EL ROL DEL DERECHO PENAL EN LA PROTECCION DEL AMBIENTE

38
EL ROL DEL DERECHO PENAL EN LA PROTECCION DEL AMBIENTE MSc. Mario Peña Chacón 1 “La función del Derecho Penal es claramente de ultima ratio, en el sentido de que son las normas no penales las que deben asumir el papel primario, a través de la programación de una política preventiva y de un sistema sancionador no penal, reservándose la sanción penal para los atentados más graves al medio ambiente” Antonio Mateos Rodríguez-Arias La protección jurídica del medio ambiente debe ser integral, esto implica que cada una de las ramas de la ciencia jurídica debe de cumplir una función específica de forma coordinada con las demás. Por ello, tanto al derecho constitucional, administrativo, civil, agrario, internacional y al derecho penal, les corresponde un papel o rol determinante y específico en la protección del ambiente. Tomando en cuenta que el derecho ambiental, como derecho humano de tercera generación, es transversal y por ende, sus valores, principios y normas impregnan y nutren al entero ordenamiento jurídico, mediante el presente capítulo se pretende mostrar cual es la función asignada al derecho penal y la relación de coordinación con las demás disciplinas jurídicas. 1 Consultor Legal Ambiental, profesor de Derecho Ambiental de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica y de la Maestría en Derecho de la Universidad Tecnológica Centroamericana de Honduras, [email protected] .

Transcript of EL ROL DEL DERECHO PENAL EN LA PROTECCION DEL AMBIENTE

EL ROL DEL DERECHO PENAL EN LA PROTECCION DEL AMBIENTE

MSc. Mario Peña Chacón1

“La función del Derecho Penal es claramente de ultima ratio, en el sentido de que son las normasno penales las que deben asumir el papel primario, a través de la programación de una políticapreventiva y de un sistema sancionador no penal, reservándose la sanción penal para losatentados más graves al medio ambiente”

Antonio Mateos Rodríguez-Arias

La protección jurídica del medio ambiente debe ser

integral, esto implica que cada una de las ramas de la

ciencia jurídica debe de cumplir una función específica de

forma coordinada con las demás. Por ello, tanto al derecho

constitucional, administrativo, civil, agrario, internacional

y al derecho penal, les corresponde un papel o rol

determinante y específico en la protección del ambiente.

Tomando en cuenta que el derecho ambiental, como

derecho humano de tercera generación, es transversal y por

ende, sus valores, principios y normas impregnan y nutren al

entero ordenamiento jurídico, mediante el presente capítulo

se pretende mostrar cual es la función asignada al derecho

penal y la relación de coordinación con las demás

disciplinas jurídicas.

1 Consultor Legal Ambiental, profesor de Derecho Ambiental de la Facultadde Derecho de la Universidad de Costa Rica y de la Maestría en Derecho dela Universidad Tecnológica Centroamericana de Honduras,[email protected].

I.1 El principio de intervención mínima del Derecho Penal.

Uno de los principios fundamentales del Derecho Penal es

el de la intervención mínima. Por medio del mismo, el

Derecho Penal es concebido como la “ultima ratio”, o sea, la

última respuesta con que cuenta el ordenamiento jurídico para

proteger los intereses sociales. Es así como el Estado

únicamente debe acudir al Derecho Penal y sus sanciones,

cuando el resto de mecanismos jurídicos hayan sido agotados y

estos hayan resultado insuficientes. Lo anterior se da por

el hecho de ser el Derecho Penal la respuesta más fuerte con

que cuenta el ordenamiento para la solución de controversias

jurídicas, pues la pena privativa de libertad, como típica

sanción penal, afecta los derechos fundamentales de los

individuos.

La intervención punitiva del Estado sólo se legitima

cuando protege intereses situaciones que reúnan dos

condiciones: en primer lugar, la de la generalidad, se ha de

tratar de bienes que interesen a la mayoría de la sociedad,

no sólo a una parte o sector de ésta; y en segundo lugar, la

de la relevancia: la intervención penal sólo se justifica

para tutelar bienes esenciales para el hombre y la sociedad,

sea aquellos que sean de extrema relevancia. De esta forma,

se protegen únicamente ciertos y determinados bienes

jurídicos, aquellos que son ciertamente relevantes, y de

ellos se prohíbe conductas que conlleven un disvalor

considerable o un daño intolerable para el bien que se

pretende proteger jurídicamente.

Por ello, el Estado, a la hora de sancionar conductas

lesivas, incluyendo las que afecten el medio ambiente, deberá

siempre preferir en primer lugar, la utilización de medios

desprovistos de sanción, luego las sanciones no penales

(civiles, administrativas) y por último, y sólo cuando las

dos anteriores hayan resultado insuficientes, deberá acudir a

la utilización del derecho penal junto con sus sanciones y

medidas de seguridad.2

I.2. El principio de única persecución o “non bis in idem.”

El “non bis in ídem” como principio constitucional

llevado al Derecho Penal implica la imposibilidad de

2 “Pero debemos tener en cuenta que para llegar a utilizar el sistemapenal hay que agotar las otras vías existentes. De esta forma, sirespetamos el principio de subsidiariedad, y entendemos que se debeacudir al derecho penal como ultima ratio y no como primer recurso, nopodemos sino concluir que deber reservarse la pena privativa de libertadpara casos realmente graves” Poleri, Ana y Meli, Yael, “La legitimaciónactiva en el Derecho Penal Ambiental”, accesible en Internet en lasiguiente dirección:http://indubioprojuris.freeservers.com/ambiental.htm.

sancionar o castigar una única conducta o un mismo hecho dos

veces, aunque las sanciones sean de distinta naturaleza

(administrativa, penal, constitucional), por tanto, dicho

principio impide la doble imposición de sanciones por los

mismos hechos cuando estos sean de conocimiento de varias

instancias y sobre los cuales pueda recaer varias sanciones.

En la realidad jurídica es común que una misma conducta

puede ser castigada con varios tipos de sanciones, lo que

conlleva la disyuntiva de escoger cual es la sanción a

perseguir. Con el fin de solucionar dicho conflicto entre

ramas del derecho, el autor español Antonio Mateos Rodríguez

– Arias propone que no se debe perseguir

administrativamente ninguna conducta o hecho que ya haya sido

sancionado en la vía penal, caso contrario, en el supuesto

que exista sanción administrativa, el juez penal debe tomar

en cuenta dicha sanción, a efecto de reducir la pena, de

acuerdo con una compensación racional.

Lo anterior conlleva a dos supuestos, por una parte, la

posibilidad de imponer sanción administrativa sin acudir a la

vía penal, y por otra, la posibilidad de la existencia de dos

procesos, uno administrativo y otro penal, en cuyo caso la

sanción administrativa queda subordinada a lo que se resuelva

en la vía penal.

Por ello, en aplicación del principio de subordinación,

la resolución administrativa cede a lo que finalmente se

resuelva en la vía penal, ya que prevalece el proceso penal

por sobre el procedimiento administrativo.

II. EL BIEN JURÍDICO TUTELADO EN LOS DELITOS AMBIENTALES

Por bien jurídico tutelado se entiende “todo valor ideal

del orden social jurídicamente protegido, en cuyo

mantenimiento tiene interés la comunidad y que puede

atribuirse a su titular, tanto al particular como a la

colectividad.”3

Mediante la promulgación de delitos ambientales se

pretende proteger a la colectividad de los efectos de la

contaminación y la degradación de los ecosistemas naturales,

lo anterior por tratarse el medio ambiente de un bien común o

colectivo, íntimamente ligado a lo que la doctrina ha

denominado intereses difusos, entendiendo por estos últimos,

aquellos que pertenecen a una colectividad heterogénea e

indeterminada de sujetos no unida por un vínculo jurídico

sino por una situación de hecho.3 Jescheck, Hans, “Tratado de Derecho Penal”, Cuarta Edición, Comares,Granada, 1993. // Otra definición de bien jurídico la da el autor ClausRoxin en su obra Derecho Penal. Parte General cuando afirma “los bienesjurídicos son circunstancias dadas o finalidades que son útiles para elindividuo y su libre desarrollo en el marco de un sistema globalestructurado sobre la base de esa concepción de los fines o para elfuncionamiento del propio sistema.”

El bien jurídico medio ambiente es merecedor de tutela

por parte del Derecho Penal, ya que se encuentra íntimamente

relacionado con la propia vida en la biosfera y por supuesto,

con la existencia de los seres humanos.4 Su relevancia es

tal que ha logrado ascender en el escalafón de los bienes

jurídicos hasta llegar a la cúspide que representa la

Constitución Política de los distintos ordenamientos

jurídicos mundiales5.

Un sector mayoritario de la doctrina, considera

al medio ambiente como un bien jurídico específico y autónomo

de otros bienes tales como la vida y la salud. Se trata

4 “Concretamente en Alemania, Venezuela y México, se ha reconocidovigencia a los llamados bienes jurídicos supraindividuales que tienencarácter de autónomos, como es el llamado “espacio biológico del serhumano.” Esta línea argumentativa, trae como consecuencia el pensar laposibilidad de conceder derechos autónomos a seres vivientes distintos alos seres humanos, lo cual genera una cierta resistencia” ReáteguiSánchez, James, “Consideraciones sobre el bien jurídico tutelado en losdelitos ambientales”, publicado en Medio Ambiente y Derecho, RevistaElectrónica de la Universidad de Sevilla, 2004.www.cica.es/aliens/gimadus/

5 “Toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamenteequilibrado. Por ello, está legitimada para denunciar actos queinfrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado. ElEstado garantizará, defenderá y preservará ese derecho. La leydeterminará las responsabilidades y las sanciones correspondientes.”Artículo 50 de la Constitución Política de Costa Rica. // “Todos losresidentes del país tienen derecho a un ambiente sano y equilibrado obalanceado, propicio para el desarrollo del hombre y donde lasactividades productivas pueden satisfacer las necesidades básicas, sincomprometer aquella de las generaciones futuras y el deber depreservarlo” Artículo 41 de la Constitución Argentina.

entonces de un bien jurídico de reciente tutela, autónomo e

independiente, y de naturaleza colectiva, pues se protegen

bienes comunes, y que por tanto, no pertenecen a uno o varios

individuos, sino que se su titularidad es compartida por la

generalidad o colectividad de sujetos.

Si bien el objeto del derecho ambiental es la tutela de

la vida, salud y el equilibrio ecológico, en el caso de los

ilícitos ambientales, es posible diferenciar entre los

delitos que tutelan por una parte la vida, la salud y por

otra, los que tutelan al medio ambiente, viéndolo como

objeto de tutela particular e independiente de aquellos.

En general, el bien jurídico protegido por los delitos

ecológicos lo es el mantenimiento de la estabilidad del

ecosistema.6 El concepto ecosistema asume y refleja las

mutuas relaciones entre la comunidad biótica y abiótica. Se

entiende por ecosistema aquel proceso biológico espacio-

temporal diferenciado de su entorno, que en su interacción

con él, y más o menos automáticamente, hace posible la

implementación de sus propios objetivos sistémicos básicos:

el equilibrio entre sus inputs y sus outputs, esto es, su6 “La estabilidad del ecosistema tiene un grado de vinculación con lacomunidad no solamente con las generaciones existentes sino que tambiéncon las futuras, pero que aquellas tendrán el deber, sobre todo moral, depreservar el ambiente natural, la misma que asegurará la supervivencia delos seres humanos” Reátegui Sánchez, James, “Consideraciones sobre elbien jurídico tutelado en los delitos ambientales”, publicado en MedioAmbiente y Derecho, Revista Electrónica de la Universidad de Sevilla,2004. www.cica.es/aliens/gimadus/

supervivencia, su propia diferenciación y su propia

reproducción.7

La estabilidad es el atributo del ecosistema que le

permite subsistir en el tiempo y en el espacio, permitiendo

de ese modo la vida en condiciones naturales, es la

capacidad o las posibilidades del ecosistema de resistir a

las perturbaciones externas, de origen natural y humano.8

El bien jurídico tutelado por los delitos ambientales

lo es entonces el mantenimiento de los ecosistemas naturales

y en especial de los procesos ecológicos esenciales que en

ella se llevan a cabo, en el tanto, no se rompan los

principios naturales de autorregulación y autoperpetuación.

III. DELITOS ECOLÓGICOS DENTRO DEL CODIGO PENAL O ESPARCIDOS

EN LA LEGISLACIÓN ESPECIAL

Fuerte discusión doctrinaria existe sobre donde incluir

e insertar los delitos ambientales, ya sea dentro de los

Códigos Penales, o bien, dentro de la legislación especial

ambiental.

7 Serrano Moreno, José Luis “Ecología y Derecho, Principios del DerechoAmbiental y Ecología Jurídica”, Editorial Comares, Granada, 1992.8 Caro, Coria “Derecho Penal del Ambiente” 1999.

Los que se encuentran a favor de la primera tesis,

defienden su postura afirmando que la inclusión de los

delitos ambientales dentro de los Códigos Penales, aumenta el

grado de conocimiento que los particulares ostentan acerca

de las conductas delictuosas contra el ambiente, lo que

repercute necesariamente en el papel preventivo de disuadir

conductas nocivas contra el ambiente, al respecto el autor

Bacigalupo expone “el mayor efecto preventivo general se

deriva del conocimiento que la comunidad tenga de la

aplicación de las sanciones a los comportamientos

prohibidos”9.

Por otra parte, quienes se encuentran a favor de la

inclusión de los tipos penales en la normativa especial

ambiental, argumentan que al encontrarse más cerca de las

normas que tutelan el bien jurídico en específico, facilita

al juzgador a entender y por tanto aplicar, de una mejor

forma, el tipo penal a una conducta en específico.

La experiencia indica que, si bien las normas penales

esparcidas en la legislación especial ambiental ayudan a

entender mejor al juzgador y las partes involucradas sobre

las conductas delictivas atribuidas, lo cierto del caso es

que este tipo de delitos han sido considerados de escasa

9 Bacigalupo, Enrique, “Estudios sobre la Parte Especial del DerechoPenal”, Madrid, 1994.

trascendencia, y en muchos casos, han sido ignorados tanto

por la doctrina como por los programas de estudio de las

universidades, lo que genera un total desconocimiento por

parte de los aplicadores del derecho y de la colectividad,

perdiendo de esta forma ese papel tan importante de prevenir

la comisión de delitos.10 Aunado a lo anterior, en muchos

casos, las normas penales especiales son víctimas de una mala

técnica legislativa en su redacción, lo que dificulta su

correcta aplicación.

El caso costarricense es un claro ejemplo de las

dificultades que entraña la aplicación de delitos ambientales

que se encuentran esparcidos tanto en el Código Penal como

dentro de la legislación ambiental especial, existiendo en la

mayoría de los casos, un total desconocimiento de las

conductas delictivas por parte del ciudadano común,

perdiéndose el efecto preventivo general que genera la

10“Es de pésima técnica legislativa la sanción en leyes complementarias,dado que de este modo se crea desorden y se dificulta el conocimiento delas conductas punibles. Dado que a través del derecho penal semanifiesta la facultad punitiva del Estado cualquier ciudadano debe tenera su alcance con la simple lectura de un Código la comprensión de quéconductas son reprochables y hasta donde llega su ámbito de libertad. Locontrario dejaría al individuo en un estado de completa indefensiónfrente a la potestad represiva del Estado y quedaría en manos deespecialistas en la materia el conocimiento de las conductas delictivas,lo que consideramos sumamente peligroso.” Poleri, Ana y Meli, Yael, “Lalegitimación activa en el Derecho Penal Ambiental”, accesible en Interneten la siguiente dirección:http://indubioprojuris.freeservers.com/ambiental.htm.

difusión y el conocimiento de las conductas penalizadas por

el Derecho.

Países como España, Portugal y Alemania han preferido la

técnica legislativa de incluir los ilícitos ambientales

dentro de sus Códigos Penales, mientras que los ordenamientos

jurídicos de Honduras, Bélgica e Italia han insertado dentro

de la legislación ambiental especial las conductas típicas,

antijurídicas y culpables contra el ambiente.

IV. EL TIPO PENAL AMBIENTAL COMO DELITO DE PELIGRO O DE

RESULTADO.

Por delito de resultado se entiende aquel tipo penal que

se configura con la destrucción o menoscabo del bien jurídico

tutelado. Por su parte, en los delitos de peligro, la simple

puesta en peligro del bien jurídico tutelado, llega a

configurar el tipo penal.

En materia medio ambiental, la técnica de los delitos de

resultado debe ser rechazada, en el entendido que el temor a

la pena no prevendría el daño medioambiental, pues el delito

se configura en el tanto, se haya destruido o menoscabado el

bien jurídico ambiental, por lo que el daño estaría ya hecho,

que es lo precisamente se pretende evitar. Para el

derecho ambiental la coacción a posteriori resulta ineficaz,

por cuanto de haberse producido ya las consecuencias

biológicas y socialmente nocivas, la represión podrá tener

una trascendencia moral, pero difícilmente compensará los

daños ocasionados al ambiente.11 Caso contrario, una norma

que anticipe sanción a la sola puesta en peligro del bien

jurídico tutelado, presenta un efecto preventivo respecto a

las conductas que afectan el ambiente.

El delito ambiental debe tipificarse como un delito de

peligro en donde basta demostrar que un sujeto crea la

situación de riesgo por la cual se infringen normas

protectoras del ambiente, para que sea considerado

responsable de estas acciones, esto simplifica en mucho la

aplicación procesal de las normativa penal ambiental, y

previene conductas que atentan contra el ambiente.

Una vez decidido que la técnica a seguir es la de los

delitos de peligro, es importante identificar entre los

ilícitos penales de peligro concreto y de peligro abstracto,

y escoger cual de ellos se adapta mejor a la protección del

medio ambiente como bien jurídico.

En los delitos de peligro concreto, “el peligro”

representa un elemento del tipo, por lo que para que se

11 Voto número 1250-99 de las 11:24 horas del 19 de febrero de 1999 de laSala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.

configure el mismo, es necesario que el bien jurídico

ambiental estuviese sometido obligatoriamente a un peligro de

daño, destrucción o menoscabo, por ello, el juez a la hora de

valorar la conducta y ajustarla al tipo penal, debe

corroborar la necesaria puesta en peligro de dicho bien para

que el delito se configure, pues de lo contrario, o sea, que

el bien no se encontrare bajo dicho peligro, no se

configuraría el delito, por lo que la conducta sería atípica.

Con el fin de corroborar el ilícito penal en este tipo de

delitos, el juez debe acudir a las reglas de la lógica,

experiencia, conveniencia y la sana crítica, para con ello

verificar si ha concurrido relevante posibilidad de un daño.

Contrario a lo que sucede en los delitos de peligro

concreto, en los de peligro abstracto el elemento peligro no

se encuentra en el tipo, sino que, por la peligrosidad de la

conducta, el legislador ha exonerado al aplicador del derecho

de valorar la puesta en peligro del bien jurídico, bastando

la configuración de la conducta para que el delito se

concrete, sin que el juzgador tenga que analizar la puesta en

peligro o no del bien jurídico.

La técnica de los delitos de peligro abstracto es la que

mejor se adapta a la protección del medio ambiente, al

exonerar al aplicador del derecho de la obligación de

analizar y corroborar la puesta en peligro del bien jurídico

que se pretende tutelar, lo que le ahorra gran cantidad de

recursos y tiempo, pues bastaría únicamente confrontar la

conducta desplegada por el sujeto contra la conducta

estipulada en el tipo penal. A pesar de ello, este tipo de

delito encuentra una gran cantidad de anticuerpos por parte

de un gran sector de la doctrina, los cuales consideran que

mediante su aplicación se podrían violentar derechos

fundamentales de los imputados, al existir la posibilidad, al

menos teórica, que la conducta a pesar de estar tipificada,

se presente como absolutamente no peligrosa, esto es, que

ningún objeto o persona pudiese bajo ninguna circunstancia

ser puesto en peligro, lo que implicaría la no idoneidad de

la conducta para ocasionar algún daño, violentando por tanto

la razonabilidad y la proporcionalidad del delito.

De esta forma, y tal y como lo afirma Antonio Mateos

Rodríguez Arias “los preceptos que recogen un peligro

abstracto cumplen mejor la finalidad de la prevención

general, pues son más fácilmente identificables por el

individuo que ve como la sanción está ligada exclusivamente

al comportamiento que el sujeto ha podido dominar y controlar

y no depende de otros factores generalmente casuales”12. Así,

el individuo conoce y analiza, con anterioridad a la

ejecución de la conducta ilegal, que su sola conducta

configura un ilícito penal, sin que sea necesario demostrarse

12 Mateos Rodríguez-Arias, Antonio, Derecho Penal y Protección del MedioAmbiente, Editorial Colex, 1992

que puso en peligro el bien jurídico ambiental, lo que

repercutiría en su comportamiento, previniendo este tipo de

conducta lesivas al ambiente.

A pesar de lo anterior, y de todas la bondades

anteriormente atribuidas a los delitos de peligro abstracto,

como medio disuasor de conductas lesivas del ambiente, en

muchas legislaciones esta técnica legislativa de redacción de

delitos colisiona con los principios y preceptos

constitucionales, lo que ha llevado a declarar la

inconstitucionalidad de muchos de este tipo de delitos, tal

es el caso de Costa Rica, en donde la Sala Constitucional de

la Corte Suprema de Justicia se ha encargado de expulsar del

ordenamiento jurídico a los tipos penales de esta categoría.13

Por ello, en muchos países debemos conformarnos con los

delitos de peligro concreto, pues los daños ambientales al

consumarse llegan a desequilibrar los ecosistemas y a poner

en peligro la vida y la salud de los habitantes del planeta.

V. EL ILICITO PENAL VERSUS EL ILICITO ADMINISTRATIVO

13 Al respecto puede consultarse la resolución de la Sala Constitucionalde las 15:12 horas del 26 de noviembre de 2006, voto número 6410-96.

El carácter fragmentario del derecho penal implica que

no todos los bienes o intereses, ya sea sociales o

particulares, merecen protección de su parte, sino únicamente

los bienes jurídicos fundamentales, esto lleva a entender

que no toda conducta lesiva del ambiente merece protección

por parte del derecho penal, sino que únicamente las más

gravosas y peligrosas.14

Es así como, de conformidad con los principios de

intervención mínima, non bis in ídem y el fragmentario,

únicamente las conductas absolutamente gravosas para el

ambiente merecen una sanción de índole penal. De otra

forma, cuando la conducta no llega a ese rango de

peligrosidad, serán el Derecho Administrativo o el Derecho

Civil los encargados de imponer las respectivas penas.

No existen diferencias cuantitativas ni cualitativas

entre los ilícitos penales y los administrativos, se

diferencian únicamente por la gravedad de la conducta

14 “El principio de fragmentariedad o carácter fragmentario es undesprendimiento del principio de proporcionalidad. La fragmentariedad seexpresa por partida doble: se protegen ciertos y determinados bienesjurídicos (los más importantes), no todos, y de ellos se terminanprohibiendo las conductas que encierran un disvalor apreciable o un dañointolerable para el bien jurídico.” Reátegui Sánchez, James,“Consideraciones sobre el bien jurídico tutelado en los delitosambientales”, publicado en Medio Ambiente y Derecho, Revista Electrónicade la Universidad de Sevilla, 2004. www.cica.es/aliens/gimadus/

regulada, y por el órgano encargado de conocer de la

infracción y de imponer las penas.

Actualmente, los procedimientos administrativos

sancionadores se asimilan a los procesos penales, en el tanto

el administrado, al igual que el imputado, goza de todas las

garantías constitucionales que otorga el principio

fundamental del debido proceso15, lo que lleva a concluir

que, en cualquiera de ambas vías, es factible aplicar y

sancionar los ilícitos ambientales, pues se le garantiza al

sujeto investigado el respeto de sus garantías procesales.

Tal y como se expondrá más adelante, en la mayoría de los

casos, el derecho administrativo y su esquema de sanciones,

será de mayor efectividad a la hora de prevenir y sancionar

conductas lesivas contra el ambiente.

VI. DERECHO PENAL Y SU RELACION CON EL DERECHO

ADMINISTRATIVO SANCIONADOR

El principio de intervención mínima del derecho penal

lleva necesariamente a establecer la primacía del derecho

administrativo en cuanto a la regulación de las conductas que

afectan el medio ambiente.

15 Al respecto puede consultarse la Sentencia número 1739-92 de la SalaConstitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica.

Por lo general, el rol del derecho administrativo en la

protección del ambiente se ha supeditado al control,

monitoreo, vigilancia y sanción de las actividades que

requieren autorización o licencia para poder llevarse a cabo,

y que suponen, un peligro para el medio ambiente. Las

sanciones impuestas por la Administración en los casos en que

exista violación a la normativa administrativa, la faculta

para revocar y suspender la actividad que no se ajusta a

derecho, lo que en muchos casos posee una fuerza

intimidatoria mayor que cualquier sanción de carácter penal

(multa o prisión).

Lo anterior no quiere decir que el rol del derecho penal

sea secundario o accesorio del derecho administrativo, sino

que su rango de acción se ve supeditado a los casos más

graves y peligrosos que afecten el medio ambiente, y por otra

parte, a reforzar el cumplimiento de la normativa

administrativa.16

16 “Consideramos que sólo deber intervenir el derecho penal cuando estosmedios alternativos que en la realidad existen (como ser la acción civil– que hasta a veces es mucho más eficaz y rápida que una acción penal -;el derecho administrativo, etc.) no den un resultado efectivo. Perodebemos tener en cuenta que para llegar a utilizar el sistema penal hayque agotar las otras vías existentes. De esta forma, si respetamos elprincipio de subsidiariedad, y entendemos que se debe acudir al derechopenal como ultima ratio y no como primer recurso, no podemos sinoconcluir que debe reservarse la pena privativa de libertad para casosrealmente graves.” Poleri, Ana y Meli, Yael, “La legitimación activa enel Derecho Penal Ambiental”, accesible en Internet en la siguientedirección: http://indubioprojuris.freeservers.com/ambiental.htm.

Debido a ello, el papel del derecho penal es auxiliar o

de apoyo, de las demás ramas del derecho que pretenden la

protección del ambiente, ya que tiene la finalidad de

asegurar y reforzar el cumplimiento de la normativa de

carácter no penal, o sea de la civil, administrativa o

constitucional. Tal y como lo afirma Antonio Mateos

Rodríguez- Arias “el carácter auxiliar del Derecho Penal,

predicable en el campo medio-ambiental, supone que se han

aplicado, en primer lugar, medidas administrativas de

programación y control, y que éstas han fracasado. La

sanción penal tiene como finalidad restaurar un orden de

cosas tal y como lo regula el derecho administrativo, pero

que éste, con las solas medidas preventivas, no ha sido capaz

de mantener, siempre que la gravedad de la infracción se

considere merecedora de la sanción penal y no meramente

administrativa.”17

Aparte del rol auxiliar del derecho penal, existe la

posibilidad que actúe de manera autónoma e independiente,

esto cuando se pretenda sancionar actuaciones que violenten

de manera peligrosa y grave el equilibrio ecológico, en

aplicación del criterio de gravedad propio de la sanción

penal.

17 Mateos Rodríguez-Arias, Antonio, Derecho Penal y Protección del MedioAmbiente, Editorial Colex, 1992

VII. EL PROBLEMA DE LAS SANCIONES DE TIPO PENAL

El fin del derecho penal ambiental es la prevención de

conductas que alteren el equilibrio de los ecosistemas, por

ello debe optarse en apoyar los tipos penales de peligro, los

cuales disuaden al ciudadano de atentar contra los valores

ambientales.

Dentro del derecho penal dos son los tipos de sanciones

típicas, por una parte la pena de multa y por otro, la pena

privativa de libertad.

VII.1. La pena de multa

La pena de multa, típica tanto del derecho penal como

del derecho administrativo sancionador, implica la imposición

de la cancelación de una suma de dinero preestablecida por

parte del imputado, una vez que es verificado el ilícito

investigado por parte de un juzgador. Este tipo de pena

genera una gran cantidad de anticuerpos por parte de un gran

sector de la doctrina por dos problemas que le son

inherentes, por una parte la inversión del principio “quien

contamina paga” por el principio “pagar por contaminar”, y

por otra el principio “societas non delinquere non potest”

por medio del cual las personas jurídicas además de ser

inimputables penalmente no se les puede imponer multas.

En cuanto al primer problema, es importante recalcar,

que es común que las grandes empresas generen grandes

problemas ambientales, y dado los presupuestos exorbitantes

con los que disponen, les bastaría con incorporar, dentro de

los costes de producción, las sumas a pagar por concepto de

multas, lo que implicaría al fin y al cabo “pagar por

contaminar”, desnaturalizando uno de los principios

fundamentales del derecho ambiental internacional18. Cabría

pensar que el problema se solucionaría imponiendo altas

penas pecuniarias, lo que repercutiría directamente en los

costos de las empresas desincentivando, la contaminación y

degradación ambiental que estén generando, pero el monto de

las multas, necesariamente debe sujetarse a los principios

constitucionales de proporcionalidad y razonabilidad, por lo

18 El principio contaminador-pagador se encuentra contenido en elprincipio 16 de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo,por medio del mismo los Estados deben tomar las acciones necesarias paraasegurar que los contaminadores y los usuarios de los recursos naturalescubran con la totalidad de los costos ambientales y sociales de susactividades. El principio integra la protección ambiental y lasactividades económicas, asegurándose que la totalidad de los costossociales y ambientales se vean reflejados en los precios de mercado delos bienes y los servicios. Se encuentra íntimamente relacionado con elde responsabilidad por daño ambiental previsto por el principio 13 de laDeclaración de Río que al efecto reza “Los Estados deberán desarrollarla legislación nacional relativa a la responsabilidad y la indemnizaciónde las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales.

que un tipo penal con una multa muy alta, podría ser

considerada confiscatoria, y por tanto inconstitucional.19

Por otra parte, el principio del derecho penal “societas

non delinquere non potest” impide que el cobro de la multa se

le atribuya a una persona jurídica, esto por no ser sujeto

de imputabilidad penal, pues únicamente las personas físicas

son objeto de persecución por parte del derecho penal, lo que

conlleva a realizar por parte del juzgador, de una exhaustiva

investigación para la determinación del sujeto responsable

dentro del esquema organizativo de la empresa en la toma de

la decisión que menoscabó o degradó el medio ambiente.

VII.2. La pena privativa de libertad

La pena privativa de libertad es la sanción más fuerte

con la que cuenta el entero ordenamiento jurídico para

hacerse respetar, implica la pérdida de un derecho

19 Es común en la redacción de una gran cantidad de tipos penales seestablezcan penas de multa convertible en prisión, lo cual ha sido objetode jurisprudencia contradictoria por parte de la Sala Constitucional dela Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. En algunos casos la Sala hamanifestado que la frase es inconstitucional, y que por tanto se debeeliminar del todo, pues atenta contra la prohibición de cárcel pordeudas. En otros casos ha sostenido que la frase debe interpretarse enel sentido que el juez posee discrecionalidad de aplicar multa o prisión.Al efecto pueden consultarse las siguientes sentencias constitucionales:Voto 5646-97 de las 15:45 horas del 16 de setiembre de 1997, voto número1054-94 de las 15:24 horas del 22 de febrero de 1994, y el voto 6133-98de las 17:21 horas del 26 de agosto de 1998.

fundamental y por tanto, debe ser reservada únicamente para

los supuestos más graves de atentados contra el ambiente.

La pena privativa de libertad aparte de estar sujeta de

aplicación para los casos de mayor gravedad contra el

ambiente, posee una serie de problemas propios de este tipo

de sanción lo que impide que se configure su papel

preventivo. En primer lugar existe el problema por parte del

juzgador de determinar e individualizar al sujeto quien

comete la conducta que atenta con el ambiente, y por otro,

debe de determinarse, con un cien por ciento de certeza, que

dicho sujeto fue quien ejerció la conducta típica,

antijurídica y culpable, y que dicha conducta se ajusta en un

todo con el tipo penal estipulado, lo que por lo general

genera un gran problema tanto en los casos de contaminación

generalizada, como en los casos donde es una persona jurídica

la investigada, donde se debe de estudiar el organigrama

administrativo de la empresa con el fin de determinar quien o

quienes dentro de la misma ordenaron la realización de la

conducta investigada, cuestión que por lo general no es nada

fácil, sobre todo en las empresas multinacionales donde es la

empresa matriz, por lo general domiciliada en el extranjero,

la que ordena y es responsable de la acción, entrando en

colisión otro principio fundamental del derecho penal como lo

es el de territorialidad

Aunado a lo anterior, existe otro gran problema propio

de los delitos ambientales y que impide que la pena privativa

de libertad se convierta en un medio preventivo de los

supuestos de daño ambiental, y nos referimos a la medidas

alternativas en boga en muchos de los Códigos Procesales

latinoamericanos, por medio de la cual institutos como la

conciliación, la suspensión del proceso a prueba, reparación

integral del daño, y el beneficio de ejecución condicional de

la pena, llegan a sustituir la pena privativa de libertad por

este tipo de medidas menos onerosas y gravosas, y que en

muchos casos en lugar de prevenir la degradación del

ambiente, por el contrario fomentan este tipo de conductas,

en el entendido que los sujetos llegan a tener conciencia de

que sus conductas son delictivas, y sin embargo, cuentan con

una serie de medidas previstas en la normativa procesal que

impedirá que vayan a prisión.20

20 Esta situación ha venido a cambiar en Costa Rica gracias a lapromulgación del Política de Persecución Penal Ambiental, Circular 01-2005 de la Fiscalía General de la República, por medio de la cual seestablecen las políticas procedimentales y directrices a seguir por partede los distintos fiscales respecto a la aplicación de salidasalternativas en materia ambiental. De esta forma, en cuanto al criteriode oportunidad se debe tomar en cuenta el principio de lesividad, y parallegar a este último, el fiscal debe consultar previamente el criterio deexpertos o de la institución oficial involucrada previo a la solicitud.En los delitos de bagatela el fiscal valorará la magnitud de laafectación al bien jurídico tutelado y los aspectos que rodean al hecho,tales como la remoción de la obra invasora sin dejar rastros, el mensajea la comunidad al dejar la conducta impune, etc., así como elcomportamiento del imputado posterior a los hechos Por su parte, laaplicación de los institutos procesales de la conciliación y lasuspensión del proceso a prueba mediante un plan reparador, deberáncontener un componente de recuperación, restauración o rehabilitación delecosistema afectado, o bien volver las cosas al estado que tenían antesdel hecho, y en su defecto un componente indemnizatorio que debe ser

VII.3. Otras penas propias del Derecho Administrativo

Sancionador

Una vez analizado las imperfecciones propios de las

sanciones penales, se llega a la conclusión que ninguna de

ellas cumple a cabalidad el papel preventivo deseado con el

fin de evitar las conductas que degradan y contaminan el

ambiente. Por ello, se debe acudir a otro tipo de sanciones

que no son propios del derecho penal, sino del derecho

administrativo sancionador, y que por su naturaleza poseen un

mayor poder disuasor que las anteriormente analizadas. Es

importante mencionar, que la única diferencia entre los

ilícitos penales y los administrativos lo es el órgano que

los llega a aplicar y la gravedad de la conducta que se

pretende sancionar. Debido a ello, las medidas propias del

derecho administrativo sancionador se amoldan en un todo con

las sanciones penales de multa y privativa de libertad, por

lo que nada obsta para que sean aplicadas concomitantemente.

El derecho administrativo sancionador es una

manifestación de la potestad punitiva del Estado que surge a

partir del incumplimiento por parte del administrado para con

proporcional al monto económico del daño causado al ambiente, y en todoslos casos un componente de compensación social que sirva como disuasivode la conducta lesiva.

determinados deberes u obligaciones determinados con

anterioridad por el mismo ordenamiento jurídico. Se parte

del supuesto de que el ordenamiento jurídico le ha otorgado

al Estado la tutela y vigilancia del ambiente, y que en

principio, los procedimientos administrativos son más rápidos

y efectivos que los jurisdiccionales.

Se entiende por sanción administrativa aquel mal

infringido tanto por parte de un administrado como por la

administración en sentido amplio, como consecuencia de una

conducta ilegal. Este mal consistirá en la privación de un

bien o un derecho, imposición de una obligación a pagar o

bien de una multa.21

Es importante señalar que a raíz de las prerrogativas

con que cuenta la Administración, ésta puede ejecutar sus

propios actos sin necesidad de acudir a la vía

jurisdiccional, aún en contra de la voluntad del

destinatario, quedando supeditada a ejecutar los actos

administrativos que al menos gocen de validez y eficacia.22

Ante la negativa del administrado de cumplir con los

deberes y obligaciones que el ordenamiento jurídico ambiental

21 García de Enterría, Eduardo, “Curso de Derecho Administrativo”Editorial Civitas, Madrid, 1995.22 Sobre el tema puede consultarse la obra “Eficacia e Invalidez del ActoAdministrativo” del Dr. Rodolfo Saborío Valverde, Editorial Juricentro,tercera edición 2003.

dispone, la Administración cuenta con tres distintos

mecanismos de cumplimiento, por una parte, la ejecución

forzosa mediante apremio sobre el patrimonio del administrado

cuando se trate de un crédito líquido a favor de la

Administración; además cuenta con el mecanismo de ejecución

substitutiva cuando se trate de obligaciones cuyo

cumplimiento pueda ser logrado por un tercero en lugar del

obligado, y por último; posee el mecanismo del cumplimiento

forzoso, en el caso de que la obligación sea personalísima de

dar, de hacer, o de no hacer, con la alternativa de

convertirla en daños y perjuicios.23

Una vez analizado el poder coercitivo con el que cuenta

la Administración para hacer valer el ordenamiento jurídico y

en especial la normativa ambiental, es de suma importancia

desglosar los tipos de sanciones propios del derecho

ambiental.

Al respecto el artículo 99 de la Ley Orgánica del

Ambiente de Costa Rica contempla “Ante la violación de la

normativa de protección ambiental o ante conductas dañinas al

ambiente claramente establecidas en esta ley, la

Administración Pública aplicará las siguientes medidas

protectoras y sancionadoras: a) Advertencia mediante la

notificación que existe un reclamo, b) Amonestación acorde

con la gravedad de los hechos violatorios y una vez23 Artículo 149 de la Ley General de Administración Pública de Costa Rica

comprobados, c) Ejecución de la garantía de cumplimiento,

otorgada en la evaluación de impacto ambiental, d)

Restricciones, parciales o totales, u orden de paralización

inmediata de los actos que origina la denuncia, e) Clausura

total o parcial, temporal o definitiva, de los permisos, las

patentes, los locales o las empresas que provocan la

denuncia, el acto o el hecho contaminante o destructivo, g)

Imposición de las obligaciones compensatorias o

estabilizadoras del ambiente o la diversidad biológica, h)

Modificación o demolición de construcciones u obras que dañen

el ambiente, i) Alternativas de sanción de la sanción, como

recibir cursos educativos oficiales en materia ambiental,

además, trabajar en obras comunales en el área del ambiente.

Estas sanciones podrán imponerse a particulares o

funcionarios públicos, por acciones u omisiones violatorias

de las normas de esta ley, de otras disposiciones de

protección ambiental o de la diversidad biológica.”24

Como puede observarse del artículo analizado, se pueden

clasificar las sanciones ambientales de la siguiente forma,

por un lado las sanciones morales dentro de las que se

encuentran las advertencias y amonestaciones a los

infractores; luego las sanciones meramente pecuniarias,

dentro de las que se encuentran la ejecución de la garantía

24 La nueva Ley General del Ambiente de Perú en su artículo 136 adopta unsistema sancionatorio muy similar al establecido por la Ley Orgánica delAmbiente de Costa Rica

de cumplimiento; las sanciones reparatorias del ambiente como

la imposición de las obligaciones compensatorias o

estabilizadoras del ambiente y la diversidad biológica

(reparación in natura); las sanciones que afectan

directamente la actividad contaminante o degradante del

ambiente dentro de las que se encuentran las restricciones y

paralización de la actividad contaminante; la clausura de los

actos que causan la denuncia; la modificación y demolición

de construcciones que causen daños al ambiente; y la

cancelación de permisos y patentes de las empresas que causan

el deterioro ambiental, por último, las sanciones

alternativas, que operan si la conducta que degrada el

ambiente es menor o con un impacto mínimo sobre los

ecosistemas, tales como la educación ambiental y el trabajo

comunitario.

.

A las sanciones anteriormente expuestas, se puede

agregar las siguientes: la intervención estatal en el

ejercicio de la actividad empresarial o industrial, el comiso

de los instrumentos con los cuales se llevó a cabo el

ilícito, y la publicación de la sentencia o resolución

administrativa que confirma los hechos degradadores y

contaminadores del medio ambiente.

Este tipo de sanciones, bien aplicadas, pueden llegar a

solucionar los problemas mayores enunciados de las penas de

multa y privativa de libertad, pues atacan de frente a los

sujetos y empresas contaminadoras, sin que éstas últimas, por

el hecho de ser personas jurídicas lleguen a estar exoneradas

de responsabilidad. Por medio de estas medidas se sanciona

la actividad empresarial contaminadora en sí, llegando

incluso a paralizarla tanto temporal como definitivamente, lo

cual vendría a evitar y prevenir las conductas que menoscaban

el medio ambiente.

Por último es importante recalcar, que siguiendo la

tesis expuesta sobre el papel auxiliar del derecho penal y el

rol de primacía del derecho administrativo, por economía

procedimental, es menos oneroso y de mayor efectividad

aplicar este tipo de medidas dentro de procedimientos

administrativos que dentro de proceso judiciales penales, en

donde la imputabilidad de la conducta y la certeza de la

misma, acarrean una serie de problemas a la hora de llegar a

la verdad real acontecida y de aplicar las sanciones del

caso.

VII.4. Casos de contaminación generalizada

Mayores problemas acarrean las situaciones de

contaminación generalizada donde no es un único sujeto o

empresa el que realiza actos contra el ambiente, sino que es

la suma de muchas acciones por parte de múltiples sujetos lo

que causa el daño ambiental. Es cuestión de imaginarse la

contaminación generalizada de la cuenca de un río, en donde

múltiples empresas vierten sus desechos, contribuyendo cada

uno de ellos a la degradación de tal ecosistema.

En estos supuestos, es donde cobra importancia la

técnica de los delitos de peligro, en donde al juzgador le

bastará comprobar que una industria crea la situación de

riesgo con infracción a las normas protectoras del ambiente,

para que los responsables de la toma de decisiones dentro de

la misma, sean considerados responsables de estas acciones,

independientemente que otras industrias origen el mismo

riesgo que perjudican al mismo espacio natural.

En el caso que se pase de un mero riesgo contra el

ambiente a un daño ambiental cierto, los delitos de peligro

ayudan al juzgador a economizarse el largo y tendido proceso

de corroboración de cual de las industrias es la que causó el

daño, o bien el grado de participación de cada una de ellas,

pues basta con crear un riesgo para el ambiente para que el

delito se configure, y de esta forma achacarle a cualquiera

de las mismas la reparación del daño causado, sin perjuicio

de la facultad de la empresa condenada a realizar acciones de

regreso en contra de las otras industrias que participaron

con sus acciones en el daño acontecido.25

VIII. EL SUJETO RESPONSABLE DEL ILICITO AMBIENTAL

Los principios de culpabilidad y de personalidad de la

pena rigen el esquema propio del derecho penal. Es por ello25 Respecto a la responsabilidad ambiental derivada de un hecho punible,la misma debe ser de carácter solidario. De esta forma, lo ideal es quetodos y cada uno de las personas (físicas o jurídicas) que participaron,tanto en la creación del riesgo, como en la consecución de los daños,respondan por igual a la hora de compensar e indemnizar el dañoacontecido. Existirá el problema en muchos casos, sobre todo cuandoexistan varias fuentes contaminantes, de determinar e individualizar elgrado de participación de cada uno de los sujetos en el daño causado alambiente, pero lo cierto es que, siendo la responsabilidad de carácterobjetivo basado en el riesgo creado, todas los agentes que participaron,ya sea en menor o mayor medida en su creación, deben responder por elmismo, independientemente que luego de compensar el ambiente e indemnizara las víctimas, les asista acción de regreso contra las otras empresas osujetos que participaron del mismo en mayor o menor grado. De igualforma, los gerentes y directores de las personas jurídicas con poder dedecisión sobre las mismas, deben responder solidariamente junto con laempresa que representan, a la hora de la compensación al ambiente. Alrespecto, legislaciones europeas tales como las de Finlandia, PaísesBajos, Reino Unido, Suecia, Suiza y España, prevén la posibilidad deresponsabilizar a los directores y gerentes por las actuacionesrealizadas por la empresa la cual administran y representan; a la veztambién se considera en algunos casos de manera teórica, laresponsabilidad de la empresa matriz respecto a sus filiales, si existepor parte de la primera un control real sobre las actuaciones de lasúltimas. Es importante señalar que gran parte de las agresiones quesufre el medio ambiente las provoca el mismo Estado a través de laAdministración Pública, tanto en su accionar, como en el omitir controlary vigilar las actividades sometidas a licencia y concesión. Por ello,todo sistema de responsabilidad civil ambiental debe de contemplarconjuntamente con los particulares, la responsabilidad solidaria de lasadministraciones públicas.

que los únicos sujetos de imputación son las personas

físicas, dejando por fuera a las personas jurídicas como

tales, no así a sus funcionarios y representantes, quienes si

son sujetos de persecución penal por las acciones y

decisiones tomadas dentro del seno organizativo de la

empresa.

A pesar de ello, un sector radical de la doctrina,

basándose en la experiencia generada por el Common Law,

empiezan a tratar el tema de la responsabilidad penal de las

empresas y de sanciones tales como la muerte jurídica de las

mismas. No es prudente llegar a las consecuencias de tan

radical postura, pues las sanciones administrativas sobre

las empresas, pueden llegar a ser más eficaces que las mismas

sanciones típicamente penales, lo que lleva a desechar tales

posturas por innecesarias.

Siendo que únicamente sobre personas físicas puede

recaer el peso de las sanciones del derecho penal ambiental,

es importante establecer otro de los problemas en la

individualización e identificación del sujeto merecedor de la

pena, en el tanto, es común la actuación en nombre de otro

sujeto. Esto sucede siempre que una persona física actúe por

orden de otra, ya sea esta otra persona físico, o bien, una

persona jurídica, y por supuesto se cometa algún ilícito

ambiental. Dicho supuesto trae consigo una serie de

problemas de identificación del sujeto imputable, sobre todo,

cuando el mismo actúe por encargo de una empresa con un

organigrama administrativo complicado, tal es el caso de las

corporaciones multilaterales. En dicho supuesto, es toda una

hazaña determinar quien dentro de la empresa ostenta

auténtica capacidad de decisión sobre la realización o no de

de actividades sobre el medio ambiente, o bien sobre la toma

de decisiones fundamentales que llegarían a alterar el medio,

llámese socios, junta directiva, gerente, personal técnico,

etc. En estos casos es de suma importancia determinar si la

decisión tomada, que constituyó un delito ambiental, fue una

decisión técnica, o bien, una decisión estratégica, con el

fin de poder establecer el sujeto de quien provino dicha

orden, el cual una vez que es individualizado, se debe de

analizarse posibles delegaciones de funciones en funcionarios

subordinados a él.

Este complejo esquema se rompe cuando se trata de

empresas transnacionales, las cuales operan bajo el sistema

de filiales subordinadas a una casa matriz, asentadas

generalmente en países desarrollados, la cual toma las

decisiones corporativas que en muchos casos degradan y

contaminan el ambiente, siendo por tanto sus directivos los

responsables de lo actuado por la filial. En estos casos,

debe verse a la empresa transnacional como un solo ente,

formado tanto por las filiales, como por la empresa matriz,

por ser las primeras un medio por el cual se beneficia las

segunda de sus resultados, siendo las decisiones

fundamentales tomados en el cetro de la empresa matriz.

Por último, queda aún por definir la responsabilidad de

los funcionarios públicos que cometen ilícitos penales

ambientales en el ejercicio de sus funciones. Debemos dejar

claro que dichos delitos pueden ser realizados tanto por

acción del funcionario, como por omisión, por conducta

culposa o bien dolosa. En estos casos el ordenamiento

jurídico debe ser más estricto con este tipo de sujetos en

quienes se ha delegado el control, vigilancia y monitoreo de

las actividades que generan residuos y contaminación, por lo

que lo ideal es agravar la pena contra los mismo y hacerlos

solidariamente responsables en cuanto a la reparación civil

del daño.26

Conclusiones

26 Los delitos ambientales agravados por ser cometidos por funcionarios enejercicio de una función pública no son nuevos en la legislacióncostarricense, pues la Ley Forestal de 1996 prevé un aumento de pena dehasta de un tercio por sobre la establecida, al funcionario queresultare culpable de los delitos tipificados por esta ley, en susdistintas formas de participación. De igual forma, la Ley deBiodiversidad de 1998 en su numeral 111 establece que tratándose de losdelitos cometidos por funcionarios públicos o profesionales en elejercicio de sus cargos o profesiones, la autoridad judicial podráimponer la pena de inhabilitación especial para un máximo de hasta cincoaños, de acuerdo con los criterios generales de imposición de penas.”

El rol del derecho penal en la prevención del medio

ambiente debe ser auxiliar de las demás ramas del derecho, lo

anterior en cumplimiento de lo que el autor Albin Eser27 ha

denominado “sistema integrador pluridimensional” por medio

del cual, todas y cada una de las ramas de la ciencia

jurídica cumple una función determinada en la protección del

ambiente, función que debe ser necesariamente coordinada con

la demás ramas del derecho y que también pretenden la

protección del mismo.

El derecho penal únicamente debe asumir un papel

principal y autónomo en la protección del ambiente, en los

supuestos de atentados de mayor gravedad, por lo que su

autonomía se encuentra supeditada a las situaciones de mayor

lesión contra el ambiente, siendo el criterio de la gravedad

el que determinará su actuación.

Debido a los problemas propios derivados de las

sanciones penales de multas y privativa de libertad, se debe

optar por otro tipo de sanciones propias del derecho

administrativo sancionador, tales como la suspensión parcial

o total de la actividad, la clausura del negocio, el comiso

de los instrumentos utilizados en el daño ambiental y la

publicación de la sentencia, los cuales en muchos casos

tendrán un mayor efecto preventivo, que es lo que27 Eser, Albin, “Derecho Ecológico”, en Revista de Derecho Público, 1985.

precisamente se busca en las sanciones de las conductas que

atentan contra el ambiente. No sin antes expresar que esas

mismas sanciones pueden ser ejercidas directamente desde

procedimientos administrativos, sin que sea necesario acudir

al derecho penal con los problemas que esto acarrea.

Por último, se debe optar por la técnica legislativa de

los delitos de peligro para la protección del ambiente en

lugar de los delitos de resultado, debido a que la sola

puesta en peligro del bien jurídico configura el tipo penal,

sin que sea necesario la destrucción del mismo, lo que genera

el rol preventivo deseado por el derecho ambiental cuyo

objeto es la protección de la vida, la salud y del equilibrio

ecológico.