Consideraciones acerca de los mosaicos emeritenses

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de la REnr AcnDEMIA dtF-xTREMADURA d.e las Lprnns y lasAnrns Tomo XV Año 2007

Transcript of Consideraciones acerca de los mosaicos emeritenses

de la

REnr AcnDEMIAdtF-xTREMADURA

d.e las Lprnns

y lasAnrns

Tomo XV Año 2007

Consid,eraciones acercø d,e los mosaicos

d,e tz{ugusta €merita

JosÉ Mnzun Árvan¡,2 MnnrÍNEz- TzuNtoeo NocRl-ns BnsnnnRrp

El yacimiento arqueológico de Mérida, antigua coloniø Augustø Emerital ' ha

ofrecido uno de los cänjunios más espectacul"tes d. mosaicos del occidente roma-

"ã, Á..rr" que ha ¡¡oti rádo ranro la atención del estudiosoz como del profano' pues

Sobre puede consultarse' con títulos hasta

el año arqueohgica emeritense' IL Errterita

2000. o' Mérida' 2002' Con posterioridad

a esa fecha se han incorporado otros títulos, entre I

Tarraco, Corduba und Augusta Emerita zt'ttisclten

La bibliografla sobre las producciones musivas emeritenses es abundante (véase A' Velázquez

Jiménez, op. cit., pp. 191-2õ9, no 742-832, aunque en esas referencias hay también alusiones a estu-

cos y pinturas). A excepción de descubrimientos recientes, escasos, en los dos catálogos publicados

hasta el momento ,. .å-pil" casi todo el conjunt Mosaicos roma'

nos d.e Mérid¿. Corpus d.e mosaicos romanos d'e ; J' M' Alu^r"

Martínez. Mosaicos rnmanus de Mérida, Nueuos Mérida' 1990'

fi4 BoLE'rÍN o¡ r"4. Rr.Ar Ac¡.o¡ur¡. ¡e ExrR¡rr¿¡ouRl DE r.cs L¿rRAs y r¡.s Ar¡r¡s

en las periódicas encuestas que realiza el Museo Nacional de Arte Romano, dondese exhibe una buena parte de ellos, siempre son considerados los mosaicos como laestrella de la visita.

En las líneas que siguen pretendemos de manera breve y sencilla3, referirnos a lasparticularidades más notables que ofrecen las series musivas emerirenses.

LOS HALLAZGOS.

A Mariano José de Larra corresponde la primera noticia sobre la aparición de unmosaico en Mérida. Fue en uno de sus artículos dedicados a la descripci ón, muy suigeneris, de las ruinas de la ciudad, en el que se refiere el hallazgo, prácticamenre anresus propios ojos, de un pavimento con escenas del Nilo, que hoy figura en una delas salas del Museo y al que luego nos referiremos4 (Fig. 1). Más tarde,'seráAmadorde los Ríosf el que describa otro hallado, en 1866, en la calle de San Salvador, juntoa la concatedral de Santa María, con medallones ocupados por aves de mil coloresy del que apenas se conservaban algunos fragmentos en un domicilio sevillano.

Otro considerable mosaico, descubierto en 1899, es el conocido de asuntobáquico y firmado por Annibonius, que apareció a propósito de unos trabajos efec-tuados en la Estación de Ferrocarril y que hoy es considerado como uno de los más

Es propósito de unos de nosotros (Ñvarez Martínez) tratar el tema con mayor profundidad en sumomento.El descubrimiento de este mosaico fue muy celebrado en la ciudad y generó una abundante docu-mentación conservada tanto en la Comisión Provincial de Monumenros (Archivo del MuseoArqueológico Provincial de Badajoz) como en la Real Academia de la Histo ria ala que se enviaronsendos dibujos, obra de Antonio María Carril, a lo que parece perdido y del coronel e ingenieromilitar Mariano de Albo, que es el que se ha utilizado para restitui¡ las lagunas que se produjeronal estar un cierto tiempo sin protección: Cfr,: A. Blanco. Mosaicos de Mérida, n" 14, pp. 30-31.Sobre alguna de las vicisitudes por las que pasó el mosaico: E. Cerrillo Martín de Cáceres."Patrimonio arqueológico y legislación. Un mosaico destruido, un pícaro y una sentencia de

1846". Mérida, Ciudad y Patrimonio, 5,2001, pp. 2I7 ss.

R. Amador de los fuos. "Medallones del mosaico de las aves, descubierto en la casa no 1 de la calledel Salvador en Méridì' . Museo Español de Antigüedades. T. IX, 1878, pp. 561 ss.; P. M. Plano.Ampliaciones ø la historia de Mérida. Mérida, 1894, pp.78-79;J. R. Mélida. Cattílogo Monuntentalde España. Prouincia de Bndajoz. Madrid, 1925,I, n" 751, pp. I 84-lB5;J. L. De la Barrera . "Xenirt

y "naturalezas muertas" en el Museo Nacional de Arte Romano. Xenia emeritense s" . Conuiuìum.El arte de comer en Romã, s.1., 1993, pp. 123-124.

Çonsideutciones øcerca d¿ los mosaicos dz r,..{ugusta €meritat Josf M¡ní^Árv'm'Z MAR1NEZ-TRINIDAD Noc¡r¡s B'q's¡RnAT¡ IIt

emblemáticos del conjunro emeritense6. para concluir con los descubrimientos del

sisro XIX citamos el íraflado en la iglesia de santa clara, antigua sede del Museo

Nicional de Arte Romano, de asunto marinoT'

La serie se acrecentó sensiblemente a taíz del comieÍ[zo de las excavaciones sis-

temáticas de MJrida, cond.ucidas por el benemérito arqueólogo D' José Ramón

Mélida, catedrático de la Uni r.rsiiad Central y Dire.t ri d.l Museo Arqueológico

Nacional y pof el Director del Museo Romano, el emeritense D' Maximiliano

Macías. Fruto ¿. r,r, ,r"bajos f*. J hdlazgo de pavimentos tan conocidos como los

del cortejo marino de NeptunoS, los d. Ï" d.nominada "casa-Basílica'9, junto al

11"rro, ãr r rárrter ornamånt"l y otros varios hallados en el

Má, tarde, Ias excavaciones de las casas "del Anfiteatro"

de García Sandovallr, llegaton a propiciar la aparición de

,o¿o, conocid.os. A ellos "n...r"ri"mente

hay que añadir lo

rez Sâenzd. Brrr.r"ga en las casas de la "Huertã de Otero" y d. la Ncazaba y publi-

cados, los del Primer conjuEn 1 .g7g,.Lfroi.ror'nt le la obra-qene.ra] corpus de

Mosaicos Ro*arà, d.e Españ., otalidad-65 - delos recupe-

rados hasta esa fecha, a exc( domus de la Ncazabar3' una

buena parre de ellos inédit stro amigo y.maestro .realizó

un ajustado .",álo;;;"p;ttó las más interesantes precision., ,obtt la evolución del

.årr;'"rr,. musivo augustano, además de un ."..i.rrt. excurso sobre el "Mosaico

6 p. M. plano. ,,subcomisión de Monumentos de Mérida'. Reuista de Exffemadøra,YII, 1899' P'

402. Algunas noticias sobre los Pormenores del descubrimiento de este mosaico en: J' Alvarez

Sáenz d. Br*"g a" . Materiah, )y.ra la Historia d.e Mérid.a ( de 1637 a 1936)' Los Santos de

Maimona, y-¡gai p.251; I. M.^Álu"r., Martínez. " En el centenario de su muerte' Pedro María

Plano y su obra arqueológica en Méridì,. Anas,I3,2000, pp. 7 ss'

7 J. ñu^rrrSáenz de Buruaga , op.cit.,p. 263,Sobre este pavimento: J' M' 'ÁlvarezManínez: "El mosai-

co de la iglesia de Santa Cl"r" ..r Mérida". Homenaje a Michael I tech. Madrid, 2007 Gn prensa)'

t I. n. ful¿ii¿". "Mosaico emeritense". B.R.A.H, LII, 1908, pp' 49-50; Id' "Pavtmento de mosaico

,o-"to descubierto en Mérida" ' RABM,XIX' 1908 ' pp' 443 ss'

9 J. R. Mélida. Excauaciones en Mérid.a. (Jna ,orr-boriliro romano-cristiana' Memoria de la Junta

Superior de Excauacilnes, no 1 I ' Madrid ' l9I7 '

ro ¡. n. rrletaa. catrilogo Monumental. Badajoz. Madrid, 1925,passim.

rr E. García Sand.oval. Inþrme sobre las casas romnnas de MJrida y excauaciones en la "Casa del

Anfiteatro". Excauaciones Arqueológicas en España,_no 49. Madrid, 1966'; Id' "El Mosaico

Cosmogónico de Mérida'B;EAA, )OCOV-)COÕ4 1969' pP' 9 ss'

rz A. Blanco. Mosaicos de Mérida, pp' 48-49

13 Curiosamente no se incluyero.t ..t .l catálogo, aunque habían aparecido años antes'

14 A. Blanco. Mosaicos de Mérida'

il6 BorErÍN or r-q. REqr Ac¡our,tR ¡E ExrR¡veouRA DE r_¡s LrtRqs y r_Rs Alr¡s

Cósmico" al que dedicó su atención en publicación aparte, donde comenró, muyacertadamente para nosotros, su carácterr5.

Con posterioridad) nuevos pavimentos, en número de 22, fueron descubiertosmerced ahallazgos fortuitos ocasionados en buena medida por las obras de infraes-tructura sanitaria de la ciudad que se llevaron a efecto a finales de la década de lossetenta y en otros trabajos debidos a la iniciativa particular. Todos ellos pasaron aengrosar las colecciones del Museo Nacional Romano y fueron dados

" .åro.., .t

una monografía por uno d : nosotrosr6.Actualmente, el número de pavimentos musivos ha aumentado con los proce-

dentes de las excavaciones efectuadas en el complejo de "Morerlas", en el i,r.,rohemiciclo de la Asamblea de Extremadura y en oìro, lugares de la ciudad, aún nopublicados.

EVOLUCION DE LAS PRODUCCIONES MUSIVAS EME,RITE,NSES:ESTILOS Y TALLERE,S.

El estudio pormenorizado de las producciones musivas emeritenses en lo queatañe a sus técnicas, estilos, evolución, influencias, difusión de los taller., ., ,rrr"asignatura todavía pendiente, aunque existen trabajos meritorios de síntesis como elreferido de Blanco, los de BahlrZ ¡ sobre todo de LancharS.

Con todo_y con eso, sí estamos en condiciones ofrecer una pano râmica, parcabien es verdad, de la evolución de los talleres, itinerantes o no, qrrà op.r"n en lå ciu-dad desde finales del siglo I d.C. hasta bien entradala quinta centuria. El análisistécnico. de los pavimentos emeritenses es ciertam..rt. ,.,r.lador de algunos datos delmayor interés.

Tias el estudio del material empleado para la realización de los pavimenros, efec-tuado-en su día por el Departamento de Petrología de la Univerrid"d de Zaragoza,se deduce que lo utilizado corresponde a dos tiþos petrológicos principales: Io.",

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t617

A. Blanco. "El mosaico de Mérida con la alegoría del saeculum aureutn(commodianum)". Eshtdiossobre el Mundo Helenístico. Sevilla, 1971, pp. L53-I78.J. M. Alvarez Martíne z. Mosaicos de Mérida. Nueuos hallazgos.A. Balil. "Notas sobre algunos mosaicos hispano-romanos". I Reunitín Nacional de ArqueologírtPaleocristiana.Yitoria, 1967, pp. ll7-I29. Id. "Sobre los mosaicos romanos de Mérida". Reuistade la Uniuersidad Complutense. Homenaje a García y Bellido.,IV no lIB, 1973, pp.277-280.J. Lancha. "Les ateliers de mosaistes éméritains: Essai de définito n". Les uilles de Lusitanie romai-ne. Paris, 1990, pp. 275-29I.

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calcáreas y areniscas cuarcíticasr9, ambas mlly abundantes en los alrededores de

rt¿¿i¿", i or. fueron aprovechadas por los talleres emeritenses entre los siglos II

d.C.y V. d.C'- Lá, tonalidades son varias y conforman una paleta bien variada, que se comple-

ra con orros materiale, d. nâtl.rraleza cliza extraídos de las canteras de Borba-

Estremoz(Portugal)to y Alconera (Badaj

la colonia Augusta Emerita' y de otros

Además, no resulta infrecuente el Llso, pa

micos y, en el caso de sutiles matices, de te

nos vidrieros de Ia colortiazl. LJn caso exce

bién como es el "Mosaico Cósmico", d

empleo de teselas bañadas en oro para portan

las tarismáticas figuras de tan singular etc'

El tamaño d..ãro, cubitos o tãselas, n te I'5-1 .á, para las d.e mayor tamaño, que se con la

pared i ,n otras ...t.f", y orlas de relleno, a los 3-4 mm3 capaces de determinar

detalles casi pictóricos.Todo ello es revelador de que los talleres establecidos en la colonia -y que traba-

1".or también en su territorio y en otras zonas más alejadas a donde le conducían

los continuos encargoszz, "rí cámo los itinerantes que por aquí se acercaron, utili-

zaÍonfundame.rt"lÃerrte Lln material de procedencia local.

Çonsiclemciones acerca de los nnsaicos de t-4ugusta €meritat losc M¡ml Árvm¡z M¡RTíN¡z-TRINIDAD Noc¡r¡s B¡'s¡nn'crE Ír7

Aunque no se ha estudiado con el debido detenimiento el material empleado Para las construc-

ciones emeritenses, sí existen algunas aproximaciones a a su carácter. En lo que nos interesa' des-

recamos el trabajo de V. Sos Baynat. "Geología de las inrnediaciones de Mérida'. Boletín del

Instituto Geológico y Minero, L^/, 1964, pp. i6t ss.; F. Hernández- Pacheco- I. Roso de Luna'

y Minero. Mapa Geot,lgico de España, Explicacitin de ! Hoja n" 777. Mérida

1950, pp. l4-15;T. Nog"les- l. f De la Barrera- P. Lapuente "Marbles and

other srones used in Au[irta Emerita, Hispania". Asntosia 1995' Actes de la IVéme Conference

Internationale. Bord,eaux, France, 9-13 octob re 1995 (1999), pp. 339-345;

Sobre las canreras de Borba-Esrremoz: J. de Alarcao- A. Tävares, " A Roman Marble Quarry in

portugal". Studia Pompeiana and Clásica in honor of\W E Jasherrtsþi' Volume II: Classica' New York'

f qg9,"pp. l-3.;T. Nogat.s Basarrare. El retrato priuado en Augusta Emerita. Badqoz' I, 1997 ' pp'

176- r8r.En Augusta Eruerita existieron hornos vidrieros. Sobre las producciones de

.vidrio emeritenses y

"lg,r.r"! menciones de establecimientos vidri e Castro' "Elvidrio romano eme-

ritense". EmeritaAugusta I. Excaaaciunes arq n" 726' Madrid' 1983' pp' 1-81'

Está por determinar cuál fue el radio de acción meritenses' que suponemos bien

d.ilatado. De momenro, hemos podido apreciar que uno de los lugares donde âctuaron fue en la

zona de la actual Jerez ð,elos CaÚalleror, "rrtigr.r"

ie ria Fama lulia Sobreello, véase: J ' A|vxez Saénz

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zz

II8 BoLETÍN DE r"4" R-EAr Ac¡.lsvr¡. o¡ ExtR¡v,rouRl DE r-A.s L¡rRAs y r.¡s Anrns

La uniformidad que revela el empleo del material también es evidente en la evo-lución estilística de estos talleres, no ya por los temas escogidos, tanto ornamentalescomo figurados, sino por su particular manera de hacer.

En los mosaicos se repite, como una constante, una técnica bien específicaempleada en los cimientos de los mismos. Así nos encontramos con una cimenta-ción ( rudus), de unos 3 o 4 cms. de espeso! que se situaba sobre la superficieyapreparada y consistía en un relleno de tierray piedras con fragmentos cerámicos enocasiones y la presencia de teselas defectuosas; a continuación, otra capa, eI nucleus,de 3 cms. de espesor también, compuesta por una mezcla de cal y arena con frag-mentos y polvos de teja f, por fin, el propio lecho donde se disponían las teselas, de7 a 2 mm. de espesor, compuesto de mortero y cal y polvo de mármol, de granpoder adhesivo.

La técnica empleada en Ia rcalización de estos pavimentos es variada según lasépocas y períodos de su evolución. En primera instancia, en los ejemplos de finalesdel siglo I d.C. y de una buena parte de la centuria siguiente, se emplea la técnicabicroma, es decir, la que conjuga las tonalidades blancas y negras con sus maticescorrespondientes (Fig. 2). Es lo que apreciamos en mosaicos tales como los de la"Casa de la Torre del Agua"z3 o los de la referida "Casa-Basílica24". En este primerperíodo hay que especificar igualmente la existencia de pavimentos realizados en latécnica del opus signinum, consistente en un conglomerado de mortero de caI yladrillo, pulverizado o en pequeños fragmentosr al que se añadían teselas que for-man diversas composiciones de carácter ornamental. Pocos ejemplos tenemos enMérida de este tipo de suelos2f.

Más tarde, en la segunda mitad del siglo II d.C., llega ala coloniala nueva mane-ra de hacer mosaicos en técnica policroma, lo que será determinante hasta casi elfinal de las producciones, sin que quiera esto decir que se abandone definitivamen-te la bicromía, eue reaparece en ocasiones hasta bien entrado el Bajo Imperio. Esmás, hay un momento, eue podemos centrar en época antoniniana y que llega hastalos primeros años del siglo III d.C., en el que las escuelas de Augusta Emerita alter-narán ambas técnicas en un maridaje casi perfecto. Testimonios significativos de este

de Buruaga- J. M. Alu^ru Martínez- F. G. Rodríguez Mart ín. La casd romana de "El Pomar". Jerezde los Caballeros (Badajoz). Cuadernos Erneritenses, no 5. Mérida, 1992, pp.B1 ss. yp. 83.

23 A. Blanco. Mosaicos de Mérida, n" 40-42, p. 45,Iám. 75 ay b.24 Son los correspondientes a la primera fase de la domus: A. Blanco. Mosaicos de Mérida, n" 44, p. 46,

lám. 80 a; n" 46, pp.46-47,Iám. 81 b.y ro 47-50, pp.46-47,1ám. 81 b, lám. 82 ay b y lám. 83 a.2, En verdad, el único ejemplar conservado hasta el momento es el que se halló en una domus reedi-

ficada en el Bajo Imperio, aunque con una primera fase del siglo I d.C., época a la que correspondeel pavimento. Cf.: A. Blanco. Mosaicos de Mérida, n" 53, p. 48,Iám. 85, a y b.

Çonsir/eraciones acerca de los mosaicos d.e ct{ug.uta €meritat lot¡ M,cRlA ArvAREz M,cRTíNEz-TzuNIDÀD Noc¡r¡s B¡s¡n-n¡rp' [9

períod,o son los mosaicos con represenración de un thiasos marino26 y el descubl..t

i;;; i" ."11. de Sagasta con .r..i^, nilóticas y representación de musas, ya referid'o

al prtncipioz7 ' i-fl,,o^-i.c ^,rê rlrìr^ rnc rcllerec r articular como los'En

c.t"ttto a influencias que tanto los talleres emeritenses en p

hispanos en general recibierår, -r.r.ho se ha hablado y a veces, según nuestra opi-

nión, sin excesivo fundamento.Es claro que desde el primer momento, como sucede en la parte occidental del

Imperio, lo, .rq,r.mas y -oti ro, empleados revelan una clara influencia itálica' A

,...r, las compåsiciones son un evidente reflejo, en sí mismas, de otras bien cono-

cidas del área itálica. Esta influencia, como d..í"-or, se rastrea en todo el solar del

occid.ente romano y por ello los pavimentos presentan concomitancias con otros

.orr.rporrdientes ^'rin , de esa dèmar.a.ión_geogrt.ftca como la Galia. Esas pecu-

liaridades d.e raigambre itálica se aprecian en los pavimentos en blanco y negro que

,.pit.n motivos y esquemas que, aunque -acuñãdos, muchos de ellos, en el âtea

heienístic", ,. ,..í"boån en la Þeníns'.tla Itálica, desde donde se difunden a las regio-

nes mencionadas. En lo figurado es revel

el mosaico con escenas nilóticas de la cal

pigmeos y la sugerencia del paisaje recibe.

årii..rr., bien clono.id.ortS, än ,.rr, ."ro similar a lo que aparece en la cenefa que

envuelve la representación de Neptuno y su cortejo ._tt ,t^ mosaico deltátltcaz9.

Esa influ.Å.i", o dependencia itâlica, de las escuelas occidentales será una cons-

tante hasta el final, pero no es menos

corrientes que tienen su lugar de origen e

en mosaicos de fines del siglo III y com

Norte d. Áfti.".Sea como fuere, el hecho es que rasgos de la corriente oriental son perceptibles

en el mosaico emeritenr., ,obr.^ todo ã.t "lg,ttta

composición impregnada de un

innegable ilusionismo pictórico. Un ejemplo .l"to de lo que decimos lo tenemos en

t6 A. Blanco. Mosaicos r¡manos de Mérida, no 7, pp. 29 y 30, láms. 8-10.

27 lbid., n" 9, pp. 30-32 y láms. 12-20.z8 G. Becatti.

'irori di Ostia. IV Mosaici e pauimenù marmorei,Roma, 196I' Son, entre otros, los

mosaicos de la "Casa a Giardino" (no 2!i, pp. 113-114, láms. CXV, CXVI, CXVII), "Terme di

Nerruno" (no 74, pp.59-60,1ám. CXVIII) o Serapeo (n" 289, Pp. I5I-152,1ám' CXVII, CXIX'

C)C( y C)C(I)Lg A. Blanco Freijeiro- J. M.Luzón Nogué. El mosaico de Neptuno en Itálica' Sevilla, 1974, pp' 4l-46'

)o Sobre la influencia de la corriente oriental en las producciones musivas hispanas: D. Fernández

Galiano. "Influencias orientales en la musivaria hispánicì'. II Colloquio Internazionale sul Mosaico

Antico. Ravenna, 1984, PP' 418-420.

BoLETÍN DE r-{ R¡,AL Ac¡,o¡,vr¡. o¡ Exrn¡l¿¡.ouRA DE r-¡.s LErn¡s y r.cs ART¡s

un pavimento procedente de la villa de "Las Tendas", en el que aparece un jinetepersiguiendo a un felino en una veloz carÍeta, "a galope volante", como muestran lascomposiciones de Antioquía3r, de las que también se hacen eco las escenas cinegéti-cas de Ia uilla de "La Olmeda"32.

Por su parte, los rasgos "africanos" aparecen en diversas composiciones cinegé-ticas y en otras de carácter marino. Se ha exagerado, desde nuesrro punro de vista,a la hora de analizar las influencias norteafricanas de los pavimentos hispanos,aunque la mayoría de los autores se muestran de acuerdo con ella, con algunasexcepcionesi3. Por nuestra parte, uno de nosotros (Alvarez Manínezl4), teniendoen consideración algunos ejemplos, se ha referido a esa influencia norteafricana,apreciable en el período tardoantiguo, sobre todo en los mosaicos de carácterfunerario, pero con matices en otros casos Es cierto que se registran influencias,pero probablemente también a la recíp roca y siempre con una raíz común en laPenínsula Itálica. Probablemente, con más razón, deberíamos hablar de esa þoinécultural que se produce en el Mediterráneo occidental en los últimos siglos delImperio3S.

Conocemos los nombres de algunos de los mosaistas que trabajaron en la colo-nia Augusta Emerita merced a la afortunada circunstancia de haberse conservado lasfirmas de estos artesanos en varios pavimentos.

Uno de ellos se denominaba pnrtenos36, nombr e de carácter griego u oriental,acaso Ii6errc17 y quizá, establecido en Mérida como numerosos miembros de esa

D. Levi. Antioch Mosaic Pauements. Princeton, 1947 (Roma, l97I), pp.226 ss., láms. LII y LVIIy pp. 363 ss., fig. 151, lám 90; G. López Monteagudo. "La caza en el mosaico romano. IconograÍïay simbolismo".Arte, sociedad, economía y religión durante el Bajo Imperio y la Antigùedad Thrdía.Antig. Crist., VIII, 1991, p.498. En este excelente artículo se destacan esas relaciones con lazonaoriental.

P de Palol- J. Cortes. La uilla romana de "La Olmeda', Pedrosa de la Wga (Palencia). Excauacionesde 1969 y 1970. Vol. I. Acta Arqueol,igica Hispøna,7. Madrid, I974, pp.82 ss.

D. Fernández-Galiano . "El triunfo de Dionisos en mosaicos hispanorromenos". AEspA, 57, n"149-150, 1984, pp. 111 ss.

34 J. M. Álvarct Martínez. "La influencia africana en el mosaico hispanorromano". Anas, I0, 1g97,pp.39-50.A. Carandini. "Ricerche sui problemi dell'ultima pittura tardo-antica nel bacino del Mediterráneomeridionale" . Archeologin CLisica, XIV, 2, 1962, p. 234.A. Blanco. Mosaicos de Mérida, no 2, p.27

)7 J. Lancha. Les ateliers, p.288; M. Donderer. Die Mosaizisten derAntiþe und ihre wirtschafiliche undsoziale Stellung. Eine Quellenstudie. Erlanger Forschungen. Reihe A- Geisteswissenschafien. Band, 48,A77,Iám. 45, 7.

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Çonsidrraciones (rcerclt de los mosaicos d.e t-{uguta €rnerita t losl M¡m,q Árv¡r.ez M¡nrÍN¡z-TruNIDAD Noc¡r¡s B¡s,qn¡ar¡ rzr

procedenc.ia. Seleucusy Anthus3S (Fig. 3), también de ese.origen ¡ se.gún Lancha39,

artesanos ltrnerantes que dejaron patente su nombre en el mosaico nilótico, junto al

dela colonia Augusta Emerita (C.A.E.). Prsiblemente eran de condición liberta. De

carâcter servil pudo haber sido Baritto4o, quien firmó un excelente mosaico con

tema de fauna marina. Para Donderer el nombre, FELIX, que aparece en el mismo

pavimento, podría corresponder a otro mosaista4r Mgy conocido en la bibliografía

ès Annius Ponius, según la interpretación tradicional de su nomb¡s42, aunque pare-

ce más convincentã, tras la aclaración de Mayeú3, que realmente fuera el de

Annibonius, probablemente de origen griego y quizâ liberto como propuso

Lancha44, qri..r firmó el interesante mosaico con la representación del encuentro

en Naxos entre Baco y Ariadna.Por fin, otro mosaista que trabajó en el territorio de la colonia fue Dexter, aLttor

de un modesto pavimento que ornó una de las dependencias de una uilla desqt'

bierta en Puebla de la Calzada45.

Algunos de estos pavimentos tuvieron una vida dilataday por ello tuvieron que

,.. ,.J,".rrados en su deterioro. Lamentablemente las refecciones no se realizaron

con criterios acertados en la mayoría de los casos, y sólo con el exclusivo fin de col-

mar las correspondientes lagunas. De ahí que observemos numerosas imperfeccio-

nes e, incluso, como en el -'Mosaico

de la caceúa del jabalí" de la uilla de "Las

Tiendas", figuras desvirtuadas. En otros casos, los mosaicos deteriorados o pasados

de moda ftãtott sustituidos por otros que se ubicaron sobre ellos46.

38 A. Blanco. Mosaicos de Mérida, n" 9, p. 31.J9 J. Lancha. Les ateliers, pp.288-289; M. Donderer. Die Mosaizisten, A83, pp. 105-106.lám. 48,

40 A. Blanco. Mosaicos deMérida, no 5,pp. 28-29; M. Donderer. DieMosaizisten,A50, pp.86-87'

lárm.29,3,30.4r M. Donderer. Die Mosaizisten, p. 49, A50, p. 87.

42 A. Blanco. Mosaicos de Mérida, n" 15, p. 34.

43 M. Mayer. "Nora sobre HAE 2580". Anas,9,1996, pp. 101-104.;M. Donderer. Die Mosaizisten,

A 47, pp. 84-85,lám.27,2.44 Les ateliers, p. 289.45 J, M. Afu^rrt Martínez. "El mosaico de Dexter dela villa romana de "La V.g"'. Puebla de la

Calzadi'. Homenaje a Dña, Milagros Gil-Mascarell Boscti. Extremadura Arqueológica V. Câceres-

Mérida, 7995, pp.2II-219;J. Lancha. Les ateliers,p. 288; M. Donderer. Die Mosaizisten,455, p.

89, lám. 33,7.46 Se aprecia en numerosos ejemplos tales como los de La "Casa del Mitreo", "Casa Basílica, etc'

BoLETÍN o¡ r-,r Rp,Rr- Ac¡owrn o¡ Exrn¡tlt¡ouRA DE I-ns L¡tles v rns Anrts

LOS TEMAS ICONOCNÁPTCOS47

La variedad de motivos iconográficos que ofrece el conjunto musivo emeritensees muy notable y en ella se perciben los vaivenes de la moda imperante, al tiempoque se expresa una ideol ogía y Lrna carga simbólica fuera de toda duda. Analizamoslos más relevantes y repetidos en el repertorio emeritense.

Probablemente el tema de Orfeo encantando a los animales a los sones de su lirafue uno de los más queridos de aquella sociedad, pues en la colonia y en su territo-rio más próximo se han hallado hasta cinco pavimentos con esa icono grafía+8.

En ellos aparece el Príncipe Tlacio vestido con túnica y manto y tocado con el

característico gorro frigio, sedente en actitud de tocar la lira de múltiples cuerdas conel plectro. En torno a éI se dispone un buen número de animales, algunos caracterís-

ticos de la región; otros exóticos y otros, por fin, mitológicos como es el caso de unaesfinge que contiene el pavimento de la uilla de "El Pesquero"49. Hay dos variantes,

dentro de la sistematización que en su día realizó H. Stern, una de ellas, la que ofrece

el mosaico descubierro en la emeritense ermita de la Piedad5o, que ubica a Orfeo y a

los animales, a lo largo de la superficie musiva, dentro de figuras geométricas: círcu-los, semicírculos, polígonos, husos (Tipo I) y otra, que contempla el mosaico halladoen la Tiavesía de Pedro María Planofr, con esquema de círculos concéntricos, Orfeoen uno de ellos, el interior, y los animales, a la manera heráldica, en los demás y sepa-

rados, en grupos o individualmente, por plantas o arbustos (ïpo III). Otra variante(Tipo II) dispone a los animales a manera de tropel, en dos sectores en torno a la figu-ra del mítico personaje, que se aprecia en otros ejemplos hallados en el amplio territo-rium emeritense, los proporcionados por las uillae de "La Atalayì'sz y "EI Pesquero"f).

Nos limitamos a referir los temas más significativos del corpus emeritense.

Sobre este asunto: J.M. Afu^ru Martínez. "La iconognfíade Orfeo en los mosaicos hispanorro-menos". Mosaicos rzmanol Estuàios sobre iconografla. Alberto Balil. In memoriam. Guadalajara,

1990, pp.29-5849 J. M. Álvarez Martínez. "Nuevos documentos para la iconografia de Orfeo en la musivaria hispa-

norromana" . Fith International Colloquium on Ancient Mosaics (Bath,5-12 september 1987). AnnArbor, 1994, p.220.

to J. M. Alvarez Martínez. Mosaicos de Mérida. Mteuos hallazgos, no 1, pp. 27-34.tr lbid. , n" 3, pp. 39-40 y 465z J. M. Alvarez Martíne z. "Lavilla romana de "La Ata\ayÌ', en Santa Marta de los Banos (Badajoz)"

V Congreso de Estudios Extremeños. Ponencias VII y VIII, Arqueología y Arte Antiguo. Badajoz, 197 6,

pp. 111y 122.; Id. "El mosaico de Orfeo de Santa Marta de los Barros: algunas observaciones".

Reuista de Estudios Exnemeños, L, 1, 1994, pp.205-206.5) J. M. Alvarez Martínez. "Nuevos documentos para la iconografía de Orfeo", pp.2I7-224.

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48

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Çonsid.eraciones acerca de los mosaicos fu t {ugusta €meritat lotr Mmr,q Árv¡.n¡z M¡nrÍNpz-TzuNIDAD Noc,'\L¡s B¡s¡-nnqr¡ rL3

El interés por esre tipo de composiciones se ha querido explicar de diversas mane-

ras.. carâcrer mágico, el t.iunfo de la virtud sobre lo irracional, el gusto por la represen-

tación de un ."áogo de animales siempre atractivos. Probablemente, y pgt el hecho de

que esros pavimento s aparezcan junto a jardines y. peristilos, acaso se podría pensar en

.i irrt.ré, po, .orr.guiiuna atmósfera casi idílica junto a una superficie qardinadara.

En ,.r.ri de los Ãosaicos de Orfeo hallados en Mérida, junto a la escena referida

aparecen otras relacionadas con la vendiml¿55, tema que se repite en otro pavimen-

tå de la "Casa del Anfiteauo"56. En ambos se ven érotes vendimiadores que' con

ayuda de escaleras cortan de las parras o_ cepas elevadas los racimos, que posterior-

mente rransporran en carros alligar.Incluso, en el referido mosaico de la" Casa del

Anfiteatro",^rres individuos unidõs por sus.manos proceden a.la tarea de la pisa de

la uva, cuyo mosto se recoge en unos recrprentes ventrudos dispuestos en el lagar.

Tema muy repeddo, pot r.tr connotaciones simbólicas es el de la representación

de las Estacioner, .,ryo åi.lo procura el bienestar. Aparecen, por lo general, como

figuras femeninasSz, si .*..pt,t"mos los ejemplos del "Mosaico Cósmico_',_ al que nos

,.êrir.-os al final, en el que son represel tadas por adolescentes o el del pavimen-

to de la uilla de "Panes Perdidos" erl las inmediaciones de Solana de los Barros,

donde la alegoría de una Estación se hace en forma de eros aladofS.

En el moã"ico de la "Caceríadel Jabalí", aparecido en Ia uilla de "Las Tiendas", de

gran calidad técnica, obra de un cualificado taller emeritense, activo en la primera

äit"d del siglo IV d.C., las estaciones se representan en busto en una orla que rodea

la referid" .r..rr" cinegética, en plena juventud, a excepción del Invierno, de aspecto

más maduro, identifiãadas por unos rótulos que refieren sus nombres: Primavera

(Viranus), Verano (Hatøù. Ótoño (Autumnus) e Invierno (Hibernuù, además de por

los símbolos de cadauna de ellas, a saber: las flores, elhaz de espigas, los frutos y la

hoja seca (Fig. 4). Probablemente la minuciosidad que el musivario da a los detalles de

,,rí ,.rp..tivas fisonomías nos pudiera hacer pensar que _sg

trata de un acercamiento a

las efigìes de las mujeres de la casa, la esposa y las hijas del dominussg.

t4 J. M. Alvarez Martínez. "La iconografta de Orfeo", pp' 48-49'55 J. M. Alvarez. Mosaicos de Mérida. Nueuos høllazgos, n" 3, pP. 38-39.

56 A. Blanco Freijeiro. Mosaicos de Mérida, n" 39, P. 44.

57 Täl es el caso del "Mosaico Nilótico" descubierto en la calle de Sagasta: A. Blanco' Mosaicos de

Mérida, no 9, láms. 14 Y 16.58 J. M, ,Ãlu^rrt Manínez- T. Nogales Basarrate. "Los mosaicos de la villa romana de "Panes

Perdidos". Solana de los Bar¡os (Èadajoz)". Anas,7-8, 1994-95. Homenaje a José Áluarez Sáenz de

Buruagø, p. 97 ,lám. 13, 1 .

59 J. M. ,4,lvarez Martínez. "Lavilla romana de "El Hinojal en la dehesa de "Las Tiendas" (Mérida)"'

NAH.- Arqueologíø,4. Madrid, 1976, pp' 453-454y p' 458

rz4 BolprÍN oE m Rr¡l Ac¡orvrr¡. o¡ ExrR¡v,q.ouR \ DE r-¡.s L¡rnrs y ms A_Rr¡s

El ciclo báquico fue también, a lo largo de varios períodos, tema predilecto delos musivarios. Así aparecen ante nosotros escenas del cortejo (tltiasoù dionisíaco lle-nas de movimiento y frenesí con ménades danzantes, sátiros que tocan la siringa, ycasi siempre presididas por la figura del dios6o y .r la línea de tantos pavimentosque reproducen los mismos asuntor6t. En otra ocasión es el viejo Sileno el protago-nista con su ajada figura vencida por la embriaguez hasta el punto de que tiene queser transportado en un asno que es conducido por sus compañeros de francachelas:sátiros y ménades6', Son tipos iconográficos que responden a modelos estereotipa-dos y repeddos hasta la saciedad en relieves, pinturas, mosaicos etc63.

Con todo, en este ciclo, el mosaico emeritense más representativo es el firmadopor Annibonius (Fig. 5). Narra el conocido episodio del encuentro de Baco con laprincesa cretense Ariadna en la isla de Naxos, unayez que ésta fue abandonada porTeseo. Baco viene acompañado de su habitual cortejo, en el que esta vez figuran unaménade, una panterayla característica figura de Pan, que es el encargado de descu-brir a la dormida Ariadna. El pavimento, ya del siglo V d.C., preludia el arte 6izan-tino y está impregnado de un horror uacui muy característico64.

La egiptomanía en el arte romano fue un fenómeno muy dilatado65 y surgió enciertas ocasiones, aunque no con la fuerza del primer momento, el inmediato de laconquista de Egipto. En el conjunto emeritense no pueden faltar estos temas tantradicionales, sobre todo el de los episodios de la vida de los pigmeos, en sus sem-piternas disputas con las grullas en los marjales del Nilo u ocupados en otros menes-

6o J. M. Álvarez . Mosaicos de Mérida. Nueuos hallazgos, no 16, pp.94-95

6t Entre los hispanos y a manera de resumen: J. M. Blázquez. "Mosaicos báquicos de la PenínsulaIbérica'. AEspA, vol 57 , n" 149- 150, pp. 69 ss.

6t J. M. Álvarez Martínez. Mosaicos de Mérida. Nueuos hallazgos, no 3, p.42.

61 Las representaciones de Sileno, de acuerdo con esta iconografía "..rñ"d"

de antiguo, son cierta-mente abundantes en sarcófagos y mosaicos, entre los que destacamos los de la Chebba ( Reinach.

R.PG.R, 120, 4), Saint-Romain-en-Gal ( J. Lancha. Recueil des mosai'ques de l¿ Gaule III-Narbonnttise II, no 395, pp.260 ss, láms. CXLIX-CLIV) y Köln (K. Parlasca. Die römischen

Mosaiþen in Deutschland. Berlín, 1959, , p. 77,Lám. 75, 2)64 Ert. mosaico ha sido varias veces estudiado. Entre los trabajos más notables, además del referido

de Mayer: A. Blanco Freijeiro. "Mosaicos españoles de asunto báquico". BRAH, 73I, 1952, pp.310-316; A. García y Bellido. "El mosaico de Annius Ponius" Arquiuo de Beja, 12, 1965, pp. I97-207;T.Kuznetsova-Resende. " O enconrro em Naxos". Anas, I0, 1997, pp. 31-38.

65 Sobre los asuntos nilóticos existe una amplia bibliografía, en la que se d"n .u.nt" las escenas rnás

singulares representadas en pinturas, tnosaicos, relieves y otros soporte. lJna panorámica muyaceptable de las representaciones relacio-nadas con el País del Nilo la ha ofrecido recientemente M.J. Versluys. Aeglptiaca romãna. Nilotic scenes and the Roman Wieuts of ESJpr. Re/igions in the Graeco-

Roman World, vol144. Leiden,2002

F

4a.

Çonsideraciones acerca de los mosaicos de t:{ugusta €meritat Jott M.cRtÁ, ÁrvA.REZ MARTíNEZ-TRINIDAD Noc¡res Bns¡.R¡..u¡ rz,

reres en las orillas del río: lucha con cocodrilos, transportando mercancías en sus

pequeños barcos66. Son escenas poplllares, de una cierta ingenuidad y no exentas de

una comicidad siempre buscada a propósito de estos pequeños personajes. En cuan-

ro a su iconografla, responden a los tipos iconográficos acuñados en Italia dentro de

la más pura corriente helenística, sobre todo en la zonade Ostia, con los que es pre-

ciso parangonar las escenas que contiene el mosaico de la calle Sagasta. Fl segundo

de e[os, el de la Tiavesía de Pedro María Plano, muestra escenas originales como la

presencia de un altar a donde los pigmeos conducen las grullas p_ara ser sacrificadas.- La afición por la caza de los hispanos es bien referida en las fuentes clásicas y se

tradujo en la abundancia de representaciones de este carâcter67.

En una de las uillae del territorio colonial, en la de "Las Tiendas", aparecieron

escenas cinegéticas ya aludidas. En un pavimento, un cazador, probablemente el

dueño deI fundus, alancea con valor, siguiendo al punto lo prescrito por Jenofonteen su "Arte de la Cazi', a un jabalí con el que ha mantenido un feroz cuerpo a cuer-

po, en medio de un paisaje de monte bajo68. Tâmbién, en una suerte de parade,isos,

la irreflexiva figura de un caballero aparece en el momento de alancear a un felino,al que ha dado alcance tras una veloz carcera69.

El tema, con su cargasimbólica como exaltación de la uirtus de aquella sociedad,

hizo fortuna y se repitió en otros pavimentos como los de la villa de "Panes

Perdidos"To, con un sentido marcadamente alegórico o en el mosaico descubierto en

la calle Holguín de Mérida.En él aparece una cazador de nombre Marianu.t, con su caballo Pafius, posando

orgulloso con su trofeo, un ciervo que aparece muerto en un segundo plano no pre-

cisamente bien conseguido (Fig. 6). El esquema, con el mismo tipo de paisaje con-

vencional de monte bajo, propio de la dehesa extremeña, viene a mostrarnos en

66 Lo, dos pavimentos que ofrecen estas representaciones son los descubiertos en la calle de Sagasta,

ranras veces mencionado (4. Blanco Mosaicos de Mérida, n" 9,pp. 30-32), y el hallado por uno de

nosorros en la calle Tiavesía de Pedro María Plano (l M. Alu^rrt Martlnez. Mosaicos de Mérida.

Nueuos høllazgos, no 3, pp. 40-4167 De la numerosa bibliografía existente sobre tema cinegético en la Península destacamos el trabajo

de G. López Monteagudo. "La cazaen el mosaico romano. Iconografla y simbolismo". Arte, socie-

dad, economíay religión durante el Bajo Imperio y laAntigüedadThrdia. Antig. Crist., VIII, 1991,

pp.497-5r2.68 J.M. Alvarez Martínez. "La villa romana de "El Hinojal", n" 7, pP. 452-456.

6g fu¡d. , rP 5,pp. 451-452.7o J.M. rtu^rrt- T. Nogales, art. cit. Anas,7-8, pp. 95-96 y p. 100.

D6 Bor¡rÍn oE r-¡. R¡¡r Acnoeir¡r¡. Dr, Exrnp,ltAouR¡ DE r¡.s L¡rR¡.s v ms ARrss

todos sus detalles el buen hacer de un magnífico taller que trabajaba en la ciudad ysus inmediaciones en los años centrales de la cuarta centuriaTr.

Los juegos del circo, tan populares a lo largo del Imperio y con tan especial sig-

nificado en los últimos siglos también fueron muy apreciados en Mérida72. Los

ejemplos pictóricos que en su día ofreció una casa emeritense 73se completaron en

mosaico con una interesante iconogrufía en la que aparecen sendos aurigas vence-

dores, de nomb re Paulus y Marcianus respectivamente, jaleados por los gritos de

aliento de sus fans ("Vence, Paulo"; "Hala, Marciano").Tänto uno como otro se

muestran en actitud triunfal, con la palma de la victoria en la mano74 (Fig. 7).Una importante novedad en este tema del auriga vencedor lo proporciona otro

pavimento, el descubierto en la calle Holguín, en el que la propia figura de laVictoria es la que toma de las bridas a los caballos que forman el tiro de la cuadrigavencedora en una expresiva forma de sugerir la alegoría del triunfoTS.

No nos debe sorprender esta afición por las carreras del circo, puesto que Augusta

Emerita conró con Lln espléndido edificio de este carácter76. Además, de esta zona pro-cedía el que puede ser considerado como el más famoso auriga de todos los tiempos,Diocles, dè paiti" lusitano (natione Hispanus lusitanus77). É1, tras vence r 1.462 veces en

la arena, se retiró a su casa de Palestrina dueño de una considerable fortunaTS.

En cuanto a las representaciones de carâcter mitológico, algunas ya enunciadas,además de una conocida representación del Rapto de Europ'¿29 (Fig.8), destaca el

fragmento de la célebre escena de la feroz lucha del héroe corintio Belerofonte con

7r J. M. Alvarez Martíne z. Mosaicos de Mérida. Nueuos hallazgos, n" 14, fragmento , pp.79 ss.; J. M.Afr^rrt Martínez- T. Nogales Basarrate. "Algunas consideraciones sobre la decoración de uillae deI

territorium emeritense" en J. - G. Gorges et M. Salinas de Frías (eds.) Zrs cãmPagnes de Lusitanie

romaine. Occupation du sol et habitats. Table ronde internationale (Salamanque, 29 et 30 janvier

1993).Collection de la Casa de Velázquez, 47 . Madrid-Salamanque, 1994, p. 278.72 lJna panorámica sobre los ludi romani en Augusta Emerita en: T. Nogales Basarrate . Espectriculos en

Augusta Emerita. Monografías emeritenses,5. Badqoz,2000. Sobre mosaicos con motivos de los

juegos romanos: J. M. Alvarez Martínez- T. Nogales Basarrate.

73 J. AlvarezSáenz de Buruaga. "lJna casa romana, con valiosas pinturas, de Mérida'. Habis,5,7974,pp. 169-187.

74 A. Blanco Freijeiro. Mosaicos de Mérida, n" 43, pp.45-46,\áms.76-79.7, J. M. Alvarez Martínez. Mosaicos de Mérida, Nueuos hallazgos, no 14, pp. 81-82.76 T. Nogales Basarrate. Espectrícu/os en Augusta Erneritrt, pp.42-47.77 C.l.L. VI, 10.048 = Dessau. 1L5,5287.78 A. García y Bellido. "El español Diocles, as de los circos romanos". Arbor, Noviembre de 1955,

pp,252 ss.

79 A. Blanco Freijeiro. Mosaicos de Mérida, no 4, p. 28,lám. 5.

.r

!:' '

Çonsideøciones acercø d.e los mosaicos de t,{ugusta €meritat los¡ lt4¡nr¡, Árvnnlz MARTÍNEZ-TRINIDAD Nocnr¡s B¡,s¡nRer¡ Iz7

la Quimera, monsrruo con cuerpo y cabeza leonina, con Ltn horrible prótomos de

cabiaen el lomo de cuya boca salían constantes lenguas de fuego y cola en forma de

serpienre8o. El caballeio, en su alado caballo, Pegaso, está concebido en el momen-

,o ä. asestar un golpe delanza en el lomo t el animal con el que acabarâ. Una repre-

sentación del .þirådio posterior a esre singular combate lo refiere el Mosaico

Nilótico ranras ,r..., citado. En él aparece Belerofonte sentado plácidamente junto

a una fuente, junto a Pegaso que pace tranquilamente, mientras que la Quimerayace muerta sobre unas rocasSt.

Y respecto a ese mosaico con escenas del Nilo, su parte central muestra aspectos

de la,rid" i.rt.lectual que es otro bloque iconogrâfico importante en las produccio-

nes musivas emeritenses. En la superficie, compartimentada a compás, aparece' en

un círculo central, la figura de uì poeta al que rodean, en una composición de

semicírculos, las Musas ðot ,,rt característicos atributosSz.

Pero en este sentido, el mosaico más importante dentro del conjunto emeriten-

se es el de los Siete Sabios, hallado en la referida calle Holguín junto al pavimento

con remas cinegéticos y circenses (Fig. 9). La escena presenta una reunión de los

Siete Sabios de Grecia, todos identificados son sus nombres en griego, pero con

grafíaoccidental. Son: Quilón el lacedemonio, Tales de Mileto, Biante de Priene, el

ãorintio Periandro, Cleobulo de Lindos y Solón de Atenas. Sólo falta' al estar en

buena parre perdida, la figura de Pítaco de Mitilene. El modelo iconográfico de

estos -íticosþ.rson"j., ,.Ipo.rde al tradicional, sedentes y en actitud reflexiva83.

Su presenci",,iene expliåada por la consideración de un conocido episodio como

es de là "Cól.ra de Aquil.r" q.tè tan funestas consecuencias trajg parala suerte de

los aqueos en la guerrã de Toya. En el friso inferior del mosaico los personajes que

rott åb;.to de "nálirir

por parte de los Sabios: Posiblemente Aquiles, más..9t.

Ag"-.ión, como consiáera*o, .n nuestra publicación en el momento de recibir a

8o ¡. M. Álu^rr"Martínez. " El mito de Belerofonre en un mosaico emeritense. Observaciones sobre este

tipo d,e represenraciones". Miscel.laniaArqueológica aJoseph M. Recasens. Târragona,7992, pp.19-248r A. Blanco. Mosaicos de Mérida, n" 9, p.32.8z lbid. , p. 31,83

J. M. Alu^rrt Martínez. "El mosaico de los Siete Sabios de Méridì'. Anas,I, 1988, pp. 99-120'

Otros autores han expresado interesantes consideraciones acerca de este pavimento que matizan y

completan lo referido por uno de nosotros en su día: M. H. Quett. "Banquet des sept sages et

,"g.rr. d'Homére. La mosaTque des sept sages de Mérida'. Bull, de liaison de la Sociéte des Amis de

ta"Bibtiothéque Salomtin Reiiach. Nouvelle série,5, 1987,pp.47-55;J. Lancha' Mosnî:que et cul'

ture døns l;occident romain ler- Iue, S. Roma, 1997, n" 106, pp.218-223; M.T. Olszewski'

"Evocarion allusive des maxims des Sept Sages. A propos de la colère d'Achille sur la mosaÏque de

Mérida'. Archéologia (Varsouie), 51, 2000, pp.37-46.

r28 BoLETÍN o¡, lR R¡¡r Ac¡,o¡tr¿ll o¡ ExrR¡v¡ouRA DE t-As LETRAS Y LAs ARTES

Briseida, el "leit moriv" de la discusión que enfrentó a los jefes aqueos, que aparece

en un rincón, en posición diferente, en tres cuartos, a la que son representados los

demás participantes de la escena.

Está impoit"nt. mosaicl, que constituye una verdaderapaideia en el contexto de

aquella sociedad bajoimperial romana, es muestra evidente del ambiente intelectual

que presi día la vida de aquella Augusta Emerita, gobernada por hombres imbuidos

de cultura y convertida entonces en la capital de las Hispanias.

E,L MOSAICO CÓSMOLOGICO

LJn caso excepcional dentro de las producciones musivas emeritenses es el llama-

do Mosaico Cosmológico que se descubrió en la "Casa del Mitreo". Pocas piezas, en

verdad, han despertadt tanto interés como este pavimento y la bibliografta sobre él

es bien abundanìe8+. Las interpretaciones, de acuerdo con unos y otros, son variadas'

El pavimenro apareció en Octubre de 1.966 en el "Cerro de SanAlbíd', en el

curso ãe l"r .".",r"liones de la casa romana antes referida. Se halló en una de las

dependencias más notables de Ia misma, junto a un atrio tetrástilo. La domus es de

gr"nd.s proporciones y sus estancias se distribuían en torno, además de al atriolum,ã dor peiistilos, urìo de ellos con uiridarium. La cronología de lo hallado, a faha de

un esrudio definitivo, que está por hacer, responde ría avarias fases, la primera de las

84 Ad.más de los trabajos citados de García Sandoval y Blanco Freijeiro, puede consultarse: J. M' Alva-

rez Martínez (ed.) . El Mosaico Cosmológico de Mérida. Eugenio García Sandoual. In memoriam.

Cuadernos Emeritenses, 12. Méri da, 7996. En esta monograÍÌa figuran artículos de \M Hübnel J.

M. Blázque z,J. Arce, D. Fernández-Galiano yJ. Lancha. Además, son de interés las aportaciones

de G. Ch. Picard. "Observations sur la mosaique cosmologique de Mérida'. La Mosai'que Greco-

Romaine,II, I975, pp. Il9-I24; A. Atfol di. Aion in Mérida und Aphrodisias. Madrider Beiträge, 6.

Mainz am Rhein, tgig;J. Lancha. "La mosaique cosmológique de Mérida. Étude technique et sryl-

isrique". Mét. de la Casa de Wlázquez, XIX, 1, 1983, pp. 17-68; L Musso. " Eiþon tou Kosmou a

Méridn. Ricerca iconográfica per la restituzione del modello compositivo". k[A,III serie, anni VI-\,rII (19S3-1984),1984, pp. 151-190; J. M. Blázquez Martínez. "Cosmología mitraica en un mosai-

co de Augusta Emerita". AEspA, 59, no, 153-154, 1986, pp. 89-100; L. Foucher. "Aion et

Aererniras" . Caesarodunum,Wl bis, La mythologie clef de la lecture du Monde Classique. Horuntages

R. Cheualier, 1986, pp. 13I-140; M.H. Quett. La mosai'que cosmologique de Mérida. Bordéaux,

1,981; D. Fernández- Galiano. " Observaciones sobre el mosaico de Mérida con la Eternidad y el

Cosmos". Anas , 2-3, 1989-1990, pp. I73-lB2; E. AtÍòldi Rosenbaum. "Mérida revisited: the

Cosmological mosaic in the light of discussion since 1979"' MM, 1994, pp.255-274.

F

;i'

Çoruideøciones acerca da los mosaicos de r,r{ugusta €merirat lotu M¡ntc Ánansz M.qnrÍnEz-TRINIDAD Noc¡l-¡s B¡s'qrulul rL9

cuales habría que situar, como manifiestan tanto pavimento.:. d: Ios cubicula como

,.r, pinr"ras, p;incipalmente las halladas en la denominada "habitación {e las pin-

,ur"'r", " fir"li, d.l ,iglo I, o comienzos del siglo II d.C. A una t:gY4" fase, ya de

i" ,.gú"aa mitad d. Ë segunda cenruria y comienzos del siglo III d'C., correspon-

deríí eI Mosaico que nos ocupa, además de otros pavimentos'

El pavimento å, d. .orrid.r"bles proporcionei' 8,09 ms x 5,92 ms'' aunque la

,,rpãrni. de la parre figurad1., -.ro^r: 5-,0T ms. x 4,04 ms. Las teselas son de mate-

rial calizo en varias toãa[dades, de Pasta vítrea y algunas, -la de los aditamentos de

Jìu.rr", figuras, fueron bañadas .n óro. En el mosaico se observan algunas restaura-

ciones antîguas y ciertas particularidades bien estudiadas por Janine Lancha.

L".o-iori.íórr, q,r. ti.rrde a formar diagonales descendentes de derechaaizqttier-

d", y qtr. gir"rd" -,tibien las proporciorr.rã. acuerdo con el espacio, es de una inne-

;;bí. -ig|'ä^,

q,r. h"bl" bien a las^claras de la categoría de su 1,tlot (Fig. 10).

o El conjun,ã, * su parre alta, está presidido"pot,tt" tríada comPuesta por el

Ti.Ápo, lorruiu*, y r* hi aos, Chøos, todos en actitud

sed.ente. El solio dorrd. "p, sostenido por los hombros

del Polo. Junto a éllos ,. .i., cielo y de laTierra: el Polo,

Polumr.Í Tr.r..to , Tonitrurn, coî un haz de rayos en su mano' Flanqueando-estas

figuras aparecen los viento s Notus y Zephyrus portaîdo respectivamente a Nubs y

ñbulo,iersonificadas en d.os jóvenes d.r""d"r con manto en sus manos. Todavía,

." f" p"ri. derecha, se aprecia í" figrrr" de otro viento, Boreas, mientras que del cuar-

to, Eurus, sólo se conserYa su nombre.

R.r,rli" .rp.-".'.rlar por su belleza la representación del Sol, Oriens, en su reful-

rceles blancos y r.pt.r.ntados a la usanza de los aurigas

frente ofrece un nimbo a manera de aureola del que sur-

uesta, occAsus, aparece de espaldas y desnuda sobre una

biga. Junto a esra represenración la de un várón, personificación del Monte, Mons,

q.r". ,árti.ne en ,t ,Ëg"ro una figura.semidormida que representa a la Nieve' Nix'

En el centro del ãuadro, q,rã es la part e afectada por mayores pérdidas' aunque

su restirución ha sido proptr.*" convincentemente por Musso' se ve a la Naturaleza,

Naturø,semid"esnud",^.oÅ manto, y adornada con þy"t, que da.paso a la parte cen-

tral del pavimento que presidía l" hg,rt" semiperdida de Aion, Aeternitas, bien con-

;ii.r"dJ por Alfoldi-Ror.nbaum, qi. pr.r,r-ibl.-.nte sostenía el aro del zodíaco

por. donde pasaban las Estaciones Ë" r" lento discurrir anual. De ellas sólo se con-

;;" parre ã. h ng.rt" de Wr (el rótulo se perdió), Aestas, el Verano' representado

po, .r.r niño .o" f" puñado dà .rpig"s y parte de Autumnus, el Otoño, un brazo

con uvas.

130 BoLETfN n¡ r-¡. Re,cL Ac¡.n¡vr¡. o¡ ExL'R¡r'¿rouRA DE r¡,s LErR¡.s y LAS ARTES

En el fondo verde y azul del tercio inferior predominan las personificacionesacuáticas. Los grandes ríos como el Nilo, Nilus y el Eufrates, Euphrdt€s, de acuerdocon la tradicional iconografla fluvial, dan paso a la figura central, lamentablementeperdida, pero de la que se conserva su rótulo, Portus, un Puerto que Blanco quisoidentificar con eI Portus Ostiensis. Junto a ella, otras figuras personifican elementosmarinos como un Faro, P/tarus, jóven con antorcha en su mano o Nauigia,Navegación , Abundancia, Copiae y la preciosa representación de Tranquillitøs, Ia

calma del mar, que propicia la navegación, que aparece junto al Viejo Océano,Occeønus, con su cabellera adornada con las características pinzas de cangrejo, y quesostiene una serpiente marina en la mano derecha y el tridente en su regazo.

Todo es perfecto en la composición: la calidad dibujística, los matices del cuer-po humano, las proporciones... Los distintos elementos de la naturaleza, personifi-cados en las figuras que hemos descrito, están, además de identificados por loscorrespondientes rótulos en buen latín clásico, enmarcados en su contexto con sus

respectivos atributos. Todo es alegoría de corte helenístico; es la manera de explicarsencillamente los fenómenos de la naturaleza. EI fondo no puede ser más hermosoy esta hermosura se hace más patente en Ia zona destinada a las representacionesacuáticas, donde la tonalidad del mar, unas veces azulada, otras verdosas, está per-fectamente captada por medio de teselas de pasta vítrea.

La interpretación del pavimento ha sido muy controvertida ¡ de acuerdo con loexpresado por los diversos estudiosos que se han ocupado de é1, muy variada.

En primer luga¡ uno de los problemas más debatidos ha sido el de su cronología.Las opiniones han tenido en cuenta más que el contexto de la excavación, mal cono-cido a fuer de sinceros, razones estilísticas y la posible relación con la filosofia de unaépocay sus testimonios literarios que cada uno ha manejado para intentar acercar-se a su correcta identificación.

La verdad es que el pavimento, dejando a un lado su interpretación por el momen-to, parece: por su relación con el entorno en el que apareció, más propio de la segun-da mitad del siglo II d.C., período en el que, no hay que olvidarlo, floreció la perso-nalidad del pater patrLtm, Gaiws Accius Hedychru.i, del santuario mitraico hallado juntoa Ia casa. Ello no obsta para que podamos apreciar ciertas concomitancias estilísticas,

aunque discutibles, con pavimentos bajoimperiales emeritenses. Probablemente, todose solucionaría con la realizacton de unas excavaciones en la casa.

En lo que atañe a su interpretación, la propia polivalencia de lo representado en

el mosaico hace muy difícil aceptar una teoría definitiva, por lo que la discusiónseguirá enriqueciendo el conocimiento de este singular documento de la arqueo-logía española.

ri'

Çonsicleraciones acerca de los mosaicos fu cr{ugusta €meritat Josf M¡m,q Árv¡-n¡z M,ARTÍNEZ-TzuNIDAD Noc¡r¡s BaseRRern' I3l

Efectivamente, como planteaba en su día Luisa Musso, el pavimento Podría ser

relacionado bien .or, ,rn'.arálogo de personificaciones coordinadas en un cuadro

cósmico, bien con una rranscrip"ción fig.rr"ti,r", a través del empleo de personifica-

igua, bien con una ilustración en térmi-

o Por un dominio político' Cabría, a lo

te sentido.

un género de representaciones del firconócida obra de Juan de Gaza, de tise mostró partidario de ver en é1, lo que

tente, t¡na tabula rrtundi, relacionada con

Quet, autora de una imPortante mo

con abundancia de datos, con un en

Romanum, coincidente plenamente con I

Blazquez, por su Parte, haciéndose

Vermaseien, observa los suficientes elem

cepciones de la mitología mitraica. Picar<

lidad, que es comPartida plenamente pc

considerar, en una teoría en verd."d "rri.rgada,

que lo descubierto de la casa podría

formar parte del propio Mitreo emeritense'por su , rárri':- poli,r"lenre se pron rncia igualmenl..At:., quien destaca su

.on..páión la sitúa claramente en el Bajo

un mundo de ideas y objetos que forman

132 BoLETIN o¡ r-¡. R¡el Ac¡.o¡rr¿re o¡ Exrn¡l,nouRA DE r¡s LcrR¡s y l¡.s Arr¡s

ILUSTRACIONE,S.

[.-Mosaico con escenas del Nilo hallado en el siglo XIX. Museo Nacional de Arte Romano.

Çonsiderøciottes acerca c/e los ntosaicos cle c4ttgr.rstrt €merita 3 JosE M¡nl,\ Árv,cR[.2 N4,q.ruíNÜ-TRINIDAD Noc¡.lrs B¡.s¡mRrE 133

2.-lrlosaico firrnado por Baritto eu técnica bicroma (blanco y negro) y con símbolos de br,rena suerte: inscripciones y crttz

gamada, Museo Nacioual de Arte Romano.

3.-Firna de los mosaistas Selettcus y Anthus en el Mosaico Nilótico.

3

tr.1ft

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r)4 BomríN os LA REAI Ac¡¡¡vtln o¡ ExrR¡v¡ouRA DE r¡s LErR¡.s v r¡.s Anres

4.- Negoría de las Estaciones del mosaico de "Las Tiendas". Museo Nacional de Arte Romano.

5.- Mosaico con rema báquico firmado por Annibonius. Museo Nacional de A¡te Romano.

Çonsideøciones ãcerca de los mosaicos de r-zú6usta €meritttt Jost M¡.nr,r Atv¡.ncz lvf¡-nríNp,z-TRtNIDAD Noc¡r¡s B¡s¡'nn'ltE r15

'þrT,i:ææ,i

6.- Mosaico del cazador Marianus. Museo Nacional de A¡te Romano'

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A"FI

7.- El cochero Marcianus. Mosaico de los Aurigas. Museo Nacional de Arte Romano'

ry6 BomrÍN o¡, l¡ Rt¡t Ac¡.o¡tvtt¡. oE ExrRatr¿¡ouRA DE I-as L¡rRns v r¡s Anrrs

8.- Mosaico del Rapto de Europa. Museo Nacional de Arte Romano

9.- I\losaico de los Siete Sabios. Museo Nacional de Arte Ronano

Çonsidernciones acetc(t de los mosaicos cle t-z{agusta €nteritat Jose Mml¡. Árv,rn¡z Ìr4cRTíN¡z-TRINIDAD Noc'crEs B¡'s¡'Rnnrp r37

10.- El Mosaico Cósmico. Casa del Mit¡eo.