DESCLASIFICACION OVNI: EL ULTIMO EXPEDIENTE

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DESCLASIFICACIÓN OVNI: EL ÚLTIMO EXPEDIENTE Vicente-Juan Ballester Olmos [email protected] El Ministerio de Defensa español abrió sus archivos OVNI en el periodo 1992-1999, fue el conocido como proceso de desclasificación. Se liberaron 84 expedientes, con cerca de 2.000 páginas sobre 122 avistamientos ocurridos entre 1962 y 1995. El autor jugó un papel fundamental, primero, instando al Estado Mayor del Aire a que pusiera la documentación en manos del público y seguidamente como colaborador informal del Mando Operativo Aéreo. En esa función –gratis et amore-se aseguró que la totalidad de la información custodiada por el Ejército del Aire se desclasificaba íntegramente y consiguió que se descubrieran y centralizaran muchos expedientes perdidos. En 1994 el autor supo de la existencia de un dossier clasificado de Secreto de más de 400 páginas de correspondencia oficial, estudios del INTA y un voluminoso informe de investigación norteamericano. El 6 diciembre de 1965 una reentrada espacial tuvo lugar sobre el SW de España, desprendiendo fragmentos de un cohete ruso que despertaron enorme interés por parte de los Estados Unidos. Deseoso de reforzar los vínculos con su aliado, Francisco Franco, jefe del estado español, permitió que algunos de esos restos tecnológicos fueran analizados por el gobierno norteamericano. A día de hoy, ese expediente sigue sin desclasificarse. Esta es la historia de la observación OVNI que lo inició todo, de los exhaustivos exámenes científicos a los que se sometió a los materiales encontrados en Badajoz y Sevilla y a las gestiones que el autor viene haciendo desde 2009 para su desclasificación, que parece ahora más cerca que nunca. 1

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DESCLASIFICACIÓN OVNI: EL ÚLTIMO EXPEDIENTE

Vicente-Juan Ballester Olmos [email protected]

El Ministerio de Defensa español abrió sus archivos OVNI en el periodo 1992-1999, fue el conocido como proceso de desclasificación. Se liberaron 84 expedientes, con cerca de 2.000 páginas sobre 122 avistamientos ocurridos entre 1962 y 1995. El autor jugó un papel fundamental, primero, instando al Estado Mayor del Aire a que pusiera la documentación en manos del público y seguidamente como colaborador informal del Mando Operativo Aéreo. En esa función –gratis et amore-se aseguró que la totalidad de la información custodiada por el Ejército del Aire se desclasificaba íntegramente y consiguió que se descubrieran y centralizaran muchos expedientes perdidos.

En 1994 el autor supo de la existencia de un dossier clasificado de Secreto de más de 400 páginas de correspondencia oficial, estudios del INTA y un voluminoso informe de investigación norteamericano. El 6 diciembre de 1965 una reentrada espacial tuvo lugar sobre el SW de España, desprendiendo fragmentos de un cohete ruso que despertaron enorme interés por parte de los Estados Unidos. Deseoso de reforzar los vínculos con su aliado, Francisco Franco, jefe del estado español, permitió que algunos de esos restos tecnológicos fueran analizados por el gobierno norteamericano.

A día de hoy, ese expediente sigue sin desclasificarse. Esta es la historia de la observación OVNI que lo inició todo, de los exhaustivos exámenes científicos a los que se sometió a los materiales encontrados en Badajoz y Sevilla y a las gestiones que el autor viene haciendo desde 2009 para su desclasificación, que parece ahora más cerca que nunca.

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Breve, pero contundente, avistamiento ovni A las nueve menos cinco de la noche del lunes 6 de diciembre de 1965, una pareja de la Guardia Civil (policía rural española) y otros diez vecinos de Arroyomolinos de León (Huelva) vieron durante un minuto y medio una procesión de 7 puntos luminosos de color rojizo-azulado que se movían a gran altura. Inicialmente en forma de uve, pronto se transformó en una línea recta. La dirección de vuelo era NW-SE (1). En la cercana localidad de Montemolín (Badajoz), un pastor y otras personas de un cortijo, oyeron alrededor de las nueve de la noche cuatro o cinco explosiones que hicieron como vibrar las paredes. Al salir vieron “una bola ardiendo que se alejaba”. En una finca del mismo municipio, un pastor llamado Rufino Campanario explicó que aproximadamente a la misma hora oyeron unas explosiones y que al salir del chozo donde estaban vieron un objeto ardiendo que caía formando un ruido “como el de un tren entrando en la estación” y que cayó a un kilómetro escaso de donde se encontraban (2). En Lora del Río (Sevilla) se observó “una bola de fuego que descendía del cielo casi verticalmente” (3). Para que el lector se haga una idea de la apariencia luminosa de una reentrada como ésta, se presentan a continuación dos imágenes de este fenómeno. Arriba, la reentrada del vehículo ATV-4 visto desde la estación espacial internacional (ISS) el 2 de noviembre de 2013. Abajo, la destructiva desintegración en la atmósfera terrestre del cohete ruso SL4 el 4 de enero de 2007 (4).

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La prensa de la época se hizo eco enseguida de las secuelas de estos avistamientos que fue el hallazgo de varias piezas metálicas de diversos tamaños y formas. En Fuente de Cantos (Badajoz) se halló una esfera metálica de 25 cm de diámetro, en Montemolín cayeron dos cilindros de 36 cm de largo y en Lora del Río (Sevilla) se hallaron tres esferas huecas de 38 cm de diámetro. Al caer, estas esferas produjeron cráteres de unos 30 cm de profundidad. En total se recuperaron 16 objetos, incluyendo discos de chapa metálica, un objeto en forma de tobera, cuerpos no metálicos en forma lenticular y restos de revestimiento aislante carbonizados.

Las esferas encontradas en Lora del Rio. © ABC (Sevilla), 30 de diciembre de 1965.

Comienza la investigación Los alcaldes de las poblaciones afectadas por los inusitados hallazgos informaron con prontitud a las autoridades del Aire y por mor de su competencia, las regiones aéreas Central y del Estrecho se ocuparon de recoger las diversas piezas así como de las informaciones iniciales, para a su vez informar al Estado Mayor del Aire. En la base aérea de Talavera la Real (Badajoz) se realizaron los primeros exámenes de los cuerpos caídos en Fuente de Cantos. Todos los objetos fueron posteriormente despachados al Ministerio del Aire, que los hizo llegar, para su evaluación, al Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid). Desde el principio, el ministro del Aire, a la sazón teniente general José Lacalle Larraga, estuvo puntualmente informado de los hechos

El primer informe sobre el objeto hallado en Fuente de Cantos lo firma el capitán ingeniero aeronáutico Carlos Cerezo y está fechado el 29 de diciembre. Describe un objeto formado por dos hemisferios soldados, con sendas salidas en cada polo, de 7 litros de capacidad, 25 cm de diámetro y hecho de una aleación de titanio. En opinión del técnico, se trataría de un depósito de oxígeno. El segundo análisis lo firma el capitán José Moriano el 13 de enero de 1966, también de la base aérea de Talavera La Real, describiendo un objeto cilíndrico finalizado por un casquete esférico en cada extremo, con un revestimiento interno de amianto, calificado de depósito de fluido.

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Con fecha 8 de enero de 1966 el INTA elabora un “Avance del informe sobre tres esferas huecas recogidas en la zona de Lora del Rio (Sevilla)”. Ya se adelanta que “este material parece proceder de satélites artificiales” y concretamente de depósitos que llevan las cápsulas rusas del tipo Vostok. Se observa una inscripción alfa-numérica de caracteres rusos. Estiman que la trayectoria de la capsula que se desintegró en la reentrada sería Noroeste-Sudeste y la asocian a un lanzamiento soviético posterior al último entonces conocido (18 de marzo de 1965) y no hecho público. Este trabajo viene firmado por el director general del INTA, Antonio Pérez-Marín.

En oficio del Estado Mayor del Ministerio del Aire del 14 de enero de 1966 se informa al INTA que “su Excelencia el Sr. Ministro del Aire ha tenido a bien autorizar para que el personal norteamericano pueda presenciar las pruebas y experimentos que en ese Instituto se están realizando sobre el material recogido en el SW de España”. Se expide la correspondiente autorización al coronel de las fuerzas aéreas de los Estados Unidos Kenneth L. Lueke, agregado aéreo de la embajada de los EE.UU. en Madrid. En marzo de 1966 el INTA presenta un informe de 53 páginas seguidas de 36 fotografías, firmado por Francisco Ramírez Gómez, avalado por el jefe de la División de Materiales Estructurales J.A. García Poggio y por el director del Departamento de Materiales Julio Apraiz. Estudian las esferas huecas (semiesferas, flejes, cuerpos de válvula, soldaduras y uniones y recubrimientos protectores), cuerpos cilíndricos, una pieza metálica en forma de tobera, elementos no metálicos y revestimientos aislantes. El informe confirma que las esferas así como los cuerpos cilíndricos están fabricadas con titanio, y otras piezas son de material refractario o acero. Todas las piezas presentan elementos de fusión por altas temperaturas. Se describen y fotografían los caracteres cirílicos de las inscripciones halladas y se determina que los tipos de aleaciones son las usadas en la Unión Soviética.

También en marzo de 1966, y por parte de los ingenieros aeronáuticos del INTA Félix Álvaro Fernández y Enrique Fraga, con la firma del ingeniero jefe de la sección de Motopropulsión, Carlos Sánchez Tarifa, y del jefe del departamento, Nemesio Álvarez Montalvo, se emite un “Informe sobre estimación de actuaciones del retro-cohete”, de 18 páginas con 11 anexos de tablas y fotografías. Los elementos cilíndricos encontrados forman parte de un cohete y su tobera, con dispositivos de ignición, elementos muy deteriorados “como consecuencia de los efectos de la reentrada en la atmósfera y del impacto de la caída”. Se trata “de un cohete de combustible sólido de combustión restringida”. Todos estos informes fueron remitidos al Estado Mayor del Aire con los sellos de “RESERVADO” y “SECRETO”.

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Dos de los 16 objetos estudiados por el INTA. A la izquierda una esfera de titanio para almacenar gas a presión. A la derecha, restos de un retrocohete. Abajo, lugar de la caída de dos retrocohetes en Montemolín (Badajoz). Fuente: INTA.

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Portada del avance de los estudios realizado por el departamento de materiales del INTA, marzo de 1966.

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Inscripción encontrada en una de las esferas.

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Las esferas viajan a EE.UU. En octubre de 1966, el coronel Lueke escribe al Estado Mayor del Aire informando que estos informes han sido estudiados “con gran interés por nuestros especialistas en los Estados Unidos” y solicita los informes finales. De hecho los americanos piden al gobierno español acceso a los materiales soviéticos para su propio análisis. El 23 de enero de 1967, el ministro de Asuntos Exteriores Fernando María Castiella se dirige al ministro del Aire para señalarle que “una vez consultado el asunto con S.E. el Jefe del Estado, se ha tomado la decisión de autorizar la operación mencionada”. Se trata del préstamo de dichos objetos bajo una serie de condiciones. La carta adjunta un PRO MEMORIA SECRETO, que señala: Las Autoridades españolas, a título gracioso y absolutamente excepcional, y como nueva prueba de su deseo de mantener viva y eficaz la relación especial de cooperación existente entre nuestros dos Gobiernos…” acceden a la solicitud de los EE.UU. de analizar las piezas encontradas en las provincias de Badajoz y Sevilla, en el bien entendido de que: 1) un especialista español participará en los ensayos en los EE.UU. 2) el tiempo empleado no excederá las 5 semanas, tras las cuales los materiales serán reintegrados a España 3) se entregará a España los resultados de los estudios, y 4) los EE.UU. se comprometen a mantener secreta su participación en estos trabajos

El 8 de mayo de 1967 el presidente del patronato del INTA, Dr. Rafael Calvo Rodés, informa al ministro del Aire que los trabajos de investigación en EE.UU. han finalizado el 28 de abril, que el ingeniero del INTA Francisco Ramírez Jiménez participó en los mismos y que “el material sobrante se entregó para su devolución al INTA, en igual forma en que trasladó a ese país, habiendo llegado en el día de ayer”.

En efecto, la Fuerza Aérea norteamericana (USAF) confió el análisis de los restos espaciales rusos hallados en España al prestigioso Battelle Memorial Institute, un centro de investigación de vanguardia ubicado en Columbus, Ohio, que tenía numerosos contratos de la USAF, la Marina, Defensa y la industria aeroespacial. El informe final tiene fecha de 15 de junio de 1967 y es un volumen de 280 páginas rotulado: SECRET. No Foreign Dissem. Except Spain (SECRETO. No puede difundirse en el extranjero excepto España). Se trata del informe número T67 94769, titulado Investigation of Five Metallic Bodies Recovered After Space Flight (Investigación de cinco cuerpos metálicos recobrados tras vuelo espacial), tiene un índice y resumen inicial de 15 páginas, seguido por el cuerpo principal del informe de 227 páginas, seguido de 6 apéndices con 38 páginas más. El voluminoso trabajo está elaborado con las más avanzadas técnicas de análisis del momento, por profesionales de gran calibre, y plagado de fotografías, tablas, gráficos, fórmulas, etc.

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El ministro de Exteriores informa que Franco ha dado el visto bueno al préstamo en régimen secreto a los EE.UU. de los materiales espaciales de origen ruso.

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Primera página del documento Secreto que establece las condiciones españolas.

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El informe pericial es de un elevado nivel científico y da cuenta de los ensayos metalográficos, químicos, mecánicos y físicos realizados, tras multitud de pruebas con los equipos y técnicas más avanzadas. Los cinco objetos prestados a los EE.UU. fueron cuatro esferas de para contener gas a presión y un pequeño motor de cohete de combustible sólido. Los principales constituyentes de las botellas de almacenamiento son aleaciones de titanio, con rastros de acero y molibdeno. Se determinaron las dimensiones y propiedades de los materiales de los que formaron parte y se dedujeron los métodos de fabricación usados. También se reconstruye la historia de la reentrada de la nave espacial en base a las propiedades físicas de los materiales.

En cuatro de los objetos se hallaron estas inscripciones con caracteres rusos:

Las esferas mayores eran tanques de almacenamiento de gas a presión, el propósito de la cápsula del motor del cohete es proveer propulsión, probablemente un retrocohete para modificar la velocidad vehicular, y la esfera menor, con su correspondiente válvula de control, era parte de un sistema diferente de reserva de hidrógeno. Se calcula que estos restos alcanzaron temperaturas durante el proceso de reentrada de hasta 1.650ºC, por la fricción, llegando al suelo a menos de 500 grados de temperatura.

Este documento contiene dos significativos sellos en su primera página. Uno señala que el informe está “excluido de desclasificación automática” y el otro que el material “contiene información que afecta a la Defensa Nacional de los Estados Unidos dentro de los supuestos de las leyes de espionaje” y que la “transmisión o revelación de su contenido, de alguna forma por cualquier persona no autorizada, queda prohibida por ley”.

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Portada del informe T67 94769 del Battelle Memorial Institute. En la foto inferior, la inserción de uno de los tanques esféricos en recipiente de presión.

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Reentrada espacial sobre España El 3 de diciembre de 1965 se lanzó al espacio desde el cosmódromo de Baikonur un cohete de la clase SL-6 (Molniya) de varias etapas que sirvió para mandar a la Luna la sonda Lunik-8. Fue un intento de alunizaje suave que fracasó; probablemente debido al fallo de un retrocohete, la nave se estrelló contra la superficie lunar en la zona conocida como Mar de las Tormentas (Oceanus Procellarum). Cuando el motor de la fase principal del cohete lanzador se enciende para salir de la llamada “órbita de aparcamiento”, se desprende una plataforma insertada en la parte trasera de la última etapa del cohete. Se trata de un módulo desechable denominado BOZ que contiene motores de combustible sólido, toberas propulsoras, recipientes esféricos para almacenaje de gas a presión, etc. Ese conjunto, que en peso muerto pesa varios cientos de kilos, se desprende y se queda a nivel ELO (Earth Low Orbit), una órbita baja la cual se va degradando hasta reentrar a la atmósfera, lo que suele ocurrir unos tres días después del lanzamiento. El día 5 ya ingresó en la atmósfera el cuerpo principal del cohete lanzador (booster).

Fotografías de un módulo BOZ semejante al caído sobre España en 1965. (Fuente: Astronautix.com)

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En el caso del Lunik-8, la plataforma BOZ reentró en la atmósfera el 6 de diciembre de 1965. La última revolución alrededor de la Tierra finalizaba a unos 100 km de altura sobre el Océano Atlántico a plena velocidad orbital de 7.8 km/s a las 20:49 CET, para seguidamente sobrevolar España desde el NW con rumbo SE, donde se extinguió 7 minutos más tarde no sin antes producir un meteoro luminoso que fue visto desde el suelo.

Ultima revolución terrestre. © Manuel Borraz Aymerich. El siguiente gráfico en 3D, realizado por el especialista canadiense en análisis orbital Ted Molczan, muestra el final de la trayectoria sobre Extremadura y Andalucía sobre las 20:55 horas, cuando el conjunto se hallaba a 53.4 km de altura. Cada segmento que alterna de color representa 10 segundos (son progresivamente más cortos debido a la alta tasa de desaceleración durante los minutos finales).

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Los objetos que se salvaron de la fricción y decayeron a las 21 horas sobre las poblaciones de Fuentes de Cantos y Montemolín, en Badajoz, y Lora del Río, en Sevilla, fueron tres esferas de titanio de 38 cm de 9,2, 14,6 y 14,7 kg y otra de 25 cm y 4,7 kg, usadas para almacenar gas a presión, dos cuerpos cilíndricos de titanio de 36x19 cm y 6 kg que eran retrocohetes de propergol sólido. Además de once objetos pequeños (una válvula, dos discos metálicos y otros objetos no metálicos, de 16,5 cm de diámetro y cuatro restos de recubrimiento aislante carbonizados, de una aleación de molibdeno, acero, resina fenólica y tejido de fibra inorgánica modificado con óxido de titanio. A continuación muestro el ground track o representación gráfica de la trayectoria de la reentrada desde las 20:54:30, cuando la plataforma se encontraba a 62 km de altura moviéndose a 5.8 km/s, hasta las 20:55 cuando estaba a 53 km de altura y moviéndose a una velocidad de 4.1 km/s, sufriendo una gran desaceleración por la mayor densidad de la atmósfera. La trayectoria es coincidente con los lugares donde se hallaron los restos. Fue en ese medio minuto crítico cuando se desprendieron los objetos encontrados.

Trayectoria de la reentrada y ubicación de los hallazgos de los objetos principales.

© Ted Molczan.

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Ted Molczan ha preparado el siguiente gráfico para el objeto 1965-099C, como lo denomina el catálogo NORAD, que muestra la reconstrucción del proceso de reentrada en su totalidad durante los 14 minutos finales de su vida. Durante una reentrada, la atmósfera actúa de freno, causando que el objeto pierda energía cinética. Esa energía comprime la delgada atmósfera frente al objeto haciendo que se caliente hasta miles de grados, formando un plasma. Este plasma, a su vez, calienta al objeto por radiación y convección. A las 20:49 horas y a 96 km de altura, el objeto se hace auto-luminoso y al poco se desarrolla una cola luminosa de plasma que le da la apariencia de un meteoro. En ese momento sigue moviéndose casi horizontalmente a la velocidad orbital de 7,8 kilómetros por segundo. Hay poca desaceleración. Según desciende a capas más densas en la atmósfera superior, 1995-099C sigue transformando su energía cinética en calor. Los apéndices más pequeños y desprotegidos serían los primeros en fundirse y disgregarse, marcando la fase inicial de la fragmentación. Para cuando la plataforma espacial ha alcanzado los 78 km de altitud, cerca de las 20:53 horas, ya habría absorbido suficiente calor como para producirse un fallo estructural completo, lo que origina que se rompa en pedazos. La velocidad es de 7,4 km/s y la desaceleración es de 0,7 g. Las piezas siguen trayectorias independientes, en forma de cola detrás del objeto principal. Aquellas de menor densidad están al final y la mayoría de los fragmentos se desintegran en cenizas en la alta atmósfera, entre ellos los objetos fabricados con materiales con un bajo punto de fusión, como el aluminio. Los fuegos artificiales espaciales se intensifican rápidamente al encontrarse con una atmósfera de mayor densidad. La mayor desaceleración y calentamiento ocurren en el periodo de un minuto alrededor de las 20:55 horas, cuando la trayectoria del objeto ha descendido por debajo de los 50 km de altura. La velocidad se ha reducido ya a 3 km/s y la desaceleración es de 7 g. Los fragmentos originales se rompen en pedazos más pequeños, la mayoría de los cuales se consumen por el calor. Durante este tiempo es cuando la reentrada se observa desde España, seguida minutos después por estampidos (sonic booms) producidos por ondas de choque generadas por el vuelo supersónico de restos que caen por debajo de los 50 km. Los componentes hechos con materiales de alto punto de fusión, como el titanio, normalmente sobreviven a este proceso de desintegración y llegan al suelo. De ahí que en España se recuperaran tanques esféricos y carcasas cilíndricas de cohetes, fabricados con ese material. Poco después de las 20:56, la reentrada ha alcanzado los 30 km de altura, momento en el cual la mayoría de la velocidad y el calor se ha disipado, haciendo que se extinga la luz visible que emitía. La velocidad es ya de 0,7 km/s y la desaceleración de 1,5 g. A las 20:57, a escasamente 20 km de altura sobre la Tierra, ya se ha perdido toda la velocidad de empuje, lo que acaba en un descenso casi vertical, a lo que sigue el impacto 6 minutos más tarde. La velocidad típica de impacto es de apenas unos cientos de kilómetros por hora.

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Expediente secreto Cuando ocurrió la reentrada de diciembre de 1965 yo contaba con 17 años, pero la astronáutica era una de mis pasiones y me hice con toda la información de prensa que puede encontrar. Durante toda una vida he mantenido abierto un modesto archivo dedicado a ese suceso, ignorando los estudios que se llevaron a cabo y las vicisitudes de aquellos materiales. Durante la década de los noventa colaboré personalmente de forma muy activa con el Mando Operativo Aéreo (MOA)/Mando Aéreo de Combate (MACOM) impulsando el proceso de desclasificación de los informes OVNI que desde 1962 custodiaba el Ejército del Aire (EA) y que desde 1979 estaban clasificados. En febrero de 1994, en una de mis frecuentes visitas a la base aérea de Torrejón, me informaron que la División de Inteligencia del EA les había remitido, en consonancia con las instrucciones del jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), una gruesa carpeta rotulada “OVNIS”. Entre un par de informes de avistamientos ovni por personal de la Armada y del Ejército del Aire, allí estaba toda la documentación de los estudios llevados a cabo con las piezas recobradas en 1965.

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Un respingo es poco para describir la impresión que me causó cuando el teniente coronel de la sección de Inteligencia del MOA Enrique Rocamora me informó, mientras me conducía en coche al aeropuerto de Barajas. También me dijo que ya había preparado una propuesta de desclasificación, siguiendo el formato habitual para los casos OVNI, para la firma de su general. Ni corto ni perezoso, solicité permiso para consultar la información y el 11 de julio de 1994 se me autorizó a consultar la documentación “relativa a los restos de un satélite ruso”. El 28 de julio, dos soldados de aviación me recogieron en el aeropuerto de Madrid para llevarme en coche oficial a la base de Torrejón de Ardoz. En la llamada sala de briefings, Rocamora desplegó la totalidad de la documentación para, después de revisarla, entregarme un juego completo de fotocopias con los antecedentes, oficios militares, cartas oficiales, estudios del INTA y el informe del Battelle Institute, unas 400 hojas. Más adelante, en respuesta a la expresión de mi agradecimiento, una carta manuscrita del jefe del Mando Operativo Aéreo, teniente general Alfredo Chamorro, alude a la consulta “de documentación científica custodiada en el MOA” en términos de efusiva cordialidad.

A la izquierda, el autor con el Teniente Coronel Enrique Rocamora, en la sede del MOA. A la

derecha el Teniente General Alfredo Chamorro Chapinal.

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Finalizada la desclasificación OVNI en 1999, comencé otros proyectos de investigación alejados de los temas militares. El expediente de la reentrada no llegó a salir, pero, sensu stricto, tampoco era un caso OVNI, sino información colateral. Sin embargo, el año 2008 decidí reabrir el asunto y el 23 de octubre consulté al Battelle Enterprise si su informe estaba desclasificado. No en vano había transcurrido la friolera de 41 años. La respuesta del responsable de Gestión de Contenidos de la empresa fue que sólo facilitan información “al cliente que financió la investigación o a aquellos autorizados por el cliente”. En resumidas cuentas, ni si, ni no, sino todo lo contrario.

En febrero de 2009 solicité al general jefe del MACOM que esta documentación se acogiera al tratamiento de los informes OVNI, en base a que a esa hora fue avistado un fenómeno luminoso en el cielo, por lo que resulta de interés tanto a los estudiosos de la astronáutica como a los ufólogos. Además, transcurridos tantos años, ya no procede aplicar ningún tipo de secreto a unos informes técnicos sobre restos de chatarra espacial, cuando no hay ningún riesgo actual para la seguridad nacional de los EE.UU. y mucho menos para la de España, máxime cuando recibí expresa autorización para su consulta y dispongo de copia íntegra de los informes por parte del propietario de los materiales, el Ejército del Aire español.

El 15 de abril de 2009 el teniente general José Froilán Lorca me responde informando que la documentación en cuestión ha sido examinada por el Estado Mayor del Aire y se “ha dado inicio al proceso de desclasificación” para añadir que “una vez finalizado dicho proceso, podrá ser investigado por los estudiosos de este tipo de fenómenos”. Durante los dos años siguientes no hubo ninguna actuación, lo que me obligó a insistir y el 20 de junio de 2011 un nuevo jefe del MACOM, el teniente general Juan Luis Abad Cellini (5) me contestaba que el expediente seguía allí y que “en base a su solicitud y a la normativa establecida, se ha procedido a remitir al JEMA un nuevo expediente más completo, siendo potestad de dicha Autoridad decidir el inicio del proceso de desclasificación”. O sea, partíamos de nuevo de cero. No tocaba más que esperar. 4 años más de espera parece que son muchos. Alguna resistencia debe haber en algún lado del tablero de decisiones para que este expediente siga inerte. Si las relaciones con Estados Unidos, si con Rusia, si dificultades por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores, no sé. El hecho es que en 2015 he vuelto a reclamar con mayor énfasis si cabe. Y el 16 de marzo recibí un email del director de la oficina de Comunicación del gabinete del JEMA, teniente coronel Julio Serrano, en estos términos:

Le pido disculpas por no haberle facilitado aún información sobre el tema que nos planteó en su día. Estamos llevando a cabo conversaciones con los responsables de estos temas para ver la posibilidad de que disponga de dicha información lo antes posible.

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Dicen que a la tercera va la vencida. Aquí de lo que se trata únicamente es que los ciudadanos aficionados o estudiosos de estas materias puedan acceder a unas informaciones técnicas de indudable valor científico e histórico. Pero por si hubiera que esperar, al menos he querido poner de manifiesto con algún grado de detalle qué estamos esperando y, cuando finalice la espera, qué tuvo que pasar antes de que llegara a manos del público este último “expediente OVNI”, que no ha venido, precisamente, caído del cielo. Valencia, junio de 2015.

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NOTAS Y REFERENCIAS (1) Información recogida de primera mano por Ignacio Darnaude y transmitida al autor. (2) Hoy (Badajoz), 19 de diciembre de 1965. (3) INTA, “Avance de informe sobre tres esferas huecas recogidas en la zona de Lora del Río (Sevilla) y enviadas al INTA para su estudio”, Torrejón de Ardoz, 8 de enero de 1966. (4) Paul Maley, http://www.eclipsetours.com/paul-maley/space-debris-2/ (5) Cuando Abad Cellini, apenas un capitán destinado en las islas canarias, fue nombrado ayudante del juez que instruyó la encuesta de los multitudinarios avistamientos OVNI del 5 de marzo de 1979 en ese archipiélago, finalmente resueltos como misiles lanzados por la Navy norteamericana. ASESORAMIENTO TÉCNICO: Ted Molczan Este informe es una versión ampliada del artículo publicado en la revista MÁS ALLÁ correspondiente al mes de mayo de 2015, páginas 52-59.

ANEXOS

La desclasificación OVNI española en cifras Número de

_Año Expedientes Páginas Casos 1992 6 86 9 1993 29 385 35 1994 8 499 12 1995 15 476 26 1996 17 426 15 1997 6 52 21 1998 2 11 4

1999 1 _18_ _0_ Total 84 1953 122

Tipos de expedientes desclasificados Expedientes de casuística (“originales”) 78 Expedientes de casuística (“bises”) 4* Expediente de Normativa 1 Expediente de “listados” 1 Total 84 (*) Información complementaria Elaboración: V.J. Ballester Olmos

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122 Casos desclasificados por categoría

Número _%_ Avistamientos explicados convencionalmente 99 81.1% Casos con información insuficiente (1) 14 11.5% OVNI (avistamientos inexplicados) (2) 9 7.4% Total 122 100% (1) 10/9/65, 13/9/67, 14/3/68, 19/6/75, 3/9/77, 8/3/79, 20/11/80, 21/11/80, 17/5/84, 8/11/84, 31/10/85, 12/12/85, 4/1/86, 24/4/86 (2) 1/1/75 Quintanaortuño EC2 ¿Fraude? 2/1/75 Polígono Bárdenas Reales EC1 ¿Helicóptero? 14/7/78 Mazarrón EC1 ? 20/7/78 Aeródromo de Agoncillo LN ¿Helicóptero/avión? 9/9/78 Mar Mediterráneo RV ? 25/2/79 Gran Canaria RV ¿Avión? 13/3/79 Mar Mediterráneo TR ¿Falso eco radar? 22/5/80 Gran Canaria RV ¿Eco radar falso+Venus? 23/12/85 Las Palmas-Arrecife LN ¿Avión? Elaboración: V.J. Ballester Olmos

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Casos por año. © Ángel Bastida, MOA.

Número de casos explicados e inexplicados por hora. © Vicente-Juan Ballester Olmos.

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NORAD CAT ID SATNAME INTLDES TYPE COUNTRY LAUNCH SITE DECAY PERIOD INCL APOGEE PERIGEE RCS TLE

NORAD CAT SATNAME INTLDES TYPE COUNTRY

LAUNCH

SITE

DECAY

PERIOD

INCL APOGEE PERIGEE

RCS

1810 LUNA 8 1965-099A PAYLOAD CIS 1965-12-03 TTMTR 1965-12-06 TLE | OMM

1811 SL-6 PLAT 1965-099C DEBRIS CIS 1965-12-03 TTMTR 1965-12-06 88.50 51.90 217 184 TLE | OMM

Catálogo NORAD de objetos que reentraron en la atmósfera el 6 de diciembre de 1965 (UT). Resaltado el objeto al que se refiere este artículo.

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