamuyapesadumbradoysentíaesaespeciedevergüenzaqueLaFontainehadefinidotanadmirablemente.

Honteuxcommeunrenardqu'unepouleauraitpris[75].

Esperabaqueelasuntonodieramuchoquehablar;pensabaque,estandoélausente,sunombreapenassiseríapronunciadooque,encualquiercaso,noiríamásalládelalegatodelaTournelle.Ennadase

equivocabaenesteúltimopuntopuesnoexistíaentonces laGacetade los tribunalesycomoapenassipasaba una semana sin hervir a un falsificador o sin colgar a una bruja, o sin quemar a un hereje encualquieradelasinnumerablesjusticiasdeParís,seestabayatanacostumbradoaverentodosloscrucesalaviejaTemisfeudal,conlosbrazosremangadoshaciendosutrabajoenlashorcas,enlasescalerasyenlaspicotas,quenoseledabalamenorimportancia.

Lagentebiendeaquellaépocaapenassiconocíaelnombredelcondenadoquepasabaasuladoytodolomáseraelpopulachoelquegustabaaúndeplatos tanvulgarescomoeldeunaejecución.Unaejecucióneraunincidentehabitualenlavíapública;algoasícomoelhornoportátildelpanaderoolaventapúblicadecarnesypieles; así, elverdugoeraunaespeciedecarnicerocon ropasunpocomásoscurasquelosdemás.

Así,pues,Febono tardódemasiadoenolvidarsede laencantadoraEsmeraldaoSimilar, comoéldecía,nidelapuñaladadelagitanaodelfantasmaencapuchado(pocoleimportócuáldelosdoshabíasido,ydelosresultadosdelproceso).Sinembargoencuantosucorazónseviolibre,enseguidalevinoalacabezalaimagendeFlordeLis.Sucorazón,comolafísicadelaépoca,sentíahorrordelvacío.

Además,lapermanenciaenQueue-en-Brieeramuyaburrida;setratabadeunpueblodeherradoresydevaqueras,demanosásperasyagrietadas;unalargafiladecasuchasychozasquebordeanambosladosdelacallealolargodemedialegua;enfin,loquesediceunaqueue[76].

FlordeLiserasuanteriorpasión;una linda jovenconunadoteencantadora.Así,pues,unabuenamañana,repuestoyadesuherida,ysuponiendoquedespuésdedosmeseselasuntoaqueldelagitanaestaría ya bien olvidado, el enamorado caballero llegó impaciente a las puertas de la mansiónGondelaurier.

Noprestódemasiadaatenciónaungrupohartonumerosoqueseagolpabaenlaplaza,anteelpórticodeNuestraSeñora.Pensóquepuestoqueeraelmesdemayo,setrataríadealgunaprocesión,dealgúnpentecostésodealgunaotrafiesta.Atósucaballoalasanillasdelaentradaysubióalegrementeaverasubellaprometida.

Éstaseencontrabasolaconsumadre.FlordeLisguardabaaúnensucorazónlaescenadelabruja,sucabra,aquelmalditoalfabetoyla

prolongada ausencia de Febo. Sin embargo, al ver entrar a su capitán, le encontró un aspecto tanatractivo,consugonelanueva,sutahalítanreluciente,yconunaactitudtanapasionadaqueseruborizóde placer. Ella misma estaba más atractiva que nunca. Había trenzado de maravilla su magníficacabellera rubia y llevaba un vestido azul celeste que tan bien les va a las mujeres muy blancas,coquetería que le había enseñado Colombe, y tenía un tanto turbada la mirada con esa especie delanguidezamorosaqueaúnlesfavorecemás.

Febo, que hacía tiempo no había visto a ningunamujer, salvo las busconas deQueue-en-Brie, sequedó embelesado contemplando a Flor de Lis. Esta circunstancia le propició una actitud galante ydelicada que facilitó rápidamente la reconciliación. La misma señora de Gondelaurier, siempre tanmaternalysentadaensugransillón,nosesintióconfuerzasparahacerlereprochesylosquelededicóFlordeLis,seconvirtieronprontoentiernosarrullos.

LamuchachasehallabajuntoalaventanatejiendoaúnsugrutadeNeptuno.Elcapitán,apoyadoenelrespaldodesusilla,recibíalosamorososreproches,amediavoz,deFlordeLis.

—¿Quéhasidodevosdesdehacemásdedosmeses,malapersona?

—Osjuro—respondíaFebo,unpocomolestoporlapregunta—,quesoistanhermosaquehastaunobisposeprendaríadevos—yellanopodíaevitarunasonrisa.

—Estábien,estábien,caballero.Dejemosmibellezayrespondedme.¡Nodeboserlotanto,por loqueseve!

—Puessabed,queridaprimaquemellamarondemiguarnición.—¿Ydóndeestálatalguarnición,porfavor?¿Yporquénohabéisvenidonisiquieraadespediros?—EnQueue-en-Brie.Feboestabaencantadodequelaprimerapreguntaleayudaraaesquivarlasegunda.—¡Perosiestáaquí,allado!¿Cómonohabéisvenidoavermeniunasolavez?LapreguntaerayamuycomprometidaparaFebo.—Esque…elservicio…yademás,miencantadoraprima,sabedqueheestadoenfermo.—¡Enfermo!—exclamóella,asustada.—Sí…herido.—¡Herido!Lapobremuchachasequedóconfusa.—¡Oh!No os asustéis por tan poca cosa—dijo Febo despreocupadamente—.Una discusión, una

estocada.¡Quémásosda!—¡Quémásmeda!—exclamóFlordeLisalzandosusbellosojosllenosdelágrimas—.¡Nosabéis

loquedecís!¿Quéestocadahasidoésa?Quierosaberlotodo.—Estábien,querida.HetenidomismásymismenosconMahéFédy,¿sabéis?EltenientedeSaint-

Germain-en-Layeynoshemosdescosidolapielunpoquitocadauno.Esohasidotodo.Elmentirosocapitánsabíamuybienqueun lancedehonorpermiteaunhombrerealzarseante los

ojosdeunamujer.Enefecto,FlordeLislemirabaalosojosconunsentimientodemiedo,deamorydeadmiración.Peronosehabíaquedadotranquiladeltodo.

—¡Ojaláesteis totalmenterepuesto,Febomío!NoconozcoaeseMahéFédy,peroesunvillanoy,¿porquéhabéisdiscutido?

Aquí Febo, cuya imaginación se mostraba mediocremente creadora, empezaba ya a encontrardificultadesparasalirbienparadodesuproeza.

—¡Yanomeacuerdo!¡Cosadepoco!Uncaballo…unaspalabras…Hermosaprima,dijo,paraasípodercambiardeconversación.¿Porquéhacentantoruidoenlaplaza?

Feboseaproximóalaventana.—¡Diosmío!¡Fijaos,queridaprima,cuántagentehayenlaplaza!—Nolosé—dijoFlordeLis—;algoheoídodeunabrujaquevaaretractarseestamañanaantela

iglesiaparasercolgadaluego.ElcapitánestabatansegurodequeelasuntodelaEsmeraldaestabayaliquidado,queleimportaron

muypocolaspalabrasdeFlordeLis.Apesardetodolehizounpardepreguntas.—¿Cómosellamalabruja?—Nolosé—lecontestó.—Y,¿quédicenquehahecho?Ellacontestólevantandoestavezsusblancoshombros.—Nolosé.

—¡Diosmío!—dijo lamadre—.Hay tantas brujas ahora que se las quema sin saber ni cómo sellaman. Sería tanto comoquerer conocer el nombre de todas las nubes del cielo. Pero podemos estartranquilosdentrode todo,puesDios llevaunbuenregistro.—Aquí lavenerabledamase levantóyseacercóalaventana.

—¡Señor!Tenéis razón,Febo. ¡Quécantidaddepopulacho! ¡Bendito seaDios! ¡Estánhastaen lostejados!¿Sabéis,Febo?,estomerecuerdamijuventud;laentradadelreyCarlosVII.Habíatantagentecomohoy.Yanoséenquéañoera.Cuandooscuentoestascosasosdalaimpresióndemuchotiempo;¡sinembargo,paramíes tanpoco!Encualquiercasoelpuebloeramuchomejorquehoy.HabíagentehastaenlosmatacanesdelaPorteSaint-Antoine.Elreyllevabaalareinaalagrupadesucaballoytrassusaltezasibantodaslasdamasalagrupaconsusseñores.RecuerdoquenosreímosmuchoporquealladodeAmanyondeGarlande,queeramuybajito, ibaelseñordeMatefelon,uncaballerodeestaturagigantesca, que había matado ingleses a montones. Era muy hermoso. Era un desfile de todos losgentilhombres deFrancia con sus oriflamas desplegadas al viento.Desfilaban los de pendóny los debandera,y,¿yoquésecuántomás?ElseñordeCalanconpendón,JeandeChâteaumorantconbandera.ElseñordeCoucyconbanderaymáslienzosqueningúnotro,exceptuandoalduquedeBorbón…¡Ay!¡Quétristeespensarencosasquehanexistidoyqueyanovolverán!

Los dos enamorados no escuchaban a la respetable viuda. Febo había vuelto a apoyarse en elrespaldodelasilladesuprometida,lugarprivilegiado,desdedondesumiradalibertinadominabatodaslas aberturasde lamarquesotadeFlordeLis, quedevez en cuando se entreabría tanoportunamente,permitiéndolever tantascosasexquisitasydejándoleadivinar tantasotras,queFebodeslumbradoporaquellapielconreflejosdesatén,sedecíaparasí:¿Cómopuedeamarseaalguienquenoseablanca?

Losdosestabansilenciosos.Lajovenlemirabadevezencuandoconojosdulcesyenamoradosysuscabellosjugabanconunrayodesoldeprimavera.

—Febo—dijodeprontoFlordeLisenvozbaja—.Vamosacasarnosdentrodetresmeses,juradmequejamáshabéisamadoaotramujer.

—¡Oslojuro,ángelmío!—respondióFeboacompañandosuspalabrasconunamiradaapasionada.Hastaélmismoselocreíaseguramenteenesosmomentos.

La buenamadre, encantada de ver a los prometidos en una armonía tan dulce, había salido de laestanciaparaocuparsedealgúnquehacerdelacasa.Febosediocuentadeelloylasoledadanimódetalmaneraalaventuradocapitánqueselellenólacabezadeextrañasideas.FlordeLisleamaba,élerasuprometidoylosdosestabansolos.Suantiguaatracciónhaciaellasehabíadespertado,noquizásentodasufrescura,perosíentodosuardor.Despuésdetodotampocoesungrancrimenelcomerunpocodetrigoaunqueaúnestéverde.Nosésifueestoloquelepasóporlacabeza,peroloqueesciertoesqueFlordeLisseasustórepentinamenteporlaexpresióndesumirada.Miróasualrededorynovioasumadre.

—¡Diosmío!—dijosonrojadaynerviosa—.¡Quécalortengo!—Sí—respondióFebo—,yaestamoscercadelmediodíayelsolesmolesto;corramoslascortinas.—No,no;alcontrario—dijolapobremuchacha—;necesitoaire.Ycomounaciervaqueoyeeljadeardelajauría,selevantóycorrióhacialaventana;laabrióyse

apresuróhastaelbalcón.Febo,untantocontrariado,lasiguió.

LaplazadeNuestraSeñora,alaquedabaelbalcón,comosabemos,ofrecíaenaquellosmomentosunespectáculosiniestroysingularquecambióelmotivodelmiedodelatímidaFlordeLis.

Un gentío enorme que refluía hacia todas las calles adyacentes, abarrotaba la plaza propiamentedicha.Elpequeñomuroquerodeabalaplazanohabríasidosuficienteparamantenerlalibresinohubierasidoreforzadoporunadobleyapretadafiladealabarderosydearcabucerosconsusculebrinasen lamano.

Graciasaesebosquedepicasydearcabuces, laplazaestabavacía.Laentradaestabaflanqueadaporundestacamentodealabarderosconlasenseñasdelobispo.Lasfuertespuertasdelaiglesiaestabancerradas, lo que contrastaba con las innumerables ventanasde la plazaque abiertas todasde arriba aabajo dejaban asomarmiles de cabezas amontonadas casi como las balas de cañón en un parque deartillería.

Lasuperficiedetodaaquellamultituderagris,suciayterrosa.Elespectáculoqueestabaesperandoeraevidentementedelosqueinteresanyatraenaloquehaydemásbajoentrelapoblación.Nadamásrepulsivoqueel rumorquesurgíadeaquelhormiguerodegorrosamarillentosydecabellossórdidos.Entreaquelgentíohabíamásrisasquegritosyabundabanmáslasmujeresqueloshombres.

Devezencuandoelrumorgeneralseveíaatravesadoporunavozagriayvibrante.—¡Eh!¡MahietBaliffre!¿Vanacolgarlaahí?—¡Imbécil! ¡Aquíes la retractaciónpública,ensayal! ¡Diosvaasoltarleunos latinajosa lacara!

Siempresehaceamediodía.Siloqueteinteresaeslahorca,entoncesvetealaGrève.—Yairédespués.—Eh,Boucandry,escucha.¿Esverdadqueharechazadoalconfesor?—Sí,Bechaigne;parecequesí.—¡Vayaconlapagana!—Siempresehaceasí,señor.Elbailíodelpalaciotienequeentregaralmalhechor,yajuzgado,para

laejecución;sieslaicoalprebostedeParís;siesclérigoalencargadodelobispado.—Gracias,señor.—¡Diosmío!—decíaFlordeLis—.¡Pobrecriatura!Estepensamientollenabadedolorlamiradaqueellapaseabaporlamultitud.Elcapitán,muchomás

pendientedeellaquedeaquelmontóndeharapientos,pasabaelbrazo,amorosamente,rodeándolaporlacintura.Ellasevolviósuplicanteysonriente.

—¡Porfavor,Febo,dejadmeahora!¡Sivolvieramimadreveríavuestramano!EnaquelmomentocomenzaronlentamenteadarlasdoceenelrelojdeNuestraSeñorayunmurmullo

de satisfacción estalló entre lamultitud.Todavía no se habían extinguido las vibraciones de la últimacampanadacuandotodaslascabezassearremolinaron,comolasaguasbajounvendaval,yuninmensoclamorsurgiódelsuelo,delasventanasydelostejados.

—¡Ahíviene!FlordeLissellevólasmanosalosojosparanover.—Preciosa—ledijoFebo—¿deseáisentrar?—No —respondió; y los ojos ojos que acababa de cerrar por miedo, volvió a abrirlos por

curiosidad.Una carreta, tirada por un robusto caballo normando, rodeada de soldados a caballo con librea

violeta y grandes cruces blancas en el pecho, acababa de desembocar en la plaza por la calle Saint-Pierre-aux-Boeufs. Los soldados de la guardia iban abriéndoles paso. Al lado de la carreta iban acaballo algunos oficiales de la justicia y de la política, reconocibles por sus ropajes negros y por sutorpemanerademontar.AlacabezadetodosellosdesfilabamaeseJacquesCharmolue.

Enlafatalcarretaibasentadaunamuchachaconlosbrazosatadosasuespalda,sinningúnsacerdoteasu lado. Ibaconel sayalysus largosynegroscabellos (lamodadeentonceseranocortarloshastallegaralpiedelcadalso)caíansueltosporsucuelloysushombrosmediodescubiertos.

Porentrelaondulantecabellera,másnegraybrillantequeelplumajedeuncuervo,seveíaretorcerseyanudarseuncordóngrisyrugosoquedesollabalasfrágilesclavículasyseenrollabaaldelicadocuellodelapobremuchachacomoungusanoaunaflor.Bajolacuerdabrillabaunpequeñoamuletoadornadoconabaloriosverdesquelehabíandejado,sinduda,porquenopuedenegarsenadaalosquevanamorir.Los espectadores de las ventanas podían ver en el fondo de la carreta sus piernas desnudas que ellaintentaba ocultar por un último instinto de pudor femenino. A sus pies se veía una cabrita atada. Lacondenadasujetabaconsusdientessucamisamalpuesta.

Sediríaque,ensudesgracia,estabasufriendomásporverseasíexpuesta,mediodesnuda,atodaslasmiradas.¡Ay!Elpudornosehahechoparasersometidoatalescircunstancias.

—¡Jesús!—dijo vivamente Flor de Lis al capitán—. ¡Mirad, querido primo! ¡Es aquella vulgargitanadelacabra!

MientrashablabaasísevolvióhaciaFebo,queteníalosojosfijosenlacarretayqueseencontrabamuypálido.

—¿Quégitanadelacabra?—preguntóentrebalbuceos.—¡Cómo!—replicóFlordeLis—.¿Noosacordáisya?Febolainterrumpió.—Noséaquéosreferís.Febohizoademándeentrar,peroFlordeLis,cuyoscelos,queestamismagitanahabíayaexcitadoen

otra ocasión, acababan de despertarse de nuevo, le lanzó una mirada penetrante y desconfiada. Ellarecordabavagamenteenesemomentohaberoídohablardeuncapitánmezcladoenelprocesodeaquellabruja.

—¿Quéosocurre,Febo?Sediríaqueesamujeroshaturbado.Febointentóbromear.—¡Amí!¡Nimuchomenos!¡Quécosas!—Entoncesquedaosyveamoshastaelfin—indicóellaimperiosamente.Aldesventuradocapitánno lequedómássoluciónquepermanecerallí.Loque le tranquilizabaun

pocoeraquelacondenadanoquitabalavistadelsuelodelacarreta.EralaEsmeralda,contodacerteza.Enesteúltimopeldañodeloprobioydeladesgracia,ellasemostrabaaúnhermosaysusenormesojosnegrosparecíanmásgrandesaúnacausadelodemacradasqueaparecíansusmejillas.Superfillívidoerapuroysublime.Separecíaaloquehabíasido,comounaVirgendeMasacciosepareceaunaVirgendeRafael:másdébil,másdelgada,másdemacrada.

Porlodemás,salvosupudor,noquedabaenellanadaquenoestuvieradescuidado,comositodolefueraindiferente,tancastigadasehabíavistoporelestuporyporladesesperación.Sucuerposemovíaal compásde los tumbosde la carreta comoalgo roto a inerte.Sumirada era triste ydesvaíday aún

podíapercibirseunalágrimaensusojosperoinmóvilo,pormejordecir,helada.Ya la lúgubre cabalgata había pasado por entre lamultitud, entre gritos de alegría y actitudes de

curiosidad.Hayquedecirsinembargo,afuerdehistoriadorfiel,queviéndolatanbellaytanabatida,muchade

aquellagente,inclusolosdecorazónmásduro,sesintieronconmovidos.Porfinlacarretallegóhastalaplazaysedetuvoanteelpórticocentral.Laescoltasecolocóaamboslados.Cesaronlosrumoresylosgritosentrelamultitudyenmediodeaquelsilenciollenodesolemnidadydeansiedad,seabrieronlasdoshojasdelagranpuerta,girandosobresusgoznes,quechirriaronconunruidodepífano.Entoncesseviotodoalolargolaprofundidaddelaiglesia,sombría,deluto,iluminadaapenasporalgunosciriosquebrillabana lo lejosenel altarmayor; abierta, como las faucesdeunacavernaenmediodeunaplazarebosantedeluz.Másalfondo,entrelassombrasdelábside,lograbaentreverseunagigantescacruzdeplata,bordadasobreun lienzonegroquecolgabadesde labóvedahastael suelo.Toda lanaveestabadesierta, aunque en los asientos del coro se distinguían confusamente algunas cabezas de clérigos y,cuando la puerta se abrió del todo, surgió de la iglesia un canto grave y monótono que lanzaba abocanadasfragmentosdesalmoslúgubressobrelacabezadelacondenada:

«Nontimebomilliapopulicircumdantisme;exurge,Domine;salvummefac,Deus».«Salvummefac,Deus,quoniamintraveruntatquaeusqueadanimammeam».«Infixussuminlimoprofundi;etnonestssubstantia»[77].

Almismotiempootravozaisladadelcoroentonabaenlasgradasdelaltarmayorestemelancólicoofertorio.

«Quiverbummeumaudit,etcreditetquimisitme,habetvitamaeternametinjudiciumnonvenit;sedtransitamorteinvitam»[78].

Estesalmoquealgunosancianosperdidos,entre laoscuridad,cantabandelejosaaquellahermosacriaturallenadejuventudydevida,acariciadaporlabrisadelaprimavera,inundadadesol,eradelamisadedifuntos.

Elpuebloescuchabaconrecogimiento.Lainfeliz,asustada,teníalavistayelpensamientoperdidosenlasentrañasoscurasdelaiglesia.Suslabiosblancostemblabancomorezandoycuandoelauxiliardelverdugoseacercóaellaparaayudarlaabajardelacarreta,oyóquerepetíaenvozbajaestapalabra:Febo.

Ledesataronlasmanosylahicieronbajar,acompañadadesucabra,alaquetambiénhabíansoltadoyquesepusoabalardealegríaalsentirselibre.Lahicieronandardescalzaporelduroempedradohastallegaralosescalonesdelpórtico.Lacuerdaquellevabaalcuelloseibaarrastrandotrasellacomosifueraunasirvientequelessiguiera.

Enaquelmomentocesaron loscánticosde la iglesiayunagrancruzdeoroyunafiladeciriossepusieron en movimiento entre las sombras. Se oyó sonar la alabarda de los suizos y poco despuésapareció ante los ojos de lamultitud una larga procesión de clérigos con casulla y de diáconos condalmática,queavanzabalentamentehacialacondenada,entonandosussalmos.

Sumiradasedetuvoenelqueibaencabezainmediatamentedetrásdelqueportabalacruz.—¡Oh!—exclamómuybajoyconunescalofrío—.¡Otravezél!¡Elclérigo!En efecto, era el archidiácono.Llevaba a su izquierda al sochantre y el chantre iba a su derecha,

portandoelbastónpropiodesuoficio.Ibaavanzandoconlosojosfijosyabiertos,entonandoconvozfuerte:

«Deventreinfericlamarietexaudistivocemmeam»,«Etprojecistimeinprofundumincordemaris,etflumencircumdeditme».[79]

Enelmomentoenqueelclérigoaparecióalaluzbajoelaltopórticoojival,envueltoenunaampliacapaplateadaconunacruznegra,estabatanpálidoquemásdeuno,entrelamultitud,pudopensarqueeraunodelosobisposdemármol,arrodilladosenlaslosassepulcralesdelcoro,quesehabíalevantadoyqueveníaarecibirenelumbraldelatumbaalaqueibaamorir.

Ella,nomenospálida,nisehabíadadocuentadequelehabíanpuestoenlamanounpesadociriodeceraamarilla,yaencendido;tampocohabíaoídolachillonavozdelescribanoqueleíaeltextofataldelaretractaciónpública.Cuandolepidieronquedijera«Amén»,respondió«Amén».Noserehízohastaquevioalclérigohacerseñasasusguardianesparaquesealejaranyavanzarlentamentehaciaella.

Entoncessintiócómolasangrelehervíaenlacabezayunrestodeindignaciónseencendióenaquelalmaentumecidayfría.

Elarchidiáconoseaproximabaaellalentamente.Inclusoenaquellasituaciónextremaellaviocómopaseabaporsudesnudezunamiradabrillantedelujuria,decelosydedeseo.Despuésledijoenvozalta.

—Mujer,¿habéispedidoperdónaDiosporvuestrasfaltasyporvuestrospecados?—seacercóasuoído(losespectadorescreíanqueestabahaciendosuúltimaconfesión)yañadió—:¿Quieresaceptarme?Todavíapuedosalvarte.

Ellalemirófijamente.—Vete,demonio,otedenuncio.Élsesonrióconunahorriblesonrisa.—No te creerán. No harías más que añadir un nuevo escándalo a tu crimen. Respóndeme. ¿Me

aceptas?—¿QuéhashechoconmiFebo?—Estámuerto—dijoelsacerdote.Enesemismoinstanteelmiserablearchidiáconolevantómaquinalmentelamiradayvioalotrolado

de la plaza, en el balcón de lamansiónGondelaurier, al capitán de pie junto a Flor deLis.Dudó uninstante,sepasólamanoporlosojos,volvióamirar,mascullóunamaldiciónytodoslosmúsculosdesurostrosecontrajeronviolentamente.

—Puesbien,¡mueresiquieres!Nadieteposeerá—dijoentredientes.Entonceslevantólamanosobrelagitanaygritóconvozfúnebre:—Inunc,animaaucepsetsittibiDeusmisericords[80].Eralatemiblefórmulaconlaqueseacostumbrabaacerrarestassombríasceremonias.Eralaseñal

convenidadelsacerdotealverdugo.Elpueblosearrodilló.

—Kyrieeleyson—dijeronlosrestantescuras,situadosbajolaojivadelpórtico.—Kyrie eleyson—repitió la multitud con el murmullo que corre por todas las cabezas como el

chapoteodeunmaragitado.—Amén—terminóelarchidiácono.Volviólaespaldaalacondenada,sucabezacayósobresupecho,susmanossecruzaronysereunió

conelrestodelcortejo.Pocodespuésseleviodesaparecer,conlacruz, lacapaylosciriosbajolosarcos brumosos de la catedral y su voz sonora se fue apagando lentamente en el coro entonando esteúltimoversículodedesesperación:

Omnisgurgitestuietfluctustuisupermetransierunt[81].

Al mismo tiempo, el golpear intermitente del asta con puntera de hierro de las alabardas de lossuizos,ahogándosepocoapocobajolosintercolumniosdelanave,producíaelefectodelascampanadasdeunrelojdandolaúltimahoradelacondenada.

No obstante las puertas de Nuestra Señora permanecían abiertas, mostrando una iglesia vacía,desolada,oscura, sin ciriosy sinvoces.La condenadapermanecía inmóvil en su sitio, esperandoquedispusiesendeella.UnodelossargentosdevarahubodeacercarseamicerCharmolueque,durantetodaaquellaescena,habíapermanecidoexaminandoelbajorrelievedelgranpórticoquerepresentaparaunoselsacrificiodeAbrahányparaotroslaoperaciónfilosofal,tomandoalsolporelángel,alfuegoporlaleñayalfilósofoartesanoporAbrahán.

Costóbastantearrancarledesucontemplaciónperoporfinsevolvióy,aunaseñalsuya,doshombresvestidosdeamarillo,losayudantesdelverdugo,seaproximaronalagitanaparaatarlelasmanos.

La desventurada, en elmomento de subir nuevamente a la fatídica carreta y encaminarse hacia suúltimaestación,sesintióquizásinvadidaporañoranzasdevidaylevantósusojosrojosysecoshaciaelcielo,haciaelsol,hacialasnubesdeplatarecortadasaquíyalláentrapeciosyentriángulosazulesydespuéslosbajóhaciatierramirandoalagente,alascasas…Depronto,mientraselhombredeamarilloleestabaatandolosbrazos,ellalanzóungritoterrible;ungritodealegría.Enaquelbalcóndeallá,delaesquinadelaplaza,acababadeverle;erasuamigo,suseñor,Febo;laotraaparicióndesuvida.¡Eljuezla había mentido! Era él; no había duda. Estaba allí, hermoso, vivo, vestido con su deslumbranteuniforme,conplumasenelgorroylaespadaenelcostado.

—¡Febo!—gritó—.¡Febodemivida!Quisoextenderhaciaélsusbrazostemblorososdeamorydefelicidad,peroestabanatados.Entoncesviocómoelcapitánfruncíaelceñoycómolabellajoven,queseapoyabaenél,lamiraba

conbocadesdeñosayojos irritados;elmismoFebopronuncióalgunaspalabrasqueno llegaronhastaellaylosdosseeclipsaronprecipitadamentetrasloscristalesdelbalcón.

—¡Febo!—gritódesesperada—.¿Tambiéntúlohascreído?Un pensamiento monstruoso acababa de asaltarla. Se acordó de que había sido condenada por

asesinatoenlapersonadeFebodeChâteaupers.Hastaaquílohabíasoportadotodo,peroesteúltimogolpefuedemasiadorudoycayódesvanecidaal

suelo.—¡Vamos!—ordenóCharmolue—.¡Subidlaalacarretayacabemosya!

Nadiehabíaaúndescubiertoenlagaleríadelasestatuasdelosreyes,esculpidosinmediatamenteporencimadelasojivasdelpórtico,aunextrañoespectadorquehastaentonceslohabíaobservadotodotanimpasiblemente con tal atención, con un rostro tan deforme que, a no ser por su ropajemedio rojo ymediovioleta,selehabríapodidoconfundirconunodeaquellosmonstruosdepiedraporcuyasbocasdesaguandesdehaceseiscientosañosloslargoscanalonesdelacatedral.Aquelespectadornosehabíaperdidonadadeloque,desdeelmediodía,habíaocurridoanteelpórticodeNuestraSeñora.Yadesdelosprimerosmomentos,sinquenadiesehubierapreocupadodemirarle,habíaatadofuertementeaunadelascolumnillasdelagaleríaunagruesacuerdadenudoscuyoextremocolgabahastalaescalinata.Unavezhechoestosehabíaquedadomirandotranquilamenteysilbabadevezencuandoalpasarlosmirlosdelantedeél.Depronto,cuandolosayudantesdelverdugosedisponíanaejecutarlaflemáticaordendeCharmolue,saltóalotroladodelabalaustradadelagalería,cogiólacuerdaconlospiesprimero,conlas rodillas y con lasmanos luego, y después se le vio descolgarse por la fachada comouna gota delluviadeslizándoseporuncristal;selevioluegocorrerhacialosdosverdugosconlavelocidaddeungatocaídodeuntejado,derribarlesconsusenormespuños,cogeralagitanadeunamano,comounaniñacogeunamuñecaydeunsolosaltollegarhastalaiglesia,alzandoalajovensobresucabezaygritandoconvozestentórea.

—¡Asilo!—¡Asilo! ¡Asilo!—repitió lamuchedumbre y diezmil aplausos hicieron refulgir de alegría y de

orgulloelúnicoojodeQuasimodo.La sacudida hizo volver en sí a la condenada que abrió los ojos y al ver aQuasimodo volvió a

cerrarlossúbitamentecomoasustadadesusalvador.Charmolueylosverdugosytodalaescoltasequedaronatónitos.EnelrecintodeNuestraSeñora,la

condenada era en efecto inviolable pues la catedral era un lugar de asilo y toda la justicia humanaexpirabaensusumbrales.

Quasimodo se había detenido bajo el gran pórtico. Sus enormes pies parecían tan sólidamenteasentadosenel suelocomo lospesadospilares románicos.Suenormecabezapeludasehundíaensushombroscomolosleonesquetienenenormesmelenasenlugardecuello.Sujetabaalamuchachaensusmanoscallosascomounpañoblanco,perocontantaprecauciónqueparecíatenermiedoderomperlaodemarchitarla.Sehabríadichoqueeraconscientedesosteneralgodelicado,exquisitoypreciosohechoparaunasmanosdistintasdelassuyasyavecesdabalaimpresióndenoatreverseniatocarla.Después,depronto, laestrechabaentresusbrazoscontrasuangulosopecho,comoasubien,comoasu tesoro,comohabríahecho lapropiamadredeaquellamuchacha.Suojodegnomose inclinabasobreella; lainundabadeternura,dedolorydecompasiónyluegoseretirabasúbitamenteinundadodeluz.Anteesto,las mujeres reían y lloraban y la multitud se entusiasmaba pues, en aquellos momentos, Quasimodomostraba en realidad una belleza especial. Se mostraba hermoso. Aquel huérfano, aquel niñoabandonado,aqueldeshechosesentíaaugustoyfuerteymirabaa lacara,aesasociedadde laquesesentíaapartadoyenlaqueélestabaahorainfluyendotanpoderosamente;mirabadefrenteaesajusticiahumanaalaqueélhabíaarrancadosupresa,atodosesostigres,obligadosamorderenelvacío,alosverdugosyatodasaquellasfuerzasdelreyalasque,conlafuerzadeDios,acababadeaplastarél,elmásdespreciabledetodos.

Yademáseraalgoenternecedoraquellaprotecciónvenidadeunsertandeforme,haciaunacriatura

tandesventurada;eraconmovedorelqueQuasimodosalvaraaaquellacondenadaamuerte.Eranlasdosmiseriasmásextremasdelanaturalezaydelasociedadquesejuntabanyseayudabanmutuamente.

Después de algunosminutos de triunfo, Quasimodo se introdujo bruscamente en la iglesia con sucarga.Elpueblo,atraídosiempreporlasproezas,lebuscabaconlamiradaporentrelaoscuridaddelanave,lamentandolarapidezconquehabíadesaparecidodesuvistaydesusaclamaciones.Deprontosele vio aparecer de nuevo en uno de los extremos de la galería de los reyes de Francia; la atravesócorriendocomounloco,levantandosuconquistaconlosbrazosygritando:

—¡Asilo!La multitud estalló otra vez en aplausos. Una vez que hubo atravesado aquella galería, volvió a

desaparecerenelinteriordelaiglesia.Pocodespuésreaparecióenlaplataformasuperior,conlagitanasiempreentresusbrazos,ysiemprecorriendocomounlocoygritando:

—¡Asilo!¡Asilo!¡Asilo!—¡Viva! ¡Bravo!—gritaba el pueblo por su parte, y aquellas estruendosas aclamaciones llegaban

hastalaotraorilla,sorprendiendoalagentedelaGrèveyalareclusaqueseguíaesperandoconlavistafijaenelpatíbulo.

LIBRONOVENO

IFiebre

ClaudeFrollonoestabayaenNuestraSeñoracuandosuhijoadoptivocortabatanporlosanoaquelnudofatalconelqueeldesgraciadoarchidiáconohabíaatadoalagitanaysehabíaatadoasímismo.Cuandollegóalasacristía,sequitóelalba,lacapaylaestola,arrojándolotodoenlasmanosdeunodelossacristanesysaliórápidamenteporunapuertasemiocultadelclaustro.AllíordenóaunbarquerodelTerrain que le cruzara a la orilla izquierda del Sena.Una vez allí se perdió por entre las empinadascallesde laUniversidadsinrumbofijo,encontrandoacadapasogruposdehombresymujeresqueseapresurabanalegreshaciaelPontSaint-Michelconlaesperanzadellegaraúnatiempodevercolgaralabruja.Ibapálido,perdido,turbado,másciegoyconfusoqueunavenocturnasueltayperseguidaenplenodíaporunapandillademuchachos.

Nosabíadóndeestabani loquepensaba. Ibacomoen sueños; andaba, caminaba, corría, tomandocualquiercallealazar,sinsabercuálera,empujadoconstantementehaciaadelanteporlaGrève,porlahorribleGrèvequesentíaconfusamenteasusespaldas.

AtravesóasílamontañadeSainteGenevièvesaliendoporfindelaciudadporlaPorteSaint-Victor,ycontinuóalejándosedel recintode torresde laUniversidadhastaque lascasasempezaronahacersemás escasas, hasta que, por fin, una elevación del terreno le hizo perder de vista aquel odiosoParís.Cuandoyasecreyóacienleguas,enelcampo,enzonadeshabitada,sedetuvoyleparecióqueporfinrespiraba.

Entonces ideas horribles se amontonaron en su cabeza. Comenzó a ver claro en su alma y seestremeció.

Pensóenaquelladesventuradamuchachaquelehabíaperdidoyaquienél,asuvez,habíaperdido.Echóunamiradahurañaaladoblevíatortuosaquelafatalidadhabíaobligadoaseguirasusdosdestinoshastallegaraaquelpuntodeintersecciónenqueeldestinomismoloshabíadestrozadoimplacablemente.Pensóenelabsurdodelosvotosperpetuos,enlavanidaddelaciencia,delacastidad,delareligión,delavirtud,inclusoenlamismainutilidaddeDios.Sehundióconscientementeenmalospensamientosy,amedidaquesehundíamásenellos,sentíaestallarensusentrañasunarisasatánicaycavandoasíensualma,alcomprobarcuángrandeeraelespacioquelanaturalezahabíareservadoenellaalaspasiones,su risa se hizo aúnmás amarga. Removió en el fondo de su corazón todo su odio, toda sumaldad yreconoció,conlamiradafríadeunmédicoqueexaminaaunenfermo,queeseodioyesamaldadnonoeranmásqueamorviciado;queelamor,esemanantialenelhombredetodaslasvirtudeshumanas,setornabaenalgohorribleenelcorazóndeunsacerdote,yqueunhombrecomoélseconvertíaendemonioalhacersesacerdote.Entoncessurisafueatrozydeprontosequedópálidoalconsiderarelaspectomássiniestrodesufatalpasión;deeseamorcorrosivo,envenenado,rencoroso,implacablequeúnicamentehabíaconseguidoelpatíbuloparaunoyelinfiernoparaelotro;condenadosambos.

Luego volvió a reírse pensando que Febo estaba vivo que, después de todo el capitán vivía, queestabaalegreycontento,queteníaununiformemásbonitoquenuncayunanuevaamantealaquellevabaparavercómocolgabanalaanterior.Peroaquellarisasarcásticafuemayorcuandosediocuentadeque,deentretodoslosseresvivosalosquehabríadeseadolamuerte,laegipciaúnicacriaturaalaqueno

odiaba,eraalaúnicaalaquenohabíaperdonado.Su pensamiento pasó luego del capitán al pueblo y tuvo un arrebato inaudito de celos: pensó que

tambiénelpueblo,todoelpueblohabíatenidoantesusojosycasidesnudaalamujerqueélamaba.Seretorcía losbrazosalpensarqueaquellamujer, cuya forma, entrevista sólopor él en laoscuridad, lehubieraproporcionadolasupremafelicidad,habíasidoentregada,enplenodía,atodounpueblo,vestidacomoparaunanochedevoluptuosidad.Lloróderabiaportodosaquellosmisteriosdeamorprofanados,manchados,desnudos,marchitosparasiempre.Lloróderabiaimaginandocuántasmiradasinmundassehabrían recreado en aquel sayalmal ajustado; pensando que aquella bellamuchacha, aquella virginalazucena,aquelvasodepudorydedeliciasalquesólotemblandosehabríaatrevidoélaaproximarsuslabios, acababa de convertirse en una escudilla pública a la que el populachomás vil de París, losladrones,losmendigos,loslacayos,sehabíanacercadoabeber,todosjuntos,unplacerdesvergonzado,impuroydepravado.

Ycuandointentabahacerseunaideadeladichaquehabríapodidoencontrarenlatierrasiellanohubiera sidogitanani él sacerdote; siFebonohubiera existidoy si ella lehubiera amado; cuando sefigurabaqueunavidallenadeserenidadydeamorlehabríasidoposible,tambiénaél;queenaquellosmomentos y en cualquier lugar de la tierra había parejas felices, disfrutando de dulces charlas bajonaranjosoalaorilladecualquierarroyuelo,oanteunatardecerobajounanocheestrellada;yque,siDios lo hubiera permitido, habría podido formar con ella una de esas felices parejas, su corazón sedeshacíaenternurasysellenabadedesesperación.

—¡Oh!¡Esella!¡Esella!Eraéstalaideafijaqueleasediabasincesar,queletorturaba,quelepresionabaelcerebroyquele

desgarraba las entrañas; sin embargo, no lo lamentaba, no se arrepentía; todo lo que había hecho,volveríaahacerlounavezmás.Preferíaverlaenlasmanosdelverdugoqueenlosbrazosdelcapitán;peroestabasufriendo;sufríatantoqueavecessearrancabaloscabellosparaversihabíanencanecido.

Hubounmomentoentreotrosenquepensóquequizásenaquelmismoinstantelahorriblecadenaquehabíavistoporlamañanapodríaestarapretandosunudodehierroalrededordeaquelcuellotanfrágilytangracioso,yesepensamientolehizosudarportodoslosporosdesucuerpo.

Hubo otro momento en que, mientras se reía diabólicamente de sí mismo, se representó a laEsmeraldatalcomolavieraelprimerdía,vivaz,despreocupada,alegreatractivamentevestida,inquieta,alada,armoniosa,ylaEsmeraldadelúltimodía,conelsayalylacuerdaalcuello,subiendolentamenteconsuspiesdescalzosporlaempinadaescaleradelpatíbulo;suimaginaciónlepresentódetalmaneraestedoblecuadroquenopudoevitarungritoterribleensugarganta.

Mientrasqueaquelhuracándedesesperacióntransformaba,rompía,doblaba,arrancabaderaíztodoensualmaélsequedabacontemplandolanaturalezaquevivíaasualrededor.Asuspiesunasgallinasrebuscaban picoteando entre lamaleza; los escarabajos de esmalte corrían al sol y por encima de sucabezaalgunasnubesgriseshuíanporelcieloazulyporelhorizontelatorredelaabadíadeSaint-Victorasomaba por un altozano su obelisco de pizarra y el molinero del otero de Copeaux contemplabasilbandoel lentogirar de las aspasde sumolino.Toda aquellavida tranquila, activa, organizadaquebajomilaspectos,seibareproduciendoensuentorno,lemolestabayporelloreanudósuhuida.

Siguióasí,campoatravés,hastalanoche.Aquellahuidadelanaturaleza,delavida,desímismo,delhombre,deDios,detodo,seprolongóduranteeldíaentero.Avecessetirabaalsueloyarrancaba

consusuñasplantasdetrigotodavíatiernas;avecessedeteníaenlacalledesiertadeunpuebloysuspensamientos le resultaban tan insoportables que se cogía la cabeza con las dos manos como paraarrancárselaylanzarlaalsuelo.

Haciaelatardecerseexaminódenuevoyseencontrócasiloco;latempestadlevantadaenéldesdeelinstante en que había perdido la esperanza y la voluntad de salvar a la gitana no había dejado en suconciencia ni sola idea sana, ni un solo pensamiento en su sitio. Su razón permanecía prácticamentedestruida por completo. Sólo aparecían en su mente dos imágenes muy nítidas: la Esmeralda y elpatíbulo; el resto era oscuridad. Aquellas dos imágenes juntas dibujaban en su espíritu un grupoespantosoycuantomásatenciónlesprestaba,másseagigantabanenunaprogresiónfantástica;unallenadegracia,deencanto,debelleza,deluzyelotrollenodehorror,demaneraque,alfinal,laEsmeraldaseleaparecíacomounaestrellaylahorcacomounenormebrazodescarnado.

Algodestacableesque,duranteaquellahorribletortura,nuncalesurgiólaideaseriademorir.¡Asíestabahechoaquelmiserable!Seaferrabaa lavidayhastaesposibleque,detrásde todoello,vieserealmenteelinfierno.

El día seguía declinando y el ser vivo que aún existía en él, pensó confusamente en la vuelta. Seimaginaba lejos deParís pero, cuando se orientómejor, comprobóquenohabía hecho sino rodear elrecintodelaUniversidad.LatorredeSaint-SulpiceylastresaltasagujasdeSaint-Germain-des-Présserecortabanenelhorizonte,asuderechaycuandooyóelquiénvivedeloshombresdearmasdelabad,los vigilantes del recinto almenado de Saint-Germain, se volvió y tomó el sendero que había delanteentreelmolinodelaabadíaylaleproseríadelburgoyunmomentodespuésseencontrócercadelPré-aux-Clercs.Aquelpradoerafamosoporlostumultosqueseorganizabandíaynoche;eralahidradelosmonjesdeSaint-Germain,quodmonachisSanctiGermanipratensis hydra fuit, clericis nova semperdissidiorumcapitasuscitantibus[82].

Elarchidiáconotemióencontraraalguienyteníamiedodetodorostrohumano.AcababadeevitarlaUniversidad,elbarriodeSaint-Germainypretendíaentraren lascalles lomás tardeposible.PasódelargoelPré-aux-Clercs,tomóelcaminodesiertoqueleseparabadelDieu-Neufyllegóporfinalbordedel agua. Allí dom Claude encontró a un barquero que por unos pocos denarios parisinos, le hizoremontarelSenahastaelpuentedelaCité,yledejóenaquelistmoabandonadoenelqueellectorhavisto ya soñar aGringoire y que continuaba hasta pasados los jardines del rey, paralelo a la isla delbarquerodelasvacas.

El movimiento monótono del barco y el chapoteo del agua habían adormecido un poco aldesventuradoClaude.Cuandoyaelbarquerosehuboalejado,élpermanecióaúnestúpidamente,depie,en la orilla, mirando hacia delante y no viendo las cosas más que a través de los movimientosdeformantesquelehacíanverunaespeciedefantasmagoría.Noesraroqueelcansancioproducidoporungrandolorproduzcaestosefectosenlamente.

ElsolsehabíayaescondidotraslaaltaTour-de-Nesle;eraelmomentodelcrepúsculo;elcieloerablancocomoblancaeraelaguadelrío.Entreaquellasdosblancuras,laorillaizquierdadelSena,enlaqueél teníafijoslosojos,proyectabasumasasombríay,cadavezmásdelgadaporlaperspectiva,sehundíaentrelasbrumasdelhorizontecomounaflechanegra.Estabarodeadadecasas,delasquesólosedistinguíasuoscurasilueta,nítidamenterecortadaenlaoscuridad,enelfondoclarodelcieloydelagua.Aquí y allá las ventanas comenzaban a encenderse como brasas. Aquel inmenso obelisco negro, así

aislado,entre losdosmantelesblancosdelcieloydel río,muyanchoenaquel lugar,produjoendomClaudeunefectosingular,comparablealoquepudierasentirunhombreque,tumbadodeespaldasalpiedeloscapitelesdelacatedraldeEstrasburgo,vieralaenormeagujahundirseporencimadesucabezaenlaspenumbrasdelcrepúsculo;sóloqueaquíeraClaudequienestabadepieyelobeliscoelqueestabaechado; pero, como el río, al reflejar al cielo, prolongaba el abismo por debajo de él, el inmensopromontorio parecía tan atrevidamente lanzado hacia el vacío como la flecha de una catedral y laimpresióneralamisma.

Estaimpresiónteníainclusoalgodemásextrañoyprofundo,yaqueparecíalaagujadeEstrasburgo,perocomosifueradedosleguas;algoinaudito,gigantescoainconmensurable;unedificiocomoningúnojohumanohayavistonunca;unatorredeBabel.

Las chimeneas de las casas, las almenas de lasmurallas, los piñones tallados de las fachadas, laflecha de los agustinos, la Tour-de-Nesle, todos aquellos salientes quemellaban el perfil del colosalobelisco,acrecentabanaquellailusión,engañandocuriosamentealavistaconlosresaltesyrelievesdeunasesculturasdensasyfantásticas.Claudecreyóver,enelestadodealucinaciónenqueseencontraba—verconsusojosdelacara—elcampanariodelinfierno;lasmillucesesparcidasportodalaalturadeaquella espantosa torre, le parecieron otras tantas bocas del inmenso horno interior y las voces y losruidos,quedeellassalían,otrostantosestertoresygritos.Entoncesleentróelmiedoysetapólasorejasconlasmanosparanooírlos,diomediavueltaparanovernadaysealejóagrandespasosdeaquellahorriblevisión.

Lavisiónsinembargoestabaenél.Cuandoseadentróenlascalles,lagentequesecodeabaalresplandordelosescaparatesleproducía

elefectodeuneternoiryvenirdeespectrosasualrededor.Sentíaruidoshorribleseneloídoyfantasíasextraordinariasleturbabanelespíritu.Noveíanicasas,nisuelo,nicarros,nihombres,nimujeres,sinouncaosdeobjetosindefinidosquesefundíanporlosbordesunosenotros.EnunaesquinadelacalledelaBarilleriehabíaunatiendadecomestiblescuyoaleroestaba,segúncostumbreinmemorial,guarnecidotodoa lo largodeanillasdehojalatade lasquecolgabanbastoncitosdemaderaque,movidosporelviento,seentrechocabanproduciendounsonidocomodecastañuelas.Élcreyóoírentrechocarseen laoscuridadloshuesosdelosesqueletoscolgadosenMontfaucon.

—¡Oh!—exclamó—, ¡el viento de la noche empuja a unos contra otros y junta el ruido de suscadenasconeldesushuesos!¡Talvezellaseencuentreahícolgadaentrelosdemás!

Enloquecido,nosupoyaadóndeir.Unospasosmásallá,seencontróenelPontSaint-Michel.Violuzenlaventanadeunaplantabajayseaproximó.Atravésdesuscristalesresquebrajados,descubrióunahabitaciónsórdidaquedespertóensuespírituunrecuerdoconfuso.Enaquellasala,maliluminadaporunadébillámpara,habíaunhombrerubioyjovial,defiguraagradable,queestabaabrazandoybesandoentregrandesrisotadasaunamuchacha,vestidaconmuchodescaro.Cercadelalámparaseveíaaunaviejahilandoycantandoalavezconunavozcascada.Comolasrisotadasdeljovennoerancontinuas,lacancióndelaviejallegabaatrozoshastaelclérigo.Eraalgomuypocointeligibleyhorroroso.

Grèveaboie,Grèvegrouille!File,file,maquenouille,Filesacordeaubourreau

Quisiffledanslepreau.Grève,aboye,Grèvegrouille.Labellecordedechanvre!Semezd'icijusqu'áVanvreDuchanvreetnonpasdublé.Levoleurn'apasvoléLabellecordedechanvre!Grèvegrouille,Grèveaboie!PourvoirlafilledejoiePendreaugibetchassieuxLesfenêtressontdesyeux.Grèvegrouille,Grèveaboie[83].

Alllegaraquí,eljovenvolvíaareíryaacariciaralajoven.LaviejaeralaFalourdelylamuchachaunamujerpública;eljovenerasuhermanoJehan.

DomClaudeseguíamirando,puesledabaigualunespectáculoqueotro.Vio cómo Jehan se acercaba a una ventana del fondo de la sala, la abría y echaba una ojeada al

muelledelSenaendondebrillabanalolejosmilventanasencendidas,yleoyódeciralcerrarla:—¡Porvidamía!Seestáhaciendodenoche.LosburguesesenciendensusvelasyDiossusestrellas.Despuésseacercóalachicayrompióunabotellaquehabíaenunamesaalavezquegritaba.—¡Vacía otra vez! ¡Ya nome queda dinero! Isabeau, querida amiga, no estaré contento de Júpiter

hastaquenocambie tuspechosblancosendosnegrasbotellasparamamarvinodíaynoche,vinodeBeaune.

AquellabromahizoreíralaramerayJehansalió.ApenassidomClaudetuvotiempodeecharsealsueloparanoencontrarsedefrenteconJehanyser

reconocido. Por suerte la calle era oscura y el estudiante estaba borracho. Sin embargo, distinguió alarchidiáconotumbadoenelsuelo.

—¡Vaya,vaya!Aquíhayunoquehoyselohapasadobien—yempujóconelpieadomClaudequeconteníalarespiración.

—Borracho del todo—dijo Jehan—.Andando, que está como una cuba; es como una sanguijuelasalidadeltonel.¡Yestácalvo!Esunviejo—dijoagachándose—,¡Fortunaterenex!

DespuésdomClaudeleoyóalejarseydecir:—Daigual;larazóneshermosaymihermano,elarchidiáconoesunhombreconsuerteporserbueno

ytenerdinero.Entoncesel archidiácono se levantóycorrió sinpararhastaNuestraSeñora, cuyasenormes torres

veíaaparecerenlaoscuridadporencimadelascasas.Alllegaralaplazadelacatedral,totalmentesofocado,retrocedióynoseatrevióalevantarlavista

haciaelfunestoedificio.—¡Oh! —dijo en voz baja—, ¿será verdad que tales cosas hayan pasado aquí hoy; esta misma

mañana?Porfinsedecidióamirara la iglesia.Lafachadasedestacaba,oscura,sobreuncielorutilantede

estrellasy la luna, encuartocreciente, estabaenaquelmomentoencimade la torrederechayparecíacolgada,comounpájaroluminoso,enelbordedelabalaustrada,recortadaentrébolesnegros.

Lapuertadelclaustrosehallabacerradaperoelarchidiáconollevabasiempreconsigolallavedelatorreendondeseencontrabaellaboratorioylautilizóparaentrarenlaiglesia.

Encontróallíunaoscuridadyunsilenciodecaverna.Por lasgrandessombrasquecaíanpor todaspartesenanchospliegues,sediocuentadequeaúnnohabíanquitadolascolgadurasparalaceremoniadeaquellamañana.Lagrancruzdeplatarefulgíaenlaoscuridad,salpicadadealgunospuntosbrillantes,comounavíalácteaenaquellanochedesepulcro.Lasaltasventanasdelcoromostrabanporencimadelas colgaduras negras el extremo superior de sus ojivas, cuyas vidrieras, atravesadas por la luz de laluna,sóloteníanloscoloresapagadosdelanoche,comoelvioleta,elblancoyelazulquesólosevenenlascarasdelosmuertos.Elarchidiácono,alveralrededordelcoroaquellaspuntaspálidasdelapartesuperiorde lasojivas,creyóvermitrasdeobisposcondenados.Cerró losojosycuando losabriódenuevoleparecieroncaraspálidasquelemirabanfijamente.

Echóaandarporlaiglesiayleparecióquetambiénlaiglesiasemovía;quevivía;quecadapilarseconvertía en una enorme pata que golpeaba el suelo con su enorme planta pétrea y que la gigantescacatedralseasemejabaaunaespeciedeelefanteprodigiosoqueresoplabayqueseponíaenmovimiento,utilizandolospilarescomopatas,susdostorrescomotrompasyelinmensopañonegrocomogualdrapa.

Lafiebreolalocurahabíanalcanzadotalintensidadqueelmundoexteriornoeraparaelinfortunadoclérigomásqueunaespeciedeapocalipsisvisible,palpable,pavorosa.

Hubounmomentoenqueestuvomáscalmadoyrecorriendo lasnaves lateralesobservó,detrásdeunodelospilares,unaluzrojiza.Seacercóaellacomosifueraunaestrella;eralapequeñalamparitaqueiluminabanocheydíaelbreviariopúblicodeNuestraSeñora,trasunarejilladehierro.Seavalanzósobre el santo libro con la esperanza de encontrar en él algún consuelo o algo de ánimo.El libro seencontrabaabiertoenestepasajedeJobporelquesuvistasepaseó:«Yunespíritupasóantemirostroysentícomounligerosoploysemeerizóelvellodemipiel».

Ante aquella lúgubre lectura, experimentó lo que experimenta un ciego al sentirse picado por elbastón que ha recogido del suelo. Las piernas comenzaron a fallarle y se derrumbó sobre el suelo,pensandoenlaquehabíamuertoaquelmismodía.Sentíaquepasabanporsucerebrotantashumaredasmonstruosasqueleparecíacomosisucabezasehubieraconvertidoenunadelaschimeneasdelinfierno.

Quizás permaneció durantemucho tiempo en esta actitud, sin pensar en nada, anonadado y pasivobajolamanodeldemonio.

PocoapocofuerecobrándoseypensóenirarefugiarseenlatorrecercadesufielQuasimodo.Seincorporó y como sentía miedo cogió, para iluminarse la lamparita del breviario. Aquello era unsacrilegioperonoestabaencondicionesparapreocuparseportanpocacosa.

Subiólentamenteporlaescaleradelastorres,llenodeunsecretoterror,quedebíaafectartambiénalos escasos transeúntes de la plaza de Nuestra Señora que vieran aquellamisteriosa luz rojiza de lalámparaascendiendo,aaquellashoras,deaspilleraenaspillera,hastaloaltodelcampanario.

Deprontosintióalgodefríoensurostroyesqueseencontrababajolapuertadelamáselevadadelasgalerías.Elaireerafresco;porelcielocorríangrandesnubesblancasquesemezclabanunassobreotrasyseaplastabanenlosángulos,asemejándoseaunríodesbordadoporlacorrientedelinvierno.Laluna,varadaensucuartocrecienteenmediode lasnubes, seasemejabaaunnavíoceleste,encallado

entreaquelloshielosdelaire.Bajólavistaycontemplóduranteunmomento,porentreelenrejadodecolumnillasqueunelasdos

torres,a lo lejosya travésdeunvelodehumosydebrumas, lamultitudsilenciosade los tejadosdeParís,afilados,innumerables,amontonadosypequeñoscomolasolasdeunmartranquiloenunanochedeverano.

El resplandor de la luna se esparcía por el cielo, dando a la sierra un tono de ceniza. En aquelmomentoelrelojlevantósuvozendebleycascadaydiolasdoce.Elclérigopensóenelmediodíayqueeranlasdocequevolvíandenuevo.

—¡Oh!—sedijomuybajo—.¡Quéfríadebeestarya!Depronto,elvientoapagósulámparaycasisimultáneamenteviosurgir,porel ladoopuestodela

torre,unasombra,unresplandor,unaformablancademujer.Seestremeciópues juntoaaquellamujerhabíaunacabritillaqueprolongabaconsubalidolaúltimacampanadadelreloj.

Tuvoel valordemirarla.Era ella; estabapáliday sombría.Sumelena le caía sobre loshombroscomopor lamañanaperosusmanosestabanlibresynollevabalasogaalcuello.Estabalibre;estabamuerta.Ibavestidadeblancoyunveloblancotambiénlecubríalacabeza.Seacercabaaéllentamente,mirandoalcieloylacabrasobrenaturallaseguía.Entoncessesintiódepiedraydemasiadopesadoparahuir.Acadapasoqueellaavanzaba,élretrocedíaotro;esoeratodo.Asívolvióhastalabóvedaoscuradelaescalera.Sesentíaheladoantelaideadequeellapudierallegarhastadondeélseencontraba;silohubierahecho,élhabríamuertodeterror.

Ella se acercó hasta la puerta de la escalera y se detuvo allí durante algunos momentos; mirófijamente hacia la oscuridad pero, aparentemente no vio al clérigo y siguió. Le pareciómás alta quecuandovivía.Violalunaatravésdesuvestidoblancoyhastallegóapercibirsurespiración.

Cuando hubo pasado, empezó a bajar la escalera con la lentitud que había observado en aquellaaparición,creyéndoseélmismounespectro,asustado,conelcabelloerizadoyconsulámparaapagadaensumano;mientrasbajabalospeldañosenespiral,oíanítidamenteensuoídounavozquereíayquerepetía:

«…Yunespíritupasóantemirostroysentícomounligerosoploysemeerizóelvellodemipiel».

IIJorobado,tuertoycojo

EnlaEdadMediatodaslasciudadesy,hastaLuisXII,todaFrancia,teníansuslugaresdeasilo.Estoslugaresdeasilo,enmediodeldiluviode leyespenalesyde jurisdiccionesbárbarasque inundaban laciudad,erancomoislasqueseelevabanporencimadelniveldelajusticiahumana.Cualquiercriminalque arribara a ellas podía considerarse salvado. En cada arrabal había tantos lugares de asilo comopatíbulos.Eracomoelabusodelaimpunidadfrentealabusodelossuplicios;doscosasnegativasqueintentabancorregirseunaconotra.Lospalaciosdelrey,lasresidenciasdelospríncipesyprincipalmentelas iglesiasdisfrutabandelderechodeasilo.Avecessehacía lugardeasiloa todaunaciudad,sobretodocuandosenecesitabarepoblarla.En1467,LuisXIhizodeParísunlugardeasilo.

Unavezpuestoelpieenelasilo,elcriminalerasagrado,peroteníaqueguardarsemuymuchodenosalir de él, pues dar un paso fuera del santuario suponía caer de nuevo a la corriente. La rueda, elpatíbulo, la estrapada,montaban guardia en torno al lugar de refugio y acechaban continuamente a supresacomolostiburonesentornoalbarco.Sehanvistocondenadosqueencanecíanasíenunclaustro,enlaescaleradeunpalacio,enelhuertodeunaabadía,bajolosporchesdeunaiglesia.Así,pues,elasiloeraunaformadeprisióncomocualquierotra.Ocurríaavecesqueundecretosolemnedelparlamentoviolabaelasiloydevolvíaalcondenadoalosverdugos;sinembargo,estacircunstanciasepresentabamuyraramente.Losparlamentosteníanmiedodelosobisposycuandoestosdosestamentosllegabanaenfrentarse, la toga no hacía buen juego con la sotana.A veces sin embargo, como en el caso de losasesinosdePetit-Jean,verdugodeParís,yeneldeEmeryRousseau,asesinodeJeanValleret,lajusticiapasabaporencimadelaIglesiayprocedíaalaejecucióndelassentencias.Sinembargo,amenosqueundecretodelparlamentonolesamparara,¡aydequienesviolaranamanoarmadaunlugardeasilo!YasesabecuálfuelamuertedeRobertdeClermont,mariscaldeFrancia,yladeJeandeChálons,marsicaldeChampagne y sin embargo el reo no era más que un tal Perrin Marc, empleado de un cambista, unmiserableasesino;perolosdosmariscaleshabíanrotolaspuertasdeSaint-Méry.Hechoscomoésteseconsiderabancongranseveridad.

Existíaenlorelativoalosrefugiosungranrespetoque,segúnlatradición,seextendíaaveceshastaalosanimales.Aymoinnoshabladeunciervoque,acosadoporDagoberto,sehabíarefugiadojuntoalsepulcrodeSanDionisio;sesalvóporquelajauríasedetuvoenseco,quedándoseladrando.

Lasiglesiasdisponíangeneralmentedeunacelditapreparadapararecibiralosquesuplicabanasilo.En 1407, Nicolás Flamel hizo construir para ellos encima de las bóvedas de Saint Jacquesde-la-Boucherieunahabitaciónquelecostócuatrolibras,seissueldosydeciséisdenariosparisinos.

EnNuestraSeñoraexistíaunaceldaen la techumbrede las capillas laterales,bajo los arbotantes,frentealclaustro,precisamenteenellugarendondehoylamujerdelporterodelastorreshahechounjardín,queesalosjardinescolgantesdeBabilonialoqueunalechugaaunapalmeraoloqueunaporteraesalareinaSemíramis.

Fueallídonde,trassudesenfrenadaytriunfalcarreraporlastorresylasgalerías,QuasimodohabíadepositadoalaEsmeralda.Mientrasduróaquellacarreralamuchachanohabíarecobradoelsentidoaibamedioadormilada,mediodespierta,sinsentirnadaexceptoqueibaporelaire,queestabaflotandoy

quevolabayquealguienlallevabaporencimadelatierra.DevezencuandooíalasrisassonorasylavozruidosadeQuasimodoensuoído.Cuandoabríalosojos,veíaconfusamenteabajoelParíssalpicadoconsusmiltejadosdepizarraydetejascomounmosaicorojoyazulydelantedeellalacarahorribleyalegredeQuasimodo;entoncessuspárpadossecerrabandenuevoycreíaquetodohabíaterminado,quelahabíanejecutadodurantesudesvanecimientoyqueeldeformeespírituquehabíapresididosudestino,sehabíaapoderadodeellayselallevaba;noseatrevíaamirarleynopodíahacernada.

PerocuandoelcampanerodeNuestraSeñora,consuscabellosrevueltosporelvientoyjadeanteporsu esfuerzo, la dejó en la celda del refugio y cuando sintió que sus pesadas manos desatabancuidadosamentelasogaquelelastimabalosbrazos,experimentóesaespeciedesacudidaquedespiertasobresaltados a los pasajeros de un navío cuando encalla en medio de una noche oscura. Suspensamientoscomenzarontambiénadespertarseylosrecuerdosselefueronapareciendounoauno.AsícomprobóqueestabaenNuestraSeñorayseacordódehabersidoarrancadaalasmanosdelverdugo,recordó que Febo estaba vivo y que ya no la amaba; estas dos ideas, en las que tanta amargura semezclaba, se presentaban juntas a la pobre condenada; entonces se volvió hacia Quasimodo que semanteníadepieanteella,yqueleasustaba.

—¿Porquémehabéissalvado?Éllamiróconansiedadcomointentandoadivinarloqueellaestabadiciendo.Ellavolvióarepetirle

lapreguntayentonceséllelanzóunamiradaprofundaytristeyhuyó.LaEsmeraldasequedóasombrada.Voviópocodespuésconunpaquetequedejóasuspies.Eranvestidosquealgunasmujerescaritativas

habíandejadoparaellaenelumbraldelaiglesia.Entonces semiró a símisma y, al verse casi desnuda, se sonrojó. Estaba volviendo la vida a la

gitana.Quasimodoparecióexperimentartambiénunaespeciedepudory,tapándoselosojosconsusenormes

manos,sealejóotravezpero,enestaocasión,conpasoslentos.Ella se vistió rápidamente. Era un vestido blanco y un velo también blanco; los hábitos de una

noviciadelHospital.CasinohabíaaúnterminadocuandoviovolveraQuasimodo.Traíaestavezuncestobajounbrazoy

uncolchónenelotro.Habíaenelcestounabotella,panyalgunasprovisiones;pusoelcestoenelsueloydijo:

—Comed.Extendiódespuéselcolchónenelsueloydijo:—Dormid.Eransupropiacomidaysupropiocolchónloqueelcampanerohabíaidoabuscar.La gitana levantó sus ojos hacia él en agradecimiento y no pudo articular palabra alguna, pues el

pobrediabloerahorrible,enverdad;bajólacabezacomoconunescalofríodemiedo.Entoncesélledijo:—Osdoymiedo.Soymuy feo, ¿verdad?No es necesario quememiréis; escuchadmeúnicamente.

Duranteeldíadeberéisquedarosaquíy,denoche,podéispasearporlaiglesia;peronosalgáisnuncadelaiglesia,nidedíanidenocheoestaréisperdida.Osmataríanyyomoriría.

Emocionada, levantólacabezapararesponderleperoyahabíadesaparecido.Ellaseencontrósola

pensandoenlaspalabrassingularesdeaquelsercasimonstruosoyextrañadaporeltonodesuvozqueeramuyroncopero,alavez,muydulce.

Despuésexaminólacelda;eraunahabitacióndeunosseispiescuadradosconunalucerayunapuertaen el plano inclinado del techo; de piedras lisas. Varias gárgolas con figuras de animales parecíanasomarseen tornoaellayestirarelcuelloparaasomarsepor lapequeñaclaraboya.Porelbordedeltejadoveíalapartealtademilchimeneasquehacíansubirbajosusojosloshumosdetodosloshogaresde París. Triste espectáculo para la pobre gitana, niña expósita, condenada a muerte, desgraciadacriatura,sinpatria,sinfamilia,sinhogar.

Cuandoelpensamientode su soledadse leaparecíaasí,másangustiosoquenunca, sintióqueunacabezavelludaybarbudasedeslizabaentresusmanosyentresusrodillasyseechóatemblar(todoleasustabaya).

Eralapobrecabra,laágilDjali,quesehabíaidotrasellaenelmomentoenqueQuasimodohabíadispersadoalabrigadadeCharmolueyquesedeshacíaencarantoñasasuspies,desdehacíamásdeunahora,sinpoderobtenerniunatristemirada.Laegipcia,entonces,lacubriódebesos.

—¡Oh,Djali!—decía—.¡Cómoteheolvidado!¡Túsiempreestáspensandoenmí!¡Noeresingrata!Yalmismotiempo,comosiunamanoinvisiblehubieralevantadoelpesoqueoprimíalaslágrimas

desucorazón,desdehacíayamuchotiempo,seechóallorar;yamedidaquelaslágrimascorríansentíaque,conellas,seibatambiénloquehabíademásacreydemásamargoensudolor.

Llegadalanoche, laencontró tanbellay la lunalepareciótandulcequediolavueltaa lagaleríasuperiorquerodealaiglesia.Sintióungranalivioalcomprobarquétranquilaseaparecíalatierradesdeaquellaaltura.

IIISordo

A lamañana siguiente, al despertarse, se dio cuenta de que había dormido y esta circunstancia laextrañó pues hacía mucho tiempo que había perdido la costumbre de dormir. Un alegre rayo de solmañaneroentrabaporlaclaraboyayledabaenlacara.Almismotiempoqueelsol,vioenlaclaraboyaalgoquelaasustó;eralahorriblecaradeQuasimodo.Cerrólosojossinquererperoeraenvanopuescreíaseguirviendo,atravésdesuspárpadosrosa,aquellamáscaradegnomo,tuertoyconlosdientesmellados.Susojosseguíanaúncerradoscuandooyóunavozrudaqueledecíamuyamigablemente.

—No tengáismiedo que soy yo, vuestro amigo.Había venido a veros dormir. ¿Verdad que no osmolestaelqueosveadormir?¿Quémásosdaqueyoestéaquícuandotenéislosojoscerrados?Ahoramevoy;yalospodéisabrirquemeheescondidotraslapared.

Había algo aúnmás lastimero que aquellas mismas palabras y era el tono con que las decía. Laegipcia, emocionada, abrió losojosy efectivamenteya sehabíamarchadode la claraboya.Seacercóhastaellayvioalpobrejorobadoacurrucadoenunodelosángulosdelmuro,enunaposturaincómoda.Entoncesella, intentandosuperar la repugnanciaque le inspiraba, ledijocondulzuraqueseacercara.Por el movimiento de los labios de la egipcia, Quasimodo creyó que lemandaba irse y entonces selevantó y se retiró lentamente cojeando, con la cabeza baja, sin atreverse siquiera a levantar hacia lajovensutristemiradallenadedesesperación.Ellalepidiónuevamentequeseacercaraperoélseguíaalejándose.EntonceslaEsmeraldasaliófueradelaceldaylecogióporunbrazo.Sintiéndoseasítocadoporella,Quasimodocomenzóatemblarportodoelcuerpo.Levantósuojosuplicantey,alverqueellaleacercóhaciasímisma,todasucaraseiluminódealegríaydeternura.Ellaquisoqueentraraenlaceldaperoélseobstinóenquedarsealaentrada.

—No,no—ledijo—;elbúhonopuedeentrarnuncaenelnidodelaalondra.Entoncesellasesentómuygraciosamenteensulechoconlacabra,dormida,asuspiesylosdosse

quedaron inmóviles durante algunos instantes, considerando en silencio, él tanta gracia y ella tantafealdad.Acadamomento,elladescubríaenQuasimodoalgunadeformidadmás.Sumiradasepaseabadesde las rodillas zambas a su espalda jorobada y desde la joroba a su único ojo. No era capaz deentender que un ser tan torpemente esbozado pudiera existir en realidad. Sin embargo había en él,repartidas,tantatristezaytantadulzuraqueempezóaacostumbrarseaaquellafealdad.

Fueélquienrompióelsilencio.—¿Mepedísquemequede?Ellalehizounsignoafirmativoconlacabezaaltiempoqueledecía:—Sí.Élentendióenseguidaelmovimientodelacabeza.—¡Ay!—dijo,noatreviéndosecasiaterminar—,esque…¡comosoysordo!—¡Pobrehombre!—dijolagitanaconunaexpresióndecomprensivacompasión.Élsesonriódolorosamente.—Creéis que ya no me faltaba más que eso, ¿verdad? Pues, sí; soy sordo; así estoy hecho. Es

horrible,¿verdad?¡Vossiquesoishermosa!

Habíaeneltonodeaqueldesventuradounsentimientotanprofundodesumiseria,queellanotuvofuerzasparaañadirmás;porotrapartenohabríapodidooírlo.Élañadió.

—Nuncamehesentido tan feocomoahora;cuandomecomparoconvos,meapiadodemí,pobremonstruo.Seguramenteosparezco comoun animal, ¿no?Vos, sin embargo, sois comoun rayode sol,comounagotaderocío,comoeltrinodeunpájaro.Yosoyalgohorrible;nihombrenianimal,unnoséquémásduro,máspisoteado,másdeformequeunapiedra.

Entoncesseechóareíryaquellarisaeralomásdesgarradordelmundo.—Sí;yosoysordo,perosimehabláismediantegestosysignos,osentenderé.Tengounmaestroque

habla conmigo de esa manera y además entenderé rápidamente cuáles son vuestros deseos por elmovimientodeloslabiosyporvuestramirada.

—Muybien—ledijolagitana—;decidmeentoncesporquémehabéissalvado.—Oshecomprendido—lerespondió—;mepreguntáisporquéoshesalvado.Seguramenteoshabéis

olvidadodeunmiserablequeintentóraptarosunanoche;unmiserablealquealdíasiguienteconsolasteisenlapicotainfame.Aquellagotadeaguayvuestracompasiónesalgoquenopodrépagarconmivida.Vososhabéisolvidadodeaquelmiserable,peroyoloherecordado.

Ellaleestabaescuchandoconunaternuraprofunda.Unalágrimahabíabrotadodelojodelcampaneroperonollegóacaereinclusoparecíacomosihubiesetomadoahonorelsorberla.

—Escuchadme—continuócuandoestuvosegurodequelalágrimanoseescaparía—,tenemosaquítorres tan altas que cualquier hombre que cayera de ellas semataría antes de llegar al suelo; cuandoqueráisquemetire,notendréisquepronunciarunasolapalabra;bastaráconmirarme.

Entonces se levantó. Aquel ser tan extraño, por desgraciada que fuera la gitana, le inspirabacompasión.Lepidióquesequedara.

—No,no—respondió—.Nopuedoquedarmedemasiadotiempo.Nomeencuentrocómodocuandomemiráisysinoretiráislavistaessóloporcompasión.Serámejorquemevayaadondepuedaverossinquemeveáis.

Luego,sacandounpequeñosilbatometálico,selodioalagitanayledijo.—Tomad;simenecesitáis,osiqueréisquevenga,cuandoyanooscausemiedo,silbadconesto;ese

ruidolooigomuybien.Ydejandoelsilbatoenelsuelosemarchó.

IVLozaycristal

FueronpasandolosdíasylacalmavolvíapocoapocoalalmadelaEsmeralda.Elexcesodedolorcomo el exceso de alegría es algo violento que dura poco. El corazón humano no puede permanecerdemasiadotiempoenningunodeesosextremos.Labohemiahabíasufridotantoqueyanolequedabamásqueelasombro.

Conlaseguridadlehabíavueltotambiénlaesperanza.Ahoraestabafueradelasociedad,fueradelavida, pero presentía vagamente que quizás no iba a ser imposible el volver a engranarse en ella.Demomentoeracomounamuertaquetuvieraenreservaunallavedesutumba.

Sentíaalejarsedeellapocoapocolasterriblesimágenesquedurantetiempolahabíanobsesionado.Todos aquellos repugnantes fantasmas, Pierrat Torterue, Jacques Charmolue, se iban borrando en suespíritu;todos,inclusoeldelsacerdote.

YademásFeboestabavivo; esoera seguro; ellamisma lehabíavisto.Despuésde todasaquellassacudidasfatalesquehabíanhechoquetodosederrumbaraenella,sólounacosahabíaquedadoenpieensualma:elsentimientodesuamorporelcapitán.Esqueelamorescomounárbol,unárbolquecrecepor sí mismo, que echa profundamente sus raíces por todo nuestro ser y con frecuencia sigue aúnreverdeciendoinclusoenuncorazóndestrozado.

Yloqueesmásinexplicableesque,cuantomásciegaeslapasión,conmástenacidadsemantiene.Nuncaesmássólidaquecuandonotieneenquéapoyarse.

PerosindudalaEsmeraldanopensabaenelcapitánsinamargura.Seríaespantosoquetambiénélestuvieraengañado,quehubieracreídoloimposible,quehubieraentendidoquehabíasidoellaquienleapuñaló;¡ellaquehabríadadomilvidasporél!Peroenfin,nohabíaquetenérselodemasiadoencuentaporque,¿nohabíaconfesadoellasucrimen?¿Nohabíacedido,débilmujer,a la tortura?Laculpaeratodasuya.Deberíahabersedejadoarrancarlasuñasantesquepronunciartalpalabra.Enfin,conqueellavolvieseaveraFebounasolavez,unsolominuto…unasolapalabra,unamiradaserviríanparasacarledesuerror,parahacerlevolveraella.Deesoestabasegura.Estabaconfusatambiénpormuchascosasextrañas;porelazardelapresenciadeFeboeldíadelaretractaciónpública,porlajovenconquiensehallabaenaquellosmomentos.Sindudaquedebíasersuhermana.LaexplicaciónnoeramuyrazonableperosecontentabaconellaporquenecesitabacreerqueFebocontinuabaamándolasolamenteaella.¿Nose lo había jurado? ¿Quémás necesitaba aquella crédula e ingenua criatura?Y además en todo aquelasunto, ¿no estaban las apariencias más bien contra ella que contra él? Así, pues, ella esperaba,esperanzada.Digamosquelaiglesia,aquellaenormeiglesiaquelarodeabaportodaslaspartes,quelaguardaba y la preservaba, era en sí misma un poderoso tranquilizante. Las líneas solemnes de suarquitectura, laatmósfera religiosade todos losobjetosque la rodeaban, lospensamientospiadososyserenosque transpiraban,porasídecirlo, todos losporosdeaquellaspiedras,actuabansobreellasinque ella se diera cuenta. En el edificio se producían ruidos de una calma y majestad tales quetranquilizaban a su alma enferma: el canto monótono de los oficios, las respuestas del pueblo a lossacerdotes, inarticuladas a veces, sonoras otras, el armonioso temblor de las vidrieras, el órganoresonandocomocien trompetas, los tres campanarios zumbandocomo tres enjambresgigantes…Toda

aquella orquesta, cual gama gigantesca que subía y bajaba continuamente desde la muchedumbre alcampanario,adormecíasumemoria,suimaginaciónysudolor.Lascampanas,sobretodo,lamecían.Eracomounmagnetismopoderosoelqueaquellosenormesinstrumentoslanzabanaoleadassobreella.

Por todoestocadaamanecer laencontrabamás tranquila,menospálidayconuna respiraciónmásacompasada.Amedidaquesus llagas internasse ibancerrando,sugraciaysubelleza florecíanensurostro,peromásrecogidasyserenas.Ibarecobrandotambiénsucarácterhabituala inclusoalgodesualegría;aquellamuecasuya tangraciosa,supudor,elplacerdecantaryelamorporsucabra.Por lasmañanasteníagrancuidadodevestirseenunodelosángulosdesuceldapormiedoaquepudieraverlaporlaluceraalgunodelosvecinospróximos.

Aveces, cuandoel recuerdodeFebose lopermitía,pensabaenQuasimodo.Eraelúnico lazo, laúnica relación y comunicación que le quedaba con los hombres, con los seres vivientes. ¡La pobredesventuradaseencontrabamásaisladadelmundoqueQuasimodo!Noconseguíacomprendernadadeaquelextrañoamigoqueelazarlehabíadeparado.

Amenudosereprochabanosentirunagratitudciega,peroesquesesentíaincapazdeacostumbrarsealdesgraciadocampanero.Sufealdadleresultabaexcesiva.

NohabíautilizadonuncaelsilbatodeQuasimodo,loquenoimpidióqueésteaparecieradecuandoen cuando los primeros días.Ella hacía todo lo posible para no volverse con demasiada repugnanciacuando él le traía el cesto con las provisiones o la jarra de agua, pero él percibía siempre el máspequeñogestoenestesentidoysealejabacontristeza.

Enunaocasión sepresentócuando lagitanaestabaacariciandoaDjaliy élpermaneciópensativounosmomentosanteestegrupotangraciosodelacabraylagitanahastaqueporfinexclamó,moviendosupesadaydeformadacabeza.

—Midesgraciaesquemeparezcodemasiadoaunhombre;megustaríaseranimaldeltodo,comoloesestacabra.

Ellasequedómirándolecongranasombroyélrespondióaaquellamirada.—Yosémuybienporquélodigo—ysefue.Enotraocasiónsepresentóalaentradadelacelda—noentrabanunca—enelmomentoenquela

Esmeralda entonaba una antigua balada española; no entendía la letra pero se le había quedado en lamemoriaporque,deniña, lasgitanas lahabíanacunadoconella.A lavistadeaquellacaraquehabíaaparecido tan bruscamente, la muchacha se interrumpió con un gesto involuntario de miedo. Eldesgraciadocampanerosepusoderodillasantelaentradadelaceldayjuntandosusenormesmanosconungestosuplicante,ledijocongranpena.

—Porfavor,osloruego;continuad;nomeechéis.Ella,quenoquisoafligirle,prosiguiósuromanzaconunciertotemblor.Sumiedosefuedisipando

sinembargoysedejóllevartotalmenteporlacanciónmelancólicayarmoniosaqueestabacantando.Élsehabíaquedadoderodillas,conlasmanosjuntas,comorezandoatentoconteniendolarespiración,consumiradafijaenlaspupilasbrillantesdelagitana.Sehabríadichoqueoíalacanciónatravésdesusojos.

Otravezseacercóaellaconademántorpeytímido,comosiempre.—Escuchadme—ledijoconesfuerzo—,tengoalgoquedeciros.Lagitanalehizocomprenderporseñasqueleescuchabayentoncesélcomenzóasuspirar,entreabrió

sus labios y durante un momento pareció que iba a hablar y después se quedó mirándola, hizo unmovimientonegativoconlacabezaysealejólentamente,conlasmanosenlafrente,dejandoestupefactaalagitana.

Entrelasgrotescasfigurasesculpidasenelmuro,habíaunaqueélapreciabamuyparticularmenteyconlaqueparecíacambiarconfrecuenciamiradasfraternas.Unavezlaegipcialeoyódecir.

—¿Porquénoseréyodepiedracomotú?Y,enfin,enotraocasión,unamañanalaEsmeraldasehabíaacercadohastaelbordedeltejadilloy

estaba mirando la plaza por encima del tejado puntiagudo de Saint Jean-le-Rond. Quasimodo seencontrabatambiénallí,detrásdeella.Sesolíacolocarasíparaevitarenloposiblealamuchachaeldesagradodemirarle.Deprontolagitanaseechóatemblaryunalágrimayunrayodeluzbrillaronalavezensusojos.Searrodillóalbordedeltejadilloytendiendosusbrazosalaplazaconangustiasepusoasuplicar.

—¡Febo!¡Ven!¡Unapalabra!¡Sólounapalabra!¡Ennombredelcielo!¡Febo!¡Febo!Suvoz, su rostro, sugesto, todaella tenían la expresióndesgarradoradeunnáufragoque lanza la

señaldesocorroaunalegrenavíoquenavegaalolejos,porelhorizonte,entrerayosdesol.Quasimodoseasomóalaplazaycomprobóqueelobjetodeaquellatiernaydelirantesúplicaeraun

joven, un capitán, un apuesto caballero con uniforme refulgente, que se paseaba caracoleando por elfondodelaplazaysaludabaconsucascoempenachadoaunabelladamaquelemirabasonrientedesdesubalcón.Ademáseloficialnopodíaoíraladesventuradaquelellamabapuesseencontrabademasiadolejos.

Peroelpobresordolahabíaoídoyunsuspiroprofundosurgiódesupecho.Sevolvió.Sucorazónrebosabadelágrimasysegolpeabaconvulsivamentelacabezaconsusdospuños.Alfinalteníaencadamanounpuñadodecabellosrojizos.

Lagitananoleprestabaatención,peroéldecíaenvozbajayconrechinardedientes.—¡Maldición!¡Asíescomohayqueserporlovisto!¡Sólohayqueserhermosoporfuera!Perolagitanaseguíaderodillasygritabaconunaagitaciónextraordinaria.—¡Oh!¡Mírale!¡Ahorasebajadelcaballo!¡Vaaentrarenaquellacasa!¡Febo!Nomeoye.¡Febo!

¡Quémalaesesamujer!¿Porquéletendráquehablaralmismotiempoqueyo?¡Febo!¡Febo!Elsordo lamirabayentendíaperfectamente todosaquellosgestos.Elojodelpobrecampanerose

llenabadelágrimasperonolasdejabacorrerporsucara.Depronto,éllatirósuavementedelbordedelamangayellasevolvió.Teníaunaspectomuytranquiloyledijo.

—¿Queréisquevayaabuscárosle?Ellalanzóungritodealegría.—¡Oh, sí! ¡Corred! ¡Rápido! ¡Traédmelo! ¡Traedme al capitán! Te querré si me lo traes —y le

abrazabalasrodillas.Quasimodonopudopormenosquemoverlacabezadolorosamente.—Oslotraeré—repitióconvozdébil.Despuésvolviólacabezayseprecipitóagrandespasospor

laescaleraabajo,ahogadoensollozos.Cuandollegóalaplaza,noviomásqueelcaballoatadoalapuertadelaresidenciaGondelaurier.El

capitánacababadeentrar.LevantólamiradahaciaeltejadodelacatedralyvioalaEsmeraldaenelmismositioyenlamisma

posturaylehizounaseñalderesignaciónconlacabeza.Despuéssequedórecostadojuntoalporchede

lacasadispuestoaesperarlasalidadelcapitán.Celebraban en casa de los Gondelaurier uno de esos días de gala que preceden a las bodas.

Quasimodoveíaentraramuchagenteperonosalíanadie.Devezencuandomirabahaciaeltejadoylaegipcianosemovíamásdeloquelohacíaél.Unpalafrenerovinoadesatarelcaballoylemetióenlascuadrasdelacasa.

Asípasó la jornadaentera,Quasimodoapoyadoenelporchey laEsmeraldaenel tejadoyFebo,seguramente,alospiesdeFlordeLis.

Se hizo de noche. Una noche cerrada, sin luna. Pormás que Quasimodo intentabamirar hacia laEsmeralda,éstaprontoseconfundióconunaespeciedemanchablancaenelcrepúsculo;despuésnada;seborrópuestodoeraoscuridad.

Quasimodoviocómose iluminabandearribaaabajode lafachada lasventanasde lacasade losGondelaurier.Viotambiéncómose ibanencendiendounoaunotodos losventanalesde laplazayallíestabacuandoseapagóelúltimodeellos,peroelcapitánnosalía.Cuandolosúltimospaseanteshabíanregresadoyaasuscasas,cuandotodaslasventanasdelasdemáscasasseapagaron,allípermanecíaaúnQuasimodosolo,completamentesoloenlaoscuridad.AúnnoexistíaalumbradoenlaplazadeNuestraSeñora.

Eramásdemedianochey losventanalesde lamansiónGondelaurierpermanecíanaúnencendidos.Quasimodo,inmóvilyatento,veíapasartrasloscristalesdemilcoloresunamultituddesombrasquesemovíanybailaban.Sinohubierasidosordo,amedidaquelosruidosdeParísseapagaban,habríaoídocadavezmásnítidamenteenelinteriordelacasaGondelaurier,unruidodefiestadealegríaydemúsica.

Hacialaunadelamañanalosinvitadoscomenzaronaretirarse.Quasimodo,ocultoenlaoscuridad,losveíasalirbajoelporcheiluminadoconantorchas,peroningunodeelloseraelcapitánysucabezasellenabadepensamientostristes.Avecessequedabamirandoalaire,comoaburrido.Grandesnubarronesnegros,pesados,desgarradoscolgabancomohamacasdecrespónbajolabóvedaestrelladadelanoche.Parecíanlastelasdearañadelcielo.

En uno de aquellosmomentos vio de pronto cómo se abríamisteriosamente la puerta-ventana delbalcón,cuyabalaustradadepiedraserecortabaporencimadesucabeza.Lafrágilpuertadecristaldiopasoadospersonajestrasloscualesvolvióacerrarsesinruido.Eranunhombreyunamujer.LecostóbastantetrabajoaQuasimodoreconocerenelhombrealapuestocapitányenladamaalaquehabíavistopor la mañana dar la bienvenida al oficial desde lo alto de aquel mismo balcón. La plaza estabatotalmenteaoscurasyundoblecortinajecarmesíquesehabíacerradotraslapuerta-ventana,alsaliralaterraza,nodejaballegaralbalcónmásqueunpoquitodeluzdelaestancia.

Elhombreylajoven,porloquepodíadeducirnuestrosordoquenooíaunasolapalabradeloquesedecían,parecíanabandonadosaunatiernaeíntimaconversación.Lajovenhabíapermitidoaloficialqueleabrazaralacinturaconsubrazoyseresistíadulcementeaserbesada.

Quasimodoasistíadesdeabajoaaquellaescenatantomásgraciosacuantoquenoestabahechaparaser vista. Contemplaba con amargura aquella felicidad y aquella belleza pues, después de todo, lanaturalezanoeramudaenaquelpobrehombreypormuy torcidaque tuviera sucolumnavertebralnodejabaporellodeestremecersecomoladecualquierotrapersona.Pensabaenlamiserablepartequelehabíareservadolaprovidenciaycómolasmujeres,elamoryelplacerpasaríansiempredelargoantesusojosytendríaquecontentarseconverlafelicidaddelosotros.Peroloquequemásledesgarrabade

aquelespectáculo, loque llenabade indignaciónsuespíritu, eraelpensar loque tendríaque sufrir laegipciasiloviera.EsverdadquelanocheeramuycerradayquelaEsmeralda,contandoconqueaúnestuviera en elmismo sitio (cosa que no ponía en duda), se encontrabamuy lejos, pues apenas si élmismopodíadistinguirenelbalcónalosdosenamorados;estoeraloúnicoqueleconsolaba.

La conversación se hacía cada vez más animada. La joven parecía suplicar al capitán que no lepidiese más y Quasimodo no distinguía en todo ello más que las bellas manos juntas, las sonrisasmezcladas con lágrimas, lasmiradas a las estrellas de la joven y los ojos ardientes del capitán fijossobreella.

Por fortuna, pues la resistencia de la joven flaqueaba ya, la puerta del balcón se abrió de súbitoapareciendounaseñoramayor.Labelladamasequedóuntantoconfusa,eloficialadoptóunaposturadedesagradoylostresvolvieronadentro.

Poco después un caballo piafó bajo el porche y el brillante oficial, envuelto en su capa, pasórápidamenteanteQuasimodo.Elcampaneroledejódoblarlaesquinadelacalleyluegoechóacorrertrasél,consuagilidaddemono,gritando.

—¡Eh!¡Capitán!Elcapitánsedetuvo.—¿Quémequerráestebribón?—dijoaldivisarenlaoscuridadaquellaespeciedefiguraderrengada

quecorríatraséldandotumbos.PeroyaQuasimodohabíallegadohastaélyhabíacogidocondecisiónlasbridasdesucaballo.—Seguidme,capitán;hayaquíalguienquedeseahablaros.—¡PorelcuernodeMahoma!—mascullóFebo—.Aestepajarracomeloconozcoyodealgo.¡Eh,

amigo!¿Quieressoltarlabridademicaballo?—Capitán—respondióelsordo—.¿Nomepreguntáisquiénes?—Tedigoquesuelteselcaballo—repitióFeboimpaciente—.¿Quéquerráestetipoqueseagarraal

testuzdemicaballo?¿Tehascreídoquemicaballoesunahorca?Quasimodo,lejosdesoltarlasbridasdelcaballo,sedisponíaaobligarleadarlavuelta.Incapazde

explicarselaresistenciadelcapitánseapresuróadecirle.—Venid,capitán.Osesperaunamujer—yañadióhaciendounesfuerzo—:unamujerqueosama.—¡Vayaunpájaroquemecreeenlaobligacióndeiraveratodaslasmujeresquemeaman!¡Oque

dicenquemeaman!¿Ysiporunacasualidadseparecieraati,caradelechuza?Diaquienteenvíe,quesevayaaldiabloyquevoyacasarme.

—Escuchadme—exclamó Quasimodo, creyendo que con esta palabra acabaría con sus dudas—.Venid,monseñor,setratadelaegipciaqueyaconocéis.

EstaspalabrasprodujerongranimpresiónenFebo,peronolaqueelsordohabíaesperado.Hayquerecordarqueelcapitánsehabía retiradoconFlordeLismomentosantesqueQuasimodosalvaraa lacondenadademanosdeCharmolue.Desdeentonces,entodassusvisitasalacasaGondelauriersehabíaguardadobiendevolverahablardeaquellamuchachacuyorecuerdoleapenaba,despuésdetodo.PorsuparteFlordeLisnohabíaconsideradointeligentedecirlequelaegipciavivía.

Febo creía, pues,muerta a la pobre Similar y que de esto hacía ya, almenos, uno o dosmeses.Añádaseatodoestoquedesdehacíayaunratoelcapitánpensabaenmediodelaoscuridadprofundadela noche, en la fealdad sobrenatural, en la voz sepulcral del extrañomensajero; en que eramás de la

medianocheyque lacalleestabadesiertacomolanocheaquellaenquefueraatacadoporel fantasmaencapuchadoyquesucaballoresoplabacadavezmásantelapresenciadeQuasimodo.

—¡Laegipcia!—exclamócasiconsusto—.¡Ya,ya!¿Dedóndevienes?Acasodelotromundo.Yechómanoalpuñodesudaga.—¡Pronto,pronto!—insistíaelsordo,tratandodesujetaralcaballo—.¡Poraquí!Feboleasestóunafuertepatadaenmediodelpecho.ElojodeQuasimodoseencendióyhastainició

unademánparalanzarsesobreFeboperodijoconteniéndose:—¡Quéfelizdeberíaisserdeteneraalguienqueosame!—insistiósobrelapalabra«alguien»ydijo

soltandolasbridasdelcaballo—:¡Marchaos!Febopicóespuelasysaliójurando.Quasimodoviocómodesaparecíaentrelaniebladelacalle.—¡Seráposiblequelarechace!—murmurabaentredientes.VolvióaNuestraSeñora,encendiósulámparaysubióalatorre.Talcomosuponía,lagitanaestaba

aúnenelmismositio.Encuantolevioaparecercorrióhaciaél.—¡Veníssolo!—exclamójuntandocondolorsusbellasmanos.—Nohepodidoencontrarle—dijosecamenteQuasimodo.—¡Deberíashaberleesperadotodalanoche!—añadióconciertoenfado.Élviosugestodecólerayentendióelreproche.—Yalevigilarémejorenotraocasión—respondióagachandolacabeza.—¡Vete!—ledijo.Ysefue.LaEsmeraldaestabadescontentaconél.Quasimodohabíapreferidosermaltratadoporella

queafligirla.Sehabíaguardadoparasímismotodoeldolor.Apartirdeaqueldía laegipcianovolvióaverle.Quasimododejóde ir a sucelda.Todo lomás

lograbadivisaravecessufiguraenloaltodeunatorre,conairemelancólicoyconlavistafijaenella.Perodesaparecíaalnotarqueellalehabíadescubierto.

Hayquedecirque se sentíaun tantoafligidapor laausenciavoluntariadelpobre jorobado.Enelfondodesucorazónellaseloagradecía,aunqueQuasimodonuncasehacíailusiones.

Ella no le veía, pero sentía la presencia de un buen genio en torno a ella. Una mano invisiblerenovaba sus provisionesmientras dormía.Unamañana encontró en su ventana una jaula conpájaros.Muycercadesucelda,porlaventanaseveíaunaesculturaquelaasustabayyaenmásdeunaocasiónselohabíaindicadoaQuasimodo.Unabuenamañana—puestodasestascosassehacíandenoche—yanoestabaallí.Lahabíanroto.Quientreparahastaaquellaesculturanolohabíahechosinriesgodesuvida.

Aveces,alanochecer,oíaunavozvelada,cercadelcampanario,quecantaba,comoparadormirla,unacancióntristeycuriosa.Eranversossinrima,comohechosporunsordo.

Neregardepaslafigure,Jeunefille,regardelecoeur.Lecoeurd'unbeaujeunehommeestsouventdifformeIlyadescoeursoul'amourneseconservepas.Jeunefille,lesapinn'estpasbeau,N'estpasbeaucommelepeuplier,

Maisilgardesonfeuillagel'hiver.Hélas!Aquoibondirecela?Cequin'estpasbeauatortd'être;Labeautén'aimequelabeauté.AvriltourneledosáJanvier.Labeautéestparfaite,Labeautépeuttout,Labeautéestlaseulchosequin'existepàsademi.Lecorbeaunevolequelejour,LehibounevolequelanuitLecygnevolelanuitetlejour[84].

Otramañanavio,aldespertarse,ensuventana,dos jarroncitos llenosdeflores.Unoeradecristalmuybonitoyrelucienteperoestabaresquebrajadoyhabíadejadoescaparelaguaporloquesusfloressehabíanmarchitado;elotroeraunjarrodelozavulgarycorrienteperohabíaconservadotodoelaguaysusfloresrojassehabíanconservadofrescas.

NoestoysegurosilohizoconintenciónperolaEsmeraldacogióelramilletemarchitoylollevótodoeldíaenelpecho.

Aqueldíanooyócantarlavozenlatorreynolediodemasiadaimportancia.SepasabatodoeldíaacariciandoaDjali,vigilandolapuertadelaresidenciaGondelaurier,conversandomuybajoconFeboyechandomigasdepanalasgolondrinas.

PorotraparteyanoveíanioíaaQuasimodo.Elpobrecampaneroparecíahaberdesaparecidodelacatedral. Pero una noche que permanecía desvelada pensando en su capitán, oyó suspiros junto a sucelda.Selevantóasustadayvioa la luzdela lunaunamasainformeechadadelantedesupuerta.EraQuasimodoqueestabaallí,durmiendoenelsuelo.

VLallavedelapuertaroja

Elarchidiáconohabíallegadoaenterarseporlosrumoresdelacalledequéformasehabíasalvadola egipcia y cuando lo confirmó no supo lo que sintió. Se había hecho a la idea de la muerte de laEsmeralda y de estamanera vivía tranquilo pues había llegado a la simamás profunda del dolor. Elcorazón humano (domClaude habíameditadomucho sobre este tema) no puede aguantarmás que unciertogradodedesesperación.Cuando laesponjaestáya totalmenteempapada, elmarpuedecubrirlaperosinañadirleniunalágrimamás.

Si la Esmeralda hubiera muerto, la esponja estaría empapada y ya todo estaría dicho para domClaude en esta tierra. Pero al saberla viva, al igual que Febo, nuevamente volverían las torturas, lassacudidas,lasalternativas;lavidaenfin.YClaudeestabahartodetodoaquello.

Así, pues, al confirmar la noticia, se encerró en su celda del claustro y no apareció ni en lasconferencias capitulares ni en los oficios. Cerró la puerta a todos incluso al obispo y así quedóenclaustradodurantevariassemanas.Lecreyeronenfermoyasíera,enefecto.¿Quéhacíaasíencerrado?¿Bajoquépensamientossedebatíaelinfortunado?¿Seestabaentregandoasuúltimabatalla,asutemiblepasión?¿Estabaelaborandounúltimoplandemuerteparaellaydeperdiciónparaél?

Su Jehan, suadoradohermano, suniñomimado, llegóa supuerta enunaocasióny llamóy juróysuplicóyseidentificódiezveces,peroClaudenoabrió.

Pasaba jornadas enteras con la cara pegada a los cristales de la ventana.Desde aquella ventana,situada en el claustro, veía la celda de la Esmeralda e incluso a veces la veía con su cabra o conQuasimodo. Se fijaba en las delicadas atenciones del vulgar sordo, en su obediencia, en susmanerasdelicadasysumisasparaconlagitana.Seacordaba,porquesumemoriaeraexcelente,ylamemoriaeseltormentodeloscelosos,seacordabadelaformaespecialconqueelcampanerolahabíamiradoenunaocasión y se preguntaba quémotivos habríanmovido a Quasimodo para salvarla. Fue testigo demildetallesentrelabohemiayelsordocuyapantomima,vistadelejosyanalizadaporsupasión,lepareciómuytierna.Desconfiabadelaparticularidaddelasmujeresysintióconfusamentequeseledespertabanunoscelos,quenuncahabríasospechadoyquelehacíanenrojecerdevergüenzaydeindignación.

—¡Paseaúnporelcapitán,peroporéste!Talpensamientoletrastornaba.Susnocheseranterribles.Desdequesupoquelagitanaestabaviva,lasfríasideasdelespectroyde

la tumba,queduranteundía entero lehabíanobsesionado, sehabíandesvanecidoy la carnevolvía aaguijonearleyseretorcíaenellechosabiendoalamuchachatancercadeél.

CadanochesudeliranteimaginaciónlerepresentabaalaEsmeraldaentodaslasactitudesquemáslehabíanhechohervir lasangre.Laveíaechadasobreelcapitánapuñalado,con losojoscerradosysushermosossenosmanchadosconlasangredeFebo;yaquelmomentodedeliciasenqueelarchidiáconohabíadepositadosobresuslabiospálidosunbesoque,aunquemediomuerta,ladesgraciadasintióquelaquemaba.Laveíadesnudadaporlasmanossalvajesdelosverdugos,dejandodescalzoypermitiendoquemetieranenaquellabotadetornillosdehierrosupequeñopie,supiernafinayredonda,surodillaágilyblanca.

Seguíaviendoaúnaquellarodillademarfil,quequedabafueradelhorribleaparatodeTorterue.Yselaimaginabatambiénconelsayalylasogaalcuello,descalza,conloshombrosdesnudos,casidesnuda,comolahabíavistoelúltimodía.

Aquellasimágenesvoluptuosaslehacíancrisparlospuñosyestremecerse.Unanoche,entreotras,aquellasimágeneslecalentarontancruelmentesusangrevirgendesacerdote,

quemordió su almohada, saltó de la cama, se echó un sobrepelliz encima y salió de su celdamediodesnudo,conlalámparaenlamanoyfuegoenlamirada.

Conocíadóndeseencontraba la llavede laPuertaRojaquecomunicabaelclaustrocon la iglesia;ademássiemprellevabaconsigo,comoyasabemos,unallavedelaescaleradelastorres.

VIContinuacióndelallavedelapuertaroja

AquellanochelaEsmeraldasehabíadormidoensucelda,olvidadayadelosmalosmomentos,llenade esperanza y de dulces pensamientos. Llevaba ya dormida bastante rato, soñando, como lo hacíasiempre,conFebo,cuandoleparecióoír ruidoasualrededor.Susueñoera ligeroa inquietocomoelsueño de un pájaro. Cualquier cosilla la despertaba. Abrió los ojos. La noche era muy oscura, perodescubrióensuluceraunacaraquelaestabamirando.Unalámparailuminabaaquellacaray,cuandovioquehabíasidodescubiertaporlaEsmeralda,laapagó.

Lajoven,sinembargo,habíatenidotiempodereconocerlaysuspárpadossecerraronaterrorizados.—¡Oh!—dijoconvozahogada—.¡Elclérigo!Todassusdesgraciaspasadasdesfilaronanteellacomoenunrelámpagoysedejócaerenlacama,

heladaporelmiedo.Momentosmástardesintióuncontactoalolargodesucuerpoquelahizoestremecersedetalforma

queseincorporó,furiosaydespierta,sobreellecho.Elclérigosehabíaacercadoaellaylarodeabaconsusbrazos.Ellaquisogritarentonces,peronopudo.—¡Vete,monstruo!¡Vete,asesino!—ledijoconvozbajaytemblorosa,llenadecóleraydeterror.—¡Piedad!¡Piedad!—murmuróelsacerdote,besandoloshombrosdelamuchacha.Ellalecogiólacabezaporelpocopeloquelequedabaaintentóalejarsedesusbesoscomosifueran

mordeduras.—¡Por favor!—insistía el infortunado—. ¡Si conocieras la fuerza demi amor por ti! Es como el

fuego,comoplomoderretido;comomilcuchillosclavadosenelcorazón.Ydetuvocongranfuerzalosbrazosdelajoven;éstalegritóasustada.—¡Déjameoteescupoenlacara!Élentonceslasoltó.—¡Humíllame!¡Pégame!¡Sécruelconmigo!¡Hazloquequieras,peroámame!¡Apiádatedemí!Ellaentonceslegolpeóconfuriadeniño.Susmanosseencrespabanparaarañarlelacara.—¡Vete,demonio!—¡Porpiedad,ámame!—gritabaelpobrecuraechándosesobreellayrespondiendoasusgolpescon

caricias.Deprontoellacomprobóqueéleraelmásfuerte.—¡Hayqueacabar!—dijoelclérigoapretandolosdientes.La joven se vio dominada, jadeante y rota entre sus brazos, a sumerced y sintió cómo unamano

pasabalascivamenteporsucuerpo.Hizoentoncesunsupremoesfuerzoysepusoagritarcontodassusfuerzas.

—¡Socorro!¡Amí!¡Unvampiro!,¡unvampiro!Peronadieacudía.SóloDjaliestabadespiertaybalabaconangustia.—Cállate—decíaelcurajadeante.Depronto,mientrassedebatía,arrastrándoseporelsuelo,lamanodelagitanaencontróalgofríoy

metálico.EraelsilbatodeQuasimodo.Locogióconunagranconvulsión,llenadeesperanza,lollevóalos labios y sopló con todas las fuerzas que le quedaban. El silbato emitió un sonido claro, agudo,penetrante.

—¿Quéeseso?—dijoelclérigo.Ycasialmismotiemposesintiócogidoporunamanovigorosa.Laceldaestabaaoscurasynopudo

distinguirquiénlesujetabaasí,perooyóunrabiosorechinardedientesyentrelaescasaluz,mezcladaentrelassombras,viobrillarungrancuchilloporencimadesucabeza.

ElclérigocreyópercibirlaformadeQuasimodoysupusoquenopodíaserotro.Seacordódehabertropezadoalentrarcontraunbultocruzadoantelapuerta,perocomoelreciénllegadonopronunciabauna sola palabra, no sabía qué creer. Entonces sujetó el brazo que sostenía el cuchillo al tiempo quegritaba.

—¡Quasimodo!Pero,ensudesesperación,habíaolvidadoqueQuasimodoerasordo.Enunabrirycerrardeojoselclérigoestabaenelsueloconunapesadarodillaensupecho.Porla

forma angulosa de la rodilla, dedujo que se trata en efecto de Quasimodo pero, ¿qué hacer? ¿Cómohacersereconocer?Lanoche,ademásdesordo,lehacíaciego.

Seencontrabaperdido;lajoven,sinpiedad,comounatigresairritada,nointerveníaparasalvarleyelcuchilloestabayamuycercadesucabeza.Lasituacióneramuycrítica.Depronto,suadversariosedetuvoyporunmomentoparecióvacilante.

—¡Noquieromancharladesangre!—dijoconunavozsorda.Era, enefecto, lavozdeQuasimodo.Entoncesel clérigonotóunaenormemanoque le cogíay le

arrastrabaporlospiesfueradelacelda.Eraallí,afuera,dondeibaamorir.Porsuerteparaél,lalunahabíasalidohacíaunmomentoydespuésde franquear lapuertade lacelda,unodesuspálidos rayoscayósobreelrostrodelclérigo.Quasimodolemiródefrentey,alverle,seestremeció.Entonceslesoltóaltiempoqueretrocedíalentamente.

Lagitanaquesehabíaacercadoalapuertaviosorprendidaelbruscocambiodepapeles.AhoraeraelclérigoelqueamenazabayQuasimodoelquesuplicaba.

DomClaude,queamenzabaalsordocongestosdecóleraydereproche, lehizoseñasparaqueseretirara.

Elsordobajólacabezaysepusoderodillasantelapuertadelagitana.—Monseñor—ledijoconvozgraveyresignada—,despuéshacedloqueosplazca,peromatadme

antes.Aldeciresto,tendíasucuchilloalsacerdote,que,fueradesí,selanzóacogerlo,perofuemásrápida

lamuchachaycogióellaelcuchillodelasmanosdeQuasimodo.Luegoseechóareírconfuria.—Acércate—ledijoalcura.Mantenía el cuchillo en alto y el cura se quedó indeciso pues seguramente habría sido capaz de

clavárselo.—No te atreverás, cobarde—legritó.Después añadió conuna expresión implacable, a sabiendas

inclusodequeibaaatravesarconmilhierrosalrojoelcorazóndelcura.—¡Ah!¡SéademásqueFebonohamuerto!ElcuraderribóaQuasimododeunapatadaytemblandoderabiadesaparecióbajolabóvedadela

escalera.Cuandosehubomarchado,Quasimodorecogióelsilbatoqueacababadesalvaralagitana.—Seestabaoxidando—ledijoaldevolvérselo—yluegoladejósola.Lajoven,trastornadaporlaviolenciadeaquellaescena,sederrumbóagotadaenellechoysepusoa

sollozar.Suhorizontesehabíavueltodenuevosiniestro.Porsuparte,elcura,habíaregresadoatientashastasucelda.Estabaclaro.¡DomClaudeestabacelosodeQuasimodo!Conaspectomeditativorepetíasusfatales

palabras:—¡Noserádenadie!

LIBRODÉCIMO

IGringoiretienealgunasbuenasideas

Desde que Pierre Gringoire había comprendido la marcha de aquel asunto y que decididamentehabría soga, horca y otras historias para los personajes principales de la comedia, no se habíapreocupadodemasiadodeltema;perolostruhanes,entrelosquesehabíaquedado,considerandoque,enelpeordeloscasos,eralamejorcompañíadeParís,habíanseguidointeresándoseporlaegipcia.Élloconsideraba normal por parte de quienes no tenían, como ella otras perspectivas que Charmolue yTorterueyquenocabalgaban,comoél,porregionesfantásticasentrelasdosalasdelpegaso.

Sabía por sus conversaciones que su desposada del cántaro roto se había refugiado en NuestraSeñora,ysehabíaalegradomucho,peronisiquierateníalaintencióndeiraverla;avecespensabaenlacabritilla y eso era todo. Por lo demás, durante el día, hacía sus piruetas para vivir y por la nochelucubrabaunamemoriacontraelobispodeParíspuesseacordabadehaberquedadoempapadoporlasruedasdesusmolinosynoseloperdonaba.TeníatambiénentremanoselcomentariodelabonitaobradeBaudry le Rouge, obispo deNoyon y de Tournai, deCupá Petrarum, que le había despertado unsúbitointerésporlaarqueología,indicaciónquehabíasustituidoensucorazónalhermetismo,delque,por otra parte, no era más que un corolario natural puesto que existe una relación íntima entre elhermetismoylaconstrucción.Gringoirehabíapasadosencillamentedelamor,haciaunaideaalamor,alaformadeesamismaidea.

Undía,sehabíadetenidocercadeSaint-Germain-L'Auxerrois,juntoalaesquinadeunaresidenciallamadaleFor-l'Evêque,quequedabafrenteaotrallamadaleFor-le-Roi.HabíaenaquelFor-l'Evêqueunaatractivacapilladel sigloXIVcuyoábsidedabaa la calle.Gringoire examinabadevotamente lasesculturasexternas,puesseencontrabaenunadeesasetapasdegoceegoísta,exclusivo,supremo,enlasqueelartistanoveenelmundomásqueelarteysólole interesaelmundodelarte.Deprontosientecómounamanoseposagravementeensushombros;sevuelveyvequesetratadesuantiguoamigo,desuantiguomaestro,elarchidiácono.

Sequedósorprendido.HacíamuchotiempoquenohabíavistoalarchidiáconoydomClaudeeraunodeesoshombressolemnesyapasionadoscuyoencuentrointerfieresiempreenelequilibriodeunfilósofoescéptico.

Elarchidiáconopermanecióensilencioalgunosinstantes,duranteloscualesGringoiretuvoelplacerdeobservarle.EncontróadomClaudemuycambiado,pálidocomounamañanade invierno,ojerosoyconelpelocasiblanco.Fuepor finelcuraquienrompióelsilenciodiciendocon tono tranquiloperogélido.

—¿Cómoosencontráis,maesePierre?—¿Misalud?Bueno,sepuededecirde todo;perobien,enconjunto;nohagoexcesos.¿Recordáis,

maestro?, el secreto de una buena salud, según Hipócrates, id est: cibi potus, somni, venus, omniamoderatasint[85].

—Así, pues, no tenéis preocupaciones, maese Pierre —prosiguió el archidiácono, mirándolefijamente.

—No;desdeluegoqueno.

—¿Yquéestáishaciendoahora?—Puesyaloveismaestro;estabaexaminandolastallasdeestaspiedrasylamaneracomohasido

cinceladoestebajorrelieve.Elclérigoesbozóunasonrisaamarga,deesasenquesólosemueveunadelasextremidadesdela

boca.—¿Yesoosdivierte?—¡Estoycomoenelparaíso!—contestóGringoireyañadió inclinándosesobre lasesculturas,con

eseentusiasmodeunconocedordelosfenómenosvivos.—¿Acasonoencontráis,porejemplo,queestametamorfosisdebajorrelievehasido realizadacon

gran habilidad, delicadeza y paciencia?Mirad esta columnata. ¿Habéis visto quizás en torno a algúncapitel hojas más tiernas y más acariciadas por el cincel? Mirad estos tres altorrelieves de JeanMaillevinque,desdeluego,nosonlasmejoresobrasdeestegrangenio.Perolaingenuidad,lasuavidaddelosrostros,lagraciadesusmovimientos,losplieguesdelosropajesyeseencantoinexplicablequesemezclacon todossusdefectos,hacenqueesas figurinasaparezcanmásalegresydelicadas, inclusodemasiado.¿Noloencontráisdivertido?

—Desdeluego—respondióelclérigo.—¡Ysivieraiselinteriordelacapilla!—prosiguióelpoetaconunentusiasmolocuaz—.¡Esculturas

pordoquier!¡Todollenocomoelcogollodeunacol!¡Elábside,enparticular,estanpiadosoquenohevistonadaigualenningunaparte!

DomClaudeleinterrumpió.—Yaveoquesoisfeliz.—Pues sí, la verdad. Primerome gustaron lasmujeres, luego los animales y ahorame gustan las

piedras.Estandivertidocomolosanimalesylasmujeresperomenospérfido.Elclérigo,conungestosuyo,habitual,sellevólamanoalafrente.—¿Deverdad?—Puesclaro—dijoGringoire—.Ademásdamuchassatisfacciones.Entoncescogióalclérigoporelbrazo,quesedejóllevarfácilmente,ylehizoentrarenlatorretade

laescaleradeFort-L'Evéque.—¡Estosíqueesunaescalera!Mesientofelizsóloconverla.Tienelosescalonesmáscuriososyala

vezmássencillosdetodoParís.Todosestánrebajadosporlabase.Subellezaysencillezconsistenenladistanciaquehaydeunoaotro,deunpiemásomenos,yqueestánentrelazados,enclavados,encajados,encadenados,engastados,entretalladosunosconotros,comomordiéndose,perodeuna formasólidaydelicadaalavez.

—¿Ynodeseáisnadamás?—Nadamás.—¿Ynoecháisnadademenos?—Nosientoañoranzasnideseos.Mividatranscurretranquila.—Sí,peroelhombreproponeyDiosdispone.—Yosoyunfilósofopirroniano—lerespondió—,ytodolomantengoenequilibrio.—¿Ycómoosganáislavida?—Escribo de cuando en cuando alguna epopeya y alguna tragedia, pero lo que más me da es el

trabajoquevosyaconocéis,maestro;esodellevarpirámidesdesillasconmisdientes.—¡Unoficiovulgarparaunfilósofo!—¡Pero sigo con lo del equilibrio! —respondió Gringoire—. Cuando se tiene una idea, uno la

encuentraentodaslascosas.—Deacuerdo,deacuerdo—respondióelarchidiácono,queprosiguió,despuésdeunbrevesilencio

—.Sinembargo,vivíshartomiserablemente.—Miserablepuede,desgraciadono.Enaquelmomentooyeronunruidodecaballosylosdosvierondesfilar,alotroladodelacalle,una

compañíadearquerosdelaordenanzadelrey,conlanzasenristreysucapitánalacabeza.Eraundesfilemuyvistosoyloscascosdeloscaballosresonabanfuertementeeneladoquinado.

—¡Quémaneratenéisdemiraraeseoficial!—dijoGringoirealarchidiácono.—Esquemeparecequeleconozco.—¿Cómosellama?—Creo—dijoelclérigo—,quesellamaFebodeChâteaupers.—¡Febo!¡Unnombremuycurioso!HaytambiénunFeboqueescondedeFoixyademásmeacuerdo

deunamuchachaquesólojurabaporFebo.—Venid,tengoalgoquedeciros.Desdeeldesfiledeaquella tropasenotabaunaagitaciónbajoelaspectoglacialdelarchidiácono.

EchóaandaryGringoiresefuetrasél,acostumbradocomoestabaaobedecerle,aligualquecualquieraque hubiera tratado a este hombre de gran personalidad. Llegaron en silencio hasta la calle de losBernardinosqueseencontrabadesiertayallídomClaudesedetuvo.

—¿Quéqueréisdecirme,maestro?—lepreguntóGringoire.—¿No os parece —le respondió el archidiácono con un aire de reflexión profunda—, que la

vestimentadeestoscaballerosqueacabamosdeveresmásbonitaquelavuestrayquelamía?Gringoiremoviólacabeza.—Afemíaqueprefieromi tabardoamarilloy rojoqueesas escamasdehierroydeacero. ¡Vaya

gustoirhaciendoalandarelmismoruidoqueelmalecóndelachatarraenundíadeterremoto!—Así,pues,Gringoire, ¿nuncahabéis sentidoenvidiadeesosbuenosmozosconsusuniformesde

guerra?—¿Envidiadequé, señorarchidiácono?¿Desu fuerza?¿Desusarmaduras?¿Desudisciplina?Es

mejorlafilosofíaylaindependencia,aunqueseaconharapos.Prefierosercabezaderatónquecoladeleón.

—Escuriosoloquedecís—lecontestóelcurasoñador—;hayquereconocer,sinembargo,queununiformeesalgomuybonito.

Viéndoletanpensativo,Gringoiresealejóunpocoparaadmirarelporchedeunacasapróxima.Alpocoratovolviódandopalmadasdesatisfacción.

—Siestuvieraismenospreocupadoporlosbellosuniformesdeesagentedeguerra,osrogaríaqueosacercarais a ver esa puerta. Siempre he dicho que la casa del señor de Aubry tiene la entrada mássoberbiadelmundo.

—PierreGringoire—dijoelarchidiácono—,¿quéhasidodeaquellabailarinaegipcia?—¿LaEsmeralda?¡Puessíquecambiáisbruscamentedeconversación!

—¿Noeravuestramujer?—Sí,porelsistemadeunajarrarota.Teníamosparacuatroaños.Apropósito—añadióGringoire

mirandoalarchidiáconoconungestountantoburlón—.Pensáismuchoenella,¿no?—¿Yvos?¿Yanoosinteresa?—Unpoco.¡Tengotantascosas…!¡Diosmío,québonitaerasucabra!—¿Nooshabíasalvadolavidalagitanaesa?—Pardiezqueescierto.—¿Yquéhasidodeella?¿Quéhabéishechoconella?—Noséquédeciros,perocreoquelacolgaron.—¿Estáisseguro?—Seguro,segurono.Cuandoviquequeríancolgaraunoscuantos,meretirédeljuego.—¿Esoestodoloquesabéis?—¡Esperad!MedijeronquesehabíarefugiadoenNuestraSeñorayqueallíestabasegura.Mealegro

deelloperonohesabidosilacabrasesalvóconella.Ynosénadamás.—Os voy a informar de algomás—dijo domClaude y su voz, hasta entonces baja, lenta y casi

apagada,sehacíaoírsonora—.EstárefugiadaenNuestraSeñora,efectivamente,perodentrodetresdíaslajusticialadetendráyserácolgadaenlaplazadeGrève.Haysobreestoundecretodelparlamento.

—Esunapena,¿no?Elclérigosehallabadenuevofríoytranquilo.—Y,¿quiéndemonios—insistióelpoeta—sehainteresadoensolicitarundecretodeintegración?

¿Nopodíandejartranquiloalparlamento?¿Aquiénmolestaelqueunapobremuchachaserefugiebajolosarbotantesdelacatedraljuntoalosnidosdelasgolondrinas?

—Haydemoniosenelmundo—lerespondióelarchidiácono.—Estoempiezaaponersemal—observóGringoire.Elarchidiáconoprosiguiótrasunsilencio:—Así,pues,¿ellaossalvólavida?—Sí, señor; entre mis buenos amigos los truhanes. Faltó un pelo para que me colgaran. Hoy lo

hubieranlamentado.—¿Noqueréishacernadaporella?—Yalocreoquemegustaría,domClaude.¡Perosivoyametermeenunlíoporeso…!—Y,¿quéimporta?—¿Cómoquequéimporta?Esfácildecirlo,maestro.Tengodosgrandesobrascomenzadas.El clérigo se golpeó la frente.A pesar de su calma aparente, de vez en cuando un gesto violento

revelabaconvulsionesinternas.—¿Cómosalvarla?Gringoireledijo:—Maestro;osvoyaresponder:Ilpadett,loqueenturcoquieredecir:Diosesnuestraesperanza.—¿Cómosalvarla?—repitióClaude,pensativo.TambiénGringoiresegolpeólafrenteestavez.—Escuchadme,maestro;yotengomuchaimaginación.¿Ysisepidiesegraciaalrey?—¿GraciaaLuisXI?

—¿Yporquéno?—Esmásfácilquitarleunhuesoauntigre.Gringoirecontinuóentoncesbuscandonuevassoluciones.—¡Eh!¡Escuchad!¿Queréisqueenvíealasmatronasunasolicituddeclarandoquelamuchachaestá

encinta?Aquellaideahizobrillarlashundidaspupilasdelsacerdote.—¡Encinta!¡Quéabsurdo!¿Acasosabestúalgodelasunto?Gringoiresequedóasustadoporsutonoyseapresuróadecir.—¡Quéva!¡Yonosénada!Nuestromatrimonioeraunverdaderoforismaritagium.Yoquedéfuera

delmatrimonio.Peropodríaobtenerseunaplazamiento.—Esoesunalocura,unainfamia;cállate.—Nodeberíaisenfadaros—murmuróGringoire—.Conunaplazamiento,quenohacemalanadie,se

pueden ganar cuarenta denarios esasmatronas que sonmujeres pobres—pero el clérigo no le estabaescuchando.

—Pero es preciso que salga de allí—murmuraba—.El decreto debe ser cumplido dentro de tresdías.Ademásnohabríasidonecesariotaldecreto.¡EseQuasimodo!Desdeluegolasmujerestienenunosgustosdepravados;ylevantandolavoz:

—MaesePierre,escuchad:lohepensadobien;sólohayunmediodesalvarla.—¿Cuál?,porqueyonoveomás.—Escuchad,maesePierre.Recordadqueledebéislavida.Voyaexponerosfrancamentemiidea.La

catedralestávigiladanocheydíaynosepermitesalir salvoa losqueantessehayavistoentrar.Vospodéisentrar;vendréishastaallíyyoos introduciré.Oscambiaréis lasropasconella;ellasepondrávuestrojubónyvossufalda.

—Hastaahoravabien—observóelfilósofo—,¿yluego?—¿Luego?Ellasaldráconvuestrasropasyvososquedaréisallíconlassuyas.Quizásvosacabéis

enlahorcaperoellasesalvará.Gringoireserascólaorejaconunairemuyserio.—¡Vaya!Esunaideaqueamísólonosemehabríaocurridonunca.Ante la propuesta inesperada de dom Claude, la cara abierta y bonachona del poeta se había

oscurecido bruscamente, como se oscurece un risueño paisaje italiano ante un vendaval inesperado,producidoalesconderseelsoltraslasnubes.

—BuenoGringoire,¿quéosparecemiproyecto?—Osdiré,señor,quenoesquequizásmecuelguen;esquemecolgaráncontodacerteza.—Peroesonoesasuntonuestro.—¡Pestes!—protestóGringoire.—Ellaossalvólavida;esunadeudaquedebéispagar.—¡Hayotrasmuchasquetampocohepagado!—MaesePierre;esabsolutamentenecesario.Elarchidiáconohablabacongranautoridad.—Escuchadme, dom Claude —respondió el poeta consternado—. Defendéis una idea que creo

equivocada,puesnoentiendoporquémehabríandeahorcaramíenvezdeaotro.

—¿Puesquétenéisentoncesparaaferrarostantoalavida?—¡Cómo!¡Milrazones!—Decidcuálesson,porfavor.—¿Cuáles?;elaire,elcielo,lamañana,lanoche,elclarodeluna,misbuenosamigoslostruhanes,

losbuenosratospasadosconlasmozas,losbellosmonumentosdeParísqueestoyestudiando,lostreslibrosque tengoempezados,unode loscualesvacontraelobispoysusmolinosy, ¡yoquésécuántascosasmás!Anaxágoras decía que estaba en elmundopara admirar el sol.Además tengo la suerte depasartodosmisdías,delamañanaalanoche,conunhombredeingenioquesoyyoymeresultomuyagradable.

—¡Cabezadechorlito!—murmuróelarchidiácono—.Aver,dime:esavidaquetanmaravillosateparece, ¿quién te la ha conservado? ¿A quién debes el respirar este aire, o ver el cielo, o el poderdistraertucerebrodepájaroconpamplinasyotrastonterías?¿Sinelladóndeestaríasahora?¿Quierequemueraella, ella,graciasa lacual túestásvivo?¿Quieresquemueraunacriaturacomoella,hermosa,dulce,adorable,necesariaparalaluzdelmundoymásdivinaqueDios?Ymientrastantotú,mediosabioymedio loco, bosquejo de persona, especie de vegetal que te imaginas que piensas y que andas, ¿túseguirías viviendo con esa vida que has robado, tan inútil como una vela en pleno sol? ¡Un poco decaridadGringoire!Ségenerosotambiéntúyaqueellaempezósiéndolo.

El clérigo se mostraba vehemente y Gringoire que le escuchaba primero indiferente, luegoenternecido,acabóhaciendounamuecatrágicaimitandoconsucarapálidaaladeunreciénnacidoquellora.

—¡Quépatéticooshabéispuesto!—ledijoenjugándoseunalágrima—.Bueno,yapensaréenello.Pero,¡vayaideaslasvuestras!Aunque,despuésdetodo,prosiguiótrasunsilencio,¿quiénsabe?¡Alomejornomecuelgan!Nosecasansiemprelosqueseprometen.Cuandomeencuentrenenaquellacelda,tangrotescamentevestidoconfaldayconcofia,alomejorseechanareír.Ademássimecuelgan,¡puesqué! La cuerda es una clase de muerte como cualquier otra o, mejor dicho, no es una muerte comocualquierotra;esunamuertedignadelsabioquehaosciladotodasuvida;unamuertequenoesnicarnenipescado,comoelespíritudelverdaderoescéptico;unamuerteimpregnadadepirronismoydedudas,quesemantieneentreelcieloylatierrayqueledejaaunoensuspenso.Esunamuertedefilósofoytalvezmeestabapredestinada.Esalgomagníficoelmorircomosehavivido.

Elcuratuvoqueinterrumpirle.—¿Estamosdeacuerdo?—¿Quéeslamuerteafindecuentas?—prosiguióGringoireconexaltación—.Unmalmomento,un

peaje;elpasodepocoanada.ComoalguienpreguntaraaCercidas,elmegapolitano,simoríaagusto,respondió: «¿Y por qué no? Después de morir veré a grandes hombres como a Pitágoras entre losfilósofos,aHecateoentreloshistoriadores,aHomeroentrelospoetasoaOlimpoentrelosmúsicos».

Elarchidiáconoletendiólamanoyledijo:—Estamos, pues, de acuerdo. Vendréis mañana. Aquel gesto hizo reaccionar a Gringoire que se

mostrómásrealista.—¡Ah! ¡Ni hablar! ¡Quéva! ¡Desde luegoque no!—dijo con el tonode unhombre que acabade

despertarse.¡Morircolgado!¡Esoesabsurdo!Noquiero.—Adiósentonces—yelarchidiáconoañadióentredientes—:¡Yaloencontraré!

—Nomeinteresavolveraencontrarmeconestediablodehombre—pensóGringoire;yacercándosehastadomClaudeledijo.

—Eh, señor archidiácono, ¡quenohaya enfado entreviejos amigos!Veoqueos interesáis por esajoven,pormimujer,quierodecir,puesmuybien;habéisideadounaestratagemaparasacarlasanaysalvade la catedral, pero ese sistemame resulta extremadamente desagradable. ¡Si yo encontrara otro! Osadviertoquesemeacabadeocurrirahoramismounainspiraciónmuyluminosa.Sisemeocurrieraunaidea eficaz para sacarla de ese mal trance sin compromiso para mi cuello con ningún tipo de nudocorredizo.¿Quémediríaisentonces?¿Noosseríasuficiente?¿Esnecesarioquemecuelguenparaqueasíosquedéiscontento?

Elclérigoretorcíaconimpaciencialosbotonesdesusotana.—¡Quétorrentedepalabras!Vamosavercuálestuplan.—Muybien—prosiguióGringoirehablándoseasímismoyrascándoselanarizconeldedoíndiceen

señal demeditación—. ¡Eso es! Los truhanes son buena gente y la tribu deEgipto quieremucho a laEsmeralda, así que colaborarán a la primera insinuación.Nada haymás fácil que eso.Unamaniobraexcelente. En medio del desorden será fácil llevársela. Mañana mismo por la noche. No habrá quedecírselodosveces.

—¡Elplan!Cuéntalo—ledijoelcurasacudiéndoleviolentamente.EntoncesGringoiresevolviómajestuosohaciaél.—¡Dejadme!Yaveisqueloestoyelaborando—sequedóaúnunosmomentosreflexionandoyluego

sepusoaaplaudirsupropiaideagritando—:¡Admirable!¡Nopuedefallar!¡Eléxitoesseguro!—Cuáleselplan—insistióvehementedomClaude.Gringoireestabaradiante.—Acercaosqueoslodigoaloído.Esunacontraminaverdaderamentegenialquenossacaatodosde

apuro.¡Pardiez!Hayquereconocerquenosoyunidiota.Seinterrumpiópensativo.—¡Ah!Ylacabrita,¿estáconlajoven?—Sí.¿Quédemoniostieneesoquever?—Sí; lahabríancolgado.Tambiéncolgaronaunacerdaelmespasado.Alverdugolegustanestas

cosas.Yademássecomedespuésalanimal.¡ColgaramipequeñaDjali!¡Pobrecabritilla!—¡Maldición!—exclamódomClaude—.Elverdugoerestú.¿Cuáleselmediodesalvaciónquehas

encontrado,bribón?¿Habráquesacartelaideaconlosfórceps?—¡Esformidable,maestro.Escuchad!Gringoireseacercóaloídodelarchidiáconoylehablómuybajo,mirandoaunoyaotroladodela

calle por donde, además, nopasabanadie.Cuandohubo contado todo, domClaude le cogió lamano,indiferenteyledijo.

—Estábien,hastamañana.—Hastamañaná—repitióGringoire.Ymientraselarchidiáconosealejabaporunlado,élseibaporelotro,diciéndoseenvozbaja:—Es un asuntomuy serio, señor Pierre Gringoire, pero no importa. Que no se diga que, por ser

pequeño, uno se asusta de las grandes empresas. Bitón llevó sobre sus hombros un gran toro y losalzacolas,lascurrucasylasmoscaretassoncapacesdecruzarelocéano.

IIHaceostruhán

De vuelta al claustro, el archidiácono encontró a su hermano Jehan du Moulin que le estabaesperandoalapuertadesucelda.Paranoaburrirsedurantelaespera,sehabíaentretenidodibujandoenlapared,conuncarbón,elperfildesuhermanomayor,enriquecidoconunanarizdesmesurada.

Apenas si domClaudemiró a su hermano pues eran otros los asuntos que le ocupaban.El alegrerostrodeaquelbribóncuyapresenciahabíaserenadotantasveceslafisonomíatristedelclérigonoeracapazenaquellosmomentosdedisipar lasbrumasquecadadíaconmás fuerza se ibanhaciendomásespesasenaquellaalmacorrompidaymefítica.

—Hermano,vengoaveros—ledijotímidamenteJehan.Elarchidiácononisiquieralevantólosojoshaciaél.—¿Pues?—Hermano—prosiguió el hipócrita—, sois tanbuenoparamíymedais tanbuenos consejosque

acabosiemprevolviendoavos.—¿Yquémás?—¡Ay, hermano! Qué razón teníais al decirme: Jehan! ¡Jehan!, cessat doctorum, doctrina,

discipulorumdisciplina[86].Jehan,séprudente,Jehanséestudioso,Jehannopaséislasnochesfueradelcolegiosinrazónquelojustifiqueysinpermisodelosmaestros.Noospeleéisconlospicardos,noli,Ioanes, verberare picardos, no os envilezcáis como un asno inculto, quasi asinus illiteratus. Jehan,permitidquelaprudenciadelosmaestrososimpongaloscastigosprecisos.Jehan,Jehan,visitadtodaslasnocheslacapillaycantadunaantífona,conlosversículosylasoraciones,anuestragloriosaseñoralaVirgenMaría.¡Ay!¡Quéexcelentesconsejos,losvuestros!

—¿Yquémás?—Hermano,¡tenéisantevosaunhombreculpableycriminal,aunmiserablelibertino,aunmonstruo!

Mi querido hermano, Jehan ha pisoteado vuestros sabios y generosos consejos como si fueran paja einmundicia. Dios, que es extraordinariamente justo, ya me ha castigado por ello. Mientras no me hafaltadoeldinero,meheentregadoalascomilonas,ahacerlocurasyalavidafácil.¡Oh!¡Quéhermosacaratieneel libertinajevistodefrente!¡Peroquéhorriblesinembargovistopordetrás!Ahoraquenotengoniblanca,quehevendidomisropas,micamisaymitoalla,¡semeacabólabuenavida!Seacabólahermosalámparayyanomequedamásqueunavulgarmechadeseboconmalosolores.Laschicasseríendemí.Nopuedobebermásqueaguaylosacreedoresylosremordimientosmepersiguen.

—¿Yyaseacabó?—¡Ay,miqueridohermano!Megustaríallevarunavidamejoryporesoacudoavosconelcorazón

contrito,comounpenitenteenbuscadeconfesiónymedoygrandesgolpesdepecho.TenéistodalarazónenquererquemelicencieymehagamaestroayudanteenelcolegiodeTorchi.Ostengoquedecirqueahora siento en mí una gran vocación hacia este estado. Pero carezco hasta de tinta y tendré quecomprarla;tampocotengoplumasytendréquecomprarlas;nipapel,nilibros;mefaltadetodo.Necesitoparatodoelloalgunosdinerosyacudoavos,queridohermano,conelcorazóncontrito.

—¿Esoestodo?

—Sí—dijoelestudiante—.Sólounpocodedinero.—Nolotengo.El estudiantedijo entonces, conun aire serioy a la vezdecidido.—Muybien, hermano.Lamento

muchotenerquedecirosquemehanhechoenotraspartespropuestasmuyatractivas.¿Nomevaisadardinero?¿No?Enesecasovoyahacermetruhán.

Al pronunciar esa terrible palabra, tomó la actitud deAjax, esperando ver caer el rayo sobre sucabeza.

Elarchidiáconoledijofríamente.—Haceostruhán.Jehanlehizounaprofundareverenciaysealejó,silbando,porlaescaleradelclaustro.Cuandopasabapor elpatiodel claustro,bajo laventanade la celdade suhermano,oyócómose

abríaésta;levantóentonceslavistayviopasarporlaaberturalaseveracabezadesuhermano.—¡Vetealdiablo!Ahívaelúltimodineroquevasarecibirdemí.Almismotiempo,elarchidiácono learrojóunabolsaquehizoalestudianteunbuenchichónen la

frente.Jehansealejó,enfadadoycontentoalavez,comounperroalquelehubiesengolpeadoconunhueso.

III¡Vivalaalegría!

ELlectoryasabráqueunapartedelaCortedelosMilagrosestabacerradaporlaantiguamuralladelrecinto de la ciudad, y que buena parte de las torres de esamuralla empezaban ya a derrumbarse enaquellaépoca.Unadeaquellas torres lahabíanconvertido los truhanesen lugardediversión.Habíanhechounbarenlasaladeabajoylasdemáscosasenlospisosdearriba.Aquellatorreeraellugarmásactivoyenconsecuenciaelmásrepugnantedelatruhanería.Eracomounenjambremonstruosozumbandonocheydía.Denoche,cuandoel restode lapordioseríaestabayadurmiendoycuandonoseveíayaninguna luz en las ventanas de aquellas casas de adobes, cuando ya no se oía ningún grito en aquelinnumerablemontóndecasas,enaquelloshormiguerosdeladrones,deprostitutas,deniñosrobadosodebastardos,sepodíareconocersiempreaquella torrealegreporelruidoquedeellasurgíaypor la luzescarlataquesedifundíaalavezporlosrespiraderosyporlasventanasyporlasgrietasdsusruinososmuros;aquelresplandorseescapaba,pordecirloasíportodoslosporosdelatorre.

Elsótanohacía,pues,detaberna.Sebajabaaellaatravésdeunaportezuelaydeunaescaleratanescarpada como un alejandrino clásico. En la puerta aparecía, a guisa de emblema, una pintura malembadurnadaquerepresentabaunasmonedasnuevasyunospollosmuertosydesplumados.Pordebajode aquella pintura figuraba una inscripción interpretativa de la misma: Aux ronneurs pour lestrépatsés[87].

Unanoche,cuandoeltoquedequedasonabaentodaslastorresdeParís,sialosvigíasleshubieradadoporentrarenlatemibleCortedelosMilagros,habríanpodidoverqueenlatabernaaquellahabíamás jaleoquedecostumbre,que sebebíay se jurabamásquenunca.Afuerahabíavariosgruposquehablabanenvozbaja,comocuandoseestátramandounaconspiración,mientrasqueacáoallá,algunosdeaquellostiposafilabancontraelempedradolashojasdesuscuchillos.

Sinembargo,enelinterior,elvinoyeljuegodistraíantanfuertementeaquellanochealostruhanesquehabría resultadomuydifíciladivinar,por loqueellosdecían,dequése trataba.Sóloseveíaqueestabanmásalegresquedeordinarioyquea todosse lesveíadevezencuandoalgúnarmaentre lasropas;unahoz,unhacha,untajooelcañóndeunviejoarcabuz.

Lasala,deformaredonda,eramuyampliaperolasmesassehallabantanjuntasunasdeotrasylosbebedoreserantantosquetodoloquehabíaenlataberna:hombres,mujeres,bancos,jarrasdecerveza,losquebebían,losquedormíanylosquejugaban,lossanos,loslisiados…parecíanamontonadoscontantoordenyarmoníacomounmontóndeconchasdeostras.Habíaalgunasvelasdeseboencendidasporlasmesas,perolaverdaderaluminariadelataberna,loquehacíaelpapeldearañadetechoenunteatrodeópera,eraelfuego.Aquelsótanoerantanhúmedoquenuncasedejabaapagarlachimenea,niinclusoen pleno verano. Era enorme, como campana esculpida, protegida con fuertes parrillas de hierro yatizadores. Tenía uno de esos grandes fuegos de leña y de turba que de noche, en las calles de lospueblos, reflejan en rojo, sobre las paredes de enfrente, el espectro de las ventanas enrejadas. Unencargado,sentadogravementecercadelfuego,hacíagirarunasador,llenodetrozosdecarne.

Aunquelaconfusióneragrande,enunaprimeraojeadapodíandistinguirseentreelgentíotresgruposprincipales que se apiñaban en torno a tres personajes, ya conocidos del lector: uno, curiosamente

ataviado conmuchos adornos a lamoda oriental, eraMathiasHungadi Spicali, duque deEgipto y deBohemia. El bribón estaba sentado encima de unamesa con las piernas cruzadas, el dedo levantado,haciendoexhibicióndesuciencia,envozalta,hablandodemagiablancaodemagianegraacuantoslerodeaban boquiabiertos. Otro grupo se agolpaba en torno a nuestro antiguo amigo, el valiente rey deTúnez, armado hasta los dientes. Clopin Trouillefou, con aspecto serio y en voz baja, organizaba elpillaje de un enorme tonel lleno de armas, medio reventado ya, del que salían en cantidad hachas,espadas, cazoletas, cotas demalla, cuchillos, puntas de lanza y azagayas, saetas ymás hierros, comosalenmanzanasyuvasdelcuernodelaabundancia.Cadacualibacogiendodelmontón,unounmorrión,otrounestoque,otrosunpuñal;inclusolosniñossearmabanyhastaalgúnlisiadohabíaque,armadoyhastaacorazado,pasabaporentrelaspiernasdelosbebedorescomounenormeescarabajo.

Y,finalmente,untercergrupo,elmásruidosoyjovialytambiénelmásnumeroso,llenabalosbancosylasmesasenmediodeloscualesperorabaentrejuramentosunavozaflautadaquesurgíapordebajodeunapesadaarmaduracompleta,desdeelcascoalasespuelas.Elindividuoqueasísehabíacolgadotodaunapanoplia,desaparecíadetalmaneratrasaquellavestiduradeguerraquesóloseveíadesupersonasudescaradanariz,roja,respingona,unosrizosrubios,unabocarosayunosojosinquietos.

Llevabaelcinturóncuajadodedagasypuñales;unagranespadaalcostado,unaballestaoxidadaasuizquierdayunaenormejarradevinoanteél,sincontaraunarollizamozadescarriada,queseencontrabaasuderecha.Todaslasbocasquelerodeabanbebían,jurabanyreían.

Añádaseatodoestootrosveintegrupossecundarios,lasmozasymozosdeservicioqueibandeacáparaalláconlasjarrasenlacabeza,losjugadoresencuclillasdándolealosdados,oalasbolas,alastabasoaljuegoapasionantedelasanillas;conlasdiscusionesenunrincónylascariciasylosbesosenotro.Mezclandotodoestopodrátenerseunaideadeaquelcuadrosobreelquevacilabalaluzdeaquellagranchimenea llameante,queproyectabasobre lasparedesde la tabernamil sombrasdesmesuradasygrotescas.Enloquealruidoserefiere,eracomoelinteriordeunacampanaenplenorepique.

Lagraseradelaquesaltabaunalluviadegrasallenabaconsuchisporroteocontinuolosintervalosdelosmildiálogosqueseentrecruzabandeunaaotrapartedelasala.

Habíaenmediodetodoaqueljaleo,alfondodelataberna,enelbancointeriordelachimenea,unfilósofo que se hallabameditando; tenía los pies en las cenizas y los ojos puestos en los tizones; eraPierreGringoire.

—¡Vamos, rápido! ¡Apresuraos! ¡Armaos! ¡Antes de una hora estamos enmarcha!—decíaClopinTrouillefouatodosaquelloscharlatanes.Habíatambiénunamuchachaquetarareaba:

Bonsoir,monpèreetmamère!Lesdernierscouvrentlefeu[88].

Dosjugadoresdecartasdiscutían.—¡Tramposo!—gritabaelmásenfadadode losdos,amenazandoalotroconelpuño—.¡Tevoya

dejarlacarahechauntrébol!YasípodráspasarporMistigrieneljuegodecartasdemonseñorelrey.—¡Uf!—protestabaunnormando,reconocibleporsuacentogangoso—.Estamosaquíamontonados

comolossantosdeCaillouville.—Hijos—decíaelduquedeEgiptoasuauditorio,hablandoenfalsete—,lasbrujasdeFranciavana

losaquelarressinescobanigrasanimontura;sólovanconalgunaspalabrasmágicas.LasbrujasdeItaliatienensiempreunmachocabríoesperándolasalapuerta,perotodasellassalenporlachimenea.

Lavozdeljovenbribón,armadodepiesacabeza,dominabaaquelbarullo.—¡Bravo!¡Bravo!¡Hoyhagomisprimerasarmas!¡Truhán!PorCristoquesoytruhán.¡Llenadmeel

jarrodevino!Amigosmíos;mellamoJehanFrolloduMoulinysoygentilhombre.EstoysegurodequesiDiosfueragendarmeseacabaríahaciendosalteador.Hermanos,vamosahacerunabonitaexpediciónytodos somos valientes. Asaltaremos la iglesia, derribaremos sus puertas y sacaremos de allí a lamuchacha; la salvaremos de los jueces y de los curas; desmantelaremos el claustro y quemaremos alobispoenelobispado.Yademás loharemos todoenmenos tiempodelque tardaunburgomaestre entragarseunacucharadadesopas.Nuestracausaesjusta.Saquearemoslacatedralyseacabó.Colgaremosa Quasimodo. ¿Conocéis a Quasimodo, señoritas? ¿Le habéis visto jadear con el bordón el día dePentecostés?¡Portodoslosdiablosqueesdignodeverse!¡Sediríaundiabloacaballodeunagárgola!¡Amigosmíos,escuchadme!Soytruhánhastael fondodemicorazóny tengoalmadebellaco.Hesidorico y me comí mis bienes. Mi madre quería hacer de mí un oficial y mi padre subdiácono; mi tíaconsejerodelostribunales,miabuelaprotonotariodelreyymitíaabuelatesorerotogado;peroyomehehechotruhán.Selodijeamipadreymeescupióalacarasumaldición;selodijetambiénamimadrequeseechóallorar,lapobreseñora,yababearcomoesetroncoenlaparrilla.¡Vivalaalegría!¡Soyunauténtico liberado! Tabernera, amigamía, ¡más vino que todavía puedo pagarlo! Pero que no sea deSuresnesquemeraspaelgaznate;preferiría,¡quédiablos!,hacergárgarasconuncesto.

El auditorio aplaudía y se reía a carcajadas; viendo todo aquel jaleo a su alrededor el estudianteprosiguió.

—¡Québiensuenaesteruido!Populidebacchantispopulosadebacchatio!Ysepusoacantar,conlavistaturbada,comoenéxtasisycomouncanónigoentonandolasvísperas.—¡Quaecantica!¡quaeorgana!¡quaecantinelae!¡quaemelodiaehicsinefinedecantantur!Sonat

mellifluhymnorum,organasuavissimaangelorummelodia,canticacanticorummira[89].Seinterrumpióunmomentoydijo:—¡Cantineradeldemonio,damedecenar!HubounmomentoenquenadiehablabayjustoentoncesseoyólavozagriadelduquedeEgiptoque

adoctrinabaasusgitanos.—LacomadrejasellamaAdouine,elzorroPieazuloelCorredordebosques,elloboPiegrisoPie

dorado,eloso,elViejooelAbuelo.Elsombrerodeungnomolehaceaunoinvisibleypermiteverlascosasinvisibles.Parabautizaraunsapohayquevestirledeterciopelorojoynegro,ponerleuncascabelalcuelloyunacampanillaenlaspatas.Elpadrinoseponedelanteylamadrinadetrás.EseldemonioSidragasumquientieneelpoderdehacerbailardesnudasalasmuchachas.

—¡Portodoslosdemonios!—interrumpióJehan—.YamegustaríaamísereldemonioSidragasum.Mientrastantolostruhanesseguíanarmándoseentrecuchicheos,alotroladodelataberna.—¡LapobreEsmeralda!—decíaunagitana—.Esnuestrahermana.Tenemosquesacarladeallí.—Entonces,¿sigueaúnenNuestraSeñora?—preguntóunmendigoconcaradejudío.—¡Sí,pardiez!—Puesentonces,camaradas—exclamóelmendigo—,¡aNuestraSeñoratodos!Porqueademáshay

enlacapilladeSanFereolyFerrutiondosestatuas,unadeSanJuanBautistayotradeSanAntonio,las

dosdeoro,yquepesanentre lasdosdiecisietemarcosdeoroyquinceestelines; laspeanas,deplatadorada,diecisietemarcosycincoonzas.Sétodoestoporquesoyorfebre.

Enestemomento,sirvieronlacenaaJehanquerecostándoseenelpechodelacantineradijo:—¡PorSanVoult-de-Loucques,aquienelpueblollamaSanGoguelu,quesoyunhombrefeliz!Tengo

antemíaun imbécilquememiraconsucarabarbilampiñadearchiduqueyami izquierdaotrocuyosdientessontanlargosqueletapanelmentón.Yparacolmo,yo,comoelmariscaldeGiéenelasediodePontoise,tengomidiestraapoyadaenunaprotuberancia.¡PorlasbarbasdeMahoma,camarada!¡Parecesunmercaderdepelotasyencimatevasasentarjuntoamí!¡Amigomío!Yosoyunnobleylasmercancíassonincompatiblesconlanobleza.¡Largodeahí,pues!¡Yvosotros,dejadyadepegaros!¡Pero,cómo!Tú, Bautista Croque-Oison, con esa nariz tan bonita, ¿vas a exponerla ante los puños de ese buitre?¡Imbécil!Noncuiquamdatumesthaberenasum.¡Eresdivina,JacquelineRongeOveille!¡Esunapenaqueestéscalva!¡Eh!YomellamoJehanFrolloymihermanoesarchidiácono.¡Quesevayaaldiablo!Todo lo que os digo es cierto. Al hacerme truhán he renunciado alegremente a lamitad de una casasituadaenelparaísoyquemihermanomehabíaprometido:Dimidiamdomuminparadiso.Citoeltexto:tengounfeudoenlacalleTirechappeytodaslasmujeresseenamorandemí;estoestanciertocomoqueSanEloyeraunorfebreexcelenteyqueloscincooficiosdelabuenavilladeParíssonloscurtidores,lostafileteros,lostalabarteros,losbolserosyloszapateros,yquesanLorenzofuequemadoconcáscarasde huevo. Os lo juro, camaradas. Preciosa, hay claro de luna;mira por la claraboya cómo el vientodesgarralasnubes.Asíharéyocontucorpiño.¡Eh,chicas!¡Quitadlosmocosalosniñosyarregladlasmechas de esas velas! ¡PorCristo y porMahoma! ¿Qué es lo que estoy comiendo? ¡Por Júpiter! Loscabellosquenoseencuentranenlacabezadeestasrameras,melosencuentroenelplato.¡Oye,vieja!¿Sabes?Megustanlastortillascalvas.¡Queeldiablotedejepasmada!¡ValientehosteleríadeBelcebúendondelasramerassepeinanconlostenedores!

Ydespuésdetodoestorompiósuplatocontraelsueloysepusoacantaravozengrito:

Notengo,enelnombredeDios,nifuegoniley,nireyniDios.

Mientras tantoClopinTrouillefou había acabadoya con la distribución de armas y se aproximó aGringoire que parecía sumido en una profundameditación, con los pies apoyados en la parrilla de lachimenea.

—AmigoPierre—ledijoelreydeTúnez—:¿Enquédiablosestáispensando?Gringoiresevolvióhaciaélconunasonrisamelancólica.—Megustaelfuego,queridoseñor.Noporlarazóntrivialdequepuedecalentarnoslospiesode

quesirveparacalentar lasopa,sinoporque tienechispas.Avecesmepasohorasenterasmirandolaschispasydescubromilcosasenesasestrellasqueespolvoreanelfondonegrodelhogar.Escomosiesasestrellasfueranotrostantosmundos.

—¡Quemepartauntruenosiloentiendo!—ledijoeltruhán—.¿Sabesquéhoraes?—Nolosé—respondióGringoire.

ClopinseacercóentoncesalduquedeEgipto.—CamaradaMathias,elcuartodehoranoesbueno.DicenqueelreyLuisXIestáenParís.—Razóndemásparaarrancarleanuestrahermanadelasgarras—lerespondióelviejobohemio.—Hablascomounhombre,Mathias—ledijoelreydeTúnez—.Ademásactuaremosrápidos.Nohay

quetemerresistenciaenlaiglesia.Loscanónigossoncomoliebresynosotrossomosmuchos.Lagentedelparlamentosevaaquedarmañanaconunpalmodenaricescuandovenganabuscarla.¡Porlastripasdelpapa!¡Noquieroquelacuelguenaesabellaniña!

Clopinsaliódelataberna.Mientrastanto,Jehanseguíagritandoconvozronca:—¡Bebo, como, estoyborracho, soycomoelmismo júpiter! ¡Eh! ¡Tú,PierreL'Assommeur!, sime

siguesmirandoasílovoyadesempolvarlanarizdeunpapirotazo.Porsuparte,Gringoire,arrancadoasusmeditaciones, sehabíapuestoaconsiderar loanimadode

aquellaescenatanalborotadoraquelerodeabaycomentabaentredientes.—Luxuriosaresvinumet tumultuosaebrietas[90]. ¡Ay! ¡Québienhagonobebiendo!Yconcuanto

tinodijoSanBenito:«Elvinohaceapóstatasinclusoalosmismossabios».EnaquelmomentoentróClopingritandoconvozdetrueno.—¡Medianoche!A esta palabra que hizo el efecto de un botasilla en un regimiento que ha hecho alto, todos los

truhanes,hombres,mujeresyniños,salierontumultuosamentefueradelatabernacongranruidodearmasyhierros.

Lalunasehabíaocultado.LaCortedelosMilagrossehabíaquedadoaoscuras.Nohabíaningunaluz, pero estaba muy lejos de quedar desierta pues podían distinguirse muchos grupos de hombres ymujereshablandoentreellosenvozbaja.Seoíaelrumordesusvocesyseveíarelucir todaclasedearmasenlaoscuridad.Clopinsesubióaunagranpiedra.

—¡Avuestrasfilas,losdelagermanía,avuestrasfilaslosdeEgiptoyvosotrostambiéngalileos!Un gran movimiento se produjo en la oscuridad y todo aquel enorme gentío pareció formarse en

columnas.MinutosmástardeelreydeTúnezelevólavoz.—¡Ahora silencio para cruzar París! ¡El santo y seña es pequeña llama vagabunda! ¡No se

encenderánlasantorchashastallegaraNuestraSeñora!¡Enmarcha!Diezminutosmástarde,larondadeacaballohuíadespavoridaanteunalargaprocesióndehombres

negrosysilenciososquebajabahaciaelPont-au-Change,atravésdelascallestortuosasqueatraviesanentodasdireccioneseldensobarriodelasHalles.

IVUntorpeamigo

AquellanocheQuasimodonodormía.Acababajustodehacerlaúltimarondaporlaiglesiaynosehabía fijado siquiera que, en el momento en que estaba cerrando las puertas, el archidiácono habíapasadocercadeélyhabíamostradounciertomalhumoralverleecharcuidadosamenteloscerrojosdelaenormearmaduradehierroquedabaalasdosanchashojasdelapuertalasolidezdeunamuralla.DomClaude mostraba además un aspecto más preocupado que de costumbre. Por otra parte, maltratabaconstantementeaQuasimododesdeaquellaaventuranocturnaenlaceldadelaEsmeralda.Peropormásrudoquefuerasutrato,yaunqueinclusoalgunavezlepegara,nadaeracapazdequebrantarlasumisión,la paciencia y la entrega del fiel campanero. Soportaba todo lo que viniese del archidiácono sin unreprocheysinningunaqueja.Yafueraninjurias,amenazasainclusogolpes.TodolomásleseguíaconsumiradainquietacuandodomClaudesubíaporlaescalerahacialatorre,aunque,desdeaquellaocasión,elarchidiácononohabíavueltovoluntariamenteapresentarseantelosojosdelaegipcia.

Sinembargo,aquellanoche,despuésdehaberechadounaúltimamiradaasuspobrescampanas,tandescuidadas ahora, a Jacqueline, a Marie y a Thibauld, había subido hasta lo más alto de la torreseptentrionalyallí,dejandoeneltejadosulinternasorda,biencerrada,sehabíaquedadocontemplandoParís.Lanoche,comoyahemosdicho,eramuyoscurayParísque,pordecirloasí,noestabailuminadoenaquellaépoca,presentabaalavistaunconfusomontóndemasasnegras,cortadoaquíyallá,porlacurvablancuzcadelSena.

Quasimodosóloveíaluzenlaventanadeunedificiolejanocuyoperfilvagoysombríoseperfilabamuyporencimadelostejados,hacialaPortedeSaint-Antoine.Tambiénallíhabíaalguienenvela.

Dejandoflotarporaquelhorizontedebrumassumiradacínica,elcampaneropresentíamuydentrodesí una vaga preocupación. Hacía ya varios días que se sentía inquieto y vigilante. Veía rondarcontinuamenteentornoalacatedralahombresdeaspectosiniestroquevigilabanalajovenypensabaqueseestabatramandoalgúncomplotcontraladesventuradarefugiada.Seimaginabaqueexistíaunodiopopular hacia ella igual que existía ese odio hacia él y tenía la impresión de quemuy pronto podríaocurriralgoimprevisto.Poresopermanecíaenelcampanario,alacecho,soñandoensusensueñoscomodiceRabelais,conelojotanprontoenlaceldacomoenParís,montandolaguardia,comounbuenperro,conelcorazónllenodetemorydesconfianza.

Depronto,mientrasescrutabalagranciudadconaquelúnicoojoquelanaturaleza,porunaespeciedecompensación,lehabíahechotanpenetrantequecasibastabaparareemplazaralosdemásórganosdelos que carecía Quasimodo, le pareció que la silueta del muelle de la Vieille-Pelleterie tenía algoespecial,quehabíaunciertomovimientoenaquelpuntoquelalíneadelpretilquesedestacabaennegrosobreelreflejoblancodelagua,noestabaigualqueladelosotrosmalecones,sinoqueseondulabaantelavista,comolasolasdeunríoocomolascabezasdeunamuchedumbreenmarcha.

Aquelloleparecióraroymiróconmásatención.AquelmovimientoparecíadirigirsehacialaCité,peronoseveíaningunaluz.Semantuvodurantealgúntiempoenelmalecónyluegoibafluyendopocoapoco,comodirigiéndosehaciaelinteriordelaisla,hastaquedeprontocesóyelaspectodelmalecónvolvióaverserectoainmóvilcomosiempre.

EnelmomentoenqueQuasimodosehacíasobreellounmontóndeconjeturas,creyódistinguirqueelmovimiento aquel reaparecía otra vez por la calle del Parvis y que se prolongaba por la Cité,perpendicularmentealafachadadeNuestraSeñora.Aunquelaoscuridaderaintensa,logródistinguirporfin,cómounacabezadecolumnadesembocabaporesacalleycómounenormegentíoseextendíaenunmomentoporlaplaza.Enmediodeaquellaoscuridadsólofuecapazdedistinguirquesetratabadeunenormegentío.

Aquel espectáculo producía miedo por sí mismo; y es que el silencio de aquella procesión tanespecial,taninteresadaenocultarseenlassombrasoscurasdelanoche,noeramenosprofundoquelapropia oscuridad.Sin embargo algún ruido tenía queoriginar, aunque sólo fuera el producidopor suspisadasaunqueéstenopudierallegaranuestrosordo.Aquellamuchedumbredelaqueapenassilograbaveralgoydelaquenooíanada,andabayseagitabasinembargomuycercadeélyleproducíaelefectodeundesfiledemuertos,mudoaimpalpable,perdidoentrelassombras.

Leparecíaverqueavanzabahaciaélunanieblallenadehombresyquelassombrassemovíanenlaoscuridad.

Entoncesrenacieronsustemoresyporunmomentolevinoalamentelaideadeunatentativacontralagitanay sintió confusamente la violenciade aquella situacióny fue entonces cuando reflexionó conunos razonamientos más rápidos y mejores de lo que habría cabido esperar de un cerebro tan malorganizadocomoelsuyo.

¿Seríaconvenientedespertaralagitana?¿Ayudarlaahuir?¿Pordónde?Lascallesestabansitiadasyla iglesia pegada al río por la parte posterior. No tenía barca y entonces comprendió que no habíaescapatoriaporahí.Existíasinembargounaposibilidad: lucharhasta lamuertesi fuerapreciso,enelpórtico de la catedral; resistir almenos hasta que pudieran venir a ayudarle, si es que alguien podíavenir,envezdeturbarelsueñodelaEsmeralda,puessiempreseríademasiadoprontoeldespertaralapobredesgraciadaparamorir.

Detenidoenestadecisión,sepusoaestudiaralenemigoconmáscalma.ElgentíoaumentabapormomentosenlaplazadelParvis.Deducíaquenodebíanhacerapenasruido

puestoquelasventanasdelascallesydelaplazapermanecíancerradas.Deprontoviobrillarunaluzyenuninstanteseencendieronsieteaochoantorchasquesepaseabanporencimadelascabezasagitandosusmechonesdefuego.Quasimodovioentoncesclaramentecómoseamontonabaenlaplazaunterriblerebaño de hombres ymujeres, harapientos, armados con guadañas, picas, hoces, partesanas cuyasmilpuntas relucían; por todas partes bieldos negros ponían cuernos a aquellas caras horribles. Se acordóvagamentedeaquelpopulachoycreyóreconocerenaquellascarasaquienesunosmesesanteslehabíansaludadocomopapadeloslocos.Unhombrequellevabaunaantorchaenunamanoyunlátigoenlaotrasesubióaunapiedradelpretilde laplazayparecíaarengaralgentío.Luegoviocómoaquelextrañoejércitotomabaposicionesentornoalaiglesia.Quasimodorecogiósulinternaybajóalaplataformadeentrelastomesparapoderverdemáscercayprepararlamaneradedefenderse.

ClopinTrouillefousehabíacolocadoanteelgranpórticodeNuestraSeñorayhabíaorganizadoasutropa para la batalla. Aunque no esperaba ninguna resistencia, quiso, como un general prudente,conservar un orden que le permitiera hacer frente, en caso de necesidad, a un ataque súbito, a lavigilanciaoalaguardiadelosdoscientosveintearqueros.Así,pues,habíaescalonadoasubrigadadetalmaneraque,vistadesdeloaltoydesdelejos,sehabríapensadoeneltriánguloromanodelabatalla

deEcnoma,enelhocicodecerdodeAlejandrooenlafamosacuñadeGustavoAdolfo.Labasedeestetriánguloseapoyabaenelfondodelaplaza,demaneraquecerrabalacalledelParvis;unodesusladosmirabaalHôtel-DieuyelotroalacalledeSaint-Pierre-aux-Boeufs.ClopinTrouillefousehabíasituadoenlacúspideconelduquedeEgipto,nuestroamigoJehanylosepilépticosmásatrevidos.

No era cosa muy rara en las ciudades de la EdadMedia una empresa como la que los truhanesintentaban en aquellos momentos contra Nuestra Señora. Lo que hoy llamamos policía no existíaentonces. En las ciudades populosas, en las capitales sobre todo, no había un poder central, único yregulador.Elfeudalismohabíaconstruidodeunamaneramuycuriosaestasgrandescomunas.Laciudadestabaformadaporunconjuntodemilseñoríosqueladividíanennumerososcompartimentosdeformasy tamañosdiversos.Deahí lasmilpolicíascontradictorias;esdecir, la faltadepolicía.EnParís,porejemplo, independientemente de los ciento cuarenta y un señores con pretensiones feudales, habíaveinticincoquesecreíanconderechospropios;desdeelobispodeParís,queteníacientocincocalles,hasta el prior de Notre-Dame-des-Champs que tenía cuatro. Todos estos justicieros feudales noreconocíanmásquenominalmentelaautoridadsoberanadelrey.Todosteníanderechosviariosytodosseencontrabanensuspropiosfeudos.

LuisXIfueaquelobreroinfatigablequeinicióyavanzónotablementeenlademolicióndeledificiofeudal, continuadomás tarde por Richelieu y LuisXIV, en beneficio de lamonarquía, y acabado porMirabeauenbeneficiodelpueblo.

LuisXIintentóromperlareddeseñoríosquecubríaParís,lanzandocontraellos,violentamente,dosotresdecretosdepolicíageneral.Asíen1465,sedioordenaloshabitantesdeque,unavezllegadalanoche, iluminasenconvelassusventanasydequecerrasenasusperrosbajopenadehorca;enaquelmismoañoordenóqueporlasnochesfuerancerradaslascallesconcadenasdehierroyseprohibióquepor la noche se llevasen dagas o cualquier otra arma ofensiva. Pero muy poco después todos estosintentosdelegislacióngeneralcayeronendesusoylagentedejóqueelvientoapagaralasvelasdesusventanasyquelosperrosvagasenporlascalles;lascadenasdehierrosóloseutilizaronenépocasdesitioylaprohibicióndellevardagasnoacarreómáscambiosqueelnombredelacalleCoupe-Gueulepor el de Coupe-Gorge, lo que no deja de ser un progreso evidente. El viejo armazón de lasjurisdiccionesfeudalessemantuvoenpie;erainmensoelamontonamientodebailiajesydeseñoríosquesecruzabanenlaciudad,estorbándose,mezclándose,enredándoseunosconotros;erainútillamarañaderondas,decontrarrondasydesubrondas,atravésdelascualespasaban,amanoarmada,elbandidaje,larapiña y la sedición. Así que dentro del desorden general, no podían considerarse como unacontecimiento inauditoestosasaltos,porunapartedelpopulacho,haciapalacios, residenciasoa lascasasmismas,enlosbarriosmáspoblados.Enlamayorpartedeloscasos,losvecinosnosemezclabanen el asunto, salvo si les afectaba de unamanera directa. Se taponaban los oídos ante los disparos,cerrabanlascontraventanas,atrancabansuspuertas,dejabanqueelasuntosearreglaseconlaguardiaosin la guardia y al día siguiente se comentaba en París: «Esta noche han robado en casa de ÉtienneBarbette; han asaltado al mariscal de Clermont… Por eso tenían almenas en los muros e inclusomatacanesporencimadelaspuertasnosólolasmansionesreales,comoelLouvre,elPalais,laBastille,lasTournelles, sino también las residenciasseñorialescomoelPetit-Bourbon, l'HôteldeSens, l'Hôteld'Angoulême, etc. Otros, entre los que no se encontraba la catedral, estaban fortificados. El abad deSaint-Germain-des-Prés estaba almenado como un barón y la abadía había gastado más dinero en

bombardasqueencampanas.Todavíaen1610podíacontemplarselafortalezadelaquehoyapenassiquedalaiglesia».

PerovolvamosaNuestraSeñora.Unaveztomadaslasprimerasdisposiciones,yhayquedecirenhonoraladisciplinadelostruhanes

quelasórdenesdeClopinfueronejecutadasensilencioyconunaprecisiónadmirable,eldignojefedelabanda se subió al pretil de la plaza y elevó su voz ronca y áspera, mirando hacia la catedral yenarbolandosuantorchacuyas llamasagitadasporelvientoyveladasporsupropiahumareda,hacíanaparecerydesapareceralavistalarojizafachadadelaiglesia.

—A ti, Louis de Beaumont, obispo de París, consejero en la corte del parlamento, yo ClopinTrouillefou, reydeTúnez,granCoésre,príncipede lagermanía,obispode los locos, tedigo:Nuestrahermana,falazmentecondenadapormagia,seharefugiadoentuiglesiayenconsecuencialedebesasiloyprotección.Sinembargolacortedelparlamentoquiereprenderlaytúhasconsentidoenello,tantoquemañanamismolacolgaríanenlaGrève,siDiosylostruhanesnoestuvieranaquí;poresovenimosati,obispo. Si tu iglesia es sagrada, también lo es nuestra hermana.Y si nuestra hermana no es sagrada,tampocoloestuiglesia.Porestoteconminamosaquenoslaentreguessiquieressalvartuiglesia;onosladevuelvesoasaltamostuiglesiayestarábienhecho.Entestimoniodelocual,plantoaquímibanderay¡queDiosteguarde,obispodeParís!

DesgraciadamenteQuasimodonopudooíraquellaspalabras,pronunciadasconunairedemajestadsombríaysalvaje.UnodelostruhanespresentósubanderaaClopin,quesolemnementelaplantóentredosadoquines.Eraunahorcadecuyaspúascolgaba,sanguinolento,untrozodecarnepodrida.

Hechoesto,el reydeTúnezsevolvióypaseósumiradasobresuejército, formadoporuna ferozmultituddehombresentrelosquelasmiradasbrillabantantocomolaspicas.

Despuésdeunabrevepausa:—¡Adelantehermanos!¡Altrabajocerrajeros!Treinta hombres fornidos, de musculatura robusta y cara de cerrajeros, salieron de las filas con

martillos, tenazasybarrasdehierroalhombro.Sedirigieronhacia lapuertaprincipalde la catedral,subieron los escalones y pronto se les vio a todos bajo la ojiva, forzando la puerta con tenazas ypalancas. Unmontón de truhanes los seguía para ayudarlos o simplemente paramirarlos; entre todosabarrotaronlasoncegradasdelpórtico.Perolapuertaaguantaba.

—¡Demonios!¡Quédurayquétestaruda!—decíauno.—¡Esviejaytieneloscartílagosendurecidos!—decíaotro.—¡Ánimo,camaradas!—insistíaClopin—.Meapuestolacabezacontraunazapatilla,aquehabéis

abiertolapuerta,recuperadoalamuchachaydesvalijadoelaltarmayorantesdequesehayadespertadounsoloperdiguero.¡Fijaos!,parecequelacerraduraestáapuntodesaltar.

Unestrépitohorriblequeresonóenaquelmomentodetrásdeél,incerrumpiólaspalabrasdeClopin.Se dio la vuelta y vio cómo una enorme viga acababa de caer del cielo aplastando a una docena detruhanes sobre la escalinatamisma de la iglesia; después había rebotado sobre el empedrado con elestruendodeuncañonazo,destrozandoaquíyallálaspiernasdeunoscuantostruhanesqueseapartabancon gritos de terror. En un abrir y cerrar de ojos el recinto reservado de la plaza quedó vacío. Loscerrajeros, aunqueprotegidospor lasprofundasbóvedasdelpórtico,abandonaron lapuertayhastaelmismoClopinseretiróaunadistanciarespetuosadelaiglesia.

—¡Debuenamehelibrado!—exclamóJehan—.¡Oíelsilbidodelaviga!¡PeroPierreL'Asommeurhaquedadoaplastado!

No es posible describir la sorpresa y el pánico que la caída de aquella viga provocó en losasaltantes.Durantealgunosminutossequedaronconlavistafijaenelaire,mástemerososporlacaídadeaquellosmaderosqueporveintemilarquerosdelrey.

—¡PorSatanás!—masculloelduquedeEgipto—;¡estohueleamagia!—Eslalunalaquenoshatiradoesetronco—dijoAndréleRouge.—YesoquedicenquelalunaesamigadelaVirgen—exclamóFrançoisChanceprune.—¡Pormilpapas!—gritabaClopin—. ¡Sois todosunos imbéciles!—pero tampocoél sabíacómo

explicarlacaídadelmadero.Sinembargo,nopodíandistinguirnadaenlafachada,acuyapartesuperiornollegabalaclaridadde

lasantorchas.Elpesadomaderoestabaallí enmedioy seoían losgemidosdealgunosdesgraciadosquehabían

recibido el primer impacto y que estaban partidos en dos al haberles pillado contra el ángulo de losescalonesdepiedra.

Pasados losprimerosmomentosdeasombro,el reydeTúnezencontrópor finunaexplicaciónqueparecióplausibleasuscompañeros.

—¡Malditasea!¿Seráqueloscanónigossedefienden?Entonces,¡asaco!,¡asaco!—¡A saco!—repitió lamuchedumbre conun«hurra» furioso, al tiempoque lanzabanunaprimera

descargadeflechasydearcabucescontralafachadadelacatedral.Anteestadetonación,lostranquiloshabitantesdelascasascircundantessedespertaronysevieron

abrirunascuantasventanasyaparecerenellasgentecongorrosdenocheyvelasenlasmanos.—¡Tiradcontralasventanas!—gritóClopinyéstasvolvieronacerrarseinmediatamentedejandoa

loscuriosos,queapenassihabíantenidotiempodeecharunaojeadaasustadaaaquelescenariodelucesy tumulto, sudando de miedo y volviéndose junto a sus mujeres. Se preguntaban si no se estaríacelebrandounaquelarreenlaplazadelacatedralosisetrataríadeunnuevoasaltodelosborgoñones,comoenel64.Entonceslosmaridosempezabanapensarenlospillajes,lasmujeresenlasviolacionesytodosseechabanatemblar.

—¡A saco!—repetían los truhanes; pero no se atrevían a aproximarse.Miraban a la iglesia y almaderoy éste no semovía; la iglesia conservaba su aspecto tranquiloydesiertoperohabía algoquehelabadeterroralostruhanes.

—¡Vosotros, cerrajeros, manos a la obra!—gritó Trouillefou—.Hay que forzar la puerta—peronadiediounpaso.

—¡Portodoslosdemonios!¡Peroesquetenéismiedodeunaviga!Unviejocerrajerosedirigióaél.—Capitán,noeslavigalaquenosasusta;eslapuertaqueestátodacosidaconbarrasdehierroylas

tenazasnosirvendenada.—¿Quénecesitaríais,pues,paraderribarla?—lespreguntóClopin.—¡Ah!Senecesitaríaunariete.ElreydeTúnezseacercóvalientementehaciaelenormemaderoypusoelpieencima.—Aquítenéisuno—lesdijo—;oslohanenviadoloscanónigos—ysaludandoburlonamentehacia

laiglesiadijo—:¡Graciascanónigos!Labravataprodujosuefecto;elembrujodelmaderosehabíarotoylostruhanesrecobraronsuvalor.

Prontolapesadaviga,levantadacomounaplumapordoscientosbrazosvigorosos,vinoalanzarseconfuriacontralagranpuertaqueyaanteshabíanintentadoderribar.Viéndoloasí,conlasemiclaridadquelas escasas antorchas esparcían por la plaza, aquel largo madero empujado por aquella multitud dehombres,queleprecipitabancorriendocontralaiglesia,sehabríacreídoveraunmonstruosoanimaldemilpatasembistiendo,conlacabezabaja,algigantedepiedra.

Alchoquedelaviga,lapuertasemimetálicaresonócomouninmensotambor;noserompió,perolacatedral entera se estremeció y se oyeron retumbar las cavidades profundas del edificio. En aquelinstante,unalluviadepeñascoscomenzóacaerdeloaltodelafachadasobrelosasaltantes.

—¡Demonios!—exclamóJehan—.¿Seráquelastorresnoslanzansusbalaustradasalacabeza?PeroyaelimpulsosehabíadadoyelreydeTúnezpredicabaconelejemplo:decididamenteerael

obispoque intentabadefenderse.Entonces seempezóaatacar lapuerta conmás rabia, apesarde lasenormespiedrasque,cayendodeloaltodelastorres,rompíancabezasadiestroysiniestro.

Lomásdestacableeraqueaquellaspiedrascaíandeunaenunaperomuyseguidas.Lostruhanessinembargonotaban siempredos almismo tiempo;una en supiernasyotra en la cabeza.Quedabanmuypocossinrecibirningúngolpeyunmontóndeheridos,envueltosensangre,seremovíabajolospiesdelosasaltantesque,cadavezmásexcitadosyfuriosos,redoblabansusímpetus.Lalargavigacontinuabagolpeando la puerta a intervalos regulares, como el badajo de una campana, la lluvia de piedras nocesabaylapuertaseguíagimiendo.

EllectorhabrápodidoadivinarfácilmentequeaquellaresistenciainesperadaquetantoexasperabaalostruhanesveníadeQuasimodo.

Pordesgracia,lacasualidadestabaayudandoalvalientesordo.Cuando bajó a la plataforma situada entre las torres, sus ideas eranmuy confusas.Había corrido

durante algunosminutos por la galería, yendo y viniendo como un loco, viendo desde arriba lamasacompactadelostruhanes,dispuestosaasaltarlaiglesiaypidiendo,aDiosoaldiablo,quesalvasealagitana.

Habíatenidolaideadesubiralcampanariomeridionalytocararebato.Peroantesdellegaraponerlacampanaenmovimiento,antesdequelaenormevozdeMariehubieratenidotiempodelanzarunsoloclamor, ¿no lo habrían tenido los truhanes,másque sobrado, para derribar diez veces la puerta de laiglesia? Coincidía justo con el momento en que los cerrajeros avanzaban hacia ella con todas susherramientas.¿Quéhacerentonces?

De pronto se acordó de que algunos albañiles habían estado todo el día reparando el muro, elarmazónyeltejadodelatorremeridional.Aquellofuecomounrayodeluz:elmuroeradepiedra,latechumbredeplomoylaarmazóndemadera.Setratabadeaquellaarmazónprodigiosa,tantupida,quelallamabanelbosque.

Quasimodo corrió hacia aquella torre. Los espacios inferiores estaban efectivamente llenos demateriales. Habíamontones de piedra, láminas de plomo enrolladas, haces de listones, sólidas vigasaserradasyaymontonesdecascote.Todounarsenal.

Lasituacióneraapremiante,pueslastenazasylosmartillosestabantrabajandoabajo,enlapuerta.Entonces,conunafuerza,queelsentimientodelpeligrohacíaaumentar,levantóunadelasvigas,lamás

largaypesada, la sacóporunaclaraboyay luego, cogiéndolapor laparte exteriorde la torre, la fuedeslizandoporelángulodelabalaustradaquerodealaplataformaylaarrojóalvacío.Laenormeviga,enaquellacaídadecientosesentapies,arañandolafachadayarrancandoesculturas,diovariasvueltassobresímisma,comoelaspadeunmolinoquefuesevolandoporlosaires.Cuandollegóalsuelo,sealzóaquelhorriblegritoylanegraviga,rebotandoenelsueloparecíaunaserpientequesaltara.

Quasimodoviocómolostruhanessedispersabanalacaídadelmadero,comoseesparcelacenizacuandounniñosoplaencima.

Supo aprovechar su espanto y mientras ellos se quedaronmirando supersticiosamente el madero,caído del cielo, y dejaban tuertos a los santos de piedra del pórtico con una descarga de saetas yperdigones,Quasimodo iba amontonando en silencio cascotes, piedras ymorrillos e incluso hasta lossacosdeherramientasde losalbañiles,en losbordesde labalaustradapordondeyahabía lanzado laviga.

Poreso,encuantosedispusieronaembestirlagranpuerta,lagranizadadepiedrascomenzóacaerylesparecióquelaiglesiasedemolíaasímismasobresuscabezas.

SialguienhubieravistoaQuasimodoenaquellosmomentossehabríaasustado.Independientementede los proyectiles que había amontonado junto a la balaustrada, había apilado también unmontón depiedrasenlamismaplataforma,ycuandoseleacabaronlosmorrillosdelbordeanterior,cogíadelotromontón.Asíqueseagachaba,selevantaba,sevolvíaaagacharyalevantar,conunaactividadincreíble.Suenormecabezadegnomoseasomabapor labalaustradaycaíaalvacíounaenormepiedray luegootrayotramás.Devezencuando,seguíaconlavistalacaídadeunbuenpedruscoycuandodabaenelblancodecía:

—¡Hun!Perolostruhanesnodesmayabanyyalagruesapuerta,conmásdeveinteembestidas,habíatemblado

ante el ímpetu del ariete,multiplicado por la fuerza de cien hombres. Los paneles se cuarteaban; loscincelados saltaban hechos astillas, los goznes se levantaban sobre susmachos a cada embestida, lostablonescrujíanylasmaderassedeshacíanentrelasnervadurasdehierro.PorsuerteparaQuasimodo,habíamáshierroquemadera.

Peroélsedabacuentadequeaquellaenormepuertaestabacediendoy,aunquenolooía,cadagolperepercutíaalavezenlascavernasdelaiglesiayensusentrañas.Desdearribaveíacómolostruhanes,triunfantes y llenos de rabia, levantaban sus puños a la tenebrosa fachada; entonces echabademenos,para lagitanayparaélmismo, lasalasde losbúhosquehuíanenbandadasporencimadesucabeza.Aquellalluviadepedruscosnoerabastantepararechazaralosasaltantes.

Enaquellosmomentosde angustia, observó,unpocomás abajode labalaustrada,desdedondeélseguía aplastando a los truhanes, que había dos largas gárgolas de piedra situadas exactamente porencima de la puerta. El orificio interno de las gárgolas daba sobre el pavimento de la plataforma yentoncestuvounaidea:corrióabuscarunhazdeleñaasucuartuchodecampanero,colocósobrelaleñamuchaslatasyrollosdeplomoymunicionesaúnsinusary,biendispuestalahogueraenelagujerodelasdosgárgolas,laprendiófuegoconsufarol.

Mientras tanto, y como ya no caían piedras, los truhanes habían dejado de mirar a lo alto. Losbandidos, jadeantescualuna jauríaqueacosaal jabalíensucubil,seapresuraban tumultuosamenteentornoalgranportón,muydesvencijadoyaporelariete,perotodavíadepie;esperabancongranagitación

elgolpedefinitivoqueloabatieraporcompleto.Seapelotonabanparaestarlomáscercaposible,paralanzarse losprimeros, cuando seabriese, enaquellaopulentacatedral, receptáculo inmensoendonde,durantetressiglos,sehabíanconcentradoenormesriquezas.Serecordabanunosaotros,conrugidosdeplacerydeavaricia,lashermosascrucesdeplata,lasbellascapasdebrocado,lassuntuosastúnicasdeplata dorada, lasmagnificencias del coro, el esplendor solemnede las grandes fiestas, lasNavidadesdeslumbrantes de cirios, las Pascuas henchidas de sol; en fin, toda la magnificencia de aquellassolemnidades esplendorosas, en donde las custodias, candelabros, cálices, tabernáculos y relicariosrecubríanlosaltaresconunacapadeoroydediamantes.Esciertoqueenaquelmomentolosleprososylos tullidospensabanmuchomenos en la liberaciónde la gitanaque en el saqueodeNuestraSeñora.Podríamospensar,sintemoraerror,que,paramuchosdeellos,laEsmeraldanoeramásqueunpretexto,siesquelosladronestuvierannecesidaddepretextos.

Depronto,cuandosehabíanagrupadoentornoalarieteparaasestarungolpedefinitivo,conteniendotodoslarespiraciónytensandosusmúsculosparaaplicartodasufuerzaalaembestida,unalarido,másespantosoaúnqueelqueestallaracuandolacaídadelmadero,sealzóentreellos.Losquenogritaban,losqueaúnestabanvivos,sequedaronatónitosmirando.Doschorrosdeplomofundidocaíandeloaltodeledificiosobrelomásdensodeaquellamultitud.Aquellamareadehombresacababadederrumbarsebajoelchorrodelmetalfundido,quehabíahecho,enlosdospuntosendondecaía,dosagujerosnegrosyhumeantesentrelamultitudcomoloharíaelaguacalientecayendosobrelanieve.

Seveíaallírevolcarseagentesmoribundas,mediocalcinadas,queaullabandedolor.Ademásdelosdos chorrosprincipales caían tambiéngotasque se esparcían sobre los asaltantes ypenetraban en lascabezascomobarrenasdefuego.Eraunfuegopesadoqueacribillabaaaquellosmiserablescomounahervientegranizada.

Los gritos eran desgarradores. Todos huían ciegamente tanto los más valientes como los másasustadizos,dejandocaerelpesadomaderoencimadeloscadáveres,ylaplazadelParvisquedóvacíaporsegundavez.

Todas lasmiradas se dirigían a la parte superior de la catedral y era algo extraordinario lo queestabanviendo:enlapartemáselevadadelaúltimagalería,porencimadelrosetóncentral,habíaunagranllamaquesubíaentreloscampanarioscontorbellinosdechispas,unagranllamárevueltayfuriosa,delaqueelvientoarrancabaavecesunalenguaenmediodeunagranhumareda.

Pordebajodeaquella llama,pordebajodelaoscurabalaustradadetrébolesalrojo,dosgárgolasconcarasdemonstruosvomitabansincesarunalluviaardientequesedestacabacontralaoscuridaddela fachada inferior. A medida que aquellos dos chorros líquidos se aproximaban al suelo, se ibanesparciendoenhaces,comoelaguaquesaleporlosmilagujerosdeunaregadera.

Porencimadelallama,lasenormestorres,delasqueencadaunasedestacabandoscaras,unatodanegrayotratotalmenteroja,parecíanaúnmásaltasporlaenormesombraqueproyectabanhaciaelcielo.Susinnumerablesesculturasdediablosydedragonesadquiríanunaspectolúgubreydabalaimpresiónde que la inquieta claridad de la llama les insuflara movimiento. Había sierpes que parecían reír,gárgolas que podría creerse que aullaban, salamandras que resoplaban en las llamas, tarascas queestornudabanporelhumo;yentretodosaquellosmonstruos,despertadosasídesusueñodepiedraporaquellallamayporaquelclamor,habíaunoqueandabayalque,devezencuando,seleveíapasarporelfrentedelahogueracomounmurciélagoanteunaluz.Seguramenteaquelextrañofaroibaadespertar,a

lo lejos, al leñador de las colinas de Bicetre, temeroso al ver temblar sobre sus brezos la sombragigantescadelastorresdeNuestraSeñora.

Unsilenciodeterrorseextendióentrelostruhanesduranteelcualsóloseoyeronlosgritosdealarmade los canónigos, encerrados en su claustro, inquietos como caballos en una cuadra que arde; se oíatambiénelruidofurtivodeventanasqueseabríanycerrabanrápidamente,elbarullointeriordelascasasy del Hôtel-Dieu, el viento entre las llamas, los últimos estertores de los moribundos y el continuochisporroteodelalluviadeplomocontraelsuelo.

LosprincipalestruhanessehabíanretiradobajoelporchedelamansióndeGondelaurierparatomardecisiones.ElduquedeEgipto,sentadoenunade laspiedrasesquinerasdelporche,contemplabacontemor religioso la fantasmagórica hoguera que relucía a más de sesenta metros en el aire. ClopinTrouillefousemordíalospuñosconrabia.

—Esimposibleentrar—murmurabaentredientes.—¡Esunaviejaiglesiaencantada!—mascullabaelviejobohemioMathiasHungadiSpicali.—¡Por losbigotesdelpapa!—añadíaunsocarróncanosoquehabíaestadoenelejército—.Estas

gárgolasdeiglesiaescupenplomoderretidomejorquelosmatacanesdeLectoure.—¿Veisesedemonioquevayvienepordelantedelfuego?—decíaelduquedeEgipto.—¡Pardiez!—dijoClopin—.Eselmalditocampanero,esQuasimodo.Elgitanoasintióconlacabeza.—Osdigoque es el almadeSabnac, el granmarqués, el demoniode las fortificaciones.Toma la

formadeunsoldadoarmadoconcabezadeleónyavecesmontaenunhorriblecaballo.Conviertealoshombresenpiedrasyhacelastorresconellas.Mandaamásdecincuentalegiones.Seguroqueesél.Lereconozco.Avecessevisteconunatúnicadoradaalamaneradeunturco.

—¿DóndeestáBellevignedel'Etoile?—PreguntóClopin.—Hamuerto—respondióunatruhana.AndréleRougesonreíaconunarisaestúpida.—NuestraSeñoraestádandotrabajoalHôtel-Dieu[91],—decía.—¿Peronovaahabermaneradederribarlapuerta?—exclamóelreydeTúnezdandounapatada.ElduquedeEgiptolemostrabatristementelosarroyosdeplomohirviendoquenocesabanderayar

lanegrafachadacomodoslargoshusosdefósforo.—Se han visto iglesias que se defendían así ellas solas—comentó suspirando—. Santa Sofía de

Constantinopla,haceyadeestocuarentaaños,echóalsueloentresocasionesseguidasalamedialunadeMahoma,sacudiendosuscúpulas,quesonsuscabezas.GuillaumedeParís,queconstruyóésta,eraunmago.

—¿Habráqueretirarseentoncesvergonzosamentecomounosvulgarescobardes?—dijoClopin—y¿dejaremosahíanuestrahermanaparaqueesoslobosencapuchadoslacuelguenmañana?

—¿Ylasacristíaendondehayoroaespuertas?—añadióuntruhándelquelamentamosdesconocerelnombre.

—¡PorlasbarbasdeMahoma!—gritóTrouillefou.—¡Hayqueintentarlounavezmás!—insistióeltruhán.MathiasHungadiasintióconlacabeza.—Peronoentraremosporlapuerta.Hayqueencontrareldefectodelaarmaduraalaviejabruja:un

agujero,unafalsapoterna,cualquierjuntura.—¡Quédices! ¡Vuelvo ahoramismo!—dijoClopin—.Por cierto, ¿dónde estará el estudiante ése,

Jehan,quesepusotanpertrechado?—Estarámuertoseguramenteporquenoseleoyereír—dijoalguien.ElreydeTúnezfruncióelentrecejo.—¡Cuántolosiento!Habíauncorazónvalerosobajoaquellachatarra.¿YmaesePierreGringoire?—CapitánClopin—dijoAndréelRojo—,selargóantesdequellegáramosalPont-aux-Changeurs.Clopingolpeóelsueloconelpie.—¡Maldita sea! Es él quien nosmete en el jaleo y luego nos deja plantados enmedio. ¡Cobarde

charlatán!—¡CapitánClopin!—gritóAndréelRojo,queestabamirandohacialacalledelParvis—.Ahíviene

elestudiante.—¡AlabadoseaPlutón!—dijoClopin—,pero¿quédiablostraearrastrando?Enefecto, era Jehan,quecorría tantocomose lopermitían supesadavestimentadepaladínyuna

largaescaleraqueibaarrastrandoporelsuelo,mássofocadoqueunahormigatransportandounahojadehierbaveintevecesmáslargaqueella.

—¡Victoria!¡TeDeom!—gritabaelestudiante—.ÉstaeslaescaleradelosdescargadoresdelpuertoSaint-Landry.

Clopinseaproximóaél.—Peromuchacho,¿quédiablosquiereshacerconesaescalera?—Yalatengo—respondióJehansofocado—.Sabíaquelaguardabanenelcobertizodelacasadel

teniente.Allí hay unamoza queme conoce y queme encuentra hermoso como unCupido.Me las hearregladoparaquemedélaescalera.Lamozahavenidoaabrirmeencamisón.

—Bueno,pero,¿quépretendeshacerconlaescalera?—leinsistióClopin.Jehanlemiróconairedecomplicidadahizosonarsusdedoscomocastañuelas.Estabasublimeen

aquelmomento.TeníaenlacabezaunodeesoscascosrecargadosdelsigloXVqueasustabanalenemigocon sus cimeras quiméricas. Su cimera iba erizada con diez puntas de hierro, de manera que JehanhubierapodidodisputareltemibleepítetodeδεχεμβολοςalnavíohoméricodeNéstor.

—¿Que qué pretendo hacer con ella augusto rey deTúnez? ¿Veis esa fila de estatuas con cara deidiotas,ahíarriba,encimadelospórticos?

—Sí,¿yqué?—EslagaleríadelosreyesdeFrancia.—Y¿quémásmeda?—lerespondióClopin.—¡Esperad! Hay una puerta, al final de esa galería, que sólo está cerrada con pestillo; con esta

escalerasuboyestoyenlaiglesia.—Muchacho,déjamesubirelprimero.—Nadadeeso,camarada;laescaleraesmía.Vosseréiselsegundo.—¡QueBelcebúlolleve!—ledijoClopinmalhumorado—.Noquieroirdetrásdenadie.—Enesecaso,Clopin,búscateunaescalera.—YJehanechóacorrerporlaplazaarrastrandosuescaleraalavezquegritaba:—¡Seguidme,muchachos!

En un momento apoyaron la escalera en la balaustrada de la galería inferior, por encima de lospórticos laterales.Todoungrupode truhanas congran alboroto se arremolinó junto a ella para subir,peroJehanmantuvosuderechoyfueelprimeroquepusolospiesenlosbanzos.Eltrayectoerabastantelargo.LagaleríadelosreyesdeFranciaestáhoyelevadaunosveintemetrosporencimadelsuelo.Lasonce gradas de la escalinata la elevaban aún más. Jehan subía lentamente, estorbado por su pesadaarmadura;conunamanosecogíaalosbanzosdelaescalerayconlaotrasosteníalaballesta.Cuandoibaporlamitadechóunaojeada,apenada,alospobrestruhanesmuertosquellenabanlaescalinata.

—¡He aquí un montón de cadáveres digno del quinto canto de la Mada! —y continuó subiendoseguido de los truhanes que llenaban la escalera. Al ver cómo iba elevándose onduladamente en lassombrasaquellalíneadeespaldasacorazadas,sehabríapensadoenunaserpienteconescamasdeacero,trepandoporlapareddelacatedral.Jehanqueseríalacabezayqueibasilbando,completabaaquellafantasía.

Elestudiantellegóporfinalbalcóndelagaleríaysaltóporencimaconbastanteagilidadentrelosaplausosdetodalatruhanería.Sintiéndosedueñodelaciudadela,lanzóungritodealegríay,depronto,sedetuvopetrificado.AcababadedescubriraQuasimodo,consuojoresplandeciente,ocultoentrelassombras,trasunadelasestatuasdelosreyes.

Antesdequeunsegundoasaltantehubierapuestoelpieenlagalería,elfornidojorobadollegódeunsalto hasta la escalera y, sin decir palabra, cogió con sus poderosasmanos los extremos de los doslargueros,loslevantóalejándolosdelmuro,balanceóduranteunmomento,entreclamoresdeangustialalarga escalera plegable, llena toda ella de truhanes y, súbitamente, con una fuerza sobrehumana, lanzóaquelracimodehombresalaplaza.Laescalera,lanzadahaciaatrás,permanecióunmomentoderechaydepie,oscilódespués,yfinalmente,describiendounterroríficoarcodecírculodeveinticincometrosderadio,cayóalempedrado,consucargadebandidos,conmásrapidezqueunpuentelevadizodelqueserompen las cadenas. Se oyó una inmensa imprecación y luego todo se acabó. Algunos desgraciados,heridos,seretiraronarrastrándoseporentreaquelmontóndemuertos.

Un rumor de dolor y de cólera sucedió a los primeros gritos de triunfo. Quasimodo observabaimpasible,conlosdoscodosapoyadosenlabalaustrada.Parecíaunviejoreymelenudoasomadoasuventana.

Jehan Frollo, por su parte, se encontraba en una situación crítica. Se hallaba en la galería con eltemible campanero, solo, separado de sus compañeros por un muro vertical de veinticinco metros.MientrasQuasimodoseentreteníacon la escalera, el estudiante sehabíaprecipitadohacia lapoterna,quesuponíaabierta.Peronoloestaba.Alentrarenlagalería,elsordolahabíacerradotrasél.EnvistadeelloJehansehabíaescondidotrasunodelosreyesdepiedra,noatreviéndoseniarespirarymirandotemerosoalmonstruosojorobado,comounhombreque,cortejandoalamujerdelguardiándeunacasade fieras, al dirigirse una noche a su cita amorosa, se equivocara de pared, en su escalada, y seencontraradepronto,frenteafrente,conunosoblanco.

En los primerosmomentos el sordono se preocupóde él; por fin volvió la cabeza y enderezó sucuerpodeforme.Habíadescubiertoalestudiante.

Jehan sepreparóparaunchoqueviolentoperoel sordopermaneció inmóvil.Únicamente sehabíavueltohaciaelestudiantealquesequedómirando.

—¡He,he!—ledijoJehan—.¿Porquémemirasconeseojotuertoymelancólico?

Ymientrasdecíaestoeljoventensabaastutamentesuballesta.—¡Quasimodo!—legritó—;voyacambiarteelmote.Tellamaránelciego.La flecha surgió de la ballesta, silbando y fue a clavarse en el brazo izquierdo del jorobado.

Quasimodonoseinmutóyarrancándoselasaetadesubrazolapartiótranquilamentecontrasuenormerodillay luegodejócaer losdos trozos.Jehanno tuvo tiempodedispararleunasegundavez.Unavezrotalaflecha,Quasimodoresoplóconviolenciaydiounsaltocomounsaltamontesparacaersobreelestudiantecuyaarmaduraquedóaplastadacontralapared.

Ydesdeaquellapenumbraporlaqueflotabaelresplandordelasantorchas,secontemplóunaescenahorrible.

Quasimodo había cogido con su mano izquierda los brazos de Jehan, que no oponía resistenciaporqueyaseconsiderabaperdido.Conladerechaelsordoleibaquitando,unaaunayensilencio,conunacalmadesesperantementesiniestra,todaslaspiezasdesuarmadura;laespada,lospuñales,elcasco,lacoraza,losbrazales.Sehabríadichounmonodescortezandounanuez.Quasimodoibadejandoasuspies,piezaapieza,lacáscaradehierrodelestudiante.

Al verse así desarmado, inofensivo y desnudo entre aquellas terriblesmanos, no intentó hablar alsordosinoqueseechóareírdescaradamenteyacantar,consuintrépidadespreocupacióndejovendedieciséisaños,aquellacanción,muypopularporentonces.

ElleestbienhabilléelavilledeCambrai.Marafinl'apillée…

Nopudoterminarla.SevioaQuasimododepie,enelpretilde lagaleríaque,conunasolamano,teníacogidoalestudianteporlospieshaciéndolegirarsobreelvacíocomounahonda.Despuésseoyóunruidocomoeldeunacajaóseaqueestallacontraunaparedyseviocaeralgoquesequedócolgadoamitad de la caída en uno de los salientes de la fachada. Era un cuerpomuerto el que se quedó allícolgado,dobladoendos,conlaespaldapartidaylacabezarota.

Ungritodehorrorsurgiódeentrelostruhanes.—¡Venganza!—gritóClopin.—¡A saco! —respondió la multitud—. ¡Al asalto! ¡Al asalto! Y entonces se produjo un griterío

prodigiosoendondesemezclarontodaslaslenguas,acentosydialectos.Lamuertedeaquelestudiantehabía provocado la furia y el ardor en toda aquellamultitud. Se apoderó de ellos la vergüenza y seinflamaron de cólera al comprobar que un solo hombre, un jorobado, les había mantenido en jaquedurantetantotiempo,ensuasaltoalaiglesia.Larabiaencontrómásescaleras,multiplicólasantorchasy,alcabodeunospocosminutos,Quasimodovioasustado,cómoaquelespantosohormigueroselanzabaportodaspartesalasaltodeNuestraSeñora.Losquenoteníanescalasdisponíandecuerdasdenudosyquienesnoteníancuerdastrepabanagarrándosealossalientesdelasesculturasdelafachada.Unossecolgabandelosharaposdelosotrosynohabíaformadeconteneraquellamareaascendentederostrosespantososyexcitadosenlosquebrillabaelfuror.Elsudorchorreabaporsusfrentesterrosasysusojosestaban encendidos. Todas aquellas muecas, toda aquella miseria y fealdad iba poniendo cerco aQuasimodo. Podría decirse que alguna otra catedral había enviado al asalto deNuestra Señora a sus

gorgonas,asusdogos,asusdragones,asusdemonios,asusesculturasmásfantásticas.Eracomosiunacapademonstruosvivossehubierainstaladosobrelosmonstruosdepiedradelafachada.

Pero ahora la plaza se había iluminado conmil antorchas. Aquel escenario desordenado, sumidohasta entonces en la oscuridad, aparecía súbitamente inundado de luz. El Parvis resplandecíadeslumbrante en el cielo. La hoguera encendida en la plataforma superior continuaba ardiendo ailuminaba,desdelejos,atodalaciudad.Laenormesiluetadelasdostorres,proyectadaalolejossobrelos techos de París, abría, enmedio de aquella claridad, un ancho tajo de sombra. La ciudad enterapermanecíaconmovida.Seoíaalolejosunllantodecampanastocandoarebato.Lostruhanesaullaban,jadeaban,vociferaban,juraban,trepabanymientrasQuasimodo,impotenteparacontenertalavalanchadeenemigos, temía por la gitana, al ver cómo aquellos rostros feroces cada vez se acercabanmás a sugalería,yentoncespedíaalcielounmilagroyseretorcíalosbrazosdesesperado.

VElretirodondeelReydeFranciarezasushoras

Esprobablequeellectornohayaolvidadoquemomentosantesdedetectarlabandanocturnadelostruhanes,Quasimodo,observandoParísdesdeloaltodesucampanario,noveíabrillarmásqueunasolaluz,que iluminabaunaventanaenelpisomáselevadodeunaltoysombríoedificioporel ladode laPortedeSaint-Antoine.AqueledificioeralaBastillaylaluzeralaveladeLuisXI.

Efectivamente,hacíadosdíasqueLuisXIseencontrabaenParísyteníaquemarcharsedosdíasmástardehaciasufortalezadeMontliz-lès-Tours.Susvisitasa labuenaciudaddeParíseransiempremuyrarasy,encualquiercaso,muycortas;parecequeechabademenoselnoencontrarcercadeélsuficientestrampas,horcasyarquerosescoceses.

Aqueldíahabíavenidoapernoctara laBastilla.LahabitaciónrealdecincotoesascuadradasqueteníaenelLouvre,consuhermosachimeneaadornadacondoceenormesanimalesytreceprofetasysugranlechodetresmetrosportresymedio,noleseducíademasiado;sesentíauntantoperdidoentretantagrandeza.AquelbuenreyburguéspreferíalaBastilla,consupequeñodormitorioyunacamasencilla;yademáslaBastillaestabamásfortificadaqueelLouvre.

Aquel cuartito que el rey se había reservado en la famosa prisión era, a pesar de todo, losuficientemente amplio, y ocupaba la última planta de una torreta unida al torreón principal. Era unaestanciadeformaredonda,tapizadaconesterasdepajabrillanteconunpreciosoartesonado,cubiertodeadornosconfloresdelisdeestañodoradoytambiéndecoradosconpinturasvariaslosespaciosentrelasvigas. Las paredes estaban recubiertas de ricas maderas sembradas de rosetas de estaño blanco ypintadasconunricoverdegayhechoconoropimenteyañil.

Nohabíamásqueunaventana,unagranojivaenrejadaconalambrede latónybarrotesdehierro,oscurecidaademásconhermososcristalesdecoloresconlasarmasdelreyydelareina,valoradosenmásdeveintidóssueldoscadauno.

Sólo había una entrada, una puertamoderna, demedio punto rebajado, tapizada por dentro, y porfuera adornada con uno de esos pórticos demadera de Irlanda, frágiles edificios de una ebanistería,trabajadadelicadamente, comoaúnpodíanencontrarseenantiguasmansionesdehacecientocincuentaaños.«Aunquenovanconlos tiemposydesentonanencualquierparte»,diceSauvalconciertoenojo,«nuestros abuelos no quieren deshacerse de ellos de ningunamanera y los conservan, en contra de laopinióndelrestodelafamilia».

Noseveíaenaquellahabitaciónnadaconloqueordinariamenteseamueblanlasviviendasnormales.Nibancos,niesosescabelescomunes,enformadecaja,nidelosotros,máscaros,delosdeacuatrosueldoscadauno,conpilaresycontrapilares.Sóloseveíaunasillaplegabledebrazos,muyhermosa;lamaderaestabapintadaconrosassobrefondorojo;elasientodecordobánbermejo,adornadoconlargasfranjasdesedaybordeadodeclavosdeoro.Lasoledaddeaquellasillaeramuestradequesólounapersonateníaderechoasentarseenaquellahabitación.Juntoalasillaymuycercadelaventanahabíatambién una mesa, cubierta con una tela con figuras de pájaros. Encima de la mesa, una escribaníamanchadadetinta,variospergaminos,algunasplumasyunacopadeplatacincelada.Algomáslejos,unbrasero,unreclinatoriodeterciopelocarmesí,realzadoconbotonesdeoro;alfondounacamasencilla,

de damasco amarillo y encarnado, sin adornos ni remates. Era la misma cama, famosa por habersoportadoelsueñooel insomniodeLuisXI,queaúnpodíacontemplarse;hacedoscientosaños,eneldomiciliodeunconsejerodeestado,descubiertapormadamePilou,célebreen laobraCyrus,bajoelnombredeArycidiaydeLamoralviva.

Asíeralahabitaciónalaquellamaban«elretiroendonderezasushoraselseñorLuisdeFrancia».Enelmomentoenelquehemosentradoallíconellector,lahabitaciónestabamuyoscura.Eltoque

dequedahabíasonadoyaunahoraantes;eradenocheynohabíamásquelavacilanteluzdeunavelapara iluminar a cinco personajes reunidos en aquel retiro. El primero era un señor, soberbiamentevestido,conunascalzasyunjubónescarlataarayasplateadasyunacasacadepañodoradocondibujosnegros.

Aquellaespléndidavestimenta,endondesereflejabalaluz,parecíasalpicadadellamasentodossuspliegues.Elpersonajequeasívestíallevabasuescudodearmasbordadoenelpecho,convivoscolores:uncheurón,acompañadoenpuntaporungamorampante.Enelescudofigurabanademás,aladerecha,unramodeolivoyalaizquierdauncuernodegamo.Elpersonajellevabaalcintounaricadagacuyopuñodeplatadoradateníaformadecimerayestabarematadoporunacoronacondal.Parecíapersonapocograta,orgullosayaltiva.Enunaprimeraimpresión,podríadescubrirseensurostrolaarroganciayluegolaastucia.Noestabatocadoyllevabaenlamanounapancarta.

De pie, detrás de la silla de brazos, en la que él se sentaba, con el cuerpo semidoblado, en unaposturamuydescuidada,conunapiernasobrelaotrayuncodoapoyadoenlamesa,habíaotropersonajemuymalvestido.Imaginémoslecondosrótulaszambas,dospantorrillasflacas,pobrementecubiertasconmalladelananegra,eltorsoenvueltoenungabándefustán,forradodepiel,enelqueelcueroseveíamásquelapiel;yyaparaterminar,unviejosombrerograsiento,depañonegro,muycorriente,rodeadocon un cordón de figuritas de plomo. Todo esto, con un raído solideo que apenas dejaba asomar uncabello,distinguíaaaquelpersonajesentado.Sucabezaestabatanechadasobreelpechoquenopodíaverse nada de su cara, exceptuando la punta de la nariz en la que daba un rayo de luz y que parecíabastantegrande.Porlasarrugasdesumanosededucíaqueeraunanciano.EraLuisXI.

Cercadeelloshablabanenvozbajadoshombres,vestidosalamodaflamenca,ylosuficientementeiluminados para que, cualquiera de los que hubieran asistido a la representación del misterio deGringoire,hubierapodidoreconocerenellosalosdosprincipalesflamencos,GuillaumeRym,elsagazpensionariodeGante,yJacquesCoppenole,elpopularcalcetero.SerecordaráqueaquellosdoshombresestabanmezcladosenlapolíticasecretadeLuisXI.

Yenfin,elúltimo,alfondo,cercadelapuerta,depieenlapenumbra,inmóvilcomounaestatua,eraunhombrefornido,demiembrosvigorosos,atuendomilitarycasacaadornadaconescudodearmas.Surostrocuadrado,conlosojossaltones,conunaenormebocayconlasorejassemiocultaspormechonesdepeloliso,sinfrenteapenas,teníabastantedeperroydetigre.

Todospermanecíandescubiertosexceptoelrey.Elcaballeroquesehallabajuntoalreyleestabaleyendounaespeciedeinformebastantelargoque

sumajestadparecíaescucharconatención.Mientrastanto,losdosflamencoshablabanenvozbaja.—¡PorlacruzdeCristo!—gruñíaCoppenole—.Yaestoycansadodepermanecerdepie.Pero,¿es

quenohayposibilidadaquídeencontrarunasilla?Rymlerespondióconungestonegativo,acompañadodeunadiscretasonrisa.

—¡PorlacruzdeCristo!—insistíaCoppenole,molestoportenerquebajartantolavoz—;medanganas de sentarme en el suelo, con las piernas cruzadas, como un calcetero, igual que hago en miestablecimiento.

—Nipenséisenello,maeseJacques.—Muybien,maeseGuillaume,pero,¿esqueaquísólopodemosestardepie?—Oderodillas—respondióRym.Enaquelmomentoseoyólavozdelreyylosdemássecallaron.—¡Cincuenta sueldos los trajesdenuestros criadosydoce libras las capasde los funcionariosde

nuestroreino!¡Esoes!¡Seguidtirandoeloro!¿Estáisloco,Olivier?Ymientrashablabaasí,elviejohabíalevantadolacabeza.Seveíanbrillarensucuellolasconchas

deorodelcollardeSanMiguel.La lámpara iluminabadeplenosuperfildescarnadoymalhumorado.ArrancóelpapeldelasmanosdeOlivier.

—¡Nos estáis arruinando!—le grito paseando sus ojos hundidos por el informe—. ¿Qué es esto?¿Paraquénecesitamosunaresidenciatanlujosa?¡Doscapellanesarazóndediezlibrasalmescadaunoyunsacristánaciensueldos!¡Unayudadecámaraanoventalibrasalaño!¡Cuatroayudantesdecocinaacientoveintelibrasalañocadauno!¡Unespecialistaenasados,otroensalsas,otroenpotajes,unjefedecocina,unbodeguero,arazóndediezlibrasmensualescadauno!¡Dospinchesdecocinaaocholibras!¡Un palafrenero y sus dos ayudantes a veinticuatro libras mensuales! ¡Un recadero, un pastelero, unpanaderoydoscarreterosasesentalibrasalaño!¡Yelherreroacientoveintelibras!¡Ymildoscientasparaelencargadodeltesoro!¡Quinientasparaelpagador!Pero¿quéestodoesto?¡Esunalocura!¡Lossueldosdenuestroscriadosarruinanalpaís! ¡Todos los tesorosdelLouvresefundiráncon tal trendegastos!¡Tendremosquevenderhastalavajilla!Yelañoqueviene,siDiosynuestraSeñora(aquílevantósusombreroconrespeto)noslopermiten,tendremosquebeberenvasosdeestaño.

Al llegar aquí, echó una ojeada a la copa de plata que brillaba encima de lamesa. Carraspeó ycontinuódiciendo.

—Maese Olivier: los príncipes que reinan en los grandes señoríos, al igual que los reyes y losemperadores,nodebenhacerostentacióndesuntuosidadensusmansiones,pues todoelloseconoceycorreporelreinocomosifuerafuego.Así,pues,maeseOlivier,entératebien:nuestrosgastosaumentancadaañoyellomedesagrada.¡Cómodiablospuedeser!Hastael79losgastosnohanidomásalládetreintayseismillibrasyenel80,lasumaasciendeacuarentaytresmilseiscientasdiecinueve(tengotodasestascifrasenlacabeza),enel81,sesentamilseiscientasochentalibrasyesteaño:¡porvidamía,ascenderánaochentamillibras!¡Duplicadoencuatroaños!¡Monstruoso!

Sedetuvosofocadoyluegoprosiguiómásencolerizado.—¡Sóloveoentornoamígentequeengordaacostademisestrecheces!¡Mechupáislosescudospor

todoslosporos!Todossemanteníanensilenciopuessetratabadeunodeesosarrebatosqueconvienenointerrumpir;

despuésprosiguió:—Escomoesapeticiónenlatín,delanoblezadeFrancia,paraquenosobliguemosarestablecerlo

queellosdenominanlasgrandescargasdelacorona.¡Cargassonenefecto!,perocargasqueaplastan.¡Ay,señores!,decísquenosomosunrey,parareinar¡dapiferonullo,buticularionullo![92]¡ViveDios,queyoosharéversisomosonosomosrey!

Aldecirestosesonrió,conscientedesupoder;sumalhumorsecalmóydijovolviéndosehacialosflamencos.

—Osdaiscuenta,amigoGuillaume.Elpanaderomayor,elbodegueromayor,elgranchambelánoelgransenescalnosirvendenada.Viéndolosasí,amialrededor,merecuerdanaloscuatroevangelistasalrededor del gran reloj del palacio, que PhilippeBrille acaba de reparar; estánmuy adornados, concolordeoro,peronomarcanlashorasylaagujahorarianolosnecesitaparanada.

Porunmomentosequedópensativoyluegoañadiómoviendosuviejacabeza.—¡Ja, ja!PorNuestraSeñoraqueyonosoyPhilippeBrilleynopienso tenervasallosdeadorno.

PiensomásbiencomoelreyEduardo:salvadalpuebloymatadalosseñores.Prosigue,Olivier.Elpersonajeaquiensedirigíavolvióatomarelcuadernoysepusoaleerenvozalta.—«…AAdamTenon,encargadodelacustodiadelossellosdelaprebosteríadeParís,porlaplata

yporelgrabadodelosmencionadossellos,quehansidohechosnuevospueslosanteriores,acausadesuantigüedad,estabanyacaducosynoservían:docelibrasparisienses.

»…AGuillaumeFrèrelasumadecuatrolibrasycuatrosueldosparisinos,porsustrabajosysalariosporalimentaryocuparsedelaspalomasdelosdospalomaresdelpalaciodelasTournelles,durantelosmeses de enero, febrero y marzo de este año, al haber aportado para estos fines siete sextercios decebada.

»Aunfranciscano,porhaberconfesadoauncriminal,condenadoamuertecuatrosueldosparisinos».Elreyescuchabaensilencioytosíadevezencuando;entoncesseacercabalacopaaloslabiosy

bebíaunsorbohaciendomuecasdedesagrado.—«Enesteañosehanhecho,porordendelajusticia,cincuentayseispregonesasondetrompetapor

callesyplazasdeParís:estánpendientesdeabono.»Porhaberbuscadoyexcavadoenalgunoslugares,tantoenParíscomofueradeParís,enbúsqueda

dedinerosquesesuponíaescondidosenesoslugares,sinhaberencontradonadadeloquesebuscaba,cuarentaycincolibrasparisinas».

—¡Enterrarunescudoparadesenterrarunsueldo!—dijoelrey.—«…PorlareparacióndeseispanelesdevidrioblancodelpalaciodelasTournelles,enellugaren

dondeseencuentralajauladehierro,trecesueldos.»…Porlaforjayentrega,porórdenesdelreyyeldíadelosmonstruos,decuatroescudosconlas

armasdedichoseñor,concapasasualrededorysombrerosderosas,seislibras…»…Pordosmangasnuevasalviejojubóndelrey,veintesueldos.Porunacajadegrasaparalustrar

lasbotasdelrey,quincedenarios.Porlaconstruccióndeunestablonuevoparaloscerdosnegrosdelrey,treintalibrasparisinas.Porvariostabiques,planchasytrampasparaencerraralosleonesdeSanPablo,veintidóslibras…»

—¡Puesyaresultancarosesosanimales!—dijoLuisXI—.Pero,¡noimporta!Esunhermosolujodelrey. Tengo un enorme león rojizo que me gusta mucho por su arrogancia. ¿Le habéis visto, maeseGuillaume?Lospríncipesdebenteneresetipodeanimalesmiríficos.Paranosotros,losreyes,losperrosdeben ser leones y los gatos tigres. Lo grande le va a la corona.En los tiempos paganos, de Júpiter,cuando el pueblo ofrecía a las iglesias cien bueyes y cien ovejas, los emperadores ofrendaban cienleonesycienáguilas.Eraferozaquello,perotambiénhermoso.LosreyesdeFranciahantenidosiemprerugidosentornoasutrono;perosemeharájusticiasiosdigoquegastoaúnmenosdineroqueellosyque

tengounnúmerodeleones,deosos,deelefantesydeleopardosencantidadmuchomásmodesta.Seguid,seguid,maeseOlivier;hemosqueridohacerestaindicaciónanuestrosamigosflamencos.

Guillaume Rym hizo una profunda inclinación, mientras que Coppenole con aspecto enfadado, separecíaaunodeesosososdelosquehabíahabladoelrey.Sumajestad,sinembargo,nosefijóenello;acababademojarsuslabiosenlacopayescupiólabebidadiciendo:

—¡Puaf!¡Quéasquerosatisana!Elqueleíaprosiguió:—«Porlamanutencióndeunpícarodeapie,encarceladodesdehaceseismesesenlaceldadelos

ladrones,enesperadeloquesedecidasobreél,seislibrasycuatrosueldos».—Pero,¿quéeseso?—interrumpióelrey—.Alimentaraquienhabríaquecolgar.¡Santocielo!No

daréniunsueldomásparaalimentarle.Olivier,encargaosdeesteasuntoconelseñord'Estoutevilleyhacedmedesdehoymismolospreparativosdebodasdeesegalánconlahorca.Proseguid.

Oliverhizounaseñalconelpulgarenelartículoreferentealpícarodeapieypasóaotracosa.—«AHenrietCousin,verdugodelajusticiadeParís,lasumadesesentasueldosparisinos,cantidad

ordenadayfijadaporelprebostedeParís,porhabercomprado,deordendelyaindicadoseñorpreboste,una gran espada de hoja, para con ella ejecutar y decapitar a las personas que por justicia soncondenadasporsusdeméritosyhayqueproporcionaraladichaespadaunafundaylodemásqueleseapropio;asimismohareparadoyhechounafundaparalaviejaespadaquesehabíamelladoalajusticiaramicerLuisdeLuxemburgo,comopuedeaparecerconclaridad…»

Elreyleinterrumpió:—Yabasta.Apruebolasumadetodocorazón.Esosgastosnuncalosescatimo.Nuncahelamentado

esedinero,proseguid.—«Porhaberhechounagranjaula…»—¡Ah!—exclamóelreyasiéndoseconsusmanosalosbrazosdelasilla—.Yasabíayoquehabía

venidoaquí,alaBastilla,paraalgo.Esperád,maeseOlivier;megustaríaverpersonalmenteesajaula.Yameindicaréissucostocuandolahayavisto.Señoresflamencos,venganaverla;esmuycurioso.Entoncesselevantóapoyándoseenelbrazodesuinterlocutor,hizoseñasalaespeciedemudoquesemanteníadepiejuntoalapuertaparaquemarcharadelantedeélyalosflamencosparaquelesiguieranysaliódelahabitación.

La real compañía se incrementó a la puerta de su retiro, con hombres de armas, con pesadasvestidurasdehierro,yesbeltospajesportadoresdeantorchas.

Avanzarondurantealgunosminutosporelinteriordelaoscuratorre,llenadeescalerasycorredoresporelespesordelosmuros.ElcapitándelaBastillaibaencabezayhacíaabrirlasportezuelasanteelviejoreyenfermoyencorvado,quetosíaalcaminar.

Todaslascabezasseagachabanalpasarporcadaunadelasportezuelas,exceptoladeaquelviejoencorvadoyaporlosaños.

—¡Hum!—decíaentresusencías,puesyanolequedabandientes—,estoyyamuypreparadoparalapuertadelsepulcro.Apuertabaja,pasanteencorvado.

Por fin, después de franquear unaúltimapuerta, tan atiborradade cerraduras que tardaron casi uncuartodehoraenabrirlapenetraronenunaampliayaltasalaenojiva,encuyocentrosedistinguía,alresplandordelasantorchas,unenormecubomacizo,demampostería,dehierroydemadera,huecoensu

interiorSetratabadeunadeesasconocidasjaulasdeprisionerosdeestado,conocidasporelnombredelashijitasdelrey.Habíaensuparedesdosotresventanucosconunentramadoderejastandensoquenoseveíanloscristales.Lapuertalaformabaunagranlosadepiedralisa,comoladelossepulcros.Eranpuertasdeesaquesólosirvenparaentrar,sóloqueaquíelmuertoeraunvivo.

El rey echó a andar lentamente a su alrededor, examinándolo con cuidado, mientras que maeseOlivier,queleseguía,leíaenvozaltalamemoriadegastos:

—«Porhaberhechounagranjaulademadera,congruesasvigas,larguerosysolerasdenuevepiesdelargoporochodeanchoyconunaalturadesietepiesentreelsueloyeltecho,cepilladayclaveteadacongruesospernosdehierroquehasidocolocadaenunadelastorresdelabastilladeSanAntonio,encuya jaula fue encerrado,pormandatodel reynuestro señor, unprisioneroqueprocedíadeotraviejajaulacaducayaydecrépita.Sehanempleadoenlamencionadanuevajaulanoventayseisvigasdebaseyotrascincuentaydosverticalesydiezsolerasde tres toesasde largo: laobrahacorridoacargodediecinuevecarpinterosparaescuadrar,trabajarycortartodalaindiadamaderaenelpatiodelaBastilladuranteveintedías…»

—Ydebuenostroncosderoble—añadióelreygolpeandoconelpuñoelmaderamen.—«…Se han utilizado para esta caja—prosiguió el otro—, doscientos veinte grandes pernos de

hierro,denueveyochopies; losdemásde tamañomediano,con las tuercas,arandelasycontrafuertesparalosdichospernos;todoestematerialdehierrosuponeunpesodetresmilsetecientastreintaycincolibras;ademásochograndesescuadrasdehierroparasujetardichajaulaconloscramponesyclavos,quepesanenconjuntootrasdoscientasdieciocholibrasdehierro,sincontarelutilizadoenelenrejadodelasventanasde lahabitación endonde seha instalado la jaula, ni lasbarrasdehierrode lapuertade lahabitaciónyotrascosas…»

—Esunbuenmontóndehierro—dijoelrey—,paraasícontenerlaligerezadeunespíritu.—«…Eltotalsuponetrescientasdiecisietelibras,cincosueldosysietedenarios».—¡ViveDios!—exclamóelrey.Estejuramento,queeraelfavoritodeLuisXI,parecequedespertóaalguienenelinteriordelajaula

puesseoyóruidodecadenasarrastrándoseporelsueloyunavozdébilqueparecíasurgidadelatumbadecía.

—¡Señor!¡Señor!¡Piedad!Peronopodíaverseaquienestodecía.—¡Trescientasdiecisietelibras,cincosueldosysietedenarios!—insistíaLuisXI.Aquellavozlastimeraquehabíasurgidodelajaula,dejóheladosatodoslosallípresentes,incluso

almismomaeseOlivier. Sólo el rey daba la impresión de no haberla oído.Auna orden suya,maeseOlivierprosiguióconlalecturaysumajestadcontinuóinspeccionandofríamenteaquellajaula.

—«…Además de todo esto, se ha pagado también a un albañil que ha hecho los agujeros paracolocar las rejas de la ventana y el suelo para la habitación en donde se encuentra la jaula, pues elanteriornohabríapodidosoportarelpesodelamisma;veintisietelibrasycatorcesueldosparisinos…»

Lavoziniciódenuevosussúplicasysollozos.—¡Piedad,señor!OsjuroquefuemonseñorelcardenaldeAngersquienhizoaquellatraiciónyno

yo.—¡Elalbañilsabeloquehace!—dijoelrey—.Pero,continuad,Olivier.

—«…Aunebanistaporventanas,camastros,silla-retreteyotrascosas,veintelibrasydossueldosparisinos…»

Lavozproseguíaaún.—¡Ay,señor!¿Noqueréisescucharme?Osaseguroquenofuiyoquienescribióaquelloalseñorde

GuyennesinomonseñorLaBalue,elcardenal.—Elebanistaescarotambién—observóelrey—.¿Nohaymás?—Ya locreo, señor.«…Auncristalero,por loscristalesde lamencionada jaula, cuarentay seis

sueldosyochodenariosparisinos…»—¡Tened piedad, majestad! ¿No es suficiente que se hayan repartido todos mis bienes entre los

jueces, mi vajilla al señor de Torcy, toda mi librería a maese Pierre Doriolle, todos mis tapices algobernadordelRosillon?Soy inocente, señor.Haceya catorce añosque estoy en esta jauladehierropasandofrío.¡Tenedpiedad,señor!Elcieloosloagradecerá.

—MaeseOlivier,decidmelasumatotal—pidióelrey.—Trescientassesentaysietelibras,ochosueldosytresdenariosparisinos.—¡VirgenSanta!—exclamóelrey—.¡Esloquesediceunajaulaultrajante!Entoncesarrancóel cuadernode lasmanosdemaeseOliviery sepusoacontarcon losdedos, él

mismo,examinandoalternativamentelajaulaylanota.Peroelprisioneronocejabadesollozar.Aquelloresultabalúgubreenlaoscuridadylosrostrossemirabanentresí,pálidos.

—¡Catorceaños,majestad;desdeelmesdeabrilde1469!¡PorlamadredeDios,señor,escuchadme!¡Voshabéisgozadoentretantodelcalordelsol!¡Yyo,miserabledemí,novolveréaverlaluz!¡Piedad,señor! ¡Sed misericordioso! La clemencia es la más hermosa de las virtudes reales, que rompe lascorrientes de la cólera. ¿Cree vuestra majestad que, a la hora de la muerte, puede suponer un granconsueloparaunreyelnohaberdejadoningunaofensasincastigo?Además,señor,yonohetraicionadoa vuestra sociedad; ha sido el señor deAngers.Arrastro una pesada cadena con una enorme bola dehierro,tantomáspesadacuantoqueesinjusta.¡Señor!¡Tenedpiedaddemí!

—Olivier—dijo el reymoviendo la cabeza—, observo que se cobra el modio de yeso a veintesueldosysólocuestaadoce.Habráquerehaceresteinforme.

Ydandolaespaldaalajaula,sedispusoasalirdeaquellahabitación;eldesventuradoprisionero,ante el alejamiento de las antorchas y del ruido, dedujo que el rey se estaba retirando y gritódesesperadamente.

—¡Señor!¡Señor!Lapuertasecerróyyanovionioyómásquelavozroncadelcarceleroquelecantabalacanción:

MaîtreJeanBalueaperdulavuedesesévêches;MonsieurdeVerdunn'enapluspasuntoussontdépêches[93].

El rey subía en silencio a su retiro, seguido de su cortejo, que estaba asustado por los últimos

lamentosdelcondenado.Depronto,sumajestadsevolvióhaciaelgobernadordelaBastilla.—Apropósito,¿habíaalguienenlajaula?—¡Pardiez,señor!—respondióelgobernadorestupefactoporlapregunta.—¿Quiénera?—ElseñorobispodeVerdun.Elreylosabíamejorquenadie,peroésaeraunadesusmanías.—¡Ah!—exclamóingenuamente,comosifueselaprimeravezquepensaraenello—;Guillaumede

Harancourt,elamigodelseñorcardenalLaBalue.¡Unbuendiablo,eseobispo!Unmomentodespués,seabriólapuertadelretiroparavolveracerrarsedenuevotraslaentradade

loscincopersonajes,conocidosyadellectordesdeelcomienzodeestecapítulo.Todosvolvieronasussitios,asusactitudesyprosiguieronsuscharlasenvozbaja.

Durantelaausenciadelrey,habíandejadoensumesaalgunosdespachosalosqueelmismoreyseaprestóaromperloslacresycomenzóprestoaleerlosunotrasotro.HizoungestoamaeseOlivier,queparecíadesempeñarjuntoaéleloficiodeministro,paraquetomaselaplumay,sinhacerlepartícipedelcontenidode los despachos, comenzó a dictarle en vozbaja las respuestas que éste escribía, bastanteincómodo,arrodilladodelantedelamesa.

GuillaumeRymobservaba.Elreyhablabatanbajoquelosflamencosnooíannadadeloquedictaba,anoseralgúntrozoaislado

ypocointeligiblecomo:—…Conservarparaelcomercioloslugaresfértilesylosestérilesparalasmanufacturas…Enseñar

alosseñoresinglesesnuestrascuatrobombardas,laLondres,laBravante,laBourg-en-BresseylaSaint-Omer…Acausa de la artillería, la guerra se hace ahoramás juiciosamente…Al señor deBressuire,nuestrobuenamigo…Sintributosnopuedemantenerseunejército…etcétera.

Enunaocasiónalzólavoz.—¡ViveDios!El señor reydeSicilia sella suscartascon lacreamarillo,comoun reydeFrancia.

Quizásseaunerrorelpermitírselo.MibuenprimoelpríncipedeBorgoñanoconcedíaescudosdearmassobrecampodegules.Lagrandezadelascasasseaseguraconlaintegridaddelasprerrogativas.Tomanotadeesto,Olivier.

Yenotraocasión.—¡Oh!¡Oh!¡Oh!¡Quédespachotanlargo!¿Quéesloquenosreclamaestaveznuestrohermanoel

emperador?Luegoañadía,recorriendoconlosojoslamisivayentrecortándolaconinterjecciones:—¡Escierto!LasAlemaniassontangrandesytanpoderosasqueapenassipuedecreerse.Claroque

nonosolvidamosdelviejoproverbio:«Elmásbellocondado,Flandes;elducadomásbello,Milán,yelmáshermosodelosreinos,Francia».¿Noescierto,señoresflamencos?

EstavezCoppenolehizounareverenciaalavezqueGuillaumeRym;eraunhalagoalpatriotismodelcalcetero.

HuboaúnunúltimodespachoquehizofruncirelceñoaLuisXI.—¡Qué es esto! —exclamó—. ¡Quejas y protestas contra nuestras guarniciones de la Picardía!

Olivier,escribidahoramismoalseñormariscaldeRouaultindicándolequeladisciplinaserelaja,quelos gendarmes de las ordenanzas, la guardia noble, los arqueros, los suizos, todos están provocando

molestiasinfinitasentrelosvillanos.Quelossoldados,nosatisfechosconlosbienesqueencuentranencasadeloslabradores,lesobliganabastonazosoagolpesdeguja,airabuscarlesvinoalaciudadopescadode laspescaderíasyotrosabusos.Queel señor reyestáenteradode todoelloyqueestamosdispuestos apreservar anuestropueblode talesmolestias, robosypillajes.Queestamosdecididos aello,¡porNuestraSeñora!Queademásnonossatisfacequeningúnmenestral,barbero,niescudero,vayavestidocomounpríncipe,conropasde terciopelo,desedayconanillosdeoro.QuetalesveleidadesofendenaDios.Quenos,quesomosgentilhombre,noscontentamosconunjubóndepañodeadieciséissueldoslavaradeParís.Quetambiénlosseñoreslacayospuedenrebajarsehastaahí.Mandadyordenad:anuestroamigo,elseñordeRouault.

Dictóestacarta,envozalta,conuntonofirmeycortado.Estabaacabandocuandoseabriólapuertaydioaccesoaunnuevopersonajequeseprecipitó,todoasustado,enlahabitacióngritando.

—¡Señor!¡Señor!¡HayunasediciónpopularenParís!El rostrogravedeLuisXI secontrajo,peroaquellaemociónvisiblepasócomoun relámpago.Se

contuvoydijoconunaseveridadtranquila.—¡CompadreJacques,entráisconmuchabrusquedad!—¡Señor!¡Esunarevuelta!—prosiguiósofocadoelcompadreJacques.Elrey,quesehabíalevantado,lecogióconrudezaporelbrazoyledijoaloído,demodoquesóloél

pudooírlo,concóleraconcentradayechandounamiradadeladoalosflamencos.—¡Cállateohablabajo!El recién llegado comprendió en seguida y empezó a hacerle, muy bajo y muy alarmado, una

narraciónqueelreyescuchabaconcalma,mientrasqueGuillaumeRymhacíaobservaraCoppenoleelrostro y las ropas del recién llegado; su capucha forrada de piel, caputia fourrata, su epitoga corta,epitogiacuria,sutogadeterciopelonegro,quedefiníanaunpresidentedeltribunaldecuentas.

Apenas este personaje hubo dado al rey algunas explicaciones, cuando Luis XI se echó a reír acarcajadas.

—¡Laverdadesquepodéisdecirloenvozalta,compadreCoictier!¿Porquéhabláisasídebajo?NuestraSeñorasabemuybienquenadaocultamosanuestrosbuenosamigosflamencos.

—¡Pero,Señor!—¡Habladalto!El«compadreCoictier»permanecíamudodeasombro.—Hablad ya, señor—insistió el rey—. ¿Hay una revuelta de villanos en nuestra buena villa de

París?—Síseñor.—¿Quevadirigida,decís,contraelseñorbailíodelPalaciodeJusticia?—Eso parece—respondió el compadre, entre balbuceos confuso todavía por el cambio brusco a

inexplicablequeacababadeproducirseenlaactituddelrey.LuisXIprosiguió.—¿Ydóndedecísquelarondahaencontradoaesegentío?—Iban en marcha desde la Grande-Truanderie hacia el Pont-aux-Changeurs. Yo mismo la he

encontradomientras me dirigía hacia aquí para dar cumplimiento a las órdenes de vuestra majestad.Inclusohepodidooírcómoalgunosgritaban:«¡AbajoelbailíodeParís!».

—¿Yquéquejastieneesagentecontraelbailío?—¡Ah!—dijoelcompadreJacques—puesqueessuseñor.—¿Sóloeso?—¡Sóloeso, señor!Son losbribonesde laCortede losMilagrosyhaceyamucho tiempoque se

quejandelbailíodelquedependen.Noquierenreconocerlenicomosujueznicomoveedordesuzona.—¡Vaya,vaya!—prosiguióelreyconunasonrisadesatisfacciónqueintentaba,envano,disimular.—En todas susdemandasanteelparlamento—prosiguióel compadre Jacques—,afirmansiempre

quesólotienencomoseñoresavuestramajestadyasuDios,quemepareceamíqueeseldiablo:—Vaya,vaya—dijoelreyfrotándoselasmanosyriendoconaquellarisainteriorqueleiluminabael

rostro.Nopodíadisimularsualegríaaunqueaveces intentarareportarse.Nadiepodíacomprender loque

pasabanielpropio«maeseOlivier».Porunmomentosequedósilenciosoypensativoperocongestoalegre.—¿Sonmuchos?—preguntódepronto.—Ciertamente,señor—respondióelcompadreJacques.—¿Cuántos?—Unosseismil,almenos.Elreynopudoevitareldecir:—¡Muybien!—ypreguntó—:¿Estánarmados?—Conguadañas,picas,arcabuces,picos;contodotipodearmasagresivasymuyviolentas.Al rey no pareció inquietarle lomásmínimo aquella relación de armas, hasta el punto de que el

compadreJacquessecreyóenlaobligacióndeañadir:—Sivuestramajestadnoenvíaconprestezaauxiliosalbailío,estáperdido.—Se los enviaremos —manifestó el rey con una apariencia de seriedad—; está bien. Vamos a

enviárselosporqueelbailíoesamigonuestro.¿Seismil,decís?¡Sontiposmuydecididos!Laaudaciaesmaravillosa, pero nos estamos muy enojados. La verdad es que esta noche tenemos poca gentedisponible.Peromañanaporlamañanaproveeremos.

ElcompadreJacquesprotestó:—¡Tienequeserahoramismo,majestad!Habrátiempoparasaquearalbailíomásdeveinteveces;

violaránalaseñoraylecolgaránaél.¡PorDios,señor!¡Enviadleayuda,antesdemañana!Elreylemiródefrente.—Hedichomañanaporlamañana.Eraunadeesasmiradasquenopodíantenerréplica.DespuésdeunsilencioLuisXIelevódenuevoeltonodesuvoz.—Compadre Jacques, vos tenéis que saberlo…¿Cuál era…?—rectificó. ¿Cuál es la jurisdicción

feudaldelbailío?—Señor,elbailíodelPalaciotienelacalledelaCalandrehastalacalledelaHerberie,laplazade

Saint-Michel y los lugares vulgarmente conocidos como losMuneaux, situados cerca de la iglesia deNotre-Dame-des-Champs(aquíLuisXIlevantóelbordedesusombrero).SonunostreceentotalmáslaCorte de losMilagros,más la leprosería llamada la Banlieue,más toda la calle que comienza en laleproseríayterminaenlaPorte-de-Saint-Jacques.Esveedordetodosesoslugaresyadministradordelaalta,mediaybajajusticia;enunapalabra,señorabsoluto.

—Ya—dijoelreyrascándoselaorejaizquierdaconlamanoderecha—;¡esunabuenapartedemiciudad!¡Vaya,vaya!¿Asíqueelseñorbailíoerareydetodoesto?

Estaveznosecorrigióyprosiguió,comohablándoseasímismo:—¡Muybonito,señorbailío!TeníaisentrelosdientesunbonitopedazodenuestroParís.Ydeprontoexplotó:—¡Vive Dios! Pero, ¿qué se han creído esas gentes que se pretenden veedores, jueces y dueños

absolutosennuestracasa?¿Quiénessonparacreerselosamosdelascalles,justiciasyverdugosenlosbarrios?Demodoque, igualque losgriegoscreíanquehabía tantosdiosescomofuentesy lospersastantoscomoestrellas,¿elfrancéscreequehaytantosreyescomopatíbulospuedecontar?¡Pardiez,queesmalacosayqueestaconfusiónmedesagrada!MegustaríasabersiesporlagraciadeDiosporlaquehayaenParísotroveedorqueelrey,otrajusticiaqueladenuestroparlamentoyotroemperadorquenosenesteimperio.¡PormialmaqueseráprecisoquevengaeldíaenquenohayaenFranciamásqueunrey,unseñor,unjuezounverdugo,aligualqueenelcielohayunsoloDios!

Levantódenuevosusombreroanteestenombreyprosiguió,siempreconairesoñadoryconelacentodelcazadoralacechoquelanza,depronto,lajauría.

—¡Muybien,pueblomío!¡Valiente!¡Destruyeaesosfalsosseñores!Hazbientutrabajo.¡Píllalos!¡Cuélgalos!¡Saquéalos!¡Hala!¿Noqueréisserreyes,señoresmíos?¡Vamos,pueblo!

Alllegaraquíseinterrumpióbruscamenteysemordióel labio,comopararetomarsupensamientomedioescapado.Luegosequedóobservando,consumiradapenetrante,unoauno,aloscincopersonajesquelerodeabany,depronto,cogiendoelsombreroconambasmanosymirándolefijamente,ledijo.

—¡Seguroqueloquemaríassisupierasloqueardeenmicabeza!Después,echandodenuevoasualrededorlamiradainquietayatentadelzorroquevuelve,astuto,a

sumadriguera,añadió:—Pero,¡noimporta!Socorreremosalseñorbailío.Pordesgraciatenemosaquímuypocastropasen

estemomentoparalucharcontratalgentío.Hayqueesperaramañana.EstableceremoselordenenlaCitéycolgaremossinmiramientosacuantoscojamos.

—¡Apropósito,señor!—intervinoelcompadreCoicitier—,lohabíaolvidadoenelprimermomentodeturbación;lavigilanciahacogidoadosrezagadosdelabanda;sivuestramajestaddeseaverlos,tengoaquíaesosdoshombres.

—¡Quesiquieroverlos!,pero,¿quédices?¡ViveDios!¡Olvidárseteunacosaasí!¡Rápido,Olivier!¡Veabuscarlos!

MaeseOliviersalióyvolviómomentosmástardeconlosdosprisioneros,rodeadosporlosarquerosdelaordenanza.

Al primero se le notaba la sorpresa en su cara regordeta de idiota y de borracho. Iba vestido deharaposyandabadoblandolarodillayarrastrandounpie.Elsegundoeraunafigurapálidaysonrientequeellectoryaconoce.

Elreylosexaminóduranteunmomento,sindecirunapalabra,yluegopreguntóalprimero.—¿Cómotellamas?—GieffroyPincebourde.—¿Tuoficio?—Truhán.

—¿Quépensabashacerenesecondenadomotín?Eltruhánmiróalrey,mientrasbalanceabasusbrazosconairedeatontado.Eraunadeesascabezas

mal conformadas en donde la inteligencia se encuentra tan a gusto como una llama debajo de unapagavelas.

—Nosé.Todosibanyyoibatambién.—¿Noibaisaatacaryaasaltaravuestroseñorelbailíodepalacio?—Sóloséqueíbamosacogeralgoencasadealguien.Nosémás.Unsoldadomostróalreyunahozquehabíanquitadoauntruhán.—¿Reconocesestearma?—lepreguntóelrey.—Sí;esmihocino.Soyviñador.—¿Reconoces a este hombre como compañero tuyo? —le preguntó Luis XI, señalando al otro

compañero.—No;noleconozcodenada.—¡Basta!—dijoel rey.Yhaciendoungestoconeldedoalpersonajesilenciosoa inmóvilquese

encontrabacercadelapuertayalqueyaconocemos—:CompadreTristan;estehombreesparavos.Tristanl'Hermitehizounareverenciaydioordenenvozbajaadosarquerosquesellevaronalpobre

truhán.Elreysehabíaaproximadomientrastantoalsegundoprisioneroquesudabalagotagorda.—¿Tunombre?—Señor,PierreGringoire.—¿Tuoficio?—Filósofo,señor.—¿Cómo teatreves,bribón,aatacaranuestroamigo,el señorbailíodelPalacioyqué tienesque

decirsobreesemotínpopular?—Majestad,yonoestabaallí.—¿Cómo?¡Sinvergüenza!¿Nohassidodetenidoporlarondaentrelosamotinados?—No,majestad; hay un error. Es la fatalidad.Yo escribo tragedias.Majestad, os suplico queme

oigáis.Soypoeta.Losdemiprofesiónpaseamosnuestramelancolíaporlascalles,denocheyestanocheibapaseandoporallí.Hasidounagrancoincidencia.Mehandetenidoequivocadamente.Soyinocentedeesta tempestadcívica.Habéisvisto,majestad,cómoel truhánnomeha reconocido.Conjuroavuestramajestad…

—¡Cállate!—ledijoelreyentredossorbosdetisana—.Nosestásrompiendolacabeza.Tristanl'HermiteseadelantóhaciaGringoireyseñalándoleconeldedodijo:—Majestad,¿puedotambiénllevarmeaéste?Eranlasprimeraspalabrasquehabíapronunciado.—Bueno—respondiódisplicenteelrey—:Noveoquehayainconvenientes.—¡Pero yo sí los veo, y muchos!—contestó Gringoire. Nuestro filósofo se encontraba en aquel

momentomás verde que una aceituna.Dedujo, por el aspecto frío a indiferente del rey, que la únicasoluciónpodríaestarenalgunaescenapatéticayseprecipitóa lospiesdeLuisXI,gritandocongrangesticulacióndesesperada:

—¡Señor!Majestad, dignaos escucharme. Señor, no os enfurezcáis por tan poca cosa comoyo.El

gran rayo de Dios no se precipita nunca sobre una lechuga. Majestad, sois un monarca augusto ypoderosos, apiadaosdeunpobrehombre,honrado, alque le resultaríamásdifícil provocar cualquierrevueltaqueaun trozodehielo sacarchispas.Graciosamajestad; labondadesunavirtudde reyesyleones. ¡Ay!, el rigor no hace sino enfurecer el ánimo; las bocanadas impetuosas del cierzo no seráncapacesde arrancar su capa al caminante; sin embargo el sol, lanzándole sus rayos, le irá calentandopocoapocohastaobligarleaquedarseencamisa.Majestad,vossoiselsol.Insistoantevos,soberanodueñoyseñor,enqueyonosoyuntruhánladrónydesconsiderado.Lasrevueltasyelbandolerismonoson los compañeros de Apolo y yo no soy de esos que forman parte de bandas que luego provocanalgaradasysediciones,sinounfielvasallodevuestramajestad.Elmismoceloquemanifiestaelmaridopor la honra de sumujer, el sentimiento de amor que tiene el hijo para su padre, debemanifestarlostambiénunbuenvasalloparagloriadesurey;debesacrificarseporelcuidadodesucasaofreciendocongenerosidadsusservicios.Cualquierotrapasiónporlaquesedejasearrastrarnoseríamásquelocura.Éstas son,majestad,mis reglas de conducta.Nome consideréis sedicioso y saqueador pormis ropasviejasygastadas.Simeconcedéisvuestragracia,majestad,emplearémividaenrogaraDiosporvos,derodillas,delamañanaalanoche.¡Ay!Nosoymuyrico,escierto;inclusosoybastantepobreperono,porello,vicioso.Todoelmundosabequelasbellasletrasnoproducengrandesriquezasyquelosmásqueseentreganalalecturadelosbuenoslibros,nodisponencasinuncadeunbuenfuegoeninvierno.Laabogacíasellevatodaslasgananciasynodejasinolapajaalasdemásprofesionesdelainteligencia.Existencuarentaytresproverbios,excelentestodos,sobrelacaparaídadelosfilósofos.¡Oh,majestad!Sólolaclemenciaeslaúnicaluzcapazdeiluminarelinteriordeunalmagrande.Esellalaquellevalaantorcha delante de las demás virtudes; sin ella serían como ciegos que buscan a Dios a tientas: Lamisericordia, que es lomismo que la clemencia, crea el amor en la gente y es éste elmás poderosocuerpodeguardiaparalapersonadeunpríncipe.¿Quémásosda,avos,majestad,aquientodosmirandeslumbrados, que haya un pobre hombre de más sobre la tierra? ¡Un pobre a inocente filósofo,chapoteando entre las tinieblas de la calamidad, con su bolsillo vacío, resonando sobre su vientretambiénvacío!Además,majestad,soyescritorylosgrandesreyessecolocanunaperlaensucoronaalproteger las letras. Hércules no desdeñaba el título deMusageta.Mathias Corvin protegía a Jean deMonroyal,ornamentodelasmatemáticas.Sinembargonopareceunabuenamaneradeprotegerlasletrasel ahorcar a los literatos. ¡Qué mancha habría caído sobre Alejandro si hubiera hecho ahorcar aAristóteles!Estamanchanohabríasidounpequeñolunarenelrostrodesureputaciónparaembellecerle,sinounaúlceramalignaparadesfigurarle.¡Majestad!HeescritounbelloepitalamioparaMademoiselledeFlandes y elmuy augustomonseñor el delfín.Creeréis que esto no es la obra de un incitador a larebelión.Yavevuestramajestadquenosoyunescritorzuelo;queheestudiadoconprovechoyqueposeounaelocuencianatural. ¡Perdonadme,majestad!,yalmismotiemposeráunhechogalanteparaNuestraSeñora.¡Osjuroademásquemeprovocaunpánicohorriblelaideadeserahorcado!

Mientrasasíhablaba,eldesoladoGringoirebesabalaspantuflasdelreyyGuillaumeRymcomentababajitoaCoppenole.

—Hace bien en arrastrarse por el suelo, pues los reyes son como el Júpiter deCreta, sólo tienenoídosenlospies.

SinpreocuparseporelJúpiterdeCreta,elcalceterorespondióconunafrancasonrisaylavistafijaenGringoire.

—¡Oh!¡Québienlohadicho!MepareceestaroyendoalcancillerHugonetpidiéndomeclemencia.CuandoGringoire hubo por fin acabado de hablar, estaba jadeante. Levantó la cabeza tembloroso

hacia el rey que se entretenía en raspar con la uña unamancha que tenían sus calzas por la rodilla.Después,sumajestadsepusoabeberotropocodetisana,peronodecíanadayaquelsilenciotorturabaaGringoire.Finalmente,elreysequedómirándole.

—¡Vayacharlatáninsoportable!—dijo;luego,volviéndosehaciaTristanl'Hermite,añadió—:¡Bah!¡Dejadle!

Gringoiresequedósentadoenelsuelolocodealegría.—¡Enlibertad!—gruñóTristán—.Nodeseavuestramajestadquequederetenidoalgúntiempoenla

jaula.—Compadre—prosiguióLuisXI—,creesquehacemosjaulasdetrescientassesentaysietelibras,

ochosueldosy tresdenariosparapájaroscomoéste.Suéltameaesemiserable lujurioso(aLuisXI legustabamuchoestapalabraque,con¡ViveDios!constituíaelfondodesujovialidad)yechadlefueraapatadas.

—¡Uf!—exclamóGringoire—,¡ésteesunrey!—ypormiedoaunacontraorden,seprecipitóhacialapuertaqueTristanleabriódemalagana.Lossoldadossalierontambién,empujándoleygolpeándole,loqueGringoiresoportócomounverdaderofilósofoestoico.

Elbuenhumordel rey,desdeque lecomunicaron la revueltacontraelbailío,seveíaen todossushechos,ylaclemenciainusitadanoeraunamuestradelasmenores.Tristanl'Hermite,ensurincón,teníalamismacaraenfurruñadadeundogoalquelehanenseñadoalgoyselohanquitado.

ElreytamborileabaalegrementeconsusdedosenelbrazodesusillalamarchadePont-Audemer.Era un príncipe bastante astuto, pero sabía ocultar más fácilmente sus penas que sus alegrías. Susmanifestacionesexternasdealegríaantecualquierabuenanoticia llegabanmuy lejosaveces;así,a lamuertedeCarloselTemerario,llegóaofrecerunasbalaustradasdeplataalabasílicadeSaint-Martin-de-Tours;yconmotivodesuadvenimientoaltronoseolvidódeocuparsedelasexequiasdesupadre.

—¡Decid, majestad! —exclamó de pronto Jacques de Coictier—. ¿Qué ha pasado con elrecrudecimientodevuestraenfermedadparalaquemehabéismandadovenir?

—¡Oh!Enverdad,compadre,quemehacesufrirmucho;mesilbanlosoídosytengocomorastrillosdefuegoquemedesgarranelpecho.

Coictiertomólamanodelreyybuscóelpulsoconademándemédicoentendido.—Fijaos,Coppenole—decíaRymenvozbaja—,ahíletenéisentreCoictieryTristan;ésaestodasu

corte;unmédicoparaélyunverdugoparalosotros.Coictier le estaba tomando el pulso y su gesto era cada vez más alarmante. Luis XI le miraba

preocupadopuesCoictiersealarmabaaojosvistas.Elbuenhombreno teníaotras rentasque lamalasaluddelreyylaexplotabacomomejorpodía.

—¡Oh!¡Oh!¡Oh!Estoparecegrave,desdeluego.—¿Verdadquesí?—inquirióelreyinquieto.—Pulsuscreber,anhelans,crepitans,irregularias[94]—continuabadiciendoelmédico.—¡ViveDios!—Estopuedellevarseaunhombreantesdetresdías.—¡PorNuestraSeñora!—exclamóelrey—.¿Ycuáleselremedio,amigo?

—Enelloestoy,majestad.Hizosacarlalenguaalrey;moviólacabezacongestopreocupadoyenmediodetodoaquelparipé.—Pardiez,majestad—prosiguiódepronto—.Meheenteradodequehayunavacantederecaudador,

yyotengounsobrino.—DoyelpuestoatusobrinocompadreJacques—lerespondióelrey—,perosácameestefuegodel

pecho.—Yaquenuestramajestadsemuestratangenerosoyclementenoquerránegarmeunapequeñaayuda

parademicasaenlacalledeSaint-André-des-Arcs.—¡Bueno!—respondióelrey.—Estoyyacasisinrecursos—prosiguióeldoctor—yseríaunalástimaquelacasasequedarasin

tejado; no por la casa en sí, que es sencilla ymuy del gusto burgués, sino por los cuadros de JehanFourbault,quealegranlasparedes.¡HayunaDianavoladora,tanextraordinaria,tantiernaytandelicada,conunaexpresióntaningenua!Tienelacabezatanbienpeinada,conuncuartocrecientecomocorona,ysuscarnessontanblancasquetientainclusoaquieneslamirancondemasiadaatención.HaytambiénunaCeres.Es también una hermosa divinidad.Está sentada sobre unas gavillas de trigo y tocada con unaguirnaldagalantedeespigasentrelazadasconsalsifísyotrasflores.Nohaynadatanenamoradocomosusojos,nimástorneadoquesuspiernas,nimásnoblequesuporte,niplieguesmejorcompuestosquelosdesufalda.Esunadelasbellezasmásinocentesymásperfectasquehayaejecutadopincelalguno.

—¡Verdugo!—mascullóLuisXI—:¡Dimeadóndequieresllegar!Acontinuación:—Necesitountejadoparaesaspinturas,majestady,aunquenocuestemucho,yanomequedadinero.—¿Cuántovaletutejado?—Pero…seríauntejadodecobre,historiadoydorado…unasdosmillibrastodolomás.—¡Ay,asesino!—gritóelrey—.Nomearrancaundientequenomecuestemásqueundiamante.—¿Tengomitejadoentonces?—preguntóCoictier.—Sí;yvetealdiablo,perocúrame.JacquesCoiciterdijo,haciendounaprofundainclinación:—Señor, necesitáis un repercusivo para curaros. Os aplicaremos a los riñones el gran defensivo

compuesto de ceraco, bolo de Armenia, clara de huevo, aceite y vinagre. Continuaréis además convuestratisanayrespondemosdevuestramajestad.

Una lámpara brillando no atrae sólo a un mosquito. Maese Olivier, viendo al rey tan pródigo ycreyendooportunoelmomento,seacercóasuvezalrey.

—Majestad…—¿Quéocurreahora?—dijoLuisXI.—Señor,sabéisquemaeseSimónRadinhamuerto.—Bien,¿yqué?—Esqueeraconsejerodelreyparalajusticiadeltesoro.—Bien,¿yqué?—Señorsupuestoestávacante.Mientrashablabaasí,elrostroaltivodemaeseOlivierhabíaabandonadolaexpresiónarrogantepor

otramáshumilde.Eselrecambiodequedisponelacaradeuncortesano.Elreylemirófijamenteydijo

conuntonoseco.—Comprendo—yprosiguió—:maeseOlivier,elmariscaldeBoucicautdecía:«Nohaymásdones

quelosdeunreynimáslugardepescaqueelmar».YaveoquesoisdelamismaopiniónqueelseñordeBoucicaut, pero tenéis que oír esto también, pues nuestramemoria esmuy buena: en el 68 os hemosnombrado doncel de nuestra cámara; en el 69 guardián del castillo du Pont-de-Saint-Cloud, con unsalariodecienlibrastornesas(voslasqueríaisparisienses).Ennoviembredel73,mediantecamasdepresentaciónentregadasaGergeole,oshemosinstituidocomoconserjedelbosquedeVincennes,enlugardeGilbertAcle,escudero;enel75oficialmayordelbosquedeRouvray-lez-Saint-Cloud,en lugardeJacquesleMaire;enel78oshemosconcedidograciosamente,porcamaspatentadas,selladascondoblecinta de lacre verde, una renta de diez libras parisinas para vos y vuestra mujer, a percibir por elasentamientodelosmercaderesenlaplazadelaescueladeSaint-Germain;enel79oshemosnombradooficialmayordelbosquedeSenart,enlugardelpobredeJehanDaiz;mástardecapitándelcastillodeLoches; luego gobernador de Saint-Quintin y capitán del Pont-de-Meulant, del que os hacéis llamarconde.Deloscincosueldosdemultaquepagacualquierbarberoqueafeiteenundíadefiestatresoslosguardáisvosynosdejáisloquequeda.HemosaccedidoalcambiodevuestroapellidoLeMauvais,queibamuybien convuestro aspecto.En el 74oshemosotorgado, congrandisgustodenuestrosnobles,escudo de armas de mil colores que os hacen un pecho de pavo real. ¡Vive Dios! ¿No estáis aúnsatisfecho?¿Noeslobastanteabundanteymilagrosalapesca?¿Noteméisacasoqueunsalmóndemáspuedahacerzozobrarvuestranave?Elorgulloy laavariciapuedenperderos,compadre.Alorgullo lesiguensiemprelaruinaylavergüenza.Reflexionadsobreloqueosdigoycallaos.

Tales palabras, pronunciadas con severidad, hicieron reflejar de nuevo la insolencia en el rostrodespechadodemaeseOlivier.

—¡Vaya!—murmurócasienvozalta—.Seveclaroquehoyestáenfermoelrey.Hoytodoesparasumédico.

LuisXIlejosdeirritarseporestainconveniencia,añadióconciertabondad.—¡Ah!OlvidabaquetambiénoshiceembajadormíoenGantecercademadameMarie.Síseñores—

añadió el rey dirigiéndose hacia los flamencos— ha sido incluso embajador. En fin, compadre —prosiguiódirigiéndoseahorahaciamaeseOlivier—,nonosenfademos,pues somosyaviejosamigos.¡Quétardesehahecho!Bueno;yahemosterminadoporhoy.Afeitadme.

SeguroquenuestroslectoresnohantenidoqueesperarhastaahoraparareconocerenmaeseOlivieraeseFígaroterriblequelaprovidencia,esagranhacedoradedramas,hamezcladotanartísticamentealalargaysangrantecomediadeLuisXI.Noesésteelmomentoparaextendersesobreestepersonaje tansingular.Estebarberoreal tenía tresnombres:en lacortese le llamabacortésmenteOlivier leDaimy;entre el pueblo era conocido porOlivier elDiablo; su verdadero nombre era sin embargoOlivier leMauvais.

OlivierleMauvaispermanecióinmóvil,comoenojadoconelrey,altiempoquemirabadereojoaJacquesCoictier.

—¡Sí,sí,elmédico!—comentabaentredientes.—¡Puessí!Elmédicotieneaúnmáscréditoquetú—añadióelreyconunasencillezinsistente—.Es

así de fácil: élme tiene cogidopor todo el cuerpoy tú sólopuedeshacerlopor elmentón.Anda,mipobrebarbero,yaveremoscómo loarreglamos.¿Quédiríasdemíyquéseríade tucargosiyo fuera

comoelreyChilpericoqueteníalacostumbredecogerselabarbaconlamano?Venga,compadre,atuoficio;veabuscarlonecesarioyaféitame.

ViendoOlivierqueelreylahabíatomadoporelladodelarisayquenohabíamaneradeenojarle,saliórezongandoaejecutarsusórdenes.

Elreyselevantóentoncesyseacercóalaventanay,alabrirla,dijodeprontoenmediodeunagranagitación.

—¡Ah!,claro!,aquelresplandorenelcielo,porelladodelaCité,esqueestánquemandoalbailío.No puede ser otra cosa. ¡Ay, mi buen pueblo! ¡Qué bien colaboras por fin en la destrucción de losseñoríos!

Yentonces,dirigiéndosealosflamencos:—Señores,venidaveresto.¿Noesfuegoaquelresplandor?Losdosgantesesseacercaron.—Ungranfuego—dijoGuillaumeRym.—¡Oh!—añadióCoppenole, cuyosojosbrillarondepronto—.Esome recuerda el incendiode la

mansióndelseñord'Hymbercourt.Debehaberseproducidoungranrevueloenesesitio.—¿Locreéis así,maeseCoppenole?—y lamiradadeLuisXI era en esemomento tanbrillantey

alegrecomoladelcalcetero.—¿Verdadquedebetratarsedeunasaltodifícilderesistir?—¡Por la cruz de Cristo! Señor, vuestra majestad tendrá que emplear en esa lucha unas cuantas

compañíasdehombresdearmas.—¿Quién?¿Yo?Esoesdiferente—respondióelrey—;siyoquisiera…Elcalceterorespondióconosadía.—¡Silarevueltaescomomeimagino,depocoosserviráquerer,majestad!—Compadre—le contestó Luix XI—; con dos compañías de mi ordenanza y unas andanadas de

serpentinaseliquidarápidounamuchedumbredevillanos.Peroelcalceteroparecíadispuestoaplantarcaraalrey,apesardelasseñasquelehacíaGuillaume

Rym.—Majestad,lossuizoserantambiénunosvillanosyelseñorduquedeBorgoñaungentilhombreque

miraba por encima del hombro a aquella canallada. En la batalla deGrandson, señor, también decía:«¡Cañoneros,fuegoalosvillanos!»yjurabaporSanJorge.Peroelcabecilla,magistradoScharnachtal,selanzósobreelapuestoduqueconsumasaysupueblo,yenaquelchoquecontravillanosdepieldebúfalo,elrelucienteejércitoborgoñónserompiócomouncristalconunapedrada.YaquellosvillanosmataronaunbuennúmerodecaballerosyseencontróalseñordeChâteau-Guyon,elmásaltoseñordeBorgoña,muertojuntoconsugrancaballogrisónenunpequeñopradopantanoso.

—Bueno,amigo—prosiguióelrey—,estáishablandodeunabatallayaquísetratadeunarevueltayacabaréconellaencuantomeplazcafruncirelceño.

Coppenolelereplicóconindiferencia.—Puedequeasíseamajestad.Peroenesecasoesquenohallegadoaúnlahoradelpueblo.GuillaumeRymsecreyóenlaobligacióndeintervenir.—MaeseCoppenole,estáishablandoaunreypoderoso.—Yalosé—respondiógravementeelcalcetero.

—Dejadlehablarmiqueridoamigo—dijoelrey—.Aprecioesehablarfranco.Mipadre,CarlosVII,decíaque laverdadestabaenferma;peroyocreíaquemásbienestabamuertayquenisiquierahabíaencontradoconfesor.MaeseCoppenoleacabadedesengañarme.

Entonces,colocandoconfamiliaridadsumanoenelhombrodeCoppenole,prosiguió:—¿Quédecíais,pues,maeseJacques?—Decíamajestad,quequizástengáisrazónyqueaúnnohayasonadolahoraparavuestropueblo.LuisXIlelanzóunamiradapenetrante.—¿Ycuándollegaráesahora?—Yalaoiréissonar.—¿Yenquéreloj,porfavor?Coppenole,consuactitudtranquilayrústica,pidióalreyqueseaproximaraalaventana.—Escuchad,señor.Aquítenéisuntorreón,unaatalaya,cañones,burguesesysoldados.Cuandosuene

la alarma en la atalaya y truenen los cañones; cuando el torreón se derrumbe con estrépito, cuandoburguesesysoldadosgritenysematenentreellos,entonceshabrásonadolahora.

ElrostrodeLuisXIsetornósombríoysoñador.Sequedóunmomentoensilencioyluegodiounosgolpes suaves con lamano en la espesamuralla del torreón, como cuando se acaricia la grupa de uncorcel.

—¡Aqueno!¡Aquetúnovasaderrumbartetanfácilmente,mibuenaBastilla!Yluego,dirigiéndose,enungestobrusco,haciaelflamenco.—¿Habéispresenciadoalgunavezunarevuelta,maeseJacques?—Lashehecho—respondióelcalcetero.—¿Cómooslasarregláisparahacerunarevuelta?—preguntóelrey.—¡Oh!—respondióCoppenole—nohaynadamásfácil.Haymilmaneras.Primerotienequehaber

descontentoenlaciudad.Lacosanoesrara.Luegoestáelcarácterdesushabitantes;losdeGantesonpropicios a la revuelta. Quieren siempre al hijo del príncipe, pero jamás al príncipe. Y en fin, unamañana, imagino,sepresentanenmi tiendaymedicen:«TíoCoppenole,pasaestoopasaaquello.Laseñorita de Flandes quiere salvar a sus ministros, el gran bailío dobla el precio de los granos» ocualquierotracosa;loquesea.Entoncesyo,voyydejoel trabajo,salgodemicalceteríayempiezoagritarenlacalle:«¡Asaco!».Siempreseencuentraencualquierpartealgúnbarrildesfondado;mesuboaélyempiezoadecirmuyaltolasprimeraspalabrasquemevenganalaboca,loquemásmepreocupe.Empiezaaagolparsegente,selevantalavoz,seempiezaagritar,tocanarebato,searmaalosvillanosconlasarmasquesequitana lossoldados;searrimalagentedelmercadoy¡yaestá!,ysiempreseráigualmientrashayaseñoresenlosseñoríos,burguesesenlosburgosyaldeanosenlasaldeas.

—¿Ycontraquiénosrebeláisdetalsuerte?—preguntóelrey—.¿Contravuestrosbailíos?¿Contravuestrosseñores?

—Sí.Aveces.Peroesodepende.Avecestambiéncontraelduque.LuisXIfueasentarsedenuevoyañadióconunasonrisa.—¡Ah!Aquí,porelmomentosóloescontralosbailíos.EneseinstantevolvióOlivierleDaim;leseguíandospajesquellevabanelaseodelrey;peroloque

másllamólaatencióndeLuisXIfuequeveníaademásacompañadodelprebostedeParísydelcaballerode la ronda, personajes ambos que parecían consternados. El rencoroso barbero también daba esa

impresión,aunquealmismotiempoparecíacontento.Éltomólapalabraparadecir:—Señor,pidoperdónavuestramajestadporlacalamitosanoticiaqueostraigo.Elreysevolviótanvivamentequelaspatasdesusilladesgarraronlaesteradelsuelo.—¿Quéesello?—Majestad—prosiguió Olivier le Daim con la expresión malvada del hombre que se alegra de

podercomunicaralgoviolento—.Estasediciónpopularnovadirigidacontraelbailío.—¿Contraquiénvaentonces?—Contravos,majestad.Elviejoreysepusodepie,erguidocomounjoven.—¡Explícate,Olivier!¡Explícate!¡Ypiensabienloquedices,porquelojuro,porlacruzdeSaint-

Lô,quesiestásmintiendo,laespadaquecortóelcuellodelseñordeLuxemburgonoestáaúnlobastantemelladaparaquenopuedasegartambiéneltuyo!

Aqueljuramentoprodujounefectoformidable.LuisXInohabíajuradomásquedosvecesentodasuvidaporlacruzdeSaint-Lô.

Olivieracababadeabrirlabocapararesponder.—Majestad…—¡Pontederodillas!—leinterrumpióviolentamenteelrey—.¡Tristan,vigilaaestehombre!Oliviersepusoderodillasydijofríamente.—Señor,lacortedelparlamentocondenóamuerteaunabrujayhabuscadoasiloenNuestraSeñora.

Elpuebloquiererescatarladevivafuerza.Elseñorprebosteyelseñorcaballerodelaronda,quevienendelmotín,puedendesmentirmesinodigoverdad.ElpueblohapuestositioaNuestraSeñora.

—¡No faltabamás!—dijo el rey en voz baja, pálido y temblando de cólera—. ¡Nuestra Señora!¡AsaltanaNuestraSeñoraensucatedral,amibuenadueña!¡LevántateOlivier!Tienesrazón.Teconcedoel cargo de Simón Radin. Tienes razón ya que es a mí a quien atacan pues si la bruja está bajo lasalvaguardiadelaiglesia,laiglesiaestábajomiprotección.¡Yyoquepensabaqueestabanatacandoalbailío!¡Vancontramí!

Rejuvenecidoporelfurorempezóaandaragrandespasospor lahabitación.Yanosereía;estabaenfurecidoaibayveníanervioso.Elzorrosehabíaconvertidoenhienaysusofocoleimpedíahablar;sus labiossemovíanderabiaysuspuñosdescarnadossecrispaban.Depronto levantó lacabeza,susojoshundidosparecíanllenosdeluzysuvozresonócomounclarín.

—¡Manodura,Tristan!¡Manoduraaesosvillanos!¡Anda,Tristanamigomío!¡Mata!¡Mata!¡Mata!Pasadaaquellaerupción,volvióasentarseydijoconrabiafríayconcentrada.—¡Venaquí,Tristan!Aquícerca,enestamismaBastilla,tenemoslascincuentalanzasdelvizconde

deGil,quesuponetrescientoscaballos.Disponeddeellos.EstáademáslacompañíadelosarquerosdenuestraordenanzadeM.deChâteaupers,disponeddeella.Tomadtambiénalasgentesdelprebostazo,delosmariscalesdelquevossoiselpreboste.EnelHôtelSaint-PaulencontraréiscuarentaarquerosdelanuevaguardiadelseñorDelfin,tomadlatambiénycontodoelloidprontoaNuestraSeñora.¡Ay,señoresvillanosdeParísqueoslanzáisasíencontradelacoronadeFrancia,delasantidaddeNuestraSeñorayde la paz de esta república! ¡Extermina, Tristan, extermina! Que no quede nadie sino es para ir aMontfaucon.

—Estábien,majestad—dijoTristanhaciendounareverencia.

Yluegoañadiótrasunsilencio.—¿Yquéhagoconlabruja?Lapreguntáobligóalreyareflexionar.—¡Ah!Labruja.SeñordeEstouteville,¿quépretendíahacerelpuebloconella?—Señor—respondióelprebostedeParís—,imaginoque,puestoqueelpuebloquieresacarladesu

asilodeNuestraSeñora,esquedebesentirsemolestoporesaimpunidadyquierecolgarla.Elreyparecióreflexionarprofundamenteydespués,dirigiéndoseaTristanl'Hermite.—Muybien,compadre.Exterminaalpuebloycuelgaalabruja.—Esoes—dijoRymmuybajoaCoppenole—.Castigaralpuebloporquereralgoyhacerélluegolo

quequiere.—Muybien,majestad—respondióTristan—.Perosi labrujaseencuentraaúnenNuestraSeñora,

¿selapuedeprenderapesardelasilo?—¡ViveDios!¡Elasilo!—dijoelreyrascándoselaoreja—,perodetodasformashayquecolgara

esamujer.Entonces, como asaltado por una idea súbita, se echó de rodillas delante de la silla, se quitó el

sombrero,quedejóenlasillaymirandocondevociónunadelasfigurillasqueleadornaban:—¡Oh!—dijocon lasmanos juntas—,perdonadme,NuestraSeñoradeParís,migraciosapatrona.

Sóloloharéestavez.Perohayquecastigaraesacriminal.Osaseguro,santísimaVirgen,dueñamía,queesunabrujaindignadevuestrabondadosaprotección.Vosconocéis,señora,quemuchospríncipesymuypiadosos todos, han sobrepasado este privilegio de las iglesias, a la mayor gloria de Dios y pornecesidades de estado. San Hugo, obispo de Inglaterra, permitió al rey Eduardo que prendiera a unhechiceroensuiglesia.SanLuisdeFrancia,miseñor,transgredióporlamismarazónlaiglesiadelseñorSanPablo.YmonseñorAlfonso,hijodelreydeJerusalén,tambiéntransgrediólamismísimaiglesiadelSantoSepulcro.Perdonadmeporestavez,NuestraSeñoradeParís.Novolveréahacerloyencambioosdonaréunabellaestatuadeplata,igualalaqueelañopasadoofrecíaNuestraSeñorad'Ecouys.Queasísea.Sesantiguó,selevantó,volvióapeinarseydijoaTristan.

—Daos prisa, compadre. Llevad al señor de Châteaupers con vos y tocad a rebato y aplastad alpopulacho. Colgaréis también a la bruja. Ya lo he dicho. Creo además que la ejecución debe serrealizadaporvos.Tendréisquedarmecuentadeello.Vamosaver,Olivier,aféitame,queestanochenovoyaacostarme.

Tristanl'Hermitehizounainclinaciónysalió.Elrey,conungesto,despidióaRymyCoppenole,altiempoquelesdecía:

—QueDiososguarde,misbuenosamigosflamencos.Idadescansarunpoco.Lanocheavanzayyaestamoscasimáscercadelamanecerqueotracosa.

Losdosseretiraronyalllegarasusresidencias,conescoltadelcapitándelaBastilla,CoppenoledijoaGuillaumeRym.

—Bueno;¡estoyhartodeunreyquetosecomoél!YohevistoborrachoaCarlosdeBorgoñaynoeratanmalocomoLuisXIenfermo.

—MaeseJacques—respondióRym—,ocurrequeparalosreyeselvinoesmenoscruelquelatisana.

VILlamitaenBaguenaud

Al salir de laBastillaGringoire bajó por la calle de Saint-Antoine a la velocidad de un caballodesbocado.LlegadoalapuertadeBoudoyer,sefuerectohacialacruzdepiedra,queseelevabaenelcentrodeaquellaplaza,comosihubierasidocapazdedistinguirenlaoscuridadlafiguradeunhombrevestidodenegroyencapuchadoquesehallabasentadoenlosescalonesdelcrucero.

Elpersonajedenegroselevantó.—¡PorlamuerteylapasióndeCristo!mesacáisdequicio,Gringoire.ElvigíadelatorredeSaint-

Gervaisacabadecantarlaunaymediadelamañana.—¡Oh! —replicó Gringoire—. La culpa no ha sido mía sino de la ronda y del rey. ¡Acabo de

librarmedebuena!Mehafaltadounpuntoparaquemeahorquen.Esmidestino.—Siempretefaltaalgo—ledijoelarchidiácono—.Vamos,dateprisa.¿Conoceselsantoyseña?—Fijaosmaestroquehevistoalrey.Vengodeallí.Usacalzasdefustán.Hasidotodaunaaventura.—¡Parecesunmolinocontantaspalabras!¿Yquémásmedantusaventuras?¿Tieneselsantoyseña

delostruhanes?—Lotengo,estadtranquilallamitavagabunda.—Muybien, pues sin él nopodríamos entrar en la iglesia.Los truhanes han cortado las calles.Y

menosmalquehandebidoencontrarresistencia.Quizáspodamosllegaraúnatiempo.—Sí,maestro,pero,¿cómoharemosparaentrarenNuestraSeñora?—Tengolallavedelastorres.—¿Ycómosaldremos?—PordetrásdelclaustrohayunportilloquedaalTerrainydeallíalrío.Hecogidolallaveyesta

mañanahedejadoamarradaunabarca.—¡Québienmeheescapadodelahorca!—recordóGringoire.—¡Vamos!¡Pronto!—dijodomClaude.YlosdosbajaronagrandespasoshacialaCité.

VII¡AyúdanosChâteaupers!

Recuerde el lector la situación crítica en que hemos dejado aQuasimodo.Acosado por todas laspartesalavez,habíaperdido,sinoelcoraje,almenostodaesperanzadesalvación;noparaél—quenopensabaensímismo—sinoparalagitana.Corríadesesperadamentedeunladoaotrodelagalería,pueslacatedraldeNuestraSeñoraibaasersaqueadaporlostruhanes.

Deprontounagalopadadecaballosresonóenlascallescontiguas,yunalargafiladeantorchasyunasólida columnade caballeros con las lanzasprestas a la carga, desembocaroncomounhuracán, entreruidosfuriososdegritosycascos,enlaplazadelParvis.

¡Por Francia, por Francia! ¡Ensartad a los villanos! ¡Adelante Châteaupers! ¡Adelante los delprebostazgo!

Lostruhanes,aterrados,dieronmediavuelta.Quasimodo,quenooía,violasespadasdesenvainadas,lasantorchas,loshierrosdelaslanzas,enfintodaaquellacaballeríaacuyacabezareconocióalcapitánFebo,observólaconfusióndelostruhanes,llenosdeterrorunos,desconcertadoslosmejoresy,graciasaaquellaayudainesperada,recobrótalesfuerzasquearrojófueradelaiglesiaalosprimerosintrusosquesaltabanyalagalería.

Setrataba,enefecto,delallegadadelastropasdelrey.Lostruhanesreaccionaronconviolenciaysedefendíandesesperadamente.Atacadosenunflancopor

la calle de Saint-Pierre-aux-Boeufs y en la retaguardia por la calle del Parvis, acorralados contra lacatedral,queseguíanasaltando,peroqueQuasimododefendíaconahínco,todos,convertidosalmismotiempoenasediantesyasediados,seencontrabanenlamismasituaciónenlaque,másadelante,habríadeencontrarseelcondeHenrid'Harcourt,enelfamosositiodeTurínde1640,entreelpríncipeThomasdeSaboyaqueatacabayelmarquésdeLeganésquelebloqueaba:Taurinumobsessoridemetobressus[95],comodicesuepitafio.

Larefriegafueatroz,comoentreperrosylobos,quediceP.Mathieu.Loscaballerosdelrey,deentrelosquesobresalíaporsuvalorFebodeChâteaupers,nodabantreguaylasespadasacababanconlosquehabían escapado a las picas. Los truhanes, mal armados, babeaban enloquecidos y hasta mordían.Hombres,mujeresyniñosseabalanzabanalasgrupasyalospechosdeloscaballosysecolgabandeellos,cualgatos,condientesyuñasconsuscuatromiembros.

Otrosaplastabansusantorchasencendidasen los rostrosde losarquerosyhabíaquienesclavabanganchosdehierroenelcuellodelosjinetesylostirabanalsueloyallílosdespedazaban.

Sevioaunoqueconunaguadañarelucientesegabalaspatasdeloscaballos.Eraespantoso.Cantabaalmismotiempounacanciónysegabaysegaba.Acadabrazadaquedabanasualrededoruncírculodemiembros cortados. Iba así avanzando hasta el lugar en que más densa era la caballería, con pasotranquilo, con el mismo movimiento de cabeza y la misma respiración acompasada de un segadorsegandoenuntrigal.EraClopinTrouillefou.Fueabatidoporuntirodearcabuz.

Lasventanassehabíanvueltoaabrir.Aloír losgritosdeguerradelastropasdelrey, losvecinostomabanyaparteenaquelasuntoydesdetodaslascasaslasbalasllovíansobrelostruhanes.ElParvisaparecíallenodeunhumoespesoquelosmosqueterosrayabandefuegoconsusdisparos.Apenassise

distinguíaconfusamente la fachadadeNuestraSeñorayeldecrépitoHôtelDieuconalgunosenfermosmacilentosquecontemplabanlaescenadesdeeltejado,repletodeventanasdebuhardillas.

Porfinlostruhaneshubieronderetroceder;elcansancio,lacarenciadearmasadecuadas,elespantoproducido por aquella sorpresa, los disparos desde las ventanas, el valor de las tropas del rey; todoterminóporabatirlos.Rompieronelcercodelosasaltantesyhuyeronentodasdirecciones,dejandoelParvissembradodemuertos.

CuandoQuasimodo,quenohabíacesadounsolomomentodecombatir,vioqueseretiraban,cayóderodillasylevantólosbrazosalcielo.Después,ebriódegozo,echóacorrerysubióalavelocidaddeunpájaroalaceldaquecontantovalorhabíaestadodefendiendo.Ahorasólounpensamientoocupabasumente;eldearrodillarseantelaqueacababadesalvarporsegundavez.

Pero,cuandoentróenlacelda,laencontróvacía.

LIBROUNDÉCIMO

IElzapatito

AL principio, cuando los truhanes asaltaron la iglesia, la Esmeralda dormía, pero más tarde losruidosentornoaledificioibanaumentandoyentreesoylosbalidoscadavezmásinquietosdelacabra,quesehabíadespertadoantesqueella,lasacarondesusueño.Incorporadaenlacamahabíaescuchadoprimeroymiradoasualrededordespués,asustadaporelresplandoryelruido,saliódelaceldaparaintentarverquéestabaocurriendo.Elaspectodelaplaza,elespectáculoqueallíteníalugar,eldesordende aquel asalto nocturno, aquel gentío repulsivo,moviéndose como una invasión de ranas, adivinadaapenas entre las sombras, aquella mezcla de voces roncas de la multitud, las antorchas encendidascruzándose entre las sombras como fuegos fatuos sobre terrenos pantanosos y brumosos; toda aquellaescena leprodujoelefectodeunamisteriosabatalla libradaentre los fantasmasdeunaquelarrey losmonstruos de piedra de la catedral. Imbuida desde la infancia en supersticiones de la tribu gitana, suprimerpensamientofueeldehabersorprendidoenalgúnmaleficioalosextrañosespíritusquepueblanlanocheycorrióaterradaaesconderseensucelda,pidiendoasuimaginaciónpesadillasmenoshorribles.

Pero poco a poco se fueron disipando aquellos primeros vapores delmiedo.Ante los ruidos queaumentaban sin cesar y ante otros signos reales, había comprendido que se hallaba sitiada no porespectros sinopor seres humanosy sumiedono aumentó sinoque se transformó.Pensó incluso en laposibilidaddeunmotínpopularparaarrancarladesuasilo.La ideade llegaraperdernuevamente lavida, la esperanza, Febo—al que entreveía siempre en su futuro—, la nada profunda de su propiadebilidad,laimposibilidaddeunahuida,lacarenciadeayuda,suabandono,sutotalaislamiento…todosestospensamientosymilmáslahabíanasaltado.

Habíacaídoderodillas,conlacabezaenlacama,llenadeansiedadydemiedo;aunqueeragitanaidólatraypagana,estabapidiendo,entre sollozos,ayudaalDiosde loscristianosy sehabíapuestoarezaraNuestraSeñora,quelahabíaacogidoensuiglesiapues,aunquenosecreaennada,haymementosen la vida en que uno siempre se acoge a la religión del templo que más a mano se tiene. Y asípermanecióarrodilladadurantemuchotiempo;temblandoenrealidadmásquerezando;heladaantelosruidos cadavezmás cercanos de aquellamultitud enfurecida; sin entender el porquéde aquella furia,ignorante de lo que se estaba tramando, de lo que ocurría y de lo que se pretendía pero con elpresentimientodeunfinalterrible.

Yenmediodeaquellaangustiaoyópasospróximosaella;sevuelveyvequedoshombresquellevanunfarolacabandeentrarenlacelda.LaEsmeraldalanzóundébilgrito.

—Notemáis;soyyo—dijounavozquenoleresultabadesconocida.—¿Quiénsoisvos?—preguntóella.—PierreGringoire.Aquelnombrelatranquilizó;abriólosojosyefectivamentereconocióalpoeta.Habíatambiénjuntoa

élunafiguranegra,cubiertadepiesacabezaquelahizoenmudecer.—¡Ah!—prosiguióGringoireconuncierto tonode reproche—.Djalimeha reconocidoantesque

vos.Enefecto,lacabritillanohabíaesperadoaqueGringoireseidentificaraynadamásentrarsefrotaba

tiernamenteentresuspiernas,abrumandoalpoetadecariciasydepelosblancospuesestabapelechando.Gringoireledevolviólascaricias.

—¿Quiénestáconvos?—lepreguntólagitanaenvozbaja.—Tranquilizaos—respondióGringoire—,esunamigo.Entonces el filósofo, dejando el farol en el suelo, se agachó y empezó a gritar con gran contento,

apretandoaDjalientresusbrazos.—¡Oh!¡Quéanimalitotangracioso!Esmásinteresanteporsulimpiezaqueporsualtura,sinduda,

peroingenioso,sutilymáscultoqueungramático.Vamosaver,Djali¿hasolvidadoalgunodetustrucos?¿CómohacemaeseJacquesCharmolue?

Elhombredenegronoledejóacabar.SeacercóaGringoireyleempujóconrudezaporloshombros.Gringoireselevantó.

—Esverdad;meolvidabade lasprisasque tenemos.Peroeso,maestro,noesninguna razónparaempujarasíalagente.

—Miquerida y hermosa niña, vuestra vida está en peligro y la deDjali también. Somos vuestrosamigosyvenimosasalvaros.Seguidnos.

—Esverdad—exclamólagitanaconsternada.—Sí;esverdad,venidpronto.—Osseguiré—respondió—.Pero,¿porquénohablavuestroamigo?—¡Ah!Esquesupadreysumadreerangentemuyrarayleformaronuntemperamentotaciturno.Tuvoquecontentarse conaquella explicaciónporque sucompañero la tomópor lamano, cogióel

farolyechóaandar.Elmiedoaturdíaa la jovenquesedejó llevar.Lacabra lesseguía, retozona tancontentaporhaberencontradoaGringoire,queleobligabaatropezaracadapaso,almeterleloscuernosentrelaspiernas.

—Así es la vida—decía el filósofo cada vez que estaba a punto de caer—; con frecuencia sonnuestrosmejoresamigoslosquenoshacencaer.

Bajaron rápidamente la escalera de las torres y atravesaron la iglesia enmedio de la oscuridad.Estabavacíaperollenaalavezderuidoloquesuponíaungrancontraste.Porfinsalieronalpatiodelclaustro por la Puerta Roja. El claustro se encontraba solitario, pues los canónigos habían huido alobispadopara rezarencomún; tambiénelpatioestabavacíoypodíandescubrirse,acurrucadosen losrincones más oscuros, algunos lacayos, aterrados por el estrépito. Se dirigieron a la portezuela quecomunicabaelpatioconelTerrain;elhombredenegrolaabrióconunallavequellevabaconsigo.LoslectoresyaconocenqueelTerrainesunalenguadetierra,rodeadademurosporelladodelaciudad,perteneciente al capítulo de Nuestra Señora y que remataba la isla hacia el oriente por detrás de lacatedral. Aquel recinto estaba también solitario y el tumulto y el ruido eran allí mucho menores. Elestrépitodelasaltodelostruhaneslesllegabamástamizado,menoschillón.ElvientohúmedoprovocadoporelríoremovíalashojasdelúnicoárbolplantadoalapuntadelTerrainconunrumoryaperceptible.Peroaúnseencontrabanmuycercadelpeligro.Losedificiosmáspróximoseranelobispadoylaiglesia.Enelinteriordelobispadoseapreciabaclaramenteungrandesorden;sumoletenebrosaestabasurcadaporlucesquecorríandeunaventanaaotra,comocuandosequemaunpapelyquedaunsombríorestodecenizaenelqueaparecenmilpuntosdeluz.Allado, lasenormestorresdeNuestraSeñora,vistaspordetrás,conlalarganavesobrelaqueseyerguen,recortadasennegrosobreelrojoyenormeresplandor

quellenabaelParvis,semejabandosgigantescosatizadoresparaunachimeneadecíclopes.El hombre del farol se fue hacia la punta del Terrain. Había allí, al borde del río, los restos

carcomidos de unas estacas, unidas con listones, por los que trepaba una parra cuyas débiles ramassemejaban los dedos extendidos de unamano abierta; detrás, entre la oscuridad de aquel emparrado,estabaocultaunapequeñabarca.ElhombrehizoseñasaGringoireyasucompañeraparaqueentraran.Lacabralessiguió.Elhombreentróelultimo.Luegosoltólasamarrasdelabarca,laalejódelaorillaconun largobicheroy cogiendodos remos se sentó en laproay empezóa remar con fuerzahacia elcentrodelrío.ElSenaesmuyrápidoeneselugarylecostóbastantealejarsedelapuntadelaisla.

LoprimeroquehizoGringoire,cuandoestuvoenlabarca,fueponera lacabraensusrodillas.Sesentóenlapopaylamuchacha,aquieneldesconocidoinspirabaunainquietuddifícildedefinir,sesentóasuladoapretándosecontraelpoeta.

Cuando nuestro filósofo vio que la barca se movía, se frotó las manos y besó a Djali entre loscuernos.

—¡Oh!—dijocontento—.¡Yaestamossalvados loscuatro!—yañadióponiendocaradeprofundareflexión—.Eléxitodelasgrandesempresassedebeavecesalafortunayavecesalaastucia.

Lalanchabogabalentamentehacia laorilladerecha.Lamuchachaseguíaobservandoconunterrorsecretoaldesconocidoque,porotraparte,habíatapadocuidadosamentelaluzdelalinternasorda.

Enaquellaoscuridadseledistinguíaenlaproacomoaunespectro.Sucapucha,siempreechada,leservíacomodemáscarayacadavezque,para remar,entreabríasusbrazosde losquecolgabanunasanchisímasmangas negras, se habría dicho que eran como dos alas demurciélago.Además no habíapronunciadounasolapalabraycasinihabía respirado.Noseproducíaen la lanchamás ruidoqueelvaivéndelosremosyelrocedelosmilplieguesdelaguaalolargodetodalabarca.

—¡Pormialma!—gritódeprontoGringoire—estamosalegresygozososcomoAscalfos.¡Estamosmás callados que los pitagóricos o los peces! ¡Vive Dios, amigos que me gustaría que alguien mehablara! La voz es como música para el oído humano y no soy yo el que lo dice sino Dídimo deAlejandría y es, si duda, una afirmación ilustre pues ciertamente no puede decirse que Dídimo deAlejandríaseaunfilósofomediocre.Unasolapalabra,hermosaniña,decidme,os losuplico,unasolapalabra. A propósito; antes teníais una simpática mueca muy original, ¿seguís haciéndola? ¿Sabíais,querida amiga, que el parlamento tiene jurisdicción sobre los lugares de asilo y que corríais un granpeligroenvuestroesconditedeNuestraSeñora?¡Ay!¡Diminutotroquílidoquehacestunidoenlasfaucesdelcocodrilo!¡Maestro,ahílatenemos;otravezsalelaluna!¡Ojalánonosvean!Hacemosalgodignodeelogiosalvandoalajovenysinembargonoscolgaríanporordendelreysinoscogieran.¡Ay!¡Todoslosactoshumanostienendoscaras!Secondenaenmíloqueentisealaba.QuienadmiraalCésarcensuraaCatilina.¿Noesasí,queridomaestro?¿Quéospareceestafilosofía?Yoposeolafilosofíadelinstinto,lanatural,ut apes geometriam. ¡Bueno! ¿nadie responde? ¡Pues vaya humor el vuestro! Está visto quetendréquehablaryosolo.Es loque,en las tragedias, llamamosunmonólogo.¡ViveDios!OsaseguroqueacabodeveralreyLuisXIyquemehequedadoconestejuramento.Asíque¡ViveDios!siguenaúnconelmismojaleoenlaCité.Esunmalrey,viejoymalvado,siempreenvueltoenpieles.Todavíamedebeeldinerodemiepitalamioyporpocomecuelgaestamismatardecosaquemehabríamolestadobastante.Esmuyavaroconloshombresdevalía.DeberíaleerloscuatrolibrosdeSalviendeColonia,Adversusavaritiam.Laverdadqueesunhombremuytacañoparacon loshombresde letrasycomete

muchascrueldades.Esunaesponjaparahacerseconeldinerodelpueblo.Suahorroeselbazoquesehinchaacostadeladebilidaddetodoslosdemásmiembros.Poresolasquejascontralosrigoresdeestaépocaseconviertenenmurmuracionescontraelpríncipe.Bajoeste reyafableydevoto, lashorcasserompendetantosahorcadoscomosoportan;lostajossepudrendetantasangreylasprisionesrevientancomo barrigas demasiado llenas. Es un rey que tiene unamano para coger y otra para colgar. Es elproveedordedoñaCargaFiscalydedonPatíbulo.Losgrandessondespojadosdesusdignidadesylosdébilesabrumadosconnuevascargas.Esunpríncipeexorbitante.Nomegustaesterey,¿yavosmaestro?

Elhombredenegrodejabahablaralpoetacharlatányseguía luchandocontra lacorriente fuerteyviolentaqueseparalapopadelaCitédelaproadelaisladeNuestraSeñora,quehoyllamamosisladeSanLuis.

—¡Apropósito,maestro!—dijosúbitamenteGringoire—.Cuando llegábamos al Parvis, en medio de todos aquellos furiosos truhanes, ¿se fijó vuestra

reverenciaenelpobrediabloalquevuestrosordoestabamachacandolacabezacontralarampadelagaleríadelosreyes?Notengobuenavistaynopudereconocerle.¿Sabéisvosquiénpodíaser?

El desconocido no respondió una sola palabra pero dejó bruscamente de remar y sus brazosdesfallecieroncomosisehubieranrotoysucabezalecayósobreelpecho.LaEsmeraldaoyóentoncescómo suspiraba convulsivamente y se estremeció a su vez. ¡Ya había oído en alguna ocasión aquellaformadesuspirar!

Labarca,abandonadaasímisma,derivóalgunosinstantesafavordelacorrienteperoelhombredenegroserehízoenseguida,tomódenuevolosremosyvolvióotravezaremontarríoarriba.DoblólaisladeNuestraSeñoraysedirigióhaciaelembarcaderodelPort-au-Foin.

—¡Eh,fijaos!,allásevelamansiónBarbeau.Maestro,¿veisesegrupodetejadosnegrosqueformanesosángulostanraros,bajoaquellasnubesdeshilachadas,negrasysucias?¿Losveisallídondelalunaseaplastayseextiendecomolayemadeunhuevoroto?Allíes.Esunabonitamansión.Tieneunacapillaconunapequeñabóvedallenadericosadornos.Porencimasepuedeverelcampanariolabradocongrandelicadeza y tiene además un jardín delicioso con un estanque y un palomar, un eco, una alameda, unlaberinto,unacasadefierasycantidaddecaminosconárbolesymuchavegetación;muyagradabletodopara el amor. Tiene sobre todo un hermoso árbol al que llaman el lujurioso, por haber cobijado losamores de una princesa famosa y de un condestable de Francia, galante y cultivado. ¡Pero… en fin!Nosotros,pobresfilósofos,somosauncondestableloqueunhuertodecolesyrábanosesaunjardíndelLouvre;aunque…despuésdetodo…¿Quémásda?lavidahumanasiempreestámezcladadebienydemal,cantoparalosgrandescomoparaloshumildes,yeldoloraparecesiemprejuntoalaalegría,comoelespondeojuntoaldáctilo.

Permitidme,maestro,queoscuentelahistoriadelamansiónBarbeau.Laverdadesqueacabadeunamaneratrágica.Ocurrióen1319,bajoelreinadodeFelipeV,elmáslargodetodoslosreyesdeFrancia.Lamoralejadeestahistoriaesquelastentacionesdelacarnesonsiempreperniciosasymalignas.Nodebernos fijarnos demasiado en lamujer del prójimo pormuy atraídos que nuestros sentidos puedanconsiderarse ante la belleza. La fornicación es un pensamientomuy libertino… y el adulterio es unacuriosidaddelavoluptuosidaddeotro…¡Eh!,parecequeelruidosehacemásintensoporallá,¿no?

El tumulto se acrecentaba efectivamente alrededor de Nuestra Señora. Escucharon con atención yoyeron con claridad gritos de victoria. De pronto cientos de antorchas, que hacían resplandecer los

cascosde los soldadoscomenzaronaversepor todas laspartesde lacatedral;por las torres,por lasgalerías,por losarbotantes.Daba la impresióndeque todasaquellas luminariasbuscabanalgoymuyprontoaquellosclamoreslejanosllegaronnítidamentehastalosfugitivos:

—¡Lagitana!¡Aporlabruja!¡Muertealagitana!Ladesventuradadejócaerlacabezasobresusmanosyeldesconocidosepusoaremarconmásfuria

hacia la orilla. Nuestro filósofo, sin embargo, se había quedado pensativo. Sujetaba fuertemente a lacabraentresusbrazosal tiempoqueseapartabamuydespacitodelagitana,queseapretabacadavezmáscontraél,comosifueraelúltimorefugioquelequedara.

Gringoire se hallaba en una cruel perplejidad. Pensaba que también la cabra, según la legislaciónvigente,seríacolgada,siselacogiera,loquenodejaríadeserunagranpena.¡LapobreDjali!Pensabaqueerademasiadoeltenerjuntoaéladoscondenadosyque,enfin,sucompañerosequedaríaencantadodehacerse cargode la gitana.En supensamiento se librabaunviolento combate, en el cual, comoelJúpiterdelaIlíada,sopesabaalternativamentealagitanayalacabra.Mirabaalaunayalaotraconojosllorosos,diciéndoseentredientes.

—Peroesquenopuedosalvarosalasdos.Unasacudidalesadvirtióporfinquelalanchahabíaatracado.EnlaCitéseguíaoyéndoseelmismo

griteríosiniestrodeantes.Eldesconocidoselevantó,seacercóalagitanayquisoasirladelbrazoparaayudarlaabajar,pedoellalerechazóaltiempoqueseagarrabadelamangadeGringoire.Éste,asuvez,ocupadoconlacabra,casilarechazóyentoncesellasaltósoladelabarca.Seencontrabatanconfusaquenosabíaniloqueestabahaciendoniadóndedirigirse.Duranteuninstante,sequedósolamirandoalagua.Cuando,alpocotiempovolvióensí,seencontrósolaconeldesconocidoenelatracadero.ParecequeGringoirehabíaaprovechadoelmomentodeldesembarcoparadesaparecerconlacabraporentrelamanzanadecasasdelacalleGrenier-sur-l'eau.

La pobre gitana se estremeció al verse sola con aquel hombre. Quiso hablar gritar, llamar aGringoire,perosulenguaestabainerteensubocaynopudosalirdesuslabiosningúnsonido.Deprontosintióqueeldesconocidolacogiódelamano.Eraunamanofríayfuerte.Susdientesseentrechocaronysequedómáspálidaqueelrayodelunaquelaestabailuminando.ElhombrenodijounapalabraytomóagrandespasoselcaminodelaplazadeGrève,llevándoladelamano.Ellapresintióentonces,aunquevagamente,queeldestinoesunafuerzairresistible.Carecíadefuerzasparaoponerseysedejóllevar.Supasoeramuyligeroparaseguirlamarchadelhombredenegro.Elmuelleera,enaquellugar,bastanteempinado,peroellahabríadichoqueibancuestaabajo.

Miróhacia todos los ladosynovio a nadie.Elmuelle estaba totalmente desierto.No se oíamásruidonimásajetreodehombresqueporelladodelaCité,tumultuosayenrojecida.SólounbrazodelSenalaseparabadeellaydesdeallíoíasunombremezcladocongritosdemuerte.ElrestodeParísseextendíaasualrededorynoeranmásquebloquesenormesdesombra.

Pero el desconocido seguía silencioso y avanzaba con rapidez. Ella no era capaz de reconocerningunodeloslugaresqueatravesaban.

Alpasaranteunaventanailuminada,hizounesfuerzo,seirguióbruscamenteygritó:—¡Socorro!Alguienabriólaventanayaparecióencamisón,conunalámparaenlamano.Miróhaciaelmuelle,

sorprendido,dijoalgunaspalabrasqueellanologróoírycerró.Eraelúltimorayodeesperanzaquese

esfumaba.El hombre de negro no profirió una sola palabra, la sujetó de la mano con más fuerza, y siguió

andandoconrapidez.Ellayanoopusoresistenciaylesiguió.Devezencuandoserecuperabaunpoco,ydecíaconvozentrecortadaporlosbachesdelsueloypor

elahogodelacarrera.—¿Quiénsois?¿Quiénsois?—peroélnorespondía.Llegaron así, siguiendo siempre el camino delmuelle, a una plaza bastante grande; era laGrève.

Había un poco de luna y se podía distinguir, plantada en el centro, una especie de cruz negra.Era lahorca.Entonces,alrecordartodoaquello,supoendóndeestaba.

Elhombresedetuvo,sevolvióhaciaellaylevantólacapucha.—¡Oh!—exclamópetrificadalajoven—,¡sabíaqueeraél!Erael sacerdote.Parecíasupropio fantasma,aunqueerauna impresiónproducidapor la luzde la

luna.Escomosi,bajoestaluz,sólosevieranlosespectrosdelascosas.—Escucha—ledijo,yseestremeciólajovenalsonidodeaquellavozfunestaquehacíayamucho

tiempo que no escuchaba. Siguió hablando con frases cortas y jadeantes que revelaban profundostembloresinternos.

—Escúchame. Estamos aquí. Voy a hablarte. Esto es laGrève.Nos encontramos en una situaciónextrema.Eldestinonosentregaelunoalotro.Yovoyadecidirsobretuvidaytúsobremialma.Estamosaquídenocheyenunaplaza;sinmás.Asíqueescúchame.Queríadecirte…EnprimerlugarnomehablesdetuFebo—mientrasdecíaestascosas,ibayvenía,inquieto,comounhombreincapazdepermanecertranquiloenunlugar,ylaacercabahaciaél—.Nomehablesdeél.¿Meoyes?Noséloqueseríacapazdehacersipronunciasesenombre,peroseguroqueseríaalgoterrible.

Unavezdichoesto,comouncuerpoqueencuentrasucentrodegravedad,sequedóinmóvilperoatravésdesuspalabrasseadivinabaaúnunagranagitación.Suvozeracadavezmásbaja.

—Novuelvaslacabezayescúchame,puessetratadealgomuyserio.Enprimerlugar,voyacontarteloquehaocurrido.Tejuroquenoesparatomarloenbroma.Pero,¿quéesloqueloestabadiciendo?¡Recuérdamelo! ¡Ah, sí!Hayundecretodelparlamentoporelque se loentregaa lahorca.Acabodearrancartedesusmanos.Perovienenpersiguiéndote,¿losves?

Extendió su brazo señalando hacia la Cité en donde la búsqueda parecía seguir. Los ruidos y lasvocesseacercaban.Latorredelacasadellugarteniente,situadafrentealaGrève,estaballenaderuidosydelucesyseveíancorrera lossoldadosporelotroladodelmuelle,gritandoyconantorchasenlamano.

—¡Lagitana!¿Dóndeestá?¡Muertealagitana!—Tedascuentadequeloestánbuscandoyquenomiento.Yoteamo.Nomedigasnada.Noabrasla

bocasiesparadecirmequemeodiaspuesestoydecididoanooírlo.Acabodesalvarteyestoydecididoanooírcosascomoésa.Aúnpuedosalvartedeltodopueslohepreparadomuybien.Detidepende.Sitúquierespuedohacerlo—seinterrumpióviolentamente—.No;noeseso loque tienesquedecirme—yacelerandoelpasoyhaciéndolacorrerpuesnolahabíasoltadolamano,sefuederechohaciaelpatíbuloy,señalándoleconeldedo,ledijofríamente—:Escogeentrelosdos.

Ellalogrósoltarseycayóalpiedelpatíbulo,agarrándoseaaquelapoyofúnebre.Luego,volviendoamediassuhermosacabeza,miróalcuraporencimadesushombros.EracomolaimagendelaVirgenal

piedelaCruz.Elcuraseguíainmóvil,coneldedoseñalandoaúnhacialahorca,conservandosugestocomounaestatua.

Porfinlaegipciarespondió.—Meprovocamenoshorrorquevos.Entonceséldejócaerlentamentesubrazoysequedómirandoalsueloconunprofundoabatimiento.—Siestaspiedraspudieranhablar—murmuró—,tendríanquedecirqueestánviendoaunhombre

muydesgraciado.Y continuó hablando.Lamuchacha, arrodillada ante la horca y cubierta con su larga cabellera, le

dejaba hablar sin interrumpirle. Lo hacía ahora con un acento quejumbroso y suave que contrastabadolorosamenteconlarudaaltivezdesusrasgos.

—Peroyoosamo.Osaseguroqueesbiencierto.¿Acasonosemanifiestaexternamentenadadeesefuegoquemeabrasaelcorazón?¡Ay!Estarasínocheydía;sí;nocheydía,¿nomereceacasounpocodecompasión?Esunamorconstante;nocheydíaosrepito;esunatortura.¡Sufrodemasiado,mipobreniña!Osaseguroqueesalgodignodecompasión.Veisqueoshablocondelicadeza.Desearíaquenosintieraishaciamíesaaversión,esehorror…porque…enfin…noesculpasuyacuandounhombreseenamoradeuna mujer. ¡Oh, Dios mío! ¿Cómo hacer? Entonces, ¿no podréis perdonarme nunca? ¿Me odiaréissiempre?¿Nohayesperanzaninguna?¡Nisiquieramemiráis!¿Esposiblequepodáispensarenotracosamientrasqueyoaquí,depie,osestoyhablandoytemblandoenloslímitesmismosdenuestraeternidad?¡Por lo quemás queráis, nome habléis del capitán!Aunqueme arrojase a vuestras rodillas y besaravuestros pies, ¿todo resultaría inútil? ¿Todo sería inútil aunque sollozara como un niño? Aunque mearrancasedelpecho,nopalabras sinoel corazóny las entrañas,paradecirosqueosamo,¿todo seríainútil? ¿Cómo es posible tal cosa si vos no tenéis en el almamás que ternura y clemencia? Irradiáisdulzuraysois todasuavidad,bondad,misericordiayencanto.¡Ay!¡Sóloparamítenéiscrueldad!¡Oh!¡Quéfatalidad!

Ocultósurostroentrelasmanosylajovenleoyóllorar.Fuelaúnicavez.Así,depie,sacudidoporlos sollozos, parecía más miserable y suplicante que de rodillas. Estuvo llorando así durante ciertotiempo.

—¡Vaya!—prosiguióunavezpasadaslasprimeraslágrimas—.Noencuentropalabrasysinembargohabíapensadomuybienenloqueteníaquedeciros.Ahoraestoytemblandoymeestremezco;mefaltanlasfuerzasenelmomentoprecisoysientocomosialgosuperiornosenvolvieseycomienzoabalbucir.¡Oh!Presientoquevoyaderrumbarmesinotenéiscompasióndemíydevos.¡Nonoscondenéisalosdos! ¡Si supierais cómoos amo! ¡Si supierais cómo esmi corazón! ¡Oh! ¡Qué deserción de todas lasvirtudes! ¡Quéabandonodesesperadodemímismo!Soydoctorydesprecio laciencia;gentilhombreymancillomiapellido;sacerdoteyconviertoelmisalenunaalmohadadelujuria.EscupoelrostrodemiDios.¡Ytodopor ti,hechicera!¡Parasermásdignodetu infierno!¡Ytúnoquieresa loscondenados!Perotengoquedecírtelotodo.Hayalgoqueesmáshorrible…muchomáshorrible.

Al decir estas últimas palabras su rostro adquirió una expresión totalmente turbada. Se calló uninstanteyprosiguióconunavozfuerte,comohablándoseasímismo.

—Caín,¿quéhashechocontuhermano?Sehizounsilencioyprosiguiósumonólogo.—¿Qué he hecho con él, señor? Lo recogí, lo he criado, lo he alimentado, lo he amado, lo he

idolatrado incluso y lo hematado. Sí señor; acaban de aplastarle la cabeza delante demí, contra laspiedrasdevuestracasa.Ytodohasidoporculpamía,porculpadeestamujer,porculpadeella…

Tenía una mirada hosca y su voz era cada vez más débil, aunque todavía repitió varias veces,maquinalmenteyalargosintervalos,comounacampanaqueprolongasuúltimavibración…

—Porculpadeella…porculpadeella…Después, aunque sus labios acusaban algún movimiento, su boca no articuló ya más sonidos

perceptibles.De pronto se fue doblando sobre símismo, como algo que se derrumbay cayó al suelopermaneciendoallí,quieto,conlacabezaentrelasrodillas.

Unrocequelehizolamuchachaalretirarsupie,quehabíaquedadobajosucuerpo,lehizovolverensí. Se pasó lentamente susmanos por susmejillas hundidas, se quedó un ratomirando sus dedos conestupory,alverqueestabanmojados,murmuró:

—¿Cómo?¿Heestadollorando?Luegosevolviósúbitamentehacialagitanayledijoconunaangustiaindecible.—¡Ay! ¿Me habéis visto llorar sin inmutaros? ¿Sabes,muchacha, que estas lágrimas son como la

lava?¿Esverdad,pues,quenadaconmuevedelhombrealqueseodia?¿Podrías,pues,reírteaunquemevierasmorir? ¡Yo, sin embargo, no podría vertemorir! ¡Una palabra! ¡Pronuncia una sola palabra deperdón!Nome digas queme amas, dime únicamente que lo intentarás y te salvaré. Si no… ¡Oh! ¡Eltiemposeacaba!¡Porlomássagrado!Tesuplicoquenoesperesquemehagadepiedraotravezcomoestahorcaquetambiénteestállamando.Piensaquetengoentremismanosnuestrosdosdestinos,queyopuedocambiarfácilmentedeopiniónyquepuedoecharlotodoarodaryprecipitarmeaunabismosinfondo, y que mi caída, desgraciada, perseguiría tu vida durante toda la eternidad. ¡Una palabrabondadosa!¡Dimeunapalabra!¡Sólounapalabra!

Ellaabriólabocapararesponderleyentoncesélseprecipitóderodillasantelajovenpararecogerconadoraciónlapalabra,tiernaquizás,queibaasurgirdesuslabios.Ellaledijo:

—¡Soisunasesino!Elcuralatomóentresusbrazosconfuriayseechóareírconunarisaabominable.—¡Muybien!¡Unasesino,si!peroserásmía.Sinomequierescomoesclavometendráscomodueño,

pero serásmía.Tengounaguaridayhasta allí te arrastraré.Yvas a seguirme; seranecesarioquemesigasoteentregaré.¡Tienesquemorir,hermosa,osermía!¡Serdelsacerdote!¡Serdelapóstata!¡Delasesino!¡Desdeestamismanoche!¿Meoyes?¡Vamos!¡Unpocodealegría!¡Bésame,loca!¡Latumbaomilecho!

Sus ojos brillaban de lujuria y de rabia y su boca lasciva enrojecía el cuello de la joven que sedebatíaentresusbrazosmientraséllacubríadebesosrabiosos,espumeantes.

—¡Nomemuerdas,monstruo!—legritabaella—.¡Oh!¡Déjame,monjeinfecto!¡Voyaarrancartetusasquerososcabellosyarrojártelosapuñadosalacara!

Élenrojecióprimero,luegopalidecióyfinalmenteacabódejándolaylamiróconungestosiniestro.Ellasecreyóentoncesvencedorayprosiguió:—TehedichoquepertenezcoaFeboyqueesaFeboaquienamo,queeshermosomiFebo.Tú,cura,

eresviejoyhorrible.¡Vete!Éllanzóentoncesungritoviolento,comounmiserablealqueseleaplicaunhierrocandente.—¡Muere,pues!—gritóentreunrechinardedientes.Ella,alversuhorriblemirada,quisohuirpero

éllacogiódenuevo,lasacudió,laechóalsueloysedirigióconpasosrápidoshacialaesquinadelaTour-Roland,arrastrándolatrasdesíporelsuelo.

Unavezallí,sevolvióhaciaella:—Porúltimavez,¿quieressermía?—¡No!—respondióellaconenergía.Entoncesélsepusoagritar:—¡Gudule!¡Gudule!Aquítienesalagitana.Véngate.Lajovensintióquelacogieronbruscamenteporunbrazo.Miró.Eraunbrazodescarnadoquesalía

deuntragaluzdelaparedyquelasujetabafuertementecomounbrazodehierro.—Sujétalabien—dijoelcura—.Eslagitanahuida.Nolasueltesquevoyabuscaralaguardia.Vas

averlacolgada.Unarisaguturalrespondiódesdeelinterioraaquellassangrientaspalabras.LaegipciaviocómoelclérigosealejabacorriendoenladireccióndelPontNotre-Dame,pordonde

seoíaruidodecaballosysoldados.Lamuchachahabíareconocidoalamalvadareclusa.Jadeantedeterror,intentósoltarse.Seretorcióy

dio bastantes tirones intensos en desesperados intentos, pero la Gudule la sujetaba con una fuerzaincreíble.Aquellosdedoshuesudosseclavabanensuscarnes,secrispabanylaabarcabantodoelbrazo.Eranmásqueunacadena,másqueunaargollaincluso;erancomounatenazainteligenteyvivaquesurgíadelmuro.

Agotada,seapoyócontralaparedyentoncesseapoderódeellaelmiedoalamuerte.Pensóenlabellezadelavida,enlajuventud,enlanaturaleza,enelamor,enFebo,entodoloqueseescapabayenloqueibaavenir,enelclérigoqueladenunciaba,enelverdugo,enelpatíbuloqueestabaallí,anteella.Sintióentoncesqueelpánicolesubíahastalamismaraízdesuscabellosyoyóotravezlarisalúgubredelareclusaqueledecíamuybajo.

—¡Ah!¡Ah!¡Ah!¡Tevanaahorcar!Moribundaya,sevolvióhaciaelventanucoyvioelrostrocasisalvajedelaSachetteatravésdelos

barrotes.—¿Quéoshehechoyo?—dijocasidesmayada.Lareclusanorespondió;sepusoamascullar,canturreandocasi,conirritaciónyrabia.—¡HijadeEgipto!¡HijadeEgipto!¡HijadeEgipto!La desventurada Esmeralda dejó caer su cabeza, que quedó oculta entre sus cabellos, como

comprendiendoquenotratabaconunserhumano.Deprontolareclusaexclamó,comosilarespuestadelagitanahubieratardadotodoesetiempoen

llegarasumente.—¿Quémehashecho,dices?¡Ah!¿Quequémehashecho,egipcia?Estábien;escucha:yoteníauna

niña,¿sabes?Teníaunaniñita.¡Tedigoqueteníaunahija!¡Unapreciosaniña!MiAgnès—dijoturbada,mientrasbesabaalgoenlaoscuridad—.¡Puesbien!¿Tedascuenta,hijadeEgipto?Melaquitaron;merobaronamihijita;secomieronaminiña.Esoesloquemehashecho.

Lajovenrespondiócomoelcorderodelafábula.—Lolamentomucho;peroseguramenteyonohabíanacidoentonces.—¡Oh!¡Sí!—continuólareclusa—.Seguroquehabíasnacido.Erasdeellas.Mihijatendríaahoratu

edad.¡Esoes!Hacequinceañosqueestoyaquí;quinceañosqueestoysufriendoyrezando.Quinceañoshacequemegolpeolacabezacontralapared.Ytedigoquesonlasgitanaslasquemelahanrobado,¿me oyes?Y ellasme la han comido con sus dientes. ¿Tienes corazón? Imagínate a un niño que estájugando; aunniñodepecho; aunniñodormido. ¡Esalgo tan inocente! ¡Puesbien! ¡Esoes loquemerobaronymemataron!¡Dioslosabemuybien!Perohoymetocaamí.Voyacomercarnedegitana.¡Oh!Cómo te mordería si no hubiera estos barrotes. ¡Mi cabeza es demasiado grande! ¡Pobre niña mía!¡Mientrasestabadurmiendo!Peroaunquelahubierandespertadoalcogerla,aunquesehubierapuestoagritar,habríasido igual, ¡puesyonoestabaallí, juntoaella! ¡Ah,madresgitanas! ¡Vosotrasoshabéiscomidoamihija!¡Venidahoraaveralavuestra!

Entoncesseechóareíroquizáseransusdientesquerechinabanpuesambascosasseconfundíanenaquella cara furiosa.Comenzaba a despuntar el alba y un reflejo ceniciento iluminaba vagamente estaescena.Lahorcaseveíacadavezmejorenelcentrodelaplaza.Porelotrolado,haciaelPontNotre-Dame,lapobrejovencreíaoíracercarseruidodecaballos.

—¡Señora! —decía juntando las manos, y arrodillada, con el cabello revuelto, perdida, loca deespanto—: ¡Señora!Tenedpiedad.Yavienen.Yonoos hehechonada. ¿Queréis vermemorir de estamanera tan horrible ante vuestros ojos? Estoy segura de que sois bondadosa. Es demasiado horrible.Permitidquemesalve.¡Soltadme,porfavor!¡Noquieromorirasí!

—Puesdevuélvemeamihija.—¡Piedad!¡Piedad!—¡Devuélvemeamihija!—¡Enelnombredelcielo!¡Soltadme!—¡Devuélvemeamihija!Otravezvolvióacaerlajoven,extenuada,rota,conlamiradavidriosadelqueestáenunafosa.—Señora—dijoentrebalbuceos—,yaveoquevosbuscáisavuestrahija,perotambiényobuscoa

mispadres.—¡Devuélveme a mi pequeña Agnès!—insistía Gudule—. ¿Que no sabes en dónde puede estar?

¡Puesentoncesmueretútambién!¡Escúchame!Yoeraunaprostitutayteníaunahijaylasgitanasmelarobaron,asíqueyavesquetútienesquemorirtambién.Cuandotumadregitanavengaareclamarte,yolediré:¿Soisvossumadre?,puesmiradhaciaesahorca.Ytambién:devuélvemeamihija.¿Sabesdóndeestámi hijita?Espera; voy a enseñarte algo.Mira; éste es su zapatito; es todoquemequeda de ella.¿Sabesdóndepuedeestarelotro?Silosabesdímelo,puesaunqueestuvieraalotroladodelmundo,iríaabuscarloandandoderodillas.

Yaldeciresto,conelotrobrazoquehabíasacadoporeltragaluz,enseñabaalagitanaelzapatitobordado.Habíacasiamanecidoypodíandistinguirseconlaluzdelalbaformasycolores.

—¡Averesezapatito!—dijo laegipciapresadeunestremecimiento—. ¡Diosmío! ¡Diosmío!Almismotiempo,con lamanoque tenía libre,abrióprestamenteelbolsitoadornadodeabaloriosverdesquellevabacolgadodelcuello.

—Anda, anda —mascullaba Gudule—. Rebusca en tu amuleto del demonio —de pronto, seinterrumpióyexclamógritandoconunavozqueveníadelfondodesusentrañas.

—¡Mihija!Lagitanaacababadesacardesubolsounzapatitototalmenteigualalotro.Elzapatitollevabaatado

unpergaminoconestepareado:

QuandleparellretrouverasTamèretetendralesbras(5).

Conlavelocidaddeunrayo,lareclusahabíaconfrontadolosloszapatos,habíaleídolainscripcióndelpergaminoyhabíapeladosucara,deslumbrantedegozo,alosbarrotesdelalucera,gritando.

—¡Mihija!¡Mihija!—¡Madre!¡Madre!—respondiólaegipcia.Enestepuntorenunciamosadescribirlaescena.Elmuroylosbarrotesdehierroseinterponíanentrelasdos.—¡Oh!¡Estemuro!—gritabalareclusa—.¡Verlaynopoderabrazarla!¡Tumano!Dametumano—la

joven lepasósubrazoa travésde la luceray la reclusaseabalanzósobreélysepusoabesarlo;asípermaneció,abismadaenaquelbeso,nodandomássignodevidaquealgúnsollozoque,decuandoencuando, estremecía su cuerpo. La verdad es que estaba llorando a torrentes, en silencio, en aquellaoscuridadcomounalluviadenoche.Lapobremadrevaciabaaoleadassobreaquellamanoadoradaelnegro y profundo pozo de lágrimas que llevaba dentro, filtrado gota a gota por su dolor desde hacíaquinceaños.

Deprontoselevantó;apartósulargacabelleragrisquelecaíasobrelafrentey,sindecirunasolapalabra,empezóaforcejearconsusdosmanossobrelosbarrotesdesuceldacomounaleonafuriosa.Losbarrotesaguantaronaquellasacudida.Entoncessefueabuscarenunrincóndelaceldaunaespeciedeadoquínqueleservíadealmohadaylolanzósobreelloscontalviolenciaqueunodelosbarrotesserompiólanzandomilchispasalmismotiempo.Unsegundogolpedestrozóporcompletolaviejacruzdehierroquecerrabaeltragaluz.Luego,conambasmanos,acabóderomperyarrancarlostrozosoxidadosdelareja.Haymomentosenquelasmanosdeunamujertienenunafuerzasobrehumana.

Unavezlibreelpaso,ynonecesitóparaellomásdeunminuto,cogióasuhijaporlacinturaylaintrodujoenlacelda.

—Ven;quierosacartedelabismo—murmuró.Luego ladejósuavementeenel suelo,paravolveracogerlaotravez.Lacogíaenbrazoscomosi

siguierasiendosupequeñaAgnès. Ibayveníapor laestrechacelda,ebria,alocada,gozosa,cantando,besandoasuhija,hablándole,riendo,llorando;todoalavezyarrebatadoramente.

—¡Mihija!¡Mihija!—decía—.¡Herecuperadoamihija!¡Estáaquí!¡Diosmelahadevuelto!¡Quevengan todos! ¡Hayalguienporahíparaqueveaque tengoamihija! ¡Diosmío,quéhermosaes! ¡Mehabéis hecho esperar quince años, Dios mío, pero ha sido para devolvérmela más hermosa! ¡Peroentonceslasegipciasnomelahabíancomido!¿Quiénmelohabíadichoentonces?¡Miniña!¡Hijamía!¡Bésame! ¡Qué buenas son las gitanas! ¡Las quieromucho! ¿Así que eres tú? ¡Por esome saltaba elcorazóncadavezquepasabasporaquí!¡Yyoquecreíaqueesoeraodio!¡Perdóname,mibuenaAgnès,perdóname!Hedebidoparecertemuymala,¿verdad?¡Cuántotequiero!¿Todavíatienesaquellaseñalenelcuello?Vamosaver.Síque la tienes. ¡Quéhermosaeres!¿Sabéis,señorita,quesoyyoquienoshahechoesosbellosojos?¡Abrázame!¡Teamo!Yamedaigualquelasdemásmadrestenganniños;¡ahoramepuedoreírdetodasellas!Quevengansiquieren;tambiényotengolamía.¡Miráquécuelloyquéojos

yquécabellerayquémanos!¡Averquiénencuentraalgomáshermoso!¡Ah!¡Osaseguroquehadetenermuchosenamorados!¡Quinceañoshepasadollorando!¡Todamibellezasehaidoperoellahavuelto!¡Abrázame!

Así estuvodiciéndolemil cosasmás; extravagantes, perohermosaspor el tono conque las decía.Recogía las ropas de lamuchacha hasta sonrojarla, le alisaba con lasmanos sus cabellos de seda lebesaba los pies, las rodillas, la frente, los ojos y semaravillaba por todo.La joven se dejaba hacer,repitiendoaintervalos,muybajoyconunaternurainfinita:

—¡Madremía!—¿Tedascuenta,miniña?—insistía la reclusa, cortando todas suspalabrasconbesos—,¿tedas

cuentacómovoyaquererte?Nosiremosdeaquíyseremosmuyfelices.HeheredadoalgoenReims,ennuestratierra.EnReims,¿sabes?No;claroquenolosabes;¡erastanpequeñaentonces!¡Sisupieraslolindaqueerasa loscuatromeses! ¡Con tuspiececitosque lagenteveníaaver,porcuriosidad,desdeEpergay,queestáasieteleguas!Tendremosunacasitayunterreno.Teacostaréenmicama.¡Diosmío!¡Diosmío!¿Quiénpodríacreerlo?¡Tengoamihijaotravez!

—¡Oh,madremía!—exclamólajovenencontrandoporfinfuerzasparahablar—.Laegipciamelohabía asegurado. Había entre nosotras una buena egipcia que murió el año pasado y que me cuidósiempre como si hubiera sidomi nodriza. Ellamismame colgó del cuello este saquito yme repetíaconstantemente:«Miniña,guardasiempreestajoya.Esuntesoroquetepermitiráencontraratumadre.Escomosillevarassiempreatumadrecolgadadelcuello».¡Melohabíapredicholaegipcia!

LaSachetteestrechóunavezmásasuhijaentresusbrazos.—¡Dejaquetebese!¡Lodicestodotangraciosamente!Cuandoestemosennuestracasa,calzaremosa

unNiñojesúsde la iglesiaconestoszapatitos. ¡Todoestose lodebemosa laSantísimaVirgen!¡Diosmío, qué bonita voz tienes! ¡Me estabas hablando hace unmomento y era como si oyeramúsica! ¡Heencontradoamihija,Diosmío!¡Casinopuedocreertodaestahistoria!¡Creoqueesimposiblemorirsepuestoqueyonomehemuertodegozo!

Luegocomenzóaaplaudir,areírseyagritar:—¡Quéfelicesvamosaser!En aquel momento retumbó en la celda un ruido de armas y un galopar de caballos que parecía

proceder del Pont Notre-Dame y acercarse cada vez más por el muelle del río. La gitana se lanzóangustiadaenlosbrazosdelaSachette.

—¡Madremía,salvadme!¡Vienenlossoldados!Lareclusasequedópálida.—¡CieloSanto!¡Quédices!¡Habíaolvidadoquelobuscaban!¿Quéesloquehashecho?—Nolosé—respondióladesventuradajoven—,peroestoycondenadaamuerte.—¡Amuerte!—dijoGudule,comofulminadaporunrayo—.¡Morir!—dijolentamentemirandoasu

hija.—Sí, madre —respondió la joven medio trastornada—. Quieren matarme. Míralos; vienen a

buscarme.Esahorcaesparamí.¡Yallegan!¡Salvadme!¡Salvadme!La reclusapermaneciódurante algunos instantes inmóvil, comopetrificada; luegomovió la cabeza

dubitativamentey,depronto,levolvióaquellarisotadaespantosa.—¡Ho!¡Ho!¡Nopuedeser!Esunsueñoloquemeestáscontando.¡Claro!¡Lahabríaperdidoysu

pérdida se habría prolongado durante quince años luego la habría encontrado y esto sólo duraría unminuto,alcabodelcualvendríanaquitármelaotravez.Yesprecisamenteahora,cuandoeshermosa,cuandohacrecido,cuandomehablaymeama,cuandovendríanacomérmelabajomisojos,bajolosojosdesumadre!¡Oh,no!¡Esonoesposible!¡Diosnopermitecosasasí!

Enaquelmomentolacabalgadapareciódetenerseyseoyóunavozlejanaquedecía:—¡Poraquí,maeseTristan!Elsacerdotedicequelaencontraremosenelagujerodelasratas.Denuevovolvióaresonarelruidodeloscaballos.Lareclusasepusodepieconungritodesesperado.—¡Sálvate! ¡Sálvame! ¡Hijamía!Ahorameacuerdode todo.Tienes razón, ¡es tumuerte! ¡Horror!

¡Sálvate!Asomólacabezaporlaluceraylaretiróconrapidez.—Quédate—ledijoconvozbajaylúgubre,altiempoqueapretabaentreconvulsioneslamanodela

gitana,queseencontrabamásmuertaqueviva—.¡Quédate!¡Norespires!Haysoldadosportodaspartes.Nopuedessalir.Hayyademasiadaluz.

Susojos lanzaban fuegoyduranteunmomento sequedó sinhablar.Dabagrandes zancadaspor laceldadeteniéndoseaintervalosparaarrancarsepuñadosdepeloqueluegorompíaconsusdientes.

Deprontodijo:—Yaseacercan.Voyahablarles.Escóndeteaquí.Nopodránverte.Lesdiréquetehasescapado;que

tesoltéyomisma.Entoncesdejóasuhija—puestodavíala teníaenbrazos—enunángulodelaceldaquenopodía

verse desde afuera. La colocó con cuidado de que ni sus pies ni sus brazos sobrepasaran la zona desombra.Lesoltósumelenanegraqueesparcióporsuvestidoblancoparatratardeocultarlo;pusoanteellasujarrayeladoquínqueleservíadealmohada,susúnicosmuebles, imaginandoquela jarrayeladoquín podrían ocultarla. Después, yamás tranquila, se puso de rodillas y rezó. El día acababa deamanecerydejabaaúnmuchassombrasenelagujerodelasratas.

Enaquelmomento,lavozdelsacerdote,aquellavozinfernal,pasómuycercadelaceldagritando.—¡Poraquí,capitánFebodeChâteaupers!Aloírestenombre,laEsmeralda,ocultaensurincón,hizounmovimiento.—¡Notemuevas!—ledijoGudule.Acababaapenasdedecirlocuandountropeldehombres,deespadasydecaballossedetuvoentorno

alacelda.Lamadreselevantóconrapidezyfueacolocarseanteeltragaluzparataparlo.Viountropeldehombresarmados,deapieydeacaballocolocadosenlaGrève.ElquelomandabadesmontóyseacercóhacialaSachette.

—¡Eh, vieja!—inquirió aquel hombre que tenía una expresión atroz—, buscamos a un bruja paracolgarla.Noshandichoquetúlatenías.

Lapobremadrerespondió,fingiendolamayorindiferenciaposible:—Nosémuybienloquequeréisdecir.Elcapitánprosiguió:—¡Portodoslosdiablos!¿Quéesloquenoshadichoentonceseselocodearchidiácono?¿Dóndese

hametido?—Monseñor—dijounsoldado—,hadesaparecido.

—Tencuidado,viejaloca—dijoelcomandante—:nomemientas.Teentregaronunabrujaparaquelaguardaras.¿Quéhashechoconella?

Lareclusanoquisonegarlotodopormiedoadespertarsospechasyrespondióconacentosinceroyenfadado.

—Simehabláisdelamuchachaquemehanpuestoenlasmanoshaceunrato,tengoquedecirosquememordióyquetuvequesoltarla.Esoestodo;dejadmetranquila.

Elcomandantehizoungestodecontrariedad.—Nomevayasamentir,viejoespectro.MellamoTristanl'Hermiteysoycompadredelrey;Tristan

l'Hermite,¿meoyes?—yañadiómirandoalaplazadeGrève—:Esunnombrequetienebastante«eco»enestelugar.

—AunquefueraisSatánl'Hermite—replicóGudulequerecobrabaesperanzas—,notendríaotracosaquedeciros,nipodríaistampococausarmemiedo.

—Por todos los diablos—dijo Tristan—; ¡esto es una comadre! ¡Ah! ¡La muchacha bruja se haescapado!¿Ypordóndesefue?

Gudulerespondiócontonodespreocupado.—CreoqueporlacalledelMouton.Tristanvolviólacabezaahizoseñasasustropasparaqueprosiguieralamarcha.Lareclusasuspiró.—Monseñor—dijodeprontoun arquero—,preguntad a la viejabrujaporqué losbarrotesde su

tragaluzestántandestrozados.Aquella circunstancia provocó una gran angustia en el corazón de la infeliz madre, pero supo

mantenerunaciertapresenciadeespírituyrespondióentrebalbuceos:—Siemprehanestadoasí.—Bueno—prosiguióel arquero—, todavía ayer formabanunahermosacruznegraquemovía a la

devoción.Tristanechóunaojeadaoblicuaalareclusa.—¡Sediríaquelacomadreseponenerviosa!Lainfelizcomprendióquetododependíadesuserenidadyconlamuerteenelalmaseechóareír

burlona.Lasmadrestienenfuerzasparahacercosasasí.—¡Bah!Esehombredebeestarborracho.Hacemásdeunañoque la traseradeunacarretachocó

contramitragaluzyrompiólosbarrotes.¡Puesnosoltéinjuriascontraelcarretero!—Esverdad—añadióotroarquero—,yomismoestabaallí.Entodaspartesseencuentraunoconpersonasquelohanvistotodo.Aqueltestimonioinesperadodel

arquero animó a la reclusa a la que el interrogatorio obligaba a atravesar un abismo en el filo de uncuchillo.Peroellaestabacondenadaaunacontinuaalternativadeesperanzasydesobresaltos.

—Silohubierarotounacarreta—prosiguióelprimersoldado—,lostrozosdelosbarrotessehabíandobladohaciaadentromientrasqueéstosloestánhaciaafuera.

—¡Vaya, vaya!—dijoTristan al soldado—, tienes olfato de instructor delChâtelet. ¡A ver, vieja;respondedaloqueosdice!

—¡Diosmío!—exclamó la reclusa, acorralada y con voz quejumbrosa, a pesar del esfuerzo porevitarlo—:Osjuro,monseñor,queunacarretarompiólosbarrotes.Yahadichoesehombrequelovio,¿no?Yademás,¿quétienequeverestoconlagitana?

—¡Hum!—gruñóTristan.—¡Diablos!—prosiguióelsoldado,halagadoporelelogiodelpreboste—¡lasroturasdeloshierros

sevenaúnrecientes!Tristanmoviólacabeza.Ellapalideció.—¿Cuántotiempohacelodelacarreta?—Unmes,quincedías,quizás,monseñor.¡Yanomeacuerdo!—Anteshadichoquehacíamásdeunaño—observóelsoldado.—¡Estoempiezaasersospechoso!—dijoelpreboste.—Monseñor—gritó ella, colocada siempre ante la lucera y temerosa de que la sospecha no les

empujaraameterlacabezadentrodelacelda—.Monseñor,osjuroquefueunacarretalaquerompiólareja.¡Oslojuroportodoslosángelesdelcielo!¡Quemevayaalinfiernosinohasidounacarreta!

—Muchocalorponesenestejuramente—dijoTristanconmiradadeinquisidor.Lapobremujersentíadesvanecersecadavezmássuconfianza.Habíaempezadoacometertorpezasy

observaba,nosinterror,quenodecíaloquehabríadebido.Enestemomentollegóotrosoldadogritando.—¡Monseñor, la vieja brujamiente!Lahechicera no se ha escapadopor la calle delMouton.Las

cadenashanestadoechadastodalanocheyelguardacadenasnohavistopasaranadie.Tristan,cuyoaspectosehacíasiniestropormomentos,interpelóalareclusa.—¿Quétienesquealegaraesto?Ellaintentódenuevohacerfrenteaestecontratiempo.—Puesnolosé,monseñor;mehabréequivocado.Creoque,enefecto,hadebidopasaralotrolado

delrío.—Esjustoelladoopuesto—añadióelpreboste—.Ademásnoparecenadanormalquehayaquerido

volveralaCité,pordondeprecisamentelaestabanpersiguiendo.¡Creoquemientes,vieja!—Yademás—añadióelprimersoldado—,nohaybarcaniaesteladodelríonialotro.—Pueslohabrápasadoanado—replicólareclusa,defendiendopalmoapalmosuterreno.—¿Acasonadanlasmujeres?—respondióelsoldado.—¡Por todos los diablos! ¡Estás mintiendo, vieja! ¡Estas mintiendo! —exclamó Tristan lleno de

cólera—.Medanganasdedejaralabrujaydecolgarteati.Uncuartodehoradetorturaloarrancaríalaverdaddelgaznate.¡Andando!¡Vasavenirconnosotros!

Ellaseagarróaestaspalabrascongranavidez.—¡Comoqueráis,monseñor!Hacedlosiqueréis.Meparecebienlodelatortura.¡Llevadme!¡Pronto!

¡Pronto!¡Vayamosya!(Mientrastanto,pensabalamujer,mihijapodrásalvarse).—¡ViveDios!—dijoelpreboste—,¡quéinterésenquelopongamosenelpotro!Noentiendoaesta

loca.Unviejosargentodelaguardia,conlacabezacanosa,saliódelasfilasydirigiéndosealpreboste:—¡Creoqueenefectoestáloca,monseñor!Sihadejadoescaparalaegipcianohabrásidoporculpa

suya,puesnolegustannadalasgitanas.Haceyaquinceañosquehagolarondaytodaslasnocheslaoigorenegardelasmujeresgitanascontodotipodeinjurias.Silaqueestamospersiguiendoes,comocreo,lajovenbailarinadelacabra,esprecisamenteaellaalaquemásaborrecedetodas.

Gudulehizounesfuerzoyprecisó:

—Aésasobretodo.El testimonio unánime de los hombres de la ronda confirmó al preboste las palabras del viejo

sargento.Tristan l'Hermite, desesperadopornopoder sacarnadaen limpiode la reclusa levolvió laespaldayellalevio,conunaansiedadinenarrable,dirigirsehaciasucaballo.

—Vamos—decíaentredientes—:¡enmarcha!¡Continuaremoslabúsqueda!Nodescansaréhastaquehayamoscolgadoalagitana.

SinembargoaúntuvounmomentodedudaantesdesubiralcaballoyGudulepalpitabaentrelavidaylamuertealverpasearportodalaplazaaquelrostroinquieto.Semejabaunperrodecazaquesientecerca laguaridade lapresayseresisteaabandonarel lugar.Porfinhizounmovimientodecabezaysaltóalasilla.ElcorazóntanterriblementecomprimidodeGudulesedilatóydijoenvozbajaechandounaojeadaasuhijaalaquetodavíanosehabíaatrevidoamirardesdelallegadadelossoldados.

—¡Salvada!La pobre muchacha había permanecido durante todo aquel tiempo en su rincón, sin moverse, sin

respirarapenas,conlaideadelamuertedepieanteella.NosehabíaperdidonadadelaescenaentreGuduleyTristany todos los temoresy lasangustiasdesumadre lashabía tambiénvividoella.Habíaoídocómoseibanrompiendocadaunodeloshilosqueformabanlacuerdaquelamanteníasuspendidaenelabismo;másdeveinteveceshabíacreídoquelacuerdaserompíayporfincomenzabaarespiraryasentirlospiesentierrafirme.Enaquelmomentooyóunavozquedecíaalpreboste:

—¡Cuernos!Señorpreboste,noesasuntomío,deunhombredearmascomoyo,elcolgarbrujas.Lacanallapopularestáallá,asíqueosdejoavosestetrabajo.Supongoqueencontráislógicoquevayaareunirmeconmicompañíayaqueseencuentrasinsucapitán.

AquellavozeraladeFebodeChâteaupers.Loqueellasintióentoncesfuealgoindecible.¡Aquélerasuamigo,suprotectorsuapoyo,suasilo,suFebo!Selevantóyantesdequesumadrehubierapodidoimpedírseloselanzóhacialaluceragritando:

—¡Febo!¡Amí,Febo!Feboyanoestaba.Acababadedesapareceralgalopepor laesquinade lacallede laCoutellerie.

PeroTristanaúnnosehabíamarchado.Lareclusaseprecipitósobresuhijaconunrugidoy la retiróviolentamentehaciaatráshundiéndolesusuñasenelcuello.Unatigresanoseandaconmiramientosencasosasí.Peroerademasiadotarde.Tristanlahabíavisto.

—¡He!¡He!—exclamóconunarisotadaquedejóaldescubiertotodossusdientes.Sucaraparecíaentonceselhocicodeunlobo—.¡Dosratonesenlaratonera!

—Yameparecíaamí—dijoelsoldado.Tristanlediounaspalmadasenlaespalda.—¡Eresunbuengato!Vamos—añadió—,¿dóndeestáHenrietCousin?Unhombrequeniporsusropasniporsuaspectoparecíasoldado,saliódeentrelasfilas.Teníael

peloliso.Llevabauntrajelamitadgrisylamitadmarrón,mangasdecueroyunrollodecuerdasenunade sus enormes manos. Aquel hombre acompañaba siempre a Tristan quien, a su vez, acompañabasiempreaLuisXI.

—Amigo—dijoTristanl'Hermite—,imaginoquedebetratarsedelabrujaqueandamosbuscando.Aversilacuelgas.¿Hastraídotuescalera?

—HayunaenelcobertizodelaMaison-aux-Piliers—respondióaquelhombre—.¿Vamosacolgarla

enesahorca?—preguntóseñalandolahorcadepiedradelaplaza.—Sí.—¡Ja! Ja! —dijo el hombre soltando una risotada más bestial aún que la del preboste—. No

tendremosqueandarmucho.—¡Dateprisa!—dijoTristan—.Yatendrástiempodereírdespués.Desde que Tristan descubrió a lamuchacha, la reclusa no había dicho ni una sola palabra. Toda

esperanzaparecíaperdida.Habíaarrojadoalapobregitana,mediomuerta,enunrincóndelacuevaysehabíavueltoacolocareneltragaluz,conlasmanosapoyadasenunladodelrepecho,comodosgarras.Desdeallíselaveíamirardesafianteatodoslossoldadosconunamiradacasisalvaje.CuandoHenrietCousinseacercóalacelda,lehizounamuecatanferozquetuvoqueretroceder.

—Monseñor—preguntódirigiéndosealpreboste—,¿aquiéndelasdoshayquecoger?—Alajoven.—Menosmal,porquelaviejaparecemásdifícil.—¡Pobrebailarinadelacabra!—dijoelviejosargentodelaronda.HenrietCousinseaproximóalalucera,peronopudosostenerlamiradadelamadreydijoconcierta

timidez.—Señora…Ellalecortóconunavozbajayagresiva.—¿Quéquieres?—Noesavos;esalaotra.—¿Aquéotra?—Alajoven.Ellasepusoentoncesasacudirlacabezagritando:—¡Aquínohaynadie!¡Aquínohaynadie!¡Nohaynadie!—Sí—insistióelverdugo—;yvos losabéisbien.Dejadmequecojaa la joven.Avosnoquiero

hacerosdaño.Ellalerespondióconunarisaextraña.—¡Ah!Asíquenoquiereshacermedaño.—Dejadmealaotra,señora.Sonórdenesdelseñorpreboste.Laviejarepitiómedioalocada.—¡Aquínohaynadie!—Osdigoquesí—replicóelverdugo—,todoshemosvistoqueeraisdos.—¡Puesvenaverlo!—dijolareclusariendoburlonamente—.Metelacabezaporeltragaluz.Elverdugosefijóenlasuñasdelamadreynoseatrevió.—¡Abrevia!—gritóTristanquehabíaterminadodecolocarasussoldadosentornoalagujerodelas

ratasypermanecíaacaballojuntoalpatíbulo.Henriet,totalmentedesconcertado,sedirigiódenuevohaciaelpreboste.Habíadejadolacuerdaen

elsueloydabavueltasnerviosoalsombreroqueteníaentresusmanos.—Monseñor—lepreguntó—,¿pordóndeentro?—Porlapuerta.—Nohaypuerta.

—Porlaventanaentonces.—Esdemasiadoestrecha.—Hazlamásgrande—lerespondióTristanencolerizado—.¿Notienespicos?Desdeelfondodesuantro, lamadre,enacechocontinuo,observabaconatención.Yanoesperaba

nada;nisiquierasabíaloquedeseabaperonoestabadispuestaaquelearrebataranasuhija.HenrietCousinfueabuscarlacajadeherramientasparalasejecucionesquehabíaenelcobertizode

laMaison-aux-Piliers.Recogiótambiénunaescaleradetijeraquecolocódirectamentecontralahorca.CincooseishombresdelprebostesearmarondepicosypalancasyTristansedirigióconelloshaciaeltragaluz.

—Aver,vieja—dijoelprebostecontonosevero—,entréganosaesamuchachaporlasbuenas.Ellasequedómirándolecomoalguienquenocomprendenada.—¡Malditasea!—exclamóTristan—.¿Porquétienestantoempeñoenimpedirquecolguemosaesa

bruja,comoquiereelrey?Lainfelizseechóareírconsurisaferoz.—¿Queporquétantoempeño?Porqueesmihija.EltonoconquepronuncióestaúltimapalabrahizoestremecerhastaalmismoHenrietCousin.—Lolamentomucho—replicóelpreboste—,perosonlosdeseosdelrey.Ellaseechóareírdeformamuchomásterribleygritó:—¿Yquémeimportaamíturey?Tedigoqueesmihija.—Perforadlapared—ordenóTristan.Paraabrirunagujerolobastanteampliobastabacondesmontarunahileradepiedraspordebajodel

tragaluz.Cuandolamadreoyócómolospicosylaspalancascomenzabanaminarsufortaleza,lanzóungrito espantoso y comenzó a pasear con gran rapidez por su celda. Era ésta una costumbre de fierasalvaje, provocada por el encierro tan prolongado en aquella celda. No decía nada pero sus ojoslanzabanfuego.Lossoldadosmirabanconelcorazónllenodeangustia.

De pronto cogió su adoquín con las dosmanos y lo lanzó sobre los trabajadores. Por fortuna noalcanzóanadiepuessusmanostemblabanallanzarloyfueadetenersealospiesdelcaballodeTristan.Losdientesdelareclusarechinaban.

Aunqueel solnohabía salidodel todo,erayadedíayunabella luz rosadaalegraba lasviejasycarcomidaschimeneasdelaMaison-aux-Piliers.Eralahoraenquelasventanasmásmadrugadorasdelagranciudadseabríanalegrementesobrelostejados.Algunoscampesinosyalgunosvendedoresdefrutasquesedirigíanalosmercados,montadosensusasnos,comenzabanaatravesarlaplazadeGrèveysedetenían un instante ante el grupo de soldados formados en torno al Agujero de las Ratas. Mirabansorprendidoslaescenayproseguíansumarcha.

Lareclusasehabíasentadojuntoasuhijaylacubríaconsucuerpo.Sumiradaestabafijasobreellayescuchabaalainfelizmuchacha,quenosemovíayqueúnicamentemurmurabaenvozbaja:

—¡Febo!¡Febo!Amedidaqueeltrabajodelosobrerosavanzaba,lamadreretrocedíamaquinalmenteyapretabacada

vezmásasuhijacontralapared.PerolareclusaseguíavigilantealostrabajosdedemoliciónycuandoobservóquelaspiedrascedíanyoyólavozdeTristananimandoalostrabajadores,saliódelabatimientoenqueestabasumidadesdehacíayaunbuenratoycomenzóagritar.Mientraslohacía,suvoztanprontodesgarraba losoídos,comounasierra,comosollozabayseagitaba,comosi todas lasmaldicionesse

hubiesenamontonadoensuslabiosparaestallaralmismotiempo.—¡Perotodoestoeshorrible!¡Soisunosbandidos!¿Perodeverdadvaisaquitarmeamihija?¡Os

repito que es mi hija! ¡Pandilla de cobardes! ¡Miserables verdugos! ¡Malditos asesinos! ¡Socorro!¡Socorro!¡Fuego!¿Deverdadquepensáisarrebatarmeamihija?¿YDiosvaapermitirlo?

Entonces se dirigió aTristan con la boca crispada, con sus ojos alocados, encrespada toda ella yarrastrándosecomounapantera.

—Acércate, si te atreves a arrebatarmeamihija. ¿Peronoeres acasocapazdeentenderqueestamujerloestádiciendoquesetratadesuhija?¿Sabestúloqueestenerunahija?¿Eh?¡loboasesino!¿Nohascohabitadonuncacon tu loba?¿Nuncahas tenido lobeznos?Si los tienes,¿nose teconmueven lasentrañascuandolosoyesaullar?

—¡Acabadyaconesapiedra!—dijoTristan—,¡yacasisecaesola!Laspalancaslevantaronelpesadosillar.Era,yalohemosvisto,elúltimorefugiodelamadreyse

avalanzósobreellaqueriendosujetarla.Laarañóconsusuñasperonopudosujetaraquelbloquemacizo,quemovidoporseishombres,sefuedeslizandodespaciohastaelsuelo,sostenidoporlaspalancasdehierro.

Lamadre, al ver el camino abierto, se echó en la brecha cerrándolo con su cuerpo, agitando losbrazos,golpeandolapiedraconsucabezaygritandoconunavozroncayayque,aduraspenas,podíaentenderse.

—¡Socorro!¡Fuego!¡Fuego!—Cogedalamuchacha—ordenóTristanimpasible.Lamadresequedómirandoalossoldadosdeformatanterriblequehabríanpreferidoretrocederen

vezdeavanzar.—¡Vamosya!—repitióelpreboste—.¡Túelprimero,HenrietCousin!Peronadiesemovió.Elprebosteempezóalanzarjuramentos.—¡PorlaCruzdeCristo!¡Ysonmissoldados!¡Lesasustaunamujer!—Monseñor—respondióHenriet—,¿llamáisaestounamujer?—Tienelasmelenasdeunleón—añadióotro.—¡Vamosya!—prosiguióelpreboste—.Labrechaesbastanteancha.Entraddetresenfondocomo

enlabrechadePontoise.Acabemosya,¡porMahoma!¡Alprimeroqueretrocedalopartoendos!Colocadosentreelprebosteylamadre,amenazadoreslosdos,lossoldadosdudaronunmomentoy

luegosedecidieronalanzarsecontraelAgujerodelasRatas.Cuandolareclusa loviose incorporósobre las rodillas,apartó lamelenadesucaray luegodejó

caersusmanosdescarnadasensusmuslos.Entoncesunosenormeslagrimonescomenzaronasurgir,unoauno,desusojosdeslizándoseporuna

arrugaalolargodesusmejillascomosedeslizauntorrenteporelsurcoqueélmismosehaabiertoysepusoahablarconunavoz,estaveztansuplicante,tandulce,tansumisaytandesgarradoraque,entrelasgentesdeTristan,másdeunveterano,capazdecomersevivaalagente,seenjugólosojos.

—¡Monseñores!¡Señoressargentos,permitidmeunapalabra!Esalgoquedebodeciros.Esmihija,¿osdaiscuenta?Esmipequeñaquemehabíanrobado.Escuchadme.Estodaunahistoria.Creedmequeconozcomuybienalossargentosporquesiemprehansidobuenosconmigo,sobretodocuandolosniños

metirabanpiedrasporquehacíavidadeamor.¿Osdaiscuenta?Estoyseguradequemedejaréisamihijacuandolosepáis.Soyunapobremujerdelavida.Lasgitanasmelarobaron.Durantequinceañosheguardadosuzapatito.¡Miradle,aquílotengo!¡Asídechiquititoerasupie!¡EnReims!¡LaChantefleurie!¡En la callede laFollePeine!A lomejor lahabéis conocidoenvuestros años jóvenes.Erayo.Eranbuenostiemposentonces.¡Québuenosmomentospasábamos!Osapiadaréisdemí,¿verdadseñores?Lasegipciasme la robaron y la tuvieron escondida durante quince años.Ya la creíamuerta. Pensad,misbuenosamigos,quelacreíamuerta.Yhepasadoquinceañosaquí,enestacueva,sinfuegoenelinvierno.Hasidomuyduro.¡Miadoradozapatito!HegritadotantoqueporfinDiosmehaoídoyestanochemehaentregado ami hija. Ha sido unmilagro de Dios. No estabamuerta y estoy segura de que nome laquiteréis. Si se tratase de mí no diría que no, pero se trata de ella, ¡de una niña de dieciséis años!¡Dejadlaquetengatiempodegozardelsol!¿Quéoshahechoella?¡Nada,enabsoluto!Yotampoco.Sisupieraisquesólolatengoaella,queyasoyviejayqueesunabendiciónquemeconcedelaSantísimaVirgen.¡Además,sois todos tanbuenos!Antesnosabíaisqueerahijamíaperoahoraya losabéis.Laquieromucho.Miseñor,granpreboste¡preferiríaunagujeroenmisentrañasqueunarañazoensudedo!¡Vos tenéis aspecto de un buen señor! Lo que os acabo de decir lo explica todo, ¿no es así? ¡Os losuplico! ¡Si tenéis madremonseñor…! ¡Dejadme ami hija! Vos podéis hacerlo pues sois el capitán.ConsiderarqueoslosuplicoderodillascomoseruegaaJesucristo.Nopidonadaanadie;soydeReims,señores, y tengo un huertecito demi tíoMahiet Pradon. No soy unamendiga. No quiero nada. ¡Sóloquieroamihija!¡Quieroquedarmeconmihija!¡Dios,queessudueño,nomelahadevueltoasícomoasí!¡ElRey!¡Habéisdichoelrey!¡Nocreoquelecomplazcamuchoquematéisamihija!Yademás,elreyesbueno. ¡Esmihija! ¡Noesdel rey! ¡Nivuestra tampoco! ¡Quieromarcharme! ¡Todosqueremosmarcharnos!Enfin,adosmujeresquepasan,madreahija,selesdejapasar.¡Dejadnospasar!¡SomosdelReims!¡Vosotrossoistanbuenos,señoressargentos!Osquieroatodos.Nomearrebataréisamihija;esimposible.¿Aqueestotalmenteimposible?¡Hijamía!¡Hijamía!

Novamosaintentardarunaideadesusgestos,desuacento,delaslágrimasquesorbíaalhablar,decómojuntabalasmanosyluegolasretorcía,desussonrisasdesgarradoras,desusmiradasahogadasporlaslágrimas,desusgemidosydesussuspiros,desusgritossobrecogedoresquesemezclabanconsuspalabrasdesordenadas,locasainconexas.Cuandosehubocallado,Tristanfruncióelceño,perofuemásbienparaocultarunalágrimaqueseasomabaasusojosdetigre.Sesobrepusoaestadebilidadydijoconsequedad:

—Asíloquiereelrey.Luego,inclinándosealoídodeHenrietCousin,ledijomuybajo:—¡Acabapronto!Quizáseltemibleprebostesentíaquetambiénaélseleablandabaelcorazón.Elverdugoylossargentospenetraronenlacelda.Lamadrenoofrecióningunaresistenciaytodolo

quehizofuearrastrarsehastasuhijaycubrirlaconsucuerpo.Cuandolagitanavioquelosoldadosseacercaban, el horror de la muerte la reanimó y comenzó a gritar con un indescriptible acento dedesesperación.

—¡Madre!¡Madre!¡Defendedme,quevienen!—Sí,mi amor; yo te defenderé—le respondió con una voz apagada y, estrechándola fuertemente

entre sus brazos, la cubrió de besos. Así, abrazadas las dos en el suelo, madre a hija, ofrecían un

espectáculodignodecompasión.HenrietCousinasióalamuchachapordebajodesusbellosbrazos.Cuandoellasintióquelacogían,

dijo:—¡Oh!,—ysedesmayó.Elverdugo,aquienseleescapabanalgunoslagrimonesquecaíansobrela

joven,quisotomarlaenbrazos.Intentósepararladelamadreque,porasídecirlo,habíaanudadosusdosmanosentornoalacinturadesuhija,perosehabíaagarradoaellacontantafuerza,quefueimposiblesepararlas.HenrietCousinarrastróentoncesalajovenfueradelaceldallevándosealamadretrasella.Tambiénlamadreteníalosojoscerrados.

El sol estaba saliendo en aquelmomento y había ya en la plaza un buen número de personas quemiraban,adistancia,loquearrastrabanporelsuelohacialahorca.HabíaordendelprebosteTristan,yeraéstaunadesusmaníasdequeningúncuriososeaproximaradurante lasejecuciones.Nadieestabaasomado a las ventanas; sólo se veía, a lo lejos, en lo alto de la que había en las torres deNuestraSeñora,quedominalaGrève,doshombresqueparecíancontemplarlaescena.Ambosibanvestidosdenegroysedestacabansobreelcieloclarodelamañana.

HenrietCousinsedetuvocontodoloquellevabaarastrasalpiemismodelafatalescaleray,casisinrespiraciónporloenternecidoqueseencontraba,pasólacuerdaalrededordeladorablecuellodelamuchacha.Ladesventuradajovensintióelhorriblecontactodelcáñamo.Abriólosojosyvioelbrazodescarnadodelahorcadepiedra,extendidoporencimadesucabeza.Entoncesdiounafuertesacudidaygritóconvozaltaydesgarradora.

—¡No!¡No!¡Noquiero!Lamadre,queteníalacabezaocultaentreelvestidodesuhija,nopronuncióunasolapalabra,pero

seviocómoseestremecíatodosucuerpoyseoyótambiénelruidoprecipitadoycasicontinuodelosbesosquedabaasuhija.Estemomentofueaprovechadoporelverdugoparadesanudarconrapidezlosbrazosconlosqueestrechabaalainfelizcondenada.Bienporagotamientoobienpordesesperaciónellanoopusoningunaresistencia,así,pues,echóalajovensobresushombros,desdedondelaencantadoracriaturacolgaba,graciosamentedobladaendos,yluegopusoelpieenlaescaleraparasubir.

Enaquelmomentolamadre,decuclillasenelsuelo,abriólosojosy,sinlanzarningúngrito,sepusoenpieconunaexpresiónterribleensurostro;después,comounanimalsalvajeselanzasobresupresa,ellaselanzósobrelamanodelverdugoylemordió.Fuetodorápido,comounrelámpago.Elverdugolanzóunalaridodedolor.Seacercaronaélycongranesfuerzolograronretirarsumanoensangrentadadeentrelosdientesdelamadrequesehabíaquedadoallíinmóvilysilenciosa.Laretiraronconciertaviolenciayseobservóentoncesquesucabezacaíapesadamentealsuelo.Lalevantaronyvolvióacaer.Estabamuerta.

Elverdugo,quenohabíasoltadoalamuchacha,empezóotravezasubirlaescalera.

IILacreaturabellabiancovestita

(Dante)

CuandoQuasimodovioquelaceldaestabavacía,quelaEsmeraldayanoseencontrabaenella,quemientrasél ladefendíaalguiense lahabía llevado,secogió loscabellosconambasmanosypateóelsuelode sorpresaydedolor.Luegoechóacorrerpor toda la iglesia enbuscade sugitana, lanzandoextrañosalaridoshacia todos los rinconesysembrandodecabellos rojos todoelsuelode lacatedral.Coincidió precisamente con elmomento en que los arqueros del rey entraban victoriosos en NuestraSeñora,buscandotambiénalagitana.Quasimodolesayudóenestatarea,sinsospecharnada,elpobresordo,desus fatales intencionespuescreíaque losenemigosde lagitanaeran los truhanes.Élmismocondujo a Tristan l'Hermite a todos los escondites posibles, le abrió las puertas secretas los doblesfondos de los altares y los trasfondos de las sacristías. Si la desventurada Esmeralda se hubieraencontradoallí,élmismolahabríaentregado.

Cuando la decepción de no encontrarla hubo desesperado a Tristan que, por otra parte, no seentregabacon facilidad,Quasimodosiguióbuscándolasolo.Veinteveces,hastacienveces recorrió laiglesiadearribaaabajo,portodaspartes,subiendo,bajando,corriendo,llamando,gritando,olfateando,acechando,re-buscando,metiendolacabezaportodoslossitios,iluminandoconunaantorchatodaslasbóvedas.Estabaloco,desesperado.Unmachoquehaperdidoasuhembranorugetantoniaparecetanfurioso.Cuando por fin se convenció de que la gitana no estaba en la iglesia, que sus esfuerzos eranbaldíos,queselahabíanrobado,subiólentamentelaescaleradelastorres,lamismaescaleraporlaquecontantoorgulloytantriunfalmentehabíasubidoeldíaquelasalvó.

Volvióapasarporlosmismoslugaresconlacabezabaja,sinvoz,sinlágrimasycasisinaliento.Lacatedral se hallaba desierta otra vez y había recobrado su silencio.Los arqueros se habíanmarchadoparaacosaralabrujaporlaCité.Quasimodo,soloenlainmensacatedraldeNuestraSeñora,asediadacontangrantumultomomentosantes,sedirigióhacialaceldaenlaquelagitanahabíadormidotantassemanasbajosucuidado.Alacercarseseimaginabaquetalvezpudieraencontrarlaenellay,cuandoaldoblar la esquina de la galería que da al tejado de las naves laterales, vio la pequeña celda con suventanucoysupuertecilla,escondidabajoungranarbotantecomounnidodepájarobajolaramadeunárbol, el corazónempezóa latirle congran fuerzay tuvoqueapoyarseenunpilarparanocaerse.Seimaginóquetalvezpodríahabervuelto;quealgúngeniobuenopodríahaberlaguiadodenuevohastaallí;queaquellaceldaeralosuficientementetranquila,segurayhastaencantadoraparaqueellaseencontraraallíynoseatrevíaaavanzarunsolosolopasopormiedoaquesusilusionesseesfumasen.

—Sí—sedecíaasímismo—;seguramenteestádurmiendoorezando.Nohayquemolestarla.Porfinreuniótodoelcorajenecesarioy,avanzandodepuntillas,miróyentró.¡Vacía!laceldaseguía

vacía.Elinfelizsordolarecorrióapasoslentos,levantólacamaymiródebajocomosipudieraestarescondidaentreelsueloyelcolchón.Despuésmeneólacabezaysequedóallícomoatontado.

Deprontopisoteóconfurialaantorchaysindecirniunapalabranilanzarunsuspiro,golpeóelmuroconlacabezaycayóalsuelodesvanecido.

Cuandovolvióensísearrojósobrelacamaserevolcóenellaybesóconfrenesíellugar,tibióaún,

en donde la joven había dormido, y allí se quedó, inmóvil, durante algunosminutos como si fuera amorirse.Despuésselevantósudoroso,jadeante,enajenadoyempezóadarconlacabezaenlasparedescon la espantosa regularidad del badajo de sus campanas y la decidida resolución de quien pretenderompérselaenellance.Porfincayónuevamentealsuelo,agotado,ysearrastróderodillashastaafueradelacelda,quedándoseencuclillasfrentealapuertaconungestodesorpresa.Asípermaneciódurantemásdeunahora,sinhacermovimientoalguno,conelojofijoenlaceldadesierta,mástristeypensativoqueunamadresentadaentreunaataúdlleno.

Nodecíanada;sóloagrandesintervalosunsollozoestremecíaviolentamentetodosucuerpo;eraunsollozosinlagrimas,comoesosrelámpagosdeveranoquenohacenruido.

Pareceque fue entonces cuando, buscando en el fondode su ensoñaciónquiénpudohaber sido elinesperadoraptordelagitana,pensóenelarchidiácono.

SeacordódequesólodomClaudeteníaunallavedelaescaleraquellevabaa laceldayrecordótambién sus tentativas nocturnas sobre la joven, colaborando élmismo en la primera a impidiendo lasegunda.Pensóenmildetallesmásyllegóalaconviccióndequeelarchidiáconolehabíarobadoalagitana.Sinembargo,eratalsurespetohaciaelsacerdote;sureconocimiento,suentregaysuamorparaconestehombreteníanraícestanprofundasensucorazón,queresistían,inclusoenaquellosmomentos,alasgarrasdeloscelosydeladesesperación.Pensabaqueelarchidiáconohabíasidoelcausante,ylacólera de sangre y demuerte que hubiera sentido contra cualquier otro, desde elmomento en que setratabadedomClaude,enaquelpobresordosetransformabaenunaumentodesudolor.

Enelmomentoenquesuspensamientosestabanasíconcentradosenel sacerdoteycuandoelalbablanqueaba ya los arbotantes, observó en el piso superior de Nuestra Señora, en el recodo de labalaustradaexteriorquegiraallí en tornoal ábside,una figuraenmovimiento.Aquellapersonaveníahaciaélylareconocióenseguida;eraelarchidiácono.Claudecaminabaconpasolentoygrave,sinmirarhacia adelante. Se dirigía hacia la torre septentrional pero su rostromiraba hacia otro lado, hacia laorillaizquierdadelSena.Manteníalacabezaaltacomosiintentaraveralgoporencimadelostejados.Losbúhosmantienenconrelativafrecuenciaestamismaactitudoblicua;vuelanhaciaunpuntoymiranhaciaotro.ElsacerdotepasóasíporencimadeQuasimodosinverle.

Elsordo,aquienestabruscaapariciónhabíapetrificado,levioperderseporlapuertadelaescaleradelatorreseptentrional.Ellectorconoceyaqueéstaeslatorredesdedondeseveelayuntamientodelaciudad.Quasimodoselevantóysiguióalarchidiácono.Subiólaescaleradelatorreparasaberconquéobjetohabíaidoallíelarchidiácono.Porotraparte,elpobrecampaneronosabíaloqueibaahacerniloqueibaadecir;nisiquierasabíaloquequería.Estaballenoderabiaydemiedo.Elarchidiáconoylagitanaseentrechocabanensucorazón.

Alllegaraloaltodelatorre,antesdesalirdelaoscuridaddelaescalerayentrarenlaplataforma,examinóconprecaucióndóndeseencontrabaelclérigo.Ésteledabalaespaldaenaquelmomento.Hayunabalaustradacaladaquerodealaplataformadelcampanario.Elsacerdote,cuyamiradaseperdíaenlaciudad,teníaelpechoapoyadoenelladodelabalaustradaquedahaciaelpuentedeNuestraSeñora.

Quasimodoavanzó silenciosamentehacia él paraver loque estabamirandocon tanta atención.ElclérigosehallabatanabsortoensuspensamientosquenooyóaQuasimodo.

Parísesunmagníficoyencantadorespectáculo;sobretodoelParísdeentonces,vistodesdeloaltodelastorresdeNuestraSeñoraentrelaluzfrescadeunamanecerdeverano.

Debía tratarsedeundíadelmesde julio.Elcieloestabasereno.Algunasestrellas tardíasse ibanapagandoaquíyalláperohabíaunaquepermanecíaaún,conbrillointenso,haciaellevante,enlomásclarodelcielo.ElsolestabayaapuntodesaliryParíscomenzabaadesperezarse.Unaluzblanca,muypura,hacíaresaltarvivamentealavistatodoslosplanosquepresentabanalorientesuscientosdecasas.Lasombragigantede loscampanarios seproyectabapor los tejadosdeunaparteaotrade laciudad.Había ya barrios en donde se hablaba y había bullicio. El repicar de una campana por aquí, unosmartillazosporallá,elcomplicadotraqueteodeunacarretaenmarcha.Algunashumaredassurgíanaquíyallásobrelostejadoscomoporlasfisurasdeunainmensasolfatara.Elríoquerompesusaguascontralaspiedrasdetantospuentes,contralasproasdetantasislas,seveíaconreflejosdeplata.Entornoalaciudadmásalládelasmurallas,lavistaseperdíaentreungrancírculodevaporesdealgodónatravésde los cuales podía distinguirse confusamente la línea imprecisa de las llanuras y el ondulamientogracioso de las colinas. Toda clase de rumores flotaban y se dispersaban por esta ciudad, a mediodesperezarse aún. Por el oriente, la brisa mañanera desplazaba hacia el cielo algunas nubecillasarrancadasalasbrumasdelascolinas.

EnelParvis,algunasmujeresquellevabanenlamanosujarradelecheveíancongranasombrolosdestrozos singulares sufridos en la gran puerta de Nuestra Señora y los dos regueros de plomosolidificado entre las grietas de las piedras. Era todo lo que había quedado del tumulto de la nocheanterior.LahogueraencendidaporQuasimodoentrelastorressehabíaapagado.TristanhabíadespejadolaplazayhabíanmandadoarrojaralSenaa todos losmuertos.A reyescomoLuisXI lespreocupabamuchodejarprontobienlavadoelsuelodespuésdeunamasacre.

Porfueradelabalaustradadelatorre,precisamentedebajodellugarendondesehabíadetenidoelarchidiácono, había una de esas gárgolas de piedra, fantásticamente labradas, que erizan los edificiosgóticosyenunadelasgrietasdelagárgoladoshermososalhelíesenflor,agitadosporelaire,sehacíanalocadossaludos,comosituvieranmovimientopropio.Porencimadelastorres,arriba,muylejossobreelfondodelcielo,seoíapiaralospájaros.

Peroelarchidiácononooíanimirabanadadetodoesto.Eraunodeesoshombresparalosquenoexistenamaneceres,nipajarillos,ni flores.Enaquel inmensohorizontequeabarcaba tantascosasasualrededor,sucontemplaciónsereducíaaunsolopunto.

Quasimodo ardía en deseos de preguntarle lo que había hecho con la gitana pero el archidiáconoparecía encontrarse fueradelmundoen aquelmomento.Estabapasandovisiblementeporunode esosminutosviolentosde la existencia en los queno se es capazdenotar que se está hundiendo la tierra.Teníalosojosinvariablementefijosenunlugardeterminadoypermanecíainmóvilysilencioso.Aquelsilencioyaquellainmovilidadencerrabanalgotantemiblequehacíantemblaralsiniestrocampaneroynoosabaafrontarlos.Comoúnicamaneradeinterrogaralarchidiácono,seguíaladireccióndesuvista;deestaformalamiradadeldesgraciadosordofueadetenerseenlaplazadeGrève.

Vio así lo que el clérigo estabamirando. La escalera estaba puesta junto al cadalso. En la plazapodíanversealgunaspersonasymuchossoldados.Unhombrearrastrabaporelsuelounacosablancaalaqueibaagarradaalgonegroysedetuvoalllegarjuntoalcadalso.EntoncesocurrióalgoquenollegóaverQuasimodo.No porque su único ojo hubiera perdido potencia en la visión, sino porque se habíainterpuestounpelotóndesoldadosquele impedíadistinguirconclaridad.Ademásacababadesalirelsolenaquelmomentoy,másalládelhorizonte,sedesbordóunaoleadataldeluz,queparecíacomosi

todaslaspuntasdeParís,todaslasflechas,chimeneasypiñonessehubieranencendidoalavez.El hombre aquel empezó a montar la escalera y fue entonces cuando Quasimodo lo vio todo

claramente.Llevabaunamujeralaespalda,unamuchachavestidadeblancoyconunacuerdaalcuello.Quasimodolareconoció;eraella.

Elhombrellegóaloaltodelaescalerayallíempezóaprepararelnudo.Entonceselclérigo,parapoderverlomejor,sepusoderodillasenlabalaustrada.

DeprontoelverdugoempujóbruscamentelaescaleraconsutalónyQuasimodo,quehacíayaunratoqueestabaconteniendolarespiración,viocómosebalanceabaenelotroextremodelacuerda,yacuatrometrosdelsuelo,ladesventuradamuchacha,conelverdugoahorcajadassobresushombros.LacuerdagiróvariasvecessobresímismayQuasimodoviocómohorriblesconvulsionesseproducíanentodoelcuerpode la gitana.El sacerdote, por su parte, con el cuello estiradoy los ojos fuera de las órbitas,contemplabaaquelespantosocuadrodelhombreylamuchacha;delaarañaylamosca.

En el momento más horrible una risa demoníaca, una risa imposible de encontrar en un hombre,estalló en el rostro lívido del archidiácono. Quasimodo no podía oírla pero la vio. El campaneroretrocedióunospasosysecolocótraselarchidiáconoy,derepente,avalanzándoseconfuriasobreél,consusdosenormesmanos,lediounempujónenlaespalda,lanzándolealabismoalquedomClaudeestabaasomado.

Elsacerdoteexclamó:—¡Maldición!Ycayó.Lagárgolasobrelaquesehallabaledetuvoensucaída.Seagarróaelladesesperadamente

conambasmanosyalabrirlabocaparalanzarunsegundogrito,viopasaraQuasimodoporelbordedelabalaustradaysecalló.

Estabacolgadodelabismo.Unacaídadecasisetentapiesyelsuelo.Enaquellaterriblesituación,elarchidiácononodijoni una solapalabra, ni profirióun sologemido; loúnicoquehizo fue retorcersesobre la gárgola con esfuerzos inauditos para lograr elevarse, pero susmanos no podían agarrarse algranito y sus pies arañaban los negruzcosmuros sin conseguir afianzarse.Quienes hayan subido a lastorres de Nuestra Señora saben que hay un saliente de piedra justo debajo de la balaustrada. Eraexactamenteahídondesedebatíaelmiserablearchidiácono.Nosedebatíaenunmurocortadoapicosinoconunmuroqueseescapababajosuspies.

Parasacarledelabismo,Quasimodonohabríatenidomásquetenderlelamano,peronisiquieralemiró.Estabamirandohacia laGrève a la horca; a la gitana.El sordohabía apoyado los codos en labalaustrada,enelmismolugarendondemomentosantessehallabaelarchidiáconoyallí,sinapartarsumiradadelúnicoobjetoque,enaquellosmomentos,existíaparaélenelmundo,permanecíainmóvilymudo,comofulminadoporelrayo,yunlargoreguerodellantofluíasilenciosodeaquelojoquehastaentoncesnohabíavertidomásqueunasolalágrima(7).

El archidiácono jadeaba; el sudorcorríapor su frente calva, susuñas sangraban,y sus rodillas sedespellejaban contra elmuro.Oía también cómo, a cada sacudida que daba, se le iba desgarrando lasotana, enganchada en la gárgola. Para colmo de desgracias, aquella gárgola terminaba en un tubo deplomo que se doblaba bajo el peso de su cuerpo. El archidiácono notaba cómo aquel tubo se ibadoblandolentamente.Sedecía,elmiserable,quecuandosusmanossepartieranporlafatiga,cuandosusotana acabara de desgarrarse y cuando aquella tubería se doblara por completo, entonces habría que

caeryelpánicoleroíalasentrañas.Avecesmirabaconturbaciónunaespeciedeplataformaestrechaqueseformaba,aunostresmetrosmásabajo,porlossalientesdelasesculturas,ypedíaalcielo,desdelomásprofundodesualmadesesperada,que le fueraposibleacabarsuvidaenaquelespaciodedospiescuadrados,aunquetuvieraquevivircienaños.Unasolavezmiróhaciaabajo,hacialaplaza,haciaelabismo.Cuandoalzólacabezateníacerradoslosojosysuscabellosestabantotalmenteerizados.Eraalgoespantosoel silencio entre aquellosdoshombres.Mientras el archidiáconoagonizabade aquellamanerahorrible,aunospasosdeél,Quasimodollorabayseguíamirandoalaplaza.

Cuandoelarchidiáconoseconvenciódequetodossusesfuerzossóloservíanparadebilitarelfrágilpuntodeapoyoquelequedaba,tomóladecisióndenomoverse.Seencontraba,pues,allí,agarradoalagárgola, casi sin respirar y moviéndose apenas, pues, en cuanto a movimientos, sólo tenía el de esaconvulsiónmecánicaquesenotaenelvientrecuando,durantelossueños,sesienteunocaeralvacío.Susojos fijos permanecían abiertos, con aspecto enfermizo y asustado. Poco a poco, sin embargo, ibaperdiendoterrenoysusdedosseibandeslizandoporlagárgola.Cadavezsentíamásladebilidaddesusbrazosylapesadezdesucuerpo.Latuberíadeplomoquelesosteníaibacediendopasoapasohaciaelabismoy, cosa terrible, veíabajo suspies, pequeño, cualunmapaplegadoendos, el tejadodeSaintJean-le-Rond.Mirabauna trasotra las impasiblesesculturasde la torre,suspendidassobreelabismo,comoélmismo,perosinterroralgunoparaellasysinpiedadparaél.Todoasualrededoreradepiedra;antesusojoslosmonstruosconsusfaucesabiertas,yabajo,enelfondo,laplaza,elempedrado.Encimadesucabeza,Quasimodollorando.

HabíaenelParvisgruposdecuriososqueintentabanadivinarquiénpodríaserellocoquesedivertíademanera tanextraña.Elsacerdote lesoíadecir,puesaunquedebilitadas,susvoces llegabanhastaélclaras:

—¡Esehombrevaaromperselacabeza!Quasimodoseguíallorando.Porfin,elarchidiácono,llenoderabiaydeespanto,comprendióquetodoerainútil.Sinembargoaún

juntó todas las fuerzas que le quedaban para un último intento. Se agarró a pulso, rígidamente, a lagárgola,golpeólaparedconsusrodillasparatomaralgodeimpulsoypudoasirseconambasmanosaunagrietadelapiedra;desdeallílogróelevarseunostreintacentímetrosmásomenos,perolaviolenciadeaquelimpulsodoblóbruscamenteeltubodeplomoenelqueseapoyabay,almismotiempo,lasotanaacabódedesgarrárseleporcompleto.Entonces,sintiendoquetodolefallababajolospiesynocontandomásqueconsusmanosrígidasyyasinfuerzasparaagarrarse,el infortunadocerró losojosysoltó lagárgola.Sucuerposeprecipitóenelvacío.Quasimodosequedómirandocómocaía.

Unacaídadesdetalalturaesmuyraramenteperpendicularyelarchidiácono,lanzadoasíalespacio,cayóprimeroconlacabezahaciaabajoylosbrazosextendidosparadardespuésvariasvueltassobresímismo.Elvientoleempujócontraeltejadodeunacasaendondeeldesgraciadocomenzóadestrozarse,aunquenoestabaaúnmuertocuandocayósobreél.Elcampaneroleviounavezmásintentaragarrarsealpiñón con sus uñas, pero el piano era demasiado inclinado y él ya no tenía fuerzas. Se deslizórápidamenteporeltejadocomounatejaquesesueltayfuearebotarcontraelempedrado.Yallíyanovolvióamoverse.

Quasimodoalzóentoncessuojohacialagitanadelaqueveía,alolejos,cómosucuerpo,colgadoenlahorca,seestremecíaaún,bajosuvestidoblanco,conlosúltimosestertoresdelaagonía;despuésla

dirigiódenuevohaciaelcuerpodelarchidiácono,aplastadoalpiedelatorre,yyasinformahumana,yexclamóconunsollozoqueagitósupechodesdelomásprofundo.

—¡Oh!¡Todoloqueheamado!

IIIElcasamientodeFebo

Alanochecerdeaqueldía,cuandolosoficialesdejusticiadelobispoprocedieronallevantamientodelcadáverdislocadodelarchidiácono,QuasimodohabíadesaparecidodeNuestraSeñora.

Corrieronmuchosruidossobreel tema.Todosestabansegurosdequehabía llegadoeldíaenque,segúnelpactoeldemoniodebíallevarseaClaudeFrollo,esdecir,albrujo.Sesupusoquelehabíarotoelcuerpoparaapoderarsedesualma,comoesosmonosquerompenlacáscaraparacomerselanuez.

Poresoelarchidiácononofueinhumadoentierrasagrada.LuisXImurióalañosiguiente,enelmesdeagostode1483.En cuanto a PierreGringoire, consiguió salvar a la cabra y obtuvomuchos éxitos en la tragedia.

Pareceque,despuésdehaberprobadolaastrología,lafilosofía,laarquitectura,laherméticayunpocotodasesaslocuras,volvióalatragediaqueeslamayordelaslocuras.Erajustamenteloqueélmismollamaba haber tenido un final trágico. A propósito de sus triunfos dramáticos, esto es lo que puedeleerse, ya en 1483, en el libro de cuentas del Ordinario: «A Jehan Marchand y Pierre Gringoire,carpinteroycompositor,quehanhechoycompuestoelmisteriorepresentadoenelChâteletdeParísparalaentradadelseñorlegado,ordenandolospersonajes,revistiéndolosypreparándolossegúnlorequeridopara el referido misterio, e igualmente por haber construido todo lo relativo a la carpintería de larepresentación:cienlibrasparacubriratodoloexpuesto».

FebodeChâteauperstuvotambiénunfintrágico:secasó.

IVCasamientodeQuasimodo

AcabamosdedecirqueQuasimodohabíadesaparecidodelacatedraleldíadelamuertedelagitanaydelarchidiácono.Noselevolvióaver,enefecto,ynosesupoloquehabíasidodeél.

LanochesiguientealsupliciodelaEsmeralda,losencargadosdelpatíbulodescolgaronsucuerpodelahorca,ylohabíanllevado,segúncostumbrealossótanosdeMontfaucon.

Montfauconera,aldecirdeSauval,«elmásantiguoysoberbiopatíbulodelreino».EntrelosbarriosdelTempleydeSaint-Martin,aunoscienmetrosdelasmurallasdeParísyavariostirosdeballestadelaCourtille,seveíaenlacimadeunpequeñoaltozano,lobastanteelevadoydestacadoparaservistoavariasleguasalaredonda,unextrañotingladoqueseasemejababastanteauncrómlechceltayendondetambiénserealizabansacrificios.

Imaginemos en la cimadeuna colina cretáceaun enormeparalelepípedodemampostería, deunoscincometros de alto, treinta de ancho y cuarenta de largo, con una puerta, una rampa exterior y unaplataforma. En la plataforma dieciséis enormes pilares de piedra sin trabajar plantados allí de diezmetrosdealturaalineadosentornoatresdeloscuatroladosdelaplataforma,unidosentresí,enloalto,por sólidas vigas de las que cuelgan cadenas a intervalos regulares; de todas las cadenas cuelganesqueletos.Enlasproximidades,enlallanura,unacruzdepiedraydoshorcassecundariasqueparecencrecer,comobrotesdelárbolcentral.Porencimadetodoestedecorado,unvueloperpetuodecuervos:estoesMontfaucon.

AfinalesdelsigloXV,elformidablepatíbulo,quedatabade1328,sehallabayaenestadoruinoso.Sus vigas estaban apolilladas, las cadenas oxidadas y los pilares recubiertos de verdín. Las piedrastalladasde labasede lospilaresseveíanagrietadas todasensus juntasy lahierbacrecíaenaquellaplataformaqueningúnpiepisaba.Aquelmonumentodibujabaunperfilhorriblesobreelcielo;sobretodopor lanoche,cuando la lunase reflejabasobreaquelloscráneosblancosocuando labrisavespertinahacía chocar cadenasy esqueletosque semovíanentre las sombras.Sólo converplantadoallá aquelpatíbulo,bastabaparaconvertirenlugaressiniestrostodoslosalrededores.

Elmacizodepiedraqueservíadebaseaaquelodiosoedificioestabahueco.Sehabíahabilitadoenélunaamplioespacio,cerradoconunaviejaverjadehierroyausada,endondesearrojabannosólolosrestoshumanosquese ibandesprendiendode lascadenasdeMontfaucon,sino también loscuerposdetodoslosdesgraciadosqueseajusticiabanencualquieradelasdemáshorcaspermanentesdeParís.Enaquel inmensoosario en elque tantos crímenesy tantamiseriahumana sehanpodrido juntos,muchosgrandesdeestemundomuchos inocenteshanvenidoallí adejar sushuesos,desdequeEnguerranddeMarigniqueestrenóMontfaucon,yqueeraunhombrejusto,hastaelalmirantedeColigniqueloclausuróyquetambiéneraunhombrejustos.

Por lo que se refiere a la misteriosa desaparición de Quasimodo, esto es lo que se ha podidodescubrir.

Unosdosañoso,másconcretamente,dieciochomesesdespuésdelosacontecimientosconlosqueseterminaestahistoria,cuandovinieronabuscaraMontfauconelcadáverdeOlivierleDaim,quehabíasidoahorcadodosdíasantesyaquienCarlosVIIIconcedíalagraciadeserenterradoenSaint-Laurent,

enmejorcompañía,seencontraronentreaquelmontónhorriblederestoshumanosdosesqueletos,unodelos cuales estaba extrañamente abrazado al otro.Uno de los dos esqueletos, que era el de unamujer,conservabaaúnalgunosjironesdevestido,contodaslasaparienciasdehabersidountejidoblanco.Seveíatambiénentornoasucuellouncollarconcuentasdeazabache,yunbolsitodeseda,adornadoconabaloriosverdesqueaparecíaabiertoyvacío.Eratanescasoelvalordeaquellosobjetosquenohabíanllegadoainteresaralverdugo.Elotroesqueletoquetanestrechamenteestabaabrazadoalprimero,eradeunhombre.Seobservóqueteníadesviadalacolumnavertebral,quelacabezaseuníadirectamenteconlosomóplatosyunadesuspiernaseramáscortaquelaotra.Nopresentaba,porotraparte,ningunaruptura vertebral en la nucay era evidente quenohabíamuerto ahorcado.El hombre a quienhubierapertenecidodebía,pues,haberllegadohastaallíyallíhabermuerto.

Cuandosepretendiósepararlodelotroesqueletoalqueestabaabrazado,sedeshizoenpolvo.

15DEENERODE1831.SEISYMEDIADELATARDE.

NOTAS

[1] «La rueda [del alfarero] gira, sale un cántaro». Arte Poética de Ovidio. La frase completa es:«Estamoscomenzandoahacerunánfora,¿porquénonossalemásqueuncántarodelaruedaquegira?».

[2]HeescritolastresocuatroprimeraspáginasdeNuestraSeñoradeParísel25dejuliode1830.Larevolucióndejuliomeinterrumpió.DespuésvinoalmundomiqueridapequeñaAdela—¡benditasea!—ycontinúoescribiendoNuestraSeñoradeParíselprimerodeseptiembre;laobraseterminóel15deenerode1831.(Notadelautor).

[3]«Sindudafueuntristejuego,CuandoenParíslaSeñorajusticia,Porhabercomidodemasiadasespecias,Pusofuegoatodosupalacio».

[4]«Thibaut,jugadordedados».

[5]«Thibautdelosdados»(enlatínmacarrónico).

[6]Thibaut-aux-dés:«Thibautdelosdados»(juegodepalabrasenfrancés).

[7]«Mira,teenvíonuecesdelassaturnales»(Marcial,Epigramru,VII,91,2).Lagentesetirabanuecesdurantelassaturnalesromanas.

[8]«Consustúnicasgrises»,o«forradasdepielesgrises».

[9]«Ounpedo».

[10]«Elcaballerollevaengrupalaoscurapreocupación».

[11]«YquenointervenganingúnDios».Horacio,Artepoética,190.

[12]«¡Bravo,Júpiter!Aplaudid,ciudadanos».

[13]«Jamássevioenlosbosquesbestiamástriunfante».

[14] «Bebamos a tu papa». Benedicto XII, papa de Aviñón, 1334-1342. Este piadoso benedictino fueadministrador íntegro, pero los historiadores italianos lo pintan con gran inclinación hacia la buenacomidaylosbuenosvinos.

[15]«Capallenadevino».Refiriéndosealacappamagnadeloscardenales.

[16]«Porsumismaformadeandarsereconocióaladiosa».Virgilio,Enei da,I,405.

[17]«Barquerodelasvacas».

[18]SonversossacadosdeunantiguoromanceroespañolquehablabansobrelaentradadelreyRodrigoenToledo,publicadoen1821porAbelHugo,hermanodelescritor.(Enespañol,eneloriginal).

[19]A título orientativo, damos una exposición aproximada de los diferentes dignatarios del reino delhampa,conlatraducciónaproximadadesusnombres:Concheros:FalsosperegrinosdeSantiago,consusconchascomodistintivo.Hubertinos:DecíanhabersidomordidosporlobosrabiososysanadosporSanHuberto.Epilépticos: Falsos epilépticos que echaban espuma por la boca, ayudándose de jabón en ellaintroducido.Calvosotiñosos:Quesedecíancuradosdelatiña,ensusperegrinaciones.Loslocos:Ibandecuatroencuatro,siempreacompañadosdesusbotellas.Losruines:Siempreayudadosporsusmuletas(falsoscojosenmuchasocasiones).Ventajistas:Oganchosquefingíanperderoganareneljuegoparaatraeraotrosingenuos.Huérfanos:Losmendigosmásjóvenes.Encapuchados:Pretendían,falsamente,tenerlalepra.

[20]«Caridad,señor,caridad».(Enitaliano,eneloriginal).

[21]Enespañoleneloriginal.

[22]Enespañoleneloriginal.

[23]Enespañoleneloriginal.

[24]Enespañoleneloriginal.

[25]«Ytodasesascosasestáncontenidasenlafilosofíaytodosloshombresenelfilósofo».

[26]Cuandounagitanasecasaba,todalaceremoniaconsistíaenromperunjarrodearcillaanteelhombredelquequeríasercompañerayasívivíanjuntostantosañoscomolosfragmentosenquesehubierarotoeljarro.Alcabodeesetiempolosespososquedabanlibresdenuevoypodíansepararseoromperotravezunanuevajarra.

[27]Enespañoleneloriginal.VersospertenecientesaunantiguoromanceespañolquenarralaentradaenToledodelreyRodrigo.

[28]MipadreeselpájaroPájaraesmimadrepasoelaguasinbarcapasoelaguasinbarco.Pájaraesmimadremipadreeselpájaro.

[29]«Eltiempodevasta,peroelhombreeselmayordevastador».(Ovidio,Metamorfosis).

[30]«Puessumoleinspiraterroralosespectadores».(DuBreul).

[31]«Lostrabajosinterrumpidosquedanensuspenso».(Virgilio,Enei da,IV-88.).

[32]Tambiénllamada,segúnloslugaresylosclimas,lombarda,sajonaybizantinaquerepresentancuatroarquitecturashermanasyparalelas,teniendocadaunasuscaracteresparticulares,peroderivandotodasellasdelabóvedademediopunto.(Notadelautor).

[33]Estapartedelaflecha,demadera,fueconsumidaporelfuegoen1823.(Notadelautor).

[34]Juegodepalabrasque,alnoproducirseenespañol,pierdegranpartedesusentidoepigramático.Sutraducciónpodríaser:«Elmuroquemura(amuralla)París,hacemurmuraraParís».

[35]«Lalealtaddelosciudadanosparaconlosreyes,aunqueinterrumpidaavecesporlasrevueltas,leshaproporcionadomuchosprivilegios».

[36]Laprimeraedicióndatade1831ylaoctavade1832.

[37]Hemosvistocondoloreindignaciónqueseteníaelproyectodeagrandar,derefundir,deretocar;enunapalabra:dedestruirestepalacioadmirable.Losarquitectosdehoytienenmanosdemasiadoburdasparatocarestasdelicadasobrasrenacentistas.Esperamosquenoseatrevan.AdemásestademolicióndelasTullerías no representaría solamente un hecho brutal del que hasta un vándalo ebrio se sonrojaríasería además una traición, pues lasTullerías no son simplemente una obra de arte del sigloXVI; sontambiénunapáginadelahistoriadelsigloXIX.Estepalacioyanopertenecealreysinoalpueblo,asíqueconvienedejarlocomoestá.Nuestrarevoluciónlehamarcadoelrostroendosocasiones;enunadesusdosfachadassevenlosbombazosdel10deagostoyenlaotra losdel29de julio;esunedificiosagrado.París,7deabrilde1831.(NotadelAutorenlaquintaedición.)

[38]«Darbofetadasyarrancarseelpelo».

[39]«Altardelosperezosos».

[40] Traducción libre de Quasimodo. En el oficio del primer domingo después de pascua, una de lasplegariasdelamisacomienzaconlaspalabrasQuasimodogenitiinfantes…:«Másomenoscomoniñosreciénnacidos…»deahíelnombrededomingodeQuasimododadoaesedía.«Quasimodo»,enlatín,significa:«másomenos,aproximadamente».

[41]«Guardiándeun rebañomonstruosoymásmonstruoélmismo».Ale jandrinodeVíctorHugoenelmanuscritodesuobradeteatroHernani,parodiandounversodeVirgilio,delaquintaégloga.Eltítuloprimitivodeestecapítulo,segúnelmanuscritoeralesonneurdecloches,«elcampanero».

[42]«Disputa;causaprimera:haberbebidobuenvino».

[43]«Endondeterminaelcírculo».

[44]«Algunasgrandesdamasquenopuedanserrechazadassinescándalo».

[45] «Toda clase de gentes corren tras los poetas, como tras los búhos corren chillonas las currucas»Regnier,Sátiras,49-50.

[46]«Chincha,chincha:cogieronaldiablo».

[47]JuegodepalabrasentreClaudiusyClaudoque,alalejarsedelafonéticaespañola,pierdesusentido.Sutraducciónes:«Mira,mira:Claudioconelcojo».

[48] «Dignidad que entraña un considerable poder, relativo a la policía, otros múltiples derechos yprerrogativas».

[49]«Eltextodelaleyesduro».

[50]Siletoetspera:«Callayespera».Fortescutum,salusducum:«Escudofuerte,seguridaddelosduques».Tuumest:«Estaestucasa».

[51]Esun juegodepalabras,elqueseoriginafonéticamenteconestenombre;enfrancéssedice trou-aux-rats, equivalente en la pronunciación a «tru o rau», igual a «Tu ora», emblema que figuraba enaquellacelda.

[52]«Esaedadnotienepiedad»(LaFontaine,Fábulas,IX-2,«Lasdospalomas»).

[53]«Unacuerdaparaelbribónunhazdeleñaparaelmonigote».

[54]«Soloysolanopodrápensarsequerezanelpadrenuestro».

[55]«Asícomo…peroenverdad…».

[56]«Soplayespera».

[57]«¿Dedónde?¿Deahí?Elhombreesunmonstruoparaelhombre.Astros,campo,nombre,divinidad,granlibro,granmal.Atréveteasaber.(Elespíritu)sopladondequiere.».

[58]«LlámeseCeleste(cielo)alSeñor,terrestrealseñor».

[59]«Esgriego;nohayqueleerlo».

[60]«Unosbotarates».

[61]Losapellidossonmuycuriososypodríantraducirsemásomenospor:«PedroelMatónyBautistaelComegansos»Deahílareaccióndelarchidiácono.

[62]«Elquenotrabajanocome».

[63]«Contrapinchos,hierroscandentes,postesyataduras/cuerdas,cadenas,cárceles,argollas,atadurasycollaresdehierro»Plauto,Asinaria(549-550).

[64]«Porél,conélyenél».Delcanondelamisa.

[65]«Desnudo,atado,pesascomociencuandoestáscolgadoporlospies».(Plauto,Arinaria,301).

[66]«Unvampiroounhechicero».

[67]«Nohaylugarquenotengasugenio».

[68]«Bajolaconservacióndesuformasingular,elalmaquedaintacta».

[69]«Indignoelqueviveentrelasmalaspalabras».

[70]Los«sabouleux»,queaquítraducimosporepilépticosportratarsedeunapalabradeargot,semetíanenlabocatrozosdejabónqueproducíaespuma,entoncesellosselasarreglabanconsusgestosparadarlaimpresióndeserepilépticosyexcitarlacaridadpública.

[71]Sedecíaquelossábados,díadelSabbat,eldiablotomabalaformadeunchivo.

[72]«Ypor tanto, señores,enpresenciadeunabrujacomprobada, siendopatenteelcrimen,existiendointención criminal, en nombre de la santa iglesia de Nuestra Señora de París, que tiene derecho aadministrartodaclasedejusticiaaltaybaja,enestaislasintachadelaCité,declaramos,deacuerdoconlas pruebas, requerir, en primer lugar alguna indemnización pecuniaria; en segundo lugar un retractohonrosoanteelpórticodelacatedraldeNuestraSeñorayentercerlugarunasentencia,envirtuddelacualestabrujaysucabraseanejecutadasbienenlaplaza,quevulgarmenteseconoceconelnombredeGrèveobienalasalidadelaislasobreelríoSenacercadelapuntadeljardínreal».

[73]«¡Quélatíntanvulgar!».

[74]«Dejadtodaesperanza».Textoinscrito,segúnDante,alaentradadelInfierno.

[75]«Avergonzadocomounzorroatrapadoporunagallina».

[76]«Queue»significacolaenfrancés.

[77]«Notemeréalosmilesdehombresquemerodean;levántate,Señor,sálvame,Dios…Sálvame,Dios,puesquelasaguashanpenetradohastamialma…Hesidohundidoenellimodelabismoynohayapoyoparamí»Salmos,III,LXVIII.

[78]«Elqueoyemipalabraycreeenelquemehaenviado,tienelavidaeternaynoserájuzgado;pasadelamuertealavida».

[79]«Hegritadodesdeelvientredelinfiernoyhasoídomivozymehasprecipitadoenelabismo,enelcorazóndelmaryelaguameharodeado».

[80]«Veteahora,almaincierta,yqueDiostengamisericordiadeti».

[81]«Todostusremolinos,todastusolashanpasadosobremi»Jonás,II.

[82] «Que para losmonjes de SanGermán fue una hidra, pues los clérigos suscitaban siempre nuevosmotivosdedisputa»CitadeDuBreul.

[83]«¡Grève,ladra,Grèvebulle!Hila,hilaruecamíaHilasucuerdaalverdugoQuesilbaenelprado¡Grève,ladra,Grèvebulle!¡Québonitacuerdadecáñamo!SembraddesdeIssyhastaVanvreCáñamoquenotrigoElladrónnolaharobadolabonitacuerdadecáñamo¡Grè vebulle,Grèveladra!ParaveralarameracolgardelahorcaasquerosaLasventanassoncomoojos¡Grèvebulle,Grèveladra!».

[84]«Nomireslacaramuchacha,miraelcorazónElcorazóndeunhermosojovenesavecesdeformeHaycorazonesenlosquenoperduraelamorMuchacha,elabetonoeshermosonoeshermosocomoelálamoPeroconservaelfollajeeninvierno¡Ay!,¿paraquédeciresto?LoquenoesbuenonotienenrazóndeserLabellezasóloalabellezaamaAbrilvuelvelaespaldaaeneroLabellezaesperfectaLabellezalopuedetodolabellezaeslaúnicacosaquenoexisteamediasElcuervosólovueladedíaElbúhosólovueladenocheElcisnevueladenocheydedía».

[85]«Esque:losalimentos,lasbebidas,elsueñoyelamor,todoseamoderado».

[86]«Abandonáisladoctrinadelosdoctos,ladisciplinadelosdiscípulos».

[87]Juegofonéticodepalabrassinequivalenciaenespañol,quepodríasermásomenos:Auxsols(sous)neufspouletstrépassés«amonedasnuevas,pollosmuertos»,quefonéticamenteyconciertaimaginaciónpodríaleerse:Auxsonneurpourlestrépassés«aloscampanerosparalosmuertos».

[88]«Buenasnoches,padre,hastamañana,madre,losúltimosqueseacuestenapaganelfuego».

[89] «¡Qué cánticos! ¡Qué instrumentos! ¡Quémelodías! ¡Qué interminablesmelodías se oyen aquí! Seoyen, dulces como la miel, los instrumentos de los himnos, la suavísima música de los ángeles, loscánticosmásadmirablesdeentreloscánticos»(SanAgustín).

[90]«Elvinoylaembriaguezsoncosaslujuriosas».

[91]Hôtel-Dieueselequivalentede«hospital».Elhospitalprincipaldeunaciudad.

[92]«¡Sinescudero,nitrinchante,nicoperoalguno!».

[93]«MaeseJeanBaluehaperdidolavistadesusobispados;ElseñordeVerdunyanotieneniuno;todoshandesaparecido».

[94]«Pulsoprecipitado,fatigado,ruidoso,irregular».

[95]«SitiadordeTurínyalavezsitiado».