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343 El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936* EL SALARIO COMO INDICADOR: CONSUMO, NIVELES DE VIDA Y DESEQUILIBRIOS EN EL MERCADO DE TRABAJO. MALLORCA: 1860-1936 * Ramon Molina de Dios (Universitat de les Illes Balears) Resumen Recientes trabajos historiográficos han vuelto a poner de manifiesto que la elaboración de índices de coste de la vida en España y para las etapas pre-estadísticas, es siempre una labor perfectible. Partiendo del con- vencimiento de que solo un buen conocimiento de las pautas concretas de consumo, de los mecanismos culturales de relación y de las formas del trabajo, permite la adecuada ponderación de las diferentes varia- bles del gasto, nuestro trabajo presenta un Índice de Precios de Consumo construido con criterios estadís- ticos homologables con el objetivo de garantizar la comparación de resultados, las agregaciones y su enlace con series cronológicas diferentes. Los primeros resultados, para el ámbito de Mallorca, nos indican que la evolución de los salarios reales no sólo influye en la composición de las partidas del consumo sino que tam- bién induce, en parte, cambios en las relaciones laborales y en los procesos productivos. Palabras clave: Índice de Precios de Consumo, coste de la vida, salarios reales, análisis regional, etapas eco- nómicas de desarrollo, Mallorca 1860-1936. “The Real Wages as indication: Consumption Rules, Standard of Living and throw off balance in the Labour Market. Majorca: 1860-1936”, by Ramon Molina de Dios Abstract: Recent historiographical works have shown that the elaboration of Cost-of-Living Index in Spain an for pre-statistics stages, is always a perfectible labour. Based on the certain that only a good knowledge of the concrete consumption rule, the cultural mechanism of relation and the ways of work, permit the appro- priate ponderation of the different variables of the expense, our essay offers a new Standard of Living Index elaborated with homologue statistical criterion with the objective of guarantee the results compari- son, plus the aggregations and the link with chronologically different series. The first results, in reference to the ambit of Majorca, indicate to us that the evolution of the real wages not only influences on the com- position of the consumption items, but also to induce, in part, changes in the labor relations and the pro- ductive processes. Key Words: Consumer Price Index, cost of Living, real wages, regional analysis, Majorca economic stages 1860-1936. Claves JEL: E31, N33, N34, N93, N94 y R23 Revista de la Historia de la Economía y de la Empresa, 1, 2007 pag. 343 - 371 * Este trabajo se inscribe en el proyecto Alimentación. Mortalidad y niveles de vida en España (siglos XIX y XX), financiado por la DGICYT (SEJ2004-00799/ECON).

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El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

EL SALARIO COMO INDICADOR:CONSUMO, NIVELES DE VIDA Y DESEQUILIBRIOS EN EL MERCADO DE TRABAJO. MALLORCA: 1860-1936*

Ramon Molina de Dios (Universitat de les Illes Balears)

Resumen

Recientes trabajos historiográficos han vuelto a poner de manifiesto que la elaboración de índices de costede la vida en España y para las etapas pre-estadísticas, es siempre una labor perfectible. Partiendo del con-vencimiento de que solo un buen conocimiento de las pautas concretas de consumo, de los mecanismosculturales de relación y de las formas del trabajo, permite la adecuada ponderación de las diferentes varia-bles del gasto, nuestro trabajo presenta un Índice de Precios de Consumo construido con criterios estadís-ticos homologables con el objetivo de garantizar la comparación de resultados, las agregaciones y su enlacecon series cronológicas diferentes. Los primeros resultados, para el ámbito de Mallorca, nos indican que laevolución de los salarios reales no sólo influye en la composición de las partidas del consumo sino que tam-bién induce, en parte, cambios en las relaciones laborales y en los procesos productivos.

Palabras clave: Índice de Precios de Consumo, coste de la vida, salarios reales, análisis regional, etapas eco-nómicas de desarrollo, Mallorca 1860-1936.

“The Real Wages as indication: Consumption Rules, Standard of Living and throw off balance in the LabourMarket. Majorca: 1860-1936”, by Ramon Molina de Dios

Abstract:

Recent historiographical works have shown that the elaboration of Cost-of-Living Index in Spain an forpre-statistics stages, is always a perfectible labour. Based on the certain that only a good knowledge of theconcrete consumption rule, the cultural mechanism of relation and the ways of work, permit the appro-priate ponderation of the different variables of the expense, our essay offers a new Standard of LivingIndex elaborated with homologue statistical criterion with the objective of guarantee the results compari-son, plus the aggregations and the link with chronologically different series. The first results, in referenceto the ambit of Majorca, indicate to us that the evolution of the real wages not only influences on the com-position of the consumption items, but also to induce, in part, changes in the labor relations and the pro-ductive processes.

Key Words: Consumer Price Index, cost of Living, real wages, regional analysis, Majorca economic stages1860-1936.

Claves JEL: E31, N33, N34, N93, N94 y R23

Revista de la Historia de la Economía y de la Empresa, 1, 2007 pag. 343 - 371

* Este trabajo se inscribe en el proyecto Alimentación. Mortalidad y niveles de vida en España (siglos XIX y XX), financiado por la DGICYT(SEJ2004-00799/ECON).

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1.- Introducción: salarios nominales, consumo y salario real

La controversia historiográfica sobre la metodología a aplicar para calcular el coste del manteni-miento y la reproducción de la vida humana es tan antigua como la propia historia económica en tanto quedisciplina científica. El núcleo del problema se articula en torno a los criterios utilizados para establecer losniveles y modalidades de consumo y, de ello, se derivan los diferentes resultados obtenidos por los historia-dores1. Quizá nuestro acervo de datos vaya en aumento, pero nuestro conocimiento profundo del temasigue limitado por la multiplicidad de metodologías utilizadas y, sobre todo, por el uso de diferentes crite-rios de agregación de datos y sistemas de ponderación del consumo2. Además de la cuantificación de lossalarios y la definición de las pautas de consumo, la introducción de nuevas variables tales como los nive-les de salud, la alfabetización o la antropometría siguen protagonizando buena parte de las numerosísimasramificaciones del debate3.

Los salarios monetarios o nominales son los únicos que realmente nos proporciona la documen-tación histórica, pero cuando tratamos de expresarlos en capacidad de compra, es decir, en salarios reales,el terreno deviene peligrosamente resbaladizo, ya que para calibrar el poder adquisitivo apenas disponemosde una ecuación simple: salario nominal/coste de la vida. Haciendo, si ello fuera posible, abstracción de lasimplicaciones ideológicas del debate, el profesor Escudero ha sintetizado, siguiendo a P. Scholiers4, algunosde los problemas clave para estimar los salarios reales: a) La dificultad para cuantificar los datos de salarios nominales siempre que no procedan de fuentes direc-tas (nóminas), amén de la desagregación de los destajos y los elementos no monetarios percibidos. b) Laconstrucción de un índice del coste de la vida fiable para deflactar los salarios monetarios. Un índice quedebe contemplar un estudio de los hábitos de consumo y la ponderación que cada uno de los bienes y ser-vicios consumidos tiene en el conjunto de los precios al por menor, todo ello, no lo olvidemos, en unaépoca pre-estadística. c) La elección del año inicial y final de la serie y, -añadimos nosotros-, el año índicebase. d) Finalmente, cabe considerar hasta qué punto es significativo el porcentaje de trabajadores afecta-dos por una determinada curva de salarios, a qué categorías responden y a qué sectores representan. Antetal variabilidad de dificultades, no resulta nada extraño que la proliferación de trabajos que abordan la cues-tión salarial y el nivel de vida sea prácticamente inagotable. Hace años el profesor Fontana ya puso de mani-fiesto que el tratamiento del tema, para un solo país y para una sola revista como Economic History Rewiew,resultaba prácticamente inabordable5.

En el ya citado estudio comparativo (Scholiers, 1989), sobre la evolución de los salarios enEuropa durante los siglos XIX y XX, las críticas más reiteradas se refieren al uso único de variables salaria-les para establecer niveles de vida y se insiste en la necesidad de conocer e introducir nuevas variables correc-toras: las remuneraciones no monetarias del trabajo -que no son sólo privativas de épocas preindustriales-,la duración de las jornadas de trabajo o las condiciones en las que éste se desarrolla, entre otras. En con-junto, se advierte que cuanto más profundizamos en el conocimiento de los componentes no monetariosdel salario, éste deviene una variable más y más compleja. Frente a tales problemas, que desde luego no son

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1 El debate, iniciado desde la historiografía británica, -Taylor (1986)-, ha seguido vivo, con altibajos, hasta el día de hoy. Véase una minu-ciosa y actualizada revisión del mismo en Escudero (2002), pp. 13-44.2 Scholiers y Hannes (1989), pp. 233-235.3 Sobre todo a partir de Komlos (1989) y Floud, Watcher y Gregory (1990). Para España, véanse Martínez Vara (1997) y MartínezCarrión (1994 y 2001). En el último Congreso de la Asociación Española de Historia Económica (2005), la sesión A, consagrada al estu-dio de los niveles de vida, puso de manifiesto la vitalidad de los estudios antropométricos.4 Escudero(2002), pp. 19-20. “Introductory Remarks” en Scholiers (ed.) (1989), pp. 14-18.5 Fontana (1990), p. 5.

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nuevos, hasta un gran clásico como Simiand era claramente partidario de limitar el estudio de las retribu-ciones del trabajo al estricto salario nominal y a sus fluctuaciones6.

Sin llegar a adoptar plenamente el punto de vista de Simiand, resulta evidente que los ciclos delsalario monetario son claros indicativos de tendencias. Ahora bien, también es cierto que al establecer cur-vas de salarios reales, estos serán progresivamente menos fiables en la medida en que nos elevemos por enci-ma de precios concretos al detalle y pautas concretas de consumo. Tal deseable concreción sólo es posibleacotando al máximo el área geográfica, social y cultural de nuestro estudio e intentando restablecer lasnumerosas y complejas pautas culturales que la delimitan. Por eso, el único terreno firme para asentar estu-dios globales de precios y salarios son los estudios locales y regionales. Partir de lo particular para llegar alo general, sin olvidar la conciencia que tienen los propios trabajadores de la situación vivida. En ese senti-do, el nivel de vida no puede reducirse a una cesta de la compra7.

Considerando tales aspectos, nuestro trabajo se ceñirá a un ámbito geográfico concreto, a unacultura alimentaria precisa y a unos comportamientos sociales específicos que influyen tanto en las relacio-nes entre patronos y obreros como en las relaciones entre trabajadores urbanos y rurales. Ello no será óbicepara evitar comparación de los resultados con otras regiones o con medias estatales, más bien al contrario.Como se verá, en más de un caso el análisis local matiza la perspectiva general y aporta nuevos elementosque la enriquecen8.

2.- Pautas y ciclos del consumo.

Definir la composición de las diferentes partidas que entran en el consumo es sólo la primera delas dificultades para empezar a construir un índice del coste de la vida o IPC. Una dificultad no menor con-siste en ponderar adecuadamente el peso de cada una de las partidas en el conjunto, pero también, cuandose trabaja con series largas, hay que tener en cuenta las variaciones en las oportunidades de acceso a deter-minados productos, así como en los gustos y preferencias. La composición general del consumo no será lamisma, pongamos, por ejemplo, en 1870 que en 1920, de la misma manera que los productos que entrenen la cesta de la compra y el peso específico de cada uno de ellos, no serán los mismos en Barakaldo o enPalma9.

Las fases de nuestro trabajo previo para elaborar un índice de coste de la vida en Mallorca pue-den resumirse así.

Primeramente ha sido necesario recopilar todas las series de precios disponibles10, enlazar las dis-continuidades y homogeneizar pesos, medidas y moneda. Ello ha permitido disponer de gráficas de evolu-

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6 Centrarse en el salario real, decía, significa condenarse a no percibir ni comprender las relaciones más explicativas del movimiento delsalario. Simiand (1934), vol.1, p. XXV.7 Fontana (1992), p. 55 y Thompson (1989), p. 208.8 Un primer intento de IPC para toda España, Ballesteros (1997), ha sido revisado sobre la base de diferentes agregaciones en la nuevaedición de las Estadísticas Históricas de España: Maluquer de Motes (2005), p.1263. Ambos índices se utilizarán a título comparativo enel presente trabajo.9 Un ejemplo: los coeficientes de ponderación de precios aplicados a la zona industrial de Vizcaya para 1876-1936 adjudican un pesoespecífico importante a la carne y a la leche (Pérez Castroviejo (2006), p.109). En cambio, estos alimentos, como se verá, pesan muchomenos en el presupuesto de los obreros mallorquines que, en cambio, consumen abundantes verduras que, a su vez, están al parecer ausen-tes de las dietas vizcaínas. Queda claro que nos referimos en ambos casos a alimentos que se obtienen por la vía del mercado, ya que lamayor parte de la carne consumida por los trabajadores mallorquines procede de la matanza del cerdo, se distribuye principalmente pormecanismos ajenos al mercado y su precio no aparecerá en ningún listado.10 La fuente principal para el siglo XIX ha sido el Boletín Oficial de la Provincia de Baleares que publica precios registrados por elGobierno Civil y precios registrados por los ayuntamientos. Para el siglo XX una fuente de calidad insuperable es el Boletín de la EstadísticaMunicipal de Palma, (1913-1936), que, pese al nombre, era editado en realidad por la Sección Provincial del Instituto Geográfico yEstadístico. Véase una crítica exhaustiva de éstas y de otras fuentes secundarias de precios y salarios, así como la metodología para homo-geneizar las series, en Molina (2003), pp. 29-48.

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ción de los precios y de sus oscilaciones recurrentes u ocasionales. A partir de ellas deviene posible trabajarcon hipótesis de ciclos de precios que a su vez nos indican fases diferenciadas con alternativas a la compo-sición general del consumo. Para el caso mallorquín aparecen con claridad tres períodos diferenciados: antesde la Primera Guerra Mundial, los años de la contienda y la crisis derivada y, finalmente, desde 1921 hastala Guerra Civil. En segundo lugar se ha procedido a la confección de presupuestos familiares de consumoque nos dieran pautas para ponderar el peso de cada producto en el coste de la vida. Ésta es, sin duda, unatarea arriesgada, ya que la mayoría de los presupuestos de los que disponemos provienen de publicacionesobreras interesadas en acentuar las carencias de las familias trabajadoras frente a las clases poseedoras. Hayque manejarlos con todas las precauciones y contrastarlos, si ello fuera posible, con testimonios alternati-vos11.

Partiendo de dichos presupuestos hemos elaborado un cuadro general que nos permite deflactarlos precios, asociando diferentes porcentajes de gasto para cada una de las diferentes partidas contempladasen los presupuestos. Hemos agrupado el gasto en cinco grandes partidas: alimentos, combustibles, vivien-da, vestido y “otros” y, a su vez, en tres grandes períodos cronológicos, en función de la mayor o menormovilidad de los precios y los salarios nominales.

CUADRO 1.- Distribución porcentual del gasto básico

1860-1914 1915-1920 1921-1936ALIMENTOS DE TODAS CLASES 69,6 69,2 64,85COMBUSTIBLES Y ENERGÍA 9,13 8,55 7,55TRAJE Y CALZADO 10 9,5 11VIVIENDA (ALQUILERES) 7,27 7,75 9OTROS 4 5 7,6Total 100 100 100

Fuente: Elaboración personal. Para el período 1860-1914, a partir de las dietas ponderadas descritas en DieBalearen: In Wort und Bild geschildert..., en los informes de la Comisión de Reformas Sociales, Peña (1887) yen los presupuestos familiares publicados en El Obrero Balear núms. 236 y 346. Para el período 1915-1920en similares presupuestos: El Obrero Balear nº722, 834 y 978. Para el período 1921-1936 sobre los datosde oferta alimentaria en el Boletín de la Estadística Municipal, el Instituto de Reformas Sociales y las infor-maciones cualitativas de la Memorias de la Inspección de Trabajo (1921-1930).

En cuanto a los períodos, en el primero, de 1860 a 1914, la estabilidad de los precios es firme,pero aún lo es más la de los salarios: un jornalero agrícola podía ganar lo mismo el año 1871 que en el año1910. Los precios de productos tan básicos como el arroz, el tocino, el aceite o el vino, excepto en coyun-turas muy puntuales, prácticamente no variaron entre 1860 y 1913. Sobre el segundo período, 1915-1920,asociado a la Primera Gran Guerra, la característica definitoria fue la fuerte tendencia inflacionista que sólose frenará a mediados de los años veinte. Durante estos años, como se verá, los salarios evolucionarán en

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11 Para el último tercio del siglo XIX se dispone de una fuente de altísima calidad y fiabilidad. Se trata de la monumental Die Balearen:In Wort und Bild geschildert, Habsburg-Lorena (1869-1891). También se han utilizado los informes de la Comisión de Reformas Sociales,ya que podemos ubicar con toda seguridad en su ámbito el informe de 1887 de Pere d’Alcántara Peña: “Memoria de la Comisión para elestudio de las cuestiones que interesan a la mejora o bienestar de las clases obreras de la provincia de Baleares”. Respecto al siglo XX, la fiabili-dad del Boletín de la Estadística Municipal ha sido contrastada cotejando sus datos con la documentación en bruto que procede de ayun-tamientos y mercados y que se conserva en el Archivo del Reino de Mallorca (Sec. Estadística, cajas 1, 2, 11 y 271).

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dos fases generales claramente diferenciadas: de 1914 a 1918, estancamiento o regresión; en cambio, de1919 a 1920, inicio de un espectacular despegue que marcará toda la etapa posterior. En el último de losperíodos, entre 1921 y 1936, los precios atenúan sus fluctuaciones alcistas. Los salarios nominales, al per-manecer estables, apuntan hacia un incremento del salario real que se consolidará durante los años republi-canos. El peso específico de cada una de las partidas en los tres períodos considerados requiere alguna expli-cación adicional.

2.1.- 1860-1914

El peso de los alimentos en los presupuestos familiares siempre ha supuesto la absorción de unagran parte de los ingresos y rentas. En España, y hasta mediados del siglo XX, los alimentos suponían másde la mitad del gasto12. Naturalmente, hay que tener presente que los alimentos computados son aquellosque se adquieren en los circuitos formales del mercado. En el cálculo hemos integrado aquellos productosque están más claramente presentes en las dietas y de los cuales disponemos de series homogéneas de pre-cios: el pan y el trigo, carne de vaca, carne de cordero, tocino, garbanzos, arroz, aceite, vino y aguardiente.Se ha tenido también en cuenta el precio de la cebada, el maíz y la paja de trigo y de cebada. Nuestros coe-ficientes de ponderación específicos dentro de la partida de alimentos queda así13:

CUADRO 2.- Coeficientes de ponderación para el grupo alimentario

Trigo pan Legumbres Verduras Aceite Fruta Patatas Queso Otros Leche yy pasta (*) (**) cereales azúcar

26 15 6 9 6 8 2 2 1

Vino Aguardiente Arroz Huevos Pescado Carne Tocino Paja TOTAL2,5 0.5 8 3 3 2 5 1 100

(*) El precio del pan y el del trigo se han homogeneizado14 para ofrecer una serie continua, dado que parael pan sólo contamos con datos discontinuos. La tendencia, en todo caso, sería la misma.(**) Ante las dificultades para distinguir el aceite que se usaba para cocinar del utilizado para quemar y darluz, se ha optado por incluir su consumo global en el apartado alimentario.

Para el grupo de los combustibles hemos considerado el carbón vegetal y de coque, la leña, elpetróleo y la estearina. El carbón vegetal y la leña constituían un importante capítulo del gasto. Mientrasque el petróleo y las velas de estearina comenzaban tímidamente a ser usadas para iluminación, aunque deforma tan marginal que las hemos dejado fuera de nuestro cálculo. El aceite para lámparas era, con diferen-cia, el principal sistema de iluminación de las casas pobres. En las zonas rurales la leña era el combustible

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12 Reher y Ballesteros (1993) p.22 y Celestino Rey (2002), p. 26913 Con relación a les ponderaciones establecidas por el profesor Maluquer para los años 1890-1913 sobre la base de los precios de mer-cado de Sant Antoni y la Boqueria de Barcelona (Maluquer de Motes (1999), p. 99) la nuestra se aproxima mucho a la valoración del pany las pastas de sopa. Otros productos presentan valoraciones diferentes en nuestra lista (huevos, leche o azúcar) o no constan (chocolate),mientras que otros (fruta y verdura) no figuran en Barcelona.14 Partiendo de los promedios de precio del trigo (a) y del pan (b), se calcula un núm. (x) que multiplicado por (a) se aproxime al máxi-mo a (b). Es el mismo procedimiento usado para Vizcaya entre los años 1876-1890 por Pérez Castroviejo (1992), p. 129. Respecto aMallorca, el multiplicador para convertir el trigo en pan ha resultado 1,15.

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preferido para cocinar, mientras que el carbón predominaba en las casas de la ciudad. Hacia los años sesen-ta del siglo XIX la entrada de estos géneros en Palma suponía un 24% del peso total de las mercancías15,pero naturalmente no podemos utilizar este dato en la medida en que no discrimina qué parte de ese com-bustible se destina a usos industriales y cuál a usos domésticos. En conjunto nos parece más ajustada lainformación de los dietarios de 1905 que permite asignar al combustible una valoración global del 9,13%.Así pues, hemos aplicado dentro de este porcentaje la siguiente ponderación a cada uno de los productos

CUADRO 3.- Coeficientes de ponderación para el grupos de combustibles

Carbón Leña Petróleo TOTAL62 28 10 100

En el apartado “vestido” incluimos la ropa de vestir, la ropa y menaje de la casa y el calzado. Estees el apartado más problemático, por la ausencia de series, tanto referidas a precios de tejidos y ropa con-feccionada, como en la proporción en que entraban estos bienes dentro de los presupuestos familiares. Sihiciésemos caso a los reformadores de la época16, los gastos en ropa del obrero mallorquín serían escasos.Sin embargo, las informaciones sobre ropa confeccionada demuestran que resultaba muy cara. Un equipa-miento básico costaría unas 27 pesetas para los hombres y 25,50 para las mujeres17. Eso supondría, porejemplo, el jornal de 10 días de un oficial de albañil y de 15 de un simple peón. Naturalmente, elArchiduque nos habla de sastres que con toda probabilidad trabajaban para familias de clase media o alta eincluye zapatos de piel a la vestimenta, artículo que los obreros reservaban para que durase muchos años,ya que habitualmente calzaban alpargatas de esparto. Así pues, teniendo en cuenta estas limitaciones, juntocon la multiplicación que supone incluir mujer e hijos en el presupuesto, hemos adoptado una pondera-ción del 10% que nos parece ajustada.

La vivienda fue uno de los principales problemas derivados del crecimiento urbano y manufac-turero de Palma. Su escasez encarecía notablemente los alquileres en el interior de la ciudad y tan sólo conla expansión urbana fuera de las murallas y el nacimiento de verdaderos barrios obreros en Sta. Catalina,La Soledad, El Molinar y Los Hostalets18 fue posible alquilar viviendas a precios más asequibles y equilibrarla demanda intra y extramuros ya que, de hecho, los alquileres medios de 1914 resultan ser los mismos de1887. La ponderación aplicada a la vivienda sobre los promedios de 1887, 1905 y 1915 queda así fijada entorno al 7,25% para todo el período.

El apartado “otros” es el cajón de sastre donde hemos integrado todos aquellos gastos que hemospodido consignar, pero sobre los cuales no tenemos ni indicaciones claras de continuidad ni pautas signifi-cativas sobre su uso. Jabón, cuidado personal, tabaco, prensa, gastos de escuela... son algunos de los elemen-tos que circunstancialmente se incluirán en este apartado. El hecho de que los repertorios de gasto familiarincluyan partidas de este tipo conforme avanzamos en nuestra cronología es un claro indicativo de la cre-ciente importancia que social y culturalmente les otorgan los obreros. Para el período hemos consideradoeste capítulo como el más bajo de todos en la suma total del gasto: un 4%.

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15 Cálculo sobre el pago de portazgos en Palma. Die Balearen, IV, p.534.16 Peña (1887), p. 29.17 Habsburg-Lorena (1869-1891) IV, p. 456. 18 Sobre el crecimiento de los barrios extramuros de Palma: Carbonero (1991) y Molina y Morey (2006).

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2.2.- 1915-1920

El segundo período está claramente mediatizado por los efectos económicos, y también sociales,de la Primera Guerra Mundial. El peso de los alimentos en los presupuestos subirá claramente hacia el finalde la Guerra. La media global supera el 69%. En cambio, los datos sobre combustibles reflejan una para-doja. Sabemos que el precio del carbón se incrementó un 133%, el carbón vegetal en un 50% y la leña un180%19, a pesar de lo cual, los presupuestos indican una merma del peso de los combustibles en el gastofamiliar. Ello es indicio de que la cantidad monetaria destinada a la adquisición de carbón y leña no seincrementó. Las familias optaron por adquirir más comida y ropa en lugar de combustibles, lo cual com-portaba un aumento de la ingesta de alimentos que no necesitaban cocinarse. La escasez de combustibles,sobre todo, en la ciudad de Palma, devino un factor de preocupación creciente hasta que la tensión estallóen febrero de 1918 con un auténtico motín popular al asalto de carbonerías y almacenes de leña. Éste fuesólo el primer episodio de toda una serie de manifestaciones, motines y asaltos a almacenes que se combi-naron con una creciente agitación y organización obreras y que se reprodujeron hasta bien entrado el año1919.

Respecto a la ropa y el calzado, el aumento del peso específico de su gasto es importante para elperíodo, especialmente hacia 1920, cuando su coste queda reflejado a los dietarios. Pese al incremento delprecio, el porcentaje no variará mucho (un 9,5%). En el contexto general de aquellos años hay que ligar elaumento de la importancia del vestir con un incremento de las relaciones sociales de los trabajadores (aso-ciación, participación en actos culturales, casinos o cafés20) y también con la potencial asistencia más regu-lar de los niños a la escuela después de 1919 y las leyes de reducción de la jornada laboral. Los gastos deeducación, cuidado personal y limpieza son los que, por este orden, más incrementan el capítulo de “otros”en los presupuestos familiares, en detrimento del equipamiento y renovación de muebles y menaje.

2.3.- 1921 a 1936

El tercer período se caracteriza por una tendencia hacia la estabilidad a partir de 1922 y un suavedescenso de los precios desde 1925 hasta el inicio de la Guerra Civil. La distribución del gasto nos da lasclaves para considerar todo el período: ligera merma del porcentaje dedicado a alimentos y combustibles yaumento de las partidas dedicadas a la vivienda, el cuidado personal, la educación y el vestir. Un nuevo ele-mento hay que añadir a los presupuestos de estos años y que no se contempla en los períodos anteriores.Nos referimos a la electricidad que, pese a que no aparezca directamente en los presupuestos, es evidenteque hay que otorgarle un porcentaje del gasto21. Aplicando el precio mínimo que aparece en los listados deprecios, la ponderación sería de un 7% sobre el conjunto de la partida de combustibles donde, de hecho,sustituirá al petróleo y la estearina como factores de iluminación.

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19 Molina (2003) p. 313. El pan que es uno de los alimentos que más subió de precio (un 125%) con toda probabilidad debe este aumen-to más al precio de la leña para cocerlo que al incremento del precio de la harina. Durante el primer año de la guerra el precio del trigoy la harina se incrementaron un 16% y un 12%, respectivamente; en cambio la leña subió un 48% . Ibídem, p. 291.20 Memoria de la Inspección de Trabajo (1921), pp. 241-242.21 En el documento Movimiento de los precios al por menor en España durante la guerra y la post-guerra. 1914-1922 del Instituto deReformas Sociales (1923), Palma era la ciudad en la que la energía eléctrica resultaba más barata de España. Sin considerar plenamentecreíble el dato, lo cierto es que la electricidad se extendió con rapidez. El año 1928 la recientemente creada Gas y Electricidad, S.A. ser-vía a un total de 21.213 abonados en diferentes modalidades de facturación, lo cual supone un contador de luz por cada 4,16 habitantes,prácticamente todas las casas de la ciudad.

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3.- Índice de Precios al Consumo, 1860-1936

En el cuadro 1 hemos establecido el criterio general de ponderaciones de los diferentes produc-tos agrupados en cinco grandes partidas. Ha llegado el momento de concretar más ese gasto desagregándo-lo al máximo y calculando los coeficientes precisos para ponderar cada serie de precios en el conjunto, pasonecesario para elaborar el índice de coste de la vida.

CUADRO 4.- Coeficiente de ponderación general de los precios, 1860-1936

1860-1914 1915-1920 1921-1936ALIMENTOSTrigo, pan y pasta 18,096 18,5 16,35Legumbres 10,44 9,69 7,8Verduras 4,176 5,865 4,5Huevos 2,088 1,53 1,575Fruta 4,176 3,57 3,5Patatas 5,568 5,1 5,5Arroz 5,568 5,559 5,25Queso(*) 1,392Aceite 6,264 6,63 6Vino 1,74 1,53 1,575Aguardiente 0,348 0,2 0,88Pescado fresco y salado 2,088 2,55 2,25Carne 1,392 1,2 1,575Chuleta 3,48 3,8 4Leche 1,7 2Café – azúcar 0,696 0,566 1,15Otros cereales 1,392 0,7 0,525Paja 0,696 0,51 0,42Total alimentos 69,6 69,2 64,85COMBUSTIBLESCarbón 5,75 6 5Leña 2,5 2 2Petróleo 0,88Electricidad(**) 0,55 0,55Total combustibles 9,13 8,55 7,55VESTIDO y CALZADO 10 9,5 11VIVIENDA 7,27 7,75 9OTROSMenaje 1 0,5 1Limpieza 1,5 2 2Educación 1 2 4Tabaco y gastos menores 0,5 0,5 0,6Total otros 4 5 7,6TOTAL GENERAL 100 100 100

Nota: (*) La leche sustituye al queso a partir de 1915. (**)La electricidad sustituye al petróleo a partir de1915.

Ramon Molina de Dios

Fuente: elaboración personal siguiendo las distribuciones generales del cuadro 1 y armonizadas según loscriterios establecidos en los epígrafes 2.1 a 2.3.

Tras convertir los porcentajes a un multiplicador aplicable a cada producto y a cada período,finalmente presentamos un índice general de precios para Mallorca. Se trata de un índice ponderado yhomologable a los que modernamente hacen los organismos oficiales de estadística sólo en un aspecto: lametodología. En efecto, para confeccionar nuestro índice nos hemos servido de las mismas fórmulas deLaspeyres que actualmente usa el INE. Ahora bien, las ponderaciones se han calculado a partir de las infor-maciones cualitativas y cuantitativas ya explicitadas y que no conciernen a todas las capas de la población,sino esencialmente a la población trabajadora. De aquí que se haya desistido de incorporar ciertos produc-tos de los que conocíamos el precio y, por contra, se haya hecho un esfuerzo adicional para reconstruir seriesde precios de algunos productos de seguro consumo por parte de los obreros, pero de los cuales sólo tení-amos datos fragmentarios.

Fuente: Anexo 1 y Ballesteros(1997), Maluquer de Motes (2005) y Pérez Castroviejo (2006).

Como era previsible, al ponderar los precios se relativizan y suavizan las oscilaciones directas quenos proporcionan las fuentes. A efectos comparativos, hemos superpuesto nuestro IPC con los elaboradospor Ballesteros (España 1) y Maluquer de Motes (España 2) para el conjunto del estado y con el de PérezCastroviejo para la zona industrial de Vizcaya22. Como puede comprobarse, tomando todos ellos un mismoaño índice (1913), las diferencias son significativas, especialmente con el primer índice para España elabo-rado por Ballesteros en 1997. En cambio, los más recientes se aproximan mucho más, tanto en las varia-ciones como en los ciclos de oscilación, aunque Mallorca continúa, en conjunto, presentando índices másbajos.

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El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

22 Ballesteros(1997), p. 394, Maluquer de Motes (2005), p. 1265 y Pérez Castroviejo (2006), p.110.

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4.- Salarios reales en la ciudad y el campo

La gran estabilidad y el relativamente bajo nivel de precios durante la segunda mitad del XIX sólose explica en el marco de una economía abierta a los flujos comerciales con el exterior y con un fuerte dina-mismo interno. Produciendo para vender al exterior y comprando para vender en el interior, el capitalcomercial mallorquín cumplió una tarea esencialmente estabilizadora de los precios en los mercados de laIsla. Esta estabilidad permitió el mantenimiento de un bajo nivel de los salarios monetarios, uno de los pun-tos fuertes de la competitividad de los productos mallorquines y un acicate para el desarrollo industrial:

“La facilidad de comunicaciones entre las poblaciones de éstas islas e importantes centrosindustriales del litoral mediterráneo; el gran número de obreros baleares empleados enindustrias que radican en éstos, y por una u otra causa regresan a su país; la abundancia ydifusión del capital; la frugalidad del obrero y el tipo de jornal inferior al que rige enmuchos países, son circunstancias propicias al desarrollo industrial”23.

Aunque no disponemos de una serie completa de salarios que abarque todo el último tercio delXIX, las series interrumpidas y las informaciones dispersas nos muestran una asombrosa continuidad pesea algunas oscilaciones24. El análisis de un período corto puede llevar a engaño por las variaciones de los jor-nales de un año a otro y de una localidad a otra. Sin embargo, la composición se series en el largo plazo nosmuestra que los salarios de la mayoría de trabajadores apenas han variado cuantitativamente entre 1860 yla Primera Gran Guerra. Un solo ejemplo entre muchos posibles es el de los oficiales de albañil. Su salariose incrementará entorno a un 30% en ese período, aunque si tomásemos otro corte cronológico, por ejem-plo 1860-1903, nos hallaríamos ante un salario decreciente.

Ramon Molina de Dios

23 Memoria de la Inspección General del Trabajo correspondiente al año 1907, p. 302. El Inspector Jefe añade: “No se hallan en ésta pro-vincia grandes centros de trabajo; pero pocas industrias dejarán de tener en ella representación más o menos extensa” (Ibídem, p. 268).24 Las principales fuentes utilizadas, aunque no las únicas, han sido los archivos de grandes propietarios y arrendatarios (Fondos Cotonery Calafats del Archivo Municipal de Palma), documentación dispersa de la delegación del Instituto Geográfico y Estadístico (Archivo delReino de Mallorca) y los listados de pagos por trabajos que aparecen en el Boletín Oficial de la Provincia. Para el siglo XX las completí-simas series del Boletín de la Estadística Municipal de Palma. Para una descripción exhaustiva tanto de las fuentes como de la evolución delos salarios monetarios en Mallorca, véase Molina (1999), pp. 102-115 y (2003), pp. 98-131.

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GRÁFICO 2.- Evolución del salario nominal 1860-1936 (en pesetas/día)

Fuente: Archivo Municipal de Palma, reg. 1452. Archivo Calafats de Sta.Maria, reg. 27, 46 y 44, BoletínOficial de la Provincia (medias anuales), Boletín de la Estadística Municipal de Palma (1913-1936) y Molina(2003), pp.329-332.

El sistematizar estadísticamente los datos para hacer inteligibles las tendencias a largo plazo y elhacer comparaciones es siempre una operación comprometida. Hemos optado por presentar los datos agre-gados en el largo plazo (1860-1936). Entre el conjunto de salarios disponibles, se ha optado por desagre-gar el salario en dos grandes bloques: jornales agrícolas e industriales y manufactureros. Entre estos últimos,la agregación corresponde a albañiles, zapateros y metalúrgicos en el convencimiento de que estas ocupa-ciones son las más representativas del conjunto de trabajadores masculinos.

La evolución de los salarios agrícolas reales a largo plazo presenta fuertes oscilaciones, sobre todoal inicio del ciclo, debidas a los registros particularmente bajos de algunos años: 1868, 1877, 1880 y, mástarde, en 188925. Los datos presentan algunas discontinuidades y por este motivo no disponemos de ele-mentos para explicar los bajos salarios de estos años. Pese a que la serie se ha construido agregando datosde diferentes procedencias, creemos que sus resultados pueden aceptarse en tanto que indicadores de la ten-dencia general y aceptados como indicativos de un determinado nivel salarial medio de los trabajadoresagrícolas mallorquines26. Las medias móviles nos indican una tendencia a mantenerse por encima del IPC,tendencia que se rompe irremisiblemente hacia 1909 inaugurando una larga etapa de salarios bajos hasta lasegunda mitad del decenio de los veinte.

El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

25 El cálculo sobre los jornales agrícolas del Penedés presenta también agudas oscilaciones, incluso mayores para años posteriores a 1914.No los consideramos comparables ya que hasta 1900 el cómputo se ha hecho de forma indirecta a partir de los llamados “juicios de pobre”que concedían certificados a los individuos cuyos ingresos no superaban el doble del jornal medio (Colomé (1989), pp. 25-26).26 La agregación de salarios mediante medias aritméticas o geométricas se ha usado ampliamente en la presentación de series salariales.Véase Maluquer de Motes (1989), p. 520.

Fuente: Archivo Municipal de Palma, reg. 1452. Archivo Calafats de Sta.Maria, reg. 27, 46 y 44, BoletínOficial de la Provincia (medias anuales), Boletín de la Estadística Municipal de Palma (1913-1936) y Molina(2003), pp.329-332 y tabla anexo 1.

Los salarios industriales parecen mantenerse relativamente altos hasta la primera década del sigloXX, en que caen puntualmente para recuperarse justo antes de la guerra mundial y volver a desplomarsepor los efectos de la inflación. La tendencia alcista a partir de 1920 es similar a la de los salarios agrícolas,pero remontan a partir de un nivel considerablemente más alto y también se incrementan más entre 1913y 1936: un 87% en el caso de los salarios industriales y un 70% en el caso de los salarios agrícolas.

Fuente: Las mismas que el gráfico 3 y tabla anexo 1.

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Entre las coyunturas de descenso del salario real, la más aguda y duradera es la que se deriva dela gran inflación del final de la Gran Guerra. El descenso de la capacidad adquisitiva es casi general entre1917 y 1920 y tan sólo a partir de 1921 los salarios comienzan a recuperar el importante terreno perdido.La evolución salarial de este importante y convulso período demuestra que el movimiento del salario realen Mallorca corre parejo a las oscilaciones del mismo respecto a otros índices conocidos27. En ese sentido,la convergencia de tendencias apunta hacia una cierta sincronía del salario que algunos autores han situa-do como la culminación de una época de convergencias en el movimiento de precios y salarios que anun-ciarían una primera globalización de la economía mundial.

5.- Mercado de trabajo, salarios y desarrollo industrial

Durante los últimos años, la visión tradicional sobre el crecimiento económico en Mallorca hasido revisada en profundidad en diferentes trabajos. La construcción de un modelo que explique el creci-miento económico mallorquín es una tarea ya muy avanzada pero aún incompleta. Falta investigar, o bien,ahondar en el estudio de algunas variables importantes tales como el capital financiero, los transportes o laproductividad del trabajo, pero, con todo, las investigaciones ya publicadas28 permiten sintetizar los proble-mas clave que circunscriben el desarrollo insular.

Primero. La economía balear, y la mallorquina en particular antes de la llegada del turismo demasas no puede ser conceptuada como atrasada. Todo lo contrario. Los indicadores económicos, el PIB enprimer lugar, señalan una antigua tendencia a seguir y superar la media española, cosa que finalmente seproducirá en torno a 1930.

Fuente: Manera (2001b), p. 338-341, sobre los datos del PIB recogidos en Zapata (2001), p. 561-596.

El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

27 Véase más adelante el gráfico 7. Una evolución convergente de los salarios reales se ha señalado como uno de los síntomas principa-les de la llamada “ primera globalización” que afectó a la mayoría de países europeos entre 1870 y 1914 y rota finalmente por la guerramundial. Al respecto véanse O’Rourke y Williamson (1999) y Williamson (2000). Los procedimientos comparativos de estos autores,ajustan los salario sirviéndose del método del Purchasing Power Parity (PPP) sobre la base de un patrón monetario común. Se trata deun procedimiento discutido pese a la espectacularidad de los resultados. Una crítica del método del PPP, en Zamagni (1989), pp. 128-121. Un ejercicio comparativo ha sido también ensayado en Molina (2003) p.186 y más recientemente por Pérez Castroviejo (2006),p.118.28 La labor es mérito del trabajo en equipo del Grupo de Estudios de Historia Económica. Una primera aproximación a la labor des-arrollada se desprende de los índices de la revista Estudis d’Història Econòmica. En cuanto a las publicaciones más significativas, véanseMorey (1999), Escartín (2001), Manera (2001a) y (2001b), Manera (dir.) (2002) y Molina (2003). Dos visiones sintéticas de la revisióndel modelo se exponen en Molina (2004) y Manera (2003) y (2006).

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La industrialización avanzará sin pausa y, pese a que algunos indicadores, como el coeficiente deintensidad industrial, señalen algunas coyunturas a la baja29, las salidas de productos manufacturados por elpuerto de Palma muestran una curva en claro ascenso durante todo el XIX30. La agricultura, con el accesoa la propiedad por parte de miles de pequeños campesinos a finales del XIX, vivirá también una fase de des-arrollo basada en productos claramente orientados al mercado (almendra, conservas de fruta...), siguiendouna tradición iniciada en el XVIII con la vid y los destilados31.

Segundo. El desarrollo sostenido, pese a alguna crisis puntual, de la economía mallorquinadurante toda la segunda mitad del XIX y hasta la Primera Guerra Mundial se dará en unas condiciones quecuestionan los parámetros habitualmente considerados cuando se analizan sociedades en crecimiento y quese pueden resumir así: Mallorca crece económicamente, pero no dispone, ni tampoco importa antes de1900, recursos energéticos fósiles en cantidades importantes. El carbón mallorquín presenta serios proble-mas para su uso industrial, pero aún así la mineralización de la industria de Mallorca será un hecho, aun-que por un período relativamente corto, justo antes del uso masivo y barato de la electricidad. Mallorcatambién debe importar buena parte de las materias primas que transforma y vuelve a reexportar (trigos parala harina, pieles para el calzado, algodón y lana para los tejidos...), mientras que en los procesos industria-les y manufactureros no se aplica ni mecanización significativa ni tecnología avanzada, si exceptuamos casostales como las harineras austro-húngaras, algunas empresas textiles y la metalurgia de precisión32. ¿Dónderadican, pues, las bases de la acumulación de capital y del crecimiento?

5.1.- Control de precios y estabilidad en el crecimiento

Hemos señalado dos fases diferenciadas en el desarrollo económico capitalista de la Isla hasta laGuerra Civil, divididos por el período bélico de 1914-1918. Las claves de la primera fase, desde la segun-da mitad del XIX, presentan ciertas características homogéneas y un primer y claro protagonista: el capitalcomercial. Después de diferentes períodos de acumulación durante la época moderna, los comerciantesmallorquines establecerán nexos con la economía industrial siguiendo caminos diversos, pero que a gran-des rasgos, y referidos a los años anteriores a la Primera Guerra Mundial, se pueden sintetizar en torno atres ejes principales33:

1. Una reorientación de las producciones agrícolas en el sentido de una creciente presencia decultivos comercializables y altamente demandados en los mercados exteriores.

2. Las mejoras relativas a los sistemas de transporte marítimo asegurando, mediante la aplicacióndel vapor a la navegación, el flujo regular de mercancías y consolidando el papel económico de los arma-dores y accionistas de compañías mercantiles.

3. El desarrollo industrial iniciado en torno a 1830, y claramente consolidado hacia el 1880, sefundamentará en una industria de base orgánica que utilizará intensivamente la fuerza humana de trabajo,en la misma proporción que prescindirá de una mecanización importante hasta entrado el siglo XX.

Ramon Molina de Dios

29 El coeficiente de intensidad industrial se calcula sobre las contribuciones industriales (tarifa tercera), que grava la maquinaria. El hechode que la economía mallorquina presente durante el XIX un bajo nivel de mecanización no implica ausencia de industria, sino más bienutilización intensiva de mano de obra en detrimento de la maquinaria.30 Manera (1995), pp. 180 y 224-227 y especialmente Manera (2001c), p. 342.31 Morey (1999), pp. 339-341 y Manera y Morey (2006), p.86. 32 Molina (1998), pp.149-151, Serrano et alii (1990), pp.118-119 y Roca (1992), p.112.33 Los puntos que siguen sintetizan las líneas de trabajo de los textos del GEHE citados en la nota 28 y siguen el esquema propuestoen Manera (2003), pp. 6-13.

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La estabilidad, tanto de los precios como de los salarios, señala las claves de la economía mallor-quina en este período: un modelo de crecimiento en el que, además de la función estabilizadora de los mer-cados internos que cumple el capital comercial, los salarios reales indican cierta capacidad interna de con-sumo, elemento sin lugar a dudas dinamizador de las actividades industriales y manufactureras34.

De la importancia del capital comercial en esta fase da buena cuenta el comercio de trigo (unode los productos históricamente deficitarios en Mallorca). Aunque la Isla debe importar buena parte delcereal que se consume, los precios de mercado no son particularmente altos dentro del conjunto del esta-do, siempre siguiendo la estela de la media española.

Fuente: Mallorca: elaboración personal (medias de Palma, Inca y Manacor). Las otras series provienen deSánchez-Albornoz (1975).

El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

34 Como creemos que certeramente se ha señalado, la industria se desarrolla a menudo como la primera respuesta para suministrar

bienes frente a una demanda preexistente gracias al aumento de las rentas. La idea no es ciertamente nueva y apunta ciertas semejanzas

con el modelo de “Revolución Industriosa” de De Vries (1994), pp. 107-121. No podemos afirmar taxativamente que se produjera en

Mallorca una revolución del consumo según ese modelo, pero pese al bajo nivel de mecanización de la industria mallorquina durante el

XIX, algunos avances que generaron economías de escala e innovaciones tecnológicas punteras sólo pueden interpretarse a partir de un

aumento de la demanda interna. Las mejoras tecnológicas en la agricultura iniciadas en torno a 1880 generan nuevas actividades meta-

lúrgicas ligadas a la fabricación y mantenimiento de maquinaria agrícola y abonos químicos. Al respecto véase Satorras (l887). Las hari-

neras que utilizarán el vapor y el novedoso sistema austro-húngaro de cilindros son un ejemplo de la misma forma que las grandes fábri-

cas de fertilizantes eclosionarán a principios de XX. Sobre la industria harinera, véase Molina, (1998) y para los abonos químicos, Roca.

(1992).

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No es de extrañar que la opción en favor de la libre importación de trigo extranjero fuera com-bativamente defendida en Mallorca como la vía coherente para mantener los precios bajos y las conexionesdel comercio exterior con la agricultura:

“El comercio de esta zona tiene más ventaja surtiéndose de las plazas extranjeras que de lasdel país por la razones siguientes:1º. De las plazas nacionales sólo puede proporcionarse los trigos con alguna ventaja duran-te dos o tres meses. 2º. Los extranjeros resultan más baratos.3º. Porque los trigos deLevante, más ricos en gluten, tienen más fuerza; condición precisa para que las harinas ten-gan más aceptación por los consumidores (...) El cultivo del trigo es ruinoso en muchos denuestros terrenos, aptísimos para otras producciones muy lucrativas. Vengan, pues, trigosdel extranjero: Rusia y América no nos mandaran vinos y aceites, ni almendrón, ni alga-rrobas, ni frutas secas, ni frescas, que han de recibir de nuestro país (...) Conoce el infor-mante que manifestar estas ideas es en la actualidad nadar contra la corriente, porque losvientos que hoy dominan nos arrastran impetuosamente los escollos de un sistema que sólopor antífrasis puede llamarse protector”35.

Los precios estables y los bajos salarios nominales nos proporcionan una primera base interpre-tativa a la cuestión de por qué la mecanización a gran escala no se implantó en el tejido industrial deMallorca durante el XIX. Los fabricantes mallorquines podían incidir en los mercados interiores y exterio-res gracias a los precios altamente competitivos de sus mercancías, cuyo coste de producción se beneficiabadel ventajoso precio de la fuerza de trabajo. El coste de mantenimiento de esta fuerza de trabajo resultabarelativamente bajo gracias a la contención de los precios y a los ingresos complementarios que podía obte-ner una clase obrera pluriactiva que aún conservaba fuertes lazos, directos o por vía familiar, con la agricul-tura36. Dada la situación de bajos salarios nominales, la competitividad se fundamentaba en el uso intensi-vo de la fuerza humana de trabajo en instalaciones industriales pequeñas o medias. La mecanización eraescasa porque no disminuía significativamente el valor de las mercancías y esta débil mecanización no exi-gía inputs relevantes de energías fósiles. Generalmente era suficiente el auxilio de ciertas fuentes de energíaorgánicas como animales de tiro, el agua o el viento.

Que la mano de obra estaba sometida a alta movilidad y pluriactividad nos lo confirman indirec-tamente los datos censales del siglo XIX que, dados los graves problemas de interpretación y agregación pro-vincial que presentan, deben utilizarse con mucha prevención, pero, en la medida en que establecen, almenos en teoría, un patrón idéntico para la confección de los cuestionarios, permiten establecer compara-ciones con otras regiones. En porcentaje de población masculina ocupada en la industria, minería y trans-portes, Baleares ocupa, sorprendentemente, el segundo lugar de España en 1877, sólo superada porCataluña. En 1900 aún se mantiene en un significativo cuarto lugar tras Cataluña, País Vasco y Madrid37.

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35 Crisis Agrícola y Pecuaria, V, p. 752. La referencia a “Levante” señala al trigo ruso que se importaba de Odessa y de otros puertos rusosy rumanos del Mar Negro: Pou (1964). La mención a la “fuerza” de la harina se refiere a las proteínas de gluten presentes en las capasexternas del grano. Las clases de trigo rico en gluten, especialmente el llamado “xeixa” en Mallorca (triticum aestivum milturum), permi-ten obtener con relativa facilidad harina perfectamente blanca -y pan esponjoso- que empezó a popularizarse en la época.36 Molina (2005), pp.25-29. La obtención de bienes básicos de consumo mediante mecanismos ajenos al mercado no es exclusiva deMallorca. Todavía en 1890 y en el marco de una sociedad tan avanzada en sentido capitalista como las regiones carboníferas y siderúrgi-cas de los Estados Unidos, un importante número de familias poseía huertas y animales de corral, fabricaba su propio pan y tan sólo adqui-ría en el mercado una limitadísima cantidad de alimentos (Braverman (1976) p.226). El bajo precio de mantenimiento de la fuerza detrabajo gracias al recurso al huerto y a la pequeña parcela de tierra también los señala Engels para explicar la competitividad de las manu-facturas alemanas en los inicios industriales de ese país, (Engels (1887), p. 321). 37 Zapata (2001), p. 568.

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El panorama que se dibuja es ciertamente ilustrativo. En las Islas predomina aún la población ocupada enla agricultura con un peso de más del 60%. Sin embargo, el porcentaje de población ocupada en el sectormanufacturero es de los más altos del conjunto español donde, incluso en las regiones más industrializadas,como Cataluña y el País Vasco, el peso de la población activa agraria continúa siendo mayoritario y no muydiferente, en términos relativos, de la balear.

5.2.- Salarios y coyuntura crítica en el mercado de trabajo

Con el inicio de la Guerra Mundial de 1914 se abre una nueva etapa que acabará introduciendoimportantes modificaciones en el modelo de crecimiento mantenido hasta entonces.

Un informe de urgencia sobre la situación económica emitido por la Inspección de Trabajo deBaleares da cuenta de las graves dificultades surgidas al inicio de la guerra:

“Tejidos de algodón.- Las fábricas de esta clase han sufrido contrariedades por el encareci-miento de las primeras materias y especialmente por la escasez de tintes que, en general, seimportaban de Alemania. (...)Mantas de lana.- Esta industria es en Mallorca muy importante, pues surte gran parte delmercado de la Península. En los primeros meses de 1915, varias fábricas trabajaron algopara alguna de las naciones beligerantes, pero el encarecimiento de las lanas -que ha llega-do a triplicar su valor ordinario- impidió la continuación de los suministros.Cueros y pieles.- Al final de 1914 se hicieron a los fabricantes de esta clase pedidos de algu-na importancia de calzado propio para campaña, que aumentaron considerablemente enlos primeros meses de 1915, hasta el extremo de ocupar a la mayoría de los trabajadoresque se dedicaban a esta industria. Como tal calzado no tiene la finura y perfección de lasclases corrientes, sino que es de construcción tosca, los obreros doblaban la producción decostumbre, y como este trabajo se remuneraba bien, obtuvieron beneficios crecidos.Pero, pasado algún tiempo los intermediarios suspendieron la admisión de calzado, que-dándose los fabricantes con una existencia considerable a la que no saben como podrán darsalida, pues esta manufactura es de estructura especial, muy distinta de la ordinaria.Además, para dedicarse exclusivamente al calzado de guerra, ha sido necesario abandonaren gran parte el mercado de la península, debiendo pasar bastante tiempo antes de que seaéste completamente recuperado. (...) Como era natural, los cueros en bruto tambiénaumentaron de valor, presentándose además algún entorpecimiento para la llegada de losque vienen de Asia”38.

Hemos considerado útil reproducir amplios extractos del informe porque en pocas líneas se resu-men con claridad algunas cuestiones clave referidas a la estructura industrial de Mallorca. En primer lugar,se patentiza la ruptura de los circuitos comerciales construidos pacientemente durante decenios. Primero laguerra submarina propiciada por los alemanes y después el bloqueo naval de los ingleses dificultarán la nor-mal navegación, elevarán desmesuradamente los fletes y encarecerán los seguros. El precio de materias pri-mas, víveres y productos manufacturados aumentó en espiral y afectó a toda la economía mundial. El textode la Inspección no puede ser más explícito sobre la dependencia e imbricación de los procesos industria-

El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

38 Instituto de Reformas Sociales (Sec. 2ª) (1916), pp. 225-226.

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les mallorquines respecto de los mercados internacionales: tintes alemanes para los tejidos, cueros de laIndia para los zapatos..., inputs a los cuales hay que añadir el espectacular aumento del consumo de hulla,primeramente inglesa y luego asturiana, mientras que la minería local del lignito, altamente demandadocomo combustible sustitutivo, conocerá una verdadera época dorada39. Según un estudio comparativo delos precios de las materias primeras entre 1913 y 1918 elaborado por el sindicato empresarial UniónIndustrial, se denuncian aumentos galopantes en su coste del orden del 215% para la hilatura de algodón,300% para el carbón, 400% para el hierro o del 1000% para el acero40. A pesar de que la actividad econó-mica padeció serios tropiezos por la falta de materias primeras, en ningún momento se puede hablar de cri-sis general, sino más bien de adaptación flexible de los fabricantes a la demanda, ahora casi monopolizadapor las necesidades de la guerra. En efecto, según se desprende de diferentes informes de la Inspección deTrabajo para 1915, 1916 y 1917, la economía parece encontrarse a las puertas de una catástrofe inminen-te que augura cierre de empresas y paro masivo41 pero nada de eso se producirá. Los fabricantes adaptan laproducción al ritmo de los pedidos de guerra y al flujo de llegada de primeras materias, disminuyendo oparando la producción intermitentemente. La imagen que se pretende transmitir es de colapso, pero lasganancias se multiplican gracias al incremento sin medida de los precios que genera el ansia de beneficiosrápidos comunes a toda situación bélica. Que la industria mallorquina continuó fabricando y exportandopor vías tanto legales como ilegales lo corroboran los saldos extremadamente favorables de la balanzacomercial de 1918 y 1919 e incluso habría que matizar los saldos negativos oficialmente registrados de1915 y 1916 relacionándolos con la agresiva política de contrabando que se multiplicará durante la gue-rra42.

En segundo lugar, se manifiesta la agilidad del empresariado isleño para obtener ventajas inme-diatas a partir de una coyuntura excepcional, aunque, a medio plazo los resultados hiciesen peligrar unasituación favorable en los mercados peninsulares consolidados. Los empresarios se lanzaron a fabricar masi-vamente implementa para los países beligerantes empleando toda la fuerza de trabajo disponible. Si la gue-rra demandaba frazadas de lana, las fábricas laneras no paraban de día ni de noche; si los ejércitos deman-daban calzado militar, los zapateros trabajaban a destajo. Los ventajosos precios de venta permitían pagarbuenos salarios a cientos de operarios trabajando a tanto el par, pero con una total despreocupación por lacalidad del producto43.

En tercer lugar, queda también claro que la industria mallorquina encara el reto de la producciónde guerra manteniendo, esencialmente, su antigua estructura manufacturera basada en una mecanizaciónlimitada y en el uso intensivo de la fuerza de trabajo. El ejemplo de los zapateros trabajando a destajo paralos fabricantes, muchos de ellos en los propios domicilios familiares, es ilustrativo. El sistema de pago porobra terminada que predomina en las industrias del calzado y el textil, dos de las más beneficiadas por la

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39 El lignito mallorquín presenta numerosas vetas terrosas y proporciona un 50% menos de rendimiento que las mejores hullas, que eranpreferidas por los casi nulos residuos que producía. A pesar de lo cual su uso fue en aumento a partir de los años ochenta y consiguió lascotas más altas, entre 1914 y 1920, coincidiendo también con niveles nunca alcanzados de importación de hulla. Según las Estadísticasdel comercio de cabotaje, por el puerto de Palma entrarán 27.500 toneladas de carbón mineral en el año 1917, decuplicando las mediasde los diez años anteriores (Manera (1995), p. 274). 40 No hay que descartar cierta exageración, especialmente si tenemos en cuenta que los empresarios llevaban desde hacía meses una par-ticular lucha para evitar las inspecciones que propugnaba el Ministerio de Hacienda amparándose en “las azarosas circunstancias que atra-viesan los elementos mercantiles e industriales” (Roca y Umbert (1990), pp. 96 y 101).41 Memorias de la Inspección de Trabajo (1915), p. 321; (1916), p. 282 y (1917), p. 255.42 Los datos de la balanza comercial en Manera (2001a), p. 278. Las exportaciones ilegales por lo que respecta a los grandes contraban-distas estilo Joan March, en Ferrer (2000), p. 151. Los pequeños productores no eran ajenos tampoco a estas prácticas y se servían demedios tan insólitos como la carga clandestina en submarinos alemanes (Álvarez, Tomàs y Vidal (1990), p. 151).43 Manera y Morey (2006), p. 87.

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guerra, facilita la reducción de los salarios nominales en coyunturas de recesión o estancamiento, pero tam-bién los incrementa sustancialmente en momentos de auge productivo. Ésta podría ser la explicación alhecho de que, durante los años de guerra, no se observe una agitación obrera particularmente intensa. Porel contrario, “la clase obrera de esta provincia, con muy buen acuerdo, no ha tenido exigencia de mayorremuneración, comprendiendo que la situación de la industria no consentiría tal aumento”44.

Pero la situación económica general ha cambiado. Lo que en un primer momento podía parecerun aumento puntual de los precios por los efectos de la guerra acaba convirtiéndose en una situación estruc-tural de inflación. La especulación sobre las subsistencias y combustibles, animada por las fabulosas ganan-cias que se obtienen con su exportación ilegal, destruye los antiguos mecanismos de distribución y com-pensación de los que disponían los trabajadores para complementar los bajos salarios45. Las antiguas formasde acumulación de capital, basadas en precios bajos y contención salarial, ya no existen. La guerra ha gene-rado nuevas e impetuosas fuentes de beneficios, pero ha aniquilado otras.

Son años en los que comerciantes e industriales vivirán en estrecha dependencia, soldando defi-nitivamente una alianza que ya venía de lejos y conformando una misma comunidad de intereses que lle-garán a ser indiscernibles. La burguesía mallorquina se manifestará ruidosamente y fortalecerá sus lazos eco-nómicos y de clase ante un peligro que se vislumbra próximo. Se constituirán asociaciones empresariales ysindicatos cartelizados para defender intereses comunes y se bloquearán, con éxito, las iniciativas de con-trol gubernamental46.

Los trabajadores, aún contando con la pluriactividad y algunos recursos complementarios, ya nopodían tolerar la extrema precariedad de los salarios ante el incremento constante del coste de la vida. Peroal mismo tiempo, la demanda de mano de obra no disminuía significativamente y el paro no era lo sufi-cientemente amplio como para llegar a constituir un ejército industrial de reserva que lograse mantener pormucho tiempo un tipo bajo de salario. Estrictamente no faltará mano de obra, sino mano de obra barata.Así, desde el año 1918 se detectan las primeras huelgas importantes que lograrán sustanciales aumentossalariales.

El ritmo alcista de los salarios reales será también un indicador de que, entre 1925 y 1936, tienelugar un aumento de la productividad. Un incremento que no estamos aún en condiciones de medir, peroque tan sólo una economía dinámica y en crecimiento podría tolerar sin graves perturbaciones. El incre-mento de la población activa ocupada en actividades industriales será un claro indicador. En 1930, y con-solidadas ya las principales regiones industriales del país, Baleares ocupa el séptimo lugar en el ranking deimportancia porcentual de la población ocupada en el sector secundario47. La evolución salarial presentaráoscilaciones muy parecidas, casi sincrónicas, a las de las principales regiones industriales del estado.

El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

44 Memoria de la Inspección de Trabajo (1916), p.282.45 La ruina del equilibrio doméstico y el aumento de productividad que permite convertir los bienes de uso necesarios en mercancías hasido señalada en Coriat (1989), pp. 62-65.46 La evolución de la afiliación patronal durante estos años es claramente demostrativa: en el año 1913 las asociaciones de empresariosde las Baleares cuentan con un total de 650 afiliados al corriente de cotización; en el año 1918 se llega a los 3.419 miembros y la progre-sión de la conciencia patronal es indudable. Durante diez días seguidos de octubre de 1916 se reunió el pleno de la Cámara de Comerciopara intentar frenar las inspecciones fiscales mientras centenares de empresarios amenazantes esperaban noticias en la calle. El día 24 deoctubre se produjo un lock-out patronal y finalmente se obtuvo el aplazamiento de las inspecciones (Roca y Umbert (1990), pp. 96-101).Es evidente que tras las algaradas empresariales se oculta el fraude masivo y los beneficios extraordinarios derivados de la guerra y delcomercio ilegal de víveres y manufacturas. Sobre el contrabando en tiempos de la Guerra, véase Ferrer (2000), pp. 133-156 y Memoriade la Inspección de Trabajo (1916), p.282 y (1917), p. 255. 47 A partir de la conversión porcentual de los datos establecidos en Zapata (2001) p.568. Concretamente, un 37% de la población acti-va se ocuparía en el sector secundario.

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Fuente: Para Mallorca, elaboración personal. Los salarios agrícolas de Barcelona se han reelaborado a par-tir de las tablas de salarios nominales de Garrabou, Pujol y Colomé (1991), deflactados con la capacidadde compra de trigo en Garrabou y Tello (1995). Para los salarios industriales de España, Maluquer deMotes (1989).

Cuando la inflación derivada de la guerra rompió las bases que permitieron la acumulación decapital sobre la base de bajos salarios y bajos precios, las relaciones entre trabajadores y empresarios tam-bién sufrieron una profunda transformación. La respuesta de los empresarios se orientó hacia el incremen-to de la productividad, pero los obreros mallorquines, en una coyuntura como la de 1919-1920, iniciaránel período más intenso de confrontaciones políticas y laborales de su historia.

“La contienda entablada por la clase proletaria para la obtención de mejoras ha repercuti-do en esta provincia dando lugar a bastantes huelgas, algunas de mucha duración, como lade los metalúrgicos (...)La clase obrera podemos decir que, en totalidad, no comprende lanecesaria colaboración con los patronos; se considera explotada y dispuesta siempre a exi-gir mejoras, sin fijarse en la prosperidad o decadencia de la industria”48.

La situación de los primeros años veinte, no sólo es de tensión política y social, sino, y sobretodo, de conquistas reales de los trabajadores logradas por un cambio de actitud, y una “insolencia” que losinformes teóricamente neutrales no pueden ocultar:

“En su mayoría, las reivindicaciones conseguidas les parecen insuficientes, ante el deseo deobtener otras de mayor amplitud” “(los obreros) confían más en la eficacia de las socieda-

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48 Memoria de la Inspección de Trabajo (1919), p. 212 y (1920), p. 262.

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des de resistencia que en los preceptos de la legislación obrera, ya que aquellas imponen enla mayoría de casos la cuantía de los jornales y demás mejoras en las condiciones de traba-jo”49.

El aumento de los salarios nominales y reales propiciará un reajuste de los parámetros producti-vos de la economía mallorquina y acelerará la entrada en una nueva fase técnica del desarrollo ya anuncia-da desde el final de la guerra:

“Tal vez puede contrarrestar la falta o escasez de operarios que pueda tener lugar el empleode máquinas en las industrias que eran casi completamente manuales (...) y que se vanmontando, con buen resultado, en muchas fábricas, que quedan así en condiciones decompetir con las de otros países”50.

Amén del aumento del precio del trabajo, un nuevo factor obligará a reajustes productivos y abri-rá una nueva fase en las relaciones laborales. Estamos hablando del proceso que se abre con la promulga-ción de la ley que fija la duración máxima de la jornada legal en 8 horas con carácter general. No se dispo-nen de datos que indiquen de qué manera esta medida afectó a los trabajos agrícolas, pero, en cambio, enel sector industrial y manufacturero, la disminución de jornada fue importante, aunque no se aplicase deforma general ni inmediata a todos los trabajadores.

Durante el año 1914 la jornada de trabajo más habitual en Mallorca era de 9 horas por seis díasa la semana, aunque las jornadas de 10 horas eran habituales en más de una cuarta parte de los sectores pro-ductivos, pero después de la guerra la situación ha cambiado radicalmente: las jornadas de 10 horas seránclaramente marginales y más del 90% de los obreros trabajan 8 horas51.

CUADRO 5.- Distribución porcentual de las horas semanales en la industria de Baleares

Horas= 48 54 60 66 otras a destajo total1914 5,76 63,6 27,34 0,41 2,89 1001920 91,57 3,84 0,63 3,96 1001925 89 4,83 0,77 0,47 4,93 100

Fuente: Elaboración personal sobre los datos de la Dirección de Trabajo y Acción Social (1927).

Para mantener la competitividad de los productos industriales isleños era necesario ofrecer lasmercancías con el mínimo de valor posible incorporado. Si el coste de mantenimiento de la fuerza de tra-bajo aumentaba, y con él el valor del trabajo; si también aumentaba la resistencia de los trabajadores adecrecer el salario; y si, finalmente, las horas de jornada se reducían drásticamente, el único sistema parareducir el coste final de los productos era la disminución del tiempo necesario por producirlos. La mecani-zación fue la opción y la electrificación el factor que la facilitó.

El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

49 Memoria de Inspección de Trabajo (1922), pp. 261-262. El subrayado es nuestro.50 Memoria de Inspección de Trabajo (1918), p. 216.51 En abril de 1919 se promulga la jornada legal de 8 horas. Las encuestas se realizaron sobre un total de 24.772 trabajadores el año1914, 30.930 el año 1920 y 20.691 el año 1925, incluyendo obreros calificados, mujeres y peones de la minería, metalurgia, químicas,textil, construcción, industrias alimentarias, confección, cuero y calzado, madera y mobiliario y transporte (Dirección General deTrabajo (1931), pp. 107-112).

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La industria mallorquina nunca conoció una verdadera época del vapor a gran escala. Cierto esque algunas de las primeras máquinas de vapor construidas en España salieron de los talleres de Joan Oliver“Maneu” de Sóller en una fecha tan temprana como 1826. Y también es cierto que no se careció de vaporen ninguna instalación industrial de mediana importancia: en el textil del algodón y la lana, en fundicio-nes, fábricas de cerillas, fábricas de conservas, harineras, fábricas de cerámica...52. Pero la mayoría de lasmanufacturas insulares continuaron funcionando con energías orgánicas. Dada la dispersión de los talle-res y la flexibilidad de la producción y de la mano de obra, era perfectamente lógico que sólo se utilizaraun convertidor de energía tan poco flexible como la máquina de vapor, en aquellas instalaciones con con-sumos elevados y alta concentración productiva53.

Tampoco es casual que los procesos de concentración empresarial en el sector eléctrico se inicia-ran durante los años veinte. Entre 1901 y 1921 se fundaron no menos de 50 compañías eléctricas diferen-tes, la mayoría de ellas pequeñas instalaciones locales. En la ciudad de Palma eran tres las grandes empre-sas que competían entre sí por el suministro, pero con su fusión y la fundación de Gas y Electricidad, S.A.en el año 1927 se inició un intenso proceso de absorción de empresas hasta constituir un verdadero mono-polio54. El capital financiero acumulado durante la guerra, y Joan March en particular, fueron los artíficesde este proceso.

6.- Conclusiones

Si bien nuestro índice de precios se sustenta principalmente en el cálculo del consumo de unaparte de la población, la clase trabajadora mallorquina de la ciudad y del campo, el hecho de que se hayaconfeccionado con una masa considerable de precios al por menor y contemplando una amplia variedad deproductos y partidas de gasto, permite considerar sus resultados como una buena aproximación a un IPCgeneral para Mallorca y para el período reseñado. La comparación de nuestro índice con los que se han ela-borado para Vizcaya y para el conjunto de España muestra que el movimiento de los precios en la Isla nuncarebasará los índices estatales. No estamos en condiciones de concluir que la vida era más barata en Mallorcaque en el resto de España, aunque constatamos que cuanto más ricos en variables se presentan los índicesy cuanto más cuidadosamente se ponderan las mismas, los índices tienden a mostrar una evolución menos

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52 El textil es un buen ejemplo de la multiplicidad de recursos productivos usados por los fabricantes. La mecanización y concentraciónlaboral relativamente tempranas no eliminarán al pequeño telar manual y los sistemas de domestic system. Uno de los principales fabrican-tes, Vicente Juan “Ribas”, producirá telas tanto en sus grandes fábricas movidas por vapor (La Soledat) como mediante el trabajo domi-ciliario en Son Sardina y Establiments. Concentrará y a la vez dispersará la producción comprando también telas a los tejedores de Sóller.Un caso parecido es el de Inca donde, entre los inicios de le mecanización del algodón (1888) y la desaparición de los últimos telaresmanuales, transcurren treinta años. Sobre Can Ribas, véase Manera y Roca (1993). Algunos datos sobre el textil en Inca en Pieras (1994).Una primera aproximación al inventario del patrimonio industrial perdido en Manera y Roca (1995).53 Antes de la generalización de la electricidad, los motores Otto-Deutz de gas pobre o de aceite pesado, supusieron una alternativa sufi-ciente para proporcionar energía a buena parte de la industria. Eran, además, imprescindibles para llegar a determinados niveles de poten-cia que aún no estaban al alcance de los primitivos motores eléctricos y un seguro de continuidad cuando la electricidad se interrumpía.Los motores de gas pobre tenían, por añadidura, una cualidad impagable: podían consumir como combustible la cáscara de almendra, unresiduo de alto poder calórico proveniente de una de las principales partidas de exportación. El éxito de tales motores fue fulgurante.Durante los años veinte, según los folletos publicitarios de los motores Otto-Deutz, sólo en Mallorca funcionaba el 30% de la potenciatotal de tales motores instalados en todo el Levante mediterráneo español y Aragón (Roca (1992), p.118).54 Vaquer (1987), pp. 5-8. Con la electricidad no era necesario, contrariamente a lo que sucedía en el caso del vapor, disponer de unespacio adicional en la fábrica o taller para generar el movimiento con lo cual se propició la generalización de motores eléctricos paramover todo tipo de maquinaria ligera.

agresiva del coste de la vida, sobre todo para el último tercio del siglo XIX. Compárense los resultados delgráfico1: desde el primer índice general (Ballesteros, 1997) al segundo (Maluquer, 2005), pasando por elde la zona industrial de Vizcaya (Pérez Castroviejo, 2006), las oscilaciones al alza del coste de la vida se hanido suavizando, exceptuado lógicamente la crisis derivada de la Primera Guerra Mundial, aunque sin llegara los bajos registros mallorquines.

Entre 1860 y 1936 se distinguen claramente dos etapas marcadas por diferentes condiciones deacceso a los bienes de consumo. Antes de la Guerra Mundial, los precios presentan una gran estabilidad ylos salarios, en el largo plazo, también. Aunque se detecten coyunturas muy puntuales de oscilaciones agu-das, en el conjunto predomina la contracción a la baja tanto en los salarios agrícolas como en los industria-les. No cabe duda de que el capital comercial jugó un importante papel estabilizador durante ese período,permitiendo que al no subir los precios, los salarios se mantuvieran bajos. La flexibilidad productiva de lostrabajadores mallorquines, según señalan los datos censales, permite que se desarrolle una industria manu-facturera basada en la utilización intensiva de mano de obra escasamente cualificada que podía alternar tra-bajos en la agricultura con temporadas en el taller o fábrica. En tales condiciones no se hará perentoria nila mecanización ni la utilización de energías fósiles a gran escala.

La Primera Guerra Mundial pone a prueba todos los mecanismos productivos en una situaciónde incremento exponencial de la demanda. Las fábricas mallorquinas se volcarán en la producción de imple-menta de guerra para los países beligerantes, pero ello se hará en las mismas condiciones de atraso tecnoló-gico heredadas de la etapa anterior. Sin embargo, tras la guerra, la consolidación de altas tasas de inflacióndestruye las bases del mecanismo productivo anterior basado en la contención de los salarios. En ese senti-do, el salario será un claro indicador, aunque imperfecto, de la gestación de cambios significativos en la vidaeconómica isleña.

Desde 1920 la movilización obrera conseguirá importantes incrementos salariales, amén de lareducción significativa de la jornada de trabajo, y, frente a la nueva situación, un sector del empresariadomallorquín opta por reducir costos de producción incrementando la productividad y mecanizando susfábricas, aprovechando también las nuevas oportunidades que ofrece la electricidad a un relativo bajo pre-cio. Los años veinte y treinta serán los de la consolidación de una economía industrial en la Isla como ates-tiguan las altas tasas de trabajadores empleados en el sector secundario. También serán años de consolida-ción de nuevos comportamientos sociales con una creciente polarización que se refleja tanto en la crecien-te presencia pública de las asociaciones empresariales, como en el ritmo de consolidación de las conquistasobreras, tal como expresan las curvas de evolución del salario real (gráfico 7), las cuales presentan la mismaevolución general de otras regiones industriales del país55. Aunque se han abierto líneas de investigación enese sentido, éste es un proceso aún escasamente conocido dada la rápida liquidación de la herencia indus-trial mallorquina, al socaire del crecimiento vertiginoso del turismo desde mediados del pasado siglo.

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El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*

55 Véase también Pérez Castroviejo (2006), p. 116.

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Ramon Molina de Dios

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ANEXO: Índices de precios en Mallorca, 1860-1939 (100=1913)

1860 72,90 1880 80,55 1900 82,39 1920 154,701861 76,02 1881 78,91 1901 85,96 1921 153,061862 74,36 1882 80,11 1902 85,29 1922 154,401863 72,88 1883 80,14 1903 94,11 1923 151,161864 71,83 1884 81,44 1904 92,51 1924 161,021865 72,59 1885 79,61 1905 93,99 1925 160,471866 71,47 1886 77,49 1906 92,70 1926 156,051867 75,74 1887 77,19 1907 88,22 1927 150,591868 74,85 1888 77,01 1908 93,34 1928 151,031869 66,37 1889 78,23 1909 93,86 1929 155,931870 66,70 1890 81,09 1910 97,95 1930 150,761871 69,14 1891 81,47 1911 101,60 1931 151,641872 71,54 1892 83,60 1912 97,00 1932 157,301873 72,22 1893 81,58 1913 100,00 1933 149,321874 77,44 1894 81,33 1914 98,89 1934 145,291875 79,13 1895 83,43 1915 103,16 1935 144,681876 83,57 1896 81,53 1916 108,10 1936 143,641877 83,09 1897 75,43 1917 113,221878 83,69 1898 82,45 1918 122,431879 84,08 1899 84,24 1919 130,60

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El salario como indicador: Consumo, niveles de vida y desequilibrios en el mercado de trabajo. Mallorca: 1860-1936*