“El Comité de las Regiones en el Proyecto de Constitución Europea”, en Javier PÉREZ ROYO et...

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Primera edición. 2006

© Javier Pére.l Royo )' otros - 2006© Editorial Aranzadi. SA

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Reservados todos los dcrcchos, El cOIllcniclo rle esta puhlicadún no puerle ser n~produddo, ni1'11 torlo ni en pane. ni transmitirlo. ni registrado por ningún sistema de rccuperadól1 de informa­ción. cn ninguna lorma ni por ningün mecHo. sin el permiso previo, por escrito. de EditorialAranzadí. SAo

EL COMITÉ DE lAS REGIONES EN EL PROYECTODE CONSTITUCIÓN EUROPEA

AGUSTíN RlIlZ ROBLEDO

Profesor titular de Derecho ConstitucionalUniversidad de Granada

Dircctor dd Gabinete de Análisis de la Prcsidencia dd Parlamento de Andalucía

iMARIO.-1. lNTRODlTCCIÓN: SOBRE EL ORIGEN DEL COMITÉ DF. lAS Rf.GIONES y SUS ASPIRAOONF$ ANTE L-\ CONVENClÓN.-lI. BAlANCE TRAS L\ CONVENClÓN: SE MANTU:NE SU NA·TUR\LEZA Uf ÓRGANO CONSULTrvO DE CARÁCTER pOLÍTlCO.-I1I. L\ r:OMPOSICIÓNy EL ESTAiLTTO DE SUS MIHIBROS.-IV. ORGAJ'IIZAClÓN INHRNA.-V. L\S COMPETEN·nAS. U. EMISIÓN DE DICTÁMENES CONSULTIVOS.-\l. LA LEGITIMIDAU ACTIVA DELCOMITÉ ANTE EL TRlBL'NAL m: JUSTICIA.-VIl. CONSIDERACIONES FINALES.-BIRUD­GRAFÍA.

1. INTRODUCCIÓN: SOBRE EL ORIGEN DEL cOMITÉ DE lAS REGIONESY SUS ASPIRACIONES ANTE LA CONVENCIÓN

Los seis Estados firmantes del Tratado de Roma de 1957 crearon la Comuni·dad Económica Europea como una organización internacional; pero su evoluciónpolítica y jurídica puso muy pronto de manifiesto que se alejaba de los modelostradicionales de este tipo de organizaciones para convertirse en lo que hoy denomi­namos una institución supranacional, con capacidad para adoptar normas direCla·mente vinculantes para los ciudadanos y para todos los poderes públicos de losEstados miembros. Más todavía, los Estado~ no sólo cedían a la CEE competenciaspropias de los órganos centrales (del Estado aparato, según la lerminología consti­tucional), sino de lodos los demás poderes públicos (del Estado institución). Poreso, no es de extrañar que los poderes públicos subestatales empezaran muy prontoa reclamar algún tipo de participación en la lOma de decisiones en la ComunidadEconómica Europea, controlada exclusivamente por los representantes estatales.Incluso la misma Asamhlea Parlamentaria Eurupea demandó en fecha tan tem­prana como el 9 de mayo de 1960 una representación regional en el seno de lasComunidades Europeas. Sin embaTKo, y a diferencia de lo que sucedió en el Con­sejo de Europa, donde se creó en 1960 la Conferencia Europea de Poderes Locales,hubo que esperar hasta junio de 1988 para que la Comisión -respondiendo a unanueva resolución del PE de 1984- estableciera el Consejo Consultivo de los entesregionales y locales adscrito a la Dirección General XVI.

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Las evidentes insuficiencias de este Consejo Consultivo llevaron a la Conferen_cia Intergubernamental de 1991, espoleada por la A..ociación de Regiones Euro_peas (ARE. fundada en 1985). a crear en el Tratado de la Unión de 1992 el Comitéde las Regiones (CdR) como un órgano consultivo dd Consejo de Ministros y dela Comisión. La configuración que se le dio en este Tratado fue un compromisoentre los Estados más favorables a la participación de los Entes re~ionales en Eu­ropa (como Alemania y España) y aquellos que veían en su instauración un riesgode incrementar la burocracia y complicar el procedimiento legislativo (Francia y elReino Unido). El Tratado de Amsterdam y el de Niza reforzaron sus funciones ysu carácter democrático: el primero incrementó su autonomía interna y lo convirtióen un órgano consultivo de toda la Unión -por tanto, también del Parlamento- vNiza le atribuyó un sesgo político al exigir que sus miembros sean represelltante~electos: deberán ser titulares de un mandato electoral en un ente regional o local,u ostentar una «responsabilidad política ante una asamblea elegida». Es decir, elCdR aunque no perdió su carácter consultivo con el que se creó en 1991 ni obtuvoel status de institución de primer nivel (las del artículo 7.] del Tratado constitutivode]a Comunidad Europea, TCE), sí que se configura claramente como una institu­ción política, pues se compone exclusivamente de representantes elegidos por losciudadanos, lo que lo aleja de la nalUraleza de un puro órgano consultivo encar­gado de emitir opiniones técnicas.

Sin embargo, estos avances del Tratado de Niza no colmaron las esperanzasque en él hahía depositado el CdR; por eso, se fijó el objetivo de incrementar suposición en el nuevo Tratado de 2004. El CdR comenzó por reclamar su participa­ción en ]a Convención sobre el Futuro de Europa (Resolución de 14 de noviembrede 200 1) Y cOlltinuó con una serie de reivindicaciones in aescendo a lo largo de2001 y 2002: primero reclamó, además de su histórica petición de ser reconocidocomo una institución de primer nivel. la ampliación de su ámbito de consulta. lalegitimación activa ante el TJCE para defender sus competencias y la obligación dela Comisión Europea y el Consejo de explicar su posición sobre los dictámenes delCdR (en esa Resolución de noviembre de 200]); para pasar después a reclamar un«papel reforzado>' en el proceso legislativo, incluido el derecho de veto suspensivoen las propuestas en las que preceptivamente debe emitir un dictamen (Resoluciónde 4 de'julio de «Contribución del CdR a la Convención Europea», y Dictamen de21 de noviembre de 2002 "El papel de las regiones en la construcción europea»),

n. BALANCE TRAS LA CONVENCiÓN: SE MANTIENE SU NATURALEZA DEÓRGANO CONSULTIVO DE CARÁCTER POLÍTICO

El Parlamento Europeo, adalid tradicional del edRo no estuvo dispuesto allegar tan lejos como quería el CdR. y en su Resolución de 14 de enero de 2003sobre los poderes regionales y ]ocales en la construcción europea se limitó, en elpunto relativo al CdR, a proponer que se le l:oncediera el derecho de recurso anteel Tribuna] de Justicia en caso de presunta violación del principio de subsidiariedadO para defender sus prerrogativas y a. establecer la obligación del Consejo y la

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Comisión de adoptar con regularidad un informe motivado sobre las medidas quese hubieran adoptado a consecuenda de los dictámenes del Comité de las Regio­nes. Propuestas éstas que se encontraban en la línea de trabajo de la propia Con­,-ención, como demuestra que lasímicas tres cuestiones que el Ptesidium de laConvención Europea propusiera al Pleno para su debate en relación con el CdRfueran:

a) ¿Se debe revisar la composición del CdR?

b) A pesar de la obligación general de las Instituciones de motivar sus deci­siones, ¿hay necesidad de incluir la obligación para la Comisión y el Consejo deexponer sus razones cuando no sigan las opiniones del CdR?

.c) ¿debe el CdR tener la legitimación activa ante el Tribunal de Justicia paradefender sus competencias?

Sia esras posiciones del Parlamento y del Presidium unimos que no se creóen la Convención un grupo específico de trabajo sobre las regiones -a pesar deque se estudió esa posibilidad-, no puede extrañamos que el tratamiento que daal CdR el Proyecto de Tratado por el que se instituye una Constitución Europea(PTC~) haya quedado lejos de las propuestas del CdR.. muy especialmente lo sigueregulando como un «organismo consultivo", y no una "institución ..; de tal formaque lo incluye dentro de los artículos dedicados a «otras instituciones y organis­mos», por detrás incluso del Banco Central Europeo y del Tribunal de Cuentas l

.

Con un criterio pra~mático que demuestra la madurez de la institución, laevaluación que ha hecho el CdR sobre el resultado de la Convendón ha sido posi­tivo, tanto que en sn Dictamen de 9 de octubre dI' 2003 sobre «Las propuestas delCDR para la Conferencia Intergubernamental .. (CDR 169/2003 fin) «se felicita»hasta en dnco ocasiones por el resultado de la Convención en relación con elpapel de los entes regionales y pide que la Conferencia Intergubernamental acepteel proyecto de Tratado como base de las negociaciones aunque considera quedeberían hacerse «cambios menores pero no significath'os», que van, como es fácilimaginar, en la línea de reforzar el papel del CdR y de la!'! regiones y entes locales.Especialmente ilustrativa de su política posibilista es que deja para otra ocasi6n supetición de incorporarse al marco institucional de la Unión (art. 1·18.2 del PTCE,el actual 7.1 TCE) ~ acepta su definición como órgano consultivo (art. 1·31), si bienreclama que se mencione al CdR en el Título VI (<<De la vida democrática de laUnión,,) junto al Parlamento Europeo, el Consejo y los parlamentos nacionales«dado que sUs miembros representan el principio democrático de proximidad enel corazón de la Unión».

Analizaremos a continuación los I'lementos estructurales del CdR y corno seprevé regularlos en el proyecto de Constitución Europea.

l. En el Capítulo (J "Olra.~ institUciones y ofKanismos" del TítulQ IV de la Parle' 1 y en la SecciónJI "Or~3nismos Consultivos de la Unión" del CaJlítuln r ·,Disposiciones institucionales- delTÍlulo \1 -Del funcionamiento de la Unión- de la Parte 111. .

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IIJ. LA COMPOSICIÓN Y EL ESTATUTO· DE SUS MIEMBROS

:tCUS1ÍN HUI/. R()HLE[)() -:',~ .~ _

l. Al afrontar la composición del Comit¿' de las Rcgione~, los, negoi:iadClf •de la Conferencia lntergubernamental de 1991 tuvieron que resQh:t'T' d~JS cu onu,nes un tanto delicadas: si de alguna forma se debía de tener (~n cuenta 1" e...r.rHc '¡}~1

territorial del poder político de los Estados y si en el Comité dcbt!tian de "representados tambifn los entes locales. En contra de la opini6n de kl ARE, Í<!Conferencia incluyó a representantes locales en el CdR y. aplkando d plinc¡ "de autonomía institucional, no tuvo en cuenta d distin.to grado de allfng.-,bll.~¡r:..:.de los entes subestales según pertenecieran a un Estado federal (corno AJ "H iIi.!¡¡:'

a uno unitario (Francia es el paradigma c1ásko). de r.a:1 forma qm.' se 1i1 ¡t~,

distribuir los 222 miembros del CdR entre los Estados según la forma h"é1dicir"p.de ponderar \<1 población, distinguiendo entre Estados grandes, medianos y .:'qll~~'

ños. Así, se equiparaban Alemania, Francia. Italia y t"1 R~ino Unido (24): Al _.: i ,Bélgica, Grecia, Paises Bajos, Portugal y Suecia (12); )' Dinamarca, FinlrlJidr. .. = ; ••

landa (9); quedando en solítário los casos de Esp~ña (21) y la minúsntl.l Ll x '..'J­

burgo (6), que una vez más,quedaba sob¡'errepresenUl~(,l'

Ni Amsterdam ni Niza alteraron esta composici{)n dual (regiones y emes loca­les) y por Estados, limitándos~ el Tratado de Niza a reponderar el número demiembros dd CdR que corn~sponderá a cada Estado cuando se incorpOl-en a laUnión los doce candidatos. Al igual que en otras instituciones, la solución adoptadano fue la de' un nuevo reparto de los 222 escaños del CdR, sino su incremento«hasta un máximo de 350". según reza d artículo 263 TCE y defendía el propioCdR (la mitad del PE), en contra de la Comisión, que era partidaria de un máximode 233 (un tercio dd número de miembros del PE). Por eso, todos los Estadosmiembros mantienen sn representación y los nuevos reciben (Declaración núm,20 del TN), atendiendo a su población, el siguiente tratamiento: Rumania (15),República Checa, Hungría y Bulgaria (12), Eslovaquia y Lituania (9). Letonia, Eslo­venia y Estonia (7). Chipre (6) y Malta (5).

El proyecto de Constitución Europea mantiene en su Artículo III-288 el límitede los trescientos cincuenta miembros y remite su cumposición a lo que decidauna «lev europea del Consejo adoptada por unanimidad", lo que parece una másque inteligente dedsión que permitirá modificar la estructura del CdR sin tenerque acudir a los siemprt> más complicados trámites de los tratados.

2. El mandato de los miembros del CdR establecido en Maastricht era decuatro años, plazo que el proyecto de Constitución incrementa a cinco, equiparan­dola así a la del Parlamento Europeo, pero sill diferenciarse del otro órgano consul­tivo que es el Comité Económico y Social, que también ve como se aumenta sumandato de cuatro a cinco años (Art. lIl-296). El sistema adoptado en Maastrichtpara elegir a los 222 miembros del CdR. y a un número igual de suplentes, es unabuena muestra de cómo los Estados tratan siempre de controlar el entramadoinstitucional europeo; se renuncia a cualquier sistema de elección general para

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~.litbl e <IUt' lodos los miembros del CdR dt'ben ser nombrados por unanimidadd I (:ou"t:jo a propuesta de '.sus respectivos Estados miembros».

Ya st' ha seIialado que el Tratado de Niza limitó este poder de designación al!r que recaiga en los titulares de un mandato electoral en un ente regional oI o que ostenten responsabilidad política ante una asamblea elegida. Con buen

liiH'ri • dado el alto número dt' Estados que van a formar la Unión, Niza tambiénirl lit 'Ii el requisito de la unanimidad del Conse:jo para designar a los miembros

lid ( IR por la mayoría cualificada. evitando de esa manera que algún Estado1udi' - bloquear él solo la formación de este órgano consultivo. Dando un paso

: en t·~, 1111 (·crión. el proyecto de Constitución no exige ninguna mayoría espe­1 ¡IJ 1',\1.\ (·l.·gil' .1 los miembros del CdR: "El Consejo adoptará por propia iniciativa,

ll'I ,lit UI! r\('('i,ic)n europea, la lista de miembros y suplentes establecida de confor­I11fi r1 UH las propuestas presentadas por los Estados miembros respt'nivos» (arl.

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3. Una regla no escrita de ¡a designación de los l11iembros del CdR determinaq1'(!••mnque cada Estado elige a los miembros dt'l CdR que le correspondan según

l. propio pruu:dimiento, debe hacerlo reflejando la pluralidad política, geográ­r .1. tl'giOll.11 \ local del Estado miembro que representan? En los Estados com­puestos í it:m¡mia, Austria, Bélgica, España, Italia ya también Reino Vnido) sUsentes Jq~iollClI(::. se han incorporado al edRo En nuestro caso, forman parte delCdR (lIt1l0 mic:mbros titulares los 17 Presidentes de las Comunidades Autónomas

; mc:J .' '1 r~Jln~sl'ntal1teslocales, designados por la Federación Española de Municipios y1 pr~ II I u\itl( idS. qtu' para el cuatrienio 2002-06 son los Alcaldes de Madrid, Barcelona.1 1UL falencia V(.ijólI (DeCisión del Consejo de 26 de enero de 2002) .

. det'm lllJ!l '1. R('('llgÍC'udo la tradición europea de los órganos representativos, el TUElliel (1,) rllltihjú d mandato imperativo de los miembros del CdR y especificó que ejerce­nl¡\,. • ¡i.1II o;u~ hmdones con absoluta independC'l1cia. en interés general de la Comuni-

dad. Las reformas posteriores de los Tratados han ido perfilando el estatuto indivi·dual de los miembros del CdR en línea con los requisitos clásicos de las asambleas

; ellími~representativas. Así, Amsterdam estableció la incompatibilidad de su mandato conle decide! de miembro c1e1 Parlamento Europeo: por su parte, Niza consagró el requisito, una m;de la representatividad política regional o local para poder ser miembro del CdR,sin ten<hasta el plinto de que la persona que cest" en el cargo regional o local causa baja

automáticamente en el edR, sin esperar a que concluya el plazo de sus cuatro anos,l' deberá nombrarse nn sustituto para el tiempo restante hasta el agotamiento ,de

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·ql1ipara~. En Sil Rcsoll1ción eh: 23 cit" abril ek 1~13 sobre el Comité de las Regiolles, el Parlamento Euro·no ronsl. peo ciio tinas índirafÍoncs sohre la fnrma dt" designación de los miemhros dd edR, en espedal

consideró que "en los Estados miemhros cuya estructura sea predominanternt'llte regional,Llmenta ~ l"stén representados en él cada una de las regiones consúlucionalmellle reconocidas» (DOCE.Maastrid n. e 150, ch- 31/05/1993. pág. 0329). AUnqUl", lógkamcnte, esta Resolución no tiene valor

vinculante para los Estados, ~stos han hecho suyos eslos niterios. En el t:ilSO español. los nomhrates. es UI el Gohierno tomando ('OIUO ha.~ ulla Moción dd Senado de tO de octubr~' de 1993, P¡¡ra losentramal rlislinto~ pro~fdimienlOsnacionales pu~de nlllsnllarse el exhauslÍ\'o estudio del pwpio CdR 1­'lleral pa' 4/2UOI. di~ponjhle en www.cor.eu.im.

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su mandato, para lo cual se seguirá el mismo procedimiento de propuesta de sEstado y aprobación mayoritaria del Consejo. El proyecto de Constitución recogtodos estos aspectos sin innovación ninguna (arts. 1-31 y IJI-292).

IV, ORGANIZACIÓN INTERNA

1. Las tres grandes prerrogativas colectivas de un ente representativo son lasautonomías de gobierno, reglamentaria y presupuestaria. Cuando el TVE creó elCdR lo dotó únicamente de la primera. estableciendo en el entonces artículo 198b (hoy 264) que el propio CdR elegiría entre sus miembros a su Presidente y a laMesa por un período de dos años. El proyecto de Constitución mantiene esta reglade dividir el tiempo por el que se elige el Presidente. y la Mesa, de tal forma quedetemlina que se elegirán por un período de dos ,años y medio.

Sin embargo, en el mismo artículo limitaba su capacidad de autoorganizaciónal exigir que su reglamt'nto interno fuera aproba<io por el Consejo de forma uná­nimt' y, por otra parte, en su Protocolo núm. 16 obligaba al CdR a compartir unaestructura organízativa común con el Comité Económico y Social. Tanto el trámitede aprobación del Reglamento intern'o por el Consejo. casi vergonzoso para unacámara mínimamente representath'a, como la estructura organizativa común fue­ron eliminados en el Tratado de Amsterdam. Este mismo Tratado estableció queel CdR tendría su sede en Bruselas (Protocolo sobre las sedes de las instituciones).Ningún tratado le ha reconocido todavía la autonomia presupuestaria; por eso, elCdR aprueba un Anteproyecto de Presupuestos que es sometido posteriormente alas autoridades presupuestarias (Parlamento Europeo yConsejo de Ministros), sinque el proyecto de Constitución prevea nin~n cambio en' t's'te punto.

2. El Reglamento inwfllo vigente file aprobado el 18 de noviembre de 1999,\lna vez que la emradaen ,'tRor del Trataclo de Amsterdam el l de mayo de eseaño eliminó la competencicl dd Clln~(jo para aprobarlo. La organización es latípica de cltalqllict' :\"<nohlc'a lc'ghlath'a comillental, con snPleno. Comisiones. Pre­sidente ,. Mes;., si hit,tl ~t.. IÍltml,f c'~ de UJI támaño excepcional: el Presidente,quince Vin~»re!lidellt("!i..\'t'intt" mi<'mhro~ Ill¡h y los presidentes de los grupos políti­cos, qut' en "ú ... T("l"Ct'f rnand;lIo nlatril'u:,!. 2002-2006-. son cuatro: el Partido delos Sociali.~tas Enrollt'll' (PSE). ("l Partirlo Popular Europeo (PPE). el Partido Euro­peo de los (.iht'l"alt's Ikmúaatao¡ y Rdilnnistas (ELDR) y la Alianza Europea (AE).A pesar <1(" esta otgani/arión por ~rupos políticos, el Reglamento no ha tomado laperspecfl\'a supr:madonal que ya ha adquirido el Parlamento Europeo, de tal formaque urdc'na qUt' los UÜt'lllbros cid CclR l'(' Ul"g-anilarán en Delegaciones nacionales,sin perjuicio dl' lo!oo gtllp¿~ políticos: la<. Comisiones deberán mantener la propor­ción de mit'mbr<>s uadoualt,s (IlO (a (i(o los g-rupos políticos) que forman el CdR; segarantiza un nímlt'ro dt'tcnninado ele Vkl~l'r('sjdentes para 'cada ·Estado, etcétera.

tra peculiaridad organizati\'a. creada en el Tratado de Maastricht y que man­tiene el PTCE, que separa al CdR de las ASambleas legislativas es la existencia detantos miembros suplentes como titulares. aunque en este pu.nto y a tenor del

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avance del mandato «ideológico>' de los partidos en los Parlamentos europeos, unoestá tentado de escribir que esta organización del CdR es una avanzadilla de lo queterminará sucediendo en las Asambleas legislativas normales.

LAS COMPETENCIAS: LA EMISiÓN DE DICTÁMENES CONSULTIVOS

1. En el momento de Sil creación por el Tratado de Maastricht no se estable­cieron en I1n solo artículo los ámbitos en los que el CdR debía emitir su dictamenconsultivo. sino que el artÍCulo 26S (antiguo 198 C) remitía a otras disposicionesdel Tratado, de tal forma que espigando su at'ticulado se advierten que cuando secreó el CdR tenía que ser consultado obligatoriamente en cinco ámbitos directos:la cohesión económica y social, las redes de infraestructuras transeuropeas, la salud,la educación y la cultura. Además, el Tratado establecía lo que podemos llamarunos ámbitos indirectós de consulta. aquellos en los que el Consejo Económico ySocial debe emitir un dictamen, y cada vez que éste. vaya a hacerlo se le debenotificar al CdR para que, si estima que «existen intereses regionales específicosen juego», pueda emitir también su dictamen. El Tratado de Amsterdam duplicólos cinco ámbitos propios dd CdR, al añadir la política de empleo, la políticasodal,el medio ambiente, la formación profesional y el transporte. En Niza el CdR volvióa ampliar las materias sobre las que el CdR tiene qUt· emitir dictam('n. tanto en lasque en cierta forma eran extensión de otras ya existentes (así condiciones de tra­b~jo, seguridad social y otras en las que la Unión tiene competencias '<complemen­tarias» ex arto 137 TCE), como en alguna nuevas así sobre las disposiciones fiscales,de ordenación territorial, recursos hidráulicos y utilización del suelo (art. 175TCE). No incluyó Niza otros ámbitos qu(' reclamaba el CdR como cooperación aldesarrollo, la ciudadanía y las ayudas púhlkas..

El proyecto de Constitución no innova nada en este punto. mallleniendo tantolos actuales ámbitos directos. como los indirectos en los que ya es obligatorio eldictamen del CdR, así como la capacidad del CdR de emitir un dictamen porpropia iniciativa «cuando lo considere útil ... E.'óta fórmula no satisfizo al edRo qneen su Dictam('n de 9 de octubre de 2003 recomendó a la Conferencia Interguher­namental que ampliara los ámbitos de consulta obligatoria a todas las políticas quetengan un impacto local y regional directo, entre las que el CdR incluía la agricul­tura, las ayudas otorgadas por los Estados miembros, los servicios de interés general,la investigación, la inmigración, ]a protección social, la seguridad y la justicia.

2. El artículo 265 TCE admite tanto que el CdR emita un dictamen por pro­pia iniciativa cuando lo considere adecuado como que, discrecionalmente, el Con­sejo. ]a Comisión y el Parlamento puedan consultarle en otros ámbitos no previstosexpresamente en los tratados, en particular en aquellos que afecten a la <:oopera­ción transfronteriza, regulación que mantiene tal cual el artículo 111-294 del Pro­yecto de Constitución.

Por esta capacidad de iniciativa propia y dada la cada vez más vertiginosa acü\i­dad de la Unión. no e de extrañar que en los apenas diez años de vida del CdR

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(se constituyó en marzo de 1994), el número de dictámenes emitidos londe 1quinientos.

3. En consonancia con la naturaleza consultiva del CdR que mantiene elProyecto de Constitución en su Primera parte, en su Tercera no admite el caráctervinculante de los dictámenes del edR. que éste demandaba y tampoco atiende supetición más modesta de que la institución que hubiera solicitado su dictamentuviera que razonar su decisión en los casos en se separara de ese dictamen. Loque sí hace el PTCE es mantener la capacidad del C()n..~jo \' de la e JOIÍ:li{'11 'Piimponer un plazo para su emisión. que no pU('c1r' 'iC'r ink, iOI d UJl 1l1t" .1 p=t t~~

la fecha de la notificación. y transculTido el cual "t" podrá prescindir (k i·l. El ;E,

también atribuye expresamente al Parlamento esta capacidad de imponel "" pllnal Comité, que no la tenía más por inadvertencia que pOI mOIl\'U' de f()Jldo~ruim h

en el Tratado de Amsterdam el CdR pasó a ser un órgano cOII"ulth'o gt'lIc'¡,' , 1msólo del Consejo de Ministros y de la Comisión, la fórmula qut' se empleó '1) 1an, 265 para atribuir al Parlamento la capacidad de pC'dir dkt.lml"llt''' al ( tuañadiendo una frase ("El Comité de las Regiones podrá ser consultado Itot:. JParla'mento Europeo»). pero sin modificar el resto de ese artículo.

VI. LA LEGITIMIDAD ACl1VA D.EL cOMITÉ ANTE ,EL TRIBUNAL DE JUSTI­CIA

1. En los Tratados actualmente vigentes no se le atribuye legitimidad al CdRpara recurrir ante el Tribunal de Justicia en el caso de que se omita solicitar undictamen del CdR en aquellos ámbitos en que debe emitirlo obliK'ltoriamente.Afortunadamente, tampoco se ha presentado esta situación hasta la fecha. lo quehabla positivamente del nivel de colaboración entre las instituciones europeas. Hayuna sentencia ya antigua sobre la omisión de un dittamen del Comité Económicoy Social. donde el Tribunal-eonsideró que esa omisión no constituía un vicio sustan­cial capaz de anular el acto legislativo correspondiente (STJCE de 9 de julio de1987, Asunto Alemania )' otros rontm la Comisión), sobre todo si la insútUción quetoma la decisión conocía y había tomado en cuenta la opinión del Comité (STEPIde 7 de julio d~ 1999, Asunto British SUeno

En la actualidad.' cuando el CdR se ha consolidado plenamente cómo unainstituciém de la Unión, de carácter consultivo pero con una naturaleza políticaevidente. parece dificil mantener, 'a pesar del silencio de los Tratados, que si seprodujera una omisión expresa y voluntaria de un dictamen dt"l CdR en un proce­dimiento decisorio pudiera considerarse que no se había incurrido en un \"iciosustancial. Por eso, la mayoría de la doctrina considera que la adopción de un actosin el preceptivo dictamen del CdR podría ser el fundamento tanto de un recursode anulación (art, 230 TCE), como una cuestión prejudicial sobre su validez (art.234): y si se tratase de un Reglamento podría dar lugar a una excepción de ilegali­dad (art. 241).

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El Comité de las Regiones en el Proyecto de Constitución Europea

2. La Convendún. conS('jemc de t~sta" Opillioll('S. ha atendido la reivindica­ción del CdR enest(' PUnlCl; de tal forma qUt' ('JI el artic:nlo 111-270.3 se le atribuyecapacidad para recurrir antt' ('1 Trihunal de Justicia "(1111 d fin de salvaguardar susprerrogativas,-, El Protocolo sohrt' la aplicación de Jos principios de subsidiariedadseñala en su disposición 7 qlU' ~dt~ clInformidad.· c'rm e!o(' artículo de la Constitu­ción «el Comité de las Rebriurw~ tamhién pn<lrii illu'rpuner recursos respecto deactos legislativos para ('uva aclopc-i<ill la Coththudón rt'quit'ra su consulta,.. En estostérminos literales, la dispu!OidúlI del Pr«>loc'olo e completamente reiterativa puesrepite lo ya establecido t"1I la ,clll, ritlld,'m: ~ill c'lllhar~u, tiene una lectura distinta:en conjunción con la disposiciún "df' ese mismo Prutowlo (que ordena a la Comi­sión que elabore un informe ¡Ulll,il sobrc' la <lplie.tdc·l)I de estos principios, quedebe remitir al Comt~jtJ. al P~l1l,Ull('nto. a los P.u'lanlC'llto~ nacionales, al CdR y alComité Económico} Sodal "ron t"1 aJ'llrulo 1-9 M' Pllc'elc' considerar que atribuyeal CdR una función d~ (Untfll) dc' lns prltldpíllli cit' ~\lhsi(hariedad y proporcionali­dad. Lóg-icamente, el propju e IR w hd .\pr('~ill~\(lo a lúu;('r esta interpretación ensu Dictamen de 9 de oc·ntlne de:: 2UO;1, dondt' se ha h·licit.ldo de "la participacióndel Comité de las Regiones en el pmcf''lo de control ex post con respecto a laaplicación de los principios de subsiclí.nic'dad y proporcionalidad».

VII. CONSIDERACIONES FINALES

En un momento en el que, tras le fracaso de la cumbre de diciembre, la CIGencuentra estancada y se teme por el futuro del PTCE, parece casi frívolo atre­

verse a hacer algún tipo de perspectivas futuras de cina instittición secundaria comoes el CdR. Pero me parece que hay motivos para el optimismo y para considerar:qu • una vez pasadas las elecciones de junio, se podrá llegar a un acuerdo sobre el

11. tema motivó el fracaso de la cumbre' de Bruselas: el reparto de votos en el. HlSt'jo de Ministros. Si así fuera y el PTCE se acabará convirtiendo en el Tratado

por el'lue se instituye la Constitución de la Unión Europea, no cabe prever muchasmodificaciones de los artículos sobre el CdR, que aquí se ha intentado estudiar.

Previsiblemente, la entrada en vigor del TCE no supondría el final del diseñoinstitucional de la Unión Europea; por el contrario, después de ~n período deadaptación y rodaje del nuev'o entramado. es posible que vuelva aplantearse demodo más o menos claro el tradicional dilema organizativo entre institucionesintergubernamentales o instituciones comunitarias. Como es normalmente acep­tado. considem que el original diseño de una institución técnica comunitaria -laComisión- y una institución política intergubernamental -el Consejo- ha sido laclave de la integración europea en cuanto ha permitido que los Estados cedancompetencias a la Unión en la firme creencia de que no se trataba de una pérdidade poder. sino de una puesta en común. de un ejercicio mancomunado de compe­tencias qne, de facto, reforzaba a los Estados.

Ahora bien. con el amplísimo haz d~ competencias que ya tiene la Unión. ysu previsible incremento en los próximos años, me parece que la lógica del sistema

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llevará a un reforLamiento de las instituciones comunitarias. que cada vez n1

tendrán su propia legitimidad democrática al margen de la de los Estados. 1\1especialmente, el Prf'sidente de la Comisión acabará respondiendo a la lógica dmocrática de las elecciones al Parlamento Europeo y no al acuerdo de los Gobinos. Por otra parte, la gran actividad europea hará poco menos qne imposibsimultanear los puestos de ministro estatal y miembro del Consejo de Ministrellropeo. Unos primeros pasos en esta dirección los da el PTCE con la creaciónun Presidente del Consejo Europeo y un Ministro de Asuntos Exteriores.

Si este pronostico de unas instituciones europeas (valga la repetición) se Cti

ple'- entonces el continuo incremento del papf'1 del CdR como institución de 1Unión habrá tocado techo pues no tiene sentido refórzar el CdR -<lue es clarmf'ute intergubernamental y compuesta por miembros que no se df'dican en exchsiva a ella- en un sistema organizativo normali'J.ado, cada Vf'Z más parecido al c1ásicsistema de los estados· federales. en el que el papel de segunda cámara legislativla de represf'ntación territorial se le reservaría al actual Consejo de Ministros, nal CdR. Es más. ni siquiera parece deseable que se convirtieran en realidad al!{tin

de las reivindicaciones del edR. Piénsese, por ejemplo, lo disfuncional que seríen este modelo atribuir al CdR un poder de veto, aunque fuera temporal, en eprocedimif'nto legislativo; incluso no parece muy operativo obligar a que las demáinstituciones motiven las razones que le llevan a separarse del dictamen del CdR.

Ahora bien, si en este pronósticu (seguramente errado) el CdR no tiene ninguna posibilidad de ascender a !a primera división de las instituciones europeas, sque puede tener un futuro brillante en otro plano. El CdR se puede convertir eel lugar de encuentro de las regiones no sólo para influir en la toma de decisione.de la Unióu, sino y sobre todo como e!lpacio de colaboración e intercambio de lo.entf'S subestatales. Por decirlo -e'n términos geométricos, el futuro del CdR ser;mucho más horizontal, de órgano de integración de las regiones europeas, W!vertical, de institución de la Unión.

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