Sonidos en Causa : Chile . Rio Baker

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Sonidos en Causa . Campaña de recogida de datos en Río Baker El río Baker nace del desagüe del lago Bertran, que se encuentra al sudoeste del mucho mayor Lago General Carrera, el segundo más grande de Sudamérica. Desde ese punto hasta su desembocadura, el trayecto tiene 175 km, si bien se considera que la longitud total del río es de 370 km, contabilizados a partir el lugar más alejado del que proviene, es decir, la desembocadura del río Fenix Chico en el lago General Carrera. Su régimen es pluvio-nival, de manera que las crecidas más importantes se dan en los meses de verano, como consecuencia del deshielo de los glaciares de la zona, entre los que destaca el Campo de Hielo Patagónico Norte. De 26726 km² de superficie, su cuenca es la segunda en extensión de la república de Chile. Tienen lugar en ella cultivos que se riegan artificialmente entre los meses de octubre y marzo. El Baker, junto con el curso fluvial del Biobío, se considera el mayor caudal chileno, lo que le convierte en el más importante potencial hidroeléctrico de ese país. Sus afluentes más relevantes son, de norte a sur, los ríos Neff, Chacabuco, Cochrane, Del Salto, Colonia, Ñadis, Ventisquero y Vargas. Cercana a Caleta Tortel, su desembocadura forma un delta con dos brazos. Sólo el norte es navegable. La cuenca entera del río Baker se ve actualmente amenazada por HidroAysén, un polémico y controvertido proyecto consistente en la construcción y la explotación de cinco centrales hidroeléctricas, dos en el río Baker y tres en el río Pascua, ubicadas ambas en la región de Aysén. Se prevé para el conjunto una potencia de 2750 MWatt, con una energía media anual de 18430 GWatt hora. La inversión estimada alcanza los 3200000000 dólares americanos, de manera que se trata del proyecto energético de mayor consideración que jamás haya sido contemplado en Chile hasta hoy. La administración del proyecto asegura que en 2020 el complejo podría representar el 21% de la demanda del Sistema Interconectado Central (SIC), por lo que se contempla la construcción de una línea de transmisión de energía entre la región de Aysén y Santiago, que la inyectaría en el SIC por medio de una línea de corriente continua con un tramo submarino tendido entre las comunas de Chaitén y Puerto Montt. Hidroaysén está a cargo de una sociedad anónima constituida por las empresas generadoras de electricidad más grandes del país: ENDESA y Colbún S.A. Su participación en el negocio es de un 51% y 49% de las acciones, respectivamente. Si el proyecto de Hidroaysen terminara viendo la luz, esas empresas llegarían a concentrar el 80% de la generación eléctrica de Chile, con lo que el mercado de la energía eléctrica de ese país prácticamente sería un duopolio. El proyecto fue aprobado en Mayo de 2011 por el Gobierno de Sebastián Piñera, pero esa decisión fue repudiada por un elevado porcentaje de la ciudadanía chilena, que, tras conocerse la noticia, se manifestó ampliamente por todo el país. En estos momentos, la cuestión se halla lejos de estar totalmente zanjada. Los detractores del complejo preparan acciones legales en contra del proyecto y se muestran dispuestos a organizar todo tipo de protestas. Ya durante su planificación, el proyecto no gozó de consenso. Los sectores ambientalistas y los habitantes de la Región de Aysén nunca estuvieron de acuerdo. Tampoco puede decirse que el resto de Chile tuviera el más mínimo entusiasmo por HidroAysen, que en 2011 era rechazado por un 61% de la ciudadanía chilena, a pesar de la enorme campaña publicitaria urdida por los responsables para revertir, sin éxito, estos resultados. Tras su aprobación en Mayo el rechazo aumentó al 74%. Las estimaciones consideran que el proyecto Hidroaysén inundaría 5900 Hectáreas de reservas naturales. También traería a la región alrededor de 5000 trabajadores, nacionales y extranjeros. Por su parte, la

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Sonidos en Causa . Campaña de recogida de datos en Río Baker

El río Baker nace del desagüe del lago Bertran, que se encuentra al sudoeste del mucho mayor Lago General Carrera, el segundo más grande de Sudamérica. Desde ese punto hasta su desembocadura, el trayecto tiene 175 km, si bien se considera que la longitud total del río es de 370 km, contabilizados a partir el lugar más alejado del que proviene, es decir, la desembocadura del río Fenix Chico en el lago General Carrera. Su régimen es pluvio-nival, de manera que las crecidas más importantes se dan en los meses de verano, como consecuencia del deshielo de los glaciares de la zona, entre los que destaca el Campo de Hielo Patagónico Norte.

De 26726 km² de superficie, su cuenca es la segunda en extensión de la república de Chile. Tienen lugar en ella cultivos que se riegan artificialmente entre los meses de octubre y marzo. El Baker, junto con el curso fluvial del Biobío, se considera el mayor caudal chileno, lo que le convierte en el más importante potencial hidroeléctrico de ese país. Sus afluentes más relevantes son, de norte a sur, los ríos Neff, Chacabuco, Cochrane, Del Salto, Colonia, Ñadis, Ventisquero y Vargas. Cercana a Caleta Tortel, su desembocadura forma un delta con dos brazos. Sólo el norte es navegable.

La cuenca entera del río Baker se ve actualmente amenazada por HidroAysén, un polémico y controvertido proyecto consistente en la construcción y la explotación de cinco centrales hidroeléctricas, dos en el río Baker y tres en el río Pascua, ubicadas ambas en la región de Aysén. Se prevé para el conjunto una potencia de 2750 MWatt, con una energía media anual de 18430 GWatt hora. La inversión estimada alcanza los 3200000000 dólares americanos, de manera que se trata del proyecto energético de mayor consideración que jamás haya sido contemplado en Chile hasta hoy. La administración del proyecto asegura que en 2020 el complejo podría representar el 21% de la demanda del Sistema Interconectado Central (SIC), por lo que se contempla la construcción de una línea de transmisión de energía entre la región de Aysén y Santiago, que la inyectaría en el SIC por medio de una línea de corriente continua con un tramo submarino tendido entre las comunas de Chaitén y Puerto Montt.

Hidroaysén está a cargo de una sociedad anónima constituida por las empresas generadoras de electricidad más grandes del país: ENDESA y Colbún S.A. Su participación en el negocio es de un 51% y 49% de las acciones, respectivamente. Si el proyecto de Hidroaysen terminara viendo la luz, esas empresas llegarían a concentrar el 80% de la generación eléctrica de Chile, con lo que el mercado de la energía eléctrica de ese país prácticamente sería un duopolio.

El proyecto fue aprobado en Mayo de 2011 por el Gobierno de Sebastián Piñera, pero esa decisión fue repudiada por un elevado porcentaje de la ciudadanía chilena, que, tras conocerse la noticia, se manifestó ampliamente por todo el país. En estos momentos, la cuestión se halla lejos de estar totalmente zanjada. Los detractores del complejo preparan acciones legales en contra del proyecto y se muestran dispuestos a organizar todo tipo de protestas. Ya durante su planificación, el proyecto no gozó de consenso. Los sectores ambientalistas y los habitantes de la Región de Aysén nunca estuvieron de acuerdo. Tampoco puede decirse que el resto de Chile tuviera el más mínimo entusiasmo por HidroAysen, que en 2011 era rechazado por un 61% de la ciudadanía chilena, a pesar de la enorme campaña publicitaria urdida por los responsables para revertir, sin éxito, estos resultados. Tras su aprobación en Mayo el rechazo aumentó al 74%.

Las estimaciones consideran que el proyecto Hidroaysén inundaría 5900 Hectáreas de reservas naturales. También traería a la región alrededor de 5000 trabajadores, nacionales y extranjeros. Por su parte, la

conexión con el SIC requeriría más de 3000 km. de extensión de línea eléctrica. Existen diversos estudios del emplazamiento de las centrales y de los recorridos de transporte de materiales necesarios para su construcción. Según ellos, el proyecto afectaría a 6 parques nacionales, 11 reservas nacionales, 26 sitios prioritarios de conservación, 16 humedales y 32 áreas protegidas privadas. Además, se verían intervenidas 6 comunidades mapuche, cuatro de las comunas de Toltén, una de Lautaro y otra de Victoria. También parece claro que parte de la muralla de la central Baker 2 atravesaría el Parque Nacional Laguna San Rafael, produciendo daños ambientales irreversibles.

Los estudios de base sismícos, del volcanismo y de las crecidas catastróficas tipo GLOF (Glacial-Lake Outburst Flood) no resuelven cuestiones fundamentales; lo que significa que requieren revisiones importantes. Existen además suficientes antecedentes en las analíticas realizadas por los organismos públicos chilenos como para concluir que, sin más tiempo de monitoreo y análisis, la construcción de las centrales implicaría riesgos ambientales y sociales incalculables.

Patagonia sin represas es un movimiento integrado por diversas organizaciones e individuos independientes. Revelado como la mayor oposición organizada en contra del proyecto Hidroaysén, en diversas ocasiones ha organizado marchas masivas de protesta en contra de su construcción y cuenta con un apoyo de amplio espectro tanto entre la ciudadanía chilena como entre otras entidades medioambientales de gran influencia global. Abiertamente opuesto a la construcción de centrales hidroeléctricas en la zona sur de Chile, propone alternativas basadas en la generación de energías renovables.

Esta situación en la que el probable desarrollo económico futuro podría afectar irreversiblemente al paisaje sonoro es lo que nos condujo a considerar la zona como candidato de nuestras exploraciones. Así fue como nos pusimos en contacto con el conocido paisajista sonoro Luis Barrie para preparar el viaje a la Región de Aysén y así realizar una campaña de recogida de datos sonoros a lo largo del río Baker, con especial interés en los alrededores de los emplazamientos de las represas Baker 1 y Baker 2. A Luis Barrie y a Rodrigo Torres, musicólogo de la Universidad de Chile que nos acompaño también en este viaje, debemos mucha de la buena información de que disponemos para la realización de esta memoria.

Personas a quienes hemos hecho partícipes de Sonidos en Causa durante nuestra estancia en Chile

Luis Barrie, Artista SonoroRodrigo Torres, Musicólogo, Profesor de la Universidad de ChileAlessandra Burotto, Coordinadora de Anilla Cultural Latinoamérica-Europa en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de ChileOlaf Peña, Artista Sonoro, Colaborador de Anilla Cultural Latinoamérica-Europa en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de ChileAlejandra Rivera, Productora de la Anilla Cultural Latinoamérica-Europa el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de ChileHortensia Campanella, Directora del Centro Cultural de España SantiagoLilli Schindele, ciudadana alemana que vive en Los ÑadisCristian López, Compositor, Artista Sonoro, Director de la Escuela de Música de la Universidad de ValparaísoGraciela Muñoz, Artista Sonora

Actividades llevadas a cabo durante la estancia en Chile

La semana previa a la realización de esta campaña estuvimos en Santiago de Chile y en Valparaíso. No ha habído conciertos esta vez. Tan sólo un par de reuniones y muchos preparativos, porque pensábamos que necesitábamos mucho equipo en Patagonia. Luego resultó que el clima fue inmejorable.

Reunión con Alessandra Burotto, Olaf Peña y Alejandra Rivera, de la Anilla Cultural Latinoamérica Europa en el MAC de la Universidad de Chile. Convinimos en que trabajaríamos juntos en el futuro.

Estancia en Valparaíso con Cristian Lopez y Graciela, con quienes en representación de la Universidad de Valparaíso preparamos un proyecto a largo plazo sobre el paisaje sonoro del agua y de las minas.

Conversación telefónica con Hortensia Campanella, Directora del CCE Santiago que no llegó a materializarse en reunión, porque nuestro vuelo de Coyhaique a Santiago se anuló a causa de la erupción del Puyehue, de modo que tan sólo pudimos llegar a Santiago con el tiempo justo para tomar el vuelo de vuelta a Barcelona.

Desarrollos ulteriores relacionados con este viaje

En Santiago de Chile hay interés por el proyecto Sonidos en Causa. Lo prueban las reuniones que tuvimos y los resultados que vamos obteniendo.

De momento, José Manuel Berenguer participará en Cruces Sonoros desde Barcelona a través de la Anilla Cultural en un conservatorio con Luís Barrie acerca del Arte Sonoro y en un concierto de improvisación audiovisual a tres bandas, con Alejandro Albornoz en Santiago y Gonzalo Biffarella en Córdoba (Argentina)

El proyecto de etnografía sonora acerca de los paisajes sonoros del agua y de las minas con Cristian Lopez y Gabriela, de la Universidad de Valparaíso, continúa adelante. A finales del veranos austral esperamos tener noticias más consolidadas.

Recientemente, Lily Duffau, Subdirectora del CCE Santiago, se puso en contacto mostrando interés por Sonidos en Causa.

Diario de las tomas de sonido

Barcelona – São Paulo

29.10.2011

1. N41.18.28-E002.4.35. Sin toma de sonido. 29.10.2011Aeropuerto de Barcelona

Este Boeing 777 de Singapour Airlines tiene buen aspecto. El servicio es asiático y habla en Inglés. Tengo la ventanilla muy al alcance y la plaza es muy amplia para ser en clase turista. Veo el ala más adelante ... ¡Anda, si tengo una conexión USB! ¿Podré alimentar el iPhone? También hay una conexión RCA y otra ethernet. ¡Caramba! No sé por qué nos dan una toalla caliente a estas horas de la mañana. ¿Ya nos dan de comer? Si estamos a punto de salir. La voz del capitán me sorprende en un Español rudimentario y amable. Este no parece asiático. Debe ser sueco o algo así.

El avión se mueve ya. Salimos justo a la hora prevista. Hay que apagar los dispositivos electrónicos.

Las nubes no nos han dejado ver demasiado hasta llegar al centro de la península. Lástima, porque el despegue de este gigante ha sido lento y majestuoso. Enseguida superamos la capa de nubes y no pudimos ver gran cosa. Ahora, ya alcanzada la altitud de crucero, desde la estabilidad casi irreal del vuelo del aparato, apenas reconozco nada. No llego ni a barruntar cuál será esa ciudad enmascarada por las brumas y la luz cegadora del sol de la mañana, que me viene de cara y, a medida que el avión avanza, va reflejándose sucesivamente en ríos y embalses. También, en los tejados de las casas; de hecho, en cualquier superficie plana que pueda reflejarla en la dirección de mis ojos. Son como luces que se encienden y se apagan, pero cubren superficies irregulares de distintos tamaños. Nunca lo había apreciado de esa forma. Lleva rato produciéndose. Es una especie de generador aleatorio bidimensional de ésos que me gusta programar de vez en en cuando. Como superficies que se iluminan en un mapa. ¡Qué bello! A medida que avanzamos, los reflejos, que parecen provenir de una franja paralela a nuestro trayecto, van retrasándose con respecto de nuestra posición. ¿Se adelanta nuestra posición con respecto del sol? No lo creo. Debe haber otra explicación. Bueno, justo lo contrario : se retrasa porque nosotros nos retrasamos

con respecto del sol, pero no acabo de entenderlo. La intuición me dice que los reflejos se adelantarían en ese caso. Vamos hacia el oeste y ya estamos a punto de sobrevolar el Atlántico. Hemos atravesado la península y apenas he reconocido nada. ¿Qué sería esa forma casi circular que parecía tener una torre en el centro y el resto estar relleno de estructuras puntuales iguales? ¿Una central solar? El reflejo plateado del agua del océano nos acompaña y las tierras portuguesas se despiden de nosotros. ¡Hasta pronto!

Las nubes y sus sombras sobre la superficie del agua, quieta y plana, parecen haber estado ahí siempre encerradas en su inmovilidad, como trozos de hielo en un mar congelado. Son bajas y finas, pero suficientemente densas como para impedir el paso de la luz y proyectar sombras. Volamos sobre las Canarias, así que eso debe ser la panza de burro vista por encima. Mucho más interesante. Como es cerca de mediodía, cuando son pocas las nubes, sus sombras se ven sobre la superficie casi debajo de ellas.

Sí. El conector USB, que está ahí para que puedas ver tus fotos, también carga mi iPhone. ¡Espléndido! En São Paulo nos esperan 15 horas de escala y no se sabe si podremos cargar los aparatos. Quizá sería buena idea pillar una habitación en un hotel, ¡pero vamos tan justos de presupuesto!

La primera tierra brasileña en aparecer han sido unos arrecifes frente a la costa de Bahía. Empezábamos a comer por segunda vez. Luego, una lengua de tierra nos ha permitido apreciar signos de actividad humana. Nos adentramos en el interior del país y comprobamos nuevamente lo que ya sabíamos : las explotaciones agrícolas y ganaderas brasileñas han diezmado gravemente la naturaleza. Como aquí son las 2 pm, la sombra de las nubes se aleja un poquito más que antes de la perpendicular. Pero no mucho. Son cirrocúmulos, mucho más densos y volumétricos que los de esta mañana. Parecen una mousse de ésas de las que tanto alardean los cocineros actuales. Mousse de hielo, granito, trazas de nitrógeno, CO2 y otros gases, con abundante carga estática que produce un raro escozor en lengua y fauces al ser ingerida. Exquisita, pero un poco pesada al estómago al cabo de un rato. Dicen que es a causa del granito. Al principio estaban inmóviles. A medida que nos acercamos a São Paulo, parecen desplazarse en dirección opuesta a la nuestra. ¿Por qué antes no me dio es impresión? Los embalses y los ríos, que son muchos, ya no reflejan. Y el vuelo continúa en esa extraña estabilidad propia únicamente de un avión de grandes dimensiones.

Paisaje sonoro : al principio, maletas que se colocan en los recipientes y recipientes que se cierran. Conversaciones cortas. Luego al despegar, los niños que lloran a causa de la descompresión. Al cabo de horas de viaje, las conversaciones son mas largas y los niños, cansados, berrean todo lo que pueden y se realimentan entre ellos. Osciladores acoplados. No saben lo qué les pasa. Las mujeres -no sólo las madres- parecen estar dispuestas soportar sus berridos. Hay una señora india ahí que celebra cada grito penetrante de su retoño. Inconsciente. Lo está estimulando. Está de pie impidiendo la visión de la pantalla del GPS y rodeada de mujeres que no paran de hacerle carantoñas al nene, cuando lo que convendría es que lo durmieran, ya que está visiblemente cansado. Le he hecho gesto de que sería conveniente que controlara la situación, pero se ha encogido de hombros. Por eso le he hecho saber que el niño era problema suyo y no de todo el pasaje. Por alguna razón ha dejado de celebrarle los gritos. Menos mal. Así que sabía que lo estaba excitando. ¡Vaya morro! De fondo, siempre, el ruido rojo del motor del avión, casi inmutable y acompañado puntualmente de motores de alerones.

São Paulo-Santiago de Chile

30.10.2011

2. En el avión, de Sao Paulo a Santiago de Chile . 30.10.2011

La salida de São Paulo ha sido turbulenta pero muy bella. El comandante ya había avisado de que habría turbulencias y, efectivamente, las hemos sufrido durante un rato. Nada importante, sin embargo, para un avión como éste de Tama, tan nuevo y confortable como el de ayer. El tiempo no era muy bueno, pero mientras ascendíamos hemos podido ver gran parte de la ciudad, plagada de edificios altos y otras estructuras, la mayoría de las cuales no alcanzábamos a identificar. Una era un estadio de fútbol. Otra, un aeropuerto que hemos podido ver con gran detalle gracias a la cámara inferior del avión. Los canales y los puentes son bastante más anchos que las vías de tráfico. Cuando la capa de nubes se ha aclarado un poco, ya estábamos lejos de São Paulo, camino de Curitiba, siguiendo un río bastante ancho con muchos meandros que ha terminado perdiéndose en la niebla. El sol, que entraba hoy en el avión por babor, no ha podido incordiarme como ayer.

La capa de nubes ha ido quedando pegada al suelo, cada vez más fragmentada. Al disolverse han aparecido los meandros del río Uruguay, muy ancho y de aguas marrones, frontera natural en esta zona entre Brasil y Argentina. Lo seguimos hacia el sur desde el lado brasileño, mucho más explotado que el argentino, donde se halla la selva misionera. Todo lo contrario que las carreteras, tan rectas, los afluentes del lado brasileño llegan al río principal aún más retorcidos y es que esta región es muy plana y proclive, pues, a la formación de meandros. Tras cruzar la frontera más al sur de Posadas en dirección a Córdoba, la Pampa se mostraba en todo su esplendor. Verde, porque estamos en primavera. Enorme. Sin límites visibles y con mucha menos explotación agrícola, a pesar de las inmensas extensiones dedicadas a la soja, que parece estar sustituyendo al pasto.

Un poco más tarde, nuestro trayecto cruzaba el Paraná, que, como el Uruguay, viene de Brasil. Ambos delimitan la Provincia de Misiones. Al ensancharse el río, discurre dividido entre islas. Superado ya, la intensa parcelación del terreno no guarda relación alguna con las formas de los accidentes naturales, que son muchos y de poca intensidad. De algunos ríos, los más estrechos, sólo se alcanza a ver la sombra del agua, que debe discurrir subterránea. Aún más planas que el terreno llano que las circunda, un sinnúmero de lagunas secas se distribuye uniformemente al azar hasta el límite con la Mar Chiquita. Ésta, aunque salpicada de tierra seca aquí y allá, sí tiene agua. Son casos inversos el uno del otro. Nosotros, que sobrevolábamos la orilla sur, podíamos adivinar hacia el norte zonas secas mayores. Cuentan que la Mar Chiquita y Salinas Grandes formaron parte de una inmensa laguna, hoy desaparecida. Todo indica que la tendencia actual debe ser la evaporación. Sólo tardamos unos minutos en atravesarla y casi nada más en llegar a Córdoba, donde la parcelación es muy irregular, con límites de forma poligonal irregular que contrastan con las plantaciones circulares de soja.

Con el aumento de la luminosidad, los límites de las cosas se muestran cada vez más definidos, así que medida que levantaba el día las formas de la tierra se hacían más evidentes. Siempre me ha fascinado que, por acusados que consideremos los accidentes geográficos, desde el aire se minimizan. La superficie de la tierra tiende a aplanarse vista desde arriba y así me ocurría hoy mientras nos acercábamos a los Andes y los pliegues de las montañas aún no demasiado altas daban a la zona el aspecto de una hoja de papel arrugada. Más arrugada en unas zonas y mucho más plana en otras, a menudo roturadas por larguísimas carreteras rectilíneas y, presumiblemente, polvorientas. Antes de llegar a Mendoza, una gran extensión blanca recordaba Salinas Grandes. Podía serlo, porque el terreno anterior era particularmente árido. Estábamos casi convencidos de que lo era. Justo al abandonarlas, al este, el avión ha virado un poco para orientarse aún más claramente hacia el oeste. Así que no. Lo que veíamos no era Salinas Grandes. El GPS lodejaba muy claro : las grandes quedan más al norte, hacia Tucumán. Las que sobrevolábamos son más chicas.

Entre la cordillera y las salinas el terreno es sequísimo. De una aridez lacerante, la tierra se muestra aquí esencial, dura, desnuda. Despoblada e inmensa como la Pampa, pero en marrón, amarillo y muy poco verde. Los restos de los ríos se acompañan de manchas saladas. Su tortuosidad se opone alguna vez a la rectitud de algún camino que cruza. En esta tierra plana es posible distinguir accidentes. Podemos, pues, hallar sentido en ella. Iba pensando en la función significante de las oposiciones, como tantas veces. En su iteración como generador esencial de significado, que nunca surge de la planicie extrema de la que somos incapaces de apreciar sus límites. Entonces he visto el Aconcagua a lo lejos, hacia el noroeste. Luego ha aparecido el resto de la Cordillera. Espléndida. No la había visto desde 2008. ¡Qué bonitas son las montañas altas! Tan inaccesibles, tan serias y enigmáticas. Con la aproximación inexorable del Aconcagua como insignia y la luz del sol llegándole desde atrás en el sentido de nuestra marcha, Mendoza quedaba al sur. Por fin sobrevolábamos esa inmensa zona desértica que anticipa las nieves de la cordillera, depositadas tan blancas sobre una tierra tan negra. ¡Qué belleza!

Negra, de lejos. Luego, una vez encima, a medida que el Aconcagua se sitúa al norte, se ve marrón, con sus valles desiertos y los glaciares. El día era luminosísimo al pasar sobre la Cordillera. Las cumbres se veían recortadas, agrestes, imponentes, brutales. Y de repente, en medio de la nada hecha valles, cuatro casas y una carretera. Al dejar atrás las nieves, ya, Chile montañoso, pero de llanuras amplias, fértil provincia que paulatinamente desciende hacia el mar entre cadenas paralelas cada vez más bajas. Gran viraje a babor, que era el sur, y al cabo de pocos minutos estaríamos en Santiago. ¡Qué maravilla de vuelo!

31.10.2011

3. S33.25.977-O070.39.087 . 18.30 . 31.10.2011Altitud : 567m. Orientación oeste

Predicadores

Más allá de la plaza de armas y antes de llegar al río Mapocho, hay una zona despejada donde se encuentra el mercado central de Santiago. En Ismael Valdés Vergara, junto a la salida de la Costanera Norte, en un sector circular pobremente ajardinado, junto a un respiradero del metro, un predicador armado de micrófono pega la brasa desde hace un rato. El sistema de amplificación es inmundo, pero le sirve. Se le entiende perfectamente, a pesar del viento, que temo sea demasiado fuerte para la protección del micrófono. La fornicación es lo mismo que la prostitución, dice. ¿Hay aún quien considera la fornicación algo malo? Yo diría que no, pero lo que está claro es que tiene público. Hay que ver lo que cuajan algunos discursos entre la población. No me extraña que voten lo que votan. Los coches pasan tan ajenos como ajeno es el permanecer del grupo electrógeno que alimenta el sistema de amplificación. Casi todo parece ajeno a la escena. A todo, de hecho. Casi todo es ajeno a todo lo demás. Hasta los vehículos antidisturbios, estacionados al otro lado de la calle, permanecen aparentemente ajenos al entorno. Como si nada fuera con ellos. Debe ser sólo una apariencia, sin embargo. Mejor quietecitos. Que no despierten. El perro, el más distanciado de todos, como Diógenes en su barril, plácidamente acostado en la arena, aprovecha el último sol de la tarde. Debe saber que pronto su piel olvidará la caricia diurna de los rayos de sol primaveral y tendrá que salir disparado en busca de refugio suficientemente cálido. Junto a la mesa que aloja el equipo de sonido, una mujer vende extrañas plantas de flores rosas en macetas negras de plástico. Algunos se paran a escuchar. Hay uno que filma la escena. En cuanto a mí, sentado en la raíz de un baobab que crece al otro lado de la calzada, nadie es consciente de que estoy grabando. Los pájaros, que por su piar imagino gorriones, también van a la suya. No deben creer en Dios ni en nada que se le parezca. A veces callan de repente, pero luego continúan. El discurso religioso tiene un montón de lugares comunes que lo hacen muy fácil de seguir : “porque tuve hambre y me diste de comer...” y luego : “hay un Dios que todo lo ve, que todo lo puede, que todo lo escucha...”, “El señor te ama...” Qué tranquilidad. Al terminar, le ha dado el micrófono a uno de rojo, que continúa con un discurso similar. Un tercero que forma parte de la pequeña comunidad de predicadores y que durante todo el rato estaba de pie junto a ellos, se ha desplazado a saludar a otro que estaba sentado con su mujer en un banco. Hay tejido social. Ellos son un grupo organizado. Comparten el equipo y las plantas. Ahora están desmontando. Qué curioso. Es como si fueran de bolo. Me pregunto qué tipo de beneficios obtienen de esa actividad.

Río Baker

Localizaciones de las tomas de sonido

7.11.2011.

4. S46.50.327-O072.41.409 . 21.15 . 07.11.2011.Altitud : 234m. Orientación al cieloGrabación en ausencia

Chaqui junto al huerto

La primera posición de la WildLife es un chaqui cercano al huerto de Terra Luna Lodge, el complejo donde nos hospedamos estos días, a la orilla del Lago General Carrera. La señora Leonor, que nos hace los desayunos con pan hecho a mano y mermelada casera dice que el la ortografía correcta del nombre del árbol es “jaquy”. No sé. No lo encuentro por ningún sitio. Sólo se habla de chaquis en google pero cuentan que es un arbusto de un metro y medio de altura. Esto no es un arbusto para nada. Es un árbol de seis o siete metros de alto. El tronco se parece al de unas raras coníferas que he visto por primera vez en el jardín del lodge. La hoja guarda cierto parecido con la del olivo, aunque el conjunto es mucho mas tupido. Las ramas presentan muñones casi en cada bifurcación. Mientras reprogramábamos la máquina antes de colgarla en árbol, he visto una liebre. Bonito regalo. Son casi las 10 de la noche. Acabamos de llegar tras un larguísimo viaje desde Coyhaique y esto es lo primero que hacemos. Vamos a ver si nos dan algo de cenar.

8.11.2011

5. S46.50.323-O072.41.416 . 07.07 . 08.11.2011. Altitud : 234m. Orientación este

Terra Luna Lodge

Al oeste y al norte, se elevan altos cerros puntiagudos y blanquísimos, ya totalmente iluminados por la luz de esta fría pero no gélida mañana de primavera. Me deslumbran. El suelo, tapizado de hierbas de toda clase, ofrece una base bien amortiguada para la instalación del micrófono. Consideramos que el lugar más conveniente para la grabación es al amparo de las ramas de un árbol muy característico de esta zona. No sé que nombre recibe. Se trata de una conífera de tamaño mediano, extraña hoja, muy recia, y aún más raro fruto. Si no lo viera en la rama, en mi ignorancia me sentiría dispuesto a certificar que es un arándano.

Al sur de nuestra posición, frente a nosotros, Puerto Guadal se despereza. El sol está empezando a iluminar sus tejados. Nosotros, al abrigo de un montículo que nos protege de la brisa fría, aún estamos en penumbra. Todo canta al pie del lago General Carrera. Las aves generan gran parte de lo que escuchamos. El mismo lago, que no ha dejado de sonar en toda la noche, nos acompaña aún ahora con su leve oleaje y canta a duo con una cascada que desde una lejanía indefinida nos lanza su constante flujo de ruido rojo. A esta hora, lo más propio es la serenidad sólo quebrada por algún coche que pasa o alguien en el pueblo que necesita el estímulo de una música toscamente rítmica. A medida que los rayos del sol penetran en los corrales, los cantos de las especies salvajes van siendo sustituidos por el del gallo, que, como es costumbre, no para de dar la lata. No tanto como los perros de San Miguel Chimalapa, aunque ha habido un momento bastante dramático.

La vaca muge. Es su destino.

6. S46.50.323-O072.41.416 . 07.33 . 08.11.2011. Altitud : 237m. Orientación noreste

Huerto

Si fuera Messiaen, iría con el papel pautado bajo el brazo. No me separaría de él. Por supuesto, pero, por más pericia que hubiera desarrollado, no creo que con esa herramienta pudiera dar cuenta de todo lo que oigo. Tan grande es la variedad de especies. Quizá algunas son más escandalosas que otras, pero el destino de todas impone que canten en algún momento. La que lo hace detrás mío, hacia el sur, es muy

reiterativa, como la tórtola, pero el contenido de su canto no tiene nada que ver con el de esa especie. Es un silbido y se aleja de mí. Las tórtolas no se mueven tanto. Otro ave que desconozco produce un chasquido corto y bastante intenso. Es de naturaleza senoide. Casi un pulso. Está en la dirección opuesta del silbido reiterativo, algo más al norte que el ruido rojo del salto de agua remoto. Alguien trajina con grandes recipientes de plástico. El rechazo del sonido áspero y desapacible, me hace notar que, junto al reiterativo individuo de los silbidos, alguno produce un pulso verdadero, espectralmente mucho más denso que el de la senoide, pero siento que aún soy incapaz de concentrarme en la escucha de ése único elemento. Aún no soy capaz de ello. Necesito unos días de entreno. Al este, otro reiterativo muy distinto canta demasiado cerca de mí. Cuando calla, los demás se escuchan en planos mucho más diferenciados que antes. Si no, llama la atención demasiado como para eliminarlo de la consciencia.

El prado está cubierto de dientes de león, pero no estamos en los Alpes.

7. S47.12.195-O072.37.794 . 16.07 . 08.11.2011Altitud : 90m. Orientación oeste

Balsa Baker

Esta mañana hemos visto el Río Baker por primera vez. El que resulta ser el río más caudaloso de Chile discurre plácido y rápido, casi silencioso. Sin esfuerzo. Apenas algún chapuzón altera mínimamente por un instante su inquebrantable serenidad. Por alguna zona se aprecian remolinos, pero no producen ningún sonido. Sólo brillan más que el resto de la masa de agua. También brillan las zonas donde da el viento. En esos puntos el azul turquesa se vuelve plateado. Si observas el fenómeno de lejos, ves como las zonas plateadas avanzan un rato y luego se desvanecen. Era éste un buen momento para parar a grabar, porque la balsa que nos cruzará está en el otro lado y vete a saber cuándo llegará algún coche que le haga decidir al barquero venir a esta orilla.

En la pendiente boscosa que cae hacia el río junto al embarcadero de la balsa y a la sombra de un chaqui, escuchamos el paisaje sonoro, delicado y limpio; con muchos planos. El pajarito de piar repetitivo con gorjeo lleva un buen rato prodigándose en nuestra proximidad. Más lejos hay patos. ¿Patos? No sería extraño, ayer vimos patos viniendo. Sí debían serlo, porque ahora descubro uno de ellos en una rama del chaqui. Cuando pienso que lleva rato graznando, desaparece. Tal vez no soy pájaro ni soy... No hay problema, el repetitivo de antes aprovecha el silencio para publicitar su semilla. El viento y las aguas lejanas son el continuo. Se me ocurre que, con el pasar levemente sonoro de las aguas, que no es infinitamente suave y por eso suena, se reduce algo la distancia infinita entre el continuo de Cantor y el de la música barroca.

Llega una camioneta a la otra orilla y se sube a la balsa. Las voces de los operarios vestidos con monos de color naranja se escuchan desde aquí. También el dispositivo de arrastre. Van deprisa. Llegarán antes de que termine la grabación. La balsa se traslada con algo de sonido pero yo me esperaba que fuera mucho más. ¿Donde está el motor? Lleva unos cables que la sujetan a las guías maestras tendidas entre las dos orillas. Al llegar cerca de la nuestra, la balsa se frena. El agua debe estar muy fría. ¿Será por eso el color turquesa? La balsa no atraca enseguida. Un operario salta a tierra y la alinea con las guías de las ruedas. La camioneta pone el motor en marcha y pisa tierra. Pasa detrás de nosotros y desaparece.

Al dejar el embarcadero, el camino asciende rápidamente hacia el río Neff y va dejando el Baker abajo. La vista es espectacular.

8. S47.09.347-O072.39.977 . 17.18 . 08.11.2011Altitud : 489m. Orientación noroeste

Ecos y polifonías

Al fondo, hacia el norte, un gran nevado nos muestra su cara sur. El micro está bien protegido del viento entre los arbustos. Al menos, eso creo. Algunos árboles y arbustos muestran sus troncos totalmente desnudos. Parecen quemados. ¿Será un proceso normal? No sé, en cualquier caso, muchos troncos están parasitados por barbas de peregrino. En el suelo, cientos de hierbas distintas, sin olvidar las heces secas de la vaca. El viento es discreto. Una brisa.

El fondo sonoro está hecho de gran cantidad de agua que se precipita con fuerza. Como es primavera, los pájaros cantan incluso a esta hora. Casi en el mismo lugar que nosotros, cantos repetitivos y ocasionales nos deleitan en sinfonía concertante. El que al empezar más me llama la atención es uno moderadamente insistente, que cada vez que interviene, por su proximidad a algún punto estratégico del valle, genera un eco en las paredes próximas de la montaña. En el caso de que esté muy cerca de nosotros, como hay menos de un segundo de eco, la roca que lo refleja debe estar a menos de 170 metros de distancia. Aparte de éste, hay muchos otros. Algunos, más insistentes.

De improviso, nos regalan un gorjeo acuático que desaparece inesperadamente, como cuando vino, aprovechando que me fijo en aquél que estimula el eco de la montaña. Ese continúa con su actividad más lejos ahora y también más insistentemente que antes. Hasta que una gran gárgara suena otra vez por ahí. Como pompas hace ese otro pájaro. Su sonido apela a la ascensión a la superficie del agua de una burbuja que termina por deshacerse. La polifonía es espectacular : fuentes muy diversas y planos diferenciados. Predomina la regularidad y la repetición, pero lo accidental llama la atención por inesperado.

Para evitar el roce del anorak, me veo obligado a escribir con los brazos separados. Es un poco incómodo. Al poco, una ráfaga de aire dice que se terminó.

9. S47.08.435-O072.43.444 . 18.20 . 08.11.2011 Altitud : 145m. Orientación este

Pasarela Neff

Parece que quiere despejar. El sol da en las nubes y eso les confiere un extraño volumen que sólo acostumbran a poseer los objetos 3D en pantalla brillante. El suelo, bastante abrupto, alberga todo tipo de hierbas y arbustos de hoja diminuta, entre los que, aquí y allá dientes de león y frutillas del bosque.

Imposible distinguir el Baker del Neff por el color o por la velocidad del paso del agua. No estamos seguros, pero creemos que acabamos de atravesar el Neff por una pasarela de madera que soporta 3 toneladas. El coche pesa bastante menos, así que no ha habido ningún peligro. Era bastante estrecha; eso, sí. El Baker, de este lado y tan arriba, no puede ser. Como es de esperar, suenan muchas aguas por aquí. Más arriba debe haber alguna cascada que genera un ruido muy rojo. Nada que ver tiene con el sonido del paso del Neff, mucho más agudo e impredecible, con componentes espumosos esporádicos que podrían sugerir un oleaje. Si no fuera por las burbujas y las zonas donde incide el viento, que se desplazan con ella, la gran masa de agua fluiría sin apenas queja.

En general, la escucha resulta achatada. Hay aves en la orilla, pero el fragor de las aguas las enmascara un poco. Tengo una delante. Hace un gorgorito y para. Espera un poco y vuelve a la carga. Lo hace varias veces y para definitivamente. Ya no la oigo más. Ocasionalmente, una de canto rugoso se manifiesta al oeste. Ocasional es el adjetivo perfecto, porque sólo ha cantado una vez.

Como puede verse en Google, la pasarela Neff atraviesa el Baker. El río no era, pues, el Neff.

10. S47.01.351-O072.49.715. 19.41 . 08.11.2011 Altitud : 215m. Orientación norte

Nacimiento del río Baker

Puerto Bertrand, a la orilla del lago que lleva el mismo nombre, es un pequeño pueblo casi enteramente dedicado al turismo. El río Baker nace del desagüe de ese lago, una vez rebasado el pueblo en dirección a Cochrane. Los coches pasan por la Carretera Austral bastante rápido, a pesar de la ausencia de pavimento. En ese sector, discurre paralela a la izquierda en el sentido del flujo del río, de manera que lo separa de un bosque de árboles altos y hoja diminuta. Por el suelo hay mucha leña y al pie de los árboles crecen los helechos. Era lógico venir aquí, porque el fragor del nacimiento del río no nos interesa demasiado. En cambio, de este lado canta algún pájaro, incluso ahora que empieza a refrescar. Están lejos y a pesar de la distancia del salto de agua, enmascarados por su gran ruido rojo de fondo. Como era de esperar, se perciben mucho menos los planos sonoros que en otras zonas. Los mosquitos intentan llevarse nuestra sangre y las moscas se nos acercan zumbando. Como hace frío y vamos protegidos hasta las orejas, no hay mucho que temer. Sí se oyen pájaros, pero muy poco : hay que concentrarse mucho y hacer abstracción del río que constantemente fluye y, esta vez, con bastante más sonido que antes. Me pregunto si el rumor lejano que escuchaba antes en pasarela Neff eran estos rápidos que fluyen del lago Bertrand. De hecho, estamos bastante lejos, pero todo puede ser.

Baja la temperatura y es que el sol se va marchando. A ver si mañana hace mejor. Aquí el clima es imprevisible. Hoy, cuando pactábamos una excursión a Baker II para el sábado con Lily, de origen alemán, que regenta el refugio del río Ñadis y lleva a cabo una gran actividad en defensa del medio ambiente en esta zona, no daba nada por hecho. Decía : bueno, si hace mal tiempo tendremos que quedar otro día.

09.11.2011

11. S47.07.172-O072.46.592 . 11.37 . 09.11.2011Altitud : 217m. Orientación al cielo Grabación en ausencia

Cerca de la confluencia Neff-Baker

Llevo ya unos días pensando que, entre todos los que he visitado, tal vez sea éste el lugar donde menos plantas reconozco. Lo que de lejos me parece una conífera, de cerca puede resultar un quercus. Me siento desorientado. Y un ignorante, pero eso no es nuevo. El lugar está lleno de arbustos de hoja minúscula y dentada. Muchísimos, pasto de las barbas de peregrino, que parecen atacar a gran parte de la flora de toda esta zona. Muchos de ellos, definitivamente muertos. La WildLife se queda esta noche protegida entre esa vegetación. A ver qué nos graba por aquí.

12. S47.07.237-O072.46.528 . 11.48 . 09.11.2011Altitud : 207m. Orientación noroeste

Confluencia Baker-Neff

Confluencia es un sustantivo clave pro aquí. Ésta es un lugar paradisíaco. El Baker salta antes de recibir al Neff, que es de color bastante más lechoso y cercano al verde. Mucho más estrecho, también lo es, cosa que no se nos mostraba suficientemente claro en los mapas. Esta toma tiene lugar relativamente lejos del salto, donde no tendríamos casi perspectiva, a pesar del interés evidente de una fuente de ruido tan potente. La distribución espectral de este ruido es espacial. Los graves suenan del oeste mientras que los agudos vienen del sur. No es la primera vez que registramos ese efecto. En la Cachoeira dos Couros, en Alto Paraíso de Goiàs, recuerdo un fenómeno parecido. Aquí la causa deben ser los muros entre los que baja encajonado el Baker despúes de recibir al Neff. Sabido es que los agudos se reflejan mucho más fácilmente que los graves. Así, mientras los graves nos llegan directamente desde la fuente, los agudos, además de proceder de ella, también se reflejan en la roca dura. El resultado es un filtrado espacial espléndido.

Desde nuestra perspectiva, muy aérea y sin protección, los planos quedan chatos a causa del efecto de máscara del potentísimo sonido del salto sobre las fuentes más lejanas. A pesar de ser las doce del mediodía, muchísimas aves cantan por ahí. Como amortiguados o ensordecidos por el salto, pero

manteniéndose en su lugar sonoro sin amilanarse. Están ahí y cantan, suene lo que suene. Otra cosa es que se hagan escuchar por sus congéneres; pero aquí vienen, fundamentalmente, por el agua. Para lo otro deben preferir otros lugares.

Lo que no se oye en esta época son los los saltamontes. Presumo que en verano deben llenar el paisaje sonoro como en el Pirineo o los Alpes. Esto está lleno de tábanos que sólo producen algo audible cuando sus alas chocan con tu oreja. Relaciono su abundancia con las heces de ganado generosamente distribuidas por todo el prado. Si no chocan con tu oreja, se posan silenciosos sobre la ropa y, si se lo permitieras, te taladrarían la dermis a través de ella.

13. S47.07.836-O072.41.727 . 16.16 . 09.11.2011 Altitud : 139m. Orientación norte

Llano Baker

Después del encuentro con el Neff, que acaba en aquel punto de salir del glaciar, el Baker, algo más clarito ya, llega a una zona muy amplia antes de encajonarse entre los muros de un desfiladero muy estrecho, al final del cual, en la confluencia con el río Chacabuco, se pretende realizar la presa Baker 1.

Ese llano es lo que veníamos a buscar esta tarde. El lecho del río queda ahora a unos 10 metros por debajo de nosotros. Presumo que en épocas de crecida, el agua debe llegar hasta aquí. Ahora nos separan del agua unos 100 metros de arena. Nuestra posición limita con un bosque de árboles parecidos a los abedules pero de hoja algo dentada. Como muchos otros árboles y arbustos de la zona, se hallan en gran medida parasitados por barbas de peregrino. Los arbustos de hoja minúscula, también, como en la confluencia con el Neff.

En cuanto al paisaje sonoro, predomina el rumor de unos rápidos del Baker. Se forman a la entrada en el cañón. Cambia según sopla el viento. También se oye : es el único compañero de un ave solitaria que, desde el comienzo de la grabación, llama sin obtener respuesta. Unas diez llamadas en forma de graznido en unos 5 segundos y silencio, hasta experimentar nuevamente la necesidad de llamar. Una pareja de patos se acerca volando. Graznan. El ave solitaria vuelve a llamar, pero duda y no completa su ciclo de diez. Luego continúa y para otra vez tras haber producido unas cuantas llamadas. ¿Por qué no cambia de lugar, si aquí no encuentra nadie? Se levanta algo más de brisa y calla. A lo lejos otras aves de otra especie y algún insecto tímido. El viento no nos deja continuar, pero nosotros ya habíamos terminado.

14. S47.07.819-O072.41.927 . 17.19 . 09.11.2011 Altitud : 136m. Orientación sur

Lago futuro

Desde luego que estamos cerca del lugar ideal para hacer una presa. Tras bajar al lecho del río, vemos que aquí debe formarse una gran laguna en épocas de crecida. Al volver a subir a la zona de vegetación, algo más lejos del lecho, hemos encontrado un lugar recogido del viento, aparentemente bueno para grabar.

Un ave que por supuesto no vemos viene obsequiándonos desde que empezamos con sus chisporroteos. Está hacia el Este. Al bajar la densidad de su canto, otra más descarada contribuye en que se calle finalmente. Al ratito, tras haber permanecido ambas silenciosas, la segunda se ha arrancado otra vez, como probando. Por similitud y por compatibilidad de registros, intuyo que se trata de distintos registros de la misma especie.

Aquí los rápidos del cañón apenas se oyen. Esta posición es más baja que la anterior, pero sobre todo ocurre así por el batir del viento, que los enmascara y hasta se los lleva. Por suerte para nosotros, no lo hace sobre nuestras cabezas. Por eso, cuando algún ave canta, se la escucha mucho mejor que antes, incluso si se halla lejos y su canto suena muy flojo. Como ahora, que, a pesar de andar casi todas bastante alejadas, se las oye con facilidad. Planos lejanos y cantos sutiles con el viento de fondo. Más al fondo aún, el Baker que entra fuerte en el cañón. Cuando falta apenas un minuto, el ave inicial de los chisporroteos regala al mundo unas pocas chispas más. Un moscardón y luego un piar.

15. S47.07.934-O072.42.540 . 19.02 . 09.11.2011 Altitud : 129m. Orientación noroeste

Gansos

Tras esconder el coche en un camino de tránsito difícil, lejos ya de la carretera austral, hemos continuado andando hacia poniente siguiendo el limite del lecho del río. Así hemos podido comprobar que la zona arenosa corresponde a la confluencia del Baker con un río mucho más pequeño. Quizá en otras épocas se ponga más caudaloso. Aquí a anidan las avutardas, una especie de ganso que fuera del agua tiene el aspecto de una garza. Al meterse, parece un pato. Igual que cuando vuela. Hasta el sonido habitual parece el de un pato. Es mucho más grande. De repente se me hace la luz : antes, el ave que cantaba no buscaba a nadie. Más bien quería asustarnos para proteger a sus crías, que debían andar por allí.

Acabábamos de fotografiar una pareja de esos ejemplares, cuando hemos encontrado el lugar adecuado para plantar nuestro micrófono. Es la entrada de un camino olvidado o de muy poco uso, a unos 5 metros sobre el nivel del agua, muy cercana a nosotros otra vez. Las barbas de peregrino causan estragos entre árboles y arbustos. ¿O es que son pasto de ellos porque previamente se habían debilitado? ¿Pero tantos se debilitan? ¿Tantas especies? Más bien, lo de las barbas de peregrino, desde la visión del neófito, parece una plaga. Como la procesionaria. Sí. Ya sé que no tiene nada que ver.

Entre ellos, moran unas aves de canto bastante caótico y nervioso. Pian y pian. Callan de vez en cuando, pero vuelven a insistir en esa llamada nerviosa puntuada por silbidos que terminan en una pausa corta. Unos se mueven con respecto de mi panorama auditivo. Otros permanecen en el mismo lugar desde que la grabación dio comienzo. No paran. Es un gran contraste lo que siento cuando escucho otra que canta a intervalos de un segundo durante una rato. A mi izquierda, los gansos lanzan unos pocos graznidos graves y permanecen en silencio antes de batir sus alas y reanudar la actividad. Mientras, la de los intervalos cortos termina bruscamente con un silbido agudo y suave. En mitad del silencio continuamente presionado

por el Baker impertérrito, se oye alguna leve puntuación y, al poco, un avión que vuela por encima de nosotros. ¿A dónde irá? ¿Quién estará ahí arriba? Va pasando y perdiéndose en el fondo hacia el norte. Nuevas especies toman la iniciativa. Son casi todas puntuales. Sólo alguna reitera su canto. Sea su canto de una u otra naturaleza, todos ellos son parcos en sonidos. Cuando todo esto se llene de agua, ¿dónde anidaran? ¿Continuará sonando el agua? No creo, porque estará quieta.

10.11.2011

16. S47.07.189-O072.46.301 . 11.43 . 10.11.2011Altitud : 200m. Orientación norte

Abrigo

En la meseta del acantilado la vegetación está predominantemente compuesta de arbustos de ésos de hoja diminuta, dentada y replegada sobre sí misma. Es el viento quien hace bonsais de esos árboles. Si se consigue descender por el acantilado hacia el río, se constata que, como va encajonado, el viento no actúa de la misma forma sobre la vegetación. Hemos llegado a una explanada muy bucólica, a unos 20 metros del río. Parece una escena de una película campestre de Wald Disney. El viento que bate arriba casi no alcanza aquí, así que hay árboles bastante altos y, como de costumbre, totalmente desconocidos para mí. De tronco muy nudoso, no se mantienen indemnes al ataque de las barbas de peregrino, que, ya lo pensaba ayer, parecen una plaga en esta región. Escuchamos la brisa ligera y los rápidos del Baker. Son nuestras fuentes habituales de ruido rojo. También, a lo lejos, los vehículos que pasan raudos por la Carretera Austral.

Los pájaros están felices por aquí. Ahora escucho una pareja de la misma especie. Se contestan. Es un glissando descendiente rápido y corto. Hay otra clase de sonido consistente en explosiones de piares cada 10 ó 20 segundos. De vez en cuando aparece ese pájaro que escuchaba ayer como un pulso suave, de ritmo aleatorio. Un silbador gorjeador ha pasado en 5 segundos de este a oeste. Pero no se trata de los únicos sonidos de aves, hay otras que prefieren trinar ocasionalmente y desaparecer en un vuelo rápido. Las loras que hemos estado fotografiando antes de empezar también nos han saludado.

17. S47.07.102-O072.46.158 . 12.33 . 10.11.2011 Altitud 203m. Orientación norte

Desconfianza

El paraje, dominado por cadáveres de árboles que sucumbieron a la lucha contra los parásitos, es muy recogido. El micrófono está al pie de un árbol aún vivo y rodeado de gran número de flores amarillas que pueblan el prado. De lejos me parecían margaritas, pero no. Como siempre, el desconocimiento le hace a uno percibir cosas inexistentes. No son alucinaciones, claro; son interpretaciones. Una vez, al pasar por la calle Abd el Kader en Barcelona, el taxista que me llevaba aseguraba que aquello era la calle San Francisco Javier. Precisamente, iba yo a dar una clase de percepción, así que empleé el episodio como ejemplo. No me considero a salvo de ese tipo de errores y así recuerdo que lo expliqué en esa ocasión. Escribir Abd el Kader ya implica una distorsión.

Aparte del fuerte sonido de los rápidos, hasta no hace mucho no escuchaba nada. Ahora hay tres aves de la misma especie departiendo. Es un canto complejo. Da comienzo en un grupo de pulsos que se transforma en un trino rápido y se extingue como glissando descendente. Pero a medida que se contestan se van alejando en su viaje de oeste a este. Nos dejan en silencio un rato hasta que nuevos actores nos acompañan. Esta vez, de lejos. No se atreven a jugar con nosotros. Y tienen sus razones.

18. S47.07.188-O072.46.483 . 13.19 . 10.11.2011 Altitud : 230m. Orientación norte

Meseta

En la meseta ya no hay árboles altos. Los arbustos están menos afectados por las barbas de peregrino y por esos hongos amarillos que alguien me ha dicho sirven para las ensaladas. También presentan menos muñones en los puntos de derivación de sus ramas. El suelo no tiene el mismo tipo de recubrimiento que más abajo. La hierba es mucho más fuerte y está integrada por muchas plantas distintas. Estos arbustos tienen unos brotes amarillos muy extraños. Me resisto a llamarlos líquenes, como alguien dice que son por aquí. Las barbas de peregrino, vale, pero esto crece directo de la rama y al lignificar tiene exactamente el mismo aspecto que la rama de la que salen.

Menos mal que me voy reponiendo del percance de ayer. Estaba subiendo un terraplén en busca del escondite donde habíamos dejado el coche y me agarré a una rama que se quebró bruscamente. Tuve que hacer mucha fuerza de manera repentina, con los gemelos particularmente, pero también con el resto de la musculatura de la pierna derecha. El calambre me dejó paralizado. Busqué rápidamente otra rama más tierna y me quedé así un rato tratando de reponerme. No podía levantar la pierna derecha para salvar el terraplén sin ponerme en peligro. Si me hubiera caído podría haberme hecho mucho daño. Luis y Rodrigo tuvieron que apartarme el arbusto para que pudiera salir de allí usando la pierna izquierda.

Al llegar al hotel me dolía mucho. No podía usar la pierna derecha para andar. Por eso fuimos al hospital. Me atendió un médico joven que comprobó que no hubiera derrame. Era solo una contractura. Muy fuerte, pero sin otros problemas. Yo no podía verlo allí. Me lo imaginaba, pero no estaba seguro, así que para evitar males mayores hice caso a mis compañeros, que me llevaran a urgencias. Lo mejor fue el calor seguido de masaje, pero también me tomé un Voltarén y luego, antes de dormir, un relajante muscular y las pastillas de Xiao Yao San. Esta mañana estaba mucho mejor, pero aún sentía tirones muy fuertes al atrasar el pie durante la marcha. Por suerte, la sensación ha ido disminuyendo. El músculo se está relajando. Mañana estaré mejor y pasado mañana, que vamos a Baker 2, estaré nuevamente en plena forma.

19. S47.07.774-O072.41.930 . 18.48 . 10.11.2011 Altitud 152m. Orientación norteGrabación en ausencia.

El lugar del percance

Ponemos la WildLife en un llano de arbustos de hoja dentada y replegada sobre sí, pasto de las barbas de peregrino, pero aún vivos. En el suelo, con la hierba, dientes de león y algo más alta, rosa mosqueta. Esto es muy cerca de donde sufrí el percance de ayer. Hoy había ganado y cantaban esos pájaros de trino nervioso y a borbotones. Ayer, nada de todo eso. ¿Qué pasará cuando nos vayamos?

20. S47.13.653-O072.37.022 . 19.51 . 10.11.2011 Altitud : 129m. Orientación este

Central El Traro

¿Qué será lo que se hace en esta central? No lo sabemos. Sólo, que se encuentra a 150 metros del río y que cierra su camino de acceso una valla de color verde oscuro donde se recuerda que es obligatorio el uso de casco, gafas y calzado especial. También se indica que no se puede rebasar los 20 km en el interior. Nunca sabré si el ruido de fondo viene del río o de la central.

Muy cerca de la entrada hay un campo vallado repleto de rosa mosqueta. Adentrándonos en él y dejando atrás esas plantas, hay un cerrado bosquecillo de esos arbustos tan particulares y tan propios de aquí. No están parasitados, parecen muy sanos. Debe haber alguien que los cuida. Poco tardará el sol en ponerse. La hora de los cantos de los pájaros. Durante mucho rato, esa especie de trino complejo y a borbotones cuasi rítmicos nos está dando un concierto puntuado por apariciones ocasionales de otras especies, una de las cuales ha producido un sonido de una rara rugosidad. Ese canto a borbotones tiene su periodicidad en cada individuo. También su propio ritmo interno. No es igual todo el rato. Empieza sin trino. Es el tanteo inicial lo que se convierte en trino. Se ubican en posiciones bastante fijas durante un buen rato. En cambio otros sonidos se mueven. Claramente. La periodicidad del borbotoneador va alargándose. Ademas, sus ciclos de canto son cada vez más cortos y dejan paso a otros, también repetitivos y estáticos. En contextos repetitivos, lo ocasional se vuelve más interesante. La luz del sol es cada vez más horizontal. Vamos ya de cara al ocaso y baja la presión acústica. Me ha picado un mosquito en un dedo y por ahí canta un pájaro que nunca había escuchado. El sonido es rugoso, corto y repetitivo hasta que llega al final de su ciclo. Entonces asciende levemente para descender en glissando. Todo muy rugoso. Nada de senoides puras. Bueno, sí : son senoides, pero muy moduladas en amplitud y frecuencia.

11.11.2011

21. S47.07.772-O072.41.933 . 09.36 . 11.11.2011Altitud : 173m. Orientación noroeste

Cerca de la contractura

Es como si hubiéramos desarrollado querencia por este sitio. Estamos a pocos metros de donde la WildLife ha pasado la noche y también de donde antes de ayer sufrí esa desagradable contractura.

La decisión de grabar aquí se debe a la escucha de nuestro primer insecto sonoro interesante en este viaje. Nunca había oído nada igual. Unos cuatro golpes secos en un segundo y medio para luego aumentar la frecuencia a más de cuarenta hercios, con cierto crecimiento de la amplitud en dos segundos para decrecer súbito y volver con los golpes secos. Pero cuando estábamos instalando el dispositivo, el bicho ha callado y sólo se ha escuchado a los pájaros por un buen momento. Unos muy característicos son esos bocinazos roncos que se reflejan entre los árboles y adquieren así una reverberación de altísima calidad. Otros también muy interesantes son roncos pero más agudos y constantes. Se mueven y son varios. Sus producciones son también muy aleatorios. Durante mucho rato, además, otro ave presente producía silbidos, piares, trinos y glissandi rápidos y agudos. La toma ha transcurrido así, hasta que ha sonado nuevamente el insecto algo más lejos de donde estábamos. Durante un minuto o así. Luego ha callado otra vez. ¿Será cosa de la temperatura? Para las vacas, no, que mugen cuando lo necesitan por cualquier motivo. Chasquidos de ave hacia el suroeste y uno de esos insectos otra vez durante unos escasos segundos. Como la vaca ésa que muge. Algo más que esas aves que al pasar pegan bocinazos cortos y desaparecen. Pasa un ave volando sin bocinazo. Sólo el surco del aire.

De fondo, El Baker ruge constante a la entrada de los rápidos que dan paso al encajonamiento.

22. S47.29.239-O072.56.332 . 12.54 . 11.11.2011 Altitud : 64m. Orientación al cieloGrabación en ausencia

Prado en Ñadis

Hoy hemos ido a Ñadis, cerca del refugio a dejar la WildLife. Lily estaba en Cochrane. Mañana tenemos la excursión a Baker 2, así que aprovecharemos para recuperarla. Hemos escogido una zona algo alejada del refugio. Ha quedado instalada entre las ramas un gran árbol caído y seco, asfixiado por el liquen y es que esto también está lleno de coigües con barbas de peregrino. El prado es, sin embargo, idílico, al pie de altas montañas nevadas. Ayer supe que el Coigüe es en Mapuche el mapudungun koywe. También se le llama coihue o roble. En la clasificación canónica su nombre es Nothofagus dombeyi. Quila y guarén son los nombres de algunas plantas de por aquí. De momento, no he podido indagar más acerca de su filiación.

23. S47.17.841-O072.41.399 . 17.13 . 11.11.2011 Altitud : 87m. Orientación noroeste

Salto

Sí. Salto. Pero, ¿de qué río? Alguien nos ha dicho que del Colonia, que viene del lago Colonia. Sin embargo, no parece que sea así en el GPS. El agua que escuchamos de fondo ahora proviene de los lagos Juncal, Chacabuco y Esmeralda. Hemos bordeado este último esta mañana. A mi entender, el lago Colonia está demasiado lejos.

Ayer ya vinimos por esta carretera, pero era demasiado tarde y nos volvimos después de hacer unas fotos. Pero nos emplazamos a venir hoy por la tarde, a ver si grabábamos el paisaje sonoro de por aquí. Luis se ha quedado buscando información en a biblioteca, así que sólo hemos venido Rodrigo, Carlos y yo. No hemos atravesado la pasarela en coche, porque nuestro 4x4 pesa casi tres toneladas y este puente sólo soporta una y media. Por eso lo hemos hecho a pie, con la intención de acceder al salto por un caminito que sale de una zona vallada al otro extremo del puente. Antes que nada nos hemos hecho fotos para poder alejarnos pronto y ponernos a gravar ya sin otras cosas que hacer. Siguiendo por la orilla del río entra uno en un bosque de coigües grandes. Su tronco es alto y parecen muy fuertes, pero muchos se ven ya cubiertos de barbas de peregrino. Con ese aspecto imponente, parece mentira que pertenezcan a la misma especie que los arbustos de hoja pequeña y dentada, pero sí, debe ser. El viento los empequeñece.

Hay varios actores sonoros por aquí, aparte del salto, que es impresionante. Quizá porque se ha puesto a hacer calor, estamos escuchando muchos insectos de los que producen sonido al batir sus alas. También hay bandurrias, esas aves de color oscuro con tonalidades rojas y amarillas, de pico largo, muy característico, casi tanto como su canto, que suena a claxon agudo. Los piares de pájaros pequeños anidando nos vienen acompañando desde que llegamos. Las bandurrias están de juerga.

24. S47.17.723-O072.41.618 . 17.58 . 11.11.2011 Altitud : 88m. Orientación oeste

Calafate

El calafate es un arbusto que da unas bayas muy sabrosas. Mas allá de la pasarela recién pintada de minio, en dirección opuesta al salto de ese río cuyo nombre desconocemos, hay un llano donde crecen aquí y allá esos arbustos. Como dan buen sombra, hace calor y están algo apartados de la cascada, que produce un sonido muy interesante, pero impide escuchar todo lo demás, pensamos que éste es un buen lugar para nuestra toma. Con ese grave de fondo, ya muy amortiguado, tenemos ahora una perspectiva mucho más amplia. Al disponernos a grabar, un ganso ha empezado a girar a nuestro alrededor lanzando gritos, pero ahora ya se ha callado. Quizá haya puesto huevos cerca. Al poco, los ruidosos han sido las bandurrias. Luego, los gansos otra vez, pero con un canto muy diferente del que parecía ir dirigido a nosotros. Al callar los más inquietos, uno se da cuenta en este sitio de que aunque estén algo distantes, muchos otros andan por aquí. Son los que producen piares y trinos delicados en distintos planos y probablemente se hallen en los árboles grandes de la otra orilla del desconocido río o del otro lado de la carretera, más o menos a la misma distancia de nosotros que los anteriores.

El ganso ha vuelto a la carga otra vez, pero nos ha dejado por imposible. Imagino que tampoco le conviene dar demasiadas pistas acerca del lugar exacto donde ha anidado. Alguien muge aún más lejos.

25. S47.17.249-O072.40.915 . 18.47 . 11.11.2011 Altitud : 75m. Orientación noreste

Laguna

Volviendo a Cochrane, a una distancia de 12 km., hay una zona lagunar donde crecen unas plantas que cubren toda la superficie de la laguna. De lejos, uno ve un prado a ambos lados de la carretera, pero no : son lagunas.

El canto de los gansos se refleja en la pared pedregosa hacia la que hemos hecho apuntar al micro. Es un bonito eco que varia mucho según la posición de la fuente de sonido que lo estimula. El salto al fondo continúa presente, pero ahora ya patentemente amortiguado por la distancia y los accidentes del terreno que se interponen entre él y nosotros. Hace unos días escuchaba fragores cuyo origen sólo imaginaba. Ahora, tras conducir arriba y abajo del río Baker en muchos de sus tramos, empiezo a conocer los lugares precisos de donde vienen esos sonidos tan imponentes. Aquí, en la laguna, todo es mucho más delicado. El micrófono esta protegido del viento tras un arbusto de rosa mosqueta, como Carlos. Yo no. Encaro el viento con a mi arbusto, pero no he conseguido protegerme con él. Rodrigo, casi con los pies en la laguna anda a la caza de sonidos. Yo prefiero escuchar a pelo y escribir.

Continúo pensando que prefiero los sonidos ocasionales a los que se repiten. Sin embargo, me pregunto qué pasaría si el paisaje estuviera hecho solo de sonidos fortuitos. ¿Añoraría los repetitivos? Se añora lo que ya no se tiene. Se anhela lo que se perdió o lo que nunca se tuvo, pero se supo de ello. Hay quienes prefieren añorar, deleitarse en la nostalgia, que disfrutar de lo que tienen. A mí no me satisface nada la nostalgia. Me entristece y no quiero estar triste. Por eso me resulta dolorosa la ausencia.

No sé si voy a aguantar la tos...

12.11.2011

26. S47.19.825-O72.39.362 . 08.00 . 12.11.2011No se realizó grabación

Camino de Ñadis

A Baker 2 se llega por Ñadis. Por eso el otro día contratamos a Lilli Schindele como guía para que nos llevara desde el refugio que regenta con su marido. Para llegar desde Cochrane, es necesario cubrir 56 km. en los que la vegetación va cambiando para hacerse más frondosa. A ñirres y lengas se añaden coigües, mañíos, tepas y lumas. Por cierto que, poco antes de llegar al refugio hay un bosque de coigües de largo tronco y copa alta. Curiosamente, aquí y allá se ven álamos. La gente de aquí cuenta que son la única especie importada. Saliendo de Cochrane hacia el sur, cerca del club de rodeo, hay una alameda preciosa. Más allá, un gran bosque de coníferas que, vistas de cerca, no reconozco. Pasado el bosque,

enseguida aparece el lago Esmeralda, a cuyas orillas hay ñirres y quizá coigües. Don Víctor, el propietario de Cero a Cero, la posada donde nos hospedamos, contaba hace un rato en el desayuno que las barbas de peregrino empezaron en el ñirre, pero que se fueron extendiendo a todo. Cuenta también que antes sólo afectaban a los árboles viejos, pero que ahora lo atacan todo. Si están debilitados, ¿cuál es la causa?

Abombada pero sin baches, a medida que la carretera austral desciende hacia Caleta Tortel, la variedad de vegetación aumenta hasta que se llega a una explanada, al fin de la cual se hallan los puentes mellizos, que cruzan el río del salto; el que visitamos ayer. A nuestro paso, comprobamos pues que, efectivamente, viene del lago Esmeralda. A medida que las montañas se acercan aparecen más y más propiedades valladas. ¿Será por el ganado o serán plantaciones? Una zona vallada que queda a mano derecha es un vivero de coníferas. Desde mi ignorancia botánica, abetos, pero no me atrevo a asegurarlo. Sabido es que hay mucha variedad de coníferas con formas muy diversas. A saber si sólo son pinos.

Al cabo de unos kilómetros aparece el primer ciruelillo a mano derecha, un arbusto de flor roja y estrellada que nos acompañará durante mucho rato hasta el refugio de los Ñadis. En el Sector Barrancoso, poco antes del desvío que nos llevará al refugio, la carretera desciende rápidamente hacia un cañón que debe llevar agua al Baker, pero que no llega a verse. La señalización del desvío que lleva a los Ñadis es perfecta y muy cuidada. Hasta el refugio hay unos kilómetros de camino a través de bosques y prados. Pasados los prados, las cumbres nevadas se acercan. Si se llega pronto por la mañana, el reflejo del sol en ellas es cegador. Tras una curva aparece el río Ñadis, por fin, junto a una granja en la que hay una araucaria preciosa y, para mí, rarísima. Yo creía que las araucarias tenían otra forma. Lo que en España recibe comúnmente ese nombre no lo es. Hay que abrir la cerca para pasar a una zona de prados, al fin de la cual la pasarela sobre el Ñadis te deja en la otra orilla, ya muy cerca del refugio. Nuestro punto de partida hacia Baker 2, al pie de las cumbres nevadas.

27. S47.29.249-O072.57.876 . 10.41 . 12.11.2011Altitud : 77m. Orientación noroeste

Hacia Baker 2 . Primera toma

Esta es la primera parada en nuestro camino al dique proyectado por Hidroaysen. Saliendo del refugio, hemos comido digüeñes directamente del tronco de un árbol. La gente se los come en ensalada, pero no es obligatorio. Pienso que si se hace así, es porque por aquí no se valoran las setas. Nadie parece haberlos probado a la plancha.

Son casi las 11 de la mañana. Para este registro, escogemos un chaqui, ese árbol que casi tiene hoja de conífera, más robusta y carnosa que lo habitual y fruto esférico, pequeño como un arándano y verde. La forma del árbol es más parecida a una encina que a cualquier conífera. Junto al árbol, el Baker desciende majestuoso hacia el sur, de manera que nos proporciona un continuo cambiante con frecuencias en todo el espectro, pero distribuidas en distintos lugares. El grave viene de lejos, mientras que los agudos se generan mucho más cerca, en la orilla del río. Las mariposas revolotean por el prado y los moscardones nos aterrorizan con sus revoloteos de aproximación. Me extraña que no haya una especie de bichejos de estos que haya desarrollado rechazo por los humanos. Debe ser que terminamos tolerándolos. Los pájaros cantan desde todas direcciones. El prado está lleno de dientes de león y moderadamente poblado de luminosas flores amarillas. Los troncos secos, unos plantados, otros caídos y amontonados, salpican el prado. Lily cuenta que en los años cuarenta hubo incendios muy grandes en Patagonia. Achaca a ese desastre la presencia de tanto árbol muerto aún hoy, sesenta años después. Las barbas de peregrino afectan a nuestro chaqui tanto como al calafate de en frente. Me resisto a pensar que tanta proliferación del liquen se deba a causas totalmente normales. ¿Está pasando algo? He encontrado gente por aquí que piensa que la muerte de esos árboles es ley de vida. No me satisface la idea de una ley de vida en la que hay más muertos que vivos.

28. S47.30.040-O072.58.435 . 11.42 . 12.11.2011Altitud : 65m. Orientación noreste

Bosquecito

Baker abajo hay un bosque de ñirres y coigües que no fue afectado por esos incendios de los 40. En el prado no hay dientes de león como en otros sitios. Cantan pájaros que no había oído antes. Me he retrasado un poco porque, como siempre que hay grupo, la mayoría camina hablando sin escuchar apenas el entorno. Así retrasado, puedo hacerme una idea de lo que suena. La preservación de las condiciones óptimas de escucha es una lucha constante cuando vamos de viaje.

Los pájaros esos de trinos erráticos y a veces acuosos son pequeños. A lo lejos cantan las bandurrias. Quizá sea un ganso lo que se nos ha acercado tanto y luego ha batido alas. Pero no lo veo. Nada que ver su canto con el de ese silbador que acaba de llegar y nos regala su solo armado de florituras, también acompañado de batir de alas. Revolotean otros que no parecen cantar. Uno es como un mirlo de cabeza más gorda y grande. El silbador insiste al tiempo que otro modulador de envolvente ataca y, nadie sabe cómo ha sido, aparece taimadamente algo repetitivo como un insecto de esos que tanto me gustan. Es tímido o hace poco calor, porque su canto es muy sutil, pero no deja de ser rítmico. ¿No será un pájaro? El pseudo-mirlo está subido a un tronco muerto. ¡Vaya! ¿También esto fue otrora pasto de las llamas?

El modulador no es uno. Son varios que se persiguen. La lógica de la sorpresa. Esta toma es notable.

29. S47.31.550-O073.01.703 . 15.07 . 12.11.2011Altitud : 88m. Orientación este

Sobre el saltón

Toda la zona próxima a la represa por este lado es boscosa. Después de comer en un bosque de coigües, aprovechando que Luis y Ricardo se han ido con Lily a visitar el paso de San Carlos, que es monumento nacional, Carlos y yo nos hemos quedado grabando.

Junto al saltón del Baker desagua otro río. Es más pequeño, pero lleva mucha agua. Por eso, como en casi todas las tomas en esta campaña, hay distintos tipos de ruido de fondo. No por eso dejan de escucharse pájaros. Hay uno que nos acompaña casi desde el principio. Sus intervenciones son rítmicas y repetitivas : 5 ó 7 pasos acentuados y luego una pausa tras la que vuelve a empezar. Invariable en su estructura, pero cambiando de lugar a nuestro alrededor. Perfecto para una siesta. No se aleja demasiado. Otros, en cambio, durante bastante rato, apenas se oyen. Hasta que alguien entre ellos produce un silbido descendente y calla. Otro, al cabo de unos segundos silba muy agudo durante dos segundos y calla. El repetitivo, como si no fuera con él, no ha parado en todo el rato.

30. S47.30.926-O073.00.141 . 16.34 . 12.11.2011Altitud : 64m. Orientación norte

Casa abandonada

De vuelta al refugio de los Ñadis decidimos hacer una toma en una casa abandonada que hay a la orilla del Baker. Las tejas son de madera de lenga y, si es que los hubo, ya no quedan cristales. Hay un sauce en el camino de entrada a la casa y en lo que fue la huerta quedan algunos viejos frutales, un álamo y otras especies que no reconozco. El viejo cobertizo del huerto está aplastado por el tiempo.

Esta mañana había más actividad en este mismo lugar, pero ahora suena la brisa y el Baker que salta en el saltón, no demasiado lejos. O quizá es ese río que desagua en el Baker y que viene justo del glaciar. Al otro lado se elevan esas montañas nevadas que, cuenta Lily, dan paso al Campo de Hielo Norte. Esta mañana le preguntaba a Lily si había estado ahí. No me entendía. ¿Y por qué iba a ir si no hay nadie? Me recuerda lo ocurrido con una locutora Japonesa hace ya muchos años. Le pedí que dijera “tiempo” en Japonés. ¿Mucho tiempo o poco tiempo?, me contestaba. Tiempo a secas es como si no existiera para su forma de ver las cosas. Para muchos, si en un lugar no hay nadie, no tiene interés. Lo comprendo. Somos una especie social. Reconozco que yo tiendo a valorar la estética frente a la significación social. El Campo de Hielo Norte es la reserva acuífera de toda la región. Más, aún : es una reserva acuífera de Chile. También contaba Lily que más arriba del lago Colonia hay dos lagos, el Cachet 1 y el Cachet 2. Uno de ellos desagua sin avisar cuando la barrera de hielo se rompe y deja caer toda el agua sobre el Colonia. Nadie sabe aún cómo el fenómeno tiene lugar, pero cuando eso ocurre, en 24 horas sube el nivel de agua y algunas granjas tienen que evacuar. Sube tanto el agua del Colonia que el Baker se retira un montón de kilómetros hacia atrás.

Por cierto, que al salir del refugio, hace ya muchas horas, hemos visto de lejos las confluencias de los ríos Ñadis y Colonia. Es un lugar donde el Baker se ensancha mucho. ¡Bellísimo! Lleva mucha agua, aunque Lily dice que este año el Baker está más seco que de costumbre. Debe tener razón : antes de ayer estábamos en el mismísimo lecho arenoso del río.

Los pájaros han ido acostumbrándose a nosotros. Somos un gran grupo. Cinco personas. No es lo que más nos conviene, porque los animales se largan con viento fresco en cuanto nos oyen. Lo relevante no es el sonido que se pueda generar en las tomas. Es el sonido, el follón, que se produce antes de ellas. Cuando uno se pone a grabar, para que todo recupere su orden, hay que esperar tanto más cuanto más follón se ha hecho. Las dinámicas de grupo son complicadas.

Delante del micro suena un pájaro que va emitiendo pulsos con cierta periodicidad pero sin pulsación totalmente estable. En segundo plano, otro pájaro pía y trina con bastante imprevisibilidad. También hay un ave que ocasionalmente produce silbidos a 8000 Hz. y otra que sólo lo hace a 4000, pero de manera insistente. Se comporta así durante unos 10 segundos y calla. Todo eso, delante del micro. Por detrás, sigue el pájaro de los trinos y los silbidos imprevisibles. El que trina, de repente produce un silbidito cada 4 segundos y hace una pausa, pero continúa cantando con toda la sutileza del mundo. Durante un buen rato continúa así. Nosotros nos vamos.

Hoy hemos atravesado algunos ríos. Nos hemos tenido que descalzar varias veces.

14.11.2011

31. S47.16.049-O072.45.638 . 09.53 . 14.11.2011Altitud : 86m. Orientación surGrabación en ausencia.

Camino del Martillo.

Como esta noche ha llovido, todo está mucho más limpio y verde que días atrás. Para llegar al Martillo hay que pasar el Baker en la balsa y luego dirigirse al sur, hacia el sector norte del río Colonia, que está a 25 km. No hemos intentado llegar. Sólo queríamos dejar la WildLife por esa zona, porque aún no teníamos ningún registro en ausencia de ella. La instalación de la máquina ha sido bastante fácil así como la decisión del lugar, que se halla cercano al camino por el que dudo que pase mucha gente. Junto a una charca donde esperamos que canten las ranas por la noche, el tronco de un ñirre muy atacado por barbas de peregrino nos hace las veces de soporte. Quizá el tiempo esté aún algo frío para ranas. El bosque es de ñirres, principalmente, pero se entra por una senda que pasa junto a un coigüe doble. El suelo, hoy al menos de tierra bastante húmeda, está lleno de helechos chiquitos, muy característicos de por aquí.

32. S47.16.051-O072.45.753 . 10.13 . 14.11.2011Altitud : 90 m. Orientación este

Bosque de ñirres

Más allá de donde espera la WildLife, hay otro bosque de ñirres al que se accede exactamente igual que antes : una pareja de coigües custodia la entrada. Luego hay que pasar un canalillo de agua estancada hasta llegar a un punto donde el suelo está tapizado de esos helechos pequeños. Hoy hace frío, pero los pájaros cantan igual. Antes de empezar la grabación, el viento soplaba más fuerte y una nube nos escondía el sol. Por suerte, con la llegada de las cabras, que nos vienen a visitar, el campo verde se ilumina de nuevo y esos pajarillos tan pequeños se ponen a cantar con un sonido agudo y modulado en

amplitud. Un motor no demasiado lejano parece luchar con alguna resistencia. ¿Es una barca? No estamos lejos del Baker. Una segunda menor más grave que el motor, un moscardón enorme me importuna, pero el viento benefactor se lo lleva lejos, de manera que puedo escuchar tranquilo el crujir de las ramas cuando el viento sopla en contrapunto disjunto con las cabras, aún más cerca que antes. El micrófono debería registrar su paso no demasiado vigilante, casi despreocupado.

Varias especies de pájaros llaman en la lejanía. Compiten con el viento, que los enmascara. No ocurre así con uno próximo que súbitamente emite un canto medianamente agudo y modulado en amplitud a unos 8 Hz. para callar y no volver a repetirse. Como si supiera que el viento iba a soplar más fuerte al cabo de poco y hubiera aprovechado para hacer eso antes de que el viento no le dejara. Arrecia y luego cede. Es un vaivén. Cuando arrecia, los ñirres se quejan. Cuando cede, los pájaros retoman su canto. Al terminar, Carlos me cuenta que una rama ha caído sobre el micrófono. Como tenía los cascos puestos, el ruido le ha dado un susto de muerte.

Al continuar, el camino del Martillo se pone algo más difícil y se hace necesario emplear la tracción a las 4 ruedas. También hace falta ir abriendo y cerrando las puertas de los cercados. Se pasa por prados repletos de rosa mosqueta y calafate. En nuestro trayecto hacia el sur por la ribera oeste del río Baker nos acompañan las libélulas. Vamos en dirección a las montañas nevadas que veíamos el otro día desde el Refugio de los Ñadis. Es la frontera con el Campo de Hielo Norte.

33. S47.15.998-O072.48.719 . 11.27 . 14.11.2011Altitud : 84m. Orientación norte.

Ñirres a la orilla del Baker

No es que prefiramos los ñirres. Lo que ocurre es que es de lo que más hay. Patos y gansos andan de discusiones en la orilla este del río que, a pesar del burbujeo y los remolinos, discurre plácido sin sonido alguno. Aquí, en la oeste, los cantos de las aves son más tranquilos. Hasta hace un momento, un pulso aperiódico como un chasquido puntuaba el tiempo. Otro piar repetido lo marcaba más uniformemente hasta que empezó a soplar el viento. Sentados en un tronco caído, vestigio quizá de aquellos incendios de hace setenta años, cuando se nubla pasamos frío si no nos tapamos. Al parar y aparecer el sol, un piar ocasional salpicado de un trino ultrarrojo, casi modulado en los 40hz, nos sorprende por su espontaneidad interna, a pesar de ser bastante frecuente. Al poco su aparición ese canto se vuelve casi periódico, de manera que va dejando de ser inesperado. ¿Tienen algo que ver en ello los episodios de viento? ¿Las salidas y los amagos del sol? Escucho al este un trino en glissando levemente ascendente y luego descendente, como si el vuelo de quien lo ejecuta realizara el mismo movimiento. No es más que imaginación mía; y es que no puedo parar de hacer todo tipo de asociaciones mientras escucho.

El canto de las aves de la orilla este es mucho más incisivo. Menos frecuente y constante, pero más agresivo. ¿Será verdad que es así o es impresión mía? En cambio, el de los trinos que tenemos enfrente se me antoja pausado y sonriente. El viento agita las nubes, que oscurecen el sol a ratos; me echa el sombrero hacia atrás. Vuelve a hacer frío. Menos mal que queda sólo un minuto. Los patos deben saberlo. Vuelven a trompetearnos, primero desde la otra orilla. Luego, desde bien cerca. Han volado a este lado para llamarnos la atención.

No sé si llegaremos al Martillo, pero estamos en el camino. Nos lo ha confirmado un hombre que venia montado a caballo y rodeado de al menos 5 perros. Pero está muy abajo, dice. El camino se torna huella apenas y atravesamos otro bosque de ñirres particularmente altos. Unos caballos que pacen totalmente despreocupados.

Al cabo de un largo rato, sin avisar, en este camino de trazas y roderas, tras pasar un arroyo más grande y profundo que ninguno hasta ahora, nos sorprende un portón de madera de alerce. En este contexto tan rural y alejado de todo, parece casi majestuoso. Al cabo de poco, una casa muy lujosa aparece a lo lejos en una colina. Dice Rodrigo que se siente la mano de Douglas Tomkins, el rico empresario ecologista que ha comprado media Patagonia y que ahora, como ya no le dejan comprar más, pone la tierra a nombre de su esposa. Así lo cuentan en Cochrane, al menos. Parece que su estrategia es comprar grandes extensiones de tierra con la intención de cederlas al estado si éste acepta convertirlas en parques nacionales. Ha ocurrido varias veces, pero ahora el Gobierno chileno estudia la posibilidad de expropiar parte del parque privado el Pumalín, en la Región de los Lagos, porque necesita espacio para el trazado de la Carretera Austral. Así que no; por lo que cuentan en Cochrane, parece que ahora El Martillo pertenece a Enrique Alcalde.

Más allá de la casa, el camino se pone aún peor. Medio escondido tras una curva, surge un refugio recién construido, en cuyas inmediaciones pastan las vacas. Al dejarlo atrás, embarrancamos en un prado muy húmedo y lleno de barro que hace las veces de camino. Está surcado de roderas. Con muchísimo trabajo sacamos el coche del fangal. Es pesadísimo. Casi 3000 kg. Ha sido necesario colocar ramas y piedras junto a las ruedas para que se agarraran e impedir que la erosión de su giro en el vacío llevara al chasis a tocar el suelo. Hay que ir con cuidado y no confiarse en que el coche sea potente. Llenas las ruedas de barro y el chasis tocando al suelo, un vehículo, por más 4x4 que sea, es una chatarra inútil. La física recreativa no es asunto de gente de letras. Al considerar que no podíamos continuar adelante y aún con el susto encima, hemos decidido volver sin llegar al Colonia. Lástima. Visto en el mapa, aún quedaba pasar por el Manío y luego cubrir unos cuantos kilómetros.

34. S47.15.951-O072.50.175 . 13.15 . 14.11.2011Altitud : 87m. Orientación norte.

Sombra

Desde la generosísima sombra de un coigüe doble inmenso y precioso, que creció vete a saber cuántos años hace sobre un prado repleto de tréboles, vigilamos el micrófono. El sí está sufriendo el ataque de los calores del sol. Calor al sol y a la sombra, la gloria. Es primavera.

El salto de agua próximo lo tiñe todo de rojo. Especialmente, las llamadas de los pájaros, que tienen mucho azul. Su revoloteo, no, que también es rojo. Tampoco su saltar, que por simetría habría de ser verde. Nos rodean, aunque pensábamos al empezar que se encontraban más hacia el norte, hacia donde hemos enfocado el micrófono. Pero ahora se oye su diálogo por todas partes. Son glissandi ligeramente ascendentes que terminan descendiendo un poco y durante un tiempo algo más largo. Hay además trompeteos que cambian su fundamental en un intervalo de tercera menor descendente y también silbidos en glissando ascendente de una segunda que se quedan parados ahí en el tiempo. Los llamo trompeteos porque me resultan bruscos. Alguien contesta desde otro lugar y en otro tiempo con glissandi descendentes en oposición simétrica. Diría que los trinos puntúan el tiempo, pero tanto los silbidos como los trompeteos continúan como si no lo hicieran para ellos. ¿Serán esas marcas para mí? Para mi tiempo; nuestro tiempo. La cigarra, que también tiene el suyo propio, se pone a respirar de repente. Hace un rato cantó un insecto afín, pero calló. Como la cigarra ahora, que sin relación de causalidad enmudece cuando

un trino corto y relativamente insistente entra de lleno en escena. Esto debe ser música. Música esencial. Primigenia.

Recogemos a toda velocidad porque la balsa termina su horario de mañana a las 14. al llegar a la balsa a las 14.40 nos damos cuenta de que estábamos confundidos. Paró a mediodía y reanudó hace un rato. Comeremos en cuanto lleguemos. Será pronto. El Sr. Omar, que regenta el Ñirretal, donde hemos comido una chuleta de cerdo bastante buena, dice que esa casa era del Sr. Alcalde. Habíamos llegado al Martillo, pues. Pero sólo al principio de la finca. A donde seguro que no, el río Colonia.

35. S47.15.233-O072.34.387 . 16.59 . 14.11.2011Altitud : 145m. Orientación norte

Plaza de Cochrane

Nos dedicamos esta tarde a Cochrane. Así no vamos más motorizados, que después de la aventura de esta mañana, ya estamos hartos de ir montados en coche.

Al norte de la plaza, hay una clínica dental y otro edificio que no identifico. Al sur, la iglesia, de planta octogonal y un establecimiento donde un letrero reza "Los Héroes". En el extremo sudeste está la ilustrísima casa consistorial. Al oeste, el supermercado y el local del comité de defensa del espíritu de la Patagonia; al este, la casa de los carabineros y el banco del estado, y en el centro un estanque con una estatua de hierro que representa una pareja de astados. Delante de la iglesia, en el extremo sudoeste, hay una campana. Debe pertenecer a la iglesia. Los tejados y muchas paredes son de lata, pintados de colores bastante llamativos, como en Valparaíso. La lata debe ser buena,con protección contra el viento, presumo. En Cochrane hay unos edificios bastante llamativos y es notable el cuidado que se toman en arreglar las calles y la plaza, que es una joya, de un mobiliario discreto y elegante, llena de coníferas de hoja particularmente larga y tronco generoso.

Por cierto que hoy hace también viento por aquí. Parece que se fueron las nubes. La lluvia que nos impidió trabajar en Caleta Tortel hace unos días queda ya lejos. El sol reluce en esta tarde primaveral. Los niños juegan en el estanque : Lorena anda con las botas puestas, encantada de mojarse los pies. No creo que sean impermeables.

Desde que empezó la grabación. Una máquina excavadora trabaja al lado del supermercado. Esto, un ladrido de perro, los niños y el viento han sido el único paisaje sonoro, sólo afectado por la tapa del carro de la barrendera que en un momento se ha puesto a recoger basura al lado del micrófono.

36. S47.15.069-O072.34.449 . 17.40 . 14.11.2011Altitud : 159m. Orientación este

Altura

Nos hemos puesto a subir al mirador que se ve desde abajo. Al llegar a medio camino, decidimos hacer una toma. Desde este punto se dominamos casi toda la ciudad, muy pequeña y de cuyas calles parecen emerger los árboles. Especialmente, los álamos. Es joven. La fundación tuvo lugar en los años 50. Coyhaique, de los 20, no es mucho más antigua. La historia de la Patagonia es aún muy corta.

Frente a nosotros, una casita muy bien tenida, con la bandera de Chile en un extremo. Hacia el oeste, una plácita, también extremadamente bien cuidada, como todo en este lugar. Se diría que la gente aquí ama su entorno. La zona de la ciudad más cercana a nosotros, hacia el norte, presumo, parece en pleno crecimiento. Creo que están haciendo jardines, porque se ven unas estructuras de madera dispuestas aquí y allá que podrían ser protecciones para plantas o árboles.

Ante nosotros, más abajo, por supuesto, pasa algún automóvil de vez en cuando. Algún camión. También, gente. Niños. Hacia el este, donde la plaza, un perro ladra. En sentido contrario, una hormigonera lanza al aire su constante rumor grave. Precisamente venía por la otra calle una especie de camión con una hormigonera directo a un montón de piedra fragmentada que está al lado de la casita de techo azul tan bien tenida, la que tiene un negocio de tala de madera al costado. La hormigonera móvil está abasteciéndose. Puede que pronto se vaya de vuelta para dar de comer a un monstruo más grande que desde aquí no vemos. Por el sonido, no debe de estar lejos de una extraña construcción octogonal cubierta toda ella de lata. Parece una vivienda. Pero ¡qué rara!

37. S47.15.157-O072.34.030 . 18.50 . 14.11.2011 Altitud : 139m. Orientación este

Glorieta

No es una glorieta. Más bien es un mirador con forma de glorieta. Tiene dos pisos. Desde arriba se tiene una perspectiva extraña de la ciudad, con el mirador y el aeropuerto a la derecha. Está en un extremo de la población, frente al desagüe de un barrio externo en río Cochrane, que viene del lago. Mañana pronto por la mañana queremos ir de ese lado.

El río es de un caudal considerable. Se entrega al Baker unos kilómetros más allá, después de abandonar la carretera austral. Es bastante silencioso en este punto. Apenas un chapuzoncito, casi ni un solo burbujeo. Se forman remolinos porque hay cierta profundidad, pero no suenan. Nada enmascara los trinos ni los piares ni los graznidos leves que se producen a distintos niveles de profundidad. Los escucho cercanos y alejados en distintos grados.

A lo lejos ruge la sierra mecánica y mucho más cerca y levemente, los motores de los vehículos que pasan tras de nosotros. El graznido se ha vuelto insistente. Parecería que por su causa el resto de pájaros se anima. ¿Será por la hora o por algún efecto de sincronía? La interválica del conjunto es curiosa. Sus relaciones contrapuntísticas, también. Cada uno llama la atención por su cuenta. Es la independencia de las voces. Independencia entre ellas, cierto, pero todas dependientes de un diseño ancestral que se rompe con los golpes graves, metálicos, secos, de la construcción cercana. Cada uno lleva su ritmo. Cada uno, su propio dibujo melódico. Cada cual tiene sus razones. Como el viento, aunque no sepa que las tiene. A lo lejos, gallos, músicas, coches; todos sonidos bastante leves. La ciudad se prepara para despedir al sol dentro de muy poco. Pronto la gente se recogerá en sus casas y el agua continuará fluyendo ajena, sin suspirar apenas.

15.11.2011

38. S47.14.546-O072.31.452 . 05.36 . 15.11.2011Altitud : 171m. Orientación este

Lago Cochrane

Nos levantamos de madrugada porque en toda la campaña aún no hemos realizado ninguna toma al amanecer. Al bajar, Rodrigo ya estaba en el comedor. Aún no eran las cinco de la mañana.

Muy cerca del embarcadero, junto a la caseta de información, hay una explanada donde nos instalamos para no perder tiempo. El micrófono, como es habitual, entre ñirres. Clarea y hace frío. Mucho frío. Los guantes no me protegen totalmente. Tengo los dedos congelados. No les importa a los pájaros, que están en su mejor momento. Los ritmos se suceden y adquieren formas distintas a cada instante y en cada plano de escucha. Lo más próximo, el oleaje que choca en el casco de un bote. Lo más alejado entre los animales es el gallo que anda cantando por algún corral de Cochrane, pero hay un salto de agua muy distante, del que no llega más que un rumor.

Los cantos de los pájaros son similares a los que hemos estado escuchando estos días, pero su densidad es mayor. Ni un solo grillo. Deben estar hibernados. El espacio de 150 metros a la redonda viene determinado al oído por los pájaros de pequeño tamaño. Algo más lejos, el trompeteo de patos y la risa sardónica de aves que no conozco. El prado, por el contrario, se muestra repleto de risas amables. Cantos agudos y ágiles. Hacia el embarcadero, repetición continua de lo que suena a alguna especie de muelle. Es un pájaro. Muy repetitivo. Antes, el salto se ha manifestado mucho más fuerte. ¿Alguien ha abierto una compuerta? Algo más tarde se ha quedado sonando como estaba y pasado apenas un minuto, nos llegaba por el oeste otro ruido blanco. Era el viento, pero calló. Ahora estaba aumentando, pero se amortigua nuevamente. Creo que todas estas variaciones dependen de cambios en la dirección de donde viene el viento.

Se me están congelando los dedos. Menos mal que llevo guantes. Como ya es habitual, cuando la grabación es interesante, no paramos a los 20 minutos. En este caso, es porque se nos han acercado unos pájaros que silban en glissandi muy expresivos repetitivamente. Cantan en dirección norte.

Nosotros, tan tapados, parecemos astronautas.

39. S47.14.498-O072.31.501 . 06.10 . 15.11.2011Altitud : 178m. Orientación norte

Ladera

Ascendiendo un poco por la ladera hay un ñirretal. ¡Cómo no! En él se abrigan muchas especies. Normal : estamos en una reserva natural. Cada una ensaya su canto a estas horas. Me fijo al principio en dos repetitivas, por ser mas fáciles de describir. La que está al este es un glissando descendente modulado muy ligeramente en amplitud a unos 40 Hz. El segundo canto es mucho mas sutil. Paró mucho antes que el primero. Era un suavísimo pulso que procedía del ñirre que tengo a apenas un metro. Ambas basan su estrategia en la repetición, como las otras aves de este entorno, que no me llamaban tanto la atención. Hay una que parece repetir el musema más característico de la Quinta Sinfonía de Beethoven. Ya no se oye. Parecen moverse poco. Debe ser por el frío que hace. Yo tampoco me movería con esta temperatura.

Con cantar, ya me parece un empleo importante de calorías. Cada uno está en su puesto. Curioso ese insecto que acaba de pasar volando. ¿De donde habrá sacado la energía?

No lejos, un perro. El salto de agua continúa ahí, sin cambiar la intensidad como antes. De vez en cuando emerge la rugosidad de los neumáticos de algún vehículo que entra en Cochrane. Parece que la insistencia de los cantos disminuye a medida que la luz aumenta. No es que nadie calle; tan solo parece que disminuya el tono. El beethoveniano ha vuelto a insistir y uno de su especie le ha contestado a lo lejos. Luego alguien se ha acercado trompeteando sin que afectara lo más mínimo a los que sonríen en medio del prado. Durante todo el rato, como gaviotas de risa sardónica en el lago discuten de sus asuntos.

Quizá haga menos frío ahora, pero no se puede decir que estemos cómodos aquí tiesos y parados. Un nuevo actor que suena a madera viene a visitarnos en el último momento. Este se mueve. Ya se ha alejado. Mientras llega a nosotros el sonido rugoso de las cubiertas de algún vehículo desplazándose sobre la grava, un pájaro pequeño aletea.

El sol aún no ha salido.

40. S47.14.716-O072.31.953 . 07.04 . 15.11.2011 Altitud : 178m. Orientación norte

Entrada

El sol emerge por detrás del cerro en este preciso instante. Cochrane suena mucho ya a esta hora. También, como estamos cerca del valle principal, debe llegar mejor el ruido rojo del salto de agua que escuchábamos antes. Ha subido la temperatura y se oye ladrar a los perros con mayor frecuencia. El gallo continúa cantando. Es normal : tiene que significarse, si no, revienta.

En la proximidad del micro, abarrotada de ñirres, cantan diversas especies de ave. Es difícil describir el canto de una cuando se oyen tantas al mismo tiempo. Es cierto que con la salida del sol, ha disminuido la insistencia de su canto. Ahora, sin dejar de cantar, están más tranquilas. Lo más fácil de describir es un chasquido que se extingue a los pocos segundos de empezar. El otro bastante fácil es ese repetitivo que con periodicidad de 4 Hz. repite su graznido durante 10 segundos y luego calla. También son fáciles de detectar los pulsos rítmicos. Luego están los silbidos, que nunca se mantienen a la misma frecuencia. Hacen glissandi, ya ascendentes, ya descendentes. En dificultad de descripción siguen los que sufren alguna modulación. No es evidente la cuantificación de la cantidad de modulación ni su frecuencia. Mucho menos lo es su forma. Los trinos son aún más difíciles de describir en toda su complejidad, precisar los limites de altura a la que se producen siempre me ha dado problemas. Por supuesto que si los cantores no repiten sus formas, aún es más difícil aprehender su canto.

Resulta particularmente fácil identificar el lugar desde dónde cantan. Así son los sonidos agudos. Lo más complicado de describir es la concatenación de distintos modos de producción de sonido en un único canto.

En la lejanía, el mugido de una res se refleja en algún obstáculo duro. Muy cerca, pasa una pareja madrugadora. Se cruzan unas palabras tranquilas. Pocas.

41. S47.15.042-O072.33.546 . 07.46 . 15.11.2011 Altitud : 152m. Orientación norte

Pájaros y máquinas

Pasan los primeros coches por el camino y los perros ladran. Las aves continúan con sus llamadas. Llevan dos horas perdiendo nivel y densidad. Pero no llegan al silencio total, a pesar de que máquinas y coches pasan cerca. Todo tipo de máquinas va de un lado a otro. También por el camino que queda al otro lado del prado. Ahora no son muchos, pero ya serán más a medida que avance el día. Está claro que la ciudad está en construcción. Crece.

Fenómeno curioso : pongamos que esos pájaros tan insistentes son gaviotas. Llevan un ritmo. Cada una canta por su lado. En un momento dado aumentan la frecuencia de sus graznidos y terminan sincronizándose. Luego, con el frenesí, se aceleran aún más y se desincronizan. Así lo han hecho varias veces.

El sol calienta ahora más. Podría dormirme. ¡Qué sueño!

51. S47.15.265-OW72.34.15 . 19.00 . 15.11.2011Altitud : 150m. Orientación al cieloGrabación en Ausencia

Residencial Cero a Cero

Residencial Cero a Cero fue nuestro alojamiento en Cochrane. Su propietario, Don Víctor estuvo amabilísimo y comprensivo con nosotros.

42. S47.13.988-O072.36.950 . 20.30 . 15.11.2011 Altitud : 146m. Orientación norte

Atardecer en el valle del Cochrane

El sol se va y nosotros también. Mañana. Hoy hemos querido grabar a la salida y a la partida del sol. De paso, nos hemos dado un respiro para contestar mensajes urgentes y reservar billetes de avión.

Como nos viene ocurriendo desde que llegamos, hemos ido a parar a un ñirretal. Casi parece broma. A esta hora está lleno de moscas y mosquitos. Las aves, como nosotros, se preparan para la noche. Su actividad no es tan intensa como por la mañana. Lo que se mantiene parejo en esta época, al menos, es el sonido de los saltos de agua. El que oímos estático al oeste debe ser el río Cochrane. El micrófono tiene ahora actividad a derecha e izquierda. Este y oeste. Al norte se oyen menos cosas ahora. Mi sensación es que las aves están callando a medida que la luz del sol se va. Dejan paso al salto de agua, que de continuar así, será la única cosa que se oiga. Los silbidos continúan, sin embargo, distribuidos uniformemente pero mutando su posición. Oigo por primera vez un canto grave para ser un ave. Una especie de gemido filtrado y en grupos de dos o cuatro a ritmo de pavana. La densidad va bajando pero no parece que llegue a ser nula. Si el micrófono está tan rodeado de moscas como yo, se van a escuchar bastantes zumbidos. A los silbidos se le añade un modulador fortuito que calla. Casi únicamente silbidos y, de vez en cuando moduladores de envolvente rápida, como a 40 Hz. ¿Y ese grave que ahora parece cantar y haber cambiado de sitio? ¿Música por ahí? Por qué será que a los mosquitos les gusta picar en la palma de la mano. Del continuo del agua emerge un ruido mucho más fuerte y se apaga. Todo queda como antes. Al poco, un motor. El ruido emergente era un coche que procedía del mismo lugar que el sonido del salto.

43. S47.13.618-O072.36.990 . 21.34 . 15.11.2011Altitud : 130m. Orientación norte

Agua encharcada

Escogemos para terminar nuestras grabaciones en presencia un lugar cercano a la plantación de rosa mosqueta próxima a la central hidrológica de El Traro. Es otro ñirretal donde muchos de los ñirres tienen barbas de peregrino. ¡Como no! El micrófono no está entre arboles, sino en un prado elevado sobre una pequeña acumulación de agua estancada.

Un animal indefinido emite un silbido grave que casi parece una respiración. Debe ser un ave. Repite su canto con cierta variación. La frecuencia grave inicial va aumentando con el nivel. Al llegar al máx imo, termina el ciclo bastante más deprisa y vuelve a empezar. Ha pasado un buen rato desde la otra toma y continúa el dimimuendo. Mientras ese continua así, con su silbido grace, nos soprende un grito fortuïto en glissando ascendente y descendente, también con aumento del nivel paralelo al comportamiento de la frecuencia. Le contestan desde lejos y no se oye nada más.

Los insectos continúan asediándonos, pero a la respiración silbada y repetitiva le da lo mismo. Nunca he oído nada igual. Pareciera que se fuera a quedar sola, con la única compañía del salto de agua de la central y del río que fluye cerca. Alguno silba o trina, por ahí, claro. Pero ya se van durmiendo. Los automóviles también se dormirán. Ahora pasa uno que no creo sea el último. Nadie es nunca el último ni el primero. Todo está hecho de ciclos. De relojes. Esa respiración tiende a instalarse en la noche. ¿Será verdad? El Boyero, brillantísima, sale tras el cerro. Ya es hora de cenar, ¿no? sí, pero los sonidos no cenan. Cambian continuamente. Se hacen más fuertes, más débiles, evolucionan siempre. Nunca descansan totalmente.Coyhaique

16.11.2011

44. S45.35.365-O072.04.124 . 20.48 . 16.11.2011Altitud : 400m. Orientación norteGrabación en ausencia

Patagonia House

La casa donde gracias a Luis nos hospedamos pertenece a un alojamiento turístico llamado Patagonia House. Está en un barrio de la parte más elevada de la ciudad de Coyhaique, donde hacemos noche antes de volar a Santiago. Es un entorno paradisíaco. Los caballos pastan por el prado que circunda dos casas recubiertas de metal oscuro. La de más arriba es donde Carlos y yo vamos a pasar la noche. Es muy lujosa. Después de haber pasado una semana en una habitación pequeña de dos camas minúsculas, casi tengo miedo a perderme en la cama enorme de mi habitación, que, por cierto, tiene una vista fantástica. En el barrio hay otras casas.

Hemos suspendido la WildLife de las ramas densísimas de una conífera que a mi me parece muy rara. Desde ese punto obtendremos un paisaje sonoro muy abierto dominado por el sonido ambiental lejano de la ciudad.

Desgraciadamente, esta grabación se perdió. Desconocemos la causa.

17.11.2011

45. Desayuno y gran chasco . 17.11.2011

Nos las prometíamos muy felices esta mañana al salir de Patagonia House, el establecimiento hotelero donde hemos pasado la noche. Durante el desayuno, que ha sido exquisito, la prima de Luis, directora del establecimiento y muy activa en cuestiones medioabmientales, nos ha dado detalles muy interesantes acerca de los derechos de agua en Chile. Resulta que cualquiera puede reclamar los derechos de una fuente de agua si se compromete a explotarla de la forma en que lo prevé el proyecto presentado a las autoridades. No importa que se posea o no la tierra en que se encuentre la fuente reclamada. Endesa, que hasta hace poco era accionista de Hidroaysen, la titular del proyecto de construcción de presas en la zona de los ríos Pascua y Baker, posee los derechos de agua de la cuenca del Baker hasta la cota 138m. Ese es un factor clave en la posible aprobación del proyecto que también conocimos de las explicaciones de Lily.

Al entregar las llaves del coche, las cosas ya se han torcido un poco porque pretenden pasarnos factura por unas rayas que no hemos hecho. Pero como había que tomar el avión de vuelta, no hemos discutido. Yo no he firmado nada, por si acaso. No quiero que nos cobren la reparación de todas las rayas que había inventariadas.

Mientras desayunábamos por segunda vez lo he oído casi por casualidad en una megafonía que apenas se entendía. El nuestro y otros muchos vuelos quedaban definitivamente suspendidos a causa de las cenizas del volcán Poyehue. Ninguna previsión había en ese momento para mañana, así que teníamos que encontrar una forma de salir de allí. ¿Por tierra? Al llegar a Puerto Montt tendríamos que subirnos a un ferry, así que lo más factible parecía salir por Argentina cruzando una pampa enorme y desolada. Pero eso tenía el inconveniente de que había que esperar a las 3.30 pm para obtener un acta notarial de la cesión del vehículo a mi nombre. El coche no podía ser el mismo que acabábamos de entregar, porque ya estaba contratado. Había de ser uno mucho más pequeño, un Suzuki Vitara, potente, pero pequeño para los 4 y todo el equipaje. Por eso, en principio Carlos y yo, que tendríamos serios problemas si perdíamos nuestro vuelo de vuelta a Barcelona, íbamos a salir solos. Nos alternaríamos al volante durante las supuestas 36 horas que duraría el viaje. Rodrigo ha sido muy generoso al ofrecerse para acompañarnos y así compartir la conducción. La verdad es que era una buena opción. Durante estos días sólo hemos conducido Carlos y yo por cuestiones de seguridad. Normalmente acostumbramos a alternarnos por jornadas, porque las distancias que cubrimos acostumbran a ser pequeñas.

Hemos salido a las 4.30 pm, pero la llegada a la frontera, que está a 200 metros del aeropuerto, no ha sido hasta las 6 pm, porque queríamos encontrar la forma de comprar unos pesos argentinos, para no ir sólo con los chilenos y las tarjetas de crédito. Era además necesario comprar víveres, porque no sabíamos cuándo podríamos volver a entrar en un restaurante.

Al salir hemos decidido turnos de 4 horas. Desde las 6 pm hasta las 10 de la noche me ha tocado conducir primero, a través de 150 km de carretera de ripio y luego, no sé cuántos de carretera mal asfaltada y peor señalizada. No se podía pasar de 80km/h. En el único momento que los he sobrepasado por descuido, hemos pillado un bache enorme. Además, como en los días pasados, había que evitar el acelerar al salir de las curvas, porque con las ruedas que llevábamos, el coche se ponía casi tête à queue sin tocar el freno. Si lo hubiera tocado alguna vez, hubiéramos terminado en la cuneta. A lo largo del trozo asfaltado, hemos pasado por fincas sin vallas, por lo que el ganado andaba suelto por la carretera. Hasta ciervos había. Bastante antes de las 10 pm, ya estaba Rodrigo preguntándome si no estaba cansado. Parece que se moría de ganas por conducir, pero a mi nunca me parece buena idea cambiar los pactos a medio camino, así que a las 10 pm en punto se lo he dejado.

A medianoche me he dormido. Estaba rendido. De vez en cuando me despertaba porque el conductor, Carlos o Rodrigo, preguntaban por dónde había que seguir. Como El GPS me lo iba diciendo, lo comunicaba y me volvía a dormir.

18.11.2011

46. Cosas de fronteras : señoras muy señoras, Messi y le sobra a Ud. un papel . 18.11.2011

Desde que dejé el volante a eso de las 10 pm de ayer, fui dormitando hasta Bariloche, donde repostamos. Ahí tomamos la decisión de no atravesar la frontera en Santa María de la Angostura y seguir hacia Junín de los Andes para llegar a Temuco y no a Osorno, como nos habían sugerido en un principio. Eran como las 4 de la mañana cuando la policía caminera me contaba que hasta las 8 am no se sabría si abrirían el paso o no, porque se esperaba a conocer el estado del volcán para tomar la decisión. Esperar hubiera supuesto perder 4 horas.

A las 5.45 am Carlos me pasó el volante. Estábamos justo bajo el Puyehue y las cenizas le afectaban mucho en los ojos. El paraje era lunar. Bellísimo e indómito. Inhabitable. Apenas sin vegetación, todo estaba cubierto de ceniza blanca. A pesar de la premura de tiempo y la falta de luz se imponía una sesión fotográfica casi a oscuras. Como la carretera era buena y sin demasiadas curvas, el camino hasta Junín fue plácido y rápido. Sólo tuve que parar a consultar el GPS para tomar el desvío correcto al atravesar un lago enorme que llevábamos bordeando durante casi una hora. Mis compañeros dormían. Hacía viento y no teníamos demasiada gasolina, así que no era cosa de andar equivocándose.

Al llegar a Junín a eso de las 8 de la mañana, repostábamos otra vez. Eso ha fue nuestra perdición. No consultamos más el GPS y resulta que nos habíamos pasado del cruce hacia la frontera. No está señalizado como yo me esperaba. Ningún cartel la anuncia explícitamente. Sólo se habla de pasos. Paso de tal o de cual, pero ningún cartel anuncia que la frontera esté próxima o que sea por ahí o por allí. No me pareció que las indicaciones de los pasos aludieran a las fronteras, porque en la montaña los pasos pueden ser fronterizos o no. Tenía que haberlo supuesto, pero estaba bloqueado por las ganas de llegar y nuestro mapa no decía nada se pasos.

Junín y San Martín de los Andes son villas ricas. Especialmente en San Martín hay bastante turismo. En el lago hemos visto un yate enorme. La ciudad está en obras. Eso es índice de desarrollo económico. Desde ahí, la frontera más próxima se encuentra a 60 km siguiendo una carretera de ripio a lo largo de la orilla norte del lago Lacar. La hemos seguido un rato. Eran casi las 10 am, así que le he dejado el volante a Rodrigo que ya andaba nervioso con ganas de que lo dejara ya de una vez. No debía fiarse. Cada cual tiene sus manías. A mi lo que me pone en tensión es que el conductor no anticipe los acontecimientos : que espere a frenar o girar el volante en medio de las curvas o que se pegue a los vehículos delanteros sin margen a la maniobra en caso de imprevisto. Al estudiar el GPS con mayor detenimiento, descubrimos que la carretera del paso por ese punto, que tiene lugar a lo largo del río Hua Hum, termina en un lago. Nos vimos obligados a volver atrás cuando llevábamos algunos kilómetros de ese camino. Siempre según el GPS, la frontera era accesible a través de la carretera rp62. Ni cortos ni perezosos descendimos hasta San Martín para tomarla desde Villa Lolog, pero al llegar al último puesto fronterizo argentino, un carabinero joven y educado nos explicó que por ese paso no está habilitada la frontera. Es decir, que no hay infraestructura para procesar los datos de inmigración de los viajeros. Muy amable nos indicó que el único

paso a través del cual podríamos volver a Chile es el Tromen, al que se accede por la carretera rp60. Ni hablar tampoco de atravesarla por el río Hua Hum, ya que solo hay un ferry por la tarde. Según él, hubiéramos tenido que desviarnos antes de entrar en Junín, pero no había ningún indicador desde el otro lado. Creo que ese paso es el más bajo de los tres. Pasa a la derecha de un viejo volcán de forma cónica casi perfecta. No paraba de hacerle fotos hasta que vimos las araucarias. Espléndidas. No están aisladas, como acostumbran a verse en los jardines europeos. Aquí crecen por todas partes y las hay de muchos tamaños. Pueden verse casi hasta llegar al puesto fronterizo argentino, que ya debe estar demasiado alto para ellas.

El lugar me recuerda a un servicio hospitalario. Llegas y nadie te dice lo que hay que hacer ni en qué cola ponerte. Tienes que imaginártelo. Lo primero será enseñar los pasaportes y la documentación del coche. Luego habrá que pasar la aduana. Pero todo está en el mismo despacho, así que no es inmediato descubrirlo. Unos carteles lo indican, así que nos te pones a la cola hasta que un policía nos dice que si vamos en coche particular, es la cola de al lado. Al cambiar de cola, unas señoras argentinas bastante pijas se nos colaron. Siempre me ha resultado odioso que se emplee el género para obtener ventajas. Hace muchos años se me coló una señora prepotente en la cola de caja de Societé Générale. Me dio tanta rabia que tuve una reacción alérgica. Era primavera y en Bourges las estaciones se notan especialmente. Esta vez no me dió alergia. Aprovechado para chotearnos un poco entre nosotros acerca de la cara que tienen algunas personas. Antes de que terminaran con ellas, un policía nos hizo ademán de adelantarnos. ¿Donde está el seguro internacional? Nadie nos lo pidió al salir. Sólo lo que allí llaman el padrón del automóvil y el documento notarial de cesión del vehículo, que, por cierto, en la aduana chilena nos dieron a entender con miradas y caídas de ojos que no estaba bien hecho. Pero nos dejaron pasar. Pues como el seguro internacional no sea esto que he encontrado entre los documentos que nos dio Hertz... Si. Esto es. Menos mal. En el departamento de la aduana estaban de guasa. El aduanero más granadito me dice : y Ud. ¿de qué club es? Ya en la entrada a la Argentina el aduanero nos mentó a Messi y lo fenomenal que el chico es. En clave de guasa le dije : ése es catalán, ¿no? Se rió bastante de la gracia. Bueno, se lo prestamos un ratito. Como le caí simpático por el comentario me dijo que no se iba a quedar copia del documento notarial, que ya lo registraría en el ordenador y que podía llevármelo. No sólo quiso hacerse el simpático de esa forma, también nos contó con mucho misterio que las tarjetas no siempre funcionaban y que en las gasolineras no acostumbraban a emplearlas porque no les abonaban los importes hasta pasado un mes. Sobretodo, si se la rechazan una vez, no vuelvan a introducirla en el cajero. Si no llevan cash, se arriesgan a quedarse bloqueados. ¿Y les gustó por acá? ¿Por dónde estuvieron? Pues por río Baker, Cochrane, Caleta Tortel... Bueno, yo no conozco, no soy de aquí. Acabo de llegar. Hasta ahora vivía en Córdoba. No sé por qué nos vendría con ese cuento de las tarjetas. El banco de Rio Rojo nos dio 300 pesos a cada uno sin chistar y en la gasolinera casi lo conseguimos, pero no había línea telefónica en ese momento. Pues como soy de Barcelona debería ser del Barça, le digo al aduanero de Tomen. Pero de aquí, de Argentina, ¿de qué equipo es? ¡Ah! ¿De aquí? Pues del Boca. ¡Respuesta correcta! Puede pasar, ¿cuánto dinero quiere? Bromeaba, porque su compañero, que es del River, como el señor de detrás, no nos lo piensa poner tan fácil. Encontra no sé qué en el formulario y va a la oficina del jefe, a quien nada le parece raro y nos deja pasar sin registro del automóvil. Si el aprovechamiento de las diferencias de género me parece ordinario, el uso del fútbol en las fronteras y la bromita ya rayan el insulto. ¿Ud. es del River?, le decía el aduanero granadito al señor que nos seguía. ¿Y sus papás le trataron bien de pequeño? ¿No sufrió Ud. ningún trauma de infancia? Porque mire, y señalaba a su compañero más joven, este se quedó así porque se cayó de un burro...

En el puesto chileno las cosas parecían más serias, pero no dejaron de ser amables. Tras comprobar las documentaciones de inmigración, nos dieron un papel minúsculo con el que habíamos de pasar a la aduana. Tiene Ud. un papel de más, me espeta la funcionaria. Nunca me había pasado algo así. Era como en un sueño o en una historia absurda de Ionesco o de Pirandello. ¡Siempre era que me faltaba faltaba algo! Que me sobrara ya era rizar el rizo. Se trataba del papelito del notario que no se había quedado el aduanero argentino de Balmaceda. Una vez aclarado el asunto del documento de más, aún teníamos que pasar la revisión de mercancías. ¿Llevan algún producto biológico? No. Bueno, si. Unos plátanos que compramos en Balmaceda para el viaje y un bote de mermelada de rosa mosqueta. ¿Algo de miel? No. Tienen que dejar los plátanos aquí. Pero si en Balmaceda nos dejaron entrar con ellos. ¡Y yo que había rechazado comerme uno poco antes de llegar a la frontera! Cumplimos con el último tramite a eso de las 13 pm y ¡faltaban casi 800 km para llegar a Santiago! Carlos se pidió el volante para hacer el último trayecto de ripio, que terminó en Pucón, donde nos paramos a comer. Quedaban 700 km de trayecto muy fácil : desde Temuco, que estaba a la esquina, todo autopista.

Llegamos sin novedad, pero hartos de ir sentados, a eso de la media noche. 30 horas de trayecto que hubieran sido 26, si no nos hubiéramos equivocado tanto en el paso de los Andes y 8 menos de las que nos habían predicho en Coyhaique. Frente al hotel Vegas, que sería nuestra última morada en Chile, nos

despedimos emocionados de Rodrigo. Vaya viaje alucinante habíamos compartido. Faltaba despedíamos de Luis que, como el viento había cambiado la víspera y las cenizas del Puyehue no molestaban, había tomado un avión y ya estaba en Santiago. Tendremos que despedirnos por correo electrónico. ¡Lástima no haber podido hacer una última cena juntos en Santiago!

El avión al día siguiente sería mucho más descansado. De São Paulo a Barcelona tuvimos un departamento triple para cada uno. ¡Mejor que en business!