Filosofía Social y Pensamiento Económico

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Filosofía y Pensamiento Económico Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 1 CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA Posdoctorado Economía, sociedad y construcción del conocimiento en el mundo contemporáneo Programa multidisciplinario de formación continua para doctores en ciencias sociales, humanidades y artes Ensayo Filosofía Social y Pensamiento Económico Noviembre 2013 Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Contenido Qué tiene que ver la Filosofía con la Economía? ......................................................................... 2 La economía, tan cerca y tan lejos de la gente ............................................................................. 8 Pensamiento y discurso económico ............................................................................................ 10 El futuro sistémico e interdisciplinario...................................................................................... 14 Conclusión .................................................................................................................................. 16 Referencias Bibliográficas.......................................................................................................... 17

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Filosofía y Pensamiento Económico

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 1

CENTRO DE ESTUDIOS AVANZADOS

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA

Posdoctorado

Economía, sociedad y construcción del conocimiento en el mundo

contemporáneo Programa multidisciplinario de formación continua para doctores en ciencias sociales,

humanidades y artes

Ensayo

Filosofía Social y Pensamiento Económico

Noviembre 2013

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch

Contenido Qué tiene que ver la Filosofía con la Economía? ......................................................................... 2

La economía, tan cerca y tan lejos de la gente ............................................................................. 8

Pensamiento y discurso económico ............................................................................................ 10

El futuro sistémico e interdisciplinario ...................................................................................... 14

Conclusión .................................................................................................................................. 16

Referencias Bibliográficas .......................................................................................................... 17

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Qué tiene que ver la Filosofía con la Economía? No mucho, si uno se guía por los planes de estudio de ciencias económicas y por buena

parte de la literatura económica “mainstream”1, sin embargo cada vez más eventos,

publicaciones y programas académicos aparecen en la interfaz economía-filosofía. En realidad,

la mirada de una sobre otra es de larga data y bien conocida por los economistas que se han

animado a filosofar y por los filósofos interesados por las ciencias sociales, entre ellos Mario

Bunge, tan polémico, contracultural y provocativo como prolífico. Este ensayo se inspira en el

estudio de su obra así como en innumerables diálogos y críticas.

El vínculo entre ambas disciplinas es un caso particular de la tradicional y turbulenta

relación ciencia-filosofía, que se renueva de generación en generación de científicos y

filósofos; pero también involucra otras relaciones, como las de la filosofía con la tecnología y

con la política (esto porque la economía tiene -al menos- esas tres dimensiones). Para que el

cruce filosofía-economía produzca frutos de calidad es importante seleccionar una buena

filosofía y una buena ciencia económica, algo que no resulta fácil. En primer lugar porque no

nos ponemos de acuerdo en sus definiciones básicas (qué son?), mucho menos en los criterios

de calidad; de hecho hay quienes argumentan que la filosofía no puede ser evaluada tal como lo

hacemos con otras actividades cognitivas (ciencia, tecnología o humanidades), mientras que

otros sostienen que puede hacerse por métodos racionales aunque indirectos (Bunge 2002,

2012). Lo mismo vale para la disciplina económica y su enfoque ortodoxo (Lawson 2003,

2004, 2009).

El enfoque propuesto para salir del atolladero es el de la co-evolución de la economía

como ciencia y tecnología social, y de la filosofía como actividad racional fundante de ambas

pero al mismo tiempo basada en ellas, lo que Bunge llama: “Filosofía Científica” y que en el

caso que nos ocupa podríamos llamar “Filosofía Científica de la Economía”. Lo fundacional

de la filosofía para la ciencia radica en la generalidad de sus conceptos, métodos, herramientas

y observaciones, las cuales traspasan a todas las ciencias, ayudando a mantener la universalidad

de la empresa cognitiva humana. La unicidad metodológica general de la ciencia junto a su la

ilimitada diversidad metodológica particular permite que las ciencias puedan eventualmente

integrarse. Esto último es particularmente necesario en la economía que hasta hace poco se ha

mantenido relativamente aislada.

Al mismo tiempo la filosofía debe basarse en el conocimiento científico y tecnológico

más actual, lo que la torna dinámica y provisoria, antes que rígida y dogmática. En síntesis: las

Ciencias y la Filosofía se moldean mutuamente.

En general los científicos y tecnólogos no se interesan demasiado ni tempranamente por

la filosofía; a pesar de su importancia y ubicuidad esta disciplina más bien constituye un nicho

restringido que ocupan sólo algunos a la madurez, cuando aflojan las preocupaciones por la

lucha académica o por la innovación, a la vez que aparecen preguntas de fondo que jamás se

hicieron o detuvieron a contestar. Preguntas filosóficas clásicas pero vigentes como “qué es la

economía?”, “de qué habla?” o “es realmente una ciencia?” y otras que surgen de la mano de

los métodos econométricos y estadísticos, la ingeniería financiera, las neurociencias, los

problemas medio-ambientales y los cambios en los valores y la conciencia moral. Para colmo,

1 El Journal of Economic Literacy (JEL) no contiene las categorías “Philosophy”, “Epistemology” o

“Foundations”.

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las recurrentes y sistémicas crisis globales someten a “la economía” a un escrutinio público

como nunca antes y desafía a sus cultores a una revisión fundamental (Lobejón, 2011).

La filosofía de la ciencia y la tecnología son herramientas poderosas para enfrentar estas

importantísimas cuestiones que aún no han penetrado lo suficiente el pensamiento económico

en sus distintos niveles (vulgar, académico y tecnológico).

Para que la terna filosofía-ciencia-tecnología pueda generar más y mejor conocimiento de

la realidad así como nuevas formas de transformarla debemos entender que “no todo vale” y no

todo sirve, a pesar de Feyerabend2.

De hecho, la selección doctrinal, conceptual y teórica es una tarea normal de los

intelectuales e investigadores, aunque no siempre se haga explícita. Por ello, la falta de

explicitación de los marcos filosóficos, meta-teóricos y metodológicos aumenta la imprecisión

y alimenta la confusión en la literatura económico-social, aún en los textos más matematizados.

Peor aún, cuando se pasa al plano de la ingeniería social, en particular a las recomendaciones y

políticas económicas, se multiplican los problemas puesto que muchos creen que dichas

propuestas (diseños) están bien fundadas en el “conocimiento científico” y que con eso alcanza.

El enfoque sistémico de la realidad social, de su estudio y de su manipulación (Bunge 1979,

1983, 1985, 1989) nos enseña que la estrategia de depositar la confianza y delegar el rol de

organizadores sociales exclusivamente en expertos económicos es inconducente y demasiado

peligrosa.

Quizás la sofisticación de la vida moderna, del sistema de producción-consumo y del

sistema financiero que lo “energiza”, refuerza la creencia de qué sólo los expertos en economía

pueden entender lo que pasa y en consecuencia ellos mismos deben proponer soluciones al

sistema. Los no-economistas se ven desarmados e intimidados por la creciente complejidad, la

jerga específica, la proliferación teórica y la maraña de herramientas e instituciones

regulatorias; en consecuencia pueden sentir que no tienen nada relevante que decir.

La filosofía social puede ayudar a ciudadanos, estudiantes y profesionales a una macro-

comprensión de la ciencia económica, a ponderar su utilidad, a reconocer sus límites

cognitivos, a intervenir en el proceso de construcción de la política económica, a distinguir

ciencia de tecnología y a facilitar la integración de ambas al resto del sistema de conocimiento;

por último, puede ayudar a construir una nueva ética humanista, que se nutra de valores

revisados periódicamente a la luz del conocimiento científico y tecnológico actualizado.

Dado lo amplio de este campo interdisciplinario aquí no podemos más que enumerar

algunos problemas indicando el potencial aporte de la filosofía sistémica y del enfoque

evolutivo (tanto del sistema de conocimiento humano como del cambio social).

Una filosofía científica de la economía, consistirá en la aplicación de las principales

ramas de la primera a los dos conjuntos de problemas que abarca la segunda (como ciencia

social y como ingeniería social).

Nuestro primer supuesto meta-científico ubica a “la economía” dentro de las ciencias

sociales, algo que parece obvio, pero que apenas se refleja en su teorización, práctica y

enseñanza. El segundo supuesto es que no puede existir (por definición de ciencia) una

economía autónoma, lo cual obliga a buscar afanosamente puentes teóricos con las ciencias de

2 Paul Feyerabend (1924-1974), el famoso “anarquista epistemológico” que escribió Contra el método.

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la conducta individual-social, con la biología, con las ciencias ambientales y de la tierra. El

tercero, de carácter ontológico, es que los sistemas económicos son subsistemas sociales, de

manera que los objetos de la investigación económica no pueden permanecer aislados más allá

de las primeras etapas de modelización.

Llevar a la práctica estos tres supuestos alcanzaría para rediseñar todo el sistema

educativo, pero podemos avanzar con metas menos ambiciosas, ayudar a la gente a formarse

criterio para comprender los riesgos del economicismo y para re-pensar sistémicamente la

realidad social.

Para profundizar un poco más se necesitaría abordar esta problemática desde al menos

seis disciplinas filosóficas: lógica (teoría del razonamiento correcto), ontología (organización

de la naturaleza, el hombre, la sociedad, los artefactos y su devenir), epistemología (cómo las

personas construyen el conocimiento de la naturaleza y de sí mismas), metodología (las formas

de generar conocimiento científico), semántica de la ciencia (cómo comunicamos el

conocimiento y propendemos a la verdad) y la ética (como hacer las cosas bien/mejor para la

mayor cantidad de gente). Mencionaremos algunas cuestiones generales.

La lógica y las matemáticas dan sustento a la racionalidad de todos los constructos

teóricos, permiten precisar las observaciones empíricas y las predicciones y hacen posible la

universalización de los conocimientos. Son necesarias pero no suficientes para garantizar la

cientificidad, porque no tienen compromiso ontológico, de manera que es posible teorizar

inexistentes (como ángeles o mercados perfectos) y matematizar sin-sentidos (como el

equilibrio desencarnado o el homo-oeconomicus). En particular la estadística, que juega un

importante rol en le econometría y la modelización social, presenta serios desafíos para la

interpretación fáctica de los datos, las fórmulas y los resultados. En síntesis, la economía no

puede ser matemática aplicada ni ciencia apriori3.

La ontología abarca la gama de problemas del ser y del devenir de cualquier cosa

material, desde un fotón hasta una sistema social, postulando y dilucidando los conceptos más

generales tales como los de “sistema”, “proceso”, “propiedad”, “relación”, “causa”,

“existencia”, “clase”, “agregado”, etc. De ellos derivan las distintas aplicaciones a niveles

concretos de la realidad, por ejemplo los de “sistema físico”, “sistema biológico” o “sistema

social” y los de “proceso químico”, “proceso bioquímico” o “proceso social”.

Toda ciencia hace presuposiciones ontológicas que van más allá de los fenómenos que

percibimos (apariencias); por ejemplo, cuando intenta explicar el electromagnetismo postula la

existencia de campos eléctricos y magnéticos, para lo cual debe construir la noción de campo,

ayudado por (pero no basado en) una matemática adecuada y fundado en el background de la

física previa. En el caso de la economía, si se va a teorizar sobre el mercado, los agentes, las

firmas, la demanda, la oferta, los ciclos o el equilibrio, deben postularse dichos entes y sus

propiedades, deben definirse precisamente y relacionarse lógicamente. Qué son? Existen

realmente? Cómo se relacionan? Qué sistemas integran y cómo están integrados? Qué

mecanismos los hacen funcionar? En qué contexto?

Existen diversas ontologías generales y particulares referidas a las distintas ciencias, si

bien en el caso de “la economía” no parece haber consenso sobre los objetos económicos y los

3 Ver Scarano, Eduardo. 2006.

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conceptos que los designan; no se ha discutido lo suficiente las características de los objetos

económicos (Potts 2010, Lawson 2004) o si acaso existen (independientemente de una

sociedad). De acuerdo a nuestra cosmovisión sistémica creemos que una ontología de la

economía debe estar subsumida en una ontología social y esta última en una ontología general.

En palabras de Tony Lawson:

“…my arguing for a reorientation of social theory in general, and of economics in

particular, towards an explicit, systematic and sustained concern with ontology.”

Esta deficiencia filosófica se refleja en la literatura universitaria; por ejemplo, en un

mismo texto se define el mercado como: a) mecanismo, b) relación y c) espacio de encuentro

(físico o virtual), ambigüedad que se transmite a cualquier otra expresión derivada, tal como

“equilibrio de mercado”, que podría concebirse como: a) un mecanismo en equilibrio, b) una

relación en equilibrio o c) un espacio en equilibrio. La conclusión conceptual con que rematan

los docentes: “el mercado existe toda vez que se encuentren vendedores y compradores” le

otorga existencia efímera al mercado; se trataría de un ente que aparece y desaparece sin dejar

rastros, lo cual viola cualquier ontología realista4.

Muchos de los objetos clásicos de la economía son inexistentes o groseras idealizaciones

y tampoco están integrados en una ontología social sistémica y coherente5. Lamentablemente

todo ejercicio ontológico involucra una cierta necesidad de reconstrucción teórica, algo que no

muchos están dispuestos a encarar (Boettke et. al. 2006).

La semántica de la ciencia tiene que ver con el concepto de “sentido” y con el de su

compañero, el concepto de “referencia”, que conforman el concepto de “significado” y que

junto con el de “verdad” son centrales en cualquier ciencia (Bunge 1974). También nos permite

discutir los problemas prácticos de la construcción de teorías (meta-teoría), así como distinguir

las teorías consolidadas de embriones teóricos y fundamentalmente de sus imitaciones

pseudoteóricas (Bunge 1985). En lenguaje común: la semántica y la ontología nos ayudan a

discernir de qué hablamos y qué decimos, combatiendo la ambigüedad, la polisemia y las

reificaciones6 que dificultan la comprensión de cualquier texto científico.

Por ejemplo: a qué se refiere la expresión: “la función de demanda de celular touch de

Catalina: (Dx=qx=f(Px,Y,Pc,Ps,N,G)” 7. Es cierto que “esta ecuación indica que la cantidad de

un bien que los consumidores desean comprar (en nuestro caso catalina) va a depender de

muchos factores…”? Esta confusión acerca de los referentes de esta supuesta ley es común

entre estudiantes, pero como se advierte aquí, también entre los docentes, y no es trivial por dos

razones: a) personaliza un patrón de comportamiento colectivo y b) porque abre dos campos de

investigación diferentes: el comportamiento individual y sus “deseos”, que puede implicar entre

otras a la psicología experimental, o bien el comportamiento colectivo, que inclinaría el peso

hacia la sociología y la psicología social, y diversas ramas de la ingeniería socio-económica.

4 Acevedo, Manuel y Piñeiro Mónica Op. Cit. Pág. 13.

5 Ver Bunge (1979) y Zuniga (1999) para dos visiones diferentes de ontología socio-económica.

6 Reificar es atribuir existencia material a propiedades, relaciones o conceptos. Por ejemplo cuando se dice que “el

mercado actúa sobre” o que “la libertad de mercado promueve…”. La reificación es un problema semántico de los

textos científicos y debe ser combatido puesto que abona todo tipo de confusiones e impide la revisión lógica de

afirmaciones, hipótesis, axiomas y otros constructos teóricos. 7 Economía: Una Introducción . Acevedo, Manuel y Piñeiro Mónica Delia. Eudeba. 2012. Pág. 26.

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La falta de precisión en los referentes de la economía ha sido suficientemente denunciada

aunque no dejan de preocupar muchas cuestiones aún vigentes como el del “precio”, su

medición, sus unidades y la escala de tiempo (Schultz 2003). La precisión no es un fin en sí

mismo, como creen algunos econometristas, sino el medio para la formalización de hipótesis

bien concebidas y fundadas (ver el “decálogo de la exactitud” en Bunge 2005).

Por otra parte, el lenguaje utilizado en el discurso económico no es neutro y revela

valores e interpretaciones históricas determinadas. Por ejemplo: se suele dividir a las naciones

del mundo en “avanzadas” y “rezagadas” (lo cual proviene del enfoque competitivo, para el

que siempre hay ganadores y perdedores), pero casi ningún economista ortodoxo habla de

naciones saqueadas y saqueadoras ni desarrolla “teorías” económicas para estos dos tipos

históricos, que son radicalmente distintos8.

La epistemología de las ciencias sociales lidia con intrincadas problemáticas que tienen

que ver con el conocimiento de la realidad social y constituye un campo de eternas

controversias. La selección de una epistemología realista nos permite en primer lugar

monitorear la evolución del status científico de una disciplina científica o tecnológica, algo que

lejos de ser presuntuoso es una necesidad intelectual y práctica. En segundo lugar nos permite

analizar la distinción clásica entre micro y macro economía, entre economía positiva y

normativa, así como las definiciones de unas y otras y sus relaciones con otras ramas técnicas

como la administración, la contabilidad y las finanzas. Es notable ver la ausencia de

definiciones claras y precisas en los textos básicos de economía.

Otras cuestiones que le competen son las referidas a la existencia (o no) de leyes sociales

y económicas, la posibilidad de experimentación y modelado social, la construcción de

indicadores económicos y/o sociales, la causalidad en los hechos sociales, la explicación y la

posibilidad de predicción entre muchos otros. Permite criticar el abuso de correlaciones

estadísticas para “explicar” fenómenos, el uso de la teoría de los juegos para predecir

comportamientos y el de analogías termodinámicas (entropía) o biológicas para explicar el

funcionamiento social. Nos estimula a desenmascarar falsos supuestos de muchos planteos

teóricos, como que el ser humano es o bien un egoísta, irresponsable y compulsivo consumidor,

o bien un empresario maximizador de ganancias y acumulador sin límite técnico o moral. Y nos

empuja a buscar en otras disciplinas los conocimientos para contrastar dichos supuestos y

eventualmente proponer otros, lo cual obliga a revisar toda la arquitectura teórica (demasiado

trabajo?).

Por último resulta útil y necesaria para separar los análisis teóricos del funcionamiento de

la economía de las propuestas de política económica (social). En ingeniería no se confunde

teoría con diseño y se reconoce perfectamente que hay tantas soluciones a un mismo problema

como cabezas ingeniosas capaces de imaginarlas y ponerlas a prueba.

La metodología nos ayuda a encontrar las mejores y más seguras maneras de conducir

investigaciones sociales y económicas, desde cómo construir indicadores y métricas hasta qué

enfoque estadístico conviene utilizar. Es de destacar que este campo tampoco está libre de

8 La distinción de Prebisch de centro-periferia se queda corta para caracterizar la historia económica de unos y

otros y tampoco alcanza para predecir la evolución futura de un mundo que sigue estando dividido entre poderosos

y débiles, entre los que ponen las reglas de juego y los que las deben obedecer, lo cual inhibe la aplicación de la

libertad plena (Bunge 2009) y torna irrelevante a la “teoría de los juegos” para la comprensión de las relaciones

entre naciones, firmas e individuos.

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controversias y que los métodos deben revisarse y criticarse como cualquier otro dispositivo

cognitivo, desde los datos hasta los experimentos, en el contexto amplio de un programa de

investigación. Los debates metodológicos son clásicos pero no triviales y los trabajos y equipos

de investigación debieran explicitar sus posicionamientos y ser coherentes con ello. La

pluralidad metodológica no puede servir de excusa para la incoherencia interna de un programa

de investigación, por más que aceptemos que en el vasto mundo académico otras teorías y

métodos pueden ver cosas distintas y llegar a conclusiones exactamente contrarias. De otra

manera se desata el “carnaval” en donde cualquier hipótesis por ridícula que parezca, encuentra

el adecuado mix de datos, métodos y autores que la sustenten.

La problemática ya citada de las estadísticas, se ve magnificada por el incremento

vertiginoso de la potencia de cálculo y la consecuente posibilidad de “correr” modelos

matemáticamente sofisticados; así, el “descubrimiento de patrones” se transforma en un fin en

sí mismo, al tiempo que se debilita la búsqueda e invención de explicaciones profundas

(mecanísmicas) y su puesta a prueba. Nunca nos cansaremos de decir que un patrón es algo a

explicar, el inicio, no el fin de la investigación.

Por último, la ética nos ayuda a identificar valores subyacentes en las teorías y diseños,

así como la posibilidad de rediseñar una ética humanística, dinámica y basada en la ciencia y la

tecnología, en contraposición de una ética dogmática y escrita en piedra. La naturaleza del

hombre, de la sociedad y del planeta que habitamos, así como la influencia de las ideologías y

creencias en la evolución de la humanidad, serán los temas centrales que guíen el objetivo de

“politizar” y “socializar” la economía y de hacerla más humana y social, esto es: que se ocupe

de personas de carne y hueso, guiadas por emoción y razón, que se auto-organizan y auto-

gobiernan, que compiten y cooperan, que se ayudan o se roban e incluso matan, por lo que

desean y/o necesitan.

Numerosas preguntas obligan a tomar posición, derribando el mito de neutralidad de la

economía: Son externalidades las “imperfecciones del mercado”? Cuáles son los límites

morales para el consumo, la producción y la acumulación? Somos libres de agotar los recursos

naturales amparados en la propiedad privada? La política económica puede diseñarse en

aislamiento o debe ser parte integral del sistema de políticas nacionales y globales? Los

macroeconomistas son los mejor preparados para llevar adelante esa tarea o deben integrar

equipos dirigidos por políticos o funcionarios? Deben explicitarse los valores subyacentes en

los enfoques políticos y los impactos posibles? Hay que generar las mejores condiciones para

los grandes capitales financieros y empresas multinacionales o esto va en contra de valores y

principios sociales, económicos y culturales locales?

La libertad económica es la más importante? Y en todo caso, qué es exactamente? Los

derechos individuales están por encima de los colectivos o al revés? La regulación de una

actividad es un mal necesario o es la base del funcionamiento socio-económico? Qué tamaño,

calidad y complejidad debe tener el estado para cumplir su rol social? La corrupción empresaria

tiene importancia o sólo la de los funcionarios públicos? Corrompe el poder, la libertad o

ambos? La justicia es independiente del poder económico o está atravesada de ideología? El

criterio empresario debe guiar los actos de gobierno y de la administración pública? Cómo se

valoran los activos públicos y sociales? Los indicadores económicos reflejan la realidad o la

ideología de los investigadores? Es una irresponsabilidad basar políticas económicas en teorías

no contrastadas o falsas? El ser humano es por naturaleza depredador, cooperativo o

potencialmente ambos?

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La mayoría de los economistas tiene su posición-creencia-idea, pero muchos la ocultan,

exhiben o disimulan a conveniencia, básicamente porque sostener una ideología los pone al

mismo nivel de cualquier ciudadano, donde pierden su áurea de cientificismo. Los docentes que

no estimulan el debate, ni presentan abiertamente las incoherencias y falencias de la disciplina

y la profesión económica, comparten ese “pecado”.

Repasadas las ramas de la filosofía falta decir que existe una fuerte interdependencia entre

ellas, por ejemplo: para aceptar una teoría ésta debe comprobarse metódicamente, para ello

debe tener sentido y referentes claros (significado) y para esto último debe basarse en una

ontología coherente y haber sido estructurada lógicamente. Por eso el enfoque filosófico debe

ser también sistémico, es decir integrar todas las dimensiones: ontológica (el mundo está

compuesto de sistemas), epistemológica (el conocimiento humano acumulado constituye un

sistema), metodológica (los métodos están al servicio de los programas de investigación, no al

revés), lógica (las ideas racionales conforman sistemas coherentes) y ética (los valores se

integran sistémicamente o dicho de otra manera, no hay valores supremos). Del mismo modo

las socio-técnicas deben ser concebidas e instrumentadas de manera sistémica, puesto que los

problemas nunca van solos, sino que integran sistemas (problemáticas).

El enfoque sistémico es una herramienta cognitiva poderosísima y resulta útil en todos los

estadios de evolución del conocimiento, desde la escuela. Su ausencia provoca problemas tales

como reduccionismo, visión sectorial, incapacidad para integrar nuevos conocimientos o de

disciplinas ajenas, informalidad teórica, ausencia de visiones de largo plazo y amplio alcance,

confusiones de todo tipo, estancamiento científico, corrupción del lenguaje y proliferación de

pseudociencias, pseudotecnologías y otras variantes de pensamiento mágico.

Por estas razones resulta insuficiente dictar cursos de metodología de las ciencias

económicas; se necesitan amplios programas de filosofía de la ciencia y la tecnología dirigidos

a distintos públicos: gente común, niños y obviamente estudiantes, docentes e investigadores.

La economía, tan cerca y tan lejos de la gente

La narrativa económica es parte de la cultura contemporánea, tanto en el ámbito

académico como en el de la gente común, debido a las exigencias de la vida moderna, a los

medios de comunicación y a la masificación de servicios financieros de todo tipo. La gente

común discute hoy de tasas de interés, del FMI, del control del tipo de cambio, del impuesto a

las ganancias, del subsidio al transporte, de la inflación, de la política energética, de las

privatizaciones y estatizaciones, e incluso de cuestiones más “reservadas” al ámbito académico

como neoliberalismo, inclusión social, desendeudamiento, etc.

La mayoría de los diarios tienen secciones de economía y/o negocios, los noticieros de

TV incluyen opinadores económicos y la divulgación económica nutre librerías y kioscos. Los

gobiernos también “educan” económicamente a la población a través de sus propias

explicaciones, piénsese en la apariciones de Alvaro Alsogaray en la década del 60 o las de

Chávez por abarcar dos posiciones diametralmente opuestas.

Internet potencia lo anterior: hay 23 millones de entradas en blogs que contienen la

palabra “economía”, un indicador del interés por leer o escribir sobre economía. Búsquedas

más específicas en la tabla siguiente (Google, Abril de 2013).

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En el ámbito académico, “la economía”

tiene un sitial ganado entre las ciencias sociales

y goza de cierto prestigio basado en el

imaginario colectivo de que es la más “dura”,

concreta y precisa de las ciencias sociales, esto

último por hacer uso intensivo de la estadística y

la matemática, lo que a su turno le permitiría ser

la más predictiva9. Poco importan la histórica

incapacidad de advertir sobre las crisis/estafas

globales más importantes de la historia reciente;

la autoridad impone la credibilidad10.

El prestigio científico de la economía,

encarnado en universidades, academias,

institutos de investigación y think-tanks derrama

por los dos andariveles principales de la

profesión: el análisis y la investigación por un

lado y el diseño de instrumentos y políticas por

el otro. En economía se confunde habitualmente

lo que en otros ámbitos se separa naturalmente,

por ejemplo: pocos confunden el rol de un

biólogo con el de un agrónomo y difícilmente un

empresario agropecuario contrate un biólogo molecular para administrar su campo o finca,

aunque muchos economistas (en tanto investigadores) suelen ser convocados para dirigir

empresas o ministerios. La confusión entre ciencia y tecnología está en la base de la suposición

de que un economista investigador tiene necesariamente la capacidad para diseñar efectivos

instrumentos de política social y/para implementarlos11. El investigador económico suele ser un

especialista, mientras que los ingenieros sociales deben ser generalistas e integradores, y los

funcionarios, además deben ser “bichos políticos”.

El economicismo académico, la idea de que se puede analizar “la economía”

separadamente de los sistemas sociales que la contienen, parece ser el fruto de una errada

concepción social (ontología) y de cierta tradición positivista, así como del reduccionismo en

los sistemas de enseñanza de las ciencias económicas. El economicismo político, consecuencia

del anterior, es la forma de diseñar políticas económicas sin tener en cuenta al resto de los

subsistemas sociales o al entorno medioambiental en que se desarrollan, y sin consensuar los

aspectos éticos. Podríamos denominar economicismo vulgar a la creencia común de que la

economía (bolsillo) es lo más importante para la vida individual y social, y suele estar asociada

a una cultura individualista, consumista y frívola.

La cultura economicista provoca la paradoja siguiente: a pesar de estar en el centro de las

preocupaciones sociales, “la economía” no ha evolucionado ni impactado favorablemente en la

humanidad como se esperaría. Si la aerodinámica junto con la ingeniería aeronáutica hubiesen

9 Lawson (2010) sostiene que el uso de la matemáticas es irrelevante para la pregunta de si una disciplina califica

como ciencia. 10 Ver Cuervo (2012)

11 El documental Inside Job (2010) de Charles Fergusson es un muestrario de comportamientos anti-éticos y

delictivos montados sobre esta creencia, y su impacto en la crisis financiera global.

Problema Resultados

Ethics and economics 157.000

Economics and Sociology 408.000

Culture and economy 785.000

Economy and environment 819.000

Philosophy of economics 1.910.000

Climate and economy 5.670.000

Tax haven 10.600.000

Money and economy 16.000.000

War and economy 18.200.000

Technology and economy 25.300.000

Health and economy 34.500.000

Education and economy 36.400.000

Psychology and economy 75.200.000

Philosophy and economy 163.000.000

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evolucionado de la misma manera, los pocos aviones que existirían hoy no estarían en

condiciones de volar y muchos de sus diseñadores estarían presos.

La enorme importancia del pensamiento económico para la vida social y política, y la

potencial influencia de su filosofía hace que nos detengamos a distinguir algunos de sus

aspectos.

Pensamiento y discurso económico

Distinguiremos tres tipos de pensamiento económico: el vulgar, el científico y el

tecnológico. Caracterizaremos el discurso económico vulgar como aquél que elabora y

comunica cualquier persona o grupo acerca de cuestiones generales o particulares del

funcionamiento económico (social), sin exigencias conceptuales, metodológicas o teóricas.

El pensamiento económico vulgar forma parte de lo que los politólogos llaman “opinión

pública”, de la que los encuestadores derivan la intención de voto, que finalmente se cristaliza

como acto democrático fundamental y del cual surgen las orientaciones socio-económicas de

los gobiernos, así como los márgenes políticos de actuación.

El pensamiento económico vulgar se entrelaza fuertemente con el pensamiento social

vulgar por el peso que la economía tiene en la sociedad y de esa amalgama surge la forma en

que la gente común concibe su realidad social y finalmente imagina soluciones a sus

problemas, es decir construye su pensamiento político.

El pensamiento económico-social-político se construye culturalmente y es la base del

poder ciudadano por el que compiten los partidos políticos, corporaciones y movimientos

sociales; de allí la inversión creciente en medios para captar la atención, influenciar y

comprometer a la población en el apoyo a determinadas ideas y acciones.

Resulta fácil entonces visualizar la relación entre cultura, creencias, opinión pública,

multimedios, poder económico y poder político. Hoy los multimedios de comunicación

imponen agenda, inciden en la construcción de ideología y en las formas de movilización (o

anomia) política y social. No es casualidad que grandes corporaciones y clusters de empresas

en todo el mundo hayan desembarcado en el negocio de las comunicaciones; más bien se debe

al descubrimiento del enorme poder de esta “maquinaria cultural” para el marketing de

productos, servicios e ideas de cualquier tipo y condición moral. Las batallas ideológicas,

económicas y políticas hoy se dan también en el ciberespacio y en el “éter”12.

Muchos pensadores interpretan que el poder económico, privado hoy del apoyo de las

fuerzas armadas, libra la guerra para el mantenimiento de sus privilegios a través de los medios,

parapetado en el dogma liberal y operando sobre la multitud de creyentes actuales y potenciales

en los beneficios del sistema13. Sólo el crecimiento de esa base puede asegurar el statu-quo. La

dimensión informativa de los medios ha sido reemplazada hace mucho por el objetivo político-

económico y la primera es apenas uno de los atractivos para que las mentes se predispongan a

absorber las ideas conservadoras.

Detrás de los reclamos de la “prensa libre” (incluidas sus instituciones) por la libertad de

expresión se oculta el objetivo de perpetuar una suerte de inmunidad para las empresas

12 Ver Ramonet, Ignacio (2003) http://monde-diplomatique.es/2003/10/ramonet.html

13 Más sobre el poder de los medios en http://www.infoamerica.org/teoria_articulos/chomsky6.htm

Filosofía y Pensamiento Económico

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 11

mediáticas y periodistas, sólo comparable a los fueros parlamentarios. Lamentablemente apenas

se habla de los deberes y responsabilidades de los informantes públicos, así como de las

sanciones civiles y penales que les cabe a los que defraudan la fe pública en la

calidad/veracidad de sus informaciones.

La estrategia de los medios concentrados es la banalización, el reduccionismo extremo y

el juicio a-priori de todo hecho político-social que se oponga al libre-mercado, que quite

privilegios y que pretenda limitar la acumulación de poder o la posibilidad de hacer negocios.

La verdadera discusión política, así como la crítica profunda pero constructiva está ausente,

puesto que lo que interesa no es la democracia en sí, sino el tipo de democracia que permita el

florecimiento del comercio y la industria global.

No obstante el desenmascaramiento de esta estafa, para mucha gente la opinión político-

económica de los medios de comunicación es suficiente insumo y con eso construye su idea de

la economía, de la sociedad, del país y del mundo. Cuando uno se pregunta cómo es posible

que se sigan sosteniendo determinadas ideas económicas en el mundo, no puede evitar analizar

la mencionada “sociedad”14.

Pero además del bombardeo mediático, el pensamiento económico vulgar se construye

culturalmente en las aulas de escuelas y facultades, donde los estudiantes son enfrentados a las

nociones elementales acerca de la sociedad y la economía; allí se desarrollan los “prejuicios”

que los acompañaran en buena medida por el resto de la vida15. Es en el nivel de escuela

secundaria o de la universidad, donde los conceptos (rigurosos o borrosos), las teorías (buenas

o malas), los posibles impactos en la organización social y el conjunto de alternativas posibles

para su mejora, son “impresos” en la mente de los jóvenes. Por esa razón, la escuela como

generadora de ideología, ha sido y es un espacio codiciado por todos los manipuladores

sociales y odiado por todos los dictadores.

Recientemente en Buenos Aires, una supuesta actividad militante en las escuelas

porteñas generó una reacción por parte del ministro de educación de la Ciudad de Buenos

Aires, quién pretendió defender un falso ideal áulico de asepsia política16, sin dar cuenta del

fuerte apoyo brindado a las escuelas privadas confesionales donde perdura el adoctrinamiento

en formas de pensamiento basadas en el neoliberalismo, el capitalismo tradicional y el

conservadurismo social, todo ello glamorosamente camuflado en “proyectos educativos de

excelencia” donde no falta la caridad (esa noble acción de dar algo de lo mucho que sobra a los

14 La imposición de agenda fue estudiada inicialmente en los Estados Unidos bajo el nombre de “Agenda Setting”

con los trabajos de McCombs y Shaw, pero hoy son materia corriente en facultades de ciencias de la

comunicación. Sería interesante profundizar estudios sobre la influencia de la industria mediático-cultural a lo

largo de la segunda mitad del siglo XX en la difusión del modelo idílico de sociedad de consumo norteamericana y

en el contrabandeo de valores, entre ellos los de la suprema libertad individual-empresaria por encima del

bienestar social, el de la competencia por sobre la cooperación social y el crecimiento económico por sobre la

conservación ambiental y cultural. 15 Véase la contundente descripción del “colonialismo pedagógico” que hace Jauretche en su Manual de Zonceras

Argentinas, precisamente en el capítulo de Zonceras Económicas. 16 El término “politización del aula” contiene una carga valorativa negativa y perversa: por una lado denosta la

política (actividad social esencial) y por otro lado niega el adoctrinamiento de hecho que ocurre en ellas, en

particular en las escuelas confesionales, mayoritariamente ligadas al pensamiento neoliberal, al capitalismo

tradicional y al conservadurismo social, todo ello glamorosamente camuflado en “proyectos educativos de

excelencia” donde no falta la caridad, esa noble acción de dar algo de lo mucho que sobra a los que no tienen casi

nada.

Filosofía y Pensamiento Económico

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 12

que no tienen casi nada) ni la responsabilidad social empresaria (esa actividad mágicamente

moral que puede convertir a empresas que enferman a personas y medioambiente en virtuosos

ejemplos de organización).

En síntesis: el pensamiento socio-económico vulgar, construido culturalmente desde la

niñez y sostenido de por vida por el bombardeo mediático y el sistema educativo, es un

condicionante fuerte de los procesos de reforma social de cara a los desafíos del futuro. De allí

nuestra preocupación por su estudio17.

El pensamiento y discurso científico de la economía se puede caracterizar al igual que

en otras ramas de la ciencia como aquel producido por una comunidad de investigadores de una

problemática económica, con una cierta metódica y una cosmovisión18. Resulta aparentemente

más fácil distinguir este tipo de conocimiento puesto que en principio se podría obtener de

papers publicados por investigadores en revistas especializadas o de textos canónicos de

autores consagrados. Lamentablemente esto no siempre es así, en virtud de los conocidos

defectos tanto del sistema científico, académico y editorial como del estado general de la

ciencia económica19.

La historia más reciente de la economía es abundante en disociaciones entre el discurso

económico (científico) y la realidad social, entre las predicciones y los procesos reales y entre

las explicaciones exante y expost. A caballo de estos disloques se desatan tragedias sociales y

ambientales de proporciones épicas.

A pesar del tradicionalismo que impregna los sistemas académicos y la alineación con la

ortodoxia del pensamiento económico, se advierte una creciente crítica y un fuerte interés en

aproximar la teoría a la realidad, mediante el tratamiento de problemas reales emergiendo de

sistemas sociales reales localizados en el planeta Tierra.

Los principales problemas del modo de pensar de muchos economistas son: el

economicismo, la indiferencia del resto de las ciencias (en particular sociales) y de la filosofía,

la matematización excesiva y ontológicamente vacía, el mal uso de las estadísticas, las

indefiniciones y la mezcla y confusión de actividad científica y tecnológica.

Los defectos del pensamiento científico en economía son de particular importancia puesto

que mucho de su producción ha dado falso/dudoso sustento a las políticas económicas de los

dos últimos siglos.

El pensamiento tecnológico o de ingeniería económica requiere de una mayor

explicación, en tanto esta expresión no está muy reconocida en el ambiente y la jerga

económica tradicional. Se habla de las ciencias de la información y de su categoría asociada las

tecnologías de la información o de las ciencias biológicas y las biotecnologías, pero no solemos

usar la expresión “tecnologías económicas” para designar las técnicas, métodos y herramientas

17 El Banco central de la República Argentina creó en el año 2007 el Programa de Alfabetización Económica y

Financiera (PAEF) que “ busca específicamente formar ciudadanos críticos cuyas decisiones contribuyan al bien

común, la promoción de la actitud solidaria y cooperativa así como a la valoración del significado personal y

social del trabajo en todas sus manifestaciones”. 18 Ver Bunge 1983 para una definición más precisa de ciencia que incluye diez dimensiones.

19 En la década del 80 Mario Bunge calificaba con un 5 a la economía como ciencia, aunque sugería una serie de

correcciones que la podrían llevar a un 8 (Bunge 1982). Es interesante destacar que la mayoría de los problemas

detectados por el filósofo aún persisten.

Filosofía y Pensamiento Económico

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 13

con las que modelamos, construimos, modificamos o desmantelamos sistemas económicos20.

Por lo tanto tampoco reconocemos a un “técnico economista” cuando estamos frente a él, y

solemos considerarlo un “experto” sin indagar demasiado cuánto de científico y cuánto de

ingeniero tiene, ni cuánto de su bagaje teórico utiliza cuando efectúa recomendaciones, redacta

políticas o establece regulaciones. Su posicionamiento filosófico casi siempre hay que inferirlo,

al igual que su ideología social.

De manera que la palabra “economista” esconde más de lo que dice y constituye una

tarjeta de presentación desafortunadamente aceptada sin más trámite. Por estas razones

sostenemos que es necesario distinguir la actividad científica de investigar “la economía”, de la

actividad profesional de organizar, administrar o planificar actividades industriales,

comerciales y financieras, así como de las actividades de los funcionarios públicos que diseñan

e implementan políticas y marcos regulatorios.

Pero entonces, qué hacen los “técnicos económicos”? Como cualquier técnico utiliza

algunos conocimientos teóricos, datos y métodos para identificar problemas en algún sistema y

para imaginar soluciones en base a ciertos objetivos y restricciones.

La meta de los técnicos es entonces diseñar y/o modificar sistemas con algún fin, por

ejemplo un sistema bancario. Dichos diseños no se “deducen” lógicamente de ninguna teoría (si

la hubiera), lo más que pueden hacer las “teorías” es restringir las posibilidades e inspirar las

formas y los mecanismos del dispositivo en cuestión.

El director de un banco central debe diseñar estrategias monetarias alternativas para

acompañar los objetivos de política económica del gobierno, no al revés. A su vez, un grupo de

investigadores económicos aplicados puede indagar la eficiencia de algún mecanismo

monetario y sus consecuencias (deseadas o no); esto sería una investigación tecnológica a la

manera de cómo un ingeniero evalúa distintos reactores químicos y evalúa si hay entre ellos

diferencias significativas de performance, costos, riesgos, calidad e impacto ambiental.

Los técnicos económicos no se interesan demasiado por la validez teórica y aplicabilidad

de las “leyes del mercado”, ni por actualizar los fundamentos psicológicos de las “teorías de la

elección racional”, por participar de la controversia alrededor de la existencia o no de un

“equilibrio natural” o por si la entropía tiene alguna aplicación creíble en ciencias sociales.

Más bien se preocupan por diseñar estrategias para ganar dinero, para bajar costos, minimizar

riesgos, crear o vaciar empresas, efectuar operaciones financieras, evadir impuestos, mejorar su

competitividad, anular la competencia, para crecer o para subsistir, según las circunstancias.

Trabajos duros sí los hay, al igual que el del empresario que los contrata, que además corre los

riesgos patrimoniales. La actitud y el compromiso ético de técnicos y científicos básicos son

por lo tanto distintos; otra razón más para distinguirlos y reconocerlos.

Lamentablemente en el sistema educativo se perpetúa esta confusión y por ejemplo, en un

reciente material de cátedra de la UBA21 se define a la economía como “la ciencia que nos

permite administrar, producir y distribuir equitativamente bienes escasos” una especie de

megaciencia y megatecnología.

La peor cara de este error es el descubrimiento reciente de la red de corrupción financiera

internacional con epicentro en Washington D.C. y Wall Street, que reveló crudamente la

20 En realidad usamos otros nombres: administración, contabilidad, mercadotecnia, ingeniería financiera, etc.

21 Acevedo y otros. (2012) Pág. 13.

Filosofía y Pensamiento Económico

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch

complicidad de académicos de reconocidas

desregulaciones y descontroles que provocaron la crisis mundial; estos especialistas hacían

“ciencia” y docencia, ingeniería financiera corporativa, lobby y asesoramiento directo para el

policymaking. En otras palabras, utilizaron el prestigio académico para vender sus diseños y

consejos a los bancos y para convencer a los políticos y la opinión pública de que todo estaba

“science-based”.

Otro supuesto escenario de asepsia política y tecnicismo económico

los “técnicos del derecho” interpretan la Ley. Nada menos exacto que “interpretar”, y en el caso

de los delitos y demandas económicas la opinología experta despliega su discurso de mano de

los peritos. Si, como sostenemos algunos, la

pueden alcanzar ciertos peritajes económicos y cuán políticos, ideológicos e interesados

resultan? Muchas demandas se basan en la exhibición de alguna “razón económica” que no es

más que interés o posición particular expresada en jerga. Súmese a esto la matriz cultural de

jueces22, fiscales y defensores públicos y se obtiene un escenario plenamente ideológico, donde

una falsa racionalidad económica inclina la balanza de la justicia. Véase el análisis del f

la Cámara Civil a favor de la inconstitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios y el

peso de la opinión del perito económico en la decisión de los camaristas

En síntesis, debemos entender que el rótulo de “economista” no habilita aut

para acometer en simultáneo varias empresas radicalmente distintas: la de investigar, rediseñar

y reformar la realidad social.

Consideremos ahora brevemente el enfoque sistémico de la sociedad con el objeto de

visualizar la necesidad de reconfigurar el mapa de conocimiento.

El futuro sistémico e interdisciplinario

Muchos pensadores han advertido sobre

fragilidad de la ortodoxia económica

escasa utilidad para el diseño de políticas socio

económicas; muchos otros sostienen que sólo sirve a

la concentración del poder y al sostenimiento del

modelo de producción-consumo

Los fracasos predictivos, las

las crisis autoprovocadas y la impotencia ante la

delincuencia económica global de guante blanco

abonan dichas tesis.

No está claro el camino para revertir esta

precariedad científico-tecnológica

aquí resolver tales problemas culturales, pero

creemos que el primer paso es

22 Los jueces parecen dar cada vez más importancia a los peritajes económicos, a los cuales exigen claridad,

precisión, imparcialidad y conclusiones bien fundamentadas. (ver el estudio de la Universidad Rey Juan Carlos).

Este ideal de fundamento económico les ahorraría much

servirá en muchas veces para disfrazar el posicionamiento ideológico y moral del juez y mantener así su toga

impoluta? 23 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1

conómico

complicidad de académicos de reconocidas universidades en la “fundamentación teórica” de las

desregulaciones y descontroles que provocaron la crisis mundial; estos especialistas hacían

“ciencia” y docencia, ingeniería financiera corporativa, lobby y asesoramiento directo para el

n otras palabras, utilizaron el prestigio académico para vender sus diseños y

consejos a los bancos y para convencer a los políticos y la opinión pública de que todo estaba

Otro supuesto escenario de asepsia política y tecnicismo económico es La Justicia, donde

los “técnicos del derecho” interpretan la Ley. Nada menos exacto que “interpretar”, y en el caso

de los delitos y demandas económicas la opinología experta despliega su discurso de mano de

los peritos. Si, como sostenemos algunos, la economía es sólo parcialmente científica, qué rigor

pueden alcanzar ciertos peritajes económicos y cuán políticos, ideológicos e interesados

resultan? Muchas demandas se basan en la exhibición de alguna “razón económica” que no es

ón particular expresada en jerga. Súmese a esto la matriz cultural de

, fiscales y defensores públicos y se obtiene un escenario plenamente ideológico, donde

una falsa racionalidad económica inclina la balanza de la justicia. Véase el análisis del f

la Cámara Civil a favor de la inconstitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios y el

peso de la opinión del perito económico en la decisión de los camaristas23.

En síntesis, debemos entender que el rótulo de “economista” no habilita aut

para acometer en simultáneo varias empresas radicalmente distintas: la de investigar, rediseñar

Consideremos ahora brevemente el enfoque sistémico de la sociedad con el objeto de

reconfigurar el mapa de conocimiento.

El futuro sistémico e interdisciplinario

Muchos pensadores han advertido sobre la

económica y sobre su

diseño de políticas socio-

; muchos otros sostienen que sólo sirve a

la concentración del poder y al sostenimiento del

consumo-polución ilimitado.

las intervenciones fallidas,

y la impotencia ante la

delincuencia económica global de guante blanco

o está claro el camino para revertir esta

tecnológica y no pretendemos

resolver tales problemas culturales, pero

er paso es que la sociedad

en dar cada vez más importancia a los peritajes económicos, a los cuales exigen claridad,

precisión, imparcialidad y conclusiones bien fundamentadas. (ver el estudio de la Universidad Rey Juan Carlos).

Este ideal de fundamento económico les ahorraría mucho trabajo analítico, pero será alcanzable? El peritaje no

servirá en muchas veces para disfrazar el posicionamiento ideológico y moral del juez y mantener así su toga

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-219941-2013-05-14.html

Biológico

Político

Económico

Componentes del Sistema Social

Pág. 14

universidades en la “fundamentación teórica” de las

desregulaciones y descontroles que provocaron la crisis mundial; estos especialistas hacían

“ciencia” y docencia, ingeniería financiera corporativa, lobby y asesoramiento directo para el

n otras palabras, utilizaron el prestigio académico para vender sus diseños y

consejos a los bancos y para convencer a los políticos y la opinión pública de que todo estaba

es La Justicia, donde

los “técnicos del derecho” interpretan la Ley. Nada menos exacto que “interpretar”, y en el caso

de los delitos y demandas económicas la opinología experta despliega su discurso de mano de

economía es sólo parcialmente científica, qué rigor

pueden alcanzar ciertos peritajes económicos y cuán políticos, ideológicos e interesados

resultan? Muchas demandas se basan en la exhibición de alguna “razón económica” que no es

ón particular expresada en jerga. Súmese a esto la matriz cultural de

, fiscales y defensores públicos y se obtiene un escenario plenamente ideológico, donde

una falsa racionalidad económica inclina la balanza de la justicia. Véase el análisis del fallo de

la Cámara Civil a favor de la inconstitucionalidad de algunos artículos de la Ley de Medios y el

En síntesis, debemos entender que el rótulo de “economista” no habilita automáticamente

para acometer en simultáneo varias empresas radicalmente distintas: la de investigar, rediseñar

Consideremos ahora brevemente el enfoque sistémico de la sociedad con el objeto de

en dar cada vez más importancia a los peritajes económicos, a los cuales exigen claridad,

precisión, imparcialidad y conclusiones bien fundamentadas. (ver el estudio de la Universidad Rey Juan Carlos).

o trabajo analítico, pero será alcanzable? El peritaje no

servirá en muchas veces para disfrazar el posicionamiento ideológico y moral del juez y mantener así su toga

Biológico

Cultural

Político

Componentes del Sistema Social

Mario Bunge 1999

Filosofía y Pensamiento Económico

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 15

advierta la situación y lo integre a su sistema de creencias.

En ese sentido, utilizar el enfoque sistémico de la sociedad (Bunge 1982, 1999, 2010)

permitiría dejar de lado algunos pseudo-objetos de la economía clásica y re-conceptualizar a los

sistemas económicos como subsistemas sociales junto con los subsistemas biológico, político y

cultural en un contexto determinado. De esta manera se evitaría el economicismo y se

plantearía un campo de exploración abierto a prácticamente todas las disciplinas del

conocimiento. El trabajo interdisciplinario quedaría habilitado por esta perspectiva para

descubrir nuevas relaciones y mecanismos de funcionamiento de personas y grupos de distinta

escala y alcance.

El enfoque sistémico junto con un trabajo de fondo de reconstrucción ontológica y

semántica y abonado por una investigación empírica re-orientada e históricamente situada,

potenciaría las capacidades actuales de modelado social y llevaría un paso adelante los métodos

de predicción a corto y mediano plazo.

Integrada la economía al resto del conocimiento humano y en el marco de una filosofía

sistémica realista y científica, los equipos de investigadores sociales podrán encarar temáticas y

problemáticas más profundas, amplias y relevantes para la gobernanza global:

• Cultura y construcción de valores

• Patrones de consumo a lo largo de la vida

• Construcción de necesidades y deseos

• Rol de la mujer y la familia en la sociedad de consumo

• Violencia, criminalidad, drogas e inequidad

• Pobreza y riqueza extrema

• El rol social de los medios de comunicación

• Estudios de la percepción y construcción de creencias e ideologías sociales

• La economía del miedo y del narcicismo

• Conservadurismo cognitivo y existencial (resistencia al cambio)

• Límites necesarios a la acumulación de capital y poder

• Límites necesarios a la propiedad privada y a la propiedad intelectual

• Relación entre competencia y cooperación

• Balance entre el desarrollo local y la centralización

• Mega-urbanismo y mega-empresas. Revisión de la “economía de escala”

• Sociedades post-petróleo

• Transacciones internacionales, contaminación y despilfarro energético

• Globalización y regionalismo

• El tiempo: recurso no-renovable

Este incompleto muestrario de temas y las múltiples relaciones posibles entre ellos,

alcanza para mostrar el enorme desafío de “una nueva economía” integrada a la familia de las

ciencias sociales; desafío que deberán asumir investigadores, docentes, instituciones y

políticos, no sólo como un giro intelectual o político, sino también como respuesta a un

Filosofía y Pensamiento Económico

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 16

imperativo social y ambiental. Se cuenta con un creciente número de interdisciplinas

económicas como la socio-economía, la psico-economía, la bio-economía, la antropo-

economía, la geografía económica y la economía ambiental, además de enfoques especiales

como el feminismo y el indigenismo. Todos ellos remapean la investigación de las ciencias

socio-económicas a futuro, al tiempo que sirven para reescribir la historia económica, que

generalmente se cuenta de una manera reductiva y culturalmente sesgada.

Esto a su vez, ayudará a criticar y enterrar teorías, conceptos y doctrinas que hayan

demostrado su infertilidad o que ya no sean útiles en el marco de una “nueva economía” al

servicio de una sociedad humana diferente, compuesta por un conjunto de personas diferentes y

habitando un planeta diferente. Ayudará también a dedicar menos esfuerzos al estudio de

pensadores de otras épocas y mucho más al estudio de problemas actuales y futuros. En

síntesis, nuestra evolución depende en parte de la mejora continua de nuestras herramientas

cognitivas y de nuestra capacidad para utilizar adecuadamente el conocimiento para una auto-

organización social que resulte moral y técnicamente sustentable.

Conclusión

La recurrencia, gravedad y alcance de las crisis sociales así como el estado actual de

alerta medioambiental, alcanzan para demostrar la debilidad actual de “la economía”. Esto nos

demanda indagar en sus fundamentos filosóficos en busca de un replanteo tanto de la enseñanza

como del ejercicio profesional de los economistas en sus dimensiones: científica, tecnológica (o

de ingeniería) y política. Para ello hay que volver a distinguir la investigación científica del

diseño de estrategias para la reforma social, reconocer el contenido ideológico de ambas y

denunciar el fraude cuando corresponda.

El enfoque sistémico resulta una poderosa herramienta para esta tarea de re-construcción

disciplinaria, tanto por su utilidad analítica como por su capacidad de integración y síntesis de

principios, supuestos, conocimientos, herramientas, objetivos y valores. Lo que algunos llaman

“crisis de paradigma” de las ciencias económicas puede ser mejor analizado bajo la perspectiva

sistémica y evolutiva, entendiendo que, tanto el conocimiento como la humanidad que lo

construye, son mega-sistemas que evolucionan biológica, ambiental y política y culturalmente.

Estas disciplinas podrán evolucionar desde su status actual de precariedad científica si y

sólo si se dedica un gran esfuerzo a reconstruir los fundamentos ontológicos, semánticos,

lógicos, epistemológicos, metodológicos y éticos de las ciencias y las ingenierías económicas,

en su contexto ambiental, social, político y cultural. Y sólo así podrán contribuir primero al

conocimiento social y luego a la producción de reformas efectivas para el mejoramiento social.

El cambio es necesariamente cultural y debe combinar la re-construcción disciplinaria

con la de los métodos y contenidos de la enseñanza (en todos los niveles) y una permanente

campaña de alfabetización económica para los ciudadanos.

Si, como hemos sostenido, no hay problemas (ni soluciones) puramente económicas,

todos los problemas aquí esbozados y los que vayan apareciendo deberán ser analizados y

enfrentados multidimensionalmente, con la ayuda de científicos e ingenieros de todo tipo.

Filosofía y Pensamiento Económico

Dr. Ing. Agr. Marcelo Bosch Pág. 17

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