UTILIZACIÓN DE VERTEBRADOS DURANTE EL PERÍODO FORMATIVO EN PUNTA TAMES, COSTA ARREICA DE...

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UNIVERSIDAD INTERNACIONAL SEK FACULTAD DE ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL ARQUEOLOGÍA UTILIZACIÓN DE VERTEBRADOS DURANTE EL PERÍODO FORMATIVO EN PUNTA TAMES, COSTA ARREICA DE ANTOFAGASTA. MEMORIA PARA OPTAR AL TÍTULO DE ARQUEÓLOGA ALUMNA: ROCÍO MAC-LEAN PROFESORA GUÍA: VERÓNICA BAEZA TUTORA: VICTORIA CASTRO FONDECYT 1100951 SANTIAGO, MARZO 2014

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UNIVERSIDAD INTERNACIONAL SEK FACULTAD DE ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL ARQUEOLOGÍA

UTILIZACIÓN DE VERTEBRADOS DURANTE

EL PERÍODO FORMATIVO EN PUNTA TAMES,

COSTA ARREICA DE ANTOFAGASTA.

MEMORIA PARA OPTAR AL TÍTULO DE ARQUEÓLOGA

ALUMNA: ROCÍO MAC-LEAN

PROFESORA GUÍA: VERÓNICA BAEZA

TUTORA: VICTORIA CASTRO

FONDECYT 1100951

SANTIAGO, MARZO 2014

A mis padres,

Consuelo Mac-Lean y Jorge Robotham.

Gracias por su ayuda incondicional y por alentar el desarrollo de mis sueños.

AGRADECIMIENTOS

Quisiera expresar mi más profundo agradecimiento a aquellas personas e instituciones

que hicieron posible el desarrollo de éste trabajo: al equipo Fondecyt 1100951, en

especial a la profesora Victoria Castro por su paciencia y confianza. A las profesoras

Verónica Baeza e Isabel Cartagena por su apoyo constante, correcciones y comentarios.

A mis amigos, Carolina Caro, Consuelo Iglesis, Francisco Vera, Catalina Rodillo, Gonzalo

Messina y a todos quienes me apoyaron y acompañaron en este largo proceso que al fin

se ve materializado, éste trabajo está dedicado a ustedes.

CONTENIDOS:

INTRODUCCIÓN: 1

CAPÍTULO 1 5

Antecedentes geográficos 5

1.1. Geografía del Norte Árido: 5

1.2. Geografía de la región de Antofagasta: 6

1.3. Geografía de Punta Tames: 10

1.4. Ecosistema marino: 12

1.4.1. Fenómeno del Niño: 15

Antecedentes Zoogeográfícos: 15

1.5. Vertebrados: 15

1.6. Vertebrados endémicos de la región de Antofagasta: 16

1.6.1 Herpetofauna: 16

1.6.2. Ictiofauna: 17

1.6.3. Avifauna: 18

1.6.4. Mastofauna: 19

Antecedentes Arqueológicos: 21

1.7. Antecedentes previos al Período Formativo: 21

1.8. Período Formativo: 23

1.8.1. Período Formativo en el Norte Árido: 23

1.8.2. Período Formativo en la costa arreica: 25

1.8.3. Intercambio a larga distancia en la región de Antofagasta: 27

1.8.4. Período Formativo en el tramo Punta Atala - Punta Tames: 29

1.8.5. Período Formativo en Punta Tames: 31

1.9. Utilización de vertebrados: 42

1.9.1. Consumo: 42

1.9.2. Industria ósea: 45

1.10. Utilización de invertebrados marinos: 47

CAPÍTULO 2 50

2.1. Problemática y justificación: 50

2.2. Objetivos: 52

2.2.1. Objetivo general: 52

2.2.2. Objetivos específicos: 52

2.3. Marco teórico: 52

2.3.1. Grupos litoraleños y adaptación: 53

2.3.2. Arqueología de los animales: 56

2.3.3. Procesos de formación de sitios arqueológicos e historias tafonómicas: 60

CAPÍTULO 3 64

3. Marco metodológico: 64

3.1. Trabajo de campo: 64

3.2. Trabajo de laboratorio: 64

3.2.1. Análisis: 65

3.2.2. Variables: 65

3.3. Trabajo de gabinete: 71

3.3.1. Gráficos y tablas: 71

3.3.2. Métodos para calcular la abundancia taxonómica: 73

3.3.3. Métodos para calcular la abundancia anatómica: 73

3.3.4. Articulación de datos: 74

CAPÍTULO 4 75

4. Resultados: 75

4.1. Muestra: 75

4.2. CF3: 77

4.3. P3: 84

4.4. PC8: 95

4.5. Chungungo 6: 99

4.6. Perfil etario: 102

4.7. Análisis de resultados: 103

4.7.1. Diversidad taxonómica: 103

4.7.2. Historias tafonómicas: 105

4.7.3 Presencia taxonómica y anatómica: 107

4.7.4. Modificaciones culturales: 112

CAPÍTULO 5 116

5. Discusión y conclusiones: 116

CAPÍTULO 6 134

6.1. Referencias citadas: 134

6.2. Anexos: 151

Anexo 1. Vertebrados endémicos de la región de Antofagasta: 151

Anexo 2. Fichas de los sitios arqueológicos: 159

Anexo 3. Variables y Códigos para tabular los datos: 167

Anexo 4. Lista general de partes esqueletarias: 170

Anexo 5. Fichas de taxones identificados en la muestra: 176

Anexo 6. Imágenes: 189

LISTA DE TABLAS:

Tabla 1: Divisiones del litoral Chileno entre Arica y el Canal de Chacao. 06

Tabla 2: Cronología y períodos culturales del Norte Grande de Chile. 21

Tabla 3: Sitios y unidades que componen la muestra. 32

Tabla 4: Distancia entre los sitios que componen la muestra. 34

Tabla 5: Distancia de los sitios en relación a la línea de costa. 34

Tabla 6: Fuentes de consumo, origen y producto. 43

Tabla 7: NISP y MNI, sitio CF3. 78

Tabla 8: Estadios de meteorización, sitio CF3. 79

Tabla 9: Estado de fractura, sitio CF3. 80

Tabla 10: Porcentajes de fragmentación, sitio CF3. 80

Tabla 11. Termoalteraciones, sitio CF3. 81

Tabla 12: Descripción e imágenes de artefacto óseo. Sitio CF3, Túmulo 1, Nivel 3. 82

Tabla 13: Descripción e imágenes de artefacto óseo. Sitio CF3, Alero 1, Nivel 1. 83

Tabla 14: NISP y MNI, sitio P3. 85

Tabla 15: MAU Lama sp, sitio P3. 86

Tabla 16: MAU Avifauna marina, sitio P3. 86

Tabla 17: Estado de fractura, sitio CF3. 88

Tabla 18: Porcentajes de fragmentación, sitio P3. 89

Tabla 19: Descripción e imagen de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3. 91

Tabla 20: Descripción e imagen de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3. 92

Tabla 21: Descripción e imágenes de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3. 92

Tabla 22: Descripción e imagen de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3. 93

Tabla 23: Descripción e imágenes de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3. 93

Tabla 24: Descripción e imagen de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3. 94

Tabla 25: Descripción e imágenes de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3. 94

Tabla 26: NISP y MNI, sitio PC8. 95

Tabla 27: Estado de fractura, sitio PC8. 96

Tabla 28: Porcentajes de fragmentación, sitio PC8. 97

Tabla 29: Descripción e imágenes de pieza ósea con huellas de corte. Sitio PC8. 99

Tabla 30: NISP y MNI, sitio Chungungo 6. 100

Tabla 31: Porcentajes de fragmentación, sitio Chungungo 6. 101

LISTA DE FIGURAS:

Figura 1: II Región de Antofagasta, Chile. 07

Figura 2: Unidades y subunidades naturales de la II Región de Antofagasta. 08

Figura 3: Clima de la II región de Antofagasta. 10

Figura 4: Ubicación de Punta Tames, II región de Antofagasta. 11

Figura 5: Punta Tames, II región de Antofagasta. 11

Figura 6: Esquema físico de las zonas del medio marino. 12

Figura 7: Esquema físico de las zonas del medio marino. 13

Figura 8: Esquema físico de las zonas del medio marino. 14

Figura 9: Ubicación de los sitios CF3, P3, PC8 y Chungungo 6. 32

Figura 10: Detalle de la ubicación de los sitios CF3, P3 y PC8. 33

Figura 11: Detalle de la ubicación del sitio Chungungo 6. 33

Figura 12: Emplazamiento del sitio CF3. 36

Figura 13: Emplazamiento del sitio P3. 38

Figura 14: Emplazamiento del sitio PC8. 39

Figura 15: Emplazamiento del sitio Chungungo 6. 40

Figura 16: Caleta el Fierro. 42

Figura 17: Isla guanera frente a Caleta el Fierro. 42

Figura 18: Piezas óseas identificadas y no identificadas. 75

Figura 19: Piezas óseas identificadas a nivel de orden, familia, género o especie. 76

Figura 20: Piezas óseas identificadas a nivel de clase. 76

Figura 21: Frecuencia de taxones en cada nivel de Túmulo1 y Unidad 4, Sitio CF3. 77

Figura 22: Frecuencia de taxones en nivel 1 de Alero 1, Sitio CF3. 78

Figura 23. Marcas naturales, sitio CF3. 81

Figura 24: Frecuencia de taxones en cada nivel del sitio P3. 84

Figura 25: MAU ictiofauna de la clase Actinopterygii, sitio P3. 87

Figura 26: Segmentos del esqueleto según clase, sitio P3. 87

Figura 27: Estadios de meteorización, sitio P3. 88

Figura 28: Otras marcas, sitio P3. 90

Figura 29: Termoalteración, sitio P3. 90

Figura 30: Frecuencia de taxones en cada nivel del sitio PC8. 95

Figura 31: Estadios de meteorización, sitio PC8. 96

Figura 32: Otras marcas, sitio PC8. 98

Figura 33: Frecuencia de taxones en cada nivel de Alero 1, sitio Chungungo 6. 99

Figura 34: Estadios de meteorización, sitio Chungungo 6. 100

Figura 35: Otras marcas, sitio Chungungo 6. 101

Figura 36: Perfil etario. 102

Figura 38: Distancia entre los sitios CF3, P3 y PC8 129

1

INTRODUCCIÓN:

La presente memoria para optar al título de arqueóloga lleva por nombre „Utilización de

vertebrados durante el Período Formativo en Punta Tames, Costa Arreica de

Antofagasta‟. Este estudio fue patrocinado y financiado por el proyecto Fondecyt 1100951

„Del Período Formativo al Tardío en la costa de Antofagasta. Cronología e interrelaciones

con las tierras altas‟ cuya arqueóloga responsable es Victoria Castro. En este marco, se

pretende contribuir a la comprensión respecto de la utilización de vertebrados, en cuanto

al consumo alimentario y al uso de huesos como materia prima por parte de los grupos

litoraleños que habitaron Punta Tames durante el Período Formativo.

Múltiples aspectos de la vida cotidiana de nuestros antepasados son posibles de

comprender mediante el estudio de cómo estos se desenvolvieron en su entorno; las

interrogantes que hoy surgen respecto a los eventos ocurridos durante el pasado, pueden

ser parcialmente resueltas a través de vestigios arqueológicos, siendo los restos

faunísticos un material con gran potencial informativo.

La zooarqueología, en tanto disciplina enfocada al estudio de restos faunísticos

procedentes de sitios arqueológicos, nos permite reconstruir de manera virtual procesos

culturales del pasado; el registro arqueofaunístico constituye una herramienta capaz de

aproximarnos al comportamiento humano, en cuanto a las estrategias de subsistencia y a

la adaptación al medio ambiente (Davis 1989, Reiz y Wing 1999, Chaix y Méniel 2006,

Gamble 2008).

Es importante considerar que los animales han protagonizado un rol fundamental en el

desarrollo de la vida humana. A lo largo de nuestra historia, hemos explotado sus

recursos en post de nuestro beneficio (Mengoni 1988), es por esta razón que el análisis y

2

la comprensión de restos arqueofaunísticos nos permite acceder a información inédita

sobre nuestro propio pasado.

El período cultural en el que se enfocará la presente investigación, corresponde al

Período Formativo, ubicado cronológicamente entre el 1000 a.C. y el 400 d.C. En

términos generales, durante este período fueron implementados cambios a nivel

sociopolítico, económico y tecnológico, entre los cuales se encuentra la transformación

del modo de subsistencia de apropiación a producción de recursos, mediante la

implementación de una economía agropastoralista (Muñoz 1989, Núñez L 1989).

El escenario de esta memoria se sitúa en la segunda región de Antofagasta,

específicamente en el litoral árido de arreismo absoluto. La aridez que reviste a este

paisaje desértico conlleva a la escasez de recursos hídricos superficiales, generando un

ambiente terrestre con insuficientes recursos bióticos, razón por la cual no fue posible

realizar actividades agrícolas y pastoriles (López 1982, Niemeyer y Cereceda 1984,

Carvallo 1990).

Dichos factores geoambientales no permitieron que los grupos litoraleños de la costa

arreica implementaran el modo de vida formativo, razón por la cual, los habitantes de esta

área continuaron con los patrones de subsistencia arcaicos, vale decir, una economía

basada en la caza, pesca y recolección.

A pesar de la escases de recursos terrestres, la costa desértica constituye una fuente de

abundante biomasa que permitió la explotación de variados recursos bióticos (Núñez y

Varela 1969, Llagostera 1982, 1989, Núñez P 2003, Núñez y Santoro 2011). A partir de

esto, los grupos litoraleños especializaron las estrategias de extracción de recursos

marinos, desarrollando una alta eficiencia adaptativa (Llagostera 1982).

3

Entre los paisajes de la costa arreica se encuentra la localidad de Punta Tames, la cual

presenta escasos antecedentes respecto del Período Formativo, siendo la principal fuente

de información cuatro sitios recientemente excavados: P3 y Chungungo 6 –conchal-, CF3

–cementerio- y PC8 –habitacional-. Producto de tales excavaciones fueron recuperadas

muestras de osteofauna, es decir restos óseos de vertebrados (Aldunate 2011, Castro V

2011, López 2011, Varas 2012).

Los estudios realizados hasta la fecha, no han abarcado la temática sobre el uso de

vertebrados por parte de los habitantes de Punta Tames durante el Período Formativo.

Esta información en tanto actividad cotidiana, es necesaria para la comprensión de los

eventos ocurridos y, por lo tanto, del desarrollo cultural.

Sobre la base de lo anterior, esta memoria tiene por objetivo general caracterizar la

utilización de los recursos faunísticos, específicamente de vertebrados -respecto al

consumo alimentario y al uso de huesos como materia prima- durante el Período

Formativo en Punta Tames.

Acorde a lo anterior, serán planteados una serie de objetivos específicos, siendo estos: la

contextualización del área de estudio en términos geográficos, zoológicos y

arqueológicos, analizar las muestras de osteofauna procedentes de los sitios CF3, P3,

PC8 y Chungungo 6; para posteriormente establecer el consumo alimentario y

procedencia de los taxones e identificar y caracterizar instrumentos óseos.

En consecuencia, se pondrán en dialogo los datos extraídos tanto del análisis como de la

bibliografía. Para de este modo generar una conclusión capaz de contribuir a la

comprensión respecto de la utilización de vertebrados en cuanto al consumo alimentario y

4

al uso de huesos como materia prima, por parte de los grupos litoraleños que habitaron

Punta Tames durante el Período Formativo.

5

CAPÍTULO 1

Antecedentes geográficos

1.1. Geografía del Norte Árido:

El Norte Árido de Chile se ubica en el extremo septentrional del país y limita con las

repúblicas del Perú, Argentina y Bolivia. Se caracteriza por poseer un 70% de superficie

de desierto absoluto y por la presencia de cuatro distintas franjas orientadas de forma

longitudinal. En primer lugar, de oriente a poniente, se ubica la línea litoral, posteriormente

se presenta la Cordillera de la Costa, la cual posee un ancho aproximado de 40 kilómetros

y una altura media de 1500 m.s.n.m. Continuando hacia el este, se ubica la pampa

(estepa desértica), la que posee un ancho promedio de 30 kilómetros y una altura

aproximada de 1000 m.s.n.m. Finalmente, se encuentran la precordillera, alcanzando una

altura entre 1600 y 3000 m.s.n.m. y la Cordillera de los Andes (altiplano andino), la que

supera los 4000 m.s.n.m. (Niemeyer 1989). Las costas que bañan el norte de Chile se

dividen en dos litorales áridos: al norte se encuentra el litoral árido de valles y quebradas,

que abarca desde Arica hasta Pisagua y al sur se ubica el litoral árido de arreismo

absoluto (costa arreica), el que contempla desde Pisagua a Chañaral (Llagostera 1989;

Ver tabla 1).

6

Tabla 1: Divisiones del litoral Chileno entre Arica y el Canal de Chacao. Tomado y

modificado de Llagostera (1989).

1.2. Geografía de la región de Antofagasta:

La segunda región de Antofagasta se ubica en el litoral árido de arreismo absoluto o costa

arreica y se extiende entre los 20°56‟ y 26 °05‟ S, los 67 °00 W y el Océano Pacifico,

abarcando una superficie de 125.911 km². La principal característica de esta región es el

paisaje desértico, lo que provoca una fuerte reducción de los recursos hídricos

superficiales (Carvallo 1990). Siendo el rio Loa, la única fuente hidrográfica permanente

del área, recorriendo 440kms desde su nacimiento en la falda norte del volcán Miño en

Ojos del Miño hasta su desembocadura en Caleta Huelén. Este río atraviesa el desierto

de Atacama fecundando oasis, valles y proveyendo de agua potable al área (Niemeyer y

Cereceda 1984). Producto de tales condiciones de aridez, Antofagasta posee escasos

7

suelos para actividades agrícolas y reducidos recursos bióticos (flora y fauna) (Carvallo

1990; Ver figura 1).

Figura 1: II Región de Antofagasta, Chile (Google Earth).

En cuanto a la geomorfología de la región, de oriente a poniente, se presentan cuatro

principales unidades de relieve: macizo andino, depresión intermedia, cordillera de la

Costa y planicie litoral, las que a su vez se dividen en subunidades (Carvallo 1990; Ver

figura 2).

8

Unidad Subunidad

1. Macizo andino 1.1. Altiplano

1.2. Cordillera de los Andes

1.3. Fosas prealtiplánicas

1.4. Precordillera

2. Depresión intermedia 2.1. Pampa del Tamarugal

2.2. Pampa Ondulada

2.3. Desierto de Atacama

3. Cordillera de la Costa 3.1. Sector norte

3.2. Sector sur

4. Planicie litoral 4.1. Franja litoral norte

4.2. Sector Península de Mejillones

4.3. Franja litoral sur

Figura 2: Unidades y subunidades naturales de la II Región de Antofagasta. Tomado y

modificado de Carvallo (1990).

El macizo andino sobrepasa los 4.000 m.s.n.m. se constituye por relieves volcánicos

sobrepuestos y se divide en cuatro subunidades: altiplano, cordillera de los Andes, fosas

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prealtiplánicas y precordillera. La depresión intermedia consiste en un plano

depositacional continuamente interrumpido por cordones montañosos y cerros isla. Esta

gran depresión se presenta a lo largo de todo el perfil longitudinal de la región y se divide

en tres subunidades: pampa de Tamarugal, pampa Ondulada y desierto de Atacama. La

Cordillera de la Costa está compuesta por un conjunto de cordones de cerros, posee un

ancho promedio de 50 kilómetros y una altura que supera los 1.800 m.s.n.m, su extensión

es asimétrica ya que en algunas zonas -norte de Tocopilla y sur de Antofagasta- limita

abruptamente con el mar en forma de grandes acantilados. Finalmente, la planicie litoral

se caracteriza por la escasa presencia de playas de arena, debido a la interrupción de la

Cordillera de la Costa, razón por la que el litoral se divide en tres subunidades: franja

litoral norte, sector Península de Mejillones y franja litoral sur (Carvallo 1990).

El clima de la región presenta variaciones típicas de la aridez casi absoluta, ya que

cambia según su cercanía con la costa debido a la humedad y en la Cordillera de los

Andes debido a la altura. A medida que ésta aumenta, se producen lluvias las cuales

fluctúan entre 25 y 50 mm anuales, permitiendo la presencia de oasis al borde del desierto

(Carvallo 1990; Ver figura 3).

10

A Clima desértico con nublados abundantes

B Clima desértico normal

C Clima de desierto marginal de altura

Figura 3: Clima en la II región de Antofagasta. Tomado y modificado de Carvallo (1990).

1.3. Geografía de Punta Tames:

La localidad de Punta Tames se ubica en la II región de Antofagasta y está limitada por el

Océano Pacífico y la Cordillera de la Costa. Presenta bajos niveles de precipitaciones y

una rica biomasa marina (Núñez y Varela 1967), el clima es templado y la presencia de

mar posibilita las condiciones ecológicas adecuadas para la subsistencia de organismos

vivos (López C 1982; Ver figura 4 y 5).

11

Figura 4: Ubicación de Punta Tames, II región de Antofagasta (Google Earth).

Figura 5: Punta Tames, II región de Antofagasta (Google Earth).

12

1.4. Ecosistema marino:

El ecosistema marino se divide en cinco zonas: litoral, sublitoral (superior e inferior),

batial, abisal y hadal. (Moreno y Castillo 1976; Ver figura 6).

Figura 6: Esquema físico de las zonas del medio marino. Tomado y modificado de

Nautilus-ecosistemas.blogspot.com.

El sublitoral superior corresponde al área entre los 20 y 40 metros de profundidad. El

sublitoral inferior se sitúa entre los 40 y 200 metros de profundidad, siendo la zona que

posee la mayor extensión de plataforma continental -en Chile Central logra un ancho de

entre 15 y 30 kilómetros, se amplía hacia el sur-. La zona batial se ubica entre los 200 y

3000 a 4000 metros de profundidad, lo que provoca que la penetración de luz sea menor,

lo que dificulta el proceso de fotosíntesis de algas, reduciendo la variedad de especies. En

la zona abisal se presentan peces propios de una gran profundidad -entre 4000 y 6000

metros de profundidad-. Finalmente, la zona hadal corresponde a las aguas más

13

profundas del océano, en donde se presentan grandes fosas oceánicas (Moreno y Castillo

1976).

Por otra parte, se denomina sistema pelágico a la zona marina próxima a la superficie

(sublitoral). Los peces que habitan esta área son denominados peces pelágicos o peces

de la columna de agua y tienen como característica principal que su ciclo biológico no

tiene relación con los fondos oceánicos. El sistema pelágico se divide en dos regiones:

nerítica -cerca de la costa- y oceánica -mar adentro- (Moreno y Castillo 1976; Ver figura

7).

Figura 7: Esquema físico del de las zonas del medio marino. Tomado y modificado de

Nautilus-ecosistemas.blogspot.com.

La región nerítica corresponde a la columna de agua ubicada por sobre la plataforma

continental, en donde predominan las aguas de la corriente de Humboldt. Esta corriente

se caracteriza por no poseer una gran variedad de especies. Sin embargo, presenta un

alto número de ejemplares, los que tienen una vida relativamente corta, un crecimiento

14

rápido y una elevada fecundidad. Conforme a lo anterior esta zona se encuentra entre las

más productivas del océano (Moreno y Castillo 1976, Llagostera 1989).

La región oceánica se divide en tres zonas dispuestas estratigráficamente: las zonas

epipelágica, mesopelágica, batipelágica y abisopelágica, corresponden a la columna de

agua ubicada por sobre el talud continental (Ver figura 8). La zona más fértil corresponde

a la epipelágica, la que se extiende desde la superficie hasta el punto de extinción de la

luz solar -alrededor de los 200 metros de profundidad-. Dicho de otro modo, se extiende a

la misma altura que la región nerítica pero mar adentro. En la región oceánica la densidad

de materia viva por unidad de volumen es inferior que en la región nerítica (Moreno y

Castillo 1976).

Figura 8: Esquema físico de las zonas del medio marino. Tomado y modificado de

Nautilus-ecosistemas.blogspot.com.

15

1.4.1. Fenómeno del Niño:

El fenómeno del Niño constituye una alteración en el sistema de la corriente de Humboldt,

provocada por aguas más calientes que se desplazan desde Ecuador hacia el sur.

Consiste en un calentamiento ocasional, irregular y aperiódico de las aguas (Zavala

2008:17). Las temperaturas sufren una elevación de alrededor de 2°C, lo que provoca

cambios en los patrones climáticos, alejando a ciertas especies marinas (Zavala 2008).

Antecedentes Zoogeográfícos:

1.5. Vertebrados:

La gran diversidad de individuos que componen el reino animal es clasificada

principalmente en las categorías filo, clase, orden, familia, género y especie, las que

consisten en agrupaciones de organismos con características en común, siendo la

categoría de especie la más específica (Simpson 1961, Grayson 1984, Reitz y Wing

1999,).

En esta investigación nos centraremos únicamente en restos osteofaunísticos, es decir,

en huesos de animales vertebrados procedentes de sitios arqueológicos.

Los vertebrados pertenecen al filo Cordados y se caracterizan por poseer estructura ósea

y alta adaptabilidad al medio ambiente (Padilla y Cuesta 2003). Entre las clases de

Cordados se encuentran reptiles, anfibios, peces, aves y mamíferos, los que se

distribuyen en distintos órdenes, familias, géneros y especies (Padilla y Cuesta 2003).

La fauna endémica chilena se encuentra regionalmente diferenciada, según las

condiciones ecológicas de los ecosistemas (López C 1982). La II Región de Antofagasta

posee tres eco-regiones: el litoral, la estepa desértica y el macizo andino; en cada una de

16

ellas habitan diversas especies de vertebrados, ya que cada nicho ecológico constituye

una frontera vital, donde las especies ejercen tuición (Donoso-Barrios 1966:26, Ver anexo

1).

1.6. Vertebrados endémicos de la región de Antofagasta:

1.6.1 Herpetofauna:

La herpetofauna se constituye por reptiles y anfibios. Los reptiles están provistos de una

piel seca y cubierta de escamas, poseen la capacidad de regular su temperatura corporal

según la del ambiente y están adaptados a la vida terrestre y/o acuática (Núñez H 2008).

Por su parte los anfibios se caracterizan por desarrollar una vida acuática hasta llegar a

edad adulta en la cual pasan la mayor parte del tiempo fuera del agua (Donoso-Barrios

1966). Los anfibios se clasifican en tres órdenes Anura (ranas y sapos), Gymnophiona

(cecilias) y Urodela (salamandras), en Chile solo habitan anuros, siendo el grupo menos

numeroso de vertebrados presentes en el país (Méndez y Correa 2008).

Herpetofauna del Litoral:

La hepertofauna del litoral se encuentra representada por tres especies de los géneros

Tropidurus, Liolaemus y Phyllodactylus, que consisten en pequeñas lagartijas.

Adicionalmente dos especies del orden Testudines, correspondientes a tortugas marinas

(Donoso-Barrios 1966, López C 1982).

Herpetofauna de la estepa desértica:

Entre la fauna de la estepa desértica habitan tres especies de los géneros Tropidurus y

Liolaemus, todos correspondientes a lagartos del orden Squamata (Donoso-Barrios 1966,

López 1982) y un anuro del género Bufo (Méndez y Correa 2008).

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Herpetofauna del macizo andino:

En el macizo andino se encuentran nueve especies de lagartos del género Liolaemus

(Donoso-Barrios 1966, López C 1982) y cuatro especies de anuros de los géneros

Telmatobius, Pleurodema y Bufo (Méndez y Correa 2008).

Cabe mencionar que las culebras chilenas se reúnen en dos géneros, los que se

distribuyen por casi todo el país, pero los antecedentes sobre su biología son sumamente

escasos (Núñez H 2008).

1.6.2. Ictiofauna:

Los peces o ictiofauna viven en el agua, respiran a través de branquias y poseen

extremidades con forma de aleta, que facilitan su desplazamiento por el medio acuático

(Moreno y Castillo 1976).

Ictiofauna del litoral:

En el litoral se presentan peces osteíctios y condrictios. Los primeros se caracterizan por

poseer un esqueleto óseo y están representados por la clase Actinopterygii, es decir

peces con aletas radiadas. Por otra parte, los peces condrictios se caracterizan por

poseer un esqueleto cartilaginoso y se encuentran representados por Elasmobranquios,

tales como rayas y tiburones (Moreno y Castillo 1976).

La ictiofauna del área se encuentra distribuida por las distintas zonas del ecosistema

marino, siendo el sublitoral superior el área de mayor diversidad, con dieciséis especies,

seguido la región nerítica con nueve especies, el sublitoral inferior con ocho especies y

finalmente, la región oceánica con seis especies (Moreno y Castillo 1976).

18

1.6.3. Avifauna:

Las aves o avifauna son plumíferos, bípedos, de mandíbula con forma de pico córneo, se

reproducen por huevos, la mayoría posee una adaptación completa al vuelo y la mitad de

las especies presenta algún tipo de migración (Araya y Millie 1992, Vilina y Cofré 2008a).

Existen tres tipos de aves: marinas, acuáticas y terrestres. Se denomina aves marinas a

las especies que viven en el mar, que se alimentan en forma directa del medio marino o

bien que utilizan este hábitat en algún ciclo de su vida, como por ejemplo, las épocas

reproductivas (Vilina y Pizarro 2008). Las aves acuáticas habitan ambientes húmedos

tales como humedales (Vilina y Cofré 2008b). Finalmente, las aves terrestres realizan su

ciclo de vida sin la necesidad de acceder a ambientes acuáticos y/o marinos (Vilina y

Cofré 2008a).

Avifauna del litoral:

La avifauna del litoral se compone por cincuenta y nueve especies correspondientes a

nueve órdenes. Siendo Charadriiformes, Sphenisciformes, Procellariiformes,

Pelecaniformes y Suliformes las aves marinas más abundantes, seguido de aves

terrestres como lo son gorriones Passeriformes, aves nocturnas Strigiformes, aves

rapaces Falconiformes y una especie de picaflor Apodiforme (Jaramillo 2005, Vilina y

Cofré 2008b).

19

Avifauna de la estepa desértica:

En la estepa desértica habitan siete especies Passeriformes, dos Falconiformes y una

Strigiforme, todas correspondientes a aves terrestres. (Jaramillo 2005, Vilina y Cofré

2008a).

Avifauna del macizo andino:

En el macizo andino se encuentran aves terrestres y acuáticas que suman un total de

cincuentaisiete especies. Las especies terrestres se distribuyen en los órdenes

Passeriforme, Falconiforme y Apodiforme. Mientras que las especies acuáticas se

encuentran representadas por los órdenes Phoenicopteriforme, Charadriiforme,

Anseriforme, Gruiforme, Podicipediformes y Suliforme (Jaramillo 2005)

1.6.4. Mastofauna:

Los mamíferos o mastofauna se caracterizan por la presencia de un olfato altamente

desarrollado, una mayor complejidad del cerebro, sangre caliente y hembras provistas de

glándulas mamarias, las que producen leche para alimentar a las crías (Iriarte 2008).

Los mamíferos se agrupan en dos subclases Prototheria y Theria. Los Prototherios son

ovíparos, es decir, se reproducen por huevos y no poseen glándulas mamarias

completamente desarrolladas. Por otro lado, los Therios son la única subclase de

mamíferos presentes en Chile. Son vivíparos, es decir, se reproducen por crías vivas y se

dividen en dos infraclases: Metatheria y Euteria. Los Metatherios o marsupiales poseen

poca o nula placenta, mientras que los Euterios o placentarios poseen reproducción

vivípara placentaria y glándulas mamarias plenamente desarrolladas, constituyendo el

infraorden más numeroso de mamíferos vivientes (Iriarte 2008).

20

Mastofauna del litoral:

En el litoral habitan una gran variedad de Euterios. Los terrestres se encuentran

representados por trece especies procedentes de las familias Canidae (cánidos) y Felidae

(félidos) y de los órdenes Chiroptera (murciélagos), Rodentia (roedores) y Artiodactyla

(ungulados) el cual contempla a Hippoamelus antisensis (taruca) y Lama guanicoe

(guanaco) actualmente ausentes en el área (Núñez P 2003, Iriarte 2008). Entre los

mamíferos marinos se encuentran un Mustelidae (chungungo), dos Otariidae (lobo

marino) y veinticinco especies de cetácea (cetáceos) representados por las familias

Balaenidae (ballena), Delphinidae (delfín), Ziphiidae (zifo), Physeteridae (cachalote) y

Phocoenidae (marsopa) (Iriarte 2008).

Mastofauna de la estepa desértica:

En la estepa desértica solo se encuentra una especie de mamífero terrestre

correspondiente al orden Rodentia (Iriarte 2008).

Mastofauna del macizo andino:

Los mamíferos del macizo andino están representados por veinte especies,

correspondientes a los órdenes Didelphimorpia (marsupiales), Chiropteda (murciélagos),

rodentia (roedores), Artiodactyla (ungulados), mustelidae (hurón) y Carnívora -de las

familias Felidae (félidos) y Canidae (cánidos)- (Iriarte 2008).

21

Antecedentes Arqueológicos:

1.7. Antecedentes previos al Período Formativo:

Con la finalidad de comprender los procesos ocurridos durante el pasado, los datos

arqueológicos son distribuidos en su dimensión temporal constituyéndose períodos

culturales. La prehistoria del Norte Grande de Chile se divide en los Períodos Arcaico,

Formativo, Medio, Intermedio Tardío y Tardío.

Tabla 2: Cronología y períodos culturales del Norte Grande de Chile. Tomado y

modificado de Berenguer (1997).

Previo a abordar el estudio del Período Formativo es necesario comprender el Período

cronológico anterior, ya que en el Formativo fueron consolidados procesos desarrollados

durante el Arcaico (Núñez L 1989, Núñez y Santoro 2011).

La mayor parte de los antecedentes arqueológicos del litoral árido de arreismo absoluto

han sido asignados al Período Arcaico, los eventos ocurridos durante dicho período han

sido sintetizados por Llagostera (2005), quien los caracteriza en cinco fases:

22

En la primera fase (10.700 a 9.500 a.p.), la economía estaba basada en la caza, pesca y

recolección marina, siendo peces y mariscos las principales fuentes de alimentación. En

menor medida eran consumidos camélidos, pinnípedos, cánidos, roedores y aves. Estos

grupos manejaban una tecnología específica y eficiente con una alta adaptación a la vida

en el litoral. La segunda fase (9.500 a 9.000 a.p.) se caracterizó por la adopción de

nuevas manifestaciones culturales pertenecientes al complejo Huentelauquén, las pautas

de alimentación continuaron siendo las mismas de la fase anterior. Sobre los

acontecimientos ocurridos durante la tercera fase (9.000 a 6.000 a.p.) no se poseen

mayores antecedentes (Llagostera 2005). Las manifestaciones de la cuarta fase (6.000 a

5.000 a.p.) son consideradas como una extensión hacia el sur de la Fase II del litoral árido

de valles y quebradas, esta fase se divide en dos sub-fases: una Temprana caracterizada

por el anzuelo de concha circular y una Tardía, en donde el anzuelo de concha es

reemplazado por el de espinas de cactáceas (Llagostera 1989). En la quinta fase (5.000 a

4.000 a.p.), se dio inicio a la arquitectura (Schaedel 1957). En la sexta fase (4.000 a 3.000

a.p.) fueron incorporados pisos selladores de argamasa de ceniza de algas con las que se

cubría a los difuntos, los cuales eran inhumados al interior de las construcciones,

agregando una funcionalidad funeraria a los sitios habitacionales (Bittmann 1984).

Durante esta fase también se estableció contacto con algunos grupos que habitaban al

interior de la región (Núñez et al. 2008).

23

1.8. Período Formativo:

1.8.1. Período Formativo en el Norte Árido:

El Período Formativo se ubica cronológicamente entre el 1000 a.C. y el 400 d.C. y se

caracterizó por una serie de cambios a nivel sociopolítico, económico y tecnológico, lo que

conllevo una serie de logros que ampliaron las expectativas de vida (Núñez L 1989).

La concepción que inicialmente se tenía sobre este período estaba fundada sobre el

historicismo cultural, en el que la secuencia cultural fue basada en evidencias materiales

tales como tipologías cerámicas y contextos fúnebres, entre otros. Actualmente la

transición hacia el modo de vida Formativo es comprendida como un hecho sumamente

variable, estas distinciones están relacionadas a factores locales, regionales y ecológicos

(Edward 2006).

Los componentes que caracterizan al Período Formativo se desarrollaron bajo la

influencia de poblaciones de tierras altas. Estos se dieron en forma paulatina y

consistieron en la transformación del modo de subsistencia de apropiación a producción

de recursos mediante la implementación de una economía agropastoralista -la caza y

recolección continuaron como auxiliar-, la generación de excedentes de producción, el

consumo de sustancias alucinógenas y el desarrollo de nuevas tecnologías, tales como:

alfarería, textilería y prácticas minero-metalúrgicas. En consecuencia, surgieron

especialistas de tiempo completo y el intercambio a larga distancia. (Núñez L 1989).

Dichas innovaciones, transformaron el patrón de residencia, intensificando el uso del

territorio, promoviendo la vida sedentaria y la construcción de recintos de piedra y barro,

lo que llevó posteriormente al aumento demográfico, produciendo la emergencia de clases

24

sociales diferenciadas (Muñoz I 1989). La nueva ideología del Período Formativo se

iniciaba a partir de la premisa de repartir los bienes a modo tal de generar autosuficiencia

en cada comunidad (Núñez L 1989, Pimentel et al. 2011).

Mediante la interacción entre grupos lejanos, algunas influencias de tierras altas fueron

enclavadas en la costa, aportando diversos componentes culturales que fueron adoptados

y empleados por los grupos litoraleños tanto del litoral árido de valles y quebradas como

del litoral árido de arreismo absoluto (Núñez y Santoro 2011).

En el litoral árido de valles y quebradas las relaciones costa-oasis datan del Período

Arcaico, esto sumado a la presencia de recursos fluviales permitió, para el Período

Formativo el desarrollo de una economía agro-marítima. Las sociedades pescadoras-

recolectoras de la subárea Valles Occidentales experimentaron cambios hortícola-

agrícolas que permitieron la conformación de patrón de asentamiento aldeano con

estructuras construidas de materiales livianos (Núñez y Santoro 2011).

Dichas aldeas eran emplazadas en torno a vertientes de los tramos inferiores de los

valles. El consumo de productos agrícolas era complementado con recursos proteicos

marítimos, al margen de aportes cárneos continentales ante la carencia de caza y crianza

de camélidos en estas tierras bajas (Núñez y Santoro 2011:510) y al igual que en las

tierras altas fueron incorporados nuevas tecnologías tales como alfarería, metalurgia de

oro y cobre, y uso de materias primas exóticas (Núñez y Santoro 2011).

Debido a factores geográfico-ambientales en algunas áreas el modo de vida Formativo

no fue implementado. Un ejemplo de ello, es el caso de los grupos que habitaron el litoral

árido de arreismo absoluto de la región de Antofagasta. Puesto que las condiciones

ambientales de dicha área no facilitaron el desarrollo de labores agrícolas, ni pastoriles

25

(Carvallo 1990), por lo que se mantuvieron los patrones Arcaicos (Núñez P 2003). Es

decir, ya que no fue posible la implementación de una economía agraria, se conservó una

encomia marítima.

Durante el Período Formativo, en la costa arreica se conservó el modo de subsistencia

desarrollado durante el Período Arcaico, basado en la caza, pesca y recolección marina.

De este modo, las estrategias de apropiación de recursos se especializaron al nivel de

lograr objetivos socioculturales y alimenticios tan óptimos como los recurrentes en los

asentamientos complejos circumpuneños (Núñez y Santoro 2011:502).

Estos grupos se organizaban bajo un régimen relativamente igualitario; desarrollaron una

alta movilidad en torno a espacios productivos, con un patrón residencial disperso y de

discreta densidad. En cuanto a la funebrita, los difuntos eran inhumados en compañía de

sus implementos costeros de uso cotidiano (Núñez y Santoro 2011), en ocasiones con

elementos obtenidos mediante el intercambio con grupos del interior –tales como

cerámica y artefactos para el consumo de psicotrópicos- (Núñez L 1979) o del litoral árido

de valles y quebradas –como el patrón de entierro de la Fase Alto Ramírez de Arica-

(Moragas 1982).

1.8.2. Período Formativo en la costa arreica:

En cuanto a las ocupaciones en el litoral árido de arreismo absoluto durante el Período

Formativo, se presenta una concentración de sitios en la desembocadura del rio Loa. Los

sitios Caleta Huelén 7 (2030±80 ap.), Caleta Huelén 10 (735±100 ap. y 2000±70 ap.),

Caleta Huelén 10A. (2320±80 ap.) y Caleta Huelén 43 (2400±90 ap.) corresponden a

cementerios de túmulos, en los cuales los cuerpos eran cubiertos con esteras de fibra

vegetal y plumas. Los ofertorios se componían de conchas de molusco, instrumentos

26

líticos, artefactos de pesca y recolección marítima, tales como: anzuelos de espina de

quisco y bolsas de red entre otros; también elementos propios de las tierras altas, como lo

son objetos de cobre, vasijas de cerámica, cestería, cordelería, implementos para la

inhalación de alucinógenos, quínoa y lana de camélidos (Núñez L 1979).

A lo largo de toda la costa norte del país, durante el Período Formativo los contextos de

explotación marítima son mayoritarios (Núñez L 1989). Probablemente la alimentación de

estas poblaciones se constituyó principalmente de recursos marítimos, ya que basta mirar

el mapa de Chile para darse cuenta de la importancia que asume el litoral en relación a

esta angosta franja de tierra (Llagostera 1989:57). La costa de Chile está bañada por la

corriente de Humboldt, compuesta por corrientes subantárticas frías, caracterizadas por

ser sumamente nutritivas, por lo que la productividad del litoral del Norte de Chile resulta

altamente favorecida (Llagostera 1989).

Entre los vertebrados que habitan las costas de la región se encuentran los peces, los

cuales constituyen un caso excepcional ya si bien poseen una vida corta, crecen en cortos

periodos de tiempo y poseen una elevada fecundidad (Llagostera 1989), convirtiéndolos

en un eficiente recurso. La hipótesis de predominio en el consumo de peces es avalada

por los anzuelos de concha y de espina de cactus que han sido hallados en sitios 1

asignados a los Períodos Arcaico Tardío y Formativo Temprano de la costa de

Antofagasta (Llagostera 1982, 1989, 2005). Llagostera (1990) plantea que la presencia

del congrio en los contextos arqueológicos del sitio Punta Blanca, al sur de Tocopilla,

1 Cerro Colorado, Punta Morada, Cobija 13, Los Canastos, Montenegro y Huelén 42.

27

sería un bio-indicador de navegación. Este impulso en la economía marítima se habría

desarrollado hacia el 230 d.C.

1.8.3. Intercambio a larga distancia en la región de Antofagasta:

Con la finalidad de abastecerse de recursos variados y/o foráneos, los habitantes de la

región generaron redes de contacto mediante viajes temporales a territorios lejanos

(Núñez L 1989). Estas redes de intercambio probablemente ya se encontraban en

funcionamiento durante el Período Arcaico Tardío, pero fueron consolidadas en el

Formativo (Berenguer 2004, Núñez P 2003).

Para explicar tal movilidad, Núñez y Dillehay (1979) plantearon el modelo de „movilidad

giratoria‟. El cual consiste en un tráfico a larga distancia en el que mediante el apoyo de

llamas cargueras, eran intercambiados bienes de zonas ecológicas tan lejanas como los

son la costa, la puna y la selva. Para realizar estos intercambios fueron trazados un

conjunto de rutas fijas, las cuales eran determinadas según necesidades logísticas, la

equivalencia entre los recursos intercambiados y la jerarquía del asentamiento con el cual

intercambiar. Cabe mencionar que este modelo otorga protagonismo a los grupos de

tierras altas postulándolos como gestores de esta articulación.

Pimentel y colaboradores (2011), han generado un modelo en el que los grupos costeros

adquieren mayor relevancia. Esta propuesta se realizó sobre la base de senderos y

evidencias asociadas, mediante las cuales los autores analizaron las posibles estrategias

de movilidad y postulan que en el desierto de Atacama, durante el Período Formativo, se

establecieron relaciones en forma relativamente fluida y estable a través de dos

modalidades: caravanera y costera.

28

La modalidad caravanera es definida como circuitos por los que grupos de las tierras altas

junto a recuas de llamas cargueras bajaban a la costa. A lo largo de estos senderos

fueron construidos campamentos de descanso compuestos por precarias estructuras,

muros a ras de piso e hilada simple; el material cultural asociado a estas estructuras son

principalmente líticos y cerámicas de los tipos Quillagua café amarillo, Grupo los Morros,

Sequitor negro pulido y Loa café alisado. Esta modalidad habría llegado al litoral tras

recorrer 160 kilómetros desde Calama o 250 kilómetros desde San Pedro de Atacama

(Pimentel et al. 2011).

Por otro lado, la modalidad costera es definida como recorridos peatonales, sin el apoyo

de animales de carga. Estos senderos eran transitados por grupos litoraleños que

visitaban a distintos oasis de Atacama, hasta 70 kilómetros al interior. Los campamentos

de descanso no presentan mayor inversión en el ámbito de la arquitectura, se presentan

escasos geoglifos, material lítico y cerámica Quillagua café amarillo, Grupo los Morros,

Sequitor negro pulido y Loa café alisado (Pimentel et al. 2011).

La presencia de bienes foráneos -marinos y andinos- en diversos sitios de la región ha

permitido confirmar el contacto e intercambio entre habitantes de tierras lejanas, como

también los productos en circulación, siendo principalmente materias primas, alimentos y

bienes de prestigio (Mostny 1952, Núñez y Santoro 2011 y Pimentel et al. 2011).

Desde la costa al interior eran llevados: peces, moluscos, sal, óxido de hierro y guano,

entre otros productos (Mostny 1952, Núñez y Santoro 2011 y Pimentel et al. 2011). La

abundancia de estos recursos atrajo el interés de las sociedades que vivían en los oasis y

quebradas altas del interior, provocando movimientos poblacionales a lo largo de la

transecta altitudinal (Aldunate et al. 2010:342).

29

Por otra parte, desde el interior hacia la costa eran transportados: poroto, ají, zapallo,

calabaza, algarrobo, maíz, cebil, quínoa, materias primas líticas, lana de camélido, objetos

de cobre, láminas de oro, artefactos para el consumo de psicotrópicos, sustancias

alucinógenas y contenedores de cerámica de diversos tipos2 (Llagostera 1989, Uribe et al.

2007, Núñez y Santoro 2011, Pimentel et al. 2011).

Cabe mencionar que la región de Antofagasta presenta una gran distancia entre la costa y

las tierras altas, estimulando una mayor independencia entre los grupos, lo que pudo

conducir al desarrollo independiente de estos; hecho que posteriormente debió ser

favorable al momento de ejercer relaciones complementarias a nivel vertical (Llagostera

1989, Núñez L 1989).

1.8.4. Período Formativo en el tramo Punta Atala - Punta Tames:

El tramo entre Punta Atala y Punta Tames contempla 35 kilómetros; lamentablemente

para esta zona y período, la información arqueológica es sumamente escasa (Castro V

2010).

La primera evidencia del Formativo en la zona corresponde al sitio Cobija 10, el que con

fechas entre el 320 a.C y el 350 d.C se sitúa a un kilómetro del pueblo de Cobija, a unos

300 metros de la línea litoral y consiste en un cementerio de túmulos con alrededor de 90

tumbas; es propuesto por Moragas (1982) como la expresión más meridional de la fase

Alto Ramírez de Arica.

Este extenso cementerio presenta un patrón de entierro con variaciones mínimas. Cada

túmulo fue compuesto por maderos de quisco, los que fueron dispuestos en forma

2 QCA: Quillagua Café Amarillo, QRP: Quillagua Rojo Pulido, QTC: Quillagua Tarapacá Café Amarillento, TNP: Topater Negro Pulido, LRA: Loa Rojo Alisado, LCA: Loa Café Alisado, LMS: Grupo los Morros, SGP: Grupo San Pedro Grueso Pulido, SRP: San Pedro Rojo Pulido, SEQ: Negro Pulido Sequitor.

30

horizontal y cubiertos por esteras sostenidas con rocas sobre las que el difunto era

depositado en posición decúbito lateral con las extremidades flectadas. Luego, el cuerpo

era cubierto con argamasa la que posteriormente era tapada con sedimento y conchuela

(Moragas 1982).

Los ofertorios eran sumamente escasos y se componían de artefactos líticos -cuchillo,

punta de proyectil, dardo, entre otros-, conquiológicos –cuchillo- y óseos -punzón,

cabecera de arpón, entre otros-, pieles de aves con sus plumas -fueron identificados

Phalacrocorax sp. (cormorán). y Sula variegata (piquero)-, vellones de lana de camélido

teñidos rojos, cordelería -fibra vegetal, lana de camélido y pelo humano-, bolsas de fibra

vegetal, cestería y anzuelos de raíz de cactácea (Moragas 1982).

Según los análisis químicos, la argamasa empleada para cubrir los cuerpos era elaborada

con sal extraída el mar, materiales obtenidos de la arena, principalmente sílice y calcio

proveniente de las conchas de moluscos, sedimentos terrestres entre otros elementos,

capaces de lograr una alta compactación. Este sellador era utilizado únicamente para la

elaboración de túmulos y era depositado en estado fresco (Moragas 1982).

Los túmulos eran rellenados con una serie de materiales tales como cerámica -la cual

solo era depositada como relleno y no como ofertorio- lascas, conchas, cueros y pelos de

Lama guanicoe (guanaco), Lontra felina (chungungo) y Otaria flevescens (lobo marino de

un pelo), mechones de pelo humano, plumas, coprolitos de camélido, hojas y fibras

vegetales. Cabe mencionar la presencia de túmulos simbólicos, en lo que no se

inhumaron restos humanos, sin embargo se realizaron eventos de quema (Moragas

1982).

31

Durante la última década, han sido registrados nuevos sitios con fechas formativas en el

área, en el marco del proyecto Fondecyt 1050991 „El desierto costero y sus vinculaciones

con las tierras altas de Cobija a Calama‟, a cargo de Victoria Castro desarrollado entre los

años 2005 y 2009 fueron excavados los sitios: Mantos del Pacífico 5, Mantos del Pacífico

29, Copaca 5, Copaca 7, Punta Grande 2, Bandurrias 3, Chungungo 3, Chungungo 4,

Tames 2, Guasilla 9 y Guasilla 19, Caleta el Fierro 2, 3 y 4 (Castro V et al. 2010).

1.8.5. Período Formativo en Punta Tames:

Los únicos antecedentes con los que contamos sobre ocupaciones humanas durante el

formativo en la localidad de Punta Tames provienen de los sitios Caleta el Fierro 3, P3,

PC8 y Chungungo 6, lo que fueron excavados en el marco del proyecto Fondecyt

1100951 „Del Período Formativo al Tardío en la costa de Antofagasta. Cronología e

interrelaciones con las tierras altas‟ a cargo de Victoria Castro desarrollado entre 2010 y

2014 (Castro V 2010).

Los restos de osteofauna a analizar para cumplir los objetivos propuestos en esta

memoria proceden de excavaciones estratigráficas realizadas en dichos sitios.

1.8.5.1. Sitios que componen la muestra:

Los sitios Caleta el Fierro 3 (en adelante CF3), P3, PC8 y Chungungo 6, fueron

seleccionados por la presencia de restos osteofaunísticos y por estar asignados al

Período Formativo, según fechado radio carbónico o, según su contexto en el caso del

sitio P3 y la unidad 4 de CF3 (Ver anexo 2).

32

Sitio Unidad Fechas (ap.)

CF3 Alero 1 1580 ± 20

Túmulo 1 1810 ± 25

1880 ± 25

2170 ± 25

Unidad 4

P3 Unidad 1

PC8 Unidad 1 1840 ± 25

Chungungo 6 Alero 1 2570 ± 25

Tabla 3: Sitios y unidades que componen la muestra, con sus respectivos fechados radio

carbónicos (Castro V 2012).

Figura 9: Ubicación de sitios CF3, P3, PC8 y Chungungo 6 (Moreno 2013).

33

Figura 10: Detalle ubicación sitios CF3, P3 y PC8 (Moreno 2013).

Figura 11: Detalle ubicación sitio Chungungo 6 (Moreno 2013).

34

Chungungo 6 P3 CF3

P3 2008 m

CF3 2011 m 35 m

PC8 2152 m 158 m 179 m

Tabla 4: Distancia entre los sitios que componen la muestra (Moreno 2013).

Chungungo 6 P3 CF3 PC8

126 m 172 m 203 m 226 m

Tabla 5: Distancia de los sitios en relación a la línea de costa (Moreno 2013).

a. CF3:

Consiste a un cementerio de túmulos de aproximadamente 5000 m2 fuertemente

disturbado producto de excavaciones ilegales (Castro V 2011), en el que fueron

exhumados los restos óseos humanos correspondientes a seis adultos jóvenes, dos

juveniles y dos infantes (Constanzo 2012)

Según las enfermedades degenerativas articulares e inserciones musculares presentes

en el registro bioantropológico procedente de este sitio, Constanzo (2012) identificó

patologías producidas por la extensión y flexión de brazos y piernas asociadas al

lanzamiento de elementos arrojadizos, tales como: lanzas, estólicas y arpones, al

lanzamiento de redes de pesca, a la acción de remar, a la constante posición de estar

arrodillado en actividades de molienda o marisqueo y el transporte o arrastre de cargas

pesadas. Posiblemente estas actividades eran realizadas en forma constante y

prolongada, lo cual generó huellas de estrés mecánico asociadas a un sobre esfuerzo

muscular (Constanzo 2012).

35

Alero 1:

Consiste en un pequeño alero rocoso escasamente saqueado en el que fueron

exhumados restos óseos pertenecientes a una mujer de aproximadamente 30 años de

edad (Andrade Com. Pers. 2011), acompañada de su ajuar y ofertorio compuesto de:

tejidos, cordelería, madera, trozos de cuero de Lobo marino (Otariidae), un artefacto óseo

de forma tubular, numerosos clastos redondeados, algunos con pigmento rojo, variados

líticos, trozos de mineral de cobre, cerámica indeterminada, osteofauna y malacofauna

(Aldunate 2011). Los resultados obtenidos a partir de los análisis de isotopos estables,

realizado a los restos bioantropológicos revelaron un predominio del consumo de dieta

marina (Castro V Com. Pers. 2013).

Al exterior del alero fueron registrados variados instrumentos líticos y uno conquiológico

correspondiente a un cuchillo manufacturado sobre valva de choro zapato (Choromytilus

chorus) (Castro P 2011a), pigmento rojo, un pequeño rollo de piel de Lobo marino

(Otariidae), cerámica Loa café alisada y algunos fragmentos atribuibles al Periodo

Intermedio Tardío, una cuenta de concha posiblemente de bivalvo, una cuenta de

picoroco (Megabalanus psittacus) (Castro P 2011a) un anzuelo de cobre y un fogón

(Aldunate 2011).

Túmulo 1:

Consiste en un montículo funerario con un agujero en el centro producto de saqueo. Este

túmulo presenta elementos similares a los descritos por Moragas (1982) en el sitio Cobija

10, ya que posee restos bioantropológicos, trozos de cactáceas, argamasa, rocas,

fragmentos de esteras y cordelería, además de ofertorios tales como, variadas taxa de

moluscos, un artefacto óseo, guijarros (Castro V 2011) una pluma de Petrel moteado

36

(Daption cápense) (Peña-Villalobos y Fibla 2011), material de relleno como cerámica Loa

café alisada (Varela 2011), lascas y conchuela. Cabe destacar la presencia de dos

elementos -algas y osteofauna- que no son mencionados por Moragas (1982) en la

descripción del material recuperado en el sitio Cobija 10.

Unidad 4:

Consiste en el perfil de saqueo de un túmulo funerario con similares características al

Túmulo 1. En él fueron hallados restos bioantropológicos, fragmentos de textiles y estera,

ofertorios tales como un pulidor, un instrumento lítico indeterminado, restos de osteofauna

y malacofauna, además de relleno compuesto por cerámica Sequitor negro pulido y

conchuela (Aldunate 2011).

Figura 12: Emplazamiento del sitio CF3.

37

b. P3:

Consiste en un basural; los basurales arqueológicos presentes en las costas son

denominados conchales (Núñez P 2003). Según la definición de Orquera y Piana (1992)

los conchales son producto de la acumulación de residuos de alimentación humana. Se

caracterizan por el predominio de conchas de moluscos, además de la presencia de

huesos de animales de distintas especies, lentes calcinadas y carbonosas, utensilios

abandonados, residuos de su confección y proporciones diversas de matriz (Orquera y

Piana 1992:21).

Unidad 1:

Consiste en una unidad en la que se excavaron diversos líticos, tales como: lascas,

microlascas y guijarros, fragmentos de cerámica Loa café alisada, restos de osteofauna y

malacofauna, plumas de Gaviota dominicana (Larus dominicanus) (Peña-Villalobos y Fibla

2011), un artefacto conquiológico de Choro zapato (Choromytilus chorus) (Castro P

2011b), escasos restos de planta silvestre identificada como Flor de viuda (Zephyra

elegans) (Varas 2011), fragmentos de estera, una malla tejida, madera, madera trabajada

y carbón. Dos rasgos; el primero consistió en un evento de quema en el cual se

encontraban restos faunísticos no quemados, y el segundo consistió en un piso de ceniza

(López M 2011). Cabe mencionar que, si bien para este sitio no se realizaron fechados

radiocarbónicos, se atribuye al Período Formativo debido a la presencia de cerámica Loa

café alisada (Uribe et al. 2007) y de argamasa similar a la descrita por Moragas (1982).

38

Figura 13: Emplazamiento del sitio P3.

c. PC8:

Este sitio se compone de seis grandes depresiones de carácter habitacional. Hacia el

este, dentro del mismo sitio se ubica una gran estructura de piedra con cuatro hiladas

(Aldunate 2011).

Unidad 1

Consiste en una unidad excavada al interior de una de las habitaciones. En superficie se

registró cerámica Turi rojo alisado y Turi gris alisado (Varela 2011). En la capa 1 se

registró cerámica de los tipos Ayquina y Dupont, ambas asignadas al Periodo Intermedio

Tardío (Uribe et al. 2007, Varela 2011) y una preforma de punta de proyectil (Aldunate

2011). Mientras que en la capa 2 fue registrado un cuchillo manufacturado sobre valva de

ostión (Argopecten purpuratus) (Castro P 2011b), un fragmento de cerámica

indeterminado (Varela 2011), restos botánicos correspondientes a plantas cultivadas de

maíz (Zea mays), plantas silvestres de recolección como algarrobo (Prosopis sp.), plantas

39

silvestres como flor de viuda (Zephyra elegans) y espinas de cactácea, entre las cuales

una presenta evidencias de corte en el extremo opuesto a la punta (Varas 2011).

Cordelería sobre pelo de camélido y cabello humano, material osteofaunístico y

malacológico (Aldunate 2011), plumas de piquero (Sula variegata) y pelicano (Pelecanus

thagus) (Peña-Villalobos y Fibla 2011).

Figura 14: Emplazamiento del sitio PC8.

d. Chungungo 6:

Alero 1

Consiste en las afueras de un abrigo rocoso en el que fueron recuperados mineral de

cobre, variados líticos, fragmentos de cerámica indeterminada, una posible cuenta de

collar, pigmento rojo, material osteofaunístico y malacológico. En el tercer nivel fueron

registradas rocas que parecen haber sido acomodadas en diferentes tiempos de la

ocupación. Bajo estas rocas se halló una gran cantidad de valvas enteras, las cuales

40

corresponden a eventos de desconche de loco (Concholepas), chitón (Chitoniadae) y lapa

(Fisurella sp.) (Varas 2012).

Figura 15: Emplazamiento del sitio Chungungo 6.

1.8.5.2. Uso actual de Punta Tames:

Punta Tames es una localidad sumamente aislada con escasa presencia de pescadores,

siendo Caleta el Fierro el lugar con mayor actividad de la localidad. Esta caleta está

formada por seis casas construidas con material ligero (madera, lona, malla Raschel y

planchas de Zinc) y dos casas emplazadas sobre los cimientos de antiguas

construcciones de piedras y cemento. Algunas de estas casas poseen pequeños jardines

provistos de plantas y flores. La principal actividad desarrollada en esta caleta es la

extracción de guano de aves marinas con fines comerciales (Castro V et al. 2010).

41

Figura 16: Caleta el Fierro.

Figura 17: lsla guanera frente a Caleta el Fierro.

42

1.9. Utilización de vertebrados:

Por utilización de vertebrados se entiende a todos los recursos que el humano puede

aprovechar de peces –ictiofauna-, anfibios y reptiles –herpetofauna-, aves –avifauna- y

mamíferos –mastofauna-. Estos beneficios se reflejan en el área de la alimentación, las

materias primas, servicios y prácticas funerarias, así como en ámbitos de la eficacia

simbólica (Chaix y Méniel 2006).

En términos alimenticios, los vertebrados son aprovechados por su carne, menudillos o

viseras, sangre, grasa, leche, médula y huevos. Entre las materias primas posibles de

extraer de vertebrados se encuentran hueso, cuero, lana, pelo, plumas, tendones, viseras,

excremento, cuernos y astas. Algunos servicios de animales presentes en actividades

humanas son: el transporte de carga, el tiro de carros, asistentes de caza y vigilancia del

hogar. Respecto a la utilización de vertebrados en rituales mortuorios, se encuentran

sacrificios y entierros (Chaix y Méniel 2006).

Para los efectos de esta investigación sólo se considerarán el consumo alimentario y el

uso de huesos como materia prima, ya que la muestra se compone únicamente de restos

óseos.

1.9.1. Consumo:

Dentro de las necesidades vitales del humano se encuentra la alimentación. Las

principales fuentes de consumo son el agua, los productos terrestres y los marinos

(Núñez P 2003).

43

Fuentes de consumo Origen Producto

Agua Cursos de agua, aguadas, vertientes, torrentes

de agua.

Agua dulce o

semidulce

Productos terrestres Caza terrestre Vertebrados

Recolección terrestre Vegetales

Productos marítimos Caza y pesca en alta mar Vertebrados

Pesca en sector intermedios Vertebrados

Pesca y recolección en la orilla del mar Vertebrados

Mariscadores recolectores buceadores Invertebrados

Mariscadores recolectores en marea Invertebrados y

algas

Tabla 6: Fuentes de consumo, origen y producto (Elaboración propia basado en Núñez P

2003).

Según la tabla 6, durante el Período Formativo los vertebrados fueron obtenidos por

diversos medios, tales como: caza terrestre, caza y pesca de alta mar, pesca en sector

intermedio y pesca y recolección en la orilla del mar (Núñez P 2003). Sin embargo, dada

la ausencia de cursos fluviales los habitantes del litoral árido de arreismo absoluto

mantuvieron una dieta focalizada principalmente en productos marinos (Núñez y Santoro

2011).

Vertebrados consumidos en la costa arreica y su modo de obtención:

- Caza terrestre: los productos terrestres eran obtenidos mediante la caza comunitaria, en

ella se empleaban redes, trampas, piedras y artefactos como Waracas (hondas),

boleadoras, arcos y proyectiles. Los principales recursos terrestres eran guanaco (Lama

guanicoe) y taruca (Hippocamelus antisensis), además de variados taxones de roedores y

aves. Cabe mencionar que debido al intercambio con grupos de tierras altas eran

adquiridos productos terrestres exóticos (Núñez P 2003).

44

- Caza y pesca en alta mar: después del 200 d.C. algunos productos marinos eran

extraídos mediante el uso de embarcaciones de cuero de lobo en las que era posible

navegar en alta mar (Llagostera 1982). Mediante el empleo de artefactos tales como

arpones, anzuelos y palos eran obtenidos mamíferos marinos y peces de gran tamaño,

como lo son lobo marino (Otariidae), cetáceos (Cetácea), albacora (Xiphias gladius) y

congrios (Genypterus sp.) (Núñez P 2003).

- Pesca en sector intermedio: los productos del sector intermedio eran obtenidos mediante

la navegación por las orillas, en ella se utilizaban anzuelos, tridentes, arpones y redes.

Los principales recursos extraídos eran congrios (Genypterus sp), dorados (Coryphaena

sp.), atunes (Thunnus sp.), jurel (Trachurus murphyi), anchoa (Engralrs ringens) y sardina

(Sardinops sagax) (Llagostera 1982, Núñez P 2003).

- Pesca y recolección en la orilla del mar: mediante el uso de chopes y anzuelos eran

obtenidos vieja negra (Graus nigra), tollo (Mustelus mento), tomoyo (Auchenionchus

microcirrhis), lenguado de ojos chicos (Paralichthys microps), lisa (Mugil cephalus), jurel

(Trachurus murphyi) y pejeperro (Pimelometopon maculates) (Núñez P 2003).

En cuanto al consumo de vertebrados en el tramo ubicado entre Punta Atala y Punta

Tames, contamos con los análisis de osteofauna procedente de los sitios Mantos de la

luna 4 y Copaca 1, correspondientes al Período Arcaico y del sitio Guasilla 2,

correspondiente al Periodo Intermedio Tardío.

En el sitio Mantos de la Luna 4, se registró un predominio por parte de camélidos

(Camelidae); en menor medida se presentaron restos de lobos marinos (Otariidae) y

delfines (Delphinidae). Por otro lado, la menor frecuencia de los taxones cormorán

(Phalacrocorax sp.), piquero (Sula variegata), pelícano (Pelecanus thagus), gaviota (Larus

45

sp.) y pingüino (Spheniscidae) sugieren que el recurso aviar fue explotado en forma

oportunista y/o casual (Olguín 2011).

En el sitio Copaca 1 se registró una alta presencia de delfines (Delphinidae) seguidos de

lobos marinos (Otariidae) y camélidos (Camelidae). A juzgar por su gran aporte cárnico y

calórico además de encontrarse distribuidos homogéneamente a lo largo de toda la

secuencia cultural del sitio, es probable que dichos taxones fueran mayormente

explotados. Por otro lado, se detectó la presencia de un ejemplar de Chungungo (Lontra

felina) lo cual sugiere la caza oportunista de éste. Adicionalmente se registró la

explotación de avifauna, en la que se identificó la tendencia por fárdelas y petreles

(Procellariiformes), cormoranes y piqueros (Suliformes) y pelicanos (Pelecaniformes). En

menor medida fueron registrados gaviota (Charadriiformes) y pingüino (Sphenisciformes)

(Olguín et al. 2012, Peña-Villalobos et al. 2013).

En el sitio Guasilla 2, se detectó el predominio por parte de lobos marinos (Otariidae),

seguido de delfines (Delphinidae), camélidos (Camelidae) y cormoranes

(Phalacrocoracidae). En menor medida se identificaron piquero (Sula variegata), pelícano

(Pelecanus thagus), gaviota (Larus sp) y pingüino (Spheniscidae) (Olguín 2011).

1.9.2. Industria ósea:

Se denomina industria ósea a los conjuntos de utensilios elaborados con materiales de

origen animal, sobre los que el humano aplica determinadas técnicas de intervención con

la finalidad de modificarlos y producir útiles de trabajo (Eiroa et al. 1999). El hueso es una

materia prima de fácil obtención, puesto que la práctica de la caza de los animales

salvajes se ha llevado a cabo desde los orígenes de la vida humana (Eiroa et al. 1999).

46

Por ello, el material óseo constituyó un soporte comúnmente utilizado ya que es un tejido

duro y resistente, rígido y fácil de trabajar con los medios adecuados. La manufactura de

artefactos óseos debió ser tarea de artesanos especializados y dichas técnicas de trabajo

se resumen en percusión, incisión, pulimento o abrasión y perforación (Eiroa et al. 1999).

Llagostera (1989) menciona que durante el Período Arcaico en la costa Norte de Chile se

emplearon una serie de artefactos óseos para la explotación marítima, pero la mayor

variedad de estos se encuentra en el litoral árido de valles y quebradas -al norte de

nuestra área de estudio-. Estos artefactos fueron el arponcillo con cabezal de hueso; el

Chope, consistente en un instrumento de hueso enmangado, utilizado para extraer

moluscos univalvos y desconchar bivalvos; el anzuelo de hueso, constituido por un hueso

atado a una pesa de roca empleado para la pesca; y la Potera conformada por una pesa

de roca, un eje con garfios rectos de hueso, empleado para capturar pulpos y peces por

arrastre (Llagostera 1989, Standen 2003, Berenguer 2009). En cuanto al litoral de

arreismo absoluto, se atribuye el uso de anzuelos de hueso con cabezal de retención

(Llagostera 1989). Cabe mencionar que el tamaño de estos artefactos variaba de acuerdo

a la presa, y para su manufactura se utilizaban huesos de camélidos o de lobos marinos

(Dauelsberg y Álvarez 1968).

En cuanto a la explotación de recursos terrestres, el único artefacto óseo utilizado en el

Norte de Chile corresponde a los ganchos de estólica. La estólica consiste en un arma

propulsora que actúa como una prolongación del brazo y tiene por finalidad portar

efectividad y alcance al lanzamiento de un proyectil. Su utilización data del Período

Arcaico (Rivera y Zlatar 1982, Standen 2003).

47

También han sido hallados en calidad de ajuares y/u ofertorio, variados artefactos óseos,

tales como: cuentas de collar tubulares, espátulas, punzones, recipientes o cubiletes que

consistían en una diáfisis de ave sellada con piel de camélido y/o ave en sus dos

extremos. Estos recipientes probablemente eran utilizados para el almacenaje de

pigmentos (Standen 2003).

En el área de estudio se han realizado hallazgos y análisis de artefactos óseos, pero

ninguno de ellos asignado al Período Formativo. En el sitio Mantos de la Luna 4,

correspondiente al Período Arcaico fueron extraídos dos fragmentos de diáfisis pulidas

posiblemente asociadas al trabajo textil. En Guasilla 2, correspondiente al Período

Intermedio Tardío fueron hallados 29 artefactos óseos, entre los que se registraron

agujas, tubos, ganchos de potera, punzones y otros sin una función determinada. En

términos tafonómicos, en general, los artefactos poseen un estado de conservación de

regular a malo, ya que en general presentaron pérdida de tejido compacto y adhesiones

de sal (Santander 2011).

1.10. Utilización de invertebrados marinos:

Los moluscos componen un registro recurrente en las costas ya que son explotados como

alimento, como materia prima para fabricar instrumentos y como elementos simbólicos

(Corrales 1988-89). A partir del análisis de los restos malacológicos procedentes de los

sitios CF3, PC8 y P3 Castro P (2011a, 2011b) identificó taxones que fueron utilizados en

cada uno de estos ámbitos.

En términos alimenticios los invertebrados más consumidos corresponden a lapa

(Fisurella sp.), loco (Concholepas concholepas) y chitón (Chitonidae), seguidos de almeja

(Veneridae) choro zapato (Choromytilus chorus), picorocos (Megabalanus psittacus),

48

ostión (Argopecten purpuratus), erizo (Loxechinus albus) y jaiba mora (Homolaspis plana),

dichos taxones poseen una alta importancia económica (Castro P 2011a, 2011b).

La mayoría de las especies identificadas en el análisis proceden del intermareal rocoso

(Fisurellidae, Concholepas, Chitonidae, Loxechinus albus y Veneridae) y constituyen

taxones característicos del litoral árido de arreismo absoluto. Por otro lado, se detectó la

presencia de moluscos bivalvos de hábitat arenosos como ostión (Argopecten purpuratus)

y almeja (Veneridae), por lo cual Castro P (2011) postula que estas poblaciones

excepcionalmente realizaban recolecciones en playas arenosas (Castro P 2011a, 2011b).

En cuanto al uso simbólico de los invertebrados, fueron hallados restos de pequeños

caracoles, tales como: Turritela cingulata, Oliva peruviana, Crasilabrum crasilabrum,

Prisogaster niger, Nasarius gayi, Priene rude, Priene scabrum, Littorina peruviana,

Bulimulus sp., Acanthina monodon, Aenator fontainei, Sinum cymba y Cyclocardia

compressa en contextos fúnebres (Castro P 2011a, 2011b).

Finalmente, fueron registrados artefactos manufacturados sobre concha. Entre los

ornamentales se encuentran una cuenta de collar posiblemente de bivalvo y una pre

forma de cuenta de picoroco (Megabalanus psittacus), ambos procedentes de CF3. Entre

los artefactos utilitarios, en CF3 se encontró un cuchillo de choro zapato (Choromytilus

chorus) (Castro P 2011a), en P3 se registró un cuchillo de choro zapato (Choromytilus

chorus) y en PC8 un cuchillo de ostión (Argopecten purpuratus) (Castro P 2011b).

Tras el análisis de los restos malacológicos, Castro P (2011a) concluye que durante el

Período Formativo los grupos litoraleños de Punta Tames tuvieron preferencia por la

explotación de especies del intermareal rocoso. Explotando taxones de fácil obtención, a

excepción de algunas especies que eran extraídas mediante buceo como lo son el

49

picoroco (Megabalanus psittacus), el choro zapato (Choromytilus chorus) y en algunos

casos el erizo (Loxechinus albus).

Debido al gran tamaño de los individuos de lapa (Fisurellas) y loco (Concholepas)

analizados, Castro P (2011b) propone que los grupos litoraleños planificaban estrategias

de recolección, desarrollando una tendencia en la selección de individuos de mayor

tamaño, esto con la finalidad de permitir el crecimiento de los moluscos pequeños para

ser recolectados al alcanzar su talla de madurez. Esta especialización en las estrategias

de recolección de moluscos implicó la posterior realización de tareas específicas como el

buceo.

50

CAPÍTULO 2

2.1. Problemática y justificación:

En el marco del proyecto Fondecyt 1050991 3 , el equipo de trabajo encabezado por

Victoria Castro logró detectar evidencias bioantropológicas, orgánicas y culturales propias

de poblaciones de tierras altas del Loa Medio, quebradas y oasis de Atacama en el litoral,

desde el Período Formativo hasta el Tardío (con fechas entre el 315 d.C. y el 1450 d.C.).

Dichos hallazgos dieron lugar al desarrollo del proyecto Fondecyt N 11009514 , el que

surgió con la finalidad de esclarecer el contacto entre grupos circumpuneños y litoraleños,

específicamente en el tramo ubicado entre Punta Tames y Punta Atala, costa arreica de

Antofagasta. Cabe mencionar que esta área presenta un escaso registro de información

arqueológica entre los Períodos Formativo y Tardío (Castro V 2010).

Para inferir el interés de las poblaciones de tierras altas por el litoral, en este tramo, se

han realizado excavaciones estratigráficas, en las que se han recuperado una serie de

vestigios que han permitido la realización de diversos análisis: de restos

bioantropológicos, con el objetivo de constatar la presencia de individuos provenientes de

grupos étnicos diferentes y de restos culturales y bioindicadores, los que pudieron resultar

como producto de caza, pesca y recolección (Castro V 2010).

Por otra parte, los estudios realizados hasta la fecha no han abarcado la temática sobre el

uso de vertebrados en Punta Tames durante el Período Formativo. Las únicas evidencias

registradas en cuanto a este tema corresponden a los sitios: Cerro Colorado, Punta

Morada, Cobija 13, Los Canastos, Montenegro y Caleta Huelén 42, los que se encuentran

3 El desierto costero y sus vinculaciones con las tierras altas: de Cobija a Calama.

4 Del Período Formativo al Tardío en la costa de Antofagasta: cronología e interrelaciones con las tierras altas.

51

emplazados cercanos al área y poseen evidencias de consumo de peces entre el Período

Arcaico Tardío y Formativo Temprano (Llagostera 1989, 2005).

Si bien dentro del proyecto se han realizado análisis de osteofauna, ninguna de las

muestras proceden de sitios asignados al Período Formativo (Mantos de la luna 4 y

Copaca 1 con fechas arcaicas y Guasilla 2 correspondiente al Período Intermedio Tardío)

(Olguín 2011, Olguín et al. 2012).

Numerosos autores se han referido al modo de vida de las sociedades pescadoras de la

costa arreica durante diversos períodos (Moragas 1982, Llagostera 1982, 1989, 1990,

2005, Núñez L 1989, Núñez P 2003). Sin embargo, existe un vacío de información sobre

la utilización de vertebrados -en cuanto al consumo alimentario y al uso de huesos, como

materia prima-, por parte de los habitantes de Punta Tames durante el Período Formativo.

La carencia de esta información en tanto actividad cotidiana, es necesaria para la

comprensión de los eventos ocurridos y, por lo tanto, del desarrollo cultural. Cabe

mencionar, la presencia de restos arqueofaunísticos en sitios arqueológicos generalmente

son resultado de las actividades económicas y constituyen una evidencia mediante la cual

es posible aproximar patrones de conducta, a modo tal de comprender procesos

regionales y de interacción con tierras altas.

En consecuencia, se propone caracterizar la utilización de recursos faunísticos,

específicamente de vertebrados -respecto al consumo alimentario y al uso de huesos,

como materia prima- por parte de los grupos litoraleños que se asentaron en Punta

Tames durante el Periodo Formativo.

52

2.2. Objetivos:

2.2.1. Objetivo general:

Caracterizar la utilización de vertebrados durante el Período Formativo en la localidad de

Punta Tames, costa arreica de Antofagasta.

2.2.2. Objetivos específicos:

Para cumplir el objetivo general se comprenderán muestras de osteofauna procedentes

de excavaciones estratigráficas en los sitios CF3, P3, PC8 y Chungungo 6.

Contextualizar el área de estudio en términos geográficos, zoológicos y

arqueológicos.

Analizar el registro osteofaunístico de los sitios.

Establecer el consumo alimentario.

Detectar la presencia de taxones eventualmente procedentes de otros pisos

ecológicos.

Identificar y caracterizar instrumentos óseos.

2.3. Marco teórico:

El interés por el estudio de restos animales y vegetales surge en el marco de la

arqueología procesual con Clarke (1984), quien postula que muchos aspectos de las

sociedades antiguas pueden ser comprendidos mediante el estudio de cómo estas se

adaptaron a su entorno.

Desde esta perspectiva, la Ecología Cultural principalmente a través de J. Steward,

establece que la adaptación al medio ambiente promueve al cambio cultural (Renfrew y

53

Bahn 1998). De esta manera el estudio de los restos faunísticos procedentes de sitios

arqueológicos constituye una herramienta que permite inferir sobre la relación del ser

humano con el medio ambiente en el que se desenvuelve, y cómo se generan los

cambios culturales (Mengoni 1988).

En este contexto se proponen los siguientes lineamientos teóricos:

2.3.1. Grupos litoraleños y adaptación:

En tiempos prehispánicos, el litoral árido de arreismo absoluto fue poblado por grupos

humanos que se caracterizaron por una alta movilidad y una economía basada en la caza,

pesca y recolección (Núñez P 2003). Estos grupos no estuvieron exentos del contacto

con viajeros del viejo mundo. La presencia colonial trajo consigo el surgimiento de

variadas formas de denominación para los habitantes de dicho litoral (Letelier 2011), entre

las que han persistido los términos: Uros, Puquinas, Pro-anches, Camanchacas,

Camanchangos y Changos (Bittmann 1980, Castro V 2009).

Los apelativos Uros y Puquinas probablemente eran empleados para segmentos

poblacionales que se asentaban en el litoral, pero que originalmente provenían del

altiplano, específicamente de islas y/u orillas del lago Titicaca (Rostworowski 1986).

El término Camanchacas se referiría a las poblaciones que se asentaban a lo largo de la

costa de Tarapacá. El seudónimo Pro-anches, correspondía a poblaciones de la costa de

Antofagasta (Núñez P 2003) y pudo ser aplicado a Camanchacas no sometidos

(Casassas 1992). Por otra parte, Camanchangos hacía referencia a una clasificación

exclusiva para aquellos grupos que intercambiaban productos desde Cobija al interior de

Atacama (Martínez 1985a).

54

Los términos Camanchacas y Camanchangos, habrían sido utilizados como sinónimos, y

a raíz de ambos derivó el concepto de Chango (Rostworowski 1986), esta designación fue

acuñada por cronistas el siglo XVII y actualmente es empleado como un apelativo

genérico para referirse a dichos grupos (Bittmann 1984, Castro V 2009).

Compartimos con Martínez (1985b) que los variados términos registrados por los

cronistas pudieron ser aplicados como meras denominaciones para la distinción de

actividades económicas y/o estados ocupacionales especializados y no corresponder a

entidades étnicas vinculadas al parentesco. Letelier (2011) plantea que aunque estos

grupos presenten diferencias en la extracción de recursos, es prácticamente imposible

reconocer y/o establecer el carácter étnico de cada grupo. En base a lo expuesto y

considerando que la presente memoria se enmarca cronológicamente en el período

Formativo, el término Chango resulta excluyente ya que solo se refiere a los grupos de

tiempos históricos.

Otro término apelativo aplicado a estos grupos es el mencionado por Llagostera (1982)

quien se refiere a sociedades pescadoras, contemplando únicamente a la pesca y

aislando otros recursos importantes para la subsistencia. Para efectos de esta memoria

se adoptará el termino de grupos litoraleños (Llagostera 1982, Núñez P 2003) ya que

excluye especificaciones étnicas, ocupacionales, espaciales y temporales.

Los grupos litoraleños desarrollaron una alta eficiencia adaptativa gracias a su óptimo

modo de producción (Llagostera 1982). Por adaptación entendemos un proceso

compuesto por fases sucesivas, mediante las cuales es posible acceder a nuevos niveles

de energía. En cada uno de estos niveles se aplican estrategias de adaptación, cada vez

más eficaces con la finalidad de optimizar la extracción de recursos y de energía

55

disponibles (Cohen 1974). Para Perlman (1980) la adaptación consiste en que los

recursos adquiridos proporcionan mayor energía que la gastada en el proceso de

obtención, considerando las oportunidades que ofrece el medioambiente habitado.

Entonces, la adaptación al medio ambiente motiva al cambio cultural (Renfrew y Bahn

1998), en ese sentido; incorporamos la propuesta de Binford (1988) quien define el

concepto de cultura como un medio extra somático de adaptación.

Los grupos litoraleños ejecutaron un óptimo modo de producción, basado en la extracción

de recursos litorales. Llagostera (1982, 1989) propuso un modelo teórico para la

comprensión de la apropiación de recursos costeros por parte de estos grupos. Este

modelo postula tres etapas sucesivas denominadas dimensiones. La primera etapa

corresponde a la dimensión longitudinal, cuyo inicio data del 8000 a.C. aproximadamente

y consistió en la recolección de recursos en la franja intermareal. Se denomina dimensión

batitudinal a la segunda etapa situada desde el 6500 a.C. aproximadamente. La principal

característica de esta etapa radica en la anexión de nuevas tecnologías como lo son el

uso de anzuelos y arpones, estas herramientas generaron un cambio favorable; el acceso

a recursos ictiológicos de profundidad. Finalmente, la dimensión latitudinal se inició el 200

d.C y consistió en la incorporación del uso de embarcaciones, las que funcionaron como

medios de transporte a una mayor extensión, permitiendo el acceso mar a dentro y, en

consecuencia, a nuevos recursos (Llagostera 1982, 1989).

Cabe mencionar que el área de estudio se encuentra sumamente limitada respecto de

recursos alimenticios terrestres, por este motivo el mar debió actuar como fuente

proteínica por excelencia (Llagostera 1982, 1989). Todo esto, derivó en la imperante

necesidad de producir tecnología especializada para la extracción de recursos costeros.

Esta optimización de los medios de producción permitió la conquista sucesiva de las

56

fracciones tanto físicas como energéticas del mar, logrando eficiencia adaptativa

(Llagostera 1982). Compartimos con la propuesta de Perlman (1980) quien señala que

basta que un grupo obtenga parte de sus recursos del mar para hablar de adaptaciones

costeras.

En consecuencia, desde esta perspectiva, el cambio cultural está condicionado al medio y

es así como las fases del proceso de adaptación suceden en tanto sea requerido. Prueba

de ello, es la eficiente adaptación costera desarrollada por los grupos litoraleños.

2.3.2. Arqueología de los animales:

La zooarqueología, en tanto disciplina enfocada al análisis de restos faunísticos

procedentes de sitios arqueológicos, permite reconstruir de manera virtual los procesos

culturales de los grupos humanos de tiempos pretéritos (Davis 1989, Reitz y Wing 1999,

Chaix y Méniel 2006, Gamble 2008). Esta disciplina se focaliza únicamente en aquellos

animales que se relacionaron con las personas. Sin embargo es necesario destacar que

su objetivo es el estudio de los humanos, ya que la información que puede adquirirse a

través de los restos arqueofaunísticos es de gran utilidad para comprender a las

sociedades humanas del pasado (Davis 1989).

Los restos faunísticos procedentes de sitios arqueológicos poseen un alto potencial

informativo sobre aspectos culturales y bilógicos; a partir de ellos es posible conocer la

relación entre el humano y la fauna a través del tiempo, determinar el rol de los animales

al interior de una sociedad, medir el impacto que el humano generó sobre los animales,

aproximarse a las estrategias adaptativas, como también a las consecuencias que

pudieron conducir a la extinción de algunas especies de animales, los cambios culturales

producidos por el proceso de extinción y de domesticación, las modificaciones somáticas

57

y morfológicas producto de la domesticación de ciertas especies, por último, los restos

arqueofaunísticos también aportan a la comprensión de las variaciones en la distribución

espacial y temporal de los animales (Mengoni 1988).

La mayoría de los restos faunísticos registrados en sitios arqueológicos corresponden a

fragmentos óseos de mastofauna, avifauna, herpetofauna, ictiofauna y malacofauna

(Davis 1989). Considerando este registro, White (1953) estableció la relevancia de

analizar restos faunísticos con la finalidad de aproximar las estrategias de caza, los

patrones de trozamiento y de distribución, además de la presencia relativa de especies en

los sitios. A partir de esto, se sistematizó el análisis faunístico en arqueología y

comenzaron a inferirse las actividades que desarrollaban las personas al interior de

determinados contextos (Mengoni 1988).

El procesamiento de los animales involucra una serie de actividades que son desarrollas

en forma secuencial, las principales son: la evisceración, la extracción de sangre, órganos

internos y cuero, la reducción de la carcasa, el descarne de los huesos, la separación de

grasa, la extracción de medula ósea y la selección de unidades anatómicas para la

confesión de artefactos óseos (Lyman 1994). El trozamiento primario es ejecutado en el

lugar de obtención de la presa y tiene la finalidad de facilitar el transporte de la misma, en

estas situaciones quienes integraron la partida de caza pueden consumir algunas partes

anatómicas. El trozamiento secundario consiste en la división de unidades de trozamiento

primario y tiene por finalidad generar porciones menores para repartirlas entre los

integrantes de un grupo y el trozamiento terciario se realiza durante el consumo final, es

decir cuando se preparan las comidas o durante la ingesta (De Nigris 1994).

58

Los conjuntos arqueofaunísticos se caracterizan por presentar restos óseos con altos

grados de fragmentación, asociados a artefactos y en ocasiones, a evidencias de fuego.

La variación de abundancia y dispersión de los conjuntos arqueofaunísticos permite

identificar las actividades que se realizaron en dicho lugar, diferenciando los sitios de

matanza –trozamiento primario-, procesamiento –trozamiento secundario-, y acabado

final –trozamiento terciario- (Butzer 1989).

Los sitios de matanza se caracterizan por la presencia de restos óseos del esqueleto

axial, articulaciones óseas, bajos índices de fragmentación, dispersión y diversidad de

especies. Por otro lado, los sitios habitacionales o de acabado final se caracterizan por la

presencia de restos óseos del esqueleto apendicular, sin articulaciones óseas y altos

índices de fragmentación, dispersión y diversidad de especies. Los sitios de

procesamiento y descuartizamiento poseen una conjunción de características entre sitios

de matanza y de acabado final, siendo los artefactos asociados un recurso fundamental

para la interpretación de su funcionalidad (Butzer 1989).

Es necesario considerar que los huesos de animales presentes en basurales

probablemente correspondieron a restos de comida, así como los huesos asociados a

fogones, sugieren patrones culinarios asociados a la cocción (Davis 1989), cabe

mencionar que para este último caso, los huesos que presentan termoalteraciones

también pudieron ser empleados como combustible (Perlés 1977 en Mengoni 1988) y por

lo tanto, no estar estrictamente relacionados al consumo.

Cabe mencionar que la acumulación de resto faunísticos no siempre tiene un origen

antrópico, ya que los lechos de huesos pueden también ser producidos por agentes

animales y/o climáticos. Las acumulaciones por agentes animales consisten en lugares de

59

depositación de restos óseos faunísticos trasportados por carnívoros para su consumo o

por roedores para roer sus incisivos. Es por esto que suelen escasear elementos pesados

y/o voluminosos, como cráneos, siendo huesos largos los elementos mayormente

representados. Por otro lado, las acumulaciones geológicas consisten en lechos naturales

de huesos compuestos por restos de individuos muertos en épocas de stress climático

(Butzer 1989).

Otros elementos dignos de considerar respecto de los análisis zooarqueológicos son: los

taxones, el perfil etario y los cálculos de abundancia. La identificación de taxa revela la

conducta económica que desarrolló el grupo que originó el conjunto arqueofaunístico, la

edad de los individuos permite deducir el manejo que los grupos humanos tendrían sobre

los animales o bien la estación del año en el que sitio fue ocupado, finalmente, la

cuantificación de los restos óseos permite aproximar el número de personas que

habitaron cierto lugar (Davis 1989).

El enfoque de la presente memoria se centrará en restos arqueofaunísticos de

vertebrados, específicamente en sus restos óseos. Por lo tanto, en adelante el término

para referirnos a este registro será el de osteofauna. Los animales vertebrados se

caracterizan por poseer estructura ósea y por la presencia de un sistema nervioso central

que coordina las masas musculares y que se origina como un tubo hueco que se expande

por la región cefálica, dando la posibilidad de que prácticamente todas las neuronas

pueden acceder directamente a los nutrientes, lo que les confiere a un gran valor

adaptativo (Padilla y Cuesta 2003:13). Los vertebrados pertenecen al filo Cordados, el

que se constituye de 45.000 especies dentro de las cuales se encuentra el humano y los

animales directamente relacionados a su alimentación: ictiofauna, herpetofauna, avifauna

y mastofauna (Padilla y Cuesta 2003).

60

Cabe destacar que la taxonomía animal clasifica los diferentes tipos de individuos que se

encuadran dentro del reino animal en una serie de categorías concretas (Padilla y Cuesta

2003). Estas categorías se componen por organismos reconocidos como una unidad

formal a cualquier nivel de clasificación jerárquica siendo filo, clase, orden, familia, género

o especie, las principales categorías; cada uno de estos grupos es denominado taxón

(Simpson 1961, Grayson 1984, Reitz y Wing 1999). Se debe tener en consideración que

si bien cada especie posee características diagnósticas, no siempre es posible establecer

dicha categoría, puesto que las historias tafonómicas deterioran las piezas óseas. En

estos casos se denomina a un taxón más amplio, ya que la precisión no es estrictamente

necesaria, basta con asignar la familia (Becker 2004).

De acuerdo a lo expuesto, se tendrán en consideración las herramientas provistas por la

zooarqueología para la identificación de conjuntos osteofaunísticos, en tanto aporte a la

comprensión de los grupos litoraleños.

2.3.3. Procesos de formación de sitios arqueológicos e historias tafonómicas:

En arqueología el contexto implica una trama espaciotemporal en un medio cultural y/o no

cultural, factible de aplicar tanto a un sólo artefacto como a toda una constelación de sitios

(Butzer 1989). Existen múltiples definiciones para el término sitio arqueológico, entre ellas

se encuentra la de Binford (1964), quien lo define como un lugar en el que se hallan

características y/o artefactos de un grupo cultural. Por otro lado; Deetz (1967) se refiere a

sitio arqueológico como un lugar con concentración de material producido por actividades

humanas. House y Schiffer (1975) definen sitio arqueológico como un área dotada de

evidencias de comportamiento de grupos culturales del pasado.

61

Según Berenguer (1987a) un sitio arqueológico corresponde a aquel lugar que contiene

restos de una o más ocupaciones humanas y cuyos límites se definen según el suelo

estéril. Esta definición excluye temas tales como los procesos de formación, profundidad

de los depósitos y presencia de asociaciones, entre otros. La definición de sitio

arqueológico debe ser lo suficientemente flexible como para incluir hasta las más mínimas

transformaciones del ambiente provocadas por el hombre (Cornejo y Gallardo 1988). Por

ello, en el marco de esta memoria, se comprenderá al sitio arqueológico como el resultado

de actividades humanas posibles de observar a través de las evidencias, tanto culturales

como no culturales (Shiffer 1990). Cabe mencionar que la pobreza o riqueza relativa de

elementos arqueológicos no puede ser un criterio para definir un lugar como sitio

(Berenguer 1987a:73).

Por otra parte, Schiffer (1990) postula que los elementos presentes en los sitios

arqueológicos no son estáticos y poseen un historial. En base a ello, propone un modelo

en donde los artefactos forman parte de dos contextos distintos. El primer contexto es el

sistémico, en el cual los elementos son participes de un sistema de comportamiento.

Posteriormente, al ser abandonados, estos elementos forman parte del contexto

arqueológico, siendo olvidados y con el pasar del tiempo comienzan a adquirir

componentes no culturales y a sufrir cambios post-depositacionales (Schiffer 1990).

Compartimos la propuesta de Schiffer (1991) en tanto que los restos presentes en un sitio

arqueológico sufren transformaciones en forma sucesiva desde su participación en el

contexto sistémico, pasando por el contexto arqueológico, hasta su hallazgo y posterior

empleo como objeto de estudio por parte de los arqueólogos. Los procesos de formación

y transformación de sitios arqueológicos consisten en eventos, actividades y/o procesos

capaces de afectar a los restos arqueológicos posterior a su participación en el contexto

62

sistémico (Schiffer 1991). Estas transformaciones pueden deberse a agentes humanos,

geomorfológicos, biogénicos y/o fisiogénicos (Butzer 1989). La comprensión de los

procesos de formación permite esclarecer los factores influyentes en la conformación del

registro arqueológico, permitiendo estimar su acción particular (Jackson et al. 2005). Cabe

considerar que las particularidades del entorno de los sitios arqueológicos son claves en

los procesos de formación y transformación de los restos, puesto que la combinación de

los procesos culturales y no culturales determina su estado de preservación (Butzer

1989).

El estudio de los procesos de formación del registro arqueológico puede desarrollarse

desde variadas disciplinas como lo son la arqueología experimental (Baena 1997:3), la

etnoarqueología (Binford 1978) y la tafonomía (Gifford 1981, Lyman 1987, 1994), entre

otras.

La arqueología experimental es un modelo de contrastación de hipótesis a través de la

experimentación que de forma rigurosa admite la validez, para fases de la Prehistoria, de

un proceso técnico desarrollado en la actualidad (Baena 1997:3). La etnoarqueología

consiste en la aplicación del método etnográfico para el estudio de datos arqueológicos.

Vale decir, intenta reconstruir el pasado sobre la base de datos empíricos mediante la

observación participante (Binford 1978, 1967, Politis 2010). Para efectos de esta memoria

serán consideradas las herramientas contribuidas por la tafonomía, en tanto disciplina

enfocada en el estudio de la transición de los organismos desde la biosfera a la litósfera.

Se constituye como la ciencia de las leyes de integración o enterramiento que estudia los

procesos de fosilización, permitiendo reconstruir causas dinámicas a partir de registros

estáticos (Efremov 1940).

63

Los restos faunísticos procedentes de sitios arqueológicos constituyen un registro fósil, en

un espacio geográfico y un contexto geológico definidos (Lyman 1987). Los modelos e

hipótesis tafonómicos son entonces necesarios, entre otras cosas, para dar cuenta de la

formación del registro arqueofaunístico (Cruz et al. 1993-1994:94), ya que permiten

identificar procesos selectivos de acumulación y preservación de los restos óseos

depositados por diversas causas, tales como: la acreción mecánica, muerte natural de los

animales, caza por parte de carnívoros o intervención antrópica (Butzer 1989).

En general, la composición de los conjuntos fósiles sufre modificaciones que los diferencia

del conjunto original (Gifford 1981, Lyman 1994). El transporte y la destrucción diferencial

de los restos constituyen las principales causas de transformación. Ambos procesos

pueden estar originados en la acción de animales (carnívoros, roedores e insectos),

vegetales y/o fuerzas abióticas (Aire, fuego, tierra y agua) (Gifford 1981).

A partir de esto, serán consideradas las propuestas sobre los estudios de procesos de

formación de sitios arqueológicos para la comprensión de las historias tafonómicas de los

sitios que componen la muestra.

64

CAPÍTULO 3

3. Marco metodológico:

Para lograr los objetivos previamente planteados, el plan de trabajo de esta memoria ha

sido dividido en tres etapas: trabajo en campo, trabajo en laboratorio y trabajo en

gabinete. El estudio de recursos bibliográficos fue una actividad desarrollada en forma

permanente.

3.1. Trabajo de campo:

El trabajo de campo consistió en dos campañas de terreno, desarrolladas por el equipo

del proyecto Fondecyt 1100951. La primera fue realizada entre el 18 y el 28 de agosto del

2011, en ella se excavaron los sitios CF3, PC8 y P3. La segunda campaña fue realizada

entre el 12 y 24 agosto 2012, en ella se excavó el sitio Chungungo 6.

3.2. Trabajo de laboratorio:

En el trabajo de laboratorio se desarrolló la limpieza, identificación y análisis de los restos

osteofaunísticos procedentes de los sitios antes mencionados. Esta actividad se dividió en

dos etapas: data primaria y data secundaria.

La data primaria consistió en la identificación de las piezas, su lateralidad, completitud,

estado de fusión, articulación, meteorización, termoalteraciones, modificación culturales y

no culturales, Por otro lado, la data secundaria consistió en productos analíticos, tales

como el perfil etario, los modelos de faenamiento, la contribución dietaria, las estrategias

de procesamiento y el cálculo de medidas de estimación taxonómica y anatómica (Reitz y

Wing 1999).

65

Con respecto a la muestra, no se realizó selección, siendo analizado el universo total de

los restos osteofaunísticos recuperados en las excavaciones.

3.2.1. Análisis:

Para la ejecución del análisis fueron realizados los siguientes pasos: en primer lugar, se

realizó la limpieza de los restos que lo ameritaban. Para dicho procedimiento fueron

utilizados pinceles y brochetas, luego se procedió al análisis macroscópico en el cual se

identificaron la mayoría de las variables que serán descritas posteriormente. Tras esto, las

piezas óseas con huellas antrópicas fueron analizadas con lupa binocular de 20x.

Finalmente, se elaboró el registro visual de piezas relevantes; este registro consistió en la

toma de fotografías con cámara digital y dibujos de los artefactos para lo que se requirió

de lápiz, papel milimetrado y papel transparente.

Durante el análisis, los datos fueron relevados individualmente, es decir, se extrajo

información de cada una de las piezas óseas. Estos datos fueron introducidos en el

programa computacional Microsoft Excel, con la finalidad de generar una base de datos

capaz de incorporar toda la información registrada (Becker 2004, Velásquez 2004), la que

fue procesada durante el trabajo de gabinete.

Este procedimiento se llevó a cabo en el laboratorio de zooarqueología de la UISEK, entre

los meses de octubre y noviembre del 2012 (Mac-Lean 2012) y de junio del 2013.

3.2.2. Variables:

Para la realización del análisis fueron seleccionadas variables; cada una de ellas

constituyó un elemento distintivo que aportó al orden y comparación de la muestra

(Tamayo 2003).

66

Las variables fueron seleccionadas debido a su relevancia en tanto aporte a la discusión

final. La mayoría de ellas fueron propuestas por Mengoni (1999) en lo que dicho autor

denomina „Sistema para el registro de información arqueofaunística‟ donde señala la

importancia de considerar: taxón, unidad anatómica, porción, fusión, fracción, lateralidad,

fractura primaria, estado de fractura, marcas antrópicas –distribución, orientación y

frecuencia-, otras marcas, termoalteración y meteorización (Mengoni 1999). Por otro lado,

fueron agregadas variables consideradas relevantes tales como: sitio, unidad, nivel, capa,

rasgo, clase de Cordado, segmento, ubicación de la fractura, edad y observaciones. Cada

una de las variables posee códigos mediante los cuales es posible tabular los datos (Ver

anexo 3).

Variables y su relevancia:

Sitio, unidad, nivel, capa y rasgo: esta información es sumamente necesaria, ya

que consiste en el lugar del que fue extraída la unidad anatómica.

Taxón: consiste en asignar un taxón al nivel que sea posible.

Los taxones son grupos de organismos reconocidos como una unidad dentro de los

niveles de clasificación jerárquica: filo, clase, orden, familia, género o especie. Cabe

mencionar que la nomenclatura binominal da nombre a cada especie para lograr

identificarlas. Este nombre está compuesto por dos palabras: la primera indica el género,

el cual agrupa a determinadas categorías taxonómicas según las similitudes estructurales

y/o funcionales de las especies. La segunda palabra corresponde a una denominación

específica de la especie (Simpson 1961, Grayson 1984, Reitz y Wing 1999, Padilla y

Cuesta 2003).

67

Unidad anatómica 1: consiste en la identificación anatómica a nivel particular por

ejemplo: vértebra cervical (Mengoni 1999; Ver anexo 4).

Unidad anatómica 2: consiste en la identificación anatómica a nivel general por

ejemplo: vértebra (Mengoni 1999).

La asignación taxonómica y anatómica de las piezas analizadas se ejecuta mediante el

uso de criterios de identificación, tales como: forma, espesor, curvatura, forma y ubicación

de las superficies articulares, ubicación, tamaño y forma de los forámenes, ubicación y

forma de las zonas de fijación de ligamentos y tendones (Berwick 1975). Esta

identificación se realizó mediante un estudio comparativo con colecciones de referencias

pertenecientes al laboratorio de zooarqueología de la UISEK y colecciones privadas,

además de consultas a manuales de identificación de especies (Pacheco et al. 1979,

Cohen y Serjeantson 1986, Benavente et al. 1993, Falabella et al. 1995, Ericson y Stora

1999, Galotta y Márquez 2004, Hillson 2005, Adams y Crabtree 2008).

Segmento: se refiere a la zona del esqueleto a la que corresponde la unidad

anatómica. Por zona del esqueleto se entiende a las mayores porciones en el que

es segmentado (Mengoni 1988). Axial o apendicular, (craneal, caudal y precaudal

en el caso de la ictiofauna).

Lateralidad: consiste en el lado del cuerpo del que proviene la pieza ósea

(Mengoni 1999).

La asignación de lateralidad de las piezas óseas pares es necesaria para el cálculo de la

estimación del número mínimo de individuos (MNI) (Grayson 1984, Mengoni 1988, Lyman

2008).

68

Porción: consiste en la parte de la pieza ósea que se encuentra representada

(Mengoni 1999).

Esta información resulta útil para el cálculo de las unidades anatómicas mínimas (MAU),

el que permite detectar las piezas óseas mayormente representadas en la muestra

(Binford 1978, 1984).

Fusión: consiste en el estado de la fusión de la pieza ósea (Mengoni 1999), esto

permite estimar la edad del individuo al momento de su muerte (Mengoni 1988).

Edad: consiste en asignar un rango etario entre juvenil y adulto.

La fusión de las piezas óseas permite conocer las edades en las que se concentra la

sobrematanza, como así también, identificar el tipo de estrategia de subsistencia. La

dentición también posee un potencial informativo, ya que el reemplazo de los dientes

deciduos por los permanentes, el brote de molares y el desgaste también son aplicables a

la estimación del perfil etario (Mengoni 1988).

Marcas:

Las marcas presentes en las unidades anatómicas son testimonios de su historia. Es

posible identificar dos tipos de marcas: de origen natural y de origen antrópico (Binford

1984, Davis 1989, Chaix y Méniel 2006, Mengoni 1999, Reitz y Wing 1999).

Marcas antrópicas: consisten en las huellas realizadas por instrumentos (Mengoni

1999).

Las marcas de origen antrópico se dividen en dos categorías: la primera consiste en las

huellas originadas producto de la caza del animal, dicho de otro modo, son las heridas

69

que provocaron su muerte. La segunda categoría consiste en las huellas producidas por

la preparación para el consumo del animal (Chaix y Méniel 2006, Davis 1989). El análisis

de las modificaciones producto del procesamiento, preparación, consumo y descarte

permite esclarecer la etapa de explotación a la que estaban siendo sometidas las piezas

óseas (Mengoni 1999, Muñoz S 1997).

Para inferir la etapa de explotación a la que fue sometida la unidad anatómica son

utilizadas, a modo de complemento, las siguientes variables (Mengoni 1999):

Distribución.

Frecuencia.

Orientación, profundidad y largo.

Ubicación.

Estos datos permiten reconstruir los procedimientos culturales de reducción,

desollamiento, desarticulación, descarne y procesamiento de los animales (Mengoni

1988:93).

Marcas naturales: consisten en huellas producidas por agentes no humanos, tales

como plantas y/o animales (Mengoni 1999).

Las marcas naturales se producen debido a que las unidades anatómicas se encuentran

expuestas a una serie de agentes que participan en la degradación. Como por ejemplo,

los procesos tafonómicos, el crecimiento de raicillas y las marcas dentarias de carnívoros

o de roedores (Chaix y Méniel 2006, Grifford 1981).

Meteorización: consiste en la identificación del estadio de meteorización en el que

se encuentra la pieza ósea (Mengoni 1999).

70

La meteorización es un proceso que ocurre en el contexto arqueológico, en el que los

restos óseos son atacados por agentes físicos y/o químicos. Esto produce la separación y

destrucción de sus componentes microscópicos orgánicos e inorgánicos, por lo que

Behrensmeyer (1978) define seis estadios de meteorización, los que corresponden a

etapas de deterioro progresivo (Ver anexo 3).

Las marcas naturales y la meteorización permiten reconstruir las historias tafonómicas de

los sitios (Lyman 1987).

Fracción: consiste en el porcentaje de la pieza ósea representada (Mengoni 1999),

este cálculo se realiza proyectando el porcentaje ausente.

Fractura primaria: consiste en la morfología general de la fractura (Mengoni 1999).

Estado de fractura: consiste en el estado en el que se encontraba la unidad

anatómica al momento de ser fracturada (Mengoni 1999).

Las fracturas se originan por diversos factores en distintos momentos, ya que pueden ser

producidas por factores biológicos no humanos, como también pueden ser resultado de

actividades humanas relacionadas con el procesamiento del animal (Mengoni 1988) o

bien, pueden generarse al momento de la excavación estratigráfica. El análisis de la

morfología y el estado de la fractura resultan útiles para esclarecer su origen.

Termoalteración: consiste en las alteraciones térmicas presentes en la unidad

anatómica (Mengoni 1999).

El fuego puede estar relacionado a la cocción de carne, aunque no puede ser descartada

la posibilidad de que las piezas óseas quemadas hayan sido arrojadas a un fogón por

descarte o bien empleadas como combustible (Perlés 1977 en Mengoni 1988). Las

71

alteraciones térmicas son identificadas de acuerdo al color y modificación de la superficie

de la pieza ósea (Mengoni 1988, 1999).

Observaciones: consiste en un apartado para realizar comentarios con respecto a

la unidad anatómica analizada.

3.3. Trabajo de gabinete:

El Trabajo de gabinete consistió en la realización de gráficos, tablas y estimación del

número de especímenes identificados (NISP), del número mínimo de individuos (MNI), del

número mínimo de elementos esqueletales (MNE) y de las unidades anatómicas mínimas

(MAU). Esto con la finalidad de articular la información mediante una metodología

cuantitativa. De este modo, generar datos objetivos a través de la interpretación de los

gráficos y tablas, además de su posterior vinculación a la bibliografía.

3.3.1. Gráficos y tablas:

La identificación de las variables estuvo sujeta al potencial informativo de los restos

osteofaunísticos. Por ello, no todas las piezas óseas fueron identificadas con la misma

precisión, en algunos casos fue posible establecer el orden, familia, género o especie,

mientras que para otros solo es posible referirse a la clase. Lo mismo ocurre con la

asignación de la unidad anatómica, algunas piezas fracturadas o meteorizadas no pueden

ser identificadas (Mengoni 1988).

Mediante las variables registradas en el programa computacional Microsoft Excel fue

posible contabilizar los resultados mediante la realización gráficos y tablas.

72

Los gráficos y tablas realizados fueron los siguientes:

Filtro de informe Rótulos de comuna Rótulos de fila

Sitio Unidad Clase

Sitio Unidad Taxón

Sitio - Unidad Nivel Taxón

Sitio Unidad Perfil etario

Sitio Unidad Estado de fractura

Sitio Unidad Termoalteración

Sitio – Unidad Unidad Meteorización

Sitio Unidad Fragmentación

Sitio Unidad Marcas naturales

Sitio Clase Segmento

En el caso de los instrumentos óseos y las piezas óseas con huellas de origen antrópico

fueron realizadas tablas con variables específicas.

Tabla de descripción de unidades anatómicas con marcas de origen antrópico:

Sitio Unidad Nivel Pieza Taxón Tipo Distribución Orientación Frecuencia Ubicación

ósea de profundad

marca largo

Tabla de descripción de instrumentos óseos:

Sitio Unidad Nivel Pieza Taxón Función Forma Etapa de Conservación Trat. de

ósea

Prod. superficie

Posterior a la realización de dichos gráficos y tablas fueron realizadas medidas de

abundancia taxonómica mediante la estimación del número de especímenes identificados

(NISP) y del número mínimo de individuos (MNI). Además de medidas de abundancia

73

anatómica mediante la estimación del número mínimo de elementos esqueletales (MNE) y

de las unidades anatómicas mínimas (MAU).

3.3.2. Métodos para calcular la abundancia taxonómica:

El NISP consiste en la cantidad de huesos por taxón; puede estar determinado a nivel de

orden, familia, género o especie (Grayson 1984, Lyman 2008). El MNI es calculado a

partir de las unidades anatómicas mayormente representadas. En esta ocasión fue

considerada la lateralidad -izquierda o derecha- para los huesos pares (Grayson 1984,

Lyman 2008) y la cresta supraoccipital para la especie Trachurus murphyi, ya que

consiste en un hueso del neurocráneo sumamente distintivo y de buena preservación

(Falabella et al. 1995). Junto a la lateralidad de la pieza ósea se considera la edad del

individuo, la cual es estimada por la fusión de los huesos. Estos cálculos se aplican para

medir la importancia relativa de cada especie al interior de un conjunto óseo (Mengoni

1988).

3.3.3. Métodos para calcular la abundancia anatómica:

El MNE consiste en la determinación de la abundancia en que cierta unidad anatómica se

encuentra representada en la muestra -independiente de su lateralidad- (Lyman 1994).

Por su parte, el MAU permite establecer cuál es la unidad anatómica más representada

en la muestra. Este cálculo se realiza dividiendo el MNE de cada unidad anatómica por

las veces que dicha unidad se encuentra en el esqueleto (Binford 1978, 1984, Lyman

2008).

Cabe mencionar que para el cálculo del MAU no se contabilizan todas las unidades

anatómicas, sino que se consideran las zonas diagnosticas de las mismas. Dicho de

74

otro modo, el MAU es calculado en base a porciones de las piezas óseas más

representativas debido a sus características, intrínsecas, como por ejemplo la alta

densidad (De Nigris 1994).

3.3.4. Articulación de datos:

El tipo de estudio que define a esta investigación es del tipo correlacional, ya que se

busca explicar el comportamiento y valor de las variables. Vale decir, que se intentará

percibir cómo se relacionan o vinculan diversos fenómenos entre sí, o si es que estos no

se vinculan. Destacamos que la investigación correlacional posee, en alguna medida, un

valor explicativo. En base a ello, se pretende esclarecer qué provoca el fenómeno

(Hernández Sampieri et al. 1998).

Tras la interpretación de los gráficos fue recopilada información sobre la taxonomía,

distribución, longitud, etología, forma de obtención y relación con los humanos de cada

uno de los taxones identificados durante el análisis.

Estos datos sumados a los antecedentes y al marco teórico explicitado, fueron vinculados

con la finalidad de generar una conclusión y cumplir los objetivos de la presente memoria.

75

CAPÍTULO 4

4. Resultados:

4.1. Muestra:

De un total de 327 piezas óseas, un 45% (n = 148) fue adscribidle a la categoría

„identificado‟ -asignados a nivel de orden, familia, género o especie-. El 55% (n = 178)

restante fue asignados a la categoría „no identificado‟ -adscribidles a nivel de clase-.

Figura 18: Piezas óseas identificadas y no identificadas.

Las piezas óseas identificadas correspondieron a Egretta sp. 24% (n = 36), Otariidae 22%

(n = 33), Phalacrocorax sp. 15% (n = 22), Lama sp. 8% (n = 12), Trachurus murphyi 8% (n

= 12), Pelecanus thagus 8% (n = 11), Larus dominicanus 7% (n = 10), Cilus gilberti 6% (n

= 9), Sula variegata 1% (n = 2) y Spheniscus humboldti 1% (n = 1).

76

Figura 19: Piezas óseas identificadas a nivel de orden, familia, género o especie.

Dentro de la categoría „no identificado‟ las piezas óseas fueron asignadas a una clase.

Resultando un 58% (n = 103) avifauna marina, un 28% (n = 49) ictiofauna de la clase

Actinopterygii, un 12 % (n = 23) mastofauna terrestre y finalmente un 2% (n = 4)

mastofauna marina.

Figura 20: Piezas óseas identificadas a nivel de clase.

77

Cabe mencionar que para la mayor parte de la muestra no fue posible dar asignación

taxonómica a nivel de especie dada la baja tasa de identificación producto del deterioro de

las piezas.

4.2. CF3:

Identificación taxonómica:

Figura 21: Frecuencia de taxones en cada nivel de Túmulo1 y Unidad 4, Sitio CF3.

En las unidades Túmulo 1 y Unidad 4 del sitio CF3 registraron un total de 42 piezas

óseas. Los vertebrados con mayor representatividad fueron de la familia Otariidae,

seguido de mastofauna terrestre indeterminada y, en menor medida fueron registrados:

avifauna indeterminada, ictiofauna indeterminada y Pelecanus thagus.

78

Figura 22: Frecuencia de taxones en nivel 1 de Alero 1, Sitio CF3.

En la unidad Alero 1 del sitio CF3 fueron registradas 64 piezas entre las cuales se detectó

un fuerte predominio por parte de la avifauna. Los taxones mayormente representados

fueron Egretta sp. e ictiofauna indeterminada, seguido de avifauna indeterminada, Larus

dominicanus y Phalacrocorax sp. En menor medida se registraron Otariidae, mastofauna

terrestre indeterminada, Lama sp. y Pelecanus thagus.

Taxón NISP % MNI

Egretta sp. 16 25 1

Lama sp. 2 3 1

Otariidae 30 47 1

Phalacrocorax sp. 5 8 1

Larus dominicanus 9 14 2

Pelecanus thagus 1 2 1

Total 63 100

Tabla 7: NISP y MNI, sitio CF3.

El cálculo del MNI indicó la presencia de al menos dos individuos de Larus dominicanus,

del resto de las taxas se identificó la presencia de al menos un individuo.

79

Tafonomía:

Meteorización:

CF3 Total general

Meteorización Alero 1 Túmulo 1 Unidad 4

0 58 7 65

1 4 3 1 8

2 26 1 27

3 1 4 5

4 1

1

Total general 64 36 6 106

Tabla 8: Estadios de meteorización, sitio CF3.

En cuanto a los niveles de meteorización, en la unidad Alero 1 el 90.5% (n=58) no

presentó meteorización, el 6.5% (n = 4) presentó fisuras paralelas a la estructura fibrosa,

el 1.5% (n=1) presentó aspecto fibroso y/o destrucción del tejido compacto y el 1.5% (n =

1) presentó agrietamientos profundos y abiertos, desprendimiento de astillas. Por su

parte, en la unidad Túmulo 1 el 72% (n = 26) presentó descascaramiento y exfoliación del

tejido externo, el 20% (n = 7) presentó superficie lisa sin agrietamientos y el 8% (n = 3)

presentó fisuras paralelas a la estructura fibrosa. Finalmente en la Unidad 4 el 68% (n = 4)

presentó aspecto fibroso y/o destrucción del tejido compacto, el 16% (n = 1) presentó

descascaramiento y exfoliación del tejido más externo y el 16% (n = 1) presentó fisuras

paralelas a la estructura fibrosa.

80

Estado de fractura:

CF3 Total general

Estado de fractura Alero 1 Túmulo 1 Unidad 4

Fresca 3 3

No fresca 47 36 6 89

Sin fractura 14

14

Total general 64 36 6 106

Tabla 9: Estado de fractura, sitio CF3.

El 2% (n = 3) de las piezas presentaron fracturas realizadas mientras el hueso se

encontraba fresco, esto puede ser resultado de actividades humanas relacionadas con el

procesamiento del animal. Cabe mencionar que las piezas con fracturas en estado fresco

proceden de la unidad Alero 1. El 85% (n = 89) de las piezas sufrieron fractura en estado

no fresco, vale decir, fueron fracturadas al interior del contexto arqueológico o durante la

excavación. El 13% (n = 14) de las piezas se presentó completa.

Fragmentación:

CF3 Total general

Fracción Alero 1 Túmulo 1 Unidad 4

10% 12 33 5 50

20% 1 1 2

30% 3 1 1 5

40%

50% 1 1

60%

70% 2 2

80% 1 1

90% 31 31

100% 14 14

Total general 64 36 6 106

Tabla 10: Porcentajes de fragmentación, sitio CF3.

81

En la muestra procedente de la unidad Alero 1 el 25% (n = 16) presentó menos del 50%

de la pieza original, mientras que el 75% (n = 48) conservo más del 50% de la pieza

original. Los mayores índices de fragmentación se encuentran en el Túmulo 1 en el que

el 92% (n = 33) de las muestra no conservo más del 10% de la pieza original. Caso similar

ocurre en la Unidad 4 en la que el 83% (n = 5) no presentó más del 10% de la pieza

original.

Otras marcas:

Figura 23. Otras marcas, sitio CF3.

El 78% (n = 58) de las piezas no presentó marcas naturales, el 16% (n = 42) presentó

erosión y el 6% (n = 6) fue cubierta por una pátina de sedimento.

Modificaciones culturales:

Termoalteraciones:

CF3 Total general

Termoalteración A1 T1 U4

No quemado 64 35 5 104

Carbonizado 1 1 2

Total general 64 36 6 106

Tabla 11. Termoalteraciones, sitio CF3.

82

Del total de la muestra, el 1% (n = 2) de las piezas se hallaron carbonizadas, mientras que

el 99% (n = 104) de las piezas no presentaron alteración térmica. La primera pieza

carbonizada procede de CF3, unidad T1, nivel 4 y corresponde a un fragmento de cráneo

de mastofauna terrestre, la segunda pieza procede de CF3, unidad 4, nivel 2 y

corresponde a un hueso largo indeterminado de mastofauna terrestre.

Artefactos óseos:

Sitio Unidad Nivel

Pieza

ósea Taxón Función Forma

Etapa de

producción Conservación

Trat.

Superficie

CF3 T1 2 Indet.

Mastofauna Gancho

estólica Ovalada Terminado Incompleto Alisado Indet.

Fotografía:

Dibujo:

Tabla 12: Descripción e imagen de artefacto óseo. Sitio CF3, Túmulo 1, Nivel 3.

83

Sitio Unidad Nivel

Pieza

Taxón Función Forma Etapa de

producción Conservación

Trat.

ósea Superficie

CF3 A1 1

Hueso

Avifauna

Indet Inhalar Tubular Terminado Incompleto

Alisado e

Importa de

embarrilado

Largo

Indet

Fotografías:

Dibujo:

Tabla 13: Descripción e imagen de artefacto óseo. Sitio CF3, Alero 1, Nivel 1.

84

4.3. P3:

Identificación taxonómica:

Figura 24: Frecuencia de taxones en cada nivel del sitio P3.

En todos los niveles del sitio P3 la avifauna ostenta la mayor presencia, a excepción del

nivel dos en el que las piezas óseas corresponden principalmente a ictiofauna. El primer

nivel se caracterizó por su abundancia y heterogeneidad. En dicho nivel predominó la

avifauna indeterminada, seguida en forma decreciente de ictiofauna indeterminada, Cilus

gilberti, Lama sp., Trachurus murphyi, Egretta sp., Pelecanus thagus y Phalacrocorax sp.

85

En el segundo nivel, la presencia de avifauna disminuyó drásticamente, siendo restos

ictiológicos los principales componentes del nivel. En el tercer nivel, la avifauna volvió a

aumentar. Aunque para a la mayoría de las piezas óseas no fue posible asignar especie.

En este nivel fueron registradas piezas óseas correspondientes a mastofauna terrestre

indeterminada y a lama sp -casi ausentes en el nivel anterior-. La anteriormente

abundante ictiofauna se ausenta en éste y los siguientes niveles. En el cuarto nivel, se

produjo una fuerte reducción de material, en el que destacan escasos retos de avifauna,

mastofauna terrestre y una pieza correspondiente a Otariidae, constituyendo la única

presencia de mastofauna marina en el sitio. El resto del material de este nivel

corresponde principalmente a avifauna seguida de Lama sp y mastofauna terrestre

indeterminada. Finalmente, el nivel cinco presentó un predominio de avifauna,

representado en las especies: Pelecanus thagus, Phalacrocorax sp, Egretta sp, Sula

variegata, Larus dominicanus, Spheniscus humboldti y avifauna indeterminada, además

de mastofauna terrestre indeterminada y Lama sp.

Taxón NISP % MNI

Cilus gilberti 9 16 1

Egretta sp. 4 7 1

Lama sp. 10 18 1

Otariidae 1 2 1

Pelecanus thagus 8 14 1

Phalacrocorax sp. 10 18 2

Spheniscus humboldti 1 2 1

Sula variegata 2 3 2

Trachurus murphyi 10 18 10

Larus dominicanus 1 2 1

Total 56 100

Tabla 14: NISP y MNI, sitio P3.

86

Fue detectada la presencia de al menos 10 individuos de Trachurus murphyi, dos al

menos dos individuos de Phalacrocorax sp. y Sula variegata. Para el resto de los taxones

solo pudo establecerse la presencia de al menos un individuo.

Abundancia anatómica:

El sitio P3 fue el único que reunió los requisitos para realizar la estimación de abundancia

anatómica. De este modo, fue posible la realización de los cálculos MNE y MAU de Lama

sp, avifauna marina indeterminada e ictiofauna de la clase Actinopterygii.

NISP MNE MAU %MAU

1ª Falange 3 3 0.3 15

Escapula 1 1 0.5 25

Radioulna 2 2 2 100

Astrágalo 1 1 0.5 25

Calcáneo 1 1 0.5 25

Tabla 15: MAU Lama sp, sitio P3.

NISP MNE MAU %MAU

Carpo metacarpo 6 6 3 100

Coracoides 3 3 1.5 50

Fémur 1 1 0.5 1.6

Húmero 4 4 2 66

Pelvis 3 1 0.5 1.6

Radio 4 3 1.5 1.6

Escapula 4 4 2 66

Tibia 3 3 1.5 1.6

Tarso metatarso 4 4 2 66

Ulna 6 4 2 66

Tabla 16: MAU Avifauna marina, sitio P3.

87

Figura 25: MAU ictiofauna de la clase Actinopterygii, sitio P3.

Figura 26: Segmentos del esqueleto según clase, sitio P3.

88

Tafonomía:

Meteorización:

Figura 27: Estadios de meteorización, sitio P3.

En general, las piezas óseas se encontraban en buen estado de conservación. El 79% (n

= 136) no presentó alteraciones producidas por meteorización, en menor medida, el 13%

(n = 23) de las piezas presentaron descascaramiento y exfoliación del tejido más externo,

el 6% (n = 11) presentó fisuras paralelas a la estructura fibrosa, el 1% (n = 2) presentó

desprendimiento de astillas, agrietamientos profundos y abiertos. Finalmente, el 1% (n =

1) correspondió al unidades anatomías con aspecto fibroso y destrucción del tejido

compacto.

Estado de fractura:

Fractura Cantidad

Fresca 16

No fresca 145

Sin fractura 12

Total 173

Tabla 17: Estado de fractura, sitio CF3.

89

El 9% (n = 16) de las piezas presentaron fracturas en estado fresco, el 84% (n = 145) de

las piezas sufrieron fractura en estado no fresco y el 7% (n = 12) de las piezas se

presentó completa.

Fragmentación:

Fracción Cantidad

10% 102

20% 14

30% 7

40% 2

50% 3

60%

70% 3

80% 7

90% 23

100% 12

Total general 173

Tabla 18: Porcentajes de fragmentación, sitio P3.

El 59% (n = 102) de las piezas no conservó más del 10 % de la pieza original, el 15% (n =

26) conservó entre el 20% y el 50% de la pieza original. El 19% (n = 33) conservó entre el

70% y el 90% de la pieza original y el 7% (n = 12) corresponde a piezas conservadas en

un 100%.

90

Otras marcas:

Figura 28: Otras marcas, sitio P3.

El 73% (n = 126) de las piezas no presentó marcas naturales, el 13% (n = 19) presentó

diversos grados de erosión, el 11% (n = 19) se encontró cubierto por una pátina de

sedimento, el 2% (n = 4) presentó marcas de pisoteo y el 1% (n = 2) marcas modernas las

que pudieron ser producidas durante la excavación.

Modificaciones culturales:

Termoalteraciones:

Figura 29: Termoalteración, sitio P3.

91

El 1% (n = 2) de las piezas se presentan carbonizadas, el 99% (n = 171) restante, no

presentó alteraciones térmicas. La primera pieza procede del nivel 2 y corresponde a una

vértebra de ictiofauna de la clase Actinopterygii, la segunda pieza procede del nivel 3 y

corresponde a un hueso largo indeterminado de mastofauna terrestre.

Marcas de Procesamiento y/o consumo:

Sitio Unidad Nivel

Taxón

Tipo de

marca Distribución

Orientación

Profundidad

Largo Frecuencia Ubicación

Pieza

ósea

P3 U1 3 Húmero

Sula

variegata Corte Aislada

Transversal

superficial

corta

Numerosas

(6 o más) Proceso

Imagen:

Tabla 19: Descripción e imagen de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3, Unidad 1, nivel 3.

92

Sitio Unidad Nivel

Taxón

Tipo

de

marca Distribución

Orientación

Profundidad

Largo Frecuencia Ubicación

Pieza

ósea

P3 U1 3

Tarso

Meta

Tarso

Phalacrocorax

sp. Corte

Pocos

Grupos

Transversal

superficial

corta

Pocas

(2 a 5) Proceso

Imagen:

Tabla 20: Descripción e imagen de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3,

Unidad 1, nivel 3.

Sitio Unidad Nivel

Taxón

Tipo

de

marca Distribución

Orientación

Profundidad

Largo Frecuencia Ubicación

Pieza

Ósea

P3 U1 3 Falange

Lama

sp. Corte

Concentradas

en varios

grupos

Transversal

superficial

corta

Numerosas

(6 o más) Diáfisis

Imagen:

Tabla 21: Descripción e imágenes de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3,

Unidad 1, Nivel 3.

93

Sitio Unidad Nivel

Taxón

Tipo de

marca Distribución

Orientación

Profundidad

Largo Frecuencia Ubicación

Pieza

ósea

P3 U1 3 Astrágalo

Lama

sp. Corte Aisladas

Transversal

superficial

larga

Pocas

(2 a 5) Proceso

Imagen:

Tabla 22: Descripción e imagen de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3,

Unidad 1, Nivel 3.

Sitio Unidad Nivel

Taxón

Tipo de

marca Distribución

Orientación

Profundidad

Largo Frecuencia Ubicación

Pieza

ósea

P3 U1 3 Calcáneo

Lama

sp. Corte Aisladas

Transversal

superficial

corta

Pocas

(2 a 5) Proceso

Imagen:

Tabla 23: Descripción e imágenes de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3,

Unidad 1, Nivel 3.

94

Sitio Unidad Nivel

Taxón

Tipo de

marca Distribución

Orientación

Profundidad

Largo Frecuencia Ubicación

Pieza

ósea

P3 U1 5 Escápula

Lama

sp. Corte Aisladas

Transversal

superficial

corta

Pocas

(2 a 5) Proceso

Imagen:

Tabla 24: Descripción e imagen de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3,

Unidad 1, Nivel 5.

Sitio Unidad Nivel

Taxón

Tipo

de

marca Distribución

Orientación

Profundidad

Largo Frecuencia Ubicación

Pieza

ósea

P3 U1 5

Hueso

largo

indet.

Lama

sp. Corte

Concentrado

en varios

grupos

Transversal

superficial

corta

Numerosas

(6 o más) Diáfisis

Imagen:

Tabla 25: Descripción e imágenes de unidad anatómica con huellas de corte. Sitio P3,

Unidad 1, Nivel 5.

95

4.4. PC8:

Identificación taxonómica:

Figura 30: Frecuencia de taxones en cada nivel del sitio PC8.

En el sitio PC8 se registró el predominio de Egretta sp, seguido de avifauna indeterminada

y Phalacrocorax sp. En menor medida se registraron Pelecanus thagus y Otariidae,

seguido de Trachurus murphyi y mastofauna terrestre indeterminada. En el segundo nivel

se observa un predominio de Egretta sp., seguido de avifauna indeterminada y

Phalacrocorax sp.

Taxón NISP % MNI

Egretta sp. 16 57 2

Otariidae 2 7 1

Pelecanus thagus 2 7 1

Phalacrocorax sp. 7 25 1

Trachurus murphyi 1 4 1

Total 28 100

Tabla 26: NISP y MNI, sitio PC8.

96

El cálculo del MNI indico la presencia de al menos dos individuos de Egretta sp. del resto

de las taxas se identificó la presencia de al menos un individuo.

Tafonomía:

Meteorización:

Figura 31: Estadios de meteorización, sitio PC8.

En general, las piezas óseas se encontraban en buen estado de conservación. El 77% (n

= 31) no presentó alteraciones producidas por meteorización, el 15% (n = 6) de las piezas

presentó fisuras paralelas a la estructura fibrosa, el 5% (n = 2) presentó agrietamientos

profundos y abiertos, además de desprendimiento de astillas, finalmente el 3% (n = 1)

correspondió al unidades anatomías con aspecto fibroso y destrucción del tejido

compacto.

Estado de fractura:

Fractura Cantidad

Fresca 19

No fresca 9

Sin fractura 12

Total 40

Tabla 27: Estado de fractura, sitio PC8.

97

El 47.5% (n = 19) de las piezas presentaron fracturas en estado fresco, el 22.5% (n = 9)

de las piezas sufrieron fractura en estado no fresco y el 30% (n = 12) de las piezas se

presentó completa.

Fragmentación:

Fracción Cantidad

10% 11

20% 2

30% 1

40% 1

50% 3

60%

70% 2

80% 2

90% 6

100% 12

Total general 40

Tabla 28: Porcentajes de fragmentación, sitio PC8.

El 27% (n = 11) de las piezas no conservó más del 10 % de la pieza original, el 18% (n =

7) conservó entre el 20% y el 50% de la pieza original. El 25% (n = 10) conservó entre el

70% y el 90% de la pieza original y el 30% (n = 12) corresponde a piezas conservadas en

un 100%.

98

Otras marcas:

Figura 32: Otras marcas, sitio PC8.

El 77% (n = 31) de las piezas no presento marcas naturales, el 20% (n = 8) presentó una

cobertura de pátina parcial y el 3% (n = 1) presentó erosión.

Modificaciones culturales

Termoalteraciones:

No fueron registradas piezas con alteraciones térmicas.

Marcas de Procesamiento y/o consumo:

99

Sitio Unidad Nivel

Taxón

Tipo

de

marca Distribución

Orientación

Profundidad

Largo Frecuencia Ubicación

Pieza

ósea

PC8 U1 1 Radio

Avifauna

índet Corte Aislada

Transversal

superficial

corta

Numerosas

(6 o más)

Epífisis Px

y diáfisis

Imagen:

Tabla 29: Descripción e imágenes de pieza ósea con huellas de corte. Sitio PC8, Unidad

1, Nivel 1.

4.5. Chungungo 6:

Identificación taxonómica:

Figura 33: Frecuencia de taxones en cada nivel de Alero 1, sitio Chungungo 6.

100

En la unidad alero 1 del sitio Chungungo 6 fue registrada una muestra escasa. El nivel

uno, en forma decreciente se presentó: mastofauna marina indeterminada, mastofauna

terrestre indeterminada y Trachurus murphyi. En el nivel dos fue recuperada una pieza

ósea, correspondiente a ictiofauna indeterminada.

Taxón NISP % MNI

Trachurus murphyi 1 100 1

Total 1 100

Tabla 30: NISP y MNI, sitio Chungungo 6.

Tafonomía:

Meteorización:

Figura 34: Estadios de meteorización, sitio Chungungo 6.

El 62% (n = 5) de las piezas no presentó alteraciones producidas por meteorización,

mientras que el 38% (n = 3) presentó descascaramiento y exfoliación del tejido externo.

101

Estado de fractura:

El 100% de la muestra presento fracturas en estado no fresco.

Fragmentación:

Fracción Cantidad

10% 3

20% 3

30%

40% 1

50% 1

60%

70%

80%

90%

100%

Total general 8

Tabla 31: Porcentajes de fragmentación, sitio Chungungo 6.

El 75% (n = 6) de la muestra no conservo más del 20% de la pieza original, el 25% (n = 2)

restante conservo entre el 40% y el 50% de la pieza original.

Otras marcas:

Figura 35: Otras marcas, sitio Chungungo 6.

102

El 62% (n = 5) de las piezas no presentó marcas naturales, el 25% (n = 2) presentó

diversos grados de erosión y el 13% (n = 1) presentó marcas de pisoteo.

Modificaciones culturales:

No fueron registradas modificaciones de tipo antrópicas.

4.6. Perfil etario:

Figura 36: Perfil etario.

El perfil etario fue asignado según la fusión de las epífisis, ya que el proceso de fusión se

produce sucesivamente durante las primeras etapas de vida de los vertebrados.

Presentándose no fusionada en crías, semi-fucionada en juveniles y fusionada en adultos.

Esta medición, solo pudo realizarse en piezas con potencial informativo. Dicho de otro

modo, que conservaban las porciones distales y/o proximales (Reitz y Wing 1999).

El 10% (n = 7) correspondió a adultos, el 8% (n = 6) a juveniles y el 82% (n =59) restante

no pudo ser determinado.

103

4.7. Análisis de resultados:

4.7.1. Diversidad taxonómica:

Los resultados del análisis de la muestra de osteofauna, revelan la presencia de taxones

de avifauna marina, ictiofauna, mastofauna marina y mastofauna terrestre endémica de la

costa arreica. Siendo descartada la presencia de herpetofauna, fauna de hábitos

nocturnos y especies domesticadas (Iriarte 2008, Jaramillo 2005)

Entre las clases presentes en la muestra, la de mayor frecuencia resulto ser la avifauna

(n=185), seguida de ictiofauna (n=70), mastofauna marina (n=37) y mastofauna terrestre

(n=35).

Los taxones identificados fueron los siguientes:

Avifauna:

A nivel de especie fueron identificados Pelecanus thagus (pelicano), Sula variegata

(piquero), Larus dominicanus (gaviota dominicana) y Spheniscus humboldti (pingüino de

Humboldt). A nivel de género fue identificado Phalacrocorax sp. (cormorán) y Egretta sp.

(garza).

Ictiofauna:

A nivel de especie fueron identificados Trachurus murphyi (jurel) y Cilus gilberti (corvina),

ambos correspondientes a la clase Actinopterygii.

104

Mastofauna marina:

Fue identificada la familia Otariidae, pero no fue posible dar asignación taxonómica a nivel

especie, debido a que los otáridos del área de estudio se encuentran representada por

dos especies: Arctocephalus australis (lobo fino de dos pelos) y Otaria flavescens (lobo

marino de un pelo). Ambos taxones poseen una gran semejanza a nivel osteométrico

(Borella et al. 2010), adicionalmente, poseen un marcado dimorfismo sexual en el que la

hembra Otaria flavescens es sumamente similar al macho Arctocephalus australis (Iriarte

2008). A juzgar por lo anteriormente planteado, y debido a la ausencia de unidades

anatómicas clave, solo fue posible dar asignación taxonómica a nivel de familia.

Mastofauna terrestre:

Fue registrada la presencia del género Lama, debido a la estado de preservación de las

unidades anatómicas no fue posible realizar mediciones osteométricas para dar

asignación taxonómica a nivel de especie. Sin embargo, es probable que las unidades

anatómicas asignadas a este género correspondan a Lama guanicoe (guanaco) ya que

constituye una especie endémica (Iriarte 2008) con registros de consumo en el área

(Núñez P 2003).

En consecuencia y debido a que cada taxón posee características propias, fue recopilada

información sobre la taxonomía, distribución, longitud, etología, forma de obtención y

relación con los humanos de cada uno de ellos (Ver anexo 5).

105

4.7.2. Historias tafonómicas:

CF3, Túmulo 1 y Unidad 4:

Fueron registrados bajos niveles de preservación, ya que el 64% de la muestra presentó

descascaramiento y exfoliación del tejido externo, dicha meteorización podría deberse a la

deshidratación progresiva que sufre el material óseo previo a su enterramiento

(Behrensmeyer 1978, Laborde 1986, Mengoni 1988). Considerando que se trata de un

sitio saqueado es posible que estos restos se encontraran en superficie y fueran

agregados al sitio durante la excavación ilegal. Los estragos del saqueo también son

posibles de apreciar en los altos grados de fragmentación, ya que el 90% de la muestra

no conserva más de un 10% de la pieza original. Con respecto de las marcas naturales el

100% de la muestra presentó erosión. Por otro lado, fueron registradas unidades

anatómicas con fracturas en estado fresco.

CF3, Alero 1:

Se observó una buena conservación de la muestra, ya que el 90.5% no presento

meteorización. El 70% de las unidades anatómicas conservo más del 80% de la pieza

original. La presencia de marcas naturales fue casi nula, salvo escasas piezas que

presentaron pátina y el 6% de la muestra fue fracturado en estado fresco.

Cabe considerar que esta unidad se ubica al interior de un alero rocoso, los cuales se

caracterizan por permitir la acumulación de restos de animales producto de causas

naturales como lo son la acción de los carnívoros y las muertes naturales (Cruz 2011).

106

P3, Unidad 1:

El 79% de la muestra no presento meteorización. El 73% no presento marcas naturales.

En cuanto a la fragmentación, el 59% de la muestra conserva el 10% de la pieza original.

Estos altos índices de fragmentación podrían deberse a la calidad de conchal del sitio, en

donde los desechos son descartados y acumulados permitiendo la fractura de las piezas.

Cabe considerar que el 9% de las unidades anatómicas fueron fracturadas en estado

fresco.

Fue detectada la presencia de eventos de quema y lentes de ceniza con piezas óseas no

quemadas, esto podría deberse a que a medida de que el espacio se veía reducido -

próximo a colapsar- la basura era quemada para re ocupar el conchal.

PC8, Unidad 1:

En términos generales, se mantuvo un buen estado de conservación, donde el 77% de la

muestra no presento meteorización. El 77% no presento marcas naturales. Por otro lado

llama la atención que el 30% de las unidades anatómicas conservan el 100% de la pieza

original, sin embargo, un 27% conserva solo el 10%. En cuanto al estado de las fracturas,

el 47.5% presento fractura en estado fresco.

Chungungo 6, Alero 1:

El 62% no presento meteorización ni marcas naturales, ninguna unidad anatómica

conservo más del 50% de la pieza original y no fueron identificadas fracturas en estado

fresco.

107

4.7.3 Presencia taxonómica y anatómica:

CF3, Túmulo 1 y Unidad 4:

Identificación taxonómica:

Ambas unidades poseen escasa y homogénea presencia de mastofauna marina,

mastofauna terrestre, avifauna e ictiofauna. Con un fuerte predominio por parte de

Otariidae en superficie.

Según los antecedentes recopilados sobre cementerios de túmulos este tipo de sitios

carece de la presencia de vertebrados –a excepción de artefactos óseos- (Moragas 1982).

Esta información sumada a los altos grados de fragmentación y meteorización, además

de los antecedentes de saqueo. Permiten suponer que la presencia de osteofauna en este

sector del sitio se debe a eventos post-depositacionales disturbados por excavadores

ilegales.

En consecuencia, resulta impreciso considerar este registro, por lo que los resultados del

análisis de las unidades Túmulo 1 y Unidad 4 –a excepción de un artefacto óseo- no

serán incluidos en las conclusiones.

CF3, Alero 1:

Identificación taxonómica:

Fue registrada la presencia de ictiofauna, avifauna marina, mastofauna terrestre y marina,

esta unidad presenta un fuerte predominio por parte de avifauna marina, siendo Egretta

sp. el taxón mayormente representado. Es de suma importancia considerar que no

contamos con registros de explotación de individuos de este género, esto podría deberse

108

a que presenta bajos índices de masa utilizable. Sin embargo, no debe ser descartado su

aprovechamiento oportunista o en épocas de estrés.

La alta presencia de restos óseos de avifauna marina podría deberse a variados factores,

en primer lugar: según los estudios realizados por Cruz (1999, 2000, 2007, 2009, 2011)

en Patagonia, durante el período de nidificación y cría de aves marinas, en las costas son

depositados numerosos restos, ya que en estas instancias los índices de mortalidad se

elevan. De este modo las probabilidades de contaminación de depósitos arqueológicos

por la muerte natural de avifauna marina son muy altas. En segundo lugar, esta alta

mortalidad constituye una importante fuente de alimento disponible para carnívoros

locales (Cruz 2011:162) los cuales al transportar de los restos participan en los procesos

de transformación de sitios arqueológicos (Cruz 2011). En tercer lugar, los abrigos

rocosos constituyen puntos en el paisaje que generalmente presentan altas tasas de

sedimentación o condiciones que atemperan la acción de los procesos destructivos, lo

que facilita la conservación de huesos de aves (Cruz 2011:156).

Cabe mencionar que si bien no fueron identificadas marcas dentarias de carnívoros, no

debe descartarse su participación en el origen del conjunto óseo, ya que como lo indican

Fernández y colaboradores (2010), ocasionalmente en aleros rocosos con depósitos

arqueológicos, los carnívoros incorporan unidades anatómicas sin la presencia de huellas

que permitan establecer su procedencia.

En base a los antecedentes recopilados sobre la alimentación de los vertebrados que

habitan el área (Jaramillo 2005, Iriarte 2008, Vilina y Cofré 2008b), a las altas

posibilidades de contaminación de restos faunísticos en aleros (Cruz 2011) y a la

ausencia de piezas óseas con modificaciones antrópicas. Es posible inferir que la el

109

conjunto osteofaunístico presente en la unidad alero 1 del sitio CF3, sea producto de

eventos post-depositacionales y no a una acumulación cultural. Ya que la presencia de

avifauna marina, mastofauna marina y mastofauna terrestre podría deberse tanto a

muertes naturales como al transporte por parte de carnívoros, mientras que la presencia

de ictiofauna podría deberse al transporte por parte de avifauna marina piscívora.

Abundancia anatómica:

La mayor parte de las unidades anatómicas registradas proceden del esqueleto

apendicular. Sobre la base del cálculo del MNI, fueron identificados dos individuos de

Larus dominicanus, para el resto de los taxones solo pudo establecerse la presencia de

un individuo. Cabe considerar que la función anatómica de un hueso determina sus

propiedades mecánicas, las que a su vez median sobre los efectos que los procesos

tafonómicos tendrán sobre ese hueso (Cruz 2011:152) ya que la forma y tamaño sumado

a la microestructura del tejido óseo influyen en la destrucción o preservación de los restos

de cada taxón (Behrensmeyer 1991, Lyman 1994). En base a esto es posible inferir que la

presencia de cresta supraoccipital de Trachurus murphyi y las unidades anatómicas

procedentes del esqueleto apendicular de aves voladoras se debe que constituyen un

registro con mayores índices de preservación (Falabella et al. 1995, Cruz 2011). En

consecuencia, la ausencia de partes esqueletales no siempre implica intervención

antrópica (Cruz 2011).

110

P3, Unidad 1:

Identificación taxonómica:

Los resultados del análisis y los antecedes, permiten inferir que P3 corresponde a un

conchal, no saqueado por lo que constituye un eficiente medio para la interpretación.

Lamentablemente, debido a la ausencia de indicadores clave, no fue posible discernir

lapsos de abandono de la ocupación, razón por la que la muestra procedente de los cinco

niveles excavados será interpretada como una totalidad.

En esta unidad fue registrado un fuerte predominio por parte de la avifauna marina,

seguido de ictiofauna, mastofauna terrestre y finalmente mastofauna marina. Los taxones

con mayor frecuencia resultaron ser Phalacrocorax sp. y Lama guanicoe. En menor

medida fueron registrados Cilus gilberti, Trachurus murphyi y Pelecanus thagus.

Finalmente fueron identificados escasos restos de Sula variegata, Larus dominicanus,

Spheniscus humboldti, Egretta sp. y Otariidae.

Abundancia anatómica:

En el caso de Trachurus murphyi se detectó la presencia de al menos 10 individuos. Para

Phalacrocorax sp. y Sula variegata se detectó la presencia de al menos dos individuos.

Del resto de los taxones solo pudo establecerse la presencia de al menos un individuo.

El segmento del esqueleto mayormente representado fue el apendicular, para el caso de

la ictiofauna las unidades anatómicas representadas consistieron huesos del

neurocráneo, vertebras de las zonas precaudal y caudal, no fueron registradas espinas.

111

PC8, Unidad 1:

Identificación anatómica:

El taxón mayormente representado fue Egretta sp, como ha sido mencionado

anteriormente este taxón no constituye un recurso explotado por el humano. También

fueron identificadas taxas de ictiofauna, avifauna marina, mastofauna terrestre y

mastofauna marina.

Considerando que la muestra procede del interior de una estructura de piedras es

altamente probable que este registro tenga un origen no antrópico ya que la construcción

genera un efecto similar al ocurrido en los Aleros. Los cuales según lo señalado por Cruz

(2011) poseen condiciones propicias para la acumulación natural de restos faunísticos.

Adicionalmente, esta unidad posee cerámica correspondiente al Período Intermedio

Tardío, por lo que es posible que estos recintos hayan sido re utilizados durante dicho

periodo. En consecuencia, resulta impreciso considerar este registro.

Abundancia anatómica:

Fue detectada la presencia de al menos dos individuos de Egretta sp, para el resto de los

taxones solo pudo establecerse la presencia de al menos un individuo. Las unidades

anatómicas registradas proceden principalmente del esqueleto apendicular. Cabe

recordar cómo fue señalado anteriormente la conservación diferenciada de partes

esqueletaria no implica intervención humana (Cruz 2011).

112

Chungungo 6:

Identificación taxonómica:

Esta unidad presentó escasos y fragmentados restos de mastofauna marina, mastofauna

terrestre e ictiofauna. La única especie identificada fue Trachurus murphyi. Dadas las

características de este registro y considerando lo propuesto por Lyman (1994), se torna

altamente probable que la presencia de vertebrados en esta unidad se deba a eventos

post-depositacionales producidos por acreción mecánica, al traslado por parte de

carnívoros y/o a la muerte natural de los animales (Butzer 1989, Cruz 2011).

Abundancia anatómica:

Fue detectada la presencia de al menos un individuo de Trachurus murphyi.

4.7.4. Modificaciones culturales:

CF3, Túmulo 1 y Unidad 4:

Artefacto óseo:

En el nivel 2 del túmulo 1 fue registrado un artefacto óseo identificado como un gancho de

estólica Este artefacto fue confeccionado sobre un hueso de mastofauna, se encuentra

terminado y fragmentado en tres partes, en cuanto al tratamiento de superficie, este

gancho fue alisado.

La estólica consiste en un arma propulsora que actúa como una prolongación del brazo y

tiene por finalidad portar efectividad y alcance al lanzamiento de un proyectil. Esta arma

se compone por una varilla de madera con o sin acanaladura central, en la parte proximal

113

posee un mango en el que se ubica un gancho, un asa de cuero o un agujero; mientras

que en su parte distal se ubica un proyectil (Rivera y Zlatar 1982).

Técnicamente esta arma antecede al uso del arco y flecha en el sentido que los principios

de fuerza involucrados son más sencillos, aunque menos eficientes en términos de

energía empleada. (Rivera y Zlatar 1982:14). Su uso data del periodo arcaico y se

atribuye a actividades de caza terrestre (Standen 2003).

CF3, Alero 1:

Artefacto óseo:

En el nivel 1 fue registrado un artefacto óseo identificado como un tubo para insuflar

narcóticos. Este artefacto fue confeccionado sobre diáfisis de ave, se encuentra terminado

y fragmentado en un extremo. En cuanto al tratamiento de superficie, este tubo fue

alisado y posee un embarrilado en el extremo que se conserva.

Los tubos para insuflar narcóticos consisten en cilindros finos y huecos. Confeccionados

con madera o huesos de aves y en ocasiones son decorados con figuras antropomorfas

y/o zoomorfas (Torres 1986).

El uso de alucinógenos data del Período Formativo (Muñoz I 1989) y se asocia

generalmente con una especializada parafernalia destinada a preparar, contener,

manipular e inhalar polvos psicoactivos, en la que manos de morteros, morteros,

cubiletes, espátulas, tabletas y tubos. Son al parecer, sus componentes más conspicuos

(Berenguer 1987b:33). Estos implementos empleados para la inhalación de alucinógenos

son comúnmente hallados en el desierto de atacama (Oyarzún 1931, Mostny 1956, Núñez

L 1963).

114

El principal componente de las sustancias inhaladas provenía del cebil, un árbol en el que

crecen vainas que contienen de 8 a 16 semillas, las cuales eran tostadas y pulverizadas

para su consumo (Torres 1986). El cebil es una especie endémica del noroeste argentino

y a partir del formativo constituyo un recurso de intercambio (Berenguer 1997).

P3, Unidad 1:

Marcas de procesamiento y/o consumo:

En el nivel tres fue detectada la presencia de huellas antrópicas, en un húmero de Sula

variegata y en un tarso metatarso de Phalacrocorax sp. Ambos casos corresponden a

cortes transversales, superficiales y cortos, ubicados en el proceso. Adicionalmente

fueron identificadas marcas en una falange, un astrágalo y un calcáneo de Lama

guanicoe. Estas unidades anatómicas fueron halladas asociadas in situ. Las huellas

consisten en cortes superficiales de orientación transversal. Finalmente en el nivel cinco

fue detectada la presencia de huellas de corte en el proceso de una escapula y en la

diáfisis de un hueso largo indeterminado, ambos correspondientes a Lama guanicoe. La

escapula presentó cortes transversales, superficiales y cortos, de distribución aislada y

frecuencia única, mientras que el hueso largo indeterminado presentó cortes

transversales, superficiales y cortos, numerosos y concentrados en varios grupos.

En base a lo descrito por De Nigris (1994) es posible inferir que dichos cortes fueron

hechos con la intención de desarticular las carcasas para generar porciones menores,

apropiadas para su consumo. Cabe mencionar que solo fueron recuperadas dos piezas

óseas con termoalteraciones por lo cual no es posible aproximarnos a los patrones

culinarios propuestos por De Nigris (1994) y Davis (1989).

115

PC8, Unidad 1:

Marcas de procesamiento y/o consumo:

Fue registrado un radio de avifauna indeterminada, con pequeños cortes aislados de

orientación transversal y baja profundidad, ubicados desde la epífisis proximal hasta la

diáfisis. Tomando en consideración las descripciones de De Nigris (1994) estas incisiones

fueron hechas durante la preparación del animal con la intención de reducir las porciones

para facilitar su consumo.

Si bien anteriormente se señaló que debido a las características de esta unidad resulta

impreciso considerar el conjunto osteofaunístico, la unidad anatómica previamente

descrita si será considerada, ya que presentas huellas de tipo antrópicas, adicionalmente,

fue hallada en asociación a cerámica Loa café alisada y constituye una evidencia

equivalente a las registradas en el sitio P3.

Chungungo 6, Alero 1:

No fueron registradas modificaciones culturales.

116

CAPÍTULO 5

5. Discusión y conclusiones:

Sitio Chungungo 6:

Los restos osteofaunísticos recuperados en el sitio Chungungo 6 no cuentan con el

potencial informativo capaz de contribuir a la comprensión de la utilización de vertebrados

durante el Período Formativo en Punta Tames; si consideramos la propuesta de Lyman

(1994) y las características del conjunto osteofaunístico recuperado en cuanto a la función

de sitio, a lo efímero de la muestra y a su historia tafonómica, se torna altamente probable

que la presencia de vertebrados se deba a eventos post-depositacionales. Si bien las

causas no lograron ser determinadas, estas pueden corresponder a la acreción mecánica,

el traslado de carcasas por parte de carnívoros y/o la muerte natural de los animales

(Butzer 1989, Cruz 2011). En consecuencia, el sitio Chungungo 6 corresponde a un alero

rocoso ubicado a 126 metros de la línea de costa en el que fueron desarrolladas

actividades de desconche durante el Formativo medio (Varas 2012, Moreno 2013).

Por otro lado, el conjunto de sitios constituido por CF3 -a excepción de Alero 1-, P3 y PC8

contaron con el potencial informativo capaz de aportar a la comprensión sobre la

utilización de vertebrados durante el formativo tardío en Punta Tames. Cabe mencionar

que si bien Alero 1 se encuentra emplazado al interior del sitio CF3, presenta fechas más

tardías y un patrón de entierro sumamente distinto al registrado en el resto del sitio,

motivo por lo que esta unidad será interpretada independientemente.

117

Sitios CF3, P3 y PC8:

CF3:

El sitio CF3 consiste en un cementerio de túmulos con un emplazamiento de

aproximadamente 5000 m2 (Castro V 2011), en el que fueron exhumados restos

bioantropológicos; materiales empleados para la cobertura de los cuerpos; variados

ajuares/ofertorios y material de relleno (Castro V 2011, Constanzo 2011, Peña-Villalobos y

Fibla 2011, Varela 2011).

Debido a que el sitio CF3 se encuentra saqueado, no es posible establecer un patrón de

entierro. Sin embargo, este cementerio es análogo al sitio Cobija 10 descrito por Moragas

(1982), puesto que ambos han sido asignados al Período Formativo, se encuentran

emplazados en el área de estudio y comparten prácticamente el mismo registro material.

El sitio Cobija 10 fue interpretado como la expresión más meridional de la Fase Alto

Ramírez y consiste en un extenso cementerio de túmulos con un complejo patrón de

entierro (Moragas 1982). Si consideramos que CF3 posee un patrón de entierro similar al

del sitio Cobija 10, es posible relacionar a los grupos litoraleños de Punta Tames con la

tradición fúnebre de la Fase Alto Ramírez desarrollada en Arica durante el Período

Formativo.

Moragas (1982) no hace mención con respecto de la presencia de restos osteofaunísticos

en Cobija 10 -a excepción de artefactos óseos-. Este antecedente sumado a la historia

tafonómica del sitio, nos indica que la presencia de osteofauna en CF3 se debe a eventos

post-depositacionales posiblemente originados por el saqueo.

118

La única evidencia de utilización de vertebrados presente en el cementerio de túmulos de

CF3 consiste en un gancho de estólica, el cual debió ser depositado en calidad de

ofrenda. La presencia de dicho artefacto indica la realización de caza terrestre (Rivera y

Zlatar 1982, Standen 2003), según Núñez P (2003) la estólica era empleada para la caza

de mastofauna -principalmente Lama guanicoe (guanaco)- y avifauna, lo cual concuerda

con la muestra de osteofauna procedente del sitio P3, ya que en dicho sitio fueron

registrados fragmentos óseos de Lama guanicoe (guanaco) y diversas taxas de aves.

P3:

El sitio P3 consiste en un basural en el que fue registrada la presencia de malacofauna,

osteofauna, ceniza, carbón, artefactos descartados y residuos de su confección. Sobre la

base de las definiciones de Orquera y Piana (1992) es posible afirmar que dicho registro

corresponde a un conchal, los cuales consisten en basurales costeros en los que son

acumulados desechos, principalmente residuos de alimentación humana (Butzer 1989,

Orquera y Piana 1992, Núñez P 2003). Por lo que la presencia de restos osteofaunísticos

en estos contextos revela conductas alimenticias en cuanto a la explotación de

vertebrados.

Desde esta perspectiva y considerando que el sitio no se encuentra disturbado, la

muestra de osteofauna procedente de la unidad 1 del sitio P3, nos aproximará a la

utilización de vertebrados por parte de los habitantes de Punta Tames durante el

Formativo Tardío.

La muestra de osteofauna estuvo compuesta por 173 piezas óseas en base a las que

fueron identificadas seis taxa de avifauna, dos taxa de ictiofauna, una taxa de mastofauna

terrestre y una taxa de mastofauna marina.

119

Entre el registro aviar, fue identificado Pelecanus thagus (pelicano), Phalacrocorax sp.

(cormorán), Spheniscus humboldti (pingüino de Humboldt), Sula variegata (piquero),

Larus dominicanus (gaviota Dominicana), y Egretta sp (garza). Estas taxas corresponden

a aves guaneras con antecedentes de consumo por parte de humanos –a excepción de

Egretta sp. (garza)- (Olguín 2011, Olguín et al. 2012, Peña-Villalobos et al. 2013). Los

taxones de avifauna con mayor frecuencia resultaron ser Phalacrocorax sp. (cormorán) y

Sula variegata (piquero).

En cuanto a la presencia de Phalacrocorax sp. (cormorán), es posible que la mayor parte

de las unidades anatómicas asignadas a esta familia correspondan a la especie

Phalacrocorax brasilianus (yeco), dado que posee una característica etológica que la

convierte en un recurso de fácil obtención.

Phalacrocorax brasilianus (yeco) es una especie piscívora que obtiene su alimento a

través del buceo, el que se ve facilitado por su plumaje permeable. Sin embargo, al salir

del agua debe secar sus plumas con el sol y el viento, adoptando una postura

característica en forma de „M‟ la que mantiene por prolongados períodos de tiempo (Araya

y Millie 1992, Jaramillo 2005; Ver anexo 6). Dicha conducta pudo aumentar la

vulnerabilidad de esta especie, permitiendo capturas sorpresivas por la espalda,

convirtiéndola en un recurso de fácil obtención. Dicha característica etológica sumado a

los altos índices de masa utilizable esta especie (Smith 2011 en Peña-Villalobos et al.

2013), pudieron convertir al Phalacrocorax brasilianus (yeco) en el Phalacrocoracidae

(cormorán) mayormente consumido, dado que constituye una óptima fuente de alimento,

siendo un recurso que proporcionaba mayor energía que la invertida durante el proceso

de obtención.

120

La especie Sula variegata (piquero), posee una conducta etológica que podría convertirla

en un recurso de fácil obtención. Esta característica radica en su particular forma de

alimentación, en la captura ictiofauna precipitándose en picada hacia el agua. Dicha

estrategia es realizada desde 40 metros aproximadamente, de este modo logra

sumergirse hasta 8 metros de profundidad, en cada viaje de alimentación los piqueros

realizan hasta 68 inversiones (Stucchi 2011: Ver anexo 6). Esta característica etológica,

pudo permitir que durante los viajes de alimentación los individuos impactaran en

acantilados o islotes, permitiendo el aprovechamiento oportunista mediante la recolección

de ejemplares, siendo un recurso ocasional cuyo aporte energético es superior al gasto

invertido en su obtención. Cabe mencionar que estas muertes naturales pueden contribuir

a la formación post-depositacional de sitios arqueológicos.

En cuanto a la presencia de Pelecanus thagus (pelicano), su explotación podría deberse a

que constituye una especie que proporciona diversas materias primas, tales como diáfisis

de huesos largos para la confección de copunas (Niemeyer 1965-66, De Vivar 1952) y

plumas para la confesión de diademas (Horta 2000). Adicionalmente, posee un alto grado

de masa total utilizable (Smith 2011 en Peña-Villalobos et al. 2013). Dichas características

convierten a Pelecanus thagus (pelicano) en un recurso con alto potencial utilitario, lo cual

debió incentivar su explotación.

La especie Spheniscus humboldti (pingüino de Humboldt) posee una característica

etológica que la convierte en un recurso de fácil obtención. Dado que constituye un ave no

voladora que durante el período de nidificación y cría pasa prolongados períodos de

tiempo en la superficie terrestre, dichas características convierten a Spheniscus humboldti

(pingüino de Humboldt) en un ave cuya obtención no requiere de mayores dificultades.

Adicionalmente, esta especie posee un alto rendimiento económico, por lo que debió

121

constituir una óptima fuente de consumo ya que posiblemente proporcionó mayor energía

que la invertida durante el proceso de captura (Cruz 2005).

Por otra parte, Larus dominicanus (gaviota Dominicana) posee un bajo índice de masa

utilizable (Smith 2011 en Peña-Villalobos et al. 2013). Esta especie corresponde a la

familia Laridae (gaviotas), la cual no constituye un recurso rentable, sin embargo según

Peña-Villalobos y colaboradores (2013) los láridos pudieron ser explotados en forma

oportunista o en contextos específicos, como lo son la escases de recursos de mayor

rentabilidad.

Finalmente, fueron identificadas unidades anatómicas pertenecientes al género Egretta

sp. (garza), debido a que este género presenta bajos índices de masa utilizable, no

constituyó un recurso de interés. Sin embargo, no debe ser descartado su

aprovechamiento oportunista o en épocas de estrés.

Con respeto a la obtención del recurso aviar, este era adquirido mediante la caza

terrestre, en la que eran empleados instrumentos tales como redes; trampas; boleadoras

y estólicas, entre otros (Núñez P 2003, Standen 2003). Estos taxones –a excepción de

Egretta sp. (garza)- nidifican en acantilados o islotes, en colonias relativamente densas

(Jaramillo 2005), lo cual pudo facilitar su captura en épocas de cría. Cabe considerar que

debido a su tamaño relativamente grande, las aves guaneras pudieron ser una apreciada

fuente alimenticia que promovió la diversificación de la dieta humana (Peña-Villalobos et

al. 2013:302).

Recapitulando, los taxones Phalacrocorax sp. (cormorán), Sula variegata (piquero) y

Spheniscus humboldti (pingüino de Humboldt) constituyen una óptima fuente de consumo,

ya que proporcionan mayor energía que la invertida durante el proceso de obtención.

122

Pelecanus thagus (pelicano) constituyó un recurso altamente valioso debido a su alto

potencial utilitario. Finalmente, Larus dominicanus (gaviota Dominicana) y Egretta sp.

(garza) pudieron ser explotados en forma oportunista o como recursos de emergencia en

épocas de estrés.

En lo respecta a la ictiofauna, fueron registradas las especies Trachurus murphyi (jurel) y

Cilus gilberti (corvina), ambas taxa constituyeron parte de la alimentación de los grupos

litoraleños (Núñez P 2003), así como también un recurso intercambiable con grupos del

interior (Mostny 1952, Castro et al. 2010, Castillo 2011, Núñez y Santoro 2011, Pimentel

et al. 2011).

El cálculo del MNI de ictiofauna, Trachurus murphyi (jurel) constituye la taxa con mayor

frecuencia -al menos 10 individuos-. Según estudios en la actualidad, esta especie posee

una longitud de 65 cm, con un peso de 2,5 kilogramos aproximadamente, de lo cual cerca

del 55% es comestible (Vargas et al. 1993). Trachurus murphyi (jurel) habita en el sistema

pelágico entre las regiones nerítica y oceánica (Moreno y Castillo 1976), es obtenido

desde la orilla o desde el sector intermedio mediante la navegación y para su captura eran

empleados redes, anzuelos, tridentes o arpones (Núñez P 2003). La época del año más

apropiada para la obtención de este recurso es a fines del otoño e inicios del invierno,

dado que esta especie se aproxima a la costa en grandes cardúmenes en busca de

alimento, permitiendo que su obtención sea realizada principalmente desde la orilla

(Vargas et al. 1993).

La especie Cilus gilberti (corvina), habita en el sublitoral superior (Moreno y Castillo 1976)

y es obtenida desde la orilla mediante el uso de redes o anzuelos (Núñez P 2003). No

contamos con mayores antecedentes respecto su la etología y masa total utilizable. Sin

123

embargo, estamos al tanto de que esta especie posee una talla equivalente –y mayor- a la

de Trachurus murphyi (jurel), por lo que es posible inferir que ambas especies poseen un

grado de masa total utilizable similar, es decir de 55%.

En cuanto a las unidades anatómicas recuperadas, ambas especies estuvieron

representadas por piezas óseas procedentes del segmento craneal y vertebras, tanto

caudales como precaudales. En base a dicho registro es posible inferir que en el conchal

fueron depositados los desechos de preparación y consumo de Trachurus murphyi (jurel)

y Cilus gilberti (corvina). No obstante, debe tenerse en consideración la posibilidad de que

la ausencia de espinas sea producto de la conservación diferencial.

En consecuencia, el recurso ictio estuvo representado por las especies Trachurus murphyi

(jurel) y Cilus gilberti (corvina). Ambos taxones eran obtenidos principalmente desde la

orilla y constituían una óptima fuente de consumo y de intercambio con grupos del interior.

Por otro lado fue registrada mastofauna terrestre, la que estuvo representada por la

familia camelidae (camélidos), si bien no fue posible dar asignación taxonómica a nivel de

especie, es probable que las unidades anatómicas asignadas a esta familia correspondan

a Lama guanicoe (guanaco) esto es respaldado por su endemismo (Iriarte 2008) y

registros de consumo de esta especie (Núñez P 2003).

Las unidades anatómicas de Lama guanicoe (guanaco) presentes en el sitio

corresponden a un individuo y proceden del esqueleto apendicular -falanges primeras,

astrágalo, calcáneo, radioulna y escapula-. Frente a este tipo de registro vale considerar

el modelo de Otala (2010) en el que señala que los esqueletos de mamíferos de gran

tamaño poseen unidades anatómicas de alto potencial de supervivencia entre las que se

encuentran huesos largos, mandíbula, astrágalo, calcáneo, falanges primeras y algunos

124

huesos del cráneo tales como dientes y unidades anatómicas de bajo potencial de

supervivencia entre las que se encuentran vértebras, costillas, pelvis, escápulas,

tarsianos, carpianos y falanges segunda y tercera (Otala 2010).

Entonces, la presencia de huesos largos puede deberse a la conservación diferencial,

pero de ser así se habrían conservado otros elementos de alto potencial de supervivencia.

Por lo que estamos frente a una toma de decisiones con transporte selectivo. Durante el

trozamiento primario rara vez se separan aisladamente cada uno de los huesos que

integran las extremidades (Mengoni 1991:184), es por esto que en ocasiones las

unidades anatómicas de bajo rendimiento ingresan articuladas a unidades de mayor

rendimiento. A juzgar por lo anterior es posible inferir que la presencia de Lama guanicoe

(guanaco) en este sitio se deba al descarte de segmentos anatómicos con bajos índices

de utilidad.

Lama guanicoe (guanaco) posee varios recursos explotables para el beneficio humano:

carne, huesos, cuero y pelaje (Núñez L 1989). Esta especie era cazada mediante el

empleo de waracas, boleadoras, arcos y estólicas, entre otros (Núñez P 2003, Standen

2003). Cabe considerar que esta especie es el mamífero herbívoro endémico más grande

del área (Bonavia 1996), por lo que pudo constituir un recurso eficiente; ya que al ser de

gran tamaño, debió otorgar altos niveles de masa utilizable y al ser herbívoro suponemos

que no debió representar una amenaza para el humano al momento de la caza.

Finalmente, la mastofauna marina identificada estuvo representada por la familia Otariidae

(lobos marinos). Si bien no se logró dar asignación taxonómica a nivel de especie, es

posible que las unidades anatómicas analizadas correspondan a Otaria flavescens (lobo

marino de un pelo), ya que es el otárido más común en el área (Aguayo y Maturana

125

1973). Adicionalmente, el uso de cuero, tripas, sangre y el consumo de carne se atribuye

a esta especie (Niemeyer 1965-66, Llagostera 1982).

Los cueros y tripas eran empleados para la confección de balsas, las cuales constituyeron

un eficaz medio de transporte entre caletas que permitió la explotación de guano en islas,

además de la pesca y el arponeo en alta mar (Núñez L 1986). Por otro lado, la carne y la

sangre eran consumidas por su alto nivel proteico, constituyendo una de las principales

fuentes de proteínas presente en la costa arreica (Lizarraga 1968, Llagostera 1982).

Los otáridos (lobos marinos) eran obtenidos de diversas formas, los adultos eran cazados

mediante el uso de arpones y palos, mientras que los juveniles eran recolectados

(Llagostera 1982, Núñez P 2003). Según escritos de cronistas …en los días que no hace

aire andan los lobos marinos descuidados durmiendo, y llegan seguros los indios con sus

balsas. Tíranle un harpón de cobre y por la herida se desangran y muere (De Vivar

1987:10).

En cuanto a las marcas de procesamiento y/o consumo registradas en el sitio P3, fueron

detectadas huellas de cortes en unidades anatómicas procedentes del esqueleto

apendicular de Sula variegata (piquero), Phalacrocorax sp. (cormorán) y Lama guanicoe

(guanaco). Sobre la base de las descripciones de Butzer (1989), De Nigris (1994) y

Mengoni (2006-2010) estas unidades anatómicas habrían sido el resultado del

trozamiento secundario. Lo anterior, sumado a la presencia de unidades anatómica del

esqueleto apendicular, los altos índices de fragmentación, la gran diversidad de especies -

en comparación al resto de los sitios que componen la muestra- y la ocasional presencia

de articulaciones, permiten inferir que el conchal presente en el sitio P3 corresponde a un

área de procesamiento y descuartizamiento. Cabe mencionar que solo fueron

126

recuperadas dos piezas óseas con termoalteraciones por lo que no fue posible establecer

patrones culinarios relacionados con la cocción, sin embargo, no debe descartase la

posibilidad de que la carne haya sido cocinada por métodos que no generan alteraciones

térmicas, como por ejemplo en caldos (De Nigris 1994).

La presencia de vertebrados con bajos índices de masa total utilizable no siempre debe

ser asumida como eventos post-depositacionales o aprovechamientos alimenticios

inusuales. Ya que es posible que estas presas constituyan eficientes fuentes de materias

primas, tales como huesos, cueros y plumas.

PC8:

El sitio PC8 consiste en un emplazamiento con la presencia de seis recintos

habitacionales, la muestra procede del interior de uno de estos recintos. Según los

resultados del análisis, este registro posee un origen tanto de formación artificial, como

natural.

Las evidencias antrópicas radican en la presencia de una pieza ósea correspondiente a

un hueso largo de avifauna de taxa indeterminada con huellas corte. Según las

descripciones de De Nigris (1994), estas marcas posiblemente fueron hechas durante la

preparación del animal con la intención de reducir las porciones y facilitar su consumo.

Es posible que la ausencia de modificaciones culturales en el resto de la muestra se deba

a que proviene del interior de una estructura, dicho contexto posee características

similares a las de un alero, los cuales según Cruz (2011) otorgan condiciones propicias

para la acumulación de restos faunísticos.

127

En consecuencia, es posible que tras el abandono de estos recintos habitacionales,

además de la reocupación por parte de grupos del Periodo Intermedio Tardío -esto es

abalado por la presencia de fragmentos de cerámica asignado a dicho período-, se hayan

originado una serie de eventos post-depositacionales producto de causas naturales. Ya

que la presencia de avifauna marina, mastofauna marina y mastofauna terrestre podría

deberse tanto a muertes naturales como al transporte por parte de carnívoros, mientras

que la presencia de ictiofauna podría deberse al transporte por parte de avifauna marina

piscívora.

Sitio CF3, Alero 1:

El Alero 1 del sitio CF3 consiste en un reparo rocoso con la presencia de un contexto

fúnebre en su interior (Aldunate 2011), en el que fue inhumado el cuerpo de una mujer de

aproximadamente 30 años (Andrade Com. Pers. 2011). Los resultados obtenidos a partir

de los análisis de isotopos estables, revelaron un predominio del consumo de dieta marina

por sobre otros tipo de recursos (Castro V Com. Pers. 2013). Los restos bioantropológicos

se encuentran asociados a variados componentes propios del modo de vida litoraleño -

cordelería, anzuelo de cobre, trozos de cuero de Otariidae (lobo marino), pigmento rojo,

líticos y moluscos- (Moragas 1982, Llagostera 1982, 1989, Standen 2003, Berenguer

2009, Castro V 2009) y componentes propios del interior -cerámica Loa café alisada y un

tubo óseo para insuflar narcóticos- (Oyarzún 1931, Mostny 1952, Núñez L 1963, Torres

1986, Muñoz I 1989, Berenguer 1997, Núñez y Santoro 2011).

Si bien en términos espaciales este alero se encuentra asociado a un cementerio de

túmulos, hasta la fecha no contamos con la presencia de sitios con cronología ni patrones

de entierro equivalentes. Por lo que es posible inferir que el Alero 1 de CF3 consiste en un

128

entierro aislado y fortuito -En el que fue inhumado el cuerpo de un integrante de un grupo

litoraleño de mediana o alta movilidad que se encontraba de paso por el sector.

En cuanto al registro osteofaunístico procedente del alero, las evidencias dan cuenta de

un conjunto originado de forma natural. Según lo describe Cruz (2011), los aleros

constituyen lugares propicios para la concentración de restos faunísticos, esto sumado a

la ausencia de huellas de procesamiento y/o consumo, permite inferir que las unidades

anatómicas correspondientes a avifauna marina, mastofauna marina y mastofauna

terrestre fueron ingresadas al alero por carnívoros o por acreción mecánica. Por su parte

los restos de ictiofauna pudieron ser transportados al alero por avifauna marina piscívora.

La única evidencia de utilización de vertebrados en el alero consiste en un tubo óseo

para insuflar narcóticos, este artefacto fue manufacturado sobre diáfisis de ave, la cual fue

alisada y embarrilada en uno de sus extremos. Dicha registro podría interpretarse como

una evidencia de contacto entre grupos litoraleños y poblaciones de tierras altas o del

litoral árido de valles y quebradas (Oyarzún 1931, Mostny 1952, Núñez L 1963, Torres

1986, Muñoz I 1989, Berenguer 1997, Núñez y Santoro 2011). El complejo inhalatorio

debió ser un componente cultural que mediante la interacción con poblaciones lejanas, los

grupos litoraleños adoptaron y emplearon.

Los grupos litoraleños del Formativo Tardío en Punta Tames

Los antecedentes proporcionados por los sitios CF3 -a excepción de Alero 1-, P3 y PC8

revelan que a inicios del Período Formativo Tardío, la localidad de Punta Tames fue

habitada por grupos litoraleños. Los cuales delimitaron y ocuparon el espacio según la

realización de actividades específicas, siendo CF3 un cementerio, P3 un conchal y PC8

un área habitacional.

129

Figura 38: Distancia entre los sitios CF3, P3 y PC8. Tomado y modificado de Moreno

(2013).

Las distancias entre los sitios CF3, P3 y PC8, permiten inferir que por motivos sanitaros,

el área habitacional fue instalada al margen de las áreas fúnebre y basural, las cuales se

encuentran entre 158 m y 175 m al noreste del área habitacional, a poca distancia entre sí

-35 m-.

En consecuencia, el sitio CF3 constituyó un cementerio de túmulos con influencias

procedentes de la fase alto Ramírez de Arica o de Cobija 10, el cual según Moragas

(1982) ya habría recibido esta influencia. Por su parte el sitio PC8 constituyó un área de

carácter habitacional en la que debieron ser realizadas actividades cotidianas, tales como

la preparación y el consumo de alimentos. Finalmente, el sitio P3 funcionó como un

conchal en el que fueron acumulados residuos de alimentación y artefactos descartados.

130

Por otro lado, el registro procedente del el alero ubicado al costado del sitio CF3 consiste

en entierro aislado con la presencia de elementos del interior a fines del Período

Formativo Tardío. Estas evidencias permiten inferir que se trata de una inhumación

fortuita de un grupo litoraleño que se encontraba de paso por el área, del cual la única

evidencia de utilización de vertebrados es un tubo óseo para insuflar narcóticos.

Utilización de vertebrados durante el Período Formativo Tardío en Punta Tames:

La costa arreica posee escasos recursos terrestres, sin embargo, el mar constituye una

fuente de abundante biomasa que permite la explotación de recursos bióticos (Núñez y

Varela 1969, López 1982, Llagostera 1982, 1989, Carvallo 1990, Núñez P 2003, Núñez y

Santoro 2011). Entre ellos se encuentra una gran variedad de vertebrados, de los cuales

algunos taxones fueron explotados por los grupos litoraleños para la confección de

artefactos óseos y el consumo alimentario (Llagostera 1982, 1989, 1990, Núñez P 2003,

Olguín 2011, Santander 2011, Olguín et al. 2012, Peña-Villalobos et al. 2013).

Respecto al uso de huesos como materia primera, se identificó la presencia de un gancho

de estólica y un tubo para insuflar narcóticos, ambos en contextos fúnebres. La estólica

constituyó un arma propulsora utilizada para la caza de guanacos y aves. Por otro lado el

tubo para insuflar narcóticos constituye un elemento ritual de influencia procedente de las

tierras altas. En base a lo anterior, es posible inferir que los artefactos óseos elaborados

por los grupos litoraleños de Punta Tames eran empleados para la obtención de recursos

alimentarios y para la eficacia simbólica.

Eiroa y colaboradores (1999) define industria ósea como un conjunto de utensilios. Dado

que solo contamos con la presencia de dos artefactos óseos, no es posible referirnos a

una industria ósea en Punta Tames. Sin embargo, si consideramos los abundantes

131

antecedentes sobre artefactos óseos en la costa arreica (Llagostera 1989, Santander

2011), resulta difícil asumir la escasa presencia de este registro en la muestra. Dicha

ausencia podría deberse a su extracción durante excavaciones ilegales, ya que los

artefactos óseos eran principalmente depositados como ofertorios, contextos los cuales

poseen un mayor potencial para ser saqueados.

En consecuencia, según la muestra analizada no es posible establecer que en Punta

Tames se desarrolló una industria ósea, sin embargo este resultado puede estar sujeto a

modificación.

En cuanto al consumo de vertebrados, fueron identificadas huellas de procesamiento y

consumo en Lama guanicoe (guanaco), Sula variegata (piquero) y Phalacrocorax sp.

(cormorán). Sin embargo, a pesar de la ausencia de marcas antrópicas en otras taxas, las

características del registro permite inferir que se trata de una formación artificial, por lo

cual toda la muestra ha sido considerada como evidencia de utilización de vertebrados.

De acuerdo a lo anterior, es posible inferir que los grupos litoraleños de Punta Tames

explotaron vertebrados endémicos, la caza estaba focalizada sobre individuos adultos y

especies silvestres.

Los cálculos de abundancia taxonómica y anatómica indican que en orden decreciente fue

consumido Trachurus Murphyi (jurel), familia Phalacrocoracidae, especialmente la especie

Phalacrocorax brasilianus (yeco) y Sula variegata (piquero). En menor frecuencia fueron

consumidos Pelecanus thagus (pelicano), Lama guanicoe (guanaco), Cilus gilberti

(corvina), Larus dominicanus (gaviota Dominicana), otáridos, especialmente Otaria

flavescens (lobo marino de un pelo), Spheniscus humboldti (pingüino de Humboldt) y

ardeidas del género Egretta.

132

Recapitulando, la alimentación de estos grupos se constituyó principalmente de recursos

marinos, tales como aves guaneras, peces del sistema pelágico y otáridos. Estos recursos

eran complementados con el consumo de invertebrados marinos (Castro P 2011a,

2011b). Adicionalmente fue explotado Lama guanicoe (guanaco), el cual constituye al

único recurso terrestre identificado. Considerando la propuesta de Perlman (1980) quien

señala que la adaptación costera consiste en que parte de los recursos explotados

provengan del mar, proponemos que los grupos litoraleños que habitaron Punta Tames

durante el Formativo Tardío desarrollaron adaptaciones costeras con un óptimo modo de

producción, basado en la extracción de recursos litorales.

Complementando lo anterior, la presencia de patologías en restos óseos humanos y el

material cultural procedentes de los sitios que componen la muestra, nos permiten

aproximar la forma de obtención de vertebrados por parte de los habitantes de Punta

Tames.

En cuanto a los restos bioantropológicos Constanzo (2012) identificó la presencia de

patologías producidas por la extensión y flexión de brazos y piernas las que están

asociadas al lanzamiento de elementos arrojadizos, tales como: lanzas, estólicas y

arpones, al lanzamiento de redes de pesca, a la acción de remar, a la constante posición

de estar arrodillado en actividades de molienda o marisqueo y al transporte o arrastre de

cargas pesadas. Por otro lado, fueron identificados artefactos para la caza y pesca como

lo son un anzuelo de cobre, una pesa de pesca, un gancho de estólica y tres puntas de

proyectil (Aldunate 2011, Castro V 2011). Dichas evidencias revelan que los vertebrados

fueron obtenidos a través de la caza, la pesca y en ocasiones la recolección.

133

Sobre la base de dichas evidencias, compartimos con Núñez P (2003) y Núñez y Santoro

(2011) que los grupos litoraleños que habitaron la costa arreica durante el Período

Formativo, mantuvieron un modo de vida arcaico en el que los recursos eran obtenidos

mediante la caza, pesca y recolección.

En consecuencia, según la información otorgada por el análisis osteofaunístico de los

sitios CF3, P3 y PC8. Es posible afirmar que los grupos litoraleños que habitaron Punta

Tames durante el Período Formativo Tardío desarrollaron una eficiente adaptación

costera, en la que vertebrados eran explotados con fines alimenticios, utilitarios y

simbólicos.

134

CAPÍTULO 6

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6.2. Anexos:

Anexo 1. Vertebrados endémicos de la región de Antofagasta:

Se presenta el nombre común y científico de los vertebrados endémicos de la II región de

Antofagasta, según su ubicación geográfica (litoral, estepa desértica y macizo andino).

a. Vertebrados endémicos del litoral árido de arreismo absoluto:

Herpetofauna:

Nombre común Nombre científico

Tortuga coriácea del pacifico Dermochelys coriácea coriácea

Tortuga olivácea Lepidochelys olivacea

Lagartija de las playas Tropidurus peruvianus

Salamanqueja Phyllodactylus gerrophigus

Lagarto Liolaenus chilensis

Especies de herpetofauna endémicas del litoral (Donoso-Barrios 1966, López 1982).

Ictiofauna:

Sublitoral superior:

Nombre común Nombre científico

Baunco Doydixodon laevifrons

Bilagay Cheilodactylus variegatus

Cherlo o Cherno Acanthistius pictus

Cojinoba Seriolella violácea

Pejeperro Pimelometopon maculates

Tomoyo Auchenionchus microcirrhis

Vieja negra Graus nigra

Torito Bovichtus chilensis

Rollizo Mugiloides chilensis

Apañado o Parguaya Hemilutjanus macrophtalmos

Pintaroja Schroederichthys chilensis

Loro o San Pedro Oplegnathus insignis

Lenguado de ojos chicos Paralichthys microps

Torpedo o Tembladera Discopyge tschu

Corvina Cilus gilberti

Pichihuén Menticirrhus ophicephalus

Sublitoral inferior:

Nombre común Nombre científico

Merluza común o Pescada Merluccius gayi

152

Congrio colorado Genypterus chilensis

Congrio negro Genypterus maculatus

Peje águila Myliobatis peruvianus

Bagre de mar Aphos porosus

Banquillo Prolatilus jugularis

Pequén o Raya puñete Psammobatis scobina

Cojinoba Seriolella violácea

Región nerítica :

Nombre común Nombre científico

Anchoa Engralrs ringens

Agujilla o puntofijo Scomberesox saurus

Pejerrey de mar Odontesthes regia

Cabinza Isacia conceptionis

Sierra Thyrsites atun

Reineta o Hacha Lepidotus acustralis

Jurel Trachurus murphyi

Sardina Sardinops sagax

Lisa Mugil cephalus

Región oceánica:

Nombre común Nombre científico

Albacora o Pez espada Xiphias gladius

Atún de aleta larga Thunnus alalunga

Barrilete o Cachurrea Ktsuwonus pelamis

Dorado de altamar Coryphaena hippurus

Pejezorro Alopias vulpinus

Azuelo o Tintorera Prionace glauca

Jurel Trachurus murphy

Especies de ictiofauna endémicas del sublitoral superior, sublitoral inferior, región nerítica

y región oceánica (Moreno y Castillo 1976).

Aves:

Nombre común Nombre científico

Pelicano Pelecanus thagus

Piquero Sula variegata

Lile Phalacrocorax gaimardi

Guanay Phalacrocorax bougainvillii

Yeco Phalacrocorax brasilianus

Pingüino de Humboldt Spheniscus humboldti

Garza grande Ardea alba

Garza chica Egretta thula

153

Garza boyera Bubulcus ibis

Garza azul Egretta caerulea

Petrel gigante atlántico Macronectes giganteus

Petrel moteado Daption cápense

Albatros de Buller Thalassarche bulleri sp.

Albatros de frente blanca Thalassarche cauta salvini

Albatros de ceja negra Thalassarche melanophris

Fárdela blanca de Masatierra Pterodroma defilippiana

Fárdela blanca Puffinus creaptopus

Fárdela negra Puffinus griseus

Fárdela negra grande Procellaria aequinoctialis

Fárdela de Nueva Zelanda Procellaria westlandica

Golondrina de mar Oceanites oceanicus

Golondrina de mar chica Oceanites gracilis

Golondrina de mar negra Oceanodroma markhami

Golondrina de mar de collar Oceanodroma hornbyi

Yunco Pelecanoide garnotii

Huairavo Nycticorax nycticorax

Jote de cabeza colorada Cathartes aura

Aguilucho Buteo polysoma

Traro (Carancho) Caracara plancus

Chorlo nevado Charadrius alexandrinus

Chorlo ártico Pluvialis squatarola

Pilpilén negro Haematopus ater

Pilpilén Haematopus palliatus

Zarapito Numenius phaeopus

Playero vuelvepiedras Arenaria interpres

Playero blanco Calidris alba

Salteador pomarino Stercorarius pomarinus

Salteador chico Stercorarius parasiticus

Saltador de cola larga Stercorarius longicaudus

Salteador chileno Stercorarius chilensis

Gaviota dominicana Larus dominicanus

Gaviota peruana Larus belcheri

Gaviota Larus modestus

Gaviota de Sabine Xema sabini

Gaviotín sudamericano Sterna hirundinacea

Gaviotín monja Larosterna inca

Gaviotín chico Sterna lorata

Gaviotín elegante Sterna elegans

Rayador Rynchops niger

154

Tucúquere Bubo magellanicus

Lechuza Tyto alba

Picaflor del norte Rhodopis vesper

Minero Geositta cunicularia

Churrete costero Cinclodes nigrofumosus

Tijeral Leptasthenura aegithaloides

Mero gaucho Agriornis montana

Golondrina bermeja Hirundo rustica

Chercán Troglodytes muscullus

Chincol Zonotrichia capensis

Especies de avifauna endémicas del litoral (Jaramillo 2005).

Mastofauna:

Nombre común Nombre científico

Murciélago cola de ratón Tararida brasiliensis

Murciélago orejudo mayor Histiotus macrotus

Murciélago orejudo menor Histiotus montanus

Murciélago de Atacama Myotis atacamensis

Ratón oliváceo Abrothrix olivaceus

Ratón de cola larga Oligoryzomys longicaudatus

Ratón orejudo de Darwin Phyllotis darwini

Ratón orejudo grande Phyllotis magister

Guanaco Lama Guanicoe

Taruca o Huemul del norte Hippoamelus antisensis

Puma Puma concolor

Zorro culpeo Pseudalopex culpeaus

Zorro gris o zorro chilla Lycalopex griseus

Chungungo Lontra felina

Lobo fino de dos pelos Arctocephalus australis

Lobo marino de un pelo Otaria flavescens

Ballena franca austral Eubalaena australis

Ballena sei Balaenoptera borealis

Ballena de Bryde Balaenoptera edeni

Ballena azul Balaenoptera musculus

Ballena fin Balaeroptida physalus

Ballena jorobada Megaptera novaeangliae

Delfín común costero Delphinus capensis

Delfín común Delphinus delphis

Orca pigmea Feresa attenuata

Calderón de aleta corta Globicephala macrorhyncha

155

Calderón de aleta larga Globicephala melas

Falso calderón o delfín de Risso Gramphus griseus

Delfín oscuro Lagenorhynchus obscurus

Delfín liso Lisodelphis peroni

Orca Orcinus orca

Delfín moteado Stenella attenuata

Delfín de pico largo Stenella longirostris

Delfín de diente áspero Steno bredanensis

Delfín nariz de botella Tursiops truncatus

Marsopa espinosa o marsopa negra Phocoena spinipinnis

Ballena picuda de Blainville Mesoplodon densirostris

Ballena picuda del Perú Mesoplodon peruvianus

Ballena picuda de Cuvier Ziphius cavirostris

Cachalote pigmeo Kogia breviceps

Cachalote Physeter macrocephalus

Especies de mastofauna endémicas del litoral (Iriarte 2008).

b. Vertebrados endémicos de la estepa desértica:

Herpetofauna:

Nombre común Nombre científico

Iguana Tropidurus tarapacensis

Lagartija Phrynosaura reichei

Lagarto Liolaenus chilensis

Sapo de Atacama Bufo atacamensis

Especies de herpetofauna endémicas de la estepa desértica (Donoso-Barrios 1966, López

1982).

Aves:

Nombre común Nombre científico

Zorzal Chiguanco Tordus chiguanco chiguanco

Aguilucho Buteo polysoma

Halcón perdiguero Flaco femoralis

Pequén Athene cunicularia

Minero chico Geositta marítima

Golondrina de dorso negro Pygochelidon cyanoleuca

Golondrina bermeja Hirundo rustica

Chercán Troglodytes musculus

Chincol Zonotrichia capensis

Especies de avifauna endémicas de la estepa desértica (Jaramillo 2005).

156

Mastofauna:

Nombre común Nombre científico

Ratón orejudo grande Phyllotis magister

Especies de mastofauna endémicas de la estepa desértica (Iriarte 2008).

c. Vertebrados endémicos del macizo andino:

Herpetofauna:

Nombre común Nombre científico

Sapo de Hall Telmatobius halli

Sapo de Danko Telmatobius dankoi

Sapo espinoso Bufo spinulosus

Sapo de cuatro ojos marmóreo Pleurodema marmorata

Lagarto Liolaemus chilenis

Iguana de Constanza Liolaemus constanzae

Iguana de Paulina Liolaemus paulinae

Lagarto Liolaemus alticolor walkeri

Lagarto Liolaemus pantherinus

Lagarto Liolaemus signifer

Lagarto Liolaemus multiformis

Lagarto Liolaemus ornatus

Lagarto Liolaemus nigroviridis nigroroseus

Especies de herpetofauna endémicas del macizo andino (Donoso-Barrios 1966, López

1982).

Aves:

Nombre común Nombre científico

Flamenco chileno Phoenicopterus chilensis

Parina chica Phoenicopterus jamesi

Parina grande Phoenicopterus andinus

Yeco Phalacrocorax brasilianus

Aguilucho Buteo polysoma

Cóndor Vultur gryphus

Kilua Tinamotis pentlandii

Blanquillo Podiceps occipitalis

Piuquén Chloephaga melanoptera

Pato juarjual Lophonetta specularioides

Pato jergón grande Anas geórgica

Pato jergón chico Anas foavirostris

157

Pato puna Anas puna

Pato colorado Anas cyanoptera

Pato rana de pico ancho Oxyura ferruginea

Carancho cordillerano Phalcoboenus megalopterus

Halcón perdiguero Falco femoralis

Halcón peregrino Falco peregrinus

Pidén Pardirallus sanguinolentus

Tagua andina Fulica ardesiaca

Tagua gigante Fulica gigantea

Tagua cornuda Folica cornuta

Queltehue de la puna Vallenus resplendens

Caití Recurvirostra andina

Chorlo de la puna Charadrius alticola

Chorlo de campo Oreopholus ruficollis

Chorlo cordillerano Phegornis mitchellii

Becacina Gallinago paraguaiae

Perdicita cordillerana Attagis gayi

Perdicita cojón Thinocorus orbignyianus

Perdicita Thinocorus rumicivorus

Pollito de mar tricolor Phalaropus tricolor

Gaviota andina Larus serranus

Tucúquere Bubo magellanicus

Picaflor de la puna Oreotrochilus estella

Minero Geositta cunicularia

Bandurrilla de pico recto Upucerthia ruficaudus

Churrete de alas blancas Cinclodes atacamensis

Churrete acanelado Cinclodes fuscus

Tijeral Leptasthenura aegithaloides

Canastero chico Asthenes modesta

Mero gaucho Agriornis montana

Mero de la puna Agriornis andicola

Mero de Tarapacá Agriornis microptera

Dormilona de nuca rojiza Muscisaxicola rufivertex

Dormilona chica Muscisaxicola maculirostris

Dormilona fraile Muscisaxicola flavinucha

Golondrina de dorso negro Pygochelidon cyanoleuca

Golondrina de los riscos Haplochelidon andecola

Chirihue cordillerano Sicalis uropygialis

Cometocino del norte Phrygilus atriceps

Yal Phrygilus fruticeti

Pájaro plomo Phygilus unicolor

158

Plebeyo Phrygilus plebejus

Cometocino de dorso castaño Phrygilus dorsalis

Chincol Zonotrichia capensis

Jilguero cordillerano Carduelis uropygialis

Jilguero negro Carduelis atrata

Especies de avifauna endémicas del macizo andino (Jaramillo 2005).

Mastofauna:

Nombre común Nombre científico

Yaca del norte Thylamys pallidior

Quirquincho de la puna Chaetophractus nación

Murciélago cola de ratón Tararida brasiliensis

Ratón andino Abrothrix andinus

Ratón de la puna Auliscomys sublimis

Lauchita peruana Calomys lepidus

Ratón de pie sedoso Eligmodontia puerulus

Ratón de hocico anaranjado Neotomys ebriosus

Ratón orejudo amarillento Phyllotis xanthopygus

Tuco tuco de Atacama Ctenomys fulvus

Chinchilla cordillerana Chinchilla brevicaudata

Vizcacha Lagidium viscacia

Ratón Chinchilla de cola corta Abrocoma cinérea

Vicuña Vicugna vicugna

Guanaco Lama guanicoe

Gato montés o gato pajero Leopardus colocolo

Gato montés andino Leopardus jacobita

Puma Puma concolor

Zorro culpeo Lycalopex culpeaus

Quique o hurón Galictis cuja

Especies de mastofauna endémicas del macizo andino (Iriarte 2008).

159

Anexo 2. Fichas de los sitios arqueológicos:

Se presenta información básica de los sitios arqueológicos que componen la muestra -

CF3, P3, PC8 y Chungungo 6-.

CF3:

Sitio CF3

Ubicación UTM 369292 - 7495592 datum WGS84-86 huso 19S

Función Cementerio

Descripción Sitio con un emplazamiento de 5000 m2 aprox., se encuentra altamente

disturbado producto de excavaciones ilegales.

El análisis bioantropológico de los restos humanos exhumados en este

sitio indicó la presencia de al menos 10 individuos: seis adultos jóvenes

-tres posiblemente femeninos-, dos individuos juveniles y dos infantes.

Cabe mencionar que debido a las limitaciones propias de la muestra, no

fue posible determinar la estatura de los individuos (Constanzo 2012).

Sobre la base de la identificación de enfermedades degenerativas

articulares e inserciones musculares presentes en los restos óseos,

fueron detectadas patologías asociadas a la extensión y flexión de

brazos y piernas asociadas al lanzamiento de elementos arrojadizos, a

la acción de remar, a la constante posición arrodillada y al transporte o

arrastre de cargas pesadas. Posiblemente estas actividades eran

realizadas en forma constante y prolongada lo cual genero huellas de

estrés mecánico asociadas a un sobre esfuerzo muscular (Constanzo

2012).

Responsable Victoria Castro (Castro V 2011).

Antecedentes principales del sitio CF3.

Unidad Alero 1

Descripción

Pequeño alero rocoso escasamente saqueado, ubicado al límite norte

del sitio CF3.

Materiales Fueron registradas osamentas humanas correspondiente a una mujer

de aproximadamente 30 años de edad (Andrade Com. Pers 2011), en

160

asociación a un ofertorio compuesto por: tejidos, cordeles, palitos de

madera, trozos de cuero de Otariidae, un tubo óseo, numerosos clastos

redondeados muy pulidos, algunos con pigmento rojo, líticos tales como

pulidores -algunos con huellas de uso-, un raspador y una pesa de

pesca de pizarra, fragmentos cerámica indeterminada y trozos de

mineral de Cu.

Al exterior del alero fue excavada una cuadrícula de 3x1, en la que se

recuperaron: un fogón, un anzuelo de Cu completo, fragmentos de

cerámica LCA y asignables PIT (Varela 2011), un pequeño rollo de piel

de Otariidae, dos cuentas de collar una de ellas posiblemente

manufacturada sobre concha de bivalvo, y la otra sobre Megabalanus

psittacus un instrumento conquiológico correspondiente a un cuchillo de

Choromytilus chorus. En cuanto al material lítico, se hallaron dos

puntas pedunculadas, un pulidor de andesita, dos manos de moler,

todos con pigmento rojo.

Carlos Aldunate (Aldunate 2011).

Antecedentes principales de la unidad Alero 1 del sitio CF3.

Unidad Túmulo 1

Descripción

Montículo funerario fuertemente saqueado con un agujero en el centro,

fue excavado por niveles artificiales de 10 cm.

Materiales En la superficie fueron recolectados restos arqueofaunísticos, trozos de

cactus, líticos y material cerámico indeterminado. En el nivel 1 se

extrajeron numerosos restos malacológicos, carboncillo, restos óseos

humanos y de animales, desbastes de microlascas, cerámica LCA,

pequeños fragmentos de estera y una pluma de Daption cápense

(Peña-Villalobos y Fibla 2011). El nivel 2 se caracterizó por la presencia

de material malacológico, microlascas, fragmentos de estera, cerámica

LCA, un pequeño fragmento de alga, conchuela, restos óseos humanos

y de animales, un instrumento óseo indeterminado -ovalado y pulido- y

dos rasgos correspondientes a eventos de quema. En el nivel 3 se

recuperaron restos malacológicos menos fragmentados que en los

niveles anteriores, también fueron halladas microlascas, fragmentos de

161

alga, de estera y de cerámica LCA, un óseo humano en mal estado y

osteofauna. En el nivel 4 fueron hallados fragmentos de cerámica,

fragmentos de estera, carbón, líticos, restos malacológicos, faunísticos y

orgánicos, además de un semicírculo de rocas y una especie de

conglomerado de arenisca con piedrecillas y conchuela de aspecto

limoso -el que parecía ser producto de una proceso natural por

humedad-. A la los 36 cm de profundidad se presentó un una argamasa

blanquecina sumamente compacta -similar al cemento-. En el nivel 5 se

registró cerámica LCA, un trozo de argamasa, restos malacológicos y

faunísticos, líticos tales como microlascas y guijarros, un diente

humano, un fragmento de cordelillo torcido a un solo lado y un esqueleto

de alacrán. En nivel 6 se extrajeron una cuerdita aparentemente hecha

de lana de camélido, un fragmento de cordelería (torcido a un solo lado),

cerámica, material malacológico, restos faunísticos, guijarros y un trocito

de papel.

Responsable Victoria Castro (Castro V 2011).

Imágenes

Antecedentes principales de la unidad Túmulo 1 del sitio CF3.

162

Unidad 4

Descripción

Cuadrícula de 1x1, excavada por niveles artificiales de 10 cm. Situada

sobre el perfil de saqueo de un túmulo.

Materiales El primer nivel se caracterizó por la presencia de un fragmento de

cerámica SEQ, restos óseos humanos y faunísticos, un instrumento de

roca roja, un pulidor, conchuela, restos malacológicos y trozos de textil

en mal estado. En el segundo nivel presentó carbones, restos óseos

faunísticos, trozos de estera y cerámica SEQ.

Responsable Carlos Aldunate (Aldunate 2011).

Antecedentes principales de la unidad 4 del sitio CF3.

P3:

Sitio P3

Unidad 1

Ubicación UTM 368995 – 7495203 datum WGS84-86 huso 19S

Función Conchal

Descripción Cuadrícula de 1x1, excavada por niveles artificiales de 10 cm. Situada al

costado de un camino vehicular

Materiales En superficie fueron hallados restos malacológicos. El nivel 1 presentó

una malla tejida en fibra, escasos restos de planta silvestre identificada

como Zephyra elegans (Vargas 2011), restos de osteofauna y

malacofauna, además de un evento de quema en el cual se encontraban

restos faunísticos no quemados (rasgo 1). El nivel 2 se caracterizó por la

presencia de restos de osteofauna, fragmentos de cerámica LCA,

microlascas, lascas, guijarros y madera. También, se presenta un rasgo

(2) compuesto de ceniza y concha bajo el cual se encontraba una mezcla

de arena con tierra café oscura. El nivel 3 se compuso de un piso de

ceniza (correspondiente al rasgo 2) donde se presentaron madera

trabajada, carbón, un artefacto conquiológico de Choromytilus chorus

(Castro P 2011b), restos óseos de animales, conchas de moluscos,

plumas de Larus dominicanus (Peña y Fibla 2011), cerámica LCA. En el

Nivel 4 continuó la presencia del rasgo 2, la cantidad de material cultural

163

se redujo a un fragmento de estera, lascas, cerámica indeterminada y

restos óseos faunísticos. En el nivel 5 se registraron restos óseos

faunísticos, fragmentos de cerámica indeterminada, material

malacológico y lascas. El nivel 6 se presentó con una matriz más

compacta que en los niveles anteriores y el material cultural se redujo

notablemente.

Responsable Macarena López (López 2011).

Imágenes

Antecedentes principales de la unidad 1 del sitio P3.

164

PC8:

Sitio PC8

Unidad 1

Ubicación UTM 368851 – 7495136 datum WGS84-86 huso 19S

Función Habitacional

Descripción Cuadrícula de 1x1, excavada por niveles artificiales de 10 cm. Este sitio

se compone de seis grandes depresiones que aparentemente

corresponden a habitaciones. Hacia el Este, dentro del mismo sitio se

ubica una gran estructura compuesta por cuatro hiladas de rocas.

Materiales En superficie fue identificada cerámica TRA y TGA. La capa 1 se definió

como orgánica y se caracterizó por la presencia de una preforma de

punta de proyectil y fragmentos de cerámica AIQ y DUP, ambas

correspondientes al PIT (Aldunate 2011, Varela 2011), restos de plantas

cultivadas (Zea mays), silvestres de recolección (Prosopis sp), silvestres

(Zephyra elegans) y espinas de Cactáceas, una de ellas con huellas de

corte (Varas 2011). En la capa 2 fueron registrados restos de osteofauna

y moluscos, cordelería sobre pelo de camélido y cabello humano

(Aldunate 2011), un artefacto conquiológico de Argopecten purpuratus

(Castro P 2011b), restos botánicos de Prosopis sp, Zea mays y Zephyra

elegans (Varas 2011) plumas de Sula variegata y Pelecanus thagus

(Peña-Villalobos y Fibla 2011) y un fragmento de cerámica la que debido

a la erosión no pudo ser determinada (Varela 2011).

Responsable Carlos Aldunate (Aldunate 2011).

Imágenes

Antecedentes principales de la unidad 1 del sitio PC8.

165

Chungungo 6:

Sitio Chungungo 6

Unidad Alero 1

Ubicación UTM 370271- 7496735 datum WGS84-86 huso 19S

Función Conchal

Descripción Cuadrícula de 1x1, excavada por niveles artificiales de 10 cm. Situada a

las afueras de un abrigo rocoso.

Materiales En la superficie fueron encontrados restos malacológicos, roca de mineral

de Cu, variados líticos y un fragmento de cerámica indeterminada. El

primer nivel se caracterizó por la presencia de carboncillo, dos

fragmentos de cerámica indeterminada, restos osteofaunísticos y

malacológicos. En el segundo nivel fueron hallados dos fragmentos de

mineral de Cu, tres puntas de proyectil, lascas líticas primarias y

secundarias, una posible cuenta de collar y material malacológico. En el

nivel 3 fueron detectadas rocas que parecen haber sido acomodadas en

diferentes tiempos de la ocupación, bajo estas rocas fue registrada la

presencia de una gran cantidad de malacofauna –Concholepas,

Fisurellas y Chitoniadae- las que parecen ser producto de actividades de

desconche, también fue registrado material lítico y restos de pigmento

rojo.

Responsable Valentina Varas (Varas 2012).

Imágenes

166

Antecedentes principales de la unidad Alero 1 del sitio Chungungo 6.

167

Anexo 3. Variables y Códigos para tabular los datos:

Se presentan las variables empleadas para el análisis y los códigos aplicados para la

óptima tabulación de los datos.

Variable Código

Taxón

Pieza ósea (Ver anexo 4)

Pieza ósea específica (Ver anexo 4)

Porción CO = Completo

FR = Fragmento

MI = Partido longitudinalmente por la mitad

EP = Epífisis

SH = Diáfisis

PX = Proximal

DS = Distal

Fusión O= Fusión indeterminada

F = Epífisis fusionada

N = Epífisis sin funcionar

M = Epífisis fusionándose o marcada

A = Diáfisis sin fusionar

Fracción %

Lateralidad D = Derecha

I = Izquierda

O = Indeterminado

A = Ambos

Fractura/forma primaria o fractura primaria L= Longitudinal

T = Transversal

E = Espiral

A = Ausente

Fractura/forma de borde o estado de

fractura

G = Fresca

N = No fresca

Marcas antrópicas A = Ausente

CO = Corte

RA = Raspado

HP = Hoyos de percusión

EP = Estrías de percusión

NE = Negativos de impacto

PE = Perforado

MA = Machacado

Distribución de marcas antrópicas A = Ausente

S = Aisladas

168

C = Concentradas en pocos grupos

V = Concentradas en varios grupos

D = Dispersas

Orientación de marcas antrópicas A = Ausente

TSC = Transversal superficial corta

TSL = Transversal superficial larga

TPC = Transversal profunda corta

TPL = Transversal profunda larga

OSC = Oblicua superficial corta

OSL = Oblicua superficial larga

OPC = Oblicua profunda corta

OPL = Oblicua profunda larga

LSC = Longitudinal superficial corta

LSL = Longitudinal superficial larga

LPC = Longitudinal profunda corta

LPL = Longitudinal profunda larga

Frecuencia de marcas antrópicas U = Única

P = Pocas (2 a 5)

N = Numerosas (6 o +)

A = Ausente

Marcas naturales A = Ausente

Ra = Radículas

Ro = Roedor

Mo = Modernas

Pi = Pits (hoyuelos)

Sc = Ranurado o surcos (scoring)

Fu = Ahuecado (furrows)

Ca = Carnívoro

Cr = Aserrado (crenuleted)

La = Lascado

Tr = Pisoteo

Er = Erosionado

PA = Pátina

Termoalteración 0 = No quemado (Blanquecino/amarillento)

1 = Quemado (rojizo/marrón)

2 = Carbonizado (negro)

3 = Calcinado (gris azulado, blanco, ante)

Meteorización (Behrensmeyer 1978) 0 = Superficie lisa sin agrietamientos

1 = Fisuras paralelas a la estructura fibrosa

2 = Descascaramiento y exfoliación del

tejido más externo

3 = Aspecto fibroso, destrucción del tejido

169

compacto

4 = Agrietamientos profundos y abiertos,

desprendimiento de astillas

5 = Astillamiento extensivo

Códigos del sistema para el registro de información arqueofaunística (Mengoni 1999).

Variable Código

Sitio, unidad, nivel y rasgo

Clase de cordado MM = Mastofauna marina

MT = Mastofauna terrestre

A = Avifauna

I = Ictiofauna

Segmento Apendicular

Axial

Craneal

Caudal

Precaudal

No identificado

Ubicación de la fractura D = Diáfisis

E = Epífisis

P = Proceso

A = Ausente

Edad 0 = Indeterminado

1 = Juvenil

2 = Adulto

Observaciones

Variables y códigos para la tabulación de datos (Elaboración propia).

170

Anexo 4. Lista general de partes esqueletarias:

Se presentan los códigos para la identificación de huesos en análisis de osteofauna de

mastofauna (Mengoni 1999).

Código Descripción

CRA Craneal indet.

BSC Caja craneal

MAXI Maxilar

MAXT Maxilar con dientes

PAR Parietal

OCC Occipital

BOC Basioccipital

OCN Occipital: cóndilo

FRN Frontal

MAN Mandíbula indet. o completa

MANT Mandíbula con dientes

SYM Sínfisis

SYMT Sínfisis con dientes

ANG Ángulo mandibular

RAM Ramus

CRN Proceso coronoide

ART Cóndilo articular

TTH Diente indet

ROOT Raíz

I0 Incisivo indet

DI0 Incisivo deciduo indet

P0 Premolar indet

DP0 Premolar deciduo indet

M0 Molar indet

CTH Molariforme indet

UP0 P superior indet.

UP1 P1 superior

UP2 P2 superior

UP3 P3 superior

DUP0 P superior deciduo indet

DUP1 P1 superior deciduo

DUP2 P2 superior deciduo

DUP3 P3 superior deciduo

UM0 Molar superior indet

UM1 M1 superior

171

UM2 M2 superior

UM3 M3 superior

DUM0 M superior deciduo indet

DUM1 M1 superior deciduo

DUM2 M2 superior deciduo

DUM3 M3 superior deciduo

UCH Molariforme superior indet

UTHR Serie dental superior

DUTR Serie dental superior decidua

LP0 P inferior indet

LP1 P1 inferior

LP2 P2 inferior

LP3 P3 inferior

DLP0 P inferior deciduo indet

DLP1 P1 inferior deciduo

DLP2 P2 inferior deciduo

DLP3 P3 inferior deciduo

LM0 M indet

LM1 M1 inferior

LM2 M2 inferior

LM3 M3 inferior

DLM0 M inferior deciduo indet

DLM1 M1 inferior deciduo

DLM2 M2 inferior deciduo

DLM3 M3 inferior deciduo

LCH Molariforme inferior indet

LTHR Serie dental inferior

DLTR Serie dental inferior decidua

HYO Hioides

AXL Axial indet

VRT Vértebra indet

VRTA Vértebra: arco

VRTC Vértebra: cuerpo

CER Vértebra cervical

ATL Atlas

AXI Axis

CER3 Cervical: vértebra 3

CER4 Cervical: vértebra 4

CER5 Cervical: vértebra 5

CER6 Cervical: vértebra 6

CER7 Cervical: vértebra 7

172

CERA Cervical: arco

CERC Cervical: cuerpo

CEF1 Cervical: proceso articular craneal (uno)

CEF2 Cervical: proceso articular craneal (dos)

CEH1 Cervical: proceso articular caudal (uno)

CEH2: Cervical: proceso articular caudal (dos)

CERT Cervical: proceso transverso

CERP Cervical: proceso espinoso

THO Torácica: vértebra indet

THO1 Torácica: vértebra 1

THO2: Torácica: vértebra 2

THO3 Torácica: vértebra 3

THO4 Torácica: vértebra 4

THO5 Torácica: vértebra 5

THO6 Torácica: vértebra 6

THO7 Torácica: vértebra 7

THO8 Torácica: vértebra 8

TH09 Torácica: vértebra 9

TH010 Torácica: vértebra 10

THO11 Torácica: vértebra 11

THO12 Torácica: vértebra 12

THO13 Torácica: vértebra 13

THO14 Torácica: vértebra 14

THO15 Torácica: vértebra 15

THO16 Torácica: vértebra 16

THO17 Torácica: vértebra 17

THO18 Torácica: vértebra 18

THO19 Torácica: vértebra 19

THO20 Torácica: vértebra 20

THOL Torácica: última vértebra

THOC Torácica: cuerpo

THOA Torácica: arco

THOP Torácica: proceso espinoso

LUM Lumbar: vértebra indet

LUM1 Lumbar: vértebra 1

LUM2 Lumbar: vértebra 2

LUM3 Lumbar: vértebra 3

LUM4 Lumbar: vértebra 4

LUML Lumbar: última vértebra

LUMC Lumbar: cuerpo

LUMA Lumbar: arco

173

LUMP Lumbar: proceso espinoso

LUMT Lumbar: proceso transverso

SAC Sacro o vértebra sacra

SAC1 Sacro: vértebra 1

SAC2 Sacro: vértebra 2

SAC3 Sacro: vértebra 3

SAC4 Sacro: vértebra 4

SAC5 Sacro: vértebra 5

SACL Sacro: última vértebra

SACC Sacro: cuerpo

SACA Sacro: proceso articular

CAU Vértebra caudal

CAUR Caudal: serie

TAIL Cola

RIB Costilla indet

RIB1 Costilla: primera

STE Esternón

SCP Escápula indet. o completa

SCPG Escápula: cavidad glenoidea

SCPA Escápula: acromion

SCPS Escápula: espina

SCPB Escápula: hoja

SCPC Escápula: coracoides

PEL Pelvis indet. o completa

ILI Ilion

ILIP Ilion: cuerpo

ILIT Ilion: cresta

ISC Isquion

ISCT: Isquion: tuberosidad

ISCI Isquion: incisura

ISCE Isquion: espina isquiática

PUB Pubis

ILIS Ilion e isquion

ILPB Ilion y pubis

ISPB Isquion y pubis

ACE Acetábulo

AILI Acetábulo: del ilion

AISC Acetábulo: del isquion

APUB Acetábulo: del pubis

AISI Acetábulo: isquion-ilion

APIL Acetábulo: pubis-ilion

174

APIS Acetábulo: pubis-isquion

LBN Hueso largo indet

HUM Húmero

HUME Húmero

HUM10 Húmero: diáfisis proximal

HUM11 Húmero: tuberosidad deltoidea

HUM12 Húmero: tuberosidad del redondo mayor

HUM15 Húmero: diáfisis media

HUM16 Húmero: foramen nutricio

HUM17 Húmero: cresta humeral y medial-anterior

HUM20 Húmero: diáfisis distal

HUM21 Húmero: cresta epicondilar

RAD Radio

RADE Radio: epífisis sin fusionar

ULN Ulna

ULNE Ulna: epífisis sin fusionar

MC0 Metacarpiano indet

MC1 Metacarpiano: primer dígito

MC2 Metacarpiano: segundo dígito

MC3 Metacarpiano: tercer dígito

MC4 Metacarpiano: cuarto dígito

MC5 Metacarpiano: quinto dígito

FEM Fémur

FEME Fémur: epífisis suelta

FEM40 Fémur: diáfisis proximal

FEM41 Fémur: trocánter menor

FEM42 Fémur: cresta intertrocanterica

FEM45 Fémur: diáfisis media

FEM46 Fémur: línea áspera

FEM47 Fémur: foramen nutricio

FEM50 Fémur: diáfisis distal

FEM51 Fémur: tuberosidad supracondilia lateral

TIB Tibia

TIBE Tibia: epífisis

TIB55 Tibia: diáfisis proximal

TIB56 Tibia: cresta tibial

TIB57 Tibia: foramen nutricio

TIB60 Tibia: diáfisis media

TIB61 Tibia: borde lateral y crestas del flexor digital

TIB62 Tibia: borde medial

TIB65 Tibia: diáfisis distal

175

FIB Fíbula

FIBE Fíbula: epífisis sin fusionar

MT0 Metatarsiano indet

MT1 Metatarsiano: primer dígito

MT2 Metatarsiano: segundo dígito

MT3 Metatarsiano: tercer dígito

MT4 Metatarsiano: cuarto dígito

MT5 Metatarsiano: quinto dígito

PAT Patella

PHA Falange indet

SES Sesamoideo indet.

CAR Carpiano indet

SCA Escafoides o radial

LUN Lunar o intermedio

CUN Cuneiforme o ulnar o triquetrum

MAG Magnum o 3º

UNC Unciforme o 4º

PIS Pisiforme o accesorio

TZD Trapezoides o 2º

TZM Trapecio o 1º

TAR Tarsiano indet.

AST Astrágalo

CAL Calcáneo

NAV Navicular

CUB Cuboides o 4º

CU1 Entocuneiforme o 1º

CU2 Cuneiforme intermedio o 2º

CU3 Ectocuneiforme o 3º

CALE Calcáneo: epífisis sin fusionar

MAL Hueso maleolar

SKEL Esqueleto completo

DER Huesos dérmicos

HOOF Pezuña

NID No identificable

CON Fragmento condiliar

EPI Epífisis: fragmento sin fusionar indet

ATS Superficie articular indet

CTC Cartílago

LAS Lasca ósea

Códigos para la tabulación de piezas óseas (Mengoni 1999).

176

Anexo 5. Fichas de taxones identificados en la muestra:

Se presentan las fichas con información respecto de los taxones identificados en la

muestra.

a. Avifauna

En el área de estudio habitan tres especies del genero Phalacrocorax: Lile (Phalacrocorax

gaimardi), Guanay (Phalacrocorax bougainvillii) y Yeco (Phalacrocorax brasilianus)

(Jaramillo 2005). Debido a que estas especies comparten grandes similitudes a nivel

osteométrico, no fue posible diferenciarlas, por lo que las unidades anatómicas fueron

asignadas taxonómicamente a nivel de género.

Phalacrocorax gaimardi:

Nombre común Lile

Nombre científico Phalacrocorax gaimardi

Género Phlacrocorax

Familia Phalacrocoracidae

Orden Suliforme

Clase Avifauna

Distribución Entre las costas de Arica y Aisén (Jaramillo

2005).

Longitud 76 cm (Jaramillo 2005).

Alimentación Peces, crustáceos, moluscos y algas

(Vilina y Cofré 2008b, Jaramillo 2005).

Etología Ave marina. No posee hábitos pelágicos,

se alimenta cerca de la costa. Nidifica en

colonias difusas en acantilados. Vuela

cerca del agua normalmente solo, no en

bandadas (Jaramillo 2005).

Forma de obtención Caza terrestre mediante el empleo de

redes, trampas, piedras y artefactos tales

como waracas (hondas), boleadoras, arcos

y proyectiles (Núñez P 2003).

177

Uso por parte de los humanos Consumo de carne (Peña-Villalobos et al.

2013).

Ficha de identificación de Phalacrocorax gaimardi.

Phalacrocorax bougainvillii:

Nombre común Guanay

Nombre científico Phalacrocorax bougainvillii

Género Phalacrocorax

Familia Phalacrocoracidae

Orden Suliforme

Clase Avifauna

Distribución Entre las costas de Arica y Biobío

(Jaramillo 2005).

Longitud 76 cm (Jaramillo 2005).

Alimentación Piscívoro5 (Jaramillo 2005).

Etología Ave marina, pelágica y guanera. Se

alimenta en aguas profundas a muchos km

de la costa. De hábitos gregarios, cría en

colonias densas en islas planas.

Normalmente vuela en bandadas (Jaramillo

2005).

Forma de obtención Caza terrestre mediante el empleo de

redes, trampas, piedras y artefactos tales

como waracas (hondas), boleadoras, arcos

y proyectiles (Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos - Explotación de guano (Jaramillo 2005,

Stucchi 2011).

- Consumo de carne (Peña-Villalobos et al.

2013).

Ficha de identificación de Phalacrocorax bougainvillii.

5 Piscívoro: que se alimenta de peces.

178

Phalacrocorax brasilianus:

Nombre común Yeco

Nombre científico Phalacrocorax brasilianus

Género Phalacrocorax

Familia Phalacrocoracidae

Orden Suliforme

Clase Avifauna

Distribución

Desde las costas de Arica a Punta Arenas,

también es común en el interior,

específicamente en la Cordillera entre Arica

y Antofagasta (Jaramillo 2005).

Longitud Entre 58 y 76 cm (Jaramillo 2005).

Alimentación Peces y pequeños cistáceos (Jaramillo

2005).

Etología Ave acuática, no estrictamente marina.

Nidifica en colonias en árboles,

generalmente asociados a masas de agua.

Vuela solo y en bandadas. Dado que no

posee plumas impermeables, tras salir del

agua, debe secarse en la superficie

extendiendo sus alas en forma de „M´

(Araya y Millie 1992, Jaramillo 2005).

Forma de obtención Caza terrestre mediante el empleo de

redes, trampas, piedras y artefactos tales

como waracas (hondas), boleadoras, arcos

y proyectiles (Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos Consumo de carne (Peña-Villalobos et al.

2013).

Ficha de identificación de Phalacrocorax brasilianus.

179

Pelecanus thagus:

Nombre común Pelicano

Nombre científico Pelecanus thagus

Género Pelecanus

Familia Pelecanidae

Orden Pelecaniforme

Clase Avifauna

Distribución Entre las regiones de Arica y Los Lagos

(Jaramillo 2005).

Longitud 152 cm (envergadura alas de punta a

punta: 228 cm) (Jaramillo 2005).

Alimentación Piscívoro (Jaramillo 2005).

Etología Ave marina y guanera. De hábitos

pelágicos y costeros. Anida en grandes

colonias (Jaramillo 2005).

Forma de obtención Caza terrestre mediante el empleo de

redes, trampas, piedras y artefactos tales

como waracas (hondas), boleadoras, arcos

y proyectiles (Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos - Explotación de guano (Jaramillo 2005,

Stucchi 2011).

- Uso de plumas para la confección de

diademas (Horta 2000).

- Consumo de carne (Peña-Villalobos et al.

2013).

- Uso de huesos para la confección de

copunas -dispositivos para inflar balsas de

cuero de lobo- (Niemeyer 1965-66, De

Vivar 1952).

Ficha de identificación de Pelecanus thagus.

180

Egretta

En el área de estudio habitan dos especies del género Egretta: Garza chica (Egretta thula)

y Garza azul (Egretta caerulea). Debido a que ambas especies comparten grandes

similitudes a nivel osteométrico, las unidades anatómicas fueron asignadas

taxonómicamente a nivel de género.

Egretta thula:

Nombre común Garza chica

Nombre científico Egretta thula

Género Egretta

Familia Ardeidae

Orden Pelecaniforme

Clase Avifauna

Distribución Entre las regiones de Arica y Los Lagos.

Siendo escasas en el sector norte

(Jaramillo 2005).

Longitud 56 - 66 cm (Jaramillo 2005).

Alimentación Piscívoro (Jaramillo 2005).

Etología Ave acuática y marina. De hábitos

gregarios. Nidifica en árboles, riscos o

totorales. No presenta incomodidad al

compartir su hábitat con otras especies de

garzas (Jaramillo 2005).

Forma de obtención

Uso por parte de los humanos

Ficha de identificación de Egretta thula.

Egretta caerulea:

Nombre común Garza azul

Nombre científico Egretta caerulea

Género Egretta

181

Familia Ardeidae

Orden Pelecaniforme

Clase Avifauna

Distribución Desde Arica hasta la mitad de la II región

(Jaramillo 2005).

Longitud 56 cm (Jaramillo 2005).

Alimentación Piscívoro (Jaramillo 2005).

Etología Ave marina (Jaramillo 2005).

Forma de obtención

Uso por parte de los humanos

Ficha de identificación de Egretta caerulea.

Larus dominicanus:

Nombre común Gaviota Dominicana

Nombre científico Larus dominicanus

Género Larus

Familia Laridae

Orden Charadriiformes

Clase Avifauna

Distribución Desde Arica hasta Cabo de Hornos

(Jaramillo 2005).

Longitud 58 cm (envergadura alas de punta a punta:

entre 128 y 142 cm) siendo la gaviota más

grande de Sudamérica (Ayala y Millie 1992,

Jaramillo 2005).

Alimentación Piscívoro (Araya y Millie 1992, Jaramillo

2005).

Etología Ave marina, prefiere las costas rocosas

(Jaramillo 2005).

Forma de obtención Caza terrestre mediante el empleo de

redes, trampas, piedras y artefactos tales

como waracas (hondas), boleadoras, arcos

182

y proyectiles (Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos - Consumo de carne (Peña-Villalobos et al.

2013).

Ficha de identificación de Larus dominicanus.

Sula variegata:

Nombre común Piquero

Nombre científico Sula variegata

Género Sula

Familia Sulidae

Orden Suliforme

Clase Avifauna

Distribución Desde Arica hasta Chiloé (Jaramillo 2005).

Longitud 74 cm (envergadura alas de punta a punta:

150 cm) (Jaramillo 2005).

Etología Ave marina y guanera. Anida en colonias.

(Jaramillo 2005). Presenta una particular

forma de alimentación, en la que se lanza

en picada para cazar peces (Stucchi 2011).

Alimentación Piscívoro (Jaramillo 2005).

Forma de obtención Caza terrestre mediante el empleo de

redes, trampas, piedras y artefactos tales

como waracas (hondas), boleadoras, arcos

y proyectiles (Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos - Explotación de guano (Jaramillo 2005,

Stucchi 2011).

- Consumo de carne (Peña-Villalobos et al.

2013).

Ficha de identificación de Sula variegata.

183

Spheniscus humboldti:

Nombre común Pingüino de Humboldt

Nombre científico Spheniscus humboldti

Género Spheniscus

Familia Spheniscidae

Orden Sphenisciforme

Clase Avifauna

Distribución Desde Arica hasta Chiloé (Jaramillo 2005).

Longitud 65 cm (Jaramillo 2005).

Etología Ave marina, pelágica y no voladora. Cría

en colonias durante todo del año.

Constituye la especie de ave mejor

adaptada al medio marino (Ayala y Millie

1992, Jaramillo 2005).

Alimentación Peces y cefalópodos 6 (Vilina y Cofré

2008b).

Forma de obtención Caza terrestre mediante el empleo de

redes, trampas, piedras y artefactos tales

como waracas (hondas), boleadoras, arcos

y proyectiles (Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos - Consumo de carne (Peña-Villalobos et al.

2013).

Ficha de identificación de Spheniscus humboldti.

b. ictiofauna:

Trachurus murphyi:

Nombre común Jurel

Nombre científico Trachurus murphyi

Género Trachurus

Familia Carangidae

6 Cefalópodos: invertebrados marinos tales como pulpos y calamares.

184

Orden Perciforme

Clase Actinopterygii

Distribución De Arica a Valdivia (Moreno y Castillo

1976).

Longitud 65 cm (longitud máxima a los 12 años)

(Moreno y Castillo 1976). Puede lograr un

peso de 2,5 kg (Vargas et al. 1993).

Alimentación Microinvertebrados y peces (Moreno y

Castillo 1976).

Etología Pez pelágico de las regiones nerítica y

oceánica (Moreno y Castillo 1976). A fines

del otoño e inicios del invierno, busca

alimento, aproximándose a la costa en

grandes cardúmenes (Vargas et al. 1993).

Forma de obtención Pesca desde la orilla y en el sector

intermedio mediante el uso de anzuelos,

tridentes, arpones y redes (Llagostera

1982, Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos - Consumo de carne (Núñez P 2003).

- Producción de charquesillo para

intercambiarlo con grupos del interior

(Mostny 1952, Castro et al. 2010, Núñez y

Santoro 2011, Pimentel et al. 2011).

Ficha de identificación Trachurus murphyi.

Cilus gilberti:

Nombre común Corvina

Nombre científico Cilus gilberti

Género Cilus

Familia Sciaenidae

Orden Perciforme

185

Clase Actinopterygii

Distribución Desde Iquique a Chiloé (Moreno y Castillo

1976).

Longitud Entre 62 y 80 cm (Moreno y Castillo 1976).

Alimentación Microinvertebrados y peces (Moreno y

Castillo 1976).

Etología Sub litoral superior (Moreno y Castillo

1976).

Forma de obtención Pesca desde la orilla mediante el uso de

anzuelos y redes (Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos - Consumo de carne (Núñez P 2003).

- Intercambio con grupos del interior

(Castillo 2011).

Ficha de identificación de Cilus gilberti.

c. Mastofauna:

Mastofauna marina:

En el área de estudio habitan dos especies de la familia Otariidae: Arctocephalus australis

(Lobo fino de dos pelos) y Otaria flavescens (lobo marino de un pelo). Ambos poseen un

gran parecido a nivel osteométrico (Borella et al. 2010). Adicionalmente, poseen un

marcado dimorfismo sexual en el que la hembra Otaria flavescens es sumamente similar

al macho Arctocephalus australis (Iriarte 2008). Dichas semejanzas dificultan la

identificación a nivel de especie, por lo que las unidades anatómicas fueron asignadas a

nivel de familia.

Arctocephalus australis:

Nombre común Lobo fino de dos pelos

Nombre científico Arctocephalus australis

Género Arctocephalus

Familia Otariidae

186

Orden Carnívora

Clase Mammalia

Distribución Al norte: entre Punta Paquina (I región) y

Rocas Abato (II región). Al sur: entre la isla

de Chiloé (X región) y Cabo de Hornos (XII

región) (Iriarte 2008).

Longitud Machos: 2 m, hebras: 1,5 m (Iriarte 2008).

Alimentación Peces y krill (Iriarte 2008).

Etología Durante las horas de mayor calor

permanecen principalmente en el agua. En

la noche se alimentan en aguas poco

profundas. Forman grupos de hasta 13

hembras por macho (Iriarte 2008).

Forma de obtención Fue un recurso explotado desde tiempos

tempranos. Los adultos eran cazados

mediante el uso de arpones (Llagostera

1982) y palos (Núñez P 2003). Por otro

lado, los juveniles eran recolectados

(Llagostera 1982). Según escritos de

cronistas …en los días que no hace aire

andan los lobos marinos descuidados

durmiendo, y llegan seguros los indios con

sus balsas. Tíranle un harpón de cobre y

por la herida se desangran y muere (De

Vivar 1987:10).

Uso por parte de los humanos

- Consumo de carne y sangre debido a su

alto nivel proteico (Lizarraga 1968,

Llagostera 1982)

Ficha de identificación de Arctocephalus australis.

187

Otaria flavescens:

Nombre común Lobo marino de un pelo

Nombre científico Otaria flavescens

Género Otaria

Familia Otariidae

Orden Carnívora

Clase Mammalia

Distribución Desde Arica a Cabo de Hornos (Iriarte

2008)

Longitud Machos: 3,5 m . Hembras 2,5 m (Iriarte

2008)

Alimentación Peces, cefalópodos, crustáceos y

pingüinos (Sielfeld 1983).

Etología Forman grupos de hasta 13 hembras por

macho (Iriarte 2008, Sielfeld 1999).

Forma de obtención Fue un recurso explotado desde tiempos

tempranos. Los adultos eran cazados

mediante el uso de arpones (Llagostera

1982) y palos (Núñez P 2003). Por otro

lado, los juveniles eran recolectados

(Llagostera 1982). Según escritos de

cronistas …en los días que no hace aire

andan los lobos marinos descuidados

durmiendo, y llegan seguros los indios con

sus balsas. Tíranle un harpón de cobre y

por la herida se desangran y muere (De

Vivar 1987:10).

Uso por parte de los humanos

- Consumo de carne y sangre debido a su

alto nivel proteico (Lizarraga 1968,

Llagostera 1982)

- Uso de cuero y tripas para confección de

balsas (Niemeyer 1965-66, De Vivar 1987).

188

- Uso de grasa como combustible (siglos

XVI y XVII) (Aguayo y Maturana 1973).

Ficha de identificación de Otaria flavescens.

Mastofauna terrestre:

Lama guanicoe:

Nombre común Guanaco

Nombre científico Lama guanicoe

Género Lama

Familia Camelidae

Orden Artiodactyla

Clase Mammalia

Distribución Todo Chile en forma fragmentada, desde el

nivel del mar hasta sobre los 4.500 m.s.n.m

(Iriarte 2008).

Longitud 1,6 m (Iriarte 2008). Los camélidos

constituyen a los mamíferos herbívoros

nativos más grandes de Sudamérica

(Bonavia 1996).

Alimentación Herbívoro (Iriarte 2008).

Etología Nacimiento en verano, solo nace una cría

por hembra -11 meses de gestación-

(Iriarte 2008).

Forma de obtención Caza terrestre mediante el empleo de

redes, trampas, piedras y artefactos tales

como waracas (hondas), boleadoras, arcos

y proyectiles (Núñez P 2003).

Uso por parte de los humanos - Consumo de carne (Núñez L 1989).

- Uso de su cuero y pelaje (Núñez L 1989).

- Uso de huesos para confección de

artefactos (Núñez L 1989).

Ficha de identificación de Lama guanicoe.

189

Anexo 6. Imágenes:

Especie Phalacrocorax brasilianus en postura característica en forma de „M‟. Fotografía

de Juan Tassara tomada el 16/04/2012.

Esquema de Sula variegata precipitándose en picada hacia el agua (Stucchi 2011).