La Cerámica Arqueológica en la Materialización de la Sociedad

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La Cerámica Arqueológica en la Materialización de la Sociedad

Guillermo A. De La Fuente y María Cecilia Páez

Cerámicas Arqueológicas, Praxis, Estilos

Tecnológicos e Identidad Técnica.

Las prácticas materiales de las sociedades

constituyen un medio a través del cual se

mantienen y refuerzan los comportamientos

culturales, pero al mismo tiempo ofrecen la

estructura a partir de la cual operan los cambios o

transformaciones (Bourdieu 2007; Giddens 2006).

Por ejemplo, para las sociedades andinas la

alfarería constituye uno de los aspectos materiales

de mayor relevancia, estando involucrada en los

distintos aspectos de la vida cultural (relaciones

sociales y tecnológicas, ideología, religión, etc.)

(Sillar 1988, 1999, 2000).

Las prácticas alfareras constituyen un medio

activo a través del cual se formula y reformula el

orden social, político y económico vigente en cada

sociedad. En este sentido, consideramos que los

comportamientos técnicos que conforman éstas

prácticas están social y culturalmente

condicionados, participando e íntimamente

vinculadas a su vez en otras esferas de la vida

social (Gosselain 1992, 1999, 2000; Lemmonier

1986, 1992). Partiendo de esta propuesta, las

cualidades materiales de los artefactos no

necesariamente determinan sus significados. Por el

contrario, es necesario abordar aquellos aspectos

que superen el análisis meramente descriptivo o

funcional de la cerámica, y que se vinculen con las

relaciones sociales involucradas en las prácticas

alfareras, la forma en que las propiedades

materiales de estos artefactos son simbolizadas y

la manera en que contribuyen a formular y

reformular la vida de los sujetos en sociedad

(Lemmonier 1992; Miller 1998, 2005).

Las tecnologías involucran necesariamente

relaciones sociales y son los agentes técnicos los

responsables por la producción, el uso y el valor

dado a los objetos materiales. De la misma forma,

son éstos agentes (productores y consumidores)

quienes construyen y constantemente resignifican

funcional y simbólicamente el mundo a través de

los medios técnicos. Dicho en otras palabras, la

gente y el mundo material simultáneamente se

constituyen y se dan forma unos a otros. Es

justamente dentro de esta dialéctica de producción

material y reproducción social que las propiedades

físicas de las actividades técnicas se intersectan

con el mundo real y de significados de los agentes

humanos (Dobres 2000). La relación entre las

tecnologías, entendidas como socialmente

constituidas en una visión dinámica y

transformadora, y los agentes humanos a través de

la articulación de la acción corporal sobre la

materia redefine a estos últimos como objetos

sociales. De este modo, se puede visualizar las

prácticas tecnológicas como experiencias

corporales cotidianas realizadas por diferentes

individuos dentro de la sociedad, lo que las

transforma en actividades materiales sociales y

cargadas de significado (Dobres 2000).

Este libro surgió del simposio “La Cerámica

Arqueológica en la Materialización de la

Sociedad. Transformaciones, Metáforas y

Reproducción Social”, realizado dentro del marco

de la IV Reunión de Teoría Arqueológica de

América del Sur durante los días 3 al 7 de julio de

2007. Quizás es difícil coordinar un simposio que

trata de explorar aspectos teóricos y

metodológicos muy diferentes a los cuales uno fue

formado académicamente en el pasado.

Deconstruir esa formación académica no es, ni ha

sido, tarea fácil, y ha generado diferentes

situaciones, emociones y sentimientos que se

intersectan en retrospectiva a la hora de escribir

estas líneas. Diferentes aproximaciones teóricas y

metodológicas al estudio de la cerámica

arqueológica han convergido en este simposio a

través de los trabajos presentados tratando de

explorar aspectos que superen la mera explicación

tipológica y funcional, dos programas que

marcaron la historia y el derrotero de las

investigaciones, las posturas más normativas y el

auge del procesualismo hacia la década del „80”.

Existen numerosas aproximaciones al estudio de la

cerámica arqueológica que han tratado de explorar

y superar los dos programas de investigación

mencionados anteriormente. No es el objeto de

esta introducción analizar en detalle las mismas y

para ello remitimos al lector a la literatura edita

que trata sobre ellos (Arnold 2005; Barley 1994;

Gosselain 1992, 1999, 2000; Gosselain y

Livingstone-Smith 2005; Miller 1985, 2005; Sillar

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2000; van der Leew 1993). Sin embargo, podemos

reconocer dos tradiciones fuertes de diferente

origen desprendidas de la teoría social y de la

antropología que han tenido una gran influencia en

los estudios arqueológicos: una anglosajona y otra

francesa. Si bien estas dos tradiciones tienen

puntos en común también poseen diferencias

rastreables en sus orígenes y que se intersectan

con aplicaciones derivadas del estudio

antropológico y etnográfico más clásico.

Conceptos como práctica, agencia, materialidad y

experiencia han sido recientemente abordados en

varias obras con diferentes repercusiones en la

disciplina arqueológica (Dobres y Robb 2000;

Dornan 2002; Meskell y Preucel 2004; Miller

2005; Mills y Walker 2008; Pauketat 2001;

Preucel 2006; Stark 1998; Tilley 1999, 2004;

Tilley et al. 2006; Van Dyke y Alcock 2003).

Como bien plantea Dornan (2002), se puede

rastrear la teoría de la agencia y de la práctica

hasta Marx, Weber y Durkheim, siendo los

exponentes teóricos modernos de la misma los

post-estructuralistas Pierre Bordieu (teoría de la

práctica y el concepto central de habitus) y

Anthony Giddens (teoría de la estructuración). Las

aproximaciones más comunes en arqueología han

focalizado en la agencia colectiva (Shanks y Tilley

1987, 1996), la intencionalidad individual (Hodder

1986, 2000), la aproximación del actor racional

(Bell 1992), las consecuencias no intencionadas de

la estrategia social (Pauketat 2001) y la

racionalidad práctica (Joyce 2000).

Otra corriente de pensamiento derivada de la

antropología y relacionada con el estudio de las

implicancias sociales de las tecnologías y la

construcción e identificación de identidades

técnicas es la que reconoce su origen en Marcel

Mauss, André Leroi-Gourhan (´etnología de las

técnicas´) (Mauss 1934, 1938; Leroi-Gourhan

1943, 1945, 1964, 1965), y últimamente en Pierre

Lemonnier con su ´antropología de la tecnología´

(Lemmonier 1986, 1992).

Las 9 contribuciones presentadas en este libro

representan diferentes estudios de caso en

América del Sur en donde el objeto central de

análisis es la alfarería arqueológica,

desarrollándose aproximaciones enriquecedoras

que articulan conceptos y discursos explicativos

superadores de las aproximaciones funcionalistas.

Siguiendo las líneas teóricas mencionadas en el

párrafo anterior, los trabajos presentados en este

volumen que tratan de abordar el estudio

arqueológico de cerámicas en diferentes contextos

pueden dividirse básicamente en 2 grupos

principales: (1) contribuciones relacionadas con la

aplicación de la teoría de la práctica y/o agencia

(Bray –Ecuador-, Páez –Argentina-, Garrido

Escobar –Chile-, Giovannetti y Páez –Argentina-

y Ottalagano –Argentina-) y (2) contribuciones

influenciadas por la antropología de la tecnología

(De La Fuente –Argentina- y Puente –Argentina-).

Dos trabajos se abren de estas líneas teóricas: la

contribución de Prous-Jácome –Brasil- con

evidente influencia estructuralista en su análisis y

el trabajo de García –Argentina- que trata de

superar las aproximaciones clásicas de la

etnoarqueología.

El trabajo de Bray está orientado hacia la

discusión sobre la agencia, identidad e hibridación

en la producción de alfarería Inka y local dentro

del contexto del Período Tardío e Inka en los

Andes. La aproximación de Bray desarrolla

algunas ideas sobre la relación entre agencia,

cultura material e identidad a partir de la

aplicación del concepto de hibridación surgido en

el contexto de los estudios postcoloniales en

Andes Centrales. La autora trata de demostrar en

su trabajo que la cerámica local producida en

momentos Inka, que comparte ciertos elementos

en la forma, diseño y estructura decorativa,

clásicamente denominada Inka Provincial, es

producto de un interjuego de negociaciones entre

la estructura imperial del estado Inka y las

jerarquías y/o élites nativas para legitimar y

negociar poder por parte de éstas últimas. De este

modo, Bray analiza un conjunto de piezas

estilísticamente asociado con lo Inka, Inka

provincial e Inka local, procedentes de contextos

funerarios en diferentes partes del Tawantinsuyo,

reclamando por el abandono de las definiciones

clásicas de lo Inka Provincial y abogando por el

estudio de la agencia tanto de los actores como de

los objetos cerámicos en sí mismos. Propone que

los efectos del encuentro cultural entre las élites

imperiales y los líderes locales durante el

horizonte Tardío no fueron unidireccionales, sino

que la presencia de tales objetos híbridos tanto en

el centro imperial como en las áreas remotas, así

como el hecho de que tanto las formas Inka y

locales experimentaron la “hibridización” indican

que el cambio cultural fue multidireccional. Esto

implica que el control de la producción de

alfarería por parte del Estado adquirió dos formas

básicas: una en que la producción fue

manifiestamente organizada a nivel de las

unidades domésticas y la otra desarrollada en los

centros administrativos estatales. Lo que también

observa Bray, y por cierto muy interesante, es la

distribución de éstas piezas híbridas tanto fuera

del núcleo imperial como dentro de este,

demostrando que la cerámica Inka y local, en sus

diferentes manifestaciones morfológicas,

estilísticas y funcionales jugaron un rol mucho

más complejo del que clásicamente se les adjudica

a este tipo de bienes.

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El trabajo de Páez aborda el estudio de las

prácticas alfareras en el valle de Tafí para dos

momentos de tiempo inequívocamente integrados:

el Período Tardío y el momento Inka. Partiendo

del concepto de ´práctica´ acuñado por Bourdieu y

superando las limitaciones del programa de este

autor, la autora se desliza dentro de la teoría de la

estructuración de Giddens para entender las

prácticas y relaciones sociales entre los agentes y

los objetos materiales en un ámbito conspicuo,

como es la producción de alfarería, de las

sociedades del Período Tardío e Inka en el valle de

Tafí. Entendiendo que tanto los objetos cerámicos

como los agentes que los produjeron están

socialmente e históricamente definidos, Páez trata

de abordar, desde la teoría de la agencia, un tema

poco desarrollado para la producción de alfarería:

la utilización de ciertos tipos de antiplásticos

(tiesto molido e inclusiones piroclásticas) tanto en

las formas culturalmente definidas como

pertenecientes a la Cultura Santamariana como

aquellas asignables al momento Inka. La

observación de la existencia de cambios y

continuidades en la utilización de estos tipos de

antiplásticos en la producción de alfarería permite

a la autora rastrear ´prácticas culturales´ que

persisten a través del tiempo como es el caso del

uso del tiesto molido y aquellas que están

presentes en las elecciones tecnológicas realizadas

por los alfareros de Tafí pero que se visualizan

exponencialmente tanto para formas cerámicas

Inka como para las formas del Tardío, pero en

momentos Incaicos, como es el uso indiferenciado

de las inclusiones pumíceas (depósitos de caída)

en todas las formas cerámicas analizadas. El

potencial de esta aproximación es indiscutible en

relación a la estructuración y reproducción de las

prácticas alfareras en una sociedad que hasta no

hace mucho se visualizaba como culturalmente

diferenciada en dos bloques temporales

internamente homogéneos y diferentes entre sí –lo

Tardío y lo Inka-, diferenciación que se puede

rastrear hasta los momentos de su definición.

El trabajo de Garrido Escobar es innovador desde

todo punto de vista. Garrido Escobar adopta una

aproximación al estudio del ´estilo´ en la cerámica

arqueológica que trasciende los enfoques clásicos.

Su abordaje en la Cultura Copiapó pretende

establecer una relación, a partir de la utilización de

la teoría de la agencia y en particular del concepto

de habitus desarrollado por Bourdieu, entre la

estructuración de los patrones de diseño en la

cerámica y aspectos mucho más amplios como la

identidad étnica. El autor, reconociendo los

alcances y limitaciones de las aproximaciones

previas en arqueología al estudio de la etnicidad,

aborda el estudio del estilo en la cerámica Copiapó

desde una visión desarrollada en el seno de la

teoría social intentando vincular la teoría de la

práctica y el concepto central a ella, el de habitus.

De esta manera, pretende entender cómo las

sociedades prehispánicas del Intermedio Tardío en

el Norte Chico chileno desarrollaron una forma de

comunicación culturalmente diferenciada a través

de las manifestaciones visuales plasmadas en los

patrones de diseño decorativos en los objetos

cerámicos. El aporte de Garrido Escobar es

tentador y superador de los enfoques clásicos al

estudio del estilo y la etnicidad. Sin embargo,

parte de la lógica interpretativa del trabajo se basa

en un interjuego de oposiciones que llevan a

autodefiniciones culturales un tanto

estructuralistas en su visión. El reconocimiento de

prácticas culturalmente definidas no conlleva por

definición la autodefinición cultural por oposición

a otras prácticas culturales diferentes, si bien el

autor intenta articular el cambio observado dentro

del esquema propuesto por Bourdieu.

El trabajo que nos presentan Giovannetti y Páez

aborda las relaciones morfológicas de una forma

cerámica Inka muy característica como son los

´platos´ para dos macro-áreas geográficas

(Noroeste Argentino y zona cuzqueña) como un

intento de interpretar, incorporando elementos de

la teoría de la agencia, la relación mantenida entre

la política imperial del Estado Inka y las

poblaciones locales. Partiendo de la ruptura con la

definición clásica de lo que se denomina Inka

Provincial y todo lo que ella lleva implícita, los

autores tratan de buscar interpretaciones

alternativas al sincretismo observado básicamente

en las características mofológicas de los platos

registrados y analizados en el Noroeste Argentino,

observando la resignificación de las prácticas

alfareras del Período Tardío en momentos Incaicos

(pucos y platos). Diferentes ideas se originan en

este trabajo, quizás una de las más interesantes

aquella que plantea más como pregunta que como

respuesta el rol de este tipo cerámico, los platos,

en las relaciones entre el Estado y las poblaciones

locales, tanto a nivel simbólico como funcional.

Las diferencias observadas por los autores a partir

del análisis morfológico de los platos entre las dos

macro-áreas geográficas lleva a los mismos a

sugerir que los platos podrían haber jugado un

doble rol dentro de estas relaciones: un rol

claramente establecido como elementos votivos y

ofrendatorios cuya relevancia estaría en la

legitimación del Estado a través de diversas

prácticas, básicamente funerarias; y otro rol

alternativo vinculado con el dominio público o

semi-público, a través de la esfera culinaria, en

donde esta forma cerámica habría participado en

ceremonias y fiestas entre las elites nativas y

personajes representativos del Estado Inka. El

trabajo es un buen punto de partida para seguir

explorando la significación contextual de ciertos

tipos de formas cerámicas como lo son los platos y

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aríbalos, formas Incaicas que creíamos en el

pasado muy estandarizadas.

A partir del análisis de una muestra de artefactos

cerámicos pertenecientes a grupos identificados

como cazadores-recolectores localizados en los

ambientes fluviales del Río Paraná (Provincia de

Entre Ríos, Argentina), Ottalagano presta atención

a un aspecto poco desarrollado en la investigación

de estos grupos: las características decorativas y

morfológicas asociadas a los recipientes cerámicos

y su variabilidad contextual. Partiendo de una

concepción de estilo activo, avanza hacia

formulaciones relacionadas con los aspectos

simbólicos de las sociedades que los produjeron y

utilizaron. El arte mobiliar cerámico se visualiza

como un área de estudio en la que conceptos y

propuestas complementarias pueden ser

desarrolladas como una vía fructífera en el

transcurso de la investigación. La autora concibe

visualiza al ´estilo´ como un modo de hacer

repetido, donde entonces los pautamientos

manifestados en la morfología, estructura y

elaboración del registro artístico podrían ser

entendidos como un resultado de modos

establecidos y compartidos de hacer y percibir.

Uno de los resultados más interesantes que se

presentan en el trabajo es la ausencia de elecciones

tecnológicas particulares –condiciones de

manufactura y uso- para las vasijas cerámicas

decoradas y los no decoradas, así como su registro

en contextos diversos, lo que llevaría a pensar en

la participación de los recipientes cerámicos con

motivos abstractos y zoomorfos tanto en

actividades cotidianas como en actividades de

significación ritual, como ser las prácticas

inhumatorias de los grupos humanos,

privilegiando los roles visuales de la cerámica y la

comunicación de mensajes en las actividades tanto

rituales como cotidianas de los grupos.

Definitivamente, éstos resultados son producto de

la combinación de acercamientos diferentes a los

objetos cerámicos: las expresiones artísticas, la

morfología de los recipientes y la interpretación

funcional a partir de los rastros macroscópicos de

uso analizados. La autora rompe con la idea

tradicional de los artefactos y/o contextos que

usualmente se han utilizado como marcadores de

la ´etnicidad´, incorporando elementos de la

cultural material procedentes de contextos

domésticos que expresan la cotidaneidad de las

prácticas de manufactura y uso de la alfarería de

los grupos bajo análisis, considerando la esfera de

la vida diaria como un aspecto fundamental para

construir sus interpretaciones.

El trabajo de Puente presenta una problemática

que ha sido poco abordada en las investigaciones

sobre cerámica arqueológica: el estudio de las

prácticas alfareras, a través del enfoque de la

´antropología de la tecnología´, en conjuntos

cerámicos fragmentarios. Como señala la autora,

la mayor parte de estos trabajos han sido

realizados en contextos de investigación

etnoarqueológicos y etnográficos y ha resultado

difícil poder establecer una metodología apropiada

para aproximarse a los conjuntos arqueológicos

cerámicos. Partiendo del estudio de un conjunto de

artefactos cerámicos fragmentados, procedentes

del sitio La Angostura (Dpto. Belén, Provincia de

Catamarca, Argentina) y asignables a las

sociedades Belén del Período Tardío del Noroeste

Argentino, Puente trata de abordar el estudio de

los ´modos de hacer cerámica´ enfatizando tanto

en las características visibles como en las

invisibles que caracterizan todo el proceso de

producción cerámica. La investigación

desarrollada complementa los aspectos visuales y

estéticos de los objetos terminados (morfología y

decoración) con las características internas o

invisibles (selección de materias primas,

utilización y características de ciertos tipos de

antiplásticos, técnicas de manufactura y cocción)

producto de elecciones tecnológicas realizadas por

los alfareros en el pasado. Es así como la autora

plantea la utilización del concepto de ´estilo

tecnológico´ para referirse a las diferentes etapas

que conforman la cadena operativa utilizada en la

producción de la alfarería Belén. Los resultados

obtenidos a partir de esta aproximación permiten

observar que existe mayor variabilidad y

diversidad en la manufactura de las piezas

cerámicas Belén, básicamente para las categorías

de urnas y pucos, y en palabras de la autora se

afirma que …”las técnicas utilizadas para

manufacturar la alfarería Belén recuperada en el

sitio, no siguieron un patrón constante de

manufactura. Al contrario, distintos modos de

hacer estuvieron involucrados en la producción

del conjunto analizado.” El trabajo presenta una

visión integradora, innovadora y complementaria

como es la articulación entre las características

´visibles´ e ´invisibles´ involucradas en el proceso

de manufactura cerámica, que consideramos

necesariamente útil para abordar el estudio de las

prácticas alfareras a partir del material cerámico

fragmentado.

La contribución de De La Fuente plantea una

aproximación al estudio de las prácticas alfareras

para momentos del Período Tardío en el sitio de

Watungasta, localizado en el sector medio del

Valle de Abaucán (Dpto. de Tinogasta, Provincia

de Catamarca, Argentina). A partir del estudio de

una muestra extensiva de fragmentos cerámicos

procedentes de recolección superficial y

excavaciones sistemáticas en Watungasta

complementada con el estudio de una muestra

también extensiva de piezas cerámicas completas

procedentes de diferentes museos arqueológicos el

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autor trata de aproximarse básicamente al estudio

de la organización de la producción de alfarería

para momentos del Período Tardío. Partiendo del

concepto de chaîne opératoire acuñado por Leroi-

Gourhan y articulando las ideas de Lemmonier

desde la antropología de la tecnología, el autor

aborda el estudio de la producción de alfarería

desde diferentes enfoques complementarios

(estudios morfológicos, tecnología cerámica,

procedencia, estudios sobre las técnicas de

manufactura, etc.) en un sitio donde la evidencia

arqueológica indica que funcionó en el pasado

como un centro de manufactura durante el Período

Tardío e Inka. Los resultados obtenidos por De La

Fuente permiten plantear la existencia de

elecciones tecnológicas muy conservadoras

involucradas en el proceso de manufactura

cerámica para el Período Tardío, interpretando

algunas de estas prácticas, como por ejemplo la

utilización de un antiplástico de origen cultural

como lo es es ´tiesto molido´, como formando

parte de aspectos sociales más amplios y con una

significación particular. La reconstrucción de la

chaîne opératoire y el reconocimiento de la

existencia de representaciones sociales específicas

en la producción de un item tan importante como

la alfarería para estas sociedades, lleva al autor a

pensar en cuestiones relativas a una identidad

técnica muy bien definida para este Período. La

especificidad cultural comprendida en el concepto

de chaîne opératoire permite plantear temas que

de otra forma serían imposibles de desarrollar. El

autor rompe con la definición clásica de tradición,

enmarcada dentro la historia cultural, para ir más

allá proponiendo un nuevo concepto de ´tradición

alfarera´, visualizándola como una ´práctica

culturalmente definida´ a través del tiempo dentro

de comunidades con límites sociales muy

marcados. El otro punto importante desarrollado

parcialmente por el autor posee implicancias

relativas a la agencia tanto de los actores sociales,

en este caso los alfareros, como la de los objetos

cerámicos que ellos producen, proponiendo la

articulación de la idea de Barley de ver el proceso

holístico de producción de alfarería como una

metáfora a través de la cual se realiza la

reproducción social, es decir como un escenario en

el que se puede explicar el mundo social que nos

rodea y del cual los agentes sociales forman parte.

El trabajo de Prous y Jácome presenta una

investigación interesante sobre el papel de la

cerámica en la sociedad tupiguarani, enfatizando

ciertos aspectos relacionados con la distribución

regional de estilos, su correlación con las áreas

geográficas linguísticas y sobre el rol de las

mujeres –las alfareras- en las prácticas alfareras

desarrolladas por estos pueblos. Partiendo de una

interpretación estructuralista sobre como se define

la cerámica tupiguarani en relación a los ´otros´

grupos, los autores plantean la importancia del rol

de las mujeres en la elaboración de alfarería

destinada a diferentes actividades en la sociedad

tupiguarani, prestando atención a las

características morfológicas, decorativas y

funcionales en diferentes áreas del Brasil. Estas

características estudiadas les permiten a los

autores ir definiendo fronteras estilísticas que

asocian a posibles cuestiones de identidad étnica.

El trabajo busca resignificar el papel de la

cerámica como medio de expresión social de las

mujeres: las alfareras que elaboran y decoran las

piezas cerámicas. Esta búsqueda se hunde

profundamente y se enraiza con ciertos aspectos

de la filosofía indígena y la linguística de estos

grupos. Es así como el rol de la cerámica y de las

mujeres en la reproducción social en las

sociedades tupiguarani puede ser visualizado

desde otro ángulo mucho más enriquecedor que la

mera descripción formal y estilística de las vasijas

cerámicas. La idea de los autores plantea un

paralelismo entre las vasijas cerámicas y el cuerpo

humano basado fundadamente en las acepciones

de los vocablos tupi y guaranies para definir a las

diferentes vasijas. Por otro lado, también se

plantea que en las sociedades tupiguaranies …”los

seres y los objetos precisan ser “adornados”, por

eso la importancia de las pinturas corporales y de

los adornos de las culturas de las tierras bajas

sudamericanas.” Este paralelismo antes

mencionado se vuelve en una metáfora para

explicar las diferentes transformaciones

biológicas, fisiológicas y sociales por las que pasa

cada individuo en estas sociedades, es decir para

explicar con un sentido amplio diversos aspectos

de la reproducción de una sociedad. No solamente

las formas de las vasijas son importantes y tienen

un rol específico, sino también los diseños

decorativos aplicados a las mismas. De este modo,

forma / diseño de las vasijas y prácticas alfareras

se intersectan dentro de los mitos tupiguranies

revalorizando el rol de las mujeres dentro de esta

sociedad. Un punto de especial interés es aquel

planteado por los autores sobre las evidencias

arqueológicas de la existencia de aprendices –

niñas- en la elaboración de alfarería, un área de

investigación que recientemente ha empezado a

cobrar relevancia. El trabajo deja planteados

varios interrogantes, abocando por una

interpretación profunda de la etnicidad

resignificada en la práctica cotidiana, pero sin

duda alguna esta visión enriquece mucho más el

estudio de las vasijas cerámicas tupiguarani.

Por último, el trabajo de García nos presenta una

comparación entre los datos obtenidos a partir de

los estudios etnoarqueológicos sobre la

manufactura y uso de ciertas formas de alfarería

(ollas, cántaros, jarras, virques y ollas grandes)

realizados en la microrregión de Azul Pampa,

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Noroeste Argentino (Quebrada de Humahuaca,

Provincia de Jujuy, Argentina) y la información

sobre la producción y uso de alfarería en contextos

arqueológicos procedentes de dos sitios

arqueológicos correspondientes al momento inicial

del Período de Desarrollos Regionales (Período

Tardío) para la región bajo estudio. Partiendo de la

existencia de ciertas continuidades en las prácticas

alfareras desarrolladas en la región durante los

últimos 9 siglos, la autora realiza una comparación

interesante entre los contextos de uso de ciertas

formas de alfarería actual y aquellas piezas

procedentes de contextos arqueológicos, prestando

especial atención a las características

morfológicas, la decoración y la evidencia de

rastros de uso (presencia o ausencia de hollín).

Utilizando la información relevada en la

comunidad actual García observa ciertas

correspondencias en los contextos y usos para la

forma ollas procedentes del Antigal Alto Sapagua.

Sin embargo, las formas cerámicas ollas y

cántaros procedentes del Pukara de Hornaditas

parecen haber tenido funciones diferentes a las

actuales. La misma situación se presenta para la

categoría jarras. Especialmente interesante son las

vasijas correspondientes a la clasificación de

virques y ollas grandes, caracterizadas como de

uso extraordinario (vasijas para preparar chicha),

las cuales presentan una alta movilidad espacial en

la actualidad y participan en contextos de

reproducción social significativos, como las fiestas

y las libaciones. Un último punto a destacar son

las evidencias de reocupación y reutilización de

áreas arqueológicas por las comunidades actuales

y la apropiación de los pobladores actuales de

prácticas ancestrales que son resignificadas en

contextos sociopolíticos y económicos diferentes a

los del pasado. Este trabajo es un buen punto de

partida para seguir explorando los aspectos de

continuidad cultural a través del tiempo en las

prácticas alfareras de la microrregión de Azul

Pampa.

Los trabajos presentados en este volumen y

resumidos en los párrafos anteriores demuestran

una plétora de ideas en torno a como abordar el

estudio de la alfarería arqueológica en diferentes

contextos tratando de superar los planteos

netamente funcionalistas. La búsqueda en general

está orientada a comprender al sujeto/agente como

un constructo social definido históricamente capaz

de tener un rol activo a través de la cultura

material en las diferentes esferas de reproducción

social en una sociedad. El campo de estudio de las

tecnologías antiguas, en este caso las prácticas

alfareras, es una arena interesante para poder

discutir y debatir sobre diferentes posiciones

teóricas y metodológicas. Como plantea Dobres

(2009) la definición de la tecnología antigua como

una forma de práctica material sensible, y a la vez

sensual, es poner el énfasis sobre la naturaleza

generativa de la construcción y uso del objeto

terminado, en tanto que ella nos informa sobre el

proceso generativo de la construcción del

sujeto/agente social. De este modo, el cuerpo del

sujeto técnico, en este caso el/la alfarero/a, y su

práctica técnica cotidiana, no era solamente un

medio a través del cual ellos sentían y se hacían

sentir en el mundo, sino que era simultáneamente

una etapa en la cual la identidad y otro intereses

eran puestos en juego.

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