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1 de 19 INFORME CAMPAÑA ARQUEOLÓGICA ENERO-FEBRERO 2015. SITIOS LA ALUMBRERA Y PUNTA CALALASTE (ANTOFAGASTA DE LA SIERRA, CATAMARCA) Alejandra M. Elías NO UTILIZAR SIN LA AUTORIZACIÓN DE LA AUTORA Introducción En el presente informe se exponen las actividades correspondientes a la campaña desarrollada en la microrregión de Antofagasta de la Sierra entre los días 16/01/2015 y 06/02/2015, con el objetivo de ponerlas a conocimiento de la Dirección Nacional de Antropología de Catamarca, de la comunidad de Antofagasta de la Sierra a través de sus distintas instituciones (intendencia, Museo del Hombre, Gendarmería, Policía) y otros equipos de investigación que desarrollan sus investigaciones en el área. Asimismo, se adjunta el inventario, presentado en la sede de la Policía Provincial, de los materiales arqueológicos resultantes de las tareas de campo efectuadas, junto al Acta de Control, Recepción y Préstamo de Materiales Arqueológicos y/o Paleontológicos emitida por este organismo. La campaña se realizó en el marco del Proyecto Arqueológico Antofagasta de la Sierra y del subproyecto ‘Prácticas tecnológicas líticas en sociedades del Período Tardío de Antofagasta de la Sierra (Provincia de Catamarca, Puna meridional argentina)’ (Elías 2011). Este corresponde al plan de trabajo que desde julio de 2013 estoy llevando adelante como Investigadora Asistente de CONICET 1 . Gran parte de las actividades propuestas se centran en áreas y sitios abarcados por el proyecto general mencionado, el que integro desde 1997 sucesivamente como estudiante, becaria doctoral y post-doctoral, e investigadora. Dirigido por el Dr. Daniel E. Olivera, este cuenta con el correspondiente permiso anual otorgado por la Dirección Provincial de Antropología (Disposición D.P.A. N° 52). En las actividades de campo que se informan en esta oportunidad, contamos con la colaboración de la Srita. Ayelén Ibarra Mendoza, estudiante de la Licenciatura en Antropología (Orientación Arqueológica) de la Universidad de Buenos Aires, quien se encontraba realizando un contrato de entrenamiento en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Ministerio de Cultura, Nación), en el marco de los proyectos mencionados. Asimismo, con la contribución logística de la Lic. Mariana A. Elías. Los integrantes fueron oportunamente informados por el Dr. Olivera a la D.P.A, al mismo tiempo que se presentó un listado de ellos en las sedes de la Policía Provincial y Gendarmería en Antofagasta de la Sierra, Municipalidad y Museo del Hombre. El informe se estructura como mencionamos a continuación. En primer lugar, se exponen los antecedentes arqueológicos, problemáticas y objetivos que contextualizan y justifican las actividades de campos realizadas; adelantamos que estas se centraron en los sitios de La Alumbrera y Punta Calalaste. En segundo lugar, nos extenderemos en las tareas 1 Convocatoria a Concurso establecida por la Resolución D Nº 3326 del 14 de noviembre de 2011 para cubrir cargos en la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico, expediente 5439/11.

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INFORME CAMPAÑA ARQUEOLÓGICA ENERO-FEBRERO 2015. SITIOS LA ALUMBRERA Y PUNTA CALALASTE (ANTOFAGASTA DE LA SIERRA, CATAMARCA)

Alejandra M. Elías

NO UTILIZAR SIN LA AUTORIZACIÓN DE LA AUTORA

Introducción En el presente informe se exponen las actividades correspondientes a la campaña desarrollada en la microrregión de Antofagasta de la Sierra entre los días 16/01/2015 y 06/02/2015, con el objetivo de ponerlas a conocimiento de la Dirección Nacional de Antropología de Catamarca, de la comunidad de Antofagasta de la Sierra a través de sus distintas instituciones (intendencia, Museo del Hombre, Gendarmería, Policía) y otros equipos de investigación que desarrollan sus investigaciones en el área. Asimismo, se adjunta el inventario, presentado en la sede de la Policía Provincial, de los materiales arqueológicos resultantes de las tareas de campo efectuadas, junto al Acta de Control, Recepción y Préstamo de Materiales Arqueológicos y/o Paleontológicos emitida por este organismo. La campaña se realizó en el marco del Proyecto Arqueológico Antofagasta de la Sierra y del subproyecto ‘Prácticas tecnológicas líticas en sociedades del Período Tardío de Antofagasta de la Sierra (Provincia de Catamarca, Puna meridional argentina)’ (Elías 2011). Este corresponde al plan de trabajo que desde julio de 2013 estoy llevando adelante como Investigadora Asistente de CONICET1. Gran parte de las actividades propuestas se centran en áreas y sitios abarcados por el proyecto general mencionado, el que integro desde 1997 sucesivamente como estudiante, becaria doctoral y post-doctoral, e investigadora. Dirigido por el Dr. Daniel E. Olivera, este cuenta con el correspondiente permiso anual otorgado por la Dirección Provincial de Antropología (Disposición D.P.A. N° 52). En las actividades de campo que se informan en esta oportunidad, contamos con la colaboración de la Srita. Ayelén Ibarra Mendoza, estudiante de la Licenciatura en Antropología (Orientación Arqueológica) de la Universidad de Buenos Aires, quien se encontraba realizando un contrato de entrenamiento en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Ministerio de Cultura, Nación), en el marco de los proyectos mencionados. Asimismo, con la contribución logística de la Lic. Mariana A. Elías. Los integrantes fueron oportunamente informados por el Dr. Olivera a la D.P.A, al mismo tiempo que se presentó un listado de ellos en las sedes de la Policía Provincial y Gendarmería en Antofagasta de la Sierra, Municipalidad y Museo del Hombre. El informe se estructura como mencionamos a continuación. En primer lugar, se exponen los antecedentes arqueológicos, problemáticas y objetivos que contextualizan y justifican las actividades de campos realizadas; adelantamos que estas se centraron en los sitios de La Alumbrera y Punta Calalaste. En segundo lugar, nos extenderemos en las tareas

1 Convocatoria a Concurso establecida por la Resolución D Nº 3326 del 14 de noviembre de 2011 para cubrir cargos en la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico, expediente 5439/11.

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efectuadas en cada uno de estos asentamientos arqueológicos y la descripción de los materiales recolectados en ellas. Concluimos, dejando constancia de las solicitudes expresadas por algunos vecinos de la comunidad respecto al estado de determinados sitios arqueológicos (La Alumbrera y Bajo del Coypar I y II), al tiempo que mencionando las acciones preliminares propuestas, a fin de responder a éstas, desde el Proyecto Arqueológico Antofagasta de la Sierra. Antecedentes: Política, Sociedad y Economía entre las Sociedades Tardías de Antofagasta de la Sierra El plan CIC-CONICET en el que se encuadran las actividades de campo presentadas se centra en una cronología entre ca. 1100-450 años AP, o Período Tardío. En diversas regiones del NOA y Área Circumpuneña éste ha sido caracterizado por importantes cambios sociales, políticos y económicos: crecimiento demográfico, uso más intensivo de los territorios, incremento de la importancia de la agricultura, regionalización de ciertas materialidades (por ejemplo, cerámica), desarrollo de un sistema internamente jerarquizado en las sociedades y de elites, y surgimiento de diferentes sistemas socio-políticos en pugna por el acceso a las tierras productivas (Albeck 2001; González y Pérez 1993 [1972]; Nielsen 2001; Núñez Regueiro 1974; Nuñez y Dillehay 1995 [1979]; Tarragó 2000). Particularmente en Antofagasta de la Sierra, la profundización y avance de las investigaciones arqueológicas fueron ampliando y complejizando la percepción que se tenía de las sociedades que la habitaron desde ca. 1100 años AP, de su economía, organización social-política y contactos y relaciones con sociedades de otras áreas. Los primeros estudios sugirieron el incremento de la importancia de la agricultura en la subsistencia y el desarrollo de nuevas tecnologías agrícolas como características del proceso tardío en la microrregión. Esto queda evidenciado por las grandes extensiones de campos de cultivo que corresponderían a estos momentos temporales: Bajo del Coypar I, Campo Cortaderas, Punta Calalaste y Bajo Miriguaca (figura 1) (Escola et al. 2013; Olivera y Vigliani 2000/2002; Olivera et al. 2003/2005, 2008; Tchilinguirian y Olivera 2000, 2011; Vigliani et al. 1999). Acompañarían este mayor protagonismo de la agricultura, las tendencias observadas en otros aspectos del registro arqueológico. Uno de ellos corresponde a la ubicación de Bajo del Coypar II (figura 1), sitio emplazado en el fondo de cuenca del río Punilla2 y caracterizado en su ocupación inicial (hasta ca. 670 años AP) como área habitacional. Su emplazamiento en las bases de los Cerros del Coypar, constituye un cambio respecto a la instalación del área residencial formativa, indicando probablemente modificaciones en el

2 La microrregión de Antofagasta de la Sierra se caracteriza por presentar un paisaje con alta heterogeneidad, distinguiéndose tres microambientes con oferta diferencial de recursos (figura 1): a) fondo de cuenca (3400-3550 msnm): ofrece las mejores posibilidades para la agricultura en virtud de su topografía abierta y disponibilidad de agua; b) sectores intermedios (3550-3800 msnm): en los cursos inferiores y medios de los afluentes del Punilla, con disponibilidad de forraje, agua y tierras aptas para la producción agro-pastoril, aunque con menos extensión que en el primer sector; c) quebradas de altura (3800-4600 msnm): quebradas protegidas y estrechas en los cursos medios y superiores de los afluentes del Punilla, con agua permanente y forraje diverso, adecuadas para actividades de caza y pastoreo (Olivera y Podestá 1993).

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aprovechamiento del espacio productivo del fondo de cuenca. El abandono de la aldea formativa de Casa Chávez Montículos (figura 1), en el sector aledaño al río, y el desplazamiento de las áreas de habitación hacia las bases de los Cerros del Coypar, habrían posibilitado el uso de terrenos más provechosos para el cultivo intensivo y extensivo, como la terraza media aluvial del río Punilla y liberado las vegas para que pasten los rebaños (Olivera y Vigliani 2000/2002).

Referencias: 1. La Alumbrera; 2. Punta Calalaste; 3. Campo Cortaderas; 4. Bajo del Coypar y Quebrada de Petra; 5. Corral Alto; 6. Casa Chávez Montículos; 7. Corral Grande 1, 2 y 3; 8. Localidad de Punta de la Peña.

Figura 1. Microrregión de Antofagasta de la Sierra.

Ciertos aspectos de los conjuntos cerámicos relevados en diversos sitios también se asociarían con el mayor protagonismo de la agricultura en la subsistencia de las sociedades tardías de Antofagasta. La cerámica no decorada de Bajo del Coypar II y La Alumbrera (también en el fondo de cuenca) tiende a mostrar paredes con espesores mayores que su homóloga de Casa Chávez Montículos. Esto ha sido entendido en términos de una elección tecnológica de los grupos en pos de obtener recipientes destinados a almacenar, contener y procesar los alimentos provenientes de una actividad agrícola creciente (Pérez 2013; Vigliani 1999, 2005). La importancia de las técnicas de almacenaje en momentos posteriores a ca. 1100 años AP queda evidenciada, asimismo, por los depósitos identificados en Quebrada de Petra (figura 1). En estos se relevaron numerosos marlos asociados a un fechado de 710±30 años AP -UGA 8626, M1QP; corregido 940; δ13C:-10.12- (Olivera y Vigliani 2000/2002).

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Finalmente, algunas diferencias entre las técnicas líticas practicadas por las sociedades tardías y las formativas precedentes se asociarían al incremento del componente agrícola. Las primeras parecen haber privilegiado el uso abundante de rocas con fuentes disponibles en las proximidades de las superficies de cultivo que rodeaban La Alumbrera, Bajo del Coypar II y Campo Cortaderas (en el curso medio del río Mojones), así como utilizado menos frecuentemente variedades procedentes de otros microambientes de la cuenca (por ejemplo, sectores intermedios y quebradas altas del río Las Pitas). Una dinámica pastoril menos ubicua o generalizada entre los habitantes de estos sitios y la necesidad de destinar más tiempo a las tareas agrícolas explicarían, junto a otros factores, estas diferencias (Elías 2006, 2007, 2010, 2014 a y b; Elías y Cohen 2014; Escola et al. 2006). Estas primeras investigaciones sugirieron, por otro lado, que la combinación de las pautas de vida pastora y el énfasis creciente de las prácticas agrícolas habrían iniciado, con el correr del tiempo, una gradual modificación en la organización social y política, para darse luego de ca. 700 años AP una mayor concentración del poder y acentuada estratificación social (Olivera y Vigliani 2000/2002). Estas transformaciones, junto al incremento poblacional, habrían desembocado en un patrón concentrado de asentamiento como La Alumbrera. Se trata de un sitio de amplias dimensiones, ubicado 5-6 km al sur del poblado actual de Antofagasta de la Sierra (figura 1). En base a evidencias cerámicas, fechados radiocarbónicos y características arquitectónicas habría sido ocupado en los períodos Tardío, Inka e Histórico, y se asociaría a una etapa tardía del sistema cultural Belén de los valles de Abaucán y Hualfín, al este de la microrregión. Inicialmente, suponíamos que su ocupación se habría dado hacia ca. 700 años AP, aunque fechados radiocarbónicos recientes ampliaron este lapso, sin descartar su desarrollo como conglomerado hacia esa fecha (Elías 2010, 2014 b; Olivera 1991; Olivera y Vigliani 2000/2002; Olivera et al. 2003/2004, 2008; Raffino y Cigliano 1973). La Alumbrera ha sido caracterizada como nodo de intercambio y centro habitacional políticamente relevante, al que estarían asociados otros asentamientos del área (Olivera y Vigliani 2000/2002; Raffino y Cigliano 1973). Uno de ellos es Bajo del Coypar II, que luego de ca. 670 años AP habría dejado de funcionar como espacio habitacional para ser utilizado como sector específico de producción agrícola. Otro corresponde al área arqueológica de Campo Cortaderas (figura 1), que presenta llamativas semejanzas en su arquitectura agrícola, cerámica y artefactual lítico con los dos primeros; se ha propuesto que, como Bajo del Coypar II, habría estado ocupada principalmente durante el ciclo agrícola (Olivera y Vigliani 2000/2002; Olivera et al. 2003/2005; Vigliani 1999, 2005). En este sentido, Vigliani (1999, 2005) y Olivera y colaboradores (2003/2004) señalan el registro en estos dos sitios de frecuencias considerables de cerámica potencialmente útil para almacenaje, mientras que en La Alumbrera si bien esta concentra importantes porcentajes, la relacionada por sus características físico-mecánicas a actividades culinarias también halla alta representación; recientes análisis realizados sobre muestras cerámicas de Bajo del Coypar II y La Alumbrera confirmaron estas tendencias (Pérez 2013). Los resultados del análisis técnico-morfológico y morfológico-funcional de los conjuntos artefactuales líticos de Campo Cortaderas apoyan también esta línea de argumentación. En primer lugar, los recursos líticos y minerales con fuentes en distintos microambientes de la cuenca y a distancias mayores a 5 km del

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asentamiento registran muy bajas frecuencias, lo que se asociaría con su ocupación específica para llevar a cabo actividades agrícolas. Los grupos que habitaron el sitio no habrían requerido ni podido acceder, mientras permanecían realizando sus actividades en los campos agrícolas, a recursos líticos distantes, disponibles en otros sectores de la microrregión, y habrían elegido utilizar abundantemente una roca con fuentes muy inmediatas (<2 km), la vulcanita 4 CCT (Elías y Glascock 2013; Elías et al. 2011; Olivera et al. 2003/2004). Asimismo, no habrían abastecido al asentamiento con una cantidad considerable de materias primas para cumplimentar distintas tareas cotidianas, como sí podríamos esperar en el caso de una base residencial de actividades múltiples ocupada en forma permanente. En segundo lugar, llama la atención el número escaso de artefactos de molienda identificados en este asentamiento, lo que llevó a hipotetizar, considerando las propuesta de Olivera y Vigliani (2000/2002), que el producto obtenido en los campos de cultivo circundantes habría sido trasladado para su procesamiento en La Alumbrera, donde los implementos de molienda muestran frecuencias mucho más elevadas (Elías 2010). Ahora bien, investigaciones desarrolladas sobre el arte rupestre tardío sugirieron un escenario similar al mencionado en el párrafo anterior al tiempo que más heterogéneo (Aschero 2000; Martel y Aschero 2007). En comparación a momentos anteriores, señalan mayor estandarización en los patrones de diseño de determinados motivos, menor variabilidad en los temas representados y la ejecución de nuevas temáticas, como escutiformes y uncus; estos últimos generalmente superpuestos a motivos preexistentes, en lugares vacíos o en sectores altos de los paneles, en relación a situaciones de ‘imposición iconográfica’. Estas características del arte rupestre tardío se han relacionado con el fortalecimiento de grupos de poder (¿jefaturas?) entre ca. 700-400 años AP, momentos en que es evidente la asimetría entre un sitio de gran envergadura como La Alumbrera y sitios menores en los sectores intermedios (por ejemplo, los ubicados en la localidad Punta de la Peña, como Punta de la Peña 9 y 3; figura 1). Emplazados en el fondo de cuenca del Punilla y orientados a las actividades agrícolas de gran escala, con control de los espacios productivos, capacidad de concentrar excedentes y acceso diferencial a recursos de prestigio, estos grupos se habrían impuesto sobre organizaciones políticas de tipo corporativo (sensu Nielsen 2006, 2007), de haber estado vigentes (Aschero 2000; Martel y Aschero 2007). El escenario político-social descripto habría constituido para las sociedades antofagasteñas un punto de conflicto/tensión social, asociado con el cambio desde un modo de producción doméstico o cooperativo-interfamiliar hacia las demandas de fuerza de trabajo y/o recursos de las elites en surgimiento. Pero aún en este contexto, las unidades familiares de pastores de los sectores intermedios de la cuenca habrían continuado operando como unidades básicas de producción del componente pastoril de las nuevas formas económicas y sociales. Basadas en la familia nuclear como unidad económica y la familia extensa como eje de interacción social a distancia, las respuestas de este mundo interfamiliar y pastoril frente a las nuevas presiones habrían sido diversas. En este sentido, es significativo, por ejemplo, que parte importante del arte tardío se halle en soportes con representaciones rupestres preexistentes, emplazados en espacios de explotación económica periféricos a La Alumbrera y próximos a asentamientos de reducida extensión (caseríos, asentamientos aislados, abrigos rocosos) en los sectores intermedios (Aschero 2000; Martel 2009; Martel y Aschero 2007). Cabe mencionar que se han registrado, también, continuidades en otros

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aspectos del registro arqueológico (por ejemplo, en las prácticas de espacialidad y en los modos de hacer la tecnología lítica y cerámica) entre sitios y ocupaciones formativas y tardías de los sectores intermedios, particularmente en la quebrada de Las Pitas, además de sugestivas diferencias entre sitios y ocupaciones tardías de estos microambientes y sus contemporáneos del fondo de cuenca (Cohen 2010; Elías 2010, 2014 a; Elías y Cohen 2014; Escola et al. 2013, 2014; Gasparotti 2012). En definitiva, todo lo mencionado en párrafos anteriores aportaría a considerar un contexto político-social complejo en la microrregión en Antofagasta de la Sierra, en el que los habitantes de los sectores intermedios habrían mantenido ciertos aspectos de los modos de vida precedentes y sus idiosincrasias locales, distintivos a las de sus coetáneos del fondo de cuenca del Punilla, aunque sin desconocer el fortalecimiento de grupos de poder en este último. Finalmente, investigaciones recientes han sumado aún más complejidad, advirtiendo la necesidad de profundizar en la posible existencia en la cuenca de configuraciones segmentarias, en las que el poder sería corporativo, es decir un atributo ostentado no por individuos, jefes o una elite, sino por segmentos o facciones sociales (Nielsen 2006, 2007). Por un lado, análisis realizados sobre la configuración espacial arquitectónica de La Alumbrera llevaron a señalar que el sector central respondería a una organización social de mitades -al este y al oeste- y que no habría existido una minoría gobernante (Salminci 2011). Por otro, se ha sugerido desde la quebrada de Las Pitas, que las comunidades tardías que la habitaban habrían mantenido activamente sus autonomías locales, en el marco de una configuración sociopolítica caracterizada por un modo descentralizado de poder y la distribución heterogénea de los recursos valorados en todo el cuerpo social y en diferentes sectores de la microrregión; aunque sin descartar que en ciertos momentos (¿700 a 400 años AP?) y aspectos las comunidades de esta quebrada hubieran estado imbricadas en redes socio-políticas más centralizadas coordinadas desde La Alumbrera (Cohen 2010, 2014). En el proyecto CIC-CONICET (Elías 2011) planteamos continuar contribuyendo a la comprensión de la complejidad social, política y económica de las sociedades que habitaron la microrregión de Antofagasta de la Sierra entre ca. 1100-450 años AP. Particularmente, consideramos seguir profundizando en el estudio de la evidencia lítica relevada en sitios tardíos del fondo de cuenca y sectores intermedios, con el objetivo de comprender si en las prácticas y técnicas implicadas en su manufactura y uso se reproduciría y cómo lo señalado a partir del arte rupestre en relación a la coexistencia de grupos de poder en el primer microambiente con unidades familiares pastoriles en los segundos (Aschero 2000; Martel y Aschero 2007). Consideramos que las técnicas y prácticas líticas conforman fenómenos sociales totales, es decir, fueron realizadas por los grupos pasados tanto en contextos materiales (disponibilidad de materias primas, posibilidades físicas y ambientales) como en escenarios sociales, políticos y simbólicos (linajes familiares, diferencias étnicas, territorialidad, jerarquía). En estos mundos sociales e históricos específicos las sociedades compartieron los conocimientos (constituidos no siempre discursiva y conscientemente) de cómo las cosas eran hechas, es decir modos de hacer particulares (Dietler y Herbich 1998; Dobres 2000; Lechtman 1977; Lemonnier 1986; Leroi-Gourhan 1943, 1945; Lucy 2005; Mauss 1967, 1979; Pfaffenberger 1992; Silliman 2003; Stark 1998).

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Encarar este objetivo requiere documentar tanto la variabilidad de la evidencia lítica como la diversidad en la consecución y uso de otras materialidades (arquitectura, arqueofauna, cerámica) y evaluarlas conjuntamente a través del espacio y el tiempo, considerando contextos diversos (recintos habitacionales, tumbas) y múltiples escalas de análisis -desde patrones macroespaciales a las especificidades de lugares, personas o cosas- (Lucy 1998; Pauketat y Alt 2005). Bajo estas consideraciones planteamos en el plan de trabajo mencionado, continuar y ampliar las excavaciones estratigráficas y recolecciones de superficie en La Alumbrera y en los asentamientos de Punta Calaste y Corral Alto, respectivamente en las quebradas del Calalaste y Miriguaca (Escola et al. 2013, 2014; Olivera y Vigliani 2000/2002; Olivera et al. 2003/2004, 2008) (figura 1). Las evidencias a obtener posibilitarán continuar avanzando en la comprensión de la variabilidad espacial y temporal en las prácticas de manufactura y uso de diversas materialidades entre las sociedades que habitaron la cuenca de Antofagasta de la Sierra entre ca. 1100-450 años AP, y así aportar a la comprensión de su escenario político, social y económico. Ahora bien, la campaña arqueológica informada en esta instancia se centró en los dos primeros sitios; a continuación describiremos las actividades concretadas en ellos. Actividades de Campo y Registros Relevados Inicialmente, nos extenderemos en las actividades de campo efectuadas en el conglomerado de La Alumbrera. Hasta el momento, estas se focalizaron en el sector central o con mayor concentración edilicia. Contamos con seis sondeos en cinco recintos y recolecciones de superficie en diversas estructuras y áreas. Los primeros fueron realizados en los recintos 1, 2 y 14 al oeste del área mencionada, y en los recintos 1 y 3, al este. En lo que refiere a las recolecciones de superficie, se realizaron en cinco recintos y en la zona que denominamos abra central; esta corresponde a una hondonada natural en el sector central del asentamiento (Elías 2014 b; Olivera et al. 2003/2005, 2008). Disponemos, entonces, de varios conjuntos de evidencias procedentes tanto de estratigrafía como de superficie en aquel sector. A razón de ello, las actividades desarrolladas en esta instancia se extendieron, sin relegarlo, fuera de sus límites, hacia el espacio con mayor dispersión edilicia. Allí, efectuamos un sondeo en un recinto y recolecciones de superficie en este y otro asociado, así como en cinco conjuntos arquitectónicos más. El sondeo se efectuó en el extremo norte de una estructura rectangular de amplias dimensiones, emplazada al oeste del asentamiento y asociada a otras dos cuadrangulares de superficies menores, respectivamente R11 a, R11 b y R11 c; el conjunto arquitectónico que conforman registra tanto muros simples como dobles con relleno (figura 2). La excavación abarcó una superficie de 1 m2 y alcanzó una profundidad promedio de 49,5 cm. Se identificaron cinco niveles a lo largo de los cuales se relevaron escasos desechos de cuarcita, vulcanitas 2, 4 y no diferenciada, calcedonia y/o ópalo, cuarzo, obsidiana y minerales verdes (por ejemplo, malaquita, azurita, etc.), muy pocos restos arqueofaunísticos (probablemente de roedor), fragmentos de cáscara de huevo, un pequeño tiesto y restos de guano. En las recolecciones de superficie realizadas en este

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recinto y en R11 b se relevaron predominantemente desechos de talla, artefactos formatizados3, núcleos y nódulos de cuarcita, vulcanitas 1, 2, 4 y 8, ópalo y/o calcedonia, escasos fragmentos de pizarra y/o filita y minerales verdes, además de muy pocos tiestos de cerámica no decorada y con pastas gruesas.

Figura 2. La Alumbrera. Izq.: conjunto arquitectónico 11. Der.: inicio de sondeo en R11

a. Al noroeste de R11 a, b y c, se encuentran R9 a y R9 b. Corresponden a dos recintos asociados, uno rectangular de dimensiones mayores y otro más pequeño cuadrangular, construidos por medio de muros simples; en algunos de sus muros pudimos observar restos de argamasa (figura 3). Fueron muy escasos los restos arqueológicos resultantes de las recolecciones de superficie realizadas en estas estructuras; no se registraron tiestos, sólo pocos desechos de talla en ópalo y/o calcedonia, cuarcita, cuarzo y obsidiana, y fragmentos de minerales verdes. Por su parte, R10 a y R10 b son dos recintos asociados, tenientes a rectangulares y construidos por medio de muros simples; se hallan al oeste de los conjuntos arquitectónicos anteriores (figura 4). En las recolecciones de superficie efectuadas en ellos relevamos siete fragmentos cerámicos, cinco sin decoración y los dos restantes asignables al estilo Belén. El conjunto artefactual lítico está conformado principalmente por desechos de talla y fragmentos de cuarcita, ópalo y/o calcedonia, obsidiana, cuarzo, minerales verdes y vulcanita 8; en muy escaso número también se registraron artefactos formatizados y núcleos. Finalmente, se relevaron restos de cáscara de huevo.

3 Los conjuntos artefactuales líticos fueron segmentados de acuerdo a las clases tipológicas propuestas por Aschero y Hocsman (2004).

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Figura 3. La Alumbrera, conjunto arquitectónico 9.

R15 corresponde a un recinto rectangular de superficie muy amplia y muros simples, emplazado en el área de menor concentración edilicia al este del asentamiento (figura 5). Las recolecciones de superficie realizadas en él dieron como resultado una gran cantidad de restos cerámicos y líticos. Entre los primeros, se registra cerámica no decorada y algunos fragmentos decorados asimilables a los estilos Belén y Santamariano. Entre los últimos, artefactos formatizados, desechos de talla y núcleos en cuarcita, vulcanitas 2, 4 y 8, obsidiana, cuarzo, y fragmentos de minerales verdes y filita y/o pizarra.

Figura 4. La Alumbrera, conjunto arquitectónico 10.

Hacia el oeste de R15 se hallan los recintos 16 a y 16 b; el primero de forma irregular y el segundo circular y menor superficie. Junto a una tercera estructura, también circular, conforman un conjunto arquitectónico construido mediante muros simples y dobles, con remanentes de argamasa (figura 6). Fue escaso el material arqueológico, tanto lítico como cerámico, obtenido a partir de las recolecciones de superficie realizadas. El conjunto artefactual lítico registra desechos de talla, artefactos formatizados y núcleos en cuarcita, vulcanitas 2 y 4 y cuarzo. En lo que respecta a la muestra cerámica se halla conformada por tiestos no decorados y decorados; entre los últimos se registran algunos preliminarmente asimilables al estilo Belén. También, se han relevado cáscara de huevo y escasos restos óseos humanos. Finalmente, R17 a y R17 b corresponden a dos espacios rectangulares asociados, emplazados al oeste del conjunto arquitectónico anterior; en su construcción se emplearon muros simples en combinación con las paredes naturales de lava (figura 7). En estos recintos recolectamos escasos fragmentos de cerámica no decorada y pasta gruesa, pocos desechos de talla y artefactos formatizados líticos (cuarcita, vulcanita 2), y cáscaras de huevo. Ahora bien, como mencionamos, no relegamos durante las tareas de campo informadas en esta oportunidad el sector central de la Alumbrera. Es por eso que realizamos un segundo sondeo (PS2) en el recinto 14 –R14- (figura 8), sumándose al efectuado en campañas anteriores (PS1) y bajo la consideración de continuar ampliando la superficie excavada a fin de obtener evidencias estratigráficas numéricamente significativas y representativas, así como contar con contextos más controlados. Este recinto corresponde a una estructura

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poligonal que, junto al recinto 13 y otros, conforman un conjunto arquitectónico de cuidada construcción, con muros altos y dobles con relleno. En el primer sondeo, que abarcó una superficie de 1 m2, se determinaron cuatro capas (superficial, Capas 1, 2 y 3), fértiles hasta los 53 cm de profundidad. A lo largo de éstas registramos restos de cobre, pigmentos minerales, una considerable cantidad de astillas óseas, restos vegetales, cáscaras de huevo, un vellón de fibra de vicuña (Vicugna vicugna), un tiesto Belén Negro/Rojo y dos tiestos sin decoración, además de desechos y artefactos formatizados y no formatizados líticos -en cuarcita, vulcanitas 1, 2, 4, 8 y no diferenciada, obsidianas, ópalos y/o calcedonias, cuarzo y minerales verdes- (Elías 2010; Olivera et al. 2008). La cuidada construcción que caracteriza al conjunto arquitectónico del que forma parte este recinto, justificaron, asimismo, la decisión de efectuar un segundo sondeo.

Figura 5. La Alumbrera, recinto 15.

El PS2, de 1 m2, se encuentra unos tres metros separado de PS1, y, al igual que este, en las proximidades del muro norte de R14 (figura 8). Llegamos a una profundizada promedio de 53 cm. Como en el PS1 identificamos cuatro capas, superficial, 1, 2 y 3, registrando la mayor densidad de materiales en la segunda. A lo largo de las capas hemos relevado una considerable cantidad de restos arqueofaunísticos (algunos enteros) que corresponderían a camélidos (com. pers. Grant 2015), además de huesos de roedor y fragmentos de cáscara de huevo. La cerámica rescatada fue muy escasa, mayormente sin decoración y pasta gruesa, exceptuando un pequeño fragmento asimilable al estilo Belén. Entre los artefactos líticos y minerales se contabilizan desechos y artefactos formatizados (incluidas dos cuentas) en cuarcita, vulcanitas 1, 2, 4 y 8, calcedonia, cuarzo, obsidiana, minerales verdes, aragonito y filita. Finalmente, relevamos pigmentos, restos vegetales y de ¿cobre?, y en la capa 2 registramos lentes con carbón en lo que parecía conformar un rasgo de piedra. Cabe destacar que los materiales relevados tienden a asimilarse a los registrados en el primer pozo de sondeo. En lo que respecta a Punta Calalaste (figuras 1), sólo efectuamos recolecciones de superficie. Se trata de un sitio emplazado al inicio de la quebrada de Calalaste, con estructuras de cultivo y otras posiblemente habitacionales, todas ellas realizadas sobre la misma roca rojiza disponible en el lugar. Cabe aclarar que este espacio fue usado también en momentos históricos, y, hasta no hace muchos años, como puesto de pastoreo. En campañas anteriores, realizamos una primera observación con el fin de aprehender sus características principales; se identificaron fragmentos cerámicos asimilables a Belén, tiestos no decorados y de pasta gruesa tardíos, artefactos sobre una vulcanita oscura,

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probablemente procedente de fuentes secundarias muy próximas al sitio. Hemos sugerido que Punta Calalaste junto a Campo Cortaderas y Corral Grande 1, 2 y 3 (figura 1), serían evidencia de una importante presencia de la ocupación tardía-inka en el corredor que va desde laguna Colorada hasta Los Nacimientos con eje en la cuenca de Calalaste (Olivera et al. 2008).

Figura 6. La Alumbrera, conjunto arquitectónico 16.

Figura 7. La Alumbrera, conjunto arquitectónico 17.

Como adelantamos, durante esta campaña ampliamos las actividades de campo mediante recolecciones de superficie cuyo fin, evaluando las limitaciones cronológicas y contextuales de esta forma de muestreo, fue contar con una perspectiva más sistemática de las evidencias procedentes de este sitio y acercarnos preliminarmente a las particularidades de su ocupación tardía. No consideramos oportuno abarcar grandes superficies y nos centramos únicamente en la mitad norte de una de las estructuras que lo conforman, que denominamos E1 (figura 9). Corresponde a un recinto alongado asociado a otros de dimensiones más pequeñas y probablemente funcionalidad diferencial.

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Figura 8. La Alumbrera. Izq.: recintos 13 y 14. Der.: PS2 en R14.

Entre los materiales recolectados preliminarmente se registran gran cantidad desechos de talla, artefactos formatizados y núcleos, principalmente en una vulcanita similar a la variedad 1 (Aschero et al. 2002/2004), aunque también en otras variedades, a saber: vulcanitas similares a la variedades 4 y verdosa de CCT (Elías et al. 2011), cuarcita, cuarzo, obsidianas y vulcanita 2. En lo que respecta a la cerámica, se relevaron tiestos estilo Belén y no decorados de textura y paredes gruesas. Al mismo tiempo, se realizaron relevamientos aislados en otros recintos, entre los que se destaca un artefacto en vulcanita 8, de dimensiones reducidas y que podría corresponder a una pala. Vecinos y Patrimonio Arqueológico Cerramos este informe dejando constancia de las consultas realizadas por varios vecinos de Antofagasta de la Sierra durante el tiempo que duró la campaña. Nos comunicaron su preocupación por el estado de algunos de los sitios arqueológicos investigados por el Proyecto Arqueológico Antofagasta de la Sierra, específicamente Bajo del Coypar I y II y La Alumbrera.

Figura 9. Punta Calalaste, estructura 1.

En lo que refiere a Bajo del Coypar I y II, nos informaron de la extracción de rocas de los muros que conforman los campos de cultivo y recintos arqueológicos de estos sitios, para ser utilizadas en construcciones actuales. Estas son acumuladas en montículos para facilitar su posterior retiro y traslado; incorporamos imágenes registrando el actual estado de

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conservación de estos sitios (figura 10). Informamos la situación en Gendarmería y nos comprometimos a dejar constancia de esto a la DPA. En lo que respecta a La Alumbrera nos han señalado, y hemos observado, que el número de visitantes al sitio está en incremento, y que esto redunda en mayor cantidad de basura en él. Esto último se da en el marco del aumento de las actividades turísticas en Antofagasta de la Sierra. Asimismo, en relación a ellas fueron varios los vecinos que se acercaron a fin de pedirnos información de los sitios arqueológicos que trabajamos y de la historia de la localidad para trasmitirla a los turistas.

Figura 10. Bajo del Coypar I y II. Arriba: huellas en los sitios de los vehículos que ingresan para la extracción de rocas de las estructuras. Abajo: acumulaciones de

piedras extraídas de las estructuras. En este punto, caben mencionar las actividades de vinculación llevadas adelante por el equipo de la Universidad Nacional de Tucumán (Director: Lic. C. Aschero) y el de la Universidad Nacional de Catamarca (Directora: Dra. P. Escola). El último ha concretado la actualización de la exposición arqueológica que desde hace años se encuentra en el Museo del Hombre. Por su parte, desde la Universidad de Tucumán se ha realizado el centro de interpretación en Punta de la Peña y entre los días 25 y 27 de febrero del corriente se organizaron talleres en torno a la creciente preocupación por el impacto turístico en el patrimonio arqueológico local. El resultado de estos se hallan en el Informe elevado a la Dirección Provincial de Antropología por aquel equipo, ‘Turismo y sitios arqueológicos en Antofagasta de la Sierra. Informe preliminar sobre el trabajo de vinculación social coordinado por el equipo de investigación de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)’. Con la

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participación de los miembros de la comunidad (operadores turísticos, propietarios de tierras, docentes, etc.), se determinaron numerosos problemas asociados al uso turístico del patrimonio arqueológico de Antofagasta de la Sierra, se propusieron posibles actividades (inmediatas y a largo plazo) para darles respuesta, y organizaron grupos para encargarse de cada una de ellas. Considerando las problemáticas trasmitidas por los vecinos a lo largo de nuestra campaña y las explicitadas en el Informe mencionado, varios miembros del equipo nos propusimos, en el marco de los sitios trabajados y posibilidades del Proyecto Arqueológico Antofagasta de la Sierra, empezar a evaluar la forma de contribuir a su solución. Cabe mencionar que contamos con la participación de la Srita. Milva Umaño, quien actualmente está desarrollando su formación académica específicamente en arqueología pública y gestión del patrimonio, en el marco de la Licenciatura de Ciencias Antropológicas -Orientación Arqueológica- (Elías et al. 2015; Olivera et al. 2015). Sugerimos llevar a cabo acciones destinadas a conocer la relación que la comunidad mantiene con los sitios arqueológicos investigados por este equipo, para así considerar los diferentes valores que circulan en relación a ellos y trabajar conjuntamente en pos de responder a las expectativas, intereses y preocupaciones que giran en torno a su uso. Este trabajo conjunto y dialógico permitirá que las problemáticas, soluciones y acciones asociadas con el uso y conservación del patrimonio arqueológico devengan de un proceso de construcción no jerarquizado, en el que participen todos los actores. Preliminarmente, proponemos las siguientes actividades: - Talleres y capacitación con guías de turismo locales. Como mencionamos, existe un importante compromiso con incrementar el conocimiento acerca de los sitios arqueológicos y las interpretaciones que hacemos de ellos desde la arqueología, así como de obtener información sobre prácticas tendientes al uso turístico responsable de estos. - Elaboración de folletería relacionada con los sitios trabajados por este equipo. - Diseñar una base de datos de los sitios, describiendo características cronológicas, arquitectónicas y ergológicas, así como incluyendo un mapeo georreferenciado con utilización de GPS, imágenes satelitales, SIG, etc. - Talleres con los docentes, con el objetivo de producir conjuntamente material didáctico susceptible de ser utilizado en instancias educativas futuras. - Talleres en las escuelas; organizados en forma conjunta y en pleno diálogo con los docentes de los distintos niveles educativos. - Formulación de planes de manejo específicos para cada uno de los sitios. - Disposición en el Museo del Hombre de Antofagasta de la Sierra y en el marco de la exposición actual, de objetos arqueológicos museables recuperados por este equipo de investigación. Finalmente, cabe resaltar que en la consecución de las acciones propuestas, así como de otras que surjan a futuro, será fundamental la interacción con los otros grupos que llevan adelante investigaciones en el área y organismos públicos, locales y provinciales -Municipalidad, Museo del Hombre, Escuela, Gendarmería, Policía, DPA- (Olivera et al. 2015).

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Buenos Aires, 31 de julio de 2015

Dra. Alejandra M. Elías CONICET-INAPL

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