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133 CONVERGENCIA HISTÓRICA LA PRÁCTICA FUTBOLÍSTICA COMO INSTRUMENTO DE SOCIABILIDAD Y POLITIZACIÓN EN EL MOVIMIENTO OBRERO CHILENO, 1900-1930 1 . Marcelo Bonnassiolle Cortés 2 1 Este artículo es una versión adaptada y corregida de una parte de la investigación titulada “Fútbol Obrero y Popular. Masificación, popularización y sociabilidad obrera en Chile, 1890 – 1930”, Tesis para optar al grado de Licenciado en Historia con mención en Estudios Culturales. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, 2012. 2 Programa de Magíster en Historia de la Universidad de Santiago de Chile - USACH. Licenciado en Historia con Mención en Estudios Culturales Universidad Academia de Humanismo Cristiano - UAHC.

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La práctica futboLística como instrumento de sociabiLidad y poLitización en eL movimiento

obrero chiLeno, 1900-19301.Marcelo Bonnassiolle Cortés2

1 Este artículo es una versión adaptada y corregida de una parte de la investigación titulada “Fútbol Obrero y Popular. Masificación, popularización y sociabilidad obrera en Chile, 1890 – 1930”, Tesis para optar al grado de Licenciado en Historia con mención en Estudios Culturales. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, 2012.

2 Programa de Magíster en Historia de la Universidad de Santiago de Chile - USACH. Licenciado en Historia con Mención en Estudios Culturales Universidad Academia de Humanismo Cristiano - UAHC.

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This article analyses the impact of the football had on the Chilean labour movement from the beginnings of the twentieth century onwards, and how different social and unions organizations used this sport to boost the labour sociability and to build workers morale. At the same time, it was used as social control for themselves. This helped the football sport clubs to be built in social spaces outside the State control allowing the workers not only a physical, recreational and healthy activity but also they were encourage discussing, learning and being part of politics during that time.

Key Words

Football, labour movement, labour sociability, social control, building workers morale, popular politicization.

RESUMEN ABSTRACT

Este artículo analiza el impacto que tuvo la práctica futbolística en el movimiento obrero chileno desde principios del siglo XX en adelante y cómo diversas or-ganizaciones sociales y laborales fueron manipulando esta práctica deportiva, ya sea para el impulso de la sociabilidad obrera y la “regeneración moral” de los trabajadores, al igual que como forma de “control social” hacia los mismos. Lo anterior sirvió para que los clubes deportivos se constituyeran en espacios de sociabilidad al margen del Estado permitiendo a los trabajadores no sólo la recreación física y el impulso de la vida sana, sino también el aprendizaje, la discusión y la participación política durante la época.

Palabras clave

Fútbol, Movimiento Obrero, So-ciabilidad Obrera, Control Social, Regeneración Moral, Politización Popular.

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INTRodUCCIóN

Quizás uno de los temas más importantes, y generalmente el más ignorado y olvidado por los historiadores del movimiento obrero en Chile, sea la relación de los trabajadores con los deportes en general y el fútbol en particular. Sin embargo, desde los últimos años del siglo XIX y comienzos del XX el fútbol comenzó a gozar de una creciente popularidad debido a la creación y organización de gran cantidad de clubes deportivos y ligas competitivas.

Si bien en un comienzo el fútbol en la región estuvo relacionado con los inmigrantes de nacionalidad británica y las elites nacionales y fue sindicado como un deporte de carácter burgués este prontamente dejó de ser practicado netamente por los británicos y las elites y pasó a cons-tituirse como una práctica habitual entre los sectores populares criollos e inmigrantes ligados a la clase obrera y el mundo del trabajo. Su práctica e impulso entre los trabajadores estuvo sustentada principal-mente en una combinación de las recomendaciones elaboradas por los médicos higienistas y la búsqueda de una vida saludable propuesta por las corrientes ideológicas de la clase obrera3.

3 Sobre El origen del fútbol en Chile y su carácter burgués véase, Fernando Larraín, “El fútbol en Chile 1895-1945”, Santiago, Taller de Molina Lackington y Cía., 1945; Josafat Martínez, “Historia del fútbol chileno”, Santiago, Imprenta Chile, 1961; Antonio Vera, “El fútbol en Chile”, Santiago, Quimantú, 1973; Edgardo Marín, “Centenario. Historia total del fútbol chileno, 1895-1995”, Santiago, Editores y Consultores REI, 1995; Edgardo Marín, Comp., “Historia del deporte chileno. Entre la ilusión y la pasión”, Santiago, Cuadernos Bicentenario, 2007; Pilar Modiano, “Historia del deporte chileno: orígenes y transformaciones 1850-1950”, Santiago, DIGEDER, 1997; Eduardo Santa Cruz, “Crónica de un encuentro: Fútbol y cultura popular”, Santiago, ARCOS, 1991, “Origen y Futuro de una pasión, Fútbol, cultura y modernidad”, Santiago, LOM Ediciones – Universidad Arcis, 1996; Brenda Elsey, “Promises of participation: the politics of football clubs in Chile, 1909-1962”, Ph. D. diss., State University of New York, Stony Brook, 2007, “The Independent Republic of Football: The Politics of Neighborhood Clubs in Santiago, Chile, 1948–1960”, Journal of Social History, 42. 3 (2009), pp. 605-630, “Citizens and Sportsmen, Fútbol and Politics in Twentieth-Century Chile”, Austin, University of Texas Press, 2011. Un análisis diferente pero complementario en Marcelo Bonnassiolle, “Fútbol Obrero y Popular. Masificación, popularización y

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Dicha práctica obrera-deportiva circuló en un universo mayor a la par con el emergente desarrollo deportivo nacional, el cual estuvo centrado entre la diversión amateur, la incipiente organización deportiva y el tránsito al semi profesionalismo4. En este sentido sólo desde la década de 1910 en adelante es posible apreciar un aumento de la masificación y popularización del fútbol, las cuales estuvieron asociadas fundamentalmente a los inicios del espectáculo deportivo y a la mayor cobertura de los deportes en los periódicos y revistas especializadas.

En este contexto es que ya para el año 1906 se llevara a cabo en la ciudad de Santiago una reunión para organizar la fundación de una Asociación Obrera de Foot-Ball, la cual era destacada por el periódico La Reforma el día 14 de agosto informando que:

“Anoche se reunieron los precidentes de los clubes obreros de foot-ball, en número de 12 i concordaron echar las bases de una asociación con el objetivo de dar mayor impulso a los juegos atléticos. Se elijio un directorio […] Se nombro en seguida una comisión para que redacte los estatutos, también se acordó mandar una nota-protesta a la alcaldía, con el fin de pedir a esa corporación no transformar la elipse del parque Cousiño, porque esa medida vendrá a perjudicar a gran parte de los club de foot-ball i principalmente a los compuestos por la clase trabajadora”5.

Esta asociación obrera de fútbol alcanzó tanta popularidad que incluso logró abanderar a treinta y cinco clubes de carácter obrero,

sociabilidad obrera en Chile, 1890 – 1930”, Tesis de Licenciatura en Historia. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, 2012, pp. 24-58. Para un paralelismo con el caso argentino en este mismo periodo véase principalmente los trabajos de Julio Frydenberg en especial su “Historia social del fútbol. Del amateurismo a la profesionalización”, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2011.

4 Un interesante análisis con respecto a las políticas estatales deportivas y el tránsito a la profesionalización del fútbol chileno desde la fines de la década de 1920 y principios de 1930 en Pedro Acuña, “Scoring for the Nation: Sport Policy, Print Media and Discourses of Race and Gender in Chilean Football, 1930-1948”, Thesis of Master of Arts, History, University of California, 2011.

5 La Reforma (Santiago) 14 agosto de 1906, pp. 3.

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afiliarse a la federación Sportiva Nacional6, regirse bajo sus pro-pios estatutos deportivos y organizar torneos con copas y trofeos como premios7.

En razón de lo expuesto es que surgen algunas interrogantes como ¿bajo qué coyuntura, económica, política y social emergen los diversos clubes deportivos de carácter obrero?, y la respuesta va en relación con el capitalismo industrial, el nacimiento de la clase obrera moderna y el arribo a la región de nuevas corrientes políticas e ideológicas rela-cionadas con los movimientos y partidos obreros quienes sindicaban la ilusión marxista de una nueva sociedad socialista.

Estas nuevas corrientes ideológicas se afianzaron en la región desde finales del siglo XIX, motivando la paulatina radicalización y el surgimiento de conciencia política. Los partidos de izquierda y los movimientos obreros fueron elegidos como campo de acción política lo que motivó que el surgimiento de la conciencia política adquiriera una óptica clasista –y muchas veces radical–, entre los trabajadores8.

La emergencia de la “cuestión social” también se desató bajo esta coyuntura y acompañó constantemente durante las primeras décadas del siglo XX a los sectores populares y a la clase trabajadora. Esta –la “cuestión social”– provocó profundos debates e inquietudes al interior de las clases dirigentes motivados principalmente por las malas condiciones de vida marcadas por las enfermedades, la falta de vivienda, el alcoholismo, la prostitución y los bajos salarios todo lo cual se convirtió en síntoma de profundas complicaciones sociales9. Sin embargo, las críticas al sistema laboral que ocasionó la “cuestión

6 Sport i Actualidades Nº 6 (Santiago) 2 de junio de 1912, pp. 12.7 Sport i Actualidades Nº 15 (Santiago) 4 de agosto de 1912, pp. 18 y Sport i

Actualidades Nº 69 (Santiago) 17 de agosto de 1913, pp. 19.8 Véase entre otros, Alan Angell, “Partidos políticos y movimiento obrero en

Chile”, México, Ediciones Era, 1972; Peter DeShazo, “Urban Workers and Labour Unions in Chile, 1902-1927”, Madison, The University of Wisconsin Press, 1983; Fernando Ortiz, “El movimiento obrero en Chile 1891-1919”, Madrid, Ediciones Michay S.A., 1985; Sergio Grez, “Los anarquistas y el movimiento obrero. La alborada de “la idea” en Chile 1893-1915”, Santiago, LOM Ediciones, 2007, e “Historia del comunismo en Chile. La era de Recabarren (1912-1924)”, Santiago, LOM Ediciones, 2011.

9 James Oliver Morris, “Las elites, los intelectuales y el consenso. Estudio de la cuestión social y del sistema de relaciones industriales de Chile”, Santiago, Editorial del Pacífico, 1967, pp. 11-13.

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social” y las luchas por las reivindicaciones sociales tuvieron como consecuencia pequeñas conquistas de los trabajadores, como el aumento de salario –y para el propósito que aquí interesa–, la paulatina disminución de las jornadas laborales y, por consiguiente, el mayor tiempo libre y de ocio para los trabajadores.

El historiador argentino Juan Suriano ha planteado que para los trabajadores “el tiempo de ocio está claramente condicionado por el tipo y el horario de trabajo”, según su análisis la naturaleza del tiempo libre de la época tenía su origen según la situación del pleno empleo o no de los trabajadores, esto tiene relación con el tiempo libre considerado normal, producto del descanso dominical, los feriados y el tiempo libre ocasionado por el ocio producto de la desocupación laboral o el empleo temporal10, esto motivó que desde las últimas décadas del siglo XIX este espacio temporal haya sido ocupado de las más diversas formas por los trabajadores y los sectores populares, tanto a través de los vicios (juegos, alcoholismo y prostitución), o la participación en organizaciones obreras de carácter cultural y deportivas, principalmente el fútbol.

Sin embargo este aumento del tiempo libre y el ocio sólo proporcionaba la oportunidad y no obligaba a los trabajadores a participar en estas organizaciones obreras culturales y deportivas, esto permite preguntarnos ¿qué hacía que los trabajadores fueran tan fácilmente atraídos por el deporte? Sobre este tema Robert F. Wheeler ha argumentado que la vinculación del trabajo moderno con el impacto del fútbol y otros deportes en la mentalidad de los trabajadores puede ser explicada por la intensidad y esterilidad del trabajo en el proceso de producción capitalista, el cual tiende cada vez más a reducir la satisfacción del obrero en el trabajo al mínimo. Para compensar esta creciente alienación, surgió la necesidad correspondiente de realización física y satisfacción psicológica fuera del lugar de trabajo. Esto explica que para muchos trabajadores los deportes se convirtieran en una forma de llenar los vacíos personales ocasionados por el sistema de producción capitalista ya que a través

10 Juan Suriano, “Anarquistas, cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910”, Buenos Aires, Manantial, 2008, p. 146. Para una aproximación detallada véase Edward Palmer Thompson, “Time, work-discipline, and industrial capitalism”, Past and Present 38 (1967). pp. 56-97.

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de estos los trabajadores pudieron directa o indirectamente obtener un sentido de autoestima11.

El sentimiento de comunidad y solidaridad de grupo que el deporte ofrece es otro factor identificado por Wheeler, quien plantea que de esta manera los trabajadores contrarrestaron el aburrimiento asociado a vivir en una atomizada sociedad urbano-industrial. Desde esta perspectiva las prácticas deportivas para los trabajadores se convirtieron en algo agradable en contraposición a la industria o la fábrica. Por lo tanto, la realización de deportes proporcionó a los trabajadores un escape a la monotonía del trabajo capitalista y a la dura realidad de la vida urbana-industrial12.

Debido a la gran masificación y popularidad que fue adquiriendo el fútbol distintos grupos reunidos en torno a algún proyecto alternativo, ya sea político o social, trataron de organizar y normar el tiempo libre de los trabajadores, ya que pretendían encausarlos hacia la militancia política y sus variadas actividades culturales y de sociabilidad. Entre estos grupos pueden destacarse las corrientes políticas liberales, radicales y de izquierda, entre ellos, anarquistas, socialistas y comunistas, al igual que funcionarios estatales, médicos higienistas, y la iglesia católica.

Por lo antes expuesto es que este artículo busque introducirnos y dar cuenta del impacto de la práctica futbolística en los trabajadores soste-niendo que el fútbol de la época fue utilizado por algunos grupos no sólo como modo de promover la vida sana y la recreación sino también como manera de forjar lazos solidarios entre quienes participaban, fa-voreciendo así la conciencia de clase dentro de los sectores populares y utilizándose como “forma de regeneración moral”. De igual manera, fue empleado como forma de “control social” y normativo acorde a los intereses de los dueños de las fábricas, empresas y las clases dominantes alejando así a los trabajadores de la organización política. De ahí que este artículo plantee que el fútbol del periodo fue un espacio en disputa y los clubes deportivos de carácter obrero y popular se convirtieron en lugares de sociabilidad al margen del Estado permitiendo así el apren-dizaje, la discusión y la participación política.

11 Robert F. Wheeler, “Organized Sport and Organized Labour: The Worker's Sports Movement”, Journal of Contemporary History 13. 2 (1978), pp. 193.

12 Wheeler, Op. Cit., pp. 193.

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Creemos que un análisis de la politización popular y del “control social” hacia los trabajadores desde la perspectiva de la práctica futbolística nos conduce a una interpretación diferente, pero complementaria, de la compleja coyuntura política y social que se dio en Chile en las primeras décadas del siglo XX. Por lo anterior es que este artículo responda preguntas como ¿de qué manera se utilizó la práctica futbolística por parte de las organizaciones políticas y sociales? ¿Fueron realmente los espacios deportivos un complemento de los espacios de discusión política? y ¿qué recursos fueron ocupados para el desarrollo de la actividad obrero-futbolística?

Para trabajar estas problemáticas –y debido a las escasas fuentes documentales, archivos oficiales de instituciones obreras-deportivas y de otro tipo de documentación– este artículo utiliza como fuentes primarias la prensa escrita de carácter obrero y las revistas deportivas del periodo. Politización Popular y Sociabilidad obrera

La creciente organización del incipiente movimiento obrero y la politización de los sectores populares por parte de los postulados del liberalismo desde los últimos años del siglo XIX lograron levantar una iniciativa independiente a los partidos tradicionales de la oligarquía. El Partido Democrático y el Radical intentaron levantarse como formas de expresión de los problemas de los sectores populares y, al igual que los conservadores, decidieron en sus discusiones sobre la “cuestión social” y los hábitos de los trabajadores impulsar la creación de clubes deportivos y de fútbol como forma de incidir en el normamiento y politización de ellos13. No obstante, en este artículo estos grupos no serán mayormente tomados en cuenta por no considerarlos netamente obreros y el análisis se centrará principalmente en la politización “rupturista” o “revolucionaria”, la cual surgió directamente de los sectores obreros y populares influenciados por las corrientes doctrinarias extranjeras14.

13 Elsey, “Citizens and”, Op. Cit., pp. 20.14 Julio Pinto y Verónica Valdivia, “¿Revolución proletaria o querida chusma?

Socialismo y Alessandrismo en la pugna por la politización pampina, 1911-1932”, Santiago, LOM Ediciones, 2001, pp. 9-22.

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La politización obrera influenció la creación de conciencia política y la visión clasista y radical entre algunos sectores de trabajadores. Décadas antes el propio Karl Marx había destacado que el proletariado era el predestinado “sepulturero del capitalismo” y el agente esencial de transformación social15. Esto fue interpretado como un llamado a que los pobres pasaran a ser protagonistas de su propia emancipación y provocó la exacerbación de la lucha de clases como condición necesaria para corregir los males sociales16. De allí que estos postulados se articularan en torno al anarquismo y las ideas socialistas convirtiéndose en referentes políticos de la izquierda política chilena de principios del siglo XX.

La politización “rupturista” o “revolucionaria” hacía hincapié en que la emancipación obrera podría establecerse solamente a partir de la superación del sujeto popular mismo (obrero, trabajador), ya que sólo él era capaz de superar a través del combate los males que le afectaban y lo sepultaban socialmente. El mismo Luis Emilio Recabarren, uno de los máximos impulsores de estos postulados y fundador –en 1912– del Partido Obrero Socialista (POS), posteriormente Partido Comunista de Chile (PCCh), planteaba que:

“[…] los vicios de los trabajadores son los que enriquecen a la clase capitalista y la ponen soberbia para oprimirlos más [y] si queremos extirpar la explotación y la opresión capitalista, necesitamos extinguir primero los vicios que nos dominan, porque mientras toleremos los vicios, la tiranía vivirá sobre nosotros”17.

Por este motivo es que los ataques a los vicios, la prostitución, la ignorancia, la falta de educación y los juegos de azar fueran habituales en la prensa obrera de la época ya que esta promovía la “regeneración moral de los trabajadores”; un claro ejemplo de esto es lo expresado por el periódico Zenit quien consideraba al alcoholismo como un “monstruo sin freno que devasta la tierra y cuyas huellas son deshonra,

15 Eric Hobsbawm, “Cómo cambiar el mundo. Marx y el marxismo 1840-2012”, Barcelona, Crítica, 2011, pp. 405.

16 Pinto, “¿Revolución”, Op. Cit., pp. 11.17 El Socialista (Valparaíso) 11 de septiembre de 1915, pp. 1.

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miseria, calamidades y vicios que envenenan el alma de los hombres”18. El periódico La Acción Popular, por su parte, declaraba que hay obreros que arriesgan el fruto de su trabajo entregándolo al azar de la fortuna (el juego), de ahí que los hombres que trabajan con constancia, según la publicación, en un día de diversión perdían en el juego todo lo adquirido y quedan en la miseria, ellos y su familia. A partir de esto es que el artículo hace hincapié en que:

“[…] jugar no es trabajar, jugar es dilapidar, el jugador no tiene excusa, lo que gana lo roba a su adversario, lo que pierde lo roba de su familia y a sí mismo”19.

Desde esta perspectiva los procesos de politización popular pueden ser vistos como procesos de reivindicación, demandas y presión organizada frente al Estado, esto explicaría que la politización “rupturista” o “revolucionaria” muchas veces cayera en la paradoja de tener que negociar con el Estado y los patrones, operando así dentro de la legalidad y parámetros vigentes y no bajo un carácter rupturista o revolucionario. Sin embargo, y para el tema que nos compete, es fundamental rescatar el proceso de politización popular como forma de afirmación de la identidad popular, para lo cual fue necesario que los obreros comprendieran que su causa tenía amplitudes mayores y no era solamente algo que ocurría en Chile20.

Sobre el tema de la afirmación de la identidad popular el historia-dor Mario Garcés ha destacado el ejercicio pedagógico-político que normalmente las organizaciones populares realizan para auto-cons-tituirse, organizar sus demandas y generar iniciativas de acción, de allí la creación de diversas instancias y métodos para fomentar la construcción de sociabilidad popular y resaltar la “unidad” apelando a ciertos compromisos solidarios y estratégicos entre quienes se asocian o participan en determinada organización, promoviendo la educación/ilustración como camino privilegiado para producir el des-pertar de la conciencia y la “sociabilidad obrera y popular”, indicando

18 Zenit (Valparaíso) periódico mensual, enero de 1925, pp. 2.19 La Acción Popular (Santiago) 17 de septiembre de 1922, pp. 4.20 Lessie Jo Frazier, “Salt in the sand, memory, violence, and the nation-state in

Chile, 1890 to the present”, Durham, NC, Duke University Press, 2007, pp. 62-63.

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valores y actitudes propias de un hombre que es capaz de actuar desde sí mismo y no enteramente determinado por sus condiciones de subsistencia21.

En Chile numerosas formas de organización y sociabilidad surgieron durante la época para tratar de agrupar a los trabajadores, las primeras fueron las mutuales, las cuales estaban orientadas básicamente a promover la solidaridad, la prevención social y ayuda hacia estos y sus familias, funcionando principalmente bajo contextos de huelga o crisis sociales. Sin embargo, con el afianzamiento de las ideas políticas “rupturistas”, la huelga y los líderes obreros, se fueron desarrollando nuevas formas de organización, como las sociedades de resistencia, las mancomunales y los sindicatos, todos los cuales impulsaron la organización política, las luchas sociales y la “regeneración moral” de los trabajadores, otorgando vital importancia a la labor educativa de estos ya que ésta era considerada como una herramienta fundamental para la emancipación obrera22.

Los grupos anarquistas, por ejemplo, no sólo contribuyeron a la ra-dicalización de las luchas de los movimientos sociales y populares, sino que también promovieron un proyecto cultural alternativo al crear diversas instancias organizativas como centros de estudios sociales, bibliotecas populares y conjuntos filarmónicos, los que les permitieron apostar por un ordenamiento social antagónico al dominante, impulsando así la aplicación de un discurso moral-cultu-ral23. Dicha práctica, sin embargo, no fue sólo de los anarquistas ya

21 Mario Garcés, “Crisis social y motines populares en el 1900”, Santiago, Documentas, 1991, pp. 236-237.

22 Chile Obrero (Santiago) periódico mensual, octubre de 1911, pp. 2.23 Grez, “Los anarquistas, Op. Cit., pp. 141-195; Pedro Bravo Elizondo, “Cultura

y teatro obrero en Chile, 1900-1930”, Madrid, Ediciones Michay S.A, 1986, pp. 21-71; Eduardo Godoy, “El discurso moral de los anarquistas chilenos en torno al alcohol a comienzos del siglo XX”, en Juan Carlos Yáñez (ed.), “Alcohol y trabajo. El alcohol y la formación de las identidades laborales en Chile, Siglos XIX y XX”, Osorno, Editorial Universidad de Los Lagos, 2008, pp. 121-144, “Lucha temperante y amor libre. Entre lo prometeico y lo dionisíaco: el discurso moral de los anarquistas chilenos al despuntar el siglo XX”, Cuadernos de Historia 34 (2011), pp. 127-154; Manuel Lagos, “Viva la Anarquía: Sociabilidad, vida y prácticas culturales anarquistas. Santiago-Valparaíso, 1890-1927”, Tesis Magíster en Historia. Universidad de Santiago de Chile, 2009 y “Experiencias educativas y prácticas culturales anarquistas en Chile, 1890-1927”, Santiago, Centro de Estudios Sociales Inocencio Pellegrini Lombardozzi, 2013.

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que también grupos de socialistas y el propio líder obrero Luis Emilio Recabaren impulsaron constantemente prácticas similares durante las primeras décadas del siglo XX.

Con la creación de algunas centrales sindicales de mayor enverga-dura, como la Federación de Trabajadores de Chile (FTCH) entre 1906 y1907, y el afianzamiento de la Industrial Workers of the World (IWW) en 1919, las prácticas educativas y de sociabilidad fueron impulsadas en mayor medida, principalmente a través de la realización de charlas y reuniones culturales, el establecimiento de sedes gremiales y tea-tros populares.

Por lo dicho anteriormente es posible destacar el impulso –por parte de los trabajadores–, de la educación y las prácticas de sociabilidad y deportivas24. Así, las corrientes socialistas y de izquierda, en general, impulsaron desde su formación la realización de los deportes obreros. La Federación Obrera de Chile (FOCH), por ejemplo, no sólo intentó ayudar a los trabajadores a través del aumento del nivel cultural y mejorar el bienestar económico, moral e intelectual25, sino también fue una temprana impulsora del fútbol y las prácticas deportivas entre los trabajadores y, a finales de 1910, formó una comisión de deportes encargada de organizar a los clubes deportivos, ya que a través de este impulso de los deportes la FOCH esperaba –según Brenda Elsey– “que los clubes de fútbol reforzaran la lealtad a la federación, integraran a los trabajadores migrantes en la vida urbana, y proporcionaran un entretenimiento sobrio”26.

24 Sobre el impulso de las prácticas educativas y culturales utilizadas por los grupos anarquistas y socialistas en relación con la práctica futbolística resultan de gran interés los estudios de Maria Guzzo, “A vida fora das fábricas. Cotidiano operário em Sao Paulo, 1920-1934”, Rio de Janeiro, Paz e Terra, 1987; Cristina Mateu, “Política e ideología de la Federación Deportiva Obrera, 1924-1929”, en Pablo Alabarces – Roberto Di Giano y Julio Frydenberg (Compiladores), “Deporte y Sociedad”, Buenos Aires, Editorial Universidad de Buenos Aires, EUDEBA, 1998, pp. 67-86; Hernán Camarero, “A la conquista de la clase obrera: Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935”, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2007 y Rodolfo Porrini, “Izquierda uruguaya y culturas obreras. Propuestas al ‘aire libre’: el caso del fútbol (Montevideo, 1920-1950)”, Diálogos 16. 1 (2012), pp. 69-95.

25 DeShazo, Op. Cit., pp. 131. 26 Elsey, “Citizens and”, Op. Cit., pp. 59.

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Las escuelas creadas por obreros para velar por la “regeneración moral” también fueron lugares de sociabilidad y, por consiguiente, de creación de clubes deportivos, así el Club Valparaíso, por nombrar alguno, estuvo formado en su mayor parte por alumnos de la escuela nocturna para obreros27. Desde las columnas de Sport i Actualidades Carlos A. Rojas escribía en julio de 1912 un artículo titulado “El football entre los obreros” en donde da cuenta del profundo impacto que adquirió esta práctica entre los trabajadores. Señalando que:

“Ante la indiferencia musulmana con que los dirijentes de este país miran la rejeneración de nuestro pueblo que se hunde por los nefastos vicios que van atrofiando la raza, es consolador comprobar que los elementos obreros, con comprensión cabal del porvenir que le aguarda entren de lleno a fortificar sus músculos por medio del desarrollo físico i a depurar sus hábitos por el espíritu de asociación que le despierta aquel […]. Fue poco a poco interesán-dose el elemento trabajador por la práctica del football; asistía a presenciar los matches i quedar encantado de las pericias del juego. Así paulatinamente, nuestra juventud ha llegado a sentir como una necesidad la práctica del football, contando con un crecido número que albergan en su seno a los obreros que anhelan su mejorami-ento físico e intelectual […]. Hoi el campo del sport lo ha invadido la clase trabajadora, tiene por el ejercicio físico una verdadera vocación que asegura para la raza aniquilada por los vicios, la reivin-dicación de la fuerza i del poderío”28.

Esta difusión del fútbol entre los trabajadores permitió, aparte de la proliferación de más clubes deportivos, que los obreros organizaran su actividad deportiva incluso vinculándola con fiestas y ceremonias29.

Clubes obreros de fútbol

Como se vio con anterioridad los debates en torno a la “cuestión social” y las crecientes demandas obreras posibilitaron el ocio y el tiempo libre en los trabajadores, sobre este tema Robert Wheeler ha

27 El Núcleo Social (Tacna) 4 de marzo de 1912, pp. 3.28 Sport i Actualidades Nº 11 (Santiago) 7 de julio de 1912, pp. 2.29 La Defensa Obrera (Valparaíso) 14 de marzo de 1914, pp. 4.

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ido más lejos aun destacando que el capitalismo industrial moderno destruyó el orden tradicional de la sociedad y que las consecuencias más importantes de esta transformación revolucionaria fueron la racionalización del proceso de trabajo y la creación de un concepto formal de ocio30. De allí que la creación de clubes deportivos y futbolísticos fuera impulsada desde diferentes ámbitos, como las empresas, lugares de trabajos, sindicatos e incluso la iglesia.

En Chile el fútbol en el mundo del trabajo fue una práctica habitual que inundó el país desde el extremo norte al extremo sur. El impacto en el norte salitrero, por ejemplo, fue tan amplio desde comienzos del siglo XX que ya para la década de 1920 se jugaba en la ciudad de Tarapacá el Campeonato Interpampa de fútbol. Según informaba la revista deportiva Los Sports:

“Cada domingo baja una oficina [salitrera] y lleva enorme público al velódromo […] del Iquique Cricket Club el cual se transformó en una cancha de football […] no se escapara a ustedes los ingentes sacrificios que significa movilizar un equipo desde tanta distancia, pero la liga no ha omitido esfuerzos para realizar los matches con la asociación […] sirviendo de exponente del desarrollo que han adquirido los deportes en Tarapacá”31.

La liga de fútbol de Tarapacá contaba –según esta publicación– con más de treinta equipos inscritos, todos formados al alero de las oficinas salitreras, como los de las oficinas San Pedro, Paposo, Argentina, San Pablo, Pontevedra, Santa Lucía, Coruña, Gloria, Felisa, Aurrerá, Brac, 10 de Septiembre, Alianza, Bellavista, La Granja, South Lagunes, Centro Lagunes, North Lagunes, Santa Laura, Carmen Bajo, La Palma, Peña Chica, Peña Grande, Ramírez, Estación Central, San Donato, Santa Rosa, Rosario, Porvenir, Ma-roussia, Tres Marías, Aurora, La Patria, Santa Rita, Pozo Almonte, San Antonio de Zapiga, Alto Caleta Buena, los cuales contaban con

30 Wheeler, Op. Cit., pp. 191.31 Los Sports Nº 133 (Santiago) 25 de septiembre de 1925: 12 y Nº 232 (Santiago)

19 de agosto de 1927, pp. 17.

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delegados deportivos en la localidad32.Sobre el deporte en el desierto y puertos del norte salitrero Bernardo

Guerrero ha destacado que no había distinción de clases sociales y nacionalidades, todos se juntaban en torno al fútbol, dicho en sus palabras “en ellos cabían todas las sangres y todos los colores, todas las clases sociales y todas las naciones”33. Lo anterior permite observar no sólo el impacto futbolístico en el mundo del trabajo sino también que los clubes deportivos funcionaron como forma de sociabilidad entre los trabajadores y, más importante aún, permitieron la construcción de redes sociales entre los mismos.

En los trabajadores ferroviarios la actividad futbolística fue una práctica habitual, no sólo en el norte salitrero donde sobresalieron tempranamente El Nitrate Rail Ways de Iquique (1898), o el Maestranza Football Club (1905), sino que también en otras regiones surgieron clubes como el Club Deportivo Ferroviario Internacional, o International F.C. (1897), conocido posteriormente como Club Deportivo Arturo Fernández Vial (1903), el equipo del Tercer Regimiento de Ferrocarrileros y el Tracción y Maestranza F.C. ambos fundados en la década de 192034.

En Santiago y Valparaíso los ferroviarios “se destacaron por el entusiasmo y espíritu deportivo”35, incluso llegando a fundar Estadios Ferroviarios en ambas ciudades36. El Club Deportivo Mapocho, por citar un caso, fue fundado por trabajadores del departamento de contabilidad de la empresa de ferrocarriles el 1 de septiembre de 1921 y según informaba Los Sports dicha fundación fue realizada:

“[…] por un grupo de idealistas jóvenes ansiosos de procurarse un mayor bienestar físico y difundir un eslabón más en la noble cadena de la unión y compañerismo que debe animar a

32 Los Sports Nº 133 (Santiago) 25 de septiembre de 1925, pp. 12.33 Bernardo Guerrero, “A favor del viento: cien años del Maestranza Foot-ball Club

1905-2005. Historia de un club deportivo”, Iquique, Editorial Campus Universidad Arturo Prat – Editorial El Jote Errante, 2005, pp. 16.

34 Los Sports Nº 22 (Santiago) 10 de agosto de 1923, pp. 17.35 Los Sports Nº 62 (Santiago) 16 de mayo de 1924, pp. 4.36 Los Sports Nº 59 (Santiago) 25 de abril de 1924, pp. 4 y Nº 80 (Santiago) 19 de

septiembre de 1924, pp. 7.

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las colectividades actuales”37.

También se fundó el Centro Deportivo de Telegrafistas Ferroviarios quienes se afiliaron rápidamente a la liga ferroviaria38. Lo mencionado permite comprobar que el deporte al interior de los trabajadores ferroviarios alcanzó grandísimas magnitudes llegando a organizar constantemente tardes deportivas y formaron una selección ferroviaria respaldada por la Federación Deportiva de la Dirección General de los FF.CC.39.

En la zona centro sur del país la actividad futbolística, al igual que en el norte salitrero, se expandió rápidamente tanto al interior de los minerales como entre los obreros40, fundándose gran cantidad de clubes en la región de O’Higgins y al interior del mineral El Teniente, como el Centro Sportivo y Filarmónico Aurora de los Andes; la Asociación deportiva Sewell; el Unión Cordillera F.C.; The Great Turner F.C.; Unión Caletones F.C.; Unión Barahona F.C. y el Social Coya F.C.41 y diversos campeonatos en donde el equipo de la T.C. Cook & Cía. era uno de los más competitivos42.

En las zonas carboníferas los mineros de la región también organi-zaron en el mineral de Naltahua, el Estrella F.C.43. Y en la ciudad de Chillán los obreros industriales formaron en 1905, el equipo Industrial F.C.44. Sobre el fútbol en la zona del carbón Miguel Llanera recuerda en un reportaje publicado en la revista Los Sports que El Estrella de Chile F.C. de los trabajadores del mineral de Naltahua lidió con profundos males en un comienzo y fue utilizado como forma de “re-generación moral” para alejar a través del deporte a los mineros de las cantinas y el chinchel.

37 Los Sports Nº 62 (Santiago) 16 de mayo de 1924, pp. 4.38 Los Sports Nº 47 (Santiago) 1de febrero 1924, pp. 16.39 Los Sports Nº 23 (Santiago) 17 de agosto de 1923, pp. 13.40 Los Sports Nº 239 (Santiago) 7 de octubre de 1927, pp. 19.41 Para un análisis de la relación fútbol-trabajadores al interior del mineral El

Teniente véase Thomas Miller Klubock, “Contested Communities, Class, Gender, and Politics in Chile’s El Teniente Copper Mine, 1904-1948”, Durham. N.C, Duke University Press, 1998, pp. 155-187.

42 Los Sports Nº 257 (Santiago) 10 de febrero de 1928, pp. 19.43 Los Sports Nº 16 (Santiago) 29 de junio de 1923, pp. 1.44 Sport i Actualidades Nº 68 (Santiago) 10 de agosto de 1913, pp. 5-6

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Llanera destacaba el inconcebible abandono en que las compañías mineras mantenían al elemento obrero, dejándolo envilecerse cada día más en el embrutecimiento alcohólico, lo cual afectaba profundamente a la producción ya que “no solo resta brazos y energías para la industria […] sino que también amenaza gravemente al porvenir de la raza y de todo un pueblo numerosísimo de esforzados, inteligentes y virtuosos obreros”, no obstante los obreros a través de la práctica de la cultura física y los deportes lograron combatir el constante abandono ya que su entretenimiento progresivo, “lo alejaría de la inmunda cantina, del asqueroso chinchel que en esta región sustituye a los bares de las grandes ciudades”. Sin embargo, frente a todos los inconvenientes Llanera recalcaba que:

“Dada la inercia punible y […], la resistencia malisiosa de las compañías mineras. No han faltado ni faltan grupos aislados que con sus modestas fuerzas sin ayuda alguna y luchando con esa inercia y hasta con las burlas de la mayoria, han logrado formar algunos clubes de football, en que la falta de hábiles maestros que encausen y dirijan sus actividades ha sido suplida con su decidida aficion, su energia incansable, su entusiasmo e instintivo conocimiento del noble deporte”45.

En el extremo austral del país también la práctica futbolística entre los obreros fue constante. Según Ramón Arriagada los anarquistas afianzados en aquella zona, principalmente en Puerto Natales, participaron constantemente en clubes de fútbol como el “Natales”, “Progreso” y “Maipú”46, a los anteriores habría que agregarle el club deportivo Unión Obrera, posteriormente Libertad, del cual su fundación informaba La Reseña:

“El 15 de noviembre de 1919 se reunió un grupo de trabajadores en el local de la Federación O[brera] de Magallanes (FOM) con el objetivo de fundar un club deportivo que se le puso el nombre

45 Los Sports Nº 16 (Santiago) 29 de julio de 1923, pp. 1.46 Ramón Arriagada, “La rebelión de los tirapiedras. Puerto Natales – 1919”,

Punta Arenas, Ediciones Universidad de Magallanes – Editorial Fiordo Azul, 2010, pp. 53.

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de <<Unión Obrera>> título que llevó hasta el 15 de agosto de 1920 día en que se acordó cambiar el nombre del club por el de <<Libertad>> nombre que daba al club más amplios horizontes para su desarrollo y progreso”47.

Es posible destacar la magnitud de la práctica deportiva en aquella zona, ya que incluso se formó la Asociación de Fútbol de Magallanes en donde competían instituciones deportivas y cuadros futbolísticos, como los nombrados anteriormente, más el equipo del frigorífico “Boires” y el “Estrella de Chile”.

El impacto del fútbol en los trabajadores fue tan amplio que desde mediados de 1920 la prensa obrera tuvo que dedicar secciones especiales a informar sobre las prácticas deportivas, incluso llegando a informar sobre las actividades de la Liga Nacional Obrera de Football y las actuaciones de equipos como el Rebelión F.C., el Luz y Porvenir, el Unión Deportiva Roja y el Carlos Marx48. Si bien todo lo expuesto son sólo algunos ejemplos, demuestran claramente el gran impacto que tuvieron las prácticas futbolísticas al interior de los sectores obreros y de trabajadores a nivel nacional, y cómo estos lograron a través de la formación de clubes y equipos de fútbol ocupar un lugar en la práctica deportiva de la época a pesar de las críticas, burlas y los diversos inconvenientes que tuvieron que superar.

Fútbol obrero como “control social”, “regeneración moral” y espacio de “sociabilidad permanente”

La masividad y popularidad que adquirió el fútbol entre los sectores populares y de trabajadores motivó que se desarrollaran diversas manipulaciones por parte de los dueños de fábricas y empresas, quienes utilizaron esta práctica deportiva como forma de “control social” hacia los trabajadores al interior de estas. De igual manera las organizaciones de carácter obrero, principalmente anarquistas y socialistas lo utilizaron como una opción para intentar combatir los

47 La Reseña (Puerto Natales) 7 de septiembre de 1924, pp. 1-2.48 Jorge Rojas, “La prensa obrera chilena: el caso de la federación obrera y justicia,

1921-1927”, en Olga Ulianova – Manuel Loyola y Rolando Álvarez (Editores), “1912-2012. El siglo de los comunistas chilenos”, Santiago, IDEA-USACH, 2012, pp. 23-79.

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vicios y males que oprimían al pueblo e impulsar así la “regeneración moral” del proletariado.

En Chile gran cantidad de empresas comerciales y fábricas crearon y subsidiaron sus propios equipos de fútbol, si bien la práctica deportiva al interior de estas no fue una actividad netamente impuesta “desde arriba” por parte de los patrones y autoridades ya que también para los trabajadores fue grato formar clubes deportivos y torneos para su propia recreación, es posible sostener que gran parte de las empresas y fábricas utilizaron la práctica deportiva como forma de “control social” hacia los trabajadores. Según lo señalado por la revista Los Sports:

“Al contrario de lo que respecta a nuestro país el football día a día toma mayor incremento […] y no hay empresa poderosa, fuerte casa comercial, taller de grandes proporciones o cualquiera otra actividad que reúna regular número de hombres que no cuente con un club de football formado por sus obreros o empleados”49.

Algunos ejemplos son El Mercurio F.C. de Santiago y Valparaíso50; el equipo de football y centro cultural y deportivo Zenit (órgano de empleados de telégrafos de Chile)51; el equipo de la Casa comercial Williamson Balfour – Duncan Fox52; Mineral El Teniente T. C. Cook y Cía.53; Fábrica de Envases y Enlozados, quienes fundaron el deportivo Envases y Enlozados F.C.; el personal del muelle del carbón que fundó el Club Deportivo Muelle del Carbón F.C.; el equipo del personal de la Galletería Weetan Hnos. en Talca; el equipo de los trabajadores de la empresa Cemento Melón en Valparaíso; el Centro Deportivo Medidores de la Compañía Chilena de Electricidad54, y el Cuadro deportivo de trabajadores de la Compañía de Telégrafos55.

49 Los Sports Nº 42 (Santiago) 28 de diciembre de 1923, pp. 2.50 Sport i Actualidades Nº 73 (Santiago) 13 de octubre de 1912, pp. 17.51 Zenit (Valparaíso) periódico mensual, enero de 1925, pp. 2. 52 Los Sport Nº 218 (Santiago) 13 de mayo de 1927, pp. 19.53 Los Sports Nº 257 (Santiago) 10 de febrero de 1928, pp. 19.54 Los Sports Nº 58 (Santiago) 18 de abril de 1924, pp. 11.55 Los Sports Nº 84 (Santiago) 17 de octubre de 1924, pp. 9.

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Para el caso que acá compete el “control social” puede ser interpretado como el interés de la empresa o fábrica de normar las actividades de sus funcionarios tanto dentro como fuera de las horas laborales. Desde esta perspectiva el deporte y las actividades realizadas fuera del horario de trabajo –fiestas, desfiles, lugares de recreación y partidos de fútbol–, e impulsadas por las empresas y compañías, sirvieron para que estas fortalecieran y estrecharan los vínculos entre los trabajadores y sus patrones.

Según Jean-Paul Gaudemar lo anterior corresponde a un ciclo de disciplinarización extensiva (fuera de la fábrica) el cual es un intento de sistematizar las experiencias de control patronal sobre la vida del obrero fuera de la fábrica ya que se busca un trabajador comprometido con la empresa. Esta extensión del control, y correlativamente de la disciplina impuesta, generalmente se le atribuye a una ideología paternalista, pero que remite a una voluntad de disciplinar la fábrica o la industria abarcando también lo que está fuera de ellas56.

Lo expuesto nos lleva a una actuación paternalista por parte de las empresas y compañías la cual puede ser comprendida en función de una variedad de agentes que sociabilizan a los individuos al tiempo que conseguían un vasto objetivo comunitario, el autocontrol, impulsando así un carácter normativo-funcional entre los trabajadores57.

Todo lo anterior nos refuerza la idea de que en un comienzo surgieran partidos de fútbol al interior de las fábricas y empresas en las horas de tiempo libre y colación, en los cuales muchos de los trabajadores hayan querido participar, posibilitándose así la creación de clubes deportivos al interior de éstas. De ahí que a través del paternalismo y la dirección de la fábrica o empresa, y bajo la excusa del bienestar físico y moral de los trabajadores, las fábricas y empresas pasaron a subsidiar las actividades deportivas de los clubes mediante la compra de material deportivo como camisetas, cediendo un terreno de propiedad de la empresa para la instalación

56 Jean-Paul Gaudemar, “El orden y la producción. Nacimiento y formas de la disciplina de fábrica”, Madrid, Editorial Trotta, 1991, pp. 55-57.

57 Véase entre otros Pedro Oliver Olmo, “El concepto de control social en la historia social: estructuración del orden y respuestas al desorden”, Historia Social 51 (2005), pp. 73-91.

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de campos deportivos, la construcción de una sede social, o simplemente con ayuda monetaria y organización de torneos58. Esto último puede ser interpretado como forma de mantener la armonía y las relaciones laborales al interior de las fábricas ya que los trabajadores que jugaron para sus empleadores mantuvieron relaciones concebidas como voluntarias y placenteras pero al mismo tiempo posibilitó el alejamiento de estos trabajadores de las luchas sociales de la época59.

Por otra parte el fútbol al interior de las fábricas y empresas fue percibido por parte de las organizaciones obreras, principalmente por los comunistas, como una forma de crear divisiones, rivalidades y disputas entre los trabajadores ya que lo acusaban de seguir los propósitos del capitalismo y lo veían como un instrumento de la burguesía:

“El deporte en manos de la burguesía, es uno de los recursos de sujeción de que dispone la burguesía. Sirve para alejar de las preocupaciones proletarias y de la lucha de clases a una cantidad harto numerosa de trabajadores. La práctica nos lo demuestra así en forma clara y concluyente. Ya hoy pueden contarse por legiones a los jóvenes obreros que no toman la menor participación en el movimiento de su clase, pero que asisten asidua y tesoneramente a toda manifestación deportiva burguesa. […] si los jóvenes no se acercan a nosotros, nosotros debemos acercarlos. Y si el deporte es el obstáculo, salvémoslo en la forma indicada por la internacional juvenil, ¡Que los jóvenes, con la ayuda de los comunistas adultos, den buen término a la iniciativa de la Liga Roja del Deporte!”60.

Desde esta perspectiva, y tomando en consideración lo antes

58 Fátima Rodrigues Ferreira, “O futebol nas fábricas”, Revista USP 22 (1994), pp. 102-109 y Enrique Mases, “El tiempo libre de los trabajadores en la Norpatagonia. De la cultura política, las prácticas recreativas y deportivas al disciplinamiento social 1900-1945”, Quinto Sol 9-10 (2005-6), pp. 73-97.

59 Elsey, “Citizens and”, Op. Cit., pp. 19.60 La Internacional (Buenos Aires) 7 de julio de 1923, Reproducido en Mateu, Op.

Cit., pp. 71.

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expuesto, es que los principales objetivos del impulso del fútbol obrero fueron promover la actividad física y la vida sana, alejar a los trabajadores de los clubes deportivos influenciados por el paternalismo fabril y empresarial e integrarlos a los clubes de carácter obrero para así estimular la sociabilidad, la militancia y la participación política. En este sentido el fútbol impulsado por obreros se convirtió en un constante generador de espacios de autonomía y participación social al margen del Estado ya que impulsó la sociabilidad y la “regeneración moral” de los trabajadores. De esta forma, y en vinculación con otras instancias organizativas como centros de estudios sociales, ateneos, bibliotecas populares, conjuntos filarmónicos y ligas de temperancia, el fútbol trató de alejar a los trabajadores de prácticas habituales como la prostitución, los vicios, las apuestas y el alcohol, constantemente denunciadas y atacadas por parte de la prensa obrera y acercarlos a la vida sana y la actividad física. Así el fútbol se convirtió en una opción innovadora y en una alternativa complementaria a las otras prácticas educativas y culturales impulsadas por los trabajadores en búsqueda de la “regeneración moral”.

En el año 1915, por ejemplo, un semanario de la ciudad de Tacna abordaba que una de las necesidades primordiales del pueblo era la diversión diciendo que:

“Al pueblo le es necesario alegrar su espíritu natural alegre con diversiones sanas llenas de buenos ejemplos, para su vida. Muchos dicen que es necesario retirarlo de las cantinas en donde el alcohol embrutece al hombre. Verdad pero para ello es necesario que encuentre donde ir a divertirse”61.

Sobre este mismo tema Miguel Llanera declaraba en Los Sports que:

“Desgraciadamente las compañías para nada toman en cuenta la educación física i moral de sus obreros, con pagarle su jornada creen haber cumplido todos sus deberes, sin importarles un ardite que este jornal vaya a parar a manos de

61 La Semana (Tacna) 4 de septiembre de 1915, pp. 1-2.

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inescrupulosos comerciantes que les venden con el nombre de vino un inmundo brebajo que destruye sus fuerzas i aniquila su inteligencia […] Pregunta ¿Qué extraño es pues que el obrero caiga en tan repugnante vicio si no tiene otras diversiones? ¿Qué va a hacer en sus horas de descanso que le haga olvidar los peligros y sinsabores de su trabajo? Si nadie sino algunos pequeños núcleos entusiastas se han preocupado de los deportes como medio de distracción”62.

Según Brenda Elsey la liga contra el alcoholismo, instó constante-mente a sus miembros a fomentar la sobriedad a través de la participación en clubes de fútbol63. El diario La Estrella destacaba las campañas contra el alcoholismo las cuales consideraba que no tenían ningún sentido si no había entretenimientos para el pueblo.

“De norte a sur del país se hace una activa campaña en contra del vicio del alcohol, los elementos obreros son los que más se distinguen en esta enérgica campaña. En algunos puertos del norte como también en Punta Arenas, se han negado los gremios marítimos a descargar partidas de vino y otros ingredientes alcohólicos, todo esto es digno de aplausos y de estímulos ya que el pueblo es el que más se perjudica con el funesto vicio de la embriaguez. Pero surge una pregunta ¿Responden las autoridades a esta campaña inminentemente popular? ¿Se proporciona al pueblo entretenimiento o distracciones que le alejen de la taberna? La respuesta fatal es un no rotundo […]. Todo el mundo clama en contra del alcohol pero no se buscan los medios para alejar al pueblo de la taberna. Mientras que no se le pueda ofrecer al hijo del pueblo algo que le haga olvidar la cantina el problema del alcoholismo estará latente”64.

La creciente forma de sociabilidad obrera y la creación de clubes futbolísticos de carácter obrero permitieron, según Brenda Elsey, la creación de una “nueva red de asociaciones civiles que dieron origen

62 Los Sports Nº 16 (Santiago) 29 de junio de 1923, pp. 1.63 Elsey, “Citizens and”, Op. Cit., pp. 21.64 La Estrella (Valparaíso) 6 de enero de 1921, pp. 8.

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a la creación de identidad obrera en los barrios urbanos”65, a lo anterior habría que agregarle también que en las ciudades del norte salitrero y en el extremo austral del país los clubes obreros futbolísticos promulgaron la politización rupturista y se estructuraron redes y or-ganizaciones socio-culturales en busca de la emancipación obrera.

Este tema era destacado por el propio Luis Emilio Recabaren declarando que “sólo a condición del progreso moral de los trabajadores, su emancipación sería posible”66. Según el historiador Julio Pinto, el POS estructuró durante sus años fundacionales una red de organizaciones socio-culturales que pudieran disputarle el público a la cantina, el prostíbulo o a los juegos de azar. Haciendo hincapié en la antigua tradición de sociabilidad popular asociada a las mutuales, los gremios y las mancomunales67, de allí la proliferación de escuelas, teatros, grupos de lectura y bibliotecas populares.

Si bien en un comienzo los ideólogos del movimiento obrero no prestaron atención al tema de los deportes rápidamente comprendieron el papel preponderante que estos ocupaban en la sociedad de la época, así el propio Recabarren reconoció la importancia del fútbol en los obreros ya que este “constituye una parte importante de la sociabilidad de la clase trabajadora”68.

Los socialistas, desde la década de 1910 en adelante, debatieron ampliamente el tema obrero deportivo y, en 1913, representantes de asociaciones deportivas obreras europeas se reunieron en Gante, Bélgica, para formar la Primera Internacional Deportiva de Obreros Socialistas, reactivándose después de finalizada la guerra bajo el nombre de Internacional Socialista Deportiva69, esto comprueba la creciente masificación con la que contaba el deporte obrero en general, de ahí la fundación –posterior a la revolución Rusa– de la Internacional Deportiva Roja en Moscú y, ya en la década del 20 en el marco de los congresos realizados por la Tercera Internacional

65 Elsey, “Citizens and”, Op. Cit., pp. 21.66 Carmelo Furci, “The Chilean Communist Party and the road to socialism”, London,

Zed Books, 1984, pp. 27. 67 Pinto, “¿Revolución”, Op. Cit., pp. 43.68 Elsey, “Citizens and”, Op. Cit., pp. 29.69 Francisco de Luis Martín, “La cultura socialista en España 1923-1930: propósito

y realidad de un proyecto educativo”, Madrid, Ediciones Universidad de Salamanca, 1993, pp. 229.

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Comunista, los debates en torno al problema juvenil y los deportes obreros que motivaron la fundación de organizaciones deportivas y de carácter internacional como la Federación Deportiva Obrera Argentina y la Federación Roja del Deporte en Uruguay70.

Si bien lo más probable es que muchos de los clubes futbolísticos de la época hayan desplazado lo político y privilegiado solamente lo deportivo, es posible sostener que muchos de los clubes deportivos sirvieron como espacios de discusión y politización popular al margen del Estado, esto último motivado por la “regeneración moral”, de allí que lo más probable es que muchos equipos de fútbol hayan nacido desde algún sindicato o de alguna otra forma de sociabilidad popular, o viceversa, que de algún equipo de fútbol se haya conformado algu-na forma de sociabilidad popular.

Sobre lo anterior es posible detectar y –como se anunció con antelación– a los clubes de fútbol como generadores de espacios de autonomía y participación social al margen del Estado, de ahí el concepto de “sociabilidad permanente”, en contraposición a otras formas de organización obrera tradicionales que muchas veces sólo se agruparon en momentos de crisis.

En este sentido los espacios de sociabilidad ligados a los clubes de-portivos, como las reuniones y juntas en torno a un partido de fútbol, se convirtieron en espacios privilegiados para el aprendizaje, inter-cambio y discusión política. De igual manera la creciente influencia de organizaciones internacionales obrero-deportivas, desde la década de 1910 en adelante, y el impulso constante de la politización “ruptu-rista” y la “regeneración moral”, fueron propensos para intentar alejar a los trabajadores de los vicios y convertirlos en sujetos políticos producto de su participación en los clubes de fútbol.

Según Brenda Elsey, en los clubes de fútbol sus integrantes “forjaron relaciones sociales y aprendieron habilidades políticas”71 ya que muchos de ellos estaban excluidos del sistema político formal y lograron en estos espacios un lugar de aprendizaje e integración política. Lo anterior fue destacado por el líder obrero ligado al Partido Comunista, Elías Lafertte, quien reconocía la importancia del fútbol

70 Mateu, Op. Cit., pp. 67-71 y Porrini, Op. Cit., pp. 79-86.71 Elsey, “Citizens and”, Op. Cit., pp. 17-18.

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en la actividad política al recordar sus propias experiencias en las provincias del norte del país. Así en sus memorias escribe que:

“Un día sábado invité a Jerónimo a Huantajaya, a que pasáramos el domingo en la casa de mi madre y noté que la seriedad de Jerónimo le caía bien a mi madre y que ella estaba contenta de mi amistad con él. Íbamos juntos a los partidos de fútbol y fue en uno de ellos, cuando el club del Ferrocarril de Huantajaya bajó a jugar a Iquique, cuando me tocó pronunciar el primer discurso de mi vida, había que agradecer las atenciones que se habían dispensado al equipo visitante, y los compañeros echaron sobre mis hombros esta tarea. Al comienzo me pareció que nunca iba a ser capaz de echar un discurso, pero ya lanzado en la cosa, no tartamudeé y salí más o menos airoso de la comisión […] los equipos de fútbol eran en el fondo prolongaciones de los partidos y tendencias políticas. Así en el América predominaban los balmacedistas, mientras el Tarapacá, era radical […] durante dos años seguidos el América había ganado la copa, que se llevaría si ganaba tres años, disputándosela al elegante equipo de los gringos, Iquique Sport”72.

En el otro extremo del país es posible apreciar la relación entre lo deportivo, social y político a través del caso del club de fútbol Libertad, en la ciudad de Magallanes, el cual no sólo contaba con un equipo de fútbol ya que sus fundadores decidieron ampliar sus horizontes y para tal fin organizaron un cuadro de variedades y de acción benéfica para dar fundamento efectivo a las aspiraciones de la juventud. Según el periódico La Reseña el cuadro de variedades estaba constituido de la siguiente manera:

“Ir en beneficio de los ciudadanos que se hallaban presos a raíz de los sucesos del 23 de enero de 1919; Ayudar a personas indigentes ya que sus integrantes se presentaron

72 Elías Lafertte, “Vida de un comunista, (Paginas autobiográficas)”, Santiago, Empresa Editora Austral, 1971, pp. 39-40.

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voluntariamente y desinteresadamente para arbitrar recursos en favor de tan loable y humanitaria obra; Organizo y llevo a la práctica funciones teatrales, […] las primeras de ellas en el teatro Apolo y las siguientes en el local de la federación obrera, con fin de allegar fondos con el objetivo de sufragar gastos para el arreglo de la cancha de la asociación. […] Destaco que nunca tuvo cantina en la sede del club y que […] En sus reglamentos rezan que es absolutamente prohibido el consumo de bebidas alcoholicas dentro del local social y el club solamente se ha señido al cultivo de la cultura física entre sus asociados, como el arte teatral y fines filantrópicos”73.

Esto último lo convierte en un equipo de fútbol político y social ya que aparte de las actividades sociales propone la politización “rupturista” y la “regeneración moral” a través del impulso de lazos solidarios y la crítica al alcoholismo, como lo expresaba la publicación de La Reseña:

“En nuestro concepto las instituciones deportivas tienen derecho de apoyo moral de todo ciudadano consciente de las ventajas que reporta al organismo de los individuos y al mejoramiento de la raza el cultivo científico de los deportes en general, aparte de constituir estos un sano pasatiempo, que tonifica el ánimo y el carácter. No es suficiente el ejercicio diario hecho en el trabajo, en locales cerrados y con deficiente luz y ventilación, es necesario el ejercicio al aire libre, donde los pulmones se fortalecen al absorber mejor cantidad de oxígeno y por consiguiente la sangre se nutre y ésta conforta los músculos. Fomentando los deportes al aire libre hacemos un gran bien a la juventud pues la aleja de la cantina y del burdel”74.

Así es posible sostener que los clubes de fútbol de carácter obrero y popular se convirtieron en núcleos de actividad social y cultural

73 La Reseña (Puerto Natales) 7 de septiembre de 1924, pp. 1-2.74 La Reseña (Puerto Natales) 7 de septiembre de 1924, pp. 1-2.

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jugando un importante papel educativo, concientizador y político. Mediante la estimulación de los obreros, intentaron sacarlos de la ig-norancia y organizarlos. La cancha de fútbol y la sede deportiva se convirtieron en espacios de socialización que posibilitaron la transmi-sión, el debate y la vehiculación de las nuevas ideas políticas e ideológicas obreristas del periodo. Los clubes obreros se esforzaron por remarcar el carácter popular y específicamente obrero de quienes allí participaban. Lograron a su vez integrar a los trabajadores a la política formal, mediante la información y el llamado a luchar por sus derechos, llevándolos desde la política informal a la participación en procesos políticos más amplios en busca del mejoramiento de las condiciones sociales del pueblo.

La participación de los trabajadores en los clubes deportivos obreros sirvió también para complementar la labor de la prensa, el partido, y de las otras instancias de ilustración de las clases populares. La pertenencia a un club deportivo permitió no sólo la creación de espacios sociales que sirvieron para la afirmación de vínculos políticos y de socialización, ya que también impulsó la creación de lazos entre los participantes y la formación de identidades no solo clasistas, sino que laborales, deportivas, urbanas y barriales.

Algunos autores han destacado esta participación política deportiva al finalizar los períodos huelguísticos, así, después de la matanza obrera de 1907 dirigentes obreros plantearon la necesidad de volver a forjar la sociabilidad entre los trabajadores, Julio Pinto ha resaltado que posterior a la crisis comercial de las provincias salitreras –la cual se expresó en oficinas paralizadas, obreros despedidos y miseria masificada–, los obreros organizaron torneos deportivos, veladas culturales, funciones teatrales, donaciones de alimento y ropa75, lo que demuestra la solidaridad espontánea, pero también la conciencia obrera y el uso de deportes en relación con lo político y social.

A lo largo de la década es posible sostener que esta relación entre los clubes de fútbol de carácter obrero con la participación política se intensificó, esto último respaldado por el desarrollo de un sistema político multipartidista que se vinculó con el desarrollo de un sistema

75 Julio Pinto, “Desgarros y utopías en la pampa salitrera. La consolidación de la identidad obrera en tiempos de la cuestión social (1890-1923)”, Santiago, LOM Ediciones, 2003, pp. 187-195.

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político más competitivo, lo que permitió que tanto a los partidos po-líticos y a los políticos en general les interesara la relación con los clubes de fútbol, y los clubes de fútbol aprovecharon esta relación para sus propios intereses políticos y de cultura popular. Los partidos políticos como el Radical, el Demócrata y el Comunista fortalecieron sus vínculos con los clubes de fútbol y otras asociaciones cívicas desde la década de 1920 en adelante. Las conexiones hacia estas asociacio-nes cívicas ayudaron a estos partidos, al igual que permitieron que los sectores populares y de trabajadores pudieran percibir la política como un medio accesible para los cambios sociales y que los partidos políticos vieran en estas relaciones un método de captar adeptos ya que estos ofrecían a los políticos una vasta red de sociabilidad depor-tiva y, por ende, una amplia red de conexiones sociales.

CoMENTARIoS FINAlES

Finalmente este trabajo exploró la naturaleza del inicio de la práctica obrera-futbolística y los intereses en juego por parte de diversas organizaciones que definieron su accionar. En este sentido se aprecia que la práctica del fútbol fue un espacio en disputa durante las primeras décadas del siglo XX chileno ya que fue utilizado como forma de “regeneración moral” y como forma de “control social”. Sin embargo, lo anterior sirvió para que los clubes deportivos se constituyeran en espacios de sociabilidad al margen del Estado permitiendo a los trabajadores no sólo la recreación física y el impulso de la vida sana, sino que también el aprendizaje, la discusión y la participación política durante la época.

Desde esta perspectiva lo escrito propone las pautas y motivos por los cuales quienes investigan el movimiento obrero-popular, como sus formas de sociabilidad y su cultura, deberían de alguna manera prestarle atención a la práctica futbolística de comienzos del siglo XX, ya que al considerarla podría comprenderse de mejor manera y con mayor amplitud temas como la “regeneración moral”, la “politización popular”, “el control social”, el “asociacionismo” y las redes de alianzas políticas de la época.

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