Book review: Huerta de Valencia. Un paisaje cultural, un futuro incierto

59
Crítica de libros Book reviews

Transcript of Book review: Huerta de Valencia. Un paisaje cultural, un futuro incierto

Crítica de librosBook reviews

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 187

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 188

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 ■ ISSN: 1139-1472 © 2015 SEHA

189

L. Jacinto GarcíaUna historia comestible. Homínidos, cocina, cultura y ecologíaGijón, Trea, 2013, 270 páginas.

¿Por qué comemos lo que come-mos? ¿Qué consecuencias tienelo que comemos? ¿Cómo

debería ser nuestra comida? Estas trespreguntas son el eje del libro de L. JacintoGarcía. Éste se articula a través de una In-troducción, que titula «Persiguiendo la co-mida nos hicimos Homo sapiens» (pp. 13-18), y tres grandes apartados. El primerobajo el epígrafe genérico de «Biología, evo-lución e inteligencia» (pp. 19-126), otro se-gundo que alude a la «Domesticación, cul-tura y cocina» (pp. 127-182), para terminarcon un tercero sobre la «Tecnología, in-dustria y ecología» (pp. 183-234). Lo com-pletan un «Apéndice» (pp. 235-260) y la co-rrespondiente Bibliografía (pp. 261-270).

La primera parte se centra en el origeny evolución de la especie humana, dondeanaliza los diferentes eslabones evolutivos.Sobre el papel parece un planteamientocorrecto, aunque da la sensación de que el

autor tiende a la dispersión. Las alusionesal darwinismo y a las teorías creacionistasexpuestas en el primer capítulo –«Seis mi-llones de años atrás: Adán y Eva en losbosques tropicales de África»– las consi-dero prescindibles en el conjunto global dela obra, si bien, en el mejor de los casos, po-drían ser simples notas a pie de página obien incluidas en el «Apéndice» final. Parael que suscribe estas líneas resultan un cir-cunloquio con errores graves. Por ejemplo,Darwin no «estuvo dos años dándole vuel-tas a su […] teoría de la evolución» (p. 23),sino dos décadas; Darwin no murió en1881 (p. 26), sino el 19 de abril de 1882; suexamen de médico no lo suspendió enCambridge, como se deja intuir (p. 26),porque había ya abandonado la medicinaen Edimburgo. La simplicidad con la quese expone «el salto del mono al primer ho-mínido» (pp. 29-31) resulta bastante máscompleja y falta de más precisión (Picke-

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 189

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65190

ring, 2014: 11-12). Son significativas lasobservaciones de las diferencias dentales,como punto de partida en el conocimientode la evolución humana (pp. 31-34 y 52-54), así como las preferencias alimentariasde los primeros homínidos y su constitu-ción física. Sin embargo nada se dice sobrelas hipótesis que se han planteado respectoal posible consumo de carne por parte dealgunas especies de australopitecos (Pic-kering, 2014: 15-17). Dicho esto, quizástambién habría que haber cuidado más laterminología utilizada. ¿En el modelo ali-mentario de los australopitecos, se puedehablar de «costumbres gastronómicas»? Elsignificado del término «gastronomía» im-plica componentes sociales y culturales im-posibles de aplicar en este ámbito, puntua-lización que el propio autor reconoce másadelante al tratar la manera de preparar yconsumir la comida por el Hombre de Cro-mañón (p. 113).

Por lo que respecta al planteamiento delas distintas cuestiones del capítulo se-gundo –«Cuatro millones de años atrás: ¿esel hijo de King Kong o un hombre pe-ludo?»– éste resulta algo forzado. Mayorinterés provoca la parte dedicada al origende la bipedestación por los homínidos, a laimportancia del cambio climático en la des-aparición de grandes zonas selváticas y a laadaptación de algunas especies de simios alas zonas abiertas y sabanas, junto con lasteorías que avalan que los primeros utensi-lios fueron motivo de «la mejora en los re-sultados de la caza», provocando un au-mento del consumo de carne y elcrecimiento de cerebro (pp. 47-57), si bienlos posteriores comentarios sobre la ca-

dena trófica entorpecen el hilo discursivo.A esto añadiremos algunas reflexiones queno aportan nada reseñable, salvo la de-mostración de la vena literaria del autor: «laenergía solar, una vez capturada por lasplantas y transformada en materia orgá-nica, pasa a estar disponible para iniciar suviaje a través de la cadena alimentaria, loque produce cuando los animales las co-memos. Así las cosas, cabe imaginar quecada vez que introducimos un alimento enla boca, a la postre estamos atrapando untrozo de sol, una fracción de la eternidad[…]» (p. 69).

El capítulo tercero –«Dos millones deaños atrás: los primeros Homo hacen suaparición»– comienza con un asunto espi-noso. García recoge la teoría que afirmaque «la fabricación de herramientas, aun-que sean tan primarias y toscas como lasdel Homo habilis, presupone un salto cua-litativo y decisivo en la escala animal-hom-bre». Reconoce que algunos monos se va-len de palos para capturar hormigas, depiedras para romper frutos secos o de ho-jas para sacar agua de los troncos de los ár-boles (p. 72), pero entiende que la fabrica-ción de herramientas es un signo distintivodel ser humano. Se echa en falta alguna re-ferencia a hipótesis que no consideran es-trictamente que la fabricación de herra-mientas haga «humano» al hombre. Si secomparan las herramientas que se conocenpara los considerados primeros humanos,éstas aparecen como unos pedruscos nomuy diferentes de las usadas por los chim-pancés actuales (Sabater Pi, 1992: 111-115). En principio el Homo habilis (1,9 a1,6 millones años) tenía la capacidad de fa-

Crítica de libros

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 190

191

bricar herramientas como los chimpancéscontemporáneos, quizás algo más comple-jas que las estudiadas en los chimpancés,pero afirmar que lo que hace Homo al ha-bilis es la fabricación y uso de herramien-tas no resulta demasiado aceptable, si notenemos en cuenta otros muchos factoresantropológicos, culturales y sociales (Do-mínguez-Rodrigo y Baquedano, 2014: 37-41). Un capítulo que también hace refe-rencia a la importancia de la carne en ladieta del Homo erectus, incluida la carroña,a la relación entre el desarrollo de la inte-ligencia y su consumo, a los cambios físicossufridos por los miembros de la especie y lasugerente teoría de que «antes que la carne,serían el calor del fuego y la cocción de losalimentos los responsables del desarrollocerebral, al favorecer una mayor liberaciónde energía» (p. 85). En lo relativo al con-sumo de carroña se comprueba cierta sim-plicidad en la exposición, falta una recons-trucción sobre cómo los primeros Homopudieron tener acceso a la carne, diferen-ciando el carroñeo pasivo del activo, porejemplo. Tampoco hubiera estado de másremarcar la relación existente entre el con-sumo de carne y la división de las laboresde subsistencia de las comunidades con elhecho de que «compartir grandes cantida-des de carne con otros miembros del gruposocial fuera uno de los factores que carac-terizó la adaptación» (Bunn y Pickering,2014: 81-85).

El cuarto capítulo –«Cien mil años atrás:neandertales y cromañones, preludio delHomo moderno»– es, a mi entender, elmás logrado desde un punto de vista dis-cursivo. El desarrollo de los movimientos

migratorios de los descendientes del Homoerectus en Asia y África, del Homo heidel-bergensis y posteriormente del Homo ne-anderthalensis en Europa, y la aparición deuna nueva especie africana, el Homosapiens y su dispersión, sirven de introduc-ción para tratar sobre las necesidades ali-mentarias de los grupos cazadores-reco-lectores neandertales (pp.105-109) y de laevolución y hábitos alimentarios del hom-bre de Cromañón (Homo sapiens sapiens)(pp. 109-114). Resultan sugerentes lasaportaciones de García sobre los orígenesy condicionantes de la caza, la importanciaen ésta de artilugios, tácticas y desarrollo dela inteligencia, la conservación de la caza yla tradicional importancia que se le atribuyeal hombre (cazador) frente a la mujer (re-colectora) en la economía «doméstica» (pp.114-121). Igualmente trata el autor sobreun aspecto de interés mediático, como laeventual hibridación entre neandertales ycromañones (pp. 123-124). La explicaciónse queda corta, pues en ningún momentoplantea una cuestión general del asunto.Afirma, y está en lo cierto, que el cruce deambas especies «debió de producirse posi-blemente en Oriente Medio hace entre cin-cuenta mil y ochenta mil años», pero nadadice de los resultados obtenidos en Alema-nia, Francia, Italia, Gran Bretaña, y re-cientemente en la Península Ibérica, con-firmando que ambas especies no tuvieroncontacto en Europa, a pesar de estar pre-sentes durante algún tiempo y a la vez endistintas partes del continente.

La segunda parte del libro está com-puesta por los capítulos quinto y sexto. Elprimero de ellos –«Diez mil años atrás: apa-

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Crítica de libros

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 191

Crítica de libros

192 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

rece la agricultura, y la alimentación y elmundo se transforman»– (pp. 129-162),recoge el significado para el hombre deldominio progresivo de la agricultura y ladomesticación de los animales (ganadería)en las distintas zonas del planeta (sedenta-rización, desarrollo urbano, aumento de laproducción alimentaria, incremento de lapoblación…). Un epígrafe desentona delconjunto argumental: «La agricultura divi-dió a la Europa medieval» (pp. 160-162).Me pregunto qué sentido tiene compararlas prácticas alimentarias del mundo gre-corromano, generalizadas en exceso(Grimm, 2009: 62-97 y Villegas Becerril,2001), con las «bárbaras» de los primeros si-glos de la Edad Media en el contexto de laPrehistoria. La alusión, incluso como hi-pótesis, del aumento general de las tempe-raturas que se dio entre los siglos X al XIV,para explicar un posible retardo en «la di-fusión y arraigo del sistema agrícola-gana-dero por el norte de Europa», no tiene encuenta otros aspectos políticos, económicoso sociales, por ejemplo, en un periodo tandilatado en el tiempo, como es la EdadMedia. El capítulo sexto –«Entretanto: eldominio del fuego y la cocina nos hicieronmás humanos»– establece desde una pers-pectiva antropológica la relación entre ladomesticación del fuego y el nacimiento dela cocina. Una vinculación en línea con lasteorías de Faustino Cordón (1980) y másrecientemente de Richard Wrangham(2009), al que por cierto olvida en la bi-bliografía, que consideran el dominio delfuego aspecto clave para comprender elsalto evolutivo que nos separa del resto delos simios. Planteamientos sugerentes aun-

que no exentos de controversia por buenaparte de la comunidad científica (antropó-logos, arqueólogos y paleontólogos), ya queno se ha demostrado que el control delfuego pueda retrotraerse a más de 500.000años, si bien Wrangham defiende, a falta debase científica, que el Homo erectus (1,8 mi-llones de años) ya asaba los alimentos.

La tercera parte la conforman los capí-tulos séptimo –«El presente: comida indus-trial, diseño evolutivo y salud»– (pp. 185-202) y octavo –«El mono listo se devora elmundo»– (pp. 203-234), donde el autorexpone ciertas cuestiones que considerarelevantes desde un punto de vista ecoló-gico. Por ejemplo, el tipo de alimentación ala que el cuerpo humano está adaptado, lagenética humana y la obesidad en elmundo desarrollado, la búsqueda de unadieta ideal que se ajuste a nuestro diseñoevolutivo, por una parte, y los peligros de lasobrepoblación, del mal uso de los recursosnaturales y la apuesta por una alimentaciónsaludable, por otra, conducen al lector ha-cia una concienciación que vincula ali-mentación y medio ambiente. Finaliza conun «Apéndice» en el que se plasman una se-rie de reflexiones de carácter antropoló-gico, histórico y cultural sobre las que sehan tratado en páginas anteriores y quesirve para reforzar planteamientos expues-tos en anteriores páginas.

Quiero llamar la atención sobre el títulodel libro, Una historia comestible. Homíni-dos, cocina, cultura y ecología. ¿Responde eltítulo realmente con lo que el lector va aleer? García afirma que su trabajo «no esuna historia de la comida, tampoco un tra-tado de alimentación. Aunque tiene bas-

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 192

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 193

tante de ambos. En esencia, este libro esuna extensa, coral y algo enredada res-puesta a esas tres cuestiones trascendenta-les» (p. 15), ya citadas al inicio de esta re-seña. Estoy de acuerdo con el autor en lo«enredadas» que resultan algunas partes dellibro, a las que quizás falte una planifica-ción diferente en su estructura. Una obracon un planteamiento metodológico dis-cutible, organizada en torno a las tres cues-tiones principales que, pese a la opinión desu autor, no solo resulta una «historia de lacomida» sino también de la «cultura ali-mentaria» en la Prehistoria, donde rela-ciona de manera algo forzada los orígenesevolutivos y alimentarios del ser humanocon una visión pesimista del presente. Untexto en el que se abusa en demasía de epí-grafes con enunciados exagerados o llama-tivos con el fin de captar el interés de lec-tor, en ocasiones poco originales si uno setoma la molestia de consultar algunos de li-bros que cita en la bibliografía o ciertaspáginas de Internet. Igualmente peca eltexto de una excesiva retórica. Sirva deejemplo el modo de expresar la vida en losárboles por parte de los primeros homíni-dos y la seguridad que les proporcionaba suvida en las alturas: «Cuando el crepúsculocomenzaba a mostrar su metálica luz en elcielo y algunas flores se cerraban cuandolos pájaros acallaban su piar y los grillos afi-naban su canto, entonces era el momentode buscar un refugio y ponerse a resguardo.¿Y qué mejor refugio que la copa de los ár-boles?» (p. 51).

Quizás la principal virtud de este libroes el acercamiento al público no especiali-zado de la evolución humana a través de su

alimentación, si bien los errores detectadosy la falta de solidez de algunos de sus ar-gumentos a veces me hagan dudar de estaafirmación. Desde el punto de vista dellector más especializado queda preguntarsesi este libro aporta algo nuevo al panoramahistoriográfico o antropológico sobre lascuestiones alimentarias de nuestros prime-ros ancestros. No parece que sea así. Ade-más, las líneas magistrales del libro rese-ñado ya han sido planteadas en artículosdivulgativos de gran nivel (Outram, 2009:34-61).

No quiero finalizar sin referirme a unaexposición que con el sugerente título Lacuna de la humanidad se encuentra en elMuseo Arqueológico Regional de Alcaláde Henares, entre el 10 de febrero hasta el1 de julio de 2014. Una muestra del buenhacer de la mencionada institución juntocon el Museo de la Evolución Humana deBurgos. La publicación de un magníficocatálogo (2 volúmenes) en el que escribenprimeras figuras del ámbito nacional e in-ternacional, ninguna de ellas aludidas en labibliografía del libro reseñado, aportan bi-bliografía ya publicada que el autor podíahaber utilizado a la hora de escribir este li-bro.

Fernando Serrano Larráyoz

Universidad de Alcalá

REFERENCIAS

BUNN, H.T. y PICKERING, T. R. (2014): «Caza, ca-

rroñeo y consumo de carne por Homo en el

Pleistoceno Inferior», en DOMÍNGUEZ-RO-

DRIGO, M. y BAQUEDANO, E. (dirs.), La cuna

de la humanidad –The cradle of humankind,

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 193

Alcalá de Henares– Burgos, Museo Arqueoló-

gico Regional-Museo de la Evolución Hu-

mana, vol. 2, pp. 67-85.

CORDÓN, F. (1980): Cocinar hizo al hombre, Bar-

celona, Tusquets.

DOMÍNGUEZ-RODRIGO, M. y BAQUEDANO, E.

(2014): «Los primeros Homo», en DOMÍN-

GUEZ-RODRIGO, M. y BAQUEDANO, E. (dirs.),

La cuna de la humanidad –The cradle of hu-

mankind, Alcalá de Henares– Burgos, Museo

Arqueológico Regional-Museo de la Evolu-

ción Humana, vol. 2, pp. 27-41.

GRIMM, V. (2009): «Los manjares al alcance de la

mano. El paladar de las antiguas Grecia y

Roma», en FREEDMAN, P. (ed.), Gastronomía.

La historia del paladar, Valencia, Universitat de

València, pp. 62-97.

OUTRAM, A. K. (2009): «Evolución de los cazado-

res-recolectores. El sentido del gusto en la

Prehistoria», en FREEDMAN, P. (ed.), Gastro-

nomía. La historia del paladar, Valencia, Uni-

versitat de València, pp. 34-61.

PICKERING, T. R. (2014): «Australopithecus y Pa-

ranthropus: Los hombre-mono prehistóricos

de África», en DOMÍNGUEZ-RODRIGO, M. y

BAQUEDANO, E. (dirs.), La cuna de la huma-

nidad-The cradle of humankind, Alcalá de He-

nares-Burgos, Museo Arqueológico Regional-

Museo de la Evolución Humana, vol. 2, pp.

9-25.

SABATER PI, J. (1992): El chimpancé y los orígenes

de la cultura, Barcelona, Anthropos, 3ª edi-

ción corregida y aumentada.

VILLEGAS BECERRIL, A. (2001): Gastronomía ro-

mana y dieta mediterránea. El recetario de Api-

cio, Córdoba, Universidad de Córdoba.

WRANGHAM, R. (2009): Catching Fire: How Coo-

king Made Us Human, New York, Basic Bo-

oks.

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65194

Crítica de libros

El tema de las elites rurales de laedad media continua deparandonovedades historiográficas alta-

mente interesantes como la publicación dela cual aquí pretendemos dar cuenta, Élitesrurales méditerranéennes au Moyen Âge.Se trata de una reunión de los trabajos pre-sentados en dos seminarios que tuvieronlugar en la Sorbonne y en l’École Françaisede Rome en 2008 y 2009, respectivamente,publicados el pasado año 2013 dentro de larevista Mélanges de l’Ecole française deRome. Moyen Âge en el número 124-2

(2012). El lapso de tiempo entre los en-cuentros y la publicación ha permitido a losautores (aquellos que han hecho el es-fuerzo) recoger las aportaciones que a lolargo de cuatro años se han venido produ-ciendo (Carocci, 2010; Provero, 2012). Eltrabajo ha estado coordinado por MichelKaplan, Christophe Picard y Laurant Fe-ller, que ha realizado ya otras investigacio-nes sobre esta temática (Devroey, Feller yLe Jan, 2010).

Como se deduce de su título, el objetode estudio se circunscribe a un espacio

VV.AA.Élites rurales méditerranéennes au Moyen ÂgeMélanges de l’École Française de Rome. Moyen âge, 124/2, 2012, 600 páginas.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 194

195Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Crítica de libros

muy delimitado cronológica y geográfica-mente, el Mediterráneo durante la edadmedia, aunque esto no conlleva ningúnanálisis de larga duración, del que tantogusta a la historiografía francesa. Así, aun-que encontramos trabajos referidos a laalta edad media, como el del propio L. Fe-ller «Les élites rurales du haut Moyen Âgeen Italie (IX-X siècle)» o de la plena, «Sig-noria ed élites rurali (Toscana, 1080-1225)»de S. Collavini, la mayor parte de los artí-culos se centran en la baja edad media. Lagran aportación de este trabajo reside en lasmiradas regionales que se llevan a cabo so-bre diversos observatorios, dentro siempredel ámbito mediterráneo. En este sentido,son analizadas sociedades rurales desco-nocidas para la mayor parte de la historio-grafía rural europea como la bizantina, lapalestina, la egipcia o del Magreb. Y juntoa estos, nos encontramos observatorios másfrecuentados por los investigadores: la Tos-cana, la Lombardía, Aragón, Cataluña o laProvenza. El trabajo está estructurado entres líneas temáticas: identificar las élites ru-rales; establecer sobre qué tipo de fortunas,propiedad y producción se sustenta estaelite y, finalmente, qué mecanismos de con-trol ejercen sobre el gobierno local y esta-blecer cuáles son los mecanismos de reno-vación de estas elites y sus formas o vías deascenso social.

Sin lugar a dudas, la primera cuestiónconsiste en definir el objeto de estudio. Ensu introducción, Paolo Cammarosano in-siste en el carácter informal, y la dificultadque ello conlleva, de las elites rurales en elsentido que este concepto no se corres-ponde con una realidad socio-profesional

específica. Ahora bien, lo que el citado au-tor no tiene en cuenta es el hecho que jus-tamente es este carácter laxo del conceptolo que le confiere su utilidad puesto quepermite englobar bajo un mismo términorealidades aparentemente distintas, por sucronología o por su marco geográfico, peroque comparten una serie de comporta-mientos y actitudes. Por ello, porque las eli-tes rurales son diversas, utilizamos la formaen plural. Esto no quiere decir, sin em-bargo, que valga todo. Un campesino, pormucha tierra que posea, que reside en elámbito urbano no puede ser consideradocomo un ejemplo de las élites rurales por-que su marco de referencia es la ciudad,aunque desde luego forma parte de los sec-tores acomodados del campesinado.

La diversidad de las elites rurales hacereferencia, sobretodo pero no exclusiva-mente, a sus fuentes de riqueza. Así, PereBenito, para la Cataluña Vieja, y John Dren-del, para la Provenza, destacan la impor-tancia de las actividades crediticias en elconjunto de la economía familiar. De he-cho, Drendel incluso habla de una verda-dera «couche de creditores». Para el sur dePalestina, Arietta Papaconstantinou señalalas funciones administrativas que ejercenlas familias acomodadas, que mediatizanlas relaciones de la comunidad con las ins-tancias externas, bien el señor, bien el Es-tado, como elemento central de su estrate-gia para la consolidación de sus fortunas.Catherina Verna, en cambio, pone el acentoen el protagonismo de los notables de Va-llespir, en Cataluña, en el desarrollo in-dustrial de la comarca. Sin embargo, la ex-posición sucesiva de escenarios locales sirve

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 195

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65196

Crítica de libros

de poco si no construimos un modelo teó-rico común que represente en mayor o me-nor medida el conjunto. En el caso quenos ocupa, por encima de estas diversida-des regionales, lo que es común a todasellas es la capacidad de estas familias paraadaptarse a la coyuntura económica local,sea esta la que sea. Esta adaptación al en-torno conlleva, pues, cierto grado de espe-cialización económica sin que ello impida laparticipación activa en otras actividades.

Otra cuestión no menos importante esla relación que puede existir entre nivel deriqueza y liderazgo político de la comuni-dad. Algunos autores desligan ambas esfe-ras de poder, el político y el económico, ensus análisis. Tal es el caso Jean-Marie Mar-tin cuyo trabajo lleva el sugerente título de«Le service public, critère de distinctiondes élites: Italies méridionale de traditionbyzantine et lombarde, X-XIII siècle». Sinembargo, no queda demostrado el grado deinfluencia y de control sobre la comunidadde lo que él identifica como élites, que anuestro entender parecen ser más bien de-legados de la autoridad bizantina. Además,continuando dentro de la esfera política delas elites rurales, tampoco parece tenersesuficientemente en cuenta el papel quejuega el señor como árbitro de las relacio-nes entre los miembros de las comunida-des. En efecto, a menudo olvidamos que elseñor, con sus decisiones –como, por ejem-plo, ejecutar una deuda de un vasallo, de noaceptar la conmutación de una pena– y susnombramientos, puede favorecer a una de-terminada familia, o facción dentro de lacomunidad, en detrimento de otras. Úni-camente Pere Benito y Brian Catlos refle-

xionan sobre esta capacidad de la señoríapara romper status quo de la comunidad.

La tercera parte de la obra trata de es-tudiar las élites rurales desde la perspectivade la movilidad social y los procesos desubstitución de estas. Resulta particular-mente interesante por su contribución altema el trabajo de Brian Catlos sobre laselites rurales musulmanas de la Corona deAragón, con una especial atención al ám-bito valenciano. La conquista cristiana delreino de Valencia supuso la ruptura de lasestructuras preexistentes que permitió elascenso de unas nuevas elites. Estos nota-bles rurales, según Catlos, fundamentabansu liderazgo en el ejercicio de cargos polí-ticos, particularmente el de alcaide, aun-que, como reconoce el propio autor, se do-cumentan casos de familias cuyapreeminencia en la comunidad se funda-menta en su riqueza económica. El reco-rrido de estas elites administrativas o eco-nómicas –dando a entender que ambasesferas de poder no podían aglutinarse enuna misma familia– no iba más allá de tresgeneraciones. Lo que no queda claro es elproceso de renovación de estos linajes diri-gentes. Para Catlos, la substitución se pro-ducía a través del nombramiento de unnuevo alcaide, sin tener en cuenta otroscriterios de jerarquización de la comunidadcomo el nivel de riqueza. Sin embargo, másimportante que esto, creo que cabe plante-arse cuál era el horizonte social de estos no-tables locales o, en otras palabras, a qué as-piraban las familias acomodadasmusulmanas del campo. Es cierto que,como el mismo autor señala, las conver-siones fueron muy puntuales, de manera

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 196

197Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Crítica de libros

que la promoción social de estos linajes,ahora como cristianos, no se dio, aunqueesto tampoco responde completamente a lacuestión planteada.

Por otra parte, todas las intervencioneshacen un análisis detallado, en la medidaque la obra lo permite, de las fuentes parael estudio de las elites del campo. Sin lugara dudas, tratándose del ámbito mediterrá-neo, los protocolos notariales y los registrosde los concejos locales ocupan un lugarcentral, tal y como señala John Drendel ensu artículo. Sin restar importancia a estas ti-pologías, Annick Peters-Custot –que ana-liza los notables rurales del campo cala-bro-griego de la plena edad media– destacacomo los más interesantes aquellos docu-mentos que se originan en una situación deconflicto, y que ponen de manifiesto el pa-pel desempeñado por las elites dentro de lacomunidad.

Para concluir, pese a la bondad indivi-dual de las aportaciones, se echa en faltauna mayor conexión de los textos, más aunteniendo en cuenta que tiempo ha habidopara ello y que estos materiales habían sidoexpuestos previamente en sendos semina-rios. Muestra de todo esto es que las citas

a otros trabajos de la publicación estánprácticamente ausentes. Igualmente, tam-poco hubiera estado de más una reflexiónteórica a propósito de qué tienen en comúnlas élites rurales de las distintas regiones delMediterráneo, ya que la introducción deCammarosano es eso, una presentación delos temas a analizar y de los autores. Encualquier caso, hay que valorar positiva-mente la iniciativa puesto que nos permiteconocer esas realidades regionales que de locontrario permanecerían al margen denuestros debates historiográficos.

Frederic Aparisi Romero

Universidad de Valencia

REFERENCIAS

CAROCCI, S. (ed.) (2010): La mobilità sociale nel

Medioevo, Roma, Ecole française de Rome.

DEVROEY, J. P., FELLER, J. y LE JAN, R. (dirs.)

(2010): Les élites et la richesse au Haut Moyen

Âge, Turnhout, Brepols.

PROVERO, L. (2012): Le parole dei sudditi. Azioni

e scritture della politica contadina nel Duecento,

Spoleto, Fondazione Centro Italiano di Studi

sull’Alto Medioevo.

Esther Pascua EchegaraySeñores del paisaje. Ganadería y recursos naturales en Aragón,siglos XIII-XVII

Valencia, Universitat de València, 2012, 327 páginas.

Este libro no rehúye tres prácticasfrecuentes en las publicaciones aca-démicas. La primera, exhibir un tí-

tulo llamativo o atractivo, relegando al sub-

título una descripción más ajustada de sucontenido; la segunda, empezar con uno ovarios capítulos dedicados al supuestomarco teórico del trabajo, por más que la

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 197

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65198

Crítica de libros

relación entre dicho marco y su contenidosea tenue o tangencial, y, la tercera, decla-rar un propósito revisionista que, en oca-siones, lleva a arremeter contra molinos yaderruidos como si fueran gigantes. Título,marco teórico y revisionismo apuntan eneste trabajo al propósito de esclarecer las re-laciones históricas entre ganadería y paisaje.Pero una cosa son las intenciones y otra elresultado. Lo que el lector puede encontraren este libro es una aproximación bastanteconvencional, aunque no por ello menosútil e interesante, a la historia de la gana-dería en Aragón, fundamentalmente laovina. En cierto sentido, aunque no sólo, esuna obra de síntesis que, además de enfuentes originales, se apoya ampliamentetanto en repertorios documentales publi-cados como en la ya abundante producciónhistoriográfica disponible sobre la ganade-ría aragonesa en las épocas medieval y mo-derna.

El libro trata de abarcar las tres grandesáreas en que desde el punto de vista gana-dero puede dividirse Aragón, si bien noconstituían compartimentos estancos: lasmontañas pirenaicas, el valle del Ebro y lassierras ibéricas –aunque a las dos primerasse les dedica mayor atención–, en cada unade las cuales se configuraron prácticas einstituciones diferenciadas. Por lo que se re-fiere al marco cronológico, aunque el sub-título lo acota entre los siglos XIII y XVII, enel texto encontramos abundantes referen-cias que lo desbordan ampliamente porambos extremos y acaban por conferirleun contorno temporal impreciso. Por otrolado, la estructura del libro, al imponer va-rios reinicios cronológicos, ya que cada

zona se trata por separado desde la EdadMedia hasta el siglo XVII o XVIII, primero enlo que se refiere a su configuración institu-cional y después en cuanto a la relación en-tre la actividad ganadera y el paisaje, nocontribuye demasiado a la claridad exposi-tiva. Temáticamente, pese al sostenido ydenodado esfuerzo por mantener comohilo conductor los aspectos medioambien-tales y paisajísticos, a lo largo del texto seabordan múltiples y diversos asuntos rela-cionados con la ganadería –a veces, como sise tratase de pequeñas monografías–, siem-pre con el respaldo de un apabullante ypormenorizado despliegue de informaciónfactual. Esta densidad de contenidos, a laque no se le puede hacer justicia en una re-seña, permite afirmar que, independiente-mente de su tema central, en este trabajopueden encontrar apartados atractivos, lec-tores con intereses diversos en el ámbito dela historia agraria.

Los problemas de que adolece el trabajoproceden de su mismo planteamiento. Elempeño de aprehender el paisaje y sustransformaciones, y las relaciones entre es-tos cambios y la actividad ganadera en eltrascurso de medio milenio en una regiónde unos 48.000 kilómetros cuadrados através de fuentes exclusivamente docu-mentales es una empresa formidable y abo-cada a resultados poco concluyentes. Laautora es consciente de ello y no deja de se-ñalarlo y recordarlo desde la introducciónhasta las conclusiones: «cuando inicié elproyecto de estudio de la ganadería me-dieval en Aragón, lo más llamativo fue laausencia de menciones en los documentossobre el mundo del pastoreo y sobre los

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 198

199Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Crítica de libros

paisajes en los que se desarrollaba» (Intro-ducción, página 13); «los datos con que secuenta son escasos y discontinuos, la in-formación muy desigual y las referenciassesgadas, por tanto no se han podido de-terminar de manera definitiva las relacionesentre el pastoreo de ovino y el medioam-biente, excepto en momentos y áreas con-cretos» (Conclusiones, p. 275). En buenamedida, como también se analiza en el li-bro, los documentos nos informan más so-bre la percepción social del paisaje que so-bre el paisaje mismo. Por otro lado, nosiempre quedan claras las diferencias y re-laciones entre medioambiente, recursos ypaisaje. En cuanto a la perspectiva revisio-nista, los prejuicios ilustrados contra la ga-nadería y los prejuicios liberales contra losbienes y aprovechamientos comunales hansido ya objeto de amplias y profundas dis-cusiones a las que poco se añade.

El libro se organiza en tres partes. Laprimera («Paisajes y comunidades»), muchomás breve que las otras dos, consta de unúnico apartado («Las categorías sociocul-turales de representación del paisaje en elmundo rural medieval»), en el que se repa-san los distintos tipos de documentos dis-ponibles y utilizados en el trabajo, seña-lando en qué medida –siempre escasa–cada uno de ellos «permite vislumbrar elmundo invisible del pastoreo» (p. 56) y elpaisaje o, más bien, una representación so-ciocultural del mismo.

En la segunda parte («Comunidades yrecursos naturales») se hace una prolija ysólida descripción de las instituciones y,partiendo de su matriz medieval, de algu-nos de sus principales hitos evolutivos, so-

bre todo en los valles pirenaicos y en el va-lle del Ebro (con la Casa de Ganaderos deZaragoza como indudable protagonista),en tanto que las comunidades de aldea delsistema Ibérico sólo se tratan en un breveepígrafe en términos comparativos con losvalles pirenaicos. A este respecto, la autorasostiene que «el sistema de pastoreo arago-nés» tomó forma en «las comunidadesmontañesas del norte» y desde allí se fuedesplazando hacia el sur (pp. 73 y 105).Los dos apartados en que se divide estaparte concluyen con sendos epígrafes titu-lados «Concepciones y criterios de gestiónmedioambiental», en los que se llama laatención sobre algunas de las normas yprácticas que permitían mantener el equi-librio entre la cantidad de ganado y los re-cursos disponibles para su manutención,como el control del avecindamiento y deltamaño de las cabañas y la regulación delos comunales.

La tercera parte («Recursos naturales ypaisaje») busca captar la relación entre ga-nadería y paisaje, los «paisajes ganaderos»,en el Pirineo, Teruel y Albarracín, y Zara-goza, situando siempre la ganadería en sucontexto económico, social y político.Como queda dicho, lo que aquí se aportasobre el paisaje o son pinceladas de alcancemeramente local o son intuiciones y conje-turas. La razón: «Las fuentes para la re-construcción del mundo de paisajes y ve-getación de Aragón en el pasado no seencuentran en los documentos escritos,sino en depósitos naturales, en restos de po-len, semillas, facies sedimentológicas y ge-oquímicas, en los cladóceros y ostrácodosde las lagunas, en los fósiles coprófilos, los

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 199

carbones fósiles y los yacimientos arqueo-lógicos» (p. 182). Por eso en las doscientaspáginas siguientes, pese a que se recurre alos resultados de la investigación en camposcomo la climatología histórica o la zooar-queología, se habla más, en sentido es-tricto, de recursos naturales que de pai-saje. En esencia, y siempre en relación conla ganadería, se reconstruyen las formas deasentamiento, la evolución de los usos delsuelo y de los sistemas productivos, las re-laciones entre agricultura y ganadería, asícomo entre ganaderos estantes y ganaderostrashumantes, los movimientos del ganado,la gestión de los recursos naturales y laconflictividad relacionada con el acceso alos mismos, en especial los de carácter co-munal, en cada uno de los espacios consi-derados. Los apuntes sobre el paisaje ape-nas van más allá de la enumeración de loselementos presentes en ciertas áreas en de-terminados momentos. Por ejemplo: «Lasinspecciones de abrevaderos del siglo XIV

permiten hacer un tímido retrato de vegasy sotos. Traspasados por caminos, regadíos,diques, pozos, acequias, fuentes, azudes,pasos sobre acequias, abrevaderos, viñas, lavegetación referida denota la existencia desargas, tamarices, aliagas, praderas de pas-tos, chopos, olmos y sauces» (p. 246).

Uno de los aspectos más interesantesdel trabajo radica en la presentación de lagestión comunal de los recursos naturalescomo una gestión básicamente eficientedesde los puntos de vista económico y me-dioambiental. También se subraya comouno de los rasgos distintivos de las comu-nidades pastoriles aragonesas el predominiode los pequeños y medianos ganaderos, en

contraposición, por ejemplo, a la Mesta cas-tellana. La ganadería trashumante caste-llana constituye, por otra parte, la principalreferencia que se utiliza en orden a la reali-zación de comparaciones con la ganaderíaaragonesa dentro de la Península Ibérica.

En el capítulo de conclusiones se su-braya la idea de que «las asociaciones depastores no fueron destructoras sistemáti-cas de recursos naturales, sino transforma-doras», que su impacto sobre los recursosnaturales fue diverso y que «las evidenciaspaleoambientales apuntan a paisajes muysimilares a los actuales […] desde muy an-tiguo», cuestionando la pertinencia de bus-car en algún momento del pasado «el ori-gen de la deforestación del paisaje ibérico».

El libro se cierra con una completa bi-bliografía –en la que, no obstante, falta al-guno de los libros citados en las notas a piede página–, mapas y un apéndice con grá-ficos y tablas.

Nos encontramos pues ante una obraque, paradójicamente, proporciona a la vezmenos y más de lo que ofrece. Apenas sa-tisface las expectativas con que el lectoraborda la lectura en lo que se refiere a lasrelaciones entre ganadería y paisaje, aunqueseguramente revela todo el que se puedevislumbrar al respecto a través de las fuen-tes utilizadas; pero, en contrapartida, ofreceun enorme caudal de información y acer-tados análisis sobre la historia de las diver-sas modalidades de ganadería en Aragóndesde la Edad Media hasta finales de laModerna.

Emilio Pérez Romero

Universidad Complutense de Madrid

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65200

Crítica de libros

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 200

201Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Crítica de libros

Jane Whittle (ed.)Landlords and tenants in Britain, 1440-1660: Tawney’s AgrarianProblem revisitedPeople, Markets, Goods: Economies and Societies in History, 1Woodbridge, The Boydell Press, 2013, 240 páginas.

Este libro, que gira en torno a los te-mas abordados en la obra clásica deRichard Henry Tawney, The Agra-

rian Problem in the Sixteenth Century(1912), es bienvenido y oportuno, y lo espor algo más que la mera celebración delcentenario de su salida de imprenta. Comoacertadamente señala Christopher Dyer enlos párrafos iniciales de su contribución aesta obra, una re-evaluación y reconsidera-ción de algunos de los temas y argumentosesgrimidos por Tawney a comienzos del si-glo XX es un objetivo «legítimo» por el he-cho de que su trabajo ha conservado suvalor a lo largo de los años y es sorpren-dentemente «moderno». Incluso muchasde sus «informadas conjeturas» y «especu-laciones» han venido a ser confirmadas porla comprobación empírica posterior conmetodologías avanzadas y nuevas fuentes.

Más allá de eso, sin embargo, este libroes oportuno por el hecho de que uno de lostemas clave en la obra de Tawney fue la re-lación existente entre las cambiantes rela-ciones de propiedad durante la transiciónde la baja Edad Media a la temprana Mo-dernidad y la modalidad de capitalismoagrario que en última instancia sirvió deplataforma para la Revolución Industrialinglesa en el siglo XVIII. Es significativo quelos derechos de propiedad –o por expre-sarlo mejor, la emergencia del «moderno»derecho de propiedad, claro, seguro, in-

alienable–, han sido empleados en la na-rrativa de un buen número de destacadosautores contemporáneos para explicar porqué la Revolución Industrial ocurrió pri-mero en Inglaterra y no en cualquier otrolugar del mundo (Acemoglu y Robinson,2012; Ferguson, 2012), bajo la inspiraciónteórica del influyente Premio Nobel deEconomía Douglas North (por ejemplo,North y Thomas, 1973). El sencillo razo-namiento que sostiene este argumento esque la gente evita invertir en una propiedadsi ésta es insegura (De Soto, 2000). Aunquees cierto que muchos autores concedenmayor prioridad a los cambios en los dere-chos de propiedad a partir de fines del si-glo XVII (tras la Revolución Gloriosa de1689), no cabe dudar de que el énfasis ge-neral de Tawney sobre los cambios en la es-tructura de tenencia y los derechos de pro-piedad mantienen su impronta en lahistoriografía. El momento escogido poreste libro no puede ser realmente mejor,por cuanto los rescoldos de este debate so-bre los derechos de propiedad se han ve-nido reavivando en los últimos años poruna serie de obras explícitamente críticascon la visión de que formas más «perfectas»de derechos de propiedad pueden vincu-larse de manera causal a episodios dedesarrollo económico (Jones, 2013; Vries,2012). De hecho, conocemos ahora nume-rosos casos en la Europa preindustrial de

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 201

crecimiento económico compatible con elestablecimiento de derechos de propiedadmuy complejos y en múltiples capas (Béauret al., 2013).

Tras la publicación de The AgrarianProblem, Tawney llegó a convertirse en unreconocido pensador y apóstol socialista, ypor ello no sorprende que la transición ha-cia formas de producción más capitalistasen la Inglaterra moderna fuese presentadacon tintes negativos; para Tawney, el «pro-blema agrario» era precisamente el com-promiso entre el egoísta interés personal ylos bienes públicos, el cercamiento depre-dador de los comunales, y la ruptura de lascomunidades tradicionales cohesivas eigualitarias en favor de nuevas prioridadescomerciales. Tenencia consuetudinaria(copyhold) y arrendamiento (leasehold)fueron derechos de propiedad colocados eluno contra el otro en una lucha en la queel segundo vino a resultar victorioso (p.35). Como concluye Dyer en su capítulo,los historiadores contemporáneos sonahora menos propensos a ver tales desa rro-llos de un modo tan abiertamente ideoló-gico, y no tan solo porque no resultaelegante en la disciplina histórica contem-poránea ofrecer juicios moralistas. Hemosllegado a comprender que acontecimientoscomo el cercamiento de campos de cultivopara pastos en los siglos XV y XVI no fue elresultado de una mentalidad marcada-mente codiciosa de una elite de terrate-nientes y labradores acomodados, sino lacruda realidad de que los niveles de pobla-ción nunca alcanzaron en esos siglos elpunto necesario para hacer económica-mente viable el tipo de cultivo agrícola co-

nocido antes de la Peste Negra. Más aún,gran parte del «problema agrario» del sigloXVI no estaba conectado a la explotaciónpor la elite de un campesinado inerme,sino que realmente procedía de una falta decohesión en el seno de las propias comuni-dades aldeanas campesinas. Desde el tardíoMedievo en adelante se fueron abriendoprofundas divisiones entre las filas de lagente común: campesinos adquiriendo yconsolidando tierras en detrimento de susvecinos campesinos. Como dejó claro haráunos ocho años Bruce Campbell en unlargo e importante artículo sobre el «pro-blema agrario» en Past and Present, la cri-sis bajomedieval resultó agravada no por laexpropiación señorial de una elite sobresus subordinados, sino por la extorsión deunos colonos sobre otros (Campbell,2005).

Es en este tema que el libro Landlordsand Tenants logra realmente su cohesióncomo volumen. Muchas de las contribu-ciones dejan claro que el relato de la emer-gencia del capitalismo agrario como con-secuencia del desequilibrio entre la eliteterrateniente y las comunidades campesi-nas en la temprana Edad Moderna se veahora como una excesiva exageración, y esun esquema al que se ha dado en los últi-mos años matices más complejos. En mu-chos casos, los intereses de los grupos aris-tocráticos de la elite, como son los señores,no eran diametralmente opuestos a los in-tereses de los aldeanos comuneros. Porejemplo, Harold Garrett-Goodyear mues-tra hábilmente a lo largo de su ensayo cómoel refuerzo señorial de la costumbre podíatrabajar en beneficio de todos los miembros

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65202

Crítica de libros

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 202

203Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Crítica de libros

de la comunidad local del manor (p. 50).Otros ensayos, como los de Briony McDo-nagh, Heather Falvey y Jean Morrin mues-tran que la oposición rural no se dirigió enexclusiva contra las iniciativas de cerca-miento de los grandes terratenientes, sinotambién contra las impulsadas por media-nos propietarios y colonos (por ejemplo, p.65). Incluso en algunos casos los grandesseñores de la aristocracia absentista apoya-ron las protestas de los pequeños campesi-nos contra el cercamiento de fincas porparte de estratos medianos de cultivadores,de modo que los motines de cercamientosabarcan un amplio espectro de grupos so-ciales (p. 84). En el Norfolk del siglo XVI esun hecho bastante claro que los ricos aris-tócratas terratenientes hicieron todo lo po-sible por evitar asumir cualquier tipo denueva propiedad susceptible de generardisputas o que fuese excesivamente com-pleja en su estatus jurisdiccional (p. 181).Resulta evidente, no tan solo en el capítulode Jennifer Holt, que los colonos no eranvíctimas indefensas en los siglos XVI y XVII,sino que fueron capaces de utilizar el sis-tema legal y diversas fórmulas de tenenciade la tierra para mantener rentas consue-tudinarias poco remuneradoras, inclusobajo la presión señorial para transformarlasen arrendamientos.

Como Whittle resume de manera su-cinta y certera en el capítulo de conclusio-nes, magistralmente enhebrado para darcohesión a los diferentes ensayos del libro,los grandes modelos (quizás ideológica-mente formados) acerca de la aparicióndel capitalismo agrario en Inglaterra desdela baja Edad Media al siglo XVIII han co-

menzado a perder credibilidad. Ya sea desdeel relato de Tawney de unos terratenientescodiciosos y rapaces frente a un campesi-nado rural menguante –un relato asumidoposteriormente por Robert Brenner en ladécada de 1970 (Brenner, 1976)–, o desdela perspectiva neo-institucionalista de unosmodernos derechos de propiedad, claros yseguros, conduciendo a una mayor inver-sión y eficiencia en la agricultura y, en con-secuencia, al desarrollo económico, pareceque este tipo de relatos han llegado a su fin.Uno de los aspectos más gratos de este vo-lumen es que destaca claramente algunasde las debilidades existentes en una granparte de la historia contemporánea quetrata de explicar las divergencias económi-cas globales, a menudo mediante contrastedel caso inglés (la primera nación en aco-meter la Revolución Industrial) con otrastrayectorias más lentas a la industrializacióne incluso con desarrollos industriales com-pletamente atrofiados en otras partes deAsia y Europa. Harían bien en leer este li-bro todos aquellos historiadores económi-cos que sigan creyendo aún en ese relato deuna Revolución Industrial inglesa como re-verso del establecimiento de «modernos»derechos de propiedad claros e inalienables,fundamento de una claramente delimitadajerarquía de terrateniente, cultivador y asa-lariado agrícola.

La difusión de unos derechos de pro-piedad muy claros no fue un proceso per-fecto, y más que apoyar dondequiera unamoderna forma de agricultura comercial,fue gradual y variada entre regiones conrespecto a la intensidad y escala de los cam-bios. Así como Tawney pudo haber exage-

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 203

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65204

Crítica de libros

rado la profundidad de la división entreterratenientes y colonos, este libro revelaque la general liberación de derechos sobrela propiedad territorial durante la tempranaEdad Moderna ha sido igualmente exage-rado, y como revelará un esperado libro deRichard Hoyle, la variedad y complejidadde contratos de tenencia y sub-tenencia, asícomo los estratos de jurisdicción sobre latierra, siguieron siendo extremadamenteelevados. En el futuro puede que la cues-tión no sea «¿Cómo afectó la aparición deformas más claras y modernas de derechosde propiedad a la Revolución Industrialdel siglo XVIII?», sino más bien «¿Por qué seprodujo una Revolución Industrial, cuandola emergencia de derechos de propiedadclaros y modernos fue tan lenta, gradual eimperfecta?».

Daniel R. Curtis

University of Utrecht

(Traducción del inglés de J. M. Lana)

REFERENCIAS

ACEMOGLU, D. y ROBINSON, J. (2012): Why na-

tions fail. The origins of power, prosperity and

poverty, New York, Crown Publishing Group.

BÉAUR, G., SCHOFIELD, P., CHEVET, J-M. y PÉREZ

PICAZO, M. T. (eds.) (2013): Property Rights,

Land Markets and Economic Growth in the

European Countryside (Thirteenth-Twentieth

Centuries), Turnhout, Brepols.

BRENNER, R. (1976): «Agrarian class structure and

economic development in pre-industrial Eu-

rope», Past and Present, 70 (1), pp. 30-75.

CAMPBELL, B. (2005): «The agrarian problem in

the early fourteenth century», Past and Present,

188 (1), pp. 3-70.

FERGUSON, N. (2012): The great degeneration: how

institutions decay and economies die, London,

Penguin.

HOYLE, R. (forthcoming): Landlords and tenants in

Tawney’s century: tenurial change in England,

1540-1640, Oxford, OUP.

JONES, E. (2013): «Economics without history: ob-

jections to the rights hypothesis», Continuity

and Change, 28 (3), pp. 323-346.

NORTH, D. y THOMAS, R. P. (1973): The rise of the

Western World: a new economic history, Cam-

bridge, CUP.

SOTO, H. DE (2000): The mystery of capital. Why

capitalism triumphs in the West and fails every-

where else, New York, Bantam Press.

TAWNEY, R. (1912): The agrarian problem in the

sixteenth century, London.

VRIES, P. (2012): «Challenges, (non-) responses,

and politics: a review of Prasannan Parthasa-

rathi, Why Europe grew rich and Asia did not:

global economic divergence, 1600-1850»,

Journal of World History 23 (2), pp. 639-644.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 204

205Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Crítica de libros

Isabel Mugartegui EguiaPropietarios, cercamientos y fábricas en Gipuzkoa (1500-1880).Una historia comparada con GranadaDonostia, Gipuzkoako Foru Aldundia, 2012, 253 páginas.

Sobre la historia económica vasca yandaluza hay historiadores destaca-dos e importantes referencias bi-

bliográficas, pero carecíamos de un enfo-que de ésta desde los agentes económicos,protagonistas de la historia. Esta novedosaperspectiva es la que nos ofrece la autora deeste libro.

Tiene por objetivo analizar el compor-tamiento de la clase nobiliaria, en cuantopropietaria de tierras, ingenios e infraes-tructuras industriales. Analiza las estrate-gias seguidas por ésta para adaptarse a lacambiante coyuntura económica entre1500 y 1880 con el fin de maximizar susbeneficios. Pero, además, indaga la evolu-ción de dos sectores económicos, el agrarioe industrial, tanto en época preindustrialcomo industrial.

El sujeto principal de esta historia es lanobleza vasca, no obstante establece unacomparación con la granadina. Lo hace através del análisis de dos casos, el de loscondes de Villafuertes, radicados en Gi-puzkoa, y el de los marqueses de Villalegre,en Granada. En Gipuzkoa, el caserío, elmonte y las ferrerías son los pilares másdestacados del mayorazgo. En Granada,los cortijos, las moreras, el olivar y los pro-cesos de transformación de éste aportan lasprincipales fuentes de renta al propietario.

Dos clases nobiliarias radicadas en ám-bitos geográficos, norte y sur, que cuentancon distinta dotación de factores y evolu-

ciones económicas diferentes que van acondicionar sus posibilidades de inversióny sus trayectorias.

El libro se estructura en dos partes: laprimera aborda las relaciones del propieta-rio con la agricultura y la segunda con la in-dustria. Diferenciando en ambos casos dosperiodos: la edad moderna y el siglo XIX,aunque éste no lo abarca en su totalidadporque la obra concluye en 1880.

La autora ha recurrido, además de auna amplia bibliografía, a fuentes diversas,tanto públicas como privadas, que ha sa-bido interpretar con solvencia para ofre-cernos un panorama rico en matices y muysugerente. Los fondos del marquesado deSan Millán y Villalegre, en los que sustentael análisis de esta familia granadina, se cus-todian en el Archivo Municipal de San Se-bastián. El Archivo Casa Zavala, privado,aporta información sobre el noble guipuz-coano. Libros de cuentas de cada adminis-trador, contratos de arriendo y escrituras decompraventa de tierras, cartas de pago, in-ventarios de bienes y otras fuentes, comocensos y catastros industriales y escriturasde protocolos sobre constitución de socie-dades, han posibilitado a Isabel Mugarte-gui reconstruir las estrategias de ambas cla-ses nobiliarias en el largo plazo.

Las posibilidades de este conjunto defuentes son amplias, como desvela la obra,pero también tienen unos límites que laautora señala. Estos son: 1º, la ausencia de

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 205

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65206

Crítica de libros

cifras sistemáticas de renta hasta las últimasdécadas del siglo XVI en Gipuzkoa e iniciosdel XVII en Granada; 2º, la práctica inexis-tencia de datos sobre la calidad de la tierra.Por ello ha tenido que calcular el preciomedio ponderado de toda la superficie ad-quirida sin tener en cuenta las calidades; 3º,la falta de referencias a la evolución de laganadería en los cortijos granadinos.

En la primera parte, las estrategias deambas familias nobiliarias se inserta en unmarco más amplio. Por una parte Inglate-rra y Francia, que sirven de punto de refe-rencia y contraste. Compara el adelanto dela agricultura inglesa frente al atraso rela-tivo de la francesa y los factores que con-dicionan trayectorias tan disímiles. Por otraparte, examina la coyuntura agraria en laCorona de Castilla entre 1600 y 1880 a tra-vés de dos variables, renta de la tierra y pre-cio del trigo, para observar los contrastesentre los diversos territorios.

El análisis que Isabel Mugartegui des-arrolla en adelante profundiza en esas di-ferencias y en la existente entre el com-portamiento de los condes de Villafuertes ylos marqueses de Villalegre en cuanto a lacompra de tierra. Investiga la importanciaque ésta tiene en la formación del latifun-dio granadino y el mayorazgo vasco; el pa-pel de la coyuntura agraria en la mayor omenor ampliación del patrimonio raíz y,por último, el avance de los cercados y dela agricultura intensiva y sus efectos.

La autora indaga los factores que de-terminaron la compra de tierras y el precioque la nobleza estuvo dispuesta a pagar se-gún fuera la evolución de la renta de la tie-rra y el precio del trigo tanto en el Antiguo

Régimen como en el siglo XIX. La estrate-gia de compra se ajustaba a los cambios dela coyuntura económica.

El papel de ambos agentes económicosen el proceso de modernización agraria eindustrial ocupa un lugar relevante en suestudio.

Isabel Mugartegui pone de relieve elcontraste entre la nobleza guipuzcoana ygranadina en el proceso de intensificaciónagraria que propiciaron los cerramientos.La primera participó activamente en dichatransformación en sus caseríos. Éstos, juntoa la expansión del maíz, permitieron sosla-yar la crisis agrícola del siglo XVII y dar im-pulso a un crecimiento agrario que se pro-longará hasta el XIX. En cambio, la escasasuperficie cercada adquirida por el noblegranadino en 1551, al amparo de una co-yuntura favorable, no tendrá continuidaddebido a la crisis del siglo XVII y habrá queesperar a 1861 para que acontezcan inno-vaciones agrarias en sus cortijos.

La autora analiza los cambios que posi-bilitaron los cercados en los mayorazgosde los condes de Villafuertes tanto en la es-tructura cultivada como en los sistemas decultivo, en las relaciones contractuales en-tre propietarios y colonos, en la ganaderíay en la renta. Pero las transformacionesque acontecieron, pese a ser importantes,estuvieron lejos de suponer una auténticarevolución agrícola. En torno a un 16,78%del total de las propiedades que poseían es-taban cercadas entre 1816 y 1850, puedeque algo más dado que de uno de los vín-culos no hay datos.

Isabel Mugartegui indaga si otros pro-pietarios cerraron sus tierras e intensifica-

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 206

207Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Crítica de libros

ron los cultivos y pone de relieve que la no-bleza de Gipuzkoa no constituía una ex-cepción, aunque siguió predominando latierra abierta. Asimismo compara los usosdel suelo de dos de los mayorazgos del no-ble vasco con Midlands del Sur (Inglaterra)hacia mediados del siglo XIX. La principaldiferencia es que en ésta se practicaba unaagricultura más intensiva en forrajes. Laestructura de cultivos en Gipuzkoa no seasimiló por completo a Inglaterra hasta elúltimo tercio de dicha centuria.

El latifundio de los marqueses de Villa-legre, en Granada, estaba especializado enla producción de cereales. La aparición delas cercas permanentes en sus cortijos fuetardía, condicionando de esta manera laevolución de la renta que no recuperó el ni-vel de 1600 hasta 1872-76. En concreto, en1861 se cerraron tierras en los cortijos deZujarra y Arqueroso, en el partido judicialde Santafé. Es en éstos donde avanzó laagricultura intensiva con la incorporaciónde plantas forrajeras, legumbres y hortali-zas. La superficie cercada en ambos corti-jos abarcaba el 7,69% del total en 1863. Si-guió el predominio de la tierra abierta y loscereales.

En la segunda parte del libro la autorainvestiga la relación que la nobleza teníacon el sector secundario. Las variables queconsidera son la renta de las ferrerías y losprecios del hierro y carbón en Gipuzkoa, yla renta y precios de la seda y el aceite enGranada, además de costes y beneficios.Analiza previamente los casos de Inglaterray Francia a fin de buscar similitudes y di-ferencias con Gipuzkoa y Granada. Entrelos siglos XVI y XIX, al igual que en otras

partes de Europa, la nobleza vasca y anda-luza estrechó lazos con el sector secundario.Pero no actuó como verdadera empresariaindustrial, salvo excepciones, sino que vioen la industria una manera de incrementarsu renta. Participó indirectamente arren-dando infraestructuras y fuerza hidráulica.

La implicación de la nobleza vasca en laindustria del hierro, como en otras partesde Europa, derivó del hecho de ostentar lapropiedad de ingenios, del subsuelo delque extraía el hierro y de los montes de losque obtenía el carbón vegetal. Trató de ren-tabilizar sus dominios arrendando al fe-rrón fraguas, edificios, tierras y la fuerzamotriz hidráulica. Actuó, por tanto, comorentista y no como empresaria. Ésta fueuna inversión rentable en los siglos XVI yXVIII, no así en el seiscientos.

Cuando la industria siderúrgica vascaentró en crisis en la primera mitad del XIX,la nobleza vasca buscó nuevas oportunida-des donde reproducir el capital invertido otrató de sacar mayor rendimiento de éste.Reutilizó infraestructuras instaladas en lasferrerías para otros usos. Así procedieronlos condes de Villafuertes. Arrendaron a laburguesía comercial las que estaban pocoutilizadas, edificios e ingenios para instalarlas fábricas. Sólo cuando las expectativas denegocio eran seguras invirtieron capital.Antes de 1841 lo hicieron en empresas quecontaban con un mercado casi cautivo, elpapel y la sal. Después de esa fecha lo ha-rán en la industria de armas. Gipuzkoa seasemejaba más al modelo francés que al in-glés en el proceso de industrialización.

Los marqueses de Villalegre fueron sen-sibles a las oportunidades económicas

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 207

pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65208

Crítica de libros

emergentes y mantuvieron su disposición aaprovecharlas, caso del negocio de la sedaen el siglo XVIII y del olivar y de la industriaminero-metalúrgica en el XIX, al amparodel aumento de la demanda.

El noble granadino contaba con las ven-tajas de ser dueño de la tierra donde se cul-tivarán moreras y olivos y de fábricas o in-genios para transformar la materia prima eincluso comercializar el producto, caso delaceite, en algunos periodos. Para ello, partede la tierra ociosa o dedicada a cereales sedestinará a moreras en el XVIII y olivos en elXIX, aunque sin abandonar la especializa-ción cerealista.

El negocio de la seda no tuvo continui-dad en el XIX por el impacto de la fiscalidady la carestía de la materia prima El sectorentró en crisis por falta de competitividadante otros centros productores, como Va-lencia.

Tras el descenso de los precios agrariosdespués de las guerras napoleónicas, la no-bleza del sur diversificó sus negocios bus-cando una mayor rentabilidad. Uno de losque resultaban más atractivos era el aceitede oliva ante la expansión de los mercados.El olivar se extendió en tierras de los mar-queses de Villalegre, aunque no a gran es-cala. El molino de su propiedad transfor-maba en aceite cosechas propias y ajenas y,en ocasiones, comercializaba directamenteel producto. El balance final de este nego-cio no fue negativo hasta la segunda mitaddel XIX.

El rendimiento de la tierra dedicada aolivar descendió entre 1850 y 1879 por lacompetencia externa. El propietario buscóotras alternativas donde colocar su capital,

como fue la minería del plomo de Linaresa partir de 1843. La rentabilidad del dineroinvertido en este negocio descendió entre1843 y 1851. A partir de esta última fechadesapareció cualquier referencia a este sec-tor en las fuentes.

La nobleza experimentó y diversificó lainversión de capitales en diversas activida-des económicas, al margen de sus resulta-dos. Pero la nueva empresa industrial sur-gida en la España del XIX no atrajo deforma masiva el ahorro nobiliario ni en elnorte ni en el sur.

En definitiva, el libro tiene en su habervarios activos, entre ellos: el uso de fuentesdocumentales inexploradas; el relevante pa-pel que tuvieron los cercados en la trans-formación del paisaje agrario a partir del si-glo XVII en el País Vasco, aunque lejos de laimportancia del maíz hasta que nuevas in-vestigaciones confirmen lo contrario; nue-vos planteamientos; la comparación siem-pre presente con otros países de Europa ycon otros territorios de España; el aportarseries de larga duración sobre numerosasvariables tanto en los apéndices estadísti-cos, como en cuadros y gráficos, el medir elimpacto de distintas inversiones sobre la es-tructura de ingresos de estas familias no-bles. Siempre tratando de desvelar la lógicaque guiaba a la nobleza a la hora de inver-tir en la tierra y en el sector secundario.Una clase que, lejos del inmovilismo, in-novó y, a veces, arriesgó capital.

No obstante, hay aspectos que IsabelMugartegui podría haber tenido en cuenta.Menciona que el uso del suelo pudo variarde unas zonas a otras por depender de loque se podía y quería producir. Es decir, de

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 208

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 209

los condicionantes naturales y del fin per-seguido con la intensificación. Pero en el li-bro no analiza las características me-dioambientales de las zonas que estudia. Síhace un buen análisis de la finalidad per-seguida con los cercados en Gipuzkoa, perono ahonda en los motivos que tuvieron losmarqueses de Villalegre para no realizarlosen Granada hasta el siglo XIX. ¿Qué racio-nalidad económica tenía la forma de ex-plotar sus propiedades? Por otra parte loque se podía y quería producir tambiéndependía de la estructura de la propiedady explotación de la tierra, de los mercadosy de los medios de transporte.

Estoy de acuerdo con la autora en queel aumento de la productividad de la tierrase traduce en una subida de la renta, aun-que también hay casos que muestran locontrario. Pero no siempre esa alza es el re-sultado de un uso más intensivo de las fin-cas rústicas. Hay que tener en cuenta laoferta y demanda de tierras y, por tanto, la

evolución demográfica, sobre la que no nosinforma. Resulta chocante esta ausenciadada su incidencia, además, en la coyun-tura agraria.

Hasta bien avanzado el libro descono-cemos el origen del patrimonio de estos no-bles, las distintas vías para acrecentarlo y lasuperficie que comprendía. Hubiese sidooportuno que estos datos figurasen al prin-cipio, antes de pasar a analizar las variablesque determinaban la compra de tierra y enqué medida ésta lo ampliaron. El libro serefiere a 4.752,64 hectáreas que poseían losmarqueses de Villalegre y 336,23 hectáreaslos condes de Villafuertes. Habrá que es-perar a que nuevos estudios completen elpanorama que Isabel Mugartegui nosofrece sobre los cambios en el sector agra-rio.

Felipa Sánchez Salazar

Universidad Complutense de Madrid

Francesco Dandolo y Gaetano SabatiniEl estado feudal de los Carafa de Maddaloni. Origen yadministración de un ducado en el reino de Nápoles (siglos XV-XVIII)Rosario, Prohistoria Ediciones/Red Columnaria, 2012, 224 páginas.

La aparición, en una coyuntura his-toriográfica de dominio abruma-dor de la historia cultural, de un li-

bro con título de rememoracionesmarxistas, para quienes entendemos la his-toria como compromiso social, despiertaintereses y sentimientos que parecían defi-nitivamente olvidados. De ahí que, cuando

se me ofreció la posibilidad de reseñar Elestado feudal de los Carafa de Maddaloni.Origen y administración de un ducado en elreino de Nápoles (Siglos XVI-XVIII), publi-cado en Rosario en 2012 con el sello deRed Columnaria, me apresuré a aceptar lapropuesta. Por fin, tenía a mi alcance la his-toria recia que precisan estos tiempos en los

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 209

Crítica de libros

210 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

que el capitalismo, sin aparentes enemigosen el horizonte, se ha quitado el disfraz demoderación que mantuvo en el pasado.Mis expectativas sólo en parte se han vistocolmadas.

Como sugiere el subtítulo, el libroconsta de dos partes. La primera, «Origeny normas de buen gobierno de un Estadofeudal», corresponde al profesor FrancescoDandolo. La segunda, «Composición yevolución de las rentas feudales» (1521-1765), a Gaetano Sabatini. La autoría estáperfectamente diferenciada. Se trata dedos trabajos reunidos en una única publi-cación. El profesor Dandolo se ocupa delos Carafa de Maddaloni y esboza en gran-des trazos su trayectoria desde fines del si-glo XIV, cuando no era nada más que unaoscura y anónima familia de la nobleza,hasta su desaparición a principios del sigloXIX, cuando formaba parte de la alta no-bleza y el feudalismo daba paso al régimenliberal. En unas escasas 50 páginas, concuidado estilo y detenido trabajo, señala loselementos que hicieron la fortuna de losCarafa de Maddaloni. La fidelidad a lamonarquía, mantenida en todo momentoy bajo cualquier circunstancia, fue el leitmotiv de su existencia y de su fortuna y suseña de identidad. Es la tesis que sustentael trabajo. La política matrimonial y la ges-tión del patrimonio completan las razonesdel éxito. El cuadro está construido a par-tir de los considerados momentos impor-tantes de la familia. Los servicios a la mo-narquía en la diplomacia, la administracióny el ejército, que llegará en la época de losAustrias a levantar compañías a su costa y,en justa compensación, la concesión de

feudos y títulos nobiliarios –conde en 1465por Ferrante, duque en 1558 por Felipe IIy grande de España en 1734 por Felipe V–; la adquisición de propiedades y la capa-cidad de liderazgo de los Carafa en deter-minados momentos; los tiempos de crisispor motivos sucesorios o económicos; elprotagonismo del quinto duque de Mad-daloni, Diomede (1627-1660), en los con-flictos de Masaniello y su muerte en Pam-plona tras la condena de Felipe IV; elfideicomiso sobre la sucesión establecidopor otro Diomede a fines del XV o las nor-mas para el buen gobierno de Marzio Ca-rafa en 1604, son estudiados con cierto de-tenimiento y constituyen las piedras deltrabajo.

No se puede pedir mucho más en un es-pacio tan reducido. No obstante, el trabajohubiese alcanzado una dimensión distintay respondido mejor al espíritu del proyectoRed Columnaria que lo cobija, si hubieserelacionado los comportamientos de losCarafa con los de la nobleza de los Habs-burgo y luego Borbones españoles. El es-tudio deja el amargo regusto de no saberhasta qué extremo la adquisición de pro-piedades, el fideicomiso de sucesión o lasnormas de buen gobierno de Marzio Ca-rafa definen un modo propio de actuar deesta familia o, por el contrario, repiten fór-mulas seguidas por el resto de la aristocra-cia. Incluso convendría que hubiese hechoalguna relación al lugar que ocupaban losCarafa en la nobleza napolitana de fines delsiglo XIV.

A partir de los relevi –relación de todaslas rentas del feudo que el sucesor debíapresentar a la muerte del titular ante la Ca-

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 210

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

mara de la Sommaria, pagar la correspon-diente tasa y recibir la investidura del tí-tulo–, Gaetano Sabatini desmenuza El ori-gen y composición de las rentas feudales,Parte II. La fuente es fiscal y, por tanto, so-metida a las carencias de este tipo de do-cumentación. Ligada al relevo generacio-nal, cada sucesión debió dejar sucorrespondiente estado de cuentas. Eltiempo y otros enemigos que han pesadodesde siempre sobre los fondos históricoshan dejado tan sólo siete relevi distribuidoscaprichosamente durante las centurias dela modernidad: uno, 1521, para el sigloXVI, cuatro, 1610, 1611, 1627, 1660, parael siglo XVII, y dos, 1703 y 1765, para el si-glo XVIII. Mal distribuidos en el tiempo, nodejan de ser siete cortes que indican lacomposición e importe de la renta de losCarafa en otros tantos momentos. No per-miten un estudio de la evolución de la rentasino tan sólo un análisis de la misma en losaños prefijados aunque la sucesión permiteobservar los cambios existentes a lo largode los relevi. No miden evidentemente lacoyuntura económica, aunque necesaria-mente son hijos de la misma. De ahí la ne-cesidad de integrar esos números en la cri-sis del siglo XVII y en la expansión del sigloXVIII. Pero esto se hace poco.

Los relevi recogen el patrimonio en de-rechos y bienes que configura el patrimoniode los Carafa con sus correspondientesrentas. Esa es la información y a ella seajusta el profesor Sabatini en un sinfín detablas y gráficos que resultan agobiantespara el historiador. En las 124 páginas hayinsertas 70 tablas y 20 gráficos. Ni las con-clusiones se ven libres de su azote. En 10

páginas hay 7 y un gráfico. No terminanaquí los problemas. En más de una ocasión,las tablas se suceden una tras otra sin lamenor soldadura. En muy contadas oca-siones hay referencia en el texto a la tablaque se está comentando, obligando al lec-tor a su identificación. Las más extensas,que superan por sus dimensiones la pá-gina, se cortan y se continúan en la si-guiente. El título, El Estado feudal de losCarafa de Maddaloni, se repite en cadauna de las tablas. Una reiteración que sepodía haber evitado. El lector, desde quetiene el libro en sus manos, sabe que estátratando del señorío de los Carafa de Mad-daloni. En alguna ocasión la tabla aparecesin título. Incluso el lector debe suponerque los valores en moneda están en duca-dos. La edición debería haberse cuidado unpoco más.

El trabajo consiste en condensar los re-levi en las susodichas tablas y gráficos. Ob-sesionado por el número y por la medición,el autor se ha esforzado en ofrecer todas lasrelaciones posibles entre los distintos valo-res de la renta y los elementos que la con-figuran. Así, muestra la evolución de larenta total en términos absolutos, en por-centajes, en números índices, la renta indi-vidual de cada uno de los lugares o entida-des feudales, la renta comparada entrelugares y entre conceptos, la renta de lasdistintas unidades que configuran el patri-monio…. La prolijidad agosta la aportacióncientífica del trabajo. Quizá su objetivo nofue otro que el de resumir las potenciali-dades estadísticas que ofrecen los relevi encuadros y comentar las diferencias que hayentre los mismos.

211

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 211

Crítica de libros

212 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

Al margen del estudio han quedado te-mas importantes. Entre ellos me hubieragustado encontrar al menos una llamada deatención sobre esta secuencia que recoge laevolución de la renta desde 1611 a 1765:

1611 1627 1660 1703 1765

12.193 27.918,56 16.652,01 26.411,72 29.504,04

¿Cómo puede explicarse esa evolución enfunción de la coyuntura? Y algo parecidoexige el arriendo de las tierras de Arienzo,Cancello y Boschetto. Entre 1611 y 1627pasó de 2.275,23 a 9.628,88, cuando ya lacoyuntura no era la mejor de las posibles.Sin embargo, los 8.759,33 ducados de1703 tan sólo llegaron a 11.639,17 en1765, cuando el impulso económico delXVIII todavía seguía latiendo. En realidad,salvo la contundente caída de 1660 el restoparece estar fuera de la coyuntura. En 1703la recesión está desde hacía tiempo supe-rada y el crecimiento del siglo XVIII resultamuy pobre, salvo que el carácter precoz dela recuperación lo hubiese ya ralentizado.Tampoco parece necesario estudiar el rele-vio de 1610 con el detenimiento que se hahecho cuando al año siguiente se hizo otro,que es el que se utiliza como referente.

Antes de terminar debo ocuparme deuna cuestión conceptual. Las rentas estánagrupadas en jurisdiccionales, territorialese inmuebles. Esta última categoría inducea error. La taberna, el molino, horno, ba-tán… son inmuebles, como otros edificiosque tenía el ducado, pero su importanciaen la renta, su especificidad no viene de esacondición sino de ser un monopolio seño-rial o, al menos, de ejercer una competen-

cia en el sector servicios o en el industrial,y como tal deberían ser considerados. Endefinitiva, el trabajo parece excesivamenteprecipitado, salvo que no se pretendieraotro objetivo que la cuantificación de losdatos recogidos en los relevi.

En conjunto el libro ilustra bien el as-censo de una de las familias nobles delreino de Nápoles y la naturaleza (jurisdic-cionales, territoriales y «monopolios») ycomposición de sus rentas –pormenorizadaen decenas de tablas y gráficos–, aunque lasexplicaciones sobre su evolución, su inci-dencia social y su relación con la coyunturaparecen insuficientemente tratadas. Todoun mundo que, sin duda, será objeto de fu-turos estudios.

Gregorio Colás Latorre

Universidad de Zaragoza

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 212

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

La obra de Carmen Hernández Ló-pez, La casa en la Mancha oriental,no debe ser entendida como un es-

tudio más, ya que no es otro cualquiera delos múltiples dedicados a los seres vivos(humanos o no) en su hábitat. Es más, elcarácter amplio, integrador, prosopográ-fico y multidisciplinar hacen de esta inves-tigación, sin duda, un buen referente me-todológico. Cierto es que en ella secontienen aspectos clásicos y harto cono-cidos inherentes al propio ser humano entodo lugar y momento –como nos recor-daba ya, entre otros, el propio V. G. Childeen aquellos orígenes remotos-, pero éstosson conjugados conscientemente con otrosmuy diferentes tratados a lo largo deltiempo por ciencias tan dispares (y com-plementarias) como la arquitectura, la ge-ografía, la demografía, la antropología, elderecho o, como no, la historia social. El re-sultado de esta ecuación es un conoci-miento amplio y prolijo de la sociedad ru-ral manchega a la que se dedica, analizandoa los seres humanos en su contexto y, ade-más, revistiéndolos de sus comportamien-tos, de sus cargas (culturales, afectivas, fí-sicas, intelectuales, etc.) heredadas o exnovo, con sus profesiones, sus relaciones je-rárquicas, sus estrategias familiares, e in-cluso con ese componente azaroso y vitalque impredecible, como no, podía llegar ainterferir de forma arbitraria y eventual, eincluso trascendental, en el devenir de unos

protagonistas anclados irremisiblemente alas férreas estructuras sistémicas (econó-micas, demográficas o sociales) de sutiempo y de su espacio. Es en este contextodonde la casa rural manchega toma vidapara dejar de ser un objeto, algo inerte ymatemático, y convertirse en parte inhe-rente, flexible y funcional, de un hogaradaptado y modelado para y por cubrir lasnecesidades de sus moradores.

Antes de adentrarse en el estudio en sí,cualquier lector debe conocer de antemanoalgunas claves interpretativas. La primerade ellas sería que esta investigación docto-ral, así como su solvencia, no son casuales,sino fruto de décadas de constancia y de es-fuerzo compartido por un importantegrupo de investigadores, entre los que seencuentra la autora, empeñados en hacerde la región de Castilla-La Mancha –y másconcretamente de Albacete– un referenteinternacional en el estudio de la Historia dela familia, y ciertamente que lo han conse-guido. De este modo, como se advierte,La casa en la Mancha oriental ha sido con-cebida dentro de un proyecto de investiga-ción más amplio, titulado «Familia, cursode vida y reproducción social en la Españacentro-meridional, 1700-1860», dirigidopor el profesor Francisco García González.La segunda de ellas está relacionada con elmodo en que Carmen Hernández Lópezha madurado este trabajo. La habilidad enel tratamiento de fuentes de distinta natu-

213

Carmen Hernández LópezLa casa en la Mancha oriental. Arquitectura, familia y sociedadrural (1650-1850)Madrid, Sílex, 2013, 440 páginas.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 213

Crítica de libros

raleza o la destreza en la aplicación meto-dológica con la que se desenvuelve la au-tora, a pesar de una complejidad acrecen-tada por el carácter multidisciplinar, debeentenderse como algo no sólo alcanzablesino exigible en trabajos de estas caracte-rísticas, por lo que no me detendré más alláque en constatar su correcto proceder. Enmi opinión, mayor relevancia tienen otrasdos cualidades también presentes: la pri-mera, es ese conocimiento profundo (y qui-zás previo) del ámbito estudiado al quesólo puede acceder quién mira el hecho«desde dentro» y, además, lo hace dotado deinstrumental científico para, después, sercapaz de interpretar; y, la segunda, esa sen-sación de reposo, de sosiego, propio de untrabajo innovador pero madurado de ma-nera artesanal, sin prisas, sin esa presióncasi folletinesca que hoy impregna casi todo–incluidas no pocos estudios doctorales porcuestiones de distinta índole que a nadie es-capa-.

En su «Prólogo», Francisco García Gon-zález desglosa con gran precisión no sólo elcontenido de la obra, sino su objetivo y suespíritu. En este sentido, aquellas brevespáginas son quizás la mejor reseña quepuede leerse sobre este trabajo. La autorainicia su argumento con una sencilla y acla-radora «Introducción» donde nos presentaal objeto de estudio: ocho municipios delCampo de Montiel con sus correspon-dientes peculiaridades geográficas, históri-cas, económicas y sociodemográficas entre1650 y 1850. El fluido diálogo que entablacon el lector se ve acompañado de una se-rie de ilustraciones que se intuyen muy in-teresantes pero que, desafortunadamente,

al presentarlas en esta edición con una ti-pografía muy reducida, algunas de ellas,no aportan lo que sin duda valen. Pro-blema menor que se repite puntualmenteen algunas «Planimetrías» anejadas al finaldel libro.

La obra se articula en torno a tres gran-des apartados bien estructurados, dedica-dos a la casa como objeto físico (mueble einmueble), como escenario en sí, en el pri-mero; a la casa como hogar u objeto «bio-lógico» donde interactúan las familias consus necesidades, en el segundo; y un tercerodedicado a la casa como elemento social.Facetas o vertientes de la investigación enlas que la atención se enfoca constante-mente desde una perspectiva compleja yenvolvente, poniendo de manifiesto la exis-tencia de una necesaria relación, explícita oimplícita, entre algunos aspectos que habi-tualmente tendemos a estudiar de manerasesgada e independiente, pero que es en sucontexto donde realmente tienen sentido.Cabe advertir, igualmente, que esta for-mulación es planteada de una manera gra-dual, como si de un zoom se tratara, siendoel tercer apartado donde, a mi parecer, sepresenta en su plenitud una investigaciónjustificada en buena medida por los capí-tulos que la preceden.

En la primera parte, «Casas y Ajuares»,se muestra a la casa manchega con su evo-lución histórica, su tipología, sus materia-les constructivos, sus características y susporqués. En ella se describe una etapa detransición en la que desde el siglo XVII hastael XIX se camina hacia un cambio en laconcepción de la casa al acrecentar el valorde lo doméstico o, al menos, reescribirlos.

214 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 214

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Sin embargo, la autora no se limita exclu-sivamente a tratar sobre los aspectos in-mobiliarios, ni siquiera a los físicos, pa-sando a analizar cuestiones como, porejemplo, cuando explica cómo el mobilia-rio u otras propiedades adquiridas me-diante las dotes matrimoniales no sólo lle-gaban a afectar a la morfología de la casa ensu génesis, sino que podían condicionar suevolución. Este tipo de planteamiento per-mite que los elementos arquitectónicosqueden cosidos irremisiblemente a intrin-cados comportamientos sociales, econó-micos o culturales gracias a la propia espe-cialización de la vivienda, o lo que es lomismo a la existencia de habitáculos desti-nados a graneros, cocinas, cuadras, alcobas,bibliotecas, etc. En su argumental la autoraemplea ocasionalmente una semántica yuna terminología adaptada a la realidadvislumbrada en su investigación, en susfuentes, precisa y útil en el contexto en elque se desenvuelve si bien, necesariamente,podría matizarse a la hora de trabajar otrosámbitos distintos. En el suyo, tal proceder,sirve para dotar al estudio de una mayor va-lidez interna.

La segunda parte, titulada: «La casa,centro del hogar y del trabajo», se subdivideen dos grandes apartados dedicados a lacasa como hogar familiar, pero tambiéncomo estructura superior no circunscritaexclusivamente al mero binomio de conti-nente (la vivienda) y contenido (personas ymuebles). Por lo que respecta a la visión dela casa como concepto familiar, CarmenHernández, muestra un gran conocimientosobre la cuestión. Baste recordar la sólidatrayectoria de esta investigadora sobre dis-

tintos comportamientos demográficos y,concretamente, nupciales como puede ser,entre otros, aquel titulado «El comporta-miento nupcial en las tierras de la Manchaoriental a finales del Antiguo Régimen,1650-1850». En cuanto al tratamiento de lacasa como estructura superior, se ahondaen las características y en las relaciones dela «Casa de labor», con sus tipologías y consus vinculaciones de toda índole, yendomás allá de lo estrictamente demográfico yeconómico hasta entenderla como un serprimario o básico, pero también complejo,pluricelular y multifactorial sobre el que sesustenta toda la estructura social.

En el último gran apartado vuelve amodificarse la perspectiva para ofrecer unanueva visión de la casa en La Manchaoriental. En éste, el enfoque recupera todolo analizado hasta ese momento para do-tarlo de una realidad concreta, mediante elcruce de los datos ya obtenidos con otrascuestiones sin las cuales, probablemente,sería muy difícil hallar explicaciones. Entreotras, quizás las más importantes sean elsistema de transmisión de bienes (o modode heredar «castellano»), la existencia deparentelas, redes y fratrías sólidas o fluc-tuantes, así como la constatación de «unareproducción social diferenciada». Esteapartado es en sí un estudio muy sensibledonde se combina el marco general ex-puesto con una serie de microanálisis muyminuciosos, en los que la autora ha tenidola lucidez –y también la fortuna de contarcon fuentes documentales apropiadas– dehacerlo para ámbitos sociales muy dispa-res, que comprenden desde la nobleza re-gional y resto de las elites sociales hasta de

215

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 215

Crítica de libros

216 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

las casas de los más humildes, e incluso de-terminado tipo de marginados o de perso-nas menos afortunadas como podían ser,entre otras, las de las divorciadas. Habla-mos de una casa móvil que podría deter-minar sus paredes según las necesidades,por lo que es difícil que la estabilidad de lacasa se proyectara en sus habitantes. Sóloentre los grupos de elite se buscaban es-trategias para que la casa identificara aquiénes la poseían, convirtiéndose en signode poder, prestigio, jerarquía, honor y ri-queza. A su alrededor se tejían relacionesclientelares y caciquiles que ligaban, bajouna misma autoridad, a otros hogares de-pendientes y toda una variada escala deoficios. Fruto de todo ello se explican al-gunos porqués de la existencia de casastan dispares: solariegas, ricas, industrio-sas, agropecuarias, austeras, compartidas,cuevas, etc. medidas, acotadas, planificadasy fotografiadas en las últimas páginas dellibro.

En resumen, nos encontramos frente aun trabajo sólido, bien documentado yhasta cierto punto innovador gracias a suenfoque metodológico. De fácil y amenalectura, esta obra permite conocer la casamanchega dentro de un ámbito complejo,rico y dinámico que coloca a la comarca al-baceteña del Campo de Montiel, en estosmomentos, en la vanguardia española en elestudio de esta temática. De estas tierrassurge la casa. El paisaje modela a los hom-bres y a las mujeres, y la casa es un reflejode quien la habita. Por eso la vivienda y susespacios son algunos de los mejores testi-monios de la historia y una de las mani-festaciones sociales y culturales más signi-

ficativas. La casa, pues, la contemplamoscomo un interrogante, como un objeto pro-blematizado. En cualquier caso, entiendoque la mayor aportación de la obra pudieraser no tanto el análisis en sí de La casa enla Mancha oriental, sino el hecho de pre-sentar un modelo de investigación válido yexportable a otras regiones. En este pro-ceder sin duda siempre habrá aspectos me-jorables, revisables o que deban adaptarsea cada lugar y a cada tiempo, pero la via-bilidad del camino –del método seguido–ha quedado nítidamente corroborado.Concluyo esta breve reseña haciendo míaslas palabras dedicadas por la profesoraMargarita Birriel Salgado a esta mismaobra en las que se asevera, con razón, quela misma «sugiere numerosas líneas de in-dagación sobre el habitar», pues abre nue-vas ventanas en el recio edificio científicode la demografía histórica, concretamenteen el estudio de la familia y en todo lo quea ella comprende.

Francisco Javier Alfaro Pérez

Universidad de Zaragoza

REFERENCIAS

BIRRIEL SALGADO, M. (2013): «Carmen Hernán-

dez López, La casa en la Mancha oriental. Ar-

quitectura, familia y sociedad rural (1650-

1850). Ed. Silex, Madrid, 2013, 440 págs.»,

Crónica Nova, 39, pp. 400-402.

CHILDE, V. G. (1981): Los orígenes de la civiliza-

ción, Madrid, Ed. F.C.E. (1ª de. Inglesa

1936).

GARCÍA GONZÁLEZ, F. (IP): «Familia, curso de

vida y reproducción social en la España centro-

meridional, 1700-1860)», proyecto de investi-

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 216

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

La figura de Rolf Gardiner (1902-1971) –líder juvenil, naturista, fol-klorista y agricultor orgánico– ha

sido objeto de una atracción intermitente,pero persistente, por parte de la historio-grafía británica. La de Gardiner fue unapersonalidad excesiva y poliédrica que, sipor un lado puede resultar exótica y de di-fícil encaje, si se analiza con detalle consti-tuye un perfil vital no tan extraño a la agi-tada Europa de entreguerras.

Perteneciente a la élite británica –su fa-milia contaba con diversas explotacionesagrícolas en Malawi– y educado en Ox-ford y Cambridge (1921-1924), Gardinerse convirtió desde la década de los veinte enuna figura de referencia en la cultura juve-nil inglesa, en un animoso propagandistadel folklore nacional, y en pionero en el fo-mento de la agricultura orgánica. La mo-nografía reseñada intenta dar luz a las múl-tiples aristas de Rolf Gardiner y, como lamayoría de los volúmenes de carácter co-lectivo, contrapesa el carácter irregular dealgunas de las aportaciones con una enri-quecedora diversidad de enfoques. Pese aesta heterogeneidad, el volumen reseñadocontribuye a ahondar, a través de la figurade Rolf Gardiner, en las relaciones de la ex-

trema derecha y el fascismo con el mundorural, y la potencia de unos imaginariosagrarios que, en gran medida compartidospor diversos sectores a lo largo de Europa,se convirtieron en firme baluarte frente a lamodernidad.

Así, David Fowler –en la actualidad pro-fesor de la Universidad de York– analiza laintensa actividad de Gardiner en el ám-bito universitario y juvenil, su vinculacióndurante los veinte a la organización juvenilKibbo Kift Kindred –anti-militarista, arcai-zante y naturista– y su interés por elfomento del excursionismo y la vida en lanaturaleza como instrumentos de regene-ración espiritual de la juventud. Lo cierto esque Gardiner, declarado admirador delWandervögel –el movimiento juvenil ale-mán fundado a finales del siglo XIX-, im-pulsó una serie de campañas orientadas ala constitución de una cultura juvenil de ca-rácter internacional (p. 26). Bajo estas pre-misas organizó en 1922, y junto a jóvenesbailarines, su primer tour folklórico porAlemania. Una experiencia que repetiríaen varias ocasiones y extendería a Austriaen 1924. Culminación de este proyecto fueel tour realizado en 1931 en Yorkshire juntoa medio centenar de jóvenes bailarines y

217

Matthew Jefferies y Mike Tyldesley (eds.)Rolf Gardiner. Folk, Nature and Culture in Interwar BritainFarnham, Ashgate, 2011, XIII + 188 páginas.

gación HAR2010-21325-C05-03 del Minis-

terio de Economía y Competitividad.

HERNÁNDEZ LÓPEZ, C. (2011): «El comporta-

miento nupcial en las tierras de la Mancha

oriental a finales del Antiguo Régimen, 1650-

1850», Al-basit. Revista de Estudios Albace-

tenses, 56, pp. 33-77.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 217

Crítica de libros

218 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

músicos tradicionales de Inglaterra y Ale-mania, con el ánimo de lograr una «com-munion with places and people» (p. 43).Para Fowler, Rolf Gardiner fue un precur-sor del movimiento juvenil británico, aldesprenderse de la cultura universitaria tra-dicional y reclamar un espacio autónomopara la juventud. No obstante, su insisten-cia en el carácter pionero y la dimensión in-ternacional del proyecto juvenil de Gardi-ner, lleva a Fowler a oscurecer el trasfondoprofundamente político del mismo, con lasignificativa insistencia en agrupar a la ju-ventud del norte de Europa (Inglaterra,Alemania y los países bálticos) como ex-presión última de un proyecto de regene-ración político-espiritual que superaba elestricto ámbito del asociacionismo juve-nil1.

Por su parte, Matthew Jefferies de laUniversidad de Manchester, analiza el Gar-diner naturista y su vinculación al natu-rismo alemán. El excursionismo, el nu-dismo y la vida en comunidad, fueron paraGardiner una vía de acercamiento quasimístico al paisaje natural, e instrumentopara el hermanamiento entre iguales. Gar-diner organizó diversos campamentos ju-veniles –como el de 1927 en Hermanns-burg o los de carácter anglo-alemán ensuelo británico-, orientados a poner enpráctica esa pretendida síntesis con la na-turaleza, ese sentimiento de hermandadjuvenil y de retorno a la tierra. De sus nu-merosos contactos con las organizacionesalemanas radicaría su amistad con Hans

Surén –destacado miembro del Reichsar-beitsdienst– y con el que fuera Ministro deAgricultura nazi Walther Darré. No envano, Gardiner participó en1936 en elCongreso Nacional de Agricultura(Bauerntag), sería invitado a asistir al dis-curso de Goering en Goslar en 1936 sobreel desarrollo agrícola alemán, y finalmentea una serie de conferencias agrarias en1939 (p. 62).

La folklorista Georgina Boyes, se acercaa la figura de Gardiner como promotor dela recuperación de las danzas folklóricasinglesas, entendidas como herramientaspara el rescate de las esencias nacionalesbritánicas alienadas por el industrialismo.Para la autora, los elementos característicosdel folklorismo de Gardiner –inspirándoseen la idea del Männerbünde alemán– des-cansaron en una conceptualización delcomponente masculino como elementofundacional de las sociedades primitivas(p.71), implicándose en la promoción delMorris: un baile tradicional masculino queGardiner consideraba heredero de aquéllosritos guerreros de los antiguos pobladoresde Inglaterra. Boyes alude a la vinculaciónde Gardiner con The Morris Ring y la En-glish Folk-Dance Society, así como a sus nu-merosos tours folklóricos, parcialmente yaaludidos.

Richard Moore-Colyer, profesor emé-rito de Historia Agraria de la Universidadde Gales aborda la faceta de Rolf Gardinercomo agricultor orgánico y activista en lapreservación del paisaje rural inglés. Gar-

1. Significativo al respecto es el título de su libro, pendiente de publicación: Rolf Gardiner and En-glish Culture, 1920-1950: the Apostle of Youth.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 218

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

diner se convirtió en la década de los treintaen uno de los pioneros en la agricultura or-gánica, convirtiendo las granjas familiaresde Gore Farm y Springhead, en la regiónde Wessex, en laboratorios para el descu-brimiento y recuperación de aquélla Ingla-terra rural en trance de desaparición (p.99). Gardiner conformó un grupo hetero-géneo de colaboradores empeñados en larestauración de la vida rural en su integri-dad, tanto en la búsqueda de la autosufi-ciencia a través de una agricultura orgánica,como en la recuperación de una culturaagraria sustanciada en el folklore y los ritosde tradición rural. Aunque, paradójica-mente, sus proyectos de agricultura orgá-nica sólo pudieran subsistir mediante las re-gulares inyecciones de capital procedentede los negocios familiares en África (p.106). Este interés por el paisaje rural inglésresultó persistente, fundando en los añoscuarenta la Kinship in Husbandry –unasociedad elitista de propietarios de carácterorganicista y ruralista-, la Soil Associationen 1945, y llegando a presidir el DorsetCouncil for the Preservation of Rural En-gland. Tras 1945 Gardiner participó de unpan-europeísmo reaccionario y ruralista,opuesto tanto al colectivismo mongol –enreferencia a la URSS-, como a la demo-cracia materialista estadounidense.

Mike Tyldesley, profesor de la Man-chester Metropolitan University, indaga enla relación entre Gardiner y el poeta paci-fista Max Plowman entre 1927 y 1939,ambos bajo el influjo de D.H. Lawrence.Tyldesley analiza los límites del pacifismode Gardiner y sus vanos intentos de apaci-guamiento ante la creciente tensión política

entre Alemania e Inglaterra, países que –frente al rechazo a la alianza atlántica conlos Estados Unidos– Gardiner considerabaque debían estar hermanados por su tradi-ción cultural compartida.

Por su parte, Richard Griffiths, profesoremérito del King’s College, afronta uno delos asuntos más controvertidos y que hanpolarizado los juicios sobre Gardiner: suvinculación al nazismo. Griffiths analizalos textos iniciales de Gardiner, en los queya abogaba por una nueva forma autorita-ria de gobierno que procurara un renaci-miento nacional, aunque su aristocratismole llevara finalmente a recelar del fascismoitaliano por considerarlo vulgar. Un des-precio similar al mostrado hacia los fascis-tas británicos de Mosley, entendidos comoproducto de los «pathetic effects of suburbiato re-establish itself in the soil» (p. 138). Encualquier caso, en 1933 Gardiner saludaríafavorablemente el nazismo como «thespring storm of a new Renaissance» (p. 140),compartiendo la creencia en la pureza ra-cial y las virtudes del mundo rural frente ala artificialidad de lo urbano, y vinculán-dose así a las teorías del Blut und Boden deDarré, con el que mantuvo una fluida amis-tad. A lo largo de los treinta Gardiner se re-lacionó con el English Array y el vizcondede Lymington, uno de los latifundistas bri-tánicos más próximos al nazismo, siendo vi-gilado por los servicios secretos británicoshasta el punto de ser desestimada su soli-citud para ingresar en la Home Guard en1940. Como muchos filo-nazis, con el es-tallido de la guerra Gardiner se posicionóen la defensa de la patria, pugnando por elapaciguamiento y una salida negociada du-

219

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 219

Crítica de libros

220 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

rante los primeros meses del conflicto. Todoello lleva a Griffiths a incluir a Gardiner en-tre aquellos compañeros de viaje del fas-cismo (Griffiths, 1980).

En una línea similar, Dan Stone del Ro-yal Holloway de la Universidad de Londresincide en esa caracterización política deGardiner. Y lo hace a través del análisis delos escritos que el propio Gardiner, y pordiversas razones, no llegó a publicar. Ese ar-chivo privado de Gardiner refleja con cla-ridad su antisemitismo, su predilección porla homogeneidad cultural y el apoyo másque velado al régimen nazi en la década delos treinta, como se evidencia en la cartaque remitiera a Joseph Goebbels en 1933animándole al reforzamiento de los lazosentre los movimientos juveniles alemán ybritánico (pp. 158-159). Aunque Gardinersufriera una progresiva desilusión ante lasesperanzas puestas en el III Reich y que-dara desolado ante la magnitud de las atro-cidades del nazismo, Dan Stone concluyeque Gardiner nunca abandonó «his dreamof a racially homogeneous yeoman-centrednorthern Europe», ni su admiración por laAlemania de preguerra (p. 167).

«Honorary nazi», «Eminence Vert» osimplemente «a paternalistic patriot bentupon the regeneration of rural England»como concluye Moore-Colyer –junto a Fo-wler, uno de los más afilados defensores desu figura– (Moore-Colyer, 2001: 187-188),Rolf Gardiner sigue suscitando la polé-mica y el desacuerdo entre la comunidad

historiográfica británica. En cualquiercaso, para entender a la figura de Gardineres necesario situarlo en el contexto cultu-ral de entreguerras y entre aquéllos próxi-mos al fascismo que, en su particular«vuelta sobre su propia autenticidad»2, en-contraron también en la sencillez delmundo rural un horizonte simbólico y undepósito de los valores morales y racialesrequeridos para la regeneración del cuerponacional. Tal y como concluyera, entreotros, Dan Stone, Gardiner se incluiría asíen aquel confuso conglomerado de reac-cionarios y fascistas, nostálgicos de unmundo rural idealizado sometido a la agre-sión de la cultura urbana y la sociedad demasas (Stone, 2004). De esta manera, la fi-gura de Rolf Gardiner –más allá del re-duccionista debate sobre su patriotismobritánico– nos permite reflexionar, desdeuna perspectiva internacional, sobre elpeso que tuvo la utopía rural y las narrati-vas del «retorno a la tierra» en el fascismoy la extrema derecha europea.

Gustavo Alares

Universidad de Zaragoza

REFERENCIAS

FOWLER, D. (forthcoming): Rolf Gardiner and En-

glish Culture, 1920-1950: the Apostle of Youth,

Manchester, Manchester University Press.

GRIFFITHS, R. (1980): Fellow Travellers of the Right:

British Enthusiasts for Nazi Germany, 1933-

39, London, Constable.

2. En esos términos definió José Antonio Primo de Rivera la esencia compartida entre el fascismoitaliano, el nacional-socialismo y el falangismo, en el discurso de proclamación de Falange Españolade las JONS en el Teatro Calderón de Valladolid, en marzo de 1934.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 220

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 221

Joan F. Mateu Bellés, José Miguel Ruiz Pérez e Ivan Portugués MolláDesarrollo del Servicio de Aforos en España (1840-1959). La red deestaciones de la Confederación Hidrográfica del JúcarLibro conmemorativo del Centenario del Anuario de Aforos (1912-2012) Valencia, Confederación Hidrográfica del Júcar, 2012, 219 páginas.

Con su extenso trabajo sobre lasbrigadas hidrológicas de la JuntaGeneral de Estadística (1859-

1867), las Divisiones Hidrológicas en suprimera (1865-1871) y en su segundaetapa (1876-1899), las Divisiones de Tra-bajos Hidráulicos posteriores (1900) y laconstitución y trayectoria inicial de lasConfederaciones Hidrográficas a partir de1926, el profesor Joan Mateu Bellés es unode los mejores conocedores, si no el mejor,de la historia de los servicios hidrológicosen España. Si a estos estudios de historia delas instituciones científicas y técnicas, en sucontexto político y social, se une su trayec-toria como investigador de los propios pro-cesos hidrológicos y geomorfológicos físi-cos, nos encontramos con un investigadorespecialmente cualificado para abordar elestudio que ha dado lugar al libro rese-ñado. Joan Mateu cuenta, además, con unequipo formado por otros dos investiga-dores de formación similar e igualmenteapreciable, José Miguel Ruiz Pérez e IvánPortugués Mollá, autores ellos mismos o encolaboración con Mateu de importantes

trabajos sobre geomorfología e hidrologíahistórica. Un equipo, pues, difícilmentemejorable para hacer frente al reto queplantea el título de esta obra.

Efectivamente, cuanto el lector coge ensus manos este libro, le puede ocurrir queel hecho de que se trata de una publicacióninstitucional, editada por la ConfederaciónHidrográfica del Júcar, en el marco de laconmemoración del primer Anuario deAforos, puede ocultar la dimensión real delo que el título promete y el libro realmenteofrece: Desarrollo del Servicio de Aforos enEspaña (1840-1959). La red de estacionesde la Confederación Hidrográfica del Júcar.Coherentemente con este título, el libroanaliza el desarrollo del servicio de aforos,en la escala del conjunto de España, entre1840 y 1959, combinando el estudio de lostrabajos de coordinación (marco político einstitucional: estructura de la Administra-ción, planes, órdenes ministeriales, ins-trucciones, anuarios, etc.) y los trabajosdiarios de observación y registro en las re-des oficiales de las estaciones de aforos.Esta doble dimensión del servicio de afo-

MOORE-COLYER, R. (2001), «Rolf Gardiner, En-

glish patriot and the Council for the Church

and Countryside», The Agricultural History

Review, 49 (2), pp. 187-209.

STONE, D. (2004): «The Far Right and the Back-

to-.the-Land Movement», en GOTTLIEB, J. V. y

LINEHAN, T. P. (eds.), The Culture of Fascism.

Visions of the Far Right in Britain, London-

New York, Tauris, 2004, pp. 182-198.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 221

Crítica de libros

ros, ha requerido la investigación en el Ar-chivo General de la Administración e, in-corporando la escala hidrográfica de deta-lle, en el Archivo de Aforos de laConfederación Hidrográfica del Júcar. Yesta doble naturaleza y escala del trabajo eslo que explica que el libro dé cumplida res-puesta a las dos partes del título.

Por una parte, el conocimiento generaly la contextualización del proceso en las di-ferentes etapas en las que se desarrolla. Enese sentido, en la segunda mitad del sigloXIX el servicio fluviométrico se concibecomo soporte de la obra hidráulica de ini-ciativa privada, que se salda con un notoriofracaso. A partir de principios del siglo XX,con la progresiva implantación del idearioregeneracionista, se establece un servicioque debía suministrar la estadística básicapara el desarrollo de la política hidráulicadel Estado. En las etapas posteriores seproducen cambios sociales, políticos y tec-nológicos, que dan lugar a cambios im-portantes en los servicios de aforos, tantoen objetivos como en medios técnicos. Porotra, el conocimiento profundo del Archivode Aforos del Júcar permite a los autoresexponer de manera detallada la historia delservicio en este ámbito concreto, desde lasprimeras escalas fluviométricas en caucesnaturales de la segunda mitad del siglo XIX

hasta el impulso constructivo posterior a laguerra civil, pasando por la paulatina eje-cución de los tramos artificiales, la lenta im-plantación de los limnígrafos o el programade modernización de la segunda y terceradécada del siglo XX.

Con esta doble dimensión, la obra estáestructurada con criterio cronológico en

cinco partes: Prolegómenos del serviciofluviométrico (1840-1899), Estableci-miento del servicio de aforos (1900-1914),Veinte años de prácticas foronómicas(1912-1931), Los aforos durante la II Re-pública y la Guerra civil (1931-1939), Elservicio de aforos durante la autarquía(1939-1959).

El primer periodo (1840-1899) se ca-racteriza por ejecución de aforos esporádi-cos (García Otero en las cuencas del Gua-dalquivir y del Ebro) y por la creación delas brigadas hidrológicas (1859-1867) de laJunta General de Estadística (Pedro Anto-nio de Mesa, de nuevo en el Ebro y el Gua-dalquivir). Le sigue la azarosa y en algunosaspectos épica trayectoria de las primerasdivisiones hidrológicas (1866-1871), des-manteladas durante el convulso periodorepublicano y vueltas a restaurar en 1876,pero que de nuevo, si no eliminadas, sí seven reducidas en número en 1886. La obrapresenta en cada momento el contexto ge-neral nacional, con especial atención al casode estudio, que en esta etapa se concreta enla División de Valencia, primero, y en la Di-visión del Júcar y Segura, como se deno-mina tras la reestructuración de 1886. Su-primidas las divisiones de nuevo en 1899,las funciones del servicio hidrológico setransfieren a las jefaturas provinciales deObras Públicas, en las que debía crearseuna sección especial de aguas.

El segundo periodo (1900-1914) estácaracterizado por la implantación del ide-ario regeneracionista, que hace del serviciohidrológico una expresión de su voluntadde modernización del país. En 1900 RafaelGasset se pone al frente del Ministerio de

222 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 222

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

Agricultura, Industria, Comercio y ObrasPúblicas y emprende la reorganización dela administración hidráulica, con una do-tación progresivamente mayor de recursoshumanos y materiales. Ese mismo año secrean la siete Divisiones de Trabajos Hi-dráulicos, con el encargo de preparar unplan, a partir del avance del Plan Generalde Pantanos y Canales de 1899. En 1903 secrea la Inspección Central de Trabajos Hi-dráulicos, con lo que se ponía en pie unaestructura basada en un órgano central yuna serie de dependencias hidrográficasperiféricas. Al mismo tiempo se constituyeel Servicio de aforos y el de previsión yanuncio de crecidas, basados en la estruc-tura mencionada. En esta etapa tiene es-pecial relevancia la redacción de las dife-rentes instrucciones sobre aforos (1906,1911) y sobre previsión y anuncio de cre-cidas (1914), así como el inicio de la pu-blicación de los anuarios de aforos, el pri-mero en 1912. Es de destacar las relacionesde los equipos técnicos de la época con lasresponsables de las redes hidrotécnicas deotros países europeos, con los que los in-genieros españoles toman contacto, princi-palmente de la cuenca del Danubio (Hun-gría, Baviera, Austria…). Como en todoslos capítulos, la obra pormenoriza la con-creción de estos trabajos en el caso de es-tudio, la División de Trabajo Hidráulicosdel Júcar (los trabajos en previsión y anun-cio de crecidas, la hidrometría aplicada alos riegos del Júcar, el plan concreto de es-taciones de aforos en el ámbito de este or-ganismo).

La tercera etapa (1912-1931) se solapacon la anterior y tiene como hito de refe-

rencia la mencionada publicación en 1912del primer Anuario de aforos de los ríos deEspaña, consignando los caudales diariosobservados en una red de observación flu-viométrica permanente. Esta publicaciónculmina el establecimiento del Servicio deaforos, creado en 1903, y significa, deacuerdo con los autores, el despegue de lamoderna hidrología en España. Las laboresforonómicas, coordinadas por el ServicioCentral Hidráulico, posterior Centro deEstudios Hidrográficos, se desarrollan enlos organismos de cuenca. En esta etapa,durante la que se empiezan a crear las Con-federaciones Sindicales Hidrográficas(CSH), se extienden veinte años de obser-vaciones sistemáticas en estaciones perma-nentes, a partir de las cuales se construye elconocimiento científico y técnico del régi-men de los ríos españoles, con sus limita-ciones y potencialidades. Pese a la alta va-loración que a los autores les merece estatrayectoria, es de interés recordar, comoellos mismos hacen, la perspectiva críticaque Valentí Masachs Alavedra tenía de susresultados: un venero de datos sin elabora-ción alguna, que no ofrece medias men-suales, anuales, decenales ni relaciones defrecuencia de crecidas, ni curvas de régimenalguno, ni superficies vertientes; las colum-nas de medias diarias contienen con fre-cuencia errores numéricos de importancia;en numerosos casos se dejan días en blancosin expresar el motivo y otros con expre-siones ambiguas; los datos de cada divisiónhidráulica van precedidos de un mapa en elque la toponimia es muy descuidada y en elque los ríos siguen una trayectoria pura-mente imaginaria, etc. (pág. 104).

223

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 223

Crítica de libros

224 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

La cuarta etapa (1931-1939) asiste alcambio de rumbo de la política hidráulicadesde la perspectiva de las CSH a la delPlan Nacional de Obras Hidráulicas. En ju-nio de 1931, un decreto suprime el funcio-namiento original de las CSH. Ante la dis-yuntiva de infraestructuras hidráulicas parausos agrarios o industriales, el gobierno delbienio republicano-socialista, recelando delas fórmulas de cooperación en las que losintereses agrarios estuvieran subordinadosa los eléctricos, se inclinó por las primeras,como recuerdan los autores, citando a Isa-bel Bartolomé (2007). En el tema concretode este trabajo, la etapa republicana destacapor la renovación y ampliación de la red fo-ronómica y por la utilización de los datosde aforos por el Plan Nacional de ObrasHidráulicas (1933). Por el contrario, es demencionar el retraso en la edición de losanuarios: en 1933 se publicó el correspon-diente a 1930 y en 1936 la edición de losanuarios acumulaba un retraso de cincoaños. Durante la guerra civil, como era deesperar, muchos registros hidrométricosdiarios no se efectuaron y las casillas paralas correspondientes anotaciones de caudalquedaron en blanco.

La quinta etapa (1939-1959) está mar-cada por el contexto de la posguerra y laautarquía. El 7 de octubre de 1939 el go-bierno decidió poner en marcha un plan degrandes embalses que había de proporcio-nar, por un lado, energía barata para la in-dustria y, por otro, agua en abundanciapara el regadío. A diferencia del Plan Na-cional de Obras Hidráulicas de ManuelLorenzo Pardo de 1933, el Plan General deObras Hidráulicas, incluido en el Plan Na-

cional de Obras Públicas de Alfonso PeñaBoeuf de 1940, no incluye una evaluaciónde los recursos hídricos de la PenínsulaIbérica. Sus propuestas no se sustentaronen el estudio sistemático de los aforos, noacometieron un plan nacional porque fal-taba «conocer con la suficiente aproxima-ción los recursos hidráulicos, para lo cual senecesita ampliar enormemente las estacio-nes y dar tiempo para que en ellas se pue-dan tomar los datos indispensables» (p.160).

Por otra parte, en la «Nueva España» ladescentralización, la autonomía y partici-pación social quedaron en suspenso, ini-ciándose un proceso de unificación y jerar-quización de la administración hidráulica.El servicio de aforos no fue ajeno al nuevorumbo de la política hidráulica. Un de-creto de 13 de noviembre de 1941 fija el or-ganigrama y las competencias facultativasde las jefaturas de Aguas y Obras en cadaConfederación (excepto en el Segura). Sinembargo, la doble jefatura genera interfe-rencias y duplicidades, lo que justifica queun posterior decreto de 10 de enero de1947 las unifique a las órdenes de unmando único de todas las actividades téc-nicas y administrativas desarrolladas porcada Confederación. Esta decisión acentuómás, si cabe, la cadena jerárquica en lasConfederaciones y su dependencia de laDirección General de Obras Hidráulica.Por su parte, el decreto de 8 de octubre de1959 creó las Comisarías de Aguas, comoorganismos dependientes directamente deesta Dirección General, atribuyéndoles lasfunciones y facultades que hasta 1947 ha-bían tenido las jefaturas de Aguas. De esta

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 224

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

manera, se establecía la separación del or-ganismo encargado de ejercer «la soberaníadel Estado en materia de aguas pública y sufunción fiscalizadora» respecto de las Con-federaciones, convertidas de facto en jefa-turas de Obras.

Avanzados los cuarenta, la publicaciónde los anuarios de aforos seguía interrum-pida en 1931. En 1942 la Dirección Gene-ral decidió publicar un resumen de onceaños de aforos 1932-1942. A partir de en-tonces se reinició la edición de los anuariosrecuperando el formato anterior, aten-diendo ahora al criterio de los años hidro-lógicos (de octubre a septiembre). Coetá-neamente, se desarrolla el estudio delrégimen de los ríos peninsulares de ValentíMasachs Alavedra de 1945. Como indicanlos autores: «Casi setenta años después, latesis de Masachs, a pesar de las penurias enlas que se desarrolló, sigue siendo una re-ferencia obligada en relación al régimennatural de los ríos peninsulares […] El li-bro, sin apenas precedentes, sigue siendoun clásico de la Geografía de España por-que, en el contexto del cambio climáticosecular, remite al comportamiento de losríos en la fase inmediatamente anterior alde la ejecución de los planes de regulaciónque han transformado profundamente surégimen» (p. 174).

Como señalan los autores en sus con-clusiones, en las décadas posteriores al pe-riodo estudiado, los aforos de los ríos hanincorporado una dimensión ambiental en-tonces no considerada. Como consecuen-cia de ello, las series foronómicas de la se-gunda mitad del siglo XIX y los anuarios delsiglo XX registran tendencias de la historia

hidrológica de los ríos de España que me-rece ser rescatada para una gestión más in-tegrada de los sistemas fluviales actuales (p.195).

A destacar también el importante ma-terial gráfico (fotografía, cartografía, ilus-traciones de gran valor), así como la abun-dante y rigurosa documentación ybibliografía citada. No se debe olvidar tam-poco el Anexo, que incluye la relación de lared oficial de aforos del Júcar entre 1908 y1959, con indicación de denominación, lo-calización, fecha de alta y, en su caso, baja,aportando para ocho estaciones una fichacronológica de sucesos y fotografías.

Para acabar, un comentario del autorde esta reseña. Señala en su presentaciónFederico Ramos de Armas, Secretario deEstado de Medio Ambiente (MA-GRAMA) que, en etapas posteriores alperiodo estudiado, la madurez de la polí-tica de aguas en España ha conducido a unaumento de la densidad de la red de afo-ros, incorporando nuevos puntos de con-trol para la explotación diaria de los siste-mas de recursos hídricos y la gestión de lascrecidas. De esta manera, los nuevos obje-tivos y el salto tecnológico en la captacióny transmisión de datos hidrológicos entiempo real (Sistema Automático de In-formación Hidrológica, SAIH), que tuvosu origen en la Confederación Hidrográ-fica del Júcar, habría supuesto un especta-cular salto tecnológico en el campo de lahidrometría (pág. 5).

Sin embargo, de acuerdo con algunasopiniones (Pita et al, 2014), se podría estarproduciendo un deterioro de la informa-ción correspondiente al paradigma hidráu-

225

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 225

Crítica de libros

lico (información fundamentalmente hi-drológica y química), cuando todavía noestá consolidada la información necesariapara la gestión integrada del agua (estacio-nes automáticas, sensores remotos, etc.).Además, el proceso de ajuste económico delas administraciones públicas estaría afec-tando el desarrollo y consolidación de estasmejoras. Podría ser que en el proceso desustitución de la información meteoroló-gica e hidrológica convencional por las es-taciones automáticas y los sensores remo-tos, mientras se deteriora la informaciónobtenida por los primeros – tan trabajosa-mente construida, como el libro muestra –el territorio aún no está bien cubierto conla información que deberían proporcionarlos segundos.

Un debate actual que hace aún más in-teresante el libro de Joan Mateu, José Mi-guel Ruiz e Iván Portugués.

Leandro del Moral Ituarte

Universidad de Sevilla.

REFERENCIAS

BARTOLOMÉ, I. (2007): La industria eléctrica en

España (1890-1936), Madrid, Servicio de Es-

tudios del Banco de España.

MASACHS I ALAVEDRA, V. (1948): El régimen de los

ríos peninsulares. Tesis doctoral inédita.

PITA, M. F., DEL MORAL, L., PEDREGAL, B., LI-

MONES, N. y HERNÁNDEZ-MORA, N. (2014):

«Nuevos paradigmas en la gestión de recursos

y riesgos hídricos: datos e información nece-

sarios para una gestión integrada del agua»,

Boletín de la Asociación de Geógrafos Españo-

les, 65, pp. 519-542.

226 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

Permítanme iniciar este comentariocon una conclusión: estamos anteun libro muy importante en el ám-

bito no sólo de la historia económica arago-nesa, sino en el amplio campo de la historiaregional española. Hace ya algún tiempoque un grupo de economistas e historiado-res económicos se han preocupado por ladesagregación nacional del crecimiento eco-nómico, en el sentido de aportar datos, va-riables de todo tipo e informaciones cuali-tativas sobre los procesos de desarrollo de lasregiones en España. Esto ha posibilitado

aprehender una riqueza de situaciones quese eluden con las interpretaciones más ge-néricas, huérfanas muchas veces de los ma-tices necesarios. Luis Germán, el autor deeste trabajo sobre Aragón, es sin duda unmilitante de este renovador planteamientometodológico: la visión holística del creci-miento, jalonado con múltiples aristas quecomponen un todo no siempre homogéneoy esperado, pero que, pieza a pieza, puedeser analizado con solvencia. Éste es el caso.

El trabajo ofrece un panorama del cre-cimiento económico aragonés de cuatro si-

Luis Germán ZuberoHistoria económica del Aragón contemporáneoZaragoza, Prensas Universitarias de Zaragoza, 2012, 487 páginas.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 226

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 227

glos, una longue durée facilitada por un he-cho crucial: la obstinación metodológicadel autor, en la dirección de construir un re-lato total, en el que insertar evolucionesagrarias, industriales, demográficas, seg-mentación geográfica, conexiones comer-ciales, integración con espacios extra-re-gionales y redes empresariales. Germán,asiduo en los congresos y seminarios deHistoria Económica, siempre ofrece en ellosaspectos de sus investigaciones en curso:rara vez brinda repeticiones; sus aportacio-nes siempre son novedosas, en el sentido deque brindan a otros colegas una nueva caradel poliedro complejo del desarrollo arago-nés. De ahí el cúmulo de lecturas, la capa-cidad de tejer en su trabajo postulados dis-tintos que este inquieto investigador captaen encuentros científicos y, en fin, su des-treza para plasmar todo esto en un textodenso, ligado con potentes hilos conducto-res –los cambios económicos, las transicio-nes productivas, los protagonistas sociales.

Cuatro grandes fases regulan el libro,selladas por graves crisis. La crisis del sigloXVII, que justifica los procesos de ruraliza-ción del Setecientos; la gran crisis finisecu-lar del siglo XIX, con durísimos impactos enuna región escorada hacia la agricultura ylas actividades agroindustriales; las conse-cuencias de la guerra civil y de la postgue-rra, de enorme dramatismo no sólo en Ara-gón; y la recesión industrial intensa de ladécada de 1970. Estas etapas supusieron, ala par que severos correctivos, nuevas opor-tunidades para la economía aragonesa. Unnexo común las caracteriza: las salidas a lascrisis subrayaron y fortalecieron las inte-graciones económicas de Aragón con otros

espacios, ya fuera Cataluña, como el restodel mercado nacional o la Unión Europea–con Alemania y Francia como cabeceras–. Los corolarios: más dinamismo mercantily el acicate para diversificar la estructuraeconómica, con efectos positivos en la arti-culación con otras demandas y mercados.

Esta creciente economía de Aragón con-centra sus grandes palancas en Zaragoza.Esto no representa una dificultad para elautor, toda vez que defiende que la con-centración económica en un epicentro ur-bano generó efectos positivos externos yeconomías de escala, lo cual propició la in-novación y la competitividad. Sobre estabase, cada uno de los períodos cronológicosen los que se organiza el libro (seis grandesetapas entre 1800 y 2008) se edifican sobrecriterios comunes: sectores claves de la eco-nomía, desagregaciones precisas que en-globan la agroindustria –harineras, azuca-reras, alcoholeras, grasas vegetales–, laganadería, los sistemas de cultivo con pro-ductos básicos –cereales, viñas, olivares–, laindustria, con conclusiones particularespara cada fase, lo que facilita mucho la lec-tura y la comprensión.

En todo este mosaico informativo queofrece este libro, destacaría una pieza esen-cial, que ya he apuntado: la importancia deun centro urbano como Zaragoza comoinductor a la industrialización, sobre sec-tores agroalimentarios. Éstos posibilitanprecisamente la diversificación de la eco-nomía y apuntalan a su vez un núcleo fi-nanciero, crucial para la formación y eldesarrollo de sagas empresariales. Esta re-levancia coloca a Zaragoza en un amplio ra-dio de redes comerciales, sobre todo exter-

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 227

Crítica de libros

nas, que posibilitan la entrada aragonesa enflujos internacionales y nacionales. El tra-bajo, sin embargo, nos deja incógnitas sindespejar, de las que estoy seguro que LuisGermán es consciente; cito una que meparece determinante: la capacidad de ver-tebración interna del mercado aragonés, apartir de la potencia zaragozana. Las rentasde situación que invoca el propio Germán–dificultades geográficas, dispersión po-blacional, etc– para explicar el por quéotros centros urbanos no se vinculan conmás fuerza a los impulsos generados enZaragoza, son convincentes. Pero tal vezsería importante incidir más en ese flancodébil del libro, para exponer con más rigu-rosidad este «misterio» del crecimiento –como sugieren William Easterly y DaronAcemoglou y James Robinson– que des-cribe cómo crecen unas zonas y otras no, yqué explica tales comportamientos dispa-res. Esto tal vez ayude a entender mejor ladisparidad del crecimiento interno arago-nés en la época más contemporánea, conáreas que parecen estar descabalgadas delproceso de desarrollo sostenido que se fra-gua desde Zaragoza.

Dos aspectos más quisiera citar, a títulode conclusión. Primero: Germán no realizasólo una síntesis de historia económica ara-gonesa (que también). Lo más relevante, ami juicio, es que a la riqueza aportada porotros colegas aragoneses, compañeros uni-versitarios de Germán y economistas degran relevancia científica, que ha sabidointegrar en el libro, el autor aporta resulta-dos frescos de sus investigaciones punteras,de manera que esta contribución tiene undoble círculo virtuoso: su capacidad analí-

tica sintética y su aportación inédita al co-nocimiento. Segundo: Luis Germán hasido y es uno de los historiadores econó-micos más preocupados por estas visionesde una nueva geografía económica –en laque Paul Krugman es aleccionador–, inte-gradora de disciplinas y con profundidadhistórica. Un análisis de los espacios re-gionales como entidades en sí mismas, in-dependientemente de su tamaño, forjado-ras de trayectorias, de costumbres, deculturas económicas en las que los proce-sos se encadenan –en el sentido que nos en-seña Albert O Hirschman–. En donde laHistoria cuenta. Las intervenciones de Ger-mán en congresos de Didáctica de HistoriaEconómica; o sus aportaciones medularesen los encuentros sobre Historia Econó-mica Regional e Historia Económica de laEmpresa en las Regiones, ambos celebra-dos en la Universitat de les Illes Balears, enPalma, hace ahora una década, son pruebaselocuentes de esas inquietudes, con librosque recogen unas ponencias seminales so-bre cada una de las comunidades autóno-mas. El reciente foro de Santiago de Com-postela, sobre Didáctica de HistoriaEconómica (2014), tuvo otra muestra másde las preocupaciones de Germán, junto aotros colegas, sobre la necesidad de no elu-dir la historia económica regional y la ri-queza que aporta al conocimiento global dela economía. Todos estos planteamientoslos verá recogidos el lector en este libromonumental, una aportación clave para laeconomía regional española.

Carles Manera

Universitat de les Illes Balears

228 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 228

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 229

El nuevo libro de Josep Barona, Fromhunger to Malnutrition, se inscribecomo continuación de un libro apa-

recido en 2010, en el que mostraba cómo lanutrición escaló durante el periodo de En-treguerras a una posición central en laagenda europea. Las organizaciones inter-nacionales, y en particular el Comité dehigiene de la Sociedad de Naciones (Lea-gue of Nations Health Organisation) con-tribuyeron a fomentar la ciencia experi-mental y a introducir las cuestiones ligadasa la fisiología de la alimentación y a la nu-trición entre las preocupaciones de saludpública. La «new science of nutrition», alpromover un régimen alimentario óptimo,se convirtió desde entonces en la piedraangular de una política de fomento, almismo tiempo, de una «healthy diet» y deuna producción agrícola en consecuencia.Esta nueva obra de Josep Barona abarca unperiodo y un cuestionario más amplios. Suobjetivo es demostrar cómo a partir de lasegunda guerra mundial se construye unsaber común sobre la cuestión de una dietaequilibrada (balance diet) y de unas dispo-nibilidades alimentarias (food availability),y como este conocimiento sobre la nutri-ción, legitimado por la ciencia y los exper-tos, se difundió a partir de la década de1950 desde los laboratorios a las escuelas,hospitales, comedores de empresa, para, endefinitiva, llegar a la población en general.

El libro comienza con dos capítulos queestablecen el contexto económico, políticoy académico en que toman forma las cues-tiones ligadas a la nutrición de las pobla-ciones durante las primeras décadas del si-glo XX. Este periodo se caracteriza por unaserie de progresos en materia de alimenta-ción tanto a nivel de los regímenes alimen-tarios (alimentos más protectores), cuantoal saber científico sobre la nutrición («ne-wer knowledge of nutrition»). Este progresose vio reforzado por la acrecida legitimidadadquirida por los nutricionistas a resultasde la primera guerra mundial. Sin embargo,la depresión económica de la década de1930 hizo resurgir los casos de malnutri-ción y reforzó la inclusión de las cuestionesde nutrición en la agenda internacional.En un contexto en el que el equilibrio delos poderes políticos en Europa se encon-traba en entredicho, se estaba estableciendouna cooperación internacional por inter-mediación de la Sociedad de Naciones paratratar de estabilizar las políticas comercia-les y los conflictos políticos y económicos.Esta cooperación habrá de jugar igual-mente un papel mayor en términos de sa-lud pública. En términos sanitarios, unanueva etapa comienza con una serie deconferencias internacionales sobre la hi-giene y la población, la tuberculosis, el cán-cer, la salud infantil, las vacunas, las vita-minas y la salud en el medio rural. El autor

Josep L. Barona From Hunger to Malnutrition. The Political Economy of ScientificKnowledge in Europe, 1918-1960European Food Issues SeriesBrussels, P.I.E. Peter Lang, 2012, 372 páginas.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 229

Crítica de libros

desarrolla en el capítulo 3 el papel de la So-ciedad de Naciones en su trabajo de puestaen marcha de estándares nutricionales aescala internacional (desarrollado con ma-yor detalle en: Barona 2010). El capítulo 4trata sobre la definición de riesgos en ma-teria de salud ligados a la nutrición. Losavances científicos en la fisiología y en lanutrición condujeron a considerar el régi-men alimentario no solo como una fuentede prevención de enfermedades y deficien-cias sino también como fuente de bienestarpara las poblaciones. Barona muestra asíque este periodo confirió una nueva legiti-midad al Estado como partícipe en las in-vestigaciones científicas. Ciencia, tecnolo-gía y salud se consideran ahora no tan soloun bien para la ciudadanía sino tambiéncomo un nuevo filón para el comercio y elcrecimiento económico. El capítulo 5, de-dicado a la guerra civil española, permitemostrar no solo los efectos nefastos de losconflictos sobre el estado nutricional, sinosobre todo cómo el acceso a los alimentosse convierte en un arma de guerra.

Al abordar el periodo inmediatamenteposterior a la guerra, el capítulo 6 marca unpunto de inflexión en el libro. Esta partepresenta una verdadera novedad con res-pecto a los trabajos precedentes de Barona.Con respecto a la cooperación internacio-nal a la que apelan las diferentes institu-ciones creadas en la inmediata postguerra,se sigue el hilo de la nutrición como parteactiva de los modos de gobierno de las po-blaciones y de los estados al articular polí-tica económica y agrícola, salud pública,educación nutricional. La preocupación deun nuevo orden internacional condujo en la

postguerra a la creación de una serie de ins-tituciones internacionales que apuntaban ala reconstrucción, a la promoción de la pazy a un sistema económico internacional. Enlo que concierne a la alimentación, las au-toridades manifestaron vivas inquietudesa propósito de las penurias alimentarias, delhambre y de la pobreza en el medio rural,las cuales llegaban a ser muy elevadas enciertas regiones del mundo. Estas preocu-paciones condujeron a la creación de dosinstituciones ligadas a la alimentación y a lasalud de las poblaciones, a lo cual se dedicala segunda parte de esta obra.

Pese a los miles de toneladas de ali-mentos aportados a los países europeoscon mayores dificultades, el fin de la guerray el año 1946 estuvieron marcados por unagrave crisis alimentaria. Fue, sin embargo,menos seria de lo que los estados habríanpodido esperar a la luz de la primera gue-rra mundial, en particular debido a la au-sencia de epidemias graves y gracias al éxitorelativo de los sistemas de racionamiento yde ahorro. La salud pública, cuya mediciónestá basada esencialmente sobre unos po-cos y escasos registros epidemiológicos (ta-sas de mortalidad y morbilidad), no se viomenos afectada. Algunas poblaciones pa-decieron hambre, mientras otras no alcan-zaron los niveles óptimos de salud tal comoeran definidos antes de la guerra. Ante estasituación, el 16 de octubre de 1945 fue fir-mada la Carta de la Organización de Na-ciones Unidas para la Alimentación y laAgricultura (FAO), cuyo primer objetivoera evaluar la situación alimentaria y elevarlos niveles nutricionales en todo el mundo.La acción de la FAO sobre estas cuestiones

230 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 230

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

se unirá pronto a la de la OrganizaciónMundial de la Salud, creada en 1948, que-dando confiada la cooperación a un co-mité común a las dos organizaciones desdeoctubre de 1948. La difusión de unos es-tándares dietéticos para su aplicación a es-cala internacional se convirtió en una de lasprincipales preocupaciones de la FAO yde la OMS durante el periodo de postgue-rra, promoviendo con ello una economíapolítica de la alimentación.

Muy rápidamente, la FAO elaboró unaserie de informes diseñados para hacer ba-lance del estado nutricional de las pobla-ciones, las disponibilidades alimentarias,la producción y el mercado agrícolas. Esparticularmente reseñable la publicaciónde dos World food surveys en 1946 y 1952,que tomaron la medida de los regímenesalimentarios a escala mundial. La primeraencuesta reunió para 70 países la informa-ción nutricional sobre el periodo anterior ala guerra y mostró que antes de la misma,la mitad de la población mundial disfrutabade un nivel de consumo suficiente paraatender los estándares de salud o propor-cionar energía suficiente para un trabajodeterminado. La segunda encuesta se cen-tró en mayor medida sobre la producciónagrícola, el comercio y el consumo. Seapoyó sobre el «food balance sheet method»,un instrumento que contiene las disponi-bilidades alimentarias nacionales mediaspara el consumo humano (national averagefood supplies available for human consump-tion) y que permite una estimación de la in-gesta de proteínas y calorías de un régimenalimentario dado. A la vista de sus resulta-dos, estas encuestas condujeron a los ex-

pertos a subrayar que los esfuerzos debe-rían centrarse en mejorar la calidad nutri-cional más que en aumentar la disponibi-lidad de alimentos. Al mismo tiempo, laFAO publicó en 1948 y 1949 dos informessobre The State of Food and Agriculture inEurope que pusieron en evidencia una cri-sis de una amplitud mayor que la esperadapor los expertos. Mostraban, en particular,que los países que, antes de la guerra, al-canzaron los estándares en términos de in-gesta calórica, salieron de ella mejor que losotros. Estos informes destacaron el pro-blema de las disponibilidades alimentarias,de la producción agrícola y del precio de losproductos alimenticios en relación con lasnecesidades nutricionales. Gracias al em-pleo masivo de fertilizantes y a la mejora delas técnicas agrícolas bajo los auspicios delPlan Marshall, la producción alimentariaprogresó muy rápidamente, en particularen los países de la OECE, permitiendo unrápido restablecimiento de la situación. Enparalelo, la acción conjunta FAO/OMSalentó a los países a tomar medidas para re-forzar la educación nutricional, especial-mente en Gran Bretaña y los Países Bajos,que establecieron organizaciones perma-nentes de educación nutricional. En fin,todos los países se enfrentaron a problemasrelevantes relacionados con el comercio in-ternacional que demandaba una mayor co-ordinación por parte de organizaciones in-ternacionales. Los gobiernos se vieronabocados a coordinar las políticas públicasen torno a unos estándares internacionales,incluyendo en ello el tema de la nutrición.

En suma, la obra ofrece una visión deconjunto de la política desarrollada a escala

231

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 231

Crítica de libros

232 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

europea e internacional en torno a la nu-trición de las poblaciones a lo largo de me-dio siglo. Destaca los conceptos básicos,tanto científicos, políticos, sociales y eco-nómicos, incluso geopolíticos, que hicieronposible durante la inmediata postguerra laconstrucción de una política nutricional,que se plasmó en la elaboración de están-dares (nutricionales y para la elaboraciónde encuestas) y de las bases de la ense-ñanza de la dietética y de la nutrición entrelos profesionales y su reelaboración para laeducación nutricional de segmentos prefe-rentes del público (niños, mujeres embara-zadas, ancianos, etc). El libro permite es-clarecer el camino que han seguido lasorganizaciones internacionales en la difu-sión de los conocimientos científicos sobrela nutrición favoreciendo así el desarrollode la dietética y la nutrición en las ense-ñanzas académicas desde comienzos de ladécada de 1950. Si en ocasiones podemoslamentarnos de una lectura en exceso per-

formativa3 de los enunciados de estas ins-tituciones tal como aparecen en sus infor-mes oficiales, este libro, apoyado en una ex-tensa bibliografía, representa unacontribución importante a la comprensióndel trabajo de construcción y de coopera-ción de las organizaciones internacionalesa la hora de constituir la nutrición comofuente de bienestar (y no solamente de pre-vención) de las poblaciones.

Anne Lhuissier

INRA / U. de Oxford

(Traducción del francés de J. M. Lana)

REFERENCIAS

BARONA, J. L. (2010): The Problem of Nutrition.

Experimental Science, Public Health and Eco-

nomy in Europe 1914-1945, Brussels, P.I.E.

Peter Lang.

Joan Romero y Miquel Francés (eds.) La Huerta de Valencia. Un paisaje cultural, con futuro inciertoValencia, P.U.V Universitat de València, 2012, 203 páginas más DVD L’Horta

L’Horta de Valencia (HV) es un lu-gar excepcional, de valor patrimo-nial incalculable, sometido a la de-

vastación acelerada de la expansiónresidencial valenciana y de la construcciónde grandes infraestructuras. Se da la para-

doja de que precisamente por ser un espa-cio productivo, la huerta ha resultado, yresulta, mucho más difícil de proteger y degestionar con cautela que un monumentoexcepcional o un espacio de alto valor na-tural. ¿Resulta acaso extraño preguntarse si

3. El concepto de performatividad se refiere a la relación entre lenguaje y realidad y caracteriza aalgunas expresiones capaces de convertirse en acciones y transformar el entorno. [Nota del traduc-tor].

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 232

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

la catedral de Burgos, por ejemplo, o las Ta-blas de Daimiel son social y culturalmentemás relevantes que la Huerta de Valencia?

Lo que ocurre es que la protección y laconservación se han llevado a cabo funda-mentalmente a través de dos políticas en lasque no cabían los espacios productivos:por un lado, la histórico-monumental acargo de la administración cultural y porotro, la naturalista-ambiental, a cargo de laadministración de fomento (agricultura),hasta que se organizó la administraciónambiental, y usando como instrumento ladeclaración de espacios naturales protegi-dos, normalmente parques nacionales onaturales. De modo que se ha producidoalgo que hoy nos puede parecer escanda-loso: espacios de larga transformación hu-mana, y que acumulan sabiduría organiza-tiva y productiva han quedado relegados enel mejor de los casos a ser declarados sue-los «no urbanizables», de acuerdo con la ló-gica de la ley del suelo. No solo es unaconsideración residual, sino también so-metida a las recalificaciones del planea-miento municipal. Cuando el sector inmo-biliario se convirtió en el motor de laeconomía en España, los ayuntamientosencontraron en el aumento de suelo ur-bano su mayor fuente de ingresos, y lospropietarios de suelo agrario periurbano laexpectativa de grandes plusvalías, por loque la ocupación se ha hecho sin mira-mientos. Solo el hecho de que se vayadando contenido real y práctico a la figurade «paisaje cultural», y aún más a la de «pai-saje cultural patrimonio de la humanidad»,incluido en la lista de la Unesco, puedeayudar a cambiar el destino de áreas abo-

cadas a la desaparición como la Huerta deValencia. Y está por ver si se llega a tiempoy de forma eficaz.

La compilación de textos realizada porJoan Romero, catedrático de GeografíaHumana, y Miquel Francés, profesor titu-lar en Comunicación Audiovisual y direc-tor del Taller de Audiovisuales con unalarga experiencia en la producción de do-cumentales de divulgación científica, am-bos de la Universitat de València, logra am-pliamente demostrar el valor excepcionaldel paisaje cultural de la Huerta, y su cali-dad de recurso estratégico tanto por su si-tuación, como por su estructura y su acu-mulación de saber hacer. Las huertasmediterráneas son paisajes rurales cuyo va-lor ya fue reconocido por el Informe Dobrisde la Agencia Europea del Medio Am-biente en 1995. Se hablaba entonces de laconservación de seis huertas en Grecia,Italia y España (la de Valencia y la del BajoSegura): ahora quedan cinco, puesto que lade Palermo ya ha desaparecido, y todas es-tán amenazadas por el desarrollo urbano yla contaminación de las aguas y los suelos.Nueva paradoja, en 2009, la Unesco con-cedía la categoría de Patrimonio CulturalInmaterial de la Humanidad al Tribunal delas Aguas de Valencia, precisamente cuandoestaba perdiendo su soporte físico: lahuerta se había reducido a la mitad en lasegunda parte del siglo y en los últimosveinte años había perdido 12.000 ha de las32.000 que restaban.

A pesar de los riesgos que tiene todacompilación, los colaboradores están muybien escogidos y los textos están organiza-dos de forma lógica de modo que se puede

233

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 233

Crítica de libros

234 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

hacer tanto una lectura seguida como otradirigida a cuestiones específicas. Empiezacon las contribuciones de los dos hispanis-tas que más han aportado a la historia de laHV: Thomas F. Glick, profesor de historiamedieval de la Boston University, que fueel que determinó el origen andalusí de lamisma (Glick, 1988); y el de Roland Cour-tot, geógrafo y profesor emérito en la Uni-versidad de Aix en Provence, autor de unatesis sobre La agricultura de regadío y la or-ganización del espacio en las huertas de Va-lencia y de Castellón (1986). Glick comparaen esta ocasión las huertas históricas conotros paisajes hidráulicos de larga tradi-ción, los polders, las chinampas en el vallede México, y los bostans regados de Es-tambul. Courtot, por su parte, se interrogasobre el futuro de una huerta «rodeada, di-vidida y sacrificada».

Los siguientes capítulos a cargo de doscatedráticos de Historia medieval de laUniversidad de Valencia, Antoni Furió yEnric Guinot, se ocupan de la organizaciónde la huerta andalusí y de los cambios pro-ducidos por la conquista y la colonizacióncristiana, con el establecimiento de un mo-delo de relación con la ciudad que llegaríahasta el siglo XIX. Lo que podríamos llamaruna tercera parte del libro está formadapor sendos capítulos sobre el progresivodistanciamiento cultural y productivo en-tre la Huerta y la ciudad (Carles Sanchis eIgnacio Díez, de la Universidad Politécnicade Valencia), al mismo tiempo que se con-firmaba «la imagen cultural» de la HV, y laposterior crisis productiva, social y demo-gráfica de esta, de lo que se ocupa JorgeHermosilla, catedrático de Geografía tam-

bién de la UV. Los cinco capítulos finalesson más técnicos y están dirigidos a las po-sibilidades de futuro de la l’Horta: el cate-drático de ingeniería hidráulica de la UPV,Juan B. Marco, estudia las redes de rega-dío, y los problemas funcionales de su ac-tualización y rehabilitación proponiendosoluciones razonables para su futuro. An-tonio Montiel, de la UV (que aportó laparte valenciana del conocido libro sobreel modelo inmobiliario español de JoséManuel Naredo), traza las tensiones que sehan dado en la huerta, así como relata lasiniciativas, ciudadana y autonómica, deuna protección más o menos integral,frente al planeamiento municipal; el bió-logo y profesor de investigación del CSICJosé Pío Beltrán tiene la virtud de recon-ciliar los avances recientes en biotecnolo-gía agraria con la tradición productiva dela huerta y propone iniciativas para l’Hortaaprovechando sus rentas de situación, pro-puestas que se concretan en el texto de Be-atriz L. Giobellina a favor de una huertaagroecológica en el siglo XXI, cuestión quela autora ha desarrollado en su tesis doc-toral. Y finalmente, Rafael Mata Olmo, ca-tedrático de Geografía de la UAM, estudialas posibilidades de protección desde unaperspectiva de paisaje. A todo ello acom-paña un excelente DVD narrado en in-glés, cuyo director es Vicent Tamarit y elproductor el coautor Miquel Francés: se vaexponiendo la percepción y conocimientode l’Horta por parte de valencianos y ex-tranjeros, se ven imágenes elocuentes de lainvasión urbana, de los conflictos, los con-tenidos del Plan de Acción Territorial de laHuerta (PATH) y se oyen los comentarios

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 234

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 235

de muchos expertos nacionales e interna-cionales y de diversas procedencias profe-sionales, entre ellos el propio Joan Ro-mero. Las imágenes, que ponen demanifiesto la fragilidad del espacio huer-tano y sus difíciles márgenes con una edi-ficación urbana invasora y banal, son real-mente excelentes.

Una Horta de origen andalusí transformadacultural y funcionalmente según la relacióncon la ciudad de Valencia.

Quizá no sea inútil recordar en este caso,como lo hace Antoni Furió, que la Huertano son huertos, es decir que cuando ha-blamos de huerta en el caso de Valencia seestá hablando del espacio regado por opo-sición al secano y que tenía sentido en fun-ción de su relación con la ciudad. Tam-bién que el término huerta se puede usaren este caso para cuatro realidades distin-tas: la comarca de la ciudad de Valencia; undistrito agrario, el «campo» de Valencia; unespacio regado, la «huerta», que no cubríatodo el espacio agrícola del «campo» de Va-lencia; y finalmente un «sistema» de riegosnacidos de la integración en un mismocomplejo de los siete sistemas hidráulicosque forman parte del Tribunal de las Aguas,las llamadas ocho acequias, una vez in-cluida la acequia de Montcada. Es estaHuerta de las Ocho Acequias4, la huertahistórica de origen medieval, la que estásiendo desmantelada y de la que se ocupapreferentemente este libro.

Hay varios factores físicos que han ayu-dado al desarrollo del regadío histórico,que son un buen clima, con alta radiaciónsolar e integral térmica, la topografía favo-rable regada por el bajo Turia, con ele-mentos microtopográficos o de microrre-lieve, barrancos y paleobarrancos deorientación W-E, que han influido en eltrazado de las acequias, las madres o ma-yores y las demás, y en la disposición de loscaminos tradicionales, «els camins fondos»en las partes bajas, y «els camins assagadors»(para rebaños) en lo alto de los campos(Guinot, 2012).

Largo ha sido el debate sobre el origende la HV que hoy parece resuelto graciassobre todo a los trabajos de Th.F. Glick en1988, y una vez que quedaron rechazadaslas teorías de las sociedades hidráulicas detipo Wittfogel y también huellas de orígenesmás remotos que habían planteado ar-queólogos, historiadores y geógrafos. Latesis de Glick es la de una progresiva cons-trucción desde el sistema más cercano a laciudad (la acequia de Rovella) hasta el máslejano y exterior (Montcada), lo que noquiere decir que no hubiera reordenacionesposteriores. En todo caso, la creación an-dalusí no se limitó a la cuestión de los ca-nales de riego sino también a la de unnuevo agrosistema que incluía parcelariosaterrazados, poblamiento disperso en al-querías que eran aldeas de algunas casas,redes de caminos, y quizá sobre todo unaorganización social bottom up, «de base clá-nica o tribal», dice Guinot (p. 65-66), en la

4. Moncada, Tormos, Mestalla, Rascanya, Quart-Benàger-Faitanar, Mislata-Xirivella, Favara y Ro-vella.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 235

Crítica de libros

236 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

que, como afirma Glick en la entrevistaque se le hace para el DVD, la cantidad deagua para cada regante no se medía volu-métricamente sino por uso o apreciacióndel tamaño de la parcela.

Los conquistadores cristianos quedarondeslumbrados por la huerta y quisieronrepartírsela incluso antes de la toma deValencia: como dijo el propio Jaime I,desde el castillo «veem la plus bella hortaque anc havíem vista en vila ni en Castell[…] e haguem-me gran goig, e gran alegreen nostro cor» (Furió, 2012, p. 41). Bellezadel paisaje que aquí quiere decir riqueza,con lo que el repartimiento y las donacio-nes se hacen con precisión y el territoriocircunscrito a las huertas queda señoriali-zado, aunque la ciudad empieza a ejercersu jurisdicción. Expulsión de la poblaciónárabe, colonización catalano-aragonesa so-bre todo, cambio de propiedad, cambiode jurisdicción, pero, como ha dicho Glickcon acierto, no de los mecanismos esen-ciales del sistema agrario y del regadío quefuncionaban de forma excelente: «los nue-vos ocupantes cristianos amoldaron losusos y costumbres de los antiguos regan-tes», de forma que predominó la raciona-lidad adaptativa5 (p.177). De modo que latrama básica siguió estando constituidapor la red de riego (acequias, presas de pie-dra y sillería, azudes, acueductos, partido-res o llengues, molinos de agua), el parce-lario y sus caminos y las poblaciones que sefueron concentrando tras la colonización almenos en la primera orla en torno a laciudad.

Pero con los cristianos sí tuvo lugar laprimera gran modificación cultural (pri-mer punto de bifurcación, dice Beatriz Gio-bellina): aparece trigo, mucho trigo, perotambién cebada, para el abastecimiento dela ciudad, después viña y en las partes máscercanas a los marjales, arroz, cuya expan-sión estaba prohibida. Desde mediados delsiglo XV, el paisaje se altera también por laintroducción de la morera, en conexióncon el desarrollo de la industria sedera, yluego se difundieron las plantas america-nas, como maíz, patatas, tomates y pi-mientos. En cuanto a la estructura, la tramano es puramente ortogonal, sino que lomás habitual es identificar parcelarios y te-rrazas de forma regular formando paqueteso bloques de tamaño intermedio, delimita-dos exteriormente por ejes de trazado irre-gular (Guinot, 2012, p.71). Con los cam-bios en el poblamiento y en la producciónse amplían los sistemas hidráulicos y seproducen reparcelaciones.

De modo que la huerta fue cambiandoeconómica y visualmente: en el siglo XV,por ejemplo, lo que veían y describieron elhumanista Münzer o Vicente Ferrer era unpaisaje romo, sin árboles, amplia perspec-tiva de tierra campa y viña. A medida quecambian los cultivos la llanura va adqui-riendo diversidad y altura. Cavanilles hablade una «vistosa confusión», como si se vierauna enorme ciudad con muchos jardines,dice, «un verde sin interrupción pero convarios tintes», formado por la multitud deárboles plantados cuya espesura solo era in-terrumpida y blanqueada por muchos lu-

5. GLICK (2011), citado por GLOBELLINA (2012).

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 236

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

gares y granjas. En ella «todo sorprende yembelesa», concluye el gran botánico (Fu-rió, 2012, p. 51).

La crisis de la Huerta y la expansión urbana

En esta situación se llega al siglo XIX. Teo-doro Llorente escribía en 1887-1889 queera un campo inmenso sin un solo palmode tierra perdido u ocioso. Pero los víncu-los con la ciudad empiezan a debilitarse apartir de finales del siglo XIX, y la huerta seva haciendo ajena a la dinámica de Valen-cia que se expande a su costa y va absor-biendo municipios huertanos. Y ademásempieza la disección del espacio huertanopor las vías de comunicación. ResumeCourtot que se pasa de «la huerta autour dela ville à la ville autour de la huerta»6. Se dala paradoja, de nuevo, que es entonces, enconcreto con la Renaixença valenciana,cuando se gesta la imagen icónica (y enparte idílica) de la HV, no solo la literaria,también la pictórica, a menudo elaboradaa la puerta de las alquerías y de las barra-cas. Es en el siglo XX cuando se consuma eldesfase entre la imagen cultural al uso, quees la de la huerta tradicional histórica, y laimagen real, que es el de un entorno hí-brido rural y urbano, que en todo caso,como tal huerta, se ha convertido en unpaisaje lejano en el tiempo y en el espaciode la ciudad. Las imágenes que se nos pre-sentan en el vídeo, de escolares que anteimágenes de «su» huerta ignoran si se tratade otro país o de un lugar remoto no pue-den ser más elocuentes.

Pero antes la HV había sido ocupadapor los naranjos, en casi monocultivo, quecon su homogeneidad tapa la irregularidadparcelaria. Cuando los naranjos se planta-ron se adaptaban mejor a la situación delos huertanos, muchos de ellos ya agricul-tores a tiempo parcial. El geógrafo Her-mosilla analiza los múltiples factores de lacrisis de la agricultura huertana, empe-zando por los propiamente agrícolas, lamengua del factor de oportunidad de lacercanía al mercado, la disminución delmercado de trabajo motivado por la mo-dernización de los regadíos, la inestabili-dad de muchas explotaciones agrarias(Hermosilla, 2012). Pero, junto con estosfactores, el mayor factor de desestabiliza-ción es la imposibilidad que tiene la pro-ducción agraria de competir en un mer-cado de suelo susceptible de transformarseen urbano. Es un proceso bien conocido enlas agriculturas periurbanas, y tanto másacelerado cuanto fuerte sea la presión de laurbanización. Recuerdo mi investigacióndoctoral de la primera mitad de los se-tenta, sobre la suerte sufrida por los nue-vos regadíos del Canal del Henares encompetencia con la expansión industrial yresidencial imparable a lo largo de lo quese empezaba a llamar el corredor del He-nares: a los mejores suelos de las bajas te-rrazas, recién realizada la concentraciónparcelaria y desde luego no amortizada, lescorrespondió la transformación más rá-pida, y los grandes propietarios fueron losprimeros en vender (Gómez Mendoza,1977).

237

6. COURTOT (1994), citado en SANCHÍS y DÍEZ (2012: 78).

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 237

Crítica de libros

238 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

La pérdida de huerta a favor de la ur-banización ha seguido pautas claras, sub-sistiendo mejor en el Norte que en el Sur,por múltiples razones, entre las que están elcambio del cauce del Turia a 2,5 km de sudesembocadura, la ronda Sur de gran ca-pacidad de tráfico y la ampliación de lasinstalaciones portuarias. La situación ladescribe el PATH de 2008 en estos térmi-nos: «pérdida concéntrica en todas las di-recciones, excepto el Suroeste, es decir ha-cia los marjales y la Albufera, y a lo largo delcorredor de la vía Augusta, desde Puçol aSilla, con mayor intensidad en l’Horta Sur,favorecida por la creación de la Autovía V-31, la conocida pista de Silla» (p. 135). Lafragmentación se ha vuelto en todo caso lonormal, y en algunos casos los márgenesurbanos son nítidos, por ejemplo cuandocoinciden con una vía de transporte, mien-tras que en otros la frontera es difusa con lí-mites en dientes de sierras, adaptados alparcelario. El suelo no invadido empieza aser concebido como mero suelo de reservaurbana.

La reinvención de l’Horta. En busca de via-bilidad territorial, técnica, económica, polí-tica y patrimonial

Las últimas contribuciones al libro diri-gido por Romero y Francés están consa-grados, como he dicho, a pensar en un fu-turo más sensato y respetuoso con elpatrimonio hidráulico y paisajístico de laHV y que, además, la reinserte en el áreametropolitana. Eso supone conjugar ins-trumentos a la vez de ordenación territorialy ambiental, con lo que podríamos llamar

una reinvención de la huerta como tal en elnuevo contexto urbano y económico de losprimeros decenios del siglo XXI. Quiero ha-cer dos comentarios propios: el primero,que no estoy tan convencida de lo que sos-tienen la mayor parte de los autores de quela crisis económica que vivimos vaya a re-presentar la tregua suficiente a la situaciónde expansión urbana en términos de im-posible competencia entre los usos urbanosy agrarios. Pero ¡ojalá, al menos, ayude! Lasegunda observación es que tampoco creoque baste plantear la cuestión huertana enValencia como la de una agricultura pe-riurbana más: a mi juicio, l’Horta es muchomás, y más excepcional y no le bastan losinstrumentos que se están poniendo enmarcha para estos espacios. L’Horta, diceMarco con razón, presenta la singularidadde ser un regadío tradicional o histórico mi-lenario, cuyo rasgo fundamental es el nohaber sido objeto de proyecto ingenieril(Marco, 2012: 126), y en este sentido pocotiene que ver con los grandes regadíos delsiglo anterior.

Todo lo que se acometa como mejoratécnica tiene que tener en cuenta que existeuna barrera de edificación continua desdePuçol a Silla, crucial para los problemas hí-dricos y funcionales, porque fragmenta lasunidades de gestión y obliga a cientos deconductos a transitar cubiertos en área ur-bana (p. 122), de modo que solo puede te-ner éxito una política de conservación delsistema que tenga en cuenta esta fragmen-tación y la contaminación resultante por lamala estanqueidad. Diagnosticado el pro-blema de las acequias, el ingeniero Marcopropone una rehabilitación de los sistemas

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 238

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 239

respetuosa con los valores reconocidos peroque se aproxime en la medida de lo posiblea la praxis actual del regadío. En otras pa-labras, el riego localizado, que podría tenerinterés donde la arborización ya fuera con-siderable, no debería en absoluto hacer des-aparecer el agua del paisaje. Otra propuestaconsiste en actualizar con respeto e inteli-gencia los usos y costumbres en la gestióndel agua: no tiene sentido mantener la fic-ción a efectos de distribución interna delagua de que el sistema está intacto. Hay quereasignar las cantidades y unificar y rees-tructurar los brazales que han perdido partede su superficie de riego. No recojo más de-talles técnicos que no vienen al caso en unareseña para Historia Agraria, pero sí la opi-nión final de la contribución de Juan Marcoen el sentido de que el problema técnico bá-sico del regadío histórico de l’Horta, no esel agua, sino la contaminación y la interfe-rencia del medio urbano (p. 134).

Por su parte José Pío Beltrán acepta eldesafío de hacer propuestas de futuro parala HV situándolas en el marco del reto glo-bal de producir más alimentos, con menosrecursos y de forma más sostenible. Pro-pone un uso parcial del territorio del’Horta como sede de un Museo vivo de laAgricultura donde convivan técnicas y cul-tivos tradicionales y biotecnológicos, lo quepodría ser un instrumento para reflexionarsobre la seguridad alimentaria. En elmismo sentido, aunque algo más restrin-gido, se pronuncia Beatriz Giobellina, quetraza un proceso en el que de la antiguaHuerta andalusí podría emerger la Huerta

agroecológica del siglo XXI. Ello supondríauna nueva alianza entre la huerta y la ciu-dad en el sentido de reinventar las ventajasde la agricultura de proximidad, y para ellose vale de ejemplos en Londres o en Bris-tol, y del exitoso proyecto del Prat del Llo-bregat donde la Unió de Pagesos, la Dipu-tació de Barcelona y el Consejo Comarcaldel Bajo Llobregat unieron sus esfuerzos.Aunque me parece que la cuestión está to-davía un poco inmadura, no cabe dudaque está aumentando la conciencia delcoste de la distancia, energético y econó-mico, en el aprovisionamiento alimenta-rio, de modo que se están generalizando losfood miles Calculators. A lo que hay queunir la frescura, la calidad y la identidad delproducto. En el mismo orden de cosas, endeterminados sectores industriales, porejemplo el textil, se habla del JIT, just intime, por lo que no habría por qué negar lapotencialidad de un «just in time, in spaceand in quality» para la agricultura de cer-canía. Replantear la oportunidad de la pro-ximidad desde las nuevas demandas denuestro tiempo es sin duda una de las for-mas de reinventar la huerta de modo viable.Y de practicar un agrarian urbanism, comodice Charles Waldheim en la mejor tradi-ción urbanística, desde Cerdà a los urba-nistas paisajistas de la primera mitad del si-glo XX (p. 200-201)7.

Pero todo ello pasa evidentemente porcontar con los instrumentos territoriales,paisajísticos y ambientales que faciliten yden el margen suficiente a estas oportuni-dades. Es decir que pasa por la ordenación

7. WALDHEIM (2010). Citado por MATA (2012: 200-201).

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 239

Crítica de libros

territorial y del paisaje y la disciplina urba-nística. Aunque todo el libro que reseño, yel vídeo que lo acompaña, contienen refe-rencias a la variable política territorial delárea de Valencia, es sin duda en el capítulo8 de Antonio Montiel donde se hace unaexposición más pormenorizada. Como esbien sabido corresponden constitucional-mente a las Comunidades Autónomas lascompetencias de política y ordenación te-rritorial. La Generalitat Valenciana pro-mulgó en 1986 una ley para extinguir laque consideraba anacrónica CorporaciónGran Valencia, pero en cambio adjudicó aunas llamadas Normas de Coordinaciónmetropolitana las medidas de proteccióndel suelo, de los recursos naturales, del me-dio ambiente y del patrimonio histórico-ar-tístico, así como la localización de las in-fraestructuras básicas. Hasta entonces lalegislación del suelo había sido plenamenteexpansiva: Plan General de Valencia de1946 con modelo radioconcéntrico de cre-cimiento y duplicación del suelo urbano, de1.500 ha a 3.000 ha; Plan General de 1966adoptando la solución sur y el cambio decauce, con invasión incontrolada de sueloagrícola, para un horizonte de un millón dehabitantes; consolidación del Área Metro-politana, etc. En 1988, en cambio, se cons-tituye un Consell Metropolità de l’Horta(CMH), cuya vida fue relativamente efí-mera por razones políticas, siendo supri-mido en 1999.

Desde entonces han pasado varias cosasimportantes. Primero, que se presentó unaIniciativa Legislativa Popular, en 2000, quesuscitó un gran debate, y que pedía unamoratoria en la transformación de la huerta,

a lo que se opuso la mayoría parlamentaria,en un momento además de expansionismoresidencial desbocado. Y, segundo, que porencargo del gobierno valenciano y gracias ala tenacidad y buen criterio de la entoncesDirectora General del Territorio y del Pai-saje, Aránzazu Muñoz-Criado, arquitectadoctorada en la Universidad de Harvard, seha realizado un Plan de Acción Territorialde la Huerta de Valencia que ese extiende alos 44 municipios de la comarca de lahuerta, que relaciona a ésta con los espaciosmás importante de la «infraestructura verde»o natural de su entorno (Parque natural delTuria, bordes montañosos de la huerta, Al-bufera y litoral), que también fija áreas dereserva frente a la urbanización y delimita24 unidades de paisaje definidas por su ho-mogeneidad interna. Lo que ocurre es queel PATH no se ha aprobado, no lleva vin-culada la moratoria y no ha impedido quelas previsiones de la revisión Plan Generalde Ordenación Urbana de Valencia iniciadaen 2008 consideren la reclasificación ur-bana de cuatro millones de metros cuadra-dos.

Lo que nos devuelve al principio de estareseña. Como Joan Romero bien dice en elvideo, ha pasado para la Huerta de Valenciael tiempo de los estudios y de los diagnós-ticos. Las decisiones y las acciones tienenque llegar ya. Una actuación de proteccióny reinvención de la huerta, inteligente y queno sea ni nostálgica ni utópica, que supongael reencuentro de la ciudad con su huerta,que tenga en cuenta el gran potencial de re-cursos hidrológicos, geomorfológicos, edá-ficos, climáticos y culturales que atesoraesa llanura aluvial, y los gestione con nue-

240 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 240

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 241

vos pero respetuosos criterios, y bajo unatutela segura, de preferencia internacional.En este sentido quizá el mejor camino seríaaunar esfuerzos para conseguir la declara-ción de Paisaje Cultural patrimonio de laHumanidad por parte de la Unesco. Com-parto la opinión de Mata de que sería gro-tesco (él se queda en «imperdonable para-doja») que el Tribunal de Aguas hubierasido inscrito en la lista de Patrimonio Cul-tural inmaterial al mismo tiempo «que se veprivado de la base material de su actividady condenado a recordar la memoria de unpatrimonio material que la sociedad ha sidoincapaz de sostener» (p. 200). Experienciasrecientes que he tenido la ocasión de cono-cer, como la de la Chaîne des Puys en elMacizo Central francés para salvaguardar elpastoralismo, muestran la fuerza que tieneque se unan todas las poblaciones y agentessociales, profesionales y técnicos para de-clarar un paisaje patrimonio8. El ejemploque menciono puede servir para ilustrar elcamino a seguir. Y para ello, este libro quehe comentado y su DVC constituyen ex-traordinarios instrumentos.

Josefina Gómez Mendoza

Universidad Autónoma de Madrid

REFERENCIAS

AGENCIA EUROPEA DE MEDIO AMBIENTE (1998):

Medio ambiente en Europa: El Informe Dobris,

Madrid, Ministerio de Medio Ambiente.

BELTRÁN, J. P. (2012): «El desafío global de la

producción de alimentos y l’Horta de Valen-

cia». Obra reseñada, pp. 159-172.

COURTOT, R. (1994): «La Huerta de Valencia: la fin

d’un mythe?», Bulletin de l’Association de Gé-

ographes Français, 71 /2, pp.181-186

FURIÓ, A. (2012): «La ciudad y la Huerta: una re-

lación de interdependencia», en Obra rese-

ñada, pp. 33-54.

GLICK, T. F. (1988/reed.2004): Regadío y sociedad

en la Valencia medieval. Valencia, Del Cenia al

Segura, Valencia, Biblioteca Valenciana.

GLICK, TH. (2011): «What do Spanish Irrigation

Systems owe to Arabs, really?», en Actes del III

Congrès d’Estudis de l’Horta Nord, Valencia,

Universitat Politécnica de Valencia, vol. I,

pp.11-16.

GLOBELLINA, B. L. (2012): «Procesos emergentes

de la Huerta andalusí a la Huerta agroecoló-

gica del siglo XXI». Obra reseñada, pp. 173-

195.

GÓMEZ MENDOZA, J. (1977): Agricultura y ex-

pansión urbana. La campiña del Bajo Henares

en la aglomeración de Madrid, Madrid, Alianza

Universidad.

GUINOT, E. (2012): «La Huerta medieval de Va-

lencia: origen y transformación de un paisaje

histórico». Obra reseñada, pp. 23-32.

HERMOSILLA, J. (2012): «La Huerta de Valencia.

Un modelo de espacio agrícola, social, econó-

mico y cultural en crisis». Obra reseñada, pp.

99-112.

MARCO, J. B. (2012): «Las redes de regadío de

l’Horta y el sistema de recursos hídricos del

Turia frente al problema de la subsistencia de

l’Horta de Valencia». Obra reseñada, pp. 113-

135

MATA, R. (2012): «¿Por qué proteger hoy la huerta

de Valencia?». Obra reseñada, pp. 197-203.

8. http://www.chainedespuys-failledelimagne.com/

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 241

Crítica de libros

Este es un libro militante, como lo essu autor, el activista filipino WaldenBello. Un libro de denuncia de las

políticas de ajuste estructural desencade-nantes de las crisis alimentarias iniciadas apartir de 2006-2008. Pero ese carácter mi-litante no impide abordar las actuales cri-sis alimentarias con un gran rigor basadoen una variada y rica información. El títuloprincipal, Food Wars, hay que tomarlo comoun indicador de lo que serán las futurasguerras alimentarias, que probablementeirán en aumento en el escenario interna-cional.

Walden Bello (Manila, 1945), estudióSociología en Princenton (EE.UU.). Enesos años destacó como opositor al régimende Marcos y como una de las figuras des-tacadas del movimiento internacional pararestaurar la democracia en Filipinas. En1982 publicó un informe (La debacle deldesarrollo: el Banco Mundial y las Filipinas,junto a David Kinley y Elaine Elinson) enque demostraba cómo los créditos delFondo Monetario Internacional servían desustento al régimen de Marcos. Tras la ca-

ída de Marcos, entre 1987 y 1994, Bellotrabajó en el Institut for Food and Deve-lopment Policiy (Food First) y fue profesoren la universidad de Berkeley (California)y más tarde en la State University of NewYork; Binghamton, St. Mary’s University(Halifax, Canadá), Bangkok, Filipinas yAustria, y es investigador asociado delTransnational Institute y del Forum onGlobalization. Participó en las luchas in-ternacionales contra la deuda externa ycontra la Organización Mundial de Co-mercio, participando en las movilizacionesde Seattle (1999), Cancún (2003), HongKong (2005), en la cumbre de 2001 del G8en Génova, así como las movilizaciones an-tiglobalización. Predijo la crisis financieraen su libro Global Finance: Thinking onregulating speculative capital markets(2000), popularizando el término «desglo-balización» y defendiendo los «nuevos re-gionalismos». También se ha ocupado de lasinstituciones financieras internacionales y elcomercio mundial (The Future in the Ba-lance: Essays on Globalization and Resis-tence, 2001), las políticas de seguridad, ali-

242 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

Walden BelloFood Wars. Crisis alimentaria y políticas de ajuste estructuralEpílogo de Tom KucharzBarcelona, Virus Editorial, 2012, 286 páginas.

MONTIEL, A. (2012): «Expansión metropolitana y

agricultura periurbana». Obra reseñada, pp.

137-172.

SANCHIS, C. y DÍEZ, I. (2012): «Huerta y ciudad:

contigüidad geográfica y distancia cultural».

Obra reseñada, pp. 77-98.

WALDHEIM, CH. (2010): «Notes towards a history

of agrarian urbanism», en WHITE, M. y

PRZYBYLSKI, M. (eds.), Bracket 1: On far-

ming, New York-Barcelona, Actar.

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 242

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245 243

mentación y agricultura. En el año 2003 re-cibió el premio Rigth Livelihood Award(conocido como el premio Nobel alterna-tivo), «por sus destacados esfuerzos paraformar a la sociedad civil sobre las reper-cusiones de la globalización y sobre cómoponer en práctica alternativas a la misma».Entre sus libros destacan, además de FoodWars (2009), Dilemmas of Domination: theUnmaking of the American Empire (2005)y Desglobalization: Ideas for a New WorldEconomy (2002). También se ha ocupadode problemas ambientales con varios li-bros sobre problemas ambientales regio-nales: American Lake: The nuclear peril inthe Pacific (1986), junto con Peter Hayes yLyuba Zarsky, y A Siamese Tragedy: Deve-lopment and Desintegration in ModernThailand (1998), junto con Shea Cuning-ham y Li Kheng Poh, y fue miembro de lajunta de Greenpeace Internacional (1994-1997). Actualmente es representante delpartido de izquierdas Akbayan (Partido deAcción Ciudadana) en el congreso de Fili-pinas.

En su libro Food Wars analiza las crisisalimentarias desencadenadas a partir de2006-2008 cuando se dispararon los pre-cios de las materias primas y, en conse-cuencia, de los productos alimentarios bá-sicos. En la Introducción analiza la génesisy desarrollo de este incremento de preciosy sus consecuencias sobre el empobreci-miento de millones de personas en los pa-íses en desarrollo, analizando esas crisis ennumerosos países del Tercer Mundo. Elautor describe con precisión esa «tormentaperfecta» (según la denominó un informede las Naciones Unidas) que desencadenó

la repentina escasez de alimentos en mu-chos países, una «tormenta perfecta» pro-vocada por la confluencia explosiva de unaserie de acontecimientos: el fracaso de lospaíses más pobres en el desarrollo de sussectores agrarios; las presiones ejercidas enel mercado internacional alimentario porlos cambios en el régimen alimenticio de lasclases medias en expansión de China e In-dia; la especulación de los mercados de fu-turos de las materias primas (refugiandocapitales procedentes de otros sectores encrisis, como los inmobiliarios…); la urba-nización de tierras agrícolas; el cambio cli-mático; y el desvío de la producción demaíz y caña de azúcar a la producción debiocombustibles. Aunque el autor com-parte el efecto de esos factores en la crisisalimentaria de la segunda mitad de la pri-mera década del siglo XXI, señala que la po-lítica de reorientación agraria a gran escala,conocida como «ajuste estructural» ha sido,sin duda, un factor vital, si no primordial,en la crisis de los precios de los alimentosentre 2006 y 2008, un programa impuestopor el BM y el FMI a más de noventa eco-nomías en fase de desarrollo y transiciónpor un período de veinte años desde prin-cipios de los años ochenta. El análisis de es-tas políticas y sus efectos es el tema centraldel libro.

Parte de la crítica de la perspectiva or-todoxa de la crisis ofrecida por el econo-mista de Oxford, Paul Collier, quien afirmaque la prosperidad estaba en el origen delos problemas causados por una demandacada vez mayor de alimentos en Asia, lacual no se podía satisfacer debido al fracasode los gobiernos en la promoción de una

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 243

Crítica de libros

agricultura comercial, especialmente enÁfrica; a la prohibición por parte de la UEde los organismos modificados genética-mente (OGM) y al desvío en los EstadosUnidos de un tercio de su grano a la pro-ducción de etanol. Frente a esta interpre-tación, Bello refuta la tesis de los efectos dela prohibición de OGM por parte de laUE (por otro lado, bastante laxa), y su co-rolario sobre la necesidad que los paísesafricanos opten por la agricultura comerciala gran escala y con el empleo intensivo dela ingeniería genética, solo viable en lasgrandes explotaciones. Frente a este argu-mento, Bello resalta el papel nocivo de laspolíticas de ajuste estructural, que han he-cho retroceder la agricultura campesina (ycon ello la capacidad de alimentar a la pro-pia población) sin conseguir una agricul-tura comercial capaz de sustituir a aquellaen la satisfacción de la demanda alimenta-ria propia. Los efectos deletéreos de la glo-balización sobre el campesinado coexistencon la resistencia de éste a desaparecer, y ala vez el surgimiento de un movimientocampesino internacional, cuya manifesta-ciones más visibles son la doctrina de la so-beranía alimentaria y la organización VíaCampesina, que apunta a una «recampesi-nización» (en la expresión de Van derPloeg). En este contexto, Bello contraponelos dos paradigmas productivos en con-flicto: el representado por la agricultura in-dustrial corporativa y la vía campesina.

Desde este planteamiento, que buscalas raíces históricas de la crisis actual en ellargo plazo (el de la expansión de la agri-cultura industrial capitalista), el libro ana-liza, en el primer capítulo («El capitalismo

contra el campesinado»), la violencia eco-nómica ejercida por el capitalismo contra elcampesinado, desde una perspectiva histó-rica que cubre los últimos cuatrocientosaños: estudiando en el caso inglés, el euro-peo y a nivel global después, al analizar laspolíticas de ajuste estructural promovidaspor el BM y el FMI. En los capítulos se-gundo, tercero y cuarto (2. «La erosión dela agricultura mexicana»; 3. «La crisis pro-vocada del arroz en Filipinas»; 4. «La des-trucción de la agricultura africana»), analizacon detalle los efectos de esas políticas enlas tres regiones mencionadas, completadocon análisis realizado en el capítulo cinco(5. «Los campesinos, el partido y la crisisagraria en China»), en el que pone de ma-nifiesto la tortuosa relación del PCCH conel campesinado y la puesta en práctica poraquél de políticas liberales que han condu-cido a la marginación de los campesinos ya la crisis agrícola interna, demostrandoque el incremento de la demanda de ali-mentos en China ha contribuido poco a lacrisis contemporánea de los precios de losalimentos. En el capítulo sexto (6. «Losagrocombustibles y la seguridad alimenta-ria»), Bello examina cómo el boom de losagrocombustibles ha empeorado la crisisalimentaria, discutiendo si estos son, en lapráctica, una alternativa viable a los com-bustibles fósiles frente al desafío que nosplantea el cambio climático. Abundan losinformes sobre sus impactos ambientalesnegativos: contaminación, deforestación,pérdida de biodiversidad… En el último ca-pítulo (7. «La resistencia y el camino haciael futuro») examina las dinámicas de resis-tencia de los campesinos y pequeños agri-

244 pp. 189-245 ■ Abril 2015 ■ Historia Agraria, 65

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 244

Crítica de libros

Historia Agraria, 65 ■ Abril 2015 ■ pp. 189-245

cultores a la agricultura industrial capita-lista, desde las protestas políticas a la orga-nización internacional de la «campesiniza-ción», es decir, la adopción por los nocampesinos de prácticas campesinas o agrí-colas de pequeña escala. Unos movimien-tos que pretenden convertir al campesi-nado y a los pequeños agricultores en una«clase para sí», es decir, en un fuerza políti-camente consciente, afirmando que la agri-cultura a pequeña escala puede ser unarespuesta mucho más efectiva que la agri-cultura capitalista a la crisis social y ecoló-gica y, en particular, al calentamiento glo-bal. Al final del capítulo se presenta unanálisis crítico de los paradigmas de la «so-beranía alimentaria» y de la «desglobaliza-ción» promovidos por Vía Campesina yotros actores de la sociedad civil como al-ternativa al régimen capitalista global, sibien el análisis no tiene nada de crítico. Laedición se completa con un Epílogo deTom Kucharz, miembro de Ecologistas enAcción, que retoma algunos de los temastratados en el libro desde la perspectiva dela agroecología.

Como dije al principio, se trata de un li-bro de combate, militante, contra la agri-cultura industrial corporativa, la globaliza-ción alimentaria y la expansión capitalistaen la agricultura y a favor de una recam-pesinización de la producción agraria (allídonde está en retroceso) o de su manteni-miento (allí donde es todavía una realidadsocial amplia), la soberanía alimentaria y laagroecología. Walden Bello manifiesta unamplio conocimiento de los temas tratados,como investigador y como analista, y su ex-periencia como activista, observador de

primera línea de muchos de los fenómenosabordados en el libro. Más que informaciónde primera mano (que tampoco falta en suspropios trabajos citados en el libro) usa in-formación secundaria: informes y docu-mentos de organizaciones y sistemas deexpertos como una amplia literatura cien-tífica. Para los convencidos, se trata de unlibro que refuerza sus convicciones. Para losque buscan soluciones a las crisis alimen-tarias dentro del sistema hegemónico, pro-bablemente lo consideren insuficiente ymuy ideologizado. Para los indefinidos,probablemente les hará pensar. Aunque lainformación manejada es convincente y laargumentación es sólida, su valor es mayoren el aspecto crítico que en el propositivo.

Como libro militante, es un ejemplosignificativo de los planteamientos de losnuevos movimientos sociales alimentarios.Es un ejemplo de cómo la cuestión ali-mentaria se está convirtiendo en uno de loscampos de acción cívica más importantes ycon mayor futuro. Podemos decir que la ali-mentación es demasiado importante comopara dejarla en las exclusivas manos de po-líticos, técnicos, empresas y administra-ción. Hace falta una ciudadanía alimenta-ria políticamente activa y este libro se sitúaen esa línea. Por último, el libro interesa alsociólogo y al historiador de la agriculturay de la alimentación.

Cristóbal Gómez Benito

UNED

245

HA65__Maquetación HA 09/03/2015 16:45 Página 245