Excavación arqueológica en el Carmen de la Concepción (Albaicín, Granada)

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Durante el mes de abril de 1997 se reali- zó una Excavación Arqueológica de Urgencia dentro de los límites del Carmen de la Con- cepción, ubicado en la zona más elevada del barrio del Albaicín, en la placeta de las Minas, lugar en donde tradicionalmente se ha mante- nido la hipótesis de la ubicación del foro del Municipium Florentinum Iliberritanum. A pesar de que esta intervención se efec- túa en los límites exteriores del mismo, desde esta fecha hasta la actualidad han sido tantas las opiniones que se han vertido sobre la excava- ción, debido a que los resultados arqueológi- cos no fueron los esperados, que nos ha lleva- do a realizar un avance, ya que la publicación definitiva se realizará en el Anuario Arqueológico de Andalucía, y cerrar definitivamente una polé- mica. Como se puede intuir, ya avanzamos que no documentamos restos del foro ni tampoco niveles de ocupación romana, lo cual no signi- fica que sean datos lo suficientemente significa- tivos para determinar la inexistencia del mismo en esta zona o por el contrario poner en duda el trabajo realizado, como ha sucedido recien- temente (CASADO MILLÁN, P., PÉREZ BAREAS, C., ORFILA PONS, M., MORENO ONORATO, Mª.A., HOCES PRIETO, A., PÉREZ BALDOMERO, F., MORE- NO QUERO, M. y LIÉBANA SÁNCHEZ, M, 1998) 1 y como mostraremos a lo largo de este trabajo. Por este motivo, quizás el título más ade- cuado para este trabajo hubiese sido acerca de nada pero como es el de un artículo del pro- fesor M. Barceló (BARCELÓ, M., 1996), hemos optado por ser mucho más explícitos. Aprovecharemos este trabajo para dar a conocer parte de la estratigrafía y de las estruc- turas documentadas pero nos centraremos de forma especial en el estudio de los materia- les arqueológicos recuperados dando a cono- cer algunos tipos cerámicos de la Edad Moder- na, poco conocidos y publicados hasta el momento. Finalmente hay que indicar que esta inter- vención se produjo en un momento clave en el desarrollo de la Arqueología Urbana en la ciudad de Granada, cuando el Proyecto de Arqueología Urbana (PAUG) pierde peso espe- cífico y comienzan a trabajar arqueólogos aje- nos al mismo, creando no pocos conflictos. En definitiva, creemos que este trabajo abre el camino más adecuado para el debate científi- co dejando de lado los corros de pasillo. 1. LA POLÉMICA ILÍBERIS-ILBIRA- GARNATA Aunque no es el objetivo de este estudio, antes de iniciar la exposición de los resultados arqueológicos, debemos realizar un balance general de la investigación. La importancia de la intervención hay que entenderla dentro del contexto de la polémica secular generada en Excavación arqueológica en el Carmen de la Concepción (Albaicín, Granada). Datos para una polémica. Ángel Rodríguez Aguilera* * Arqueólogo Profesional. Granada. 1 A partir de ahora se citará CASADO P. y otros.

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Durante el mes de abril de 1997 se reali-zó una Excavación Arqueológica de Urgenciadentro de los límites del Carmen de la Con-cepción, ubicado en la zona más elevada delbarrio del Albaicín, en la placeta de las Minas,lugar en donde tradicionalmente se ha mante-nido la hipótesis de la ubicación del foro delMunicipium Florentinum Iliberritanum.

A pesar de que esta intervención se efec-túa en los límites exteriores del mismo, desdeesta fecha hasta la actualidad han sido tantas lasopiniones que se han vertido sobre la excava-ción, debido a que los resultados arqueológi-cos no fueron los esperados, que nos ha lleva-do a realizar un avance, ya que la publicacióndefinitiva se realizará en el Anuario Arqueológicode Andalucía, y cerrar definitivamente una polé-mica. Como se puede intuir, ya avanzamos queno documentamos restos del foro ni tampoconiveles de ocupación romana, lo cual no signi-fica que sean datos lo suficientemente significa-tivos para determinar la inexistencia del mismoen esta zona o por el contrario poner en dudael trabajo realizado, como ha sucedido recien-temente (CASADO MILLÁN, P., PÉREZ BAREAS, C.,

ORFILA PONS, M., MORENO ONORATO, Mª.A.,

HOCES PRIETO, A., PÉREZ BALDOMERO, F., MORE-

NO QUERO, M. y LIÉBANA SÁNCHEZ, M, 1998) 1 ycomo mostraremos a lo largo de este trabajo.

Por este motivo, quizás el título más ade-cuado para este trabajo hubiese sido acerca de

nada pero como es el de un artículo del pro-fesor M. Barceló (BARCELÓ, M., 1996), hemosoptado por ser mucho más explícitos.

Aprovecharemos este trabajo para dar aconocer parte de la estratigrafía y de las estruc-turas documentadas pero nos centraremos deforma especial en el estudio de los materia-les arqueológicos recuperados dando a cono-cer algunos tipos cerámicos de la Edad Moder-na, poco conocidos y publicados hasta elmomento.

Finalmente hay que indicar que esta inter-vención se produjo en un momento clave enel desarrollo de la Arqueología Urbana en laciudad de Granada, cuando el Proyecto deArqueología Urbana (PAUG) pierde peso espe-cífico y comienzan a trabajar arqueólogos aje-nos al mismo, creando no pocos conflictos. Endefinitiva, creemos que este trabajo abre elcamino más adecuado para el debate científi-co dejando de lado los corros de pasillo.

1. LA POLÉMICA ILÍBERIS-ILBIRA-GARNATA

Aunque no es el objetivo de este estudio,antes de iniciar la exposición de los resultadosarqueológicos, debemos realizar un balancegeneral de la investigación. La importancia dela intervención hay que entenderla dentro delcontexto de la polémica secular generada en

Excavación arqueológica en el Carmen de la Concepción (Albaicín, Granada).Datos para una polémica.Ángel Rodríguez Aguilera*

* Arqueólogo Profesional. Granada.

1 A partir de ahora se citará CASADO P. y otros.

torno a la ubicación de Ilíberis con respecto aIlbira o Garnata y las tendencias de investiga-ción establecidas en dos proyectos, el prime-ro de ellos en el tiempo “La ciudad iberorromanay medieval de Granada”, y el segundo , el “Pro-yecto de Arqueología Urbana de la Ciudad deGranada” (PAUG). Aunque en el primero deéstos se incluye la “ciudad medieval”, al menosnominalmente, en el segundo, mucho másreciente (1993-1996), se admite abiertamenteque ”tiene una línea de investigación prioritariaen la ciudad antigua”(CASADO, P. y otros, 1998:138).Pero esta línea prioritaria choca con una rea-lidad, la de una ciudad de estructura esencial-mente medieval islámica. Por eso, atendiendoa los antecedentes conocidos del siglo XVIII, elsolar del Carmen de la Concepción y sus ale-daños pasaron por ser “prioritarios” para elPAUG.

Pero volviendo al principio, la confusiónsobre la ubicación del Municipium FlorentinumIliberritanum es antigua, reavivándose periódi-camente desde el siglo XVI. Esta situación, y lacontradicción de los datos que disponemospasa en primer lugar por la propia ambigüedadde las fuentes árabes al tratar el tema del asen-tamiento de las tropas árabes en la Vega deGranada. El texto más antiguo es de al-Raziquien describe el término de Ilbira de la siguien-te forma:

“E Eliberia ha en su termino villas que la obe-deçen, de las quales vna es Gazela, ca en elmundo non ha quien la semeje, sinon la deDamasco. En su termino ha pedrera e piedrasde marmol mui bueno e mui blanco e non muifuerte, e fazen ende muchas obras e ayudansedel en muchas cosas e de muchas guisas, efacen del fermosas imagines.

El otro castillo es el de Granada, el que llamanVilla de Judios; e esta es la mas antigua villa queen termino de lliberia ay e la cabeça de Ilibe-ria e poblaron en ella judios quando Pyrrus vinoa España con ellos, ca Granada era fundaçion

de Hercoles el Egipciano, que le puso nombrelliberis por vna su nieta; e los antiguos la nom-braron llipula Magna” 2

En este texto se introducen dos de los prin-cipales elementos generadores de la disputaposterior : por una parte la mención que serealiza de Gazela (QaStiliya) como uno de losprincipales núcleos del distrito de Ilbira, y porotro que Garnata es el asentamiento más anti-guo del mismo, coincidiendo con Ilíberis.

La colección de tradiciones, el Ajbar Mach-mua del siglo XI, al tratar la conquista identifi-ca la ciudad de Granada como la capital de lacora de Elvira a la llegada de los árabes, perocomo bien indica D. Emilio Lafuente Alcánta-ra, cuando se recopiló esta obra la capital dela Cora ya era Granada por lo que es proba-ble que el autor introdujese la modificación deGranada por Ilbira :

“(...)Sitiaron y tomaron su capital [de Elvira], yencontraron en ella muchos judios. Cuando talles acontecía en una comarca reunían todos losjudíos de la capital, y dejaban con ellos un des-tacamento de musulmanes, continuando su mar-cha el grueso de las tropas. Así lo hicieron enGranada, capital de Elvira (...) 3”

Otros documentos siguen incidiendo en eltopónimo de QaStiliya como asentamiento tar-dorromano sobre el que se establecen los ára-bes y que posteriormente tomará el nombrearabizado de la antigua capital, Ilbira. Así suce-de en la obra de Yaqut y más tarde con ibnal-Jatib, aunque hay que indicar que la coinci-dencia de datos entre los distintos autores esdebido a la propia idiosincrasia de la cronísti-ca medieval islámica en la que la transmisiónde relatos de un autor a otro es la tónicageneral.

El primero, cuando hace referencia a Ilbira,dice de QaStiliya, a la cual califica de madinat,

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2 CATALÁN, D. y DE ANDRÉS Mª S.: Crónica del Moro Rasis [Versión del Ajbar Muluk al-andalus de Ahmad ibn Muhammad ibn Musàal-Razi, 889-955; romanzada para el rey don Dionis de Portugal hacia 1300 por Mahomad alarife y Gil Perez, clérigo de don PerianesPorçel] Seminario Menendez Pidal, 1974.

3 AJBAR MACHMÛA (colección de tradiciones). Crónica anónima del siglo XI, Traducida y anotada por D. EMILIO LAFUENTEALCÁNTARA, Madrid, 1867, p.25

que “es la capital [hadira] de la cora de Elvira 4”.Por su parte, ibn al-Jatib, en la traducción quehace Dozy, introduce relatos de ibn Hayyan yfragmentos de otros autores que ya desde elsiglo XI identifican a la ciudad de Granada comola ciudad existente en la antigüedad, estandovinculada Ilbira-QaStiliya:

“(La ville d´Ilbîra) s´appelait anciennementCastîlia, et l´on sait quelle était sa renommée, dansquel état florissant elle se trouvait, quelles étaientla richesse et ressources de ses habitants, com-bien el le comptait de théologiens et desavants”(DOZY, R., 1881:330).

De forma general se mantiene que Ilíberisestaría ubicada en el barrio del Albaicín y quetras la conquista las tropas árabes se asientanen QaStiliya, la cual tomará posteriormente elnombre de Ilbira. Esta explicación, que puedeparecer satisfactoria, ya fue mantenida por Dozy,Torres Balbás y Gómez Moreno. Por lo que res-pecta a Garnata, ésta sería un arrabal de Ilíbe-ris, tal como lo define Eguilaz. Su aceptaciónplantea algunos problemas: en primer lugar lafalta de documentación que permita definir lascaracterísticas de la ciudad en época altoimperial,base sobre la que deben operar los cambios quese experimentan a partir del siglo V d.C., talcomo sucede en otras ciudades de HispaniaMeridional: reducción del área foral y cambio fun-cional de algunos de sus edificios, reducción delperímetro urbano y continuidad hasta la conquistaislámica (OLMO ENCISO, L.,1997). En este sentidosabemos la importancia que tuvo la Ilíberis visi-goda, no sólo por la celebración del primer con-cilio católico de la Península Ibérica, sino porqueacuña moneda durante doce de los reinados delos reyes visigodos (SALVADOR VENTURA, F., 1990),pero hasta la actualidad no ha sido analizado enlos términos que hemos expuesto.

Así, debemos suponer que la ciudad debemantenerse activa hasta el siglo VIII d.C. paraser sustituida a mediados de éste, aunque elproblema es que el trasvase desde Ilíberis aQaStiliya no queda lo suficientemente explica-

do ni por la historiografía ni arqueológicamen-te, y menos aún el cambio toponímico expe-rimentado, a pesar de que ya Eguilaz (EGUILAZ

Y YANGUAS, L., 1881) abordase el tema asocián-dolo a la existencia de varios topónimos simi-lares en el solar originario de los sirios.

Pero si las fuentes árabes son poco clarifi-cadoras y plantean nuevos problemas históri-cos, debiendo ser tomadas con cautela, losdatos que ha aportado la arqueología no lo sonmenos. Los antecedentes más inmediatos seremontan a los hallazgos que se producen enel Albaicín desde el siglo XVI en las proximi-dades de la Alcazaba Cadima, en el Huerto deLopera (desaparecido en la actualidad) y juntoal Aljibe del Rey, siendo en su mayor parte ins-cripciones de tipo votivo, funerario y honorífi-co. Este hecho ha sido suficiente para que sesuponga la existencia del foro en las inmedia-ciones de ambos lugares:

“Que duda cabe que los hallazgos realizados ante-riormente al inicio de excavaciones sistemáticas[en el Carmen de la Muralla] suponen unaayuda valiosa a la hora de establecer los lími-tes, la organización interna y el trazado de víasde la ciudad. Aparecieron, por ejemplo, las ins-cripciones concentradas, en su mayoría, en dospuntos significativos: la zona del Aljibe del Reyen la calle María la Miel, casi todas ellas sonde carácter honorífico y monumental, lo que con-cuerda con la ubicación del foro en este lugar”(MORENO, Mª.A., ORFILA, M., GARCÍA, J.A., BUR-

GOS, A., MALPICA, A., FERNÁNDEZ, I., CASADO,

P. y PUERTA, D ., 1993).

La revisión de este tipo de hallazgos ha sidorealizada recientemente por el profesor A. Mal-pica (MALPICA, A. e.p.) llegando a la conclusiónde que no son lo suficientemente clarificado-ras como para ser adscritas de forma directaa Ilíberis. En este sentido, nos remitimos a suestudio, pero queremos hacer especial inci-dencia en los hallazgos que se sitúan en lasproximidades de la Excavación Arqueológicade Urgencia realizada por nosotros.

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4 Yaqut, Al-Rumi Mu’djam al buldan, Beirut, 1977, tomo IV, p. 348. Traducción facilitada por José Javier Bordes García.

En primer lugar, en 1540 apareció una escul-tura representando la cabeza de una mujer(ROLDÁN HERVÁS, J.M., 1983:222) en una casa pró-xima al Aljibe del Rey junto a un cipo y restosde otro partido en dos (GÓMEZ MORENO, M.,

1889:8). La parte superior de éste último se per-dió y fue recuperada en el siglo XIX, en elhuerto de Lopera, actual Carmen de la Con-cepción (GÓMEZ MORENO, M., 1889:9).

Más tarde, en 1621, y en la misma zona, aldemoler una casa se documenta la existenciade restos estructurales de importancia: colum-nas, basas de marmol y grandes losas, siendoestas referencias interpretadas por GómezMoreno como restos del foro (GÓMEZ MORE-

NO, M., 1889:14).

Posteriormente, los principales hallazgos seproducen ya en el siglo XVIII de la mano deD. Luis José Velázquez y el padre Echeverría(GÓMEZ MORENO, M., 1899:14-15) aunque los másespectaculares fueron sin duda los del padreFlores que centró sus trabajos de “excavación”en las inmediaciones de la calle del Tesoro,actualmente desaparecida pero que Sotomayorla ubica dentro del Carmen de la Concepción,encontrándose su inicio “al final de esta plazade las Minas, poco antes de comenzar la cues-ta de María la Miel, enfrente más o menos delcallejón de las campanas, casi como continuaciónde este último hacia el Oeste” (SOTOMAYOR, M.,

1992), coincidiendo, según la descripción, conel solar donde hemos efectuado la ExcavaciónArqueológica.

En sus proximidades, en el año 1747, sin quese especifique el lugar exacto, realizó un impor-tante descubrimiento: restos estructurales inter-pretados como el foro y una gran losa de mar-mol con letras de bronce, dada como falsaposteriormente. Estos restos fueron descritosen el siglo XIX de la siguiente forma:

“La extensión de la parte descubierta alcanza-ba a 22 varas de Norte a Sur y a 32 de orien-te a ocaso. Se encontró primero a seis varas deprofundidad un dilatado pavimento con losas demármol de Sierra Elvira, algunas de tres varasde largo, a cuyo extremo oriental alzábase unmuro, dirigido de Norte a Sur, en el que se abría

una portada de piedra de la misma cantera,con hermosas columnas y basas áticas pareci-das a las del orden corintio, y dos gradas de másde ocho varas de longitud y media por dos ymedia cuarta, cuyos muros estaban fabricadoscon trozos de marmol pardo, algunos de los cua-les medían dos varas y media cuarta por cincotercias, y una cuarta de grueso, y de lo mismoestaba formada la solería. Al fin de este atriohabía otra portada, semejante a la anterior, enel cual arrancaba una escalera de doce gradas,casi iguales a las de la otra puerta, y tambiéncon aristas gastadas por el mucho pisar ; susmuros laterales estaban construidos con sillare-jos de piedra franca trabados con estuque, y dis-puestos, al decir de Saravia, de parecida mane-ra que los que componen la torre de San Joséy edificios análogos. La excavación cesó por estaparte, ignorándose el término de la gradería”(GÓMEZ MORENO, M., 1889:19).

En 1754, también excavó los restos de unedificio romano en la misma zona, prosiguien-do con los trabajos hasta que en 1763 tuvie-ron que ser interrumpidos ante las falsifica-ciones que se venían realizando por parte desus descubridores. El desenlace de toda estahistoria ya lo conocemos (ROLDÁN, J.M., 1985,

SOTOMAYOR, M., 1988): la apertura de un juiciocontra Flores y sus colaboradores en el queson declarados culpables, siendo destruidastodas las falsificaciones y enterrados los restosexhumados.

Desde entonces en la parte alta del Albai-cín no se han vuelto a documentar restos delforo ni de estructuras monumentales, tal comohabía sucedido anteriormente. Otro de los fac-tores que contribuyó al oscurecimiento aúnmás si cabe de esta polémica, tal como bienindica Roldán Hervás (ROLDÁN, J.M., 1983), fueel inicio de una serie de hallazgos realizadosdesde mediados del siglo XIX en Sierra Elviraque culminan definitivamente en las excava-ciones que D. Manuel Gómez Moreno realizaen el solar de madinat Ilbira (1887-88) en dondese documentaron importantes restos de épocaromana y visigoda (GÓMEZ MORENO, M., 1888) yque inciden en la vinculación del solar de Ilbi-ra con el de la antigua Ilíberis. El problema noquedó resuelto al quedar interrumpidas las

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excavaciones, sin haber vuelto a intervenirse enla zona hasta que en el año 1998 5 pudimosejecutar una intervención de urgencia en loslímites exteriores del yacimiento, aunque susresultados no han sido publicados ya que seencuentra en fase de estudio.

A pesar de todo, la incidencia que los res-tos supuestamente descubiertos en el sigloXVIII ha tenido en la investigación ha sido noto-ria pues es el punto de referencia para consi-derar la ubicación del Municipium FlorentinumIliberritanum. El primero en realizarlo es Dozy(DOZY, R.P., 1881) y Eguílaz (EGUILAZ, L., 1881),seguido por D. Manuel Gómez Moreno (GÓMEZ

MORENO, M., 1889) y más recientemente porJ.M. Roldán Hervás (ROLDÁN, J.M., 1983), M. Soto-mayor (SOTOMAYOR, M., SOLA, A., CHOCLÁN, C.,

1984) y Mercedes Roca, Mª Auxiliadora More-no y Rafael Lizcano (ROCA, M., MORENO, Mª.A.,

LIZCANO, R., 1988), estos últimos contemplandola falta de información y apuntándolo única-mente como una posibilidad, en la que el forose centraría en las inmediaciones del Carmende la Concepción.

Finalmente el tema de Ilíberis-Ilbira ha vuel-to de nuevo a la actualidad a partir de 1980,cuando una serie de actuaciones en la Alcaza-ba Cadima han puesto de manifiesto la exis-tencia de niveles de ocupación romana, docu-mentando algunas estructuras y conjuntosartefactuales.

En este punto es necesario hacer una men-ción especial a las intervenciones arqueológicasque desde esta fecha se han realizado en las pro-ximidades de la excavación realizada por noso-tros. Nos centraremos en las campañas de exca-vación efectuadas en el Carmen de la Muralla,las Excavaciones Arqueológicas de Urgencia rea-lizadas en la calle María la Miel, en la excava-ción del solar de la nueva mezquita de la comu-nidad islámica, y la más reciente de la plaza deSanta Isabel la Real. Todas vienen a configurarel contexto general en el que se inserta la exca-vación en el Carmen de la Concepción.

Las excavaciones en el Carmen de la Mura-lla se remontan al año 1982 cuando se actúapor primera vez, bajo la dirección de Fernan-do Velasco y, ante los primeros indicios de unosresultados prometedores, se realiza una segun-da campaña, entre 1983 y 1984, esta vez diri-gida por D. Manuel Sotomayor, pudiendo docu-mentar la existencia de un importante nivel deocupación ibérico y romano, destacando laexcavación de un horno de T.S.H. (SOTOMA-

YOR, M., SOLA, A., CHOCLÁN, C., 1984).

Una tercera actuación se efectuó en 1985(ROCA, M., MORENO Mª.A. , LIZCANO, R., 1988) enbase a la intervención anterior de M. Sotoma-yor, centrándose en este caso en dos cuestio-nes: una vinculada a la documentación de res-tos de amurallamiento intramuros de la murallaque tradicionalmente se ha fechado como delsiglo XI; otra en el estudio y documentaciónde los niveles romanos para confirmar la exis-tencia de una cerca de esta época. A partir deeste momento las intervenciones y la investi-gación en esta zona se canalizan a través delproyecto de investigación citado con anterio-ridad, ejecutando una nueva intervención en1991 en la que se desmontan los testigos dealgunos sondeos (10, 14, 16 y 2E), se ampliael corte 18 y se plantea uno nuevo, el 24, sien-do éste el que aporta nuevos resultados: sedocumenta la existencia de un muro “formadopor grandes sillares de piedra y puede corres-ponder a un tramo de la primitiva muralla roma-na” (MORENO, Mª.A., ORFILA, M., GARCÍA, J.A., BUR-

GOS, A., MALPICA, A., FERNÁNDEZ, I., CASADO, P.

y PUERTA, D., 1993: 228), cuestión que no llegó aconfirmarse.

Así en la actualidad, podemos resumir losdatos aportados por las distintas intervencio-nes en el Carmen de la Muralla de la siguien-te forma: un nivel de ocupación ibérico de graninterés sobre el que se asienta otro romanoatestiguado por la presencia de un horno deTSH y restos de un amurallamiento de la mismaépoca; existencia de restos de muralla anterioral lienzo que corre por la Cuesta de la Alha-

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5 Excavación Arqueológica de Urgencia dirigida por Ángel Rodríguez Aguilera y auspiciada por el Ayuntamiento de Atarfe y el Con-sorcio para el Desarrollo de la Vega-Sierra Elvira.

caba; niveles de transformación de este espa-cio a partir del siglo XI y remodelación de éstosúltimos en época nazarí y moderna. Estos resul-tados nos llaman poderosamente la atenciónya que su proximidad con respecto a la ubica-ción del foro, descrito anteriormente, chocacon la existencia de una zona de alfares, algopoco común (JIMÉNEZ SALVADOR, J.L., 1987).

Muy próximas al Carmen de la Concepciónse realizaron dos urgencias en la misma calleMaría la Miel, entre el año 1985 y 1986 (LIZ-

CANO, R., MORENO, Mª.A. Y ROCA, M., 1985; RAYA,

M., BURGOS, A. y ROCA, M., 1985), es decir coe-tánea a la tercera intervención en el Carmende la Muralla y por tanto vinculada al proyec-to de Investigación “La ciudad iberorromana ymedieval de Granada”. En ambas se documen-ta una fase romana, si bien en la primera delas intervenciones se encuentra muy afectadapor las remociones de tierra, y en la segundaqueda configurada por medio de conjuntosartefactuales.

Más tarde, cuando el Proyecto de Arqueo-logía Urbana de Granada sustituye al anterior,se efectuó otra importante intevención, esta vezen la calle espaldas de San Nicolas s/n, desde1995 hasta 1997 (CASADO, P. y otros, 1998), ha-biendo sido publicados parcialmente sus resul-tados, concretamente los referentes a los nive-les de ocupación ibérica. Destacan por suimportancia los restos de amurallamiento demampostería, adobe y tapial de esta época quecorresponderían a los de la Iliberri ibérica. Suestudio se ha estructurado en función de treszonas diferenciadas: la zona Noreste, en dondeexiste un tramo de muralla de unos 30 metros,construida a partir de mediados del siglo VIIa.C., aunque según los autores, se mantienecon la misma funcionalidad hasta el siglo XIcuestión de gran interés sobre la que seríanecesario incidir ; una segunda zona es la meri-dional, intramuros, en donde también se docu-menta otro tramo, de 12 metros, sobre el quese existe un nivel de relleno y “potentes cimen-taciones reticulares, que conformarían un sector

de la ciudad romana altoimperial” (CASADO, P. y

otros, 1998:141); finalmente la tercera zona estu-diada es la que queda entra las dos anterioresen donde se pudieron documentar muros decontención realizados desde el Protoibéricohasta el período altoimperial.

Básicamente, el estado de los conocimien-tos sobre la intervención se reducen al hori-zonte ibérico quedando por estudiar con mayorprofundidad la incidencia romana, que en estecaso queda señalada pero de forma insuficien-te, al igual que la medieval.

Por último, la más reciente intervenciónarqueológica, ejecutada al margen del PAUG,es la que tuvo lugar en la Plaza de Santa Isabella Real, antigua huerta conventual, en donde sehan efectuado 12 sondeos arqueológicos arro-jando por tanto una secuencia cultural muy pre-cisa sobre el desarrollo histórico de la zona6.Para el asunto que tratamos es de especial rele-vancia pues se encuentra adosado al Aljibe delRey, en donde, recordemos, se produjeronimportantes hallazgos estructurales entre lossiglos XVI y XVIII. Los arqueólogos han podi-do documentar en esta actuación 8 fases de ocu-pación que van desde el período Ibérico Plenohasta la actualidad, debiendo destacar la Fase2, el período Romano Tardío, presente en 4 delos sondeos, aunque poco representado a nivelestructural con unos conjuntos artefactualesfechables entre el siglo IV y el VI d.C.: en el son-deo 2 se documenta un muro de mamposte-ría que a decir de sus excavadores es “bastan-te pobre de factura con mortero de tierra” (LÓPEZ,

M., inédito) asociado a T.S.H.T.; en el sondeo 7también son escasos, destacando otro murete;en el sondeo 9 únicamente se detectó un vacia-do estratigráfico de los niveles ibéricos realiza-do en época romana¸y finalmente en el son-deo 10 es donde únicamente aparecenestructuras más consistentes como por ejem-plo, una cisterna de opus signinum.

Como podemos observar, a primera vistadestaca el contraste de los restos hallados desde

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6 Agradezco al director de la Excavación D. MANUEL LÓPEZ LÓPEZ la amabilidad al facilitarme el informe para su consulta y utili-zación en este trabajo: LÓPEZ LÓPEZ, M. Excavación Arqueológica de urgencia en la Plaza de Santa Isabel la Real (Albaicín, Grana-da). Informe preliminar, 1999, inédito.

el siglo XVI al XVIII con la primera secuenciaestratigráfica documentada de la zona.

Todo esto, tanto la reflexión que hemosrealizado sobre el estado de la investigaciónpartiendo de las fuentes árabes y de los hallaz-gos aislados que desde el siglo XVI se han rea-lizado en el Albaicín, como la revisión de losresultados de las excavaciones arqueológicasrealizadas desde los años 80 en las proximida-des del Carmen de la Concepción, es esencialpara entender la importancia que ha adquiri-do la excavación realizada dentro del mismo,en 1997, y que pasamos a describir.

2. LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE URGENCIA DE ABRIL DE 1997

La excavación 7 se planteó como una urgen-cia ante la intención de construir dos viviendasen la zona perimetral del Carmen de la Con-cepción, solares que históricamente no habíanpertenecido al mismo pero que fueron incor-porados en un momento determinado, a media-dos de este siglo.

Estos dos solares se ubican de forma esca-lonada, uno en la Placeta de las Minas, y otroen la parte superior de la calle María la Miel,ambos con una orientación hacia la ladera Surdel Albaicín, coincidiendo posiblemente, comoya hemos indicado, con el inicio de la calle delTesoro.

Los trabajos arqueológicos se iniciaron enel solar de la calle María la Miel en donde que-daban los restos aún visibles de una viviendade principios de siglo con patio central y estan-cias estructuradas en torno al mismo, unas haciael Norte, sobre un aterrazamiento artificial, yotras hacia el Sur, en el mismo nivel. En las pri-meras detectamos la existencia de unas tinajasde almacenamiento de agua por lo que el son-deo se planteó en el patio dejando esta zonapara una posible ampliación posterior 8.

Así, de esta forma el sondeo se adaptó ala zona del patio con una forma trapezoidalestableciendo dos sectores de excavación ya quela existencia de un muro de esta casa nos per-mitía diferenciar dos espacios distintos. Por loque respecta a Placeta de las Minas, el sondeoocupó la superficie total del patio existente. Laexcavación se planteó siguiendo el sistema deáreas de excavación UTM, manteniendo el sis-tema de registro arqueológico elaborado porel PAUG.

2.1. La secuencia estratigráfica y estructural

La secuencia estratigráfica y estructuraldocumentada durante el proceso de excava-ción se encuentra directamente vinculada a laexistencia de esta casa lo cual alteró conside-rablemente la estratigrafía anterior.

Tras iniciar la excavación, en el sector 2 sedocumentaron los restos de un patio interiorde la vivienda de losetas de barro y un sumi-dero central que llega hasta el muro que lo sepa-ra del sector 1, todo anterior al existente enel momento del inicio de la excavación. Laconstrucción de este muro alteró la estrati-grafía en ambos sectores al realizar la fosa decimentación y echar en la base de ésta guija-rros de tamaño mediano y grande.

En el sector 1 se procedió a levantar elsuelo de cemento existente e iniciar la exca-vación. Se documentaron restos de otros dosniveles de suelo de la misma casa, uno de lose-tas de barro e inmediatamente bajo el mismootro empedrado, estructurado en tres bandasy que apoya sobre un nivel de uso formadopor un estrato de tierra marrón con abundantecal y un grosor de 10 cm.

Bajo éste existía un potente relleno com-puesto por material de construcción y algunosfragmentos de cerámica del siglo XIX, algunasintrusiones de tegulae y de cerámicas medie-

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7 Realizada por Angel Rodríguez Aguilera y Sonia Bordes García.

8 Debemos agradecer al profesor D. Fernando Molina y a Dña. María Auxiliadora Moreno el interés mostrado antes del inicio de lostrabajos y durante los mismos, indicándonos en alguna ocasión la estrategia de trabajo a seguir.

vales, siendo interpretado como un nivel decolmatación para la construcción de la citadavivienda.

Finalmente, bajo este estrato comenzamosa documentar un nivel de uso del siglo XVII quese encontraba sobre un suelo de ladrillo de lamisma época. Este suelo se prolonga por losdos sectores aunque cada uno de los mismospresenta un uso diferente ya que en el sector1 debe ser interpretado como cocina, por lapresencia de un hogar y de cerámicas de usoculinario, mientras que en el sector 2, separa-do por un escalón del anterior, no se docu-mentaron más que escasos fragmentos de cerá-mica de la misma cronología.

En cuanto a la descripción estructural, elespacio de cocina tenía un suelo de ladrillo dis-puesto en espiga, mientras que en el sector 2el aparejo es de alternancia de bandas a sogaseparadas por otra a tizón. Ambos suelos tení-an una preparación de arena y cal sobre un relle-no de material de construcción con una matrizarenosa que presentaba materiales anteriores,nazaríes y del XVI, apoyando directamentesobre la roca madre que había sido rebajada ycortada para crear las condiciones idóneas parala construcción de la casa en el siglo XVII. Lapotencia arqueológica del sondeo quedó defi-nida entre 1.59 m y 2.04 m siguiendo el buza-miento de la roca madre, hacia el Sur.

Por lo que respecta al sondeo del solar dela Placeta de las Minas, éste se planteó en elpatio de la vivienda, ocupando la totalidad delmismo, como ya se indicó.

Una vez limpiado todo este espacio se pro-cedió a levantar el suelo de cemento que locubría y para nuestra sorpresa apoyaba direc-tamente sobre la roca madre, presentando úni-camente algunos depósitos en los huecos conpequeños fragmentos de cerámica T.S.H.

De esta forma se dio por concluida la exca-vación, sin haber documentado los importan-tes niveles de ocupación romana que se pre-veían y creándose desde entonces la polémicasobre esta intervención de urgencia.

Lo que sí parece evidente es que si bienambos solares se encuentran en la hipotéticaprolongación de la desaparecida calle del Teso-ro, o bien las excavaciones del padre Flores nose ubicaron en esta zona sino más hacia el inte-rior -ya que la estratigrafía ha mostrado que lazona estaba ocupada desde el siglo XVII poruna vivienda y que hasta la roca madre no exis-te la profundidad documentada-, o por el con-trario, la existencia del Foro entra dentro desus falsificaciones. Por lo pronto sólo podemosintuir que la primera de las opciones es la máscoherente, aunque queda por demostrar y siguesiendo una hipótesis de trabajo.

Recordemos que en la descripción que rea-liza M. Gómez Moreno (GÓMEZ MORENO, M.,

1889:19) de la descripción del foro, éste seencontraba a 6 varas de profundidad, unos 5metros aproximadamente, y que en nuestraexcavación la potencia máxima fue de 2,04metros.

2.2.- Estudio de los materiales

La cerámica recuperada durante la excava-ción nos permite aportar datos significativos parael conocimiento de las producciones cerámicasdel siglo XVI y XVII ya que como hemos visto,el principal nivel de uso documentado es el delsuelo de la casa del siglo XVII, en donde se recu-peraron cerámicas del ajuar doméstico, de cerá-mica común, y algunos fragmentos de produc-ciones importadas, italianas y portuguesas.

Pero siguiendo un orden cronológico, sedocumentaron algunos fragmentos de tegulaey de Terra Sigillata Hispánica, siempre en nive-les de relleno.

Una situación similar la tenemos para losmateriales medievales ya que únicamente serecuperaron algunos fragmentos en el estratode relleno para nivelar el suelo de la casa delsiglo XVII, sobre la roca madre, destacandoalgunos fragmentos de cerámica de los siglosXI-XII, como por ejemplo un fragmento deredoma y otro de alcadafe. Más significativo esel grupo de materiales nazaríes, formado porfragmentos de marmita, candil de pie alto, dos

144

fragmentos de estampillado y dos de ataiforverde con decoración en manganeso, todo delos siglos XIV-XV.

Finalmente, el grupo más numeroso es elformado por los materiales modernos, del sigloXVI y especialmente del siglo XVII asociadosal suelo de la vivienda de la misma época y alos niveles posteriores.

En cuanto al primer grupo de materialesmodernos (siglo XVI), se encuentra asociadoal relleno (la UEN 020) para nivelar la prepa-ración del suelo de la casa, es decir, sobre lamisma roca base, junto a piezas nazaríes. Losmateriales son 2 cazuelas y parte de una olla,junto a fragmentos de escudilla y de fuente deservicio.

Por lo que respecta a los materiales del sigloXVII, para este trabajo hemos analizado losprincipales números del registro arqueológico,vinculados a los niveles de uso del siglo XVIIya que son los únicos que se encontraban intac-tos y que hemos podido excavar, lo cual nosha permitido obtener datos sobre este tipo decerámicas.

Las Unidades Estratigráficas No Construidas(UEN) estudiadas son la 012, 013 y 014, queen total suman unos 229 fragmentos de cerá-mica agrupados en las siguientes series funcio-nales, según la terminología empleada en la cla-sificación de la cerámica cristiana para la ciudadde Granada (RODRÍGUEZ, A., DE LA REVILLA, L.,

1997):

1º. Cerámica de cocina: olla y cazuela.

2º. Cerámica de servicio y presentación de ali-mentos: plato grande, plato pequeño, fuen-te, plato de ala, escudilla, cuenco, salero yjarritos.

3º. Usos múltiples: lebrillo.

4º. Cerámica de almacenamiento y transportede líquidos: cántaro.

5º. Cerámica de almacenamiento de alimentos:orza.

6º. Cerámica de higiene personal: Bacín.

7º. Contenedor de fuego: Anafre.

8º. Series cerámicas importadas: cerámica ligur,cerámica bucarina.

El lote más numeroso es el de la UEN 012,formado por 169 fragmentos repartidos en lasseries funcionales de la siguiente forma:

Tabla 1. Series cerámicas documentadas en UEN 012

SERIE FUNCIONAL Nº de frag. %

Cerámica de servicio y 60 35.50presentación de alimentos

Cerámica de cocina 44 26.03

Usos múltiples 21 12.42

Almacenamiento y 12 7.10transporte de líquidos

Almacenamiento de alimentos 6 3.5

Cerámica de higiene personal 2 1.18

Cerámica bucarina 1 0.59

Utensilios de alfarero 3 1.7

Otros 8 4.7

Intrusiones medievales 12 7.10

Las series de las otras unidades estratigrá-ficas son :

Tabla 2. Series cerámicas documentadas en UEN 013

SERIE FUNCIONAL Nº de frag. %

Cerámica de servicio y 13 37.14presentación de alimentos

Cerámica de cocina 6 17.14

Usos múltiples 4 11.4

Almacenamiento y 4 11.4transporte de líquidos

Cerámica bucarina 1 2.85

Amorfos indefinidos 7 20

145

Tabla 3. Series cerámicas documentadas en UEN 014

SERIE FUNCIONAL Nº de frag. %

Cerámica de servicio y 12 48presentación de alimentos

Cerámica de cocina 3 12

Usos múltiples 2 8

Almacenamiento y 2 8transporte de líquidos

Contenedor de fuego 2 8

Cerámica bucarina 3 12

Amorfos indefinidos 1 4

Las formas de cada una de estas series fun-cionales quedan definidas por los tipos especí-ficos que conforman cada una, por lo que vamosa realizar la descripción de las principales for-mas, en base al conjunto cerámico más nume-roso, el de la Unidad Estratigráfica 012 ya quelas piezas que forman las otras dos, la 013 y014, coinciden con ésta.

Las dos series funcionales más importantescuantitativamente son las de Cerámica de Ser-vicio y presentación de alimentos y la Cerá-mica de Cocina.

La primera muestra una continuidad muyacusada con respecto a las producciones cerá-micas del siglo XVI, tanto por las formas, quepresentan pocas variantes formales, como porel acabado, predominando la cubierta vítreablanca lechosa.

En cuanto a las formas destaca el PLATO,tanto grande como pequeño, con un total del30 % del material de la serie, realizado a torno,de paredes divergentes y borde redondeado,presentando en algunos casos un anillo interiory el asiento cóncavo. Muestra cubierta vítreainterior con goterones exteriores, predomi-nando el blanco lechoso aunque también apa-recen algunos en verde.

Otra forma abundante es el PLATO DEALA que supone el 15 % de la serie funcionaly que se encuentra caracterizado por tenerasiento plano, paredes abiertas y ala marcada

tanto exterior como interiormente con unaarista muy acusada. A diferencia del tipo ante-rior, presenta vidriado interior y exterior, nor-malmente blanco.

La siguiente forma más abundante es elJARRITO, con un 23.3 %, de cuerpo globularcon estrías de torno marcadas exteriormente,cuello diferenciado y borde recto o con esco-tadura interior, presentando vidriado marróninterior y exteriormente hasta el hombro.

Junto a esta forma hemos documentadootro tipo, de cuerpo casi esférico, anillo desolero muy bajo y que se encuentra vidriadointerior-exterior en blanco con decoración enazul, sin que pertenezca a la familia de cerá-micas granadinas que desde el siglo XVI desa-rrollan motivos decorativos en azul (prefaja-lauza), por lo que planteamos la posibilidad deque se trate de una importación.

Menos numerosa es la presencia de CUEN-COS (10%) y ESCUDILLAS (5%), siendo losprimeros unas piezas que tienen anillo de sole-ro, paredes divergentes y borde ligeramenteexvasado, vidriado siempre en blanco. En cuan-to a la forma de la escudilla documentada enesta excavación, coincide con las característi-cas definidas para las piezas del siglo XVII(RODRÍGUEZ, A., DE LA REVILLA, L., 1997:152): care-na baja pero muy marcada, además de pre-sentar estrías de torno en la superficie exte-rior, bajo la misma.

Finalmente, la forma que se encuentra menosrepresentada en el registro arqueológico es elSALERO o ESPECIERO definido como unapieza de reducidas dimensiones, asiento plano,paredes abiertas y vidriado interiormente enblanco (Gr.Mm.Pm-23.33.55-013.018).

Por otra parte, la serie de CERÁMICA DECOCINA sí presenta cambios significativos conrespecto a las formas del siglo XVI, cuestiónque debe ser estudiada en profundidad. Primeroveamos las formas cerámicas y después volve-remos sobre este asunto. La serie está com-puesta por dos únicas formas, la OLLA y laCAZUELA, predominando la primera, con un31.8 %, sobre la segunda, con un 25%, aunque

146

existen más de un 43 % de amorfos de cerá-mica de cocina que no han podido ser adscri-tos a una de estas dos formas.

Las ollas documentadas en el registro ar-queológico de la excavación son de dos tipos:por una parte fragmentos de borde pequeño,ligeramente exvasado y engrosado, sin esco-tadura interior (RODRÍGUEZ, A., DE LA REVILLA,

L., 1997: 150), muy característico en la cerámicadel XVII en Granada; y por otra un tipo queno habíamos documentado: ollas de cuerpo glo-bular con cuello diferenciado de paredes lige-ramente divergentes y borde redondeado, condos asas de puente (pieza Gr.Mm-Pm.23.33.51-012-20).

Las cazuelas presentan una variedad formalmayor, pudiendo definir un tipo característicodel siglo XVII que no se recoge en la tipologíade cerámica cristiana que venimos citando,pudiendo fijar de forma clara su cronología yaque fueron documentadas sobre el nivel de usodel interior de la casa, la UEN 012, junto a losfragmentos de cerámica ligur y cerámica buca-rina que actúan en este caso como fósiles cro-nológicos dentro de las cerámicas modernas.

Los tipos son tres: el primero de ellos (piezaGr.Mm-Pm.23.33.51.012-105) presenta el arran-que de la base, que debe ser convexa, y pare-des rectas con borde de sección cuadrada y lige-ramente engrosado al exterior, encontrándosevidriado interiormente en marrón oscuro.

Una segunda forma, más numerosa que laanterior, es la cazuela (pieza Gr.Mm-Pm.23-33-55.012-106) de base convexa unida a las pare-des divergentes quedando marcada esta uniónpor una escotadura exterior. En cuanto al borde,es engrosado y reentrante, presentando peque-ñas asas para ser movida sobre el fuego. Suvidriado interior es melado-amarillo presen-tando goterones exteriores. Existe una varian-te de este tipo, de dimensiones menores y conborde más marcado exteriormente (piezaGr.Mm-Pm.23.33.55.012-69).

Tal como podemos observar, formalmenteexisten grandes diferencias con respecto a lascazuelas del siglo XVI lo cual debe ser expli-

cado bien por tratarse de producciones impor-tadas, y por tanto ajenas a la tradición alfareragranadina, bien porque son el exponente mate-rial de un hecho histórico: la sustitución de lapoblación artesana morisca por otra de origencastellano, cuestión que se encuentra docu-mentada a partir de 1605, en Granada (RO-

DRÍGUEZ, A., BORDES, S., e.p.) y en otras zonas dela Península Ibérica (ÁLVARO, Mª. I., 1976).

De hecho, sí es cierto que a partir del sigloXVII-XVIII la cazuela tipo que documentamosen Arqueología Urbana es muy similar a éstas.

Las otras series funcionales documentadasen estas Unidades Estratigráficas se encuentranpoco representadas, ya que, por ejemplo, laserie de Almacenamiento y transporte de líqui-dos está reflejada por amorfos reconociblescomo de esta serie por sus características for-males y de pasta.

Destaca la de Usos múltiples formada porel Lebrillo que queda documentado en unasola forma, aunque con distintos acabados: baseplana, paredes abiertas y borde redondeado conuna acanaladura interior. En cuanto al acabado,lo más usual es la cubierta vítrea blanca, aun-que algunas piezas presentan decoración enazul.

Finalmente, también están presentes en elregistro arqueológico algunos fragmentos decerámicas muy características del siglo XVII yque como ya hemos indicado, han actuado enalgunos casos como indicadores cronológicos.Nos referimos a dos fragmentos de cerámicaligur y otros de cerámica bucarina, proceden-te de Portugal, siendo muy característica en loscontextos arqueológicos urbanos desde lasegunda mitad del siglo XVI pero especialmentedurante el XVII, momento en el que experi-menta su máxima difusión.

3. CONCLUSIONES

Con este trabajo hemos dado a conocer losresultados de la Excavación Arqueológica deUrgencia “c/María la Miel-Placeta de las Minas”centrándonos en el estudio de los materiales,

147

aunque contextualizándolos tanto estratigráfi-camente como estructuralmente, con el únicofin de aportar nuevos datos para el conoci-miento del desarrollo histórico de la ciudad deGranada, en relación directa con la hipótesis detrabajo de la existencia del foro del MunicipiumFlorentinum Iliberritanum en las proximidades delos solares excavados.

Decimos bien cuando hablamos de “hipó-tesis de trabajo” pues hasta la fecha no está losuficientemente demostrado, aunque quedafuera de toda duda la existencia de un asen-tamiento romano en la colina del Albaicín, talcomo han puesto de manifiesto los resultadosde distintas excavaciones: el Carmen de la Mura-lla, María la Miel, el solar de la calle Espaldasde San Nicolas, la plaza de Santa Isabel la Realy más recientemente, en la Plaza de San MiguelBajo y el Callejón de San Cecilio.

Por eso habría que matizar algunas afirma-ciones realizadas con respecto a esta inter-vención en el Carmen de la Concepción:

“Desde la extinción del PAUG en 1996, no hasalido nada de interés arqueológico en Grana-da y menos aún ibérico, a pesar de que se estánexcavando zonas de potencial excepcional ydonde los restos deberían destacar en cantidady calidad. Como ejemplo, valga la reciente opor-tunidad perdida en la intervención de una partedel Carmen de la Concepción (1997 por A.Rodríguez), junto al Carmen de la Muralla ydonde Flores en el siglo XVIII halló el foro delMunicipium Florentinum Iliberritanum (...)”(CASADO, P. y otros, 1998:138).

Evidentemente, con este trabajo obtene-mos una primera conclusión clara e inequívo-ca: nuestra excavación no coincide con el lugardonde, teóricamente, el falsario Flores realizósus descubrimientos, descubrimientos que porotra parte se encuentran en tela de juicio mien-tras no se demuestren, por lo que debemosser cautos al tomar por cierta la descripcióndel foro que reproduce M. Gómez Moreno enbase al testimonio de Flores y de dos graba-dos calcográficos de la época. En este sentido,el ejemplo tomado para mostrar gráficamenteel estado en el que se encuentra la Arqueolo-

gía Urbana en Granada no es el más adecua-do, cuestión que merece un debate serio paraanalizar qué ha pasado en la etapa anterior degestión del PAUG y cómo queremos que sedesarrolle en el futuro, subsanando errorescometidos.

En segundo lugar, debemos coincidir conlos autores de este trabajo en que todas lasExcavaciones Arqueológicas son importantesa pesar de que sus resultados puedan frustrarlas espectativas puestas en ellas ya que permi-ten configurar la ocupación de la ciudad enépoca Antigua, Medieval y, por supuesto, Moder-na y la incidencia de cada una de éstas étapassobre las anteriores. Los resultados de la exca-vación muestran una potencia máxima de 2metros y un nivel de ocupación, sobre la mismaroca madre, del siglo XVII, posiblemente alte-rando fases anteriores. Más concluyentes sonaún si cabe los resultados arqueológicos delsondeo practicado en Placeta de las Minas conuna potencia de escasos centímetros. Eviden-temente, en ningún caso hemos podido docu-mentar “seis varas de profundidad” y por tantodefinitivamente no hemos excavado en “dondeFlores halló el foro” (CASADO, P. y otros, 1998:138).

De esta forma podemos decir que nosencontramos ante una situación idéntica a laacontecida en el Carmen de la Muralla ya queaquí tampoco se documentaron “alteraciones niremociones debidas a las intervenciones de JuanFlores en el siglo XVIII” (MORENO, Mª.A., ORFILA,

M., GARCÍA, J .A. , BURGOS, A., MALPICA, A.,

FERNÁNDEZ, I., CASADO, P. y PUERTA, D., 1993:228)

por lo que contamos con datos de gran inte-rés para seguir perfilando la ubicación de sustrabajos, cuestión de gran importancia paradefinir el carácter del asentamiento romano delAlbaicín.

Ante los resultados expuestos, este traba-jo no podíamos enfocarlo de otra manera másque por el estudio estratigráfico de los mate-riales arqueológicos como muestra de lo quevenimos desarrollando.

Todo esto nos ha obligado a centrarnos enlos niveles modernos ya que apenas se handocumentado algunos fragmentos de tegulae y

148

de T.S.H. muy fragmentada y dispersa, salvo enel sondeo de Placeta de las Minas en dondese localizaron en depósitos entre las cavidadesde la Formación Alhambra. Los materialesmodernos son los propios de un espacio decocina ya que como se indicó se excavó unhogar al que aparecieron asociados restos decerámica de cocina que formalmente muestranun cambio significativo con respecto a las pro-ducciones del siglo XVI, cuestión no tan evi-dente con respecto a la vajilla de servicio ypresentación de alimentos, apuntando que éstepuede ser debido a la sustitución de una tra-dición alfarera por otra, debiendo ser definidasambas para poder establecer sus diferenciasfundamentales.

Como señalábamos al principio, el gran inte-rés despertado por esta intervención está rela-cionado con la polémica secular de Ilíberis-Ilbira-Garnata y con la presumible proximidadcon respecto a los trabajos de Flores, en defi-nitiva, producto más de una conjetura que deuna seria reflexión científica, producto de nada,por eso parafraseando al profesor M. Barceló,decíamos acerca de nada.

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150

Fig. 1. Excavación arqueológica de urgencia “Placeta de lasMinas-María la Miel”, 1997. Ubicación de los sondeos

151

Fig. 2. Excavación arqueológica de urgencia “María la Miel-Placeta de las Minas”, Granada,1997. Sondeo 1. Sección Norte.

Fig. 3. Conjunto de cerámica del siglo XVI.

GR.MM-PM.23-33-55.015-14

GR.MM-PM.23-33-55.007-03GR.MM-PM.23-33-55.007-02

GR.MM-PM.23-33-55.012-31

Niv.

s. X

VI-X

VII

Niveles geológicos

Niv

eles

rel

leno

s. X

IX-X

X

152

Fig. 4. Vajilla de servicio y presentación de alimentos. S. XVII.

GR.MM-PM.23-33-55.013-05 GR.MM-PM.23-33-55.012-32

GR.MM-PM.23-33-55.012-46

GR.MM-PM.23-33-55.013-18

GR.MM-PM.23-33-55.010-03GR.MM-PM.23-33-55.012-55

GR.MM-PM.23-33-55.015-06 GR.MM-PM.23-33-55.013-01

153

Fig. 5. Cerámica de cocina. S. XVII.

GR.MM-PM.23-33-55.012-20

GR.MM-PM.23-33-55.012-105

GR.MM-PM.23-33-55.012-69

GR.MM-PM.23-33-55.012-106

154

Fig. 6. Cerámica de usos múltiples: Lebrillo. S. XVII.

Lám. 1. Sondeo 1. María la Miel. Vista general del suelo de la vivienda del siglo XVII.

GR.MM-PM.23-33-55.013-4

GR.MM-PM.23-33-55.012-38

155

Lám. 2. Sondeo 1. María la Miel. Vista general de los niveles estériles, bajo suelo del siglo XVII.

Lám. 3. Sondeo 2. Placeta de las Minas. Roca madre bajo el nivel de suelo de cemento.

156

Lám. 4. Cerámicas del siglo XVII.

Lám. 5. Cerámicas del siglo XVII.