La Última noche en la tierra - Earthen Vessels

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La última noche en la tierraBy Joe Crews

Introducción

Uno de los más dramáticos versículos en laBiblia ha sido traducido por el Dr. Moffett enlas siguientes palabras: "mal en mal, dice elSeñor, el eterno...viene, la hora es sorpren-dente, y te sorprenderá a ti, la hora y el final.Tu condenación ha llegado. Ezequiel 7:5-7.

Basado en este texto alarmante, nuestraatención es dirigida hacia el más solemnemensaje que ha sido escuchado por el oídohumano. Es una advertencia a cada personaviviente en este planeta hoy en día, porquecada individuo debe pasar a través de su últi-ma noche en la tierra. ¿Cómo sería el empezara vivir esas 24 horas finales de tiempo?

Tal vez has escuchado acerca de la ciudadde Pompeya, ubicada a la sombra del monteVesubio en la vieja Italia. En el año 79 d.c lamontaña simplemente explotó con furia vol-cánica y millones de toneladas de lava fundidafueron derramadas sobre Pompeya, inundán-

dola totalmente y aniquilando a todos sushabitantes en el proceso. Un amigo mío cam-inó sobre la ceniza endurecida y piedra pómezque todavía cubre las ruinas excavadas de laciudad antigua. Él describió las posturas torci-das de las víctimas, cuyas formas se han con-servado perfectamente moldeando el espacioocupado por sus cuerpos descompuestos.

A menudo he pensado, si las piedras de lacalle pudiesen hablar, ¿qué historia tendríanque contar acerca de la última noche en la tier-ra para Pompeya? Todo aparece delante de mícuando lo pienso. La experiencia de toda unaciudad llena de gente, tomados por sorpresa,sin advertencia y enviados a la eternidad, estu-viesen listos o no. ¿Qué pasará cuandoenfrentes esa misma experiencia? ¿Te encon-trará adherido a los mismos viejos pecados,que muchos de los habitantes de Pompeyaobviamente estaban cometiendo, cuandofueron arrastrados velozmente por el diluviorepentino de la muerte?

Sin duda, muchos en Pompeya escucharonla explosión inicial y tuvieron solamente tiem-

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po para ver el terrible muro de lava justo antesde que ésta les sepultase. No sabemos nadaacerca de sus pensamientos, pero las gráficasposiciones físicas de sus cuerpos revelan queel pecado se había convertido en una ciencia,y pocos, talvez ninguno, estaban pensando enla muerte o el más allá.

Algunas veces me pregunto lo que Pablodebió haber sentido cuando predicaba el evan-gelio de gracia a los habitantes de Pompeya.Con seguridad en sus viajes a través de lasprincipales ciudades del imperio romanohabría visitado ese centro de vicio y de malareputación. Pero es muy poco probable que elapóstol recibiera alguna audiencia favorablede parte de los habitantes de esa ciudad-puer-to del pecado. Tal vez lo expulsaron sin con-sideración ni discusión, y Pablo tuvo quesacudir el polvo de sus pies cuando partió dela ciudad.

Fue de Pompeya de donde el General Titosacó muchos de sus soldados para su infameataque en Jerusalén en el año 70. Tal vez fueuno de los ciudadanos de Pompeya quien

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lanzó la antorcha llameante que quemó elmagnífico templo hasta sus cimientos.

Pero ahora esos veteranos, de guerrasextranjeras, han regresado a su lugar de resi-dencia para vivir sus años de jubilación enindulgencia desenfrenada. Lentamente la copade iniquidad se llena hasta el borde mismo, yen una noche de juerga y embriaguez excep-cional, el ángel de la muerte sobrevuela sobrelas calles de Pompeya. No es difícil imagi-narse cómo se extendió el llamado final deDios a cada hombre, mujer y niño en esa últi-ma noche. Antes de que el ángel de misericor-dia plegase sus alas, el Espíritu Santo imploróen la puerta de cada corazón. Mucho despuésde que la música y el baile terminaran, lapoblación se daba vuelta en sus camas,luchando con las poderosas convicciones deconciencia, pero una tras otra de esas impre-siones sensibles fueron suprimidas y negadas.La voz del Espíritu fue ahogada por el clamorcarnal, por más emoción y pecado. El destinode Pompeya fue sellado.

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Tomando tiempo con el llamado

La Biblia nos da otro ejemplo sorprendentede la última noche en la tierra en el libro deGénesis. Dos ciudades completas iban a serdestruidas debido a su entrega total a las per-versiones de la iniquidad. En la víspera de sudestrucción, Lot hizo una última visita a sushijas y sus maridos sodomitas quienes habíanhecho su hogar en medio de la ciudad conde-nada. Pero su súplica urgente fue ridiculizadacomo “temores sin fundamento”. La Bibliadeclara que “Mas pareció a sus yernos comoque se burlaba” Génesis 19:14. Realmente serieron del anciano cuando lloró por su despre-ocupación. Cuán diferente hubiese sido sihubieran sabido que era, de hecho un mensajede juicio de Dios. Ansiosamente hubieranrespondido y se hubiesen apresurado parasalir de Sodoma, si verdaderamente creíanque era su última noche en la tierra.

Pero no lo sabían, ni lo creyeron. La may-oría de nosotros nunca reconoceremos cuandoese momento fatal se acerque a nuestras vidas.Muchos son arrebatados por un accidente

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repentino, aun hasta a la muerte, sin siquieratener un aviso previo de un segundo, muchomenos una alerta de 24 horas. Pero supong-amos que sabes que tiene exactamente dosmeses, o dos semanas o dos días. He escucha-do a personas decir, "¡Oh!, si hubiese tenidoeste conocimiento antes, podría fácilmentedejar mis malos hábitos y tomar la decisión deseguir a Cristo totalmente." Por supuesto, perola verdad es que ninguno de nosotros tiene elprivilegio de tener acceso a esa información, ypara muchos que, en este momento estánleyendo estas líneas, esa última noche estámucho más cerca de lo que piensan o se imag-inan.

Con mucha inteligencia, en cada uno denosotros, satanás está explotando esta áreapersonal de lo desconocido. Bien reconoceque la postergación es su arma más eficaz queocasiona la pérdida de muchas personas.Cuanto más se aplaza la decisión, es más difí-cil tomarla, hasta que finalmente el proceso deposponer se convierte en una adicción letal. Lavoluntad se hace más débil, ya que la demoraagota la iniciativa y hace menos probable la

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posibilidad que el individuo actúe antes de quesea demasiado tarde.

La Biblia tiene cosas muy serias que deciracerca de tomar tiempo para responder al lla-mado de Dios. Cuando Pablo razonó lógica-mente con Félix sobre la justicia y el juicio, senos dice que el gobernador se espantó yprometió llamar a Pablo diciendo: “Ahoravete; pero cuando tenga oportunidad te lla-maré.” Hechos 24:25 Esa oportunidad nuncallegó, y hasta donde sabemos, Félix descendióa la tumba, sin Cristo al final de su vida. ElRey Agripa también fue conmovido profun-damente cuando él escuchó el testimonio dePablo acerca de Cristo, declarando con altavoz: “Por poco me persuades a ser cristiano.”Hechos 26:28. Qué tragedia que, después detodo el espanto y la convicción profunda,ninguno de estos gobernadores romanos, real-mente tomaron la decisión de obedecer lo queellos sabían era correcto. Como puedes ver:“Por poco, y casi”, no es suficiente.

A veces se presenta el caso de individuosque se enfrentan con decisiones que deben

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tomar en pocos minutos, lo cual afectaría ladirección futura de toda su vida. En estos raroscasos, tal vez no es tan raro como lo pen-samos, ese momento maravilloso de oportu-nidad reluce en la mente, y permanece allí porsólo unos cuantos segundos preciosos y luegodesaparece para siempre. Parece evidente, queFélix y Agripa enfrentaron la oportunidad másfavorable y significativa, para escoger la vidaen lugar de la muerte pero la echaron a perder.Esperaron demasiado tiempo; la convicción sedesvaneció y luego desapareció.

Hombres y mujeres continúan haciendo lomismo hoy en día. Esperan por circunstanciasmás convenientes: otro puesto de trabajo, jubi-lación o seguridad financiera. Se prometen aellos mismos y a otros que se entregarán aCristo y obedecerán la verdad tan pronto cuan-do llegue el momento oportuno. Mientrastanto alguien más, llamado satanás escuchaesas promesas e inmediatamente empieza amanipular eventos que harán imposible la lle-gada de ese momento oportuno. Esta gentesigue esperando y esperando, y muchos deellos estarán esperando cuando el agua se con-

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vierta en sangre y la puerta de la gracia se hayacerrado para la raza humana. No es deextrañarse que la Biblia declare: “He aquíahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el díade salvación.” 2 Corintios 6:2

Cuando llegó el diluvio y la puerta del arcafue cerrada, no importó qué tan lejos o cerca lapersona estaba en ese momento. Aquellos queestaban a un pie o doce pulgadas fuera de esapuerta, estaban tan perdidos como aquellosque estaban a millas de distancia de la puerta.Después de 120 años de suplicar, el Espíritu deDios se retiró de la tierra, la mano de Dioscerró la puerta y el destino del mundo fuedecidido para siempre. ¿Tiene esto algo quever con lo que está pasando con la descenden-cia de esos ochos supervivientes del arca hoy?Desde luego que sí, porque Jesús dijo,” Mascomo en los días de Noé, así será la venida delHijo del Hombre.” Mateo 24:37

Cristo se refería al tiempo del fin en el cualya estamos viviendo ahora. Él dijo: "Así será."¿Hay similitudes con la cultura antediluvianay el estilo de vida hoy? Las Escrituras nos

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dicen que: “todo designio de los pensamientosdel corazón de ellos era de continuo solamenteel mal.” Génesis 6:5. ¿Podemos comparar estaevaluación del hombre antes del diluvio con laimagen pervertida de los descendientes mod-ernos de Noé?

Para responder a esta pregunta consulte consu periódico de la mañana y la guía local detelevisión. La iniquidad es desenfrenada. Ladelincuencia está fuera de control. Terroristasconstantemente atacan en lugares inesperados.Nadie cuestionaría que la imaginación desti-nada a hacer el mal marca la edad presente,con su cosecha de violencia y anarquía.

¿Existen hoy evidencias de que el EspírituSanto está luchando con los corazoneshumanos y enfrentando a multitudes con suinvitación final de misericordia? Yo, comoevangelista, puedo dar testimonio de que hayactualmente una furiosa y tremenda controver-sia girando en torno a cada alma viviente.Algunos de los que están leyendo estas pal-abras están a punto de tomar una decisión quepuede significar la vida o la muerte, y al

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mismo tiempo, satanás juega con sus temoressin fundamento para intentar detenerlos a quehagan un compromiso total. Tú estás siendotentado, como Félix, para esperar por unaoportunidad más conveniente, pero esta nuncallegará. Esperar es formar parte de la mayoríaque fueron destruidos en el diluvio y quienesrepresentan a aquellos que no estarán prepara-dos cuando Jesús venga otra vez.

En el río Jordán

Piensa por un momento qué habría sucedi-do en el río Jordán, si los sacerdotes hubiesentitubeado en avanzar al mandato del Señor.´“porque el Jordán suele desbordarse por todassus orillas todo el tiempo de la siega” Josué3:15 El rugido de sus aguas resonaba contra elcielo.

Pero se habían terminado los 40 años en eldesierto y al mandato de Dios, Josué dijo a lossacerdotes que guiaran a esa multitud de mil-lones a través del río Jordán y a prepararsepara poseer la tierra de Canaán.

Tenían que dar un paso al frente; entrar enel agua rugiente y confiar que Dios protegería

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a su pueblo. Supongamos que esos sacerdoteshubiesen elegido llevar a cabo una reunión,con el objeto de analizar la orden radical dedirigir al campamento entero a lo queaparentemente parecía una trampa de muertesegura. La gente ya estaba asustada alescuchar el rugido del remolino del agua.Cualquier vacilación por parte de los sacer-dotes pudo haber causado que la gente entraraen pánico y que se negaran a seguir adelante.Todo estaba en juego. Los cananeos estabanobservando. Cualquier señal de temor aquí,hubiese precipitado un ataque de los cananeosal pueblo de Dios.

Cuando los sacerdotes llegaron a la orilladel agua, estas no se detuvieron. Parecía sui-cidio el entrar en esas aguas desbordadas ypeligrosas. Pero los sacerdotes continuaroncaminando hasta que sus pies se hundieron enel agua. Josué 3:15. Entonces las aguas, de unasola vez dejaron de fluir, y el pueblo pasó endirección de Jericó; todo Israel pasó en seco.

¿Estás hoy parado cerca de las aguas tor-mentosas del río Jordán? Existen aproximada-

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mente mil razones por las cuales te parecelocura tomar la decisión de avanzar. Significauna entrega total de la vida y un deseo deavanzar en obediencia, sin importar las conse-cuencias. No es fácil. Talvez estás diciendo,"Abre el camino y yo avanzaré.” Pero el plande Dios es todo lo contrario. Él dice, "empiezaa caminar hacia adelante y yo abriré elcamino.” Mateo 6:33. Los milagros ocurrencuando avanzamos por fe.

Me causa gozo saber que alguien, a lacabeza de la línea tuvo una fe firme cuandoMoisés dio la orden de avanzar hacia el mar, yasí como sin lugar a dudas las aguas fuerondivididas bajo sus pies, de igual forma las cir-cunstancias prohibidas desaparecerán, cuandoel pueblo escogido de Dios avance en obedi-encia a él. Es interesante notar que el siguientepaso estuvo en las manos del pueblo en losdías de Moisés, y lo mismo es cierto paratodos aquellos que han salido de la esclavitudespiritual. Dios no puede tomar la decisión pornosotros, pero tan pronto cuando damos elprimer paso en obediencia, él nos llena con elpoder para superar todo obstáculo.

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Algunos podrían objetar que estoy presion-ando demasiado a aquellos que se encuentranen el valle de la indecisión. Probablemente sesienta ofendido al escuchar mi insistencia aque actúe rápidamente en seguir a Jesús. Peropor favor, recuerde que me estoy dirigiendo alos que pueden estar viviendo su última nocheen la tierra. No creo que sea posible obedecera Dios demasiado pronto, y de alguna maneratampoco creo que alguien me reprenderá en elcielo porque les hice el llamado claro, concisoy urgente. Soy muy sincero al respecto porquehe visto los resultados de esperar demasiadotiempo.

Podría llenar este libro con historias emoti-vas de aquellos que pospusieron la entrega,hasta que sus corazones estaban fríos e insen-sibles. Podría proporcionar nombres y lugaresen que algunos que asistieron cada noche a lasreuniones evangelisticas, fueron arrebatadosen un momento por accidente repentino o lamisma muerte. Una y otra vez he hecho el lla-mado a tomar la decisión, sin darme cuenta deque había personas en la audiencia que esta-ban escuchando su última invitación de sal-

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vación.

¿Por qué tan pocos?

Pero ¿por qué es que comparativamente sontan pocos los que responden al llamado deDios? ¿Por qué se le tiene que suplicar aalguien para que entre en la salvación gloriosade nuestro Señor? Quiero responder a estaspreguntas de tal manera que nunca lo olvi-darás. El mismo Jesús confirmó que pocosestarían dispuestos a seguir el estrecho caminoque lleva al cielo. La mayor parte elegiría elespacioso camino que conduce a la muertedonde la gran mayoría estarían viajando.

Adicionalmente tenemos esa declaraciónimpactante proporcionada por el divino maes-tro a la cual nos hemos referido anterior-mente: "Mas como en los días de Noé, así serála venida del Hijo del Hombre.” Mateo 24:37.¿Cuántos fueron salvados en aquellos días dela catástrofe global? Sólo ocho tenían fe en laPalabra de Dios para entrar a bordo de esebarco colosal. Ellos fueron los únicos sobre-vivientes. ¿Habrá algún tipo de número seme-jante de salvos "en los días del Hijo del

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Hombre"? Todos estamos de acuerdo que estepasaje está hablando acerca del fin del mundoy la venida de Jesús.

He escuchado la declaración, "¡Oh, si yohubiese vivido en esos días, habría entrado enel arca con el fiel Noé!" Qué fácil es decir loque se pudiera haber hecho bajo ciertas condi-ciones del pasado. Otros han hablado de losnobles mártires que murieron por su fe durantela época del oscurantismo, y han manifestadocon gran seguridad de que con mucha alegríatambién hubieran ofrecido sus vidas por causade la verdad.

Ahora, puede ser cierto que algunos habríanmuerto por su fe, pero muy pocos tienen laconcepción de lo que significaba permanecerfiel a Cristo durante esos terribles días. Losvalientes hombres y mujeres que fueron que-mados en la hoguera, lanzados a los animalessalvajes o torturados en mazmorrasmedievales, podrían haber salvado sus vidaspor un simple movimiento de la mano. En lamayoría de los casos se les ofrecieron amnistíay libertad inmediata si daban señales de su dis-

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posición a renunciar a su fe. Así que la elec-ción fue muy clara al ver la leña seca que seamontonaba a su alrededor. Tenían tan solodos alternativas, o se asfixiaban en medio delhumo y la llama castigadora, o bien podríanregresar a la comodidad del hogar y la familia.Millones eligieron la muerte heroica pero hor-rible, en vez de negar a su Salvador.

¿Cuántos cristianos que conoces poseenesta capacidad de auto sacrificio, de fe yamor? ¿Quiénes habrían seguido a los mártiresa la hoguera o a la arena? Algunos, si hubiesenvivido en ese tiempo talvez lo pudieron haberhecho. Pero de una cosa podemos estarseguros: sólo aquellos que ahora prefierenmorir antes de quebrantar la santa ley de Dioshubiesen demostrado ser capaces de manten-erse fieles a él durante esos años de severa per-secución.

Lamentablemente, vivimos en una épocafácil, permisiva, donde el auto sacrificio yabnegación están decididamente fuera demoda. La verdad se ha vuelto negociable, en elclima relajado ecuménico de la religión con-

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temporánea. El pluralismo es tan aceptable,que a aquellos que quieren ser miembros de laiglesia les proporcionan una amplia gama delo que pueden o no pueden creer. Muy poco,y en muchos casos ningún tema de doctrina esconsiderado suficientemente importante paraluchar por él, mucho menos para morir por él.Hay por supuesto excepciones notables, peroéstas a menudo se encuentran fuera de loscómodos contornos de la llamada cristiandadde occidente.

El hombre que dio todo

Cada vez que escucho personas que ponenexcusas para no seguir a Jesucristo hasta elfinal, pienso en Saddiq.

Fue el 25 de diciembre de 1955, cuandorespondí a los frenéticos golpes en mi puertade Lahore, Pakistán. Un aldeano musulmán,típicamente vestido, llegó corriendo hastadonde me encontraba, gritando: "¡bautícemerápidamente! ¡Bautíceme ahora!" Después detranquilizarse un poco, el hombre comenzó arelatar una historia asombrosa. Su nombre eraSaddiq, vivía en las áreas tribales del paso

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Khyber, cerca de la frontera afgana, dondehabía poco o ningún control del gobierno. Laley musulmana era infundida en cada hombreque poseía un cuchillo, un hacha o un arma.

Saddiq tenía un buen trabajo y una familiamaravillosa, y también era un fiel musulmánque rezaba cinco veces al día, hacia la Meca.Pero recientemente empezó a escuchar a unevangelista amigo mío que estaba conducien-do estudios bíblicos en una tienda de campañaen la zona. Cada noche en el camino de regre-so a su casa, del trabajo Saddiq se detenía yquedaba parado afuera, en la sombra, absorbi-endo las emocionantes verdades delEvangelio. Él no se atrevió a entrar por temora ser asesinado por ser catalogado como uninfiel, y cuando el llamado fue hecho desde elaltar, Saddiq sólo podía comprometerse en sucorazón a consagrar su vida a Jesús y seguir-le.

Un poco de tiempo después, le reveló a suesposa que se iba a convertir al cristianismo.Al día siguiente, cuando regresó de su trabajoencontró su casa vacía. Su suegro se había lle-

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vado todo y a todos de la casa. Nunca másvolvería a ver a su esposa y a sus hijos. Unosdías más tarde, él fue despedido de su trabajo,cuando sus parientes se pusieron en contra deél. Luego, fue atacado por miembros de supropia familia y golpeado casi hasta la muerte.Huyendo por su vida, Saddiq llegó a la abar-rotada ciudad de Lahore y buscó a alguien quele ayudara a completar su camino del Islam alcristianismo. Yo estaba feliz de complacerlo.Llenamos el bautisterio y enterramos a esehombre valiente con su Dios en aquella tardede navidad.

Ví las cicatrices en el cuerpo de Saddiqcuando salió del agua, marcas de devoción ysacrificio que llevaría por el resto de su vida.También sería un refugiado y un fugitivo de laira de sus propios familiares. Quien lo encuen-tre consideraría su deber matarlo.

A menudo recuerdo a Saddiq cuando con-duzco una serie evangelística, y la mayoría enla audiencia han sido persuadidos por las mis-mas verdades que mi hermano Saddiqaprendió en las afueras de la tienda de cam-

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paña hace ya mucho tiempo. Pero no todosresponden de la misma manera que él lo hizo.Ninguno de ellos enfrenta la pérdida perma-nente de sus hijos, la amenaza constante demuerte o la extrema persecución física queseguirá a Saddiq el resto de sus días en la tier-ra. Algunos, sin embargo, han sido puestos aprueba con la posibilidad de perder unospocos dólares y tal vez incluso unos cuantosamigos. Se refrenan y quejan de las dificul-tades y sacrificios que involucran tomar ladecisión de bautizarse. La verdad es que nosabemos lo que significa la abnegación y elsacrificio real. A menos que estemos dis-puestos a dar nuestras vidas por causa de laverdad, no somos dignos del reino de los cie-los.

A veces escuchamos santos fervorososdeclarar, "Si hubiese vivido en los días deJesús, yo habría sido uno de sus seguidores."Pero ¿sabemos lo que implica esta alianzaabierta con Jesús de Nazaret?Independientemente de la posición social, laspersonas fueron echadas de la sinagogainmediatamente. Esto significó que fueron

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boicoteados en sus negocios, desheredados desus familias y considerados como muertos portodos sus amigos. ¿Podrían en realidadalgunos hacer esta elección si hubiesen vividoen Palestina hace dos mil años? Sí, pero sólolos que prefieren morir antes que pecar en susituación actual, habrían dado el paso deseguir al humilde Nazareno.

¿Y será lo mismo para los días de Noé? Yahemos aprendido que sólo ocho estuvierondispuesto a arriesgar la censura y el ridículo deser un miembro de la iglesia del arca de Noé.¿Cuántos santos modernos se hubieran atrevi-do a tomar una posición pública para el exor-bitante proyecto de construir un arca enormeal lado de una colina seca? Probablementeningún otro grupo religioso en la historia delmundo ha sufrido la publicidad más negativaque Noé y su familia.

El ultimo sermón de Noé

Siempre ha sido fascinante para mí recono-cer que Noé probablemente contrató ayu-dantes para construir el arca, pero más tardeestos perecieron porque rechazaron el mismo

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medio de salvación en el cual invirtieron granparte de sus vidas. Estas personas eran los quetenían la mayor razón de creer que un diluviovenía. Día tras día escucharon el mensaje fer-viente del viejo patriarca, quien suplicaba asus familiares y amigos que aprovechasen estavía de escape. La Biblia llama a Noé "un pre-gonero de justicia" 2 Pedro 2:5 lo cual indicaque con seguridad pasó más tiempo haciendoel llamado a tomar decisiones en vez de fijarclavos en el arca.

¿Cómo explicar la increíble resistencia aeste llamado poderoso lleno del Espíritu deDios de parte de Noé y sus hijos? Parece casiun ejemplo clásico de la influencia de la may-oría. El temor de ser diferente ha llevado amuchas personas sinceras a rechazar, sindetenerse a pensar en la apelación de concien-cia y buen juicio. Sucedió en los días de Noé,y todavía sucede hoy. Prejuicio y emoción,una vez despertados, tienen una mayor influ-encia en la decisión que toda la verdad lógicaen el mundo. Ninguno de los antediluvianospodría negar la evidencia persuasiva de esosanimales, marchando de dos en dos y de siete

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en siete hacia el arca, una vez que la construc-ción de esta fue completada; sin embargo lamultitud burlona les recordó el costo de serdiferentes. No se atrevieron a ser diferentes ymostrar cualquier apoyo para el pequeñogrupo impopular de inconcebibles religiosos.

He intentado imaginar la dinámica de eseúltimo llamado que Noé hizo a la multitud decuriosos. Los sonidos de la construcción, hancesado, las herramientas han sido guardadasfuera de la vista de la multitud, los animalesestán seguros dentro, a bordo del arca, y lafamilia de Noé ha terminado de transferirtodos sus bienes al arca sin ventanas. De todoslos sermones que han sido predicados en lahistoria del hombre, este es el que hubierapreferido escuchar. El drama de este momentofue capturado por nuestro Señor Jesús cuandodijo: “Como fue en los días de Noé, así tam-bién será en los días del Hijo del Hombre.”Lucas 17:26

Otra última llamada, otro sermón final sedará a los habitantes condenados de esta gen-eración igualmente pervertida. En esta

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ocasión la destrucción no será por agua sinopor fuego. Sin embargo, existe un paralelismoterrible entre el mensaje urgente de Noé y lade los fieles que darán la advertencia con granvoz, diciendo que el mundo está a punto de serdestruido otra vez.

Jesús describió la indiferencia con la que serecibirá este mensaje. “Comían, bebían, secasaban y se daban en casamiento, hasta el díaen que entró Noé en el arca, y vino el diluvioy los destruyó a todos.” Lucas 17:27. ¡Quéclase de comentario sobre el efecto paralizantedel pecado! La gente continúa negociandocomo de costumbre, mientras que los últimosmomentos del tiempo de gracia desaparecen.

¿Ha estado otro predicador operando bajoel estrés emocional que controlaba a Noé esedía? Él estaba completamente consciente deque en unos cuantos momentos más, la puertadetrás de él se iba a cerrar para siempre y conella toda esperanza de salvación para la razahumana. Solamente las palabras de este ser-món final podrían hacer una diferencia paracualquier ser viviente. Las Escrituras indican

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que Cristo, por el Espíritu Santo, estaba pred-icando a través de Noé a los espíritus de aque-llos encarcelados por el pecado. 1 Pedro 3:18-20

Estoy seguro que había lágrimas en la voz yen las mejillas de Noé cuando él les rogó quelo acompañaran en el arca. Muchos en la audi-encia eran vecinos de toda su vida, y tal vezNoé incluso les llamó por su nombre cuandopresionó su apelación para que tomaran ladecisión. Una solemne convicción mantuvo ala multitud inmóvil cuando el anciano hizouna pausa para limpiar sus ojos. Entonces,hubo una agitación inquieta, ya algunoscomenzaban a dar un paso hacia adelantecomo que se iban a unir al pequeño grupopero, al mismo instante fueron detenidos yhalados hacia atrás por las manos de famil-iares y amigos.

No puedo imaginarme los sentimientos deNoé cuando se dio vuelta para reunirse con sufamilia en el arca por última vez, pero tengouna afinidad muy fuerte con él en este últimollamado solitario que fue extendido a la multi-

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tud. He experimentado los mismos sentimien-tos cada vez que cierro una serie evangelisticay ofrezco la invitación final. He conocido per-sonalmente a individuos en esas audiencias,que están luchando contra el Espíritu de Dios.Creen la verdad, tiemblan con convicción ycasi están persuadidos a dar un paso al frentepara llegar al púlpito. Así debe haber sido conNoé cuando se volteó para suplicar una vezmás. Pero finalmente tuvo que darle un cierreal sermón y condujo sus pasos, llorando, haciala puerta abierta. Repentinamente la puertacomenzó a moverse sobre sus bisagras, y enunos cuantos segundos fue cerrada con ungolpe sólido.

Hubo gritos nerviosos de algunos cuando lapuerta se cerró; luego, un murmullo de con-versación agitada. Una voz se escuchó porencima de las otras en tono burlesco diciendo:“nunca habíamos escuchado esta manera dehablar en toda nuestra vida", otra voz seescuchó de nuevo por encima de las otras pre-guntando “¿Crees que realmente Noé estabaen lo cierto acerca del diluvio?"; en esemomento hubo un fuerte desacuerdo entre

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ellos, algunos señalaban hacia el cielo despe-jado sin ninguna nube, afirmando en voz altalo que habían escuchado infinidad de vecesdesde el inicio de la construcción del arca,"nunca ha llovido, y estas personas son locosfanáticos en creer tal estupidez."

Durante los siguientes dos o tres días elsentimiento de aprehensión controlaba a lacomunidad, especialmente cuando cadamañana en camino a sus respectivos trabajospasaban por el arca bien cerrada. A mediadosde la semana, a todos les parecía evidente quela predicción de Noé estaba completamenteerrada y aun aquellos que anteriormentehabían sido conmovidos profundamente por laconvicción, se avergonzaron de haber dadolugar a la preocupación. Para cubrir su disgus-to, algunos de ellos comenzaron a hacercomentarios de burlas con todos aquellos quequisieran escucharles. Al llegar al séptimo díani un solo sentimiento de comprensión o com-pasión se podía encontrar en favor de la famil-ia enclaustrada.

¡Y entonces sucedió! Las nubes parecían

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aparecer de la nada, inesperadamente, gotas delluvia comenzaron a salpicar contra la tierraávida. Gritos y llantos acosaban el aire, cuan-do hombres, mujeres y niños huían haciacualquier refugio disponible; pero entonces elagua continuaba cayendo en torrencialesdesde los cielos y de enormes grietas caver-nosas en el suelo. Aquellos que fueron capacesde luchar para llegar a niveles más altos fueronrápidamente agobiados y arrastrados a sumuerte, mientras el arca de ciprés flotabasuavemente y con seguridad sobre las olas cre-cientes.

“Como fue en los días de Noé, así tambiénserá en los días del Hijo del Hombre.” Unoscuantos fieles, considerados como tontos yfanáticos, pero lo suficientemente valientespara seguir la verdad impopular y proclamaruna advertencia especial de que el fin estácerca, serán salvos ¿Lo has escuchado?¿Puedes entender la lección que nuestro Señorestaba enseñando a través del sermón de Noé?Nada de peros, "Así será." La última noche enla tierra llegará para todos cuando el cielo seabra completamente y el glorioso séquito de

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ángeles provea un camino deslumbrante, per-fecto, para el rey de Reyes y Señor de señores.Va a ser inesperado, y será demasiado tardepara aquellos que esperaron hasta que la puer-ta de la misericordia se cierre.

Jugando con el tiempo

Así como el tiempo de gracia para el mundoantediluviano terminó siete días antes del dilu-vio, así mismo el tiempo de gracia para elmundo actual se cerrará siete plagas antes deque Jesús aparezca. Durante esas devastadorasúltimas siete plagas, la Biblia dice que nadiepuede entrar en el templo celestial Apocalipsis15:8. No habrá ningún intercesor para la razahumana. El gran edicto habrá sido proclama-do: “El que es injusto, sea injusto todavía; y elque es inmundo, sea inmundo todavía…Heaquí yo vengo pronto…” Apocalipsis 22:11-12

Millones están esperando en vano quealgún evento especial les dé una señal durantela cual ellos puedan rápidamente hacer lapreparación necesaria para recibir al Señorcuando regrese. Igual que Félix, pretendensacar provecho de “otra oportunidad más con-

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veniente." Y mientras que ellos se toman sutiempo, sus corazones se endurecen cada vezmás y su voluntad cada día es más indecisa.Pierden la preciosa capacidad de juzgar supropia necesidad, o discernir las señalespanorámicas del final.

Durante la excavación de las ruinas dePompeya, encontraron los restos del esqueletode una mujer, que al parecer escapaba del ríode lava ardiente que arrojaba el Vesubio.Apretado en sus esqueléticas manos, estabandos aretes de piedras preciosas. No fue difícildiscernir exactamente lo que había ocurrido enla experiencia de esa mujer. Era evidente queella había sido alertada acerca de la destruc-ción que se acercaba, y sin embargo tomó ladecisión de regresar a la casa para salvar lasjoyas en sus manos. Pero este retraso hizoimposible correr más rápido que el arroyo demuerte que la alcanzaba, y fue enterrada bajola lava.

Permíteme hacerte una pregunta. ¿Qué fuelo malo de esa mujer? ¿Cuál fue el gran errorque cometió? La respuesta es fácil. Ella pensó

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que contaba con más tiempo del que realmentetenía. Este es el mismo error que la mayoría delos seres humanos están cometiendo hoy endía mientras el holocausto de destrucción seaproxima. No existe en el mundo, ni un indi-viduo que aún no se haya bautizado, ni unosolo que no ha hecho un compromiso total,que no esté repitiendo este mismo error.Quieren ser salvos y tienen la intención dehacerlo algún día, pero calculan que todavíahay tiempo en abundancia.

¿Eres uno de los que ha estado posponien-do el día de la decisión, esa entrega incondi-cional de tu voluntad? Permíteme por favor,decirte algo más. Hay una pequeña posibilidadde que estés en lo correcto al pensar que tienesotra oportunidad, existe también la posibilidadde que estés completamente equivocado.

Estás jugando con la salvación de tu alma;un juego mortal de ruleta rusa con la vidaeterna. Cada día que pasa, las apuestas creceny crecen y tus posibilidades de ganar son mín-imas. Las cartas están amontonadas en tu con-tra. ¿Por qué tomar el riesgo, asumiendo que

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tienes otra oportunidad en el futuro? No tienes que tomar este riesgo. Ahora mismo tienes la oportunidad.

La puerta del Arca está todavía abierta, y solo hay una corta distancia hacia adentro, requiere tomar un paso nada más. ¿Por qué no resolver la incertidumbre en este preciso momento? Rinde tu voluntad y dile 'Sí' al Salvador amoroso, que desea darte su paz y seguridad.

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