Cuerpos juveniles: Masculino y femenino en el Chile de los 60. Representaciones sociales en las...

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Cuerpos juveniles: Masculino y femenino en el Chile de los 60. Representaciones sociales en las revistas juveniles. Silvia Lamadrid Alvarez Socióloga, Magister en Ciencias Sociales, Candidata a Doctora en Historia de Chile. Becaria CONICYT para estudios de doctorado. Profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile Resumen Fue analizada la representacion de la corporalidad juvenil a través de las revistas publicadas en los 60 dirigidas a la juventud, “Rincón Juvenil” y “Ritmo de la juventud”, buscando encontrar los rasgos de ruptura y continuidad. El análisis se enfoca en un período caracterizado por procesos de modernización en la sociedad chilena. En ambas revistas fue analizada la representación gráfica de los y las jóvenes, y las secciones dedicadas a orientar sobre la presentación personal de muchachos y muchachas. Se observan cambios desde los primeros números de las revistas respecto a los de fines de la década, produciendo distinciones respecto de los adultos,a través de la gestualidad, las vestimentas y adornos corporales. El análisis muestra una tendencia a la disminución de la diferencia entre géneros: los varones usan más colorido y pelo largo; las muchachas adoptan vestidos más sueltos y cortos, y pantalones. Las revistas dan cuenta de un intenso debate respecto a estas modas extranjerizantes, rechazadas por los adultos. Introducción El propósito de este artículo es revisar las representaciones sociales de los cuerpos de las y los jóvenes chilenos en ese momento de cambio acelerado que fueron los años sesenta del siglo XX. Así como se reconoce el carácter sociocultural de los cuerpos, se utilizan también los conceptos de género, definidos como construcción sociocultural de las identidades y relaciones entre los sujetos sexuados en cada sociedad y momento histórico, y estructuras de diferenciación social y poder, que se entretejen con otros sistemas de distinción.

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Cuerpos juveniles: Masculino y femenino en el Chile de los60. Representaciones sociales en las revistas juveniles.

Silvia Lamadrid AlvarezSocióloga, Magister en Ciencias Sociales, Candidata a

Doctora en Historia de Chile. Becaria CONICYT para estudiosde doctorado. Profesora del Departamento de Sociología de

la Universidad de Chile

Resumen

Fue analizada la representacion de la corporalidad juvenil a través de las revistas publicadas en los 60 dirigidas a la juventud, “Rincón Juvenil” y “Ritmo de la juventud”, buscando encontrar los rasgos de ruptura y continuidad. El análisis se enfoca en un período caracterizado por procesosde modernización en la sociedad chilena. En ambas revistas fue analizada la representación gráfica de los y las jóvenes, y las secciones dedicadas a orientar sobre la presentación personal de muchachos y muchachas. Se observancambios desde los primeros números de las revistas respectoa los de fines de la década, produciendo distinciones respecto de los adultos,a través de la gestualidad, las vestimentas y adornos corporales. El análisis muestra una tendencia a la disminución de la diferencia entre géneros: los varones usan más colorido y pelo largo; las muchachas adoptan vestidos más sueltos y cortos, y pantalones. Las revistas dan cuenta de un intenso debate respecto a estas modas extranjerizantes, rechazadas por los adultos.

Introducción

El propósito de este artículo es revisar las representaciones sociales de los cuerpos de las y los jóvenes chilenos en ese momento de cambio acelerado que fueron los años sesenta del siglo XX. Así como se reconoce el carácter sociocultural de los cuerpos, se utilizan también los conceptos de género, definidos como construcción sociocultural de las identidades y relaciones entre los sujetos sexuados en cada sociedad y momento histórico, y estructuras de diferenciación social y poder, que se entretejen con otros sistemas de distinción.

Las diferencias biológicas entre los cuerpos de hombres ymujeres han sido magnificados y construidos por lasculturas, reforzadas para establecer su carácter binario eintraspasable, donde lo masculino se construye poroposición a lo femenino y las relaciones sexuales sonexpresión de una relación de dominación de los hombressobre las mujeres (Bourdieu, 2000). Es la construcciónarbitraria de lo biológico, especialmente de lareproducción biológica, el fundamento de la división de laactividad sexual, la división sexual del trabajo y de ahítodo el cosmos. Esta “sociodicea masculina” tiene su fuerzaen que “legitima una relación de dominación inscribiéndolaen una naturaleza biológica que es en sí misma unaconstrucción social naturalizada” (Bourdieu, 2000).

Las mujeres quedan atrapadas en esquemas mentales productode la asimilación de esas relaciones de poder sustentadasen las “oposiciones fundadoras del orden simbólico”. Paralos dominados, en este caso las mujeres, el orden ejerceuna violencia simbólica al privarlas de todo otroinstrumento de conocimiento que no sea el compartido con eldominador para entender o imaginar sus relaciones, esdecir, el conjunto de distinciones binarias naturalizadasdonde lo femenino y las mujeres son inferiorizados. Másaún, la lógica de la dominación masculina y la sumisiónfemenina se traduce en los sujetos, hombres y mujeres, eninclinaciones espontáneamente adaptadas al orden. Encuerpos generizados, transformados y diferenciados hastallegar a constituir mujeres femeninas y hombres viriles,cuya existencia sólo tiene sentido en lo relacional. Soncuerpos construidos para relacionarse en la lógica de ladominación.

Desde otra perspectiva, los cuerpos, tal como sonterritorios donde se inscriben los mandatos del orden, sontambién campos de lucha, en que los sujetos proponen ycuestionan. El cuerpo es moldeado por el contexto social ycultural del actor, siendo “el vector semántico por mediodel cual se construye la evidencia de la relación con elmundo” (Le Breton, 2002, p. 7), pero a la vez “a través deél el hombre se apropia de la sustancia de su vida y latraduce en dirección de los demás por intermedio de los

sistemas simbólicos que comparte con los otros miembros desu comunidad” (Le Breton, 2002, p. 8). El proceso constantee interactivo de socialización tiene sus momentos másfuertes en la infancia y adolescencia, cuando los sujetosvan aprendiendo y reaccionando, situándose en su propiatrama de sumisión o rebeldía, y proseguirá toda la vida,según los roles que asuma y las transformaciones sociales yculturales en las que se vea inmerso (Le Breton). En eseproceso, los medios de comunicación participan en lasocialización de las y los jóvenes con sus representacionesde la juventud y su corporalidad; las que, a su vez, sonprocesadas por el público lector.

El contexto: los años 60

En la sociedad y cultura occidentales se intensificaronprocesos de individuación, produciéndose una profundacrisis de legitimidad de las modalidades físicas de larelacion del hombre con los otros, impulsada por elfeminismo, la “revolución sexual”, las nuevas terapias yotros (Le Breton, 2002). Emergió un nuevo imaginario quereafirmaba los placeres corporales, junto con discursos queinvocaban la “liberación del cuerpo”, tendiendo a unavisión dual, en que éste es una posesión del ser humano.Parte de esto es la invocación de la juventud como unaetapa que encarna particularmente estos discursos eimaginarios, diferenciada de la edad adulta, más contenida.

En Chile fue una década signada por las crisis y la presiónpor el desarrollo. Políticamente, tras un gobierno dederecha, en 1964 el Partido Democrata Cristiano1 habíaganado la presidencia con un programa de profundos cambios,la nacionalización parcial del cobre, la Reforma Agraria yla Promoción Popular, abriendo espacios de participaciónsocial a sectores sociales como los campesinos ypobladores, hasta el momento excluidos de los beneficiosdel estado de compromiso, y estableciendo con ellos redesde clientelismo político.

1 Partido de centro, vinculado a los Partidos Democrata Cristianos europeos.

Estas reformas fueron insuficientes para dar salida a lacrisis del modelo de sustitución de exportaciones, incapazde satisfacer las demandas sociales en ascenso, provocandola radicalización de las luchas sociales. A las luchassindicales se agregaron a partir de 1967 los jóvenes, lospobladores y los campesinos. El emblemático movimientoestudiantil por la Reforma Universitaria irrumpió confuerza; sus banderas de lucha, articuladas a través de lospartidos de izquierda, apuntaban a la democratización delas universidades, y remitían a cambios estructurales,buscando la toma del poder político –el gobierno. Pero enestos movimentos no se cuestionó el autoritarismo en lasrelaciones dentro de la clase y sus organizaciones, nimenos al interior de la familia.

En la conservadora sociedad chilena, tendencias de críticacultural, como los beatniks o la nueva ola francesa yposteriormente el hippismo, tenían eco sólo en los sectorescon mayor capital cultural, siendo blanco fácil de lascríticas en el sentido de confundir y distraer a las masasde la lucha de clases, a través de la cual se alcanzaríanlos cambios pivotales.

A mitad de los cincuenta había llegado a Chile, desdeEstados Unidos, el rock & roll, movimiento musical queinició la irrupción de lo juvenil. Duramente cuestionado ensu misma cuna, porque desafiaba las barreras raciales y elpuritanismo con su expresión corporal evidentemente sexual.“El mensaje era fundamentalmente cultural, se transmitíacomo actitud (rebelde), apariencia (vestuario, peinado ygestos) y teniendo como eje el amor universal (de la parejay de todos) y, como lenguaje, nuevas expresiones y ritmosmusicales” (Salazar & Pinto, 2002, p. 151).

Acá emergió un movimiento musical que absorbió las formassin reflexión contracultural, incluyendo el uso del ingléspara nombrarse y cantar. La influencia norteamericana secomplementó con la europea, llamandose la nueva ola. Estemovimiento fue un éxito de mercado de tal magnitud, quepermitió una proliferación de intérpretes, compositores,

comentaristas musicales –los discjockeys- y de revistasespecializadas2.

Para ser aceptado y convertirse en un producto digeriblepara la industria discográfica no bastaba el aplauso de losjóvenes; la energía desbordada del rock resultabaamenazante para el mundo adulto, que veía en los jóvenescoléricos3 con sus motos y chaquetas de cuero, copiadas delcine norteamericano4, una amenaza al orden social privado,de las familias. Camilo Fernández, productor musical ygestor de la nueva ola, afirmaba, en un artículo de críticaa Elvis Presley, la necesidad de encauzar a la juventud:

“No creemos en la juventud mala. La maldad está en la piel. Es una pose comocualquier otra. Bastará ‘poner de moda’ la bondad, la cultura, la camisa limpiay el gesto galante para cambiar un modo de actuar reñido con los valoreshumanos.5”

Esta postura fue asumida por las publicaciones queanalizaremos.

Las revistas juveniles

Las revistas Rincón Juvenil y Ritmo de la juventud fueron laexpresión dirigida a los jóvenes del magazine, géneroemergido en el siglo XX, producto del desarrollo de laindustria cultural, formando parte de los procesos demodernización en el ámbito cultural. Fueron la vía por lacual la modernidad se incorporó a la vida cotidiana,permeándola del carácter de la época. A través de las revistasse accedía, muchas veces visualmente, a nuevos temas,lugares y personajes, expandiéndose y complejizándose elimaginario social (Santa Cruz, 2005).

Abordaban temas del espectáculo y la entretención (músicapopular, cine, teatro, televisión), y también problemassicosociales propios de la adolescencia y juventud. LaEditoral Zig-Zag, propiedad de empresarios

2 Además de las citadas, El musiquero y Radiomanía.3 Nombre también tomado de los angry young men ingleses.4 Rebelde sin causa, The wild one, Jailhouse Rock, etc.5 Ecran, 1403, 17/12/1957. Tomado de Historia Social de la Música Popular en Chile, p. 624.

democratacristianos, empezó a publicar Rincón Juvenil el 16de Diciembre de 1964; la Editorial Lord Cochrane,recientemente creada por el grupo Edwards, lanzó la revistaRitmo en Septiembre de 1965.

Se puede sostener que los procesos de urbanización, lasmigraciones campo ciudad, la ampliación de lasposibilidades de educación formal y la movilidad socialligada a las nuevas fuentes de trabajo en la industria yservicios públicos, habían creado nuevas generaciones deciudadanos. El interés de estos medios era “civilizar” aestos jóvenes, transmitiéndoles el habitus de las clasesmedias urbanas.

Ambas estaban enfocadas en ampliar la experiencia de losadolescentes y explicitaban su interés en dar expresión aun sector social que no la había tenido, y estaba siendocriticado desde el mundo adulto:

“queremos mostrar a los adultos que la juventud no es una etapa pasajera,sino un estado de ánimo, activo y pleno de energías; que el twist y el “surf”son expresiones de vitalidad; que el cantante romántico está simplementeponiendo en música y palabras los deseos de ternura y compañerismo demuchos jóvenes, y que la juventud, en toda época, ha sido como deber ser:una respuesta diferente ante los desafíos de una época que es tambiéndiferente en cada generación”6.

La juventud era un período con menores responsabilidades, yse enfatizaban las opciones individuales en las relacionesafectivas y decisiones vocacionales, aunque no seabandonaba el peso de la familia. La alegría, lasrelaciones afectivas fluidas (sin relaciones sexuales) y ladespreocupación eran validadas, en tanto conducían a unaedad adulta donde debían cambiar, y volverse responsables,demandados por sus nuevas familias. La tarea principal demuchachos y muchachas era prepararse para el futuroestudiando. Así lo planteaba Ritmo en su primer número,menos programática que RJ, pero más enfática en laemotividad:

6 Rincón Juvenil N° 1. Editorial: “Amigo o Amiga:”. Santiago, 16 de Diciembre de 1964, p. 2.

¡Hola! ¿Qué tal? Estamos felices de poder entregarles el primer número denuestra revista.La hemos preparado con mucho cariño y entusiasmo y suponemos queustedes la recibirán con el mismo cariño y entusiasmo, ya que aquíencontrarán todo lo que más les gusta y los que más les interesa, desde lasaventuras de Trini hasta ese super-secreto: “prométeme que no se locuentas a nadie”, de los cantantes y gente de radio y televisión. Tambiéndatos útiles sobre estudios, deportes, canciones, últimos discos a la ventay… ¡pero, para qué tanta explicación! Den vuelta la página. ¡Están en sucasa! ¡Bienvenidos!7

Sus artículos de contenido estaban consagrados a darindicaciones respecto a las relaciones entre padres e hijosy a resolver los conflictos entre el control parental de lamovilidad y sociabilidad de sus hijos –especialmente sushijas- y las demandas de los adolescentes para moverselibremente en un mundo de relaciones sociales más fluido.Eran frecuentes las consultas de lectores y lectorasseñalando que sus padres les prohibían tener amigos, y loslimitaban a desplazarse únicamente de sus colegios a lacasa. Se contraponía al mundo abierto que presentaban lasrevistas, donde los jóvenes de ambos sexos se reunían,paseaban, bailaban, estudiaban, se divertían en sushogares, en las calles y plazas, durante el año escolar, oen las playas y en el campo en las vacaciones. Las revistasconvocaban a la comunicación, a plantear con serenidad susdemandas a los padres, para demostrar su madurez y serescuchados. La familia era el espacio natural de afecto yprotección, carente de reales conflictos, aparte de estastensiones menores.

Tampoco la sociedad tenía conflictos. Había “problemas”,“incomunicación”, pero no intereses opuestos. Lasdiferencias sociales eran eludidas, particularmente porRitmo. Rincón Juvenil respondía críticas de sus lectoresrespecto a entrevistar sólo a jóvenes del barrio alto,sosteniendo haberlo hecho con jóvenes de todas las clasessociales. El abanico era más amplio que el barrio alto,pero no se extendía a “todas las clases sociales”; abarcabaa quienes tenían la capacidad económica de comprar larevista. Los entrevistados eran generalmente estudiantes,de colegios de diversos barrios, jóvenes que trabajaban7 Ritmo Nº1, 9 de Septiembre de 1965

como empleados de comercio, muchachas que trabajaban enpeluquerías, secretarias; pero no jóvenes obreros niempleadas domésticas.

Tal vez esta última era una de las omisiones másllamativas8. Se obviaba la principal actividad laboral delas mujeres jóvenes en esa época y se omitía la presenciade estas trabajadoras dentro de los hogares de la clasemedia, con las complejas consecuencias que ello tenía paralas relaciones de género.

Se establecía así un sentido común muy propio de la época: lasociedad chilena era una sociedad de clase media. El origende las diferencias sociales no era problematizado, y seinsistía en la posibilidad de la movilidad social productodel esfuerzo en el trabajo y en el estudio; existíanoportunidades para todos, aún cuando algunos tendrían queesforzarse más, pero el mundo era así:

“que la vida es injusta y que el hombre de nuestros tiempos, trata portodos los medios de hacer justicia, pero es una batalla difícil de librar, yaque no hay justicia ni en la naturaleza misma… Como ves todo es injusto,la vida misma; así es que si tratas de ir haciendo justicia por ti misma entodos los pequeños detalles, terminarás agotada y sola”9.

Los géneros se regían por la lógica binaria: había dosgéneros y los hombres eran diferentes de las mujeres, sinsustentar la distinción principios religiosos. Se tratabade una diferencia complementaria y supuestamente nojerárquica. Los muchachos debían prepararse para asumirresponsabilidades de proveedores familiares, y las chicaspara ser excelentes dueñas de casa; no había alusiones aque uno u otro fuera más valioso en la familia o en lasociedad, ambos roles eran igualmente necesarios.

8 En el Censo de 1960 aparecían 181.394 mujeres trabajando en casa particular, constituyendo el 34% de la fuerza de trabajo femenina, y localizándose el 47% en la provincia de Santiago; dentro de ellas, el 64% tenía menos de 24 años. En 1970 figuraban en el Servicio de SeguroSocial 143.200 personas que imponían por este trabajo; ANECAP calculaba que el total en país era entre 350 y 400.000 personas9 Ritmo N° 106, “Conversando”, Santiago, 12 de Septiembre de 1967, p.56.

La descripción de algunas situaciones de las vidasfamiliares de los lectores y entrevistados mostraba queesta división del trabajo era jerárquica: las mujeresservían a los varones de la casa y la opinión del padre olos hermanos limitaban lo que las muchachas y la madrepodían hacer y dónde podían desplazarse.

“Aunque parezca ridiculo, aun existe la desigualdad de los sexos”. “Muchaschiquillas de mi edad pueden confirmarlo. Y estoy segura de que ellas,como yo, encuentran que esta situación es absurda e inosostenible”… “¿Y qué decir de la DIFERENCIA que hace la mamá entre nosotras, laschiquillas, y nuestros hermanos?” “¿No es indignante?”10

Aunque el consejo de la revista a las lectoras era buscarapoyo en la mamá u otras mujeres adultas para evitar lasdiferencias de trato en la familia, revela que había,soterrado y casi avergonzado, voces femeninas juveniles queresentía la desigualdad.

La corporalidad era invisibilizada en el discurso, adiferencia de las imágenes, que exhibían los cuerpos de losartistas. Se afirmaba que la belleza física no era lo másimportante, acompañado de una desvalorización general delos aspectos materiales y físicos en contraposición a loespiritual, y al desarrollo de la personalidad. El cuerpoera aludido en función de la salud y la higiene; la bellezade los cuerpos era secundaria frente a la belleza interior,que se expresaría en la personalidad activa, optimista ysobre todo “sana” que se promovía para varones y hembras.Eran cuerpos disciplinados por la higiene y el orden, paralos cuales el deporte era la mejor escuela. La presentaciónpersonal incluía la ropa, que también debía expresar, másque belleza, limpieza y cuidado11. El maquillaje para lasjóvenes debía ser discreto y natural, subrayar y nodisfrazar.

Revisando las imágenes: las primeras portadas.

10 Rincón Juvenil Nº 11, 25 de febrero de 1965. p 13.11 “Tu vestido no sólo debe estar a la moda, sino, más que nada, muy ordenado, limpio y cuidadosamente aplanchado”. (Rincón Juvenil Nº 11, “La página de Bambi”, 25 de febrero de 1965, p.20.)

Tanto la portada de Rincón Juvenil como la de Ritmoejemplifican la tensión entre adoptar modelos corporalescontestarios importados, pero de gusto de los jóvenes, y sutraducción chilena y comercial, sumada a la pretensión derecuperar los valores humanos.

En Rincón Juvenil optaron por Los Beatles. Aunque labeatlemanía se había iniciado en el mundo en 1963, el grupoimpactó en Chile al año siguiente: recién en agosto de 1964sus canciones ocuparon los primeros lugares en las listasde popularidad, y se creó el programa radial El Club de losBeatles12. El estreno ese mismo invierno de la película A Harddays’s night contribuyó a consolidarlos como los más popularesdel año; la foto de portada está tomada de esa mismafilmación (González et al, 2009).

Los Beatles resultaron ser, en términos de imágenes, unfuerte cambio respecto a los rockeros originales, de gestossensuales, iracundos y desbordados. A diferencia de esaimagen machista y rebelde, los Beatles habían sidouniformados por su manager en ordenados ternos sin solapa,con corbatas y botas, y mantenían en escena una actitudsobria. Pero eso mismo, combinado con el pelo largo peinadosobre la frente y los rostros afeitados y juveniles,producía un conjunto levemente andrógino, que se alejaba dela imagen masculina tradicional y los hacía “atractivamente12 El fan club llegó a tener 25.000 miembros (González et al, 2009).

vulnerables” (Cura, 2009). A diferencia de Sinatra oPresley, cantantes líderes, los Beatles tenían una imagencolectiva y colaborativa, alternando la voz principal ytocando a la vez sus instrumentos, acercándose a latendencia femenina a trabajar en grupos colaborativos másque en estructuras jerárquicas, señalada por investigadorasfeministas como Deborah Tannen y Carol Gilligan. En ciertomodo, las muchachas se podían ver reflejadas en losBeatles, que tenían estas resonancias de sensibilidadfemenina en un mundo de dominio masculino (Cura).

El pelo largo de los Beatles en esos años era una absolutaexcentricidad. Dos años después, la misma revista realizaun reportaje preguntando ¿Por qué los jóvenes usan el pelo largo?13,motivada por la extensión que había alcanzado el fenómeno.

“La verdad es que durante el último par de años han aumentado cada vez más lasmelenas a lo Sansón. La tradición del pelo semilargo, escobillado hacia atrás, ocon partidura al lado muy corto encima de las orejas con gomina o brillantina hacedido su lugar a largos mechones que caen sobre la frente y sobre el cuello, sinllegar, es cierto, a las frondosas cabelleras tipo beatle”14RJ 94

El articulista relativiza el fenómeno, recordando que enotras epocas y culturas el pelo largo era la norma, asícomo el uso de ropa colorida por parte de los hombres. Peroplantea el debate por el áspero rechazo que encuentra en lasociedad chilena. Si esta era la reacción en 1966, podemosdarnos cuenta de cuán rupturista fue la portada de RincónJuvenil.

Por otro lado, la imagen de los Beatles conectaba convalores tradicionales en el registro que podríamos llamarétnico/clasista. Dada la conformación de las sociedadesiberoamericanas, producto de la conquista europea, desde lacolonia quedó instalada la superioridad masculina europea(Lamadrid, 2009). Las poblaciones de nuestros países sonmás o menos mestizas, y las clases dominantes no escapan aesta mezcla, pero la impronta de vincular lo blanco con lodeseable permanece. El grupo inglés resultaba perfecto,aunque en su propia sociedad estaban lejos de los peldaños13 Rincón Juvenil Nº94, escrito por Fernando Rivas Sánchez (www.memoriachilena.cl)14

más altos de la escala social15. Incuestionablementeeuropeos, y artistas, sus excentricidades podían sertoleradas, dando espacio a la audacia de la revista.

En el primer número de Ritmo, la foto de la cantante MaríaTeresa, de cuerpo entero y sentada, de suéter, pantalones ybotas, con sombrero cowboy y jugueteando con un revólver,resultaba casi un espejo femenino de la portada Beatle. Unamujer joven, femenina y bella, pero con ropas y accesoriosmasculinos, coqueteaba con la androginia y parecía agregaratractivo a su imagen. Pequeños detalles no dejaban duda desu femineidad: la delicadeza de sus rasgos, las curvas desu cuerpo subrayadas por el pantalón ajustado, las manoscuidadas y las uñas pintadas; la postura lúdica y carentede agresividad. Los límites de la distinción binaria de losgéneros eran desafiados sólo para confirmarlos: tal como enlos Beatles, se amplía la gama posible para expresar lamasculinidad o femineidad, pero no se elimina ladiferencia. Este juego resultaba francamente ofensivo paramuchos chilenos y chilenas, que no tenían el menor interésde ser sacados de las distinciones tradicionales.

¿Por qué fue elegida esta joven como imagen fundacional deRitmo? Ella nunca fue la cantante más popular de la nueva

15 Pocos en Chile estaban en condiciones de percibir el acento scouse de Liverpool de los fab four, muy distinto del Oxbridge de las clases altas.

ola; ese lugar lo había ocupado hasta 1963 Fresia Soto. Deorigen peruano, estudiaba pedagogía en inglés; tenía unabonita figura, cabello negro, grandes ojos oscuros y lapiel morena. Es posible suponer que la irreprochableblancura de María Teresa16 la hizo mejor candidata aprimera portada17.

En el año 1965 la cantante más popular era Cecilia18,figura fundamental de la nueva ola19, con una gran voz yexpresividad. Descendiente de italianos, aprobaba en rasgosétnicos, pero sus particularidades como intérprete lahabían estigmatizado como problemática: era altamenteexpresiva, cercana a la tradición italiana del cantogritado. Las críticas apuntaban a sus gestos en escena, muybruscos para la delicada sociedad chilena, a tal punto quealgunas autoridades en Viña del Mar le exigieron norepetirlos en el escenario del Festival, que ganó ese mismoaño20. María Teresa se adecuaba mucho más a la expresióncorporal de la femineidad que la revista deseaba promover.

La mirada femenina: Besemos a Raphael.

16 española de nacionalidad aunque residente en Chile desde pequeña (Ritmo)17 Fresia Soto fue portada de Ritmo Nº 61, la primera portada en colores, pero con lentes cosméticos celestes, y en el Nº 72 con sus ojos oscuros.18 Portada Ritmo Nº 1119 “En los años de su reinado (1963-1965), fue ella quien lideró las listas de ventas y popularidad de la prensa y la radio; sus fans se agolpaban por multitudes en las radios, teatros y estadios donde se celebraban sus conciertos; y su nombre encabezó varias de las principales giras organizadas por el país en aquellos años” www.musicapopular.cl. Visitado 30/1/11.20 “Compitiendo con la canción "Como una ola", de la chilena María Angélica Ramírez, la cantante se trenzó en una aguda polémica con las autoridades edilicias de la época al contravenir la recomendación de no interpretar su característico beso de taquito, gesto escénico inspirado en la técnica futbolística y considerado por entonces inapropiado para ser ejecutado por una señorita como ella. A esta trasgresión se sumó una polémica: pese a ganar la competencia, su actuación final en esa versión del festival se realizó entre abucheo de un sector del público que reprobó la decisión del jurado. Lejos de amilanarse, la cantante de Tomé respondió con muecas, gestos burlones y uno que otro beso de taquito” www.musicapopular.cl. Visitado 30/1/11.

Las fotografías de las portadas eran de cantantes o actoresde cine y televisión. La mayoría de rostros, y en númeromenor, de cuerpo entero (sobre todo de conjuntosmusicales). Los hombres estaban mucho más representados, loque corresponde a la cultura de los ídolos,predominantemente varones, y la vasta audiencia femeninaque los seguía. Los estudios sobre medios visuales handebatido la existencia de dos miradas, masculina yfemenina, la primera activa y la segunda pasiva; pero Brabazonplantea que a diferencia de los hombres, quienes seerotizan ante la presentación de cuerpos femeninosfragmentados, las mujeres reaccionan con representacionesde los rostros, especialmente si el fotografiado miradirectamente a la cámara, creando la apariencia de un lazocon la observadora (Brabazon, 1993). La revista Ritmoutilizó con más frecuencia la foto de rostro y mirada a lacámara que Rincón Juvenil. Es posible que este haya sido unelemento que colaboró al éxito de la primera.

En el análisis de la relación de las jóvenes con lasfotografías, Cure apunta a la situación de ellas en laNorteamérica de post guerra, sometidas al estricto controlpaternal y dedicadas a las responsabilidades domésticas,similar a la de las chilenas en 1960. Para las muchachas,que permanentemente recibían advertencias para controlar sucomportamiento sexual (y el de sus parejas masculinas), eltocadiscos y la radio les permitieron disfrutar de lacompañía de sus cantantes favoritos en la intimidad de supropio dormitorio. Las revistas aportaron el materialgráfico para que, así fuera en la fantasía, pudierandesplegar su emocionalidad y sexualidad en un entornoseguro, sin la presión riesgosa de la demanda masculina porir más allá en las caricias, que tantas contradicciones provocaban alas corresponsales de las secciones de consultas.

Un ejemplo de la intuición de Ritmo en este sentido es lafoto de dos páginas presentada como Besemos a Raphael21. Elcantante no sólo mira a los ojos, lo hace de costado,aumentando la complicidad con la fan; se agrega la menciónde la canción Cierro mis ojos, en que el varón se presenta como

21 Ritmo N°143 28 de Mayo de 1968

confiable, promete y pide: Cierro mis ojos - para que beses mismanos y mi frente - para que corran tus dedos por mi piel. Yo no te veré, yo note veré - puedes hacer lo que quieras conmigo - no te miraré, no te miraré -hasta que tú me lo pidas, amor. La invocación a ensoñar unencuentro físico con el ídolo es evidente, así como laalusión a que la integridad de la muchacha no está enpeligro a menos que ella lo solicite.

Las ropas y el pelo: los chilenos y las chilenas se chasconean.

La representación de la corporalidad cambió desde losprimeros números de las revistas a los de fines de ladécada, sobre todo en las vestimentas y el cabello. Hasta1966 las ropas y adornos corporales de los y las jóvenes sediferenciaban muy poco de las de los adultos de surespectivo género. Se enfatizaba fuertemente la diferenciaentre hombres viriles y mujeres femeninas, a través detrajes que rigidizaban los cuerpos. Los jóvenes, incluidoslos cantantes de la nueva ola, usaban ternos de coloresoscuros o neutros, corbata y cortes de cabellos muy cortosy apegados a la cabeza. Las muchachas llevaban vestidos muy

ajustados en la cintura, y peinados que abultaban el pelo ylo solidificabanen una especie de casco.

Las primeras representaciones gráficas distintas y quepresentaban mayor flexibilidad corporal y de los cabellosfueron de cantantes y jóvenes extranjeros. En el NúmeroEspecial de Rincón Juvenil de septiembre de 1965 fueronpresentadas todas las expresiones musicales de moda:indistintamente nuevaoleros y neofolkloristas, todos vestíanparecido, y resaltaban las fotos del reportaje La agitadahistoria de los “beatniks”, en que, además de ocupar el espaciourbano parisino con despreocupación, sentados en el suelo,y bailando en la acera, tanto hombres como mujeres vestíanropas sueltas, usando éstas pantalones y zapatos de tacobajo. Muchos de los varones tenían el pelo largo y ningunoestaba peinado. Estas novedades muy lentamente fueronincorporadas por los jóvenes nacionales, distinguiendo loscuerpos de los y las jóvenes respecto de los adultos.

Los varones abandonaron los ternos y los colores oscurospor jeanes y camisas o suéteres con más colorido22 ydejaron la gomina yel corte militar; las muchachas ya nousaban laca en sus peinados y los vestidos fueron mássueltos y cortos, aumentando el uso de pantalones.

El cambio mayor se observó a partir de 1967 y se instalócompletamente en 1968. Las minifaldas y los pantalonesdejaron de ser la excepción para ser la norma; en losvestidos ya no se marcaba la cintura. Varios conjuntosmusicales masculinos empezaron a usar el pelo largo inclusofuera del escenario23, y a defender su derecho a hacerlo.

Aparentemente, los cambios que las revistas presentabaneran de influencia extranjera. Pero no sólo en las ropas ycabellos estaban cambiando los jóvenes chilenos.Probablemente los estudiantes de la elite católica que se22 “Chaquetas claras, o de colores vivos, más bien largas; pantalonesdelgados en celeste, amarillo o blanco; camisas amarillas, rosadas,rojas o celestes.” Rincón Juvenil Nº 94, 5 de Octubre de 1966.

23 El primer conjunto en aparecer con cabello largo, Los Larks, usaban originalmente peluca (Ritmo Nº 96, portada).

tomaron la Universidad Católica en 1967 aún usaban ternos ycabellos peinados. Pero al año siguiente, cuando la luchapor la Reforma Universitaria se extendió a todo el país,los y las jóvenes no sólo usaban ropas distintas a suspadres, sino también desplegaron su corporalidad en lugaresy comportamientos hasta ese momento prohibidos. Los deseosde quienes aspiraban a ‘poner de moda’ la camisa limpia y elgesto galante no se compadecían con los conflictos quetensionaban la sociedad chilena, y que llevarían luchas quepondrían en primer plano a los y las jóvenes en los añossiguientes.

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Sitios visitados:

www.memoriachilena.clwww.musicapopular.cl.

Publicaciones periódicas

Rincón Juvenil, Diciembre de 1964 a Febrero de 1967Ritmo de la juventud, Septiembre de 1965 a Diciembre de1970