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XIII Certamen Nacional de EnsayoSobre Fiscalización Superior y Rendición de Cuentas
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional (nocumplida)
El Nuevo Paradigma de los Entes de Fiscalización Superior
Seudónimo: Ah K’alpach
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
Agosto de 2013
Tabla de Contenido
Presentación.................................................- 3 -
1.- Primera Parte............................................- 4 -
1.1.- La rendición de cuentas en los sistemas democráticos..- 4 -
1.2.- Obligatoriedad de la rendición de cuentas en un Estado de
Derecho....................................................- 12 -
1.3. La rendición de cuentas como parte esencial de la función
pública....................................................- 18 -
2.- Segunda Parte...........................................- 19 -
2.1. El permanente engaño al pueblo........................- 19 -
2.2. Crítica a algunas disposiciones Constitucionales y otros
ordenamientos..............................................- 20 -
2.3. Alcances de la actuación del Ente de Fiscalización Superior-
24 -
2.4. El nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior.-
25 -
Bibliografía................................................- 30 -
2
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
Rendición de cuentas: Una garantía Constitucional (no
cumplida) y el Nuevo Paradigma de los Entes de
Fiscalización Superior
“A la hora de la aplicación de la leyes cuando se ve la calidad del orden jurídico”
Wolfgang Hoffmann-Riem1
Presentación
El presente ensayo pretende realizar un análisis entorno al
concepto mismo de la rendición de cuentas, su ubicación en
los sistemas democráticos, su obligatoriedad en un Estado de
Derecho, así como poner sobre la mesa del análisis la
estructura jurídico-institucional vigente en nuestro país,
por medio de la cual se han querido alcanzar sus objetivos
esenciales de transparencia, oportunidad, veracidad,
cabalidad y acceso a la información frente a la sociedad.
Como resultado de ese estudio, se destacan las debilidades e
inconsistencias del que llamaremos Sistema Nacional de
Rendición de Cuentas (SNRC) no obstante los aparentes
esfuerzos realizados a través de las más recientes reformas
1 Hoffmann-Riem, Wolfgang. “La división de poderes como principio de ordenamiento”. Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas dela UNAM. Citado en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/dconstla/cont/2007.1/pr/pr10.pdf; última consulta: 07/09/2013 10:10 a.m.
4
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
Constitucionales y la aprobación y promulgación de un número
importante de legislación secundaria, sus reformas, así como
la publicación de una gran cantidad de disposiciones
administrativas relacionadas con la materia.
Aunque es un tema muy amplio y complejo por sus implicaciones
en todos los ámbitos de la actividad del Estado y por ello
imposible contemplarlo en toda su extensión en este breve
trabajo, resulta necesario e imprescindible hacer algunos
señalamientos sobre las incongruencias del diseño
institucional que han sido consecuencia de una mal lograda
labor legislativa que materialmente ha impedido e impiden
contar con un sistema integral de rendición de cuentas en
México.
A partir del análisis y diagnóstico anterior y con el
propósito de que el Estado cuente con una institución sólida,
cuyas facultades no se limiten a la fiscalización de la
gestión pretérita gubernamental, sino que sea capaz de
alinear una serie de prescripciones jurídicas, instrumentos y
procedimientos dispersos y cuya participación en el quehacer
del Estado, impulse, de manera objetiva, cualitativa y
cuantitativamente, la eficiencia en la función pública, se
propone un “nuevo paradigma de los Entes de Fiscalización Superior”
(EFS), cuyo fundamento epistemológico lo constituyen las más
modernas teorías y mejores prácticas basadas en la
administración por objetivos, la mejora continua y la
5
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
participación ciudadana, donde uno de sus resultados más
valiosos será la eficacia de un Sistema Integral de Rendición
de Cuentas, que no solo refleje el uso eficiente de los
recursos del Estado, sino que demuestre fehacientemente la
fortaleza de las instituciones públicas.
1.- Primera Parte
1.1.- La rendición de cuentas en los sistemas democráticos.
A partir de decadencia de los regímenes monárquicos
totalitarios posteriores a la revolución francesa del siglo
XVIII, donde el poder de los soberanos sobre los súbditos
residía en la nobleza de su linaje y el mandato divino, toman
fuerza las ideas sobre la democracia, concepto acuñado por
Platón (427-347 a.C.) y su discípulo Aristóteles (348-322
a.C.), grandes filósofos de la antigua Grecia, que describe
un sistema político donde la titularidad del poder reside en
la totalidad de los integrantes del grupo social, haciendo
que la toma de decisiones sea resultado de la voluntad
colectiva y cuyo pensamiento trascendió dos mil años después
en pesadores tales como Nicolás Maquiavelo (1469-1527) y su
famosa obra “El Príncipe” (1513); Jean-Jacques Rousseau (1712-
1778) cuyas ideas políticas, que influyeron en gran medida al
movimiento y pensamiento de la revolución francesa, se
encuentran en su obra “El Contrato Social” publicada en 1762;
Thomas Hobbes (1588-1679) filósofo ingles en cuya obra “El
6
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
Leviatán”, publicada en 1651, trata sobre el estado absoluto y
el contrato social y tantos más, que fueron abriendo el
camino y el pensamiento hacia lo que hoy conocemos como
Estados democráticos.
Todos estos nuevos pensamientos y teorías políticas fueron
fraguando conceptos esenciales que más adelante serían
integrados en los documentos fundacionales de los Estados,
siendo éstos, por ejemplo y entre los más importantes, los
relativos a los derechos naturales y de igualdad política de
las personas, como el derecho a la vida, a la libertad, a la
búsqueda de la felicidad y a la protección de la vida y sus
bienes y así, se fueron conformando los llamados derechos
humanos que en la actualidad forman parte esencial e
imprescindible de las Constituciones de los países con
regímenes democráticos.
Otros de los conceptos esenciales que fueron integrados a las
Constituciones de las modernas democracias fueron los
relativos a la división de poderes del Estado. Esto, en
breve, surgió como una urgente necesidad de poner límites al
ejercicio de la autoridad, pues la historia estaba plagada de
episodios de abusos de poder contra la dignidad de las
personas y sus bienes por parte de los soberanos absolutistas
que desplegaban todo su poderío sin limitación alguna. Ahora,
la autoridad conferida al Estado requería de poderes
separados, definidos y balanceados, con sus debidas
7
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
facultades y competencias claramente establecidas en la ley.
Antecedentes de esto los podemos encontrar en documentos
históricos notables entre los cuales están la Declaración de
Independencia Norteamericana (1776) y la Declaración Francesa
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) entre
muchos otros.
Así, por ejemplo, en éste último documento citado, se
proclama solemnemente en su artículo 16, lo siguiente:
“Artículo 16. Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no esté
asegurada, ni la separación de poderes determinada, no tiene
Constitución”2
De lo dicho hasta aquí, habría que subrayar algunos aspectos
esenciales de los conceptos citados que nos permitan un mejor
entendimiento del presente apartado:
En primer término está el concepto de soberanía, entendida
como poder supremo, que ya no radica en una persona, sino en
la suma de voluntades de los integrantes de un grupo, de una
colectividad, o dicho en términos del léxico jurídico, del
pueblo.
2 “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”. Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos. Citado en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/30/pr/pr23.pdf
8
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
Esta premisa básica ha trascendido hasta nuestros días y se
encuentra plasmada en el artículo 39 de nuestra Carta Magna
que a la letra prescribe:
“Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el
pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio
de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o
modificar la forma de su gobierno.”3
En segundo lugar, es importante tener presente que el
principal acto soberano del pueblo resulta ser un acuerdo
primario, fundacional, que contenga la expresión de la
voluntad del colectivo social respecto de cuáles valores o
derechos de las personas deberán siempre ser promovidos,
respetados, protegidos y garantizados; la manera de ejercer
su soberanía; la forma de gobierno que más les convenga a fin
de propiciar las mejores condiciones de desarrollo individual
y colectivo, determinando sus competencias y facultades y la
manera de dirimir los conflictos o controversias de manera
pacífica entre los individuos, entre éstos y el Estado y las
que surgieren en las entidades públicas entre sí. Este
acuerdo primario, llamado desde tiempos remotos “pacto
social”, crea y establece lo que hoy conocemos como la
Constitución Política de los Estados democráticos, convención
soberana que se instaura como Ley Suprema;
3 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Citada en: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/
9
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
En este punto, resulta imprescindible traer a colación dos
conceptos más, siendo éstos el de “Estado” y el de “ley”. Las
nociones de Estado y ley u orden jurídico han sido tema de
estudio de innumerables filósofos y doctrinarios desde la
antigüedad clásica de Platón, pasando por los teóricos de la
Escolástica de la Edad Media hasta la época moderna, donde la
mayoría de ellos han partido de la pregunta básica de ¿qué es
el Estado? ¿cuál es su esencia?, y en sus doctas
disertaciones, el estudio del “Estado” siempre ha llevado
aparejado el concepto de “orden jurídico”. De ninguna manera
es pretensión de este modesto estudio incluir todas esas
reflexiones eruditas, por lo que, en un esfuerzo de
simplificación conceptual a fin de explicar, de manera muy
básica, estas dos categorías filosóficas (Estado y ley u
orden jurídico) expresaremos lo siguiente: Para un grupo
social, la manera de llevar a cabo una tarea en común,
requiere, como condición previa, el acuerdo de todos sobre la
forma más eficiente de hacerla, lo que dará origen a reglas
de conducta que deberán ser observadas, de ahí la razón de
que conozcamos reglas morales, reglas sobre meros
convencionalismos sociales y reglas o normas jurídicas
(leyes) de las que hablaremos más adelante. El cumplimiento
de estas reglas o normas llevará al logro de los objetivos
planteados por el grupo y el reconocimiento por ello para
quienes hubiesen intervenido en su realización. Pero también
pudiera haber incumplimiento a dichas reglas o normas y la
10
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
consecuencia de ello sería, por una parte, no alcanzar los
objetivos propuestos y, por otra parte, recibir alguna
sanción quienes actuaron de forma irresponsable. Por su
parte, la categoría “Estado” puede explicarse de manera muy
básica diciendo lo siguiente: La soberanía a la que me he
referido en párrafos anteriores, radica en la voluntad
expresa de todos los miembros del grupo social y es la manera
en que se toman las decisiones sobre lo que se debe y lo que
no se debe hacer en beneficio de todos (el bien común), sin
embargo, resulta lógico deducir que sería materialmente
imposible la reunión de todos los miembros en cada ocasión en
que deba de tomarse una decisión y, sobre todo, si pensamos
en colectivos que día a día van siendo más numerosos. De ahí
que, al igual que como se tomaron los acuerdos para
establecer reglas o normas para lograr objetivos de beneficio
común, ahora los acuerdos serán para transferir su soberanía
a unos representantes quienes serán investidos con autoridad,
por voluntad de todos (o la mayoría), para llevar a cabo las
tareas que conciernen al bien común, las cuales, estarán
contenidas, fundamentalmente, en los documentos
Constitucionales o Ley Suprema, de cumplimiento obligatorio
tanto para los representantes del pueblo (mandatarios), como
para todos los miembros de la sociedad (pueblo) que otorgaron
ese poder (mandantes). Con este proceso, explicado de manera
muy simplista, se crea el Estado, pero esta creación
metafísica lleva, como ya vimos, aparejada la creación del
11
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
sistema jurídico o de leyes, que a diferencia de las normas
morales o convencionalismos sociales a los que me he
referido, estas normas jurídicas son de observancia
obligatoria. La sociedad, en esa trasferencia de su soberanía
a sus representantes, otorga el monopolio del uso del poder
al Estado con una doble finalidad: hacer cumplir las leyes y
contar con la facultad de dirimir los conflictos de manera
pacífica respetando los derechos humanos y las garantías del
debido proceso de las partes al administrar e impartir
justicia haciendo valer sus determinaciones (ejecución de
sentencias), evitando con ello que los particulares tomen la
exigencia de justicia en sus manos.
Un ejemplo muy ilustrativo sobre este proceso de organización
político-social llevado a cabo a través del consenso de todos
los integrantes de un grupo de personas es el conocido como
“Pacto de Mayflawer” que data de 1620 (The Mayflower
Compact4). Este documento, que bien puede considerarse como
antecedente de la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos de América, fue firmado por uno de los primeros grupos
de colonos de Norte América, quienes se habían embarcado en
el puerto de Plymouth, Inglaterra el 16 de septiembre de
1620, arribando a las costas americanas más de dos meses
después, donde entonces existían tierras operadas por
compañías inglesas con el propósito de establecer
4 “The Mayflower Compact” del diario de William Bradford. 1620. Citado en: http://www.constitution.org/bcp/mayfcomp.pdfe
12
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
asentamientos. Fueron poco más de una centena de pasajeros
entre los que se encontraban familias enteras y cerca de
veinte tripulantes. Según registros de la época solamente
sobrevivieron al primer invierno en esas costas 53 de los
pasajeros y la mitad de la tripulación. Los peregrinos
estaban conscientes de que estaban arribando a una tierra sin
ley y no tenían la menor idea de qué clase de peligros y
desafíos tendrían que superar, además desconfiaban de la
tripulación. Conocían también el hecho de que anteriores
asentamientos habían fracasado, habían muerto o desaparecido
en esas inmensas tierras. Esas circunstancias los hicieron
pensar que debían idear alguna manera de organizarse para
proteger sus vidas y sus pocas posesiones, lo que los llevó a
redactar el Pacto y firmarlo por unanimidad, colocando a este
documento como la primera ley de América del norte. Tal como
se aprecia de su lectura, lo firman para “su orden y
preservación”, se constituyeron como un “Cuerpo Político Civil”
encargado de formular “leyes justas y equitativas” para el “bienestar
general de la colonia” prometiendo “obediencia y sumisión” a ellas.
El texto dice así:
"En el nombre de Dios, Amén. Nosotros, cuyos nombres están escritos debajo,
súbditos leales de nuestro temible Soberano Señor, Rey James, por la Gracia de
Dios, de Inglaterra, Francia e Irlanda, Rey, Defensor de la Fe. Habiendo
emprendido para la Gloria de Dios, el Avance de la Fe Cristiana y el Honor de
nuestro Rey y Patria, una travesía para plantar la primera colonia al norte de
13
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
Virginia; los presentes hacemos pacto solemne y mutuamente, en la Presencia de
Dios y nuestra, y conjuntamente formamos un Cuerpo Político Civil para nuestro
orden, preservación y fomento de los fines antedichos; y por virtud de esto
establecemos, aprobamos, constituimos y formulamos leyes justas y equitativas,
Ordenanzas, Actas, Constituciones y Oficios, de tiempo en tiempo, según sea
considerado propio y conveniente para el Bienestar General de la Colonia, a la
cual prometemos toda la debida obediencia y sumisión. En fe de lo cual hemos
suscrito nuestros nombres en Cape Cod, el once de noviembre, en el Reino de
Nuestro Soberano Señor, Rey James de Inglaterra, Francia e Irlanda, el
decimoctavo, y de Escocia, el quincuagésimo cuarto. Año de Nuestro Señor, 1620
(sic).”
Este hecho histórico fundacional visto desde el pensamiento
de Annah Arendt (1906-1975) politóloga, como a ella le
gustaba que la reconocieran y no como filósofa, alemana de
origen judío, en su magnífica obra “Sobre la Revolución”5,
destaca aspectos realmente importantes que tienen mucho que
ver con el tema central del presente ensayo. El primero de
ellos es ⸗la confianza mutua⸗, Annah Arendt explica que los
colonos, incluso antes de hacer la travesía, siempre habían
considerado que la aventura en la que se estaban involucrando
tendría éxito en la medida de la confianza mutua, fidelidad y
resolución de todos los que harían el viaje, es decir, tenían
una idea sencilla pero muy clara del carácter colectivo de la
empresa que emprenderían y, en palabras de Annah Arendt en la
5 Arendt, Hannah. “Sobre la revolución”. Ed. Alianza Editorial, S.A. Madrid. 1988.
14
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
obra citada, “…así fue cómo estos hombres llegaron a estar obsesionados con
la idea del pacto y estuvieron dispuestos, cuantas veces fueron necesarias, a
cambiar ⸗promesas y a vincularse⸗ con el prójimo….”6
La valiosa enseñanza de ese hecho histórico, fue que dejo en
claro que aunque la acción que emprenderían hubiera sido
pensada e iniciada por unos pocos individuos y por diferentes
motivos, sólo pudo ser realizada a través de un esfuerzo
colectivo. Annah Arendt hace un comentario muy atinado al
respecto y dice: “… Lo que ellos descubrieron no fue la teoría del contrato
social en alguna de sus dos formas, sino las pocas verdades fundamentales sobre
las que se levanta la teoría”7.
Dos reflexiones más de Annah Arendt respecto de este
primitivo “Cuerpo Civil Político”. La primera de ellas se
refiere a que la fe de estos primeros americanos de poder
hacer las cosas que se proponían, no se basó en modo alguno
en la confianza en la naturaleza humana individual, sino, por
el contrario, en la posibilidad de frenarla mediante ⸗vínculos
comunes y promesas mutuas⸗. La segunda reflexión que quisiera
destacar, es la que nos refiere a que el poder de la
colectividad, si bien nace de los vínculos y las promesas
mutuas, la reunión y el pacto son los medios por los cuales
el poder se conserva. Sin embargo, hay otro elemento
fundamental para la conservación del poder en la comunidad y
6 Ob.cit. p.1787 Ob.cit. p.178.
15
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
este es ⸗el cumplimiento de las promesas⸗, lo que para la
politóloga alemana constituye la facultad humana superior.
Ahora bien, para cerrar el esquema que conforman de manera
interactiva y complementaria las categorías de Estado y Orden
Jurídico, resulta indispensable agregar que, a través de la
ficción que da nacimiento al Estado, su organización clásica
en los sistemas democráticos es, como ya se mencionó, con
apego al principio de división de poderes y, en esa tesitura,
se puede entender que la responsabilidad de creación
legislativa, es decir, de aprobar las leyes que regirán tanto
a los particulares como a las instituciones e individuos que
personalizan a los Poderes constituidos del Estado, se le
confiere al Poder Legislativo que, dicho sea de paso, es el
órgano del Estado donde se refleja de mejor manera la
representación popular, causa eficiente y razón suficiente de
tener bajo su responsabilidad tan sublime misión social.
Dicho lo anterior se puede concluir que si la voluntad y
soberanía de todos los individuos de un grupo social, en un
sistema democrático, da nacimiento al Estado a través de un
pacto fundacional y el poder así constituido es ejercido por
ciertas personas a quienes la voluntad popular les confiere,
entre otras cosas, la creación de un sistema jurídico de
cumplimiento obligatorio, el encargo de realizar obras y
prestación de servicios que se consideren buenos para todos,
otorgándole, además, facultades y competencia para la
16
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
administración e impartición de justicia. Para ello, le
otorga el monopolio del uso de la fuerza, subrogan parte de
su libertad a favor del Estado, le transfieren parte de su
patrimonio por la vía tributaria y le otorgan autorización
para la explotación y aprovechamiento de la riqueza del país,
que pertenece a todos, para la realización del bien común.
Todo lo anterior significa que la voluntad popular otorga un
⸗mandato⸗ a sus representantes en quienes depositan su
confianza, por lo que dichos representantes o ⸗mandatarios⸗
deberán cumplir con las obligaciones o responsabilidades que
ello implica, siendo éstas, en términos generales las
siguientes: a) desempeñar el mandato en los términos en que
les fue conferido; b) ejercer sus funciones en los negocios
relacionados con el mandato como si fueran propios (siguen
siendo miembros de la comunidad a la que sirven); c) informar
al mandante la ejecución del mandato; d) rendir cuentas sobre
su cumplimiento y d) en su caso, indemnizar al mandante de
las operaciones que hubieren hecho con violación al mandato.
Con lo dicho, concluyo el presente epígrafe esperando haber
dejado en claro dónde nace la obligación del Estado de rendir
cuentas al colectivo social y el derecho legítimo de éste a
ser informado.
1.2.- Obligatoriedad de la rendición de cuentas en un Estado
de Derecho
17
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
Como ya vimos, el Estado democrático tiene su origen en el
consenso de las voluntades individuales de los integrantes de
un grupo social, lo que logran sometiéndose expresa y
voluntariamente a normas que obligan a todos llamadas
“leyes”, con objeto de proteger sus valores o derechos más
preciados y sus propiedades. En la ley suprema o fundacional,
que conocemos en la actualidad como Constitución, se
relacionan esos derechos que deben ser promovidos,
respetados, protegidos y garantizados, así como también se
determina la organización del Estado, la división de los
poderes y la manera de administrar e impartir justicia, para
los cual se confiere al Estado el monopolio del uso de la
fuerza.
Esta ley suprema o Constitución opera como origen de todas
las demás leyes y reglamentos que regularán las conductas de
particulares e instituciones públicas en un país, conformando
un sistema jurídico integral, que constituye la base o
sustento del Estado de Derecho, es decir, el imperio de la ley es
la característica principal del Estado de Derecho, por lo que
siguiendo el criterio rigorista del gran teórico, jurista y
filósofo del derecho Hans Kelsen (1881-1973), que expone en
su obra “Teoría General del Estado” (1925) citada en la obra
de Luis Ricasens Siches “Tratado General de Filosofía del
Derecho8”, sobre la teoría de la identidad entre Estado y Derecho, se
8 Recasens Siches, Luis. “Tratado General de Filosofía del Derecho”. Ed. Porrúa, S.A. México. 1983. p.343.
18
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
afirma que: “…el Estado tiene de Estado lo que tiene de
Derecho, pues sólo a la luz de éste podemos delimitar lo
estatal.”
El concepto que realmente es importante es el imperio de la ley
como fundamento e imperativo categórico del Estado de Derecho
y esta premisa resulta válida para cualquier teoría que haga
referencia al Estado democrático. Así, el sistema jurídico de
un país, conformado por todos los ordenamientos vigentes,
partiendo de la Constitución como ley suprema, posibilita la
defensa, protección y promoción de los derechos de todas las
personas que viven en el, además, como ya mencioné, regulan
los poderes del Estado y las garantías o medios para hacer
cumplir la ley (leyes) incluso en contra de la voluntad de
los individuos mediante el uso monopólico de la fuerza.
Por lo dicho anteriormente, podemos afirmar que los
particulares pueden ejercer todos sus derechos y libertades
de la manera más amplia que les plazca mientras su conducta
no esté limitada o prohibida por la ley y, por el otro lado,
que es lo que más nos interesa en el presente ensayo, las
instituciones públicas y más concretamente los individuos que
personalizan a los poderes constituidos del Estado, conocidos
como servidores públicos, NO PUEDEN HACER más que lo que la ley les
permite y asimismo, NO PUEDEN DEJAR DE HACER lo que la propia ley les
ordena que hagan y esto es así en respeto al principio de legalidad
que no es otra cosa más que el mandato de conducirse con
19
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
apego a lo que la ley señala, siendo el único medio para
llegar a las ⸗promesas cumplidas⸗ de las que hablábamos
anteriormente, pues una de esas promesas dadas recíprocamente
es la de obediencia y sometimiento a la ley, pues ello
constituye el cimiento más sólido en que descansa el
colectivo social constituido en un Estado democrático de
Derecho creado para el beneficio y cuidado del bien común.
Ese respeto y sometimiento al orden jurídico que quedó
ejemplificado en el Pacto de Mayflower, es una realidad en la
actualidad de los países que han adoptado sistemas
democráticos como el nuestro. Tan es así, que cuando los
funcionarios públicos del más alto nivel de los poderes
ejecutivo, legislativo o judicial, toman posesión de sus
encargos, proclaman un juramento o protesta, casi
sacramental, cuyo texto se encuentra en el primer párrafo del
artículo 87 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en el cual se prescribe la siguiente fórmula:
“Artículo 87… (en lo conducente)…” "Protesto guardar y hacer guardar la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de
ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente
de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el
bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo
demande."
20
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
Misma protesta realizan los integrantes del Congreso de la
Unión, así como los Ministros de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación.
Pero ¿con qué prescripciones normativas contamos en el
sistema jurídico nacional respecto de la rendición de cuentas?
La primera de ellas la encontramos en la fracción VIII del
artículo 73 de la Constitución Federal, numeral que relaciona
las facultades del Congreso de la Unión y, en la referida
fracción VIII, establece que el Congreso tiene facultades
para dar bases sobre las cuales el Ejecutivo pueda celebrar
empréstitos sobre el crédito de la Nación, así como aprobar
anualmente los montos de endeudamiento del Gobierno del
Distrito Federal e impone la obligación para el Ejecutivo
Federal de informar (rendir cuentas) al Congreso de la Unión
sobre el ejercicio de dicha deuda. Misma obligación impone al
Jefe del Distrito Federal ante la Asamblea de Representantes
del Distrito Federal, al rendir la cuenta pública anualmente.
La segunda prescripción sobre el tema y de gran trascendencia
para efectos del presente análisis, la encontramos en la
fracción VI del artículo 74 de la Constitución Federal, que
refiere a la revisión de la cuenta pública, como facultad
exclusiva de la Cámara de Diputados, llevada a cabo por el
ente de fiscalización superior y de lo cual comentaremos más
adelante.
21
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
En este punto es necesario hacer una aclaración. Las
prescripciones contendías en la referida fracción VI del
artículo 74 Constitucional no se refieren a ninguna
obligación de rendir cuentas, se trata de una facultad de
revisar una cuenta pública, asunto muy diferente, pero
resulta relevante dado que, al hacer la revisión de la Cuenta
Pública la Cámara de Diputados a través de la entidad de
fiscalización superior de la Federación, ésta realiza su
trabajo efectuando una serie de auditorías a un porcentaje o
muestra de la cuenta auditable en una labor de fiscalización,
cuyo resultado es un informe que, según se establece en la
normativa constitucional que citaremos más adelante, es
público, lo que literalmente significa que es un documento de
rendición de cuentas, sin embargo, tiene sus grandes
limitantes que analizaremos en su momento.
Asimismo, el primer párrafo del artículo 93 Constitucional
Federal también hace referencia a la rendición de cuentas
pero atemperada por la ambigüedad e imprecisión de sus
enunciados y prescripciones, pues si bien ordena que los
Secretarios del Despacho den cuenta al Congreso del estado que
guardan sus respectivos ramos, no establece la manera de
hacerlo ni remite a una ley reglamentaria que provea la forma
de cumplir con ese mandato. Otra referencia a una actividad
que podría estar emparentada con la rendición de cuentas, la
encontramos en el segundo párrafo del artículo en comento,
donde se hace alusión a la facultad que tienen las Cámaras de
22
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
convocar a una serie de funcionarios públicos para que
“informen” ante ellas en los casos que se discuta una ley o se
estudie un negocio concerniente a sus respectivos ramos, pero
no va más allá ni se explica la manera en que deban de
informar. Además, de manera singular, en el tercer párrafo
del citado artículo, se prevé la integración de comisiones
especiales para investigar el funcionamiento, no de todas las
dependencias del Ejecutivo, sino solamente de los organismos
descentralizados y a las empresas de participación estatal
mayoritaria. Esta facultad excepcional pudiera parecer fuera
de lugar, dado que, de manera general, la revisión y
fiscalización de todos los órganos del Estado, incluyendo los
mencionados, se realiza de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 74, fracción VI y 79 de la Constitución Federal y su
ley reglamentaria la Ley de Fiscalización y Rendición de
Cuentas de la Federación. Por su parte y en relación con este
tema, la Ley Orgánica del Congreso de la Unión, a lo sumo,
hace alusión brevemente a este artículo 93 Constitucional, al
señalar que las dichas comisiones ordinarias harán un estudio
del informe a que se refiere el primer párrafo del
multicitado artículo 93, pero además, darán una opinión fundada
a la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, no derivada
del estudio aludido, sino con base en los informes que rindan
el Poder Ejecutivo y las demás entidades fiscalizadas en
términos de la fracción I del artículo 74 de la Constitución
Federal cuyo objeto será hacer aportaciones sobre aspectos
23
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
presupuestales y de cumplimiento de objetivos de los
programas federales para que sean considerados en la revisión
de la Cuenta Pública federal. Por lo anterior, nos quedamos
con un estudio que no llega a ninguna parte y una opinión fundada
contendiendo aportaciones sobre aspectos presupuestales y
cumplimiento de objetivos de programas federales, opinión de
legisladores derivada de los informes que les proporcionaron
los administradores. De las Comisiones Especiales de
investigación referidas en el último párrafo del comentado
artículo 93 Constitucional, la Ley Orgánica del Congreso de
la Unión sólo establece que se constituyen con carácter
transitorio y respecto a su objeto, remite de regreso al
precepto constitucional sin agregar nada más.
Por su parte, el artículo 115 Constitucional que regula la
organización política y administrativa del Municipio Libre,
no hace ninguna referencia específica a la rendición de
cuentas, limitándose a prescribir la obligación, para las
legislaturas de los Estados, de aprobar las leyes de ingresos
de los Municipios y revisar y fiscalizar sus cuentas
públicas.
Otra referencia constitucional a la rendición de cuentas la
encontramos en el segundo párrafo de la fracción VIII del
artículo 118 Constitucional que contiene las prohibiciones a
las Entidades Federativas y, por ende, a los Municipios. En
dicho párrafo se establece que los Estados y Municipios no
24
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
podrán contraer obligaciones o empréstitos sino cuando se
destinen a inversiones públicas productivas, conforme a las
bases que establezcan las legislaturas locales en una ley,
agregando la obligación de los Ejecutivos de informar de su
ejercicio al rendir la Cuenta Pública.
De la misma forma que el texto constitucional dispone la
manera de revisar la Cuenta Pública Federal, también contiene
prescripciones relativas a la revisión de la Cuenta Pública
del Distrito Federal, facultad conferida a su Asamblea de
Representantes y que lleva a cabo a través de la entidad de
fiscalización de esa entidad federativa, mutatis mutandis,
conforme a los criterios establecidos en la fracción VI del
artículo 74 Constitucional.
Como hemos visto hasta aquí, el texto constitucional no hace
una referencia enfática a la obligación de rendir cuentas,
que debía ser una cuestión de primer orden para cualquiera
que desempeñe una función pública, sino que está orientado
principalmente a la actividad de revisión, de fiscalización
del quehacer del Estado y lo mismo podemos observar en las
Constituciones locales, lo que refleja a un Estado con
apariencia de inspector, de inquisidor, en tareas de
pesquisas para detectar irregularidades y sancionar a los
responsables. Sin embargo, en defensa de este aparente
silencio constitucional, habría que decir que el concepto de
rendición de cuentas no está limitado solo al ejercicio del
25
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
recurso económico por los llamados ejecutores del gasto, ya
que incluye o contiene otras categorías que se complementan
entre si y amplían su espectro, su significado como parte de
la función pública y éstas sí encuentran mención en el texto
Constitucional y tienen que ver con la eficiencia, la
eficacia, la economía y la transparencia, así como con
cuestiones éticas o del “deber ser” tales como: la honradez,
la legalidad, la objetividad y el profesionalismo que la debe
caracterizar.
Además, es necesario agregar que la normativa que rige la
rendición de cuentas y la fiscalización, tiene un mayor
alcance que la sola disposición de los recursos económicos
del Estado, ahora tiene que ver con el logro de los objetivos
establecidos en los programas de intervención gubernamental a
los cuales se les asignaron recursos, es decir, se ha puesto
el acento en la administración por resultados y no sólo en el
ejercicio del gasto.
1.3. La rendición de cuentas como parte esencial de la
función pública
En este punto, es preciso traer a colación un derecho
fundamental de las personas, consagrado, tanto en la
Constitución Política Federal, como en las Constituciones
locales, que ha venido tomando fuerza en las últimas décadas.
Me refiero al derecho de acceso a la información pública al
que alude el artículo 6° Constitucional y que parte de la26
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
premisa de que “toda información en posesión de cualquier autoridad, es
pública”. Este derecho fundamental está reglamentado en la Ley
de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental, donde uno de sus objetivos es el de favorecer
la rendición de cuentas a los ciudadanos.
Otros ordenamientos que regulan la rendición de cuentas y las
demás categorías mencionadas son: El Decreto que contiene el
Presupuestos de Egresos de la Federación para el ejercicio
fiscal que corresponda; Ley Federal de Presupuesto y
Responsabilidad Hacendaria; Ley General de Contabilidad
Gubernamental; la ya citada Ley de Fiscalización y Rendición
de Cuentas de la Federación; Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal; Ley Federal del Procedimiento
Administrativo; Ley del Servicio de Administración
Tributaria; Ley de Coordinación Fiscal; Ley Federal de
Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos;
Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las
mismas; Ley del Servicio Profesional de Carrera en la
Administración Pública Federal; Ley Federal Anticorrupción en
Contrataciones Públicas, por citar los más importantes, los
reglamentos de estas leyes, así como disposiciones
administrativas relacionadas. Podemos mencionar otras normas
no obligatorias, pero que tiene que ver también con el “deber
ser” de los servidores públicos, como lo es el Código de
Ética de los Servidores Públicos de la Administración Pública
Federal.
27
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
Ante tantas leyes, reglamentos y disposiciones
administrativas, además de las últimas reformas a los
artículos 6°, 26, 73, 79, 116, 122 y 134 de la Constitución
Federal, es inconcebible que aún no podamos contar con un
sistema integral de rendición de cuentas en el país, es
vergonzoso que a nivel internacional se conozca el alto nivel
de corrupción que afecta a la administración pública en todos
sus niveles de gobierno y, peor aún, el grave daño que causa
este fenómeno a la sociedad. El que los recursos públicos no
lleguen a sus destinatarios, no solo es una afrenta a la
ciudadanía, sino que detiene el desarrollo y perpetúa la
pobreza, pobreza alimentaria, pobreza en educación, pobreza
en salud. Todos conocemos el dato que indica que en México
existen más de cincuenta y tres millones de compatriotas en
condición de pobreza y, por otro lado, la falta de
eficiencia, transparencia y rendición de cuentas en la
administración pública, tiene como resultado una gran
opacidad, estancamiento del desarrollo humano y económico,
impunidad, despilfarro y, por supuesto, corrupción.
¿Qué hacer para revertir esta situación? En la segunda parte
del presente ensayo intentaré plasmar una nueva visión sobre
el papel que deben desempeñar las entidades de fiscalización
superior, cuál debe ser su misión frente a la sociedad, cual
sería, en síntesis, el nuevo paradigma de estas instituciones
públicas.
28
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
2.- Segunda Parte
2.1. El permanente engaño al pueblo
El caso mexicano sobre rendición de cuentas, transparencia,
información pública y gestión por resultados podría
perfectamente contradecir la paremia conferida a Abraham
Lincoln que reza: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, puedes
engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo
el tiempo”, pues en nuestro país, según la percepción popular,
“el gobierno ha engañado a todo el mundo todo el tiempo” habiendo
creado para ello un sistema jurídico que ha dado pie a la
opacidad más extrema y a la corrupción más lacerante, sin que
existan responsables.
2.2. Crítica a algunas disposiciones Constitucionales y otros
ordenamientos
De inicio, puedo asegurar, coincidiendo con muchos autores
expertos en la materia, que ⸗el problema esencial⸗ que afecta al
sistema de rendición de cuentas en México, en los tres
poderes del Estado y en los tres órdenes de gobierno, es sin
duda ⸗el mal diseño institucional⸗ sustentado en la legislación
existente. De manera enunciativa, más no limitativa, haré
algunos señalamientos al respecto para ejemplificar el
problema, partiendo de disposiciones Constitucionales y, si
el espacio me lo permite, lo mismo haré de legislación y/o
reglamentación secundaria federal, estatal y municipal.
29
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
Quién en su sano juicio puede creer factible que una asamblea
de representantes como lo es la Cámara de Diputados, cuya
actividad fundamental es la función legislativa, pueda
revisar la cuenta pública de la Federación, con toda su
complejidad, en un plazo no mayor de nueve meses, ¿son
legisladores o auditores?, además, ¿sobre qué bases realizan
esa revisión?, todos sabemos que no lo hacen de manera
directa, pues para ello existe la Entidad de Fiscalización
Superior de la Federación, pero además, la citada Cámara
tiene la obligación de evaluar el desempeño de dicha entidad
fiscalizadora. ¿Le quedará tiempo para legislar y para
cumplir con sus responsabilidades constitucionales y legales?
Asimismo, la revisión de dicha cuenta pública, no sólo tiene
que ver con situaciones financieras de ingreso-gasto, sino
que la revisión debe incluir aspectos de eficiencia,
oportunidad, economía, calidad de los recursos económicos y
el cumplimiento de los objetivos de los programas
gubernamentales que hubieren sido objeto de asignación de
recursos y el impacto social y económico alcanzado. Luego
entonces, ante este gran espectro que debe abarcar dicha
revisión de la cuenta pública federal para que los Diputados
puedan cumplir con el mandato constitucional, la pregunta
obligada sería ¿cuáles son los alcances de las facultades de
la Entidad de Fiscalización Superior de la Federación, para
constituirse como una institución capaz de facilitar a la
Diputación la información oportuna, veraz y completa para
30
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
cumplir su cometido?, y esta pregunta no encuentra una
respuesta fácil, debido principalmente a las limitaciones que
le impone la legislación que rige su funcionamiento
(facultades y competencia) partiendo también desde las
disposiciones Constitucionales y de ahí a las disposiciones
jurídicas secundarias y administrativas complementarias.
Un análisis breve de dichas disposiciones nos permite inferir
que es poco menos que imposible que una entidad pública como
la Auditoria Superior de la Federación (ASF) pueda revisar
los ingresos, los egresos, incluyendo subsidios,
transferencias y donativos, fondos, los gastos fiscales y la
deuda pública; el manejo, la custodia y aplicación de
recursos públicos federales, con excepción de las
participaciones federales, así como la demás información
financiera, contable, patrimonial, presupuestaria y
programática de todas las entidades fiscalizadas (mejor
dicho, fiscalizables) de conformidad con las aludidas
disposiciones aplicables y además, verificar el cumplimiento
de los objetivos de los programas federales y su impacto
social y económico. El tamaño de la tarea y con las
limitantes legales de la ASF hace previsible la imposibilidad
de su cabal cumplimiento.
Observemos algunos aspectos. En primer lugar está el tiempo
que se le otorga a la ASF para realizar esa magna revisión:
poco más de nueve meses, además, dicha revisión la realiza a
31
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
través de una serie de auditorías que se llevan a cabo de
acuerdo con un programa anual, lo que quiere decir, que no
todas las entidades públicas fiscalizables son auditadas,
sino que éstas son seleccionadas o definidas (a quienes se
auditará) a partir de distintos criterios de orden
cuantitativo y cualitativo, como la propia ASF los denomina,
tales como montos presupuestales y los conceptos que por su
naturaleza y circunstancias coyunturales representan un mayor
riesgo para las finanzas públicas y el logro de los objetivos
de las políticas gubernamentales9(sic). Pero eso sólo es la
punta del iceberg, además está la tremenda circunstancia de
que esas auditorías las realiza a través de informes, los
cuales no son revisados por nadie. Un ejemplo. Tomemos el
caso de cualquier fondo de aportaciones federales a los
Municipios, éstos tienen la obligación de hacer del
conocimiento de las comunidades beneficiadas las obras a
realizar con recursos de la federación, su costo, ubicación,
metas y beneficios esperados, etc. En algunas legislaciones
estatales se establece que dichas obras sean supervisadas por
un comité ciudadano de control y vigilancia a quién se le
entrega la obra terminada. Ahora bien, los Municipios deben
informar, por lo regular, a la Secretaría de Finanzas estatal
de los montos ejercidos y avances. Estas dependencias envían
también informes periódicos de toda índole (contables,
9 Programa Anual de Auditorías. Citado en: http://www.asf.gob.mx/Publication/29_Elaboracion_del_Programa_Anual_de_Auditorias
32
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
administrativos, presupuestales, de obra, de nómina,
contratos, etc.) al órgano superior de fiscalización del
estado para que la analice y evalúe. A su vez, la Secretaría
de Finanzas envía informes de ello a las dependencias
federales de Hacienda y a la que corresponda el ramo de la
aportación, de donde dichos informes, ya concentrados por las
dependencias federales, se integran a los informes que el
Ejecutivo Federal envía periódicamente a la Cámara de
Diputados y a la ASF, donde ésta última y de acuerdo a los
criterios mencionados, auditará o no para su comprobación y
evaluación. Todo este laberinto de informes realizados bajo
los criterios de cada dependencia federal, estatal y
municipal, los convierte en eventos donde “cada quién hace y
dice lo que quiere”, recordando que sólo estamos intentando
ver la radiografía del aparente sistema de rendición de
cuentas tocante a un fondo de aportación federal, ahora
imaginemos todo el escenario en todo el territorio nacional,
en los tres poderes del Estado y en sus tres órdenes de
gobierno. Es por demás obvio concluir que de tal diseño
institucional, originado en sede legislativa en lo principal
y en sede administrativa lo reglamentario, es imposible
obtener un sistema integral de rendición de cuentas, por lo
que de seguir las cosas como hasta ahora, continuaremos
siendo testigos de una gran opacidad, corrupción e impunidad
en la función pública, con todas sus graves implicaciones.
33
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
Otro de los grandes equívocos en el diseño institucional se
finca en dos de los principios conforme a los cuales se
ejerce la función de fiscalización de la función pública,
siendo verdaderos absurdos y diametralmente opuestos al
espíritu democrático. Me refiero a los principios de
posterioridad y anualidad, a los que alude el segundo párrafo
del artículo 79 Constitucional. El principio de posterioridad
significa que la ASF cumplirá con sus atribuciones de
fiscalización una vez terminado el ejercicio fiscal que será
materia de su trabajo, previa la presentación de la cuenta
pública que envíe el Presidente de la República a la Cámara
de Diputados, donde este evento (la presentación de la cuenta
pública) se lleva a cabo el día 30 de abril del año siguiente
al del ejercicio que se auditará, fecha a partir de la cual
la ASF relazará su Programa Anual de Auditorías, mismo que
deberá concluir el 20 de abril del año siguiente al de la
presentación de la cuenta pública y a su vez, como ya
mencioné, a partir de ésta última fecha, la Cámara de
Diputados cuenta con poco más de ocho meses para concluir su
revisión (31 de octubre del año siguiente al de la
presentación de la cuenta pública) que hará mediante o a
través del informe de resultados presentado ante ella por la
ASF. Por su parte, el principio de anualidad obliga a que la
función de fiscalización se ajuste sólo al año fiscal en el
que se ejerció el presupuesto, con excepción de los casos de
erogaciones multianuales en inversiones de infraestructura.
34
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
Una vez concluida dicha revisión y aprobada la cuenta pública
por los Diputados, parecería que fuera enterrada en un
sarcófago sellado, pues no existe disposición jurídica que
permita volver sobre ella, con excepción de los casos
denunciados en investigación o responsabilidades que se
encuentren sub júdice en el ámbito jurisdiccional, pero tampoco
existe disposición que diga lo contrario. La aprobación de la
cuenta pública no debe significar que el uso de los recursos
públicos fue realizado con apego a los principios de
legalidad, eficiencia, economía, calidad, transparencia y sus
objetivos programáticos e impacto social y económico
alcanzados y cumplidos a cabalidad, pues sería equivocado
asumir que de una muestra auditada pueda derivarse la
validación de todo el universo auditable. Además, ⸗lo que es
público debe mantenerse público⸗, de lo contrario, sería tanto
como aceptar que contamos con un procedimiento constitucional
por medio del cual se encubren actos de corrupción al
conferir efectos de convalidación de la información no
revisada ni auditada al acto de aprobación de la cuenta
pública. Eso sería un error. Asimismo, habrá que tener
presente, que la Cámara de Diputados al aprobar la actuación
del Poder Ejecutivo, también lo hace respecto del Poder
Judicial y de sí mismo, ya que el gasto de los tres poderes
está consignado en el mismo presupuesto.
2.3. Alcances de la actuación del Ente de Fiscalización
Superior
35
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
Es ampliamente conocido el limitado alcance del ente de
fiscalización superior, la Auditoría Superior de la
Federación (ASF), definido y acotado en términos de la
Constitución Federal y su ley reglamentaria la Ley de
Fiscalización y Rendición de Cuentas de la Federación. Su
objeto fundamental lo constituye evaluar los resultados de la
gestión financiera; comprobar si el ejercicio de la Ley de
Ingresos y el Presupuesto de Egresos, ambos de la Federación,
se han ajustado a los criterios señalados en los mismos;
verificar el cumplimiento de los objetivos contendidos en los
programas federales; y determinar las responsabilidades a que
haya lugar y la imposición de multas y sanciones
resarcitorias.
El cumplimiento de dicha revisión concluye con la emisión de
observaciones que son de dos tipos: a) Acciones promovidas,
incluyendo solicitudes de aclaración, pliegos de
observaciones, promociones de intervención de la instancia de
control competente, promociones del ejercicio de la facultad
de comprobación fiscal, promociones de responsabilidad
administrativa sancionatoria, denuncias de hechos y denuncias
de juicio político, cuando del examen que realice la ASF
aparecieran discrepancias entre las cantidades
correspondientes a los ingresos o a los egresos, con relación
a los conceptos y las partidas respectivas o no existiera
exactitud o justificación en los ingresos obtenidos o en los
gastos realizados y b) Recomendaciones para la mejora en el
36
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
desempeño en los casos de revisión sobre el cumplimiento de
objetivos de los programas federales.
Las acciones promovidas reflejan, como ya mencioné
anteriormente, a un organismo público inquisidor, acusador,
fiscalizador y sancionador y con alcance limitado pues no
puede abarcar todo el universo auditable. Por su parte, las
llamadas recomendaciones para la mejora en el desempeño, al
no ser vinculantes para los entes auditados, son pocas o
nulas las ocasiones en que se toman en cuenta. Más aún, se
puede aseverar que las “recomendaciones” que pudiera emitir
no tendrían mayor alcance que el de señalar que se respetaran
las disposiciones y procedimientos diseñados para un
determinado programa y contendidos en sus manuales o reglas
de operación. Este parco alcance y nulo impacto en la mejora
administrativa, no es de llamar la atención, dado que la
función y el perfil profesional de los auditores está
orientado a la revisión de las acciones gubernamentales bajo
los criterios y procedimientos señalados en la normativa y
disposiciones administrativas que los rigen, por lo que las
“recomendaciones” no pueden ir más allá de la exhortación de
cumplir con el principio de legalidad que es el que rige
fundamentalmente la función pública y no podría ser de otra
manera, pues cualquier recomendación para hacer o actuar en
forma distinta a lo indicado por la normativa y disposiciones
administrativas aplicables, sería tanto como atentar contra
el aludido principio de legalidad.
37
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
2.4. El nuevo paradigma de los entes de fiscalización
superior
Si bien es cierto que se han logrado avances impulsados por
las más recientes reformas constitucionales y la aprobación
de diversas leyes entre las que destaca la Ley General de
Contabilidad Gubernamental, mediante la cual se pretende,
entre otras cosas, la armonización contable a nivel nacional,
como herramienta fundamental para un eficiente, control,
análisis, fiscalización, evaluación y planeación de las
actividades del Estado, también es cierto que han sido temas
recurrentes tratados por eruditos de la materia, así como
señalados de manera reiterada por la Auditoría Superior de la
Federación entre otros los siguientes: a) Que los mecanismos
diseñados para percibir el impacto positivo en la población
de las intervenciones gubernamentales, como lo es el
Presupuesto basado en resultados y el Sistema de Valuación
del Desempeño, han tendido avances limitados y no han logrado
reflejar certeza en el impacto social o económico de la
población; b) Que no obstante las bondades esperadas de la
implementación y aplicación de la citada Ley General de
Contabilidad Gubernamental, los tiempos establecidos en ella
para el cumplimiento de las etapas definidas, han resultado
insuficientes, con el consiguiente menoscabo de su objetivo
de mejorar el registro de las operaciones y la identificación
del patrimonio público, así como una oportuna y completa
rendición de cuentas; c) La gestión de los recursos federales
38
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
transferidos a estado y municipios continúan registrando
graves irregularidades e ineficiencias y elevada incidencia y
recurrencia de las observaciones de auditoría; d) Que la
falta de un diseño legal adecuado de los órganos de control
interno les impide cumplir con eficacia su función; e) El
complicado problema de la fragmentación y dispersión
normativa, de instrumentos y mecanismos a nivel federal,
estatal y municipal en materia de trasparencia, evaluación,
información contable, eficiencia y ejercicio del gasto, que
impide contar con un sistema integral de rendición de
cuentas.
Ante todo ello es imperativo repensar las cosas con una
visión de conjunto que nos permita concebir alternativas de
gran impacto que puedan contener vías para una solución
completa, efectiva y posible, es decir, si lo que se quiere
es contar con un Sistema Integral de Rendición de Cuentas a
la altura de un país con vocación democrática, con población
de gran talento y basta riqueza natural, nos obliga a
realizar un esfuerzo orientado al rediseño institucional.
Este gran objetivo, en el caso de México, no parte de cero,
dado que si integrar (sistema integral) significa ordenar y
relacionar entre sí una serie de elementos que nos aseguren
lograr un objetivo propuesto, la experiencia mexicana nos
aporta el conocimiento de esos elementos, el problema que
tenemos es que están dispersos, que no están relacionados
entre sí, pero no los desconocemos. Estos elementos, por
39
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
nombrar algunos de ellos, son, por ejemplo, los criterios y
prácticas contables aceptados internacionalmente, conocemos
ampliamente las técnicas de diseño de indicadores de gestión
y desempeño, sabemos cómo hacer el diagnóstico de las
necesidades de la población como punto de partida del diseño
y aplicación de programas de intervención gubernamental,
conocemos la forma de implementar programas de mejora
continua de impacto positivo en la función pública, contamos
con tecnología sobre sistemas de información en tiempo real,
se cuenta con un enorme capital humano, etc., etc., lo que
verdaderamente hace falta es una entidad pública sólida,
autónoma que conjunte, aglutine y oriente todos esos
elementos hacia objetivos definidos orientados a la
excelencia de la administración pública y no sólo a la
fiscalización y no sólo a la rendición de cuentas.
Mucho se habló de la desaparición de la Secretaría de la
Función Pública, ahora se habla de la creación de la Comisión
Nacional Anticorrupción, pero considero que el esfuerzo debe
partir de la transformación de la Entidad de Fiscalización
Superior, dada su característica de entidad con autonomía
técnica y de gestión por disposición constitucional y por el
perfil profesional de los funcionarios y servidores públicos
que la integran, hacia una entidad que podría denominarse ⸗
Entidad Superior de Gestión y Control de la Administración Pública Federal⸗,
absorbiendo las funciones y facultades de la Secretaría de la
Función Pública, reforzando su autonomía del Poder
40
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
Legislativo e integrando algunas de las funciones y
competencias de la pretendida Comisión Nacional
Anticorrupción que se señalan en las iniciativas de ley
presentadas al Congreso.
La función de esta ⸗Entidad Superior de Gestión y Control de la
Administración Pública Federal⸗ no estaría restringida a la
revisión de la cuenta pública como la conocemos en la
actualidad, sino que su desempeño tendría un alcance mucho
mayor en beneficio de la eficiencia y eficacia de la
administración pública en general.
La función administrativa requiere para lograr niveles de
eficiencia y eficacia el monitoreo permanente de todas las
funciones que la integran. En la administración moderna un
Contador o un Auditor, no sólo llevan el registro contable de
las operaciones que se realizan y se fiscalizan, sino que la
especialización de su actividad profesional los lleva a
constituirse en verdaderos asesores de la Dirección
Administrativa de cualquier entidad, sea esta púbica o
privada, participando desde las etapas de planeación,
determinación de objetivos y metas, diseño de políticas que
sirvan como criterios orientadores en la toma de decisiones,
establecimiento de estrategias y cursos alternativos de
acción, control de procesos, sistemas de mejora continua,
evaluación de resultados y retroalimentación e implementación
41
Rendición de Cuentas: Una Garantía Constitucional
de medidas preventivas o correctivas, siendo asertivo a fin
de lograr eficacia de la manera más eficiente.
Esas funciones deben definir a la nueva ⸗Entidad Superior de
Gestión y Control de la Administración Pública Federal⸗, pero además, su
desempeño no será sobre la función gubernamental pretérita,
dejarán de serle aplicable los aberrantes principios rectores
que rigen actualmente las funciones de la ASF, para
desempeñarse de manera permanente, cotidiana, en el momento
en que se dan los acontecimientos y se genera la información,
el resultado de su actuación deberá reflejarse en tiempo
real, se constituirá como una entidad asesora de primer nivel
para la administración pública en todos sus aspectos,
monitoreando avances de programas, revisando la estadística
para establecer pronósticos, evaluando el desempeño
financiero de los recursos públicos promoviendo su uso
eficiente evitando despilfarros, evaluando el desempeño de
los indicadores de cada programa, tendrá bajo su
responsabilidad el impulso y fortalecimiento del servicio
profesional de carrera y la capacitación continua de los
funcionarios públicos, tendrá a su cargo los perfiles de
puestos y la elaboración de los cuadros ocupacionales,
vigilará la eficiencia en el uso de los insumos de la
administración pública, etc.
Además, será necesario que los actuales órganos de control
interno de cualquier dependencia de los tres Poderes de la
42
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
Unión formen parte y dependan de esta nueva ⸗Entidad Superior de
Gestión y Control de la Administración Pública Federal⸗ con lo que se
borrará el estigma o desconfianza actual derivada de la
creencia o realidad de que los informes que emiten estas
instancias, siempre son autocomplacientes, dado que el
sentido común indica que nadie actúa en contra de la mano que
le da de comer, además, de esta forma, prosperará de manera
más fácil la estandarización de los procesos y la tan
pretendida armonización contable.
Como se puede apreciar de la propuesta anterior, la
integración de todos estos elementos proporcionará,
consistencia, congruencia, transparencia, certeza y
oportunidad a la información disponible para quienes estén
facultados para la toma de decisiones en la administración
pública, de tal suerte que les permita actuar de manera
oportuna con eficiencia y eficacia en la gestión de los
programas que estén bajo su responsabilidad, garantizando con
ello el mayor impacto de beneficio social y crecimiento
económico y, a la vez, un desempeño administrativo
excepcional de la entidad pública a su cargo, caracterizado
por un trabajo ético y profesional con vocación de servicio a
la comunidad, siendo ésta la vía para recobrar la confianza
en las instituciones públicas y contar por fin con un sistema
nacional de rendición de cuentas en continuo
perfeccionamiento abonando con ello al fortalecimiento de la
vida democrática del país.
43
Nuevo paradigma de los entes de fiscalización superior
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