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Filosofía y Pensamiento Económico
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 1
CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA
Posdoctorado
Economía, sociedad y construcción del conocimiento en el mundo
contemporáneo Programa multidisciplinario de formación continua para doctores en ciencias sociales,
humanidades y artes
Ensayo
Filosofía Social y Pensamiento Económico
Noviembre 2013
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch
Contenido Qué tiene que ver la Filosofía con la Economía? ......................................................................... 2
La economía, tan cerca y tan lejos de la gente ............................................................................. 8
Pensamiento y discurso económico ............................................................................................ 10
El futuro sistémico e interdisciplinario ...................................................................................... 14
Conclusión .................................................................................................................................. 16
Referencias Bibliográficas .......................................................................................................... 17
Filosofía y Pensamiento Económico
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 2
Qué tiene que ver la Filosofía con la Economía? No mucho, si uno se guía por los planes de estudio de ciencias económicas y por buena
parte de la literatura económica “mainstream”1, sin embargo cada vez más eventos,
publicaciones y programas académicos aparecen en la interfaz economía-filosofía. En realidad,
la mirada de una sobre otra es de larga data y bien conocida por los economistas que se han
animado a filosofar y por los filósofos interesados por las ciencias sociales, entre ellos Mario
Bunge, tan polémico, contracultural y provocativo como prolífico. Este ensayo se inspira en el
estudio de su obra así como en innumerables diálogos y críticas.
El vínculo entre ambas disciplinas es un caso particular de la tradicional y turbulenta
relación ciencia-filosofía, que se renueva de generación en generación de científicos y
filósofos; pero también involucra otras relaciones, como las de la filosofía con la tecnología y
con la política (esto porque la economía tiene -al menos- esas tres dimensiones). Para que el
cruce filosofía-economía produzca frutos de calidad es importante seleccionar una buena
filosofía y una buena ciencia económica, algo que no resulta fácil. En primer lugar porque no
nos ponemos de acuerdo en sus definiciones básicas (qué son?), mucho menos en los criterios
de calidad; de hecho hay quienes argumentan que la filosofía no puede ser evaluada tal como lo
hacemos con otras actividades cognitivas (ciencia, tecnología o humanidades), mientras que
otros sostienen que puede hacerse por métodos racionales aunque indirectos (Bunge 2002,
2012). Lo mismo vale para la disciplina económica y su enfoque ortodoxo (Lawson 2003,
2004, 2009).
El enfoque propuesto para salir del atolladero es el de la co-evolución de la economía
como ciencia y tecnología social, y de la filosofía como actividad racional fundante de ambas
pero al mismo tiempo basada en ellas, lo que Bunge llama: “Filosofía Científica” y que en el
caso que nos ocupa podríamos llamar “Filosofía Científica de la Economía”. Lo fundacional
de la filosofía para la ciencia radica en la generalidad de sus conceptos, métodos, herramientas
y observaciones, las cuales traspasan a todas las ciencias, ayudando a mantener la universalidad
de la empresa cognitiva humana. La unicidad metodológica general de la ciencia junto a su la
ilimitada diversidad metodológica particular permite que las ciencias puedan eventualmente
integrarse. Esto último es particularmente necesario en la economía que hasta hace poco se ha
mantenido relativamente aislada.
Al mismo tiempo la filosofía debe basarse en el conocimiento científico y tecnológico
más actual, lo que la torna dinámica y provisoria, antes que rígida y dogmática. En síntesis: las
Ciencias y la Filosofía se moldean mutuamente.
En general los científicos y tecnólogos no se interesan demasiado ni tempranamente por
la filosofía; a pesar de su importancia y ubicuidad esta disciplina más bien constituye un nicho
restringido que ocupan sólo algunos a la madurez, cuando aflojan las preocupaciones por la
lucha académica o por la innovación, a la vez que aparecen preguntas de fondo que jamás se
hicieron o detuvieron a contestar. Preguntas filosóficas clásicas pero vigentes como “qué es la
economía?”, “de qué habla?” o “es realmente una ciencia?” y otras que surgen de la mano de
los métodos econométricos y estadísticos, la ingeniería financiera, las neurociencias, los
problemas medio-ambientales y los cambios en los valores y la conciencia moral. Para colmo,
1 El Journal of Economic Literacy (JEL) no contiene las categorías “Philosophy”, “Epistemology” o
“Foundations”.
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las recurrentes y sistémicas crisis globales someten a “la economía” a un escrutinio público
como nunca antes y desafía a sus cultores a una revisión fundamental (Lobejón, 2011).
La filosofía de la ciencia y la tecnología son herramientas poderosas para enfrentar estas
importantísimas cuestiones que aún no han penetrado lo suficiente el pensamiento económico
en sus distintos niveles (vulgar, académico y tecnológico).
Para que la terna filosofía-ciencia-tecnología pueda generar más y mejor conocimiento de
la realidad así como nuevas formas de transformarla debemos entender que “no todo vale” y no
todo sirve, a pesar de Feyerabend2.
De hecho, la selección doctrinal, conceptual y teórica es una tarea normal de los
intelectuales e investigadores, aunque no siempre se haga explícita. Por ello, la falta de
explicitación de los marcos filosóficos, meta-teóricos y metodológicos aumenta la imprecisión
y alimenta la confusión en la literatura económico-social, aún en los textos más matematizados.
Peor aún, cuando se pasa al plano de la ingeniería social, en particular a las recomendaciones y
políticas económicas, se multiplican los problemas puesto que muchos creen que dichas
propuestas (diseños) están bien fundadas en el “conocimiento científico” y que con eso alcanza.
El enfoque sistémico de la realidad social, de su estudio y de su manipulación (Bunge 1979,
1983, 1985, 1989) nos enseña que la estrategia de depositar la confianza y delegar el rol de
organizadores sociales exclusivamente en expertos económicos es inconducente y demasiado
peligrosa.
Quizás la sofisticación de la vida moderna, del sistema de producción-consumo y del
sistema financiero que lo “energiza”, refuerza la creencia de qué sólo los expertos en economía
pueden entender lo que pasa y en consecuencia ellos mismos deben proponer soluciones al
sistema. Los no-economistas se ven desarmados e intimidados por la creciente complejidad, la
jerga específica, la proliferación teórica y la maraña de herramientas e instituciones
regulatorias; en consecuencia pueden sentir que no tienen nada relevante que decir.
La filosofía social puede ayudar a ciudadanos, estudiantes y profesionales a una macro-
comprensión de la ciencia económica, a ponderar su utilidad, a reconocer sus límites
cognitivos, a intervenir en el proceso de construcción de la política económica, a distinguir
ciencia de tecnología y a facilitar la integración de ambas al resto del sistema de conocimiento;
por último, puede ayudar a construir una nueva ética humanista, que se nutra de valores
revisados periódicamente a la luz del conocimiento científico y tecnológico actualizado.
Dado lo amplio de este campo interdisciplinario aquí no podemos más que enumerar
algunos problemas indicando el potencial aporte de la filosofía sistémica y del enfoque
evolutivo (tanto del sistema de conocimiento humano como del cambio social).
Una filosofía científica de la economía, consistirá en la aplicación de las principales
ramas de la primera a los dos conjuntos de problemas que abarca la segunda (como ciencia
social y como ingeniería social).
Nuestro primer supuesto meta-científico ubica a “la economía” dentro de las ciencias
sociales, algo que parece obvio, pero que apenas se refleja en su teorización, práctica y
enseñanza. El segundo supuesto es que no puede existir (por definición de ciencia) una
economía autónoma, lo cual obliga a buscar afanosamente puentes teóricos con las ciencias de
2 Paul Feyerabend (1924-1974), el famoso “anarquista epistemológico” que escribió Contra el método.
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la conducta individual-social, con la biología, con las ciencias ambientales y de la tierra. El
tercero, de carácter ontológico, es que los sistemas económicos son subsistemas sociales, de
manera que los objetos de la investigación económica no pueden permanecer aislados más allá
de las primeras etapas de modelización.
Llevar a la práctica estos tres supuestos alcanzaría para rediseñar todo el sistema
educativo, pero podemos avanzar con metas menos ambiciosas, ayudar a la gente a formarse
criterio para comprender los riesgos del economicismo y para re-pensar sistémicamente la
realidad social.
Para profundizar un poco más se necesitaría abordar esta problemática desde al menos
seis disciplinas filosóficas: lógica (teoría del razonamiento correcto), ontología (organización
de la naturaleza, el hombre, la sociedad, los artefactos y su devenir), epistemología (cómo las
personas construyen el conocimiento de la naturaleza y de sí mismas), metodología (las formas
de generar conocimiento científico), semántica de la ciencia (cómo comunicamos el
conocimiento y propendemos a la verdad) y la ética (como hacer las cosas bien/mejor para la
mayor cantidad de gente). Mencionaremos algunas cuestiones generales.
La lógica y las matemáticas dan sustento a la racionalidad de todos los constructos
teóricos, permiten precisar las observaciones empíricas y las predicciones y hacen posible la
universalización de los conocimientos. Son necesarias pero no suficientes para garantizar la
cientificidad, porque no tienen compromiso ontológico, de manera que es posible teorizar
inexistentes (como ángeles o mercados perfectos) y matematizar sin-sentidos (como el
equilibrio desencarnado o el homo-oeconomicus). En particular la estadística, que juega un
importante rol en le econometría y la modelización social, presenta serios desafíos para la
interpretación fáctica de los datos, las fórmulas y los resultados. En síntesis, la economía no
puede ser matemática aplicada ni ciencia apriori3.
La ontología abarca la gama de problemas del ser y del devenir de cualquier cosa
material, desde un fotón hasta una sistema social, postulando y dilucidando los conceptos más
generales tales como los de “sistema”, “proceso”, “propiedad”, “relación”, “causa”,
“existencia”, “clase”, “agregado”, etc. De ellos derivan las distintas aplicaciones a niveles
concretos de la realidad, por ejemplo los de “sistema físico”, “sistema biológico” o “sistema
social” y los de “proceso químico”, “proceso bioquímico” o “proceso social”.
Toda ciencia hace presuposiciones ontológicas que van más allá de los fenómenos que
percibimos (apariencias); por ejemplo, cuando intenta explicar el electromagnetismo postula la
existencia de campos eléctricos y magnéticos, para lo cual debe construir la noción de campo,
ayudado por (pero no basado en) una matemática adecuada y fundado en el background de la
física previa. En el caso de la economía, si se va a teorizar sobre el mercado, los agentes, las
firmas, la demanda, la oferta, los ciclos o el equilibrio, deben postularse dichos entes y sus
propiedades, deben definirse precisamente y relacionarse lógicamente. Qué son? Existen
realmente? Cómo se relacionan? Qué sistemas integran y cómo están integrados? Qué
mecanismos los hacen funcionar? En qué contexto?
Existen diversas ontologías generales y particulares referidas a las distintas ciencias, si
bien en el caso de “la economía” no parece haber consenso sobre los objetos económicos y los
3 Ver Scarano, Eduardo. 2006.
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conceptos que los designan; no se ha discutido lo suficiente las características de los objetos
económicos (Potts 2010, Lawson 2004) o si acaso existen (independientemente de una
sociedad). De acuerdo a nuestra cosmovisión sistémica creemos que una ontología de la
economía debe estar subsumida en una ontología social y esta última en una ontología general.
En palabras de Tony Lawson:
“…my arguing for a reorientation of social theory in general, and of economics in
particular, towards an explicit, systematic and sustained concern with ontology.”
Esta deficiencia filosófica se refleja en la literatura universitaria; por ejemplo, en un
mismo texto se define el mercado como: a) mecanismo, b) relación y c) espacio de encuentro
(físico o virtual), ambigüedad que se transmite a cualquier otra expresión derivada, tal como
“equilibrio de mercado”, que podría concebirse como: a) un mecanismo en equilibrio, b) una
relación en equilibrio o c) un espacio en equilibrio. La conclusión conceptual con que rematan
los docentes: “el mercado existe toda vez que se encuentren vendedores y compradores” le
otorga existencia efímera al mercado; se trataría de un ente que aparece y desaparece sin dejar
rastros, lo cual viola cualquier ontología realista4.
Muchos de los objetos clásicos de la economía son inexistentes o groseras idealizaciones
y tampoco están integrados en una ontología social sistémica y coherente5. Lamentablemente
todo ejercicio ontológico involucra una cierta necesidad de reconstrucción teórica, algo que no
muchos están dispuestos a encarar (Boettke et. al. 2006).
La semántica de la ciencia tiene que ver con el concepto de “sentido” y con el de su
compañero, el concepto de “referencia”, que conforman el concepto de “significado” y que
junto con el de “verdad” son centrales en cualquier ciencia (Bunge 1974). También nos permite
discutir los problemas prácticos de la construcción de teorías (meta-teoría), así como distinguir
las teorías consolidadas de embriones teóricos y fundamentalmente de sus imitaciones
pseudoteóricas (Bunge 1985). En lenguaje común: la semántica y la ontología nos ayudan a
discernir de qué hablamos y qué decimos, combatiendo la ambigüedad, la polisemia y las
reificaciones6 que dificultan la comprensión de cualquier texto científico.
Por ejemplo: a qué se refiere la expresión: “la función de demanda de celular touch de
Catalina: (Dx=qx=f(Px,Y,Pc,Ps,N,G)” 7. Es cierto que “esta ecuación indica que la cantidad de
un bien que los consumidores desean comprar (en nuestro caso catalina) va a depender de
muchos factores…”? Esta confusión acerca de los referentes de esta supuesta ley es común
entre estudiantes, pero como se advierte aquí, también entre los docentes, y no es trivial por dos
razones: a) personaliza un patrón de comportamiento colectivo y b) porque abre dos campos de
investigación diferentes: el comportamiento individual y sus “deseos”, que puede implicar entre
otras a la psicología experimental, o bien el comportamiento colectivo, que inclinaría el peso
hacia la sociología y la psicología social, y diversas ramas de la ingeniería socio-económica.
4 Acevedo, Manuel y Piñeiro Mónica Op. Cit. Pág. 13.
5 Ver Bunge (1979) y Zuniga (1999) para dos visiones diferentes de ontología socio-económica.
6 Reificar es atribuir existencia material a propiedades, relaciones o conceptos. Por ejemplo cuando se dice que “el
mercado actúa sobre” o que “la libertad de mercado promueve…”. La reificación es un problema semántico de los
textos científicos y debe ser combatido puesto que abona todo tipo de confusiones e impide la revisión lógica de
afirmaciones, hipótesis, axiomas y otros constructos teóricos. 7 Economía: Una Introducción . Acevedo, Manuel y Piñeiro Mónica Delia. Eudeba. 2012. Pág. 26.
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La falta de precisión en los referentes de la economía ha sido suficientemente denunciada
aunque no dejan de preocupar muchas cuestiones aún vigentes como el del “precio”, su
medición, sus unidades y la escala de tiempo (Schultz 2003). La precisión no es un fin en sí
mismo, como creen algunos econometristas, sino el medio para la formalización de hipótesis
bien concebidas y fundadas (ver el “decálogo de la exactitud” en Bunge 2005).
Por otra parte, el lenguaje utilizado en el discurso económico no es neutro y revela
valores e interpretaciones históricas determinadas. Por ejemplo: se suele dividir a las naciones
del mundo en “avanzadas” y “rezagadas” (lo cual proviene del enfoque competitivo, para el
que siempre hay ganadores y perdedores), pero casi ningún economista ortodoxo habla de
naciones saqueadas y saqueadoras ni desarrolla “teorías” económicas para estos dos tipos
históricos, que son radicalmente distintos8.
La epistemología de las ciencias sociales lidia con intrincadas problemáticas que tienen
que ver con el conocimiento de la realidad social y constituye un campo de eternas
controversias. La selección de una epistemología realista nos permite en primer lugar
monitorear la evolución del status científico de una disciplina científica o tecnológica, algo que
lejos de ser presuntuoso es una necesidad intelectual y práctica. En segundo lugar nos permite
analizar la distinción clásica entre micro y macro economía, entre economía positiva y
normativa, así como las definiciones de unas y otras y sus relaciones con otras ramas técnicas
como la administración, la contabilidad y las finanzas. Es notable ver la ausencia de
definiciones claras y precisas en los textos básicos de economía.
Otras cuestiones que le competen son las referidas a la existencia (o no) de leyes sociales
y económicas, la posibilidad de experimentación y modelado social, la construcción de
indicadores económicos y/o sociales, la causalidad en los hechos sociales, la explicación y la
posibilidad de predicción entre muchos otros. Permite criticar el abuso de correlaciones
estadísticas para “explicar” fenómenos, el uso de la teoría de los juegos para predecir
comportamientos y el de analogías termodinámicas (entropía) o biológicas para explicar el
funcionamiento social. Nos estimula a desenmascarar falsos supuestos de muchos planteos
teóricos, como que el ser humano es o bien un egoísta, irresponsable y compulsivo consumidor,
o bien un empresario maximizador de ganancias y acumulador sin límite técnico o moral. Y nos
empuja a buscar en otras disciplinas los conocimientos para contrastar dichos supuestos y
eventualmente proponer otros, lo cual obliga a revisar toda la arquitectura teórica (demasiado
trabajo?).
Por último resulta útil y necesaria para separar los análisis teóricos del funcionamiento de
la economía de las propuestas de política económica (social). En ingeniería no se confunde
teoría con diseño y se reconoce perfectamente que hay tantas soluciones a un mismo problema
como cabezas ingeniosas capaces de imaginarlas y ponerlas a prueba.
La metodología nos ayuda a encontrar las mejores y más seguras maneras de conducir
investigaciones sociales y económicas, desde cómo construir indicadores y métricas hasta qué
enfoque estadístico conviene utilizar. Es de destacar que este campo tampoco está libre de
8 La distinción de Prebisch de centro-periferia se queda corta para caracterizar la historia económica de unos y
otros y tampoco alcanza para predecir la evolución futura de un mundo que sigue estando dividido entre poderosos
y débiles, entre los que ponen las reglas de juego y los que las deben obedecer, lo cual inhibe la aplicación de la
libertad plena (Bunge 2009) y torna irrelevante a la “teoría de los juegos” para la comprensión de las relaciones
entre naciones, firmas e individuos.
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controversias y que los métodos deben revisarse y criticarse como cualquier otro dispositivo
cognitivo, desde los datos hasta los experimentos, en el contexto amplio de un programa de
investigación. Los debates metodológicos son clásicos pero no triviales y los trabajos y equipos
de investigación debieran explicitar sus posicionamientos y ser coherentes con ello. La
pluralidad metodológica no puede servir de excusa para la incoherencia interna de un programa
de investigación, por más que aceptemos que en el vasto mundo académico otras teorías y
métodos pueden ver cosas distintas y llegar a conclusiones exactamente contrarias. De otra
manera se desata el “carnaval” en donde cualquier hipótesis por ridícula que parezca, encuentra
el adecuado mix de datos, métodos y autores que la sustenten.
La problemática ya citada de las estadísticas, se ve magnificada por el incremento
vertiginoso de la potencia de cálculo y la consecuente posibilidad de “correr” modelos
matemáticamente sofisticados; así, el “descubrimiento de patrones” se transforma en un fin en
sí mismo, al tiempo que se debilita la búsqueda e invención de explicaciones profundas
(mecanísmicas) y su puesta a prueba. Nunca nos cansaremos de decir que un patrón es algo a
explicar, el inicio, no el fin de la investigación.
Por último, la ética nos ayuda a identificar valores subyacentes en las teorías y diseños,
así como la posibilidad de rediseñar una ética humanística, dinámica y basada en la ciencia y la
tecnología, en contraposición de una ética dogmática y escrita en piedra. La naturaleza del
hombre, de la sociedad y del planeta que habitamos, así como la influencia de las ideologías y
creencias en la evolución de la humanidad, serán los temas centrales que guíen el objetivo de
“politizar” y “socializar” la economía y de hacerla más humana y social, esto es: que se ocupe
de personas de carne y hueso, guiadas por emoción y razón, que se auto-organizan y auto-
gobiernan, que compiten y cooperan, que se ayudan o se roban e incluso matan, por lo que
desean y/o necesitan.
Numerosas preguntas obligan a tomar posición, derribando el mito de neutralidad de la
economía: Son externalidades las “imperfecciones del mercado”? Cuáles son los límites
morales para el consumo, la producción y la acumulación? Somos libres de agotar los recursos
naturales amparados en la propiedad privada? La política económica puede diseñarse en
aislamiento o debe ser parte integral del sistema de políticas nacionales y globales? Los
macroeconomistas son los mejor preparados para llevar adelante esa tarea o deben integrar
equipos dirigidos por políticos o funcionarios? Deben explicitarse los valores subyacentes en
los enfoques políticos y los impactos posibles? Hay que generar las mejores condiciones para
los grandes capitales financieros y empresas multinacionales o esto va en contra de valores y
principios sociales, económicos y culturales locales?
La libertad económica es la más importante? Y en todo caso, qué es exactamente? Los
derechos individuales están por encima de los colectivos o al revés? La regulación de una
actividad es un mal necesario o es la base del funcionamiento socio-económico? Qué tamaño,
calidad y complejidad debe tener el estado para cumplir su rol social? La corrupción empresaria
tiene importancia o sólo la de los funcionarios públicos? Corrompe el poder, la libertad o
ambos? La justicia es independiente del poder económico o está atravesada de ideología? El
criterio empresario debe guiar los actos de gobierno y de la administración pública? Cómo se
valoran los activos públicos y sociales? Los indicadores económicos reflejan la realidad o la
ideología de los investigadores? Es una irresponsabilidad basar políticas económicas en teorías
no contrastadas o falsas? El ser humano es por naturaleza depredador, cooperativo o
potencialmente ambos?
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La mayoría de los economistas tiene su posición-creencia-idea, pero muchos la ocultan,
exhiben o disimulan a conveniencia, básicamente porque sostener una ideología los pone al
mismo nivel de cualquier ciudadano, donde pierden su áurea de cientificismo. Los docentes que
no estimulan el debate, ni presentan abiertamente las incoherencias y falencias de la disciplina
y la profesión económica, comparten ese “pecado”.
Repasadas las ramas de la filosofía falta decir que existe una fuerte interdependencia entre
ellas, por ejemplo: para aceptar una teoría ésta debe comprobarse metódicamente, para ello
debe tener sentido y referentes claros (significado) y para esto último debe basarse en una
ontología coherente y haber sido estructurada lógicamente. Por eso el enfoque filosófico debe
ser también sistémico, es decir integrar todas las dimensiones: ontológica (el mundo está
compuesto de sistemas), epistemológica (el conocimiento humano acumulado constituye un
sistema), metodológica (los métodos están al servicio de los programas de investigación, no al
revés), lógica (las ideas racionales conforman sistemas coherentes) y ética (los valores se
integran sistémicamente o dicho de otra manera, no hay valores supremos). Del mismo modo
las socio-técnicas deben ser concebidas e instrumentadas de manera sistémica, puesto que los
problemas nunca van solos, sino que integran sistemas (problemáticas).
El enfoque sistémico es una herramienta cognitiva poderosísima y resulta útil en todos los
estadios de evolución del conocimiento, desde la escuela. Su ausencia provoca problemas tales
como reduccionismo, visión sectorial, incapacidad para integrar nuevos conocimientos o de
disciplinas ajenas, informalidad teórica, ausencia de visiones de largo plazo y amplio alcance,
confusiones de todo tipo, estancamiento científico, corrupción del lenguaje y proliferación de
pseudociencias, pseudotecnologías y otras variantes de pensamiento mágico.
Por estas razones resulta insuficiente dictar cursos de metodología de las ciencias
económicas; se necesitan amplios programas de filosofía de la ciencia y la tecnología dirigidos
a distintos públicos: gente común, niños y obviamente estudiantes, docentes e investigadores.
La economía, tan cerca y tan lejos de la gente
La narrativa económica es parte de la cultura contemporánea, tanto en el ámbito
académico como en el de la gente común, debido a las exigencias de la vida moderna, a los
medios de comunicación y a la masificación de servicios financieros de todo tipo. La gente
común discute hoy de tasas de interés, del FMI, del control del tipo de cambio, del impuesto a
las ganancias, del subsidio al transporte, de la inflación, de la política energética, de las
privatizaciones y estatizaciones, e incluso de cuestiones más “reservadas” al ámbito académico
como neoliberalismo, inclusión social, desendeudamiento, etc.
La mayoría de los diarios tienen secciones de economía y/o negocios, los noticieros de
TV incluyen opinadores económicos y la divulgación económica nutre librerías y kioscos. Los
gobiernos también “educan” económicamente a la población a través de sus propias
explicaciones, piénsese en la apariciones de Alvaro Alsogaray en la década del 60 o las de
Chávez por abarcar dos posiciones diametralmente opuestas.
Internet potencia lo anterior: hay 23 millones de entradas en blogs que contienen la
palabra “economía”, un indicador del interés por leer o escribir sobre economía. Búsquedas
más específicas en la tabla siguiente (Google, Abril de 2013).
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En el ámbito académico, “la economía”
tiene un sitial ganado entre las ciencias sociales
y goza de cierto prestigio basado en el
imaginario colectivo de que es la más “dura”,
concreta y precisa de las ciencias sociales, esto
último por hacer uso intensivo de la estadística y
la matemática, lo que a su turno le permitiría ser
la más predictiva9. Poco importan la histórica
incapacidad de advertir sobre las crisis/estafas
globales más importantes de la historia reciente;
la autoridad impone la credibilidad10.
El prestigio científico de la economía,
encarnado en universidades, academias,
institutos de investigación y think-tanks derrama
por los dos andariveles principales de la
profesión: el análisis y la investigación por un
lado y el diseño de instrumentos y políticas por
el otro. En economía se confunde habitualmente
lo que en otros ámbitos se separa naturalmente,
por ejemplo: pocos confunden el rol de un
biólogo con el de un agrónomo y difícilmente un
empresario agropecuario contrate un biólogo molecular para administrar su campo o finca,
aunque muchos economistas (en tanto investigadores) suelen ser convocados para dirigir
empresas o ministerios. La confusión entre ciencia y tecnología está en la base de la suposición
de que un economista investigador tiene necesariamente la capacidad para diseñar efectivos
instrumentos de política social y/para implementarlos11. El investigador económico suele ser un
especialista, mientras que los ingenieros sociales deben ser generalistas e integradores, y los
funcionarios, además deben ser “bichos políticos”.
El economicismo académico, la idea de que se puede analizar “la economía”
separadamente de los sistemas sociales que la contienen, parece ser el fruto de una errada
concepción social (ontología) y de cierta tradición positivista, así como del reduccionismo en
los sistemas de enseñanza de las ciencias económicas. El economicismo político, consecuencia
del anterior, es la forma de diseñar políticas económicas sin tener en cuenta al resto de los
subsistemas sociales o al entorno medioambiental en que se desarrollan, y sin consensuar los
aspectos éticos. Podríamos denominar economicismo vulgar a la creencia común de que la
economía (bolsillo) es lo más importante para la vida individual y social, y suele estar asociada
a una cultura individualista, consumista y frívola.
La cultura economicista provoca la paradoja siguiente: a pesar de estar en el centro de las
preocupaciones sociales, “la economía” no ha evolucionado ni impactado favorablemente en la
humanidad como se esperaría. Si la aerodinámica junto con la ingeniería aeronáutica hubiesen
9 Lawson (2010) sostiene que el uso de la matemáticas es irrelevante para la pregunta de si una disciplina califica
como ciencia. 10 Ver Cuervo (2012)
11 El documental Inside Job (2010) de Charles Fergusson es un muestrario de comportamientos anti-éticos y
delictivos montados sobre esta creencia, y su impacto en la crisis financiera global.
Problema Resultados
Ethics and economics 157.000
Economics and Sociology 408.000
Culture and economy 785.000
Economy and environment 819.000
Philosophy of economics 1.910.000
Climate and economy 5.670.000
Tax haven 10.600.000
Money and economy 16.000.000
War and economy 18.200.000
Technology and economy 25.300.000
Health and economy 34.500.000
Education and economy 36.400.000
Psychology and economy 75.200.000
Philosophy and economy 163.000.000
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evolucionado de la misma manera, los pocos aviones que existirían hoy no estarían en
condiciones de volar y muchos de sus diseñadores estarían presos.
La enorme importancia del pensamiento económico para la vida social y política, y la
potencial influencia de su filosofía hace que nos detengamos a distinguir algunos de sus
aspectos.
Pensamiento y discurso económico
Distinguiremos tres tipos de pensamiento económico: el vulgar, el científico y el
tecnológico. Caracterizaremos el discurso económico vulgar como aquél que elabora y
comunica cualquier persona o grupo acerca de cuestiones generales o particulares del
funcionamiento económico (social), sin exigencias conceptuales, metodológicas o teóricas.
El pensamiento económico vulgar forma parte de lo que los politólogos llaman “opinión
pública”, de la que los encuestadores derivan la intención de voto, que finalmente se cristaliza
como acto democrático fundamental y del cual surgen las orientaciones socio-económicas de
los gobiernos, así como los márgenes políticos de actuación.
El pensamiento económico vulgar se entrelaza fuertemente con el pensamiento social
vulgar por el peso que la economía tiene en la sociedad y de esa amalgama surge la forma en
que la gente común concibe su realidad social y finalmente imagina soluciones a sus
problemas, es decir construye su pensamiento político.
El pensamiento económico-social-político se construye culturalmente y es la base del
poder ciudadano por el que compiten los partidos políticos, corporaciones y movimientos
sociales; de allí la inversión creciente en medios para captar la atención, influenciar y
comprometer a la población en el apoyo a determinadas ideas y acciones.
Resulta fácil entonces visualizar la relación entre cultura, creencias, opinión pública,
multimedios, poder económico y poder político. Hoy los multimedios de comunicación
imponen agenda, inciden en la construcción de ideología y en las formas de movilización (o
anomia) política y social. No es casualidad que grandes corporaciones y clusters de empresas
en todo el mundo hayan desembarcado en el negocio de las comunicaciones; más bien se debe
al descubrimiento del enorme poder de esta “maquinaria cultural” para el marketing de
productos, servicios e ideas de cualquier tipo y condición moral. Las batallas ideológicas,
económicas y políticas hoy se dan también en el ciberespacio y en el “éter”12.
Muchos pensadores interpretan que el poder económico, privado hoy del apoyo de las
fuerzas armadas, libra la guerra para el mantenimiento de sus privilegios a través de los medios,
parapetado en el dogma liberal y operando sobre la multitud de creyentes actuales y potenciales
en los beneficios del sistema13. Sólo el crecimiento de esa base puede asegurar el statu-quo. La
dimensión informativa de los medios ha sido reemplazada hace mucho por el objetivo político-
económico y la primera es apenas uno de los atractivos para que las mentes se predispongan a
absorber las ideas conservadoras.
Detrás de los reclamos de la “prensa libre” (incluidas sus instituciones) por la libertad de
expresión se oculta el objetivo de perpetuar una suerte de inmunidad para las empresas
12 Ver Ramonet, Ignacio (2003) http://monde-diplomatique.es/2003/10/ramonet.html
13 Más sobre el poder de los medios en http://www.infoamerica.org/teoria_articulos/chomsky6.htm
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mediáticas y periodistas, sólo comparable a los fueros parlamentarios. Lamentablemente apenas
se habla de los deberes y responsabilidades de los informantes públicos, así como de las
sanciones civiles y penales que les cabe a los que defraudan la fe pública en la
calidad/veracidad de sus informaciones.
La estrategia de los medios concentrados es la banalización, el reduccionismo extremo y
el juicio a-priori de todo hecho político-social que se oponga al libre-mercado, que quite
privilegios y que pretenda limitar la acumulación de poder o la posibilidad de hacer negocios.
La verdadera discusión política, así como la crítica profunda pero constructiva está ausente,
puesto que lo que interesa no es la democracia en sí, sino el tipo de democracia que permita el
florecimiento del comercio y la industria global.
No obstante el desenmascaramiento de esta estafa, para mucha gente la opinión político-
económica de los medios de comunicación es suficiente insumo y con eso construye su idea de
la economía, de la sociedad, del país y del mundo. Cuando uno se pregunta cómo es posible
que se sigan sosteniendo determinadas ideas económicas en el mundo, no puede evitar analizar
la mencionada “sociedad”14.
Pero además del bombardeo mediático, el pensamiento económico vulgar se construye
culturalmente en las aulas de escuelas y facultades, donde los estudiantes son enfrentados a las
nociones elementales acerca de la sociedad y la economía; allí se desarrollan los “prejuicios”
que los acompañaran en buena medida por el resto de la vida15. Es en el nivel de escuela
secundaria o de la universidad, donde los conceptos (rigurosos o borrosos), las teorías (buenas
o malas), los posibles impactos en la organización social y el conjunto de alternativas posibles
para su mejora, son “impresos” en la mente de los jóvenes. Por esa razón, la escuela como
generadora de ideología, ha sido y es un espacio codiciado por todos los manipuladores
sociales y odiado por todos los dictadores.
Recientemente en Buenos Aires, una supuesta actividad militante en las escuelas
porteñas generó una reacción por parte del ministro de educación de la Ciudad de Buenos
Aires, quién pretendió defender un falso ideal áulico de asepsia política16, sin dar cuenta del
fuerte apoyo brindado a las escuelas privadas confesionales donde perdura el adoctrinamiento
en formas de pensamiento basadas en el neoliberalismo, el capitalismo tradicional y el
conservadurismo social, todo ello glamorosamente camuflado en “proyectos educativos de
excelencia” donde no falta la caridad (esa noble acción de dar algo de lo mucho que sobra a los
14 La imposición de agenda fue estudiada inicialmente en los Estados Unidos bajo el nombre de “Agenda Setting”
con los trabajos de McCombs y Shaw, pero hoy son materia corriente en facultades de ciencias de la
comunicación. Sería interesante profundizar estudios sobre la influencia de la industria mediático-cultural a lo
largo de la segunda mitad del siglo XX en la difusión del modelo idílico de sociedad de consumo norteamericana y
en el contrabandeo de valores, entre ellos los de la suprema libertad individual-empresaria por encima del
bienestar social, el de la competencia por sobre la cooperación social y el crecimiento económico por sobre la
conservación ambiental y cultural. 15 Véase la contundente descripción del “colonialismo pedagógico” que hace Jauretche en su Manual de Zonceras
Argentinas, precisamente en el capítulo de Zonceras Económicas. 16 El término “politización del aula” contiene una carga valorativa negativa y perversa: por una lado denosta la
política (actividad social esencial) y por otro lado niega el adoctrinamiento de hecho que ocurre en ellas, en
particular en las escuelas confesionales, mayoritariamente ligadas al pensamiento neoliberal, al capitalismo
tradicional y al conservadurismo social, todo ello glamorosamente camuflado en “proyectos educativos de
excelencia” donde no falta la caridad, esa noble acción de dar algo de lo mucho que sobra a los que no tienen casi
nada.
Filosofía y Pensamiento Económico
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 12
que no tienen casi nada) ni la responsabilidad social empresaria (esa actividad mágicamente
moral que puede convertir a empresas que enferman a personas y medioambiente en virtuosos
ejemplos de organización).
En síntesis: el pensamiento socio-económico vulgar, construido culturalmente desde la
niñez y sostenido de por vida por el bombardeo mediático y el sistema educativo, es un
condicionante fuerte de los procesos de reforma social de cara a los desafíos del futuro. De allí
nuestra preocupación por su estudio17.
El pensamiento y discurso científico de la economía se puede caracterizar al igual que
en otras ramas de la ciencia como aquel producido por una comunidad de investigadores de una
problemática económica, con una cierta metódica y una cosmovisión18. Resulta aparentemente
más fácil distinguir este tipo de conocimiento puesto que en principio se podría obtener de
papers publicados por investigadores en revistas especializadas o de textos canónicos de
autores consagrados. Lamentablemente esto no siempre es así, en virtud de los conocidos
defectos tanto del sistema científico, académico y editorial como del estado general de la
ciencia económica19.
La historia más reciente de la economía es abundante en disociaciones entre el discurso
económico (científico) y la realidad social, entre las predicciones y los procesos reales y entre
las explicaciones exante y expost. A caballo de estos disloques se desatan tragedias sociales y
ambientales de proporciones épicas.
A pesar del tradicionalismo que impregna los sistemas académicos y la alineación con la
ortodoxia del pensamiento económico, se advierte una creciente crítica y un fuerte interés en
aproximar la teoría a la realidad, mediante el tratamiento de problemas reales emergiendo de
sistemas sociales reales localizados en el planeta Tierra.
Los principales problemas del modo de pensar de muchos economistas son: el
economicismo, la indiferencia del resto de las ciencias (en particular sociales) y de la filosofía,
la matematización excesiva y ontológicamente vacía, el mal uso de las estadísticas, las
indefiniciones y la mezcla y confusión de actividad científica y tecnológica.
Los defectos del pensamiento científico en economía son de particular importancia puesto
que mucho de su producción ha dado falso/dudoso sustento a las políticas económicas de los
dos últimos siglos.
El pensamiento tecnológico o de ingeniería económica requiere de una mayor
explicación, en tanto esta expresión no está muy reconocida en el ambiente y la jerga
económica tradicional. Se habla de las ciencias de la información y de su categoría asociada las
tecnologías de la información o de las ciencias biológicas y las biotecnologías, pero no solemos
usar la expresión “tecnologías económicas” para designar las técnicas, métodos y herramientas
17 El Banco central de la República Argentina creó en el año 2007 el Programa de Alfabetización Económica y
Financiera (PAEF) que “ busca específicamente formar ciudadanos críticos cuyas decisiones contribuyan al bien
común, la promoción de la actitud solidaria y cooperativa así como a la valoración del significado personal y
social del trabajo en todas sus manifestaciones”. 18 Ver Bunge 1983 para una definición más precisa de ciencia que incluye diez dimensiones.
19 En la década del 80 Mario Bunge calificaba con un 5 a la economía como ciencia, aunque sugería una serie de
correcciones que la podrían llevar a un 8 (Bunge 1982). Es interesante destacar que la mayoría de los problemas
detectados por el filósofo aún persisten.
Filosofía y Pensamiento Económico
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 13
con las que modelamos, construimos, modificamos o desmantelamos sistemas económicos20.
Por lo tanto tampoco reconocemos a un “técnico economista” cuando estamos frente a él, y
solemos considerarlo un “experto” sin indagar demasiado cuánto de científico y cuánto de
ingeniero tiene, ni cuánto de su bagaje teórico utiliza cuando efectúa recomendaciones, redacta
políticas o establece regulaciones. Su posicionamiento filosófico casi siempre hay que inferirlo,
al igual que su ideología social.
De manera que la palabra “economista” esconde más de lo que dice y constituye una
tarjeta de presentación desafortunadamente aceptada sin más trámite. Por estas razones
sostenemos que es necesario distinguir la actividad científica de investigar “la economía”, de la
actividad profesional de organizar, administrar o planificar actividades industriales,
comerciales y financieras, así como de las actividades de los funcionarios públicos que diseñan
e implementan políticas y marcos regulatorios.
Pero entonces, qué hacen los “técnicos económicos”? Como cualquier técnico utiliza
algunos conocimientos teóricos, datos y métodos para identificar problemas en algún sistema y
para imaginar soluciones en base a ciertos objetivos y restricciones.
La meta de los técnicos es entonces diseñar y/o modificar sistemas con algún fin, por
ejemplo un sistema bancario. Dichos diseños no se “deducen” lógicamente de ninguna teoría (si
la hubiera), lo más que pueden hacer las “teorías” es restringir las posibilidades e inspirar las
formas y los mecanismos del dispositivo en cuestión.
El director de un banco central debe diseñar estrategias monetarias alternativas para
acompañar los objetivos de política económica del gobierno, no al revés. A su vez, un grupo de
investigadores económicos aplicados puede indagar la eficiencia de algún mecanismo
monetario y sus consecuencias (deseadas o no); esto sería una investigación tecnológica a la
manera de cómo un ingeniero evalúa distintos reactores químicos y evalúa si hay entre ellos
diferencias significativas de performance, costos, riesgos, calidad e impacto ambiental.
Los técnicos económicos no se interesan demasiado por la validez teórica y aplicabilidad
de las “leyes del mercado”, ni por actualizar los fundamentos psicológicos de las “teorías de la
elección racional”, por participar de la controversia alrededor de la existencia o no de un
“equilibrio natural” o por si la entropía tiene alguna aplicación creíble en ciencias sociales.
Más bien se preocupan por diseñar estrategias para ganar dinero, para bajar costos, minimizar
riesgos, crear o vaciar empresas, efectuar operaciones financieras, evadir impuestos, mejorar su
competitividad, anular la competencia, para crecer o para subsistir, según las circunstancias.
Trabajos duros sí los hay, al igual que el del empresario que los contrata, que además corre los
riesgos patrimoniales. La actitud y el compromiso ético de técnicos y científicos básicos son
por lo tanto distintos; otra razón más para distinguirlos y reconocerlos.
Lamentablemente en el sistema educativo se perpetúa esta confusión y por ejemplo, en un
reciente material de cátedra de la UBA21 se define a la economía como “la ciencia que nos
permite administrar, producir y distribuir equitativamente bienes escasos” una especie de
megaciencia y megatecnología.
La peor cara de este error es el descubrimiento reciente de la red de corrupción financiera
internacional con epicentro en Washington D.C. y Wall Street, que reveló crudamente la
20 En realidad usamos otros nombres: administración, contabilidad, mercadotecnia, ingeniería financiera, etc.
21 Acevedo y otros. (2012) Pág. 13.
Filosofía y Pensamiento Económico
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch
complicidad de académicos de reconocidas
desregulaciones y descontroles que provocaron la crisis mundial; estos especialistas hacían
“ciencia” y docencia, ingeniería financiera corporativa, lobby y asesoramiento directo para el
policymaking. En otras palabras, utilizaron el prestigio académico para vender sus diseños y
consejos a los bancos y para convencer a los políticos y la opinión pública de que todo estaba
“science-based”.
Otro supuesto escenario de asepsia política y tecnicismo económico
los “técnicos del derecho” interpretan la Ley. Nada menos exacto que “interpretar”, y en el caso
de los delitos y demandas económicas la opinología experta despliega su discurso de mano de
los peritos. Si, como sostenemos algunos, la
pueden alcanzar ciertos peritajes económicos y cuán políticos, ideológicos e interesados
resultan? Muchas demandas se basan en la exhibición de alguna “razón económica” que no es
más que interés o posición particular expresada en jerga. Súmese a esto la matriz cultural de
jueces22, fiscales y defensores públicos y se obtiene un escenario plenamente ideológico, donde
una falsa racionalidad económica inclina la balanza de la justicia. Véase el análisis del f
la Cámara Civil a favor de la inconstitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios y el
peso de la opinión del perito económico en la decisión de los camaristas
En síntesis, debemos entender que el rótulo de “economista” no habilita aut
para acometer en simultáneo varias empresas radicalmente distintas: la de investigar, rediseñar
y reformar la realidad social.
Consideremos ahora brevemente el enfoque sistémico de la sociedad con el objeto de
visualizar la necesidad de reconfigurar el mapa de conocimiento.
El futuro sistémico e interdisciplinario
Muchos pensadores han advertido sobre
fragilidad de la ortodoxia económica
escasa utilidad para el diseño de políticas socio
económicas; muchos otros sostienen que sólo sirve a
la concentración del poder y al sostenimiento del
modelo de producción-consumo
Los fracasos predictivos, las
las crisis autoprovocadas y la impotencia ante la
delincuencia económica global de guante blanco
abonan dichas tesis.
No está claro el camino para revertir esta
precariedad científico-tecnológica
aquí resolver tales problemas culturales, pero
creemos que el primer paso es
22 Los jueces parecen dar cada vez más importancia a los peritajes económicos, a los cuales exigen claridad,
precisión, imparcialidad y conclusiones bien fundamentadas. (ver el estudio de la Universidad Rey Juan Carlos).
Este ideal de fundamento económico les ahorraría much
servirá en muchas veces para disfrazar el posicionamiento ideológico y moral del juez y mantener así su toga
impoluta? 23 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1
conómico
complicidad de académicos de reconocidas universidades en la “fundamentación teórica” de las
desregulaciones y descontroles que provocaron la crisis mundial; estos especialistas hacían
“ciencia” y docencia, ingeniería financiera corporativa, lobby y asesoramiento directo para el
n otras palabras, utilizaron el prestigio académico para vender sus diseños y
consejos a los bancos y para convencer a los políticos y la opinión pública de que todo estaba
Otro supuesto escenario de asepsia política y tecnicismo económico es La Justicia, donde
los “técnicos del derecho” interpretan la Ley. Nada menos exacto que “interpretar”, y en el caso
de los delitos y demandas económicas la opinología experta despliega su discurso de mano de
los peritos. Si, como sostenemos algunos, la economía es sólo parcialmente científica, qué rigor
pueden alcanzar ciertos peritajes económicos y cuán políticos, ideológicos e interesados
resultan? Muchas demandas se basan en la exhibición de alguna “razón económica” que no es
ón particular expresada en jerga. Súmese a esto la matriz cultural de
, fiscales y defensores públicos y se obtiene un escenario plenamente ideológico, donde
una falsa racionalidad económica inclina la balanza de la justicia. Véase el análisis del f
la Cámara Civil a favor de la inconstitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios y el
peso de la opinión del perito económico en la decisión de los camaristas23.
En síntesis, debemos entender que el rótulo de “economista” no habilita aut
para acometer en simultáneo varias empresas radicalmente distintas: la de investigar, rediseñar
Consideremos ahora brevemente el enfoque sistémico de la sociedad con el objeto de
reconfigurar el mapa de conocimiento.
El futuro sistémico e interdisciplinario
Muchos pensadores han advertido sobre la
económica y sobre su
diseño de políticas socio-
; muchos otros sostienen que sólo sirve a
la concentración del poder y al sostenimiento del
consumo-polución ilimitado.
las intervenciones fallidas,
y la impotencia ante la
delincuencia económica global de guante blanco
o está claro el camino para revertir esta
tecnológica y no pretendemos
resolver tales problemas culturales, pero
er paso es que la sociedad
en dar cada vez más importancia a los peritajes económicos, a los cuales exigen claridad,
precisión, imparcialidad y conclusiones bien fundamentadas. (ver el estudio de la Universidad Rey Juan Carlos).
Este ideal de fundamento económico les ahorraría mucho trabajo analítico, pero será alcanzable? El peritaje no
servirá en muchas veces para disfrazar el posicionamiento ideológico y moral del juez y mantener así su toga
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-219941-2013-05-14.html
Biológico
Político
Económico
Componentes del Sistema Social
Pág. 14
universidades en la “fundamentación teórica” de las
desregulaciones y descontroles que provocaron la crisis mundial; estos especialistas hacían
“ciencia” y docencia, ingeniería financiera corporativa, lobby y asesoramiento directo para el
n otras palabras, utilizaron el prestigio académico para vender sus diseños y
consejos a los bancos y para convencer a los políticos y la opinión pública de que todo estaba
es La Justicia, donde
los “técnicos del derecho” interpretan la Ley. Nada menos exacto que “interpretar”, y en el caso
de los delitos y demandas económicas la opinología experta despliega su discurso de mano de
economía es sólo parcialmente científica, qué rigor
pueden alcanzar ciertos peritajes económicos y cuán políticos, ideológicos e interesados
resultan? Muchas demandas se basan en la exhibición de alguna “razón económica” que no es
ón particular expresada en jerga. Súmese a esto la matriz cultural de
, fiscales y defensores públicos y se obtiene un escenario plenamente ideológico, donde
una falsa racionalidad económica inclina la balanza de la justicia. Véase el análisis del fallo de
la Cámara Civil a favor de la inconstitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios y el
En síntesis, debemos entender que el rótulo de “economista” no habilita automáticamente
para acometer en simultáneo varias empresas radicalmente distintas: la de investigar, rediseñar
Consideremos ahora brevemente el enfoque sistémico de la sociedad con el objeto de
en dar cada vez más importancia a los peritajes económicos, a los cuales exigen claridad,
precisión, imparcialidad y conclusiones bien fundamentadas. (ver el estudio de la Universidad Rey Juan Carlos).
o trabajo analítico, pero será alcanzable? El peritaje no
servirá en muchas veces para disfrazar el posicionamiento ideológico y moral del juez y mantener así su toga
Biológico
Cultural
Político
Componentes del Sistema Social
Mario Bunge 1999
Filosofía y Pensamiento Económico
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 15
advierta la situación y lo integre a su sistema de creencias.
En ese sentido, utilizar el enfoque sistémico de la sociedad (Bunge 1982, 1999, 2010)
permitiría dejar de lado algunos pseudo-objetos de la economía clásica y re-conceptualizar a los
sistemas económicos como subsistemas sociales junto con los subsistemas biológico, político y
cultural en un contexto determinado. De esta manera se evitaría el economicismo y se
plantearía un campo de exploración abierto a prácticamente todas las disciplinas del
conocimiento. El trabajo interdisciplinario quedaría habilitado por esta perspectiva para
descubrir nuevas relaciones y mecanismos de funcionamiento de personas y grupos de distinta
escala y alcance.
El enfoque sistémico junto con un trabajo de fondo de reconstrucción ontológica y
semántica y abonado por una investigación empírica re-orientada e históricamente situada,
potenciaría las capacidades actuales de modelado social y llevaría un paso adelante los métodos
de predicción a corto y mediano plazo.
Integrada la economía al resto del conocimiento humano y en el marco de una filosofía
sistémica realista y científica, los equipos de investigadores sociales podrán encarar temáticas y
problemáticas más profundas, amplias y relevantes para la gobernanza global:
• Cultura y construcción de valores
• Patrones de consumo a lo largo de la vida
• Construcción de necesidades y deseos
• Rol de la mujer y la familia en la sociedad de consumo
• Violencia, criminalidad, drogas e inequidad
• Pobreza y riqueza extrema
• El rol social de los medios de comunicación
• Estudios de la percepción y construcción de creencias e ideologías sociales
• La economía del miedo y del narcicismo
• Conservadurismo cognitivo y existencial (resistencia al cambio)
• Límites necesarios a la acumulación de capital y poder
• Límites necesarios a la propiedad privada y a la propiedad intelectual
• Relación entre competencia y cooperación
• Balance entre el desarrollo local y la centralización
• Mega-urbanismo y mega-empresas. Revisión de la “economía de escala”
• Sociedades post-petróleo
• Transacciones internacionales, contaminación y despilfarro energético
• Globalización y regionalismo
• El tiempo: recurso no-renovable
Este incompleto muestrario de temas y las múltiples relaciones posibles entre ellos,
alcanza para mostrar el enorme desafío de “una nueva economía” integrada a la familia de las
ciencias sociales; desafío que deberán asumir investigadores, docentes, instituciones y
políticos, no sólo como un giro intelectual o político, sino también como respuesta a un
Filosofía y Pensamiento Económico
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 16
imperativo social y ambiental. Se cuenta con un creciente número de interdisciplinas
económicas como la socio-economía, la psico-economía, la bio-economía, la antropo-
economía, la geografía económica y la economía ambiental, además de enfoques especiales
como el feminismo y el indigenismo. Todos ellos remapean la investigación de las ciencias
socio-económicas a futuro, al tiempo que sirven para reescribir la historia económica, que
generalmente se cuenta de una manera reductiva y culturalmente sesgada.
Esto a su vez, ayudará a criticar y enterrar teorías, conceptos y doctrinas que hayan
demostrado su infertilidad o que ya no sean útiles en el marco de una “nueva economía” al
servicio de una sociedad humana diferente, compuesta por un conjunto de personas diferentes y
habitando un planeta diferente. Ayudará también a dedicar menos esfuerzos al estudio de
pensadores de otras épocas y mucho más al estudio de problemas actuales y futuros. En
síntesis, nuestra evolución depende en parte de la mejora continua de nuestras herramientas
cognitivas y de nuestra capacidad para utilizar adecuadamente el conocimiento para una auto-
organización social que resulte moral y técnicamente sustentable.
Conclusión
La recurrencia, gravedad y alcance de las crisis sociales así como el estado actual de
alerta medioambiental, alcanzan para demostrar la debilidad actual de “la economía”. Esto nos
demanda indagar en sus fundamentos filosóficos en busca de un replanteo tanto de la enseñanza
como del ejercicio profesional de los economistas en sus dimensiones: científica, tecnológica (o
de ingeniería) y política. Para ello hay que volver a distinguir la investigación científica del
diseño de estrategias para la reforma social, reconocer el contenido ideológico de ambas y
denunciar el fraude cuando corresponda.
El enfoque sistémico resulta una poderosa herramienta para esta tarea de re-construcción
disciplinaria, tanto por su utilidad analítica como por su capacidad de integración y síntesis de
principios, supuestos, conocimientos, herramientas, objetivos y valores. Lo que algunos llaman
“crisis de paradigma” de las ciencias económicas puede ser mejor analizado bajo la perspectiva
sistémica y evolutiva, entendiendo que, tanto el conocimiento como la humanidad que lo
construye, son mega-sistemas que evolucionan biológica, ambiental y política y culturalmente.
Estas disciplinas podrán evolucionar desde su status actual de precariedad científica si y
sólo si se dedica un gran esfuerzo a reconstruir los fundamentos ontológicos, semánticos,
lógicos, epistemológicos, metodológicos y éticos de las ciencias y las ingenierías económicas,
en su contexto ambiental, social, político y cultural. Y sólo así podrán contribuir primero al
conocimiento social y luego a la producción de reformas efectivas para el mejoramiento social.
El cambio es necesariamente cultural y debe combinar la re-construcción disciplinaria
con la de los métodos y contenidos de la enseñanza (en todos los niveles) y una permanente
campaña de alfabetización económica para los ciudadanos.
Si, como hemos sostenido, no hay problemas (ni soluciones) puramente económicas,
todos los problemas aquí esbozados y los que vayan apareciendo deberán ser analizados y
enfrentados multidimensionalmente, con la ayuda de científicos e ingenieros de todo tipo.
Filosofía y Pensamiento Económico
Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 17
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