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EL ROL DEL DERECHO PENAL EN LA PROTECCION DEL AMBIENTE
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EL ROL DEL DERECHO PENAL EN LA PROTECCION DEL AMBIENTE
MSc. Mario Peña Chacón1
“La función del Derecho Penal es claramente de ultima ratio, en el sentido de que son las normasno penales las que deben asumir el papel primario, a través de la programación de una políticapreventiva y de un sistema sancionador no penal, reservándose la sanción penal para losatentados más graves al medio ambiente”
Antonio Mateos Rodríguez-Arias
La protección jurídica del medio ambiente debe ser
integral, esto implica que cada una de las ramas de la
ciencia jurídica debe de cumplir una función específica de
forma coordinada con las demás. Por ello, tanto al derecho
constitucional, administrativo, civil, agrario, internacional
y al derecho penal, les corresponde un papel o rol
determinante y específico en la protección del ambiente.
Tomando en cuenta que el derecho ambiental, como
derecho humano de tercera generación, es transversal y por
ende, sus valores, principios y normas impregnan y nutren al
entero ordenamiento jurídico, mediante el presente capítulo
se pretende mostrar cual es la función asignada al derecho
penal y la relación de coordinación con las demás
disciplinas jurídicas.
1 Consultor Legal Ambiental, profesor de Derecho Ambiental de la Facultadde Derecho de la Universidad de Costa Rica y de la Maestría en Derecho dela Universidad Tecnológica Centroamericana de Honduras,[email protected].
I.1 El principio de intervención mínima del Derecho Penal.
Uno de los principios fundamentales del Derecho Penal es
el de la intervención mínima. Por medio del mismo, el
Derecho Penal es concebido como la “ultima ratio”, o sea, la
última respuesta con que cuenta el ordenamiento jurídico para
proteger los intereses sociales. Es así como el Estado
únicamente debe acudir al Derecho Penal y sus sanciones,
cuando el resto de mecanismos jurídicos hayan sido agotados y
estos hayan resultado insuficientes. Lo anterior se da por
el hecho de ser el Derecho Penal la respuesta más fuerte con
que cuenta el ordenamiento para la solución de controversias
jurídicas, pues la pena privativa de libertad, como típica
sanción penal, afecta los derechos fundamentales de los
individuos.
La intervención punitiva del Estado sólo se legitima
cuando protege intereses situaciones que reúnan dos
condiciones: en primer lugar, la de la generalidad, se ha de
tratar de bienes que interesen a la mayoría de la sociedad,
no sólo a una parte o sector de ésta; y en segundo lugar, la
de la relevancia: la intervención penal sólo se justifica
para tutelar bienes esenciales para el hombre y la sociedad,
sea aquellos que sean de extrema relevancia. De esta forma,
se protegen únicamente ciertos y determinados bienes
jurídicos, aquellos que son ciertamente relevantes, y de
ellos se prohíbe conductas que conlleven un disvalor
considerable o un daño intolerable para el bien que se
pretende proteger jurídicamente.
Por ello, el Estado, a la hora de sancionar conductas
lesivas, incluyendo las que afecten el medio ambiente, deberá
siempre preferir en primer lugar, la utilización de medios
desprovistos de sanción, luego las sanciones no penales
(civiles, administrativas) y por último, y sólo cuando las
dos anteriores hayan resultado insuficientes, deberá acudir a
la utilización del derecho penal junto con sus sanciones y
medidas de seguridad.2
I.2. El principio de única persecución o “non bis in idem.”
El “non bis in ídem” como principio constitucional
llevado al Derecho Penal implica la imposibilidad de
2 “Pero debemos tener en cuenta que para llegar a utilizar el sistemapenal hay que agotar las otras vías existentes. De esta forma, sirespetamos el principio de subsidiariedad, y entendemos que se debeacudir al derecho penal como ultima ratio y no como primer recurso, nopodemos sino concluir que deber reservarse la pena privativa de libertadpara casos realmente graves” Poleri, Ana y Meli, Yael, “La legitimaciónactiva en el Derecho Penal Ambiental”, accesible en Internet en lasiguiente dirección:http://indubioprojuris.freeservers.com/ambiental.htm.
sancionar o castigar una única conducta o un mismo hecho dos
veces, aunque las sanciones sean de distinta naturaleza
(administrativa, penal, constitucional), por tanto, dicho
principio impide la doble imposición de sanciones por los
mismos hechos cuando estos sean de conocimiento de varias
instancias y sobre los cuales pueda recaer varias sanciones.
En la realidad jurídica es común que una misma conducta
puede ser castigada con varios tipos de sanciones, lo que
conlleva la disyuntiva de escoger cual es la sanción a
perseguir. Con el fin de solucionar dicho conflicto entre
ramas del derecho, el autor español Antonio Mateos Rodríguez
– Arias propone que no se debe perseguir
administrativamente ninguna conducta o hecho que ya haya sido
sancionado en la vía penal, caso contrario, en el supuesto
que exista sanción administrativa, el juez penal debe tomar
en cuenta dicha sanción, a efecto de reducir la pena, de
acuerdo con una compensación racional.
Lo anterior conlleva a dos supuestos, por una parte, la
posibilidad de imponer sanción administrativa sin acudir a la
vía penal, y por otra, la posibilidad de la existencia de dos
procesos, uno administrativo y otro penal, en cuyo caso la
sanción administrativa queda subordinada a lo que se resuelva
en la vía penal.
Por ello, en aplicación del principio de subordinación,
la resolución administrativa cede a lo que finalmente se
resuelva en la vía penal, ya que prevalece el proceso penal
por sobre el procedimiento administrativo.
II. EL BIEN JURÍDICO TUTELADO EN LOS DELITOS AMBIENTALES
Por bien jurídico tutelado se entiende “todo valor ideal
del orden social jurídicamente protegido, en cuyo
mantenimiento tiene interés la comunidad y que puede
atribuirse a su titular, tanto al particular como a la
colectividad.”3
Mediante la promulgación de delitos ambientales se
pretende proteger a la colectividad de los efectos de la
contaminación y la degradación de los ecosistemas naturales,
lo anterior por tratarse el medio ambiente de un bien común o
colectivo, íntimamente ligado a lo que la doctrina ha
denominado intereses difusos, entendiendo por estos últimos,
aquellos que pertenecen a una colectividad heterogénea e
indeterminada de sujetos no unida por un vínculo jurídico
sino por una situación de hecho.3 Jescheck, Hans, “Tratado de Derecho Penal”, Cuarta Edición, Comares,Granada, 1993. // Otra definición de bien jurídico la da el autor ClausRoxin en su obra Derecho Penal. Parte General cuando afirma “los bienesjurídicos son circunstancias dadas o finalidades que son útiles para elindividuo y su libre desarrollo en el marco de un sistema globalestructurado sobre la base de esa concepción de los fines o para elfuncionamiento del propio sistema.”
El bien jurídico medio ambiente es merecedor de tutela
por parte del Derecho Penal, ya que se encuentra íntimamente
relacionado con la propia vida en la biosfera y por supuesto,
con la existencia de los seres humanos.4 Su relevancia es
tal que ha logrado ascender en el escalafón de los bienes
jurídicos hasta llegar a la cúspide que representa la
Constitución Política de los distintos ordenamientos
jurídicos mundiales5.
Un sector mayoritario de la doctrina, considera
al medio ambiente como un bien jurídico específico y autónomo
de otros bienes tales como la vida y la salud. Se trata
4 “Concretamente en Alemania, Venezuela y México, se ha reconocidovigencia a los llamados bienes jurídicos supraindividuales que tienencarácter de autónomos, como es el llamado “espacio biológico del serhumano.” Esta línea argumentativa, trae como consecuencia el pensar laposibilidad de conceder derechos autónomos a seres vivientes distintos alos seres humanos, lo cual genera una cierta resistencia” ReáteguiSánchez, James, “Consideraciones sobre el bien jurídico tutelado en losdelitos ambientales”, publicado en Medio Ambiente y Derecho, RevistaElectrónica de la Universidad de Sevilla, 2004.www.cica.es/aliens/gimadus/
5 “Toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamenteequilibrado. Por ello, está legitimada para denunciar actos queinfrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado. ElEstado garantizará, defenderá y preservará ese derecho. La leydeterminará las responsabilidades y las sanciones correspondientes.”Artículo 50 de la Constitución Política de Costa Rica. // “Todos losresidentes del país tienen derecho a un ambiente sano y equilibrado obalanceado, propicio para el desarrollo del hombre y donde lasactividades productivas pueden satisfacer las necesidades básicas, sincomprometer aquella de las generaciones futuras y el deber depreservarlo” Artículo 41 de la Constitución Argentina.
entonces de un bien jurídico de reciente tutela, autónomo e
independiente, y de naturaleza colectiva, pues se protegen
bienes comunes, y que por tanto, no pertenecen a uno o varios
individuos, sino que se su titularidad es compartida por la
generalidad o colectividad de sujetos.
Si bien el objeto del derecho ambiental es la tutela de
la vida, salud y el equilibrio ecológico, en el caso de los
ilícitos ambientales, es posible diferenciar entre los
delitos que tutelan por una parte la vida, la salud y por
otra, los que tutelan al medio ambiente, viéndolo como
objeto de tutela particular e independiente de aquellos.
En general, el bien jurídico protegido por los delitos
ecológicos lo es el mantenimiento de la estabilidad del
ecosistema.6 El concepto ecosistema asume y refleja las
mutuas relaciones entre la comunidad biótica y abiótica. Se
entiende por ecosistema aquel proceso biológico espacio-
temporal diferenciado de su entorno, que en su interacción
con él, y más o menos automáticamente, hace posible la
implementación de sus propios objetivos sistémicos básicos:
el equilibrio entre sus inputs y sus outputs, esto es, su6 “La estabilidad del ecosistema tiene un grado de vinculación con lacomunidad no solamente con las generaciones existentes sino que tambiéncon las futuras, pero que aquellas tendrán el deber, sobre todo moral, depreservar el ambiente natural, la misma que asegurará la supervivencia delos seres humanos” Reátegui Sánchez, James, “Consideraciones sobre elbien jurídico tutelado en los delitos ambientales”, publicado en MedioAmbiente y Derecho, Revista Electrónica de la Universidad de Sevilla,2004. www.cica.es/aliens/gimadus/
supervivencia, su propia diferenciación y su propia
reproducción.7
La estabilidad es el atributo del ecosistema que le
permite subsistir en el tiempo y en el espacio, permitiendo
de ese modo la vida en condiciones naturales, es la
capacidad o las posibilidades del ecosistema de resistir a
las perturbaciones externas, de origen natural y humano.8
El bien jurídico tutelado por los delitos ambientales
lo es entonces el mantenimiento de los ecosistemas naturales
y en especial de los procesos ecológicos esenciales que en
ella se llevan a cabo, en el tanto, no se rompan los
principios naturales de autorregulación y autoperpetuación.
III. DELITOS ECOLÓGICOS DENTRO DEL CODIGO PENAL O ESPARCIDOS
EN LA LEGISLACIÓN ESPECIAL
Fuerte discusión doctrinaria existe sobre donde incluir
e insertar los delitos ambientales, ya sea dentro de los
Códigos Penales, o bien, dentro de la legislación especial
ambiental.
7 Serrano Moreno, José Luis “Ecología y Derecho, Principios del DerechoAmbiental y Ecología Jurídica”, Editorial Comares, Granada, 1992.8 Caro, Coria “Derecho Penal del Ambiente” 1999.
Los que se encuentran a favor de la primera tesis,
defienden su postura afirmando que la inclusión de los
delitos ambientales dentro de los Códigos Penales, aumenta el
grado de conocimiento que los particulares ostentan acerca
de las conductas delictuosas contra el ambiente, lo que
repercute necesariamente en el papel preventivo de disuadir
conductas nocivas contra el ambiente, al respecto el autor
Bacigalupo expone “el mayor efecto preventivo general se
deriva del conocimiento que la comunidad tenga de la
aplicación de las sanciones a los comportamientos
prohibidos”9.
Por otra parte, quienes se encuentran a favor de la
inclusión de los tipos penales en la normativa especial
ambiental, argumentan que al encontrarse más cerca de las
normas que tutelan el bien jurídico en específico, facilita
al juzgador a entender y por tanto aplicar, de una mejor
forma, el tipo penal a una conducta en específico.
La experiencia indica que, si bien las normas penales
esparcidas en la legislación especial ambiental ayudan a
entender mejor al juzgador y las partes involucradas sobre
las conductas delictivas atribuidas, lo cierto del caso es
que este tipo de delitos han sido considerados de escasa
9 Bacigalupo, Enrique, “Estudios sobre la Parte Especial del DerechoPenal”, Madrid, 1994.
trascendencia, y en muchos casos, han sido ignorados tanto
por la doctrina como por los programas de estudio de las
universidades, lo que genera un total desconocimiento por
parte de los aplicadores del derecho y de la colectividad,
perdiendo de esta forma ese papel tan importante de prevenir
la comisión de delitos.10 Aunado a lo anterior, en muchos
casos, las normas penales especiales son víctimas de una mala
técnica legislativa en su redacción, lo que dificulta su
correcta aplicación.
El caso costarricense es un claro ejemplo de las
dificultades que entraña la aplicación de delitos ambientales
que se encuentran esparcidos tanto en el Código Penal como
dentro de la legislación ambiental especial, existiendo en la
mayoría de los casos, un total desconocimiento de las
conductas delictivas por parte del ciudadano común,
perdiéndose el efecto preventivo general que genera la
10“Es de pésima técnica legislativa la sanción en leyes complementarias,dado que de este modo se crea desorden y se dificulta el conocimiento delas conductas punibles. Dado que a través del derecho penal semanifiesta la facultad punitiva del Estado cualquier ciudadano debe tenera su alcance con la simple lectura de un Código la comprensión de quéconductas son reprochables y hasta donde llega su ámbito de libertad. Locontrario dejaría al individuo en un estado de completa indefensiónfrente a la potestad represiva del Estado y quedaría en manos deespecialistas en la materia el conocimiento de las conductas delictivas,lo que consideramos sumamente peligroso.” Poleri, Ana y Meli, Yael, “Lalegitimación activa en el Derecho Penal Ambiental”, accesible en Interneten la siguiente dirección:http://indubioprojuris.freeservers.com/ambiental.htm.
difusión y el conocimiento de las conductas penalizadas por
el Derecho.
Países como España, Portugal y Alemania han preferido la
técnica legislativa de incluir los ilícitos ambientales
dentro de sus Códigos Penales, mientras que los ordenamientos
jurídicos de Honduras, Bélgica e Italia han insertado dentro
de la legislación ambiental especial las conductas típicas,
antijurídicas y culpables contra el ambiente.
IV. EL TIPO PENAL AMBIENTAL COMO DELITO DE PELIGRO O DE
RESULTADO.
Por delito de resultado se entiende aquel tipo penal que
se configura con la destrucción o menoscabo del bien jurídico
tutelado. Por su parte, en los delitos de peligro, la simple
puesta en peligro del bien jurídico tutelado, llega a
configurar el tipo penal.
En materia medio ambiental, la técnica de los delitos de
resultado debe ser rechazada, en el entendido que el temor a
la pena no prevendría el daño medioambiental, pues el delito
se configura en el tanto, se haya destruido o menoscabado el
bien jurídico ambiental, por lo que el daño estaría ya hecho,
que es lo precisamente se pretende evitar. Para el
derecho ambiental la coacción a posteriori resulta ineficaz,
por cuanto de haberse producido ya las consecuencias
biológicas y socialmente nocivas, la represión podrá tener
una trascendencia moral, pero difícilmente compensará los
daños ocasionados al ambiente.11 Caso contrario, una norma
que anticipe sanción a la sola puesta en peligro del bien
jurídico tutelado, presenta un efecto preventivo respecto a
las conductas que afectan el ambiente.
El delito ambiental debe tipificarse como un delito de
peligro en donde basta demostrar que un sujeto crea la
situación de riesgo por la cual se infringen normas
protectoras del ambiente, para que sea considerado
responsable de estas acciones, esto simplifica en mucho la
aplicación procesal de las normativa penal ambiental, y
previene conductas que atentan contra el ambiente.
Una vez decidido que la técnica a seguir es la de los
delitos de peligro, es importante identificar entre los
ilícitos penales de peligro concreto y de peligro abstracto,
y escoger cual de ellos se adapta mejor a la protección del
medio ambiente como bien jurídico.
En los delitos de peligro concreto, “el peligro”
representa un elemento del tipo, por lo que para que se
11 Voto número 1250-99 de las 11:24 horas del 19 de febrero de 1999 de laSala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
configure el mismo, es necesario que el bien jurídico
ambiental estuviese sometido obligatoriamente a un peligro de
daño, destrucción o menoscabo, por ello, el juez a la hora de
valorar la conducta y ajustarla al tipo penal, debe
corroborar la necesaria puesta en peligro de dicho bien para
que el delito se configure, pues de lo contrario, o sea, que
el bien no se encontrare bajo dicho peligro, no se
configuraría el delito, por lo que la conducta sería atípica.
Con el fin de corroborar el ilícito penal en este tipo de
delitos, el juez debe acudir a las reglas de la lógica,
experiencia, conveniencia y la sana crítica, para con ello
verificar si ha concurrido relevante posibilidad de un daño.
Contrario a lo que sucede en los delitos de peligro
concreto, en los de peligro abstracto el elemento peligro no
se encuentra en el tipo, sino que, por la peligrosidad de la
conducta, el legislador ha exonerado al aplicador del derecho
de valorar la puesta en peligro del bien jurídico, bastando
la configuración de la conducta para que el delito se
concrete, sin que el juzgador tenga que analizar la puesta en
peligro o no del bien jurídico.
La técnica de los delitos de peligro abstracto es la que
mejor se adapta a la protección del medio ambiente, al
exonerar al aplicador del derecho de la obligación de
analizar y corroborar la puesta en peligro del bien jurídico
que se pretende tutelar, lo que le ahorra gran cantidad de
recursos y tiempo, pues bastaría únicamente confrontar la
conducta desplegada por el sujeto contra la conducta
estipulada en el tipo penal. A pesar de ello, este tipo de
delito encuentra una gran cantidad de anticuerpos por parte
de un gran sector de la doctrina, los cuales consideran que
mediante su aplicación se podrían violentar derechos
fundamentales de los imputados, al existir la posibilidad, al
menos teórica, que la conducta a pesar de estar tipificada,
se presente como absolutamente no peligrosa, esto es, que
ningún objeto o persona pudiese bajo ninguna circunstancia
ser puesto en peligro, lo que implicaría la no idoneidad de
la conducta para ocasionar algún daño, violentando por tanto
la razonabilidad y la proporcionalidad del delito.
De esta forma, y tal y como lo afirma Antonio Mateos
Rodríguez Arias “los preceptos que recogen un peligro
abstracto cumplen mejor la finalidad de la prevención
general, pues son más fácilmente identificables por el
individuo que ve como la sanción está ligada exclusivamente
al comportamiento que el sujeto ha podido dominar y controlar
y no depende de otros factores generalmente casuales”12. Así,
el individuo conoce y analiza, con anterioridad a la
ejecución de la conducta ilegal, que su sola conducta
configura un ilícito penal, sin que sea necesario demostrarse
12 Mateos Rodríguez-Arias, Antonio, Derecho Penal y Protección del MedioAmbiente, Editorial Colex, 1992
que puso en peligro el bien jurídico ambiental, lo que
repercutiría en su comportamiento, previniendo este tipo de
conducta lesivas al ambiente.
A pesar de lo anterior, y de todas la bondades
anteriormente atribuidas a los delitos de peligro abstracto,
como medio disuasor de conductas lesivas del ambiente, en
muchas legislaciones esta técnica legislativa de redacción de
delitos colisiona con los principios y preceptos
constitucionales, lo que ha llevado a declarar la
inconstitucionalidad de muchos de este tipo de delitos, tal
es el caso de Costa Rica, en donde la Sala Constitucional de
la Corte Suprema de Justicia se ha encargado de expulsar del
ordenamiento jurídico a los tipos penales de esta categoría.13
Por ello, en muchos países debemos conformarnos con los
delitos de peligro concreto, pues los daños ambientales al
consumarse llegan a desequilibrar los ecosistemas y a poner
en peligro la vida y la salud de los habitantes del planeta.
V. EL ILICITO PENAL VERSUS EL ILICITO ADMINISTRATIVO
13 Al respecto puede consultarse la resolución de la Sala Constitucionalde las 15:12 horas del 26 de noviembre de 2006, voto número 6410-96.
El carácter fragmentario del derecho penal implica que
no todos los bienes o intereses, ya sea sociales o
particulares, merecen protección de su parte, sino únicamente
los bienes jurídicos fundamentales, esto lleva a entender
que no toda conducta lesiva del ambiente merece protección
por parte del derecho penal, sino que únicamente las más
gravosas y peligrosas.14
Es así como, de conformidad con los principios de
intervención mínima, non bis in ídem y el fragmentario,
únicamente las conductas absolutamente gravosas para el
ambiente merecen una sanción de índole penal. De otra
forma, cuando la conducta no llega a ese rango de
peligrosidad, serán el Derecho Administrativo o el Derecho
Civil los encargados de imponer las respectivas penas.
No existen diferencias cuantitativas ni cualitativas
entre los ilícitos penales y los administrativos, se
diferencian únicamente por la gravedad de la conducta
14 “El principio de fragmentariedad o carácter fragmentario es undesprendimiento del principio de proporcionalidad. La fragmentariedad seexpresa por partida doble: se protegen ciertos y determinados bienesjurídicos (los más importantes), no todos, y de ellos se terminanprohibiendo las conductas que encierran un disvalor apreciable o un dañointolerable para el bien jurídico.” Reátegui Sánchez, James,“Consideraciones sobre el bien jurídico tutelado en los delitosambientales”, publicado en Medio Ambiente y Derecho, Revista Electrónicade la Universidad de Sevilla, 2004. www.cica.es/aliens/gimadus/
regulada, y por el órgano encargado de conocer de la
infracción y de imponer las penas.
Actualmente, los procedimientos administrativos
sancionadores se asimilan a los procesos penales, en el tanto
el administrado, al igual que el imputado, goza de todas las
garantías constitucionales que otorga el principio
fundamental del debido proceso15, lo que lleva a concluir
que, en cualquiera de ambas vías, es factible aplicar y
sancionar los ilícitos ambientales, pues se le garantiza al
sujeto investigado el respeto de sus garantías procesales.
Tal y como se expondrá más adelante, en la mayoría de los
casos, el derecho administrativo y su esquema de sanciones,
será de mayor efectividad a la hora de prevenir y sancionar
conductas lesivas contra el ambiente.
VI. DERECHO PENAL Y SU RELACION CON EL DERECHO
ADMINISTRATIVO SANCIONADOR
El principio de intervención mínima del derecho penal
lleva necesariamente a establecer la primacía del derecho
administrativo en cuanto a la regulación de las conductas que
afectan el medio ambiente.
15 Al respecto puede consultarse la Sentencia número 1739-92 de la SalaConstitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica.
Por lo general, el rol del derecho administrativo en la
protección del ambiente se ha supeditado al control,
monitoreo, vigilancia y sanción de las actividades que
requieren autorización o licencia para poder llevarse a cabo,
y que suponen, un peligro para el medio ambiente. Las
sanciones impuestas por la Administración en los casos en que
exista violación a la normativa administrativa, la faculta
para revocar y suspender la actividad que no se ajusta a
derecho, lo que en muchos casos posee una fuerza
intimidatoria mayor que cualquier sanción de carácter penal
(multa o prisión).
Lo anterior no quiere decir que el rol del derecho penal
sea secundario o accesorio del derecho administrativo, sino
que su rango de acción se ve supeditado a los casos más
graves y peligrosos que afecten el medio ambiente, y por otra
parte, a reforzar el cumplimiento de la normativa
administrativa.16
16 “Consideramos que sólo deber intervenir el derecho penal cuando estosmedios alternativos que en la realidad existen (como ser la acción civil– que hasta a veces es mucho más eficaz y rápida que una acción penal -;el derecho administrativo, etc.) no den un resultado efectivo. Perodebemos tener en cuenta que para llegar a utilizar el sistema penal hayque agotar las otras vías existentes. De esta forma, si respetamos elprincipio de subsidiariedad, y entendemos que se debe acudir al derechopenal como ultima ratio y no como primer recurso, no podemos sinoconcluir que debe reservarse la pena privativa de libertad para casosrealmente graves.” Poleri, Ana y Meli, Yael, “La legitimación activa enel Derecho Penal Ambiental”, accesible en Internet en la siguientedirección: http://indubioprojuris.freeservers.com/ambiental.htm.
Debido a ello, el papel del derecho penal es auxiliar o
de apoyo, de las demás ramas del derecho que pretenden la
protección del ambiente, ya que tiene la finalidad de
asegurar y reforzar el cumplimiento de la normativa de
carácter no penal, o sea de la civil, administrativa o
constitucional. Tal y como lo afirma Antonio Mateos
Rodríguez- Arias “el carácter auxiliar del Derecho Penal,
predicable en el campo medio-ambiental, supone que se han
aplicado, en primer lugar, medidas administrativas de
programación y control, y que éstas han fracasado. La
sanción penal tiene como finalidad restaurar un orden de
cosas tal y como lo regula el derecho administrativo, pero
que éste, con las solas medidas preventivas, no ha sido capaz
de mantener, siempre que la gravedad de la infracción se
considere merecedora de la sanción penal y no meramente
administrativa.”17
Aparte del rol auxiliar del derecho penal, existe la
posibilidad que actúe de manera autónoma e independiente,
esto cuando se pretenda sancionar actuaciones que violenten
de manera peligrosa y grave el equilibrio ecológico, en
aplicación del criterio de gravedad propio de la sanción
penal.
17 Mateos Rodríguez-Arias, Antonio, Derecho Penal y Protección del MedioAmbiente, Editorial Colex, 1992
VII. EL PROBLEMA DE LAS SANCIONES DE TIPO PENAL
El fin del derecho penal ambiental es la prevención de
conductas que alteren el equilibrio de los ecosistemas, por
ello debe optarse en apoyar los tipos penales de peligro, los
cuales disuaden al ciudadano de atentar contra los valores
ambientales.
Dentro del derecho penal dos son los tipos de sanciones
típicas, por una parte la pena de multa y por otro, la pena
privativa de libertad.
VII.1. La pena de multa
La pena de multa, típica tanto del derecho penal como
del derecho administrativo sancionador, implica la imposición
de la cancelación de una suma de dinero preestablecida por
parte del imputado, una vez que es verificado el ilícito
investigado por parte de un juzgador. Este tipo de pena
genera una gran cantidad de anticuerpos por parte de un gran
sector de la doctrina por dos problemas que le son
inherentes, por una parte la inversión del principio “quien
contamina paga” por el principio “pagar por contaminar”, y
por otra el principio “societas non delinquere non potest”
por medio del cual las personas jurídicas además de ser
inimputables penalmente no se les puede imponer multas.
En cuanto al primer problema, es importante recalcar,
que es común que las grandes empresas generen grandes
problemas ambientales, y dado los presupuestos exorbitantes
con los que disponen, les bastaría con incorporar, dentro de
los costes de producción, las sumas a pagar por concepto de
multas, lo que implicaría al fin y al cabo “pagar por
contaminar”, desnaturalizando uno de los principios
fundamentales del derecho ambiental internacional18. Cabría
pensar que el problema se solucionaría imponiendo altas
penas pecuniarias, lo que repercutiría directamente en los
costos de las empresas desincentivando, la contaminación y
degradación ambiental que estén generando, pero el monto de
las multas, necesariamente debe sujetarse a los principios
constitucionales de proporcionalidad y razonabilidad, por lo
18 El principio contaminador-pagador se encuentra contenido en elprincipio 16 de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo,por medio del mismo los Estados deben tomar las acciones necesarias paraasegurar que los contaminadores y los usuarios de los recursos naturalescubran con la totalidad de los costos ambientales y sociales de susactividades. El principio integra la protección ambiental y lasactividades económicas, asegurándose que la totalidad de los costossociales y ambientales se vean reflejados en los precios de mercado delos bienes y los servicios. Se encuentra íntimamente relacionado con elde responsabilidad por daño ambiental previsto por el principio 13 de laDeclaración de Río que al efecto reza “Los Estados deberán desarrollarla legislación nacional relativa a la responsabilidad y la indemnizaciónde las víctimas de la contaminación y otros daños ambientales.
que un tipo penal con una multa muy alta, podría ser
considerada confiscatoria, y por tanto inconstitucional.19
Por otra parte, el principio del derecho penal “societas
non delinquere non potest” impide que el cobro de la multa se
le atribuya a una persona jurídica, esto por no ser sujeto
de imputabilidad penal, pues únicamente las personas físicas
son objeto de persecución por parte del derecho penal, lo que
conlleva a realizar por parte del juzgador, de una exhaustiva
investigación para la determinación del sujeto responsable
dentro del esquema organizativo de la empresa en la toma de
la decisión que menoscabó o degradó el medio ambiente.
VII.2. La pena privativa de libertad
La pena privativa de libertad es la sanción más fuerte
con la que cuenta el entero ordenamiento jurídico para
hacerse respetar, implica la pérdida de un derecho
19 Es común en la redacción de una gran cantidad de tipos penales seestablezcan penas de multa convertible en prisión, lo cual ha sido objetode jurisprudencia contradictoria por parte de la Sala Constitucional dela Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. En algunos casos la Sala hamanifestado que la frase es inconstitucional, y que por tanto se debeeliminar del todo, pues atenta contra la prohibición de cárcel pordeudas. En otros casos ha sostenido que la frase debe interpretarse enel sentido que el juez posee discrecionalidad de aplicar multa o prisión.Al efecto pueden consultarse las siguientes sentencias constitucionales:Voto 5646-97 de las 15:45 horas del 16 de setiembre de 1997, voto número1054-94 de las 15:24 horas del 22 de febrero de 1994, y el voto 6133-98de las 17:21 horas del 26 de agosto de 1998.
fundamental y por tanto, debe ser reservada únicamente para
los supuestos más graves de atentados contra el ambiente.
La pena privativa de libertad aparte de estar sujeta de
aplicación para los casos de mayor gravedad contra el
ambiente, posee una serie de problemas propios de este tipo
de sanción lo que impide que se configure su papel
preventivo. En primer lugar existe el problema por parte del
juzgador de determinar e individualizar al sujeto quien
comete la conducta que atenta con el ambiente, y por otro,
debe de determinarse, con un cien por ciento de certeza, que
dicho sujeto fue quien ejerció la conducta típica,
antijurídica y culpable, y que dicha conducta se ajusta en un
todo con el tipo penal estipulado, lo que por lo general
genera un gran problema tanto en los casos de contaminación
generalizada, como en los casos donde es una persona jurídica
la investigada, donde se debe de estudiar el organigrama
administrativo de la empresa con el fin de determinar quien o
quienes dentro de la misma ordenaron la realización de la
conducta investigada, cuestión que por lo general no es nada
fácil, sobre todo en las empresas multinacionales donde es la
empresa matriz, por lo general domiciliada en el extranjero,
la que ordena y es responsable de la acción, entrando en
colisión otro principio fundamental del derecho penal como lo
es el de territorialidad
Aunado a lo anterior, existe otro gran problema propio
de los delitos ambientales y que impide que la pena privativa
de libertad se convierta en un medio preventivo de los
supuestos de daño ambiental, y nos referimos a la medidas
alternativas en boga en muchos de los Códigos Procesales
latinoamericanos, por medio de la cual institutos como la
conciliación, la suspensión del proceso a prueba, reparación
integral del daño, y el beneficio de ejecución condicional de
la pena, llegan a sustituir la pena privativa de libertad por
este tipo de medidas menos onerosas y gravosas, y que en
muchos casos en lugar de prevenir la degradación del
ambiente, por el contrario fomentan este tipo de conductas,
en el entendido que los sujetos llegan a tener conciencia de
que sus conductas son delictivas, y sin embargo, cuentan con
una serie de medidas previstas en la normativa procesal que
impedirá que vayan a prisión.20
20 Esta situación ha venido a cambiar en Costa Rica gracias a lapromulgación del Política de Persecución Penal Ambiental, Circular 01-2005 de la Fiscalía General de la República, por medio de la cual seestablecen las políticas procedimentales y directrices a seguir por partede los distintos fiscales respecto a la aplicación de salidasalternativas en materia ambiental. De esta forma, en cuanto al criteriode oportunidad se debe tomar en cuenta el principio de lesividad, y parallegar a este último, el fiscal debe consultar previamente el criterio deexpertos o de la institución oficial involucrada previo a la solicitud.En los delitos de bagatela el fiscal valorará la magnitud de laafectación al bien jurídico tutelado y los aspectos que rodean al hecho,tales como la remoción de la obra invasora sin dejar rastros, el mensajea la comunidad al dejar la conducta impune, etc., así como elcomportamiento del imputado posterior a los hechos Por su parte, laaplicación de los institutos procesales de la conciliación y lasuspensión del proceso a prueba mediante un plan reparador, deberáncontener un componente de recuperación, restauración o rehabilitación delecosistema afectado, o bien volver las cosas al estado que tenían antesdel hecho, y en su defecto un componente indemnizatorio que debe ser
VII.3. Otras penas propias del Derecho Administrativo
Sancionador
Una vez analizado las imperfecciones propios de las
sanciones penales, se llega a la conclusión que ninguna de
ellas cumple a cabalidad el papel preventivo deseado con el
fin de evitar las conductas que degradan y contaminan el
ambiente. Por ello, se debe acudir a otro tipo de sanciones
que no son propios del derecho penal, sino del derecho
administrativo sancionador, y que por su naturaleza poseen un
mayor poder disuasor que las anteriormente analizadas. Es
importante mencionar, que la única diferencia entre los
ilícitos penales y los administrativos lo es el órgano que
los llega a aplicar y la gravedad de la conducta que se
pretende sancionar. Debido a ello, las medidas propias del
derecho administrativo sancionador se amoldan en un todo con
las sanciones penales de multa y privativa de libertad, por
lo que nada obsta para que sean aplicadas concomitantemente.
El derecho administrativo sancionador es una
manifestación de la potestad punitiva del Estado que surge a
partir del incumplimiento por parte del administrado para con
proporcional al monto económico del daño causado al ambiente, y en todoslos casos un componente de compensación social que sirva como disuasivode la conducta lesiva.
determinados deberes u obligaciones determinados con
anterioridad por el mismo ordenamiento jurídico. Se parte
del supuesto de que el ordenamiento jurídico le ha otorgado
al Estado la tutela y vigilancia del ambiente, y que en
principio, los procedimientos administrativos son más rápidos
y efectivos que los jurisdiccionales.
Se entiende por sanción administrativa aquel mal
infringido tanto por parte de un administrado como por la
administración en sentido amplio, como consecuencia de una
conducta ilegal. Este mal consistirá en la privación de un
bien o un derecho, imposición de una obligación a pagar o
bien de una multa.21
Es importante señalar que a raíz de las prerrogativas
con que cuenta la Administración, ésta puede ejecutar sus
propios actos sin necesidad de acudir a la vía
jurisdiccional, aún en contra de la voluntad del
destinatario, quedando supeditada a ejecutar los actos
administrativos que al menos gocen de validez y eficacia.22
Ante la negativa del administrado de cumplir con los
deberes y obligaciones que el ordenamiento jurídico ambiental
21 García de Enterría, Eduardo, “Curso de Derecho Administrativo”Editorial Civitas, Madrid, 1995.22 Sobre el tema puede consultarse la obra “Eficacia e Invalidez del ActoAdministrativo” del Dr. Rodolfo Saborío Valverde, Editorial Juricentro,tercera edición 2003.
dispone, la Administración cuenta con tres distintos
mecanismos de cumplimiento, por una parte, la ejecución
forzosa mediante apremio sobre el patrimonio del administrado
cuando se trate de un crédito líquido a favor de la
Administración; además cuenta con el mecanismo de ejecución
substitutiva cuando se trate de obligaciones cuyo
cumplimiento pueda ser logrado por un tercero en lugar del
obligado, y por último; posee el mecanismo del cumplimiento
forzoso, en el caso de que la obligación sea personalísima de
dar, de hacer, o de no hacer, con la alternativa de
convertirla en daños y perjuicios.23
Una vez analizado el poder coercitivo con el que cuenta
la Administración para hacer valer el ordenamiento jurídico y
en especial la normativa ambiental, es de suma importancia
desglosar los tipos de sanciones propios del derecho
ambiental.
Al respecto el artículo 99 de la Ley Orgánica del
Ambiente de Costa Rica contempla “Ante la violación de la
normativa de protección ambiental o ante conductas dañinas al
ambiente claramente establecidas en esta ley, la
Administración Pública aplicará las siguientes medidas
protectoras y sancionadoras: a) Advertencia mediante la
notificación que existe un reclamo, b) Amonestación acorde
con la gravedad de los hechos violatorios y una vez23 Artículo 149 de la Ley General de Administración Pública de Costa Rica
comprobados, c) Ejecución de la garantía de cumplimiento,
otorgada en la evaluación de impacto ambiental, d)
Restricciones, parciales o totales, u orden de paralización
inmediata de los actos que origina la denuncia, e) Clausura
total o parcial, temporal o definitiva, de los permisos, las
patentes, los locales o las empresas que provocan la
denuncia, el acto o el hecho contaminante o destructivo, g)
Imposición de las obligaciones compensatorias o
estabilizadoras del ambiente o la diversidad biológica, h)
Modificación o demolición de construcciones u obras que dañen
el ambiente, i) Alternativas de sanción de la sanción, como
recibir cursos educativos oficiales en materia ambiental,
además, trabajar en obras comunales en el área del ambiente.
Estas sanciones podrán imponerse a particulares o
funcionarios públicos, por acciones u omisiones violatorias
de las normas de esta ley, de otras disposiciones de
protección ambiental o de la diversidad biológica.”24
Como puede observarse del artículo analizado, se pueden
clasificar las sanciones ambientales de la siguiente forma,
por un lado las sanciones morales dentro de las que se
encuentran las advertencias y amonestaciones a los
infractores; luego las sanciones meramente pecuniarias,
dentro de las que se encuentran la ejecución de la garantía
24 La nueva Ley General del Ambiente de Perú en su artículo 136 adopta unsistema sancionatorio muy similar al establecido por la Ley Orgánica delAmbiente de Costa Rica
de cumplimiento; las sanciones reparatorias del ambiente como
la imposición de las obligaciones compensatorias o
estabilizadoras del ambiente y la diversidad biológica
(reparación in natura); las sanciones que afectan
directamente la actividad contaminante o degradante del
ambiente dentro de las que se encuentran las restricciones y
paralización de la actividad contaminante; la clausura de los
actos que causan la denuncia; la modificación y demolición
de construcciones que causen daños al ambiente; y la
cancelación de permisos y patentes de las empresas que causan
el deterioro ambiental, por último, las sanciones
alternativas, que operan si la conducta que degrada el
ambiente es menor o con un impacto mínimo sobre los
ecosistemas, tales como la educación ambiental y el trabajo
comunitario.
.
A las sanciones anteriormente expuestas, se puede
agregar las siguientes: la intervención estatal en el
ejercicio de la actividad empresarial o industrial, el comiso
de los instrumentos con los cuales se llevó a cabo el
ilícito, y la publicación de la sentencia o resolución
administrativa que confirma los hechos degradadores y
contaminadores del medio ambiente.
Este tipo de sanciones, bien aplicadas, pueden llegar a
solucionar los problemas mayores enunciados de las penas de
multa y privativa de libertad, pues atacan de frente a los
sujetos y empresas contaminadoras, sin que éstas últimas, por
el hecho de ser personas jurídicas lleguen a estar exoneradas
de responsabilidad. Por medio de estas medidas se sanciona
la actividad empresarial contaminadora en sí, llegando
incluso a paralizarla tanto temporal como definitivamente, lo
cual vendría a evitar y prevenir las conductas que menoscaban
el medio ambiente.
Por último es importante recalcar, que siguiendo la
tesis expuesta sobre el papel auxiliar del derecho penal y el
rol de primacía del derecho administrativo, por economía
procedimental, es menos oneroso y de mayor efectividad
aplicar este tipo de medidas dentro de procedimientos
administrativos que dentro de proceso judiciales penales, en
donde la imputabilidad de la conducta y la certeza de la
misma, acarrean una serie de problemas a la hora de llegar a
la verdad real acontecida y de aplicar las sanciones del
caso.
VII.4. Casos de contaminación generalizada
Mayores problemas acarrean las situaciones de
contaminación generalizada donde no es un único sujeto o
empresa el que realiza actos contra el ambiente, sino que es
la suma de muchas acciones por parte de múltiples sujetos lo
que causa el daño ambiental. Es cuestión de imaginarse la
contaminación generalizada de la cuenca de un río, en donde
múltiples empresas vierten sus desechos, contribuyendo cada
uno de ellos a la degradación de tal ecosistema.
En estos supuestos, es donde cobra importancia la
técnica de los delitos de peligro, en donde al juzgador le
bastará comprobar que una industria crea la situación de
riesgo con infracción a las normas protectoras del ambiente,
para que los responsables de la toma de decisiones dentro de
la misma, sean considerados responsables de estas acciones,
independientemente que otras industrias origen el mismo
riesgo que perjudican al mismo espacio natural.
En el caso que se pase de un mero riesgo contra el
ambiente a un daño ambiental cierto, los delitos de peligro
ayudan al juzgador a economizarse el largo y tendido proceso
de corroboración de cual de las industrias es la que causó el
daño, o bien el grado de participación de cada una de ellas,
pues basta con crear un riesgo para el ambiente para que el
delito se configure, y de esta forma achacarle a cualquiera
de las mismas la reparación del daño causado, sin perjuicio
de la facultad de la empresa condenada a realizar acciones de
regreso en contra de las otras industrias que participaron
con sus acciones en el daño acontecido.25
VIII. EL SUJETO RESPONSABLE DEL ILICITO AMBIENTAL
Los principios de culpabilidad y de personalidad de la
pena rigen el esquema propio del derecho penal. Es por ello25 Respecto a la responsabilidad ambiental derivada de un hecho punible,la misma debe ser de carácter solidario. De esta forma, lo ideal es quetodos y cada uno de las personas (físicas o jurídicas) que participaron,tanto en la creación del riesgo, como en la consecución de los daños,respondan por igual a la hora de compensar e indemnizar el dañoacontecido. Existirá el problema en muchos casos, sobre todo cuandoexistan varias fuentes contaminantes, de determinar e individualizar elgrado de participación de cada uno de los sujetos en el daño causado alambiente, pero lo cierto es que, siendo la responsabilidad de carácterobjetivo basado en el riesgo creado, todas los agentes que participaron,ya sea en menor o mayor medida en su creación, deben responder por elmismo, independientemente que luego de compensar el ambiente e indemnizara las víctimas, les asista acción de regreso contra las otras empresas osujetos que participaron del mismo en mayor o menor grado. De igualforma, los gerentes y directores de las personas jurídicas con poder dedecisión sobre las mismas, deben responder solidariamente junto con laempresa que representan, a la hora de la compensación al ambiente. Alrespecto, legislaciones europeas tales como las de Finlandia, PaísesBajos, Reino Unido, Suecia, Suiza y España, prevén la posibilidad deresponsabilizar a los directores y gerentes por las actuacionesrealizadas por la empresa la cual administran y representan; a la veztambién se considera en algunos casos de manera teórica, laresponsabilidad de la empresa matriz respecto a sus filiales, si existepor parte de la primera un control real sobre las actuaciones de lasúltimas. Es importante señalar que gran parte de las agresiones quesufre el medio ambiente las provoca el mismo Estado a través de laAdministración Pública, tanto en su accionar, como en el omitir controlary vigilar las actividades sometidas a licencia y concesión. Por ello,todo sistema de responsabilidad civil ambiental debe de contemplarconjuntamente con los particulares, la responsabilidad solidaria de lasadministraciones públicas.
que los únicos sujetos de imputación son las personas
físicas, dejando por fuera a las personas jurídicas como
tales, no así a sus funcionarios y representantes, quienes si
son sujetos de persecución penal por las acciones y
decisiones tomadas dentro del seno organizativo de la
empresa.
A pesar de ello, un sector radical de la doctrina,
basándose en la experiencia generada por el Common Law,
empiezan a tratar el tema de la responsabilidad penal de las
empresas y de sanciones tales como la muerte jurídica de las
mismas. No es prudente llegar a las consecuencias de tan
radical postura, pues las sanciones administrativas sobre
las empresas, pueden llegar a ser más eficaces que las mismas
sanciones típicamente penales, lo que lleva a desechar tales
posturas por innecesarias.
Siendo que únicamente sobre personas físicas puede
recaer el peso de las sanciones del derecho penal ambiental,
es importante establecer otro de los problemas en la
individualización e identificación del sujeto merecedor de la
pena, en el tanto, es común la actuación en nombre de otro
sujeto. Esto sucede siempre que una persona física actúe por
orden de otra, ya sea esta otra persona físico, o bien, una
persona jurídica, y por supuesto se cometa algún ilícito
ambiental. Dicho supuesto trae consigo una serie de
problemas de identificación del sujeto imputable, sobre todo,
cuando el mismo actúe por encargo de una empresa con un
organigrama administrativo complicado, tal es el caso de las
corporaciones multilaterales. En dicho supuesto, es toda una
hazaña determinar quien dentro de la empresa ostenta
auténtica capacidad de decisión sobre la realización o no de
de actividades sobre el medio ambiente, o bien sobre la toma
de decisiones fundamentales que llegarían a alterar el medio,
llámese socios, junta directiva, gerente, personal técnico,
etc. En estos casos es de suma importancia determinar si la
decisión tomada, que constituyó un delito ambiental, fue una
decisión técnica, o bien, una decisión estratégica, con el
fin de poder establecer el sujeto de quien provino dicha
orden, el cual una vez que es individualizado, se debe de
analizarse posibles delegaciones de funciones en funcionarios
subordinados a él.
Este complejo esquema se rompe cuando se trata de
empresas transnacionales, las cuales operan bajo el sistema
de filiales subordinadas a una casa matriz, asentadas
generalmente en países desarrollados, la cual toma las
decisiones corporativas que en muchos casos degradan y
contaminan el ambiente, siendo por tanto sus directivos los
responsables de lo actuado por la filial. En estos casos,
debe verse a la empresa transnacional como un solo ente,
formado tanto por las filiales, como por la empresa matriz,
por ser las primeras un medio por el cual se beneficia las
segunda de sus resultados, siendo las decisiones
fundamentales tomados en el cetro de la empresa matriz.
Por último, queda aún por definir la responsabilidad de
los funcionarios públicos que cometen ilícitos penales
ambientales en el ejercicio de sus funciones. Debemos dejar
claro que dichos delitos pueden ser realizados tanto por
acción del funcionario, como por omisión, por conducta
culposa o bien dolosa. En estos casos el ordenamiento
jurídico debe ser más estricto con este tipo de sujetos en
quienes se ha delegado el control, vigilancia y monitoreo de
las actividades que generan residuos y contaminación, por lo
que lo ideal es agravar la pena contra los mismo y hacerlos
solidariamente responsables en cuanto a la reparación civil
del daño.26
Conclusiones
26 Los delitos ambientales agravados por ser cometidos por funcionarios enejercicio de una función pública no son nuevos en la legislacióncostarricense, pues la Ley Forestal de 1996 prevé un aumento de pena dehasta de un tercio por sobre la establecida, al funcionario queresultare culpable de los delitos tipificados por esta ley, en susdistintas formas de participación. De igual forma, la Ley deBiodiversidad de 1998 en su numeral 111 establece que tratándose de losdelitos cometidos por funcionarios públicos o profesionales en elejercicio de sus cargos o profesiones, la autoridad judicial podráimponer la pena de inhabilitación especial para un máximo de hasta cincoaños, de acuerdo con los criterios generales de imposición de penas.”
El rol del derecho penal en la prevención del medio
ambiente debe ser auxiliar de las demás ramas del derecho, lo
anterior en cumplimiento de lo que el autor Albin Eser27 ha
denominado “sistema integrador pluridimensional” por medio
del cual, todas y cada una de las ramas de la ciencia
jurídica cumple una función determinada en la protección del
ambiente, función que debe ser necesariamente coordinada con
la demás ramas del derecho y que también pretenden la
protección del mismo.
El derecho penal únicamente debe asumir un papel
principal y autónomo en la protección del ambiente, en los
supuestos de atentados de mayor gravedad, por lo que su
autonomía se encuentra supeditada a las situaciones de mayor
lesión contra el ambiente, siendo el criterio de la gravedad
el que determinará su actuación.
Debido a los problemas propios derivados de las
sanciones penales de multas y privativa de libertad, se debe
optar por otro tipo de sanciones propias del derecho
administrativo sancionador, tales como la suspensión parcial
o total de la actividad, la clausura del negocio, el comiso
de los instrumentos utilizados en el daño ambiental y la
publicación de la sentencia, los cuales en muchos casos
tendrán un mayor efecto preventivo, que es lo que27 Eser, Albin, “Derecho Ecológico”, en Revista de Derecho Público, 1985.
precisamente se busca en las sanciones de las conductas que
atentan contra el ambiente. No sin antes expresar que esas
mismas sanciones pueden ser ejercidas directamente desde
procedimientos administrativos, sin que sea necesario acudir
al derecho penal con los problemas que esto acarrea.
Por último, se debe optar por la técnica legislativa de
los delitos de peligro para la protección del ambiente en
lugar de los delitos de resultado, debido a que la sola
puesta en peligro del bien jurídico configura el tipo penal,
sin que sea necesario la destrucción del mismo, lo que genera
el rol preventivo deseado por el derecho ambiental cuyo
objeto es la protección de la vida, la salud y del equilibrio
ecológico.