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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
INAH SEP
LA UNIDAD HABITACIONAL NONOALCO TLATELOLCO. MEMORIA Y APROPIACIÓN DEL ESPACIO URBANO.
TESIS QUE PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE
LICENCIADO EN ANTROPOLOGÍA SOCIAL
PRESENTA:
MIGUEL ANGEL MÁREZ TAPIA
DIRECTORA DE TESIS:
DRA. LUZ OLIVIA DOMÍNGUEZ PRIETO
MÉXICO D.F. 2010
1
Índice
Introducción……………………………………………………………………………. 6 Capítulo 1 Marco Teórico: Experiencia y hábitat en la ciudad……………………………. 20 1.1. Una mirada al Conjunto Habitacional……………………………...…………. 27 1.2. El proceso de habitar……………………………………………..………… 32 1.3. El Conjunto Habitacional, sus niveles y espacios de apropiación.………... 35 1.4. El territorio sociocultural: el apego y arraigo……………………….………. 40 Capítulo 2 El Contexto: Tlatelolco, el símbolo de México………………………………… 44 2.1 La unidad habitacional, visiones desde el viejo continente…………………… 45 2.2 La “Herradura de tugurios”………………………………………………………… 50 2.3 El Conjunto Urbano Adolfo López Mateos………………………………………. 58 2.4 Tlatelolco, sus problemáticas y repoblamiento………………………………….. 71 Capítulo 3 El espacio: Etnografía de los distintos tipos de apropiación………………….. 81 3.1 Habitar entre lo privado y lo público…………………………………………….... 81 3.2 Espacio habitado: apropiación de lo “privado”…………………………………… 99 3.3 El espacio apropiado: la construcción del lugar……………………………….... 1043.3.1 Tlatelolco, una fuente de empleo………………………………………………. 1093.3.2 Una mirada a la Plaza de las Tres Culturas, los Jardines de la Paz
y Santiago…...……………………………………………………………….
1123.3.3 La zona arqueológica, el Colegio de la Santa Cruz y museo del Tecpan….. 118 3.4 El espacio desocupado…………………………………………………………….. 123 Capítulo 4 El Análisis: El apego y arraigo a Tlatelolco……………………………………….. 1264.1 Tlatelolco, una experiencia sensorial…………………………………………….. 1264.2. El conjunto urbano y sus habitantes……………………………………………… 1334.3 Los comerciantes en Tlatelolco……………………………………………………. 1454.4 Los usuarios, una apropiación efímera…………………………………………… 147 Conclusiones…………………………………………………………………………… 151 Bibliografía…………………………………………………………………………….... 157 Anexo 1 Fotográfico………………………………………………………………… 167
Anexo 2 Administración y Gestión en Tlatelolco………………………………. 177 Anexo 3 Metodológico……………………………………………………..………… 182
2
Para Ángela, mi madre,
“Después de tres décadas de obscuridad,
una pequeña luz va aclarando el horizonte”.
3
AGRADECIMIENTOS
A mi madre y familia, gracias a su apoyo hoy acaba un ciclo
y la vida sigue llena de retos por conquistar.
A mis amigos, su compañía y confianza
han dado frutos más longevos, que el breve tiempo que llegamos
a compartir en el aula de clases.
A mis profesores de la ENAH, gracias por su enorme esfuerzo
al compartir su conocimiento; fueron encaminando mis inquietudes académicas,
por lo que éste trabajo es resultado de su ardua dedicación.
A los habitantes de Nonoalco Tlatelolco, por el ensueño de vivir en un lugar
lleno de historia y cultura.
4
AQUÍ PONEMOS Y ASENTAMOS
EN LA FORMA QUE HALLAMOS
LA LAGUNA GRANDE, COMO ATIJEREADA:
SUS OLAS COMO PLATA
Y BRILLANTES COMO EL ORO
TAN FRAGANTE Y OLOROSA,
DONDE FUNDAMOS NUESTRO
PUEBLO DE TLATELULCO…
ORDENANZA DE CUAUHTEMOC, 1523
5
SER TLATELOLCA
Voy llegando a casa. Voy llegando por el largo pasaje del Eje Central a la Plaza de las Tres Culturas. Vengo del calor y la sequía del centro, y aquí el aire se pone movimiento, hay brisa, refresca y hasta la gentileza de la humedad se hace presente, como una bienvenida al hogar. El sol ya juega a esconderse detrás del largo edificio que está sobre el Eje.
Este paseo es una rambla costera que bordea al mar de piedra y pasto del sitio arqueológico. Llego a la plaza y me apoyo en la baranda, protección de este mar cautivo. Las olas son de piedra, escalinatas que se encrespan y quedan congeladas en una volumetría audaz. La continuidad de la piel de piedra del Templo Mayor con la piel del edificio del virreinato delata el robo, el saqueo, la codicia insaciable; la rebatinga de niños para cambiarles el nombre, apropiarse de sus mentes y enseñarles a delatar a sus padres. La memoria abre las puertas de aquel 13 de agosto de 1521 e invita a la plaza a las mujeres que se han arremangado los faldellines para poder combatir al invasor, resistir hasta lo último, hasta la última mujer de Tlatelolco.
El viento es fresco. Las luces del sitio van subiendo de brillo, poco a poco. Todavía se
ven los cerros perfectamente delineados; las luces de los hogares se encienden. Los llamados de los pájaros al nido se escuchan cercanos. Las voces de los niños hacen eco en los edificios circundantes. En la enorme plaza se arman tres juegos de pelota, navegan dos bicicletas, un perro ladra, los vecinos conversan en los bancos, una jovencita se concentra en su teléfono celular.
Entre la última luz de la tarde y la obscuridad, el viento trae desde el memorial del
sesenta y ocho hasta el oleaje petrificado, la voz de otra jovencita: “¡Somos estudiantes! ¡Somos estudiantes!”.
ELENA GIL (Habitante de Tlatelolco)
del libro “Guiones del Karma”.
6
Introducción
La Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco constituye un espacio histórico, social
y cultural muy importante en el proceso de conformación de la Ciudad de México,
esto implica de inicio diferenciar a esos viejos espacios modernos —o espacios de
la modernidad antigua— en comparación y confrontación con los espacios de la
modernidad reciente (Zukin 1996). Situados actualmente en un contexto
globalizado ésta distinción resulta significativa, ya que la mirada de la
investigación social ha dirigido su atención a la proliferación de nuevos conjuntos
construidos en la periferia o que están en proceso de realizarse en la Ciudad de
México, paisajes surgidos generalmente bajo la iniciativa privada, orientados hacia
el entretenimiento y el consumo visual, remplazando al urbanismo funcionalista
por el seductor urbanismo escenográfico —tal como en los parques temáticos,
centros históricos gentrificados o urbanizaciones cerradas— (Girola, 2007a).
Este punto es el interés central de la investigación, ya que busca retornar la
mirada antropológica a la modernidad antigua que representa la Unidad Nonoalco
Tlatelolco, es por ello que introducimos un primer recurso metodológico1, la
investigación quiere observar al conjunto “desde dentro”, a partir de una
perspectiva emic, se privilegia la visión de los actores que interactúan
cotidianamente en su interior para ello es necesario identificar los distintos tipos de
apropiación que entreteje una infinidad de relaciones dotando a los espacios de
diferentes significados, considerándolos como propios, reconociendo y
construyendo su identidad en ellos; además hace necesario analizar la experiencia
1 Para leer todo el proceso, ver Anexo Metodológico
7
de habitar ese espacio, por ello se desea dar voz a los recuerdos, vivencias y
anécdotas que se encuentran incrustadas en la memoria de los actores.
El Conjunto Nonoalco Tlatelolco cuenta con un amplio patrimonio histórico y
cultural en su interior, ésta singularidad produce una diferencia respecto a
investigaciones previas en otro tipo de unidades habitacionales, la importancia de
la Unidad como objeto de estudio es evidente, eso explica el amplio interés de
estudios por diversas disciplinas que la han mirado preferentemente “desde fuera”,
es decir, desde la perspectiva etic donde Tlatelolco se observa como parte del
proceso de urbanización de la ciudad, es considerada como un símbolo de
modernidad y modelo arquitectónico de hábitat en los años sesentas; además, es
un espacio emblemático de lucha para los movimientos sociales, así como, un
lugar donde se concretó el primer tratado internacional para no proliferación de
armas nucleares y no se puede olvidar, el sitio arqueológico más grande de la
ciudad de México; con éste trabajo se intenta reflexionar la manera en cómo se ha
mirado con anterioridad Tlatelolco, por ello, es necesario introducirnos en la vida
cotidiana que existe en el lugar.
Es necesario preguntarnos inicialmente lo siguiente: ¿Qué sucede en
Tlatelolco cuando no es 2 de Octubre o 19 de Septiembre? ¿Cuál es la memoria
que sus habitantes tienen del lugar? ¿Cómo es la vida cotidiana en el Conjunto?
¿Qué tipo de actores interactúan y cómo se apropian de ella?
A partir de ello, como pregunta de investigación es pertinente cuestionarse:
¿Cuál es el proceso de habitar que se construye en un espacio como
Tlatelolco y cómo la experiencia urbana, así como, la apropiación del espacio
8
convergen para la construcción de la pertenencia socio-territorial, a partir del
apego y arraigo al lugar que se habita?
Como antecedente de una investigación realizada en un espacio del tipo de
Nonoalco Tlatelolco, en 1999, Graciela de Garay, Paris García, Carlos Hernández,
Lourdes Roca, Concepción Martínez y Patricia Pensado realizaron un proyecto de
historia oral, Mi multi es mi multi. Historia del Multifamiliar Miguel Alemán (1949-
1999), en donde rescataron la memoria y experiencias de tres generaciones de
hombres y mujeres que han habitado ese lugar, a lo largo de sus 50 años de
existencia, el Multifamiliar Miguel Alemán, proyectado por el arquitecto Mario Pani
como una ciudad jardín vertical, destaca como un hito de la modernidad en el
centro sur de la ciudad de México y, después de medio siglo, sus moradores y
vecinos lo adoptan como el “Multi”.
La primera distinción que deberá profundizarse en el estudio es la
diferenciación de los conjuntos o unidades habitacionales cerrados o abiertos, los
primeros tienen esta delimitadas con fronteras físicas o bardas, mientras que los
segundos, sus fronteras se construyen simbólicamente, por ello, algunos estudios
antropológicos realizados con anterioridad se mencionan a continuación.
El trabajo de Ángela Giglia (2001) del conjunto cerrado en Villa Olímpica,
donde los espacios públicos “abiertos” van en disminución y éstos espacios
cerrados se construyen a partir de tres estrategias socio-espaciales, el primero es
en “búsqueda de la seguridad”, el segundo es la homogeneidad hacia dentro de
sus habitantes dando como consecuencia la tercera estrategia que es la distinción
que da ésta hacia afuera.
9
Ernesto Licona (2007a) se adentra en la unidad habitacional de Obreros
Independientes de Volkswagen en Puebla, en donde tiene como eje de la
investigación, dos procesos, el primero es la apropiación del espacio urbano en
donde se identifican las formas de habitar y la segunda es el proceso de
significación que los habitantes efectúan sobre la misma y la ciudad de Puebla.
Rocío Echeverría (2003) investiga los espacios colectivos en la Unidad Villa
Panamericana, se propone indagar el lugar a partir del sentido de la simbolización
continua de ese espacio, la dimensión temporal es un factor esencial en su
investigación a partir de agrados, desagrados e imagen del lugar desde la llegada
de sus primeros habitantes y la paulatina transformación con el paso de los años,
asimismo, cómo la unidad habitacional está impregnada de significados, memoria
y recuerdo.
Teresa Lazcano (2007) estudia la Unidad Habitacional “El arbolito 1” donde
aborda los distintos niveles y espacios de apropiación por parte de los habitantes
de ese Conjunto de interés social, privilegiando la participación ciudadana más
que el tiempo habitado, encontrando en los jóvenes un grupo social donde
encontró una base identitaria, por lo que ahora el conjunto habitacional era
considerado como un barrio, con prácticas y usos que constituían una cultura
juvenil barrial.
Por otro lado, hay estudios comparativos que investigan la construcción
simbólica de la identidad, memoria, pertenencia socioterritorial, arraigo y apego
con pueblos tradicionales, barrios populares y colonias de la ciudad; tenemos a
10
María Ana Portal (2001), Eugenia Ramírez (2001), Julia Flores y Vania Salles
(2001).
Miguel Ángel Aguilar (2001) realizó un estudio donde hace referencia a la
forma en cómo se construyen los límites, como se usan y marcan los espacios
dentro de la unidad habitacional y la ciudad, los flujos y recorridos que los
habitantes de esos lugares deben realizar en el espacio urbano.
Judith Villavicencio (2006) parte de la pregunta: ¿Qué se entiende por
conjunto habitacional? Que utiliza para construir un estudio integral de este tipo de
espacio con distintas dimensiones de análisis que integran el proceso de habitar.
Habitar un espacio como el Conjunto Nonoalco Tlatelolco se encuentra en dos
dimensiones claramente distinguibles y fusionadas: el tiempo y el espacio. El
tiempo por definición es un proceso, mientras que el espacio por definición es
estructural; sin embargo, el espacio requiere necesariamente del tiempo2.
Para la investigación se manejaran cuatro categorías: identidad, percepción,
espacio y apropiación, todas articuladas entre sí, a partir de las cuales se realizará
la investigación en Nonoalco Tlatelolco y se hará uso de un conjunto de conceptos
con la finalidad de analizar las prácticas que los actores tienen en su interior.
Por ello, se ha formulado la siguiente hipótesis en donde se centra el eje del
proyecto de investigación:
Las continuas etapas de poblamiento de la unidad habitacional Nonoalco
Tlatelolco desde su inauguración hasta la actualidad, ha provocado un apego
y arraigo diferenciado de sus habitantes al territorio, dando como
2 Ver anexo metodológico donde se matizará sobre este punto.
11
consecuencia, indiferencia al deterioro de los espacios que conforman el
conjunto urbano por parte de los actores con menor tiempo vivido en el lugar.
La investigación tiene como objetivo general, analizar el apego y arraigo a la
Unidad Nonoalco Tlatelolco, en dos ejes: el primero es la experiencia acumulada
en el tiempo vivido en ese espacio reflejado en la memoria y el segundo son los
distintos tipos de apropiación del espacio por parte de los actores que en ella
interactúan.
El estudio tendrá los siguientes objetivos particulares: a) Usar un cuerpo de
conceptos para dar cuenta como se construye la experiencia y el hábitat en la
ciudad; b) Identificar el proceso de cambio y transformación de Tlatelolco en el
tiempo; c) Describir los distintos niveles y escalas de apropiación del espacio por
los diversos actores; d) Analizar el apego y arraigo de la experiencia sensorial de
los actores en Tlatelolco, así como, las diferentes prácticas construidas en ese
proceso.
Metodología
Se ha incluido un anexo metodológico al final del texto donde se profundiza los
que pasos que se llevaron a cabo en la investigación, por ello únicamente se dará
algunos elementos que fueron utilizados en las distintas etapas del estudio.
La investigación en Tlatelolco inició formalmente en 2008 con la construcción
del proyecto que posteriormente conllevaría a la presente investigación, en ese
espacio temporal de dos años estuvieron enmarcados por un importante trabajo
de gabinete, en primera instancia, posteriormente en campo.
12
El considerable tamaño de Tlatelolco implicó un doble reto, por una parte, hizo
necesario construir herramientas metodológicas diseñadas a partir de la
singularidad de la unidad habitacional, intentando que abarcaran lo más posible, y
así, tener la oportunidad de construir un modelo conceptual, a fin de tener un
acercamiento más profundo al momento de introducirse en su estudio.
Tlatelolco es un espacio con una importante carga y densidad sígnica, lo que
provoca una construcción importante de símbolos que no sólo se quedan en el
ámbito local de la vida cotidiana de los habitantes, ni tampoco de la ciudad, sino
hasta del mismo país o fuera de sus fronteras, sin embargo, como estudio
introductorio a la dimensión cultural de la unidad, se privilegiará el nivel micro, es
decir, el espacio habitacional que representan los edificios y nivel meso se refiere
a las secciones o límites de Tlatelolco.
La investigación está divida en dos ejes, una dimensión temporal por medio de
la memoria que resulta de la experiencia urbana del actor que se nutre con la
percepción de los sentidos y es parte del proceso en cómo se construye la
identidad al territorio que se habita, a partir del apego y arraigo; por otro lado, la
dimensión espacial, a partir de los niveles de apropiación donde el espacio físico
se convierte en lugar con las prácticas que se realizan en él y finalmente se
establece un territorio que se considera propio, además de escalas construidas
desde las prácticas de los actores, como una forma de delimitación de su
interacción, en pocas palabras, hablamos del acto de evocar y habitar un espacio.
Como variables se utilizaron al Poblamiento, que lo entendemos como la
movilidad de habitantes, es decir, su entrada y salida de Tlatelolco, ya que en su
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historia la unidad han habido varias etapas, la más importante fue después de los
sismos de 1985, por otra parte, el Tiempo vivido, lo entendemos como el tiempo
que se ha interactuado en Tlatelolco, sea habitando, trabajando o usando sus
espacios, se retoma la distinción que hace Paul Ricœur sobre esto, dado que los
testimonios que se recabaron no deben ser vistos como hechos históricos, no se
maneja el tiempo histórico ni hay una línea continúa, sino sólo se privilegia lo que
el actor vivió y su interpretación que emana de ello.
Al momento de introducirnos al lugar de estudio, primeramente se realizaron
muchas entrevistas informales en la banqueta, en las canchas de futbol, en los
comercios y restaurantes que sirvieron como pautas para dirigir la mirada emic al
momento de hacer la investigación, asimismo, sirvieron para paulatinamente ir
delimitando los intereses de la investigación.
La construcción de tipologías de actores, así como, escalas de apropiación,
partió de la intención de sistematizar y al mismo tiempo delimitar la muestra que
iba a ser recogida en el trabajo de campo, su primera etapa inició en abril de 2008.
Consistió en crear un registro fotográfico sobre espacios en donde delimitar la
investigación, la fotografía es parte central de la investigación ya que implicaba la
técnica en cómo desarrollar la evocación de los actores, por ello se realizó, una
extensa muestra de fotografías en distintos momentos de ese año y en 2009.
Posteriormente, se hizo un levantamiento del uso del espacio, sistematizando
los espacios en varios ejes dependiendo de su utilización, así surgió la tipología de
actores y hubo la oportunidad de identificar las sendas, bordes y nodos que
existen en Tlatelolco.
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Se utilizó la observación estructurada para enriquecer la etnografía, una guía
retomada de varios investigadores3.
ESTRUCTURA FISICA
Una descripción sobre el espacio, sus características, sí está deteriorado, el tipo
de calles, algún tipo de infraestructura.
HUELLAS DE APROPIACIÓN
Las marcas de los habitantes que se han apropiado de ese lugar, poner atención
en sus huellas como son los grafitis, carteles, publicidad, basura, etc.
RITMOS Y VELOCIDADES
Identificar como se desenvuelven temporalmente los actores, los ritmos y
velocidades entre cada uno de ellos a partir de las distintas actividades en las que
están inmersos.
AMBIENTE
El ambiente del lugar, no sólo la temperatura sino también que sonidos se
producen dentro de él, olores característicos, etc.
ACTORES
¿Quién interactúa en el lugar? Descripción de las personas y las relaciones
sociales envueltas ese lugar, identificar o diferenciar a los distintos actores.
ACTIVIDADES
Las personas de ese lugar a que se dedican, hacer una descripción de todas las
actividades que se desarrollen.
3 Retomando en parte, la Guía para abordar lugares del Dr. Abilio Vergara, la Dra. Olivia Domínguez y la Mtra. Aida Analco.
15
CARTOGRAFIA TEMPORAL DEL ESPACIO
La descripción de un día completo, mostrar regularidades y diferencias dentro de
las actividades y recorridos de los actores, observar detalladamente como
convergen los estratos cronotópicos, es decir, el tiempo y el espacio se fusionan
en el lugar a investigar.
La segunda fase de campo, contempló la aplicación de una Guía de entrevista
básica, la muestra fue equilibrada en las tres secciones de la Unidad, asimismo,
se intentó mantener el mismo número de entrevistas con los habitantes,
comerciantes y usuarios.
Se aplicaron 75 entrevistas, la gran mayoría se realizaron en los espacios
delimitados de la investigación; paseantes, personas sentadas en bancas,
comerciantes establecidos o ambulantes, con 25 de ellas se utilizaron
adicionalmente, las siguientes técnicas:
Entrevista a profundidad
La entrevista a profundidad, es una “técnica de obtener información, mediante una
conversación profesional con una o varias personas para un estudio analítico de
investigación o para contribuir en los diagnósticos o tratamientos. La entrevista en
profundidad implica siempre un proceso de comunicación, en el trascurso del cual,
ambos actores, entrevistador y entrevistado, pueden influirse mutuamente, tanto
consciente como inconscientemente” (Ruiz, 2003:165)
Además Ruiz, ahondó más, “es una técnica para obtener que un individuo
transmita oralmente al entrevistador su definición personal de la situación, la
16
entrevista por tanto toma la forma de un relato de un suceso, narrado por la misma
persona que lo ha experimentado y desde su punto de vista. La entrevista en sí es
el contexto en el cual se elabora este relato, y crea una situación social para que
pueda tener lugar. En este relato el entrevistador desempeña el papel de
facilitador o mayéutico” (Ruiz, 2003:166-167)
En la entrevista a profundidad, se desarrollaron los siguientes temas:
El Tlatelolco del pasado
El Tlatelolco de hoy
El Tlatelolco deseado
La vivencia de los hechos (1968 o 1985) según fuera el caso
Foto entrevista
Para el uso de esta técnica, se retomaran los trabajos etnográficos de Kathrin
Wildner (1998) en el Zócalo de la Ciudad de México y Pablo Vila (1997) en la zona
fronteriza entre Ciudad Juárez y El Paso, por lo que, Sergio Tamayo dijo que “el
recurso de la fotografía permite leer la ciudad como un texto o como una escena, y
recoger metáforas del espacio. La ciudad es leída desde el punto de vista de sus
actores. Se convierte en un espacio imaginado que surge de nuevas miradas e
interpretaciones que cada observador hace de los registros iconográficos”,
además, “para desarrollar este método, se seleccionan diversas postales
(fotografías) que contienen pasajes históricos, representando escenas de la vida
urbana. Estas imágenes son mostradas a personas (individual o colectivamente),
17
quienes describen aquello que ven en cada foto, y así comienza un proceso de
construcción narrativa sobre el espacio y la ciudad” (Tamayo, 2006:190).
Se utilizaron 25 fotografías delimitadas a las escalas de apropiación, así como,
mostrando tres momentos temporales:
-El barrio de Santiago y la aduana
-La inauguración del Conjunto Nonoalco Tlatelolco
-Fotografías del espacio donde se estuvo el hecho de 1968 y 1985
-Los espacios actuales en la Unidad
Por ello, en el primer capítulo nos introduciremos en la experiencia que se
construye con los recorridos que los sujetos realizan cotidianamente en el espacio
urbano, esa experiencia es fragmentada, parcial y corresponde a la biografía que
cada actor experimenta en la ciudad, por ello, nos interesará privilegiar la
dimensión cultural de ella emana; inmediatamente, el estudio se adentrará en el
concepto de Conjunto Habitacional con las distintas definiciones que se han
realizado de los mismos, seguidamente: ¿Cómo se construye el proceso de
habitar? Las diferentes acepciones que ha tenido, además que en ese proceso
está inmerso un amplio número de fenómenos vinculados, para ello, se hace la
diferencia entre habitar y residir, por lo tanto, nos adentraremos en los distintos
niveles y escalas de apropiación que tienen los actores, diferenciando entre el
espacio planeado originalmente en el proyecto al momento de construirse y como
posteriormente los actores construyen el espacio habitado, dotándolo de
significados y dándole sentido al lugar, para finalmente entrar en el territorio socio-
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cultural, en donde tenemos al apego y el arraigo como dos dimensiones de la
pertenencia que los actores tiene al territorio que habitan.
En el segundo capítulo, haremos un recorrido histórico de los Conjuntos
habitacionales y la respuesta al acelerado crecimiento de las ciudades
industrializadas en las primeras décadas del siglo XX, asimismo, una visión
europea que fue introducida en nuestro país por el arquitecto Mario Pani,
intentando resolver el grave problema de vivienda que aquejaba a la ciudad de
México. Posteriormente, hablaremos de la zona llamada “Herradura de tugurios”
en el barrio de Santiago Tlatelolco, inmerso entre dos contextos que enriquecían el
lugar, primeramente, los almacenes y bodegas de Ferrocarriles Nacionales, así
como, el comercio del pulque y su aduana tuvieron una relevancia muy importante,
no únicamente en el ámbito comercial, sino también social y cultural. A finales de
los años cincuenta se proyectaría regenerar esa zona, ya que se consideraba un
obstáculo para proyecto moderno que el Estado deseaba implementar, por ello,
nos hablaremos del proyecto del Conjunto Urbano Adolfo López Mateos, el
proceso que implicó implantar un nuevo modelo de hábitat en la zona, sus
secciones, las implicaciones sociales y económicas, la construcción de ejes viales
que conectarían el Conjunto Urbano con el centro de la Ciudad y convirtiéndose
en el símbolo del país al momento de su inauguración para culminar con las
problemáticas que han aquejado a Tlatelolco durante las décadas que tiene de
existencia.
En el tercer capítulo, haremos una descripción sobre la estructura física de la
unidad y sus tres secciones, a partir de una observación estructurada daremos
19
cuenta de las distintas características que tienen en Tlatelolco en lo público y lo
privado, por ello se propone utilizar escalas de apropiación de manera en como
delimitar dichas prácticas y al mismo tiempo servirán para hacer una descripción
del espacio habitado, es decir, lo que corresponde al edificio, asimismo, el espacio
apropiado con sus distintas escalas.
Por último, en el cuarto capítulo entraremos en el análisis del apego y arraigo
que los distintos actores tienen a Tlatelolco, primeramente usando los resultados
de la muestra realizada en campo se analizará la experiencia sensorial que cada
tipo de actor tiene, posteriormente partiremos de los distintos tipos de Tlatelolco
que sus habitantes evocan, así como, dos formas de habitar la Unidad.
Posteriormente, entraremos a la dimensión de los comerciantes y su perspectiva
sobre la situación de trabajar en ese espacio, por último; los usuarios que dejan
sus huellas, construyendo sendas y corredores en el Conjunto Urbano, asimismo,
usuarios frecuentes que usan preferentemente los espacios recreativos que han
construido relaciones a lo largo del tiempo que los han usado.
20
Capítulo 1
Marco Teórico: Experiencia y hábitat en la ciudad
El habitar la ciudad con sus diversas prácticas y representaciones en el espacio
urbano, nos lleva a una reflexión que debe servirnos como punto de partida, sobre
la dimensión espacio-temporal de los procesos urbanos y sociales, así como, los
modos de experiencia colectiva, mediante la acción catalizadora y
desencadenante de la memoria.
Las distintas formas de la experiencia urbana se construyen en el ámbito de
la ciudad, el barrio u otro contexto urbano, por ello, la experiencia implica la
vinculación entre los horizontes de saberes y valores, por otro lado, la dimensión
de las prácticas sociales que se anclan en contextos situacionales (Duhau y Giglia,
2008). La experiencia cotidiana del espacio urbano está marcada por la existencia
de límites, de fronteras, que señalan el paso de un lugar a otro, de una atmósfera
a la siguiente, así como, esas fronteras cotidianas poseen múltiples registros; ya
se pueden ser de naturaleza tangible (una barda, calle, etc.) o bien de orden
simbólico, “donde a partir de un rasgo percibido en el uso de un lugar, se labran
atributos sobre este espacio y sus ocupantes con un carácter de diferenciación”
(Aguilar, 2001).
La ciudad por ello requiere ser experimentada y organizada cognitivamente de
un punto de partida desde el cual se elaboran rutinas cotidianas que permiten
acceder a lo cercano y a lo lejano:
“Posee un valor afectivo indudable en la medida en que su carácter de espacio
cotidiano establece ritmos, tiempos y formas de contacto cruciales para la
21
elaboración de un sentido del lugar del cual forme parte el mismo habitante, es
pensado en términos individuales o en relación con otros, y de aquí que pueda ser
parte de una colectividad. Éste es uno de los énfasis que permite hablar de la
identidad en relación tanto a la ciudad como el espacio habitado, ya que el conjunto
de identificaciones que se elaboran a través del tiempo, en contacto con los otros
habitantes, dotan al espacio de una perspectiva temporal que le da una densidad de
sentido que no tiene para el paseante ocasional” (Ramírez y Aguilar, 2006: 10).
Esa experiencia no está aislada sino como dijo María Ana Portal (2006), es a
través del espacio significado y los diversos planos temporales, donde se evocan
los recuerdos, éstos están anclados a la vez en la experiencia individual y
colectiva construyéndose en la memoria, por otro lado, la ciudad siendo una
construcción social, se ve influenciada por las experiencias cotidianas de quienes
la habitan, “esas experiencias dejan huellas en el recuerdo individual o colectivo
estructurándose como parámetros ordenadores en la visión que se tenga del
conglomerado humano que se enfrentan cotidianamente” (Marcial, 1996:58).
Al introducirnos a la dimensión cultural de la experiencia urbana, la percepción
de los sentidos toma un papel muy importante dado que es parte esencial para la
conformación de la identidad de los sujetos, por ello Edward Hall (1973) propone
el análisis de múltiples significados de la experiencia:
“Se ha creído desde hace mucho tiempo que la experiencia es algo que todos los
hombres comparten, que siempre resulta posible superar en alguna forma los límites
de la lengua y de la cultura, remitiéndose uno a la experiencia para lograr la
apetecida comunicación con otro ser humano, […] que cuando dos seres humanos
están sometidos a la misma “experiencia”, se están suministrando a sus respectivos
22
sistema nerviosos datos virtualmente idénticos, que los dos cerebros recogen y
clasifican de manera análoga […] los individuos pertenecientes a culturas distintas no
sólo es que hablen lenguajes diversos, sino que están situados en mundos
sensoriales diferentes, la experiencia, tal y como es percibida a través de otros
sistema de tamices culturales” (Hall, 1973:17).
Es importante el planteamiento de Hall, ya que nos permite hablar de una
experiencia diferenciada, aunque no únicamente de culturas distintas sino también
en la forma que como se “hace” ciudad por los sujetos, es a partir de los recorridos
biográficos que los actores realizan en el espacio urbano; es decir, una ciudad o
un espacio en particular tienen distintas percepciones por aquellos que los
recorren y experimentan cotidianamente, por lo que es necesario introducir a los
sentidos como otro elemento importante que nutre la percepción de la realidad que
se acumula en la experiencia, produciendo posteriormente recuerdos y memoria.
El mundo es una emanación de sentidos que penetra al cuerpo del ser
humano, la percepción de ellos es otro elemento que la conforma, donde se abre
un escenario lleno de sensaciones que evocan momentos y son parte fundamental
de la memoria de aquellos que lo presencian:
“Un sonido, un sabor, un rostro, un paisaje, un perfume, un contacto corporal
despliegan la sensación de la presencia y avivan una conciencia” (Le Bretón,
2006:11).
La identidad está nutrida de éstas percepciones que se encuentran en la vida
cotidiana y el cuerpo sirve de filtro para ser receptáculo sensorial de ellas, el
mundo se construye a partir de ellas, les da significado, crea límites en el espacio
que recorremos, es ante todo una orientación cultural:
23
“El hombre ve, escucha, huele, gusta, toca, experimenta la temperatura ambiente,
percibe el rumor interior de su cuerpo, y al hacerlo hace del mundo una medida de
su experiencia, lo que vuelve comunicable para los demás, inmersos, como él, en el
seno del sistema de referencias sociales y culturales” (Ídem.) .
Para abordar la experiencia urbana y vincularlo con las prácticas que se realizan
en un espacio como Tlatelolco, se tomará en cuenta la distinción que maneja el
planteamiento de Duhau y Giglia (2008), que distingue dos espacios a analizar, el
primero, es el espacio local o de proximidad (de dimensiones o forma igualmente
variables), es entendido como:
“El espacio en los alrededores de la vivienda que corresponden generalmente a un
tipo especifico de hábitat, como el barrio, la colonia, la unidad habitacional, el
conjunto residencial, el pueblo conurbado […] la experiencia del espacio local puede
caracterizarse por permitir y favorecer una multiplicidad de relaciones sociales, que
pueden constituir un tejido relativamente denso y así favorecer el sentido de
pertenencia y el arraigo local” (Duhau y Giglia, 2008:22)4.
Dicho de otra manera, son actores sociales locales y localizados que “producen
ciudad” contextualmente, como es el caso del Conjunto Nonoalco Tlatelolco, es
decir, en términos de vínculos complejos con otros espacios y habitantes de la
metrópoli. Por lo tanto el espacio metropolitano5 que sería un escenario de
4 Sobre el análisis de redes, véase el capítulo 5 “Pensar en redes”, (Hannerz, 1986: 188-228), en donde hace mención del uso de las redes sociales en sociología y antropología urbana. 5 Es necesario distinguir la Ciudad y la Metrópoli, en la primera se concentran las prácticas sociales que se realizan en el espacio urbano, mientras que la segunda, plantea un contexto más amplio, maneja la distinción que se realiza entre lo global y lo local, por ello, el espacio metropolitano no estará considerado para el presente estudio.
24
múltiples relaciones sociales, es construido por la movilidad de los sujetos y sus
prácticas en la metrópoli (Ídem.).
Esos actores viven la ciudad y también la “hacen” con sus experiencias
cotidianas en los distintos ámbitos, ubicándose en la acción social,
preferentemente en “la acción banal y cotidiana con las cuales se hace y rehace el
vinculo social, las relaciones entre personas y, con ello, cada fragmento del
espacio urbano” (Lindón, 2001:16).
Para la construcción de esa experiencia urbana, su “historia comienza al ras
de suelo, con los pasos” (De Certeau,1996:109), las prácticas en el espacio, es
decir, el espacio practicado, se entiende como las huellas de los recorridos que los
actores realizan cotidianamente, cada paso son hechuras de espacios y se tejen
los lugares, por ello De Certeau, refiere a esas prácticas peatonales de los
habitantes y los significados que resultan de ellos como las retóricas del andar, así
como las evocaciones hacen lo memorable del lugar, para ello, hace una
comparación con el acto de hablar con el del caminar, lo que para el primero es la
lengua o los enunciados realizados, para el segundo es el sistema urbano, habla
una de función “enunciativa” en el andar:
“[...] Es un proceso de apropiación del sistema topográfico por parte del peatón (del
mismo modo que el locutor se apropia y asume la lengua); es una realización
espacial del lugar (del mismo modo que el acto de habla es una realización sonora
de la lengua)” (Ibídem.:110).
La ciudad es un espacio donde el mosaico de identidades prolifera la disputa, el
conflicto, la heterogeneidad de trayectorias, es por ello, que es pertinente retomar
25
el enfoque de la dimensión cultural de los fenómenos sociales, propuesto por
Appadurai (2001) donde hace la distinción entre el enfoque sustancialista y
adjetivista de la cultura, el primero implica una sustancia mental, el sustantivo
“cultura”, afirma el autor, privilegia las ideas de “estar de acuerdos, estar unidos y
de lo compartido por todos” (Ibídem.:27), pero desalienta acercarse a las
diferencias y visiones del mundo de los grupos marginados y/o dominados.
La crítica de Appadurai hace que recordemos muchas etnografías clásicas
que presentaban a pueblos enteros como sociedades homogéneas y
monoculturales, esos discursos ocultan las prácticas diversas y heterogéneas que
están inmersas de los grupos sociales. Por otra parte, la concepción de cultura
que nos parece pertinente utilizar es aquella que tiene una propiedad contrastiva
–más que una propiedad sustantiva–, en palabras del autor:
“La cultura no es útil cuando la pensamos como una sustancia, es mucho mejor
pensarla como una dimensión de fenómenos, una dimensión que pone atención a la
diferencia que resulta de haberse corporizado en un lugar y una situación
determinados. Poner el énfasis en la dimensionalidad de la cultura, más que la
sustancialidad, hace que pensemos en la cultura menos como una propiedad de
individuos y de grupos y más como un recurso heurístico que podemos usar para
hablar de diferencias” (Ibídem.: 28).
Esta noción de la forma adjetival de la cultura, de acuerdo a Appadurai, pone
énfasis en su “dimensión contextual, heurística y comparativa” (Ibídem.:29),
orientando hacia una idea de la cultura como diferencia, sobre todo diferencia en
el terreno de las identidades de grupo.
Así es como, la calle, el centro comercial, el barrio y la unidad habitacional
poseen una dimensión cultural producto de un lugar y una situación determinada,
en otras palabras, “la diferencia con algo local, que tomó cuerpo en un lugar
determinado donde adquirió ciertos significados” (Citado en Licona, 2007a: 32),
por lo tanto, la cultura debe entenderse como la dimensión de la diferencia que
permite articular cierta identidad de grupo. La cultura como la organización de la
diversidad (Ídem).
Modelo conceptual utilizado en la investigación
CONCEPTOS CATEGORIAS
PERCEPCIÓN
SENTIDOS
IDENTIDAD
PERTENENCIA SOCIOTERRITORIAL
(Apego-Arraigo)
HABITAR
ESPACIO
CONJUNTO
HABITACIONAL
LUGAR
APROPIACIÓN
TERRITORIO
ESPACIO PRACTICADO
EXPERIENCIA URBANA
Memoria
Apropiación
HABITAT
NIVELES DE ANALISIS
MICRO MESO MACRO
EDIFICIOS TLATELOLCO METROPOLI
____________________________________________________________________________________
VARIABLES
POBLAMIENTO TIEMPO VIVIDO
26
27
1.1 Una mirada al Conjunto Habitacional.
El acelerado crecimiento de las ciudades más industrializadas en las primeras
décadas del siglo XX, propició la implementación de alternativas en la producción
de espacios habitacionales, una respuesta fue la construcción de viviendas
verticales que a lo largo del tiempo se les denominado con los nombres de
“Conjuntos habitacionales”, “Grandes conjuntos”, “Unidades habitacionales” o
“Multifamiliares”.
Los conjuntos habitacionales han sido abordados por distintas disciplinas del
conocimiento como la demografía, sociología, arquitectura, urbanismo, geografía,
historia, psicología social, política y antropología urbana, entre otras, pero debido
a la heterogeneidad de las unidades habitacionales, es necesario dividirlas en dos
tipos: los conjuntos cerrados (cuenta con una barrera física como frontera
socioespacial entre el adentro y afuera), como los estudios realizados por Castillo
(1996), Lacarrieu (1998), Caldeira (2000), Giglia (2001), Ramírez (2001)
Villavicencio (2000; 2006), Aguilar (2001), (Esquivel, 2001; 2004), Lacarrieu y
Thuiller (2001), Lazcano (2007), Licona (2007b), Girola (2007a; 2007b) y los
conjuntos abiertos (son de libre acceso y su frontera se delimita simbólicamente),
entre ellos encontramos a Mendizábal (1984), Molina (1986), Alfaro et al. (1987),
Medina (1999), De Garay et al. (1999; 2004), Echeverría (2003) y Narváez (2006).
Una característica de los conjuntos habitacionales (Villavicencio, 2006) es la
división entre el espacio de uso privado (espacio doméstico) que comprende las
áreas y servicios al interior de la vivienda imprescindibles para la reproducción
social; así como, el espacio de uso colectivo (áreas comunes) siendo las áreas
28
que sirven de complemento al espacio privado y conecta con los otros edificios del
conjunto.
En un inicio, la unidad habitacional está “planeada” arquitectónicamente donde
cada espacio está destinado para un uso y objetivo predeterminado, ese
pensamiento utópico moderno inspiró éste tipo de obras, en búsqueda de esa
armonía y sociabilidad que intentaba construirse, a partir de la implantación de un
orden social por la distribución de los espacios y orden arquitectónico en la
localización de los edificios. Como bien dijo Bauman (2006), los trazos regulares
evidenciaban la vocación disciplinadora de los viejos espacios modernos, la
voluntad política de controlar y homogeneizar las condiciones de existencia de
habitantes con procedencias diversas.
Para el estudio se retomará el concepto de conjunto habitacional que propone
Emilio Duhau et al. (1998):
“[…] los conjuntos habitacionales en general son un diseño urbano arquitectónico
preconcebido, en donde la producción del espacio urbano y de la vivienda guarda
características particulares: a) son espacios que delimitados o no a través de
barreras físicas, se diferencia de los espacios continuos puesto que la imagen
urbana que proyectan es homogénea en su interior y mantiene rasgos diferentes con
respecto a su entorno; b) contiene un grupo de viviendas cuyo número preconcebido
e inalterable en el sentido cuantitativo más no cualitativo, porque permiten en
algunos casos transformaciones físicas y expresiones que dan sentido a las
individualidades que encierran y a la heterogeneidad de la gente que los ocupa; c)
ofrecen una o varias tipologías de vivienda que repiten para uno u otro grupo
29
doméstico y d) cuentan con espacios colectivos con un uso definido” (Duhau et al,
1998: 185).
En la época de los años ochenta es cuando la antropología urbana se inserta
dentro del estudio de la ciudad y en particular sobre los barrios (Rosales, 1996), el
factor que aceleró ese proceso fue el intenso y desenfrenado crecimiento urbano
en el país, lo que atrajo el interés de investigadores a abordar las problemáticas
resultantes, como el estudio de barrios, pueblos y áreas urbanas, asimismo, la
creación de nuevas periferias y su relación con el centro de la urbe, entre otros
temas.
En éste contexto, hubo tres factores que detonaron los estudios sobre los
barrios, tres tragedias: la explosión de gas en San Juanico, en el Estado de
México ocurrida el 19 de noviembre de 1984, los terremotos de 19 y 20 de
septiembre de 19856 y las explosiones en el Sector Reforma de la ciudad de
Guadalajara, el 22 de abril de 1992.
“Estos sucesos mostraron de manera enfática la fragilidad de la ciudad de México,
pero también las condiciones de riesgo en que habitan amplios sectores populares
en otras ciudades (Guadalajara)” (Rosales, 1996: 90).
A partir de esos acontecimientos se modificó la percepción de las calles, los
ambientes, las plazas, las iglesias, las casas y vecindades como parte del
patrimonio citadino.
6 En la etapa posterior a los sismos de 1985, Tlatelolco tomó un papel importante debido a la tragedia del derrumbe de dos módulos del edificio Nuevo León y la compleja etapa de reconstrucción que sufrió en los años posteriores, para ello véanse (Marvan y Cuevas, 1987), (Connolly, 1987), (Ortega, 1987), (Cisneros, 1988), (Alfaro, 1987), (Silva, 1996), (Inam, 2001) y (Monsiváis, 2005).
30
“Dentro del género testimonial, sobresale el trabajo escrito por el militante de
organizaciones sociales, que escriben con la intención explícita de sistematizar y
transmitir sus experiencias” (Ibídem: 92).
Las experiencias vividas de sus habitantes fue una manera en cómo abordar el
estudio de los barrios, quedando plasmado ahí el testimonio de lo que había
ocurrido en esas tragedias, donde encontramos dos trabajos de éste tipo:
Entre los antecedentes de trabajos realizados en el Conjunto Urbano
Tlatelolco, tenemos a Max Mendizábal (1984) con el Movimiento Vecinal en
Tlatelolco. Una experiencia urbana, un recuento del movimiento vecinal7 que se
tuvo a mediados de los años setentas por la conquista de la autoadministración
del Conjunto Urbano por parte de sus habitantes, Max Mendizábal escribió que:
“El ciudadano de Tlatelolco se ha sentido terriblemente desamparado cuando busca
la solución a los problemas de la comunidad. La injusticia, la intransigencia y la
sordera de quienes han lucrado en esta Unidad Habitacional se inició con sus
primeros administradores hacia sus primeros pobladores” (Mendizábal, 1984: 5).
Después de 1985, la atmósfera en etapa de la reconstrucción del Conjunto Urbano
Tlatelolco, los actores que participaron en ella, tuvieron la oportunidad de
preguntarse lo que había pasado con sus barrios, sus familias, sus lugares, por lo
que se dieron a la tarea de recordar hazañas y evocar sueños, como el libro
compilado por Daniel Molina Álvarez (1986) con la antología Tlatelolco mi amor,
que recopila la historia de esta comunidad, dando la pauta para la recuperación
7 Como forma de profundizar sobre el movimiento vecinal en Tlatelolco, véanse a Conde, 1991 y Cantú, 2001.
31
anímica de los damnificados y reafirmando su capacidad protagónica, leyendo en
la presentación de la obra:
“Con orgullo, veracidad y justeza podemos decir que la idea de esta antología nació
en septiembre de 85 a los pies de la ruinas del Edificio Nuevo León de la Unidad
Habitacional Nonoalco Tlatelolco, sin otro propósito que ofrecerla como homenaje a
todos aquellos que han vivido, luchado y muerto en Tlatelolco a través de toda su
larga, accidentada, trágica y hermosa historia” (Molina, 1986: 7).
La Unidad Habitacional no está aislada sino está contextualizada con la colonia y
el barrio en donde se sitúan, por ello, los conjuntos abiertos mantienen una
relación muy fuerte con su entorno, siendo la singularidad que Tlatelolco presenta,
eso motiva ser cuidadoso con el uso del concepto de barrio, ya que ha sido
definido desde diversas disciplinas y se le han atribuido características muy
diferentes, por ello será entendido como una forma de habitar y las redes densas
que construyen en su proceso, además, es un elemento que permite desarrollar la
pertenencia socioterritorial por medio de las construcciones simbólicas, las
representaciones y prácticas cotidianas donde los actores elaboran el sentido de
pertenencia al lugar.
“El barrio es el área próxima a la vivienda en la que existen determinados servicios y
equipamientos tales como de salud (hospital, ambulatorio, farmacias, etc.);
recreativos (deportivo, zonas verdes, clubes, etc.); comerciales, culturales, religiosos,
etc., de tal forma que el individuo pueda desplazarse andando a la mayoría de ellos y
entre los que existe una relación de mutua interdependencia, determinada por las
actividades que en ellos se realizan. Por otra parte, es una zona que permite el
32
establecimiento de redes sociales entre sus habitantes los cuales poseen un cierto
sentido de pertenencia al mismo” (Villavicencio, 2006: 41).
Este acercamiento de barrio es útil para la investigación, únicamente haciendo el
matiz que el barrio se encuentra dentro del Conjunto, esto nos permite entrar a las
prácticas cotidianas, los procesos de reconocimiento –de identificación– gracias a
la proximidad existente en su interior (De Certeau, 1999).
1.2 El proceso de habitar
El concepto de habitar ha sido interpretado de diferentes formas y distintos
contenidos, por lo tanto, los resumimos a continuación (Villavicencio, 2006: 32-33):
1. El proceso con la vivienda, como Chombart de Lauwe (1960), que se centra en los
procesos de ocupación y en las prácticas cotidianas en viviendas de grandes
conjuntos habitacionales en Francia.
2. La relación espacio habitacional-usuario, como Schmidt-Relenberg (1976), como
proceso de habitación y como comportamiento de alojamiento.
3. La relación vivienda en sentido más amplio, como Cortés (1995), que comprende
también las áreas de uso social y barrial.
En otras acepciones, Duhau y Giglia, retoman la propuesta Rodkowsky (2002),
una noción instrumental y otra más simbólica, la primera refiere al habitar como:
“[…] el proceso de producción y establecimiento de una protección con respecto a las
intemperies y otros tipos de amenaza, en ese sentido habitar que decir sentirse al
amparo” (Duhau y Giglia, 2008: 23).
En otras palabras, es sentirse protegido; la segunda refiere a la noción de
presencia, el habitar alude al establecimiento de una centralidad, aunque
33
transitoria y cambiante; la constitución de un principio de orden, es decir,
ordenador de la posición del sujeto con respecto al entorno (Ídem).
Por su parte, Licona dijo que el habitar es a partir del proceso de apropiación
social del espacio urbano, que permite la construcción de un territorio y que la
permanencia como habitantes del lugar posibilita un sinnúmero de significaciones
(Licona, 2007a: 15-16).
Para nuestro estudio retomaremos a Duhau y Giglia, que plantean el habitar
como:
“El conjunto de prácticas y representaciones que permiten al sujeto colocarse dentro
de un orden espacio-temporal, y al mismo tiempo establecerlo. Es el proceso
mediante el cual el sujeto se sitúa en el centro de unas coordenadas espacio-
temporales, mediante su percepción y su relación con el entorno que lo rodea”
(Duhau y Giglia, 2008: 24).
Sí el habitar define un conjunto amplio de fenómenos vinculados con la
experiencia de la ciudad, por otro lado, el residir alude a la vinculación que se
desempeñan en las funciones propias de la reproducción social (descansar,
dormir, comer, guardar sus pertenencias), haciendo alusión a una “ciudad
dormitorio”.
“El espacio donde se reside puede no ser necesariamente aquel desde donde se
establece una presencia social o la inserción en un orden socio-espacial que nos
vincule a los demás. En este sentido, consideramos que existe una forma de la
relación con el espacio local que es definible como residir sin habitar. Esta modalidad
es propia de algunos habitantes de la ciudad, quienes habitan la metrópoli pero no su
espacio de proximidad, donde únicamente residen. En cambio, otros sujetos habitan
34
intensamente el espacio local y mucho menos el de la metrópoli. En ese caso, no
necesariamente se debe suponer la existencia de “existencias colectivas” o de
“comunidades locales”, pero sí una cierta dosis de arraigo, que definimos como el
estar vinculado a un lugar mediante la inserción del sujeto en redes de relaciones
relativamente densas, situadas en el espacio local” (Ídem).
El habitar como proceso social es complejo, como mencionó Villavicencio (2006:
45-52), ya que propone diferentes dimensiones para abordar su estudio de una
manera integral, dividiéndolas en la dimensión espacial, económica, social,
administrativa o de gestión8 y cultural.
En la investigación solamente será tomada en cuenta la dimensión cultural
que existe en ese proceso, pero no de la manera que propone la investigadora,
dado que su interés principal se reduce a los “usos en la vivienda”, por ello la
dimensión cultural del habitar, lo entenderemos como:
“Aquellas prácticas que los actores realizan en su cotidianidad, así como, los procesos
simbólicos que se realizan al apropiarse de los distintos espacios que integran al
Conjunto Habitacional, haciendo posible posteriormente la conformación de
imaginarios a partir del tiempo vivido que se tiene en el lugar”.
Para ello, el término Conjunto Habitacional, Conjunto Urbano y Unidad
Habitacional, se referirá a lo mismo y serán utilizados de manera indiferencia en
los siguientes capítulos.
8 La dimensión administrativa o de gestión del habitar representa uno de los principales problemas que aquejan a Tlatelolco pero al no constituir el interés del presente estudio, únicamente se realizará un anexo donde ser mostrará un panorama general del problema pero es sugerente una investigación específica que profundice sobre ese tema.
35
1.3 El Conjunto Tlatelolco, sus niveles y espacios de apropiación.
Tlatelolco, es una auténtica “Ciudad dentro de la ciudad”, planeada en sus inicios
para albergar una población superior a 80,000 personas9; en forma comparativa,
más habitantes que en las ciudades de Querétaro, Mazatlán y otras de esa
importancia, para el momento de su inauguración. La Unidad Habitacional con
una superficie de novecientos cuarenta cinco mil metros cuadrados ha provocado
una heterogeneidad en las condiciones de existencia y circunstancias de vida de
sus habitantes, dificultando así, la interacción social en sus espacios.
Para abordar la apropiación de los espacios, debemos hacer la distinción entre
el momento cuando un arquitecto planea el conjunto habitacional y posteriormente
el proceso de habitarlo, por ello, definimos en primera instancia, el espacio
planificado:
“[…] producido desde la perspectiva de un funcionalismo ingenuo, […] ha sido
imaginado como un espacio urbano autogestionado, donde sería la apropiación de
los bienes y espacios compartidos por parte de un colectivo conformado por una
pretendida comunidad de residentes. El espacio es pensado como generador de un
tipo de relaciones sociales. El proyecto supone un demiurgo, es decir, una
intencionalidad creadora que pretender pone cada cosa en su lugar y prever un lugar
para cada cosa” (Duhau y Giglia, 2008: 295-296).
Por otro lado, lo que nos interesa profundizar en el estudio es el espacio
practicado que se conforma con:
9 Datos expresados en la inauguración del Conjunto, en Jaramillo, B. (1964, 22 de noviembre). Avenidas, Conjuntos Urbanos y otras obras entregó ayer ALM, El Universal, pp. 6.
36
“[…] las tácticas y estrategias que realizan los actores para la construcción de un
espacio, el uso y la posterior apropiación de éste por medio de valores y
significaciones, valoraciones y prácticas, es un proceso cultural y natural que
acompaña a la forma de habitar estos conjuntos, por tanto, no sólo la arquitectura si
no también la visión y necesidades de sus actores, deben ser tomados en cuenta”.
La singularidad de la unidad habitacional Nonoalco Tlatelolco al ser un conjunto
abierto y de libre acceso, propicia la entrada de una importante cantidad de
actores sociales que cotidianamente usan e interactúan en sus espacios, la
diversidad de ellos complejiza su definición por la heterogeneidad que
representan, por eso, se ha diseñado la siguiente tipología:
• Habitantes: personas que habitan un departamento de Tlatelolco, cuentan un
prolongado tiempo habitando o tienen una breve estancia en ellos, así como, pueden
ser propietarios del condominio o sólo ser arrendatario del mismo.
• Comerciantes: personas cuya actividad económica sea el comercio dentro de la
unidad habitacional, sean negocios fijos o vendedores ambulantes.
• Usuarios: personas que no habitan en Tlatelolco ni su actividad económica es el
comercio, pueden ser paseantes, turistas o visitantes que usan los espacios del
Conjunto.
El lugar, espacio y territorio, serán considerados como niveles de apropiación a lo
largo de los siguientes apartados, estas definiciones y cada una de sus
características darán cuenta, en primer lugar, del sentido otorgado por los actores
que interactúan, asimismo, como forma de delimitar y ordenar los distintos
contextos donde se desarrollan las relaciones sociales.
Como lo establece Michel De Certeau (1996), defino lugar como:
37
“Un lugar es el orden, según el cual los elementos se distribuyen en relaciones de
coexistencia […] Un lugar es pues una configuración instantánea de posiciones
implica también una indicación de estabilidad” (1996: 129).
Asimismo, el espacio es lugar practicado, se entenderá como:
“El espacio es un cruzamiento de movilidades. Está de alguna manera animado por
el conjunto de movimientos que ahí se despliegan. Espacio es el efecto producido
por las operaciones que lo orientan, lo circunstancian, lo temporalizan y lo llevan a
funcionar como una unidad polivalente […] el espacio es al lugar lo que se vuelve
palabra al ser articulada […] a diferencia del lugar, carece pues de la estabilidad de
un sitio propio” (Ídem).
La definición de espacio, trasladada al Conjunto Habitacional puede apoyarse en
la siguiente clasificación de espacios, ya que aporta un detallado enfoque sobre
los espacios, en cuestión de organización y apropiación vecinal de los grandes
conjuntos habitacionales10:
• Espacio privado, corresponde al área de la vivienda donde se representa el espacio
familiar.
• Espacio semiprivado, comprende los espacios de uso común, pasillos, entrada, vías
peatonales y áreas comunes entre viviendas pero al interior del edificio donde
encontramos el espacio vecinal.
• Espacio semipúblico, corresponde a las áreas exteriores comunes de la unidad
habitacional donde se representa el espacio comunal.
• Espacio público, se hace referencia a la calle, que limita al conjunto habitacional
donde encontramos al espacio urbano.
10 Citado en (Lazcano, 2007: 47-48).
38
A fin de profundizar el análisis, la anterior clasificación resuelta insuficiente para
los propósitos del estudio, dado que existe una tensión importante entre el espacio
semipúblico y público, debido que no es tan claro donde inicia uno y empieza el
otro, dada la singularidad del Conjunto Nonoalco Tlatelolco. Por ello, ha sido
necesario construir una tipología propia de los espacios y sus distintas escalas de
apropiación11, ésta clasificación se vincula directamente a las prácticas de los
actores tipificados con anterioridad, por lo que tenemos: el espacio habitado,
comercial, colectivo, histórico y desocupado.
• Espacio habitado, está conformado con la casa como un espacio significativo para el
intercambio e interacción familiar, siendo transformada en vivienda
consecuentemente, así como, las áreas comunes que conforman el edificio, por lo
que, las adaptaciones que se produzcan están basadas en un sentido interno del lugar
que siempre se ha ocupado, y por lo tanto, tienen una posibilidad mayor de incorporar
un sentido vecinal o comunitario a las intervenciones que se realicen, además de las
manifestaciones con sentido familiar.
• Espacio comercial, conformado por los lugares donde se practican cotidianamente el
intercambio de productos, creando zonas comerciales en las secciones, así como, la
apropiación por parte de vendedores ambulantes llegando a conforman corredores de
este tipo de prácticas.
• Espacio colectivo, siendo las áreas libres y zonas verdes que están el Conjunto
Habitacional, dadas sus características particulares, aquí es pertinente hacer una
distinción con el espacio público12, que lo delimitamos a la plaza (Tres culturas) y
11 Ver Anexo Metodológico. 12 Los espacios públicos han sido interés por muchos estudios en antropología urbana, existe una bibliografía importante sobre ellos, sin embargo, el estudio no se delimita en esos espacios ya que privilegia más al
39
jardines (Santiago y la Paz) en su interior, situación que provoca puntos de contacto y
recorridos comunes entre los diversos actores.
• Espacio histórico, serán las zonas Patrimonio Cultural de la Nación que están en la
Unidad Habitacional, como lo define Merlin y Choay, los lugares históricos se
distinguen por hacer visible en su estructura, forma e imagen testimonios urbanos
significativos, espaciales y arquitectónicos de la ciudad antigua, en la se superponen
distintos momentos de su historia, elementos urbanos emblemáticos y memorias que
condesan pertenencia y cambio (Citado en Ramírez, 2006: 107).
• Espacio desocupado, los constituyen los lugares que no están siendo usados en la
unidad habitacional, preferentemente hablamos espacios deteriorados o recintos
abandonados, pudiendo llegar a ser espacios vacíos, como dijeron Kociatkiewicz y
Kostera, una características de dicho espacios que pueden ser invisibilizados por los
actores, convirtiéndolos en espacios vacíos, “entendidos como lugares que no les
adscribe sentido alguno. No tienen que estar físicamente aislados por medio de cercas
o barreras. No son lugares prohibidos, sino espacios vacíos, inaccesibles debido a su
invisibilidad, si la extracción de sentido es un acto que implica pautar, comprender,
resituar la sorpresa y crear significado, nuestra experiencia de los vacíos no incluye la
extracción de sentido” (Citado en Bauman, 2001: 111-112).
Por lo que, ahora es necesario profundizar como se construye la identidad hacia el
territorio que habitan como último nivel de apropiación llegando a forjar una
pertenencia socio-territorial por medio del arraigo y apego que los actores
desarrollan en él, como lo mencionamos a continuación.
conjunto habitacional, por ello, el espacio público será retomado sólo de manera general y viéndolo como una parte más que integra a la Unidad Nonoalco Tlatelolco.
40
1.4 El territorio sociocultural: el apego y arraigo
El último nivel de apropiación que nos falta por definir es el territorio, para lo que
retomamos a Gilberto Giménez (2007):
“El territorio sería el espacio apropiado y valorizado –simbólica y/o instrumentalmente–
por los grupos humanos […] El espacio es entendido aquí como una combinación de
dimensiones […] incluidos los contenidos que las generan y organizan a partir de un
punto imaginario” (Giménez, 2007: 118).
Los actores se mueven en distintos planos territoriales –a partir del intercambio de
productos, de información, de personas, etc. –, en un continuo reflujo y a partir de
redes sociales construidas en el tiempo (Portal, 2001:18).
En el territorio se ejercen dos acciones, se denomina y recorre, como
Armando Silva (1992) lo entiende:
“Territorio fue y sigue siendo un lugar donde habitamos con los nuestros, donde el
recuerdo del antepasado y la evocación de futuro permiten referenciarlo como un
lugar que aquél nombro con ciertos límites geográficos y simbólicos. Nombrar el
territorio es asumirlo en una extensión lingüística e imaginaria; en tanto que
recorrerlo, pisándolo, marcándolo en una u otra forma, es darle entidad física que se
conjuga, por supuesto, con el acto denominativo” (Silva,1992:48).
En el territorio se marcan límites, sólo que imprecisos y más bien como
circunstancia evocativa, es el uso social de un espacio donde se marcan esos
bordes, es decir, esa delimitación o separación entre un espacio y otro,
produciendo un efecto de ruptura, como lo propone Kevin Lynch (1966), por otro
lado, estarían, las sendas, entendidas como aquellos elementos de circulación a
través que los individuos se desplazan de un lugar a otro, además, el nodo, es
41
esa zona de confluencia de sendas o concentraciones de determinadas
características (Ídem.).
La relación del territorio con los procesos identitarios, es decir, las formas de
arraigo y apego, funcionan como constructoras de identidad, es decir, por ello se
retomaran como forma de abordar el estudio a la pertenencia socio-territorial
(Pollini, 2000) y (Giménez, 2007).
“Según G. Pollini, las pertenencias sociales implican, en general, la inclusión de las
personas en una colectividad hacia la cual experimentan un sentimiento de lealtad.
Esta inclusión supone, desde luego, la asunción de algún rol dentro de la colectividad
considerada, pero implica sobre todo compartir el complejo simbólico-cultural que la
define y que funge como emblema de la misma. En efecto, a partir de la
interiorización de por lo menos algunos rasgos o elementos de dicho simbolismo, las
personas se convierten en miembros de una colectividad y orientan recíprocamente
sus propias actitudes adquiriendo la conciencia de una común pertenencia a una
misma entidad social” (Giménez, 2007: 127).
Además, Pollini entremezcla elementos de la cultura (lo simbólico pero
socialmente instituido), manejando básicamente:
“Lo cultural significando lo social, aunque por veces encontramos cierta tensión en el
uso de los conceptos de cultura/sociedad por un lado y lo social por el otro. Por ello
nos parece adecuada la formulación “territorios socio-culturales”. Desde este
señalamiento la pertenencia en sentido riguroso es una pertenencia territorial de
índole socio-cultural, lo cual remite a esquemas de personalidad (la cultura
incorporada en los individuos socialmente ubicados) y a los contextos territoriales
signados por la cultura” (Flores y Valles, 2001: 72).
42
Por tanto, a través de la socialización13 los actores individuales interiorizan de
manera progresiva una variedad de elementos simbólicos hasta llegar a tener el
sentimiento y estatus de pertenencia socio-territorial, así como, en su estudio
tienen obligadamente que incluir la cuestión de la no pertenencia14.
Por tanto, se utilizaran dos conceptos, el arraigo y apego que interconectados
entre sí y sólo separadas únicamente de forma instrumental, debido que son dos
dimensiones que están inmersas en la pertenencia socio-territorial, retomando a
Julia Flores y Vania Salles (2001), el arraigo se define:
“[…] es a la vez acción y efecto de arraigar, verbo que significa echar raíces, por lo
cual alude a un componente territorial y espacial (teniendo también un componente
judiciario: arraigo domiciliario)” (Flores y Salles, 2001:70).
Mientras, que el apego se entenderá como:
“[…] alude a una afición o inclinación particular, a la afección (afectos) y a la
fidelidad (los aficionados de una líder, de un héroe, un artista, guardan pautas de
fidelidad). Por lo tanto, apegarse denota entablar y mantener relaciones con una
persona, con una situación. A diferencia de arraigo, aquí el componente territorial no
es evidente resaltándose más bien sentimientos bajo la modalidad de afecto” (Ídem.).
El arraigo y el apego –como dimensiones que influyen en la conformación de
identidades– no se pueden comprender al margen de la experiencia de estar en
13 Berger y Luckmann (2003) hacen la diferencia de dos procesos de socialización, los cuales se denominaron como primario y secundario. El primario, sirve de base para la comprensión del mundo como un todo compacto e invariable y comprensión de la vida como un sistema donde uno existe en relación con otros, además, es una socialización filtrada, es decir, el individuo ocupa un espacio social concreto y en función del mismo y de las relaciones que conlleva se produce una identificación propia, una identidad. Por otro lado, la socialización secundaria, es cuando el individuo internaliza submundos diferentes, tiene acceso al conocimiento de una realidad compleja y segmentada, pero no accede a todo el conocimiento, sino a una parte en función de su rol y posición social: el conocimiento también se segmenta. 14 Manejando los términos de desapego y desarraigo, para ambos casos.
43
un mundo histórico y culturalmente constituido15, lo que el espacio (el lugar, la
localidad, el pueblo, el barrio, la unidad habitacional), intervenido por el tiempo (lo
pasado, lo heredado, lo contemporáneo) son aspectos que, al conjugarse
funcionan como parámetros ordenadores, no sólo de la vida de las personas y de
los grupos a los que integran, sino también del propio espacio. (Ibídem: 78)
“Este proceso tiene una doble composición: una dada por la inserción de las
personas y grupos en cosas externas, pre-dadas–es decir con realidades objetivas–
lo cual remite a su integración en un mundo históricamente constituido (Conjunto
habitacional), otra dada por la vivencia que tiene un componente eminentemente
subjetivo (Schütz, 1974). Es decir, las personas y los grupos viven subjetivamente
una realidad que les es externa y al apropiarse de ella tienen lugar muchas
reacciones de rechazo, por ejemplo, o de apego y arraigo. Este razonamiento ayuda
a pensar en la cuestión de las identidades la cual hace que la realidad externa pueda
devenir un ‘territorio identitario’16” (Ídem.).
Tanto el apego como el arraigo (alude al hecho de echar raíces), estas dos
dimensiones son la base para la interacción social y la construcción de redes que
se plasman en los ámbitos de convivencia. Estos territorios socioculturales están
conformados por espacios valorizados simbólica e instrumentalmente y resultan
de la apropiación simbólica expresiva que del espacio hacen los actores sociales,
(Esquivel y Maya, 2005), por ello, el proceso de conformación de estos
sentimientos hacia el territorio es complejo y requiere de una historia que
conjuntamente los habitantes van tejiendo en su vida cotidiana.
15 Mencionado por Schütz, 1974. 16 Concepto manejado por Giménez, 2007.
44
Capitulo 2
Contexto: Tlatelolco, el símbolo de México
El espacio donde actualmente se localiza el Conjunto Nonoalco Tlatelolco ha
tenido constantes transformaciones a través del tiempo, más que interesarnos
particularmente los acontecimientos históricos suscitados ahí, de manera muy
breve, haremos énfasis en las transformaciones que ha tenido.
Tlatelolco, derivado de las palabras en náhuatl: Tlalli (Tierra), Telolitli
(montículo redondo) y co (en), cuyo significado es: “En el montículo de tierra”, los
tlatelolcas dirigieron el comercio que dio lugar al tianguis más importante del
México prehispánico, asimismo, ahí fue el último reducto de la defensa mexica en
contra de los conquistadores en 1521, posteriormente, durante varios siglos en la
colonia, Tlatelolco albergó al Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco.
A un costado de la traza de la ciudad de México española, existió la república
de Indios, una parte fue la “Parcialidad de Santiago Tlatelolco”, que a mediados
del siglo XVIII se componía de 72 pueblos y barrios (Lira, 1983), estaba dirigido
por un tecpan o casa de gobierno donde residía la autoridad que se elegía cada
año, así como, los alcaldes de los barrios que la conformaban, sin embargo, en la
época del México independiente se produjo un cambio radical a la parcialidad.
“Entre los años 1848 y 1882 el área registró un cambio importante por diversas
razones: la venta de tierras de la parcialidad y del Ayuntamiento a particulares; el
establecimiento del depósito de la estación del Ferrocarril de Veracruz y de la
estación de Sullivan; la construcción del hipódromo de Peralvillo, la iglesia y el
convento de Santiago Tlatelolco fue destinado a presidio” (Morales y Gayón, 2003).
45
Para finales del siglo XIX, los barrios se habían reducido a sólo 18 (Lira, 1983),
entre ellos se encontraban Nonoalco, San Simón Tolnahuac, Atlampa, Tepito, por
sólo mencionar algunos. La pobreza de esa zona marcaba una distinción social
respecto a la ciudad, esa zona se fue consolidando durante principios del siglo XX
como una zona hacinada y precaria, en este capítulo presentaremos los
acontecimientos más relevantes en Tlatelolco, desde las primeras décadas de ese
siglo, dando como consecuencia el proyecto de regeneración urbana y dio pié a la
construcción de la unidad habitacional a inicios de los años sesenta.
2.1 El Conjunto Habitacional, visiones desde el viejo continente
La mayoría de ciudades que tuvieron un crecimiento acelerado en siglo XX
enfrentaron una fuerte problemática en la demanda de vivienda, la ciudad de
México fue una de ellas, autoridades gubernamentales, empresas privadas,
cooperativas de trabajadores y arquitectos se unieron para juntos resolver el
problema habitacional, Graciela de Garay (2004) dijo:
“En 1924, los arquitectos mexicanos se iniciaron en el estudio de las posibilidades de
la construcción en serie. Las investigaciones nacionales tuvieron como punto de
referencia los logros obtenidos por los europeos en esta materia a finales de la
primera guerra mundial, las teorías funcionalistas que proclamó el movimiento
moderno en arquitectura, en Francia y Alemania sostenían como principio
fundamental del proceso creativo la idea de la forma derivada de la función […] es
decir, desde el comportamiento humano dentro del espacio, determina la forma de la
estructura arquitectónica (De Garay, 2004:15).
46
Para las ciudades más desarrolladas, la década de 1930 es determinante debido a
que inicia un importante proceso de oferta habitacional, consolidándose sobre
todo después de la Segunda Guerra Mundial.
“Estuvo constituida por una tipología de vivienda que fue concebida esencialmente
en países europeos (Francia por ejemplo), y cuya utilización permitía, por un lado,
aumentar la densidad de ocupación del suelo urbano pues se basaba en vivienda en
altura o departamento y, por otro, concentrar y proporcionar servicios y
equipamiento, disminuir los tiempos de construcción y también los costos de cada
vivienda” (Villavicencio, 2006:17).
En los Estados Unidos, aún cuando se ofertaron multifamiliares de vivienda
masiva y de menor precio, tuvo mayor importancia y proliferación, la producción de
vivienda unifamiliar construida en “suburbios”.
En este sentido, la escuela alemana de la Bauhaus tuvo una influencia
determinante en este movimiento, aún con su efímera existencia (1919-1933),
sentó las bases de la arquitectura actual, basándose en principios funcionales,
esto era:
“[…] buscar los medios apropiados para lograr un objetivo específico: construir
edificios de acuerdo con las necesidades de los usuarios […] El arquitecto de la
Bauhaus era más que un técnico que diseña una construcción, era un racionalista
que busca resolver problemas humanos utilizando de manera eficaz el uso de los
espacios” (Domínguez, 2006: 203-204)”.
Mientras las autoridades de la capital decidían el porvenir urbano que se debería
implementar para resolver los rezagos que tenía la ciudad de México, el arquitecto
47
Mario Pani17, descendiente de una familia de prominentes servidores públicos,
graduado de la École des Beaux Arts de París, encontraría en las revolucionarias
propuestas urbanísticas y arquitectónicas de Le Corbusier18 para reordenar las
ciudades del pasado y construir las ciudades del futuro, una influencia
determinante en la construcción de este tipo de vivienda en la ciudad de México.
Pani mantuvo la visión de su tío, el ingeniero Alberto J. Pani, hacia la
“vecindad” por la falta de higiene en su libro La higiene en México, posición crítica
que defendió a lo largo de toda su vida profesional, a pesar de las corrientes que
defendían a la “vecindad” como una auténtica muestra de la cultura nacional.
A inicios de los años treinta, Le Corbusier presentaría una nueva versión de su
ciudad ideal en su plan para la Ville Radieuse (Ciudad Radiante):
“[…] se trataba de una propuesta centralizada y densamente poblada, aunque la
mayor parte de su superficie se concedía a áreas para el ocio y el descanso:
parques, zonas de juego, deportes, entretenimiento. Con apoyo en sus primera
teorías, Le Corbusier también incluía amplios caminos para facilitar la circulación del
tráfico, y fuera entre el campo y la ciudad o entre los distintos lugares de la ciudad
aunque reservaba para los peatones vías separada de los automóviles; de esa
manera, desaparecía la calle tradicional. Así mismo, como en los utópicos planes
renacentistas; el orden social se expresaba mediante la simetría y geometría
17 Arquitecto que diseñó el proyecto del Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco. 18 Charles Edouard Jeanneret, conocido por el seudónimo de Le Corbusier, promovió en la revista Esprit Nouveau sus ideas plásticas y arquitectónicas que influyeron a la arquitectura moderna, en 1934 propuso soluciones para los problemas arquitectónicos y urbanos de la ciudad del futuro, dentro de sus inquietudes profesionales se encontraba: “la producción de la vivienda colectiva, la planeación urbana y un nuevo diseño para la casa privada, su influencia se difundió por todo el mundo, ejemplo, es la ciudad de Brasilia (1957-1960), así como su plan maestro para Chandigarh (1951), ciudad capital del Punjab” (De Garay, 2006: 26).
48
simbólica. Incluso una imagen antropomórfica, compuesta por espina, brazos,
corazón y cabeza, organizada implícitamente la totalidad del conjunto” (Ibídem: 27).
La idea principal de Le Corbusier era la liquidación de los antiguos centros
urbanos y, a su vez, en desplazar a sus habitantes a nuevas unidades de
departamento provistas de todos los servicios y bien comunicadas.
“Así se terminaría con el congestionamiento y la insalubridad propios de la ciudad del
siglo XIX, además de devolver a sus residentes las alegrías esenciales de la vida, (es
decir) la nueva ciudad del siglo XX cambiaría la vida de todos los hombres del
planeta, sin importar fronteras geográficas y culturales” (Ibídem: 28).
Por lo tanto, en la nueva ciudad contemporánea ya no habría la necesidad de
desplazarse hacia el centro de la urbe, pues todo lo tendría a un paso y gracias a
eso, dispondría de tiempo libre para sus familias y amigos, es decir, con toda la
infraestructura e instalaciones necesarias estarían dentro del Conjunto
habitacional, los habitantes, además de tener todo a la mano se verían obligados a
desarrollar una vida en común.
En 1947, Pani entusiasmado con las propuestas de Le Corbusier de la Ville
Radieuse las aplicó en México con la construcción del Multifamiliar Miguel Alemán,
el primer conjunto de su tipo en América Latina, ubicado en la Colonia Del Valle,
cuenta con capacidad para 1080 departamentos, en un principio de renta
moderada para los trabajadores del Estado, de ingreso medio y derechohabientes
de la Dirección de Pensiones, hoy ISSSTE, y a partir de 1988, propiedad privada
en régimen de condominio.
49
Dentro del Multifamiliar Alemán, en la década de los cuarenta, se introdujeron
modernos elevadores y lavadoras automáticas en una unidad habitacional de
interés social lo que constituyó una verdadera revolución en el marco de la
arquitectura doméstica, se mantenía la idea que son derechos que la arquitectura
social debe democratizar e incluir vivienda del hombre moderno.
En 1952, Pani superaría su primera obra con el Multifamiliar Juárez19 que se
convertía en el proyecto habitacional más importante en la historia de México
hasta ese momento, un total de 19 edificios con un paisaje urbano más abierto,
fachadas más estéticas y artísticas a cargo de Carlos Mérida, los murales se
centraron en torno a una serie de leyendas mexicanas acerca del origen del
mundo: el Popol Vuh o de la relación de Texcoco:
“Así, ocho diosas del Olimpo mexicano se reclinaban sobre los techos del edificio de
trece pisos, y la leyenda de los cuatros soles se mostraban en los paneles de la
fachada de los edificios de seis pisos, recubriendo exteriormente el sitio que
ocupaban los closets; fueron las escaleras exteriores de cinco edificios altos las que
mayor atractivo presentaban, y por las que dioses prehispánicos eternamente subían
las escalinatas de un templo moderno” (Louise, 1987:132).
Estos dos multifamiliares de Pani, serían el antecedente directo de lo que
posteriormente se plasmaría en el proyecto que intentaría regenerar la llamada
“Herradura de tugurios”, siendo el lugar donde se erigiría una década después el
Conjunto Urbano Adolfo López Mateos.
19 El Multifamiliar Juárez sufrió daños considerables en los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985, sólo quedan vestigios de lo que un día fue ese conjunto habitacional, se mantienen en pie pocos edificios en la actualidad, unos que cayeron en los sismos, otros fueron demolidos por daños irreparables.
50
2.2 La “Herradura de tugurios”
La expansión de la ciudad de México en las primeras décadas a la mitad del siglo
XX fue determinante por la comercialización de espacios periféricos con
fraccionamientos que se localizaban al sur-poniente de la ciudad dando como
resultado la salida de las clases con mayores recursos económicos del Centro, por
su parte, los trabajadores preferentemente tuvieron acceso:
“[…] a las colonias del poniente (San Rafael, Santa Julia), del norte (Guerrero,
Peralvillo) y del oriente (Peralvillo, Rastro, La Bolsa, Morelos, Valle Gómez), donde
se ubicaban las nacientes industrias en estrecha relación con las estaciones que
pertenecía a Ferrocarriles Nacionales, los almacenes, bodegas y aduanas que las
abastecía. La más importante entonces fue la estación de Buenavista y la aduana de
México, en el antiguo barrio de Tlatelolco” (Alfaro et al, 1987:34).
El ferrocarril y el pulque tenían una historia en común en el antiguo Barrio de
Santiago Tlatelolco, es así, que el escritor José Paz (1935) describía la
circunstancia que resultaba del impacto de los ferrocarriles conocidos ya como
“pulqueros” que eran los que cruzaban la zona magueyera del Altiplano de México
hasta llegar a la aduana de Santiago:
“A diario llegaban a las estaciones terminales de México, trenes especiales que han
sido dedicados exclusivamente al transporte del pulque. Por muchos años la aduana
de Santiago (Tlatelolco) fue el mercado del blanco licor, pero hace poco tiempo que
las consignaciones de dicha bebida se hacen separadamente unas al Ferrocarril
Mexicano y las de las antiguas líneas de los ferrocarriles de Hidalgo e Interoceánico
se reciben en la conocida estación de Peralvillo. Diariamente desde las 4 a las 9 de
la mañana, acuden andenes del pulque no menos de seis a setecientos hombres
51
ente contratistas e introductores, casilleros, encargados, propietarios, hacendados,
jicareros, choferes, agentes de negocio y toda suerte de vendedores desde lo que
venden tacos y fruta, hasta los que rematan joyas, casimires o zapatos en abonos.
Con el barrilaje alineado en una extensión de carca de medio kilómetro, los
compradores van de un lugar a otro con la copilla de prueba en la mano, catando los
pulques y regateando los precios, esos precios que a diario y sin motivo aparente
suben o bajan tal como las altas y bajas del mercado de valores. Un promedio de 25
a 30 mil pesos se mueven en el mercado del pulque en menos de 5 horas
diariamente y nada más en la estación de Peralvillo. Terminadas las compras, el
pulque llega a las numerosas pulquerías o expendios que lo detallan en la ciudad y
que se conocen entre la gente del ramo con el nombre de ‘casillas’ ” (Citado en
Ramírez, 2004:173-174).
Los principales trenes pulqueros fueron el Ferrocarril Interoceánico y el Ferrocarril
Mexicano. Los trenes de carga del pulque venían de México con los barriles
vacías llegaban en 12 horas a la estación de Apan, dejando las barricas en las
diferentes estaciones. Allí se llenaban y en la tarde se cargaban los barriles de
pulque al mismo tren para la Aduana de México, la aduana del pulque estaba por
Santiago Tlatelolco (Ibídem: 174):
“Dicha aduana se estableció frente al atrio de la iglesia que más que rendirle culto al
santo de Asís, le rendía pleitesía al bueno de Noé, el patriarca inventor del licor
fermentado y a la nativa reina Xóchitl, inventora del neutle” (González, 1996a:86).
A finales de los años treinta, inició el declive del consumo y producción de pulque,
a partir de campañas de desprestigio por parte del gobierno del presidente Lázaro
Cárdenas, asimismo, se dio impulso a la producción de cerveza que era más
52
representativa de la modernidad progresista del siglo XX que de las culturas
tradicionales y de corte artesanal del XIX, por ello, las garitas de Santiago y
Peralvillo resentirían sensiblemente ese hecho, por la importancia comercial,
social y cultural que tenía el pulque en la zona, al dejar de estar presente
propiciaría el incremento del deterioro y abandono del lugar.
El antiguo barrio de Tlatelolco tenía su plaza, en el centro estaba el jardín de
Santiago era de mayores dimensiones que el actual, tenía dos grandes estanques
con un riachuelo que los unía, un puentecito para cruzarlo, además, un kiosco
porfiriano con música y guiñol los domingos (Vivir en Tlatelolco, Diciembre 2010:
5-6), Gonzalo Monita, Guadalupe Leo, Hiram Sierra y Guadalupe Téllez, crecieron
cerca del jardín en los años cincuenta:
“Por la existencia del cuartel al poniente, tenía un patio muy grande con sus
caballerizas, ahí vivían las mujeres de los soldados; además, la prisión de Tlatelolco
por ello existía una constante presencia militar: cañonazos en el jardín, el 16 de
septiembre, “cuerdas” de presos militares custodiados por bayonetas […] el jardín
estaba lleno de rateros y boxeadores “haciendo condición”, en el sur de la plaza se
encontraban comercios: como una carbonería, tortillería y una cantina, existía una
vecindad muy bonita con cinco patios y cien viviendas que atravesaba hasta
Matamoros. […] en el lado norte se encontraba el Registro Federal de Automóviles,
“un majestuoso edificio colonial, que cuando lo tiraron marcaron todas sus piedras,
una por una, quizá para pasarlo a otra parte.” Frente a este edificio estaba el
“checador” del tranvía urbano que salía desde aquí hacia el sur de la ciudad, […] a la
Aduana, llegaban cosas de todas partes del mundo, como loza y telas finas de China
entre otras. Del lado oriente estaba la ya para entonces secundaria 16, en el
53
inmueble que antes habría tenido otros usos (albergaba en su interior al Tecpan),
afuera del edificio estaba una biblioteca pública” (Ídem.).
Antes de la década de los treinta, el medio más recurrente para tener una vivienda
fue a partir del arrendamiento de vecindades, a través del inquilinato se solucionó
en cierta medida, la falta de recursos económicos para adquirir una vivienda en
propiedad, sin embargo, después de 1930 inicia una declinación de la vivienda en
renta e inicia una acelerada dinámica urbana con la instauración de la
industrialización teniendo grandes efectos en la urbanización popular y producción
de viviendas.
Un elemento trascendente para ese proceso fue que la población entre 1930 y
1960 se triplicaría, pasando de 16 a 48 millones de habitantes (Duhau, 1998: 129),
asimismo, las migraciones contribuyeron con un 69 por ciento de crecimiento
poblacional de la ciudad, por otro lado:
“[…] el modelo de crecimiento económico imperante entre 1930 y 1970, basado en la
sustitución de importaciones y el desarrollo del mercado interno, promovió la
concentración industrial en la ciudad de México, la cual alcanzó también su nivel
máximo en 1960, cuando en la ciudad radicaba casi el 50 por ciento del empleo
industrial del país” (Ídem.).
Dentro de este contexto, el Instituto Nacional de la Vivienda (1958) publicó los
resultados de una investigación realizada para precisar las deficiencias
habitacionales en el área central de la ciudad de México (Alfaro et al, 1987:38),
analizaba la situación deplorable del inquilinato central y caracterizaba como
54
“Herradura de Tugurios”20 a las colonias Guerrero, Lagunilla, Tepito, Morelos,
Penitenciaria, La Merced, Tránsito, Buenos Aires, Algarín y parte de la colonia
Obrera: un total de 1100 hectáreas, con 732 manzanas y una población entonces,
superior a los 500,000 habitantes21.
Según este estudio, se define al "tugurio" como la vecindad de cuarto redondo
que predomina en estos barrios donde el 45% de las viviendas de la “Herradura de
tugurios” debían de ser demolidas y solamente 25% ofrecía condiciones
aceptables de habitabilidad:
“A este diagnóstico de corte higienista se articulaba una política de “erradicación del
tugurio”, es decir de las vecindades, sinónimo de “hacinamiento, condiciones de vida
infrahumana que llevan al aniquilamiento moral de sus habitantes, al vicio y a la
destrucción de familia” (Alfaro et al, 1987:38).
El mismo estudio terminaba con la propuesta de la erradicación de 15,104
“tugurios” y la construcción de 23,236 viviendas de interés social, después de
haberse efectuado “el desplazamiento técnico de las poblaciones afectadas”. Si
bien esta propuesta no se llevó a cabo en su totalidad, es sin embargo, el
antecedente teórico y técnico inmediato de las operaciones de renovación urbana
emprendidas en las décadas siguientes.
Oscar Lewis (1959), publica un estudio sobre la pobreza en cinco familias en
la ciudad de México, en el mismo espacio donde se proyectaría la edificación del
conjunto de Tlatelolco, por lo que recogemos un extracto de la descripción que
hizo de esas vecindades:
20 Bautizada por los investigadores que realizaron el estudio del I.N.V. 21 Datos del estudio de la I.N.V. citados en Coulomb, 1991: 40.
55
“Generalmente consisten en una hilera o más de habitaciones de un piso, con uno o
dos cuartos frente a un patio común, las viviendas están construidas de cemento,
ladrillo o adobe, y forman una unidad bien definida con algunas de las características
de la pequeña comunidad” (Lewis, 1961:67-69).
Así describió el antropólogo la Casa Grande, una vecindad cerca de Tepito:
“Los patios se ven llenos de gente y animales. Perros, guajolotes, pollos y,
ocasionalmente, uno que otro cerdo. En ellos juegan los niños porque hay mayor
seguridad que en las calles. Las mujeres hacen cola para obtener agua, conversan a
gritos mientras tienden la ropa, y los vendedores entran y salen anunciando sus
mercaderías. Todas las mañanas un hombre un rueda por los patios el gran bote de
basura en que recoge los desechos de las viviendas. Por las tardes de las palomillas
de muchachos ya crecidos se posesionan de algún patio para jugar un tosco juego
de futbol. Los sábados por la noche casi siempre hay baile popular. Por la puerta
poniente están los baños públicos y un minúsculo jardín cuyos escasos árboles y
manchones verdes sirven a los jóvenes para reunirse; es un sitio relativamente
tranquilo donde los viejos se sientan a conversar o a leer el periódico. Hay también
aquí un cuartucho con un letrero que dice “Oficina administrativa”. Ahí se pega la lista
de las familias que son morosas en pagar la renta.
Los inquilinos de la Casa Grande vienen de 24 de las 32 divisiones políticas de la
mexicana […] La mayor parte de las familias han vivido en vecindad durante lapsos
de quince a veinte años, y otras, tantos como treinta años. Más de un tercio están
ligadas por parentesco de consanguinidad, y casi un cuarto de las mismas están
emparentadas por maridaje y compadrazgo. Estos lazos, así como las rentas
congeladas y la escasez de vivienda que sufre la ciudad, ayudan a la estabilidad del
vecindario. Algunas familias de ingresos elevados, cuyas viviendas se atiborran de
56
buenos muebles y objetos eléctricos esperan una oportunidad para mudarse a
mejores barrios, pero la mayoría están contentas y aun orgullosas de vivir en la Casa
Grande.
El sentido de comunidad es muy fuerte especialmente entre los jóvenes que
pertenecen a los mismos grupos de amistad de toda la vida y que asisten a las
mismas escuelas, a los mismos bailes en los patios, y que con frecuencia se casan
entre sí.
Los adultos tienen amigos a quienes visitan, con los que salen, y a los que piden
dinero prestado. Grupos de vecinos organizan rifas y tandas, participan en mandas, y
juntos celebran las festividades de los patronos de la vecindad, las posadas y otras
fiestas.
Pero estos esfuerzos de grupo son ocasionales ya que la mayor parte de los adultos
“atienden sus propios asuntos” y tratan de conservar lo privado de sus vidas. La
mayor parte de las puertas se mantienen cerradas, y es costumbre “tocar” y esperar
el permiso para entrar cuando se va de visita. Algunas personas solamente visitan a
sus compadres y a los parientes y han entrado en muy pocas de las otras viviendas.
No es frecuente invitar a los amigos o vecinos a comer, excepto en ocasiones
formales, como los cumpleaños o celebraciones religiosas. Aunque los vecinos
prestan su ayuda, especialmente en momentos difíciles, se procura recurrir a ella lo
menos posible. No son raras en la Casa Grande las disputas de las familias por
travesuras de chiquillos, peleas de palomillas en las calles y antipatías personales
entre los muchachos” (Ídem).
Estos estudios muestran dos visiones que se tuvieron sobre el mismo lugar, por
una parte, los investigadores de la I.N.V. tienen un constante desprecio a las
culturas locales que existían en esos barrios en aras de una modernidad que
57
impulsaba desde el gobierno, mientras tanto, Oscar Lewis retoma a los sujetos en
su investigación donde hace una puntual descripción de sus relaciones que
mantienen el sentido de pertenencia socio-territorial y el orgullo de vivir en esa
comunidad.
El Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, S.A. (BANOSPSA) fue el
encargado del programa de construcción de viviendas de Interés Social desde el
año de 1947, absorbiendo al Banco de Fomento de la Habitación, S.A.,
principalmente en 1948 es una etapa de grandes realizaciones para el banco en
materia habitacional, BANOBRAS publicó sus memorias de 35 años (1933-1968)
diciendo:
“El banco construyó conjuntos habitacionales adaptados a cada caso, la construcción
vertical en los terrenos de alto valor (Unidad Esperanza); casas "solas" unifamiliares
las destinadas a la "clase media" en las zonas periféricas (Colonia del Periodista); la
construcción agrupada para familias de escasos recursos, esto en zonas alejadas del
centro (Colonia del parque); empleando los métodos desde el arrendamiento hasta la
propiedad pasando por el sistema de Certificado de Participación Inmobiliaria (Serie
B no amortizable)” (Alfaro et al, 1987: 39).
Un año después, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público autorizó al banco
para que con cargo al Fondo de Habitación Popular se realizaran estudios y
proyectos con el fin de regenerar la zona urbana de Nonoalco-Tlatelolco, la revista
del Banco, agregó:
"[…] en 1961 se destinan 50 millones de pesos con una tasa de 8% anual para la
construcción del Conjunto Urbano Nonoalco-Tlatelolco, hasta 1963 el Fondo de la
58
Habitación Popular había invertido en Tlatelolco 1008.0 millones, constituyendo la
obra más importante del sexenio" (Ibídem.: 40).
Los terrenos donde se construyó el Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco fueron
menores a los contemplados en el proyecto original de Pani, en él se contemplaba
la regeneración de las colonias Tepito, Morelos, Penitenciaria, entre otras, hasta
llegar a los predios que conforman actualmente la Sede del Congreso de la Unión
en el Palacio Legislativo de San Lázaro y la actual Terminal de Autobuses de
Pasajeros de Oriente (TAPO), sin embargo, el contexto social, económico y
político que estuvo presente en el país a finales de los años sesenta, hizo que el
proyecto quedara limitado a los límites actuales del Conjunto Habitacional
Tlatelolco, al poniente por la avenida de los Insurgentes; al norte por la calle de
Manuel González; al sur por la calzada Nonoalco (hoy Ricardo Flores Magón) y al
oriente por la Prolongación del Paseo de la Reforma.
2.3 El Conjunto Urbano Adolfo López Mateos
En el estudio donde se presentó el proyecto de construcción del Conjunto Urbano
Nonoalco-Tlaltelolco22, se titula el preámbulo de la publicación como “Una
revolución pacífica” (BANOBRAS, 1963:7), se pensaba que era la solución del
problema de vivienda y déficit habitacional como consecuencia del desordenado
crecimiento de la ciudad.
A mediados de los años cincuenta, se situaría a la ciudad como la zona central
de tugurios, según el estudio, exigirían esas condiciones su demolición para
22 Tlaltelolco es el nombre original del lugar y así se titula la publicación realiza por el Banco, con el paso del tiempo se modificó el nombre por Tlatelolco como lo conocemos en la actualidad.
59
realizar planes de regeneración urbana, por lo que Tlatelolco sería el inicio del
programa para una vida “decorosa, digna y saludable”, respondiendo a las
determinaciones del proceso modernizador en México.
Para la publicación de BANOSPSA, el proyecto Nonoalco Tlatelolco era:
“‘Una revolución pacífica evita la revolución violenta’ ha dicho el señor presidente
de la República, licenciado Adolfo López Mateos, la construcción de grandes
conjuntos urbanos como el Presidente López Mateos (Nonoalco Tlatelolco), forma
parte de la revolución pacífica emprendida con firmeza por el actual régimen,
porque su finalidad no es el embellecimiento de la ciudad, aunque éste también se
obtenga, si no sobre todo, dotar a los grupos económicamente débiles de la
población, de la vivienda que necesitan para llevar una existencia decorosa, digna y
saludable” (Ídem).
Éste fue el primer intento de reconstrucción del área central de la ciudad de
México, al mismo tiempo, el conjunto también marcó el final de la serie de
proyectos habitacionales de alquiler subsidiados a largo plazo. En el proyecto de
la unidad Nonoalco Tlatelolco, el más grande de su tipo en América Latina,
participaron 40 empresas entre las que se encontraban Ingenieros Civiles
Asociados (ICA) y Ballesteros S.A.23
Fue presentado como un “proyecto piloto” para la regeneración urbana de la
ciudad de México que se construiría sobre los terrenos de la estación de
Ferrocarriles Nacionales de la Aduana de México y los antiguos barrios de San
Miguel Nonoalco y Santiago Tlatelolco; el Tecpan, recinto donde se tuvo el
23 La edición del 22 de noviembre de 1964 del periódico EL NACIONAL fue ocupado con la compra de muchos espacios por las empresas que participaron en la construcción para felicitar y hacer pleitesías al presidente Adolfo López Mateos por la conclusión de dicha obra, la más importante de su sexenio.
60
gobierno local indígena en la época de la Colonia y el jardín de Santiago, lugar del
legendario mercado prehispánico, el centro comercial más importante de
Mesoamérica.
El arqueólogo Francisco González Rul fue el encargado de INAH para el
rescate arqueológico en el proceso de construcción del proyecto, en sus diarios de
campo escribió:
“A fines de los años 50, el área era una enorme zona deshabitada, ocupada sólo por
dependencias gubernamentales, por ello fue escogida para efectuar un experimento
de regeneración urbana.
En sus inicios el mencionado plan, que recibió el nombre de “Conjunto Urbano
Nonoalco-Tlatelolco, Presidente Adolfo López Mateos”, no tomaba en cuenta el valor
de la iglesia, el convento, la plaza ni menos aún la zona arqueológica. Por esta
particularidad de plan urbanístico, fue necesaria una labor de convencimiento, para
que no fueran destruidos los vestigios más antiguos, labor que no siempre dio
buenos resultados, ya que a punto estuvo el conjunto histórico de ser convertido en
estadio deportivo” (González, 1998:123).
El proyecto de investigación arqueológica en Tlatelolco comenzó en 1944,
encabezado por el arqueólogo Pablo Martínez del Río, dicho proyecto interesó a
Robert H. Barlow de la Universidad de California, iniciándose, la primera etapa de
exploración con el descubrimiento del templo mayor pocos años después, cuando
el proyecto de construcción del Conjunto Urbano estaba en marcha, se estableció
una oficina de salvamento arqueológico, sin embargo:
“[…] los escasos recursos económicos y falta de apoyo, dificultaron dichos trabajos,
así como, criterios absurdos y con afanes mercantiles frenaron constantemente los
61
trabajos de salvamento, limitando así la obtención de información que actualmente
se cuenta sobre el lugar arqueológico” (Ídem.).
Dentro del terreno que se tomó en cuenta para la construcción de este proyecto,
se encontraba una zona prehispánica que por sus condiciones se consideró como
ruinas con un alto valor histórico documental y arquitectónico.
“Los diseñadores de esta obra decidieron que la zona debía conservarse y
reconstruirse con la idea de que se convirtiera en el centro cívico del conjunto, de
esta forma se integra los hechos fundamentales de los últimos 800 años” (Alfaro
et al, 1987:43).
No fue un proceso sencillo, ya que en un principio se pretendía:
“[...] destruir todos los restos arqueológicos que sobresalieran de la cota de 32.50m y
cubrir los subyacentes, para poder instalar los estanques, por desgracia con ese
proyecto todos los basamentos importantes, como el templo calendárico, se
encontraban destinados a demolición” (González, 1998:126).
Uno de los argumentos que usaron Pani y su equipo de trabajo, fue que había
tantas y tantas pirámides ya en México, por lo que, el destruir o tapar las de
Tlatelolco en nada perjudicaba, en cambio a los arquitectos les permitiría hacer
una plaza monumental (Ídem.).
Los arqueólogos salieron vencederos de dichos desencuentros al encontrar el
templo calendárico y la llamada “plaza baja”, la zona arqueológica incrementó en
tamaño y frustró los intentos de poner un enorme espejo de agua sobre ella, ya
que, el propósito para la zona es que pudiera ser visitada sin ser expuesta al
deterioro, al final, se construyó un discreto corredor de visita y sólo se aceptó al
final un remedo “espejo de agua” y surtidos (Ídem.), en las áreas en que no se
62
encontraron restos arqueológicos para asemejar la época en que el agua del lago
rodeaba el centro ceremonial, algo muy diferente a lo planeado originalmente por
los arquitectos del proyecto.
La plaza monumental se construyó a un costado de la zona arqueológica,
Ricardo de Robina escribió en la revista Arquitectura:
"La Plaza de las Tres Culturas delimitada al oriente y al poniente por dos grandes
Unidades-Habitación Tipo "B” y al norte y al sur respectivamente por una escuela
secundaria y la nueva Secretaria de Relaciones Exteriores conforman un rectángulo
de 180 m x 220 al cual se une por el lado norte el antiguo jardín de Santiago que a su
vez, correspondió al espacio abierto del mercado de Tlatelolco” (Citado por Alfaro
et al., 1987:44).
Dentro del diseño de la plaza de las Tres Culturas, no se tomó en cuenta la
importancia del lugar ni las estructuras, ya fueran coloniales o prehispánicas; por
ejemplo:
“las construcciones prehispánicas y algunas coloniales están orientadas de acuerdo
a la posición solar, es decir, de oriente a poniente, los edificios modernos lo están al
norte magnético y por ello en el parque arqueológico de Tlatelolco se ven tan
extraños los andadores” (González, 1998: 126).
El proyecto de la Unidad Nonoalco Tlatelolco se realizó con el financiamiento del
ISSSTE del Fondo de Habitación Popular, que se apoyó en fuentes externas como
el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y subsidios especiales directos del
Gobierno Federal, los recursos fueron canalizados y administrados por
BANOSPSA (ahora BANOBRAS) a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público, asimismo, en el desarrollo de la obra diversas aseguradoras y compañías
63
invirtieron recursos, el porcentaje de recursos fue: “BANOSPSA (BANOBRAS): 80%,
ISSSTE: 10%, Aseguradora Mexicana: 10%” (Cantú, 2001:117), en la revista de
BANOBRAS, consideró que:
"[…] la zona era típicamente de habitación rentable, es de presumirse que edificar
habitaciones multifamiliares en este sitio, es mejor que lotificarlo para habitaciones
populares en propiedad, lo que se prestaría a especulación, al final sólo extendería el
tugurio y el jacal” (Citado por Alfaro et al, 1987: 45).
La unidad habitacional tenía la idea de construir viviendas de buena calidad, a un
costo accesible para la mayoría de la población y de acuerdo a los patrones de la
época, es así como el proyecto encuentra la solución a construir "bueno y barato"
edificando verticalmente:
“Con el proyecto se presentaron croquis en los que se mostraba una manzana de la
ciudad, con construcciones en un piso, en la que un 20% de la superficie la ocupan
pequeños patios y zotehuelas, si en estas manzanas se construyeran edificios de
cinco pisos, con idéntica capacidad de habitacional, liberaríamos cuatro quintas
partes del espacio en cada hectárea, habría un parque como la alameda central,
estas áreas libres quedarían como lugares donde los habitantes de la unidad podrían
reunirse utilizándolos en distintos servicios sociales, favoreciendo el objetivo de
lograr restablecer la vida vecinal y comunitaria” (Ídem.).
La idea central del proyecto fue crear una dinámica de regeneración para estas
áreas urbanas deterioradas, con viviendas hacinadas en condiciones
infrahumanas de vida, bajo este lineamiento, aumentando la densidad promedio
de la población de 400 habitantes por hectárea a 800 (Ibídem: 46),
64
En la esquina de la avenida Insurgentes y la calle Nonoalco, se encuentra
situada la Torre de Insignia24 otro símbolo del conjunto habitacional, el edificio
realizado también por Pani, tiene forma piramidal con una altura de 127.3 metros
con 25 pisos, además tiene un mirador situado a 84 metros de altura, en la parte
superior, cuenta con un carrillón compuesto por 47 campanas:
“[…] las más importantes de las cuales ostentan los nombres de los patricios
Cuauhtémoc, Hidalgo, Morelos, Francisco I. Madero y una más con la inscripción
Presidente López Mateos” (El Nacional, 22-11-1964: 8).
La Torre de BANOBRAS, en ese entonces, fue la mayor de su tipo en el
continente y tercer edificio de concreto armado en el mundo por su altura, contaba
con tres sistemas clásicos de percusión: manual, eléctrico y automático, se instaló
para que los habitantes de Nonoalco y las zonas circunvecinas disfrutaran de
audiciones musicales.
En el proyecto se dijo que había tomado en cuenta lo que llamaron "el control
de edificación'', consistía en planear de antemano el uso máximo que debe darse
a un terreno determinando sus características para prever los servicios que
requería la zona:
“Para esto se toma en cuenta el área de ubicación (superficie que ocupara el
edificio dentro del lote) - el área total construible que se autoriza en varios pisos en
conjunto determinarían la población máxima que tendría la zona, para hacer una
adecuada prevención de los servicios.
24 Mejor conocido por los habitantes de Tlatelolco como la “torre de BANOBRAS”, dado que albergó las oficinas de dicho banco por varias décadas y se convirtió en el segundo edificio más alto de México en los años sesenta; el icono de la estación Tlatelolco del Sistema Colectivo Metro tiene la forma de este edificio, el Gobierno Federal dispuso recientemente poner en renta dicho inmueble, no ha tenido actividades dentro de sus instalaciones por más de 15 años, luego que BANOBRAS cambió su sede a otro lugar de la ciudad.
65
Se previó en el proyecto en cuanto a los estacionamientos, dentro de la
Supermanzana un automóvil por cada tres viviendas, considerando un lugar para
los inquilinos de los edificios tipo C y menos automóviles para los de tipo A y B”
(Alfaro et al, 1987:47-48).
La investigación realizada por Mario Pani, llegó entre otros resultados a lo
siguiente:
“La población de la zona oscilaba entre 200 y 600 personas por hectáreas viviendo
amontonados en espacios reducidos, las casas unifamiliares eran escasas, las
construcciones ocupaban el 80% de la superficie, por lo que existía una carencia de
espacios abiertos. Así que para regenerar este sector se utilizarían los terrenos
baldíos de Llanos de la Vaquita en los que se proyectó la construcción de una
unidad, otra sobre la calzada puebla (Ignacio Zaragoza). […] Las tres secciones que
forman el proyecto de la unidad Nonoalco-Tlatelolco, se llevó a cabo la investigación
que ocupara el proyecto y los circunvecinos extendiéndose en sus aspectos social y
humano, en la zona que posteriormente pretendemos desalojar, ósea en la totalidad
de la zona central de tugurios. Comprendió cerca de 100 mil familias” (Ibídem: 48).
El 21 de noviembre de 1964 fue inaugurado el Conjunto Urbano Adolfo López
Mateos, los principales diarios del país25 mostraban la noticia a Ocho Columnas
en primera plana:
“Aspira este monumental conjunto urbano a ser símbolo de la grandeza de México;
ambicioso, nuevo y distinto ensayo de regeneración masiva de una gran zona
degradada y solución de grandes ingentes problemas sociales” (El Nacional,
22-11-1964: 8).
25 Periódicos El Nacional, Excélsior y El Universal en la edición del 22 de noviembre de 1964 mostraban la noticia en Primera Plana, el día siguiente a la inauguración.
66
El Conjunto Urbano se dividió en tres secciones, la Primera Sección se llamó
“La Independencia”, la Segunda Sección se le denominó “La Reforma” y la
Tercera Sección se conoció como “La República”, se construyeron un total de
11,908 departamentos en 102 edificios, 16 de los cuales pertenecen al ISSSTE:
“aumentaron casi un 40 por ciento las habitaciones existentes con anterioridad en
multifamiliares en el Distrito Federal, antes se contaba con 4279 departamentos y
ahora los burócratas contar[ían] con un total de 6647 departamentos multifamiliares
construidos por el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del
Estado” (Ídem.).
Así como, en los siguientes años existiría la estación del Sistema de Transporte
Colectivo Metro y la Subdelegación política en su interior, por ello, la vivienda fue
dividida en dos sectores básicos: a) vivienda de interés social, subsidiada por el
estado y b) vivienda destinada a la inversión.
Así tenemos, una clasificación26 con el tipo de edificios que construyeron:
• Los tipo "K" situados sobre la avenida San Juan de Letrán, los que constan de 14
pisos de dos departamentos cada uno, tres recamaras, un elevador privado y otro
para el servicio en cada piso y un penthouse;
• los tipo “N” ubicados sobre el Paseo de la Reforma de 22 pisos, cuentan con 4
departamentos por planta, dos penthouse de dos recamaras, elevador en cada piso,
cuarto de servicio y locales comerciales;
26 Estos datos se tomaron de un folleto de propaganda para la venta de los departamentos al momento de su inauguración (citado por Alfaro et al, 1987:50).
67
• los tipo "M", a ambos lados de San Juan de Letrán tienen 22 pisos cuatro
departamentos por planta, dos o tres recamaras, excepto los penthouses, cuarto de
servicio, elevador en cada piso y locales comerciales;
• los tipo “l” frente a la plaza de las tres culturas, al jardín de Santiago y al parque
central, con 14 pisos por edificio y tres departamentos por planta, de una, dos o tres
recamaras elevador cada tres pisos y locales comerciales;
• los tipo "I", en la avenida Insurgentes y San Juan de Letrán son de ocho pisos con
cuatro departamentos por piso, dos o tres recamaras, cuarto de servicio, elevador con
servicio en cada piso y locales comerciales;
• los tipo ''C", en Insurgentes y Paseo de la reforma, cuentan con 14 pisos, tres o cuatro
departamentos por piso, de una, dos o tres recamaras, elevador cada tres' pisos,
terraza panorámica y locales comerciales;
• los tipo "B", entre avenida Insurgentes, San Juan de Letrán y Paseo de la Reforma, son
de 8 pisos con dos departamentos por planta, con dos o tres recamaras, elevador con
servicio cada tres pisos;
• los tipo 'A", en avenida Insurgentes, San Juan de Letrán y Paseo de la Reforma, al
igual que los anteriores, tienen cuatro o cinco pisos, con dos departamentos por nivel,
una, dos o tres recamaras, dos baños completos y jaulas para tender la ropa en la
azotea.
Para el proyecto se planificó los “tipos de habitantes” que poblaría posteriormente
el Conjunto Nonoalco Tlatelolco:
“[…] la primera etapa consideraba tres estratos económicos a quienes iba dirigida la
oferta de vivienda; estratos que el autor considera como los más débiles de la
población económicamente hablando. El denominado estrato "a" que incluía a
familias cuyos ingresos mensuales no rebasaban los 700 pesos y representaban el
68
58% de la oferta; el estrato “b” que incluía a núcleos familiares con ingresos
mensuales hasta 1,500 pesos representando el 18% del universo, y el estrato "c" que
incluía a las familias con ingresos superiores a los 1,500 pesos, el 24% de la oferta”
(Ibídem.:51).
La unidad habitacional como espacio planificado, requirió la construcción de
edificios con diferentes características, se buscó dar habitación adecuada a las
necesidades y posibilidades económicas, de cada grupo social:
"tenía el propósito principal de lograr el abaratamiento de las rentas, también se trató
de que la operación en su conjunto resultara costeable, para obtener esta doble
finalidad se elaboró una tabla de rentas, procurando que las mayores cubrieran el
déficit de las menores” (Ibídem.:52).
La recuperación de la inversión se calculó por medio de dos sistemas:
“[…] el de arrendamiento y el de venta de los departamentos; para el primero se
calculó por medio de un sistema de compensación para los casos de venta se
pretendía recuperar la inversión en 20 años, aplicando valores compensados en
forma semejante a como se determinó la renta, en lo que respecta al mantenimiento,
no se pretendía seguir el procedimiento utilizado en otras obras, en donde se
establecían cuotas mínimas, para el conjunto se había calculado un 2 % de la
inversión, esto representaba más o menos $20'000,000,00 anuales, con lo que se
pretendía conservar en buen estado los edificios. […] Se inició la construcción de la
primera de las unidades del conjunto pero no hubo recursos para continuar con las
otras dos, pues el gobierno federal no podía hacer nuevas aportaciones, se planteo
así la disyuntiva de suspender obras de continuarlas obteniendo recursos de otras
69
fuentes, se decidió continuar con recursos obtenidos de la iniciativa privada”
(Ibídem,: 52-53).
Un desajuste en el presupuesto inicial y las condiciones que imperaban en la
economía del país en ese momento, impidió que se mantuviera la construcción del
Conjunto Urbano bajo los términos originales del proyecto de Pani, sí se hubiera
seguido el plan original, habría sido necesario que el gobierno, a título de subsidio,
absorbiera fuertes diferencias (Ibídem: 53); por lo que BANOBRAS decidió vender
al público en general:
“[…]el sistema de rentas implantado a principios del decenio de los cincuentas por
los dos sistemas organismos de seguridad social del país: el IMSS y el ISSSTE, y fue
desechado a partir de 1963, […] con la adquisición del “Certificado de Participación
Inmobiliaria, Serie B no amortizable”, con el derecho del adquiriente del
aprovechamiento del departamento, se tenían 15 años de plazo pagaderos
mensualmente a manera de renta, sin que eso constituyera una propiedad particular
propiamente dicha ni tampoco el alquiler de un departamento, sino sólo la posesión
por los residentes de dichos certificados, que daban derecho al disfrute de la
vivienda” (Cantú, 2001:117).
A partir de este instante, la población de Tlatelolco sería distribuida en un
importante sector del estrato medio, un sector que predominaría en su
poblamiento original, de esta manera, las personas desalojadas en el proceso de
construcción y trabajadores sin mucho poder adquisitivo, quedarían fuera de toda
posibilidad de un departamento en la unidad Tlatelolco.
Asimismo, otro sector excluido fueron los trabajadores del Sindicato de los
Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, entre 1958 y 1959, duró
70
un movimiento sindical respecto a las mejoras en su contrato colectivo de trabajo y
por vivienda digna, aún cuando la obra se implantó mayormente en los terrenos de
Ferrocarriles Nacionales, en su antigua estación de carga, aduana, almacenes y
bodegas, las habitaciones construidas no fueron para ellos (Ibídem: 114-117).
La construcción del Conjunto Habitacional dio mayor justificación a la
ampliación del Paseo de la Reforma hasta la Glorieta de Peralvillo, estas obras las
realizaría el Departamento del Distrito Federal (DDF) terminando con la barrera de
dos kilómetros y medio que imposibilitaban la expansión de la ciudad hacia el
norte.
Se proyectó la implementación de nuevos ejes o vialidades, a partir de la
prolongación de las calles de Guerrero continuación de la avenida Bucareli y
Cuauhtémoc construyéndose un nuevo eje norte a sur, paralelo a Insurgentes
Norte, así como, la prolongación de San Juan de Letrán (Eje Central Lázaro
Cárdenas) por la calzada Vallejo hacia el norte que uniría las instalaciones del
Instituto Politécnico Nacional en la unidad Zacatenco, asimismo, el puente sobre
Nonoalco (Ricardo Flores Magón) rectificado y reconstruido es otro enlace que
facilitaría el tránsito de sur a norte de la ciudad, en el extremo oriente.
Al construirse el conjunto Tlatelolco con la ampliación de las avenidas que lo
circundan, se avanzó en el aspecto de vialidad de la ciudad, pero no así en la
solución del problema de la vivienda:
''En el caso de la ampliación del Paseo de la Reforma se estima que significó afectar
a 143,800 m2 de suelo urbano y la destrucción de numerosas vecindades y edificios
de departamentos con la consiguiente expulsión de sus habitantes, el IX Censo de
71
Población nos da alguna idea de lo sucedido cuando señala que los cuarteles
censales no. II y V afectados por dicha ampliación perdieron entre 1960 y 1970,
18,896 viviendas y esto a pesar de la construcción de Nonoalco Tlatelolco” (Alfaro,
1987:53-54).
Esta renovación bulldozer27, pretendía seguir siendo utilizada por el Gobierno,
mientras que Mario Pani y su equipo de trabajo consideraron el Conjunto Urbano
como un signo del México contemporáneo por sortear muchas adversidades que
se presentaron en su construcción, asimismo, Guillermo Viramontes dijo al
presidente Adolfo López Mateos en su inauguración:
“A 443 años de distancia, da usted nueva vida a Tlatelolco al poner en servicio esta
imponente ciudad erigida dentro de la gran capital, junto a las mismas piedras
venerables de nuestros antepasados y exalta la dignidad y el heroísmo de nuestra
raza” (El Nacional, 22-11-1964: 8).
2.4 Tlatelolco, sus problemáticas y etapas de poblamiento.
La Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco a falta de menos de un lustro para
llegar a medio siglo de existencia, así como la mayoría de las unidades
habitacionales dentro de su heterogeneidad en la ciudad de México presenta un
problema en común:
27 Tlatelolco era proyecto piloto de este tipo de urbanismo funcionalista por lo que significaba sólo el principio, al no concretarse la segunda etapa del proyecto original, surgió en el Departamento del Distrito Federal, otro proyecto en 1967 de singular importancia, Centro Histórico de la ciudad de México. Anillo de renovación urbana, que no llegó a realizarse tampoco, pretendía erradicar extensas franjas perimetrales del sector central del centro histórico. “Se pretendía la demolición de esta franja, para construir en ella decenas de edificios de corte funcionalista y del naciente Estilo Internacional. Efectivamente, en ese momento se estaba produciendo el tránsito del movimiento funcionalista al Estilo Internacional (1960-1970), lo cual produjo el consabido menosprecio a las culturas locales, en aras de una modernidad que emergía prometedora” en (López, 2003).
72
“[…] un deterioro evidente de las estructuras de los edificios y las áreas de uso
social; cambio en los usos para los que estas áreas colectivas fueron diseñadas junto
con una progresiva de ellas para usos privados; inseguridad y delincuencia; conflicto
entre vecinos; falta de participación y de preocupación de los ocupantes por el
mantenimiento general; nula (o casi inexistente relación de quienes viven en
conjuntos con su entorno (barrio o colonia)” (Villavicencio, 2006: 11).
Una imagen que se ha ido generalizando, sobretodo, en las representaciones
sociales producidas hacia las grandes máquinas para habitar, hace aparecer a los
grandes conjuntos habitacionales a menudo:
“[…] como la sede de complejos problema de gestión y de inseguridad, son
presentados como espacios conflictivos donde las disputas entre los habitantes son
endémicas y la inseguridad es acentuada” (Duhau y Giglia, 2008: 303).
Se parte del imaginario urbano, como dijo Alicia Lindón (2005) acerca del “mito de
la casa propia” que está enraizado dentro de la cultura mexicana como el espacio
ideal para vivir.
Al Conjunto Nonoalco Tlatelolco la aquejan muchas problemáticas28, en sus
primeros años de existencia con poco trabajo se podía dar un mantenimiento
(recolección de basura, vigilancia, alumbrado, áreas verdes, áreas de descanso,
etc.) debido a que la unidad se encontraba en muy buenas condiciones, sin
embargo, algunas cosas se tuvieron que hacer desde los primeros años como fue
el pilotaje y/o recimentación.
La unidad habitacional desde su fundación ha sufrido un aumento de
hacinamiento, ya que se pobló más allá de lo previsto, llegando a albergar a más
28 En el capítulo 3, serán descritas a mayor profundidad, las problemática actuales.
73
de 100 mil habitantes (Alfaro et al, 1987:61), incluyendo a los inquilinos irregulares
llamados “cuartos de azotea”29 (incrementándose con el tiempo) lo que el grave
problema que se pretendía disminuir con la construcción de Nonoalco Tlatelolco
no se logró resolver.
Sobre los “cuartos de azoteas” en Tlatelolco, René Coulomb dijo:
“A veces verdaderas “ciudades perdidas en altura”, los cuartos de azotea
constituyeron una “solución” habitacional” muy ilustrativa de la problemática de la
vivienda dentro de la Ciudad Central. Se trata tantos de los “cuartos de servicio”
localizados en las azoteas de ciertos conjunto habitacionales, como de viviendas
precarias construidas sobre las azoteas de edificios y casas habitación.
Según los resultados de una investigación de los cuartos de servicio de la unidad
habitacional Nonoalco Tlatelolco, realizada con anterioridad a los sismos de 1985, el
30% de los ocupantes percibían ingresos entre una y dos veces el salario mínimo y
un 7% ganaba más de dos veces el salario mínimo. Al mismo tiempo, 75% tenía su
empleo dentro de la misma delegación Cuauhtémoc. La proximidad de empleos es
tan o más importante que el relativo bajo precio de los alquileres, para explicar la
multiplicación de este tipo de vivienda en las áreas centrales” (Coulomb, 1991:38).
Eso no fue todo, Max Mendizábal (1984) mencionó otros problemas que también
aquejaron a Tlatelolco en sus primeras décadas de existencia:
“Uno de los errores de planeación más graves en el Conjunto Urbano Nonoalco
Tlatelolco, consiste en que las áreas para estacionamientos no corresponden a las
29 “Algunos de los edificios más costosos preveían cuartos de servicios en las azoteas. Estos cuartos terminaron siendo arrendados por los titulares de los departamentos a familias de muy bajos recursos, complicando todavía más el abanico de la estratificación y de la segregación social en el lugar. Como apunta Ballent (1988), “esta estratificación al revés, donde los más pobres están situados arriba de las más ricos, recuerda -pero invertida- la imagen apocalíptica de la Metrópolis de Fritz Lang” (citado por Duhau y Giglia, 2008:303).
74
necesidades requeridas, concebida para alojar 12 mil familias, los espacios no
satisfacen ni siquiera al 50% de las necesidades, hay que agregar que algunas
familias poseen dos o más autos, que los visitantes son números y que los locales
(comerciales) necesitan lugar tanto para sus propietarios como para sus
abastecedores. Abarrotados los pocos sitios dentro de la unidad, ha sido triste fuente
de conflictos intervecinales ante la indiferencia de todo tipo de autoridades,
salvándose únicamente quienes adquirieron cajones en los estacionamientos bajo
techo en la segunda y en la tercera sección, cuyas capacidades son irrisorias”
(Mendizábal, 1984: 24-25).
Además, también mencionó lo siguiente:
“Por otra parte, el acomodamiento de los autos en las calles limitadoras del conjunto,
también difícil por la saturación de vehículos ha significado un riesgo perenne de
robos de estéreos, radios, llantas, o de plano el automóvil.
La gravedad de la situación era y sigue siendo extrema en puntos específicos, junto
a la torre de BANOBRAS y hacia el norte de Insurgentes cuyo ángulo con Manuel
González esta monopolizado por una comandancia de granaderos; en la zona de la
estación del metro, junto a la que se ubica una sala cinematográfica la cual las
autoridades no exigen –como lo marca el reglamento– un estacionamiento propio y la
acumulación –dicha antes– de todo tipo de terminales transportistas. Otro sector
difícil se ubica al sur de la plaza de la Tres Culturas, en la que injustamente se
prohíbe estacionarse cerca de la Secretaría de Relaciones Exteriores, a pesar de
que se han apropiado para ampliarse para uso exclusivo de su personal, que
permanecen vacías por las noches” (Ídem.).
La población estimada al inicio de la década de los ochentas era de 78,518
habitantes (Cantú, 2001:112):
75
“Se considera que en la composición social de los habitantes en la Unidad
Habitacional, predominan aquellos jefes de familia con ingresos mayores de tres
veces al salario mínimo. Las familias de más altos ingresos se localizan en la tercera
sección. Una gran mayoría de los residentes, jefes de familia, son profesionales y
técnico medios, y en entrevistas con funcionarios de la Administración Inmobiliaria,
S.A. (AISA), éstos consideran que ha existido una gran movilidad de residencia de
habitantes, toda vez que el Conjunto urbano ha sido un lugar de estancia temporal
para un porcentaje considerable de familias pues al aumentar sus ingresos o
modificar el tipo de empleo, se cambian a otro lugar de la ciudad de México o en su
defecto, a otra localidad del país” (Ibídem.: 112-113).
Algo que ha caracterizado a Tlatelolco, son los continuas etapas de poblamiento,
es decir, la entrada y salida de habitantes desde su fundación hasta la fecha,
posterior a lo sucedido en el 2 de octubre de 1968 en la plaza de las Tres
Culturas, hubo una importante cantidad de habitantes que optaron dejar sus
departamentos.
“Hubo gente muy espantada por lo del 68, que se salió de Tlatelolco – recuerda
Ernestina Gómez– yo quería comprar un departamento pero no pude, ya en el 63
estaba todo ocupado, mi hermana vivía en sexto piso en el Tamaulipas y quería vivir
ahí, fue hasta 1973 cuando me avisó ella que había departamentos disponibles, me
comunique a BANOBRAS y me dijeron que sí, entonces compré un departamento en
el Tamaulipas también.”30
A inicios de los setenta, se dio la primera entrada de nuevos habitantes de
Tlatelolco, sin embargo, la Administración Inmobiliaria, S.A. (AISA) mantuvo las
30 Entrevista a Ernestina Gómez, habitante de 37 años viviendo en Tlatelolco y comerciante del lugar, realizada 7 de enero de 2010.
76
exigencias iniciales para poder acceder a tener un departamento con la intención
de mantener un perfil similar de habitantes a los que ya estaban habitando en la
unidad.
A partir de 1974, inicia un movimiento vecinal por la autoadministración por
parte de habitantes en ciertos edificios del Conjunto debido a los malos manejos
de AISA, su poca eficacia en la resolución de los problemas que tenía Tlatelolco
en esa época y las altas cuotas de las rentas que le cobraban a los habitantes, el
inicio del movimiento se ubica en edificios de la Segunda Sección, alguno de ellos
fueron el José Ma. Arteaga y Miguel Lerdo de Tejada, paulatinamente hizo que la
protesta vecinal tuviera la fuerza suficiente para expandirse a otros edificios y
mantenerse hasta una década en la lucha, aún así, la movilidad de habitantes
estuvo presente en esos edificios:
“Como dato indicativo de la movilidad de las familias en Tlatelolco, tenemos el dato
observado en los primeros cuatro años de autoadministración en los edificios José
Ma. Arteaga y Miguel Lerdo de Tejada; en ese periodo se cambiaron 74 nuevas
familias de las 400 existentes en esos dos edificios representando el 18.5%, pese a
la sustancial mejoría en los servicios de mantenimiento y administración en esos dos
edificios” (Cantú, 2001: 113).
El año de 1985 marcó un “antes y después” para Tlatelolco, el sismo del 19 de
septiembre provocó un éxodo de habitantes dando inicio a la compleja etapa de
reconstrucción31, en ese proceso se rompieron muchas prácticas e interacciones
31 “La escolaridad de los residentes en Tlatelolco, el 15% eran profesionistas universitarios y el 46% egresados del nivel medio superior, su oposición al derrumbe de los edificios como era el plan original dio pie a la exigencia por la reconstrucción, junto a las organizaciones sociales de damnificados”, en (Cisneros, 1988).
77
de los actores habían construido con el tiempo32, es decir, todo el sector comercial
del Conjunto, asimismo, las escuelas primarias y secundarias serían trasladadas a
los “cuadros”33 en módulos de lámina de color blanco, lo que implicó la
destrucción de los espacios recreativos y esparcimiento. Los comerciantes no
soportaron las condiciones que imperaron en esos años provocando la quiebra de
muchos negocios, además, los habitantes vieron rotas sus relaciones de amistad
con el éxodo que hubo en Tlatelolco, lo que produjo tensión con los nuevos
pobladores que llegarían después, de acuerdo a la opinión de muchos habitantes.
“Lo que se produjo en Tlatelolco durante varias semanas fue un desenfrenado éxodo
de residentes; las familias subían a los edificios por sus muebles, mientras otros
trataban de impedir el desorden y la retirada total. Algunos de los que evacuaban,
que estimaban insuficiente el pago que les daba el gobierno, comenzaron a
desmantelar los departamentos. Zafaban puertas y ventanas; arrancaban los
cavados de los pisos, los muebles de baño y los azulejos, tratando de no dejar nada,
de llevarse algo o simplemente destruir.
Entre septiembre y diciembre de 1985 se fueron miles de familias, la cuarta parte de
los residentes, incluyendo los habitantes de cuartos de azotea que obtuvieron apoyo
gubernamental para adquirir nueva vivienda. Quedaron en Tlatelolco los de los
edificios del ISSSTE, muchos de los residentes que vivían en edificios muy dañados
32 El Instituto Politécnico Nacional realizó un diagnóstico en el Conjunto Urbano para determinar las condiciones en cómo fue afectado Tlatelolco en los sismos de 1985; dos de sus intereses fue diagnosticar las problemáticas sobre la interacción social y el equipamiento cultural-turístico entre sus habitantes, un dato resultante fue que sólo el 25% de una encuesta realizada a propietarios de departamento, estaba interesado en la conservación del sitio arqueológico y el 75% era indiferente (Romero, 1999), ya que se da mayor importancia a aspectos económicos que a los culturales, esto representa un dato importante al momento de analizar el apego y arraigo de los habitantes a la Unidad y hará necesario indagar sí esta situación se mantiene en la actualidad o se ha modificado con el tiempo. 33 Los “Cuadros” son el nombre denominado por los habitantes de la Unidad a los espacios recreativos.
78
y la mayor parte de los habitantes de los edificios menos dañados” (Cisneros, 1988:
348).
Aquellos que decidieron salir de Tlatelolco, optaron por vender su vivienda a la
Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), hoy SEDESOL, a cambio
de un departamento en otro espacio, además, la solvencia económica de muchos
residentes de Tlatelolco hizo accesible la adquisición de una nueva vivienda en la
periferia de la ciudad (Connolly, 1987).
Las familias que se quedaron en Tlatelolco fueron las que menos recursos
tenían pero también las que tenían algún sentimiento de arraigo local, ocho mil
familias perdieron todo su patrimonio al ser derrumbado su vivienda (Cisneros,
1987:349), se demolieron siete edificios en la Tercera Sección: el módulo del
“Nuevo León”, “Churubusco", “Guelatao”, “Atizapán”, “Oaxaca”, “Tecpan” y
“Tecpan 2”; mientras que en la Segunda Sección fueron cinco edificios: “Ponciano
Arriaga”, “Ignacio M. Altamirano”, “Jesús Terán”, “Ignacio Comonfort” y “20 de
Noviembre”.
Ese éxodo y repoblamiento de habitantes, según vecinos del lugar, ha
provocado que aún falte por construir un mayor espíritu de cooperación entre
todos, porque la ausencia de éste ha provocado que muchos habitantes de la
unidad no tengan arraigo, no cumplan con sus cuotas de mantenimiento y las
instalaciones luzcan abandonadas (El Universal, 08-09-2005).
Para entender las dimensiones que ha tenido la movilidad de habitantes en
Tlatelolco, por lo menos en la zona circundante a la Plaza de las Tres Culturas en
la Tercera Sección, en el edificio Chihuahua por ejemplo, sólo se quedaron
79
viviendo cerca de 80 familias34 de las 288 familias que había originalmente en ese
edificio después del sismo de 1985, en la etapa de reconstrucción, se reforzó la
estructura de todos los edificios tipo C con columnas y trabes, aumentando mucho
su peso, disminuyendo considerablemente el tamaño de los departamentos. Por
ello, a las familias que se mantuvieron habitando el edificio Chihuahua les
prestaron un departamento de otro módulo del mismo inmueble mientras los otros
dos se reparaban, en 1989 terminó la remodelación de ese edificio, pero la
situación no fue diferente en otros edificios del mismo tipo:
“El Allende, el Hidalgo y el 10 (Primera Sección) se reforzaron, dicen por ahí, que la
mayor parte de la gente se fue, aquí en el Chihuahua también, aunque ha habido
distintas migraciones en distintos momentos, la mayor sin duda fue en el momento
del sismo” (Ídem.).
Continuando con la movilidad del edificio Chihuahua, hay otro dato mucho más
contundente, sólo hay que evocar el movimiento estudiantil de 1968, para la
realización del documental Tlatelolco, las claves de la masacre:
“Los testimonios de los vecinos de la Unidad Tlatelolco fueron sumamente difíciles de
obtener. El paso del tiempo –aunado a los sismos que semidestruyeron esa unidad
habitacional en 1985– dieron lugar a un singular fenómeno de movilidad de los
habitantes de Tlatelolco hacia otros edificios de esa misma unidad habitacional; por
esa razón, y por sólo citar un ejemplo, en septiembre de 2000 tan sólo pudo ser
localizado un vecino del edificio Chihuahua que ocupaba el mismo departamento en
el que vivía en octubre de 1968” (Mendoza, 2006: 95).
34 Entrevista Antonio Fonseca, habitante de 42 años viviendo en Tlatelolco, 17 de diciembre de 2009.
80
Los edificios de 14 y 22 pisos que sufrieron algún tipo de modificación en su
estructura durante la etapa de reconstrucción (edificios tipo C, K, N, M, I), han sido
los inmuebles que presentaron una mayor movilidad de habitantes, esto contrasta
con los edificios tipo A y B que no sufrieron daños estructurales y redujo
importantemente el poblamiento de nuevos habitantes.
81
Capítulo 3
El espacio: Etnografía de los distintos tipos de apropiación.
3.1 Habitar entre lo privado y lo público.
Estructura Física35
Nonoalco Tlatelolco, se localiza en la delegación Cuauhtémoc, al norte del centro
histórico o primer cuadro de la Ciudad de México, a la Unidad se le ha llamado de
distintas maneras en sus años de existencia, su nombre original fue Conjunto
Presidente Adolfo López Mateos, asimismo, se le conoció como “Ciudad
Tlatelolco”, ya que se concebía como una ciudad dentro de la ciudad, actualmente
es la unidad habitacional Nonoalco Tlatelolco, así como, muchos habitantes
simplemente la llaman “Tlate”.
Se dividió en tres secciones, como se mencionó en el capítulo anterior, se
nombraron "La Independencia", "La Reforma" y "La República" respectivamente,
Tlatelolco ocupa una superficie territorial de 945 mil metros cuadrados36, fueron
divididos de la siguiente manera (Mendizábal, 1984: 7):
Áreas habitacionales 129 796.84 m²
Áreas de servicios sociales 177 354.83 m²
Áreas libres 461 471.64 m²
Área total edificada 768 623.31 m²
35 Referente a la dimensión espacial del habitar, retomaremos parcialmente aspectos que se proponen en la Guía para abordar lugares realizado por los investigadores Abilio Vergara, Aída Analco y Olivia Domínguez, ver anexo metodológico. 36 Esa cifra fue retomada en página web: http://www.cuauhtemoc.df.gob.mx, a continuación se muestran datos sobre la dimensión espacial en el Conjunto Urbano, es pertinente tener en cuenta que existen muchos datos que se contradicen en las distintas fuentes consultadas, por ello, sólo unas fuentes han sido retomadas en el estudio, sin embargo, hasta el momento la delegación Cuauhtémoc no cuenta con un estudio actualizado sobre la U.H. Nonoalco Tlatelolco respecto a su superficie territorial y las áreas en las que está dividida,
82
Del área total edificada, los 176 mil metros cuadrados restantes que faltan de su
superficie total se ocuparon a circulaciones viales con la ampliación de avenidas
que circundan y cruzan entre sus secciones al Conjunto Urbano, su eje mayor, de
oriente a poniente, mide dos y medio kilómetros.
Las zonas verdes dentro de las áreas libres fueron distribuidas de la siguiente
manera (Ídem):
Primera Sección 54 199.50 m²
Segunda Sección 64 183.50 m²
Tercera Sección 67 607.50 m²
Zonas verdes totales 185 990.50 m²
Se construyeron 102 edificios de vivienda que contenían 12 mil 004
departamentos, de los cuales se contaba con 2 mil 272 cuartos de servicio,
fundamentalmente en las azoteas de los edificios, 600 locales comerciales y 6
estacionamientos cubiertos con 649 cajones, a continuación se muestra la
distribución por Sección (Ídem.):
Edificios Departamentos
1ª Sección 28 3 406
2ª Sección 36 4 192
3ª Sección 38 4 406
Total 102 12 004
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A partir del 26 de julio de 1986, inició la etapa de reconstrucción en Tlatelolco,
debido a los edificios dañados por el sismo del 19 de septiembre de 1985, al
finalizar ese largo proceso, el número de departamentos bajo considerablemente,
debido a la demolición de 12 edificios que resultaron dañados, junto al módulo que
sobrevivió al sismo de 1985 del edificio Nuevo León.
Actualmente, el Conjunto Urbano cuenta con sólo 90 edificios, la Primera
Sección quedó sin ningún daño importante del movimiento telúrico, únicamente
fue necesario reforzar las estructuras de los edificios tipo C, por otro lado, la
Segunda y Tercera Sección, se demolieron 5 y 7 edificios respectivamente, así
como, la reducción de pisos de los edificios de 14 a 8 pisos, de los cuales, 4
fueron la Segunda Sección y 5 en la Tercera, razón por la cual, dejaron de
habitarse 2 005 departamentos, unos por desocupación y la mayoría porque
fueron demolidos.
De los 12 004 departamentos que existieron en Tlatelolco, en la actualidad
sólo existen 10 384, en el año 2000 sólo 9999 viviendas estaban habitadas, de los
cuales el 15.4% estaban rentadas37, por lo tanto, se ha incrementado las áreas
libres y zonas verdes con la creación de dos jardines en los lugares donde antes
hubo edificios. Su población se ha reducido en manera importante para lo que fue
proyectado en sus inicios, en el año 2000 la unidad habitacional tenía una
población total de 30 088 habitantes (Ídem.), repartidos de la siguiente manera:
37 De acuerdo al XII Censo General de Población y Vivienda 2000 de INEGI dentro del Programa Integrado Territorial para el Desarrollo Social, GDF, 2003.
84
Año 2000 Habitantes
1ª Sección 9 187
2ª Sección 9 406
3ª Sección 11 495
Total 30 088
Como habíamos mencionado en el capítulo anterior, antes del sismo de 1985
Tlatelolco tenía una población estimada de 78 518, esto significa que en un
periodo de 15 años, hablamos de una pérdida poblacional del 61.6%, es decir, un
éxodo de 48 430 habitantes para el año 2000. Esto sin contar, que existió un
repoblamiento con nuevos residentes que provenían de los barrios de Tepito y
Guerrero, así como, otras colonias con menor poder adquisitivo, que no habrían
tenido oportunidad de tener un departamento en Tlatelolco bajo las condiciones
originales que exigía importantes recursos económicos para tener el Certificado de
Participación Inmobiliaria38.
Como forma de ejemplificar lo antes dicho, tenemos el caso particular de la
Tercera Sección que ha tenido la mayor movilidad de habitantes en las diferentes
etapas de poblamiento de la unidad habitacional, en un principio, fue diseñada por
Mario Pani y su equipo de trabajo, como el lugar donde estaría concentrada la
población con mayores recursos económicos, eso significó la construcción de
38 En las décadas de los años sesentas y setentas, se hacían estudios socioeconómicos estrictos a todos los solicitantes, los anuncios de Tlatelolco decían que tenía un “nivel de vida superior”, como se había mencionado en el capítulo anterior, todo adquiriente de departamento en Tlatelolco se le daba el “Certificado de Participación Inmobiliaria, Serie B no amortizable” donde se tenía el derecho del aprovechamiento del departamento, es decir, “tenía 15 años de plazo pagaderos mensualmente a manera de renta, sin que eso constituyera una propiedad particular propiamente dicha ni tampoco el alquiler de un departamento, sino sólo la posesión por los residentes de dichos certificados, que daban el derecho al disfrute de la vivienda”, en (Cantú, 2001: 117).
85
edificios con varios penthouse y suites en las Torres para albergar a población de
clase alta, asimismo, todos sus edificios fueron destinados a venta en propiedad
para público en general, intentando poder costear de esa forma las importantes
deudas que el proyecto estaba generando, esto contrastó con las otras dos
secciones, dado que toda la Primera Sección y gran parte de la Segunda, se
realizó por el sistema de arrendamiento que realizaba el Gobierno para la
construcción de vivienda y destinado a trabajadores del ISSSTE.
En ese periodo de 15 años, la Tercera Sección modificó ese estatus de contar
con la población con mayores recursos, ya que en la actualidad de las tres
secciones cuenta con los habitantes de menores recursos económicos del
conjunto urbano, es decir, ha tenido un repoblamiento mayor que las otras
secciones, como lo menciona el estudio del Programa Integrado Territorial para el
Desarrollo Social39, en el año 2003 contaba con un nivel de grado de marginación
bajo, mientras que las otras dos secciones, lo tenían muy bajo.
Sin embargo, esa tendencia se modificó radicalmente a inicios del siglo XXI,
en el II Conteo de Población y Vivienda 200540 realizado por el INEGI, Tlatelolco
incrementó su población:
Año 2005 Habitantes
1ª Sección 11 352
2ª Sección 13 352
3ª Sección 14 681
39 El estudio fue realizado por la Coordinación de Planeación del Desarrollo Territorial de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. 40 Población total por AGEB
86
Total 39 385
En un corto periodo de 5 años la población de Tlatelolco aumentó su densidad en
un 23.6%, estamos hablando de 9 297 habitantes nuevos, por lo tanto, la unidad
habitacional está entrando en un nuevo proceso de repoblamiento de sus
departamentos, en la actualidad se tiene un estimado de 51,920 habitantes
aproximadamente41, esto representa un aumento considerable de habitantes con
un poco tiempo vivido en lugar.
La Unidad cuenta aún con un importante equipamiento urbano, proyectado
para una familia moderna en sus inicios, es pertinente remembrar a Guillermo H.
Viramontes, director general del Banco Nacional Hipotecario Urbano y de Obras
Públicas, cuando en la inauguración en 1964 dijo:
“Considerando todos los servicios de que dispone este conjunto, es posible asegurar
que sólo el jefe de familia se verá precisado a salir de él, porque los miembros
restantes hallarán cercar de su casa, mercados, parques, guarderías, jardines para
niños y escuelas primarias y superiores, comercios y todo lo que en principio les
fuere indispensable” (El Universal, 22-11-1964:6).
En ésta ciudad autosuficiente, añadió, se construyeron además de los edificios:
“tres centros sociales dotados de campo deportivo, alberca, grandes salones para
juegos, biblioteca, gimnasio y teatro; nueve escuelas primarias con 141 aulas para
7,050 alumnos, una escuela secundaria con 32 aulas para 1,100 alumnos; otra
escuela secundaria técnica con 36 aulas para 1,800 alumnos, una preparatoria
técnica con 32 aulas, auditorio, talleres y laboratorios, para 4,000 alumnos en dos
turnos; trece guarderías con 91 aulas para 4,030 niños; tres clínicas; una unidad y
41 Dato proporcionado por Antonio Fonseca, coordinador del Comité Vecinal Tlatelolco Oriente.
87
centros de investigación médicos y escuela de enfermería; numerosos
estacionamientos, un centro cultural, un museo en el antiguo colegio de La Cruz, un
edificio para el sindicato de la secretaría de Hacienda, un extraordinario edificio para
el Ministerio de Relaciones Exteriores con todos los adelantos y requerimientos
modernos y 22,601 metros cuadrados para locales comerciales” (El Nacional, 22-11-
1964:8).
En Nonoalco Tlatelolco se instaló en los años setenta, un “Cárcamo” para
bombear las aguas negras, asimismo, hay una planta de tratamiento de aguas
grises en la zona del Jardín de la Pera (la única existente de su tipo en toda la
Delegación Cuauhtémoc), cuya capacidad instalada es de 22 litros por segundo,
operando actualmente a un promedio de 18 litros por segundos.42
En la actualidad, algunos espacios de la infraestructura y equipamiento urbano
se han ido modificando con el paso del tiempo, los 3 centros deportivos repartidos
en cada sección aún cuentan con gimnasio, canchas, alberca techada, salones y
teatros (Antonio Caso, 5 de mayo y Félix Azuela), junto a esos tres, está el teatro
del IMSS (Isabela Corona), otro como, el del Sindicato de Trabajadores de
Hacienda, y por último, 3 teatros a un costado43 (Ferrocarrilero, Congreso del
Trabajo sobre la avenida Ricardo Flores Magón y el Centro de Convenciones
Tlatelolco sobre Manuel González) para contar con un total de siete teatros en la
zona, por lo que la afluencia de usuarios es muy importante, particularmente, los
fines de semana.
42 Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de la Delegación Cuauhtémoc, 2008. 43 Dichos teatros y centro de convenciones son considerados en cuenta como “parte” de Tlatelolco debido a la alta convocatoria de usuarios que ingresan a la unidad habitacional para la asistencia a espectáculos en esos inmuebles.
88
La unidad habitacional cuenta con 2 hospitales generales: uno del ISSSTE, el
“Hospital General Gonzalo Castañeda” y uno del IMSS, el “Hospital General de
Zona No.27 “Dr. Alfredo Badallo”44; 3 de Especialidades: 2 del ISSSTE, la “Clínica
de Especialidades de Neurología y Psiquiatría” y la “Clínica de Especialidades
Dentales Dr. Honorato Villa Acosta” y uno del IMSS, el “Hospital de Gineco
Obstetricia ‘Hospital Amigo del Niño y de la Madre’ ".
Existen 22 escuelas repartidas en sus tres secciones, 11 jardines de niños, 6
primarias y 4 secundarias; asimismo, recientemente fue instalado un centro de
bachillerato a distancia por convenio de la Secretaría de Educación Pública del
gobierno capitalino y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en el
Pórtico Antonio Caso (desnivel de Eje Central Lázaro Cárdenas).
Por otro lado, hay 7 bibliotecas en la zona: 2 bibliotecas son del ISSSTE:
“Biblioteca pública CNCA ISSSTE No. 7” entre los edificio ISSSTE 5 y 6, la
“Biblioteca Pública ISSSTE No. 12” en el edificio ISSSTE 11; tres bibliotecas
pertenecen a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE): la “Biblioteca José Ma.
Lafragua” (en el Antiguo Colegio de la Santa Cruz), sobre Ricardo Flores Magón
se encuentra el Archivo Histórico Diplomático “Genaro Estrada” (Edificio Anexo de
la SRE) y en Paseo de la Reforma, la “Biblioteca Antonio Carrillo Flores” del
Instituto Matías Romero (Ex Aduana del pulque o Garita de Peralvillo), asimismo,
un Centro Pedagógico “Generación del 68” en el Pórtico Antonio Caso.
44 Ese recinto estuvo destinado originalmente al proyecto de una nueva escuela, la Preparatoria Técnica Piloto del Instituto Politécnico Nacional, inaugurada el 6 de noviembre de 1964 por el presidente Adolfo López Mateos, sólo estuvo un breve tiempo ahí debido a los acontecimientos del 2 de octubre de 1968, la posteriormente llamada Vocacional No. 7 fue mandada a la periferia de la ciudad de México en la delegación Iztapalapa, actualmente se conoce como “CECyT Cuauhtémoc” en (Gómez, 2001: 5-6).
89
También Tlatelolco cuenta con 3 centros culturales: uno zapoteco, el “Centro
Cultural Yo’o Za’a Macario Matus” en el edificio Guanajuato, el Centro cultural
Adolfo López Mateos del ISSSTE junto a la biblioteca no. 12 y el Centro Cultural
Universitario Tlatelolco de la UNAM (en el recinto que albergaba a la cancillería del
país), con salas de museo para la exposición permanente “Memorial del 68” y
varias temporales, además, cuenta con varios auditorios y espacios que son
usados para espectáculos culturales, por último, no se puede dejar de mencionar,
la zona arqueológica de Tlatelolco y Museo de sitio Tecpan, a cargo del Instituto
Nacional de Antropología e Historia (INAH), así como, las parroquias de Santiago
Tlatelolco en la plaza de las Tres Culturas y San Miguel Nonoalco, en Ricardo
Flores Magón enfrente de la Torre Insignia (donde estaba las oficinas de
BANOBRAS).
La unidad habitacional está comunicada prácticamente con toda la ciudad de
México, cuenta con una infraestructura importante de transporte público, se
encuentra la estación del Sistema de Transporte Colectivo Metro (SCT), Tlatelolco,
inaugurada el 20 de noviembre de 1970, en sus inicios fue estación terminal de la
línea 3, manteniéndose así por ochos años más; además, la estación del
Metrobús de la Línea 1, Manuel González, que inició operaciones el 19 de junio de
2005; así como, seis rutas de autobuses de Red de Transportes de Pasajeros
(RTP): la Ruta 18 de Metro Cuatro Caminos a Col. Moctezuma 2a. Sección que
transita en Ricardo Flores Magón; las Rutas 76, 76A, 7D de La Villa Cantera al
Centro Comercial Santa Fe que circula por Paseo de la Reforma parte del
Corredor Vial Reforma; la Ruta 27 de Salto del Agua y Ruta 17A de Metro
90
Buenavista al Reclusorio Norte que pasa por el Eje 1 Poniente Guerrero;
asimismo, dos líneas del Servicio de Transportes Eléctricos (Trolebús), la Línea A
que comprende el Corredor Cero Emisiones "Eje Central" de la Terminal Central
de Autobuses del Norte a la del Sur transitando por Lázaro Cárdenas y la Línea LL
de la San Felipe de Jesús al Metro Hidalgo que circula por Paseo de la Reforma.
Por último, en la zona del Metro Tlatelolco existe un paradero de microbuses
del Transporte Colectivo de Pasajeros con cuatro rutas: la Ruta 18, Ruta 3-16-1,
Ruta 3-24, Ruta 3-31 de Metro Tlatelolco a Ecatepec Xalostoc, a Progreso
Nacional, a La Curva y La Joya respectivamente, además, en sus distintas
avenidas del Conjunto Urbano circulan otras rutas como Ruta 28-3 de Metro
Aeropuerto a Metro Toreo que circula por Ricardo Flores Magón, Ruta 1-8 de
Politécnico a C.U. cruzando por la avenida Guerrero, Ruta 1 de Las Armas y
Metro Camarones a Oceanía por la avenida Manuel González, Ruta 2-14-1, Ruta
2-3 y 2-6 de Metro Indios Verdes a Metro Chapultepec, Santa Fe y Kilómetro 13
que pertenecen al Corredor Vial Reforma, Ruta 2-46, Ruta 18-49 de La Villa al
Zócalo, también, a la Lagunilla, Tepito y Plaza Pino Suarez, todas transitando por
Paseo de la Reforma.
Ambiente
Dentro del proyecto de construir tres supermanzanas, el uso de los espacios libres
fue lo que más se privilegió en Tlatelolco, un amplio espacio habitacional que de
punta a punta no hubiera la necesidad de lidiar con calles y no estuviera la
presencia del automóvil, además, que existieran corredores peatonales amplios,
91
por lo que, los espacios verdes formaban la espina dorsal del conjunto urbano y
constituyeron uno de los más grandes atractivos ya que beneficiarían al clima de
la zona norte de la ciudad e intentaba dar sobre todo a los niños, una vida en un
medio más agradable.
Actualmente, las áreas verdes siguen siendo parte importante de Tlatelolco,
el clima es templado, un poco fresco y húmedo por las mañanas, un calor muy
ameno por las tardes y poco frío por las noches, asimismo, el uso de los
andadores techados en Tlatelolco resguardando de los rayos del sol a todo peatón
que camina entre los distintos corredores de la unidad, por lo general, la mayor
parte de las áreas verdes se encuentra en buenas condiciones.
El pasar de los años ha dado como consecuencia que los árboles hayan
crecido de manera importante, por lo que dan una importante sombra en varias
jardineras de las tres secciones, existe una gran variedad de especies, pocas son
originarias de la región, ya que hubo una importante replantación de la flora
después de la construcción de la unidad, los árboles más longevos se pueden
encontrar en el jardín de Santiago, aún cuando fue modificado de su forma original
para el momento en que se construyó el Conjunto Urbano, se conservaron varios
árboles del jardín original de la antigua plaza del barrio de Santiago Tlatelolco,
podemos encontrar muy pocos ahuehuetes, unos pinos, eucaliptos, araucarias
(Vivir en Tlatelolco, 2009, Octubre: 4), entre otras.
Entre los jardines de la unidad habitacional podemos encontrar una gran
diversidad de especies, una de ellas son las jacarandas que iluminan de lila en
febrero y marzo cuando la mayoría de los árboles pierden sus hojas, las
92
Nochebuenas que en invierno embellecen con sus flores en tonos rojo, asimismo,
encontramos pinos, cedro blanco, pinto de monterrey, yuca, tepozán, tejocote,
colorín, palmeras, fresno, sauce llorón, huele de noche (Ídem.), sin embargo, aún
con la amplia diversidad de especies, eso ha provocado problemas en ciertos
lugares, ya que la proximidad y la falta de cuidado ha dado como consecuencia la
caída de árboles por el importante tamaño que varios de ellos han logrado
alcanzar a lo largo del tiempo, también las raíces de los eucaliptos provocan
inconvenientes debido al levantamiento del piso de los pasillos y corredores en
ciertas zonas.
Debido a la forma como se construyó Tlatelolco, la gran envergadura de los
edificios, la forma y distribución de los mismos en sus tres secciones provoca que
en el corredor interior que cruza la unidad de lado a lado, se pierda el sonido de
cualquier vehículo motorizado de cuatros ruedas, que a todo momento circulan por
las calles que la rodean, lo más audible que predomina en Tlatelolco en sus partes
centrales son las aves que día a día brindan cantos alegres por las mañanas y en
gran parte del día, en los corredores exteriores que están en los límites de la
unidad, ahí predominan los ruidos continuos e incesantes de los claxon, el vibrar
del piso con el paso de los tráiler, los microbuses y camiones del Sistema de
Transporte Público.
Los olores más comunes son a tierra mojada en el amanecer del día a día,
otro olor recurrente en los pasillos son las heces que no se recogen de las
mascotas de muchos habitantes de Tlatelolco, asimismo, cuando nos acercamos a
espacios comerciales, los olores se mezclan entre distintos aromas, muchos
93
agradables y otros no tanto, los vegetales y los puestos de comida al aire libre se
fusionan para complementar un mosaico de aromas que envuelven a la unidad
habitacional.
Huellas de apropiación
En este apartado, describiremos esas marcas que los actores dejan al apropiarse
de los espacios en Tlatelolco, antes que nada, es necesario mencionar que la
Unidad Habitacional cuenta con un servicio propio de limpia para la recolección de
basura, que tienen como tarea el barrido de los corredores y andadores, a cargo
de la Unidad de Servicios Urbanos de la Subdelegación Tlatelolco, según datos de
la Delegación Cuauhtémoc, se recogen 30 toneladas de basura45 al día en el
Conjunto, aún así, es visible una importante cantidad de basura tirada en la
mayoría de sus espacios libres y áreas verdes, a menudo se observan letreros de
habitantes intentando concientizar a sus vecinos, además de pedir el cuidado de
los jardines, así como, la no proliferación de la basura:
“PADRES EDUQUEN A SUS HIJOS,
PARA QUE NO DESTROCEN LOS JARDINES”
“VECINO ESTAS ÁREAS VERDES SON UN ESFUERZO DE
TODOS NOSOTROS ¡CUÍDALAS!”
“DE PADRES BESTIAS HIJOS BESTIAS QUE DESTROZAN LOS JARDINES”
“TLATELOLCO ES UNA CIUDAD BONITA,
AQUÍ VIVES, NO TIRES BASURA”
45 A principios de los años ochenta, se recogían 55 toneladas de basura al día, en poco menos de 30 años se ha reducido en un 54% de la producción de desperdicios por parte de los habitantes en Tlatelolco, en (Mendizábal, 1984: 7).
94
En el “camino de la basura” en Tlatelolco existen distintos actores que
cotidianamente están presentes en su recolección diaria, primero tenemos al
personal de limpia que pertenece a la Subdelegación, muy temprano desde las 6
de la mañana, por medio de carritos eléctricos juntan en cada planta baja de los
edificios los desperdicios acumulados, éstos varían según el tipo edificio, los
edificios tipo A de 5 pisos, tienen contenedores en la parte exterior de su entrada,
en forma de “hongo”, con el tiempo fueron decorados y pintados con la apariencia
de hongos, la mayoría de habitantes de esos edificios, los conoce de esa manera.
Respecto a los demás tipos de edificios que son de mayores dimensiones y
más pisos, tienen conductos internos, que están en los pasillos para depositar la
basura, la salida de ella se encuentra en una puerta en la parte inferior. Por medio
de costales de color verde se recogen los desperdicios y luego se concentran en
el depósito general del Conjunto Urbano que se encuentra en la esquina de
Manuel González y Paseo de la Reforma, conocido como “La Tolva”, es un
incinerador de residuos sólidos, pero muchas veces no funciona, a decir de los
trabajadores que laboran ahí.
Con cuatro o cinco camiones de volteo que llegan, y cada uno hace dos
viajes, se llevan los residuos hacia las Estaciones de Transferencia de Chabacano
o Azcapotzalco, de ahí, cambiaran de contenedor y cuando ya recibieron la basura
de los camiones, tráileres saldrán del túnel donde se habían metido, taparán su
contenido con lonas y emprenderán el camino hacia el Bordo Poniente o el
tiradero de Santa Catarina (El Universal, 01-08-2008).
95
Existen pepenadores que habitan en Tlatelolco, una de ellas es “Carlota”,
habita en “cuartos de azotea”, pepena la basura de varios edificios de la Tercera
Sección, cotidianamente se le observa con un caminar semilento junto a su
“diablito” cargando una buena cantidad de cartón y fierros viejos, así como ella,
también hay otros pepenadores que vienen de las colonias cercanas, éste proceso
de pepena, ha causado diversos problemas por la falta de control que existe sobre
la apertura de los contenedores de basura que tienen los edificios, al momento de
abrir y romper las bolsas, los residuos se desparraman luego que se han
acumulado durante el día, provocando que esos espacios, por lo general, estén
lleno de basura regada por el piso, convirtiéndose así, en un foco de infección.
Por otro lado, Pani diseñó espacios para poder pegar información sobre los
andadores principales de la unidad habitacional, con el tiempo se han convertido
en “murales informativos”, donde se encuentran habitantes o personas de otras
colonias ofreciendo sus servicios, comercios que anuncian sus mejores
promociones, información de Gobierno y partidos políticos, conciertos en el
Centro de Convenciones, venta y renta de departamentos, etc.
Existen carteles en todo momento en Tlatelolco, muchas fachadas de edificios
se convierten en murales de esos anuncios, preferentemente en donde existe una
mayor afluencia de peatones, asimismo, no sólo esos lugares son apropiados,
también están en los árboles, algunos postes, se encuentran cuadros de madera,
de metal, etc., donde se ofrecen servicios de plomería, albañilería, herrería, por
sólo mencionar algunos, así como, al interior de los condominios es recurrente
observar anuncios en los ventanales con la renta y venta de departamentos,
96
asimismo, el ofrecimiento de un oficio o información del establecimiento que hay
en ese lugar.
Otra huella en Tlatelolco, el graffiti es un punto de vista (Silva, 1987):
“[…] sobre una pared blanca (sin marca) se realiza, y por ello el graffiti en su
ejecución, desde sus orígenes históricos y semánticos, comprenderá una escritura
(urbana) que hace del muro (blanco) un escenario (representación de un motivo)”
(1987:29).
Los graffitis se encuentran en la gran mayoría de los espacios que conforman a la
unidad habitacional, preferentemente están en los costados de los edificios, ahí su
localización tiene sentido dado que muchos de esos espacios son la parte más
visible, ya que se encuentran en los pasillos donde las personas caminan a diario,
los estilos y motivaciones varían mucho, más que hablar del tipo o características,
dada la abundancia en estilos y características, donde sería necesario un análisis
más puntual, se propone englobar los graffitis en Tlatelolco, de forma general, en
cuatro grupos temáticos:
1. Evocativos del 2 de octubre de 1968.
La característica principal es su localización, ya que se encuentran delimitados en
el corredor interno que existe de la explanada del metro Tlatelolco rumbo a la
Plaza de las Tres Culturas, es decir, hablamos que integra el andador que está
entre el Deportivo 5 de Mayo y el Jardín de la Paz, ahí desemboca al Jardín de la
Pera para continuar al Pórtico Antonio Caso y llegar a la zona arqueológica que
desemboca a la plaza, ahí se visualiza el “2 de octubre No Se Olvida” y otros
97
mensajes críticos a los gobiernos de esa época, sin embargo, ya no hay más
pintas remembrando o reafirmando la memoria de dicho acontecimiento, en otros
espacios de Tlatelolco.
Con respecto al área circundante de la Plaza de las Tres Culturas, a partir de
2008, se “mandaron” realizar murales por parte de las autoridades delegacionales
en el marco del primer festival del 2 de octubre, en la parte baja de los
reforzamiento de las columnas que tiene el edificio Chihuahua, aún cuando no son
graffiti, son parte de la imagen que se encuentra en el entorno del lugar, después
de la fecha antes mencionada, cada año se observan nuevas pintas en la plaza,
muchas de ellas se pierden con el paso del tiempo unas desaparecidas
inmediatamente por la acción del gobierno delegacional al borrarlas, otras
consumidas por la vida cotidiana en Tlatelolco que se van perdiendo en los demás
días del año, resurgiendo cuando la fecha vuelve a acercarse.
2. Las “bandas” de jóvenes
Unos de los graffitis más representativos en Tlatelolco, son las pintas de las
llamadas “bandas” juveniles que se encontraban y aún existen en menor medida
en la Unidad Habitacional, encontramos algunas bandas características en cada
sección, las pintas de los “Topekas” que se sitúan en la Primera Sección, otra son
los “Troyanos” en la Segunda Sección, localizándose en el cuadro del edificio
Ignacio Ramírez, así como encontramos a los “Pitekos” en la Tercera Sección.
Estas bandas juveniles han perdido fuerza en la actualidad, aún cuando no
hace menos de una década, existía una gran rivalidad entre ellas, enfrentándose
en los torneos de futbol rápido que se organizaban en la cancha que hasta a un
98
costado del Deportivo Félix Azuela46, ésta “pérdida” de identidad con la banda, se
puede explicar debido a que las nuevas generaciones han encontrado otro tipo
identificación, como lo mencionamos a continuación.
3. Las “barras” de futbol
A finales de los años noventa llegan al futbol mexicano, provenientes de
Argentina grupos de animación de equipos llamados “barra” que sustituyó a la
porra tradicional, el fenómeno actual de esos grupos trasciende al estadio de
futbol y se han incrustado en las colonias, los barrios, las unidades habitacionales,
una de ellas, Tlatelolco; ha existido una proliferación de pintas que se han
suscitado en los últimos años y que han aumentado en cantidad, son las llamadas
barras “Rebel” de Pumas y “Monumental” del América, con pintas “Monu Tlate” y
“Rebel Tlatelolco” ha existido una lucha por la pinta en las paredes de los edificios,
preferentemente en los espacios recreativos, que se les conoce como “cuadros”,
cada cuadro entre edificios, es un escenario de batalla por los graffiteros para
tener una pinta del grupo y “rayonear” al rival.
4. Los “rayones” de las paredes
Este último predomina en Tlatelolco, los “tag”, es decir, traducido como placa o
etiqueta, razón por la cual, los llamados tagers, tageros, o plaqueros, sólo pintan
palabras, letras o mensajes, una gran diversidad de tag se localizan en los
46 Entrevista Adrián Arteaga, habitante que tiene viviendo 16 años en Tlatelolco, 10 de diciembre de 2009.
99
edificios, preferentemente en sus costados con distintos tipos de letras, colores,
diseños, nombres, mensajes de amor, etc.
Un inmueble que ejemplifica actualmente a los tag, es la llamada Torre de
BANOBRAS, con más de quince años en abandono, todos los cristales de sus 25
pisos sin excepción están “rayados” con palabras o mensajes, así como en la
parte trasera se observa la palabra “TOWER” (torre en español), en uno de los
puntos más altos del recinto, pintada en colores naranja fosforescentes.
Por ello, retomando la clasificación de escalas de apropiación que se
construyó específicamente para este estudio, a continuación se desarrollan las
características que presenta cada una de ellas.
3.2 Espacio habitado: apropiación de lo “privado”
Tlatelolco está influida por los usos y formas de apropiación simbólica que los
actores sociales hacen de los espacios que conforman a la unidad habitacional,
dadas las características de un espacio heterogéneo como Tlatelolco, las huellas o
marcas que se dejan en ese proceso, ha dado un mosaico muy diverso de esas
prácticas que acontecen en el día a día.
Manuel Delgado (2000) dijo que el espacio:
“[…] es algo que las sociedades organizan, algo que las subyuga, pero en todos los
casos, casi, la antropología del espacio ha sido casi siempre una antropología del
espacio construido, es decir del espacio habitado” (Delgado, 2000:46).
Sí hablaran los edificios darían cuenta del amplio proceso de transformación que
ha tenido Tlatelolco, a principios de los años setenta, una etapa crucial fue la
100
operación llamada “Cambio de piel” que tuvieron los inmuebles del Conjunto, una
causa fue el riesgo de incendio inherente a la deteriorada marcolita que cubría la
mayor parte de sus fachadas:
“La marcolita es un material sumamente inflamable, cuando se había llegado a
incendiar uno de los pisos inferiores, en cuestión de minutos avanzaba el fuego a los
pisos superiores, quedando los edificios prácticamente en llamas, debido a la
cubierta inflamable que los cubría […] La operación, por tanto exigía la
reconstrucción integral de las fachadas de todos los edificios y se realizó mediante el
cambio de la marcolita por materiales monolíticos no inflamables, que fueran al
mismo tiempo atractivos y resistentes a la intemperie. Asimismo, se requirió diseñar
nuevos ventanales de aluminio y cristal, que dieron mayor luminosidad a los
departamentos” (Nava, 1995:52).
En el primer año de trabajos se instalaron y rehabilitaron 7,620 muretes de
fachadas y se modificaron 3,487 departamentos, con el paso del tiempo se
completarían los 102 edificios que existían en ese entonces, dando una imagen
diferente a los edificios del Conjunto Urbano.
Aún cuando las modificaciones de la estructura física son importantes en el
proceso de cambio que ha tenido Tlatelolco, nuestro mayor interés, son las
marcas o huellas que los actores dejan a partir del uso de los espacios en donde
se gestan los ámbitos de vida y la organización de la vida cotidiana (Hoffman y
Salmerón, 2006: 21).
Una marca de apropiación que se fue generalizando por los habitantes de la
unidad, dado que no todos los condominios contaban con un cuarto de lavado o
zotehuela en su interior, fue el uso de las ventanas de los departamentos como
101
tendederos por el hecho que se abrían hacia afuera, el llamado “Cambio de piel”
intentó “combatir” esa práctica por medio de campañas que lanzaban las
autoridades que administraban Tlatelolco, con esa modificación ahora las
ventanas se abrirían lateralmente, por lo que Gerardo Nava (1995) dijo:
“[…] así se terminó con el negativo espectáculo que proporcionaban miles de pieza
de todo tipo de ropa, colgada a las ventanas de los departamentos, dando a los
edificios un aspecto deprimente en contraposición con la belleza de su diseño”
(Nava, 1995: 54).
En los conjuntos habitacionales queda evidente que los usuarios hacen con su
vivienda algo diferente a lo que los arquitectos y urbanistas piensan que deberían
hacer con ella, aún cuando los ventanales de los edificios se abren de manera
lateral, actualmente esa práctica persiste, contradiciendo lo que Nava afirmaría en
las memorias del proyecto, ya que es muy común que habitantes sequen su ropa
en las ventanas o en casos extremos, la fachada no es suficiente sino la estancia
del mismo departamento llega a convertirse en un tendedero.
El espacio habitado que representa el 28% de la superficie edificada en
Tlatelolco, integra el espacio privado como la primera escala de apropiación, el
proceso de habitar se da en el momento en que el habitante hace uso del espacio
que conforma la vivienda, los distintos colores y materiales decorativos en su
interior son parte de la construcción del lugar que se habita.
Lo anterior, constituye elementos importantes para las representaciones
simbólicas que se producen dentro de él, así como, la puerta del departamento
que es el límite de ese espacio familiar o doméstico, tiene mucha relevancia dado
102
que el diseño original tenía una simetría en colores y homogeneización del
inmueble, todas las puertas de los departamentos tenían los mismos materiales y
estaba pintada del mismo color.
A lo largo de los 45 años que tiene Tlatelolco de existencia, las marcas
realizadas por los habitantes ha provocado una modificación importante en los
diseños, estilos y formas de las puertas de los departamentos, esa heterogeneidad
muestra las diferentes maneras en cómo los habitantes se han apropiado de sus
viviendas, un fenómeno que se ha ido generalizando paulatinamente en Tlatelolco,
es el incremento en la seguridad de las propiedades, mínimo una cerradura extra
tienen las puertas, la mayoría de ellas se han cambiado por las llamadas de “alta
seguridad”, asimismo, existen departamentos con rejas en sus entradas.
No sólo la morfología del condominio se ha modificado, también el uso que se
le da al departamento, ya que en las tres secciones se ha ido generalizando el uso
de sus espacios como oficinas, los más comunes son los consultorios de
psicólogos, odontólogos, despachos de abogados, así como, departamentos
donde realizan la lectura de cartas y limpias.
En el espacio semiprivado, encontramos las mayores diferencias en los
inmuebles de las tres secciones, las fachadas en algunos edificios se encuentran
muy deterioradas, mientras que un edificio a su lado, recientemente lo acaban de
pintar, por otro lado, las entradas son de todo tipo y diseños, algunos edificios
(llamados ISSSTE) mantienen una imagen un poco más homogénea, con diseños
similares en sus fachadas y colores en sus entradas.
103
No únicamente las entradas de los departamentos han tenido ese proceso de
“enrejamiento”, las ventanas de los primeros niveles de los edificios por lo general
fueron las primeras viviendas que usaron rejas en sus ventanas, sin embargo,
actualmente una gran cantidad de condominios a lo largo de las tres secciones de
Tlatelolco ya cuentan con una reja, aún cuando no están en los primeros niveles
del inmueble, un ejemplo, es el edificio 3 del ISSSTE, que se localiza en la
Primera Sección sobre Insurgentes, una entrada tenía todos sus pisos enrejados,
en sus cinco niveles, algo contrastante con los edificios que estaban a su
alrededor, como se ha dicho, esa práctica se ha hecho común con el pasar del
tiempo.
A partir de la mirada de aquellos habitantes que había antes del sismo, en la
actualidad, la situación del Conjunto Urbano ha decaído mucho:
"La verdad [Tlatelolco] está abandonado. Antes todos se conocían, ahora hasta viven
con chapas y rejas por la inseguridad que hay."47
Sin embargo, la privatización de espacios e instalación de rejas ya es algo
recurrente, en el proyecto original, Tlatelolco estaba considerado como un espacio
preferentemente peatonal con amplios corredores y andadores bien definidos,
asimismo, diseñados simétricamente todos los inmuebles, como son los edificios
tipo C, uno de ellos es el edificio Chihuahua, tenían pasajes en las entradas de
sus tres módulos para poder caminar en su interior, en la actualidad, los 8 edificios
de ese tipo que subsisten en la unidad habitacional, tienen privatizados esos
47 Virgilio Mendoza a los 11 años vivía en el edificio Miguel Hidalgo, pero luego del temblor él se fue junto con sus padres y hermana, pero añora vivir en Tlatelolco y regresa con frecuencia a visitar a sus amigos, en (El Universal, 08-11-2005).
104
espacios por lo que corredores y andadores se han truncado, ya que es necesario
ahora rodear el inmueble para poder cruzar, por tanto, se ha constituido una
especie de “laberintos”48, por el hecho de que no se puede acceder a esos
pasajes.
“En sus inicios Tlatelolco no tenía rejas ni puertas en las entradas, estaba todo libre,
se podía caminar tranquilamente a la hora que fuera y quedarse platicando en las
bancas que están al lado de los jardines, esas bancas siempre han sido un lugar de
reunión para las personas mayores”49.
Habitar lo “privado” da pie a continuar en las siguientes escalas de apropiación del
espacio, donde la construcción, uso de sus espacios y consecuente apropiación
produce el habitar de lo “publico” como se mencionará a continuación.
3.3 El espacio apropiado: la construcción del lugar
La unidad habitacional es un espacio de libre acceso, es decir, sus fronteras se
delimitan simbólicamente, por ello, constituye una diferencia importante respecto a
la gran mayoría de conjuntos habitacionales en la ciudad de México, es un
conjunto abierto donde cruzan y dividen sus secciones, por medio de calzadas,
avenidas y ejes viales.
En la unidad habitacional Tlatelolco existe una tensión entre el espacio
semipúblico y público, dado que no es tan claro donde inicia uno y empieza el otro
como se mencionó en el primer capítulo, las calles delimitan simbólicamente a la
unidad habitacional a su exterior, únicamente sobre la avenida Manuel González,
48 Expresado por algunos usuarios de la Unidad. 49 Entrevista Ángela Tapia, habitante con 35 años viviendo en Tlatelolco, 13 de noviembre de 2009.
105
desde Insurgentes a Paseo de la Reforma, así como, en Ricardo Flores Magón del
Jardín de la Paz hacia la avenida Guerrero, existen bardas de color verde de un
metro y medio siendo las únicas fronteras físicas que limitan el acceso a
Tlatelolco, esto fue realizado como forma de “dificultar” la proliferación de robos a
automóviles que se estacionan en esos lugares, otro motivo fue a partir de 2003,
cuando inició la construcción de unidades habitacionales de interés social
construidas por el Gobierno del Distrito Federal en donde estuvo una planta de
transferencia de basura por rumbos de la Ronda en la colonia Ex-Hipódromo de
Peralvillo.
La falta de estacionamientos para los automóviles, como se mencionó en el
capítulo anterior, representa uno de los principales problemas que aquejan a
Tlatelolco, los habitantes con el paso del tiempo han ido privatizando
paulatinamente todas las laterales que tenía la unidad habitacional, por lo que se
crearon asociaciones de estacionamientos, administrado por los mismos
condóminos. La organización es por medio de zonas, los edificios que pertenecen
a ellas tienen derecho a tener un lugar de estacionamiento, aún con esa acción,
en la actualidad sigue siendo insuficiente los espacios para la importante cantidad
de vehículos que hay en la Unidad.
Por otro lado, los seis estacionamientos privados que fueron diseñados en el
proyecto, que dos están en Eje Central Lázaro Cárdenas, dos en la avenida
Manuel González y dos en Paseo de la Reforma, dedicados preferentemente para
los edificios de lujo, debido al alto costo que representa tener un cajón para el
automóvil, dado que está bajo el régimen de condominio, en otras palabras, es lo
106
mismo que comprar un departamento, los habitantes han optado por no
adquirirlos, sus precios oscilan entre 70 mil a 120 mil pesos, dependiendo del piso:
sótano, primer piso y azotea.
Las avenidas también delimitan simbólicamente a Tlatelolco en su interior,
desde una mirada emic, las distintas calles que dividen a Tlatelolco en 3 secciones
conforman tres espacios aislados entre sí, una especie de barrios, es pertinente
matizar aún más éste planteamiento dada la ambigüedad respecto a las
dimensiones y escala de relaciones que éste abarca, además, de su conformación
espontánea o planificada.
La forma de identificación más recurrente es a la sección o “barrio” que se
habita, es la forma manera de especificar el lugar de residencia por medio del
número de sección; ejemplo: “Soy de la primera”, “Eres de la Tercera”, “Somos de
la Segunda”50.
Es a partir de las prácticas de los actores la razón de ésta diferenciación, ya
que un habitante difícilmente tiene la necesidad de ir a otra sección, esa
afirmación, se plantea al observar los recorridos de los residentes,
preferentemente centrándonos en el corredor interno, ya que éste, fue planificado
para recorridos entre las secciones, una senda sin la necesidad de cruzar
avenidas, las avenidas se convierten en bordos y las trayectorias se cortan.
Un habitante de Tlatelolco se convierte en extraño cuando está en una sección
diferente a la que reside, en la escala de relaciones que los actores tienen, el lugar
más cercano es el “cuadro”, diseñado como espacio recreativo entre los edificios,
50 Frases expresadas en la aplicación de la guía básica de entrevista y entrevistas informales.
107
es el espacio que más identidad construye dada la cercanía que tiene al hogar que
se habita, los jóvenes son quienes se apropian de éstos espacios, en los inicios
del Conjunto fue el espacio para la interacción y creación de bandas juveniles,
manteniéndose en menor grado hasta la actualidad.
En sus inicios, los cuadros fueron el lugar en donde se construyeron los
principales vínculos en Tlatelolco, se convirtieron en un espacio de interacción
estrecha, convivencia y disputa, el uso de apodos era recurrente, definiendo cada
nombre una adscripción eficazmente valorativa que constituye un mapa de
interrelaciones (Vergara, 2001), esos lugares han tenido una actividad intensa por
parte de los actores que los practican, construyendo relaciones más cercanas y
estrechas, muchas de ellas, se evocan con recuerdos, son huellas del tiempo
vivido en la Unidad, ya que pocos habitantes actualmente han mantenido esas
relaciones debido a las etapas de poblamiento que ha habido en Tlatelolco, esos
recuerdos muestran y dan voz a muchas prácticas que en actualidad se han
perdido:
“En esa época (1968) –recordó Antonio Fonseca– , nos reuníamos en los cuadros a
jugar fútbol, entonces como yo andaba de caza goles y me decían el “Borja”, […] con
mis amigos nos llamábamos con puros apodos, estaba el “Wilborn”, el “Chava”, el
“Huevonazo”, el “Farina”, el “Gato”, el “McCarthy” […], en la explanada del metro,
hubo una cancha de fútbol antes que existiera el metro, yo jugué ahí, había tres
chanchas, una atrás del Allende (Primera Sección), ésta (Segunda Sección) y había
un campo cerca de la Voca 7 (Tercera Sección), estaba todo cercado, todas eran de
pasto pero rápido nos acabamos el pasto […] Allá en la Primera, había una banda
108
muy famosa que le llamaban “Daddy Queen”, estaba el “Pelicano”, algunos viven
todavía, muchos de ellos ya se murieron porque le entraban mucho a la droga”.51
A inicio de la década de los años setenas, los jóvenes que habitaban Tlatelolco
tuvieron una injerencia importante dentro de la vida cotidiana de la unidad
habitacional, el contexto imperante en el país, tuvo repercusiones importantes en
esa generación:
“Había unas tocadas en el 5 de Mayo (Centro deportivo), grupos de rock que
surgieron de aquí mismo llegaron a tocar, ahí mismo se fumaba mariguana, sí se
llenaban esos lugares; en una temporadita después del 68 vino un grupo de hippies
que acampaban en la Pera, (…) en el 72 y 73, nosotros formamos un grupo de
teatro, con gente de aquí mismo de la unidad, pedimos los tres teatros y las
montamos en los tres, eso fue otro aspecto, intentamos crear un grupo cultural, luego
organizábamos mesas redondas, no llegamos muy lejos, dado que escogíamos
temas como “brecha generacional” o “brecha cultural”, porque después del 68 eso
era lo que se estaba discutiendo.” 52
Los “cuadros” representan el espacio apropiado más inmediato, es el lugar donde
existen las prácticas de los actores con una interacción más cercana y personal,
“cara a cara” (Berger y Luckmann, 2003) donde el saludo de cortesía se hace
presente al caminar por los pasillos que circundan los edificios, donde existen
bancas para realizar la plática efímera entre vecinos o charla amena con los
51 Entrevista Antonio Fonseca, Op. Cit. 52 Ídem.
109
trabajadores de limpia, siendo los adultos mayores53 preferentemente quienes se
apropian con mayor tiempo de dichas bancas.
Cuando un habitante sale del “cuadro”, el segundo nivel de apropiación son
los espacios comerciales dentro de la Unidad Habitacional, el tercero son los
jardines y plazas que están dentro de Tlatelolco y el cuarto, el espacio histórico
patrimonio cultural de la nación, que serán abordados a mayor profundidad más
adelante.
3.3.1 Tlatelolco, una fuente de empleo
El espacio comercial constituye un lugar muy importante dentro del proceso de
apropiación en el Conjunto Urbano, la realidad es distinta en las diferentes
secciones que conforman a Tlatelolco, por lo tanto, primero describiremos la
situación de cada una de ellas y posteriormente la instalación de corredores
comerciales, que han ido en aumento en los últimos años.
La Primera Sección cuenta con tres zonas comerciales bien delimitadas, todas
ellas están orientadas al lado de los edificio de tipo “C” (Allende, Hidalgo, 10 del
ISSSTE), asimismo, existe una zona comercial con módulos que fortalece las
áreas de comercios, ahí se localizan una variedad importante de establecimientos
como pollerías, frutas y verduras, panaderías, tortillerías, estéticas, tiendas de
abarrotes, farmacias, restaurantes, etc.
53 Tlatelolco en sus inicios se pobló de jóvenes matrimonios que posteriormente lucharon por que los edificios no fueran derrumbados después del sismo de 1985, ahora han envejecido, en su mayoría sus hijos y nietos ya no viven ahí.
110
La senda más importante se localiza en el andador interno de la sección,
preferentemente del Deportivo Félix Azuela que desemboca al “puente de
piedra”54, entre los edificios Allende e Hidalgo, ahí encontramos distintos actores
que integran a éste espacio comercial, en primera instancia, están los
comerciantes establecidos en las accesorias de la parte inferior de los edificios,
así como, aquellos que tienen su negocio en los módulos que constituyen la zona
comercial, la interacción con los habitantes es fuerte debido a la distribución de
éstos, por lo que es recurrente observar una plática más larga entre ellos, en vez
del saludo de cortesía, asimismo, éstas zonas consolidadas han propiciado la
proliferación de vendedores ambulantes que han aumentado en las últimas
décadas.
Por otro lado, la Segunda Sección no tiene zonas comerciales bien definidas,
aún cuando hay establecimientos en las accesorias de niveles inferiores de
algunos edificios, lo más relevante de ese lugar, son corredores con mucha
afluencia de peatones, en primer lugar, porque están los hospitales más
importantes del Conjunto que ha creado una senda importante de puestos
ambulantes de la zona del metro Tlatelolco sobre la avenida Manuel González, en
ese espacio, se ha ido consolidando una importante cantidad de establecimientos
en el edificio Guillermo Prieto (en la calle Lerdo), por ejemplo, predominan
restaurantes y papelerías.
La segunda senda es la continuación que viene de la Primera Sección
desembocando del puente de piedra hacia la explanada del metro Tlatelolco, se
54 Nombre dado por sus habitantes al puente que cruza la avenida Guerrero.
111
ha instalado un corredor comercial de puestos ambulantes, preferentemente,
adultos mayores, uno ofrecen servicios de plomería, cerrajería, otros, venden
manualidades y diferentes productos.
Por su parte, el tercer corredor de la sección tiene la mayor afluencia de
peatones, cruza a Tlatelolco por la mitad, ya que inicia en la calle de Zarco de la
colonia Guerrero se dirige al Jardín de la Paz, llega a la explanada a un costado
del Deportivo 5 de Mayo hacia la entrada del metro Tlatelolco (el principal nodo del
Conjunto), donde están establecidos vendedores ambulantes y desemboca en la
calle Zoltán Kodaly de la colonia San Simón Tolnahuac.
En la zona de Lerdo a Eje Central, en el lado de los edificios ISSSTE, no
existen espacios comerciales, lo que ha provocado una nueva forma de espacio
comercial en Tlatelolco, las llamadas “tienditas”, es decir, un espacio habilitado de
los departamentos que están a nivel del suelo, donde los propietarios de dichos
condominios utilizan una ventana como acceso para la venta de productos, una
práctica que cada vez se ha vuelto más frecuente.
En la Tercera Sección se concentra la actividad preferentemente en los
edificios de tipo “C” (Chihuahua y Tamaulipas), ambos localizados en la parte
central, así como, los edificios de la zona circundante a la Plaza de las Tres
Culturas (2 de Abril y 15 de Septiembre), aun cuando hay establecimientos en las
accesorias de varios edificios en los límites de la sección, estos se encuentran
aislados y focalizados a esos espacios, el más importante de ellos, es la zona del
Hospital No. 27 del IMSS con los edificios (Aguascalientes y la Torre Chamizal),
112
ahí existe una importante cantidad de vendedores ambulantes pero están
totalmente enfocados a los usuarios de esa clínica de salud.
En ésta sección es donde más proliferación existe, de las llamadas “tienditas”,
debido a que no hay zonas comerciales que satisfagan las necesidades de los
habitantes en ese espacio, en primer lugar es necesario recordar, los siete
edificios que se derrumbaron después del sismo de 1985 (Nuevo León, Oaxaca,
Atizapán, Tecpan 1, Tecpan 2, Guelatao y Churubusco), todos contaban con
espacios comerciales por lo que hay varias áreas donde no hay comercios, por
ello, los propietarios de distintos condominios han ido creando éste tipo de
espacios comerciales con el paso del tiempo.
El corredor más importante de esa sección es la senda que viene del Pórtico
Antonio Caso, pasa a un lado de la zona arqueológica cruzando la Plaza de las
Tres Culturas y desemboca al andador que se dirige al “Reloj del Sol”55, lugar que
ocupó el edificio Nuevo León, por último, en la zona del edificio Tamaulipas es
donde se observan a vendedores ambulantes.
3.3.2 Una mirada a la Plaza de las Tres Culturas, los Jardines de la Paz y
Santiago
Para hablar del espacio público es necesario entrar en el tercer nivel de
apropiación del espacio en Tlatelolco, caracterizados por ser de libre acceso, en
ellos confluyen una importante cantidad de actores, por ello, se han escogido tres
espacios emblemáticos del Conjunto, en ellos se concentran tres etapas donde se
55 También llamado Jardín del Reloj, es la manera en cómo sus habitantes lo han llamado.
113
deposita parte de la historia de Tlatelolco, son lugares que mantienen la memoria
de lo que ha acontecido en ese lugar.
La Plaza de las Tres Culturas nombrada de esa manera debido a que
representa al área comprendida por la zona arqueológica, la parroquia de
Santiago Tlatelolco y los edificios modernos de la Unidad (lo prehispánico, la
colonia y la modernidad), la plaza es un lugar de debate, de argumentación y
confrontación, un espacio marcado por los acontecimientos de 1968 y apropiada
por los movimientos sociales que no dejan en el olvido dicho acontecimiento, al
tener un carácter multifuncional y multidimensional (Vergara, 2005: 9-10), la plaza
también es un lugar de conmemoración religiosa en las ceremonias de Semana
Santa, así como, el ritual de la danza de los Concheros debido al peso simbólico
que tiene el lugar por tener el centro ceremonial de México-Tlatelolco a un
costado, también es un espacio conmemorativo y de recreación cultural en las
actividades que la delegación Cuauhtémoc implementa en sus espacios, un
espacio de recreación para el Pentathlón Deportivo Militar Universitario (PDMU)
“Osos Grises”, es por ello, que la plaza transciende las fronteras de Tlatelolco, es
un lugar que ha sido apropiado por muchos actores desde afuera.
Desde la mirada emic, en la vida cotidiana sus habitantes y usuarios hacen
uso de la plaza de las Tres Culturas en las mañanas y el atardecer, es el tiempo
utilizado para estar en el lugar (debido a que los rayos de sol ya no son un
obstáculo para estar ahí), un grupo de adultos mayores realiza acondicionamiento
físico por las mañanas, así como, algunos jóvenes conviven en las escasas
bancas que hay dentro de sus espacios, el uso de bicicletas es común, la zona de
114
astabanderas que están en uno de sus lados se ocupa como asiento, la plaza de
las Tres Culturas en la vida cotidiana de Tlatelolco es más bien un lugar de paso,
esos peatones que dejan sus huellas, pero su destino es otro diferente, la plaza
está deteriorada en su infraestructura, tiene una iluminación tenue lo que provoca
que por las noches esté desértica y sus escalinatas están dañadas en gran parte.
El Jardín de Santiago es el lugar donde estuvo el tianguis que Cortés describió
en su segunda carta de relación al rey Carlos V en México-Tlatelolco, además, es
el espacio (aunque en menor tamaño), del jardín de la plaza del antiguo barrio de
Santiago Tlatelolco, el actual jardín fue inaugurado en 1964 junto al Conjunto
Urbano, en su centro donde se encuentra un monóptero56, cuenta con cuatro
entradas, están divididas además por pasillos en forman diagonal, tiene
corredores en sus cuatro lados sólo limitada por balaustrada que es una réplica
del jardín de San Marcos en Aguascalientes.
El escritor nicaragüense Lizandro Chávez Alfaro (1976) describía en su novela
el jardín de Santiago de la siguiente forma:
“Cargados de absoluciones desemboca en la nueva opulencia de Ciudad Tlatelolco,
trazada, fundada y acotada dentro de la otra ciudad. A paso indiferenciado de otros
pacíficos ambulantes, traspone la balaustrada que cerca el Jardín de Santiago, y a la
luz de las bombillas pasa junto a las parejas de adolescentes derretidos por sus
primeros calores, inventándose sobre las bancas férreas, bajo las ramas de higuera
tendidas entre las bombillas y ellos, que hace mil días, apenas, eran los que
entonces corrían persiguiéndose en las selvas de acantos, o saltaban cuerdas en el
56Como un templo dórico, es un edificio de planta circular y en lugar de muro, está delimitado por una hilera de columnas que soportan el techo.
115
cándido Templo Dórico, y en sus columnas rayadas con tiza o lápiz aprendían: Clara
las tiene caídas –Roberto y Leonor– Sergio es puto –Elena y Héctor –The Doors– Me
la pelas guei –Chanoc vs Batman–
Termina de cruzar el jardín sustrayendo su olfato al nauseante olor a planta
espesado por la noche. Otros son los olores que lo incitan. Detrás de las vidrieras del
Café Malinalli [edificio Guanajuato] ve al conjunto de músicos que sábados y
domingos de 7 a 10, asista, mueven a la clientela sin despegarla de sus sillas.
Enchufados a sus guitarras eléctricas agita la melena, desgarran la voz, atruenan,
gimen, en un desesperado intento de sintetizar la orgía en la pura magnificación
eléctrica, mientras las clientela los sigue, modestamente orgástica sin romper el
límite de sus asientos” (1976: 45).
Con esa descripción de Chávez, muestra que muchas cosas se han perdido en el
tiempo, únicamente en la memoria de los habitantes con mayor tiempo vivido en el
Conjunto evocan al Café Malinalli, como un lugar de convivencia donde
proliferaron las artes y cultura.
El jardín fue planificado para la recreación, antes que la luz del sol alumbre el
horizonte, muchos habitantes salen de sus departamentos para realizar
actividades de acondicionamiento físico por el monóptero, otras simplemente dan
vueltas al jardín caminando, corriendo o por medio de una bicicleta.
Aún cuando hay ciertos vestigios de basura, el espacio se mantiene en muy
buenas condiciones, es un espacio muy agradable, donde el cantar de las aves, el
olor a tierra y la sombra de los árboles permiten la estancia de distintas personas a
largo del día.
116
El 25 de julio se celebra la fiesta de Santiago Apóstol, la feria se coloca a un
lado, lo que convierte al jardín en un espacio de convivencia y celebración, sin
embargo, todo lo que se ha descrito, se ve ensombrecido, como dijeron varios
habitantes de los edificios de esa zona (Querétaro y Guanajuato), “en el jardín de
Santiago pasa todo”, preferentemente en las horas que está más solo, al estar
expuesto en los límites de Tlatelolco y la falta de una buena iluminación ha llevado
a la proliferación de venta de drogas, asaltos, el jardín se usa como sanitario, así
como, un lugar recurrente para encuentros amorosos.
El Jardín Médicos por la Paz57 se construyó en 1991 en el lugar donde se
derrumbaron tres edificios (Ponciano Arriaga, Jesús Terán e Ignacio Comonfort),
lleva ese nombre conmemorando a los médicos mexicanos por la prevención de la
guerra nuclear58, en el centro colocaron una campana donde están grabadas las
siglas del Congreso, a la entrada del corredor principal del jardín se erigió un
monumento en su honor, asimismo, por el hecho que se firmó en 1967 el Tratado
de Tlatelolco59 en la antigua cancillería, el jardín tiene su plaza conmemorativa60.
En el jardín hay un Ágora que en 2008 se colocó una velaría (lona) para cubrirlo
57 También se le conoce como el Jardín de la Paz. 58 El escultor Carlos Espino realizó el monumento en el marco de XI Congreso Mundial de la Federación Internacional de Médicos por la prevención de la Guerra Nuclear en 1993, donde se condena el lanzamiento de las bombas atómicas en la Segunda Guerra Mundial, así como, se exalta la figura de los médicos con el fin de prever un acontecimiento de ese tipo y que los niños puedan alcanzar el sol de la esperanza. 59 El Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares en América Latina, mejor conocido como el “Tratado de Tlatelolco” se firmó el 14 de febrero de 1967 en la antigua cancillería del país, ya que ante el peligro de que la región latinoamericana ingresara en la confrontación nuclear de las dos superpotencias mundiales, provocó la inquietud de gobiernos y mandatarios del Continente, el 21 de marzo de 1963, el Presidente de México, Adolfo López Mateos, envió sendas cartas a los presidentes de otros países latinoamericanos invitándolos a formular una declaración común, en la cual se anunciara la disposición a firmar conjuntamente con los demás países de América Latina, un acuerdo en el que se estableciera el compromiso de no fabricar, recibir, almacenar, ni ensayar armas nucleares o artefactos de lanzamiento nuclear, en (Barrera R. y Lucrecia M. E., 1993: 32). 60 En 2005, la delegación Cuauhtémoc hizo un acuerdo de amistad y paz con distintos pueblos de los municipios de ciudades de América Latina, en la plaza hay distintas placas conmemorativas de ese hecho.
117
con la finalidad de tener actividades culturales durante todo el año, sin embargo,
no ha tenido un mantenimiento adecuado por lo que sus escalinatas que
contaban con pasto natural, actualmente sólo hay tierra, además, hay mucha
basura tirada en su interior.
Sus jardineras llevan el nombre de los cinco continentes, así como, hay un
monumento con niños escalando una cima intentando alcanzar “el sol de la
esperanza” y a un costado del jardín se construyó un espacio recreativo para el
uso de patines y patinetas, además, varias canchas de basquetbol.
Los distintos actores usan sus espacios de forma diferenciada, como dijo Mijail
Bajtin, el tiempo que se evoca y el lugar que se describe —en forma de la unión
inseparable de cronotopo—, por lo que los estratos cronotópicos son útiles para
describir un espacio como éste, ya que tiene distintos usos y diferentes formas de
apropiarse por diversos actores a lo largo del día.
Una característica del lugar es que a toda hora hay peatones, ya sean los
usuarios que utilizan el corredor para llegar a la estación del metro o habitantes
que caminan en su interior, así es, como las diferencias del tiempo y las
velocidades del andar entre ellos son muy evidentes.
Al ser un espacio para la recreación, sus jardines se usan para estar ahí y
pasar el rato, los adultos mayores se apropian por las mañanas, realizan pláticas
amenas con el personal de limpia y tienen punto de reunión definidos, mientras
tanto, los jóvenes en su mayoría llegan por las tardes y parte de la noche para los
espacios recreativas son ocupados preferentemente, a partir de la colocación de la
velaria en el Ágora, muchas personas pasan el tiempo ahí, no importando la hora
118
del día, éstos dos tipos de actores en particular, son los sectores más
identificables y que instauran su territorio en el jardín de la Paz, sus prácticas
cotidianas dejan una huella importante en el lugar dado que es su espacio de
encuentro. Por otro lado, esto contrasta mucho con otros sectores (adultos, sea
mujer u hombres, niños) dado que su apropiación es efímera y está determinada
no por estar en el jardín, sino por ser únicamente un sitio de paso, ya habíamos
mencionado previamente el corredor peatonal para el metro Tlatelolco que los
actores construyen cotidianamente, otro ejemplo, sería las madres que van a
recoger a sus hijos a las escuelas cercanas al lugar pero su estancia en él se
limita a un breve espacio y está determinado por la hora de llegada o salida de sus
hijos.
3.3.3 La zona arqueológica, el Colegio de la Santa Cruz y museo del Tecpan
Tlatelolco no se puede explicar sin la cuarta escala de apropiación, es decir, con el
espacio histórico, ya que es la única Unidad Habitacional que cuenta en su interior
con un acervo de éstas características, hablamos de patrimonio cultural de la
nación con la zona arqueológica más grande del área metropolitana de la Ciudad
de México, la parroquia de Santiago y Colegio de la Santa Cruz y el museo del
Tecpan.
Las modificaciones de estos espacios fueron transcendentales al momento de
la construcción del moderno Conjunto Urbano, el convento de Santiago había sido
119
destinado para ser la sede del Museo del Anáhuac61, por instrucciones del
presidente Adolfo López Mateos, su función sería albergar los acervos
arqueológicos, los materiales como documentales que se habían encontrado, sin
embargo, fue cedido en 1972 a la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Tampoco se contempló respetar el Tecpan, su fachada principal que estaba
estaba orientada al Poniente, fue quitada, e instalada como fachada posterior del
Colegio de la Santa Cruz, convirtiéndose aquí en fachada secundaria. El único
testimonio que sobrevivió del inmueble, fue la arcada de siete vanos del recinto
que actualmente se conoce en el museo de sitio (Ídem.), asimismo, cuando se
demolió la casa que albergaba el mural de David Alfaro Siqueiros, fue el pretexto
para darle al Tecpan, el uso de “Recinto de Homenaje a Cuauhtémoc”62.
Por otro lado, en el Colegio de la Santa Cruz también albergó la Prisión Militar
de Santiago, a un costado, estaba el cuartel militar, por otro lado, la parroquia de
Santiago Apóstol fue transformada en bodegas de la aduana, algunos de los
personajes que estuvieron presos ahí fueron: Ignacio Ramírez, El Nigromante,
Enrique y Ricardo Flores Magón, Bernardo Reyes, Pancho Villa, Francisco L.
Urquizo y Vito Alessio Robles, así como, Miguel Agustín Pro, El Padre Pro (Pérez,
1994).
61 Donde se exhibiría todo el material arqueológico recuperado hasta el momento, en (Guilliem, 2008), además en la publicación de BANOBRAS menciona que no solo sería un museo, sino tres que guardarían y serían depositarios de la memoria que ha enriquecido el lugar a lo largo del tiempo, uno sería el Anáhuac como se mencionó, el otro es el actual museo del Tecpan y último, estaría destinado en el recinto de la Ex-Aduana del Pulque, debido a la importancia que la planta y bebida han tenido para nuestra cultura, en (BANOBRAS, 1963: 139-144). 62 “El Tecpan (Lugar de la Casa de piedra), que fuera la casa de gobierno del señorío de indígenas, y donde aparentemente gobernó Cuauhtémoc, fue cercenado para dar paso a la prolongación de la avenida Paseo de la Reforma e instalar tres torres departamentales, destruyendo el antiguo edificio, sus habitaciones, sus cuatro patios, y quizá la fuente octagonal referida en el Códice Tlatelolco de 1550”, en Historia de la arqueología de Tlatelolco, página web en: www.tlatelolco.inah.gob.mx (Consultada el 8 de enero de 2010).
120
En el Colegio (hoy biblioteca de la SRE) se tapó su arcada de tres grandes
vanos de medio punto de la fachada principal, lo que era su receptoría de
peregrinos se cambió por un acceso de estilo siglo XVIII, su herrería también se
desprendió para dar paso a portones de madera no acordes con el edificio. Lo que
fuera la fachada porfiriana del siglo XIX de la prisión militar también fue demolida
junto con el cuartel militar (hoy Centro Cultural de la UNAM); así, ante el paso de
la "modernidad" se transformó Tlatelolco.
A finales de los años noventa, decidió el INAH, cerrar el acceso libre al centro
ceremonial por el corredor peatonal que durante más de treinta años había
existido, ahora el lugar estaría protegido, sin embargo, se limitó la entrada
únicamente por Eje Central a un costado del edificio del Centro Cultural
Universitario en la zona lateral de estacionamiento, privilegiando sólo a los
visitantes externos.
Las consecuencias, a partir de esa decisión, han sido contraproducentes en lo
que se refiere a la apropiación del espacio por parte de los habitantes al centro
ceremonial, la reja color gris de un metro y medio de altura que circunda dicha
zona, no sólo es un bordo físico, sino también simbólico, la zona arqueológica está
aislada aún más de la unidad habitacional, dicho argumento se respalda al
momento de basarse en un estudio en ese espacio (Ledesma, 2007), el grupo de
edad del público que menos visita el sitio son los adultos mayores, solo el 3% de
la muestra aplicada, la mitad de los cuales eran extranjeros, razón por la cual, los
adultos mayores de origen mexicano que visitan el sitio son sólo el 1.5%
(Ledesma, 2007: 88-89):
121
La proveniencia del público
Zonas aledañas 21%
D.F. y Estado de México 51%
Otros estados del país 11%
Extranjeros 17%
Únicamente, el 21% de los visitantes son vecinos del lugar, aunque no se
especifica en la investigación, sí son habitantes de Tlatelolco o de las zonas
circundantes, por lo que, respalda el dato que no existe interés por un amplio
número de habitantes de la Unidad, reduciendo aún más la cifra del estudio
realizado en la etapa de reconstrucción que hablaba solamente de un 25% de
habitantes que consideraban importante conservar el lugar, representando así,
una baja apropiación de la zona arqueológica.
El 76% del público visitaba por primera vez el sitio, es decir, visitas
esporádicas o únicas, por lo que, la apropiación de la zona por parte de usuarios
también es muy reducida, en cierta medida mantienen la concordancia con el dato
anterior, los visitantes preferentemente son de clase media y baja, predominan los
que tienen un nivel de estudios de licenciatura con un 29% y 22% con preparatoria
y secundaria respectivamente, esto se explica, ya que un 44% de la muestra son
estudiantes (Ibídem: 150-151).
Los visitantes que vinieron expresamente al sitio fueron el 64% (Ibídem: 90-
94); sin embargo, aquellos que vinieron de un lugar previo y de un lugar posterior
combinando ambas respuestas, dieron un dato muy interesante:
122
“Al juntar los lugares específicos de ambas respuestas, encontramos una respuesta
que francamente no fue manejada como posibilidad: la visita previa o posterior del
doctor o la visita a un familiar enfermo. Este resultado, fue comprendido cuando se
observó la cercanía de varios hospitales” (Ibídem: 95).
Sobre la información que posee el visitante sobre el lugar, los datos son muy
ilustrativos, el 80% de los visitantes declaró no saber absolutamente nada del
convento de Santiago Tlatelolco, incluso algunos ni siquiera habían notado el
edificio, además, respecto a la articulación con la “zona chica” y el museo del
Tecpan, de toda muestra del estudio sólo el 21% planeaba visitarlo, el 15% dijo
que no y el 64% indicó que no sabía que hubiese continuación del recorrido
(Ibídem: 96), estos datos hacen evidente que la mayoría de los usuarios del
espacio histórico de Tlatelolco tiene muy poco conocimiento sobre el lugar, así
como, el recorrido no fue nada significativo para la vida de los visitantes, según
datos del mismo estudio.
En contraste, en noviembre de 2008, funcionarios del INAH decidieron cercar
el museo del Tecpan, argumentando que protegerían el sitio del vandalismo o
fecalismo canino que dañaría su estructura irremediablemente, por lo que un
grupo de habitantes del Tlatelolco63 impidió la instalación de dicha reja, a partir de
un movimiento vecinal ya que lo consideraron como un acto de privatización por
lo que hasta el momento la obra se encuentra detenida por la intervención de la
Dirección Territorial Santa María-Tlatelolco que quitó los permisos de la obra.
63 El grupo de vecinos comparte un punto en común, son habitantes con un importante tiempo vivido en lugar, oscilando entre los 20 y más de 40 años de estar en Tlatelolco.
123
“Dado el despojo de las áreas abiertas de Tlatelolco que dicha reja conlleva y el
agravio estético-cultural contra el inmueble y los mexicanos, a quienes se impide así
atravesar libremente las arcadas y con ello la historia, los firmantes, redactores de la
revista Vivir en Tlatelolco, hemos manifestado nuestro enérgico rechazo a este delito
cultural, frente a la comunidad, y autoridades del GDF y el propio INAH” (La Jornada,
15-01-2009).
3.4 El espacio desocupado
El espacio desocupado, como lo hemos mencionado anteriormente, es el espacio
que está abandonado o que no está siendo utilizado para lo que fuera diseñado
originalmente, esto tiene que ver con las problemáticas que se han ido generando
con el deterioro que se ha acumulado con el tiempo en el Conjunto Urbano, como
se dijo, pretendía ser autocontenido, es decir, podría encontrarse en su interior
todo lo necesario para tener una buena calidad de vida, sin embargo, en la
actualidad, las condiciones económicas, así como la llegada de empresas de
autoservicios en las colonias circundantes a Tlatelolco, ha provocado que vayan
desapareciendo a los pequeños negocios que hubo en el pasado en los locales
comerciales64 de los edificios por las altas rentas que se piden.
La Segunda Sección cuenta con la mayor cantidad de espacios desocupados
con 95 locales que no están siendo usados, seguido por la Primera Sección que
tiene 41 locales, por otro lado, la Tercera Sección es la que menos tiene en su
interior.
64 Todos los espacios comerciales en la planta baja de los edificios son propiedad privada.
124
En cada una de las secciones existen espacios abandonados, convirtiéndose
paulatinamente en basureros y focos de infección por las deterioradas áreas que
los conforman, provocando la proliferación de la inseguridad; el espacio más
emblemático es el ex-cine Tlatelolco, una propiedad federal que se localiza en la
Segunda Sección a lado de la estación del metro, tanto sus distintos espacios
comerciales, así como, sus salas cinematográficas están en total abandono, por lo
que, actualmente se ha puesto a la venta por el Fideicomiso Liquidador de
Instituciones de Crédito y Organizaciones Auxiliares de Crédito.
En la Primera Sección, se encuentra la Torre Insignia (conocida más como
Torre de BANOBRAS), el inmueble ha estado desocupado por diecisiete años, lo
que ha provocado que esa zona se encuentre totalmente descuidada, sus
jardineras han servido como un basurero al aire libre, en 2006 fue adquirido por la
empresa de bienes raíces Cushman & Wakefield que ha nombrado al edificio
como “Corporativo Tlatelolco", por lo que se han ido regenerando en cierta medida
sus interiores pero con el paso del tiempo, la torre continúa ofertándose, y cerca
de cumplir cuatro años, no se ha rentado ni se ha vendido, los vitrales de la
recepción en la planta baja están rotos por lo que se ha tenido que bloquear la
entrada al recinto por medio de tablones de madera, asimismo, todos sus pisos
están rayados con graffitis, como se mencionó con al inicio del capítulo.
En la Tercera Sección, se encuentra un edificio abandonado junto al
estacionamiento del Hospital No. 27 del IMSS, perteneció en un principio a la
Vocacional No. 7 del IPN, posteriormente se utilizó como oficinas administrativas,
actualmente, algunos habitantes de Tlatelolco lo han renombrado como
125
“El Quemado”, debido a que interior se encuentra destruido por un incendio que
hubo en su interior hace varios años, se ha convertido como los otros espacios
desocupados, en un basurero y está rayado por todos lados.
126
Capítulo 4 El Análisis: El apego y arraigo a Tlatelolco
A partir de los distintos capítulos se han abordado diversos aspectos que
constituyen las prácticas cotidianas de los actores que interactúan dentro del
Conjunto, haciendo énfasis en ese espacio planificado por parte de los
constructores de la Unidad y posteriormente como se ha conformado ese espacio
practicado a través del tiempo vivido, por ello a continuación, se propone realizar
un análisis de la experiencia sensorial en Tlatelolco, así como, las características
de los distintos actores que construyen sus relaciones sociales al interior de la
Unidad y como se apropian de los espacios a partir del apego y arraigo que tienen
al lugar.
4.1 Tlatelolco, una experiencia sensorial
La experiencia y el proceso de habitar un espacio tan heterogéneo como
Tlatelolco, se vincula entre horizontes de saberes y valores que se tienen del
lugar, así como, las prácticas sociales que cotidianamente son reproducidas en su
interior, por lo que, los actores se apropian de la Unidad de manera fragmentada y
parcial, ahí desemboca las múltiples significaciones de esa experiencia reducida a
ciertas zonas y sendas de Tlatelolco, produciendo así, una percepción muy
variada y teniendo referencias culturales específicas al contexto y espacio donde
preferentemente interactúan en el Conjunto Urbano.
Nonoalco Tlatelolco visto como “una ciudad dentro de la ciudad”, sus noventa
edificios se asemejan a islas en un gran archipiélago (Tamayo, 2001), cada isla es
una realidad distinta, lo que conlleva a la proliferación de una diversidad cultural
tan fuerte que hace compleja la relación entre los habitantes de cada recinto, por
lo tanto, cada edificio tiene una visión particular sobre lo que necesita el Conjunto
Urbano para solucionar las diversas problemáticas que lo aquejan,
experimentando y teniendo diferentes experiencias, provocando así, distintas
formas de habitar la Unidad.
Retomando a David Le Breton, Nonoalco Tlatelolco es un imanador de
sentidos penetrando el cuerpo de los actores, abriendo así, un amplio escenario
de percepciones para la orientación y conformación de su identidad, por ello, a
continuación se muestran los resultados de la muestra65 que se aplicó en las tres
secciones:
127
65 Ver anexo metodológico.
Los tres colores que predominan en las respuestas fueron el gris con 33%, verde
con 22% y rojo con 15%, en particular, el gris fue escogido mayormente por
usuarios, haciendo referencia al deterioro de los edificios, el comportamiento de
los habitantes y el importante deterioro que existe, por otro lado, el verde tuvo
relevancia por las importantes dimensiones de zonas verdes que cuenta la
Unidad, asimismo, el color rojo fue escogido por los sucesos trágicos en el lugar y
también por el color ladrillo que tienen muchos edificios.
Al momento de preguntarles de que color pintarían Tlatelolco, ahí el color azul
y el verde, el primero hacía referencia a al cielo, mientras que el segundo deseaba
hacer combinación con las amplias jardineras que hay en el Conjunto, así como,
recurrentemente se deseaba pintar de manera multicolor, intentando así quitar la
monotonía visual que muchos actores ven la Unidad.
128
129
Por otro lado, respecto al olor que hay en Nonoalco Tlatelolco, un dato no tomado
inicialmente en la investigación fue la problemática con la enorme cantidad de
perros que hay en el Conjunto, esto fue referido tanto en la guía básica, así como
en las entrevistas a profundidad, además mencionaron también la proliferación de
gatos salvajes en distintas zonas de la unidad habitacional, esto ha provocado
diversos conflictos entre los dueños de las mascotas y habitantes debido a la falta
de cultura al no levantar los residuos que tiran cuando los sacan a pasear o
cuando alimentan a los gatos; por lo tanto, la mayoría mencionó que la Unidad en
su conjunto huele a heces de perro con un 23%.
Un segundo aspecto relevante fue el reconocimiento a los árboles y al hecho
que cuando llueve huele a tierra mojada, una situación muy reconocida por los
habitantes con mayor tiempo vivido, por eso eligieron a las áreas verdes con un
19%, por otro lado, la proliferación de basura en varios espacios de Tlatelolco, fue
percibido por un 16%; la mayoría de ellos eran usuarios y comerciantes,
recordemos que los corredores que se construyen peatonalmente preferentemente
en los bordes y no tienen un cuidado del servicio de limpia.
Un dato adicional, hizo referencia a una problemática que ha ido
incrementándose en la Primera Sección, el consumo de mariguana es el olor que
perciben varios habitantes de ese lugar, además mencionaron que hay muchos
jóvenes drogándose en las canchas y cuadros, este dato se corrobora con datos
de la Procuraduría General de la República que sitúa a Nonoalco Tlatelolco como
una de las colonias donde se da la mayor incidencia de venta de droga en la
delegación Cuauhtémoc66.
Por otra parte, los sonidos más representativos que identifican los actores en
Tlatelolco fueron tres, primero las aves en los árboles con un 26%, los “pajaritos”
son un sonido agradable muy escuchado por la mayoría de habitantes y una
parte de usuarios, por lo que sus sendas que frecuentemente recorren se
localizan en el corredor central de la Unidad, por otro lado, en la zona
preferentemente de la explanada del metro Tlatelolco (un nodo donde confluye
una importante cantidad de actores) el sonido más importante fueron las voces
de las personas con un 24%, ya sean niños o jóvenes al salir de los colegios, la
plática entre vecinos en un paseo o al estar sentado de una banca, por último,
los espacios que se encuentran en los bordes de las secciones (donde se
130
66 Según nota de El Universal, 06-07-2009, en http://www.eluniversal.com.mx/sociedad/3513.html (consultada el 20 de enero de 2010).
131
encuentran las zonas de hospitales) hizo que se percibiría el sonido del tráfico
de la zona con un 24%, así como, los claxon y estéreos de los autos.
El desplazamiento o trayectorias de los actores fue determinante para los
resultados que se mostraron con anterioridad, los usuarios preferentemente daban
cuenta de lo que acontecía en las sendas que construyen cotidianamente al
momento de utilizar Tlatelolco, como lugar de paso o su destino definido, como la
zona de hospitales que hay en el Conjunto, esa movilidad urbana hace que tengan
una percepción más breve del lugar, los usuarios fueron los únicos que
mencionaron en ciertas ocasiones que no habían percatado de los colores, olores
y sonidos en Tlatelolco.
Por otro lado, los comerciantes al momento de trasladarse a su fuente de
trabajo les ha permitido percibir más fuerte esos lugares, sin embargo, siempre
está delimitado al contexto en donde realizan sus actividades cotidianas debido a
que utilizan los corredores o zonas comerciales que hay en el Conjunto, por lo que
preferentemente, escuchan el bullicio de las personas y automóviles que transitan
continuamente.
Los habitantes mantienen una percepción fragmentada de Tlatelolco, es decir,
está limitada a la zona en donde habitan y a la interacción de las escalas de
apropiación más cercana a su vivienda, el borde que se construye simbólicamente
son los límites de cada sección; por lo mismo, son escasos los habitantes que se
desplazan en las tres secciones, esto implica que no haya una identificación de las
diferencias entre cada una de ellas.
132
Aquí es necesario matizar lo que se ha expuesto sobre la experiencia
sensorial que se tiene al interactuar en un espacio como Tlatelolco, los estudios
sobre unidades habitacionales es común la definición sobre la heterogeneidad y
amplia diversidad que presentan los actores que las habitan, la experiencia
sensorial nos permite profundizar esa idea a partir de las biografías que cada actor
experimenta en la llamada “unidad”, pero que realmente hablamos de diferencias y
una diversidad de actores que tiene una visión variable sobre el espacio que
habitan.
Esto no implica la pérdida de identidad, ya que no hablamos de una
homogeneidad de pensamiento o visión de la realidad, sino es a partir de
entenderse diferentes y encontrar espacios de diálogo entre ellos, por ello, la
escala de apropiación nos han permitido mostrar las distintas redes que los
actores construyen, algunas más densas mientras que otras más efímeras pero
siempre contextualizadas a las prácticas y la apropiación que realizan en su vida
cotidiana.
Las trayectorias biográficas tienen mayor peso, cuando lo juntamos con el
tiempo vivido en Tlatelolco, ya que la experiencia es más profunda y ha conllevado
a la percepción de muchos más sonidos, olores y colores, por lo que, al momento
de contestar, eso actores precisan que la respuesta depende del espacio en
particular, ya que existe una gran diversidad de ellos.
En este punto, es necesario también matizar sobre las emociones que
Nonoalco Tlatelolco despierta a los distintos actores que interactúan dentro de él,
a pesar de la inseguridad que perciben una importante cantidad de habitantes que
133
tienen poco años habitan la Unidad y la consideran como una de las mayores
problemáticas que hay en Tlatelolco, esto contrasta con la respuesta más
recurrente por los habitantes con más de veinte años viviendo en el Conjunto, ya
que hicieron mención a lo agradable y tranquilo que es la Unidad Habitacional
debido a que no hay transporte, ni autos, además que aún se puede encontrar
todo lo necesario en su interior, es lugar en donde aún encuentran bienestar, a
pesar del tiempo, dada las comodidades que tiene su equipamiento e
infraestructura urbana, diferenciándose de otras colonias o unidades
habitacionales.
“A mí me gusta mucho Tlatelolco –mencionó Gabriela Rodríguez–, yo después del 85
me fui a vivir a la colonia Del Valle, a pesar de ser una colonia mejor que ésta, bueno
se supone, no teníamos todas las comodidades que tenemos aquí en Tlatelolco […]
tiene vías de comunicación para donde quiera, en los servicios no hay que estar
correteando al de la basura, al de gas, tenemos esa ventaja no tenemos que estar
detrás del camión, la luz, ni se diga, aquí se necesita que haya fallado algún
transformador o algo para que se vaya, pero lo que a mucho se va de 10 a 15
minutos.”67
4.2. El conjunto urbano y sus habitantes
Los habitantes con mayor tiempo vivido, han acumulado una importante
experiencia en el lugar, asimismo, tienen un apego y arraigo más fuerte por lo que
muestran un sentimiento de nostalgia, donde la memoria evoca continuamente la
pérdida, lo que ya no está, como sinónimo de transformación negativa.
67 Entrevista Gabriela Rodríguez, habitante de 40 años viviendo en Tlatelolco, 13 de enero de 2010.
134
La evocación de algunos habitantes de Tlatelolco no comienza con la
construcción del conjunto habitacional, ya que tuvieron la oportunidad de vivir en el
antiguo barrio de Santiago, hoy habitan en la Primera Sección, muchos
ex-ferrocarrileros y oriundos de los barrios que circundan la zona, por lo que en
sus recuerdos, el jardín de Santiago tiene un papel trascendente ya que fue el
lugar donde se criaron en sus primeros años de vida, ingresando en la Secundaria
Núm. 16 en el recinto que ocupaba el Tecpan (actualmente se encuentra en la
Segunda Sección, en la zona de la Pera) o en la Prevocacional 4 del I.P.N.68
(edificio que albergó la Aduana del Pulque en Peralvillo), esas evocaciones hacen
diferencias a los distintos Tlatelolco que se conocen.
Esas evocaciones muestran la historia perdida del espacio que conforma a
Nonoalco-Tlatelolco, muestran la perdida y desconocimiento de esas marcas
históricas que ya no existen físicamente en la actualidad, por eso distintos grupos
de habitantes han intentado rescatar esas huellas históricas con diversos
proyectos comunitarios, ya que reconocen la riqueza de los acontecimientos que
se han suscitado ahí.
Otra singularidad de Tlatelolco, que expresa el apego y arraigo que los
habitantes que tienen mayor tiempo vivido, es el hecho de construir mecanismos
de diálogo entre sus distintas secciones, partiendo de la diversidad cultural que
existe en el lugar, es por medio de publicaciones comunitarias (pasquines, revistas
y periódicos) la manera en cómo sus habitantes han intentado mantener un
68 “Fue derrumbado el edificio donde estaba ubicada la Prevocacional 4, en Avenida Peralvillo Núm. 227, el motivo fue la prolongación de Paseo de la Reforma y abarcó los terrenos donde estaba la escuela, se construyeron unos salones provisionales de lámina en los patios de Ferrocarriles Nacionales” en (Domínguez, 2003:7).
135
vínculo más estrecho, por ello, podemos encontrar ejemplos de esos productos
informativos desde los años setenta, en tiempos de la lucha de la
autoadministración, su órgano de información fue el “Temilopzin” (Cantú, 2001),
no únicamente ha sido un medio para la denuncia sino también para la promoción
cultural de Tlatelolco, proyectos independientes que tienen el interés de mejorar la
calidad de vida en la unidad habitacional.
“Revivimos un proyecto de periódico –recuerda Alejandro Castillo–, me dijeron que
en el 85 fue muy importante, se llamó el Tlatelolca, órgano de información de la
Coordinadora de Residentes de Tlatelolco, yo me encargué de hacer unos algunos
números del Tlatelolca (en su nueva época) […] (posteriormente), participé en un
periódico que se llamaba “Tlatelolco hoy”, que coordinaba Héctor Márquez Cermeño,
(después se realizó con otros habitantes) la “Tribuna Tlatelolca” salieron sólo dos
números […] (tiempo después) “Vivir en Tlatelolco” nace cuando hay una asamblea
de seguridad pública, un periódico es el ángel guardián de los ciudadanos, la única
protección que se tiene contra los abusos es la denuncia de ellos”69.
El tiempo vivido es una variable muy importante para tener un conocimiento más
profundo sobre la vasta historia del lugar, aún así, únicamente los acontecimientos
que se han marcado en la memoria histórica, como las huellas de un centro
ceremonial Tlatelolca o las tragedias en el lugar (1968 y 1985), es lo que
prevalece en los recuerdos de la mayoría de habitantes del Conjunto.
Por ello, se ha intentado recuperar por algunos habitantes de la Primera
Sección, la historia del Barrio de San Miguel Nonoalco que fue borrada
paulatinamente del lugar, la célebre calzada de Nonoalco, en tiempos
69 Entrevista Alejandro Castillo, habitante de 18 años viviendo en Tlatelolco, 19 de enero de 2010.
136
prehispánicos, conectaba a Tlatelolco con tierra firme siguiendo el trazo
aproximado de las actuales avenidas Manuel González y Eulalia Guzmán, era el
camino que dirigía del centro ceremonial a Tacuba, además fue el punto de inicio
del ataque de Pedro de Alvarado a Tlatelolco para la conquista del último reducto
de la resistencia mexica (Sahagún, 1979), en la actualidad la única huella de ese
tradicional barrio es la parroquia de San Miguel, abajo del recinto existen restos de
una pirámide prehispánica, ahí fue un lugar representativo para los ferrocarrileros
que había en esa zona, el barrio de San Miguel Nonoalco era un espacio religioso
muy importante.
“Tlatelolco no existía en el México moderno, no había ningún barrio de Tlatelolco, yo
vivía y crecí ahí, existía la plaza de Santiago, pero una plaza, que era el jardín hacia
Nonoalco, atrás de eso ya no se llamaba Tlatelolco se llamaba la Lagunilla, Peralvillo,
Tepito, en fin. […] Hicieron bien al darle el nombre de la unidad, porque finalmente fue
una forma de recuperar el centro ceremonial, recordemos todo la vida comunitaria
giraban alrededor de ahí. Pero borraron con todo lo demás, sobre todo con Nonoalco,
que era el más histórico, existen como 10 películas con la iglesia de Nonoalco, de “San
Miguelito” […] (Recordemos), la iglesia de Santiago estuvo cerrada por muchos años,
mi mamá ahí se la vivía, me dice que su recuerdo de Santiago es que estaba cerrada y
estaban los soldados presos en el templo y que pasaba mi mamá y le decían – ¡Jefa,
jefa, dígale a mi abuelita! – y le daban 10 centavos para el camión – ¡dígale que estoy
preso! –, […] “San Miguelito” es mucho más representativa de Nonoalco y de
Tlatelolco, todos los ferrocarrileros hacían una parada en la iglesia, era el centro de la
parte poblada de Nonoalco-Tlatelolco, había ciudades perdidas que todavía salen en la
137
película “Del brazo y por la calle”, “Vagabunda”, “Víctima del Pecado” con Ninón
Sevilla, todas esas fueron filmadas en la zona roja que era el barrio de Nonoalco”70.
El proceso de evocación conlleva a identificar los distintos tipos de Tlatelolco que
se recuerdan y se han ido construyendo paulatinamente en su forma de habitar, el
primer Tlatelolco se evoca al visualizar imaginariamente la plazuela y jardín del
barrio antiguo, son aquellos habitantes de vecindades que en su memoria intentan
revertir la pérdida de los barrios de la zona en las prácticas que cotidianamente
realizan en sus escalas de apropiación más cercanas, este tipo de Tlatelolco
permanece en la memoria de pocos habitantes de la unidad, sólo aquellos que
vivieron en el lugar antes de la construcción del Conjunto.
Asimismo, el segundo Tlatelolco evocado es el bienestar y la opulencia que
representó ser considerado como el símbolo moderno de México, teniendo una
nostalgia a la perdida de la calidad de vida que mantuvo por varias décadas, hoy
en día, la visión de muchos habitantes de clase media que hay en la Unidad,
rechaza y evita la reproducción de la vida en barrio; así como, muchos nuevos
residentes de barrios colindantes que llegaron después del sismo, actualmente
niegan su pasado de barrio y no se vinculan con las personas que habitan cerca
de su departamento, este tipo de habitar privilegia el aislamiento y la falta de
cohesión con los demás habitantes, por ejemplo un habitante dijo:
“mi relación con los vecinos es buena y no tengo problemas, dado que no los conozco
y no meto con ellos”71.
70 Entrevista Raúl de la Torre, habitante de 34 años viviendo en Tlatelolco, 16 de enero de 2010. 71 Entrevista informal, realizada en la Plaza de las Tres Culturas.
138
Por otro lado, un tercer Tlatelolco evoca con el intento de “hacer barrio” dentro
la Unidad, el caso específico de la Primera Sección, donde no ha existido una
movilidad de habitantes tan importante y sólo fue necesario la reconstrucción de
tres edificios. En su interior, se han construido paulatinamente varias redes
sociales entre los distintos actores, con el paso del tiempo se han hecho más
densas, es decir, “han echado raíces”, ahí se han construido más claramente los
limites de los distintos espacios que conforman la “Primera”, los cuadros fueron
adoptando los nombres de las distintas bandas juveniles que proliferaron en esa
zona en distintas etapas, los “Topekas”, los “Míseros”, los “Ermitaños”, por sólo
mencionar algunos, cada cuadro representó, en la época de finales de los ochenta
y los años noventa, una delimitación territorial y simbólica de la Sección.
El espacio comercial en esa sección ha constituido un lugar de interacción
fuerte y las prácticas que los actores realizan no se limita a la compra de
productos, sino también es recurrente el diálogo ameno, la convivencia y un
vínculo mucho más comunitario.
Esto contrasta radicalmente con las otras secciones, en particular, con la
Tercera, donde existen relaciones poco cohesionadas, la convivencia está
fracturada, como dijeron varios habitantes de ese lugar “hacen que te miran y no
te miran”, la relación entre residentes es limitada, efímera, así como, el saludo
cordial marca el límite de la relación entre vecinos, más que una invitación a la
convivencia, hace más visible el distanciamiento que persiste en la zona.
El tiempo vivido en Tlatelolco es la manera de construir una pertenencia socio-
cultural fuerte y “echar raíces”, por ello, muchos habitantes utilizan el recurso
139
anecdótico para expresar la nostalgia de lo que se ha perdido en Tlatelolco, al
mismo tiempo, expresa un vínculo comparativo con el presente, el valor simbólico
del espacio al que los actores convierten en lugar a través del tiempo, ese proceso
tiene mucho qué decirnos en cómo se construyen estas dimensiones de arraigo y
apego.
“Cuando llegue a vivir a Tlatelolco hace treinta años a la Primera Sección –recordó
Guadalupe Valdez–, […] en esa época todo estaba muy bonito, había gente muy
buena.”72
Por otro lado, doña Bertha Noriega, ha vivido desde 1967 en la Tercera Sección,
ha logrado consolidar una importante cantidad de amigos, muchos de ellos son de
la tercera edad, descansando en una banca de la Plaza de las Tres Culturas junto
a su esposo, recordó, las tragedias que han presenciado en la Unidad
Habitacional.
“Sí esta plaza hablara tendría mucho que decir, nos ha ido de la patada aquí, un día
después del 2 de octubre del 68, la iglesia estaba llena de sangre, ellos querían a
misa, pero la iglesia estaba cerrada, –recordó doña Bertha–, […] cuando llegamos a
Tlatelolco era hermoso, los edificios estaban nuevos y bien pintaditos, en la plaza
había festivales, además, del “ baile de los aztecas” (danza conchera) […] había
muchos artistas”73.
Tlatelolco, mostraba una opulencia en sus inicios siendo muy seductor para
muchas personas, los relatos de varios habitantes lo miraban a la distancia como
72 Entrevista Guadalupe Valdez, habitante de 30 años en Tlatelolco, 10 de noviembre de 2009. 73 Entrevista Bertha Noriega, habitante de 43 años en Tlatelolco, 10 de noviembre de 2009.
140
el lugar ideal para vivir, muchos de ellos, llegaron a residir en Tlatelolco gracias a
conocidos que tenían un departamento y se “enamoraron” del lugar.
Otro tipo de habitantes en Nonoalco-Tlatelolco son la generación que nació
ahí y han vivido toda su vida en el Conjunto Urbano:
“Desde que nací en la Segunda sección (Hospital de Gineco-Obstetricia del IMSS),
vivo en Tlatelolco, -comentó Sinoe Almonza–, […] antes estaba más vivo, había más
gente, […] yo estuve en el kínder, la primaria y secundaria en la Unidad, actualmente
vive mucha gente mayor aquí […] ahora tengo un negocio desde hace 5 años”74.
Todos aquellos que tienen habitando mínimo 25 años en Tlatelolco, el sismo del
19 de septiembre de 1985, es una herida que aún no cierra, a partir de ese
momento, todo cambiaría para la Unidad y sigue presente en el recuerdo de los
habitantes que tuvieron la experiencia de estar presente ese día.
“Y la tierra tembló
y esos nuestros cantos
y estas nuestras piedras
ya son nuestra mortaja”75
La población era muy diferente, en sus inicios, evocan la mayoría de habitantes,
muchos maestros universitarios había en la unidad, gente culta como el caso del
edificio Guanajuato había una exaltación cultural, de gusto y riqueza estética, todo
cambiaría en 1985, al momento del derrumbe del Nuevo León.
74 Entrevista Sinoe Almonza, habitante de 34 años viviendo en Tlatelolco y comerciante del lugar, 10 de noviembre de 2009. 75 Poema de Netzahualcóyotl, Cantos floridos y de amistad en Monumento conmemorativo del sismo de 1985 en el Reloj del Sol (lugar del derrumbe del Nuevo León).
141
“Yo vivía en décimo piso en el Guanajuato al momento del sismo, -comentó Raúl de
la Torre- yo me morí y volví a nacer, estaba en el mundo de los muertos, tenía a mi
hijo agarrado y pensé que se salve él porque yo estaba muerto […] no puede llegar
al baño, intenté alcanzar a mi otro hijo que se estaba bañando y jamás pude
acercarme […] Cuando acabó lo primero que vi fueron dos cosas, primero estaba el
vacío porque se habían caído las celosías, volteo hacia el norte y veo lo que nunca
antes había visto que era el cerro de la Villa, había una gran polvareda, porque se
había caído el edificio que te lo tapaba”76.
Otras miradas evocan al momento del sismo, marcando así, un antes y después
de ese día para Tlatelolco.
“Yo vivía en el Nayarit a un ladito (del Nuevo León), a esa hora (en el momento del
sismo), -recuerda Antonio Fonseca– llevaba a mi hijo a la escuela, entraba a las 8,
tenía el horario recorrido para llevarlo y luego irme a trabajar […] cuando íbamos por
la escalera que conduce al foro del teatro (Antonio Caso) ahí empezó a temblar […]
en la esquina donde terminaba el edificio (Nuevo León) estaban los jardineros de la
Subdelegación y empiezan a bromear -¡está temblando!– entre ellos, había una
señora que vendía atoles y ahí estaban, pero cuando el Nuevo León empezó a hacer
ruido que fue casi de inmediato, dejaron de bromear […] hacía un ruido terrible como
si cargaran el edificio y lo soltaran, tronaba por todos lados, incluso yo vi que la
columna se movía, se le empiezan a hacer hoyos y empiezan a caer piedras, en ese
momento sale muchísima gente de la entrada D, porque había paso libre debajo del
edificio, sale mucha gente en bata, vestida, desnudos, con un bebe en brazos, sí
alcanza a salir mucha gente, pero inmediatamente se caían, yo también me caí,
76 Entrevista Raúl de la Torre, Op. Cit.
142
como que el piso formaba ondas y estaba parado detenido del andén y a pesar que
estaba detenido, no caímos al piso, ya que el movimiento estaba terrible”77.
Muchos habitantes volvieron a nacer en septiembre de 1985, sus vidas se
quedarían con una marca que no ha podido cerrar completamente.
“Me tocó en la casa (edificio Sonora), -mencionó Ángela Tapia–, el temblor fue
demasiado fuerte, me alistaba para llevar a la escuela, estábamos en un séptimo
piso y no podíamos bajar, se oían gritos, –¡el gas, el gas!– […] yo me asomo a la
ventana y había mucho humo blanco, ni por idea me imaginé que se había caído el
Nuevo León, ni escuché cuando se cayó, aun cuando estaba cerca de donde estaba,
sería por mi miedo, unas vecinas dijeron que había hecho unos ruidos muy fuertes
[…] fue una impresión tremenda, nos acercamos y miramos el edificio caído, como
todavía decían que seguía temblando, nos fuimos a la Plaza de las Tres Culturas y
ahí nos quedamos con otros vecinos […] tuvimos conocidos que perdieron a sus
familiares en el Nuevo León, la amiguita de mi hijo de la escuela vivía ahí, se llama
Flor y falleció ahí”78.
Diversos puntos de vista se han mencionado sobre los sismos de 1985 en
Tlatelolco, los ruidos que el edificio Nuevo León hizo antes de sucumbir ante el
movimiento, es la evocación más frecuente de ese día.
“Yo llegué a Tlatelolco a principios de 1985, -recordó Minerva Rosales– vivía en el
edificio Yucatán (a un costado del Nuevo León) […] no había radio, no había noticias,
no había nada, me dijeron que se cayó el Nuevo León pero en vez de ir ahí, nos
fuimos al parquecito (Santiago) y muchos nos fuimos a resguardar, (posteriormente),
[…] no sé quien dijo, pero nos fuimos a la secundaria (106), […] estaba llegando la
77 Entrevista Antonio Fonseca, Op. Cit. 78 Entrevista Angela Tapia, Op. Cit.
143
gente con las medicinas, tetas, comida, azúcar; alguien grita –¡Se va a caer una de
las torres (Oaxaca)! – fue una de las réplicas (al otro día), el edificio se movía así,
(de un lado a otro), en segundos se desalojó la escuela, teníamos ahí como 50
pacientes, gente fracturada, inconsciente otros con crisis nerviosa […] En Manuel
González mucha gente salía por sus televisiones, fue lo primero que agarró la gente
y ropa, muchos llevaban maleta, el estacionamiento que estaba al lado del
Tamaulipas, tomaron eso, agarraron su coche y se fueron […] Estuvimos sin gas por
muchos días, llegaron los del ejército a acordonar el Nuevo León tratando de evitar la
rapiña, pero empezó desde un principio, mucha gente comenzó a robarse las
cosas”79.
A 25 años de los sismos, esa memoria se ha diluido con el éxodo y movilidad de
habitantes de Tlatelolco, en la década de los noventa y principios la primera
década del siglo XXI, existen nuevos actores en la Unidad, es recurrente la mirada
de nostalgia, un llamado “culto al pasado” (Lacarrieu,1998), no sólo tiene que ver
con acciones de resistencia, sino también el argumento que justifica la necesidad
de diferenciación: el reconocimiento social, por medio de la paradoja “ser iguales y
diferentes a la vez”.
“Yo llegué en 88 a la Tercera sección que estaba desierta, –comentó María Luisa
Martínez–, estaban los edificios vacios porque le estaban poniendo refuerzos por lo
del temblor, prácticamente era una ciudad perdida, casi no había gente, las calles
estaban muy feas, lodosas, en el Tamaulipas no había nadie y estaba muy feo”80.
Constituyéndose así, una nueva metáfora urbana (Silva, 1992), es decir, el
“adentro y afuera” que han construido los habitantes con mayor tiempo vivido en
79 Entrevista Minerva Rosales, habitante de 25 años viviendo en Tlatelolco, 19 de enero de 2010. 80 Entrevista María Luisa Martínez, habitante de 22 años viviendo en Tlatelolco, 18 de enero de 2010.
144
Tlatelolco, la diferenciación entre la población original y los nuevos actores que
llegaron a vivir al Conjunto Habitacional, según expresan en sus testimonios,
hacen referencia a las “mañas y costumbres” de barrios como Tepito y Guerrero,
teniendo la oportunidad de adquirir departamentos sin complicación alguna, por lo
que decayó el nivel de vida que mantenía el Conjunto, antes de 1985, dejando la
exclusividad que había mantenido hasta ese momento.
Los nuevos habitantes que han llegado a poblar la Unidad Habitacional, como
dijo Leach (1971), crean el tiempo al crear intervalos en la vida social al momento
de habitar un espacio, antes de eso no hay tiempo que pueda ser medido, es por
ello, que esos habitantes están alejados a los acontecimientos que hubo en
Nonoalco Tlatelolco, el proceso de socialización no ha sido fácil a partir de esa
fecha, sobre todo, cuando hubo un rompimiento de las relaciones que se habían
creado previamente.
Esto permite reflexionar brevemente sobre cómo cohabitar un espacio con
actores que no vivieron los acontecimientos que han marcado la historia de
Tlatelolco, los nuevos habitantes81 no distinguen la transformación y cambio que
ha sufrido el lugar, su interés generalizado se focaliza en la falta de seguridad en
las secciones, el miedo que provocan los extraños que ingresan al Conjunto, por
ello, el refugio seguro a esa condición imperante, es permanecer en el interior de
sus departamentos, además sus recorridos en Nonoalco-Tlatelolco permiten
observar que su interacción con otros actores en las escalas de apropiación se
reduce aún en los espacios más próximos a su vivienda.
81 Aquellas personas con menos de 15 años habitando Tlatelolco, ver anexo metodológico.
145
El último punto de análisis, es referente a la distinción entre los habitantes y
los residentes, Tlatelolco también puede considerarse como una “ciudad
dormitorio” dentro de la Ciudad, una gran cantidad de actores únicamente residen
en la unidad, la mayor parte del día las dedican para sus actividades laborales
que se localizan fuera del Conjunto, esto implica, que dos sectores se hayan
identificado como aquellos que tiene una apropiación más fuerte y vayan
paulatinamente tejiendo los lugares que practican cotidianamente,
constituyéndose en su territorio, por un lado, tenemos a los habitantes más
jóvenes que estudian de los escuelas dentro de Tlatellco, así como, los adultos
mayores que han mantenido sus vínculos y relaciones sociales a lo largo del
tiempo vivido en el lugar.
“Algo bonito de Tlatelolco, ha sido las amistades que he tenido cuando los hijos eran
chicos, siempre nos reuníamos, los papás de los compañeritos de nuestros hijos de
primera y kínder, entonces les organizábamos sus fiestas, ya después los matrimonios
nos reuníamos, a cenar a desayunos, ahí charlábamos los matrimonios, hasta la fecha
nos seguimos viendo […] ya nada más las señoras nos reunimos cada mes a
desayunar, el día de la amistad nos vamos a comer, el día de las madres también lo
festejamos, en diciembre, en los reyes, el día 2 de febrero, no nos falta pretexto.”82
4.3 Los comerciantes en Tlatelolco
Los comerciantes son actores muy importantes dentro de la vida cotidiana de
Nonoalco-Tlatelolco, se pueden clasificar de tres tipos: los primeros únicamente
son empleados de un pequeño negocio, los segundos son propietarios del local
82 Entrevista Ernestina Gómez, Op. Cit.
146
pero residen en otra colonia y los terceros son propietarios y habitan en la Unidad
Habitacional.
El conjunto se transforma en fuente de trabajo, por ello, las emociones que
expresan sus actores están relacionadas a la actividad que realizan
cotidianamente en su local comercial, por otro lado, los empleados que tienen
poco tiempo trabajando ahí, provienen de diversas de colonias del área
metropolitana de la Ciudad de México, ellos no se apropian de los espacios de
Tlatelolco, ya que trabajar es su única actividad y consume la mayor parte del
tiempo, las relaciones que llegan a construir son preferentemente con sus clientes,
por tanto, su área de interacción se limita a ese espacio.
Los comerciantes que son dueños de un local, tienen mayor interacción en la
unidad, la característica de su negocio es que han podido mantenerse al menos
15 años, esto implica que el hecho de tener su fuente de trabajo ha implicado que
conozcan los espacios que lo circundan, asimismo, mantienen una relación más
estrecha con los habitantes por la identificación del negocio a lo largo del tiempo,
hay un arraigo fuerte al negocio, ya que es el sustento que tienen para vivir,
muchos de ellos, han observado las transformaciones paulatinas que ha tenido el
conjunto, preferentemente en el aspecto de la seguridad, haciendo referencia
sobre la tranquilidad que antes se respiraba en su espacio de trabajo.
Por último, tenemos a los habitantes que tienen su negocio y viven en
Tlatelolco, primeramente se debe matizar un punto inicial, los locales son
propiedad privada, esto conlleva a dos realidades, la primera es que únicamente
los propietarios de un local han mantenido su negocio durante un largo periodo de
147
tiempo, la situación para un comerciante en Tlatelolco no es fácil ya que piden
rentas muy altas, eso ha dado como consecuencia una segunda realidad que es
la movilidad de negocios, así es como muchos locales han estado desocupados
durante mucho tiempo, por lo que muchos dueños dividen el local a la mitad, para
así, pedir una renta menor y ocupen el espacio.
“Yo busqué locales donde rentar para poner otra sucursal, aquí en el Hidalgo me
cobran cuatro mil pesos de renta, luego pregunté en el 10 y te piden siete mil pesos,
en el Allende me pidieron dos mil doscientos pesos para tomar un negocio de una
panadería, pero porque un local que estaba divido a la mitad”83.
Muy pocos habitantes han construido su negocio en la unidad, sin embargo, ese
espacio laboral les que provoca emociones de satisfacción y pertenencia a
Tlatelolco, un apego y arraigo fuerte a la actividad de vender que les da bienestar
y calidad de vida, sin embargo, son pocos los negocios que han podido
permanecer de esa forma dada las condiciones económicas imperantes en el país.
4.4 Los usuarios, una apropiación efímera
Las retóricas del andar (De Certeau, 1996), se construyen paso a paso, esa
apropiación efímera se observa en las sendas que han construido los peatones en
su travesía por Tlatelolco, una confluencia de actores que “hacen ciudad” dentro
del conjunto por su conectividad con toda el área metropolitana de la Ciudad de
México, el nodo que atrae una gran cantidad usuarios es la zona de la explanada
del metro Tlatelolco, en la vida cotidiana del lugar se convierte en el “centro”, es un
83 Entrevista María Luisa Martínez, habitante de 22 años viviendo en Tlatelolco y comerciante del lugar, 18 de enero de 2010.
148
lugar de reunión y paso, las distintas formas en cómo se construye el tiempo en el
andar de sus huellas que dejan en los andadores, muestra la diversidad de
usuarios que cotidianamente están en la unidad habitacional.
“En la explanada del metro seguido ponen cine […] viene y ponen la pantalla, las
sillas, unas mantas e invitan a los vecinos y la gente baja […] el día de reyes dieron
juguetes para los niños, hay actividades con maestras del CETIS o CEBATIS para
cortar el cabello y sale la gente del metro y se sienta para que se los corten, otras
niñas ponen lentes, en otras ocasiones una señora se puso para poner maquillaje y
sale la gente y se sienta, […] en el ágora seguido hay actividades, el teatro 5 de
mayo tiene mucha actividad, viene mucha gente joven, mucho chicos, los fines de
semana hay muchos chicos ahí y el metro se ve aglomerado de esa gente” (Ídem.).
El equipamiento urbano que existe en el interior del conjunto, es otro atractivo para
los usuarios, se pueden identificar dos tipos, unos son los usuarios casuales, ellos
usan preferentemente los espacios de asistencia social que conforma la zona de
hospitales recorriendo los corredores peatonales para su cita con el médico, así
como, los espacios de entretenimiento (teatros y museos), los fines de semana
ofrecen una gran variedad de espectáculos, otro lugar que se usa frecuentemente
es el espacio histórico patrimonio cultural de la nación, es decir, la zona
arqueológica.
En pocas palabras, Tlatelolco se usa en forma diferenciada, al mismo tiempo,
la mayoría de usuarios invisibilizan gran parte de la Unidad Habitacional, esos
espacios pierden sentido para ellos, son espacios vacíos, únicamente la imagen
que refieren son los lugares que frecuentan, lo demás no existe.
149
La Unidad Habitacional Nonoalco Tlatelolco cuenta con muchos espacios
recreativos, esos lugares atrajeron desde su inauguración a la fecha a muchos
jóvenes de los barrios colindantes convirtiéndose paulatinamente en usuarios
frecuentes, a lo largo de tiempo algunos espacios recreativos se han constituido
como un espacio donde los jóvenes han construido una pertenencia fuerte al
lugar.
“Yo iba mucho a la cancha de tierra que estaba en el Allende, desde chiquito junto a
varios amigos del barrio (Santa María La Ribera) llegábamos a jugar, […] me tocó ver
los últimos momentos que la cancha estuvo con reja ya que tenía pasto, pero
posteriormente, al convertirse de tierra, la rejas se quitaron, hubo quejas de vecinos
que recibían muchos balonazos y decidieron quitarla […] nos fuimos a la “naranja”, la
cancha de ‘básquet’ que están cerca del 10. (En los años noventa), pusieron la
canchita que está actualmente enfrente del “Félix” (Centro Deportivo), en sus
primeros años estuvieron llenas, realmente daban ganas de jugar ahí, hubo buenos
torneos en los primeros años y “bajaban” muchos chavos de Santa María, Atlampa,
San Simón a jugar partidos, […] hubo un tiempo que fui arbitro de la liga que había.
[…] Dejé de ir desde que nos pusieron la barda del Tren Suburbano, ahora me
cuentan que está muy feo, se drogan y asaltan mucho en la Primera”84.
El uso de los espacios educativos estuvo restringido por varias décadas a
personas que fueran externas a Tlatelolco, era otra forma de mantener la
autocontención de población que deseara usar el equipamiento urbano del
conjunto, ya que existía un importante control sobre el tipo de estudiantes que
debía ingresar a las distintas escuelas, en la década de los setentas, un alumno
84 Entrevista Juan Hernández, usuario de 27 años visitando Tlatelolco, 14 de enero de 2010.
150
que deseara ingresar a las escuelas primarias debía haber cursado su pre-
primaria dentro de la unidad, sino existían obstáculos para su ingreso, haciendo
que varios jóvenes de Tlatelolco, hasta los quince años tuvieran la necesidad de
salir del Conjunto Habitacional, para continuar sus estudios en el bachillerato,
dando como resultado un importante apego y arraigo al territorio que habitaban.
“Siempre he vivido en la colonia Atlampa […] pero estudié mi primaria en la José
Antonio Torres (a un lado de la Torre de BANOBRAS), todavía antes del sismo, era
muy complicado ingresar a las escuelas sino eras de Tlatelolco, yo tuve la suerte de
tener un familiar que vivía en la Primera, entonces dando sus datos y quedando
como responsable mío, fue como pude ingresar […] Lo que más me gustaba de esa
época fue que todas las primarias tenían los uniformes de distintos colores, por eso
nos distinguíamos unos de los otros, recuerdo que teníamos mucha competencia con
la otra primaria, la “Talamantes”, nos poníamos apodos por el tipo uniforme […] lo
más bonito era cuando nos íbamos a la Plaza de las Tres Culturas a un acto cívico y
todas las primarias estaban formadas, cada una con sus colores, era muy bonito, […]
todo eso se perdió cuando decidieron poner un solo color a los chavitos de
primaria”85.
Después del sismo de 1985, ese antes y después en Tlatelolco, hizo que
terminara el control de ingreso a las escuelas, provocando un considerable
incremento de estudiantes que no viven en él sino son provenientes de los barrios
que circundan a la Unidad, todas las mañanas una gran cantidad de padres de
familia junto a sus hijos recorren los andadores para llegar a las distintas escuelas
donde estudian.
85 Entrevista Ulises Peralta, usuario de 26 años visitando Tlatelolco, 14 de enero de 2010.
151
Conclusiones
Nonoalco Tlatelolco cuenta con una gran diversidad cultural en su interior, por lo
tanto, a partir de una perspectiva emic se privilegió mostrar la mirada de sus
actores y cómo se realiza la vida cotidiana en la unidad habitacional, retomando el
dicho “el estudio de las ciudades se realiza a partir de sus habitantes” (Licona,
2007b:7), por tanto se ha tratado de contribuir en ese aspecto.
Tlatelolco como objeto de estudio hizo palpable a lo largo de la investigación,
una complicación importante al momento de decidir la forma de introducirnos en
ese espacio, ya que se ha expuesto y documentado en muchos estudios
realizados previamente, únicamente con preguntar a los actores: ¿Qué significa
ser Tlatelolca? Los resultados eran tan amplios y diferentes que hizo necesario
construir herramientas propias y hacer tipificaciones como forma de delimitar a los
actores por la amplia diversidad que presentan.
En los estudios recientes sobre unidades habitacionales (Lazcano, 2007) y
Girola (2007a, 2007b) se ha intentado matizar la profecía clásica expresada por
Louis Wirth de la Escuela de Chicago que dijo: “Tamaño, densidad y
heterogeneidad, llevan a un estilo de vida impersonal, anónimo, sin arraigo y
cargado de conflictos sociales” (Citado en Safa, 1998), intentando encontrar
singularidades que dicho argumento no llega a cumplirse a cabalidad, ya que han
encontrando actores que construyen su identidad al interior del conjunto y
resignifican el lugar.
Por ello, era necesario introducir el enfoque de cultura que propone Appadurai,
ya que no hablamos de un espacio homogéneo donde todos los actores
152
mantuvieran una visión sobre Tlatelolco, sino es un espacio muy diverso pero que
en esas diferencias se han encontrado afinidades comunes que permiten
entrelazar y construir redes dentro del contexto que cada actor tiene en su
cotidianidad.
Al introducirnos en las tipologías de espacios sobre lo “privado” y lo “público”
resultaba insuficiente y no permitía mantener la perspectiva emic en el estudio, por
eso se enriqueció con las escalas de apropiación que se construyeron desde las
mismas prácticas que realizan los actores, esto nos permitió observar que cada
sujeto desde su cotidianidad va entretejiendo distintos tipos redes en la escalas
más próximas a su vivienda, donde la identificación y socialización le permite
mantener una relación más estrecha.
Sin embargo, al momento que las escalas de apropiación se alejaban de la
vivienda, las prácticas se iban diluyendo y eran efímeras, se perdía la relación
cara a cara y se entraba en el anonimato dentro del conjunto, así es como, la
llamada “unidad” quizás no sea una definición tan exacta al momento de
contrastarla con la realidad que sus actores realizan, esto nos dio elementos para
proponer que cada sección se han ido constituyendo en una especie de “barrio”
(cada uno con sus propias características), dado que al momento de hacer alusión
al lugar donde se vive, sus respuestas por lo general se limitaban a la sección que
habitan.
No hay una apropiación del espacio histórico por parte de sus habitantes, en
sus respuestas muestran el desapego y desarraigo a esos lugares, desconocen la
historia y no hay un vínculo con la zona arqueológica o el museo del Tecpan,
153
aunque, la mayoría sabe de su existencia pero no lo visita, únicamente algunos
habitantes con mayor tiempo vivido han tenido el interés de defender esos recintos
que consideran propios, así como difundir su historia pero son la minoría. Por lo
tanto, los usuarios son quienes más frecuentan esos espacios, fue enriquecedor el
dato de aquellos usuarios que van a los hospitales también frecuentan la zona
arqueológica pero es una apropiación efímera debido a que la mayoría es la
primera vez que visitaba el lugar, aunado al dato que sólo 2 de 10 visitantes a la
zona son aledaños del lugar.
Como he dicho, éste estudio lo considero como una introducción al lugar, la
rica diversidad cultural que existe en su interior propone una gran cantidad de
líneas de investigación que pueden desarrollarse en el futuro, como dije al
principio, el interés central es voltear y mirar de nuevo a Tlatelolco, reflexionar
antropológicamente sobre lo que acontece ahí y con ello contribuir un poco con el
importante conocimiento que existe sobre ese espacio
Como variable, los distintos momentos de poblamiento que ha tenido
Nonoalco-Tlatelolco ha provocado la falta de una pertenencia socio-territorial más
fuerte dado que sólo se construye un apego y arraigo al lugar a partir del tiempo
que se tiene habitando ese espacio, por eso en la investigación el gentilicio
“tlatelolca” y la identidad construida alrededor de esa palabra no fue utilizada en el
estudio debido a que aún faltan elementos de análisis para profundizar en ese
tema en particular, pero sería conveniente en un futuro matizar más ese punto.
Otro elemento clave fue el tiempo vivido en Tlatelolco, ya que esta variable
permitió identificar las diferentes discursos que existen entre los actores que
154
interactúan en el conjunto, al mismo tiempo nos dio elementos para encontrar
esos detalles significativos en las evocaciones que los actores hicieron al
momento de recordar el instante en que llegaron a vivir a la unidad, así como,
hacer mención de las vivencias en los hechos que han marcado la historia del
lugar, esto hizo posible la comparación con los testimonios de aquellos actores
que no vivieron dichos sucesos (1968 y 1985), por ello se toma en consideración
lo dicho por Paul Ricœur (1995) cuando hace la distinción entre tiempo vivido y
tiempo histórico, ya que configura y refigura los significados con el hecho de
haberlos vivido el actor, por ello en éste punto es necesario un análisis más
puntual que se sugiere sea realizado más adelante.
Por ello, la hipótesis utilizada en el presente estudio considero que se cumple
ya que las continuas etapas de poblamiento y el tiempo vivido en Tlatelolco son
elementos clave para que los actores tengan un arraigo y apego diferenciado al
lugar dando como consecuencia que no haya una respuesta de ellos a las
distintas problemáticas que aquejan a la unidad y muchos habitantes sean
indiferentes a ellas.
Además, se identificaron distintas formas de habitar el lugar, siempre
partiendo de la mirada del actor, por lo que se hizo un esfuerzo en delimitar la
manera en cómo realizan sus prácticas en Tlatelolco:
La primera formar de habitar, son los actores que viven en Tlatelolco (en su
mayoría de la Primera Sección) que evocan la nostalgia de haber perdido el barrio
tradicional con el proceso urbanización que dio origen al conjunto habitacional, por
ello sus acciones han sido recuperar y difundir la memoria del lugar por medio de
155
actividades al interior de la unidad, por ello intentan revertir ese olvido e ir
construyendo paulatinamente un conocimiento sobre la historia de Nonoalco.
Una segunda forma de habitar, son los actores (en su mayoría, aquellos con
menor tiempo vivido) que viven entre el temor y rechazo, en la resistencia a forjar
una identidad a partir de aceptar esa diversidad existente en la Unidad ya que
habitar una diversidad cultural como Tlatelolco, representa la tolerancia del otro,
convivir con extraños, el reconocimiento de la diferencia, y posteriormente, forjar
vínculos más colectivos a fin de ir construyendo paulatinamente una cohesión
social entre sus habitantes.
La tercera forma de habitar, es “haciendo barrio” que se identificó también en
la Primera Sección, ahí las redes se han mantenido por mayor tiempo y han
“echado raíces”, así mismo, la entrada de oriundos de los barrios circundante ha
enriquecido la cohesión, como mencionamos en la etnografía los cuadros se han
constituido en territorios, teniendo un nombre definido y diferenciándose de los
otros, así como, las zonas comerciales, en particular la que se localiza a lado del
edificio Allende, es un lugar donde actores tienen mucha interacción a lo largo del
día.
Asimismo, respecto a los otros actores que hay en Tlatelolco, es decir,
comerciantes y usuarios, el tiempo de estar presente en el conjunto es esencial
para tener un apego y arraigo al lugar, sea el espacio donde se labora o espacio
recreativo, en ambos casos, sus prácticas se fortalecen con el tiempo, aunque,
son la minoría quienes ha logrado llegar a este punto, por lo general, en ambos
casos no hay una pertenencia a Tlatelolco.
156
Los jóvenes son un grupo que “construyen y se apropian del tiempo y el
espacio, modificándolo y construyéndose así mismo en el proceso a partir de un
cultural determinado” (Aguado y Portal, 1992), por ello, fue necesario retomar la
evocación de actores que vivieron en el pasado para mostrar como los espacios
son reinventados constantemente; asimismo los llamados “cuadros” que fueron
antes referidos, han sido nombrados, marcados y practicados, dependiendo en el
contexto de la época referida.
Habitar Tlatelolco era un ensueño, evocan los habitantes con mayor tiempo
vivido, pero todos los ensueños e infiernos que ha tenido Tlatelolco después del
sismo de 1985, se han ido dispersado y desvanecido como ese lugar de atracción
para personas de política, de arte, de ideas, de expresión, por ello, fue
aleccionador encontrar la rica historia de medios impresos comunitarios que se
han realizado en el lugar, manteniéndose hasta la actualidad, ha sido una
estrategia que dentro de una diversidad de actores se pueda ir poco a poco
fortaleciendo un diálogo, en términos culturales e identitarios, no únicamente
informativos.
Por último, considero que es necesario un estudio sobre la dimensión
administrativa y gestión del habitar, es una de las principales problemáticas
identificadas por los mismos actores, Tlatelolco cuenta una singularidad y
características que la hace muy diferente a las demás Unidades Habitacionales,
por eso en el anexo se muestra un panorama general que puede orientar a futuras
investigaciones en el tema.
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ANEXO 1. FOTOGRÁFICO
Foto 1. Plaza de Santiago en el Barrio de Tlatelolco, 1946 (Fundación ICA)
Foto 2. Almacenes, Bodegas y Aduana de Ferrocarriles Nacionales, 1952 (Fundación ICA)
167
Foto 3. Barrio de Santiago Tlatelolco, 1956 (Fundación ICA)
Foto 4. Primera Sección “La Independencia”, 1964 (Anónimo)
168
Foto 5. Segunda Sección “La Reforma”, 1965 (Fundación ICA)
Foto 6. Tercera Sección “La República”, 1965 (Fundación ICA)
169
Foto 9. Plaza de las Tres Culturas, previo a los eventos del 2 de octubre de 1968 (Fundación ICA)
Foto 10-11 El 19 de Septiembre de 1985, el edificio Nuevo León sucumbiría al sismo e iniciaría un antes y después en la historia de Tlatelolco
171
Foto 12. Zona arqueológica y Parroquia de Santiago, 5 de Abril de 2008 (Miguel Angel Márez)
Foto 13. Museo del Tecpan, 5 de abril de 2008 (Miguel Angel Márez)
172
Foto 14. Mitin en Plaza de las Tres Culturas, 2 de octubre de 2009 (Miguel Angel Márez)
Foto 15. Peregrinación de Concheros en Plaza de las Tres Culturas, 8 de noviembre de 2009 (Miguel Angel Márez)
173
Foto 16. Monóptero en el Jardín Santiago, 5 de abril de 2008 (Miguel Angel Márez)
Foto 17. Ejercitándose en el Jardín de Santiago, 10 de abril de 2009 (Miguel Angel Márez)
174
Foto 16. Torre de BANOBRAS ofertándose desde 2006, 5 de abril de 2008 (Miguel Angel Márez)
175
Foto 17. Explanada del metro Tlatelolco, 23 de septiembre de 2009 (Miguel Angel Márez)
Foto 18. Jardín Médicos por la Paz, 23 de septiembre de 2009 (Miguel Angel Márez)
Foto 19. Zona arqueológica de Tlatelolco, 10 de abril de 2009 (Miguel Angel Márez)
176
177
ANEXO 2. ADMINISTRACION Y GESTION EN TLATELOLCO
Tlatelolco es un espacio muy diferente a los demás conjuntos habitacionales de la
ciudad de México, no únicamente hablamos de sus amplias dimensiones y
equipamiento urbano, sino también en la forma de su administración, recordando
los proyectos de Mario Pani que lo antecedieron, el Multifamiliar Miguel Alemán y
Benito Juárez, todos contaban al inicio con una administradora central.
En la dimensión administrativa y la gestión del habitar, Tlatelolco tiene una
singularidad muy específica, inicialmente BANOBRAS daba el Certificado de
Participación Inmobiliaria no amortizable Serie "B", que únicamente garantizaba el
goce del departamento pero no acreditaba la propiedad del mismo, esto se
modificó en la etapa de la reconstrucción del Conjunto posterior a los sismos de
1985, a mediados de los años noventas Tlatelolco entró en forma gradual dentro
del marco de la Ley de Propiedad en Condominio de Inmuebles para el Distrito
Federal, que rige al condominio vertical, que se entiende como:
“Aquel inmueble edificado en varios niveles en un terreno común, con unidades de
propiedad exclusiva y derechos de copropiedad sobre el suelo y demás elementos y
partes comunes del inmueble para su uso y disfrute”86
Para que exista la administración y gestión del habitar en un espacio de las
características de Tlatelolco, como forma de delimitar y describir los distintos
actores que participan dentro de esta dimensión, se propone su división en cinco
niveles:
86 Artículo V de la Ley de Propiedad en Condominio de Inmuebles para el Distrito Federal.
178
1. La administración de cada inmueble por los condóminos
Los condóminos, como dice la ley, nombraran a un administrador, sea profesional
o un propietario que se hará cargo del mantenimiento del inmueble, lo que ha
ocasionado muchas problemáticas de distinta índole por las características que
tiene el conjunto habitacional; algunos inmuebles tienen la carencia de una mesa
directiva de residentes, por otro lado, existen edificios que se organizan por
entradas, lo cual vuelve compleja su administración.
Por la heterogeneidad de intereses de los habitantes se convierte en un
espacio conflictivo y disputa, teniendo como consecuencia, que cada edificio y
entrada tenga su propia realidad sobre las problemáticas que aquejan a la Unidad,
por lo general, predomina el interés inmediato, razón por la cual, se hace difícil la
concurrencia y organización de los habitantes, así como, provoca la morosidad en
el pago de mantenimiento para el cuidado del edificio.
2. La gestión entre privados para el mantenimiento del edificio
Los condóminos en primera instancia tiene el medio de optar por contratar a
empresas o individuos que ofrecen sus servicios para la realización de las tareas
de mantenimiento, para ello, existen personas que realizan la limpieza de las
áreas comunes (pasillos, escaleras y terrazas), asimismo, sí el inmueble cuenta
con elevadores, existen personas que dan servicio para tenerlos en buen estado,
en ciertos edificios tipo C de catorce pisos, tipo K de 8 pisos, los tipo M y N que
tienen 22 pisos, hay porteros en cada entrada, por último, aún cuando es lo menos
179
recurrente, se contratan directamente a pintores, herreros, entre otros oficios, para
el mejoramiento de las fachadas.
3. La gestión con la Subdelegación Tlatelolco de la Delegación Cuauhtémoc.
La Subdelegación Tlatelolco se localiza a un costado del lugar en donde estuvo el
edificio Nuevo León, actualmente tiene el nombre de Dirección Territorial Santa
María-Tlatelolco, se creó por presión de los habitantes de Tlatelolco en la lucha
por la autoadministración a mitad de los años setenta para resolver el problema de
las llamadas “áreas comunes”; su función es la conservación, protección,
mantenimiento de las áreas libres y zonas verdes de la unidad habitacional, así
como, tener en buen estado todo el equipamiento urbano,
En 2008, el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano en Cuauhtémoc
incluyó a Tlatelolco como Área Conservación Patrimonial87 por lo que toda
rehabilitación y restauración de las edificaciones existentes, es necesario contar
con el permiso de la Subdelegación antes de realizarlas.
4. La gestión con la Procuraduría Social (PROSOC) del Gobierno del Distrito
Federal.
En el año 2000, el gobierno del Distrito Federal creó el Programa para el rescate
de Unidades Habitacionales de Interés Social del Distrito Federal, en marzo de
87 Son los perímetros donde se aplican normas y restricciones específicas con el objeto de salvaguardar su fisonomía; conservar, mantener y mejorar el patrimonio arquitectónico y ambiental, la imagen urbana y las características de la traza y del funcionamiento de barrios, calles históricas o típicas, sitios arqueológicos o históricos y sus entornos tutelares, los monumentos y todos aquellos elementos que sin estar formalmente catalogados merecen tutela en su conservación y consolidación.
180
2001, se empieza a dar apoyos económicos para la regeneración de los inmuebles
de distintas unidades habitacionales en la ciudad de México, una de ellas fue
Tlatelolco, las dimensiones del conjunto urbano dio pie a que la ayuda fuera
solicitada por edificio, es decir, cada inmueble solicita por separado recursos para
un proyecto de trabajo de mantenimiento.
El programa ha tenido pocos resultados en la imagen urbana del Conjunto,
dado que los recursos económicos se destinan a partir de la densidad poblacional
del inmueble y el trabajo va enfocado a la necesidad e intereses de los habitantes
que lo soliciten, pero no se ha realizado una rehabilitación integral como lo
requiere el Conjunto Urbano.
5. La gestión con el Fideicomiso Fondo Nacional de Habitaciones Populares
(FONAHPO) del Gobierno Federal.
La oficina Tlatelolco del Fideicomiso FONAHPO, a cargo actualmente de la
Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), se localiza a un costado del edificio
Ignacio Ramírez en la Segunda Sección, ese mismo espacio fungió como oficina
cuando hubo una administradora central que se encargaba de las tareas de
mantenimiento del conjunto urbano, en un principio, estuvo a cargo de la
Administradora Inmobiliaria S.A. (AISA), posteriormente FONAHPO, se hizo cargo
en el tiempo que el Distrito Federal se mantuvo como una Entidad Federal.
FONAHPO tiene bajo su propiedad departamentos en Tlatelolco, el 2 de
octubre de 2008 se determinó que el Fideicomiso pudiera desincorporar y
enajenar diversos inmuebles, por lo que convocó a todas las personas físicas o
181
morales interesadas para participar en la compra de los inmuebles propiedad del
organismo, como los predios del Almacén “El Sardinero” (hoy convertido en
bodega) y también el cine Tlatelolco, así como, la Torre Insignia, que fue adquirida
por una empresa privada recientemente.
Del pasado 17 de noviembre al 4 de diciembre de 2009 fue el tiempo de la
última convocatoria de licitación pública nacional de departamentos que
FONAHPO ha realizado, el departamento en venta fue el 1120 "E", del edificio
Chihuahua en la Tercera Sección, con una superficie 44.20 m² y precio base del
inmueble de $ 296,000 pesos.
Actualmente, personas que pertenecieron a los “cuartos de azotea”88 en 1985
se han organizados en una asociación civil, Cuartos de Azotea de Tlatelolco,
A.C., por lo que, han tenido una activa participación en la gestión de viviendas,
negociando con FONHAPO varios de esos departamentos, asimismo, han
buscado la “regularización” de aquellos condominios que se negociaron “entre
particulares”, a través de contratos privados de contraventa, por ello, han querido
convenir la “liquidación” de los adeudos atrasados sobre las amortizaciones, a fin
que todo adquiriente cuente con la escritura que respalde su propiedad.
88 El movimiento social de los Cuartos de Azotea tuvo un impacto importante al momento de la reconstrucción de las zonas afectadas del sismo, como parte del Programa de Renovación Habitacional Popular en marzo de 1987, los arquitectos Víctor Molina y Margarita Rivera construyeron junto con la Coordinadora de Cuartos de Azotea de Tlatelolco, la llamada “Cuarta Sección Popular de Tlatelolco” en el predio que está en la avenida de Ricardo Flores Magón esquina con la calle Cedro de la colonia Atlampa, en su placa conmemorativa se lee: “Hasta aquí se extiende la lucha histórica de los tecolotes de plumas de quetzal de Tlatelolco”.
182
ANEXO 3. METODOLÓGICO
Inicio de la investigación y trabajo de campo
El estudio en Tlatelolco inició formalmente en 2008 con la construcción del
proyecto que posteriormente conllevaría a la presente investigación, en ese
espacio temporal de dos años estuvieron enmarcados por un importante trabajo
de gabinete, en primera instancia, posteriormente en campo.
Por otro lado, una importante ventaja fue que el espacio de interés a investigar
estuviera en la Ciudad de México, sin la necesidad de recorrer amplias distancias,
así como, gastar importante cantidad de tiempo en los traslados hacia el espacio
escogido dio como resultado el frecuente acceso al Conjunto Habitacional y eso
condujo a la construcción de una mirada antropológica en el lugar que se fue
consolidando paso a paso, deteniéndose a contemplar esos detalles significativos
que a simple vista pasan desapercibidos.
Al momento de iniciar el proceso de la conformación del Estado de la
Cuestión, se encontró una vasta bibliografía escrita sobre Tlatelolco, al mismo
tiempo, se miró con sorpresa la ausencia de un estudio antropológico reciente en
el Conjunto, los únicos trabajos realizados se remontaban a la época de los años
ochenta, en el antes y después de los trágicos sucesos del sismo de 1985, desde
una mirada testimonial plasmaron la experiencia de haber participado en
acontecimientos de relevante importancia en el conjunto.
Al discutir mi interés de estudio con diversos compañeros y profesores, me
permitió delimitar mi investigación y mirar la complejidad que implicaba tener a
Tlatelolco como objeto, ya que el lugar es muy conocido e investigado
previamente por otra disciplinas y cada persona tenía una interpretación distinta
sobre el lugar, por ello, se tomó la decisión de utilizar la mirada y significación
emic para llevar a cabo la investigación, ya que así se rescata la opinión del actor
y su interpretación sobre lo que acontece en el espacio en donde cotidianamente
interactúa, algo que no se había hecho previamente.
Se privilegia las prácticas que los actores tienen en la vida cotidiana
construyen sentidos y formas de habitar (Lindón, 2003), como se van dibujando en
su movilidad urbana, mapas, senderos o regiones de experiencia en la ciudad, ese
“espacio vivido” es conocido, usado y posteriormente apropiado, al mismo tiempo,
está correlacionado con los desplazamientos de los actores o trayectorias
biográficas marcadas por un intenso aprendizaje.
Modelo conceptual utilizado en la investigación
CONCEPTOS CATEGORIAS
PERCEPCIÓN
SENTIDOS
IDENTIDAD
PERTENENCIA SOCIOTERRITORIAL
(Apego-Arraigo)
HABITAR
ESPACIO
CONJUNTO
HABITACIONAL
LUGAR
APROPIACIÓN
TERRITORIO
ESPACIO PRACTICADO
EXPERIENCIA URBANA
Memoria
Apropiación
HABITAT
183
NIVELES DE ANALISIS
MICRO MESO MACRO
EDIFICIOS TLATELOLCO METROPOLI
____________________________________________________________________________________
VARIABLES
POBLAMIENTO TIEMPO VIVIDO
El considerable tamaño de Tlatelolco implicó un doble reto, por una parte, hizo
necesario construir herramientas metodológicas diseñadas a partir de la
singularidad de la unidad habitacional, intentando que abarcaran lo más posible, y
así, tener la oportunidad de construir un modelo conceptual, a fin de tener un
acercamiento más profundo al momento de introducirse en su estudio.
Tlatelolco es un espacio con una importante carga y densidad sígnica, lo que
provoca una construcción importante de símbolos que no sólo se quedan en el
ámbito local de la vida cotidiana de los habitantes, ni tampoco de la ciudad, sino
hasta del mismo país o fuera de sus fronteras, sin embargo, como estudio
introductorio a la dimensión cultural de la unidad, se privilegiará el nivel micro, es
decir, el espacio habitacional que representan los edificios y nivel meso se refiere
a las secciones o límites de Tlatelolco.
La investigación está divida en dos ejes, una dimensión temporal por medio de
la memoria que resulta de la experiencia urbana del actor que se nutre con la
percepción de los sentidos y es parte del proceso en cómo se construye la
identidad al territorio que se habita, a partir del apego y arraigo; por otro lado, la
dimensión espacial, a partir de los niveles de apropiación donde el espacio físico q
184
185
se convierte en lugar con las prácticas que se realizan en él y finalmente se
establece un territorio que se considera propio, además de escalas construidas
desde las prácticas de los actores, como una forma de delimitación de su
interacción, en pocas palabras, hablamos del acto de evocar y habitar un espacio.
Las variables que se utilizaron fue:
Poblamiento, lo entendemos como la movilidad de habitantes, es decir, su entrada
y salida de Tlatelolco, ya que en su historia la unidad han habido varias etapas, la
más importante fue después de los sismos de 1985.
Tiempo vivido, lo entendemos como el tiempo que se ha interactuado en
Tlatelolco, sea habitando, trabajando o usando sus espacios, se retoma la
distinción que hace Paul Ricœur sobre esto, dado que los testimonios que se
recabaron no deben ser vistos como hechos históricos, no se maneja el tiempo
histórico ni hay una línea continúa, sino sólo se privilegia lo que el actor vivió y su
interpretación que emana de ello.
El acceso al lugar no fue complicado, se utilizó la observación directa para
identificar los espacios, posteriormente, la observación participante permitió
adentrarse en las prácticas de los actores que realizan cotidianamente en el
conjunto, intentando así, delimitar los espacios siempre partiendo de la mirada
desde dentro.
Se utilizaron herramientas censales y geoespaciales realizadas por el
Gobierno del Distrito Federal y la Delegación Cuauhtémoc e INEGI, sirviendo de
base al momento de aplicar las técnicas cualitativas propuestas en el estudio.
186
Al momento de introducirnos al lugar de estudio, primeramente se realizaron
muchas entrevistas informales en la banqueta, en las canchas de futbol, en los
comercios y restaurantes que sirvieron como pautas para dirigir la mirada emic al
momento de hacer la investigación, asimismo, sirvieron para paulatinamente ir
delimitando los intereses de la investigación.
La construcción de tipologías de actores, así como, escalas de apropiación,
partió de la intención de sistematizar y al mismo tiempo delimitar la muestra que
iba a ser recogida en el trabajo de campo, su primera etapa inició en abril de 2008.
Consistió en crear un registro fotográfico sobre espacios en donde delimitar la
investigación, la fotografía es parte central de la investigación ya que implicaba la
técnica en cómo desarrollar la evocación de los actores, por ello se realizó, una
extensa muestra de fotografías en distintos momentos de ese año y en 2009.
Posteriormente, se hizo un levantamiento del uso del espacio, sistematizando
los espacios en varios ejes dependiendo de su utilización, así surgió la tipología de
actores y hubo la oportunidad de identificar las sendas, bordes y nodos que
existen en Tlatelolco.
Se utilizó la observación estructurada para enriquecer la etnografía, una guía
retomada de varios investigadores.
ESTRUCTURA FISICA
Una descripción sobre el espacio, sus características, sí está deteriorado, el tipo
de calles, algún tipo de infraestructura.
HUELLAS DE APROPIACIÓN
187
Las marcas de los habitantes que se han apropiado de ese lugar, poner atención
en sus huellas como son los grafitis, carteles, publicidad, basura, etc.
RITMOS Y VELOCIDADES
Identificar como se desenvuelven temporalmente los actores, los ritmos y
velocidades entre cada uno de ellos a partir de las distintas actividades en las que
están inmersos.
AMBIENTE
El ambiente del lugar, no sólo la temperatura sino también que sonidos se
producen dentro de él, olores característicos, etc.
ACTORES
¿Quién interactúa en el lugar? Descripción de las personas y las relaciones
sociales envueltas ese lugar, identificar o diferenciar a los distintos actores.
ACTIVIDADES
Las personas de ese lugar a que se dedican, hacer una descripción de todas las
actividades que se desarrollen.
CARTOGRAFIA TEMPORAL DEL ESPACIO
La descripción de un día completo, mostrar regularidades y diferencias dentro de
las actividades y recorridos de los actores, observar detalladamente como
convergen los estratos cronotópicos, es decir, el tiempo y el espacio se fusionan
en el lugar a investigar.
La segunda fase de campo, contempló la aplicación de una Guía de entrevista
básica, la muestra fue equilibrada en las tres secciones de la Unidad, asimismo,
188
se intentó mantener el mismo número de entrevistas con los habitantes,
comerciantes y usuarios.
La guía de entrevista no debe ser considera una encuesta, se dio flexibilidad
en su aplicación, dado que la intención no es cuantificar las respuestas sino dar
una interpretación cualitativa de ellas, ya que se permitió que los informantes
tuvieran la libertad al emitir su respuesta.
Se aplicaron 75 entrevistas, la gran mayoría se realizaron en los espacios
delimitados de la investigación; paseantes, personas sentadas en bancas,
comerciantes establecidos o ambulantes, con 25 de ellas se utilizaron
adicionalmente, las siguientes técnicas:
Entrevista a profundidad
La entrevista a profundidad, es una “técnica de obtener información, mediante una
conversación profesional con una o varias personas para un estudio analítico de
investigación o para contribuir en los diagnósticos o tratamientos. La entrevista en
profundidad implica siempre un proceso de comunicación, en el trascurso del cual,
ambos actores, entrevistador y entrevistado, pueden influirse mutuamente, tanto
consciente como inconscientemente” (Ruiz, 2003:165)
Además Ruiz, ahondó más, “es una técnica para obtener que un individuo
transmita oralmente al entrevistador su definición personal de la situación, la
entrevista por tanto toma la forma de un relato de un suceso, narrado por la misma
persona que lo ha experimentado y desde su punto de vista. La entrevista en sí es
el contexto en el cual se elabora este relato, y crea una situación social para que
189
pueda tener lugar. En este relato el entrevistador desempeña el papel de
facilitador o mayéutico” (Ruiz, 2003:166-167)
En la entrevista a profundidad, se desarrollaron los siguientes temas:
El Tlatelolco del pasado
El Tlatelolco de hoy
El Tlatelolco deseado
La vivencia de los hechos (1968 o 1985) según fuera el caso
Foto entrevista
Para el uso de esta técnica, se retomaran los trabajos etnográficos de Kathrin
Wildner (1998) en el Zócalo de la Ciudad de México y Pablo Vila (1997) en la zona
fronteriza entre Ciudad Juárez y El Paso, por lo que, Sergio Tamayo dijo que “el
recurso de la fotografía permite leer la ciudad como un texto o como una escena, y
recoger metáforas del espacio. La ciudad es leída desde el punto de vista de sus
actores. Se convierte en un espacio imaginado que surge de nuevas miradas e
interpretaciones que cada observador hace de los registros iconográficos”,
además, “para desarrollar este método, se seleccionan diversas postales
(fotografías) que contienen pasajes históricos, representando escenas de la vida
urbana. Estas imágenes son mostradas a personas (individual o colectivamente),
quienes describen aquello que ven en cada foto, y así comienza un proceso de
construcción narrativa sobre el espacio y la ciudad” (Tamayo, 2006:190).
Se utilizaron 25 fotografías delimitadas a las escalas de apropiación, así como,
mostrando tres momentos temporales:
190
-El barrio de Santiago y la aduana
-La inauguración del Conjunto Nonoalco Tlatelolco
-Fotografías del espacio donde se estuvo el hecho de 1968 y 1985
-Los espacios actuales en la Unidad
El fin de la muestra es tener datos evocativos sobre Tlatelolco, esa guía de
entrevista básica sirvió para analizar cualitativamente respuestas que no miden
aspectos verificables, como dijo Armando Silva: “fue un cuestionario que se
respondió con la libertad del recuerdo y con la emoción de cada consultado”
(Silva, 1992:22), por ello, la guía no aspira a ser representativa de los actores que
interactúan en el Conjunto Urbano, sino que buscan brindar una aproximación a
las evocaciones que se construyen en la vida cotidiana, por lo que los resultados
son indicativos (Licona, 2007a).
ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA GUIA DE ENTREVISTA BASICA
No.___________
Fecha: ____________________________ Nombre:___________________________________________________________ Edad: ________________ Sexo. (M) (F) Estado civil: ______________________ Ocupación_______________________ Escolaridad: _______________________ Lugar de nacimiento: _______________________________ Para habitantes de Tlatelolco, sí contesta que no, saltar a las siguientes preguntas. 1. ¿Vive en Tlatelolco? Si ( ) No ( ) Renta_________ Propietario__________ 2 ¿Desde cuándo tiene viviendo? __________________________________________________________________ 3 ¿En qué sección vive? __________________________________________________________________
191
4 ¿Vas o fuiste a alguna escuela dentro de Tlatelolco? ¿Cuál? __________________________________________________________________ 5 ¿Viven aquí sus familiares?_____________ ¿Los visita?___________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) 6 ¿Viven aquí sus compadres? ____________ ¿Los visita? __________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) 7 ¿Viven aquí sus amigos?_______________ ¿Los visita? __________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) Cada 15 días ( ) de vez en cuando ( ) Sí, contestó afirmativamente a alguna de las tres preguntas anteriores, usar la siguiente para complementar la información 8 ¿Qué le cuenta o contaban algo sobre Tlatelolco? __________________________________________________________________ 9 ¿Cómo era Tlatelolco en el momento que llegó a vivir? __________________________________________________________________ 10¿En que ha cambiado? __________________________________________________________________ 11¿Cuáles cosas se tendrían que recuperar o cambiar en Tlatelolco? __________________________________________________________________ 12 ¿Cómo es la relación que tiene con sus vecinos? __________________________________________________________________ 13 ¿Dejaría Tlatelolco en un futuro y ser iría a vivir a otro lugar? __________________________________________________________________ COMERCIANTES: sean ambulantes o establecidos. 1 ¿Vive en Tlatelolco? Si ( ) No ( ) Renta_________ Propietario__________ 2 ¿Desde cuándo? __________________________________________________________________ 3 ¿En qué sección vive?
192
__________________________________________________________________ 4 ¿Desde cuándo tiene el negocio en ésta zona?¿Siempre lo ha tenido aquí? __________________________________________________________________ 5 ¿Cómo era cuando llegó? __________________________________________________________________ 6 ¿Viven aquí sus familiares?_____________ ¿Los visita?___________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) 7 ¿Viven aquí sus compadres? ____________ ¿Los visita? __________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) 8 ¿Viven aquí sus amigos?______________ ¿Los visita? __________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) Cada 15 días ( ) de vez en cuando ( ) Sí, contestó afirmativamente a alguna de las tres preguntas anteriores, usar la siguiente para complementar la información 9 ¿Qué le cuenta o contaban algo sobre Tlatelolco? __________________________________________________________________ USUARIOS: personas que usan los espacios pero no habitan ni comercian, sí no son, saltar a las siguientes preguntas. 1 ¿En qué colonia vive? __________________________________________________________________ 2 ¿Cómo se viene a Tlatelolco? __________________________________________________________________ 3 ¿Más o menos en cuanto tiempo llega? __________________________________________________________________ 4 ¿Cuánto tiempo se queda usualmente? __________________________________________________________________ 5 ¿Cada cuando se viene a Tlatelolco? __________________________________________________________________ 6 Viene a Tlatelolco: Sólo de paso ( ) Visita ( ) Reunión ( ) Otro_______________________
193
7 Con quién viene a Tlatelolco Sólo de paso ( ) Visita ( ) Reunión ( ) Otro_______________________ 8 ¿Ya conocía Tlatelolco? __________________________________________________________________ 9 ¿En qué ha cambiado? __________________________________________________________________ 10 ¿Viven aquí sus familiares?___________ ¿Los visita?___________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) 11 ¿Viven aquí sus compadres?___________ ¿Los visita? __________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) 12 ¿Viven aquí sus amigos?____________ ¿Los visita? __________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) Cada 15 días ( ) De vez en cuando ( ) Para todo los encuestados. (PERCEPCION) 1 ¿De qué color ve usted el Centro histórico? __________________________________________________________________ 2 ¿Esta calle de qué color la pintaría? __________________________________________________________________ 3 ¿A qué huele Tlatelolco? __________________________________________________________________ 4 ¿A qué huele este lugar? __________________________________________________________________ 5 ¿Qué sonidos identifica usted en Tlatelolco? __________________________________________________________________ 6 ¿Qué emociones le despierta vivir, llegar o estar (según el caso) en Tlatelolco? __________________________________________________________________ 7 ¿Va a los jardines o plaza que hay en Tlatelolco Si ( ) No ( ) ¿Cuáles? _______________________________________________________________ ¿Cada cuándo? Diario ( ) 2 o 3 veces por semana ( ) Una vez a la semana ( ) Cada 15 días ( ) de vez en cuando ( )
194
8 ¿Qué otras actividades realiza en Tlatelolco? Deporte ( ) Paseo ( ) Comida ( ) Juega ( ) Platica ( ) Otro______________________________________________________________ 9 ¿Qué le gusta del lugar? _________________________________________________________________ 10 ¿Qué es lo que más le gusta hacer aquí? __________________________________________________________________ 11 ¿Qué le disgusta más de Tlatelolco? _________________________________________________________________ 12 ¿La gente se porta bien por aquí? __________________________________________________________________ 13 ¿Hay alguna gente que no le gusta que venga por aquí? __________________________________________________________________ 14 ¿Cuál? ¿Por qué? __________________________________________________________________ 15 ¿Le da miedo salir de casa? Si ( ) No ( ) ¿A qué hora? ¿Por qué? __________________________________________________________________ 16 ¿Hay alguna zona particular que le provoque miedo? ¿Por qué? __________________________________________________________________ 17 ¿Dígame alguna anécdota agradable que le haya ocurrido en Tlatelolco? __________________________________________________________________ 18 ¿Ahora, mencióneme alguna experiencia negativa que le haya ocurrido en Tlatelolco? __________________________________________________________________