ANALISIS SOCIOLOGICO DE LA JUVENTUD

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INDICE 1. Análisis sociológico de la juventud 2. Imagen de los jóvenes 3. Identidad de los jóvenes 4. Manipulación de la juventud 5. Algunos obstáculos en la conceptualización de la juventud 6. Hacia la deconstrucción de un nuevo paradigma de juventud 6.1. La juventud como proceso 6.2. Praxis diferenciada

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INDICE

1. Análisis sociológico de la juventud

2. Imagen de los jóvenes

3. Identidad de los jóvenes

4. Manipulación de la juventud

5. Algunos obstáculos en la conceptualización de lajuventud

6. Hacia la deconstrucción de un nuevo paradigma dejuventud

6.1. La juventud como proceso

6.2. Praxis diferenciada

INTRODUCCION

La juventud es un concepto cargado de bondades pero cadavez más se configura como posición social. La construcciónde este nuevo status se debe en parte, a una proyección delreconocimiento de los derechos del niño y en parte, a lacreciente necesidad de formación de los ciudadanos.La complejidad de las sociedades avanzadas y la competenciaentre los individuos legitimada en el conocimiento,facilitan los argumentos que justifican la tardíaincorporación de los jóvenes a la ciudadanía de plenoderecho.Sin trabajo, sin emancipación, los jóvenes no terminan derevelarse, en parte creemos, porque sin proponérselo “losmedios de comunicación” han hecho de este grupo de edadesun motivo de “espectáculo”. La imagen tópica del joven loconvierte en actor y espectador de su propio protagonismomediático.Las imágenes sociales que se construyen desde laperspectiva de grupos de edades, son sólo eso, constructosque en la mayoría de los casos sirven para ocultar laauténtica realidad, la estructura de clases, el conflictosocial o la escasa movilidad social. Nuestra sociedadreconoce tres grupos, los jóvenes, los adultos y losancianos. Si buscamos qué definición social tienen estosgrupos, nos encontramos que el grupo de adultos es el únicoque no tiene atributos, esto es, se define por lo que noes. No son jóvenes ni son ancianos. Estos dos grupos tienenen común categorías que se pueden enmarcar en significados

más amplios y que son reinterpretables. El ser joven tieneatributos, por ejemplo, dinámicos, divertidos, guapos,inconscientes, etc.; al grupo de mayores o viejos le pasalo mismo. Estos atributos están al arbitrio de los tiemposy de los cambios de valores, de manera que puedenatribuirse características positivas o negativas.Ser joven es algo más que ser considerado joven. Es elgrupo al que te adscriben, es una posición social con susexpectativas conductuales. El referente biológico haquedado desdibujado desde el momento que nuestra culturaabandona los ritos iniciáticos y deja de estar dependientede la natalidad. El período de niñez y juventud sedesdibujan y se confunden dentro de un marco jurídico quedefine otra categoría o grupo, el de “menor”.

1.ANALISIS SOCIOLÓGICO DE LA JUVENTUD

¿Cuándo acaba la infancia y comienza la juventud? O ¿cuándoacaba la juventud y comienza la edad adulta?La juventud como colectiva social es una creación reciente.La sociedad tradicional sólo distinguía al adulto y al niño.La infancia podía extenderse hasta edades que hoy denominamosjuveniles o de la etapa infantiljuvenil se pasabadirectamente a través de la emancipación del trabajo y lacreación de una familia, al colectivo de adultos. El períodoque va de la infancia a la madurez, ha existido siempre, perolas más de las veces como edades de vulnerabilidad. Eran

edades de aprendiz o siervo, donde si no se tenía tierraspropias, se era maduro para trabajar pero no para ser adultode pleno derecho. Esta vulnerabilidad era una proyección dela vulnerabilidad de la infancia ya que ésta sólo existíabajo el amparo de la familia. La sociedad tradicional nocontaba con una estructura compleja ni con atribuciones deprotección social, con excepción de las instituciones debeneficencia, las más de las veces religiosas o mástardíamente las obras de los filántropos. Todas lascompetencias que hoy tiene la Administración, en otro tiempovenían dadas por la familia y por las comunidades locales.Sólo cuando la sociedad empieza a demandar la competitividadde los individuos e irrumpe una nueva ética del trabajo, lafamilia extensa deja de ser viable y con ella el amparo delos más débiles. En Inglaterra, a partir del XVII sejustificaba el trabajo de los niños de los pobres, a fin deque ganaran su sustento ya que sus familias no lo podíanhacer, en ello se veía una doble función social, rescatar almenor de la calle e inculcar en éstos los hábitos de lalaboriosidad necesarios para el adulto trabajador del mañana.De esta manera nos encontramos con sociedades en donde lainfancia se achica hasta los seis años como sucedió enInglaterra, en donde en 1.726 se fundó en Hull una casa debeneficencia donde trabajaban los niños mayores de seis años.Niños de entre ocho y catorce años se les consideraba aptospara trabajar en hilanderías de seda y algodón. Y en 1.833 laLey de Fábricas disminuyó el trabajo de los niños menores detrece años a ocho horas diarias Todo esto, además dedemostrar como la sensibilidad ante la infancia es unfenómeno civilizador reciente, nos muestra también como laprevención justificaba el abuso. Cada etapa histórica y cada modelo de sociedad ha elaboradosu propio concepto de juventud, aunque existe una mismatendencia dentro de las naciones occidentales. Hay procesoscomunes como ha sido el proceso de industrialización y latransformación de la familia o los cambios demográficos. Peroel reconocimiento de esta etapa de juventud, como“colectividad social a proteger” ha estado vinculado a los

procesos de reconocimiento de la infancia y los derechos delniño. Hoy podemos comprobar esta tendencia en nuestro país endistintos ámbitos de la administración del Estado. Porejemplo, en la asistencia sanitaria, la atención pediátricaque hasta la década de los 70 cubría a los menores de 7 años,ha sido ampliada hasta la edad de 14. Expertos juristas comoD. Joaquín Cuello Contreras, al justificar el nuevo “Derechopenal de menores”, en lo que atañe a la responsabilidad penaldel mayor de catorce y menor de dieciocho años, remite estaatribución de responsabilidad a la estimación del grado demadurez del menor, reconociendo por un lado que la madurezestá muy condicionada por la evolución social y por otro quela propia Psicología Evolutiva no puede establecer para todaslas personas una misma edad de maduración psíquica Por loque, al considerarse que la transición a la etapa adultatiene unos contornos difusos, en el derecho penal de menoresse aconseja una peritación y no una datación mecánica.

Hoy se suele estar de acuerdo en reconocer desde laperspectiva temporal que la infancia se acaba entre los 13 o14 años. Se diferencia una segunda etapa de transición, laAdolescencia y Pubertad que se sitúa a caballo entre lainfancia y el comienza de una juventud madura, y que estaríaentre los 10 y dieciséis años En lo que no se está tan deacuerdo es en establecer hasta donde llega la juventud, yaque en Psicología entre los autores que lo hacen esta fechaoscila entre los diecinueve y veinticinco años. Por todo estoy siempre de manera aproximada, podríamos decir que se tiendea reconocer como colectivo de jóvenes a los individuoscomprendidos entre los 13 a los 24 años.

Pero este reconocimiento de la juventud como colectivoparece, en nuestros días, más una penalización que unaventaja. Sobre todo en lo tocante a la emancipación ya queésta depende de la plena autonomía económica. La situación deinseguridad y precariedad del trabajo para los jóvenes está

alargando ficticiamente la etapa de juventud. Y es que unpuesto de trabajo ha sido el último y definitivo peldaño delperíodo de juventud que justificaba todo el tiempo depreparación de este ciclo de la vida. La protección a lainfancia, hoy contrasta con la desprotección del joven.Mientras el menor está protegido por el Estado, a través delas etapas de educación obligatoria, no sucede lo mismo conel joven que abandona los estudios a niveles tempranos. Nitan siquiera con los que a mayor edad y con más formaciónintentan emanciparse. Según nos muestra una tipología de lostrabajadores con bajos salarios, elaborada en 1.999 porAntonio López, un colectivo importante de estos trabajadoreslo constituían los jóvenes. Hombres y mujeres con formaciónbaja o muy baja que viven con sus familias y dependen delapoyo y sustento familiar. Y jóvenes (H y M) con formaciónmedia o superior (universitarios) que acceden a trabajos debaja cualificación, baja remuneración y alta rotación en loscontratos. El trabajo impone sus reglas. La familia de origen no puedetransmitir el status adquirido por los padres. Al tiempoasistimos, en las sociedades tecnológicas, a una demanda deformación mayor que hace necesario superar el nivel formativode los padres para adquirir el mismo status, si no menor. Espor esto que entre las clases medias y medias-bajas se hageneralizado la creencia de que la mejor herencia que sepuede dejar a los hijos es la formación. El resultado es unasituación de dependencia que puede llegar hasta los 30 años(en España en 1.998 el 53% de los jóvenes de 26-29 añosvivía con sus padres) Es por tanto la familia y no lasinstituciones la que asume los costes que origina la etapa detransición a la edad adulta. Y esto no siempre, como se hapretendido, con satisfacción plena de los afectados, ya queel 67,7% de los jóvenes españoles entre 20 y 24 añospreferiría vivir en su propia casa.

2.Imagen de los jóvenes

La imagen de los jóvenes oscila entre dos perspectivascontradictorias. Por un lado la identificación de joven, conla virtud de ser joven. Y por otro, la prevención ante eljoven, por ser incontrolable. La imagen de los jóvenes essiempre la mirada del adulto, como ya nos mostrara el estudioacerca de la infancia y la adolescencia de Josune Aguinaga yDomingo Comas. En este trabajo, los entrevistados opinabanque sus hijos no deberían trabajar hasta los 20 años y losajenos podrían hacerlo antes de los 16 años. Y los que notenían hijos consideraban en mayor medida que los niños deahora son demasiado caprichosos, y sobrevaloraban lainfluencia de la publicidad sobre el consumo de marcas, porlos más jóvenes. En definitiva, el vivir con hijos o no,condicionaba radicalmente las opiniones de los entrevistados.

Pero la imagen de ese otro “el joven”, está sujeta amúltiples estereotipos. Por ejemplo, se ha difundido en losmedios de comunicación la idea de que, la mayoría de losjóvenes que no abandonan el hogar paterno es porque noquieren prescindir de las comodidades y ventajas que estasituación les otorga.

Este grupo de “ventajistas” hoy se estima en sólo un 9%. Ydesde 1.984 los que elegían vivir con sus padres, no ha hechosino disminuir. Otras imágenes creadas por los medios de comunicación son lasdel joven “bello” o el joven “conflictivo”. Ambos tienen undenominador común, necesario para la industria mediática, danespectáculo. En Televisión los rasgos de la imagen del joven másfrecuente, son las siguientes: se prefiere a los jóvenes degénero femenino. La mayoría de las mujeres tienen el cabelloclaro y entre los hombres predomina el cabello oscuro. Cuando

aparece una ropa deportiva es más probable que la lleve unjoven. En la publicidad se muestra preferentemente ladesnudez de los jóvenes. Sin embargo, el uso libidinoso delas cámaras actúa preferentemente sobre la mujer azafata,cantante o invitados de la farándula. Los roles que seasignan en este medio preferentemente a los jóvenes son lossexuales y de género, amistosos, y relativos al ociopersonal.

El joven conflictivo parece ser una creación de los medios,sobre todo la prensa, debida a la información recabada de laadministración y de los sucesos. Esto es, puesto quemayoritariamente se habla de los casos de orden público queimplican a menores, la imagen de la juventud como colectivotermina estando representada por estos acontecimientosdesafortunados. Aunque estos hechos lo cometan una minoría.La Prensa privilegia las fuentes de datos institucionales(51%) y documentales (21%) que tienen como autores a lasmismas instituciones; y la mayoría de las instituciones estánrelacionadas con el control policial y judicial delcomportamiento juvenil. Como norma, la Prensa consulta unasola fuente de datos (63%).

3.Identidad de los jóvenes

Se suele considerar a la adolescencia como una etapa difícilen el desarrollo humano. Aunque la inadaptación deladolescente suele ser un fenómeno parcial y esporádico. Lasmás de las veces el cambio en el adolescente es de ordenvalorativo, se vuelve crítico con los convencionalismos deladulto y sobrevalora la amistad. Busca el “ideal” que puedeser una empresa, una persona, un modo de vida. Y con respectoa la amistad, esta relación es de confianza mutua,intercambio de ideas y sentimientos, el amigo del alma. La

amistad en la adolescencia es un sustitutivo de lasrelaciones paterno-filiales. Esta etapa contradictoria, sueleser superada y la persona surge enriquecida. Todas las posturas de rebeldía y oposición a lo establecido,suelen ir encaminado a una afirmación de sí. En esta etapa,la identidad se construye con los materiales que están anuestro alcance. Es decir, necesitamos saber quienes somos.Si en la vida del adulto la profesión te define socialmente,al joven adolescente le definirá su estilo de vida. Unaetapa juvenil hiper-desarrollada, genera individuos cuyasidentidades necesitan constituirse al margen de los canalestradicionales: el trabajo y la emancipación. Es aquí dondenuevos agentes de socialización, como son los medios decomunicación, van a aportar estos materiales de ladiferenciación con el mundo adulto, construyendo no sólo lapersonalidad individual sino el creciente muro que separacada vez más la etapa adulta de la etapa joven. De estamanera el capricho de los niños deviene en la juventud enconsumo desaforado y hedonismo. Parte importante de esta construcción de la identidad deljoven es el cuerpo. Ya hemos visto como los “medios” hacendel cuerpo joven, saludable, y su exhibición a través deropas ceñidas, un ideal que identifica físicamente al joven.El cuerpo se convierte en una expresión de la identidad. Laapariencia física otorga cualidades y estima social. SegúnGiddens el cuerpo está muy influido por nuestras experienciassociales y por las normas y valores de los grupos a los quepertenecemos.

Otro factor de identidad juvenil es la música. Los mayoresconsumidores son varones entre 15 y 24 años. Las discotecastambién son las que más interés despierta entre losadolescentes La participación de la música y sus distintosgéneros en la identificación juvenil han tenido estudiospioneros en nuestro país como el realizado por Jesús Levices,y publicado por la Comunidad de Madrid en 1.986. Este trabajodemuestra las funciones sociales que ejerce la música comofenómeno de masas en la población juvenil. Por un lado, la

ubicación según gustos musicales, refuerza los vínculos enlos seguidores y consumidores de las distintas opciones,generando una diferenciación no sólo con respecto al grupo demayores sino entre grupos de jóvenes. Por otro lado, elfenómeno musical joven es funcional al sistema social, puestoque mantiene a los jóvenes desocupados ocupados en la músicay no como consumidores pasivos. Más recientemente se haretomado esta línea de investigación, insistiendo esta vez enlos efectos que la música de los jóvenes tiene en lainclusión o exclusión de los individuos según gustos. Elpapel de la música a la hora de condicionar la creación deamistades. “Los que muestran su gusto por los estilosminoritarios, encuentran en el hecho diferencial que lesotorga la condición de minoritarios, uno de los elementos querefuerzan los procesos de identificación. Estos jóvenesvanguardistas rechazan insistentemente los estereotiposjuveniles socialmente creados, aunque tienden a reproducir yconsolidar esos mismos estereotipos.

4.Manipulación de la juventud

La sociedad desarrollada, triunfadora de la enfermedad,alarga la vida y también desdibuja los límites del paso a lavejez. La creciente longevidad de nuestras poblaciones y lasbajas tasas de natalidad van ubicando cada año a un mayornúmero de personas en el furgón de cola. Pero lejos dereivindicar socialmente la condición de mayores, se proyectala imagen de la eterna adultez. Los mayores, ancianos oviejos, han desaparecido porque se han transformado enpensionistas válidos, independientes o incapacitados. Losprimeros proyectan una imagen de afortunados, se supone quetienen pensiones suficientes, y puesto que no se deben almercado de trabajo son libres para disponer de lo que sesupone una ventaja, de todo el tiempo del mundo paradivertirse, para el ocio o lo que algunos llaman disfrutar dela vida.

Los jóvenes no acaban de ser redefinidos. La imagen de jovencontestatario, rebelde de los años 60, habita en elimaginario colectivo pero dista mucho de ser viable en elespacio social que hoy se dispone para ellos. El joven de laprotesta es hoy adulto y eso es equivalente a integración,por tanto, tiene intereses sobre todo en mantenerse en unmodelo social que selecciona a los individuos que define ocalifica de interesantes, valiosos o competitivos. Laselección social es excluyente porque aunque todos son losllamados pocos serán los escogidos. Desde este principio ypor más que se construya la excelencia, no todos los sereshumanos dan la talla de excelentes, aunque se reconozca quetodos tienen derecho a tener un lugar en el mundo. Losjóvenes y los mayores tienen cada vez más en común el serdesocupados, por tanto, desde los valores utilitaristas de lasociedad productiva se les busca otro lugar de utilidad, seles fabrica funciones sociales y en un intento porencontrarles, si no el lugar en la estructura productiva, síla función social que justifique el no estar. Es por esto quesobre los excluidos se crean imágenes, características ycategorías comprensivas; cuando a los integrados sólo lesdefine el “estar integrado”, soy lo que hago, la profesión,la ocupación, lo que trabajo.La disponibilidad de tiempo libre es lo que tienen en comúnlos que están fuera del mercado de trabajo y por tanto sonsusceptibles de consumir cultura de masas. En este universomediático, los protagonistas son los propios consumidores.Los desconocidos para el sistema productivo, adquieren ahoramás que nunca el protagonismo y la capacidad para hacer deldefecto virtud. La abundancia temática relativa a estos dosgrupos jóvenes y ancianos en la televisión no es fortuita.Los mensajes preferidos son como mantenerse joven, comeradecuadamente y sexo en la tercera edad. Para el grupo dejóvenes, como llenar el tiempo. Los contenidos simbólicos deestos dos grupos de edades tienen su correlato en el ámbitodel consumo. Se crearán por tanto valores compensatorios aestos grupos no generadores de riqueza. El lugar que ocupanes funcional al sistema productivo, siempre y cuando entrencomo consumidores en la demanda de mercancías y en la

distribución de riqueza. La prevención que tradicionalmentese tenía a los jóvenes no integrados, es sustituida por lacreencia en que son un grupo que tiene valores comunes,ideas, formas de hacer especiales que hay que comprender. Seles otorga primero una unidad, basándose en supuestosproblemas compartidos, para pasar después a atribuirlescualidades misteriosas, como se ha hecho con todos los gruposa los que se define como diferentes. Esto es, tratar deacrecentar la diferencia, hasta hacerlos extraños eirreconocibles. Por esto necesitamos una ventana abierta a laintimidad, para ver cómo reaccionan los jóvenes, qué hacenlos jóvenes, qué piensan los jóvenes. Programas como el GranHermano dan tanto satisfacción al protagonismo juvenil, comoa la curiosidad del adulto.Hoy la industria del ocio y, en concreto, la industriamusical se ha visto gratamente complacida por el incrementode ventas que ha supuesto “Operación Triunfo”. Se reconoceque ha salvado la industria del disco español en el 2.002. Lamúsica y los jóvenes están asociados desde hace treinta años.Sólo que hoy la música como alternativa al estancamiento delmercado laboral es potenciada por las instituciones.La manipulación consiste fundamentalmente en aprovechar lafrustrada emancipación de los jóvenes y la sustitución queéstos hacen de su falta de protagonismo social a través demodas, conductas, valores y gustos, para hacer ver que estaforma de vida es natural, deseable o envidiable. La imagendel joven es recreada, encauzada y, por último empaquetada.Todos los deseos por hacerse significar, van a ser retomadospor el marketing y escenificados en los medios decomunicación para mayor gloria de la economía. Mientras lajaula de oro, en la que se supone viven los jóvenes (familiasde origen, sin responsabilidad de esposa e hijos, conlibertad sexual y viajes) parece ser cada vez más jaula. Laimposibilidad de vislumbrar un futuro como adulto lleva anumerosos jóvenes a continuar con conductas propias deadolescentes lo que no auspicia un orden social. El horizontede la integración social de los jóvenes se nos antojaconflictivo, la proletarización de los hijos en casa ya estágenerando conflictos convivenciales en el ámbito familiar,

pero en el ámbito público quizá sólo se necesita un motivoque dentro del imaginario del colectivo de jóvenes sea losuficientemente poderoso.

¿Existe la juventud?

Con frecuencia nos enfrentamos a esta pregunta y el sólohecho de su planteamiento debe motivarnos a la reflexión. ¿Dedónde surge esta interrogante? ¿Qué sentido tiene poner enduda la existencia de la juventud? ¿Acaso no son reales losjóvenes que nosotros conocemos y que vemos en cada esquina?O, quizá, se refiera al hecho de que es tan relativa que nopodemos ubicarla con precisión, ya que como afirma JosepVicent Marques todos somos muy jóvenes para algunas cosas yal mismo tiempo demasiado viejos para otras.El hecho es que esta pregunta adquiere relevancia porque hasido planteada desde las ciencias sociales mismas, es decir,por quienes se dedican a realizar o han realizadoinvestigación sobre jóvenes.¿Qué significado tiene entonces para quienes se dedican a lainvestigación sobre juventud, poner en duda su existencia?Primero no se trata de negar esa realidad que conforman losjóvenes; ni tampoco esa etapa que constituye una etapa delindividuo humano intermedia entre la niñez y la edad adulta.Lo que se pone en duda con esta interrogante, planteada desdelas mismas ciencias sociales, es la existencia de un objetoteórico juventud que problematice la realidad jóvenes, eintegre con ello un marco de análisis para suComprensión.

En lo cotidiano existen los jóvenes. Los vemos en las calles,en las escuelas, por todos lados. Lo que no existe, en elplano de las ciencias sociales y más específicamente en el deuna sociología de la juventud, es una construcción teóricaque conceptualice adecuadamente a la juventud. Un objetoteórico, construido desde la misma ciencia social, denominadojuventud. Ésta es una duda epistemológica que hacereferencia, no a la negación de la realidad, sino a la

existencia de su correspondiente teórico. La investigaciónsocial sobre juventud no ha establecido una rupturaepistemológica con la realidad, para construir un objetoteórico que sirva como referente conceptual y al mismotiempo, como el fundamento de una disciplina científica parael estudio y comprensión de la juventud.

En última instancia, lo que subyace en la base de estaincógnita, es el reconocimiento de la inexistencia de unobjeto teórico que nos rija en el análisis y lainterpretación de la juventud. Es evidente, la mayoría de lasinvestigaciones sobre juventud carecen de un marco conceptualque sirva como referente teórico para interpretar losfenómenos juveniles, así como para enriquecer un cuerpo deteoría que permita constituir una sociología de la juventud.La mayoría de ellas se brincan este paso y trabajan con elobjeto real: los jóvenes.

En México por lo menos, es común que las investigaciones yestudios sobre la juventud rehúyan al trabajo de suconceptualización, con lo que se hacen demasiadas concesionesal empirismo. Esto ocurre con mucha frecuencia en losestudios sobre juventud, en donde la mayoría de los trabajosse elaboran sobre el objeto real, sin efectuar una rupturaepistemológica con esa realidad a través de la construcciónde un referente teórico. Lo que encontramos como definiciónen los trabajos de juventud, frecuentemente no va más alládel establecimiento de determinados rangos de edad (de 15 a25 años, por ejemplo), entre los cuales se comprende a lajuventud, lo que evidencia que se trabaja con segmentos de lapoblación. Sin embargo, una ciencia no se construye con unobjeto real, sino, como afirman Bourdieu et al., con unobjeto construido.2 Ciertamente, el trabajo deconceptualización de la juventud no es fácil; sobre todoporque se trata de un término que ha sido utilizado por elsentido común, con tanta frecuencia, y se le ha dotado deinnumerables significados, que terminan por construir unconcepto muy vago (razón por la cual se hace imprescindiblesu precisión teórica).

Sin embargo, esta dificultad no justifica el que se deje unvacío teórico en el campo de la sociología de la juventud.Negar a la juventud desde las mismas ciencias socialesimplica negarse uno mismo como científico social. Es, pordecirlo de alguna manera, un suicidio intelectual, ya que porun lado se estudia un fenómeno y por el otro se niega sucapacidad teórica. De lo que adolece la ciencia socialpreocupada por el conocimiento de los fenómenos juveniles, esde un marco teórico concreto, debido a la carencia de unobjeto de estudio construido específicamente desde la cienciasocial, como referente interpretativo de la realidad. Hoy porhoy, el reto que tenemos quienes nos preocupamos por elestudio y el análisis de la juventud, es dejar de hacerconcesiones al empirismo y entonces establecer una rupturaepistemológica con la realidad, para construir nuestro objetoteórico juventud, a partir de la problematización del objetoreal, los jóvenes, y construir así, un cuerpo de teoría quenos permita interpretar los fenómenos juveniles desde unaperspectiva científica.

La sociología de la juventud requiere construir su propioobjeto de estudio, definir sus propias categorías yestablecer sus propios métodos y técnicas de investigación.Con el presente ensayo pretendemos contribuir, aunque seamínimamente, a la construcción de una sociología de lajuventud a partir de la deconstrucción de un nuevo paradigmacon el cual podamos interpretar los fenómenos juveniles. Nopretendemos, en ningún momento, ser definitivos, niestablecer un esquema cerrado.

5.Algunos obstáculos en la conceptualización de lajuventud

La juventud es, ciertamente, un sector que se resiste a suconceptualización, ya que debido a su uso en el sentidocomún, ha adquirido innumerables significados, sirve tantopara designar un estado de ánimo, como para calificar lo

novedoso y lo actual, incluso se le ha llegado a considerarcomo un valor en sí misma: lo que posee un gran porvenir.

La juventud es un concepto difícil de manejar porque sepresenta en la sociedad con tanta diversidad, que cuestatrabajo reconocer que haya algún tipo de relación o identidadentre los distintos sectores de jóvenes. Por ejemplo, entreun chavo banda y un joven de clase alta, o entre un jovencampesino y un joven obrero. Todo esto porque, a primeravista, destacan las diferencias de clase por sobre lasidentidades de la categoría de juventud. Si queremosconstruir una sociología destinada al estudio de losproblemas juveniles, debemos mirar con otros ojos lasdivisiones sociales. La división de clases y estratos esfundamental para el análisis. Sociológico, sin embargo,tratándose de la juventud, debemos aprender a mirar de maneraponderada la división por categorías de edad. Algo similar alcaso de la mujer, en donde se mira, de manera predominante,la división de la sociedad por géneros. Estas categorías, lasde mujer y joven, atraviesan las clases sociales, por lo quees necesario hacer una análisis transversal al de las clasespara poder observar las peculiaridades de dichas categorías.Otra dificultad estriba en su gran relatividad, ya que unopuede ser muy joven para hacer algunas cosas y al mismotiempo ser demasiado viejo para otro muy viejo pararocanrolear, muy joven para morir, diría Jethro Tull. Lajuventud no es un don que se pierde con el tiempo, sino unacondición social con cualidades específicas que semanifiestan de diferente manera según las característicashistóricas sociales de cada individuo.

La edad es otro criterio que causa confusión, ya que muchospretenden definir a la juventud delimitándola por rangos deedad, como punto de partida para la interpretación de lamisma. Pero la juventud, como ya dijimos, tiene diversasformas de manifestarse y sólo una de ellas en su duración. Sedeben agregar a ellas diversas variables como la clasesocial, el género, la región y desde luego, el momentohistórico. La juventud no tiene la misma duración en el campo

que en la ciudad, en las clases altas que en los sectoresmarginados, en las sociedades modernas que en latradicionales, incluso en ambos géneros.

No podemos establecer, por ello, un criterio de edaduniversal, que se aplique al conjunto de la juventud, que seaválido para todos los sectores y en todas las épocas. Nodebemos confundir un criterio demográfico (la edad), con elfenómeno sociológico (la juventud). La edad sirve paradelimitar un espacio demográfico con un fenómeno sociológico:la juventud.

6.Hacia la deconstrucción de un nuevo paradigma dejuventud

6.1. La juventud como proceso

La interrogante que se nos presenta al iniciar el trabajo deconstrucción teórica de la juventud, es ¿cómo delimitarla?Si, como ya expusimos, la juventud como objeto teórico no sepuede definir a partir del establecimiento de rangos de edad,en la medida en que nunca encontraremos un criteriouniversal, entonces ¿qué criterios debemos emplear parademarcarla? La juventud es un producto social, el cualdebemos diferenciar de su condicionante biológico, siestablecemos una ruptura de aquellas concepciones que marcanuna relación de causa, efecto entre los cambios fisiológicosde la pubertad y un comportamiento social juvenil. Lajuventud se encuentra delimitada por dos procesos: unobiológico y otro social. El biológico sirve para establecersu diferenciación con el niño y, el social, su diferenciacióncon el adulto.

La diferenciación del joven con el niño se da en el planobiológico, ya que a partir de la maduración de los órganossexuales, el joven se encuentra en condiciones (maduro)fisiológicamente óptimas para la procreación. Este hecho

propicia la confusión entre pubertad y juventud oadolescencia. Sin embargo, cada una tiene su especificidad.

Por otra parte, la diferenciación con el adulto se da en elplano de lo social. En la medida en que el joven se encuentraen su proceso de inserción en la sociedad, y aunque ya estéapto para reproducir a la especie, todavía no se incorporaplenamente en los procesos de reproducción de la sociedad,como tales. La juventud, como un hecho biológico, no puedeexplicarse más que como parte del proceso de reproducción dela especie humana. En cambio, como hecho social, adquiererelevancia como parte de los procesos de reproducción de lasociedad. Esta definición complementa aquella que se teníahace unas cuatro décadas, cuando August Hollinhead, uno delos pioneros de la sociología de la juventud, definía a losjóvenes, al filo de la década de los cuarenta, como aquellosque ya no pueden ser considerados como niños, pero quetodavía no son adultos. Esta posición que a primera vistaparece simplista e ingenua, constituyó la base y el punto departida para la reflexión sociológica sobre la juventud,durante muchos años.

En síntesis, la pubertad responde más directamente a lareproducción de la especie humana; en tanto que, la juventud,apunta de manera más directa a la reproducción de lasociedad. En otras palabras, la juventud se inicia con lacapacidad del individuo para reproducir a la especie humana ytermina cuando adquiere la capacidad para reproducir a lasociedad.

La subordinación Visto de esta manera, el proceso social queimplica la juventud, resulta un proceso de inculcación quetransforma al ser humano maduro fisiológicamente en el agentesocial competente. Conformar este agente social, implicasometer al joven a un proceso de adquisición de habilidadessuficientes para incorporarse a la sociedad como un entreproductivo y, sobre todo, a la asimilación e interiorizaciónde los valores de la misma. En este sentido, la juventud,además de ser un proceso del apresto de las nuevas

generaciones es, también, por qué no decirlo, un proceso dedoma y asimilación de las normas que permiten la cohesiónsocial. Para otros es, simplemente, un proceso de maduraciónsocial.

La juventud, así, se ve inmersa en relaciones de poder. Es unproducto social determinado por el lugar que ocupa dentro dela estructura jerárquica generacional de la sociedad. Susignificación se da en términos políticos, ya que en últimainstancia, la juventud es un producto de relaciones de poderentre las generaciones. De esta forma lo concibe Bourdieu alestablecer que la juventud y la vejez no están dadas, sinoque se construyen socialmente en la lucha entre jóvenes yviejos. Y por el lugar que ocupa dentro de la estructurageneracional de la sociedad, la condición juvenil resulta serun estatus sometido a la subordinación.

6.2. Praxis diferenciada

Queda claro que la juventud no constituye únicamente elreemplazo generacional; es, al mismo tiempo, larepresentación del riesgo y la incertidumbre ante la solidezy seguridad del mundo adulto. La reproducción de la sociedad,en su aspecto de relevo generacional, es resultado de unproceso contradictorio de eslabonamiento entre lo establecidoy la innovación. En lo que el joven es absorbido por unafunción dentro de la división social del trabajo, se abre uncompás de espera cada vez más amplio. Éste es producto delalargamiento de la escolaridad, por un lado, y de las crisisdel desempleo, por otro. Así, adquiere un margen de autonomíay libertad respecto de las responsabilidades sociales puestoque el joven aún no tiene compromisos formales con lasociedad. No resulta extraño que el carácter juvenil seasocie con demasiada frecuencia a la informalidad, laantisolemnidad, la indisciplina y la irreverencia, ya que aúnno se le compromete con los objetivos de la sociedad. Elespacio juvenil tiende a convertirse al mismo tiempo en unespacio de indulgencia social ya que las normas sociales

pierden rigidez en la juventud, así como un espacio deincertidumbre mientras se completa el proceso de suasimilación.

El proceso de inserción de los jóvenes en la sociedad generasu propia especificidad sociológica y un espacio de autonomíajuvenil con respecto a la sociedad. La autonomía de lajuventud se puede advertir en varios aspectos. Uno de elloses con respecto a las clases sociales. Existe una autonomíacon respecto a las clases sociales, en la medida en que comojoven el sujeto que, todavía no pertenece a una clase social,está en proceso de posicionamiento, y eso, justamente, es loque lo define como joven en sentido sociológico.

Por ende, la juventud no constituye una clase social, aunque,en todas las clases sociales hay jóvenes y todos los jóvenesprovienen de una clase. No obstante, podemos referirnos a laextracción social del joven. Es evidente que la clase socialinfluye en la forma de vivir la juventud, sin embargo, estaautonomía relativa, permite la aparición de un vínculo queposibilita el logro de una identificación mayor con losmiembros de la misma generación que con los de lasgeneraciones precedentes. La autonomía se refiere también alas instituciones. La juventud mantiene una autonomíarelativa con respecto a ellas en la medida en que todavía noha sido absorbida por una función dentro de la divisiónsocial del trabajo. En esta medida. Ágnes Heller consideraque el término joven es equivalente al término prefuncional.Esta situación es percibida, por otros, como un estatus demarginación.

La autonomía relativa de la juventud le permite tener unmayor margen de libertad en torno a los valores, lastradiciones y costumbres de la sociedad. Por esto, ha llegadoa ser considerada como la fuerza motriz del cambio social. Elmargen de autonomía que se forma en el período juvenilrepresenta un espacio de indulgencia social, lo que permiteel desarrollo de un comportamiento específico, de una praxisdiferenciada del resto de la sociedad.

Sin embargo, al interior de la juventud predominan losintereses de categoría sobre los intereses de clase. Es asíque los jóvenes generan sus propios espacios, dentro o enoposición a los ya establecidos, al reunirse en los centroseducativos, en la calle, en el barrio; al compartir un tiempoy un espacio, al enfrentar problemas similares encircunstancias comunes, al intercambiar y compartir elementosculturales como el lenguaje, la música o la moda. Todo elloposibilita el vínculo y la identidad con los miembros de lapropia generación estableciendo las bases para el desarrollode lo que nosotros denominamos una praxis diferenciada, queunifica y simboliza a la juventud. Al no tener el joven uncompromiso pleno con la sociedad, se crea en él un desfaseentre su praxis no productiva y su praxis cultural. Al noidentificarse plenamente con los objetivos económicos de lamisma,Es posible que tampoco se identifique con sus objetivospolíticos y culturales. Esto permite el desarrollo de dichapraxis diferenciada del resto de la sociedad.

El ejercicio de esta praxis genera determinados sentimientosy concepciones con los cuales se asume una actitud que sirvede sustento para la construcción de una imagen. De tal modose consolida una identidad en el imaginario colectivo de losjóvenes, la cual se proyecta al conjunto de la sociedad. Lajuventud produce una imagen que proyecta ante la sociedad yes reciclada; con lo que el joven consume su propia imagen enun juego de espejos en donde la sociedad le rebota, esaimagen, de tal manera que la juventud se ve a sí misma comola miran los demás. La especificidad de la juventud se da másque nada, en su comportamiento, lo que la distingue y le dasignificado. Es su praxis la que en diferentes aspectos, lediferencia del resto de la sociedad. De esta manera, lajuventud adquiere relevancia social en el momento en que suconducta difiere de manera masiva y singular del resto de lasociedad. En este sentido, podemos decir que el concepto dejuventud hace referencia más a un tipo de conducta, a unapraxis diferenciada que a una edad específica. La imagen de

la juventud no es estática, ha ido cambiando constantemente.Podemos afirmar que a medida que la sociedad se desarrolla,esta imagen se diferencia cada vez más de la sociedad y seestá diversificando, es decir que está abarcando a un mayornúmero de jóvenes distribuidos en todos los sectores de lasociedad.

Antes, la imagen de juventud se restringía a los estudiantes,a las zonas urbanas, a la clase media y a los varones. Ahora,es más frecuente encontrar comportamientos diferenciados delos jóvenes en distintos grupos sociales. Los procesos deglobalización, aunados a la migración y a la expansión de losmedios de difusión, han extendido la imagen de juventud acasi todos los sectores sociales. Por otro lado, la imagen dejuventud ha ido variando con el tiempo y ha pasado de serconsiderada como la esperanza del futuro, por privilegiar suproceso de formación, a fuerza de consumo, por su grandisponibilidad de tiempo libre, producto del incremento de laproductividad y el desempleo. Del mismo modo, pasa a serconsiderada como objeto peligroso, producto de la crisis y dela emergencia de sectores juveniles marginados, al asociar sucomportamiento con la delincuencia. La imagen que se estágenerando en los noventa, todavía no muy definida, apuntahacia una gran diferenciación, desde el punto de vista de laspolíticas de juventud, como un sector potencialmenteestratégico para el desarrollo social. Un sector estratégico,participativo y protagónico, que cobra relevancia en losprocesos de cambio social, transformación productiva yfortalecimiento democrático que está viviendo nuestrasociedad.

DEDICATORIA

Queremos dedicarle este trabajo A Dios que nos ha dado la vida y fortaleza 

para terminar  este trabajo de investigación,  A nuestros Padres por estar ahí cuando más los

necesitémoslo; por su ayuda y constante cooperacióngracias.

BIBLIOGRAFIA

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