Download - AÑO XXn/.-MÚM. X. CRÓNICA GENERAL. - Hemeroteca Digital

Transcript

P R E C I O S DE S U S C R l C I O l í .

Maaria. . . Provincias. Extranjero.

36 pesetas. 40 id. 50 id.

18 pesetas. SI id , 2C id .

10 p e s e t a s , n Id.

AÑO X X n / . - M Ú M . X. ADMINISTRA CIOíí ,

C A R R E T A S , 1 2 , P R I N C I P A L ,

Madrid, 15 de Marzo de 1880.

P R E C I O S DE S U S C R I O I O I J Á P A G A R EN O R O .

Cuba y Puerto-Rico, . . . Fi l ipinas

13 pesos fuertes. 15 id.

Llójico y Rio &a la Plata . \ 15 id .

7 pesos fuertes. 8 id.-a id.

En los demás Estados de Amír ica fijan el precio los Sres. Agentes.

SUMARIO.

TiSTO. — Crónica gentirnl, por D . José ^Fernandez Bremon. — Nuestros grabados, por D. Matmol Bosch. — La Quincena parisicnsú , por D. A. Fernandez de loa Ríos. — Los

, Teatros, por D. Perogrin García Cadena, — Un tribuno y nn filósofo en la Edad Media, por D. Emilio Castelar, — A mi querido hermano J>. Juan do Bisao y Zulueta, soneto, por el Marr|u¿3 de Dos ETermauae. — Nuñez do Arce y La Vision de Fiwj Martín, poe­sía, por D. Manuel Eeina ,— Descripción del nuovo órgano construido para la ¡glnsia del Buen Sucoso, de J ladrid, por D. Ildefonso Jimeno. — Monte de Piedad y Caja do Ahorros de Madrid, por X . — Libros presentados á e s t a Redacción por autores ó edito­res, por M. B.-^Suel tos . — El juego de la Guerra , por S,—Anuncios.

GBABADOS.—Retrato de D. Pablo de Sarasate, violinista español. — Idom do los llustrl-slmos prelados iiuo asistieron á la consagración de la catedral do Manila, — Manila ; Aspecto exterior de la nueva catedral metropolitana, consagrada el 7 do Diciembre úl­timo. — Aparatos [isleos j astronómicos instalados por la ílunicipalidad de San Sebas­tian para el servicio público. — Inglaterra : Exploración de las regiones árt icas por medio de los globos aerostiltlcos, según ol método propuesto por el comandante Oliey-ne. — Bellos Artes ; Dijad ?IÍP los niños vengan á mi, cuadro do Piat t l . — Madrid : Ór­gano de la iglesia del Buen Suceso. — Polinesia ; Ratillcacion del tratado de amistad y comercio entre Alemania y el Rey de Somos ; la corbeta Ariadna s i ludando el pabellón Bomo.ino en el puerto de Apla. — Retrato del general Roca , electo Presidente do la Confederación Argen t ina .—ídem de D. Nicolás do Piórola, dictador de la RepüWIca del Perú. — República del Ecuador : Esta tua del patricio D, Vicente Rocafnerte, Inau­gurada en Guayaquil el I." de Enero. — El juego de la Querrá , poi'a perfeccionar loa conoeimlentoa tácticos.

I •-s>-o.»»*r-

CRÓNICA GENERAL.

Si esta sección del periódico estuviese dedicada exclusivamente á las señoras y á los diplomáticos, liablariamoa de la próxima alianza entre las familias Reales de Austria, y Jiélgica ; si á los políticos, do k derrota del Ministerio francés en ei Senado, ó de la separación so­lemne y oficial del general iV'Iarfcineí; Campos y el Sr. Cánovas del Cas­tillo; y si á los aficionados á lo extraordinario y anómalo, de la de­capitación en Clnua del último embajador que tuvo en San Petcrsbiirgo la corte de Pekin. Forzoso nos será hablar ligeramente de esos asun­tos , tan valuados y difíciles.

líespecto de Ja unión pactada entre el príncipe Rodolfo, presunto heredero de la corona de Austria, con la infanta .Estefanía, hija se­gunda de Leopoldo, rey de Bélgica, sólo felicitaciones iicraos leido, ya por eJ oriíten húngaro d é l a infanta, nieta del : archiduque José, circunstancia tan digna de mención en el imperib de Austria-Hiui-gría, ya porque, proyectada la boda, hallándose Austria y Alemania en relaciones intimas, parece esta alianza síntoma favorable para la futura-armonía del poderoso imperio alemán y el reino belga, si bien de lo futuro es muy expuesto ¡lablar cuando se trata de política.

En,cuanto al Principe Rodolfo, ya le conocemos como infatigable y atrevido cazador, pues fue hace poco nuestro huésped, y en su rá­pido viaje por España tuvimos ocasión de reparar aquel tipo germá­nico, cuyo rostro se destacaba entre los nuestros. Ue la infanta Este­fanía,sólo podemos decir que tiene diez y seis años. Es, por lo tanto, una emperatriz en capullo.

España ha perdido un arquitecto ilustre con el fallecí miento del Sr. D.'Juan Madraxo, do gran autoridad entre sus compañeros de pro­fesión, artista de mérito superior, muerto en la plenitud de su talento y cuando de sus vastos y sólidos conocimientos, exquisito gusto y estudios constantes se prometía el aj'tc español irmcbo proveclio. Los ¡Eiteiigentes aseguran que sus pi'oj'ectos de restauración de ia catedral gótica leonesa son de valor inestimable, por lo cual lamentaron el coDlIicto que surgió entre el cabildo de León y el arquitecto, y que dio por resultado la separación del gran artista.

Las opiniones religiosas de éste, no disimuladas y sostenidas en lu­gares donde ha reinado siempre la paK y la unanimidad de los creyen­tes, produjeron por desgracia un rompimiento inevitable, en perjuicio del arte. Lástima grande que entre la hostilidad del profesor y la be-

g:- nevolenc-ia del clero no pudiera habilitarse uno de esos términos pru­

dentes que en otro tiempo permitían á los maestros árabes dedicar su inspiración y su ciencia al embe­llecimiento y grandeza de nuestras viejas catedrales.

La muerte do D. Juan Madrazo, en opinión de mu­chos profesores, es un desastre para ia arquitectura gi^tica, cuyo renacimiento soñaba y cuyas bellezas sen­

tía profundamente. Extraña contradicción que existia nutre el pensador y el artista, no producía en él , como en otras natm-alezas, una transacción siquiera fuese profesional. ¡Problenja extraño! ¿Se inspiraba en el genio del catolicismo; f.Q preocupaba por sostener los removidos pilares de los templos ruinosos, adivinar

D O N P A B L O D E S A R A S A T K , V I O L I N I S T A E S P A Í Í O L .

(Da fotograíia.)

162 L A Ji.usTfí.AciOH ESPAÑOLA Y AMEÍÍ,ICAISCA. N.° X

BUS perdidos ornameotos, reconstruir sus caprichos ojiva­les y las agujas de snstori'es, y dar solidez y duración á sue ciuiientos, mientras minaba su pensamiento la idea gran­diosa que representaban aquellas obras gigantescas? No lo creemos : entre el hombi'c exterior y el liombre intimo Ijay contradicciones que no explican lo aparente.

Si el arquitecto ha muerto, quedan sus proyectos , que harán sentir á muchos lo que el artista combatía, al píirecer, cuando le prestaba el inaj'or de los tributos que el hombre puede rendir i una idea ; el tributo de su genio.

Desecliado eii la Alta Cámara de Francia el artículo 7." de la ley de Mr. Ferry, que negaba la facultad de la eneerum-:;a á las asociaciones religiosas no autorizadas por la ley, era.caso de crisis para el Gobierno, tanto por la trascenden­cia de! proyecto como por la significación hostil del voto del Senado. El Ministerio francés lia encontrado fórmula para continuar eu el poder con aplauso de los suyos, pero estableciendo precedentes funestos para el prestigio de las cámaras. En primer lugar, no declarándose vencido ante la censura del Senado, que es uno do los poderes de la líepú-blica, mientras el G-obierno sólo tiene la delegación del Pre­sidente, y en segundo lugar, amenazando al alto Cuerpo con represalias que son una falta de respeto contra el poder le­gislativo, y que eo entenderían como un amago de dictadu­ra si las ideas no estuvieran perturbadas.

No hablemos de la prensa jacobina, que niega al Senado la facultad de resolver aquello que no halaga sus pasiones, límitajido la libertad del alto Cuerpo al circulo estrecho de las conveniencias demagógicas : cato, tmido íl que el ar­tículo desechado se reducía á coartar la libertad de ense­ñanza, y que el Senado era más liberal qoe el (íobicrno al rechazarle, produce lógicamente !a siguiente conclusión :

Los ideales en cayo nombre se han hecho revoluciones y se ha trastornado el ]imndo tienen que reducirse en la práctica á un eclecticismo, que todo lo permite, para conse­guir sus planes, á los partidos dominantes.

Esta conclusión absurda no nos sorprende : los republi­canos primitivos perseguían el pensamiento hasta dentro de la cabeza de sus adversarios.

La separación de los Sres. Martínez Campos y C^uovas del Castillo era un hecho positivo, pero le faltaba la solem­nidad de su publicación. El general Martínez Campos, al declararse enemigo político y personal del Presidente del Consejo, ha anunciado la creación de otro partido, y des­pués e! firme propósito de permanecer de incógnito en el mundo político, lo cual no se comprende.

Más comprensible nos parece la oposición del Sr. Cáno­vas á que se varío el sfata quo de los partidos, del cual no puede quejarse mucho el jefe del Gobierno.

La diplomacia no es entre los chinos, sí se conlirma la noticia de la ejecución á que antes nos hemos referido, una carrera tan pacífica y brillante como lo es en las diversas cortes europeas. ¡ Efecto singular de la distancia! La catás­trofe de ese dignatario chino, que habrá hecho en eu país un efecto trágico, contribuyendo tal vez á la revolución que el telégrafo indica, nos parece una de esas catástrofes burlescas de las parodias y saínetes. Europa no toma en se­rio á los habitantes de ese país, cuyas costumbres estudia la generalidad en los paisajes de abanico. Nuestra imagina­ción se representa al verdugo armado de una enorme nava-Ja de afeitar y sosteniendo por la coleta una cabeza de marfil, mientras se abanican al rededor del cadalso, que es un templete de porcelana puntiagudo, algunas chinas con el cabello estirado hac í a l a coronilla y clavadas en tierra por dos puntas situadas donde tienen el pié las em^opeas. El desdichado embajador chino nos parece una figurilla se­mejante 'á las que vemos en algunos tableros de ajedrez, y la cabeza cortada, ¿quién sabe? acaso pueda pegarse toda­vía con un poco de goma.

Hace pocos dias circuló un telegrama de liusia, que cau­só entre nosotros gran sorpresa ; se írataba de la complica­ción de muchos oficiales de la artillería rusa en la conspi­ración nihilista; noticia quo ni ha sido confirmada ni nega­da. La organización severa y especial que tiene en F.spíiña dicho Cuei'po contribuía á la extrañeza; no nos lijábamos en que en otros países puede ser, y es realmente, muy dis­tinta, Y si ese hecho grave fuese cierto, las consecuencias podrían ser terribles. Los depositarios de ese material des­tructor, que demuele las fortalezas más sólidas y destruj-e una población en pocas horas, son enemigos demasiado ín­timos y poderosos para que el descubrimiento de !a cons­piración no haya espantado al Gobierno. Es como si cual­quiera de nosotros descubriese que su brazo derecho estaba vendido á un asesino.

• » a •»

Don Alvaro ó la faerxa del sitio es la obra más famosa del teatro romántico español; por si sola constituye el ver­dadero teatro de! Duque de Rivas, que no necesitaba más para BU fama. Desarrollada con la anchura de nuestras co­medias antiguas, es un hermoso poema en acción, sin !a hojarasca poética de los autores del siglo XVII y sin esas arias y dúos de que tanto gusta el público español; es sobria y dramática; es decir, su inmortal autor, que podía tan fá­cilmente alucinar al público con relaciones sonoras y caden­ciosas, en que el autor y los actores ganan fáciles aplausos, se limitó á lo más difícil y exquisito del arte teatral, esto os, á que los personajes estén siempre en situación hablan­do lo que deben, no !o que les obliga á decir el entusiasmo lírico de! autor, que se desborda fuera de la comedia con deleito y asombro del vulgo, con desencanto del inteligen­te. Esta cualidad debe aprociarse rancho en una obra escrita haciendo gala de atrevimiento y rebeldía á los preceptos clásicos en época de revolución y desenfado literarios.

Don Alvaro es en la escena moderna la libertad sin licen­

cia. Libertad hermosa y necesaria para el autor de genio, que tiene campo adonde extender con amplitud los asuntos; libertad indispensable para un Calderón ó un Lope ; liber­tad temible en manos de un Cornelia, ¡Qaé cuadros tan animados ludjiera tenido que suprimir! ¡Cuántas bellezas hubiera necesitado mutilar el Duque de Ilivas para encer­rar su pensamiento dentro de un reciuto y en un espacio de tiempo determiníido! Pero, sin acudir al ideal de las unida­des, es decir, á la comedia emparedada, nuestro teatro con­temporáneo, con sólo respetar la unidad de lugar dentro de cada acto, resulta estrecho y apocado : los actos son episo­dios desleídos, y las comedias homeopáticas, cuando la na­turaleza del asunto no se aviene por casualidad á ser empa­quetada en ese molde abrumador y simétrico.

El molde, esto es, la forma sobreponiéndose al fondo, y el procedimiento A la sustmeia. Nosotros atribuimos á la necesidad de encajonar ene! gabinete las comedias, la ten­dencia que tienen á penetrar en las alcobas. Be pide cuenta íi los autores de la falta de inspiración, y se les exige un formidable trabajo mecánico para citar y reunir á sus per­sonajes en sitios lijos, en vez de permitirles que los busquen donde debcjn estar, con sólo desisorrer un telón, variando de decoraciones cuando sea conveniente

Lsto pensábamos en la noche del beneficio de Cairo, aplaudiéndole por su ejecución como protagonista del dra-mn, y escuchando con ínteres aquel poema patético y su­blime.

• »

« • »

— ¿ Usted en Madrid?—-decía un periodista hace pocos días, estrechando la mano de Ernesto Gai'cía Ladeveso.— ¿Cómo deja Y. á París? ¿Cómo encuentra V. esto después de tan larga ausencia? Sí que ha publicado V. UQ libro, ti­tulado Fuera, de la patria, que es una colección de impre­siones de viaje, novelas y cuadros parisienses. Espero un ejemplar. Los libros se lian hecho para los amigos, y si quedan algunos ejemplares, para el público. No es que quie­ra hablar de la obra.... Siendo de V. ya se sabe que es bue­na é interesante. Poro deje V. que le mire despacio. ¡Tiene usted aire extranjero! Casi, casi le desconozco ¡Ese si­lencio! ¿Me liabré equivocado y no tendré el honor de hablar con el Sr. García Ladevese, cronista de Kl Liberal, corresponsal en París de la prensa mejicana y redactor de Le Itappel?

— Sí, señor, y mí silencio se explica por la imposibilidad material de contestar á tantas preguntas simultáneas.

Nos acercamos al antiguo amigo y le dimos la bienveni­da de la manera más afectuosa.

— Ahí tiene V- nuestra tarjeta—exclamamos:-—no he­mos de ser menos que el señor, y reclamamos también nues­tro ejemplar.

— ¡Y el nuestro! ¡Y el nuestro!—repetían otros amigos, formando nn corro formidable.

Ladevese suspiraba. — ¿Y qué nos dice V., despuss de una ausencia tan

larga ? •—-Que me vuelvo á París inmediatamente — contestó el

aterrado escritor. — Tengo ilemasíados amigos en España. La corta permanencia en Madrid del ingenioso periodista

se explica fácilmente : aunque sus ideas son avanzadas, creemos que sale huyendo de nuestro comunismo literario.

¿Se duda de ello? Pongamos otro ejemplo. Desde que los periódicos anunciaron que on el henelicio

del Sr. Vico se iba á estrenar una comedia titulada FA Otro, original del Si'. Bremou, nos han pedido más de cincuenta localidades para el día del estreno. Siendo la comedía de don Leopoldo Bremon,t io queridísimo, nos vemos en el caso de hacer esta pregunta: ¿tienen los sobrinos de un autor el deber do arruínai'se cuaido sus tíos escriben dra­mas ó comedias ?

Un dato curioso, que encontramos en el libro de Ladeve­se, Faera de la J'Í'-^'''^'', referente á la gran actriz Sarah liernhardt, reina del teatro francés :

« Una noche en que su nombre estaba puesto en el cartel, nadie ¡a encontraba en el teatro, y faltaban pocos nnnutos para que se levantara la cortina. So fué á buscarla á su casa; tampoco so encontraba allí. Había desaparecido. Este eclíp-, se duró algún tiempo : mil contradictorios juicios se for­maban respecto de la causa do su desaparición.

jj Aquel eclipse fué fecundo. ILibia ido á bañarse, en la luz del Mediodía, que reanimó su espíritu; había ido á rea­lizar un sueño que le era necesario ; visitar á España, por la que siente singular predilección. Las alamedas del líeti-ro, las orillas del Manzanares, los jardines de la Moncloa, traíanle á la memoria las grandiosas inspiraciones que el genio poético de la Francia buscó en nuestra patria queri­da. Aquella excursión, cuj'os dias de oro no olvida jamas, decidió tal vez del porvenir de la joven artista,»

En efecto, poco después de este viaje se reveló la gran actriz.

# « » Después de un cruel invierno, Madrid está disfrutando

un verano prematuro. El año 80 se parece á esos jóvenes precoces que, recién salidos de la escuela, se las echan de hombrecitos. Ello es que las gentes han colgado sus capas y gabanes para vestir trajes ligeros, y sólo el respeto á la costumbre les impide aún salir en traje blanco ; pero los médicos reconnendan que se desconfie de tan hermosa tem­peratura.

Nuestra andga D," María de la O decía anoche con mu­cha afiiccíon á su marido :

— Es preciso variar de médico : no se me (luitau estos dolores de cabeza.

— Yo los achaco al tiempo, respondía el marido; á este verano prematuro Y ¿son violentos los dolores?

— Figúrate si lo serán, que me han salido en estos días seis ó siete canas,

— Lo que dije, hay que atribuirlo al tiempo, esposa mia.

Doña Joaipnna iba á poner ayer tardo á su galguito in­glés una ruHuta de seda encarnada, cuando entró llorando su vecina D." lilasa,

— ¿No sabe V. lo que sucede? — dijo é,íta sollozando.— Los uumicipales han envenenado á Proserpina.

— ¿Ssrá posible? ¡ Mnerta la madre de mi galgo! ¡Qué contrarie:lad! No puede salir á paseo este pobre huérfano. La manta quo tiene es encarnada, y el iníreliz está do luto.

Josa FERNANDEZ BREMON.

NUESTROS GRABADOS.

OOX i'ABLO T>K SAIIASATE , VIOLTXISTA E 3 P A S 0 L .

Hace próximamente tres años, cuando el público de Es­paña sólo conocía á nuestro compatriota Sarasate por el eco de su reputación, que había salvado las fronteras, LA ILUS­TRACIÓN ESPAÑOLA Y AstRíllCAXA consignó en sus páginas un recuerdo para el célebre artista, ausente entonces de la patria. Hoj-, que ésta, representada por el inteligente y es­cogido público que concurre á los conciertos del teatro y circo de Kivas ha consagrado con sus aplausos la fama eu­ropea del violinista español, parécenos justo y oportuno, ya que Sarasate abandonará pronto nuestro suelo para pro­seguir en el extranjero la serie de sus brillantes triunfos, dar un puesto en la página primera del presente número al re-ti'ato del renombrado artista.

No intentarénms trazar aquí la biografía de Sarasate ; to­dos loa periódicos diarios de Madrid nos han precedido en esta tarea, y no hay, por lo tanto, un lector que ignore que v, el aplaudido artista es natural de Pamplona y descendiente de una familia de músicos (1) ; que á la temprana edad ele nueve años era un violinista notable ; que la Diputación do Navarra le pensionó para que prosiguiese sus estudios musí-cales, y quo después toda líuropa ha admirado su talento y proclamado á Sarasate el primero de los violinistas de nuestra época.

La acogida que Madrid ha hecho al artista español ha sido de las más entusiastas, y como lo ha djcho hace po­cos dias con gráfica frase un escritor nmy leido, la Marcha del Profeta, ejecutada por Sarasate en su primer concierto, verificado el 7 del corriente, fué la marcha de la propia eo- i roiuicíon del gran ejecutante, que hoy constituye una do \ las ilustraciones de nuestra patria.

F I L I P I N A S

La nueva santa iglesia catedral metropolitana de Manila.

La culta y religiosa capital del Archipiélago filipino se vistió de gala el día 8 de Diciembre último para celebrar á un tiempo la fiesta de la excelsa Patrona de las Españas y la inauguración de la nueva santa iglesia catedral, edificada en el mismo sitio que ocupara la quo un temblor de tierra destruyó en la noche del 3 de Junio de 1803.

Jíl fervor religioso de los fieles do Manila, hábilmente dirigido y secundado por el digno prelado, excelentísimo é limo. Sr. D. .Kray Pedro Payo, ha sustituido con amplio y ostentoso templo, el que redujo á escombros aquel fu­nesto accidente. En 1871 dieron principio las obras, bajóla dirección del arquitecto municipal D. Luciano Oliver, á quien sucedieron el Sr. Serrano Salaverri, autor del proyecto aprobado por la Real Academia de San Fernando, y por muerte de aquél, los Sres. López Navarro, Kamírez iSazan y ,D, líamon Hermosa.

El segundo grabado que publicamos en la pág. 164 re­presenta el aspecto exterior dé l a nueva catedral, según fotografía que nos han remitido nuestros celosos correspon­sales en Manila los Sres. Pamircz y Gíraudier. La fachada del templo, como dice nuestro apreeiable colega el Diario de Manila, tiene el carácter grave y severo del estilo bi­zantino, acomodado, no obstante, al gusto de la moderna arquitectura. En cuanto al interior, por la esbeltez délas columnas, la majestuosidad de los arcos, la gran elevación de la navo centra! y la del cimborrio, recuerda la elegancia de los antiguos templos romanos. Es, en resumen, el santo templo, digno do la Virgen Inmaculada, bajo cuya advoca­ción se ha inaugurado la basílica, y del religioso pueblo que con sus ofrendas ha levantado nuevos altares al culto ca­tólico.

La bendición y consagración de la catedral se verificaron solemnemente el domingo 7 de Diciembre, teniendo lugar al siguiente día la función religiosa en honor de la Purísi­ma Concepción, contribuyendo á darle mayor realce la pre­sencia accidental en Manila de los ihistrísimos señores obispos de Jaro y Tonkíng. Asistieron también á la solem­nidad los excelentísimos señores capitán general y segundo cabo del Archipiélago, jefe del Apostadero de marina, Comisiones de todos los centros del Estado, llenándolas naves del templo im inmenso público.

En las noches del sábado y domingo la población ente­ra se hallaba profusamente iluminada : según leemos en los periódicos de la localidad, entre todos los edificios llamaban la atención, por el gusto con que se hallaban combinadaa las luces y su número, la catedral, que en fachada y torre tenía más de once mil, y el colegio do Padres Jesuítas, que h\cia im precioso templete cuajado de vasos, en fondo en­carnado, y en el centro del cual campeaba la imagen de la Purísima Concepción, bajo cuya advocación se halla aquel establecimiento de enseñanza.

Delante de la fachada de este edificio y en la plaza de Palacio hubo serenata y numerosísima concurrencia.

Como hace observar muy razonablemente el Diario, ar­quitectos, artistas, autoridades y particulares son acreedo­res á los mayores elogios por la parte que han tomado en

(1) Tnmbiiüi en !a íamilia <!o Sarnsíte liay quien cultiva las letras con buen éxito. Nos referimos il la Srta. D." Ii'ranc¡-:oa de Sarasate, hermana del distinguido violiniata y autora de Un Libro para las pollas, que forma parte de nuestra IHblioieca sHect'x de Autores contnnportíiipos.

( N. de la S.)

N." X L A ÍLUSTaAciOH. E S P A Ñ O L A Y AMEÍ^ICAKA. 163

la realización <le un suceso que tan profunda iilegriíi ha pro­ducido en la población de Manila; pero al lado de todos ligura en primtr ténniDo ol sabio y virtiioyo arzobispo de aqiiella diócesis, que anciano y escaso de salud lia consa­grado todas las facultades de su carácter enérgico y decidi­do á la obro, trascendental que ha tenido la satistaocion de ver terminada.

Como jufítd testimonio de respeto al venerable prelado y al digno clero filipino, publicamos en la misma página su retrato, con los de los fimos. Sres. Obispos de .Jaro y Tou-king, que en unión suya consagraron y bendijeron el nue­vo templo metropolitano, por cuya (lidiosa inauguración felicitamos íl aquel pueblo, que tantas y tan justas simpatías nos merece.

A l 'AJi A T 0 8 A S T I t O i V Ú . l I l C O S V JI i: T K O R O L ü O l OOS

instuladoa [lur la Miunicipaliind de San Sebastian.

Por acuerdo del celoso é ilustrado Ayuntamiento de la ciudad de San (Sebastian, se han colocado en el lindo sqtiare de la plaza de Gidpüscoa varios aparatos curiosos y de prác­tica utilidad, de los que vamos á dar una ligera idea, como coinplemento de los grabados que puiílieaiiios en la pági­na IG5. Comenzaremos por el que conceptuamos niás im­portante, (¡ue es una Colanilla •inuteorolóyica, construida con ricos mármoles del país, labrados con el mayor gusto y esmero, y rodeada de una elegante verja de hierro. En el fuste de 3a columna se han colocado un barómetro, un ter­mómetro y uu higrúmctro, que indican , como es sabido, el primero, la presión de la atmósfera; el segundo, la tempe­ratura, y el tercero, el estado liigrométrico del aire. Las graduaciones correspondientes están grabadas en planchas de mármol blanco, que contrastan con los variados tonos do los mármoles de colores empleados-eii la construcción de la columna. Estos aparatos han sido expresamente fabricados por la casa Salieron, de París, con notable gusto y per­fección.

Termina la columna con una esfera terrestre de IJO cen­tímetros de diámetro, cuyo eje so lia dispuesto de modo que sea paralelo al eje terrestre, y su prolongación, sirviendo de estilete, marca con su sombra el paso del sol por el me­ridiano de las principales capitales del globo. Vese, pues, ikiminada en la esfera la parte de la tierra que en aquel momento recibe la claridad del sol.

8o ha colocado también una gran losa de mármol negro de Bélgica, en la que, tomando por centro la ciudad de San Sebastian, están grabadas las direcciones á los puntos más importantes del globo, asi como las distancias á diohos puntos en kilómetros, ó sean los arcos de circulo máximo rectiñcados y los ángulos que forman. Se marcan también los límites entre los cuales varía el orlo y ocaao do! sol. Formando cuadro á todas estas indicaciones, están grabadas ea unos relojes las horas de las principales capitales del globo cuando son las doce en la ciudad de San Sebastian, ó sea la diferencia de longitudes de todos aquellos puntos con relación al meridiano de la capital guipozcoana.

Meridiano de e^rplosion. — Encima de un pequeño pedes­tal de mármol hay un cuadrante solar, y sobre él un cafion-cito, al que va unida una lente biconvexa, sostenida por dos brazos. Bien nivelado y orientado e! cuadrante, cuando el soí pasa por la meridiana del lugar, el foco de los rayos solares que atraviesan la lente concurre sobre la meridiana, en cuyo plano está el oido del cañón, á fin de que el foco

' coincida con el oido de éste ; la lente'está mantenida por unos brazos, á los que sirve de guía un eirculo graduado con divisiones, que corresponden á ¡os diferentes meses del año. De esta suerte, en el momento en que el sol pasa por el meridiano de la ciudad, el foco de los rayos solares, cayendo sobre la pólvora colocada en el oido, determina el disparo del canon. Pero como los intervalos entre dos trán­sitos sucesivos del sol por el meridiano no son los misinos, tampoco de un disparo á otro ti-ascurrirán veinticuatro ho ras justas; y para que so sepa el tiempo medio, hay una tabla que marea la diferencia entre éste y el tiempo ver­dadero.

En uno de los paseos raás concurridos se ha trazado cf'ii la mayor exactitud posible la meridiana de San Sebastian, marcándola en una gran longitud con listones do piedra al nivel del suelo.

Soria de desear que se generalizaran en las costas esta­ciones meteorológicas, que comunicándose mutuamente por el'telégrafo el resultado de sus obsorvaciones, podrían prestar grandes servicios, evitando no pocos naufragios. Entre tanto, no debemos escasear nuestros elogiosa la dig­na Corporación municipal de San Sebastian, cuyo ejemjdo quisióramos ver imitado por oti-as ciudades importantes de lispaña, ya que en Madrid, que como capital de una mo­narquía de 17.000.000 do habitautes (sin contar los de las colonias), parece natural diese el ejemplo en adoptar estas y otras útiles invenciones, pasan completamente desaper­cibidas.

INClLA'l'líRIlA : I'IíOYRCrO JIK líXPLORACIÓN Ált'l'ICA

por medio de globos aerostáticos, según el método del comandunte Clieyne.

En Londres ha tenido lugar un meelinij para oír al co­mandante Gheyne, iniciador y defensor entusiasta del pro­yecto de navegación aérea rn el Polo, secundado por el co-noeido aeronauta Mr. I leniy Ooxwell, cuya opinión es fa­vorable á aquel medio, como un poderoso auxiliar en las exploraciones. '

Los cálculos del comandante Cheyno tienden á probar que en e¡ mes de Junio, y hacia la latitud donde verifica­ría su ascensión, la dirección medía variable delaire seria hacia el N. durante quince días y medio, y por espacio de catorce y medio en dirección opuesta, siendo, pues, en ex­tremo favorable para el avance y retroceso do la expedición. También debe tenerse presente que durante los meses do verano la luz solar es perenne en las tierras árticas, cireuns-taocia también muy favorable á la navegación aérea.

Las siguientes notas de Mr. Goxwell sirven de explica­ción á nuestro segundo grabado de la pág. IGO.

t.° Provisión de gas. Esta se haría en estado comprimido

y en recipientes á propósito, quo se llevarían á bordo del buque expedicionario, así como las sustancias químicas ne­cesarias para producir el hidrógeno en el acto. Se ilenarian tres globos, sujetándolos, en forma triimgular, á unos más­tiles ligeros pai-a facilitar el uso do las cuerdas reguhrdoras, á íin de navegar sohi'e todos los obstáculos, sin ascender domasiado en hi atmósfera. De este modo se unirían ios tres distintos cuerpos de g'aa, y aílojniido una de las liga­duras, !oH globos forniariau una sola linea, presentando así poca más resistencia que un solo globo cuando se hiciera preciso detener la marcha.

'1" Puede reducirse la velocidad, ó anclar por medio de un tercer mástil con unas áncoras que agarjnrian en el hielo.

íi." Los globos serán de seda fuerte y tupida. Si uno de ellos sufriese averías, se proveerían medios para a]irovechar el gas, trasladándolo á los otros globos : de aqni la impor­tancia de usar tres globos combinados en vez úc uno solo.

Eeguhindo proporcionalmente la longitud de las cuerdas con las de los mástiles, se sujetarían á ¡as corrientes de aire más á propósito para la navegación ; las barquillas irán ¡mi-\istns de los aparatos necesarios para producir calor, y con­tendrán provisiones para cincuenta y un días.

A l i n d o poder juzgar con exactitud de las i^'araiitias de éxitos ip.ie ofrece el proyecto del comandante Cheyne en la práctica, se va á efecliiar una expedición aerostática con arreglo al método propuesto, expedición cuyo punto fie par­tida será el Palacio de cristal de Londres, y su término la ciudad de Edimburgo. Es indudable que el comandanlc Cheyno habrá hecho un gran ser\-ício á la ciencia, si el sis­tema de navegación aérea de su íuxencion puede arrancar su secreto á las soledades del Polo.

lUíLLAS AK'I'ÜS.

Dejud ijiie los niños vmija» á mí: cuadro de P ía t t i .

líetiere el evangelista San Lúeas que habiendo elegido Jesús la aldea de Cafarnaum para lugar de sus predicacio­nes, traíanle los niños para que los tocase, lo cual, vién­dolo los discípulos, les reprendían. Mas Jesús, llamándo­los, dijo : «Dejad que los niños vengan á mí , y no los íni-spidais; porque de tales es el i'eíno de Dios. De cierto os » digo que cualquiera que no recibiere el reino de Dios co-» mo un niño , no entrará en él.»

Tal es el característico y conmovedor momento de la vi­da de Jesús que ha servido de asunto al pintor italiano Próspero Piattí para el cuadro cuya copia liallarán nuestros lectores en bis páginas 1G8 y Ifiíl del presente número. En el fondo se eleva sobre una colína la aldea de Cafarnaum. El Divino Maestro está sentado bajo frondoso olivo y aca­ricia amorosamente la rizada cabellera de un niño, cuya fisonomía expresa un sentimiento de viva complacencia por la ¡¡referencia de que ha sido objeto de parte de Cris­to. Delante de él una madre anima á su pcqueñuelo á que se acerque al Nazareno. A la derecha, un grupo de gaiilcos obsérvala escena con atención. Las cabezas de estos oyen­tes denotan con mucha níiturali(Uid la maravillosa impresión con que escuchan las sublimes palabras de Jesús ; las tin­tas se funden en suave armonía ; el aire circula libremente en iorno de las figuras, y un rayo de sol, penetrando á tra­vés de! i'amaje del árbol, se quiebra en caprichosos electos de luz sobre las vestiduras de vivos colores.

El cuadro de Píatti, conceptuado como una de las mejo­res obras de este nrtípta, forma parte actualmente de una rica galería particular de Santiago de Chile.

M A D R T B : ÓRCIAXO IHÍ LA IGLKSIA Diíl. BUEK SL""I ' Í '>0 . ( \ ' é a -

se la pág. 17L)

P O L I N E S I A : LA C O I I D K T A A L E M A N A (( A U I r. D X A il

saludando ni pabellón de Samúa, en el puerto de Apia.

Atonto el Gobierno de la nación alemana á pro'.egor el dcsarrnllo de sus posesiones en la Polinesia y á fac.'litar el incremento del importante tráfico que varias islas de aipiel archipiélago sostienen con la plaza de IJamburgo, ac;.ba de ratificar bajo sólidas bases el tratado de amistad y ctmer-cio con el rey délas islas de Sainóa, impidiendo así la i.ige-rencía de los ingleses, quienes trataron de aprovecharla suspensión de pagos de la antigua Compañía hamburguesa de Goddefroy, contra la cual poseía cuantiosos créditos !a opulenta casa ISaring Brothers, de Londres, para utilizar en provecho de su navegación y su comercio los elementos creados allí por Alemania. La Compañía Goddefroy ha sido reemplazada por una nueva y sólida Sociedad anónima, creada con autorización del (íobierno alemán, y apoya<la por el mismo, con lo que queda asegurado al comercio de la nación germánica c! tráfico de importación y exportación, y el pacífico disfrute de las plantaciones que en aquellas islas explota, habiendo sido reembolsada ;-a de sus créditos la casa liaring.

Nuestro segundo grabado de la página 172 representa el puerto de Apia, en la isla [Jpoln, centro del tráfico del gru­po de Samóa, en el momento en que la corbeta Ariadnit, de la marina militar alemana, saluda el pabellón de la plaza, en acatamiento á la ratificación del tratado.

' El puerto de Apia es bastante capaz para recibir ochenta buques de gran porte, habiéndose dado caso recienlemente de reunirse en él 69 de varias nacionalidades para hacer el comercio de exportación, que consiste principalmente en cobre y algodón, ó el de importación en paños, armas y quincalla. T.a población europea estable so calcula en ^.^Ot) personas, repartidas en unas 200 casas.

lí L G E K k 11 A L D. J U L I O A, R O C A ,

electo presidente de la República Argentina.

Con SU habitual laconismo acaba de participarnos el te­légrafo la elección del general lioca como Presidente cons­titucional de la Confederación Argentina, cuyos destinos habrá de regir durante un periodo de seis años, que termi­nará el 12 de Abril de 188b, con arreglo á la ley funda­mental del Estado.

En la pág. 1 73 publicamos el retrato del nuevo Presiden­te , según fotografía que con fecha 4 del actual se ha ser­vido enviarnos desde Sevilla el Sr, D. Erancisco Alba La-hado, quien también ha puesto á nuestra disposición una biogralía, á la que sentimos no poder dar cabida por falta de espacio, limitándonos á extractar de ella algunos breves apuntes.

Don Jidio A. fíoca nació en Julio de IS^.3 en Tucuman, capital de una de las catorce provincias que forman la na­cionalidad Argentina, siendo por lo tanto el que más júvcn ha sido elevado á la primera magistratura del país. A los treinta años de edad fué ascendido al grado de general sobre el campo de batalla de Santa liosa, no lejos dé la Cordillera do los Andes, por nn decreto del Gobierno ao la líepúhlica; distinción que lia debido exclusivamente á.sus dotes militares, pues nunca se ha sublevado contra el orden de cosas existente.

!,os datos que tenemos á la vista sobre la vida pública del general lioca nos pintan al nuevo Presidente como una de las entidades más notables do aquella república. CouLO militar díó relevantes pruebas de bravura, imída á una prudente sagacidad, en la batalla de Naembó (provin­cia de Corrientes); sus capacidades como hombre de admi­nistración , ejerciendo el importante cai'go de comandante general de las fronteras de Córdoba, San Luís y Mendoza; sus condiciones de excelente táctico, derrotando y hacien­do prisionero al célebre general Arredondo en los líanos de Santa liosa; su aptitud de estadista, en Jin, desarrollando sobre el terreno, como Ministro de la Guerra, el vasto plan de fronteras concebido por D. Adolfo Alsína, y con el cual la sola provincia de Buenos-Aires ha ganado al desierto un considerable territorio, rico en pastos, quedando aquella provincia y las domas de la Confederación más á cubierto de las incursiones y depredaciones de los indios libres.

Xo tenemos noticias detalladas de la elección del gene­ral líoca para el cargo presidencial; pero es de suponer que haya sido bastante unánime, atendido á que, según nos comunicó el 17 de Febrero el telégrafo submarino, el doctor Tejedor, gobernador de Buenos-Aires y candidato del par­tido nacionalista, había retirado sn nombre del palenque electoral.

Deseamos que el nuevo Presidente inaugure una era íle paz y prosperidad para la nación Argentina, digna de los mejores destinos.

E U N N I C O L Á S L E P I É R O L A ,

dictador de la Eepriblica del Perú .

No es ésta la ¡)r¡mera voz que, con motivo de ios sucesos que se desarrollan en las líepúblicas de! l'acífico, nos he­mos ocupado del Sr. Píérola, una de las personalidades más en evidencia del listado peruano, por la importante parte que ha tomado en los acontecimientos políticos de estos úl­timos años, liéstanos hacer una breve reseña de los que han dado por resultado la elevación á la jefatura superior de lu Bepública, del patricio peruano, cuyo retrato publicamos en la pág. 173.

Dueños del niav los chilenos por el apresamiento del mo­nitor Huáscar; ocupadas las importantes poblaciones de Pi-sagua é Iquique , y contraría para los peruanos la suerte dr las armas en las operaciones de tierra, la opinión pública no tardó en hacer recaer sobre e! presidente Prado la culpü de tales contrariedades, viéndose aquél obligado á abando­nar e! territorio de la Jícpública. El 21 do Diciembre rei­naba en Lima gran efervescencia contra el general Cotcra, que intentaba tomar la defensa del Gobierno caído, trabán­dose una lucha entre las tropas que permanecían fieles á éste y el resto de la guarnición y el pueblo de la capital, favorables al advenimiento del Si'. Píérola. Triunfantes lo;. partidarios de éste, el 23 de Diciembre le fué ofrecida l.i dictadura, que hoy ejerce con la energía que constituye e: rasgo característico del jefe del partido .conservador.

Cualesquiera que sean las ideas políticas de D. Nicolás de Píérola, debe hacerse justicia á su patriotismo y valoi cívico encargándose de! poder en circunstancias tan críti­cas como las que desgraciadamente atraviesa la República peruana.

GUAYAQUIL. Estatua erigida al patricio ecuatoriano D. 'Viceute Rocafuette.

La República del Ecuador acaba de pagar una deuda de reconocimiento hacía la memoria de uno de sus más ílllstre^ hijos, inaugurando e! 1." de Enero de este año, en la plazii de San Francisco de la ciudad de Guayaquil, la estatua del gran patricio ecuatoriano D. Vicente Rocafuerte; acto que se llevó á cabo en medio del júbilo y entusiasmo del vecin­dario de aquella sensata ó ilustrada capital.

Bien mereció D. "\'icente Rocafuerte hi honra que á su memoria acaba de tributar la patria, á cuyo servicio consa­gró toda una vida de con.staucía y virtudes cívicas. Nacido en la ciudad de Guayaquil en Mayo de 1783, fué enviado por su familia al Colegio de Saínt-Germain-en-Laye (Fran­cia), donde recibió educación esmeradísima.

lin 1812 su ciudad natal le envió como diputado á Ía.s Cortes españolas ; pero antes de venir á tomar asiento en ellas, recorrió distintas naciones de Europa, estudiando sus instituciones políticas y administrativas. Ilabíendo empe­zado á tomar parte en las tiu'eas de la Cámara española en 1814, no fardó en atraerse los rencores del poder por sus ideas tle lihcralismo é independencia, viéndose obligado á abandonar furtivamente la capital de la monarquía para es­quivar las consecuencias de una orden do prisión dictada contra él.

En 1820, y hallándose en los Estados-Unidos de la Amé­rica del Norte, publicó un notable libro, titulado Idean ne­cesarias á todo pmehlo americano que quiere ser Ubre. Dos años después, y con el objeto do desai^reditar el gobierno impí-rial de Itúrbíde, proclamado en M.éjíeo, díó á la im­prenta su Bosquejo li¡jer¿»Í7no de la revolución de Méjico, el cual fué seguido de otra obra, titulada Kl Sistema colombia-nn, popular, elec/ivo y re/jreí¡citta!ico ca el que más conviene á la América Independiente.

1G4 p A jLUSTR^AOrOrJ^ JESPAÑOLA Y y\mEÍÍ.ICA)S:A. N." X

ILUSTRÍSIMOS PRELADOS QUE ASISTIERON Á LA CONSAGRACIÓN- DE LA KUEVA CATEDRAL DE MANILA.

Í'RAY MARIATÍO CUARTERO, Obispo de Juro.

TRAY PEDRO PAYO, Arzobispo de ^ilaiiüa.

T'RAY BERNABÉ GARCÍA. Obispo do Ton-king.

MANILA.—FACHADA DE LA NUEVA CATEDRAL METEOPOLITAKA, CONSAORADA EL 7 DE DICIEMBRE ÚLTIMO. (De fotografía remitidu, por losSrea. Ruaiire:! y tíiraudior.)

N." X L A TLUSTH.ACIOK ^SPAÑOLA Y y^mEí iCAistA. 165

&V

SAJf SVBiSTíAJí- SAN SEBASTIAN.—APARATOS FÍSICOS Y ASTRONÓMICOS

INSTALADOS I'OIt LA MUNICIPALIDAD

PABA EL BEIIVICIO PÚBLICO.

{De fotoerafias remitidos por el Sr, D. J, lirrazii)

Beioj comparíitivo, calculado por D, ,T. 0:aiuenil¡-

En 1824 formó parto de la misión extraordinaria que el Gobier­no niejicimo envió á Londres para gestionar el reconociraiento de aquella República como nación independiente, contribuyendo efi­cazmente á la negociación del tratado de amistad, comercio y navegación entre la Gran Bretaña y la nueva República.

Algunos años después regresó Rocaí'nerto á su patria, siendo nombrado eucesivamento diputado, senador y preBiJentc de la República del Ecuador. En este último é importante cargo trabajó con anhelo é incansable laboriosidad en ordenar todos los ramos administrativos ; hi^io abrir nuevas vías de comúnicacion, y cuidó de que se mejorasen las ya existentes ; dio benéfico impulso á la instrucción pública ; secularizó y ordenó sabiamente el colegio de San remando de ]a ciudad de Quito; íundó en ella una Academia miütiir y un Instituto agrario ; redimió a l a agricultura de los cen­sos que la agobiaban ; creó una Comisión de Código; restableció Cohimna raetereülógica.

Meridiano do explosiou. ,

las destruidas pirámides de Caraburo y Oyamburo, que los acadé­micos franceses Godin, Bouguer y La Cordamine levantaron en 173Ü para fijar y conservar los extremos de la base de las opera­ciones astronómicas que aquéllos hablan practicado bajo el Ecua­dor, y restableció las buenas ]-c!aciones con España, logrando así que su patria fuera la segunda República hispano-americana cuya independencia fué reconocida por la antigua metrópoli.

Rocafuerte falleció en. Lima en 1847, cuando representaba, á la República del Ecuador cerca del Gobierno peruano. El Congreso ha decretado pedir la traslación á Guayaquil de los restos morta­les del eminente patricio, dedicándole mientras tanto la estatua reproducida en el tercer-grabado de la pág. 173, según fotogra­fía que debemos á la atención de nuestro corresponsal en aquella República, Sr. 1). Antonio F . La Mota.

Pueden verso más antecedentes sobre la vida pública de Eoca-

I N G L A T E E R A . ^ P R O Y E C T O D E E X P L O R A C I Ó N Á R T I C A ' P O R H F D I O D E GLOBOS A E R O S T Á T I C O S , S E G Ü N E L M É T O D O D E L C O M A N D A N T E C H E Y H E .

p . } LUSTHACiorí ESPAÑOLA y / M E r ^ r c A ^ [ \ , N.° X

fuerte en el Diccionario biográfico americano, de D. José Doniingo Cortés, publicado en París en 1875.

MANUEL Boscii.

LA QUINCENA PARISIENSE.

SUMARIO.

Deuda de gratitud,—£•! Tema perpetuo.—] Sin patria l—;! í Esludin ni f kio^ homlires ilustrados. — Fulano A u n español extraviado. — Apasionado de Espafia y mal espaiíol, es decir , entra la e-pada y la pared.—Cantares que hacen rahs estragos que los terremotos y laa inundnciones.—Valor de la aal, el espHÍ francés y ol Jiumovr iuglds , según los paladares. - -Desairo para el jaleo, oL palmoteo y el taconeo. —Aplauso para la pandereta. — Entusiasmo de q^ie est4 siendo objeto el guitarrista Sr. Pons. — Indulgen-

. cia criminal con loa evtranjerUlas, — Algunas verdades acerca de ellris, diclias por Zorrilla. — Pretensiones un poco escesivüs do los fanáticos por ol toreo. —Protesta do que no es por nuestro existo por lo quQ esta (lain-cma tienn algo, de corrida. — Pena de que nos falte espacio para apoyar como podamos la excelente idea do una Liga contra la ignorancia , iniciada on Valencia, y la útil Sociedad organizadora de orfeones en España. — La madre enferma y el críteiio de sus hijos.

3far30 11.

En la última página de texto del número de este perió­dico correspondiente al 29 de Febrero he encontrado un articulo titulado El Tema perpetuo, en que se me antoja descubrir rasgos de la ilustrada é ingeniosa pluma i cuyo cargo corren Tos primeros folios de todos los números do la presente Revista : á la Dirección y Hedaccion de ella y' al autor del artículo, sea el que quiera, debo una expresión de mi gratitud por haberse apresurado íí defenderme do los ataques de Un Suscrilar, quo hasta la fe de bautismo quiero retirarme : al autor del comunicado tengo que exponerle dos quejas, cuyo valor estimará su conciencia.

Escribir una carta de censura y ocultarse con el velo del anónimo; atacar á un ausente y dirigir el ataque , no á la persona objeto de él y en forma de observación ó consejo, sino á la Redacción del periódico de que es corresponsal, en son do denuncia, peor, por lo embozada, que una acusación fiscal, no es por fortuna, reconózcalo el Suscritor, procedi­miento usual del carácter de los españoles, ni siquiera de los que, blasonando intempestivamente do serlo, se erigen en dispensadores de patentes de nacionalidad; pero dejando eso aparte, lo que me cuesta perdonar al comunicante es que me privase del gusto con que recibo siempre todas las advertencias que se me dirigen, y me condonase á saber que pesa sobre mi un capítulo inquisitorial de culpas, ig­norando cómo están formuladas : hay en eso la suposición de ima intolerancia infinitamente más dolorosa para mí que la duda sobre mi españolismo : ése le tengo yo bastante arraigado en lo inás profundo de mi corazón, y suficiente­mente probado con actos registrados en lo intimo do mi conciencia, para que me haga el menor efecto lo que diga el anónimo ; la sospecha de que pudiera recibir con enojo observaciones quo siempre habría visto con ínteres y con­testado cortósmente constituye un agravio á mi tempera­mento y á mis hábitos de toda la vida. Lo que yo «respiro por todos los poros de mi cuerpo», bien en evidencia por cierto, y lo que se adivina- respira el Suscritor por los del suyOj aunque le oculta, no era raxon bastante para no diri­girme á mí, franca y lealmente , las indicaciones que tuvie­ra por conveniente, de la misma manera que me dirigen otras, así del continente como do América : posible y aun probable es que no llegáramos á un acuerdo ; pero ¡ quien pudiera asegurar que no se repetirla lo que más de una vez me ha sucedido desde que tengo la pluma en la mano, que del desacuerdo mismo, en una ó en varias cuestiones, bro­taran ima estimación y nna amistad duraderas! La de­nuncia anónima sólo convida á recordar la tradición into­lerante de los familiares del Santo Oficio, que acusaban ta­pándose la cara con una caperu/a ; las contestaciones entre dos hombres que, cada cual bajo su punto de vista, discu­tan movidos realmente por un sentimiento común de amor á la patria, éwas pueden fácilmente producir mutua satis­facción y recíproco aprecio.

No necesito añadir cosa alguna á las sensatas observa­ciones con que la Redacción ha contestado al Suscritor; ni como criterio general, ni como elección y órdeti de razona­mientos, debo ni puedo ponerlas un apéndice; pero impor­ta, y no poco, decir algo sobre ol gráfico título de _EZ Tema

• perpetuo, qne el autor ha tenido la excelente ideado estam­par á la cabeza del artículo.

Treinta años hace que un distinguido escritor, amigo mió de muy grata memoria, decía, entre otras cosaa mucho más duras: « Hace tiempo que tenemos señalada como una de las caneas de la deplorable decadencia de España, no la ignorancia y atraso do la mayoría de sus habitantes, no; sino osa longanimidad de los hombres ilustrados, que no sólo toleran contentos, sino que atenúan los malea que pa­decemos en lugar de tronar contra ellos, y lo bueno ó lo malo que hay en nuestra tierra lo preconizan y exaltan descompasadamente» (1), El Tema pierpétuo del patriotis­mo, entendido al revés, de todos los pueblos ganosos de adelantos, es antiquísimo.

Trece años hace que, desempeñando durante dos en La Época, con ol pseudónimo de Fulano, el mismo encar­go con que ahora me honra L A ILUSTRACIÓN, me encontré un día con que aquel periódico insertaba y rebatía larga­mente un comunicado firmado por Un Español, que hasta en ser anónimo se parecía como dos gotas de agua á la car­ta del suscritor á L A ILUSTRACIÓN.

Permítanme los lectores quo reproduzca algunos párrafos de la correspondencia que entonces dediqué al asunto.

(cEI Español escribe estas desconsoladoras frases: «Es » afán antiguo en España lamentar que las demás naciones »nos consideran en poco, y sin embargo, nuestra, y sólo ))nuestra, es la culpa de quo esto suceda, puesto que nos-» otros, un dia y otro nos complacemos en pregonar en to-sdos los tonos que no ha;-- pueblo más atrasado que el es-»pañol.» Al leer estas cosas no puede uno menos de pre­guntarse: ¿Qué es lo que las produce? ¿ E s , por ventura,

algún español imprudente, infiel al sistema deponer por todo remedio á nuestra miseria taparla á los ojos del mundo para que no la vea? No ; es nn extranjero, que revela la más deplorable de todas eii un trabajo cuya primera edi­ción de cien mil ejemplares se está agotando. ¿ Ha falseado los datos? No; el Español responde de que son ciertos. Y si son ciertos, ¿á quién hemos de echar la culpa de la indis­creción? (^K\ Anuario estadístico de Eñpaüaf Y si de ese Anuario oficial, comparado con los demás, resulta precisa­mente lo que nos ofende al Español y á mí, que no hay en Europa puey)lo más atrasado que España, exceptuado Por­tugal , la Moldo-Vnlaquia, Rusia y Turquia, ¿ dónde está la ofensa al buen nombre español? ¿Dóndo el remedio para que le tenga mejor? ¿Acaso en suprimir la Comisión de estadística para que no sea habladora y para mayor adelan­to también de nuestra patria?

»No ; el afán antiguo y funesto cu Espafia no es el (¡ue señalad £S2)OJ7ÍIZ, que, con pluma fabricada en el extranje­ro, con tinta extranjera, en papel extranjero, vestido ile tela extranjera confeccionada á la moda extranjera, rodea­do de muebles de gusto extranjero , en edificio que remeda la usanza extranjera, escribe en un estilo plagado do gali­cismos y anglicismos, que no es verdad que estemos atra­sados.

»No; el síntoma terrible no es el quo nos indica; es pre­cisamente el opuesto : el afán, tradicional en España, de blasonar de ricos y privilegiados por la creación (2), en lo cual , en vez de promover la actividad quo pide nuestra grande y efectiva riqueza natural, parece como quo nos esforzamos en predicar al pueblo t^ue lo espere todo cru­zado de braaos del suelo y del cielo, y en apartarlo del tra­bajo , que es hoy la única fuente de verdadera riqueza.

))No ; no es el afán de lamentar que las domas naciones nos consideren en poco; lo que nos perjudica es la costum­bre, muy popular, eso si, y ipuy simpática, de fingir en' España que hay esc afán fuera de ella, como si con la adu­lación se la sirviera.

»¿Se quieren saber de que es síntoma terrible ese siste­ma de hablar y escribir, en que muchos hacen consistir el españolismo? Presentaría infinitas.

»A la cabeza de esta carta he citado las palabras de un escritor/rtt?)cTs dirigidas á su país. Ni á un solo francés se le ha ocurrido dirigirse a! periódico que esto ha publicado, para quejarse de quo se rehajuha el buen nombre de Eran-cia; y cuenta que del periódico se tiran ochenta mil ejem­plares, que se leen en todo el mundo ; dato que recomien­do al Español para que acabe de perder su candida ilusión de que, con no decir nosotros que no estamos atrasados, en un remitido escrito en lengua apenas usada fuera de Espa­ña, como no sea en América, tendríamos un lenitivo para el clamoreo continuo con que los quo vivimos en el extran­jero oimos repetir en los idiomas de uso general frases como la d e : Devanees par toule VEuvope, exceptée VEs-pagne.

3>Entre nosotros se necesitan gran amor á su país, gran deseo de su adelanto y gran valor para decir la verdad; porque si desgraciadamente no hay quien pueda salir de­mostrando que estamos al nivel de otros países, puede con­tarse con que nunca falta quien salga desquitándose del mal humor que le produce la verdad, con la nota de mal español por premio del mejor deseo.

»En Erancia se lee todos los días en todos los periódicos, no que la nación esté menos adelantada que otras en ins­trucción pública, sino algo más grave que eso ; que está en decadencia material y política; que pierde su posición co­mo potencia; que ia desconsideran en Europa ; ayer mis­mo se expresaba de esto modo un periódico -.pasó el tiem­po en que se escribia y se decía que Francia era la prime­ra nación del mundo, sus soldados los primeros del mun­do, etc. Pues bien, nadie dirige cartas al periódico que eso publica, acusándole de que rebaja el buen nombre de Fran­cia; la opinión lo juzga y lo aprovecha, y por eso no deja de considerar á Francia, sino al contrario, porque el cono­cimiento do hi imporíeccion es señal del deseo de perfec­cionar. En IMarruecos nadie habla de su barbarie, porque nadie está dispuesto á hacer cosa alguna para salir de ella.

)iEn Inglaterra y en los. Estados-Unidos sucede más aún que en Francia; la prensa juzga como uno de sus deberes más sagrados denunciar lo que está atrasado, señalar las ventajas que la llevan otros países, y proponer los medios de igualarse á ellos ; y no sólo se lee eso con tolerancia, si­no con gusto, y no sólo se apodera de ello la opinión , sino que se auna, toma cuerpo, inicia las reformas y las plantea, sin pedir ayuda al Gobierno, el tutor y curador forzado sempiterno de los españoles.

(1) Don Antonio Maila Sogovia (El Estudiante ], Manual dü viajero es­pañol.

(2) Todavía siijue siendo moneda corriente eso que esiíribia yo el año fi8 ; todavía so sigwon repitiendo cantares como estos, quo so me vienen A la me­moria '

En tierras de Castilla Dijo un patán : «SÓLO en eíiías llanuras iSe cria el pan.n

En tierras de León Dijo un seKor : 'I. Tan SÓLO en mis haciendas • Hay buen jamón. y>

Dijo un cortijo : « El vino de mi liei-ra SÓLO es buen riño. »

En Málaga una moza Dijo ; «Mi amor Es lo mds exquisito í¿ue hay bajo el sol.yt

Paso el que la oscura malagueña siga ignorando los nombres do Mudas el de Jaén y do los Amantes de Teniel, que ponderaban menos, pero probaron mejor au amot; : pase él q\ie no sepa (¡.ue bajo el sol do Italia so liicioron In­mortales Julieta ¡¡ Romeo;'htijool de Franc ia , Abelarilo y Eloísa: bajo el de Por tugal , Jkíena y Violante, porque todo eso no os de trascendencia : lo importante serla que alguno emprendiese ]IÍ patriótica propaganda, en ol pue­blo , do cantaros para ensoñar: al patán do Castilla, que su criadero >ia ve­nido il ser , por desidia y atraso, un átomo al lado de los criaderos debidos al adelanto de la agricultura ; al señor do León, quo sus jamones invariables se han quedado muy por bajo del que han logrado fabricar en Ing la te r ra ; el cortijo preciado do su v ino , que la preparación de otros lo van croando temibles rivales, y á todos los quo, li fuerza de querer ser solos, van consi­guiendo, en etooto, una trist=, soledad, que el medio de evitarla es sacudir las ru t inas , estudiar, aprender, t rabajar , mejorar y perfeccionar.

B Así, por el grado de libertad moral que tiene el escri­tor para denunciar los males de su patria, por el interés que el público se toma en averiguarlos, por la cooperación que para remediarlos prestan los individuos, por la noble emu­lación de adelantar y aventajar en civilización que agita á las naciones, se pueden clasificar sin equivocarse en la es­cala del progreso moderno.

»Pero la carta del Español tiene un final que responde completamente al objeto de mi correspondencia : ccQue ca­stos ejemplos, dice, nos sirvan de provechoso estímulo para 7>mñjorar nuestras escuelas, dar completa libertad á la ense-uñanza, excitar el celo detodos, á fin de que los adultos se «instruyan y con esto, no sólo conseyuirérnos laconsidera-licíon que hoy nos falta, sino que adelantaremos considera-sbleraente el progreso material y moral de nuestra patria.»

»Ese, eso es el lenguaje del verdadero patriotismo; éso el rinico medio de adelanto.»

Trece años de fecha cuentan esos párrafos de raí contes­tación al Español que dirigió á La Época su queja de mí, y es bien triste que conserven oportunidad para servir de respuesta al Suscritor quejoso que se ha dirigido á L A ILUS­TRACIÓN, y que tan completamente justifiquen el oportuní­simo título de El Temaperpétuo, puesto al articulo que lleva la firma del secretario do la Redacción de este periódico. Si el criterio del Suscritor fuera la opinión nacional, habria que convenir en quo no adelantamos un paso; peor que eso aún, en que retrocedíamos, porque el anónimo de ahora ni siquiera concluye diciendo, como el de lua Época : i, ade-lantemosy>, sino ((estémonos quietos, constituyámonos en hongo europeo.»

Aquí, del Pirineo para acá, y no dentro de la villa del dragón de Puerta Cerrada, quisiera yo ver á esos comuni-cuutes,bien intencionados sin duda alguna, pero ilusos, contestando á los extranjeros, que en las reuniones, en los círculos, en los ferro carriles y en las mesas redondas piden á uno, datos en mano, explicaciones de cosas de España, que muchas veces no ¡as tienen plausibles, por ingenio que se ponga en disculparlas, y que al fin acaban por valerlo al que de ellas tiene necesariamente que ocuparse la califica­ción de apasionado de España, al mismo tiempo que allá no falta quien le apliqup con intolerancia elocuente la de mal español.

Mal español, según estos Aristarcos, es el que rompiendo el coro de alabanzas, para uao casero exclusivamente, dijo déla Sección española de la Exposición de 18137 que nos había puesto en ridiculo, pero que podía pasar si nos servia de lección para no repetir el espectáculo; mal español el que , viendo con dolor lo poco que habíamos aprendido al llegar la Exposición del 78, desentonó el cuadro pintado siempre para recreo exclusivo nuestro, cu que se presenta­ba á todos los que visitaron la Sección española, deslucida también , con la boca abierta delante de maravillas entera­mente imaginarias ; mal español el que no aplaudió á gui­tarristas y bandurristas ([ue no eran ni lo uno ni lo otro, y que después de venir llenos de ilnsiones en el efecto de trajes, sufrieron los pobres terribles decepciones y tremen­dos apuros; mal español el que, si no abultó las alabanzas del primer momento de sorpresa, tampoco se hizo eco de los sangrientos artículos y sueltos con que la prensa de París despidió á la estudiantina que tuvo la desdichada idea de traer los manteos y el tricornio con la cuchara para la sopa boba, abolidos hace la fiiolera de cuarenta y cuatro años; pero que para otros cuarenta y cuatro los dejó graba­dos en la imaginación de los extranjeros que los vieron, y que le califican á uno de fanático por España cuando in­tenta persuadirles do que aquello fué puramente una bro­ma ; mal español el que advirtió, para escarmiento suce­sivo, el pésimo efecto y el completo fracaso de los cantado­res y cantadoras que no saben cantar, acompañadas de chu­los que acaban por dar apariencia de razón á los dislates de los viajeros extranjeros, señaladamente do los franceses, cuando se ocupan de las cosas de España; mal español el que pone de su parte lo que puede para que e! fiasco y el desastre de expediciones descabelladas contenga las que vienen sucesivamente á sufrir la misma suerte, guiadas por la candida idea, general sobre todo en ciertas regiones de España, de que los extranjeros son unos torpes, de que el ingenio, la viveza, y sobre todo el chiste y la sal espjañoles, son cualidades de efecto irresistible para todo sor nacido, como que á noeotros solos nos las concedió la naturaleza, con exclusión de todas las demás naciones del orbe, sin reconocer que en vivacidad acaso nos ganan los írauccses ( y buen provecho les haga la vivacidad superfi­cial); que nuestro gracejo y donaire, trasplantados fuera de España, tropiezan con el sprit francés y el Immour in­glés, sales mucho más saladas para sus paladares que el salero de que nosotros nos preciamos; que la misma agu­deza de los andaluces, sus exageraciones, su imaginación poética, sus chistes, sus equívocos, sus sarcasmos, sus iro­nías, encuentran temibles rivales en los gascones franceses y en los irlandeses de la Gran Bretaña; mal español el que se duele de que lo único que estamos presentando al públi­co de París, de Londres, de Berlín, de Viena, de Ginebra, de todas las capitales, sean compañías andaluzas, ol baile que apenas bailan, y que no acabando de comprender quo lo que hoy se estima y so aplaude en todas partes no es lo local simplemente por ser pintoresco, sino lo que tiene mé­rito efectivo, venga de donde venga (3) , se empeñan en tocar una vez y otra vez el desengaño de que la exhibición

' (3) Aliora mismo se está demostrando esta observación en el teatro Tait-bd'it, de cuya compaiíla de biile español hemos liablado en otra Quincena. e. Qué eíectoliacen los trajes andaluces, que tanto llamaron la atención cuan, do , \-einticinco años há , se presentó por primera vez on Paris la compañía de Peí.ra Cámara y Ruiz , pero que ya están gastadas? Ninguno. ¿ Cómo ae recibe el continuo jaleo, palmoteo y taconeo durante tres horas ? Con indifo-reiicia, si no con fastidio. ¿ Cómo la mujer remedando í. un torero ? Con vi­sible desdon. ¿ Qaó so aplaudo caloroaam.ente ? El aragonés que toca la pan­dereta, porque demuestra nna destreaa vee,lna del arto. i. Quó despierta verda­dero entusiasmo, qué se saluda tros y cuatro veces por noche con. frenesí? TJri liombre que se presenta como se preaentan ya al público los hombrea de toaos los países, con frac y corbata blanca ; un gui tarr is ta , muy superior por cierto ui famoso Huer ta y á todos los mejores que aqui se han oido; un catalán, un vnrdadnro ar t is ta , ol Sr, Pons , cuya habilidad es asombrosa J cu­yo remedo do marcha de tambores á corta y larga distancia le valen una ova­ción cada vez <] ue apárese en la escena Lo que asegura el éx i to , üo son loa trajes do carnaviil , sino el estudio y ol talento.

N.° X L A JLUSTí^AcioH E S P A Ñ O L A Y y^MEí^icA^A, 167

del contrabandista y el bandolero, con su manta jerezana al hombro, su trabuco naranjero en la mano y su navaja do Albacete en la cintura, no salva á esaa compañías, y ocasio­na el inmenso daño de bacer creer i los que tengan tenta­ciones de visitar á Espafia que toda ella es Fuente del Fres­no ó los montes de Toledo; mal español, sobre todo, el que Re atreve á tocar al arca sania que eiioboliza el período de nuestra decadencia y postración.

liara, muy rara vez so truena contra !a lepra de los ex-tranjevistas, como en Londres contra loa que andan á caza de \s. Frenek fanhion y en París contra los umjlomanos; «en Madrid, ha dicho otro amigo mió (ésto un poco ingra­to), se vive á la moda de otra nación, se cliapurrea otra lengua que la nacional, se comen manjares de otros países; en España se estropea el castellano en francés y ee halila francés en andaluz; se da á las sopas nombres de reyes, mi­nistros y celebridades extranjeras pero es la moda, y la moda es la reina de la sociedad culta» (1). La moda, en efecto, nos ha traído de Francia los sistemas económicos y administrativos, la corrupción y la inmoralidad, que en multitud de Quincenas he señalado como ejemplo do loe escollos que hay quo evitar, escarmentando en cabeza aje­na, y , sin embargo, •^O.XR, e&e extranjerismo hay indulgen­cia pleiiaria ; lo criminal es otra cosa; indicar los ele­mentos útiles de adelantamiento que debiéramos imitar y que no imitamos ó bastardeamos; confesar que tomamos del extranjero lo que no nos hacía falta alguna, y poner en duda que nos hallemos en el mejor de los mundos posibles, comeen exclusiva posesión del arca santa, do las corridas de toros, que al paso que vamos no ha de faltar quien pida ge conviertan en escudo del pabellón nacional.

Viene la Exposición del G7, y en la parte más saliente de nuestra sección colocamos la cabeza disecada de un toro rodeada de atavíos del toreo ; viene la del 78, y ponemos en la galería de. máquinas una plaza de toros; acabamos como podemos las lineas de nuestros ferro-carriles, y con­firman aquella observación de Olózaga, de quo su influjo más visible consistía cii la multiplicación do las corridas, por la mayor facilidad en el trasporte do público y de to­reros ; Madrid no alcanza á construir las escuelas, los hospi­tales, las cárceles que necesita imperiosamente y proyecta hace años, ni á fundar la Necrópolis, cuya falta ocasiona una cifra de mortalidad más alta que en ninguna otra capi­tal, y algunos meses le bastan para levantar como por en­salmo ua magnifico monumento, una plaza de toros, que aumente más, por medio de tabardillos, el número de los difuntos. ¿Llevamos nuestros soldados al extranjero? Pues junto al uniforme del ejército español presentamos el traje de picadores, banderilleros y espadas. ¿Hay en el extran-jero ocasión do una gran afluencia de gente ? Allí estamos nosotros pidiendo autorización para unas corridas, que en ninguna parte nos conceden; ¿nos la niegan en París? pues enviamos al Hipódromo á los toreros á que compitan con los zulús de Folies Bergeres. ¿Se marchan los toreros? Pues no falta bailarina que se vista do tal y dé á los pari­sienses en el teatro el ingrato espectáculo de un matador deforme picando, banderilleando y matando. Se emplea una tenacidad insensata en eacar de España y pasear por Europa lo quo á Europa repugna y perjudica á España, y los espa­ñoles que eso vemos hemos de enmudecer respetuosamente ante ello, no hemos de poder clamar contra el torco con la misma porfiada insistencia qoe hay cu sacarle de las fron­teras.

¡ Cómo! Se quiere propagar la idea do que Espafia es una inmensa plaza de toros ; dar idea de que los españoles ves­timos de Fígaros y pasamos la vida en los tentaderos, ha­blando alternativamente francés y caló , ó leyéndole en pe­riódicos que hermanan' las loterías y los toros, como si conviniera apartar al pueblo de las Cajas de ahorros y em­pujarle á las tabernas ; so atrepellan hasta los hábitos de la galantería característica española, haciendo consistir, según relación de los periódicos, la acogida de una dama extran­jera, en la fuerza de voluntad que demostrara para presen­ciar un espectáculo sangriento, á que no está acostumbrada y que no podia serla grato; vo Europa que se reciben con frialdad dos patrióticas proposiciones presentadas en el Par­lamento por el señor Marqués de San Carlos, y que se habla largamente de otra proposición pidiendo la creación de dos escuelas de tauromaquia, casi al mismo tiempo que en, el pro­pio recinto del Senado resonara, por el órgano del Sr. Gal-do , el clamor de los que no ven debidamente atendidas las escuelas de instrucción primaria, y los taurómanos no han de consentir quo so emplee la mitad de la insistencia quo ellos ponen en defender su ocupaeion favorita, depresiva de la nación, en protestar de esa nueva inirificacion, por la cual parece establecerse : que para ser buen español, antes que á conocer en las escuelas á la patria, es procieo apren­der en el matadero el oficio de los carniceros; que dentro de España es forzoso hacer coro con los fanáticos de esa di­versión, so pena de ser excomulgado y perder la condición de español, y en el extranjero sufrir silencioso, por eulpa de ellos, las rechiflas que en todos los idiomas, incluso el portugués, se han escrito al extenderse la noticia del asimto con que se ocupaba la atenoion del Senado español ¡en 1880 1 (2), En verdad que la pretensión de los calificadores de españolismo torero se va haciendo un poco excesiva! Ya han aventajado á Fernando Vi l , aspirando á fundar, no una escuela de tauromaquia, sino dos : ¿pretenderán aventajar­le también en intolerancia?

Ya que el Suscritor me da la ocasión, diré cómo entiendo y cómo procuro desempeñar mi misión de corresponsal.

Encargado de registrar las novedades quincenales, huyo de aquello que está fuera de la jurisdicción de estas cartas, y de lo que el telégrafo y los corresponsales de los diarios han de anticipar, aprovechando únicamente detalles ó am­pliaciones que, por la fuente de que proceden, me ofrecen

(\) D Joaé Zorrilla, ¡itciierdos de un Icen. lí) Al lado de esos testimonios do fiebre torera , ¿ qw':, importa qiie, como

dice muy bien una carta de que en esto moiaento tengo conocimionto, a. la gran mayoria de la narinn no aeista & las corridna de to r ra , ni maldito lo ftue por ellas so intereea » , si esa mayoría se calla y deja ri"e la minoría page á, los ojos de Europa en oplniou casi universal por una nación inononia-ninca por el toreo ?

garantías de que serán inéditos cuantos aparezcan en LA ILUSTRACIÓN, prefiriendo siempre, a l o que en España co­piamos servilmente así que tenemos noticia de ello, aunque más valia que no lo imitáramos, lo útil que ofrecen las con­ferencias, los cursos, los nmseos, apenas incitados, aunque nos hace tanta falta como ci aire y el pan. Aun esciibiendo Quincenas de París , y no de Londres, n¡ de iierlin , ni de Poma, y rebasando un poco sus límites precisos para entrar en comparaciones, cuido mucho de baeer notar el atraso re­lativo de Francia con relación á otros países, y no soy blando en demostrar los rasgos que le distinguen del nues­tro, en que el individuo es tan superior al francés como in­ferior la colectividad nacional; los lectores asiduos de estas Quincenas recordarán que no desperdicio ocasión de marcar aquello en que España aventaja á Francia; la disposición material y el régimen administrativo de los espectáculos, por ejemplo, ni tampoco de dejar bien establecido lo malo que tenemos por haberlo tomado del francés, que es una ño pequeña parto de nuestra organización ; paso casi sicm-])re en silencio las novedades de los tribunales, porque para crónicas de crímenes, harto tenemos con las quo, como única lectura, llevan á la población rural nuestros romances de ciego ; presento alguna vez la imagen de las iitundanas y las travialtas, sin gran esperanza de contribuir á atajar el contagio de ellas, ya no enteramente nuevo en Hadrid; y si no doy cuenta de todas las novedades escénicas, por no manchar la imaginación de las lectoras con el análisis de algunas, no me dejo aventajar por nadie en la reprobación de la literatura insana, aquí en boga hace veinticinco años, quo especula con la exageración de los vicios sociales.

No es culpa mía que, por lo mismo que escribo de París, tonga que ocuparme frecuentemente de España : á París vienen en peregrinación diaria, desde el encargado de con­tratar un empréstito, do vender una mina ó buscar fondos para una explotación, basta el empresario de teatros á caza de espectáculos de magia, decoraciones de efecto y trajes que dejen desnudas á las suripantas; hasta el tapicero, el sastre, el joyero y el almacenista de quincalla, que ]le\aii todo lo quo le rodea ah Suscritor anónimo. La mitad del trabajo nnprobo de que se ocupan cientos de empicados en una gran casa de la calle de Alcalá, es decir, el presupuesto de gastos, no tiene otro paradero quo la Caja de los que pa­gan letras de París, resultado de sus viajes á esta capital; pero también empiezan á venir algunos cosecheros y algu­nos traficantes, y no sé de nadie que me aventaje cu apun­tar cuidadosamente qué frutos, qué productos de nuestro suelo pueden encontrar aquí ventajosa salida; qué combi­naciones invasoras amenazan al comercio de Espí ña, y qué entiendo que pudiera hacerse para eontrarestarlas.

Solire esto que viene procuro decir siempre la verdad pura, cuidando de no ofender á nadie, pero también de no hacerme cómplice de engaños perjudiciales ; si así sublevo el amor nacional de algunos, mejor; ¡ ojalá lo sublevara todo lo que se necesita, aunque fuera blanco do un enojo, que antes me satisface que me ofende, porque me prueba que á veces pongo el dedo en la llaga!

Eso creen también ( y no se escandalice el Suscritor y perdóneme la inmodestia) muchos de los españoles que viven en el extranjero : aquí se traen con afán cosas que no debieran venir de líspafia; pues de España debe venir también el testimonio de reprobación de ello y la indica­ción de que era fácil y conveniente traer cosas que den me­jor idea de nuestra cultura : con que nosotros lo sepamos y nos lo callemos no adelantamos nada; con que un periódi­co como LA ILUKTHACION lo diga so presta un inmenso servicio, y el deseo de prestarle es otra de las razones que me llevan á veces á ocuparme en las Quincenas de París de cosas españolas : mientras se comentaba con estrépito la proposición torera al Senado, apuntaba tímidamente en Valencia la idea salvadora, si,se organizara bien, de una Liga contra la ignorancia, y hallaba en un rincón de este periódico el indicio de una útilísima Sociedad organizado­ra de orfeones en E^jiaña ; esas dos noticias, que hay que buscar casi con un mici"oscopio entre el fárra;.fo de perso­nalismo que monopoliza la prensa española, pensaba yo haber puesto de relieve á los ojos de Europa en esta Quin­cena, como paliativo del efecto desastroso de 'a proposi­ción sobro escuelas tauromáquicas, si el Suscrito." anónimo no Imbiera venido á ponerme la muleta por delanio. No re­nuncio á realizar mi propósito en otra, porque sé bien lo que importa utilizar la circulación de este periódico fuera de España para propagar la protesta contra lo que la des­favorece en Europa, y extender la noticia de que hay una tendencia á ocuparse do esas asociaciones, cuj^a sola inicia­ción nos enaltece : tampoco renuncio á citar en alguna Quincena, en que me falte mejor asunto, ejemplos muj' au­torizados do malos franceses, malos ingleses, malos belgas, malos italianos, que se conducen de la misma autipatriót.-ea manera quo este malísimo español; por ejemplo, el de­testable alemán lÜsmarck ,cuyo odio á su patiia ha llegado hasta el punto de decir hace poco en pleno Parlamento : «Hay en Alenuinia muchos más individuos que sepan leer y escribir que en Francia é Inglaterra; pero hay muchos menos que sepan sacar partido práctico do su lectura.» Has­ta en Portugal abundan ya malos portugueses : á los bue­nos españoles como los entiende el Suscritor, no les van quedando más lados á que arrimarse que el del Estrecho de Gibraltar y el valle de Andorra.

Acabemos de una vez con El Tema perpetuo. Supongamos una madre de dos hijos, sufriendo de muy

atrás una enfermedad crónica, que la extenúa y la postra: los dos hijos la hablan sucesivamente en distinto sentido; oigamos su lenguaje, y que el lector decida después quién de los dos estaria mejor inspirado :

«^—¡Madre de mi alma!—dice el uno,—j vida de mi vida! por el amor entrañable que te profeso desde que tengo uso de razón ; por mi disposición constante de hacer, tratándose de t í , toda especie de sacrificios, cuídate; yo te lo pido : bien sé que tu mal es complejo , bien sé que procede de una especie de envenenamiento paulatino y ya antiguo, bien sé que no recuperarás súbitamente la salud ; pero bus­quemos los remedios más acreditados por la experiencia para que mejores, y liaz uso de ellos, y ponto en cura cuanto antes.

»— ¿A qué viene tanto qirejarso y tanto ocuparse de ¡a salud ?—dice el otro hijo ;—estás buena , tan buena como la mujer más robusta de la tierra; no tienes nada, absoluta-Hiente nada más que aprensión : piensa en otra cosa, dis­tráete, juega un número de cada lotería y cada rifa quo pregonen por la callo, diviértete y adíes ; que yo me voy á los toros.

A. FERNANDEZ DE LOS Eioa.

• j laos' c II

LOS TEATROS. , ",

Cuando la dirección ar t í s t ica de nn coliseo de his­tor ia tan. gloriosa como el Españo l acoge la p r imera obra d ramát ica de u n poeta j o v e n , y cuyo nombre no h a loííTado por otro concepto a lguna resonancia en la república de las l e t r a s , es licito imag ina r que esas pr imicias del ingenio, s iquiera se res ien tan de las im­perfecciones propias de la falta de m a d u r e z , se re ­comendaran por a lguna de aque l las cual idades ex­celentes que en medio de las vaci laciones de la in­experiencia reve lan inst intos y ap t i tudes poco comu­nes. Con esta esperanza asis t imos noches pasadas á la p r imera representac ión de u n a comedia, a t r ibu ida por la fama á un escri tor novel aun no probado en las l ides de la escena , y acerca de la cual habiamos oido ant ic ipados elogios.

No salió vana nues t ra p re sunc ión ; la obra era el producto de un poeta dotado do invent iva inexper ta , de numen dramát ico ingenuo y r azonador , poco ini­ciado en el ar te de descr ib i r y sostener los caracte­r e s , pero vehemente en la expres ión de los afectos y ágil versificador. Desde las p r imera s escenas el se­ñor S a n t e r o , que asi se l lama el au tor de la l lamante p roducc ión , supo caut ivar el ánimo del auditorio. L a animosa s incer idad con que p l an t ea el t ema escabro­so, pero visiblemente encaminado á un fin moral , de su comedia ; la na tu ra l idad con que está bosquejada de p r imera intención la figura del Doc to r ; aquella m a d r e amenazada de un ind igno abandono y l lena de zozobra por el estado de su niño enfermo; la so­b r i edad de la exposición; la p ron t i t ud con que se complica el argumento con la inesperada revelación do F e r n a n d o : el calor con que es tán d ia logadas las escenas p r inc ipa les , y el rasgo oportuno que pone fin al p r ime r acto, predisponen g r a n d e m e n t e on favor de la obra y es tablecen desde luego las corr ientes de la s impat ía en t re el público y el poeta.

Qneda , por cons iguien te , establecido desde el pr in­cipio de la comedia que el Sr. Santero es u n escri tor dramático que posee cual idades nada v u l g a r e s , en t r e las cuales son de notar aquel la sens ib i l idad que el ins igue Mora t in considera como una de las dotes más esenciales pa ra cul t ivar con fruto el poema escénico, y una g r a n facil idad en el manejo de l diálogo. Pero hay que decirlo todo : el fin do la obra no real iza to ­das las esperanzas que su principio hace concebir ; en el curso de su t rabajo el poeta novel , si no desvanece la buena impresión quo al pr incipio h a logrado produ­cir en nues t ro esp í r i tu , porque esa impresión h a sido el resu l tado legi t imo de ciertas manifes tac iones m u y s impát icas de su ingen io , desciende ráp idamente de la a l tura en que le ha colocado el movimiento pr imero de su n u m e n , has t a q u e , l l egando á p e r d e r por com­pleto los andadores de su feliz ins t in to , t e rmina su co­media de lágr imas bajo la inspiración de nn senti­mental ismo adocenado, que acaba de d a r al t r a s t e con la i lusión del espectador.

El pensamiento de la comedia es viejo y t iene si­mi la res numerosos en el teatro francés. Magdalena , huér fana y desva l ida , h a pasado de los brazos de su madre á los de un amante , que ha pagado el amor v i rg ina l de la joven haciéndola su concubina. Andan­do los d í a s , F e r n a n d o , que per tenece á una familia noble , c i rcunstancia que h a ignorado siempre Mag­dalena , resuelve b u s c a r en el matr imonio el medio de r epa ra r su desmoronada fo r tuna , y abandona á su desdichada amante en ocasión en que la vida del inocente n iño , fruto de este lazo i legí t imo, se ha l la minada por una fiebre l en t a , que pone en cont inua a la rma ol cariño ma te rna l . U n médico anciano, hom­b re honrado y caba l , que ama como u n padre á Mag­da lena y la cree esposa de F e r n a n d o , oye con indig­nación de labios de éste el secreto de su unión y de los nuevos lazos que se dispone á con t raer , y en un movimiento del ánimo, ajeno á su vo lun t ad , comete la indiscreción de par t ic ipar á la joven la noticia fatal .

Magda lena queda a b r u m a d a bajo el peso del cruel desengaño que viene á ag rava r sus inquie tudes de m a d r e , y así t e rmina el acto de exposición.

H a s t a aquí todo marcha bien : los resortes del poema empiezan á funcionar á marav i l l a y p rometen una in te resan te complicación de fuerzas morales . Pe ro desde este punto la composición ent ra en un pe­riodo de visible decadencia . L a casual idad quiere que el Doctor , obligado de los ruegos de una ar is tocrát i ­ca d a m a , que figura en t re las personas , más distin-, gu idas de su v i s i t a , se p res te á asist i r como tes t igo al contrato de boda de u n hijo de esta señora , 'á quien

K D E J A D QUE L O S N I Ñ O S V E N G A N Á M Í » (SanLúcaSj cap. sviíi).-CíiiiA DEL CUADRO DE PIATTI, SEGÚN FOTOGRAFÍA DE VEZZASCHI, DE EOMA,

170 PA I t U S T H A C I O K p S P A Ñ O L A Y ]P^ yA^MER^lCAKA. N.'' X

no lia visto nunca, y en cuya persona viene á reeo nocer, con no poca indignación, al amante de Magda­lena. El buen señor no ha tenido el tiempo necesario para dominar la sorpresa y la emoción que este inespe­rado descubrimiento ha producido en su ánimo, cuan­do Magdalena se presenta en casa de la Condesa en busca de su infiel amante. La joven no viene á defen­der unos lazos que ha desatado la inconsecuencia de Fernando ; su niño enfermo reclama una caricia de su padre, y la infeliz viene á buscarla como una pos­trera tabla de salvación. ¿Quién sabe si el beso de Fernando devolverá á su hijo la alegría y la salud?

El Doctor oye la voz de Magdalena, á quien los criados detienen en-la antesala; la introduce en los salones de la Condesa, y soltando la rienda á la in­dignación de su alma honrada y generosa, publica la desventura de la joven y el objeto que la conduce á aquel sitio. Pero la altiva dama no escucha la voz severa y solemne del Doctor, ni se duele de las angus­tias maternales de la joven, En vano ésta cae de hi­nojos á. sus pies y la pide con lágrimas la vida de su hijo: la Condesa opone á sus ruegos una glacial se­veridad y la arroja con esquivezde su presencia.

Pero el Doctor no puede tolerar esta humillación, y obedeciendo á un movimiento generoso, muy propio de su carácter, ofrece su brazo á Magdalena y sale con ella de la casa, lanzando este grito, inspirado en el espíritu de redención que rehabilitó á la otra Mag­dalena ;

¡Paso á una madre que llora!

Aquí termina el segundo acto. El autor ha encon­trado todavía un rasgo feliz. Era difícil justificar el paso arriesgado que da la amante de Fernando al presentarse en casa de la Condesa; pero el Sr, Sante­ro lo ha salvado con mucho instinto y mucha delica­deza. No es la amante abandonada, es la madre dolo­rida la que viene en busca del hombre que ha abusa­do de su inocencia; no obedece al egoísmo de una pa­sión desgraciada, sino que obra impelida por el sen­timiento más desinteresado y más puro de que Dios ha dotado el alma de la mujer: viene á buscar la vida de su hijo. El escollo está salvado con singular inge­nio ; pero el Sr. Santero no acierta á complicar los elementos de su comedia, y se ve que su nervio dra­mático desfallece inmediatamente después de la pri­mera proyección. Fernando no da señales de vida mo­ral en esta lucha, y se advierte perfectamente que el autor, no sabiendo cómo dotar de fibras sensibles y de personalidad moral á este personaje, lo relega en su comedia al lugar que en el tablero del ajedrez cor­responde á las piezas que por descuidos de inexpe­riencia han quedado condenadas á la inacción. Su tar­dío arrepentimiento no puede despertar nuestra sim­patía, y antes bien produce en nuestro ánimo una impresión desagradable.

No es menos árido, desabrido y falto de matices naturales el carácter de la Condesa. El poeta no nos

• pone en el secreto de las recónditas transacciones y de los procedimientos de naturaleza, en virtud de los cuales el orgullo rígido y glacial de la gran seño­ra se convierte inopinadamente en efusión entrañable de cariño maternal; no ha encontrado los matices con que prestar á esta figura fisonomía y movimiento de verdad, y ha producido una figura,rígida, dotada de movimientos automáticos. Fuera de Magdalena, que aun sostiene el interés del poema con los sentidos acentos del amor maternal, los personajes del primer acto, ó quedan reducidos á la nulidad, como Fernan­do, ó limitan, como el Doctor, su misión dramática á dogmatizar sobre puntos de moral y á declamar con­tra los vicios sociales. Esto no obstante, el Sr. San­tero hace brotar aún del diálogo chispazos de senti­miento y rasgos delicados, que disimulan un tanto el giro convencional que va tomando la acción, y la falta de desenvolvimiento de los caracteres. El móvil que .conduce á Magdalena á casa de la Condesa está ima­ginado con gran talento y justifica la situación más escabrosa de la comedia. El arranque caballeroso del Doctor en la última escena del acto es trillado y vul­gar ; es un golpe de relumbrón, de que han abusado mucho los escritores franceses que han llevado al teatro la manía de rehabilitar á la mujer caida. Pe­ro el Sr. Santero ha justificado este lugar común con una frase feliz y le ha enaltecido con una be­lla exposición del sentido naoral: el fallo desdeñoso del mundo podrá condenar en justicia á una desven­turada que se ha dejado desviar del sendero de la virtud, pero debe respetar el infortunio de una madre dolorida que defiende la existencia del fruto de sus entrañas. En esto ha andado certero el instinto del autor.

El tercer acto es el más débil de la comedia. El cambio inopinado que se verifica en los sentimientos de la Condesa no está preparado, y resulta inverosí­mil, desprovisto de fundamento moral. Eí tardío ar­repentimiento de Femando es repulsivo : el egoísmo glacial que ha ahogado en su corazón los sentimien­tos de la naturaleza y ha causado la muerte de su hijo no merece á nuestros ojos la fácil amnistía que le concede Magdalena. El autor no ha tenido en

cuenta que el sentimiento que domina en el alma de su heroína es el amor maternal, y que es un absurdo monstruoso el pacto de reconciliación que supone po­sible entre la victima y el verdugo sobre el cadáver aun caliento del pobre niño.

No examinaremos más á fondo la producción del Sr. Santero, considerada como un primer ensayo, en el cual no se puede buscar la madurez que fuera ocio­so pedir á un ingenio inexperimentado, sino la oca­sión de medir el alcance do sus facultades; sería in­justo poner de manifiesto otros defectos que aquellos cuya censura haya de servir de correctivo saludable. El Sr. Santero es un poeta que no carece de fibra ni viene desprovisto de ingenio al escabroso palenque de la escena; ha dado el primer paso con éxito lison-gero : esperemos la segunda prueba.

*

Entre las producciones ligeras y por lo común des­tinadas á un inmediato olvido que se han represen­tado desde nuestro articulo anterior en los teatros de Apolo y de la Comedía, apenas hay alguna que me­rezca un recuerdo. Citaremos, sin embargo, ya que para otra cosa no nos queda espacio, una pieza lin­dísima, por la delicadeza del pensamiento y la ele­gante naturalidad de la forma, que con el titulo de Voz de alerta se ha puesto en escena en el primero de los coliseos mencionados. Es un trabajo original del joven poeta D. Mariano Barranco, y ha obtenido, con razón, el éxito más lisonjero.

Por su tendencia á desviarse délo trillado, y por la viveza y donaire del diálogo, merece también un re­cuerdo el juguete de D, Miguel Echegaray denomina­do La F'ue.rza de un niño, estrenado la noche del vier­nes en el teatro de la Comedia. Es una producción agradable y entretenida, pero á la cual ha dado su autor proporciones poco adecuadas á la escasa sustan­cia del argumento y á la pobreza de la acción.

P E E E G E I I Í GARCÍA CADENA.

UN TRIBUNO Y UN FILÓSOFO EN LA EDAD MEDIA.

Dos almas gemelas se alzaron por la duodécima centuria, y recorrieron, mutuamente apoyadas una en otra, sus tempestuosos horizontes : el alma de Abelar­do de Francia y el alma de Arnaldo de Brescia. Este es la acción, aquél la idea; ésto la política, aquél la cienoia; éste la palabra, aquél la escuela; éste la Ee-pública, aquél la filosofía; éste la democracia moder­na en sus comienzos, y aquél la ciencia libre en sus albores ; ésto la práctica, y aquél la teoría de la revo­lución; éste la forma, y aquél la esencia de una nue­va sociedad que se dibujaba prematuramente, á gui­sa do arrebolada utopia, en tiempos bien poco dis­puestos á recibirla, y que debían, por lo contrario, devorarla, como devora la noche el fiigaz aerolito que interrumpe la imiformidad de sus tinieblas.

¡Trágica historia, en verdad, la historia de estos dos hombres, perseguidos por el mismo destino y lla­mados á sucumbir bajo el peso incontrastable de la fatalidad, como todas aquellas almas que se adelan­tan á su siglo, olas refrenadas por los límites del tiempo, por esas vallas tan tenues, pero tan poderosas como los límites de arena que detienen y avasallan á las embravecidas olas del mar. Abelardo nace en las clases aristocráticas, con vocación á la ciencia, cosa extraña para aquellos tiempos, en que la aristocracia se consagraba á la guerra y la ciencia se recluía en los conventos. Grrande novedad un laico, un joven, yéndo­se por las escuelas monásticas á disputar con los doc­tores de la ley sobre los problemas relativos á la teo­logía, en cuyos senos se encerraban ya los gérmenes de la ciencia. Como maravilla brillaba, como verda­dero milagro aparecía aquel mozo extraordinario, bas­tante despreocupado para darse á las letras en veK de darse á las armas; para ir á las escuelas judias en vez de ir á las escuelas eclesiásticas; para disputar con los doctores en vez de temerlos y adorarlos; para saber el griego y el hebreo como cualquier hechicero venido de las regiones orientales, en vez de saber tan sólo el latin litúrgico de la Edad Media. A la elo­cuencia de su palabra y á la prestancia de su perso­na uníase su inspiración inagotable, que brillaba tan­to en los periodos de sus discursos, acompañados por los vítores del pueblo, como en las cadencias de sug canciones, acompañadas por la guzla y por la cítara de los primeros trovadores. Su ciencia no se parecía, no, á la ciencia monástica, concebida en los retiros y apartamientos del claustro, sino á una ciencia huma­na, concebida en medio del mundo y vivificada por las llamas del amor. Así los pueblos le seguían y las mujeres lo adoraban. Bajo el sayal de la penitencia, bajo las púas del cilicio, entre los pliegues de la mor­taja monástica, sentíase latir ya la naturaleza eterna y el pensamiento libre despertándose como de un lar­go y profundísimo sueño. La voz de aquel joven lan­

zó á la calle, á las casas, al seno de las familias, al corazón de las mujeres, á las muchedumbres, las ideas reservadas en los santuarios inaccesibles del monacato. Merced á él, bebió la maltítud en los cáli­ces de oro el vino de la misa, y experimentó calor nuevo en sus venas enardecidas por esta infusión inesperada de ideas. Grande fué su poder moral y su influjo científico, pero corta y menguada su fortuna. Quiso naturaleza poner en todas estas almas que vuelan, y en todos estos ingenios que brillan, y en todas estas voluntades que batallan, y en todas estas palabras que revelan, no sé qué mezcla de mal y de desgracia, como para recordarles su frágil naturale­za humana y su triste unión á la tierra. Abelardo se­dujo á la joven hermosa y sabia sobrina del canónigo Fulberto, la célebre Heloisa, burlándola confianza que en su lealtad pusiera, con bien escaso conoci­miento de las pasiones de la juventud y de sus ardo­res, aquel receloso eclesiástico. Castigáronle horri­blemente, y anduvo de retiro en retiro, de claustro en claustro, maldecido por los concilios, apedreado por los pueblos, puesto casi fuera de la Iglesia por el Papa, temblando de su propia obra, temiendo á su propio pensamiento, amenazado de que lo envenena­ran hasta en la hostia consagrada, constreñido á que­mar sus libros y á renegar de su doctrina, muriendo tristemente, sin más consuelo que las cartas de aque­lla inmortal Heloisa, separada materialmente de él por la desgracia, pero á él unida eternamente por una inextinguible pasión.

El hombre de acción, Arnaldo do Brescia, fué tan desdichado, pero no tan débil como Abelardo. Elo­cuente también, su palabra tenia clásica concisión y penetraba con facilidad en el ánimo de las muche­dumbres. Representaba, como ya he dicho, las con­secuencias prácticas y políticas de las ideas y de la ciencia del filósofo. Encontróle en París 5 y fué tan fiel á su amistad como Heloisa á su amor. Por vez pri­mera en la historia de la Edad Media, se enlazan y armonizan el pensamiento libre y la libre democracia; por vez primera se reúnen la idea científica y las prácticas políticas, como el alma y el cuerpo. Ninguna pasión mundana turbó la vida de Arnaldo. Desposóse su corazón, desde la niñez, con la Eepúblíca, y por la República supo morir, y paia la República vivir solamente. Hubiérasele creído un Graco envuelto en la estameña de un monje. Bajo su capucha centellea­ban unos ojos animados por la llama del pensamien­to , y entre sus luengas barbas vibraban unos labios movidos por el impulso de la libertad. A la energía lombarda aunaba la elocuencia y la flexibilidad lati­nas. Presentábase en medio de aquel mundo extraño, donde todas las conciencias obedecían al Papa y to­das las voluntades al Emperador, al Rey , á los seño­res feudales; donde la guerra engendraba su hija na­tural y legítima, la tiranía, como un reivindícador de la libertad, como un apóstol de la democracia, -como un santo tribuno de la República, en cuyo favor unía la sombra de los mártires católicos y de los hé­roes paganos, las máximas del Evangelio y de la ciencia, las voces exhaladas de las catacumbas de San Sebastian y de San Calixto con las voces exhala­das de los sepulcros de los Horacios y de los Curia-cíos, las visiones del foro y las visiones del claustro, las palabras de Cayo Graco en el bosque de las Fu­rias, y las palabras de Jesucristo en el sermón de la montaña; anatematizando á los papas-reyes como los profetas de Jerusalen á los Baltasares y á los Sarda-nápalos, ó como los poetas de Roma á los Claudios y á los Nerones, hasta concluir en tal porfía por levan­tar al pueblo y hacerle en algunos momentos dueño y poseedor de sus derechos.

Memorable aquel hombre en el Capitolio, en la sa­grada colina, cabeza de la tierra, corona del antiguo ^ derecho, fuente de la autoridad, reina de todas las ciudades, á cuyos píes se extendía el foro y se termi-, naba la Yia Sacra; sobre cuya cima tronaba el Júpi­ter de oro en el templo más grandioso de la antigüe­dad; sin arcos ya, sin pórticos y sin estatuas; car­gada de ruinas de mármol, entre las cuales acaso se encontraba la ruina misma de la tribuna romana cu­bierta por la ortiga, por el jaramago y por la cicuta; sin senadores y sin cónsules, sin tribunos y sin cesa­res ; oyendo, en vez de los clarines que anunciaban á los vencedores* de cien pueblos, las campanas que ' tañen por los muertos y recuerdan sus penas y sus pecados á los vivos; monumento de tristezas eternas, cordillera de destrozados despojos, testimonio triste de las mudanzas históricas; donde un romano anti­guo, perdido en el mundo teocrático y amortajado en el hábito monástico, pedia á los abismos del cielo cristiano y á los abismos de la historia romana cual- • quier milagro, religioso ó político, capaz de fundar la libertad y la república.

Su predicación fué tal , que los papas huyeron de Roma; su fortuna tanta, que logró fundar las insti­tuciones republicanas en aquella tierra por tan largo tiempo adscrita, como una propiedad inmóvil, á las autoridades teocráticas. No, no se levantaba la Re­pública como bajo aquellos patricios de los siglos

N.*» X L A TLUSTR.ACIOPÍ E S P A Ñ O L A Y AMEÍÍICAHA, 171

inmedia tamente an te r io res , que l a que r í an semi-feu-dal y semi-o l igárqu ica ; l evan tábase en los moldes dejados por el ant iguo mundo romano , pero espir i­tua l i s ta , evangél ica , democrá t i ca , l lena de unción piadosa , j un t ando en su seno las revelaciones de la rel igión y los derechos del pueblo. E n el P a p a r e s ­petaba con religioso respeto al jefe v is ib le del catoli­cismo, á la e te rna cabeza de la Ig l e s i a , a l sucesor de tantos Pontíf ices, al vicario de Cr is to , pero no al r ey , no al q u e , l lamándose depositario de las ve rdades evangél icas , se cenia u n a corona do d iaman tes pa ra represen ta r y personificar á un Dios que sólo babia llevado una corona do esp inas . E s t a s predicaciones, dichas con voz; sonora , en pa labras severas , un iendo la elocuencia clásica con la elocuencia eclesiástica, desper taban al mismo tiempo en el corazón del pue­blo-rey los afectos de su d ign idad his tórica y los afectos de su fo re l ig iosa contra sus dominadores , los p a p a s , t an to más he r i dos , cuanto que los vu lne raba una pa lab ra nac ida de la exaltación más a rd ien te y sus tentada por la v i r t u d más efusiva y más p iadosa .

Enemigo igual tuv ie ron el liombre del pensamien­to y el hombre de la acción, el filósofo y el t r ibuno . F u é éste San Be rna rdo , abna de las cru^íadas, con­sejero de los r e y e s , mantenedor do la estabi l idad so­cial , a rbi t ro en las d iscordias de los cabal leros feu­dales y en los cismas de la Ig les ia ca tó l ica , que re ­nunc ia ra á todas cuantas sugest iones le hicieran p a r a ceñirse la mi t r a de los arzobispos y la t i a ra de ios papas , contentándose con ser el protector esp i r i tua l de la monarqu ía y de la Ig les ia . E n medio del mun­do fué un soli tar io; en el oleaje do las pasiones, una abstracción; pasó por la na tu ra leza como un espír i tu puro que la a t r avesa r a , y por la his tor ia como tina idea sin cuerpo. Pa rec í a en la v i d a u n muer to . Sus ojos mi raban hac ia dent ro , y su pa labra tenia toda la ext raña resonancia de una pa labra sobrena tura l que saliese do los sepulcros. Oien mi l hombres lanzó con una voz al As ia . L a s gen te s á quienes p red icaba hu ían del mundo y so re t i r aban á una en el frío seno de los claustros . Imag inaos cómo ese teólogo escu­char ía las t emer idades filosóficas d e Abelardo , y cómo ese político las a rengas republ icanas d e A r n a l d o . Contra el uno suscitó los teólogos de F r a n c i a ; contra el otro, los ejércitos de Alemania . Los dos jóvenes, que represen taban las fuerzas vivas de expansión existen­tes en las sociedades h u m a n a s , cayeron derr ibados por aquel monje , que rep resen taba las fuerzas con­cen t radoras , la au to r idad y la discipl ina.

San Be rna rdo apeló contra el filósofo á los teólogos, y contra el t r ibuno apeló, como hemos d icho , á los alemanes. E l P a p a condenó á Abela rdo por amigo de Arna ldo , y á Arna ldo , por amigo de Abelardo, apoyán­dose en los socorros mater ia les del Emperador de Ale­mania y en los socorros morales del monje de E r a n -cía. Contra la política repub l icana d e A r n a l d o d e Bresc ia recurr ió el P a p a , como hab ia recurr ido Gre­gorio "VII contra la polí t ica imper ia l de E n r i q u e I V , á la excomunión y al entredicho. E l pueblo romano fué como despedido de la Ig l e s i a católica. Si una ex­comunión atr ibuló tanto al E m p e r a d o r , acostumbrado á tener de su autor idad al t ís imo concepto, ¿cómo no at r ibular ía al pueblo, he r ido , en aquellos t i empos , de humillación i r r emediab le? L a s familias caían al rayo pontificio en la desolación; t o m á b a n s e los hogares en purga to r ios ; toda ceremonia rel igiosa se suspen­d ía ; todo sacramento eclesiástico se n e g a b a impla­cablemente al pueblo excomulgado; cer rábanse las pue r t a s d e la ig l e s i a , refugio de las a lmas , r esumen de la v ida , p l aza , t emplo , mercado, t e a t r o , sepulcro, santuar io ; n a c í a n l o s hijuelos y no les daban el baii-t izo; amaban los mozos y no podían santificar ni legi­t imar sus amores ; la mujer propia se conver t ía en concubina y ol hijo en bas t a rdo ; agonizaban los en­fermos de enfermedad mor ta l , s in confesión, s in co­munión , s in n inguno de los auxilios espi r i tua les que fortalecen y sus ten tan al hombre en t an t r emendo t rance ; caían los muer tos peor que los pe r ro s , s in es­peranza de tener asilo sagrado en la t ie r ra , ni pe rdón ni misericoi 'dia en el cielo: que á lo temporal y á lo eterno alcanzaba con idéntico alcance una excomunión pontificia. Hor r ib l e caso aqué l pa ra un monje , el cual, ten iendo perfectamente or todoxas todas sus ideas r e ­l ig iosas , ten ía ideas polít icas contrar ias á u n rey fa­cultado por su doble carácter teocrático p a r a perse­guir á sus vasal los, no sólo en la t i e r r a , sino en la e ternidad t ambién .

L a s a lmas débiles se apenaban y dolian de seme­j a n t e es tado, q u e , a lcanzando á todas las edades y á todas las fases de la v i d a , no obs tan te su puro carác­ter religioso, convert íase en t r is t ís imo estado social . P a r a mayor angus t ia , sobrev ino , t r a s el entredicho, la Semana Santa . Doloroso es á las a lmas p iadosas ca­recer del agua bend i t a , de la misa , de la Ig les ia en todo t iempo y l u g a r , pero mucho más en el lugar de las basíl icas capi ta les , en R o m a , y en el t iempo sacro por excelencia, en la Semana Santa . Los romanos, acostumbrados á rec ib i r los pe regr inos en estos d ías solemnes, ha l lábanse a te r rad í s imos de su soledad, s in poder ni oír las lamentaciones de J e r e m í a s , ni con­

t empla r los mister ios d e la P a s i ó n , ni sumerg i r se en las ideas que insp i ran los es t remecimientos de la tier­r a du ran te las t in ieblas en los Divinos Oficios, ni can t a r el Miserere, que parece di r ig ido á d e s a r m a r la cólera dívína y á detener los rayos de ira que a t r aen del cielo á la t i e r r a los pecados y los errores de los hombres . A s í , las mujeres se l anzaban por las callos dando alaridos como sí las tuv ie ra ya entre sus gar ­ras el infierno ; y los sacerdotes predicaban por calles y p l azas , añadiendo al terror , na tu ra l en los ánimos, los hor rores de las t r i s t í s imas p in tu ras an imadas por el reflejo s iniestro de los castigos eternos. Pp r todos estos motivos el pueblo romano se lanzó á los pies del P a p a , y el P a p a exigió^, pa ra l evan ta r el entredicho, la en t rega del t r ibuno . E s t e sale do la c iudad , corre por el campo, l lama á la puer ta de los cast i l los, in­ten ta correr á cualquiera de las c iudades republica­nas y ab r iga r se al amparo de sus inst i tuciones y de sus l e y e s ; pero siendo t an poderosos sus enemigos y t a n difícil su fuga , cao al fin pris ionero y es ent rega­do en manos del Pontífice. Coincide con todos estos sucesos la ida á B o m a del emperador Feder i co I de Alemania , el cual ent ra en la c iudad leonina y recibe la corona imper ia l en el soberbio V a t i c an o ; y el pue­blo, que h a recibido su paz re l ig iosa , h a perd ido su l iber tad polí t ica. Y desde lo alto del Capitolio, que t an elevados pensamientos in sp i r a , viendo su gobier­no democrático en t i e r r a ; su t rad ic iona l Repúb l i ca d is ipada; su in te rvenc ión , as i en el nombramiento de los emperadores como en el nombramiento de los p a p a s , p e r d i d a ; su t r ibuna ro ta ; su orador p re so ; su c iudad conver t ida en mero escenario, donde represen­t a n sus respect ivos aparatosos papeles los jefes tem­pora les y espir i tuales de E u r o p a , se i n d i g n a , so ar­r eba t a , se sub leva , se encamina en a rmas a l palacio pontificio, y s i t ia al pontífice Adr iano I V sin respeto alguno á la san ta basíl ica de San P e d r o y al E m p e ­rador , s in recelo algimo de sus te r r ib les y numeros í ­s imas legiones. E n todo t iempo, desde Alarico has t a Carlos V, el soldado a lemán se ensangr i en ta cuanto puede con el c iudadano lat ino. P o r consecuencia, las t ropas de Feder i co I se ensañaron cruelmente en los deíensorcs de Arna ldo de Brescia . Muchos de ellos fueron p r i s ioneros ; muchos arrojados al T i b e r : mu­chos heridos y pasados á cuchillo. Mas todas las con­secuencias de esta ro ta se encer raron y contuvieron en el suplicio de Arna ldo , que no dejó en aquel la Boma, á quien tanto a m a r a , n i s iquiera sus c e n i z a s , espar­cidas por la crue ldad de sus perseguidores y verdu­gos á ios caprichos del viento.

Asi murió aquel hombre extraordinar io , en quien pus iera el a r t e sus inspi rac iones , la ciencia sus ideas, la polí t ica sus cálculos, la rel igión sus misticismos, la elocuencia sus pres t ig ios , la v i r tud sus a t rac t ivos , la E d a d Media su entus iasmo, la a n t i g u a l í o m a su g r a n d e z a , lo pasado sus recuerdos de g lo r i a , lo por­veni r el present imiento de sus soluciones sociales, I ta l ia su poes ía , el pueblo romano su esperanza . De ja ra de ser g r a n d e sí no tuv ie ra es te fin t rág ico . Toda alma super ior qu ieb ra el cuerpo que la l leva y consume la v ida que la a l imenta . Todo ar t isfa , todo filósofo, todo p e n s a d o r , todo poeta v ive del combate en t re lo ideal y lo r e a l , y muere por no haber podido rea l izar su conjunción misteriosa. Adelan tóse Arna l ­do á su t i empo , y corrió la suer te de todos aquellos que lanzan una idea sobrado super ior á su siglo : la rota y la muer te . Asi es la immanidad . E í camino que conduce á la vic tor ia está i luminado de un ext ren o á otro extremo por las hogueras del mar t i r io . Como nues t ra s genealogías se componen de una l a rga serie de muer tos , nues t r a s victorias se componen á su vez de otra l a rga serie de der ro tas . Quizás no venc ie ra la democracia de hoy sin las p u g n a s , sobrado prontas , de ayer . iSIuestra vida s u r g e del seno de esos muer tos .

E M I L I O C A S T E L A K .

Á MI QUERIDO HERMANO D O N J U A N D E E I S S O Y Z U L U E T Á -

Por ol tranquilo mar, bajel ufano Con vario rumbo tríuníador navega, Y alado monstruo, á proclamarse llega De las líquidas ondas'soberano ;

Mas si por ley de celestial arcano Cambia el mar su bonanza en furia ciega, Mísero leño, el vencedor so entrega A merced del indómito Océano.

Tal de la vida el piélago inconstante, En alas siempre de febril deseo, Cruza el mortal como bajel pujante ;

Y humilde arista ó poderoso Anteo, Si navega feliz, se cree gigante ; Hi le hostiga el azar, se ve pigmeo.

M A T Í Q U H S D E D o s lÍERJIAMAS.

NUÑEZ DE ARCE V

« L A V I S I O N D E F R A Y M A E T I N . »

( I J l P I l B H I O N . )

Lloró el titán : por los callados vientos Voló su triste y desgarrado grito, Abriendo, como espada penetrante , K! generoso corazón del siglo.

bloró el titán ; su h'igub]'e sollozo Voló por los espacios infinitos, Estampando en las frentes inspiradas, Con su negro plumaje, un beso frió.

Luego su voz viril y atronadora Kesonó entre lamentos y gemidos, Como canción de la valiente lira Que el sublime huracán lleva en ens giro.'!.

Y el verbo, esa radiante estrella do oro, Ecsplandeció; como pincel divino El espacio pobló de extraños seres, De cielos, de montañas y de abismos.

I

En el gigante lienzo se destaca Fantástica visión de ojos purísimos, Da negra cabellera y de contornos Bellos, por negra túnica ceñidos.

En su boca fragante vaga y juega Sonrisa celestial de ardiente brillo, ' Corno rayo de sol entre las hojas De uji clavel perfumado y encendido.

i Oh celeste visión ! ¡ Duda traidora, Esplendida en bellezas y atractivos. Llevas la luz do amor cu la mirada Y el puñal en la túnica escondido!

El lírico inmortal trazando el cuadro. La visión del apóstata agustino, Escribe la magnífica epopeya De las luchas gigantes del espíritu.

En su grandioso canto se vislumbra El panorama lúgubre y sombrío De la época presente, el ancho campo De nuestro rudo batallar continuo.

Allí, la croz volcada ; el pecbo roto Por el punzante y negro escepticismo ; El campanario de la blanca aldea. Do recuerdos felices tierno nido.

Allí, la libertad del pensamiento ; El orgullo satánico ; el gemido Inmenso de los diosos moribundos, Y el cielo melancólico y vacio.

; Ay! ¡cómo vierten mis cansados ojos Ensangrentado lloro cuando miro. Con nuestra fe deshecha, los encantos De la inocencia y de la paz perdidos!!

Jlas luego, al contemplar la gran figura. El alma superior del fraile altivo, Rompe mi pensamiento sus cadenas Y siento ol corazón de fuego henchido.

La luz , la Inz mi pensamiento busca, Con infinito afán , entre el ruido De la tormenta horrible, y sólo encuentra De la centella el resplandor rojizo !

Al escuchar el célebre poema Se quiebra de dolor el pecbo mío : Es la visión de la época presente, La visión del apóstata agustino.

Y al recorrer las páginas de oro Do este sublime y decantado libro, Oigo crujir las poderosas alas Del genio más brillante de este siglo.

MANUEL IÍEINA. 11 Marzo 1880.

DESCRIPCIÓN DEL NUEVO ÓRGANO COXSTRDIDO TAHA LA IGLESIA JIEL BUISN SUCESO BE MADRID.

Terminado en el año 1868 el precioso templo de! Buen Suceso de esta corte, se notó desde luego que el órgano perteneciente á la iglesia del mismo nombre que existió en la Puerta del Sol, y que fué demolida en el año 1854, no correspondía en modo alguno á las exigencias del arte ni á la belleza del nuevo santnario, tan hábilmente construido por el notable arquitecto Sr. D. Agustín Ortiz de Villajos.

172 JJA |LUSTRACrOH JPSPAÑOLA Y y^MEÍ^ICAKA, N.° S

Las gestiones activas y constantes que para dotar de nn instmmento digno del alto objeto á que se halla consagrado el santuario practicó el ilustrado rector de dicha iglesia, Sr. D. Gregorio Montes, dieron por fia el resultado que ora do esperarse, a t e n d i d o el buen criterio y el amor artístico y religioso de las personas á quienes se eneainioaban tales ges­tiones, y en su conse­cuencia, se alcanzó por la Intendencia de Pala­cio orden de S. M. el Eey D. Alfonso XII pa­ra mandar construir un buen órgano con destino á la enunciada iglesia del Buen Suceso, y .cuyo • coste fuera pagado de fondos pertenecientes al patronato de la misma.

Encargado dcestaobra el reputado constructor Sr. D. Juan l.i'rancisco Sánchez, inteligente ar­tista español domiciliado en Madrid, hubo éste de halhirae no poco contra­riado al reconocer el lo­cal donde tenia que co­locar el instrumento; lo­cal de tan reducido espa­cio, que no era suficiente ni aun para un órgano de las más pequeñas dimen­siones.

Esta dificultad, apa­rentemente insuperable, debida tal vez á no ha­ber recordado el arqui­tecto, cuando fabricó el edificio, que im templo sin órgano es como cuer­po sin vida, fué vencida por el Sr. Sánchez, idean­do un suelo voladizo puesto en el mismo co­ro y tribuna destinados al órgano, pero saliente siete pies de éstos y co­locado sobre el cancel de la puerta principal de la iglesia; suelo guarneci­do de uua cornisa en los tres frentes visibles de su cadena, y sostenido en ambos ángulos exte-

M A D E I D . — ÓRGANO DE LA I G L E S I A DEL BUEN SUCESO, coriílriiido ^nr D J ic '^anchc?

rieres por dos columnas de hierro fundido.

No obstante tal apén­dice agregado al coro, y con el que resultaban 20 pies de extensión en su parte de anchura para la colocación del insti'u-inento, como, según con­trato, el Sr. Sánchez se habia obligado á cons­truir un órgano de cier­tas dimensiones é impor­tancia, tuvo que vencer para ello grandes y re­petidas dificultades, que surgían á cada momento por escasea de terreno, y de las que por fin logró el fabricante salir victo­rioso, con no poca honra para su nombre ; dando por resultado que el in­genioso modo de colocar la maquinaria, y su hábil disposición, es tal vez lo más notable de esta obra, terminada en poco más de un año, y cuyas dife­rencias con las demás de su clase son bien dignas de apreciar y saltan des­de luego á la vista, pues basta para ello decir que toda la parte do los se­cretos del órgano se halla más baja que los tecla­dos , y por lo tanto, á la inversa del uso general.

La caja en que se coa­tiene la maquinaria del órgano y sus registros (ó juegos, según tecnicismo moderno) está trabajada con buenas maderas, y es en su parte exterior de roble, si bien , por una falsa apreciación estéti­ca, ha sido pintada de eolor blanco, con no poco sentimiento del autor del instruiricnto, y con obje­to, según se ha dicho, do hacerla armonizar en su color con los retablos de la iglesia. Por igual ra­zón podría haberse usa­do el m i s m o procedi­miento en el caucel y los bancos del templo.

Esta caja en su frente 6 fachada es de la forma tradicional en los órga-

P O L I N E S I A . — HATIFICACION DEL TEATADO DE AMISTAD Y COMERCIO ENTEE ALEMANIA Y EL EEY DE SAMÓA.

La_ corbeta Ariadna saludando el pabellón samoano en el puerto de Apia,

N." S p A |LUSTHACrOH EsPAÑOLA Y A M E Í ^ I C A K A . 173

E L G E N E R A L D. J U L I O A. E O C A , electo Presidente de la Confederación Argentina,.

nos de templos extranjeros, y perte­nece al género gótico-bizantino, con detalles del greco-romano. Se compo­ne de dos cuerpos sobrepuestos (como todos los órganos de situación fija), que miden de ancho 4 metros 46 cen­tímetros; el fondo tiene 1,95, y su ma­yor altura, 6,í)7,

El cuerpo bajo, de 2 metros 7Í) cen­tímetros de altura, muestra en su fren­te un eub-basaraento retallado, forman­do pedestales enjnmbados, que sostie­nen cada uno su repisa saliente con planta semicircular, y que atan y si­guen el perfil del cornisamento corrido en que termina, en su parto superior, todo el cuerpo. El tablero central, á imitación de celosía, está calado, para procurar la mayor percepción de los sonidos correspondientes á ia cadereta (2." teclado).

Se divide el cuerpo alto en cinco compartimientos, que son de distinta forma que en el bajo; dejando el central tres espacios ó ventanas, donde se ba­ilan colocados 28 cafios de los ilautadoa de 2G y 13, y terminando en cornisa­mento cerchado, á manera de arco sc-midrcular invertido, con una lira or­namentada en el centro. Se le ba dado esta forma con objeto de que la luz de la ventana que está en el coro pueda llegar á ia iglesia. Dicho cornisamento estriba, por arabos lados, en dos arma­duras, llamadas torrecillas, sobre cada una de las que se asienta un remate piramidal octógono, surmontado de un cogollo y una cruz; estas dos torreci-lluB sostienen BUS correspondientes cor­nisas voladas semicirculares, aplomo de liiB repisas del cuerpo bajo, cuyos contornos siguen en cada torrecilla ocho caños do ¡os flautados de 26 y US.,

Ea los netos sobre cornisas y otros sitios de la caja se ostentan relieves, y su ornamentación es de talla prolija y delicada, haciéndose notar desde la iglesia, no obstante la distancia y al­tura que tiene que salvar la vista para ello.

Los teclados do mano de este órgano Bon dos, con extensión de 54 notas ca­da uno, de do i/a, y el de contras, al estilo alemán, tiene 12 notas. De aqué­llos hace sonar el superior los registros

correspondientes al teclado principal, y el inferior los de cadereta en ecos. Un bu-fetillo ó consola colocado en la tribuna, detras de la caja del órgano, contiene di­chos teclados y los tiradores de los registros.

La entonación so compo­ne de un fuelle ó depósito cuadrado, de los llamados do farol, con 2 metros 65 centinictros de largo, por 1,54 de ancho, y sus dos ini-pulsadores, movidos por un péndulo compuesto, se ma­nejan fácil y cómodamente con sólo la fuerza de un niño.

El órgano está abundante­mente surtido de aire, sin que se note desmayo algu­no aun cuando suenen los caños de mayor consumo. Los movimientos de toda la maquinaria funcionan con grande precisión, y los so­nidos responden con pronti­tud al descenso de las teclas, que están bien medidas y ajustadas. Como calidad y cantidad se pnede asegurar que estos sonidos son en to­dos los registros de excelen­te clase, distinguiéndose en especial los íiautados, por su lleno- y claridad.

A continuación van, por sus nombres, enumerados los

D. N I C O L Á S B E P I É B O L A , dietador de la República del Perú.

registros de que el órgano consta, ad­virtiendo que los que ¡levan + son de toda mano, ó corridos, no pudiendo en ellos separarse á voluntad los so-' nidos dé las manos derecha ó izquier­da, y que el tirador que ee halía al lado del de ia llanta armónica y tiene igual letrero que ésta sirve para com­pletar dicho registro y los de quínta-ton y salicional, que carecen ambos de la primera octava de bajos.

Los cuatro pedales de combinación con que cuenta el instrumento se des-tiaan á la reunión do teclados, al soni­do ó silencio de la lengüetoría, y á la expresión y el temblor.

KEGISTROS ( ó J U E G O S ) DEL TECLADO

PRINCIPAL.

MANO [ZquIEBDA

Flautndo do 26. Fliiiitndo de 13. Violen de l'á. Ocitava. Doeena. Quincena. Decinovera. Lleno di! i por puní Bajón de clarín. Baioncillo. Fagot.

•f

+ +

• 0.

MAXO DHHKCIIA.

Flautado iJe 2B, riflutado de 13, Violón de 13 . Octava. Docena. Quincena. D P ciño ven a. LIpno de 4 por puntn . Corneta magna de & 6. Clarín 1." Clarin 2." Oboe.

liEGTSTROS (Ó JUEQOS) DEL TECLADO

DE CADEltETA.

Flauta armónica. ííal¡c!ional. Qtnntaton. Piautadito. VoK celeste. Octavín. Bajoncillo. Vciü humana. Eufone,

Flauta armónica. Salicional. Quintaton. Piautadi to. Voz celeste. Octavín. Clnrín, VoK liumona. Eufone. - '

• R E P Ú B L I C A D E L E C U A D O R . — E S T A T Í T A D E L P A T R I C I O D. V I G E N T E R O C A E U E I I T E .

iniíugurada en Guayaquil el 1." do Enero illtlmo.

IDD fotogratia remitida por el Sr, D. Antouio F. do La Mot¡i.}

Las contras, colocadas en ambos cos­tados de la caja con las, bocas hacia afuera, son 1'2 de flautado de 26, y 12 interiores de flautado de 13 : todas so­noras y claras.

El precio total de esta obra artíoti-ca lia eido do 20.638 pesetas, canti­dad bien pequeña relativamente al trabajo del instrumento. .

La prueba y, examen pericial del ór­gano se verificó el dia 21 de Julio del año próximo pasado por los conocidos maestros Sres. Zubiaurr'e y Santaraa-rina y el inteligente aficionado á la música y á las materias de construc­ción de órganos, Sr. D. José María de Oidon y Cubells, en unión, todos, del que suscribe estas lineas; y el dicta-

174 P A JLUSTH.ACIOJÍÍ ^SPAÑOLA Y yA.msaíCA]v(A. N ° X

men extenso y detíillado que, en sn consecuencia, ¡ilcauzó de loa examinadores el instrumento , y que parte se ha pu­blicado en el periódico La Crónica de la Másica, no pue­do ser máe haiagüefio para el nombre del modesto cuanto hábil artista Sr, Sánchez, como lo es neíniismo para el del Sr. D. Pablo Hernández, organista del iíuen Suceso, encargado de inspeccionar los trabajos de esta notable obra

artística. ILDEFÜXMO JIMENÜ.

MONTE DE PIEDAD Y C A J A D ]•; A U O 11 R O S D E 31 A D II J D .

Sn Memoria, cuentas y Apíndicea del año 1870.

La Memoria y cuenta general que acaba de publicarse con, referencia al ejercicio del último año do 18711 revela una vez más el grado de prosperidad que ha adquirido aquel importante establecimiento en sus dos grandes divisiones: una destinada á los préstamos y otra íl los ahorros. E¡ nú­mero de préstamos facilitados á las clases necesitadas, sin contar los verificados oon garaütía de valores del Estado, superan en quince mil á los del afio anterior: han sido en junto 1G8.000 empeños los de alhajas y ropas, importantes 37.000.000 de,reales. En el número de imponentes de la Caja aparecen 3 412 más : forman un total de cuentas de 31.123 : lo capitalizado por iuterescs en el afio, como ga­nancia de loa imponentes, suma 5.000.000 de reales, y to­dos los capitales 13b.000.000.

Entre los importantes datos que acerca de las vicisitudes de la Institución suministra la Memoria, escrita, como es costumbre, por el director D. Braulio Antón liamirez, apar­te de tratar de las indicaciones que suelen hacerse sobre los medios más ó menos eficaces de combatir la usura, se ofre­cen con gran precisión y laconismo testimonios irrecusables de lo que ha prosperado el establecimiento en los últimos diez años. Los empeños de alhajas y ropas se han aumen­tado en 68 por 100, Icrmino medio ; en cinco tantos los prestamos sobre papel ; en gradación muy notable el núme­ro y los capitales de los imponentes, y en un ."JO por 100 el capital propio. El extraordinario desarrollo de la Caja ha obligado á la Administración á reducir, por ahora, la cuan­tía de las imposiciones, como muy razonadamente se expli-.ca en la Memoria.

Los cuatro capítulos en que so dividen los interesantes Apéndice); que sirven de comploiiionto versan sobre mate­

arías á cual más importante. En el primero ee recapitulan ordenadamente curiosas noticias de todos los Montes de Piedad de España : en el segundo ^e trata de igual manera de las Cajas de Ahorros, de España lambien : en el tercero Be reseñan la organización é importancia de las principales Cajas de Ahorros de Inglaterra, Francia, Austria, Italia, Suiza, Bélgica y otros países; y el cuarto, en fin , versa so-•bre los progresos de las Cajas da Ahorro escolares en el extranjero, y sus primeros pasos en Espuña, donde ya pue­den contarse introducidas, merced á la perseverante propa­ganda que de tan fecundo penEamiento viene haciendo el referido Sr, Ramírez por medio de sus escritos y exeilacio nes, que la prensa en genera! ha apoyado sinceramente. Se­gún los datos, aparece que el ejemplo práctico de estas modernas instituciones, que se inició en Avila, ha seguido en Valencia, Linares, Madrid, Alcoy y Guipúzcoa. Kn Avi­la, el primer profesor que estableció en su escuela la Caja escolar fué D.Marcelino de Santiago; ignoramos á quién corresponde este honor en Valencia ; en Linares, á U. Eran-cisco Izquierdo ; en Madrid, al director del Colegio de San José de Calasanz, D. Eduardo La Ca^a y Nuñez ; en Alcoy, á D, Enrique Jordá, y en San Sebastian, á D.^ Maximiua Méndez de Landa.

Nos complacemos mucho en consagrar ef tns líneas al opúsculo que las motiva, porque, ademas del interés que ofrece bajo el punto de vista administrativo con relación al Monte y Caja de Madrid, supone gran diligencia y laborio­sidad en cuanto á ilustrar lo referente á los establecimien­tos de España y del extranjero, y sobre todo, excita el ín­teres y aviva el celo de las Corporaciones y particulares en pro de una mejora de la mayor trascendencia social, como es el dirigir á la generación que nace por el camino de la economia y de la previsión.—X.

- LIBROS PRESENTADOS Á ESTA KEDACCION POR AUTORES Ó EDITORES.

C u a r t o Anuiu ' io sobre el estado del Seminario Conciliar Guadalupano Josefino de la diócesis de-San Luis de Po­tosí.—(San Luis, imprenta de Davales, 1879.)—liemos leido con el mayor gusto esto librito, que evidencia el brillante estado de aquel piadoso Establecimiento , á cu yos dignos Sres. Rector y Profesores felicitamos since­ramente.

E l INiño, apuntes científicos, por el Dr. D. Manuel Tolosa Latour. l i é aquí un libro cuya lectura debe recomendarse á los padres de familia. Puedo ini'orírse la índole de la obra del Sr. Tolosa por el sumario de sus capítulos, que se titulan : Unpoco de rnalernologia; El Matrimonio ante la ciencia; Los Albores de la existencia; El Niño en la euna; El Maná infantil; Los Palacios de la caridad; El Niño fin el bogar; El Niño ciudadano, y Cómo mue­ren los niños.— Pídase á la casa editorial.de Medina, San Nicolás, 11 , Madrid. Precio, 2 pesetas.

T r a t a d o teúri<-<> y i i r áe l i eo de cálculos mercantiles y operaciones de banca, explicados en toda su extensión por D. Emilio Rodero de la Calle, empleado del Banco de España. (Madrid , imprenta de A. Rodero, 1880.) Acaba de publicarse esta obra, que se recomienda por ser de utilidad suma para los jeEee y dependientes de casas de

comercio y banca, asi como para los aspirantes á los des­tinos que por oposición provee el Banco de España en su oficina central y en las sucursales. El libro del Sr. Rode­ro, hecho con la inteligencia qu^ sólo da una larga prác­tica en la materia que le sirve de objeto, responde á una verdadera necesidad.—A'éndesc en la librería de D. Leo­cadio 1-opez ((Jármen, 13), y en caía del autor, calle de San Roque, niini. 8, 3." derecha , á 12 pesetas en ¡Madrid y 13 en provincias.

.>Iiiflilew V ta]»i<-<;s; segunda Serie de cartas á una seño­rita sobre la habitación, por D. F. Miquel y Radía. (Bar­celona, librería de Bastinos.) Al aparecer en el pasado año la priinei'a parte de este interesante estudio tuvimos ya el gusto de consignar nuestra humilde opinión , ente­ramente favorable al trabajo del Sr. Miquel y Badía. La continuación que tenemos á la vista nos merece igual concepto. Pídase á la librería de Bastinos, Boquería, 47, Barcelona.

l í l L i l i ro «K' l;i C^^nrúlíit!, Así se titula un elegante volu­men de poesías, esmeradamente impreso en casa <le liu-bifios (Madrid, 1H7Í)), en el cual han colaborado con sus composiciones nuestros más distinguidos vates. Este in­teresante libro, cuyos productos se destinan al socorro de las víctimas de las inundaciones en las provincias de Le­vante, ha sido publicado á expensas y poi' ói'den espon­tánea de S. M. el Roy. Su mérito, y el benéfico objeto á que se consagrará el importe de la venta, nos mueven á recomendar su adquisición á nuestros lectores, quienes reportarán cu ello el doble placer de practicar el hicn y de poseer una ineslimable joya literaria. Véndese á Ó pe­setas en las principales librerías.

I^oci^ia» lirivaM (históricas, bíblicas ^/populares), eíiV.útas en dialecto catalán, por A. Masriera y Colomei'. ( Im­prenta de Verdagner, Rambla del Mitx , Barcelona.)—• (•ontiene lindas composiciones en variedad de metros.

Klof^io l i i s t ú r i co del doctor en Farmacia y Cirugía, y ex-catcdrático de la primera de dichas facultades, Sr. D. Ra­món Borbolla, Trabajo redactado, en virtud de encargo del (Jolegio de Farmacéuticos de Madrid, por el doctor y catedrático D. Joaquín Olinedilla y Piu'g, y leido por su autor en la sesión para conmemorar el 142." aniversario de la creación de dicho Centro. (Madrid, imprenta de (jarcia y Caravera, Mayor, 110.)

El Exlcn'inui:\€lnr <lo los t';irs;inl<í.s <>ii j a b o n e s , (M»H-viéticos y espeí:¡Jicos; libro útil y al alcance de toiias las inteligencias, é indispensable á los que se dediquen á la fabricación de fósforos, jabones, velas esteáricas y ex­tracción de grasas. Su autor, el Sr. D. J. Justo Navari-o y Guerra. Precio, O pesetas. Pídase al editor IJ. Jlanuel Saurí, Plaza Nueva, 5, Barcelona.

rtl«-iiioi-ia acerca de loa criaderos auríferos del segundo distrito del deparlamento de M.indanao (Misamis), se­guido de varios itinerarios geológicos referentes á la misma comarca, por D. Enrique Abella y Casariego, in­geniero del Cuerpo de Minas. (Del JSoleliii de la Comi­sión del íí'ipa geológico. — Madrid, imprenta de Tello, Í87í).) Acompañan á esto estudio, por demás interesante, planos de los placeres existentes en aquella región de las islas Filipinas. Deseamos que no sea perdido el fruto del trabajo del ingeniero Sr. Abella,

I\Ioiiiori;>.s sobre la pi-oduecion de los montos públicos de Filipinas, en los años oconómicos do 1 874-71^ y 187Ó-7G, elevadas al Excmo. Sr. MinisLi o de Uliíaniar por el in­geniero inspector del ramo en aquellas islas, D. Ramón Jordán a y Morera. (Madrid, imp. de Rojas, Caños, 4, 1879.)

WalU'iistL'iii , poema dramático de Schiller, traducido al castellano por U. Gerardo fie la I'uente. tíien mei'cce los licuores <U; una. lectura esta obra maestra ilel ^'fíití poeta alemán, por primera vez traducida á nuestro idioma ( y con feliz, desempeño) por el seüor de la Puente. Se ha­llará de venta en la Administración de la Biblioteca Pc-Tojo (Bizarro, 15) y principales librerías, al precio de 12 Ideales.

L a C a d e n a r o t a , drama en tres actos y en verso, origi­nal de la Sra. D." Faustina Saoz de ¡\Ielgar. (Segunda edi­ción , imprenta de Maeías, 1879,) Véndese estabella pro­ducción, encaminada á probar que la raza negra posee un organismo moral niás perfecto de lo que generalmen­te se cree, en la Adrninisti'aciotí de la Biblioteca, de Se­ñoras , callo de Silva, núm. 20, al precio de una peseta.

O i r á s |ii[lilica<.rioneH. Aritmética ¿/ara niiios , por don M. Sánchez Bruil, segunda edición. (Jladrid, Velasco, impresor, líiibio, 20.) Se halla de venta en las principales libreríati, al precio de una peseta, l'edídos de considera­ción, al autor. Panaderos, 10, pral., Madr id .—Estu-flos históricos sobre o Braxil, por D. Viriato Silva. Hálla­se de venta esto curioso opúsculo en todas las pi'incipa-les librerías de Portugal y del Brasil. (Podidos al autor. Hotel Central, en Viana do Gastello, Portugal.) — Corn-posiciories premiíalas en los certámenes verijicados en .¡ií/rgos durante las ferias de San Pedro y San Pablo, en los años de 1878 y 70. (Húrgos, imprenta de Santama­ría, 1879 ) — Discurso pionunciado por el linio. Sr. Don José Moreno Nieto, el día 17 do Noviembre do 1879, en el Ateneo científico y literario de Madrid, con motivo de la apertuiu de sus cátedras. (Madrid, Imprenta Cen­tral, 1879.)—Las Armas en Madrid (cartas sobre la Es­grima), por D. Rafael María de Labra, (Impronta de Alaria, 1879.) De venta en todas las librerías.—Discurso leido por I), -losé Villó y Kuiz en la sesión inaugural dol Ateneo de Valencia. (Curso de 1879 á 1880.)—Elogio histc/rico del doctor en Farmacia y Cirugía, y ex-catedrá-tico do la primera de estas facultades, D. Ramón Barbo­lla, redactado por el doctor y catedrático D. Joaquín 01-medillay Puig. (Madrid, imprenta de García y Caravera, 1879.)—Memoria sobre lii necesidad, de la- Asociaciónge-neralpara la reforma penitenciaria en España , leída en la sesión pública celebrada por dicha Asociación el 11 de

Enero de 1880, por su secretario general el Sr. D. Pedro Arniengol y Gornet, delegado oficia! en el Congreso in­ternacional de Stokohno. — Memoria presentada por la Junta directiva de la Nueva Sociedad de seguros mu­tuos contra, incendios de casas OÍ- Madrid, en Junta ge­neral celebrada el 1." de Febrero de 1880.^iíreí>e reseña critico Idsióriea del nacimiento, evoluciones y caracteres de la Literatura española, y origen del habla castellana; premiada en ci último Certamen literario de Valladolid; su autor, D. Tomas Jesús Salcedo (imprentado Santaren, Valladolid).—«/¿iíjí's¿tí Minima di Scienze, lettere edarti, diretta da salvatore Fariña.» (Milán, tipografía Lombar­da.) Hemos recibido el fascículo correspondiente al mes do Febrero del corriente año.— ¿Padre ó verdugo ? poQ-ma original del Sr, D. L. G. Tapia. (Valladolid, librería de Santaren, y Madrid, Bailly-Baill¡cro.)^/So;cmíie se-sion inaugural del A t'eneo obrero castellonense, celebra­da en la nocho del 15 de Febrero de 1880. (Castellón, im­prenta de la Viuda de Perales.)—España en la mano, guía del viajero. Precio, medio real en toda ICspaña. (Ad­ministración, Espíritu Santo, 26, segundo.)

M. B.

- i ^ B - « ^ ! s - < ^ = i -

Creeuios que muchas señoras aficionadas al divino arte de la música sabrán con gusto que, deseaudo la distinguida artista Srta, esmeralda Cervantes propagar el estudio del arpa, que tantas dificiütades ha presentado hasta ahora, se propone abrir un curso espacial para la ense fianza de dicho instrumento, en su domicilio on esta corte, calle de Gravi-na, núm. 18, principal.

Con el sistema do enseñanza que la Srtii. Cervantes so propone seguir, fruto de sus profundos conocimientos en el bello instrumento que le ha valido su reputación, se nos asegura que en sesenta lecciones las alumnas estarán en disposición de que sus adelantos sean juzgados por el pú­blico. También tenemos entendido que la simpática artista hará extensivas sus lecciones á ios colegios do señoritas, siempre que en olios se reúna suficiente número de discí-pulas, y que las jóvcues alumnas podrán obtener por su conducto arpas en condiciones aceptables.

D[8 Í0I8TRIA8 F UL

B E L V A L L E T T E HERMANOS. — Sin competencia posible. — Fábrica de ca r rua jes—24, Avenue des Champs Elysées, París. (MEDALLA DE ORO EN 1867,)

I V I O N D O L L O T FILS (MEDALLA DE ORO EN LA EX­POSICIÓN ÜNiVEiíSAL DE PARÍB UE 1878).—Aparatos y sifones para bebidas gaseosas, — 72, rae du Chateau d'Eau, París.

_ _ .=<>= M U R A T '^ (MEDALLA DE ORO). Fábrica de bisute-

ría-doublé.—6, rué des Archives, Paris.

~ °[>°-

L . T . P l V E R , O. *íí; (HORS CONCOORS). Fabricante de perfumería,—10, Boulevard de Sírasbourg, Paris.

^ ^^ , BOULET FRERES, LACROIX ET

(MEDALLA DE ORO), Kspecialidad en máquinas p£ para

T E J A S Y L A D R I L L O S . 28, rae des Ecluses Si. Martin , París.

Envío del catálogo ilustrado, á quien lo pida on carta franqueada,

^ j„ _ _ _

E G R O T , constructor en París. Clases 52, 53 y 27 (dos MEDALLAS DE ORO, una MEDALLA DE PLATA, por su aparato do destilación y su cocina de vapor).

' M>=

P . I V I O R A N E A I N É . Prensas litográficas mar­chando por pedales. So remite el prospecto franco de porte.-—10, rué da Banquier, Paris.

^ - ={>= —

L. P U M O N T (MEDALLA DE PLATA). Bombas cen­trífugas : único premio concedido á las bombas en la clase 54, mecánica general, — 5 5 , rué Seclaine, Paris.

B Ó T E L E S F R A N C E S E S R E C O M I f i D í

P A R Í S .

GRAND HOTEL. 12 , Boulevard dea CapucmtíSj París,

Se recomienda particularmente á la clientela española y americana.

H o t e l B c l l e - V u e , Avenue ile TOpera.—Mesa redon­da.—Salón de lectura.—Baños. (Ascensor.)

N." 'X L A TLUSTHACIOK E S P A Ñ O L A Y AMSÍ^ICAKA. 175

A D O L F O E W I O - , ü n i o o a g e n t e e n F r a n c i a , a , r u é F l é o h i e r , F a r U . A N U N C I O S . ANUNCIOS ESPAÑOLES; a g e n c i a B s o a m e a .

F r e c í a d o B , 3 5 , e n t r e s u e l o .

SOMISIOH-EZPOPITACIOM.

CASAS DE P A R Í S R E C O M E N D A D A S .

H"'. M A R T I N C O U R T , PLATERO-JOYERO-

E a p e c i a l i d a d e n j o y a s d e c a p r i c h o . Alta

novedad p a r a S e ñ o r a s .

8 ***, r u é Turhigo, Paría (cerca de la punta

de San Eustaquio').

G O F R E S - F O R T S todo Hierro

FIERRE H A F F N E R 1 0 y 1 2 , P a s s a g e J o u f f r o y .

20 MEDALLAS DE HONOR

Se envian modelo en dibujo y precios corñenLes,francos.

LA VELOUTINE es tin Folvo de Arroz especial

preparado con Bismuto,

jwr consiguiente

ejerce una acción salutífera sohre la piiel.

Es adherente é invisible,

y por esta razón presta al cutis color

y frescura natural

en. FA r , 9 , rué de la Paix, 1) — P a r í s .

m HAS TIHTIIBA3 PROGBEBlVAS PAH* L 0 3 CABELLOS BLANCfl!".

i U l - OWJíXM ' • E L UOCTOH

JamesSMITHSONi

Para Tolver inmediata­mente á los cabellos y i l a ' barba su color natural CQ tndoB matices.

í . S £? C o n e s t a T i n t u r a n o t a ? °^^gg I h n S • ! ¡ 3 Í d a d d e l a v a T l a c a b e z a n i a . ^ ^ ^ _ h J m • • • m d e s p u é s , s n a p l i c a c i ó n e8 ^ ^

c i l l a y p r o n t o e l r e s u l t a ü o , ^^ m i m c h a l a p i e l n i d a ñ a l a B»

La caja completa 6 fr, _

C a « L . L E G R A N D . P f C ^ ' J ^ o i e -PanB. y en las prmcipalea f etL'- ^ ^ ri»s do Amíriott.

DUEÑAS, M é d i c o - C i r u j a n o - D e n t i a t a . T r a b a j a e n t o d o lo p e r t e n e c i e n t e á s u e s p e c i a l i d a d , y v e n d o a i i u c r e d i t a d o Í ; Í / , Í . 7 V ^ j a r n la boca, íi 1 0 , 1 4 y 2 0 r s . f r a s c o . P o l v o s p a r a l o s d i e n t e s , á 4 r e a l e s c a j a . C a r r e t a s , 7 , p r i n c i p a l , M a d r i d .

TINTURA Instantánea p a r a 1^ B a r b a ( 1 f r a s e o ) s i n p r e p a r a c i ó n n i l a v a d o .

POMADA R O S A D A para d e v o l v e r á l o s C a b e l l o s b l a n c o s s u c o l o r p r i m i t i v o . — F I L L I O L , 4 7 , r a e V i v i e n n c , P A E I S .

PIANOS (gocké ^ (gils (Áíné

Rué Morand, 9, París MEDALLA DE ORO

Garantizados por diez años

FLOR de BELLEZA.^ 'Jfuvtí^Ter^^ l ' o r e l n u e v o i n u u o d e t m p l c a ' l o s e s l o s p o l v o s c o m u n i c a n a l ro sLro u n a m a r a v i l l o s a y d e l i c a d a

b e l l e z a y lo d e j a u n p c r l u m c d e c s i g n i s i L a s u a v i d a d . A d e m a s d e s u c o l o r b l a n c o d e u n a p u r e z a n o l a b l e , l i a y í m a t i c e s d e H a c h c l y d e R o s a , d e s d e e l m a s p á l i d o h a s t a e l m a s s u b i d o . C a d a c u a l a l i a r á p u e s e x a c t a m e n t e e l c o l o r q u e c o n v i e n e á s u r o s t r o .

E n l a P e r f u m e r í a c e n t r a l e le A G I f E X i , 1 1 , m e m o l i e r e y e n l a s 5 P e r f u m e r í a s s u c u r s a l e s q u e p o s e e e n P a r í s , a s i c o m o e n t o d a s l a s b u e n a s p e r í u m e r i a s .

EL CONSEJERO DE LOS RENTISTAS PARÍS — 1. Rué Maubeuge, 1 — PARÍS

E L M A S I N D E P E N D I E N T E D E L O S P E R I Ó D I C O S F I N A N C I E R O S |

Se p * a loóos los Salaiios.-g Alolantos soLro títulos y pensiones.—(I ¡ic ración es a ter­mino.— Compra do toiüs valores rtiliHlüs da veiiiier, . I o d o S u s c r i p t o r r e c i b i r á c o m o

> FRANCOS al ANO (VHñO)

oosBs por pagos do dcciuios iiieüsiialcs, ilauílo immoaiata-meiito ol iirinior dídmo dertolm al sorteo y a los intereses,

do l o s V A L O R E S D E L O T E S , P r i m a g r a t u i t a e l ALBÜM GUIA' r i c o v o l u m e n c o n c u a d r o

y d i b u j o s , o b r a i n d i s p e n s a b l e a l o s q u e p o s e e n o b l i g a c i o n e s d e l o t e s f r a n c e s e s . |

Xi^ctrprezi-te- li-toQ-rafioa,

PARÍS

I P a , s s E i Q - e d-e l a , ISé-u-a^- iox i . , Í3

_^p^S A L M ^ ^ ^ ^ -&.

l a mis antigua do las GRANDES CASAS deHQYEDADES de PARÍS R u e c l u l ! a e 2 7 , í i ' J , 3 1 , 3 3 y 3 5 , ^i«>^ y 2 5 , m e d e VL 'n ive r s i t é

EnTios franco <? Portoj de Aduana á toda España mcMame el aumento de 3O 010 sobre hsprecies del caúlcjc, ó solo

F R A N C O de P O R T E mediatile el aumento de 5 OJO.

c o n e l fm le r e s p o n d e r á l o s n u m e r o s o s p e d i d o s ' q u e t o d o s los d í a s r c c i h e n , a c a b a n l o s p r o p i e -

s, j t a r i o s d e l PETIT SAIRT-THOBAS d e e s t a b l e c e r , u n Servicio regular con Espaüa q u e l e s p e r m i t e o f r e c e r á su c l i e n ­t e l a d e c s t e ' p í d s i a s m i s m a s v e n t a j a s , q u e á s u c l i e n t e l a d e P A R Í S . L a r e p u t a c i ó n c a s i s e c u l a r d e e s t a c a s a h o n o r a b l e , s i e m p r e fiel a s u d iv i s a : « L R A L T A D H A C E wr F U E R Z A B e s l a m e j o r g a r a n t í a de l

e s m e r o q u e p o n e e n lo s p e d i d o s q u e s e l e c o n f i a n . S e e n v í a n C a t á l o g o s franco á t o d a p e r s o n a q u e l o p i d a e n c a r t a

f r a n q u e a d a . I n v i t a m o s , p u e s , v i v a m e n t e , a l a s S e ñ o r a s q u e d ú s e e t i v e s t i r s e

SG^un la ú l t i m a MOHA F>AniSIE:NSE y á m o d e r a d i s i p i o s I i r ec io s , á q u e d e n d e s d e J-iego la d i r e c c i ó n d e s u s m o r a d a s a los v > n m l e s A l m a c e n e s d e l P E T I T S A I N T - T H O M A S , ru t jc í i t Bac á PAIUS, p a r a r e c i b i r G R A T I S y F R A Í S C O s u G R A C I O S O Á L B U M

d e l a s NovEDADEsde PniMAVERA y d e VKRAí^o ya e n riiENSA.

Los precios de venta en el Extranjero ^°'' -r^ i siempre rigurosamente los mismos que en(mp\

(PARÍS) ü, umú k DIRECTOR, EL S'^ VAN H Y M B E E C K

ines, 12 ( P A R Í S )

COMIDAS á 6 francos ( I N C L U S O El . V I M O )

l i a

ALMUERZOS á 4 francos -[ INCÍ.USO EL V m o Y C A F É )

Servidos en mesas particulares. " i Las pcreonaí iiiuí ii i lialiilaii iiii el Gran llíjlel

ES L \ MESA MEJOR SERVIDA DE PARÍS. ^ ' ,„„ admilida^ á ia la sa r donda.

(Cliamlires) j SÁLOHES íesfle 4 fr. liarios. D o s n u e v o s A s c e n s o r e s h a c e n e l s e r v i c i o d o todOt ; i o s p i raos ( i n c l u s o e l 5")

d e s d e l a s 6 d e i a m a ñ a n a h a s t a l a 1 d e l a n o c h e ( s u b i d a y b a j a d a ) .

A b o n o s á p r e c i o fijo, desde 20 francos diarios. Incluyendo : Habitación, Calefacción, Alumbrado y Comida

(incluso ol Vino).

HOTEL~^CRÍBE7irri ie Scribe (AHHEXO DEL GRAN HOTEL)

F I ^ E G I O S M Z O I D I G O S

Ascensores para todos los pisos.

Administración ' PAIIIS, 23, Boulevarü Montmartra

PASTILLAS D l G E S T r v A S , f a b r i c a d a s e n Y l c h y C e n i a s s a l e s e s t r a i d a s d e l o s m a n a n t i a l e s S o n d e u n g u s t o a g r a d a b l e y u n a f e c t o s e g u r o i c o n -t r a l a s a c e d í a s y l a s d i g e s t i o n e s d i f i c u l t o s a s .

SALES DE VICHY PARA BAÑOS. — Un roIlO p a r a u n b a ñ o , p a r a l a s p e r s o n a s q u e n o p u e d e n i r á Y ic l i y .

Para evitar his imitaciones fraudulontas, exíjanse en todos los productos las marcas de fábrica de la Compañía.

L o s p r o d u c t o s a r r i b a m e n c i o n a d o s s e h a l l a n e n Madrid : J o s é M a r i a M o r e n o , 93, c a ü o M a y o r ; V e n a s p r i n c i p a l e s f a r m a c i a s . S

®PILDORASdeBLANCARD| ^ a p r o b a d a s por la Acad. de Méd. de París. "

^ Estas Pildoras se emplean contra las a f e o - ™ A c l o n e s e s c r o t u l o s a s , ia p o b r e z a d e l a A — s a n g r e , l;i a n e m i a , u l e , etc. ^

™ AYUDAN « í« formación de las jóvenes.

9 Exijasti nuOElra A urina adjunta.

* Se encuentran en -^^^.^2^:::=-'^--^ ^ todas las farmacias. ^ ^""^1^1 - ^ I ^ "

9 Farmacéutico, rué Bonapartf,_ 40, París

Tesoro del P e c h o

PATE DÉGENÉTAIS TOS, CATARRO, BRONQLERA, OPRESIÓN

Se encuentra en h s linenas Farmacias do America.

Prnta iaianto y refrescante Ci"laCONSTIPACION

6 estreñimiento ; las almorranas.

E:. Gr-Et.T.XJ^Q^S £7, RuaRj9ibuteaa,ParlB.

E n t o d a a l a s F a r m a c i a s , 2 I r . 5 0 l a c a j a .

Cilríllon

N u e v a p r e p a r a c i ó n p a r a d e s t r u i r

I E I J ~ V " : B I J 3 L J O i,¡uc s a l o e n loz b r a z o s . — Hftcacion, Seguridad,

Facilidad de empleo, Conservación perfecta. D I T S S E B , r u é J e a n - J a c q u e s - l ^ o n s s e a u , 1, P a r l a

PURGATIVO DE MAGNESIA ¡CHOCOLATE D E S B

Jsi^V R I É R E \

Gusto a^'radable u i ' i t A C i u A D C I I V U T A para liaccr desapan-xer la bilis, ia fiemas y los humores .Por pequüñasdosis y cura ia constipación.Deposito en laa principales boticas de ESPAÍÍi.do CUBA y de las AHEÍICiS.

N u e v o P e r f u m e

MEDALLA DE PLATA E N L A E s r o s i c i o N m: -1878

Esencia de CHAIVIPACOA Jabón de CHAWIPACCA Agua de Tocador, de GHAWIPACCA Pomada de GHAKIPACCA Aceite de CHANIPACGA Polvos de Arroz., de CHAWIPACCA Cold-Cream de CHAIVIPACCA

RIGÁUD Y C PERFUMERÍA VICTORIA

PARÍS, 8, Rué Vivienne, 8, PARÍS y 47 , AVENÜK BE L ' O P É R A

S M

17G , L A JLUSTÍÍACIOÍC ESPAÑOLA Y AmK^lGAKPi.. :Ñ> X

EL «JUEGO DE LA GUEERA» INVENTADO EN ALEMANIA PAEA PEREEOCIONAE LOS CONOCIMIENTOS TÁCTICOS. ComDflñia.

Batallón. En columna.—En linca. pplotnn. Pelotón. (50 hombres,) {35 hombres.)

Tíralores en guerrilla. Sección en gnerrilla. Tirndor. Patrulla.

Linea de tiradores (urden proriindo). Fuegos do batallón.

Encuadran de caballería.

Mitad de un escuiídron.

Pelotón de caballería.

Centinela de caballería.

Patrulla do Ídem.

±.

Regimiento de cHl>alleria en

columna.

Begimionto de caballería en linea.

Batería e^pnaits^ Bateiía montada.

Fia. 1."-

EL JUEGO DE LA GUERRA.

E l Juego de la Guerra ha sido i n v e n t a d o en Alemania , d o n d e está m u y en boga., po rque t i ene por objeto f ami l i a ­r izar á los oficiales de l e jérci to con la solución práe t ica de p r o b l e m a s táe t ieos y e s t r a t ég i cos , baeiéi idoles íidquirir ese g o l p e d e v i s t a r áp ido y prec iso q u e en el ar te d e la g u e r r a es m u c h a s veces el secre to de la v ic tor ia .

E l t e r r eno sobre que opera el supues to ejérci to os el p lano d e Tina c o m a r c a , h e c h o en u n a escala que g e n e r a l m e n t e es d e - i - á fin de q u e p u e d a n aprec iarse con exac t i tud todos loa acc identes del t e r r eno . L a s t r o p a s q u e tomün pa r t e en la ba ta l la es tán r ep re sen t adas po r p iecec i tas de hueso ó de m e t a l , como se v e en la fig. 1." de es ta m i s m a p á g i n a .

A l p r inc ip i a r el j u e g o , el q u e d i r i ge éste p ropone el pro­b l e m a tác t ico qiie se t r a t a do resolver , á los dos jugadores , quo se supone son los j e f e s de ambos e jérc i tos . Duran t e ,el curso d e la p a r t i d a , el r e fe r ido d i rec tor t i ene derecho á mezc la rse en las operac iones d e los j u g a d o r e s , á fin de ev i ­ta r e r rores é i n t e rp re t ac iones f a l s a s , á la v e z que para p ro ­poner n u e v a s dif icul tades q u e a u m e n t e n el in terés do la Bolucion q u e se t r a t a d e busca r .

E s reg la gene ra l de l J u e g o que el d i rec tor fije el t i e m p o d u r a n ­te eí cual debe queda r resue l to el p rob lema t á c t i c o , ó me jo r d i ­c h o , pe rd ida ú g a n a d a la bata­l l a , y quo este t i e m p o sea d e t r e s ho ras como m á x i m u m . E l j u g a d o r t i ene dos ó dos y med io m i n u t o s de t i e m p o para pensar su g o l p e . A lin do saber con exac t i tud cuál de los dos je fes de los ejérci tos que se ba ten d i s p o n e con m á s r ap idez los m o ­v i m i e n t o s de sus t r o p a s , se ha inven tado el senci l lo , con tador q u e r ep re sen t a la figura 2.", en e! cua l , por medio de dos p in­zas , se reg is t ran escrupulosa­m e n t e los m i n u t o s que med ian entro una y otra j u g a d a , así co­mo el t i e m p o que se inv ier te en cada pa r t ida .

Según las reg las es tab lec idas para el j u e g o , se supone que ios cuerpos de infaiiLeria ade ­lantan en un minu to 100 p a s o s , la caballería, m a r c h a n d o al paso, 125 ; al t ro te , 3 0 0 , y 500 cuando va al ga lope . E s t e cálculo s i rve sólo para un t e r r eno l lano y c o n s i s t e n t e ; pero si se es tá ope rando en t e r r enos ai'enosos ó acci­d e n t a d o s , la velocidad de locomoción se r e d u ­ce p r o p o r c i o n a l m e n t e , á fin de que el j u e g o conserve s iempre el m a y o r g r a d o d e veros i ­m i l i t u d pos ib le .

Fác i lmen te se c o m p r e n d e q u e pa ra conocer la exac t i tud de l resu l tado ob ten ido h a y que con ta r con im med io pa ra aprec ia r las pé rd i ­das que m u t u a m e n t e e x p e r i m e n t a n los ejérci­t o s c o m b a t i e n t e s , c i r cuns t anc ia d e s u m a i m ­por tanc ia en t oda ba ta l l a .

Pa ra calcular este d a t o , el d i rec tor del j u e ­g o , q u e s i g u e a t e n t a m e n t e las pe r ipec ias de l combate , cu ida do ir ano tando en un pape l las bajaa p robab les que puedo tener cada cuerpo , s e g ú n el m o m e n t o sea m á s ó menos f avora ­b l e , ya para el que a taca , ya para el que se def iende , t en i endo en c u e n t a qué a rmas son las que func ionan do u n a p a r t e y o t r a ; con q u é art i l lería cuen ta cada ejérci to ; si la infanter ía

hace fuego do pelotón ó en gue r r i l l a s , y la posición de cada e jérc i to ó d iv i s ión . D icho se es tá q u e el d i rec tor de l j u e g o ha de ser i n t e l i g e n t e , y t ener un cri terio imparcia l , para que la Ungida batal la no p ie rda el carácter de ía ve rdad .

A Ha de quo lo casual y lo i m p r e v i s t o t e n g a n t a m b i é n su par te en el juOgo de la g u e r r a , como la t ienen en la rea­l i dad , cuando la victor ia es tá indecisa se suele recui:rir á los dados p a r a decidir el desenlace de la acción. Esto se re­sue lve po r m e d i o do la tabla (hl azar (fig. 3 ) , Ten i endo en cuen ta los seis lados de cada dado , h a y n u e v e probabi l ida­des en t r e las casi l las neg ras y b l ancas de la tabla . Los en­casil lados I al I X represen tan la s igu i en t e proporc ión de azares para los comba t i en te s : — 1 : 5 — - 1 : 4 — 1 : 3 — 1 : 2 ( 2 : 4 ) — 1 : 1 — ( ; 5 : 3 ) - ^ 2 : l — ( 4 : 2 ) - — .'.i : 1 — - 4 : 1 — 5 : 1 — : 1 a p r i m e r a ci­fra indica s i empre las casillas n e g r a s , y la ú l t ima, las casi­llas enca rnadas ( r a y a s ver t i ca les ) . E n cuanto á las b lancas , no r ep resen tan probabi l idad n i n g u n a . L a s casillas encarna­das s ignif ican ai; esto e s , que el azar da rá la v i c to r i a al que las s a c a , y las n e g r a s l levan consigo la der ro ta .

A s i , po r e j e m p l o , el d i rec tor e l ige la suer te I V (propor ­ción 1 : 2, ó 2 : -1): echado el dado, sale el 3 , lo cual, l eyen­do en la t a b l a ho r i zon t a lmen te en t re el encasi l lado que cor­responde al d a d o 3 , ya sea de i zqu ie rda á de recha ó á la

Contadoi" para apreciar el tiempo que se invierte en las jugadas.

i n v e r s a , da 5 p robab i l idades n e g a t i v a s y 3 afirmativas. E s t o e s , q u e el j u g a d o r que ha recur r ido al fallo de la suer­t e debe perder la pa r t ida y re t i ra rse de r ro tado .

T a l es el fondo del j u e g o d e la g u e r r a , m u y en uso en los c í rculos mi l i t a res de Aleman ia . Su u t i l idad práct ica cons is te en que po r med io d e este pa sa t i empo los oficiales do t o d a s las a r m a s p u e d e n adqu i r i r u n a idea exacta d e las g r a n d e s man iobras t ác t i cas sobro el campo de bata l la y

I 1 n 1 ni 1 i\r

* HIHHUI • H i^B

v | vr

MW iililllf

: :

VII

illllliliifl l i s

VIII

!l

K •

*

'

' •

o " a

lli; i E i G . 3^^

T a b l a d e l a z a r .

da r se cuen ta de las combinac iones á que p u e d e apelarse pa ra envo lve r al e n e m i g o y vence r l e ; conocer cuá les son las a r m a s del e jérc i to que deben entrai ' en j u e g o en un mo­m e n t o d e t e r m i n a d o ; la u t i l idad que resu l ta del empleo opor­t u n o y a t i n a d o d e l a s g u e r r i l l a s , y en- s u m a , adqu i r i r ese go lpe de v is ta r áp ido y decis ivo, que han-pose ído todos los g r a n d e s c a p i t a n e s , y sin el cual no p u e d e n resolverse con acier to y pres teza los m i l inc iden tes que p u e d e n surgi r ea u n a batal la . Nad i e ignora q u e las v ic tor ias de los ejérci tos p rus ianos sobre los f ranceses en la g u e r r a de 1870 fueron deb idas en g r a n par te á la reconoc ida super ior idad de co­noc imien to s tác t icos y es t ra tég icos de los oficiales prusia­nos ; super ior idad fáci l de c o m p r e n d e r en h o m b r e s que ha­cen una pe rpe tua g i m n a s i a del espír i tu que les famil iar ina con el dif íci l a r te de la guer ra .

S, M. el E m p e r a d o r Gui l l e rmo y el anciano genera l Mol tkc no se d e s d e ñ a n de reñ i r g r a n d e s ba ta l las con las piececi tas d e marf i l , y has ta h e m o s le ido en los periódicos a l emanes q u e m u c h a s r eg l a s de la t ác t ica p rus iana han sido ha l l adas en las mi l combinac iones de es te j u e g o .

{Celebraríamos que aquel los d e nues t ros lec tores que pro­fesan la honrosa carrera de las a r m a s encont rasen interés en es tos a p u n t e s .

POLVOS DE CANDOR Los Pol«os de Candor , sm rival, compuestos

de materias balsámicas, dejan m u y ai ras a iodos los iiroductos simiiares empleados liasta ei uia. Los Polvos de Candor tonifican, relVescan y blanquean ol ciitis, quo mant ienen en u n estado constante de bcUiíza y de frescura, y se imponen á las damas para la conservación üc su juven­tud, poi' la higiene, que tan mal librada sale de las j i as tas y aieitcs de todo género.— No -nos cs-trana, p u e s . q u e el Doctor R I G H E R , de la Facultad de Meuicina de Paris, afirme en su dicLamen que los Polvos de Candor es tán llamados á rem­plazar toda clase de polvos d e arroz y merecen el estraordinaiio éxito que lian alcanzado.

Oíros Articiilos que recomendamos -ACEITE de CANDOR, hecho con flores na tura les ESENCIA de OLORES c o n c e n t r a d o s .

CASA. AL POIÍ MAYOR : PólixBANENT, Qiu'mico, (iU, rué Poutaine-au-Roi, PARÍS

EXTRACTO DE LIRIO DE BAYLE QUÍMíCO, CAIlALLEnn DK LA LÜCION

nB iiONOn. Contra : A r r u g r a s , P e c a s ,

S o c h o r n o , P a ñ o , e m p e i ­n e s , G-ranos , S a r p u l l i d o e n e l r o s t r o , y para dar al cüLis, Belleza, Frescura, Brillantez-

AGUA ANTIPELlCULAR DE BAYLt POMADA ANTIPELlCULAR DE BAYLE

Contra : P e l í c u l a s , B a r r o s , C o m e a i o n e s , la c a l d a d e l c a b e l l o y su d e s c o l o r a c i o n .

Deposito general: 23, RHE BEAUTREILLIS. PARÍS.

CASA ROLL L.MULLER.AUDOYNAÜI) ainé & G''

42, Fa-ab" S t - A n t o i n e , 4 2

M U E B L E S Y T A P I C E R I A S c i é d . i f e 3 ? e x L - t e s é ^ o c a , s .

OPRESIONES TOS, COi\STII'ADOS, mm

NEVRALGIAS CATARROS.

Aspirando ül humo, penetra un p] Ped io , caima el sistema n e r ­vioso", facilila Ja expectoración y favorece las funciones <ie los óiganes respiratorios, {Exigir esta firma : J. líSPIC] V e n t a p o r m a y o r • I . K S P I C , I S S , r u n ^ a i n t - a . a z n r c , P n r i s .

Y lili )aa priiicipalGS Farmacias de las Amtíricas.—* i r . Iií c o j a .

NO mAS ARRUGAS! :E=or l a .

de C H A M P E A R O N I = * a , 2 : i s , 3 0 , x - o - e c L e F n r o - v - e n c e , ! P a , r i s

Este producto maravilloso, sin rival y completamente inofensivo, borra las a m i g a s m a s rebeldes y da al cúü.s la í'rcscura y el aterciopelado de la juventud.

CRÉME-ORIZA

oürn sseurde plusieurs COL'

Esta i i c imfa ablt; prppnnicion es untiiosay se lunde con lacjlniail; (la frescura-y brillantez al cutis, impide que se formen íirnigns en él, y destruye y hace (tes;iparecer liis que se lian formado y«, y cou-

j serva la hermosura hasta la ectid : avanzada.

'TO;i)TESLESPARFUWERl£S OUl

En 2 días, no queda ni una cana! (V uevo frasco- Medalla de oro-

EAU FÍGARO preparación, Cabellos teñidos.

Dniut A n n QU rnuuinluza eo invierno r U l l l A U t í el AGUA PIBAao

SorioLiad de ilitíiene n-ancesa, 1 , Bd BoiiiiB-niauírelle, Parla.

Itesct7adoB todos los deroclios de propiedad artística y Utcnuiu. UADItlD. — Imprenta, -r-tcrcotipia y gnlvanophiítiii do Anbíiu y C, sucesores de llivadeuejTa,

IMÍ'IUiSOKIÍH UIÍ CÁllAllA DK S. M,