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Entre la vulgaridad y la academia
Un aporte a la resignificación de la murga dentro del ideario uruguayo
Carlos Correa de Paiva
Resumen:
El presente artículo pretende ser un aporte al estudio de diversas
transformaciones musicales que ha presentado la murga montevideana en los
últimos cuarenta años. También intenta aportar al debate estético sobre los
diversos procesos de estandarización estilística que han permitido a las murgas
transformarse en fenómenos musicales representativos de la cultura uruguaya,
cuestionándose a su vez sobre si dichos procesos devinieron en un
empobrecimiento estético o, por el contrario, en un enriquecimiento
plurisignificativo de este género carnavalesco.
Palabras clave: murga montevideana, análisis estilístico, procesos de
legitimación.
Carlos Correa de Paiva es Director de Coros e Investigador en
Musicología. Profesor Asistente de Dirección Coral en la Escuela Universitaria
de Música (EUM) de la Universidad de la República, Regional Norte-Salto,
Uruguay. Integra el Grupo de Investigación del Departamento de Musicología
(GIDMUS) de la EUM. El presente artículo forma parte de la investigación que
Correa de Paiva está realizando con el apoyo de la Comisión Sectorial de
Investigación Científica (CSIC) de la UdelaR, bajo la tutoría de Marita Fornaro.
1. Presentación
El hábito, es claro, no ha cambiado al monje. Bajo los techos
dorados, entre el fulgor rutilante de la luz eléctrica, el pericón
seguirá siendo lo que fuera bajo el ombú coposo y los reflejos
del fogón pampeano: nada más que un baile rústico. En vano
se ha intentado adaptarlo al nuevo medio, modificándole
algunas evoluciones y suprimiéndole otras. No se consigue
pulir su incurable vulgaridad original. (Echagüe, citado por
Fornaro, 2001)
En este fragmento, el escritor argentino de principios de siglo XX Juan
Pablo Echagüe, comenta irónicamente la aceptación del Pericón (danza
tradicional del medio rural rioplatense) dentro de los salones patricios.
Considero interesante realizar la extrapolación de este caso con el tema que
desarrollo aquí: el proceso de legitimación ocurrido con las murgas
montevideanas.
En sus primeras décadas de existencia las murgas fueron ignoradas
desde el discurso de las elites, al ser entendidas como expresiones de grupos
marginales. Estos conjuntos de teatro musical callejero no contaron con el
elemento racial como fundamento unificador -característica que sí presentaban
los conjuntos de candombe, el otro género típico del carnaval uruguayo-,
perdiendo así la posibilidad de ser reivindicadas étnicamente. Sin embargo
durante los últimos cuarenta años han recorrido un lento y continuo proceso
legitimador que les ha permitido trascender la frontera del carnaval,
imponiéndose como fenómeno cultural identitario.
Detallo algunos datos que dan cuenta de este proceso legitimador:
• En los últimos 15 años ha surgido un número creciente de
investigaciones sobre el tema desde varias disciplinas académicas.
• La crónica periodística y la participación de los propios protagonistas en
los medios masivos de comunicación ha ido en aumento, sobrepasando
los límites temporales del carnaval.
• Las ediciones fonográficas del repertorio murguero se han multiplicado
ininterrumpidamente desde la década del ’80 hasta la fecha, significando
un negocio rentable para las empresas discográficas.
• Desde 2004, Tenfield S.A. (empresa dedicada a la transmisión de
eventos deportivos) detenta los derechos exclusivos de televisación del
concurso oficial y los desfiles de carnaval, significando un buen negocio
para dicha empresa.
• La intervención del gobierno departamental de Montevideo en el
carnaval ha consolidado una política cultural de apoyo e impulso al
fenómeno murguero. Por ejemplo la aparición, a fines de la década del
´90, del “Encuentro de Murga Joven” -uno de los tantos impulsos
institucionalizadores propulsados desde el gobierno departamental-
significó el acercamiento y la apropiación del género por parte de miles
de jóvenes.
• Un número importante de murgas ha trascendido fronteras, temporales y
geográficas, gracias a la aceptación social obtenida. Esto ha permitido a
algunos murguistas establecer la actividad con la murga como su
principal fuente de ingreso.
Este proceso legitimador ha permitido que algunos elementos de la
estética murguera se asentaran hasta transformarse en estándares, mientras
otros cayeran en desuso o sufrieran modificaciones. Dentro de lo musical
mucho es lo que se ha transformado con el correr del tiempo: en lo melódico-
armónico y en lo rítmico fraseológico; y especialmente en la emisión del canto
murguero. Tradicionalmente asociado con el voceo de los vendedores
ambulantes, el timbre del coro de murga era fácilmente reconocible por su
carácter metálico, estridente e hiriente para los oídos no asiduos al carnaval.
Esta característica ha sufrido una serie de modificaciones tendientes a la
estandarización del género, aunque la misma no haya implicado una
propensión a la homogeneidad estilística.
El presente artículo pretende ser un aporte al estudio de esas
transformaciones: el proceso legitimador que ha sufrido la murga ¿ha generado
una estandarización de sus aspectos estilísticos identitarios? Y en caso que así
fuera, ¿esto ha significado un empobrecimiento estético? ¿ha perdido la murga
su “vulgaridad original”? Centraré el análisis de los factores que a mi entender
fueron determinantes en dicho proceso.
2. ¡Esto es una murga!
A pesar de ser un fenómeno público dentro del carnaval uruguayo, las
murgas pasaron un largo trayecto de su historia sin ser aceptadas socialmente.
Era común asociar a las murga con “conjuntos musicales desafinados”, donde
en realidad el término “desafinado” hacía referencia al timbre propio del canto
murguero. Esta confusión denota la imposibilidad por parte del “otro”, de
descifrar el código diferente. De alguna manera el uso cotidiano del concepto
“desafinar” es mucho más impreciso que lo que está implicado en su sentido
estricto, y -dependiendo del contexto, el emisor o el receptor- el acto de
desafinar connota significados múltiples:
Con frecuencia, las sonoridades poco familiares al oído de las
personas que no actúan profesionalmente en el campo de la
música son evaluadas como desafinadas. Puede usarse, para
ejemplificar dicha afirmación, a la música atonal, muchas veces
erróneamente caracterizada de esta manera. […] Una voz de
timbre diferente y no reconocido como patrón dentro de la
cultura también puede conducir a equívocos de evalu ación
y, por lo tanto, ser considerada desafinada . (Sobeira,
2001).1
Independientemente de este “problema tímbrico”, la música popular
latinoamericana está plagada de “casos desafinados” que sin embargo
obtienen amplia repercusión, ya sea porque funcionan como elemento
representativo y unificador de determinado sector de la sociedad, por su
intensa y/o extensa exposición mediática o por otras destrezas interpretativas
que soslayan dicha “dificultad”.
1 La traducción y el resaltado es nuestro.
Los conjuntos de carnaval uruguayo2 son ámbitos que se prestan para la
aparición de voces e instrumentos desafinados por sus características
específicas: 1) el carácter zafral de la dinámica de trabajo que prioriza las
presentaciones en vivo por sobre los registros en estudio. Estas presentaciones
suelen repetirse en una misma noche en distintas zonas de la ciudad, bajo la
lógica de “cuanto más 'tablados' más se cobra”, 2) la amplificación defectuosa o
insuficiente y las características acústicas de los recintos en los que esta
música se interpreta (espacios al aire libre, no acondicionados acústicamente)
y 3) una dinámica generalmente superior a un mezzo forte, vinculada a la
necesidad de hacerse audible en espacios abiertos.
Sin embargo, todas estas características supuestamente negativas
forman parte de la idiosincrasia que define a estos conjuntos. Sus
protagonistas -ya sean estos intérpretes o consumidores- así lo entienden y lo
defienden. No se concibe una murga cuya dinámica general sea piano, hecho
que conlleva a que no todos los murguistas puedan dominar la técnica
específica de este canto sin gritar ni desafinar.
2 Además de las murgas, en el carnaval uruguayo se presentan otras cuatro categorías de conjuntos: comparsas de negros y lubolos, parodistas, humoristas y revistas.
3. La emisión del canto del murguista
Julio “Carraspera” Mañana es un protagonista de una generación
murguera en extinción; con ochenta años presenta una dilatada carrera en el
género (desde 1960 hasta la actualidad). Lo que sigue forma parte de una
entrevista realizada en 2003:
Correa de Paiva- ¿Es cierto que los murguistas de antes
eran vendedores ambulantes, como por ejemplo en la murga
“Araca la cana”, que eran diarieros?
Mañana- Sí, los “canillas” del “Paso Molino”3. Claro, porque,
¿qué pasa?: el carnaval era muy bohemio -¿viste?-, muy de
una clase trabajadora. De gente muy “de abajo”, muy
humilde. […] Pero había otras murgas que ya tenían otra
clase de gente, de otro nivel. ¿Cómo te puedo decir?... de
mejores trabajos; de otro nivel social, otro poder adquisitivo.
Siempre hubo...
Correa de Paiva- ¿Por ejemplo, qué murgas?
Mañana- Yo que sé... por ejemplo... “Asaltantes [con
patente]”, o los “Patos [Cabreros]”. Gente con más... no te
digo que fueran “bacanes”4, no. Pero, de repente, gente con
un trabajo estable. Que era distinto a un “canilla”.5
Lo que expresa Mañana refiere a las murgas anteriores a la década del
’80. La distinción que este murguista expresa arroja luz sobre dos elementos:
uno social y otro musical. Que la murga era un fenómeno no exclusivo de las
clases bajas; y que la emisión característica de los cantantes puede rastrearse
-entre otros orígenes- en la ocupación laboral de algunos de sus integrantes: el
voceo de feriantes y vendedores ambulantes.
Guillermo Lamolle -director de “La Gran 7”, murga surgida en 1990- se
extiende sobre la relación entre la condición social de los murguistas y las
características de su canto:
3 Vendedores ambulantes de periódicos de este barrio montevideano.4 Persona adinerada.5 Entrevista realizada para la presente investigación al murguista Julio Mañana en 2003.
Correa de Paiva- ¿Creés que existe alguna relación entre la
condición social del murguista y su forma de cantar? Por
ejemplo, lo que suele decirse de las murgas de antes...
Lamolle - Sí, lo de los “canillitas” y todo eso. Yo creo que sí,
hay alguna relación misteriosa. Porque suelen ser los tipos de
barrios más humildes los que más naturalmente les sale todo
ese tipo de inflexiones, ¿no? y de colocación de voz. No sé
de qué viene.
O sea... es raro, los “segundos”6 tienen más plata que los
primos [risas]. Por ejemplo, la de “La Gran 7” no es
[propiamente] una cuerda de “segundos”, de esos “caño”7,
que también los hay. [Para que suene bien] simplemente [se
necesita] tipos que afinen y canten fuerte ahí abajo, ya está.
[Por eso] trabajo más el timbre en los “segundos” […] para
que suene de determinada manera; justamente porque no
tenemos tipos que naturalmente tengan esa voz. En los
demás no lo trabajo, cada uno hace lo que le sale. Entonces:
los “segundos” son en general gente que aprende a cantar en
la murga, lo que tienen es la voz y el oído, no más. En los
“primos”, y en los “sobreprimos” tiene que haber alguno que
ya cante [naturalmente con esa emisión, porque] es mucho
más difícil de aprender eso [...]
O [quizás sea] por la forma en que hablás. Hablás con esa
voz y entonces al cantar te sale esa voz. Y tal vez sí, haya
una forma de hablar de los barrios más arrabaleros que
colabora. […] Obviamente, cuando tenés la suerte de tener un
vendedor ambulante [en la murga] es bárbaro. Este año hay
uno [en “La Gran 7”]. Vende “Coca Cola” en el estadio, y es
impresionante la voz del tipo. No sé si aprendió vendiendo
Coca Cola o qué, pero el tipo tiene bien voz de eso. Pero hay
mil tipos de voces distintas, y funcionan todas, ¿no? La
cuestión es combinarlas. […]
Creo que la murga [de antes] era más bien “proletareoide”
que “pichi”.8 O sea, lo que va cambiando es la sociedad: en el
Uruguay antes había más clase media-baja que ahora es
clase baja, se fue pa’ bajo [risas]. Pero [en la murga de antes]
no habían solo “canillitas”, que de última, “laburan”. Hoy,
6 Registro más grave del coro. El registro medio son los llamados “primos” y el agudo: “sobreprimos”.7 Se refiere a voces con una emisión naturalmente metálica y potente en el registro grave.8 Persona que no tiene una fuente de ingresos fija y que vive en condiciones económicas acuciantes.
cuando se dice “pichi” uno se imagina a alguien con varias
entradas en la cárcel y algún crimen. Pero ahora hay más de
todo. Antes era medio inconcebible, supongo, que en una
murga hubiera un escribano y dos médicos; ahora es normal.
Por lo menos “La Gran 7” es pluriclasista. Hay de todos los
extremos que se te ocurran. A nivel cultural y a nivel
monetario. No hay mucho extremo monetariamente [risas],
pero sí desde tipos que están “corriendo la liebre”9 todo el
año, y que no comen a veces; hasta tipos que ganan bien,
que van en una [camioneta] “4 x 4” a ensayar. Convive todo
eso. Y es una de las cosas maravillosas que tiene: que tipos
así se junten en lugares, se conozcan y se hagan amigos, es
difícil. En general cuando se conocen es porque uno es
empleado del otro. No hay mucho ámbito de encuentro [fuera
de la murga]. Donde de repente el más “pichi” -como canta
[mejor]- es “más” que el otro [...]
Correa de Paiva- En conclusión: el hecho que el que
proviene de un clase social más baja tenga un sonido y el otro
lo aprenda no necesariamente...
Lamolle - Es muy complicado como para decir: es así. Hay
algo de eso. O sea, el sonido de murga está presente en la
cabeza de todos y es el sonido “aquel”, ¿no? Después sale
como sale. No se trata ni de imitar ni de olvidar. A algunos le
sale naturalmente y a otros no. En general al tipo que vende
diarios y al feriante obviamente les va a salir mejor porque es
“su” timbre. Es ese timbre que salió de ahí. Pero las murgas
de hoy admiten mucha más variedad.
Y después está el gusto del arreglador. Hay murgas que no
tienen a nadie que cante así. Yo me muero del aburrimiento si
no tengo a nadie que cante así; siempre tiene que haber
cinco guerreros de esos; si no, no “salimos”10.11
9 Estar en apuros económicos.10 Se refiere a que en esas condiciones prefiere no participar de las celebraciones del carnaval.11 Entrevista realizada para la presente investigación al murguista Guillermo Lamolle en 2000.
4. Las murgas “de izquierda”
Correa de Paiva- ¿Cuándo empezaron a aparecer las
murgas “de izquierda”?
Mañana- Y… siempre. “Los Diablos Verdes” siempre fueron
de izquierda. Siempre, desde el ’39, [el año de su nacimiento].
Después, la que cambió el carnaval fue “La Soberana”, en el
’70. Hay un carnaval antes, y otro después de “La Soberana”.
Que politizó, que usó el carnaval como un vehículo, para
hablar con la gente. Pa’ transmitir cosas. Y bueno, después
ya hubo todo un abanico: apareció “Momolandia”, apareció
“La Reina [de la Teja]”, apareció “Falta y Resto”. Que de
repente después […] -para la gente- fueron más conocidas
que los “Diablos Verdes”. Pero los “Diablos” siempre,
siempre.12
El término “vehículo” que utiliza Mañana revela un objetivo claro en el
discurso. Pero el quiebre que marca “La Soberana” no estuvo determinado
exclusivamente por el mensaje político de sus textos:
Mañana- No cantaba muy bien “La Soberana”. […] Lo que
tenía [era] cosas de teatro. Tenía puesta en escena. Cuando
te iban a hacer un solo, tenía un apoyo bárbaro. Lo que iba a
hacer el solista… te impresionaba, a veces.
Correa de Paiva- O sea, el solista no solamente se paraba a
cantar, sino que...
Mañana- Medio teatralizado, ¿viste? Vos lo veías venir, te
parecía que se iba a comer el mundo y de repente no se
comía nada [risas]. 13
El propio José “Pepe Veneno” Alanís, director de “La Soberana” -en una
entrevista realizada por Jaime Roos14 en el año 1986- aporta más elementos al
análisis de este cambio de concepción estética:
12 Entrevista a Mañana, 2003, ob. cit.13 ob. cit.14 José Alanís, entrevistado por Jaime Roos. Semanario “Jaque”, 23 de enero de 1986, Montevideo.
Alanís- …mi hermano nos rociaba con perfume antes de
salir, pintaditos, maquilladitos y vestidos a todos, uno por uno,
nos hacía girar y nos perfumaba. Hay anécdotas, por ejemplo
en el [tablado] Boston River […] recuerdo que una señora
cuando bajamos de actuar me dijo, ‘pero hasta tienen todos la
dentadura’, es increíble, ¿no?, cosas así. Y nos decían “son
todos de la misma estatura”, y le decíamos: “No señora,
visualmente sí porque se mide y se cortan los sombreros de
acuerdo a la estatura de cada uno. Entonces somos todos
parejo”.
[…]
Roos- …aparte de lo que me decías con respecto al lenguaje,
de hacer pensar más que reír, ¿hay alguna otra diferencia en
la propuesta por ejemplo musical de La Soberana, la forma de
cantar, la forma de impostar la voz, los temas que se elegían
para “letrificar”?
Alanís- En La Soberana salieron muchos murguistas que
eran nuevos, pero también salieron murguistas de trayectoria
carnavalera, entonces incluso dijimos “bueno, no se canta
más de costado”.
Roos- ¿A qué te referís, con la boca “chanfleada”?
Alanís- Claro, y ¿por qué, qué es esto?, les explicamos por
qué: cantando de otra forma se modula bien, qué importancia
tiene la dicción, cierta forma de respirar con el diafragma,
ciertos ejercicios que se insinuaron pero que no caminaron
mucho por razones de tiempo y por otro lado por razones de
paciencia de otros murguistas tradicionales que no asumían
la cosa con auténtica conciencia y preocupación.15
El fragmento anterior de la entrevista revela una dicotomía entre dos
concepciones estéticas contrapuestas de lo que debe ser un espectáculo
murguero. Alanís es sin dudas un adelantado en el proceso de legitimación, su
discurso revela una intención que hasta ese momento (principios de los '70) no
se había desarrollado en el ambiente carnavalero. Y también es importante
destacar el contexto en el que surge “La Soberana”: son años de guerrilla, de
afianzamiento del movimiento sindical, de surgimiento del “Frente Amplio”16. Y
también son años del surgimiento de la expresión “Canto Popular”, vinculada a
15 Entrevista a José Alanís, 1984, ob. cit.16 Coalición política de izquierda, actualmente en el gobierno nacional, desde 2005.
la corriente musical liderada por “Los Olimareños”, Alfredo Zitarrosa y Daniel
Viglietti; que presenta los primeros ejemplos de “murga-canción”17
Particularmente destacable es el trabajo pionero realizado por “Los
Olimareños” junto a Rubén Lena en el primer “álbum conceptual” de la historia
de la música popular uruguaya: Todos detrás de Momo del año 1971.
En resumen, el proceso de legitimación de la murga encuentra un primer
punto de inflexión en este momento histórico. Dicho momento se caracterizó
por:
1. El surgimiento de las tres entidades más significativas de la historia de la
izquierda uruguaya: la CNT, que reúne sindicalmente al movimiento
obrero; el “Frente Amplio”, la coalición política de izquierda más exitosa
y duradera de la historia uruguaya, y el clandestino (en esa época)
“Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros”. Varios de los
dirigentes fundadores de estas dos últimas pertenecen a la clase media,
así como una gran parte de sus simpatizantes.
2. Un primer acercamiento al fenómeno de la murga por parte de artistas
no provenientes carnaval, con fuerte proyección masiva y nacional,
vinculados a los movimientos socio-políticos de protesta, y que de
alguna manera funcionaron como factores influyentes dentro de
determinadas esferas de la intelectualidad de izquierda.
3. La aparición de “La Soberana”, primera murga que conjuga un discurso
de crítica político-social junto a una propuesta estética más afín a la
clase media. José Alanís si bien formaba parte del ambiente carnavalero
antes de crear “La Soberana”, tenía formación en teatro y artes
plásticas, e integró el elenco del “Teatro Universitario”. Es clara su
preocupación porque se entienda el texto, por cantar con una emisión
diferente, por impactar visualmente al público. Y esa preocupación se ve
reflejada en la respuesta del público, sobre todo el vinculado a los
movimientos de izquierda18. “La Soberana” obtiene tempranamente la
17 “Canción anclada en gestos murgueros pero independiente de la agrupación murguera”. [Lamolle, Peraza y de Alencar Pinto, 2001: 5]18 En la única entrada en Youtube sobre esta época de “La Soberana” puede leerse el siguientecomentario de un internauta: “La mejor murga uruguaya y que no le quepa dudas a nadie. Fue la primera murga a la que se le empezó a entender lo que decían. A partir de “La Soberana”, la mejor de todas en todos lo tiempos, se dejó de lado la murga merza en aras de la murga mas artística”. En: <http://www.youtube.com/watch?v=ZmSqWHawZdc> [Consulta: 10 de marzo de 2012].
adhesión del público19 no solo por su discurso, sino también por
cuestiones de gusto, el gusto de una clase media de izquierda que hasta
ese momento no tenía una murga que la “representara”.
La concepción político-partidaria de “La Soberana” (que participa en el
carnaval entre 1969 y 1975) le valió a la murga, y en particular a José Alanís
una fuerte persecución política que concluyó con la prohibición del conjunto,
tres años de cárcel para su director y el posterior exilio en Suecia. El sello
discográfico “Macondo”, edita durante estos años los primeros LPs con
repertorio completo de tres murgas: “La Soberana”, “Los Diablos Verdes” y
“Araca la Cana”. Está claro que el discurso de estas murgas de comienzos de
la dictadura, es de tomar partido, de no permanecer al margen de los hechos
políticos, sino por el contrario ser partícipe de los mismos. Más adelante tendrá
lugar la dicotomía “murga-murga” vs. “murga-pueblo”, en la década de los ’80,
hacia el final de la dictadura militar. Esta dicotomía “separaba” a las murgas en
dos grupos: las que tenían un discurso opositor al régimen (apelando a un
lenguaje metafórico que soslayara la censura imperante) y las que apostaban a
un lenguaje más tradicional.
5. ¿Dónde estará el director?
Otro elemento que juega un rol preponderante dentro del proceso de
estandarización es la figura del arreglador.
En las murgas de antes era común que la tarea de arreglar
fuera una cosa medio difusa. Incluso no se solía hablar de
“arregladores”, se decía sencillamente que Fulano ensaya a
la murga, y no que la “arregla”. El director “tiraba” la melodía
(por lo general la línea correspondiente a los primos) y a partir
de ahí se iniciaba un proceso que terminaba en una versión
más o menos definida. A veces era responsabilidad de los
19 “Era un nuevo lenguaje que el público carnavalero estaba dispuesto a escuchar con frenesí. Las actuaciones de “La Soberana” se multiplicaron y su público seguía el conjunto en una largacaravana de automóviles, un fenómeno inédito en el rubro ‘murgas’”. [Martínez de León, 2009: 189].
segundos inventar su parte a partir de esa primera voz, en un
misterioso proceso colectivo donde iban acercándose a la voz
definitiva siguiendo vaya uno a saber qué reglas implícitas,
nunca totalmente concientizadas. A veces eso implicaba un
período de acercamiento, donde algunos segundos tanteaban
por un lado y otros por otro. En determinados momentos
todos juntos dudaban y cantaban con timidez o directamente
se callaban. (Oliver, 2007: 21).
Para contextualizar el trabajo del director tradicional y a su vez analizar
las circunstancias que dieron pie al surgimiento del rol actual del “arreglador”
citaré fragmentos de dos entrevistas. La primera realizada a Roberto García,
asiduo asistente a los espectáculos de carnaval durante su niñez y
adolescencia, y luego director de “Real Envido”; quien recuerda asistir a los
ensayos y observar al histórico director de “La Nueva Milonga”, Rómulo
Pirri-“Tito Pastrana”:
García- “Pastrana” daba los tonos que se le ocurrían, y ahí
arrancaban. [Cantaban] más o menos a dos voces, por
terceras [paralelas]. A veces la “tercia”20 octavaba a los
“segundos” o hacía una nota pedal arriba. Dudo que esos
arreglos fueran demasiado elaborados. Seguramente iban
saliendo sobre el momento; “Pastrana” les decía: “hacé
esta… a ver, probá esta otra”; o al mismo murguista que
estaba cantando se le ocurría. […] Y de pronto se paraba
atrás de los cantantes […] y medio como que “hacía oreja”...
Correa de Paiva- ¿Cantaba?
García- “Hacía oreja”: les pasaba la voz desde atrás, ¿viste?
Si los tipos le estaban errando, el “loco” se paraba atrás y les
cantaba al oído.21
El paralelismo insistente por “terceras” entre “primos” y “segundos” del
que habla García puede constatarse como una característica armónica
fundamental de este período. Esta característica, y la virtual composición
grupal descrita más arriba, podían desvirtuar la estructura rítmico-armónica de
20 Subgrupo dentro de los “sobreprimos” caracterizado por poseer una sonoridad estridente.21 Entrevista realizada para la presente investigación al murguista Roberto García en 2003.
la canción utilizada, liberando a la versión murguera de la funcionalidad tonal.
Nuevamente los comentarios de Julio Mañana aportan datos interesantes:
Correa de Paiva- Cuando empezaste a dirigir “La Milonga
[Nacional]”, ¿lo hacías a la vieja usanza, sin acompañarte con
un instrumento?, ¿tocás algún instrumento?
Mañana- ¡No, qué voy a tocar! Yo no toco nada, yo toco el
timbre y me cruzo [risas]. Yo empecé a la vieja usanza. “De
oído”, viste...
Correa de Paiva- Aprovechando el tiempo que habías tenido
de práctica como “primo”...
Mañana- Claro, o sea... buen oído tengo, este... eso sí. Pero,
entonces... Se fija el tono... si te “obligás” lo “fijás”. Claro,
aquel que tiene la facilidad de tocar un instrumento, se
descansa en el instrumento, y está bien, perfecto; el
instrumento no te falla, este... y la garganta sí. Porque de
repente, en el apuro, o [porque] no estás bien físicamente lo
das mal. [...] Pero, se fija, se fija el tono y después que se te
fija no se te va más.
[…]
Correa de Paiva- ¿Te acordás quiénes fueron los primeros
directores que arreglaron con guitarra?
Mañana- Uno de los primeros fue José Morgade. José
cantaba “canto popular” y tocaba la guitarra desde “pibe”. Yo
no se si tuvo que ver en [los arreglos de] “La Soberana”. Pero
después sí, en “La Celeste” y esas murgas que anduvieron
ahí antes de “La Reina [de la Teja]”, ya José tenía que ver.22
José “Gato” Morgade fue integrante de “La Soberana”, pero como bien
acota Mañana, dominaba un instrumento armónico que aprovechó cuando
comenzó a dirigir “La celeste” y más tarde “La Reina de la Teja”. Es aquí donde
surge el concepto de “arreglador”23.
Aunque la inmensa mayoría de los arregladores no posea conocimientos
teórico-musicales (lectura musical, conocimientos de armonía y/o contrapunto,
etc.), es claro que tienen buen oído y poseen talento musical, características
22 Entrevista a Mañana, 2003, ob. cit.23 Morgade no es el único director que se apoya en la guitarra en esta época: Julio Julián (de Falta y Resto) también lo hace.
que comparten con los viejos directores “de oreja”. Lo que los diferencia de
estos últimos es que para “sacar” un tema se “ayudan” con un instrumento
armónico -por ejemplo una guitarra-. Este hecho, que significa un
enriquecimiento en lo arreglístico y un apoyo para toda la murga, también
representa un cambio de concepción, pues en su trabajo el arreglador no solo
“saca” la melodía de la canción utilizada, sino también los acordes, y
seguramente se apoye en ellos a la hora de hacer el arreglo, desapareciendo
así la “libertad” de la armonización paralela que no necesariamente “respetaba”
la función tonal, característica típica del período anterior.
A fines de los ’70 y comienzos de los ’80 empiezan a aparecer los
arregladores utilizando instrumentos armónicos. Y asociada a la figura del
arreglador aparecen otros roles técnicos que “profesionalizan” la propuesta de
la murga: el vestuarista, el maquillador, el creador de la puesta en escena, etc.
Anteriormente el único rol técnico imprescindible era el letrista. De alguna
manera el arreglador es un “mascarón de proa” en el proceso de legitimación
de la murga.
6. La murga vista desde “afuera”
Paralelamente al proceso de legitimación, se produce un derrotero
similar desde un ámbito ajeno al carnaval: el de la música popular, que nace
con el paso fundacional dado por “Los Olimareños” a comienzos de los ’70 pero
que se desarrolla en ámbitos cada vez más amplios, haciendo más complejo el
análisis. Para una comprensión más clara del mismo considero útil dividir este
proceso en las siguientes categorías:
Subgrupo 1:
Las primeras “canciones carnavaleras” interpretadas por “Los
Olimareños”, descritas anteriormente24. Cabe acotar que aquí el parámetro
24 “A mi gente” de José Carbajal y a “Al Paco Bilbao” de Rubén Lena, aparecidas en el disco Cielo del 69.
murguero está dado por la batería, la cual se yuxtapone al resto de una
instrumentación (dos guitarras y dos voces) que prácticamente no hace
referencia explícita a la murga. El patrón rítmico de las guitarras es
prácticamente el mismo que antes había sido utilizado para los candombes, y
que puede rastrearse en el toque de son cubano del “Trío Matamoros”. En
Todos detrás de Momo la voz de López es utilizada en algunos pasajes como
referencia implícita a lo murguístico.
Este tipo de canción encontró eco en otros dúos que surgieron
posteriormente y que tomaron el ejemplo de “Los Olimareños” como referente
estético.
Subgrupo 2:
La estandarización de la síntesis rítmica de los patrones básicos de la
“marcha-camión”25 extrapolada a la guitarra. Este recurso aparece a fines de
los ’70 en las canciones de varios representantes del “Canto Popular” de
resistencia a la dictadura militar26. Luego se extiende y diversifica llegando por
ejemplo al rock de la primera década del siglo XXI. La utilización de este
parámetro puede aparecer aislada de cualquier otra referencia a lo murguístico.
Subgrupo 3:
La aparición de “canciones murgueras” en las el coro y/o la batería de
murga son factores fundamentales de la orquestación. El ejemplo arquetípico
de este subgrupo es Jaime Roos, quien realiza un proceso sistemático y
paulatino de profundización en los parámetros murgueros desde su primer
disco. Dicho proceso mantiene la siguiente característica: en lugar de la
yuxtaposición observada en el subgrupo 1, se produce aquí una simbiosis en la
que si bien los elementos murgueros son fundamentales en la orquestación, se
encuentran amortiguados por el resto de los elementos sonoros en una suerte
de “colchón tímbrico”. Esta simbiosis puede presentar grados de mayor o
menor “crudeza”, pero siempre está presente27. El punto culminante es “Brindis
25 Patrón rítmico tradicional de la batería de murga.26 “A redoblar” (Ubal-Olivera) y “Baile de más caras” (Castro-Lazaroff) son los ejemplos más populares. Esta síntesis rítmica consiste en una extrapolación a la guitarra del toque de platillosy bombo.27 Como ejemplo “crudo” puede escucharse “Retirada” del disco Para espantar el sueño, en donde las guitarras, el bajo eléctrico y la propia voz de Roos al comienzo funcionan como
por Pierrot” del disco homónimo, ya que lo que funciona como “colchón
tímbrico” es el propio coro murguero, mientras el cantante solista representa la
tímbrica cruda de una voz “tercia” tradicional. A pesar de esta sonoridad
decididamente arrabalera e hiriente, el disco se transforma en el más vendido
de la historia del “Canto Popular” desde el quiebre institucional de la dictadura.
Subgrupo 4:
La utilización de parámetros murgueros en diferentes contextos
musicales lejanos al “Canto popular”. Durante la primera década del milenio
diversas agrupaciones musicales provenientes de las dos vertientes más
populares de nuestra música de género -la música tropical y el rock uruguayo-
comenzaron a utilizar elementos del lenguaje de la murga en sus
composiciones. Los primeros en hacerlo fueron los “conjuntos tropicales”. La
canción “Mayonesa” (co-autoría de Alejandro Jasa, Eduardo Britos y Juan
Carlos Cáceres.) interpretada por el grupo “Chocolate”, se transformó en el
éxito musical uruguayo más importante de las últimas décadas. El CD que
contiene dicho tema fue triple platino en Uruguay, disco de oro en Argentina y
Chile, además de ser editado en otros 15 países, entre ellos España, EEUU,
México y Portugal. Y dentro del país derribó barreras que hasta el momento
parecían inquebrantables28.
Varias son las puertas que se abren a nivel estilístico dentro del género
con esta canción; en particular al final de estribillo cambia el ritmo y la
intrumentación, siendo suplantadas las pailas y congas de la “plena” por una
“marcha camión” interpretada por una batería completa de murga sobre la cual
el grupo de cantantes realiza una típica “clarinada” imitando el timbre
murguero. Más adelante utilizan el mismo recurso de suplantar la percusión
para pasar a un “candombe” interpretado por una cuerda completa de
tambores. Esta no es la única canción ni el único grupo que utiliza este recurso,
“colchón” que paulatinamente va desapareciendo dejando paso a batería, coro y animador. En el otro extremo se encuentra “Don Carlos” de Si me voy antes que vos, en donde la murga funciona como un elemento referencial más dentro de una sonoridad pop-beatle.28 “El grupo tropical se ganó al público uruguayo, sin distinción de clase social. […] Fenómeno similar con una canción como Mayonesa solo puede compararse a Lambada y Macarena, cuando yanquis, europeos y latinos cumplían el mismo ritual bailantero que los propios artistas que cantaban esos temas. Pero además, ahora se suma que la discriminación para estas músicas desapareció en radios, en televisión e incluso en las fiestas más ‘fashion’.” (Herrera, 2001)
pero el triunvirato Jasa, Britos y Cáceres suele estar asociado a todos los
éxitos de este período.
Con respecto a los grupos de rock, que comienzan a utilizar elementos
murgueros con posterioridad a los grupos tropicales, directamente componen
“canciones murgueras” que incluyen en su repertorio. Los dos grupos que
apuestan más fuertemente a esta fusión son “La Vela Puerca” y “No Te Va
Gustar”. Cabe acotar que si bien utilizan parámetros murgueros, el estilo vocal
de los frontman de ambos grupos mantiene su carácter rockero sin diluirse
dentro del coro de la murga; y la poética de los textos es más asimilable al
imaginario del rock que al de la murga. Los dos ejemplos paradigmáticos son:
“José Sabía” (Teysera-Balbis) de “La Vela Puerca” y “Clara” (Brancciari) de “No
Te Va Gustar”.
7. El fenómeno “Murga Joven”
En este proceso legitimador es fundamental el papel que cumplen las
autoridades estatales. Desde hace más de medio siglo, el gobierno
departamental de Montevideo co-organiza junto a los DAECPU, (agrupación
que reúne a los directores de los conjuntos de carnaval), el Concurso Oficial de
Agrupaciones Carnavalescas. Actualmente las funciones del gobierno
departamental dentro del concurso son las siguientes: proponer y pagar el
jurado, elaborar junto con éste el reglamento del concurso, disponer de las
instalaciones del Teatro de Verano así como del personal y la logística de la
Gerencia de Eventos para la realización del mismo. La existencia del concurso
de por sí es un elemento legitimador, pero las responsabilidades asumidas por
el gobierno departamental le otorgan al concurso un carácter institucional que
el mismo no tendría si fuera una actividad independiente.
Desde 1990, el “Frente Amplio” gobierna Montevideo. Desde esa fecha
las políticas culturales en relación a la promoción del carnaval -y de la murga
en particular- han ido en aumento. Dos ejemplos de este cambio político son el
Encuentro de Murga Joven y la creación del Museo del Carnaval.
Lo que expresa Lamolle sobre la característica pluriclasista de la murga
actual es un fenómeno relativamente reciente. Toma forma en los ’80 con la
aparición de las “murgas-pueblo”, se consolida en los ’90 y continúa hasta al
día de hoy. Me interesa llegar a la actualidad, a partir del movimiento de Murga
Joven.
...la irrupción de la “murga joven” en el carnaval ha
incorporado a miles de adolescentes y jóvenes de distintos
barrios, junto a todo su entorno de amigos, familiares y
vecinos, lo cual ha impulsado enormemente el auge murguero
en cuanto a participación popular, y ha significado nuevas
búsquedas y perspectivas en el plano artístico. (Sans 2008:
14).
A partir de una propuesta del Taller Uruguayo de Música Popular
(TUMP)29, junto con la Comisión de la Juventud de la Intendencia de
Montevideo comenzó a realizarse en el segundo lustro de los ’90 una serie de
talleres descentralizados en varios barrios montevideanos. Los docentes eran
murguistas reconocidos, mientras que los alumnos fueron mayoritariamente
adolescentes y jóvenes. Con el paso del tiempo y el afianzamiento de los
talleres surge el primer “Encuentro de Murga Joven”, en setiembre de 1997.
Los ganadores de este primer encuentro participan de la programación en
tablados alternativos durante el carnaval del febrero siguiente. El éxito del
proyecto genera su réplica en años sucesivos, provocando un crecimiento
inconmensurable con el correr de los años que en la actualidad congrega a
miles de personas entre integrantes, familiares, amigos y público en general, y
que ha ejercido una influencia determinante sobre el “carnaval mayor”. La
influencia que ejercen los grupos que llegan al Concurso Oficial de febrero,
provenientes de Murga Joven es fundamental. Pero los conjuntos que quedan
al margen también ejercen influencia sobre el “carnaval mayor”.
Sin embargo, el fenómeno de la Murga Joven sedimenta una serie de
cambios en la tradición murguera. De alguna manera, la “tallerización” produce
un quiebre en los mecanismos informales de transmisión de saberes. El
“tallerista” pasa a ser otro rol técnico dentro del proceso institucionalizador. El
uso y el impulso que ha hecho la izquierda -una vez que llegó al poder-, del
29 Institución privada de educación no formal en música surgida en Montevideo en 1983.
fenómeno Murga Joven y del fenómeno murguístico en general, es un hecho
que no ha sido estudiado todavía en profundidad.
La izquierda uruguaya durante los últimos treinta años ha realizado un
proceso de asimilación de ciertos parámetros de la estética murguera, inmerso
dentro del proceso de legitimación sufrido por la misma. La vinculación explícita
al “Frente Amplio” de las “murgas-pueblo” surgidas en los ’80 ha significado un
pequeño dolor de cabeza para sus letristas una vez que esta fuerza llegó al
poder. Mientras tanto las murgas tradicionales que no eran asociadas
explícitamente a la izquierda fueron desapareciendo durante los años de
gobierno municipal de izquierda o en todo caso modificando su discurso so
pena de perder aceptación popular. Por otro lado la participación de
determinadas murgas en las campañas electorales y la creación de jingles
publicitando los candidatos, ha pasado a ser moneda corriente.
8. Retirada
Es curiosa la definición que hace Martínez de León al final de su libro:
“La murga es un coro que canta con la boca torcida. Nadie habla de eso porque
es tan obvio como decir que la murga debe expresarse en idioma castellano”
(Martínez de León, 2009, 221). La omisión a la que se refiere viene a colación
de la lectura del Reglamento del Concurso Oficial, entre otros ejemplos, que
omiten mencionar el carácter tímbrico del género murguero. Yo no estaría tan
seguro sobre la mencionada obviedad. Ya no es una característica estilística
excluyente el “cantar con la boca torcida”, la emisión típica del voceo del
vendedor ambulante. Varias murgas referentes de la actualidad se caracterizan
por un sonido “limpio”, sin presencia de vibratos o sonoridades metálicas.
La murga es un fenómeno social y cultural complejo; vivo y por lo tanto
móvil; identitario y al mismo tiempo cuestionado; que intenta mantener ciertas
raíces pero que también forma parte del proceso globalizador. Me permito
resignificar entonces el párrafo de Echagüe con que inicio este artículo: la
murga no pierde “vulgaridad original”, sino que la transforma en “original
vulgaridad”, el carácter original y único del común de las personas.
Bibliografía:
Alanís, José “Pepe Veneno” Entrevistado por Jaime Roos. Montevideo: Jaque
23 de enero de 1986.
Fornaro, Marita. 2001. “Antecedentes de la ‘globalización’ musical: reflexiones
desde la etnomusicología”. Boletín Música, Casa de las Américas.
Herrera, Magdalena. 2001. “Chocolate que derrite”. Montevideo: El País. 31 de
diciembre de 2001.
Lamolle, Guillermo; Peraza, Ney y de Alencar Pinto, Guilherme. 2001.
Cancionero para guitarra – Murga, de la serie: Cancioneros del TUMP, nº 7.
Montevideo: Ediciones del TUMP.
Martínez de León, Hugo. 2009. Como el día más glorioso. Origen y evolución
de la murga uruguaya a 100 años de su nacimiento. J.C. Paz, Buenos Aires:
Ediciones Diéresis.
Oliver, Pablo, 2007- 21 murgas. Partituras para coro de saludos, cuplés y
retiradas. Montevideo, Ediciones del TUMP.
Sans, Isabel, 2008. Identidad y globalización en el carnaval. Montevideo, Fin de
Siglo.
Sobreira, Sílvia, 2001. “Desafinação vocal-uma visão geral”.
<http://www.seer.unirio.br/index.php/coloquio/article/view/52/21> [Consulta: 10
de marzo de 2012].
Entrevistas realizadas para la presente investigaci ón:
García, Roberto. Entrevistado por Carlos Correa de Paiva. Montevideo: Inédita.
16 de julio de 2003.
Mañana, Julio “Carraspera”. Entrevistado por Carlos Correa de Paiva.
Montevideo: Inédita. 16 de junio de 2003.
Lamolle, Guillermo. Entrevistado por Carlos Correa de Paiva. Montevideo:
Inédita. 13 de junio de 2000.