Material cerámico. Inmaculada Reina Gómez, José Ramón Ortega Pérez y Marco Aurelio Esquembre...

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José Ramón Ortega Pérez

Inmaculada Reina Gómez

Gonzalo Martínez Español

Marco A. Esquembre Bebia

(Coords.)

Castellum y Raval del Aljau (Aspe, Alicante)Su recuperación tras siglos de silencio

© los autores, 2013

© Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, 2013

Edita: Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert

Maquetación: Marten Kwinkelenberg

Impresión: Quinta Impresión

ISBN: 978-84-7784-657-4

Depósito Legal: A 607-2013

Esta obra ha sido ganadora del X Premio de Investigación Manuel Cremades concedido por el Museo Histórico de Aspe

Coordinación de la colección: María T. Berná García (Directora del Museo Histórico de Aspe)

Jurado de esta edición: Joaquín Juan Penalva, Fernando E. Tendero Fernández y José Aniorte Pérez

ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 11

2. MARCO GEOGRÁFICO DE ASPE ............................................................................. 15Antonio Prieto Cerdán

3. MARCO HISTÓRICO Y DOCUMENTACIÓN ............................................................... 19

3.1 Las fortificaciones medievales de Aspe (ss. XIV-XV) ............................................ 19Gonzalo Martínez Español

3.2 El último asedio al Castillo del Aljau. Vida cotidiana y configuración de la trama urbana en torno a sus ruinas .................................................................... 53Felipe Mejías López

4. INTERVENCIONES PATRIMONIALES ...................................................................... 71

4.1 Intervenciones arqueológicas ............................................................................... 71José Ramón Ortega Pérez, Inmaculada Reina Gómez y Marco Aurelio Esquembre Bebia

4.2 Intervenciones arquitectónicas ............................................................................ 97Francisco Belmar Lizarán y Fernando Pérez García

5. OTROS ESTUDIOS ................................................................................................. 105

5.1 Nombres en torno a un castillo: el Aljau ............................................................... 105Juan José Martínez Martínez

5.2 Material cerámico ................................................................................................ 117Inmaculada Reina Gómez, José Ramón Ortega Pérez y Marco Aurelio Esquembre Bebia

5.3 Material metálico ................................................................................................. 133José Ramón Ortega Pérez, Inmaculada Reina Gómez y Marco Aurelio Esquembre Bebia

5.4 Monedas en el Castillo del Aljau (Aspe) ............................................................... 149Carolina Doménech Belda

5.5 Caracterización de los materiales de construcción del Castillo del Aljau. Análisis de patologías .......................................................................................... 155Javier Martínez Martínez

5.6 Estudio antracológico y carpológico de las muestras recuperadas en el Castillo del Aljau (Aspe, Alacant) ...................................................................................... 163Yolanda Carrión Marco y Guillem Pérez Jordà

5.7 El entorno geográfico del Castillo del Aljau .......................................................... 171Carlos Ferrer García

5.8 ¿Musealizar el Castillo del Aljau? ¿Para qué? Pues, entre otras cosas, para darle utilidad social al patrimonio cultural ................................................ 177

Juan Antonio Mira Rico

5.9 Castellum Colorum .............................................................................................. 183Enric Ruscalleda

6. CONSIDERACIONES FINALES ................................................................................ 187José Ramón Ortega Pérez, Inmaculada Reina Gómez, Estefanía Escandell Jover y Marco Aurelio Esquembre Bebia

7. BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................... 203

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J u a n J o s é M a r t í n e z M a r t í n e z

5.2 Material cerámico

Inmaculada Reina GómezJosé Ramón Ortega Pérez

Marco Aurelio Esquembre BebiaARPA Patrimonio

Dentro del conjunto de materiales arqueológicos localizados en la excavación del Castillo del Aljau, destaca especialmente la cantidad de fragmentos y piezas cerámicas, un total de 6.980. La mayor parte de dicho material se encuadra en una horquilla cronológica entre mediados y finales del siglo XIV, hasta finales del siglo XVI o principios del siglo XVII.

El análisis de estos materiales se realiza dentro de grupos formales y funcionales, di-vididos así en: cerámica de mesa-presentación, la obra aspra, la cerámica de cocina, y los materiales de construcción cerámicos.

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Cerámica de mesa-presentación

Este grupo constituye el menos numeroso, ya que se han contabilizado un total de 411 frag-mentos, en el que se engloban: platos, escudillas, cuencos, fuentes, copas, redomas/alcuzas y tapaderas.

Para Época Islámica, debemos decir que han sido bastante escasos los fragmentos ha-llados de ataifores y/o jofainas, con y sin cubierta vítrea. Estos tipos cerámicos se asocian con la presentación de los alimentos, sobre todo los ataifores, que tienen un mayor tamaño, y para el consumo individual e incluso como taza para beber.

De Época Bajomedieval cristiana hemos contabilizado un número ligeramente mayor de fragmentos. Las piezas más frecuentes son los platos y las escudillas. Aunque también hay otras formas abiertas, como los cuencos y las fuentes, o cerradas, como copas y redomas, aunque en menor cantidad. Las escudillas y platos presentan pie anular o base cóncava, siendo la mayoría del primer tipo y algunas aparecen decoradas; si bien, hay alguna con cubierta vítrea estannífera (blanca), verde y melada sin decoración. La loza decorada se ca-racteriza por su cubierta vítrea estannífera blanca, un barniz de estaño que recubre la pieza al interior y exterior o sólo al interior, que sirve de base a la decoración y que se aplica tras el «primer bizcochado de la pieza»1. En este tipo de cerámicas destacan las producciones de Paterna y Manises, pintadas en verde y manganeso, en reflejo dorado, en azul y dorado y en azul cobalto, denominadas «loza gótico-mudéjar de Valencia»2.

En nuestro registro hemos contabilizado piezas con los tres tipos decorativos.La loza decorada en verde y manganeso, o verde y morado es la que menor presencia tiene

en nuestro registro. En estas piezas, la cubierta estannífera sólo cubre la cara interna en pla-tos y escudillas, en donde se aplica la decoración, quedando el reverso o cara exterior sin bar-niz, a lo sumo por el borde de la misma. La mayor parte de las piezas halladas son fragmentos informes o de base de pie anular y de pequeñas dimensiones, en las que apenas se observan los motivos decorativos (Fig. 1, nº 1). Destaca un fragmento de plato (Fig. 1, nº 2) con base de

1. LERMA, 1992, 52.2. En los motivos decorativos de la loza gótico-mudéjar se observa una fuerte influencia del mundo musulmán. Simbolo-

gía, en muchos casos asimilada por la cultura cristiana, que podría denominarse como universal, que irá diluyéndose con el tiempo, sobre todo a partir del siglo XV, con la conquista y el arrinconamiento del reino nazarí de Granada. Así pues, las formas y decoraciones evolucionarán desde los repertorios de inspiración musulmana a los cristianos.

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pie anular3 cuya decoración re-presenta un motivo central zoo-morfo, concretamente un ciervo o gacela. Los ciervos y gacelas son «los animales más repre-sentados de la cerámica de Pa-terna, tanto en verde y manga-neso como en azul y dorada»4, y simbolizan fecundidad, pureza, larga vida y abundancia. Es un tema de influencia musulmana. La cronología de estas produc-ciones hace que las situemos entre el siglo XIII y la segunda mitad del siglo XIV.

La loza azul se recubre inte-rior y exteriormente con barniz de estaño y suele decorarse, en las formas abiertas, solo al interior. Los motivos represen-tados en nuestro repertorio son sobre todo geométricos: reticu-lado o damero, motivos ovoides y radios que nacen desde un punto central (Fig. 1. nº 3), enmarcables en el siglo XV.

En el caso de la loza dorada o azul y dorada, desgraciadamente apenas se conservan las decoraciones, y las que sí lo hacen reproducen tipos más típicos del siglo XV, como el motivo de «la monja» o el ángel con alas explayadas, bandas verticales con motivos de espirales

3. De la serie A-2-1-a de Pascual y Martí (1987).4. MESQUIDA, 1992, 77.

Fig. 1. Cerámica de mesa de Época Bajomedieval Cristiana y Moderna: Escudillas, platos y copa

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y triángulos rellenos, reticulados o bandas horizontales (Fig. 1, nº 4). Al exterior el motivo representado comúnmente es el de círculos concéntricos.

El resto de fragmentos de platos y escudillas tienen cubierta vítrea estannífera, cubierta vítrea azulada o cubierta verde o melada, sin decoración. Podemos destacar un fragmento de plato de pie anular con vedrío melado, con una cronología entre 1350 y 1400 (Fig. 1, nº 5)5.

Por último, tenemos la presencia de otros tipos cerámicos como son los cuencos, tapa-deras, fuentes, copas y redomas, que aparecen testimonialmente en el registro material. Presentan cubierta vítrea estannífera, verde, melada o sin cubierta.

La cerámica de mesa en Época Moderna es la más abundante. Contamos con un conjunto muy homogéneo, que podemos dividir en dos grupos según su procedencia. Por un lado tene-mos un grupo más numeroso de cerámicas de origen murciano y por otro, con menor número, las de origen valenciano. Además de estos dos grupos mayoritarios, se han localizado varios fragmentos de cerámica catalana e italiana.

Las cerámicas de origen murciano se caracterizan por su pasta de color granate-vinoso6. La mayor parte de tipos cerámicos pertenecen a cuencos, escudillas y platos, y presentan cubierta vítrea de esmaltín (color azul grisáceo) [Fig. 2, nº 1 y nº 2], estannífera simple (Fig. 1, nº 6 y nº 7), verde (Fig. 1, nº 8) y en menor medida melado. Entre los tipos hallados hay cuencos, y escudillas7 y platos8. La cronología general de estas producciones es de finales del siglo XV-siglo XVII.

El resto de cerámicas se corresponden con fuentes9, redomas, copas y tapaderas. Éstas presentan cubierta vítrea interna y/o externa en verde, melado y blanco.

La loza valenciana, cuyo origen localizamos principalmente en los alfares de Paterna y Manises, presenta cubierta estannífera (blanca) interna y externa y decoración en dorado

5. Pieza adscribible a la Familia A1 tipo 3 (LERMA, 1992), que apareció en el interior de uno de los muros de tapial del recinto interior de la fortificación.

6. Pasta que es una mezcla de «láguena» (un tipo de arcilla muy impermeable y muy resistente a las altas tempera-turas) con tierra calcárea de «La Churra», según Llubiá, mezcla básica utilizada por los alfares murcianos. Tipo 1 definido por los autores Coll Conesa y Mas Belén (1997).

7. Matilla I, IV, XVI (1992) y Coll y Mas 1a, 1b, 1c, 1d, 1e y 2 a (1997).8. Matilla II (1992).9. Matilla XXV. MATILLA SEIQUER, G, 1992: Alfarería popular en la antigua Arrixaca de Murcia. Los hallazgos de la plaza

de San Agustín. (s. XV-XVII). Murcia.

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o en azul y con cubierta vítrea melada o verde. Se compone principalmente de escudillas y platos. Los talleres valen-cianos, específicamente los de Paterna y Manises produjeron una ingente cantidad de loza decorada.

La loza decorada de este periodo se compone, mayori-tariamente, de loza dorada, seguida de la loza azul y de la loza azul y dorada. En el primer caso observamos moti-vos geométricos (reticulados, bandas y horizontales, verti-cales u oblicuas), vegetales, heráldicos o un motivo cen-tral (de corona). Aunque hay que destacar que en muchas ocasiones no se puede distin-guir la decoración por el mal estado de conservación. Estos motivos nos acercan cronoló-gicamente hacia mediados-finales del siglo XV y primera mitad del siglo XVI. Los fragmentos de loza azul y azul y dorada presentan una gran fragmentación y presentan motivos geométricos (bandas horizontales) y vegetales.

El resto de los fragmentos son de cerámica vidriada en verde y melado; vajilla de mesa compuesta por platos y fuentes, la mayoría informes.

En el registro material, se han encontrado varios fragmentos de diferente procedencia. Como la loza catalana, con decoración en azul cobalto y una cronología desde la segunda

Fig. 2. Cerámica de mesa de Época Moderna y Contemporánea: escudillas, platos y fuentes

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mitad del siglo XV y el siglo XVI, conocida también como «de influencia morisca»10 (Fig. 2. nº 4), o loza italiana, de la que se han encontrado fragmentos de plato y de cuenco del tipo decorativo Montelupo (Fig. 2, nº 3), cuyo origen está en la Toscana (Italia), con una cronología de mediados del siglo XVI11.

La cerámica de mesa en Época Contemporánea en el yacimiento es bastante escasa y se limita a las formas: plato, fuente y taza. Todas ellas presentan una cubierta de esmalte es-tannífero blanco al interior y exterior, y su decoración es policroma con motivos vegetales (Fig. 2. nº 6). Destacamos la presencia de una fuente fabricada por Pickman & Cª, que conserva un sello de fábrica que se usó entre los años 1899 y 190012 (Fig. 2. nº 5).

Obra Aspra: almacenamiento, contención, transporte, agua y usos múltiples

Esta nomenclatura abarca las cerámicas comunes sin barnizar. Aunque el término engloba un amplio número de tipos formales, nosotros hemos agrupado bajo este término los formas de almacenamiento, contención, transporte, agua, usos múltiples (jarras/cántaros, cantari-llas, jarritas, jarros, tinajas, lebrillos y barreños y bacines) y formas auxiliares que están rela-cionadas con ellas, como las tapaderas. Hay que señalar que hemos incluido los fragmentos vidriados de estas formas, por su escaso número. Este conjunto cerámico supone el grueso del material inventariado y estudiado, aunque se encuentra muy fragmentado.

Para Época Islámica (Almohade), la mayoría de los fragmentos son de jarras y jarritas. Algunas de estas piezas conservan decoración pintada en óxido de manganeso, con líneas o trazos horizontales y verticales y oblicuos (Fig. 3, nº 2) o motivos pinaculares (Fig. 3, nº 1), muy típicos de las cerámicas murcianas en esta época.

10. (VVAA, 1998: Mallorca... p. 107).11. Están cubiertos de esmalte estannifero blanco al interior y exterior o sólo al interior, con decoración pintada polícro-

ma (óxido de hierro, antimonio, manganeso, cobre y cobalto). Es un tipo decorativo denominado spirali arancio, ca-racterizado por grandes volutas naranjas en cuyo interior se inscriben arcos azules de trazo fino y motivos vegetales en verde (VVAA, 1993: Un goût d’Italie....).

12. Este sello con la inscripción «PICKMAN CHINA OPACA MEDALLA ORO*SEVILLA*». (ARAGONESES, 1982: Paisaje real...).

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Los fragmentos de tinajas son menores en número y algunos presentan decoración incisa a peine con bandas de líneas onduladas.

Como cerámica de uso múltiple sólo se ha encontrado un fragmento de alcadafe, que como el lebrillo de época cristiana, tiene una funcionalidad muy amplia. Y por último se ha encontrado un fragmento de arcaduz o cangilón.

En Época Medieval Cristiana/Bajomedieval y Moderna las formas jarra/cántaro son las más numerosas. En general, nos encontramos con bordes rectos o ligeramente entrantes o salientes, algunos engrosados al exterior, con cuellos cilíndricos o troncocónicos invertidos y bases planas (Fig. 3, nº 6 y nº 8)13. Las decoraciones están pintadas en óxido de manganeso con diferentes motivos. En los bordes es muy frecuente encontrar motivos a pincel de varias colas a base de bandas o líneas rectas, en vertical u horizontal, u onduladas, con los motivos denominados de «bigotes» o «colas de golondrina» de forma simple o combinándose entre ellos, típicos del siglo XV. En el cuerpo, se repiten estos motivos y se añaden los «goterones», líneas y trazos cortos en paralelo tanto verticales, como horizontales y oblicuas, motivos a modo de manchas, trazos en zig-zag o motivos entre metopas.

La producción de estas jarras y cántaros tiene su origen en Paterna, centro alfarero que pronto se especializó, entre otras, en la producción de obra aspra.

En relación a las jarras, también se han encontrado algunos fragmentos con cubierta vítrea melada o verde, pero son muy escasos. Algunos de ellos proceden del área murciana y se caracterizan por la pasta de color granate-vinoso.

Las jarritas, cantarillas y los jarros tienen una amplia presencia en nuestro repertorio. En relación a las jarritas y cantarillas, por lo general, presentan el borde recto, con cuello cilíndrico apuntado o redondeado. Algunas presentan una acanaladura exterior en el borde. Las bases pueden ser planas (mayoritariamente), planas con talón, de pie anular y de pie indicado, y presentan dos asas verticales.

Las decoraciones están pintadas en óxido de manganeso y están organizadas en la parte superior de la pieza. Los motivos más frecuentes son geométricos (reticulados, líneas paralelas simples, bandas horizontales, líneas verticales, horizontales y oblicuas, puntos y trenzados), aunque también se observan algunos motivos vegetales. Una forma muy común

13. Se han encontrado piezas similares en el Castillo de la Mola (Novelda) (NAVARRO, 1990), Santa María de Alicante (MENÉNDEZ, 2012) o el Testar de Paterna (AMIGUES y MESQUIDA, 1987).

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de distribuir la decoración es la de metopas horizontales con o sin motivos de relleno. Las asas también pueden ir decoradas a base de trazos cortos horizontales y paralelos, una línea vertical o motivos más elaborados con aspas (Figs. 3, nº 5 y 4, nº 1). Estas formas y decoraciones las encontramos desde finales del siglo XIV y a lo largo del siglo XV. La pro-cedencia de la mayoría de estas cerámicas está bastante clara, siendo el centro productor Paterna.

También tenemos jarritas de clara procedencia murciana (Fig. 3, nº 4), un fragmento con cuello troncocónico invertido y arista exterior con decoración pintada en óxido de manganeso a base de dos bandas horizontales paralelas en el borde, por el cuello una banda horizontal paralela a las anteriores y debajo un trazo en forma de aspa y un trazo vertical14, cuya pro-ducción se inicia a partir del siglo XVI.

Hay algunas formas y decoraciones de jarritas de las que no hemos encontrado paralelos; en principio las asociamos como originarias de Paterna, aunque sin descartar otra proce-dencia.

Los jarros o pitxer tienen una menor presencia que las formas anteriores y los encontra-mos con o sin cubierta vítrea. Aparecen cuellos cilíndricos, cuellos cortos con carena, bordes rectos, bases planas con pie diferenciado e indicado y base cóncava con pie discoidal. El único tipo que hemos encontrado es una base de la Familia A tipo 1 de la clasificación de Lerma15, (Fig. 3, nº 9). Los vidriados cubren el interior y el exterior, excluyendo en la mayoría de las ocasiones la parte final de la pieza y el pie. Es muy frecuente la presencia de cubierta vítrea verde, muy típica de los alfares paterneros, que pueden presentar en ocasiones algún punto de hierro. En menor medida encontramos jarros con cubierta melada y excepcional-mente se han hallado dos fragmentos con cubierta blanca. Tienen una cronología de a partir del siglo XIV. También se han documentado algunos fragmentos de jarros de producción murciana que podemos encontrar desde finales del siglo XV y principios del siglo XVI.

Como grandes contenedores de almacenamiento y transporte aparecen las tinajas. Te-nemos representados los tipos I, IV y XIV (MENÉNDEZ, 2012, 185-287). Los Tipos I y Ia son tinajas de gran tamaño, con origen en la zona valenciana y su función sería la de transpor-tar/conservar vino. Este tipo se encuadra cronológicamente entre los siglos XIV y XV. El Tipo

14. Pertenece al Tipo VI elaborado por Matilla (1992).15. LERMA et alii, 1992.

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IV (Fig. 3, nº 7) aparece en la documentación medieval deno-minado gerres vinaderes y tie-ne una capacidad aproximada de 350 litros. Se desconoce su origen pero se asocia a los ta-lleres paterneros. Por último, el Tipo XIV, es una tinaja de tipo mediano/pequeño, con una cronología de finales del siglo XV– primeras décadas del XVI. Algunos autores le atribuyen una función de contenedor de materiales como escudillas (MENÉNDEZ, 2012, 277). En relación a las tinajas, se han estudiado cinco fragmentos de tapaderas, sin cubierta vítrea. Aquí se presenta una de tipo convexa (Fig. 3, nº 10)

Por último, vamos hablar de las cerámicas de usos múl-tiples como son los lebrillos, los barreños y bacines.

De este grupo, los lebrillos son las piezas más numerosas. Estas piezas tienen una fun-cionalidad muy amplia, desde su utilización para lavar vajilla o ropa, hasta para la higiene personal o funciones culinarias. Algunos conservan decoración, que puede ser incisa a peine, normalmente con bandas onduladas, digitaciones o pintada en óxido de manganeso con de grupos de trazos verticales (Fig. 4. nº 2). Esta pieza podemos agruparla en el Tipo I de Sta María de Alicante (MENENDEZ, 2012), que tiene una cronología de la primera mitad del siglo XIV hasta mediados del siglo XV y origen en Paterna. También hemos localizado piezas con cubierta vítrea verde o melada al interior.

Fig. 3. Obra aspra de Época Almohade, Bajomedieval Cristiana y Moderna: Jarras, cántaros, jarritas, pitxer, tapadera y tinaja

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Hemos podido observar algunas piezas procedentes de los talleres murcianos, que presentan la típica pasta color granate-vinoso. Estas piezas nos trasladan a una cronología posterior, a principios del siglo XVI.

Sobre los barreños debe-mos destacar la presencia de una pieza completa (Fig. 4, nº 3), de cuerpo troncocónico en la parte inferior y cilíndrico en la superior; borde saliente recto con labio plano y base plana. Presenta decoración al exterior incisa con dos grupos de líneas onduladas paralelas a peine, muy próximas al borde; en la parte central de la pieza tam-bién se observa un grupo de líneas onduladas a peine y en-tre ambas un motivo laciforme. En la parte inferior conserva un

pitorro a modo de aliviadero16. Probablemente proceda de los talleres alfareros de Paterna y sea ya una pieza de finales del siglo XV, o propia del siglo XVI.

De Época Contemporánea la cerámica es muy escasa y el repertorio está formado por un pitorro de botijo; fragmentos de lebrillos con una cubierta vítrea al interior y exterior de

16. Piezas similares hay en el Casco urbano de Novelda (NAVARRO, 2009, 156), o en Sta. María de Alicante (MENÉNDEZ, 2012, 382).

Fig. 4. Obra aspra de Época Bajomedieval Cristiana: Jarrita,

lebrillo y barreño

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plomo, que le confiere un aspecto amarillento, con una posible procedencia de talleres de la Provenza; un fragmento de tapadera convexa y un fragmento de bacín, vidriado en verde.

Cerámica de cocina

En este apartado incluimos: ollas/marmitas, cazuelas, morteros orzas, orcitas y tapaderas. Pueden presentar, o no, cubierta vítrea interna melada o verde y su pasta suele ser, excep-tuando a los morteros y las orzas, de color rojizo, refractaria y tener un aspecto externo negro por su contacto con el fuego.

De Época Islámica (Almohade) hemos detectado varios fragmentos de marmitas y cazue-las sin vidriar. Algunos tienen acanaladuras al exterior. Están fabricadas a torno y a torneta. También hay cuatro fragmentos de anafes/trípodes. Ambas piezas cumplen una función muy parecida. Los anafes son hogares u hornillos portátiles. Los trípodes son piezas definidas por la presencia de tres apéndices a modo de pies. Se le atribuyen diversas funcionalidades como servir de base para colocar recipientes calientes (marmitas y cazuelas), como braseros y estufas, o como pequeños fogones o cocinas17.

El resto de los fragmentos pertenecen a Época Bajomedieval Cristiana y Moderna. Las ollas presentan gran variedad de formas y variantes, aunque hemos podido determinar un tipo, que se correspondería con el Tipo I de Sta. María de Alicante, con una cronología de la segunda mitad del siglo XV-primera mitad del XVI18.

En general nos encontramos con ollas de cuello corto, recto o recto saliente y cuerpo globular, la mayoría con cubierta vítrea interna y a veces externa, sobre todo por la parte superior, en verde y en melado, aunque algunas pueden no llevar vedrío.

Ligeramente posteriores, y de centro productor diferente, encontramos piezas del área murciana del Tipo VIII de Matilla19 con una cronología entre 1500 y 1625 (Fig. 5, nº 7).

17. Piezas similares hay en el Castillo del Río (Aspe) (AZUAR et alii, 1994, 100), o en Murcia (NAVARRO PALAZÓN, 1986, 118-119).

18. MENÉNDEZ, 2012.19. 1992.

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Las cazuelas siguen el mismo patrón geográfico que las ollas, teniendo formas tan-to de Paterna como de Murcia. De las primeras, encontramos piezas similares en el Castillo de la Mola20 (Fig. 5, nº 5) o en la Basílica de Santa María de Alicante21, determinando algunas como pertenecientes al Tipo I con una cronología entre la segunda mitad del si-glo XV y la primera mitad del XVI. De las segundas, es de-cir, las procedentes de Murcia, encontramos el Tipo XXXI de Matilla22, con una cronología propia del siglo XVI, principio del XVII.

Los morteros presentan dos tipos de perfil. Unos con origen paternero y una forma muy típica desde mediados del siglo XIV, adscrito al Tipo I

identificado por Amigues y Mesquida23 (Fig. 5, nº 2). El otro perfil identificado, a parte de las diferencias morfológicas, presenta vidriados, en su mayoría en verde o melado. Las bases estudiadas son planas con pie macizo cilíndrico y en general pueden presentar gallones o

20. NAVARRO, 1990.21. MENÉNDEZ, 2012.22. 1992.23. 1987.

Fig. 5. Cerámica de cocina Almohade, Época Bajomedieval Cristiana y

Moderna: Anafe, morteros, ollas, orcita y cazuela

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apliques nervados, asas aplastadas, y pico vertedor. Los de este segundo tipo provienen, sobretodo, de los talleres de Murcia24, (Fig. 5, nº 6) con una cronología entre los siglos XV y XVI. En algunos casos, la forma nos recuerda a los albahaqueros encontrados en el Testar del Molí de Paterna25.

Por último tenemos el grupo de las orzas y orcitas. De las primeras tenemos un fragmen-to de borde de origen murciano y de las segundas destacamos la presencia de una pieza completa (Fig. 5, nº 4), de cuerpo globular, base plana, sin cuello, borde exvasado y labio de sección triangular, dos asas de sección ovalada y cubierta vítrea al interior en melado, con chorreones al exterior26.

Elementos cerámicos de uso constructivo

Este grupo está formado por tejas, ladrillos y losetas de enlosado. El conjunto más numero-so es el de tejas, que son de tipo curvo. En número le siguen los ladrillos macizos. Ambos, están adscritos cronológicamente a Época Bajomedieval Cristiana. Las tejas aparecen tan-to en las estancias del arrabal, como en la fortificación. En cuanto a los ladrillos macizos, destaca su presencia en el pavimento de una estancia de posible baño, localizado en el sondeo 1, o en las jambas de la puerta de acceso al castillo. Las losetas localizadas son de pavimentos de las casas del siglo XX que existían sobre la fortificación, en la denominada Calle Castillo 27.

24. MATILLA, 1992, 90, nº 1991/29/15/2.25. AMIGUES y MESQUIDA, 1987, 43, fig.23, 2.26. Tiene una clara influencia de tradición islámica y encontramos muchas similitudes con piezas, por ejemplo del

Castillo de la Torre Grossa de Jijona (AZUAR, 1985, 70, nº 95) o de la ciudad de Denia (GISBERT et alii, 1992, 167 nº 80). Existe una pieza similar en Manises, pero con repié y borde recto (PÉREZ, 2011, 230, fig. 4), de mediados del siglo XIV.

27. Ver capítulo 3.2.

130

I n m a c u l a d a R e I n a G ó m e z , J o s é R a m ó n o R t e G a P é R e z y m a R c o a u R e l I o e s q u e m b R e b e b I a

Otras épocas

Por último hay que mencionar la presencia de materiales de Época Ibérica, entre los que encontramos cerámica de cocina y cerámica común. Algunos de estos últimos conservan decoración pintada en óxido de hierro con líneas horizontales.

Conclusiones

En resumen, nos hallamos con materiales arqueológicos bastante homogéneos, tanto en la fortificación como en el arrabal colindante.

En cuanto a la cerámica como objeto comercial, advertimos una «especialización» ya que, en principio, podemos afirmar que la mayor parte de la denominada obra aspra (tinajas, cántaros, jarras, jarritas, lebrillos, etc.) tiene su origen en los talleres alfareros de Paterna, así como la mayoría de las producciones de cerámica de mesa (platos, cuencos, escudillas, redomas, etc.) provienen de los talleres murcianos, con algunas excepciones, sobre todo de la loza decorada, que proviene del área valenciana.

En general, el grueso del material se compone de la cerámica denominada obra aspra (cántaros, jarras, jarritas, jarros, tinajas, etc.) y de elementos de construcción (ladrillos y te-jas). Por zonas, la mayor cantidad de material la encontramos en la zona exterior del recinto, en la zona del arrabal mudéjar-morisco.

En la zona interior del recinto fortificado nos encontramos con cerámicas de tres cronolo-gías muy diferentes, de Época Medieval, Moderna, a las que corresponde la mayoría del ma-terial, y de Época Contemporánea. La presencia de materiales de esta última época se debe a la existencia a lo largo del siglo XX de varias casas construidas sobre la propia fortificación, en la citada Calle Castillo28.

El resto de los materiales, como ya hemos dicho, pertenecen a Época Bajomedieval Cris-tiana y Moderna (con una cronología entre finales del siglo XIV y el siglo XVI), con escasa presencia de material Almohade (mediados del siglo XII - principios del siglo XIII).

28. Ver el apartado 3.2 de este trabajo, el artículo de Felipe Mejías López: El último asedio al Castillo del Aljau. Vida cotidiana y configuración de la trama urbana en torno a sus ruinas.

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I n m a c u l a d a R e I n a G ó m e z , J o s é R a m ó n o R t e G a P é R e z y m a R c o a u R e l I o e s q u e m b R e b e b I a 5 . 2 m a t e R I a l c e R á m I c o

Destaca la presencia de una orcita y un fragmento de plato, que se pueden adscribir a mediados del siglo XIV, localizados en el tapial del recinto interior de la fortificación; mate-riales que podrían indicarnos el origen de este castillo.

Entre los materiales del siglo XIV y XV, por tipos, predomina cuantitativamente el grupo cerámico denominado como obra aspra, destacando ampliamente la presencia, dentro de este grupo, de jarros, jarras, cántaros y jarritas; siguiéndole el grupo de elementos construc-tivos y los de cerámica de cocina y mesa, siendo estos dos últimos sensiblemente inferiores en cantidad. En esta zona el material del siglo XVI no es el predominante, aunque su presen-cia nos habla de los últimos momentos de utilización del castillo, ya en declive.

La zona del arrabal, que incluye la zona de las viviendas, engloba la mayor parte del material arqueológico extraído. Como en el anterior caso, aparecen algunos fragmentos de cerámica de Época Almohade, mayoritariamente en el sector más occidental de la actuación, vinculados a la denominada Alquería del Aljau, que parece centrarse en el entorno del Colegio Publico El Castillo de Aspe29.

Dentro del arrabal cabría destacar la presencia de dos conjuntos. Por un lado tenemos la cerámica con origen valenciano, datada básicamente en el siglo XV, con una amplia re-presentación de la obra aspra, sobre todo de jarras/cántaros, jarritas, tinajas, lebrillos; con alguna presencia, muy escasa, de lozas decoradas (platos y escudillas) y de cerámica de cocina. Por otro, la cerámica de origen murciano, con una cronología a partir de finales del siglo XV y con perduración a lo largo de todo el siglo XVI. La cerámica de mesa (cuencos, escudillas y platos) es la predominante, con la existencia en menor medida de cerámica de cocina. Ello nos hace pensar, como ya hemos comentado, en una especialización comercial de los diferentes talleres cerámicos.

Asimismo se han encontrado fragmentos de cerámica del siglo XVI con origen en la Tos-cana y Cataluña, lo que evidencia contactos comerciales con otras áreas.

En conclusión, nos encontramos en una amplia zona situada en el margen izquierdo del río Tarafa, con una ocupación desde Época Islámica en la zona más occidental de nuestra actuación. Hay que recordar, incluso, que han aparecido fragmentos cerámicos de Época

29. Asentamiento que asociamos al Sector E del Aljau, que analizó José Ramón García Gandía, en su trabajo: Arqueología en Aspe. Poblamiento y Territorio. (GARCÍA, 2008, 112), V Premio de Investigación Manuel Cremades 2007.

132

I n m a c u l a d a R e I n a G ó m e z , J o s é R a m ó n o R t e G a P é R e z y m a R c o a u R e l I o e s q u e m b R e b e b I a

Ibérica, lo que puede indicarnos la presencia de un yacimiento de esta época en las inme-diaciones.

En definitiva, el estudio de los materiales cerámicos30 nos indica que a partir de media-dos del siglo XIV se construyó un complejo defensivo alrededor del cual se irían asentando diversas viviendas, estancias y otras dependencias, que conformaría un arrabal extraurbano, que tendría una perduración hasta al menos, finales del siglo XVI o principios del siglo XVII. Observando a su vez, dos fases de ocupación. Una primera, propiamente de época bajome-dieval (Siglos XIV-XV), con perduración hasta principios del siglo XVI. Y una segunda fase de declive de la fortificación, a partir de mediados del siglo XVI, cuando todavía la vida al exterior del fortín, en el arrabal –propiamente morisco– continúa por lo menos hasta princi-pios del siglo XVII.

30. Debemos tener claro que es una actuación arqueológica parcial sobre la fortificación y el arrabal anexo, por lo que en futuras intervenciones podríamos tener mayor información sobre los materiales arqueológicos, que pudieran matizar o ampliar las conclusiones actuales sobre este yacimiento.

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J o s é R a m ó n o R t e g a P é R e z , I n m a c u l a d a R e I n a g ó m e z , e s t e f a n Í a e s c a n d e l l J o v e R y m a R c o a u R e l I o e s q u e m b R e b e b I a

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